Skip to main content

Full text of "La Santa Biblia : que contiene el Antiguo y el Nuevo Testamento."

See other formats


This  is  a  digital  copy  of  a  book  that  was  preserved  for  generations  on  library  shelves  before  it  was  carefully  scanned  by  Google  as  part  of  a  project 
to  make  the  world's  books  discoverable  online. 

It  has  survived  long  enough  for  the  copyright  to  expire  and  the  book  to  enter  the  public  domain.  A  public  domain  book  is  one  that  was  never  subject 
to  copyright  or  whose  legal  copyright  term  has  expired.  Whether  a  book  is  in  the  public  domain  may  vary  country  to  country.  Public  domain  books 
are  our  gateways  to  the  past,  representing  a  wealth  of  history,  culture  and  knowledge  that's  often  difficult  to  discover. 

Marks,  notations  and  other  marginalia  present  in  the  original  volume  will  appear  in  this  file  -  a  reminder  of  this  book's  long  journey  from  the 
publisher  to  a  library  and  finally  to  you. 

Usage  guidelines 

Google  is  proud  to  partner  with  libraries  to  digitize  public  domain  materials  and  make  them  widely  accessible.  Public  domain  books  belong  to  the 
public  and  we  are  merely  their  custodians.  Nevertheless,  this  work  is  expensive,  so  in  order  to  keep  providing  this  resource,  we  have  taken  steps  to 
prevent  abuse  by  commercial  parties,  including  placing  technical  restrictions  on  automated  querying. 

We  also  ask  that  you: 

+  Make  non-commercial  use  of  the  files  We  designed  Google  Book  Search  for  use  by  individuáis,  and  we  request  that  you  use  these  files  for 
personal,  non-commercial  purposes. 

+  Refrainfrom  automated  querying  Do  not  send  automated  queries  of  any  sort  to  Google's  system:  If  you  are  conducting  research  on  machine 
translation,  optical  character  recognition  or  other  áreas  where  access  to  a  large  amount  of  text  is  helpful,  please  contact  us.  We  encourage  the 
use  of  public  domain  materials  for  these  purposes  and  may  be  able  to  help. 

+  Maintain  attribution  The  Google  "watermark"  you  see  on  each  file  is  essential  for  informing  people  about  this  project  and  helping  them  find 
additional  materials  through  Google  Book  Search.  Please  do  not  remo  ve  it. 

+  Keep  it  legal  Whatever  your  use,  remember  that  you  are  responsible  for  ensuring  that  what  you  are  doing  is  legal.  Do  not  assume  that  just 
because  we  believe  a  book  is  in  the  public  domain  for  users  in  the  United  States,  that  the  work  is  also  in  the  public  domain  for  users  in  other 
countries.  Whether  a  book  is  still  in  copyright  varies  from  country  to  country,  and  we  can't  offer  guidance  on  whether  any  specific  use  of 
any  specific  book  is  allowed.  Please  do  not  assume  that  a  book's  appearance  in  Google  Book  Search  means  it  can  be  used  in  any  manner 
any  where  in  the  world.  Copyright  infringement  liability  can  be  quite  severe. 

About  Google  Book  Search 

Google's  mission  is  to  organize  the  world's  information  and  to  make  it  universally  accessible  and  useful.  Google  Book  Search  helps  readers 
discover  the  world's  books  while  helping  authors  and  publishers  reach  new  audiences.  You  can  search  through  the  full  text  of  this  book  on  the  web 


atjhttp  :  //books  .  qooqle  .  com/ 


Dgle 


Digitized  by  VjOOglC 


Digitized  by  VjOOglC 


Digitized  by  VjOOglC 


Digitized  by  VjOOglC 


Digitized  by  VjOOglC 


Digitized  by  VjOOglC 


Digitized  by  LjOOglC 


Digitized  by  VjOOglC 


LA 


SANTA  BIBLIA, 


<ju»  coranni 


EL  ANTIGUO  Y  EL  NUEVO  TESTAMENTO. 


VERSIÓN  DE  CIPRIANO  DE  VALERA : 


REVISADA  Y  CORREGIDA. 


NUEVA  YORK: 

IMPRESA    POR    LA 
SOCIEDAD    BÍBLICA   AMERICANA. 

FUNDADA  EN  EL  AÑO  DE  MDCCCXVI. 


18  7  0.  ^ 

iSjmnisk,  Minion  limo.) 


ff"7- 


Digitized  by  LjOOglC 


LOS  NOMBRES  DE  TODOS  LOS  LIBROS   DEL  VIEJO  Y  DEL  NUEVO 
TESTAMENTO,  Y  EL  NUMERO  DE  SUS  CAPÍTULOS. 


Cap. 

Eodeslastés 13 

Cantares  de  Salomón 8 

Isaías    66 

Jeremías 62 

Lamentaciones 6 

EsequleL ^ ,.  48 

Daniel  U 

Oseas. *. 14 

Joél 3 

Amos 9 

Abenas I 

Joña* 4 

Mtcheas T 

Nataum. 3 

Habacuc 3 

Jophonias. 3 

Afjgeo J 

Zacarías 14 

, 4 


Génesis. 

Cap. 
60 

Kxoda 

40 

Lcrttico 

37 

36 

Dcoteronomio 

34 

Josué. 

24 

Juezes 

Rut    

3tt 

4 

L  De  Samuel 

31 

1L  De  Samuel 

..      24 

L  De  to*  Reres 22 

II.  De  lo*  Reyes 26 

L  De  las  Crónicas. 29 

II.  De  las  Crónicas 36 

Eira. 10 

Nebemtas 13 

Ertber. 10 

Job. 42 

Salmo 160 

Proverbios 31 


EL  NUEVO  TESTAMENTO. 


Cap. 

H  ErangeHo  según  8.  Mateo 28 

£3  Evangelio  según  &  Marcos 16 

H  Evangelio  según  8.  Lucas 24 

H  Ei  angelio  según  &.  Juan 21 

Actos  de  los  Apóstoles 28 

8.  Pablo  á  ios  Romanos 16 

L  A  ios  Corintios 16 

1L  A  los  Corintios 13 

AlosGalatas 6 

A  los  Efesloa.  .  « 

A  los  FÜipenses 4 

A  los  Colosenses.          4 

L  A  lo*  Tesaloniceases m 

IL  A  los  Tosnlonicenses 3 


LA  Timoteo 

IL  A  Timoteo , 

ATito 

A  Filemon 

A  los  Hebreos , 

La  Epístola  de  Santtega 
La  L  Epístola  de  S.  Pedro  . 
La  U.  Epístola  de  8.  Pedro.. 
La  L  Epístola  de  8.  Juan  . . 
La  II.  Epfeoladeg.  Juan... 
La  IIL  Epístola  de  a  Juan. 
La  Epístola  de  &  Judas  ... 
La  Revelación  de  &  Joan. . . 


Cap. 


6th  Ernnos. 


Digitized  by  VjOOglC 


w 


Digitized  by  VjOC 


PRIMER  LIBRO  DE  MOYSES,  LLAMADO  COMUNMENTE 

GÉNESIS. 


CAPITULO  L 

Deténtese  el  origen  y  creación  del  arando,  es  d  saber 
ée  lee  eiehe,  y  de  la  tierra,  y  de  todo  to  qm  contie- 
nen. J>etahm,d0ltiewmto,vordemémkmdiemt9de 
la*  noche*.  El  repartimiento  de  Igs  agwat  en  mepe- 
t  riere»  y  in/eriore»  por  la  interposición  del  cielo.  La 
émpoeieiem.  de  loe  agua*  inferiores  en  la  atar,  y  «I 
ornato  de  la  tierra.  JL  La  creación  de  kueetM-emne, 
del  solídela  tana,  tu»  atiento*  y  oficio*.  UI.  La 
creación  de  la»  are»  tacada»  de  la»  aamat,  y  de  lo» 
peces,  IV.  La  creación  de  tos  animales  terrestres. 
V.  La  creación  del  hombre,  m  iiméM  y  senario 
sobre  todo  lo  creado. 

EN  el  principio  creó  Dios  loe  cielos  y 
la  tierra. 

2  Y  la  tierra  estaba  desadornada  y  ya- 
cía; y  las  tinieblas  estaban  sobre  la  haz 
del  abismo:  y  el  Espirita  de  Dios  se 
moTia  sobro  la  haz  de  las  aguas. 

3  T  d\jo  Dios:  Sea  la  luz:  y  fué  la 
luz. 

4  Y  vio  Dios  que  la  luz  ara  buena:  y 
apartó  Dios  á  la  luz  de  las  tinieblas. 

5  Y  llamó  Dios  á  la  luz  Día;  y  á  las 
tinieblas  llamó  Noche :  y  fué  la  tarde*y 
la  mañana  un  dia. 

6  Y  dijo  Dios:  Sea  un  eztendimiento 
en  medio  de  las  aguas,  y  haga  aparta- 
miento entre  aguas  y  aguas. 

7  Y  hizo  Dios  un  entendimiento,  y 
apartó  las  aguas  <iue  están  debajo  del 
extendimiento,  de  las  aguas  que  están 
sobre  el  extendimiento :  y  fué  asi. 

8  Y  llamó  Dios  al  extendimiento  Cie- 
los: y  fué  la  tarde  y  la  mañana  el  dia 
segundo. 

9  Y  dijo  Dios :  Júntense  las  aguas  que 
atan  debajo  de  los  cielos  en  un  lugar,  y 
descúbrase  la  seca :  y  fué  asi. 

10  Y  llamó  Dios  á  la  seca,  Tierra;  y  al 
juntamiento  de  las  aguas  llamó  Mares : 
y  vio  Dios  que  era  bueno* 

11  Y  d^o  Dios :  Produzca  la  tierra  yer- 
ba verde,  yerba  que  haga  simiente:  ár- 
bol de  fruto  que  haga  fruto  según  su 
naturaleza,  que  su  simiente  edé  en  él 
sobre  la  tierra:  y  fué  asi 

12  Y  produjo  la  tierra  yerba  verde,  yer- 
ba que  hace  simiente  según  su  naturale- 
za, y  árbol  que  hace  fruto,  que  su  simi- 
ente etlá  en  él  según  su  naturaleza:  y 
vio  Dios  que  era  bueno. 


13  Y  fué  la  tarde  y  la  mañana  el  día 
tercero. 

14  ?  Y  dtyo  Dios:  Sean  luminares  en 
el  extendimiento  de  los  délos  pera  apar- 
tar el  dia  y  la  noche :  y  sean  por  señales, 
y  por  tiempos  determinado*,  y  por  diasy 
anos: 

15  Y  sean  por  luminares  en  el  extendí 
miento  de  los  cielos  para  alumbrar  so- 
bre la  tierra  f  y  fué  asi. 

16  Y  hizo  Dios  los  dos  luminares  gran- 
des :  el  luminar  grande  para  que  seño- 
rease en  el  dia,  y  el  luminar  pequeño 
para  que  señorease  en  la  noche,  y  las 
estrellas. 

17  Y  púsolos  Dios  en  el  extendimiento 
de  los  cielos,  para  alumbrar  sobre  la 
tierra; 

.18  Y  para  señorear  en  el  dia  y  en  la 
noche,  y  para  apartar  la  luz  y  las  tinie- 
blas :  y  vio  Dios  que  era  bueno. 

19  Y  fué  la  tarde  y  la  mañana  el  día 
cuarto. 

20  S  Y  djjo  Dios:  Produzcan  las  aguas 
reptil  de  ánima  viviente,  y  aves  que 
vuelen  sobre  la  tierra,  sobre  la  haz  del 
extendimiento  de  los  délos* 

21  Y  creó  Dios  las  grandes  vaUenas,  y 
toda  cosa  viva,  que  anda  arrastrando,  que 
las  aguas  produjeron  según  sus  natura- 
lezas :  y  toda  ave  de  alas  según  su  natu- 
raleza: y  vio  Dios  que  era  bueno. 

22  Y  hendiólos  Dios,  diciendo :  Fructir 
ficad  y  multiplicad,  y  henchid  las  aguas 
en  las  mares ;  y  las  aves  se  multipliquen 
en  la  tierra. 

23  Y  fué  la  tarde  y  la  mañana,  el  dia 
quinto. 

24  H  Y  dtfo  Dios:  Produzca  la  tierra 
£nima  viviente  según  su  naturaleza, 
bestias,  y  serpientes,  y  animales  de  la 
tierra  según  su  natusaleza:  y  mé  asi 

25  Y  hizo  Dios  animales  de  la  tierra 
según  su  naturaleza,  y  bestias  según  su 
naturaleza ;  y  todas  serpientes  de  la  tier- 
ra según  su  naturaleza :  y  vio  Dios  que 
era  buena 

26  H  Y  dtyo  Dios:  Hagamos  al  hombre 
á  nuestra  Imagen,  conforme  á  nuestra 

5 


/~ 


GÉNESIS. 


Nm^inn;  7  señoreen  en  los  peces  de  la 
mar,  y  en  las  aves  de  loe  délos,  7  en  las 
bestias,  y  en  toda  la  tierra,  7  en  toda  ser- 
piente qne  anda  arrastrando  sobre  la 
tierra, 

27  Y  creó  Dios  al  hombre  á  bu  imagen, 
á  imagen  de  Dios  le  creó :  macho  y  hem- 
bra los  creó. 

28  T  bendijolos  Dios,  y  díjoles  Dios : 
Fructificad  y  multiplicad,  y  henchid  la 
tierra,  y  sojúzgadla,  y  señoread  en  los 
peces  de  la  mar,  y  en  las  ares  de  los 
cielos,  y  en  todas  las  bestias,  qne  se 
mueven  sobre  la  tierra. 

29  T  dflo  Dios:  He  aquÍ,os  he  dado 
toda  yerba  que  hace  simiente,  que  está 
sobre  la  has  de  toda  la  tierra:  y  todo 
árbol  en  que  hay  froto  fe  árbol  que 
haga  simiente,  seros  ha  para  comer. 

80  Y  á  toda  bestia  de  la  tierra,  y  á  to- 
das las  ares  de  los  cielos,  y  á  todo  lo 
que  se  muere  sobre  la  tierra  en  que  hay 
ánima  viviente ;  toda  verdura  de  yerba 
será  para  comer.    Y  íue*  asi. 

81  Y  vló  Dios  todo  lo  que  había  hecho, 
7  he  aquí  que  era  bueno  en  gran  mane- 
ra: y  fué  la  tarde  y  la  mañana  el  día 
sexto. 

CAPITULO  It 

Iqww  Diacmeabada  U  obra  de  lacreado»  al  répH- 
ma  <K%  w  fcurtoiju  V  «atufes  el  mmado.  1L  La 
anació»  del  hombre  te  relata  mas  en  particular,  y 
como  Dio*  le  da  por  morada  el  paraioo  do-delicia». 
BLE*  rio  de  ame  m  regaba  el  huerto,  el  cual  detdc 
•SU  m  dtuidia  en  cuatro,  mm  rogaban  toda  la  tierra. 
IV.  Da  Dio»  al  hombre  mandamiento,  que  no  coma 
del  fruto  del  árbol  de  la  ciencia  de  bien  y  de  mal,  m 
pona  do  muerte,  para  ejercitar  tm  obediencia,    V. 

Crea  Dio»  la  muger  para  compañía  y  auxilio  del 
hombre,  y  instituye  el  celado  y  úye»  del  matrimonio. 

Y  FUERON  acabados  los  cielos  y  la 
tierra,  y  todo  el  ejército  de  ellos, 

2  Y  acabó  Dios  en  el  dia  séptimo  su 
obra  que  hizo,  y  reposó  el  día  séptimo 
de  toda  su  obra  que  habla  hecho. 

8  Y  bencUJo  Dios  al  cha  séptimo,  y  san- 
tificóle :  porque  en  él  reposó  de  toda  su 
obra  que  habla  creado  Dtos  para  hacer. 

4  Estos  son  los  orígenes  de  los  cielos 
7  de  la  tierra  cuando  fueron  creados,  en 
el  día  en  que  hizo  Jehova  Dios  la  tierra 
7  los  délos, 

6  Y  toda  planta  dd  campo  antes  que 
fuese  en  la  tierra;  7  toda  yerba  del  cani- 
no antes  que  naciese:  porque  aun  no 
habla  hecho  llover  Jehova  Dios  sobre  la 
tierra;  ni  aun  había  hombre,  para  que 
labrase  la  tierra. 

6  Y  tm  vapor  subía  de  la  tierra,  que 
*egaba  toda  la  has  de  la  tierra, 
fi 


7  T  Formó  pues  Jehova  Dios  al  hom- 
bre dd  polvo  de  la  tierra,  7  sopló  en  su 
nariz  soplo  de  vida:  7  fué  el  hombre  en 
ánima  viviente. 

8  Y  habia  plantado  Jehova  Dios  un 
huerto  en  Edén  al  oriente,  7  puso  allí 
al  hombre  que  formó. 

9  Habla  también  hecho  producir  Jeho- 
va Dios  de  la  tierra  todo  árbol  deseable 
á  la  visto,  y  bueno  para  comer;  y  el  ár- 
bol de  vida  en  medio  del  huerto,  y  el  ár- 
bol de  ciencia  de  bien  y  de  mal. 

10  Y  salla  tm  rio  de  Edén  para  regar  el 
huerto,  y  desde  allí  se  repartía  en  cuatro 
cabezas. 

11  El  nombre  del  uno  era  Phlson :  este 
es  el  que  cerca  toda  la  tierra  de  Hevilah, 
donde  hay  oro: 

12  Y  el  oro  de  aquella  tierra  es  bueno : 
hay  allí  también  Mello,  7  piedra  cor- 
nerina, 

18  El  nombre  del  segundo  rio  es  Ge- 
nera :  este  es  el  que  cerca  toda  la  tierra 
de  Ethiopia. 

14  Y  el  nombre  del  tercer  rio  es  Hld- 
dekel :  este  es  el  que  va  hada  el  oriente 
de  la  Aasyria.  Y  el  cuarto  rio  es  Eu- 
phrates. 

15  Tomó  pues  Jehova  Dios  al  hombre, 
7  púsolo  en  el  huerto  de  Edén,  para  que 
le  labrase,  7  le  guardase. 

16  T  Y  mandó  Jehova  Dios  al  hombre, 
diciendo :  De  todo  árbol  del  huerto  co- 
merás: 

17  Mas  del  árbol  de  ciencia  de  bien  7 
de  mal,  no  comerás  de  él :  porque  el  día 
que  de  él  comieres,  morirás. 

18  Y  dyo  Jehova  Dios :  No  es  bueno 
que  el  hombre  esté  solo:  hacerle  he 
ayuda  que  esté  delante  de  éL 

19  1  Formó  pues  Jehova  Dios  de  la 
tierra  toda  bestia  del  campo,  7  toda  ave 
de  los  cielos,  7  trujólas  á  Adam,  para 
que  viese  como  las  habia  de  llamar:  7 
todo  lo  que  Adam  llamó  á  alma  viviente, 
eso  es  su  nombre. 

20  Y  puso  Adam  nombres  á  toda  bes- 
tia, 7  á  ave  de  los  délos,  7  á  todo  animal 
del  campo:  mas  para  Adam  no  halló 
ayuda,  que  estafes?  delante  de  él. 

21  í  Y  hizo  caer  Jehova  Dios  sueño 
sobre  el  hombre,  7  adormecióse ;  7  tomó 
una  de  sus  costillas,  7  cerró  la  carne  en 
su  lugar. 

22  Y  edificó  Jehova  Dios  la  costilla  que 
tomó  del  hombre,  en  muger,  7  trujóla  al 


hombre. 


28  Y  dtfo  el  hombre 


Digitized  by  VjjOOQI 


hueso 


GKN&61& 


r  f  wm  de  ni  m. 
Esta  será  llamada  Varón*,  porque  del 
Varón  fué  tomada,  asta. 

2*  Por  tanto  el  varón  dejara  á  an  padre 
y  á  enmadre,  j  allegarse  fea  á  an  muger, 
y  serán  por  una  carne. 

25  Y  estaban  ambos  desnudos,  Adam  y 
su  muger,  y  no  se  avergonzaban. 

CAPITULO  m. 

Saíands  por  medio  de  la  serpiente  induce  d  la  i 
d  fm  cama  dttjruto  del  drUt  ene  le  t 
par  mandan****  4*  Mea,  X&JSH& 
gome  del/rulo,  y  hace  que  su  mando  también  coma, 
y  luego  tiente»  tos  efecto»  de  tu  petado  avergonxan- 
demdeVmmJammiut     JILAotrtmm  DtoedeeMoe, 

m  esconden  de  ¿L  IV.  Dios,  examinada  la  causa, 
maldice  d  la  serpiente,  w  castiga  d  ellos.  V.  Vesti- 
deé  da  píente  fe*  mam  éet  paramo  de  deudas  para 
qm  h  abajen  en  la  tim  im,  dénde  vommsmtem  d  tmrm  i 
mentar  la  ejecución  d*  su  castigo.  VI.  Pone  guarda 
al  paraíso,  porque  atreviéndote  d  comer  del  tírbol 
efe  tá  vida,  sin  su  licencia,  m»  toante*  ú  mager 


E1 


tMPBRO  la  serpiente 
'  en»  todos  les  animales  del  campo, 
que  Jehovn  Dios  habla  hecho:  la  cual 
dfyo  á  la  muger:  Cuanto  mas  que  Dios 
dOot  Koeomali  de  todo  árbol  del  huer- 
ta 

8  Y  la  muger  respondió  á  la  serpiente: 
Del  fruto  de  los  arboles  del  huerto  eo- 


5  Mas  del  fruto  del  árbol  que  safe»  en 
memo  del  huerto  dtye  Dios;  No  eome» 
rola  de  él»  ni  teñerais  en  él,  porque  no 
muráis. 

4  Entoetass  la.  serpiente  dtye  á  la  mu- 
ger: No  moriréis. 

6  Vas  sabe  Dios,  que  en  el  ola  que  co- 
miereis de  él,  secan  abiertos  vuestros 
•jos;  y  seréis-  como  dioses,  sabiendo-  el 
bien  y  el  mal 

6  %  Y  vio  la  muger  que  el  árbol  ero 
bueno  para  comer,  y  qne  ora  deseable  á 
loe  ojos,  y  árbol  de  codicia  para  enten- 
der: y  tomó  de  su  fruto,  y  comió,  y 
dio  también  á  an  metido,  y  comió  con 
ella. 

7  Y  fueron  abiertos  lee  ojos  de  ellos 
ambos,  y  conocieron  que  estocan  desnu» 
eos:  entonces' cosieron  hojas  de  higue- 
ra, y  hieteronse  delantales. 

8  T  T  oyeron  la  ven  de  Jehovn  Dios, 
ene -se  paseaba  en  el  huerto  al  aire  del 
día;  y  escondióse  el  hombre  y  su  mu- 
ger de  delante  de  Jehovn  Dios  entre  loe 
árboles  del  huerto; 

9  T  Y  llamó  Jehova  Dios  al  hombre,  y 
dtyole:  ¿Dónde  estó»  tú? 

Vt 7  éYi*sp©ndi4:  Oi  tu  vos  en  el 


huerto,  y  tuve  miedo;  porque  estaba 
desnudo:  y  escondíme. 

11  Y  díjole:  ¿Quién  te  ensenó,  qne  es- 
tabas desnudo  ?  ¿  Has  comido  del  árbol 
de  qne  yo  te  mandé  que  no  comieses  ? 

13  Y  el  hombre  respondió:  La  muger 
qne  diste  para  e$tar  conmigo,  ella  me 
dio  del  árbol,  y  comí. 

13  Entonces  Jehovn  Dios  dfyo  á  la  mu- 
ger:  ¿Qué  es  esto  que  hiciste?  Y  dtfo 
la  muger:  La  serpiente  me  engañó,  y 
comí. 

14  Y  Jehovn  Dios  dty>  á  la  serpiente: 
Porque  hiciste  esto,  maldita  serás  mas 
que  todas  las  bestias,  y  qne  todos  los 
animales  del  campo :  sobre  tu  pecho  an- 
darás, y  polvo  comerás  todos  los  días  de 
tu  vida. 

16  Y  enemistad  pondré  entre  ti  y  la 
muger,  y  entre  tu  simiente  y  su  simien- 
te; ella  te  herirá  en  la  cabesa,  y  tú  le 
herirás  en  el  calcañar. 

16  A  la  muger  dtfo:  Multiplicando 
multiplicaré  tus  dolores,  y  tus  preñeces : 
con  dolor  parirás  los  h^os,  y  á  tn  mari- 
do ejrrf  tu  deseo,  y  él  se  enseñoreará  de 
tí. 

17  Y  al  hombre  dtyo:  Porque  obede- 
ciste á  la  vos  de  tn  muger,  y  comiste 
del  árbol  de  que  te  mandé,  diciendo:  No 
comerás  de  él:  Maldita  eerrf  la  Horra  por 
amor  de  ti:  ton  dolor  comerás  de  ella» 
todos  los  días  de  tn  vida. 

18  Espinos  y  cardos  te  producirá,  y 
comerás  yerba  del  campo. 

19  Sn  el  sudor  de  tu  rostro  comerás  el 
pan,  hasta  que  vuelvas  á  la  tierra,  porque 
de  ella  fuiste  tomado:  Porque  polvo 
eres,  y  al  polvo  serás  tornada 

99  Y  llamó  el  hombre  el  nombre  de  su 
muger,  Eva:  por  cnanto  ella  era  madre 
de  todos  los  vivientes. 

21  T  Y  Jehovn  Dios  biso  al  hombre  y 
á  su  muger  túnicas  de  pieles,  y  vistiólos. 

22  Y  dúo  Jehova  Dios :  He  aquí,  el 
hombre  es  como  uno  de  nos»  sabiendo 
el  bien  y  el  mal :  ahora  pues,  porque  no 
meta  snwnono,  y  tome  también  del  árbol 
de  la  vida,  y  coma,  y  viva  para  siem- 
pre. 

23  Y  sacóle  Jehova  del  huerto  de  Edén, 
para  qne  labrase  la  tierra,  de  que  fué 
tomado. 

WH  echó  al  hombre,  y  puso  al  ori- 
ento del  huerto  de  Edén  Querubines,  y 
una  espada  ¿amante  qne  andaba  alrede- 
dor, para  guardar  el  camino  del  árbol  de 
la  vida.  jOO 

7 


GÉNESIS. 


CAPIWLOIV. 

mrutcimÍ4mtod*Cai*wdeAbel,ykHoJiciootoam- 
te.  1L  QfreemdDu*  délo*  JruU*  de  *m  tramo- 
jo*, y  Dhe  acepta  el  aacrifieio  dé  Abel,  y  desecha  el 
de  Cain:  per  lo  cual  Cain  Kfnqja,  y  concibe  ementar 
envidia  y  odio  contra  en  hermano.  III.  Corrige!* 
Dio»,  y  amoneetal*  de  en  deber;  lo  cual  no  ¿befante, 
mata  den  hermano.  IV.  Dio*  reeponde  por  Abel,  y 
en  venganea  de  em  eangre  maldice  H  Caín,  el  cual 
tale  deaeeperado  del  divino  juicio.  V.  Lameeh  de*- 
•endiente  de  Caín,  ejemplo  de  la  corrupción  de 
aquel  siglo,  toma  do*  mugere»  gloridndoee  de  *u$ 
homicidio*.  VL  Su*  hffo*  ton  Inventare* delatar- 
le*. VLL  Batimiento  deSethhijo  d*Adam,grve- 
tauracion  del  divino  culto. 

Y  CONOCIÓ  Adam  á  su  mugar  Era, 
la  cual  concibió  y  parió  á  Cain,  y 
dijo:  Ganado  he  un  varón  por  Jehov*. 

2  Y  otra  vez  parió  á  su  hermano  Abel 
Y  flió  Abel  paator  de  ovejas,  y  Cain  fué 
labrador  de  la  tierra. 

8  ^  Y  aeooteeió  al  cabo  de  días,  que 
Caín  trajo  del  fruto  de  la  tierra  un  pre- 
sente á  Jehova. 

4  Y  Abel  trnjo  también  de  loa  primo- 
génitos de  ana  ovejas,  y  de  sus  grosuras : 
y  miró  Jehova  á  Abel  y  á  su  presente. 

8  Y  á  Caín  y  á  su  presente  no  miró.  Y 
ensañóse  Caín  en  gran  manera,  y  decayó 
su  semblante. 

0  Y  Entonces  Jehova  dyo  á  Cain :  ¿  Por 
qué  te  has.  ensañado?  ¿y  por  qué  ha 
decaído  tu  semblante? 

7  ¿Cómo,  no  aerea  ensalzado  al  bien 
hicieres :  y  si  no  hicieres  bien,  no  esta- 
rás echado  por  tu  pecado  á  la  puerta? 
Con  todo  esto,  á  ti  será  su  deseo ;  y  tú 
-te  enseñorearte  de  eX 

8  Y  habló  Cain  á  su  hermano  AbeL  Y 
aconteció  que  estando  ellos  en  el  campo, 
Cain  se  levantó  contra  Abel  su  hermano, 
y  le  mató. 

9  ^  Y  Jehova  dyoá  Cain:  ¿Dónde  mtd 
Abel  tú  hermano  ?  Y  él  respondió :  No 
*é:  ¿Soy  yo  guarda  de  mi  hermano? 

10  Y  él  le  dtfo:  ¿Qué  has  hecho?  La 
voz  de  la  sangre  de  tu  hermano  clama  á 
mi  desde  la  tierra. 

11  Ahora,  pues,  maldito  ma*  tú  de  la. 
tierra,  que  abrió  su  boca  para  recibir  la, 
sangre  de  tu  hermano  de  tu  mano. 

13  Cuando  labrares  la  tierra,  no  te  vol- 
verá á  dar  su  fuerza:  vagabundo  y  ex- 
trangero  serás  en  la  tierra. 

13  Y  dyo  Cain  á  Jehova:  Grande  t*  mi 
Iniquidad  de  perdonar. 

14  He  aquí,  me  echas  hoy  de  la  haz  de 
la  tierra,  y  de  tu  presencia  me  escon- 
deré :  y  B¿ré  vagabundo  y  extrangero  en 
la  tierra:  y  será,  que  cualquiera  que  me 
hallare,  me  matará. 

8 


íñ  r 

quiera  que  matare  á  Caín,  siete  veces 
será  castigada  Entonces  Jehev*  puso 
una  señal  en  Cain,  para  que  no  le  ma- 
tase cualquiera  que  le  hallase. 

16  Y  salió  Cain  de  delante  de  Jehova,  y 
habitó  en  tierra  de  Nod,  al  oriente  de 
Edén. 

17  Y  conoció  Cain  á  su  muger,  la  cual 
concibió  y  parió  á  Henoch:  y  edificó 
una  dudad,  y  Hamo  el  nombre  de  la 
ciudad  del  nombre  de  su  htyo,  Henoch. 

18  Y  nació  á  Henoch  Irad,  y  Irad  en- 
gendró á  Maviael,  y  Mavlael  engendró  á 
Mathusael,  y  Mathusael  engendró  á  La- 
meeh. 

19  ^  Y  tomó  para  si  Lameeh  dos  mu- 
geres,  el  nombre  de  la  una  JW  Ada,  y  el 
nombre  de  la  otra  Sella. 

20  Y  parló  Ada  á  Jabel,  el  cual  fué  pa- 
dre de  los  que  habitan  en  tiendas,  y  ds 
lúa  qué  teman,  ¿anedoa.  i 

21  Y  el  nombre  de  su  hermano  fué 
Jubal,  el  cual  fué  padre  de  todos  los  que 
tañen  harpa  y  órgano. 

22  Y  Bella  también  parió  á  Tubal-Cain 
acicalador  de  toda  obra  de  metal  y  de 
hierro:  y  la  hermana  de  TubaUCain  fué 
Noema. 

23  Y  dyo  Lameeh  á  sos  mugere»  Adn 
y  Bella:  Oid  mi  voz  mujeres  de  La- 
meeh, escuchad  mi  dicho  i  Que  vasoa 
mataré  por  mi  herida,  y  mancebo  pos 
mi  golpe : 

24  Que  siete  veces  será  vengado  Cain» 
mas  Lameeh  setenta  veces  siete. 

25  ?  Y  conoció  Adam  auna  bu  mugeí, 
y  parió  un  hijo*  y  Hamo  eu  nombre  Seth¿ 
Porque  {dice)  Dios  me  ha  dado  ota» 
simiente  por  Abel,  al  cual  mato  Cain» 

28  Y  á  fleth  también  le  nació  un  ¿u>,  y 
llamó  su, nombre  Enes,  Entonces  lo$ 
hombre*  comenzaron  á  llamarse  del  nom- 
bre de  Jehova» 

CAPITOLO  V. 

Hecapitikmte  la*  detoeudencia*  de  Adam  por  la  Unem 
de  Stth  heufa  Jfo»«  ***#**> 

ESTE  as  el  libro  de  las  4escendenciaa 
de  Adam.    El  din  que  creó  Píos  al 
hombre,  á  la  semejanza  ide  Dina  le  hizo. 

2  Macho  y  hembra  loe  croó,  y  bendijo- 
los,  y  llamó  et  nombre  de  ellos  Adam» 
en  el  dia  en  que  fueron  oreados* 

3  Y  vivió  Adam  «tonto  y  tremía  años» 
y  engendró  un  M¿o  á  su  semejanza,  «** 
forme  á  su  imagen,  y  llamó  su  nombre 
Seth.  Cr\c\a\o 

4  Y  fueron  los  dia*  de  Adam,  después 


GÉNESIS* 


>4Botfa,<xfcMÍ6Bfa»*ofl: 
y  engendró  hijos  y  hija*. 
6  T  fueron  todo»  los  dias  que  vivió 
Ada  ni  novecientos  y  treinta  anos,  y  mu- 
rió. 

6  Y  vivió  Seth  ciento  y  cinco  anos,  y 
engendro  4  Enos. 

7  Y  vivió  Seth,  después  que  engendró 
4  Enos,  ochocientos  y  siete  saos,  y  en- 
gendró mjos  y  hijas. 

8  Y  toaron  todos  los  dias  de  Beta  no- 
vecientos y  dees  anos,  y  mudó, 

9  Y  vivió  fiaos  noventa  anos»  y  engen- 
dró 4  Catee*. 

10  Y  vivió  Enos,  desonce  que  engen- 
dró 4  Cainan,  ochocientos  y  quince  anos, 
y  engendrónos»  y  lujas. 

11  Y  fheron  todos  los  dtes  de  Enos 
novecientos  y  cinco  anos»  y  murió. 

Id  Y  vivió  Cainan  setenta  anos,  y  en- 
gendró 4  MalaleeL 

18  Y  vivió  Cainan*  después  que  engen- 
dré» 4  Meleleei,  ochocientos  y  cuarenta 
anos,  y  engendró  Mjos  y  bijas. 

14  Y  fueron  todos  los  dias  de  Cainan 
noveciaatos  y  diennios,  y  murió* 

15  Y  vivió  Kalaleel  sesenta  y  cinco 
anos,  y  engendró  4  Jared. 

16  Y  vivió  Malaleel,  después  que  engen- 
dró 4  Jared,  ochocientos  y  treinta  años, 
y  engendró  hijos  y  btfas. 

17  Y  lueson  todos  los  dias  de  Malaleel 
ochocientos  y  noventa  y  cinco  afios,  y 
murió. 

18  Y  vivió  Jared  ciento  y  sesenta  y  dos 
afios,  y  engendró  4  Henoch. 

Id  Y  vivió  Jared,  después  que  engendró 
4  Henoch,  ochocientos  afios,  y  engendró 
b#oay  btfas. 

89  Y  fueron  todos  los  dias  de  Jared  no- 
veoieotos  y  sesenta  y  des  afios,  y  murió. 

31  Y  vivió  Henoch  sesenta  y  cinco 
anos,  y  engendré  4  Mathnsalem. 

80  Y  anduvo  Henoch  con  Dios,  después 
que  engendró  4  Matfrnsatem,  trescientos 
anos,  y  engendró  mjos  y  atyaa. 

23  Y  fueron  todos  los  dias  de  Henoch 
trcscientoe  y  sesenta  y  cinco  afios. 

84  Y  anduvo  Henoch  oen  Dios,  y  dese- 
parecióv  porque  le  llevó  Dios. 

85  Y  vivió  Mathnsalem  ciento  y  ochen- 
ta y  siete  anos,  y  engendré  4  Lamech. 

88  Y  vivió  Mathnaniom,  después  que 
engendró  4  Lamech,  setecientos  yoehen- 
ta  y  dos  afios,  y  engendró  hUos  y  hijas. 

27  Y  fueron  todos  los  dias  de  Mathasa- 
lem  novecientos  y  sesenta  y  nueve  ajta», 
y  murió. 


88  Y  vivió  Lamech  dente  y  ochenta  y 
dos  afios,  y  engendró  un  htyo  : 

89  Y  llamó  su  nombre  Noe,  diciendo : 
Este  nos  consolará  de  nuestras  obras,  y 
del  trabajo  de*  nuestras  manos  de  la 
tierra  4  la  cual  Jehova  malcujo. 

80  Y  vivió  Lamech,  después  que' en- 
gendró 4  Noe,  quinientos  y  noventa  y 
cinco  afios,  y  engendró  lujos  y  hfyu. 

81  Y  meron  todos  los  dias  de  Lamech  se* 
teetentoo  y  setenta  y  siete  afios,  y  murió. 

88  Y  siendo  Noe  de  quinientos  afios, 
engendró  4  8em,  Cham,  y  4  Japaeta. 

CAPITULO  VL 

Recitóme  loe  cautas  del  dOmrio,  que  fueron  principal- 
mente  corrupción  del  matrimonio,  y  Urania  u  opre- 
mkm  de  los  ermmdm  d  loe  peauenoe,  per  I»  cual 
denuncia  Dio»  horrible  asolación  de  todo  lo  creado, 
habiendo  dado  antee  al  mundo  repació  de  arrepen- 
tfmiento.  IL  Jtoe  eoto  ce  haUmdo  piadoeo  en  tan 
corrupta'  §eneraciem:  con  el  »■■■>■  Die*  m  ira 
contra  el  mundo,  y  m  determinación  de  asolarle  por 
el  diluvio;  u  mándale  hacer  un  arca  en  que  te  talve 
con  tu  JandHa,  y  alguna  parte  de  emimaltn,  que  /**- 

Y  ACAECIÓ  que  cuando  comenzaron 
los  hombres  4  multiplicarse  sobra 
la  has  de  la  tierra,  y  les  nacieron  by&s, 
8  Viendo  los  mjos  de  Dios  las  hUas  do 
los  hombres  que  eran  hermosas,  tomá- 
ronse mugares  escogiendo  entre  todos. 

3  Y  dtyo  Jehova:  No  contenderá  mi 
espirito  con  el  hombre  para  siempre, 
porque  ciertamente  él  m  carne :  mas  se- 
rán sus  dias  ciento  y  veinte  años. 

4  Habla  gigantes  en  la  tierra  en  aque- 
llos dias ;  y  también  después  que  entra- 
ron los  hUos  de  Dios  4  las  hijas  de  los 
hombres,  y  les  engendraron  Á^oe,  estos 
fueron  los  valientes,  que  desde  la  anti- 
güedod/ittron  varones  de  nombre. 

5  Y  vio  Jehova  qne  la  malicia  de  los 
hombres  era  mucha  sobre  la  tierra,  y 
que  todo  el  intento  de  los  pensamientos 
del  corazón  do  ellos  ciertamente  erm 
malo  todo  el  tiempo. 

6  Y  arrepintióse  Jehova  de  haber  hecho 
hombre  en  la  tierra;  y  pesóle  en  su  co- 
razón. 

7  Y  dtyo  Jehova:  Baeré  los  hombres 
que  be  creado  de  sobre  la  haz  de  la  tier- 
ra, desde  el  hombre,  hasta  la  bestia,  y 
hasta  el  reptil,  y  hasta  el  ave  de  los 
cielos;  porque  me  arrepiento  de  haber- 
los hecho. 

8  1  Empero  Noe  halló  gracia  en  los 
ojos  de  Jehova. 

9  Estas  ton  las  generaciones  do  Noe: 
Noe,  varón  justo,  perfecto  fué  en  sus 
generaciones :  con  Dios  anduvo  Noe. 

8 


GE<NE4S1S. 


10  Y  «gen**  No*  tras  ajjos,  4  8em,  á 
Cham,  y  á  Japueth. 

11  T  corrompióee  la  tierra  delante  de 
Dios,  y  hinchióse  la  tierra  de  violencia. 

12  Y  vio  Dios  la  tierra*  y  he  aquí  que 
estaba  corrompida,  porque  toda  carne 
habla  corrompido  su  camino  sobre  la 
tierra. 

18  Y  dijo  Dios  á  Noe:  £1  fin  de  toda 
carne  ha  venido  delante  de  mi :  porque 
la  tierra  está  llena  de  violencia  delante 
de  ellos:  y  be  aquí  que  yo  los  destruyo 
á  ellos  con  la  tierra. 

14  Házte  un  arca  de  madera  de  cedro : 
harás  apartamientos  en  el  arca,  y  em- 
betunarla has  por  de  dentro  y  por  de 
fuera  con  betún. 

15  Y  de  esta  manera  la  harás :  De  tres- 
cientos codos  la  longura  del  área,  y  de 
cincuenta  codos  su  anchura,  y  dé  treinta 
codos  su  altura. 

16  Una  ventana  harás  al  arca,  y  á  un 
codo  la  acabarás  de  la  parte  de  arriba ;  y 
la  puerta  del  área  pondrás  á  su  lado  de 
suelos  bajos,  segundos,  y  terceros  le 
harás. 

17  Y  yo,  he  aqui  qne  yo  traigo  un  dilu- 
vio de  aguas  sobre  la  tierra,  para  destruir 
toda  carne,  en  que  haya  espíritu  de  vida 
debajo  del  délo:  todo  lo  que  hmbiert  en 
la  tierra,  morirá. 

18  Más  yo  estableceré  mi  concierto 
contigo,  y  entrarás  en  el  arca  tú,  y  tus 
lujos,  y  tu  muger,  y  las  mugares  de  tus 
htyos  contigo. 

19  Y  de  todo  lo  que  vive,  de  toda  car- 
ne, dos  de  cada  uno  meterás  en  el  arca, 
para  que  tengan  vida  contigo :  macho  y 
hembra  serán. 

20  De  las  aves  según  su  especie,  y  de 
las  bestias  según  su  especie,  de  todo 
reptil  de  la  tierra  según  su  especie,  dos 
de  cada  uno  entrarán  á  ti,  para  que  ten- 
gan vida. 

21  Y  tú  tomate  de  toda  vianda  que  se 
come,  y  júntatela,  y  será  para  ti  y  para 
ellos  por  mantenimiento. 

22  Y  hizo  Noe  conforme  á  todo  lo  que 
le  mandó  Dios :  asi  fe  hizo. 

CAPITULO  VII. 

Jfóé  entra  en  el  «rea,  por  mandad»  de  Dtoe,oanm 
JamiUa,  metiendo  consigo  los  anímale*  que  Dio»  le 
tasó.  II.  En  et  mismo  día  comenzaron  las  aovas  del 
düuvio  d  inundar  sobre  la  tierra,  creciendo  siempre 
por.  4L  dios,  y  reposándose  sobre  cBmpon  Ít0.dims, 
donde  pereció  toda  cosa  viva  sobre  la  tierra,  que- 
dando solo  Noe  con  lo  demos,  que  entró  con  él  en  el 

YJEHOVA  d|jo  á  Noe:  Entra  tú,  y 
toda  tu  casa  en  el  arca;  porque  á 
10 
X 


tí  hovtoto  justo  dataste  desalan  esta 
generación. 

2  De  todo  animal  limpio  te  tomarás  de 
siete  en  siete,  macho  y  su  hembra:  mea 
de  los  animales  que  no  son  limpios,  dos, 
macho  y  su  hembra. 

8  También  de  las  aves  de  los  cielos,  de 
siete  en  siete,  macho  y  hembra:  para 
guardar  en  vida  la  simiente  sobre  la  has 
de  toda  la  tierra. 

4  Parque  pmmdm  aun  siete  <  días,  yo 
lluevo  sobre  la  tierra  cuarenta  deas,  y 
esnscntanaehost  y  raaré  toda  sustancia  , 
que  hice,  de  sobre  la  has  de  la  tierra. 

5  Y  hizo  Noe  conforme  á  todo  lo  que 
le  mandó  ¿chova. 

6  Y  tiendo  Noe  de  seiscientos  anos,  el 
diluvio  de  las  aguas  fué  sobre  la  tierra. 

7  Y  vino  Noe,  y  sus  htyos,  y  su  muger, 
y  Íes  mugares  de  sus  lujos  con  él  al  ama, 
por  las  aguas  del  diluvio. 

8  De  los  animales  limpies,  y  de  los  ani- 
males que  no  era*  limpios,  y  de  las  aves, 
y  de  todo  lo  que  anda  arrastrando  sobra 
la  tierra, 

9  De  dos  en  dos  entraron  á  Noe  en  «1 
arca,  macho  y  hembra,  como  mandó 
Dios  á  Noe. 

10  H  Y  fué,  que  al  séptimo  dia  las 
aguas  del  diluvio  fueron  sobre  la  tierra. 

11  El  ano  de  seiscientos  de  la  vida  da 
Noe,  en  el  mes  segundo,  á  los  diez  y 
siete  dias  del  mes,  aquel  dia  fueron 
rompidas  todas  las  fuentes  del  grande 
abismo,  y  las  ventanas  de  los  cielos  fue- 
ron abiertas. 

12  Y  hubo  lluvia  sobre  la  tierra  cuaren- 
ta días  y  cuarenta  noches. 

13  En  este  mismo  dia  entró  Noe,  y  Seas, 
y  Cham,  y  Japheth,  hfyce  de  Noe,  la  mu* 
ger  de  Noe,  y  las  tres  mugeres  de  sus 
hijos  con  él  en  el  arca. 

14  Ellos  y  todos  los  animales  según 
sus  especies,  y  todas  las  bestias  según 
sus  especies,  y  todo  reptil  que  anda 
arrastrando  sobre  la  tierra  según  su  es- 
pecie, y  toda  ave  según  su  especie,  todo 
pájaro,  toda  cosa  de  alas. 

15  Y  vinieron  á  Noe  al  arca  de  dos  en 
dos,  de  toda  carne,  en  que  Astie  espfrltu 
de  vida. 

lft  Y  los  que  vinieron,  macho  y  hembra 
de  toda  carne  vinieron,  como  le  sabia 
mandado  Dios  t  y  cerró  Jeuova  sobre  el. 

17  Y  fué  el  diluvio  cuarenta  dias  sobra 
la  tierra;  y  las  aguas  se  multipBearon,  y 
alzaron  el  arca,  y  fué  sisada  de  sobre  la 
tierra. 


6EN8SIS. 


18  T  pwnkderfi  la» 
piteáronse  en  gran  manera  sobre  la 
tierra;  y  andaba  el  área  sobre  la  has  de 
lasaguas. 

19  Y  las  aguas  prevalecieron  mucho  en 
gran  manera  sobre  la  tierra;  y  fueron 
cubiertos  todos  los  montes  altos,  que 
*****  debajo  de  todos  los  délos. 

90  Quines  codos  en  risas  prevalecieron 
las  aguas ;  y  meron  cubiertos  los  montes. 
21  T  mudé  toda,  carne  que  anda  arras- 
trando sobos  la  tierna,  en  las  aves,  y  en 
las  bestias,  y  en  los  sotaníes,  y  en  todo 
reptil  que  anda  exiastsundo  sobre  la 
tierra»  y  a*  todo  hombre : 
S2  Todo  lo  que  tenia  anento  de  espiri- 
ta de  vida  en  eos  narices,  de  todo  lo  qne 
habia  en  la  tierra,  murió. 
9B  Asi  rayo  toda  la  sustancia  que  había 
sobre  la,  has  de  la  tierra,  desdo  el  hom- 
bre basta  la  bestia,  hasta  el  reptil,  y 
hasta  el  ave  del  dolo:  y  fueron  raidos 
de  la  tierra,  y  quedó  solamente  Noe,  y 
loque  esa  él  estaos  en  d  arca. 
21  Y  prevalecieron  las  aguas  sobre  la 
tierra  ciento  y  dneuonta  dias. 

CAPITULO  VUL 

T*r  ordenación  de  Dio*  *e  disminuyen  la*  agua»  del 
40*r¿o,  yaíjU  «e  mean  del  lodo.  H.Pormma*- 
dmd«  m*e  Noe  del  m*m  am  m  fm\(Ur\¡9  oem—dm 
Im  *nñ*n%1**,  mte  en  «Ha  *e  tUvarom.  JÍJ.  Afoe,  re- 
emtoeiendo  el  beneficio  de  Dio*,  te  da  público  cutio : 
t  D*s*  b»  mcer*a,y  hoce  prometa  de  eegmridad  de 
t^i  m^^&gmA  A  teda  1a  ét^rm^. 

Y  ACORDÓOS  Dios  de  Noe,  y  do  to- 
dos tos  animales,  y  de  todas  las 
bestias  que  cataban  con  él  en  el  arca:  y 
Uso  pasar  Dios  un  viento  sobre  la 
tierra,  y  cesaron  las  aguas. 
8  Y  cerráronse  las  fuentes  dd  abismo, 
y  las  ventanas  do  loa  debas,  y  la  Mufla 
de  los  dolos  mé  detenida. 
3  Y  tornaron  las  aguas  de  sobre  la 
tierra,  yendo  y  volviendo:  y  descrecie- 
i  al  cabo  de  dentó  y  dn- 


4  Y  reposó  d  arca  en  d  mes  séptimo,  á 
los  dtec  y  siete  dias  dd  mes,  sobre  los 
montes  de  Armenia. 

5  Y  las  «gnus  fueron  descreciendo  has- 
ta d  mes  décimo:  en  el  décimo,  al  pri- 
mero dd  mes,  se  descubrieron  las  cábe- 
me de  los  montas. 

6  Y  fué  que  d  cabo  de  cuarenta  dias 
Hoe  abrió  la  ventana  dd  arca,  que  habia 
hecho: 

7  Y  envió  al  cuervo,  d  cual  salió,  sa- 
lteado y  tornando,  hasta  que  Im  aguas  se 
secaron  de  sobre  la  tierra, 


8  Y  envió  é  la  paloma  de  d,  para  ver  si 
las  aguas  se  hablan  aliviado  de  sobre  la 
has  de  la  tierra. 

9  Y  no  halló  la  paloma  donde  reposase 
la  planta  de  su  pié,  y  volvióse  á  él  al 
arca,  porque  las  aguas  estaban  <tmn  sobre 
la  haz  de  toda  la  tierra:  Y  él  estendió 
su  mano,  y  la  tomó,  y  metióla  consigo 
en  el  arca. 

10  Y  esperó  aun  otros  siete  días,  y  vol- 
vió á  enviar  la  paloma  del  arca. 

11  Y  la  paloma  volvió  á  él  á  la  hora  de 
la  tarde,  y  he  aquí  qm  trata  «mu  hoja  de 
oüvu  tomada  en  su  boca;  y  entendió 
Noe,  que  las  aguas  se  hablan  aliviado  de 
sobre  la  tierra. 

Id  Y  esperó  aun  otros  siete  días,  y  en- 
vió la  palomo,  la  cual  no  tornó  A  volver 
á  él  mas. 

18  Y  fué,  que  en  d  afio  de  seisdentos 
y  uno,  en  el  me»  primero,  d  primero  del 
mes,  las  aguas  se  enjugaron  de  sobre  la 
tierra;  y  quitó  Noe  la  cubierta  del  arca, 
y  miró,  y  he  aquí  que  la  has  de  la  tierra 
estaba  enjuta. 

14  Y  en  el  mes  segundo,  á  los  veinte  y 
siete  dias  dd  mes,  se  secó  la  tierra. 

16  1  Y  habló  Dios  á  Noe,  diciendo : 

W  8d  dd  arca  tú,  y  tu  muger,  y  tus 
rojos,  y  las  mngeses  de  tus  hijos  contigo. 

17  Todos  los  animales  que  safen  con- 
tigo de  toda  carne,  de  aves,  y  de  bestias, 
y  de  todo  reptil  que  anda  arrastrando 
sobre  la  tierra,  sacaras  contigo;  y  va- 
yan por  la  tierra,  y  fructifiquen,  y  mul- 
tipliquen sobre  la  tierra. 

18  Entonces  salió  Noe,  y  sus  hijos,  y 
su  muger,  y  las  mugeres  de  sus  hrjos 
conéL 

10  Todos  los  animales,  y  todo  reptil,  y 
toda  ave,  todo  lo  que  se  mueve  sobre 
la  tierra  según  sus  espedes,  salieron  del 


301Y  edificó  Noe  altar  A  Jehova,  y 
tomó  de  todo  animd  limpio,  y  de  toda 
ave  limpia,  y  ofredó  holocausto  en  el 


m  Y  olió  Jehova  olor  de  reposo:  y 
dijo  Jehova,  en  su  covssoa  t  No  tornaré 
mas  á  maldecir  la  tierra  por  causa  del 
hombre;  porque  d  intento  dd  corazón 
dd  hombre  malo  es  desde  su  nmos:  ni 
volveré  mas  á  herir  toda  cosa  viva,  co- 
mo he  hecho. 

82  Todavía  mrán  todos  los  tiempos  de 

la  tierra,  es  á  saber,  sementera,  y  siega,  y 

frió  y  calor,  verano  y  invierno,  y  dia  v 

noche:  no  cesarán. 

11 


GÉNESIS, 


CAWTULO  fif . 

Hendió*  Dios  á  Noe  y  d  sus  hifee,  V  confirmóles  el  se- 
nario sobre  todo*  Jo*  mámale*  de  la  tierra* é*  te 
mar,  y  concédele»  el  un  de  ello»  para,  m  mantemi- 
micnto.  II.  Prohibe  el  comer  sangre,  en  señal  de 
cuanto  aborrezca  el  derramamiento  de  la  sangre 
humana,  amenasando  al  que  te  derramare,  con  te 
pena  del  folio*.  II L  Hace  pacto  con  A'cw  y  con 
toda  la  tierra,  que  nunca  mas  scrd  anegada,  con 
diluvio  universal,  dando  el  arco  del  cielo  por  señal 
y  sacramento  de  su  prometa.  IV.  Embriagado  Sos 
y  descubierto,  m  hijo  Cha*  le  escarnece:  lee  airee 
dos  hijos,  Sem  y  Japheth,  le  cubren.  V.  Desperta- 
do Not,  maldice  d  Chmm,  y  bendice  d  Sem  y  d 


Y  BENDIJO  Dio*  á  Noe  y  á  bus  bU 
Jos,  y  díjotet :  Fructificad  y  multi- 
plicad, y  henchid  la  tierra. 

2  Y  vuestro  temor  y  vuestro  pavor 
será  sobre  todo  animal  de  la  tierra,  y 
sobre  toda  ave  de  los  cielos,  en  todo  lo 
que  se  moverá  en  la  tierra,  y  en  iodos 
loa  peces  de  la  mar:  en  vuestra  mano 
son  entregados. 

8  Todo  lo  que  se  mueve,  que  es  vivo, 
tendréis  por  mantenimiento :  como  ver- 
dura de  yerba  os  lo  he  dado  todo. 

4  H  Empero  la  carne  con  su  alma,  que 
es  su  sangre,  no  comeréis. 

8  Porque  ciertamente  vuestra  sangre, 
que  es  vuestras  almas,  yo  la  demandaré, 
de  mano  de  todo  animal  la  demándale, 
y  de  mano  del  bombee,  de  mano  del 
varón  su  hermano  demandaré  el  alma 
del  hombre. 

8  £1  que  derramare  sangre  de  hombre 
en  el  hombre,  su  sangre  será  derrama- 
da; porque  á  Imagen  de  Dios  es  hecho 
el  hombre. 

7  Mas  vosotros  fructificad  y  multipli- 
cad, y  andad  en  la  tierra,  y  multiplicad 
en  ella. 

81T  Y  habló  Dios  á  Noe  y  á  sus  hijos 
con  él,  diciendo:  • 

9  Yo:  he  aquí  que  yo  estableneo  ral 
concierto  con  vosotros,  y  con  vuestra 
simiente,  después  de  vosotros, 

10  Y  con  toda  alma  viviente  q*e  es» 
eon  vosotros,  en  aves,  en  animales,  y  en 
toda  bestia  de  la  tierra  que  está  con  vo- 
sotroa, desde  todos  los  ojo*  solieron  del 
arca  hasta  iodo  animal  de  la  tierra»' 

11  Que  y  estableceré  mi  concierto 
eon  vosotros  que  no  será-  talada  mas 
todacarne  con  aguas  de  diluvio;  y  que  no 
habrá  mas  diluvio  para  destruirla  tierra. 

12  Y  dtfo  Dios:  Esta  será  la  señal  del 
concierto  que  yo  pongo,  entre  mi  y  vo- 
sotros, y  toda  alma  viviente  que  está  con 
vosotros,  por  siglos  perpetuos: 

18  Mi  arco  pondré  en  las  nubes,  el  cual 
19 


será  por  ssflal  do  concierto  entre  mi  y 
la  tierra»' 

14  Y  será,  que  cuando  yo  anublare  nu- 
bes sobre  la  tierra,  entonces  mi  arco 
parecerá  en  las  nubes : 

15  Y  acordarme  he  de  mi  concierto 
que  está  entre  mi  y  vosotros,  y  toda 
alma  viviente  en  toda  carne :  y  no  serán 
mas  las  aguas  por  diluvio  para  destruir 
á  toda  carne. 

16  Y  estará  el  aneo  en  las  nubes,  y  ver- 
lo he  pasa  acordarme  del  concierto  per> 
petno  entre  Dtoa  y  toda  alma  ilfteuta» 
eon  toda  carne  qnea^cí  sobre  la  tierra.  ■ 

17  Dijo  mas  Dios  á  Non:  Esta  será  la 
señal  del  concierto,  que  he  establecido 
entre  mi  y  toda  carne,  que  esté  sobre  la 
tierra. 

18  Y  fueron  los  hijos  de  Noe,  que  sa- 
lieron del  arca,  Sem,  Chana,  y  Japheth: 
y  Oham  es  el  padre  de  Chantan. 

19  Estos  tres  son  los  hijos  de  Noe,  y  da 
estos  fué  llena  toda  la  tierra, 

20  %  Y  comenzó  Noe  á  labrar  la  tierra, 
y  plantó  «no  vina: 

21  Y  bebió  del  vino,  y  embriagóse,  y 
descubrióse  en  medio  de  su  tienda. 

22  Y  vio  Cham,  el  podre  de  Chanaan, 
la  desnudes  de  su  padre,  y  dijolo  á  sus 
dos  hermanos  en  la  calle. 

28  Entonces  tomó  Sem  y  Japheth  la 
ropa,  y  pusiéronla  sobre  sus  hombros  de 
ambos,  y  andando  hacia  atrás,  cubrieron 
la  desnudez  de  so  padre,  teniendo  vuel- 
tos los  rostros,  que  no  vieron  la  desnu- 
dez de  su  padre. 

24  t  Y  despertó  Noe  dé  su  vino,  y 
supo  lo  que  babis  hecho  con  él  su  hijo 
el  pequeño, 

26  Y  dijo :  Maldito  sao  Chanaan,  slefro 
de  siervos  será  *  sus  hermanos. 

26  DQo  mas:  Bendito  Jehova  el  Dios 
de  Sem,  y  séale  Chanaan  siervo. 

27  Ensanche  Dios  á  Japheth,  y  habite 
en  las  tiendas  de  Sem,  y  séale  Chanaan 
siervo. 

28  Y  vivió  Noe,  después  del  diluvio, 
trescientos  y  cincuenta  anón. 

•9  Y  fueron  fcfdoe  **  '¿tas  tié  Kee 
novecientos  y  ctoettenta  afios,  y  murió. 

CAPITULO  X. 


d*Jem**tKv&l*Qarmd*smkabitsu*áme*.  ILtm 
de  Cham,  de  donde  vino  Ximrod  y  Assur :  el  primera 
tirarmizó  en  Memmotamia,  el  otro  #*  Assyria.  Tlt» 
MR  origen  de  lee  fñanamem,  y  ei  lugar  de  su  habita* 
ote».  IV.  La  QturynUgin  de  3tm%  y  te  JwemJiwríM 
de  Beber  por  la  tinca  de  Jeetam  su  h#*,y  el  tesar 
de  su  habitación. 


GÉNESIS. 


T^STA 

XLtm 


TAB  mm  las  generaeiona s  de  1<m 
kijoe  de  Noe:  Besn,  Chas*,  y  Ja- 
pbeUt,  4  lo»  cuales  nacieren  tajos  des- 
pués del  diluvio. 

2  Los  hyos  de  Jspheth  fueron  Gomer, 
y  Hagog,  y  Madai,  y  Jaran,  y  Tiraba!,  y 
Mosoch,  y  Thiras. 

3  Y  les  hyes  de  Gomen  Asuenes,  y 
Bipnatfc,  y  Thogorma. 

4  T  los  htfo*  de  Java*:  Elisa,  y  Ther- 
sis>  Ge^hiss,  y  DodaAkau 

5  Por  estes  fueron  partidas  las  illas  de 
las  gantes  en  svs  tierras,  cada  cnal  so» 
gun  sa  lengua,  cenáosme  á  sns  familias 


6  t  Los  hyos  de  Cham  fueron  Chus,  y 
Ifisraim,  y  Phuth,  y  Chanaan. 

7  Y  loa  hyos  de  Chas,  Baba,  Hevüa,  y 
8abat]ia,yRahama,y8abathacha.  Y  los 
hyos  de  Bahama,  Baba,  y  Dadan, 

8  Y  Chus  engendró  á  Nimrod.  Este 
oontenzó  á  ser  poderoso  en  la  tierra. 

9  Este  fué  poderoso  casador  delante  de 
Jehova:  por  lo  cnal  se  dice:  Como 
Nimrod  poderoso  cacador  delante  de 
Jehora. 

10  Y  fué  la  cabecera  de  sn  reino  Babel, 
y  Aracjs,  y  Aehad,  y  Chalarme,  en  la  tter- 
mde&ennaer. 

JX  De  aquesta  tierra  salió  Assue,  el  cual 
edificó  á  Nknlve,  y  á  Bechoboth-ir,  y  á 
Chale, 

12  Ya  Besen  entre  Ninive  y  Chale,  la 
coal  es  la  ciudad  grande. 

IB  Y  Mlaraim  engendró  á  Ludim,  y 
Anamlm,  y  LaabUn,  y  Neptunio», 

14  Y  á  Phetrueim,  y  ChaalnUn,  de  dea* 
de  salieron  los  Fhilistheos,  y  á  Caphto- 
rim. 

Ift  t  Y  Chanaan  engendró  á  Bidón  sn 
primogénito,  y  ¿Heth,  - 

16  Y  á  Jebusl,  y  Amorhi,  y  Gergasl, 

17  YáHeyi,yáArcl,yáCini, 

IB  Y  á  Aradi,  Bamart,  y  Hemathl:  y 
despnes  se  derramaron  las  mmiliae  de 
loa  Chananeoa. 

19  Y  íué  el  termino  de  tes  Ghenaneos, 
desde  Bidón  viniendo  á  Gerar  hasta  Ga- 
za, hasta  entrar  en  Bodoma  y  Gomorrha, 
Adma,  y  Seboim  hasta  Lasa» 

20  Estos  so»  los  hijos  de  Cham  por  sns 
familias,  por  sos  lenguas,  en  sns  tierras, 
en  sns  naciones. 

21  H  X  á  8em  también  le  nacieron  hi- 
jo*; él  fué  padre  de  todos  los  hyos  de 
Heber,  hermano  de  Japheth  el  mayor. 

22  Y  los  hilos  de8em./ÍKro»Elaa,y 
¿seur,  y  Arpfaaxad,  y  Lud>  y  Artun. 


28  Y  los  lujes  de  Aram :  Has,  y  Hnl,  y 
Gether,yMes. 

24  Y  Arphazad  engendró  á  Bale,  y  Sale 
engendró  á  Heber.  • 

25  Y  á  Heber  nacieron  dos  hyos:  el 
nombre  del  uno  fué  Fhaleg,  porque  en 
sus  días  fué  partida  la  tierra :  y  el  nom- 
bre de  su  hermano,  Jectan. 

26  Y  Jectan  engendró  á  Elmodad,  y  á 
Bales*,  y  4  Aaarmoih,  y  á  Jaré, 

27  Y  á  Adoran,  y  á  Uxal,  y  á  Decía, 
26  YáHebal,y  á  Abimael,  y  á Baba, 

29  Y  á  Ophir,  y  á  Hevola,  y  á  Jobab. 
Todos  ernto* fueron  hyos  de  Jectan, 

80  Y  fué  su  habitación  desde  Xessa, 
riñiendo  de  Bephar,  monte  de  oriente. 

81  Estos  fueron  lee  htyoa  de  Bem  por 
sus  flan  illas,  por  su»  lenguas,  en  sns 
titrraa,  en  sus  naciones. 

82  Estas  mm  las  familias  de  Noe  por 
sus  descendencias,  en  ana  naciones:  y 
de  estos  fueron  divididas  las  naciones 
ven  la  tierra  después  del  diluvia 

CAPITULO  XL 

Loe  hombre»  consulto»  de  perpetuar  m  memoria  con  el 
edificio  de  una  ciudad  y  de  una  torre,  y  ponen  su 
determinación  en  efecto.  ILJHee  con  Imoon/ueiom 
de  la»  lengua»  castiga  su  soberbia,  y  impide  la  em- 
presa; y  por  esta  occacUm  se  tapareen  por  toda  fo 
metra,  TIL  Recitase  la  oenealogia  de  Sem  por  Ja 
anea  de  Pheúeg  otro  hija  de  Beber,  deduciéndote 
hasta  Jbran^para  mostrar  el  origen  del  pueblo  de 
Dio».  IV.  Tkarc  sale  de  la  tierra  de  los  Chaldeos 
cea  m  hffo  Jbram  y  coa  susfam&tas,  y  viene  d  Ha- 
rom^  donde  muere, 

ERA  entonces  toda  la  tierra  de  una 
lengua,  y  de  unas  miomas  palabras. 
2  Y  aconteció,  que  como  se  partieron 
de  oriente,  hallaron  campo  en  la  tierra 
de  Bennaar,  y  asentaron  alli 
8  Y  dtyeron  los  unos  A  los  otros  ?  Dad 
acá,  hagamos  ladrillas  y  cosmmosfo  con 
mego.  Y  fuéles  el  ladrillo  en  lugar  de 
piedra,  y  el  betún  en  lugar  de  mésela. 

4  Ydyeron:  Dad  acá:  Ediflquémosnos 
una  dudad,  y  una  torre,  que  tenga  la 
cabera  en  el  dolo :  y  hagámosnos  nom- 
brados; por  ventura  nos  esparciremos 
sobre  la  has  de  toda  la  tierra. 

5  1í  Y"  descendió  Jebera  para  ver  la 
ciudad  y  la  torre,  que  educaban  loa 
hyos  del  hombre. 

6  Y  dyo  Jehovn:  He  aquí,  el  pueblo  e* 
uno,  y  todos  estos  tienen  un  lenguaje,  y 
ahora  comienzan  á  hacer,  y  ahora  no 
dejaran  d¿  ejecutar  todo  lo  que  han  pen- 
sado hacer. 

7  Ahora  pues,  descendamos,  y  mezcle- 
mos alli  sus  lenguas,  que  ninguno  en- 
tienda la  lengua  de  su  companero. 

IB 


•BiTOSIY 


8  Asi  los  «pardo  Jetona  de  alK  sobre 
la  haz  de  toda  la  tierra,  y  dejaron  de 
edificar  la  ciudad. 

0  Por  esto  Hé  llamado  el  nombre  de 
ella  Babel,  porque  allí  mezcló  Jehova 
el  lenguaje  de  toda  la  tierra,  y  de  allí 
loa  esparció  sobre  la  has  de  toda  la 
tierra. 

10  ^  Estas  ton,  las  generaciones  de 
Scm :  Sem  de  edad  de  cien  afios  engeo- 
dró  á  Arphaxad,  dos  afios  después  del 
diluvia 

11  T  vivió  Sem,  después  que  engendró 
á  Arphaxad,  quinientos  afios,  y  engen- 
dró hijos  y  lujas. 

12  T  Arphaxad  vivió  treinta  y  cinco 
anos,  y  engendró  á  Sale. 

18  Y  vivió  Arphaxad,  después  que  en- 
gendró á  Sale,  cuatrocientos  y  tres  afios, 
y  engendró  rojos  y  lujas. 

14  Y  vivió  Sale  treinta  afios,  y  engen- 
dró á  Heber. 

15  Y  vivió  8ate,  después  que  engendró 
á  Heber,  cuatrocientos  y  tres  afios,  y  en- 
gendró lujos  y  mjas. 

16  Y  vivió  Heber  treinta  y  cuatro  afios, 
y  engendró  á  Phaleg. 

17  Y  vivió  Heber,  después  que  engen- 
dró á  Phaleg,  cuatrocientos  y  treinta 
afios,  y  engendró  lujos  J  nU**» 

18  Y  vivió  Phaleg  treinta  afios,  y  en- 
gendró A  Reu, 

19  Y  vivió  Phaleg,  después  que  engen- 
dró á  Reu,  doscientos  y  nueve  afios,  y 
engendró  hijos  y  mjas. 

20  Y  Reu  vivió  treinta  y  dos  afios,  y 
engendró  á  Sarug. 

21  Y  vivió  Reu,  después  que  engendró 
á  Sarug,  doscientos  y  siete  afios,  y  en- 
gendró hijos  y  mjas. 

22  Y  vivió  Sarug  treinta  afios,  y  en- 
gendró á  Nachor. 

28  Y  vivió  Sarug,  después  que  engen- 
dró á  Nachor,  doscientos  afios,  y  engen- 
dró mjos  y  mjas. 

24  Y  vivió  Nachor  veinte  y  nueve  afios, 
y  engendró  á  Thare. 
i    25  Y  vivió  Nachor,  después  que  engen- 
'   dró  á  Thare,  ciento  y  diez  y  nuevo  afios, 
y  engendró  hUos  y  htyas. 

26  Y  vivió  Thare  setenta  afios,  y  en- 
gendró á  Abram,  á  Nachor,  y  á  Aran. 

27  Y  estas  «m  las  generaciones  de  Tha- 
re. Thare  engendró  A  Abramf  y  á  Na- 
chor, y  á  Aran ;  y  Aran  engendró  á  Lot 

28  Y  murió  Aran  Antes  de  su  padre 
Thare,  en  la  tierra  de  su  naturalesa,  en 
Vr  de  los  Chaldeoe. 

14 


20  Y  t  nasai  na  Abram  y  Nachor  para  tf 
■tugares:  el  nombre  de  la  muger  de 
Abram /W-Sarai,  y  el  nombre  de  la  m- 
ger  de  Nachor,  Melena,  hija  de  Aran, 
padre  de  Melcha,  y  padre  de  Jesctaa. 

80  Y  8arai  fué  estéril,  que  no  tmia  hijo. 

31  ^  Y  tomó  Thare  A  Abram  su  lujo,  y 
A  Lot  lujo  de  Aran,  mjo  «e  su  mjo,  y  á 
Sarai  su  nuera,  muger  de  Abram  su 
ntfo:  y  salió  con  ellos  de  ür  de  los 
Chaldeoe,  para  ir  4  la  tierra  de  Otoñara? 
y  vinieron  hasta  Harán :  y  asentaron 
allí. 

82  Y  fueron  los  dias  de  Thare  doscien- 
tos y  cinco  afios,  y  murió  Tuare  en 
Harán. 

CAPITULO  xn. 

Saliendo  Abram  por  mandado  de  Diento  la  tímrrm  eU 
tu  naturalrsa,  recibe  la  prome$a  de  la  multiplica- 
ción de  tu  ñutiente,  y  de  bendición  en  Critto,  y  ríe** 
eonm/amüiaéla  Oerm  da  Chaman.  11.  Apowd- 
cetele  Dio»,  y  prométele  la  tierra  de  Chanaan,  en  he, 
cual  peregrina.  JJ1.  Competido  de  la  hambre,  qum 
había  venido  tabre  ta  tierra,  te  entra  en  Egipto,  n> 
ét  máedo  mu*  no  fe  uutim  d  c 


de  Egypto  la  toma  para  ti.  TV.  Cattiga  Diot  a 
Pkaraon  u  d  tu  cata  por  la  muger  de  Abram,  pet 
nmnttmpeeaéo,vlm\mtitUMtd  tu  marido, 

EMPERO  Jehova  habla  dicho  á 
Abram:  Yete  de  tu  tierra,  y  de  tu 
parentela,  y  de  la  casa  de  tu  padre,  A  la 
tierra  que  yo  te  mostraré? 

2  Y  hacerte  he  en  gran  gente,  y  bende- 
cirte he,  y  engrandeceré  tu  nombre,  y 
seras  bendición. 

8  Y  bendeciré  A  los  que  te  hendieren, 
y  A  los  que  te  maldijeren  maldeciré;  y 
serán  benditas  en  tí  todas  las  mmiltes 
de  la  tierra. 

4  Y  ráese  Abram,  como  Jehova  le  dfyo, 
y  fué  con  él  Los :  y  eré  Abram  de  edad 
de  setenta  y  cinco  afios,  cuando  saüé  de 
Harán. 

5  Y  tomó  Abram  A  fiara!  su  muger,  y  A 
Lot  hfyo  de  su  hermano,  y  toda  su  ha- 
cienda que  hablan  ganado,  y  las  almas 

«que  hablan  hecho  en  Harán,  y  salieron 
para  ir  A  tierra  de  Chanaan:  y  llegaron 
A  tierra  de  Chanaan. 

6  Y  pasó  Abram  por  aquella  «erra  has- 
ta el  lugar  de  Sichem,  hasta  el  alcorno- 
que de  Moren :  y  el  Chananeo  estaba  en- 
tonces en  la  tierra. 

7  t  Y  apareció  Jehova  A  Abram,  y  di- 
jole :  A  tu  simiente  daré  esta  tierra.  Y 
edificó  allí  altar  A  Jehova,  que  le  habla 
aparecido. 

8  Y  pasóse  de  aüi  al  monte,  al  oriente 
de  Both-el,  y  tendió  *M  su  tienda,  Beth- 


%ENESIS 


al  al  ouektaate,  y  Hay  M  orlante.  T 
sámcó  «lli  altar  á  Jehova,  y  tnvoo*  «l 
nombre  de  Jane**. 

9  X  movió  Abram  d»  aUi  caminando,  y 
yendo  hacia  el  mediodía. 

10  T*  X  hubo  hambre  en  la  tierra,  y 
descendió  Atoara  á  Egypto  para  pere- 
grinar allá ;  porque  era  grave  la  hambre 
amia-tierra, 

11  T  atonteció,  que  cuando  llegó  para 
antear  «a  Bgypta,  •>  *  ******  ■*  ■"** 
ger:  He  aquí  ahora,  yo  conozco  que 
erea  muger  hermosa  de  vista : 

49  Y  aera,  que  eaaado  te  verán  los 
Bgypelos,  dirán:  8*  muger  es.  Y  ma- 
tarme han:  y  áti  darán  la  vida. 

13  Ahora  pues,  di  que  eres  mi  hermana, 
para  que  yo  haya  bien  por  causa  tuya,  y 
viva  mi  alma  por  amor  de  ti 

lá  Y  aconteció.,  que  como  entró  Abram 
en  Egypto, lo#  Egypcios  vieron  la  mu- 
ger que  era  hermosa  en  gran  manera. 

15  Y  viéronJa  los  principes  de  Pfaaraon, 
y  alabáronla  á  Fharaon,  y  rae  llevada  la 
muger  á  casa  de  Pharaon. 

16  Y  á  Abram  hizo  bien  por  causa  de 
ella,  y  tuvo  ovejas,  y  vacas,  y  asnos,  y 
siervos,  y  criadas,  y  asnas,  y  camellos. 

17  T  Mas  Jehova  hirió  á  Pharaon  y  ásu 
ena*  de  grandes  plagas  por  causa  de 
Seral  muger  de  Abram. 

18  Entonces  Pharaon  llamó  á  Abram,  y 
d$ole~:  ¿Qué  a?  esto  que  has  hecho  con- 
migo t  i  Por  qué  no  me  declaraste,  que 
era.  to  mugar  f 

19  ¿Porqué  dijiste:  Es  mi  hermana?  y 
y»  la  tomé  para  mi  por  muger.  Ahora 
pues,  he  aquí  tu  muger,  tómala,  y  vete. 

20  Entonces  Pharaon  mandó  acerca  de 
'  el  á  varonas,  que  le  acompañaron,  y  á 

su  muger,  y  a  todo  lo  que  tenia. 

CAPITULO  xm. 

Abram  *ak  rico  de  Sfftrpto,  r  voMémkm  d  la  tierra 
da  Changan,  «wnto en Beik-el,  donde  %mk(u  ufri. 
primero.  JL  Habiendo  dieendom  entre  he  pawlme» 
de  Abram,  w  loe  de  Lot  m  eobrino,  te  apartan,  y 
Abram  m  queda  en  Ja  tierra  de  Ckamaem,  y  Lot  m 
viene  d  habitar  en  Sodoma.  EL  Di—  repito  d 
Atorran  la  prometa  de  la  tierra,  y  de  la  multjpVcer- 
don  de  en  amiente,  y  le  manda  que  la  patee,  ifjfero- 
trimrporeUa. 

Jk  SÍ  subió  Abram  de  Egypto,  hada  el 
jljL.  mediodía,  él  y  su  muger  con  todo 
lo  que  tenia,  y  con  él  Lot 

2  Y  Abram  iba  cargado  en  gran  manera 
en  ganado,  en  plata  y  oro.     » 

3  Y  volvió  por  sus  jornadas  de  la  parte 
del  mediodía,  hasta  Beth-el,  hasta  el 
lugar  donde  habla  estado  su  tienda  án» 
tea,  entre  Beth-el  y  Hat; 


4  Al  lugar  del  altar  que  habla  hecho 
afii  antes :  y  invocó  allí  Abram  el  nom- 
bre de  Jehova» 

5  T  Y  asimismo  Lot,  que  andaba  con 
Abram,  tenia  ovejas,  y  vacas,  y  tien- 
das: 

6  De  tal  manera  que  la  tierra  no  los 
sufría  para  morar  juntos:  porque  *u 
hacienda  era  mucha,  y  no  pudieron  ha- 
bitar juntos. 

7  Y  hubo  contienda  entre  los  pastores 
del  ganado  de  Abram,  y  los  pastores  del 
ganado  de  Lot:  y  e!  Chananeo  y  el  Phe- 
reaeo  habitaban  entonces  en  la  tierra. 

8  Entonces  Abram  dijo  á  Lot:  No  haya 
ahora  cuestión  entre  mi  y  ti,  y  entre  mis 
pastores  y  los  tuyos,  porque  varones 
hermanos  tomo*  nosotros. 

•  i  No  eetd  toda  la  tierra  delante  de  ti  ? 
Yo  te  ruego  que  te  apartes  de  mi:  st 
tú  fuere*  ¿  la  mano  izquierda,  yo  Iré  á  la 
derecha:  y  si  tú  á  la  derecha,  yo  á  la 
izquierda. 

19  Y  alsó  Lot  sus  ojos,  y  vio  toda  la 
llanura  del  Jordán,  que  toda  ella  era  de 
riego,  antes  que  destruyese  Jehova  á 
Sodoma  y  á  Gomorrha,  como  ti»  huerto 
de  Jehova,  como  la  tierra  de  Egypto 
entrando  en  Zoar. 

11  Entonces  Lot  escogió  para  si  toda 
la  llanura  del  Jordán :  y  partióse  Lot  de 
oriente,  y  apartáronse  el  uno  del  otro. 

13  Abram  asentó  en  la  tierra  de  Cha- 
naan,  y  Lot  asentó  en  las  ciudades  de  la 
llanura,  y  puso  sus  tiendas  hasta  So- 
doma. 

18  Has  los  hombres  de  Sodoma  eran 
malos  y  pecadores  para  con  Jehova  en 
gran  manera. 

14  t  Y  Jehova  dflo  á  Abram,  después 
que  Lot  se  apartó  de  con  él :  Alza  ahora 
tus  ojos,  y  mira  desde  el  lugar  donde  tú 
estás  hacia  el  aquilón,  y  al  mediodía,  y 
al  oriente,  y  al  occidente ; 

15  Porque  toda  la  tierra  que. tú  ves, 
daré  á  ti  y  á  tu  simiente  para  siem- 
pre. 

18  Y  pondré  tu  simiente  como  el  polvo 
de  la  tierra;  que  si  alguno  podrá  contar 
el  polvo  de  la  tierra,  también  tu  simi- 
ente será  contada. 

17  Levántate,  vé  por  la  tierra,  por  su 
longura  y  por  su  anchura,  porque  á  ti 
la  tengo  de  dar. 

18  Y  asentó  Abram  su  tienda,  y  vino,  y 
moró  en  el  alcornocal  de  Mamre,  que 
e*  en  Heimra:  y  edificó  allí  sitar  á  Je- 
hova. .  ¡,¡zed  bj.G 


GENESlgT 


CAPITULO  XIV. 

Da  Dtot  victoria  á  Abram  de  cinco  reyes,  con  Id  cual 
liberta  de  cautividad,  entre  otra*  mucha»  venteé,  é 
Lot  tu  sobrino,  y  d  la  tierra  de  sujeción.  IL  2teU 
chisedcch  rey  de  Salem,  y  tacerdote  del  Altísimo, 
eale  d  recibir,  y  conforta  con  comida  d  Abram  y  d 
lot  tuyot,  volviendo  de  la  batalla,  y  le  bendice,  y 
Abram  le  ofrece  diezmo  de  toda  tu  hacienda. 

Y  ACONTECIÓ  en  aqueüos  dias,  que 
Amraphel  rey  de  Sennaar,  Arloefa 
rey  de  Elasar,  Chodor-laomor  rey  de 
Elam,  y  Thadal  rey  de  las  gentes, 

2  Hicieron  guerra  contra  Bara  rey  de 
Sodoma,  y  contra  Bersa  rey  de  Gomor- 
rha,  y  .contra  Senaab  rey  de  Adama»  y 
contra  8emeber  rey  de  Seboim,  y  contra 
al  rey  de  fiala,  la  enal  e»  flegor. 

8  Todos  estos  se  ¿notaron  en  el  valle 
de  Siddim,  que  es  el  mar  de  sal 

4  Doce  anos  hablan  servido  á  Chodor- 
laomor,  y  á  loe  trece  años  se  levantaron. 

5  T  á  los  catorce  anos  vino,  Chodor- 
laomor,  y  los  reyes  que  estaban  con  él, 
y  hirieron  á  Raphaim  en  Astaroth-car- 
naim,  y  á  Zuzim  en  Ham  y  á  Emim  en 
Save-cariathaim. 

6  Y  á  los  Horeos  en  el  monte  de  Sdr, 
hasta  la  llanura  de  Pharan,  qne  está 
Junto  al  desierto. 

7  Y  volvieron,  y  vinieron  á  En-Mispat, 
que  es  Cades,  y  hirieron  todas  los  la- 
brancas  de  los  AmateeHaa,  y  también  al 
Amorrheo,  que  habitaba  en  Hasason- 
thamar. 

8  Y  salió  el  rey  de  Sodoma,  y  el  rey 
de  Gomerrha,  y  el  rey  de  Adama,  y  el 
rey  de  Seboim,  y  el  rey  de  Bala,  qne  es 
Segor,  y  ordenaron  contra  ellos  batalla 
en  el  valle  de  Siddkn : 

9  Esa  saber,  contra  Chodor4aomor  rey 
de  Elam,  y  Tbadal  rey  de  las  gentes,  y 
Amraphel  rey  de  Sennaar,  y  Arioch  rey 
de  Elasar,  cuatro  reyes  contra  cinco» 

10  Y  el  valle  de  Siddim  era  Ue*a  de 
posos  de  betún:  y  huyeron  el  rey  de 
Sodoma,  y  el  de  Gomorrha,  y  cayeron 
allí :  y  los  demás  huyeron  al. monte. 

11  Y  tomaron  toda  la  hacienda  de  Be- 
doma  y  de  Gomorrha,  y  todas  sus  vi- 
tuallas, y  faéronse. 

13  Tomaron  también  á  Lot,  htyo  del 
hermano  de  Abram,  y  á  su  hacienda,  y 
faéronse ;  porque  él  moraba  en  Sodoma. 

13  Y  vino  uno  que  escapa,  y  denunció- 
lo á  Abram  Hebreo,  que  habitaba  en  el 
alcornocal,  da  Mamre  Amorrheo,  her- 
mano de  Bscfaol,  y  hermano  do  Aner, 
los  cuales  cataban  coníedenados  con 
Abram. 

16 


14  Y*  oyó  Abram,  qne  su  hermano  era 
cautivo,  y  armó  sus  criados,  los  criados 
de  su  casa,  trescientos  y  diez  y  ocho,  y 
siguióles  hasta  Dan. 

15  Y  derramóse  sobre  ellos  de  noche 
él  y  sus  siervos,  y  hirióles,  y  siguióles 
hasta  Hobah,  que  está  á  la  mano  izquier- 
da de  Damasco. 

Id  Y  volvió  toda  la  hacienda,  y  también 
á  Lot  su  hermano,  y  su  hacienda  volvió 
á  traer,  y  también  las  mugares  y  el 
pueblo.     . 

17  Y  salió  el  rey  de  Sodoma  á  recibirte, 
volviendo  él  de  herir  á  Cftedor-laomory 
á  los  reyes  qne  estaban  con  él,  al  valle 
de  Savc,  ew  et  el  valle  del  rey. 

18  Y  Entonces  Mdchisedech,  rey  de 
Salem,  sacó  pan  y  vino,  él  cual  era  sa- 
cerdote del  Dioa  Altísima 

19  Y  bencUJole,  y  «UJo:'  Bendito  sea 
Abram  del  Dios  Altísimo,  poseedor  de 
los  cielos  y  de  la  tierra. 

20  Y  bendito  sea  el  Dios  Altísimo,  que 
entregó  tus  enemigos  en  tu  mano.  Y 
él  le  dio  los  diezmos  de  todo. 

21  Entonces  ei  Rey  de  Sodoma  dijo  á 
Abram:  Dame  las  personas,  y  toma  para 
ti  la  hacienda. 

22  Y  respondió  Abram  al  rey  de  So- 
doma:  Mi  mano  he  alzado  á  Jehova 
Dios  Altísimo,  poseedor  de  los  cielos  y 
de  la  tierra, 

28  Que  desde  un  hilo  hasta  la  correa 
de  tíii  zapato,  nada  tomaré  de  todo  lo 
que  es  tuyo,  porque  no  digas*:  Yo  enri- 
quecí á  Abram : 

24  Sacando  solamente  lo  qne  comieron 
los  mancebos,  y  la  parte  de  los  varones 
que  fueron  comulgo  Aner,  Esehol,  y 
Mamre:  los  cuales  temarán  su  parte 

CAPITULO  XV. 

Aparécete  Dio*  d  Abram  la  tercera  vez,  y  consolán- 
dole, fe  ratifica  hupi  ometat,  y  le  promete  heredero, 
y  creyendo  Abroen,  lafii  fe  e»  contada  por  Justicia. 
JL  Biesmcoujbmoxion  de  tu*  prometa*  hace  pacto 
y  ahanva  solemne  con  Abram,  y  le  revela  la  cauti- 
vidad en  Boypto  de  na  descendientes,  el  pueblo  de 
Israel,  y  tu  hoertad  d  cierto  tiempo» 

DESPUÉS  de  estas  cosas  ftié  palabra 
de  Jehova  á  Abram  en  visión,  di- 
ciendo :  No  temas  Abram :  Yo  soy  tu  es- 
cudo, tu  salario  copioso  en  gran  manera, 

2  Y  respondió  Abram :  Seflor  Jehova ; 
i  qué  me  has  de  dar,  qne  yo  ando  solo,  y 
el  mayordomo  de  mi  casa,  .el  Damasce- 
no,  Eliezer? 

8  Dfyo  mas  Abram :  He  aquí,  no  me 
has  dado  simiente,  y  he  aqui  que  el  hfyo 
de  mi  casa  me  hereda. 


GÉNESIS. 


4  T  luego  1»  palabra  de  Jehova  jW  á  él, 
diciendo :  No  te  heredará  este ;  mas  el 
que  saldrá  de  tus  entrañas,  aquel  te 
heredará. 

5  Y  sacóle  fuera,  y  dtyo :  Mira  ahora 
á  los  cielos,  y  cuenta  las  estrellas,  si  las 
puedes  contar:  y  dijole:  Asi  será  tu 
simiente. 

6  T  creyó  á  Jehova,  y  contáselo  por 
Justicia. 

7  ^  Y  dtfole :  Yo  doy  Jehova,  que  te 
saqué  de  Ur  de  los  Chaldeoa,  para  darte 
esta  tierra  que  la  heredes. 

8  Y  ¿Z  respondió :  Señor  Jehova,  ¿  en 
qué  conoceré  que  la  tengo  de  heredar  ? 

9  Y  respondióle :  Tómame  una  becer- 
ra de  tres  años,  y  una  cabra  de  tres 
años,  y  ten  carnero  .de  tres  años;  una 
tórtola  también,  y  un  palomina 

10  T  ü  tomó  todas  estas  cosas,  y  par- 
tíalas por  la  mitad,  y  puso  cada  mitad 
en  frente  de  su  companera:  mas  las 
aves  no  partió. 

U  T descendían  aves  sóbrelos  cuerpos 
muertos,  v  ojeábalas  Abran. 

12  Y  fue,  que  poniéndose  el  sol,  cayó 
sueño  sobre  Abram,  y  he  aquí,  un  temor, 
una  oscuridad  grande  qne  cayó  sobre  éL 

13  Entonces  dtyo  á  Abram :  De  cierto 
tepas,  que  tu  simiente  será  peregrina  en 
tierra  no  suya,  y  servirles  han,  y  serán 
afligidos  cuatrocientos  años ; 

14  Mas  también  á  la  gente  á  quien  ser 
Tiran,  juzgo  yo;  y  después  de  esto  sal- 
drán con  grande  riqueza, 

15  Y  tú  vendrás  á  tus  padres  en  pac,  y 
serás  sepultado  en  buena  vejes. 

16  T  en  la  cuarta  generación  volverán 
acá;  porque  aun  no  *td  cumplida  la 
maldad  del  Amorrheo  hasta  aquí. 

17  T  filé  que  puesto  el  sol,  hubo  una 
oscuridad:  y  ha  aquí  un  horno  de  hu- 
mo, y  una  antorcha  de  fuego  que  pasó 
éntrelas  mitades. 

18  Aquel  dia  hizo  Jehova  concierto 
con  Abram,  diciendo :  A  tu  simiente  daré 
esta  tierra  desde  el  rio  de  Egypto  hasta 
el  rio  grande,  el  rio  de  Euphrates : 

19  AÍCineo,  y  al  Cenezeo,  y  al  Cadmo- 
neo, 

20  Y  al  Hetheo,  y  al  Pherezeo,  y  á  los 
Bapheos, 

21  Al  Amorrheo,  también,  y  al  Chana- 
neo  y  al  Gergeseo,  y  al  Jebuseo. 

CAPITULO  XVL 

Sarai  da  m  rrtaém,  A^ar.dJbrmm  n  Marido,  para 
rector  de  eBa  generación.  II.  J+ar  viéndote  pre- 
ñada* amiema  d  tener  en  poco  d  en  —hora,  mas 

t 


^r^<^eaa9cmhe*meiadej^mmtj^m'm 
huye,  ni.  El  ángel  de  Jehova  le  aparece  en  el 
f»ierto,9lakaeevoleerdmeeilorat¥Udemmeta 
loque  ha  de  parir.   lV.Jiaeel 


"VT  SABAI,  muger  de  Abrasa,  no  le 
-*-    paria;  y  ella  tenia  una  sierva  Egyp- 
cla,  que- se  llamaba  Agar. 

2  Dtfo,  pues,  Sarai  á  Abram :.  He  aqui 
ahora,  Jehova  me  ha  vedado  de  parir : 
ruégote  que  entres  á  mi  sierra,  quirá 
tendré  Wjos  de  ella.  Y  obedeció  Abram 
al  dicho  de  Sarai. 

3  Y  tomó  Sarai,  la  muger  de  Abram,  á 
Agar  Egypcla  su  sierva,  al  cabo  de  diez 
años  que  habla  habitado  Abram  en  la 
tierra  de  Chanaan,  y  dióla  á  Abram  su 
marido  por  muger, 

4  U"  Y  él  entró  4  Agar,  la  cual  conci- 
bió :  y  viéndose  preñada,  menospreciaba 
á  su  señora  en  sus  ojos. 

5  Entonces  Sarai  dijo  á  Abram:  Mi 
afrenta  «t  sobre  ti :  yo  puse  mi  sierva  en 
tu  seno,  y  viendo  que  se  ha  empreñado, 
soy  menospreciada  en  sus  ojos :  juague 
Jehova  entre  mi  y  ti 

6  Y  respondió  Abram  á  Sarai:  He  ahí 
tu  sierva  en  tu  mano:  haz  con  ella  lo  que 
bueno  te  pareciere.  Entonces  Sarai  la 
afligió,  y  eüa  se  huvó  de  delante  de  ella. 

7  H  Y  hallóla  el  ángel  de  Jehova  junto 
á  una  fuente  de  agua  en  el  desierto: 
junto  á  la  fuente  que  tdd  en  el  camino 
del  Sur: 

8  Y  dijo/a:  Agar  sierva  de  Sarai :  ¿  Dón- 
de? ¿  De  dónde  vienes,  y  á  dónde  vas  ? 
Y  éOa  respondió:  Huigo  da  delante  de 
Sarai  mi  señora.    • 

0  Y  dijole  el  ángel  de  Jehova:  Vuél- 
vete "á  tu  señora,  y  humíllate  debajo  de 
su  mano. 

10  Y  dijole  mas  el  ángel  de  Jehova: 
Multiplicando  multiplicaré  tu  símico  tu, 
qne  no  será  contada  por  la  multitud. 

11  Y  dijole  mas  el  ángel  de  Jehova: 
He  aquí,  tú  «atrft  preñada,  y  parirás  un 
h^o :  y  llamarás  su  nombre  Ismael,  por- 
que oido  ha  Jehova  tai  aflicción. 

13  Y  él  será  hombre  floro:  su  mano 
contra  todos,  y  las  manos  de  todos  con- 
tra él,  y  delante  de  todos  sus  hermanos 
habitará. 

18  Entonces  eUm  llamó  el  nombre  de 
Jehova,  que  hablaba  con  ella  i  ÁUa  d  roiy 
Tú,  Dios,  de  vista:  Porque  dijo:  ¿No  he 
visto  también  aqui  las  espaldas  del  que 

navio* 

1*  Por  lo  cual  llamó  al  poco:  Pozo  del 
Viviente,  que  me  ve.  He  aqui,  «ski  entre 
Cades,  yBarad. 

17 


CrBNKSIS. 


15  t  T  parió  Agar  á  Abram  un  hflo ;  y 
llamó  Abram  el  nombre  de  su  h^o,  que 
lo  parió  Agar,  IsmaeL 

16  Y  Abram  era  do  edad  de  ochenta  y 
seis  anos,  cuando  parió  Agar  á  Ismael. 

CAPITULO  XVII. 

Aparécete  Dios  á  Abram  la  cuarta  rex,  y  remveva  con 
él  su  poeto,  y  en  señal  de  cierta  esperanza  fe  muda 
Hnambrt  de  Abram  en  Abraham,  y  mándale  que  se 
circmtcide  él  y  toda  su  familia  y  posteridad,  y  asi- 
mismo muda  el  nombre  de  $n  muger  dé  Sarai  en 
Sara.  II.  Abraham,  no  creyendo  que  en  tal  edad  le 
podría  nacer  un  hijo,  se  ríe  de  la  jrrometa;  mat 
Dios  conforta  sttft*,  y  le  confirma  en  ella.  Itl.  Pont 
Abraham  en  efecto  el  mandamiento  de  Dio*  de  la 
Circuncisión. 

Y  SIENDO  Abram  de  edad  do  noven- 
ta y  nueve  años,  Jehova  le  apareció, 
y  dfyole :  Yo  soy  el  Dios.  Todopoderoso : 
Anda  delante  de  mí,  y  sé  perfecto. 

2  Y  pondré  mi  concierto  entre  mi  y 
ti,  y  muftlpUearte'he  mucho  en  grdn 
manera. 

3  Entonces  Abram  cayó  sobre  su  ros- 
tro,  y  Dios  habló  con  él,  diciendo: 

4  Yo,  he  aquí  mi  concierto  contigo:  Se- 
rás por  padre  de  muchedumbre  de  gentes. 

5  Y  no  se  llamará  mas  tu  nombre 
Abram*  mas  será  tu  nombre  Abraham; 
porque  padre  de  muchedumbre  de  gen- 
tes te  he  puesto. 

6  Y  multiplicarte  he  mucho  en  gran 
manera,  y  ponerte  he  en  gentes ;  y  reyes 
saldrán  de  ti. 

7  Y  estableceré  mi  concierto  entre 
mí  y  ti,  y  entre  tu  simiente  después  de 
ti  por  ata  generaciones  por  allanta  per- 
petua, para  ser  á  ti  por  Dios,  y  á  tu5 
simiente  después  de  ti  '» 

8  Y  daré  á  ti,  y  á  tu  «Uniente  después 
do  tí,  la  tierra  de  tus  peregrinaciones, 
toda  la  tierra  de  Chanaan,  en  heredad 
perpetua :  y  serles  he  por  Dios. 

9  Y  dijo  mas  Dios  á  Abraham :  Tú  em- 
pero mi  concierto  guardarás,  tú  y  tu  si- 
miente después  de  tí  por  sus  genera- 
ciones. 

10  Este  será  mi-  concierto  que  guarda- 
réis entre  mi  y  vosotros,  y  tu  simiente 
después  de  ti :  Que  será  circuncidado  eir- 
tro  vosotros  todo  varón:        ♦ 

11  Circuncidaréis,  pues,  la  carne  ¿e 
vuestro  prepucio,  y  será  por  señal  del 
concierto  entre  mi  y  vosotros. 

13  Y  de  edad  de  ocho  días  será  circun- 
cidado en  vosotros  todo  varón  £or  vues- 
tras generaciones :  el  nacido  en  casa  y  el- 
comprado  á  dinero  de  cualquier  extran- 
gero,  que  no  fuere  de  tu  simiente. 

18  Circuncidando  será  circuncidado  el 
18 


nacido  en  tu  casa,  y  el  comprado  por  tu 
dinero;  y  estará  mi  concierto  en  vuestra 
carne  para  alianza  perpetua. 

14  Y  el  varón  incircunciso  que  no  hu- 
biere circuncidado  la  carne  de  su  pre- 
pucio, aquella  persona  será  cortada  de 
sus  pueblos :  mi  concierto  anuló. 

15  Dijo  también  Dios  á  Abraham:.  A 
Sara!  tu  muger  no  llamarás  su  nombre 
Sarai,  mas  Sara  será  su  nombre. 

16  Y  bendecirla  he,  y  también  té  daré 
de  ella  nn  hijo,  y  bendeciría  he,  y  será 
madre  de  naciones:  reyes  de  pueblos 
serán  de  ella, 

17  ?  Entonces  Abraham  cayó  Bobre  su 
rostro,  y  rióse,  y  dijo  en  su  corazón :  ¿A 
hombre  de  cien  años  ha  de  nacer  un 
hijo?  ¿  Y  Sara,  muger  de  noventa  años, 
ha  do  parir? 

18  Y  dflo  Abraham  á  Dios:  Ojalá  Is- 
mael vira  delante  de  tí. 

19  Y  respondió  Dios :  Ciertamente  Sara 
tu  mnger  te  parirá  un  hjjó,  y  llamarás 
bu  nombre  Isaac,*  y  confirmaré  mi  con- 
cierto con  él  por  concierto  á  bu  si- 
miente después  de  él. 

20  Y  por  Ismael  ianibicn  te  he  oído : 
He  aquí  yo  le  bendeciré,  y  le  haré  fruc- 
tificar, y  multiplicar  mucho  en  gran 
manera:  doce  príncipes  engendrara;  y 
ponerle  be  por  gran  gente.' 

21  Mas  mi  concierto  estableceré  con 
Isaac,  al  cual  te  parirá  Sara  en  este  tiem- 
po el  ano  siguiente. 

23  Y  acabó  de  hablar  con  él,  y  subió 
Dios  de  con  Abraham. 

23 1í  Entonces  tomó  Abraham  A  Ismael 
su  hijo,  y  á  todos  los  niervos  nacidos  en 
su  ca*a,  y  A  todos  los  comprados  f>or  su 
dinero,  todo' macho  en  los  varones  de  la 
casa  de  Abrahamr  y  circuncidó  la  carne 
do  su  prepucio  en  aquel  mismo  dia, 
como  Dios  lo  habla  hablado  con  él. 

24  Era  Abraham  de  edad  de  noventa  y 
nueve  afios,  cuando  '  circuncidó  él  la 
carne  de  su  prepucio. 

26  Y  Ismael  su  Irijo  de  trece  años, 
cuando  fué  circuncidada  la  carne  do  su 
prepucio. 

26  En  aquel  mismo  dia  fué  circunci- 
dado Abraham,  y  Ismael  su  hijo : 

27  Y  todos  los  varones  de  su  casa,  el 
siervo  nacido  en  casa,  y  el  comprado  por 
dinero  del  extranjero,  fueron  circunci- 
dados con  él. 

CAETTÜLO  XVITT. 

Aparécete  Dio»  d  Abraham  la  quinta  res  en  tres  va* 
roñes,  tos  cunto  él  detism  y  convida,  creyendo  ser 


OENB8I8. 


lIM*kmdóe<mtmd*,DkMU 

Id  orwMflpn  dW  Affo.  ^endeudo 
&m  *«  miiyer.  /2£  jtowtaife  jMm  Za  prometa 
del  Mema»  ¡fdetm  bendiciones,  y  revélale  m  cornejo 
aeercadeícattáema^SedomatdeOomorrña.  IV. 
Abrahamirteratd*09*f/nmde  porfía  por el  perdón 
de  loe  de  Sodoma  tfc 

Y  APARECIÓLE  Jehova  en  et  alcor- 
nocal de  Mam  re,  estando  61  sentado 
á  la  puerta  de  su  tiendo,  cuando  comen- 
zaba el  calor  del  día. 

2  Y  alzo  sna  ojos,  y  miró,  y  he  aqni 
tres  varones,  ano  estaban  junto  á  él :  y 
como  los  tío,  salló  corriendo  á  recibirlos 
desde  la  puerta  de  sn  tienda,  y  inclinóse 
á  tierra. 

3  T  dijo:  Señor,  Si  ahora  he  hallado 
grada  en  tns  ojos,  ruégote  que  no  pases 
de  tn  sierro. 

4  Tómese  ahora  un  poco  de  agua,  y 
lavad  vuestros  pies,  y  recostaos  debajo 
do  nn  árbol : 

5  T  tomaré  nn  bocado  de  pan,  y  eos- 
tentad  vuestro  corazón,  después  pasa- 
réis; porque  por  eso  habéis  pasado  cerca 
do  vuestro  siervo.  Y  «fe*  dieron :  Haz' 
asi  como  has  hablado. 

0  Entonces  Abraham  fué  á  priesa  á  la 
tienda  á  Sara,  y  dtyole:  Toma  presto 
tres  medidas  de  flor  de  harina,  amasa  y 
haz  panes  cocidos  debajo  do  la  ceniza. 

7  Y  corrió  Abraham  á  tas  vacas,  y  tomó 
un  becerro  tierno  y  bueno,  y  dióle  al 
mozo,  y  dióse  priesa  á  aderezarlo. 

8  Tomó  también  manteca  y  leche,  y  el 
becerro  que  habla  aderezado,  y  púsolo 
delante  do  ellos;  y  él  estaba  Junto  á 
ellos  debajo  del  árbol,  y  comieron. 

9  T  Y  dtyéronle:  ¿Dónde  está  Sara  tn 
muger?  Y  él  respondió:  Aqni  en  la 
tienda. 

10  Entonces  dtyo:  Volviendo  volveré 
á  tí  según  el  tiempo  de  la  vida,  y,  he 
aquí, tendrá  un  hijo  Sara-  tu  muger.  Y 
8ara  escuchaba  á  la  puerta  de  la  tienda : 
y  ella  estaba  detras  de  éL 

11  Y  Abraham  y  Sara  irán  viejos,  en- 
trados en  días:  ya  á  Sara  habla  cesado 
la  costumbre  de  las  mugeres. 

13  Y  rióse  Sara  entre  si,  diciendo: 
¿Después  que  he  envejecido,  tendré 
deleite  ?  Asi  mismo  mi  señor  en  ya 
viejo. 

1$  Entonces  Jehova  dijo  á  Abraham : 
¿Por  qué  se  ha  raido  Sara,  diciendo: 
De  cierto  tengo  de  parir,  que  soy  ya 
vieja?   ' 

14  ¿Esconderse  ha  de  Jehova  alguna 
cosa?    Al  tiempo  senalatlo  volveré  a  ti 


según  el  tiempo  de  la  vida,  y  fiará  ten- 
drá tm  lujo. 

15  Entonces  Sara  negó,  diciendo :  No 
me  reí,  porque  tuvo  miedo.  Y  él  dijo : 
No  etadj  porque  te  reiste. 

16  T  Y  los  varones  se  levantaron  de 
allí,  y  inoraron  hacia  Sodoma:  y  Abra- 
ham iba  con  ellos  acompañándolos. 

17  Y  Jehova  dtyo:  ¿Encubro  yo  do 
Abraham  lo  que  yo  hago : 

1S  Habiendo  de  ser  Abraham  en  gran 
gente  y  fuerte,  y  habiendo  de  ser  bendi- 
to» en  él  todas  las  naciones  de  la  tierra? 

10  Porque  yo  lo  be  conocido,  que  man- 
dará á  sus.  hijos  y  á  su  casa  después  de 
si,  que  guarden  el  camino  de  Jehova, 
haciendo  justicia  y  Julcto,  para  que  haga 
venir  Jehova  sobre  Abraham  lo  que  ha 
hablado  sobre  éL 

90  Entonces  Jehova  le  dQo :  El  clamor 
de  Sodoma  y  de  Gomorrha,  porque  se 
ha  engrandecido,  y  el  pecado  de  ellos, 
porque  se  ha  agravado  en  gran  manera. 

21  Descenderé  ahora,  y  veré,  si  según 
su  clamor  que  ha  venido  hasta  mí,  ha- 
yan hecho  consumación-:  y  si  no,  saber- 
lo be. 

33  Y  apartáronse  de  allí  los  varones, 
y  fueron  á  Sodoma:  mas  Abraham  es- 
tuvo aun  delante  de  Jehova. 

38  %  Y  acercóse  Abraham,  y  dtfo:  ¿Des- 
truirás también  al  justo  con  el  implo  ? 

34  Quizá  hay  cincuenta  justos  dentro 
de  la  ciudad :  ¿  destruirás  también,  y  no 
perdonarás  al  logar  por  cincuenta  justos 
que  estén  dentro  de  éL 

85  Nunca  tal  hagas,  que  hagas  morir  al 
justo  con  el  impío:  ¿y  quesea  el  Justo 
como  el  impío?  Nunca  tal  hagas,  £1 
Juez  de  toda  la  tierra,  ¿no  ha  de  hacer 
derecho? 

36  Entonces  respondió  Jehova:  Si  ha- 
llare en  8odoma  cincuenta  justos  dentro 
de  la  ciudad,  perdonaré  á  todo  este  lu- 
gar por  amor  de  ellos. 

37  Y  Abraham  replicó,  y  dijo:  He  aquí, 
ahora  que  he  comenzado  á  hablar  á  mi 
Señor,  aunque  soy  polvo  y  ceniza; 

38  Quizá  feltarán  de  cincuenta  justos, 
cinco:  ¿destruirás  por  aquellos  cinco, 
o^ /o^  toda  la  ciudad  *  Y  dijo:  No 
la  destruiré,  si  hallare  allí  cuarenta  y 
cinco. 

30  Y  anadió  mas  á  hablarle,  y  dtfoj 
¿Quizá se  hallarán  aUl cuarenta?  Y  res- 
pondió :  No  U  haré  por  cuarenta. 

80  Y  ó^jo:  No  se  enoje  ahora  mi  Señor, 

si  hablare:  ¿Quizá  se  hallarán  allí  trein- 

19 


GÉNESIS, 


te?  Y  respondió:  No  lo  haré  si  hallare 
alli  treinta. 

81  T  étyo:  He  aquí  ahora  que  be  co- 
menzado á  hablar  á  mi  Setter:  ¿Quizá 
se  hallarán  allí  veinte?  Respondió:  No 
destruiré  por  tétate. 

83  T  volvió  á  decir :  No  ae  enoje  ahora 
mi  Señor,  ai  hablare  adámente  una  vea : 
¿Qtüxá  ae  hallarán  alli  olea?  Respon- 
dió :  No  destruiré  por  diez. 

88  Y  ae  fué  Jehova  después  que  acabó 
de  hablar  á  Abraham:  y  Abraham  ae 
volvió  á  au  lugar. 

CAPITULO  XIX. 

Lo*  do»  dnaélee  entrado*  en  Sodoma,y  cimvidado*  de 

mbommwmbU,  u.nopmekendo  Lot  defenderlo*  contra 
la  violencia  intentada,  ello*  m  defienden,  hiriendo 
diodo  el  pueblo  con  ceguedad.  JT.  Derputt  tacando 
do  la  dudad  d  Lot  y  d  m  muoer  y.  kejet»  caoi  por 
JtonMfcjr  m*OJdné*4t  tugar  donde  m  «ata,  kacm 


venir  Juego  del  cielo,  que  eoneume  toda  la  región. 
TÍLLamuger  de  tot,no  guardando  el  mandamiento 
denowmm  m*r*m*lro*my>,**cmme«rmk1ae*emtutum 
de  mL  JV.  Encopado  Lot  en  la  montaAa eterno*- 
Hado  de  eut  hija»,  toe  cuates  concibieron  y  parieron 
de  él,  la  una  d  Manó  padre  de  loe  Moabita*,  y  ta 
otra  dAnwou padre  de  lo*  Ammmnkw* 

VINIERON,  pues,  loa  dea  ángeles  á 
Sodoma  á  la  tarde:  y  Lot  estaba 
sentado  á  la  puerta  de  Bodoma :  y  rién- 
dolo» Lot,  levantóse  á  recibirlos,  y  in- 
clinóse la  faz  á  tierra. 

8  Y  dtfoc  He  aquí  ahora,  mié  señoree, 
ruélgooa  que  véngate  t,  casa  de  vaestro 
siervo,  y  dormiréis»  y  tasraréfe  vuestros 
plea:  y  por  m  mañana  ee  levantaréis,  y 
irelsvneatro  camino.  Y  ellos  respondie- 
ron: No,  qne  en  la  plaza  dormiremos. 

8  Mas  él  porfió  con  efioa  moche,  y 
viniéronse  con  él,  y  entraron  en  su  cana, 
y  hiaotee  banquete,  y  coció  panes  sin 
levadura,  y  comieron. 

4  Y  antes  que  se  acostasen,  los  varones 
de  la  ciudad,  loa  varones  de  Sodoma, 
aerearon  la  casa  desde  el  mozo  hasta  el 
viejo,  todo  el  pueblo  de  cabo  á  cabo. 

6  Y  llamaron  á  Lot,  ydrjéronte :  ¿Dón- 
de mían  loa  varones  que  vinieren  á  ti 
asta  noche?  Sánanoslos,  para  que  loa 
conozcamos. 

i  Entonces  Lot  sanó  á  etloe  á  la  puer- 
ta, y  cerré  tea  puertas  trae  si ; 

7  Y  dfje:  Hermanos  míos,  ruégeos  que 
no  hágale  mal. 

8  He  aquí  ahora,  yo  tengo  dos  hyas,  que 
no  han  conocido  varón;  sacarlas  he  aho- 
ra á  vosotros,  y  haced  de  ellas  como 
bien  os  parecerá:  Bolamente  á  estos  va- 
rones no  hagáis  nada,  porque  por  eso 
vinieron  á  la  sombra  de  mi  tejado. 

20 


0  Y  elk»res]kinettenm:  Quito  allá.  Y 
drjeron  aun:  Vino  solo  para  habitar: 
¿y  juzgará  juzgando?  Ahora  te  hare- 
mos mas  mal  que  á  ellos.  Y  hadan 
gran  violencia  al  varón,  á  Lot :  y  llegá- 
ronse para  quebrar  las  puertas. 

19  Entonces  tos  varones  extendieron  su 
mano,  y  metieron  á  Lot  consigo  en  casa, 
y  cerraron  las  puertas. 

11  Y  á  los  varones,  que  miaban  á  la 
puerta  de  la  casa,  hirieron  con  cegue- 
dades, desde  el  pequeño  hasta  el  grande ; 
mea  éUee  ae  Migaban  por  hallar  la 
puerta 

12  T  Y  dijeron  los  varones  á  Lot :  ¿  Tie- 
nes aun  aquí  alguno?  Yernos,  y  tus 
lujos,  y  tus  htyaa,  y  todo  lo  que  tienes 
en  la  ciudad,  saca  de  este  lugar. 

13  Perqué  destruisnoa  este  lugar,  por- 
que el  clamor  de  ellos  se  ha  engrandeci- 
do delante  de  Jehora;  por  tanto  Jehova 
nos  ha  enviado  para  destruirlo. 

14  Entóneos  saHé  Lot,  y  habló  á  sus 
yernos,  los  <roe  hablan  de  tomar  ana 
lujas,  y  dtyoles :  Levantaos,  saUd  de  este 
lugar;  porque  ha  de  destruir  Jehova 
esta  ciudad :  mas  rué  teñid*  ©orno  burla- 
dor en  los  ojos  de  sus  yernos. 

15  Y  come  el  alba  subia,  loa  ángeles 
dieron  priesa  áLot,  diciendo  t  Levánta- 
te, toma  á  tu  muger,  y  tus  dos  hijas,  qne 
se  hallan  aquí,  porque  no  perezcas  en  el 
castigo  de  la  ciudad. 

16  Y  deteniéndose  él,  los  varones  asie- 
ron de  su  mano,  y  de  la  mano  de  su 
muger,  y  de  las  manes  de  sus  dos  lujas, 
en  la  misericordia  de  Jehova  que  era 
sobre  él :  y  sacáronle,  y  pusiéronle  faera 
de  la  ciudad. 

17  Y  fué,  que  sacándoles  fuera,  dtfo: 
Escápate:  sobre  tu  alma  no  mires  tras 
ti,  ni  pares  en  toda  esta  llanura,  en  el 
monte  escápate,  porque  no  perezcas. 

18  Y  Lot  les  dfyoi  No,  yo  oa  ruego, 
señores  mios : 

19  He  aqui  ahora,  ha  hallado  tu  sierro 
grada  en  tus  ojos,  y  has  engrandecido 
tu  misericordia,  que  has  hecho  conmigo, 
dándome  la  vida:  mas  yo  no  podré  es- 
caparme en  el  monte,  que  quizá  no  ee 
me  pegue  el  máh,  y  muera 

20  He  aqui  ahora,  esta  ciudad  mtá  cer- 
cana para  hnir  alia;  la  cual  m  pequeña, 
escaparme  he  ahora  alli ;  ¿no  ee  peque- 
ña, y  vivirá  mi  auna  ? 

21  Y  respondióle:  He  aqui, yo  he  reci- 
bido tus  ruegos  también  por  esto,  para  no 
destruir  la  dudad  de  que  has  hablado. 


QENE&18. 


38  Déte  priesa,  «cápate  «Ha;  porque 
no  podré  hacer  nada,  basta  que*hajas 
llegado  allá.  Por  esto  fué  llamado  ol 
nombre  de  la  ciudad  Segor. 

23  £1  sol  salla  sobra  la  tierra,  cuando 
Loi  llegó  á  Segor. 

24  Y  Jahova  llovió  sobre  Sodoma  y 
sobre  Gomorraa  azufre  y  feego  de  J¿- 
nova  desde  los  cielos: 

25  Y  trastornó  las  ciudades,  y  toda 
aquella  llanura  com  todos  los  moradores 
de  aquellas  ciudades,  y  el  firuto  de  la 
tierra. 

26  T  Entonces  sn  mnger  miró  atrás  de 
él,  y  fué  vuelta  estatua  de  sai. 

27  Y  levantóse  Abrabam  |M>r  la  maña- 
na al  lugar  donde  .habla  estado  delante 
de  Jehova; 

28  Y  miró  hacia  Sodoma  y  Gomorrha, 
y  bacía  toda  la  tierra  de  aquella  llanura 
miró;  y  he  aquí  que  el  humo  subía  de 
la  tierra,  como  el  humo  de  un  horno. 

29  Y  fué,  que  destruyendo  Dios  las 
ciudades  de  la  llanura,  Dios  se  acordó 
de  Abrabam,  y  envió  a  Lot  de  en  medio 
de  la  destrucción,  destruyendo  las  clu- 
dades  donde  Lot  estaba, 

SO  7  Empero  Lot  subió  de  Begor,  y 
asentó  en  el  monte,  y  sus  dos  lujas  con 
él;  porque  tuvo  miedo  de  quedar  en 
Segor,  y  asentó  en  um\  cueva  él  y  sus 
dos  hijas. 

31  Entonces  la  mayor  dijo  á  la  menor : 
Nuestro  padre  m  viejo,  y  no  fuedm  varón 
en  la  tierra  que  entre  á  nosotras  con- 
forme á  la  costumbre  de  toda  la  tierra: 

33  Ven,  demos  á  beber  vino  á  nuestro 
padre,  y  durmamos  con  él,  y  conserva- 
remos de  nuestro  padre  generación. 

33  Y  dieron  á  beber  vino  á  sn  padre 
aquella  noche:  y  entró  la  mayor,  y  dur- 
mió con au  padre;  y  él  nó  supo  cuando 
la  *§a  se  acostó,  ni  cuando  se  levantó. 

34  EL  día  siguiente  cüjó  la  mayor  á  la 
menor:  He  aquí,  j/o  dormí  la  noche  pasa- 
da con  mi  padre;  démosle  á  beber  vino 
también  esta  noche,  f  entra,  duerme 
con  él,  y  conservaremos  de  nuestro  pa- 
dre generación. 

33  Y  dieron  á  beber  vino  á  su  padre 
también  aquella  noche,  y  levantóse  la  me- 
nor, y  durmió  con  él ;  y  él  no  supo  cuan- 
do la  htfa  se  acostó,  ni  cuando  se  levantó. 

36  Y  concibieron  las  dos  lujas  de  Lot, 
de  su  padre. 

37  Y  parió  la  mayor  «a  lujo,  y  llamó 
su  nombre  Jioab:  el  cual  *t  padre  de 
los  Moabitas  hasta  hoy. 


33  La  menor  también  parió  un  lujo,  y 
llamó  su  nombre  Ben-ammi,  el  cual  n 
padre  de  los  Ammonitas  hasta  hoy. 
CAPITULO  XX. 

PtrteHnmndo  AInnam  en  iu  tierra  — mraKoi  re*  de 
la  tierra,  JkkémeUeeu  le  toma,  en  mm§tr  creyendo  ta- 
tú hermana;  mat  Dio»  le  cantiga,  y  mvita  de  tal 
manera,  qm  te  I*  vuelve,  y  Je  envía  cargado  do 


DE  allí  se  partió  Abranam  á  la  tierra 
del  mediodía,  y  asentó  entra  Cades 
y  Sur;  y  peregrinó  en  Gafar. 

2  Y  deeia  Abrabam  de  Sara  su  mnger: 
Mi  hermana  es.  Y  Abimelech,  rey  de 
Gerar,  envió,  y  tomó  á  Sara. 

3  Empero  Dios  vino  á  Abimelech  en 
sueños  de  noche,  y  dtyole:  He  aquí, 
muerto  eres  por  la  muger  que  tomaste, 
la  cual  es  casada  con  marido. 

4  Mas  Abimelech  no  habla  llegado  á 
ella,  y  dtye:  Señor:,  ¿mataras  también 
la  gente  justa? 

5  ¿El  no  me  dtfo:  Mi  hermana  es;  y 
ella  también  dijo :  MI  hermano  es  f  Con 
sencillez  de  mi  corazón,  y  con  limpieza 
de  mis  manos  he  hecho  esto. 

6-  Y  díjole  Dios  en  sueños :  Yo  también 
sé  que  con  entereza  de  tu  «oraron  has 
hecho  esto :  y  yo  también  te  detuve  de 
pecar  contra  mi,  por  tanto  no  te  per- 
mití qué*  tocases  en  ella» 

7  Ahora,  pues,  vuelve  la  muger  á  su 
marido,  porque  es  profeta;  y  orará,  por 
tí,  y  vive.  Y  si  tú  no  la  volvleres,  sepas 
que  muriendo  morirás  con  todo  lo  que 
fuere  tuyo. 

8  Entonces  Abimelech  se  levantó  de 
mañana,  y  llamó  á  todos  sus  siervos,  y 
<Uj o.  todas  estas  palabras  en  los  oídos  de 
ellos,  y  temieron  los  hombres  en  gran 
manera. 

0  Después  llamó  Abimelech  á  Abra- 
bam, y  dtfole :  ¿  Qué  nos  has  hecho  ?  ¿  y 
qué  pequé  yo  contra  ti,  que  has  metido 
sobre  mí,  y  sobre  mi  reino  tan  gran  pe- 
cado ?  Obras  que  no  son  de  hacer  has 
hecho  conmiga 

10  Y  djjo  mas  Abimelech  á  Abrabam: 
¿  Qué  viste,  para  que  hicieses  esto  ? 

11  Y  Abrabam  respondió:  Porque  d^e: 
Cierto  no  hay  temor  de  Dios  en  este 
lugar :  y  matarme  han  por  causa  de  mi 
muger. 

12  Y  también  cierto  mi  hermana  es, 
hija  de  mi  padre,  mas  no  luja  de  mi 
madre,  y  tómela  por  muger. 

13  Y  fué,  que  cuando  Dios  me  hizo 
salir  vagabundo  de  la  casa  de  mi  padre, 
uoledtie:  Esta  jsrdtninlssjrlcordla que 

81 


GÉNESIS. 


haráa  conmigo-,  que  en  todos  loe  lugares 
donde  viniéremos,  digas  de  mi,  Mi  her- 
mano 68, 

14  Entonces  Abimelech  tomó  ovejas  y 
vacas,  y  siervos  y  sierras,  y  dio  á  Abra- 
ham,  y  volvióle  é  Sara  en  muger : 

15  T  dijo  Abimelech :  He  aqaí,  mi 
tierra  está  delante  de  ti,  en  lo  que  bien 
te  pareciere,  habita. 

16  Y  á  Sara  dijo :  He  aquí,  he  dado  mil 
pesos  de  plata  á  tu  hermano ;  he  aquí,  él 
te  es  por  velo  de  ojos  á  todos  los  que 
estuvieron  contigo,  y  con  todos :  y  escar- 
mienta. 

17  Entonces  Abraham  oró  á  Dios,  y 
Dios  sanó  á  Abimelech  y  á  su  muger,  y 
á  sus  sierras,  y  parieron. 

18  Porque  cerrando  habla  cerrado  Jeho- 
va  toda  matriz  de  la  casa  de  Abimelech, 
á  causa  de  Sara  muger  de  Abraham. 

CAPITULO  XXI. 

Xdce  Jamao  conforme  d  la  promesa  de  Dio*.  II.  El 
hijo  de  ¡a  tierna  se  burla  de  ¿l, por  lo  cmal,par peti- 
ción, de  Sara  y  por  amonestación  de  Dios,  es  echado 
de  casa  con  su  madre.  777.  Perdida  Agar  por  el 
desierto,  y  mmiémdowék  dé  sed  el  hijo,  el  ángel  de 
Jehova  la  conforta,  la  provee  de  agua,  y  le  anuncia 
la  textura  que  Dios  tenia  aparejada  d  su  hijo.  IV. 
El  rey  Abimelech  hace  pacto  de  perpetua  amistad 
con  Abraham  viéndole  poderoso. 

Y  VISITÓ  Jehova  á  Sara,  como  habla 
dicho ;  y  hizo  Jehova  con'Sara  co- 
mo habla  hablado. 

2  Que  concibió,  y  parió  Sara  á  Abra- 
ham un  lujo  en  "su  vejez,  en  el  tiempo 
qne  Dios  cujo. 

3  Y  llamó  Abraham  el  nombre  de  su 
lujo,  que  le  nació,  que  le  parió  Sara, 
Isaac. 

4  Y  circuncidó  Abraham  á  su  htyo  Isaac 
de  ocho  dias,  como  Dios  le  mandó. 

5  Y  era  Abraham  de  cien  años,  cuando 
le  nació  Isaac  su  lujo. 

6  Entonces  dijo  Sara :  Risa  me  ha  he- 
cho Dios ;  y  cualquiera  que  lo  oyere,  se 
reirá  conmigo. 

7  Y  dijo:  ¿Quién  dijera  á  Abraham, 
qne  Sara  habla  de  dar  lecho  á  lujos  ?  que 
le  he  parido  un  lujo  á  su  vejez. 

*8  Y  creció  el  niño,  y  fué  destetado;  y 
hizo  Abraham  gran  banquete  el  dia  que 
fué  destetado  Isaac 

9  ^  Y  vio  Sara  al  hijo  de  Agar  la  Egyp- 
cla,  que  habla  parido  á  Abraham,  qne  se 
burlaba. 

10  Y  dijo  á  Abraham :  Echa  á  esta  sier- 
va  y  á  su  hjjo,  que  el  hijo  de  esta  sierra 
no  ha  de  heredar  con  mi  lujo,  con  Isaac. 

11  Este  dicho  pareció  grave  en  gran 
manera  á  Abraham  á  causa  de  bu  1ü¿. 

as 


12  Entonces  dtyo  Dios  á  Abraham :  No 
te  parezca  grave  á  causa  del  mozo  y  de 
tu  sierva:  en  todo  lo  que  te  dijere  Sara, 
oye  en  su  voz;  porque  en  Isaac  te  será 
llamada  generación. 

13  Y  también  al  lujo  de  la  tierra  pon- 
drá en  gente,  porque  «t  tu  simiente. 

14  Entonces  Abraham  se  levantó  muy 
de  mañana,  y  tomó  pan,  y  un  enero  de 
agua,  y  diólo  á  Agar  poniéndolo  sobre* 
su  hombro ;  y  áioie  al  muchacho,  y  en- 
vióla: y  eüa  fué,  y  perdióse  en  el  de- 
sierto de  Beer-seba. 

15  ^  Y  Altóle  el  agua  del  enero,  y  echó 
el  muchacho  debajo  de  un  árbol, 

16  Y  fuese,  y  sentóse  en  derecho,  ale- 
jándose cuanto  un  tiro  de  arco,  dicien- 
do: No  veré  cuando  el  muchacho  mori- 
rá; y  sentóse  en  derecho,  y  alzó  su  voz  y 
lloró, 

17  Y  oyó  Dios  la  voz  del  muchacho:  y 
el  ángel  de  Dios  dio  voces  á  Agar  desde 
los  cielos,  y  díjole:  ¿Qué  has  Agar?  no 
hayas  miedo;  porque  Dios  ha  oído  la 
voz  del  muchacho  en  donde  está. 

18  Levántate,  alza  el  muchacho,  y  tó- 
male de  tu  mano;  qne  eu- gran  gente  le 
tongo  de  poner. 

19  Entóneos  abrió  Dios  sus  ojos,  y  vio 
una  fnente  de  agua;  y  fué,  y  hinchió  el 
cuero  de  agua,  y  dio  de  beber  al  mu- 
chacho. 

30  Y  fué  Dios  con  el  muchacho;  y  cre- 
ció, y  habitó  en  el  desierto,  y  fué  tirador 
de  arco. 

21  Y  habitó  en  el  desierto  de  Phamn, 
y  su  madre  le  tomó  muger  de  la  tierra 
deEgypto. 

22  1  Y  toé  en  aquel  mismo  tiempo, 
qne  habló  Abimelech,  y  Phicbol  principe 
de  su  ejército  á  Abraham,  diciendo :  Dios 
es  contigo  en  todo  cuanto  haces. 

23  Ahora,  pnes,  júrame  aqfcí  por  Dios, 
que  no  faltarás  á  mí,  y  á  mi  lrijo,  y  á  mi 
nieto :  conforme  á  la  .misericordia  qne 
yo  hice  contigo,  harás  tú  conmigo,  y  con 
la  tierra  donde  fias  peregrinado. 

24  Y  respondió  Abraham:  Yo  juraré. 

25  Y  Abraham  reprendió  á  Abimelech 
á  causa  de  un  pozo  de  agua,  que  los  sier- 
vos de  Abimelech  le  hablan  tomado. 

26  Y  respondió  Abimelech :  Yo  no  sé 
quien  haya  hecho  esto :  ni  tampoco  tú 
me  lo  hiciste  saber,  ni  yo  lo  he  oído 
hasta  hoy. 

27  Y  tomó  Abraham  ovejas  y  vacas, 
y  dio  á  Abimelech,  y  hicieron  ambos 


GÉNESIS. 


28  Y  poso  Abraham  siete  corderas  de 
la  manada  á  parte. 

29  Y  dtfoAbimelechá  Abraham:  ¿Qué 
j^nifcea  estos  alele  corderas,  que  has 
puesto  á  parte  1 

80  Y  él  respondió:  Que  eataa eiete  cor- 
deraa  tomarás  da  mi  mano,  para  que  me 
aeaaa  testimonio,  qae  ya  cavé  eate  poao. 

81  Por  asta  Uemó  á  aquel  lngar  Bcer- 
aebe;.  por  que  allí  ¿usaron  ambos. 

83  Y  hicieron  alianza  en  Beer-ssba:  y 
levantóse- Abimeleeh,  y  Phichol  principe 
4e  en  ejército,  y  volviéronse  á  tierra  de 
loa  Fhüistbeoa. 

33  Y  plantó  nn  bosque  en  Qeer-seba,  y 
Invocó  allí  el  nombre  de  Jehova  Dios 
eterno. 

34  Y  moró  Abraham  en  tierra  de  loa 
Phüistheos  ranchos  dias. 

CAPITULO  xxn. 

f%cnéuDieelmfí  de  Abraham  mamdémdol^mue  le  ea- 
«rifa*  mhijo :  y  Abraham  le  obedece  $ú%  responder, 
ni  contradecir.   11.  Al  punto  que  Abraham  va  d 

i«fmr-T  tff-,  ühe  fa  *-* —  r  fe  deel tL- 

mejomhaberU  dado  tal  mamlomieuto  •  ti  alabando 
tu  obediencia,  le  renueva  y  ratíjtea  conjuramento  loe 
prometa»  de  la  multiplicación  de  $n  simtente,  y  de 
ÉntetMnna  Grieto 

Y  ACONTECIÓ  después  de  estas  co- 
sas, que  tentó  Dios  á  Abraham,  y 
dy  ole :  Abraham :  Y  él  respondió :  Heme 
aquí. 

2  Y  d¡)o:  Toma  ahora  á  tu  hijo,  tu 
único,  qua  amas,  Isaac,  y  vete  á  tierra 
4e  Morían;  y  ofrécele  allí  en  holocausto 
sobre  uno  de  los  montes  que  yo  te  dirá. 

3  Y  Abraham  madrugó  por  la  mañana, 
y  enalbardó  su  asno,  y  tomó  consigo  dos 
mozos  suyos,  y  ó  Isaac  su  mjo :  y  cortó 
leña  para  el  holocausto ;  y  levantóse,  y 
fué  al  lugar  que  Dios  le  cUjo. 

4  Al  tercero  dia  alzó  Abraham  sus  ojos, 
y  vio  el  lugar  de  lejos. 

5  Entonces  dijo  Abraham  á  sus  mozos : 
Esperaos  aqui  con  el  asno,  y  yo  y  el 
muchacho  iremos  hasta  altí,  y  adoraré- 
moa,  y  volveremos  a  vosotros. 

6  Y  tomó  Abraham  la  lefia  del  holo- 
causto, y  púsola,  sobra  Isaac  su  lujo:  y 
él  tomó  en  su-  mano  el  mego,  y  el  ou- 
chUlet,  y  ¿nerón  ambos  juntos. 

7  Entonces  Isaac  habló  á  Abraham  su 
padre,  y  dtyo:  Padre  mío:  Y  él  respon- 
dió: Heme  aquí,  mi  h^o.  Y  él  dijo: 
He  aquí  el  fuego  y  la  leña :  mas  ¿  dónde 
está  el  cordero  para  el  holocausto  ? 

8  Y  respondió  Abraham :  Dios  pro- 
veerá para  sí  cordero  para  el  holocausto, 
lujo  mió.    Y  iban  ambos  juntos. 

9  Y  como  llegaron allugar  que D|oa le 


dicho,  edificó  allí  Abraham  un 
altar,  y  compuso  la  leña;  y  ató  á  Isaac 
su  hijo,  y  púsole  sobre  el  altar  sobre  la 
lena. 

'  H>  Y  extendió  Abraham  su  mano,  y  to- 
mó el  'cuchillo,  para  degollar  á  su  luja 

11  T  Entonces  el  ángel  de  Jehova  le 
dio  voces  del  cielo,  y  cUjo:  Abraham, 
Abraham.    Y  él  respondió :  Heme  aqui. 

12  Y  mjo:  Nó  extiendas  tu  mano  so- 
bre el  muchacho,  ni  le  hagas  nada ;  que 
ahora  conozco  que  temes  á  Dios,  que  no 
me  rehusaste  á  tu  mjo,  tu  único. 

13  Entonces  alzó  Abraham  sus  ojos,  y 
miró,  y  he  aqui  un  carnero  á  sus  espal- 
das trabado  en  una  mata  por  sus  cuer- 
nos :  y  fué  Abraham,  y  tomó  el  carnero, 
y  ofreciólo  en  holocausto  en  lugar  de  su 
hijo. 

14  Y  llamó  Abraham  el  nombre  de 
aquel  lugar ;  Jehova  verá.  Por  tanto  se 
dice  hoy  del  monte :  Jehova  verá. 

15  Y  llamó  el  ángel  de  Jehova  á  Abra- 
ham la  segunda  vez  desde  el  cielo, 

16  Y  dijo:  Por  mí  mismo  he  jurado, 
dijo  Jehova,  que  por  cuanto  has  hecho 
esto,  que  no  rehusaste  á  tu  mjo,  á  tu 
único, 

17  Que  bendiciendo  te  bendeciré,  y 
multiplicando  multiplicaré  tu  simiente 
como  las  estrellas  del  cielo*  y  como  la 
arena  quo  está  á  la  ribera  de  la  mar;  y 
tu  simiente  poseerá  las  puertas  de'  sus 
enemigos: 

18  En  tu  simiente  serán  benditas  to- 
das las'  naciones  de  la  tierra,  por  cuanto 
obedeciste  á  mi  voz. 

19  Y  tornóse  Abraham  á  sus  mozos,  y 
levantáronse,  y  fuéronse  juntos  á  Beer- 
seba;  y  habitó  Abraham  en  Beer-seba. 

20  Y  aconteció  después  de  estas  cosas, 
que  filé  dada  nueva  á  Abraham,  dicien- 
do: He  aqui  que  también  Melena  ha 
parido  hijos  á  Nachor  tu  hermano; 

21  A  Hus  su  primogénito,  y  á  Buz  su 
hermano,  y  á  Camuel  padre  de  Arara, 

22  Y  á  Cased,  y  á  Asan,  y  á  Pheldas,  y 
á  Jedlaph,  y  á  BathueL 

23  Y  Bathuel  engendró  á  Rebecca.  Es- 
tos ocho  parió  Melcha  á  Nachor  her- 
mano de  Abraham. 

24  Y  su  concubina,  que  se  llamaba 
Reutnah,  parió  también  á  Tabee,  y  á 
Gaham,  y  á  Thahas,  y  á  Maacha. 

CAPITULO  xxm. 

Mmere  Sara,  y  para  eu  eepultura  Abraham  compra 
posesión  en  la  tierra  de  Chañármela  cual  no  quiere 
tuemrdadu,  dno  tendida  porjnete  precio. 
26 


GÉNESIS. 


Y  FUÉ  la  vida  de  San  ciento  y  Tetarte 
y  siete  años :  tantos  fueron  los  anos 
de  la  vida  de  Sara. 

í3  Y  murió  Sara  en  Cariath-arbe,  que  es 
Hebron  en  la  tierra  de  Chonaan :  y  vino 
Abraham  á  endechar  á  Sara,  y  á  Iterarla. 

3  T  levantóse  Abraham  de  delante  de 
su  muerto,  y  habló  á  los  lujos  de  Heth, 
diciendo :  # 

4  Peregrino  y  advenedlEO  soy  entre 
vosotros :  dadme  heredad  de  sepultura 
con  vosotros,  y  sepultaré  mi  muerto  de 
delante  de  mi. 

5  T  respondieron  los  lujos  de  Heth  á 
Abraham,  y  dtyéronle: 

<J  Óyenos  señor  mió,  principe  de  Dios 
eres  entre  nosotros;  en  lo  mejor  de 
nuestras  sepulturas  sepulta  tu  muerto; 
ninguno  de  nosotros  te  impedirá  su  se- 
pultura para  sepultar  tu  muerto. 

7  Y  Abraham  se  levantó,  y  inclinóse  al 
pueblo  de  la  tierra,  á  los  lujos  de  Heth. 

8  Y  habló  con  ellos,  diciendo :  Si  tenéis 
voluntad  que  yo  sepulte  mi  muerto  de 
delante  de  mí,  oídme,  y  intervenid  por 
mí  con  Epbron  htfo  de  Seor, 

9  Que  mo  dé  la  cueva  doble  que  tiene 
al  cabo  de  su  heredad :  por  precio  bas- 
tante me  la  dé  en  medio  de  vosotros  por 
heredad  de  sepultura. 

10  Este  Ephron  habitaba  entre  los  htyos 
de  Heth :  y  respondió  Ephron  IJetheo  á 
Abraham  en  oidos  de  ios  hijos  de  Heth, 
de  todos  los  que  entraban  por  la  puerta 
de  su  dudad,  diciendo : 

U  No,  señor  mío,  óyeme:  la  heredad 
te  doy,  y  la  cueva  que  está  en  ella  te  doy 
también:  delante  de  los  lujos  de  mi 
pueblo  te  la  doy ;  sepulta  tu  muerto. 

13  Y  Abraham  se  inclinó  delante  del 
pueblo  de  la  tierra. 

13  Y  respondió  á  Ephron  en  oidos  del 
pueblo  de  la  tierra,  diciendo:  Antes  si 
te  pUsct\  ruégote  que  me  oigas :  yo  doré 
el  precio  de  la  heredad,  tómalo  de  mí,  y 
sepultaré  allí  mi  muerto. 

14  Y  respondió  Ephron  á  Abraham,  di- 
cléndole : 

15  Sefior  mío,  escúchame :  La  tierra  es 
de  cuatrocientos  sidos  de  plata  entre  mí 
y  ti :  ¿  Qué  es  esto  ?  entierro  tu  muerta 

16  Entonces  Abraham  se  convino  con 
Ephron;  y  pesó  Abraham  á  Ephron  el 
dinero  que  dtfo  en  oídas  de  los  lujos  de 
Heth,  cuotrodentos  sidos  de  plata  cor- 
rientes por  los  mercaderes. 

17  Y  quedé  la  heredad  de  Ephron,  que 
estaba  en  Machpelah  enfrente  da  Manare, 


la  heredad  y  la  enera  que  estaba  en  ella, 
y  todos  loe  árboles  que  tetaban  en  la 
heredad,  y  en  todo  su  término  al  rededor, 

18  Por  de  Abraham  en  posesión  de- 
lante de  los  hijos  de  Heth,  y  de  todos 
los  que  entraban  por  la  puerta  de  la  du- 
dad. 

19  Y  después  de  esto  sepultó  Abraham 
á  Sara  su  mugar  en  la  coeva  de  la  here- 
dad de  Machpelah  enfrente  de  Maniré, 
que  es  Hebron  en  hv  tierra  de  Otaanaan. 

90  Y  quedó  la  heredad,^  la  cueva  que 
estaba  en  ella,  por  de  Abraham,  en  here- 
dad de  sepultura,  de  los  hijos  de  Heth. 

CAPITULO  xxrv. 

Jbrákam  envía  m  fierro  d  la  tierra  de  tm  natnraleta, 
para que  tome de aUdmnger para mhjjolmae.  IL 
ZJe^adoelmkrvodlaviaaeUmn^habiÉahaelUmmvo 
de  Abraham,  por  providencia  de  Dios  te  topa  om 
Jlebeccahyade  Bathuet^delHnaoe  de  Abraham.  Ú¡. 
Venido  acata  de  m  podre,  y  declarado  la  cama  do 
tn  venida,  íodoe  contitnton  en)  el  catatnitnto  do  Me— 
broca  con  Itaac,  yati  te  la  envión,  y  te  celebra  el 


Y  ABRAHAM  en»  ya  viejo,  y  venido 
en  días :  y  Jehova  habia  bcndeddo 
á  Abraham  en  todo. 

2  Y  dijo  Abraham  á  su  siervo  d  mas 
viejo  de  su  casa,  el  que  era  señor  en 
todo  lo  que  tenia:  Pon  ahora  tu  mano 
debajo  do  mi  muslo; 

8  Y  tomarte  he  juramento  por  Jehova, 
Dios  de  los  cielos,  y  Dios  de  la  tierra, 
que  no  tomes  muger  para  mi  hijo  de 
las  hijos  de  Chaman,  entre  los  cuales  ye 
habito: 

4  Mas  que  irás  á  mi  tierra  y  a  mi  pa- 
rentela, y  tomarás  de  aUd  muger  para  mi 
hijo  Isaac 

5  Y  el  siervo  le  respondió:  Qulaá  la 
mugerno  querrá  venir  en  pos  de  mi  á 
esta  tierra:  ¿volveré  pues  tu  lujo  á  la 
tierra  de  donde  saliste? 

6  Y  Abraham  le  dfyo:  Guárdate  que 
no  vuelvas  mi  hfyo  allá. 

7  Jehova  Dios  de  los  délos,  que  me 
tomó  de  la  casa  de  mi  podre,  y  de  la 
tierra  de  mi  naturalesn,  y  me  habló,  y 
me  juró,  didendo :  A  tu  simiente  daré 
esta  tierra;  él  enviará  su  ángel  ddante 
de  ti,  y  tomarás  de  allá  muger  para  mi 
lujo. 

8  Y  si  la  muger  no  quisiere  venir  en 
pos  de  ti,  serás  limpio  de  este  mi  jura- 
mento: solamente  que  no  vudvas  allá  á 
mi  hUo. 

0  Entonces  el  siervo  puso  su  mano  de- 
bajo del  muslo  de  Abraham  su  señor,  y 
juróle  sobre  este  negocia       |^* 

íat  Y  el  siervo  tomó  die»  camellos  de 


GÉNESIS. 


los  camoHos  de  su  señor,  y  fué,  üemméo 
en  mi  mano  de  le  mejor  que  su  tenor 
tenia;  y  levantóse,  y  filé  á  Aaram  Naba- 
rain,  á  la  ciudad  de  Naehor. 
11  T  bisó  arrodillar  los  camellos  fuero 
de-  la  ciudad  a  un  poso  de  agua,  á  la 
hora  de  la  tarde,  á  la  hora  que  salea  las 

13  Y  dtfo:  Jebera,  Dios  de  ni  señor 
Abtahasn,  has  encontrar  ahora  delante 
de  mí  hoy,  y  has  misericordia  eoa  mi 
señor  Abraham. 

13  He  aquí,  yo  estoy  Junto  4  la  fuente 
de  agua,  y  las  mjas  de  los  varones  de 
esta  ciudad  salen  por  agua. 

14  Sea  pues,  oiie.la  mosa  á  quien  yo 
dijere:  A  baja  ahora  tu  cántaro,  y  beberé; 
y  ella  respondiere:  Bebe;  y  también  á 
tus  camellos  dará  á  beber:  esta  ata  la 
que  aparejaste  á  tu  siervo  Isaac;  y  en 
esto  conoceré  que  habrás  hecho  misera 
cordla  con  mi  señor. 

15  Y  aconteció,  que  antes  que  él  acá- 
bese de  hablar,  he  aquí  Bebecca  que 
salía,  la  cual  habla  nacido  á  Balbucí, 
htfo  de  Melena,  muger  de  Naehor  her- 
maso  de  Abraham,  con  su  cántaro  sobre 
su  hombro* 

16  Y  la  mosa  era  muy  hermosa  de 
vista,  virgen,  que  Taren  no  la  habla  co- 
nocido :  la  cual  descendió  á  la  mente,  y 
hinchió  su  cántaro,  y  subía, 

17  Entonces  el  sierro  corrió  hacia  ella, 
y  d$o :  Ruégete  que  me  des  á  beber  un 
poco  de  agna  de  tu  cántaro. 

18  Y  ella  respondió :  BeAte^  señor  mió. 
Y  dióse  priesa  á  abajar  su  cántaro  sobro 
su  mano,  y  dióle  á  beber. 

10  Y  acabando  de  darle  á  beber,  dijo : 
También  para  tus  camellos  sacaré  agua, 
hasta  que  acaben  de  beber. 

20  Y  dióse  priesa,  y  vació  su  cántaro  en 
la  pila,  y  corrió  otra  yes  al  poso  para  sa- 
car agua,  y  sacó  para  todos  sus  camellos. 

21  Y  el  varón  estaba  mara^llado  de 
ella  callando,  para  saber  si  Jehova  habla 
prosperado  su  camino,  ó  na 

22  Y  fué,  que  como  los  camellos  aca- 
baron de  beber,  el  varón  sacó  un  pen- 
diente de  oro  de  metilo  sido  de  peso ;  y 
dos  ajorcas  para  sus  manos  de  dies  *ick* 
de  oro  de  peso, 

28  Y  dijo:  ¿Htfa  de  quién  eres?  Bué- 
gote  que  me  declares:  ¿Hay  lugar  en 
casa  de  tu  padre  donde  posemos  ? 

24  Y  ella  respondió:  Yo  soy  m>  de 
Bathuel,  htfo  de  Melcha,  al  cual  parió  á 
Naehor. 


25  Y  dtyde:  También  hay  en  nuestra 
casa  paja  y  mucho  formge,  y  también 
lugar  para  posar. 

26  Entonces  el  varón  se  inclinó,  y  ado- 
ró á  Jehova. 

27  Y  dtfo :  Bendito  xa  Jehova,  Dios  de 
mi  señor  Abraham,  que  no  quitó  su 
misericordia  y  su  verdad  de  mi  sefior, 
guiándome  Jehova  en  el  camino  á  casa 
de  los  hermanos  de  mi  señor* 

28  Y  la  moza  corrió ;  y  biso  saber  en 
casa  de  su  madre  estascosas. 

20  Y  Bebecca  tenia  un  hermano  que  se 
ñamaba  Laban,  él  cual  corrió  mera  al 
varón  á  la  fuente. 

80  Y  rae,  que  como  vio  el  pendiente  y 
las  ajorcas  en  las  manos  de  su  hermana, 
y  como  oyó  las  palabras  de  Bebecca  su 
hermana,  que  decía:  Asi  me  dijo  aquel 
varón;  vino  al  varón;  y,  he  aquí,  él  esta- 
ba Junto  á  los  camellos  á  la  fuente. 

81  Y  díjolo;  Ven,  bendito  de  Jehova; 
¿por  qué  estás  ibera?  Yo  he. limpiado 
la  casa  y  el  lugar  para  los  camellos. 

82  ?  Entonces  el  varón  vino  á  casu ;  y 
Laban  desató  los  camellos,  y  dio  puja  y 
formge  á  los  camellos,  y  agua  para  lavar 
los  pies  de  él  y  los  pies  de  los  varones 
que  venían  con  éL 

88  Y  pusieron  delante  de  él  de  comer; 
mas  él  dijo :  No  comeré  hasta  que  baya 
hablado  mis  palabras.  Y  él  le  cUJo:  Ha- 
bla. 

84  Entonces  él  djjo:  Yo  soy  siervo  de 
Abraham; 

85  Y  Jehova  ha  bendecido  mucho  á  mi 
sefior,  y  base  engrandecido;  y  le  ha 
dado  ovejas  y  vacas,  pista  y  oro,  siervos 
y  sierras,  camellos  y  sanos. 

86  Y  Sara,  muger  de  mi  sefior,  parió  un 
lujo  á  mi  sefior  después  de  su  vejez,  al 
cual  ha  dado  todo  cuanto  tiene* 

87  Y  mi  sefior  me  biso  Jurar,  diciendo : 
No  tomarás  muger  para  mi  hijo  de  las 
htyas  de  los  Chananeos,  en  cuya  tierra 
yo  habito : 

88  Mas  Irás  á  la  casa  de  mi  padre,  y  á 
mi  parentela,  y  tomarás  de  alié  muger 
para  mi  h|jo. 

89  Y  yo  dije  á  mi  sefior:  Quisa  no  quer- 
rá venir  en  pos  de  mi  la  muger. 

40  Entonces  él  me  respondió :  Jehova, 
en  cuya  presencia  yo  he  andado,  enviará 
su  ángel  contigo,  y  prosperará  tu  ca- 
mino, y  tomarás  muger  para  mi  htyo  de 
mi  linage  y  de  la  casa  de  mi  padre : 

41  Entonces  serás  limpio  de  mi  Jura* 
mentó,  cuando  hubieres  llegado  á  mi 


GÉNESIS. 


Unage :  y  timóte  la  dieren,  serás  limpio 
de  mi  juramento. 

42  Y  vine  boy  á  la  fuente,  y  dfye :  Je- 
hora, -Dios  de  mi  señor  Abraham,  si  tú 
prosperas  hoy  mi  camino  por  el  cual  yo 
ando; 

43  He  aquí,  yo  estoy  junto  á  eda  fuente 
de  agua;  sea  pues,  qu4  la  doncella  que 
saliere  por  agua,  á  la  cusí  ya  dfyere: 
Dame  ahora  de  beber  un  poco  de  agua 
de  tu  cántaro; 

44  Y  ella  me  respondiere:  Bebo  tú,  y 
también  para  tus  camellos  sacaré  agua : 
esta  sea  la  muger  que  aparejó  Jehova  al 
lujo  de  mi  señor. 

45  Y  antes  que  acabase  dé  hablar  en 
mi  coraron,  he  aquí  Rebecca  que  salla 
con  su  cántaro  sobre  su  hombro,  y  des- 
cendió á  la  fuente,  y  sacó  agua:  y  yo  la 
cuje:  Ruégete  que  me  des  ú  beber. 

46  Y  éOd  prestamente  abajó  su  cántaro 
de  enelma  de  si,  y  dijo :  Bebe,  y  tam- 
bién á  tus  camellos  daré  á  beber.  Y 
bebí,  y  dio  también  da  beber  á  mis  ca- 
mellos. 

47  Entonces  pregúntele,  y  dije:  ¿Cn- 
yah$aeres9  Y  ella  respondió :  Hjjade 
Bathuel,  hjjo  de  Nachor,  que  le  parló 
Melena.  Entonces  páselo  un  pendiente 
sobre  su  frente  y  ajorcas  sobre  sus  ma- 
nos. 

48  Y  inclíneme,  y  aderé  á  Jehova,  y 
bendije  á  Jehova,  Dtos  de  mi  seftor 
Abraham,  que  me  habla  guiado  por  ca- 
mino derecho  para  tomar  la  luja  del 
hermano  de  mi  seftor  para  su  hijo. 

49  Ahora  pues,  si  vosotros  hacéis  mi- 
sericordia y  verdad  con  mi  ««ñor,  decla- 
rádmelo :  y  si  no,  declarádmelo,  y  echa- 
ré, ó  á  diestra,  ó  á  siniestra* 

60  Entonces  Laban  y  Bathuel  respon- 
dieron, y  dijeron:  Do  Jehova  ha  sali- 
do esto,  no  podemos  hablarte  malo  ni 
bueno: 

51  He  ahí  Rebecca  delante  de  tí;  tóma- 
la, y  vete,  y  sea  muger  del  hijo  de  tu  se- 
ñor, como  lo  ha  dicho  Jehova. 

52  Y  fué,  que  como  el  siervo  de  Abra- 
ham  oyó  sus  palabras,  inclinóse  á  tierra 
á  Jehova. 

53  Y  sacó  el  siervo  vasos  de  plata,  y  va- 
sos de  oro,  y  vestidos,  y  dló  á  Rebecca: 
también  dló  cosas  preciosos  á  su  her- 
mano, y  á  su  madre. 

54  Y  comieron  y  bebieron  él  y  los  va- 
rones que  venían  con  él,  y  durmieron :  y 
levantándose  de  mañana,  dJJo :  Enviádme 
á  mi  señor. 

98 


55  Entonces  respondió  su  hermano  y 
su  madre:  Espero  la  moza  con  noso- 
tros á  lo  menos  diez  dias,  y  después  irá. 

56  Y  él  les  <u>:  -No  me  detengáis, 
pues  que  Jehova  ha  prosperado  mi  ca- 
mino: enviádme  que  me  vaya  á  mi 
señor. 

57  EUo*  respondieron  entonces :  Tierno» 
moa  á  lamosa  y  preguntémosle. 

58  Y  llamaron  á  Jsebtnca, y  abroóle: 
¿Irástóeun  este  varón ?  Y  ella  respon- 
dió: ¿i;  iré. 

59  Entonces  enviaron  á  Rebecca  su 
lienrtnna,  y  á  su  ama,,  y  al  siervo  de 
Abraham,  y  asna  varones. 

60  Y  bendijeron  á  Rebecev  y  djjéron- 
,  le :  .Nuestra  hermana  eres,  seas  en  mi- 
llares de  minares:  y  tu  generación  posea 
la  puerta  de  sus  enemigos.  . 

61  Levantóse  entonces  Rebecca  y  sus 
monas,  y  subieron  sobre  los  camellos,  y 
siguieron  al  varón :  y  el  siervo  tomó  á 
Rebecca,  y  fuese. 

68  Y  venia  Isaac  del  pozo  del  Viviente 
que  me  ve;  porque  él  habitaba  en  la 
tierra  del  mediodía : 

68  Y  habla  salido  Isaac  A  orar  al  campo 
á  la  hora  de  la  tarde;  y  alzando  sus  ojos, 
miró ;  y,  he  aquí,  los  camellos  que  venían. 

-64  Rebecca  también  alzó  sus  ojos,  y 
vio  á  Isaac,  y  descendió  del  camella 

65  Porque  habla  preguntado  al  siervo: 
¿Quién  «t  este  varón  que  viene  por  el 
campo  háeia  nosotros?  Y  el  siervo  habla 
respondido:  Este  et  mi  señor.  ¿Se  en- 
tonces tomó  el  velo,  y  cubrióse.      , 

66  Entonces  el  siervo  contó,  á  Isaac 
todo  lo  que  habla  hecho. 

67  Y  metióla  Isaac  á  la  tienda  de  au 
madre  Basa,  y  tomó  á  Rebeeca  por  mu- 
ger; y  la  amó:  y  consolóse  Isaac  des- 
pués de  ¡a  tnuerU  de  su  madre. 

CAPITULO  XXV. 

Abraham  toma*  otra  muger,  de  ¡a  «mal  recibe  también 
generación.  II.  Jíuere  Abraham,  y  e»  $epmJtado 
con  Sara  %%  muger  en  la  tepultura  que  compró  en  7a 
Éimnm  dm  Ckamaan.  I7T.  ReeUaee  tm  mumtiom  dé 
bmael,  y  m  muerte,  IV.  La  eomempcúm  r " ■  i' *■*■" 
lo  de  Jacob  y  de  Etau  hijo»  de  baae  y  de  Rebecca 
/laura  y  padre»  de  do»  pueblo»  diferente»  y  enemigo». 
Y.  Kmm  vmdt  d  Jacob  tm  primogmttw  a. 

Y  ABRAHAM  tomó  otra  muger,  cu- 
yo nombre /W  Cethura: 
2  La  cual  le  parió  á  Zamram,  y  á  Jee- 
san,  y  á  Madan,  y  á  Madian,  y  á  Jeeboc, 
y  á  8uc 

8  Y  Jecsan engendró á Baba, y áDadan; 
y  hijos  de  Dadan  fueron  Assurlm,  y  La- 
tussün,  y  Laomim.  GqOqI 
4  Y  hijos  de  Madian ;  Bpha,  y  Epher,  y 


GÉNESIS. 


Henoeh,  y  Abida,  y  Eklan.    Todos  estos 
fueron  lujos  de  Cefhara. 
5.  Y  Abraham  dtó  todo  lo  que  tenia  á 


6  Y  á  los  bjjos  de  sos  concubinas  dio 
Abraham  dones :  y  envióles  de  jauto  á 
Isaac  su  lujo,  mientras  él  virio,  al  orien- 
te^ á  m  Uejfe  eslental. 

7  T  Este»  empero  fmnm  los  días  dé  la 
vida  de  Abraham  que  vivió  ciento  y  se- 
tenta y  cinco  anos. 

8  Y  espiró  y  murió  Abraham  en  buena 
vejes,  viejo,  y  harto  de  dáot,  y  fué  agregado 
á  sos  pueblos. 

9  Y  sepultáronle  Isaac  y  Ismael  sus 
lujos  en  la  enera  doble,  en  la  heredad 
de  Ephron  h$o  de  8eor  Hetneo,  que  es- 
tasa  en  frente  de  Matare: 

10  La  heredad  que  compró  Abraham  de 
los  hijos  de  Heih;  alli  está  sepultado  y 
Sara  su  mnger. 

11  Y  fué,  que  después  de  muerto  Abra- 
ham, bendijo  Dios  á  Isaac  su  htyo:  y 
habitó  Isaac  jnnto  al  poso  del  Viviente 
que  me  ve. 

13  ^  Y  estas  mm  las  generaciones  de 
Ismael  hijo  de  Abraham,  que  parió 
Agar  Egypcia,  sierra  de  Sara,  á  Abrá- 


is Estos  pues  so»  los  nombres  de  los 
hijos  de  Ismael  por  sus -nombres,  por 
ene  Bangos.  £1  primogénito  de  Ismael, 
Nabajeth;  y  Oedar,y  Adbeel,  y  Mabsam, 

14- Y  Maama,  y  Duma,  y  Mama, 

16  Htáer,  y  Thema,  y  Jethur,  y  Napbia, 
jCedma: 

10  fistos  son  los  hfyosdelsmael;  y  estos 
mn  sus  nombres  por  sus  villas  y  por  sus 
palacios ;  doce  principes  por  sus  (artillas. 

17  Y  estos  fueron  los  anos  de  la  vida 
de  Ismael,  ciento  y  treinta  y  sÍete*&fios : 
y  espiró  y  murió  Ismael,  y  fué  agregado 
á  sus  pueblos. 

18  Y  habitaron  desde  Hevila  hasta  el 
8ur,  que  esté  en  frente  de  Egypto  vini- 
endo á  Assur :  delante  de  todos  sus  her- 
manos cayó. 

19  Y  estas  fueron  las  generaciones  de 
Isaac,  htyo  de  Abraham:  Abraham  en- 
gendró á  Isaac : 

20  Y  era  Isaac  de  cuarenta  anos  cuando 
tomó  á  Rebecca,  hija  de  Bathuel  Arameo 
de  Padan-Aram,  hermana  de  Laban  Ara- 
meo,  por  su  mnger. 

21  í  Y  oró  Isaac  á  Jehova  por  su  mn- 
ger que  era  estéril;  y  aceptólo  Jehova,  y 
concibió  Rebecca  su  mnger. 

23  Yloshtyos  se  combatían  dentro  de 


eila*  y  dfr:ttsMAoMs  *irr,  ¿pus  qué 
vwo  yo  f  Y  fué  á  consultar  á  Jehova 
28  Y  respondióle  Jehova:  Dos  naciones 
Aay  en  tu  vientre,  y  dos  pueblos  serán 
divididos  de  tus  entrañas;  mss  el  un 
pueblo  terd  mss  inerte  que  d  oír»  pue- 
blo, y  el  mayor -servirá  al  menor. 

24  Y  cerno  se  enmpllston  sus  días  para 
parir,  he  aqni  mrlHses  en  su  vientre. 

25  Y  saUÓ  el  primero  bermejo,  y  lodo 
él  velludo  como  una  ropa;  y  llamaren 
su  nombre  Esau. 

96  Y-  después  salió  su  hermano,  tra- 
bado su  mano  al  calcañar  de  Essa:  y 
fué  llamado  su  nombre  Jacob.  Y  era 
Isaac  de  edad  de  sesenta  anos  cuando 
Jfeesflsa  ros  parió. 

27  Y  crecieron  los  niños;  y  Esa*  fué 
varón  sabio  en  la  casa,  hombre  del  cam- 
po: Jacob  empero  era  varón  sincero, 
que  estaba  en  las  tiendas. 

28  Y  amó  Isaac  á  Bssu,  porque  eamia 
de  su  casa.  Mas  Rebecca  amaba  á  Ja- 
cob. 

20  \  Y  guisó  Jacob  un  guisado:  y  vol- 
viendo Esau  del  campo  cansado, 

80  Dtyo  Esau  á  Jacob:  Ruégote  que  me 
des  á  comer  de  eso  bermejo,eso  bermejo, 
que  estoy  cansado.  Por  tanto 'fué  lla- 
mado* su  nombre,  Bdom. 

81  Y  Jacob  respondió :  Véndeme  bey 
en  este  día  tu  primogenitora. 

82  Entonces  dijo  Esau :  He  aquí,  yo  me 
voy  á  morir,  ¿para  qué  pues  me  servirá 
la  primogenitura? 

88  Y  dfyo  Jacob:  Júrame  hoy  en  esto 
di*  Y  él  le  juró,  y  vendió  su  primo- 
genitaraá  Jacob. 

84  Entonces  Jacob  dló  á  Ssau  del  pan, 
y  del  guisado  de  las  lantejas;  y  él  co- 
mió, y  bebió,  y  levantóse,  y  fuese.  Y 
asi  menospreció  Esau  la  primogenHura. 

CAPITULO  XXVI. 

Peregrina  Isaac  en  Oerar  d  causa  de  la  hambre,  y 
renueva  Dios  con  ét  la  alianza  y  la  prometa  de 

■  Cristo  hecha  rf  sW  pelare.  II  Con  miedo  ove  no  le 
maten  por  la  hermosura  de  tn  mnger  dio»  ame  es  su 
hermana:  mas  Dios  le  defiende.  III.  Bendícele 
Dios  en  la  labot  de  la  tierra,  mas  el  rey  de  la  tierra 
leeekadesL  IV. '  En  t4  tugar  donde  viene  cara 
posos  para  sus  ganados,  mas  ¡o»  postores  de  la 
tierra,  le  defienden  el  agua,  y  el  cede  d  la  cuestión. 
V.  Por  esta  causa  muda  lugar  d  IJeer-eeba  tercera 
vea,  donde  recibe  nueva  visión  de  Dios,  y  la  segunda 
renovación  de  la  promesa.  VI.  El  rey  de  Oerar, 
viendo  que  Dios  era  con  el,  viene  alU  d  requerirle 
de  su  amistad.  VIL  Esau  toma  dos  mugeres  de  los 
Hetheoe  contra  la  voluntad  de  sus  padree, 

Y  HUBO  hambre  en  la  tierra  ademan 
de  la  primera  hambre,  que  rae  en 
los  óJas  de  Abraham:  y  fuese  Isaac  á 
«7 


GÉNESIS. 


Abimelech,  rey  de  los  Philistheosv  en 
Gerar. 

2  Y  apareeiósele  Jehova,  y  dtyole :  No 
desciendas  á  Egypto :  habita  en  Ja  tier- 
ra que  yo.  te  diré. 

£  Habita  en  esta  tierra,  y  yo  seré  con- 
tigo ;  y  te  bendeciré ;  porque  á  tí,  y  á  tu 
simiente,  daré  tedas  «atas  tierras;  y  con- 
firmaré el  juramento  que  juré  a  Abre- 
lbam  tu  padre. 

4  Y  yo  multiplicaré  tu  simiente  como 
las  estrellas  del  cielo;  y  daré  á  tu  si- 
miente todas  estas  tierras :  y  todas  las 
gentes  de  la  tierra  serán  benditas  en  tu 
simiente; 

6  Por  cuanto  oyó  Abraham  mi  vos,  y 
guardó  mi  observancia,  mis  mancami- 
entos, mis  estatutos,  y  mis  leyes. 

6  Asi  habitó  Isaac  en  Qerar. 

7  %  Y  ios  hombres  de  aquel  lugar  pre- 
guntaron de  su  muger ;  y  él  respondió : 
Es  mi  hermana:  Porque  tuvo  miedo  de 
decir;  Es  ai  muger :  Quizá,  d¿fe>  él,  los 
varones  de  aquel  lugar  me  matarán  por 
causa  de  Bebecca;  porque  era  hermosa 
de  vista» 

5  Y  rué,  que  como  él  estovo  allí  mu- 
chos días,  Abimelech,  rey  de  los  Philis- 
theos,  mirando  por  una  ventana,  vio  á 
Isaac  que  jugaba  con  Bebecca  su  muger : 

0  Y  llamó  Abimelech  á  Isaao*  y  cUjo : 
Ue  aquí,  ciertamente  ella  es  ta  muger: 
¿  cómo  pues  dijiste :  Es  mi  hermana  ?  Y 
Isaac  le  respondió:  Porque  dtye:  Quizá 
moriré  por  causa  de  ella. 

10  Y  Abimelech  dtfo:  4  Por  qué  nos 
has  hecho  esto  ?  Por  poco  hubiera  dor- 
mido alguno  del  pueblo  con  tu  muger, 
y  hubieras  traído  sobre  nosotros  el  pe- 
cado. 

11  Entonces  Abimelech  mandó  á  todo 
el  pueblo,  diciendo:  El  que  tocaré  á 
este  hombre,  ó  á  su  muger,  muriendo 
morirá. 

12  t  Y  sembró  Isaac  en  aquella  tierra, 
y  halló  aquel  año  den  módica ;  y  hen- 
dióle Jehova. 

18  Y  el  varón  se  engrandeció,  y  rae 
yendo  y  engrandeciéndose,  hasta  ha- 
cerse muy  grande. 

14  Y  tuvo  hato  de  ovejos,  y  hato  de  va- 
cas, y  grande  apero;  y  los  Phillstheos  le 
tuvieron  envidia. 

15  Y  todos  los  pozos  que  hablan  abier- 
to los  siervos  de  Abraham  su  padre  en 
sus  dias,  los  Pbllistheos  los  hablan  cena- 
do, y  henchido  de  tierra. 

10  Y dfy> Abimelech á  Isaac;  Apártate 
38 


de  nosotros;  porque  mucho  mas  Inerte 
que  nosotros  te  has  hecho, 

17  %  Y  Isaac  se  rué  de  allí;  y  asentó 
sus  tiendas  en  el  valle  de  Gerar,  y  habitó 
allí. 

18  Y  volvió  Isaac,  y  abrió  los  posos  de 
agua,  que  hablan  abierto  en  los  dias  de 
Abraham  su  padre,  y  que  los'  PliiltathaoB 
hablan  cerrado  muerto  Absaham;  y  lla- 
mólos de  loa  nombres  que  su  padre  los 
habia  llamado. 

19  Y  los  siervos  de  Isaac  cavaron  en  el 
valle,  y  hallaron  allí  un  pozo  de  aguas 
vivas. 

SO  Y  los  pastores  de  Oerar  rinleron 
con-lot  pastores  de  Isaac,  diciendo :  El 
agua  es  nuestra.  Por  eso  llamó  el  nom- 
bre del  pozo  Esek,  porque  habian  alter- 
cado con  é*L 

21  Y  abrieron  otro  pozo;  y  ritieron 
también  sobre  él:  y  llamó  su  nombre, 
fiitnáh. 

23  í  Y  pasóse  de  allí,  y  abrió  otro  po- 
so, y  no  rinleron  sobre  él :  y  Samó  su 
nombre  Behoboth,  y  dijo :  Porque  aho- 
ra nos  ha  hecho  ensanchar  Jehova,  y 
rructiflcarémoB  en  la  tierra, 

28  Y  de  aili  subió  á  Beer-seba. 

24  Y  apareciósele  Jehova  aquella  no- 
che, y  dijo:  Yo  soy  el  Dios  de  Abraham 
tu  padre:  no  temas,  que  ye  aoy  con- 
tigo; y  yo  te  bendeciré,  y  multiplicaré 
tu  simiento  por*  cansa  de  Abraham  mi 
siervo. 

25  Y  edificó  allí  altar,  y  invocó  el  nom- 
bre de  Jehova,  y  tendió  allí  su  tienda; 
y  abrieron  allí  los  siervos  de  Isaac  un 
pozo. 

20  %  Y  Abimelech  vino  á  él  desde  Ge- 
rur,  y  Ochozath  amigo  suyo,  y  Pfcichol 
capitán  de  su  ejército. 

27 .Y  díjoles  Isaac:  ¿Por  qué  veáis  A 
mi,  pues  que  me  buhéis  aborrecido,  y 
me  enviasteis»  que  no  estuviese  con 
vosotros? 

28  Y  ellos- respondieron :  Hemos  visto 
que  Jehova  es  contigo ;  y  dijimos :  Haya 
ahora  juramento  entre  nosotros ;  entro 
nosotros  y  ti ;  y  haremos  alianza  con- 
tigo; 

29  Que  no  nos  hagas  mal,  como  no»o- 
¿ras  no  te  hemos  tocado,  y  como  sola- 
mente te  hemos  hecho  bien,  y  te  envia- 
mos en  paz:  tú  ahora,  bendito  de  Je- 
hova. 

30  Entonces  él  les  hizo  banquete,  y 
comieron,  y  bebieron, 

81  Y  madrugaroA  por  la  mañana,  y 


GENB8I8. 


juresondunoatotr^yh^ectosenvióv 
y  partiéronse  do  él  «a  pea. 

32  Y  fué  qm  en  aquel  dio  f  farfcron  lo» 
alervoe  de  btM,  y  diéroule  nueves  de 
los  negocios  del  poso  que  habian  abier- 
to, y  d^éronle:  Agüe  henee  belledo. 

99  T  llamóle  Sibafa;  por  ceta  cantee! 
nombre  de  aquella  ciudad,  «t  Beer*seba 
hmta  estedie. 

M  t  Y  eomo  Im  Jué  de  cuarenta 
anos,  tomé  por  muger  á  Judlth,  luje  de 
Beeii  Bettfcee,  y  á  Boiemet  mje  de  Elott 
Hettheo. 

85  Y  fheron  amargura  de  espirito  á 
Ieeecv  y  á  Bebecee. 

*   CAPITULO  XXV11. 

ttOOO  MMMV  WMM  ti  OTO  OT  MI  MfeTH^  IfMn 

9a  4  £ms;  Mt  Jacob  eigmendo  el  cotudo  ot  m 
madre  le  tiyfa,  y  recibe  de  él  ¡a  bendición,  per- 
diámdoia  Bean.  JL  tX  padre  ot  fin,  á  m$  gemido» 
r  ISjrw,  *  ém  bendición  terrena.  ÜI.  Aowamete  el 
odio  é  Beam  contra  m  hermano  d  canta  de  la  ben- 
dición, y  amenázale  de  matarte,  mae  la  madre  con 

tfut  COMt^JO  9t  C908poV 

Y  FUÉ,  qm  como  Isaac  envejeció,  y 
ana  ojee  a^e  oscurecieron  de  vista, 
llamé  á  Bean  en  mjo  el  mayor,  y  dfyole: 
Mi  hijo:  y  él  respondió:  Heme  aquí. 

2  Y  él  dtf  o :  He  aquí,  ya  aoy  viejo :  no 
sé  el  diado  mi  muettet 

3  Toma-pues  ahora  tue  armes»  tu  atyat 
bs>  y  tn  asco;  y.aal  al  campo;  y  toma 
peca-mieasa. 

*  Y  hazme  gateados,  eomo  yo  eme,  y 
traeme,  y  comeré,  para  que  te  bendiga 
mi  alma  antes  que  muera* 

f  Y  Bebeco*  oyó,  enana»  hablaba  Iaaac 
á  Eaaa  en  mjoc  y  fuese  Besa  al  campo 
piara  tomar  la  caca  qne  habla  de  traer. 

0  Entónese  Bebecee  habló  á  Jacob  sn 
hijo,  diciendo;  He  aen^ya  he  ofée  6 tn 
padre  qne  hablaba  con  Esau  tn.  herma- 
no, diciendo : 

7  Tímeme-  casa;  y  héeme  guisados, 
para  qne  coma,  y  te  bendiga  delante  de 
Jehova,  antes  qne  muera. 

8  Ahora  pues,  mi  mjo,  obedece  á  mi 
moa  en  lo  qne  te  mando. 

9  Vé  ahora  al  ganado;  y  tómame  de 
allá  dos  cabritos  de  les  cabras  buenos, 
y  yo  haré  de  ellos  guisados  para  tn 
padre,  como  él  ama. 

10  Y  tú  los  llevarás  á  tn  padre,  y  co- 
merá, para  que  te  bendiga  antes  de  sm 
muerte. 

11  Y  Jacob  <Hjo  á  Rebecca  bu  madre : 
He  aquí,  Bean  mi  hermano  es  hombre 
belloeo,  y  yo  hombre  sin  pelos: 

13  Quiza  me  tentará  mi  padre,  y  tener* 


me  ha  por  burlador;  y  traeré  sebee  mi 
maldición  y  no  bendición. 

ttYsumodieMiesneadió:  H*omie, 
sobre  mi  me  tn  maldieien:  solamente 
obedece  á  mi  vea,  y  vé,  y  tómamete. 

H  Botóneos  él  fne\ytesaé,  y  trujo  á 
sn  madre:  y  su  madre  Uso  gulssdos, 
rtrisnr  tu  padre  fas  amaba. 

15  Y  tomó  Bebeesa  lee  vertidos  de 
Bean,  au  mjo  mef  or,  los  preetosce,  qne 
ella  tenia  en  orna,  y  vistió  á  Jacob  en 
mjo  menor. 

10  Y  bisóle  vestir  sobre  tas  manos,  y 
sobre  la  cervis  donde  na  tensa  pelee,  las 
pieles  de  los  cabritos  de  lee  cabías; 

17  Y  dio  les  gaJsadoa  y  pan,  que  ba- 
bma4eresado>  en  la  mano  de  Jacob  au 
mjo. 

18  Y  él  vino  á  en  padre,  y  dijo:  Pedro 
mió.  Y  él  respondió:  Heme  aqui,  4  quién 
eres,  mjo  mió? 

19  Y  Jacob  «ojo  áou  padre:  Yo  soy  Bean 
tn  primogénito}  so  he  hecho  como  me 
dfytete:  levántate  ahora,  y  siéntete,  y 
come  de  mi  casa,  para  que  me  bendiga 
tu  alma» 

20  Bntonees  Isaac éjjoá en  luje:  ¿Qué 
et  esto, one  tan  presto  hallaste,  Mjo  mió? 
Y  él  respondió  1  Porque  Jehevn  tn  Dios 
hieo-qneae  encontrase  delente  de  mi. 

81 Y  Isaac  «njoájeeeb:  Llégate  ahora, 
y  palparte  he,  lujo  mío,  si  eres  mi  mjo 
Esau,  ó  no. 

89  Y  Uegóse  Jacob  á  su  podre  lesee, 
y  él  le  palpó,  y  dflo:  La  vos,  la  vos  et 
de  Jacob;  mas  las  manos,  las  manos  de 


99  Y  no  le  conoció,  porque  sus  manos 
eran  venosas  como  las.  manos  de  Esau ; 
ybendíjoie. 

9¿  Y  dtfo:  ¿Bies  té  mi  mjo  Bean?  Y 
él  respondió:  Yo  aoy. 

95  Y  dtyos  Llégame/o,  y  comeré  de  la 
can  de  mi  mjoy  para  que  te  bendiga  mi 
alma;  y  él  le  Uegó»  y  comió :  y  trujóle 
vino,  y  bebió. 

26  Y  díjole  Isaac  su  padre:  Llega 
ahora,  y  bésame,  mjo  mió. 

97  Y  él  se  llego,  y  besóle,  y  olió  el  olor 
de  snf  vestidos,  y  hendióle,  y  dijo: 
Miro,  el  olor  de  mi  hfyov  como  el  olor 
del  campo  que  Jebova  bendijo. 

28  Y  Dios  te  dé  del  rodo  del  cielo,  y 
de  las  grosuras  de  la  tierra,  y  abundancia 
de  trigo  y  de  mosto. 

29  Sírvante  pueblos,  y  naciones  se  in- 
clinen á  ti  fió  señor  de  tus  hermanos, 
y  inclínense  á  ti  los  mjos  de  tu  madre» 

99 


GÉNESIS. 


malditos  los  que  te  maldijeren:  y  ben- 
ditos los  que  te  bendfyeren. 
36  Y  Até,  qm  en  acabando  Isaae  de 
bendecir  á  Jacob*  solamente  saliendo 
había  salido  Jacob  de  delante  de  Isaac 
bu  padre,  y  Bsau  su  hermano  vfaa  de  tm 
casa.  )     ' 

81  T  biso  también  el  guisados,  y  trajo 
á  su  padre;  y  dijo  á  sn  podro:  Levante- 
se  mi  padre,  y  coma  lie  la  caza  de  su 
lifyo,  para  queme  bendiga  tn  alma. 

82  Entonces  sn  padre  Isaac  le  dfyo: 
¿Quién  «reato?  Y  él  dijo:  Yowytuhijo, 
tn  primogénito  Bsan. 

33  1f  Entonces  Isaae  se  estremeció 
de  un  grande  estremecimiento,  y  dijo: 
¿Quién  e*  el  que  eiae  aquí,  que  tomo 
cazo,  y  me  trujo,  y  yo  comí  de  todo 
antee  que  iú  finieses  ?  yo  le  bendije  y 
será  bendito. 

84  Como  Esau  oyó  las  palabras  de 
su  padre,  clamó  can  exclamación  muy 
grande  y  muy  amarga;  y  étfo  á  sn  pa- 
dre: Bendíceme  también  á  mi,  padre 
mío: 

85  Y  él  dijo:  Vino  tu  hermano  con 
engaño,  y  tottMubendicibn. 

88  Y  él  respondió:  Bien  llamaron  sn 
nombre  «Jacob,  que  ya  me  ha  engañado 
dos  toces :  tomóme  mi  prlmogenitura, 
y  he  aqni  ahora,  ha  tomado  mi  bendi- 
ción. Y*dflo:  ¿No  me  has  guardado 
bendición  f 

87  Isaac  respondió,  y  dijo  á  Esau;  He 
aquí,  ye  le  he  puesto  por  tu  señor,  y  4 
todos  sus  hermanos  le  he  dado  por  sier- 
ros; de  trigo  y  de  vino  le  he  fortaleci- 
do; ¿qué  pues  te  haré  á ib  ahora,  hJ§o 
mió?  . 

88  Y  Esau  respondió  á  su  padre:  ¿No 
tienes  qué  una  sola-  bendición,  padre 
mió  ?  Bendíceme  también  á  m!,  padre 
mío.    Y  alzó  Esau  su  voz,  y  lloró. 

89  Entonces  Isaac  sn  padre  habló,  y 
dijole :  He  aqui,  en  grosuras  de  la  tierra 
será  tu  habitación ;  y  del  róelo  de  los 
cielos  de  arriba:  ') 

40  Y  por  tu  espada  vivirás,'  y  á  tu 
hermano  servirás:  mas  será  tiempo 
cuando  te  en  señorees,  y  descargues  su 
yugo  de  tu  cervis. 

41  t  Y  aborreció  Esau  á  Jacob  por 
la  bendición,  con  que  su  padre  le  había 
bendecido,  y  dijo  en  «n  cornisón :  Lle- 
garse han  los  dios  del  luto  de  mi  padre, 
y  yo  mataré  á  Jacob  mi  hermano. 

42  Y  fueron  dichas  á  Rcbecca  las  pa- 
labras de  Esau  su  hQo  mayor;  y  ella 

30 


envió,  y  llamó  á  .Jacob  su  h$o  menor,  y 
dijole:  He  aqni,  Esau,  tn  hermano,  se 
consuela  sobre  ti  para  matarte. 
48  Ahora  pues,  hfyo  mío,  obedece  á  mi 
vos,  y  levántate,  y  huyete  á  Labaa  mi 
hermano,  á  Hasant 

44  Y  mora  con  él  algunos  dias,  hasta 
que  el  enojo  de  tn  hermano  se  vuelva. 
Hasta  que  se  mitigue  el  furor v  de  tu 
hesmaao  de  ti;  y  se  olvide  de  lo  que  le 
has  heohoivy  90  enviaré,  y  te  tomaré  de 
aHá;  porque  seré  deshijada  de  vosotros 
ambos  en  un  día. 

45  Y  dijo  Rebecca  á  Isaaet  Fastidio 
tengo  de  mi  vida  á  causa  de  las  fagas  de 
Hcth,  Si  Jacob  toma  muger  de  las 
btyas  de  Heth,  como  estas,  de  las  h^a* 
de  esta  tierra,  ¿  para  qué  quiero  la  vida? 

CAPITULO  XXVTTk 

Rfifjlf rn  ftrmr  la  bendición  rf  farcti  jt  enviaje  ti  Mho 
potamia  d  tomar  muger:  y  Esau so  lo  ignora.  H. 
Salido  Jacob  d  su  peregrinación,  mvéstrasek  Dios 
en  visión,  y  renovándole  las  prometa»  Aceto*  d  tm* 
padres,  g  en  especial  la  de  Cristo,  le  habilita  com 
Jt  tf  es/kterzb  para  ta  cruz.  ITT.  Jacob  asi  ani- 
mado, entra  en  «f  paveo  con  Dios  protestando  ño 
Unmrimpor  m  Di**,  de  lo  ctml  d*  par  ttsümonm  da 
presente  la  piedra  que  enhiesta  y  unge,  g  para  en  lo 
porvenir  promete  que  dará  los  diezmo»  de  todo  lo 
qUeDioi  te  diere. 

ENTONCES  Isaac  Hamo  á  Jacob,  y 
bendf  jólo,  y  mandóle,  diciendo :  No 
tomes  muger  de  las  bijas  de  Chanaan. 

2  Levántate,  vé  á  Padan-Aram  á  casa 
de  Betauel,  padre  de  tu  madre,  y  toma 
de  ani  para  ti  muger  de  las  hgas  de 
Laban,  hermano  de  tu  madre. 

*  Y  el  IMos  omnipotente  te  bendiga,  y 
te  haga  fructificar,  y  te  multiplique,  y 
seas  en  congregación  dedúcelos ; 

4  Y  te  dé  la  bendición  de  Abraham,  y 
átu  simiente  contigo;  para  que  heredes 
la  "tierra  do  tus  peregrinaciones,  que 
Dios  dio  á  Abraham. 

5  Asi  envió  Isaac  á  Jacob,  el  cualfuéá 
Padan-Aram,  á  Laban,  hfyo  de  Batbnd 
Arameo,  hermano  de  Rebecca,  madre  do 
Jacob  y  do  Esau. 

6  Y  vio  Esau  como  Isaac  habla  ben- 
decido á  Jacob,  y  le  habla  enviado  á  Pn- 
dan-Aram,para  tomar  para  si  muger  de 
allá,  cuando  le  bendijo:  y  que  le  mandó, 
diciendo:  No  tomarás  muger  de  las- 
hijas  de  Chanaan ; 

7  Y  qtie  Jacob  habla  obedecido  á  su 
padre  y  á  su  madre,  y  se  habia  Idp  á  Pa- 
dan-Aram. 

8  Y  vio  Esáu  que  las  hijas  de  Chanaan 
parecían  mal  á  Isaac  su  padre ; 

0  Y  fuese  Esau  á  Ismael,  y  tomó  para. 


GENI8I6. 


•i  por  mi«er  á  MilMteÉh,  MI»  do 

mjo  de  Abraham,  hermana  de  Nabejoth, 

ademas  de  snanrugere*.    , 

10  %  Y  «alió  Jacob  de  Beer*eeba,  y  ftmá 
Harán: 

11  Y  encontró  con  un  lugar,  y  durmió 
aUi  porque  ya  el  sol  era  puesto :  y  tomó 
de  las  piedras  de  aquel  lagar  y  pvao  á 
su  cabecera,  y  acostóse  en  aquel  lugar. 

12  Y  soñó,  y  he  aquí  un  escalera  que 
estaba  en  tierra  y  sm  rabeen  tocaba  en  el 
cielo:  y  he.equi  engates  de  Dios  que 
sobian  y  descendían  por  ella. 

13  Y,  he  aquí,  ¿chova  estaba  encima  de 
ella,  el  enal  dyó:  Yo  soy  Jebera,  el  Bies 
de  Abrasa*  tu  padre*  y  el  Dios  de 
Isaac:  la  tierra,  en  que  estás  acostado, 
te  daré  á  ü  y  4  tn  shnienie> 

14  Y  sera,  te  simiente  eomo  el  polve  de 
la  tierra,  y  multiplicaras  al  occidente, 
y  al  oriento,  y  al  aquilón,  y  al  mediodía; 
y  todas  las  lamillas  de  U  tierra  serán 
benditas  en  ti,  y  en  tu  simiente. 

15  Y,  he  aqui,  yo  soy  contigo,  y  ye  te 
guardaré  por  donde  quiera  que  fueres, 
y  y»  te  volveré  á  esta  tieirn,  porque  no 
te  dejaré  basta  tanto  que  haya,  hecho  lo 
que  te  he  dicho. 

16  Y  despertó  Jacob  de.au  sueno,  y. 
dtfo;  Ciertamente  Jehova  está  en  este 
Inga*,  7  yo  no  lo  sabia. 

1?  Y  turo  miedo*  y  d|jet  \  Cuan  espan- 
toso en  este  lugar  1  lio  es  otra  cesa  que 
casa  de  Dios,  y  puerta  del  cielo»  ; 

18  Y  madrugó  Jacob  por  la  mafiamvy 
tomó  la  piedra  que  había  puesto  á  sn 
cabecera,  y  púsola  por  título,  y  dermmó 
aceite  sobre  su  cabeza : 

19  Y  llamó  el  nombre  de  aquel  lugar 
Beth-el,  y  cierto  Lusa  ero  el,  nombre  de 
la  ciudad  primera 

20  T  Y  hizo  Jacob  voto,  diciendo:  Si 
fuero  Dios  conmigo,  y  me  guardare  en 
este  viage. donde  voy,  y  me  diere  pan, 
para  comer,  y  vestido  para  vestir ; 

21  Y  si  tornare  en  paz  á  cosa  de  mi 
podre,  Jehova  será  mi  J)ios. 

22  Y  esta  piedla  qne  he  puesto  por  ti* 
tulo  será  casa  de  Dios :  y  de  todo  lo  qne 
me  dieres,  diezmando  lo  diezmaré  paca  ti. 

CAPITULO  XXIX. 

tas  ds  •Laban  tu  tío.  II  Enamorado  de  Jtaehel  tirva 
por  eüa  de  portar  d  tu  padre  ríete  altos,  a|  cabo  de 
Im  msaim  Leman  fr  enoatta  ponmsudol*  d  Lea.  en 
lugar  de  BackeL  W.Porelmnorqnelsaenesirre 
por  eüa  otro*  siete  años,  y.  asi  la*  toma  d  araba* 
por  muyere*.  TV.  Jhee  IHos  fecunda  d  Lea  para 
qne  sn  morid»  la  ame,  *  pdrtie  cuatro  ktfot  que- 
dando  Haehel  ettéríL 


Y  ALBO  Junob  sus  pies*;  y  loé  á  la 
tierra  de  loe  hijos  de  oriente; 

*Y  Y  miró,  y  fió  «a  pono  en  el  campo: 
y  he  aqai  tres  rebaftoe  de  orejas,  que 
yacían  cerca  de  él;  porque  de  aquel  pono 
abrevaban  les  ganadas?  y  kabia  una 
gran  piedra  sobre  laboen  del  poso. 

8  Y  juntábanse  altttoéee  me  rebafios,y 
revorviaifla  piedra  de  sobre  la  beca  del 
pansv  y  abternban  las  ovejas,  y  volvían 
la  piedra  sobre  la  boca  del  pozo  á  su 

4  Y  dejóles  Jacob :  Hermanee  naos,  ¿de 
dónde  sois?  Y  ellos  respondieron:  De 


6Yéllesdtfo:  ¿Conoeeis  á Laban, htfo 
deNachor?  Y  ellos  dijeron : . 81,  U  cono* 


6  Y  él  les  dge:  ¡Tiene  panr  Y  eikm 
dieron :  Paz :  y,  he  aqn¿  Baehel  su  mja 
Tiene  con  el  ganado. 

7  Yólfl>o-,fieaquírauneldises  grande: 
no- esaun  tiempo  de  reeoger  el  ganado, 
abrevad  las  orejas,  y  id  á  apacentar. 

8  Y  eUoa  respondieron:  No  podemos, 
hasta  que  se  junten  todos  los  rebaños,  y 
revuelvan  la  piada*  do  sobra  m  boca  del 
pozo,  para  qne  abrevemos  laaovcjsa» 

9  Estando  aun  él  hablandQ  con  ellee, 
Baehel  vino  een  el  ganado  de  su  padre, 
porque  ella  era  la  pastora. 

10  Y  fué,  qm  como  Jacob  vióé  Baehel, 
hija  de  Laban  hermano  de  su  madre,  y  a 
las  ovejas  de  Laban  el  hermano  de  sn 
madre,  llegó  Jacob,  y  revolvió  la  piedra 
de  sobre  Ja  boca  del  poso,  y  abrevó  el 
ganado  de  Laban  hermano  de  su  madre. 

11  Y  Jacob  besó  á  Baehel,  y  alzó  en 
voz,  y  lloró: 

12  Y  Jacob  dyo  a\  Baehel,  como  era 
hermano  de  su  padre,  y  domo  era  htfo 
de  Kebecca:  y  ella  corrió,  y  dio  las 
nuevas  á  su  padre. 

13  Y  fué,  qne  como  oyó  Laban  las 
nuevas  de  Jacob,  lujo  de  sn  hermana, 
corrió  á  recibirte;  y  abrazóle,  y  besóle,  j 
trujóle  á  su  casa:  y  él  contó  á  Laban 
todas  estas  cosas. 

U  Y  Laban  le  dijo:  Ciertamente  hueso 
mió,  y  carne  mia  eres.  Y  estuvo  con  él 
un  mes  de  tiempo. 

15 1  Y  dijo  Lafeen  é,  Jacob*  ¿Por  ser  tú 
mi  hermano,  me  has  de  servir  de  balde  ? 
Declárame  qué  mré  tu  salante.- 

16  Y  Laban  tenia  dos  hijas :  el  nombre 
de  la  mayor  era  Lea:  y  el  nombre  de  la 
menor,  Baehel 

17  Y  los  ojos  do  Lea  eran  tiernos;  y 


GÉNESIS. 


Bacbeisr»  de  hermoso  semblante,  y  de 
hermoso  perecer» 

18  T  Jacob  amó  4  Bachel,  y  dijo:  Yo 
te  serviré  siete  anos  por  Bachel,  tu  htya 
menor. 

19  T  Laban  respondió:  Mejor  es  que 
te  la  dé  4  tí,  que  no  qne  la  dé  á  otro 
varón:  está  conmigo. 

20  Aei  sirvió  Jacob  por  Bachel  siete 
anos,  y  pareciéronle  como  poco*  dias, 
porque  la  amaba» 

21  Y  dijo  Jacob  á  Laban:  Dame  mi 
muger,  porque  mi  tiempo  es  cumplido, 
para  que  entre  á  ella. 

22  Entonces  Laban  congregó  á  todos 
loa  varones  de  aquel  lugar,  y  biso  ban- 
quete. 

23  Y  fué,  que  ala,  tarde  tomó  á  Lea  su 
hija,  y  trujóla  4  4,  y  él  entró  á  ella. 

21  Y  dio  Laban>  Zelpha  su  sierva  á  su 
hija  Lea  por  sierra. 

25  1Í  Y  venida  la  mañana,  he  aquí  que 
era  Lea,  y  él  dtfo  á  Laban :  ¿Qué  et  esto 
que  me  feas  hecho?    ¿No  te  he  servido 

^porKaehel?  ¿porqué  pues  me  has  en- 
gañado? 

26  Y  Laban  respondió:  No  se  hace  asi 
en  nuestro  lugar,  que  se  dé  la  menor 
antes  de  la  mayor. 

27  Cumple  la  semana  de  esta,  y  dársete 
ha  también  esta  por  el  servicio  que  sir- 
vieras oonnügo  otros  siete  anos. 

28  Y  Un  Jacob  asi,  que  cumplió  la 
semana  de  aquella,  y  él  le  dló  á  Bachel 
su  htfe  por  mnger. 

20  Y  dio  Laban  á  Bachel  su  hUa,  á  Bala 
su  sierra  por  sierra. 

80  Y  entró  también  á  Bache),  y  la  amó 
también  mas  que  á Lea:  y  sirvió  con  él 
aun  otros  siete  aftas. 

81  ^  Y  vio  Jehova  que  Lea  era  abor- 
recida, y  abrió  su  matriz-;  y  Bachel  era 
estéril. 

82  Y  concibió  Lea,  y  parió  un  htyo,  y 
llamó  su  nombre  Rubén,  porque  dijo: 
Porque  vio  Jehova  mi  aflicción ;  por  tan- 
to ahora  me  amará  mi  marido. 

88  Y  concibió  otra  vez,  y  parió  un  htyo, 
y  dtyo:  Porque  oyó  Jehova,  que  yo  era 
aborrecida,  me  ha  dado  también  este. 
Y  llamó  su  nombre  Simeón. 

84  Y  concibió  otra  vez,  y  parió  un  hijo, 
y  d$o :  Ahora  esta  ves  será  juntado  mi 
marido  conato,  porque  le  he  parido 
tres  hj)os:  por  tanto  Hamo  su  nombre 
LevL 

85  Y  concibió  otra  vez,  y  parló  un  hQo, 
y  :dflo :  Esta  ves  alabaré  á  Jehova.    Por 


eso  Hamo  M  nombre  Jada?  y  dejé  de 
parir. 

CAPITULO  XXX. 

MuChti  pOF  TéWtMKO  W9  M  90tttWKBUO  OtS  M  MTM  d 


r$ufo»:  yaMree/bede 
ace  Lea,  y  recibe  otro» 


ella  do»  hifos.  Lo  mismo  hace  i 
do*  de  m  criada.  II.  Bachel,  en  precio  de  lapnutn- 
drammra»  do  JhSi»  concede  el  'mo  dei  maride  d 
Lea,  la  dual  pare  por  vece»  otro»  do»  hffm  y  una  hija. 
1ÍI.  Dio»  da  d  Bachel  un  Ayo.  El  cual  nacido»  Ja- 
cob hace  nuevo  concierto  con  Laban,  en  que,  por 
ewimée  Dio»,  U  empaña,  mmthaoirieo.    _    , 

Y  VIENDO  Bachel  qne  nó  paria  á 
Jacob,  tuvo  envidia  de  su  hermana, 
y  dseta á  Jacob :  Dámemjos;  yslno,yo 
miy  muerta. 

2  Y  Jacob  se  enojaba  contra  Bachel,  y 
decía:  ¿Soy  yo  en  lugar  de  Dios,  que  te 
impidió  el  fruto  de  tu  vientre  f 

8  Y  ella  dtfo :  He  aquí  mi  slerva  Bala; 
entra  á  ella,  y  parirá  sobre  mis  rodillas, 
y  ahijarme  he  yo  también  de  ella. 

4  Asi  le  dio  á  Bala  bu  sierra  por  muger; 
y  Jacob  entró  á  ella. 

5  Y  concibió  Bala,  y  parió  á  Jacob  un 
hijo. 

8  Y  dijo  Bachel:  Juzgóme  Dios,  y  tam- 
bién oyó  mi  voz,  y  dlóme  un  hijo:  Por 
tanto  llamó  su  nombre  Dan. 

7  Y  concibió  otra  vea  Bala  la  slerva  de 
Bachel,  y  parió  el  htyo  segundo  á  Jacob. 

8  Y  dijo  Bachel:  De  luchas  de  Dios  he 
luchado  con  mi  hermana,  también  he 
vencido.  Y  llamó  su  nombre  NephthaU 

0  Y  viendo  Lea  que  hábia  dejado  de 
parir,  tomó  4  Zelpha  su  sierra,  y  dióla  4 
Jacob  por  mnger. 

10  Y  parlé  Zelpha,  sierva  de  Lea,  4 
Jacob  un  hflo. 

11  Y  d|jo  Lea:  Vino  la  bnmm  ventura. 

Y  llamó  su  nombre  Gad. 

12  Y  Zelpha,  la  sierva  de  Lea,  parló  otro 
hfyo  4  Jacob. 

13  Y  dijo  Lea:  Para  hacerme  biena- 
venturada; porque  las  mugeres  me  di- 
rán bienaventurada :  y  Hamo  su  nombre 
Aser. 

14  H  Y  fué  Beben  en  tiempo  de  la  siega 
de  los  trigos,  y  hafió  mandragoras  en  el 
campo)  y  trujólas  4 Lea  su  madre;  ydjjo 
Bachel  4  Lea:Buégote  que  me  des  de 
las  mandragoras  de  tu  mjo. 

15  Y  eHa  respondió:  ¿Es  poco  que 
hayas  tomado  mi  marido,  sino  que  tam- 
bién tomes  las  mandragoras  de  mi  htfo? 

Y  dflo  Bachel :  Por  tanto  dormiré  conti- 
go está  noche  por  las  mandragoras  de  tu 

^'  JWed  by  GoOoTe 

16  Y  cuando  Jacob  volvía  del  campo  4 


GüHim*. 


de  entrar;  porque  alquilando  te  ho-afe 
qufledo  por  les  inatmfugoras  de  mi  b$e. 

Y  durarte  ce»  «a»  aquefta  aoune. 

17  Y  oyó  Dios  á  I^y  eo*c!bi6,yf>arió 
á  Jacob  el  quinto  Mja 

18YdJjoLea:  IMos  ha  dado  mi  salario* 
por  canuto  di  mi  siervaá  ni  metido: 
por  eso  llamó  en  nombre  lemhar. 

19  7  concibió  Lea  ote»  ves,  y  parió  el 
hijo  sexto  a  Jacob.  •    > 

20  YdtfoLee:  Dios  me  ha  dado  buena 
dádiva:  esta  veunsorare  conmigo  ni 
marides  porque  le  he  parido  seis  hijee. 

Y  llamó  en  nombre  Zabulón. 

21  T  desonce  parió  «na  hQa,  y  llamó 
en  nombM  Dina. 

»1Y  acordóse  Dtoe  deRaehe!,  y  ©vota 
Dios,  y  abrió  en  matrht 

aS  Y  concibió,  y  parió  un  htf© ;  7  dijo: 
Quitado  ha  Dtoe  mt  vergüeña. 

04  T  Uam*  sunmbsnjoseph,  dletend»  t 
Añádame  Jehova  otro  htfo. 

25  Y  fué,  9*0  oomo  Eactoel  patio  á 
Joseph,  dijo  Jacob  á  Laban:  Enríame, 
y  Irme  he  á  nri  lugar,  7  a  mi  ti  ewu, 

26  Dama  mia  mugeres  7*»*  mjee  *«* 
las  cualea  he  servido  contigo;  porqueta 
eabee  el  servicio  quote  he^érvMow 

27  Y  Laban  le  respondió :  Halle  70  aho- 
ra «recia  en  tus  ojose  enuertutentado 
he,  qué  ¿ehov* me  fea  bendecido  por  Id 


28  Y  dijo:  Befláiame  tu  salario^  que  fe 
lodaré. 

29  Y  él  respondiói  Tu  sabes  como  te 
he  servido,  7  cnanto  ha  sido  tu  ganado 
conmigo; 

Su  Povqne  poco  temas  antea  de  mi,  7 
ha  crecido  en  multttad,  7  Jehova  te  ha 
bendetédo  con  mi  entrada:  y  ahora 
¿catato  tene^  de  ftaeer  también  70  por 
mi  casa  t 

SI  Yéidijo:  ¿Qué  te  dato?  Jueob  rea* 
pondló:  No  me  dea  naéat  ai  hicieses 
conmigo  esto,  volveré  á  apacentar  tus 
orejea, 

12  Yo  pasaré  hoy  portadas  tus  ovejas 
para  quitar  de  allí  toda  oveja  pintada  y 
manehada;  y  todo  carnero  «fesmejo  aü 
loe  carneree:  yio  pintado  y  manchado 
en  te»  cabras;  y  esto  aera  mi  salario. 

33  Y  responderme  ha  mi  justicia  msv 
fiana,  cuando  viniere  sobre  mi  mi  salarlo 
delante  óe  tí:  todo  lo  ene  ao  fuere  pin- 
tado ni  manchado  en  las  cabro»,  y  ber- 
mejo en  la*  ovejas,  serme  ha  tenido  por 
de  hurto. 
Span.  9 


*******  ¿afea*  ?  PA  uqui,  ojsftl  ftese 
como  16  dices. 

85  Y  aparté  aquel  dfe  loa  muehoe  ca* 
brío*  emanado* '  y  numeuttsoe/  y  todas 
las  cabras  pintada»  y  manchadas,1 -todo 
•#  qw¿  tente  alguna  éosa  bWhea,  y  todo 
lo 'bermejo  en  laeo'CeJttft,  y  púsolo  en 
fe  mano-de  su»  h$es. 

80  Y  puso  tres  días  de  camino  entre  si 
y  000007  y  sufeoB  apacetimua  Hn  otras 
ovejas  ée  Lebett.    r 

•8T  Y  tomóse  Jacob  vasas  de  «amo 
verdes,  -y  de  almendro,  y  de  castalio,  y 
descoTteeó  en  enas-  u*m'  mondaduras 
blancas  descubriendo  la  blancura  délas 
vame. 

88  Y  puso  las  varas  que  habla  mondado 
en  las  pitee,  en  los  abrevaderos  del  agua, 
donde  las  ovejas  'venían  á  beber  delante 
de  las  ovejas,  las  cuales  se  calentaban 
viniendo  4  beber. 

89  Y  calentábanse1!*  ovejas  delante  de 
las  varas,  7  partan  las  ovejas  duchados, 
pintados,  y  manchados. 

40  Y  apartaba  Aicob  los  corderos  y 
poníalos  eon  las  ovejas,  loa  cinchados,  y 
todo  lo  que  era  bermejo  en  él  hato  de 
Laban.  Y  ponía  tu  balo  á 'parte,  y  no  lo 
ponía  con  las  ovejas  de  Laban. 

41  V  era,  oo*  todas  4aa  veces  que  so 
calentaban  la*  tempanan,  JhcobJ  ponía 
las  varas  delante  de' las  ovfejtts  en  las 
pilas,  pera*  que  so  celeritaseñ  delante  de 
las  varas. 

42  Y  cuando  venían  lee*  oveja*  tardías, 
no  tm  ponia*  asf  eran  lee  táralas  para 
Laban,  7  las  tentyrauns  para  Jacob. 

48  Y  moMpíléó  elevaron  muy  mucho,  y 
tuvo  machas  ovejas,  y  siervos,  y  siervos, 
7  camellos,  7  asnos. 

CAPITULO  XXXI* 

Jacob  por  txritar  la  envidia  de  tu  negro  Laban  y- de 
tus  hifot,  por  aviso  de  ÍHot  y  con  el  acuerdo  de  tut 
iiw#m  >  té  pmw  dé  Mwpbtámto  0*  escondidas  dm 
Laban)  para  la  tierra  de  Vhm**n  «»»  toétjtaémai* 
ettda,  hurtando  JRachel  los  Ídolo?  de  tu  padre.  M. 
Éníéndiéndblo  Laban  junta  mu  pariente»  y  tígucTe : 
wu»Wt#Ummtméetnqm*noAm¡nimüdJmeób.  ¡ti 
Akánzalt  d.  jitte  J^nmdtH,  yotatreuimio  tmbot, 
Laban  busca  tu»  diotes,  y  al  cabo  na  hulldnciolos,  ju- 
ran ambos  alianza  el  unb  al  otro,  y  Latan  te  vuelvn 
d  témxtu,y  Jáoóbtigm  en  pat  tm  mmtáo. 

Y  OÍA  las  ^alubias  de  4os  Wjos  do 
Laban,  que  decían:  Jacob  ha  to- 
mado  todo  lo  querva  de  nuestro  padre: 
7  de  lo  que  tro  de  nuestro  padre  ha  hecho 
toda  esta  gloria. 

2  Miraba  también  Jacob  el  rostro  de 
Laban,  7  vola  «no  no  em  bata  con  él 
como  ayer  y  anteayer.  jOOglC 


G&NB&1& 


.  *  Tumbeen  Jetovn  dtyo  4  Jacob-  Vuel- 
Tete  á  la  tierra  de  tus  padrest  y  á  tu  pa- 
rentela, que  yo  aeré  contigo. 

4  T  envió  Jacob,  y  llamó  á  Bache!  y  á 
Lea  al  campo,  á  sus  oveja». 

*  T  asolea:  Yo  veo  que  el  rostro  de 
vuestro  padre  no  es  para  conmigo  como 
ayer  y  anteayer:  y  el  Dios  de  mi  padre 
na  sido  conmigo. 

6  Y  vosotras  sabéis,  qne  son  todas  mis 
menas  he  servido  á  vuestro  padre : 

7  Y  vuestro  padre  me  ha  mentido,  que 
me  ha  mudado  el  salario  diea  veces; 
mas  Dios  no  le  ha  permitido,  que  me 
hiciese  maL 

8  SÍ  él  decía  así :  Los  pintados  serán  tu 
salario;  entonces  todas  las  ovejas  parlan 
pintados:  y  si  decia  asi:  Los  cinchados 
serán  tu  salario;  entonces  todas  las 
ovejas  parlan  cinchados. 

9  Y  quitó  Dios  el  ganado  de  vuestro 
padre;  y  ¿lómelo  á  mí. 

10  Y  filé  qu$  al  tiempo  que  las  ovejas 
se  calentaban,  yo  alcé  mis  ojos,  y  vi  en 
anenos,  y  he  aquí,  que  los  machos  su- 
bían sobre  las  hembras  cinchados,  pin- 
tados, y  podriscadoa : 

11 Y  oÁjome  el  ángel  de  Dios  en  sueños: 
¿  Jacob  ?    Y  yo  dije:  Heme  aquí. 

12  Y  él  dyo :  Alna  ahora  tus  ojos,  y 
verás  todos  los  machos  que  suben  so- 
bre las  ovejas  cinchados,  pintados,  y 
pedriscados ;  porque  yo  he  visto  todo 
lo  que  Laban  te  ha  hecho. 

13  Yo  soy  el  Dios  de  Beth-el,  donde  tú 
ungiste  el  titulo,  y  donde  me  prometiste 
voto.  Levántate  ahora,  y  sal  de  esta 
tierra,  y  vuélvete  á  la  tierra  de  tu  natu- 
relesa. 

14  Y  respondió  Bachel,  y  Lea,  y  oyé- 
ronle: ¿Tenemos  ya  parte  ni  heredad  en 
la  casa  de  nuestro  padre? 

15  ¿  No  nos  tiene  ya  como  por  estrafias  ? 
que  nos  vendió,  y  aun  comiendo  ha  co- 
mido nuestro  dinero? 

16  Porque  toda  la  riqueza  que  Dios  ha 
quitado  á  nuestro  padre,  nuestra  es,  y  de 
nuestros  lujos :  ahora  pues  haz  todo  lo 
que  Dios  te  ha  dicho. 

17  Entonces  Jacob  se  levantó,  y  alzo  á 
sus  mjos,  y  á  sus  mugeres  sobre  los  ca- 
mellos; 

18  Y  guió  todo  su  ganado,  y  toda  su 
hacienda  que  habla  adquirido,  el  ganado 
de  su  ganancia  que  habla  adquirido  en 
Fadan-Aram,  para  volverse  á  Isaac  su 
padre  en  la  tierra  de  Chanaan, 

19  Y  Laban  habla  ido  á  trasquilar  sus 

84 


ovejas:  y  Bachel  ixurtó  km  *dolo»d*su 
padre. 

20  ,Y  hurtó  Jacob  el  corazón  de  Laban 
Arameo  en  no  hacerle  saber  como  bula. 

21  Y  huyó  él  con  todo  lo  que  tenia:  y 
levantóse  y  pasó  el  rio,  y  puso  su  rostro 
al  monte  de  Galaad. 

22  f  Y  Jfué  dicho  á  Laban  al  tercero 
día,  como  Jacob  habla  huido. 

23  Y  tomó  á  sus  hermanos  consigo,  y 
fué  tras  él  camino  de  siete  días,  y  alean* 
sóle  en  el  monte  de  Galaad. 

24  Y  vino  Dios  á  I*ban  Arameo  en 
sueño  aquélla  noche,  y  díjole ;  Guárdate 
que  no  digas  á  Jacob  bueno  ni  malo. 

25  1  Alcanzó  pues  Laban  á  Jacob,  y 
Jacob  habla  hincado  su  tienda  en  el 
monte:  y  Laban  hincó  con  sus  herma- 
nos en  el  monte  de  Galaad. 

26  Y  djjo  Laban  á  Jacob:  ¿Qué  has 
hecho?  ¿Qué  me  hurtaste  el  corazón,  y 
has  traído  mis  lujas  como  cautivadas  á 
cuchillo? 

27  ¿Por  qué  te  escondiste  para  hnlr,*y 
me  hurtaste,  y  no  mo  hiciste  saber,  qno 
yo  te  enviara  con  alegría,,  y  con  can- 
dones,  con  tamboril,  y  vihuela? 

28  Que  aun  no  me  dejaste  besar  mía 
mjos  y  mis  lujas?  Ahora  locamente  has 
hecho. 

39»  Poder  bey  en  mi  mano  para  haceros 
mal,  mas  el  Dios  de  vuestro  padre  mo 
habló  á  noche,  diciendo :  Guárdate  quo 
no  digas  á  Jacob  ni  bueno  ni  malo. 

80  Y  ya  que  te  ibas,  porque  tenias  deseo 
de  la  casa  de  tu  padre,  ¿por  qué  me  hur- 
tabas mis  dioses? 

81  Y  Jacob  respondió,  y  <ujo  á  Laban : 
Porque  tuve  miedo :  que  dtye,  que  quizá 
me  robarlas  tus  htyes. 

82  En  quien  hallares  tus  dioses,  no  viva: 
delante  de  nuestros  hermanos  reconoce 
lo  que  yo  tuviere,  y  tómatelo.  Jacob  no 
sabia  que  Bachel  los  huñia  hurtado. 

88  Y  entró  Laban  en  la  tienda  de  Jacob, 
y  en  la  tienda  de  Lea,  y  en  la  tienda  de 
las  dos  ciervas,  y  no  loe  halló :  y  sallo  do 
la  tienda  de  Lea  y  vino  á  la  tienda  do 
Bachel: 

84  Y  Bachel  tomó  los  Ídolos,  y  púsolos 
en  una  albarda  de  un  camello,  y  sentóse 
sobre  ellos :  y  tentó  Laban  toda  la  tien- 
da, y  no  íot  halló. 

85  Y  ella  <üjo  á  su  padre:  No  se  enoje 
mi  señor,  porque  no  me  puedo  levantar 
delante  de  ti;  porque  tengo  la  costum- 
bre de  las  mugeres.  Y  él  buscó,  y  no 
halló  los  ídolos. 


QWtJWJIS 


80  Entonces  Jaeob  se  enoje,  7  ruto 

con  Laban,  y  respondió  Jacob,  y  dtfo  4 
Laban:  «Qdé  prevaricación  <s  la  mía? 
¿qué  es  mi  pecado,  que  has  seguido  em 
nos  de  mi? 

87  Pues  que  has  tentado  todas  stfs  al- 
hajas, ¿qué  has  hallado  do  todas  las- al- 
hajas de  tu  casa?  Pon  aquí  delante  de 
mis  hermanos  y  tuyos,  y  juaguen  entre 
nosotros  ambos. 

88  Estos  veinte  anos  he  estado  eonti- 
go;  que  tus  ovejas  y  tus  cabras  nunca 
movieron :  nunca  comí  carnero  de  tus 
ovejas: 

89  Nunca  te  truje  arrebatado,  yo  pegaba 
el  daño :  lo  hurtado  asi  de  día  como  de 
noche,  de  mi  mano  lo  requerías: 

40  De  día  me  consumía  el  calor,  y  de 
noche  la  helada,  y  mi  sueño  se  huia  de 
mis  ojos: 

41  Estos  veinte  anos  tengo  en  tu  easa; 
catorce  afios  te  serví  por  tus  dos  lujas,  y 
seis  afios  por  tus  ovejas,  y  has  mudado 
mi  salarlo  die*  veces. 

«3  Si  el  Dios  de  mi  padre,  el  Dios  de 
Ahraham,  y  el  temor  de  Isaac  no  Juera 
conmigo,  cierto  vacio  me  enviaras  ahora  t 
mas  vio  Dios  mi  aflicción  y  el  trabajo  de 
mis  manos,  y  t*  reprendió  á  noche* 

48  T  respondió  Laban,  y  d\)o  á  Jacob: 
Las  htyas,  mis  htyas  se»,  y  los  htyos,  mis 
hilos,  y  las  ovejas,  mis  ovejas;  y  todo  lo 
que  tu  ves,  mío  es :  y  á  estas  mis  lujas 
¿qué  tengo  de  hacer  hoy,  ó  á  sus  mjos 
que  han  parido  ? 

44  Ven  pues  ahora,  y  hagamos  alianza  yo 
y  tú ;  y  sea  en  testimonio  entro  mi  y  ti 

45  Entonces  Jacob  tomó  una  piedra,  y 
levantóla  por  titulo:  * 

46  Y  dtf  o  Jacob  á  sus  hermanea :  Coged 
piedras.  T  tomaron  piedras,  y  hicieron 
un  majano ;  y  comieron  allí  sobre  aquel 
majano : 

47  T  llamólo  Laban  Jegar-Sahadutha: 
y  Jacob  lo  llamó  Galaad ; 

43  Porque  Laban  dfyo;  Este  majano 
será  testigo  hoy  entre  mi  y  tí:  por  eso 
llamó  su  nombre  Galaad, 

49  Y  Mispha;  porque  dJjo:  Atalaye  Je» 
hova  entre  mi  y  ti,  cuando  nos  escon- 
diéremos el  uno  del  otro. 

50  Si  afligieres  mis  htfai,  ó  si  tomares 
otras  mugeres  ademas  de  mis  hijas, 
nadie  está  con  nosotros :  mas  mira,  Dios 
es  testigo  entre  mí  y  tí. 

51  Dtfo  mas  Laban  á  Jacob :  He  aquí 
este  majano,  y  he  aquí  este  título  que 
he  fundado  entre  mí  y  ti 


mi 


m  TesHf»  «a  ente  1 
sea  este  título,  que  ni  yo  ] 
tí  este  majano,  ni  tu  ; 
este  majano,  ni  asta  titulo  pata  anal. 

58  El  Dios  da  Ahraham,  y  el  Dios  «a 
Kachor  juague  enere  nosotroa,  si  Dios 
desús  padrea.  Y  Jaco»  jasé  por  el  te- 
mor de  lasas  su  padre. 

54  Y  sacrificó  Jacob  seeutnett  em  et 
monte,  y  llamó  á  sus  hermanos  á  comer 
pan;  y  comiere*  pan,  ydurmtefon  en  el 
monte* 

55  Y  madrugó  Jabín  per  lnmeoooa,? 
besó  sus  lujes  y  ana  lujae,  y  benévolos, 
y  volvió,  y  tornóse  á  su  lugar. 

CAPITULO  XXXTT. 

Escapado  Jacob  deán  peligro  entra  en  otro  maper  con 
en  normano  Emú.  11  X*  et  temer  vehemente  qm 
de  ít  tiene  imaca  ei  Jamar  4»  Mm  mlmámMt  m 
prometo.  UL  Envin  deUmU  de  ti  ureemtm  é  em 
hermano  para  aplacar  m  ira,  IV.  La  noche  antes 
ammhabtndm  aerean  m  hermana,  Inena  Dice  can 
41  para mmrt nt i$ por  »y mi mtiim  m- raímeteme* m 
fé\  qm  todo  lo  vence,  V.  rara  mae  eanmenatr  ím 
fncredmUdad  de  la  carne ,  por  tenal  de  la  htcka  le 
deja  eope^  9  en  ñmmnmna  ele  M  victoria  te  mndht  a\ 
ñaman  m«AmwiíJvw> 

YJACOBsaftaésucamhicsyiaMáron 
la  al  encuentro  ángeles  de  Dice. 

3  Y  <üjo  Jacob,  cuando  loa  vio*  El  cam- 
po de  Dios  at  este :  y  llamó  el  nombre  de 
aquel  logar,  Mahanaim 

8  Y  envió  Jacob  mensajeros  dátete  de 
sí  á  Eaan  su  hermano  ala  tierra  de 8etr, 
campo  de  Edom. 

4  Y  mandóles,  diciendo :  Diréis  asi  á  mi 
señor  Eaaui  Asi  dice  tu  sierre  Jacob: 
Con  Laban  he  morado,  y  detenídome  he 
hasta  ahora. 

5  Y  tengo  vacas,  y  senos,  y  ovejas,  y 
siervos,  y  sierras:  y  envió  á  decirio  á mi 
señor,  por  hallar  gracia  en  tus  ojee. 

6  Y  los  mensageroa  volvieron  á  Jacob, 
diciendo:  Venimos  á  tu  hermano,  á 
Esau,  y  él  también  viene  ¿  recibirte,  y 
cuatrocientos  hombres  con  éL 

7  Entonces  Jacob  tuvo  gran  temor,  y 
angustióse ;  y  partió  el  pueblo  que  tenia 
consigo,  y  las  ovejas,  y  las  vacas,  y  los 
camellos  en  dos  cuadrillas ; 

S  Y  düo :  Si  viniere  Esau  á  la  una  cua- 
drilla, y  la  hiriere,  la  otra  cuadrilla  esca- 
pará. 

9  1  Y  d\Jo  Jacob:  Dios  de  mi  padre 
Abraham,  y  Dios  de  mi  padre  Isaac,  Je- 
hova,  que  me  dyiste :  Yuélvete  á  tu  tierra, 
y  á  tu  parentela,  y  yo  te  haré  bien : 

10  Menor  soy  yo  que  todas  las  miseri- 
cordias, y  que  toda  la  verdad  que  has 
hecho  con  tu  siervo:  que  con  mi  bordón 

'Digitiz       mm 


GBttttStS. 


pasé-a  estoJotéan j  y  atoen*  estoy  «obre 
dos  cuadrillas*, 

11  J^wm—  ahora,  do  la.  mano  de  mi 
hermano,  de  la  mana  do  Esau;  porque 
le  temo:  quizá -na  Tenga,  y  me  hiera,  y 
é  la  madre  con  los  hQes. 

12  Y  tú  ha»  .dteho,  96  te  haré  bien,  7 
pondré  tu  simiente  «anuo  la  arena  de  la 
maiv-qoe  no  so  puede  contar  por  la  mul- 
titud* 

lg  1  Y  durmió  alli  aquella  noche,  y 
tomó  de  lo  que  le  vino  á  la  mano  un 
9  réntate  pefaisn  hermano  Esau : 
,44  Doscientas  cabras,  y  veinte  machos 
de  cabrío;  doscientas  ovejas,  y  veinte 
carneros;  ,     . 

15  Treinta  camellas  paridas  con  sus 
crias;  cuarenta  vacas,  y  diez  novillos; 
veinte  asnas,  y  diez  borricos. 

16  Y  diólo  en  mano  de  sus  siervos,  ca- 
da manada  por  si,  y  djjo  á  sus  siervos : 
Pasad  delante  de. mi,  y  poned  espacio 
entre  manada  y  manada, 

•  17  X  mandó  al  primero,  diciendo:  Si 
Esau  mi  hermano  te  encontrare,  y  te 
-preguntare,  diciendo :  j  Cuyo  eres  1  ..Y 
¿dóndovas?  ¿Y  para  quién  es  esto,  fw« 
lima*  delante  de  tár 

18  Entonces  dirás  r  Presento  es  de  tm 
siervo  Jacob,  que  envia  á  mi  safio*  Eean: 
y,  he  aquí,  también  élviéne  tras  nosotros. 

19  Y  mandó,  también  al  segundo,  tam- 
bién al  tercero,  y  á  todos  los  que  iban 
tsas  aquellas  manadas,  diciendo  1  Con- 
forme á  esto  hablaréis  á  Esau,  cuando  le 
hallareis; 

20  Y  diréis  también:  He  aquí,  tu  siervo 
Jacob  vi€7\9  tras  nosotros.  Porque  dijo : 
Apaciguaré  su  ira  con  el  presente  qne 
va  delante  do  mi,  y  después  veré  su  ros- 
tro; quizá  le  será  acepta 

21  Y  pasó,  el  presente  delátate  de  él,  y 
él  durmió  aquella  noche  en  el  real. 

22  Y  levantóse  aquella  noche,  y  tomó 
sus  dos  mugeres,  y  sus  dos  siervos,  y  sus 
once  h^os,  y  pasó  el  vado  de  Jaboc. ' 

23  Y  tomólos,  y  pasólos  el  arroyo,  y 
pasó  lo  que  tenia» 

2á  T  Y  quedó  Jacob  solo :  y  luchó  con 
él  un  varan,  JtiosiajQjg^alba-subia. 

25  TT  Y  como  vio  que  no  podía  con  él, 
tocó  la  palma  do  su  anca;  y  la  palma  del 
anca  do  Jacob  se  descoyuntó  luchando 
conéL 

élcujo:  Novte  aejew.  Binó  me  oendices.' 
27  Y  él  le  <h>o:  ¿Cómo  es  tu  nombre? 
Y  él  respondió  ¡Jacob. 


08  Y&dtyeV  No  s*  dfrá  mas' tu  namftre 
Jacob,  sino  Israel;  porqno,hns  peleado 
<3pn  Dios  y  con  los  hombres,  y  lias  ven- 
efdot 

29  Entonces  Jacob  le  preguntó,  y  ó> 
jfo:  Declárame  ahora  tu  nombre.  Y  él 
respondió:  ¿Por  qué  preguntas  pormj. 
nombre  t    Y  bend^ole  aHi. 

80  Y  llamó  Jacob  -oí  nombre  de  aquel 
lugar,  Phanuel :  Porque  vi  á  Dios  cara 
á  eara,  y  mi  alma  fué  librada:  ^  — 

81  Y  sallóle  el  sol,  como  pasó  á  Pha-  . 
nuel ;  y  cojeaba  de  su  anca. 

32  Por  esto  no  comen  loe  hijos  de  Israel 
el  nervio- encogido  que  está  en  la"  palma 
del  anea  hasta  hoy ;  porque  tocó  la  pal- 
ma del  anca'  de  Jacob  en  el  nervio  en- 
cogido. 

CAPITULO  xxxrii, 

Jacob  preparado  ari  de  Dio»,  va  d¿  recibir  á  t¡u  ker- 
rmmm  Smm,  «I  cual  temado  do  **  p*xfr*da**míl- 
úad  te  abraza  y  recibo  kbcmmtdmm  t—anie.  H.  Par- 
tido Eeaupara  tu  tierra,  Jacob  faga  d  Sichevt  em  lo) 
tierra  de  Cftctoaoa,  y  orienta  aUL  ' 

Y  ALZANDO  Jacob  süb  ojos  miró,  y, 
he  áqui^' venia  Esau,  y  los  cuatro- 
cientos hombres  con  él :  entonces  él  re- 
partió los  niños  entre  Lea' y  Rachel,  y 
las  dos  slcrraá: 

2  Y  puso  las  sierras  y  sus  niños  delante: 
luego  é  Lea  y  á  sus'  niños :  y_á  ICscnel  y 
áJoaeph  los  postreros. 

8  Y  él  pasó  delante  de  ellos,  y  inclinóse 
á  tierra  siete  veces*  hasta  que  Üc$ó  á  su 
hermano. 

4  Y  Esau  corrió  delante  de  él,  y  abrazó- 
le, y  echóse  sobre  Su  cuefio,  y  besóle,  y 
lloraron. 

5  Y  alzó  sus  ©Jos,  y  vio  las  mugeres,  y 
los  niños*,  y  dijo :  ¿Qué  te  han  estosf  Y 
él  respondió:  Son  los  nidos  (pie Dios  ha 
dado  á  tu  siervo. 

0  Y  llegaron  k»  aiervas,  ellas  y  sus  ni- 
ños, y  inclináronse. 

•  7  Y  llegó  Lea  con  sus  niños,  y  incli- 
náronse :  y  después  Degó  Joseph,  y  Ka- 
chel,  y  también  se  indinaron.    / 

8  Y  el  d|}o:  ¿Qué  te  ha  todo  este  es- 
cuadrón que  he  encontrado  ?  Y  él  res- 
pondió: Porque  hallase  gracia  en  los 
ojos  de  mi  señor. 

9  Y  dijo  Esau :  Harto  tengo  yo,  herma- 
no mío;  sea  para  ti  lo  que  «  tuyo. 

30  Y  d¿o  Jacob :  No,  yo  te  ruego ;  81  he 
ahora  ñafiado  gracia  en  tus  ojos,  toma 
mi  presente  dq  mi  mano ;  que  por  eso 
he  visto  tu  rostro,  como  quien  ve  el  ros- 
tro de  Dios ;  y  hazme  placer. 

11  Toma  ahora  mi  bendición  que  te 


atKBftJS, 


es  tratan,  jNffqtte  Dfcsj  M'UbMlii 
merced,  y  todo  lo  que  hoy  osa*  m  «fea. 
T  porfió  con  él,  7  tomólo. 
13  T  dtfo:   Anda,  y  vamos:  y  y»  iré 
delante  de  tL 

13  Y  elle  dTjo?  Mi  Befior  «abe  que  lo* 
niños  son  tierno»,  y  que  tengo  oveja* 
y  vacas  parida»:  y  al  Iéb  ferlgan,  en  *n 
ékt  morirán  toda*  Ha  oveja*. 

14  Fase  ahora  mi  aefiór  delante  de -#u 
siervo;  y  yo  me  iré  de  mi  espacio  al 
paao  de  la  hacienda,  que  ya  delante  de 
mi,  y  al  paso  de  loa  nlfioa,  basta  qne 
llegue  á  mi  señor  á  Seir. 

15  T  Bsaa  dijo :  Dejaré  ahora  contigo 
del  pueblo  que  rime  conmigo.  T  él 
dflo:  ¿Para  qué  esto?  Halle  yo  gracia 
en  loa  ojos  de  mi  sefior. 

16  1  AM  se  volvió  Xsau  aquel  dia  por 
en  camino  á  Seir. 

17  T  Jacob  se  partió  á  Socoth,  y  edi- 
ficó para  al  tflí  eoea;  y  biso  cabanas 
para  su  ganado:  por  tanto  llamó  el 
nombre  de  aquel  lugar  Socoth. 

18  Y  vino  Jacob  sano  á  la  dudad  de 
Slenem,  que  «s  en  la  tierra  de  Chanaan, 
cuando -venia  de  Patian-Aram,  y  asentó 
delante  de  la  ciudad.  *    * 

19  Y  compró  una  parte  del  campo, 
donde  tendió  su  tienda,  de  mano  de  los 
hijos  de  Hemor  padre  de  fllehem,  por 
cien  pierna  áe  moneda. 

20  Y  asentó  uíli  altar,  y  llamóle:  El 
Fuerte  Dios  de  IsracL 

CAPITULO  XXXIV. 

Siehem  Ayo  de  Bañar  principe  de  los  Sichemitas 
robot  y fuerza  á  DUn  Jttya  de  Jacob.  TI.  Loe  mijos 
de  Jacob  toe  engañan  abusando  con  eüds  ée  la  ñr- 
cwscisim,  te  cual  lee  hace*  temar  so  especie  de 
aSanza.  1U.  M  tiempo  que  Ja  ciudad  estaba  mas 
ocupada  con  «I  dotar  de  la  circuncisión*  y  mas 
detosjéasia  de  rnd  cases  Simeón*  y  Lewipor  eapi- 

'  tañes  venoxm  la  injuriacon  muerte  de  Hemor  t  de 
Siehem  y  de  todos  los  varones  de  la  ciudad,  la  cual 
iemmhien  ponen  asaco. 

Y  SALIÓ  Dina  la  luja  de  Lea,  que 
■habla  parido  á  Jacob,  por  ver  las 
bijas  de  la  tierra. 
2  Y  rióla  8ichem,  hijo.de  Hemor  Heveo, 
principe  de  aquella  tierra,  y  tomóla,  y 
echóse  eon  ella ;  y  afligióla, 
8  Y  apegóse  su  alma  con  Dina,  la  mja 
de  Jacob,  y  enamoróse  de  la  moza,  y 
labio  al  corazón  de  la  moza. 

4  Y  habló  Siehem  á  Hemor  su  padre,  di- 
ciendo :  Tómame  esta  moza  por  mnger. 

5  Y  oyó  Jacob,  que  había  ensuciado  á 
Dtaa  su  bija,  estando  sus  hrjos  con  su 
ganado  en  e*  campo;  y  calló  Jacob  hasta 
que  ellos  viniesen,  • 


•  Y  sallé  Besa**,  smnaade^eÉiira^-é 
Jacob,  para  hablar  «en  éL 

7  Y  lea  nejen  és  Jaco»  vintetna  del 
eampo  en  oyéndolo,  y  enéiisteeiéronee 
loa  varosne,  y  esjsaAávonan  ameno»  poi- 
que bino  vileza  en  Israel,  eehánéoae  eon 
la  bija  de  Jeeob,  «rae  no  se  éebfta  da 
hacer  asi 

8  Y  Heenor  habló  eon  Same*  < 
El  alma  de  mi  bi>o  Siehem  ae  ha  i 
do  con  vuestra  hija:  ruégoos  qne  ae  la 
deMpormugert 

9  Y  consagrad  eon  nosotras:  dédnoa 
vuestras  bijas,  y  tomad  vosotros  las 
nuestras. 

10  Y  habitad  con  nosotros :  porqne  la 
tierra  estará  delante  de  vosotros :  mo- 
rad y  negociad  en  tüa,  y  tomad  en  ella 
posesión. 

11  Blchem  también  dijo  á  su  padre  y  á 
sus  hermanos  í  Háfie  yo»  gracia  en  vues- 
tros ojos :  y  %*9  daré  lo  que  sssaftw  me 
diereis. 

13  Aumentad  sobre  mi  mocho  ajuar 
y  dones,  que  so  daré  cuanto  me  dijereis,- 
y  dadme  la  moza  por  muger. 

18  t  Y  respondieron  los  fetyos  de  Jacob 
á  Siehem,  y  á  Hemor,  su  padre,  eon 
engaño,  f  hablaron;  poraue  habla  en» 
sudado  á  Dina  su  hermana: 

14  Y  aljéronles:  No  podemos  hacer 
esto,  que  demos  nuestra  hermana  á 
hombre  que  tiene  prepucio ;  'porque  á 
nosotros  es  abominación : 

15  Mas  con  esta  condición  os  haremos 
placer.  Sr"  mere»  tomo  nosotros,  ene 
se  circuncide  en  vosotros  todo  varón ; 

16  Entonces  os  daremos  nuestras  bijas, 
y  tomaremos  nosotros  las  vuestras;  y 
habitaremos  con  vosotros,  y  seremos  un 
pueblo: 

17  Y  si  no  nos  oyereis,  para  circunci- 
daros) tomaremos  nuestra  hfja,  y  Irnos 
hemos. 

18  Y  parecieron  bien  sus  palabras  á 
Hemor,  y  6  Siehem  hfyo  de  Hemor. 

19  Y  no  dilató  el  mozo  de  hacer  a- 
quello,  porque  la  bija  de  Jacob  le  habla 
agradado:  y  él  era  el  mas  honrado  do 
toda  la  casa  de  su  padre. 

20  Entonces  vino  Hemor  y  Siehem  su 
hijo  á  la  puerta  de  su  ciudad,  y  habla- 
ron á  loe  varones  de  su  ciudad,  di- 
ciendo : 

21  Estos  varones  son  pacíficos  con  no- 
sotros, y  habitarán  la  tierra ;  y  grangea- 
rán  en  ella,  que,  he  aqui,  la  tierra  és 
anchada,  lugares  delante  de  olloa^neBo- 

S7 


GENfttSfe 


tros  trinaremos  sus  h4$sn  por-ungcret, 
y  darles  hemos  las  nuestras. 
98  Mes  con  esto  concuase*  nos  harán 
placer  tos  varones,  de  habitar  con  no- 
sotros, para  que  seamos  nn  pueblo:  SI 
se  circuncidare  en  nosotros  todo  varón, 
oomo  ellos  *m  circuncidados. 

28  Sus  ganados  y  su  hacienda,  y  todas 
sus  bestias  será  nuestro:  enhenante  qee 
consintamos  con  eHos,  y  habitaran  con 
nosotros. 

24  Y  obedecieron  á  Hemor,  y  á  Sichem 
su  fttyo,  todos  les  que  sallan  por  la  puer- 
ta de  la  ciudad;  y  circuncidaron  á  todo 
varón,  cuantos  sallan  por  la  puerta  de  la 
ciudad. 

29  ^  T  fué,  que  al  tercero  día  cuando 
ellos  estaban  doloridos,  los  dos  htyo* 
de  Jacob,  Simeón  y  Lev!,  hermanos  de 
Dina,  tomaron  cada  uno  su  espada,  y 
vinieron  contra  la  dudad  animosamen- 
te, y  mataron  á  todo  varón, 

26  T  á  Hemor,  y  á  Sichem  su  lujo, 
mataron  á  filo  de  espada;  y  tomaron 
á  Dina  ée  casa  de  Sichem,  y  salié- 
ronse. 

27  T  los  hfyos  de  Jacob  vinieron  á  los 
muertos,  y  saquearon  la  ciudad:  por 
cuanto  hablan  ensuciado  á  su  hermana, 

28  Sus  ovejas,  y  vacas,  y  sus  asnos,  y 
lo  que  habla  en  la  ciudad  y  en  el  campo, 


20  T  toda  su  hacienda,  y  todos  sus  ni- 
ños, y  sus  mugeres  llevaron  cautivas,  y 
robaron ;  y  todo  lo  que  habia  en  casa. 

8»  Entouece  di|o  Jacob  á  Simeón  y  á 
Levi:<  Turbado  me  habéis,  que  me  ha- 
béis hecho  abominable  con  los  morado- 
res de  aquesta  tierra*,el  Chananeo  y  el 
Phereaeo,  teniendo  yo  pocos  hombres : 
y  juntarse  han  contra  mi,  y  herirme 
han,  y  seré  destruido  yo  y  mi  casa. 

81  T  ellos  respondieron :  ¿Habla  a  de 
tratar  á  nuestra  hermana  como  á  una  ra- 
mera? 

.   CAPITULO  XXXV. 

Dio»  manda  4  JM  «Me  te  retire  de  fe  tierra  de 
Sichem  d  BtíhtK  »  que  aliile  haga  altmr:  para 
ejecución  de  lo  cual  Jacob  repurga  primero  toda 
tu  J amOía  de  la  idolatría.  U.  Muere  Debora  ama 
de  BacheL  III.  Dito  te  m merece  otra  we td  Jaeob, 
y  le  conjkrma  el  nombre  de  Jeraei,  y  el  poeto  y 
prometam.  IV.  De  alH  m  muda  d  Ephrata,  y  en 
el  camino  pare  Jlachel  d  Jten-jamin,  y  muere  del 
parto.  V.  De  alU  m  pam  d  Migdai-cder,  donde 
tu  k#o  primogénito  Rubén  violó  m  lecho.  VL  ná- 
cete recapitulación  de  lot  hifot  de  Jacob.  VIL 
Muere  baac  :  p  tue  dot  kffot  Etau  y  Jacob  le  te- 

Y  DÚO  Dios  á  Jacob:  Levántate,  sn- 
toáBetik-el.yestáejli:  yhaialli 


altar  ni-  Dios,  qua  te  aparoclóy  cuando 
huías  4e  tn  hermano  Bsau» 
2  Entonces  Jaeob  dije  á  su  familia,  y 
á  todos  los  que  ataban  con  él:  Quitad 
los  dioses  ágenos  que  hay  entre  voso- 
tros, y  limpiaos,  y  mudad  vuestros  ves- 


A  Y  levantémonos  y  soberao»  á  Betb- 
el:  y  allí  haré  altar  al  Dios  que  mu 
respondió  en  el  día  4o  mi  angustia,  y 
ha  sido  conmigo  en  el  camino  que  be 
andado. 

é  Asi  dieron  á  Jacob  todos  los  dioses 
ágenos  que  habla  en  su  poder,  y  los 
snrcUtos  que  e$iaban  en  sus  orejas;  y 
Jacob  los  escondió  debajo  de  un  alcor- 
noque, que  miaba  en  Sichem. 

6  Y  partiéronse;  y  el  terror  de  Dloa 
roe  sobre  las  ciudades  que  estofan  on 
sus  al  rededores,  y  no  siguieron  tras  loa 
h^Jos  do  Jacob. 

6  Y  vino  Jacob  á  Lusa,  que  em  en 
tierra  de  Chanaan,  esta  dt  Beth-el;  di 
y  todo  el  pueblo  que  con  el  estaba. 

7  Y  edificó  allí  altar,  y  llamó  al  lugar, 
El-betb-el ;  porque  allí  le  habla  apareci- 
do Dios  cuando  nula  de  su  hermano* 

8  1  Entonces  murió  Debora,  ama  de 
Reboces,  y  fué  sepultada  á  las  ralees  de 
Beth-el,  debajo  de  un  alcornoque;  y 
Uamó  su  nombre,  AUon-bachuth. 

9  1 Y  aparecióse  otra  ves  Dios  á  Jacob 
cuando  fué  vuelto*  de  Padan-Arsm,  f 
bendijolc. 

10  Y  dtyole  Dios :  Tu  nombre  a  Jacob, 
no  se  llamará  mas  tu  nombre  Jacob, 
mas  Israel  será  tu  nombre :  y  llamó  sn 
nombre  Israel. 

11  Y  díjole  Dios :  Yo  noy  el  Dios  om- 
nipotente, crece  y  multiplícate;  gente, 
y  compaflía  de  gente,  saldrá  de  ti;  y 
reyes  saldrán  de  tus  lomos. 

12  Y  la  tierra,  que  ya  he  dado  á  Abra» 
ham  y  á  Isaac,  te  daré  á  tí ;  y  á  tu  si- 
miente después  de  ti  daré  la  tierra.     • 

13  Y  fuese  de  él  Dios,  der  lugar  donde 
habla  hablado  eonéL 

14  Y  Jacob  puso  un  titulo  en  el  lugar 
donde  habla  hablado  con  él,  un  titulo 
de  piedra:  y  derramó  sobre  él  derra- 
madura,  y  echó  sobre  él  aceite.  * 

15  Y  llamó  Jacob  el  nombro  de  aquel 
lugar  donde  Dios  habla  hablado  con  él, 
Beth-el. 

16  1T  Y  partieron  de  Beth-el,  y  habla 
aun  como  media  legua  de  tierra  para 
venir  á  Ephrata ;  y  parió  Bache!,  y  Ano* 
trabajo  en  su  parto. 


GtVTEtUS. 


17  T  Alé,  cu»  como  hubo  Ifsnaju  MM 
parir,  dijole  1»  partan:  No  temes,  que 
e^  este  hfrtsmMen  tendrás. 

18  T  ftié,  que  saliéndosele  el  alma,  por- 
que murió,  llamó  su  nombre  Ben-oni; 
mas  »n  padre  le  Hamo  Ben-jamin. 

19  Aaí  murió  Bacbel;  7  fué  sepultada 
:  el  camínele  Bpnruta,  ceta  es  Bettt- 


'  20  Y  puso  Jacob  un,  titulo  sobre  su 
eepaltura;  eate  ar  el  titulo  de  la  sepul- 
tura  de  Bacbel,  basta  boj. 

31  1  Y  partió  IsGeeL,  y  tendió  aa  asn- 
ea de  la  otra  parte  de  la  torre  de  Eder. 

23  T  fue*  que  morando  Israel  en  aquella 
ttenu,  fué  Buben,  y  durmió  son  Bala  la 
concubina  de  su  padre :  lo  cual  oyó  B- 
raeL    Y  lueron  los  mjee  de  Israel  doce\ 

28  Los  mfoe  de  Lea:  et  peimsffdnlto  de 
Jacob,  Rubén ;  y  Bimeon,  y  Lev!,  y  Jude, 
y  Ieachar,  y  Zabulón. 

24 Los  mjos  de  Bacbel:  Jeeepn,yBcn- 
jamba. 

2*  Y  los  mjos  de  Bala,  atorra  de  Ba- 
cina: Den,  y  NepathaM. 

26  Y  los  mjes  de  Zelpha,  sierra  de 
Lea:  Ged,  y  Ases.  Estes  Jkerm  les 
kijoa  de  Jacob,  que  le  nacieren  en  Ra- 
den-Aranx 

27  Y  vino  Jacob  á  Isaac  su  padre  á 
Mamre,  dudad  de  Arbee,  esta  m  He- 
brea, donde  habitó  Abran*»  y  Isaac. 

2a  Y  fueren  tos  días  de  Isaac  ciento  y 
ocbenta  anos. 

20  Y  espiró  Isaac  y  murió;  y  fué  re* 
cuando  á  sus  puebles  "viejo,  y  harta  de 
días,  y  sepulta  sania  Bsan  y  Jacob  sus 
btfos.  

CAPITULO  XXXVI. 

Jjm  mmgermy  áeeemmitmein  ée 


pea  de  la  tierra  de  Seirde  to  e»*h*  ¿l  heredó  la 
tierra  y  le  di¿  nombre,  JL  ErWtatdtogo  de  loe  reyee 
fw  de  $u  rata  rtimarm  en  la  misma  tierra  antee 


Y  ESTAS  son  las  generuciones  de 
Esau,  el  cual ct  Edom. 
i  2  Esau  tomó  sus  mugeres  "de  las  mja* 
de  Cbanaan:  á  Ada,  mja  de  Blon  Bet- 
unen; y  Oettbema,  mja  de  Ana,  mja  de 
aWbeou  Hevea; 

8  Y  Basematb,  mja  de  Ismael,  normana 
dcNabajotn. 

4  Y  Ada  par»  á  Esau  á  BHpnus;  y  Ba- 
sematb parló  á  Babnel; 

5  Y  Oollbama  parló  á  Jehus,  y  á  Jne- 
lon,  y  á  Core:  estos  mm  los  b^Jos  de 
Esau,  que  le  nacieron  en  la  tierra  de 
Cbanaan. 

C  Y  Esau  tomó  sus  mugercs,  y  a» 


mjca,  y  sos 

de  su  casa,  y  sus  guanéos,  y  todas  sus 
bestias,  y  toda  su  haciende,  que  habla 
adquirido  en  la  tierra  de  Cbanaan,  y 
íuése  á  afra  tierra  da  delante  de  Jacob 


TT  Porque  la 
alende,  y  no  podían  habitar  Janees;  ni 
la  tierra  de  su  peregrmecton  los  podía 
sostener  á  causa  de  sus  ganados. 

8  Y  Esau  habitó  en  el  monte  de  Mr  t 
Imanes  Edom, 

2  Estos  son  los  Manga*  de  bau,  pudre 
de  Edom  en  el  monte  de  Befe 

10  Estos  son  los  nombres  de  los  h$oe 
de  Esau:  Elipbas,  mjo 
de  Eaau;  Babnel,  mjo  del 
ger  defecan. 

11  Yloeh^dennpui»1ucron:Tn* 
man,  Ornar,  Sepfeo,  Oatbam,  y  Cenen. 

12  Y  Thnmna  fué  concnaena  de  EH- 
phas,  htfo  de  Esau,  la  cual  parió  álM- 
pbac  á  Amaleen.  Estos  son  los  lujos 
de  Ada,  muger  de  Esau. 

n  Y  los  mjos  de  Bannet  lueron:  Na- 
hath,  Zara,  flamma,  y  Meca.  Bttoa  mm 
los  mjes  de  Basematb,  muger  de  Esau. 

14  Estos  fueron  los  mjos  de  Oollbama, 
muger  de  Esau,  mja  de  Ana,  que  red 
mja  de  Setoeon,  la  cual  parló  á  Esau,  á 
Jehus,  Jhelon,  y  Cote. 

16  Estos  son  los  duques  de  los  mjos  de 
Esau:  Los  hijos  de  Elipbas  primogénito 
de  Eaau:  el  duque  Tfeemen,  el  duque 
Ornar,  d  duque  Sepho,  d  duque  Cenes. 

10  Bi  duque  Core,  d  duque  Oarnam,  y 
el  duque  Amaleen.  Estes  mm  los  duques 
de  Bltnnen  en  la  tierra  de  Edom:  estos 
son  los  mjos  de  Ada.  » 

17  Y  estos  nm  los  bftos  de  Bahuei,  mjo 
de  Esau:  el  duque  Kanafb,  el  duque 
Zara,  al  duque  Bamma,  y  el  duque  Me- 
sa, Estos  mm  los  duques  que  saffare*  de 
Babnel,  en  la  tierra  de  Edom :  estos  mm 
los  mjos  de  Basematb,  muger  de  Esau»  . 

18  Y  estos  mm  los  hQos  de  Oollbama, 
muger  de  Erna :  el  duque  Juina,  el  du- 
que Jhelon,  y  el  duque  Core.  Estos 
mm  los  duques  que  sofero»  de  Oollbama, 
muger  de  Eaau,  mja  de  Ana. 

12  Estos  pues  mm  los  mjos  de  Esau  y 
sus  duques:  El  et  Edom. 

20  Y  estos  mm  los  hijos  de  Seir  Horco* 
moradores  de  la  tierra:  Lotsn,  Bebal, 
Sebeon,  Ana.  » 

21  Dtson,  Aser,  y  Dtoao.  Estos  mm  les 
duques  de  los  Horcos,  mjes  de  Seir  en  la 
ttermdaEdom,  .._...,*-    , 


<*B1£M1& 


ttfcasrm?***  ¿ata» ftmsem.vqesiw 

Hemam:  y  Ttemaa  fué  hermane  de  Lo 
tan. 

23  Y  loe  lujos  de  &obal  fueroa ;  Airan, 
Manahstfi»  fifesi*  flephí*  y  Onen> 

24  Y  los  hijos  de  Sebeon  fuexont  Aja, 
y  Am  Bs*e.Aa*  es  el  que  «ncontró 
los :  mutas  en  el  dolteato»  «Pida  ape» 
eeniab»  tos,  asaos  de  Sebeen  su  padre. 

25  Los.fejjoside  Ana  íuetoui  Pieen*  J 
OúUfeejaa,  hy»  de  Ana. 

26  T  estos  fueron  los  hUos  de  Dleeat 
IUiu(Wi  &etem,¿etli£au,  y  Chacen» 

27  Y  esto»  Jfeeroa  los  lujo»  de  Eser* 
Batee%2toanv)r  Ateza. 

88  ¥  este*  Jtew»  loe  lujos  de  Disan,: 
Htt#*y  Aran*..,    . 

29  Y  estos  fueron  los  duque»  de  ios  Ho- 
9*m  :«i  4uJtue  ¿eaban*  el  duque  Sobró, 
el  dftajucjífetiiaon»  jeLdflflua-  Ana» 

m  SI  duque  Dison,  el  duque  Esei>  el 
duque  Dieaa  Estíos  /«aro»  los  duques 
de  los  Bóteos,  por  sus  Aneados  en  la 
tierra  de  Seir. 

8k  K  Y  esáos>wo»  loa  reyes  que  rei- 
naron en  la.  ¿ierra/de  Edoaváaips  ww 
reinase  rj^ssefera  los  lujos  de  Israel., 

8?  Y  reinó#n,Edom,  Bela  Mió  de  Beor : 
y  el  nombro  de  su  ciudad  ü¡4  Denaba» 

83  Y  ninrtóiBeia,  y  reiné  por  di  Jobeo, 
lujo  de  Zara  de  Boas*. 

U  X  mur»6  ifohaby  J  Minó  por  él  Hu- 
tas», de^iarrade  Themaa. 

«5  Y  murié  Auaam,  y  reinó  por -él  Adad* 
hjtfordekBaeXl,  si  «He  hirió  AMadjejí  en 
el  Campo  i  de  Moab;  y  eliMinbre.de  su 
elndad  Jfc¿  Avltte  -  , 

88,  Y  mnnft  AdaA.y  reinó  por  ¿L  tenia 
.deMasreca. 

WT  murió  Sumía,  y  reinó  en  su  lugar 
Baúl  de  Robobqth  del  rio. 

9$  Y  mulo  £»ul»  y  reinó  par  él  Bate* 
nan*  liga  da  j^ko^on 

80  Y  murió  Kelanftn,  saja  de  Acheta»» 
y  reiné  por  él  Ader  t  y  el  nombra  de  su 
ciudad  Jk*é  Phan:  y  el  aambre  de  -su 
mugaríieateU^  *»ja  de  Matrad,  hija  de 
IftessAb. 

40  JQrtos>  pues  son  los  nombres  4e  los 
duques  de  EeaA  por  sus  linages,  y  sus 
lujases,  .par  sus  nombres:  el  dtiaue 
Thanna,  el  duque  Afira,  el  duque  Jetfc- 
otev   • 

41 M  duque  Oolihema,  el  duque  Ete^  el 
duque  Phinon, 

4ft  fil  duque  Cenan,  el  duque  Theman, 
el  duque  Ismbsaiy . 

48  fil  duque 'Magdiel,  y„ol  duque  Hb 


MMmiflmm  tea»duqnestfe;  1 
por  sus  habitaciones  en  la  tierra  de  su 
heredad.  Este  es  Eeau  padre,  de  loa 
Idumeos» 

CAPITULO  &XXVXL 

Comiénzate  <h  aqv(  la  "historia  (fe  Josepk  figura  ijlu>- 
9re  de  G**0  y  *  todo  el  cuerpo  dé  fe*  piMó—*. 

de  corregir  lo»  malo*  hecho»  de  na  hermano»  •*  -dm 
advertirle»  por  revelación  d*  Itio»  de  su  hepidera 
€xmdte4mineMfr»m  envidia  pmortalédh  dk  film. 
U.  Tr<m*4*  »***,  i*me»to  4  d  tri****** 
ajfudarles  en  svs  trabaja*:  ma»  per  imiurimient* 
de  Jtuben  te  contentan  con  empozarle  en  ma  ci+> 
toma  donde  4eM¿tm  v*e«  p  despojado  dd  en  ropa. 
ULFVomuvod*  Jmdafo  «km»  de  aOk  *  le  <** 
den  para  tér  llevado  d  MoitptQ,  donde  m  waelto  d 
vender.  TV.  Cargan  $u  muerte  con  calumnia  d  la» 
betéia*  fiera»  9  •*  pédte  te  llera  por  wwfte,  «ai 

Y  HABITÓ  Jacob  en  h»  üerra  donde 
peregrinó  su  padre,  en  te  tierra  de 


2  Estos  frieron  las  generaciones  de  Ja* 
oob:  JosephieuaAdo  Até  de  edad  de  dies 
y  siete  anos,  apacentaba  lss  ovejas  cotí 
and  hermanos;  y  em  moso,  con  los  hijos 
de  Bala,  y  con  lee  fc$os  de  Zelpha,  tea 
niugwes  de  su  padre:  y  Joseph  traía 
la  bate  tema  da  ellos  á  su  padre. 

9  Y  Israel  amaba  6  Joseph  mas  que  á 
todos  sus  htyos,  porque  le  habla  habido 
en  su  Tejas :  y  alteóle  una  ropa  de  diver- 
sos colorea. 

4  Y  riendo  sus  hermanos  que  su  padre 
te  amata  mas  qoe  á  todos  sus  herma- 
nos, aborrecíanle,  y  no  le  podían  hablar 
pacífloamento. 

6  Y  aofió  Joeeph  «fe  sue&ot  y  contólo 
á  sus  tea maaos$  y.ettoe  añadieron  á 
aborrecerle  mas. 

0  Y  di  joles:  Oíd  ahora  este  sueno  que 
heaofiado: 

7  He  aquí  qua,  atábamos  manojos  en 
medio  del  campo ;  y  he  aquí  que  mi 
manojo  se  levantaba,  y  estaba  derecho ; 
y  que  vuestros  manojos  estaban  al  rede- 
dor y  sé  mclteaban  al  mió.  T 

ft  Y  respondiéronle  sus  heraaauos: 
¿Bus  de  reinar  sobra  nosotros f  ¡ó  hasta 
de  ensettorear  sobre  nosotrosf  T  afta* 
dieron  á  aborrecerle  mas  á  causa  de  ana 
sueles  y  de  sus  patentas. 

9  Y  sofló  mas  otro  sueño,  y  oontófo  A 
sus  hémenos,  diciendo:  He  aqui  que  he 
soñado  otro  sueno :  Y  he  aqui  que  el  sol 
y  te  luna,  y  oaee  estrellas  se  inclinaban 
áml 

10  Y  contólo  á  su  padre  y  á  sus  herma* 
nos,  y  su  padre  le  reprendió,  ydtyelei 
¿(fe^usftoefeaie^stt sotaste!  ¿Hemos 


QBKBftl* 


d*  venir  yey  tu 
áiacünaroos  4  ti  á  tianmf 
11 Y  sos  hermanos  le  tuvieren  envidie; 
mas  su  padre  miraba  el  negocio* 

12  T  Y  fheroa  sus  hermanos  á  spacen- 
Ur  las  orejas  de  su  padre  en  &iehem. 

13  Y  dUo  Israel  á  Joseph:  Tu*  herma- 
noa  apacienta»  la»  ovejas  en  Sienes», 
vea  y  enviarte  he  á  ellos.  Y  él  respon- 
dió :  Heme  aquL 

14  X  él  Je  d^o:  Vé  ahora,  mira  cono 
están  tus  hermanos,  y  como  están  lis 
ovejas,  y  tráeme  la  respuesta.  Y. envíe- 
se del  vane  de  Hebreo,  y  vine  á  Bicheas. 

15  Y  hallóle  nn  hombre  andando  el 
perdido  por  el  campo,  y  preguntóle 
aoncl  hombre,  dickaido:  ¿Qné  buscas! 

16  Y  áj  nespomdió:  Basco  4  mis  her- 
manos; ruéjfóte  que  me  muestres  don- 
de pastan, 

17  Y  aquel  hombre  respondió :  Ya  se 
han  ido  de  aquí :  y  yo  le»  oí  decir:  Va- 
mos á  Dothain:  entonces  Joseph  fué 
tras  sus  hermanos,  y  hallólos  en  Do> 


18  Y  como  ellos  le  vieron  de  lejos,  á* 
tes  que  llagaae  cero»  de  ellos,  pensaron 
contra  él  pan  matarle. 

19  Y  atieran  el  uno  al  otra:  He  aquí, 
Tiene  el  soñador. 

20  Ahora  pues  Teñid,  y  instémosle,,  y 
eehémosie  en  un»  cisterna,  y  diremo»-: 
Áifptaa  maia>bestisrletmgói  y  Tesamos 
que  serna  sus  sueños. 

21  Y  como  Rubén  oyó  «sfefc  escápele  de 
sos  manos,  y  djjot  No  le  matemos. 

23  Y  dijoles  Rubén :  No  dermmcia  san- 
gre: echadle  en  esta  cisterna,  que  esta 
en  el  desierto;  y  no  metáis  mano  en  él: 
por  escaparle  de  sus  manos,  para  hacer- 
lo Tolrer  á  su  padre, 

23  Y  fué,  fue  como  Joseph  llegó  á 
sus  hermanos,  ellos  hicieron  desnudar 
k  Joseph  su  ropa,  1»  ropa  da  coloras 
que  lorie  sobre  ai, 

£ft  Y  tomáronle,  y  echáronle  en  la  cis- 
terna, y  la  cisterna  citaba  vacia,  que  no 


£5  Y  asentáronse  á  comer  pan:  y  ta- 
sando los  ojos  miraron»  y,  he  aquí»  un» 
compañía  de  Ismaelitas,  que  Tensa  de 
Galaad,  y  bus  camellos  trajeo  cepedas 
y  ce»  y  almáciga,  y  toan  par»  llevar  á 
Egjpto. 

26  ^  Entonces  Jnda  cüjo  á  sus  herma- 
Dos:  ¿Qué  provecho  que  matemos  á 
nuestro  hermano,  y  encobramos  su  san* 
gref 


0?  Anead,  j  vendmneese  á  los  : 
litas,  y  no  sea  nuestra  mano  sobre  él^ 
que  nuestro  hermano  nuestra  carne  es. 
Y  sus  hermanee  acordaron  con  él 

88  Y  mmenaasaan  los  Mnéianltas  mer- 
caderes, ellos  sacaron  á  Joseph  de  la  da- 
terne,  y  trujáronle  arriba,  y  vendiéronle 
atea  IsseaeMts»  peevstntsnsMsdepnv 
ta:  y  ttsveroná  Joseph  áEgypto. 

I*>  Y  Buhen  volvió  á  1»  cisterna,  y,  he 
aquí,  Joseph  no  «tato  dentro ;  y  rosav 
fáóssjsTUstsnon. 

90  Y  tomó  asea  hermanos,  y  m>:  Bl 
mono  no  perece,  y  yo  ¿  adonde  Iré  yo  f 

81  Entonces  ellos  tssnahsn  la  repa  de 
Joseph,  y  degollaron  un  cabrito  de  las 
cabras,  y  tíneron  la  ropa  con  1»  sangre. 

83  Y  envéaron  la  ropa  de  colores,  y 
trujáronla  á  su  padre,  y  dtyerou  t  Esta 
hemos  bailado:  conoce  ahora  si  es  la 
ropa  de  tu  b#o,  ó  no. 

88  Y  él  la  conoció,  y  dijo :  La  ropa  de 
mi  mjo  es;  alguna  mala  bestia  le  tragó: 
despedazado  ha  sido  Joseph» 

9*  Entonces  Jacob  rompió  sus  vesti- 
do», y  puso  saco  sobre  sus  lomo»,  y  en* 
lotóse  por  su  hijo  muchos  diss. 

£5  Y  levantáronse  todos  sus  hijos  y 
toda»  su»  hfyas  para  consolarte ;  mas  ét 
do  quiso  .tomar  consolación,  y  dtyot 
Porque  tengo  de  éssosnder  á  mi  htyo 
enlatado  hese»  la  sepultura.  Y  Moróle 
su  padre. 

36  Y  los  Madlanitas  le  Tendieron  en 
Egypao  á  Potista*,  eunuco  de  Phataon, 
capitanee  los 'de  la  guardia* 

CAWH7LO  XXXVtñ. 

denoim  para  fue  por  41  jememtüme  tm  gtmtattytm 
del  Mcs\a*  teyun  la  come,  rtciUm  aqut  m  mom(« 
con  tu  rtaera  1%amar  de  donde  te  nacieron  do$ 
h(joed*VA  parió  Pkara  y  Zara. 

Y  ACONTECIÓ  en  aquel  tiempo,  qao 
Jnda  descendió  de  con  sus  berma* 
nos,  y  mese  aun  varen  Odollamtta,  qne 
se  llamaba  Hira. 

*  Y  vio  allí  Jnda  tma  hija  de  un  hom- 
bre Ghananeo^  d  cual  se  llamaba  fcaat 
y  tomóle,  y  entró  á  ene, 
8  La  cual  concibió,  y  parió  tm  hijo,  y 
llamó  su  nombre  Her. 

4  Y  concibió  otra  vea,  y  parlé  tm  ktye,  • 
y  llamó  su  nombre  Onan. 

5  Y  tornó  otra  vez  á  concebir,  y  parió 
un  lujo,  y  Hachó  su  nombre  tela.  Y  es- 
taba en  Cbüzü)  cuando  le  parlé. 

ó  Y  Jnda  turnó  muger  á  su  primogé- 
nito Her,  la  cual  se  Mamaba.  Thamav. 
7  Y  Ser, el  primogénitode  Juna,  mu 


0EIM&I&. 


mío  en  lot  ojos  áé  Jefeova;  y  saatóte 
Jebova, 

8  Entonce»  Juda  dtfe  á  Onau:  Entrad 
la  moger  de  tu  hermano,  y  has  paren- 
teaoo  con  ella,  y  levanta  simiente  á  tu 
hermano. 

9  Y  sabiendo  Onan  qne  la  •imlente  no 
habla  deaer  suya,  era  qne  enanéo  entra- 
ba á  la  moger  de  sn  hermano  corrompía 
en  tierra,  por  no  dar  atañiente  A  sn  hor- 


10  T  desagradó  en  ojos  de  Jebera  lo 
qne  hacia*  y  matóle  también  á  eX 

11  Y  Jnda  dtyo  á  Thamar  sn  nuera:  Es- 
táte. Yiudft  en  casa  de  tu  padre,  hasta 
que  oresca  Bela  mi  hfyo;  porque  dijo: 
Que  quisa  no  muera  él  también  como 
sus  hermanos.  T  fuese  Thamar,  y  es- 
túvose en  casa  de  su  padre. 

12  T  pasaron  muchos  días,  y  murió  la 
mja  de  Sua,  moger  de  Jada:  y  Jada  se 
consoló :  y  subió  á  los  trasquiladores  de 
sus  ovejas  él  y  Hira,  su  amigo  OdoDa- 
mita,  á  Thamnas. 

18  Y  fué  dado  aviso  á  Thamar,  dicien- 
do :  He  aquí  tu  suegro  sube  á  Thamnas 
á  trasquilar  sus  ovejas. 

14  Entonces  ella  quitó  de  sobre  si  loe 
vestidos  de  su  viudas,  y  eabrióso  con 
tes  velo;  y  arrebosóse,  y  púsose  á  la 
puerta  de  las  aguas  que  están  Junto  si 
camino  de  Thamnas;  porque,  vela  que 
habla  crecido  8ela,  y  ella  no  era  dada 
A  él  por  moger. 

16  Y  viola  Juda,  y  túvola  por  ramera; 
porque  ella  habla  cubierto  su  rostro. 

16  Y  apartóse  del  camino  hacia  ella,  y 
dtyola:  fia  pues,  ahora  yo  entraré  A  tí : 
Porque  no  sabia  que  era  su  nuera.  Y 
ella  djjo:  ¿Qué  me  has  de  dar,  si  en- 
trares á  mi? 

17  El  respondió:  Ye  te  enviaré  de  ks 
ovejas  un  cabrito  de  las  cabras.  Y  ella 
dtyo:  Hásme  de  oar  prenda  hasta  qne 
lo  envíes. 

18  Entonces  él  dtyo:  ¿Qué  prenda  te 
daré?  Ella  respondió:  Tu  anilla  y  tu 
manto,  y  tu  bordón  que  tiene»  en  tu 
mano.  Y  él  se  lo  dio;  y  entró  A  ella, 
la  cual  concibió  de  éL 

19  Y  levantóse  y  fuese:  y  quitóse  el 
velo  de  sobre  si,  y  vistióse  las  ropas  de 
su  viudes. 

20  Y  Juda  envió  el  cabrito  de  las  ca- 
bras por  mano  de  su  amigo  el  Odolla- 
mtta,  para  que  tomase  la  prenda  de 
manodelamuger:  y  no  la  halló. 

JU.  Y  preguntó  A  los  hombres  os  aquel 


lugar,  aicrenuo  *  ¿  ísunue  esto  la  remero 
de  las  aguas  Junto  al  camino?  Y  eHon 
le  dfyeron :  No  ha  estado  aquí  ramera, 

22  Entonces  él  se  volvió  á  Juda,  y  dijo : 
No  la  hallé:  y  también  loe  hombree  del 
lugar  dtyeron :  No  ha  estado  aqui  ramera. 

28  Y  Juda  d|Jo:  Tómeselo  para  si, 
porque  no  seamos  menospreciados :  he 
aquí,  yo  he  enviado  este  cabrito,  y  tú 
no  la  hallaste. 

24  Y  fué  eos  como  desde  A  tres  meses, 
rué"  dado  aviso  A  Jada,  diciendo:  Tha- 
mar tu  nuera  ha  fornicado,  y  aun  cierto» 
estA  preñada  de  las  fornicaciones.  Y 
Jada  dtyo :  Sacedla,  y  sea  quemada. 

25  Y  eBa,  euando'la  sacaban,  envió  A 
decir  A  su  suegro:  Del  varón  cuyas  so* 
estas  cosas,  estoy  preñada,  Y dtyo  mas: 
Conoce  ahora  cuyas  mm  estas  cosas,  d 
anillo,  y  el  manto,  y  el  bordón. 

26  Entonces  Jada  lo  conoció,  y  drjo : 
Mas  Justa  es  que  yo,  por  cuanto  no  la 
he  dado  A  Sela  mi  hijo.  Y  nunca  mas 
la  conoció. 

27  Y  aconteció  que  al  tiempo  de  parir, 
heoqui,meHisos  en  su  vientre. 

28  Y  fué  qm  cuando  paria,  dtó  la  mano 
d  uno,  y  la  parten  tomólo,  y  ató  A  su 
mano  un  Mh  de  grana,  diciendo:  Este 
salió  primero. 

29  Y  aconteció  que  tornando  él  A  me- 
ter la  mano,  he  aqui,  su  hermano  salló, 
y  dfyo:  ¿Per  qué  has  rompido  sobre  ti 
rotara  ?    Y  llamó  su  nombre  Pnaros. 

89  Y  después  salló  su  hermano  el  que 
tenia  en  su  mano  si  Mk>  de  grana,  f  lla- 
mó su  nombre  Zara. 

CAPITULO  XXXIX. 

Traído  Joeepk  d  Egypto,  y  puesto  en  i 
Dios  es  con  e%  y  su  amo  le  entrega  et  povier 
toda  m  o— a.  IL  Su  emm  msmomdm  de  e%  1 
«Miera  de  adulterio,  mas  ét  resiste  dando  ai  t» 
un  singular  ejemplo  de  fidelidad  y  limpiesa. 
Calumniado  de  su  ama,  le  es  Imputado  el  j 

^W  ■#  #0HMHDf  Jf  46  0GA0V0  49  sv  QUeTCQtm    Mv* 

Dio*  te  declara  mas  suJewor,y  es  em  sanea 
con  el  mismo  su  amo  (mus  también  era  alcaide 
cárcel)  qmleda  cargo  de  todo  h  que  en  la 


Y  DESCENDIDO  Josepa  A  figypto, 
compréis  Potiphar,  eunuco  de 
Pbaraon,  capitán  de  los  de  la  guardia, 
varón  Egypoiano;  de  mano  de  los  Is- 
maelitas, que  le  hablan  llevado  allA 

2  Mas  Jebova  fué  con  Joseph,  y  fué 
varón  prosperado:  y  estaba  en  la  casa 
de  su  señor  el  Egypciano. 

8  Y  vio  su  sefiór  que  Jebova  era  con 
él,  y  que  todo  lo  que  él  hada,  Jebova  lo 
prosperaba  en  bu  mano. 


QBHBUft 


4  AÉk  hsssa  Jowph  graos» ortsavejos, 
y  servíale:  y  él  le  hiso  mayordomo  de 
bu  casa,  y  le  entregó  en  poder  todo  lo 
que  tenia. 

5  T  aconteció,  que  desde  entonoee  que 
le  dio  el  cargo  de  en  cata,  y  de  todo  lo 
qne  tenia,  Jebera  bendtyo  la  eaea  del 
Sgypdaoo  4  cause  da  Joseph,  y  Aró  la 
bendición  de  Jehova  sobre  todo  lo  qne 
tenia  asi  en  casa  como  en  el  csmpo> 

6  Y  dejó  todo  lo  «pe  tenia  en  la  mano 
de  Joseph,  ni  con  él  sabia  nada  mea  qne 
del  pan  qne  comías  y  Joseph  era  da 
hermoso  semblante,  y  bello  de  vista. 

7  T  Y  aconteció  después  de'  esto,  qne 
la  mager  de  sn  señor  sisó  sns  ojos  sobre 
Joseph,  y  dQe:  I>nerme conmigo. 

8  Y  él  no  quiso;  y  cUjo  á  la  mugar  de 
en  señor:  He  aquí  qne  mi  señor  no 
sabe  conmigo  lo  qne  Aoy  en  casa,  qne 
iodo  lo  qne  tiene  ha  puesto  en  mi 


9  No  hay  otro  mayor  qne  yo  en  esta 
casa,  y  nfagan*  cosa  me  ha  defendido 
niño  a  tí,  por  cuento  t4*r*s  sumuger: 
¿cómo  pues  baria  ye  este  grande  mal, 
que  pecaría  contra  Bies  f  . 

10  Y  fué,  qué  hablando  ella  á  Josefa 
cada  día,  y  no  la  escuchando  él  para 
acostarse  junto  á  ella,  para  estar  coa 
ella: 

U  Aconteció  <p*  él  -vino  un  día  como 
loa  otros  4  easa  pan»  hacer  sn  onde,  y 
do  habla  nadie  de  los  de  casa  allí  en 


13  Y  ella  le  tomó  por  su  ropa,  diciendo  s 
Duerme  conmigo.  Entonces  él  dejóle 
su  ropa  en  lea  manos,  y  huyó,  y  salióse 
Ibera. 

13  T  Y  fué,  que  como  ella  vló  qne  le 
había  dejado  sn  ropa  en  sus  manos,  y 
habla  huido  faera, 

14  Llamó  á  los  de  casa,  y  hablóles,  di* 
deudo:  Mirad;  henos  traído  a»  ha 
bte  Hebreo,  para  qne  hiciese  burla  de 
nosotros.  Vino  4  mi  para  dormir  con- 
migo,  y  yo  di  grandes  Toces. 

15  Y  Tiendo  él,  qne  ye  aleaba  la  vos,  y 
gritaba,  dejó  junto  4  misa  ropa,  y  huyó, 
y  sallóse  meta» 

10  Y  ella  puso  sn  ropa  cerca  de  si,  hasta 
que  vino  su  señor  á  sn  cesa: 

17  Y  ella  le  habló  semejantes  palabras, 
diciendo:  Vino  á  mi  el  siervo  Hebreo, 

-  qne  nos  trajiste,  para  deshonrarme : 

18  Y  como  yo  aleé  mi  vos  y  grité,  él 
dejó  su  ropa  junto  á  mí,  y  bajó  fuera. 

19  Y  fué,  gas  cerno  en  safe*  oyó  lea 


le  hsb$é\  i 

do:  Como  esto,  qne  eJJeo,  me  ha  hecho  tu 
ciervo,  su  furor  se  encendió, 
20  Y  tomó  su  eeflor  á  Joseph,  y  púsole 
en  la  casa  de  la  cárcel,  donde  estaban 
los  presos  del  rey,  y  estuvo  alM  en  la 
aseado  la  cárcel. 

•tft  %  Mas  Jebera  roe  cea  Joseph,  y 
llegó  ó  él  m  nilsedeovdie,  y  de»  sn  gre- 
emeaojos  dd  principe  de  la  casa  de  la 


83  Y  el  principe  de  la  easa  de  la  cárcel 
entregó  en  mano  de  Joseph  todos  los 
presos,  que  «atoan  en  la  casa  de  la  cárcel, 
y  todo  lo  qne  hadan  etti,  é>  le  hada. 

33  Ninguna  cosa  veta  d  príncipe  de  la 

eárcd  en  sn  mano,  porque  Jebera  era 

con  él:  y  lo  que  él  hacia,  Jebera  lo 

prosperaba. 

CAPITULO  XL. 

Pkmrmm  n  li  i  ilii  m  H 


cárcel  al  cargo  de  Jottpk  tmeñam  eadm  w»  «i  mtn$) 
d*  tu  prisión.  JJ.  Joseph  le»  declara  lo»  mtefíotpmt- 
céeUtw»  co^fltnto»  a  M  iMClarocion, 

Y  ACONTECIÓ  después  de  estes  co- 
sas, que  pecaron  d  maestresala  dd 
rey  de  Egypte,  y  d  panadero,  contra  su 
señor,  d  rey  de  Sgypto. 

3  Y  Pfaaraea  se  enojó  contra  sus  éoi 
eauuooe,  contra  dpriadpd  de  los  mees* 
tresalas,  y  contra  d  prtodpal  de  los  pa- 
naderos. 

8  Y  puedes  en  la  eáred  de  la  easa  dd 
capitán  de  loe  de  la  guardia,  en  la  casa 
de  la  cárcel,  donde  Joseph  estaba  preso. 

4  Yd  capitán  de  los  de  la  guardia  dio 
cargo  de  ellos  á  Joseph,  y  él  les  serria{ 
y  estuvieron  dias  en  la  cárcel. 

5  Y  sonaron  suelo  ambos  á  dos,  cada 
uno  su  sueno,  una  misma  noche;  cada 
uno  conforme  á  la  declaración  de  en 
sueno,  el  maestresala  y  el  panadero  dd 
rey  de  Sgypto,  qne  ¿atetan  presos  en  la 
cárcel 

4  Y  vino  á  ellos  Joseph  por  la  mafiana, 
y  miróles,  y  pareció  que  estaba»  tristes. 

7  Y  él  preguntó  á  aquellos  eunucos  de 
Pfaaraea,  qae  miaban  con  d  en  la  cárcel 
de  la  casa  de  su  señor,  diciendo :  ¿Por 
qué  «uVl*  hoy  nulos  vuestros  rostros  f 

8  t  ellos  le  dyeron:  Hemos  sollado 
sueno,  y  no  hay  quien  lo  declare.  *  En- 
tonces Joseph  les  drjo :  ¿No  son  de  Dios 
las  declaraciones?    ContádmelO%hora. 

9  1T  Entonces  d  príncipe  de  los  maes- 
tresalas contó  su  sueno  á  Joseph,  y  di- 
jde:  Yo  sonaba  que  vela  una  vid  de- 
lante de  mi : 

10  Y  en  la  vid  tres  sarnüenéoe;  y  día 


ft&Neeife 


r  que  ftoxcfie,  sestee*  veaomo,  *s*> 
duraron  sus  roeimos  de  uvm  : 

11  Y  que  el  tmo  de  Phareoe  estaba  en 
mi  mano ;  y  que  ye  tomaba  las  u? as,  y 
las  esprimia  en  el  Taso  de  Pharaon,  y 
daba,  el  vaso  en  la  mano  ele  Pheiaon. 

13  T  díjole  Joeeph :  Batee? en  declara* 
«ion ;  Lo»  toes  sfcimkmtos  (so*  tres*  días: 

13  Al  cabo  de  tres  dtes  Pharaon  leva* 
tara  tu  cabes*,  y  te  liará  votar  en  tu 
asiento;  y  darás  ol  raso  á  Pharaon  en 
en  mono*  como  solías  cuando  eras  su 
maestresala. 

14  Por  tanto  acordarte  has  de  mi  deur 
tro  de  tí*  otando  tuvieres  bien;  y  ma- 
gote que  tengas  conmigo  misericordia, 
gne  hagas,  mención  de  mi  á  Pharaon,  y 
me  saques  do  «ala  casas 

15  Porque  be  sido  hurtado  de  la  tierra 
de  los  Hebreos:  y  tampoco  he  hecho 
aqni  perene  me  hubiesen -de  poner  en 
cárcel. 

16  T  viendo  el  principe  de  los  panade- 
ros qne  baste  declarado  bien,  dijo  * 
Joseeh:  También  yo  sonaba  qne  vffa. 
tres  canastillos  blancos  sobre  mi  cabete? 

17  Y  en  el  canastillo  mas  alto  haMa  de 
todas  las  viandas  de  Pharaon  de  Obra  de 
panadero;  y  qne  las  conten  las  aves  del 
canastillo  de  sote»  mi  cábese. 

Id  Entonces  respondió  Joseph,  y  djjo: 
Bstast  sn  deoteneioa:  Los  tres  canas- 
tros tres  ates  son : 

19  iAl  cabo  de  toes  dias  quitará  Pha- 
raon in  cabeza  de  ti,  y  te  hará  colgar 
en  te  horca,  y  aves  comerán  tn  come 
de  sobre  tL 

20  T  finí  al  tercero  día  déte  del  naci- 
miento de  PhanaoB,  y  hiso  banquete  á 
todos  sus  siervos :  y  ateo  la  cabéna  del 
principe  de  los  maestresalas,  y  la  cábese 
del  principe  de  los  panaderos  entre  ene 
siervos: 

81  Y  hteo  volver  al  principe  de  loe 
maestresalas  á  sn  oficio,  y  dio  el  vaso 
en  mano  de  Pharaon  i 

i»  Yol  principe  de  los  panaderos  hteo 
ahorcar,  como  le  habla  declarado  Joseph. 

28  Y  el  principe  de  los  maestresalas 
no  se  acordó  de  Joseph,  mas  olvidóse 
deét 

CAPITULO  XIX 

Bevela  jkjot  d  Pharaon  rey  de  Egipto  lamhmtdaneia 
y  la  hambre  que  había  de  venir  en  la  túrrrn,  por  svc- 
6o»JI§uraHvoe,  lotcuaietmutábiotno  toben  declarar. 
1L  A  etm  eeemian  Jeeeph  «*  mead»  de  kt  edrcel 
gm  loe  declara, y  eetre  eUo  da  el  eemttjo  de  io  qm 
eé  déta  hacer.  ITT.  Pharaon,  vieta  tu  tatriduria  * 
prudencia,  le  coueHhnfe  por  teoundo  detpue»  de  mí 
******  fmmtmTJwpto*  tjleéaei  mwg&pma 
4É 


ir.**** 

wmaer  «fc  ettíma^y  4*  eUa  hs  neveen  4o»  J*jje*\  áfmr 
ñaue*  y  Ephraim.  V.  Potado  él  tiempo  de  la  abuw 
dimdavténe  la  hambre  en  Egypto,  p  Joteph  abre  loe 


Y  ACONTECIÓ  <pm  pesados  dos  áfios 
Pharaon  soñó.  Parecíale  que  ca- 
taba'Junto  al  lio, 

8  Y  que  del  rió  rabian  siete  vacas,  her^ 
mosas  de  vista,  y  gruesas  de  cune';  quo 
pacten  en  el  prado; 

8  Y  que  otras  siete  vacas  subían  tras 
cuas  del  rio,  feas  de  vista,  y  magras  de 
carne,  y  qne  se  paraban  cerca  de  las  va* 
cas  hermo*m  á  la  orilla  del  rio: 

4  Y  que  tes  vacas,  feas  de  vista  y  ma- 
gras de  carne,  tragaban  á  las  siete  vacas, 
hermosas  de  vista  y  gruesas.  Y  despertó 
Pharaon. 

o  Y  durmióse,  y  sofid  la  segunda  ves; 
Que  siete  espigas  nenas  y  hermosas  su-» 
Man  de  una  cana;  ' 

6  Y  que  otras  siete  espigas  menuda*  y 
abatidas  del   solano  sallan  después  de 


7  Y  qne  las  siete  espigas  menudas  tra- 
gaban ates  siete  espigas  gruesas  y  llenas. 
Y  despertóse  Pharaon,  y  he  aqni  que  erm 


8  Y  acaeció  que  á  la  mañana  en  espfi 
ittn  se  «toMhefttd  y  envió,  y  hiso  ttsmar 
á  todos  los  mogos  de  Egypto,  y  á  todos* 
sus  santos;  y  contóles  Pharaon  sus  sue- 
los; y  no  habU  quien  los  declarase  á 
Pharaon. 

9  1  Entonces  el  principe  de  los  maes- 
tresalas habló  á  Pharaon,  diciendo:  Be 
mis  pecados  me  acuerdo  hoy :     • 

16  Pharaon  se  enojó  contra  sus  srervotí  * 
y  á  mi  me  echó  en  la  cárcel  de  la  casa 
del  capitán  de  los  de  la  guardia,  á  mi  y 
si  principe  de  los  panaderos. 

11 Y  yo  y  él  soñamos  sueno  una  misma 
noche,  cada  «no  conforme  á  la  declara- 
ción de  su  sueno,  sonamos. 

10  Y  allí  con  nosotros  esteta  un  mono 
Hebreo,  siervo  del  capitán  de  los  de  te 
guardia:  y  contámoselo,  y  él  nos  de- 
claró nuestros  sueltos,  y  declaró  á  cada 
uno  cooJbrmeá  sn  sueno: 

18  Y  aconteció  que  come  él  nos  de* 
csaro,así  fuá:  á  mi  me  hteo  volver  á  mi 
asiento;  y  al  otro  triso  colgar. 

14  Entonces  Pharaon  envió,  y  llamó  á 
Joseph,  y  Meiéronle  salir  corriendo  de 
la  cárcel :  y  trasquiláronle,  y  mudáronle  ' 
sus  vestidos;  y  vino  á  Pharaon. 

15  Y  Pharaon  606  a  Joseph:  Yo  he 
sotado  suene*  y  no  hay  quien-  le  de- 


onmii 


ynnitooitesMeéo^eejeoyes 

i  declararla*. 

16  Y  Joseph  respondió  á  Pharaon,  ¿4- 
dendo:  Sin  mi*  Dio*  responda  ptaá 
FhsnoB. 

17  Entonces  Fbareou  d$o  á  Joseph: 
En  mi  sueña  perecíame  que  estaba  á  1» 
orilla  del  rio: 

18  Y  que  del. rao  suelan,  siete,  vacas 
gnusa*  de  cerne,  y  hermosee  da  forceo, 
eme  peden  en  al  prado: 

1S  Y  qne  ateas  siete  Tacas  snhtan  des- 
pués da  ellas,  magas»  y  leas  da  forma 
mucho,  y  flacas  de  carne:  no  na  viste 
■  piras  semejantes  en  todavía  tierra  de 
Egypto  en  fealdad: 

20  Y  ^  im  vaca*  haces  y  f  ese  llagaban 
á  las  siete  yacas  primeras  gruesa** 

31  X  ees  entraban  'en  sus  entrañas,  y 
no  se  conoces  que  nublasen  entrada  en 
ana  entrenas;  pesque  el  paróse»  de  eUes 
aro  «tes  malo,  coIdo  de  primero;  y  des- 
perté. 

23  Tí  tasAMen  señando,  que  siete  es- 
,  en  «na  caá*  llenas  y  her~ 


22  X  que  otras  siete  espigas  menudas, 
secas,  abatidas  del  solano  subían  des- 


24  Y  qne  las  espigas  menudas  tragaban 
é  Jas  siete  espinas  hermosas;  y  lp  be 
dicho  á  loa  Magos,  y  no  Aoy  qoien  me 
lo  declare. 

25  Entonces  Joseph  respondió.  4  Fha- 
raoms  ElsuenodePueraoueaitomistae. 
Dfcos  ha-  mostrado  4  Ebaraen  loque/él 

2ft  ¿es  siete  vacas  nenmosas  sietesnos 
son;  y  las  espigas  hersnosah  son  siete 
aftoe:  el  ensañes  un  sajorno.  . 

27  Y  las  siete  vacas  magma  y  feas,  que 
sabían  tase  eüas,  siete  anos  son;  y  las 
eiete  espigas  menudas  y  secas,  dej.  so- 
lano, ateteafios  serán  de  hambre. 

2S  Bs|o  e*.  lo  qne  pú  responde  á  Pha- 
raon :  I¿e  que  Jftes  Hace*  na  mostrado  á 


29  HenqnifSiete  años  vienen  de  grande 
hartura  en  ¿oda  la  Ueiredc  Egypto*    • 

20  X  levantarse  ñau  tras  ellos  siete 
años  de  hambre,  que  toda  la  harta»» 
aeré  olvidada- en  la  tierra  de  BgypfcH  y 
m  hambre  eonstsmtan  m  tierra, 

21  Y  aquella  abunéuaeten»  sera»  cono- 
cida á  causa  de  la  hambre  de  después; 
la  enea  seré,  gvaviahnai 

£3  Y  en  segundar  ai  sueno  á  Pharaon 
v  sfen#Zes*  quede  •eose  es  mtme 


éé  porte  4*  Mee,  y^me  Otes  ees 
abacería. 

ft¿  Por  tanta  ahora  provea  Fharaon  á 
algún  varón  prudente  y  sabio,  y.  pongáis 
sobcemtierm  de  Egypto: 

Bái  Haga  Faenan,  y  ponga  gotoso** 
doses  sobre  k^prorineia;  y  quinte  fe> 
tierna  de  Egypto  en  los  siete  anos  déla 
hartura; 

16  .Y  junten  teda  la  provisson  de  estes 
buenos  años  que  vienen;  y.  alleguen  el 
trigo  debajo  de  da  mano  de  Fharaon  para 
mantenimiento  de  las  emendes  y  guan- 
een: 

86  Y  esté  eqnel  mantenimiento  ea  de- 
pósito para  la  tierra  pera  los  siete  afies 
de  la  hambre,  qne  serán  en  la  tierra  de 
Egypto,  y  la  tierm  no  perecerá  de  ban> 
hrc 

87  1  Y  el  negocio  pareció  WenáPhn- 
raon,  y  4  sus  siervos.  *    - 

28  Y  c^Plmraoslásoe  siervos:  jH» 
jqw  de  helmr  otro  hombre  como  cate, 
en  quien  baya  Espíritu  de  Diotf 

29  Y  d^jo  Fharaon  á  Joseph:  Pues  que 
Dios  te  ha  hecho  saber  todo  esto»  no  hay 
entendido  ni  sabio  como  tú. 

40  Tá  serse  sobre  mi  casa;  y  por  ta 
dicho  se  gobernará  todo  mi  pueblo:  seie» 
mdnté  en  m  sitie  seré  yo  mayor  que  td. 

él.  DJJo  mes  Pharaon  á  JosepUi  Be 
aquí,  yute  he  puesto  sobre  toda  la  tierra 
de  Egypto. 

42  Entonces  Pharaon  quité  su  anilla 
de  su  manó,  y  púsolo  en  la  mano  de 
Joseph;  y  binóle  vestir  de  ropas  de 
lino  finísimo;  y  puso  un  collar  de  ore 
en  bu  cuello*;  , 

43  Y  hiñóle  subir  en  su  segundo  eerro» 
y  pregonaron  detento  de  él  Abrech;  y 
púsole  sobre  toda  la  tierra  do  JSgypto. 

4*  Y  d^o  Pharaon  4  Jeaeplu  Ye  Pha- 
raon: y  sin  ti  ninguno  alzará  su  mano 
ni  su  pié  en  toda  la  tierra,  de  Egypto. 

45  H  Y  llamo  Pharaon  el  nombre  de 
Joeepl,  SaphenalrPansath  i  y  dléle  por 
muger  4  Aseneth,  hgade  Fotipherali, 
principe  de  Ob.  Y  eslió  Joseph  por  la 
tierra  de  Egypto. 

4fi  Y  Joseph  era  de  edad  de  treinta 
anos,  cuando  fué  presentado  delante  de 
Pharaon,  rey  de  Egypto:  y  salió  Joseph 
de  rt  finar*  ds  Pharaon,  y  pesó  por  toda 
la  tierra  de  Ifeypta 

4?  Y  biso  la  tierra  aquellos;  siete  años 
de  la  hartura  á  montones. 

4ff  Y  justó  todo  el  mantenimiento  de 
los  siete  años  que  fueron  en  la  tienta 


O&NfHKlfc 


de  Egypto;  y  «ó  ssns^esrfinlento  en  **■ 
ciudades,  poniendo  en  cada  ciudad  el 
mantenimiento  del  campo  de  ene  al  re- 
dedores. 

48  Y  juntó  Joseph  trigo  «orno  arene  de 
la  mar,  mocho  en  gran  manera,  hasta  no 
pódeme  contar,  porque  no  tenia  número. 

60  Y  nacieron  á  Joseph  dos  htyos  antes 
qne  viniese  el  año  de  la  hambre:  los 
cuales  le  parió  Aseneth,  hty*  de  Poti- 
phorah,  principe  de  On. 

51  Y  llamó  Joseph  el  nombre  del  pri- 
mogénito, Manasses :  Porque,  dais,  me 
hlxo  olvidar  Dios  de  todo  mi  trabajo, 
y  de  toda  la  casa  de  mi  padre. 

58  Y  el  nombre  del  segundo  Uame 
Bphraim :  Porque,  dice,  crecer  me  biso 
Dios  en  la  tierra  de  mi  aflicción. 

68  Y  cumpliéronse  los  siete  anos  de  la 
hartura,  que  fué  en  la  tierra  de  Egypto. 

54  Y  comenzaron  á  venir  los  siete  anos 
de  la  hambre,  como  Joseph  habla  dicho : 
y  hubo  hambre  en  todas  las  provincias, 
y  en  toda  la  tierra  de  Egypto  habla  pan* 

65  Y  hubo  hambre  en  toda  la  tierra  de 
Egypto,  y  el  pueblo  clamó  á  Pbaraon 
por  pan.  Y  cujo  Pbaraon  á  todo  Egyp- 
to: Andad  á  Joseph;  lo  que  él  os  dtyere 
haréis. 

66  Y  habla  hambre  sobre  toda  la  has 
de  la  tierra»  Entonces  Joseph  abrió  to- 
do donde  habia,  y  vendió  á  los  Egypcioe : 
porque  la  hambre  habia  crecido  en  h\ 
tierra  de  Egypto. 

67  Y  toda  la  tierra  venia  á  Egypto  pasa 
comprar  de  Joseph; porque  por  toda  la 
tierra  habla  crecido  la  hambre. 

CAPITULO  XLIL 
Carnal*»  per  m*4k>é*k>*ami*%dít»keHmmt* 
de  Joeepk  qne  venga*  á  Egypto  per  nUmmtae.  1L 
Conocido*  de  Joeepk,  y  eUoe'no  conociéndole  le  ha- 
cen reverencia,  jr  ét  loe  cabmmta  d  tobtendat  de 
npi(mm,pmijbt  leewmmda  eme  defamé*  d  Simeón 
enprieion  vuelvan  dm  tierra,  y  traigan,  contigo  d 
Sen-Jamin,  777.  Vuelto*  d  tu  padre  le  ementan  el 
cato,  y  le  piden  d  JJen-jamin  para  volver  con  ét  d 
Egypmx,  mam  el  no  le  federe  dar* 

Y  VIENDO  Jacob  que  en  Egypto 
habla  alimentos,  dtyo  á  sus  mjos: 
¿Por  qué  os  estáis  mirando  1 
2  Y  dtyo:  He  aquí, yo  he  oído  que  hay 
alimentos  en  Egypto;  descended  alia,  y 
comprad  para  nosotros  de  aUá,  para  que 
vivamos,  y  no  nos  muramos. 
8  Y  descendieron  los  dles  hermanos  de 
Joseph  á  comprar  trigo  á  Egypto. 
4  Mas  á  Ben-jemin,  hermano  de  Joseph, 
no  envió  Jacob  oon  sus  hermanos,  por- 
que dtyo :  Porque  no  le  acontesoa  algún 
desastre. 

e* 


5  Y^snUronk»Wjos'd6lwsetá< 
prar  entre  los  que  venían;  porque  ha> 
Wa  hambre  en  la  tierra  de  Chenaan. 

ft  f  Y  Joseph  era  el  señor  de  la  tierra, 
que  vendía  d  trigo  á  todo  el  pueblo  de  la 
tierra:  y  llegaron  los  hermanos  de  Jo- 
seph, y  meneáronse  á  él  la  has  sobre  la 
tierra. 

7  Y  Joseph  como  vio  á  sus  hermanos, 
conociólos,  y  hiño  que  no  sos  conocía;  y 
hablóles  ásperamente,  y  díjoles:  ¿De 
dónde  lutoe»  venid»?  Estos  respondie- 
ron: De  la  tiene  deChanaan  á  comprar , 
aumentos. 

8  Y  Josephoconoció  á  sus  hermanen, 
mas  ellos  no  le  conocieron. 

9  Entonces  Joseph  so  acordó  de  los 
sueflos  que  habia  sonado  de  dios,  y  di» 
joles :  Espiones  sois :  por  ver  lo  desea* 
bierto  de  la  tierra  habéis  venido. 

10  Y  eUos  le  respondieran:  No,  señor 
mió;  mss  tus  siervos  han  véneto  áeona» 
prar  alimentos. 

11  Todos  nosotros  somos  mjos  do  un 
varón,  hombres  de  verdad  somos:  tes 
siervos  nunca  fueron  espiones. 

13  Y  él  les  dtyo:  No:  á  ver  mdesea- 
bierto  de  la  tierra  habéis  venido* ' 

18  Ellos  respondieron :  Tus  siervos  so- 
mos doce  hermanes,  hijos  de  un  varón 
en  la  tierra  de  Chancan:  y, he  aquí, el 
menor  mtá  con  nuestro  padre  hoy,  y 
otro  no  parece. 

14  Y  Joseph  les  dijo:  Eso  es  lo  que  fo 
os  he  dicho,  diciendo  qne  sois  espiones. 

15  En  esto  seréis  provades:  Vive  Pba- 
raon, que  no  saldréis  de  aquí,  sino  cneav 
do  vuestro  hermsno  menor  viniere  aqel 

16  Enviad  uno  dé  vosotros,  y  tome  á 
vuestro  hermano;  y  vosotros  quedad 
presos;  y  vuestras  palabras  serán  pro- 
badas, si  hay  verdad  con  vosotros:  y 
sino,  vive  Pbaraon  que  sois  espiones. 

17  Y  juntóles  en  la  cárcel  tres  días. 

18  Y  al  tercero  día  dioica  Joseph:  Ha- 
ced esto,  y  vivid:  Yo  temo  á  Dios. 

19  81  sois  hombres  de  verdad,  quede 
preso  en  la  casa  de  vuestra  onrosl  uno 
de  vuestros  hermanos:  y  vosotros  id, 
llevad  el  alimento  para  la  hambre  de 
vuestra  casa: 

20  Y  traerme  neis  á  vuestro  hermano 
menor,  y  serán  verificadas  vuestras  pe- 
labras;  y  no  moriréis.  Y  ellos  lo  hicie- 
ren asi. 

21  Y  decían  el  uno  al  otro:  Verdade- 
ramente wmtrm  hemos  posado  contra 
nuestro  hermano,  que  vimos  el  i 


GK1TOSI& 


fedes*  sama,  cuando  bm  regaba,  y  no 
olmo» :  por  «m>  ha  venido  sobre  noso- 
tros esta  angustia. 

91  Entonces  Bubeu  les  respondló\  «- 
oleado:  ¿No  os  lo  deeJa  y»,  diciendo: 
Ke  pequeJ»  contra  el  mono,  y  so  oís- 
teis? He  aquí  también  bu  sangre  es 
requerida, 

98  Y  eBos  ao  sacian  que  entendía 
Joseph;  porque  Asóte  intérprete  entre 
eUos. 

9»  T  apartóse  de  ellos,  y  lloros  despees 
volvió  á  eUos*  y  baíleles,  y  tomó  do 
ellos  á  Simeón,  y  emprisionols  detente 
deeUoa. 

95  T  mando  «foseph  qoe  hinchesen  sus 
sacos  de  trigo,  y  les  volviesen  su  dinero 
de  cade  uno  de  eUos  en  su  saco,  y  les 
diesen  comida,  para  el  camino :  y  fué 
hecho  con  eUos  est 

90  Y  eflos  ponieron  su  trigo  sobre  sus 
asaos,  y  fuéronse  de  aüL 

97  Y  abriendo  el  uno  su  saco  para  dar 
de  comer  á  su  asno,  en  el  mesen,  vio  su 
dmero  que  estaba  en  la  boca  de  su  costal 

98  Y  dtfo  á  so»  hermanos:  BO  dmero 
es  YUélto,  y  helo  squi  también  en  mi 
saco.  Entóneos  el  cansón  se  les  so* 
bresaltó,  y  espantados  el  uno  al  otro, 
dieron:  ¿Qué  es  esto  qi*  nos  hs  hecho 
Dios? 

90  ^  Y  ¥011008  á  Jacob  su  padre  en 
tierra  de  Chanaan,  contáronle  todo  lo 
que  les  habla  acaecido,  diciendo: 

99  Aquel  varón,  señor  de  la  tierra,  nos 
habló  ásperamente,  y  nos  trató  como  á 
espiones  de  la  tierra: 

81  Y  nesofros  le  dtyhnos :  Hombres  de 
verdad  somos;  nunca  fuimos  espiones. 

99  Doce  hermanos  somos,  hijos  de 
nuestro  padre;  el  uno  no  parece,  y  el 
menor  etfcf  hoy  con  nuestro  padre  on 
la  tierra  de  Chanaan. 

88  Y  aquel  varón,  se9or  de  la  tierra,  nos 
dijo :  En  esto  conoceré  que  sois  hom- 
bres de  verdad :  Dejad  conmigo  el  uno 
de  vuestros  hermanos,  y  tomad  para  la 
hambre  de  vuestras  casas ;  y  andad, 

84  Y  traédme  á  vuestro  hermano  el 
menor,  para  que  yo  sepa  que  no  sois 
espiones,  sino  hombres  de  verdad,  y  da- 
ros he  á  vuestro  hermano,  y  negociaréis 
en  la  tierra. N 

85  Y  aconteció,  que  vaciando  ellos  sus 
sacos,  he  aquí  que  en  el  saco  de  cada 
uno  ettttoa  el  trapo  de  su  dinero:  y 
viendo  eUos  y  su  padre  los  trapos  do 
sns  dineros,  Urteron  temor. 


98  Entonces  su  padre  Jacob  les  drjot 
Desbandóme  habéis :  Joseph  no  parece, 
y  Simeón  no  parece,  y  á  Benjamín  to- 
maréis: sobre  mi  son  todas  estes  costa. 

97  Y  Buhen  habló  á  su  padre,  diciendo: 
Mfe  dos  hfloB  harás  morir,  sino  te  lo  vol* 
viere:  date  en  mi  mano,  que  yo  le  vos» 
veré  A  ti. 

88  Y  él  dtyc:  No  descenderá  mi  hQo 
con  vosotros :  que  su  hermano  es  muer* 
to,  y  él  solo  ha  quedado:  y  si  le  acón» 
tedere  algún  desastre  en  el  camino  don- 
de vals,  haréis  descender  mis  canas  con 
dolor  á  la  sepultura. 

CAPITULO  XLITt 

MJ*  la  kmmlrt  onnnei  4  Jmem\am  dé  d  1 


mm  para  ame  vnma  4  Man**  em  mm  Aiiwi,  y 
remido»  hacen  solemne  reverencia  á  Joecph,  y  fe 
ofrecen  doñee.  IT.  El  loe  recibe  humanamente,  $tn 
úeeuwarteieti  wtaeno  podiendo  contenerte  ae  piedad^ 
m  eteonde  de  eUo»  y  Hora.  UL  VrnUo  4  eUoe  ke 
hace  eolemne  banquete,  donde  comen  y  beben,  y  as 

Y  LA  hambre  era  grande  en  la  tierra. 
9  Y  aconteció  qne  como  acabaron 
de  comer  el  trigo  que  trajeron  de  Egyp- 
to,  dijoles  su  padre:  Volved,  comprad 
para  nosotros  un  poco  de  alimento.' 
8  Y  respondióle  Juda,  diciendo:  Pro- 
testando nos  protestó  aqnel  vsron,  di- 
ciendo: No  veréis  mi  rostro  sin  vues- 
tro hermano  con  vosotros. 

4  Si  enviares  nuestro  hermano  con  no- 
sotros, descenderemos,  y  comprarte  he- 
mos alimento. 

5  Y  si  no  le  enviares,  no  descenderé* 
mos;  porque  aqnel  varón  nos  dtfo:  No 
veréis  mi  rostro  sin  vuestro  hermano 
con  vosotros. 

0  Y  dfyo  Israel:  ¿Por  qué  me  hicisteis 
mal  declarando  al  varón,  que  teníais  mas 
hermano? 

7  Y  ellos  respondieron :  Preguntando 
nos  preguntó  aqael  varón  por  nosotros, 
y  por  nuestra  parentela,  diciendo :  ¿Vive 
aun  vuestro  padre?  ¿Tenéis  mas  her- 
mano? Y  declarárnosle  conforme  á  estas 
palabras :  ¿Podíamos nosotros  saber  qne 
habla  de  decir:  Haced  venir  á  vuestro 
hermano? 

8  Entonces  Juda  dtfo  á  Israel  su  padre: 
Envía  al  mozo  conmigo,  y  levantarnos 
hemos,  y  Iremos,  porque  vivamos  y  ño 
muramos  nosotros;  y  tú,  y  nuestros 
niños. 

9  Yo  salgo  por  fiador,  de  mi  mano  le 
requerirás :  si  yo  no  te  le  volviere,  y  le 
pusiere  delante  de  ti,  cargue  yo  con  la 
culpa  para  siempre. 

10  Que  si  no  nos  hubiéramos  detenido, 


(?*#&*&& 


tiesto  afear»  nubictnmoe  ya>  vuette>  mm 
veces!. 

11  Bntonees  Israel  su  padre  les  respes*» 
dio:  Pues  qne  así  os,  hacédlo :  tomad  de 
lo  mejorado  ls>  tiarra  en  vuestro*  rnssos, 
y  llevad  á  aquel  varo*  *a  presente,  un 
poeo  4a  resina,  y  un  poco  4e  miel,  espe- 
cias, y  almaciga,  pifiones,  7  almendras, 
rl*  Y  temad  en  vuestras  manos  doblado 
dinero ;  y  llevad  en  vuestra  mane  el  di- 
nero vuelto  en  las  bocas  de  vuestros 
costales,  quizá  fué  yerro, 

13  T  tomad  vuestro  hermano,  y  levan- 
taos, y  volved  á  aquel  varón. 

14  T  el  Dios  omnipotente  os  dé  mise- 
ricordias dolante  de  aquel  varón,  y  os 
suelte  al  otro  vuestro  hermano,  y  á  este 
Ben-jamin :  y  yo  como  deshijado,  deshi- 
jado. 

15  Entonces  aquellos  varones  tomaron 
él  presente,  y  tomaron  en  su  mano  do- 
blado-dinero,  y  á  Ben-jamin;  y  levantá- 
ronse y  descendieron  á  Bgypto,  y  pfc- 
sentáronse  delante  do  Joseph. 

16  T  T  Joseph  vló  con  cUos  á  Ben-ja- 
minf  y  dtyo  al  que  presidia  en  su  casa: 
Mete  aquellos  varones  en  casa,  y  de- 
güella victima,  y  Apareja;  porque  estos 
varones  comerán  conmigo  al  mediodía. 

17  Y  el  varón  biso  como  Joseph  dijo,  y 
metió  aquel  varón  á  los  hombres  en  easa 
de  Joseph. 

18  Y  aquellos  hombres  tuvieron  temor, 
cuando  fueron  metidos  en  casa  de  Jo- 
seph, y  decían:  Por  el  dinero  que  ruó* 
vuelto  en  nuestros  costales  la  primera 
vez  nos  han  metido,  para  revolver  sobre 
nosotros,  y  dar  sobre  nosotros,  y  tomar- 
nos por  siervos  á  nosotros»  y  á  nuestros 
asnos. 

19  Y  llegáronse  á  aquel  varón,  que  pre- 
sidia en  casa  de  Joseph,  y  habláronle  á  la 
entrada  de  la  casa, 

20  Y  dijeron:  Ay,  señor  mío,  nosotros 
descendimos  al  principio  á  comprar  ali- 
mentos : 

21  Y  aconteció  que  como  venimos  al 
mesón,  y  abrimos  nuestros  costales,  ha 
aquí  que  el  dinero  de  cada-uno  «tota  en 
la  boca  de  su  costal,  nuestro  dinero  por 
su  peso ;  y  hémoslo  vuelto  en  nuestras 


Y  hemos  traído  en  nuestras  manos 
otro  dinero  para  comprar  alimentos ;  no- 
sotros no  sabemos  quien  haya  puesto 
nuestro  dinero  en  nuestros  costales.  •  - 
23  Y  él  respondió :  Bas  á  vosotros ;  no 
temáis:  vuesUo  Dios,  y  el  Dios  do  vuen- 
4» 


Ir»  t>a¿f*Y«e  416  eT  señero  ea\  vuestra* 

costales;  vuestro  dinero  vine  é  mi  Y 
sacó  á  Simeón  á  ellos. 

di  T  metió  aquel  varón  á  aquellos  nom- 
bres en. casa  da  Joseph: -y  d4ó  agua;  y 
lavaron  sus  pfcós,  y  dio-  da  comer  á  sus 
asnos, 

25  Y  ellos  apercibieron  el  présense  en* 
tve  tanto  que  venia  Joseph»  al  media- 
dio*  porque  hablan  oído  que  aili  habla* 
de  comer  pan. 

M  ¥  vine  Joseph  acosa;  y  ellos  truje- 
ron  4  casa  el  presente  que  to*ian,en  au 
mano,  y  inclináronse  á  él  basa*  tiene». 

27  Entonces  él  les  preguntó  como  esta- 
ban, y  dijo:  ¿Vuestro  padre,  el  viejo  que 
dijisteis^  vale  bien  ?  ¿es  aun  vivo  ? 

28  Y  ellos  respondieron :  Bien  ta  á  tu 
siervo  nuestro  padre;  aun  vive.  Y  in- 
clináronse, y  hicieron  reverencia. 

29  Y  aleando  el  ana  ojos  vio  á  Ben- 
jamín su  hermanoy  °tt°  <*e  **  w^dro^  y 
djjo :  ¿Es  este  vuestro  hermano  mentar, 
de  qalcn  me  datéis  ?Y4Uo:  Bies  haya 
misericordia  deti,lrijo  mió» 

SO  Entonces  Joseph  se  apresuró,  que 
se  encendieron  sus  entrañes  sobro  su 
hermano»  y  procuró  de  llorar:  y  entróse 
en  la  cámara,  y  lloró*  aili 

91  Y  Y  lavó  su  rostro,  y  salió  y  esfor- 
zóse, y  d^o :  Poned  pan.  • 

32  Y  pusiéronle  á  él  á  paree,  yáyttos 
á  parte,  y  á  los  Egypelos  qmo  noariatt 
con  él,  aparte;  porque  los  Sgypetos  no 
pueden  comer  con  los  Hebreos  pan,  que 
es  abominación  á  los  Bgypete*. 

33  Y  asentáronse  delante  dfe  el  al  mayor 
conJbrme  A  su  mayoría,  y  elmonoü  con- 
forma á  su  menoría;  y  aquellos  boan> 
bees  estaban  espantados  el  «no  al  otro» 

.  84  Y  él  tomó  presentes  de  delante  do 
ai  pasa  ellos:  y  el  presente  de  Ben-ja- 
min  fué  aumentado  mas  que  loa  pre- 
sentes de  todos  dios  en  cinco  portea. 
Y  ellos  bebieron»  y  alegráronse  con  éL 

CAITIUXO  XLIV. 

Tienta  Jbteph  am  uto*  ásperamente  d  mi*  hermano» 
haciendo  emtondor  moopa  ¡en  el  titeo  dé  Ben-Jttétit*, 
pkaitmdoen  émpido  orne  «e»*MN» ouedo  por  *m 
ñervo  en  recompensa  del  hurto.  II.  Judo\qm  ^otyú* 
fiado  d  Ben-Jamin  con  nt  padre,  *>  ofrece  d  quedar 
por  metro  de  Jóteph  en  htonr  dé  4%,  ponfo*  tu  ja*. 
dre  no  nmerm  del  dolor  de  htfmkt  pm<djd9t 

Y  ÉL  mandó  al  que  presidia  «tí  su 
casa,  enciendo :  Hinche  los  costalea 
de  aquestos  varones  de  alimentos,  cnan- 
to pudieran  llevar,  y  pon  el  dinero  sru 
cada  uno  en  la  boca  de  su  costal. 
2  Y  mi  copa»  la  copa  de  plata,  pondrás 


GÉNESIS. 


en  la  boca  del  costal  de!  menor  con  el 
dinero  de  su  trigo.  T  él  hizo  como*  Jo- 
seph djjo. 

3  Venida  la  mañano,  loe  hombres  ftte- 
rón  despedidos  con  sn  asnos.  . 

4  Bn  caliendo  ellos  de  la  dudad,  que 
aun  no  se  hablan  alejado,  Joseph  dtfo  al 
qno  presidia  en  su  casa:  Levántate,  7 
signe  á  aquellos  hombres:  y cuando  los 
tomares,  díles :  ¿  Por  qué  babels  tornado 
mal  por  bien? 

5  ¿No  et  esta  Ja  copa  en  qne  bebe  mi 
señor*  7  en  qne  snele  adivinar?  mal  ha- 
béis hecho  en  lo  que  hicisteis. 

6  Y  como  él  los  alcanzo,  dájolea  estas 
palabras. 

7  T  ellos  le  respondieron!  ¿Por  qne 
dice  mi  señor  tales  cosas?  Nunca  tal 
hagan  tos  sierros. 

8  He  aquí,  el  dinero  qne  hallamos  en 
la  boca  de  nuestros  costales  te  volvimos 
á  traer  desde  la  tierra  de  Cüanaaá :  ¿co- 
mo pues  hablamos  de  hartar  de  casa  de 
tu  seftor  plata  ni  oro? 

•  Aquel  en  quien  fuere  hallada  de  tus 
siervos,  que  muera,  7  aun  nosotros  sere- 
mos siervos  de  mf  señor. 

10  Y  él  dtyo:  También  ahora  sea  con- 
forme á  vuestras  palabras:  aquel  en 
quien  se  hallare,  será  mi  siervo,  y  vo- 
sotros seréis  sin  culpa. 

11  Ellos  entonces  dléronse  priesa,  7 
derribaron  cada  uno  su  costal  á  tierra,  7 
abrieron  cada  uno  su  costal. 

12  Y  buscó,  desde  el  mayor  comenzó, 
7  acabó  en  el  menor:  7  la  copa  rué  ha- 
llada en  el  costal  de  Benjamín. 

13  Entonces  ellos  rompieron  sus  vesti- 
dos, 7  eargó  cada  uno  su  asno,  7  vol- 
vieron á  la  ciudad. 

14  Y  llegó  Juda  7  sus  hermanos  á  casa 
de  Joseph,  7  él  estaba  aun  allí,  7  postrá- 
ronse delante  de  él  en  tierra. 

15  Y  dijoles  Joseph:  ¿Qué  obra  es  esta 
que  habéis  hecho?  ¿No  sabéis  vosotros 
que  un  hombre  como  70  adivinando 
adivina? 

16  f  Entonces  Juda  drjo:  ¿Qué  dire- 
mos á  mi  seftor?  ¿Qué  hablaremos?  ó 
¿eon  qué  nos  Justificaremos?  Dios  ha 
descubierto  la  maldad  de  tus  siervos: 
he  aquí,  nosotros  somos  siervos  de  mi 
sefior,  nosotros  también,  7  aquel  en  cuyo 
poder  fué  hallada  la  copa. 

17  Y  él  respondió :  Nunca  70  tal  haga: 
el  varón  en  cuyo  poder  fué  hallada  la 
copa ;  aquel  será  mi  siervo :  vosotros  id 
en  paaá  vuestro  padre» 

4 


18  Entonces  Jada  se ttsgéá él,  7  drjo; 
Aj,  seftor  mió,  ruégoie  que  hable  tn 

siervo  una  palabra  en  oídos  de  mi  seftor, 
7  no  se  endeuda  tu  enojo  contra  tu 
siervo,  pues  que  tu  eres  oemo  Fnamon. 

1»  Jfl  seftor  pregunto  asna  siervos,  di- 
ciendo :  ¿  Tenéis  padre,  ó  hermano  ? 

90  Y  nosotros  respondimos  áml  seftor: 
Tenemos  un  padre  viejo,  7  un  mono  na- 
cido en  su  vejez,  pequeño,  7  un  herma- 
no SU70  murió,  7  él  quedó  solo  de  su 
madre,  7  su  padre  le  ama. 

21  Y  tú  dyiste  á  tus  siervos :  Traédme- 
lo, y  yo  pondré  mis  ojos  sobre  ét. 

22  Y  nosotros  dfyimos  á  mi  sefior:  El 
mozo  no  puede  dejar  á  su  padre;  porque 
sf  dejare  á  su  padre,  el  p&ékrt  morirá. 

28  Y  dtyiste  á  tus  siervos:  81  vuestro 
hermano  menor  no  descendiere  con  vo- 
sotros, no  veáis  mas  mi  rostro. 

26  Aconteció  pues,  que  como  venimos 
á  mi  padre  tu  siervo,  contárnosle  las 
palabras  de  mi  sefior. 

25  Y  dfyo  nuestro  padre :  Volved :  com- 
pradnos un  poco  de  aumento* 

28  Y  nosotros  respondimos*  No  pode- 
mos ir :  si  nuestro  hermano  menor  fuere 
con  nosotros,  iremos :  porque  no  pode- 
mos ver  el  rostro  del  varón,  no  estando 
con  nosotros  nuestro  hermano  el  menor. 

27  Entonces  tu  siervo,  mi  Ifedre,  nos 
drjo  ?  Vosotros  sabéis,  que  dos  kgot  me 
parió  mi  mnger; 

28  Y  el  uno  salló  de  conmigo,  7  de  él 
dQe:  De  cierto  que  fué  despedazado;  7 
hasta  ahora  do  le  he  visto. 

29  Y  si  tomareis  también  á  este  de  de- 
lante de  mi,  7  le  aconteciere  oArun  de- 
sastre, haréis  descender  mis  canas  eon 
dolor  á  la  sepultura. 

80  Y  ahora  como  yo  viniere  á  tu  siervo, 
mi  padre,  7  el  mozo  no  fuere  conmigo, 
porque  su  alma  está  Hgada  con  el  alma 
de  él, 

81  Será,  que  como  él  no  vea  al  mozo, 
morirá :  7  tus  sierros  harán  descender 
las  canas  de  tu  siervo  nuestro  padre  con 
dolor  á  la  sepultara : 

82  Porque  tu  siervo  salló  por  fiador 
por  él  mozo-eosMni  padre,  diciendo :  81 
no  te  le  volvicre,  entonces  yo  seré  cul- 
pado á  mi  padre  todos  los  días. 

88  Ruégete,  pues,  qhe  quede  ahora  tu 
siervo  por  el  mozo  por  siervo  de  mi  se- 
fior, 7  el  mozo  vaya  con  sus  hermanos. 

84  Porque  ¿  cómo  vendré  yo  á  mi  padre 
sin  el  mozo  ?  Por  no  ver  el  mal  que  á 
mi  padre  vendrá.       Q 


G«N«6t9» 


JkpmV+io  Jvoopk  mm  o*aé*trm,  m  dmvmr*  4  oh 


■«atete 


froto  p 


meonJoonphvmu 


padrt.  tÓ.  Jomtpk  por  m  mandado  envía  por  tm 
pmm^ol<*rto4dm*wnmv*atév*mwh*crm:mÉm 
vito oltmmoÉ»  m  tommmm&m  ckmnméta  m  vmSr 

é  ~ 


ENTONCES  Jowpfc.no  podo  conte- 
nerse delante  de  todos  los  ene  ester 
ban  junto  á  él,  y  clamó:  Haced  salir  de 
conmigo  á  todo».  Y  no  quedó  nadie 
con  él  para  darte  á  conocer  Josephásus 
hermanos. 

2  Entóneos  dlé  su  voz  con  lloro;  y 
oyeren  loe  Egy  petos;  y  oyó  tambten  la 
ornea  de  Pasmón. 

8  Y«h?e  Josephásus  hermanos:  Yo 
say  Joseph:  ¿vive  ano  mi  ps4ref  Y 
ana  hermanun  no  W  pudieren  responder, 
porqne  estañan  turbado*  delante  de  él 

4  Entóneos  Joseph  dUo  á  sns  bermn- 
nos:  lisgáosahomámL  YettosseUo» 
garón.  Yéldtfo:  Yo  «y  Joseph  vuestro 
bcmam>,elnne  vundlsteie  A  Egypto. 

5  Ahora  pues,  no  os  entristeneais ;  ni 
o«  peratlo*b*berme  vendido  acá;  qne 
pera  vid»  me  envío  Dios  delante  de  vo- 
sotras: -** 

4  Qne  y*  han  sido  dos  anos  de  hambre 
en  meóle -de  la  tierra,  y  ann  quedan  ©ta- 
so  altee,  que  ni  habrá  osada  ni  sisgn, 

7  Y  Dios  me  envió  delante  de  vosotras 
para  qne  vosotros  quedaseis  en  la  tierra, 
f  paravdaffOB  vida  por  grande  libertad. . 

-6  Asi  <roe  ahora,  no  me  enviasteis  vo- 
sotros acá,  sino  Dios,  qne  me  lia  paeeto 
ñor  padre  de  Posteen,  y  por  señor  á  to- 
do sn  casa,  y  por  enseftoreador  en  toda 
mtiesmdeEgypto. 

v  Daos  priesa:  id  á  mi  podro  y  decidle: 
Asi  dios  tu  mjo  Joseph:  Dios  rae  ha 
pnesto  por  seior  de  todo  Sgypto,  ven  á 
mi,  no  te  detengas. 

10  Y  habitarás  en  la  tierra  de  Gossen, 
v  estaros  cerca  do  mi,  tú  y  tus  btyos;y 
osa  fctyos  do  tus  brjos;  tus  ganados,  y 
tos  vacas,  y  todo  lo  que  tienes. 

11  Y  yo  te  alimentaré  aUi,  qns  ann  qut* 
4an  cinco  anos  de  hambre,  porque  no 
perezcas  de  pebrosa  tú  y  tu  ceas,  y  todo 
lo  que  tienes. 

12  Y,  he  aquí,  vuestros  ojos  ven,  y  los 
ojos  de  mi  hermano  Ben-jamin,  que  mi 
boca  os  habla. 

13  Y  haréis  saber  á  mi  padre  toda  mi 
gloria  en  Egypto,  y  todo  lo  qne  bobeta 
visto:  y  daos  priesa,  y  traed  á  mi  padre 
acá. 


14  Y  ochóse  sobra  el  cuello  de  Ben- 
jamín sn  hermano,  y  lloro  t  y  Benjamín 
también  lloró  sobre  su  cuello. 

15  Y  besó  á  todos  sns  hermanos,  y 
lloró  sobre  ellos:  y  después  sus  herma- 
nos hablaron  con  éL 

16  t Y  la  iama  fué  oida  en  la  casa  de 
Phareeu»  diciendo:  Los  hermanos  de 
Joseph  han  venido.  Y  plugo  en  los 
ojos  do  Pharaon,  y  en  loa  ojos  de  sns 
siervos.  ~  • 

17  Y  dyo  Pharaon  á  Joaeph:  Di  á  tus 
hermanos {  Haced  esto;  cargad  vuestras 
bestias,  y  id,  volved  á  la  tierra  de  Cha- 

18  Y  tomad  á  vuestro  padre,  y  vuestras 
mmilftas,  y  venid á  mii  que  ya  os  daré  lo 
bueno  de-la  tierra  de  9gypto,  y  comercia 
la  grosura  do  la  tierra. 

19  Y  tá  monda:  Haced  esto;  tomaos 
de  la  tierra  de  Egypto  carros  para  v*es> 
tros  niños  y  vuestras  mngeres:  y  tomad 
á  vuestro  padre,  y- venid. 

20  Y  no  se  os  dé  nada  4o  vuestras  si* 
bajas,  porqne  el  bien  de  lo  tierra  de 
Egypto  será  vuestro. 

21  T  Y  hlciéronlo  asi  los  mjos  de  Is- 
rael: y  diales  Joseph  carros  conforme 
al  dicho  de  Pharaon,  y  ¿lotos  manteni- 
miento para  el  camino. 

23  A  todos  ellos  dio  á  cada  uno  mudas 
de  vestidos:  y  á  Ben-jamin  dio  trescien- 
tos  paiot  ds  plata,  y  cinco  mudes  de  ve»* 
tidos. 

28  Y  á  su  padre  envió  esto ;  dios  asnos 
cargados  ds  lo  mejor  de  Bgyptoy  y  dies 
asnas  cargadal  de  trigo  y  pan,  y  comió* 
para  su  padre  paca  el  nomino» 

1H  Y  despidió  á  sus  hermanos,  y  Alá- 
ronse: y  díjoles:  No  riftals  por  el  co- 
mino. 

26  Y  vinieron  de  JBgypto:  y  llegaron  á 
la  tierra  de  Chantan  á  Jacob  sn  podro. 

26  Y  dtóronlo  las  nuevas  diciendo:  Jo- 
seph  vive  ann:  y  él  e$  señor  en  toda  lá 
tierra  de  Egypto;  y  su  corasen  se  des- 
mayó, que  no  los  creía. 

27  Y  dios  le  contaron  todas  las  pala- 
bras de  Joaeph,  que  él  les  habla  habla- 
do :  y  viendo  él  los  carros  que  Joeeph 
enviaba  pera  llevarle,  el  espteku  de  Ja- 
cob sn  padre  revivió. 

28  Entonces  dgo  Israel:  Basta;  enm 
Joseph  mi  htyo  vivo:  a©  Iré  y  verle  he 
antes  que 'muera. 

CAPITULO  XLVT. 

Jbcofr  con  contutía  de  Dtot  v  por  tm  cornejo,  *  ani- 
mado con  $v$  j na%  m  jnsss  do  4 


Gti¿*S£*S. 


tí  Jottphf  mCQOtuto  M 
.ttfet«Me«tei4fA«bir«MA«iaDii. 

Y  PARTIÓSE  Israel  con  todo  lo  qne 
tenia,  jr  Tino  á  Beer-seba,  y  sacri- 
ficó sacrificios  al  Dios  do  su  padre  Isaac. 

2  Y  habló  Dios  á  Israel  -cu  visiones  de 
poeto**  j  dtfo:  Jacob,  Jacob,  T  él  res- 
pondió: Heme  aquí. 

S  T  dijo:  To  soy  el  Dios,  el  Dios  de 
la  padre ;  no  temas  de  descender  á  E- 
gypto;  porque  yo  te  poudr4  afli  en 
¿frangente* 

4  To  descenderé  contigo  4  Egypto ;  y 
jo  también  te  haré  volrer;  y  Joseph 
pondrá  sn  mano  sobre  tus  ojos. 

5  Y  levantóse  Jacob  de  Beer-seba,  y 
tomaron  los  hijos  de  Israel  á  sn  padre 
Jacob,  y  á  sos  niños,  y  á  sns  mugeres  en 
)e*  caraos  que  Pharaon  habla  enviado 
para  llevarla. . 

6  Y  tomaron  sns  ganados,  y  sn  hacien- 
da qne  hablan  adquirido  en  la  tierra  de 
Chancan,  y  Finiéronse  4  Egypto»  Jacob, 
X  toda  sn  simiente -consigo  i       e 

"7  Sns  bJjos,  y  los  lujos  de  sns  hijos 
consigo:  sns  hijas,  y. las  hijas  de  sns 
hJJros ;  j  á  toda  su  simiente  trujo  con- 
sigo en  Egypto. 

8  í  T  estos  son  los  nombres  de  los 
hftoe  de  Israel»  qne  entraron  en  Egypto, 
Jacob,  y  sns  hijos.  El  primogénito  de 
Jacob,  Rubén. 

9  Y  los  hjjos  de  Rubén:  Henooh,  y 
Pballu»  j  Besron,  y  ChannL 

10  Y  los  hijos  de  81me0n :  Lamnei,  y 
£amin,y  Ahod»y  Jachin,  y  Sobar,  y  Saúl 
hjjo  de  la  Chananea. 

11  Y  loa  .lujos  de  Levi :  Gersou,  y  Ca- 
nath,  y  Merari. 

13  YloafasJosdaJnda;HsrvyOnasvy 
8eia,J  ?taros,jZai»;ms*Her,y<)uan 
sonrieron  en  la,  tierra  4e  Chenean.  Y 
los  hijos  d*>  Ehases  fueson  Hearon»  y 
HamuL 

U  Y  loa  Mroa  de  Isaohari  Thola,  y 
Pana,  y  Job,  y  Simaron» 

14  Y  los-hUos  de  ZaJraloni  ganed,  y 
Elon,  y  Jabelol 

15  Esto*  fueron  los  lujos  da  Lea  que 
.  á  Jacob  en  Pedaa-Aram,  y  4  Dina 

todas  las  almas  de  les  lujos  y 
n±h+Vfr*fue*on  treinta  y  ivas. 
|n  Y  loa  lujo*  doGad:  Sephon,  jAggA, 
y  Esebon,  y  Suni,  y  Beri,  y  Arodi,  y 
AreH. 

,  J7  Y  los  lujos  de  Aser:  Jsmna.y  Je- 
sna»jr  «jeasu^  y  Reste»  jr  jfers  hermana 


de  ellos.  Los  lujo*  de  Baria;  Habar,  y 
MelchieL 

18  Estos  fueron  los  hijos  de  Zelpha,  la 
que  Laban  dio  4  su  hija,  Lea,  y  parió  es- 
tos 4  Jacob,  diez  y  seis  almas. 

19  Y  los  htyos  de  Bache!,  muger  de  Ja- 
cob :  Joseph,  y  Ben-jamin. 

20  Y  nacieron  á  Joseph  en  la  tierra  de 
egypto,  qne  le  parió  Aseneth,  luja  de 
PotifAeraa,  principe  ds  On :  Isansaoesy 
Epbraim. 

21  Y  los  lujos  de  Ben-jamin:  Bala,  y 
Beeor,  y  AsbeL,  y  Gera,  y  Kaaman,  y 
Echl,  y  Ros,  y  Mophim,  y  Ophhn,  y 
A  red. 

29  Estos /urna»  los  lujos  de  Bschel  qpe 
nacieron  4  Jacob,  todas  las  almas,  sn- 
torce. 

23  Y  los  lujos  de  Dan:  Hoain. 

34  Y  los  hijos  de  NephthstV.  ¿esleí,  y 
Guml,  y  Jeser,  y  Ballena. 

25  Estos/usro»  los  lujos  de  Rala, laque 
dio  Laban áRachel  su  luja,  y  parió  estos 
á  Jacob,  todas  Ím»  almas,  siete. 

29  Todaa  las  personas  qne  viniatoucsai 
Jacob  ¿Egypto,  qne  salieron  de  su  mus- 
lo, sin  las  mugases  de  los  hJJos  de  Ja- 
cob, todas  las  personas  fueron  sesenta  y 
seis. 

27  Y  los  hijes.de  Joseph,  que  **  nacie- 
ron en  Egypto,  dos  personas.  Todas 
las  almas  de  la  casa  de  Jacob,  que  eur 
trarpn  en  Egypto  fueron  setenta. 

28  Y  envió  4  Juda  delante  de  si  4  Jo- 
seph para  que  le  viniese  4  ver  4  gossen» 
y  llegaron  4  la  tierra  de  Gossen. 

29  f  Y  Joseph  unció  sn  carro,  y  vino 
4  recibir  4  Israel  su  padre  4  Gossen,  y 
mostrósele:  y  echóse  sobre  su  eueUo* 
y  lloró  sobre  sn  cuello  asas, 

£0  Entonces  Israel  dijo  4  Joseph;  Mue- 
ra yo  ahora,  pues  qne  ya  ha  visto  tu  ros- 
tro :  que  aun  vives. 

£1  Y  Joseph  dijo  4  sns  hermanos,  y  4 
la  casa  de  su  padre:  To  subiré,  y  haré 
saber  4  Pharaon,  y  decirle  he :  Mis  her- 
manos y  la  enea  de  mi  padre,  qne  esta- 
ban en  la  tierra  de  Chantan,  han  venido 
4  mi. 

22  Y  lee  hombres  **»  psstares  de  ove- 
jas, porque  son  hombres  granaderos :  y 
han  traído  sns  ovejas  y  sus  vacas;  y 
todo  lo  que  tooien. 

88  Y  cuando  Pharaon  os  llamara,  y  dfc- 
Jereí  ¿4fcud«* Tuestro oficio? 

34  Entonces  direfe:  Hombres  de  gana- 
do han  sido  tus  siervos  desde  nuestsa 
mocedad  hasta  ahora,  M^J  i 


GÉNESIS. 


iros  padres :  pan  que  moréis  en  la  tierra 
de  Gossen,  porque  los  Egypcios  abomi- 
nan á  todo  pastor  de  ovejas. 

CAPITULO  XLVIL 

Mete  Joseph  d  na  hermanos  y  d  su  padrt  delate  de 
Pharaon,  y  éslts  asignado  ciento  en  lo  mejor  de 
Egypto  en  la  tierra  de  Otttm,  y  Joseph  loe  alimen- 
ta. JL  Creciendo  la  nombre  en  Kgvpto  Jeeeph  re- 
coge primero  todo  el  dinero  de  la  tierra  en  precio  de 
toe  alimento»  para  ei  erarlo  de  Pharaon,  después  to- 
m  {m#om</o«  y  la*  tedia*,  y  al  ¿al»  fierro  y  las 
personas  matándolo  todo  d  Pharaon.  III.  Deepem 
da  sbnjenfed  toe  Kmtpch*  de  que  siembren  ¡atierra, 
poniendo  ftmro  perpetuo,  que  el  quinto  de  loe  frutee 
Jmmpmtmel  rey.  IV.IZeoyhm^omelfindelmperó- 
orinmetou  de  Jacob  soUcMmse  por  m  «paitara,  te 
cual  quiere  que  tea  en  la  tierra  de  Chanaan  con  sus 


Y  JOSEPH  vino,  y  hizo  saber  á  Pha- 
raon,  y  dyo:  MI  padre  y  mis  her- 
manos, y  bus  ovejas,  y  sns  vacas,  con 
todo  lo  qne  tienen,  han  venido  de  la 
tierra  de  Chanaan ;  y,  he  aquí,  están  en 
la  tierra  de  Gossen. 

9  Y  de  los  postreros  de  sns  hermanos 
tomó  cinco  varones,  y  presentólos  de- 
lante de  Pharaon : 

8  Y  Pharaon  dyo  á  sns  hermanos :  ¿Qué 
am  vuestros  oficios  r  Y  ellos  respondie- 
ron á  Pharaon:  Pastores  de  ovejas  son 
tus  siervos,  asi  nosotros,  como  nuestros 
padres. 

4  Y  dieron  á  Pharaon :  Por  morar  en 
esta  tierra  hemos  venido;  porque  no  hay 
pasto  para  las  ovejas  de  tus  siervos,  que 
la  hambre  es  grave  en  la  tierra  de  Cha- 
naan, por  tanto  ahora  rogárnoste  que 
habiten  tus  siervos  en  la  tierra  de  Gos- 
sen. 

5  Entonces  Pharaon  habló  á  Joseph, 
diciendo :  Tu  padre  y  tus  hermanos  han 
venido  á  ti. 

6  La  tierra  de  Egypto  delante  de  ti 
está,  en  lo  mejor  de  la  tierra  haz  habi- 
tar á  tu  padre  y  á  tus  hermanos :  habi- 
ten en  la  tierra  de  Gossen :  y  b1  entien- 
des que  hay  entre  ellos  hombres  valien- 
tes, ponerlos  has  por  mayorales  del  ga- 
nado sobre  lo  qne  es  mió. 

7  Y  metió  Joseph  á  Jacob  su  padre,  y 
presentóla  detente  do  Pharaon ;  y  Jacob 
bendijo  á  Pharaon. 

6  Y  d^o  Pharaon  á  Jacob:  ¿Cuántos 
son  los  dtas  de  los  anos  de  tu  vida?' 

9  Y  Jacob  respondió  á  Pharaon  t  Los 
días  de  los  anos  de  mi  peregrinación  son. 
denlo  y  treinta  anos :  pocos  y  malos 
han  sido  los  días  de  los  áfios  de  mi  vida: 
y  no  han  llegado  á  los  dias  de  los  anos 
de  la  vkta  de  mis  padres,  en  los  dias  de 
sus  peregrinaciones. 

08 


10  Y  Jacob  bendQo  4  Pharaon,  y  saUAse 
de  delante  de  Pharaon. 

11  Asi  Joseph  hizo  habitar  á  su  padre 
y  á  sus  hermanos,  y  dióles  posesión  -en 
la  tierra  de  Egypto  en  lo  mejor  de  la 
tierra,  en  la  tierra  de  Rameases  como 
Pharaon  mandó. 

13  Y  alimentaba  Joseph  á  su  padre  y  4 
sus  hermanos,  y  á  toda  la  casa  de  su 
padre,  de  pan,  hasta  la  boca  del  niño. 

13  Tf  Y  no  había  pan  en  toda  la  tierra, 
y  la  hambre'  era  muy  grave:  y  desfalle- 
ció de  hambre  la  tierra  de  Egypto,  y  la 
tierra  de  Chanaan. 

14  Y  Joseph  recogió  todo  el  dinero  que 
se  halló  en  la  tierra  de  Egypto,  y  en  la 
tierra  de  Chanaan  por  los  alimentos  que 
compraban  de  él :  y  metió  Joseph  el  di- 
nero en  casa  de  Pharaon. 

15  Y  acabado  el  dinero  de  la  tierra  ¿le 
Egypto,  y  de  la  tierra  de  Chanaan,  vino 
todo  Egypto  á  Joseph,  diciendo :  Danos 
pan :  ¿por  qué  moriremos  delante  de  tí, 
qne  se  ha  acabado  el  dinero? 

16  Y  Joseph  dijo :  Dad  vuestros  gana- 
dos, y  yo  os  daré  por  vuestros  ganados, 
si  se  ha  acabado  el  dinero. 

17  Y  ellos  trajeron  sus  ganados  á  Jo- 
seph, y  Joseph  les  dio  alimentos , por 
caballos,  y  por  el  cañado  de  las  ovejas, 
y  por  el  panado  Se  las  vacas,  y  p'or  si- 
nos: y  sustentólos  de  pan  por  todos  sus 
ganados  aquel  año. . 

18  Y acabadooqucl  ano,  vinieron  á,  él  el 
segundo  ano,  y  dyéronle':  "Ño  encubri- 
remos de  nuestro  señor,  que' ciertamen- 
te se  ha  acabado  el  dinero,  ni  ganado  de 
nuestro  señor  ha  quedado  delante  de 
nuestro  eéhor ;  mas  que  nuestros  cuer- 
pos, y  nuestra  tierra. 

19  ¿Pbr  qné  moriremos  delante  de  tus 
ojoS  asi  nosotros  como  nuestra'  tierra? 
Cómpranos  6  desoíros  y  á  ntoestrá  tierra 
por  pan »'  y  aeremos  noeotrok  y  nuestra 
tierra  siervos  de  Pharaon :  y  da  simiente 
para  que  vivamos,  y  no  no*  moramos,  y 
no  se  asuelo  la  tierra;  ' 

20  Entonces  Joseph  compró  toda  1» 
tierra  de  Egypto  para  Pharaon  t  porque 
los  Egypcios  vendieron  cada  tino  sus 
tierras,  porque  la  hambre  se  4brla}ee1& 
Sobre  ellos :  y  fué  la  tierra  de  PhattoOn. 

21  Y  al  pueblo  hitóle  pasar  á  tas  cttt> 
dades  desde  el  un  cabo  del  término  de 
Egypto  hasta  el  otro  cabo. 

22  Solamente  la  tierra  de  los  sacerdotes 
no  compró,  por  cuanto  los  sacerdotes 
tenían  radon  de  Pharaon,  y  ellos  co- 


GÉNESIS. 


por  eso  no  vendiéronos  tierra. 

33  f  Y  Joseph  d#o  «1  pueblo :  He  aquí 
y»  os  be  comprado  boy,  á  vowirot  y  á 
vuestra  tierra  pera  Pbaraon:  veis  aquí 
simiente,  y  sembrsréis  la  tierra. 

34  Y  será  es*  4e  lee  frutos  daréis  el 
qsámto  á  Pharaon:  j  las  cuatro  partes 
serán  vuestra»  pava  semblar  fes  tierras, 
y  paxs  vuestro  mantenimiento»  y  de  les 
es«  están  en  vuestras  eassa,  y  pare  que 
eosaan  vuestros  niños. 

25  T  ellos  respondieron:  La  vida  nos 
asilemos  ¿seda  enojo*  te  sal 
¿sesmos  siseros  de  Phsreon. 

»  Entonces  Joseph  lo  puso  por  ibero 
hasta  boy  sobre  la  tierra  de  Egypto,  á 
Fharsou  el  quinto :  salvo  qne  la  tierra 
de  los  sacerdotes  sola  no  fbéée  Pbaraon. 

*7  Así  habitó  Bisel  en  la  tierra  de 
Egypto,  en  la  tierra  de  Gossen,  y  apo- 
aautonároniB  en  etta>  y  aumentáronse,  y 
multiplicaron  en  gran  manera. 

»  Y  vhló  Jacob  eu  la  tlsrra  de  Egypto 
dios  y  siete  anos,  y  fueron  los  dias  de 
Jacob,  los  años  de  su  vida,  ciento  y  cua- 
renta y  siete  anos. 

29  T  í  llegáronse  los  días  de  Israel 
para  morir,  y  llamé  á  Joseph  su  hijo»  y 
snjole:  81  be  bailado  añora  gracia  eu  tus 
ojos,  yo  at  mego  que  pongas  tu  mano 
écbsjo  de  mi  muslo,  y  harás  conmigo 
misericordia  y  vendad.  Baágote  que  no 
aso  entierros  en  Egypto: 

30  Mes  cuando  durmiere  con  mis  pa- 
dree, llevarme  ñas  de  Egypto,  y  sepul- 
tarme has  en  el  sepulcro  de  ellos.  Y 
él  respondió::  Yo  haré  como  tú  dices. 
.&  Y  él  dijo:  Júrame.  Y  él  le  juró. 
Entonces  Israel  se  inclinó  á  la  cabecera 
4e  la  cama. 

CAPITULO  XLVin. 
Jupob  adcftapor  tyoé  d  Moma***  y  Ephraim  hjfoi 
d*  Jotepk.    II.  Hendicelot,  9  en  la  hendido*  ante- 
pon* el  menor  al  mayor t  **  d  aaber  jRphraimd  Ma- 

YFÜÉ,  qne  después  de  estas  cosas, 
fué  dicho  á  Joseph;  He  anuí,  tu 
padre  está  enfermo.  Y  él  tomó  consigo 
á  sus  des  hijos,  Maneases  y  Ephraim ; 

2  Y  ínó  hecho  saber  á  Jacob,  diciendo : 
He  aquí,  Joseph  tu  hUo  viene  á  ti.  En- 
tonces Israel  se  esforzó»  y  asentóse  so- 
bre la  cama; 

3  Y  dtyo  á  Joseph:  El  Dios  omnipo- 
tente me  apareció  en  Laza,  en  la  tierra 
ele  Ohaneau;  y  me  beiwujo, 

4  Y  dijome;  He  aquí,  yo  te  Asgo  cre- 
«m%y  te  JnulUplknj^  y  te  pondré  por 


componía  de  pueblos:  y  esta  tierra 
daré  á  tu  simiente  después  de  ti,  por 
heredad  perpetua. 

5  Y  ahora  tus  dos  hijos,  qne  te  nacie- 
ron en  la  tierra  de  Egypto  antes  que 
yo  viniese  á  U,  á  la  tierra  de  Egypto, 
mios  son ;  Ephraim  y  Maneases,  como 
Buhen  y  Simeón  serán  mios. 

6  Y  los  que  después  de  ellos  has  en- 
gendrado serán  tuyos:  por  el  nombre 
de  sus  hermanos  serán  llamatfa»  en  sus 
heredades. 

7  Y  yo,  cuando  venia  de  Padan-aram, 
Bachel  se  me  murió  en  la  tierra  de  Cha- 
naan  en  el  camino,  como  media  legua 
de  tierra  viniendo  á  Ephrata:  y  sepúl- 
tela allí  en  el  camino  de  Ephrata,  que 
es  Beth-lehem. 

8  1  Y  vio  Israel  los  mjos  de  Joseph,  y 
d^o:  ¿Quién  mm  estos? 

9  Y  respondió  Joseph  á  su  padre :  Mis 
hijos  son,  que  Dios  me  ha  dado  aquí.  Y 
él  dijo :  Allégalos  ahora  á  mí,  y  bende- 
cirlos hé. 

10  Y  loe  ojos  de  Israel  eran  ya  agrava-' 
dos  de  la  vejes  que  no  podía  ver.  Y  bi- 
sólos llegar  á  él,  y  él  los  besó  y  abrazó. 

11 Y  dijo  Israel  á  Joseph :  Yo  no  pensa- 
ba ver  tu  rostro ;  y,  he  aqni,Dios  me  ha 
hecho  ver  también  tu  simiente. 

12  Entonces  Joseph  los  sacó  de  entre 
sus  rodillos,  y  inclinóse  á  tierra. 

13  Y  tomólos  Joseph  á  ambos,  Ephraim 
á  su  diestra,  á  la  siniestra  de  Israel ;  y  á 
Manosees  á  su  siniestra,  á  la  diestra  de 
Israel,  y  hízolos  llegar  á  éX 

14  Entonces  Israel  estendió  bu  diestra, 
y  púsola  6obrc  lo  cabeza  de  Ephraim, 
que  era  el  menor,  y  su  siniestra  sobre 
la  cabeza  de  Manasses  haciendo  enten- 
der á  sus  manos,  aunque  Manasses  era 
el  primogénito. 

15  YbendyoáJoseph,ydyo:  El  Dios 
en  cuya  presencia  anduvieron  mis  padres 
Abraham  y  Isaac :  el  Dios  que  me  man- 
tiene desde- qne  yo  soy  hasta  este  dia, . 

16  El  ángel  que  me  escapa  de  todo 
mal,  bendiga  á  estos  mozos :  y  mi  nom- 
bre sea  llamado  en  ellos,  y  el  nombre 
de  mis  padres  Abraham  y  Isaac,  y  mul- 
tipliquen en  multitud  eu  medio  de  la 
tierra, 

17  Entonces  viendo  Joseph  que  su  pa- 
dre ponía  la  mano  derecho  sobre  la  ca- 
beza de  Ephraim,  pesóle  en  sus  ojos; 
j  tomó  la  mano  de  su  padre,  por  qui- 
tarla de  sobre  la  cabeza  de  Ephraim  a  la 

de  JCanasset. 
68 


¿ttittfttej 


19  t  dflo  Joeeph  á  Mi  padre? 'Kb>  asi, 
pudre  mío,  porque  este  es  él  primogé- 
nito :  pon  tu  diestra  sobre  su  cabeza. 

19  Mas  su  padre  no  quiso,  y  dijo :  To 
lo  sé,  htfo  mió,  yo  lo  sé :  también  él  será 
en  pueblo,  y  él  también  crecerá:  mas 
su  hermano  menor  será  mas  grande  que 
él,  y  su  simiente  será  plenitud  de  gen- 
tes. 

20  Y  benévolos  aquel  día,  diciendo? 
Bn  ti  bendecirá  Israel,  diciendo :  Pón- 
gate Dios  como  á  Ephroim,  y  como  á 
Ifanasscs.  T  puso  á  Bpbraln*  detente  de 
Manasses. 

91  T  dfyo  Israel  á  Joseph:  He  aquí,  yo 
muero;  mas  Dios  será  con  vosotros,  y 
os  hará  volver  á  la  tierra  de  vuestros 
padres. 

38  T  yo  te  he  dado  á  ti  un»  porto  sobre 

tus  hermanos,  que  yo  tomé  de  mano  del 

'  Amorrheo  con  mi  espada  y  con  mi  arco. 

CAPITULO  XLIX 

Llegado  Jacob  d  la  hora  de  tu  pasamiento  hace  Juw 
taj-nmhifos,  y  lleno  de/éyde  Espíritu  de  Dios  hocé 
ie»tomu&  dakm  prommy  d*  Ihoo  ditpomendo  en- 
tre  eUos  de  tus  dones-como  de  cota  propia,  y  dando 
d  la  posteridad  de  cada  uno  en  nombre  de  cada 
ano  lo  que  fe  fé  le  dictábaque  Dto*  le  tenia  aro* 
parado.  1. 8a  parumukw  d  Unten,  Bornean,  *  Levi 
deja  maldieUm  por  tm  pecado»,  no  mudando  el 
paternal  afielo  al  juicio  de  Dto*.  It.  A  Jada  en 
figura  de  Grano  que  do  él  hmbia  de  desotndmr  según 
la  «ame,  deja  sinautarudmm  bendiowaes\  en  que 
porjigura*  de  victoria*  y  bienes  de  la  tierra  describe 
al  vivo  la  victoria  de  Cristo,  él  modo  de  conseguir* 
la,  y  loé  fritos  de  «Ote  sononando  «marnmneate  el 


.  lil  ¿  ¿ptndon,  bochar,  Ikm, 
Oad,  Aser,  y  NephthaU  declara  que  tierra*  han  aje 
habitar,  qué  condicione*  de  vida  han  de  tegnir,  y  en 
qué  ha  de  ter  cotia  uno  ssnguhmr  enero  lo*  de  m 
puebla.  IV.  En  Jotapk  hoce  trcapÜmiacUm  d*  tus 
trabajo*  y  de  su  singular  fí,  que  de  todo*  le  sacó 
vencedor  hasta  ponerle  en  tanta  altura:  sobre  esto 
bendice  d  m  timuniU  do  tnayoros  bendiciones  do  te 
1*  Jueran  lo*  mnyas»  V,  Da  también  su  bendición 
d  Benrjamin,  y  mandado  que  le  sepultasen  con  sus 
padre*,  y  ordenado  todo  tu  testamento,  pasa  de 
este  mundo  d  la  congregación  do  losjuttom, 

Y  LLAMÓ  Jacob  á  sus  htfos,  y  dQo: 
Juntaos  y  declararos  be  k>  que  os 
ha  de  acontecer  en  los  postrero»  dtaa. 
2  Juntaos  y  oid,  h$os  de  Jacob,  y  oíd  á 
vuestro  padre  Israel. 
8  Rubén,  tú  trm  mi  primogénita,  mi 
fortaleca,  y  el  principio  dfc  mi  vigor: 
principal  en  dignidad,  principal  en  for- 
taleza: 

4  Corriente  como  las  aguas,  no  seas  el 
principal;  por  cuanto  subiste  al  leeho 
de  tu  padre;  entonces  U  envileciste  su- 
biendo á  mi  estrado. 

5  Simeón  y  Levt,  hermanos ;  armas  de 
-Iniquidad  sus  armas. 

6  En  su  secreto  no  en**  mi  «tan*,  si 

B4 


mftef*s»9iaatfíe***< 

en  su  furo*  mataron  vaMvy-*n<e«  v«f 

Juntad  arrancaron  muro; 

7  Maldito  su  furor  que  4*  Inerte :  y  tm 
iva,  que  «  dura:  yo  los  apartaré  en  Ja* 
cob,  y  los  esparciré  en  IssaeL 

8  Judo,  tuy  altaste  han  tus  hermanas: 
tu  mono  en  la  cérvix  daHe*  enemiga»? 
kwh^ossleiopndseaemalinartnálfc  * 

•  Caelmno  da  loou  Jndsu  4m  hnnfat 
sa  subiste»  bajo  mtoi  encorvóse,  sehéap 
como  león,  y  como  tsou  viejo,  4  quáe*  ¿o 
despevtaráf 

1»  No  será  creJem^elccttad*  J**U,J 
el  legislador  de  eutmsuwinsUyttsnt»  en* 
venga  Snom,  y  á  él  so  ooagrsgsnWi  las 
pueblos: 

11  Atando  á  la  vid  tm  pollmevy  1* 
cepa  el  hl*»  és  su  asna;  lavo  en  el  vino 
en  vestido,  y  en  la  sangre  de  uves  an 
cobertura. 

Ve  Los  «Jos  bermejos  del  vino»  loa  dJeu» 
tes  blancos  de  la  leche. 

18  1  Zabnton  en.  puerteado  mar  habi- 
tará, y  en  puerto  de  navios:  y  an  té*> 
mino  »wé  hastn  Sfcdon. 


14  Isachar,  asno  de  hueso  echado 
Avllos.  * 

15  Y  vio  lape  el  descaneo  era  bueno,  y 
que  la  tterav  era  deleUasU,  y  ahaj6  su 
hombro  paca  Uerav,  y  sirvió  em  tstbnto» 

lo  Dan,  jungará  á,su  punoso,  nomo  una 
dslaatrlbnodalsáaeS. 

17  Será  Dan  serpiente  junto  ni  ramJnoy 
víbora  junto  á  la  senda,  que  muunde  los 
talones  de  los  cabaUoa,  y  huno  ojer  por 
detras  al  cabalgador  de  ellos, 

1S  Tu  salud  espeté,  oh  /chova. 

1»  Gad,  ejército  le  acometerá;  mas  al 
fin  él  acometerá. 

20  £1  pan  de  Aser  será  grueso,  y  él  data 
deleites  de  tey, 

91  NephthaH,  cierva  dejada  que  dar* 
dichos  hermosos. 

22  íf  Ramo  fructífero  Joseph,  sanio 
fructífero  junto  á  frente;  las  doncellas 
van  sobre  el  muro.  i 

28  T  amargáronle,  y  aéaeteeronst,  jr 
abosTocséronte  toa  señores  «o-  snesas,    .. 

24  Mas  su  arco  quedo  en  fbrtalenv  7 
los  brazos  de  sus  manos  se  eorrobonv 
ron  por  las  manos  del  Fuerte  JMot  do 
Jacob :  de  allí  apacentó  la  pledRvde  Is- 
rael: 

25  Del  Dios  de  tu  padre,  el  cual  te 
ayudará^y  del  Omnipotente,  «icnal«to 
bendeciré  non  bendlclottes  afelpa  oieloe 
do  arribe,  con  lisnflohanaf  ¿ai  i 


G&N&ftlB. 


que  está  sln^s  con  beudfclones  de  pe- 
chos y  de  matriz. 

»  Las  bendiciones  de  tu  podre  fueron 
mayores  que  las  bendiciones  de  mis 
progenitores :  hasta  el  término  de  los 
coOadoa  eternos  serán  sobre  la  cabeza 
de  Joseph  y  sobre  la  mollera  del  Naza- 
reno de  sus  normanos, 

97  1  Benjamín,  lobo  arrebatador:  A  la 
m*n»jx*  comerá  la  presa,  y  á  la  tarde 
repartirá  los  despojos.  - 

98  Todos  estos  fueron,  las  tribus  de  Is- 
rael, doce :  y  esto  fué  lo  que  su  padre 
tetdtyo:  ybendfjóles:  A  cada  uno  por  su 
bendición  tos  bendijo. 

99  Y  mandóles,  y  dftolee:  Yo  soy  con- 
alegado  con  mi  pueblo ;  sepultedme  con 
mis  padres  en  la  cuera,  que  edá  en  el 
campo  de  Ephron  el  Hettheo. 

30  En  la  cueva  que  edá  en  el  campo  de 
la  dobladura,  que  arte*  delante  de  Matare 
en  la  tierra  de  Chanaan,  la  cual  com- 
pró Abraham  con  el  mismo  caarno  fe 
Ephron  el  Hettheo  para  heredad  M  se- 
pultura. 

81  Allí  sepultaron  s  Abraham.  y  á  Sara 
su  muger :  allí  sepultaron,  á  Isaac,  y  á 
Kebecca  su  muger:  aUt  también  sepulté 
yo  á  Lea. 

82  Compra  det  campo  y  de  la  cuera 
que  edá  en  él,  de  los  hQoe  de  Heth, 

8$  T  como  acabó  Jacob  de  dar  man- 
damientos á  sus  hQos,  encogió  sus  pies 
en  la  cama,  y  espiró ;  y  fuá  congregado 
con  sus  padres,' 

CAHTÜIX)  V 

Jnwvm  Diae  can  tátguiar  pompa  jVntbn  el  cuerpo  de 
Jacob  ion  JmJtmndc  ñu  etdaenla  vocación  déla 
piiimd  IL  Jompkeom  Ucencia  dt  Pkaram  ***** 
jwSmft  Aa»lffiiiM,  gde  le*  ma»  hemadoc  4c 
la  caca  de  Pkaraen  üera  d  ecpeUar  d  §m  padre  d  la 
Herrad*  Chanaan, comoleXabia prometido, mrnd- 
vmdEowpn*.  TSL  6m  hermano*  U piden  perdón  me 
jpmmh»m  fe  ofrecen  par  WrvH  mm  *t  loe.  ree§d 
camnaraxiBata  piedad,» Ja»  comeada.  IV.  El  cea) 
deajmts  de  kaVer  vivido  largos  dio»  en  Ecypfo,  Tte- 
awé+ei  iimiMt  de  en  antéete eenMtaú+mamma 
neo  ratj/ledndoie» la promtea  deJHoeqncm  poden 
1*  kaUa  dejado  en  m  mmerie :  y  aeí  meterá,  n  ee 


EKTOWCES  Joseph  se  echó  sobre  el 
rostro  de  su  psdre,  y  lloró  sobre  é^ 
y  besóle. 

9  Y  mandó  Joseph  á  sus  sierros  médi- 
co* que  embalsamasen  A  su  padre :  y  los 
médicos  embalsamaron  á  Israel. 

3  Y  cumpliéronle  cuarenta  dias,  por- 
que -asi  cumplían  los  días  de  los  embal- 
samados, y  lloráronle  ios  Egypctap  se- 
tentndfafc*  ' 

«17  pasados  tt*~dfanr  de  str  lulo,  nubló 


Joseph  *  \ó8  de  la  casa  de  ^harson,  di- 
ciendo; 81  he  hallado  ahora  gracia  en 
rn estros  oJos,ruégoos  que  habléis  en  oí- 
dos de  Pharaon,  diciendo : 

5  MI  padre  me  conjuró,  diciendo:  He 
aquí,  yo  muero,  en  mi  sepulcro,  que  yo 
cavé  para  mi  en  la  tierra  de  Chanaan, 
alH  me  sepultarás :  ruego  pues  que  raya 
yo  ahora,  y  sepultaré  á  mi  padre,  y  rol- 
rere. 

ó  Y  Pharaon  djjo :  Yé,  y  sepulta  A  tu 
padre,  como  él  te  conjuró. 

7  Entonces  Joseph  subió  á  sepultar  á 
su  padre,  y  subieron  con  él  todos  los 
sierros  de  Pharaon,  los  ancianos  de  su 
casa,  y  todos  los  ancianos  de  la  tierra  de 
Bgypto, 

8  Y  toda  la  casa  de  Joseph,  y  sus  her- 
manos, y  la  casa  de  su  padre ;  solamente 
dejaron  en  la  tierra  de  Goesen  sus  niños, 
y  sos  orejas,  y  sus  Yacas. 

0  Y  subieron  también  con  él  carros  y 
genje  daá  caballo,  y  hizose  un  escuadrón 
muy  gnmde. 

10  Y  llegaron  hasta  la  Era  de  Atad,  que 
es  de  la  otra  parte  del  Jordán,  y  lamen- 
taron allí  de  grande  lamentación  y  muy 
grave:  y  hizo  á  su  padre  llanto  por  siete 
Olas. 

11  Y  riendo  los  motadoses  da  la  siena, 
los  Chsnaneos,  el  llanto  en  la  Era  de 
Aíad,  dUeron;  Llanto  grande  e$  este  de 
les  Bgypeieet  por  asa  faé  llamado  su 
nombre  AbeÍ*Mrzralni,  que  es  de  la  otra 
parte  del  Jordán, 

Id  Y  hicieron  sus  hQos  con  él,  como  f  1 
les  mandó. 

13  T  lleváronle  sus  hrjos  &  la  tierra  de 
Chanaan,  y  sepultáronle  en  la  cueva  del 
campo  de  la  dobladura,  que  habla  com- 
prado Abraham  con  el  mismo  campo  en 
heredad  de  sepultura,  de  Ephron  el 
Hettheo,  delante  de  Manare. 

14  Y  tornóse  Joseph  A  Egypto,  él  y  sus 
hermanos,  y  todos  los  que  subieron  con 
él  A  sepultar  A  su  padre,  después  que  le 
hubo  sepultado. 

15  T  r  riendo  los  hermanos  de  Jo- 
seph, que  su  padre  era  muerto,  dijeron : 
Quizá  nos  aborrecerá  Joseph,  y  nos 
dará  el  pago  de  todo  el  mal  que  le  hi- 
cimos. 

10  Y  enviaron  á  decir  á  Joseph:  Tn 
padre  mandó  antes  de  su  muerte,  di- 
ciendo : 

17  Asi  dlreli  A  Joseph:  Rulote  que, 
perdones  ahora  la  maldad  de  tus  her- 
manos, y  su  pecado»  perene  mal  ter  ge- 
So* 


ÉXODO. 


lardonaron:  por  Unto  ahora  rogárnoste 
que  perdones  la  maldad  de  loa  siervos 
del  Dios  de  tu  padre.  T  Joseph  lloró 
mientras  le  hablaban. 

18  Y  vinieron  también  sos  hermanos ; 
y  postráronse  delante  de  él,  y  dijeron : 
Henos  aquí  por  tos  siervos. 

19  T  respondióles  Joseph :  No  téngala 
miedo :  ¿  Soy  yo  en  lugar  de  Dios  ? 

20  Vosotros  pensasteis  mal  sobre  mí; 
mu  Dios  lo  pensó  por  bien,  para  hacer 
lo  que  hoy  vemos,  pora  dar  vida  á  mu- 
cho pueblo. 

21  Ahora  pues  no  tengáis  miedo,  yo  os 
sustentaré  á  voaoirm  y  á  vuestros  htyos. 
Asi  los  consoló,  y  les  habló  al  corazón. 

22  t  Y  estuvo  Joseph  en  Egypto,  él  y 


la  casa  de  su  padre:  y  vivió  Joseph 
ciento  y  diez  años. 

23  Y  vio  Joseph  de  Ephralm  los  htyos 
terceros:  también  los  lujos  de  Machlr, 
hijo  de  Manosses,  fueron  criados  sobre 
las  rodillas  de  Joseph. 

24  Y  Joseph  dtfo  á  sus  hermanos :  Yo 
me  muero ;  mas  Dios  visitando  os  visi- 
tará :  y  os  hará  subir  de  aquesta  tierra  4 
la  tierra,  que  juró  á  Abraham,  á  Isaac, 
y  á  Jacob. 

25  Y  conjuró  joseph  á  los  htyos  de 
Israel,  diciendo:  Visitando  os  visitará 
Dios ;  y  haréis  llevar  de  aquí  mis  huesos. 

26  Y  murió  Joseph  de  edad  de  ciento 
y  diez  años,  y  embalsamáronle,  y  fué 
puesto  en  un  arca  en  Egypto. 


EL  SEGUNDO  LIBRO  DE  MOYSES,  LLAMADO  COMUNMENTE 


ÉXODO. 


CAPITULO  L 

JJultipUeande  en  mrem  némtvo  loe  k&»  de  Jraelen 
Egipto,  ai  cabo  viene  vnrewqneloe  aJUge  con  dura 
mrvidumbre.  II.  Bl  cual  visto  qm  por  eto  no  defa- 
man, ét  mmtUpUcar,  manda  d  la»  pmrtenm  que  ma- 
lead los  nénoe  qm  nacieren^  u  remrvenlag  hembra* 
«km  ettae  tendeado  d  Dioe  no  lo  hicieron  aeL  1IL 
Viendo  Tharaon  que  eete  acuerdo  no  le  Mrrfa, 
mimdm  em  mdmeupm*m,qm  remrvmnde  Im  hmm- 

el  rfa. 

ESTOS  ton  los  nombres  de  los  hijos 
de  iBi-acl,  que  entraron  en  Egypto 
con  Jacob,  cada  uno  entró  con  su  la- 
milla: 

2  Rubén,  Simeón,  Levi,  y  Juda, 
8  Isachar,  Zabulón,  y  Benjamín, 

4  Dan,  y  Nephthali,  Gad  y  Aser. 

5  Y  todas  las  almas  que  salieron  del 
muslo  de  Jacob  f  turón  setenta,  Y  Jo- 
seph estaba  en  Egypto. 

8  Y  murió  Joseph,  y  todos  sus  herma- 
nos, y  toda  aquella  generación. 

7  Y  los  lujos  de  Israel  crecieron,  y  mul- 
tiplicaron y  fueron  aumentados  y  cor- 
roborados grandemente,  y  hinchióse  la 
tierra  de  ellos. 

8  Levantóse  entre  tanto  un  nuevo  rey 
sobre  Egypto,  que  no  conocía  á  Joseph, 
el  cual  dijo  á  su  pueblo : 

9  He  aquí,  el  pueblo  de  los  lujos  de  Is- 
rael es  mayor  y  mas  inerte  que  noso- 
tros: 

10  Ahora  pues,  seamos  sabios  para  con 

W 


él,  porque  no  so  multiplique:  y  acon- 
tezca, que  viniendo  guerra,  él  también 
se  junte  con  nuestros  enemigos,  y  pelee 
contra  nosotros,  y  se  vaya  de  la  tierra» 

11  Entonces  pusieron  sobre  él  comisa- 
rios de  tributos  que  los  molestasen  con 
sus  cargas:  y  edificaron  á  Pharaon  las 
ciudades  de  los  bastimentos,  Phithom  y 
Rameases. 

12  Empero  cuanto  mas  lo  molestaban, 
tanto  mas  se  multiplicaba, y  crecía:  tan- 
to qne  ellos  se  fastidiaban  de  los  hfyon 
de  Israel. 

13  Y  los  Egypdoa  nielaron  servir  áloe 
htyoa  de  Israel  con  dureza. 

14  Y  amargaron  su  vida  con  servidum- 
bre dura,  en  barro  y  ladrillo,  y  en  toda 
labor  del  campo,  y  en  todo  sn  servido 
en  el  cual  se  servían  de  ellos  con  du- 


15  ^  Y  habló  el  rey  de  Egypto  á  laa 
parteras  de  las  Hebreas,  una  de  ,1** 
cuales  se  llamaba  Sepbora,  y  otra  Fhua, 
y  díjoles : 

16  Cuando  parteareis  á  las  Hebreas,  y 
mirareis  los  asientos,  si  fuere  htyo,  ma- 
tádle:  y  si  fuere  htyo,  entonces  viva. 

17  Mas  las  parteras  temieron  á  Dios : 
y  no  hicieron  como  les  dijo  el  rey  de 
Egypto,  y  daban  la  vida  á  los  niños. 

18  Y  el  rey  de  Egypto  hizo  llamar  á  laa 
parteras,  y  cujoles;  ¿Por  ou¿  habéis  he- 


ÉXODO. 


TTN 
U  to 


cno  sato,  que  habéis  «todo  vfcfc*  4  los 

nifiOS? 

19  T  las  parten»  respondieron  á  Pha- 
raon:  Porque  los  mugeres  Hebreos  no 
son  como  las  Egypcias,  porque  son  ro- 
bustas, y  paren  antes  que  la  partera 
Tenga  aellas. 

20  Y  hizo  Dios  bien  á  las  parteras ;  y  el 
pueblo  se  multiplicó,  y  se  corroboraron 
en  gran  manera. 

81  T  por  haber  las  parteras  temido  á 
Dios,  él  les  hizo  casas.  . 

22  t  Entonces  Pharaon  mandó  á  todo 
su  pueblo,  diciendo:  Echad  en  el  rio 
todo  hijo  que  naciere,  y  á  toda  luja  dad 
la  vida. 

CAPITULO  U. 

'Aecredndoee  el  tmmpo  de  la  libertad  del  pueblo  de 
mraet,  nace  Mbmui,  eme  habla  de  mt  el  Injertador, 

fmaraon,  de  la  cual  Dioe  le  eeeapa  mamviQoea 
méate,  eme  haMdndole  la  hyfa  de  Pharaon  echado  d 
ta  fwro  aet  fio  ea  iémi  caita  te  tanta,  mace  Criar,  n 
U  emapta  par  laja.  1L  ajeada  (fiemo  dJm&Beée- 
van  Act.T.)  de  40.  ana*,  matad  un  Eagpcío  en  Jamar 
eUemhetmanoe.  IH.  CoM  actuado  de  eBoe  mime  de 
EannU  *  ht  tierra  de  Mmnan,  dome*  Dio»  le  da 
éeriao,umatrrpk^a*.  IV.  Lee  hifee  de  Ierael  a/tt- 
gidoe  de  mmvo  claman  d  Dioe,  y  él  loe  orne. 

varón  de  la  familia  de  Lev!  fué,  y 
tomó  par  muger  una  hija  de  Lev! : 

2  La  cual  concibió,  y  parióle  un  mjo,  y 
viéndole  que  era  hermoso,  escondióle 
tres  meses. 

8  T  no  pudiendo  tenerle  mas  escondi- 
do, tomó  una  arquilla  de  j  ancos,  y  cala- 
fateóla con  pez  y  betún,  y  puso  en  ella 
al  niño,  y  púsole  en  un  carrizal  á  la  orilla 
del  rio. 

4  T  paróse  una  hermana  suya  lejos  para 
ver  lo  que  le  acontecería. 

5  Y  la  hija  de  Pharaon  descendió  á  la- 
varse al  rio,  y  paseándose  sus  doncellas 
por  la  ribera  del  rio,  ella  vio  la  arquilla 
en  el  carrizal,  y  envió  una  criada  suya  á 
que  la  tomase. 

6  Y  como  la  abrió  vio  al  niño,  y  he  aquí 
él  niño  que  lloraba:  y  teniendo  com- 
pasión de  él,  cUjo :  De  los  nlfios  de  los 
Hebreos  et  este. 

7  Entonces  su  hermana  dtfo  á  la  luja 
de  Pharaon :  ¿Iré  á  llamarte  de  las  He- 
breas, una  ama,  que  te  crie  este  niño? 

8  Y  la  htfe  de  Pharaon  respondió:  Vé. 
La  doncella  entonces  fué,  y  llamó  á  la 
madre  del  niño: 

9  A  la  cual  dtfo  la  luja  de  Pharaon:  Lle- 
va este  niño,  y  críamele,  y  yo  te  lo  pagaré. 
Y  la  muger  tomó^el  niño,  y  crióle. 

10  Y  como  creció  el  niño,  eUa  le  trujo 
á  la  luja  de  Pharaon,  1$  cual  le  prohijó, 


yoÉasáe  nos*  nombre  M  ornee,  t 
Porque  de  las  aguas  le  saqué. 

11  1  Y  en  aquellos  dias  acaeció  gu* 
creció  Moyses,  y  salió  á  sus  hermanos,  y 
vio  sus  cargas :  y  vio  un  varón  Egypcio, 
que  hería  á  un  Hebreo  de  sus  hermanos. 

12  Y  miró  á  todas  partes,  y  viendo  que 
no  parecía  nadie,  hirió  al  Egypcio,  y 
escondióle  en  la  arena. 

13  Y  salió  el  siguiente  día,  y  viendo  á 
dos  Hebreos  que  reñían,  cUjo  al  malo: 
¿  Por  qué  hieres  4  tu  prójimo  ? 

14  Y  él  respondió:  ¿Quién  te  ha  á  Ü 
puesto  por  principe  y  juca  sobre  noso- 
tros? ¿Piensas  matarme,  como  mataste 
al  Egypcio?  Entonces  Moyses  tuvo 
miedo,  y  dtyo:  Ciertamente  esta  cosa 
es  descubierta. 

15  f  Y  oyendo  Pharaon  este  negoció, 
procuró  matar  á  Moyses;  mas  Moyses 
huyó  de  delante  de  Pharaon,  y  habitó  en 
la  tierra  de  ifadian,  y  sentóse  junto  4 
un  pozo, 

16  El  sacerdote  de  Median  tenia  siete 
htfas,  las  cuales  vinieron  4  sacar  agua 
para  henchir  las  pilas,  y  dar  de  beber  4 
las  ovejas  de  su  padre. 

17  Mas  los  pastores  vinieron,  y  echá- 
ronlas; entonces  Moyses  se  levantó,  y 
defendiólas,  y  abrevó  sus  ovejas : 

18  Y  volviendo  ellas  4  Raguel,  su  pa- 
dre, cujoles  él:  ¿Por  qué  habéis  hoy 
tenido  tan  presto? 

19  Y  ellas  respondieron:  Un  varón 
Egypcio  nos  defendió  de  mano  de  los 
pastores,  y  también  nos  sacó  el  agua,  y 
abrevó  las  ovejas. 

90  Y  dijo  ásusmjas:  ¿Ydóndeestt? 
¿Por  qué  habéis  dejado  ese  hombre? 
llamadle  para  que  coma  pan. 

21  Y  Moyses  acordó  de  morar  con  aquel 
varón,  y  él  dio  4  Moyses  4  su  luja  Sephora. 

22  La  cual  le  parió  un  lujo,  y  él  le  puso 
nombre  Gersom,  porque  dtyo :  Peregrino 
soy  en  tierra  agena. 

28  1  Y  aconteció,  que  después  de  mu* 
ches  dias  el  rey  de  Egypto  murió:  y  los 
lujos  de  Israel  suspiraron  4  cansa  de  la 
servidumbre,  y  clamaron,  y  su  clamor 
subió  4  Dios  desde  su  servidumbre. 

24  Y  oyó  Dios  el  gemido  de  ellos,  y 
acordóse  de  su  concierto  con  Abraham, 
Isaac,  y  Jacob. 

25  Y  miró  Dios  4  los  lujos  de  Israel,  y 
reconocióles  Dios. 

CAPITULO  IIL 

tea  Mnmm 


le  aparece  en  eepeem  da  /mego  aya  ardía  em  na  —r* 


EXtfBO. 


•  *tá*m.  tmtumirn.  &  JUéBtM BOM*  Mo*  9  Ha- 
taca* él  de  emviarUdEampto'para  lülrar  al  P"+- 
bto  de  la  tiranta  de  Pharaon,  TIL  Escusdndoee 
Moyses  con  su  pequenez  Dio*  U  conforta,  y  le  pro- 
met*  su  compañía  y  buen  suceso :  asimismo  le  declara 
su  nombre,  para  que  tupies*  responder  d  los  que 
le  preguntasen  quien  era  el  Dios  que  le  enviaba,  es 
d  saber,  el  cumplidor  de  lo  que  promete. 

Y  APACENTANDO  Moyses  las  ove- 
jas de  Jetbro  *u  suegro*  sacerdote 
de  Madian,  llevó  las  «Tejas  detrae  del 
desierto,  y  vino  á  Horefe,  monte  de  Dios. 
9  T  aparentósele  el  ángel  de  Jebero 
en  una  llama  de  mego  en  medio  de  un 
sareaj;  y  él  miro,  y  Yté>  qao  el  saraal 
ardía  en  luego,  y  el  santal  no  se  con* 


3  Entóneos  Moyses  dijo :  Añora- y»  iré, 
y  veré  eata  grande  visión, por  qnéoausa 
el  zarzal  no  se  queme. 

4  ^  Y  viendo  Jebova  que  Iba  á  ver, 
llamóle  Dios  de  medio  del  zarzal,  y  dijo  i 
Moyses,  Moyses:  T  él  respondió:  Heme 
aqnt  ? 

5  Y  dijo :  No  te  llegues  acá :  quita  tus 
zapatos  de-  tas  pies,  porque  el  lugar  en 
que  tú  estás,  tierra  santa  es* 

0  Y  <U>:  Yo  soy  el  Dios  do  tu  padre, 
Dios  de  Abraham,  Dios  de  Isaac,  Dios 
de  Jacob.  Entonces  Moyses  cubrió  su 
rostro,  porque  tuvo  miedo  de  mirar  á 
Dios. 

7  Y  djjo  Jebova:  Viendo  be  visto  la 
attecion  de  mi  pueblo,  que  está  en  Egyp- 
to ;  y  be  oído  su  clamor  á  cansa  de  bus 
exactores,  por  lo  cual  yo  be  entendido 
sus  dolores. 

8  Y  he  descendido  para  librarlos  do 
mano  de  los  Egypcios :  yo  los  sacaré  de 
esta  tierra  á  una  tierra  buena  y  anona,  á 
tierra  qne  corre  leche  y  miel ;  á  los  la- 
gares del  Chananeo,  del  Hettbeo,  del 
Atnorrheo,  del  Pherezeo,  del  Heveo,  y 
del  Jebnseo. 

9  Kl  clamor  de  los  fcfyos  de  Israel  ba 
venido  ahora  delante  de  mí :  y  también 
be  visto  la  opresión  con  qne  los  Egip- 
cio» lee  oprimen. 

10  Ten  pues  ahora,  y  enviarte  he  á  Pha- 
raon,  para  qne  saqueé  á  mi  pueblo,  loe 
htyos  de  Israel,  de  Egypta, 

11  1  Entonces  Moyses  respondió  á 
Dios:  ¿Quién  soy  yo,  para  que  vaya  á 
Pharaon,  y  saqne  de  Egypto  A  los  mjos 
de  Israel? 

12  Y  él  le  respondió:  Porque  yo  seré 
contigo :  y  esto  te  será  por  señal,  de  que 
yo  te -he  enviado:  Despojes  que  hubie- 
res saca*»  aféate»  pueblo  de  Bgppto»  ten* 
vire*  áDlon  sobro  este  mosto 


18  Yujjo  Moyses  á  Dios:  He  aquí, yo 
vengo  á  loe  Irijos  de  Israel,  y  les  digo: 
El  Dios  de  vuestros  padres  me  ha  en- 
viado á  vosotros :  y  si  ellos  me  pregun- 
tan :  ¿  Cuál  es  su  nombre  ?  ¿  Qué  les  res- 
ponderé ? 

14  Y  respondió  Dios  á  Moyses:  YO 
SOY  EL  QUE  SOY.  Y  dflo:  Así  dirás 
á  los  hflos  de  Israel :  YO  SOY,  me  ha 
enviado  á  vosotros. 

15  Y  dtfo  mas  Dios  á  Moyses :  Asi  dirás 
á  los  hijos  de  Israel :  Jebova,  el  Dios  de 
vuestros  padres,  el  Dios  de  Abraham, 
Dios  de  Isaac,  y  Dios  de  Jacob,  me  ha 
enviado  á  vosotros.  Este  es  mi  nom- 
bre para  siempre ;  y  este  es  mi  memo- 
rial por  todos  los  siglos. 

16  Vé»  y  Junta  los  ancianos  de  Israel,  y 
di  les:  Jebova,  el  Dios  de  vuestros  pa- 
dres, el  Dios  de  Abraham,  de  Isaac,  y  de 
Jacob,  me  apareció,  diciendo:  Visitan- 
do os  he  visttadoyy  á  lo  que  os  es  hecho 
en  Egypto; 

17  Y  dije:  7b  os  sacaré  de  la  aflicción 
da  Egypto  á  la  tierra  del  Chananeo,  y 
del  Hettheo,y  del  Amorrbeo,  y  del  Pbsr 
rezeo,  y  del  Heveo,  y  del  Jebnseo,  á  tofs 
tierra  que  corre  leche  y  miel. 

18  Y  oirán  tu  voz,  y  irás  tú,  y  los  ancia- 
nos de  Israel  al  rey  de  Egypto,  y  decirle 
neis:  Jebova,  el  Dios  de  los  Hebreos, 
nos  ha  encontrado :  por  tanto  nosotros 
Iremos  ahora  camino  de  tres  días  por  el 
desierto,  para  que  sacrifiquemos  á  Je- 
hova  nuestro  Dios. 

19  Mas  yo  sé,  que  el  rey  de  Egypto  no 
os  dejará  ir,  sino  por  mano  raerte. 

20  Mas  yo  estenderé  mi  mano,  y  hejtré 
á  Egypto  con  todas  mis  maravillas,  qne 
haré  en  él ;  y  entonces  os  dejará  tr. 

ti  Y  yo  daré  á  este  pueblo  gracia  en 
los  ojos  de  los  Egypcios,  para  que  cuan- 
do os  partiereis,  no  salgáis  vacíos : 

2$  Y  demandará  cada  muger  á  su  ve- 
cina y  á  su  huéspeda  vasos  de  plata*,  va» 
sos  de  oro,  y  vestidos,  los  cuales  pon* 
dreis  sobre  vuestros  hijos,  y  vuestras 
hyas :  y  despojaréis  á  Egypto. 

CAPITULO  TV. 

Bscusdndose  Moyos  la  segunda  ve  cm  te  iswrmdutt- 
dad  de  los  otros  é  quien  era  enviad;  Dios  le  da  et 
poder  de  hacer  señales  maraviOosat  con  que  loe 
pudiese  convencer  de  su  vocación.  IJ.  Bscntdnéaee 
¡a  tercera  ve*  con  la  rudeza  de  su  ¡enema,  Dio*  se 
promete  que  él  será  en  su  boca.  1U.  Rehusando  del 
todo  el  oficio  por  la  cuarta  rtz*  Dios  se  enoja  comx 
tono  le  dar*  pmésmumañm  odsut 


¿lidióse. 

Aeren.  JY.  Mí  m-*r**9**K*  (ftgwtffrfr  dé  m 
suegro  tmnad  su  m*owvkÍ&VpfrHM  pan  Egerp* 
tes    T. AmrOn por a«*&lH*K*a*  arte**.* 


ÉXODO. 


TLtí- 

bra*L,& cwal fe* 4a crédito^ y  alaba  «f  Dfcw  ¿Mr  Ja 
gjerloc'gar  fejprgjciifa. 

ENTONCES  Moyses  respondió,  y  di- 
jo :  He  aquí  que  ellos  no  me  creerán, 
ni  oirán  mi  vos,  porque  dirán :  No  te  ha 
«parecido  Jehova. 

%  T  Jenova  d$o:  ¿Qué m  eso,  ow ««•«* 
«otomano?  T él respondió :  ^aovara. 

3  T  a  le  dtyo :  Échala  en  tierra.  T  él 
feeefco^n  tierra,  y  tomóse  vma  culebra: 
y  Ifoyees  huhv  do  eOa. 

4  «nteaeee  dQo  Jehova  á  Moyses:  B* 
tiende  tu  mano,  y  tómala  por  la  eola. 
T  él  entendió  m  manes  y  tomóla,  y  tor- 
nóse en  la  Tara  en  su  mano. 

fc  Por  esto  creerán,  que  Jehova  el  Dios 
de  tus  padres,  se  te  ha  aparecido:  el 
Dios  de  Abtaham,  Dios  de  Isaac,  y  Dios 
de  Jacob. 

6  Y  dijole  mas  Jehova :  Mete  ahora  tu 
■uno  en  tu  seno :  Y  él  metíala  mano  en 
su  señor  y  como  la  sacó,  he  aquí  que 
su  mano  arfad*  leprosa»  como  la  nieve. 

T  Y  d^e:  Vuelre  á  meter  tu  mano  en 
tu  seno.  Y  él  volvió  á  meter  su  mano 
en  su  sene;  y  volviéndola  á  sacar  del 
seno,  he  aquí  que  era  vuelta  eomo  la 
atrácame, 

•  %  aconteciere,  que  no  te  creyeren,  ni 
obedecieren  á  la  voz  de  la  primera  señal, 
creerán  A  la  vos  de  la  postrera. 

*  Y  si  aun  no  creyeren  a  estas  dos  se- 
tales, ni  oyeren  tu  ton,  tomarás  de  las 
agua*  del  Ho,  y  derramas  en  tierra,  y 
volverse  han  aquellas  afuas  que  tú  toma- 
rás del  rio,  volverse  han  en  sangre  en  la 
tierra* 

10  1  Cutáneas  dtyo  Moa-ses  á  Jehova: 
.  Ay,  Se&or,  yo  no  noy  nombre  de  palabras 
da  ayer,  •*  de  anteayer  ni  aun  desde  que 
tu  hablas  á  tu  siervo:  porque  soy  pesa- 
do de  boca  y  pesado  de  lengua; 

U  Y  Jchova  le  respondía  r  ¿  Quién  dio 
m  boca  al  nombre?  ¿Ó,  quién  atoo  al 
mudo  y  at  sordo?  ¿al  que  ve  y  al  ciego  ? 
¿No  soy  yo  Jehova? 

tt  Yé  pues  ahora,  que  yo  seré  en  tu 
boca,  y  te  enseñaré  lo  que  hayas  de 
hablar. 

13  ?  Y  él  d\jo:  Ay,  Señor,  envia  por 
mano  ád  que  has  de  enviar. 

14  Entonces  Jehova  se  enojó  contra 
Moyses,  y  dQo:  ¿No  conozco  yo  &  tu 
hermano  Aaron,  Las^_que  él  hablará? 
Y  aun,  he  aqui,  qfl  B  saldrá  á  recl- 
Mx,  y  «ax  ^éMMcTln^itará  de  su  ca- 


tó tú  hablarás  á  él  y  pondrás  en  su 
boca  las  palabras,  y  yo  seré  en  tu  boca, 
y  en  la  suya,  y  ob  ensenaré  lo  que  hayáis 
de  hacer. 

16  Y  él  hablará  por  tí  al  pueblo,  y  él  te 
será  por  boca»  y  tu  seras  á  él  por  Dios. 

17  Y  tomarás  esta  vara  en  tu  mano, 
con  la  cual  harás  las  señales. 

18  ?  Asi  so  fué  Moyses,  y  volviendo  á 
su  suegro  Jethro,  dijole :  Yo  iré  ahora, 
y  volveré  á  mis  hermanos,  que  están  e¿ 
Egypto,  pam  ver  si  aun  viven.  Y* Jethro 
dijo á  Moyses:  Vé  en  pex 

19  Dijo  tamMen  Jehova  á  Moyses  ett 
Madian :  Vé,  y  vuélvete  á  Egypto ;  por* 
que  todos  los  que  te  procuraban  la-muer- 
te, son  muertos. 

20  Entonces  Moyses  tomó  á  su  muger 
y  bus  hyos,  y  púsoles  sobre  «n  asno,  y 
volvióse  á  tierra  de  Egypto :  tomó  tam- 
bién Moyses  la  vara  de  Dios  en  su  mano. 

31  Y  dtfo  Jehova  á  Moyses:  Cuando 
fueres  vuelto  á  Egypto,  mira  que  hagas 
delante  de  Pharaon  todas  los  maravillas, 
que  yo  he  puesto  en  tu  m&no :  yo  empe- 
ro endureceré  su  eorason  para  que  no 
deje  ir  al  pueblo. 

93  Y  dirás  á  Pharaon :  Jehova  ha  dfcho 
asi :  Israel  «mi  htfo,  mi  primogénito: 

23  Y  yo  te  he  dicho,  que  dejes  ir  á  mi 
hijo,  para  que  me  sirva:  y  no  has  queri- 
do dejarle  ir;  por  tanto,  he  aqui, yo  mato 
á  tu  btfo,  tu  primogénito. 

04  Y  aconteció  en  el  camino,  que  en 
una  posada  le  encontró  Jehova,  y  le 
quiso  matar. 

85  Entonces  Sephora  arrebató  un  pe- 
dernal, y  cortó  el  prepucio  de  su  hijo,  y 
echóle  á  sus  pies,  diciendo :  Porque  td 
me  eres  esposo  de  sangre. 

26  Entonces  se  apartó  de  él.  Y  ella  te 
dijo:  Esposo  de  sangre,  á  causa  de  la 
drcunelsion. 

87  T  Y  Jehova  dijo  á  Aaron:  Vé  * 
recibir  á  Moyses  al  desierto.  Y  él  fué, 
y  encontróte  en  él  monte  de  Dios,  y  le 

28  Entonces  Moyses  contó  á  Aaron 
todas  las  palabras  de  Jehova,  que  le  en- 
viaba, y  todas  las  séllales,  que  le  habla 
dado. 

29  ^  Y  fueron  Moyses  y  Aaron,  y  jun- 
taron todos  los  ancianos  de  los  hijos  de 
Israel, 

30  Y  Aaron  habló  todas  las  palabras' 
que  Jehova  habla  dicho  á  Moyses,  y  hizo 
httsenale*  dslantede  los  ojos  del  pueblo. 

¡  81  Y  el  pueblo  ereyo':  y  oyomdo,  «mo- 
fe 


EXOEKX 


Jehova  habla  visitado  á  los  fcUos  de  Is- 
rael, y  que  habla  visto  su  aflicción,  incli- 
náronse, y  adoraron. 

CAPITULO  V. 

Moyses  y  Aaron  entran  á  Pharaon  con  la  embajada 
de  Dios,  «I  cual  tan  tejo*  está  de  soltar  al  pueblo, 
que  lea  agrava  mas  inhumanamente  la  servidumbre. 
1L  Loe  gobernadores  del  pueblo  con  la  angustia  de 
la  opresión  durísima  se  quejan  de  Mof/ses  g  Aa- 
ron, g  les  hacen  cargo  de  todos  aquellos  nuevos  ma- 
les.   TIL  Mogses  se  vuehvo  d  Dios,  g  le  haem  loe  mso- 


DESPUE8  de  esto  Moyses  y  Aaron 
entraron  á  Pharaon,  y  dijéronle: 
Jehova,  el  Dios  de  Israel,  dice  asi:  Deja 
ir  mi  pueblo  á  celebrarme  fiesta  en  el 
desierto. 

2  T  Pharaon  respondió:  ¿Quién  en  Je- 
hova, para  qne  yo  oiga  sn  voz,  y  deje  ir 
á  Israel?  Yo  no  conozco  á  Jehova,  ni 
tampoco  dejaré  ir  á  Israel 

3  Y  ellos  dijeron :  El  Dios  de  los  He- 
breos nos  hsv  encontrado :  por  tanto  no- 
sotroe  iremos  ahora  camino  de  tres  días 
por  el  desierto,  y  sacrificaremos  á  Jehova 
nuestro  Dios :  porque  no  nos  encuentre 
con  pestilencia,  6  espada. 

4  Entonces  el  rey  de  Egypto  les  djjo : 
Hoyses,  y  Aaron:  ¿Por  qué  hacéis  ce- 
sar al  pneblo  de  su  obra?  Id  á  vuestros 
cargos. 

5  Dfyo  también  Pharaon :  He  aquí,  el 
pueblo  de  la  tierra  e»  ahora  mucho,  y 
voéotroe  los  hacéis  cesar  de  sus  cargos. 

6  T  mandó  Pharaon  aquel  mismo  día  á 
los  cuadrilleros  del  pueblo  que  tenían 
cargo  del  pueblo,  y  á  los  gobernadores 
de  él,  diciendo : 

7  De  aquí  á  delante  no  daréis  paja  al 
pueblo  para  hacer  el  ladrillo,  como  ayer 
y  anteayer;   vayan  ellos,  y  cójanse  la 

8  T  ponerles  neis  la  tarea  del  ladrillo 
que  hacían  antes,  y  no  les  disminuiréis 
nada;  porque  están  ociosos,  y  por  eso 
dan  voces,  diciendo :  Vamos,  y  sacrifica- 
remos á  nuestro  Dios. 

9  Agrávese  la  servidumbre  sobre  ellos, 
para  que  se  ocupen  en  ella,  y  no  miren 
á  palabras  de  mentira. 

10  Y  saliendo  los  cuadrilleros  del  pue- 
blo, y  sus  gobernadores,  hablaron  al 
pueblo,  diciendo :  Asi  ha  dicho  Pharaon: 
Yo  no  os  doy  paja. 

11  Id  vosotros,  y  tomaos  paja,  donde 
la  hallareis :  que  nada  se  disminuirá  de 
vuestra  tarea. 

12  Entonces  el  pueblo  se  derramó  por 
toda  la  tierra  de  Egypto  á  coger  ho- 
jarascas en  lugar  de  paja. 

60 


18  Y  los  enadrfflsTos  Jas  apresuraban, 

diciendo:  Acabad  vuestra  obra,  la  tarea 
del  dia  en  su  dia,  como  cuando  se  os 
daba  paja. 

14  Y  azotaban  á  los  gobernadores  do 
los  hijos  de  Israel,  que  los  cuadrilleros 
de  Pharaon  habían  puesto  sobro  ellos, 
diciendo :  ¿Por  qué  no  habéis  cumplido 
vuestra  tarca  de  ladrillo  ni  ayer  ni  hoyf 
como  antes  ? 

15  Y  los  gobernadores  de  los  lujos  do 
Israel  vinieron,  y  quejáronse  á  Pharaon, 
diciendo :  ¿  Por  qué  lo  haces  asi  con  tus 
siervos? 

16  No  se  da  paja  á  tus  siervos,  y  con 
toda  eso  nos  dicen:  Haced  el  ladrillo..  X 
he  aquí,  tus  siervos  son  azotados,  y  tu 
pueblo  peca. 

17  Y  él  respondió:  Estáis  ociosos* 
ociosos ;  y  por  eso  decis :  Vamos  y  sa- 
crifiquemos á  Jehova. 

18  Id  pues  ahora,  trabajad.  Paja  no  so 
os  dará,  y  daréis  la  tarea  del  ladrillo. 

19  H  Entonces  los  gobernadores  de  los 
lujos  de  Israel  se  vieron  en  aflicción, 
cuando  le*  esa  dicho :  No  se  disminuirá 
nada  de  vuestro  ladrillo,  de  la  tarea  del 
dia  en  su  dia. 

20  Y  encontrando  á  Moyses  y  á  Aaron 
que  estaban  delante  de  ellos  cuando  sa- 
llan de  Pharaon, 

21  Dijéronlca:  Mire  Jehova  sobre  vo- 
sotros, y  juzgue,  que  habéis  hecho  heder 
nuestro  olor  delante  do  Pharaon,  y  da 
sus  siervos,  dándoles  la  espada  en  las 
manos  para  que  nos  maten. 

22  1f  Entonces  Moyses  se  volvió  á  Je- 
hova, y  dijo :  8cfior,  ¿  por  qué  afliges  á 
este  pueblo  ?    ¿  Para  qué  me  enviaste  t 

28  Porque  desde  que  yo  vine  á  Pharaosi 
para  hablarle  en  tu  nombre,  ha  afligido 
á  este  pueblo,  y  tú  tampoco  has  librado 
á  tu  puebla 

CAPITULO  VL 

Dios  rtnpoudod  Mogos*  eonJsrménéolsmlaJísUsm 
nombre,  g prometiéndole  de  uuemo  la  libertad:  y  él 
refere  la  respuesta  de  Dios  al  pueblo,  mas  el  pernea 
con  la  grande  aJKccion  no  le  escucha.  JlJesWnfsintim. 
Dio*  é  Mogses  que  tnuma  á  hablar  é  JPkm tmm,  *t  va 
escusa  de  nuevo  oponiendo  la  incredulidad  del  jhic- 
lio  g  su  inhabilidad.  JTt.  Recitare  una  parte  de  leu 
descendencias  de  los  hijos  de  Israel  para  mostrar  *i 
linage  de  Moyses  y  Aaron. 

Y  JEHOVA  respondió  á  Moyses: 
Ahora  verás  lo  que  yo  hsré  á  Pesv- 
raon :  porque  con  mano  fuerte  los  ha  de 
dejar  ir,  y  con jnano  fuerte  los  ha  de 
echar  de  su  ti«  B 
2  Y  habló  DiJ^P&K*,.  y  dijole ;  Xa 
soy  Jehova; 


ÉXODO. 


8  Y  yo  aparecí  á  Abráhara,  á  Imm,  y  4 
Jacob  en  Dios  omnipotente,  moa  en  mi 
nombre  Jehora  no  me  notifiqué  á  ellos. 

4  T  también  establecí  mi  concierto  con 
eüos  que  les  daifa  la  tierra  de  Cbanaan ; 
la  tierra  de  sns  peregrinaciones,  y  en  la 
cual  fueron  extranjeros. 

5  T  asi  mismo  yo  he  oído  el  gemido  de 
loe  btyoe  de  Israel;  que  los  Egypdos  les 
hacen  servir;  y  heme  acordado  de  mi 
coacierta 

5  Por  tanto  dirás  á  los  hflos  de  Israel : 
Yo  soy  Jehova:  T  yo  os  sacaré  áe  debajo 
de  las  emrgas  de  Egypto,  y  os  libraré  de 
su  servidumbre,  y  os  redimiré  con  braco 
extendido,  y  con  Juicios  grandes. 

7  Y  yo  os  tomaré  por  mi  pueblo,  y  seré 
Tuestro  Dios :  y  sabréis  que  yo  eoy  Je- 
hova vuestro  Dios,  que  os  sacó  de  debajo 
áV  las  cargas  de  Egypto. 

8  Y  yo  os  meteré  en  la  tierra,  por  la 
esa!  aleé  mi  mano,  que  la  darla  á  Abra- 
ham,  4  Isaac,  y  4  Jacob,  y  yo  os  la  daré 
per  heredad.    Yo  Jehova. 

9  De  esta  manera  habló  Moyses  á  los 
htyos  de  Israel :  mas  eüoe  no  escuchaban 
á  Moyses  á  causa  de  la  congoja  de  espí- 
ritu, y  de  la  dura  servidumbre. 

WU  habló  Jebera  á  Moyses,  dicien- 
do: 

n  Entra,  y  habla  4  Pharaon  rey  de 
Egypto,  que  deje  ir  de  su  tierra  á  los 
htyos  de  Israel. 

1*  Y  respondió  Moyses  delante  dfe  Je- 
hova, diciendo:  He  aquí,  los  mjos  de 
Israel  no  me  escuchan ;  ¿  cómo  pues,  me 
escuchará  Pharaon,  mayormente  siendo 
yo  incircunciso  de  labios  f 

13  Entonces  Jehova  habló  á  Moyses  y 
4  Aaron,  y  dióles  mandamiento  para  los 
hijos  de  Israel,  y  para  Pharaon  rey  de 
Egypto,  para  que  sacasen  á  los  hQos  de 
Israel,  de  la  tierra  de  Egypto. 

14  ^  Estas  son  las  cabezas,  de  las  fami- 
lias de  sus  padres :  Los  hijos  de  Kuben, 
el  primogénito  de  Israel;  Henoch,  y 
Pballu,  Hesron,  y  Charmit  estas  son  las 
famQiaS  de  Rubén. 

15  Loe  hijos  de  Simeón;  Jamuel,  y  Ja- 
mlo,  y  Ahod,  y  Jaehiny  y  Boher,  y  Saúl, 
lujo  de  una  muger  Chananea:  estas  sen 
las  mmJUsB  de  Simeón. 

16  Estos  se»  los  nombres  de  los  hijos 
dV£erlporsuslmuges;  6erson,yCaath, 
y  MerarL  Y  loé  silos  de  la  vida  de  Levt 
f*er*n  ciento  y  trejafeua*icte  años. 

17  Y  los  MJos  de^  ■t/Wron  Lobni, 
y  Bemei,  por  san  ftavHM! 


18  Y  los  MJos  de  Gas**  fmrxm  Amram, 
ylssar,y  Hebron,  y  OneL  Y  los  anos  de 
la  vida  de  Caath  fueron  ciento  y  treinta 
y  tres  años. 

19  Y  los  mjos  de  Merari>«rsn  MofcoU, 
y-MusL  Estas  ton  las  laminas  de  Lsvl 
por  sus  lmages. 

20  Y  Amram  se  tomó  por  muger  4  Jo- 
ehabed  su  tía*  la  cual  le  parló  á  Aaron, 
y  4  Moyses.  Y  los  anos  de  la  vida  de 
Amram  fueron  ciento  y  treinta  y  siete 

SflOS. 

31  Y  los  hQes  de  Isaer  fueron  Core,  y 
Kepheg,  y  Zechii 

22  Y  los  hijos  de  Oslel;  Mtsael,  y  Eli- 
saphan.  y  Sethrt 

28  Y  Aaron  se  tomó  por  muger  á  Elisa» 
beth,  mja  de  Amlnadab,  hermana  de 
Naason,  la  cual  le  parló  4  Nadab,  y  á 
Abra,  y  4  Elsasar,  y  4  Ithamar. 

24  Y  los  htyos  de  Core  fueron  Aser,  y 
Elcana,  y  Abiasaph.  Estas  ton  las  fami- 
lias de  los  Coritas. 

25  Y  Eleasar,  hyo  de  Aaron,  se  tomó 
muger  de  las  hfyas  de  Phutlel,  la  cual  le 
parló  4  Phineee:  y  estas  non  las  caberas 
de  los  padres  de  los  Levitas  por  sus  áv 
millas. 

25  Este  ee  Aaron  y  Moyses,  4  los  cuales 
Jehova  d$o:  Sacad  4  los  Mjo*  de  Israel 
de  la  tierra  de  Egypto  por  escuadrones. 

27  Estos  «míos  que  hablaron  4  Pharaon 
rey  de  Egypto,  para  sacar  de 'Egypto  4 
los  mjos  de  Israel.  Este  era  Moyses  y 
Aaron.        » 

28  Cuando  Jehova  habló  4  Moyses  en  la 
tierra  de  Egypto. 

28  Entonces  Jehova  habló  4  Moyses, 
diciendo :  Yo  soy  Jehova:  di  4  Pharaon 
rey  de  Egypto  todas  las  cosas,  que  yo\e 
digo  4  tí. 

80  Y  Moyses  respondió  delante  de  Jo- 
hova:  He  aquí,  yo  soy  Incircunciso  de 
labios:  ¿cómo  pues  me  ha  de  oír  Pin» 
raon? 

CAPITULO  VII. 

Corrobora  Dhs  de  nuevo  d  Moyses  dándole  suprema 
autoridad  sobre  Pheuaon,  y  d  Aaron  por  lema**  V 
compañero  en  la  empresa:  y  instruyólos  délo  que 
han  de  hacer  con  Pharaon,  y  de  todo  el  suceso.  JI? 
Entran  delante  de  Pharaon,  y  hacen  en  su  presen- 
da  el  prodigio  de  la  vara  vuelta  en  culebra,  mas 
41  moneda  en  su  incredulidad.  UT.  Riéronle  con  la 
primera  plaga,  volviendo  en  sangre  todas  las  agua» 
de  Bgypto:  mas  él  tampoco  hiao  caso,  porque  su» 
magos  sabían  (d  m  parecer}  hacer  otro  tanto, 

Y  JEHOVA  djjo  4  Moyses:  Mira,  yo 
te  he  constituido  por  Dios  de  Pha- 
raon :  y  tu  hermano  Aaron  será  tu  profeta. 
2  Tú  dirás  todas  ka  cosas  que  yo  te 


£X0tD<X 


5;  y  Asson,  tu hermana» hablará 
á  Pharaon,  «ue  deje  ir  de  «a  tierra  á  loe 
hjjos  de  Israel. 

8  Y  yo  endureceré  el  corazón  de  Pbo- 
mon,  y  multipüeacé  «n  la.  Üerm  de 
Egypto  mis  señales  y  mia  maravillas. 

4  Y  Pharaon  no  os  oirá;  meayo  pondré 
mi  mane  sobre  Egypto,  y  «acaró  mis 
ejércitos,  mi  puebla  las  hájeade  Israel, 
da  la  tierra  de  Egypto,  por  grata  Jui- 
cio», 

5  Y  aabrán  loa  Egypclos,  que  yo  sos/ 
jehova,  «nendoextonderé  cal  mano  aobre 
Egypto,  y  aacaré  loe  hijos  de  Israel  de 
en  medio  de  ellos. 

6  Y  hizo  Moyaes  y  Aaron  como  Jehova 
lea  meado ;  asi  lo  hickro*. 

T  Montee  entonces  va  de  edad,  de 
ochentafafios,  y  ¿aren  da  adad  deccheu- 
ta  y  treá,  cuando  hablaron  á  Fbnmosv 

8  Y  hablé  Jchone  á  Moyeee  yá.Aanan¿ 
diciendo: 

9  Si  Pharaon  os  respondiere,  diciendo: 
Mostrad  otywn  milagro]  dirás á  Aaron: 
Toma  tu  vara,  y  ¿abala  delante  de  Pha- 
raon,  para  que  se  tome  culebra. 

10  %  Y  Tino  Moyaes  y  Aaron  á  Pharaon, 
y  hicieron  como  Jehova  lo  habla  man- 
dado ;  y  echó  Aaron  «u  Yara  delante  de 
Pharaon  y  de  sus  siervos,  y  tornóse 
culatas* 

U  Entonces  llamó  también  Pharaon 
sabios  ^encantadores*  y  hicieron  tam- 
bién lo  mismo  los  encantadores  de 
Egypto  con  sus  encantamentos.  % 

12  Que  echó  cada  uno  sn  vaca,  las 
cuales  se  volvieron  en  culebras :  mas  la 
vara  de-  Aaron  tragó  las  varas  do  ellos. 

13  Y  al  corazón  de  Pharaon  se  endure- 
•  ció,  y  no  los  escuchó,  como  Jehova  le 

habla  dicho. 

H  ?  Entonces  Jehova  dtyo  ¿  Moyses : 
El  corason  de  Pharaon  sata*  agravado, 
que  no  quiera  dejar  ir  el  pueblo : 

15  Vé  pues  por  la  mañana  á  Pharaon,  he 
aqui  qne  él  sale  á  las  aguas ;  y  ponte  á 
la  orilla  del  rio  delante  de  el ;  y  toma  en 
tu  mano  la  vara  que  ae  volvió  en  culebsa. 

16  Y  díle:  Jehova,  el  Dios  de  los  He- 
breos, me  ha  enviado  á  tí,  diciendo :  Deja 
ir  á  mi  pueblo,  para  que  me  sirvan  en  el 
desierto :  y  he  aquí  que  hasta  ahora  no 
has  querido  oír. 

17  Así  puei  ha  dicho  Jehova  t  En  esto 
conocerá»,  que  yo  sos/  Jehova:  he  aquí, 
yo  heriré  con  la  vara,  que  Ungo  en  mí 
mano,  el  agua  que  srid  en  el  rio,  y  vol- 
verae  ha  en  sangre: 

€8 


18  Y  topeaos  que  wti*  cm  et  lio,  mo- 
rirán, y  al  rio  hederá,  y  fatigarse  han  loa 
Egypoios  bebiendo  el  agua  del  rio. 

19  Y  Jehova  dijo  á  Moyaes:  Di  á  Ae- 
ran ;  Toma  tu  vara,  y  entiende  tu  mamo 
sobre  las  aguas  de  Egypto,  aobre  sus 
rios,  sobre  bus  arroyos,  y<s«bra  ana  estan- 
ques, y  sobre  todos  sus  recogimientos 
de  aguas*  para  que  se  vuelvan  en  smtgru, 
y  haya  sangre  por  toda  la  región  de 
Egypto  asi  en  los  vaaot  de  madera,  ooans 
cu  loa  de  piedra. 

20  Y  Aojaos  y  Aaron  hirieron  «otnt> 
Jehova  lo  mandó,  y  almndo  la  «ara  surte 
las  aguas  qne  tntatmn  en  al  rio  en  pre- 
sencia de  Pharaon  y  de  sus  sierre*,  y-to- 
das  las  aguas  qne  estacan  en  el  rio,  se 
volvieron  en  «angra. 

SI  Asimismo  los  pecan,  que  # 
el  rio,  mnrieron;  y  el  Mío  se  «on 
ejue  los  Bgypdos  no  pudieran  bebar  te 
él :  y  hubo  sangra  por  teda  la  tierra  da 

Egypto. 

22  Y  los  encantadoras  de  Egypto  mesa- 
ron lo  mismo  con  ana  tstcsnt  ámenlos  r  y 
el  corason  de  Pharaon  se  cndutoeley  y 
no  los  escuchó,  coma  Jehova  lo  habla 
dicho. 

8S  Y  tomando  Phansaa  votvtóae  *á  tu 
caso,  y  no  puso  su  corazón  aun  en  esto* 

WYei  todo  Egypto  hicieron  nonos  al 
rededor  del  rio  para  beber,  porque  no 
podían  beber  de  los  aguas  del  lio*. 

35  Y  cumpliéronse  siete  diee  después 
que  Jehova  hirió  el  rio. 

CAWTÜLO  VIH 

Herido  Pharaon  y  todo  mtpneblo  de  la  ntganda  pknym 
(qmjueron  pmi  eobtm  toé*  fe  Hmrn  de  Eaupm 
hamta  lo»  cama*,  w  la»  vianda*)  pide  d  Mnonm  f<f 
Aaron  one  oren  por  él,  y  día  oración  de  J/oamee  fe» 
ranae  otearon*  //.  mkS>  rf  m  onennaeion  mente  fe 
leremra  fia**,  amjné  da  piojo*  laraaukw  i  ii»  tnfim 
no  tapiaron  contrahacer.  7/7,  Unido  de  feS^pfesP 
(quejké de divenon ocurro*  de  moscas nt>cipa*,an» 
hinchieron  toda  la.  tierra,  excepto  donde  kaüMüaet 
pnehfo  de  Itraof)  da  Uoenda  tí  Jiotes,  ame  Sjérfrt- 
quen  en  tu  fierro,  lo  cnal  Hoytct  no  ^cnerda :  man 
prometiendo  Pharaon  <fe  d<j'artos  ir,  con  tal  qne  no 
Jamen  tejorn,  Jfotfee*  ara  por  <?U  f*  maratón  Dtm 
ayáñn  QQnotta  planea 

ENTONCES  Jehova  dtfo  á  Hoyase: 
EntmáPhsrnon,ydUo:  JehoVaha 
dicho  asi  i  peJalrámÍpneblo|>araqu« 
me  sirvan: 

2  Y  si  no  le  quisieras  dejar  ir,  hedqaá, 
yo  hiero  eon  raaaa  todas  tualarmíaoa* 

8  Y  el  rio  criará  laane^hwcoeim  atiba- 
rán, y  vendrán  á  tu  casa,  y  A  la  cámara 
de  tu  cama,  untan  tu  cama,  y  «a  lea 
casas  de  tus  II  y  en  tu  puealo,  y 
en  tus  hornos/MM 


ÜX0>WX 


tu  pueblo,  y  «obre  todo»  tus  siervos. 

5  T  Jehova  dtfo  á  Moyses :  Di  á  Aaron : 
Extiende  tu  mano  coa  tu  w»  sobre  lo» 
rio*,  liberas,  y  estanques  pe»  que  hags 
sabir  renes  sobre  la  tierra  de  Egypte. 

6  Entonces  Aaron  extendió  en  mano 
sobre  be  aguas  de  IfcfptQ,  y  subieron 
sanas,  que  cubriéronle  tierra  de  Egypte» 

7  Y  loe  encantadores  hicieron  lo  mismo 
oon  ana  esHsmhwnentos»j  hicieron  «sbir 
ranas  sobre  la  tierra  de  Egypto. 

a  Enlooees  Fnauaon  llamó  á  Mocees,  y 
i  Aaron,  y  ¿{¿oles.:  Orad  4  Jehova,  qne 
quite  las  ranas  de  mí,  y  de  mi  pueble ;  y 
ye  dejaré  Ir  el  pueblo,  para  que  secriA - 
quen  i  Jenove» 

9  Y  düo  Koyses  a Pharaon:  Señálame 
cuando  osaré  por  ti,  y  por  *us  siervos,  y 
por  tu  pueblo,  pasa  que  las  tanas  eesn 
qnUa<|sfl  de  ti,  y  de  tas  cases;'  y  $«e so- 
lamente su  queden  en  el  alo,. 

H>  Y  él  dtfo:  IseAana,  Y  JUeymt  res- 
pondió :  Conforme  á  te  <  palabra,  para 
que  «moneas  que  no  Aoy  efm  eosno  Jie- 
heva  nuestro  Dios. 

11  Y  las  ranas  se  irán  de  ti,  y  de  tas 
casas,  y  de  ios  siervos,  y  de  tu  pueble; 
y  solamente  ee  qnedaráa  en  el  rio. 

12  Entonces  eslió  Moyses  y  Aeren  de 
eoa  Phemon;  y  Moyses  clamó  á  Jehova 
sobre  el  negocio  de  las  sanas  qne  habia 
pnesto  A  Pnaraon.  ■* 

13  Y  bino  Jehova  conforme  á  la  pala- 
bra de  Moyses ;  y  las  ranas  murieron  de 
las  cases,  de  los  eorttyos,  y  de  los  esm- 

**•     • 

U  Y  cogiéronla»  á  montones,  y  la  tier- 
na hedió. 

15  ^  Y  viendo  Pnaraon  que  le  hablan 
dado  reposo,  agravó  su  corseen,  y  no  los 
escachó,  como  Jehova  lo  habla  dicho. 

16  Entonces  Jehova  dtfo  á  Moyses: 
Di  A  Aaron:  Extiende  tu  vara,  y  hiere  el 
polvo  de  4a  tierra;  pera  que  se  vuelva 
en  piojos  por  teda  la  tierra  de  Egypte. 

nYeSoslohlcieronasi.  Y  Aaron  estén* 
dio  su  mano  con  su  vara;  y  hirió  el  pol- 
vo de  la  tierra,  el  cual  se  tornó  en  piojos, 
asi  en  loe  hombres  <como  en  las  bestias : 
Todo  el  polvo  de  la  tierra  se  tornó  en 
piojos  en  toda  la  tierra  de  Egypto. 

18  Y  los  encantadores  hicieron  asi  tam- 
bién para  sacar  piojos  con  sus 
montos,  mas  no  pudieron, 
piojos  asi  en  los  hombres  como  en  las 
bestias,  'm'T 

19  Entonces  los  magos  dieron  a.Pha* 


moni  Dedo rde Diese*  este,  Meeeleo- 
rason  de  Pnaraon  ee  endureció,  y  no  lee 
escuchó,  como  Jehova  lo  habla  dicho. 

201 T Jehova dfloá Moyses:  Levántate 
de  mañana,  y  ponte  delante  de  Pharaon ; 
feeeejui,  él  este  á  ms  aguas;  y  díte:  Je- 
hova ha  dicho  asi :  Deja  Ir  4  mi  pueblo 
para  qne  me  sirva  ^ 

91  r\?roott  ri  bm>  deeawe  ir  A  nrt  pusMu, 
he  aquí,  yo  envío  sobre  ti,  y  sobre  tus 
siervos,  y  sobre  tu  pueblo,  y  sobre  tus 
esees  toda  suerte  de  moscas;  y  las  oseas 
de  los  Sgypclos  se  henchirán  de  toda 
suerte  de  moscas,  y  mímense  la  tisis 
donde  siles  estuvieren* 

23  Yseuel  día  yo  apartaré  m  tierra  de 
Censen,  en  la  cual  mi  puebao  habite,  qne 
ninguna  suerte  de  mea  cas  haya,  en  ene* 
para  ene  eepse  ene  yo  soy  Jebera  en 
medio  de  la  tierra. 

2B  Y  ye  pendre  redención  entse  mi 
pueblo  y  el  tupe»   Esta  señal  será  nuv 


24  Y  Jehova  lo  bleoeei :  fue  vine  teda 
suerte  de  moscas  ntoiesii&knas  sóbrela 
easa  de  Pearaen,  y  sobre  les  cesas  éeeus 
siervos,  y  sobes  toda  U-tkmaueEgyptev 
y  la  tierra  fué  corrompida  á  canea  ee 
cites. 

95  Entonces  Pnaraon  llamó  á  Moyses  y 
á  Aaron,  y  dy  oles :  Andad,  sacrificad  á 
vuestro  Dios  en  1a  tierra. 

Se  Y  Moyses  respondió:  No  conviene 
que  bagamos  sel,  porque  seetineariamos 
á  Jehova  nuestro  Dios  la  abominaeion 
delosEgypciee»  He  aquí,  si  seoriflonse- 
mos  la  abominación  de  los  Egypeios  de- 
lante de ellos,  ¿no  nos  apedrearían? 

27  Camino  de  tros  días  iremos  por  el 
desierto;  y  sacrificaremos  á  Jehova 
nuestro  Dios,  como  él  nos  dirá.     ' 

38  Y  dijo  Pharaon:  Yo  os  dejaré  ir  para 
que  sacrifiquéis  á  Jehova  vuestro  Dios 
en  el  desiertos  con  tal  que  no  vayáis  mas 
lejos :  orad  por  mi. 

29  Y  respondió  Moyses:  He  aqui,-en 
saliendo  yo  de  contigo,  rogaré  4  Jehova 
que  las  suertes  de  moscas  se  vayan 
de  Pnaraon,  y  de  sus  siervos,  y  de  su 
pueblo  mañana,  con  tal  que  Pharaon  no 
ñute  mas  no  dejando  ir  al  pueblo  á  sa- 
crificar A  Jehova. 

80  entonces  Moyses  salió  de  con  Pee* 
mon,  y  oró  A  Jehova, 

51  Y  Jehova  biso  conforme  á  la  pala- 
bra de  Moyses,  y  quitó  toqes  las  eucrtes 
de  moscas  de  Pharaon,  y  de  sus  siefvoe, 
yde  su. pueblo;  que 

Digitizmbby 


ÉXODO. 


53  Mas  Pharaon  agravó  aun  esta  yes  «a 
corazón,  y  no  dejó  Ir  el  pueblo. 

CAPITULO  IX. 

Endurecido  aun  Pharaon  es  herido  de  la  quinta  plaga, 
que  Jué  pestilencia  sobre  todo»  lo»  ganado» y  anima- 
se» domésticos,  no  muriendo  nada  de  lo»  kfredeh- 
rael  II.  Asimismo  de  la  $exta  que  fué  apostemas  y 
•anta en  toe  hombre*,* en  la» bestias.  IB. Ítem  de  la 
séptimaquejué  tempestad  horrenda  de  granito  yOn- 
9i*\  iineiw  y  rapo»  en  todo  Egypto,  que  mudé  toda 
lo  que  halló  vivo  en  el  campo,  y  destruyó  lo»  labrado» 
y  heredades,  salvo  donde  los  hijos  de  Israel  habita- 
ban, que  mdm  tramquilUad.  IV.  Tocado  Pharaon 
eH/alm  arrepentimiento  4  cama  ds  esta»  loan  gijt 
que  oren  d  Lio»  por  él:  lo  cual  hace  Moyses,  ya  su 
oración  cesa  la  tempestad,  y  con  coa  el  arrepentí 


ENTONCES  Jehova  dijo  á  Moyses: 
Entra  4  Pharaon,  y  dile:  Jehova,  el 
Dtos  de  los  Hebreos,  dice  asi  ¡  Deja  ir  á 
ni  pueblo,  para  qne  me  sirvan : 

3  Porque  si  no  lo  quieres  dejar  ir,  y 
aun  los  detuvieres, 

S  He  aquí,  la  mano  de  Jehova  será  so- 
bre tus  ganados  que  e*Utn  en  el  campo, 
caballos,  asnos,  camellos,  yacas,  y  ovejas 
em  pestilencia  gravísima : 

4  T  Jehova  hará  separación  entre  los 
ganados  de  Israel,  y  los  de  Egypto,  qne 
nada  muera  de  todo  lo  de  los  hijos  de 
Israel: 

5  T  Jehova  señaló  tiempo,  diciendo: 
Maflana  hará  Jehova  esta  cosa  en  la 
tierra. 

0  Y  el  dia  siguiente  Jehova  hizo  esta 
eos*,  que  todo  el  ganado  de  Egypto  mu- 
rió; mas  del  ganado  de  los  htyos  de  Is- 
rael no  murió  uno. 

7  Entonces  Pharaon  envió  d  wr,  y  he 
aquí  que  del  ganado  de  loe  hijos  de  Is- 
rael no  habla  muerto  uno.  T  el  corazón 
de  Pharaon  se  agravó,  y  no  dejó  Ir  al 
pueblo. 

8  H  Y  Jehova  dijo  á  Moyses  y  á  Aaron : 
Tomaos  vuestros  puftos  llenos  de  la  ce- 
niza de  un  horno,  y  espárzala  Moyses 
feáef  a  el  cielo  delante  de  Pharaon. 

9  Y  volverse  ha  en  polvo  sobre  toda  la 
tierra  de  Egypto,  que  en  tos  hombres  y 
en  las  bestias  se  volverá  en  sarna  que 
eche  bejigos,  por  toda  la  tierra  de  Egypto. 

10  Y  dio*  tomaron  la  ceniza  del  horno, 
y  pusiéronse  delante  de  Pharaon,  y  es- 
parcióla Moyses  hacia  el  cielo,  f  ylno 
una  sama  que  echaba  bejigas  asi  en  los 
hombres  como  en  las  bestias: 

11  Que  los  magos  no  podían  estar  de- 
lante de  Moyses  á«ausa  de  la  sarna,  por- 
que hubo  sarna  en  los  magos,  y  en  todos 
losEgypcíos. 

12  Y  Jehova  endureció  el  corazón  de 

M 


Pharaon  para  que  no  los  oyese,  como  Je- 
hoya  lo  habla  dicho  á  Moyses. 

13  1  Entonces  Jehova  dijo  á  Moyses : 
Levántate  de  mañana,  y  "ponte  delante 
de  Pharaon,  y  dile :  Jehova,  el  Dios  de 
los  Hebreos,  dice  asi :  Deja  Ir  mi  pueblo 
para  que  me  sirva! 

14  Porque  de  otra  manera  esta  vez  yo 
envió  todas  mis  plagas  á  tu  coraaon,  y 
en  tus  siervos,  y  en  tu  pueblo,  para  que 
entiendas,  que  no  hay  otro  como  yo  en 
toda  la  tierra. 

15  Porque  ahora  yo  extenderé  mi  mano 
para  herirte  á  ti  y  á  tu  pueblo  de  pesti- 
lencia, y  serás  quitado  de  la  tierra. 

10  Porque  á  la  verdad  yo  te  he  puesto 
para  declarar  en  ti  mi  poderlo,  y  que  mi 
nombre  sea  contado  en  toda  la  tierra. 

17  Tú  aun  te  ensalzas  contra  mi  pue- 
blo para  no  dejarlos  ir. 

18  1W  he  aquí  que  maflana  i  estas 
horas  yo  haré  llover  granizo  muy  grave, 
cual  nunca  rae  en  Egypto,  desde  el  día 
que  se  fundó  hasta  ahora. 

19  Envía  pues,  recoge  tu  ganado,  y  to- 
do lo  que  tienes  en  el  campo;  porque 
todo  hombre  ó  animal  que  se  hallare  en 
el  campo  y  no  fuere  recogido  á  casa,  el 
granizo  descenderá  sobre  él,  y  morirá. 

20  El  de  los  siervos  de  Pharaon,  que 
temió  la  palabra  de  Jehova,  hizo  huir 
sus  siervos  y  su  ganado  á  casa : 

•21  Mas  el  que  no  puso  en  su  corazón  la 
palabra  de  Jehova,  dejó  sus  siervos  y  sus 
ganados  en  el  campo. 

22  Y  Jehova  dijo  á  Moyses :  Extiende 
tu  mano  hacia  el  cielo,  para  que  venga 
granizo  en  toda  la  tierra  de  Egypto  so- 
bre los  hombres  y  sobre  las  bestias,  y 
sobre  toda  la  yerba  del  campo  en  la  tier- 
ra de  Egypto. 

23  Y  Moyses  extendió  su  vara  hada  el 
cielo,  y  Jehova  hizo  truenos,  y  fuego 
discurría  por  la  tierra:  y  llovió  Jehova 
granizo  sobre  la  tierra  de  Egypto. 

24  Y  hubo  granizo,  y  mego  mezclado 
entre  el  granizo,  muy  grande  cual  nun- 
ca fué  en  toda  la  tierra  de  Egypto;  des- 
de que  fué  habitada. 

26  Y  aquel  granizo  hirió  en  toda  la  tier- 
ra de  Egypto  todo  lo  que  estaba  en  el 
campo,  asi  hombres  como  bestias:  asi- 
mismo toda  la  yerba  del  campo  hirió  el 
granizo,  y  quebró  todos  los  árboles  del 
campo. 

26  Solamente  en  la  tierra  de  Gossen, 
donde  los  mjos  de  Israel  estaban,  no 

hUbo  gnurfüritized  by  V^j( 


BXODO. 


27  T  Kirion>M  rbwom  aarfó  álkmtr 
á  Moyses  7  á  Aaron,  7  djjoles:  7©  he 
pecado  esta  vez»  Jehova  ee  jusio,  7  70 
y  mi  pueblo  impío. 

98  Otad  á  Jebera,  7  «**«**  los  truenos 
de  Dioa  7  el  granito;  7  yo  oa  dejaré  ir,  7 
no  «vedaréis  maa  aquL 

2»  T  roopondlólo  Moyses:  En  saliendo 
yo  de  la  dudad  extenderé  mis  meaos  á 
Jehovn,  y  lea  treeaos  cesaran,  y  no  ha- 
brá mee  gnomo,  pereque  sesos  que  de 
',  Jehova  es  le  tierra: 

*  9$  Mas  ye  conoaeo  á  ti  7  á  tus  siervos 
de  antee  que  tenüesels  de  la  presencia 
del  Dios  Jehova, 

SI  SI  Uno  7  la  oebada  mesón  heridos; 
porque  la  cebada  ataba  ya  espigada,  7  el 
Bao  en  calla. 

m  Mas  el  trigo  7  el  centeno  no  mero» 
heridos,  porque  eran  tardíos. 

33  Y  satide  Moyses  de  con  Pbamon  de 
ia  eMed,  extendió  sus  manos  á  Jehova, 
7  eesaron  lee  truenos  7  el  granjeo;  7 
la  Haría  no  0176  mas  sobre  la  tierra. 

U  Y  'tiendo  Pbamon,  que  la  lluvia  ha- 
bia  cesado,  7  el  granizo  7  los  truenos, 
perseveró  en  pecar,  7  agravó  su  corazón 
él  7  sus  siervos. 

25  T  el  corazón  de  Pharaon  se  endure- 
ceos no  de}ó  Ir  los  atyos  de  Israel,  co- 
nao  Jebove  lo  habla  dicho  por  mano  de 
Moyses. 

CAPITULO  X. 

4\mtmi*ntiit  ttaraon  coa  fu  octava  plaga  if a  ttotncl  n 
qwt  iiiy  Ja*  homorm  o»kunenh¡  á  eacijfkmi;  y  me 
mtmitirtminln  Mayan  y  Éortm  eem  echmdoe  de  de- 
UmUdeéL  IL  Eeaeeiada  de  la  octava  plaga^qme 
fm¿  tamgeeUM  Iff  Afligido  deeoUT  plaga  invite  4 
jtggir  iunjtemÉimirmto,  y  pide  perdón,  y  qm  ee  ere 
pardUie  emú  Mnjwii  hace.  IV.  Vmtto  Pharaom 
dea  dureza  ee  tocado  déla  wwm  plaga,  qm/lw 
roa  tímtébla»  palpable*  horribles,  quedando  siempre 
mmemalpmmedelMoe,  V.  M  cabo  oiem  Pharaon 
*****  «O—  *de%  mttemomU  qm  deje*  lee  goma- 
doe.  Mogote  eetd  Jbnme  m  deebr  qm  ne  dtjard  mi 
amnmmoMa,  porte  cual  Fharaon  le  manda  eattr 
dmdmÍammdooi,pqm  me  vmkm  mas  d  él  so  poma  de 
ornarte,  9  éi  lo  acuerda, 

YJBHOYA  dijo  4  Moyses:  Entra  á 
Pnemon,  porque  yo  he  agravado 
su  corazón,  7  el  coraron  de  sus  siervos, 
para  dar  entre  ellos  estes  mis  señales : 
3  Y  pera  que  cuentes  á  tus  hijos  7  á 
tus  nietos  las  cosas  que  yo  hice  en 
Egypto,  7  mis  señales,  que  yo  di  entre 
eBos:  7  pera  que  sepáis  que  70  soy  Je- 
hova* 

8  Entonces  vino  Moyses  7  Aaron  á 
Fbecnen,  7  dfyéronle:  Jehova,  el  Dios 
de  los  Hebreos,  ha  dicho  asi:  ¿Hasta 
"  i  no  guerras  humillarte  delante  4e 
5 


mí*   Deja  Ir  i  mi  p—hss,  pata  que  me 


4  Y  si  aun  rehusas  de  dejarle  Ir,  he 
aquí  que  70  traeré  mafiana  langosta  en 
tus  términos, 

5  La  cual  cubrirá  la  has  de  la  tierra, 
que  la  tierra  no  pueda  ser  vista,  7  ella 
comeré  lo  que  quedó  salvo,  lo  que  os 
ha  quedado  del  grenlso:  7  cometa  todo 
árbol  que  os  produce  fhOo  en  el  campo. 

0  T  henchirse  han  tus  essas;  7  las  ca- 
sas de  todos  tus  siervos,  7  las  essas  de 
todos  los  Xgv$cios,  cual  nunca  vieron 
tus  padres,  ni  tus  abuelos  desdo  que 
eUce  fueron  sobre  la  tierra  hasta  hoy. 
Y  volvióse,  7  salió  de  con  Pharaon.  - 

V  Botóneos  los  siervos  de  Fueteen  le 
dtyeron:  ¿Hasta  cuando  nos  ha  de  ser 
este  por  lazo?  Deja  ir  estos  hombres, 
para  que  sirvan  á  Jehova  su  Dios: 
¿Aun  no  sabes  que  Egypto  está  des- 
truido f 

8  Y  Moyses  y  Aaron  fueron  tornados 
á  llamar  á  Pharaon,  el  cual  les  dfyo: 
Andad,  servid  á  Jehova  vuestro  Dios. 
¿Quién  y  quién  son  los  que  han  de  ir? 

9  Y  Moyses  respondió:  Afesefro* hemos 
de  ir  con  nuestros  niños,  y  con  nuestros 
viejos,  con  nuestros  lujos  7  con  nues- 
tras lujas*:  con  nuestras  ovejas  7  con 
nuestras  vacas  hemos  de  ir;  jorque  te- 
nemos solemnidad  de  Jehova. 

10  Y  H  les  d^o :  Asi  sea  Jehova  con 
vosotros  como  yo  os  dejaré  ir  á  voso- 
tros 7  á  vuestros  niños :  mirad  la  mali- 
cia que  está  delante  de  vuestro  rostro. 

11  No  mrá  asi.  Andad  ahora  los  varo- 
nes, 7  servid  á  Jehova;  porque  esto  es 
lo  que  vosotros  demandasteis.  Y  echá- 
ronlos de  delante  de  Pharaon. 

Id  1  Botonóos  Jehova  dtyo  á  Moyses  3 
Bxtiende  tu  mano  sobre  la  tierra  de 
Sgypto  para  langosta,  para  que  suba 
sobre  la  tierra  de  Sgypto;  7  pasca  todo 
lo  que  el  granizo  dejó. 

13  Y  extendió  Moyses  su  vara  sobre 
la  tierra  de  Bgypto,  y  Jehova  trujo  un 
viento  oriental  sobre  la  tierra  todo 
sqael  día,  y  toda  aquella  noche;  y  á  la 
mañana  el  viento  oriental  trujo  la  lan- 
gosta. 

14  Y  subió  la  langosta  sobre  toda  la 
tierra  de  Egypto,  y  asentóse  en  todos  los 
términos  de  Egypto,  en  gran  manera 
gravo:  antes  de  ella  no  hubo  tal  lan- 
gosta ;  ni  después  de  ella  vendrá  otra 
tal 

15  Y  cubrió  la  haz  de  toda  la  tierra,  7 

gitizeSJI/ Vj( 


BXODO. 


la  tierra  m  cscureeió,  y  comió  toda  1» 
yerba  de  la  tierra,  y  todo  el  froto  de  loa 
árboles,  que  habla  dejado  el  granizo,  que 
bo  quedó  cosa  verde  en  árboles  ni  en  la 
yerba  del  campo  por  toda  la  tierra  de 
Egypto. 

16  %  Entonces  Pharaon  hizo  llamar  á 
priesa  á  Moyses  y  á  Aaron,  y  dtfo :  Yo 
he  pecado  contra  Jehova  Tnestro  Dios> 
y  contra  vosotros, 

17  Mas  yo  niego  ahora  que  perdones 
mi  pecado  solamente  esta  vea,  y  qne 
oréis  á  Jehova  vuestro  Dios,  que  quite 
de  mi  solamente  esta  muerte, 

18  T  salió  de  con  Pharaon,  y  oró  á  Je- 
hova. . 

19  Y  Jehova  volvió  un  viento  occiden- 
tal fórtísimo,  y  quitó  la  langosta,  y 
echóla  en  el  mar  Bermejo ;  ni  aun  una 
langosta  quedó  en  toda  el  término  de 
Egypto. 

20  Y  Jehova  endureció  el  coraron  de 
Pharaon,  y  no  envió  los  lujos  de  IsracL 

21 T  Y  Jehova  dijo  á  Moyses :  Extiende 
tu  mano  hacia  el  cielo,  para  que  sean  ti- 
nieblas sobre  la  tierra  de  Egypto,  tales 
que  cualquiera  las  palpe» 

22  Y  extendió  Hoyses  su  mano  hada 
el  cielo;  y  fueron  tinieblas  oscuras  tras 
dias  por  toda  la  tierra  de  Egypto. 

28  Ninguno  vio  a.  su  prójimo,  ni  nadie 
se  levantó  de  su  lugar  en  tres  dias;  mas 
todos  los  lujos  de  Israel  tenían  luz  en 
sus  habitaciones. 

2*  \  Entonces  Pharaon  hizo  llamar  á 
Moyses,  y  dtyo ;  Id,  servid  á  Jehova;  so- 
lamente queden  vuestras  ovejas  y  vues- 
tras vacas;  vayan  también  vueatres  ni- 
ños con  vosotros. 

25  Y  Moyses  respondió:  Tú  también 
nos  darás  en  nuestras  manos  saorif  cfos 
y  holocaustos;  que  sacrifiquemos  á  Je* 
hova  nuestro  Dios. 

26  Nuestros  ganados  kan  también  con 
nosotros:  no  quedará  ni  aun  taao  una; 
porque  de  ellos  hemos  de  tomar  paro 
servir  á  Jehova  nuestro  Dios:  que  tam- 
poco nosotros  sabemos,  ana  coa  qué  he- 
mos de  servir  á  Jehova»  hasta  que  ven- 
gamos allá. 

27  Mas  Jehova  endureció  el  corazón  de 
Pharaon,  y  no  quiso  dejarlos  ir. 

28  Y  dijole  Pharaon :  Yete  de  mi,  guár- 
date que  no  veas  mas  mi  rostro,  porque 
en  cualquier  día,  que  vieres  ni  rostro, 
morirás. 

29  Y  Moyses  respondió :  Bien  has  di- 
cho: s/e  na  vacó  mus  tu  rostro. 

6a 


CAHTOtóJCL 

MmvUtDiott^ramadMommonedempoJmdXgtpta. 

TI.  Moytet  notfjtco  d  Pharaon  la  sentencia  qne  Dio* 
tiene  dada  tabre  tm  primogénito»,  y  con  tanto  m 
tale  de  delante  de  éL 

Y  JEHOVA  djjo  á  Moyses :  Una  pla- 
ga aun  traeré  sobro  Pharaon,  y  so- 
bre Egypto:  después  de  la  cual  él  oa 
dejará  ir  de  aquí,  y  enviando  os  echará 
do  aquí  del  todo. 

2  Habla  ahora  al  pueblo,  que  cada  um 
demande  á  su  vecino,  y  cada  una  á  su 
vecina,  vasos  de  plata  y  de  ovo. 

8  Y  Jehova  dio  sjrasia  al  pueblo  en  los 
ojos  de  lea  Egypeioa.  También  Moyses 
era  muy  gran  varón  en  la  tierra  de  Sgyp- 
to desaste  de  los  siervos  de  Pharaon,  y 
delante  del  pueblo. 

4  \  Y  dijo  Moyses:  Jehova  ha  dicho 
asi :  A  la  media  noche  yo  saldré  por  me- 
dio de  Egypto: 

5  Y  morirá  todo  primogstniso  es  tierra 
de  Egypto,  desde  el  pristegénito  de  Pha- 
iaonv  que  esfctsaestado  en  su  trono»  has- 
ta ci  primogénito  de  la  sierra,  que  esas* 
tras  la  muela;  y  todo  primogénito  do 
la*  bestias. 

6  Y  habrá  gran  clamor  por  toda  la 
tierra  de  Egypto, cual  nunca  fué,  ni  nun- 
ca aeré. 

7  Mas  en  todos  los  nfyos  de  Israel  so 
habrá  perro  que  mueva  su  lengua,  desdo 
el  hombre  hasta  la  bestia,  para  que  se- 
páis que  hará  diferencia  Jehova  entro 
los  Egypdos  y  los  Israelitas. 

8  Y  descenderán  á  mí  todos  estos  toa 
siervos,  y  indinados  delante  de  mi  di- 
rán :  Sal  tú,.y  todo  el  pueblo  que  ata 
debajo  de  ti.  Y  después  de  esto  yo  sal- 
dré. Y  salióse  muy  enojado  de  delante 
de  Pharaon. 

9  Y  Jehova  dijo  á  Moyses :  Pharaon  no 
os  oirá,  para  que  mis  maravillas  se  mul- 
tipliquen en  la  tierra  de  Egypto. 

10  Y  Moyses  y  Aaron  hicieron  todos 
estos  prodigios  delante  doPbaraen:  mas 
Jehova  habla  endurecido  el  corazón  fb 
Pharaout  y  no  envié  á  los  lujos  da  Israel 
de  su  tierra, 

capítulo  xn. 

Mn  memoria  de  I*  Uberéad  mmt  Dio*  mdmrn  dar  d  mu 
pueblo  de  la  cautivülati  de  Egypto  instituye  lo  cere- 
monia del  cordero  de  la  pascua,  y  la  fiesta  de  too 
pernee  mu  leveufura,  poniendo  lepe»  até  acerva  det 
tiempo  y  déla  forma  de  m  celebración  como  de  ¡em 
penónos  qae  serrín  ó  no  serdn  hrfbiUs  para  celebrar- 
la, y  mandando  que  eonjbrme  d  aquel  rito  $e  celebre 
cadamn  año,yqm  toe  padre*  fneeroyem  dmmkifom 
a»i  en  la  ctremmsa  como  m  morújen  pora  mme  tm 
memoria  del  beneficio  te  continué  de  generación  en, 
generación.    TI.  A  la  media  noche  det  primer  dte* 


BXODO. 


MMM  99$  MKPOttUQty  CtOfOM 

coa  la  jonpm  del  cordero,   IU.Ln 
waeaDioede  la  cttmtividad  echándolo*  d  gran  prie- 
ta lo»  mimno»  Eyvpriot,  cargado*  de  mm  émapojo*. 

Y  HABLÓ  Jehova  á  Moyses,  y  á  Aa- 
ron   en  la  tierra  de  Egypto,  di- 
ciendo: 

2  Este  mes  os  «crrf  cabeza  delot  meses : 
este  os  sml  primero  en  los  meses  del 
ano. 

3  HablA  á  toda  la  congregación  da  Is- 
rael, diciendo:  A  los  diez  de  aqueste 
mes  tómese  cada  uno  no  cordero  por 
las  familias  de  los  padres,  un  cordero 
coda  mmfBa: 

4  Mas  si  ía  familia  fuere  peqnefla  que 
no  bode  á  comer  el  cordero,  entonces 
tomará  á  sn  vecino  cercano  de  sn  casa,  y 
según  el  número  de  las  personas,  cada 
nno  según  su  comida,  echaréis  la  cuenta 
sobre  el  cordero. 

5  El  cordero  será  á  vosotros  perfecto 
macho,  de  un  ano,*4  cual  tomaréis  de 
las  ovejas,  6  de  las  cabras : 

6  Y  guardarlo  hete  hasta  el  catorceno 
día  de  este  mes :  y  sacrificarlo  ha  toda 
la  compaflía  de  la  congregación  de  Israel 
entre  las  dos  tardes. 

7  T  tomarán  de  la  sangre,  y  pondrán 
en  los  dos  postes,  y  en  los  bates  de  las 
casas,  en  las  cuales  lo  han  de  comer. 

8  Y  aquella  noche  comerán  la  carne 
asada  si  mego,  y  panes  Bin  levadura: 
con  yerbas  amargas  lo  comerán. 

9  Ninguna  cosa  comeréis  de  él  cruda, 
ni  cozida  en  agua,  sino  asada  al  fuego; 
su  cabeza  con  sus  pies  y  bus  intestinos. 

10  Ninguna  cosa  dejaréis  de  él  hasta  la 
mañana;  y  lo  que  habrá  quedado  hasta 
la  mañana,  quemarlo  hels  en  el  mego. 

11  Y  comerlo  hcis  así :  Ceñidos  vues- 
tros lomos,  y  vuestros  zapatos  en  vues- 
tros pies :  y  vuestro  bordón  en  vuestra 
mano,  y  comerlo  neis  apresuradamente. 
Esta  es  la  pascua  de  Jehova. 

13  Y  yo  pasaré  por  la  tierra  de  Egypto 
aquesta  noche;  y  heriré  á  todo  primo- 
génito en  la  tierra  de  Egypto,  asi  en  los 
hombres  como  en  las  bestias:  y  haré 
juicios  en  todos  los  dioses  de  Egypto. 
Yo  Jehova. 

13  Y  la  sangre  os  será  por  señal  en  las 
casas  donde  vosotros  eétwriireis;  y  veré 
la  sangre,  y  pasaré  por  encima  de  voso- 
tros, y  no  habrá  en  vosotros  plaga  de 
mortandad,  cuando  yo  heriré  la  tierra  de 
Egypto.   * 

14  Y  seros  ha  esta  día  m  memoria;  y 


celebrarlo  bate  iosemfta  á  < 

vuestras  edades:  por  estatuto  perpetuo 

lo  celebraréis. 

15  Siete  días  comeréis  panes  sm  leva- 
dura; mas  el  primer  dia  haréis  que  no 
haya  levadura  en  vuestras  casas:  por- 
que cualquiera  que  comiere  leudado, 
desde  el  primer  dia  hasta  el  séptimo, 
aquella  alma  será  cortada  de  IsmeL 

10  El  primer  dia  os  será  santa  convo- 
cados, y  asá  mismo  el  séptimo  dia  os 
seré  santa  convocación :  ninguna  obra  se 
hará  en  ellos,  solamente  lo  que  toda 
persona  hubiere  de  comer,  esto  sola- 
mente se  aderece  para  vosotros. 

17  Y  guardaréis  los  ácimos,  porque  en 
aqueste  mismo  dia  saqué  vuestros  ejér- 
citos de  la  tierra  de  Egypto:  por  tanto 
guardaréis  este  dia  por  vuestras  edades 
por  costumbre  perpetua. 

18  En  el  primero,  á  los  catorce  días  del 
mes,  á  m  tarde,  comeréis  los  panes  sin 
levadura,  hasta  les  veíate  y  uno  del  mea 
ala  tarde. 

19  Por  siete  üas  no  so  bailará  levadura 
en  vuestras  casas;  porque  cualquiera 
que  comiere  leudado,  asi  eztrangero 
como  natural  de  la  tierra,  aquella  alma 
será  cortada  de  m  congregación  de  Is- 
rael. 

00  Ninguna  cosa  leudada  comeréis :  en 
todas  vuestras  habitaciones  comercia 
panes  sin  levadura. 

SI  Y  Moyses  convocó  á  todos  los  án- 
danos de  Israel,  y  dtyolcs:  Sacad,  y  to- 
maos corderos  por  vuestras  ftmrtlh*,  y 
sacrificad  m  pascua. 

88  Y  tomad  un  manejo  de  hisopo,  y 
mojadlo  en  la  sangre  que  esUtrd  en  un 
lebrillo,  y  untad  los  batee  y  los  dos 
postes  con  la  sangre  que  estaré  en  el 
lebrillo;  y  ninguno  de  vosotros  salga 
de  las  puertas  de  su  casa  hasta  la  mañana. 

28  Porque  Jehova  pasará  hiriendo  á  los 
Egypclos ;  y  como  verá  la  sangre  en  el 
bate,  y  en  los  dos  postes,  Jehova  pasará 
aquella  puerta,  y  no  dejará  entrar  al 
heridor  en  vuestras  casa*  pera  herir. 

8*  Y  guardaréis  esto  por  estatuto  para 
vosotros  y  para  vuestros  hijos  para 
siempre. 

25  Y  será,  que  cuando  entrareis  en  la 
tierra  que  Jehova  os  dará,  como  habló, 
y  guardareis  este  rito ; 

26  Y  cuando  os  dieren  vuestros  hijos : 
4  Qué  rito  es  este  vuestro  1 

87  Vosotros  responderéis:  Esta  es  la 
victima  de  la  pascua  da  Jehoua,  el  cual 

m 


ÉXODO. 


pasó  per  encima  de  las  casas  de  los  mjos 
de  Israel  en  Egypto,  cuando  hirió  á  los 
Egypcios,  y  libró  nuestras  casas.  En- 
tonces el  pueblo  se  inclinó,  y  adoró. 

28  T  los  hijos  de  Israel  fueron,  y  hicie- 
ron como  Jehova  babia  mandado  á  Moy- 
6es  y  á  Aaron,  así  lo  hicieron. 

29 1  Y  aconteció  que  á  lamodia  noche 
Jehova  hirió  á  todo  primogénito  en  la 
tierra  de  Egypto,  desde  el  primogénito 
de  Pharaon,  que  ettaba  sentado  sobre  su 
trono,  hasta  el  primogénito  del  cautivo 
que  estaba  en  la  cárcel,  y  á  todo  primo- 
génito de  los  animales. 

80  i  Y  levantóse  aquella  noche  Pha- 
raon, él  y  todos  sus  siervos,  y  todos  los 
Egypcios,  y  habia  un  gran  clamor  en 
Egypto ;  porque  no  habia  casa  donde  no 
huMem  muerto. 

SI  Y  hizo  llamar  á  Moyses  y  á  Aaron 
de  noche,  y  díjoles:  Levantaos;  Salid 
de  ca  medio  de  mi  pueblo  vosotros  y  los 
hijos  de  Israel;  y  id,  servid  á  Jehova, 
como  habéis  dicho. 

82  Tomad  también  vuestras  ovejas, 
también  vuestras  vacas,  como  habéis 
dicho,  y  idos,  y  bendecidme  también  á 
mi. 

38  Y  los  Egypcios  apremiaban  al  pue- 
blo, dándose  priesa  á  echarlos  de  la 
tierra,  porque  decían:  Todos  somos 
muertos. 

84  Y  llevó  el  pueblo  su  masa  antes  que 
se  leudase,  sus  masas  atadas,  cú  sus  áá- 
banas  sobre  sus  hombros. 

85  Y  hicieron  los  hijos  de  Israel  con- 
forme al  mandamiento  de  Moyses,  de- 
mandando á  los  Egypcios  vasos  de  plata, 
y  vasos  de  oro,  y  vestidos. 

86  Y  Jehova  dio  gracia  al  pueblo  de- 
lante de  los  Egypcios,  y  prestáronles,  y 
ellos  despojaron  á  los  Egypcios. 

87  Y  partieron  los  hrjos  de  Israel  de 
Bskneses  á  Socoth  como  setecientos  mil 
hombres  de  á  pié,  sin  los  niños. 

88  Y  también  subió  con  ellos  grande 
multitud  de  diversa  suerte  de  gentes,  y 
ovejas  y  vacas,  y  ganados  muy  muchos. 

89  Y  cocieron  la  masa,  que  hablan  sa- 
cado de  Egypto  y  hicieron  tortas  sin 
levadura;  porque  no  hablan  leudado; 
porque  echándolos  los  Egypcios  nó  ha- 
blan podido  detenerse,  ni  aun  aparejarse 
comida. 

40  El  tiempo  que  los  hijos  de  Israel 
habitaron  en  Egypto,  rae  cuatrocientos 
y  treinta  anos. 

41  Y  pasados  cuatrocientos  y  treinta 


«ños  en  el  mismo  día  setterom  todos  los 
ejércitos  de  Jehova  de  la  tierra  do 
Egypto.  . 

42  Esta  et  noche  de  guardar  á  Jehova, 
por  haberlos  sacado  en  eUa  de  la  tierra 
de  Egypto.  Esta  noche  deben  guardará 
Jehova  todos  los  hijos  de  Israel  por  sus 
edades. 

48  Y  Jehova  dtfo  á  Moyses  y  á  Aaron : 
Esta  será  la  ordenanza  de  la  pascua. 
Ningún  extraño  comerá  de  eUsr 

44  Y  todo  siervo  humano  comprado  por 
dinero,  comerá  de  ella  después  que  la 
hubieres  circuncidado. 

45  El  extrangero,  y  el  salariado  no  co- 
merán de  ella. 

46  En  una  casa  se  comerá,  y  no  llevarás 
de  aquella  carne  fuera  de  casa,  ni  que- 
braréis hueso  en  él. 

47  Toda  la  congregación  de  Israel  le 
sacrificará. 

48  Mas  6i  algún  extrangero  peregrinare 
contigo,  y  quisiere  hacer  la  pasepa  á  Je- 
hova, séale  circuncidado  todo  varón,  y 
entonces  se  llegará  á  hacerla,  y  será  co- 
mo el  natural  de  la  tierra,  y  ningún  in- 
circunciso comerá  de  ella. 

49  La  misma  ley  será  para  el  natural  j 
para  el  extrangero  que  peregrinare  entre 
vosotros. 

50  Y  todos  los  hUos  de  Israel  hicieron 
como  Jehova  lo  mandó  á  Moyses  y  á 
Aaron,  asi  lo  hicieron. 

51  Y  en  aquel  mismo  dia  Jehova  sacó 
á  los  htfos  de  Israel  de  la  tierra  de 
Egypto  por  sus  escuadrones. 

capitulo  xm. 

Saliendo  el  pueblo  vuelve  Moute»  d  intimarte*  la  me- 
moria de  aquél  dia  de  ra  Ubertad  y  la  celebrado» 
de  aquella  Jteeta.  II.  Jíew,  ettatíece  leu  que  renido» 
d  la  tierra  de  promvion,  per  haber  Dio*  muerto  %*rr 
ello*  todo»  lo»  primogénito»,  le  ojretcan  todoe  ma 
prtmooenitoe,yin*trvffan<l*u»*ijo»c*eetamimmleui 
u  lee  declaren  la  rasan  de  eOa.  HL  Comienzan  em 
riaj*  para  la  tierra  de  premMon  Hernando  eoueiao 
lo»  kueeo»  de  Jotcph,  guidndoto*  Dio*  de  rfto  coa 
una  nube,  y  de  noche  oon  urna  columna  da  fSmgo  em 
teetanonio  de  tapreecncia. 

YJEHO  V  A  habló  á  Moyses,  diciendo : 
2  Santifícame  todo  primogénito, 
la  abertura  de  toda  matriz  en  los  hijos 
do  Israel  así  de  los  hombres  como  do 
las  bestias :  porque  mió  es. 

8  Y  Moyses  djjo  al  pueblo :  Tened  me- 
moria de  aqueste  dia,  en  el  cual  habéis 
salido  de  Egypto,  de  la  casa  de  servi- 
dumbre, como  Jehova  os  ha  sacado  do 
aquí  con  mano  fuerte,  por  tanto  no 
comeréis  leudado. 

4  Vowtro.  «il*  hoyiea  «1  mw  de  Abüx 


ÉXODO. 


6  Y  cuando  Jehova  te  hubiere  metido  en 
la  tierra  del  Ohananeo,  y  del  Hettheo,  y 
del  Amorrheo,  y  del  Heveo,  y  del  Jebu- 
aeo,  la  cual  joro  á  tus  pedrés,  que  te 
daría»  tierra  que  corre  leche  y  miel,  harás 
cate  servicio  en  aqueste  mee : 

6  Siete  diae  comieras  por  leudar;  y  el 
séptimo  dSa  aera  fiesta  á  Jehova. 

7  Por  los  siete  días  se  comerán  lea 
pasea  sin  levadura;  y  no  será  Tiato  en  tí 
ni  leudado  ni  levadura  en  todo  tu  tér- 
mino. 

8  T  eontarás  en  aquel  día  á  tu  luje,  di- 
ciendo: Por  esto  que  Jehova  hlao  con- 
migo euando  me  sacó  de  Egypto. 

9  T  serte  na  como  una  señal  sobre  tu 
mano,  y  como  un  memorial  delante  de 
tus  ojos,  para  que  la  ley  de  Jehova  esté 
en  tu  boca;  por  cuanto  con  mano  fuerte 
te  sacó  Jehova  de  Egypto. 

10  Por  tanto  tú  guardarás  este  rito  en 
su  tiempo  de  ano  en  año. 

11  1  T  emaado  Jehova  te  hubiere  me- 
tido en  la  tierra  del  Cbananeo,  como  te 
ha  jurado  á  ti  y  á  tus  padres,  y  cuando 
te  la  hubiere  dado : 

12  Har$s  pasar  á  Jehova  todo  lo  que 
abriere  la  matriz:  y  todo  primogénito 
que  abriere  la  matriz  de  tus  animales, 
loe  machos  «eran  de  Jehova. 

19  Has  todo  primogénito  de  asno  redi- 
mirás con  cordero :  y  ai  no  lo  redimieres, 
cortarle  has  la  cabeza.  Asimismo  redi- 
mirás todo  humano  primogénito  de  tus 
lujos. 

14  Y  cuando  mañana  te  preguntare  tu 
lujo,  diciendo:  ¿Qué  c*  esto ?  Decirle 
has ;  Jehova  nos  sacó  con  mano  inerte  de 
Egypto,  de  casa  de  servidumbre. 

15  Y  endureciéndose  Pharaon  para  no 
dejarnos  ir,  Jehova  mató  en  la  tierra  de 
Egypto  á  todo  primogénito  desde  el  pri- 
mogénito humano  hasta  el  primogénito 
de  la  bestia:  y  por  esta  causa  yo  sacri- 
fico A  Jehova  todo  primogénito  macho, 
y  redimo  todo  primogénito  de  mis  hijos. 

16  Serte  ha  pues  como  uua  señal  sobre 
tu  maso,  y  por  un  memorial  delante  de 
tus  ojos :  que  Jehova  nos  sacó  de,  Egyp- 
to con  mano  fuerte. 

17^  Y  como  Pharaon  dejó  ir  al  pueblo, 
Dios  no  los  llevó  por  el  camino  de  la 
tierra  de  los  Philtetfceos,  qne  estaba  cerca, 
porque  dUo  Dios :  Que  quisa  no  se  ar- 
repienta el  pueblo,  cuando  vieren  la 
guerra,  y  se  vuelvan  á  Egypto. 

13  Xas  hizo  Dios  al  pueblo  que  rodease 
por  el  camino  del  desierto  del  mar  Ber- 


mejo: y  subieron  loe  hQot  de  Israel  de 
la  tierra  de  Ifeypto  armados.   - 

19  Tomó  también  consigo  Moyses  los 
huesos  de  Joeeph,  el  cual  habla  jura- 
mentado á  los  lujos  da  Israel,  diciendo : 
Visitando  os  visitará  Dios,  y  haréis  subir 
mis  huesos  de  aquí  con  vosotros. 

SO  Y  partidos  de  Soeotfe  asentaron 
campo  en  Ethan  á  la  entrada  del  de- 
sierta 

21  Y  Jehova  iba  delante  de  ellos  de  dia 
en  una  columna  de  nube,  para  guiarlos 
por  el  camino :  y  de  noche  en  una  co- 
lumna de  fuego  para  alambrarles,  para 
que  anduviesen  dé  dia  y  de  noche. 

28  Nunca  se  partió  de  delante  del  pue- 
blo la  columna  de  nube  de  dia,  ni  de 
noche  la  columna  de  fuego. 

CAPITULO  XIV. 

Portídm  km  AroeütM,  Pkaomon  cm  todo  mojdroüo 
loo  pertlam  arrepomtmfo  do  Mdberio*  gomado.  II. 
brmelviémdooe  marrado  de  toda*  parteo,  olvidado 
del  favor  de  Dio*  y  perdido  la  ttatram*  de  vivir, 
mmmm  a  eontrm  Moo—o.    IB.  dorólo»  Dio»  te  *mr 

ella  d  pié  enjuto.    IV.  Pharaon  endurecido  adra 
con  todo  m  ejeremo  o»  pao  do  •*»•,  r  al  mundo-  ' 
miento  do  Momos»  lamgrooelvedemprimtr  emoo,  y 
lo»  anegad  todo»  delante  délo»  ojo»  de  loo  Iaroxüia*. 

Y  HABLO  Jahova  á  Moyses,  diciendo : 
2  Habla  á  los  lujos  de  Israel,  que 
den  la  vuelta,  y  asienten  en  campo  de- 
lante de  Fhihahiroth,  entre  Magdal  y  la 
mar  hacia  Babalzephon :  delante  de  él 
asentaréis  el  campo  junto  á  la  mac*  . 
8  Porque  Pharaon  dirá  de  los  hijos  de 
Israel:  Encerrados  están  an  la  tierra,  el 
desierto  los  ha  encerrado. 

4  Y  y*  endureceré  el  corazón  de  Pha- 
raon para  que  los  siga,  y  seré  glorificado 
en  Pharaon  y  en  todo  su  ejercita,  y  sa- 
brán los  Egypdos,  qne  yo  tey  Jehova. 
Y  tttoe  lo  hicieron  asi 

5  Y  fué  dado  aviso  al  rey  de  Egypto 
eomo  el  pueblo  se  huia:  y  el  corazón  de 
Pharaon  y  de  sus  siervos  se  volvió  con- 
tra el  pueblo,  y  dieron :  ¿  Qné  hemos 
hecho,  que  hemos  dejado  ir  á  Israel,  que 
no  nos  sirva? 

6  Y  unció  su  carro,  y  tomó  consigo  su 
pueblo.; 

7  Y  tomó  seiscientos  carros  escogidos, 
y  todos  los  carros  de  Egypto,  y  los  capi- 
tanes Bobre  todos  ellos. 

8  Y  endureció  Jehova  el  corazón  de 
Pharaon  rey  de  Egypto,  y  siguió  á  los 
lujos  de  Israel;  y  los  lujos  de  Israel  ha- 
blan ya  salido  con  gran  poder. 

9  Y  siguiéndolos  los  Egipcios,  tomá- 
ronlos asentando  el  campo  junto  á  la 

09 


EXOBO. 


mar  jauto  á  Phihahiroth  delante  de 
Baholzephon,  toda  la  caballería  y  carros 
de  Pharaon,  su  gente  de  á  caballo  y  todo 
bu  ejército. 

10 1  Y  como  Pharaon  llegó,  los  hijos  de 
Israel  abaron  sus  ojos,  y  he  aquí  los 
Egypcios  que  venían  tras  ellos,  y  temie- 
ron en  gran  manera,  y  clamaron  los  hi- 
jos de  Israel  á  Jehova : 

11  T  dieron  á  Moyses:  ¿No  había  se- 
pulcros en  Egypto,  que  nos  has  sacado 
para  que  muramos  en  el  desierto?  ¿Por 
qué  lo  has  hecho  así  con  nosotros,  que 
nos  has  sacado  de  Egypto? 

12  ¿No  «t  esto  lo  que  te  hablábamos 
en  Egypto,  diciendo:  Déjanos  servir  á 
los  Egypcios  7  Que  mejor  nos  fuera 
servir  á  los  Egypcios,  que  morir  noso- 
tros en  el  desierto. 

13  Y  Mqyses  <HJo  al  pueblo :  No  ten- 
gáis miedo ;  estados  quedos,  y  ved  lasalud 
de  Jehova,  que  él  hará  hoy  con  voso- 
tros ;  porque  los  Egypcios,  que  hoy  ha- 
béis visto,  nunca  mas  para  siempre  los 
veréis. 

14  Jehova  peleará  por  vosotros,  y  vo- 
sotros callaréis. 

15  Entonces  Jehova  dijo  á  Moysob: 
¿Por  qué  me  das  voces?  Di  á  los  hflos 
de  Israel  que  marchen. 

16  T  tú  alza  tu  vara,  y  extiende  tu  mano 
sobre  la  mar,  y  pártela,  y  entren  los  lujos 
de  Ismel  por  medio  de  la  mar  en  seco. 

17  Y  yo,  he  aquí,  yo  endurezco  el  corazón 
de  los  Egypcios,  para  que  los  sigan ;  y 
yo  me  glorificaré  en  Pharaon,  y  en  todo 
su  ejército,  y  en  sus  carros,  y  en  su  ca- 
ballería: 

18  Y  sabrán  los  Egypcios,  que  yo  tey 
Jehova,  cuando  me  glorificaré  en  Pha- 
raon, en  sus  carros  y  en  su  gente  de  á  ca- 
ballo. 

19  ^  Y  el  ángel  de  Dice,  que  iba  de- 
lante del  campo  de  Israel,  se  quitó,  y  iba 
en  pos  de  ellos :  y  asimismo  la  columna 
de  nube,  que  iba  delante  de  ellos,  se 
quitó,  y  se  puso  á  sus  espaldas : 

20  Y  iba  entre  el  campo  de  los  Egyp- 
cios, y  el  campo  de  Israel,  y  habla  nube 
y  tinieblas,  y  alumbraba  la  noche,  y  en 
toda  aquella  noche  nunca  llegaron  los 
unos  á  los  otros. 

21  Y  extendió  Moyses  su  mano  sobre 
la  mar,  y  hizo  Jehova,  que  la  mar  se  re- 
tirase por  un  gran  viento  oriental  toda 
aquella  noche,  y  tomó  la  mar,  en  seco, 
y  las  aguas  fueron  partidas. 

22  Entonces,  los  Injoa  de  Israel  entra- 

70 


ron  por  mechó  de  la  mar  en  teco;  te- 
niendo las  aguas  como  tm  muro  á  sú 
diestra  y  á  su  siniestra. 
28  Y  siguiéndolos  los  Egypcios,  entra- 
ron tras  ellos  hasta  el  medio  de  la  mar, 
toda  la  caballería  de  Pharaon,  sus  car- 
ros, y  su  gente  de  á  caballo. 

24  t  Y  aconteció  á  la  vela  de  la  malto- 
na, que  Jehova  miró  al  campo  de  k>s 
Egypcios  en  la  columna  de  fuego  y  nu- 
be, y  alborotó  el  campo  de  los  Egypcios; 

25  Y  quitóles  las  ruedas  de  sus  carros, 
y  trastornólos  gravemente.  Entonces 
los  Egypcios  dijeron :  Huyamos  ée  de- 
lante de  Israel;  porque  Jehova  pelea 
por  ellos  contra  los  Egypcios. 

26  Y  Jehova  dfyo  á  Moyses :  Extiende 
tu  mano  sobre  la  mar,  para  que  las  aguas 
se  vuelvan  sobre  los  Egypcios,  sobre  sos 
carros,  y  sobre  su  caballería. 

27  Y  Moyses  extendió  su  mano  sobre 
la  mar,  y  la  mar  se  volvió  en  su  fueran 
cuando  amanecía,  y  los  Egypcios'  iban 
hacia  ella:  y  Jehova  derribó  álos  Egyp- 
cios en  medio  de  la  mar. 

28  Y  volvieron  las  aguas,  y  cubrieron 
los  carros  y  la  caballería;  y  todo  el  ejér- 
cito de  Pharaon,  que  habla  entrado  tras 
elloa  en  la  mar:  no  quedó  de  ellos  ni 
uno. 

29  Y  los  mjos  de  Israel  fueron  por  me- 
dio de  la  mar  en  seco,  teniendo  las  aguato 
por  muro  á  su  diestra  y  á  su  siniestra. 

80  Asi  salvó  Jehova  aquel  día  á  Israel 
de  mano  de  los  Egypcios ;  y  Israel  vio  ó, 
los  Egypcios  muertos  á  la  orilla  de  la 
mar. 

81  Y  vló  Israel  aquel  grande  hecho  que 
Jehova  hizo  contra  los  Egypcios;  y  el 
pueblo  temió  á  Jehova,  y  creyeron  á  Je- 
hova, y  á  Moyses  su  siervo. 

CAPITULO  XV. 

Vitta  esta  maraviOoea  victoria,  Moyses  compone  una 
canción  en  que  comprende  la  «urna  de  esta  A&to- 
riag  con  eUa  alaba  dDioeélg  todo  el  pmbéo  am 
peluco  regocijo.  B.  Potado  el  mar  Bermeja  oa- 
vana  el  pueblo  por  el  desierto  tres  dio»  ti*  káQav 
agua,  sino  amarga.  JTt.  Jfcmraro  el  pueblo,  moa 
d  la  oración  de  Moyses  Dio*  da  remedio  con  ano  te» 
aguas  se  tornan  dulce*.  IV.  JM  le*  comienza  Diom 
d  dar  mandamiento*,  g  partido*  de  oJH  vienen  di 
JShm  lugar  amenísimo. 

ENTONCES  cantó  Moyses  y  los  b^os 
de  Israel  esta  canción  á  Jehova,  *y 
dtyeron:  Yo  cantare  á  Jehova,  porqtfe 
se  ha  magnificado  grandemente,  echa*- 
do  en  la  mar  al  caballo  y  al  que  sublav 
en  él. 

2  Jehova  e»  mi  fortaleza,  y  mi  canción, 
el  cual  me  es  por  salud:  este  m  mi  Dios, 


BXOBQ. 


&k»efenilpodre,yá 


varón  de  guerra:  Jehova 


arte  enssusnié. 

8   Jehova, 
«tea  nombre. 

¿Los  canos  de  Fhsraon,  y  á  su  ejército 
echó  en  la  mar,  y  sus  escogidos  princi- 
pes filaron  hundidos  en  el  mar  Bermejo. 

5  Loa  atojamos  loa  cubrieron,  como  «a* 
piedra,  descendieren  4  los  proftmdos. 

•  Xa  dasstra,  oh  Jehova,  ha  sido  magnir 
fieada  en  fortaleza;  tn  diestra,  oh  Jebe- 
va,  ha  quebrantado  al  enemiga 

7  Y  con  la  multitud  de  tn  grandesn  has 
trastornado  á  los  que  se  levantaron  con- 
tra ti :  enviaste  tn  furor,  el  cual  los  tra- 
gé  como  á  hojarasca. 

8  Con  el  soplo  de  tas  narices  las  aguas 
se  amontonaron;  paráronse  las  corrien- 
tes, como  en  un  montón;  los  abismos 
se  cuajaron  en  medio  de  la  mar. 

9  £1  enemigo  dtf o :  Perseguiré,  pren- 
deré, repartiré  despojos,  mi  alum  se  hen- 
chirá de  ellos :  sacaré  mi  espado,  des- 
truirlos ha  mi  mano. 

10  Soplaste  eon  tu  viento,  cubriólos  la 
mar:  hundiéronse  como  plomo  en  las 
vehementes  aguas. 

11  ¿Quién  como  tú,  oh  Jehova?  ¿quién 
como  tú,  magnifico  en  santidad,  terrible 
en  loores,  hacedor  de  maravillas? 

12  En  extendiendo  tn  diestra,  la  tierra 
los  trago. 

13  Llevaste  eon  tu  misericordia  á  este 
pueblo,  al  cual  salvaste;  Devástele  con 
tn  fortaleza,  á  la  habitación  de  tu  san- 
tuario. 

14  Oiránlo  los  pueblos,  y  temblarán; 
dolor  tomara  &  los  moradores  de  Pales- 
thioa. 

15  Entonces  los  príncipes  de  £dom  se 
turbarán,  á  los  robustos  do  líoab  tem- 
blor los  tomará :  desleírse  han  todos  los 
moradores  deChanaan, 

10  Galga  sobro  ellos  temblor  y  espanto: 
á  la  grandeza  de  tu  braso  enmudezcan 
eosso  ana  piedra,  hasta  que  haya  pasado 
tn  pueblo,  oh  Jehova,  hasta  que  haya 
pasado  este  pueblo,  queiú  rescataste. 

17  Tttlos  meterás  y  loa  plantaras  en  el 
monte  de  tu  heredad,  eu  el  lugar  de  tu 
morada,  que  tá  has  aparejado,  oh  Jehova, 
en  ai  santuario  del  Señor,  que  han  atr- 
acado toe  manos. 

18  Jehova  remará  por  el  siglo,  y  mas 


Id  Porque  Pharaon  entró  cabalgando 
eon  sus  carros  y  §n  gente  de  á  caballo 
en  la  mar;  y  Jehova  volvió  á  traer  so- 


bre eBos  las  aguas  de  la  mar;  mas  los 
ayos  de  Israel  fueron  en  seco  por  medio 
de  la  mar. 

20  Y  María  profetisa,  hermana  de  Aoron, 
tomó  el  adufre  en  su  mano ;  y  todas  las 
mugeres  salieron  en  pos  da  ella  con 
adufres  y  corros. 

di  X  Haría  les  respondía:  Cantada  Je- 
hova; porque  se  ha  inagniicado  gran- 
demente, echando  en  la  mar  al  caballo, 
y  al  que  subía  en  éL 

22  \  Y  biso  Hoyses  qne  partiese  Israel 
del  mar  Bermejo,  y  salieron  al  desierto 
del  Sur,  y  anduvieron  tres  dias  por  el 
desierto  que  no  hallaron  agua. 

33  T  llegaron  á  Mará,  y  no  pudieron 
beber  las  aguas  de  Mará,  porque  eran 
amargas ;  y  por  eso  le  pusieron  nombre 
Mará. 

2á  \  Entonces  el  pueblo  murmuró  con- 
tra Moyses,  y  dtyo :  ¿Qué  hemos  de  be- 
ber?. 

25  Y  Jfoym  clamó  á  Jehova,  y  Jehova 
le  enseñó  un  árbol,  el  eual  como  metió 
dentro  de  las  aguas,  las  aguas  se  endul- 
saron.  Allí  les  dio  estatutos  y  dere- 
chos ;  y  allí  los  tentó, 

26  Y  dtyo:  81  oyendo  oyeres  la  vos 
de  Jehova  tn  Dios,  y  hicieres  lo  recto 
delante  de  sus  ojos,  y  eafuchares  á 
sus  mandamientos,  y  guardares  todos 
sus  estatutos,  ninguna  enfermedad  de 
las  que  envié  á  los  Egypdos,  te  en- 
viaré á  ti ;  porque  yo  soy  Jehova  tu  sa- 
nador. 

27  T  vinieron  á  Blim,  donde  habla 
doce  fuentes  de  aguas,  y  setenta  pal- 
mas, y  asentaron  allí  junto  á  las  aguas. 

CAPITULO  XVI. 

Partido  el  pueblo  de  Elim  llega  al  desierto  de  #% 
donde  eon  la  falta  de  la  comida  y  la  vista  horrible 
del  desierto  te  queja  gravemente  de  Moyteey  Aaron, 
deseando  me»  morir  en,  Jggyptomue  tériren  el  de- 
sierto. Tí.  Estando  Aaron  reprendiendo  al  pueblo 
de  tu  incredulidad,  y  animándole  con  prometa  de 
Dios  que  lee  doria  pan  y  carnet  en  abundancia,  la 
gloria  de  Diee  es  rima  de  todo  el  pueble  en  él  do- 
sierto.  IJL  El  mismo  dia  envia  Dio»  codornices 
en  grande  abundancia  al  campo,  y  día  mañana  del 
dia  siguiente  les  da  pan  del  cielo  el  cual  ñamaron 
man,  y  péneles  leyes  para  la  distribución  de  4L 

YPABTUNDO  de  Blim,  toda  la 
congregación  de  los  lujos  de  Is- 
rael vino  al  desierto  de  Sin,  que  et  entre 
Blim  y  Sinai:  á  los  quince  días  del  se- 
gundo mes  después  que  salieron  de  la 
tierra  de  Egypto. 

2  Y  toda  la  congregación  de  los  lujos 
de  Israel  murmarórbontra  Moyses  y  Aa- 
ron  en  el  desierto. 

8  Y  decíanles  los  lujos  de  Israel;  ¡Oh,ai 
TI 


£XOBO. 


huhtersmos  muerto  por  mano  de  Jehova 
en  1»,  tierra  de  Egypto,  cuando  nos  sen- 
tábamos á  las  ollas  de  las  carnes,  cuando 
comíamos  pan  á  hartura!  qne  nos  habéis 
sacado  á  esto  desierto,  para  matar  de 
hambre  á  toda  esta  multitud. 

4  T  Jehova  dijo  á  Moyses:  He  aquí,  yo 
os  llorera  del  délo  pea;  y  el  pueblo  sal- 
drá, y  cogerá  para  ceda  un  día;  para  que 
yo  lo  tiente,  si  anda  en  mi  ley,  ó  no» 

5  Mas  al  sexto  dia  aparejarán  lo  qne 
han  de  meter,  qne  será  el  doble  de  lo 
qne  solían  coger  eada  dia, 

6  Entonces  dijo  Moyses  y  Aaron  á  to- 
dos los  hijos  de  Israel :  A  la  tarde  sa- 
bréis -qne  Jehova  os  ha  sacado  de  la  tierra 
de  Egypto: 

7  Y  á  la  mañana  Terete  la  gloria  de  Je- 
hova, porque  él  ha  oido  vuestras  mur- 
muraciones contra  Jehova:  qne  noso- 
tros ¿  qué  *omm%  para  que  vosotros  mur- 
muréis contra  nosotros  t 

8  Y  Atyo  Moyees :  Jehova  os  dará  á  la 
tarde  carne  para  comer»  y  á  la  mañana 
pan  á  hartura:  porque  Jehova  ha  oido 
vuestras  murmuraciones,  con  que  habéis 
murmurado  contra  él:  que  nosotros  ¿qué 
*omo$f  vuestras  murmuraciones  no  san 
contra  nosotros,  sino  contra  Jehova, 

9  Y  dtyo  Moyses  á  Aaron :  Di  á  toda  la 
congregación  de  los  hijos  de  Israeí: 
Acercaos  en  la  presencia  de  Jehova,  que 
él  ha  oido  vuestras  murmuraciones. 

10  1  Y  hablando  Aaron  á  toda  la  con- 
gregación de  los  lujos  de  Israel,  miraron 
hacia  el  desierto,  y,  he  aqni,la  gloria  do 
Jehova  qne  apareció  en  la  nube. 

11  Y  Jehova  habló  á  Moyses,  diciendo : 

13  Yo  he  oido  las  murmuraciones  de 
los  lujos  de  Israel :  habíales,  diciendo : 
Entre  las  do*  tardes  comeréis  carne,  y 
maflana  os  hartaréis  de  pan,  y  sabréis 
que  yo  soy  Jehova  vuestro  Dios. 

18  %  Y  como  se  hizo  tarde,  subieron 
codornices,  que  cubrieron  el  real:  y  á 
la  mañana  descendió  roclo  al  rededor 
delreaL 

14  Y  como  el  rodo  cesó  de  descender, 
he  aquí,  sobre  la  ha*  del  desierto  ma 
cosa  menuda,  redonda,  menuda  como 
una  helada  sobre  la  tierra. 

15  Y  viéndolo  los  lujos  de  Israel,  di- 
jeron cada  uno  á su  compañero:  Esteet 
man:  porque  no  sabían  que  era.  "En- 
tonces Moyses  les  dtyo :  Este  m  el  pan, 
que  Jehova  os  da  pe%  comer. 

16  Esto  es  lo  que  Jehova  ha  mandado : 
Cogeréis  de  él  cada  uno  según  pudiere 

78 


<c*mer:  wi. -gotear  por  < 

al  número  de  vuestras  personase  i 

reís  eada  uno  para  los  que  están  en  su 

tienda. 

17  Y  los  lujos  de  Israel  lo  hicieron  asi, 
qne  cogieron,  unos  mas,  otros  menos» 

18  Y  detpue*  medíanlo  por  gomer,  y 
no  sobraba  al  que  habla  cogido  mucho, 
ni  mltaba  al  qne  habla  cogido  pooot 
eada  uno  cogió  conforme  á  lo  que  Aabla 
de  comer. 

19  Y  acoles  Moy*es<  Ninguno  deje 
nada  de  ello  para  maftana. 

90  MasaBotno  obedecieron  á  Moyses^ 
y  algunos  dejaron  de  ello  para  otro  día, 
y  crió  gusanos,  y  pudrióse;  y  enojóse 
contra  ellos  Moyses. 

21  Y  congianlo  cada  mañana  cada  uno 
según  lo  que  habla  de  comer:  y  como 
d  sol  calentaba,  derretíase. 

39  En  d  sexto  dia  cogieron  doblada 
comida,  dos  gomeros  para  cada  uno :  y 
todos  los  principes  de  la  congregación 
vinieron  á  Moyses,  y  hictéronselo  saber. 

28  Y  ól  les  dijo:  Esto  *t  lo  que  ha  di- 
cho Jehova:  Mañana  es  d  santo  sábado 
del  reposo  de  Jehova,  lo  que  núbletele 
de  cocer,  cocadlo :  y  lo  qne  hubiereis  de 
cocinar,  cocinadlo:  y  todo  lo  que  os  so- 
brare, ponadlo  en  guarda  para  .mañana. 

3i  Y  sflet  lo  guardaron  hasta  3a  mañana, 
de  la  manera  que  Moyses  habia  manda- 
do, y  no  se  pudrió,  ni  hubo  en  él  gusano. 

35  Y  dfyo  Moyses:  Comedio  hoy,  por- 
que hoy  si  sábado  de  Jehova:  hoy  no  lo 
hallaréis  en  d  campo. 

96  Enlos  sds  días  lo  cogerois;  y  d sép- 
tlmo^ia  es  sábado,  en  el  oual  no  se  ha- 
llará, 

97  Y  aconteció  que  «úgunot  dd  pueblo 
salieron  en  d  séptimo  dia  á  coger,  y  no 
hallaron. 

98  Y  Jehova  dijo  á  Moyaes;  ¿Hasta 
cuando  no  queréis  guardar  inte  manda- 
mientos, y  mis  leyes? 

99  Mirad  que  Jehova  os  dio  d  sábados 
y  por  eso  os  da  en  d  sentó  día  pan  para 
dos  días.  Estése  pues  cada  uno  en  su 
estancia,  y  nadie  salga  de  su  lugar  en  el 
séptimo  dia. 

80  Asi  ai  pueblo  reposó  el  séptimo  .din. 

81  Y  la  casa,  de  Israd  U  llamó  man;  y 
era  como  simiente  de  cilantro,  hlanoo,  y 
su  sabor  como  do  hojuelas  can  mleL 

83  Y  dtyo  Moyses :  Esto  es  lo  qne  J¡sv 
nova  ha  mandado :  Henchirás  un  gomar 
de  él  para  que  se  guarde  pera  vueetron 
descendientes,  que  vean  d  pan  que  yo 


BXQ9fe 


en  en  4  acamar  en  ni  cfesiestOf  cuando  yo 
es  sequé  Asea  tierra  de  Egypto. 
33  T  4£o  Moyses  4  Atfou:  Ton»  un 
vaso,  7  pon  en  él  un  gomer  lleno  de 
man,  y  ponto  delante  4e  Jehova,  paca 
que  sea  guardado  para  vuestros  desoea- 


S4  Y  Aaran  la  puso  delaate  dal  testt- 
mosüo  a»  guardo,  come  Jehova  lo  na» 
éóáMoyees. 

85  Asi  comieron  loa  lujoa  4e  Isseel  man 
cuarenta  sAoe,  basta  que  entraron  en  la 
tierra  habitada:  man  eennteron  basta  que 
el  térsala*  de  fe  tierra  de  Cbe- 


ea  la  décima  per*  del 


CAFITÜliO  XVH 

&fmi&méoiv  el  moM*mm*mnmL>  friten  con  Mtny- 
taporqm  km  meo  de  Soypto.    JL  Moym*  hiere  la 

petin  can  la  wt  por  aiaaaaaNcato  <fts  XMm,  p  de 
IlL  Knel 


»YM 


fcfo  aV  JXac,  y  *o«  rearídét  rf  2a  oración  cf<  Jfofau. 
/Vianda  D»o«  4  Jfofac»  ?■«  oMrOaunla  viaJorfa 
lirfMedbaanea  «a  «i  patUo  tfe  JMm 

Kt«1m 


Y  TODA  la  compañía  de  los  hijos  de 
Israel  partió  del  desierto  de  Sin 
por  sus  jomadas,  al  mandamiento  de 
Jehova,  y  aeentason  al  campo  en  Baphi- 
dlm,  y  no  Aofrta  agua  para  qae  el  pueblo 
bebiese. 

2  Y  riaaé  el  paeble  ooa  Moyses,  y  die- 
ron: Dadnos  agua,  qne  bebamos.  YMoy- 
aes  les  dijo:  ¿Por  qué  /efil*  conmigo? 
¿  Por  qué  tentáis  4  Jehova  ? 
%  Asi  qne  el  pueblo  tuvo  allí  sed  de 
•coa,  y  murmuró  contra  Moyses,  y  dtyo: 
4  Por  qué  nos  hiciste  sabir  de  Egypto, 
¿araos  de  sed  á  nosotros  y  á 
i  nfyee,  y  á  aussiros  ganados  ? 

4  ^  Entonces  Moyses  clamó  á  Jehova, 
éaateaalo:  ¿Qué  haré  ooa  este  pueblo? 
De  aqui  á  un  poco  me  apedrearán. 

5  Y  Jehova  d*joá  Majaes;  Pase  delante 
del  pueblo;  y  toma  contigo  de  los  «nole- 
uos  da  Israel,  y  toma  también  en  tu  mano 
tu  vara,  ce*  que  heriste  el  rio,  y  Té : 

C  He  aquí  que  ye  estoy  delante  de  tí 
allí  sobra  la  pena  cu  Hareb:  y  herirás  la 
pean*  y  saldrán  da  ella  aguas,  y  beberá 
el  pueblo.  T  Moyses  lo  biso  asi  en  pre- 
sencia de  los  anéjenos  de  Israel. 

7  Y  lauaó  el  nombra  da  aquel  rogar, 
Maaaah  y  Mcribuh,  por  laraneUladelos 
bajos  4e  atoad;  y  porque  tentaron  4  Je- 
tona, diciendo:  ¿at  asta  Jehova  entre 
,óao? 


Sf  Y  atoo  Amalae,  y  paleé  ooa  Israel 
euRaphidim. 

9  Y  dijo  Moyses  á  Josué :  Escógenos 
varones,  y  sal,  pelea  con  Amalee:  ma- 
ñana ye  estaré  sobre  la  cumbre  del  colla- 
do, y  la  vara  de  Dios  en  mi  mano. 

10  Y  biso  Josué  como  le  dijo  Moyses, 
peleando  con  Amalee:  y  Moyses,  y  4a- 
ron,  y  Hur  subieron  4  la  cumbre  dal 
collado. 

11  Y  era  que  como  sisaba  Moyses  su 
mano,  Israel  prevalecía;  mas  como  el 
abajaba  su  mano,  preralecia  Amalee. 

12  Y  las  manos  de  Moyses  enm  pesadas, 
y  tomaron  una  piedra,  y  pusiéronla  de- 
bajo de  él,  y  #2  se  sentó  sobre  ella;  y 
AaroB  y  Hur  sustentaban  sus  manos,  el 
uno  de  una  parte  y  el  otro  de  otra,  y 
hnbo  en  sus  manos  firmesa  basta  que  ae 
puso  el  sol. 

18  Y  Josué  deshilo  4  Amalee  y  á  su 
pueblo  á  filo  de  espada. 

14  T  Y  Jehova  dtyo  á  Moyses:  Eseribe 
esto  sur  memoria  en  el  libro,  y  pan  en 
oídos  do  Josué;  que  rayendo  raeré  del 
todo  la  memoria  de  Amalee  de  debajo 
del  cíela 

15  Y  Moyses  edificó  sitar,  y  llamó  su 
nombre  Jebuvanlssi : 

16  Y  d\jo;  Porque  la  mano  sobre  el 
trono  da  Jehova,  que  Jehova  tendrá 
guerra  con  Amalee,  de  generación  en 
generación. 

CAPITULO  2LVUL 

Jethro  tneerdote  ó  principe  de  Madtem  mteorm  de 

Mopmiewmnmenel  temiere*:  yeAdm  i—  meuami 

Umqm&MhmiihKk+pm  elpmemUx,* inü 

d  m  eomocimiento,  y  le  oon/Uem.  II.  El  mimmo  da 
por  coneejo  d  Moweee,  qm  elija  im/erloree  magietra- 
do»  em  le  apmdm  d  oebermn  mí  pmeeeo,  y  / 


Y  OYÓ  Jetbro  sacerdote  de  Median, 
suegro  de  Moyses,  todas  las  cosas 
que  Dios  habla  hecho  con  Moyses,  y  con 
Israel  su  pueblo,  como  Jehova  habla 
sacado  4  Israel  de  Egypto : 

2  Y  tomó  Jethro,  suegro  de  Moyses,  á 
Sephora  la  muger  de  Moyses,  después 
que  él  la  envió: 

3  Y  á  sus  dos  hijos,  el  uno  se  llamaba 
Gersom ;  porque  dtyo :  Peregrino  hesido 
en  tierra  agena; 

4  Y  el  otro  se  llamaba  Elieaer,  porque 
d#e:  El  Dios  de  mi,padro  me  ayudó;  y 
me^seapó  de  la  espada  de  Pharaon. 

5  Y  llegó  Jethro,  el  suegro  de  Moyses, 
y  sus  lujos,  y  su  muger,  á  Moyses  en  el 
desierto,4onde  tenia  el  campo,  al  monte 
de  Dios. 

73 


la  el  campo, 


re 


UXíOBO. 


OYdrjoálfofSes^  Tota  suegro  Jethro 
vengo  á  tí,  y  tu  muger,  y  sus  dos  hijofi 
con  ella. 

7  T  Moyses  salió  á  recibir  á  t u  suegro, 
y  inclinóse,  y  besóle :  y  preguntáronse  el 
uno  al  otro  como  estaban;  y  vinieron  á 
la  tienda. 

8  Y  Moyses  contó  á  su  suegro  todas  las 
cosas  que  Jehova  habla  iieeho  áPharaon 
y  á  los  Egypcios  por  cansa  de  Israel;  y 
iodo  el  trabajo  que  Rabian  pasado  en  el 
cambio,  y  como  los  habla  librado  Jehova. 

9  Y  alegróse  Jethro  de  todo  el  bien, 
que  Jebera  habla  hecho  á  Israel,  que  le 
había  escapado  de  mano  de  los-Egypcios. 

10  Y  Jethro  dtfo:  Bendito  aw  Jehova, 
que  os  escapó  de  mano  de  los  Egypcios, 
y  de  la  mano  do  Pharaon,  que  escapó  al 
pueblo  de  la  mano  de  los  Egypcios. 

11  Ahora  conozco  que  Jehova  es  grande 
mas  que  todos  los  dioses ;  porque  en  lo 
que  se  ensoberbecieron  contra  dios,  loa 
eottiffó. 

13  Y  tomó  Jethro,  el  suegro  de  Jfoyses, 
holocausto  y  sacrificios  para  Dios:  y 
vino  Aaron,  y  todos  los  ancianos  de  Is- 
rael á  comer  pon  con  el  suegro  de  Moy- 
ses  delante  de  Dios. 

13  ?  Y  aconteció,  que  otro  día  Moisés 
se  asentó  á  juzgar  al  pueblo ;  y  el  pueblo 
estuvo  sobre  Moyses  desde  la  mañana 
hasta  la  tarde. 

14  Y  viendo  el  suegro  do  Moyses  todo 
lo  que  él  hacia  con  al  pueblo,  dijo: 
4  Qué  es  esto  que  hace$  tú  con  el  pue- 
blo ?  ¿  Por  qué  te  sientas  tú  solo,  y  todo 
el  pueblo  está  sobre  ti  desde  hv  mañana 
hasta  la  tarde? 

15  Y  Moyses  respondió  á  su  suegro: 
Porque  el  pueblo  viene  á  mi  para  con- 
sultar á  Dios: 

16  Cuando  tienen  negocios,  y  vienen  á 
m*>  7  Vo  Jusfc0  entre  el  uno  y  el  otro,  y 
declaro  las  ordenanzas  de  Dios,  y  sus 
leyes. 

17  Entonces  el  suegro  de  Moyses  le  di- 
Jo:  No  haces  bien? 

18  Desfallecerás  del  todo  tú  y  también 
este  pueblo  que  eatd  contigo  *  porque  el 
negocio  es  mas  pesado  que  tú ;  uo  po- 
dras hacerlo  tu  solo. 

10  Oye  ahora  mi  voz,  yo  te  aconsejaré, 
y  Dios  será  contiro*  Está  tú  por  el  pue- 
blo delante  de  Dios,  y  trata-  tú  los  nego- 
cios con  Dios : 

20  Y  ensénales  las  ordenanzas  y  las 
leyes,  y  muéstrales  el  cambio  por  donde 
anden,  y  lo  que  han  de  hacer. 
T4 


SI  Y'Tfl  prOV^BeVUS  UO  Kwl  tS  pvSSSS) 

varones  de  virtud,  temeroso»  de  atoe, 
varones  de  verdad,  que  aborrezcan  la 
avaricia;  y  pondrás  sobre  ellos  principes 
sobre  mil,  sobre  ciento,  sobre  dncuouta, 
y  sobre  diez: 

22  Los  cuales  juzgarán  al  pueblo  en 
todo  tiempo:  y  será,  que  todo  negocio 
grave  te  traerán  é  ti*  y  lodo  negocio 
pequeño  juzgarán  ellos ;  y  egvla  te  omrya 
de  sobre  ti,  y  llevarla  han  contigo. 

28  6i  esto  hicieres,  y  lo  que  Dios  te 
mandare,  tu  podras  -estar,  y  todo  este 
pueblo  también  sa  feá-ca  pea*  su  luga*. 

24  Entonces  Moyses  oyó  la  voz  do  su 
suegro,  y  triso  todo  lo  qus^Ld^a 

25  Y  escogió  Moyses  varones  de  virtud 
de  todo  Israel,  y  púsolos  por  cabezas 
sobre  el  pueblo,  principes  sobro  mil,  so- 
bre ciento,  sobre  cincuenta,  y  sobre  diez ; 

26  Lo*  cuoUt  juzgaban  al  pueblo  cu  to- 
do tiempo :  el  negocio  arduo  traíanlo  4 
Moyses,  y  todo  negocio  pequeño  juzga- 
ban ellos. 

27  Y  despidió  Moyses  á  su  suegro,  y 
fuese  á  su  tierra. 

CAPITULO  XIX 

Liega  el  pueblo  al  detierto  de  Sinai,  y  atentado  atti  ei 
campo  LHoé  contrata  con  $m  pueblo  dé  hacer  con  él 
$n  uKanm  uueruuunméo  Manee»  EL  Jkuném  Mtr  ú 
Monte*  orne  »emtijmtue  al  pueblo  para  recibir  mt  leu: 
y  que  ponga  cierto»  término»  al  monte,  lo»  cuales 
hombre  ai  bettia  no  puedan  trtupaear  rm  pena  da 
muere».  JO.  Umciend» Bim  en elmmmmem  mpmsi» 
horrible  y  temerona  d  dar  tu  leu,  y  Momeo»  »ub*  aüá 
con  Aaron,  quedando  todo  el  pueblo  d  la»  raice»  del 


AL  tercero  mes  de  la  salida  denlos  hi- 
-  jos  de  Israel  do  la  tierra  do  Egypto, 
en  aquel  día  vinieron  al  desierto  de  JMnaL 

2  Y  partieron  de  Raphidlm,  y  vinieron 
al  desierto  de  Slnsi,  y  asentaron  en  el 
desierto,  y  asentó  allí  Israel  delante  del 
monte. 

8  Y  Moyses  subió  á  Dios:  y  Jehova  lo 
llamó  desde  el  monte,  diciendo:  Asi 
dirás  á  la  casa  de  Jacob,  y  denunciarás  á 
los  hijos  de  Israel : 

4  Yosotros  visteis  lo  que  Mee  á  los 
Egypcios,  y  como  os  tomé  sobre  alas  de 
águilas,  y  os  he  traído  á  mi. 

5  Ahora  pues  si  oyendo  oyereis  mi  vos, 
y  guardareis  mi  concierto,  vosotros  se- 
réis mi  tesoro  sobretodos  los  posbloi ; 
porque  rala  m  toda  la  tierra. 

€  Y  vosotros  seréis  mi  reino  ds  sacer- 
dotes y  gente  santa*  Estas  sos  Isspssa- 
bras  que  dirás  á  los  htyos  do  Israel. 

7  Entonces  viso  Moyses,  y  Hamo  á  los 

ancianos  del  pueblo,  y  ] 


*xovó. 


■  SM  CoOS  tOUBS  SstUB  palabras,  que 

iétarwm  le  habla  nüta/Mo. 

8  T  todo  el  pueblo  respondió  á  una,  y 
dieron :  Todo  lo  que  Jebors  ha  dicho, 
aarsmos.  T  Moyses  relato  las  palabras 
del  pueblo  á  Jehova. 

9  T  Jehova  dijo  á  Moyses :  Hs  aquí,  yo 
vengo  á  ti  en  este  nube  espesa,  para  que 
d  pueblo  oiga  mientras  f#  hablo  con- 
MgOs  y  también  para  que  te  crea»  para 
siempre.  T  Moyses  denunció  las  pala- 
bras del  pueblo  á  Jehova. 

H1T  Jehova  dijo  á  Moyeost  Vé  al 
pudbles  y  sauttflsaloe  bey  y  mañana,  y 
laren  ras  vestidos : 

11  T  estén  sperosbldos  para,  el  tercero 
em;  porque  al  testero  dm  Jehova  des- 
cenderá á  ojos  de  todo  el  pueblo  sobre 
d  monte  é*8inaL 

12  Y  i  miáis  i  áf  término  al  pneblo  ai  re- 
dedor, sueleado:  Guardaos,  no  subáis  al 
monte,  ni  toquéis  á  su  término:  enal- 
culere  que  tocase  et  monte,  qm  muera 
de  muerte. 

13  No  le  tocará  mano,  mas  será  ape- 
dreado, ó  asaeteado :  sea  animal,  ó  sea 
nombre,  no  vteirá.  «Su.  habiendo  sonado 
luengamente  el  cuerno,  subirán  al  monte, 

M  T  dcaoendió  Moyses  del  monte  al 
pueblos  y  santificó  al  pueblo,  y  tararon 
sus  vestidos. 

15  T  dflo  al  pueblo:  Brtadapercebidos 
país  el  tercero  dts:  nettegueisá  muger. 

16  ^  Y  aeonteetó  al  tercero  día  cuando 
Tino  la  mañana,  que  Ylnleron  truenos  y 
Tetásnpagoe,  y  grave  nube  sobro  el  mon- 
te; y  w»  sonido  de  bodas  muy  Iberas  i  y 
estremecióse  todo  el  pueblo  que  estaba 
enelTeaL 

17  Y  Moyses  sacó  del  real  al  pueblo  é 
recibir  á  Dio»,  y  pusiéronse  á  lo  bajo 
del  monte. 

lg  Y  todo  el  monte  de  ftinal  humeaba, 
porque  Jebera  nubla  desssudido  sobre 
A  en  luego:  y  et  humo  de  él  subía, 
como  el  humo  de  un  horno,  y  todo  el 
monte  so  estremeció  en  gran  manera. 

19  Y  el  sonido  de  la  bocina  Iba  esfor- 
zándose en  gran  manera:  Moyses  ha- 
blaba, y  IMos  le  respondía  en  vo& 

20  Y  descendió  Jehova-sobre  el  monte 
de  Stnal,  sobro  la  cumbre  del  monte;  y 
llamó  Jebove  á  Moyses  á  la  cumbre  del 
monte:  Y  Moyses  subió. 

91YJebof»d«báMsysest  Desciende, 
requiere  al  pueblo,  que  no  derriben  d 
Urwám  por  ver  á  Jobova;  que  caerá 
lúeét 


flí  Y  también  los  Sacerdotes  que  se  lle- 
gan á  Jehova,  se  santifiquen,  porque  Je- 
hova no  haga  en  ellos  portillo. 

23  Y  Moyses  dtyo  á  Jehova:  El  pueblo 
no  podrá  subir  al  monte  de  Bina! ;  por- 
que tú  nos  has  requfrldo,  diciendo: 
Señala  términos  al  monte,  y  santifí- 
celo. 

94  Y  Jehova  le  dtjor  Ve\  desciende,  y 
subirás  td  y  Aarou  contigo :  mas  los  sa- 
cerdotes y  el  pueblo  no  derriben  d  té+- 
mimo  por  subir  á  Jehova,  porque  no'haga 
en  ellos  portille. 

25  Entonces'  Moyses  descendió  «1  pue- 
blo, y  habró  con  ellos. 

CAPITULO  XX. 

Ptwmdff*  D4#$  *n  Ujrvtmm*  dMUtía  em  &e*  *tí*- 

da,  teme  y  pide  á  Moa—  qm  tea  el  tméercemrr  entm 
Dioe  y  eifcw.  III.  Sütffularmente  repite  la  proh&i- 
eméit  óe  n  immMs,  y  vscfnteí  epté  mé1  fwéere. 

Y  HABLO  Dios  todas  estas  palabras, 
diciendo: 

2  Yo  soy  Jehova  tu  Dios,  que  te  saqué 
de  m  tierra  de  Egypto,  de  casa  de  siervos. 

3  No  tendrás  dioses  ágenos  delante  de 
mi. 

4  No  te  harás  Imagen,  ni  ninguna  se- 
mejanza de  eo&a  que  e&té*  arriba  en  d 
délo,  ni  abajo  en  la  tierra,  ni  en  las  aguas 
debajo  de  la  tierra: 

5  No  te  indmarás  á  ellas,  ni  las  hon- 
rarás: porqne  yo  eoy  Jehova  tu  Dios, 
tuerte,  releso,  que  visito  la  maldad  de 
los  padres  sobre  los  hijos,  sobre  los  ter- 
ceros y  sobre  los  cuartos,  á  loe  que  nrá 
aborrecen  t 

ó  Y  que  hago  misericordia  cu' millares 
á  los  que  me  aman,  y  guardan  mis  man- 
damientos. 

7  No  tomarás  el  nombre  de  Jehova  tu 
Dios  en  vano ;  porque  no  dará  por  ino- 
cente Jehova  al  que  tomare  su  nombre 
en  vano. 

8  Acordarte  has  del  dia  del  sábado, 
pora  santificarlo. 

9  Seis  días  trabajarás,  y  harás  toda  tu 
obra; 

10  Mas  el  séptimo  dia  será  sábado  á  Je- 
hova tu  Dios:  no  hagas  obra  ninguna, 
tú;  ni  tu  hijo,  ni  tu  hija;  ni  tu  siervo, 
ni  tu  criada;  ni  tu  bestia,  ni  tu  extran- 
gero,  que  esftf  dentro  de  tus  puertas :  / 

11  Porque  en  seis  días  hizo  Jehova ^os 
délos  y  la  tierra,  la  niar  y  todas  las  cosas 
que  eh  ellos  hay;  y  en  el  dfei  séptimo 
reposó :  por  tanto  Jehova  bendijo-  al  dia 
áti  sábado,  y  lo  santificó: 

19  Honra  á  tu  padre  y  á  tu  madre,  por- 
75 


EXO90. 


que  tus  días  se  akiguen  sonreía  tierra, 
que  Jehova  tu  Dios  te  da, 
18  No  matarte. 

14  No  cometerás  adulterio. 

15  No  hurtarás. 

16  No  hablarás  costra  tu  prójimo  falso 
testimonio. 

17  No  codiciarás  la  casa  de  tu  prójimo, 
no  codicíalas  la  mugar  de  tu  prójimo,  ni 
su  siervo,  ni  su  orlada,  ni  su  t>uey,  ni  su 
asno,  ni  cosa  alguna  de  tu  prójimo. 

18  í  Todo  el  pueblo  oíalas  voces,  y  el 
sonido  de  la  bocina  y  vela  las  llamas,  y  el 
monte  que  humeaba:  Y  viéndolo  el 
pueblo  temblaron,  y  pusiéronse  de  lejos, 

19  T  dieron  á  Moyaes :  Habla  tú  con 
nosotros,  que  nosotros  oiremos:  y  no 
hable  Dios  con  nosotros,  potoue  no  mu- 
Tamos. 

20  Entonces  Moysee  respondió  al  pue- 
blo t  No  temáis;  que  por  tentaros  riño 
Dios,  y  porque  su  temor  esté  en  vuestra 
presencia,  para  que  no  pequéis. 

21  Entonces  el  pueblo  se  puso  de  lejos, 
y  Moyses  se  llegó  á  la  oscuridad,  en  la 
cual  «tota  Dios. 

22?  Y  Jehova d^oa Moysee:  Asi  dirás 
á  los  lujos  de  Israel :  Vosotros  habéis 
pristo,  que  he  hablado  desde  el  délo  con 
vosotros. 

28  No  hagáis  conmigo  dioses  de  plata, 
ni  dioses  de  oro  os  haréis. 

24  Altar  de  tierra  harás  para  mí,  y  sa- 
crificarás sobre  él  tus  holocaustos,  y  tus 
pacíficos,  tus  ovejas,  y  tus  vacas:  en 
cualquier  lugar  donde  yo  hiciere  que 
esté  la  memoria  de  mi  nombre,  vendré 
á  tí,  y  te  bendeciré. 

25  Y  si  me  hicieres  altar  de  piedras,  no 
las  labres  de  cantería;  porque  si  abares 
tú  pico  sobre  él,  tú  lo  ensuciarás. 

20  Y  no  subirás  por  gradas  á  mi  altar, 
porque  tu  desnudez  no  sea  desfiujtócrta 
junto  áéL 

CAPITULO  m. 

Pone  también  Pío*,  tefes  poKtiea»  d  M  pmUo  Mea- 
da» de  la  lev  comía*  del  decálogo.     De  la  mroi- 
dmnbre  9  hbertad.  do  heeitrm»»  Jitmwt.    11.  Del 
i      qm  matare  6  hiriere  d  otro.    III.  Dei  qm  hurtan 
9  vmdiere  hombre.    IV.  Del  qm  dijere  mal  de  mu 
V.  Del  hmp  aun  mmutm:    VLDelqméo- 


Y  ESTOS  son  los  derechos  que  les 
propondrás: 
2  SI  comprares  siervo  Hebreo,  seis  anos 
servirá ;  mas  al  séptimo  saldrá  horro  de 
balde. 

8  81  entró  solo,  solo  saldrá:. si  era  mari- 

do  de  mugar,  saldrá  él  y  su  muger  con  él. 

76 


4*SI  suumo  le  nublare  dado  muger,  y 
ella  le  hubiere  parido  lujo*  ó  l#as,  la 
muger  y  sus  lujos  serán  de  su  amo,  mas 
él  saldrá  solo. 

5  Y  si  el  siervo  dijere:  Yo  amo  á  mi 
señor,  á  mi  muger,  y  á  mto  htyos,  no  sal- 
dré horro : 

6  Entonóos  su  amo  lo  hará  Befar*  loa 
jueces,  y  hacerlo  ha  llegar  á  la  puerta,  ó 
al  poste;  y  su  amo  le  horadará  la  oreja 
con  wu  lesna*  y  será  su  siervo  par» 
siempre. 

7  Y  cuando  alguno  vendiere  su  hfya  por 
sierva,  no  saldrá  como  suelen  sattr  loa 
siervos. 

8  SI  no  agradare  á  su  señor,  por  lo  cual 
no  la  tomo  por  esposa,  permitirle  ha 
que  se  rescate;  y  no  la  podrá  vender  á 
pueblo  extraño  cuando  la  desechare. 

•  Mas  si  la  hubiere  desposado  con  su 
htyo,  hará  con  ella  según  la  costumbre 
de  las  hijas. 

10  81  le  tomare  otra,  no  disminuirá  su 
alimento,  ni  su  vestido,  ni  su  tiempo. 

11  Y  si  ninguna  de  estas  tres  cosas  hi- 
ciere, ella  saldrá  de  gracia  ata  dinero. 

12 1  El  que  hlrierei  alguno,  y  muriere, 
él  morirá. 

18  Has  el  que  no  asechó,  sino  que  Dios 
lo  puso  en  sus  manos,  entonces  yo  te 
pondré  lugar  al  cual  huirá. 

14  ítem,  ai  alguno  ae  ensoberbeciere 
contra  su  prójimo*  y  le  matare  por  en- 
gaño, de  mi  altar  le  quitarás  para  que 
muera. 

15  ítem,  el  que  hiriere  á  su  padre,  ó  á 
su  madre,  morirá.» 

16  H  ítem,  el  que  hurtare  alguno,  y  lo 
vendiere,  y  mere  hallado  en  sus  manos, 
morirá. 

17  \  ítem,  el  que  maldfyere  á  su  padre, 
ó  á  su  madre,  morirá. 

18  ítem,  si  síganos  riñeren,  y  alguno 
hiriere  á  su#rójimo  con  pftedm  ó  con  el 
puno,  y  no  muriere,  mas  cayere  en  cama; 

19  SI  se  levantare  y  anduviere  'fuere  so- 
bre en  bordón,  entonces  él  que  le  hirió, 
será  absueUo;  solamente  le  dará  lo  «me 
holgó,  y  hacerle  ha  cusnr. 

20  ítem,  si  ajgjano  hiriere  á  su  siervo  6 
k\  su  cierva,  con  pelo*  y  muriese  debajo 
de  su  mano,  stiú- castigado: 

21  Mas  si  mirare  por  un  «le  ó  dos,  no 
será  castigado,  parque  su  dinero  es. 

%%  ítem,  si  algunos  rmuren,  y  hirieren 
á  «HffHma  muger  preñada,  y  salieren  sus 
criaturas,  mas  no  hubiere  muerte,  será 
penado  conforme  á  lo  qu»  te  í 


Rxooa 


4  marido  de  fe 
jaece*. 

'  23  Mis  si  hubiere  muerte,  entonces  pe- 
gares alma  por  alma. 

24  Ojo  por  ojo,  diente  por  diente,  mano 
por  mano,  pié  por  pié, 

25  Quemadura  por  quemadura,  herida 
por  aeriua,  golpe  por  golpe. 

26  ítem,  cuando  alguno  hiriere  el  ojo 
da  su  fierro,  ó  el  ojo  de  su  aterra,  y  le 
dañare,  por  su  ojo  le  ahorrará. 

97  T  si  sacare  el  diente  de  su  alerre,  6 
el  dienta  da  su  sierra,  per  su  diente  le 
ahorrará. 

28  1  Ítem,  si  algún  buey  acorneare 
hombre  6  mnger,  y  muriere,  el  buey 
•era  apedreado,  y  su  carne  no  será  comi- 
da, mas  e)  dueño  del  buey  «eró  absuelto: 

29  Mas  al  el  buey  «re  acomeador  desde 
ayer  y  anteayer,  y  á  su  dueño  le  fue*  bo- 
cio requerimiento,  ymo  lo  hubiere  guar- 
dado, y  matare  hombre  ó  mnger,  el  buey 
será  apedreado,  y  también  su  dueño 
morirá: 

20  8i  le  fuere  Impuesto  rescate,  euton* 
■  ees  dará  per  el  rusente  de  su  persona 

cnanto  le  fuere  impuesto» 
81  Haya  acomendo  tojo,  6  haya  acornea- 
do hija,  conforme  á  este  juicio  sa  hará 
con  el 

22  Si  el  buey  acorneare  aterro,  ó  sierra, 
pagará  treinta  siolos  de  plata  á  su  señor, 
y  el  buey  será  apedreado. 
33  ?  ítem,  si  alguno  abriere  alguna 
enierna,  ó  esvare  detenía,  y  no  la  cu- 
briere, y  cayere  allí  buey  ó  asno, 
24  II  dueio  de  la  cisterna  pagará  el 
dinero  restituyendo  á  su  dueio;  y  lo 
ene  fué  muerto  será  suyo. 
.  25  ^  ítem,  si  el  buey  do  alguno  hiriere 
si  buey  de  su  prójimo,  y  muriere,  en- 
tonces Tenderán  el  buey  viro,  y  par- 
tirán el  dinero  de  él;  y  el  muerto  tam- 
Wea  partirán. 

21  Has  si  en  notorio  que  el  buey  era 
scoraesdor  de  ayer  y  anteayer,  y  en 
tato  no  lo  hubiere  guardado,  pagará 
b*7  por  buey,  y  el  muerto  será  suyo. 

CAPITULO  XXTT. 

L*j>a*d*l  ladro*.  1L  Ley  del  depóeito.  UI.  Del 
mprietito.  IV.  Del  qmenaanare  doncella.  ''De 
heheddeera».  VLDelbeetíaL  Vil.  Del  iddnUr*. 
TUL  De  la,  caridad  con  el extramgero,  con  te  vinúm\ 
f  con  el  kmérfano.  IX.  Del  que  emprestare  dineros 
ol  hermano  pobre.  X.  De  la  veneración  del  magis- 
*■*».  XLDemto  díemmoe,  primicias,  yprtmoaont- 
««.  HLDela.  onrme  dnptdntmje  do  loe  fieme. 

CUANDO  alguno   hurtare  bnjey,   6 
oreja,  y  le  degollare,  ó  Towüere, 


por  aemet  bney  pegará  etoee  bueyee,  y 
por  eeuelfe  oveja  cuatro  ovejas, 

2  Si  el  ladrón  fuere  hallado  en  le  mina, 
y  fuere  herido,  y  muriere,  élgmte  hirió 
no  será  culpado  de  su  muerte. 

S  Si  el  sol  hubiere  salido  sobre  él,  él 
será  reo  de  muerte,  pagando  pagará:  si 
no  tuTlere,  será  Tendido  por  su  hurto. 

4  81  mere  fcnfede  con  el  hurte  en  fe 
mano,  buey,  ó  asno,  ó  oreje,  ▼tros,  pe- 
gará dos. 

5  81  alguno  pederé  tierra  ó  Tina,  y  me- 
tiere su  bestia,  y  comiere  la  tiene  de 
otros  lo  mejor  da  su  tiene  y  le  mejor  de 
au  Tina  pagará» 

6  Cuando  saliere  el  fuegey  y  hallare 
espinan,  y  fuere  quemado  monten,  ó 
haza,  e  tierra,  el  que  encendió  el  ruege 
pegará  lo  quemado. 

7  1  Cuando  alguno  diere  á  su  prójimo 
pmta,  ó  Tesos  á  guardar,  y  fuere  hurtado 
de  la  casa  de  aquel  hombre,  ai  el  ladrón 
se  hallare,  pagará  el  doble: 

8  81  el  ladrón  no  se  hallare,  entonces 
el  dueño  de  la  osea  será  llegado  á  loa 
jueces  paru>rer  si  be  metido  su  mano 
en  la  hacienda  de  su  prójimo. 

9  Sobre  todo  negocio  de  fraude,  sobre 
buey,  sobre  sano,  sobre  oreja,  sobre 
Teatido,  sobre  toda  cosa  perdida,  cnsn 
do  alguna dijere :  Que  esto  es;  la  canea 
de  ambos  Tendrá  delante  de  los  jueces, 
y  el  euo  los  jueces  condenaren,  pagará  ' 
el  doble  á  su  prójimo. 

10  81  alguno  hubiere  dado  á  au  prójimo 
asno,  ó  buey,  ó  oreja,  ó  cualquiera  orre 
animal  á  guardar,  y  se  muriere,  ó  se 
perniquebrare,  ó  raeré  cautiTado  ele  Tor- 
io nadie: 

11  Juramento  de  Jebera  será  entre  am- 
bos, que  no  metió  su  mano  en  la  hacien- 
da de  su  prójimo.  Y  su  dueño  se  con- 
tentará, y  el  ofro  no  pagará. 

13  Mas  si  le  hubiere  sido  hurtado,  pa- 
garte ha  á  su  dueña 

13  Mas  si  le  hubiere  sido  arrebatado, 
traerle  ha  testimonio,  y  no  pagará  lo  ar- 
rebatado. 

,  14  1  ítem,  cuando  alguno  hubiere  to- 
mado emprestado  de  su  prójimo,  y  fuero 
perniquebrado  ó  muerto,  ausente  su  due- 
ftp,  pagará. 

15  Si  su  dueño  estaba  presente,  no  pa- 
gará. 81  era  de  alquiler,  el  Tendrá  por 
su  alquile. 

161  ítem,  cuando  alguno  engañare  áal- 
gunaTirgen  que  no  fuere  desposada^  dur- 
miere con  ella,  dotarla  ha  por  su  i 
W 


BXOOO. 


-17  SI  su  padre  no  ejslaiere  dársela,  él  le 
pesará  pista  conformo  al  doto  de  ka 
vírgenes. 

18  H  A  la  hechicera  no  darás  la  vida. 

19  ^  Cualquiera  que  tuviere  ayunta- 
miento eoa  bestia,  morirá, 

20  %  £1  que  «verificare  4  dioeea,  Bino  á 
solo  Jehova,  morirá. 

,21  y  Y  al  extranjero  no  engañará»,  ni 
angustiarás»  porque  extrangeros  luísteis 
«esotro*  en  la  tierra  de  Egypto. 
Mk\  A  ninguna  viuda  ni  huérfano  afli- 
giréis; 

«3  Que  si  tú  afligiendo  los  afligieres,  y 
ellos  clamando  clamaren  ámí,  yo  oyendo 
oiré  su  clamor,' 

24  Y  mi  furor  se  encenderá,  y  ma- 
taros ha  á  cuchillo,  y  vuestras  mugeres 
serán  viudas,  y  vuestros  nrjos  huérfa- 
nos. 

26  \  Si  dieres  á  mi  pueblo  dinero  em- 
prestado, al  pobre  que  ata  contigo,  no 
te  habrás  con  él  como  usurero,  no  le 
Impondréis  ^surs, 

26  SI  tomares  en  prenda  el  vestido  de 
tu  prójimo,  4  puesta  dei  sol  se  lo  vol- 
verás: * 

27  Porque  solo  aquello  es  su  «obertura, 
aquel  es  el  vestido  do  bus  canes  en  que 
ha  ée  dormir.:  y  será,  que  cuando  él  da- 
ma» á  tai,  y*  entonces  lo  oiré,  porque 
soy  misericordioso. 

28  f  A  los  dioses  ne  injuriarás,  ni  mal- 
decirás al  principe  en  tu  pueblo. 

29  1 -Tu  plenitud,  ni  tu  lágrima,  no  di- 
latarás, el  primogénito  de  tushfyos  me 
darás. 

80  Asi  harás  de  tu  buey,  do  tu  oveja : 
siete  dias  estará  con  su  madre,  y  al  oc- 
tavo dift-m©  lo  darás. 

31  1í  T  ser  me  hela  varones  santos :  y 
carne  arrebatada  cM  el  campo  no  come- 
réis, echarla  hete  al  perra 

capitulo  xxni. 

De  la  mentira  en  daño  del  prójimo,  JT.  Qut,para 
fmgarnosesiga  leí  multitud,  sino  lo  recto  sin  res- 
peto  del  pebre,  **  roeibtr  préseme».  Itt  Lm  besHa 
del  enemigo  errada  ó  caida.  IV.  Que  el  peregrino 
no  tea  molestado.  V.  Que  la»  tierra»  y  heredades 
al  séptimo  año  no  sean  esquilmada»  ée  sus  dueños, 
sino  de  ¡o*  pobre*  libremente.  VI.  Del  sábado.  VII. 
Que  los  dioses  ágenos  ni  amt  sean  mentada»  en  el 
pueblo  de  Dio».  VTJT.  Tres  fiesta»  solemnes  en  el 
año.  IX.  Prohibicione»  acerca  de  lo»  sacrificios.  A. 
La»  primicias.  XL  Promesa  de  la  perpetua  asis- 
tencia del  dngel  de  Dio»  en  el  pueblo  hasta  meter- 
le en  la  posesión  de  la' tierra  con  toda  prorperidad 
si  le  obedecieren.  XII.  Da  Dios  la  rascón  porque  no 
desarraignrdan  breva  he  enemigo*  habitadores  de 
etfa:  gmamta  que  ni  ¡os  dejen  habitar ontre si, ai 
hagan  con  eUos  alianza  porque  no  se  le»  pegue  su 

w 


NG 


O  admitirás  nlsorumor  Kopoagfl» 
tu  mano  con  el  Impío  para  ser  tes- 
tigo flüso. 

2  t  No  seguirás  á  los  muchos  para 
mal  hacer,  ni  responderás  en  pleito 
acostándote  tras  los  muchos  para  hacer 
tuerto. 

8  Ni  al  pobre  honrarás  en  su  causa, 

4  Tí  Si  encontrares  el  buey  de  tu  ene- 
migo, 6  su  asno  errado,  volviendo  se  lo 
volverás. 

6  Si  vieres  el  asno  del  que  te  aborrece 
echado  debajo  de  su  carga,  4  dejarlo  has 
entonces  desamparado?  ayudando  ayu- 
darás con  éi 

o  No  pervertirás  el  derecho  de  tu  men- 
digo en  su  pleito. 

7  De  palabra  de  mentira  te  alejarás;  y 
no  matarás  al  inocente  y  justo;  porque 
y»  rio  justificaré  al  impío* 

5  No  recibirás  •mresente;  porque  el 
presente  ciega  á  los  que  ven,  y  pervierte 
las  palabrea  justas. 

9  T  ítem,  al  extrangero  no  angustia- 
rás; pues  que  vosotros  sabéis  el  alma 
del  extrangero,  que  fuisteis-  extrangeros 
en  la  tierra  de  Egypto. 

10  %  Sais  anos  sembrarás  tu  tierra,  y 
allegarás  su  cosecha  x 

11  Mas  al  séptimo  la  dejarás  y  soltarás, 
para  400  coman  los  pobres  de  tu  pueblo ; 
y  lo  que  quedare  comerán  las  bestias 
del  campo :  así  harás  de  tu  viña  y  de  tu 
olivar. 

12  f  Sote  dias  harás  tus  negocios ;  y  al 
séptimo  día  holgarás,  porque  huelgue 
tu  buey,  y  tu  asno ;  y  tome  refrigerio  el 
irijo  de  tu  sierra,  y  el  extrangero. 

13  t  Y  en  todo  lo  que  os  he  dicho,' se- 
réis avisados.  T  nombre  de  otros  dioses  - 
no  mentaréis,  ni  se  oirá  en  vuestra  boca. 

14  1  Tres  veces  en  el  aflo  me  celebra- 
réis fiesta, 

15  La  fiesta  de  las  cenceñas  guardarás  : 
siete  días  comerás  los  panes  sin  levadu- 
ra, de  la  manera  que  ye>  te  mandé,  en  el 
tiempo  del  mes  de  Abib,  porque  en  él 
saliste  de  Egypto,  y  no  serán  vistas  mis 
faces  en  vacio. 

16  ítem,  la  fiesta  do  la  segada  de  los  pri- 
meros frutos  de  tus  trabajos  que  hubie- 
res sembrado  en  el  campo.  T  la  fiesta 
de  la  cosecha  á  la  salida  del  ano,  cuando 
cogieres  tus  trabajos  del  campo. 

17  Tres  veces  en  el  año  parecerá  todo 
varen  tuyo  delante  del  Señor  Jehova. 

18  f  Né  sacrificarás  sobre  pé*  leudo  1% 
ssngMdeini6aoriBOio,nlclsdU>ue  mi 


BXODO; 


emaiaa»-dn  la  mcIm 


19  Y  Lm  primicia*  de  los  primeros 
fruta»  da  tu  tierra  traerás  á  la  casa  de 
Jehova  tu  Dioe.  No  guisarás  el  cabrito 
con  la  leehe  don  madre. 

20  ^  He  aquí,  yo  envió  el  ángel  delante 
de  ti,  pare  que  lo  guarde  en  el  eammo,  y 
te  meta  al  logar  que  yo  he  aparejado. 

21 Q Bárdate  delante  do  él, y  oye  «uto», 
no  le  seas  rebelde,  porque  él  no  per- 
donará á  Tueatra  rebelión;  porque  mi 
nombre  mU  en  medio  de  éL 

23  Porque  si  ojeado  oyeres  su  vos,  y 
hicieres  todo  lo  que  yo  te  d^ere,  aeró 
eaomigo  á  tus  enemigos,  y  eligiré  á  los 
que  te  afligieren. 

8*  Porque  mi  ángel  irá  delante  de 
ti,  y  te  meterá  al  Amorrheo,  y  al  Het- 
tbco,  y  al  Pheroaeo,  y  al  Okanoneo,  y  al 
Heve©,  y  al  Jebaseo,  loe  cuales  ye  haré 
eortar. 

24  No  te  indinarás  á  ana  dioses,  ni  loa 
servirás,  ni  harás  como  ellos  macen,  an- 
tes* los  destruirás  del  todo,  y  quebran- 
tará* del  todo  sus  estatuas. 

25  Mas  á  Jehova  vuestro  Dios  serviréis, 
y  él  bendecirá  tu  pan,  y  tus  aguas*  y  yo 
quitaré  enfermedad  de  en  medio  de  ti 

25  No  habrá  ajaovedera  ni  estéril  en  tu 
tierra,  y  yo  cumpliré  el  número  de  tus 


27  Yo  enviase  mi  terror  delante  de  ti, 
y  haré  atónito  á  todo  pueblo  donde- té 
entrares;  y  te  daré  la  cerviz  de  todos  tus 
enemigos. 

28  X  yo  enviaré  la  abispa  delante  de  tí, 
que  eche  fuere  al  Heveo,  y  al  Chananeo, 
y  al  Hettheo,  de  delante  de  ti. 

22  1  No  lo  echaré  de  delanto  de  ti  en 
un  ano,  porque  no  se  asuele  la  tierra, 
y  se  aumenten  contra  ti  las  bestias  del 
campo» 

SO  Poco  á  poco  lo  echaré  de  delante  de 
tí,  hasta  que  tú  multipliques,  y  tomes  la 
tierra  por  heredad. 

£1  Y  yo  pondré  tu  término  desde  el 
mar  Bermejo  hasta  la  mar  de  PalestUna : 
y  desde  el  desierto,  hasta  el  rio;  por- 
que yo  pondré  eu  vuestras  manos  los 
moradores  de  la  tierra,  y  tú  los  echarás 
de  delante  de  tí. 

32  No  harás  alianza  con  ellos,  ni  con 
sus  dioses. 

33  En  tu  tierra  no  habitarán,  porque 
quisa  no  te  hagan  pecar  contra  mí,  sir- 
vieodoásus  cuoses^jKu-qjasvte  será  por 
tropezón. 


CAPfttl&O  XXIV. 

Mvm»  mmmm  te  ttlimmm  <fe  Mm  — W  jumU»,* 
habido  m  c—tmtimiento  la  ro*SnM  con  la  ungrt 
*  b*  «erOtefa*.  II.  StAe  otra  ves  ai  monte  por 
id»  Dú»pmrmric*+-  étáltaétvmrrit*, 


YÁ  Moyses  alio:  Sube  á  Jehova» 
tá  y  Aeroa,  Nadab  y  Aula,  y  setcaU 
de  los  ándanos  de  Israel,  y  laolinaros 
neis  desda  lejos, 

2  Mas  Moyses  solo  se  llegará  á  Jehova, 
y  ellos  no  se  lleguen  cerca;  ni  suba  con 
él  el  pueblo. 

2  T  Hoyses  vino,  y  contó  al  pueblo  te» 
das  las  palabras  de  Jehova,  y  .todos  los 
derechos ;  y  todo  el  pueblo  respondió  á 
una  voz,  y  dijeron:  Todas  las  palabras 
que  Jehova  ha  dicho,  haremos. 

4  Y  Moyses  escribió  todas  las  palabras 
de  Jehova:  y  levantándose  por  la  ma- 
ñana edificó  un  altar  al  pié  del  monte,  y 
¿oce  títulos  según  las  doce  tribus  de 
Israel 

5  T  envió  á  loe  mancebos  de  los  lujos 
de  Israel,  los  cuales  ofrecieron  holocaus- 
tos, y  sacrificaron  pnesJcos  á  Jehova, 
becerros. 

%  Y  Moyses  tom¿  la  mitad  de  la  sangre* 
y  pásala  en  tasones:  y  la  otra  mitad  da 
la  sangre  esparció  sobra  si  altar, 

7  Y  toma  el  libro  de  la  aliaos»,  j  leyó 
á  oidos  del  pueblo,  los  cuales  cUJeroas 
Todas  las  cosas  que  Jehova  ha  dtehn, 
haremos,  y  obedeceremos. 

8  Entonces  Hoyses  tomó  la  sangre,  y 
roció  sobre  el  pueblo,  y  <Hjo;  He  aquí 
la  sangre  de  la  alianza,  que  Jehova  ha 
hecho  con  vosotros  sobre  todas  estas 
cosas. 

9  t  Y  subieron  Moyses,  y  Aaron,  Na- 
dab, y  Abiu,  y  setenta  de  los  ancianos 
de  Israel. 

10  Y  vieron  al  Dios  de  Israel;  y  habla 
debajo  de- -sos  pies  como  la  hechura  de 
un  ladrillo  de  zaphiro,  y  como  el  ser  del 
cielo  sereno. 

11  Mas  no  extendió  su  mano  sobre  los 
principes  de  los  hijos  de  Israel;  y  vieron 
á  Dios,  y  comieron  y  bebieron. 

12  Entonces  Jehova  dijo  á  Moyses: 
Sube  á  mi  al  monte,  y  espera  allá;  y  yo 
te  daré  una»  tablas  de  piedra,  y  la  ley  y 
mandamientos  que  yo  he  escrito  para 
ensenarlos. 

13  Y  levantóse  Moyses,  y  Josué  su  mi- 
nistro ;  y  Moyses  subió  al  monte  de 
Dios; 

H  Y  dijo  á  los  ancianos:  Esperadnos 
aquí  hasta  que  volvamos* á  vosotros;  y 


ÉXODO, 


he  aquí,  Aaron  y  Hur  edén  con  vosotros : 
el  que  tuviere  negocios,  llegúese  á  ellos. 

15  Entonces  Moyses  subió  al  monte,  y 
una  nube  cubrió  el  monte. 

16  T  la  gloria  de  Jebova  reposó  sobre 
el  monte  de  Sinot,  y  la  nube  lo  cubrió 
por  seis  dias :  y  al  séptimo  día  llamó-  á 
Moyses  de  en  medio  de  la  nube* 

17  T  el  parecer  de  la  gloria  de  Jebova 
era  como  un  fuego  quemante  en  la  cum- 
bre del  monte,  á  ojos  de  los  htfos  de 
Israel 

18  Y  entró  Moyses  en  medio  de  la  nu- 
be, y  subió  al  monte :  y  estuvo  Moyses 
en  el  monte  cuarenta  dias,  y  cuarenta 
noches. 

CAPÍtÜLO  XXV. 

JPVe  Dfoe  ofrenda  vohmtmria  del  pueblo  para  la  obra 
de  ou  tabernáculo  y  voto*  de  éL  II.  XI  arca  del  teo- 
timonio.  IIL  La  cubierta  del  arca,  6  el  propiciato- 
rio, tu  lugar,  y  veo.  IV.  La  umm  de  la  proposición 
ton  loo  oatoe  d  eüa  perteneciente*,  y  *uum.  V.La 
luminaria  ó  candelera  con  ¡oevatot  y  inotrumentoe  d 
él  perteneciente*.  VL  Manda  JXoe  d  Mayóte  que 
todo  ota  hecho  conforme  d  la  traza  que  l*  fué  moo- 


YJEHOVA  habló  á  Moyses,  diciendo : 
2  Habla  á  los  hyos  de  Israel  que 
tomen  para  mi  ofrenda:  de  todo  varón, 
cuyo  corasen  la  diere  de  su  voluntad, 
tomaréis  mi  ofrenda. 
8  T  esta  mrá  la  ofrenda  que  tomaréis 
de  ellos :  Oro,  y  plata,  y  cobre ; 

4  T  cárdeno,  y  púrpura,  y  carmesí,  y 
lino  fino,  y  pdos  de  cabras ; 

5  T  cueros  de  carneros  teñidos  de  rojo, 
y  cueros  de  tejones,  y  madera  de  cedro ; 

6  Aceite  para  la  luminaria,  especias  pa- 
ra el  aceite  de  la  unción  y  para  el  sahu- 
merio aromático ; 

?  Piedras  onyquinas,  y  piedras  de  en- 
gastes para  el  ephod,  y  para  el  pectoral. 

8  Y  hacerme  han  santuario,  y  yo  habi- 
taré entre  ellos. 

9  Conforme  á  todo  lo  que  yo  te  mos- 
traré, et  d  safo»,  la  semejanza  del  taber- 
náculo, y  la  semejanza  de  todos  sus  va- 
sos ;  asi  haréis. 

10  1  Harán  también  un  arca  de  madera 
de  cedro ;  la  longura  de  ella  será  de  dos 
codos  y  medio ;  y  su  anchura  de  codo  y 
medio ;  y  su  altura  de  codo  y  medio : 

11 Y  cubrirla  has  de  oro  puro,  de  dentro 
y  de  fuera  la  cubrirás :  y  harás  sobre 
ella  una  corona  de  oro  al  derredor : 

12  Y  para  ella  harás  de  fundición  cua- 
tro sorteas  de  oro,  que  pongas  á  sus 
cuatro  esquinas;  las  dos  Bortfyas  al  un 
lado  de  ella,  y  las  otrat  dos  sorteas  al 
otro  lado. 

80 


18  Y  harás  tuto»  barra»  de  Madwm  As- 
cedro,  las  cuales  cubrirás  de  oro, 

14  Y  meterás  las  barras  por  las  sorteos 
á  los  lados  del  arca,  para  llevar  el  arca 
con  ellas. 

15  Las  barras  se  estarán  en  las  sorteas 
del  arca;  no  se  quitarán  de  ella. 

16  Y  pondrás  en  el  arca  el  testimonio 
que  yo  te  daré. 

17  1  Y  harás  una  cubierta  de  oro  fino :  - 
la  longura  de  ellaserd  de  dos  codos  y 
medio,  y  su  anchura  de  codo  y  medio, 

18  Harás  también  dos  querubines  do 
oro,  hacerlo  has  de  martillo,  á  los  dos 
cabos  de  la  cubierta, 

10  Y  harás  el  un  querubín  al  un  cabo 
de  la  una  parte,  y  el  otro  querubín  al 
otro  cabo  de  la  otra  parte  de  la  cubierta, 
harás  los  querubines  á  sus  dos  cabos. 

90  Y  los  querubines  extenderán  por  en- 
cima las  alas,  cubriendo  con  sus  alas  la 
cubierta,  las  faces  de  ellos,  U  una  en 
frente  de  la  otra,  mirando  á  la  cubierta 
las  faces  de  los  querubines. 

91  Y  pondrás  la  cubierta  sobre  él  arca, 
encima,  y  en  el  arca  pondrás  el  testimo- 
nio, que  yo  te  daré. 

93  Y  de  allí  me  testificaré  á  tí,  y  ha- 
blaré contigo  de  sobre  la  cubierta,  de  en- 
tre los  dos  querubines  que  estarán  sobro 
el  arca  dd  testimonio,  todo  lo  que  yo  te 
mandaré  para  los  mjos  de  Israel 

98  %  Harás  asimismo  una  mesa  de  ma- 
dera de  cedro :  su  longura  será  de  dos 
codos,  y  de  un  codo  su  anchura;  y  su 
altura  de  codo  y  medio. 

24  Y  cubrirla  has  de  oro  puro,  y  hacerle 
has  una  corona  de  oro  al  rededor. 

26  Hacerle  has  también  una  moldura 
al  derredor  de  anchura  de  una  mano,  á  la 
cual  moldura  harás  una  corona  de  oro 
alrededor. 

96  Y  hacerle  has  cuatro  sorteas  de  oro, 
las  cuales  pondrás  á  las  cuatro  esquinas 
que  tratan  á  sus  cuatro  pies. 

27  Las  sorteas  estarán  delante  de  la 
moldura  por  lugares  para  las  barras, 
para  llevar  la  mesa. 

98  Y  harás  las  barras  de  madera  de  ce- 
dro, y  cubrirlas  has  de  oro,  y  con  ellas 
será  llevada  la  mesa. 

29  Harás  también  sus  platos  y  sus  cu- 
charones, y  sus  cubiertas,  y  sus  tazones 
con  que  se  cubrirá  d  pan :  de  oro  fino 
las  harás. 

80  Y  pondrás  sobre  la  mesa  el  pan  de 
la  proposición  delante  de  mi  continuar 
mente. 


ÉXODO. 


81  T  ítem,  harás  un  candelera  de  oro 
poro;  de  martillo  se  hará  el  candelero: 
su  pié,  y  su  caña,  sos  copas,  sos  mansa- 
■as  y  sus  flores,  serán  de  k>  misma 

88  T  saldrán  seis  canas  de  sns  lados; 
fes  tres  canas  del  candelero  del  nn  lado 
rayo;  y  las  otra»  tres  callas  del  candelero 
del  otro  su  lado. 

88  Tres  copas  almendradas  en  la  una 
cofia,  urna  manssna  y  una  flor;  y  tres 
eopas  almendradas  en  la  otra  caña,  «na 
mangana  y  una  flor;  y  asi  en  las  seJa  ca- 
nas que  salen  del  candelero : 

84  Y  en  el  candelero  castro  copas  al- 
mendradas, sus  mañanas,  y  sns  flores. 

85  Una  manzana  debajo  de  las  dos  ca- 
nas, de  lo  mismo;  otra  mangana  debajo 
de  las  otra*  dos  canas,  de  lo  mismo;  otra 
mansana  debajo  de  las  oirá»  dos  canas,  de 
lo  mismo,  en  las  seis  canas  qne  salen  del 
candelera. 

88  8na  manganas  y  sns  canas  serán  de 
lo  mismo;  todo  ello  de  martillo  de  una 
pieza,  de  puro  ora. 

87  Y  hacerle  has  siete  candilejas,  las 
cuales  encenderás  para  que  alumbren  á 
la  parte  de  su  delantera. 

88  T  sns  despabiladeras  y  sus  paletas 
de  oro  puro. 

88  De  un  talento  de  oro  Ano  lo  harás, 
con  todos  estos  vasos. 

40  %  Y  mira,  y  haz  conforme  á  su  se- 
mejanza, que  te  ha  sido  mostrada  en  el 
monte. 

CAPITULO  XXVL 

Xa  forma  del  tabernáculo  p  sut  pistasen  todo  lo  cual 
memda  Pipo  d  Mbuset  que  siga  la  trata  que  le  fui 
mostrad*  en  ot  monto.  IL  JR  oslo  qm  habió  de 
hacer  apartatmonto  entro  el  bogar  tontísimo  y  el 
otro  cuerpo  del  Matearte,  o  qm  cosas  habían  de 
estar  en  cada  «m*  de  estos  apocamientos,  lü.  La 
Montero  del  mwomécul* 

Y  EL  tabernáculo  harás  de  diez  cor- 
tinas de  Uno  torcido,  cárdeno,  y 
púrpura,  y  carmesí :  y  harás  querubines 
de  obra  de  artífice. 

2  La  longura  de  la  una  cortina  de  veinte 
y  ocho  codos ;  y  la  anchura  de  la  misma 
cortina  de  cuatro  codos :  todas  las  cor- 
tinas tendrán  una  medida. 

8  Las  cinco  cortinas  estarán  juntas  la 
una  con  la  otra,  y  las  otra»  cinco  cortinas 
juntas  la  una  con  la  otra. 

4  Y  harás  lazadas  de  cárdeno  en  la 
orilla  de  la  una  cortina,  en  el  cabo,  en  la 
Juntura:  y  asi  harás  en  la  orilla  de  la 
postrera  cortina  en  la  juntura  segunda. 

5  Cincuenta,  lasadas  harás  en  la  una 
cortina,  y  otra»  cincuenta'  lasadas  harás 

Span.  6 


en  el  cabo  de  la  cortina  que  mtd  en  la 
segunda  juntura:  las  lazadas  Miarán 
contrapuestas  la  una  á  la  otra. 

6  Harás  también  cinenenta  corchetes 
de  oro  con  los  cuales  juntarás  las  corti- 
nas la  una  con  la  otra,  y  hacerse  ha  un 
tabernáculo. 

7  Harás  asimismo  cortinas  de  pifas  de 
cabras  para  una  cubierta  sobre  el  taber- 
náculo :  once  cortinas  harás. 

8  La  longura  de  la  una  cortina  ssrrf  de 
treinta  codos,  y  la  anchura  de  la  misma 
cortina  de  cuatro  codos:  una  medida 
tendrán  las  once  cortinas. 

8  Y  Juntarás  por  tí  las  cinco  cortinas, 
y  las  seis  cortinas  por  si,  y  doblarás  la 
sexta  cortina  delante  de  la  fas  de  la 
tienda. 

10  Y  harás  cincuenta  lasadas  en  la  orilla 
de  la  una  oortiua,  al  cabo  en  la  Juntura, 
y  otras  cincuenta  lazadas  en  la  orilla  de 
la  segunda  cortina  en  la  otra  Juntura. 

11  Harás  asimismo  cincuenta  corche- 
tes de  alambre,  los  cuales  meterás  por 
las  lazadas,  y  juntarás  la  tienda,  y  será 
una. 

13  Y  la  demasía  que  sobra  en  las  cor- 
tinas de  la  tienda, «• rf*o¿er,la  mitad  de 
la  una  cortina,  que  sobra,  sobrará  á  las 
espaldas  del  tabernáculo. 

18  Y  un  codo  de  la  una  parte,  y  otro 
codo  do  la  otra,  que  sobra  en  la  longura 
de  las  cortinas  de  la  tienda,  sobrará  so- 
bre los  lados  del  tabernáculo  de  la  una 
parte  y  de  la  otra  para  cubrirlo. 

14  Harás  también  á  la  tienda  un  cober- 
tor de  cueros  de  carneros  tenidos  de 
rojo:  y  otro  cobertor  de  cueros  de  tejo- 
nes encima. 

15  Y  harás  tablas  para  el  tabernáculo 
de  madera  de  cedro  estantes. 

16  La  longura  de  cada  tabla  »»rd  de  diez 
codos,  y  de  codo  y  medio  la  anchura  de 
la  muana  tabla. 

17  Dos  quicios  tendrá  cada  tabla  traba- 
das la  una  con  la  otra:  asi  harás  todas 
las  tablas  del  tabernáculo. 

18  Y  harás  las  tablas  para  el  taberná- 
culo, veinte  tablas  al  lado  del  mediodía, 
al  austro. 

19  Y  harás  cuarenta  basas  de  plata  pora 
debajo  de  las  veinte  tablas,  dos  basas  de- 
bajo de  la  una  tabla  á  sus  dos  quicios,  y 
dos  basas  debajo  de  la  otra  tabla  á  sus 
dos  quicios. 

20  Y  al  otro  lado  del  tabernáculo  á  la 
parte  del  aquilón,  veinte  tablas. 

31  Y  sus  cuarenta  basas  de  plata,  dos 
81 


ÉXODO. 


basas  debajo  de  la  una  tabla,  y  dos  basas 
debajo  de  la  otra  tabla. 

22  Y  al  lado  del  tabernáculo  al  occi- 
dente harás  seis  tablas. 

28  T  harás  dos  tablas  para  las  esquinas 
del  tabernáculo  á  los  dos  rincones : 

24  Las  cuales  se  juntarán  por  abajo,  y 
asimismo  se  juntarán  por  en  alto  á  una 
misma  sortija,  asi  será  de  las  otras  dos : 
estarán  á  las  dos  esquinas. 

25  Asi  que  serán  ocho  tablas,  con  sns 
basas  de  plata,  diez  y  seis  basas ;  dos  ba- 
sas debajo  de  la  una  tabla,  y  dos  basas 
debajo  de  la  otra  tabla. 

26  Harás  también  lineo  barras  de  ma- 
dera de  cedro  para  las  tablas  del  un  lado 
del  tabernáculo; 

27  T  otras  cinco  barras  para  los  tablas 
del  otro  lado  del  tabernáculo,  y  otras 
cinco  barras  para  el  otro  lado  del  taber- 
náculo, qne  sstá  al  occidente. 

28  Y  la  barra  del  medio  pasará  por  me- 
dio do  las  tablas  del  un  cabo  al  otro. 

29  Y  cubrirás  las  tablas  de  oro,  y  sus 
sortijas  harás  de  oro,  para  meter  por 
ellas  las  barras,  y  cubrirás  de  oro  las 
borras. 

SOÍY  altarás  el  tabernáculo  conformo 
á  bu  traes,  que  te  fué  mostrada  en  el 
monte. 

31  Harás  también  un  Telo  de  cárdeno,  y 
púrpura,  y  carmes!,  y  de  lino  torcido ;  será 
hecho  de  obra  de  artífice  con  querubines. 

32  Y  ponerlo  has  sobre  cuatro  colum- 
nas de  cedro  cubiertas  de  oro,  sus  capi- 
teles de  oro,  sobre  cuatro  basas  de  plata. 

83  Y  pondrás  el  velo  debajo  do  los  cor* 
chotes,  y  meterás  allí  del  Velo  á  dentro, 
el  arca  del  testimonio;  y  aquel  velo  os 
liará  separación  entreoí  santo  lugar  y  el 
Itujar  santísimo. 

:Í4  Y  pondrás  la  cubierta  sobre  el  arca 
del  testimonio  en  el  lugar  santístino. 

:;5  Y  la  mesa  pondrás  fuera  del  Tolo,  y 
el  cándele? o  en  frente  de  la  mesa  al  lodo 
dol  tabernáculo  al  mediodía ;  y  la  mesa 
pondrás  al  lado  del  aquilón. 

86  1f  Y  harás  á  la  puerta  del  taberná- 
culo un  .pabellón  do  cárdeno,  y  purpuro, 
y  carmesí,  y  lino  torcido,  do  obra  do 
bordador. 

87  Y  liarás  para  el  pabellón  cinco  co- 
lumnas de  cedro,  las  cuales  cubrirás  de 
oro,  con  sus  capiteles  de  oro,  y  hacerle 
has  do  fundición  cinco  basas  de  metaL 

CAPITULO  XXVII. 

El  altar  del  kolocamto  con  lo$  instrumentos  d  e*l  per» 
JcjKcfeNt*.  U.  EtpaHo,  ó  9ttvmé$*til  nmntatto  meu 
.      83 


entrada.  Ut  Mentía  DU*  qn*  mdrnmfr  del  pme- 
oto  el  aceite  con  qm  arda  siempre  el  camdelero  en.  el 
santuario,  y  se&aTaseU  su  atiento  delante  de  la 
meta  del  pan  de  la  proposición, 

HABAS  también  nn  altar  de  jnadeca 
de  cedro  do  cinco  eodos. -de  lcmgu- 
ro,  y  de  otras  cinco  codos  de  anchura : 
será  cuadrado  el  altar,  y  su  altura  do 
tres  codos. 

2  Y  harás  sus  cuernos  á  sns  cuatro  es- 
quinas :  sus  cuernos  serán  de  lo  mismo, 
y  cubrirlo  nos  de  metaL 

8  Harás  también  sus  calderones  pana 
limpiar  bu  cenlsa,  y  sus  bacales,  y  su* 
lebrillos,  y  sus  garfios,  y  sus  ¡salas,  todos 
sns  vasos  harás  de  metaL 

4  Hacerlo  has  también  una  criba  4o 
metal  de'  hechura  de  red^y  harás  sobeo 
la  red  cuatro  sorttyas  de  metal  á  sus 
cuatro  esquinas. 

5  Y  ponerla  has  dentro  del  careo  del 
altar  abajo,  y  llegará  aquella  red  hasta 
el  medio  del  altar. 

6  Y  harás  barras  para  el  altas,,  basras 
do  madera  de  cedro,  las  cuales  cubrirás 
de  metal 

7  Y  sus  barras  se  meterán  por  las  sor- 
tijas, y  estarán  aquellas  borras  á  ambos 
lados  del  altar,  cuando  hubiere  de  ser 
llevado. 

8  Hueco  de  tablas  lo  harás,  de  la  ma- 
nera que  te  fué  mostrado  en  el  monto : 
asi  lo  harán. 

9  H"  Asimismo  harás  el  patio  del  ta- 
bernáculo al  lado  del  mediodía,  al  ana* 
tro :  el  patio  tendrá  las  cortinas  de  Uno 
torcido,  de  cien  codos  do  longura  cada 
un  lado. 

10  Sus  columnas  serán  vente,  y  sus 
basas  veinte  de  metal,  los  capiteles  do 
los  columnas  y  sus  molduras  de  plata» 

11  Y  de  la  misma  manera*  al  todo  dol 
aquilón,  en  la  lnnguf*  habrá  cortinas  #o 
cien  codos  en  loogura,  y  sus  oolttnoas 
vointe,  con  sus  veinte  basas  do  metal : 
los  capiteles  de  las  columnas  y  sus  mol- 
duras de  plato. 

12  Y  la  anchara  del  patio  al  lodo  dol 
occidente  tendrá  cortinas  de  cincuenta 
codos,  y  sus  columnas  serán  diez,  oqa 
sus  diez  basas. 

IS  Y  en  la  anchura  del  patio  al  lado  del 
levante,  al  oriente  habrá  cincuenta  co- 
dos. 

14  Y  las  cortinas  del  un  lado  serán  de 
qulnco  codos,  sus  columnas  tres,  can 
sus  tres  basas. 

15  Al  otro  lado,  quince  cortinas,  sus 
columnas  toes,  con,  sus  tres  basas. 


ÉXODO. 


Id  T  á  1*  puerta  del  patio  habré  un  pa- 
bellón de  veinte  codos,  de  cárdeno,  y 
púrpura,  y  carmesí,  y  lino  torcido  de 
obra  de  bordador:  tus  columna»  atré* 
cuatro  oom  m  cuatro  baste. 

1?  Todas  lea  eolmmuas  del  patio  al 
rededor  serán  cefiidaa  de  plata;  mas  sus 
capiteles  aeran  de  plata,  y  ana  basas  de 


18  La  lougura  del  patio  mrú  de  den 
codos,  y  la  anchara  cincuenta  con  cin- 
cuenta, y  la  altura  de  cinco  codos  de  lino 
tortada,  y  sus  basas  de  metal 

19'Todoa  los  tusos  del  tabernáculo  en 
todo  su  servicio,  y  todas  eos  estacas, 
y  todas  Jas  estacas  del  patio  «eré»  de 


20  1  Y  tú  mandarás  á  los  htyos  de  Is- 
rael, que  te  tomen  aceite  de  olivas,  clo- 
ro, molido,  para  la  luminaria,  para  hacer 
arder  continuamente  las  lámparas. 

81  En  el  tabernáculo  del  testimonio 
del  relo  á  fuera,  que  otará  delante  del 
testimonio;  las  cuales  pondrá  en  orden 
Aaron  y  sus  lujos  desde  la  tarde  hasta  la 
mañana  delante  de  Jehova  por  estatuto 
perpetuo  por  sus  generaciones  de  los 
lujos  de  IsraeL  ,. 

capitulo  xxvm. 

d*  lo»  mmwrm  aaetrdolt*. 

Y  TÚ  has  llegar  á  ti  á  Aaron  tu  her- 
mano, y  á  sus  lujos  consigo  de  en- 
tre los  lujos  de  Israel,  para  que  sean  mis 
sacerdotes,  Aaron,  Nadab  y  Abiu,  Elea- 
sar,  y  Ithamar  lujos  de  Aaron. 

2  T  harás  vestidos  santos  para  Aaron 
tu  hermano,  para  honra*  y  hermosura. 

Z  Y  tú  hablarás  á  todos  los  que  fueren 
sabios  de  coran»,  los  cuales  yo  he  hen- 
chido de  espíritu  de  sabiduría,  paro  que 
hagan  los  vestidos  de  Aaron  para  santi- 
Écariev  para  que  sea  mi  sacerdote. 

4  Los  vestidos  que  harán,  taran,  estos: 
£1  pectoral,  y  el  ephod,  y  el  manto,  y 
la  túnica  listada,  la  mitra,  y  el  cinto.  Y 
hagan  les  santos  vestidos  á  Aaron  tu 
hermano»  y  á  sus  lujos,  para  que  sean 
mis  sacerdotes. 

¿  Los  cuales  tomaran  oro,  y  cárdeno,  y 
púrpura,  y  carmesí,  y  lino  nao; 

6*  Y  harán  el  ephod  de  oro;  y  cárdeno,  y 
púrpura,  y  carmesí,  y  lino  torcido  de 
obra  de  bordador. 

7  Tendrá  dos  hombreras  que  se  junten 
asna  dos  lados,  y  ost  se  juntará.  ' 

8  Y  el  artificio  de  su  cinta  que  atará 
sobre  a,  será  de  en  misma  obra,  de  lo 


mismo,  st  á  ssssr,  de  oro,  cárdeno,  y 
púrpura,  y  carmesí,  y  lino  torcido. 
0  Y  tomaras  dos  piedras  onyquinos,  y 
grabarás  en  ellas  los  nombres  de  los 
hijos  de  Israel; 

10  Los  seis  de  sus  nombres  en  la  una 
piedra,  y  los  otros  seis  nombres  cu  la 
otra  piedra  conforme  á  sus  nacimientos. 

11  De  obra  do  maestro  do  piedras  ha- 
rás grabar  do  grabaduras  de  sello  aque- 
llos dos  piedras  do  los  nombres  de  los 
hijos  de  Israel;  harásles  al  derredor  en- 
gastes de  oro. 

12  Y  aquellas  dos  piedras  pondrás  so- 
bre los  hombros  del  ephod,  serán  piedras 
de  memoria  á  loa  lujos  de  Israel;  y  Ao* 
ron  llevará  los  nombres  de  ellos  delante 
de  Jehova  en  sus  dos  hombros  por  me- 
moria. 

13  Y  harás  Jos  engastes  de  oro ; 

14  Y  dos  cadenas  pequeñas  de  fino  oro, 
las  cuales  harás  de  hechura  de  trenza,  y 
pondrás  las  cadenas  de  hechura  de  tren- 
ca en  los  engastes. 

15  ítem,  harás  el  pectoral  del  juicio;  de 
obra  artificiosa  hacerlo  has  conforme  á  la 
obra  del  ephod,  de  oro,  y  cárdeno,  y  púr- 
pura, y  carmesí,  y  Uno  torcido. 

10  Será  cuadrado  doblado,  de  un  palmo 
de  longura,  y  de  un  palmo  de  anchura. 

17  Y  henchirlo  has  de  pedrería  con 
cuatro  órdenes  de  piedras.  £1  orden: 
un  rubí,  una  esmeralda,  y  una  crysolita, 
el  primer  orden. 

18  El  segundo  orden,  un  carbunclo,  un 
zsphlro,  y  un  diamante. 

19  £1  tercer  orden,  un  topacio,  ana 
turquesa,  y  un  ametbysto. 

20  Y  el  cuarto  orden,  un  tharsls,  un 
onyx,  y  un  jaspe,  engastadas  en  oro  en 
sus  engastes. 

21  Y  serán  aquellas  piedras  según  los 
nombres  ¿Je  los  lujos  de  Israel,  doce  se- 
gún sus  nnmbresj  como  grabaduras  de 
sello,  cada  uno,  según  su  nombre,  serán 
á  los  doce  tribus. 

22  Harás  también  en  el  pectoral  cade- 
nas pequeñas  de  hechura  de  trenas*  de 
oro  fino.  -^ 

23  Y  harás  en  el  pectoral  dos  sorteas 
de  oro,  las  cuales  dos  sortijas  pondrás  á 
los  dos  cabos  del  pectoral. 

24  Y  pondrás  las  dos  trenzas  de  oro  en 
las  dos  sortijas,  en  los  cabos  del  pectoral. 

25  Y  los  otros  dos  cabos  de  las  dos  tren- 
ras  sobre  los  dos  engastes,  y  ponerlas 
has  á  los  lados  del  ephod  en  la  parte 
delantera,        DlgltlzeByGoOgIe 


ÉXODO. 


26  Hará»  también  otraa  dos  sortijas  de 
•  oro,  las  cuales  pondrás  en  los  dos  cabos 

del  pectoral  en  sn  orilla  qne  4*td  al  cabo 
de\  ephod  de  la  parte  de  abajo. 

27  Harás  asimismo  otra*  dos  sortijas 
de  oro  las  cuales  pondrás  á  los  dos  la- 
dos del  ephod,  abajo  en.  la  parte  delan- 
tera, delante  de  su  juntura,  sobre  el  cin- 
to del  ephod. 

28  T  juntarán  el  pectoral  con  sus  sor- 
teas á  las  sorteas  del  ephod  con  un  cor- 
don  de  cárdeno,  para  que  esté  sobre  el 
cinto  del  ephod,  y  no  se  aparte  el  pecto- 
ral del  ephod. 

29  T  llevará  Aaron  los  nombres  de  los 
lrijoa  de  Israel  en  el  pectoral  del  juicio 
sobre  su  corazón,  cuando  entrare  en  el 
santuario  en  memoria  delante  de  Jehova 
continuamente. 

3flT  Y  pondrás  en  el  pectoral  del  juicio 
Vrim  y  Thumim  para  que  estén  sobre 
el  corason  de  Aaron,  cuando  entrare  de- 
lante de  JehoTa:  y  llevará  Aaron  el 
juicio  de  los  lujos  de  Israel  sobre  su 
corazón  siempre  delante  de  Jehova. 

81  Harás  el  manto  del  ephod  todo  de 
cárdeno. 

82  T  tendrá  el  collar  de  su  cabeza  en 
medio  de  él,  el  cual  tendrá  un  borde  al 
rededor  de  obra  de  tejedor,  como  -un 
collar  de  un  coselete,  que  no  se  rompa. 

88  T  harás  en  sus  orladuras  granadas 
de  cárdeno,  y  púrpura,  y  carmesí,  por  sus 
orladuras  al  derredor ;  y  unas  campanillas 
de  oro  entre  ellas  al  rededor. 

84  Una  campanilla  de  oro  y  nna  grana- 
da, otra  campanilla  de  oro  y  otra  granado, 
por  las  orladuras  del  manto  al  derredor. 

85  T  estará  sobre  Aaron  cuando  minis- 
trare, y  oírse  ha  su  sonido  cuando  el  en- 
trare en  el  santuario  delante  de  Jehova, 
y  cuando  saliere :  T  no  morirá. 

86  ítem,  harás  una  plancha  d#  oro  Uno, 
y  grabarás  en  ella  de  grabadura  de  seUo, 
fljLNTiDAD  L  Jehova. 

87  T  ponerla  has  con  un  cordón  cárde- 
no, y  estará  sobre  la  mitra;  delante  la 
delantera  de  la  mitra  estará. 

38  T  estará  sobré  la  f)-ente  de  Aaron,  y 
Aaron  llevará  el  pecado  de  las  santifi- 
caciones, que  los  lujos  de  Israel  santifi- 
caren en  todas  las  ofrendas  de  sus  san- 
tificaciones, y  sobre  su  frente  estará  con- 
tinuamente, para  que  hayan  gracia  de- 
lante de  Jehova. 

89  ítem,  bordarás  una  túnica  de  lino,  y 
harás  una  mitra  de  lino,  harás  también 
un  cinto  de  obra  de  recamador : 

84 


40  Mas  á  los  lujos  de  Aaron  harás  tú- 
nicas: hacerles  has  también  cintos,  y 
hacerles  has  chapeos  para  honra  y  her- 
mosura; 

41  T  con  ellos  vestirás  á  Aaron  tu  her- 
mano, y  á  sus  lujos  con  él;  y  ungirlos 
has  y  henchirás  sus  manos,  y  santificar- 
los has  para  que  sean  mis  sacerdotes. 

42  T  hacerles  has  pañetes  de  lino  para 
cubrir  la  carne  vergonzosa:  serán  desde 
los  lomos  hasta  los  muslos. 

48  T  estarán  sobre  Aaron  y  sobre  sus 
hfyos  cuando  entraren  en  el  tabernáculo 
del  testimonio,  6  cuando  se  llegaren  al 
altar  para  servir  en  el  santuario;  y  no 
llevarán  pecado,  y  no  morirán.  Esta- 
tuto perpetuo  para  él,  y  para  su  simiente 
después  de  éX 

CAPITULO  XXIX. 

Lo»  tacHJIcio*,  rito  y  ceremonias  con  qm  Im  «oeer- 
dotee  kmbien  de  eer  tommgruén$,  y  primmmu i»U 
de  eu  ihiwii»|  y  unción.  IL  Sn  espiado*.  JIL 
Su  coneaeracion.  IV.  La  expiación  y  conaagracion 
del  altar  del  Mocaueto.  V.  El  mcrificto  continua 
quemhaUa  de  e/r«eer  eebre  ét  todo»  be  diem.  VI. 
Promete  Dio§  a*  habitación  y  la  reeidemcia  de  m 
gloria  en  aquel  lugar  entre  loe  Jktfo*  de  hrael%  con 
que  ati  et  lugar  como  lo»  mtnittro»  de  A  terian  man- 
fyCcado*. 

Y  ESTO  es  lo  que  les  harás  para  san* 
tificarlos  para  que  sean  mis  sacer- 
dotes. Toma  un  novillo  lujo  de  vaca,  y 
dos  carneros  perfectos; 

2  T  panes  sin  levadura,  y  tortas  sin  le- 
vadura amasadas  con  aceite,  y  hojaldres 
sin  levadura  untadas  con  aceite,  las 
cuales  cosas  harás  de  flor  do»  harina  de 
trigo: 

8  T  ponerlas  has  en  un  canastillo,  y 
ofrecerlas  has  en  el  canastillo  con  el  no- 
villo y  los  dos  carneros. 

4  T  harás  llegar  á  Aaron  y  á  sus  htyos 
á  la  puerta  del  tabernáculo  del  testimo- 
nio, y  lavarlos  has  con  agua. 

5  T  tomarás  tes  vestiduras,  y  vestirás 
á  Aaron  la  túnica  y  el  manto  del  ephod, 
y  el  ephod,  y  el  pectoral,  y  cernirle  has 
con  el  cinto  del  ephod. 

6  T  pondrás  la  mitra  sobre  su  cabeza, 
y  la  corona  de  la  santidad  pondrás  sobro 
la  mitra. 

7  T  tomarás  el  aceite  de  la  unción,  y  der- 
ramarás sobre  su  cabeza,  y  ungirlo  has. 

8  Y  harás  llegar  sus  hijos,  y  vestirles 
has  las  túnicas. 

9  Y  ceñirles  has  el  cinto,  á  Aaron  y  A 
sus  lujos,  y  apretarles  has  los  chapeos,  y 
tendrán  el  sacerdocio  por  fuero  perpe- 
tuo: y  henchirás  las  manos  de  Aaron  y 
de  sus  htjos.Dig'tized  bv  ^( 


ÉXODO. 


10  t  T  harás  llegar  el  novillo  delante 
del  tabernáculo  del  testimonio,  y  Aaron 
y  sus  lujos  pondrán  sus  manee  sobre  la 
cabeza  del  novillo: 

11  Y  matarás  el  novillo  delante  de  Je- 
hova  á  la  puerta  del  tabernáculo  del  tes- 
timonio, 

12  T  tomarás  de  la  sangre  del  novillo, 
y  pondrás  sobre  los  cuerno*  del  altar 
con  tm  dedo,  y  toda  la  otra  sangre  echa- 
rás al  cimiento  del  altar. 

13  T  tomarás  todo  el  sebo  que  cubre 
los  intestinos,  y  el  redaño  de  sobre  el 
hígado,  y  los.  dos  linones,  y  el  sebo  que 
está  sobre  euos,  y  encenderlos  has  sobre 
el  altar: 

14  Empero  la  carne  del  novillo,  y  su 
pellejo,  y  su  estiércol  quemarás  á  fuego 
íbera  del  campo:  tt  expiación. 

15  T  tomarás  el  un  carnero,  y  Aaron  y 
sus  hijos  pondrán  sus  manos  sobre  la 
cabeza  del  carnero : 

16  T  matarás  el  carnero,  y  tomarás  su 
sangre,  y  rociarás  sobre  el  altar  al  rede- 
dor. 

17  X  cortarás  el  carnero  por  sus  piezas, 
y  lavarás  sus  intestinos,  y  sub  piernas,  y 
ponerlas  has  sobre  sus  piezas  y  sobre  su 
cabeza: 

18  T  quemarás  todo  el  carnero  sobre 
el  altar:  holocausto  es  á  Jehova,  olor  de. 
holganza,  ofrenda  encendida  es  á  Je- 
hova. 

19  1  ítem,  tomarás  el  segundo  carnero, 
y  Aaron  y  sus  hQos  pondrán  sus  manos 
sobre  la  cabeza  del  carnero, 

20  Y  matarás  el  carnero,  y  tomarás  de 
Su  sangre,  y  pondrás  sobre  la  ternilla  de 
la  oreja  derecha  de  Aaron,  y  sobre  la 
ternilla  de  las  orejas  de  sus  hijos,  y  so- 
bre el  dedo  pulgar  de  las  roanos  dere- 
chas de  ellos,  y  sobre  el  dedo  pulgar  de 
loa  pies  derechos  de  ellos,  y  esparcirás 
la  sangre  sobre*  el  altar  al  derredor. 

21  Y  tomarás  de  la  sangre,  que  estará 
sobre  el  altar,  y  del  aceite  de  la  unción,  y 
esparcirás  sobre  Aaron,  y  sobre  tus  ves- 
tiduras y  sobre  sus  hijos,  y  sobre  sus 
Testiduras  con  él,  y  él  será  santificado 
y  sus  vestiduras,  y  sus  hijos,  y  las  vesti- 
duras de  sus  hijos  con  éL 

22  Luego  tomarás  del  carnero  el  sebo, 
y  la  cola,  y  el  sebo  que  cubre  los  intes- 

-  Unos,- y  el  redaño  del  hígado,  y  los  dos 

ríñones,  y  el  sebo  que  está  sobre  ellos,  y 

la  espalda  derecha,  porque  es  carnero 

de  consagraciones: 

28  Y  una  hogaza  de  pan,  y  tina  torta 


de  pan  de  aceite,  y  «na  hojaldre  del  ca- 
nasto de  las  cenceñas,  que  está  delante 
de  Jehova. 

24  Y  ponerlo  has  todo  en  las  manos  de 
Aaron,  y  en  las  manos  de  tus  hflos,  y 
mecerlo  has  en  mecedura  delante  de  Je- 
hova. 

25  Después  tomarlo  has  de  sus  manos, 
y  encenderlo  has  sobre  el  sitar  sobre 
el  holocausto  por  olor  de  holganza  de- 
lante de  Jehova,  Ofrenda  encendida  es 
á  Jehova. 

26  Y  tomarás  el  pecho  del  esmero  de 
las  consagraciones,  el  cual  es  de  Aaron, 
y  mecerlo  has  por  ifrsnáa  mecida  de- 
lante de  Jehova,  y  será  tu  porción. 

27  Y  apartarás  el  pecho  de  la  mecedu- 
ra, y  la  espalda  de  la  santificación  que 
foé  mecido,  y  que  fué  santificado  del 
carnero  de  las  consagraciones  de  Aaron 
y  de  bus  hijos. 

28  Y  será  para  Aaron,  y  para  sus  htyos 
por  fuero  perpetuo  de  los  htyos  de  Israel ; 
porqne  es  apartamiento :  y  será  aparta- 
do de  los  byos  de  Israel  de  sus  sacrifi- 
cios pacíficos:  apartamiento  de  ellos 
será  para  Jehova» 

29  Y  las  vestiduras  santas  que  san  de 
Aaron,  serán  de  sus  hijos  después  de  él 
para  ser  ungidos  con  ellas,  y  para  ser 
eon  ellas  consagrados. 

90  Siete  días  los  vestirá  el  sacerdote  de 
sus  hijos,  que  en  su  lagar  viniere  al  ta- 
bernáculo del  testimonio  á  servir  en  el 
santuario. 

31  Y  tomarás  el  carnero  de  las  consa- 
graciones, y  cocerás  su  carne  en  el  lo- 
gar del  santuaria 

32  Y  Aaron  y  sus  htfos  comerán  la 
carne  del  carnero,  y  el  pan  que  e*tá  en  el 
canastillo,  á  la  puerta  del  tabernáculo 
del  testimonio. 

33  Y  comerán  aquellas  cosas  eon  las 
cuales  fueron  expiados  para  henchir  sus 
manos  para  ser  santificados.  Y  el  ex- 
trangero  no  comerá,  porque  son  santi- 
dad. 

34  Y  si  sobrare  algo  de  la  carne  de  las 
consagraciones  y  del  pan  hasta  la  ma- 
ñana, lo  que  hubiere  sobrado  quemarás 
con  mego:  no  se  comerá,  porque  es 
santidad. 

35  Asi  pues  harás  á  Aaron  y  á  su  h^os, 
conforme  á  todas  las  cosas  que  yo  te  he 
mandado:  por  siete  dias  los  consagra- 
rás. 

86  J  Y  sacrificarás  el  novillo  de  la  ex- 
piación cada  dia  por  las  expiaciones,  y 
85 


ÉXODO. 


expiarás  el  altar  explándotelo,  y  ungirlo 
has  para  santificarlo. 

37  Por  siete  dias  expiarás  el  altar,  y  lo 
santificarás,  y  será  el  altar  santidad* de 
santidades:  cualquiera  cosa  que  tocare 
al  altar,  será  santificada. 

$8  1  Y  lo  que  harás  sobre  el  altar  será 
esto :  dos  corderos  de  un  año,  cada  dia 
continuamente. 

89  £1  un  cordero  harás  á  la  mañana,  y  el 
otro  cordero  harás  entre  los  dos  tardes. 

40  Y  una  diezma  de  flor  de  harina  ama- 
sada con  aceite  molido  la  cuarta  parte  de 
un  hin :  y  la  derrama  dura  será  la  cuarta 
parte  de  un  hin  de  Tino  con  cada  cor- 
dero. 

41  Y  el  otro  cordero  harás  entre  las  dos 
tardes  conforme  al  presente  de  la  ma- 
ñana, y  conforme  á  su  derramadura  ha- 
rás, por  olor  de  holganza :  será  ofrenda 
encendida  á  Jehova. 

43  Esto  será  holocausto  continuo  por 
vuestras  edades  á  la  puerta  del  taberná- 
culo del  testimonio  delante  de  Jehova, 
en  el  cual  me  concertaré  con  vosotros 
para  hablaros  allí. 

48  Tí  Y  allí  testificaré  de  mí  á  los  hijos 
de  Israel,  y  será  santificado  con  mi  glo- 
ria. 

44  Y  santificaré  el  tabernáculo  del  tes- 
timonio, y  el  altar:  y  áAaron  y  á  sus 
hijos  santificaré  para  que  sean  mis  sa- 
cerdotes. 

45  Y  yo  habitaré  entre  los  hyos  de  Is- 
rael, y  serles  he  por  Dios. 

46  Y  conocerán  que  yo  soy  Jehova  su 
Dios,  que  los  saqué  de  la  tierra  de 
Egypto  para  habitar  en  medio  de  ellos : 
Yo  Jehova  su  Dios. 

CAPITULO  XXX. 

El  altar  del  perfume  y  su  lugar  en-  el  santuario,  m 
uto,  y  su  expiación.  II.  Manda  Dio*  que  cuando 
fuesen  contado»  ton  hijo*  da  Israel,  cada  uno  diese 
medio  siclo  para  la  obra  del  tabernáculo  en  rescate 
de  su  vida.  III.  La  junte,  su  asiento,  y  su  uso.  I V. 
La  confección  del  santo  aceite,  y  las  cosas  que  cim  ti 
hablan  de  ser  ungidas.  Y.  Ley  que  no  se  haga  otro 
semejante  para  profanos  usos.  VI.  La  confección 
del  perfume.  VIL  Ley  que  ni  en  el  santuario  m 
ofrertese  otro  perfiune,  ni  se  hiciese  otro  como  él 
para  usar  fuera  del  santuario. 

HARÁS  asimismo  un  altar  de  sahu- 
merio de  perfume:  de  madera  de 
cedro  lo  harás. 

2  Su  longura  será  de  un  codo,  y  su  an- 
chura do  un  codo ;  será  cuadrado ;  y  su 
altura  de  dos  codos,  y  sus  cuernos  serán 
de  el  mismo. 

8  Y  cubrirlo  has  do  oro  puro,  su  te- 
chumbre, y  sus  paredes  ai  rededor,  y  sus 
86 


cuernos :  y  hacerle  haTal  derredor  una 
corona  de  oro. 

4  Hacerle  has  también  dos  sortijas  de 
oro  debajo  de  su  corona,  á  sus  dos  es- 
quinas, en  sus  ambos  lados,  para  meter 
las  barras  con  que  será  llevado. 

5  Y  harás  las  barras  de  madera  de  ce- 
dro, y  cubrirlas  has  de  oro. 

6  Y  ponerlo  has  delante  del  velo  que 
está  junto  al  arca  del  testimonio,  delante 
de  la  cubierta  que  está  sobre  el  testimo- 
nio, donde  yo  te  testificaré  de  mi. 

7  Y  quemará  sobre  el  Aaron  sahumerio 
de  especias  cada  mañana,  el  cual  que- 
mará cuando  aderezare  las  lámparas. 

8  Y  cuando  Aaron  encenderá  las  lám- 
paras entre  las  dos  tardes,  quemará  el 
sahumerio  continuamente  delante  de 
Jehova  por  vuestras  edades. 

9  No  ofreceréis  sobre  él  sahumerio 
ageno,  ni  holocausto,  ni  presente,  ni 
tampoco  derramaréis  sobre  él  derra- 
madura. 

10  Y  expiará  Aaron  sobre  sus  cuernos 
una  vez  en  el  año  con  la  sangre  de  la  ex- 
piación de  las  reconciliaciones,  una  vez 
en  el  año  expiará  sobre  él  en  vuestras 
edades.  Santidad  de  santidades  será  á 
Jehova. 

11  1T  Y  habló  Jehova  á  Moyscs,  di- 
.ciendo: 

12  Cuando  tomares  el  número  de  los 
hijos  de  Israel  por  la  cuenta  de  ellos, 
cada  uno  dará  á  Jehova  el  rescate  de  su 
alma,  cuando  los  contares,  y  no  habrá  en 
ellos  mortandad  por  haberlos  contado. 

13  Esto  dará  cualquiera  que  pasare  por 
la  cuenta,  medio  siclo  conforme  al  siclo 
del  santuario.  El  siclo  es  de  veinte  óbo- 
los :  la  mitad  de  uu  6lclo  será  la  ofrenda 
á  Jehova. 

14  Cualquiera  que  pasare  por  la  cuenta 
de  veinte  años  arriba  dar¿l  la  ofrenda  á 
Jehova. 

15  Ni  el  rico  aumentará,  ni  el  pobre 
disminuirá  de  medio  siclo,  cuando  die- 
ren la  ofrenda  á  Jehova  para  hacer  ex- 
piación por  vuestras  personas. 

16  Y  tomarás  de  los  hijos  de  Israel  el 
dinero  de  las  expiaciones,  y  darlo  has 
para  la  obra  del  tabernáculo  del  testi- 
monio ;  y  será  por  memorial  á  los  hijos 
de  Israel  delante  de  Jehova  para  expiar 
vuestras  personas. 

17  H  Habló  mas  Jehova  á  Moyscs,  di- 
ciendo: 

18  Harás  también  una  fuente  de  metal 
con  bu  basa  de  metal  para  lavar,  y  po- 


BXODO. 


nerla  ha*  entre  el  tabernáculo  deMesti- 
monlo,  j  el  altar:  y  pondré»  en  ella 
agua; 

19  Y  de  ella  bc  lavarán  Aaron  y  sus  hi- 
jos sos 'manos  y  sns  piée : 

20  Cuando  entraren  en  el  tabernáculo 
del  testimonio,  lavarse  han  con  agua,  y 
no  morirán:  y  cuando  se  llegaren  al 
aKar  para  ministrar»  para  encender  á  Je- 
hova la  ofrenda  encendida ; 

21  Entonces  se  lavarán  las  manos  y  los 
píes,  y  no  morirán.  T  esto  tendrán  por 
estatuto  perpetuo,  él  y  su  simiente  per 
sus  generaciones. 

33  1  Habló  mas  Jehova  á  Moyses,  di- 
ciendo : 

23  T  tú  tomarte  has  de  las  principales 
especias,  de  mirra  excelente  quinientos 
«lelos,  y  de  canela  aromática  la  mitad  de 
esto,  et  á  saber,  doscientos  y  cincuenta : 
y  de  cálamo  aromático  doscientos  y  cin- 
cuenta: 

24  T  de  casia  quinientos  al  peso  del 
santuario:  y  de  aceite  de  olivas  un 
bin. 

26  T  harás  de  etio  el  aceite  de  la  santa 
unción,  ungüento  de  ungüento,  obra  de 
perfumador,  el  cual  será  el  aceite  de  la 
santa  unción. 

26  Con  el  ungirás  d  tabernáculo  del 
testimonio,  y  el  arca  del  testimonio; 

27  T  la  mesa,  y  todos  sus  vasos ;  y  el 
ennddero,  y  todos  sus  rasos;  y  el  altar 
del  perfume, 

28  Y  el  altar  del  holocausto  y  todos  sus 
tssos,  y  la  mente  y  su  basa, 

20  Y  consagrarlos  has,  y  serán  santidad 
de  santidades:  "cualquiera  cosa  que  to- 
care en  ellos,  será  santificada. 

80  Ungirás  también  áAaron  y  á  sus 
hijos,  y  santificarlos  has  para  que  sean 
mis  sacerdotes. 

81  t  Y  hablarás  á  los  lujos  de  Israel, 
«Hciendo:  Este  será  mi  aceite  de  la  santa 
andón  por  vuestras  edades. 

82  Sobre  carne  de  hombre  no  será  un- 
tado, ni  taréis  otro  semejante  conforme 
A  su  composición:  santo  es,  tenedo.heis 
vosotros  por  santo. 

23  Cualquiera  que  compusiere  ungüen- 
to semejante,  f  que  pusloro  de  él  sobre 
algún  extraño,  será  cortado  de  sus  pue* 
blos. 

84  Y  Dtfo  mas  Jehova  á  Moyses :  Tó- 
mate especias  arojndtica* ;  "es  d  taberi 
estaete,  y  uña,  y  gálbano  aromático,  y 
indenso  limpio  en  igual  pesor 

85  Y  liarás  de-  ello  una  confección  aro*  I 


mátlea  de  obra  do  perfumador,  meada- 
da,  pora,  y  santa. 

86  Y  molerás  de  ella  pulverizando,  y 
de  día  pondrás  delante  dd  testimonio 
en  d  tabernáculo  dd  testimonio  donde 
yo  te  testificaré  de  mi:  Santidad  de  san- 
tidades os  será. 

87  1  La  eoníeeclon  ano  harás,  no  os 
haréis  otra  según  su  composición :  San- 
tidad te  será  para  Jehova. 

88  Cualquiera  que  hiciere  tira  como 
eQa  para  olería,  será  cortado  de  sus 
pueblos. 

CAPITULO  XXXL 

Lo oocmcion da ñt$*ieeind*  Ooliab  ariijtcee  imigme 
para  hacer  toda  la  obra  del  sanatorio.  Jl  Sepile* 
el  cuarto  mancamiento  de  la  observación  del  mibado 
teAalado  de  Dtot  en  testimonio  de  rm  poeto.  til.  Re- 
cibe Mepnetla  lea  escrita  de  la  mano  de  JMoe  en  do* 
tabkm  do  piedra. 

Y  HABLÓ  Jchovaá Moyses,  didendo : 
2  Mira,  yo  he  llamado  por  tu  nom- 
bre á  Beseled  bUo  de  Uri,  hijo  de  Hur, 
do  la  trian  de  Jada, 

3  Y  lo  he  henchido  de  espíritu  de  Dios, 
en  sabiduría,  y  en  inteligencia,  y  cu 
ciencia,  y  en  todo  arf  ificio, 

4  Para  Inventar  invenciones  para  obrar 
en  oro,  y  en  plata,  y  en  rae  tal 

5  Y  en  artificio  do  piedras  para  engas- 
tar, y  en  artifldo  de  madera,  para  obrar 
en  toda  obra. 

6  Y  he  aquí  que  yo  he  puesto  con  él  á 
Oollab,  hijo  de  Achtearoec  de  la  tribu 
de  Dan:  y  be  puesto  sabiduría  en  el 
ánimo  de  todo  sabio  de  corazón,  para 
que  bagan  todo  lo  que  te  he  mandado.  * 

7  £1  tabernáculo  del  testimonie,  y  el 
arca  dd  testimonio,  y  la  cubierta  que 
estera  sobre  ella,  y  todos  los  Vasos  dd 
tabernáculo, 

8  Y  la  mesa  y  sus  vasos,  y  el  canddoro 
limpio  y  todos  sus  vasos,  y  d  altar  dd 
perfume, 

2  Y  d  altar  del  holocausto,  y  todos  sus 
vasos,  y  la  fuente,  y  su  basa, 

10  Y  las  vestiduras  dd  servido,  y  las 
santas  vestiduras,  para  Aaron  d  sacer- 
dote, y  las  vestiduras  do  sus  hijos,  para 
que  sean  sacerdotes, 

11  Y  el  aceite  de  la  tmeion,  y  d  per- 
fume aromático  para  el  santuario,  dcnal 
harán  conforme  á  todo  io  qne  yo  te  he 
mandado. 

12  ^  Habló  mas  Jehova  á  Moyses,  di- 
ciendo : 

18  Y  tú  hablarás  á  los  hjjos  de  Israel, 
diciendo:  Con  todo  eso  vosotros  guar- 
daréis mis  sábadas;   porque  es  señal 
87 


ÉXODO. 


entre  mi  y  vosotros  por  vuestras  edades, 
pora  que  sepáis  que  yo  toy  Jehova,  que 
os  santifico ; 

14  Así  que  guardaréis  el  sábado  porque 
santo  es  á  vosotros :  £1  que  lo  profanare, 
muriendo  morirá:  porque  cualquiera 
que  hiciere  obra  alguna  en  él,  aquella 
alma  será  cortada  de  en  medio  de  sus 
pueblos. 

15  Seis  dias  se  hará  obra;  y  el  séptimo 
día  sábado  de  reposo  $erá  santo  á  Je- 
hova:  cualquiera  que  hiciere  obra  el  día 
del  sábado,  muriendo  morirá. 

16  Guardarán  pues  el  sábado  los  hijos 
de  Israel,  haciendo  sábado  por  sus  eda- 
des, pacto  perpetuo: 

17  Señal  e$  para  siempre  entre  mi  7  los 
hijos  de  Israel ;  porque  en  seis  dias  hizo 
Jehova  los  cielos  y  la  tierra,  y  en  el  sép- 
timo día  cesó,  y  reposó. 

18  T  Y  dio  á  MoyBes,  como  acabó  de 
hablar  con  él  en  el  monte  de  81nal,  dos 
tablas  del  testimonio,  tablas  de  piedra 
escritas  con  el  dedo  de  Dios. 

CAPITULO  XXXII. 

Tardando*  Moyses  en  el  monte,  el  pueblo  se  amotina 
contra  Aaron  por  idolatrar,  y hace  y  adera  un  be- 
cerro  de  oro.  ILMoyeeses  advertido  de  Dios  del  pe- 
cado  del  pueblo,  y  él  ora  por  ¿L,  y  resiste  día  ira  de 
JNm  coa  eu  oración,  717.  Venido  al  campo,  y  vieta 
hvabommacion,  quiebra  con  enojo  hv  tablas  de  la 
ley,  y  quema  el  becerro,  y  da  4  beber  tus  póteos  al 
pueblo  idólatra,  IV.  Reprende  d  Aaron,  y  él  se 
excusa.  V.  Los  Levitas  solos  siguen  la  vea  de  Dios 
con  Moyses,  y  matan  dd  pueblo  casi  tres  mil  per- 
somas  en  castigode  la  idolatría.  VI.  Monees  exhorta 
al  pueblo  d  arrepentimiento,  y  ora  d  Dios  por  él:  y 
Dios  se  aplaca  por  su  oración,  y  dilata  su  castigo. 

MAS  viendo  el  pueblo  que  Moyses 
tardaba  de  descender  del  monte, 
juntóse  entonces  el  pueblo  contra  Aa- 
ron, y  dijéronle :  Levántate,  haznos  dio- 
ses que  vayan  delante  de  nosotros :  por- 
que á  este  Moyses,  aquel  varón  que  nos 
sacó  de  la  tierra  de  Egypto,  no  sabemos 
que  le  haya  acontecido. 

2  T  Aaron  les  dijo :  Apartad  los  zarci- 
llos de  oro  que  ettán  en  las  orejas  de 
vuestras  mugeres,  y  de  vuestros  htyos, 
y  de  vuestras  hijas,  y  traédmelos. 

3  Entonces  todo  el  pueblo  apartó  los 
zarcillos  de  oro  que  tentón  en  sus  orejas, 
y  trujáronlos  á  Aaron. 

4  El  cual  los  tomó  de  las  manos  de 
ellos,  y  formólo  con  buril,  y  hizo  de  ello 
un  becerro  de  fundición,  y  dijeron :  Is- 
rael, estos  $on  tus  dioses  que  te  sacaron 
de  tierra  de  Egypto. 

5  T  viéndolo  Aaron,  edificó  un  altar 
delante  de  él,  y  pregonó  Aaron,  y  dijo : 
Mañana  wrá  fiesta  á  Jehova. 


6  Y  él  dia  siguiente  madrugaron,  y 
ofrecieron  holocaustos,  y  presentaron 
pacíficos :  y  el  pueblo  se  asentó  á  comer 
y  á  beber,  y  levantáronse  á  regocijarse. 

7  f  Entonces  Jehova  dfyo  á  Moyses: 
Anda,  desciende ;  porque  tu  pueblo,  que 
sacaste  de  tierra  de  Egypto,  sé  ha  cor- 
rompido. 

$  Presto  se  han  apartado  del  eamino 
que  yo  les  mandé;  y  se  han  hecho  un 
becerro  de  fundición,  y  lo  han  adorado, 
y  han  sacrificado  á  él,  y  han  dicho:  Is- 
rael, estos  ton  tus  dioses,  que  te  sacaron 
de  tierra  de  Egypto. 

9  Dijo  mas  Jehova  á  Moyses :  Yo  he 
visto  á  este  pueblo,  que  cierto  es  pueblo 
de  dura  cerviz. 

10  Ahora  pues  déjame,  que  se  encienda 
mi  furor  en  ellos,  y  los  consuma,  y  á  ti 
yo  te  pondré  sobre  gran  gente. 

11  Entonces  Moyses  oró  á  la  faz  de  Je- 
hova su  Dios,  y  dijo:  Oh,  Jehova,  ¿por 
qué  se  encenderá  tu  furor  en  tu  pueblo, 
que  tú  sacaste  de  la  tierra  de  Egypto 
con  gran  fortaleza,  y  con  mano  fuerte? 

13  ¿  Por*  qué  han  de  decir  los  Egypcios, 
diciendo :  Con 'nial  los  sacó,  para  matar- 
los en  los  montes,  y  para  raerlos  de  so- 
bre la  haz  de  la  tierra?  Vuélvete  de  la 
Ira  de  tu  furor,  y  arrepiéntete  del  mal  de 
tu  pueblo. 

13  Acuérdate  de  Abraham,  de  Isaac,  y 
de  Israel  tus  siervos,  á  los  cuales  has 
jurado  por  ti  mismo,  y  díchoiw:  Yo 
multiplicaré  vuestra  simiente  como  las 
estrellas  del  cielo :  y  daré  á  vuestra  si- 
miente toda  esta  tierra  que  he  dicho,  y 
tomarla  han  por  heredad  para  siempre. 

14  Entonces  JeUbva  se  arrepintió  del 
mal,  que  dtyo,  que  habla  de  hacer  á  su 
pueblo. 

15  Tí  T  volvióse  Moyses,  y  descendió 
del  monte  trayendo  en  su  mano  las  dos 
tablas  del  testimonio,  las  tablas  escritas 
por  sus  ambas  partes :  de  una  parte  y 
de  otra  adoban  escritas. 

16  T  las  tablas  eran  obra  de  Dios,  y  la 
escritura  era  escritura  de  Dios  grabada 
.sobre  las  tablas. 

17  T  oyendo  Josué  la  voz  del  pueblo 
que  gritaba,  dfyo  á  Moyles :  Alarido  do 
pelea  hay  en  el  campo. 

18  T  él  respondió :  No  e*  alarido  de  res- 
puesta de  fuertes,  ni  alarido  de  respues- 
ta de  flacos':  alarido  de  cantar  oigo  yo. 

19  T  aconteció,  que  como  él  llegó  al 
campo,  y  vio  el  becerro,  y  las  danzas,  el 
furor  se  le  encendió  á  Moyses- y  arrojó 


KXODO. 


las  tablas  de  ama  mboi,  y  quebróles  «1 
pié  del  monte. 

20  T  tomé  el  becerro  que  hablan  hecho, 
y  quemólo  en  el  mego,  y  moliólo  hasta 
volverlo  en  polvos,  y  esparció  fot  polvo* 
sobre  las  aguas,  y  dioTo  á  beber  á  los  hi- 
jos de  Israel. 

81  1  Y  dijo  Moyses  4  Aaron:  ¿Qué te 
ha  hecho  este  pueblo,  que  has  tímido  so- 
bre él  te»  gran  pecado  f 

33  T  respondió  Aaron:  No  se  enoje 
mi  señor,  tú  conoces  el  pueblo,  que  es 
indimmdo  a  mal  - 

33  Porque  me  dieron:  Hamos  dioses 
que  vayan  delante  de  nosotros;  que  á 
este  Moyses,  el  varón  que  nos  sacó  de 
tierra  de  Egypto,  no  sabemos  que  le  ha 


94  T  yo  les  respondí  :¿ Quién  tiene  oro? 
apartadlo.  X  diéronmelo,  y  échelo  en 
el  luego,  y  salió  este  becerro. 

25  H  T  viendo  Moyses  el  pueblo,  que 
estaba  desnudo,  (porque  Aaron  le  habla 
desnudado  para  verguease  cutre  sus 
enemigos,) 

2$  Púsose  Moyses  4  la  puerta  del  real, 
j  dtyo:  ¿Quién  t»  de  Jehova?  Ffeyu 
conmigo.  T  juntáronse  con  él  todos 
loshUoadeLevL 

27  Y  el  les  dUo:  Asi  dtfo  Jehova,  el 
Dios  de  Israel:  Poned  cada  uno  su  es- 
pada sobre  su  muslo :  pasad  y  volved  de 
puerta  4  puerta  por  el  campo,  y  matad 
cada  uno  4  su  hermano,  y  4  su  amigo, -y 
4  su  pariente. 

28  Y  los  hijos  de  Levf  lo  hicieron  con- 
forme al  dicho  de  Moyses,  y  cayeron  del 
pueblo  en  aquel  día  como  tres  mil  hom- 
bres. 

20  Entonces  Moyses  dtfo:  Hoy  os  ha- 
béis consagrado  4  Jehova,  porque  cada 
uno  m  hm  consogrado  en  su  Ujo,  y  en  su 
hermano,  para  que  él  dé  hoy  sobre  vo- 
sotros bendición. 

30  ?  Y  aconteció  que  el  día  siguiente 
Moyses  dijo  al  pueblo :  Vosotros  habéis 
pecado  un  gran  pecado :  mas  yo  subiré 
ahora  4  Jehova,  quizá  le  aplacaré  sobre 
vuestro  pecado. 

31  Entonces  volvió  Moyses  4  Jehova, 
y  <HJo:  Yo  te  ruego:  este  pueblo  ha  pe- 
cado «*  pecado  grande,  porque  se  hicie- 
ron dioses  de  oro» 

32  Que  perdones  ahora  su  pecado,  y  si  no, 
ráeme  ahora  de  tu  libro,  que  has  escrito. 

33  Y  Jehova  respondió  4  Moyses:  Al 
que  pecara  contra  mi,  4  este  raeré  yo  de 
mi  libro» 


34  Vé  pues  anota,  Beta  4  este  pueblo 
donde  fe  he  dicho:  he  aqui,  mi  ángel 
Irá  delante  de  ti,  que  en  el  día  de  mi 
visitación  yo  visitaré  en  ellos  tu  pecado. 

*5  Y  hirió  Jehova  al  pueblo,  porque 
hablan  hecho  el  becerro  que  biso  Aaron. 

CAPITULO  XXXIII. 

i  Diee  át  jmmM»  dmre 


aúe  per 

Ífti«ii,  9  «*  l*-M»  «  redmeiéed  m  repcmtimíeméo,  y 
pee*  tmto  m  m-  ■■■  rlemimt*  deDtmx  JlMonmeptée 
d  Dioe  fue  le  dé  mm  claro  comocimiemée  de  d  deeim- 
rmdt  m  benevolencia  eem  me  dejar  m  pernee*.  JTL 
Diee  h  promete  de  ir  ten  é%fét dnrle  ei  eonoei 
miente  de  ¿ene  en  mentí  emnde  erm  düpnuetlt. 

Y  JEHOVA  <njo  á  Moyses :  Vé,  sube 
de  aqui,  tú  y  el  pueblo,  que  sacaste 
de  la  tierra  de  Egypto,  á  la  tierra,  de  la 
cual  yo  juré  á  Abraham,  Isaac,  y  Jacob, 
diciendo :  A  tu  simiente  la  daré : 

2  Y  yo  enviaré  delante  de  Ü  el  ángel, 
y  echaré  fuera  al  Chananeo,  y  al  Amor- 
rheo,  y  al  Hettheo,  y  al  Phereseo,  y  al 
Heveo,  y  al  Jebuseo, 

8  A  la  tierra  que  corre  leche  y  miel : 
porque  yo  no  subiré  en  medio  de  ti,  por- 
que eres  pueblo  de  dura  cervia,  porque 
yo  no  te  consuma  en  el  camino. 

é  Y  oyendo  el  pueblo  esta  mala  pala- 
bra, pusieron  luto,  y  ninguno  puso  so- 
bre si  sus  atavíos. 

5  Y  Jehova  dtyo  á  Moysesr  Di  4  los 
hfyos  de  Israel:  Vosotros  sola  pueblo  de 
dura  cerviz:  en  un  momento  subiré  en 
medio  de  ti,  y  te  consumiré:  quítate 
pues  ahora  tus  atavíos  que  yo  sabré  lo 
que  te  tengo  de  hacer. 

6  Entonces  los  htyos  de  Israel  se  des- 
pojaron de  sus  atavíos  desde  el  monte 
Oreb. 

7  Y  Moyses  tomó  el  tabernáculo,  y 
extendiólo  fuera  del  campo,  lejos  del 
campo,  y  llamóle:  El  tabernáculo  del 
testimonio :  y  fué,  que  cualquiera  que 
requería  4  Jehova,  salla  al  tabernácu- 
lo del  testimonio,  que  estaba  mera  del 
campo. 

8  Y  era,  que  cuando  salla  Moyses  al 
tabernáculo,  todo  el  pueblo  se  levanta- 
ba, y  estaba  cada  uno  en  pié  á  la  puerta 
de  su  tienda,  y  miraban  en  pos  de  Moy- 
ses, hasta  que  él  entraba  en  el  taberná- 
culo: 

9  Y  cuando  Moyses  entraba  en  el  ta- 
bernáculo, la  columna  de  nube  descen- 
día, y  se  ponia  á  la  puerta  del  taberná- 
culo, y  Jehova  hablaba  con  Moyses. 

10  Y  viendo  todo  el  pueblo  la  columna 
de  la  nube,  que  estaba  á  la  puerta  del 
tabernáculo,  todo  el  pueblo  se  levanta- 

8» 


BXOOOt 


ba;  cada  talo  á-to  puerta  de  tu  tienda»  y 
adoraba.  ' 

11  Y  hablaba  Jehova  á  Moyses  cara  á 
cara,  como  habla  cualquiera  á  bu  com- 
pañero, y  volvíase  al  campo:  mas  el 
mozo  Josué,  hfyo  de  Nun,  su-  criado, 
nunca  se  apartaba  de  en  medio  del  ta- 
bernáculo. 

12  S  Y  dijo  Moyses  á  Jehova:  Mira, 
tú  me  dices  á  mi :  Saca  este  pueblo,  y 
tú  no  me  has  aun  declarado,  á  quien 
has  de  enviar  conmigo :  y  tú  dices :  Yo 
te  he  conocido  por  nombre,  y  aun  has 
hallado  gracia  en  mis  ojos.  / 

18  Ahora  pues,  si  he  hallado  ahora  gra- 
cia en  tus  oJos,.ruégote  que  me  mues- 
tres tu  camino,  para  que  te  conozca; 
porque  halle  gracia  en  tus  ojos :  y  mira, 
que  til  pueblo  es  aquesta  gente. 

14  T  Y  él  dijo:  Mi  fas  irá  contigo,  y  te 
liaré  descansar. 

15  Y  él  le  respondió :  81  tu  &z  no  ha 
de  Ir  conmigo,  no  nos  saques  de  aquL 

16  ¿  Y  en  qué  se  parecerá  aqui,  que  he 
hallado  gracia  en  tus  ojos,  yo  y  tu  pue- 
blo, sino  en  andar  tú  con- nosotros,  y 
que  yo  y  tu  pueblo  seamos  apartados  de 
todos  los  pueblos  que  ettán  sobre  la  haz 
de  la  tierra  f 

17  Y  Jehova  dflb  á  Moyses:  También 
haré  esto  que  has  dicho,  por  cuanto  has 
hallado  gracia  en  mis  ojos,  y  yo  te  he 
conocido  por  nombre. 

18  El  entonces  dfjo :  Ruégote  que  me 
muestres  tu  gloria. 

1$  Y  ¿l  respondió :  Yo  haré  pasar  todo 
mi  bien  delante  de  tu  rostro,  y  llamaré 
por  el  nombre  do  Jehova  delante  de  tí ; 
y  habré  misericordia  del  que  tetídré  mi- 
sericordia, y  seré  clemente  al  que  seré 
clemente. 

20  Dtyo  mas:  No  podrás  ver  mi  faz; 
porque  no  me  verá  hombre,  y  vivirá. 

31  Y  dtyo  mas  Jehova:  He  aqui  lugar 
Junto  á  mi,  y  tú  estarás  aobre  la  pena. 

23  Y  sera,  que  cuando  pasare  mi  gloria, 
pó  te  pondré  en  un  resquicio  de  la  pefia, 
y  te  cubriré  non  mi  mano  hasta  que  yo 
haya  pasado. 

28  Después  yo  apartaré  mi  mano,  y 
verás  mis  espaldas,  mas  mi  rostro  no  se 
verá 

CAPITULO  XXXIV. 

Adereza  Moyses  otro*  dos  tablas  como  la»  primeras 
por  mandamiento  de  Dios,  y  sube  con  eüas  al  monte. 
It' Dios  lo  cumple  la  prometa  do  mostrársele.  ÚL 
Moyses  lo  adora  y  lapido  om 909a «m  su  puebla, 
doskm  tus  pecados  y  lo  posea,  IV.  Promete  Dios 
<te  declararse  en  su  pueblo  por  suporto  y  sm  moto* 
90 


sos  y  algunas  de  las  leyes  arriba  declarada*  ve- 
dando ante  todas  cosas  d  su  pueblo  todo  comercio 
con  los  gentües.  VT.  Habiendo  estado  Moyses  con 
Dios  en  el  monte  cuarenta  dios  y  cuarenta  nockes 
sin  comer  ni  beber,  vuelve  al  pueblo  con  el  rostro 
tan  resplandeciente,  que  para  hablarle  Jnese  menso 
ser  cubrir  su  rostro  con  un  velo. 

Y  JEHOVA  dijo  á  Moyses:  Alísate 
dos  tamas  de  piedra"  como  las*  pri- 
meras, y  ye  escribiré  sobre  aquelks  ta- 
blas las  palabras  que  ataban  sobre  las 
tablas  primeras  que  quebraste. 

2  Apercíbete  pues  para  mañana,  y  sube 
por  la  mañana  en  el  monte  de  8inai,  y 
estáme  allí  sobre  la  cumbre  del  monte. 

3  Y  no  suba  hombre  contigo,  ni  parez- 
ca alguno  en  todo  el  monte :  ni  oveja  ni 
buey  pascan  delante  del  monte. 

4  Y  él  alisó  dos  tablas  de  piedra  como 
las  primeras,  y  levantóse  por  la  mafiana, 
y  subió  al  monto  de  Sinai,  como  Jehova 
le  mandó,  y  tomó  en  su  mano  las  dos 
tablas  de  piedra. 

5  ^  Y  Jehova  descendió  en  vna  nube, 
y  estuvo  allí  son  él,  y  llamó  en  él  nom- 
bre de  Jehova. 

6  Y  pasando  Jehova  por  delante  de  él, 
clamó:  Jehova,  Jehova,  raerte,  miseri- 
cordioso, y  piadoso;  luengo  do  Iras,  y 
grande  en  misericordia  y  verdad : 

7  Que  guarda  la  misericordia  en  milla- 
res; que  suelta  la  iniquidad,  la  rebelión, 
y  el  pecado :  y  que  absolviendo  no  absol- 
verá; que  visita  la  iniquidad  de  los  pa- 
dres sobre  los  hyos,  y  sobre  los  hijos  de 
los  hyos,  sobre  los  terceros  y  sobre  los 
cuartos.  * 

8  1T  Entonces  Moyses  apresurándose 
abajó  la  cabeza  en  tierra  y  encorvóse : 

9  Y  dijo :  Si  ahora  he  hallado  gracia  en 
tus  ojos,  Señor,  vaya  ahora  el  Señor  en 
medio  de  nosotros,  porque  este  es  pue- 
blo de  dura  cerviz;  y  perdona  nuestra 
iniquidad,  y  nuestro  pecado,  y  poséenos. 

10  S  Y  él  dyo :  He  aqui,  yo  hago  con- 
cierto delante  de  todo  tu  pueblo :  haré 
maravillas,  que  no  han  sido  hechas  en 
toda  la  tierra,  ni  en  todas  las  gentes,  y 
Verá, todo  el  pueblo,  en  medio  del  cual 
tú  estás,  la  obra  de  Jehova ;  porque  ha 
de  ser  cesa  terrible,  la  que  yo  hago  con- 
tigo. 

11  t  Guárdate  de  lo  que  yo  te  mando 
hoy :  he  aqui  que  yo  echo  de  delante  de 
tu  presencia  al  Amorrheo,  y  al  Cbananeo, 
y  al  Hettheo,  y  al  Pherezeo,  y  al  Heveo, 
y  al  Jebuseo. 

13  Guárdate  que  no  hagas  alianza  coa 
los  moradores  do  la  tierra  donde  has  de 


BXODO. 


entrar^ porque  no *ean  por  tropertdero 
en  medio  de  tí. 

13  Mas  derribaréis  bus  altares,  y  que- 
braréis sus  estatuas,  y  talaréis  sos  bos- 
que*. 

14  Porque  no  te  Indinarás  á  dios  age- 
no,  que  Jehova,  cuyo  nombre  es  Zeloso, 
Dios  zeloso  es.      *    • 

15  Por  tanto  no  harás  allanta  con  los 
moradores  -de  aquélla  tierra;  porque 
dios  fornicarán  en  pos  de  sus  dioses,  y 
sacrificarán  á  sus  dioses,  y  llamarte  han 
y  comerás  de  sus  sacrificios : 

16  O  tomando  de  sus  hQas  para  tuf  hi- 
jos, y  fornicando  sus  hijas  en  pos  de  sus 
dioses,  harán  también  fornicar  tus  hijos 
en  pos  de  los  dioses  (te  ellas. 

17  No  harás  dioses  de  fundición  para  ti. 

18  La  fiesta  de  las  cenceñas  guardarás : 
siete  dias  comerás  por  leudar,  como  te 
he  mandado,  en  el  tiempo  de  el  mes  do 
Ablb,  porque  en  el  mes  de  Ablb  saliste 
de  Egypto. 

19  Toda  abertura  de  matria  mfa  es ;  y 
todo  tu  ganado  que  será  macho,  abertu- 
ra de  la  yaca,  y  de  la  oveja,  aeré  mió. 

20  Empero  el  primogénito  del  asno 
redimirás  con  cordero ;  y  si  no  lo  redi- 
mieres, cortarlo  has  la  cabeza.  Todo 
primogénito  do  tus  hijos  redimirás;  y 
no  serán  vistos  vados  delante  de  mi. 

21  Seis  días  trabajarás,  mas  en  el  sépti- 
mo día  cesarás :  en  la  arada  y  en  la  siega 
cesarás.' 

22  T  la  fiesta  de  las  semanas  te  harás  á 
los  principios  de  la  siega  del  trigo;  y  la 
fiesta  de  la  cosecha  á  la  vuelta  del  ano. 

23  Tres  veces  en  el  alio  será  visto  todo 
varón  tuyo  delante  del  Señoreador  Je- 
hóva,  Dios  de  Israel 

24  Porque  yo  echaré  las  gentes  de  de- 
lante tu  faz,  y  ensancharé  tu  término : 
y  ninguno  codiciará  tu  tierra,  cuando  tú 
subieres  para  ser  visto  delante  de  Jeho- 
va  tu  Dios  tres  veces  en  el  año. 

25  No  sacrificarás  sobre  leudo  la  sangre 
de  mi  sacrifido :  ni  quedará  de  la  noche 
para  la  mañana  el  sacrifido  do  la  fiesta 
de  la  pascua» 

26  El  prindpio  de  los  primeros  tratos 
de  tu  tierra  meterás  en  la  casa  do  JeUo- 
va  tn  Dios.  No  coceré*  el  cárnico  ed  la 
leche  de  su  madre. 

27  T  JehOva  cKjo  á  Moyses :  Escríbete 
estas  palabras,  porque  conforme  á  estas 
palabras  he  hecho  la  aliaos*  contigo,  y 
con  Israel 

28 1  Y  él  estovo  aUS'  con  Jehova  cua- 


renta tías,  y  cuarenta  noche**  nb  comió 
pan,  ni  bebió  agua :  y  escribió  en  tablas 
tan  palabras  de  la  alian»,  las  dtez  pala- 
bras. 

29  T  aconteció,  q«e  descendiendo  Mdy- 
sea  del  monte  de  Sinat  con  las  dos  ta- 
blas del  testimonio  en  su  mano,  como 
descendió  del  monte,  él  no  sabia  que  la 
tes  de  su  rostro  resplandecía,  después 
que  hubo  hablado  con  él. 

90  T  miró  Aaron  y  todos  los  hijos  de 
Israel  á  Moyses,  y  he  aquí  que  la  tes  de 
su  rostro  era  resplandeciente,  y  hubie- 
ron miedo  de  llegarse  á  éL 

81  Y  llamólos  Moyses,  y  tornaron  á  él 
Aaron  y  todos  los  principes  de  la  con- 
gregación :  y  Moyses  les  habló. 

82  Y  después  se  llegaron  todos  los  hi- 
jos de  Israel,  á  los  cuales  mandó  todas 
las  cosas  que  Jehova  le  habia  dicho  en 
el  monte  de  Slhal. 

88  Y  cuando  hubo  acabado  Moyses  de 
hablar  con  ellos,  puso  un  velo  sobro  su 
rostro. 

84  Y  cuando  Tenia  Moyses  delante  do 
Jehova  para  hablar  eon  él,  quitaba  ol 
velo,  hasta  que  salta;  y  salido  hablaba 
con  los  mj os  de  Israel,  lo  que  le  era  man- 
dado. 

85  Y  velan  los  hijos  do  IeraoT  el  rostro 
de  Moyses  que  la  tez  de  su  rostro -era 
resplandeciente,  y  volvía  Moyses  á  po- 
ner el  velo  sobre  su  rostro,  hasta  quo 
entraba  á  hablar  con  él 

CAPITULO  XXXV. 

Propone  Moptet  ai  pmeUo  la  voluntad  de  Do*  aparca 
de  la  obterrancia  del  «ftxufo,  y  de  lo  que  ha'.ian  de 
a/traer  parm  I»  otra  del  tabermieydo,  y  de  todo  lo 
om  em4l  hmbiadehaber.  JL  J¿1  pmbio  ofret*  «m 
grande  liberalidad  todo  lo  que  tteme  para  la  obra 
dicha,  llí.  Notifica  Moyee  al  pueblo  ta  vocación 
de  B^mU^  9  aeOoiiab  artífice*  de  toda  kiohra. 

Y  HIZO  juntar  Moysesi  toda  la  con- 
gregación da  loe  brjos  de  Israel  y 
fMjoiea:  Estas  mm  las  cosas,  que  Jehova 
ha  mandado  que  hagáis : 

5*  Seis  dias  se  hará  obra;  mas  el  día 
séptimo  os  será  santo,  sábado  de '  ra- 
poso á  Jehova,  cualquiera  que  íidero 
en  él  obra,  morirá. 

8  No  encendersls  mego  en  todas  vues- 
tras moradas  en  d  dia  del  sábado. 

4  Y  habló  Moyses  á  toda  la  congrega- 
ción de  los  hijos  de  Israel,  didendo: 
Esto  es  lo  que  Jehova  ha  mandado,  di- 
ciendo: 

6  Tomad-  de  entre  vosotros  aireada 
para  JehOva:  todo  liberal  de  su  corazón 
la  traerá  á  Jehova,  ora,  plata,  y  metal, 


ÉXODO. 


6  T  cárdeno,  7  púrpura,  7  carmesí,  7 
Uno  fino,  y  polo*  de  cabras, 

7  T  cueros  rojee  de  cañero*,  y  cueros 
de  tejones,  7  madera  de  cedro, 

6  Y  aceite  para  la  laminaria,  y  especias 
aromáticas  para  el  aceite  de  la  unción,  y 
para  el  perfume  aromático, 

9  T  piedras  de  ouyx,  y  las  piedras  de 
los  engastes  para  el  ephod  y  para  el  pec- 
toral. 

10  T  todo  sabio  de  corason,  que  habrá 
entre  Tosotros,  Tendrán  y  harán  todas 
las  cosas  quena  mandado  Jehova: 

11  £1  tabernáculo,  sn  tienda,  y  su  co- 
bertura, y  sus  sorteas,  y  sus  tablas,  sus 
barras,  sus  columnas,  y  sus  basas ; 

12  El  arca  y  sus  barras,  m  eubierta,  y  el 
▼el©  de  la  tienda; 

18  La  mesa  y  sus  barras,  y  todos  sus 
vasos,  y  el  pan  de  la  proposición ; 

14  T  el  candelero  de  la  luminaria,  y  sus 
rasos,  y  sus  candilejas,  y  el  aceite  de  la 
luminaria; 

15  Y  el  altar  del  perfume  y  sus  barras, 
y  el  aceite  de  la  unción,  y  el  perfume 
aromático,  y  el  pabellón  de  la  puerta 
para  la  entrada  del  tabernáculo ; 

16  £1  altar  del  holocausto,  y  su  criba 
de  metal,  y  sus  barras,  y  todos  sus  rasos, 
y  la  fuente,  y  su  basa; 

17  Las  cortinas  del  patio,  sus  colum- 
nas, y  sus  bssas,  y  el  pabellón  de  la 
puerta  del  patio; 

18  Las  estacas  del  tabernáculo,  y  las 
estacas  del  patio,  y  sus  cuerdas ; 

19  Las  Testiduras  del  serrido  panuml- 
nlstrar  en  el  santuario ;  et  d  sofer,  las  san- 
tas Testiduras  de  Aaron  el  sacerdote,  y 
Iss  Testiduras  de  sus  mjos  para  servir  en 
el  sacerdocio. 

20  T  Y  salió  toda  la  congregación  de 
los  htyos  de  Israel  de  delante  de  Moyses. 

21  Y  riño  todo  varón  á  quien  su  cora- 
zón levantó,  y  todo  aquel  á  quien  sn  es- 
píritu le  dio  voluntad,  y  trajeron  ofren- 
da á  Jehova  para  la  obra  del  tabernáculo 
del  testimonio,  y  para  toda  su  obra,  y 
para  las  santas  Testiduras. 

22  Y  vinieron  asi  hombres  como  mu- 
geres,  todo  voluntario  de  corason,  y  tra- 
jeron ajorcas,  y  sarcillos,  y  anillos,  y 
brasnletes,  y  toda  joya  de  oro,  y  cual- 
quiera ofrecía  ofrenda  de  oro  á  Jehova. 

23  Todo  hombre  que  se  hallaba  con 
cárdeno,  ó  púrpura,  ó  carmesí,  ó  lino 
Uno,  ópalos  de  cabras,  ó  cueros  rojos  de 
carneros,  ó  eneros  de  tejones,  lo  trata. 

24  Cualquiera  que  ofrecía  ofrenda  de 

98 


plata,  ó  de  metal,  traía  la  ofrenda  á  Je- 
hova: y  todo  hombre  que  te  hallaba  con 
madera  de  cedro,  la  traía  para  toda  la 
obra  del  servicio. 

25  ítem,  todas  lss  rougeres  sabias  de  eo- 
raaou hilaban  de  sus  manos,  y  traían  lo 
que  hdbktn  hilado,  cárdeno,  ó  púrpura,  ó 
carmesí,  ó  Uno  fino.  ' 

28  Y  todas  las  mugeres,  euyo  coraron 
las  levantó  en  sabiduría,  hilaron  peto*  de 


27  Y  los  principes  trajeron  las  piedras 
de  onyx,  y  las  piedras  de-Ios  engastes  para 
el  epaod  y  el  pectoral; 

28  Y  la  especia  aromática,  y  aeette  para 
la  luminaria,  y  para  el  aceite  de  la  un- 
ción, y  para  el  perfume  aromática 

29  Todo  hombre  y  muger  que  tuvieron 
eornaon  voluntario  para  traer  para  toda 
la  obra  que  Jehova  habla  mandado  por 
Moyses  que  hiciesen,  trajeron  los  hfyoa 
de  Israel  ofrenda  voluntaria  á  Jehova. 

80  U  Y  dtfo  Moyses  á  los  hijos  de  Is- 
rael: Mirad,  Jehova  ha  llamado  por  su 
nombre  á  Beseleel,  htfo  de  Url,  hfyo  de 
Hur,  de  la  tribu  de  Juda. 

81  Y  lo  ha  henchido  de  Espirito  de 
Dios,  en  sabiduría,  en  mteUgencla,  y  en 
ciencia,  y  en  todo  artificio ; 

82  Para  Inventar  invenciones  para  obrar 
en  oro,  y  en  plata,  y  en  metal; 

88  Y  en  obra  de  pedrería  para  engastar, 
y  en  obra  de  madera,  para  obrar  en  toda 
obra  de  Invención : 

84  Y  ha  puesto  en  su  corasen  para  que 
pueda  ensefiar  él  y  Ooliab,  hJJ o  de Achí- 
samech,  de  la  tribu  de  Dan. 

85  Y  los  ha  henchido  de  sabiduría  de 
corason  para  que  hagan  toda  obra  de 
artificio,  y  de  invención,  y  de  recamado, 
en  cárdeno,  y  en  púrpura,  y  en  carmesí, 
y  en  Uno  fino,  y  en  telar,  para  que  hagan 
toda  obra,  y  inventen  toda  invención. 

CAPITULO  XXXVL 

Recibiendo  Jtcseleely  Ooliab  las  o/tenda*  del  pwftfe, 
tuamdo  tuvo  mmx  para  te  obra  del  tetermfoite,  de- 
cldramlo  éMopsee,  y  él  heme  mremtmmr  am  el  jmc- 
blo  otee  de  o/ireeer.  Jí  Udcemm  los  toldo»  del  ta- 
bernáculo, las  tablas  con  bu»  batas  y  barra»,  tí  ««te 
de  te  reparación,  y  el  pabellón  para  te  p+mrta  del 


Y  HIZO  Beseleel,  >  Ooliab,  y  todo 
hombre  sabio  de  corason,  á  quien 
Jehova  dio  sabiduría  y  inteligencia  para 
que  supiesen  hacer  toda  la  obra  del  ser- 
vido del  santuario,  todas  las  cosas  que 
habla  mandado  Jehova. 
2  Y  Moyses  llamó  á  Beseleel  y  á  Oo- 
Ueb,  r  á  todo  varón  sabio  de  corazón,  en 


BXODO. 


cuyo  comam  hable  dedo  Jebera  sabi- 
duría, y  á  todo  Aomort  á  quien  bu  core- 
non  levantó  pare  llegarse  4  1*  obra pare 
bacer  en  ella, 

3  Y  tomaron  de  delante  de  Moya**  te- 
da 1»  ofrende  ene  loa  hijos  de  Israel  ha- 
blan, traído  pava  la  obra  del  servicio  del 
santuario  para  hacerla!  y  elloe  le  traían 
aun  ofrenda  Tolunterie  cada  mañana. 

4  X  rinleron  todos  loe  maestroa  que 
bacina  toda  la  obra  del  santuario,  cada 
uno  de  la  obra  que  bada, 

5  X  hablaron  á  Mojase,  diciendo;  SI 
pueblo  trae  mucho  mas  de  lo  que  es 
menester  para  hacer  la  obra  para  el  mi* 
njsterio,  que  Jehova  ha  mandado  que 
se  haga, 

6  Entonces  Moyses  mandó  pregonar 
por  el  campo,  diciendo:  Ningún  hom- 
bre ni  mnger  hagan  mas  obra  para  ofre- 
cer al  aantnario.  X  asi  mo\  el  pueblo 
prohibido  de  ofrecer. 

7  X  tenían  hacienda  abasta  pora  hacer 
toda  la  obra,  y  sobraba, 

8  1  X  todos  los  sabios  de  corasen  en- 
tre los  que  hadan  la  obra,  hicieron  el 
tabernáculo  de  dies  cortinas,  de  Uno 
torcido,  y  de  cárdeno,  y  de  púrpura,  y 
de  carmesí,  las  cuales  hicieron  de  obra 
de  artífice  con  querubines, 

0  La  longura  de  la  una  cortina  era  de 
yeinte  y  ocho  codos,  y  la  anchura  de 
cuatro  codos,  todas  las  cortinas  tenían 
una  misma  medida. 

10  X  juntó  las  cinco  cortinas  la  una 
con  la  otra,  y  las  otras  cinco  cortinas 
juntó  la  una  con  la  otra. 

11  X  biso  las  lazadas  de  cárdeno  en  la 
orilla  de  la  una  cortina,  en  el  cabo  á  la 
juntura,  y  así  biso  en  la  orilla  en  el  cabo 
de  la  segunda  cortina,  en  la  juntura. 

12  Cincuenta  lasadas  biso  en  la  una 
cortina,  y  otras  cincuenta  en  la  segunda 
cortina,  en  el  cabo,  en  la  juntura,  las  unas 
lasadas  en  frente  de  las  otras. 

13  Hizo  también  cincuenta  corchetes  de 
oro  con  los  cuales  juntó  las  cortinas  la 
una  con  la  otra,  y  hizose  un  tabernáculo. 

14  Hizo  asimismo  cortinas  de  pdo§  de 
cabras  para  la  tienda  sobre  el  taberná- 
culo, y  hizolas  once. 

15  La  longura  de  la  una  cortina  era  de 
treinta  eodos,  y  la  anchura  de  cuatro 
codos,  las  once  cortinas  tenían  una  mis- 


16  X  juntó  por  si  las  cinco  cortinas,  y 
las  seis  cortinas  por  si. 

17  Y  biso  yincaenta  lasadas  en  la  orilla 


de  la  postrera  nortina  en  la  juntara,  y 
otras  cincuenta  lasadas  en  la  erjtte  de  la 
otra  cortina  en  la  juntura. 

18  Hizo  también  desócate  eerehetes 
de  n^ssl  para  juntar  la  tienda  eme  mese 
una. 

19  X  hizo  un  cobertor  ñera  la  tienda 
de  eneros  rojos  de  carnero,  yetraceber- 
tor  encima  de  eneros  de  tajonas 

30  f  Y  biso  las  tablas  pera  el  taberná- 
culo de  madesa  de  cedro  estantes. 

31  La  longura  de  cada  tabla  de  dies 
codos,  y  de  codo  y  medio  la  anchura» 

22  Cada  tabla  tenia  dos  quicios  encla- 
T\Jados  el  uno  delante  del  otro,  asi  hizo 
todas  las  tablas  del  tabernáculo. 

28  Xhizo  las  tablas  para  el  tabernácu- 
lo, Telóte  tablas  al  lado  del  austro,  al 
mediodía. 

24  Hizo  también  las  cuarenta  besas  de 
plata  debajo  de  las  Tclnse  tablas ;  dos  ba- 
sas debajo  de  la  una  tabla  nasa  sus  dos 
quicios,  y  otras  dos  besas  debajo  de  la 
otra  tabla  para  sus  dos  quicios» 

25  X  en  el  otro  lado  del  tabernáculo, 
en  el  lado  del  aquilón,  hizo  cines  veinte 
tablas, 

28  Con  sus  cuareaU  basas  de  plata,  dos 
basas  debajo  de  la  una  tabla,  y  efrat  des 
basas  debajo  de  la  otra  tabla. 

27  Y  en  el  lado  occidental  del  taberná- 
culo hizo  seis  tablas, 

28  A  las  esquinas  del  tancnmenleenles 
dos  lados  hizo  dos  tamas. 

29  Las  cuales  se  juntaban  por  abajo,  y 
asimismo  por  arriba  á  una  sorttfe;  y  asi 
hizo  ala  una  yá  la  otra  en  las  dos  es- 
quinas. 

80  Y  asi  eran  ocho  tablas,  y  sos  basas 
de  plata  diez  y  seis,  dos  basas  debajo  de 
cada  tabla. 

21  Y  hizo  las  barras  de  ssadeía  de  ce- 
dió, cinco  peía  lea  tablas  del  un  lado  del 
tabernáculo, 

82  Y  eíras  cinco  barras  para  las  tablas 
del  otro  lado  del  tobetñavcnloy  y  afras 
cinco  barras  para  las  tablas  del  lado  del 
tabernáculo  áloe  esquinas  del  occidente. 

88  Y  hizo  que  la  barra  del  medio  pa- 
sase por  medio  deles  tesase  del  un  cabo 
el  otro» 

U  Y  cubrió  las  tablas  de  oro,  y  hizo  do 
oro  las  sortyas  de  ellas  por  donde  pase* 
sea  las  barras,  y  cubrió  de  oto  tos  barras. 

85  1  Hizo  asimismo  el  Telo  de  cárde- 
no, y  purpura,  y  carmesí,  y  lino  torcido, 
el  cual  biso  de  obra  de  artífice  con  que- 
rujfclnea,  ^ív 

28 


Exoiyo. 


8fr  Y  hisopara  el  cuatro  columnas  de  ce- 
dro, y  cubriólas  de  oro,  los  capiteles  de 
las  cuales  eran^de  oro,  y  alto  para  ellss 
cuatro  basas  de  puta  de  fundición. 

87  1T  Biso  ashnianso  el.  yeto  pava  la 
puerta  del  tabernáculo  de  cárdeno,  y 
purpura,  y  cafases!,  y  lino  torcido,  de 
obra  de^reeatnador ; 

38  Con  sus  cinco  columnas  y  sus  capi- 
teles, y  cubrió  las  cabezas  de  ellas  y  sus 
molduras  ée  oro,  y  sus  claco  basas  Mao 
de  metal. 

CAPITULO  XXX  Vil. 

SI  arca  con  sus  barros.  77.  XI  propiciatorio  con  sus 
qntné**es>  22J.  Lm  asesa  con  sus  barras  y  Im  W 
d  ella  pertenecientes.  IV.  &  candeierm  con  sus 
siete  lámparas  y  sus  despabiladeras.  V.  Ef,  altar 
del  pttfkme  con  tus  barras.    VI.Ktaceüedalasan- 

■  -ftt,  meisn  Sf  elptífsm». 

HIZO  también  Beseleel  el  arca  de 
medem-de  cedro,'  su  lángara  €*a 
de  dos  codos  y  medio,  y  de  eodo  y  me- 
dio su  anohnm,  y  su  altura  de  <rfro  codo 
y  media 

2  T  cubrióla  de  oro  puro  por  de  dentro 
y  por  4e «fuera*  y  hizole-una  corona  de 
oro  al  rededor* 

3  Y  fundióle  cuatro  sortijas  de  .oro  á 
sus  cuatro  esquinas,  en  el  un  lado  dos 
sortyas,  y  en  el  oft*  lado  oirás  dos  sor- 
tijas. 

4  Hizo  también  las  barras  de  madera 
do  cedro,  y  cubriólas  de  oro. 

*  Y  metió  las  barras  por  las  sortijas  á 
los  lados  del  arca  para  llevar  el  arca. 

6  H  Hizo  asimismo  la  cubierta  de  oro 
puro :  su  lengona  do  dos  codos  y  medio, 
y  su  anchura  de  codo  y  medio. 

7  ítem,  hizo  los  dos  querubines  de  oro, 
los  cuales  hizo  de  martillo,  a  los  dos 
cabos  de- la  cubierta. 

8  El  un  querubín  de  esta  parte»  al  un 
cabo/y  <et  otro  querubín  de  la  otra  parte 
al  otro  cabo  -de  la  cubierta  j  hizo  los  que 
rubines  á  sus  dos  cabos. 

9  Y  los  querubines  extendían  sus  alas 
por  encima  «abriendo  con  sus  alas  la 
cubierta;  y  sas  rostros  el  uno  contra  el 
otn»,  los  rostros  de  los  querubines  á  la 
cubierta. 

10  1  Hizo  también  la  mesa  de  madera 
de  cedro,  su  longnra  de  dos  codos,  y  su 
anchura  de  im  codo,  y  de  codo- y  medio 
su  altura. 

11  Y  cubrióla  de  oro  puro,  y  hitóle  mm 
corona  de  oro  al  derredor.  - 

Id  Hizole  también  «na  mOMura^ií  an- 
chura de  una- mano  al  rededo*»  á  m  cual 
moldura  hizo  la  corona  de  oro  al  derredor. 


18  Hisole  también  de  fundición  cuatro 
sortijas  de  oro,  y  púsolas  á  las  cuatro  es- 
quinas, que  estoca**  los  cuatro  pies  de 
ella. 

14  Delante  de  la  moldura  estaban  las 
sorteas,  por  las  cuales  se  metiesen  las 
barras  para  llevar  la  mesa. 

15  Hizo  también  las  barras  de  madera 
de  cedro  para  llevar  la  mesa,  y  cubriólas 
de  oro. 

16  ítem,  hizo  los  vasos  que  habían  dé 
estar  sobre  la  mesa,  sus  platos,  y  sus  cu- 
charones, y  sus  cubiertas,  7  mis  tazones 
con  que  se  habla  de  cubrir  el  pan,  de  oro 
fino. 

17  T  Hizo  asimismo  el  caúdelero  de 
0ro  puro,  el  cual  hizo  de  martillo:  su 
pié,  y  su  caña,  sus  copas,  sus  manza- 
nas, y  sus  flores  eran  de  lo  mismo. 

18  De  sus  lados  sallan  seis  canas,  las 
tres  canas  del  un  lado  del  candelero,  y 
las  otras  tres  cofias  del  otro  lado  del  can- 
delero.        ♦ 

10  En  la  una  calla  habia  tres  copas  al- 
mendradas, «uta  manzana,  y  una  flor: 
y  en  la  otra  eafia  otra»  tres-copas  almen- 
dradas, otra  manzana  y  otra  flor:  y  asi 
en  tocha  las  seis  canas  que  sallan  del 
candelera, 

20  Y  en  el  mismo  oandelero  había  cua- 
tro copas  almendradas,  sus  manzanas,  y 
sus  flores. 

81  Y  una  manzana  debajo  de  los  «mas 
dos  canas  de  lo  mismo,  y  otra  manzana 
debajo  dé  las  otra»  dos  canas  de  lo  mis- 
mo, y  otra  manzana  debajo, de  los  otra» 
dos  cofias  de  lo  mismo,- por  las  sois  caüas 
que  sallan  do  éi 

88  Sus  manzanas  y  sus  canas  eran  de 
lo  mismo,  todo  ero  una  pieza  do  martillo 
de  oro  puro. 

88  Hizo  asimismo  sus  candilejos  siete, 
y  sus  despabiladeras»  y  sus  paletas  de 
oro  puro, 

24  De  un  talento  do  oro  puro  lo  hizo  á 
él  y  á  todos  sus  vosos. 

25  f  Hizo  también  el  altar  del  perfumo 
de  madera  do  cedro :  un  codo  su  longu~ 
rá,  y  otro  codo  su  anchura,  cuadrado :  y 
dos  codos  su  altura,  y  sus  cuernos  eran 
de  la  misma  pieza. 

86  Y  cubriólo  de  oro  puro,  su  mesa  y 
sus  paredes  al  rededor,  y.  sus  cuernos : 
y  hizole  una  corona  de  oro  al  derredor. 

87  Hizole  también  dos  sortijas  de  oro 
debajo  de  la  carona  en  las  dos- esquinas 
á  los  dos  lados,  para  pasar  por  ellas  las 
barras  con  que  habla  deser  llevada 


BXODO> 


28  Y  Isa  barras  falto  de  madera  do  ce- 
dro, y  cubriólas  de  oro. 

29  T  Hizo  asimismo- el  aceite  de  la  uu- 
clon  santo,  y  el  perfumo  aromático  too, 
de  obra  de  perfumador. 

CAPITULO  XXXV1U. 

JBt  cdtafcM  jtotocwrtb  o—  w»  erfto  y  m  úm»  h 

tos  mtcemuio*.  U.  La  Jkmte,  eam>  m  émm.  III. 
J^mM  carttMci$  0  coUmstat  ddd  patio.  IV.  Elpalxüon 
de  ío  puerta  del  paüo. '  V.  La  suma  de  todo  lo  gas- 
tado ¡f  qfhecidopor  1o9q*e/)»ero* contad**. 

Y  HIZO  el  altar  del  holocausto  de  ma- 
dera de  cedro,  en  longeva  de  dneo 
codos,  y  su  anchura  de  afros  cinco  co- 
dos, cuadrado,  y  de.  tres  eodos  ra  al- 
tara. 

d  T  hízole  sus  cuernos  á  na  cuatro  es- 
quinas, los  cuales  eran  de  la  misma 
plena,  y  cubrtelo  de  metal. 

3  Hizo  asimismo  todos  los  rasos  del 
altar,  calderones,  y  badiles,  y  lebrillos, 
y  garfios,  y  palas:  todos  sus  rasos  falso 
de  metal. 

4  Y  hizo  la  criba  para  el  altar  de  hechu- 
ra de  Ted  de  metal,  en  su  cerco  debajo 
hasta  el  medio  de  éL 

5  Y  falso  de  fundido*  cuatro  sorteas 
para  la  criba  de  metala  los  cuatro  cabos 
para  meter  las  barras. 

6  Y  hizo  las  barras  de  madera  de  cedro, 
y  cubridlas  de  metal 

T  Ymettó las  barras  per  las  sotttyas á 
los  lados  del  altar  para  Iterarlo  con  ellas, 
el  cual  hteo  hueco  de  tablas.  - 

8  %  ítem,  hizo  la  fuente  de  metal  y  su 
basa  de  metal  de  los  espejos  de  las  ene 
Telaban  á  la  puerta  del  tabernáculo  del 
testimonie. 

9  f  ítem,  hteo  el  patio  á  la  parte  del 
mediodía  austeal ;  las  cortinas  del  patío 
eran  de  cien  codos  de  lino  torcido* 

10  Sus  columnas  veinte,  y  tes  tasas  de 
ellas  veinte  de  metal :  los  capiteles  de 
las  columnas  y  sus  molduras  do  plata, 

11  Y  á  la  parte  del  aeuOon  cortinas  do 
den  codos:  sus  columnas  veinte,  y  las 
basas  de  ellas  veinte,  de  metal :  los  ca- 
piteles de  las  columnas  y  sos  moldaras 
de  plata. 

13  A  ht  parte  de?  occidente  cortinas  de 
ctocuesta  -codos :  sus  columnas  dlezy  y 
las  basas  de  ellas  diez:  los  oifplteks  do 
las  cohrmnas  y  sus  molduras  de- plata, 

18  Y  ala  parte  oriental  al  oriente,  cor- 
tinas de  cincuenta  codos. 

14  Al  *n  lado  cortinas  de  quinos  codos, 
6us  tres  columnas- con  sus  tres-basas»  - 

15  Al  otro  lado  de  la- una  parte  y  de  la 
otra  de  la  puerto  del  patio*  osvtíno*  de 


á  quince  codos,  sus  tres  columnas,  son 
sus  tres  basas. 

10  Todas  las  cortinas  del  paüo  al  derre- 
tomm  de  ata*  torcida    . 

17  Y  las  basas  de  las.  columnas,  de  me- 
tal :  los  capiteles  de  las  columnas  y  sus 
molduras*  de  plata.  Y  las  cubiertas  do 
las  cabezas  de  ellas,  de  plata,  asimismo 
tedas-las  columnas  del  patio  tenían,  mol- 
duras de  plata,' 

18  í  Y  eipabsllon  de  la  puerta  del  pa- 
tio de  obra  de  recamado  de  cárdeno,  y 
púrpura,  y  carmesí,  y  lino  torcido :  la 
longura  de  veinte  codos,  y  la  altura  en 
la  anchura  de  doto-codos  y  conformará 
las  cortinas  del  patio. 

18  Y  sus  columnas-  cuatro  con  sus  ba- 
sas cuatro  de  'metal,  y  sus  coconetes  de 
plata,  y  la»  cubiertas  de  tos  capiteles  de 
ellas,  y  sus  moldaros  j 'de  plata» 

S»  Y  todas  las  estacas  del  tabernáculo  y 
del  pallo  ai  rededor  do  metal.  -. 

21  Estas  ton,  las  cuentas  del  taberná- 
culo, del  tabernáculo'  del  testimonio,  lo 
cual  fué  contado  por  dicho  de  Koyses 
por  mano  de  Ithamar  bljo  de  Aaron,  sa- 
cerdote, para  el  ministerio  do  los  Levi- 
tas. 

»  Y  Beseiesl,  a$o4o  Uri,  hijo  deHar, 
4e  latribu.de  Juda,  bino  todas  las  cosas 
que  ¿chova  mondo  á  Meyses, 

8»  Y  coa  el  Ooliabi  h^ode  Aenisamecb, 
de  la  tribu  de  Dan,  maestro  y  ingeniero, 
y  reoaaaador  en  cárdeno,  y  púrpura,  y 
carmesi,  y  lino  uno» 

34  H  Todo  cloro  gastado  en  1*  obra,  en 
toda  la  obra  del  santuario,  el  cual  fué 
oro  de  ofrenda,  fué  veinte  y  nueve  ta- 
lentos, y  sieUcientos  y  treinta  fíelos,  si 
stclo  del  santuario* 

25  Y  la  plata  de  los  contados  de  la  con- 
gregación fmi  den  talentos*  y  mil  y  ste- 
teeisutos  y  setenta  y  cinco  sidos,  al 
atólo  dsl  santuario. 

26  Medio  por  cabeza,  medio  sido,  al 
sido  del  santuario,  á  todos  los  que  pa- 
saren por  cuenta  de  edad  de<  veinte  años 
y  arriba,  qtufviro*  seiscientos  y  tres  mil 
y  quinientos  y  cincuenta» 

27  Hubo  adamas  den  talentos  de  plata 
para  hacer 'de  fundiesen  las  basas  del 
santuario,  y  las  basas  del  velo,  en  den 
basas  den  talentos,  A.  talento  por  basa» 

26  Y4esnil  y  siete, cientos  y  setenta  y 
dnco  fictos  hizo  .los  capiteles  de  Jas  co- 
lumnas, y  cubrió  lea  capiteles  de  ellas;  y 
tasoBÜÓ.  GoQQ. 

20  Y  el  metal  do  la  ofrenda  jM  setenta 


ÉXODO. 


talentos,  y  dos  mil  y  cne&oelentos  si- 
dos. 

SO  Del  cual  biso  las  basas  de  la  puerta 
del  tabernáculo  del  testimonio,  y  el  altar 
de  metal,  jW  criba  da  metal,  y  todas 
los  vasos  del  altar. 

81  Y  las  basas  del  patio  al  derredor,  y 
las  basas  de  la  puerta  del  patio»  y  todas 
las  estacas  del  tabernáculo,  y  todas  las 
estacas  del  patio  al  rededor. 

CAPITULO  YXXJX. 

fyu  veatiáuras  y  ornato  del  mtma  «ocenfete,  9  el  de 
h$  memore*  tacerdotea.  H.  Acabado  todo  conforme 
mi  mandamiento  de-Dtoe, e» traído  dekattede  Jfey 
$e+ yeito  aprueba  9  toe  bendice. 

Y  DEL  cárdeno,  y  púrpura,  y  car- 
mesí, hicieron  las  Testiduras  del 
ministerio  para  ministrar  en  el  santua- 
rio; y  asimismo  hicieron  las  santas  ves- 
tiduras que  srvm.  para  Ascon,  como  Je- 
hora  lo  mandé  á  Moyses. 

2  Hilo  también,  el  ephod  de  oro,  cárde- 
no, y  púrpura,  y  carmes!,?  lino  torcido. 

8  Y  extendieron  las  planchas  de  oro,  y 
cortáronlos  hilos  para  tejer  entre  el  cár- 
deno, y  entre  la  purpura,  y  entre  el  car- 
mesí, y  entre  el  lino,  por  obra  de  artífice. 

4  lliciéronle  los  espaldares  que  se  Jun- 
tasen, y  Juntábanse  en  sus  dos  lados. 

5  Y  el  cinto  del  ephod,  que  «atada  sobre 
él,  era  de  lo  misino,  conforme  á  su  obra 
de  oro,  cárdeno*,  y  púrpura,  y  carmesí*  y 
lino  torcido,  como  Jehova  lo  habla  man- 
dado á  Moyses. 

6  Y  labraron  las  piedras  onyquinas  cer- 
cadas de  engastes  de  oro,  grabadas  de 
grabadura  de  sello  con  los  nombres  de 
los  mjos  de  Israel: 

7  Y  púsolas  sobre  lss  hombreras  del 
ephod,  por  piedras  de  memoria  á  los  hi- 
jos de  Israel,  como  Jehova  lo  habla  man- 
dado á  Moyses. 

8  Hiso  también  el  peetoml  de  obra-de 
artífice,  como  la  obra,  del  ephod,  do  oro, 
cárdeno,  y  púrpura,  y  carmesí,  y  lino 
torcido. 

8  Era  cuadrado ;  doblado  hicieron  el 
pectoral,  su  longnra  «ro  de  un  palmo,  y 
da  airo  palmo  su  anchura,  doblado. 

10  Y  engastaron  en  él  cuatro  ordenes  de 
piedras.  £1  orden  ara  miraba,  una  esme- 
ralda, y  una  crysolita,  el  primer  orden. 

11  £1  segundo  orden,  un  carbunclo»  un 
saphiro,  y  un  diamante. 

13  Ei  tercer  orden,  un  topado,  una  tur- 
quesa, y  un  amethysto. 

18  Y  el  cuarto  arden,  un  tharsis,  un 
onyx,  y  un  jaspe,  cercadas  y  fngastadss 
en  sus  engastes  de  oro. 
98 


H  Las  cuales  piedras  «ran  contornea 
los  nombres  de  los  mjos  de  Israel  doce, 
conforme  á  los  nombres  de  ellos,  de  gra- 
badura de  sello,  cada  una  conforme  á  su 
nombre,  según  las  doce  tribus. 

15  Hicieron  también  sobre  el  pectoral 
las  cadenas  pequeñas  de  hechura  de  tren- 
as, de  oro  puro. 

16  Hicieron  asimismo  los  dos  engastes, 
y  las  dos  sorteas  de  oro,  las  cuales  dos 
sorteas  de  oro  pusieron  en  los  dos  cabos 
del  pectoral. 

17  Y  pusieron  las  dos  trenzas  de  oso  en 
aquella»  dos  sortijas  en  los  canos  del 
pectoral. 

18  Y  los  dos  cabo*  de  las  dos  trenzas 
pneieaon  en  los  dos  engastes»  los  cuales 
pusieron  sobre  las  hombreras  del  ephod 
en  la  parte  delantera  de  éL 

19  Y  hicieron  otra*  dos  sortijas  de  oro, 
que  pusieron  en  los  dos  cabos  del  pec- 
toral en  su  orilla  á  la  parte  baja  del 
ephod. 

29  Hicieron  mas  ato**  dos  sorttyss  de 
oro,  las  cuales  pusieron  en  las  dos  hom- 
breras del  ephod  abajo  en  la  parte  de- 
lantera, delante  de  su  juntura  sobra  el 
cinto  del  ephod. 

81 Y  ataron  el  peetoml  de  sus  sortijas  á 
las  sortija*  del  mismo  ephod  con  na 
cordón  de  cárdeno»  para  que  estuviese 
sobre  el  cinto  del  mismo  ephod,  y  el 
pectoral  no  se  apartase  del  ephod,  como 
Jehova  lo  habla  mandado  á  Moyses. 

88  Hiño  también  el  manto  del  ephod  de 
obra  de  tejedor  todo  de  cárdeno. 

28  Con  su  collar  en  medio  dé  él,  como 
el  collar  da  un  coselete,  con  un  borde  al 
rededor  del  collar,  porque  no  se  rom- 
piese. 

84  Y  hicieron  en  las  orillas  del  manto  « 
las  granadas  de  cárdeno,  y  púrpura,  y 
carmesí,  y  Uno  torcido. 

85  Hicieron  también  las  campanillas  de 
oro  puro,  las  cuales  campanillas  pu- 
sieron entre  las  granadas  por  las  orillas 
del  manto  al  derredor,  entre  las  granadas. 

86  Una  campanilla  y  una  granada,  una 
campanilla  y  una  granada,  en  las  orillas 
del  manto,  al  rededor,  para  ministrar, 
como  Jehova  lo  mandó  á  Moyses. 

87  Y  hicieron  las  túnicas  de  lino  fino 
de  obra  de  tejedor  para  Aaron,  y  para 
sus  mjos. 

88  Asimismo  la  mitra  de  lino  fino,  y  las 
orladuras  de  loa  chapeos  de  lino  fino,  y 
los  pañetes  de  lino,  de  lino  torcido. 

89  ítem,  el  cinto  do  Uno  torcido,  y  de 


eroDa. 


cscneno*,  y  púr^sjre,  y  cnn&esi,  de  once 
de  recamador,  como- Jebova  lo  mandó  4 

39  ítem,  hideron  la-  plsnchs»  la  con»* 
de  la  santidad,  de  oro  paro,  y  escribie- 
ron ©a  ella  de  grabadanvde  aaUo  el  rotu- 
lo, Saxttoad  á  Jebova. 

81 Y  pusieron  sobre  ella  un  cardón  de 
cárdeno  pala  ponerte  sos**  la  mitra  en» 
cfna,  eome  Jebova  lo  nauta  mandado  á 
Hojees. 

»  f  Y  fué  acabada  tada  la  obra  del  ta- 
bernáculo, del  tabanáealo  del  testimo- 
nio. Y Mcleron loares  de Israd come 
J choya  lo  habla  maneada  á  Moyaes :  asi 
lo  hicieron. 

88 t  trajeron  al  tabernáculo  á  Mayen»; 
el  tabernácalo  y  todos  aaa  vasos,  saa 
corchetes,  sus  tablas,  sus  barras,  y  sos 
columna»  y  ans  basas, 

34  Y  1*  cobertera  de  pieles  rejas  de  car* 
ñeros,  y  la  cobertura  de  piales  de  tejo» 
nes,  y  el  velo  del  pabellón, 

86  £1  arca  del  testimonio,  y  aaa  barras, 
y  la  cubierta, 

a?  La  mesa,  todos  ems  vasos,  y  el  pan 
de  la  praposidas), 

87  SI  eandelero  limpies  sus  candilejas, 
las  candilejas  da  la  ordénense,  y  todos 
eos  vasoe,  y  el  aceite  de  la  laminaria, 

88  Y  el  sitar  As  ovo,  y  el  asalta  da  la 
unción,  y  el  perfume  aromático,  y  el  pe- 
wuvii  pvn»  m  jjutuia  creí  lauei  naiuio, 

39  £1  altar  de  metal,  y  su  criba  de  me- 
tal, saa  barras,  y  todos  ans  vasca,  y  la 
fuente  y  su  basa, 

40  Las  cortinas  del  patio,  y  sus  colauv 
ñas  y  sus  basas,  y  el  pabellón  faralá  puet- 
ta  del  patio,  y  sus  cuerdas,  y  sus  estecas,y 
todos  los  vasos  del  servido  del  taberná- 
culo, del  tabernáculo  del  testimonio, 

41  Las  vestiduras  del  servido  para  mt> 
tnstrat  en  d  santuario,  las  santas  vesti- 
duras para  Aaron  el  sacerdote,  y  tai  ves- 
tiduras de  ans  ntyos  para  ministrar  en  el 
saeerdodo. 

48  Conforme  á  todas  las  cosas  que  Je- 
hova  habla  mandado  á  Moyaes,  asi  hicie- 
ron loe  lujos  de  Israel  toda  la  obra. 

48  Y  vio  Moyaes  toda  la  obra,  y  he  aquí 
que  la  hablan  hecho  como  Jehova  habla 
mandado;  ybencnjolos. 

CAPITULO  XL. 

Zevemta  Momee  el  tabernáculo  por  mandado  de  Dio» 
el  primer  di*  del  aña,  y  mándale  DJMfw  puerta 
liwSi  mm  «a  — amar*—  impido +d+, 9 Í04  mnt- 
dotes  lavodm  W  mdidmm+ra  m  minutario.  It.  £m 
/doria  de  Jümee  wmemtra  #  Mache  todo  el  tabemd- 

-  ^,eOmtt*m\nnm,í*tik*atT* 

Bpan.  7 


Y  JEHOVA  hdblé  á  ftfcTtss,  dactsn- 
do: 
8  En  d  ate  del  mes  primeros  d  prime- 
ro del  mes  harás  levantar  d  tabernáculo, 
d  tabernáculo  dd  testimonio. 

3  Y  pondrás  and  d  área  dd  ussttam> 
nk),  y  cubrirla  has  con  d  vela. 

4  Y  metesás  lamosa, y  ponerla  has  en 
ceden:  y  metesás  d  eandelero,  y  encen- 
derás sus  lámparas. 

5  Y  pondrá*  d  alten- de  ero  para  d  per- 
fume  delante  dd  arca  dd  testimonio  :■  y 
pondrás  el  pabellón  de  la  pacata  dd  te» 
beraácnlo. 

6  Después  pondrás  d  dtar  dd  hoso- 
eanst»  delante  de  la  puerta  del  taberná- 
culo, del  tabernáculo  dd  testimonio. 

7  Luego  pondrás  la  fuente  entre  el  ta- 
bernáculo del  testfcnouio  y  d  altar:  y 
pondrás  agua  en  ella. 

8  Finalmente  pondrás  d  patio  d  rede- 
dor, y  d  pabellón  de  la  puerta  dd 
patio. 

•  Y  tosaarásd  aceite  de  la  unción,  y  un- 
girás d  tabernáculo,  y  todo  lo  que  estar*! 
en  él,  y  santificarlo  has  con  todos  sus 
vasca,  y  será  santo. 

10  Y  ungirás  también  d  altar  del  holo- 
causto, y  todos  Sus  vasos :  y  santificarás 
d  ate,  y  acra  d  dtar  santidad  de  aantl- 


11  Asimismo  ungirás  la  fuente  y  su 

tasñsnev.  xr  sinnif  jflra^^^^  Wai 

18  Y  harás  llegar  á  Aaron  y  á  sus  hijos 
áteftucyuWdtsfceináfiulo  dd  testimo- 
nio, y  lavarlos  has  con  agua. 

18  Y  liarás  vestir  á  Aaron  las  santas 
veslidnlas,  fr  ungirle  has,  y  consagrarle 
has,  para  que  sea  mi  sacerdote. 

14  Después  harás  llegar  sus  lujos,  y  ves- 
tirles has  las  túnicas. 

18  Y  ungirles  has  eosno  ungiste  á  en  pa- 
dre, y  serán  mis  sacerdotes :  y  será,  que 
cu  nadan  les  será  por  sacerdocio  perpe- 
tuo por  sus  generaciones. 

18  Y  biso  Moyaes  conforme  á  todo  lo 
que  Jebova  la  mandó:  asi  lo  biso. 

17  Asi  en  el  mes  primero,  en  el  segundo 
ano  d  primero  dd  mes,  d  tabernáculo 
fuá  levantado. 

18  Y  biso  Moyses  levantar  el  taberná- 
culo, y  puso  sus  basas,  y  puso  sus  tablas, 
y  puso  sus  barras,  y  biso  alzar  sus  colum- 
nas. 

10  Y  tendió  1*  tienda  sobre  d  taberná- 
culo, y  paso  d  cobertor  esfera  d  taber- 
náculo encima,  como  Jebova  habla  msn 
á  ai  1  ij asi 


LEV1TIQO. 


SO  Xtasne^ypueo  «i  teattanonSo  eiü&l 
arca;  y  poso  las  barras  sobre  el  arca»  y 
la  cubierta  sobre  el  arca  encima. 

21  Y  metió  el  arca  en  el  tabernáculo :  y 
puso  el  veló  de  la  tienda,  y  cubrió  el 
arca  del  testimonio,  como  Jehova  habla 
mandado  á  Moyses. 

22  Y  paso  la  mesa  en  el  tabernáculo 
del  testimonio  al  lado  del  aquilón  del 
pabellón  mera  del  velo. 

28  Y  «obre  ella  puso  por  orden  los 
panes  delante  de  Jehova,  como  Jehova 
habla  mandado  4  Moyaes. 

24  Y  puso  el  candelero  en  el  taber- 
náculo del  testimonio  en  frente  de 
la  mesa)  al  lado  del  mediodía  del  pa- 
bellan. 

25  Y  «encendió  las  lámparas  delante  de 
Jehova,  como  Jehova  habla  mandado  á 
Hoyses. 

26  Puso  también  el  altar  de  oro  en  el 
tabernáculo  del  testimonio,  delante  del 
velo. 

27  Y  encendió  sobre  ól  el  perfume  aro- 
mático, como  Jehova  habla  mandado  á 
Moyaes. 

28  Puso  asimismo  el  pabellón  de  la 
puerta  del  tabernáculo, 

29  Y  puso  el  altar  del  holocaustoala 
puerta  del  tabernáculo,  del  tabernáculo 
del  testimonio :  y  ofreció  sobre  él  hoto- 


canato  y  preñante,  como  Jehova  habia 
mandado  á  Moyaes. 

80  Y  puso  la  mente  entre  el  taberná- 
culo del  testimonio  y  el  altar:  y  puso 
en  ella  agua  para  lavar. 

81  Y  lavaban  en  ella  Moyaes,  y  Aaron, 
y  sus  mjos  sus  manos  y  sus  pies* 

82  Cuando  entraban  en  el  tabernáculo 
del  testimonio,  y  cuando  se  llegaban  al 
altar  se  lavaban,  como  Jehova  habia 
mandado  á  Moyaes. 

£8  finalmente  lévenlo  el  patio  en  der- 
redor del  tabernáculo  y  del  altar,  y  puso 
el  pabellón  de  la  puerta  del  patio;  y  «si 
acabó  Moyaes  la  obra. 

Sé  H  Entonces  una  nube  cubrió  el  ta* 
bernácnlo  del  testimonio,  y  la  gloria  de 
Jehova  hinchió  el  tabernáculo. 

86  Y  no  podía  Moyaes  entrar  en  el  ta- 
bernáculo del  testimonio,  porque  la  nu- 
be estaba  sobre  él,  y  la  gloria  de  Jehova 
lo  tenia  lleno. 

86  Y  cuando  la  nube  se  alzaba  del  ta- 
bernáculo, los  hjjon  de  Israel  se  movían 
en  todas  sus  partidas. 

87  Y  si  la  nube  no  ae  aleaba,  no  se  par- 
tían, hasta  el  dia  que  ella  se  aliaba. 

86  Porque  la  nube  de  Jehova  estafado 
dia  sobro  el  tabernáculo,  y  el  mego  es- 
taba de  noche  en  ól*  en  ojos  da  ¿da  1* 
casa  da  Israel  en  todas  sus  partida* 


EL  TERCERO  LIBRO  DE  MOYSES,  LLAMADO  COMUNMENTE 


LEYITICO. 


CAPITULO  I. 


¿ofocoutfo,  (te  tres  especies  de  mímale*.  La  pri- 
mera de  vacas.  71.  7ax  seffmda  de  ovejas,  6  entras. 
HI.  La  toreara  dé  aves  poniendo -m  amémmmo  J» 
ritos  que  ei\  eUa  se  habémn  d*  awmrdarm 

Y  LLAMÓ  Jehova  á  Moyses,  y  habló 
con  él  desde  el  tabernáculo  del  tes- 
monio,  diciendo : 

2  Habla  á  los  lujos  de  Israel,  y  dilee: 
Cuando  alguno  de  entre  vosotros  ofre- 
ciere ofrenda  á  Jehova  de  animales,  do 
vacas,  ó  de  ovejas  nacéis  vuestra  ofrenda. 

S  Si  su  ofrenda  fuere  holocausto  de  va- 
cas, macho  perfecto  lo  ofrecerá;  á  la 
puerta  del  tabernáculo  del  teatámonio  lo 
ofrecerá,  según  su  voluntad,  delante  de 
Jehova» 

4  Y  pondrá  su  mano  sáfete  la  «abena 


del  holocausto,  y  él  lo  aceptará  para  esq- 
uiarlo. 

5  Entonces  degollará  el  becerro  en  1» 
presencia  do  Jehova,  y  los  sacerdotes, 
mjos  de  Aaron,  ofrecerán  la  sangre,  y  ro- 
ciarla han  sobre  el  altar  al  derredor,  el 
cual  eaid  á  la  puerta  del  tabernáculo  del 
testimonio. 

6  Y  desollará  el  holocausto,  y  cortarlo 
ha  en  sus  piezas.  * 

7  Y  los  hijo»  de  Aaron  sacerdote  pon- 
drán fuego  sobre  el  altar,  y  compondrán 
la  leña  sobre  el  fuego. 

8  Luego  los  sacerdotes,  hijos  de  Aaron, 
compondrán  las  piezas,  la  cabeza  y  el  re- 
daño, sobre  la  lena,  que  maté  sobra  el 
fuego  que  está  encima  del  altar. 

9  Y  sus  intestinos  y  sns  jtfernas  lavará 

Digitized  by> 


.rwjtfmwi 


L«Yr??ca 


y  el 

de  todo  sobro  el  altar;  y  esto  será  holo- 
causto, ofrenda  encendida  de  olor  de 
holganza  á  Jehora. 

10  ^  Y  si  en  ofrenda  fuere  de  ovejas,  de 
los  corderos,  ó  de  las  cabras  para  bolo* 
canato,  macho  perfecto  lo  ofrecerá, 

11  T  degollarlo  ha  al  lado  del  altar  al 
aqnilon  delante  de  Jehora;  y  los  sacer- 
dotes, lujos  de  Aaron,  rociarán  su  sangre 
sobre  el  altar  al  derredor. 

13  T  cortarlo  ha  en  ana  pionas,  y  sn  ati- 
be» y  sn  redaño;  y  el  sacerdote  las 
compondrá  sobre  la  leña  que  «ata*  sobre 
ol  friego,  qoe  mád  encimo:  del  «Mar. 

28  T  nos  entrañas,  y  sns  piernas  laya- 
rá con  agua,  y  ofrecerle  ha  todo  el 
sacerdote,  y  hará  de  ello  perfume  so- 
bre el  altar;  y  esto  será  holocausto, 
ofrenda  encendida  de  olor  de  holganaa 
á  Jetara. 

14  T  Y  al  el  holocausto  se  hubiere  de 
ofrecer  á  Jehora  de  aves,  ofrecerá  su 
ofrenda  de  tortolea,  o  de  palominos. 

15  T  el  sacerdote  la  ofrecerá  sobre  el 
altar,  y  quitarte  ha  la  eabeta,  y  hará  per- 
fume sobre  el  altar,  y  sn  sangre  será  es» 
prhnldasobre  la  pared  del  altar. 

16  T  quitarle  ha  el  buche  con  las  ptt> 
mas,  lo  cnal  echará  junto  al  aKar  hacia 
el  oriente  en  el  lugar  de  las  cestas. 

17  Y  henderla  ha  por  enere  sus  eJeav; 
jbss  no  hv  partirá:  y  el  sacerdote  hará 
de  eUa  perfume  sobre  el  altar,  sobre  la 
lena,  onosssi  sobre  el  fuego>  y  esto  será 
holocausto,  ofrenda  encendida  de  olor 
da  holganza  á  Jebera. 

CAPITULO  n. 

In,  «i  segundo  género  de  sacrificios  Boxearle  pre- 
— lia,  en  cinco  especie*.  La  primen*  de  fior  de  ha- 
rina seca,  aceite,  y  incienso.  II.  La  segunda  de  pan 
cocida  en  horno.  TIL  ha  tercera  de/rito  en  sartén. 
IV.  ha  coarta  de  aderezado  en  cazuda.  V.  Pro- 
hibe Días  todo  sacrificio  de  pan  leudada,  gdemitL 
VI.  Por  el  contrario  quiere  que  en  toda  o/renda  se 
ponga  sal  VtT.  La  quinta  especie  de  presente,  de 
SñQa  OKssva  testada,  aceite,  y  inciensa. 

Y  CUANDO  alguna  persona  ofreciere 
ofrenda  de  presente  á  Jehora,  su 
ofrenda  será  flor  de  harina,  sobre  la  cual 
echará  aceite,  y  pondrá  sobre  ella  In- 
cienso. 

2  T  traerla  ha  á  los  sacerdotes,  bjjos  de 
Aaron,  y  de  allí  tomará  su  puno  lleno  de 
su  flor  do  harina;  y  de  su  aceite,  con 
todo  su  incienso,  y  el  sacerdote  hará 
perfume  de  eHo  sobre  el aJtart  y  estoserá 
ofrenó*.  encendida  da  olor  de  holganaa  á 
Jehora. 

>  Y  la  sobas  del  presento  meé  As  Aaron 


y  de  ana  hijos,  ssnttdaédo  inllli  fes  «e 
las  ofrendas  encendidas  de  Jehora. 

4 1f  Y  cuando  ofrecieres  ofrenda  de  pre- 
sente eoeida  en  horno,  serán  tortas  de 
flor  de  harina  sin  leradnra  amasadas  con 
aceite,  y  hojaldres  sin  leradnra  untadas 
con  aceite. 

5  T  Mas  si  tu  presente  fttere  ofrenda  de 
sartén,  será  de  flor  de  harina  sin  lern- 
dnra  amasada  con  aceite, 

•  La  cnal  partirás  en  ptezaa,  y  echarás 
aceite  sobro  ella:  esto  será  presente. 

7  *&  Y  si  tu  presente  fuere  ofrenda  da 
cañuela,  hacerse  ha  de  flor  de  harina  con 
aceite. 

8  Y  traerás  á  Jehora  el  presente  ose  se 
hará  de  estas  cosas,  y  ofrecerlo  has  al 
sacerdote,  el  cual  lo  llegará  al  altar. 

9  i"  tomará  el  sacerdote  de  aquel  pre- 
sente su  memorial,  y  hará  perfume  so- 
bre el  altar;  y  teto  será  ofrenda  encen- 
dida de  olor  de  holgansa  á  Jehora. 

10  Y  la  sobra  del  presente  será  de  Aa- 
ron y  de  sns  lujos,  santidad  de  santida- 
des de  las  ofrendas  encendidas  de  Jebera.. 

11  T  Ningún  presente  que  ofreciereis  A 
Jehora,  será  con  leradnra;  porque  do 
ninguna  cosa  leuda,  ni  de  ninguna  miel 
haréis  ofrenda  de  perfume  á  Jehora. 

1»  En  la  ofrenda  de  las  primicias  las 
ofreceréis  á  Jehora;  mas  no  subirán  so» 
bre  el  altar  por  olor  de  holganaa. 

18  %  Y  toda  ofrenda  de  tu  presente,  sa- 
larás con  sal,  y  no  harás  que  falte  Jamas 
la  sal  de  la  atienta  de  tu  Dios  dé  tn  pre- 
sente: en  toda  ofrenda  tuya  ofrecerás 
saL 

14  1  Y  si  ofrecieres  á  Jehora  presenta 
de  primicia*,  tostarás  al  fhego  las  espites 
verdes,  y  el  grano  majado  ofrecerás  por 
ofrenda  de  tus  primicias. 

15  Y  pondrás  sobre  ella  aceite,  y  pon- 
drás también  sobre  ella  incienso,  y  esto 


16  Y  el  sacerdote  hará  el  perfume  de  su 
memorial  de  su  grana  majado,  y  de  su 
aceite  con  todo  su  incienso,  y  esto  será 
ofrenda  encendida  á  Jehora. 

CAPITULO  m. 

ítem,  el  género  tercero  de  sacrificios  llamado  de  paces 
6,  pacifico,  en  tres  especies.  La  primera  de  vaca*. 
II.  La  segunda  de  ovejas.  III .  La  tercera  de  cabras 
con  los  ritos  que  en  cada  una  habían  de  ser  guarda- 
dos. IV.  Prohibe  Dio»  d  su  pueblo  comer  sebo,  ó 
samare. 

Y  81  su  ofrenda/aere  sacrificio  de  pa- 
ces ;  si  hubiere  do  ofrecer  el  saerty* 
céo  de  vacas,  macho,  ó  hembra,  sin  tacha 
lo  ofrecerá  Manto  do  Jebera, 


U&TlTVOa 


a  Y  ncntfdsá  aurtftan*  sabré  le  cs*ena  de 
su  ofrenda,  y  degollarla  ha  á  la  puerta 
del  tabernáculo  c^ltesttmenAe^  y  loe  sa- 
oerdotes^hijos  de  Aaron,  esparcirán  aa 
sangre  sobre  el  altar  al  derredor. 

8  Luego  ofrecerá  del  sacrificio  da  las 
paces  por  ofrenda  encendida  4  Jehova 
el  sebo  qae  cubre  los  intestinos,  y  foéo 
el  sebo  que  sskf  sobre  los  ietestfcnos, 

4  Y  los  dos  ríñones,  y  el  seta  qae  ntd 
sebos  ellos,  y  sobre  los  fletes,  y -quitará 
el  redaño  ene  edé  sobra  el  migado  con 
ios  tiflones. 

5  Y  los  h$os  de  Aaron  harán  de  alie 
'perfume  sobre  el  altar  con  el  holocausto 
qae  estará  sobre  la  lefia  qae  «sM  encima 
del  fttego:  y  esto  en*  careada  de  olor  de 
holgaos*  á  tornera. 

6  1  Mss  si  de  ovejas  fuere  su  ofrenda 
para  sacriácio  de  pácese  ¿chora,  maebo 
ó  hembra,  sin  tacna  lo  ofrecerá. 

7  Si  ofreciere  cordero  por  su  ofrenda* 
ofrecerlo  ha  delante  de  Jebera. 

8  Y  pondrá  «u  mano  sobre  la  cebosa  de 
su  ofrenda,  y  después  la  degollaré  da» 
lente  del  tabernáculo  del  testimonio  i  y 
los  lujos  de  Aaron  esparcirán  su  sangre 
sobre  el  altar  al  derredor. 

0  Y  del  saorüeio  de  las  paces  ofrecerá 
por  oaunsla  encendida  áJebeue  su  Sebo, 
y  la  cola  entera,  la  cual  quitará  de  de- 
lante el  espinase,  y  d  sebo  que  cubre  los 
iatestfaioa,  y  todo  el  sebo  que  mtd  sobre 
ello*. 

10  Asisniemolot  dos  liantes,  y  elsebo 
que  está  sobre  cUos,  y  el  que  ettd  sobre 
los  Vares,  y  quitará  el  redaflo  de  sobre 
el  hígado  con  las  ríñones. 

11  Y  el  sacerdote  hará  de  ello  perfume 
sobre  d  altar;  e*ejfe*ftr4vnmdadeot>eu« 
da  encendida  á  Jebera, 

18  Y  'Mss  si  catara /Wsru  su  ofrenda,  ofre- 
cerla ha  delante  de  Jehova. 

18  Y  pondrá  su  mano  sobre  la  cébese 
de  ella,  y  degollarla  ha  debute  del  taber- 
náculo del  testimonio,  y  los  hijos  de 
Aaron  esparcirán  su  sangre  sobre  el  altar 
en  derredor. 

14  Después  ofrecerá  de  ella  su  ofrentla, 
por  ofrenda  encendida  á  Jehova,  el  sebo 
que  cubre  los  intestinos,  y  todo  el  sebo 
que  esté  sobre  ellos, 

15  Y  los  dos  ríñones,  y  el  sebo  que  está 
sobre  ellos,  y  el  que  c*ld  sobre  los  ijares, 
y  quitará  el  redaño  de  sobre  el  hígado 
con  loe  ríñones. 

16  Y  el  sarjeWUite  hará  perfume  de  ello 
sobre  el  altar;    y  este  mrá  vianda  de 

ISO 


ofrenda  eneendidat  deenoif  deliaftznnsaá 
Jenefra,  Todo  elnebo  et  de  Jehefa. 
17  T  Estatuto  perpetuo  por  Tueatras 
edades  en  todas  vuestras  habitaciones: 
Ningún  sebo,  ni  ninguna  sangro  come- 
réis, 

CAPITULO  IV. 

Jmrttw*DÉDílmmpi*okmmó$mtrificÍMpor  loe  pe- 
codo*  de  ignorancia  ó  por  perro :  y  primero  de  la 
expiación  del  pecado  del  tumo  tacerdote.  II.  Det 
pecado  de  todo  ef  pwdbto.  III.  Del  pecado  JH 
principe.    IV.  Del  pecado  de  cualquier  pea  titumii  > 

Y  HABLÓ  Jenev»  á  Moy.ee,  dicien- 
do: 

0  Habla  ¿los  snjda  da  Israel,  diciendo  i 
cuando  nfrissa  persona  pecare  par  yerro 
en  alguno  de  los  msndsmáentoa  de  Je- 
houa,  qne  no  se  han  de  hacer,  y  hiciere 
alguno  de  elloa ; 

ftfli  secerdote*uugido  pecare,  según  el 
pecado  del  pueblo,  ofrecerá  por  su  pe» 
cado,  que  pecó,  un  novillo  hijo  da  -raen 
perfecto  á  Jeberos  por  expiación. 

4  Y  traerá  el  novillo  á  la  puerta  del 
tabernáonlo  del  testimonia  delante  da 
Jebera,  y  pondrá  su  manó  sobre  la  cá- 
bese del  novillo,  y  degollarlo  ha  delante 
de  Jehova. 

5  Y  el  saenrdote  ungido  tomaré  de  la 
sangra  del  novUln,  y  traerla  ha  al  tañer- 
náenlo  ¿el  testimonio* 

6  Y  mojará  ^el  sacerdote  en  dedo  en  la 
sangre*  y  esnarairá  de  aquella  sangro 
siete  veces  delante  de  Jebeva  hacia  al 
velo  del  suntuaria 

7  Y  poo4rá(d  sacerdote  de  enuesj*  san- 
gre sobre  los  cuernos  del  altar  del  per- 
fume aromático  delante  de  Jehova,  que 
•tía  en  el  tabernáculo  del  testimonio;  y 
toda  la  otra  sangre  del  novillo  echará  al 
cimiento  del  altar  del  holocausto,  que 
ata  á  la  puerta  del  tabernáculo  del  tes- 
timonio. 

8  Y  todo  el  sebo  del  novillo  de  la  ex- 
piación tomará  de  él,  el  sebo  que  cubre 
los  intestinos,  y  todo  el  sebo  que  eafrf 
sobre  ellos, 

9  Y  los  dos  ríñones,  y  el  sebo  que  mtá 
sobre  ellos,  y  el  que  ettd  sobre  los  {jares, 
y  el  redolió  de  sobre  el  hígado  quitará 
con  los  ríñones, 

10  De  la  manera  que  se  quita  del  buey 
del  sacrificio  de  los  paces,  y  hará  el  sa- 
cerdote perfume  de  ello  sobre  el  sitar 
del  holocausto, 

11  Y  el  cuero  del  novillo,  y  toda  su 
carne  een  su  eabesa  y  sus  eternas,  y  sus 
intestinos  y  su  estiércol ; 

tt.fittU.ttto  tote  «1  Mritto 


Mcvrrica 


reVie» 

l«ocmlaes,y 
he  cm  fnoaye  sobre  la  lema:  «a  d  lugar 
dómele  »e   nrhon  las  oeoiaej  sera  qoc- 


18  \  Y  ai  toda  la  nudtíted  de  Ierad  he> 
biere  errado,  y  el  negocio  íbero  oculto  á 
lo  cemfeagaciem,  y  ma&oren  hecho  d- 
gamo  ée  loa  lanrtanrioBloa  da  Joboca» 
eme.mo  echen  de bacot,  y  ambicien,  po- 


14  Desde  amo  mcrm  cascodUe  ol  pecado 
aoboo  que  pecaron,  cotonee*  la  moftgre- 
sodo»  efreoeai  am  aovcUo  hfyedevace 
por  eae^odem,  y  tmorlo  han-  dotante  éol 
msi'om  somas  ddt— tJowiofc 

15  Y  loa  ancianos  de  lo  confrragaokMi 
fimdiÉB  ene  ai  muí  cobro  la  —luí  éal 
novillo  dnlenti  de  Jabeen,  y  dogiUsjfls 
damwitte  ó^ematodeéoheoa» 

M  Yol  eeacrdotemne^madeeátohi 
sangre  del  novillo  om  o*  cabef  encolo  4d 


1T  Y  mojara  ai  enoerdote  sm  dedo  en  la 
mk—  cangro,  y  ecporoisá  déte  veces 
delante  de  Jehova  nada  et  velo. 

18  Y  do  aquella  sangre  pandea  aobre 
loo  latineo  del  alear  eme  ««Melante  de 
Jehova  en  el  tabernáculo  del  testimonio, 
y  toda  la  otra  sangre  derramará  al  d- 
nsiontc  OBlotoréoi.botdcaitOvqne  «sftl 
*  la  pnerfavdd  mibeamáeme»  dal  teettn*> 
mi<x 

1*T  caritarle  ba  toéo  ai  toaos  y  <hasá 


90  Y  con  el  novillo  haiá  come  atoo  éal 
■  cieno  di  la  uiiÉatÉia  aatAatádeal;  y 
eei  loa  r  votará  ol  osoamnoic,  p 


vi  Tseeavá  el  novilla  tosa  *ék  campo, 
y  qncioorlc  he-cotoe  qaame  ol  pckner 
movmle;  y  enoeevi  expiación  da  la  oaa> 
gregaesem 

fi8  1  Y  enaado  focara  el  petados,  y 
■lesees  por  yenro  aJnvsmo  de.  todos  los 
taandaiainntni  de  ¿chova  a»  DI***  eme 
no>  sofcam  do  hacen;  y  teca** : 

38  Desde  qne  lo  inore  notificado  so 
peeaéo  combo*  poce,  entónese  «tretesá 
por  om  oérenea  an  macho  da  cabrio»  cav 


24  Y  pondrá  sn  mano  sobre  la  cabos*, 

t  y.floorácwls  he  em  ol 

so  degüella  ék  bniooaawto 

Éaavoj  y  ama  sed  enptaf  inn, 

26  Y  tomará  el  sacerdote  con**  dado 

do  Im  cangro  doen  axmtadom,  y.pomdrá 

sobro  loa  emernoa  dol  altar  dd 


to  y  ledro  sangro  iisiiaojsjd  ol  otjd- 
ente  del  altar  dd  boloeameto. 

26  Y  todo  so  cobo  qnesaare,  sobro  el 
altar,  como  d  sobo  del  seo-indo  do  loa 
paces:  sai  lo  espiará  el  sacerdote dasn 
pecado,  y  hatea  perdón. 

2?TlUm,ridgna*] 
dala  Ocrea  pecara  por  ] 
serano  do  loo  manáaoitoaf  ns  do  < 
qne  no  so  han  de  hacer,  y  ] 

20  Beodo  ojo»  lo  mecet 
do  qmo  peco»  toaesá  por  om  ofrenda  «om 
cabro  de  las  censes,  sin  fiama, \ 
por  sm  posado  qoe-peco» 

22  Y  pondrá  om  mamo  sobre  la  % 
de  la  expiación,  y  dogohooi  la  efcpieoiem 
om  el  logar  del  helnnoosen. 

SO  ¿mego  tomará  el  socar  doce  en  om 
dedo  de  sn  sangre,  y  pomdié  cobre  leo 
onsracsdd  altar  del  holocenete,  y  toda 
laofrasBÉarn  derramará  d< 


SI  Y  qmtterle  ha  todo  am  sobo,  4o  la 
manera  qne  rae*  codeado  ei  sobo  del  sa> 
i  Isa. mocea,  y  hará  córleme  el 
eobflc  el  alear  on  esorde  boa» 
4  Jehova *  yod  le  leeonenaará  el 
sacerdote,  y  bobea  pssdin» 

82  Y  si  trajere  cordero  posa  en  ofrenda 
por  «1  pecado^  hombsa  attrieca»  tracen. 

26  Y  pemrint  am  mamo  aobre  la  cábeme 
de  hv  captación,  y  degollarla  ha  por  ca> 
piacion  en  el  Inga*  demás  eoó^egttella  el 
bolocaneto. 

om  Dospnea  tomata  el  eacerdote  oon  en 
dotWcmlasaBojrod^bieace4acÍon^yeocv 
día  cobre  loa  roemos  dei  altar  del  bolo* 
cañete;  y  toda  Ja  dm  sangro  dertaaaará 
elioaiissKiidololtam 

e>  T  ojnsammo  ba  todo  aa  eebo»  eoaso 
asé  quitad»  ol  sebo  del  aaoritetode  las 
peora,  y  haaá  el  oaeeromio  aootmoc  de 
dio  cobre  el  alearon  ofrenda  Cocea ál da 
á  Jobooa;  y  oai  le  rooomeluará  d  eacer- 
dote do  en  pecado»  ame  poco,  y  habrá 
aereo*. 

CAPITULO  V. 

furútl^m  ktétere  petjwdéhm  en  j*Mo  pot  cttHr 

(\  kybitr*  tomado  ti  m*mbr*demJ>i<***v**»j*~ 
rondo  temerariamente,  tret  tuerte»  de  expiación** 
vénJÍMimééta  ¿andido*  del  qm  m  expiare.  Tí.  La 
■  ijiíusSjbOjI  omflaji.  BL¿Mm9ém**m4*lm 
m&m*  mommm  p  tmlmm  *. 

ITfilá,  ornando  oejamo  pesaona  pocaie, 
ame  hobierc  oído  av  vea  del  jora* 
mentó,  y  él  fuert  áestágo  qmo  vlóv  ó  am- 
po, ai  mo.do;  iaaamiiíom,  «a  V 
pecado. 


LEVCTKNX 


9  Hete,  lo  persa»  emesjnMerertemm* 
en  cualquier»  osea  Inmunda,  se*  cuerpo 
muerto  de  bestia  Inmunda,  6  cuerpo 
muerto  de  animal  inmundo,  ó  cuerpo 
muerto  de  eerpiente  Inmunda,  y  ella  no 
lo  supiere,  será  inmunda  y  habrá  pecado. 

&  Oet  tocase  hombre  inmundo  en  Cod- 
qoiera  mmundtcie  suya,  de  «tic  es  te» 
t  y  no  lo  amalees,  mas  le  muriese 
tea  pecado. 

é  ítem,  la  paseosm  que  jurare,  pronun- 
ciando de  lebms  de  hacer  mal,  ó  bien  en 
tedas  las  jqém  que-  el  hombre  pronuncia 
con  juramento,  y  él  no  so  supiere,  mas 
enumeras  entendiere,  el  qnesesáoulpado 
en  una  de  estas  «otos» 

6  T  será,  que  cuando  dfrims  pesare  en 
■lftimn  de  esees  cosas,  eonteará  aquello 
enquepecé; 

4  ¥  traerá  sn  enpiaolon  á  Jehoee  pos 
su  penado  ene  peñóy  una  eoneera  hen* 
bra  de  la  manada,  ó  una  cabra  de  lea 
«Abres  per  expiamos,?  ei  eeeerdoto  le 
TOdnciliai*  de  su  pecada. 

7  Y  el  -no  eicanaáfe  para  n»  cordero, 
tmerá  en  es^neemm  por  en  pecado  ene 
neoévems  tortolea,  o  dos,  nalsmince  á 
Jehora ;  el  uno  para  expiación,  y  el  otro 
para  noloeeuoto. 

8  ¥  trscrios  ha  al  sacerdote,  el  «nal 
ennecia  primero  el  que  es -per  expev 
elen,  y  quitará  sn  cabeza  de  delante  de 
sn  cuello,  mas  smmmmsrá* 

9  T  esparcirá  de  la  sangre  de  la  expia- 
ción sobre  la  pared  del  altar;  y  lo  que 
sebeare  de  la  sangre  esprkaitlo  ha  al  oi- 
miento del  altar ;  y  ¿ato  será  espianten. 

10  ¥  del  otro  hará  holocausto  conforme 
al  rito ;  y  orí  le  reconciliará  el  sacerdote 
de  «a  pecado  que  potó,  y  háheá  perdón» 

11  Mas  si  no  alcensare  sn  mano  pesa 
dos  test  bies,  o  stee  palominos,  traerá  pee 
en  ofrenda  per  m  encasto  qoe  pecó,  la 
disimn  donnepha  de  flor  de  harina  pos 
expiación.  No  pondrá  «obre  olla-aceite, 
ni  pondrá  sobre  ella  incienso,  porque  es 
expiación.      .'  ,      . 

12  Mas  traerla  ha  al  sacerdote,  y  el  sa- 
cerdote tomará  de  ella  sn  puno  lleno 
para  su  memorial,  y  hará  perfume  sobre 
el  altar  sobre  las  oíros  ofrendas  encendí- 
da»  á  Jebera;  y  ano  seca  eapUckm. 

18  ¥  «eS  le  reconciliará  el  sacerdote  de 
sn  peceño,  que  p«eó,  en  al^rona  de  estas 
eesse,  ?:hasjr*  nerdeni  y  aera  del  sacer- 
dote, como  «1  presente. 

U  T  Hablo  man  Jebera  4  Mofees,  di, 
ciando : 

m 


15  Ornando  idbmm  perosm*  hláHiuTnu' 
rarteaeion,  y  pecare  por  yerro  en  las  co- 
sas santifloadas  á  Jehowe,  trac**  ser  en 
expiación  á  ¿chova  un  esmero  sin  tacha 
del  ganado,  conforme  á  tu  estimación, 
de  do*  sielee  de  pinto  del  alelo  del  san- 
tuario, por  el  pecado. 

W¥  loque  hubiere  penado  «Mlenutu* 
arte,  pegará,  y  «msdtsn  «obre  ellaenqnte* 
toy  y  dario  ha  si  sacerdote»  yel  «acordóte 
le  reconciliará  con  el  carnero  de  la  enpt- 


pecawsy 


*?  lUm*yM*Í9mui 


toé  de  Jebera,  qecnc  se  han  de  hacer,  y 
no  lo  supiere,  y  «ni  peno,  Bossss>  sn  pe* 


18  ¥  tseerá  mi  cerneen  pesfocl» deles 

cenjas,  cónfrmse  A  tu.  esummetou,  po* 
expiación,  al  set cadete»  y  el  sacerdote 


saber,  y  hehrémeedenu 
10  Pecado  es,  y  pecando  pecóéMsinev 
CArTTOW)  Tt 

Xm  MpJiHtfnw  dsl+mrn  AhHn-i  perjurado  mgmdodj 
m  prójimo  el  deponto,  lo  encomendado,  hurtado, 
robado,  ó  hallado,  heéka  Ta  restitución  con  el  quinto. 
1t  Dkfiniüton  y  ley*  emteHmle»  del  Sote— «o  con- 
tímmo.  JILJmm  §mir**l*  éH  jimiili  m  rfn  n 
IV.  Especial  ¡¡retente  de  loe  sumo*  sacerdote»  él  dim 
9e  su  unción.  V.  Lepes  especíale*  de  la  exptá&óá 
*det§*eméo. 

YHABLOJehewaáMonsea,dÍnimin  i 
i  Cuando  asjmas  nessone  penriyy 

hiciere  prevaricación  contra  Jehova,  y 
negare  ¿en  -prójimo  taetmomcudada,  ó 
depuesto  en  nmno»  ó  robe,  o>«mnceJuua» 
néááesipsnJÉmev 

8  Qqnohafl«to«mmmW,ylaanmrsyy 
>mnen>íshJoes>slgnni  de  tedas  laneoens 
en  que  suele  pecar  el  hombre, 

4.Y  será  oses  cuando  pecare,  y  osundiere, 
YOtueuAe*  robo  que  robo,  6  sa  entasnule 
eme  calumnio,  ó  el  deposito,. qne  ee  le 
encomendó,  ó  lo  perdido  que  bebió, 

6  OtodO  aquello  sobre  que  hubiere  Ju- 
rado miso,  y  nemuAn  bu  por  entena,  f 
añedirá  sobre  ello  sn  quinto,  para  aquel 
cuyo  era,  y  pegarlo  ha  ei  din  de  en  ex* 
nuunont 

4  Y  per  en  expiación  tmerá*  Jebera, 
u»cssue**etote4l)e>delan«wejae  oonJory 
me  á  tu  estimación,  al  sacerdote,  paraje 
expiación, 

7  Y  el  sacerdote  le  reconciliará  detento 
d«J«ho^ynatrtp«edoo^4meiqui«aa 
detoom>tacne*e,en«ra*uojele  «rendar 
i£  Asmar* 

8  t  H«M*  n>»  Jehty»  á  Kojw»,  dfc 

;  .Digitizedby  VjOU^Il 


LFfTtICSa 


Esta  «•  la  ley  del  holocausto :  Si  hoto* 
onusto,  porque  w^neoiMo  sobre  él  al- 
tar toda  la  noche  basta  la  mañana,  y  el 
fuego  del  altar  arderá  en  éL 
10  SI  sacerdote  envestirá  a»  voantdnia 
de  lino,  y  Testirse  na  aaaetet  de  Uno  so- 
bre su  carne ;  y  cuando  el  fuego  hubiere 
eonsunrldo  ei  holocausto,  él  spdrtará  toa 
eenlaas  de  soto*  el  altar,  ynoneruis  ha 


TI  Después  déBnudaretr  ha  san  vestlduy 
ras,  y*  testirse  mt  *cto  otiss  Testiduras,  y 
sacará  la»  caninas  íbera  del  real  at  tugar 
Hmpfo. 

19  Y  el  fuego  encendido  sobre  et  altar, 
no  se  apagará,  mas  el  sacerdote  pondré 
en  él  lefia  eaua  «eflaiMi,  y  eonrpoiidrá 
añore  ot  ei  noiocuuBto^  y  queeoara  sonco 
él  los  sebos  de  las  paces. 

IB  Bt1  fuego  arderá  eouUvafleaeMRB  en  él 
altar;  no  se  apagará. 

14  T  ítem,  cata  m  la  ley  del  presenté: 
Ofrecerlo  bao  los  bflos  de  Asaron  delante 
de  Jenova,  delante  del  altar. 

15  T  tomará  de  él  con  sn  puno,  de  la 
flor  de  barloa  del  presente,  y  de-su  aceite, 
y  todo  et  Incienso,  que  atará  sobre  el 
presente,  y  hará  perfumé  -sobre  el  altar 
en  olor  de  reposo  por  sn  memorial  á 
«Jéhovu. 

16  Y  la  reata  de  ella  comerán  Aston  y 
sus  mjoe,  sin  levadura  'se  comerá  en  el 
legar  santo,  en*  el  parlo  del  tttbernácuto 
¿leí  testimonio  la  comerán. 

17  No  se  cocerá  con  tevwtora:  yo  la  be 
daoVpor  «é  porción  de  mis  ofrendas  en- 
cendMan,  snntMud  de  san  tiendes  es  como 
la  expiación  del  pecado  y  como  m  expia- 
ción déla  colpa. 

19  Todos  los  monea  de  los  hijos  de 
Aaron  comerán  de  ena  *  filero  perpetuo 
será  para1  vuestras  generaciones  de  las 
ofrendan1  encendidas  de  «jenova  t  toda  co* 
sa  qne  tocare  en  éDaa  será  santificada. 
r  19>T  Habló  mas  Jehov»  á  Mbyses,  dt 

CICDQR7. 

•  98*  Bsta'afrtf  la  ofrenda  no  Aaron  y  de 

sn  lujos,  que  ofrecerán  a  jeuovaY'Cl  día 

otro  ser&tt  'Und^oné?  us  oíosma  w  tm 

epna48e  fwr  de  harina,  presen w  eoniniuo, 

lar  mitad  á  la  mañana  y  la  mitad  ft  te 

tardfc  » 

91  En  sartefe  con  aceite* será  hedía,  Alta 

Traerás,  ios  ponaov  wuut»  -irer  pie* 

senté  ofrecerás  á  ¿ehotaén  olor  de  bol- 

ejanmfi 

23  T  el  sacerdote  ungido  en  sn 


d»  ana  hijos,  * 
éWebova,  toda  se  quemará  es  perfume. 
28  T  todo  presente  de  sacerdote  aeré 
quemado  todo,  no  se  comerá. 

94  T  Habló  mas  Jehova  á  Moyaea,  di- 
ciendo : 

95  Habla  á  Aaron,  y  á  ata  btjos,  dWten- 
do:  Estaña*  m  ley  de  la  expiación  d» 
piador  Bn  el  tngar  donde  asta  degaem 
do  el  holocausto,  será  degoHada  la  ex* 
nmü  en  por  al  petado  delante  de  Jehova, 
ew^m  eaattdad  uto  santidades  ce. 

96  El  sacerdote  ene  la  apreciare  por  cae» 
p|neton,  la  comerá:  en  el  lugas*  santo 
será  comida,  en  el  paira  del  tabernacaleí 
del  testimonio! 

97  Todo  lo  qne  en  encarne  tocare,  será 
aünttteade,  y  si  cayere  de  sn  sangrase' 
bre  el  vestido,  aquello  sobre  qoe  cayera, 
nwarsB  en  el  lugar*  santo. 

98  Y  el  vaso  de  barro,  en  que-  «aere  co- 
cida, será  quebrado?  y  si  fuere  cocida  en 
vaso  de  metal,  será  acicalado,  y  lavad** 
con  agua. 

99  Todo  varo»  de  lee  sacerdotes  la  ce- 
rnerá; santidad  de  santidades  es. 

90  T  toda  expiación  de  cuya  sangre  e* 
metiere  en  el  tabernáculo  del  testimonio 
para  reconciliar  en  el  santuario,  no  se 
comerá,  con  fuego  será  quemada. 
CAPITULO  TU. 

Lepe»  de  la  expiación  de  la  culpa,  lí.  Loe  provecho* 
.  ém  loo  eaaerdemn  del  kotooenums  Se.  IH.  1Y— 
•míe***  del  mcrftoio  d»  l*m*a<m\m  deobmu  m 
kacimiento  de  gracia*,  em  cumplimiento  de  voto,  y 
en  ofrenda  voluntaria,  con  alguna»  especióle»  lepen 
amen  dmmté  hoMem  de  gmOrémn  IV*  ProKb*  Dt*m 
d  m  pueblo  eltmbo  p  ¡a  tonare  de  toda  animal  pemm 
comer.  V.  Provecho*  de  he  eacerdote»  del  taeñ/tcjo 
dé  las  pacte. 

TTTBM,  esta  wétyt  la  ley  de  n  txpUstUM 
JL  de  la  culpa :  Será  santidad  de  santr' 
dad  es. 

9  Bn  el  lu^ar  donde  degonaren  el  holo- 
causto, degollarán  la  expiado*  de  la  cul- 
pa, y  esparcirá  su  sangre  sobre  él  'altar 
en  derredor. 

9  Y  de  ella 'Ofrecerá  todo  su  sebo,  la 
com,  y  el  sebo  que  cubre  los  Intestinos, 

4  Tíos  das  rlflones,  y  el  sebo  qne  ¿sfef 
sobre  ellos,  y  el  que  entá  sobre  los  rjarest 
y  el  redaffo  de  sobre  el  bfgado  quitará 
con  los  ríñones. 

9  T  elbaeerdote  bar*  de  eHo  perreme 
sobre  el  altarla  ofrenda  encendida  á  Je- 
bota;  y  ésto  aera  arjrisefora'de  la  culpa. 

9)  *Podo  varón  de  tos  sacerdotes  la  co- 
merá; será  comida  en  el  lugar  santo* 
¿wroneeeeantidad  de  santidades. 

7  ^  Como  la  *mpk*Um  per  el  pecado  asi 


LEYITKKJl 


«r* Inapta*»  tt  la  «Sipa;  a 
ley  tendrán,  será  del  sacerdote  que  ha- 
brá hecho  la  recoeoUiecioe  con  ella. 

8  T  el  sacerdote  que  ofreciere  holocaus- 
to de  alguno,  el  cuero  del  holocausto 
que  ofreciere,  será  del  sacerdote. 

9  ítem,  todo  proteste  que  se  cociere  en 
homo,  y  todo  el  que  friere  hecho  em  sar- 
tén, ó  en  cejuela,  tesi  del  sacerdote  que 
lo  ofreciere; 

10  Ítem*  todo  presento  amasado  coa 
aceite,  y  seco,  será  de  tedas  loa  htyes  de 
Aeren,  tanto  si  uao  como  al  otro» 

11  ?Iten^eetoefrrflaleydel8eorlfie|e 
de  las  paose  fue  se  ofrecerá  á  Jehova» 

12  81  se  ofreciere  en  hacimieato  de  gre> 
sisa,  ofrecerá  por  sacrificio  de  hacimiea- 
to da-  gracias  tortas  sin  levadura  amaaa- 
dea  son  aceite,  y  hojaldres  sin  levadura 
untados  con  aceite,  y  flor  de  harina  frita 
ea  tortas  entesadas  coa  aceite. 

18  Con  tortas  de  pan  leudo  ofrecerá  aa 
ofrenda  en  el  seorifloio  del  hadsaiento 
de  gracias  de  sus  paces. 

14  T  de  toda  la  ofreada  ofrecerá  uao 
por  ofrenda  á  Jehova;  del  sacerdote  ^ue 
esparciere  la  sangre  de  los  pactfleos,  de 
él  será. 

15  Mas  la  cacao  del  sacrificio  del  baoi- 
smiento  de  gracias  de  sus  pacíficos  el  dia 
que  se  ofreciere,  se  comerá;  no  dejarán 
de  ella  nada  para  otro  día. 

16  Mas  ai  el  sacrificio  de  su  ofrenda 
fbesovotos  ¿voluntario,  el  dia  que  ofre- 
ciere su  sacrificio  será  comido,  y  lo  que 
de  él  quedare,  comerse  ha  el  dia  siguí- 


17  Y  lo  que  quedare  para  él  tercero  día 
de  la  cama  del  sacrificio»  sesá  queseada» 
en  el  fuego. 

18  Y  si  se  comiere  algo  de  la  carne  del 
ssorifleio  de  sus  necee  el  tercero  dia,  el 
qae  lo  ofreciere  no  seta  acento,  ni  le  seca 
contado:  abominación será,  y  la  persona 
que  de  él  comiere,  llevará  su  pecado. 

10  Ylaoarneqne  tooamá  alguna  cosa 
Inmunda,  no  se  comerá-:  sesá  quemada 
en  fuego:  mas  cualquiera  limpio  ootnená 
de  aquesta  carne. 

20  Y  la  persona  que  comiere  la  carne 
del  sacriflcio  de  paces,  el  cual  et  de  Je- 
ho*%  estando  inmnndx^aoaeüa  persone 
sasá  cortada  de  sus  pueblos. 

21  ítem,  la  persona  que.  tocare  alguna 
coja  inmunda,  en  inmundicia  de  Jsone» 
tve,  ó  en  animal  inmundo,  o.  en  toda, 
abominación,  inmunda,  y  comiere  de  la 
cañe  del  sacriflcio  de  Isa  Dsoas*  el  anal 


m  da  JsJwvn»  ecntUa  pampa  eetá  certa- 
da  de  sua  pueWoe. 

82  f  Habló  mas  Jehova  é  Moysce,  di- 
ciendo: % 

23  Habla  á  loa  htfos  de  Israel,  diciendo  j 
Ningún  sebo  de  buey»  ni  de  cordero,  ni 
de  oabeay  eosnereia. 

24  £1  sebo  de  ea*mel  mortecino,  y  el 
sebo  del  arrebatada  se  aparejará  pasa 
todo  uso,  mas  no  s»  comeréis. 

25  Porque  cualquiera  que  sossieae  sebo 
de  stilmsl»  del  cual  aa  afrete  4  Jchooa 
ofrenda  encendida,  la  persona  ene  lo  eo» 
miere,  será  cortada,  do  ana  peehios. 

26  ítem,  ninguna  sangre  comercia  en 
todas  Tuestras  habitaciones,  sai  de  ares 
como  de  bsstisa. 

27  Cualquiera  persona  que  comiere  si- 
gua* sangre,  la  tal  p amona  será  cortada 
de  sus  pueblos. 

38  T  Habla  mas  Jehova  á  atoases,  di- 
ciendo : 

20  Habla  alo»  hijos  de  Israel,  diciendo: 
£1  que  ofreciere  sacrificio  de  sos  paces  4 
Jehova,  traerá  su  ofreada  del  sacriflcio 
de  sus  paces  á  Jehova; 

80  Sus  manos  traerán  las  ofrendas  «jh 
etmdieUM  á  Jehova;  traerá  el  sebo  con  el 
pecho:  el  pecho  para  mecerlo  de  mece- 
dura delante  de  Jehova: 

81 Y  del  sebo  hará  perfume  el  sacerdote 
ea  el  altar;  y  el  pecho  será  de  ¿aren,  y 
desusados. 

32  Y  la  espalda  derecha,  dareáa  da  loa 
sacrificios  de  vuestras  paose  pata  asa 
apartada,  para  el  sacerdote. 

88  £1  que  de  loa  fagoe  de  aereo  otra* 
clero  la  sangre  de  las  paesa,  y  el  ae*cydo 
él  sesá  la  espalda  derecha  en  perdón* 

81  Porque  el  pecho  de  le  mecedora,  y. 
la  espalda  de  la  apartadora  yo  lo  he  to» 
mado  de  loehtyoe  de  Israel,  de  los  seeri- 
fictos  de  ana  paces»  y.  lo  he  dado  á  Aaroa 
el  sacerdote,  y  á  sos  htyoe,  por  estatuto 
perpetua  da  loe  njjoe  de  Israet 

86  Esta»  «tía  ondea  da  Aaron,  y*1*-»** 
clon  de  sus  lujos,  de  las  ofrendas  oír  en 
didse  4  Jehova  desdo  el  dia  qae  él  lee  . 
llegó  pera  ser  sacerdotes  de  Jehova, 

8fi  las  cuales  pmciomm  mando  Jehova 
qua lea  diesen,. desde  el  dia  que  él  loa- 
ungió  do  entra  los  lujos  de  Israet  per  es» 
tatuto  perpetuo  por  sus  generaciones^    • 

87  Sata  m  la,  ley  del  holocausto,  dai 
presenta,  de  aaonpiaeleavpa*  el.peóadoy 
y  dé  l*  ispearme  da  la  culpar  J*  de  las, 
consagraciones,  y  del  sacrificio  do.' 


kBvrticoi 


el  nMmte  do  atinu,  el  o^Qua  «aunadlos 
blroetolssnei  «un  ofreciesen  ene  ofren- 
das áJehova  en  el  desierto  de  Sinai. 

capitulo  vrn. 

JRH*ar(por  mtmd*ademto  de  X*m)  rfcfe  y  «m**,  f  «*» 
piadAanmydmmkiiii  wriMI— MK|N  *m  1- 


HABaió  mee  Mw»  á  Moyaes,  dfc 
olead»} 
d  ToM&Am%yie«ftb9<*eoBél,j 
hmvaatlduran»yel  aeeitede  ja  unoleu» 
y  el  novillo  de  la  ea?da**>a,y  loa  da* 
eetneBWiy  el  canaetillo  dale*  jMoateon- 

3  X  junta  toda  la  congregación  4  la 
pperta  del  tabernáculo  del  testimonio. 

4  X  too  Mogae*  como  Jobovala  man- 
dó» jp  la*  fongreaaelou  ae  ¿untó  a  la 
puerta  del  tabernáculo  del  testimonio. 

&  X  d*o  Mojues  4  1a  eungregaeie* : 
fisto  a»  lo  onaJehova  na  mandado  bañen 

u\JfcOogoee  NoyeenJda*  llegar  4  Aaroo, 
y  4  sos  lujos,  y  lavólos  con  agua* 
.7  X  puso  sobra  41  la  innle^y  calióle 
con  el  cinto,  después  vistióla  el  «auto, 
y  pue^sobye  él  eleghad,  ¥  cmióle  con  el 
cinto  del  ephod,  y  apretóla  con  4L 

A  T  púlale  encima  el  pectoral,  y  paso 
en  el  pectoral  el  Urina  y  Thumim. . 

9  Paspaos  puso  la  mitin  sobra  sn  ca- 
ucas, y  aobsa  femiten  delante  deán  «os- 
tro puso  la  plancha  de  oro,  la  eofona-de 
la  santidad»  nomo  Jeoova  habla  mundo- 
doáltoyse*, 

10  T  tomó  Moyaes  el  aceita  da  nvun» 
oían»  y  asmjó  al  mtwnárnin,  y  todas  las 
opsos  ano  mtahm  en  n\  y  aantlAcóks, 

11  Y  canoso»  de  41  sobro  al  altar  siete 
Teces,  y  imsffi  alalias^ y  todóa  ana  vasos» 
yls.fin«nteysOibas%paiasantln<aurlsa. 

12  X  derramó  del  aceite  da  la  noción 
aobr»  lasabais  itsAamn»  fungióle  para 


la  Deapuaa.  Moyses  bisa  Uajar  loa  bA)es 
de  Aaron,  y  Tlstlóles  las  túnicas,  y  «mió- 
los «a»  cintos,  y  apretóles  los  abapeos, 
como  Jaba*»  lo  bab*  renrtedo  4  Moy- 
aesL 

U  X  Wxa  Anana  aV  «orilla*  da  moapfc» 
don,  y  poso  Aaron  y  ana  bJroesoe  Aa* 
nos  sobra  laceaban»  del  novillo*  b«- 


15  X  degollólo,  y  Moyaes  tomé  lasen, 
gve,pnniso  eon*au>dado  sobra  los  eaer- 
noe  dclifrtrsi  daneder^y  axpió  el  altar, 
j  noba\buntna  senos*  al  akoJento  déla}- 

la*    W ^A»4iA^A|A  «aja  AMOsVmClmnmmT  AObBmV^L 

^**fi#  ^mmmmmmjmmmjmr  ^mmi^  ^^^•"fw^  ^w^^j^^mm 


(ala  sobre  los  intestinos,  y  el  redaño  del 
hígado,  y  los  dos  ríñones,  y  el  sebo  da 
ellos»  y  biso  Moyses  perfume  sobre  el 
altar. 

17  Has  el  novillo,  y  su  enero,  y  su  carne, 
yon  cnthirool  oncmo  con  fango  fuera  del 
mal,  oojno  ¿chova  lo  habla  mandado  4 

18  Después  biso  llegar  el  aaenano  del 
anbro  leonina*  del  eet* 


l»Ib  degolló,  y  espéralo  ¿tayaes  la 
sangre  sobre  el  altar  en.  derredor* 

W  X  cortó  el  esmero,  en  sus  plenas;  y 
Morsas  bisopejpfnmo  de  la  sabana»  y  jila» 
sas,  y  sebo» 

91  X  lavó  en  agua  loa  intestinos  y  pior- 
nas; y  quemó  Jampas  todo  al  carnero 
sobra  al  alto* :  holocausto  o>eni  asorde 
lenlgsosjn*  opeado  euoagojpo  4  «abuiti 
como  Jebe**  lo  baba*  mandado 4Mo*t 
sea 

22  Después  hito  llegar  al  otroanrnasa, 
al  onrnejp  da  las  roa wagr» otoñan ;  g  Aa- 
ron  y  ana  ages  pastaron  ana  táseme  se» 
bra  la  eabesadel  carnero; 

U  X  (odageUóy  y  tomó  Monee*  do  a* 
■•»£■*»  y  paso  nebro  la  teroi*&  da  la 
eneja  derecha  da  Aaron*  y  eohre  al  dedo 
pulgar  de  su  mano  derecha»  y  sobra  al 
dado  putear  da  sn  pié  derocbn» 

U  X  bisa  llegar  lea  aJéee  de  Aaron,  y 
puso  Moyses  de  la  sangre  sobro  la  ter- 
nilla de  sus  orajes  derocbas,  y  sobre  loa 
pulgares  de  sus  manos  derechas,  y  sobro 
los  pulgares  deana pies  derechos:  y  ea- 
naseió  Mosoee  laetrnaangro  aobaaetal- 
tar  eu  derredor. 

9&  Después  tomo  el  sebo,  y  la  cola*  y 
todo  el  sebo  qm  mtana  sobre  loa  intsati- 
nos,  y  el  sedan»  del  bigado,  y  las  da* 
mtones  y  el.  sebo  de  ellos,  y  la  sapalun 
derecha. 

9»X  dal  aanaattfm  da  **jmm  eanan- 
naa,  ann.riranandeiaiita  da  Jobova^toaaó 
un*  tonta,  ala  lañad**»,  y  «en  tartana 
pan  de  aceite,  y  una  hojaldra*  y  péñola 
enn  el  aaba>  y  eon  m  espaada  darettnv 

2Z  X  pésota  todo  en  tan  inaepsdsAar 
ron,  y  aulas  amóos  da  ana  M)oa»y  bino» 

&  Después  tom6  aquellas  enees  Moy- 
ses de  las  menos  de  altos»  y -bino  pesia- 
seo  en  al  altar  sobre  el  holocausto  t  son 
les  oonsegracionos  an,  olor  da  hoigaam, 
ofrenda  encendida  4  Jehova. 
Ma 


LEVrVICOÍ 


ffhY  toad  ttoyees  d  pacho,  y  melólo 
m  mecedora  delante  de  Jebera:  del  ear- 
nero  de  las  consagraciones  aquella  fué 
la  parte  de  Moyses,  como  Jebova  lo  ha- 
bla mandado  al  mismo  Moyses. 

80  Luego  tomo  Moyses  del  aceite  de  la 
«Odón,  y  de  la  sangre,  que  erial*  sobre 
el  altar,  y  esparció  sobre  Aaron,  sobre 
sos  vestiduras,  y  sobre  sos  htyos,  y  sobre 
las  vestiduras  dé  «ushfyos  con  él:  ysan- 
tlnoó  á  Aaron  y  á  sus  vestidura*,  y  áeus 

81  T  dijo  Moyses  á  Aaron,  y  á  sus  hQe»l 
€oeed  la  cañe  á  la  puerta  del  taberná- 
culo del  testimonio,  y  comedia  alli  con 
el  pan,  que  eMá  en  el  canastillo  de  las 
oeneegraeieues,  come  yo  he  mandado, 
diciendo :  Aaron  y  sus  bijos  la  comerte* 

«8  Y  le»  que  sobrare  de  la  carne  y  del 
pan,  quemarlo  hételo»  fuego. 

«De  la  puerta  «el  tabernáculo  del  tes* 
Mmom%  no  cuádrete  en  siete' días,  basta 
el  «a-  que  se  «tonncreii  lee  dias  de 
vuestras  consagraciones:  porque  por 
ate**  Otas  s^reU  consagrados.  • 

«4  De  la  manera  que  noy  se  ba  hecho, 
mandé  nacer  Jebova  pera  copiaros. 

85  Y  ¿  la  puerta  del  tabernáculo  «el 
testimonie  estarcí*  di*  y  noche  por  siete 
días,  y  «arete  la  guarda  delante  de  Je- 
nova,  y  no- merlfete,  porque  asi  me  na 
sido  mandado. 

86  Y  hizo  Aaron  y  sus  hijos  iodos  las 
eoéW'que  mande  Jebova  por  mano* de 

CAPITULO  Tí. 

Aaron  por  mandado  de  Mojíes  y  ordenación  de  Dio» 
ofrece  lá  primera  o/rendade  todo  m  Éoeerdoeio  en 
npim0tmpt\  <Mih^p»cfcJU*>— m.  Jí.J>ojpmm 
hace  la  expiación  por  elpveblo,  y  ofrece  por  el  pre- 
sente y  pacifico*.  ILL  Bendice  al  pueblo.  IV. 
Hact  Dio*  manifestación  de  su  gloria  en  aproba- 
ción dé  aftl  emito  qm  éí  hatÁmordmméo. 

T¥ü£  en  el  dia  octavo  que  Moyses 
Hamo  á  Aaron  y  á  sus  hijos,  y  á  loe 
ancianos  de  Israel; 

frTdfle*  Aaron:  Témate  un  becerro, 
n*Jo"de  vaca,  para  expftacfou;  yun  cap- 
ñero  para  netocaeate,  sin  tacha,  y  ofréoe» 
teVdemnte  de  Jebova.     • 

8  y  áloe  lujos  de  Israel  hablarás,  di- 
eieoAot  Tomad  un  macho  de  cabrío  para 
oapfeeieii,  y  un  becerro,  y  h»  cordero  de 
un  'año  perfectos  'para  holocausto  : 
*  4  Asimismo  un  buey,  y*ub  eavnero  piara 
sucvticie  de  paces,  que  sacrlflqueto  de- 
lante de'Jenovtt,  f  uñ  •jabéente  amasado 
en  aeette,  porque  Jebova  se  apareció  hoy 
á  vosotros.  ** 

1* 


5  Y  temaran  loque  maneto  Moyses  de- 
lante del  tsjbernáeulo  del  testimonies  y 
llegóse  toda  la  congregación,  y  pusté- 
roDso  delante  de  Jebova. 

6  Entonces  Moyses  dijo :  Esto  et  lo  que 
mandó  Jehova  que  hagáis,  y  la  gloria  da 
Jehove  se  os  aparecerá. 

7  Y  dijo  Moyses  á  Aaron?  Llégate  al 
altar,  y  has  tu  esptseton,  y -tu  holocaus- 
to :  y  has  la  reconciliación  por  ti  y  poV 
el  pueblo:  y  han  la  oftnuáa  del  pueble, 
y  naa  la  reeeoettlaeioa  por  ellos,  como 
ha  mandado  Jebova. 

S  Entente»  llegóse  Aaeee  al  altar,  y  de- 
golló sn  becerro  de  la  expiación  que  ana 
portel. 

9  Y  los  hijos  de  Aaron  le  llegaron  la 
sangre,  y  él  mojó  su  dedo  enjasengre, 
y  puso  sobre  los  enernoedel  altar:  y  la 
otret  sangre  derramó  al  etmiento  del  altar. 

H>  Y  dd  eebo,  y  ríñones,  y  redaño  del 
hígado  de  la  exjdnclon  hffeo  -pertume  ee* 
bre  el  altar;  como  Jebova  lo  haWa  man- 
dado á  Moyses. 

11  Más  la  carne  y  cuero  qnemé  en  ^fue- 
go fuera  del  reat 

19  Degolló  asimismo  el  <ho*oeaesto,t  y 
los  bfyos  de  Aaron  le  Hegavon  la  sangre, 
la  cual  ét  esparció  sobre  el  altar  alder- 
redor. 

18  Después  le  llegaron  él  -holocausto 
por  sus  piceas,  y  la  cabeza;  y  él  Meo 
perfume  sobre  el  altar. 

14  Despee»  lavó  los  mtesttnee.  y  las 
piernas,  y  quemólo  con  er  holocausto 
sobre  el  altar.  <  *  ' 

15  t  Ofreció  también  la  ofrenda'  del 
pueblo,  y  tomó  el  maceo  cabrte  de  m 
expiadon,  que  em  del  pueblo,  y  degolló- 
lo, y  limpiólo  come» at-primem  • 

16  Y  ofreció  el  holocausto,  yM»  so- 
gunelrtto.      ■  ■   ' 

17  Ofreció  también  el  presente,  y  *#u* 
chió  su  mano  de  él,  y  hizo  perfume  eefjtu 
el  altar  aflendo  del  holocausto  do  la 


18  Degolló  ssfmlsttto  el  buey  y'rt'car^ 
ñero,  que  sur  ereí  pvetpie,'  en*  snenflCfo  no 
paces :  y  los  hijos  de  Aaron  le  llegaron 
le*  sangre,  la  cuaf  ér  eensjrdo  ebbre>  él 
altar  al  deiretter1.'' 

lw  Y 16»  sebos  del  buey,  y  dd  carnerea, 
la  cola,  y  la  cubierta,  y  los  rifiotíee;  y  'el 
rédanoste*  hígado; 

»  Y  pusieron  lee  «dbo»  ¿obre  fon  v*> 
dhos,  y  él  quemólos  sebos  «obre  éruttnr. 

91  Empero  los  pechos  y  la  espalda  de- 
reemv  meció  Aaron  eon  nseotsalento  w» 


UHTITKXX 


Mm 


mandado  A  Mofsca. 

»1 

pueblo  y  hendiólos:  y  descendió  de  ba- 
os* la  ejpsaoion,  y  el  holocausto,  y  el 
sacrificio  de  las  paces. 

3S  T  Y  vinieron  Me yuso  y  Aaron  al  ta- 
boronoolo  del  *— «laoalrs  y  seiieoon,  y 
beadyenm  al  pueblo:  y  lagioriadeJe- 
hov»  so  afea  se  i  6  abado  si  inmota 

«  YosJttsmu^o^^elenmdoJefcoou, 
elsooliMnonmioelhotocaoetoykwioboe 
sotoola**-,  y  vvendolo4osfeol  pueblo 
,  y  enyesen  oootooi 

CAPTTUTX)  X. 

a 

rimante  en  el  eontnario  perfume  en  fuego  extraño. 
1L  Mm^  Mayeeed  ¿aremná  im  mjoe  e^  m>**> 

por  eeo  de  m  memniúm.  Ul.  JPémtlf  leg  que  ha- 
biendo de  entrar  en  el  mmhtario  $e  obtenga*  de 
Hno  u  de  «oda  bebida  que  emebrUegne.    TT.Mdnda- 

JHtliUtirn,  V.  Batíame****  el  mocho  de  eabrie  de 
la  expiación  del  pueblo  kobia  tido  quemado  en  forma 
ém  kdocamto,  reprende  d  Am+v»,  et  «me*  m  dm- 

YiOSkijosdeAasoivKadabyAWü 
tomsrtn  eeda«i*sumoenearior7 
pusieron  fuego  en  ellos,  sobre  el  cual 
ensfasroj  uwrJouao,  y  omeoinron  delante 
de  Janeen  fuego  entrono,  qme  a  nanea 


2  Entonces  salió  Juego  .de  ¿atante  ds 
denova,  que  les  quemó,  y  musieron  de- 
seóte do  Jehovo, 

EEnisnceodUo  Moyos»  A  Aaron;  JEeto 
«  toque  habtt  Jehova,  diciendo:  Ensata 
allegado*  me  onaHnenrd,  y  o»  presencia 
de  todo  ai  pueble  seré  glorificóle.  Y 
Aavonoalle. 

4  ¥  Mwoó  Majow  4  Misad»  y  A  Elisa- 
pban,  lujos  de  Ociel,  lio  de  Aaron,  y  di- 
loleat  Idegáee  y  secada  vuestros  herma- 
nee de  lilnli  dcteoo¿nado  .more, dol 


6  Y  ellos  llegaron,- y  sacáronlos  con 
jns  tuntas*,  freo*  del  campes  como  dtyo 
Mojaos. 

e  %  Bnoonoos  Muyaos  ds)o  á  Aaron,  y  á 
JBesnsr/yAUñajnaissnsn^ost  Nedee- 

vuestros  vestidos,  y  no  tunareis  si  ae 
o***»  sobre  todo  la  corjnTegaoloa:  em- 
mesorvoessroa  normanos,  soda  la  soso  de 
"  lelsneándeooneJeho- 


&enkhvée  do  topáoste» de*  mbenuv 
aefc  iol  ■snjfciinnlii,  pojojso.molarein: 
por  cuanto  eluoutasde  lo  unción,  d*  4fi- 


hove  mU  sobro  voecsvoa.  YeSothleie- 
ron  conforme  al  dicho  de  Moyaes. 

8  %  Y  Jehova  habló  a  Aaron,  diciendo: 

9  Tú  y  tos  b|)oe  contigo  no  beberéis 
vino  ni  sidra,  cuando  hubiereis  de  en- 
trar en  el  tabernáculo  del  testimonio,  y 
no  moriréis :  -estatuto  perpetuo  mrá  por 
Tueetras  generaciones. 

10  Y  «no  para  baoer  diferencia  entre  lo 
santo  y  lo  proteo,  y  entro  lo  inmundo 
jk>liap*»{  / 

11  Y  para  ensenar  4  loa  Jujeada  Israel 
todos  los  asteantes,  une  Jehova  les  ha 
dicho  por  mano  de  Mayase. 

13  1  Y  Mojn«*d3oaAarou,yáEfea* 
«ar,  y  á  Ithamar,  sus  hijos,  que  habían 
ouedsdo;  Tomad  al  presente  que  queda 
do  las  ofrendas  encendidas  á  Jebera,  y 
comedio  sin  levadura  junio  al  .aliar,  por* 
ene  es  santidad  do  santidades» 

13  Por  tanto  eomerJo  neis  en  el  logar 
sonto,  porque  «ote  mrá  mero,  pasa  ti,  y 
fuero  pasa  toa  htyos  do  isa  ofrendas  enr 
pendidas  á  Jehova;  porque  asi  na  ha 
sido  mandado* 

14  Y  el  pecho  de  la  mecedura,  y  la  es» 
peída  del  alzamiento  eomereis  en  lugar 
limpio,  túy  tus  htyos  y  tus  hijas  contigo; 
porque  por  fuero  para  tí,  y  fuero  para 
tus  h$os  son,  dados  do  lps  snorineios  de 
les  paces  de  los  hijos  de  Israel* 

15  La  espalda  del  alnamtauio,  y  el  pe* 
ehode  la  aaeoedúra  con,  las  ofrendas  cn- 
oondidas  de  ios  sebos  traerán  para  ono  lo 
mezas  con  mecedura  delante  de  Jehova; 
y  aera  fhenoperpetuo  tuyo,  y  do  tos  m)os 
contigo,  oosoo  Jehova  lo  ha  mandado. 

Id  \  Y  Moyana  demolido  el  macho  ca- 
brio do  la  nnpianion,  y  halsáaojuno  ees 
quemado;  y  enojóse  contra  Eleazor  y 
Ithamar,  leo  hUeu  de  Aaron,  que  hablan 
quedado,  dieiendo  1 

17  ¿  Por  qué  no  oomiataie  la  ozpiarion 
en  lugar  santo?  porque  es  santidad  de 
santidades ;  y  el  la  dio  á  vosotros  para 
llevar  la  iniquidad  do  hv.congiognclon 
paca  que  sean  rosocoiliedo*  delante  de 
Jehova. 

1S  Veis  que  su  sangro  no  fué  Bastida,  en 
«1  osntnano  do  adenlao*  hciúataln  de 
comer  en  el  santuario,  como  yo  manda. 

19  Y  respondió  Aaron  A  Mopnea?  He 
aquí, hoy  heaofreoida su  eiphn  km,  yon 
holocausto  delante  de  Jehova,  con  todo 
eso  me  han  acontecido  estas  cosas  (  paos 
si  comiera  la  expiación  hoy*  ¿fuera  acep- 
to á  Jehova  ? 

20  Y  oyó  Moyses  eito,  y  aceptólo» 

107 


kEvrrrccL 


CAÍHÜLO  XI 

Señala  Dtoedtu  pueblo  de  1o$  anímale»  de  ¡atierra 

cuaUtUudrd  por  limpioe  para  podemom deeOoe, 

u  cuales  por  inmundo*  para  abstenerte  de  ello*,  y  de 
tocar  en  su*  cuerpo»  muertos.  IJ.  Lo  mismo  hace  de 
loe  pescado*  de  tat  aova*.  111.  Lo  mümo  de  la*  awee 
deleieio.  IV.  Lo  mismo  de  lo*  ammmie*  de  ia  tierra 
que  vuelan.  V.  ítem,  de  k»  immundicia  om  contrae- 
rom  lo*  que  tocaren  en  lo*  cuerpo*  muerto*  de  cierto* 
animóle*,  y  asimismo  la*  cota*  en  que  capen  aleó 
deeOoé.    VL  Exhorta  d  *u puekto  d  mear  toda  **- 

Y  HABLÓ  Jehova  á  Moysesy  jáAa. 
ron,  alejándolas  ? 

2  Hablad  álos  ugos  da  Israel,  diciendo? 
Estos  $on  los  animales,  que  comeréis  de 
todos  los  animales  que  asteo  sobre  la 
tierra: 

8  Todo  mmtmai  de  pesufio,  y  que  tiene 
los  peeunoe  hendidos,  y  qae  rumia»  de 
entre  loa  anímalas,  este  comeréis. 

4  Estos  empero  no  eomerela  de  lea  que 
rumian,  y  de  loa  que  tienen  pesufio :  XI 
camella;  porque  rumia,  mas  no  tiene 
pesufio,  tenen\o  neis  por  Inmundo. 

fi  ítem,  el  eqnejo ;  porque  rumia,  mas 
no  tiene  pesufio,  tenerlo  neis  por  In- 
mundo. 

0  ítem,  la  liebre ;  porque  rumia,  mas 
no  tiene  pesufio,  tenerla  hela  por  hv 
munda. 

7  También  el  puerco;  porque  tiene  pe» 
sufio,  y  es  de  pesufios  hendidos,  mas  no 
rumia,  tenerlo  hela  por  inmundo. 

8  Be  la  carne  de  ellos  no  esmérela,  ni 
tocareis  so  cuerpo  muerto,  tenerme  hele 
por  inmundos. 

2  1  Sato  oomerele  de  todas  las  ooaas 
que  asían  en  laa  aguas:  Todas  Isa  ooaas 
que  tienen  alea  y  escamas  en  las  aguas 
de  la  mar,  y  en  loa  ríos,  aquellas  carne- 
reta. 

10  Mas  tedee  las  cosas  que  no  tienen 
alas,  ni  escamas,  en  la  mar,  y  en  los  ríos, 
asi  de  todo  reptil  de  agua,  como  de  toda 
cosa  Tiriente  que  arta  en  ka  aguas,  te- 
nerlas neis  en  abominación» 

U  Y  seros  han  en  abominación:  da  au 
eaiueeM>eomereia,ycue  encepan  muer- 
tos abominaréis. 

12  Todo  lo  que  no  tuviere  alea  y  cane- 
ases en  las  aguan  sendreis  en 


13  ?  ítem,  de  las  aves,  cerne  tendréis 
en  sbommcrton,  no  ae  eomecán,  abomi- 
nadoa  serán:  El  águila,  el  acor,  el  ca- 


la Él  milano,  y  d  buettre  según  su  ca- 
péele, 

15  Todo  enervo  según  au  especie, 
108 


16  JÜ-s^Mtmn,yeimQahnam,  ylagar* 
ceta,  y  el  gavilán  según  au  especia, 

17  Y  el  halcón,  y  la  gavieta,  y  le  le- 
chuza, 

18  Y  el  calamón,  y  el  cisne,  j  el  peli- 
cano, 

19  .Yin  cigüeña*  y  el  cuervo  marino,  se- 
gún so  capéele,  y  la  abubilla,  y  el  aras* 


20  ?  Todoreptil  de  ave  qnaanauvieau 
sobre  encaro  ames  tendeóla  en  abomino 


21  Empece  cato  eomerela  fe  todo  roo* 
til  de  ansa  que  anda  sobre  enaiao  paca 
que  tuviere  piernas  allende  de  sus  pies, 
par*  saltar  con  ellas  sobre  la  tierra,  . 

82  Estos  comeréis  de  ellos:  La  langosta 
según  au  especie,  y  el  langostín  según  su 
especie,  y  el  haiégri  sesmo  su  espacie*  y 
el  hahgab  según  su  especie. 

23  Todo  otro  reptil  de  aves,  que  tenga 
cuatropeas,  tendréis  en  ahnmincrkw.  . 

21 1 Y  por  estas  cosas  aeréis  inmundoa : 
Cualquiera  que  tocare  4  sus  cuerpos 
muertos,  será  inmundo  hasta  la  tanda* 

25  ítem,  .oaajpjsieta  que  aerase  ana 
cuerpo*  muertos,  lacero,  ana  raatWoa\  y 
será  inmundo  hasta*  la  tareas* 

26  T«loansnud  do  pesufio,  maaqun  n# 
tiene  el  pesufio  hendido,  ni  rmmju,  ten- 
dréis por  Inmundo :  cualqulejBi  #JM  loa 
tocare,  acta  inmundo. 

27  Y  cualquiera  ene  anda  sobre  ana 
palmas  de  todos  los  animales  que  andan 
á  cuatro  mVs,  tendréis  por  inmundo : 
cualquiera  ano  tocare  aso  cuerpos  suneev 
tos,  será  inmundo  hasta  la  tarde 

.28  Y  el  que  llevare  aun  cuerpos  muer- 
tos, lavará  sus  vestidos,  y  será  inmunto 
hasta  la  tanaet  senomes  hiáa  pac  if>inim- 
dos. 

22  ítem,  estos  tendréis  por  maiundoc 
de  los  rcpialeaqaavan  artootrando  sobeo 
la  tierra:  La  comadreja,  y  el  ratón*  o,Jo 


conoco  Vcnugenmo  •enV  fJIIIQasvi 

80  Y  el  erin^  y  el  lagarto,  y  el 
y  la  babosa,  y  el  topo. 

81  Estos  tendréis  por  lumondd 
dos  loa  reptiles:  cnalqnlem  que 


mundo  hasta  la-  tarde. 
82  Y  todo  aquello 
alguno  coca  de  ellos  después  de 
tos,  scr4  nmwnoo,  asi  naso  4 
como  vestido,  6  piel,  6  saco» 
instrumento  oon  que  so  hace  obra, 
metido  en  agua,  y  será  aguado  1 
lo  tarde,  y  oai  acra  lhunioi 


tdnto- 
loa  to- 
sca ha- 


LKvrt  rom 


cual  cayere  algo  de  ellos,  todo  Id  que 
estuviets  en  él,  será  Isjdrumie,  7  di  mk> 
quebracéis. 

SÉ  Toda  vianda  ene  ee  come,  sobre  la 
eual  viniere  el  agua,  será  inmunda:  y 
teda  bebida  que  se  bebiere,  en  todo  rae» 
aeráinmand* 

85  T  todo  aquello,  aobre  que  cayere 
algo  de  su  euetpe  muerto»  será  tontillo 
do.  El  horno  y  la  chimenea  serán  derri- 
bado*: inmundos  son*  y  por  inmundos 


88  Babero  la  fuente,  6  la  cisterna  doa> 
de  ee  reeojen  aguas,  terán  Inaptas:  mea 
lo  que  hnMere  tocado  «a  ede  cuerpo» 
muertes,  será  inmundo. 

87  ítem,  si  cayere  migo  de  sus  enerpos 
muertes  sobre  alguna  s  luí  hurte  setnbra^ 
da,  qne  estuviere  sembrada»  será  14m* 
pía. 

88  Mas  si  hubiere  puesta  age»  sobre  la 
cimiente,  y  cayere  atge  de  sas  cuerpos 
muertos  sobre  ella,  tenerla  bel»  por  ia> 


89  ítem,  si  algún  animal  qne  tuviereis 
pare  comer,  se  muriere,  el  queteeare  su 
cuerpo  muerto,  seta  inmundo  hasta  la 


40  T  el  que  comiere  de  su  cuerpo 
muerta,  levará  sus  vestidos,  y  será  in- 
mundo hasta  la  tarde :  asimismo  el  que 
aneare  ea  cuerpo  muerte*  lavará  sus  rus- 
tidos, y  será  inmundo  hasta  la  tarde. 

41  ítem,  todo  reptil  que  va  arrastrando 
aobre  la  tierra,  abominación  es,  no  se 


4ñ  Todo  lo  que  anda  sobro  et  pecho,  y 
todo  lo  que  anda  sobre  cuatro,  6*  mas 
pico,  de  todo  reptó*  que  anda  arrastran* 
do  sobre  la  tierra,  no  esmeréis,  porque 


48  T  No  ensuciéis  vuestras  almas  eh 
ningún  reptB,  que  anda  arrastrando,  ni 
os  contaminéis  en  cHee,  ni  seáis  inmnn» 


44  Porque  yo  soy  ¿chova  Vuestro  Dios : 
por  tanto  vosotros  os  santificaréis,  y  se- 
réis santos,  porque  70  *oy  santo:  y  no 
ensuciéis  vuestras  almas  en  ningún  rep- 
til, ene  anduviere  arrastrando  sobre  la 


til,  ene 
tierra. 


45  Porque  yo  my  Jehova,  que  os  hago 
subir  de  la  tierra  de  Bgypto  para  seros 
por  Dios;  Serete  pues  santos,  porque  yo 
moy  santo. 

•45  Esto  es  la  hay  de  los  animales,  y  de 
laa  aves»  y  da  teda  cosa  viva,  que  se 


sáa 


asteando 


ydetede 


que 


47  rara  hacer  MÉjiantla  entre  inmundo 
y  limpio;  y  entre  los  animales  que  se 
pueden  comer,  y  los  animales  que  no  se 


CAPITULO  XH 

Z&éelainmm*diciadefamme&jnir1dm.    It.&ern 


Y  HABLÓ  Jebera  á  Motses,  dtaiendoc 
8  Babia  á  los  h«os  de  Israel,  él- 
ciando :  La  muger  cuando  concibiere,  y 
pariere  varón,  será  inmunda  siete  días: 
conforme  á  les  dias  del  sparmmmnto  de 
su  menstruo  será  tanrundt : 

*  T  al  octavo  dia  circuncidará  la  carne 
de  su  prepucio. 

4  T  treinta  y  tres  dks  estará  en  las 
sangres  de  tu  purgación :  ninguna  cosa 
santa  tocará,  ni  vendrá  al  santuario^ 
hasta  que  sean  cmnpUdoi'los  dias  de  su 
purgación* 

0  T  si  pariere  hembra,  será  inmunda 
Sos  semanas,  conforme  á  su  apartamienr 
to,  y  sesenta  y  seis  dias  estará  en  leu 
sangres  de  tu  puriieacion. 

Olí  desde  que  los  dias  de  su  purga- 
ción fueren  cumplidos,  por  hijo,  6  por 
htye,  traerá  un  cordero  de  un  alio  para 
holocausto;  y  un  palomino,  6  una  tór- 
tola para  expiación,  á  la  puerta  del  ta- 
bernáculo del  testimonio,  al  sacerdote. 

7  T  ofrecerlo  ha  delante  de  Jehova,  y 
reconciliarla  ha,  y  será  limpia  del  flujo 
de  su  sangre.  Esta  st  la  ley  de  la  qne 
pariere  macho,  ó  hembra. 

8  T  si  no  alcanzare  su  mano  asan  para 
cordero,  entonces  tomará  dos  tórtolas, 
ó  dos  palominos,  uno  para  holocausto,  y 
otro  para  expiación:  y  reconciliarla  ha 
el  sacerdote*  y  será  limpia. 

capitulo  xm. 

Señala  Dioe  aveereoe  estado*  de  lepra*  la  cual  pro» 
motera  por  inmundicia,  y  da  la*  teña*  y  la  forma 
con  qm  *erd  eramimatta  por  ef  mcerdote.  /.  PrQ> 
meramente  de  los  imticio*  qne  hicieren  mompeehade 
la  tepratn  la*  jxrwna*  en  hinchazón, postilla,  ó  man- 
cha blanca.  II.  Dt  la  le/tro  manifienta  y  n'eja.  ///".  De 
la  lepra  en  la  tañad  u ra  de  alguna  apottema.  I V.  En, 
la  teñaldealonna  quemadura.  V.  De  la  tina  lepra 
de  la  cabeza.  VI.  De  loe  empeine*.  VIL  De  la  calr 
.vatn  de  la  lepra  de  ella.  FUI.  Prescríbete  al  le- 
proeo  declarado  por  el  eacerdote  en  cmalquiera  de 
etta*  tuertee  de  lepra,  lo  ame  ha  de  hacer  entretanto 
que  la  lepra  le  durdre.  IX.  Sequndamente  de  la  le- 
pra en  toda  tuerte  de  ropa  de  lana,  J  lino,  ó  pieUe: 
y  de  $u  purificación. 

Y  HABLO  Jehova  á  Moyses,  y  á  Aa- 
ron,  diciendo: 
2  El  hombre,  cuando  hubiere  ee?  el 
oútts  de  su  carne  hlnchasotu  ó  postilla, 


ra*CTrc« 


o  manche 'Manear  que  klM*ftté enV 
tis  de  sácame  como  llagare  asura,  «eni 
traído  á  Aaron  tí  sacerdote,  ó  auno  le 
los  sacerdotes  eos  hijos. 

8  Y  el  sacerdote  mirará  la  llaga  en  el 
cutis  de  la  carne :  si  el  pelo  en  kt  llaga 
se  volvió  blanco,  y  la  llaga  pareciere 
nías  profunda  que  la  tez  de  la  carne, 
Haga  de  lepra  es ;  y  el  sacerdote  lo  mi- 
rará, y  le  dará  por  inmundo.  r 

4  Y  si  en  el  cutis  de  su  carne  hubiere 
mancha  blanca,*  mas  no  pareciere  mas 
profunda  que  la  tes,  ni  su  pelo  se  hubie- 
re vuelto  Manco,  entonce»  el  sacerdote 
encerrará  al  llagad»  siete  días. 

6  Y  al  séptimo  dm  el  sacerdote  lo  mi- 
rará :  y  si  la  llaga  á  su  perece,  hubiere 
estancado,  que  la  llaga  no  hubiere  creci- 
do en  el  cutis,  entonces  el  sacerdote,  le 
encerrará  por  siete  días  la  segunda  rea. 

6  Después  el  sacerdote  la  mirará  al 
séptimo  dia  la  segunda  vez;  y  si  parece 
haberse  oscurecido  la  Haga,  y  que  no  ha 
crecido  la  llaga  en  el  cutis,  entonces  el 
sacerdote  le  dará  por  limpio:  postilla 
era,  y  lavará  sus  vestidos,  y  será  limpio. 

7  Mas  si  creciendo  hubiere  crecido  la 
postilla  en  el  cutis  después  que  fué 
mostrado  si  sacerdote  para  ser  limpio, 
será  mirado  otra  vez  del  sacerdote : 

8  Y  el  sacerdote  lo  mirará,  y  si  la  pos- 
tilla hubiere  crecido  en  el  cutis,  el  sa- 
cerdote le  dará  por  inmundo,  lepra  es. 

9  %  Cuando  hubiere  llaga  de  lepra  en 
%  el  hombre,  será  traído  al  sacerdote ; 

10  Y  el  sacerdote  mirará,  y  st  pareciere 
hinchasen  blanca  en  el  cutis,  la  cual 
haya  vuelto  el  pelo  blanco,  y  hubiere 
sanidad  de  carne  viva  en  la  hinchazón, 

11  Lepra  es  envejecida  en  el  cutis  de 
su  carne,  y  darle  ha  por  inmundo  el  sa- 
cerdote, y  no  le  encerrará,  porque  es  in- 
mundo. 

13  Mas  si  la  lepra  hubiere  reverdecido 
en  el  cutis,  y  la  lepra  cubriere  todo  el 
cutis  del  llagado  desde  su  cabeza  hasta 
sus  pies  á  toda  vista  de  ojos  del  sacer- 
dote, 

13  Entonces  el  sacerdote  mirara,  y  si  la 
lepra  hubiere  cubierto  toda  su  carne, 
dará  por  limpio  al  llagado:  todo  es 
vuelto  blanco :  limpio  es. 

14  Mas  el  dia  que  pareciere  en  él  la 
carne  viva,  6erá  inmundo. 

15  Y  el  sacerdote  mirará  la  carne  viva, 
y  darle  ha  por  inmundo.  ¿Carne  vrVa 
es  ?*tn  mondo  es:  lepra  es. 

lo  Maa  cuando  la  carne  viva  tornare,  y 
110 


so  VQt9ftslF9*1ABji6(,  etttoaéee*  vendrá  al 
sacerdote) 

17  Y  el  sacerdote  mirará,  y  st  la  Haga 
se  hubiere  tornado  blanca,  el  sacerdote 
dará  la  llaga  por  limpia,  y  él  será  limpio. 

18  TT  Y  la  carne  cuando  hubiere  en  ella, 
en  su"  cátis  mfffumm  apostema,  y  se  sarjare, 

19  Y  sucediere  en  el  lugar  de  la  upos» 
tema  hinchazón  Manea,  ó  mancha  blanca 
en  bermejecida,  será  mostrado  al  sacer- 
dote. 

80  Y  el  sacerdote  mirará,  y  «1  pareciere 
estar  mas  baja  que  su  tez,  y  su  pelo  se 
hubiere  vuelto  blanco,  el  sacerdote  le 
dará  por  inmundo:  llaga  de  lepra  en, 
que  reverdeció  en  la  apostema. 

21 Y  si  el  sacerdote  la  considerare,  y  no 
pareciere  en  ella  pelo  blanco,  ni  estu- 
viere mas  baja  que  la  tea,  antes  estuviere 
oscura,  entonces  el  sacerdote  le  encer- 
rará por  siete  dias. 

29  Y  si  se  fuere  extendiendo  por  el  cu- 
tis, entonces  el  sacerdote  le  dará  por  in- 
mundo: llaga  es. 

28  Empero  si  la  mancha  blanca  se  estu- 
viere en  su  lugar,  que  no  haya  crecido, 
quemadura  de  la  apostema  es :  y  el  sa- 
cerdote le  dará  por  limpio. 

24  f  ítem,  la  carne  cuando  en  su  odttt 
hubiere  quemadura  de  fuego,  y  hubiere 
en  la  sanadora  del  fuego  mancha  Manea, 
bermeja,  ó  Manca, 

26  El  sacerdote  la  mirara,  y  st  el  pele 
se  bebiere  vuelto  blanco  en  la  moncha, 
y  pareciere  estar  mas  profunda  que  la 
tez,  lepra  ea  que  reverdeció  en  la  que- 
madora, y  el  sacerdote  le  dará  por  in- 
mundo :  Bagw  de  lepra  es; 

05  Mas  si  el  sacerdote  la  mirare,  y  no 
uarcesoro  en  la  mancha  pelo  blanco,  ni 
estuviere  mas  baja  que  la  tes,  antes  es- 
tuviere oscura,  encerrarle  ha  ni  sacer- 
dote siete  días : 

27  Y  al  séptimo  dia  el  sacerdote  la  mi- 
rará: si  se  hubiere  Ido  extendiendo  por 
el  cutis,  el  sacerdote  le  dará  por  inmun- 
do :  llaga  de  lepra  es. 

28  Empero  si  la  manchase  estuviere  en 
su  lugar  y  no  se  hubiere  extendido  en  el 
cutis,  antes  estuviere  oscura,  hinchazón 
es  de  la  quemadura:  el  sacerdote  le 
dará  por  limpio,  que  señal  de  la  quema- 
dura es. 

29  t  ítem,  cualquier  hombre  6  muger 
que  le  saliere  llaga  en  la  cabeza,  6  en  m 
barba, 

80  El  sacerdote  mirará  la  Haga,  y  ei 
pereciere  estar  mas  piefunalaquelatan, 


UKvrrictt 


entonces  el  sacerdote  le  dacá  por  in- 
mundo :  tift»  os,  lepra-ce  de  la  caben  ó 
de  la  barba. 

31  Mas  cuando  el  saoerdote  hablare 
inirado  la  Haga  de  la  tuto,  y  no*  pare- 
etere  eatar  mea  prosnnda  que  la  tea,  ni 
fuere  en  ella  el  pelo  negro,  el  ssoeedote 
enoenaiá  al  llagado  «a  la  tifia  siete  oleas 

88  Y  al  séptimo  <tta<el  sacerdote  rafeará 
la  llaga,  y  si  la  tía*  no  pereciere  babease 
extendido,  mi  hablase  en  ella  pelo  rubk>, 
ni  peveeteram  tifia  nms  profunda  qan  la 
tea, 

88  Entones»  tianqullarle  han,  mas  no 
trasquilarán  la  tina:  y  encerrará  el  ea» 
eerdote  afane  Uses  la  tifia  por  siete  dkn 
la  segunda  res. 

8*  Y  al  séptimo  desairará  et  saeerdete 
la  tifia,  y  si  la  tina  no  hubiere  crecido  ea 
el  cutis,  ni  pareciere  estar  mas  profunda 
qae  la  tea,  el  sacerdote  ladera  pof  Hn> 
pió,  y  lavara  sas  vestidos,  y  seré  limpia 

85  Bmpero  si  la  tifie  se  hubiere  ido  en> 
tendiendo  en  el  cutis  despees  de  su  pn- 


8»  Kutonece  el  ••cardáis  la  mirará,  y  ai 
la  tifia  hubiere  crecido  en  el  eútk,  ao 
busque  el  sacerdote  el  pelo  rubio;  in» 


87  Mas  si  le  pareciere  que  la  tifia  se 
está  ansa  Jatear,  y  que  ha  salido  en  alia 
el  pelo  negro,  latina  es  sana,  eiarrd  llm- 
pió,  y  el  saeerdoto  le  dsaá  mor  limpia. 

86  1  ítem,  raadsnisF  hombre  6  mnger, 
cuando  en  el  cutis  de  su  carne  hubiere 


8»  SI  ssnerdote  intenté,  y  man  et  cutis 


40  *1  tasa,  ei 
la  cabena,  estro  es,  limpio  es. 

<L  Y  ai  ala  parta  do  su  rostro  so  le  pe- 
lase  la  cebosa,  asdecama  es,  limpio  es. 

48  Mas  coaodo  en  la  calva  o  en  la  ante» 
oalra  hubiere  Maga  bienes  bermeja,  lepra 
ea  qae  rererdeee  en  su  caira  ó  en  sn  an»4 
teealva» 

43  Entonces  el  sacerdote  le  mirará,  y  si 
pareciere  la  hinchazón  de  la  llaga  blanca 
bermeja,  en  su  calva  6  autecalrn,  como 
el  parecer  de  la  lepra  de  la  tez  de  la 
carne, 

44  Leproso  ea,  Inmundo  es,  el  sacer- 
dote lo  dará  luego  por  inmundo :  en  su 
.naneen  Ifcassa  llaga, 

4a  1  Y  al  ■seros  ■  en  enssn  habiarc  Jo* 


canana  dmenhierta,  y  embonado  prego- 
nará: Inmundo,  turnando, 

46  Todo  el  tiempo  que  la  llaga  estu- 
viere en  él,  será  inmundo»  inmundo  será: 
habitará  solo,  su  morada  será  fuera  del 
reaL 

47  ?  ítem,  cuando  en  el  rostido  hubiere 
llaga  de  lepra,  en  restido  de  lana,  ó  en 
vestido  de  Uno, 

48  O  en  estambre,  ó  en  trama  do  Uno,  ó 
da  lana,  é  en  niel,  6  ea  cualquiera  obra 
de  piel ; 

48  Y  anem  llana  sea  verde,  ó  bermeja, 
en  vestido»  ó  en,  piel*  6  en  estambre,  é 
entrama,  osa  cualquiera  obra  de  piel; 
llagada  lepra  es,  mostrarse  ha  al  sanes- 
dote: 

60  Y  el  sacerdote  mirará  la  liana,  y  en- 
cerrará la  oosa  llagada  siete  dias : 

61  Y  al  séptimo  día  mirará  la  llaga:  y 
si  la  llaga  hubiere  crecido  en  el  vestido» 
ó  «tambre,  ó  en  la  trama,  6  en  piel,  ó  en 
nucí  quiera  obra  que  se  hace  de  pieles, 
lepra  roedora  es  la  tai  llaga;  inmunda 
aera. 

60  Será  quemado  el  vestido»  6  estas** 
ore,  6  tmma  de  lana,  ó  de  lino,  ó  cual- 
quiera obsa  da  pieles,  en  que  hubiere  tal 
Haga;  porque  lepra  roedora  es»  en  fuego 
será  quemé  rts 

63  Y  si  el  sacerdote  mirare,  y  no  para* 
ciere  que  la  llaga  so  haya  extendido  en 
el  ¥«1100,  o  estambre,  ó  en  la  tmma,  6 
en  cualquiera  obra  de  pieles, 

M  Entonces  el  sacerdote  mandará  que 
laven  donde  la  llaga  está,  y  encerrarle 
ha  por  siete  dios  la  segunda  vea. 

66  Y  el  sacerdote  mirará,  después  que 
la  llaga  ruare  lavada,  y  si  pareciera  qae 
lallaga  na  ha  mudado  sn  parecer»  ni  la 
Unge  ha  crecido,  Inmunda  es,  quemarla 
has  en  fuego :  llaga  es  penetrante  ea  su 
carra  ó  en  sn  antecalva. 

o»  Mas  si  ©l  iaceroote  ia  viere,  y  pare- 
dere  que  la  llaga  se  ha  oscurecido  dea* 
pees  que  fué  Uvada,  cortarla  ha  del  ves- 
tido, ó  de  la  piel,  ó  del  estambre,  ó  de  la 
trama: 

57  Y  si  mas  pareciere  en  el  vestido,  6 
estambre,  ó  trama,  ó  en  cualquiera  al- 
haja de  pieles  reverdeciendo  en  olla,  que- 
marlo has  en  el  fuego  aquello  doudo  hu- 
biere tal  llaga. 

66  Empero  el  vestido,  ó  estambre,  6 
trama,  6  cualquiera  cosa  de  piel,  quo  la- 
Tares,  y  que  la  llaga  so  le  quitare,  laviirse 
ha  sngunjn  yes,  y  entonara  eer&  i  i  injrfn, 

m 


fcEVPTICa 


09Brt*»lft  l*r*»*tbfenUl*La»r* 
ótt  vestido  de  lena,  é¿«  Une,  é-  del  es- 
tambre, 6  de  1»  tfMM,  6  de  cualquiera 
cosa  de  piel,  pera  que  te*  dado  por  lim- 
pio, 6  por  temando. 

CAPITULO  3CIV. 

Pone  la  ley  de  la  purificación  y  déla  rtctmcQiacttm 
cMfcprMo.  JL  Moderóla  ley  jmto  «í  tepro»  po- 
tra.  HLgWmrwMw»  »«»»  «fe  le»  lepra  «aloe  «eW- 

r  m  remedio.    /P.  Ítem,  wjmriflcacton  e*  cato  gue 

Y  HABLO  Jéfcove  4  ICoyses,  dWeo- 
do: 
9  Este  será  la  ley  del  leproso  cuando  ie 
limpiare:  Será  traído  al  sacerdote: 

8  T  el sacerdote, saldrá fuera -del  real: 
y  mofará  «1  sacerdote,  y  verá,  coma  ea 
aana  la  llaga  de  la  lepra  del  leproso : 

4  T  mandará  el  sacerdote,  que  se  to- 
men para  el  que  se  limpia  doa  aveeBlas 
vires,  limpias,  y  palo  da  cedro»  y  grana, 
y  hisopo. 

6  Y  mandará  el  taoerdeie  matar  la  «na 
avecUle  en  nn  Tato  de  barro,  totee 
* aguas  vivas: 

6  Y  tomará  el  avecilla  viva,  y  el  palo  de 
cedro,  y  la  grana,  y  el  hisopo,  y  mojarlo 
ha  coa  el  avecilla  viva  ea  la  sangre  de  la 
avecUle  muerta  sobre  las  aguas  vivas. 

7  Y  esparcirá  sobro  €l  que  se  limpia  de 
la  lepra  siete  veces,  y  darla  na  por  lim- 
pio: y  soltará  al  avecilla  viva  sobre  la 
haz  del  campo. 

6  T  el  que  se  limpia,  lavará  sus  vestí* 
dos  y  raerá  todea  sus  pelos,  y  lavarse  ha 
coa  agua,  y  será  limpio:  y  después  en- 
trará ea  el  real,  y  morará  fuera  ée  su 
tienda  siete  días. 

9  Yeerá,  que  al  séptimo  día  raerá  todos 
sus  pelos,  su  esbesa,  y  au  barba,  y  las 
cejas  da  sus  ajea:  inalmanta  mera  todo 
au  pela,  y  lavará  sus  vestidos,  y  lavará 
tu  carne  en  aguas,  y  será  limpio. 

10  Y  el  dia  octavo  tomará  dos  corderos 
perfectos,  y  una  cordera  de  nn  ano  sin 
tacna,  y  tres  décimas  de  ñor  da  harina 
para  presente  «masada  con  aceito,  y  un 
log  de  aceite. 

11  Y  el  sacerdote  que  limpia,  presen- 
tará al  que  se  ha  de  limpiar  con  aque- 
llas cosas  delante  de  Jehova  á  la  puerta 
del  tabernáculo  del  testimonio; 

Id  Y  tomará  el  sacerdote  el  un  cordero, 
y  ofrecerlo  ha  por  expiación  de  la  culpa 
con  el  log  de  aceite,  y  mecerlo  ha  todo 
con  mecedura  delante  de  Jehova, 

13  Y  degollará  al  cordero  en  el  lugar 

112 


ea«^  y  el  Mañanas*  en  el] 

toarlo,  porque  como  Ja  enriarte*  por  ai 

pecado,  ad  también  i*  mptackm  por  la 

culpa  es  del  sacerdote :  santidad  de  san* 

tidadesesv 

14  Y*  temará  el  sacerdote  de  la  sangre 
de  1*  «apiario*  por  la  culpa,  y  pendra  d 
sacerdote  sobre  la  ternilla  do  la  oreja 
derecha  del  que  se  limpia,  y  sobre  el 
pulgar  de  su  mano  derecha,  y  sobre  al 
pulgar  de  au  pié  derecha. 

16  Asimismo  tomará  el  sacerdote  dea 
log  de  aceite,  y  echará  sobre  la  palma  da 
su  mano  izquierda; 

16  Y  mojará  au  dedo  derecho  en  el 
aceite,  que  tiene  en  su  mano  lauuierda, 
y  esparcirá  del  aceite  con  su  dedo  siete 
veces  delante  de  Jehova: 

17  Y  da  lio  que  quedare  del  aceite  que 
tiene  en  su  mano,  pondrá  el  sacerdote 
sobre  la  ternilla  de  la  oreja  derecha  del 
que  as  limpia,  y  sobre  el  pulgar  de  au 
mano  derecha,  y  sobre  d  pulgar  de  su 
pié  derecho  sobre  la  sangre  de  la  expia- 
ción por  la  culpa: 

18  Y  lo  que  quedare  del  aceite  que  tiene 
en  su  mano*  pondrá  sobre  la  cabeaa  del 
que  se  limpia,  y  asi  le  reconciliará  el  se» 
cerdote  delante  de  Jehova. 

19  Y  hará  el  sacerdote  la  expiación  y 
limpiará  al  que  se  limpia  de  su  isttaun- 
dkia,  y  después  degollará  el  hossesaeto : 

90  Y  hará  subir  el  saoardoto  el  holo- 
causto, y  el  presente  sobre  d  altar,  y  asf 
le  reconciliará  el  sacerdote,  y  será  lim- 
pio. 

SI  T  Has  si  lucre  pobre,  que  no  sacan» 
aere  su  mano,  entonces  tomará  un  cor- 
dero para  tvpkuim  por  la  culpa  pasa  aa 
mecedura  para  reeoncüiarae;  y  ama  dé- 
cima de  tor  de  harina  sumaria  oon 

23  Y  dos  tórtolas*  6  dos  paiomiaos,  k¡ 
ene  eleaansre  su  mano;  y  «1  uno  será 
para  carnación  por  el  pecado,  y  el  otro 
pera  holocausto: 

38  Las  cuales  cosas  traerá  al  octavo  dia> 
,fánsu  pnriáeaclon  al  sacerdote  A  la  puer- 
ta del  tabernáculo  del  testimonio  de* 
lante  de  Jehova. 

24  Y  el  sacerdote  tomará  el  cordero  de 
la  expiación  por  la  culpa,  y  el  log  de 
aceite,  y  mecerlo  ha  el  sacerdote  con 
mecedura  delante  de  Jehova. 

86  Y  degollará  el  cordero  do  fcsamtn- 
oienporla  culpa,  y  tosaará  el  sacerdote 
de  la  sangre  de  la  expiado*  par  la  culpa* 


eVETlTICd 


recbedeí  que  se  stopie*  y  setore  el  nal- 
gar de  su  maao  derecha,  y  sobre  el  pai- 
gsrdesor¿éuereebey 

96  Y  el  eecerdote  echará  del  aceite  so- 
bre  la  palme  de  en  mano  Izquierda. 

37  T  esparcirá  el  sacerdote  coa  bu  dedo 
derecho  del  aceito,  que  tiene  en  su  mano 
Izquierda  siete  Teces  delante  de  Jehora. 

88  T  el  sacerdote  pondrá*  del  aceite,  que 
tiene  en  en  mano  sobre  la  ternilla  de  la 
oreja  derecha  del  que  se  ttmpfa,  y  sobre 
el  pnlgmr  de  sn  mano  derecho,  y  sobre  d 
pulgar  de  su  pié  derecho  en  el  lugar  de 
le  sangre  de  te  expiado*  por  le  culpa, 

98  T  le  que  sobrare  del  aceite  que  el 
sacerdote  tiene  ea  sn  mano,  ponerlo  ha 
sobre  I»  cábese  del  que  se  limpia  para 
reconcfilarle  detente  de  Jehora. 

86  Aaftmtomo  ofrecerá  la  tro»  de  las  tór- 
tolas, ó  de  ios  palomeaos, lo  qne  akan- 


81  £l  uno  de  lo  qnealcannare  sn  mano, 
expiación  por  el  pecado,  y  el  otro  en 
aoioueesfo  anende  del  présense,  y  esf  re- 
conciliará el  sacerdote  al  qne  se  ha  de 
IhBplsr  delante  de  Jebera, 

88  lata  es  la*  ley  del  que  bebiere  tenido 
llega  de  lepra,  coya  mano  no  alcanzare 
para  limpiarse. 

88  t  Y  habló  Jehora  á  Moyses  y  á  Ae- 
reo, diciendo: 

64  Ceando  poblareis  entrado  en  la  tierra 
de  Chaaaaa,  la  cnal  yo  os  doy  en  poee- 
etoa,  y  yo  pastero  naga  de  lepra  en  olffu- 
isa  casada  la  aterra  de  vuestra  posesión, 

85  Tendrá  aqnet  cuya  fuere  la  casa,  y 
dará  aviso  al  sacerdote,  diciendo:  Como 
Baga  he  apéasele*  en  mi  casa. 

•o  jsusoojcos  nuuMsrá  el  sacerdote,  y 
Ismaenrán  la  enea  antes  qne  el  sacerdote 
entre  á  mi  wr  la  Itoga,  porque  no  sea 

lentanilnsas  sedo  lo  qne  estuviere  en 
lacees,!  y  despejes  el  sacerdote  entrará 
¿rafear  la  eses > 

8?  Y  mirará  la  llaga;  f  si  parecieren 
legas  en  las  paredes  de  la  casa  verdes, 
pmcnintos,  ¿'bermejea,  las  cáeles  pere- 
cieren mes  hondas  qne  la  A*se>fo  pared, 

88  m  sacerdote  saldrá  de  la  casa  á  la 
puerta  de  la  cana,  y  cenata  la  casa  por 
atetadle*. 

88  Y  at  sépetmo  día  volver*  el  sacerdo- 
te, y  mirará:  y  si  la  Haga  hubiere  acei- 
to en  sm  peveta  de  to  casa, 

dO  Batoaocs  mandará  el  sacerdote,  y 
strsüsmáa  las  ptedras  en  toa  cnmlce  ee- 
tuviere  la  llaga,  y  echarlas  han  fuera  de 
toelejsjndemvealnnnr  timutnde: 

Spaa.  8 


41  Y  hará  descortezar  la  casa  por  de 
dentro  al  derredor,  y  el  polvo,  qne  des- 
eortesaren,  áotrasaarán  Ibera  de  la  cía- 
dad  en  el  logar  Inmundo. 

42  Y  tomarán  otras  piedras,  y  ponerlas 
han  en  ei  lugar  de  las  piedras,  y  toma- 
rán otra  tierra  y  embarrarán  la  casa.   / 

43  Y  si  la  llaga  volviese  á  reverdecer 
en  aquella  casa,  después  que  Mso  arran- 
car las  piedras,  y  descortezar  la  casa,  y 
después  qne  fué  embarrada, 

44  Xnsoaeea  el  sacerdote  entrará,  y 
mirará,  y  si  pareciere  avene  extendido 
la  asga  en  la  casa,  lepra  raedera  está 
en  la  tal  casa;  inmunda  es. 

40  Botonero  derribará  la  cesa,  aas  pie- 
dras, y  sus  maderos,  y  todo  el  porro  de 
la  casa;  y  sacarlo  ha  «sao  ibera  de  la 
etudad  á  el  lugar  inmundo. 

46  Y  cualquiera  qne  entrare  en  la  sal 
cesa  en  todos  los  diea  que  la  amado  cer- 
rar, será  Inmundo  hasta  la  tarde. , 

«7  Y  el  qne  dormiste  ea  letal  casa,  la- 
vará sus  vestidos.  Y  ei  qne  cerniese  ce 
la  tal  easa  lavará  sus  vestldoa, 

48  t  Mas  si  entrare  el  sacerdote,  y  mi- 
rare, y  viere  qae  la  llaga  no  se  nacatón- 
dMo  ea  la  casa  después  qne  rué  em- 
barrada, el  sacerdote  dará  la  easa  por 
limpia,  porque  la  Haga  asno. 

4$  Y  tomará  para  limpiar  la  casa  dea 
avecillas,  y  palo  de  cedro*  y  grana,  y  hi- 
sopo; 

60  Y  degollará  la  una  avecilla  en  un 
vaso  de  barro  sobre  aguan  vivac; 
'51  Y  tomará  el  palo  de  cedro,  y  el  hi- 
sopo, y  la  grana,  y  el  aveottla  vira,  y  mo- 
jarlo ba  iodo  en  la  sangre  de  la  avecilla 
muerta  y  en  las  aguas  vivas,  y  rodará  la 
casa  siete  veces  i 

63  Y  nmptará  la  easa  coa  to sangre  del 
avecilla,  y  con  las  aguas  vivas,  y  con  el 
avecilla  viva,  y  el  pelo  de  cedro*  y  ei  hi- 
sopo, y  la  grana. 

69  Y  soltará  la  avecilla  vtve  íuere  de 
fectaded  sobre  to  has  del  campo,  y  asi 
reconciliaré  tocase,  y  será  limpia. 

64  Esta  « la  ley  de  toda  plaga  de  lepra, 
y  de  la  tina, 

66  r  de  la  lepra  del  vestido,  y  de  la  casa, 
68  Y  de  la  hinchazón,  y  de  la  postilla,  y 

de  la  mancha  blanca} 

67  Pare  ensenar  cuando  es  inmundo,  y 
cuando  es  limpio:  Beta  m  la  ley  de  la 
lepra. 

CAPITULO  XV. 

Declara  Dio*  por  bmurndo  ot  kombrt  qmé  padrtUr* 

Jhj9  ét  0t**mMnpd*>4e  fc>i—  ■»— «,r  •»  t— 

118 


LETITIOa 


toemm,tomm  41 


¡o.  U.  Su  expiación  ti 
'.  La  inmundicia  del  que  taUere  tu  si- 
miente en  cualquiera  otra  manera  que  tea,  y  tu  ex- 
piado*,  f  da  Ja  nutoer  con  quien  hubiere  teñid* 
ayuntamiento.  IV.  La  inmundicia  de  la  ummtr 
que  padece  tu  cottumbre,  ó  de  otra  manera  Jhno 
de  tangre,  y  tu  expiación  dctpuet  de  haberle  cesado 
eljtujo. 

Y  HABLÓ  Jehova  á-  Moyses  y  á  Aa* 
ron,  dieiendo : 
2  Hablad  á  loa  hijos  4o  Israel  y  decid- 
lea:  Cualquier  varón,  cuando  bu  simien- 
te manare  de  su  carne,  será  inmundo. 
8  Y  esta  será  su  inmundicia  en  su  flu- 
jo :  SI  su  carne  distilo  por  eausa  de  su 
finjo,  ó  si  su  carne  se  cerró  por  cansa  de 
su  flujo,  él  será  inmundo. 

4  Toda  eama  en  que  se  acostare  el  que 
tuviere  flujo,  será  inmunda :  y  toda  cosa 
sobre  que  se  sentare,  será  inmunda. 

5  T  cualquiera  que  tocare  á  su  cama, 
lavará  sus  vestidos,  y  á  si  se  lavará  con 
aguo,  y  será  inmundo  hasta  la  tarde. 

0  Y  e\,  que  se  sentare  sobre  aquello  en 
que  se  hubiere  sentado  el  que  tiene  flujo, 
lavas*  sus  vestidos :  y  á  si  so  lavará  con 
agua,  y  será  inmundo  basta  la  tarde. 

7  ítem,  el  que  tocare  la  carne  del  que 
tiene  flujo,  lavará  sus  vestidos,  y  á  si  se 
lavará  con  agua,  y  será  inmundo  hasta 
la  tarde. 

8  ítem,  si  el  que  tiene  flujo,  escupiere 
sobre  el  limpio,  lavará  sus  vestidos,  jUl 
si  se  lavará  con  agua,  y  será  inmundo 
hasta  la  tarde. 

0  ítem,  toda  cabalgadura  sobre  que 
cabalgare  el  que  tuviere 'flujo,  será  in- 
munda. 

10  ítem,  cualquiera  que  locare  cual- 
quiera cosa  que  estuviere  debajo  de  él, 
será  inmundo  hasta  la  tarde :  y  el  que  lo 
llevare,  lavará  sus  vestidos,  y  á  si  se  la- 
vará con  agua,  y  será  inmundo  hasta  la 
tarde. 

11  ítem,  todo  aquel  á  quien  tocare  el 
que  tiene  flojo,  y  no  lavare  con  agua  sus 
roanos,  lavará  sus  vestidos,  y  á  si  se  lavará 
con  agua»  y  será  inmundo  hasta  la  tardo. 

12  ítem,  el  vaso  de  barro  en  que  tocare 
el  que  tiene  flujo,  será  quebrado,  y  todo 
voso  de  madera  será  lavado  con  agua.    • 

18  1T  T  cuando  se  hubiere  limpiado  de 
su  flujo  el  que  tiene  flujo,  contarse  ha 
siete,  dias  desde  su  purificación,  y  lavará 
sus  vestidos,  y  lavará  su  carne  en  aguas 
vivas,  y  será  Hmpio. 

14  Y  el  octavo  día  tomarse  ha  dos  tór- 
tolas, ó  dos  palominos,  y  vendrá  delante  i 
de  Jehova  á  la  puerta  del  tabernáculo 
del  testimonio,  y  darlos  ha  al  sacerdote :  I 
114 


lo.  Y  el  sacerdote  los  hará,  el  uno  ex- 
piación, y  el  otro  holocausto:  y  el  sa- 
cerdote le  reconciliará  de  su  flujo  delan- 
te de  Jehova* 

16  H  ítem,  el  hombre,  cuando  saliere 
de  él  derramadora  de  simiente!  lavará 
en  aguas  toda  su  carne,  y  será  inmundo 
hasta  la  tarde. 

17  Y  todo  vestido,  ó  toda  piel  sobre  la 
cual  hubiere  de  la  derramadora  de  la 
simiente,  se  lavará  con  agua,  y  será  in- 
mundo hasta  la  tarde. 

18  Y  la  muger  con  la  cual  el  varón  tu- 
viere ayuntamiento  de  simiente,  amóos 
so  lavarán  con  agua,  y  serán  inmundos 
hasta  la  tarde. 

19  H  ítem,  la  muger  cuando  tuviere 
flujo  de  sangre,  y  qua  su  flujo  fuere  en 
su  carne,  siete  dias  estará  en  su  aparta- 
miento ;  y  cualquiera  que  tocare  en  ella, 
será  inmundo  basta  la  tarda 

20  Y  todo  aquello  sobre  que  ella  se 
acostare  en  su  apartamiento,  será  in- 
mundo: y  todo  aquello  sobre  que  se 
asentare,  será  inmundo. 

21  ítem,  cualquiera  que  tocare  á  su  ca- 
ma, larará  sus  vestidos,  y  á  si  se  lavará 
con  agua:  y  será  inmundo  hasta  la  tarde. 

22  ítem,  cualquiera  que  tocare  cual- 
quiera alhaja,  sobre  la  cual  ella  se  hu- 
biere sentado,  lavará  sos  vestidos,  y  á 
si  se  lavará  con  agua,  y  será  inmundo 
hasta  la  tarde. 

23  ítem,  si  alguna  ama  ¿atuviere  sobre  la 
cama,  ó  sobre  la  silla  en  orno  ella  se  hu- 
biere sentado,  el  que  tocare  en  ella,  será 
iumundo  basta  la  tarde. 

24  Y  si  alguno  durmiere  con  ella,  y  que 
la  inmundicia  de  olla  fuere  sobre  él,  él 
será  inmundo  por  Siete  dias,  y  toda  ca- 
ma sobre  que  durmiere,  será  Inmunda. 

25  ítem,  la  muger,  cuando  manare  el 
flujo  de  su  sangre  por  muchos  dias,  fue- 
ra del  tiempo  de  su  costumbre,  6  eoando 
tuviere  flojo  di  sangre  mas  de  su  cos- 
tumbre, todo  el  tiempo  del  flujo  de  su 
inmundicia  será  como  en  las  dias  de  en 
costumbre,  inmunda. 

26  Toda  cama  en  que  durmiere  todo  el 
tiempo  de  su  finjo,  le  será  como  la  cama 
de  su  costumbre:  Y  toda  alhaja  sobre 
que  se  sentare,  será  inmunda  confbrmo 
á  la  inmundicia  de  su  costumbre. 

27  Cualquiera  que  tocare  en  ellas  será 
inmundo:  y  lavará  sus  vestidos,  y  á  ai 
se  lavará  con  agua,  y  aera  inmundo  has- 
ta la  tarde. 

28  Y  cuando  fuere  limpia  de  su  finjo, 


IEVITKHX 


contera  he  siete  Hm,  y  después  será 
limpia. 

39  T  el  octavo  di»  tomarse  ha  dos  tor» 
tolas,  ó  dos  palominos,  y  timarlos  ha  al 
sacerdote  á  la  puerta  del  tabernáculo 
del  testimonio: 

80  T  el  sacerdote  hará  el  «no  expia- 
ción, y  el  otro  holocausto,  y  reconciliar- 
la ba  el  sacerdote  delante  de  Jehova  del 
Unjo  de  su  inmundicia. 

31  Y  apartaréis  los  htyos  de  Israel  de 
sus  inmundicias,  j  no  morirán  por  sus 
Inmundicias,  ensuciando  mi  tabernácu- 
lo, que  está  entre  ellos. 

83  Bsta  es  la  ley  del  qne  tiene  nejo  a> 
simiente,  y  del  que  sale  derramadora  de 
simiente,  para  ser  Inmundo  á  causa  de 
ella; 

83  Y  de  la  que  padece  su  costumbre: 
y  del  qne  padeciere  su  tojo*  sea  macho, 
6  sea  hembra:  y  del  hombre  que  dur- 
miere con  mugar  inmunda, 

CAPITULO  XVL         

StOOia  mMOOOM  MW  OaoeraOOt  ti  ttempO  Jf  OOOmicfO* 

me»  con  fw  entrará  es  el  logar  Kmtimmo  pora  m 
morir  entrando  en  el  otramente,  y  la  forma  como 
entonce*  oe  expiará  primero  4  ti,  detpmei  d  todo  el 
i mtmt (ir at  altar.  O.  Aon t»  la  axmiaeim  éo  w* 
é$  eipntbhendo*  macho*  ée  cabrio,  orno  que  üem 
sm  pecado»  al  desierto,  y  otro  qme  osa  ofrecido  en 
el  tabernácmU  por  expiación.  J/T.  Imtítmpe  la/iota 


Y  HABLÓ  Jehova  á  Moyses,  después 
que  murieron  loa  dos  btyos  de  Aa- 
ron, cuando  se  llegaron  delante  de  Jo- 
hova,  y  murieron. 

2  Y  Jehora  dty>á  Moyses  t  Diá  Aaron 
tu  hermano,  qne  no  entre  en  todo  tiem- 
po en  d  santuario  del  Telo  á  dentro  de- 
lante de  la  cubierta,  que  teté  sobre  el 
arca,  porque  no  muera:  porque  yo  apa- 
receré en  la  nube  sobre  la  cubierta. 

3  Con  esto  entrará  Aaron  en  el  santua- 
rio: con  un  novillo  htfo  de  yaca  por  ex- 
piación, y  un  camero  en  holocausto. 

4  La  túnica  santa  de  lino  se  restira,  y 
sobre  su  carne  tendrá  pañetes  de  lino,  y 
ceñirse  na  el  cinto  de  lino,  y  con  la  mi- 
tra de  lino  se  cubrirá,  que  son  las  santas 
Testiduras:  y  layará  su  carne  con  agua, 
y  restirias  ha. 

5  Y  de  la  congregación  de  los  htyos  de 
Israel  tomará  dos  machos  de  las  cabras 
para  expiación,  y  un  carnero  para  holo- 
causto. 

6  Y  hará  llegar  Aaron  el  norillo  de  la 
expiación  qne  era  suyo,  y  hará  la  recon- 
ciliación por  si  y  por  su  casa. 

7  T  Después  tomará  los  dos  machos 
cabrios,  y  presentarlos  ha  delante  de  Je- 


hara  ala  puerta  del  tabernáculo  del  tes- 
timonio. 

8  Y  echará  suertes  Aaron  sobre  los  dos 
machos  de  cabrio,  la  una  suerte  por  Je- 
hoya,  y  la  otra  suerte  por  Asase!. 

9  Y  hará  Uegar  Aaron  el  macho  cabrío 
sobre  el  cual  cayere  la  suerte  por  Jeho- 
va, y  hacerlo  ha  por  expiación. 

10  Y  el  macho  de  cabrio,  sobre  el  cual 
cayere  la  snerte  por  Asase!,  presentará 
tívo  delante  de  Jehova,  para  hacer  la 
reconcUiacion  sobre  él,  para  enriarlo  á 
Asase!  al  desierto. 

11  Y  hará  Uegar  Aaron  el  norillo  que 
era  tuyo  pora  expiación,  y  hará  la  recon- 
ciliación por  si  y  por  su  casa,  y  degollará 
el  noTÜlo,  que  erm  suyo,  ñor  expiación. 

12  Después  tomará  el  incensarlo  lleno 
de  brasas  de  mego  del  altar  de  delante 
de  Jehora,  y  ana  puños  Menos  del  per- 
fume aromático  moUdo,  y  meterlo  ha 
del  Telo  á  dentro. 

18  Y  pondrá  el  perfume  sobre  el  fuego 
delante  de  Jehova,  y  la  nube  del  perfu- 
me cubrirá  la  cubierta,  que  está  sobre  el 
testimonio,  y  no  morirá. 

14  Después  tomará  de  la  sangre  del  no- 
rillo, y  esparcirá  con  su  dedo  hacia  la 
cubierta  hacia  el  oriente:  hada  la  cu- 
bierta esparcirá  de  aquella  sangre  siete 
Teces  con  su  dedo. 

15  Después  degollará  el  macho  cabrio, 
que  era  del  pueblo,  para  expiación,  y 
meterá  la  sangre  de  él  del  Telo  adentro : 
y  hará  de  su  sangre,  como  hito  de  la 
sangre  del  novillo,  y  esparcirá  sobre  la 
cubierta,  y  delante  de  la  cubierta. 

16  Y  limpiará  el  santuario  de  las  in- 
mundicias de  los  lujos  de  Israel,  y  de 
sus  rebeliones,  y  de  todos  sus  pecados : 
de  la  misma  manera  hará  también  al  ta- 
bernáculo del  testimonio;  el  cual  mora 
entre  ellos,  entre  sos  Inmundicias. 

17  Y  ningún  hombre  estará  en  el  taber- 
náculo del  testimonio,  cuando  él  entrare 
á  hacer  la  reconciliación  en  el  santuario, 
hasta  que  él  salga,  y  baya  hecho  la  recon- 
ciliación por  si,  y  por  su  casa,  y  por  to- 
da la  congregación  de  Israel.    . 

18  Y  saldrá  al  altar,  que  está  delante  de 
Jehova,  y  expiarlo  ha,  y  tomará  de  la 
sangre  del  novillo,  y  de  la  sangre  del 
macho  de  cabrio,  y  pondrá  sobre  los 
cuernos  del  sitar  si  derredor. 

19  Y  esparcirá  sobre  él  de  la  sangre  con 
su  dedo  siete  Teces,  y  limpiarlo  ha,  y 
santificarlo  ha  de  las  inmundicias  de  los 
lujos  de  Umt^^  Q 


LKVrflÓá 


el  santuario,  y  el  tabernáculo  del  teeti- 
mento,  y  ei  altar,  hará  llegar  el  macho 
cabrio  vivo. 

21  T  pondrá  Aaron  ambas  sus  maño» 
sobre  la  cebes»  de*  macho  de  cabrio  vi- 
vo, y  confesará  sobre  él  todas  las  Iniqui- 
dades de  los  hijos  de  Israel,  y  todas  sus 
rebeliones,  y  todos  sus  pecados,  y  po- 
nerlos ha  sobre  la  cabeza  del  macho  ca- 
brio, y  enriado  ha  al  desierto  por  mano 
de  algún  varón  aparejado  para  etto. 

22  Y  aquel  macho  de  cabrio  llevará  so- 
ta* si  totas  las  iniquidades  de  cMos  á 
tierra  Inhabitable,  y  enviará  el  macho 
cabrio  al  desierto. 

28  Después  vendrá  Aaro*  al  taberná- 
culo del  testimonio,  y  desandarte  ha  las 
vestiduras  deltao,  que  habla  vestido  para 
entraren  el  santsmrk), y  ponera*  ha  alK. 

24  T  lavará  su  carne  con  asjderen  el  lu- 
gar del  santuario,  y  vestnue  ha  sus  ves- 
tidos :  después  saldrá,  y  hará  su  fcoto- 
oaosto,  y  el  holocausto  del  pueblo,  y 
hará  1»  reconciliación  por  si  y  por  el 
pueblo. 

SS  T  del  sebo  de  fcv  expiación  hará  per- 
fume sobre  el  altar. 

21  Y  el  que  hubiere  levado  el  macho 
de  cabrio  á  Awmcf,  lavará  sus  vestidos, 
y  su  carne  lavará  con  agua,  y  después 
entrará  en  etreaL 

27  Y  sacará  fuera  del  real  el  novillo  efe 
la  expiación  por  el  pecado,  y  el  macho 
cabrío  de  la  expiaron  por  la  culpa,  la 
sarigre  de  los  cuales  fué  metida  para  ha- 
cer la  expiación  en  el  santuario :  y  que- 
marán en  el  fuego  sus  pellejos,  y  sus 
carnes,  y  su  estiércol : 

26  Y  el  que  lo  quemare,  lavará  sus  ves- 
tidos, y  su  carne  lavará  con  agua,  y  des- 
pués entrará  en  él  real. 

29  T  Beto  tendréis  por  estatuto  perpe- 
tuo* En  el  mes  séptimo  á  los  diez  del 
mes  afligiréis  vuestras  personas,  y  nin- 
guna obra  haréis,  el  natural  ni  el  extran- 
gero,  <jue  peregrina  entre  vosotros* 

80  Porque  en  este  din  os  reconciliará 
para  limpiaros:  y  seréis  limpios  de  to- 
dos vuestros  pecados  delante  de  Jeliora. 

81  Sábado  de  holganza  $erd  á  vosotros, 
y  afligiréis  vuestras  personas  por  esta- 
tuto perpetuo. 

82  Y  hará  la  reconettfacion  el  sacerdote 
que  fuere  ungido,  y  cuya  mano  hubiere 
iido  llena  para  ser  sacerdote  en  lugar  de 
su  padre,  y  vestirse  ha  las  vestiduras  de 
Uno,  las  vestiduras  santas. 

116 


«8  Y  expiará  él  santo  santuario,  f  et  ta- 
bernáculo del  testimonio :  expiará  tam* 
bien  el  altar,  y  los  sacerdotes,  y  á  todo 
el  pueblo  de  la  congregación  expiará. 

84  Y  esto  tendréis  pof  estatuto  perpe- 
tuo para  expiar  los  hijos  de  Israel  de  to- 
dos sus  pecados  una  vez  en  el  ano.  Y 
Muysea  lo  hizo  como  Jebera  le  mando. 

CAPITULO  XVII. 

J^qw  ninguno  de  todo  el  pueblo  de  Dio»  haga  eacri/t- 
cio  en  tftra  porté  qué  en  ei  tabemdrm»,  fpor  momo 
de  Jm  kpantinwe  eneernoten,  lí»  Jieptiewe  la  las  ** 
que  $e  vedó  comer  tonare, ¡/da  bu  cama* por  qué. 
TIL  Hem,  que  nadie  coma  cante  mortecina,  ni  dea- 
pedaxada  ó  arrastrada  delmtimjbrm*. 

Y  HABLO  Jehrovn  á  Moyses,  dicien- 
do? 
2  Habla  á  Aareu,  y  á  sus  lujos,  y  á  to- 
dos los  hijos  de  Israel,' y  diles:  Esto  f  lo 
que  ha  mandado  Mrova,  diciendo : 
8  Cualquier  varón  de  la  easa  de  Israel, 
que  degollare  buey,  ó  cordero,  o  cabra 
en  el  real,  ó  fuera  del  real, 

4  Y  no  lo  trajere  á  la  puerta  del  taber- 
náculo del  testimonio  pura  ofrecer  ofren- 
da á  Jehova  delante  del  tabernáculo  do 
Jeliova,  sangre  será  imputada  al  tal  va- 
rón ?  sangre  derramo  \  el  tal  varón  será 
cortado  de  entre  su  pueblo : 

5  Porque  traigan  los  hijos  de  Israel  sus 
sacrificios  que  sacrificaren  sobre  la  haz 
del  campo,  porque  loo  traigan  á  Jehofra 
á  la  puerta  dd  tabernáculo  del  test  inte- 
nto al  sacerdote,  y  sacrifiquen  sacrificios 
de  paces  ellos  á  JchovaL 

$  Y  el  sacerdote  esparza  te  sangre  sobro 
el  altar  de  Jebova  á  la  puerta  del  taber- 
náculo del  tcerlfnonio,  y  haga  perfume 
del  seno  en  olor  do%olganza  á  Jehova. 

7  Y  nunca  más  sacrificarán  sus  sacrifi- 
cios á  los  demonios,  tras  los  cuales  fbr- 
nfcan1 :  esto  tendrán  por  estatuto  perpe- 
tuo por  sus  edades. 

8  ítem,  decirles  has:  Cualquier  varón 
de  la  casa  de  Israel,  ó  de  los  extrangerós, 
que  peregrinan  entre  vosotros,  que  ofre- 
ciere holocausto,  ó  sacrificio, 

0  Y  no  lo  trajere  á  la  puerta  del  taber- 
náculo del  testimonio,  para  hacerlo  á 
Jehova,  el  tal  varón  también,  será  cor- 
tado de  sus  pueblos. 

10  1  ítem,  cualquier  varón  de  la  casa 
de  Israel,  y  de  los  extrangerós  que  pe- 
regrinan entre  ellos,  que  comiere  alguna 
sangre,  yo  pondré  mi  rostro  contra  la 
persona,  que  comiere  sangre,  y  yo  la  cor- 
taré de  entre  su  pueblo. 

11  Porque  el  alma  de  m  Carne  éto  la  san- 
gro tetá\  y  yo  os  la  he  dudo  para  expiar 


M&YfTtÜQ. 


/por  lo 
cual  h»  interna  sangre  enptasá  la  persona? 

12  Por  te*t»be  aleño  atoábaos  deis- 
real:  Nipona  penosa  de  vosotros  co- 
merá tajare,  ni  el  exirangero,  que  pere- 
grina, entre,  vosotros  comerá  sangre. 

13  y  cualquier  Teñen  do  lee  ayos  ge 
Ismel,  y  de  loe  eztrangeroe,  que  peregrJ- 
non  entre  ellos  que,  toma»  «ene  de  ani- 
mal, ó  de  ave,  que  aea  de  comer,  derra- 
mará  e»  eang*e«joatorl*n*een  tiene. 

14  Porque  el  alma  de  toda  cerne  en  en 
sangre  adá  su  alma :  por  tanto  be  dicho 
á  loa  b£oe4e  Israel;  No  comeréis  la 
saugne  de  ninguna  «ame,  porque  el  alma 
de  toda  carne  st  en  eangre;  cualquiera 
qae  la  comiere,  será  cortado. 

tt  \  ítem,  cualquiera  pemena  que  ee- 
miere  «ees  mortecina,  6  despedazada,  eai 
de  los  naturales  eomo  de  loe  exteenge- 
ros,  layará  ene  vestidos,  y  á  si  ee  legrará 
con  agua,  y  será  inmunda  nafta  la  tarde, 
y  Uinpiereon*, 

Ifi  T  si  no  lavare,  ni  lavare  en.  eazne* 
llevara  en  iniquidad, 

capitulo  xvm 

dt  «atr*  l»$  cwtjt»  $oimt  y  lo*  de  fe»  C%amanf  en* 
tre  ío$  átala  han  de  habitar,  y  encárgale*  </«  nuevo 
la  ctmerranrta  de  na  Seyeá.  tí.  Pone  ciertas  adic- 
t  ó  mpémScaal 


•  {Ucimu. 

Y  HABLÓ  Jebova  á  Moyeee,  dicien- 
do: 

2  Habla  á  loe  Wjos  do  Israel,  y  dileat 
Yo  ¿oy  Jenova  vuestro  pío» : 

3  No  hareie  como  hacen  en  la  tierra  de 
Egypto,  en  la  cual  morasteis ;  ni  hareie 
como  nacen  en  la  tierra  de  Ghanaan,  en 
la  cual  yo  ee  meto  j  ni  andaréis  en  ene 
estatutos.  , 

4  Mis  derechos  haréis,  y  mi»  estatutos 
guardaréis  andando  en  ellos  r  yo  soy  Je^ 
nova  vuestro  Dios. 

5  Por  tanto  mis  estatuios  y  mis  dere- 
chos gnardané*»*  los  cuales  naciendo  el 
hombre,  vlvinVeu  ellos:  Xo  Jelíbva. 

.  ú  t  Ntegun  varón  se  allegue  á  ninguna 
cercana  de  en  carne v  pera  descubrir  las 
vergüenzas :  yo  Jehova» 

7  Las  vergüenens  de  tu  padre»  6  lee  ver- 
güenzas de  tu  madre  no  descubrirás :  tu 
madre  es;  no  descubrirás  sus  vergüen- 
zas. 

8  Las  vergüenzas  de  la  mnger  de  tu  pa- 
dre no  descubrirá*;  las  vergüenzas  de 
tu  padre  son* 

9  Lea  verga/****  4e  tu  hermana,  hija 
de  tu  padre,  6  lu>  de  tu  mad^seejdft 


10  Las  vergüenzas  de  la  luja  de  tn  htyo, 
6  de  la  lu>  de  tu  mja,  no  descubrirás  sus 
vergüenzas,  porque  tus  vergüenzas  son. 

U  Las  vergüensna  ee  la  hija  de  la  mn- 
ger de  tn  padre,  engendrada  ée  ta  pa- 
dre, tu  hiwmsnc  es*  no  desenbeirás  ams 
verguenzaa 

12  Las  vergüenzas  déla  hetmans  sn> ím 
padre  no  desennrtsasf  parienss  de  tn 
padrees. 

13  Las  vergüenzas  de  la  hermana  de  tu 
madre  no  descubrirás,  porque»  pacienta 
de  tu  madre  es. 

14  Las  vergüenzas  del  hermano  ée  tn 
padre  no  deseobrirea*  no  llegarás  á  sn 
mnger;  mnger  del  hermano  de  tn  per 
drees. 

15  Las  vergüenzas  de  tu  nuera  no 
descubrirás:  muger  es  de  tu  hijo,  no 
descubrirás  sus  veigüenzas. 

Ifi  Lea  vefgüensne  de  la  mnger  de  tu 
hermano  no  dcsonMsás:  vergüenza* 
son  -de  tn  hermane, 

17  Las  vergüenzas  de  la  mnger  y  de  en 
mja  no  daecnbtime:  no  tensas  la  hija 
de  sn  htyevnl  la  h*Je  de  su  WJa-paea  des- 
cubrir ana  vrrgflinenni  parientes  son, 
maldad  es. 

1$  Itera,  mnger  con  sn  hermana  por 
concubina  no  tomarás  pera  descubrir 
sus  vergüenzas  delante  do  ella  en  su 
vnJa. 

19  ítem,  ala  muger  en  el  apartamiento 
de  su  inmundicia,  no  llegarás  para  des- 
cubrir se»  vtfgüenaae. 

30  ítem,  á  la  muger  da  tu  prójimo  no 
darás  tu  acostamiento  en  «amiente,  eon- 
tamioándote  en  ella. 

ai  ítem,  ne  des  de  tu  semiente  para 
hacer  posar  á  Moloc*!  ni contaneince  el 
nombre,  do  tn  Dios.    Yo  Jehova. 

32  ítem*  con  macho  no- te  ocharás  como 
con  mugar:  abominación  os. 

23  ítem,  con  ningún  animal  tendrá*' 
ayuntamiento  ensuciándote  con  él:  ni 
mnger  ae  pondrádolante  de  animal  para 
ayuntarse  con  él:  mezcla  en, 

24  En  ninguna  de  estas  cosas  os  ensu- 
ciaréis :  porque  en  todas  estas  cosas  se 
han  ensuciado  las  gentes,  que  yo  echo 
de  delante  de  vosotros*. 

2$  Y  la  tierra  fSó  contaminada,  y  yo 
visité  su  maldad  sobre  eUa;  y  la  tierra 
vomité  áena  miradores. 

26  Guardad  pues  Vosotros  mis  estatu- 
tos, y  mis  derechos,  y  no.l 
111 


LETrrioa 


de  toóos  estas  aboinlna«!oiieé,  el  natural 
ni  el  extrangero,  que  peregrina  entre  yo* 
sotros. 

27  Porque  todas  estas  abominaciones 
hicieron  los  hombres  de  la  tierra,  que 
fueron  antes  de  vosotros,  y  la  tierra  fué 
contaminada. 

98  Y  la  tierra  no  os  vomitará,  por  ha- 
berla contaminado,  como  vomitó  á  la 
gente,  que  fue*  antes  de  vosotros. 

99  Porque  cualquiera,  que  hiciere  alguna 
de  todos  estos  abominaciones,  las  per- 
sonas que  tal  hicieren,  serán  cortados  de 
entre  su  pueblo. 

80  Guardad  pues  mi  observancia  no  na- 
ciendo algo  de  las  leyes  de  las  abomina^ 
dones,  que  fueron  hechas  antes  de  vo- 
sotros, y  no  os  ensuciéis  en  ellas:  To 
Jehova,  vuestro  Dios. 

CAPITULO  XIX. 

Encomienda  la  tantidad.     Jiepite  alguno»  manda- 
wtientoe  del  decálogo.     AfituU  d  otrot  etpeciale» 


Y  HABLÓ  Jehova  á-Moyses,  diciendo: 
2  Habla  á  todo  la  congregación  de 
los  hijos  de  Israel,  y  diles :  8antos  seréis, 
porque  sonto  *oy  yo,  Jehova  vuestro  Dios. 
8  Codo  uno  temerá  á  su  madre,  y  á  su 
padre;  y  mis  sábados  guardaréis:  To 
Jehova  vuestro  Dios. 

4  No  os  volvereis  á  los  Ídolos,  ni  haréis 
pora  vosotros  dioses  ée  fundición :  To 
Jehova  vuestro  Dios. 

5  T  cuando  sacrificareis  sacrificio  de 
paces  á  Jehova,  de  vuestra  voluntad  lo 
sacrificaréis. 

6  El  dia  que  lo  sacrificareis,  será  comi- 
do, y  el  dio  siguiente :  y  lo  que  quedare 
poro  el  tercero  dio,  será  quemado  en  el 
fuego. 

7  T  si  se  comiere  el  dio  tercero,  será 
abominación :  no  será  acepto. 

8  T  el  que  lo  comiere,  llevará  su  delito, 
por  cuanto  profanó  la  santidad  de  Jeho- 
va :  y  la  tal  persono  será  cortada  de  sus 
pueblos. 

9  Cuando  segareis  lo  siego  de  vuestro 
tierra,  no  acabarás  de  segar  el  rincón  de 
tu  haza,  ni  espigarás  tu  segada. 

10  ítem,  no  rebuscará»  tu  vino,  ni  co- 
gerás los  granos  de  tu  vina:  para  el  po- 
bre y  para  el  extranjero  los  dejarás :  To 
Jehova,  vuestro  Dios. 

11  No  hurtaréis :  y  no  negaréis :  y  no 
mentiréis  ninguno  á  su  prójimo. 

12  T  no  juraréis  en  mi  nombre  con 
mentira:  ni  ensuciares  el  nombre  de  tu 
Dios:  To  Jehova, 

118 


19  No  oprimirás  á  tu  jfftyta»,  «I  robo- 
ras. No  se  detendrá  el  trabajo  del  jor- 
nalero en  tu  casa  basta  la  mañana. 

14  No  maldigas  al  sordo,  y  delante  del 
ciego  no  pongos  tropezón,  mas  habrás 
temor  de  tu  Dios :  To  Jehova. 

15  No  harás  injusticia  en  el  juicio :  no 
tendrás  respeto  al  pobre,  ni  honrarás  lo 
faz  del  grande :  con  justicia  juzgarás  A 
tu  prójimo. 

10  No  andarás  chismeando  en  tus  pue- 
blos. No  te  pondrás  contra  la  sangre  de 
tu  prójimo :  To  Jehova. 

17  No  aborrecerás  á  tu  hermano  en  tu 
corazón :  reprendiendo  reprenderás  á  tu 
prójimo,  y  no  consentirás  sobre  el  pe- 
cado. 

18  No  te  vengarás,  ni  guardarás  la  in- 
juria á  los  hrjos  de  tu  pueblo;  mas 
amarás  á  tu  prójimo,  como  á  ti  mismo: 
To  Jehova. 

19  Mis  estatutos  guardaréis.  A  tu  ani- 
mal no  harás  ayuntar  poro  misturas.  Tú 
hozo  no  sembrarás  de  misturas :  y  vesti- 
do de  misturas  de  diversos  cosas,  no  su- 
birá sobre  ti.  * 

90  Itero,  el  varón  cuando  se  juntare  con 
muger  de  ayuntamiento  de  simiente,  y 
ella  fuere  siervo  desposada  á  alguno,  y 
no  fuere  rescatada,  ni  le  hubiere  sido 
dada  libertad,  serán  azotados :  no  mori- 
rán: por  cuanto  afta  no  es  libre. 

21  T  traerá  en  optación  por  su  culpa  4 
Jehova  á  lo  puerta  del  tabernáculo  del 
testimonio  un  carnero  por  expiación: 

22  T  el  sacerdote  le  reconciliará  con  el 
carnero  de  la  expiación  delante  de  Je- 
hova, por  su  pecado  que  pecó;  y  per- 
donarle ha  su  pecado,  que  pecó. 

23  ítem,  cuando  hubiereis  entrado  en 
lo  tierra,  y  plantareis  todo  árbol  de  co- 
mer, circuncidaréis  su  prepucio  de  su 
fruto:  tres  anos  os  será  Incircunciso :  su 
fruto  no  se  comerá: 

24  T  al  cuarto  ano  todo  su  fruto  será 
santidad*  de  loores  á  Jehova. 

25  T  al  quinto  ano  comeréis  el  fruto  de 
él,  poro  que  os  haga  crecer  su  fruto :  To 
Jehova  vuestro  Díob. 

26  No  comeréis  con  sangre*.  No  seréis 
agoreros :  ni  adivinaréis. 

27  No  trasquilaréis  en  derredor  los  rin- 
cones de  vuestra  cabeza:  ni  donarás  la 
punto  de  tu  barbo. 

28  ítem,  no  haréis  rasguño  en  vuestra 
carne  en  lo  muerte  de  alguno :  ni  pon- 
drete^en  vosotros  es<*itUTaé*eefial:  To 


LEV1TMXX 


80  No  contsm  mates  é  U  lija  hacién- 
dola fornicar,  porque  la  tierra  no  forni- 
que, 7  te  hincha  de  maldad. 

90  Mfe  sábado*  guardaréis;  y  mi  san- 
tuario tendrele  en  reverencia:  Yo  Je- 
hova. 

SIKom  volváis  á  loe  encantadores  y  á 
los  adivinos:  no  fes  consultéis  enserian- 
doos  en  ellos:  Yo  Jehova,  ímestro  Dios. 

83  Delante  de  las  canas  te  levantarás,  y 
honrarás  la  fea  del  viejo»  y  ds  ta  Dios 
habsás temor:  Yo  Jehova. 

88  ítem,  cuando  peregrinare  contigo 
peregrino  en  vuestra  tierra,  no  le  opri- 
miréis* 

84  Como  á  itn  natnral  de  vosotros  ten- 
dréis al  peregrino  que  peregrinare  entre 
vosotros,  y  ámateoomo  á'  ti  mismo  *•  por» 
qme  peregrinos  fuesteis  en  la  tierra  de 
Bgypto:  Yo  Jehova,  vuestro  Dios. 

85  No  hagáis  injusticia  en  juicio,  en 
medida,  ni  en  peso,  ni  en  medida, 

88  Balanzas  justas,  piedras  justas,  eptta 
justa,  y  hin  justo  tendréis :  Yo  Jehova, 
vuestro  Dios,  que  os  saqué  de  la  tierra 
de  Egypto. 

37  Guardad  pues  todos  mis  estatutos, 
y  todos  mis  derechos,  y  hacadlos:  Yo 
Jehova. 

CAPITULO  XX. 

frobábs  Dios  so  pernada  nuuvtepüaoupadoloynp  de 
su  pueblo  dar  de  su  simiente  d  Mohek.  II.  Asimis- 
mo seguir  lo»  encantadores.  III.  Encomienda  la 
santi/fonoiempor  la  observancia  de  mtsmandamitn 
tea,  1F.  La  pama  cimi  del  que  maldijere  d  empa- 
dre*. V.  Pone  ciertos  apéndices  al  séptimo  manda- 
miento señalando  algunos  ilictío»  ayuntamientos*  p 
ta  pena  eieü  de  ello*.  VI.  Encomienda  d  m  pueblo 
Uobsereanciadesmslepsstpet  apartarse  de  las  tepes 
p  costumbres  de  las  gentes  cupa  tierra  van  d  poseer, 
porque  la  tierra  no  los  vomite  de  si,  como  había  de 
nacer  A  sus  primaros  habitadores. 

*\T  HABLO  Jehovaá  Moyses,  diciendo: 

JL  8  ítem,  dirás  á  los  hijos  de  Israel: 
Cualquier  yaron  de  los  hfyos  de  Israel, 
y  de  los  extrangerós,  que  peregrinan  en 
Israel^  que  diere,  de  su  simiente  A  Mo- 
loch,  morirá  do  muerte :  el  pueblo  de  la 
tierra  le  apedreará  con  piedras: 

8  Y  yo  pondré  mi  rostro  contra  el  tal 
varón,  y  le  cortaré  de  entre  su  pueblo, 
por  cuanto  dio  de  sa  simiente  á  Moloch 
contaminando  nü  santuario,  y  ensucian- 
do mi  santo  nombre. 

4  Y  si  escondiere  el  pueblo  de  la  tierra 
sus  ojos  de  aquel  varón,  que  hubiere 
dado  de  su  simiente  á  l^ploch,  para  no 
matarle, 

6  Entonces  yo  pondré  mi  rostro  contra 
aquel  varón,  y  contra  su  fiunflla,  y  cor- 
tarle he  de  entre  su  pueblo,  con  todos 


los  qao  Jesusearen  tras  él,  tonteando 
teas  Moloch. 

8  T  ítem,  la  persona  que  se  volviera  á 
los  encantadores,  ó  adivinos  para  for- 
nicar tras  ellos,  yo  pondré  mi  rostro  con- 
tra la  tal  persona,  y  ya  la  cortaré  ds  en- 
tre sn  puebla 

7  T  Snntiflcáoe  pues,  y  sed  santos,  por- 
que yo  Jehova  $oy  vuestro  Dios. 

8  Y  guardad  mis  estatutos,  y  hacadlos: 
Yo  Jehova,  qne  os  santifico. 

9  t  Porque  cualquier  varón  que  mal- 
dijere á  su  padre  6  á  su  madre,  morirá 
de  muerte:  ¿á  su  padre,  ó  á  su  madre 
maldijo?  ssMangre  sobre  éL 

10  T  ítem,  el  varón,  qne  adulterare  con 
la  muger  de  otro,  que  cometiere  adul- 
terio con  la  muger  de  su  prójimo,  de 
muerte  morirá  el  adúltero,  y  la  adúltero, 

11  ítem,  cualquiera  que  se  echare  con 
la  muger  de  su  padre,  las  vergüenzas  de 
su  podre  descubrió,  ambos  morirán  de 
muerte,  su  sangre  sobre  ellos. 

12  ítem,  cualquiera  que  durmiere  con 
su  nuera,  ambos  morirán  de  muerte, 
mistura  hicieron,  su  sangro  sobro  ellos. 

19  ítem,  cualquiera  que  tuviere  ayun- 
tamiento con  macho,  como  con  mugar, 
abominación  hicieron,  ambos  morirán 
de  muerte,  su  sangre  sobre  ellos. 

14  ítem,  el  que  tomare  á  la  muger  y  á 
su  madre,  fealdad  es ;  quemarán  en  fue- 
go á  él  y  á  ellas,  porque  no  haya  fealdad 
entre  vosotros. 

15  ítem,  cualquiera  que  pusiera  su 
ayuntamiento  en  bestia,  morirá  de  muer- 
te, y  á  la  bestia  mataréis. 

10  ítem,  la  muger  qne  so  allegare  a  al- 
gún animal  pora  tener  ayuntamiento 
con  él,  matarás  á  la  muger  y  al  animal : 
de  muerte  morirán,  su  sangre  sobro 
ellos. 

17  ítem,  cualquiera  que  tomare  á  su 
hermano,  hija  de  su  padre,  ó  mja  de  su 
madre,  y  viere  sus  vergüenzas,  y  ella 
viere  las  suyas,  execrable  cosa  es;  por 
tanto  serán  muertos  en  ojos  de  los  lujos 
de  su/pueblo;  ¿las  vergüenzas  de  su  her- 
mana descubrió  ?  su  pecado  llevará. 

18  ítem,  cualquiera  que  durmiere  con 
muger  monstruosa,  y  descubriere  sus 
vergüenzas,  su  fuente  descubrió,  y  ella 
descubrió  la  fuente  de  su  sangre;  ambos 
serán  cortados  de  entre  su  pueblo. 

19  Las  vergüenzas  de  la  hermana  de  tu 
madre,  ó  de  la  hermana  de  tu  padre  no 
descubrirás,  por  cuanto  descubrió  á  su 
pacienta:  su  iniquidad  llevarán. 

119 


LEV  1T  ICO, 


30  ítem,  cualquiera  que  temiere  ce* 
la  muger  del  hermano  de  su  padre,  las 
vergüenaas  del  hermano  de  su  padre 
descubrió :  bu  pecado  llevarán,  sin  hi- 
jos morirán: 

21  ítem,  el  que  tomare  la  muger  de  en 
hermano  suciedad  es,  las  vergüenzas  do 
sn  hermano  descubrió;  sin  hfyos  serán. 

22 1  Guardad  pues  todos  mis  estatutos, 
y  todos  mis  detechos,  y  haeedlos,  y  no 
os  vomitará  la  tierra,  en  ls>  cual  yo  oi 
meto,  para  que  habitéis  en  ella. 

28  Y  no  andéis  en  los  estatutos  de  la 
gente,  que  yo  echaré  de  delante  de  vo- 
sotros: porque  ellos  hicieron  todas  es- 
tas cosas,  y  yo  los  tuve  en  abominación : 

24  Y  os  he  dicho  á  vosotros:  Vosotros 
poseeréis  la  tierra  de  ellos,  y  yo  la  daré 
á  vosotros,  para  que  la  poseáis  por  he- 
redad, tierra  que  corre  leche  y  miel  t  Yo 
Jehova  vuestro  Dios,  que  os  he  aparta- 
do de  los  pueblos. 

25  Por  tanto  vosotros  haréis  diferen- 
cia entre  animal  limpio  y  inmundo,  y  en- 
tre ave  inmunda  y  Umpia:  y  no  ensu- 
ciéis vuestras  personas  en  los  animales, 
ni  en  las  aves,  ni  en  ninguna  cosa  que 
ya  arrastrando  por  la  tierm,  las  cuales 
cosas  ya  os  he  apartado  por  inmundas. 

26  Serme  neis  pues  santos,  porque  yo 
¿chova  «*/  santo,  y  os  he  apartado  de 
los  pueblos,  para  que  seáis  míos. 

27  Y  el  feomhre  ó  la  muger,  en  los  cua- 
les hubiere  espíritu  Pythonieo,  6  de  actt- 
vmadon,  morirán  de  muerte :  apedrear- 
los han.  con  piedras,  su  sangre  sobre 
ellos. 

CAPITULO  XXI. 

Mané»  4  ¡9*  •ocerdoieo  orne  en  nmmm  mortuorio  ee 
AciJfeft,  einojuere  de  alguno  de  $n  parentela  en  cier* 
toe  grado*  agni  mHmladoe.  Pero  al  mamo  eaeerdoU 
manda,  tintado  omcc,  mt*  ni  por  padre  ni  por  ma- 
dre $e  contamine.  II.  De  la  mnger  qne  tomard,  n 
de  toque  le  ntrd  prohibida,  III.  De  la  pena  do  la 
hifú  del  eaeerdoU  cuando  Jondeare.  TV.  Señala 
eieríoe  do/eetoepor  toe  enojes  et  que/uere  delUnape 
taoerdotal  eerd  imkdoüpara  el  onoerdocio. 

YJBHOVA  dtyo  á  Moyses :  Habla  á 
los  sacerdotes,  htyos  de  Aaron,  y 
diles  qv*  por  ninguna  alma  se  eontami- 
nen  en  sus  pueblos : 

2  Has  por  su  pariente  cercano  á  sí,  como 
por  su  madre,  6  por  su  padre,  6  por  sn 
htyo,  o  por  su  h^a,  6  por  bu  hermano, 

3  O  por  bu  hermana  virgen  cercana  á 
bí,  que  no  haya  tenido  varón,  por  ella  se 
contaminará. 

4  No  se  contaminará  por  el  principe  en 
sus  pueblos  ensuciándose. 

5  No  najan  calva  en  su  cafeeza,  ni  rao- 

m 


ranlapuutséesnhartia,BÍwsu4Bitts 
harán  rasguño. 

6  Santos  serán  á  su  Dios,  y  no  ensu- 
ciarán el  nombre  de  su  Dios,  porque  les 
fuegos  de  Jehova,  el  pan  de  su  Pión 
ofrecen,  por  tanto  serán  santos. 

7  1f  Muge?  ramera,  6  infria*  no  toma- 
rán; ni  tomarán  mnger  repudiada  de  su 
maridot  porque  es  sanio  á  au'&ios. 

6  Y  santificarle  has,  porque  el  pan  de 
tu  Dios  ofrece :  santo  seré  4  ti,  poique 
santo  %uy  yo  Jehova  vnesjrossjittftnsdoju 

9  \  ítem,  la  hija  del  varón  saeenktbe, 
cuando  corneunare  á  fornicar,  á  su  padre 
contamina,  será  quemada  en  fuego. 

10  ítem,  el  sumo  sacerdote  entre  sus 
hermanos,  sobre  cuya  cábese  fué  dorar 
mado  el  aceita  de  la  unción,  y  fus  hin- 
chió su  mane  para  vestir  las  vestiduras, 
no  descubrirá  su  cabeza,  ni  romperá  sus 
Testigos. 

11  Ni  entrará  á  ninguna  persona  muer- 
ta, ni  por  su  padre,  ó  por  su  madre  so 
contaminará. 

1^  Ni  saldrá  del  santuario,  ni  ensucia-' 
rá  el  santuario  de  su  Dios ;  porque  la 
corona  del  aceite  de  la  unción  de  su  Dios 
estáBobreél:  Yo  Jehova. 

13  ítem,  él  tomará  muger  con  su  vir- 
ginidad. 

14  Viuda,  é  repudiada,  6  Infame,  ó  ra- 
mera, estas  no  tomará :  mas  virgen  to- 
mará de  sus  pueblos :  por  muger. 

Id  Y  no  ensuciará  su  simiente  en  sue 
pueblos:  porque  yo  Jehova  soy  el  que 
le  santifico. 

16  \  ítem,  jehova  habló  á  Moyses,  di- 
ciendo : 

17  Habla  á  Aaron,  y  dilo :  £1  varón  de 
tu  simiente  en  sus  generaciones,  en  el 
cual  hubiere  falta,  no  se  allegará  pon. 
ofrecer  el  pan  de  su  Dios  : 

18  Porque  ningún  .varón,  en  el  cual 
hubiere  alta,  se  allegará:  varón  ciego» 
6  cojo,  ó  (alto,  ó  sobrado  de  naris,' 

19  O  varón  en  el  cual  hubiere  quebra- 
dura de  pié,  ó  quebradura  de  mano : 

20  O  eoreobado,  6  lagañoso,  ó  que  tu- 
viere nube  en  el  ojo,  ó  qu*  htvittx  serna» 
ó  empeine,  6  compañón  quebrada 

21  Ningún  varón  de  la  simiente  de  Aa- 
ron sacerdote,  en  el  cual  hubiere  mita,  se 
allegará  para  ofrecer  los  ofrendas  encen- 
didas de  Jehova.  ¿Hay  mita  en  él  ?  no 
se  allegará  á  ofrecer  el  pan  de  su  Dice. 

22  Ei  pan  de  su  Dios  de  las  santidades 
de  santidades,  y  las  cosas  saattfr 
comerá^ 


UbVITiOOt 


ni  »e  allegará  al  altar,  por  cuanto  hay  fiOU 
en  & :  y  no  ensuciará  mi  santuario,  por- 
que jo  Jebova  soy  el  que  loe  santifico. 
2¿  Y  Moyses  habló  á  Aaron,  y  á  su» 
lujos,  v  á  todos  loa  b^os  de  Israel. 

CAPITULO  XXtL 

Qm  todo  nombre  del  Hnage  eacerdotal  que  mcortuy 
«0»  nía  mmeméo,pm  m«%nfn  9tmtqmemn\m 

MtoaMÍrfefe.    IL  Lo  miemo  mandad  todo  exír%J(o 


que  nojhnre  de  ¡m/amMa  del  mctrdot».    ñí.  Qm 
#méméb§m**m»  de  mwapMid*  m  mmi/mio. 


/aitaJ  aqtd  mñánriaf,  no  mrd  acepto.    Y  qne  tea 
ofrecido  por  mcerdote  legitimo.    IV.  Que  el  animal 


edom 

tamadr*yelkyoej$elmimo<Na.  V.Qmeelta- 
cr&eto  de  acción  dé  gracia»  tea  comido  H  miuno 
■M^tt^Mn  4^(M«    Tk*  Bn&nmienaa  n  taeM* 

Jhcmciondemmombrt  con  pe ■  qm  #*  *BtJA 

cara  en  medio  i/e  tnpntblo. 

Y  HABLO  Jefcove  á  Moyses,  dicien- 
49: 

2  Di  á  Aaron,  y  a  sus  h\loe,  que  se  aba* 
tengan  de  las  ssntificacionee  de  loa  hi- 
jo* de  Israel;  y  que  n*  ensucien  mi  -san- 
to nombre  en  lo  que  ello»  me  saotia- 
can:  Yo  Jehova* 

3  Díles :  En  vuestra*  generaciones  to- 
4p  raro»,  que  Alegare,  de  toda  Tuesira 
simiente,  á  la*  santificaciones,  que  los 
h\|os  de. Israel  santificaren  á  Jehove, 
teniendo,  inmundicia  sobre  si,  su  alma 
será  cortada  de  delante  do  mi :  Yo  Je- 
hora, 

'  4  Cualquier  varón  de  la  simiente  de 
Aaron,  que  feere  leproso,  ó  gonorrea, 
no  comerá  de  las  santificaciones  bosta 
qne  sea  limpio :  y  el  que  tocare  cual* 
quiera  cosa  Inmunda  de  mortecino,  ó  el 
Taron  del  euai  hubiere  salido  derrama- 
dura  de  simiente,. 

5  O  el  varón,  que  bubiere  tocado  cual- 
quiera reptil,  por  el  cual  será  inmundo, 
ó  hombre  por  él  cual  será  inmundo  con* 
forme  á  toda  su  inmundicia; 

6  Le  persona  ejie  lo  tocare,  será  in- 
munda baste  la  Urde;  7  no  comerá  de 
loa  santificaciones,  antes  qne  naya,  lava- 
do su  carne  con  agua. 

7  Y  cuando  el  sol  se  pusiere,  limpiarse 
be»  y  después  comerá  de  ios  santifieaeio- 
nos,  porque  su  pan  es, 

8  Mortecino  ni  despedezado  no  comerá 
par»  contaminarse  en  ello:  Yo  Jebova, 

9  Y  guarden  mi  observancia,  y  no  lie- 
yen  pecado  por  ello»  7  mueran  por  ello 
cuando. 1*  pr^fimaren:  Yo  Jebova»  que 
los  santifico. 


M>  1  Fíngun  «treno  comerá  santifica- 
don:  el  huésped  del  sacerdote,  ni  el 
jornalero,  no  comerá  santificación. 

11  Mas  el  sacerdote,  cuando  comprare 
persona  de  su  dinero,  esta  comerá  de 
ella,  y  el  nacido  en  su  casa,  estos  come- 
rán de  su  pan. 

13  Empero  la  bija  del  sacerdote  cuando 
se  casare  con  varón  extraño,  ella  no  cor 
mera  de  la  apartadura  de  lee  santifica- 
rlpnes 

18  Mas  si  la  hija  del  sacerdote  raeré 
viuda,  ó  repudiada,  y  no  tuviere  simien- 
te, y  se  hubiere  vuelto  á  la  casa  de  su  pa- 
dre, como  en  su  mocedad,  del  pan  de  su 
padre  comerá,  y  ningún  extraño  come 
de  él. 

14  Y  el  que  comiere  por  yerro  sanUnca- 
cion,  añadirá  sobre  ella  su  quinto,  y  dan; 
lo  ba  al  sacerdote  con  la  santificación. 

15  Y  no  contaminarán  las  santificacio- 
nes de  los  bi)os  do  Israel,  las  cuales  apar- 
tan para  Jebova. 

16  Y  no  les  harán  llevar  la  iniquidad 
del  pecado  comiendo  las  santificaciones 
do  ellos:  porque  yo  Jebova  toy  el  que 
loe  santifico. 

17  t  ítem,  habló  Jebova  á  Moyses,  di- 
ciendo : 

18  Habla  á  Aaron,  y  á  sus  lujos,  y  á 
todos  los  hijos  de  Israel,  y  díles :  Cual- 
quier varón  de  la  casa  de  Israel,  y  de  los 
extrangeros  en  Israel,  que  ofreciere  su 
ofrenda  por  todos  sus  votos,  y  por  te- 
das sus  ofrendas  voluntarias,  que  ofre- 
cieren á  Jebova  en  holocausto : 

19  De  vuestra  voluntad  qfreotrei*  sin  ta- 
cna, macho,  de  vacas,  de  corderos,  ó  de 
cabras: 

20  ninguna  cosa  en  que  haya  falta  ofre- 
ceréis, porque  no  será  acepto  por  voso- 
tros. 

21  ítem,  el  hombre,  cuando  ofreciere 
sacrificio  de  paces  á  Jehova,  para  ofre- 
cer voto,  ó  para  ofrecer  voluntariamen- 
te, de  vacos,  ó  do  ovejas,  perfecto,  en  el 
cual  no  habrá  falta,  será  acepto. 

23  Ciego,  ó  perniquebrado,  £  cortado, 
ó  berrugoso,  ó  sarnoso,  ó  roñoso,  no 
ofreceréis  estos  á  Jebova,  ni  pondréis  do 
estos  ofrenda  encendida  sobre  el  altar 
de  Jehova. 

23  Buey,  ó  carnero,  que  tenga  de  mas, 
ó  de  menos  podrá»  ofrecer  por  ofrenda 
voluntaria:  mas  por  voto,  no  será  acepto. 

24  Herido,  6  magullado,  rompido  6 
cortado,  no  ofreceréis  4  Jebova,  ni  en 
vuestra  tierra  lo  haréis. 

w 


LETITICO. 


»  ítem,  de  ututo  de  hQe  de  extrtc- 
gero  no  ofreceréis  el  pan  de  vuestro 
Dios  de  todas  estas  cosas,  porque  su 
corrupción  estd  en  ellas,  falta  hay  en 
ellas,  no  se  os  aceptarán. 

96  1  ítem,  habló  Jehova  á  Hojees,  di-, 
ciendo: 

97  El  buey,  ó  el  cordero,  6  la  cabra, 
cuando  naciere,  siete  días  estará  debajo 
de  su  madre,  mas  desde  el  octavo  día  en 
adelante  será  acepto  para  ofrenda  de 
sacrificio  encendido  á  Jehoya. 

28  Y  bney,  ó  carnero,  no  degollaréis  en 
im  dia  á  él  y  á  sa  htyo. 

99  1T  ítem,  cuando  sacrificareis  sacrifi- 
cio de  nacimiento  de  gracias  á  Jehoya, 
de  vuestra  voluntad  lo  sacrificaréis. 

80  En  el  mismo  dia  se  comerá,  no  deja- 
réis de  él  para  otro  dia:  Yo  Jehova. 

31  ^  T  guardad  mis  mandamientos,  y 
hacedloe:  ToJebova. 

83  Y  no  ensuciéis  mi  santo  nombre,  y 
yo  me  santificaré  en  medio  deloshtyos 
de  Israel :  Yo  Jehova,  que  os  santifico, 

83  Que  os  saqué  do  la  tierra  de  Egypto 
para  ser  vuestro  Dios :  Yo  Jehova. 

CAPITULO  XXHL 

Establece  la»  tolemuidadet  de  todo  el  año  señalando  d 
cada  «a  tu  tiempo,  »m  sacrificio»  w  mu  cierto*  rito». 
PrisseramemU  confirma  el  sábado  en  cada  semana. 
U.  La  patena  del  cordero.  J1L  La  fiesta  del  pan, 
cenceño.  IV.  La  fiesta  de  penthecottet.  V.Lafietta 
de  la  jubilación,  ó  de  la»  trompeta».  VI.  La  fiesta 
de  Iot  expiaciones.    VII.  La  fiesta  da  la»  cabanas. 

Y  HABLÓ  Jehova  á  Hoyses,  dicien- 
do: « 
9  Habla  á  los  hQos  de  Israel,  y  di  les: 
Las  solemnidades  de  Jehova,  á  las  cuales 
convocaréis  santas  convocaciones,  serán 
estas  mis  solemnidades. 
8  Seis  días  se  trabajará,  y  el  séptimo  dia 
sábado  de  holganza  será,  convocación 
santa:  ninguna  obra  haréis,  sábado  es  de 
Jebova  en  todas  vuestras  habitaciones. 

4  Estas  «o*  las  solemnidades  de  Jehova, 
las  convocaciones  santas  á  las  cuales 
convocaréis  en  sus^tiempos. 

5  ^  En  el  mes  primero,  á  los  catorce 
del  mes,  entre  las  dos  tardes,  pascua  á 
Jebova. 

6  \  Y  á  los  quince  días  de  este  mes,  la 
solemnidad  de  las  cenceñas  á  Jehova: 
siete  días  comercia  cenceñas. 

7  El  primer  día  tendréis  santa  convoca- 
clon:  ninguna  obra  servil  haréis. 

8  Y  ofreceréis  á  Jehova  siete  días  ofren- 
da encendida:  el  séptimo  dia  será  santa 
convooadon:  ninguna  obra  servil  ha- 
réis. 

198 


9  ítem,  habí*  Jehova  á  Mbyees,  dicien- 
do: 

10  Habla  á  los  hijos  de  Israel,  y  diles : 
Cuando  hubiereis  entrado  en  la  tierra, 
que  yo  o»  doy,  y  segareis  su  segada,  trae- 
réis al  sacerdote  un  omer  por  primicia 
de  primicias  de  vuestra  segada. 

11  El  cual  mecerá  el  omer  delante  de 
Jehova  para  que  seáis  aceptos:  el  si- 
guiente dia  del  sábado  lo  mecerá  el 
sacerdote. 

19  Y  el  dia  que  ofreciereis  el  omer, 
ofreceréis  un  cordero  perfecto  de  un  ano 
en  holocausto  á  Jehova.    ' 

13  Con  su  presente,  dos  diezmas  de  flor 
de  harina  amasada  con  aceite  en  ofrenda 
encendida  á  Jehova  para  olor  de  holgan- 
za, y  su  derramadura  de  vino,  la  cuarta 
de  un  hin. 

14  Y  no  comeréis  pan,  ni  espiga  tostada, 
ni  «lerna  hasta  este  mismo  dia,  hasta  que 
hayáis  ofrecido  la  ofrenda  de  vuestro 
Dios:  estatuto  perpetuo  por  vuestras 
edades  en  todas  vuestras  habitaciones. 

16 *¡  Y  contaros  beta  desde  el  sigatento 
dta  del  sábado,  desde  el  dia*  en  que  ofre- 
cisteis el  omer  de  la  mecedura,  siete  se- 
manas cumplidas  serán. 

16  Hasta  el  siguiente  dm%  del  sábado  se> 
timo  contaréis  cincuenta  días :  entonces 
ofreceréis  presente  nuevo  á  Jehova. 

17  De  vuestras  habitaciones  traeréis  el 
pan  de  la  mecedura:  dos  décimas  de 
flor  de  harina -serán,  leudo  será  cocido, 
primicias  á  Jehova. 

18  Y  ofreceréis  con  el  pan  siete  corde- 
ros perfectos  de  un  alio,  y  un  novillo 
hijo  de  vaca,  y  dos  carneros,  serán  holo- 
causto á  Jehova:  y  su  presente,  y  sus 
derramaduras,  en  ofrenda  encendida  de 
olor  de  holganza  á  Jehova. 

19  ítem,  ofreceréis  un  macho  de  ca- 
brio por  expiación,  y  dos  corderos  de ' 
un  año  en  sacrificio  de  paces. 

90  Y  el  sacerdote  los  mecerá  con  el  pan 
de  las  primicias,  con  mecedura  delante 
de  Jehova,  con  los  dos  corderos :  santi- 
dad serán  de  Jehova  para  el  sacerdote. 

91  Y  convocaréis  en  este  mismo  dia, 
santa  convocación  os  será:  ninguna  obra 
servil  haréis:  estatuto  perpetuo  en  to- 
das vuestras  habitaciones  por  vuestras 
edades. 

92  Y  cuando  segareis  la  segada  de  vues- 
tra tierra,  no  acabarás  de  segar  el  rincón 
de  tu  haza!  ni  espigarás  tu  segada :  para 
el  pobre  y  para  el  extranjero  la  dejarás: 
Yo  Jehova,  vuestro  Dios. 


LETITIOd. 


28  T  ítem,  habló  Jehova  á  Moyses,  di- 
ciendo : 

di  Habla  ¿loe  hijos  de  Israel,  y  dUee : 
En  el  mes  séptimo,  al  primero  del  mes 
tendréis  sábado,  la  memoria  de  la  jubila- 
don,  santa  convocación.     * 

25  Ninguna  obra  servil  haréis,  y  ofre- 
ceréis ofrenda  encendida  á  Jehova. 

20  ?  ítem,  habí*  Jebova  á  Moyses,  di- 
ciendo: 

27  Empero  á  los  diez  de  esto  mes  sép- 
timo será  el  día  de  las  expiaciones:  ten- 
dréis santa  convocación,  y  afligiréis  vues- 
tras personas,  y  ofreceréis  ofrenda  en- 
cendida á  Jebova. 

28  Ninguna  obra  haréis  en  este  mismo 
dia,  porque  es  día  de  expiaciones,  para 
reconciliaros  delante  de  Jehova  vuestro 
Dios. 

20  Porque  toda  persona,  que  no  so  afli- 
giere en  este  dia  mismo,  será  cortada  de 
sus  pueblos: 

80  Y  cualquiera  persona,  que  hiciere 
cualquiera  obra  en  este  dia  mismo,  yo 
destruiré  la  tal  persona  de  entre  su  pue- 
bla 

81  Ninguna  obra  hards:  estatuto,  per- 
petuo mrá  por  vuestras  edades  en  todas 
vuestras  habitaciones. 

82  Sábado  de  holganza  será  á  vosotros, 
y  afligiréis  vuestras  personas  á  los  nueve 
del  mes  en  la  tarde,  de  tarde  á  tarde  hol- 
garéis vuestro  sábado. 

88  1  ítem,  habló  Jehova  á  Moyses,  di- 
ciendo: 

84  Hable  á  los  hijos  de  Israel,  y  diles : 
A  los  quince  de  este  mes  séptimo  será 
la  solemnidad  de  las  cabalas  á  Jehova 
per  siete  dias. 

85  SI  primer  día  será  santa  convoca- 
ción: ninguna  obra  servil  haréis. 

88  Siete  días  ofreceréis  ofrenda  encen- 
dida á  Jehova:  el  ottavo  dia  tendréis 
santa  convocación,  y  ofreceréis  ofrenda 
encendida á  Jehova {  fiesta  es:  ninguna 
obra  servil  haréis. 

87  Estas  son  las  solemnidades  de  Jeho- 
va alas  cuales  convocaréis  santas  convo- 
caciones, para  ofrecer  ofrenda  encendida 
áJehova,  holocausto  y  presente, sacrificio 
y-derrainadura*  cada  cosa  en  su  tiempo: 

88  Allende  de  los  sábados  de  Jehova,  y 
allende  de  vuestros  dones,  y  allende  de 
todos  vuestros  votos,  y  allende  de  todas 
vuestras  ofrendas  voluntarias,  que  daréis 
á  Jehova. 

88  Empero  á  los  quince  del  mes  sépti- 
mo, cuando  hubiereis  allegado  el  fruto 


de  la  tstrta,  haréis  fiesta  á  Jehova  por 
atete  diss:  el  primer  día,  sábado:  y  el 
día  octavo,  sábado. 

40  T  tomaros  hela  el  primer  dia  del 
fruto  de  algún  árbol  hermoso:  ramos  de 
palman,  y  ramos  de  árboles  espesos,  y 
sauces  de  los  arroyos,  y  haréis  alegría 
delante  de  Jehova  vuestro  Pies  por  siete 


41  Y  haréis  á  él  fiesta,  á  Jehova,  por 
siete  días  cada  un  ano,  y  estatuto  perpe- 
tuo mrá  por  vuestras  edades :  en  el  mes 
séptimo  la  haréis. 

42  En  cabanas  habitaréis  siete  días :  to- 
do natural  en  Israel  habitará  en  éabafias; 

48  Para  que  sepan  vuestros  descendien- 
tes, que  en  cabanas  hice  y  habitar  á  los 
hi}ós  de  Israel,  cuando  los  saqué  de  la 
tierra  de  Egypto:  Yo  Jehova,  vuestro 
Dios. 

44  Y  Moyses  habló  á  los  lujos  de  Israel 
de  las  solemnidades  de  Jehova, 

CAPITULO  XXIV. 

Repite  la  ley  de  la  provisión  del  aceite  del  candelero. 
II.  La  institución  del  pan  de  la  proposición  remova  ■ 
do  cada  senado,  y  e¡  que  m  quitase  que  sea  para  el 
sacerdote.  III.  La  renciüa  de  un  mestizo  ieraelita 
9  Egypeio  con  un  Israelita,  donde  habiendo  el  mes- 
tizo blasfemado  el  santo  nombre  de  Jehova  Jué  puesto 
en  la  cHrcel,  y  después  apedreado  de  todo  el  pueblo 
por  sentencia  de  Dios.  IV.  A  seta  ocasión  se  pone 
lew,  que  el  que  blasfemare  el  santo  nombre,  sea  upe- 
V.  RepUense  otras  leyes  pertenecientes  al 


ÍTEM,  habló  Jehova  á  Moyses,  dicten- 
do: 

2  Monda  á  los  lujos  de  Israel,  que  te 
traigan  aceite  de  olivas  claro,  molido, 
para  la  luminaria  para  encender  las  lám- 
paras siempre. 

8  Fuera  del  velo  del  testimonio  en  el 
tabernáculo  del  testimonio  las  aderezará 
Aarón  desde  la  tarde  hasta  la  mañana 
delante  do  Jehova  siempre:  estatuto 
perpetuo  por  vuestras  edades. 

4  Sobre  el  candelero  limpio  pondrá  en 
orden  Amnm  las  lámparas  detente  de  Je- 
hova siempre. 

5  T  Y  tomarás  flor  de  harina,  y  cocerás 
de  ella  doce  tortas,  cada  torta  será  de 
dos  décimas. 

6  Y  ponerlas  has  en  dos  órdenes,  seis  en 
cada  orden,  sobre  la  mesa  limpia  delante 
de  Jehova. 

7  Pondrás  también  sobre  cada  orden  in- 
cienso limpio,  y  será  para  el  pan  por 
perfume,  ofrenda  encendida  á  Jehova. 

8  Cada  dia  de  sábado  lo  pondrá  en  or- 
den delante  de  Jehova  siempre,  pacto 
sempiterno  de  los  htyos  de  Israel. 

128 


JWmTNWX 


9  Y  eeni  d*  Aewm  y  *e  ama  hijo*  tai 
cuales  1© comerá» en  el  lugar  santo:  poi- 
que santidad  de  santidades  es  para<íL,  de 
las  ofrendas  encendidas  á  Jehova  por 
fuero  perpetuo. 

10  ?  En  aquella  sazón  salió  «a  hijo  de 
tota  muger  Israelita,  el  cual  on  hijo  de 
%t*  hombre  Xgypcio,  entre  loa  lujos  de 
Israel ;  y  riñeron  en  el  real  el  hijo  de  1» 
Israelita  y  un  varón  Israelita. 

11  X  el  lujo  de  la  mager  Israelita  de- 
claró el  nombra,  y  maldijo.  T  trajeron» 
loa  Moyses :  (y  su  madre  se  llamaba  8a- 
lomitb,  luje  de  Dabii,  da  1»  tribu  de  Dan.) 

12  T  pusiéronle  en  1*  cárcel  hasta  que  les 
fuese  declarado  por  palabra  de»  Jehova» 

13  Entonces  Jehova  habló  á  Moyses, 
diciendo: 

14  Saca  al  blasfemo  Cuera  del  real»  y  to- 
dos los  que  lo  oyeron,  pongan  sus  manos 
sobre  la  cabeza  de  él,  y  apedréele  toda 
la  congregación, 

15  1  Y  á  los  hyos  de  Israel  hablarás, 
diciendo:  Cualquier  varón,  que  dtyere 
mal  á  su  Dios,  llevará  su  iniquidad: 

16  T  el  que  pronunciare  el  nombre  de 
Jehova,  morirá  de  muerte;  toda  la  con- 
gregación le  apedreará,  asi  el  extrangero 
como  el  natural :  si  pronunciare  el  nom- 
bre, que  muera, 

17  %  Y  el  hombre  que  hiriere  á  cual- 
quiera persona  humana,  que  muera  de 
mtferte, 

18  Y  el  que  hiriere  á  algún  animal,  rea- 
iltuirlo  ha,  animal  por  animal. 

19  ítem,  el  que  hiciere  mancha  á  su 
prójimo,  como  hizo,  asi  le  sea  hecho. 

20  Quebradura  por  quebradura,  ojo  por 
ojo,  diente  por  diente,  oomo  señaló  al 
hombre,  asi  sea  él  señalado. 

31  El  que  hiriere  á  atyvn.  animal,  resti- 
tuirlo ha:  mas  el  que  hiriere  i  hombre, 
que  muera. 

33  Un  mismo  derecho  tendréis :  como 
el  extrangero,  asi  será  el  natural:  por- 
que yo  Jehova,  vuestro  Dios. 

28  Y  habló  Moyses  á  los  buce  de  Israel, 
y  ellos  sacaron  al  blasfemo  fuera  del  real, 
y  apedreáronle  con  piedras :  y  los  hijos 
de  Israel  hicieron  según  que  Jehova  ha- 
bla mandado  á  Moyses. 

CAPITULO  XXV. 

Ley  que  las  tierras  de  labranza  en  Israel  reposen  un 
amo  de  siete  en  ticte  año»,  y  lo  que  de  tuyo  llevaren 
aquel  año  sea  común  asid  loe  hombres  como  d  las 
bestias.  II.  Instituye  el  año  del  Jubileo  de  cincuenta 
en  cincuenta  anos,  para  que  en  él  todo  siervo  de  la 
nación  salga  d  libertad,  y  las  posesiones  enagenadas 
tposotdcnts»  dUtQswUwvsMiuu 

12» 


jr  cunumr&meseikfom  da  q**ren\<ems*\  y  <ür- 
roa,  sean  al  respecto  de  aqueste  año,  para  que  nin- 
ffuno  sea  engañado.  IV.  Derechos  del  vendedor 
para  poder  nsecskn  m>  que  vendiere.  V.  Derechos 
especiales  de  los  levitas  acerca  de  esto*  VI.  Que  el 
hermano  necesitado  sea  ayudado  en  su  necesidad  si* 
interés  m usura ?  y  si  se  vendiere,  no  sea  tratado  como 
siervo  duramente,  yqm  sm  seruidstsskm  no  paso  dea 
año  del  Jubileo.  VJl.LossiejrosquenoJkeren.de 
la  raza  de  Israel,  no  gocen  de  este  privilegio.  TTÍI. 
Que  «I  hraeüta  que  se  vendiere  mt  ouenoe*aela\ 
*v*mé*Jstel+semy9Mmk&p&*Mímo&smt*B-> 
rientes. 

ÍTEM,  Jehova  habló  á  Mojae*  en  el 
monte  de  flioai,  ¿ideada: 

2  Habla  á  los  mjoa  de  lamel,  y  dílest 
Cuando  hubieseis  enerado  en  la  tierra* 
que  yo  os  doy,  la  tierra  deaeanearides* 
caneo  A  Jehova, 

3  Beia  anos  sembrarás,  tu  Ueara,  y  seis 
años  podarás  tu  Tifia,  y  cogerás  su»  fru- 
tos; 

4  Y  el  séptimo  ano  la  tierra  tendva  sá- 
bado de  holganza,  sábado  á  ¿eho?a¿  no 
sembrarás  tu  tierra,  ni  podarás  tu  vina» 

6  Lo  que  de  suyo  se  naciere  en  tu  se- 
gada, no  lo  segarás  j  y  lea  uvas  de  tu 
anartadurano  vendimiarás:  alio- de  Mol- 
ganza  será  á  la  tierra. 

4  Mas  ei  sábado  de  la,  tierra  oeserá  para 
comer,  á  tí,  y  á  tu  siervo,  y  á  tu  sierra,  y 
á  tu  criado,  y  á  tu  extrangero,  que  mo- 
raren contigo : 

7  Y  á  tu  animal,  y  á  la  bestia  que  hu- 
biere en  tu  tierra,  será  todo  m  fruto 
para  comer. 

8  %  Y  contarte  has  siete  semanas  de 
años,  siete  veces  siete  anos,  y  serte  han 
los  dies  de  las  siete  semanas  de  anee 
cuarenta  y  nueve  anos. 

9  Y  harás  pasar  la  trompeta  de  jubila- 
ción en  el  mes  séptimo;  á  los  diez  del 
mes,  el  dia  de  las  expiaciones,  haréis  .pa- 
sar trompeta  por  toda  vuestra  tierra. 

10  Y  santificaréis  el  ano  cincuenta,  y 
pregonaréis  libertad  en  la  tierra  á  todos 
sus  moradores ;  este  os  será  jubileo :  y 
volvereis  cada  ano  á  su  posesión;  y  cada 
uno  volverá  á  su  familia. 

11  El  ano  de  los  cincuenta  años  os  será 
jubileo:  no  sembraréis,  ni  segaréis  lo 
que  naciere  de  suyo  en  la  tierra,  ni  ven- 
dimiaréis sus  apartad  uraa. 

12  Porque  es  jubileo :  santo  será  á  vo- 
sotros :  el  fruto  de  la  tierra  comeréis. 

13  En  este  año  del  jubileo  volvereis 
cada  uno  á  su  posesión. 

14  %  Y  cuando  vendiereis  algo  á  vues- 
tro prójimo,  ó  comprareis  de  mano  de 
vuestro  prójimo»  no  engañe  ninguno  a 
su  hermano,  DgitzedbyC         glC 


LEYITKX* 


M  <Mme  al  número  de  lo»  afros 
después  del  jubileo  comprarás  de  tu 
pi^imai  conforme  «l  numere  de  lee 
nuce  de  loe  froto»  te  venderá  él  á  ti.    . 

]£  Conforme  á  1»  multitud  de  loe  anos 
aumentase»  el  precio,  y  conforme  á  le 
dUftimieio»  de  los  efioe  disminuirás  el 
precio ;  poffaae  el  número  de  los  frutos 
ton*  de  vender  él 

17  Y  bo  engañe  ninguno á en  prójimo: 
nes  tendrá»  temor  de  tu  Dios,  porque 
yo  ssy  Jehove  vuestro  Dios. 

1»  Y  haced  mi»  estatutos,  y  guardad 
mis  derechos,  y  haeedlos,  y  habitaréis 
sobre  la  tiene  seguros: 

19  Y  la  tierra  dará  en  fruto,  y  comeréis 
hasta*  hartura,  y  habitare!»  sobre  ella 
soguees: 

20  Y  si  diereis:  ¿Qué  comeremos  el 
séptimo  ano?  He  aqui,  no  hemos  de 
sembrar,  ni  hemos  de  coger  nuestros 
fruto». 

21  Entonces  y»  o»  enriaré  mi  bendt 
eeon  el  año  efecto,  y  hará,  fruto  por  tres 


22  Y  sembraréis  el  afio  octavo,  y  come- 
réis del  frute  atejo-  hast&elafi0  noveno : 
hasta  ene  veugK  su  fruto  comeréis  del 
anejo. 

33  H  Y  la  tierra  no  se  venderd  remata» 
demente:' porque  la  tierra  es  ntia,  que 
vosotros  peregrinos  y  cxsnangeros-  mi$ 
conmigo.. 

24  Por  tanto  en  tod»  la  tierra  de  vues- 
tra posesión  daréis  remisión  á  la  tierra. 

536  5  Cuando  tu  hermano  empobre- 
ciere, y  vendiere  etye  de  su  posesión, 
Tendrá  su  íescatador,  su  pariente  mus 
cercan*,  y  rescatará  lo  que  su  hermano 
vcndltic. 

26  Y  el  varón,  enendo  ne>  tuviere  res* 
catador,  si  alcanzare  denmet  eU  mano,  y 
hallare  lo  que  basta  pard su  rescate; 

£7  Bü tontos  contará  los  anos  dfe  su 
venta,  y  vneverdlo  que  quedare  al  varón 
á  quien  vendió,  y  volver»  á  su  posesión. 

26  Has  si  nfraleaneare  su  mano  lo  que 
basta  para  que  vuelva  á  él,  lo  que  ven* 
dio  estará  en  poder  del  que  lo  compró 
hasta  el  ano  del  jtriritaft,  y  al  jubileo  sal- 
drá, y  él  volverá  á  su  posesión. 
-09  ítem,  el  varón  que  vendiere  cala  de 
morada  en  dudad  cercada,  su  remisión 
sebeaste  acabarse  el  ano  de  eu  venta: 
un  ene  será  su  remisión. 

99  Y  sfato  fuere  rescatada  dentro  de  un 
ano  entero^  1»  ene»  que  '  estuviere  en 
ciudad  que  tuviere  muro,  quedará  reme? 


al  que  la 
descendientes:  no  eeldrá  en  el  Jubileo: 

SI  Me»  le»  casas  de  las  aldeas,  que  no 
tienen  muro  al  derredor,  serán  estima- 
das  como  una  ha»  de  tierra:  tendrán 
remisión,  y  saldrán  en  el  jubile». 

«2  \  Mss  de  las  ciudades  de  los  Levitas, 
y  de  lee  casas  de  las  ciudades,  que  po- 
seyeren, loe  Levita»  habrán  remanen 
siempre. 

£6  Y  el  que  comprare  de  loe  Levitas, 
la  venta  de  la  casa,  y  de  la  ciudad  de  su 
posesión  saldrá  en  el  jubileo,  por  cuan- 
to la  casa  de  las  ciudades  de  lee  Levitas 
es  la  posesión  de  ellos  entre  los  h$os  de 
Israel. 

84  Mas  la  tierra  del  ejido  de  ene  ciu- 
dades no  se  venderá,  porque  es  perpe- 
tua posesión  de  ellos. 

36  ^  ítem,  cuando  tu  hermano  empo- 
breciere, y  acostare  su*maao  á  ti,  té  le 
recibirás:  como  peregrino  y  extrengero 
vivirá  contigo. 

Jtt$o  tornea  usum  de  él,  ni  enmanto: 
mas  habnt»  temor  de  tu  Dios,  y  tu  her- 
mano vivirá  contigo; 

87  No  le  darás  tu  dinero  á  usura,  ni  tu 
vitualla  á  aumento : 

88  Yo  Jehova  vuestro  Dios,  que  os  sa- 
qué de  la  tierra  de  Egypto  para  daros  la 
tierra  de  Cbanaan,  para,  ser  vuestro  Dios. 

80  ítem,  cuando  tu  hermano  empobre- 
ciere atando  contigo,  y  se  vendiere  á  ti, 
no  le  harás  servir  come  siervo. 

40  Como  criado,  como  extranjero  es- 
tará contigo :  hasta  el  afio  del  jubileo  te 
servirá. 

41  Entonces  saldrá  de  contigo  él  y  sus 
hyoe  consigo,  y  volverá  á  su  Jamfiia,  y  á 
la  posesión  de  sus  padres  se  volverá. 

42  Porque  son  mis  siervos,  loe  cuales  yo 
saqué  de  la  tierra  de  Egypto :  no  serán 
vendidos  como  siervos. 

43  No  te  enseñorearás  de  él  con  duresa, 
mus  habrás  temor  de  tu  Dios. 

44  í  Ítem,  tu  siervo  ó  tu  slcrva,  que 
tuvieres  serán  de  las  gentes,  qne  están 
en  vuestro  al  derredor:  de  ellos  com- 
prareis siervos  y  sierran. 

46  Y  también  de  loe  hfyo*  de  los  foras- 
teros, que  viven  entre  vosotros  compra- 
réis: y  de  los  qus  del  linage  de  ellos  son 
nacidos  en  vuestra  tierra,  que  edén  con 
vosotros:  los  cuales  tendréis  por  pose- 
sión. 

46  Y  poseerlos  heis  por  juro  de  here- 
dad para  vuestros  lujos  después  de  vo- 
sotros para  «enarpcecsmn,  pura  siempre 


LEVIÍICO. 


os  servuels  cíe  eüD#:  empero  en  vuestros 
hermanos  loe  htyoo  do  Israel,  cada  uno 
eñ  su  hermano,  no  os  enseñorearéis  en 
él  con  dureza. 

47  T  ítem,  cnando  la  mano  del  peregri- 
no y  extrangero,  que  está  contigo,  ai- 
cansare,  y  tu  hermano  que  está  con  él, 
empobreciere,  y  se  vendiere  al  peregri- 
no ó  extrangero,  qne  está  contigo,  ó  á 
la  rasa  del  linage  del  extrangero, 

48  Después  qne  se  hubiere  Tendido, 
tendrá  redención :  uno  de  sus  hermanos 
le  rescatará; 

49  O  su  tío,  ó  el  hijo  de  su  tío  le  resca- 
tará, 6  el  cercano  de  su  carne,  de  sn  li- 
nage, le  rescatará :  6  si  su  mono  alcan- 
zare, él  se  redimirá. 

60  Y  contará  con  ei  qne  le  compró  dea- 
de  el  año  que  se  vendió  á  él  hasta  el  afto 
del  jubileo:  y  apreciarse  ha  el  dinero 
de  su  renta  conforme  al  número  de  los 
años,  y  hacerse  ha  con  él  conforme  al 
tiempo  de  un  criado. 

51  81  aun  fueren  muchos  anos,  confor- 
me á  ellos  volverá  sn  rescate  del  dinero 
por  el  cual  se  vendió. 

62  T  st  quedare  poco  tiempo  hasta  el 
ano  del  jubileo,  entonces  contará  con 
él,  y  volverá  su  rescate  conforme  á  sos 
anos. 

68  Como  cogido  de  afto  por  año  hará 
con  él,  no  se  enseñoreará  en  él  dura- 
mente delante  de  tus  ojos: 

54  Mas  si  no  se  redimiere  en  ellos,  sal- 
drá en  el  año  del  jubileo  él,  y  sus  hfyos 
conéL 

55  Porque  mis  siervos  son  los  hijos  de 
Israel,  mis  siervos  son,  que  yo  saqué' de 
la  tierra  de  Bgypto:  Yo  Jehova,  vuestro 
Dios. 

CAPITULO  XXVL 

Jtepíte  el  tegundo  mandamiento,  y  encomienda  la 
guarda  del  tdbado,  y  toda  Ja  observancia  tU  tu  eut- 
tt»  Iu  nwMM  d  tM  pueblo  toda  proaperidad  de 
jnm  y  bnenoe  tenujnyt,aleet  en  ceee  eut  guarden  tus 
mandamiento*.  UL  Amenaza  de  riguroeoe  contigo*, 
mi  tos  menospreciaren.  TV.  Promete  arrepentinuen- 
to  y  gracia  dmpuúU  aet  enmMgaáo. 

JO  haréis  para  vosotros  Ídolos,  ni 
escultura,  ni  os  levantaréis  titulo, 
ni  pondréis  en  vuestra  tierra  piedra  pin- 
tada para  Inclinaros  á  ella:  porque  yo 
Jehova  toy  vuestro  Dios. 
9  Guardad  mis  sábados,  y  tened  en  re- 
verencia mi  santuario :  Yo  Jehova. 
8  *f  81  anduviereis  en  mis  decretos,  y 
guardareis  mis  mandamientos,  y  los  hi- 
ciereis, 

4  Ye  daré  vuestra  lluvia  en  sn  tiempo, 
126 


:nc 


y  la  tierra  dará  sn  froto,  ye)  árbol  del 
campo  dará  su  fruto: 

5  Y  la  trilla  os  elcainterá  á  la  vendimia, 
y  la  vendimia  alcanzará  á  la  sementera, 
y  comeréis  vuestro  pan  á  hartura,  y  ha- 
bitaréis seguros  en  vuestra  tierra, 

6  Y  ye  daré  pea  en  ta  tierra;  y  dormi- 
réis, y  no  habrá  quien  os  espante :  y  haré 
quitarlas  malas  bestias  de  vuestra  tierra: 
y  por  vuestra  tierra  no  pasará  espada. 

7  Y  perseguiréis  á  vuestros  enemigos, 
y  delante  de  vosotros  caerán  á  cuchillo. 

8  Y  cinco  de  vosotros  perseguirán  á 
dentó,  y  ciento  de  vosotros  persegui- 
rán á  diez  mil,  y  vuestros  enemigos  cae- 
rán á  cuchillo  delante  de  vosotros. 

9  Porque  yo  me  volvere*  á  vosotros,  y 
haceros  he  crecer,  y  multiplicaros  he, 
y  afirmaré  mi  concierto  con  vosotros. 

10  Y  comeréis  añejo  envejecido,  y  sa- 
caréis íbera  lo  añejo  á  causa  de  lo  nuevo. 

11  Y  pondré  mi  morada  en  medro  do 
vosotros,  y  mi  alma  no  os  abominará. 

12  Y  andaré  entre  vosotros,  y  yo  seré 
vuestro  Dios,  y  vosotros  seréis  mi  pue- 
blo. 

18  Yo  Jehova,  vuestro  Dios,  qne  os 
saqué  de  la  tierra  de  Egypto,  que  no 
fueseis  sus  siervos :  y  rompí  los  látigos 
de  vuestro  yugo,  y  os  he  hecho  andar  él 
rostro  alto.      * 

14  1T  Empero  si  no  me  oyereis,  ni  hi- 
ciereis todos  estos  mis  mandamientos, 

15  Y  si  abominareis  mis  decretos,  y 
vuestra  alma  menospreciare  mis  dere- 
chos no  haciendo  todos  mis  manda- 
mientos, y  invalidando  mi  concierto; 

16  Yo  también  haré  con  vosotros  esto : 
Enviaré  sobre  vosotros  terror,  hética,  y 
calentura,  que  consuman  los  ojos,  y  ator- 
menten el  alma:  y  sembraréis  en  balde 
vuestra  simiente,  porque  vuestros  ene* 
mfgos  lo  comerán. 

17  Y  pondré  mi  ira  sobre  vosotros,  y 
seréis  heridos  delante  de  vuestros  ene* 
mlgos;  y  los  que  os  aborrecen  se  ense- 
ñorearán de  vosotros,  y  huiréis  sin  que 
haya  quien  os  persiga, 

18  Y  si  aun  con  estas  cosas  no  me  oye* 
réis,  yo  tornaré  á  castigaros  siete  veces 
por  vuestros  pecados. 

19  Y  quebrantaré  la  soberbia  de  vues- 
tra fortalcsa,  y  tornaré  vuestro  cielo  co- 
mo hierro,  y  vuestra  tierra  como  metal. 

20  Y  vuestra  fuersa  se  consumirá  en 
vano,  qne  vuestra  tierra  no  dará  su  fru- 
to, y  los  árboles  de  la  tierra  no  darán  su 
fruto. 


LEVITICO. 


31  Y  al  anduvieres»  conmigo  al 
tro  7  no  me  quisiereis  oír,  yo  añadiré 
sobre  vosotros  plagas  fleto  veces  según 
vuestro*  pecado*. 

23  Y  «aviaré  contra  vosotros  bestia» 
fieras,  que  os  deshtyen,  y  talen  vasafrus 
animales,  y  oa  apoquen,  y  vuestros  en» 
minos  sean  desiertos. 

23  Y  si  con  estas  osees  no>  me  fuereis 
castigados,  mas  euvt  asribráéceJa  conmi- 
go al  encuentro, 

24  Yo  también  andaré  con  vosotros  al 
encuentro  y  heriros  he  también  siete 
recesa!  encuentro  por  vuestros  pecados. 

25  Y  meteré  sobre  vosotros  espada 
-vengadora  de  la  venganza  del  concierto, 
y  juntaros  neis  á  vuestras  ciudades,  y 
yo  enviaré  pestilencia  entre  vosotros, 
y  seréis  entregados  en  mano  del  ene- 
migo. 

25  Cuando  yo  os  quebrantaré  el  bordón 
del  pan,  cocerán  diez  mugeres  vuestro 
pan  en  un  homo,  y  volverán  vuestro 
pan  por  peso:  y  comeréis,  y  no  os  har- 
taréis, 

27  Y  si  con  esto  no  me  oyereis,  mas  to- 
davía anduviereis  conmigo  al  enenentro, 

28  Yo  andaré  con  vosotros  á  ira  de  al 
encuentro,  y  castigaros  he  también  yo 
siete  veces  por  vuestros  pecados. 

29  Y  comeréis  las  carnes  de  vuestros 
hjjoe,  y  las  carnes  de  vuestras  lujas  co- 
meréis. 

80  Y  destruiré  vuestros  altos,  y  talaré 
vuestras  imagines,  y  pondré  vuestros 
cuerpos  muertos  sóbrelos  cuerpos  muer- 
toe  de  vuestros  ídolos,  y  mi  alma  os 
abominará. 

31  Y  pondré  vuestras  ciudades  en  de* 
sierte,  y  ssolaró  vuestros  santuarios,  y 
no  oleré  el  olor  de  vuestra  holganza. 

32  Y  yo  asolaré  la  tierra,  que  se  espan- 
ten de  ella  vuestros  enemigos,  que  mo- 
ran en  ella. 

33  Y  á  vosotros  esparciré  por  las  gen- 
#tea,  y  desenvainaré  espada  en  pos  de  vo- 
sotros :  y  vuestra  tierra  estará  asolada, 
y  vuestras  ciudades  serán  desierto. 

84  JCntonees  la  tierra  holgará  sus  sába- 
dos todos  los  días  que  estuviere  asolada, 
y  vosotros  en  la  tierra  de  vuestros  ene- 
migos: entonces  la  tierra  sa batirá rá,  y 
holgará  sus  sábados. 

35  Todo  ai  tiempo  que  estará  asolada, 
holgará  lo  que  no  holgó  en  vuestros  sá- 
bados mientras  habitabais  en  ella, 

9$  Y  los  que  quedaren  de  vosotros,  yo 
meteré  cobardía  en  ana  corazones  en' la 


tierra  de  sus  eaemjgtin,  que  el  sonido  de 
una  hoja  movida  los  perseguirá,  y  hab- 
rán como  de  ama  espada»  y  eneran  sin 
haber  quien  los  persiga, 

37  Y  Uoeeznián  loa  unce  en  los  otros 
censo  delante  os  une  capada  sin  haber 
quien  los  persiga, y, no  podréis  resistir 
delante  de  vuestros  enemigos. 

88  Y  pereceréis  entre  las  gentes,  y  le 
tierra  de  vuestros  enemigos  os  cenan* 
mira. 

8»  Y  los  que  quedaren  de  vosotros  se 
desleirán  en  las  tierras  de  vuestros  ene- 
migos por  su  iniquidad,  y  por  la  mtqui* 
dad  de  sus  padres,  con  ettoe  serán  des- 
leídos. 

40  1T  Y  confesarán  su  iniquidad,  y  m 
iniquidad  de  sus  padres,  por  su  prevari- 
cación con  que  prevaricaron  contra  mí : 
y  también  porque  anduvieron  conmigo 
al  encuentro. 

41  También  yo  habré  andado  con  ellos 
al  encuentro,  y  los  habré  metido  en  la 
tierra  de  sus  enemigos:  y  entonces  so 
humillará  su  coraron  mefreunciso,  y 
rogarán  por  su  pecado. 

42  Y  yo  me  acordaré  da  mi  concierto 
as»  Jacob,  y  asimismo  dé  mi  concierto 
con  Isaac,  y  también  de  mi  concierto 
son  Abraham  me  acordaré,  y  habré  me- 
moria de  la  tierra. 

43  Que  la  tierra  estará  desamparada  de 
ellos,  y  holgará  ana  sábados  estando 
yerma  á  causa  de  ellos:  y  ellos  rogarán 
por  su  pecado:  por  cuanto  menospro- 
cisron  mis  derechos,  y  el  sima  de  ellos 
tuvo  fastidio  de  mis  decretos. 

44  Y  aun  con  todo  esto  estando  ellos 
en  tierra  de  sus  enemigos,  yo  no  los  de- 
seché, ni  los  abominé  para  consumirlos 
invalidando  mi  concierto  con  eUos : 
porque  yo  Jehova  muy  su  Dios. 

45  Antes  me  acordaré  de  ellos  por  d 
concierto  antiguo,  cuando  los  saqué  de 
la  tierra  de  Egypto  en  ojos  de  las  gen- 
tes para  ser  su  Dice:  Yo  Jehova. 

46  Estos  $oh  los  decretos,  derechos,  y 
leyes  que  dio  Jehova  entre  si  y  los  htyos 
de  Israel  en  el  monte  de  Sinai  por  mano 
deMoyscs. 

CAPITULO  XXVII 

¿Mola  *  preda  por  «I  curnl  teman  rommtadat  fcw 
pertomat  que  te  contagraren  d  Diot  om  dere- 
cho de  retentarte  conforme  d  la  dioertidad  de  loe 
edadetwdkloetexot.  1L  gl  animal  qm /mere  o/rt- 
eiáo^eifotre  opio  par*  emerjfieh,  no  eerd  i  weaewmdo 
ni  trocada;  H  eym  %o  feote  opto  podrá  Mr  reo- 
catado.  UL  Del  rescate  de  la  cata  qm  te  dedi- 
care al  tenor.  IV.  Del  rotéate  y  aprecio  de  la 
*é  heredad,  V.  Le  qm  ¿tem  ptvmMé»  eon 
127 


LEYÍTICa 


ni  rescatado  :  ma*  m /itere  heredad,  eerd  perpetua- 
mente <ht  meerdotet  y  ti  ftetre  hombre  6  animal 
morirá,  VI.  Loa  diezma»  de  km  eoeae  qme  m  mm~ 
hrartn^jfammiemo de  loe  mamadm,eerdn pagada» ai 


Y  HABLÓ  Jehovo  á  Moyaes,  dicien- 
do: 
2  Habla  á  loe  htfos  de  Israel,  y  dües: 
Cuando  olguno  hiciere  voto  a  Jehova 
según  la  estimación  de  las  personas : 
8  Tu  estimación  será,  el  macho  de  vdn- 
te  anos  hasta  sesenta,  será  tu  estimación 
cincuenta  sickM  de  plata,  al  sido  del 
santuario. 

4  T  si  rucre  hembra,  la  estimación  será 
treinta  siclos. 

5  Y  si  fuere  de  cinco  afios  hasta  veinte, 
tu  estimación  será,  el  macho,  Yétete  si- 
dos ;  y  la  hembra,  diee  sidos. 

6  Y  si  mere  de  un  mes  hasta  cinco 
afios,  tu  estimación  será,  el  macho,  cin- 
co sidos  de  plata;  y  por  la  hembra,  tu 
estimación  será  tres  siclos  de  plata. 

7  Mas  si  fuere  de  sesenta  afios  arriba, 
por  d  mecho  tu  estimación  será  quince 
siclos :  y  la  hembra  dles  sidos. 

8  Mas  d  «íuere  mas  pobre  que  tu  esti- 
mación, entonces  será  puesto  dejante 
del  sacerdote,  y  d  sacerdote  lo  apre- 
ciara: conforme  á  lo  que  desusare  la 
mano  del  rotante  lo  apreciará  d  sacer- 
dote. 

9  Y  Y  si/fcereoniuid  de  que  se  ofrece 
ofrenda  á  Jehova,  todo  lo  que  se  olere 
de  él  á  Jehova,  será  santo. 

10  No  será  mudado  ni  trocado  bueno 
por  malo,  ni  mdo  por  bueno :  y  d  se 
trocare  un  anisad  por  otro,  él  y  su  true- 
que será  santo.  * 

11  Y  d  fuer*  cualquiera  animal  inmun- 
do de  que  no  sé  ofrece  ofrenda  á  Jehova, 
entonces  d  anlmd  será  puesto  detente 
del  sacerdote, 

12  Y  d  sacerdote  lo  apreclasá,  sea  bue- 
no, ó  sea  mdo,  conforme  á  la  estima- 
don  dd  sacerdote  asi  será. 

13  Y  d  lo.  hubieres  de  redimir,  añadi- 
rán su  quinto  atiende  de  tu  estimación. 

14  Y  ítem,  cunado  alguno  santificare 
su  casa  por  santificación  á  Jehova,  d 
sacerdote  la  apreciará,  sea  buena  6  sea 
mala:  oomo  el  sacerdote  la  apreciare, 
asi  quedará. 

15  Mas  d  d  santificante  redimiere  su 
casa,aftadirá  d*quÍnto  del  dinero  de  tu 
estimación  sobre  dm,  y  será  suyo, 

16  t  ítem,  d  alguno  santificare  de  la 
tierra  de  su  posesión  á  Jehova,  tu  estt- 

1*8 


ásm  Sembradura, 
un  coro  de  sembradura  de  cebada  so 
apreciará  en  cincuenta  ddee  de  plata. 

17  Y  si  santificare  su  tierra  desde  el 
afto  dd  Jubileo,  conforme  á  tu  estimo- 
don  quedará. 

18  lias  d  despnes  dd  jubileo  santifi- 
care su  tierra,  entonces  el  sacerdote 
contará  con  el  dinero  conforme  á  los 
afios  que  quedaren  basta  d  ano  del  ju- 
bileo, y  sacarse  ha  de  tu  estimedon. 

19  Y  si  quisiere  redimir  la  tierra  d  que 
la  santificó,  afiadirá  d  quinto  dd  dinero 
de  tu  estimados  sobre  ella,  y  quedar» 
setena. 

90  Mas  d  él  no  redimiere  la  tierra,  y  d 
la  tierra  ae  vendiere  á  otro,  no  la  redi- 
mirá mas: 

SI  Empero  cuando  saliere  d  jubUeo, 
la  tierra  será  santa  á  Jehova  como  tierra 
de  anathema,  la  posesión  de  ella  será 
dd  sacerdote. 

33  Mas  si  santificare  cüguno  á  Jehova 
la  tierra  que  d  compró,  que  no  era  de 
la  tierra  de  su  herencia, 

28  Entonces  d  sacerdote  contará  con 
d  la  cantidad  de  tu  estimada*  hasta 
d  ano  dd  jubileo,  y  aqud  día  dará  tu 
estimación  consagrada  á  Jehova. 

24  En  el  ano  del  jubileo  volverá  la 
tierra  á  aqud  de  quien  él  la  compró, 
cuya  ero  la  herencia  de  lo  tierra. 

25  Y  todo  lo  que  apreciares  será  con- 
forme d  sido  dd  santuario:  d  ddo 
tiene  vdnte  óbolos, 

28  f  Empero  el  primogénito  de  loa  ani- 
males, que  por  la  primogenltura  es  de 
Jehova,  nadie  lo  santificará :  sea  buey,  ♦ 
oveja,  de  Jehova  es. 

27  Mas  ti  fuer*  de  los  animales  lnmun* 
dos,  redimirlo  han  conforme  á  tu  cetl» 
moción,  y  añadirán  sobre  ella  su  quinto: 
y  d  no  lo  redimieren,  véndeme  bocón- 
forme  A  tu  estimación. 

28  f  Empero  ningún  ssottoema,  que 
alguno  santificare  á  Jehova  de  todo  lo. 
que  tuviere,  de  hombres,  y  ani nades,  y 
de  los  tierras  de  su  posesión,  no  se  ven- 
derá, ni  se  redimirá.  Todo  anotiema 
será  santidad  de  ssstntedes  á  Jehova, 

29  Cualquier  anathema  de  hombrea  que 
se  consagrare,  no  será  redimido:  de 
muerte  morirá. 

80  «f  ítem,  todas  las  décimos  de  lo  tier- 
ra de  la  simiente  de  la  tierra,  dd  fruto 
de  los  árboles,  de  Jehova  sos:  sautiéad 
á  Jehova* 

81 Y  d  dgttfio  quisiere  redimir  afeo  de 


NÚMEROS. 


sus  décimas,  añadirá  su  quinto  sobre 
ella. 

33  T  toda  deelma  dp  Tocas,*  o  de  ovejas 
de  todo  lo  que  pasa  de  bajo  de  Tara,  la 
décima  será  santidad  á  Jehova. 

33  No  mirará  si  es  bueno,  ó -malo,  ni 


lo  trocará:  y  si  lo  trocare,  ello  y  su 
trueque  será  santificación,  no  se  redi- 
mirá. 

34  Estos  *m  los  mandamientos  que 
mandó  Jehova  á  Moyses  para  los  lujos 
de  Israel  en  el  monte  de  SinaL 


EL  CUARTO  LIBRO  DE  MOYSES,  LLAMADO  COMUNMENTE  LOS 


NÚMEROS. 


CAPITULO  L 

Por  mandado  de  Dios  Moyses  y  Aaron  con  doc*  prin- 
cipa del  jnkMo,  de  cada  tribu  ano,  toman  por  lista 
todo»  h*  moróme*  de  wimie  años  arriba  apto»  para 
km  ffmerra  por  matrims  y  familias.  U.  Los  Levitas 
no  son  tomado*  en  esta  lista,  porque  ios  reserva 
Dios  para  el  servicio  del  tabernáculo. 

Y  HABLÓ  Jehova  á  Moyses  en  el  de- 
sierto de  Slnai  en  el  tabernáculo 
del  testimonio,  en  el  primero  del  mes 
Segundo,  en  el  segundo  año  de  su  salida 
de  la  tierra  de  Egypto,  diciendo : 

2  Tomad  la  copia  de  toda  la  congrega- 
ción de  los  hijos  de  Israel  por  sus  fa- 
milias, por  las  casas  de  sus  padres,  por 
la  cuenta  de  los  nombres,  todos  los  va- 
rones por  sus  cabezas. 

3  De  veinte  años  y  arriba,  todos  los 
que  salen  á  la  guerra  en  Israel;  contar- 
los neis  tú  y  Aaron  por  sus  cuadrillas. 

4  T  estarán  con  vosotros  un  varón  de 
rnda  tribu,  cada  uno  que  tea  cabeza  de  la 
casa  de  sus  padres. 

5  T  estos  son  los  nombres  de  los  varo- 
nes, que  estarán  con  vosotros.  Be  Ru- 
bén :  Elisur,  hijo  de  Seduer. 

6  De  Simeón:  Salamicl,  lujo  de  Suri- 
saddai. 

7  De  Juda:  Nahason,  mjo  de  Amina- 
dab. 

8  De  Isachar :  Nathanael,  hijo  do  Suar. 

9  De  Zabulón:  Eliab,  hijo  de  Hclon. 

10  De  los  hyos  de  Joseph :  de  Ephraim: 
Elisaraa,  hijo  de  Ammiud :  de  Manase  es : 
Gamalicl,  h^o  de  Phadassur. 

11  De  Ben-jamln:  Abidan,  MJo  de  Ge- 
dcon. 

12  De  Dan :  Ahiezer,  hijo  de  Amml- 
saddaL 

13  De  Aser:  Phegiel,  hijo  de  Ocran. 

14  De  Gad :  Eliasaph,  hijo  de  Dehuel. 
Vy  De  Nephthali :  Ahira,  mjo  de  Enan. 
16  Estos  eran  los  nombrados  de  la  con- 
gregación, principes  de  las  tribus  de  sus 

Span.  9 


padres,  capitanes  de  los  millares  de  Is- 
rael. 

17  Tomó  pues  Moyses  y  Aaron  á  estos 
varones,  que  fueron  declarados  por  su* 
nombres : 

18  Y  juntaron  toda  la  congregación  en 
el  primero  del  mes  segundo,  y  fueron 
juntados  por  sus  linages,  por  las  casas 
de  sus  padres,  por  la  cuenta  de  los  nom- 
bres, de  veinte  años  y  arriba,  por  sus 
cabezas, 

19  Como  Jehova  lo  habla  mandado  á 
Moyses:  y  contólos  en  el  desierto  do 
SinaL 

20  Y  fueron  los  üflos  de  Rubén,  primo- 
génito de  Israel,  sus  generaciones,  por 
sus  familias,  por  las  casas  de  sus  padres, 
conforme  á  la  cuenta  do  los  nombres 
por  bus  cabezas,  todos  los  varones  do 
veinte  aflos  y  arriba,  todos  los  que  po- 
dían salir  á  la  guerra ; 

21  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu  de 
Kuben,  cuarenta  y  seis  mu  y  quinientos. 
.  22  De  los  mjos  de  Simeón,  sus  genera- 
ciones, por  sus  lamillas,  por  las  casas  de 
sus  padres,  los  contados  de  él  conforme 
á  la  cuenta  de  los  nombres  por  sus  ca- 
bezas, todos  varones  de  veinte  afíos  y 
arriba,  todos  los  que  podían  salir  á  la 
guerra; 

23  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu  de 
Simeón,  cincuenta  y  nueve  mil  y  tres- 
cientos. 

24  De  los  hjjos  de  Gad,  sus  generacio- 
nes, por  sus  familias,  por  las  casas  de 
sus  padres,  conforme  á  la  cuenta  de  los 
nombres,  de  veinte  aflos  y  arriba,  todos 
los  que  podían  salir  á  la  guerra ; 

25  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu  de 
Gad,  cuarenta  y  cinco  mu  y  seiscientos 
y  cincuenta. 

26  De  los  hijos  de  Juda,  sus  generacio- 
nes, por  sus  fomilias,  por  las  casas  de 

129 


NÚMEROS. 


bus  padres,  conforme  á*la  cuenta  de  loe 
nombres,  de  veinte  años  y  arriba,  todos 
los  que  podían  salir  á  la  guerra ; 

27  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu  de 
Juda,  setenta  y  cuatro  mÜ  y  seiscientos. 

28  De  los  hijos  de  Isachar,  sus  genera- 
clones,  por  sus  familias,  por  las 'casas  de 
sus  padres,  conforme*  á  la  cuenta  de  los 
nombre»,  de  veinte  años  y  arriba,  todos 
los  que  podían  salir  á  la  guerra ; 

29  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu  de 
Isachar,  cincuenta  y  cuatro  mil  y  cuatro- 
cientos. 

80  De  los  hijos  de  Zabulón,  sus  gene- 
raciones, por  sus  familias,  por  las  casas  de 
bus  padres,  conforme  á  la  cuenta  do  los 
nombres,  de  veinte  años  y  arriba,  todos 
los  que  podían  salir  a  la  guerra ; 

81  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu 
de  Zabulón,  cincuenta  y  siete  mil  y  cua- 
trocientos. 

82  De  los  hijos  de  Josepb,  de  los  hijos 
de  Ephralm,  sus  generaciones,  por  sus 
familias,  por  las  casas  de  sus  padres,  con- 
forme á  la  cuenta  de  los  nombres,  do 
veinte  afios  y  arriba,  todos  los  que  po- 
dían salir  á  la  guerra ; 

83  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu  de 
Ephralm,  cuarenta  mil  y  quinientos. 

SÍ  De  los  htyoe  de  Manasses,  sus  gene- 
raciones, por  sus  familias,  por  las  casas 
de  sus  padres,  conforme  a  la  cuenta  de 
los  nombres,  de  veinte  afios  y  arriba, 
todos  los  que  podían  salir  á  la  guerra; 

85  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu  de 
Manasses,  treinta  y  dos  mil  y  doscientos. 

86  De  los  mjoe  de  Ben-janün,  sus  gene- 
raciones, por  sus  familias,  por  las  casas 
de  sus  padres,  conformo  á  la  cuenta  de 
los  nombres,  de  veinte  años  y  arriba," 
todos  los  que  podían  salir  á  la  guerra; 

87  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu  de 
Bcn-jamin,  treinta  y  cinco  mil  y  cuatro- 
cientos. 

88  De  los  hijos  de  Dan,  sus  generacio- 
nes, por  sus  familias,  por  las  casas  de 
sus  padres,  conforme  á  la  cuenta  de  los 
nombres,  de  veinte  años  y  arriba,  todos 
los  que  podían  salir  á  la  guerra; 

89  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu 
de  Dan,  sesenta  y  dos  mil  y  sietecientos. 

40  De  los  hijos  de  Aser,  sus  generacio- 
nes, por  sus  familias,  por  las  casas  de 
bus  padres,  conforme  á  la  cuenta  de  los 
nombres,  de  veinte  años  y  arriba,  todos 
los  que  podían  salir  á  la  guerra ; 

41  Los  contados  do  ellos,  de  la  tribu  de 
Aser,  cuarenta  y  un  mil  y  quinientos. 

130 


42  De  los  lujos  de  Nephthali,  sus  geno- 
raciones,  por  sus  familias,  por  las  casas 
de  sus  padres,  conforme  a  la  cuenta  do 
los  nombres,  de  veinte  años  y  arriba, 
todos  los  que  podían  salir  á  la  guerra ; 

48  Los  contados  de  ellos,  de  la  tribu  de 
Nephthali,  cincuenta  y  tres  mil  y  cuatro- 
cientos. 

44  Estos  fueron  los  contados,  que  con- 
tó Moyses,  y  Aaron  y  los  doce  varones 
principes  de  Israel,  un  varón  por  casa 
de  bus  padres  fueron. 

46  Y  fiteroji  todos  los  contados  de  loe 
hijos  de"  Israel,  por  las  casas  de  sus  pa- 
dres, de  veinte  años  y  arriba,  todos  los 
que  podían  salir  á  la  guerra  en  Israel ; 

46  Fueron  todos  los  contados  seiscien- 
tos y  tres  mil,  y  quinientos  y  cincuenta. 

47  T  Mas  los  Levitas  no  fueron  con- 
tados entre  ellos  por  la  tribu  de  sus 
padres. 

48  Y  habló  Jehova  á  Moyses,  diciendo : 

49  Empero  tu  no  contarás  la  tribu 
de  Lcvi,  ni  tomarás  la  cuenta  de  ellos 
entre  los  hijos  de  Israel. 

50  Mas  tú  pondrás  á  los  Levitas  en  el 
tabernáculo  "del  testimonio,  y  sobre  to- 
dos sus  vasos,  y  sobre  todas  las  cosas, 
que  les  pertenecen:  ellos  llevarán  el 
tabernáculo  y  todos  sus  vasos,  y  ellos 
servirán  en  él,  y  asentarán  sus  tiendas 
al  derredor  del  tabernáculo. 

51  Y  cuando  el  tabernáculo  partiere, 
los  Levitas  lo  desarmarán :  y  cuando  el 
tabernáculo  parare,  los  Levitas  lo  arma- 
rán :  y  el  extraño  que  se  llegare,  morirá. 

52  Y  los  hijos  de  Israel  asentarán  sus 
tiendas  cada  uno  en  su  escuadrón,  y  cada 
uno  junto  á  su  bandera  por  sus  cua- 
drillas; 

53  Mas  los  Levitas  asentarán  las  suyas 
al  rededor  del  tabernáculo  del  testimo- 
nio, y  no  habrá  ira  sobre  la  congrega- 
ción de  los  hijos  de  Israel :  y  los  Levitas 
tendrán  la  guarda  del  tabernáculo  del 
testimonio. 

54  Y  hicieron  los  hijos  de  Israel  con- 
forme á  todas  las  cosas,  que  Jehova 
mandó  á  Moyses :  asi  lo  hicieron. 

CAPITULO  IL 

Ordena  Dio»  el  atiento  del  campo,  y  el  hipar  que  ten- 
drá cada  tribu  debajo  de  cuatro  bandera»  y  cuatro 
capitoné»  principóle»,  con  el  número  de  gente  que 
teguird  d  cada  capitán. 

Y  HABLÓ  Jehova  á  Moyses,  y  á  Aa- 
ron, diciendo : 
2    Los  hijos  de  Israel  asentarán  sus 
tiendas  cada  uno  junto  á  su  bandera 
según  las  enseñas  de  las  casas  de  sus 


NÚMEROS. 


padres:  desviados  al  derredor  del  ta- 
bernáculo del  testimonio  asentarán. 

3  Estos  asentarán  al  Levante,  al  orien- 
te, la  bandera  del  ejército  de  Juda  por 
bus  escuadrones;  y  el  principe  de  los 
lujos  de  Juda  aera  Nahason,  hijo  de  Aml- 
nadab. 

4  8u  escuadrón,  los  contados  de  ellos 
aeran  setenta  y  cuatro  mil  y  seiscientos. 

5  Junio  á  él  asentarán  la  tribu  de  Isa- 
char :  y  el  principe  de  los  lujos  de  Isa- 
char  aera  Nathanael,  lujo  de  Suar. 

6  Y  su  escuadrón,  sus  contados,  cin- 
cuenta y  cuatro  mil  y  cuatrocientos. 

7  La  tribu  de  Zabulón,  y  el  principe 
de  los  lujos  de  Zabulón  aeré  Eliab,  lujo 
deHelon. 

8  Y  su  escuadrón,  sus  contados,  cin- 
cuenta y  siete  mil  y  cuatrocientos. 

9  Todos  los  contados  en  el  ejército  de 
Juda,  ciento  y  ochenta  y  seis  mil  y  cua- 
trocientos por  sus  escuadrones:  irán 
delante. 

10  La  bandera  del  ejército  de  Rubén  al 
mediodía  por  sus  escuadrones:  y  el 
principe  de  los  lujos  de  Rubén,  aera  EU- 
sur,  lujo  de  Sedeur : 

11  Y  su  escuadrón,  sus  contados,  cua- 
renta y  seis  mil  y  quinientos, 

12  Y  asentarán  junto  á  él  la  tribu  de  Si- 
meón: y  el  principe  de  los  hijos  de  Si- 
meón será  Salamiel,  lujo  de  Surisaddal. 

13  Y  su  escuadrón,  los  contados  de  ellos, 
cincuenta  y  nueve  mil  y  trescientos. 

14  ítem,  la  tribu  de  Gad :  y  el  principe 
de  los  hijos  doT^ui  aera  EUasaph,  hijo  de 
RehueL 

15  Y  su  escuadrón,  y  los  contados  de 
ellos,  cuarenta  y  cinco  mil  y  seiscientos 
y  cincuenta. 

16  Todos  los  contados  en  el  ejército  de 
Rubén,  ciento  y  cincuenta  y  un  mil  y 
cuatro  cientos  y  cincuenta  por  sus  es- 
cuadrones :  esto*  irán  los  segundos. 

17  Luego  irá  el  tabernáculo  del  testi- 
monio, el  campo  de  los  Levitas  en  me- 
dio de  los  ejércitos :  do  la  manera  que 
asientan  el  campo,  asi  caminarán,  cada 
uno  en  sn  lugar,  junto  á  sus  banderas. 

13  La  bandera  del  ejército  de  Ephraim 
por  sus  escuadrones,  al  occidente:  y  el 
príncipe  de  los  hijos  de  Ephraim  aera 
Blisama,  hijo  de  Ammiud. 

19  Y  su  escuadrón,  y  los  contados  de 
ellos,  cuarenta  mil  y  quinientos. 

20  Junto  á  él  estará  la  tribu  de  Manas- 
ses :  y  el  principe  de  los  lujos  de  Ma- 
ndases será  Gamaliel,  lujo  de  Phadaaeur. 


21  Y  su  escuadrón,  y  los  contados  do 
ellos,  treinta  y  dos  mil  y  doscientos. 

22  ítem,  la  tribu  de  Ben-jamin:  y  el 
principe  de  los  lujos  de  Ben-jamin  a$rd 
Abidan,  lujo  de  Gedeon, 

23  Y  su  escuadrón,  y  los  contados  de 
ellos,  treinta  y  cinco  mil  y  cuatrocientos. 

24  Todos  los  contados  en  el  ejército  de 
Ephraim,  ciento  y  ocho  mil  y  ciento,  por 
sus  escuadrones :  eatoa  irán  los  terceros. 

25  1a  bandera  del  ejército  de  Dan  esta- 
rá al  aquilón  por  sus  escuadrones :  y  el 
principe  de  los  hijos  de  Dan  aera  Ahie- 
zer^ujo  de  Ammlsaddal 

26  Y  su  escuadrón,  y  los  contados  de 
ellos,  sesenta  y  dos  mil  y  setecientos. 

27  Junto  á  él  asentarán  la  tribu  de 
Ascr :  y  el  principe  de  los  lujos  de  Aser 
aera  Phcgiel,  lujo  de  Ochran. 

28  Y  su  escuadrón,  y  los  contados  de 
cllo6,  cuarenta  y  un  mil  y  quinientos. 

29  ítem,  la  tribu  de  Nephthali:  y  el 
principe  de  los  lujos  de  Nephthali  aera 
Ahira,  lujo  de  Enan. 

30  Y  su  escuadrón,  y  los  contados  de 
ellos,  cincuenta  y  tres  mil  y  cuatrocien- 
tos. 

31  TodoB  los  contados  en  el  ejército  de 
Dan,  ciento  y  cincuenta  y  siete  mil  y  • 
seiscientos :  «¿oj  irán  los  postreros  tras 
sus  banderas. 

32  Estos  aon  los  contados  de  los  lujos  do 
Israel,  por  las  casas  de  bus  padres,  todos 
contados  por  ejércitos,  por  sus  escua- 
drones, seiscientos  y  tres  mil  y  quinien- 
tos y  cincuenta. 

33  Mas  los  Levitas  no  fueron  contados 
entre  los  lujos  de  Israel,  como  Jehova 
lo  mandó  á  Moyses. 

34  Y  hicieron  los  lujos  de  Israel  con- 
forme á  todas  las  cosas  que  Jehova  man- 
dó á  Moyses:  asi  asentaron  el  campo 
por  sus  banderas,  y  asi  marcharon  cada 
uno  por  bus  familias,  según  las  casas  de 
sus  padres. 

CAPITULO  IÍL 

Seeopitulanse  los  hijos  de  Aoron.  II.  Manda  Dios  d 
Moyses  que  haga  donación  de  la  tribu  de  Levi  d  Ja- 
ron para  ame  sirva  en  el  tabernáculo,  y  tenga  la 
guarda  de  él  UL  Son  contados  en  la  tribu  de  Lowi 
por  sms  familias  todos  los  varones  de  un  mes  arri- 
ba; u  es  señalado  su  capitán  y  su  asiento  d  cada  Já~ 
müia  en  derredor  del  tséerndcúso.  IV,  Asimismo 
son  contados  todos  los  primogénitos  del  pueblo,  tos 
cuales  excediendo  en  número  d  los  Levitas  ;%»  que 
excedieron  son  redimidos  por  cierto  precio,  y  el 
precio  es  dado  dios  eaeordote*.    V.  SI  asiento  de 


o  Aoron  ene 

YESTiS  aon  las  generaciones  do  Aa- 
ron,  y  de  Moyses,  desde  que  Jehova 
habló  á  Moyses  en  el  monte  do  Sinai 

*  Ig  w 


NÚMEROS. 


2  T  estos  son  los  nombres  do  los  hijos 
do  Aaron:  £1  primogénito,  Nadab:  y 
Ablu,  Eleazar,  y  Ithamar. 

8  Estos  son  los  nombres  de  los  hijos  de 
Aaron,  sacerdotes  ungidos,  coyas  manos 
él  hinchió  para  administrar  el  sacerdocio. 

4  Mas  Nadab  y  Abiu  murieron  delante 
de  Jehova  cuando  ofrecieron  fuego  ex- 
traño delante  de  Jehova  en  el  desierto 
de  Sinal :  y  no  tuvieron  hijos :  y  Eleazar 
y  Ithamar  hubieron  el  sacerdocio  delante 
de  Aaron  su  padre.         * 

5  Y  Y, Jobo  va  habló  á  Moyses,  diciendo : 

6  Haz  llegar  la  tribu  de  Levi,  y  hazla 
estar  delante  de  Aaron  el  sacerdote,  para 
que  le  administren ; 

.  7  Y  guarden  la  observancia  de  él,  y  la 
observancia  de  toda  la  congregación  de- 
lante del  tabernáculo  del  testimonio: 
para  que  administren  en  el  servicio  del 
tabernáculo : 

8  Y  guarden  todas  las  alhajas  del  ta- 
bernáculo del  testimonio,  y  la  guarda  de 
los  hijos  de  Israel,  y  administren  en  el 
servicio  del  tabernáculo. 

9  Y  darás  los  Levitas  á  Aaron  y  á  sus 
hijos,  dados  dados  á  él  por  los  hijos  de 
Israel. 

10  Y  á  Aaron  y  á  sus  hijos  constituirás, 
que  guarden  su  sacerdocio.  Y  el  extra- 
ño que  se  llegare,  morirá. 

11  ítem,  Jehova  habló  á  Moyses,  di- 
ciendo: . 

12  Y,  he  aquí,  yo  he  tomado  los  Levitas 
de  entre  los  hijos  de  Israel  en  lugar  de 
todos  los  primogénitos  que  abrieren  la 
matriz,  de  los  hijos  de  Israel :  los  Levi- 
tas serán  míos. 

13  Porque  mió  es  todo  primogénito  des- 
de el  dia  que  yo  maté  todos  los  primo- 
génitos en  la  tierra  de  Egypto,  yo  santi- 
fiqué á  mí  todos  los  primogénitos  en 
Israel,  así  de  hombres  como  de  anima- 
les, mios  serán :  Yo  Jehova. 

14  ^  ítem,  Jehova  habló  á  Moyses  en 
el  desierto  de  Sinal,  diciendo : 

15  Cuenta  los  hijos  de  Levi  por  las 
casas  de  sus  padres,  por  sus  familias: 
contarás  todos  los  varones  de  un  mes  y 
arriba. 

16  Y  Moyses  los  contó  conforme  á  la 
palabra  de  Jehova  como  le  fué  mandado. 

17  X  los  hijos  de  Levi  fueron  estos  por 
sus  nombres :  Gerson,  y  Caath,  y  Merari. 

18  Y  los  nombres  de  los  hijos  de  Ger- 
son por  sus  familias  son  estos :  Lebni,  y 
Bimei. 

19  Y  los  hijos  de  Caath  por  sus  fami- 

182 


lias:    Amram,  y  Jcsaar,  y  Hebron,  y 
OzieL 

20  ítem,  los  hijos  de  Merari  por  sus 
familias :  Moholi,  y  MusL  Estas  son  las 
familias  de  Levi  por  las  casas  de  sus 
padres. 

21  De  Gerson :  la  familia  de  Lebni,  y  la 
de  Semei.  Estas  son  las  familias  de  Ger- 
son. 

22  Los  contados  de  ellos  conforme  á  la 
cuenta  de  todos  los  varones  de  un  mes 
y  arriba;  los  contados  de  ellos  fueron 
siete  mil  y  quinientos. 

28  Las  familias  de  Gerson  asentarán 
sus  tiendas  á  las  espaldas  del  taberná- 
culo al  occidente. 

24  Y  el  príncipe  de  la  casa  del  padre 
de  los  Gersonitas  será  Eliasaph,  hijo  do 
LacL 

25  A  cargo  de  los  hijos  de  Gerson  en  el 
tabernáculo  del  testimonio  será  el  ta- 
bernáculo y  la  tienda,  y  su  cubierta,  y  el 
pabellón  de  la  puerta  del  tabernáculo 
del  testimonio. 

26  ítem,  las  cortinas  del  patio,  y  el  pa- 
bellón de  la  puerta  del  patio  que  está 
junto  al  tabernáculo,  y  junto  al  altar  al 
derredor,  asimismo  sus  cuerdas  para 
todo  su  servicio. 

27  Y  de  Caath  era  la  familia  Amram  i- 
tica,  y  la  familia  Isaaritica,  y  la  familia 
Hebronitica,  y  la  familia  Ozielitica.  Es- 
tas son  las  familias  Caathiticas : 

28  Por  la  cuenta  de  todos  los  varones 
de  un  mes  y  arriba,  ocho  mil  y  seiscien- 
tos que  tenían  la  guarda  del  santuario. 

29  Las  familias  de  los  hijos  de  Caath 
asentarán  al  lado  del  tabernáculo  al  me- 
diodía. 

80  Y  el  príncipe  de  la  casa  del  padre 
de  las  familias  de  Caath  será  Elisaphan, 
tajo  do  OzieL 

81  Y  á  cargo  de  ellos  será  el  arca,  y  la 
mesa,  y  el  candelero,  y  los  altares,  y  los 
vasos  del  santuario  con  que  ministran ; 
y  el  velo,  con  todo  su  servicio. 

82  Y  el  principal  de-  los  príncipes  de 
los  Levitas  será  Eleazar,  hijo  de  Aaron 
el  sacerdote,  prepósito  de  los  que  tienen 
la  guarda  del  santuario. 

83  De  Merari  fué  la  familia  Monolítica, 
y  la  familia  Musitlca.  Estas  fueron  las 
famillaa  de  Merari. 

84  Y  los  contados  de  ellos  conforme  á 
la  cuenta  de  todos  los  varones  de  un 
mes  y  arriba/tigrón  seis  mil  y  doscientos. 

85  Y  el  príncipe  de  la  casa  del  padre 
de  las  familias  de  Merari  será  Buriel, 


NÚMEROS. 


hQo  de  Ablhsicl:  asentarán  ni  lado  del 
tabernáculo  al  aquilón.  v 

86  Y  á  cargo  de  la  guarda  de  los  Wjos 
de  Merari  serán  las  tablas  del  tabernácu- 
lo, y  sus  barras,  y  sus  columnas,  y  sus 
basas  y  todas  bus  alhajas  con  todo  su 
servicio ; 

37  T  las  columnas  del  patio  en  der- 
redor, y  sus  basas,  y  sus  estacas,  y  sus 
cuerdas. 

88  ^  Y  los  que  asentarán  delante  del 
tabernáculo  al  oriente,  delante  del  ta- 
bernáculo del  testimonio  al  levante, 
serán  Moyses,  y  Aaron,  y  sus  lujos  te- 
niendo la  guarda  del  santuario  por  la 
guarda  de  los  hijos  de  Israel :  y  el  extra- 
fio  que  se  llegare,  morirá. 

89  Todos  los  contados  de  los  Levitas, 
que  contó  Moyses,  y  Aaron,  conforme 
á  la  palabra  de  Jehova,  por  sus  lamillas, 
todos  los  varones  de  un  mes  y  arriba 
fueron  veinte  y  dos  mlL 

40  7  Y  Jehova  chjo  á  Moyses :  Cuenta 
todos  los  primogénitos  varones  de  los 
hijos  de  Israel  de  un  mes  y  arriba,  y 
toma  la  cuenta  de  los  nombres  de  ellos. 

41  Y  tomarás  los  Levitas  para  mi,  yo 
Jehova,  en  lugar  de  todos  los  primogé- 
nitos de  los  hijos  de  Israel :  y  los  anima- 
les de  los  Levitas  en  lugar  de  todos  los 
primogénitos  de  los  animales  de  los  hi- 
jos de  Israel. 

42  Y  contó  Moyses,  como  Jehova  le 
mandó,  todos  los  primogénitos  de  los 
hijos  de  Israel. 

43  Y  fueron  todos  los  primogénitos 
varones,  conforme  á  la  cuenta  de  los 
nombres,  de  un  mes  y  arriba,  conforme 
á  su  cuenta,  veinte  y  dos  mil  y  doscien- 
tos y  setenta  y  tres. 

44  ítem,  habló  Jehova  á  Moyses,  dicien- 
do: 

45  Toma  los  Levitas  en  lugar  de  todos 
los  primogénitos  de  los  hijos  de  Israel, 
y  los  animales  de  los  Levitas  en  lugar 
de  sus  animales,  y  los  Levitas  serán 
mios :  yo  Jehova, 

46  Y  por  los  rescates  de  los  doscientos 
y  setenta  y  tres,  que.  sobrepujan  á  los 
Levitas  los  primogénitos  de  los  hQos 
de  Israel, 

47  Tomarás  cinco  siclos  por  cabeza; 
conforme  al  slclo  del  santuario  tomarás, 
el  sido  veinte  óbolos. 

48  Y  aquel  dinero  darás  á  Aaron,  y  á 
sus  hijos,  por  ios  rescates  de  los  que  de 
ellos  sobran. 

49  Y  Moyses  tomó  el  tunero  del  rescate 


de  los  que  sobraron  de  mas  de  los  rede* 
midos  de  los  Levitas. 

60  Y  recibió  de  los  primogénitos  de  los 
hijos  de  Israel  en  dinero  mil  y  trescien- 
tos y  sesenta  y  cinco  rielo*,  conforme  a) 
slclo  del  santuario. 

51  Y  Moyses  dio  el  dinero  do  los  resca* 
tes  á  Aaron  y  á  sus  lujos  conforme  al 
dicho  de  Jehova,  de  la  manera  que  Je- 
hova habia  mandado  á  Moyses. 
CAPITULO  IV. 

Manda  Dio*  que  *ea%  contado*  en  UuJánúUat  de  Lert 
iodo*  lo*  varóme*  do  treinta  año*  hasta  cincuenta  d 
lo*  oíale*  teñóla  *u  carga  cuando  el  tabernáculo  te 
hubiere  de  mudar.  II.  El  número  de  Aomtra*  que 
fué  hallado  en  cada/ámüia. 

Y  HABLÓ  Jehova  á  Moyses  y  á  Aa- 
ron, diciendo : 
2  Toma  la  cuenta  de  los  htyos  de  Caath 
de  entre  los  hijos  de  Levi,  por  sus  fami- 
lias, por  las  casas  de  sus  padres.  9 
8  De  edad  de  treinta  afios  y  arriba  hasta 
cincuenta  afios,  todos  los  que  entran  en 
compañía  para  hacer  obra  en  el  taberná- 
culo del  testimonio. 

4  Este  $ard  el  oficio  de  los  hijos  do 
Caath  en  el  tabernáculo  del  testimonio, 
en  el  lugar  santísimo : 

5  Cuando  se  hubiere  de  mudar  el  cam- 
po, vendrá  Aaron,  y  sus  lujos,  y  desar- 
marán el  velo  de  la  tienda,  y  cubrirán 
con  él  el  arca  del  testimonio. 

6  Y  pondrán  sobre  ella  la  cobertura  de 
pieles  de  tejones,  y  extenderán  encima 
el  pafio  todo  de  cárdeno,  y  ponerle  han 
sus  barras. 

7  Y  sobre  la  mesa  de  la  proposición 
extenderán  el  pafio  cárdeno,  y  pondrán 
sobre  ella  las  escudillas,  y  los  cucharo- 
nes, y  los  tazones,  y  las  cubiertas,  y  el 
pan  continuo  estará  sobre  ella. 

8  Y  extenderán  sobre  ello  el  pafio  de 
carmesí  colorado,  y  cubrirlo  han  con  la 
cubierta  de  pieles  de  tejones,  y  ponerle 
han  sus  barras. 

9  Y  tomarán  el  pafio  cárdeno,  y  cubri- 
rán el  candelero  de  la  luminaria,  y  sus 
candilejas,  y  sus  despabiladeras,  y  sus 
paletas,  y  todos  sus  vasos  del  aceite  con 
que  se  sirve. 

10  Y  ponerlo  han  con  todos  sus  vasos 
en  la  cubierta  de  pieles  de  tejones,  y  po- 
nerlo han  sobre  las  barras. 

11  Y  sobre  el  altar  de  oro  extenderán 
el  paño  cárdeno,  y  cubrirlo  han  con  la 
cubierta  de  pieles  de  tejones,  y  ponerle 
han  sus  barras. 

12  Y  tomarán  todos  los  vasos  de  servi- 
do, de  que  se  sirven  en  el  santuario,  y 

188 


NÚMEROS. 


ponerlos  han  en  el  paEO  cárdeno,  y  cu- 
brirlos han  con  la  cubierta  de  pieles  de 
tejones,  y  ponerlos  han  sobre  las  barras. 
18  Y  quitarán  la  ceniza  del  altar,  y  ex- 
tenderán sobre  él  el  paño  de  púrpura. 

14  T  pondrán  sobre  é*l  todos  sus  instru- 
mentos de  que  se  sirve :  las  paletas,  los 
garfios,  los  braseros,  y  los  tazones,  todos 
los  yasos  del  altar :  y  extenderán  sobre 
él  la  cobertura  de  pieles  de  tejones,  y 
ponerlo  han  sobre  las  barras. 

15  T  en  acabando  Aaron  y  sus  hijos  de 
cubrir  el  santuario,  y  todos  los  yasos  del 
santuario,  cuando  el  campo  se  hubiere 
de  mudar,  vendrán  después  asi  los  hijos 
de  Caath  para  llevar:  y  no  tocarán  el 
santuario,  que  morirán.  Estas  serán  las 
eargas  de  los  hijos  de  Caath  en  el  taber- 
náculo del  testimonio  : 

16  Empero  al  cargo  de  Eleazar,  lujo  de 
Aaron  el  sacerdote,  será  el  aceite  de  la 
luminaria,  y  el  perfume  aromático,  y  el 
presente  continuo,  y  el  aceite  de  la  un- 
ción :  el  cargo  de  todo  el  tabernáculo,  y 
de  todo  lo  que  está  en  él,  en  el  santuario 
y  en  sus  vasos. 

17  ítem,  habló  Jehova  á  Moyses,  y  á 
Aaron,  diciendo : 

18  No  cortaréis  la  tribu  de  las  familias 
de  Caath  de  entre  los  Levitas : 

19  Mas  esto  haréis  con  ellos,  para  que 
vivan,  y  no  mueran :  Coando  llegaren  al 
lugar  santísimo,  vendrán  Aaron  y  sus 
lujos,  y  ponerlos  han  á  cada  uno  en  en 
oficio  y  en  bu  cargo. 

SO  No  entrarán  para  ver,  cuando  cubrie- 
ren las  cosas  santas,  que  morirán. 

21  ítem,  habló  Jehova  á  Moyses,  dicien- 
do: 

22  Toma  la  cuenta  de  los  hijos  de  Ger- 
son  también  á  ellos  por  las  casas  de  sus 
padres,  por  sus  familias : 

28  De  edad  de  treinta  años  y  arriba, 
hasta  cincuenta  años  los  contarás,  todos 
los  que  entran  en  compañía  para  hacer 
obra  en  el  tabernáculo  del  testimonio. 

24  Este  será  el  oficio  de  las  familias  de 
Gcrson  para  ministrar,  y  para  llevar. 

25  Llevarán  las  cortinas  del  tabernácu- 
lo, y  el  tabernáculo  del  testimonio,  su 
cobertura,  y  la  cubierta  de  pieles  de  te- 
jones, que  está  sobre  él  encima,  y  el  pa- 
bellón de  la  puerta  del  tabernáculo  del 
testimonio. 

26  Y  las  cortinas  del  patio,  y  el  pabellón 
de  la  puerta  del  patio,  que  está  sobre  el 
tabernáculo,  y  sobre  el  altar  al  derredor, 
y  sus  cnerdas,  y  todos  los  instrumentos  I 

184 


de  sn  servicio,  y  todo  lo  que  será  hecho 
para  ellos,  y  servirán. 

27  Conforme  al  dicho  de  Aaron  y  de 
sus  htfos  será  todo  el  ministerio  de  los 
hijos  de  Gerson  en  todas  sus  cargas,  y 
en  todo  su  servicio:  y  encomendarles 
neis  en  guarda  todas  sus  cargas. 

28  Este  es  el  servicio  de  las  familias  de 
los  hijos  de  Gerson  en  el  tabernáculo 
del  testimonio :  y  la  guarda  de  ellos  será 
por  mano  de  Ithamar,  lujo  de  Aaron  sa- 
cerdote. 

29  Los  hijos  de  Merari,  contarlos  has 
por  sus  familias,  por  las  casas  de  sus  pa- 
dres; 

80  Desde  el  que  es  de  edad  ds  treinta 
años  y  arriba,  hasta  el  que  es  de  edad  da 
cincuenta  años,  los  contarás,  todos  los* 
que  entran  en  compañía  para  hacer  obrs> 
en  el  tabernáculo  del  testimonio. 

31  Y  esta  será  la  guarda  de  su  cargo 
para  todo  su  servicio  en  el  tabernáculo 
del  testimonio :  Las  tablas  del  taberná- 
culo, y  sus  barras,  y  sus  columnas,  y  sus 
basas: 

32  ítem,  las  columnas  del  patio  al  der- 
redor, y  sus  basas,  y  sus  estacas,  y  sus 
cuerdas,  con  todos  sus  instrumentos,  y 
todo  su  servicio:  y  contaréis  por  sus 
nombres  todos  los  vasos  de  la  guarda  da 
su  cargo. 

88  Este  será  el  servicio  de  las  familia» 
de  loe  hijos  de  Merari  para  todo  su  mi- 
nisterio en  el  tabernáculo  del  testimo- 
nio por  mano  de  Ithamar,  lujo  de  Aaron 
el  sacerdote. 

84  T  Y  contó  Moyses  y  Aaron  y  los 
principes  de  la  congregación  á  los  btyos 
de  Caath  por  sus  familias,  y  por  las  casas 
de  sus  padres, 

85  Desde  el  de  edad  de  treinta  anos  y 
arriba,  hasta  el  de  edad  de  cincuenta 
años,  todos  los  que  entran  en  compañía 
para  ministrar  en  el  tabernáculo  del  tes* 
timonio: 

86  Y  fueron  los  contados  de  ellos  por 
sus  familias  dos  mil  y  sieteoientos  y 
cincuenta. 

87  Estos  fiteron  los  contados  de  las  fa- 
milias de  Caath:  todos  los  que  minis- 
tran en  el  tabernáculo  del  testimonio,  . 
los  cuales  contaron  Moyses  y  Aaron 
como  lo  mandó  Jehova,  por  mano  de 
Moyses. 

88  Y  los  contados  de  los  lujos  de  Ger- 
son por  sus  familias,  y  por  las  casas  da 
sus  padres, 

8»  Deede  el  de  edad  de  treinta  elloe  y 


NÚMEROS. 


arriba,  hasta  el  de  edad  de  cincuenta 
años,  todos  los  que  entran  en  compañía 
para  ministrar  en  el  tabernáculo  del  tes- 
timonio, 

40  Los  contados  de  ellos  por  sus  fami- 
lias, por  las  casas  de  sns  padres,  fueren 
dos  mil  y  seiscientos  y  treinta. 

41  Estos  aon  los  contados  délas  fami- 
llas  de  los  lujos  de  Gerson,  todos  los  qne 
ministran  en  el  tabernáculo  del  testimo- 
nio, los  cuales  contaron  Moyses  y  Aa- 
ron  por  mandado  de  Jehova. 

43  Y  los  contados  de  las  familias  de  los 
hijos  de  Herari  por  sns  familias,  por  las 
casas  de  sus  padres, 

48  Desde  el  de  edad  de  treinta  afios  y 
arriba,  hasta  el  de  edad  de  cincuenta  años, 
todos  los  que  entran  en  compañía  para 
ministrar  en  el  tabernáculo  del  testimo- 
nio, 

44  Los  contados  de  ellos  por  sus  fami- 
Ha»  fueron  tres  mil  y  doscientos. 

45  Estos  frieron  los  contados  de  las  fa- 
milias de  los  MJos  de  Merari,  los  cuales 
contaron  Moyses  y  Aaron  como  lo  man- 
dó Jehova,  por  la  mano  de  Moyses. 

46  Todos  los  contados  de  los  Levitas, 
qne  contaron  Moyses  y  Aaron,  y  los 
príncipes  de  Israel  por  sus  familias,  y 
por  las  casas  de  sus  padres, 

47  Desde  el  de  edad  de  treinta  años  y 
arriba,  hasta  el  de  edad  de  cincuenta 
años,  todos  los  que  entraban  para  serrir 
en  el  Berrido,  y  tener  cargo  de  obra  en 
el  tabernáculo  del  testimonio, 

48  Los  contados  de  ellos  fueron  ocho 
m&  y  quinientos  y  ochenta. 

40  Como  lo  mandó  Jehova  por  mano  de 

Moyses  fueron  contados,  cada  uno  según 

su  oficio,  y  según  su  cargo,  los  cuales  el 

contó  como  le  fué  mandado. 

CAPITULO  V. 

Por  mandado  de  Dios  son  echados  fuera  del  campo 
lo*  immundos  de  lepra  ó  de  finjo  de  simiente,  4  de 
contagio  de  mmrto.  n.  Ley  que  el  que  hvtÁere  dam- 
nificado d  $u  prójimo,  confiese  su  culpa  y  sattsfiíoa 
el  daño  d  Ib  parte  con  el  quinto:  u  simo  hubiere 
parte,  al  sacerdote,  al  cual  son  también  concedidas 
te»  a/rendas.  111.  Ley  de  loe  xeloe,  con  que  se  pro- 
veed  lóetelos  del  hombre  casado  paraxen  su  muger. 

r'EM,  Jehova  habló  á  Moyses,  dicien- 
do: 

2  Manda  á  los  hijos  de  Israel  que  echen 
del  campo  á  todo  leproso  y  á  todos  los 
que  padecen  flujo  de  simiente,  y  á  todo 
contaminado  sobre  muerto. 

3  Asi  hombres  como  mugeres  echareis : 
fuera  del  campo  Iob  echareis,  porque  no 
contaminen  el  campo  de  aquellos  entre 
loa  cuales  yo  habito. 


4  T  los  hijos  de  Israel  lo  hicieron  asi, 
que  los  echaron  fuera  del  campo:  como 
Jehova  dijo  á  Moyses,  así  lo  hicieron  los 
mjos  de  Israel 

6  T  ítem,  habló  Jehova  A  Moyses,  di- 
ciendo : 

6  Habla  á  los  lujos  de  Israel :  El  hom- 
bre ó  la  muger  que  hicieren  alguno  de 
todos  los  pecados  de  los  hombres,  ha- 
ciendo prevaricación  contra  Jehova,  y 
pecare  aquella  persona, 

7  Confesarán  sus  pecados  que  hicieron, 
y  restituirán  su  culpa  enteramente,  y 
añadirán  su  quinto  sobre  ello,  y  darlo 
han  á  aquel  contra  quien  pecaron. 

"8  T  si  aquel  varón  no  tuviere  redentor 
al  cual  el  delito  sea  restituido,  el  delito 
se  restituirá  á  Jehova,  al  sacerdote,  allen- 
de del  carnero  de  las  expiaciones  con  el 
cual  lo  expiará. 

9  T  toda  ofrenda  de  todas  las  santifica- 
ciones, que  los  htf  os  de  Israel  ofrecieren 
al  sacerdote,  suya  será. 

10  Y  lo  santificado  de  cualquiera,  suyo 
será:  y  lo  que  cualquiera  diere  al  sacer- 
dote, suyo  será. 

11  T  ítem,  Jehova  habló  á  Moyses,  di- 
ciendo : 

13  Habla  á  los  htyos  de  Israel,  y  diles : 
Cuando  la  muger  de  alguno  errare,  y  lu- 
ciere traición  contra  él, 

13  Que  alguno  se  hubiere  echado  con 
ella  por  ayuntamiento  de  simiente,  y  su 
marido  no  lo  hubiere  visto  por  haberse 
ella  contaminado  ocultamente,  ni  hu- 
biere testigo  contra  ella,  ni  ella  hubiere 
sido  tomada, 

14  81  viniere  sobre  él  espíritu  de  celo, 
y  tuviere  celos  de  su  muger,  habién- 
dose ella  contaminado;  ó  viniere  so- 
bre él  espíritu  de  celo,  y  tuviere  celos 
de  su  muger,  no  habiéndose  ella  conta- 
minado; 

15  Entonces  el  marido  traerá  su  muger 
al  sacerdote,  y* traerá  su  ofrenda  con 
ella,  una  diezma  de  un  epha  de  harina 
de  .cebada :  no  echará  sobre  ella  aceite, 
ni  pondrá  sobre  ella  incienso ;  porque  es 
presente  de  celos,  presente  de  recorda- 
ción, que  trae  en  memoria  pecado : 

16  Y  el  sacerdote  la  hará  llegar,  y  la 
hará  poner  delante  de  Jehova. 

17  Y  tomará  el  sacerdote  del  agua  san- 
ta en  un  vaso  de  barro ;  y  tomará  tam- 
bién el  sacerdote  del  polvo  que  hubiere 
en  el  suelo  del  tabernáculo,  y  echarlo 
ha  en  el  agua : 

18  Y  hará  el  sacerdote  estar  en  pié  á  la 


NÚMEROS. 


muger  detente  de  Jehova,  y  descubrirá 
la  cabeza  de  la  muger,  y  pondrá  sobre 
sus  manos  el  presente  de  la  recordación, 
que  es  el  presente  de  celos,  y  el  sacer- 
dote tendrá  en  la  mano  las  aguas  amar- 
gas malditas ; 

19  Y  el  sacerdote  la  conjurará  y  la  dirá : 
81  ninguno  hubiere  dormido  contigo,  y 
si  no  te  has  apartado  de  tu  marido  á  in- 
mundicia, Bé  limpia  de  estas  aguas  amar- 
gas malditas ; 

20  Mas  si  te  ñas  apartado  de  tu  marido, 
y  te  has  contaminado,  y  alguno  hubiere 
puesto  en  tí  bu  simiente  fuera  <ie  tu  ma- 
rido; 

21  £1  sacerdote  conjurará  á  la  muger  de 
conjuro  de  maldición,  y  dirá  á  la  muger : 
Jehova  te  dé  en  maldición,  y  en  conju- 
ración en  medio  de  tu  pueblo,  haciendo 
Jcbova  á  tu  muslo  que  caiga,  y  á  tu 
vientre  que  so  te  hinche, 

22  Y  estas  aguas  malditas  entren  en  tus 
entrañas,  y  hagan  hinchar  tu  vientre,  y 
caer  tu  muslo.  Y  la  muger  dirá,  Amen, 
Amen. 

23  Y  el  sacerdote  escribirá  estas  maldi- 
ciones en  un  libro,  y  desleírlas  ha  con 
las  aguas  amargas. 

21  Y  dará  á  beber  á  la  muger  las  aguas 
amargas  malditas,  y  las  aguas  malditas 
entrarán  en  ella  por  amargas. 

25  Y  tomará  el  sacerdote  de  la  mano  de 
la  muger  el  presente  de  los  celos,  y  me- 
cerlo ha  delante  de  Jebova,  y  ofrecerlo 
ha  delante  del  altar. 

26  Y  el  sacerdote  tomará  un  pulo  del 
presente  en  memoria  de  ella,  y  hará  per- 
fume de  ello  sobre  el  altar,  y  después 
dará  á  beber  las  aguas  á  la  muger. 

27  Y  darle  ha  á  beberías  aguas ;  y  será, 
que  sí  fuere  inmunda,  y  hubiere  hecho 
traición  contra  su  marido,  las  aguas  mal- 
ditas entrarán  en  ella  en  amargura,  y  su 
Yientre  se  hinchará,  y  su  muslo  caerá;  y 
la  tal  muger  será  por  maldición  en  me- 
dio de  su  pueblo : 

28  Mas  sí  la  muger  no  fuere  inmunda, 
mas  fuere  limpia,  ella  será  libre,  y  «se- 
mentará simiente. 

29  Esta  es  la  ley  de  los  celos,  cuando  la 
muger  errare  en  poder  de  su  marido,  y 
se  contaminare : 

80  O,  del  marido,  sobre  el  cual  pasare 
espíritu  de  celo,  y  tuviere  celos  de  bu  mu- 
ger, y  la  presentare  delante  de  Jehova; 
el  sacerdote  la  hará  toda  esta  ley. 

81  Y  aquel  varón  será  libre  de  iniqui- 
dad, y  la  muger  llevará  su  pecado. 

186 


CAPITULO  VL 

Butitucitm  y  leyes  del  Jfasareato  durante  su  tien* 
po.  21.  Leyes  conforme  d  las  cuales  el  Xazarto 
será  aosmeiio  de  sm  Naemreato  cmarnéo  su  tiempo 
faere  cumplido.  III.  La  forma  de  la  bemdioiom  con 
que  el  sacerdote  bendecirá  al  pueblo. 

Y  HABLÓ  Jehova  á  Moyses,  dicien- 
do: 

2  Habla  á  los  htfos  de  Israel,  y  díles : 
£1  hombre,  ó  la  muger,  cuando  se  apar- 
tare haciendo  voto  de  Nazareo,  para 
apartarse  á  Jehova, 

3  Apartarse  ha  de  vino  y  de  sidra:  vi- 
nagre de  vino,  ni  vinagre  de  sidra  no  be- 
berá, ni  beberá  algún  licor  de  uvas,  ni 
tampoco  comerá  uvas  frescas  ni  secas. 

,  4  Todo  el  tiempo  de  su  Nazareato,  do 
todo  lo  que  se  hace  de  vid  de  vino,  desde 
los  granillos  hasta  el  hollejo,  no  comerá. 

5  Todo  el  tiempo  del  voto  de  su  Nata- 
reato  no  pasará  navaja  sobre  su  cabexa» 
hasta  que  sean  cumplidos  los  dias  de  su 
apartamiento  á  Jehova:  santo  será,  de- 
jará crecer  las  guedejas  del  cabello  de  tu 
cabeza. 

6  Todo  el  tiempo  que  se  apartare  á  Je- 
hova, no  entrará  á  persona  muerta. 

7  Sobre  su  padre,  ni  sobre  su  madre,  so- 
bre su  hermano,  ni  sobre  su  hermana, 
no  so  contaminará  con  ellos  cuando  mu- 
rieren ;  porque  consagración  de  su  Dios 
tiene  sobre  su  cabeza. 

8  Todo  el  tiempo  de  su  Nazareato  será 
santo  á  Jehova. 

9  Y  si  alguno  muriere  de  súbito  junto 
á  él,  contaminará  la  cabeza  de  su  Naza- 
reato :  por  tanto  el  día  de  su  purificación 
raerá  su  cabeza :  al  séptimo  (lia  la  raerá: 

10  Y  el  día  octavo  traerá  dos  tórtolas,  ó 
dos  palominos  al  sacerdote,  á  la  puerta 
del  tabernáculo  del  testimonio : 

11  Y  el  sacerdote  hará  el  uno  en  expia- 
ción y  el  otro  en  holocausto :  y  expiarlo 
ha  de  lo  que  pecó  sobre  el  muerto,  y 
santificará  su  cabeza  en  aquel  día : 

12  Y  consagrará  á  Jebova  los  dias  de  su 
Nazareato,  y  traerá  un  cordero  de  un 
afio  en  expiación  por  la  culpa,  y  los  dias 
primeros  serán  anulados,  por  cuanto  íué* 
contaminado  su  Nazareato. 

13  H  Esta  es  pues  la  ley  del  Nazareo: 
£1  día  que  se  cumpliere  el  tiempo  de  su 
Nazareato,  vendrá  á  la  puerta  del  taber- 
náculo del  testimonio, 

14  Y  ofrecerá  por  su  ofrenda  á  Jehova 
un  cordero  sin  tacha  de  un  año  en  ho- 
locausto, y  una  cordera  sin  defecto  de 
un  afio  en  expiación,  y  un  carnero  per- 
fertoporpaces,^  ^ 


NÚMEROS. 


15  ítem,  un  canastillo  de  cenceñas,  tor- 
tas de  flor  de  harina  amasada»  con  aceite, 
7  hojaldres  cenceña*  untadas  con  aceite, 
y  su  presente,  y  sos  derramadnras. 

16  Y  el  sacerdote  lo  ofrecerá  delante  de 
Jehova,  y  hará  sn  expiación  y  su  frolo- 
cauato. 

17  Y  hará  el  carnero  en  sacrificio  de 
paces  á  Jehova,  con  el  canastillo  de  las 
cenceñas:  hará  asimismo  el  sacerdote 
su  presente,  y  sus  derramadnras. 

18  Entonces  el  Nazareo  raerá  á  la  puer- 
ta del  tabernáculo  del  testimonio  la  ca- 
neza de  sn  Nazareato ;  y  tomará  los  ca- 
bellos de  la  cabeza  de  su  Nazareato,  y 
ponerlos  ha  sobre  el  fuego,  que  está  de- 
bajo del  sacrificio  de  las  paces. 

19  Después  tomará  el  sacerdote  la  es- 
palda cocida  del  carnero,  y  una  torta  sin 
levadura  del  canastillo,  y  una  hojaldre 
sin  levadura,  y  ponerlo  ha  sobre  las  ma- 
nos del  Nazareo,  después  que  mere  raido 
su  Nazareato. 

20  Y  mecerlo  ha  de  mecedura  el  sacer- 
dote delante  de  Jehova,  lo  cual  será 
santidad  para  el  sacerdote  allende  del 
pecho  da  la  mecedura,  y  de  la  espalda 
de  la  apartadora:  y  después  beberá  vino 
el  Nazareo. 

21  Esta  es  la  ley  del  Nazareo,  que  hi- 
ciere voto  de  su  ofrenda  á  Jehova  por  su 
Nazareato,  allende  de  lo  que  bu  mano 
alcanzare:  según  el  voto  que  hiciere, 
asi  hará  conforme  á  la  ley  de  su  Naza- 
reato. 

23  ítem,  Jehova  habló  á  Moyses,  di- 
ciendo: 

23  T  Habla  á  Aaron,  y  á  sus  lujos,  y 
diles :  Así  bendeciréis  á  los  lujos  de  Is- 
rael, diciendoles : 

24  Jehova  te  bendiga,  y  te  guarde : 

25  Haga  resplandecer  Jehova  su  rostro 
sobre  ti,  y  haya  de  ti  misericordia: 

26  Jehova  alce  á  ti  su  rostro,  y  ponga 
en  tipas, 

27  Y  pondrán  mi  nombre  sobre  los  hi- 
jos de  Israel,  y  yo  los  bendeciré. 

CAPITULO  VIL 

'  Lo*  doce  principe*  de  la»  doce  tribm  de  Arad  qflre- 
centei»  corro»  con  doce  buej/e»,  y  Maye»  loe  recibe  y 
dietrOmtpe  entre  loe  Levita»  para  llevar  el  taberna- 
cafe.  IL  Ofrecen  1m  mimno»  principe»  en  la  dedica- 
cúm  del  aUmrm  o/renda  cada  nmo  en  m  dio. 

Y  ACONTECIÓ,  que  cuando  Moyses, 
hubo  acabado  de  levantar  el  taber- 
náculo ;  y  ungidolo,  y  santifleádolo  con 
todos  sus  vasos;  asimismo  el  altar  con 
todos  sus  vasos,  y  ungidolos,  y  santifl- 
cádolos' 


2  Entonces  los  principes  de  Israel,  las 
cabezas  de  las  casas  de  sus  padres,  los 
cuales  eran  los  principes  de  las  tribus 
que  estaban  sobre  los  contados,  ofre- 
cieron: 

S  Y  trajeron  sus  ofrendas  delante  de 
Jehova  seis  carros  cubiertos,  y  doce 
bueyes,  cada  dos  principes  un  carro,  y 
cada  uno  un  buey,  lo  cual  ofrecieron  de- 
lante del  tabernáculo. 

4  Y  Jehova  habló  á  Moyses,  diciendo : 

5  Tomado  de  ellos,  y  será  para  el  servi- 
do del  tabernáculo  del  testimonio:  y 
darlo  has  á  los  Levitas,  á  cada  uno  con- 
forme á  su  ministerio. 

6  Entonces  Moyses  recibió  los  carros  y 
los  bueyes,  y  dlólo  á  los  Levitas. 

7  Dos  carros  y  cuatro  bueyes  dló  á  los 
lujos  de  Gerson,  conforme  á  su  ministe- 
rio: 

8  Y  los  cuatro  carros  y  ocho  bueyes 
dio  á  los  lujos  de  Merarl  conforme  á  su 
ministerio  debajo  de  la  mano  de  Itha- 
mar,  lujo  de  Aaron  sacerdote. 

9  Y  á  los  lujos  de  Caath  no  dio  nodo, 
porque  llevaban  sobre  si  en  los  hombros 
el  servicio  del  santuario. 

10  T  Y  ofrecieron  los  principes  á  la  de- 
dicación del  altar  el  dia  que  rao  ungido, 
ofrecieron  los  principes  su  ofrenda  de- 
lante del  altar. 

11  Y  Jehova  dijo  á  Moyses:  El  un 
principe  un  dia,  y  el  otro  principe  otro 
dia,  ofrecerán  su  ofrenda  á  la  dedicación 
del  altar. 

12  Y  el  que  ofreció  su  ofrenda  el  pri- 
mer dia/W  Nahason,  hty  o  de  Amminadab 
de  la  tribu  de  Juda : 

13  Y  fué  bu  ofrenda,  un  plato  de  plata 
de  peso  de  ciento  y  treinta  sidos,  y  un 
jarro  de  plata  de  setenta  siclos,  al  siclo 
del  santuario,  ambos  llenos  de  flor  de 
harina  amasada  con  aceite  para  presente : 

14  Un  cucharon  de  oro  de  diez  sidos 
lleno  de  perfume, 

15  Un  becerro  htyo  de  vaca,  un  carne- 
ro, un  cordero  de  un  afio  para  holo- 
causto; 

16  Un  macho  de  cabrio  para  expiación ; 

17  Y  para  sacrificio  de  paces  dos  bue- 
yes, cinco  carneros,  cinco  machos  ca- 
brios, cinco  corderos  de  un  afio.  Esta 
fué  la  ofrenda  de  Nahason,  hijo  de  Am- 
minadab. 

18  El  segundo  dia  ofreció  Nathanael, 
lujo  de  Suar,  principe  de  Isachar : 

19  Ofreció  por  su  ofrenda,  un  plato  de 
plata  de  ciento  y  treinta  sidos  de  peso, 

187 


NÚMEROS. 


un  jarro  do  pisto  de  setenta  sidos,  al  si- 
do del  santuario,  ambos  llenos  de  flor 
de  harina  amasada  con  aceite  para  pre- 
sente : 

20  Un  cucharon  de  oro  de  diez  sidos 
lleno  de  perfume, 

91  Un  becerro  hijo  de  yaca,  nn  carnero, 
un  cordero  de  un  afio  para  holocausto ; 

22  Un  macho  de  cabrio  para  expiación ; 

23  Y  para  sacrificio  de  paces,  dos  bue- 
yes, cinco  carneros,  cinco  machos  ca- 
brios, cinco  corderos  de  un  alio.  Esta 
fué  la  ofrenda  de  Nathanael,  hijo  de 
Suar. 

24  £1  tercero  día,  el  principe  de  los  hi- 
jos de  Zabulón,  Eliab,  hyo  de  Helon : 

25  Y  fué  su  ofrenda,  un  plato  de  plata 
de  ciento  y  treinta  «feto»  de  peso,  un 
jarro  de  plata  de  setenta  sidos,  al  sido 
del  santuario,  ambos  llenos  de  flor  de 
harina  amasada  con  aceite  para  presente : 

26  Un  cucharon  de  oro  de  diez  sidos 
Heno  de  perfume, 

27  Un  becerro  hijo  de  Taca,  un  carnero, 
un  cordero  de  nn  afio  para  holocausto ; 

28  Un  macho  de  cabrio  para  expladon ; 

29  Y  para  sacrificio  de  paces,  dos  bue- 
yes, cinco  carneros,  dnco  machos  ca- 
brios, dnco  corderos,  de  un  afio.  Esta 
fué  la  ofrenda  de  Eliab,  htyo  de  Helon. 

80  El  cuarto  dia,  el  prindpe  de  los  hi- 
jos de  Rubcn,  Elisur,  hfyo  do  Sedear: 

81  Y  fué  su  ofrenda,  un  plato  de  plata 
de  ciento  y  treinta  sidos  de  peso,  un 
jarro  de  plata  de  setenta  sidos,  al  sido 
del  santuario,  ambos  Denos  de  flor  de 
harina  amasada  con  aceite  para  presente : 

82  Un  cucharon  de  oro  de  diez  sidos 
lleno  de  perfume, 

88  Un  becerro  h\)o  de  vaca,  un  carnero, 
un  cordero  de  un  afio  para  holocausto ; 

84  Un  macho  de  cabrío  para  expiación; 

85  Y  para  sacrifido  de  paces,  dos  bue- 
yes, cinco  carneros,  dnco  machos  ca- 
brios, cinco  corderos  de  un  afio.  Esta 
fué  la  ofrenda  de  Elisur,  htyo  de*  Sedeur. 

86  El  quinto  dia  el  principe  de  los  hijos 
de  Simeón,  8alamiel,  hyo  de  Surisaddai: 

87  Y  fué  su  ofrenda,  un  plato  de  plata 
de  dentó  y  treinta  sietes  de  peso,  un  jar- 
ro de  plata  de  setenta  sidos,  al  sido  dd 
santuario,  ambos  llenos  de  flor  de  ha- 
rina amasada  con  aceite  para  presente : 

88  Un  cucharon  de  oro  de  dies  sidos 
lleno  de  perfume, 

89  Un  becerro,  hyo  de  Taca,  un  carnero, 
un  cordero  de  un  afio  para  holocausto ; 

40  Un  macho  de  cabrio  para  expiación ; 
188 


41  Y  para  sacrifido  de  paces,  dos  bue- 
yes, cinco  carneros,  cinco  machos  ca- 
brios, cinco  corderos  de  un  afio.  Esta 
fué  la  ofrenda  de  8alamid,  hrjo  de  Su- 
risaddai 

40  El.  sexto  dia,  d  prindpe  de  los  htyos 
de  Gad,  Eliasaph,  mjo  de  Dehuel : 

48  Y  fué  su  ofrenda,  un  plato  de  plata 
de  dentó  y  treinta  sidos  de  peso,  un  jar- 
ro de  plata  de  setenta  sidos,  al  sido  del 
santuario,  ambos  llenos  de  flor  de  harina 
amasada  con  aceite  para  presentó : 

44  Un  cucharon  de  oro  de  dies  sidos 
lleno  de  perfume, 

45  Un  becerro  htyo  de  Taca,  un  carnero, 
un  cordero  de  un  año  para  holocausto ; 

46  Un  macho  de  cabrio  para  expiación ; 

47  Y  para  sacrificio  de  paces  dos  bue- 
yes, dnco  carneros,  cinco  machos  ca- 
brios, dnco  corderos  de  un  afio.  Esta . 
fué  la  ofrenda  de  Eliasaph,  hyo  de  De- 
huel. 

48  El  séptimo  día,  d  prindpe  de  los 
hijos  de  Ephraim,  EQsama,  btyo  de  Am- 
miud: 

49  Y  fué  su  ofrenda,  un  plato  de  plata 
de  ciento  y  treinta  sidos  de  peso,  un  Jarro 
de  plata  de  sententa  sidos,  al  sido  dd 
santuario,  ambos  llenos  de  flor  de  ha- 
rina amasada  con  aceite  para  presente : 

50  Un  cucharon  de  oro  de  diez  sida 
lleno  de  perfume, 

51  Un  becerro  hijo  de  Taca,  un  carnero, 
un  cordero  de  un  año  para  holocausto ; 

52  Un  macho  de  cabrio  para  expiación ; 

58  Y  para  sacrificio  de  paces,  dos  bue- 
yes, cinco  carneros,  cinco  machos  ca- 
brios, dnco  corderos  de  un  afio.  Esta 
fué  la  ofrenda  de  Ellsama,  hyo  de  Am- 
rniud.  *  • 

54  El  octaTo  dia  el  prindpe  de  los  hijos 
de  Manasscs,  Gamaliel,  hijo  de  Phadas- 
sur: 

55  Y  fué  su  ofrenda,  un  plato  de  plata 
de  ciento  y  treinta  sidos  do  peso,  un  jar- 
ro de  plata  de  setenta  sidos,  al  siclo  del 
santuario,  ambos  llenos  de  flor  de  ha- 
rina amasada  con  aceite  para  presente : 

56  Un  cucharon  de  oro  de  diez  sidos 
lleno  de  perfume, 

57  Un  becerro  hyo  de  Taca,  un  carnero, 
un  cordero  de  un  afio  para  holocausto ; 

58  Un  macho  de  cabrio  para  expiación; 

59  Y  para  sacrifido  de  paces,  dos  bue- 
yes, dnco  carneros,  cinco  machos  ca- 
brios, dñco  corderos  de  un  afio.  Esta 
fué  la  ofrenda  de  Gamaliel,  hyo  do  Pha- 
dassur. 


NÚMEROS. 


60  El  noveno  día,  el  principe  de  los  hi- 
jo* de  Ben-jamln,  Abldan,  hijo  d9  Ge- 
deon: 

61  Y  fué  su  ofrenda,  nn  plato  de  plata 
de  ciento  y  treinta  iidos  de  peso,  un 
jarro  de  plata  de  setenta  siclos,  al  «Ido 
del  santuario,  ambos  llenos  de  flor  de 
harina  amasada  con  aceite  para  presente : 

63  Un  cucharon  de  oro  de  diez  sidos 
lleno  de  perfume, 

65  Un  becerro  hflo  de  Taca,  un  carnero, 
un  cordero  de  un  afio  para  holocausto ; 

64  Un  macho  de  cabrio  para  expiación ; 

65  T  para  sacrificio  de  paces,  dos  bue- 
yes, cinco  carneros,  cinco  machos  ca- 
bríos, cinco  corderos  de  un  afio.  Esta 
fué  la  ofrenda  de  Abidan,  hijo  de  Ge- 
deon. 

66  £1  décimo  día  el  principe  de  los  hi- 
jos de  Dan,  Ahlezer,  hijo  de  Ammlsnd- 
dal: 

67  Y  fué  su  ofrenda,  un  plato  de  plata 
de  ciento  y  treinta  sidos  de  peso,  un 
jarro  de  plata  de  setenta  siclos,  al  «icio 
del  santuario,  ambos  llenos  de  flor  de 
harina  amasada  con  aceite  para  presente : 

68  Un  cucharon  de  oro  de  diez  sidos 
Heno  de  perfume, 

60  Un  becerro  hijo  do  raca,  un  carnero, 
un  cordero  de  un  afio  para  holocausto ; 

70  Un  macho  de  cabrio  para  expiación; 

71  Y  pora  sacrificio  de  paces,  dos  bue- 
yes, cinco  carneros,  cinco  machos  ca- 
brios, cinco  corderos  de  un  afio.  Esta 
fué  la  ofrenda  de  Ahiezer,  hijo  de  Am- 
misaddai 

72  El  dia  undécimo,  el  principe  de  los 
hijos  de  Aser,  Phegiel,  htfo  de  Ocran : 

73  Y  fué  su  ofrenda,  un  plato  de  plata 
de  ciento  y  treinta  sidos  de  peso,  un 
jarro  de  plata  de  setenta  slelos,  al  sielo 
del  santuario,  ambos  Henos'  de  flor  de 
harina  amasada  con  aceite  para  pre- 
sente: 

74  Un  cucharon  de  oro  de  diez  sidos 
lleno  de  perfume, 

75  Un  becerro  hjjo  de  raca,  un  carnero, 
un  cordero  de  un  afio  para  holocausto ; 

70  Un  macho  de  cabrio  para  expiación; 

77  Y  para  sacrificio  de  paces,  dos  bue- 
yes, claco  carneros,  dnco  machos  ca- 
brios, cinco  corderos  de  un  afio.  Esta 
fué  la  ofrenda  de  Pheglel,  hijo  de  Ocran. 

78  El  duodécimo  dia  el  príncipe  de  los 
hijos  de  NephthaU,  Ahira,  hijo  de  Enan : 

79  Y  fué  su  ofrenda,  un  plato  de  plata 
de  ciento  y  treinta  tiobt  de  peso,  un 
jarro  de  plata  de  setenta  sidos,  al  sido 


del  santuario,  ambos  liónos  de  flor  do 
harina  amasada  con  aceite  para  presente : 

80  Un  cucharon  de  oro  de  diez  siclos 
lleno  de  perfume, 

81  Un  becerro  htyo  de  Yaca,  un  carnero, 
un  cordero  de  un  afio  para  holocausto ; 

83  Un  macho  de  cabrio  para  expiación ; 

88  Y  para  sacrificio  de  paces,  dos  bue- 
yes, dnco  carneros,  dnco  machos  ca- 
brios, dnco  corderos  de  un  afio.  Esta 
fué  la  ofrenda  de  Ahira,  hijo  de  Enan. 

84  Effta/W  la  dedicación  del  altar  el 
dia  que  fué  ungido  por  los  principes  de 
Israel,  doce  platos  de  plata,  doce  jarros 
de  plata,  doce  cuchanones  de  oro ; 

85  Cada  plato  de  dentó  y  trdnta  afcfof, 
cada  jarro  de  setenta ;  toda  la  plata  de 
los  rasos  fué  dos  mil  y  cuatrodentos 
siclos,  al  sido  del  santuario : 

86  Los  doce  cucharones  de  oro  llenos 
de  perfume  de  diez  sidos  cada  cucharon, 
al  peso  del  santuario:  todo  d  oro  de  los 
cucharones  fué  dentó  y  reinte  sidos. 

87  Todos  los  bueyes  para  holocausto 
fueron  doce  becerros,  doce  carneros, 
doce  corderos  de  un  afio  con  su  pre- 
sente; y  doce  machos  de  cabrio  para 
expiadon. 

88  Y  todos  los  bueyes  del  sacrifldo  de 
las  paces,  reinte  y  cuatro  becerros,  se- 
senta carneros,  sesenta  machos  cabrios, 
sesenta  corderos  de  un  afio.  Esta  fué  la 
dedleadon  del  altar  después  que  fué  un- 
gido. 

89  Y  cuando  entraba  Moyses  en  el  ta- 
bernáculo del  testimonio  para  hablar 
con  él,  oia  la  roz  del  que  le  hablaba  desde 
encima  de  la  cubierta  que  estaba  sobre 
el  arca  del  testimonio,  de  entre  los  dos 
querubines,  y  hablaba  con  ét 

CAPITULO  VIII. 

Sócese  nueva  mención  del  candelera,  del  atiento  de 
sus  lamparas,  y  de  m  nncMura.  1L  La  expiación  y 
consagración  de  ¡o»  Levita»  para  servir  ea  el  taber- 
náculo, líí.  Ley  que  de  veinte  y  cinco  años  comien- 
cen d  servir,  y  dios  cincuenta  se  les  de  vacación, 

Y  HABLÓ  Jebera  á  Moyses,  dideu- 
do: 
2  Habla  á  Aaron,  y  dile:  Cuando  en- 
cendieres las  lámparas,  las  siete  lámpa- 
ras arderán  contra  la  faz  del  candelcro. 
8  Y  Aaron  lo  hizo  asi,  que  encendió 
contra  la  faz  del  candelero  sus  lámparas, 
como  Jehora  lo  mandó  á  Moyses. 
4  Y  esta  era  la  hechura  del  eandelero ; 
de  oro  de  martillo :  desde  su  pié  hasta 
sus  flores  era  de  martillo,  conforme  al 
modelo  que  Jebera  mostró  á  Moyses, 
así  hizo  el  candelero. 
189 


JSl 


NÚMEROS. 


5  1F  ítem,  JehoYa  habló  á  Moy#cs,  di- 
ciendo : 

G  Toma  á  los  Levitas  do  entro  los  hi- 
jos de  Israel,  y  expíalos: 

7  Y  hacerles  has  así  para  expiarlos: 
Rocía  sobre  ellos  el  agua  de  la  expia- 
ción, y  has  pasar  navaja  sobro  toda  bu 
carne,  y  lavarán  bm  vestidos,  y  serán 
expiados. 

8  Y  tomarán  un  novillo  Jüjo  de  vaca 
con  su  presente  de  flor  de  harina  ama- 
sada con  aceite:  y  tomarás  otro  novillo 
lujo  de  vaca,  para  expiación: 

9  Y  harás  llegar  los  Levitas  delante  del 
tabernáculo  del  testimonio,  y  juntarás 
toda  la  congregación  de  los  hijos  de  Is- 
rael: 

10  Y  harás  llegar  los  Levitas  delante  de 
Jehova;  y  pondrán  los  hijos  de  Israel  sus 
manos  sobre  los  Levitas : 

11  Y  ofrecerá  Aaron  los  Levitas  delante 
de  Jehova  en  ofrenda  de  los  lujos  de  Is- 
rael, y  servirán  eñ  el  ministerio  de  Je- 
hova. 

12  Y  los  Levitas  pondrán  sus  manos  so- 
bre las  cabezas  de  los  novillos :  Y  harás 
el  uno  por  expiación,  y  el  otro  en  holo- 
causto á  Jehova  para  expiar  los  Levitas. 

13  Y  harás  presentar  los  Levitas  delan- 
te de  Aaron,  y  delante  de  sus  lujos,  y 
ofrecerlos  has  en  ofrenda  á  Jehova. 

14  Y  apartarás  los  Levitas  de  entre  los 
hUos  de  Israel,  y  serán  mios  los  Levitas. 

15  Y  así  después  vendrán  los  Levitas  á 
ministrar  en  el  tabernáculo  del  testimo- 
nio, y  expiarlos  has,  y  ofrecerlos  has  en 
ofrenda. 

16  Porque  dados,  dados  me  son  á  mi 
los  Levitas  de  entre  los  hijos  de  Israel 
en  lugar  de  todo  aquel  que  abre  matriz ; 
en  lugar  de  los  primogénitos  de  todos 
los  lujos  de  Israel  me  los  he  tomado  yo. 

17  Porque  mió  es  todo  primogénito  en 
los  hijos  de  Israel,  asi  de  hombres  como 
de  animales :  desde  el  dia  que  yo  herí  á 
todo  primogénito  en  la  tierra  de  Egyp- 
to,  los  santifiqué  para  mi : 

18  Y  he  tomado  los  Levitas  en  lugar 
de  todos  los  primogénitos  en  los  lujos 
delsraeL 

19  Y  yo  he  dado  dados  los  Levitas  á 
Aaron,  y  á  sus  hijos  de  entre  los  lujos 
de  Israel,  para  que  sirvan  el  ministerio 
de  los  hyos  de  Israel  en  el  tabernáculo 
del  testimonio,  y  reconcilien  á  los  hijos 
de  Israel,  porque  no  haya  plaga  en  los 
hyos  de  Israel,  llegando  los  lujos  de  Is- 
rael al  santuario. 

140 


20  Y  hizo  Moyses,  y  Aaron,  y  toda  la 
confpegacion  de  los  lujos  de  Israel  de 
los  Levitas,  conforme  á  todas  las  cosas 
que  mandó  Jehova  á  Moyses  á  cerca  de 
los  Levitas,  así  hicieron  de  ellos  los  hi- 
jos de  Israel. 

21  Y  los  Levitas  se  expiaron,  y  lavaron 
sus  vestidos,  y  Aaron  los  ofreció  en 
ofrenda  delante  de  Jehova:  y  Aaron  los 
reconcilió  para  expiarlos. 

22  Y  asi  después  vinieron  los  Levitas 
para  servir  en  su  ministerio  en  el  taber- 
náculo del  testimonio  delante  de  Aaron, 
y  delante  de  sus  lujos :  de  la  manera  quo 
mandó  Jehova  á  Moyses  acerca  de  los 
Levitas,  asi  hicieron  con  ellos. 

28  1f  Y  habló  Jehova  á  Moyses,  di- 
ciendo : 

24  Esto  cuanto  á  los  Levitas :  De  vein- 
te y  cinco  anos  y  arriba  entrarán  á  hacer 
su  oficio  en  el  servicio  del  tabernáculo 
del  testimonio : 

25  Mas  desde  los  cincuenta  afios  vol- 
verán del  oficio  de  su  ministerio,  y  nun- 
ca mas  servirán : 

26  Mas  servirán  con  sus  hermanos  en 
el  tabernáculo  del  testimonio  para  hacer 
la  guarda :  mas  no  servirán  en  el  minis- 
terio. Asi  harás  de  los  Levitas  cuanto  á 
sus  oficios. 

CAPITULO  IX. 

Los  hijos  de  Jtrael  por  mandamiento  de  Dios  hacen 
la  primera  patena  en  el  desierto  después  de  su  soJU 
da  de  Egypto.  II.  A  ocasión  de  algunos  del  pueblo 
que  por  haUarse  inmttudo$  según  la  ley  no  pudieron 
celebrar  la  pascua  con  los  demos,  es  puesta  ley: 
Que  el  que  en  el  tiempo  legitimo  de  la  pascua  estu- 
viere inmundo,  afuere  de  camino,  la  celebre  en  el 
mes  siguiente;  y  el  que  no  teniendo  estos  impedi- 
mentos dejare  de  celebrarla  d  su  tiempo,  sea  exco- 
mulgado de  Israel.  UI.  Levantado  el  tabernáculo 
muestra  Dios  su  continua  asistencia  en  él  cubriéndo- 
lo de  dia  de  una  nube,  y  de  noche  de  una  aparencia 
de  Juego,  al  levantamiento,  ó  asiento  de  la  cual  el 
campo  se  levantaba,  6  reposaba. 

Y  HABLÓ  Jehova  á  AJpyses  en  el  de- 
sierto de  Sinoi,  en  el  segundo  año 
de  su  salida  de  la  tierra  de  Egypto,  en 
el  mes  primero,  diciendo : 

2  Los  lujos  de  Israel  harán  la  pascua  á 
su  tiempo : 

8  El  catorceno  dia  de  este  mes  entre 
las  dos  tardes  la  haréis  á  su  tiempo; 
conforme  á  todos  sus  ritos,  y  conforme 
á  todos  sus  leyes  la  haréis. 

4  Y  habló  Moyses  á  los  hijos  de  Israel 
para  que  hiciesen  la  pascua : 

5  Y  hicieron  la  pascua  en  el  mes  pri- 
mero, á  los  catorce  dias  del  mes  entre 
las  dos  tardes  en  el  desierto  de  Sino! : 
conforme  á  todas  las  cosas  que  mandó 


NÚMEROS. 


Jehova  á  Moyses  asi  hicieron  los  hijos 
de  Israel. 

6  T  Y  hubo  algunos  que  estaban  in- 
mundos á  causa  de  muerto,  y  no  pudie- 
ron hacer  la  pascua  aquel  día :  y  llega* 
ron  delante  de  Moyscs,  y  delante  de  Aa- 
ron  aquel  dia, 

7  Y  dljéronle  aquellos  hombres:  No- 
sotros afamo*  inmundos  por  causa  de 
muerto,  ¿por  qué  seremos  impedidos  de 
ofrecer  ofrenda  á  Jehova  á  su  tiempo 
entre  los  htyos  de  Israel? 

8  Y  Moyses  les  respondió:  Esperad,  y 
yo  oiré  que  mandará  Jehova  acerca  de 
vosotros. 

9  Y  Jehova  habló  á  Moyses,  diciendo : 

10  Habla  á  los  lujos  de  Israel,  diciendo : 
Cualquier  varón  que  fuere  inmundo  por 
causa  de  muerto,  ó  fuere  camino  lejos 
de  vosotros,  ó  de  vuestras  generaciones, 
hará  pascua  á  Jehova. 

11  En  el  mes  segundo,  á  los  catorce 
días  del  mes,  entre  las  dos  tardes,  la  ha- 
rán, con  cenceñas  y  yerba»  amargas  lo 
comerán, 

12  No  dejarán  de  él  algo  para  la  maña- 
na, ni  quebrarán  hueso  en  él :  conforme 
á  todos  los  ritos  de  la  pascua  la  harán. 

13  Mas  el  que  estuviere  limpio,  y  no 
fuere  de  camino,  si  dejare  de  hacer  la 
pascua,  la  tal  persona  será  cortada  de 
sus  pueblos :  por  cuanto  no  ofreció  á  su 
tiempo  la  ofrenda  de  Jehova,  el  tai  hom- 
bre llevará  su  peofto. 

14  Y  si  morare  con  vosotros  algún  pe- 
regrino y  hiciere  la  pascua  á  Jehova, 
conforme  al  rito  de  la  pascua  y  confor- 
me á  sus  leyes  asi  la  hará :  un  mismo 
rito  tendréis,  así  el  peregrino,  como  el 
natural  de  la  tierra. 

15  Y  el  dia  que  el  tabernáculo  fué  le- 
vantado, la  nube  cubrió  el  tabernáculo 
sobre  la  tienda. del  testimonio:  y  á  la 
tarde  estaba  sobre  el  tabernáculo  como 
una  aparencia  de  fuego  hasta  la  mañana. 

16  Así  era  continuamente:  la  nube  lo 
cubría,  y  de  noche  la  aparencia  de  fuego. 

17  Y  según  que  se  alzaba  la  nube  del 
tabernáculo,  los  lujos  de  Israel,  so  par- 
tían ;  y  en  el  lugar  donde  la  nube  para- 
ba, allí  alojaban  los  hijos  de  Israel. 

18  Al  dicho  de  Jehova  los  hijos  de  Israel 
se  partían,  y  al  dicho  de  Jehova  asenta- 
ban el  campo:  todos  los  dias  que  la 
nube  estaba  sobre  el  tabernáculo,  ellos 
estaban  quedos. 

19  Y  cuando  la  nube  se  detenia  sobre 
el  tabernáculo  muchos  dias,  entonces 


loe  htigs  de  Israel  aguardaban  á  Jehova, 
y  no  partían. 

20  Y  era,  que  cuando  la  nube  estaba  so- 
bre el  tabernáculo  pocos  dias,  al  dicho 
de  Jehova  alojaban,  y  al  dicho  de  Jehova 
partían. 

21  Y  era,  que  cuando  la  nube  ettaba 
desde  la  tarde  hasta  la  mañana,  y  á  la 
mañana  la  nube  se  levantaba,  ellos  par- 
tían :  ó  ti  habia  ntado  el  dia,  y  á  la  no- 
che la  nube  se  levantaba,  entonces  par- 
tían. 

22  O  si  dos  dias,  ó  un  mes,  ó  un  ano, 
cuando  la  nube  se  detenia  sobre  el  ta- 
bernáculo quedándose  sobre  él,  los  hijos 
de  Israel  asentaban,  y  no  movían:  mas 
cuando  ella  se  alzaba,  ellos  movían. 

28  Al  dicho  de  Jehova  asentaban,  y  al 
dicho  de  Jehova  partían,  aguardando  á 
Jehova,  como  lo  habia  dicho  Jehova  por 
mano  de  Moyses. 

CAPITULO  X. 

Manda  Dio*  d  Moyo*  que  haga  do*  trompeta*  do 
plata,  y  señala  el  uto  que  de  ella*  te  tendrá  asi  en 
paz  como  en  guerra.  U.  Parte  el  campo  del  de- 
sierto de  &ncd  porta  arden,  III.  Moytet  ruega  d 
Hobabkifo  d*  Jtaguol  fue  vaya  con  ello*  katta  la 
tierra  de  promisión  para  mostrarle*  el  camino  y 
lo*  alojamiento*  por  el  desierto.  IV.  La  oración  de 
Monte*  al  levantar  del  arca,  yol  atentarla. 

Y  JEHOVA  habló  á  Moyses,  diciendo : 
2  Házte  dos  trompetas  de  plata;  de 
obra  de  martillo  las  harás,  las  cuales  te 
servirán  para  convocar  la  congregación, 
y  para  hacer  mover  el  campo : 

3  Y  cuando  las  tocaren,  toda  la  congre- 
gación se  juntará  tí  á  la  puerta  del  taber- 
náculo del  testimonio. 

4  Mas  cuando  tocaren  la  una,  entonces 
se  congregarán  á  tí  los  príncipes,  las 
cabezas  de  los  millares  de  Israel. 

5  Y  cuando  tocareis  júbilo,  entonces 
moverá  el  campo  de  los  que  están  aloja- 
dos al  oriento. 

6  Y  cuando  tocareis  Júbilo  la  segunda 
vez,  entonces  moverá  el  campo  de  los 
que  están  alojados  al  mediodía:  júbilo 
tocarán  á,sus  partidas. 

7  Empero  cuando  juntareis  la  congre- 
gación, tocaréis,  mas  no  jubilaréis. 

8  Y  los  hijos  de  Aaron,  los  sacerdotes, 
tocarán  las  trompetas,,  y  tenerlas  neis 
por  estatuto  perpetuo  por  vuestros  ge- 
neraciones. 

9  Y  cuando  viniereis  á  la  guerra  en 
vuestra  tierra  contra  el  enemigo  que  os 
molestare,  jubilaréis  con  las  trompetas, 
y  seréis  en  memoria  delante  de  Jehova 
vuestro  Dios,  y  seréis  salvos  do  vuestros 
enemigos. 

141 


NÚMEROS. 


10  ítem,  en  el  dia  de  vuestra  alegría, 
y  en  vuestras  solemnidades,  y  en  los 
principios  de  vuestros  meses  tocaréis 
las  trompetas  sobre  vuestros  holocaus- 
tos, y  sobro  los  sacrificios  de  vuestras 
paces,  y  seros  han  por  memoria  delante 
de  vuestro  Dios:  Yo  Jehova  vuestro 
Dios. 

11  í  Y  fué  en  el  año  segundo,  en  el 
mes  segundo  á  los  veinte  del  mes,  que 
la  nube  se  alzó  del  tabernáculo  del  tes- 
timonio. 

12  Y  movieron  los  lujos  de  Israel  por 
sus  partidas  del  desierto  de  Slnai;  y 
paró  la  nube  en  el  desierto  de  Pitaron. 

13  Y  movieron  la  primera  vez  al  dicho 
de  Jehova  por  mano  de  Moyses. 

14  Y  la  bandera  del  campo  de  los  lujos 
de  Jada  comenzó  á  marchar  primero 
por  sus  escuadrones:  y  Nahason,  lujo  de 
Aminadab,  era  sobre  su  ejército. 

15  Y  sobre  el  ejército  de  la  tribu  de  los 
lujos  de  Isachar  era  Nathonael  lujo  de 
Buar. 

16  Y  sobre  el  ejército  de  la  tribu  de  los 
hijos  de  Zabulón,  Eliáb  lujo  de  Helon. 

17  Y  el  tabernáculo  era  ya  desarmado, 
y  movieron  los  hijos  de  Gerson,  y  los 
hUos  de  Merari,  que  lo  llevaban. 

18  Luego  comenzó  á  marchar  la  ban- 
dera del  campo  de  Rubén  por  sus  es- 
cuadrones :  y  Elisur,  htfo  de  Sedeur,  era 
sobre  su  ejército. 

19  Y  sobre  el  ejército  de  la  tribu  de  los 
hijos  do  Simeón  era  Salamiel  hijo  de 
SurisaddaL 

20  Y  sobro  el  ejército  de  la  tribu  de 
los  hijos  de  Gad,  Eliasaph  hijo  de  De- 
hueL 

21  Luego  comenzaron  á  marchar  los 
Caathitas  llevando  el  santuario :  y  entre 
tanto  que  ellos  llegaban  asentaron  el 
tabernáculo. 

22  Después  comenzó  á  marchar  la  ban- 
dera del  campo  de  los  lujos  de  Ephraim 
por  sus  escuadrones :  y  Elisama,  hijo  de 
Ammiud,  era  sobre  su  ejército. 

23  Y  sobre  el  ejército  de  la  tribu  de  los 
hijos  de  Manasses,  Gamaliel  hijo  de  Pha- 
dassur. 

24  Y  sobre  el  ejército  de  la  tribu  de  los 
hijos  de  Ben-jamin,  Abidam  lujo  de  Ge- 
deon. 

25  Luego  comenzó  á  marchar  la  ban- 
dera del  campo  de  los  hijos  de  Dan  por 
sus  escuadrones  recogiendo  todos  los 
campos :  y  AJiiezer,  lujo  de  Amnüsaddai, 
era  sobre  su  ejército. 

142 


26  Y  sobre  el  ejército  de  la  tribu  de  loa 
hijos  de  Aser,  Phegicl  hijo  de  Ocran. 

27  Y  sobre  el  ejército  de  la  tribu  de  los 
lujos  do  Nephthali,  Ahira  hijo  de  Enan. 

28  Estas  son  las  partidas  de  los  lujos  de 
Israel  por  sus  ejércitos:  y  asi  se  partie- 
ron. 

29  T  Entonces  Moyses  dijo  á  Hobab 
lujo  de  Ragucl  Madianita  su  suegro: 
Nosotros  nos  partimos  para  el  lagar  del 
cual  Jehova  ha  dicho:  Yo  os  lo  daré. 
Ven  con  nosotros,  y  hacerte  hemos 
bien;  porque  Jehova  ha  hablado  bien 
sobre  Israel. 

30  Y  él  le  respondió:  Yo  no  vendré, 
antes  me  iré  á  nú  tierra,  y  á  mi  paren- 
tela. 

31  Y  él  le  dijo:  Ruégote  que  no  nos 
dejes,  porque  tú  sabes  nuestros  aloja- 
mientos en  el  desierto,  y  nos  serás  en 
lugar  de  ojos. 

32  Y  será,  que  si  vinieres  con  nosotros, 
cuando  hubiéremos  el  bien  que  Jehova 
nos  ha  de  hacer,  nosotros  te  haremos 
bien. 

33  Así  partieron  del  monte  de  Jehova 
camino  de  tres  dias,  y  el  arca  del  con- 
cierto de  Jehova  fué  delante  de  ellos 
camino  de  tres  dias  buscándoles  reposo. 

84  Y  la  nube  de  Jehova  iba  sobre  ellos 
de  dia  desde  que  partieron  del  campo. 

35  t  Y  fué,  que  en  moviendo  el  orea, 
Moyses  decia:  Levántate  Jehova,  y  sean 
disipados  tus  enemigos,  y  huyan  delan- 
te de  tu  rostro  los  que  te  aborrecen. 

36  Y  en  asentando  ella,  decia :  Vuelve 
Jehova  á  los  millares  de  los  millares  de 
Israel. 

CAPITULO  XI. 

El  pueblo  se  queja  de  Dios,  Dio»  le  castiga,  y  mitiga 
el  castigo  d  la  oración  de  Moyses.  II.  El  pwWo 
•desea  comer  cante,  suspira,  y  lamenta  por  el  estado 
de  Bgypto  menospreciando  el  manna  de  que  Dios 
le/ustcntaba,  III.  Moyses  oyendo  el  púbUco  llanto 
se  queja  d  Dios  debajo  de  la  carga  de  su  ojíelo,  y  le- 
pide  que  le  mate  antes  de  dejarle  en  tal  estado,  IV. 
Dios  le  manda  que  escoja  setenta  varanes  del  pue- 
blo  que  le  ayuden  en  el  gobierno,  y  que  se  los  presente 
en  el  tabernáculo :  y  que  al  pueblo  prometa  cante 
en  abundancia  para  el  dia  siguiente.  V.  Moyses  duda 
en  la  promesa  de  Dios.  VI.  Juntos  los  setenta  ro- 
rones  d  la  puerta  del  tabernáculo.  Dios  les  da  su 
Espíritu  habilitándolos  para  el  oficio  en  testimonio 
de  lo  cual  profetisa*.  VII.  Josué  aela  oarnahsmn 
el  oficio  de  Moyses,  y  Moyses  fe  corrige.  VllL  Dios 
da  codornices  en  el  campo  en  grande  abundancia 
conforme  d  su  promesa,  mas  tras  ellas  su  castigó, 
hiriendo  al  pueblo  de  grande  plaga  porsumumm- 
ración,  de  donde  quedó  el  nombre  al  sugar,  maul- 
ero* de  concupiscencia. 

Y  ACONTECIÓ,  que  el  pueblo  se 
quejó  en  oidos  de  Jehova,  y  oyó- 
lo Jehova,  y  enojóse  su  furor,  y  encen- 

Digitized  by  VjOOQIC 


NÚMEROS. 


áióee  en  ellos  fuego  de  Jehova,  y  consu- 
mió el  un  cabo  del  campo. 

2  Entonces  el  pueblo  dio  vocee  á  Moy- 
ses, y  Moyses  oró  á  Jehova,  y  el  friego 
se  hundió. 

8  Y  llamó  á  aquel  logar  Taberah ;  porque 
el  fuego  de  Jehova  se  encendió  en  ellos. 

4  T  Y  el  vulgo  que  era  en  medio  dd 
pueblo  tuvo  deseo,  y  volvieron,  y  aun 
lloraron  los  lujos  de  Israel,  y  ¿yesón: 
¿Quién  nos  hiciese  comer  carne? 

5  Acordémosnos  del  pescado,  que  co- 
míamos en  Egypto  de  balde,  de  los  pe- 
pinos, y  de  los  melones,  y  de  los  puer- 
ros, y  de  las  cebollas,  y  de  los  ajos : 

6  Y  ahora  nuestra  alma  se  seca,  que 
nada  sino  man  twi  nuestros  ojos. 

7  Y  el  man  era  como  simiente  de  cilan- 
tro, y  su  color  como  color  de  cristal. 

8  Derramábase  el  pueblo,  y  cogían,  y 
molían  en  molinos,  ó  majaban  en  mor- 
teros, y  cocían  en  la  caldera,  y  hadan  de 
él  tortas ;  y  su  sabor  era  como  sabor  de 
aceite  nuevo. 

0  Y  cuando  descendía  el  roclo  sobre  el 
real  de  noche,  el  man  descendía  de 
sobre  él. 

10  T  Y  oyó  Moyses  al  pueblo,  que  llo- 
raba por  susiamilias,  cada  uno  á  la  puer- 
ta de  su  tienda,  y  el  furor  de  Jehova  se 
encendió  en  gran  manera;  y  pareció 
mal  á  Moyses. 

11  Y  d^o  Moyses  á  Jehova;  ¿Por  qué 
has  hecho  mal  á  tu  siervo?  ¿Y  por 
qué  no  he  hallado  gracia  en  tus  ojos,  que 
has  puesto  la  carga  de  todo  este  pueblo 
sobre  mí  ? 

12  ¿Concebí  yo  á  todo  este  pueblo? 
Engendróle  yo,  que  me  dices,  llévale  en 
tus  brazos,  como  lleva  el  que  cria  al  que 
mama,  a  la  tierra  de  la  cual  juraste  á  sus 
padres? 

13  ¿De  dónde  tengo  yo  carne  para  dar 
á  todo  este  pueblo  ?  Porque  lloran  so- 
bre mi,  diciendo :  Danos  carne,  que  co- 
mamos. 

14  No  puedo  yo  solo  suportar  á  todo 
este  pueblo,  que  es  mas  pesado  que  yo. 

15  Y  si  así  lo  haces  tú  conmigo,  yo  te 
ruego  que  me  matos  de  muerte,  si  he 
hallado  grada  en  tus  ojos,  y  que  yo  no 
vea  mi  mal. 

16  ?  Entonces  Jehova  dijo  á  Moyses : 
Júntame  setenta  varones  de  los  ancianos 
de  Israel,  que  tú  sabes  que  son  ancianos 
del  pueblo,  y  6us  príncipes :  y  tráelos  á 
la  puerta  del  tabernáculo  del  testimo- 
nio, y  esperen  allí  contigo. 


17  Y  yo  descenderé,  y  hablaré  allí  con- 
tigo, y  tomaré  del  espíritu  que  está  en  ti, 
y  pondré  en  ellos,  y  llevarán  contigo  la 
carga  del  pueblo,  y  no  la  llevarás  tú 
solo. 

18  1T  Empero  al  pueblo  dirás :  Santifí- 
caos para  mañana,  y  comeréis  carne: 
por  cuanto  habéis  llorado  en  oidos  de 
Jehova,  diciendo:  ¿Quién  nos  hiciese 
comer  carne?  Cierto  mejor  nos  iba  en 
Egypto.  Que  Jehova  os  dará  carne,  y 
comeréis.  ' 

19  No  comeréis  un  dia,  ni  dos  días,  ni 
cinco  días,  ni  diez  dias,  ni  veinte  dias : 

20  Hasta  un  mes  de  tiempo,  hasta  que 
os  salga  por  las  narices,  y  os  sea  en  abor- 
recimiento: por  cuanto  menosprecias- 
teis á  Jehova,  que  está  en  medio  de  vo- 
sotros, y  llorasteis  delante  de  él,  dicien- 
do :  ¿  Para  qué  salimos  acá  de  Egypto  ? 

21  T  Entonces  Moyses  dijo :  Setecien- 
tos mil  de  á  pié  es  el  pueblo  en  medio 
del  cual  yo  estoy:  ¿Y  tú  dices:  yo  les 
daré  carne,  y  comerán  un  mes  de  tiem- 
po? 

22  ¿  Degollarse  han  para  ellos  ovejas  y 
bueyes  que  les  basten  ?  ó  ¿juntarse  han 
para  ellos  todos  los  peces  de  la  mar, 
para  que  hayan  abasto  ? 

23  Entonces  Jehova  respondió  á  Moy- 
ses :  ¿  Será  cortada  la  mano  de  Jehova? 
Ahora  verás  si  te  viene  mi  dicho  ó  no. 

24  TT  Y  salió  Moyses,  y  djjo  al  pueblo 
las  palabras  de  Jehova :  y  juntó  los  se- 
tenta varones  de  los  ancianos  del  pueblo, 
y  hizolos  estar  al  derredor  del  taberná- 
culo. 

25  Entonces  Jehova  descendió  en  la 
nube,  y  hablóle:  y  tomó  del  espíritu 
que  ataba  en  él,  y  puso  en  los  setenta 
varones  ancianos,  y  fué,  que  en  reposan- 
do en  ellos  el  espíritu  profetizaron,  y  no 
añadieron. 

26  Y  hablan  quedado  en  el  campo  dos 
varones :  el  uno  6c  llamaba  Eldad,  y  el 
otro  Medad,  sobro  los  cuales  también 
reposó  el  espíritu:  estos  estaban  éntre- 
los escritos,  mas  no  habían  salido  al  ta- 
bernáculo, y  profetizaron  en  el  campo. 

27  Y  corrió  un  mozo,  y  dio  aviso  á 
Moyses,  y  dijo :  Eldad  y  Medad  profeti- 
zan en  d  campo. 

28  Tf  Entonces  respondió  Josué,  hijo  de 
Nun,  ministro  de  Moyses,  de  sus  man* 
cebos,  y  djjo :  Señor  mió  Moyses,  impí- 
delos. 

29  Y  Moyses  le  respondió:  ¿Tfcnestú 
celos  por  mí  ?   Mas  ¡  quién  diese  que  to- 

143 


NÚMEROS. 


do  el  pueblo  do  Jebero  fueten  profeta*, 
que  Jcbova  diese  su  espíritu  sobre  ellos ! 

90  Y  recogióse  Moyses  al  campo,  él  y 
los  ancianos  de  Israel.  . 

31  i  Y  salió  un  viento  de  Jcbova,  y 
trujo  codornices  de  la  mar,  y  dejólas 
sobre  el  real  un  día  de  camino  de  la  una 
parte,  y  otro  dia  de  camino  de  la  otra  en 
derredor  del  campo,  y  casi  dos  codos 
sobre  la  baz  de  la  tierra. 

82  Entonces  el  pueblo  se  levantó  todo 
aquel  dia,  y  toda  la  noche,  y  todo  el  dia 
siguiente,  y  cogiéronse  codornices,  el 
que  menos,  cogió  diez  montones :  y  ten- 
diéronselas  tendiendo  al  derredor  del 
campo. 

88  Aun  estaba  la  carne  entre  los  dien- 
tes de  ellos,  antes  que  fuese  cortada, 
cuando  el  furor  de  Jebova  se  encendió 
en  el  pueblo,  y  birló  Jehova  al  pueblo 
de  gran  plaga  en  gran  manera. 

84  Y  llamó  el  nombre  de  aquel  lugar 
Kibroth-hattaavah,  por  cuanto  allí  se- 
pultaron al  pueblo  codicioso. 

85  De  Kibrotb-battaavab  movió  el  pue- 
blo á  Haseroth,  y  pararon  en  Haseroth. 

capitulo  xn. 

María  y  Aaron  murmuran  contra  Moyte*  d  cama  de 
en  muger  Kthyopisa.  ¡I.  Dio*  lo*  reprende  defen- 
diendo d  Moyses,  y  d  María  hiere  de  lepra.  UI. 
Aaron  pide  perdón  d  Moyses  de  su  culpa,  y  le  ruega 
que  ore  por  María,  lo  cual  Momee  hace,  IV.  Por 
sentencia  de  Dio*  María  e*  echada  del  campo  por 
siete  dia*,  y  el  campo  e*  detenido  de  tu  camino  por 


Y  HABLÓ  María  y  Aaron  contra  Moy- 
ses  por  causa  de  la  muger  Ethyo- 
pisa  que  babia  tomado ;  porque  él  babia 
tomado  muger  Etbyopisa. 

2  Y  dijeron :  ¿  Solamente  por  Moyses 
ha  hablado  Jcbova?  ¿No  ha  hablado 
también  por  nosotros  r    Y  oyó  Jcbova. 

8  Y  aquel  varón  Moyses  era  muy  man- 
so, mas  que  todos  los  hombres,  que  eran 
sobre  la  tierra. 

4  TT  Y  luego  dijo  Jehova  á  Moyses  y  á 
Aaron,  y  á  María:  Salid  vosotros  tres  al 
tabernáculo  del  testimonio.  Y  salieron 
ellos  tres.  • 

5  Entonces  Jehova  descendió  en  la  co- 
lumna de  la  nube,  y  púsose  á  la  puerta 
del  tabernáculo,  y  llamó  á  Aaron  y  á 
María,  y  salieron  ellos  ambos. 

C  Y  él  les  d|jo :  Oid  ahora  mis  pala- 
bras :  Si  tuviereis  profeta  de  Jehova,  yo 
le  apareceré  en  visión,  en  sueños  hablaré 
con  eX# 

7  Mi  fierro  Moyses  no  et  así :  en  toda 
mi  casa  es  fiel. 

8  Boca  á  boca  hablaré  con  él,  y  de  vis- 

144 


ta:  y  no  por  figuras  ó  semejan»  verá  á 
Jehova :  ¿  por  qué  pues  no  hubisteis  te- 
mor de  hablar  contra  mi  siervo  Moyses  ? 

9  Entonces  el  furor  de  Jehova  se  en- 
cendió en  ellos  y  se  fué ; 

10  Y  la  nube  se  apartó  del  tabernáculo : 
y  he  aqui  que  María  era  leprosa  como  la 
nieve:  Y  miró  Aaron  á  María,  y  be 
aqui  que  estaba  leprosa, 

11 1  Y  dijo  Aaron  á  Moyses :  Hay  señor 
mió,  no  pongas  ahora  sobre  nosotros  pe- 
cado; porque  locamente  lo  hemos  he- 
cho, y  hemos  pecado. 

12  No  sea  eüa  ahora  como  el  que  salo 
muerto  del  vientre  de  su  madre  consu- 
mida la  mitad  de  su  carne. 

18  Entonces  Moyses  clamó  á  Jcbova, 
dicietído :  Ruégete,  oh  Dios,  que  la  sanes 
ahora. 

14  H  Jehova  respondió  á  Moyses  5 
¿Pues  si  su  padre  escupiendo  hubiera 
escupido  en  su  cara,  no  se  avergonzaría 
por  siete  días  ?  sea  echada  íbera  del  real 
por  siete  días ;  y  después  Be  juntará. 

15  Así  María  fué  echada  del  real  siete 
días,  y  el  pueblo  no  pasó  á  delante  hasta 
que  María  se  juntó. 

16  Y  después  movió  el  pueblo  de  Hasa- 
roth,  y  asentaron  el  campo  en  el  desierto 
de  Pharan. 

CAPITULO  XTTT. 

Viene  el  pueblo  de  Haearoth  al  desierto  de  rharan, 
de  donde  por  mandado  de  Dio*  envia  Moyte*  espió* 
que  reconozcan  la  tierra  de  promisión.  21.  Vuelta» 
la*  etpia»  trayendo  la  muestra  de  lo*  fruto*  de  la 
tierra  amedrentan  al  pueblo  de  la  conquista  de  ella 
encareciendo  la  fortaleza  de  ella  y  de  mi*  mora* 
dore*.  III.  Caleb  uno  de  la*  espió*  anisna  al  pue- 
blo  d  la  conquista,  mas  lo*  otro*  su*  compañero*  per- 
teveran  en  amedrentar  al  pueblo  y  infamar  la 

Y  JEHOVA  habló  á  Moyses,  diciendo : 
2  Envíate  hombres  que  reconozcan 
la  tierra  de  Chanaan  que  yo  doy  á  loa 
hijos  de  Israel ;  de  cada  tribu  de  sus  pa- 
dres enviaréis  un  varón,  cada  uno  prin- 
cipe entre  ellos. 

8  Y  Moyses  los  envió  desde  el  desierto 
de  Pharan  conforme  á  la  palabra  de  Je- 
hova: y  todos  aquellos  varones  eran 
principes  de  los  lujos  de  Israel. 

4  Los  nombres  de  los  cuales  son  estos : 
De  la  tribu  de  Rubén,  Sammua  htyo  de 
Zcchur. 

5  De  la  tribu  do  Simeón,  Saphar  lujo  do 
Hurí. 

6  De  la  tribu  de  Juda,  Caleb  hijo  de 
Jcphone. 

7  De  la  tribu  de  Isachar,  Igal  htyo  de 

Joseph.  Digitized  by  Lj< 


NUMERO*. 


8  fje  m  tribu  de  Epcrfeiin,  Oseas  lrijo  de 
Nm. 

9  De  1*  tribuí  de  Beu-Jamm,  Phalt!  hijo 
deRapbin. 

10  De  1»  tribu  de  Zabutou,  Geddiel  hflo 
dcSodi. 

11  De  le  tribu  de  A*eph,  de  1»  tribu  de 
Maneases,  Oaddf  htyo  de  8ual. 

18  De  la  tribu  de  Dn,  AmtnW  bflo  de 
QemallL 

18  De  la  tribu  de  Aser,  Sethur  lujo  de 
.  MichmeL 

14  De  I»  tribu  de  NephtbaH,  NahaM  hflo 
deVapel 

18  De  la  tribu  de  Gad,  Geel  htyo  de 
MachL 

18  lato*  mm  loe  nombre*  de  loe  Ta- 
rónos, que  Moyses  enr!6  á  reconocer  la 
tierra;  y  á  Oseas  htyo  de  Nun,  Moyses 
le  puso  nombre  Josué. 

17  Y  enriólos  Moyses  á  reconocer  la 
tierra  de  Ghauaan,  diciéudolea:  Stfbid 
por  aquí,  por  el  mediodía,  y  snbtd  al 
monte. 

18  Y  considerad  la  tierra,  ojie  tal  es :  y 
eí  pueblo  qne  la  habita,  si  es  fuerte,  ó 
flaco ;  si  et  poco,  ó  mficbo: 

19  Qne  tal  et  la  tierra  habitada,  s!  es 
buena,  6  mala;  y  qne  tales  son  las  ciu- 
dades habitadas ;  si  tan  de  tiendas,  8  de 
fortalezas: 

90  ítem,  cual  sea  la  tierra,  si  es  gruesa, 
6  magra ;  si  hay  en  eUa  árboles,  6  no. 

Y  esforzaos,  y  coged  del  fruto  de  la 
tierra.  Y  el  tiempo  era  el  tiempo  de 
las  primeras  uvas: 

21  Y  éUot  subieron,  y  reconocieron  la 
tierra  desde  el  desierto  de  Sin,  hasta  Ro- 
bob  entrando  en  Emath. 

28  Y  subieron  por  el  mediodía,  y  vinfe- 
ron  hasta  Hebron  *.  y  allí  estaba  A  chi- 
man, y  Sisal,  y  Tholraai,  hflos  de  Enac. 

Y  Hebron  fué  edificada  siete  afios  antes 
de  8oan  la  de  l^ypto. 

2S  Y  llegaron  hasta  el  arroyo  deEschól; 
y  de  allí  cortaron  un  sarmiento  con  un 
racimo  de  uvas,  el  cual  trajeron  dos  en 
una  barra;  y  de  las  granadas,  y  de  los 
higos. 

94  Y  Hamo  á  aquel  lugar,  Nahal-Eschol 
por  el  racimo,  que  cortaron  de  allí  los 
hQos  de  Israel. 

36  %  Y  volvieron  de  reconocer  la  tierra 
al  cabo  de  cuarenta  dias. 

88  Y  anduvieron,  y  vinieron  á  Moyses 
y  A  Aaron,  y  A  toda  la  congregación  de 
los  hijos  de  Israel  en  el  desierto  de  Pha- 
iub,  en  {Mns ¡  y  dtéronles  te  respuesta^ 
Span.  10 


y  a  toda  la  congregación,  y  mostráron- 
les d  fruto  de  la  tierra. 

87  Y  contáronle,  y  dtyeron :  Nosotros 
llegamos  á  la  tierra  á  la  cual  nos  en- 
riaste; la  cual  ciertamente  corre  leche 
y  miel,  y  este  es  el  fruto  de  ella : 

86  Mas  el  pueblo  que  habita  aquella 
tierra,  es  raerte,  y  las  ciudades  muy 
grandes  y  fuertes :  y  también  rlmos  anl 
los  hijos  de  Enac. 

88  Amalee  habita  la  tierra  del  medio-  \ , 
día,  y  el  Hettbeo,  y  el  Jebuseo,  y  el 
Amorrheo  habitan  en  el  monté:  y  el 
Cheuauee  habita  junto  A  la  mar,  y  A  la 
ribera  del  Jordán. 

801  Entonces  Osleb  hizo  callar  el  pue- 
blo delante  de  Moyses,  y  dijo :  Sobamos 
subiendo,  y  poseámosla;  que  mas  po- 
dremos que  ella. 

81  Mas  les  varones  que  subieron  con  él, 
dQeren :  Ko  podremos  subir  contra  aquel 
pueblo ;  porque  es  mas  fuerte  que  noso- 
tros: 

82  Y  infamaron  la  tierra,  que  hablan 
reconocido,  con  los  mjos  de  Israel,  di- 
ciendo: La  tierra  por  donde  pasamos 
para  reconocerla,  et  tierra  que  traga  A 
sus  moradores;  y  todo  el  pueblo,  qne 
▼irnos  en  medio  de  ella,  bou  hombres  de 
grande  estatura. 

88  También  vimos  ailf  gigantes,  hQos 
de  Enac,  de  los  gigantes:  y  éramos  no- 
sotros, A  nuestro  parecer,  como  langos- 
tas :  y  asi  les  pareciamps  también  A  ellos. 
CAPITULO  XIT. 

81  pmebh  desanimado  por  ku  espías  se  lamenta  p 
frena  de  mUntrn  e\  Mamtn,  11.  Turnando  Josué  p 
CoJebdanimarto,  el  pueblo  k>$  quiere  apedrtam.  11L 
jXos  airado  contra  ello*  trata  con  Moptes  de  des- 
tmirtoe*  mae  Jkwpses  se  te  opone  con  vetuemente  ora* 
IF.  Meeéh»  liilpufii  ehMammpii  jornal 


pueblo  por  entónese,  sentenciándolos,  empero,  á  df» 
fierro  en  el  desierto  por  cuarenta  año*,  y  amena- 
ñdudeeos  que  nu^$mmo  de  eUoe  entraría  en  en  tierra 

Coleo  por  haber  tido  Jtelee.  V.  Las  espías  que  ha- 
bían desanimado  al  pueblo*  mueren  en  castigo  de 
m  pecado.    VI.  Tentando  ei  pueUo  d  potar  ado* 


i  «i  uumaTmmumte  de  Dn*** kmaroém* 
taetones  de  Mopsee,  es  herido  de  loe  Amamitae  p 
Chananeos. 

ENTONCES  toda  la  congregación  al- 
earon grita,  y  dieron  voces ;  y  lloró 
el  pueblo  aquella  noche. 
2  Y  quejáronse  contra  Moyses,  y  contra 
Aaron,  todos  los  hijos  de  Israel,  y  cÜJó- 
ronles  toda  la  multitud :  Qjalá  hubiéra- 
mos muerto  en  la  tierra  de  Egypto :  ó 
en  este  desierto,  ojalá  muriéramos. 
8  Y  ¿por  qué  nos  trae  Jehova  á  esta 
tierra  para  caer  á  cuchillo,  y  que  nuestras 
mugeres  y  nuestros  chiquitos  sean  por 
146 


NUMERO?. 


presa?  ¿No  no»  tecla  mejor  volvernos 
áEgypto? 

4  T  deoian  el  uno  al  otro :  Hagamos  un 
capitán,  y  volvámosnos  á  Egypto. . 

5  Entonces  Moyses  y  Aaron  cayeron 
eobre  ana  rostros  delante  de  toda  la 
compañía  de  la  congregación  de  los  hi- 
jos de  Israel. 

UY Josué  mjo  de Nun, y Caleb hjjo 
de  Jephone,  de  los  que  hablan  recono- 
cido la  tiarra»  JFompieron  aas  vestidos. 

7  X  hablaran  á  toda  la  congregación  de 
los  h^jos  de  Israel,  diciendo :  La  tierna 
por  donde  pasamos  para  reconocerla  e$ 
tierra  en  grande  manera  tuena: 

8  Si  Jehova  se  agradare  de  nosotros,  él 
nos  meterá  en  esta  tiena,  y  nos  la  en- 
tregará, tierra  que  corro  leche  y  miel. 

9  Por  tanto  no  seáis  rebeldes  .coniza 
Jehova,  ni  temáis  al  .pueblo  de  aquesta 
tierra,  porque  nuestro  pan  son.  &u  anv 
parq  se  ha  apartado  de  ellos,  y  con  no- 
sotros es  Jehova,  no  los  temáis. 

10  Entonces  toda  la  multitud  ha^ló  de 
apedrearlos  con  piedras»,  y  la  gloria  de 
Jehova  se  mostró  en  el  tabernáculo  del 
testimonio  á  todos  los  lujos  de  Israel. 

11 1  X  Jehova  dyo  4  Moysse ;  ¿Hasta 
cuándo  me  ha  de  irritar  este  pueblo  ? 
¿Hasta  cuando  no  me  ha  de  creer  con 
todas  las  señales  que  he  hecho  en  medio 
de  ellos  r 

12  Xo  lo  heriré  de  mortandad,  y  lo 
destruiré,  y  á  ti  te  pondré  sobre  gente 
grande  y  fuerte  mas  que  41 

18  X  Moyses  respondió  á  Jehova:  X 
oírlo  han  los  Egypelos,  porque  de  en 
meólo  de  él  sacaste  á  este  pueblo  con  tu 
fortaleza. 

14  X  dksz*  tos  Jfrsawíi»  á  K»  habftado- 
res  de  esta  tierra,  loe  enalta  han  ya  oído 
que  tú,  oh  Jehoya,  estaba*  en  usadlo  de 
este  pueblo,  que  ojo  á  ojo  aparecías  tú, 
oh  Jebova,  y  qne  tu  nube  estaba  sobre 
ellos  y  que  de  dia  ibas  delante  de  ellos 
en  coJpmna  de  nube,  y  de  noche  en  eo» 
lumuf  deniego; 

15  X  que  has  hecho  morir  á  este  pue- 
blo como  á  un  hombre:  y  dirán  las  gen- 
tes, que  oyeren  tu  fama,  diciendo : 

16  Porqne  no  pudo  Jehova  meter  este 
pueblo  en  la  tierra  de  la  cual  les  habla 
jurado,  los  mató  en  el  desierto. 

17  Ahora,  pues,  yo  te  ruego  que  sea 
magnificada  la  fortaleza  del  Señor,  como 
lo  hablaste,  diciendo : 

18  Jehova,  luengo  de  iras,  y  grande  en 
misericordia,  que  suelta  la  Iniquidad  y 

\4A 


la  rebelión*  y  absolviendo  no  absol- 
verá. Qne  visita  la  maldad  de  los  padres 
sobre  los  htyos  hasta  loetereasoe  y  hasta 
los  cuartos. 

19  Perdona  ahora  la  iniquidad  de  este 
pueblo  según  la  grandeza  de  tu  .miseri- 
cordia, y  como  has  perdonado  á  este 
pueblo  desde  Egypto  hasta  aquí. 

20  \  Entonces  Jehova  «njo:  Xolohe 
perdonado  conforme  á  tu  dicho. 

SI  Mas  ciertamente  vUeyo,  y  mi  glo- 
ria hinche  toda  la  tierra, 

23^  Que  todos  loe  que  vieren  mi  gloria, 
y  mis  señales  qne  he  hecho  en  Egipto  y 
en  el  desierto,  y  me  han  tentado  ya  diez 
veces,  y  no  han  oido  mi  voz, 

23  No  verán  la  tierra  de  la  cual  juré  á 
sua  padres  -r  y  que  ninguno  do  los  que 
me  han  irritado»  la  veraT 

24  Mas  mi  siervo  Caleb)  por  cuanto 
hubo  otro  espíritu, en  él,  y  cumplió  ge 
ir  en  pos  de  xni,  yo  le  meteré  en  la  tierra 
donde  entró,  y  su  simiente  la  recibirá 
en  heredad: 

25  X  mm  al  Amsleeita,y  al  Chananeo 
que  habitan  en  el  valie.  Volveos  manar 
na,  y  partios  al  desierto  camino  del  mar 
Bermejo* 

26  ítem»  Jehova  habló  á  Moyses,  y  á 
Aaron,  diciendo : 

27  i  Hasta  cuándo  oiré  á  esta  mala  con- 
gregación que  murmura  contra  mí,  las 
qnejas  de  los  hyos  de  Israel,  que  se  que- 
jan de  mí  r 

$8  Diles.:  Vivo  yo,  dice  Jehova,  que 
como  voeotroe  hablasteis  á  mis  oídos,  asi 
haré  yo  con  vosotros. 

2b  En  este  desierto  caerán  vuestros 
cuerpos,  y  todos  vuestros  contados 
por  toda  vuestra  cuenta  de  veinte  saos 
arriba,  los  que  murmurasteis  contra  mí, 

80  Qne  vosotros  no  entraréis  en  la 
tierra  por  la  cual  alcé  mi  mano  de  naco- 
ros  habitar  en  ella,  sacando  á  Caleb  ¿Uo 
de  Jephone,  y  k  Josué  mjo  de  Nun. 

31  X  vuestros  chiquitos,  de  los  cuales 
dijisteis :  Per  presa  serán,  yo  los  mete- 
ré, y  ellos  sabrán  la  tierra  que  vosotros , 
despreciasteis.  *  ' 

82  X  vuestros  cuerpos,  vosotros,  en 
este  desierto  caerán. 

83  Mas  vuestros  hijos  serán  pastoses 
en  este  desierto  cuarenta  anos,  y  ellos 
llevarán  vuestras  fornicaciones,  hasta 
que  vuestros  cuerpos  sean  consumidos 
en  el  desierto: 

84  Conforme  al  número  de  los  días  en 
qne  Mconocfetflte  lf  tierra. 

Digitized  byVjO' 


NUM&ftOS. 


di*  por  afto,  din  por  afta,  llevejéni  vues- 
tras iniquidades  cuarenta  anos,  y  conoce* 
reia  mi  castigo. 

35  Yo  Jehova  he  hablado:  Si  esto  no 
hiciere  á  toda  esta  congregación  mala, 
que  se  ha  juntado  contra  mi :  en  este 
desierto  serán  consumidos,  y  ahí  mo- 
rirás. 

36  T  T  los  varones  que  Moyses  envió  á 
reconocer  la  tierra,  y  vueltos  hebian 
hecho  murmurar  contra  él  á  toda  la 
congregación  rummanáo  la  tierra: 

37  Aquellos  varones,  que  hablan  infa- 
mado la  tierra,  murieron  de  plaga  de- 
lante de  Jehova*. 

38  Mas  Josué  hijo  de  Nun,  y  Caleb  hijo 
de  Jephone,  vivieron,  de  aquellos  hom- 
bres que  hablan  ido  á  reconocer  la  tierra. 

30  T  Moyses  d$o  estas  cosas,  á  todos 
los  htyoa  da  Israel,  y  el  pueblo  se  enluto 


40  T  Y  levantáronse  por  la  mañana,  y 
subieros  á  hv  cumbre  del  monte,  dicien- 
do :  Henos  aquí  epore/odot  para  subir  al 
lugar  del  cual  ha  hablado  Jehova,  por 
cuanto  hemos  pecado. 

41  Y  dtfo  Moyses:  ¿Por  que*  quebran- 
táis el  dicho  de  Jehova?  Esto  tampoco 
os  sucederá  bien. 

48  ty>  subáis,  porque  Jehova  no  até  en 
medio  de  vosotros,  no  seáis  heridos  de- 
hurte  do  vuestros  enemigos. 

43  Porgue  el  Amaleelta,  y  él  Chancuco 
esto»  allí  delante  de  vosotros,  y  caeréis 
acuchillo;  porque  pov  cuanto  os  habéis 
tornado  de  seguir  á  Jehova,  y  Jehova 
no  será  con  vosotros. 

41 T  tornáronse  á  subir  en  la  cumbre  del 
monte,  mas  el  urea  del  concierto  de  Je- 
hova, y  Moyses  no  se  quitaron  de  en 

46  Y  descendió  el  AmalecHa,  y  el  Cha- 
naneo  que  habitaban  en  el  monte,  y  hi- 
riéronme» y  dmhlciéronlos,  hasta  Horma. 
CAPITULO  XV. 

fmm  Dim  elprmtme  qm  m  ofrecerá  om  cada  hoto- 
eamto  «BfHB  lm  dVerememt  de  he  aiihnilw,  U. 
Manda  qm  eetm  mmmm  Syn  ilnw  tembém  al 
mmtarim*  UL  BtpiU  la  lew  de  m  turnia  de  la» 
primicia»  del  pan  emamtlo,  IV.  La  expiación  de 
toda  la  congregación.  V.  La  expiación  de  coda 
VL  XX  qm  petwre  d  tableada» 
¥7J.  Omqm 


eemtemcia  do  Dio».  V/Jl.  Lev  qm  todo»  Jo»  del  Prn- 
th de  Jerael  trtdgan  cierto»  pomelo»  en  lo»  canto» 
de  la  ropa  para  qm  m  acmrden  de  la  le*  do  Dio», 

Y  JEHOVA  habló  á  Moyses,  djciendo : 
3  Hahmá  los  h^os  de  Israel,  y  dües : 
Cuando  hubiereis  entrado  en  la  tierra 


3  Y  hiciereis  ofrenda  encendida  á  Je 

hova,  holocausto,  ó  sacrificio,  para  ofre- 
cer voto,  ó  do  vuestra  voluntad,  ó  para 
hacer  en  vuestras  solemnidades  oler  de 
holganza  á  Jehova  de  vacas,  ó  de  ovejas, 

4  Entonces  el  que  ofreciere,  ofrecerá 
por  su  ofrenda  á  Jehova  por  presente, 
una  diezma  de  flor  de  harina  amasada 
con  una  cuarta  de  hin  de  aceite:  • 

6  Y  de  vino  para  la  derramadora  ofre- 
cerás una  cuarta  de  hin  allende  del  ho- 
locausto* ó  del  sacrificio  por  cada  un 
cordero. 

6  Y  por  «oda  carnero  harás  presente  do 
dos  diezmas  de  ffor  do  harina  amasada 
con  el  tercio  de  un  hin  de  aceite. 

7  Y  de  vino  para  la  derramadora  ofre- 
cerás el  tercio  de  un  hin  á  Jehova  en 
olor  de  holganza. 

8  Y  cuando  hicieres  novillo  en  holo- 
causto, ó  sacrificio,  paca  ofrecer  voto,  ó 
•aerj/tcio  de  paces  á  Jehova, 

9  Ofrecerás  con  el  novillo  presente  de 
tres  diezmas  de  flor  de  harina  smasada 
con  la  mitad  de  un  hin  de  aceite. 

10  Y  de  vino  para  la  derramadora  ofre- 
cerás la  mitad  de  un  hin  en  ofrenda  en- 
cendida, de  olor  de  holganza  á  Jehova. 

11  Así  se  hará  con  cada  un  buey,  ó  car- 
nero, ó  cordero  asi  de  las  ovejas  como 
de  las  cabras; 

12  Conformo  al  número  axí  haréis  con 
cada  uno,  según  el  número  de  ellos. 

18  T  Todo  natural  hará  estas  sosas  ssi, 
para  ofrecer  ofrenda  encendida  de  olor 
de  holganza  á  Jehova. 

14  Y  cuando  habitare  coa  vosotros  ex- 
tranjero, ó  cualquiera  que  estuviere  en- 
tre vosotros  por  vuestras  edades,  si  hi- 
ciere ofrenda  encendida  á  Jehova  de 
olor  de  holganza;  como  vosotros  hicie- 
reis, asi  bar*  él 

16  0  congregación,  un  mismo  estatuto 
tendréis  vosotros,  y  el  extrangsro  que 
peregrina,  el  cual  será  perpetuo  por 
vuestras  edades :  como  vosotros  asi  será 
el  peregrino  delante  de  Jehova. 

10  Una  misma  ley  y  uu  mismo  derecho 
tendréis  vosotros  y  el  peregrino  que  pe- 
regrina con  vo6 otros. 

17  T  ítem,  habló  Jehova  á  Moyses,  di- 
ciendo : 

18  Habla  á  los  btyos  de  Israel,  y  dües: 
cuando  hubiereis  entrado  en  la  tierra  á 
la  cual  yo  os  traigo, 

19  Será,  que  cuando  comenzareis  á  co- 
mer del  pan  de  la  tierra,  ofreceréis  ofren- 
da á  Jehova,   d 

147 


rrtJMWftots. 


90  Dé  lo  primero  que  amasareis,  ofre- 
ceréis nna  torta  en  ofrenda;  como  la 
ofrenda  de  la  era,  así  la  ofreceréis.- 

21  De  las  primicias  de  vuestras  masas 
daréis  á  Jchova  ofrenda  por  vuestras 
generaciones. 

22  ^  Y  cuando  errareis,  y  no  hiciereis 
todos  estos  mandamientos,  que  Jehova 
na  dicho  á  Moyses, 

23  Todas  las  cosas  que  Jehova  os  ha 
mandado  por  la  mano  de  Moyses  desde 
el  día  que  Jehova  mandó,  y  adelante  á 
vuestras  edades, 

24  Será,  que  si  ei  pecado  fué  hecho  por 
yerro  con  ignorancia  de  la  congregación, 
toda  la  congregación  ofrecerá  un  novillo, 
htfo  de  vaca,  en  holocausto  en  otor  de 
holganza  á  Jehova,  con  su  presente  y  su 
derramadura,  conforme  á  la  ley;  y  un 
macho  de  cabrío  en  expiación. 

25  T  reconciliará  el  sacerdote  á  toda 
la  congregación  de  los  hijos  de  Israel ;  y 
serles  ha  perdonado,  porque  yerro  es: 
y  ellos  traerán  sus  ofrendas,  ofrenda  en- 
cendida á  Jehova,  y  sus  expiaciones  de- 
lante de  Jehova  por  sus  yerros. 

26  T  será  perdonado  á  toda  la  congre- 
gación de  los  hijos  de  Israel,  y  al  extran- 
gero  que  peregrina  entre  ellos,  por  cuan- 
to es  yerro  de  todo  el  pueblo.       " 

27  \  Y  si  una  persona  pecare  por  yerro, 
ofrecerá  una  cabra  de  un  ano  por  expia- 
ción. 

28  T  el  sacerdote  reconciliará  la  per- 
sona qric  hubiere  pecado  por  yerro, 
cuando  pecare  por  yerro  delante  dé  Je- 
hova, reconciliarla  ha,  y  serle  ha  perdo- 
nado. 

29  El  natural,  entre  los  htfos  de  Israel, 
y  el  peregrino  que  peregrinare  entre 
ellos,  una  misma  ley  tendréis  para  él 
que  hiciere  por  yerro. 

80  Y  M^  la  persona  que  hiciere  por 
mano  levantada,  así  el  natural  como  el 
extrangero,  á  Jehova  injurió,  y  la  tal 
persona  será  cortada  de  en  medio  de  su 
pueblo. 

31  Por  cuanto  tuvo  en  poco  la  palabra 
de  Jehova,  y  anuló  su  mandamiento, 
cortando  será  cortada  la  tal  persona :  su 
iniquidad  terá  sobre  ella. 

32  1F  Y  estando  los  hyos  de  Israel  en  el 
desierto,  hallaron  un  hombre  que  cogia 
leña  en  dia  de  sábado. 

33  Y  los  que  le  hallaron  cogiendo  lefia, 
trujáronle  á  Moyses  y  á  Aaron,  y  á  toda 
la  congregación. 

84  Y  pusiéronle  en  la  cárcel,  porque 
148 


no  estaba  declarado  que  lé  habiafe  #© 
hacer. 

35  Y  Jehova  dijo  á  Moyses :  Muera  de 
muerte  aquel  hombre:  apedréele  con 
piedras  toda  la  congregación  fuera  del 
campo. 

36  Entonces  la  congregación  Te  sacó  íbe- 
ra del  campo,  y  apedreáronle  con  piedras, 
y  murió,  como  Jehota  mandó'  á  Moyses. 

87  1  ítem,  Jehova  habló  á  Moyses,  di- j 
dendo :  « 

38  Habla  á  los  hrjos  de  Israel,  y  «Mes: 
Que  se  hagan  pezuefos  en  los  cabos  de 
sus  vestidos  por  sus  edades:  y  pongan 
en  cada  pezuelo  de  los  cabos  det  vestido 
un  cordón  de  cárdeno. 

89  T  Y  serviros  ha  de  pezuelo,  para  que 
cuando  lo  viereis,  os  acordéis  de  todos 
los  mandamientos  de  Jehova  para  hacer- 
los, y  no  miréis  en  pos  de  vuestro  cora- 
zón y  de  vuestros  ojos,  en  pos  de  loa 
cuales  vosotros  fornicáis. 

40  Para  que  os  acordéis,  y  hagáis  todos 
mis  mandamientos,  y  seáis  santos  á 
vuestro  Dios. 

41  Yo  Jehova  vuestro  Dios,  que  os  sa- 
qué de  la  tierra  de  Egypto  para  ser  vues- 
tro Dios :  Yo  Jehova  vuestro  Dios. 

CAPITULO  XVI.. 

Cort,  Dathan,  Abirom,  y  /fo*,  con  doscientos  y  cw- 
cuenta  de  los  principóle*  del  pueblo  se  rebelan  con- 


tra Mouse*.  JL  j—sjm  *»  i  sfH  imts,  y  j 
eH$*m*4uréUHonacmr4tiqm  dkujtJbmJumm 
experiencia  de  su  vocación  delante  de  Dio*.  Ilf. 
Manda  Dio»  d  toda  la  congregación  que  se  aparten 
-  delmsHendméekts  finmUnub deimotn^gkuterm 
m  0bre  píos  trmpm  om  sus  tesadas  y  todo  lo  qum  Im 
pertenecía:  y  los  demás  del  motin  Jueron  quemados 
con  fuego  del  cielo.  IV.  De  tos  incensarios  de  los 
mótm***on»éohm  ptaétchas  pm  ntsmcksn»  de  Dios 
Oonam  m  cubierto  el  altar  o*  memoria  dslxaso 
acontecido.  V.  Todo  el  pueblo  se  amotina  contra 
Monees  y  Aaron  4  cauta  dé  la  muerte  de  los  dtchoé: 
y  enviando  Dios  súbita  mortomtsmt  énolpmssomm 
ekjrnsa  de  sus  nuwpstrm,  Jaron  «•  pane  por  muro 
entre  los  muertos  y  los  vivos:  y  aplaca  la  divina  ira 
con  su  incensario. 

Y  TOMO  Core,  hijo  de  Isaar,  W&o  de 
Caath,  h<jo  de  Levi;  y  Dathan  y 
Abirom,  hijos  de  EUab ;  y  Hon,  hijo  do 
Pheicth  de  los  hijos  de  Rubén, 

2  Y  levantáronse  contra  Moyses  eon 
doscientos  y  cincuenta  varones  de  los 
hyos  do  Israel,  principes  de  la  congre- 
gación, de  los  del  consejo,  varones  de 
nombre. 

8  Y  juntáronse  contra  Moyses  y  Aaron, 
y  dtféronles:  Bástaos,  porque  toda  la 
congregación,  todos  ellos  ton  santo%  y 
en  medio  de  ellos  eatd  Jehova:  ¿por  qué, 
pues,  os  levantáis  vosotros  sobre  la  con- 
gregación de  Josova? 


NUMUtOfc 


4fY  «orno  so  cyeVMojttt,  tshisu  so- 
bre su  rastro: 

5  T  habló  á  Core  y  á  toda  su  compa- 
ñía, diciendo:  Mañana  mostrará  Jehova 
qaJenersnyo,  jal  tanto  nacerte  ha  lle- 
gar á  si:  y  al  que  él  escogiese,  él  le  ne- 
gará á  si.  » 

fr  ltooed  esto,  toomoo  tacensarios,  Coae 
y  toda  en  componía; 

7  Y  poned  fuego  en  ellos ;  y  poned  en 
ellos  sahumerio  delante  de  Jehowa  ma- 
ñana; y  asna,  qoeeivoroo  qne  JehojTa 
cacoglawt  eqael  ssrrf  el  santo:  Bástaos 
ssf»  afros  de  Lovi 

*  l>i$e  mes  Mojase  áGore:  Oíd  abosa 
htfo-deLeri: 

9  4  Baeo.os.sa>  qne  en  hipe-apartado  el 
Dios  de  Israel  de  la  coanjntnadolBinnl, 
heetaudone^lssjar.a  ai,  par*  qne  mlnfc- 
laaaaJa  ate  ol  aon*ejo  del  tatjucnécnlo  de 
Mona,  en*  cstwrtsseis  datante  da  la 
eopgtsgeatso  pata  ■statatraales  i 

l&rYo^¿eaat*Ustt*ráü,  yáiodss 
tasbermanoa  loa- ksjoa  de  LeTi  oontíges 
asno  ana  proeorela  también  al  eecerdo- 
ot*f    ...    .    . 

U  Por  tentante,  y  teda  ta  entapan» 
soés  loa  «a*  as  jnnnnas  sootra  Jebe**: 
¿que  Aaron  qné  es,  qne  os  cuajáis  *sn> 
¿roteonantelf'. 

1*Y  envió  Majaes  éüamsr  á  Detann  y 
¿Abiree^soe-sijo»  frStteb;  yattoasaa- 


18  ¿Poco  ¿sapo  nos  bayas  bocho  venir 
4a  aaa  tieame^ueamrlsahe  y  miel, 
para  neoernOS  mocar  anual  dealeiioiatno 
ojnavtaabism  «o  enseñorees  da  nosotros 

2é  Y  tampoco  té  nonoa  has  metido  en 
tiesas  qao  corre  lecho  y  mW+.al  noa  has 
dador  hoesóndot  da  tierra»  y  viñas,  |  hds 
de  arrancar  los  ojos  de  estos  tarónos f 
Ke>anUreafaa. 

,15»  Entonces  Jaoyaea  se  enojé  en  gran 
naaneray  y  dfr>  a  isaovaa  110,  mires  á  sn 
presente;  ni  ann  nn  asno  noiomado  de 
ellos,  ni  á  ninguno  de  ellos  h¿  hecho 


16  Despee*  Mofaos  sujo  a  Oorn:  Tú  y 
lodnlu  compartí!  poneoa  delante  de  Je- 
hova, tú  y  ellos,  y  Aato%- mañana.?  i    . 

VI  Yrtomad  cada  nao  so  incensario,- y 
poned  sahumerio  en  ellos,  y  ofreced  do- 
lante éeffenove  etdanao su- incensario, 
doaolsta^edyfsnonontslBoansnriosa  ytá 
y  Aaron  «ada  nno-eon  sn  incensario.    .- 

18  Y  tonstroa  cada  ano  an  Inonnsario, 
ypoaleron  en  efloa  inga,  y  poetaron  en 


anas  ssarunterio,  ypalsisYoasoa  la  pastes 
del  tabernáculo  del  testimonio,  y  Moy- 
ses y  Aaron. 

19  Y  á  Coro  haMa  nacho  juntar  contra 
ellos  toda  la  oampaflia  á  la  puerta  del 
tabernáculo  del  testimonio :  Entonces 
la  giotla  de  ¿chova  aparaste  A  toda  la 
congregación. 

89  f  Y  Jehova  habló  *  Jioyaesy  Aaron, 
sndaadoí    . 

81  Apartaos  da  antro  asta  ecenpsnte,  y 
consumirlos  ho  en  nn  moneen  fax 

91 X  ellos  se  echaron  sobeo  ana  rostros, 
yaparon:  Dios,  Pane  de  loa  espirito»  da 
toda  cama,  ¿no  sí  nn  varón  el  qne  penó, 
y  alrasto  has  tú  contra  toda  la  compañía  1 

83  Entonces  Jen***  habla  á  Moyses, 
diciendo : 

84  Habas  A  la  congregación,  diciendo : 
Apartaos  de  en  derredor  de  la  tienda  da 
Coso,  Dssñan,  y  Abaron. 

25  Y  Moyses  se  levanto,  y  fbé  á  Dethaa, 
y  Abitón,  y  fea  anearnos  de  Israel  fiteron 
en  pos  de  ék, 

■  85  Y  «¿ante  ala  congtngacion^  dicien- 
do: Apartaos  ahora  de  tea  tienda»  de 
estos  lnaáos  hombros,  y  ae  saquéis  nk> 
gana  cosa  auya,  pbrqúe  no  parénesis  en 
todos  sns  pecados. 

87  Y  apareironsedelas  tiendas  doGore, 
do  Dathan  y  do  Abiron  en  derredor,  y 
Dathau  y  Ataron  eenoroo,  y  pusiéronse 
á  las  puertas  de  sus  tiendas  con  bus  mn> 
afires,  y  sna  h^h%  y  tas  ehis^nitoa. 

88  Y  dtyo  Moyses:  En  esto  conoceréis 
queJeaovomo  ha  enviado  para  qne  ni- 
cióse  teda»  está*  obms,  qne  no  fas  as  A» 
¿ftodemi  eotnnon. 

88  atoomojnneren  todos  1os  hombros, 
murieren  estos,  y  ti  eoo  visitación  de 
todos  loa  hombres  sera  Visitado  sobre 
eUos,  Jehova  no  me  envió. 

80  Mss  ai  Jehora  criare  criatura,  y  lo 
tierra  abriere  su  boca,  y  loo  tragare  con 
todas  sus  cosas  y  descendieren  al  infier- 
no vivos,  entonces  conoceréis  qne  estos 
hombres  irritaron  á  Jehova. 

81 .  Y  aconteció,  qne  en  acabando  el  de 
hablar  todas  estas  palabras,  latierra,  qne 
estaba  debajo  da  eflos  so  rompió:         .'    i 

88.  Y  abitó  la  tierra  sn  boea,  y  tragólos 
á  ottaO}  y  á  sus  cssasvy  á  todos  los  hom- 
bree <lo  Core,  y  á  toda  su  hacienda: 

88rY  oMos  y  todo  lo  qne  tenían,  deseen» 
dieron  vivos  al  infierno ;  y  la  tierra  los 
cribrió,  y  perecieron  de  en  medio  de  la 
congregación. 


jfuntttos. 


dei  redor*  de  sitos,  huyeroto  nt 

de  ellos;  porque  decia»:  Porque  se  nos 

trague  la  tierra. 

86  Y  salió  fuego  de  Jebera,  y  consumió 
loe  doscientos  y  cincuenta  hombres  que 
ofrecían  iel  sahumerio. 

85  T  Entonce*  Jehove  habló  á  Moyses, 
diciendo : 

87  Di  áiOeumjr  hfyo  de  Aaron  sacer- 
dote, que  tome  loe  incensario»  de  en 
medio  del  incendio,  y  derrame  el:  Juego 
á  delante,  pesque  son  santificados : 

88  Los  incensarios  de  estos  pecadores 
en  sus  almas;  y  basan  de  eOos  planchas 
extendidas  para,  esebrir  el  altar:  por 
cuanto  ofrecieron  coa  ellos  delante  de 
Jeheva,  son  santidcedoS;  y  serán  por 
señal  á  loe  htyos  de  Israel 

88  Yol  sacerdote  JCtaazar  tomo  lee  in- 
eensaddt  de  tonta!  con  «me  los  •quema- 
dos hablan  ofrecido,  y  extendiéronlos 
par*  ctmrir  el  altar, 

46  Bn  mcmbriaU  lea  nejoa  de  Israel,  que 
ningún  extraño  que  no  sea  de  la  simiente 
de  Aaron,'  llegue  á  ofrecer  sahumerio 
«telante  de  Jehovo,  porque  no  sea  como 
Oore,  y  cora  o  su  compañía,  como,  lo  cajo 
Jehov»  por  mano  de  hf oyses  á  él 

41 1  El  día  siguiente  toda  la  eongreg> 
don  de  los  htyoe  de  Israel  se  quejaran 
contra  Móyses  y  Aaron*  diciendo  t  Vo- 
sotros bebéis  muerte  si  pueblo  de  Je- 

hOfU» 

42  T  aconteció  que  como  se  juntó*  la 
congregacáon  contra  üoyses  y  Aferon, 
miraron  hacia,  el  tabemácnlo  dertesty» 
monto,  y,  he  aquí*  la  nube  lo  habla  cu> 
bierto,  y  la  gloria  de  Jebera  opeveeióv 

48  T  vido  Moveos  y  Aaron  delante  del 
tabernáculo  del  testimonio, 

44  T  Jehove habló  4  Moyses,  diciendo: 

45  Aportaos  de  en  medio  de  esta  eom» 
panioi  y  consumirlos  he  en  un  momen- 
to.   Y  o4*  ae  fecharen  sobro  sus  rostros. 

45  Y  «Ajo  Moyses  é  Aaron:  Toma  el  in- 
censario, y  pon  en  el  mego  del  altar,  y 
pon  sobre  él  perfume,  y  vé  presto  á  la 
congregación,  y  recancülaioa,  porque  el 
furor  ha  salido  de  delante  la»  fias  de  Jo- 
hova:  la  mortandad  ha  comenzado. 

47  Entonces  tomó  Aaron,  como  Jfbyses 
dfyo,  y  corrió  tú  medio  de  la  oongsega> 
cion :  y  he  aquí  que  la  mpriandoaYham* 
oomemeado  en  el  pueblo  j  y  puso  per- 
fume, y  reconcilió  ni  pueblo. 

48  Y  púsose  entre  los  muertos  y  los 
vivos,  y  la  mortandad  cesó. 

48  Y  tooron  los  que  nutrieron  de  aqtu> 
160 


Ha  wm#ton4ad  estofes  nfiyí 
tos,  sin  los  muertos  por  el  negocio  de 
Core. 

SO  Después  Aaron  se  volvió  4  Mojaos  4 
la  puerto  del  teheroácpjo  del  testimonio, 
y  la  mortandad  cesó* 

CAPITULO  XVIL 

jIprwnU  ^SW^W^MMnMMlMMraaSSflieMVjStMaR* 

y  llevar  fruto  día  vara  — hjmirO»  d$\  w«w*rf, 
qm$ddn<to*  Jas  de  las  ¿tras  tribu*  es  m primer  «f.. 
II.  Loi  %4foé  de  íurael  Cernen  m  6h*trwxion  por  en 


YHAsu^JenovsjtMoyAssydisiemm* 
8  Habm  4  tos  hijos  de  Israel,  y  tor 
ma  de  ellos  sendas  vane  por  me  oseas- do 
lee  padres  detoflmtepstnetpas  deollos 
conforme  á  las  casas  de  sus  padres  doce 
Yarda,  y  userioh  as  oliuombto  de  eada 
uno  abete  su  vpesw 

8  Yelnonrbso  de  é  ssem  eaetttrtrss  a» 
•ve  m  voredo  LoSi,  poros»  «oso  sabesá 
do  tímala  smsusnodWtendseVnnnesan» 

4  Y  ponerte  has  «n  <et  mbownáenl»  <m 
éestifiioBÍa^hmt^eltmtleocmio^<ioÉde 
<mino«B*sblesBtfá*o*etrfc* 

8  YseidyOwelimioaion^eoTOBaogtetut 
su  vara  florecerá,  y  hará  cesar  de  sobre 
mi  las  muvmnmísiofies  de  Íes  hijee  de 
Israel,  son  que  mmmiumn  omnmvoso» 
tros. 

6  Y  Moyses  habló  á  los  mjovd»  UmA\ 
y  todm'losfnineipm^olkismdleson 
▼esas*  eada  pftntípspej'ls*oaamde*as 
padres  una  vasa,  done  voras,  y  hrvom<d# 
É»99n.Méba  entre  las  vasas  de  ellos. 

7  Y  Moptes  paso  .las  vasas,  Asmóte  ele 
Jebova  en  el  tabernáculo  dsttestimarjlcs 

*>Y  aconteció  que  eae^sie^ontt*»> 
ees  vino  si  tabernáculo  del  tssttmesilu^ 
y  he  oouítoumÍ  minio  de  Aaron  de  14  casa 
de  Levi  habm  florecido,  y  boma  echad* 
flores,  y  brotado  imiuevuo,?  socado  al» 
mendias. 

9  Entonces  MoyBes  sacó  todm  las  votas 
delante  de  dehovo  4  todos  los  fatjoede 
Israel;  y  ellot  lo  vtsten,ytdniaron  i 


16  Y  Jehovadii*  AMoyms-.  Vuelvo  m 
vara  de  Aaron  delante  del  testimonio 
para  que  se  guarde  swsenmé  ¿os  higos 
rébeldw,  y  harás  eesar  si 
bre  mi,  y  no  suostmd.  * 

11  YlrfssosafoysoBj  oonto^io'inoádó 
Mibva,mihisa'  .  <; 

23  ?  Entonces  los  eu>s  de  ?smel  he> 
muran  4  Mosnen,  dtateodot  Bowrsí^d* 
sotros  somos  muertos,  pepdktes  sosaoe, 
todos  nosotros  somos  perdtdoe. 

13Cusifujera  o^  se!lefture,etejuese 


KÜWEOSL 


rita: 


.  ai  taejcsnacito  de  Jsnx>rn,  mor 
4  Hemos  de  acabamos  muriendo? 

CAPTTULO  XVÍii. 

On^raoi  2Xe»  á  Jaro»  ydttu  dttcendientas  enelta- 

i  ii  nnai,  y  ja-tritf  dt  *— < «■  —.nasa»**,  n. 

Oi^tw  te»  </rp<iifir»4  i|  iliuU  *d  Meff* 


9  Itttimrra  Je  promisión, 
■MlBftHW<l|l 


7/7.  .Se«a/a  fo«  diexmot 


YJBBOVA  <UJo  É  Aaren:  Tú,  y  tas 
h^s» y  mese» te  tu  pudre  con ligo, 
lkrfetósi  el  ¡leseara  del  santuario  3  y  tó, 
7  tnu  sAjce  odntjgoy  llevaréis  el  pecad* 


8  Y  á  toa  hannanos  también,  »  tria* 
eW  i<eri,  Ja  eribn  de  I»  padre,  heñios 
llegar  ú  tí,  yJun»snae.oontsgoTy  servirte 
he»;  y  tú  y  tus  hjfroe  snntigo  ssra*>sft 


8  T  tendrán  tu  guarda,  y  la  guarén  de 
todo  etUtornámls;  sean  no  Uegaran  á 
leu  anees  santoo  el  ai  altar,  póseme  me 
mueran  elloa  y  vosotros. 

4  Y  juntaras  he»  sondaras  y  tendían  la 
guarda?  del  taharméentoiiel  temimos*» 
aa  Uno  al  sérmelo  del  tabernáculo,  y 
plagan  extraño  se  Mayará  a  vosotros. 

6  Y  tundee»*»  gneisje  del  santuario,  y 
la  guarda  del  ettae,yno<scm  mas  la  Ira 
oobnnienhflno  dedasneL 

6  for<tuevi»e.aeniyyo  entomsdoávoee» 
iraa  hemnanos  tea  Lavium  de  «atoe  los 
lujeude*unel»d»du»<á  uoeotsos  en  don 
de  Jebe**,  pam  que  atetan  en  él  miáis 
terio  del  tabernáculo  del  tesihnouia 

7  Y  tai  y  tus  sujo*  contigo,  guardaseis 
Tuesten  sacerdocio  en  iodo  negocio  del 
altar  y  dállela  á  dentro,  y  ministraréis* 
porque  yo  o»  a*  dada  «n  deu*  el  eervlele 
da  rúes  tro  aaoerdoelo,  y  al  'entraño  qoe 
se  llegare  mcMtani 

8  t  ttg»  mas  Jehova  á  Aspen:  ítem, 
na  aqui,  ynt»  be  dado  la  guarda  de  mi* 
olkendra*:  todas  lea  catjttncaclenos  de 
loa  n^esdeJeeael  te<he  dado  por  la  u* 
clon,  y  á  tus  lujos,  por  estatuto  peiyéfruo. 

9  Justo  aera  fer¿*>  de  Je  ofrende  de  Jas 
a&auuuuedoues  dn  mego;  toda  oeVenda 
de  ePos  da  ¿todo  au  psesente  y  de  toda 
eipnwlsme1>aneu4»deefles,  y  m  expla- 
elon  per  le-sufee  de  estos,  que*  me  page> 


►,  todo 


pareái  ypanetuehtyoc; 
10  Jan  «i  miiUnutti  la 


pareti. 

U  Esto  también  aera  tuyo,  la  ofrenda 
dneue^deness  todas  Jas  ofrendas  de  los 


b*oe  o>  Israel  he  dude  éttjdtanhtfcn, 
y  n  tus  hijas  contigo  por  estatuto  de 
siglo,  todo  limpio  en  tu  casa  comerá  de 
ellas. 

12  Toda  grosura  do  aceite,  y  toda  gro- 
sura da  mosto  y  de  trigo,  las  primicias 
da  ello,  que  darán  4  Jekova,  á  U  las  ne 
duda 

IB  Las  primicias  de  todas  Isa  cosas  de 
la  tierra  de  ellos,  le*  cuales  traerán  á 
.Jehova,  serán  tuyas:  todo  limpio  en  tu 
casa  ocenosa  de  estas, 

H  TodttHsnatnema  en  Israel  aera  tuyo. 

15  Todo  lo  que  abriese  mátela  en  toda 
carne  qneoareceoán  á  Jehova,  en  hom- 
brea yen  animales,  aera  tuyú:  mas  re* 
dimkrraesedftmkes  el  ntisnogenito  del 
nombre  i  el  primogénito-  de  animal  in» 
mundo  también  harás  redimir.        » 

16  Y  de  un  meábame  nacer  su  reden- 
ción oanJbrme  á  tu  estimación  por  precio 
de  cinco  sidos  ai  sido  del  santuario:  de 
rétate  óbolos  es.    : 

17  Mmetpriemgeotto  de  vuo%y  el  prt 
raosjéaifco  de  ovejo»?  el  primogénito  de 
cabra  no  redimirás,  santificados  son,  la 
saufiode  efloe  meerutms  Junto  al  altar, 
y  la  grosura  de  ellos  quemarás,  ofrenda 
enoendnla  na  para  Jehova  en  -olor  de 
holganza. 

íñ  Y  ¿a  carne  de  eUca  sera  tuya;  como 
el  peche  de  la  mecedura,  y  como  la 
espalda  derecha,  aera  tuya. 

19  Todos  las  ofeendas  dalas  santifica- 
ciones, que  los  Mjos  de  Israel  ofreciesen 
á  Jehova,  bedsáopera  U^  y  para  tus  mjos, 
y  para  tus  hQas  contigo,  por  estatuto  per- 
petuo :  pacto  4e  sol  perpetuo  es  delante 
de  Jehova  á  ti  y  á  tu  simiente  contigo. 

90  ítem,  JehovA  Atya  á  AurOnt  De  la 
tierra  de  ellos  no  habrás  heredad,  ni  lob- 
eras «mire  dios  «porte:  yo  san  tu  parle 
y  tu  heredad  en  medio  de  loa  hijos  de 
Israel 

81  1Y,heaqn¿y*0hedado  i  loemos 
de  Levi  todos  loa  dlesmoa  en  Israel  por 
heredad  por  su  rnmtetrrio,  por  cuanto 
«dloftftbrreaeliaéiitetetiAe^la^ienaÁOQio 
del  testimonio» 

23  Y  no  Bogaren  mas  ios  lujo*  de  Israel 
eñ  toJmtnácnle  del  testimonio,  pqrono.no 
HeTcn.peoajdo,  por  el  cual  mueran. 

33  Mas  loaJ^inavbAráAel  servicio  del 
snbeixiáceuodaL^eelimosift,  y  dice  Ujc- 
Tumnsu  iuInnWind  por  .estatuto  perpe- 
tuo por  vuestras  edades :  y  no  poaeerin 
heredad  entre  los  hijos  de  Israel  -, 

3á Jorque  les  décimas  de  losaos. de 
101 


NUMBieosr. 


Israel,  que  ofrecerán  á  Jehova  en  ofren- 
da, he  dado  á  loa  Levitas  por  heredad: 
por  16  cual  lea  he  dicho :  Entre  loe  htf  os 
de  Israel  do  poseerán  heredad. 
25  T  habló  Jehova  *  Moyses,  diciendo: 
25  T  hablarás  á  loa  Levitas,  y  decirles 
has:  Cuando  tomareis  de  loa  bges  de 
Israel  los  diezmos  que  yo  os  he  dado  da 
ellos  por  vuestra,  hesedud,  vosotros  ofre- 
eerels  de  ellos  ofrenda  á  Jehova  los  dlea> 
mos  de  loa  dleamos : 

27  Y  contárseos  ha  vuestra  ofrenda  co- 
mo grano  de  la  era,  y  como  henchimien- 
to del  lagar. 

28  Asi  ofreceréis  también  vosotros 
ofrenda  á  Jehova  de  todos  vuestros 
diezmos,  4«*  hubiereis  recibido  de  los 
htfos  de  Israel;  y  daréis  de  ellos  ofrenda 
á  Jehova  á  Aaroa  el  sacerdote; 

29  De  todos  vuestros  dones  ocreceréis 
toda  ofrenda-  á  Jehova,  de  toda  so  gro- 
sura, eu-eeutiflceclon  dé  ello. 

80  ítem,  decirles  has :  Cuando  ofrecie- 
reis to  grueso  de  dio,  será  contado  á  los 
Levitas  por  fruto  de  la  era  y  por  fruto 
del  lagar.  - 

ti  Y  cometió  heis  en  cualquier  rogar, 
vosotros  y  vuestra  lamilla;  que  vuestro 
salario  es  por  vuestro  ministerio  en  el 
tabernáculo  del  testimonio. 

82  Y  no  llevaréis  pecado  por  ello,  cuan- 
do vosotros  ñutiereis  ofrecido  de  ello 
su  grosura:  y  no  contaminaréis  las  san» 
tifleadoaes  de  loa  hfyofc  de  Israel,  y  no 
moriréis. 

OAfFTULO  XDL 

¿mito**  JES*  el  mmifkto  de  la  vaca  bnrmtja,  de 
cuya»  oenizas  te  hiciese  el  agua  expiatoria,  ó  lustrat 
II.  LaeiwmiméMcaquettpeiHaUfienttteria*  «apto- 
dmetm**ta*éwm. 

TTEM,  Jehova  habló  á  Moyses  y  á  Aa- 
X  ron,  diciendo: 

2  Esta  m  la  ordenanza  de  la  ley,  que 
Jehova  ha  mandado,  diciendo:  Di  á  loe 
hijos  de  Israel  que  te  traigan  una  vaca 
bermeja,  perfecta,  en  la  cual  nd  Anafe  fal- 
ta, sobre  la  cual  no  haya  subido  yugo.    • 

8  Y  darla  heJs  á  «masar  el  sacerdote,  y 
él  la  sanará  fuera  del  campo,  y  hacerla  ha 
degollar  delante  de  si.     . 

4  T  tomata  Sleaaar  el  sacerdote  de  su 
sangre  ron  su  dedo,  y  esparcirá  hacia  la 
delantera  del  tabernáculo  del  testimonio 
con  iaeaagre  de  elfestete  veces. 

6>  Y  hará  quemar  la.  vacaidelente  de  sos 
ojosí'  su  cuero,  y  su  carne,  y  su  sangre 
con  su  estiércol  hará  quemar. 

6  Luego  tomará  el  sacerdote  palo  de 

cedro,  y  hisopo,  y  carmesí  colorado,  y 

152 


ematiio  ha  en  medio  •  twt  niego :  w&  la 


7  El  sacerdote  lavará  sus  vestidos,  la- 
vará también  su  carne  con  agua,  y  des- 
pués entrará  en  el  «sai,  V  ****  inmundo 
el  sacerdote  hasta  la  tarde. 

8  Asimismo  el  que  la  quemó,  "lavará 
sus  vestidos  en  agua,  j  lavará  su  carne 
en  agua,  y  será  inmundo  hasta  la  tarde. 

t  Y  un  homo**  limpio  'cogerá  las  ceni- 
zas ds  la  vaca,  y  ponerlas'  ha  meta  ¿el 
campo  en  el  lugar  Mesólo,  y  guardarlas 
ha  la  congregación  de  loetUjee  de  Israel 
para  el  agua  del  apostamiento»  es  en> 
ptaeton. 

10  Y  el  ano  cogió  las  cesases  de  hv vaca; 
lavará  sus  vestidos,  y  será  inmundo  hae- 
tefetardei  y  será á loe .*^. de. Isrnet, 
y  alexrranfcoro  aun  asmgihiii  enere eMoa 
por  estatuto  penpétuo, 

11  %  El  que  tocare  uenerto  de  cualante» 
ra  persona  humana,  siete  dtaurserá  te- 
mundo. 

12  JSsiaeeTwirHkaaá  eesi  ette  al  tercero 
das,  y  si  séptimo  dfe  easá»  linipWr  y  el 
no  ae  purificare  «1  iesoero  dfcv*o  será 
limpio  al  séptimo  dak 

18  Cnasqulem  eme  tocara  en  muerto, 
en  persona  de  hombre  que  fuer*  muer- 
to, y  no  mere  putañeado,  <cl  tábestiáctüo 
de  Jehova  contaminó,  y  aqneanv  perso- 
na será  cortada  de  Issaelí  per  cnanto 
el  agua  del  apartanatanso  no  fnáeapar» 
dea  sobre  él,  inmundo  será?  y  en  hv 
mundicia  será  sobre  ét  i 

lá  Bata  ei  hv  Isyi  Guando;  alguno  mu- 
riere en  la  tienda,  eualo^isreQjuMxitrare 
en  fe  tienda,  y  todo  lo  qnoestntriero  en 
ella  será  inmundo  siete  días* 

15  Y  todo  vaso  abtortosofere  el  cual  no 
hubiere  tapón,  será  ^iwi^i 

16  ítem,  cualquiera  que  tocare-  en 
muerto á cuchillo  aobre  lanas  del can*» 
po,  ó  en  muertasVem/o,  ó  en  hueso  hu- 
mano, ó  en  aenufeas»  siete  dias  «ora  in- 
mundo. 

17  t  tomarán  para  el  murando  de  la 
eenian,  do  la  quema  do  fe  cmnhunony  j 
echarán  sobre  ella  agua  viva  en  na  laso*: 

18  YtoraaráIiisos^y*mmB*¿litnfna> 
mojará  en. el  asma,  y esnareini  sobre  la 
lleuda,  y  aon»  todas  las  alhaje*  jr  «obre 
las  personas  que  aül  estuvieron,  y  sobre 
aquel  qno  hubiere  tocado  ei  hueso;  ó  el 
inatado^^elmnertovómsejmicror:      . 

19  Y  el  limpio  esparcirá  sobro  el  in- 
mundo al  tercero  dfe  y  al  séptimo  día,  y 
lo  panucará  al  séptimo  dfe,  y  después 


NUMS1Q9; 


tjr4lfcM¿|*MGfcOtA 

agua,  y  será  limpio  41»  tarde. 

20  Y  el  Tarea  que  mere  inmundo,  y  no 
se  purificare,  la  tal  persone  será  cortada 
de  .entra  1a  congregación,  por  cuanto 
eontamiaó  el  tafcernácnlo  do  Jehova; 
¿egaa  da  apartamiento  ao  fué  esparcida 
■obre él?  inmundo  es. 

SI  Y  serAáeUo*  por  estatuto  perpetuo : 
y  el  que  esparciere  el  agua  del  aparta* 
miento  awi  «a»  vestidos;  y  «l  que 
tocaya  al  agua  del  apartamiento,  teca 
lateando  beata  la  torda* 

22  Y  todo  lo  que  el  Inmundo  tocare, 
será  imanado:  y  la  peraoaa  que  lo  to- 
cara seiá  inmunda  ua*U  la  tarde, 

CAPITULO  XX. 
imem  apmm*  ata  n  *  jai  ana»  Mtrtnh*- 

memade  Aaronemmmum  eemtmmmm    fL FnVmndt 
el  agua  *l  pueblo  ee  lamenta,  y  riñen  con  Mofe*. 
mUdodeDloe  Olere  ¡a  pena  con 


ir.Mmm* 

amenaxadoe  de  Dioe  por  en  infidelidad,  que  no 
meterán  el  fueteo  en  la  tierra  de  prontueon-  r • 
jfmwi  enmiad  nema ndarpaeo  per  en  menm  ulrnw 
de  fi¿(»%et  ************  W.Viemel 
campo  at  monte  de  Sor  donde  Aaron  muere  en 
pena  de  en  incredulidad,  con/órme  d  la  amato» 


Y  LLEGARON,  loe  hUo»  de  Israel, 
toda  la  congregación»  Si  desierto 
4c  Zin  el  mee  primero,y  reposó  el  pue- 
blo en  Cades ;  y  alU  murió  Mada,  y  fué 
sepultada  allí. 

3  %  Y  no  hubo  agua  para  la  congrega- 
ción ;  y  juntáronse  contra  Moyset  y  Aa- 
ron. ' 

3  Y  rjfiió  el  pueblo  con  Moyses,  y  ha- 
blaron, diciendo;  Y  ojala  hubiéramos 
perecido  nosotros,  cuando  perecieron 
nuestros  líemenos  delante  de  Jehova, 

4  ¿Y  por  qué  hicisteis  venir  la  congre- 
gación de  Jehova  á  este  desierto,  para 
que  muramos  aqui  nosotros  y  nuestras 
bestias? 

5  ¿Y  por  qué  nos  has  hecho  subir  de 
Egypto  para  traernos  á  este  mal  lugar  ? 
No  lugar  da  sementera,  de  higueras,  4c 
tinas,  ni  granados»  ni  aun  agua  hay  para 
beber.  ♦, 

6  Y  ¿uéronse  Moyses  y  Aaron  de  delan- 
te de  la  congregación  á  la  puerta  del  ta- 
bernáculo, del  testimonio,  y  echáronse 
sobra  sus  rostros,  y  la  gloria  de  JejUova 
apareció  sobra  ellos. 

7  \  X  habló  Jehova,  4  Moyses,. Rielen- 
do: 

8  Toma  1%  vara,  y  congrega  si  paeblo 
tú  y  Aaron  tu  hermano,  y  hablad  4  la 


pene  en  tos-ojos  de  ellos,  y  eUe  dea*  su 
agua,  y  sacarles  has  aguas  de  la  pena, 
y  darás  de  beber  á  la  congregación,  y  á 
sus  bestias. 

9  Entonces  Moyses  tomó  la  vaca  da  de* 
lante  de  Jehova,  como  él  le  mando. 

10  Y  juntaron  Moyses  y  Aaron.  la  con- 
gregación delante  de  la  pene,  y  aojólas: 
Oid  ahosa  rebeldes:  ¿flacejos  hemos 
salir  agaas  de  esta  pena  ? 

11  Entonces  Moyses  sisó  su  mano,  y 
hirió  la  pena  con  nu\  vara  dos  Teces,  y 
salieron  muchas  aguas,  y  bebió  la  con* 
gregaclony  sas  bestias. 

12 1 Y  Jehova  dAJo  á  Moyses,  y  4  Aaron; 
Por  cuanto  no  creísteis  en  mi  para  san- 
tificarme en  üpm  4e  los  hüos  da  Israel, 
por  tanto  no  meteréis  este  pueblo  en  la 
tierra,  que  les  he  dada 

19  Estes  se»  las.  aguas  da  la  rencilla 
por  las  cuales  riñeron  los  htyos  de  Jsmol 
con  Jehova,  y  él  se  esqUAcó  en  ellos. 

14  t.  J  snvló  Moyses  embajadores  al 
rey  de  Edom  desde  Cades;  Asi  4^  Is- 
rael tu  hermano ;  Tú  has  sabido  todo  el 
trabajo  que  nos  ha  tenido, 

15  Que  nuestros  padres  descendieron 
en  Egvpto,  y  estuvimos  en  Egypto  mu- 
chos tiempos,  y  los  Egypclos  nos  fati- 
garen, y  4  nuestros  pedresa 

16  Y  clamamos  á  Jehova,  el  cual  oyó 
nuestra  voz,  y  envió  un  ángel,  y  sacó- 
nos de  Egypto :  y,  he  aqui,  estamos  en 
Cades  ciudad  de  tu  termino : 

17  Rogárnoste  que  pasemos  por  tu  tier- 
ra: np  pasaremos,  por,  labranza,  ni  jpr 
vida,  ni  beberemos  agua  de  pozo :  pos  el 
camino  real  iremos  sin  apartarnos  á 
diestra  ni  á  siniestra  hasta  que.  pasemos 
tu  término. 

18  Y  Edom  le  responda:  No  pasarás 
por  mi,  de  otra.manera  yo  -saldré  contra 
ti  armado. 

Id  Y  los  hyos  de  Israel  le  dijeron:  Por 
el  camino  seguido  Iremos:  y  si  bebié- 
remos tus  aguas  yo  y  mis  ganados,  daré 
el  precio  do  ellas :  ciertamente  ninguna 
cosa  mat  haremos;  con  mis  pies  pesaré. 

30  Y  él  respondió:  No  pasarás.  Y  se-, 
lió  Edom  contra  él  con  mucho  pueblo, 
y  mano  inerte* 

21  Y  no  quiso  Edom  dejar  pasar,  á  Is- 
rael por  su  término»  y  «ó  Israel  so,  apar- 
tó de  él. 

Í2  1Í  Y  partidos  de,  Cades  los  fa\}os  ó> 
Israel,  vinieron,  toda  aquella  congrega- 
ción al  monte  de  Bor. 

23  Y  Jehoya  habló  á  Moyses,  y  á  Aaron 


tfUMEItOg. 


en  él  monte  de  Hor,  en  lew  tiiruilncs  de 
la  tierra  de  Edom,  diciendo: 

24  Aaron  será  juntado  á  sus  pueblos : 
que  no  entrará  en  la  tierra  que  yo  di  á 
loe  mjos  de  Israel,  por  cnanto  fuisteis 
rebeldes  A -mi  mandamiento  A  las  aguas 
de  'la  rencilla. 

25  Ton»  á  Aaron,  y  á  Eleazar  en  hijo» 
y  T^zloe  subir  al  monte  d©  Hor. 

\\  96  Y  has  desnudar  á  Aaron  ene  vesti- 
do*, y  viste  de  ellos  á  Eleazár  bu  hijo; 
porque  Aaron  será  congregado,  y  me* 

J1IB  Bm. 

27  Y  Moyses  hizo  como  ¿chora  le  man- 
da, y  subieron  4d  monte*  -de'-tlér  é  ojos 
de  toda  la  congregación. 

98  Y  Moyses  «hizo  desnudar  á  Aaron  de 
sus  Vestidos,  y vtettótos1  á Eleazar  su  hi- 
jo: y  Aaron  murió  «IH  en  la  cumbre  del 
monte,  y  Moyses  y  Eleazar  descendie- 
ron del 'monte. 

29  Tiendo  toda  la  congregación  que 
Aaron  era  muerto,  lloráronle  treinta  días 
toda  la?  casa  de  Israel.  •  a 

*  CApiTOtO  XXt  -'' 

ítrael  toma  te  Harta  d*t  rty  <fc  Jtniét  Úkatobuo,  y 
atmím  team  me  oktimé*  por****  H.O*ÍlaJé*- 


t*M*1em-rmelpn^ntmfmnra^onHmDioftf 
contra  Mby*e*%  p  Dio*  le*  envía  terpfente*  urdiente* 
que  lo*  matan  ocm  m  venenos  iBL  Manda  Dio*  d 
Mom*m  nacer  ia  mmmyté.  d*  mttat  m  Ib  ¿mima 
raneo  ¡o*  mordido»  d*  la*  serpiente*  mo%  *ano*. 
ÍV.  Patojo*  algmo*  otro»  tugare*  llega  et  pmeblo 
d1o*omm^deMH*.&dv*dc*«9Íondileman<fm- 
pono  Ajoban  M*é*  Mom\j/  mmmtta  dulejtnderm- 
ío,  lo  vencen,*)  toman  m  tierra,  V.  Toman  también 
te  tierra  de  Jacer:  ltetn¡  la  tierra  y  al  rey  de 


Y  OYENDO  el  Chammeo,  ei  rey  de 
Arad,  el  cual  habitaba  al  mediodía, 
que  Tenia  Israel  por  el  camino  de  las 
centinelas,  peleó  con  Israel,  y  tomó  de 
él  presa. 

£  Entonces  Israel  hizo  voto  á  Jdhova, 
y  dtyo :  81  entregando  entregares  á  este 
pueblo  en  mi  mano,  yo  destruiré  sus 
ciudades. 

8  Y  Jenova  oyó  la  voz  de  Israel,  y  en- 
tregó al  Cbananeo,-y  destruyólos  á  clips 
y  á  sus  ciudades,  y  llamó  el  -nombré  de 
aquel  lugar  Horma. 

*  4  1  Y  partieron  del  monte  de  Hor  ca-' 
mino  del  mar  Bermejo,  para  rodear  la 
tierra  de  Edom ;  y  eLalma  del  pueblo 
fué*  angustiada  en  el  camino? 

"8 *  hsMó el puetAe contrarios, yMoy- 
ses:  ¿por  qué  nos  hicisteis  s¿b}r  de 
Egyplo  para  que  muramos  en  esje  de- 
stertottmerd  tony  peu,  ni  agua,  y  nues- 
tra alma  tiene  feítídlo  de  este  pao  tan 


154 


-8  Y  Jéfcfrva  envió  fenol  yséb^iuapiam 
tes  ardientes,  que  mordfea  al  pueblo,  y 
muñó  mucho  pueblo  dt  Israel. 

7  Entonces  el  pueblo  vino  á-Moyset,  y 
dieron:   Becado   habernos,  por  habar 
hablado  contra  Jenova  y  sonta*  ti:  -ora  • 
á  Jenova  que  qntte  de  nonetros  ««atas 
serpientes.  Y  Movse»  oró  por  el  pueblo, 

8  11  Jeheva  40e  A  Moyses:  Manto 
t»t*  «Sf^Manfe  ardiente,  y  pésdn  «obro  U 
bandera:  y  sena,  que  oWdqsdes»  ejué 
fuere  mordido  y  mirare  óetta,  v4vfcs\ 

9  Y  Moyses  hizo  una  serpiente  6*  sae» 
tal,  y  púsola  sobre  la  beadsra,^  fui,  que 
cuando  *tg*ma  serpiente  mordia-á  algo- 
no,  miran*  á  la-  enrules*»  4te^metsi,  y 
vivió, 

10  Y  -pesiasen  lo*,*^S*.  de, Israel,  y 

asentaron  campo  en  t/ouen* 

11  Y  partidos  de  0bo%  a&ejaiaton  en 
Jemáhanim  .«m  el  ¿asierro  que  *atf  de- 
lante-de  Moa*  el  neclmtcjntu  del  noL 

13  Partidos,  de  «1^,  asentaron  al  arroyo 
deZared.  .        •      .  k  .    •     -  ■*, 

18  Y  partidos  de  «Ht  asentaron  de  la 
otra  paite  de  Anión,  que  as  en  el  desier- 
-to»  que  tale  del  tfranlns  del  Amserheo: 
porque  4raon  « térmipe  de  Moeb,  entre 
Moab  y  eVAmorrñeo.  -    -  , 

14  Por.  tanto  es  aleño  en  el  Moro  délas 
batallas  de  Jébova:  fio  -que  hizo  en  el 
mar  Bermejo,  y  arlos  ursoy  os  de  Arnon; 

15  Y  la  corriente  de  los  arroyos  que  va 
aparar  en  Ar,  y  descansa  en  el  término 
de  Moab.    ' 

16  Y  de  alü  viniere*  á  Beer :  este  es  d 
pozo  del  cual  ¿chova  dtyo  &  Moyses : 
Junta  el  pfteblOf  y  darles  he  aguas. 

1T  Entonces  Israel  4antó  esta  cando»: 
Srfbe  Oh  pozo ;  cantad  <  el  *. 

18  Pozo,  et  cuat  cavaron  los  señores: 
«tiráronlo  los  principes  del  pueblo,  y  el 
legislados,  con  sus  bordones.  Y  del  de- 
sierto vinieron  á  Matharia ; 

19  Y  de  Mathatia  á  Hahallel;  y  de  Ifa- 
haléeláBamoth; 

fOt  Y  de  Basaotíi  arvtlleque  eatden 
los  •campos  de  Moáb,  y  i  la  cumbre  de 
Phawa,  y  á  la  vista  de  Jesimon. 

91 T  envió  feraél  embajadores  á  Bebón, 
rer  de  los  Amorrheos,  tttderido : 

^  Pasaré  por  tü  tferra,  no  nos  aparta- 
remos por  los  labrados,  ni  por  las  Ti- 
fias :  no  beberemos  las  f(guas  de  |os  po- 
zos, £of  el  camino  real  fremoa\  hasta 
que  pasemos  tu  término. 

98"Mat  Ssfaótt  no  tejó  ñauar  *  Israel 
por  su  término:  Antes  junio  Beben  todo 


ItUMSKOfc 


**  T  fesael  teaarte  á  JB»  da 
teas»  emiten 
ese,  «asta  tea  m>n 

roerte: 
19  T  Imam  temó  toéis  este*  dedadas, 


95  Porque  Hesebon  en  kt  dndad  na 
Mm  rey  de  te*  Amenteos:  «I  oael 
saUfotaaMo  gaarra  tete  eonelieyde 
l(oenvyae*te*oamao*oae  en  tteirede 
en  podar  hasta  Arana. 

97  Por  testo  ateta  lo*  pnp*rfbboámt 

WQae  magn  sanado Mmtei,  ylemee 
de  aaetaaad^ftsaan,  y  ifwéé  *  Ar 
ntlSAsarAJea  sedóme  ¿e  tes  aHeade 


*  i  Ayd*tt,M*abl  pereemnhmemeate 
deCTmaiiiic  pasa  ees  lajee  ene*lan*.y 
M  btyaean  omiiliiipofraaaan  rfy  de 


destenyo  su 

-aasmlIoplieyMe-j 

I 
terad  «ate  aeo-a.dd 


»  T  Y  «*rtt  Moja*»  6  íacoaocef  á.  J»- 
ser,  y  «amana  sin  aldeas,  y  echaron  al 
Amovsfaaavaaa  eanaaalM. 

SS  Y  tolfrtetan,  y  anmeroa  mralnn  4a 
maanv?  eeltt^mmaintteeOg,  rey  de 
Besan,  él  y  todo  «a  paama  pese  pelear 
enJSdrai. 

ti  Miipiam  fiili"  m  déjn  i  TTrjtiT  ~r 
le  tengas  miedo ;  que  en  taaneoeteae 
«Ida,  a  él  y  a  toan  en  pneaie,  y  afen 
marea;  y  meas-ido  el,  eoeaa  nadase  de 
Sebea  reya©  lo»  Aasoorheoe,  que  habi- 
taba en  Hesebon.  .  , 

35  Y  hirieron  áél,y  áBttóMjo6,y  á  todo 
«a  puebloy  qne  lüngano  quedo  de  A  7 


CAPITULO  xxn. 

UtoaSo  éL  p*ehto  &  tos  cotnpoM  de  Jfoaft,  Bdtocrev 
dtlt»  MoabUastatiítmñoKmvv  feriar  para  taür 
iiaaw  <a  anfim  áian«l«>fi**iaueitÉrrnrfTri 
Jy.amWí^írit  forJUjLvm  mtMm  tkjmjafto 
jara  i¿  m&baat  frebb  de  ÍKa,.  ItÉoJaam, 
proMtiéméÚt  Bfartt  «««*  fe  rttu*.  «  Jbpor- 


i*j**k*h 


yframffa,  JV.JSl  éQelde 
Dio*  aparectibtdóée  al  ama  en  que  1ba\  U  estorba  el 


.  .... ,.._     .,_  __    Itt       _   ,.. 

eZ  ¿Npel  d  ¿aiaam,  y  reprendido  de  tu  temeridad  U 
manda,  qme  ningtrna  otra  cota  diga,  tino  lo  que  A 

y  MOYIBBONloa  hijo*  a*  Iemal,  y 


deMoabs 
an  «rapad! oMJoaran^dojrcsicaa. 

S  Yme  Batee,  Mfo.de  Baeaasytaaa  la 
qne  Istad  aaam  bceaaai  ara  Isa* un. 

S  ¥  Jtaab  temió  aanahc  4  sanen  del 
asmólo  qaa  ata  sasmno,  y  eagastrass 
Moa»  a  eeaenjd*  tea  afeado  tetad. 

4  Y  dtfo  Mea»  á  tea  aaeteaoa  da  Me- 
dian: AhoraieajerAcete  inm[isJnalidM 
anadies  al  dui  raeraras,  loaao  teme  el 
aa*y * amnmde! flamea.  TI 
de  Sephor,  aa  eataasemeydel 

a  T  enrió  mraiefmim  *  Bernaa*  m}o 
da  Beea,  á-flata**,  qaa  *m  Jnato  a*  da, 
ea  te  danavAe  tea  a**  de  en  aaebki, 
para  qne  le  llamasen,  dleteadoc  Un  p*a> 
UoJataaaaa  de  Jtan*>«  ayaa  aaat,  an- 
te* |a  has  de  telena, y  1 
de  mi: 

<%  manante  parafrasean* 
árate  poobae,  frasea*  ea  mea  méate  qaa 
ya  j  oran*  padre  3»  hártete,  y  eeaarte  de 
telieriar  qp*  ya  ad  qaa  el  qne  té  hetir 
dijere*,  será  bendito,  y  al  qaa  tú  malda* 
jmm*  aeafcmaMmifa  . 

7  Tm*fanleaenetem»deliBeb,ylee 
aacteaea^da  mantea,  eon  lm  eaceatef 
eteneaaaanaaaaai  y  Magano*  á  Bateam, 
y  dfténmte  k*natebr»df  Batee. 

8  Y  él  lee  dijo:  Reposad  aqui  aate 
flooaev  y  yo  óa  radiaré  tea  palsbam, 


dpes  de  Moab  ae  qnedaaaa  ana  Bateam. 
•  YTdw  Btoed  aateaayy  dQote: 
jQatéa  asa  asma  ▼manas  aw«aa*«aa- 
tigof 

10  Y  Balaam  respondió  á  Dios :  Balee 
afecte  aetdmraayaeMoanhdetfVtedo 
á.rní,  alateafii^ 

11  He  aqui^este  paabte,  qne  hanaado 
de  Egypto,  cubre  la  hoz  de  la  Mena  r  Ton 
peas  anotas  y  aaaldkemalo:  iqnini  podré 
aeteav  oon^l,  y  edaartíx 

12  Enséneos  á>tes  d#d  A  Jmiaam:  No 
vayas  cea  ea*e,4tt  maldigas  al  nueate; 
aba<|ae^tebeadiaa,i  .  .     .  , 

U  Asi  n  Hm  aeievantó  porlinnaia- 
na,  y  d^o  á  los  principes  de  Batee  t  Vei- 
a#m  1  vanean  Imtia,  anaqaa  isaoVa  no 

44  ffa^gMiamiatedaiaaabaBrlenmaa- 
Ten,  y  Ttnieroa  A  Batee,  y  dUetfon:  Ba- 
teara no  qateo  aanfar  coa  aoaatroa , 

U  %  X  tatnó  fialac  A  i 


IfüMlBOtt 


mas  principo?,  y  mes  humados  que*  ee» 
tos. 

16  Loa  cuales  finieron  á>Balaam,  y  di- 
jeron»: Asi  dke  Batee  htyo  de.8epho/: 
Ruégote>q«ano  dejes  de  Teñir  á  má ;  * 

17  Porque  honrando  te  swnsssénuiehOi 
y  todélosjaene  dijeres,  hatét  ven  pues 
ahora,  naaldsosme  4  este  pueblo. 

18  ¥  Balaam  lenpesídsó  y dijo-ámseiér- 
vee  de  Balee :  Aúneme  Balee  me  dleee 
su  cas*  llena  de  plata  y  oro,  no  pueda 
traspasar  la  pesebre  de  Jebera  mi  Dios, 


19  iW  tasto-  rnegoes  ahonv  que  sepe» 
ee»  aquí  esta  nocfce,  pera  qne  ye  sepa 
que  me  vuelve  á.  deeir  Jebera. 

90  T  vftno  Dioe  á  Banana  de  noche,  y 
dsjole:  tt  vinieron,  á  Mamarte  «*** ve> 
roñes,  leeéntate-y  té  «ou  dlee;  *éuspeso 
horas  lo  qué  ya  te  dijera. 

81  Asi  Bssnam  ee  levanto  emtmiittm» 
mn  yeincfcó  auasn%y  feé  acame  prim 
cipes  de  Moab. 

UTIá  Janee  de  Dk»  se  énéemllá, 
porque  él  wat  y*l  ángel  dé  Jehpvnrse 
puso  en  el  camino'por  en  aéfrcsaario;  y 
él  Iba  cabalgando  sobre -su  asna,- y  dea 
mocos  sdyos  con  e% 

28  YeloBnavióalánféldaJeboTaqne 
estaba  «et<cl  canino  coa  aa  espede  des- 
nada  en  su  mano;  y  apartóse  *1  asna  éni 
camino,  y  Iba  por  el  campar  y  nM6  Ba- 
laam al  asna  para  baéstUiTorrer  al  ca- 
nino. >i 

94  Y  el  ángel  dé  Jehova  se -puaé  en 
ana  acoda  de  vUns,  vel*Mlo<eV»unMvperte 
yiraOsAodeoérav 

96  Y  rienda  él  asna  al  ángel  de  JeUots, 
apcetéac  á  a»  pej^ed,  y  apastó  eoe  lapa- 
red  el  pié  de  Balaam :  y  él  voItíó  á  he- 
rirle, 

2ft  Y  el  SJie^éVJeboaa  volvió  á  pasar, 
y  púsose  en  ana  angostura  donde  na  ha- 
bla camino  para  apartar,  ni  á  diestra,  ni 
á  siniestra 

27  T  el  asno  viendo  al  ángel  de  Jebera, 
echóse  debajo  do  Balaam,  y  Balaam  se 
enojé,  y  birló  al  asna  con  el  pelo. 

885'  Etttoneea  JeboVa  abrió  sa  boca  al 
asna,  la  cual  dtfo  á  Bañan;  ¿Radien* 
hecho,  que:  me  has  -beeldé  éstas  tees 
veces  |j.  ' 

SftYe^sniéspuudnslaspa;  Parque 
has  estassmeldédamit  ojsei  tuviera  es- 
peda- en  mi  n&éÉoyque  anona  teunatara. 

SO  Y  el  asna  d^a*  Balaamt  ¿Ho  soy  yo 

tn  asna»?  sobas  mi  has  andado  desde  que 

has  amo  basta  este  dáa,  ¿be  flbostum- 

V* 


No»  .- 

SI  1f  Entonces  Jehova  desatapó  los  ojos 
áBenam,*vftóal  ángel  de  JahdVa,  que 
estaba  en  el  camino,  y  amas  am  capada 

abajé  y  beatos  encábese  y  posumso  sobro 
enrostra 

80  Yol  sanjel  dé  Jehova  le  dgo:  ¿Bar 
qué  ñas  anuid*  tabana  asase  tres  veeca  y 
Ha  agaá^yq  he  sesmo  paceetoraangey  smt 
eso  «Sa  se  apartó  del  camino  delanée  ala 
mi:  .......... 

&  Qne  el  asna  nsn  a»  visto,  yes»**» 
apartado  do  delante  de  mi  estas  .toas 
vecen:  y  ai  no  ee  hubiere  apartada  efe 
delante  de  mi,  ^mashten.  abosa  to-ma» 
tasará  «v  f  á-eilaslejssttttve. « 

«*  smsonceaBaJaisnadQsMd  ángel  «We> 
hova:  Yo  he  pecado,  qnon&esldsaunatd 
tepériaedeleetedesií  énmaaminovmaa 
aborft^tepeTeco.naaV»o>ni»VeWeng.  . 

85  Y  el  ásyeldaJeb^nt^ttáJasiaamt 
Vé  con  satos  varones,,  empero  la  pnlatim 
ajato  y*  te  dijeres  esa  tnmhráur*  ¿si  fi*. 
laam  áué  coa  loa  principes  doJaite.  »   r 

•6 1  Y. oyendo  Samadme  Bamssn  vnnK 
salió  á  recebirle  á  la  ciaeaeVdéféf  aeb, 
«me  «atoan  panto  al  ténnsna  détArnem, 
qne  $*  al  cabo  de  sos  bssjídmj >  *     .    •>) 

37  Y  Balac  dtfo  á  Balaam :  ¿Ño  ***** 
|»á.~ti  á  llamarte*  p*r<em**o  bes  *b- 
nido  á  mi ?    ¿No  puedo  yo  hsniarse.ft ' 

48  Yfiaeeem  ■fapeaidst  á  Balsfcf  Xo 
aqui^ifé  he  venado  4  tic  %  maapodrd  aho- 
ra hablar  alguna  eos**  iampilahra  asm 
Moa  paaieréénnÉÉ  bocoy  amsmimtfé.  ;•. 

t9  Y  íhé  Balaam  oe«  Balso,  y  i? inftsna* 
álac|adada>Hneoéb.  -,,¡ 

40  Y  Balac  hizo  matar  bueyes  f  oveja», 
y/envté  á  Bssaaat,  y  ádot  svñaerpél  «Uc 
atfaéaneonalL 

41  Y  el  día  siguiente  Balac  tomo  4Bér 
laam,  y  Masas  subir  á.loa  alBO»de<£aat, 
ydesdeamvióeleabD^delpoeW^       - 

CAPITIJLO.iXIIt 

Balaam  consulta  d  Dios  para  matefecir  <t?  pueblo  efe 
I****,  mas  por  tohtdaé  t  *******  Séf%oé% 
bendice.  U.  Mudando  el Jumm por  UctmtmA  jtjtn 
loe,  le  bendice  porvohmiaddeJMoslasstmídavem 
mostrando  d  Batoegu*  &**  es  Jk~me  y  verdadero 
en  sus  bemduskmen.  llí.  Ao  ebsUmte  esto  ¿tafee,!* 
hace  mudar  tugar  la  Hgmnda  res. 

Y  BALAAM  déínáBoiae:  Edifseamo 
aquí  Bletó  altares,  y  a^at^ame  aaVil 
siete  becerros,  y  aieté  earueroa, 
2  Y  Balac  biso  como  le  dtK>  Belases,  y 
ofrecieron  Balac  ySalaam  un  becerro  y 
ia  camcj»  em  soda  altar. 


Mumtft0& 


»  YBtom«Q»4B**7  Peuáejtnstou 
tu  heio*isjsfte\  y  yoird,  tpét****mm* 
vendrá  al  encuentro,  y  cualquiera  cose 
que  ave  mostrare  ye  "te  la  denunciare. 
Y  ad  se  1*4  seso. 

4  T  encontróse  Dios  eos  Datasen,  yeito 
dflot  Siete  arlare»  he  ordenado,  y  en 
cada  altar  he  ofrecido  uu  becerro*  y  uh 


5  Y#shof»omson«flalft^culabocado 
Baloam,  y  díjole:  Vuelve  á  Balac,  y  hft» 
Maifebaeasi. 

•  T  volvió  4  él,  y,  he  aquí,  él  estaba 
junto  á  en  bolocaeeto,  él  y  todos  los 
principes  de  Hoab. 

7  Y  él  teme  su  pteáfeolay  y  dQo :  De 
Arma  me  trujo  Balee  rey  de  Moab,  de 
los  montes  del  atiente,  <Mcicmto:  Ven, 
maldíceme  á  Jacob ;  y,  tan,  detesta  á 
IsraeL 

8  iEor  qué  maldecirá  y»  al  que  Dios  no 
malátyor  jY-por  qué  detestaré  yo  al 
que  Jehova  no  detestó? 

9  Porque  de  la  cumbre  da  ios  penas  le 
veré,  y  desde  los  collados  le  miraré?  he 
aquí  un  pueblo  que  habitará  confiado, 
y  tío  será  contado  entro  las  gentes. 

10  i  Quién  contará  el  polvo  de  Jacob,  ó 
el  número  del  cuarto  de  Israel  f  Muera 
mt  ataña  de**  muerte  de  los  rectos,  y  mi 
postrimería  sea  como  él. 

UEirtonees  Balac  dtfoá  Balaam:  ¿Qué 
me  has  hecho?  yo  te  he  tomado  para 
que  maldiga*  á  mis  enemigos,  y,  he  aquí, 
sá  has  bendecido  bendiciendo. 

10  Y  él  respondió,  y  drjo?  ¿No  guardaré 
yo  4o  que  Jehova  puniere  en  mi  hoce 
pare  decirlo? 

18  t  Y  díjole  Balac:  Ruégoteque Ten- 
gas conmigo  á  otro  rogar  desde  él  cual 
lo  Teas:  ettcaho  solamente  Tarasque  no 
lo  ▼eras  todo,  y  desde  alK  me  lo  malde- 
cirás. 

14  Y  tómale  y  UtriU  al  eampo  de  So* 
phim  arla  etmrbre  de  Phaega,  y  edMcó 
siete  altares,  y  ofreció  un  becerro  y  un 
carnero*  en  &td&  altar. 

15  Entonces  él  dtyoá Balee:  Fónteaqui 
•junto  á  tu  holocausto,  y  yo  Iré  á  encon- 
trar á  Dio*  aUL 

10  Y  Jehova  se  encontró  con  Bolaam, 
y  puso  palabra  en  su  boca,  y  díjole : 
Vnelve  á  Balac,  y  deetrfe  has  asi. 

17  Y  vino  á  él,  y  he  aquí,  que  él  estaba 
junto  á  su  holocausto,  y  con  él  los  prín- 
cipes de  Moeb:  ydíJeleBalao:  ¿Qué ha 
dicho  íehovmt 
.  18  Entonces  él  tomó  su  parábola,  y 


y  oye*  escucha 
mis  palabras,  hfjo  de  flephor: 

19  Dios  no  «  hombre  para  que  mienta; 
ni  hflo  de  hombre  para  que  se  arrepien- 
ta: |B  drjo,  y  no  hará?  ¿Habló,  y  no 
to  ejecutará? 

28  Heaqut,  palie tensada  bendición;  y 
él  bendijo,  y  no  la  revocaré. 

91  Nfe  ha  mirado  Iniquidad  es  Jacob, 
ni  ha  visto  rebellón  en  Israel,  Jehova 
su  Dios  st  con  él,  y  jutfledon  de  rey 
en  él 

88  Dios  los  ha  sacado  de  Egypto,  tiene 
merma  como  el  unicornio. 

23  Porque  en  Jacob  no  hay  agüero,  ni 
adivinación  en  Israel!  como  ahora  será 
dicho  de  Jacob  y  de  Israel  lo  que  ha 
hecho  Dios. 

24  He  aqui  el  pueblo,  que  como  león  se 
levantará,  y  como  león,  se  ensalzará;  no 
se  echará,  hasta  que  coma  la  presa,  y 
beba  sangre  de  muertos. 

•5  Entonces  Balac  dfj©  á  Balaam :  81 
maldiciendo  no  lo  maldices,  no  lo  ben- 
digas tampoco  bendiciendo. 

98  Y  Baloam  respondió,  y  drjo  á  Balac: 
l  No  te  he  dicho,  que  todo  lo  que  Jebera 
me  dtyere,  aquello  tengo  de  hacer  t 

27  t  Y  dtyo  Balac  á  Balaam :  ftaégote 
que  vengas,  llevarte  he  á  otro  lugar;  por 
ventura  parecerá  bien  á  Dios  que  desde 
allí  me  lo  maldigas. 

28  Y  Balac  tomó  á Balaam  y  tr$efe ala 
cumbre  de  Pnogor,  que  mira  hada  Jesi-. 
mon. 

29  Entonces  Balaam  dtf  o  á  Balac :  Edi- 
fícame aqni  siete  sitares,  y  aparéjame 
aquf  siete  becerros,  y  siete  carneros. 

88  Y  Balac  hizo  como  Balaam  U  drjo ;  y 
ofreció  un  becerro  y  un  camero  en  cada* 
altar. 

CAttTULO  XXIV. 

Bendice  Balaam  la  tercera  ves  at  peeUo  de  hraeí, 
IL  Mnlew  m  eneja  eeemrm  4rb  emim  mm  premio. 
11L  Balaam  en  »  dem^edidapr^eUem^mmida  del 
Mesia*,  y  la»  iluetrt»  victoria»  de  tu  pueblo  en  el 


Y  VIO  Balaam  que  parecía  bien  á  Je- 
hova, que  él  bendtyese  á  Israel,  y 
no  fué,  como  la  primera  y  segunda  vez, 
á  encuentro  de  los  agüeros,  sino  puso  su  * 
rostro  hada  d  desierto: 
2  Y  alzando  sus  ojos  vio  á  Israel,  aloja- 
do por  sus  tribus,  y  d  espíritu  de  Dios 
vino  sobre  éL 

8  Y  tomó  Su  parábola,  y  dijo:  DJJo  Ba- 
laam, hflb  de  Beor,  y  dJ]o  d  varón  de 
ojos  abiertos: 

4ttJo  el  que  oyó  los  dichos  de  Dios,  d 
18? 


NUM1RQ9. 


que  tIó  la  vista  del  Omnipotente  caldo, 
mas  desatapades  ios  ojo». 

5  ¡  Cuan  hermosas  son  tos  tiendas,  oh 
Jacob !  i  tos  habitaciones»  oh  Israel  l 

6  Como  arroyes  están  extendidas,  ce* 
mo  huertos  junto  al  rio,  eomo  árboles 
de  sándalos  plantados  per  Jehovu,  como 
cedros  junto  á  las  aguas. 

7  Be  sus  ranos  destilará»  aguas,  y  su 
simiente  sed  en  muchas  aguas :  y  sosal, 
larse  ba  mas  que  Agag  su  rey,  y  su  rei- 
no será  ensalzado. 

&  Ríos  le  sacó  de  jEgypto*  tiene  teeraas 
como  el  unicornio :  comerá  4  las  gentes 
sus  enemiga»,  y  roerá  sus  huesos,  y 
asaeteará  con  sus  saetas* 

9  Encofrarse  ha  para  echarse  como 
león,  y  como  león,  ¿  quién  le  desperta- 
rá? Benditos  los  que  te  bendijeren,  y 
malditos  los  que  te  maldUeren. 

10  \  Entonces  la  ira  de  Balee  ae  encen- 
dió contra  Bal» ara,  y  batiendo  sus  pal- 
mas dtyo  á  Balaam:  Pata  maldecir  á  mis 
enemigos  te  he  llamado,  y,  he  aquí,  ben- 
diciendo le  has  bendecido  y»  tees  veces* 

11  Fot  tanto  ahora  huyete  á  tu  lugar: 
ye  cUje  que  te  honrada,  mas  he  aquí  que 
Jehova,  te  ha  privado  de  honra. 

12  Y  Balaamle  respondió:  ¿Ne  le  dtfc 
yo  también  á  tus  mensageros,  que  me 
enviaste,  diciendo: 

13  Si  Balac  me  diese  su  casa  llena  de 
plata. y 0*0, yon* podro  traspasar  el  di- 
cho de  Jejiev*  par*  hacer  cosa  buena  ni 
mala  de  mi  arbitrio:  lo  que  Jehova  ha, 
blateesodiréyo? 

14  %  Por  tanto,  he  aquí,  yo  abes»  me 
voy  á  mi  pueblo;  ven,  responderte  he 
lo  que.  este  pueblo  ha  de  hacer  á  tu  puc- 
hólo en  los  postrimeros  días. 

15  T  tomó  su  parábola,  y  dijo:  Dijo 
Balaam  hijo  de  Beorrdijo  el  varón  de 
ojos- abiertos, 

k  16  Dijo  el  que  oyó  lee  dichos  de  Jeno- 
va,  y  el  queeabe  deuda  del  Altísimo,  el 
que  vio  la  vista  del  Omnipotente,  caldo, 
mee  deseiapedos  los  ojoa: 
1?  Verle  he,  mas  no  ahora:  mirarle  he, 
mas  no  de  cerca:  saldrá  Estrella  de 
Jacob,  y  levantarse  ha  cetro  do  Israel,  y 
herirá  los  cantones  de  Moab,  y  destruirá 
todos  los  lújce  de  8eth. 

18  T  será  tomada  Edom,  y  será  toma- 
da Seir  por  sus  enemigos,  y  Israel  se 
habrá  varonilmente. 

19  T  él  de  Jacob  se  enseñoreará,  y  des* 
truirá  de  la  ciudad  lo  que  quedare. 

20  Y  viendo  i  Amalee,  tomó  su  pará- 


Mar?**»? 
Bie^s^nostrimeria-peeeeeré  pora- «ton* 
pre. 

di  X  viendo  el  Cineo,  tomo  su  parábo- 
la, y  dijo :  Fuerte  m  tu  hahitnniou,  pon 
en  la  pefta  tu  nie>t 

22  Que  el  Cineo  sesá  echado,  -cuando 
Assur  te  llevará  cautivo. 

28  Ítem,  tomo  su  parábola,  y  dijo:  Ay  l 
¿quién  vivirá,  cunado  pusiere  estas  eo- 
sasDios? 

24  T  vendrán  navios  de  la  ribera»  de 
CrtUm,  y  aJUguum  á  Assur,  afligirán  i 
también  á  EbcrMna»  él  también  pere- 
cerá para  siempre. 

21  Entonces  Balaam  se  levantó,  y  ftié- 
se,  y  volvióse  á  su  lugar:  y  mmhfcea 
Balac  se  fué  por  su  esjnmet 
CAPITULO  XXV. 

Fomicm  el  pueblo  con  las  nmotrea  de  Moab  f  do  Me- 
dian, y  idolatra  con  mm  dioees.  IL  Pkbtea  uta  la 
Sforfo  de  JXéep  *•  eahtd  dé  m  pumit  etmirm  w» 
principe  de  bro^  t>Aik>o  Jérmoar^cmmmm  prU- 
eeeadeloeMadianüa*,  JFL  Dioe  por  tete  hecho  le 
alaba,  y  en  premio  de  m  gétó  te  confirma  el  toxxr- 
idéelo,   rr.  MoüámUteedMopee*  em  ajmjm  é  he 


Y  REPOSO  Israel  en  Setim,  y  el  pue- 
blo- román  so  á  fornicar  con  las  hi- 
jas de  Moab, 

2  Las  cueles  llamaron  al  pueblo  áloe 
sacrificios  de  sus  dioses,  y  el  pueblo  co- 
mió, y  inclináronse  á  sus  dioses. 

3  Y  allegóse  el  pueblo  á  Behal-Pehor,  y  el 
furor  de  Jehovase  encendió  contra IsraoL 

4  T  Jehova  li|oi  Moyses:  Toma  to- 
dos los  príncipes  del  pueblo,  y  ahórca- 
los á  Jehova  delante  del  sol,  y  la  ira  del 
luror  de  Jehova  se  apartas*  de  Israel. 

5  Entonces  Moyses  dijo  á  los  Jueces  de 
Israel;  Matad  cada  una  á  sus  varones 
que  se  han  allegado  á  Behal-Pehor. 

6  ?  Entonces,  he  aquí,  un  varón  4e  loe 
hrjosde  Ismelvine>y  Unjo  una  Media- 
nita  á  sus  hermanos  á  ojos  de  Moyses,  y 
de  toda  la  congregación  de  los  hUoa  do 
Israel,  llorando  ellos  ala  puerta  del  tu- 
bernáoulo  del  testimonio. 

7  T  violo  Phinces  hfc>  de  Eleeaer,  fcsjo 
de  Aeran  sacerdote,  y  levántese  de  en 
medio  de  la  congregación,  y  temo  uam. 
lanza  en  su  mano ; 

8  T  vmo  tras  el  varón  de  Israel  á  la 
tienda,  y  alanceólos  á  ambos,  al  vurou 
de  Israel  y  á  la  rauger,  por  su  vientre:  y 
ceso  la  mortandad  de  los  lujos  de  Israel. 

9  Y  murieron  de  aquella  mortandad 
veinte  y  cuatro  mü. 

H>  t  Entonces  Jehova  habló  A  Meyees, 

"   *       "  Digitizedby  VjOOQIC 


NUMBBQ& 


11  PhAnMfc^doEleasa^l^daAa- 
ron  sacerdote,  ha  hecho  tornar  mi  furor 
de  los  lujos  de  Israel  zelando  mi  celo 
ente  estos*  por  lo  cual  yo  no  he  consu- 
mido con  mi  celo  á  los  lujos  de  Israel. 

12  Por  tanto  di :  fie  aquí,  jo  pongo  mi 
pacto  de  paz  con  él ; 

13  T  tendrá  ól  y  sa  simiente  después 
de  él  el  pacto  del  sacerdocio  perpetuo, 
por  cuanto  tuvo  celo  por  su  Dios,  y  ex- 
pié los  hijos  de  Israel 

14  Y  el  nombre  del  varón  muerto  que 
fué  muerto  con  la  Madianita  ero  Zambri, 
hijo  de  Sala,  principe  de  la  familia  de  la 
tribu  de  Simeón. 

15  Y  el  nombre  de  Ja  muger  muerta 
Madianita  era  Cozbl,  bija  de  Sur  prínci- 
pe de  pueblos,  padre  de  lamilla  en  Ma- 
dian. 

10 1 Y  Jehova  l¡abló  á  Moyses,  diciendo: 

17  Afligiréis  a  los  Madianitas,  y  herir- 
los heis: 

18  Por  cuanto  ellos  da  afligieron  á  vo- 
sotros con  sus  engaños  con  que  o»  han 
engañado  en  el  negocio  de  rehor,  y  en 
el  negocio  de  Cosbi  hija  del  principe  de 
Madian  su  hermana,  la  cual  fué  muer- 
ta el  dia  de  la  mortandad  por  causa  de 
Pehor. 

CAPITULO  XXVL      ♦ 

De*pme*  de  la  mortandad  con  que  Dios  ¿artigó  al  pm~ 
bío,  tnandad  Moyses  que  lo  cuente  la  segunda  vezjfara 
sjtu  CM^nM  a  éjtéo  wk  IM  tea  rejtaftidn  notr  ttst 
mtrtmk*  *tm$d*  p  mfiftn  II.  U0  Ltrito*  son 
contados  por  ti.  III.  En  esta,  ementa  ninguna  hay 
d€lo»q^*atterond«Bgfnto,$ÍnoSHéJom*vCaTél>. 

Y  ACONTECIÓ  después  de  la  mor- 
tandad, que  Jehova  habló  á  Moyses, 
y  4  Eleazax,  lujo  de  Aaron  sacerdote, 
diciendo: 

2  Tomad  la  suma  de  toda  la  congrega* 
don  4e  los  lujos  de  Israel,  de  veinte  años 
y  arriba,  por  las  casas  de  sus  padres,  á 
todos  los  que  pueden  salir  á  la  guerra  en 
Israel 

3  T  habló  Moyses  y  Eleazar  el  sacer- 
dote con  ellos  en  los  campos  de  Moab 
Junio  al  Jordán  de  Jericho,  diciendo : 

4  Contaréis  el  pueblo  de  veinte  años  y 
arriba,  como  mandó  Jehpva  á  Moyses,  y 
¿  los  lujos  de  Israel,  que  hablan  salido 
de  tierra  de  Egypto. 

5  Rubén  primogénito  de  Israel.  Los 
hijos  de  Rubén  fueron  Hcnoc,  del  cual 
era  la  lamilla  de  los  Henochitas:  de 
Phallu,  la  familia  de  los  Phallultas  : 

6  De  Hesron,  la  familia  de  los  Hesro- 
nitas:  de  Charmi,  la  fiunilia  de  los  Char- 
mitas. 


I  Estas  /turón  ka  flunilis*  de  los  Ru- 
benUas :  y  sus  contados  fueron  cuarenta 
y  tres  mil  y  siete  cientos  y  treinta. 

S  Y  los  tajo* de  Phallu:  EUab. 

0  Y  los  lujos  de  Eliab:  Namuel,  y  Da- 
than,  y  Abirom.  Estos  Dathan  y  Abi- 
rom  fueron  los  del  consejo  de  la  congre- 
gación, que  hicieron  el  motín  eon¿ra 
Moyses  y  Aaron  con  la  compañía  de  Co- 
re, cuando  se  amotinaron  contra  Jehova  9 

10  Que  la  tierra  abrió  su  boca,  y  tragó 
á  ellos  y  á  Core,  cuando  la  compañía 
murió,  que  consumió  el  fuego  doscien- 
tos y  cincuenta  varones:  que  fueron  por 
señal. 

II  Mas  los  lujos  de  Core,  no  murieron. 

12  Los  hijos  de  fiimeon  por  sus  fami- 
lias fueron  de  Namuel,  la  familia  de  los 
Namuelitas  1  de  Jamin,  la  fanjüla  de  los 
Jominitas :  de  Jachin,  la  familia  de  los 
Jachinltas : 

19  De  Zare,  la  familia  de  los  Zareltas: 
de  Saúl,  la  familia  de  los  BauUtas. 

14  Estas  fueron  tas  familias  de  los  81- 
meonitas,  veinte  y  dos  mil  y  doscientos. 

15  Los  hijos  de  Gad  í>or  sus  familias : 
de  Sephoni,  la  familia  de  los  Sephonitas: 
de  Aggi,  la  familia  de  los  Aggitas:  de 
8uni,  la  familia  de  loa  8unitas : 

16  De  Ozni,  la  familia  de  loa  Oznitas ; 
de  Eri,  la  familia  de  los  Eritaa; 

17  De  Arod,  la  familia  de  los  Axodltas: 
de  Ariel,  la  familia  de  los  Arielites. 

18  Estas  fueron  las  familias  de  los  hijos 
de  Gad  por  sus  contados,  cuarenta  mü  y 
quinientos. 

19  Los  lujos  de  Jpda :  Er,  y  Onan ;  y  mu- 
rió Er,  y  Onan  en  la  tierra  de  Chanaan. 

20  Y  fueron  los  htfos  de  Juda  por  sus  la- 
millas :  de  Sela,  la  familia  de  los  Selaitas : 
de  Phares,  la  familia  de  los  Pharesitas; 
de  Zare,  la  familia  do  los  Zareltas. 

21  Y  fueron  los  hijos  de  Phares:  de 
Hesron,  la  familia  délos  Hesronitaa;  de 
Hamul,  la  familia  de  los  HamulKaa. 

22  Estas  fueron  las  familias  de  Juda 
por  sus  contados,  setenta  y  seis  mil  y 
quinientos. 

23  Los  hijos  de  Isachar  por  sus  fami- 
liar :  de  Thola,  la  familia  de.  los  Tholai- 
tas :  de  Phua,  la  familia  de  los  PhuanW 
tas: 

24  De  Jasub,  la  familia  de  los  Josubitos : 
de  Semran,  la  familia  de  los  Semranitas. 

25  Estas  fueron  las  familias  de  Isachar 
por  sus  contados,  sesenta  y  cuatro  mil 
y  trescientos. 

26  Los  lujos  de  Zabulón  por  sus  ñunír 

158 


NÚMEROS. 


llae :  do  Sared,  la  familia  de  los  Baredi- 
tas :  de  Elon,  la  familia  de  los  Elonitas : 
de  Jalel,  la  familia  de  los  Jalelitas. 

27  Estas  fueron  las  familias  de  los  Za- 
bulón i  tas  por  sus  contados,  sesenta  mil 
y  quinientos. 

28  Los  hijos  de  Joseph  por  sus  fami- 
lias :  Mana88es}  y  Ephralm. 

29  Los  hijos  de  Manasses:  de.Machlr, 
la  familia  de  los  Machiritas:  y  Machlr 
engendró  á  Galaad :  de  Galaad,  la  fami- 
lia de  los  GalaaditaB. 

80  Estos  fueron  los  Mijos  de  Galaad :  de 
Jezcr,  la  familia  de  los  Jezerltas:  de 
Hclec,  la  familia  de  los  Helecitas : 

31  pe  Asríel,  la  familia  de  los  Asrlell- 
tas:'de  Bechcm,  la  familia  de  los  8e- 
chemitas : 

82  De  Bcmlda,  la  familia  de  los  Beml- 
daitas :  de  Hepher,  la  familia  de  los  He- 
pheritas. 

83  T  Salphaad,  htfo  de  Hepher,  no  tu- 
vo hUos  sino  hUas :  y  los  nombres  de 
las  h{jas  de  Salphaad  fueron  Maala,  y 
Noa,  y  Hegla,  y  Melena,  y  Thersa. 

34  Estas  fueron  las  familias  de  Manas- 
ses, y  sus  contados,  cincuenta  y  dos  mu 
y  siete  cientos. 

85  Estos  fueron  los  hijos  de  Ephralm 
por  sus  familias :  de  Suthala,  la  familia 
de  los  Suthalaitas :  de  Bcchcr,  la  familia 
de  los  Becheritas :  de  Thehen,  la  familia 
de  los  Thchenitas : 

36  Y  estos  fueron  los  hijos  de  Suthala: 
de  Heran,  la  familia  de  los  Hcranltas. 

87  Eñtas  fueron  las  familias  de  los  btyos 
de  Ephralm  por  sus  contados,  treinta  y 
dos  mil  y  quinientos.  Estos  fueron  los 
hijos  de  «Toscph  por  sus  familias. 

88  Los  h\]os  de  Benjamín  por  sus  fa- 
milias: de»Bela,  la  familia  de  los  Belal- 
tas :  de  Asbel,  la  familia  de  los  Asbcll- 
tas :  de  Achlram,  la  ¿imilla  de  los  Achi- 
ramlf  as : 

89  De  Supham,  la  fámula  de  los  8upha- 
mltas :  de  Hupham,  la  familia  de  los  Hu- 
phamitas. 

40  Y  los  htfos  de  Bela  fueron  Hered  y 
Nocman :  de  Hered,  la  &müia  de  los  He- 
reditas:  de>  Noeman,  la  familia  de  los 
Noemanltas. 

41  Estos  fueron  los  h^os  de  Benjamín 
por  sos  familias:  y  eas  contados  cna- 
renta  y  cinco  mil  y  seiscientos. 

43  Estos  fueron  los  hijos  de  Dan  por 

sus  familias :  de  Suham  la  familia  de  los 

Buhamltas :  estas  fueron  las  familias  de 

Dan  por  sus  fámulas. 

100 


48  Todas  tas  Aminas  de  los  Buhamitas 
por  sus  contados,  sesenta  y  cuatro  mfl 
y  cuatrocientos. 

44  Los  h{jos  de  Aser  por  sus  familias : 
de  Jemna,  la  familia  de  los  Jemnaltas : 
de  Jessul,  la  familia  de  los  Jessuitas :  de 
Brie.la  familia  de  los  Brleitas. 

45  Los  hyos  de  Brie:  de  Heber,  la  fa- 
milia de  los  Heberitas:  de  Melchiel,  la 
familia  de  los  Mekhielltas. 

46  Y  el  nombre  de  la  hija  de  Aser  fué 
Sara. 

47  Estas  fueron  las  familias  de  los  hijos 
de  Aser  por  sus  contados,  cincuenta  y 
tres  mil  y  cuatrocientos. 

48  Los  hijos  de  Nepnthall  por  sus  fami- 
lias :  de  Jeslel,  la  familia  de  los  Jesicll- 
tas :  de  Guni,  la  familia  de  los  Gunitas : 

49  De  Jeser,  la  familia  de  los  Jeserltas: 
de  Sellem,  la  familia  de4os  Bellemitas. 

50  Estas  fueron  las  familias  de  Neph- 
thall por  sus  familias :  y  sus  contados, 
cuarenta  y  cinco  mil  y  cuatrocientos. 

51  Estos  fueron  los  contados  de  los  hi- 
jos de  Israel:  Seiscientos  mil  y  mil  y 
sletedcntos  y  treinta: 

52  Y  habló  Jchova  á  Moyses,  diciendo : 

53  A  estos  se  repartirá  la  tierra  en  he- 
redad por  la  cuenta  de  los  nombres : 

54  A  los  mas  darás  mayor  heredad,  y  1 
los  menos  menor :  á  cada  uno  se  le  dará 
su  heredad  conforme  á  sus  contados. 

65  Empero  la  tierra  será  partida  por 
suerte,  y  por  los  nombres  de  las  tribus 
de  sus  padres  heredarán. 

56  Conforme  á  la  suerte  será  partida  au 
heredad  entre  el  grande  y  el  pequeño! 

57  Tí  Y  los  contados  de  los  Lcvfyas  por 
sus  familias  fueron  estos:  de  Gerson 
la  familia  de  Tos  Gersonitas:  de  Caath, 
la  familia  de  los  Caathitas :  de  Merarl, 
la  fámula  de  los  Meraritas. 

58  Estas  fueron  las  familias  de  los  Levi- 
tas :  la  femllla  de  los  Lobnitas,  la  fami- 
lia de  los  Hebronttas,  la  familia  de  los 
Monolitos,  la  familia  de  los  Musitas,  la 
familia  de  los  Coritas.  Y  Caath  engen- 
dró á  Amram. 

59  Y  la  muger  de  Amram  se  llamó  Jo- 
chabed,  htya  de  Levi,  la  cual  nació  á  Le  vi 
en  Egypto :  esta  parió  de  Amram  á  Aa- 
ron,  y  á  Moyses,  y  á  María  su  hermana. 

60  Y  de  Aaron  nacieron  Nadab,  y  Abiu, 
Eleazar,  y  1 1  homar. 

61  Mas  Nadab  y  Ablu  murieron,  cuando 
ofrecieron  fuego  extraño  delante  de  Je- 
hora. 


63  Y  sus  cont 


todos  fueron  veinte  y 


tres 


NUMEROé. 


mu,  todos  los  varones  de  un  mes  y  arri- 
ba: porque  no  fueron  contados  entre 
los  bijos  de  Israel,  por  cuanto  no  les 
habla  de  ser  dada  heredad  entre  los  hi- 
jos de  Israel. 

63  Estos  fueron  los  contados  por  Moy- 
aes  y  Eleazar  el  sacerdote,  los  cuales 
contaron  los  hijos  de  Israel  en  los  cam- 
£os  de  Moab  junto  al  Jordán  de  Jericho. 

64  ^  Y  entre  estos  ninguno  hubo  de 
los  contados  por  Moyses  y  Aaron  el  sa- 
cerdote que  contaron  á  los  mjos  de  Is- 
rael en  el  desierto  de  SinaL 

65  Porque  Jehova  les  dtyo :  Muriendo 
morirán  en  el  desierto :  y  no  quedó  ra- 
tón de  ellos,  sino  Caleb  hflo  de  Jepho- 
ne,  y  Josué  htyo  de  Nun. 

CAPITULO  XXVII.  * 

Lm  hffae  de  Sntphaad  por  ordenación  de  DSee  red- 
hm  el  derecho  d  la  peeeekm  debí  herencia  de  empa- 
dre. H  Aeeta  ooaakm  ee  pmeetm  lep  eoaeernientt 
al  derecho  de  he  heredero*.  ITT.  Trotando  Dios 
con  Moyeee  de  enmnerte  empeña  de  em pecado,  Máp- 
oeem  ruega  ame  proven  d  en  puebla  de  conteniente 
poetar.  IV.  Por  mandado  de  Dwe  ee  mñalado  Je~ 
eme  por  emceeor  de  Moyeee  en  la  conducta  del  pne- 
bhtdekmff  de  teda  la  congregación. 

Y  LAS  htfas  de  Salphaad,  hQo  de  He- 
pber,  hflo  de  Galaad,  hijo. de  Ma- 
chir,  hijo  de  Manasses,  de  las  familias 
de  Manasses,  hty  o  de  Joseph,  los  nombres 
de  las  cuales  eran  Maala,  y  Noa,  y  He- 
gla,  y  Melena,  y  Thersa,  llegaron: 

2  T  presentáronse  delante  de  Moyses 
y  delante  de  Eleazar  el  sacerdote,  y  de- 
lante de  los  principes,  y  de  toda  la  con- 
gregación, á  la  puerta  del  tabernáculo 
del  testimonio,  y  dtyeron: 

8  Nuestro  padre  murió  en  el  desierto, 
el  cual  no  fué  en  la  congregación  que  se 
-  juntó  contra  Jehova  en  la  compañía  de 
Core :  que  en  su  pecado  murió,  y  no  tu- 
vo h^oe. 

4  ¿Por  qué  será  quitado  el  nombre  de 
nuestro  padre  de  entre  su  familia,  por 
no  haber  tenido  mjo  ?  Dadnos  heredad 
entre  los  hermanos  de  nuestro  padre. 

5  Y  Moyses  llevó  su  causa  delante  de 
Jehova : 

6  Y  Jehova  respondí*  á  Moyses,  di- 
ciendo : 

7  Derecho  piden  las  lujas  de  Salphaad :  t 
darles'  has  posesión  de  heredad  entre  los 
hermanos  de  su  padre,  y  traspasarás  la 
heredad  de  su  padre  á  ellas. 

8  H  Y  á  los  hijos  de  Israel  hablarás,  di- 
ciendo: Cuando  alguno  muriere  sin  hjjo, 
traspaseréls  su  herencia  á  su  mja : 

9  Y  si  no  tuviere  wja,  daréis  su  heren- 
cia á  sus  hermanos : 

Bpan.    •  11 


10  Y  si  no  tuviere  hermanos,  daréis  su 
herencia  á  los  hermanos  de  su  padre : 

11  Y  si  su  padre  no  tuviere  hermanos, 
daréis  su  herencia  á  su  pariente  mas  cer- 
cano de  su  linage,  el  cual  la  heredará :  y 
será  á  los  mjos  de  Israel  por  ley  de  de- 
recho, como  Jehova  mandó  á  Moyses. 

12  ?  ítem,  Jehova  d\Jo  á  Moyses :  Sabe 
á  este  monte  Abarim,  y  verás  la  tierra 
que  he  dado  á  los  mjos  de  Israel. 

13  Y  verla  has,  y  serás  ayuntado  á  tus 
pueblos  tú  tamblen,como  fué  ayuntado 
tu  hermano  Aaron. 

14  Como  os  rebelasteis  contra  mi  di- 
cho en  el  desierto  do  Zin  en  la  rencilla 
de  la  congregación,  pora  santificarme  CU 
las  aguas  en  los  ojos  de  ellos :  Estas  ton 
las  aguas  de  la  rencilla  de  Cades  en  el 
desierto  de  Zin. 

15  Entonces  Moyses  respondió  á  Jeho- 
va, diciendo: 

16  Ponga  Jehova,  Dios  de  los  espíritus 
de  toda  carne,  varón  sobre  la  congre- 
gación, 

17  Que  salga  delante  de  ellos,  y  que 
entre  delante  de  ellos,  que  los  saque  y 
los  meta;  porque  la  congregación  do 
Jehova  no  sea  como  ovejas  sin  pastor. 

18  V  Y  Jehova  dijo  á  Moyses:  Tómate 
á  Josué,  hijo  de  Nun,  varón  en  el  cual 
hay  espíritu,  y  pondrás  tu 'mano  so- 
bre él: 

19  Y  ponerle  has  delante  de  Eleazar  el 
sacerdote,  y  delante  de  toda  la  congre- 
gación, y  darle  has  mandamientos  de- 
lante de  ellos. 

20  Y  pondrás  de  tu  resplandor  sobre 
'él,  para  que  toda  la  congregación  de  los 
mjos  de  Israel  fe  obedezcan. 

21  Y  él  estará  delante  de  Eleazar  el  sa- 
cerdote, y  á  él  preguntará  en.  el  juicio 
delürim  delante  de  Jehova:  por  el  di- 
cho de  él  saldrán,  y  por  el  dicho  de  él 
entrarán,  él  y  todos  los  mjos  de  Israel 
con  él,  y  toda  la  congregación. 

22  Y  hizo  Moyses,  como  Jehova  le 
mandó,  que  tomó  á  Josué,  y  le  puso  de- 
lante de  Eleazar  el  sacerdote,  y  de  toda 
la  congregación : 

28  Y  puso  sobre  él  sus  manos,  y  dlóle 
mandamientos,  como  Jehova  habla  man- 
dado por  mano  de  Moyses. 

CAPITULO  XXVHL 

Señala  Dio»  loe  eacrificioe  ove  quiere  queeeU  hagan 
en  mee  tiempos,  onda  din,  1L  Cada  edhndo.  IU. 
XI primer diade cada  mee.  IV. La  fieeta  del  pan 
cenceño.    V.  Lafieeta  de  penthecoetee. 

Y  HABLO  Jehova  á  Moyses,  dicien- 
do: ¡zedbyG 


NÚMEROS. 


2  Manda  á  los  h$os  de  Israel,  y  diles : 
Mi  ofrenda,  mi  pan  con  mis  ofrendas 
encendidas  en  olor  de  mi  holganza  guar- 
daréis, ofreciéndomelo  á  su  tiempo. 

3  ítem,  decirles  has:  Esta  es  la  ofrec- 
ía encendida,  que  ofreceréis  á  Jehova: 
Pos  corderos  perfectos  de  un  año,  cada 
un  dia,  terd  el  holocausto  continuo. 

4  £1  un  cordero  harás  á  la  mañana,  y  el 
otro  cordero  harás  entre  las  dos  tardes ; 

5  T  una  diezma  de  un  epha  de  flor  de 
harina  amasada  con  una  cuarta  de  un 
hin  de  aceite  molido,  en  presente : 

6  Holocausto  continuo,  que  fué  hecho 
en  el  monte  de  Sinai  en  olor  de  holganza, 
ofrenda  encendida  á  Jehova. 

7.  T  su  derramadora  terd  una  cuarta  de 
un  hln  con  cada  un  cordero:  derrama- 
rás derramadora  de  vino  á  Jehova,  en 
el  santuario. 

8  T  el  segundo  cordero  harás  entre  las 
dos  tardes :  conforme  á  la  ofrenda  de  la 
mañana,  y  conforme  á  su  derramadora 
harás,  ofrenda  encendida  en  olor  de  hol- 
ganza á  Jehova. 

9  H  Mas  el  dia  del  sábado,  dos  corderos 
sin  mancha  de  un  afio,  y  dos  diezmas  de 
flor  de  harina  amasada  con  aceite  por 
presente,  con  su  derramadora. 

10  Este  será  el  holocausto  del  sábado 
cada  sábado,  allende  del  holocausto  con- 
tinuo y  su  derramadora. 

11  ^  ítem,  en  los  principios  de  vues- 
tros meses  ofreceréis  en  holocausto  á  Je- 
hova, dos  becerros  hijos  de  vaca,  y  un 
carnero,  y  siete  corderos  perfectos  de 
un  ano. 

12  Y  tres  diezmas  de  flor  de  harina 
amasada  con  aceite  por  presente  con 
cada  becerro ;  y  dos  diezmas  de  flor  de 
harina  amasada  con  aceite  por  presente 
con  caoVcarnero. 

13  T  una  diezma  de  flor  de  harina  ama- 
sada con  aceite  en  ofrenda  por  presente 
con  cada  cordero.  Holocausto  de  olor  de 
holganza,  ofrenda  encendida  á  Jehova, 

14  T  sus  derramadnras  de  vino  serán 
medio  hin  con  cada  becerro,  y  una  ter- 
cia de  un  hin  con  cada  carnero,  y  una 
cuarta  de  un  hin  con  cada  cordero.  Es- 
to terd  el  holocausto  de  cada  mes  por 
todos  Iob  meses  del  afio. 

15  T  un  macho  de  cabrio  en  expiación 
se  hará  á  Jehova,  allende  del  holocausto 
continuo,  con  sn  derramadura. 

16  T  Mas  en  el  mes  primero,  á  los  ca- 
torce del  me»  será  la  pascua  de  Jehova. 

17  T  á  los  quince  dias  de  aqueste  mes 

163 


la  solemnidad:'  por  siete  dias  m  come- 
rán panes  cenceños : 

18  El  primer  dia  habrá  santa  convoca- 
ción ;  ninguna  obra  servil  haréis. 

19  Y  ofreceréis  en'  ofrenda  encendida, 
en  holocausto  á  Jebera*,  dos  becerros  hi- 
jos de  vaca,  y  un  carnero,  y  siete  corde- 
ros de  un  afio,  sin  defecto  los  tomareis. 

20  Y  su  presente  amasado  con  aceite, 
tres  diezmas  con  cada  becerro,  y  dos  diez- 
mas con  cada  carnero  haréis. 

21  Con  eada  uno  de  los  siete  corderos 
haréis  una  diezma. 

23  T  un  macho  cabrio  por  expiación 
para  reconciliaros. 

23  Esto  haréis  allende  del  holocausto  de 
la  mañana,  que  et  el  holocausto  continuo. 

24  Conforme  á  esto  haréis  el  pan  de  la 
ofrenda  encendida  en  olor  de  holganza  á 
Jehova  cada. uno  de  los  siete  dias,  ha- 
cerse ha  allende  del  holocausto  conti- 
nuo, con  su  derramadura. 

25  Y  el  séptimo  dia  tendréis  santa  con- 
vocación :  ninguna  obra  servil  haréis. 

26  f  ítem,  el  dia  de  las  primicias  cuan- 
do ofreciereis  presente  nuevo  a  Jehova 
en  vuestras  semanas,  tendréis,  santa  con- 
vocación, ninguna  obra  servil  haréis. 

27  Y  ofreceréis  en  holocausto  en  olor 
de  holganza  á  Jehova  dos  becerros  hijos 
de  vaca,  un  carnero,  siete  corderos  de 
un  afio. 

28  Y  el  presente  de  ellos,  flor  de  harina 
amasada  con  aceite,  tres  diezmas  con  ca- 
da becerro,  dos  diezmas  con  cada  car- 
nero.' 

29  Con  cada  uno  de  los  siete  corderos 
una  diezma. 

30  Un  macho  de  cabrio  para  reconci- 
liaros. 

31  Beto  haréis  allende  del  holocausto 
continuo  y  sus  presentes,  y  sus  derra- 
madnras :  sin  tacha  los  tomaréis. 

CAPITULO  XXIX. 

La  JU*ta  de  la*  trompeta*  ¿ftébOacion.   n.LmJhtta 
dé  im»  twpimcione*.  JILLmJkuaéeku  mhmñm, 

ÍTEM,  el  séptimo  mes,  al  primero  del 
mes,  tendréis  santa  convocación,  nin- 
guna obra  senil  haréis,  dia  de  jubila- 
ción os  será. 

2  Y  haréis  en  holocausto  por  o]or  de 
holganza  á  Jehova  un  becerro  hijo  de 
vaca,  un  carnero,  siete  corderos  perfec- 
tos de  un  afio : 

3  Y  el  presente  de  ellos,  flor  de  harina 
amasada  con  aceite,  tres  diezmas  con 
cada  becerro,  dos  diezmas  con  cada  car- 
nero: 


NUMERO!. 


TT  con  «a.  tmo  d*  lo.  ri«to  wta» 
una  diezma : 

5  T  un  macho  de  cabrio  por  expiación 
para  reconciliaros : 

6  Allende  del  holocausto  del  mes  y  su 
presente,  y  el  holocausto  continuo  ysu 
presente,  y  stos  derramaduras  conforme 
á  su  ley,  ofrenda  encendida  á  Jehota  en 
olor  de  holganza. 

7  ^  ítem,  á  los  «Hez  de  este  mes  sépti- 
mo tendréis  santa  convocación,  y  afligi- 
réis vuestras  almas,  ninguna  obra  haréis: 

8  T  ofreceréis  en  holocausto  á  Jehova 
por  olor  de  holganza  un  becerro  lujo  de 
yaca,  un  carnero,  siete  corderos  de  un 
año,  sin  tacha  los  tomaréis.  . 

0  Y  sus  presentes,  flor  de  harina  ama- 
sada con  aceite,  tres  diezmas  con  cada 
becerro :  dos  diezmas  con  cada  carnero: 

10  T  con  cada  uno  de  los  siete  corde- 
ros una  diezma: 

11  Un  macho  de  cabrio  por  expiación, 
allende  de  la  ofrenda  de  las  expiaciones 
por  el  pecado,  y  del  holocausto  continuo 
y  de  sus  presentes,  y  de  sus  derrama- 
duras. 

12  t  ítem,  á  los  quince  días  del  mes 
séptimo,  tendréis  santa  convocación: 
ninguna  obra  servil  haréis,  y  celebraréis 
solemnidad  á  Jehova  por  siete  días : 

18  T  ofreceréis  en  holocausto,  en  ofren- 
da encendida  á  Jehova  en  olor  de  hol- 
ganza trece  becerros  hijo»  de  vaca,  dos 
carneros,  catorce  corderos  de  un  año, 
serán  sin  defecto: 

14  T  los  presentes  de  ellos,  flor  de  ha- 
rina amasada  con  aceite,  tres  diezmas 
con  cada  uno  de  los  trece  becerros,  dos 
carneros,  catorce  corderos  de  un  ano, 
serán  perfectos : 

15  T  con  cada  uno  de  los  catorce  cor- 
deros una  diezma : 

16  Y  un  macho  cabrio  por  expiación, 
allende  del  holocausto  continuo,  su  pre- 
sente, y  su  derramadura. 

17  Y  el  segundo  dia,  doce  becerros  hi- 
jos de  vaca,  dos  carneros,  catorce  corde- 
ros sin  tacha  de  un  año : 

18  Y  sus  presentes,  y  sus  derramadu- 
ras con  los  becerros,  con  los  carneros,  y 
con  los  corderos  según  el  número  de 
ellos  conforme  á  la  ley : 

19  Y  un  macho  de  cabrio  por  expia- 
ción, allende  del  holocausto  continuo,  y 
su  presente  y  su  derramadura. 

20  Y  d  tercero*  dia,  once  becerros,  dos 
«amaros,  catorce  corderos  sin  delecto 
de  un  ano: 


31  Y  sus  presentes  y  sus  derramaduras 
con  los  becerros,  con  los  carneros,  y  con 
los  corderos  según  el  numero  de  ellos 
conforme  á  la  ley : 

23  Y  un  macho  de  cabrio  por  expiación, 
allende  del  holocausto  •  continuo,  y  su 
presente,  y  su  derramadura. 

23  Y  el  cuarto  dia,  diez  becerros,  dos 
carneros,  catorce  corderos  perfectos  de 
un  año: 

24  Sus  presentes  y  sus  deiTamaduras 
con  los  becerros,  eon  los  carneros,  y 
con  los  corderos  según  el  número  de 
ellos  conforme  á  la  ley : 

25  Y  un  macho  de  cabrio  por  expia- 
ción, allende  del  holocausto  coistinuo, 
su  presente  y  su  derramadura, 

26  Y  el  quinto  dia,  nueve  becerros,  dos 
cameros,  catorce  corderos  sin  tacha  de 
nn  ofio: 

27  Y  sus  presentes,  y  sus  derramaduras 
con  los  becerros,  con  los  carneros,  y  con 
los  corderos  eegun  el  número  de  ellos, 
conforme  á  la  ley : 

28  Y  un  macho  cabrio  por  expiación, 
allende  del  holocausto  continuo,  su  pre- 
sento y  su  derramadora. 

20  Y  el  sexto  dia,  ocho  becerros,  dos 
carneros,  catorce  corderos  sin  defecto 
de  un  ano : 

80  Y  sus  presentes,  y  sus  derramadu- 
ras con  los  becerros,  con  los  carneros,  y 
con  los  corderos  según  el  numero  de 
ellos,  conforme  á  la  ley : 

81  Y  un  macho  cabrio  por  expiación, 
allende  del  holocausto  continuo,  sus  pre- 
sentes y  sus  derramaduras.  * 

82  Y  el  séptimo  dia,  siete  becerros,  dos 
carneros,  catorce  corderos  perfectos  de 
un  año: 

88  Y  bus  presentes,  y  sus  derramadu- 
ras con  los  becerros,  con  los  carneros,  y 
con  los  corderos,  según  el  número  de 
ellos,  conforme  á  su  ley : 

34  Y  un  macho  cabrio  por  expiación, 
allende  del  holocausto  continuo,  y  sn 
presente,  y  su  derramadura. 

85  £1  octavo  dia  tendréis  solemnidad, 
ninguna  obra  servil  haréis. 

36  Y  ofreceréis  en  holocausto,  en  ofren- 
da encendida  á  Jehova  de  olor  de  hol- 
ganza, un  novillo,  un  carnero,  siete  cor- 
deros perfectos  de  un  año : 

37  Sus  presentes,  y  sus  derramaduras 
con  el  novillo,  con  el  carnero,  y  con  los 
eorderos  segqn  el  número  de  ellos  con- 
forme á  la  ley. 

88  Y  un  macho  cabrio  por  expiación, 
168 


HUMEROS. 


allende  del  holocausto  continuo»  y  su 
presente,  y  su  derramadura. 

39  Estas  cosas  haréis  á  Jehova  en  vues- 
tras solemnidades,  allende  de  vuestros 
votos,  y  de  vuestras  ofrendas  libres,  en 
vuestros  holocaustos,  y  en  vuestros  pre- 
sentes, y  en  vuestras  derramaduras,  y  en 
vuestras  paces. 

40  T  Moyses  cUjo  á  los  htfos  de  Israel 
conforme  á  todo  lo  que  Jehova  habla 
mandado  á  Moyses. 

CAPITULO  XXX. 

De  la  obligación  de  lo»  votos,  y  cuando  obliguen,  ó  no 
d  la*  tnugere»  que  rotaren. 

Y  HABLÓ  Moyses  á  los  príncipes  de 
las  tribus  do  los  lujos  de  Israel,  di- 
ciendo :  Esto  «t  lo  que  Jehova  ha  man- 
dado: 

2  Cuando  alguno  hiciere  voto  á  Jehova, 
ó  jurare  juramento,  ligando  su  alma  con 
obligación,  no  contaminará  su  palabra: 
conforme  á  todo  lo  que  salió  por  su 
boca,  hará. 

8  Mas  la  muger  cuando  hiciere  voto  á 
Jehova,  y  se  ligare  con  obligación  en 
casa  de  su  padre  en  su  mocedad; 

4  Si  su  padre  oyere  su  voto,  y  la  obli- 
gación con  que  ligó  su  alma,  y  su  padre 
callare  á  él,  todos  los  votos  de  ella  serán 
firmes,  y  toda  obligación,  con  que  hu- 
biere obligado  su  alma,  será  firme : 

5  Mas  si  bu  padre  lo  vedare  el  dia  que 
oyere  todos  -sus  votos,  y  sus  ataduras 
con  que  ella  hubiere  ligado  su  alma,  no 
serán  firmes,  y  Jehova  la  perdonará,  por 
cuanto  su  padre  lo  vedó. 

6  Empero  si  fuere  casada,  y  hiciere  vo- 
tos, ó  pronunciare  desús  labios  cosa  con 
que  obligue  su  alma; 

7  Si  so  marido  lo  oyere,  y  cuando  lo 
oyere,  callare  á  ello,  los  votos  de  ella 
serán  firmes,  y  la  atadura  con  que  ligó 
su  alma,  será  firme. 

8  Mas  si  cuando  su  marido  lo  oyó,  lo 
vedó,  entonces  el  voto  que  ella  hizo,  y 
lo  que  pronunció  de  sus  labios  con  que 
ató  su  alma,  será  ninguno,  y  Jehova  la 
perdonará. 

0  Empero  todo  voto  de  viuda,  ó  repu- 
diada, con  que  ligare  su  alma,  será  firme. 

10  Mas  si  lo  hubiere  hecho  en  casa  de 
su  marido,  y  hubiere  ligado  su  alma  con 
obligación  de  juramento ; 

11  81  su  marido  oyó,  y  calló  á  ello,  y  no 
lo  vedó,  entonces  todos  sus  votos  serán 
firmes,  y  toda  obligación  con  que  hu- 
biere ligado  su  alma,  será  firme. 

12  Mas  si  su  marido  los  anuló  el  41a 


que  fot  oyó,  todo  lo  que  salió  de  sus  la- 
bios, cuanto  á  sus  votos,  y  cuanto  á  la 
obligación  de  su  alma,  será  ninguno,  su 
marido  los  anuló,  y  Jehova  la  perdonará. 

13  Todo  voto,  ó  todo  Juramento  do 
obligación  para. afligir  el  olmo,  su  mari- 
do lo  confirmará,  ó  su  marido  lo  anulará. 

14  Empero  si  su  marido  callare  á  ello 
de  dia  en  dia,  entonces  confirmó  todos 
sus  votos,  y  todas  las  obligaciones,  que 
están  sobre  ella:  confirmólas,  por  cuan- 
to calló  á  ello,  el  dia  que  io  oyó. 

15  Mas  si  las  anulare  después  que  la* 
oyó,  entonces  él  llevará  el  pecado  do 
ella. 

16  Estas  son  las  ordenanzas  que  Jehova 
mandó  á  Moyses  para  entre  el  varón  y 
su  muger,  y  entre  el  padre  y  su  luja  en 
su  mocedad  en  casa  de  su  padre. 

CAPITULO  XXXL 

SI  pueblo  por  mandado  de  Dio»  hace  guerra  d  fot 
Madianita»,  donde  mata  d  todo  varón,  den  rege* 
p  d  Bataam  el  adivino,  y  traen  cautiva»  d  la»  mu- 
gert»  y  niño».  17.  Jfoysea  te  enoja  porque  habían  re- 
terrado  la»  nmgere»,  y  por  m  mandado  matan  d 
iodo»  lo»ntíkt»varone»,yd  toda»  la»  muoere*  que  ha- 
bian  conocido  varo»,  y  todo  el  resto  de  la  preea  ex- 
pían, m.  La  preta  te  reparte  por  el  arden  que 
Dio»  manda,  TV.  Lo»  capitoné»  o/recen  »u»  dame» 
particulare»  que  habioM  prometido  en  la  guerra. 

ÍTEM,  Jehova  habló  á  Moyses,  dicien- 
do: 

2  Haz  la  venganza  de  los  htyos  de  Israel 
de  los  Madianitas,  después  serás  recogido 
á  tus  pueblos. 

3  Entonces  Moyses  habló  al  pueblo»  di- 
ciendo: Armaos  algunos  de  vosotros 
para  la  guerra,  y  serán  contra  Madian,  y 
harán  la  venganza  de  Jehova  en  Madian. 

4  Mil  de*  cada  tribu  de  todas  las  tribus 
de  los  lujos  de  Israel  enviaréis  á  la 
guerra. 

5  Así  fueron  dados  de  los  millares  do 
Israel  mil  por  cada  una  tribu,  doce  mil 
á  punto  de  guerra. 

6  Y  Moyses  los  envió  á  la  guerra :  mu  do 
cada  tribu  envió,  y  Phinees  lujo  de  Elea- 
zar  sacerdote  fué  á  la  guerra,  con  los 
santos  instrumentos,  con  las  trompetas 
del  júbilo  en  su  mana 

7  Y  pelearon  contra  Madian,  como  Je- 
hova lo  mandó  á  Moyses,  y  mataron  á 
todo  varón. 

8  Mataron  también  entre  los  que  ma- 
taron de  ellos  á  los  reyes  de  Madian ; 
Evi,  y  Recem,  y  Sur,  y  Hur,  y  Bebe, 
cinco  reyes  de  Madian :  y  á  Balaam  lujo 
de  Beor  mataron  á  cuchillo. 

9  Y  llevaron  cautivas  los  lujos  de  Israel 
las  mugeres  de  los  Madianitas,  y  sus 


NÚMEROS. 


chiquitos,  y  todas  suf  bestial,  7  todos 
sus  ganados,  y  robaron  toda  bu  hacienda. 

10  Y  todas  sus  ciudades  por  bus  habita- 
dones,  y  todos  bus  palacios  quemaron  á 
fuego. 

11  Y  tomaron  todo  el  despojo  y  toda  la 
presa  así  de  hombres  como  de  bestias, 

12  Y  trujáronlo  á  Moyses,  y  á  Eleazar  el 
sacerdote,  y  ala  congregación  délos  hijos 
de  Israel ;  los  cautivos  y  la  presa,  y  los 
despojos,  al  campo,  en  los  llanos  de  Moab, 
que  atan  junto  al  Jordán  de  Jericho. 

13  Y  salieron  Moyses,  y  Eleazar  el  sa- 
cerdote, y  todos  los  principes  de  la  con- 
gregación á  recibirlos  fuera  del  campo. 

14  T  Y  Moyses  se  enojó  contra  los  ca- 
pitanes del  ejército,  los  tribunos  y  cen- 
turiones que  volvían  de  la  guerra. 

15  Y  díjoles  Moyses:  ¿Todas  las  mu- 
geres  habéis  reservado  ? 

16  He  aquí,  «üa*  fueron  á  los  tytfoe  de  Is- 
rael por  consejo  de  Balaam  para  dar  pre- 
varicación contra  Jehova  en  el  negocio 
de  Pehor,  por  lo  cual  hubo  mortandad 
en  la  congregación  de  Jehova. 

17  Matad  pues  ahora  á  todos  los  varo- 
nes en  los  niños :  y  á  toda  muger  que 
haya  conocido  varón  en  ayuntamiento  de 
varón  matad. 

18  Y  todas  las  niñas  entre  las  mugeres, 
que  no  hayan  conocido  ayuntamiento 
de  varón,  os  guardaréis  vivas. 

19  Y  vosotros  quedaos  fuera  del  campo 
siete  días :  y  todos  los  que  mataren  per- 
sona, y  cualquiera  que  tocare  á  muerto, 
expiaros  neis  al  tercero  y  al  séptimo  día, 
vosotros  y  vuestros  cautivos. 

20  Y  todo  vestido,  y  toda  alhaja  de  pie- 
les, y  toda  obra  de  pelos  de  cabras,  y  to- 
do vaso  de  madera  expiaréis. 

21  Y  Eleazar  el  sacerdote  dijo  á  los 
hombres  de  guerra,  que  venían  de  la 
guerra :  Esta  e*  la  ordenanza  de  la  ley 
que  Jehova  mandó  á  Moyses : 

22  Ciertamente  el  oro,  y  la  plata,  metal, 
hierro,  estaño,  y  plomo, 

23  Todo  lo  que  entra  en  fuego  haréis 
pasar  por  fuego,  y  será  limpio;  empero 
en  las  aguas  de  la  expiación  se  alimpla- 
rá:  mas  todo  lo  que  no  entra  en  fuego, 
haréis  pasar  por  agua. 

24  Demás  de  esto  lavaréis  vuestros  ves- 
tidos él  séptimo  dia, y  <uí  seréis  limpios: 
y  entraréis  después  en  el  campo. 

25  ^  ítem,  Jehova  habló  á  Moyses,  di- 
ciendo: 

26  Toma  la  cuenta  de  la  presa  de  la  cau- 
tividad, asi  de  los  hombres  como  de  las 


bestias,  tú  y  Eleaiar  el  sacerdote,  y  las 
caberas  de  los  padres  de  la  congregación , 

27  Y  partirás  por  medio  la  presa  entre 
los  que  pelearon,  los  que  salieron  á  la 
guerra,  y  toda  la  congregación. 

28  Y  apartarás  para  Jehova  el  tributo 
de  los  hombres  de  guerra,  que  salieron 
á  la  guerra,  de  quinientos  uno,  asi  de  los 
hombres  como  de  los  bueyes,  de  los  as- 
nos,' y  de  las  ovejas. 

20  Do  la  mitad  de  ellos  tomaréis,  y  da- 
réis á  Eleazar  el  sacerdote  la  ofrenda  de 
Jehova. 

80  Y  de  la  mitad  de  los  mjos  de  Israel 
tomarás  uno  de  cincuenta,  de  los  hom- 
bres, de  los  bueyes,  de  los  asnos,  y  de 
las  ovejas,  de  todo  animal,  y  darla  has  á 
los  Levitas,  que  tienen  la  guarda  del  ta- 
bernáculo de  Jehova. 

81  Y  hizo  Moyses  y  Eleazar  el  sacer- 
dote como  Jehova  mandó  á  Moyses. 

82  Y  fué  la  presa,  el  resto  de  la  presa 
que  tomaron  los  hombres  de  guerra,  seis- 
cientas y  setenta  y  cinco  mil  ovejas, 

33  Y  setenta  y  dos  mil  bueyes, 

84  Y. sesenta  y  un  mil  asnos, 

85  Y  personas  de  hombres,  y  de  muge- 
res  que  no  hablan  conocido  ayuntamien- 
to de  varón,  de  todas  personas,  treinta  y 
dos  mil. 

36  Y  fué  la  mitad,  la  parte  de  los  que 
hablan  salido  á  la  guerra,  el  número  de 
las  ovejas,  trescientas  y  treinta  y  siete 
mil  y  quinientas. 

87  Y  fué  el  tributo  de  Jehova  de  las 
ovejas,  seiscientas  y  setenta  y  cinco. 

88  Y  de  los  bueyes,  treinta  y  seis  mil : 
y  el  tributo  desello*  para  Jehova,  seten- 
ta y  dos. 

89  Y  de  los  asnos,  treinta  mil  y  quinien- 
tos:  y  el  tributo  de  ellos  para  Jehova, 
setenta  y  uno. 

40  Y  de  las  personas,  diez  y  seis  mil:  y 
el  tributo  de  ellas  para  Jehova,  treinta  y 
dos  personas. 

41  Y  dio  Moyses,  el  tributo  de  la  ofren* 
da  de  Jehova  á  Eleazar  el  sacerdote,  co- 
mo Jehova  lo  mandó  á  Moyses. 

42  Y  de  la  mitad  de  los  mjos  de  Israel 
que  partió  Moyses  de  los  hombres  que 
hablan  ido  á  la  guerra, 

48  La  mitad  de  la  congregación  fué,  de 
las  ovejas,  trescientas  y  treinta  y  siete 
mil  y  quinientas : 

44  Y  de  los  bueyes,  treinta  y  seis  mil : 

45  Y  de  los  asnos,  treinta  mil  y  qui- 
nientos : 

46  Y  de  las  personas,  diesy  seis  mil. 

165 


NÚMEROS. 


47  T  de  la  mitad  de  loe  hijos  de  Israel 
Moyses  tomó  uno  de  cincuenta,  de  los 
hombres  y  de  las  bestias,  y  dlóla  á  los 
Levitas,  que  tenían  la  guarda  del  taber- 
náculo do  Jehova,  como  Jehova  lo  ha- 
bla mandado  á  Moyses. 

48  í  T  llegaron  á  Moyes  los  capitanes 
de  los  miliares  de  la  guerra,  los  tribunos 
y  centuriones, 

49  T  dieron  ¿  Moyses :  Tus  sierros  han 
tomado  la  copia  de  los  hombres  de 
guerra  que  esfefe  en  nuestro  poder,  y 
ninguno  ha  faltado  de  nosotros : 

50  Por  lo  cual  hemos  ofrecido  a  Jehova 
ofrenda  cada  uno  de  lo  que  ha  hallado, 
vasos  de  oro,  braceletes,  manillas,  ani- 
llos, zarcillos,  y  cadenas  para  reconciliar 
nuestras  almas  delante  de  Jehova. 

51  Y  recibió  Moyses  y  Eleasar  el  sacer- 
dote el  oro  de  ellos,  todos  vasos  obra- 
dos. 

53  T  rué  todo  el  oro  de  la  ofrenda  que 
ofrecieron  á  Jehova  dies  y  sois  mil  y 
sietecientos  y  cincuenta  sidos,  de  los 
tribunos  y  centuriones. 

58  Jorque  los  varones  del  ejército  ha- 
blan tomado  despojos  cada  uno  para  si. 

54  Y  recibió  Moyses  y  Eleasar  el  sacer- 
dote el  oro  de  los  tribunos  y  centurio- 
nes, y  trujáronlo  al  tabernáculo  del  tes- 
timonio por  memoria  de  los  mjos  de  Is- 
rael delante  de  Jehova, 

CAPITULO  XXXIL  . 

Loe  kij<*  de  Rubén,*  lo*  de  G<*Jt  uto  medía  tribu  de 
Mámeme»  reciben  m  «verte  de  la  tierra  de  aquella 
parle  delJordan^d  condición  que  vayan  armado» 
con  la$  otras  tribu*  d  la  conquista  de  la  otra  parte 
del  Jordán:  u  con  emta  condición  toman  la  posesión 
de  ella  p  lajort^cam  d  m  propstUo. 

Y  LOS  htyos  de  Roben  y  los  htyos  de 
Oad  tenían  mucho  ganado:  mucho 
en  gran  multitud:  los  cuales  viendo  la 
tierra  de  Jaser  y  de  Galaad,  parecióles  el 
lugar,  lugar  de  ganado. 

2  Y  vinieron  los  htyos  de  Gad  y  los  hi- 
jos de  Rubén,  y  hablaron  á  Moyses,  y  á 
Eleasar  el  sacerdote,  y  á  los  principes  de 
la  congregación,  diciendo : 

3  Ataroth,  y  Dibon,  y  Jazer,  y  Nemra,  y 
Hesebon,  y  Eleale,  y  Saban,  y  Nebo,  y 
Beon, 

4  La  tierra  que  Jehova  hirió  delante  de 
la  congregación  de  Israel,  es  tierra  de 
ganado,  y  tus  siervos  tienen  ganado. 

5  Y  dijeron :  81  hallamos  grada  en  tus 
ojos  dése  esta  tierra  á  tus  siervos  en  he- 
redad, no  nos  hagas  pasar  d  Jordán. 

•  Y  respondió  Moyses  á  los  htyoe  de 

Gad,  y  áloe  hflos  de  Rubén:  ¿Vendrán 

106 


vuestros  hermanos  á  la  guerra,  y  voso- 
tros os  quedaréis  aquí  ? 

7  Y  ¿  por  qué  impedís  d  ánimo  de  los 
h^os  de  Israel,  para  que  no  pasen  á  la 
tierra  que  les  ha  dado  Jehova? 

8  Asi  hicieron  vuestros  padres  cuando 
los  envié  desde  Cades-Barne  para  que 
viesen  esta  tierra : 

9  Que  subieron  hasta  el  arroyo  de  Ea- 
ctiol,  y  vieron  la  tierra,  y  impidieron  el 
ánimo  de  los  htfos  de  Israel  para  no  venir 
á  la  tierra,  que  Jehova  les  habla  dado. 

10  Y  el  furor  de  Jehova  se  encendió  en- 
tonces, y  Juró,  diciendo:  • 

11  Que  no  verán  los  varones  que  subie- 
ron de  Egypto  de  veinte  años  y  arriba, 
la  tierra,  por  la  cual  juré  á  Abraham, 
Isaac,  y  Jacob,  por  cuanto  no  fueron 
perfectos  en  pos  de  mi; 

12  Excepto  Caleb  hijo  de  Jephone  Co- 
nezeo,  y  Josué  htyo  de  Nun,  que  fueron 
perfectos  en  pos  de  Jehova. 

13  Y  d  furor  de  Jehova  se  encendió  en 
Israel,  y  bisólos  andar  vagabundos  por 
d  desierto  cuarenta  anos,  hasta  que  toda 
aquella  gencradon  fué  acabada,  que  ha- 
bla hecho  mal  delante  de  Jehova. 

14  Y,  he  aquí, vosotros  habéis  sucedido 
en  lugar  de  vuestros  padres,  crianza  de 
hombres  pecadores,  para  añadir  aun  á  la 
Ira  de  Jehova  contra  Israel. 

15  81  os  volviéreis  de  en  pos  de  él,  él 
volverá  otra  vez  á  dejarlo  en  el  desierto, 
y  destruiréis  á  todo  este  pueblo. 

16  Entonces  dios  se  llegaron  á  él,  y  di- 
jeron :  Edificaremos  aquí  majadas  para 
nuestro  ganado,  y  dudados  para  nues- 
tros niños : 

17  Y  nosotros  nos  armaremos,  y  iremos 
con  diligencia  ddante  de  los  hijos  de  Is- 
rael, hasta  que  los  metamos  en  su  lugar : 
y  nuestros  niños  quedarán  en  dudades 
fuertes  á  causa  de  los  moradores  de  la 
tierra. 

13  No  volveremos  á  nuestras  casas 
hasta  que  los  hijos  de  Israel  posean  cada 
uno  su  heredad: 

19  Porque  no  tomaremos  heredad  con 
ellos  tras  d  Jordán  ni  adelante,  por 
cuanto  tendremos  ya  nuestra  heredad  de 
estotra  parte  del  Jordán  al  oriente. 

20  Entonces  Moyses  les  respondió:  81 
lo  hidérds  asi,  si  os  armareis  delante 
de  Jehova  para  la  guerra, 

21  Y  pasareis  todos  vosotros  armados 
d  Jordán  delante  de  Jehova,  hasta  que 
haya  echado  sus  enemigos  de  delante 
de  si, 


NUMER08. 


39  Y  que  la  tierra  sea  aojosgada  delan- 
te de  Jehova,  y  después  volváis,  seréis 
absueltos  de  Jehova  y  de  Israel,  y  esta 
tierra  será  vuestra  en  heredad  delante 
de  Jehova. 

23  Mas  si  no  lo  hiciereis  así,  he  aquí, 
habréis  pecado  á  Jehova,  y  sabed  que 
vuestro  pecado  os  alcanzará. 

94  Edificeos  ciudades  para  vuestros  nl- 
líos,  y  majadas  para  vuestras  ovejas,  y 
haced  lo  que  ha  salido  de  vuestra  boca. 

25  T  hablaron  los  hijos  de  Gad  y  los 
hijos  de  Rubén  á  Moyses,  diciendo:  Tus 
siervos  harán  como  mi  señor  ha  man- 
dado. 

26  Ntfestros  niños,  nuestras  mugeres, 
nuestros  ganados,  y  todas  nuestras  bes- 
tias estarán  allí  en  las  ciudades  de  Ga- 
laad: 

27  T  tus  siervos  pasarán  todos  armados 
de  guerra,  delante  de  Jehova  á  la  guerra 
de  la  manera  que  mi  sefior  dice. 

28  Entonees  lí oyses  los  encomendó  á 
Eleazar  el  sacerdote,  y  á  Joene  hijo  de 
Nun,  y  á  los  principes  de  los  padres  de 
las  tribus  de  los  hyos  de  Israel ; 

20  T  díjoles  Moyses:  81  los  hijos  de 
Gad  y  los  hijos  de  Rubén  pasaren  con 
vosotros  el  Jordán,  todos  armados  de 
guerra  delante  de  Jehova,  luego  que  la 
tierra  raeré  sojuzgada  delante  de  voso- 
tros, darles  neis  la  tierra  de  Galaad  en 
posesión : 

80  Mas  si  no  pasaren  armados  con  vo- 
sotros: entonces  tendrán  posesión  en- 
tre vosotros  en  la  tierra  de  Chanaan. 

81  Tíos  hijos  de  Gad  y  los  hijos  de 
Rubén  respondieron,  diciendo:  Lo  que 
Jehova  ha  dicho  á  tus  siervos,  haremos : 

83  Nosotros  pasaremos  armados  de- 
lante de  Jehova  á  la  tierra  de  Chanaan, 
y  la  posesión  de  nuestra  heredad  será  de 
esta  parte  del  Jordán. 

88  Así  Moyses  les  dio,  á  los  hijos  de 
Gad  y  á  los  hijos  de  Rubén,  y  á  la  media 
tribu  de  Manasses,  hijo  de  Joseph,  el 
reino  de  Sehon  rey  Amorrheo,  y  el  reino 
de  Og  rey  de  Basan,  la  tierra  con  sus 
ciudades  y  términos,  las  ciudades  de  la 
tierra  al  derredor. 

84  Y  los  hyos  de  Gad  edificaron  á  Di- 
hon  y  á  Ataroth,  y  á  Aroer, 

35  Y  á  Roth,  y  á  Sopham,  y  á  Jazer,  y  á 
Jegbaa, 

86  T  á  Beth-nemcra,  y  á  Beth-aran,  ciu- 
dades fuertes,  y  majadas  de  ovejas. 

87  T  los  lujos  de  Rubén  edificaron  á 
Heecbon,  y  á  Eeale,  y  á  Cartathaim, 


88  T  á  Nebo,  y  á  Baal-meon,  modados 
los  nombres,  y  á  Sabama,  y  pusieron 
nombres  á  las  ciudades  que  edificaron. 

89  Y  los  hyos  de  Macbir,  hyo  de  Ma- 
nasses, fueron  á  Galaad,  y  tomáronla,  y 
echaron  al  Amorrheo  que  utaba  en  ella. 

40  Y  Moyses  dio  á  Galaad  á  Machir  hi- 
jo de  Manasses,  el  cual  habitó  en  ella. 

41  También  Jair  htyo  de  Manasses  fué, 
y  tomó  sus  aldeas,  y  púsoles  nombre 
Havoth-Jair. 

42  Asimismo  Nobe  rae,  y  tomó  4  Co- 
nath  y  sus  aldeas,  y  púsole  nombre  No- 
be,  conforme  á  su  nombre. 

capitulo  xxxm. 

Recoyitúlan*  todoá  lo*  alojamiento*  qm  el  campo  de 

poe  de  Moab.  27.  Manda  Dio»  al  pueblo  qm  entra- 
do* en  la  tierra  de  Chanaan,  echen  de  ella  d  todo» 
mu  morad oree,  y  éeetnajan  ene  ItUkm. 

INSTAS  son  las  partidas  de  los-  hijos 
■J  de  Israel,  que  salieron  de  la  tierra 
de  Egypto  por  sus  escuadrones,  por  ma- 
no de  Moyses  y  Aaron, 

2  Que  Moyses  escribió  sus  saüdas  por 
sus  partidas  por  dicho  de  Jehova:  y  es- 
tas son  sus  partidas  por  sus  salidas. 

8  De  Ramesses  partieron  el  mes  pri- 
mero á  los  quince  dias  del  mes  primero: 
el  segundo  día  de  la  pascua  salieron  los 
hyos  de  Israel  con  mano  alta  á  ojos  de 
todos  los  Egypcios. 

4  Enterrando  los  Egypeios  los  que  Je- 
hova habla  muerto  de  ellos,  á  todo  pri- 
mogénito ;  y  habiendo  Jehova  hecho  jui- 
cios en  sus  dioses. 

5  Partieron  pues  los  hyos  de  Israel  de 
Ramesses,  y  asentaron  campo  en  Socoth. 

6  Y  partiendo  de  Socoth  asentaron  en 
Etham,  que  es  al  cabo  del  desierto. 

7  Y  partiendo  de  Etham  volvieron  so- 
bré Phi-hahiroth,  que  es  delante  de  Baal- 
sephon,  y  asentaron  delante  de  Magdalo. 

8  Y  partiendo  de  Phi-hahiroth  pasaron 
por  medio  de  la  mar  al  desierto,  y  andu- 
vieron camino  de  tres  días  por  el  desier- 
to de  Etham,  y  asentaron  en  Mará. 

9  Y  partiendo  de  Mará  vinieron  á  Elim, 
donde  habia  doce  fuentes  de  aguas  y  se- 
tenta palmas;  y  asentaron  allí. 

10  Y  partidos  de  Elim  asentaron  Junto 
al  mar  Bermejo. 

11  Y  partidos  del*  mar  Bermejo  asenta- 
ron en  el  desierto  de  Sin. 

12  Y  partidos  del  desierto  de  Sin  asen- 
taron en  Daphca. 

18  Y  partidos  de  Daphca  asentaron  en 
Alus, 

14  Y  partidos  de  Alus  asentaron  en  Ra- 
W7 


NÚMEROS. 


phidimt  donde  el  pueblo  no  tuvo  aguas 
pora  beber. 

15  Y  partidos  de  Raphldlm  asentaron 
en  el  desierto  de  Sinai. 

16  T  partidos  del  desierto  de  Sinai 
asentaron  en  Kibroth-Hathaava. 

17  T  partidos  de  Kibroth-Hathaava 
asentaron  en  Hasseroth. 

18  Y  partidos  de  Hasseroth  asentaron 
enRethma. 

19  Y  partidos  de  Réthma  asentaron  en 
Remmon-Phares. 

20  Y  partidos  de  Remmon-Phares  asen- 
taron en  Lebna. 

21  Y  partidos  de  Lebna  asentaron  en 
Ressa. 

22  Y  partidos  de  Ressa  asentaron  en 
Cealatha. 

*   23  Y  partidos  de  Cealatha  asentaron  en 
el  monte  de  Sepher. 

24  Y  partidos  del  monte  de  Sepher 
asentaron  en  Harada. 

25  Y  partidos  de  Harada  asentaron  en 
Maceloth. 

26  Y  partidos  de  Maceloth  asentaron 
enThahath. 

27  Y  partidos  de  Thahath  asentaron  en 
Thare. 

28  Y  partidos  de  Thare  asentaron  en 
Methca, 

29  Y  partidos  de  Methca  asentaron  en 
Hesmona, 

80  Y  partidos  de  Hesmona  asentaron 
en  Moseroth. 

81  Y  partidos  de  Moseroth  asentaron 
en  Bene-jaacan. 

82  Y  partidos  de  Bene-jaacan  asentaron 
en  el  monte  de  Guidgad. 

88  Y  partidos  del  monte  de  Guidgad 
asentaron  en  Jethebatha. 

84  Y  partidos  de  Jethebatha  asentaron 
enHebrona. 

85  Y  partidos  de  Hebrona  asentaron 
en  Asion-gaber. 

86  Y  partidos  de  Asion-gaber  asentaron 
en  el  desierto  de  Zinf  que  es  Cades. 

87  Y  partidos  de  Cades  asentaron  en  el 
monte  de  Hor  en  el  fin  de  la  tierra  de 
Edom. 

88  Y  subió  Aaron  el  sacerdote  en  el 
monte  de  Hor,  conforme  al  dicho  de  Je- 
hova,  y  allí  murió  á  los  cuarenta  anos 
de  la  salida  de  los  htyos  de  Israel  de  la 
tierra  de  Egypto,  en  el  mes  quinto,  en 
el  primero  del  mes. 

89  Y  era  Aaron  de  edad  de  ciento  y 
veinte  y  tres  años  cuando  murió  en  el 
monte  de  Hor. 

168 


40  Y  o  jó  el  Chananeo  rey  de  Arad,  que 
habitaba  al  mediodía  en  la  tierra  de  Gha- 
naan,  como  hablan  entrado  los  lujos  de 
Israel. 

41  Y  partidos  del  monte  do  Hor  asen- 
taron en  Solmona. 

42  Y  partidos  de  Solmona  asentaron  en 
Fhunon. 

48  Y  partidos  de  Phunon  asentaron  en 
Oboth. 

44  Y  partidos  de  Oboth  asentaron  en 
Je-übarim  en  el  término  de  Moab. 

45  Y  partidos  de  Je-abarim  asentaron 
en  Dibon-gad. 

46  Y  partidos  de  Dibon-gad  asentaron 
en  Helmon-Deblathalm. 

47  Y  partidos  de  Helmon-Deblathalm 
asentaron  en  los  montes  de  Abarim  de- 
lante de  Nebo. 

48  Y  partidos  de  los  montes  de  Abarim 
asentaron  en  los  campos  de  Moab  junto 
al  Jordán  de  Jericho. 

49  Finalmente  asentaron  junto  al  Jor- 
dán desde  Beth-jeslmoth  basta  Abel-sa- 
tlm  en  los  campos  de  Moab. 

50  *¡  Y  habló  Jehova  á  Moyses  en  loe 
campos  de  Moab  junto  al  Jordán  de  Je- 
richo, diciendo : 

51  Habla  á  los  hijos  de  Israel,  y  diles : 
Cuando  hubiereis  pasado  el  Jordán  á  la 
tierra  de  Chanaan, 

52  Echaréis  á  todos  los  moradores  de 
la  tierra  de  delante  de  vosotros,  y  des- 
truiréis todas  sus  pinturas,  y  todas  sus 
imagines  de  fundición,  destruiréis  asi- 
mismo todoesus  altos : 

58  Y  echaréis  k*  moradores  de  la  tierra, 
y  habitaréis  en  ella:  porque  yo  os  la  he 
dado  para  que  la  heredéis. 

54  Y  heredaréis  la  tierra  por  suertes 
por  vuestras  lamillas ;  al  mucho  daréis 
mucho  por  su  heredad,  y  al  poco  daréis 
poco  por  su  heredad :  donde  le  saliere 
la  suerte,  allí  la  tendrá:  por  las  tribus 
de  vuestros  padres  heredaréis. 
•  55  Y  si  no  echareis  los  moradores  de 
la  tierra  de  delante  de  vosotros,  será, 
que  los  que  dejareis  de  ellos  mrd*  por 
aguijonea  en  vuestros  ojos,  y  por  espi- 
nas en  vuestros  costados,  y  afligiros  han 
sobre  la  tierra  en  que  vosotros  habi- 
tareis. 

56  Y  será,  que  como  yo  pensé  hacerles 
á  ellos,  haré  á  vosotros. 

CAPITULO  XXXIV. 

Señala  IHotk*  cuatro  término*  d*  toda  la  tierra* 
promfcfcm  pora  que  m  pmdüo  la  htred*.  1L  tata 
la  attmdmmoimprimeipe  década  a-Úmqwa  coa  JBUa- 
xar  el  mueardof,  p  Jamw,  fe»  rmjarim  k%  mirra. 


NÚMEROS. 


T  TJfiM,  Jebera  habló  á  Moyses,  diclen- 
X  do: 

2  Manda  alo*  lujos  de  Israel,  y  diles: 
Cuando  hubiereis  entrado  en  la  tierra 
de  Chanaan,  es  á  saber,  la  tierra  q>e  os 
ha  de  caer  en  heredad,  la  tierra  de  Cha- 
naan por  sos  términos, 

3  Tendréis  el  lado  del  mediodía  desde 
el  desierto  de  Zln  basta  los  términos  de 
£dom ;  y  seros  ha  el  término  del  medio- 
día el  cabo  del  mar  de  la  sal  hacia  el 
oriente. 

4  T  este  término  os  irá  rodeando  des- 
de el  mediodía  á  la  subida  de  Aerabim, 
y  pasará  hasta  Zln :  y  sus  salidas  serán 
del  mediodía  á  Cades- baroe:  y  saldrá  á 
Ahasar-Adar,  y  pasará  hasta  Asemona. 

5  T  rodeará  este  término  desde  Ase- 
mona  hasta  el  arroyo  de  Egypto,  y  sus 
salidas  serán  al  occidente. 

6  T  el  término  occidental  os  será  la 
gran  mar,  este  término  os  será  el  térmi- 
no occidental 

7  Y  el  término  del  ftxte  os  será  este : 
desde  la  gran  mar  os  señalaréis  el  monte 
de  Hor : 

8  Del  monte  de  Hor  señalaréis  á  la  en- 
trada de  Emath;  y  serán  las  salidas  de 
aquel  término  á  Sedada : 

9  Y  saldrá  este  término  á  Zephrona, 
y  serán  sus  salidas  á  Hasar-Snan:  este 
os  será  el  término  del  norte. 

10  Y  por  término  si  oriente  os  seña- 
laréis desde  Hazar-Enbn  hasta  Sephema. 

11  Y  descenderá  este  término  de  Se- 
phama á  Reblatha  al  oriente  de  Aln,  y 
descenderá  esto  término,  y  llegará  á  la 
costa  de  la  mar  de  Cenereth  al  oriente: 

12  Y  descenderá  esto  término  si  Jordán, 
y  serán  sus  salidas  al  mar  de  la  sal :  esta 
os  será  la  tierra  por  bus  términos  al  der- 
redor. 

18  Y  mandó  Moyses  á  los  lujos  de  Is- 
rael, diciendo :  Esta  st  la  tierra  que  he- 
redaréis por  suerte,  la  cual  mandó  Jeho- 
va  que  diese  á  las  nnere  tribus  y  á  la 
media  tribu. 

14  Porque  la  tribu  de  los  lujos  de  Ru- 
bén por  las  casas  de  sus  padres,  y  la  tri- 
bu de  los  lujos  de  Gad  por  las  casas  de 
sus  padres,  y  la  media  tribu  de  Maneases 
han  tomado  su  herencia, 

15  Dos  tribus  y  media  tomaron  su  he- 
redad de  esta  parte  del  Jordán  de  Jeri- 
cho  al  oriente,  al  nacimiento  dd  **\ 

16  f  Y  habló  Jehora  á  Moyses,  diciendo: 

17  Estos  son  los  nombres  de  los  varo- 
nes que  tomarán  la  posesión  de  la  tierra 


para  vosotros!  Eleecar  el  sacerdote,  y 

Josué  lujo  de  Nun. 

18  Y  tomaréis  de  cada  tribu  un  prin- 
cipe para  tomar  la  posesión  de  la  tierra, 

19  Y  estos  mm  los  nombres  de  los  varo- 
nes :  De  la  tribu  de  Juda,  Caleb  lujo  de 
Jephone. 

20  Y  de  la  tribu  de  los  Mjos  de  Simeón, 
Samuel  htyo  de  Ammiud. 

21  De  la  tribu  de  Ben-Jamin,  EUdad  hi- 
jo de  Chaselon. 

22  Y  de  la  tribu  de  los  mjos  de  Dsn,  el 
principe  Bocel  htyo  de  Jogll. 

23  De  los  lujos  de  Joseph,  de  la  tribu 
de  los  htyos  de  Manasses,  el  principe 
Hanlel  hijo  de  Ephod. 

2é  Yde  la  tribu  de  los  mjos  de  Ephra- 
im,  el  principe  Camuel  mjo  de  Seph- 
than. 

25  Y  de  la  tribu  de  los  mjos  de  Zabu- 
lón, el  principe  EUsaphan  lujo  de  Phar- 
nach. 

26  Y  de  la  tribu  de  los  lujos  de  Isa- 
cbar,  el  príncipe  Phaltiel  mjo  de  Osan. 

27  Y  de  la  tribu  de  los  mjos  de  Aser,  el 
principe  Ahiud  htyo  de  Salomi. 

28  Y  de  la  tribu  de  los  lujos  de  Neph- 
thali,  el  principe  Phedael  htyo  de  Am- 
miud. 

29  Estos  ton  á  los  que  mandó  Jehova 
que  hiciesen  heredar  la  tierra  á  los  hi- 
jos de  Israel  en  la  tierra  de  Ch 


CAPITULO  XXXV. 

Manda  Dioe  que  de  toda*  lo*  tuertee  éel  pueblo  en  el 
repartimiento  de  la  fierra  te  taquen  cuarenta  y  oeko 
ciudades  con  eme  ejidos  para  toe  Levita».  JL  Y  que 
de  eetat  te  tenalen  eeie  donde  per  anuencia  deleom- 
tejo  m  acoja  el  que  matare  d  otro  per  cato/brtuito, 
ó  ira  repentina,  donde  eeté  katta  ta  muerte  del  gran 
eacerdote  ampute  de  la  cual  taiga  Ubre.  III.  Que 
ni  el  que  mató  d  tabiendae  ni  el  que  mató  d  cato  man 
.abtueltoe  de  tu  culpa  por  precio,  tino  ti  primero  por 
tumi-te  propria,  u  el  otro  por  la  muerte  del  gran 
tacerdete^  conforme  d  la  ditpoeicion  de  lo  leg. 

Y  HABLÓ  Jehova  á  Moyses  en  los 
campos  de  Moab  junto  al  Jordán 
de  Jerícbo,  diciendo : 

2  Manda  á  los  hijos  de  Israel,  que  den 
á  los  Levitas  de  la  posesión  de  su  here- 
dad ciudades  en  que  habiten ;  y  los  eji- 
dos de  las  ciudades  daréis  á  los  Levitas 
al  derredor  de  ellas. 

8  Y  las  ciudades  tendrán  para  habitar 
ellos;  y  los  ejidos  de  ellas  serán  para 
sus  animales,  y  para  sus  ganados,  y  para 
todas  sus  bestias. 

4  Y  los  ejidos  de  las  ciudades,  1}ue  da- 
réis á  los  Levitas,  estarán  mü  codos  al 
derredor  desfc  el  muro  de  la  ciudad  para 

Alera :  :ed  by  vj 

160 


NÚMEROS. 


5  Luego*  mediréis  fuera  de  la  ciudad  ala 
parte  del  oriente  dos  mil  codos,  yá*la 
porte  del  mediodía  dos  mil  codos,  y  á  la 
porte  del  occidente  dos  mil  codos,  y  á 
la  parte  del  norte  dos  mil  codos;  y  lo 
ciudad  en  medio :  esto  tendrán  por  los 
ejidos  de  las  ciudades. 

6  T  de  las  ciudades  que  daréis  á  loa  Le- 
vitas, seis  ciudades  serán,  de  acogimien- 
to, las  cuales  daréis  para  que  el  homici- 
da se  acoja  allá :  y  allende  de  estas  da- 
réis cuarenta  y  dos  ciudades. 

7  Todas  las  ciudades  que  daréis  á  los 
Levitas  Barón  cuarenta  y  ocho  ciudades, 
ellas  y  sus  ejidos. 

8  Y  las  ciudades  que  diereis  de  la  here- 
dad de  los  hijos  de  Israel,  del  mucho  to- 
maréis mucho,  y  del  poco  tomareis  poco : 
cada  uno  dará  de  sus  ciudades  á  los  Le- 
vitas según  la  posesión  que  heredará. 

9  ?  ítem,  Jehova  habló  á  Moyses,  di- 
ciendo : 

10  Habla  á  los  h^jos  de  Israel,  y  diles : 
Cuando  hubiereis  pasado  el  Jordán  á  la 
tierra  de  Chanaan, 

11  Señalaros  neis  ciudades :  ciudades  de 
acogimiento  tendréis,  donde  huya  el  ho- 
micida, que  hiriere  á  alguno  por  yerro. 

12  T  seros  han  aquellas  ciudades  por 
acogimiento  del  pariente,  y  no  morirá  el 
homicida  hasta  que  esté  á  juicio  delante 
de  la  congregación. 

18  Y  de  las  ciudades  que  daréis,  ten- 
dréis seis  ciudades  de  acogimiento. 

14  Las  tres  ciudades  daréis  de  esta  parte 
del  Jordán,  y  las  otra*  tres  ciudades  do- 
réis en  la  tierra  de  Chanaan,  las  cuales 
serán  ciudades  de  acogimiento. 
.  15  Estas  seis  ciudades  serán  para  acogi- 
miento á  los  h|}os  de  Israel,  y  al  pere- 
grino, y  al  que  morará  entre  ellos,  para 
que  huiga  allá  cualquiera  que  hiriere  á 
otro  por  yerro. 

16  Y  si  con  instrumento  de  hierro  le 
hiriere,  y  muriere,  homicida  m;  el  ho- 
micida morirá. 

17  Y  si  con  piedra  de  mano  de  que  pue- 
da morir,  le  hiriere,^  muriere,  homicida 
es;  el  homicida  morirá, 

18  Y  si  con  instrumento  de  palo  de  ma- 
no, de  que  pueda  morir,  le  hiriere,  ho- 
micida es ;  el  homicida  morirá. 

19  £1  redimidor  de  la  sangre,  él  matará 
al  homicida;  cuando  le  encontrare,  él  le 
matara. 

20  Y  si  con  odio  le  rempujó,  ó  echó  so- 
bre él  alguna  cosa  por  asechamos,  y 
murió: 

170 


21  O  por  enemistad  le  hirió  con  su  mo- 
no, y  murió,  el  hcrldor  morirá,  homici- 
da es ;  el  redimidor  de  la  sangre  matará 
al  homicida,  cuando  le  encontrare. 

23  Ana  si  á  caso  sin  enemistades  lo 
rempujó,  ó  echó  sobre  él  cualquiera  ins- 
trumento sin  asechan»*, 

28  O  hizo  caer  sobre  éí  alguna  piedra, 
de  que  pudo  morir,  sin  verle,  y  muriere, 
y  él  no  era  su  enemigo  ni  procuraba  su 
mal, 

24  Entonces  la  congregación  juzgará 
entre  el  heridor  y  el  redimidor  de  la  san- 
gre conforme  á  estas  leyes. 

25  Y  la  congregación  librará  al  homici- 
da do  mano  del  redimidor  de  la  sangre,  y 
la  congregación  le  hará  volver  á  su  ciu- 
dad de  acogimiento,  á  la  cual  se  habla 
acogido,  y  morará  en  ella  hasta  que 
muera  el  gran  sacerdote,  el  cual  rae  un- 
gido con  el  santo  aceite. 

26  Y  si  saliendo  saliere  el  homicida  del 
término  de  su  cuidad  de  acogimiento,  á 
la  cual  se  acogió, 

27  Y  el  redimidor  de  la  sangre  le  hallare 
raerá  del  término  de  la  ciudad  de  su 
acogimiento,  y  el  redimidor  de  la  sangro 
matare  al  homicida,  no  habrá  por  dio 
muerte. 

28  Mas  en  su  ciudad  de  acogimiento 
habitará  hasta  que  muera  el  gran  sacer- 
dote: y  después  que  muriere  el  gran 
sacerdote  el  homicida  volverá  á  la  tierra 
de  su  posesión.    * 

29  Y  estas  cosas  os  serán  por  ordenanza 
de  derecho  por  vuestras  edades  en  todas 
vuestras  habitaciones. 

30  t  Cualquiera  que  hiriere  á  alguno, 
por  dicho  de  testigos  morirá  el  homici- 
da, y  un  testigo  no  hablará  contra  per- 
sona para  que  muera. 

31  Y  no  tomaréis  precio  por  la  vida 
del  homicida,  porque  está  condenado  á 
muerte,  mas  de  muerte  morirá. 

82  NI  tampoco  tomaréis  precio  del  que 
huyó  á  su  ciudad  de  acogimiento  para 
que  vuelva  á  vivir  en  su  tierra,  hasta 
que  muera  el  sacerdote. 

88  Y  no  contaminaréis  la  tierra  donde 
estuviereis,  porque  esta  sangre  contami- 
nará la  tierra;  y  la  tierra  no  será  ex- 
piada de  la  sangre  que  fué  derramada 
en  ella,  sino  por  la  sangre  del  que  la 
derramó. 

34  No  contaminéis  pues  la  tierra  donde 
habitáis,  en  medio  de  la  cual  yo  habito : 
porque  yo  Jehova  habito  en  medio  de 
los  lujos  de  Israel. 


DEÜTKRONOMIO. 


CAPITULO  XXXVI. 

A  petición  de  la /amula  de  Oaiaad  de  la  tribu  de 
Mannmet  es  mandado  d  tas  lajas  de  Salphaad  quemo 
se  casen  fuera  de  su  tribu:  porque  m  heredad  no  ata 
traspasada  d  tribu  extraña.  II.  A  esta  ocasión  se 
pon*  leu,  que  ninguna  hija  que  haya  heredado  de  su 
padre  por/alta  da  varón,  m  case  Juera  de  su  tribu, 

Y  LLEGARON  los  principes  de  los 
padres  de  la  familia  de  los  hjjoe  de 
Galaad,  mjo  de  Machlr,  lujo  de  Maneases, 
de  las  flunfllss  de  los  h\jos  de  Joseph,  y 
hablaron  delante  de  Moyses,  y  de  los 
principes  cabezas  de  padres  de  los  lujos 
de  Israel, 

9  Y  dijeron :  Jehova  mandó  á  mi  tenor 
que  diese  la  tierra  á  los  lujos  de  Israel 
por  suerte  en  posesión :  también  Jehora 
na  mandado  á  mi  señor,  que  dé  kíposesion 
de  Salpbaad  nuestro  hermano  á  sus  hfyas : 

8  Las  cuales  se  casarán  con  algunos  de 
los  lujos  de  las  tribus  de  los  hijos  de 
Israel,  y  la  herencia  de  ellas  ast  será  dis- 
minuida de  la  herencia  de  nuestros  pa- 
dres, y  será  añadida  á  la  herencia  de  la 
tribu  de  la  cual  serán :  y  será  quitada  de 
la  suerte  de  nuestra  heredad. 

4  Y  cuando  yiniere  el  Jubileo  de  los 
lujos  de  Israel,  la  heredad  de  ellas  será 
añadida  á  la  heredad  de  la  tribu  de  sus 
maridos,  y  asi  la  heredad  de  ellas  será 
quitada  de  la  heredad  de  la  tribu  de 
nuestros  padres. 

5  Entonces  Moyses  mandó  á  los  hijos  de 
Israel  por  dicho  de  Jehora,  diciendo :  La 
tribu  de  los  lujos  de  Joseph  habla  derecho: 


•  Esto  et  lo  que  ha  mandado  Jebora 
acerca  de  las  lujas  de  Salpbaad,  diciendo : 
Cásense  como  á  ellas  les  pluguiere,  em- 
pero en  la  lamilla  de  la  tribu  de  su  padre 
se  casarán: 

7  Porque  la  heredad  dé9  los  lujos  de  Is- 
rael no  sea  traspasada  de  tribu  en  tribu ; 
porque  cada  uno  de  los  lujos  de  Israel  se 
allegará  á  la  heredad  de  la  tribu  de  sos 
podres. 

8  1  Y  cualquiera  luja  que  poseyere  he- 
redad de  las  tribus  de  los  mjos  de  Israel, 
con  alguno  de  la  fámula  de  la  tribu  do 
su  padre  se  casará,  para  que  los  hfyos  de 
Israel  posean  cada  uno  la  heredad  de 
sus  padres ; 

9  Porque  la  heredad  no  ande  rodeando 
de  una  tribu  á  otra:  mas  cada  una  do 
las  tribus  de  los  mJos  de  Israel  se  llegue 
ásu  heredad. 

10  Como  Jebova  mandó  á  Moyses,  asi 
hicieron  las  lujas  de  8alphaad. 

11  Y  «si  Masía,  y  Thersa,  y  Hegla,  y 
Melena,  y  Noa  lujas  de  Salphaad  se  ca- 
saron con  htyos  de  sus  tíos :    • 

12  De  la  familia  de  los  htf os  de  Manasses 
hijo  de  Joseph  fueron  mugeres,  y  la  he- 
redad de  ellas  fué  de  la  tribu  de  la  fami- 
lia de  su  padre. 

18  Estos  ton  los  mandamientos  y  los 
derechos  que  mandó  Jebera  por  mano 
de  Moyses  á  los  hyos  de  Israel  en  los 
campos  de  Moab  junto  al  Jordán  de  Je- 
richo. 


EL  QUINTO  LIBRO  DE  MOYSES,  LLAMADO  COMUNMENTE 

DEÜTERONOMIO. 


CAPITULO  L 

MepiU  Motees  en  mama  4  la  nueva  oeneraeton  de  soe 
hija»  de  Israel  toque  lee  había  acontecido  hasta  en» 
tornees  demás  que  levantaron  del  monte  Oreo.  I.  Oo- 
mo  per  atondado  de  Dios  levantaron  del  dicho 
monte  para  venir  d  poseer  la  tierra  de  promisión, 

II.  La  emoción  de  tos  jueces  6  coadjutores  de  Monees. 

III.  Klviage  M  desierto  hasta  Cades-Borne.  IV. 
MI  despacho  de  las  espias  d  reconocer  la  tierra.  V. 
La  rtsputtsn  que  trajeron,  a  la  rebelión  del  pueblo, 
VL  La  amenosa  que  Dios  le*  hisopar  su  infidelidad 
p  rebehoa  que  no  entrarían  en  la  tierra  prometida. 
VIL  MI  Jobo  arrepentimiento  del  pueblo  u  su  atre- 
vimiento A  posar  adelante  contra  el  utandamieuto  de 
Dio*  :  p  el  suceso  de  m  empresa. 

ESTAS   wn  las  palabras  que  habló 
Moyses  á  todo  Israel  de  esta  parte 
del  Jordán  en  el  desierto,  en  el  llano, 


delante  del  mar  Bermejo,  entre  Pharan, 
y  Thephel,  y  Laban,  y  Haseroth,  y  Di- 
zahab. 

2  Once  Jornadas  hay  desde  Horeb  ca- 
mino del  monte  de  Seir  hasta  Cades- 
barne.  . 

8  Y  fué,  que  á  los  cuarenta  anos,  en  el 
mes  undécimo,  al  primero  del  mes,  Moy- 
ses habló  á  los  hijos  de  Israel  conforme 
á  todas  las  cosas  que  Jehova  le  habla 
mandado  acerca  de  ellos : 

4  Después  que  hirió  á  8ehon  rey  de  los 

Amorrheos,  que  habitaba  en  Hesebon, 

y  á  Og  rey  de  Basan,  que  habitaba  en 

Astharoth  en  Edrai, 

171 


DEUTERONOMIO. 


5  De  esta  parte  del  Jordán  en  tierra  de 
Moab  quiso  Moyses  declarar  esta  ley, 
diciendo : 

6  Jcfeova  nuestro  Dios  nos  habló  en 
Horeb,  diciendo:  Harto  habéis  estado 
en  este  monte? 

7  Volveos,  partios,  y  id  al  monto  del 
Amorrheo,  y  á  todas  sus  comarcas  en  el 
llano,  en  el  monte,  y  en  los  Talles,  y  al 
mediodía,  y  á  la  costa  de  la  mar :  á  la 
tierra  del  Chananeo,  y  el  Líbano  hasta 
el  gran  rio,  el  rio  de  Euphrates. 

8  Mirad,  yo  he  dado  la  tierra  en  vuestra 
preseneia,  entrad  y  poseed  la  tierra,  que 
Jebova  Juró  á  vuestros  padres  Abraham, 

•  Isaac,  y  Jacob,  que  le$  darla  á  ellos  y  á 
su  simiente  después  de  ellos. 

9  í  Y  yo  os  hablé  entonces,  diciendo : 
Yo  no  puedo  llevaros  solo ; 

10.  Jehova  vuestro  Dios  os  ha  multi- 
plicado, que, he  aquí,***  hoy  vosotros 
como  las  estrellas  del  cielo  en  multitud. 

11  Jehova  Dios  de  vuestros  padres  añada 
sobre  vosotros  como  sois  mil  veces,  y 
os  bendiga,  como  os  ha  prometido. 

13  ¿Cómo  llevaré  yo  solo  vuestras  mo- 
lestias, vuestras  cargas,  y  vuestros  plei- 
tos? 

18  Dad  de  vosotros  varones  sabios  y 
entendidos,  y  expertos,  de  vuestras  tri- 
bus, para  que  yo  los  ponga  por  vuestras 
cabezas. 

14  Y  me  respondisteis  y  dtyisteis :  Bue- 
no ef  lo  que  has  dicho  para  que  se  haga. 

15  Y  tomé  los  principales  de  vuestras 
tribus,  varones  sabios  y  expertos,  y  pá- 
selos por  principes  sobre  vosotros,  prín- 
cipes de  mulares,  y  principes  de  cientos, 
y  principes  de  cincuenta,  y  principes  de 
diez,  y  gobernadores  á  vuestras  tribus. 

16  Y  entonces  mandé  á  vuestros  jaeces, 
diciendo :  Oid  entre  vuestros  hermanos : 
J tugad  justamente  entre  el  hombre  y  su 
hermano,  y  entre  su  eztrangero. 

17  No  tengáis  respeto  de  personas  en  el 
Juicio:  así  al  pequeño  como  al  grande 
oiréis:  no  habréis  temor  do  ninguno, 
porque  el  juicio  es  de  Dios :  y  la  causa 
que  os  fuere  dificil,  llegaréis  á  mí,  y  yo 
la  oiré. 

18  Y  entonces  os  mandé  todo  lo  que 
hubieseis  de  hacer. 

19  1  Y  partidos  de  Horeb,  anduvimos 
todo  este  desierto  grande  y  temeroso, 
que  habéis  visto,  por  el  camino  del 
monte  del  Amorrheo,  como  Jehova  nues- 
tro Dios  nos  lo  mandó:  y  llegamos  has- 
ta Cades-Dame. 

172 


20  Y  os  dtye:  Llegado  habéis  al  monte 
del  Amorrheo,  el  cual  Jehova  nuestro 
Dios  nos  da. 

21  Mira,  Jehova  tu  Dios  ha  dado  de- 
lante de  tí  la  tierra:  sube  y  poséela, 
como  Jehova  el  Dios  de  tus  padres  te  ha 
dicho,  no  temas,  ni  desmayes. 

22  í  Y  llegasteis  á>  mi  todos  vosotros, 
y  dyistels :  Enviemos  varones  delante  de 
nosotros,  que  nos  reconozcan  la  tierra, 
y  nos  tornen  la  respuesta;  el  camino 
por  donde  hemos  de  subir,  y  las  ciuda- 
des á  donde  hemos  de  venir. 

28  Y  el  dicho  me  pareció  bien,  y  tomé 
doce  varones  de  vosotros  un  varón  por 
tribu; 

24  Y  volvieron,  y  subieron  al  monte,  y 
vinieron  hasta  el  arroyo  de  Eschol,  y  re- 
conocieron la  tierra, 

25  ^  Y  tomaron  en  sus  manos  del  fruto 
de  la  tierra,  y  trajéronnoslo,  y  dieron- 
nos  la  respuesta,  y  dieron :  Buena  st  la 
tierra  que  Jehova  nuestro  Dios  nos  da. 

26  Y  no  quisisteis  subir,  mas  os  rebelas- 
teis al  dicho  de  Jehova  vuestro  Dios : 

27  Y  murmurasteis  en  vuestras  tiendas, 
diciendo:  Porque  Jehova  nos  aborrecía, 
nos  sacó  de  tierra  de  Egypto,  para  entre- 
garnos en  mano  del  Amorrheo  para  des- 
truirnos. 

28  i  Dónde  subimos  ?  Nuestros  herma- 
nos han  hecho  desleír,  nuestro  corazón, 
diciendo :  Este  pueblo  es  mayor  y  mas 
alto  que  nosotros;  las  ciudades  grandes 
y  encastilladas  hasta  el  cielo,  y  también 
vimos  allí  hfyos  do  gigantes. 

'  29  Entonces  yo  os  djje :  No  temáis,  ni 
hayáis  miedo  de  ellos : 

80  Jehova  vuestro  Dios,  el  que  va  de- 
lante de  vosotros,  él  peleará  por  voso- 
tros, conforme  á  todas  las  cosas  que  hizo 
con  vosotros  en  Egypto  delante  de  vues- 
tros ojos ; 

81  Y  en  el  desierto,  has  visto  que  Jeho- 
va tu  Dios  to  ha  traído,  como  trae  el 
hombre  á  su  h^jo,  por  todo  el  camino 
que  habéis  andado,  hasta  que  habéis 
venido  á  este  lugar. 

82  Y  aun  con  esto  no  habeis  creído  en 
Jehova  vuestro  Dios. 

88  El  cual  iba  delante  de  vosotros  por 
el  camino,  para  reconoceros  el  lugar 
donde  habíais  de  asentar  el  campo,  con 
fuego  de  noche,  para  mostraros  el  ca- 
mino por  donde  anduvieseis:  y  con 
nube  de  dia. 

84  ^  Y  oyó  Jehova  la  voz  de*  vuestras 
palabras,  y  enojóse,  y  juró,  diciendo : 


DEUTERONOMIO. 


85  H o  verá  hombre  de  estos,  esto  mala 
generación,  la  buena  tierra,  que  Juré  qne 
había  de  dar  á  vuestros  padree : 

80  Sino  fuero  Caleb  hijo  de  Jephone,  él 
la  rerá,  y  yo  le  daré  la  tierra  que  holló, 
á  él  y  á  ana  htyos,  porque  cumplió  en 
pos  de  Jehova. 

87  Y  también  contra  mi  se  airó  Jehova 
por  vosotros,  diciendo:  Tampoco  tú  en- 
trarás allá. 

88  Josué  htfo  de  Nun,  que  está  delante 
de  ti,  él  entrará  allá ;  esfuérzale,  porque 
él  la  hará  heredar  á  Israel 

8D  Y  vuestros  chiquitos,  de  los  cuales 
dijisteis,  serán  por  presa;  y  ruestros  hi- 
jos, que  no  saben  boy  bueno  ni  malo, 
ellos  entrarán  allá,  y  á  ellos  la  daré,  y 
ellos  la  heredarán. 

4Q  Y  Tosotros  volveos,  y  partios  al  de- 
sierto camino  del  mar  Bermejo. 

41  T  Y  respondisteis  y  me  agisteis: 
Pecamos  á  Jehova,  nosotros  subiremos, 
y  pelearemos,  conforme  á  todo  lo  que 
Jehova  nuestro  Dios  nos  ha  mandado. 
Y  os  armasteis  cada  uno  de  sus  armas 
de  guerra,  y  os  aperceblsteis  para  subir 
al  monte, 

42  Y  Jehova  me  dfyo:  Diles :  No  subáis, 
ni  peleéis,  porque  yo  no  estoy  entre  voso- 
tros, y  no  seáis  heridos  delante  de  vues- 
tros enemigos. 

48  Y  os  hablé  y  no  oísteis;  antes  os 
rebelasteis  al  dicho  de  Jehova,  y  por- 
tasteis con  soberbia,  y  subisteis  al  monte. 

44  Y  selláael  Amorrheo,  que  habitaba 
en  aquel  monte,  á  vuestro  encuentro,  y 
os  persiguieron,  como  nacen  las  ablspas, 
y  os  quebrantaron  en  8elr  hasta  Horma. 

45  Y  volvisteis,  y  llorasteis  delante  de 
Jehova,  y  Jehova  no  oyó  vuestra  voz,  ni 
os  escuchó. 

46  Y  estuvisteis  en  Cades  'por  muchos 
días,  como  parece  en  los  días  que  habéis 
estado. 

CAPITULO  H. 

Como  potaron  por  lo»  conánt»  de  Edom  y  de  Moab 
pacifico»  por  mondado  do  Dio».  11.  Como  acotada 
la  mmeraeion  rebelde  en  ornado  d»  treinta  y  ocho 
año»,  Ungaron  d  toe  término»  dt  lo»  Ammonüot,  y 
por  mandado  de  Dio»  potaron  también  por  eílapa- 
djkót.  UJ.  Xa  prtta  d»  Sehon  rey  de  Ice  Amor- 
rheo»,  y  de  toda  tn  tierra. 

YNOB  volvimos,  y  partimos  al  de- 
Blerto  camino  del  mar  Bermejo,  co- 
mo Jehova  me  habla  dicho,  y  rodeamos 
el  monte  de  Seir  por  muchos  días : 

3  Hasta  que  Jehova  me  habló,  diciendo : 
8-  Harto  habéis  rodeado  este  monte, 

volveos  al  aquilón.    - 

4  Y  manda  al  pueblo,  diciendo:  Voso- 


tros pasando  por  el  término  de  vuestros 
hermanos  los  hijos  de  Esau,  que  habi- 
tan en  Seir,  ellos  habrán  miedo  de  voso- 
tnos,  mas  vosotros  guardaos  mucho. 

5  No  os  revolváis  con  ellos,  que  no  os 
daré  de  su  tierra  ni  aun  una  holladura 
de  una  planta  de  un  pié :  porque  yo  he 
dado  por  heredad  á  Esau  el  monte  de 
Seir. 

6  La  comida  compraréis  de  ellos  por 
dinero,  y  comeréis;  y  el  agua  también 
compraréis  de  ellos  por  dinero,  y  be- 
beréis, 

7  Pues  que  Jehova  tu  Dios  te  ha  ben- 
dicho  en  toda  obra  de  tus  manos ;  él  sa- 
be que  andas  por  este  gran  desierto: 
estos  cuarenta  afios  Jehova  tu  Dios  fué 
contigo,  y  ninguna  cosa  te  ha  faltado. 

8  Y  pasamos  de  nuestros  hermanos  los 
hfyos  de  Esau,  que  habitaban  en  Seir, 
por  el  camino  de  la  campana  de  Elatn, 
y  de  Asion-Gaber:  y  volvimos,  y  pasa- 
mos camino  del  desierto  de  Moab. 

9  Y  Jehova  me  dtyo:  No  molestes  á 
Moab,  ni  te  revuelvas  con  ellos  en  guer- 
ra, que  no  te  daré  posesión  de  su  tierra; 
porque  yo  he  dado  á  Ar  por  heredad  á" 
los  hUos  de  Loth. 

10  Los  Emlmeos  habitaron  en  ella  an- 
tes, pueblo  grande,  y  mucho,  y  alto  co- 
mo gigantes: 

11  Por  gigantes  eran  también  contados 
ellos  como  los  Enaceos,  y  los  Moabitas 
los  llamaban  Emlmeos. 

13  Y  en  Seir  habitaron  antes  los  Ho- 
rcos, á  los  cuales  echaron  los  h^os  de 
Esau,  y  los  destruyeron  de  delante  de 
si,  y  moraron  en  lugar  de  ellos,  como 
hizo  Israel  en  la  tierra  de  su  posesión, 
que  Jehova  les  dio. 

18  Levantaos  ahora,  y  pasad  el  arroyo 
de  Zared :  y  pasamos  el  arroyo  de  Zared. 

14  í  Y  los  días  que  anduvimos  de  Ca- 
des-barne  hasta  que  pasamos  el  arroyo 
de  Zared,  fueron  treinta  y  ocho  afios, 
hasta  que  se  acabó  toda  la  generación 
de  los  hombres  de  guerra  de  en  medio 
del  campo,  como  Jehova  les  habla  ju- 
rado. ' 

15  Y  también  la  mano  de  Jehova  fué 
sobre  ellos  para  destruirlos  de  en  me- 
dio del  campo,  hasta  acabarlos. 

10  Y  aconteció,  que  luego  que  todos 
los  hombres  de  guerra  fueron  acabados 
por  muerte  de  en  medio  del  pueblo, 

17  Jehova  me  habló,  diciendo : 

18  Tú  pasarás  hoy  el  término  de  Moab, 
áAr: 

178 


DEUTBRONOMIO. 


19  ¥  acarearte  has  detote  de  loe  hfyos 
de  Ammon:  no  loe  molestes,  ni  te  re- 
vuelvas con  elloe;  porqne  no  te  tengo 
de  dar  poeesion  de  la  tierra  de  loe  hijpe 
de  Ammon:  que  áloe  tojos  do  Loth  la 
he  dado  por  heredad. 

30  (Por  tierra  de  gigantea  fué  habida 
también  ella,  gigantes  habitaron  en  ella 
antee,  á  loe  cuales  los  Ammonltas  lla- 
maban los  Zomzommeos, 

21  Pueblo  grande,  y  mucho,  y  alto  co- 
mo los  Snaeeos ;  loe  cuales  Jehova  des- 
truyó de  delante  de  ellos,  y  ellos  los  he- 
redaron, y  habitaren  en  su  lugar : 

22  Como  hizo  con  los  hijos  de  Esau, 
que  habitaban  en  Seir,  que  destruyó  a 
los  Horeos  de  delante  de  ellos,  y  ellos 
los  heredaron  en  su  lugar  hasta  hoy : 

28  T  á  los  Heveos,  que  habitaban  en 
Haserlm  basta  Gaza,  los  Caphthoreos 
que  salieron  de  Caphtor  los  destruyeron, 
y  habitaron  en  su  lugar.) 

24  U  Levantaos,  y  partid,  y  pasad  el  ar- 
royo de  Anión.  Mira,  yo  he  dado  en  tu 
mano  á  Sehon  rey  de  Hesebon  Araor- 
rheo,  y  á  su  tierra.  Comienza,  posee  y 
revuélvete  con  él  en  guerra. 

25  Hoy  comenzaré  á  poner  tu  miedo  y 
tu  espanto  sobre  los  pueblos  que  están 
debajo  de  todo  el  cielo;  los  cuales  oirán 
tu  íama,  y  temblarán,  y  angustiarse  han 
delante  de  ti. 

26  Y  envié  embajadores  desde  el  de- 
sierto de  Cademoth  á  Sehon  rey  de  He- 
sebon con  palabras  de  paz,  diciendo : 

27  Pasaré  por  tu  tierra,  por  el  camino, 
por  el  camino  iré,  no  me  apartaré  á  dies- 
tra ni  á  siniestra. 

28  La  comida  me  venderás  por  dinero, 
y  comeré;  el  agua  también  me  darás 
por  dinero,  y  beberé :  solamente  pasaré 
con  mis  pies : 

29  Como  lo  hicieron  conmigo  Iob  hijos 
de  Esau,  que  habitan  en*  Seir;  y  los 
Moabltas,  que  habitan  en  Ar:  hasta 
que  pase  el  Jordán,  á  la  tierra  que 
Jehova  nuestro  Dios  nos  da. 

80  T  Sehon  rey  de  Hesebon  no  quiso 
que  pasásemos  por  él,  porque  Jehova 
tu  Dios  habla  endurecido  su  espíritu,  y 
obstinado  su  corazón,  para  darle  en  tu 
mano,  como  hoy  parece.  * 

31  T  dijome  Jehova :  Mira,  ya  he  co- 
menzado á  dar  delante  de  tí  á  Sehon  y  á 
su  tierra,  comienza,  posee,  para  que  he- 
redes su  tierra. 

88  Y  Sebón  nos  sallé  al  eneuentro  para 
pelear,  él  y  todo  su  pueblo  en  Jasa : 
174 


W  Y  Jehova  noestro  Dios  le  entregó 
delante  de  nosotros,  y  herimos  á  él  y  á 
sus  hijos,  y  á  todo  su  pueblo : 

84  Y  tomamos  entonces  todas  sus  ciu- 
dades, y  destruimos  todas  las  ciudades, 
hombres,  y  mugeres,  y  niños,  que  no 
dejamos  ninguno. 

85  Solamente  tomamos  para  nosotros 
las  bestias,  y  los  despojos  de  las  ciuda- 
des que  tomamos. 

86  Desde  Aroer,  que  e*tá  junto  á  la  ri- 
bera del  arroyo  de  Anión,  y  la  ciudad 
que  está  en  el  arroyo  hasta  Galaad,  no 
hubo  ciudad,  que  escapase  de  nosotros : 
todas  las  entregó  Jehova  nuestro  Dios 
delante  de  nosotros. 

87  Solamente  á  la  tierra  de  los  mjos  de 
Ammon  no  llegaste,  ni  á  todo  lo  que 
está  á  la  orilla  del  arroyo  de  Jeboe,  ni  á 
las  ciudades  del  monte,  y  á  todo  lo  que 
Jehova  nuestro  Dios  mandó. 

CAPITULO  m. 

La  presa  de  Og  rende  Basan^  de  ¡o»  Amorrkeot,  u  de 
toda  tu  tierra.  H.  El  rtpartamiento  de  Xa  tierra  da 
esto»  do»  reyes  entre  lo»  Aubenita»,  w  lo»  Gadüas,  n 
la  media  tria»  de  Mema***.  IIJ,  Coma  endató  4 
Jome  día  conquista  de  la  tierra  de  promitiom  IV. 
Contó  oró  d  Dio*  que  le  dejase  pasar  d  la  tierra  de 
promisión,  n  Dio»  no  le  comedio  tino  qm  desde  aJZf 
la  viese*  dejando  para  Joeue  la  conquista  de  ella. 

Y  VOLVIMOS,  y  subimos  camino  do 
Basan,  y  saliónos  al  encuentro  Og 
rey  de  Basan  para  pelear,  él  y  todo  su 
pueblo,  en  EdraL 

2  Y  dijome  Jehova:  No  hayas  temor 
de  él,  porque  en  tu  mano  ha  entregado 
á  él  y  á  todo  su  pueblo,  y  su  tierra,  y 
harás  con  él  como  hiciste  con  Sehon  rey 
Amorrheo,  que  habitaba  en  Hesebon. 

8  Y  Jehova  nuestro  Dios  entregó  en 
nuestra  mano  también  á  Og  rey  de  Ba- 
san y  á  todo  su  pueblo,  al  cual  herimos 
hasta  no  quedar  de  él  ninguno. 

4  Y  tomamos  entonces  todas  sus  ciu- 
dades :  no  quedó  ciudad  que  no  les  to- 
másemos, sesenta  ciudades,  toda  la  tier- 
ra de  Argob  del  reino  de  Og  en  Basan : 

5  Todas  estas  ciudades  fortalecidas  con 
alto  muro,  con  puertas  y  barras;  sin 
otras  muy  muchas  ciudades  sin  muro : 

6  Y  destruírnoslas,  como  hicimos  á  Se- 
hon rey  de  Hesebon,  destruyendo  toda 
ciudad,  hombres,  mugeres,  y  niños. 

7  Y  todas  las  bestias,  y  los  despojos  de 
las  ciudades  tomamos  para  nosotros*. 

8  Y  tomamos  entonces  la  tierra  de  ma- 
no de  dos  reyes  Amorrheos  que  éstate 
de  esta  parte  del  Jordán,  desde  el  arroyo 
de  Amon  hasta  el  monte  de  Bermon. 


DEUTlP&ONOMlO. 


9  (Loe  Sklonlos  Uaná»  4  Hsrmon,  Ba- 
rloa ;  y  lo»  Amorrheos,  fianir.) 

10  Todas  1a»  ciudades  de  la  campana,  7 
todo  Galaad,  jrtodo  Basan  hasta  Selcha 
7  Edrai,  dudadas  del  reino  de  Og  en 
Basan. 

11  Porque  solo  Og  rey  de  Basan  habla 
quedado  de.  los  gigantes  que  quedaron. 
He  aquí  su  lecho,  un  lecho  de  hierro, 
¿no  está  en  Rabbath  de  los  htyos  de  Am- 
monr  su  longura  et  de  nueve  codos,  7 
su  anchura  de  cuatro  codos,  al  codo  de 
un  hombre. 

12  1  Y  esta  tierra  heredamos  entonces 
desde  Aroer,  que  esto*  al  arroyo  de  Ar- 
non;  7  la  mitad  del  monte  de  Galaad 
coa  sus  ciudades  di  á  los  Bubenitas  7  á 
losGaditas: 

13  Y  la  resta  de  Galaad  7  toda  la  Basan 
del  reino  de  Og  di  4  la  media  tribu  de 
Manasses,  toda  la  tierra  de  Argob  toda 
Basan,  que  se  llamaba  la  tierra  de  loa 
gigantes. 

14  Jair  hijo  de  Mnnasses  tomó  toda  la 
tierra  de  Argob  hasta  el  termino  de  Ges- 
surl  7  Machati ;  7  llamóla  de  su  nombre 
Basan-Havoth-Jair,  hasta  hoy. 

15  Y  á  Machir  di  4  Galaad. 

Id  Y  á  los  Bubenitas  7  Gaditas  di  4 
Galaad  hasta  el  arroyo  de  Arnon,  el  me* 
dio  del  arroyo  por  término  hasta  el  ar- 
royo de  Jcboc,  el  término  de  los  hijos 
de  Ammon: 

17  Y  la  campana,  7  el  Jordán  7  el  tér- 
mino, desde  Gcnereth  hasta  la  mar  de  la 
campana,  la  mar  de  Sal,  las  vertientes 
abajo  del  Phasga  al  oriente. 

18  Y  mándeos  entonces,  diciendo;  Je- 
hora  vuestro  Dios  os  ha  dado  esta  tierra, 
que  la  poseáis :  pasareis  armados  delan- 
te de  vuestros  hermanos  los  lujos  de  Is- 
rael todos  los  valientes. 

19  Solamente  vuestras  mugeres,  7  vues- 
tros amos,  7  vuestros  ganados,  porque 
yo  sé  que  tenéis  mucho  ganado,  queda- 
ran en  vuestras  ciudades  que  os  he 
dado, 

20  Hasta  que.Jehova  dé  reposo  4  vues- 
tros hermanos,  como  á  vosotros,  7  here- 
den también  ellos  la  tierra,  que  Jehova 
vuestro  Dios  lea  da  tras  el  Jordán:  7 
volveros  hete  cada  uno  4  su  heredad,  que 
yo  os  he  dado. 

21  Mandé  también  á  Josué  entonces, 
diciendo :  Tus  ojos  ven  todo  lo  que  Je- 
hova vuestro  Dios  ha  hecho  4  aquellos 
dos  rc7es;  asi  mará  Jehova  4  todos  los 
joinos  4  loa  cuales  tú.  pasaras» 


M  No  los  tenult,  que  Jehova  vuestro 
Dios,  él  es  el  que  pelea  por  vosotros. 
28 1 Y  oré  4  Jehova  entonces,  dldemdo: 

24  Señor  Jehova,  tú  has  comenzado  4 
mostrar  4  tu  siervo  tu  grandesa,  7  tu 
mano  fuerte :  porque  ¿  qué  Dios  kmy  en 
el  elelo  al  en  la  tierra  que  haga  como 
tus  obras,  7  como  tas  valentías? 

25  Fase  yo  ahora,  7  vea  aquella  tierra 
buena,  que  e*td  tras  el  Jordán,  esta  anea 
monte,  7  el  Líbano. 

26  Mas  Jehova  se  habla  enojado  contra 
mi  por  amor  de  vosotros,  por  lo  cual  no 
me  oyó:  7  me  dijo  Jehova:  Bástete,  no 
me  hables  mas  de  este  negocio. 

27  Sube  4  la  cumbre  del  Phasga,  7  alan 
tus  ojos  al  occidente,  7  al  aquilón,  7  al 
mediodía,  7  al  oriente,  7  vé  por  tus  ojos : 
porque  no  pasaras  este  Jordán. 

28  Y  manda  4  Josué,  7  esíuérasle,  7 
confórtale,  porque  él  ha  de  pasar  delan- 
te de  este  pueblo,  7  él  les  hará  heredar 
la  tierra  que  veras. 

29  Y  paramos  en  el  valle  delante  de 
Beth-Pebor. 

CAPITULO  TV. 

Exhorta  al  pueblo  d  ta  ohserrancla  de  los  manda- 
mientas  de  Dios,  tt.  Amplificando  el  mismo  prop4- 
mto  repite  lo  acontecido  en  la  data  de  tk  ley.  UL 
Encomienda  el  huir  la  idolatría  enarrando  el  se- 
gundo mandamiento.  IV.  Protesta  el  demHerro  y  las 
calamidades  que  te*  vendrán  mi  idolatraren,  dejando 
empero  lagar  dé  misericordia  en  Dio*,  mi  tii$mma$  se, 
vohieren  d  ¿L  V.  Prosigue  en  la  misma  exhorta- 
ción por  et  singular  beneficio  que  Dios  les  habia  he- 
eha  en  escogí  t  he  per  pásele,  p  declarHrmles  toa 
milagrosamente,  lo  primero  en  la  manera  con  ame 
les  dio  la  ley;  lo  segundo,  en  darles  ta  tierra  de 
promoción  echando  de  eüad  su*  habitadores.  VI.  La 
mpww.kiu  de  loe  ciudades  de  refugio  de  esta  parte 
del  Jordán»    VIL  Epilogo  de  todo  este  discurso. 

A  HORA  pues,  oh  Israel,  07c  los  estatu- 
wCjL  tos,  7  derechos  que  70  os  enseño 
para  que  hagáis,  7  viváis,  7  entréis,  7 
heredéis  la  tierra  que  Jehova  el  Dios  de 
vuestros  padree  te  da. 

2  No  afiadireis  4  la  palabra,  que  70  os 
mando,  ni  disminuiréis  de  ella,  para  que 
guardéis  los  mandamientos  do  Jehova 
vuestro  Dios,  que  70  os  mando. 

3  Vuestros  ojos  vieron  lo  que  hizo  Je- 
hova por  Bahal-Pebor :  que  4  todo  hom- 
bre que  fué  en  pos  de  Btihal-Pelior  des- 
truyó Jehova  tu  Dios  de  en  medio  de  ti : 

4  Mas  vosotros,  que  os  llegasteis  4  Je- 
hova vuestro  Dios,  todos  ettak  vivos  hoy. 

5  Mirad,  yo  os  he  enseñado  estatutos  y 
derechos,  como  Jehova  mi  Dios  me 
mandó,  para  que  hagáis  asi  en  medio  de 
la  tierra  en  la  cual  éntrate  para  here- 
darla. 

175 


DEÜTEROÍJOMIO. 


6  Guardad  pites,  y  haced:  porque  esta 
es  vuestra  sabiduría,  7  vuestra  inteli- 
gencia en  ojos  de  los  pueblos,  que  oirán 
todos  estos  estatutos,  y  dirán :  Cierta- 
mente pueblo  sabio  y  entendido,  gente 
grande  es  esta. 

7  Porque  ¿qué  gente  hay  grande,  que 
tenga  los  dioses  cercanos  á  si,  como  Je- 
nova  nuestro  Dios  en  todas  las  cosas  por 
tas  cuales  le  llamamos?' 

8  T  ¿qué  gente  hay  grande,  que  tenga 
estatutos  y  derechos  justos,  como  «8  toda 
esta  ley,  que  yo  doy  delante  de  voso- 
tros hoy? 

9  í  Por  tanto  guárdate,  y  guarda  tu  al- 
ma con  diligencia,  que  nO  te  olvides  de 
las  cosas  que  tus  ojos  han  visto,  ni  se 
aparten  de  tu  corazón  todos  los  días  de 
tu  vida:  y  enseñarlas  has  á  tus  lujos,  y  á 
los  hyos  de  tus  hijos. 

10  £1  día  que  estuviste  delante  de  Je- 
hova  tu  Dios  en  Horeb,  cuando  Jehova 
me  dtfo:  Júntame  el  pueblo,  para  que 
yo  les  haga  oir  mis  palabras,  las  cuales 
aprenderán  para  temerme  todos  los  dias 
que  vivieren  sobre  la  tierra,  y  ensenarán 
á  sus  hyos. 

11  Y  os  llegasteis,  y  os  pusisteis  al  pié 
del  monte,  y  el  monte  ardía  en  fuego 
hasta  en  medio  de  los  cielos,  tinieblas, 
n%be,  y  oscuridad. 

12  Y  habló  Jehova  con  vosotros  de  en 
medio  del  fuego ;  la  voz  do  sus  palabras 
oísteis,  mas  figura  ninguna  visteis  mas 
de  la  voz. 

13  Y  él  os  denunció  su  concierto,  el 
cual  os  mandó  que  hicieseis,  las  diez 
palabras,  y  escribiólas  en  dos  tablas  de 
piedra.  • 

14  A  mi  también  me  mandó  Jehova  en- 
tonces, que  os  enseñase  los  estatutos  y 
derechos,  para  que  los  hicieseis  en  la 
tierra,  á  la  cual  pasáis,  para  poseerla, 

15  %  Guardad  pues  mucho  vuestras  al- 
mas ;  porque  ninguna  figura  visteis  el 
día  que  Jehova  habló  con  vosotros  en 
Horeb  do  en  medio  del  fuego ; 

16  Que  no  corrompáis,  y  hagáis  para 
vosotros  escultura,  imagen  de  alguna 
semejanza,  figura  de  macho  ó  de  hem- 
bra: 

17  Figura  de  ningún  animal,  que  sea  en 
la  tierra,  figura  de  ningún  ave  de  alas 
que  vuele  por  el  aire, 

18  Figura  de  ningún  animal  que  vaya 
arrastrando  por  la  tierra,  figura  de  nin- 
gún pez  que  ssU  en  el  agua  debajo  de 
la  tierra. 

17» 


19  Y  porque  no  alces  tus  ojos  al  délo, 
y  veas  el  sol,  y  la  luna,  y  las  estrellas,  y 
todo  el  ejército  del  cielo,  y  seas  impelí' 
do,  y  te  inclines  á  ellos,  y  les  sirvas,  por- 
que Jehova  tu  Dios  los  ha  concedido  á 
todos  los  pueblos  debajo  do  todos  los 
délos. 

20  Empero  á  vosotros  Jehova  os  tomó, 
y  os  saco  dd  horno  de  hierro,  de  Egyp- 
to,  para  que  seáis  á  él  por  pueblo  de  he- 
redad, como  parece  en  este  dia, 

21  Y  Jehova  se  enojó  contra  mi  sobre 
vuestros  negocios,  y  Juró  que  yo  no  pa- 
sarla d  Jordán,  ni  entrarla  en  la  buena 
tierra,  que  Jehova  tu  Dios  te  da  por  he- 
redad. 

22  Por  lo  cual  yo  muero  en  esta  tierra, 
y  no  paso  el  Jordán :  mas  vosotros  pa- 
saréis, y  heredaréis  esta  buena  tierra. 

28  Guardaos  no  os  olvidéis  del  concier- 
to de  Jehova  vuestro  Dios,  que  él  con- 
certó con  vosotros,  y  os  hagáis  escultu- 
ra, imagen  de  cualquier  cosa,  como  Je- 
hova tu  Dios  te  ha  mandado. 

24  Porque  Jehova  tu  Dios  es  ruego  que 
consume,  Dios  zeloso. 

25  t  Cuando  hubiereis  engendrado  hi- 
jos y  nietos,  y  hubiereis  envejeddo  en 
aquella  tierra,  y  corrompiereis,  y  hidé- 
reís  escultura,  Imagen  de  cualquier  cosa, 
y  hiciereis  mal  en  ojos  de  Jehova  vues- 
tro Dios  para  enojarle, 

26  Yo  pongo  hoy  por  testigos  al  délo  y 
á  la  tierra,  que  pereciendo  pereceréis 
presto  de  la  tierra  á  la  cual  pasáis  el  Jor- 
dán para  heredarla:  no  estaréis  en  ella 
largos  dias,  que  no  seáis  destruidos. 

27  Y  Jehova  os  esparcirá  entre  los  pue- 
blos, y  quedaréis  pocos  hombres  en  nú- 
mero entre  las  gentes  á  las  cuales  Jeho- 
va os  llevará. 

28  Y  serviréis  allí  á  dioses  hechos  do 
manos  de  hombre,  á  madera,  y  á  piedra, 
que  no  ven,  ni  oyen,  ni  comen,  ni  hue- 
len. 

29  Mas  si  desde  allí  buscares  á  Jehova 
tu  Dios,  hallarle  has :  si  le  buscares  do 
todo  tu  corazón,  y  de  toda  tu  alma. 

80  Cuando  estuvieres  en  angustia,  y  te 
hallaren  todas  estas  cosas,  si  á  la  postre 
te  volvieres  á  Jehova  tu  Dios,  y  oyeres 
su  voz, 

31  Porque  Dios  misericordioso  es  Jeho- 
va tu  Dios,  no  te  dejara,  ni  te  destruirá, 
ni  se  olvidará  dd  concierto  de  tus  pa- 
dres, que  les  juró. 

82  ?  Porque  pregunta  ahora  de  los 
tiempos  antiguos,  que  han  sido  antes  de 


DEUTERONOMIO. 


tí,  dcftde  el  di* que  creó  Dio»  al  hombre 
sobre  la  tierra,  y  desda  el  un  cabo  del 
cielo  al  otro,  ¿  si  Be  ha  hecho  coa*  seme- 
jante á  esta  gran  cosa,  ó  se  haya  oido 
otra  como  ella? 

33  ¿Ha  oido  pueblo  ajgitno  la  toa  de 
Dios,  que  hablase  de  en  medio  del  fuego, 
y  ha  vivido,  como  tú  la  oiste  ? 

34  O  ¿he  probado  Dios  á  venir  á  tomar 
para  £i  gente  de  en  medio  de  otra  gente 
con  pruebas,  con  señales,  con  milagros, 
y  con  guerra,  y  mano  fuerte,  y  brazo  ex- 
tendido, y  espantos  grandes,  como  to- 
das las  cosas  que  hizo  con  vosotros  Je- 
hoya  vuestro  Dios  en  Egypto  á  tus  ojos  ? 

35  A  tí  te  fué  mostrado,  para  que  su- 
pieses, que  Jehova  él  es  Dios,  no  hay 
mas  fuera  de  él 

36  De  los  cielos  te  hizo  oir  su  voz,  para 
enseñarte,  y  sobre  la  tierra  te  mostró  su 
gran  mego,  y  sus  palabras  has  oido  de 
en  medio  del  fuego. 

37  T  por  'cuanto  él  amó  á  tus  padres, 
escogió  su  simiente  después  de  ellos,  y 
te  sacó  delante  de  si  de  Egypto  con  su 
gran  poder: 

38  Para  echar  de  delante  de  ti  gentes 
grandes,  y  mas  fuertes  que  tú,  y  para 
meterte  á  ti,  y  darte  su  tierra  por  here- 
dad, como /aira*  hoy. 

39  Aprende  pues  hoy,  y  reduce  á  tu  co- 
razón que  Jehova  él  es  el  Dios  arriba  en 
el  cielo,  y  abajo  sobre  la  tierra,  no  hay 
otro* 

40  Y  guarda  sus  estatutos  y  sus  man- 
damientos, que  yo  te  mando  hoy,  para 
que  hayas  bien  tú  y  tus  hijos  después  de 
ti,  y  prolongues  tus  días  sobre  la  tierra, 
que  Jehova  tu  Dios  te  da  todo  el  tiempo. 

41  í  Entonces  apartó  Moyses  tres  ciu- 
dades de  esta  parte  del  Jordán  al  naci- 
miento del  sol, 

42  Para  que  huyese  allí  el  homicida,  que 
matase  á  su  prójimo  por  yerro,  que  no 
hubiese  tenido  enemistad  con  él  desde 
ayer  ni  desde  anteayer;  que  huyese  á 
una  de  estas  ciudades,  y  viviese. 

43  A  Bosor  en  el  desierto  en  tierra  de 
la  campana,  de  los  Rubenitas ;  y  á  Ra- 
moth  en  Galaad,  de  los  Gaditas ;  y  á  Go- 
lam  en  Basan,  de  los  de  Maneases. 

44  ^  Esta  pues  es  la  ley  que  Moyses 
propuso  delaute  de  los  hijos  de  Israel. 

45  Estos  »m  los  testimonios,  y  los  es- 
tatutos, y  los  derechos  que  Moyses  dyo 
á  los  hijos  de  Israel,  cuando  hubieron 
salido  de  Egypto : 

46  De  esta  parte  del  Jordán  en  el  valle, 
Span.  12 


delante  de  Beth-Peber  en  la  tierra  de 

Sebón  rey  de  los  Amorrheoe,  que  habi- 
taba en  Hesebon,  al  cual  hirió  Moysea  y 
los  lujos  de  Israel,  cuando  hubieron  sa- 
lido de  Egypto. 

47  T  poseyeron  su  tierra,  y  la  tierra  de  • 
Og  rey  de  Basan,  dos  reyes  de  loe  Amor- 
rheoe,  que  fiaban  de  esta  parte  del  Jor- 
dán al  nacimiento  del  sol: 

48  Desde  Aroer,  que  Miaba  Junto  á  la 
ribera  del  arroyo  de  Araon  hasta  el  mon- 
te de  Sion,  que  es  Hermon. 

40  T  toda  la  campaña  de  esta  parte 
del  Jordán  al  oriente.hasta  la  mar  de  la 
campaña,  las  vertientes  de  las  aguas 
abajo  del  Phasga, 

CAPITULO  V.     • 

Repite  te  lev  del  decálogo.  TI.  El  miedo  del  ptuMo 
ofcte  te  fey,  A  «a«M  del  cwd  pidié  <t*e  Moyee/mm 
tercero  entre  Dioe  y  ettcw,  y  Dto*  lo  «probo. 

Y  LLAMO  Moyses  á  todo  Israel,  y 
dejóles:  Oye  Israel  los  estatutos  y 
derechos,  que  yo  pronuncio  hoy  en 
vuestros  oidos,  y  aprendadlos,  y  guar- 
darlos neis  para  hacerlos. 

2  Jehova  nuestro  Dios  hizo  concierto 
con  nosotros  en  Horco. 

3  No  con  nuestros  padres  hizo  Jehova 
este  concierto,  sino  con  nosotros  todos 
los  que  estamos  aquí  hoy  vivos. 

4  Cara  á  cara  habló  Jehova  con  voso- 
tros en  el  monte  de  en  medio  del  fuego; 

5  Y  yo  estaba  entonces  entre  Jehova  y 
vosotros,  para  denunciaros  la  palabra  de 
Jehova ;  porque  vosotros  tuvisteis  temor 
del  fuego,  y  no  subisteis  al  monte;  di- 
ciendo : 

6  Yo  soy  Jehova  tu  Dios,  que  te  saqué 
de  tinrra  de  Egypto,  de  casa  do  siervos : 

7  No  tendrás  dioses  extraños  delante 
de  mi ; 

8  No  harás  para  tí  escultura,  ninguna 
imagen  de  cosa  que  esté  arriba  en  los  cie- 
los, ó  abajo  en  la  tierra,  ó  en  las  aguas 
debajo  de  la  tierra : 

9  No  te  inclinarás  aellas  ni  les  servirás: 
porque  yo  soy  Jehova  tu  Dios,  fuerte, 
zeloso,  que  visito  la  iniquidad  do  los 
padres  sobre  los  lujos,  y  sobre  los  terce- 
ros, y  sobre  los  cuartos  á  los  que  me 
aborrecen, 

10  Y  que  hago  misericordia  á  millares 
á  los  que  me  aman,  y  guardan  mis  man- 
damientos. 

11  No  «tomarás  en  vano  el  nombre  de 
tu  Dios  Jehova;  porquo  Jehova  no  dará 
por  Inocente  al  que  tomare  en  vano  su 


DEUTERONOMIO. 


19  Guardarás  el  dia  del  sábado  para 
santificarlo,  como  Jehova  tu  Dios  te  ha 
mandado. 

13  Seis  dias  trabajarás,  y  harás  toda  tu 
obra: 

14  Y  el  séptimo,  sábado  á  Jehova  tu 
Dios :  ninguna  obra  harás  tú,  ni  tu  hijo, 
ni  tn  luja,  ni  tu  sierro,  ni  tu  sierra,  ni 
tu  buey,  ni  tu  asno,  ni  ningún  animal 
tuyo,  ni  tu  peregrino,  que  está  dentro  de 
tus  puertas ;  porque  descanse  tu  sierro  y 
tu  sierra,  como  tú. 

15  Y  acuérdate  que  fuiste  siervo  en 
tierra  de  Egypto,  y  Jehova  tu  Dios  te 
sacó  de  allá  con  mano  fuerte,  y  brazo 
extendido :  por  lo  cual  Jehova  tu  Dios 
te  ha  mandado,  que  hagas  el  dia  del  sá- 
bado. 

16  Honra  á  tu  padre  y  á  tu  madre,  como 
Jehova  tu  Dios  te  ha  mandado,  para  que 
sean  prolongados  tus  dias,  y  para  que 
hayas  bien  sobre  la  tierra  quo  Jehova  tu 

.  Dios  te  da. 

17  No  matarás. 

18  No  adulterarás. 

19  No  hurtarás. 

20  No  dirás  falso  testimonio  contra  tu 
prójimo. 

21  No  codiciarás  la  muger  de  tu  próji- 
mo, ni  desearás  la  casa  do  tu  prójimo,  ni 
su  tierra,  ni  su  siervo,  ni  su  sierva,  ni  su 
buey,  ni-  su  asno,  ni  ninguna  cosa,  que 
sea  de  tu  prójimo. 

22  Estas  palabras  habló  Jehova  á  toda 
vuestra  congregación  en  el  monte  de  en 
medio  del  mego,  de  la  nube  y  de  la  os- 
curidad, á  gran  vos,  y  no  anadió.  Y  es- 
cribiólas en  dos  tablas  de  piedra,  las 
cuales  me  dio  á  mi.  .•— 

28  í  Y  aconteció,  que  como  vosotros  oís- 
teis la  voz  de  en  medio  de  las  tinieblas, 
y  visteis  al  monte  que  ardía  en  fuego, 
llegasteis  á  mi  todos  los  principes  de 
vuestras  tribus  y  vuestros  ancianos; 

24  Y  dijisteis:  He  aquí,  Jehova  nuestro 
Dios  nos  ha  mostrado  su  gloria,  y  su 
grandeza,  y  su  voz  hemos  oido  de  en 
medio  del  fuego :  hoy  hemos  visto  que 
Jehova  habla  al  hombre,  y  vive. 

25  Ahora,  pues  ¿por  qué  moriremos? 
que  esto  gran  fuego  nos  consumirá:  si 
tornáremos  á  oir  la  voz  de  Jehova 
nuestro  Dios,  moriremos. 

26  Porque  ¿qué  es  toda  carne,  para  quo 
oiga  la  voz  del  Dios  viviente  qtre  habla 
de  en  medio  del  fuego,  como  nosotros, 
y  viva? 

27  Llega  tú,  y  oye  todas  las  cosas  que 

178 


dijere  Jehova  nuestro  Dios,  y  tú  nos  di- 
rás á  nosotros  todo  lo  que  te  dijere  Je- 
hova nuestro  Dios  á  ti,  y  oiremos  y  ha- 
remos. 

28  Y  oyó  Jehova  la  voz  de  vuestras  pa- 
labras, cuando  me  hablabais  á  mi,  y  dí- 
Jome  Jehova:  Yo  he  oido  la  voz  de  las 
palabras  de  este  pueblo,  que  han  habla- 
do :  bien  es  todo  lo  que  han  dicho. 

29  ¿Quién  diese  quo  tuviesen  tal  cora- 
zón, que  me  temiesen,  y  guardasen  to- 
dos mis  mandamientos  todos  los  dias, 
para  que  hubiesen  bien  para  siempre 
ellos  y  sus  mjos  ? 

80  Vé,  diles :  Volveos  á  vuestras  tiendas. 

81  Y  tú  estáte  aqui  conmigo  para  que 
yo  te  diga  todos  los  mandamientos,  y 
estatutos  y  derechos  que  tú  les  enseria- 
rás que  hagan  en  la  tierra,  que  yo  les 
doy  para  que  la  hereden. 

82  Guardad  pues  que  hagáis,  como  Je- 
hova vuestro  Dios  os  ha  mandado:  noos 
apartéis  á  diestra  ni  á  siniestra. 

88  En  todo  camino  que  Jehova  vuestro 

Dios  os  ha  mandado,  andaréis,  porque 

viváis,  y  hayáis  bien,  y  tengáis  largos 

dias  eñ  la  tierra,  que  habéis  de  heredar. 

CAPITULO  VL 

Exhorta  al  pueblo  d  la  obediencia  dé  ¿Nm,  dm  «mor, 
y  al  estudio  contuvo  de  m  ley.  II.  Avitale»  quo 
por  la  proceridad  de  la  tierra  de  promisión  no 
olviden  d  Dio*.    III.  Que  te  guarden  de  teouir  la» 

,  idolatría*  de  Uu  mente*  comarcana*.  IV.  Que  no 
tienten  d  Dio*,  mas  que  obedezcan  d  tus  manda- 
miento*. Y.  Que  den  razón  d  tus  hijo*  de  tu  pro- 
fetion  propagando  en  ello*  la  memoria  de  la  aoer- 
tad  quo  Dio*  le»  dio,  de  Egypto. 

ESTOS  pues  son  los  mandamientos, 
estatutos,  y  derechos,  que  Jehova 
vuestro  Dios  mandó  que  os  enseñase 
que  hagáis  en  la  tierra  á  la  cuaLvosotroe 
pasáis  para  heredarla ; 

2  Para  que  temas  a  Jehova  tu  Dios 
guardando  todos  sus  estatutos,  y  sus 
mandamientos,  que  yo  te  mando,  tú,  y 
tu  hijo,  y  el  hijo  de  tu  lujo,  todos  los 
dias  de  tu  vida,  y  que  tus  dias  sean  pro- 
longados : 

8  Oye  pues,  oh  Israel,  y  guarda  que  ha- 
gas, para  que  hayas  bien,  y  seáis  muy 
multiplicados,  como  te  ha  dicho  Jehova 
el  Dios  de  tus  padres,  en  la  tierra  que 
corre  leche  y  miel. 

4  Oye  Israel,  Jehova  nuestro  Dios,  Je- 
hova uno  €%. 

5  Y  amarás  á  Jehova  tu  Dios  de  todo 
tu  corazón,  y  de  toda  tu  alma,  y  de 
todo  tu  poder. 

6  Y  estas  palabras,  quo  yo  te  mando 


DEUTER0N0M10. 


7  T  repetirlas  has  á  toa  hrjoa,  y  habla- 
rás de  ellas  estando  en  tu  casa,  y  andan- 
do por  el  camino,  y  acostándote  en  la 
cama,  y  levantándote : 

8  Y  atarlas  has  por  señal  en  tn  manó, 
y  estarán  por  frontales  entre  tus  ojos. 

9  Y  escribirlas  has  en  los  postes  de  tu 
casa,  y  en  tus  portadas. 

10  í  Y  será,  qw  cuando  Jehova  tu  Dios 
te  hubiere  metido  en  la  tierra,  que  juró 
á  tus  padres  Abraham,  Isaac,  y  Jacob, 
para  dártela  á  ti,  ciudades  grandes  y 
buenas,  que  tú  no  edificaste ; 

11  Y  casas  llenas  de  todo  bien,  que  tú 
no  henchiste,  y  cisternas  caradas,  que 
tú  no  cavaste,  Tifias  y  olivares  que  tú  no 
plantaste:  y  comieres,  y  te  hartares; 

13  Guárdate  que  no  te  olvides  de  Je- 
hora,  que  te  sacó  de  tierra  lio  Egypto 
de  casa  de  sierros. 

13  A  Jehora  tu  Dios  temerás,  y  á  él 
servirás  y  por  su  nombre  jurarás : 

14  ?  No  andaréis  en  pos  de  Dioses  age- 
nos,  de  los  dioses  do  los  pueblos  que 
eatán  en  vuestros  al  derredores : 

15  Porque  el  Dios  zeloso  Jehora  tn 
Dios  en  medio  de  ti  esfef,  porque  no  se 
aire  el  furor  de  Jehora  tu  Dios  contra  ti, 
y  te  destruya  de  sobre  la  haz  de  la  tierra. 

16  ?  No  tentaréis  á  Jehora  vuestro 
Dios,  como  le  tentasteis  en  Massa. 

17  Guardando  guardaréis  los  manda- 
mientos de  Jehora  vuestro  Dios,  y  sus 
testimonios,  y  sus  estatutos,  que  te  ha 
mandado. 

18  Y  harás  lo  recto  y  lo  bueno  en  ojos 
de  Jehova,  para  que  hayas  bien,  y  en- 
tres, y  heredes  la  buena  tierra,  que  Je- 
hova juró  á  tus  padres. 

19  Para  que  él  echo  á  todos  tus  enemi- 
gos de  delante  de  tu  presencia,  como 
Jehora  ha  dicho.  * 

20  \  Cuando  mañana  te  preguntare  tu 
htyo,  diciendo :  ¿  Quéson  los  testimonios, 
y  estatutos,  y  derechos,  que  Jehora 
nuestro  Dios  os  mandó  f 

21  Entonces  dirás  á  tu  hijo:  2To$otro$ 
éramos  sierros  de  Pharaon  en  Egypto,  y 
Jehova  nos  sacó  de  Egypto  con  mano 
fuerte: 

22  Y  dio  Jehova  señales  y  milagros 
grandes  y  malos  en  Egypto  sobre  Pha- 
raon, y  sobre  toda  su  casa  delante  de 
nuestros  ojos : 

23  Y  nos  sacó  de  allá  para  traernos,  y 
darnos  la  tierra,  que  juró  á  nuestros  pa- 
dres. 

24  Y  nos  mandó  Jehova  que  hiciése- 


mos todos  estos  estatutos,  para  que  te- 
mamos á  Jehova  nuestro  Dios,  para  que 
hayamos  bien  todos  los  dias,  para  que 
nos  de  vida,  como  parece  hoy. 
25  Y  tendremos  justicia,  cuando  guar- 
daremos haciendo  todos  estos  manda- 
mientos delante  de  Jehova  nuestro  Dios, 
como  el  nos  ha  mandado. 

capitulo  m 

Mándale»  que  entrado*  en  la  tierra  de  promisión  des- 
truyan del  todo  d  lo»  moradore»  de  ella,  que  no  la» 
tomen  d  merced,  ni  consuegren  con  ello»,  porque  no 
*e  le»  pegue  su  idolatría.  IL  Declárale»  como  Dio» 
lo»  escogió  no  por  m  dignidad  ni  mérito»,  sino  por 
su  puro  amor  para  que  le  conozcan  y  obedezcan, 
ni.  Que  el  premio  de  su  obediencia  terd  mantener 
Dio»  con  ellos  m  pacto,  y  amarlos,  S(C.  IV.  Mán- 
dales que  se  acuerden  de  lo  que  hizo  por  ellos  en 
Egypto,  para  que  confien  de  el  que  también  des- 
truirá las  gente»  que  posen  la  tierra  de  promisión, 
V.  Vuélvele»  d  mandar  que  destruyan  tu»  estatua», 
y  que  ninguna  cosa  codicien  de  ellas,  mas  que  lo 
quemen  todo  d  Juego. 

CUANDO  Jehora  tu  Dios  te  hubiere 
metido  en  la  tierra  en  la  cual  tú  has 
de  entrar  para  heredarla,  y  hubiere  echa- 
do las  muchas  gentes  de  delante  de  tu 
presencia,  al  Hettheo,  y  al  Gergeseo,  y 
al  Amorrheo,  y  al  Chananeo,  y  al  Phe- 
rezeo,  y  al  Hcveo,  y  al  Jebnzco,  siete 
naciones  muchas  y  fuertes  mas  que  tú ; 

2  Y  Jehova  tu  Dios  las  hubiere  entre- 
gado delante  de  tí,  y  las  hirieres,  des- 
truyendo las  destruirás:  no  harás  con 
ellos  alianza,  ni  los  tomarás  á  merced : 

3  Y  no  consuegrarás  con  ellos :  no  darás 
tu  htya  á  su  hijo,  ni  tomarás  su  hija  para 
tu  hijo; 

4  Porque  tirará  á  tu  hijo  de  en  pos  do 
mi,  y  servirán  á  dioses  ágenos ;  y  el  fu- 
ror de  Jehora  se  encenderá  sobre  roso- 
tros,  y  destruirte  ha  presto. 

5  Bino  asi  haréis  con  ellos :  Sus  altares 
destruiréis,  y  sus  estatuas  quebraréis,  y 
cortaréis  sus  bosques,  y  sus  esculturas 
quemaréis  en  el  fuego. 

6  ^  Porque  tú  eres  pueblo  santo  á  Je- 
hova tu  Dios :  Jehora  tu  Dios  te  ha  es- 
cogido para  ser  á  él  un  pueblo  singular 
mas  que  todos  los  pueblos,  que  están 
sobre  la  haz  do  la  tierra. 

T^fcfo  por  ser  vosotros  mas  que  todos 
los  pueblos,  os  ha  codiciado  Jehova,  y 
os  ha  escogido:  porque  vosotros  erai* 
los  mas  pocos  de  todos  los  pueblos : 

8  Mas  porque  Jehova  os  amó,  y  quiso 
guardar  el  juramento  que  juró  á  vues- 
tros padres,  os  sacó  Jehova  con  mano 
fuerte,  y  os  rescató  de  casa  do  siervos, 
de  la  mano  de  Pharaon  rey  de  Egypto. 

9  Y  para  que  sepas  que  Jehova  tu  Dios 

179 


DEUTERONOMIO. 


es  Dios,  Dios  fiel,  que  guarda  el  con- 
cierto y  la  misericordia  á  los  que  le 
aman,  y  guardan  sus  mandamientos  has- 
ta las  mil  generaciones : 

10  Y  que  paga  en  su  cara  al  que  le  abor- 
rece, destruyéndole:  ni  dilatará  al  que 
le  aborrece,  en  su  cara  le  pagará. 

11  Guarda  pues  los  mandamientos,  y 
estatutos,  y  derechos  que  yo  te  mando 
hoy  que  hagas. 

12  Tí  Y  será,  que  por  haber  oido  estos 
derechos,  y  guardado,  y  hecholos,  Jeho- 
va tu  Dios  guardará  contigo  el  concierto 
y  la  misericordia,  que  Juró  á  tus  padres : 

13  Y  amarte  ha,  y  bendecirte  ha,  y 
multiplicarte  ha:  y  bendecirá  el  fruto 
de  tu  vientre,  y  el  fruto  de  tu  tierra,  y 
tu  grano,  y  tu  mosto,  y  tu  aceite,  la  cria 
do  tus  vacas,  y  los  rebaños  de  tus  ovejas 
en  la  tierra,  que  juró  á  tus  padres  que 
te  darla. 

14  Bendito  serás  mas  que  todos  los 
pueblos:  no  habrá  en  ti  estéril  macho 
ni  hembra,  ni  en  tus  bestias. 

15  Y  quitará  de  tí  Jehova  toda  enfer- 
medad, y  todas  las  malas  plagas  de 
Egypto,  que  tú  sabes:  no  las  pondrá 
sobre  ti,  antes  las  pondrá  sobre  todos 
los  que  te  aborrecieren. 

16  Y  consumirás  á  todos  los  pueblos, 
que  Jehova  tu  Dios  te  da:  no  los  per- 
donará tu  ojo :  no  servirás  á  sus  dioses, 
que  te  será  tropezón. 

17  1T  Cuando  dijeres  en  tu  corazón: 
Aquellas  gentes  son  muchas  mas  que 
yo,  ¿ cómo  las  podré  yo  desarraigar? 

18  No  tengas  temor  de  ellos,  acuérdate 
bien  do  lo  que  hizo  Jehova  tu  Dios  con 
Pharaon,  y  con  todo  Egypto : 

19  De  las  grandes  pruebas  que  vieron 
tus  ojos,  y  do  las  señales  y  milagros,  y 
de  la  mano  fuerte,  y  brazo. extendido 
con  que  Jehova  tu  Dios  te  sacó:  asi 
hará  Jehova  tu  Dios  con  todos  los  pue- 
blos de  cuya  presencia  tú  temieres. 

20  Y  también  enviará  Jehova  tu  Dios 
•obre  ellos  abispas  hasta  que  perezcan 
los  que  quedaren,  y  los  que  se  hubieren 
escondido  de  delante  do  ti.  # 

21  No  desmayes  delante  de  ellos,  que 
Jehova  tu  Dios  está  en  medio  de  ti,  Dios 
grande  y  temerosa 

22  Y  Jehova  tu  Dios  echará  estas  gen- 
tes de  delante  do  tí  poco  á  poeo :  no  las 
podrás  acabar  luego :  porque  las  bestias 
del  campo  no  se  aumenten  contra  ti. 

28  Mas  Jehova  tu  Dios  las  entregará 
delante  de  tí,  y  él  las  quebrantará  de  tm 


gran  quebrantamiento,  hasta  que  sean 
destruidos. 

2á  Y  él  entregará  sus  reyes  en  tu  mano, 
y  tú  destruirás  el  nombre  de  ellos  do 
debajo  del  cielo:  nadie  parará  delante 
de  tí  hasta  que  los  destruyas. 

25  1  Las  esculturas  de  sus  dioses  que- 
marás en  el  fuego,  no  codiciarás  plata 
ni  oro  de  sobre  ellas  para  tomártelo, 
porque  no  tropieces  en  ello,  porque  es 
abominación  á  Jehova  tn  Dios. 

26  Y  no  meterás  abominación  en  tu 
casa,  porque  no  seas  tú  anathema  como 
ello:  aborreciendo  lo  aborrecerás,  y 
abominando  lo  abominarás,  porque  es 
anathema. 

CAPITULO  VIH. 

Encomiéndale*  la  observancia  de  la  ley  acordán- 
dose del  tratamiento  que  Dios  les  ha  Mecho  por  el  de- 
sierto afligiéndolo*  para  mas  enseñarle*.  1L  Al 
mismo  propósito  le*  recita  la  fertilidad  de  la  tierra 
de  promisión.  III.  Avisóle*  que  con  la  hartura  y 
prosperidad  de  ella  no  se  olviden  de  Dios,  que  por 
tantas  vio*  se  les  ha  declarado,  y  se  atribuyan  asi- 
mismo* la  gloria  de  la  conquitta  de  la  tierra,  y  ta 
prosperidad  que  Dios  les  dmrd  en  ella  por  mantener 
la  verdad  de  su  concierto,  IV.  Protéstale*  que  si 
de  otra  manera  hicieren,  Dios  los  echará  también  d 
ellos  de  la  tierra,  como  echa  d  las  gente*  que  al  pre- 
sente la  poseían. 

T)DO  mandamiento,  que  yo  os  man- 
do hoy,  guardaréis  para  hacerlo,  por- 
que viváis,  y  seáis  multiplicados ;  y  en- 
tréis y  heredéis  la  tierra  de  la  cual  juró 
Jehova  á  Vuestros  padres. 

2  Y  acordarte  has  de  todo  el  camino, 
por  donde  te  ha  traído  Jehova  tu  Dios 
estos  cuarenta  años  en  el  desierto  para 
afligirte,  por  probarte  para  saber  lo  que 
estaba  en  tu  corazón,  si  hablas  de  guar- 
dar sus  mandamientos,  ó  no. 

3  Y  afligióte,  y  hízote  haber  hambre,  y 
sustentóte  con  man,  comida  que  no  co- 
nociste tú,  ni  tus  padres  la  conocieron; 
para  hacerte  saber,  que  el  honbre  no 
vivirá  de  solo  pan,  mas  de  todo  lo  qne 
sale  do  la  boca  de  Jehova  vivirá  el  hom- 
bre. 

4  Tu  vestido  nunca  se  envejeció  sobro 
ti,  ni  el  pié  se  te  ha  hinchado  por  estos 
cuarenta  años. 

5  Y  sepas  en  tu  corazón,  que  como 
castiga  el  hombre  á  su  hijo,  Jehova  tu 
Dios  te  castiga. 

6  1T  Guardarás  pues  los  mandamien- 
tos de  Jehova  tu  Dios  andando  en  sus 
caminos,  y  temiéndole. 

7  Porque  Jehova  tu  Dios  te  mete  en  la 
buena  tierra,  tierra  de  arroyos,  de  aguas, 
de  fuentes,  de  abismos  que  salen  por 
yegaB,ypormon|efd:by( 


DBUTKRONOMIO. 


8  Tierra  de  trigo,  7  cebada,  7  da  vides, 
7  higueras,  y  granados ;  tierra  de  olivas, 
de  aceite,  y  de  miel : 

9  Tierra  en  la  cual  no  comerás  el  pan 
con  mezquindad :  no  te  faltará  nada  en 
ella:  tierra  que  sna  piedras  eon  hierro, 
7  de  ios  montes  cortarás  metal 

10  Y  comerás  7  hartarte  has,  7  bende- 
cirás á  Jehova  tu  Dios  por  la  buena  tier- 
ra qne  te  habrá  dado. 

11  1T  Guárdate,  qno  no  te  olvides  de 
Jebera  tu  Dios,  para  no  guardar  sus 
mandamientos,  7  sus  derechos,  7  sus  es- 
tatutos, que  70  te  mando  hoy : 

12  Que  quizá  no  comas  7  te  hartes,  7 
edifiques  buenas  casas  en  que  mores, 

13  Y  tus  vacas  7  tus  ovejas  se  aumen- 
ten, 7  la  plata  7  el  oro  se  te  multiplique, 
7  todo  lo  que  tuvieres,  se  te  aumente, 

14  Y  tu  corazón  so  «eleve,  7  te  olvides 
de  Jehova  tu  Dios,  que  te  sacó  de  tierra 
de  Egvpto  de  casa  de  siervos : 

15  Que  te  hizo  caminar  por  un  desier- 
to grande  7  espantoso,  de  serpientes  ar- 
dientes, 7  de  escorpiones,  7  de  sed,  don- 
de ninguna  agua  habla,  7  él  te  sacó  agua 
de  la  peña  del  pedernal : 

10  Que  te  sustentó  con  man  en  el  de- 
sierto, comida  que  tus  padres  no  cono- 
cieron :  afligiéndote,  7  probándote,  para 
á  la  postre  hacerte  bien; 

17  Y  digas  en  tu  corazón:  Mi  potencia, 
7  la  fortaleza  de  mi  mano  me  ha  hecho 
esta  riqueza. 

18  Antes  te  acuerdes  de  Jehova  tu  Dios ; 
porque  él  te  da  la  potencia  para  hacer 
ka  riquezas,  para  confirmar  su  concier- 
to, que  juró  á  tus  padres :  como  partee 
en  este  dia.  ^ 

10  1  Y  será,  qué  si  olvidándote  te  olvi- 
dares de  Jehova  tu  Dios,  7  anduvieres 
en  pos  de  dioses  ágenos,  7  les  sirvieres, 
7  te  encorvares  á  ellos ;  yo  protesto  contra 
vosotros  hoy  que^pereciendo  pereceréis. 

20  Como  las  gentes  que  Jehova  des- 
Iruirá  delante  de  vosotros  asi  pereceréis, 
por  cuanto  no  habréis  oído  la  voz  de 
Jehova  vuestro  Dios. 

CAPITULO  IX. 

Avísate»  que  tampoco  te»  eoioa  en  el  pensamiento  qm 
Dios  tes  hopa  dado  la  tierra  por  respecto  de  eme 
mérito»  6  justicias:  qm  no  lo  habrá  hecho  tino  por 
castigar  ta  impiedad  de  toe  poeeedoree  de  ella,  y 
por  mmiemer  ta  verdad  del  poeto  hecho  con  toe 
padree.  U,  Snprmba  de  ello  lee  recita  smrebsno- 
neeparaqm  del  todo  pierdan  la  opinión  de su  jus- 
ticia, ntoetrdndole»  que  por  intercetion  eupa  no  son 
ya  muchos  veos»  consumidos  de  la  divina  ira. 

OYE  Israel:  Tu  pasas  ho7  el  Jordán 
pata  entrar  á  heredar  gentes  mas 


7  mas  fuertes  que  tá,  dudadas  grandes 
7  encastilladas  hssta  el  cielo; 

2  Un  pueblo  grande  7  alto,  hijos  de  gi- 
gantes, los  cuales  ya  tú  conoces ;  7  has 
oído,  ¿  Quién  parará  delante  de  los  hfyos 
del  gigante? 

3  Sepas  pues  hoy,  que  Jehova  tu  Dios 
es  el  que  pasa  delante  de  ti,  mego  con- 
sumidor, que  los  destruirá,  7  humillará 
delante  de  tí :  7  echarlos  has,  7  destruir- 
los has  luego,  como  Jehova  te  ha  dicha 

4  No  digas  en  tu  corazón,  cuando  Je- 
hova tu  Dios  los  echare  de  delante  de  tu 
presencia,  diciendo :  Por  mi  justicia  me 
ha  metido  Jehova  á  heredar  esta  tierra; 
que  por  la  Impiedad  de  estas  gentes  Je- 
hova las  echa  de  delante  de  ti 

5  No  por  tu  justicia,  ni  por  la  rectitud 
de  tu  corazón  entras  á  heredar  la  tierra 
de  ellos :  toas  por  la  impiedad  de  estas 
gentes  Jehova  tu  Dios  las  echa  de  de- 
lante de  ti,  7  por  confirmar  la  palabra 
que  Jehova  Juró  á  tus  padres  Abrahem, 
Isaac,  7  Jacob. 

6  Por  tanto  sepas  que  no  f>or  tu  justicia 
Jehova  tu  Dios  te  da  esta  buena  tierra, 
que  la  heredes :  que  pueblo  duro  de  cer- 
viz eres  tu. 

7  T  Acuérdate,  no  te  olvides  que  has 
provocado  á  ira  á  Jehova  tu  Dios  en  el 
desierto :  desde  el  dia  que  saliste  de  la 
tierra  de  Egvpto  hasta  que  entraste»  en 
este  lugar  habéis  sido  rebeldes  á  Jehova. 

8  Y  en  Horeb  provocaste*  á  ira  á  Jeho- 
va, y  Jehova  se  enojó  contra  vosotros 
para  destruiros. 

9  Cuando  yo  subí  al  monte  para  recibir 
las  tablas  de  piedra,  las  tablas  del  con- 
cierto que  Jehova  hizo  con  vosotros,  7  es- 
tuve en  el  monte  cuarenta  dias  7  cuaren- 
ta noches ;  no  comí  pan,  ni  bebí  agua : 

10  Y  Jehova  me  dio  las  dos  tablas  de 
piedra  escritas  con  el  dedo  de  Dios ;  7  en 
ellas  conforme  á  todas  las  palabras  que 
Jehova  os  habló  en  el  monte  de  en  me- 
dio del  fuego  el  dia  de  la  congregación. 

11  Y  fué  qué  al  cabo  de  los  cuarenta 
dias,  7  cuarenta  noches,  Jehova  me  dio 
las  dos  tablas  de  piedra,  las  tablas  del 
concierto. 

12  Y  dijome  Jehova:  Levántate,  des- 
ciende presto  de  aquí,  que  tu  pueblo 
que  sacaste  de  Egvpto  ha  corrompido, 
presto  se  han  apartado  del  camino,  que  yo 
les  mandé;  hánse  hecho  un  vaciadizo. 

13  Y  hablóme  Jehova,  diciendo :  Yo  he 
visto  este  pueblo,  7,  he  aqui,  el «  pueblo 
duro  de  cerviz :    3y  d( 

181 


DEUTBBONOMIO. 


14  Déjame  quo  los  destruya,  7  raiga  su 
nombre  de  debajo  del  cielo,  que  yo  te 
pondré  sobre  gente  fuerte  y  mucha  mas 
que  éL 

15  T  volví,  y  descendí  del  monte,  y  ei 
monte  ardía  en  fuego,  con  las  tablas  del 
concierto  en  mis  dos  manos. 

16  T  miré,  y,  be  aquí,  habíais  pecado 
contra  Jehova  vuestro  Dios :  o*  habíais 
hecho  un  becerro  de  vaciadizo ;  apartán- 
doos presto  del  camino  que  Jehova  os 
habla  mandado. 

17  Entonces  tomé  las  dos  tablas,  y  ar- 
rójelas de  mis  dos  manos,  y  quebrólas 
delante  de  vuestros  ojos. 

18  Y  écheme  delante  de  Jehova,  como 
antes,  cuarenta  días  y  cuarenta  noches : 
no  comí  pan,  ni  bebí  agua,  á  causa  de 
todo  vuestro  pecado  quo  habíais  pecado 
haciendo  mal  en  ojos  de  Jehova  enoján- 
dole: 

19  Porque  temí  á  causa  del  furor  y  de 
la  ira,  con  que  Jehova  estaba  enojado 
contra  vosotros  para  destruiros:  y  Je- 
hova me  oyó  también  esta  ve¿ 

20  Contra  Aaron  también  se  enojó  Je- 
hova en  gran  manera  para  destruirle;  y 
yo  oré  entonces  también  por  Aaron. 

21  T  tomé  á  vuestro  pecado  que  habíais 
hecho,  es  d  saber,  el  becerro ;  y  quémelo 
en  el  fuego,  y  desmenúcelo  moliéndolo 
bien,  hasta  que  fué  molido  en  polvo ;  y 
eché  el  polvo  de  él  en  el  arroyo  que  des- 
cendía del  monte. 

23  Y  en  Thabera,  y  en  Massa,  yen  Kib- 
roth-Hattaavah  enojasteis  también  á  Je- 
hova. 

28  Y  cuando  Jehova  os  envió  desde 
Cades-barne,  diciendo:  Subid,  y  heredad 
la  tierra,  que  yo  os  di,  también  fuisteis 
rebeldes  al  dicho  de  Jehova  vuestro 
Dios,  y  no  lo  creísteis,  ni  obedecisteis  á 
su  vos. 

24  Rebeldes  habéis  sido  á  Jehova  desde 
el  día  que  yo  os  conozco. 

25  Y  póstreme  delante  de  Jehova  cua- 
renta días  y  cuarenta  noches,  que  estuve 
echado,  porque  Jehova  dijo,  que  os  ha- 
bla de  destruir. 

26  Y  yo  oré  á  Jehova,  diciendo:  Señor 
Jehova,  no  destruyas  tú  pueblo,  y  tu  he- 
redad que  has  redimido  con  tu  grande- 
za, al  cual  sacaste  de  Egypto  con  mano 
fuerte. 

27  Acuérdate  de  tus  siervos  Abraham, 
Isaac,  y  Jacob :  no  mires  á  la  dureza  de 
este  pueblo,  y  á  su  impiedad,  y  á  su  pe- 
cado: 

182 


28  Porque  no  digan  lo*  dé  la  tierra  da 
donde  nos  sacaste :  Porque  no  pudo  Je- 
hova meterlos  en  la  tierra  que  les  babia 
dicho,  ó  porque  los  aborrecía,  los  sacó 
para  matarlos  en  el  desierto. 

29  Y  ellos  son  tu  pueblo,  y  tu  heredad, 
que  sacaste  con  tu  gran  fortaleza,  y  coa 
tu  brazo  extendido. 

CAPITULO  X. 

Prosiguiendo  el  propósito  repite  la  restitución  de  la» 
tablas  de  la  ley,  alguna»  partida»  del  pueblo,  la  #e- 
paracion  de  lo»  Levita».  U.  Resume  iodo  lo  que) 
Dio»  demanda  de  eu  puebla  en  temor,  ufiel  obediem- 
da  de  nu  mandamiento»,  111.  Para  ello  pide  «#- 
pirUual  circuncisión.  IV.  Encomienda  lo»  extran- 
geros.  V.  La  perseverancia  en  el  temor  de  Dio»  m 
•en  la  invocación  f  alabanza  de  m  nombre  por  ha- 
berlos multiplicado,  fe 

EN  aquel  tiempo  Jehova  mo  dijo: 
Alísate  dos  tablas  de  piedra  como 
las  primeras,  y  sube  á  mi  al  monte,  y 
házte  un  arca  de  madera ; 

2  Y  escribiré  en  aquellas  tablas  las  pa- 
labras que  estaban  en  las  tablas  prime- 
ras, que  quebraste ;  y  ponerlas  has  en  el 
arca. 

8  Y  hice  un  arca  de  madera  de  cedro,  y 
alisé  dos  tablas  de  piedra  como  las  pri- 
meras, y  subí  al  monte  con  las  dos  ta- 
blas en  mi  mano. 

4  Y  escribió  en  las  tablas,  conforme  á  la 
primera  escritura,  las  diez  palabras  que . 
Jehova  os  habla  hablado  en  el  monte  de 
en  medio  del  fuego  el  dia  do  la  congre- 
gación, y  diómelas  Jehova. 

5  Y  volví,  y  descendí  del  monte,  y  puse 
las  tablas  en  el  arca,  que  habla  hecho,  y 
allí  están,  como  Jehova  me  mandó. 

6  Después  los  lujos  de  Israel  partieron 
de  Beroth  de  los  hijos  de  Jacan  á  Ma- 
sera :  allí  murió  Aaron,  y  allí  fué  sepul- 
tado; y  tuvo  el  sacerdocio  por  él  su  hyo 
Eleazar. 

7  De  allí  partieron  á  Gadgad ;  y  de 
Gadgad  á  Jetcbatha  tierra  de  arroyo* 
de  aguas. 

8  En  aquel  tiempo* apartó  Jehova  la 
tribu  de  Levl,  para  que  llevase  el  arca 
del  concierto  de  Jehova,  para  que  estu- 
viese deíante  dfc  Jehova  para  servirle,  y 
para  bendecir  en  su  nombre  hasta  hoy ; 

9  Por  lo  cual  Levi  no  tuvo  parte  ni  he- 
redad, con  sus  hermanos :  Jehova  es  su 
heredad,  como  Jehova  tu  Dios  le  djjo. 

10  Y  yo  estuve  en  el  monte,  como  loa 
primeros  dias,  cuarenta  dias  y  cuarenta 
noches,  y  Jehova  me  oyó  también  .esta 
vez,  y  Jehova  no  quiso  destruirte. 

11  Y  díjome  Jehova:  Levántate,  anda 
para  que  partas  delante  del  pueblo,  para 


DEUTKRONOMIO. 


que  entren,  7  hereden  la  tierra,  que  juré 
á  snfl  padres  que  les  habla  de  dar. 

12  ^  Ahora  pues,  Israel,  ¿  qué  pide  Je- 
hora  tu  Dios  de  tí,  sino  que  temas  á  Je- 
hora  tu  Dios,  que  andes  en  todos  sus 
caminos,  y  que  le  ames,  y  sirias  á  Jeho- 
ra  tu  Dios  con  todo  tu  corazón,  7  con 
toda  tu  alma; 

13  Que  guardes  los  mandamientos  de 
Jehova,  y  sus  estatutos,  que  yo  te  man- 
do hoy,  para  que  hayas  bien  ? 

14  Ho  aqui,  de  Jebova  tu  Dios  mm  los 
ciclos  y  los  cielos  de  los  délos :  la  tierra 
y  todas  las  cosas  que  están  en  ella. 

15  Solamente  de  tus  padres  se  agradó 
Jehora,  para  amarlos :  y  escogió  su  si- 
miente después  de  ellos,  á  rosotros,  de 
todos  los  pueblos,  como  parece  en  este 
día. 

16  7  Circuncidad  pues  el  prepucio  de 
rucstro  corazón  :  y  no  endurezcáis  mas 
Tuestra  cerviz. 

17  Porque  Jehora  ruestro  Dios  es  Dios 
de  dioses,  y  Señor  de  señores,  Dios  gran- 
de, poderoso  y  terrible,  que  no  acepta 
personas,  ni  toma  cohecho : 

18  Que  hace  derecho  al  huérfano  y  á  la 
rinda :  que  ama  también  al  extrangero 
dándole  pan  y  vestido. 

*  19  %  Amaréis  pues  al  extrangero :  por- 
que extrangeros  fuisteis  rosotros  en 
tierra  de  Egypto. 

20  í  A  Jehora  tu  Dios  temerás,  á  él 
servirás,  á  él  te  allegarás,  y  por  su  nom- 
bre jurarás. 

21  £1  será  tu  alabanza,  y  él  será  tu  Dios, 
que  ha  hecho  contigo  estas  grandes  y 
terribles  cosas,  qne  tus  ojos  han  visto. 

22  Con  setenta  almas,  descendieron  tus 
padres  &  Egypto,  y  ahora  Jehora  te  ha 
hecho  como  las  estrellas  del  cielo  en 
multitud. 

CAPITULO  XI. 

"  Encárgale*  el  amor  d*  Dio»  y  *u  obediencia  tratándo- 
le» día  memoria  lo»  favore»  de  Dio»  que  habían  ex- 

I  perimentaáo  ñoetaenUmcem,  1L  Prométele»  bueno* 
temporale*  en  cato  que  le  obedezcan,  v  atemorizólo» 

'         con  grave  ira  de  Dios,  m  m  dieren  d  idolatría.    JÍJ. 

J         Encomiéndale»  grandemente  el  estudio  demUyre- 

}       jAtiendohx  lo*  y  1  x*nmn$  tmjoetu**»  adán. 

¿       A  MARÁS  pues  á  Jehova  tu  Dios,  y 
"|    -Tjl  guardaras  su  observancia,  y  sus  es- 
'    tatutos  y  sus  derechos,  y  sus  manda- 
mientos todos  los  dias. 
2  Y  sepáis  hoy,  que  no  TiáMo  con  vues- 
tros hijos,  que  no  han  sabido  nt  visto  el 
castigo  de  Jehova  vuestro  Dios,  su  gran- 
deza, su  mano  fuerte,  y  su  braco  exten- 
dido: 


3  Y  sus  señales,  y  sus  hechos  que  hizo 
en  medio  de  Egypto  á  Fharaon  rey  de 
Egypto,  y  á  toda  su  tierra. 

4  Y  lo  que  hizo  al  ejército  de  Egypto,  á 
sus  caballos,  y  á  sus  carros,  que  hizo  on- 
dear las  aguas  del  mar  Bermejo  sobre 
sus  faces  cuando  vinieron  en  pos  de  vo- 
sotros, y  Jehova  los  destruyó  hasta  hoy. 

5  Y  lo  qne  ha  hecho  con  vosotros  en  el 
desierto  hasta  que  habéis  llegado  á  este 
lugar. 

6  Y  lo  que  hizo  con  Dathan  y  Ahiron, 
hijos  de  Eliab,  mjo  de  Buben,  que  abrió 
la  tierra  su  boca,  y  tragó  4  ellos  y  á  sus 
casas,  y  sus  tiendas,  y  toda  la  hicienda, 
que  tenían  en  pió  en  medio  de  todo  Is- 
rael 

7  Mas  vuestros  ojos  han  visto  todos  los 
grandes  hechos  qne  Jehova  ha  hecho. 

8  1  Guardad  pues  todos  los  manda- 
mientos, que  yo  os  mando  hoy,  para  que 
seáis  esforzados,  y  entréis,  y  heredéis  la 
tierra,  á  la  cual  posáis  para  heredarla; 

9  Y  porque  os  sean  prolongados  los 
dias  sobre  la  tierra,  que  juró  Jehova  á 
vuestros  padres  que  habla  de  dar  á  ellos 
y  á  su  simiente,  tierra  que  corre  leche  y 
miel. 

10  Que  la  tierra  á  la  cual  entras  para 
heredarla,  no  es  como  la  tierra  de  Egyp- 
to, de  donde  habéis  salido,  que  sembra- 
bas tu  simiente,  y  regabas  con  tu  pié, 
como  huerto  de  legumbres. 

11  La  tierra  á  la  cual  pasáis  para  here- 
darla, es  tierra  de  montes  y  de  vegas:  de 
la  lluvia  del  cielo  has  de  beber  las  aguas. 

12  Tierra  que  Jehova  tu  Dios  la  procu- 
ra :  siempre  están  sobre  ella  los  ojos  de 
Jehova  tu  Dios  desdo  el  principio  del  ano 
hasta  el  cabo  del  año. 

13  Y  será  qne  si  obedeciendo  obede- 
ciereis á  mis  mandamientos,  que  yo  os 
mando  hoy,  amando  á  Jehova  vuestro 
Dios,  y  sirviéndole  con  todo  vuestro  co- 
razón, y  con  toda  vuestra  alma, 

14  Yo  daré  la  lluvia  de  vuestra  tierra  en 
su  tiempo,  temprana  y  tardía,  y  cogerás 
tu  grano,  y  tu  vino,  y  tu  aceite. 

15  Y  daré  yerba  en  tu  campo  para  tus 
bestias,  y  comerás,  y  hartarte  has. 

16  Guardaos  pues,  que  vuestro  corazón 
no  se  entontezca,  y  os  apartéis,  y  sirváis 
á  dioses  ágenos,  y  os  indinéis  a  ellos ; 

17  Y  se  encienda  el  furor  de  Jehova  so- 
bre vosotros,  y  cierre  los  cielos,  y  no 
haya  lluvia,  ni  la  tierra  dé  su  fruto,  y 
perezcáis  presto  de  la  buena  tierra  que 
Jehova  os  da.         C^  r\r\a\o 

Digitized  by  ^g^JOg  le 


DEUTERQNOMIO. 


18  ?  Mas  pondréis  estas  mis  palabras 
en  vuestro  corazón  y  en  vuestra  alma:  y 
atarlos  liéis  por  señal  en  vuestra  mano,  y 
serán  por  frontales  entre  vuestros  ojos.. 

19  T  enseñarlas  neis  á  vuestros  14)06» 
para  que  habléis  do  ellas,  sentado  en  tu 
casa,  andando  por  el  camino,  acostándote 
en  la  cama,  y  levantándote. 

20  T  escribirlas  has  en  los  postes  de  tu 
casa,  y  en  tus  portadas. 

21  Para  que  sean  aumentados  vuestros 
días,  y  los  dias  de  vuestros  hyos  sobre 
la  tierra  que  juró  Jehova  &  vuestros  pa- 
dres que  les  habla  de  dar,  como  los  días 
de  los  cielos  sobre  la  tierra. 

22  Porque  si  guardando  guardareis  to- 
dos estos  mandamientos,  que  yo  os  man- 
do, para  que  los  hagáis,  que  améis  á  Je- 
hova vuestro  Dios  andando  en  todos  sus 
caminos,  y  os  allegareis  A  él : 

28  Jehova  también  echará  todas  estas 
gentes  de  delante  de  vosotros,  y  pose- 
eréis gentes  grandes  y  fuertes  mas  que 
vosotros. 

21  Todo  lugar  que  pisare  la  planta  de 
vuestro  pié,  será  vuestro :  desde  el  de- 
sierto, y  el  Líbano :  desde  el  rio,  el  rio 
Euphrates  hasta  la  mar  postrera  será 
vuestro  término. 

25  Nadie  parará  delante  de  vosotros : 
vuestro  miedo  y  vuestro  temor  pondrá 
Jehova  vuestro  Dios  sobre  la  haz  de  to- 
da la  tierra  que  hollareis,  como  él  os  ha 
dicho. 

26  Mira :  Yo  pongo  hoy  delante  de  vo- 
sotros la  bendición,  y  la  maldición : 

27  La  bendición,  si  oyereis  los  manda- 
mientos de  Jehova  vuestro  Dios,  que  yo 
os  mando  hoy : 

28  Y  la  maldición,  si  no  oyereis  los 
mandamientos  de  Jehova  vuestro  Dios, 
mas  os  apartareis  del  camino,  que  yo  os 
mando  hoy  para  andar  en  pos  de  los  dio- 
ses ágenos  que  no  conocisteis. 

29  Y  será,  que  cuando  Jehova  tu  Dios 
te  metiere  en  la  tierra  á  la  cual  entras 
para  heredarla,  pondrás  la  bendición  so- 
bre el  monte  Garizim,  y  la  maldición 
sobre  el  monte  Hebal : 

80  Los  cuales  ttídn  de  la  otra  parte  del 
Jordán,  tras  el  camino  del  occidente  en 
la  tierra  del  Chananeo,  que  habita  en  la 
campaña  delante  de'  Galga!,  Junto  á  los 
llanos  de  Moren. 

81  Porque  vosotros  pasáis  el  Jordán 
para  ir  A  heredar  la  tierra  que  Jehova 
vuestro  Dios  os  da :  la  cual  heredaréis ; 
y  habitaréis  en  ella. 

184 


2$  Guardaréis  pues  que  hagáis  todos  loa 
estatutos,  y  derechos,  que  yo  doy  delante 
de  vosotros  hoy. 

CAPITULO  XIL 

Vuelve  A  encargarle»  que  asuelen  del  todo  la  idola- 
tría de  loe  gente»  que  van  d  eonqmietar,  g  que  te 
guarden  de  imitarlo»  en  ella.  II.  Que  en  tolo  el  lu- 
gar que  Dio»  señalare,  donde  renda  el  arca  de  mi 
alianza,  ofrezcan  »u»  tacrificio»  cuando  estuvieren 
de  atiento  en  la  tierra.  III.  Previene!*»  etmcrúpulo 
que  podrían  temer  de  comer  comunmente  de  la»  e#- 
pecie»  de  animóle»  conveniente»  d  ¡o»  tacri/tcioe, 
prohibiéndole»  de  ello»  tolamente  la  tañare.  IV  Arl- 
tale»  que  huigan  la  idolatría,  g  que  ni  aun  quúsron 
taber  lo»  rito»  de  ella. 

ESTOS  9on  los  estatutos  y  derechos 
que  guardaréis  para  hacer  en  la  tier- 
ra que  Jehova  el  Dios  de  tus  padres  te  ha 
dado,  para  que  la  heredes  todos  los  dias 
que  vosotros  viviereis  sobre  la  tierra. 

2  Destruyendo  destruiréis  todos  los  lu- 
gares donde  las  gentes,  que  vosotros 
heredaréis,  sirvieron  á  sus  dioses  sobre 
los  montes  altos,  y  sobre  los  collados,  y 
debajo  de  todo  árbol  espesa 

8  Y  derribaréis  sus  altares,  y  quebra- 
réis sus  imagines,  y  sus  bosques  que- 
maréis á  fuego :  y  las  esculturas  de  sus 
dioses  destruiréis,  y  desharéis  el  nom- 
bre de  ellas  de  aquel  lugar. 

4  No  haréis  así  á  Jehova  vuestro  Dios. 

5  %  Mas  el  lugar  que  Jehova  vuestro 
Dios  escogiere  de  todas  vuestras  tribus, 
para  poner  allí  su  nombre  por  su  habi- 
tación, buscaréis,  y  allá  vendréis. 

6  Y  allí  traeréis  vuestros  holocaustos, 
y  vuestros  sacrificios,  y  vuestros  diez- 
mos, y  la  ofrenda  de  vuestras  manos,  y 
vuestros  votos,  y  vuestras  qfrmda*  Vo- 
luntarias, y  los  primogénitos  de  vues- 
tras vacas  y  de  ynestras  ovejas. 

7  Y  comeréis  allí  delante  de  Jehova 
vuestro  Dios,  y  alegraros  neis  en  toda 
obra  de  vuestras  manos,  vosotros  y 
vuestras  casas,  en  que  Jehova  tu  Dios 
te  hubiere  bendecido. 

8  No  haréis  como  todo  lo  que  nosotros 
hacemos  aquí  hoy,  cada  uno  lo  que  le 
parece: 

9  Porque  aun  hasta  ahora  no  habéis 
entrado  al  reposo,  y  á  la  heredad,  que 
Jehova  vuestro  Dios  os  da. 

10  Mas  pasaréis  el  Jordán,  y  habitaréis 
en  la  tierra  que  Jehova  vuestro  Dios  os 
hace  heredar,  y  él  os  dará  reposo  de  to- 
dos vuestros  enemigos  al  derredor,  y 
habitaréis  seguros. 

11  Y  snfofieas,  si  lugar  que  Jehova  vues- 
tro Dios  escogiere  para  hacer  habitar  en 
él  su  nombre,  allí  traeréis  tedas  las  co- 


DKUTERONOMIO. 


■as,  que  yo  o*  astuto*  vuestros  holo- 
caustos, y  vuestros  sacrificios,  vuestros 
diesmos,  y  las  ofrendas  de  vuestras  ma- 
nos, y  toda  elección  de  vuestros  votos, 
que  hubiereis  prometido  á  Jehova. 

12  T  alegraros  hete  delante  de  Jehova 
vuestro  Dios  vosotros  y  vuestros  tajos, 
y  vuestras  hUas,  y  vuestros  siervos  y 
vuestras  sierras,  y  el  Levita  que  atuviere 
dentro  de  vuestras  puertas :  por  cuanto 
no  tiene  parte  ni  heredad  con  vosotros. 

13  Guárdate,  que  no  ofrezcas  tus  holo- 
caustos en  cualquier  lugar,  que  vieres : 

14  Mas  en  el  lugar,  que  Jehova  esco- 
giere en  una  de  tus  tribus,  allí  ofrécelas 
tus  holocaustos,  y  alH  harás  todo  lo  que 
yo  temando. 

15  \  Solamente  conforme  al  deseo  de 
tu  alma  matarás,  y  comerás  carne  según 
la  bendición  de  Jehova  tu  Dios,  la  enal 
él  te  dará  en  todas  tus  villas,  el  inmundo 
y  el  limpio  la  comerá,  como  un  corso,  ó 
como  un  ciervo : 

16  Salvo  que  sangre  no  comeréis:  so- 
bre la  tierra  la  derramaréis,  como  agua. 

17  Ni  podrás  comer  en  tus  villas  el 
diezmo  de  tu  grano,  6  de  tu  vino,  ó  de 
tu  aceite;  ni  los  primogénitos  de  tus 
vacas,  ni  de  tus  ovejas :  ni  tus  votos  que 
prometieres,  ni  tus  ofrtnda*  voluntarlas, 
ni  las  ofrendas  de  tus  manos. 

18  Mas  delante  de  Jehova  tu  Dios  las 
comerás,  en  el  lugar  que  Jehova  tu  Dios 
escogiere,  tú,  y  tu  lujo,  y  tu  luja,  y  tu 
siervo  y  tu  sierva,  y  el  Levita  que  esto*  en 
tus  villas:  y  alegrarte  has  delante  de  Je- 
hova-tu  Dios  en  toda  obra  de  tus  manos. 

19  Guárdate,  no  desampares  al  Levita 
en  todos  tus  días  sobre  tu  tierra. 

20  Cuando  Jehova  tu  Dios  ensanchare 
tu  término,  como  él  te  ha  dicho,  y  tú 
dijeres:  Comeré  carne:  porque  deseó 
tu  alma  comer  carne,  conforme  á  todo 
el  deseo  de  tu  alma  comerás  carne. 

21  Cuando  estuviere  lejos  de  ti  el  lu- 
gar, que  Jehova  tu  Dios  escogerá,  para 
poner  allí  su  nombre,  matarás  de  tus 
vacas,  y  de  tus  ovejas,  que  Jehova  te 
hubiere  dado,  como  yo  te  he  mandado, 
y  comerás  en  tus  villas  según  todo  lo 
que  deseare  tu  alma. 

22  Cierto  como  se  come  el  corzo  y  el 
ciervo,  asi  las  comerás:  el  inmundo  y  el 
limpio  también  comerán  de  ellas  * 

28  Solamente  que  te  esfuerces  á  no  co- 
mer sangre:  porque  la  sangre  es  el  al- 
ma: y  no  has  de  comer  el  alma  junta- 
mente con  su  carne. 


24  No  la  conteras:  en  tierra  la  derra- 
marás como  agua. 

25  No  comerás  de  ella,  porque  hayas 
bien  tú,  y  tus  lujos  después  de  tí,  cuan- 
do hicieres  lo  recto  en  ojos  de  Jehova. 

26  Empero  tus  santificaciones  que  tu- 
vieres, y  tus  votos,  tomarás,  y  vendrás 
al  lugar  que  Jehova  escogiere. 

27  Y  harás  tus  holocaustos,  la  carne  y 
la  sangre,  sobre  el  altar  de  Jehova  tu 
Dios :  y  la  sangre  de  tus  sacrificios  será 
derramada  sobre  el  altar  de  Jehova  tu 
Dios,  y  la  carne  comerás. 

28  Guarda,  y  oye  todas  estas  palabras, 
que  yo  te  mando,  porque  hayas  bien  tú 
y  tus  lujos  después  de  ti  para  siempre, 
cuando  hicieres  lo  bueno  y  lo  recto  en 
los  ojos  de  Jehova  tu  Dios. 

29  1  Cuando  hubiere  talado  de  delante 
de  ti  Jehova  tu  Dios  las  gentes  donde  tú 
vas  para  heredarlas,  y  las  heredares,  y 
habitares  en  su  tierra) 

90  Guárdate  que  no  tropieces  en  pos 
de  ellas  después  que  fueren  destruidas 
delante  de  ¿:  no  preguntes  acerca  de 
sus  dioses,  diciendo :  De  la  manera  que 
servían  aquellas  gentes  á  sus  dioses,  asi 
haré  también  yo. 

31  No  harás  asi  á  Jehova  tu  Dios :  por- 
que todo  lo  que  Jehova  aborrece,  hicie- 
ron ellos  á  sus  dioses:  porque  aun  á  sus 
htyos  y  lujas  quemaban  en  el  fuego  á  sus 
dioses. 

32  Todo  lo  que  yo  os  mando  guarda- 
réis para  hacer:  no  añadirás  á  ello,  ni 
quitarás  de  ello. 

CAPITULO  xm. 

Que  el /abo  profeta  que  tratan  de  inducir  d  pueblo 
dotrarehgionde  la  que  Dio»  ka  instituido  por  tu 
palabra,  aunque  venga  fornido  de  verdadero»  mila- 
gro», muera  apedreado  de  todo  ei  pueblo.  IL  Jtan, 
que  cuando  alguna  vttta  inducida  por  alguno»  de 
su»  moradores  te  determinare  d  seguir  falsa  reli- 
gión, lo»  vecino»  de  ella  con  toda  cosa  viva  que  en 
ella  se  hallare,  sean  pasado»  d  filo  de  espada,  y  lo» 
despajo»  de  ella  quemada»  públicamente,  u  eBa  ato- 


CUANDO  se  levantare  en  medio  de  tí 
profeta  ó  sonador  de  sueño,  y  te 
diere  señal,  ó  milagro, 

2  Y  la  señal,  ó  milagro,  que  él  te  dtfo, 
viniere,  diciendo:  Vamos  en  pos  de  dio- 
ses ágenos,  que  no  conociste,  y  sirvá- 
mosles : 

3  No  oirás  las  palabras  del  tal  profeta, 
ni  al  tal  sonador  de  sueño :  porque  Je- 
hoya  vuestro  Dios  os  tienta  por  saber  si 
amáis  á  Jehova  vuestro  Dios  con  todo 
vuestro  corazón,  y  con  toda  vuestra 

185 


I 


DEUTERONOMIO. 


/  4  En  pos  de  Jehova  Ttiestro  Dios  an- 
daréis, y  á  él  temeréis,  y  sus  manda- 
mientos guardaréis,  y  su  voz  oiréis,  y  á 
él  serviréis,  y  á  ¿1  os  llegaréis. 

5  Y  el  tal  profeta,  ó  soñador  de  sueño, 
morirá  porque  habló  rebelión  contra  Je- 
liova  vuestro  Dios,  que  te  sacó  de  tierra 
de  Egypto,  y  te  rescató  de  casa  de  sier- 
vos para  echarte  del  camino,  que  Jehova 
tu  Dios  te  mandó  que  anduvieses  por  él, 
y  escombrarás  el  mal  de  en  medio  de  tí. 

6  Cuando  te  incitare  tu  hermano,  hijo 
de  tu  madre,  ó  tu  h\Jo,  ó  tu  hfya,  ó  la 
muger  de  tu  seno,  ó  tu  amigo  que  sea 
como  tu  alma,  diciendo  en  secreto :  Va- 
mos, y  sirvamos  á  dioses  ágenos,  que  ni 
tú,  ni  tus  padres  conocistes, 

7  De  los  dioses  de  los  pueblos  que 
erfd»  en  vuestros  al  derredores,  cerca- 
nos á  ti,  ó  lejos  de  ti  desde  el  un  cabo 
de  la  tierra  hasta  el  otro  cabo  de  ella, 

S  No  consentirás  con  él,  ni  lo  oirás,  ni 
tu  ojo  le  perdonará*  ni  habrás  compa- 
sión, ni  lo  encubrirás» 

9  Mas  matando  le  matarás :  tu  mano 
será  primero  sobre  él  para  matarle,  y 
después  la  mano  de  «todo  el  pueblo. 

10  Y  apedrearle  has  con  piedras,  y  mo- 
rirá :  por  cuanto  procuró  echarte  de  Je- 
bera tu  Dios,  que  «te  sacó  de  tierra  de 
Egypto,  de  casa  de -siervos ; 

11  Para  que  todo  Israel  oiga,  y  tema, 
y  no  tornen  á  hacer  cosa  semejante  á 
esta  mala  cosa  en  medio  do  tí. 

12  ?  Otando  oyeres  do  alguna  de  tus 
ciudades,  que  Jehova  tu  Dios  te  da  para 
que  mores  en  ellas,  xmo  se  dice : 

18  Hombres,  hijos  de  impiedad,  han 
salido  de  en  medio  de  ti,  que  impelie- 
ron á  loa  moradores  de  su  ciudad,  di- 
ciendo: Vamos  y  sirvamos  á  dioses  áge- 
nos, que  vosotros  so  conocisteis ; 
!  14  Tü  inquirirás  j  buscarás,  y  pregun- 
tarás con  diligencia:  y  sí  pareciere  ver- 
dad, cosa  cierta,  qne  tal  abominación  se 
Iriso  en  medio  de  lí ; 

1$  Hiriendo  herirás  á  filo  de  espada  los 
moradores  de  aquella  ciudad,  destruyén- 
dola* filo  de  espada  con  todo  lo  que  en 
«flla  hubiere  y  sus  bestias : 

16  Y  todo  el  despojo  de  ella  juntarás 
en  medio  de  su  plaza,  y  quemarás  á  rue- 
go la  ciudad  y  todo  su  despojo,  todo 
ello,  á  Jehova  tu  Dios :  y  será  montón 
perpetuo :  nunca  mas  se  edificará.  ■» 

17  Y  no  se  pegará  algo  á  tu  mano  del 
anathema;  porque  Jehova  se  aparte  de 
la  ira  de  su  furor,  y  te  dé  mercedes,  y 

186 


haya  misericordia  de  tí,  y  te  multipli- 
que, como  lo  juró  á  tus  padres, 
18  Cuando  obedecieres  á  la  voz  de  Je- 
hova tu  Dios  guardando  todos  sus  man- 
damientos que  yo  te  mando  hoy,  para 
hacer  lo  que  e$  recto  en  ojos  de  Jehova 
tu  Dios. 

CAPITULO  XTV. 

Que  el  pueblo  de  Dio»  no  m  punce  para  eacaree  •añ- 
ore conforme  al  rito  de  ¡o»  gentüe».  II.  Repite  la 
ley  de  lo»  animóle»,  peee»,  y  ave «,  mimdos  y  m- 
mundo»,  para  comer.  1JL  Repite  la»  lepe»  de  loo 
diezmo»  para  lo»  Levita»,  y  huérfano»,  y  viuda»,  y 


HIJOS  sois  de  Jehova  vuestro  Dios : 
no  os  sajaréis,  ni  pondréis  calva 
sobre  vuestros  ojos  por  muerto. 

2  Porque  eres  pueblo  santo  á  Jehova 
tu  Dios,  y  Jehova  te  escogió  para  que  le 
seas  un  pueblo  singular  de  todos  los  pue- 
blos, que  están  sobre  la  has  do  la  tierra. 

3  H"  Ninguna  abominación  comerás. 

4  Estos  sos  los  animales  que  comeréis : 
buey,  cordero  de  ovejas,  y  cabrito  do 
cabras, 

5  Ciervo,  y  corzo,  y  búfano,  y  capri- 
ciervo,  y  unicornio,  y  buey  salvaje,  y 
cabra  montes. 

6  Todo  animal  de  pesuños,  y  que  tiene 
hendedura  do  dos  uñas  que  rumiare  en- 
tre los  animales,  este  comeréis. 

7  Empero  esto  no  comeréis  de  los  que 
rumian  y  tienen  uña  hendida :  camello, 
y  liebre,  y  conejo ;  porque  rumian,  mas 
no  tienen  uña  hendida,  seros  han  in- 
mundos : 

3  NI  puerco,  porque  tiene  uña  hendida, 
mas  no  rumia,  seros  ha  inmundo.  De 
la  carne  de  estos  no  comeréis,  ni  toca- 
réis sus  cuerpos  muertos. 

9  Esto  comeréis  de  todo  lo  qno  está 
en  el  agua :  todo  lo  que.  tiene  ala  y  es- 
cama comeréis 

10  Mas  todo  lo  que  no  tuviere  ala  y  es- 
cama no  comeréis,  inmundo  os  será. 

11  Toda  ave  limpia  comeréis. 

12  Y  estas  *m  de  las  cuales  no  come- 
réis ?  águila,  y  azor,  y  esmerejón, 

18  Y  fadon,  y  bueitre,  y  milano  según 

su  especie, 

14  Y  todo  cuervo  según  su  especie, 
16  Y  avestruz,  y  mochuelo,  y  garceta  y 

gavilán  según  su  especie. 

16  Y  el  halcón,  y  la  lechuza,  y  el  cala- 
món, 

17  Y  el  cisne,  y  el  pelicano,  y  la  gaviota, 

18  Y  la  cigüeña,  y  el  cuervo  marino  se- 
gún su  especie,  y  la  abubilla,  y  el  mur- 
ciélago;   Digitizedby  Google 


DEUTERONOMIO. 


19  T  toda  serpiente  de  nías  os  será  in- 
munda, no  se  comerá. 

20  Toda  ave  limpia  comeréis. 

21  Ninguna  cosa  mortecina  comeréis. 
AI  extrangero  que  está  en  tus  Tulas  la 
darás,  y  él  la  comerá;  ó  réndela  al  ex- 
trangero; porque  tú  eres  pueblo  santo 
á  Jehova  tu  Dios.  No  cocerás  el  cabri- 
to en  la  leche  de  su  madre. 

£3  1  Diezmando  diezmarás  toda  renta 
de  tu  simiente,  que  saliere  de  tu  haza 
coda  un  año. 

23  T  comerás  delante  de  Jehova  tu 
Dios  en  el  lugar  que  él  escogiere  para 
hacer  habitar  su  nombre  allí,  el  diezmo 
de  tn  grano,  de  tu  vino,  y  de  tu  aceite, 
y  los  primogénitos  do  tus  vacas  y  de  tus 
orejas,  para  que  aprendas  á  temer  á  Je- 
hora  tu  Dios  todos  los  días. 

SI  Y  si  el  camino  raeré  tan  largo  que 
tú  no  puedas  llevarlos  por  él,  por  estar 
lejos  de  ti  el  lugar  que  Jehova  tu  Dios 
hnbicre  escogido  para  poner  en  él  iu 
nombre,  cuando  Jehova  tu  Dios  te  hen- 
diere, 

25  Entonces  Tenderlo  has,  y  atarás  el 
dinero  en  tu  mano,  y  vendrás  al  lugar 
que  Jehova  tu  Dios  escogiere, 

26  T  darás  el  dinero  por  todo  lo  que  tu 
alma  desea,  por  vacas  y  por  ovejas,  y 
por  vino,  y  por  sidra,  y  por  todas  las 
cosas  que  tu  alma  te  demandaré:  y 
comerás  allí  delante  de  Jehova  tu  Dios, 
y  alegrarte  has  tú  y  tu  casa: 

27  Y  no  desampararás  al  Levita  que 
habitare  en  tus  villas,  porque  no  tiene 
parte  ni  heredad  contigo. 

28  Al  cabo  de  tres  afios  sacarás  todos 
los  diezmos  de  tu  renta  dt  cada  ano,  y 
guardarlo  has  en  tus  ciudades : 

29  Y  vendrá  el  Levita,  que  no  tiene  par- 
te ni  heredad  contigo,  y  el  extrangero,  y 
el  huérfano,  y  la  viuda,  que  están  en  tus 
rulas,  y  comerán  y  hartarse  han ;  por- 
que Jehova  tu  Dios  te  bendiga  en  toda 
obra  de  tus  manos,  que  hicieres. 

CAPITULO  XV. 

MepÜebs  ley  de  la  remieism  dti  año  téptíme,  mandan- 

la  deuda  ó  empréstito,  ¡re.  y  que  no  dejen  de  empres- 
tarle, éjtarte,  lo  que  hubiere  menester  por  citar  err- 
es et  eme*  séptimo.  lLftemkx  ley  déla  modera- 
eiem  de  la  servidumbre  del  siervo  Hebrea.  HI.  Bem, 
¡a  ley  de  la  ofrenda  de  los  primogénitos  de  las  va* 
eos,  é  ovejas, 

AL  cabo  do  los  siete  afios  harás  remi- 
-t*.  slon. 

2  Y  esta  e»  la  manera  de  la  remisión : 
Dejará  á  su  deudor  todo  aquel  que  em- 
prestó de  tu  mano,  con  que  adeudó  á  su 


prójimo :  no  lo  tornará  á  demandar  á  su 
prójimo,  ó  á  su  hermano ;  .porque  la  re- 
misión de  Jehova  es  pregonada. 

3  Del  extrangero  tornarás  á  demandar: 
mas  lo  que  tuviere  tuyo  tu  hermano, 
soltarlo  ha  tu  mano. 

4  Solamente  porque  no  haya  en  ti  men- 
digo: porque  bendiciendo  te  bendecirá 
Jehova  en  la  tierra,  que  Jehova  tu  Dios 
te  da  por  heredad  para  que  la  poseas : 

5  81  empero  oyendo  oyeres  la  voz  de 
Jehova  tu  Dios,  para  que  guardes  y  ha- 
gas todos  estos  mandamientos,  que  yo 
te  mando  hoy: 

6  Porque  Jehova  tu  Dios  te  bendijo, 
como  te  habla  dicho:  y  emprestarás  á 
muchas  gentes,  mas  tú  no  tomarás  em- 
prestado :  y  enseñorearte  has  de  muchas 
gentes,  y  de  ti  no  so  enseñorearán. 

7  Cuando  hubiere  en  ti  mendigo  de  tus 
herman'os  en  alguna  de  tus  ciudades,  en 
tu  tierra  que  Jehova  tu  Dios  te  da,  no 
endurecerás  tu  corazón,  ni  cerrarás  tu 
mano  á  tu  hermano  mendigo ; 

8  Mas  abriendo  abrirás  á  él  tu  mano,  y 
emprestando  le  emprestarás  asaz  lo  que 
hubiere  menester. 

9  Guárdate  que  no  haya  en  tu  corazón 
perverso  pensamiento,  diciendo :  Cerca 
está  el  año  séptimo  de  la  remisión :  y  tu 
ojo  sea  maligno  sobre  tu  hermano  me- 
nesteroso para  no  darle :  que  él  clamará 
contra  ti  á  Jehova  y  serte  ha  por  pecado. 

10  Dando  le  darás,  y  tu  corazón  no  sea 
maligno  cuando  lo  dieres,  que  por  esto 
te  bendecirá  Jehova  tu  Dios  en  todos  tus 
hechos  y  en  todo  lo  que  pusieres  mano. 

11  Porque  no  faltarán  menesterosos  de 
en  medio  de  la  tierra,  por  tanto  yo  to 
mando,  diciendo :  Abrirás  tu  mono  á  tu 
hermano,  á  tu  pobre,  y  á  tu  menestero- 
so en  tu  tierra. 

12 1  Cuando  se  vendiere  á  ti  tu  herma- 
no Hebreo  ó  Hebrea,  y  te  hubiere  servi- 
do seis  afios,  al  séptimo  ano  le  enviarás 
de  tí  libre. 

13  Y  cuando  le  enviares  de  ti  libre,  no 
le  enviarás  vacio :  \ 

14  Cargando  le  cargarás,  de  tus  ovejas, 
y  de  tu  era,  y  de  tu  lagar :  en  lo  que  te 
hubiere  bendecido  Jehova deeüole  darás. 

15  Y  acordarte  has,  que  fuiste  siervo  en 
tierra  de  Egypto,  y  que  Jehova  tu  Dios 
te  rescató:  por  tanto  yo  te  mando  hoy 
estoy 

16  Y  será,  que  si  él  te  dijere :  No  saldré 
de  contigo:  porque  te  amó  á  ti  y  á  tu 

que  le  va  bien  contigo ; 
187 


DBÜTBRONOMIO. 


17  Entono»  tomarte  una  lesna,  y  darás 
en  su  oreja  y  en  la  puerta;  y  serte  na 
siervo  para  siempre :  asi  también  harás 
a  tu  criada. 

18  No  te  parezca  duro,  cuando  le  envia- 
res libre  de  ti,  que  doblado  del  salario 
de  mozo  de  soldada  te  sirvió  seis  anos: 
y  Jehova  tu  Dios  te  bendecirá  en  todo 
cuanto  hicieres. 

19  \  Todo  primogénito  que  nacerá  en 
tus  vacas  y  en  tus  ovejas,  el  macho  san- 
tificarás á  Jehova  tu  Dios:  no  te  sirvas 
del  primogénito  de  tus  vacas,  ni  tras- 
quiles el  primogénito  de  tus  ovejas. 

20  Delante  de  Jehova  tu  Dios  los  cóme- 
las cada  un  año  en  el  lugar  que  Jehova 
eeoogiere,  tú  y  tu  casa. 

21  Y  si  hubiere  en  él  falta,  ciego,  ó  cojo, 
ó  cualquiera  otra  mala  falta,  no  lo  sacri- 
ficarás á  Jehova  tu  Dios. 

22  En  tus  villas  lo  comerás,  hAundo  y 
limpio  también  comerán  ds  él  como  de 
un  corso,  ó  de  un  ciervo. 

23  Solamente  que  no  comas  su  sangre : 
•obre  la  tierra  derramarás  como  agua. 

CAPITULO  XVL 

Repite  la  ley  de  la  celebrado*  de  la  patena.  IL  De 
te  ¿arta  de  nwUkecoete».  III.  De  la  Jimia  de  la» 
cabanas.  IV.  Manda  que  entrado»  en  la  tierra 
pongan  gobernador**  mayores  y  menores,  que  gobier- 
nen con  rectitud.  V.  Prohibe  plantar  arboledas  jnn~ 
$o  al  smitmarioj  y  levantar  estatua*. 

GUARDARÁS  el  mes  de  los  nuevos 
frutos  y  harás  pascua  á  Jehova  tu 
Dios,  porque  en  el  mes  de  los  nuevos 
frutos  te  sacó  Jehova  tu  Dios  de  Egypto 
de  noche. 

2  Y  sacrificarás  pascua  á  Jehova  tu 
Dios  de  ovejas  y  de  vacas,  en  el  lugar 
que  Jehova  escogiere  para  hacer  habitar 
su  nombre  en  éL 

3  No  comerás  con  ella  leudo ;  siete  dias 
comerás  con  ella  panes  por  leudar,  pon 
de  aflicción,  porque  apriesa  saliste  de 
tierra  de  Egypto :  para  que  te  acuerdes 
del  dia  en  que  saliste  de  la  tierra  de 
Egypto,  todos  los  dias  de  tu  vida. 

4  Y  no  parecerá  levadura  en  ti,  en  todo 
tu  término  por  siete  dias :  y  no  quedará 
de  la  carne  que  matares  á  la  tarde  del 
primer  dia  hasta  la  mañana. 

5  No  podrás  sacrificar  la  pascua  en  nin- 
guna de  tus  ciudades,  que  Jehova  tu 
Dios  te  da, 

6  Sino  en  el  lugar  que  Jehova  tu  Dios 
escogiere,  para  hacer  habitar  su  noaabre 
en  él,  sacrificarás  la  pascua  á  la  tarde  á 
puesta  del  sol,  al  tiempo  que  saliste  de 
Egypto. 

188 


7  Y  asarás,  y  comerás  ea  el  lugar  que 
Jehova  tu  Dios  escogiere,  y  volverás  por 
la  mañana  y  tornarte  has  á  tu  morada. 

8  Seis  dias  comerás  pane$  cenceños,  y  el 
séptimo  dia  será  solemnidad  á  Jehova  tu 
Dtos,  no  harás  obra. 

9  1  Siete  semanas  te  contarás:  desda 
que  comenzare  la  hoz  en  los  mieses  co- 
menzarás á  contar  las  siete  semanas, 

10  Y  harás  la  solemnidad  de  las  sema- 
nas á  Jehova  tu  Dios :  de  la  suficiencia 
voluntaria  de  tu  mano  será  lo  que  dieres, 
según  Jehova  tu  Dios  te  hubiere  bende- 
cido. 

11  Y  alegrarte  has  delante  de  Jehova  tu 
Dios,  tú,  y  tu  htfo,  y  tu  hija,  y  tu  siervo 
y  tu  siervo,  y  el  Levita  que  estuviere  den- 
tro de  tus  puertas,  y  el  extrangero,  y  el 
huérfano,  y  la  viuda,  que  estuvieren  en 
medio  de  ti,  en  el  lugar  que  Jehova  tu 
Dios  escogiere  para  hacer  habitar  su 
nombre  en  éL 

12  Y  acordarte  has  que  fuiste  siervo  en 
Egypto;  por  tanto  guardarás,  y  harás 
estos  estatutos. 

18  ^  La  solemnidad  de  las  eabafias  ha- 
rás siete  dias,  cuando  hubieres  hecho  la 
cosecha  de  tu  era  y  de  tu  lagar. 

lí  Y  alegrarte  has  en  tu  solemnidad,  tú 
y  tu  hijo,  y  tu  hija,  y  tu  siervo,  y  tu  sier> 
va,  y  el  Levita,  y  el  extrangero,  y  el 
huérfano,  y  la  viuda  que  están  dentro  de 
tus  puertas. 

15  Siete  dias  celebrarás  solemnidad  á 
Jehova  tu  Dios  en  el  lugar  que  Jehova 
escogiere,  porque  te  habrá  bendecido 
Jehova  tu  Dios  en  todos  tus  frutos,  y 
en  toda  obra  de  tus  manos,  y  serás  cier- 
tamente alegre. 

16  Tres  veces  cada  un  afio  parecerá  to- 
do varón  tuyo  delante  «de  Jehova  tu 
Dios  en  el  lugar  que  él  escogiere;  en  la 
solemnidad  de  los  panes  cenceños,  y  en 
la  solemnidad  de  las  semanas,  y  en  la 
solemnidad  de  las  cabanas;  y  no  pare- 
cerá vacio  dolante  de  Jehova : 

17  Cada  uno  con  el  don  de  bu  mano, 
conforme  á  la  bendición  de  Jehova  tu 
Dios,  que  te  hubiere  dado. 

18  \  Jueces  y  alcaldes  te  pondrás  en 
todas  tus  puertas  que  Jehova  tu  Dios  te 
dará  en  tus  tribus,  los  cuales  juzgarán  el 
pueblo  con  juicio  de  justicia. 

19  No  tuerzas  el  derecho :  No  aceptes 
persona,  ni  tomes  cohecho,  porque  el 
cohecho  ciega  los  ojos  de  los  sabios,  y 
pervierte  las  palabras  de  los  justos. 

20  La  justicia  la  justicia  seguirás,  por- 


DEUTERONOMIO. 


que  vivas,  y  heredes  la  tierra,  que  Je- 
hova tn  Dios  te  da. 

211  No  te  plantaré»  bosque  de  ningún 
árbol  cerca  del  altar  de  Jehova  tu  Dios, 
que  te  harás.  - 

23  Ni  te  levántalas  estsiua,  lo  cual  abo*» 
roce  Jehora  tu  Dios. 

CAPITULO  xvn. 

Manda  ou*  el  mmsmsüdelsmcri/scio  sea  perfecto.  1L 
Xey  que  atando  d  «Jipato  por  testimonio  de  dos  ó  tres 
testigos  se  te  probare  idolatría,  rimara  apedreado, 
HL  Qmeen  las  camas  dudosos  mcmdem  mi  sacerdote 
m  mi  magistrado  supremo  qms  fuere  en  aquel  tiempo 
por  ¡a  determinación,  y  que  por  eüa  se  este",  so  pena 
de  muerte  al  rebelde.  TV.  Que  cuando  se  determi- 
Miti  d  levantar  rey  sobre  si,  no  pongan  extrangero, 
mms  al  fw  Dios  señalare,  V.  Que  el  rey  no  tenga 
muchos  caballos,  ni  muchas  mugeres.  VI,  Que  en 
siendo  envestido,  se  haga  escribir  la  ley,  y  quesea 
estudioso  di  eUa+yqmnom  ensoberbemca  entre sm 

NO  sacrificarás  á  Jehova  tu  Dios  buey, 
ó  cordero  en  el  cual  haya  falta,  6  al- 
guna cosa  mala,  que  es  abominación  á 
Jehova  tu  Dios. 

2  T  Cuando  se  hallare  entre  tí,  en  al- 
guna de  tus  ciudades,  que  Jehova  tu  Dios 
te  da,  hombre,  ó  mnger,  qne  haya  hecho 
mal  en  ojos  de  Jehova  tu  Dios  traspa- 
sando su  concierto ; 

3  Que  hubiere  ido,  y  servido  á  dioses 
ágenos,  y  se  hubiere  inclinado  á  ellos,  ó 
al  sol,  ó  á  la  luna,  ó  á  todo  el  ejército  del 
eielo,  lo  cual  yo  no  mandé ; 

4  Y  te  mere  dado  aviso,  y  oyeres,  y  hu- 
bieres buscado  bien,  y  la  cosa  ha  pare- 
cido de  verdad  cierta,  qué  tal  abomina- 
ción ha  sido  hecha  en  Israel; 

5  Entonces  sacarás  al  hombre  ó  mnger, 
que  hubiere  hecho  esta  mala  cosa,  á  tus 
puertas,  hombre  ó  mnger,  y  á  pedrcar- 
los  has  con  piedras,  y  morirán. 

6  Por  dicho  de  dos  testigos,  ó  de  tres 
testigos,  morirá  el  que  hubiere  de  mo- 
rir: no  morirá  por  el  dicho  de  un  solo 
testigo. 

7  La  mano  de  los  testigos  será  primero 
sobre  el,  para  matarle,  y  la  mano  de  todo 
el  pueblo  después :  y  quitarás  el  mal  de 
en  medio  de  ti, 

8  f  Cuando  alguna  cosa  te  raeré  oculta 
cu  juicio  entre  sangre  y  sangre,  entre 
causa  y  causa,  y  cutre  Haga  y  llaga  en  ne- 
gocios de  rencillas  en  tus  ciudades,  en- 
tonces levantarte  has,  y  subirás  al  lugar 
que  Jehova  tu  Dios  escogiere : 

9  Y  vendrás  á  los  sacerdotes  Levitas,  y 
al  juez  que  fuere  en  aquellos  dias;  y 
preguntarás,  y  ensenarte  han  la  palabra 
del  juicio. 

10  Y  harás  según  la  palabra  que  ellos 


te  ensenaren  del  lugar  que  Jehova  esco- 
giere, y  guardarás  que  hagas  segum  todo 
lo  que  te  ensenaren. 

11  Según  la  ley,  que  ellos  te  ensenaren, 
y  según  el  juicio  que  te  dtyeren,  harás : 
de  la  palabra  que  te  ensenaren,  no  te 
apartarás  ni  á  diestra  ni  á  siniestra. 

12  Y  el  hombre  que  hiciere  con  sober- 
bia no  obedeciendo  al  sacerdote  que  está 
para  ministrar  alH,  delante  de  Jehova  tu 
Dios,  ó  al  juez,  el  tal  varón  morirá:  y 
quitarás  el  mal  de  Israel 

1»  Y  todo  el  pueblo  oirá,  y  temerá,  y  no 
se  ensoberbecerán  mas. 

14  1  Cuando  hubieres  entrado  en  la 
tierra,  que  Jehova  tu  Dios  te  da,  y  la 
heredares,  y  habitares  en  ella,  y  d^erest 
Pondré  rey  sobre  mi,  como  todas  las 
gentes  que  «tan  en  mis  al  derredor»; 

15  Poniendo  pondrás  por  rey  sobre  ti 
al  que  Jehova  tu  Dios  escogiere :  de  en- 
tre tus  hermanos  pondrás  rey  sobre  ti: 
no  podrás  poner  sobre  ti  hombre  ex* 
trangero,  que  no  sea  tu  hermano. 

16  \  Solamente  que  no  se  aumente  ca- 
ballos, ni  haga  volver  el  pueblo  á  Egypto 
para  aumentar  caballos :  porque  Jehova 
os  ha  dicho :  No  procuraréis  de  volver 
mas  por  este  camino. 

17  Ni  aumentará  para  sí  mugeres,  por- 
que su  corazón  no  se  aparte :  ni  plata  ni 
oro  se  multiplicará  mucho. 

18  1f  Y  será  qm  cuando  se  asentare  so- 
bre la  silla  de  su  releo,  escribirá  para  si 
im  traslado  de  esta  ley  en  un  libro,  torneán- 
dolo de  delante  de  los  sacerdotes  Levitas ; 

19  £1  cual  tendrá  consigo,  y  leerá  en  él 
todos  los  dias  de  su  vida,  para  que  apren- 
da á  temer  á  Jehova  su  Dios,  para  guar- 
dar todas  las  palabras  de  aquesta  ley,  y 
estos  estatutos  para  hacerlos ; 

20  Para  que  no  se  eleve  su  corazón  so- 
bre sus  hermanos,  ni  se  aparte  del  man- 
damiento á  diestra  ni  á  siniestra,  porque 
alargue  dias  en  su  reino  él,  y  sus  hijos 
en  medio  de  Israel. 

CAPITULO  XVIII. 

Repite  la  ley  que  los  sacerdotm  y  ¡evitas  no  lomen 
suerte  en  la  tierra,  mas  que  su  sustento  sea  de  los  sa- 
crificios y  délos  diezmos  y  primicias  del  pueblo.  IT. 
Prohibe  en  el  pueblo  de  Dios  toda  especie  de  AerM- 
oeria  y  encantamentos.  DI.  Promete  la  venida  del 
Mesías  amenazando  gravemente  al  que  no  le  obede- 
ciere. IV.  Da  señas  por  las  cuales  será  conocido 
el /aleo  profeta, 

LOS  sacerdotes  Levitas,  toda  la  tribu 
üe  Lev!  no  tendrán  parte  ni  here- 
dad con  Israel :  de  las  ofrendas  encen- 
didas á  Jehova,  y  de  la  heredad  -de  él 
comerán.  t¡zed  by  Cj( 


DEUTERONOMIO. 


2  Y  no  tendrá  heredad  entre  sus  her- 
manos :  J chova  es  su  heredad,  como  él 
le  ha  dicha 

8  T  este  será  el  derecho  de  los  sacer- 
dotes que  recibirán  del  pueblo,  dolos qne 
sacrificaren  sacrificio,  buey,  ó  cordero; 
dará  al  sacerdote  la  espalda,  y  las  quija- 
das, y  el  cuajar. 

4  Las  primicias  de  tu  grano,  de  tu  Tino, 
y  de  tu  aceite,  y  las  primicias  de  la  lana 
de  tus  ovejas  le  darás. 

5  Porque  le  ha  escogido  Jehoratu  Dios 
de  todas  tus  tribus,  para  que  esté  para 
ministrar  al  nombre  de  Jehova,  él  y  sus 
lujos,  todos  los  días. 

6  Y  cuando  el  Levita  viniere  de  alguna 
de  tus  ciudades  de  todo  Israel,  donde  el 
hubiere  peregrinado,  y  viniere  con  todo 
deseo  de  su  alma  al  lugar  que  Jehova  es- 
cogiere, 

7  Ministrará  al  nombre  de  JAova  su 
Dios,  como  todos  sus  hermanos  los  Levi- 
tas qne  estuvieren  allí  delante  de  Jehova. 

8  Porción,  como  la  porción  de  loe  otros 
comerán,  allende  de  sus  patrimonios. 

9  \  Cuando  hubieres  entrado  en  la 
tierra  que  Jehova  tu  Dios  to  da,  no 
aprenderás  á  hacer  según  las  abomina- 
ciones de  aquellas  gentes. 

10  No  sea  hallado  en  ti  quien  haga  pa- 
sar su  hijo  ó  su  h|ja  por  el  fuego,  ni  adi- 
vinador de  adivinaciones;  ni  agorero, 
ni  sortílego,  ni  hechicero, 

11  Ni  encantador  de  encantamentos,ni 
quien  pregante  á  pithon,  ni  mágico,  ni 
quien  pregunte  á  los  muertos : 

12  Porque  es  abominación  á  Jehova 
cualquiera  que  hace  estas  cosas :  y  por 
estas  abominaciones  Jehova  tu  Dios  las 
echó  de  delante  de  ti 

13  Perfecto  serás  con  Jehova  tu  Dios.   - 

14  Porque  estas  gentes  que  has  de  he- 
redar, á  agoreros  y  á  hechiceros  oian: 
mas  tú,  no  así  te  ha  dado  Jehova  tu 
Dios. 

15  \  Profeta  de  en  medio  de  tí,  de  tuB 
hermanos,  como  yo,  te  levantará  Jeho- 
va tu  Dios,  á  él  oireiB ; 

18  Según  todas  las  cosas  que  pediste  á 

Jehova  tu  Dios  en  Horeb,  el  dia  de  la 

•  congregación,  diciendo:  No  vuelva  yo 

á  oir  la  voz  de  Jehova  mi  Dios,  ni  vea  yo 

mas  este  gran  fuego,  porque  no  muera. 

17  Y  Jehova  me  djjo :  Bien  han  dicho. 

18  Profeta  les  despertaré  de  en  medio 
de  sus  hermanos,  como  tú:  y  yo  pondré 
mis  palabras  en  su  boca,  y  él  les  hablará 
todo  lo  que  yo  lo  mandare. 

190 


19  Mas  será,  que  cualquiera  que  no  oye- 
re mis  palabras,  que  él  hablare  en  mi 
nombre,  yo  requirlré  de  éL 

20  Empero  el  profeta  que  presumiera 
de  hablar  palabra  en  mi  nombre,  que  yo 
no  le  haya  mandado  hablar,  ó  que  ha- 
blare en  nombre  de  dioses  ágenos,  el  tal 
profeta  morirá. 

21 1 Y  si  cUjeroe  en  tu  coraron :  ¿Cómo 
conoceremos  la  palabra  que  Jehova  no 
hubiere  hablado? 

22  Cuando  el  profeta  hablare  en  nom- 
bre de  Jehova,  y  no  fuere  la  tal  cosa,  ni 
viniere,  es  palabra  que  Jehova  no  ha 
hablado:  con  soberbia  la  habló  el  tal 
profeta:  no  hayos  temor  de  éL 

CAPITULO  XIX. 

Repite  la  constitución  de  las  ciudades  de  refugio  do» 
clarando  d  que  suerte  de  homicidas  aprovecharen, 
9  d  cuales  no.  II.  Encarga  que  cmda  uno  se  tenga 
de  los  términos  que  le  son  señalados  d  dentro.  J1L 
Ley  que  ninguno  sea  condenado  por  el  dicho  de 
un  solo  testigo.  IV.  ítem,  que  el  testigo  falso  lleve 
la  pena  del  falsamente  acusado. 

CUANDO  Jehova  tu  Dios  talare  las 
gentes,  cuya  tierra  Jehova  tu  Dios 
te  da  á  ti,  y  tú  las  heredares,  y  habitares 
en  sus  ciudades,  y  en  sus  casas; 

2  Apartarte  has  tres  ciudades  en  medio 
de  tü  tierra  que  Jehova  tu  Dios  te  da 
para  que  la  heredes. 

8  Aderezarte  has  el  camino,  y  partirás 
en  tres  partes  el  término  de  tu  tierra, 
que  Jehova  tu  Dios  te  dará  en  heredad, 
y  será  para  que  todo  homicida  se  haiga 
allí. 

4  Y  este  es  el  negocio  del  nomleida  qno 
huirá  allí,  y  vivirá :  £1  que  hiriere  á  su 
prójimo  por  yerro,  que  no  le  tenia  ene- 
mistad desde  hayer  ni  desde  anteayer : 

5  Y  el  que  fué  con  su  prójimo  al  mon- 
te á  cortar  lefia,  y  poniendo  fuerza  con 
su  mano  en  la  hacha  para  cortar  algún 
lefio,  saltó  el  hierro  del  cabo,  y  halló  a 
su  prójimo,  y  murió ;  este  huirá  á  una 
de  estas  ciudades,  y  vivirá. 

6  Porque  el  redimidor  de  la  sangre  no 
vaya  tras  el  homicida  cuando,  se  esca- 
lentare su  corazón,  y  lo  alcance,  por  ser 
largo  el  camino,  y  lo  hiera  de  muerte,  el 
cual  no  será  condenado  á  muerte;  por- 
que no  tenia  enemistad  con  él  desde 
hayer  y  anteayer. 

7  Por  tanto  yo  te  mando,  diciendo:  Tres 
ciudades  te  apartarás. 

8  Y  si  Jehova  tu  Dios  ensanchare  tu 
término,  como  lo  juró  á  tus  padres,  y 
te  diere  toda  la  tierra,  que  djjo  á  tus 
padres,  que  habla  de  dar, 


DEUTERONOMIO. 


&  Cuando  guardases  todos  «atoa  man- 
damientos, que  yo  te  mando  hoy,  para 
hacerlos,  que  ames  á  Jehova  tu  Dios  y 
andes  en  sos  caminos  todos  los  dias,  en- 
tonces añadirá»  otra»  tres  ciudades  allen- 
de de  estas  tres : 

10  Porque  no  sea  derramada  sangre 
Inocente  en  medio  de  tu  tierra,  que  Je- 
hova  tn  Dios  te  da  por  heredad,  y  sean 
sobre  ti  sangres. 

U  Mas  cuando  hubiere  alguno  que 
aborreciere  á  su  prójimo,  y  le  espiare, 
y  se  levantare  sobre  él,  y  le  hiriere  de 
muerte,  y  .muriere,  y  huyere  á  alguna 
de  estaa  ciudades; 

12  Entonces  los  ándanos  de  bu  ciu- 
dad enviaran,  y  sacarle  han  de  allí,  y  en- 
tregarle han  en  mano  del  pariente  del 
muerto,  y  morirá. 

13  No  le  perdonará  tu  ojo :  y  quitarás  la 
aangre  inocente  de  Israel,  y  habrás  bien. 

14  1  No  estrecharás  el  término  de  tu 
prójimo,  que  señalaron  los  antiguos  en 
tu  heredad  que  poseyeres  en  la  tierra 
que  Jehoy*  tu  Dios  te  da,  para  que  la 
heredes. 

15  T  No  valdrá  un  testigo  contra  nin- 
guno en  cualquier  delito,  y  en  cualquier 
pecado,  en  cualquier  pecado  que  se  co- 
metiere. En  dicho  de  dos  testigos,  ó  en 
dicho  de  tres  testigos  consistirá  el  ne- 
gocio. 

10  %  Cuando  se  levantare  testigo  falso 
contra  alguno  pora  testificar  contra  él 
rebelión; 

17  Entonces  los  dos  hombres,  que  plei- 
tean se  presentarán  delante  de  Jehova, 
delante  de  los  sacerdotes  y  jueces  que 
fueren  en  aquellos  días ; 

18  T  los  jueces  inquirirán  bien,  y  si 
pareciere  ser  aquel  testigo  miso,  que  tes- 
tificó falso  contra  su  hermano ; 

19  Haréis  á  él  como  él  pensó  hacer  á 
su  hermano,  y  quitarás  el  mal  de  en  me- 
dio de  tí. 

20  Y  los  que  quedaren,  oirán,  y  teme- 
rán, y  no  volverán  mas  á  hacer  una  ma- 
la cosa  como  esta  en  medio  de  ti. 

31  Y  no  perdonará  tu  ojo:  vida  por 
vida,  ojo  por  ojo,  diente  por  diente,  ma- 
no por  mano,  pié  por  pié. 

CAPITULO  XX. 

Prescribe  la  forma  de  palabra»  con  que  el  sacerdote 
animará  al  pueblo  cuando  Baheren  en  bataüa.  JI. 
Manda  que  antes del  combate  par público 


el  ejército  se  dé  Ucencia  d  cualquiera  que  hubiere 
edificado  cata,  y  no  la  hubiere  estrenado:  ó  planta- 
do riña,  jr -na  ¡a  hubiere  aun  hecho  común:  é des- 
posddose,  u  na  se  hubiere-aunjmntado  tan  tu  espota  : 


val  tenido  ó  cobarde,  m.  ítems,  om  néujuma  ciu- 
dad combatan,  sin  presentarla  primero  paz,  d  con- 
dición que  se  dé  para  ser  tributaria  :  exceptuando 
de  esta  leu  dio»  poseedores  de  la  tierra  de  promi- 
sión, donde  no  quiere  Dios  que  se  presente  ninguna 
condición  de  paz,  mas  que  todos  mueran  sin  excep- 
ción. IV.  ítem,  que  cuando  pusieren  cerco  d  algu- 
na ciudad,  no  deetrupan  sus  arboladas  de  ámenme, 
/rusos. 

CUANDO  salieres  á  la  guerra  contra 
tus  enemigos,  y  vieres  caballos  y 
carros,  pueblo  mas  grande  que  tú,  no 
hayas  temor  de  ellos,  quo  Jehova  tu 
Dios  es  contigo,  que  te  sacó  de  tierra  de 
Egypto. 

2  X  será  que  cuando  os  acercareis  para 
pelear,  el  sacerdote  te  llegará,  y  hablará 
al  pueblo: 

8  T  decirles  ha:  Oye  Israel:  Vosotros 
os  juntáis  hoy  en  batalla  contra  vuestros 
enemigos :  no  se  enternesca  vuestro  co- 
razón, no  temáis,  no  os  apresuréis,  y  no 
os  quebrantéis  delante  de  ellos : 

4  Quo  Jehova  vuestro  Dios  anda  con 
vosotros  para  pelear  por  vosotros  con- 
tra vuestros  enemigos  para  salvaros. 

5  %  Y  los  alcaldes  hablarán  al  pueblo, 
diciendo:  ¿Quién  ha  edificado  casa  nue- 
va, y  no  la  ha  estrenado  ?  Vaya,  y  vuél- 
vase á  iu  casa*  porque  quizá  no  muera 
en  la  batalla,  y  otro  alguno  la  estrene. 

6  Y  ¿quién  ha  plantado  viña,  y  no  la  ha 
profanado?  Vaya,  y  vuélvase  á  su  casa, 
porque  quizá  no  muera  en  la  batalla  y 
otro  alguno  la  profane. 

7  Y  ¿quién  se  ha  desposado  con  muger, 
y  no  la  ha  tomado  t  Vaya,  y  vuélvase  á 
su  casa,  porque  quizá  no  muera  en  la 
batalla  y  algún  otro  la  tome. 

8  Y  tornarán  los  alcaldes  á  hablar  al 
pueblo,  y  dirán :  ¿  Quién  es  hombre  me- 
droso, y  tierno  de  corazón?  Vaya,  y  vuél- 
vase á  su  casa,  y  no  deslía  el  corazón  de 
sus  hermanos,  como  su  corazón. 

9  Y  será,  que  cuando  los  alcaldes  aca- 
baren de  hablar  al  pueblo,  entonces  los 
capitanes  do  los  ejércitos  mandarán  do- 
lante del  pueblo. 

10  %  Cuando  te  acercares  á  la  ciudad 
para  combatirla,  pregonarle  has  paz. 

11  Y  será,  que  si  te  respondiere :  Paz,  y 
te  abriere,  todo-  el  pueblo  que  en  ella 
fuere  hallado  te  serán  tributarios,  y  te 
servirán. 

12  Mas  sino  hiciere  paz  contigo,  y  hl 
ciere  contigo  guerra,  y  la  cercares, 

13  Y  Jehova  tu  Dios  la  diere  en  tu  mo* 
no,  entonces  herirás  á  todo  varón  suyo  á 
filo  de  espada. 

14  Solamente  las  mugeres  y  los  niños, 

191 


1 


DEUTERONOMIO. 


y  loe  animales,  y  todo  lo  que  hubiere  en 
la  ciudad,  todos  sus  despojos,  tomarás 
para  ti:  y  comerás  del  despojo  de  tus 
enemigos,  los  cuales  Jehova  tu  Dios  te 
entregó. 

15  Así  harás  á  todas  tes  ciudades  que 
estuvieren  muy  lejos  de  ti,  que  no  fue- 
ren de  las  ciudades  de  estas  gentes. 

16  Bolamente  do  las  ciudades  de  es- 
tos pueblos  que  Jehova  tu  Dios  te  da 
por  heredad,  ninguna  persona  dejarás 
áTlda: 

17  Mas  destruyendo  los  destruirás,  al 
Hettheo,  y  al  Amorrheo,  y  al  Chananeo, 
y  al  Fhereseo,  y  al  Heveb,  y  al  Jebuseo : 
como  Jehova  tu  Dios  te  ha  mandado. 

18  Porque  no  os  enseñen  á  hacer  según 
todas  sus  abominaciones,  que  ellos  ha- 
een  á  sus  dioses,  y  pequéis  contra  Jeho- 
va vuestro  Dios. 

19  ^  Cuando  pusieres  cerco  á  alguna 
ciudad  peleando  contra  ella  muchos  dias 
para  tomarla,  no  destruirás  su  arboleda 
metiendo  en  ella  hacha,  porque  de  ella 
comerás :  y  no  la  talarás,  que  no  es  hom- 
bre el  árbol  del  campo,  que  venga  con- 
tra tí  en  el  cerca 

30  Mas  el  árbol  que  supieres  que  no 
es  árbol  para  comer,  destruirlo  has  y  ta- 
larlo has,  y  edificarás  baluarte  contra  la 
ciudad  que  pelea  contigo,  hasta  sojuz- 
garla, 

CAPITULO  XXI. 
ley  acerca  del  homicidio  hecho  en  el  campo  y  qm  no 
se  sebe  quien  U>  hito.  1L  Qm  la  mmyer  calicó  de 
Job  emendaos  pueda  ser  tomada  por  muger  del  Israe- 
lita con  ciertos  condiciones.  111.  Qm  el  derecho  del 
mayorazgo  no  pueda  ser  traspasado  del  hijo  mayor. 
IV.  Qm  los  padres  qm  tuvieren  hijo  incorregible, 
le  presenten  al  magistrado,  y  por  el  testimonio  de 
ellos  muera  apedreado  de  lodo  el  pueblo.  V.  Que 
el  que  muriere  en  erm  por  pública  sentencia^  sea 
enterrado  antes  de  la  npoke. 

CUANDOYuere  hallado  algún  muerto 
en  la  tierra  que  Jehova  tu  Dios  te 
da,  para  .que  la  heredes,  echado  en  el 
campo,  y-  no  se  supiero  quien  le  hirió; 

2  Entonces  tus  ancianos  y  tus  jueces 
saldrán  y  medirán  hasta  las  ciudades 
que  «téw  al  derredor  del  muerto : 

8  Y  será  qué  los  ancianos  de  aquella 
ciudad,  de  la  ciudad  mas  cercana  al 
muerto,  tomarán  una  becerra  de  los  va- 
cas, que  no  haya  servido,  que  no  haya 
troido  yugo ; 

4  Y  los  ancianos  de  aquella  ciudad  trae- 
rán la  becerra  á  un  valle  áspero,  que  min- 
ea haya  sido  arado  ni  sembrado,  y  des- 
cervigarán allí  la  becerra  en  el  valle; 

o  Y  vendrán  los  sacerdotes  hjjos  de 
198 


Levi,  porque  á  eHos  escogió  Jehova  tu 
Dios  para  que  le  sirvan,  y  para  bendecir 
en  nombre  de  Jehova,  y  por  el  dicho  de 
ellos,  se  determinará  todo  pleito,  y  toda 
llaga. 

6  Y  todos  los  ancianos  de  aquella  ciu- 
dad mas  cercana  al  muerto  lavarán  sus 
manos  sobre  la  becerra  descervigada  en 
el  valle. 

7  Y  protestarán,  y  dirán :  Nuestras  ma- 
nos no  han  derramado  esta  sangre,  ni 
nuestros  ojos  lo  vieron : 

8  Expía  á  tu  pueblo  Israel  al  cual  re- 
dimiste, oh  Jehova,  y  no  pongas  la  san- 
gre inocente  en  medio  de  tu  pueblo  Is- 
raei    Y  la  sangre  les  será  perdonada. 

9  Y  tú  quitarás  la  sangre  inocente  de 
en  medio  de  ti,  cuando  hicieres  lo  que 
es  recto  en  los  ojos  de  Jehova, 

10  %  Cuando  salieres  á  la  guerra  contra 
tus  enemigos,  y  Jehova  tu  Dios  los  die- 
re en  tu  mano,  y  tomares  de  ellos  cau- 
tivos, 

11  7  vieres  entre  los  cautivos  alguna 
muger  hermosa,  y  la  codiciases,  y  la  to- 
mares para  tí  por  muger ; 

12  Meterla  has  en  tu  casa,  y  ella  raerá 
bu  cabeza,  y  cortará  sus  unas, 

13  Y  quitará  de  sí  el  vestido  de  su  cau- 
tiverio, y  quedarse  ha  en  tu  casa  r  y  llo- 
rará á  su  padre  y  á  su  madre  un  mes  de 
tiempo:  y  después  entrarás  á  ella  y  tú 
serás  su  marido,  y  ella  tu  muger. 

14  Y  será,  que  si  no  te  agradare,  dejarla 
has  en  su  libertad,  y  no  la  venderás  por 
dinero,  y  no  mercadearás  eon  ella,  por 
cuanto  la  afligiste. 

15  H  Cuando  algún  varón  tuviere  dos 
mugeres,  la  una  amada,  y  la  otra  aborre- 
cida, y  la  amada  y  la  aborrecida  le  parie- 
ren hyos,  y  el  htyo  primogénito  fuere  de 
la  aborrecida; 

16  Será  que  el  dia  que  hiciere  heredar  á 
sus  lujos  lo  que  tuviere,  no  podrá  dar  el 
derecho  de  primogenitura  á  los  hijos  do 
la  amada  delante  del  lujo  de  la  aborre- 
cida el  primogénito. 

17  Mas  al  hijo  de  la  aborrecida  conoce- 
rá por  primogénito  para  darle  dos  tantos 
de  todo  lo  que  le  fuere  hallado ;  porque 
aquel  es  el  principio  de  su  fuerza,  el  de- 
recho de  la  primogenitura  es  suyo. 

18  1  Cuando  alguno  tuviere  htyo  con- 
tumaz y  rebelde,  que  no  obedeciere  á  la 
vos  de  su  padre  ni  á  la  voz  de  su  madre*, 
y  habiéndole  castigado,  no  les  obede- 
ciere; 

19  Entonces  tomarle  han  su  padre,  y 


DBIWBftONOlMO. 


de  su  dudad,  y  á  la  puerta  de  su  logar, 

20  T  dirán  4  los  anciano*  de  la  dudad : 
Este  nuestro  mjo  es  consumas  y  rebelde, 
no  obedece  á  nuestra  voz,  a  glotón  y 
borracho. 

81  Entonces  todos  los  nombres  de  su 
ciudad  le  apedrearán  con  piedras,  y  mo- 
rirá: y  quitarás  el  mal  de  en  medio  de  tí, 
y  todo  Israel  oirán  y  temerán. 

29  Y  Cuando  en  alguno  hubiere  pecado 
de  sentencia  de  muerte,  y  hubiere  de 
morir,  osigarlehas  en  km  madero. 

2*  No  anochecerá  su  cuerpo  en  el  ma- 
dero, mas  enterrando  le  enterrarás  el 
mismo  dia,  porque-  maldición  de  Dios  «t 
el  colgado:  y  no  contaminarás  tu  tierra, 
que  Jehova  tu  Dios  te  da  por  heredad. 

CAPITULO  XXIL 

Qm  el  qm  hallare  animal  de  en  prójima  /km  de  co- 
numo^  é  COmwO  Om^f  do  §n  COr§a\  Jf  mm  SO  OOJUdn 

mmnomia.  IL  Qm  la  Wjtrao  visto  kdbit o  do  kom h 
*«,«<  el  Sonto,  AdKto<biMver.  ni.  Que  el  ene 
hoMare  nido  de  on^notomm  madre  conloehifoe, 
ir.  <frg¿g»e  <rf(SoTtcawi  te  HajitoWaw  |a 
IwSBwftrt.  F*.  JPraMbe  Coda  pqeta  de  ceeat  dtfk- 
rernte»  e» la  simiente,  en  te  arada, «»  et  vestido.  VI. 
Qm  loe  IsraeStas  tmioan  fimbrias  en  loe  cantee  de 
mropa.  VIL  QmHqm  achacare  H  en  muaerene 
sm  la  katU  virgen,  si  loe  padree  de  ella  te  probaren 
lo  contrario,  eea  penado :  y  «nuca  pueda  repudiar 
d  m  mnger:  mas  ei  no  ee  fe  probare  ío  contraria, 
mnwsoer  se  pétenme  haber  /erntcaéo  enea—de  m 
padre,  y  muera  apedreada.  VJ1I.  Que  loe  qm  Jot- 
ren tomados  en  adulterio  mueran  apedreadas.  IX. 
QmHqneJormtre  soltera  eiraen,paom  den  padre 
ememmm  mielo*  u  la  tome  por  amper,  uno  la  pueda 
repnekar  en  ningún  tiempo. 

NO  Terás  el  buey  de  tu  hermano,  ó  su 
cordero,  perdidos,  y  te  esconderás 
de  ellos:  yol  viendo  los  vol?erás  á  tu 
hermano. - 

2  X  aunque  tu  hermano  no  sea  tu  pa- 
riente, 6  no  le  conocieres,  recogerlos 
has  en  tu  casa,  y  estarán  contigo  hasta 
que  tu  hermano  los  busque,  y  volvérse- 
los has. 

8  T  asi  harás  de  su  asno,  asi  harás  tam- 
bién de  ss  vestido,  asi  harás  también  de 
toda  eosa  perdida  de  tu  hermano  que  se 
le  perdiere,  y  la  hallares  tu,  no  te  podrás 
esconder. 

4  No  verás  el  asno  de  tu  hermano,  6 
su  buey  caldos  en  el  camino,  y  te  escon- 
derás de  ellos,  levantando  Jo*  levantarás 
eonéL  » 

6  t  No  vestirá  la  mnger  hábito  de 
hombre,  ni  el  hombre  vestirá  vestido  de 
muger;  porque  abominación  t*  á  Jeho- 
va  tu  Dios  cualquiera  que  esto  hace. 

6  f  Cuando  topares  en  el  camino  «V*» 
nido  de  ave  en  cualquier  árbol,  6  «obre  la 

Span.  13 


tierra,  empollóse  huevos,  y  que  la  ma- 
dre estuviere  echada  6  sobre  los  pollos; 
ó  sobre  los  huevos,  no  tomes  la  madre 
con  los  lujos. 

7  Enviando  enviarás  la  madre,  y  los 
pollos  te  tomarás;  porque  hayas  bien,  y 
largos  días. 

8  1  Cuando  edificares  casa  nueva,  ha- 
rás pretil  á  tu  techumbre,  porque  no 
pongas  sangre  en  tu  casa  si  cayere  de 
ella  alguno. 

9  \  No  sembrarás  tu  vina  de  misturas, 
porque  no  se  santifique  la  abundancia  de 
la  simiente  que  sembraste,  y  el  fruto  de 
la  vina. 

10  $e  ararás  con  buey  y  con  asno  jun- 
tamente. 

U  No  te  vestirás  de  mistura  de  lana  y 
lino  juntamente. 

12  T  Hacerte  has  pexuelos  en  los  cuatro 
$abos  de  tu  manto  con  que  te  cubrieres. 

13  %  Cuando  alguno  tomare  muger,  y 
después  de  haber  entrado  á  ella  la  abor- 
reciere, 

14  Y  la  pusiere  achaques  de  cosas,  y  sa- 
care sobre  ella  mala  fama,  y  dtyere:  Esta 
tomé  por  muger,  y  llegué  á  ella,  y  no  la 
hallé  virgen: 

15  Entonces  el  padre  de  la  moray  su 
madre  tomarán,  y  sacarán  las  virginida- 
des de  la  mosa  á  los  ancianos  de  la  du- 
dad ala  puerta; 

16  Y  dirá  el  padre  de  la  moa  á  los  án- 
danos: Yo  di  mi  htya  á  este  hombre  por 
muger,  y  él  la  aborrece, 

17  Y;  he  aqui,  él  le  pone  achaques  de 
cosas,  diciendo:  No  be  hallado  á  tu  hfya 
virgen:  y,  he  aqui  las  virginidades  de 
mi  luja:  y  extenderán  la  sábana  delante 
de  los  ancianos  de  la  dudad : 

18  Entonces  los  ancianos  de  la  dudad 
tomarán  al  hombre,  y  castigarle  han; 

19  Y  penarle  han  en  den  peto*  de  plata, 
los  cuales  darán  al  padre  de  la  moza,  por 
cuanto  sacó  mala  lama  sobre  virgen  de 
Israel :  y  tenerla  ha  por  muger,  y  no  la 
podrá  enviar  en  todos  sus  dias, 

20  Mas  si  este  negocio  fué  verdad,  y  no 
se  hallaren  virginidades  en  lamosa; 

21  Entonces  sacarán  á  la  moza  4  la 
puerta  de  la  casa  de  su  padre,  y  ape- 
drearla .han  con  piedras  los  hombres  de 
su  dudad,  y  morirá;  por  cuanto  hizo 
vileza  en  Israel  fornicando  en  casa  do 
su  padre,  y  quitarás  d  mal  de  en  medio 
de  ti. 

22  Tí  .Cuando  alguno  fuere  tomado  echa- 
do con  muger  casada  con  marido,  ambos 

128 


DETFTBttONOMlO. 


ellos  morirán;  el  varón  que  duVmló  con 
la  muger,  y  la  muger:  y  quitaras  el  mal 
de  Israel 

23  Cuando  fuere  moza  virgen  desposa- 
da  con  alguno,  y  alguno  la  bailare  en  la 
ciudad,  y  se  echare  con  ella^ 

24  Entonces  sacarles  neis  á  ambos  á  la 
puerta  de  aquella  Tilla,  y  apedrearles 
bels  con  piedras,  y  morirán:  la  moza 
porque  no  dio  Toces  en  la  dudad,  y  él 
nombre  porque  afligió  á  la  muger  de  su 
prójimo :  y  quitarás  el  mal  de  en  medio 
de  tí. 

25  Mas  si  el  bombre  halló  á  la  moza 
desposada  en  el  campo,  y  él  la  tomare,  y 
se  echare  con  ella,  morirá  solo  el  hom- 
bre, que  durmiere  con  ella ; 

26  T  á  la  moza  no  harás  nada ;  la  moza 
no  tiene  culpa  de  muerte:  porque  como 
al&uuo  se  levanta  Contra  su  prójimo,  y 
le  mata  de  muerte,  así  es  esto.  * 

27  Porque  él  la  halló  en  el  campo,  la 
moza  desposada  dio  Toces,  y  no  hubo 
quien  la  Tállese. 

28  ?  Cuando  alguno  hallare  moza  vir- 
gen, que  no  fuere  desposada,  y  la  to- 
mare, y  se  echare  con  ella,  y  fueren  to- 
mados; 

29  Entonces  el  hombre  que  se  echó  con 
ella  dará  al  padre  de  la  moza  cincuenta 
peso*  de  plata,  y  será  su  muger,  por  cuan- 
to la  afligió  >  no  la  podrá  enviar  en  to- 
dos sus  días. 

80  No  tomará  alguno  la  muger  de  su 
padre,  ni  descubrirá  el  manto  de  su 
padre. 

CAPITULO  xxm. 

Qm  ni  et  castrado,  ni  el  U*aréús  ni  ei  ámmtdm,  ni 


tener  algún  oficio  pnbhco  en  el  pueblo  de  Dio*.  Loe 
Jdmmeoe  y  loe  Eggpcioe  puedan  eer  admitido*  en  la 
tercera  generación.  JL  Que  cuando  *tnt9Uf\.n  «a 
vionan  toé*  inmundicia,  y  cubran  con 


tierra  encamara.  I/J.  Que  el  sierro  fugitivo  que  te 
acogiere  d  la  tierra  de  JtraeJ,  no  sea  entregado  dtu 
amomasfue  viva  en  eHn  Ubre.  IV.  Q*e  do  lo*  hi- 
jo* do  Israel  no  haga  ramera,  ni  fornicario.  V. 
Que  no  tea  ofrecido  en  el  santuario  precia  de  perro, 
ni  ganancia  de  ramera.  VI.  Prohibe  recibir  usura 
del  Israelita,  y  contado  la  del  tsstraugere*  VIL 
Qm  el  emtkioieromm,  lo  petgm  sin  dilación.  Vllk 
Que  el  que  entrare  en  la  vina  de  tu  pntfimo,  coma, 
mas  no  saque  talega, 

NO  entrará  en  la  congregación  de  Je~ 
hova  el  quebrado  de  quebradura,  ni 
el  castrado. 

2  No  entrará  bastardo  en  la  congrega- 
ción de  Jchova :  ni  aun  en  la  décima  ge- 
neración entrará  en  la  congregación  de 
Jehova. 

8  No  entrará  Ammonita  ni  Moabita  en 

la  congregación  de  Jchova:  ni  aun  en 

191 


la  d ocluía  generación  entrara  én  la  con- 
gregación de  Jehova  para  siempre, 

4  Por  cuanto  no  os  salieron  á  recibir 
con  pan  y  agua' al  camino,  cuando  salis- 
teis de  Egypto,  y  porque  alquHó  contra 
tí  á  Balaam  htfo  de  Beor  de  Pethor  de 
Mesopotamte  de  Syrta,  para  que  te  mal- 

dQese* 

5  Mas  ño  quiso  Jehova  tu  Dios  eir  á 
Balaam,  y  Jehova  tu  Dios  te  volvió  la 
maldición  en  bendición,  porque  Jehova 
tu  Dios  te  amaba. 

6  No  procurarás  la  paz  de  eBos,  ni  et 
bien  de  ellos  en  todos  los  días  para  siem- 
pre. 

7  No  abominarás  al  Iduitteo,  que  tu 
hermano  es.  No  abominarás  al  Bgyp- 
cio,  que  extrangero  fuiste  en  su  tierra. 

8  Los  btyoe  que  nacieren  de  ellos,  á  la 
tercera  generación  entrarán  en  la  con- 
gregación de  Jehova» 

9 1  Cuando  salieres  en  campo  contra  tus 
enemigos,  guárdate  de  toda  cosa  mala. 

10  Cuando  hubiere  en  tí  alguno  que  no 
fuere  limpio  por  acídente  de  noche;  sal- 
dráse  del  campo,  y  no  entrará  en  éX 

11  T  será  que  al  declinar  de  la  tarde  la- 
varse ha  con  agua,  y  cuando  fuere  puesto 
el  sol,  entrará  en  el  campo. 

12  T  tendrás  lugar  roerá  del  real,  y  allí 
saldrás  íbera. 

18  T  tendrás  una  estaca  entre  tus  ar- 
mas, y  será,  que  cuando  fueres  mera, 
cavaras  con  ella,  y  tornares,  y  cubrirás 
tu  suciedad. 

14  Porque  Jchova  tu  Dios  anda  por 
medio  de  tu  campo  para  librarte,  y  en- 
tregar tus  enemigos  delante  de  ti:  por 
tanto  será  tu  real  santo :  porque  él  no 
vea  en  ti  cosa  inmunda,  y  se  vuelva  de 
en  pos  de  ti. 

15  T  No  entregarás  el  •siervo  á  susefien, 
que  se  huyere  á  tí  de  su  amo. 

16  More  contigo,  en  medio  de  ti,  en  el 
lugar  que  escogiere  en  alguna  de  tus 
ciudades  donde  bien  le  estuviere:  no 
le  harás  raerse. 

17  1  No  habrá  ramera  de  las  htfae  ém 
Israel,  ni  habrá  sodomita  de  los  htfce  de 
Israel. 

18  1  No  traerás  precio  de  ramera  ni 
predo  de  perro  á  la  casa  de  Jehova  tw 
Dios  por  ningún  voto ;  porque  abomina- 
ción es  á  Jehova  tu  Dios  también  lo 
uno  como  lo  otro. 

19  1  No  tomarse  de  tu  hermano  logre) 
de  dinero,  ni  logro  de  comida,  ni  logra» 
de  cualquiera  cosa  de  que  se  suele  tomar. 


DEÜTERONOMIO. 


MK  Bel  eatafto  tomatas  logro,  mas  de 
tn  hermano  no  le  tomarás,  porque  te 
bendiga  Jehova  tu  IMo»  en  toda  obra  de 
tos  manos  sobre  la  tierra  ala  cttal  entras 
para  neredaria.       e> 

21 5  Cuando  prometieres  roto  á  Jehova 
tn  IÑee,  no  tardaras  de  pagarlo;  porque 
demandando  lo  demandará  Jehova  tn 
Dios  de  ti,*y  habrá  en  ti  pecado: 

23  T  cuando  te  detuviere*  de  prometer, 
no  habrá  en  ti  pecado : 

28  Lo  qne  tus  labios  pronunciaren, 
guardarás,  y  harás  como  prometiste  á 
Jehova  tn  Dios  lo  qne  de  tn  Tolnntad 
hablaste  por  tn  boca. 

24  Y  Coando  entrares  en  la  tifia  de  tu 
prójimo,  comerás  «ras  hasta  hartar  tn 
deseo;  mas  no  pondrás  en  tn  vaso. 

25  Cunado  entrares  en  la*  mies  'de  tu 
prójimo,  cortarás  espigas  con  tn  mano, 
mas  no  alearás  hox  en  la  mies  de  tn 
prójimo. 

CAPITULO  XXIV. 

Qmeiemenmmcem^sen$aremsunn^er,larepudh4}e. 
EL  Qm  él  reden  orneado etaoxemtede úrd  te  gmr* 
ra+u  de  tóela  carga  pública.  IIL  Qm  tea  alhajas 
necesarias  para  potar  te  vida  no  pueda*  ter  prenda- 
da*. 1K  Qm  el  essehurmn  persona  para  venderla, 
muera.  V.  Botarga  ame  se  guarden  de  lepra  eje. 
-  VL  Qm  el  que  tacare  prendad  m  prójimo:  no  en- 
tre por  ella,  y  qm  al  pobre  le  sea  vuelta  antee  que 
anochexoa,  VTL  Qm  el  Jornalero  tea  pagado  de  eu 
Jornal  el  dia  mismo  de  eu  obra.  VJU.  Qm  en  loe 
eaeoe  criminales  ninguno  muera  por  otro.  IX.  En- 
carga  el  derecho  de  loe  desamparados.  X.  Que  la 
gavilla  olwidada  en  el  campo,  y  el  rebusco  de  le» 
otioae  g  viñas  sean  de  los  que  no  tienen. 

CUANDO  alguno  tomare  muger  y  se 
casare  con  ella,  si  después  no  le 
agradare  por  haber  hallado  en  ella-  algu- 
na cosa  torpe,  escribirle  ha  carta  de  re- 
pudio, y  dársela  ha  en  su  mano,  y  en- 
viarla ha  de  su  casa. 

2  Y  salida  de  su  casa,  irse  ha,  y  casarse 
ha  con  otro  Taron. 

8  Y  «i  la  aborreciere  el  varón  postrero, 
y  le  escribiere  carta  de  repudio,  y  se  la 
diere  en  su  mano,  y  la  enriare  de  su 
casa,  6  si  muriere  el  Taron  postrero,  que 
la  tomó  para  si  por  muger; 

4  No  podrá  su  marido  el  primero,  que 
la  envió,  volverla  á  tomar,  para  que  sea 
su  muger,  después  que  fué  inmunda, 
porque  es  abominación  delante  de  Jeho- 
va, y  no  contaminarás  la  tierra,  que  Je- 
hova  tu  Dios  te  da  por  heredad. 

5  *¡  Cuando  tomare  alguno  muger  nue- 
va, no  saldrá  á  la  guerra,  ni  pasará  sobre 
él.alguna  cosa:  libre  será  en  bu  easa  por/ 
«safio  para  alegrará  su  mugerquetpmó. 

6  í  No  tomarás  por  prenda  la  muela  d« 


sAu/s  y  la.  muela  óV  covftev  porque  es 
prendar  la  vida. 

7  t  Cuando  fuere  hallado  alguno  que 
haya  hurtado  persona  de  sus  hermanos 
los  hfyea  de  Israel,  y  hubiere  mercadeado 
con  ella,  Ó  la  hubiere  vendido,  el  tal  la- 
drón morirá,  y  quitarás  el  mal  de  en  me- 
dio de  tL 

8  1  Guárdate  de  Haga  de  lepra,  guar- 
dando mucho,  y  haciendo  según  todo  lo 
que  os  ensenaran  tos  sacerdotes  Levitas^ 
como  les  he  mandado  lo  guardaréis  para 
hacer. 

9  Acuerdase  de  lo  que  hleo  Jehova  tu 
Dios  á  Maris  en  el  camino,  después  que 
salisteis  de  Egypto. 

10 1  Cuando  dieres  á  tu  prójimo  alguna 
cosa  emprestada,  no  entrarás  en  su  casa 
para  tomarle  prenda: 

11  Fuera  estarás,  y  el  hombre  á  quien 
prestaste  te  sacará  á  fuera  la  prenda. 

12  Y  si  fuere  hombre  pobre,  no  duer- 
mas con  su  prenda. 

13  Volviendo  le  volverás  la  prenda 
cuando  el  sol  se  ponga,  porque  duerma 
en  su  ropa;  y  bendecirte  ha,  y  á  tí  será 
justicia  delante  de  Jehova  tu  Dios. 

14 1  No  hagas  violencia  al  jornalero  po- 
bre y  menesteroso  asi  de  tus  hermanos 
como  de  tus  extrangeros,  que  están  en 
tu  tierra  en  tus  ciudades. 

15  En  su  dia  le  darás  su  jornal,  y  el  sol 
no  se  pondrá  sobre  él,  porque  pobre  es, 
y  con  el  sustenta  su  vida:  porque  no 
dame  contra  tí  á  Jehova,  y  sea  en  tí  pe- 
cado. 

18  *¡  Los  padres  no  morirán  por  los  hi- 
jos, ni  los  hijoe  por  los  padres,  cada  uno 
morirá  por  su  pecado. 

17  T  No. torcerás  el  derecho  del  pere- 
grino y  del  huérfano:  ni  tomarás  por 
prenda  la  ropa  de  la  viuda. 

18  Mas  acuérdate  que  fuiste  siervo  en 
Egypto,  y  de  allí  te  rescató  Jehova  tu 
Dios :  por  tanto  yo  te  mando  que  hagas 
esto. 

19  t  Cuando  segares  tu  segada  en  tu 
campo,  y  olvidares  alguna  gavilla  en  el 
campo,  no  volverás  á  tomarla:  del  ex- 
tranjero, ó  del  huertano,  ó  de  la  viuda 
será:  porque  te  bendiga  jehova  tu  Dios 
en  toda  obra  de  tus  manos. 

20  Cuando  sacudieres  tus  olivas,  no  ra- 
monearás tras  tí :  del  extranjero,  y  del 
huérfano,  y  de  la  viuda  será : 

21  Cuando  vendimiares  tu  vina,  no  re- 
buscarás tras  ti,  del  extrangero,  y  del 
hue^^o^delavi^udaserá. 


DSUTKRONOMia 


82  T  ueuériate  que  luíste  sienso  en 
tierra  de  Egypto :  por  Unto  V  te  mo- 
do que  hagas  esto. 

CAPITULO  XXV. 

4atal«wpor.S«fcft>  jottlfoo  faftfere  *«r «***>, 
oaMfeO«»iMf<Jtc»area(o«»Je«.  U.Qmelbmf 
que  trillare,  taya  lo  boca  libre,  ¿tt  <?«  ct»Mfo  el 
«•  tormana  muriere  oin  hffo*,  oí  9»  viene  tro»  el 
toMkMVor^Merio,  y  «i  ff-e  «o  «abfero  lo» 
moría,  mtoporeüa  motado  de  pébhca  y  perpetua 
afrenta.    /F.  Qm  la  moper  gne  rWiemío  coa  aJyim 

'  ftombre  fe  (robare  de  «  veryfteiiwu  te  «o  «-«r*a«« 
lama»».    V.Qmueen dejmto pe» y ledaO.    KX 


CUANDO  hubiere  pleito  entre  algu- 
nos, y  vinieren  4  juklo>y  los  juzga- 
ren, y  abeolYieren  al  Justo,  y  condenaren 
al  impló: 

2  Será  ota  al  el  impío  mereciere  ser  aco- 
tado, entonces  el  juez  le  hará  ochar,  y  le 
hará  azotar  delante  de  si,  según  su  im- 
piedad por  cuenta. 

S  Cuarenta  tucos  le  hará  herir,  no  mas: 
porque  si  le  hiriere  de»muchoe  azotes 
allende  de  estos,  no  se  envilezca  tu  her- 
mano delante  de  tus  ojos. 

4  H  No  emhozalaiáslabueycuando  tri- 
llare. 

5  1  Cuando  alguno*  hermanos  estuvie- 
ren juntos,  y  muriere  alguno  de  ellos,  y 
no  tuviere  hilo,  la  muger  del  muerto  no 
se  casará  fuera  con  hombre  extraño :  su 
cufiado  entrará  á  ella,  y  la  tomará  por 
su  muges,  y  haca  con  ella  parentesco. 

6  Yserá,?**  el  primogénito  que  pariere, 
se  levantará  en  nombre  de  su  hermano 
el  muerto,  porque  su  nombre  no  sea  rai- 
do de  IsraeL 

7  Y  si  el  hombre  no  quisiere  tomar  á 
su  cufiada,  entonces  su  cunada  vendrá  á 
la  puerta  á  los  ancianos,  y  dirá:  Mi  cu- 
fiado no  quiere  despertar  nombre  en  Is- 
rael á  su  hermano:  no  quiere  hacer  pa- 
rentesco conmigo. 

8  Entonces  los  ancianos  de  aquella  du- 
dad le  harán  venir,  y  hablarán  con  él:  y  él 
se  levántala,  y  diré:  Fono  quiero  tomarla. 

9  Y  su  cufiada  se  llegará  á  él  delante 
de  los  ancianos,  y  descalzarle  ha  su  za- 
pato de  su  pié,  y  escupirle  ha  en  el  ros- 
tro, y  hablará,  y  dirá:  Así  sea  hecho  al 
varón,  que  no  edificare  la  casa  de  su 
hermana 

10  Y  su  nombre  será  llamado  en  Israel, 
la  casa  del  descalzado. 

11  \  Cuando  algunos  riñeron  juntos  el 
uno  con  el  otro,  y  llegare  la  muger  del 
uno  para  librar  á  su  marido  do  mano  del 
que  le  hiere,  y  metiere  su  mano  y  le  tro- 
vare de  sus  vergüenzas ; 

19* 


12  Entonces  cortarle  has  la  mano,  no 
perdonará  tu  ojo. 

13  H  No  tendrás  en  tu  bolsa  pesa  gran- 
de y  pesa  chica. 

14  No  tendrás  en«/u  casa  enba  grande 
y  epha  chica. 

15  Pesas  cumplidas  y  justas  tendrás : 
epha  cumplida  y  justa  tendrás;  para  que 
tus  días  sean  prolongados  sobre  la  tierra, 
que  Jebova  tu  Dios  te  da. 

16  Porque  abominación  es  á  Jebova  tu 
Píos  cualquiera  que  hace  esto»  cualquie- 
ra que  hace  injusticia» 

17  H  Acuérdate  de  lo  que  te  hizo 
Amalee  en  el  camino  cuezalo  salletes 
de  Egypto: 

18  Que  te  saUó  al  camino,  y  te  desguar» 
necio  la  retaguardia  de  todos  los  flacos 
que  Mban  detrás  de  tí,  cuando  tú  esfo- 
eat  cansado  y  trabajado,  y  no  temió  á 
Píos. 

19  Y  será  que  cuando  Jebova  tu  Dios 
te  hubiere  dado  reposo  de  todos  tus 
enemigos  al  derredor  en  la  tierra  que 
Jebova  tu  Dios  te  da  por  heredad  para 
que  la  poseas,  raerás  la'  memoria  de 
Amalee  de  debajo  del  cielo,  no  te  ol- 
vides. 

CAPITULO  XXVL 

Que  coda  uno  haga  o/renda  en  «I  mutuario  de  feo 
primero*  /ruto»  que  JHo*  fe  diere  aquel  año  en  m 
tierra,  naciendo  pmaoa  proUetacien  de  en  pobreta 
y  cautiverio  potado,  y  del  eumphminte  de  la  pro- 
meta de  Dio*  de  haberle  metido  en  la  tierra  de 
promition,  y  haberle  dado  aquella  abundancia,  II. 
Que  cuando  hubieren  diemmado  todo*  mu  fruto*  en 
d  Jb\  do  toda  tro*  ano*  pontocón  en  el  eantumrio  é 
dar  Uttmunao  de  ha  fidelidad  qm  habrán  puardndm 
en  el  diezmar,  y  d  orar  por  la  común  promperidad, 
UT.  Exhorta  ed  pueblo  al  couozümem*  de  ta  dip- 
nidad  em  qm  JHo*  mpommmémuvU  por  orna,  pd 
laobMrvaneiademlep. 

Y  SERÁ  que  cuando  hubieres  entra- 
do en  la  tierra  que  Jehova  tu  Dios 
te  da  por  heredad,  y  la  poseyeres,  y  ha- 
bitares en  ella; 

2  Entonces  tomarás  de  las  primicias 
de  todos  los  frutos  de  la  tierra,  que  tra- 
jeres de  tu  tierra,  que  Jehova  tu  Dios  fe 
da,  y  pondrás  en  un  canastillo,  y  irás  al 
lugar  que  Jehova  tu  Dios  c*cogiere,para 
hacer  habitar  allí  su  nombre : 

3  Y  vendrás  al  sacerdote  que  fuere  en 
aquellos  días,  y  decirle  has:  Confieso 
hoy  á  Jehova  tu  Dios,  que  yo  he  entra- 
do en  la  tierra  que  juró  Jehova  á  nues- 
tros padres  que  nos  habla  de  dar. 

i  Y  el  sacerdote  tomará  el  canastillo 
de  tu  mono,  y  ponerlo  ha  delante  del 
altar  de  Jehova  tu  Dios. 

5  Y  responderás,  y  dirás  delante  de 


DBUTBROPÍOMfO. 


Jehova  taDiou!  SI  8yro  mi  padre  pes- 
eteado de  hankr*  descendió  á  Egypto,  y 
peregrinó  «11a  con  pocos  sombree,  y  alH 
creció  en  gente  grande,  fuerte,  y  macha. 

6  T  los  Igypdos  nos  maltrataron,  y 
nos  afligieron,  y  pusieron  sobre  noaotroe 
dora  servidumbre. 

7  T  clamamos  á  Jebera  Dios  de  nues- 
tro* padres,  y  oyó  Jehova  nuestra  tos, 
y  tIó  nnesira  aflicción,  y  nuestro  traba- 
Jo,  y  nuestra  opresión :  ' 

8*  T  sacónos  Jebora  de  Bgypto  con 
mano  fuerza  y  con  brazo  extendido,  y 
coa  espanto  grande,  y  con  sonetee  y  con 
milagros. 

9  Y  trujónos  á  este  lugar,  y  dlénos  es- 
ta tierra,  tierra  que  corre  leche  y  miel. 

10  Tabora,  he  aqui,  be  traído  tm  premí- 
elas del  frnto  de  fe  tierra  que  me  diste, 
oh  Jebora.  Y  dejarlo  ha*  delante  de 
Jebora  tn  Dios,  y  Indinarte  bes  delante 
de  Jebora  tu  Dios.   • 

11  Y  alegrarte  has  con  todo  el  bien  qae 
Jehova  tu  Dios  te  hubiere  dado  étljA 
ta  casa,  tú  y  el  Levita  y  el  extrangero 
que  edd  en  medio  de  ti. 

12  1  Cuando  hubieres  acabado  de  diez>, 
mar  todo  el  diezmo  de  tus  frutos  en  el 
efto  tercero,  el  afto  del  diezmo,  darás 
también  al  Levita,  al  extrangero,  al 
huérfano,  y  á  la  viada,  y  comerán  en  tus 
rlHae,  y  hartarse  han. 

1S  Y  dirá»  delante  de  Jebora  tu  Dios: 
Ya  ha  sacado  la  santidad  de  casa,  y  tam- 
bién la  he  dado  al  Levita,  y  al  extrange- 
ro, y  si  huértao,yál»vmoa,confbrme  á 
todos  tua  mandamientos,  que  me  man- 
daste :  no  he  pasado  de  tus  inandamJen» 
tos,  ni  me  he  olvidado. 

14  No  he  comido  de  ella  en  mi  IntOy  ni 
he  sacado  de  ella  en  Inmundicia,  ni  be 
dado  de  ella  para  mortuorio :  obedecido 
he  ala  roa  de  Jehova  mi  Dios,  hecho  he 
conforme  á  todo  lo  que  me  has  mandado. 
•1$  Mira  desde  la  morada  de  tu  santi- 
dad, desde  el  délo,  y  bendice  á  tu  pue- 
blo Israel,  y  á  la  tierra  que  nos  has  da- 
do, como  juraste  s>  nuestros  padres,  tier- 
ra que  corre  leche  y  miel. 

Id  1  Jehova  tu  Dios  te  manda  hoy,  que 
hagas  estos  estatutos  y  derechos:  guar- 
da pues  que  los  hagas  con  todo  tu  cora- 
son,  y  con  toda  tu  alma. 

17  A  Jehova  has  ensalzado  hoy  paca 
ser  á  ti  por  Dios,  y  para  andar  en  sus 
caminos,  y  para  guardar  sus  estatutos 
j  sus  reimdamlentos,  y  sus  derechos, 
y  para  oirán  voz. 


18  Y  Jehova  te  ha  ensalzado  ho?  para 
ser  á  él  per  pueblo  singular,  como  él  te 
lo  ha  dicho,  y  para  guardar  todos  ene 
mandamientos: 

19  Y  para  ponerte  alto  -sobro  todas  las 
gentes  qne  hizo  para  loor,  y  nana,  y  glo- 
ria: y  paradme  seas  pueblo  santo  á  Je» 
hora  tn  Dios,  como  él  ha  dicho. 

CAPITULO  XX  VIL  _• 

Imcmém  «Immi  emkm  ataim  mcrSbtm  la  Ufé* 
JHoa,  e$  4  «oler,  en  «I  no*  é*  Ata?,  dúmde  qmkre 
qmk  edykpmn  mttar  9  qfinaemn  tmeHJkto.  U.  8*+ 
Safa  km  frita»  qm  mtmrdm  con  km  LtvHm»  *m  «i 
—ti  d*  Om  éttm  pmrm,  pmmmmdmr  km  kméiritmtt 
étlm  Jqr;  v km qm étéordn m  «I  mcmU  de  lMtáL, 
parmprtmmeiar  T 


Y  MANDO  Moyaes  y  lo»  ándenos  de 
Israel  al  pueblo,  diciendo:  Guar- 
daréis todos  los  mandamientos,  qae  yo 
os  mando  boy: 

2  Y  será,  ene  d  día  que  pasaréis  d  Jor- 
daa\á  la  tierra  que  Jehova  tu  Dios  teda, 
levantarte  has  piedras  grandes,  las  cuales 
encalvas  con  cal: 

3  Y  escribirás  en  ellas  todas  las  pala- 
bras de  esta  ley,  cuando  hubieres  pasa- 
do para  entrar  en  la  tierra  que  Jehova 
tu  Dios  te  da,  tierra  que  corre  leche  y 
miel,  como  Jehova  d  Dios  de  tus  padres 
te  lurVcho. 

4  Y  será,  cus  cuando  hubiereis  pasado 
d  Jordán,  levantaréis  estas  piedras  que 
yo  os  mando  hoy,  en  el  monte  de  Hebel, 
y  encalarlas  has  con  caL 

5  Y  edificarás  allí  altar  á  Jehova  tn 
Dios,  altar  de  piedras :  no  alzarás  sobro 
eUas  meiio. 

6  De  piedras  enteras  ediiearás  d  altar 
de  Jebora  tu  Dios,  y  ofrecerás  sobre  él 
holocausto  á  Jehova  tu  Dios. 

7  Y  sacrificarás  pacíficos,  y  comerás  allí, 
y  alegrarte  has  delante  de  Jehova  tu  Dios. 

8  Y  escribirás  en  las  piedras  todas  las. 
palabras  de  esta  ley,  declarando  bien. 

9  Y  habló  Moyses,  y  los  sacerdotes 
Levitas  á  todo  Israel,  diciendo:  Escucha 
y  oye  Israel :  Hoy  eres  hecho  pueblo  de 
Jehova  tn  Dios: 

10  Oirás  pues  la  voz  de  Jehova  tu  Dios, 
y  harás  sus  mandamientos  y  sus  estatu- 
tos, que  yo  te  mando  hoy. 

111 Y  mandó  Moyses  d  pueblo  en  aqnd 
dia,  didendo : 

19  Estos  estarán  para  bendecir  d  pue- 
blo sobre  d  monte  de  Oaridm  cuando 
hubiereis  pasado  d  Jordán:  Simeón,  y 
Levi,  y  Jada,  y  Iseehar,  y  Josoph,  y  Ben- 
jamín. DigitizedtwGoOgk 


DBÜTBK0NOMIO. 


18  T  estos  estofan  Sobre  1*  maldición 
en  el  monte  de  Hebal:  Rubén,  Gad,  y 
Aser,  y  Zabulón,  Dan,  y  Nephthaü. 

14  T  hablarán  los  Levitas,  y  dirán  á 
todo  varón  de  Israel  á  alta  voz: 

15  Maldito  el  varón  qne  hiciere  escul- 
tura, y  vaciadizo,  abominación  á  Jehova, 
obra  de  mano  de  artífice,  y  la  pusiere  en 
oculto :  y  todo  el  pueblo  responderán,  7 
dirán:  Amen. 

16  Maldito  el  qne  deshonrare  á  su  pa- 
dre ó  á  su  madre.  T  dirá  todo  el  pue- 
blo: Amen. 

17  Maldito  el  que  estrechare  el  térmi- 
no de  su  prójimo.  Y  dirá  todo  el  pue- 
blo: Amen. 

18  Maldito  el  que  hiciere  errara!  ciego  en 
el  camino.  Y  dirá  todo  el  pueblo:  Amén. 

19  Maldito  el  qne  torclere  el  derecho 
del  extrangero,  del  huertano,  7  de  la 
viuda.    Y  dirá  todo  el  pueblo :  Amen. 

20  Maldito  el  que  se  echare  con  la  mU* 
ger  de  su  padre,  por  cuanto  descubrió  el 
manto  de  su  padre.  Y  dirá  todo  el  pue- 
blo: Amen. 

21  Maldito  el  que  tuviere  fiarte  con 
cualquiera  bestiaf  Y  dirá  todo  el  pue- 
blo: Amen. 

23  Maldito  el  que  se  echare  con  su  her- 
mana, hija  de  su  padre,  ó  hija  de  ftk  ma- 
dre.   Y  dirá  todo  el  pueblo:  Amen. 

28  Maldito  el  que  se  echare  con  su  sue- 
gra.   Y  dirá  todo  el  pueblo :  Amen. 

24  Maldito  el  que  hiriere  á  su  prójimo 
ocultamente.  Y  dirá  todo  el  pueblo: 
Amen. 

25  Maldito  el  que  recibiere  don  para 
herir  de  muerte  la  sangre  inocente.  Y 
dirá  todo  el  pueblo :  Amen. 

26  Maldito  el  que  no  confirmare  las 
palabras  de  esta  le7  para  hacerlas.  Y 
dirá  todo  el  pueblo :  Amen. 

CAPITULO  xxvm. 

ProMetcal  pueblo  tinglares  bendición**,  cuando  ebe- 
doctor*  día  ley  de  Dio*.  II.  Amendoalo  d*  iodo* 
la*  maldición**  contraria*,  y  d*  otra*  muaka*  y 
horrenda*  calamidad**,  m  **  apartar*  de  *u  obe- 
diencia. 

Y  SERÁ,  que  si  oyendo  oyeres  la  voz 
de  Jehova  tu  Dios  para  guardar, 
para  hacer  todos  sus  mandamientos  que 
70  te  mando  I107,  también  Jehova  tu 
Dios  te  pondrá  alto  sobre  todas  las  gen- 
tes de  la  tierra. 

2  Y  vendrán  sobre  tí  todas  estas  ben- 
diciones, 7  alcanzarte  han,  cuando  oyeres 
la  voz  de  Jehova  tu  Dios. 

3  Bendito  terds  tú  en  la  ciudad,  7  ben- 
dito tú  en  el  campo. 

198 


4  Bendito  el  fruto  de  tu  vientre,  7  el 
fruto  de  tu  tierra,  7  el  fruto  de  tu  bestia: 
la  cria  de  tus  vacas,  7  los  rebaños  de  tus 
ovejas. 

5  Bendito  tu  canastillo,  y  tus  sobras. 

6  Bendito  serás  en  tu  entrar,  7  bendito 
serás  en  tu  salir. 

7  Dará  Jehova  tus  •  enemigos,  qne  se 
levantaren  contra  tí,  heridos  delante  do 
ti:  por  un  camino  saldrán  á  tí,  7  por 
siete  caminos  huirán  delante  de  tí. 

8  Enviará' Jehova  contigo  á  1»  bendi- 
ción en  tus  cilleros,  7  en  todo  aquello 
en  que  pusieres  tu  mano,  7  bendecirte 
ha  en  la  tierra  que  Jehova  tu  Dios  te  da. 

9  Confirmarte  ha  Jehova  por  pueblo 
santo  suyo  como  te  ha  Jurado,  cuando 
guardares  los  mandamientos  de  Jehova 
tu  Dios,  7  anduvieres  en  sus  caminos-.  * 

10  Y  verán  todos  los  pueblos  de  la  tier- 
ra, que  el  nombre  de  Jehova  es  llamado 
sobre  ti,  7  temerte  ¿an. 

11  Y  hacerte  ha  Jehova  qne  te  sobre  el 
bien  en  el  fruto  de  tu  vientre,  7  en  el 
fruto  de  tu  bestia,  7  en  el  fruto  de  tu 
tierra,  sobre  la  tierra  que  Juró  Jehova  á 
tus  padres  que  te  habla  de  dar. 

12  Abrirte  ha  Jehova  su  buen  culero, 
el  cielo,  para  dar  lluvia  á  tu  tierra  en  su 
tiempo,  7  para  bendecir  toda  obra  de  tus 
manos :  7  prestarás  á  muchas  gentes,  7 
tú  no  tomarás  emprestado. 

13  Y  ponerte  lia  Jehova  por  cabeza,  7 
no  por  cola:  7  serás  encima  solamente^ 
no  serás  debajo, 'cuando  obedecieres  á 
los  mandamientos  de  Jehova  tu  Dlea, 
que  70  te  mando  hoy  para  que  guardes 
yhagae. 

14  Tno  te  apartes  de  todas  las  palabras 
que  70  os  mando  hoy,  á  diestra  ni  á  si- 
niestra, para  ir  tras  dioses  ágenos  para 
servirles. 

15  Tí  Y  será  si  no  oyeres  la  voz  de  Je- 
hova tu  Dios,  para  guardar,  para  hacer 
todos  sus  mandamientos,  y  sus  estatu- 
tos, que  yo  té  mando  hoy,  vendrán  sObro 
ti  todas  estas  maldiciones,  y  alcanzarte 
han.  « 

16  Maldito  terát  tú  en  la  ciudad,  y  mal- 
dito tú  en  el  campo. 

17  Maldito  tu  canastillo,  y  tus  sobras. 
16  Maldito  el  fruto  de  tu  vientre,  y  el 

fruto  de  tu  tierra,  y  la  cria  de  tus  vacas, 
y  los  rebaños  de  tus  ovejas. 

19  Maldito  Mrót  en  tu  entrar,  y  maldito 
en  tu  salir. 

20  Y  Jehova  enviará  en  ti  la  maldi- 
ción, quebranto  y  asombramiento  en  to- 


QflWBWWWlllA 


dk>  <9Miki^vmi#M9  gimo  y,  hicieres»  bas- 
ta que  aeaa  destruido,  y  perezcas  presto 
i  cansado  la  maldad  de  tos  obras  por  las 
euales  me  habrás  dejado. 

21  Jehova  hará  que  se  te  pegue  mor- 
tandad hasta  que  to  consuma  de  la  tier- 
ra» 4  la  cual  entras  para  heredarla. 

23  Jehova  te  herir&  de  tísica,  y  de  ne- 
bro, y  de  ardor,  y  de  calor,  y  de  espada, 
y  de  hidropesía, y  do  Ictericia;  y  perse- 
guirte han  hasta  que  perezcas. 

23  Y  tus  délos,  .que  están  sobro  tu  car 
beza,  serán  de  metal;  y  la  tierra  que  está 
Ojibajo  de  ti,  de  hierro.  . 

.  SH  Paca.  Jehova  por.  lluvia  i  tu  tierra 
polvo  y  ceniza:  de  los  cielos  descenderá 
sobre  U  hasta  que  perezcas. 

25  Jehova  U  dará  herido  dejante  de 
tus  enemigos :  por  un  camino  saldrás  á 
ellos,  y  por  siete.cam¿noe  huirás  delante 
de  eÚoe :  y  serás  por  estremecimiento  á 
todos  los  reinos  de  la  tierna. 

25  T  será  tu  cuerpo  muerto  por  comi- 
da á  todft  avo  del  cielo,  y  bestia  de  la 
tisera,  y  so  Aofad  quien  ¿ot  espante. 

2?  Jefaraa  te  herirá  de  la  plaga  de  Egypr 
to  y  con  almorranas»  y  con  sarna,  y  con 
copinan  de  que  no  puedas  ser  curada 

23  Jehova  te  herirá  con  locura  y  con 
eeguedadVy  con  pasmo  de  corazón. 

20  X  palparas  al  mediodía  como  palpa 
el  ciego  en  la  .oscuridad,  y  no  serás  pros- 
perad* en  tus  caminos  y  nunca  serás 
sino  #prJmido,y  robado  todos  los  días,  y 
no  Aflforf  quien  te  salTe. 
.99  Desposarte  has  con  muger,  y  otro 
varón  dormirá  con  ella:  edificarás  casa, 
y  no  habitarás  en  ella:  plantarás  vina,  y 
no  la  profanarás. 

31  Tu  buey  será  matado  delante  de  tus 
ojos,  y  tú  bí>  comerás  de  él :  tu  asno  será 
robado  de  delante  de  tí,  y  no  volverá  á 
ti  2  tus  oveja»  serán  dadas  á  tus  enemi- 
gos, y  no  U*drd$  quien  te  salve. 
.  92  Tus  lujos  y  tus  WJas  serán  entrega- 
dos á  otro  pueblo,  y  tus  ojos  lo  verán,  y 
desfallecerán  por  ellos  iodo  el  día:, y  no 
Mbr»  tuerca  en  tu  mano. 

28  El  teto  de  tu  tierra  y  todo,  tu  tra- 
bajo comerá  pueblo  que  no,  conociste :  y 
nunca  serás  sino  oprimido  y  quebranta- 
do todos  loa  días.  -  / 

34  X  enloquecerás  á  causa  de  lo  que 
verás  con  tus  ojos.   .      .  „    .  , 

35  fferirtona,  Jehova  con  mala  sarna  en 
ks  rodillas  y  en  las  piernas»  que  no  pue- 
das aer  «orado,  desdo  la  planta  de  tu,  pió 
hasta  tu  mollera» 


36  Jehova  llevará  a  ti  y  4  4u  rey,  qjue 
hubieres  puesto  sobre  tí,  á  gente  que  no 
conociste  tú  ni  tus  padres ;  y  allá  servi- 
rás á  dioses  ágenos,  al  palo  y  á  la  piedra. 

37  T  serás  por  pasmo,  por  ejemplo  y 
por  fábula  á  todos  los  pueblos,  á  los 
cuales  Jehova  te  llevará. 

38  Sacarás  mucha  simiente  á  la  tierra,  y 
cogerás  poco;  porque  la  langosta  lo  con- 
sumirá. 

39  Plantarás  viñas  y  labrarás ;  mas  no 
beberás  vino,  n¿  cogerás,  porque  el  gu- 
sano lo  comerá. 

40  Tendrás  olivas  en  todo  tu  término, 
mas  no  te  ungirás  con  el  aceite :  porque 
tu  aceituna  se  caerá. 

41  Hijos  y  lujas  engendrarás,  y  no  se- 
rán para  ti,  porque  irán  en  cautiverio. 

42  Toda  tu  arboleda  y  el  fruto  de  }u 
tierra  consumirá  la  langosta. 

43  El  extrangero  que  estará  en  medio 
de  tí  subirá  sobre  ti  encima,  encima:  y 
tú  descenderás  abijo,  abajo. 

44  El  te  prestan**  ti,  y  tú  no  prestarás 
á  él :  él  será  por  cabeza,  y  tú  seras  por 
cola. 

45  T  vendrán  sobre  ti  todas  estas  mal- 
diclones,  y  perseguirte  han,  y  alcanzarte 
han  hasta  que  perezcas :  por  cuanto  no 
habrás  oído  á  la  voz  ae  Jehova  tu  Dios 
guardando  sus  mandamientos  y  sus  es- 
tatutos, que  él  te  mandó. 

46  T  serán  en  típorsenalypormÜagro, 
y  en  tu  simiente  para  siempre : 

47  Por  cuanto  no  serviste  á  Jehova  tu 
Dios  con  alegría  y  con  bondad  de  cora- 
zón por  la  abundancia  de  todas  las  cosas, 

48  Y  servirás  á  tus  enemigos,  que  Je- 
hova enviare  contra  tí,  con  hambre,  y 
con  sed,  y  con  desnudez^  y  con  Jaita  de 
todas  las  cosas:  y  él  pondrá  yugo  do 
hierro  sobre  tu  cnello  hasta  destruirte. 

49  Jehova  traerá  sobre  ti  gente  de  lejos, 
del  cabo  de  la  tierra,  que  vuele  como 
águila,  gente  cuya  lengua  no  entiendas ; 

50  Qente  Aera  de  rostro,  que  no  alzará 
el  rostro  al  viejo,  ni  perdonará  al  niño. 

51  Y  comerá  el  fruto  de  tu  bestia  y  el 
fruto  do  tu  tierra,hasta  que  perezcas :  y 
no  te  dejará  grano,  ni  mosto,  ni  aceito, 
ni  la  cria  de  fus  vacas,  ni  los  rebaños  de 
tus  ovejas  hasta  destruirte» 

52  *T  ponerte  ha  cerco  en  todas  tus  ciu- 
dades, hasta  que  caigan  tus  muros  altos 
y  encastillados,  en  que  tú  confias,  en  toT 
da  tu  tierra:  y  cercarte  ha  cu  todas  tus 
ciudades  y  en  toda  tu  tierra,  que  Jehova 
tu  Dios  te  dio. 

19» 


DBUTEHONOMIO. 


88  T  comerás  el  froto  de  tu  vientre,  1* 
carné  de  tus  hijos  y  de  tus  fctyae,  que  Jo- 
bo va  tu  Dios  te  dio,  en  el  cerco  y  en  la 
angustia  con  que  te  angustiará  tu  ene- 
migo. 

54  El  nombre  tierno  en  tí  y  el  muy  de- 
licado, su  ojo  sera  maligno  para  con  su 
hermano»  y  para  con  la  muger  de  su 
seno,  y  para  con  el  resto  de  sus  htyos, 
qne  le  quedaren ; 

55  Para  no  dar  á  alguno  de  ellos  de  la 
carne  de  sus  lujos,  que  el  comerá,  por- 
que no  le  habrá  quedado  en  el  cerco,  y 
en  el  apretura  con  que  tu  enemigo  te 
apretará  en  todas  tus  ciudades. 

66  La  tierna  en  tí  y  la  delicada,  que 
nunca  la  planta  de  su  pié  probó  á  estar 
sobre  la  tierra  de  ternura  y  delicadez,  su 
ojo  será  maligno  para  con  el  marido  de 
su  seno,  y  para  con  su  hfyo  y  para  con  su 

bU*, 

57  Y  para  con  su  chiquita  que  salo 
de  entre  sus  pies,  y  para  con  sus  hijos 
que  pariere,  que  los  dbmerá  escondida- 
mente  con  necesidad  de  todas  las  cosas 
en  el  cerco  y  en  la  apretura  con  que  tu 
enemigo  te  apretará  en  tus  ciudades. 

68  81  no  guardares  para  hacer  todas  las 
palabras  de  aquesta  ley,  que  están  escri- 
tas en  este  libro,  temiendo  este  nombre 
glorioso  y  terrible :  Jehova  tu  Dios ; 

50  Jehova  hará  maravillosas  tus  plagas, 
y  las  plagas  de  tu  simiente,  plagas  gran- 
des, y  firmes;  y  enfermedades  malas  y 
firmes: 

00  T  hará  volver  en  ti  todos  los  dolores 
de  Egypto  delante  de  los  cuales  temiste, 
y  pegarse  han  en  ti. 

61  Asimismo  toda  enfermedad  y  toda 
plaga,  que  no  está  escrita  en  el  libro  de 
esta  ley,  Jehova  la  enviará  sobre  ti,  has- 
ta que  tú  seas  destruido. 

69  T  quedaréis  en  pocos  varones,  en 
lugar  de  haber  sido  como  las  estrellas 
del  cielo  en  multitud:  por  cuanto  no 
obedeciste  á  la  voz  de  Jehova  tu  Dios. 

63  T  será,  <fw  de  la  manera  que  Jehova 
se  gozó  sobre  vosotros,  para  haceros 
bien,  y  para  multiplicaros,  asi  se  gozará 
Jehova  sobre  vosotros  para  echaros  á 
perder,  y  para  destruiros :  y  seréis  arran- 
cados de  sobre  la  tierra  á  la  cual  entráis 
para  poseerla. 

64  T  esparcirte  ha  Jehova  por  todos  los 
pueblos  desde  el  un  cabo  de  la  tierra 
hasta  el  otro  cabo  de  la  tierra:  y  allí  ser- 
virás á  dioses  ágenos  que  no  conociste 
tú  ni  tus  padres,  al  palo  y  á  la  piedra. 

'     900 


65  Tal  atm  en  1«  i 

sarás,  ni  la  plasta  de  tu  pié  tendrá  re- 
poso :  que  allí  te  dará  Jehova  oohmb 
temeroso  y  caimiento  de  ojos,  y  tristeza 
de  alma. 

66  T  tendrás  tu  vida  colgada  delante,  y 
estarás  temeroso  de  noche  y  de  di*,  y  no 
confiarás  de  tu  vida: 

67  Por  la  mañana  dirás:  ¿Quién  diese 
la  tarde?  y  á  la  tarde  dirás:  ¿Quién 
diese  la  mañana?  del  miedo  de  tu  cora- 
zón con  que  estarás  amedrentado,  y  de 
lo  que  verán  tus  ojos. 

68  T  Jehova  te  hará  tornar  áBgypto  eur 
navios,  por  el  camino  del  cual  te  lia  di- 
cho: Nunca  mas  volverás:  y  allí  seréis 
vendidos  á  vuestros  enemigas  por  escla- 
vos y  por  esclavas,  y  no  habrá  untan  es 
compre. 

CAPITULO  XXIX. 


doleM»uim<™d*Udoé9ém***Uam*mlpmtbtodr+. 
-■ovar  ti  poeto  com  Dio$  por  «i,  y  por  tut  it$cm 

om*go  dt  JHm,  ti  m>§immmtt  wrmJtéL 

ESTAS  es»  las  palabras  del  Sondarte 
que  mandó  Jehova  á  Meyses,  para 
que  concertase  con  ios  hfyos  de  lintel  en 
la  tierra  de  Moeb,  allende  del  concierte» 
que  concertó  con  ellos  en  Horeb. 

2  Hoyses  pues  llamó  á  todo  Israel,  y 
dtyoles:  Vosotros  habato  visto  todo  lo 
que  Jehova  ha  hecho  delante  de  vuestros 
ojos  en  la  tierra  de  Egypto  á  Pharaon  y 
á  todos  sus  siervos,  y  á  toda  su  tierra: 

3  Las  pruebas  granees  que  vieron  toa 
ojos,  las  seftalesv  y  las  grandes  mara- 
villas. 

4  T  Jehova  no  os  dió-eoraaon  para  en* 
tender,  ni  ojos  para  ver,  ni  orejas  para 
oir,  hasta  hoy» 

5  Y  yo  os  he  traído  cuarenta  afios  por 
el  desierto,  que  vuestros  vestidos  no  so 
han  envejecido  sobre  vosotros»  ni  tu  za- 
pato se  ha  envejecido  sobre  tu  ptó, 

6  Nunca  comisteis  pan,  ni  bebisteis  vK 
no  ni  sidra,  porque  supieseis  que  yo  sea» 
Jehova  vuestro  Dios. 

7  Y  llegasteis  á  esta  lugar,  y  oalle.fte* 
hon  rey  de  Hesebou,  y  Og  rey  ie  Basan 
delante  de  nosotros  para  pelear,  y  herf- 
tnoslos: 

8  Y  tomamos  su  tierra»  y  átaosla  por 
heredad  á  Rubén  y  á  Gae%  y  A  la  media 
tribu  de  Maneases. 

9  Guardaréb  pues  tos  palabras  de  esto 
concierto,  y  hacerlas  hoto,  para  que  sosia 
prosperados  enlodólo  que  nletéreft* 

10  Vosotros  todos  estáis  üoyoVitontoda 


D*ti?ritt©NOM!<y 


i  vuestros  principes 
4»  ?mim  tribus  vuestros  ancianos,  y 
vuestren?  utealnes,  todos  los  turones  uto 
Israel: 

11  Vuestro*  nlfkoe,  vuestras  mugeres,  y 
tea,  sxtnogorós  que  habitan  en  medio  de 
tu  csmpe,  desde  el  que  corta  tu  lela 
bastad  que  seca  tus  aguas: 

18  hit  que  catres  en  el  concierto  de 
Jes**»  tn  Días  y  en  sm  juramento,  qme 
Jeuova  tu  Dios  concierta  hoy  contigo: 

18  Para  confirmarte  hoy  por  su  pueblo, 
y  que  él  te  sea  á  ti  por  Dios,  de  la  ma- 
nera eme  él  te  na  dicho,  y  de  u  numera 
que  él  joro  atas  padres  Abrehem,  Isaac, 
y  Jacob. 

14  Y  no  con  tosoítos  solos  concierto 
yo-aits  sonessstn,  y  asas  jusamento, 

15  Mas  con  los  que  están  aqni  estantes 
hoy  con  asnearos  delante  de  Jehova 
nuestrs  Moa,  y  esn  los  que  no  están 
aqni  noy  con  nosotros. 

18  Porque  lóseteos  sabéis  como  habi- 
tamos sn  la  «erra  de  Bgypta,  y  como 
hamos  pasado  par  mame  de  las  gentes 
qne  habek  pasado ; 

17  T  habéis  visto  sus  abominaciones,  y 
snS'iésssa,  inadern  y  piedra,  plata  y  oro, 


18  Quiñi  habrá  entra  vosotros  taron  ó 
muges*  ó  nunitts  4>  tribu,  cuyo  corasen 
se  vnerue  hoy  de  con  Jehova  nuestro 
Dios  por  andar  4  aserie  á  los  dioses  de 
aquellas  ¿antear  quita  habrá  en  ▼oso- 
tros  raes  que  eche  veneno  y  ajenjo: 

1»  T  asa,  fas  cuando  el  tal  oyere  las 
palabras  de  esta  maldición,  él  se  bendiga 
en  sneorason,  diciendo:  Fas  habré,  aun- 
que ande  según  el  pensamiento  de  mi 
corazón,  para  añadir  la  embriague*  á  la 
sed. 

88  Jehova  no  querrá  perdonar  al  tal, 
que  luego  humeará  el  furor  de  Jehova  y 
sn  acto  apure  <et  tai  hombre,  y  acostarse 
ha  snbteél  todamaldloion  escrita  en  este 
libcev  y  Jebera  raerá  su  nombre  de  de- 
bajo del  ciclo. 

81  T  apastarle  ha  Jebera  de  todas  las 
tribus  de  Israel  papa  mal,  conforme  á 
todas  las  nuddksones  det  concierto  es- 
crito en  este  libro  de  la  ley. 

98  Y  dirá  la  guisnwion  venidera»  vues- 
tros sujos  que  vendrán  después  de  voso- 
tros, y  el  extrengero  que  vendrá  de  le- 
Janes  tteetsey  cuando  vieren  las  pingas  de 
aquesta  tierra  y  sus  enfermedades  de 
que  Jehovarhrhiao  enfermar, 

88  (Aanftey  wi,  sjuosaads  toda  antier- 


ra:  nb  será  sembrada,  ni  producirá,  ni 
crecerá  en  éBa  yerba  ninguna,  como  en 
la  subversión  de  8odoma  y  de  Gomor- 
rha,  de  Adma  y  de  Seboim,  que  Jehova 
subverüó  en  su  furor  en  su  ira.) 

94  Y  dirán  todas  las  gentes :  ¿Por  qué 
Uso  Jehova  esto  á  esta  tierra?  ¿Qué 
Ira  es  esta  de  tan  gran  furor? 

85  T  respondérseles  ha:  Por  cuanto  de- 
jaron el  concierto  de  Jehova  el  Dios  de 
sus  padres  qué  el  concertó  con  ellos, 
cuando  les  sacó  de  tierra  de  Egypto, 

98  T  fueron,  y  sirvieron  á  dioses  age- 
nos,  y  inclináronse  á  ellos;  dioses  que 
no  conocieron,  y  que  ninguna  cosa  les 
hablan  dado. 

97  T  d  furor  de  Jehova  se  encendió 
contra  esta  tierra,  para  traer  sobre  ella 
todas  las  maldiciones  escritas  en  este 
libro. 

28  Y  Jehova  los  desarraigó  de  su  tierra 
con  enojo  y  con  sana,  y  con  furor  grande, 
y  tos  eché  á  otra  tierra,  como  parece  hoy. 

99  Las  cosos  secretas  pertenecen  á  Jeho- 
va nuestro  IMos:  mas  laí  reveladas  so» 
para  nosotros  y  para  nuestros  hijos  para 
siempre,  para  que  hagamos  todas  las  pa- 
labras de  esta  ley. 

CAPITULO  XXX, 

Pnmgménd*  «I  küo  </«  m  propon*  prometan  p*r- 
éo*9  rinwtüEfa  en  Dio*,  m  riéndote  caattgado»  <t* 

MI  JMMKMI  pt&  M0  JMNMP0  M  CÉMffnttntt  S  4v>     1M% 

A  tu  prop4ttU>  hae»OKpnam  — «fru  y  ptommm 
détíívevo  Tutamento.  ÍTJ.  JtecapituJa  Im  mma  é* 
^éoMpmé^tAortíMdoktdlaofmriMmeiadtél. 

Y  SERÁ,  que  cuando  te  vinieren  to- 
das estas  cosas,  la  bendición,  y  la 
maldición  que  yo  he  puesto  delante  de 
tí,  y  voMercs  á  tu  corazón  en  todas  las 
gentes  á  las  cuales  Jehova  tu  Dios  te 
echare, 

9  Y  te  convirtieres  á  Jehova  tn  Dios,  y 
oyeres  su  vos  conforme  á  todo  lo  que 
yo  te  mando  hoy,  tú  y  tus  mjos,  con 
todo  tu  corazón  y  con  toda  tu  afana, 

8  Jehova  también  volverá  tus  cautivos, 
y  habrá  misericordia  de  tí :  y  tornará,  y 
juntarte  ha  de  todos  los  pueblos,  á  los 
cuales  te  hubiere  esparcido  Jehova  tu 
Dios. 

4  fti  hubieres  sido  arrojado  hasta  el  ca- 
bo de  los  cielos,  de  allá  te  Juntará  Jeho- 
va tu  Dios,  y  de  allá  te  tomará. 

5  Y  volverte  ha  Jehova  tu  Dios  á  la 
tierra  que  heredaron  tus  padres,  y  here- 
darla has :  y  hacerte  ha  bien  y  multipli- 
carte ha  mas  que  á  tus  padres. 

8  t  Y  circuncidará  Jehova  tu  Dios  tu 

cófsnon,  y  el  corazón  de  tu  simiente,  para 

901 


PB&TVIWNOIMQl 


que  ames  á  Jehova  tu  Dios  con  todo  tu 
corazón,  y  con  toda  tu  alma  para  tu  vida» 

7  Y  pondrá  Jehova-tu  Dios  todas  estas 
maldiciones  sobre  tus  enemigos,  y  sobre 
tus  aborrccedores,  que  to  persiguieron. 

8  Y  tu  volverás,  y  oirás  la  tos  de  Je- 
hova, y  harás  todos  sus  mandamientos, 
que  yo  te  mando  hoy, 

9  Y  hacerte  ha  Jehova  tu  Dios  abundar 
en  toda  obra  de  tus  manos,  en  el  froto 
de  tu  vientre,  en  el  fruto  de  tu  bestia,  y 
en  el  fruto  de  tu  tierra  para  bien:  por- 
que Jehova  se  convertirá  para  gozarse 
sobre  ti  en  bien,  de  la  manera  que  se 
gozó  sobre  tus  padres, 

10  Guando  oyeres  la  voz  de  Jehora  tu 
Dios  para  guardar  sus*  mandamientos  y 
sus  estatutos  escritos  en  este  libio  de 
la  ley,  cuando  te  convirtieres  á  Jehova 
tu  Dios  con  todo  tu  corazón,  y  con  toda 
tu  alma. 

11  Porque  este  mandamiento  que  yo  te 
mando  hoy  no  te  es  encubierto,  ni  está 
lejos. 

12  No  está  en  el  cielo,  para  que  digas : 
¿  Quién  nos  subirá  al  délo,  y  tomarnos-' 
lo  ha,  y  recitárnoslo  ha  para  que  le  cum- 
plamos ? 

18  Ni  está  de  la  otra  parte  de  la  mar, 
para  que  digas:  ¿Qufén  nos  pasará  la 
mar  para  que  nos  lo  tome,  y  nos  lo  re- 
cite, para  que  lo  cumplamos  r 

14  Porque  muy  cerca  de  ti  está  el  ne- 
gocio, en  tu  boca  y  en  tu  corazón  para 
que  lo  hagas. 

15  1  Mira,  yo  he  puesto  delante  de!  ti 
hoy  la  vida  y  el  bien,  la  muerta  y  el  mal : 

16  Porque  yo  te  mando  hoy  que  ames  á 
Jehova  tu  Dios :  que  andes  en  sus  cami- 
nos y  guardes  sus  mandamientos  y  sus 
estatutos,  y  sus  derechos,  porque  vivas 
y  seas  multiplicado,  y  Jehova  tu  Dios  te 
bendiga  en  la  tierra  á  la  cual  anteas  para 
heredarla. 

17  Mas  si  tu  corazón  se  apartare,  y  no 
oyeres,  y  fueres  impelido,  y  te  inclina- 
res á  dioses  ágenos,  y  les  sirvieres* 

18  To  os  protesto  hoy  que  pereciendo 
pereceréis :  no  tendréis  luengos  días  so- 
bre la  tierra,  para  ir  á  la  cual-  pasas  el 
Jordán,  para  que  la  heredes. 

10  A  los  cielos  y  á  la  tierra  llamo  por 
testigos  hoy  .contra  vosotros,  que  os  he 
puesto  delante  la  vida  y  la  muerta,  la 
bendición  y  la.  maldición:  escoge*  pues 
la  vida,  porque  vivas  tú  y  tu  slmlentec 

20  Que  ames  á  Jehova  tu  Dios/:  Que 

oigas  su  voz  y  te  allegues  á  él:  porque 

202 


él  m  tu  Tisis  7  k  *****  **  ta*-dlee : 
porque  habites  sobre  la  tierna  orne  Juró 
Jehova  á  tus  padres  AJb**h*9s***aao,  y 
Jacob,  que  les  habia  de  dar. 

CAPITULO  XXXL 

Descdrocm  Maye»  de  su  oficio  y  introduce  enéldjo- 
tm cmimanJs eú  pusbm  y  ú  Adía  eotqsiesa  de  la 

tisrrUpronuOnaasl/HwS  ku  pwSSenCMk  Os  DÍOSy  OÍS  POT* 

pétuo  favor.  1L  Da  la  ley  por  escrita  dlotLtvilms, 
y  mándales  que  instruyan  en  ella  d  todo  el  pueblo. 
W.  Duw  pr*dtoed  Moy—sia  rounVon  dtí  pueblo,  y 
moassioo,  IV,  Comprendo  muemmu**on*odmlu 
historia  del  cumplimiento  de  su  promesa  y  de  la  re- 
belión del  pueblo,  y  manda  d  3foy$et  que  ta  enseñe  d 
loe  hjjoe  de  braei  para  que  de  sus  bocas  temos*  «C 
tistkuiuio  t$mm  m  simimss  eieHaemsm  —rtjn  V. 
Bmcs  eonorspar  los  oobermaéores  dej  pnoUo  para 
protestarles  su  condición  rebelde,  y  el  castigo  do 
Dios  que  les  espera,  y  pora  proponerles  bt  canoion 


FUÉ  Moyses,  y  hablo  estas  pala» 

JL   bras  A  todo  Israel 

%  Y  asolee;  De  edad  desdentó  y  vétate 
anos  soy  hoy,  no  puedo  mas  eeUr  ni 
entrar:  allende  de  esto  Jehova  me  ha 
dicho :  No  pasarás  este  Jordán, 

8  Jehova  tu  D|os  él  pasa  delente-deti, 
él  destruir*  estas  gentes. estante  de  tu 
faz,  y  heredarlas  has  t  Josué*  éi  pasa  de- 
lante de  tí,  eojno  Jehova  he  dicho,  ■ 

4  Y  hará  Jehova  con  ejUoa  osase  hizo 
con  Sebón,  y  con  Og  reyes  de  loa  Aneor- 
rhees,  y  eon  su  sierra,  que  los  destruya. 

6  Y  darlos  ha  Jeheva  delante  de  veto- 
tros,  y  haréis  coa  ellos  eoníbnne  4  todo 
le  que  os  he  mandado. 

6  Esforzaos  y  conftrtáoe;  no  tasaaia  ni 
hayáis  miedo  de  elloa  que  Jeetava-  tu 
Dios  es  el  que  va  contigo:  no  te-dejará, 
ni  te  desau^pamrá. 

7  Y  ltemé  Moyses  á  Josué,  y  díjole  en 
ojos  de  toé»  Israel:  Esfuérzate  y  eon- 
fórtate:  porque  tu  entrarás  -casi  este 
pueblo  á  la  tierra  que  Juró  Jehova  á  ana 
padres,  que  les  habla  de  dar,  y  tú  eela 
harás  heredar. 

8  Y  Jehova  ea  el  que  va  delante  de  ti, 
él  será  contigo,  no  te  dejará,' ni  te  de- 
samparará: no  temes,  ni  to  esponjee»- 

9  f  Y  escribió  Moyses  este  ley,  y  diosa 
á  los  sacerdotes  hijos  de  Levi,  que  lle- 
vaban el  arca  del  concierto  i  de  J  ahora, 
y  4  todos  los  ándanos  de  Israel. 

10  Y  mandóles  Meyses,  diciendo:  Al 
cabo  del  séptimo  afta  en  el  tiempo  del 
ano  de  la  wsnhuen,  en  le  fiesta  de- las 
cabanas, 

U  Guando  vntfeve  todo, Israel  á  pre- 
sentarse delante  deJehevaeaJDieee»  d 
lugar  que  él  escogiere,  leerás  ente  fey 
debate  **  todo-tenal  en  i 


DBUTMteKOKlO. 


12  Harás  congregare!  pie***, 

y  muge*»  y  nifioe,  y  tus  ssrtraugurcu 
que  -estuvieren  en  tus  eradades,  para 
que  oigan  y  «prendan,  y  teman  á  Jehora 
Tuestro  Dios,  y  guarden  pan  hacer  to- 
das las  palabras  de  esta  ley ;  . 

13  Y  sos  lujos,  que  no  supieron,  oigan, 
y  aprendan  á  temer  á  Jehova  vuestro 
IKos  todos  los  dias  que  Tlviereis  sobre 
la  tiene,  para  tr*á  la  cnel  pasáis  el  Jor- 
dán para  heredarla. 

14  1  T  Jehova  dflo  á  Moyses:  Heaqui, 
tus  dias  son  ya  llegados  para  que  mue- 
ran: llama  á  Josué,  y  esperad  en  el  ta- 
bernáculo del  testimonio,  y  mandarle 
ha  Y  fué  Moyses  y  Josué,  y  esperaron 
en  el  tabernáculo  del  testimonio. 

15  Y  aparecióse  Jehova  en  el  taberná- 
culo, en  la  columna  de  nube,  y  la  co- 
lumna de  nube  se  puso  sobre  la  puerta 
4d  tabernáculo. 

18  Y  Jebera  dtfo  á  Moyses:  Besqui, 
tú  duermes  con  tus  padres,  y  este  pue- 
blo se  levantará,  y  fornicará  tras  los  dio- 
ses ágenos  de  la  tierra  adonde  va,  en  me- 
dio «de  ella,  y  dejarme  ha,  y  anulará  mi 
concierto  que  yo  he  concertado  con  él. 

17  Y  mi  furor  se  encenderá  contra  él 
en  el  mismo  día,  y  yo  los  dejaré  y  escon- 
deré de  ellos  mi  rostro,  y  serán  consu- 
midos ;  y  hallarlo  han  muchos  males  y 
angustias,  y  dirá  en  aquel  día,  ¿  No  me 
han  hallado  estos  males,  porque  no  está 
mi  Dios  en  medio -de  mi? 

16  Empero  yo  escondiendo  esconderé 
mi  rostro  en  aquel  dia,  per  todo  el  mal 
que  él  habrá  hedió,  por  haberse  vuelto 
á  dioses  ágenos. 

19  *¡  Y  ahora  escribios'  esta  canción,  y 
ensénala  á  los  lujos  de  Israel :  ponía  en 
la  boca  de  ellos,  para  que  esta  canción 
me  sea  por  testigo  contra  los  hifoe  de 
Israel. 

30  Porque  y*  lo  meteré  en  la  tierra  qne 
juré  á  sus  padres,  la  cual  corre  leche  y 
miel:  y  comerá  y  hartarse  ha,  y  engor- 
darse ha:  y  volverse  ha  á  dioses  ágenos, 
y  servirles  han  i  y  enorjarme  han,  y  anu- 
larán mi  concierto. 

21  Y  será,  om 'cuando  le  vintereu  mu- 
chos males  y  angustias,  entonces  esta 
eanekm  responderá  en  su  cara  por  teeti- 
goy  que  no  será  olvidada  de  la  boca  de 
su  simiente t  porque  ye  conoceo  su  in- 
genio, y  lo  «rae- hace  hoy  antes  que  ya  lo 
meta  á  la  tierra  une-  jurel   ■ 

93  Y  Moyses  escribió  esta  canción  aquel 
dia,  y  ensetote  aleábaos  de  Israel 


»Ynumd»á  Josué  h*e  de  Yun,  y  di- 
Jo:  Esmeraste»  y  confórtate,  que  tu  ma- 
teras los  hijos  de  Israel  en  la  tierra  que 
yo  les  juré,  y  yo  seré  contigo. 

94  Y  como  acabó  Moyses  de  escribir 
las  palabras  de  esta  ley  en  el  libro,  hasta 
que  luefon  acabadas, 

26  Moyses  mandó  á  los  Levitas  que  lle- 
vaban el  arca  del  concierto  de  Jebera, 
diciendo: 

90  Tomad  este  Ubro  de  la  ley,  y  po- 
nédlo  al  lado  del  aroa  del  concierto  de 
Jehova  vuestro  Dios,  y  esté  afitt  par  tes- 
tigo eoutra  ti 

27  Porque  yo  cononoo  tu  TcbelloD,  y  tu 
servís  dura:  be  aquí,  que  aun  vhriendo 
yo  hoy  con  vosotras  sois  rebeldes  á  Je- 
hova, y  ¿cuánto  mas  después  que  yo 
fuere  muerto? 

99  1  Congregad  á  mi  todos  los  ancla- 
nos  de  vuestras  tribus,  y  á  Tuéstaos  as- 
esMesy  y  hablaré  en  sus  orejas  astas  pa- 
labras: y  llamaré  por  testigos  oontsa 
ellos  los  cielos  y  la  tierra. 

89  Porque  yo  sé,  que  después  de  yo 
muerto,  corrompiendo  os  earromperais, 
y  os  apartaréis  del  camino  que  es  he 
mandado :  y  que  os  ha  de  Teñir  mal  en 
los  prostreroe  días  por  haber  hecho  mal 
en  ojos  de  Jehova,  enojándole  con  > 
obra  de  vuestras  manos, 

80  Entonces  habló  Moyses  en  oídos  de 
toda  la  oongTegacion  de  Israel  las  pala- 
bras de  esta  canelón,  hasta  acabarla. 


CAPITULO  XXXTT. 

La  canción  de  Maye*  en  la  emú  purga  d  fío»  par 
mt»  condmjtone*  da  la  idoeam  íu  y  eontantan  dam 

de  Dio*  para  con  e%  acata  $m  ingratitud  y  iécbo- 
tria.  Ú.L  PrqfetUatee  m  horrendo  castiga.  TV. 
Mepi  ende  d  toe  enemiga»  dei  puuMa  da  JXe*\  aue 
+m  m+ermia  $a atrúumem  é  tila  victoria  y  deekp- 
ckaa  de  éi.  V.  Jmendzaioe  de  destrucción  prome- 
tiendo d  m  pueblo  venganza  de  ettoe.  VI.  Amo- 
ne*tm  ai  pueblo  que  tenaan  en  memoria  emta  eu*~ 
ciom%wlaam*md  mm  hjjoe.  VIL  Hunda  i*»  4 
Jfoyíes,  que  deede  loe  montes  de  Moa*  vea  ta  tierra 
de  promisión,  por  cuanto  no  ha  de  entrar  en  etta: 
ata»  ha  dé  morir  aOt  por  mm  pecado*. 

ESCUCHAD  cielos,  y  hablaré:  y  oiga 
la  tierra  los  dichos  de  mi  boca. 

2  Goteará,  como  la  lluvia,  mi  doctrina: 
destilará,  como  el  róelo,  mi  dicho:  co- 
mo las  mollinas  sobre  la  grama,  y  como 
las  gotas  sobro  la  yerba. 

3  Porque  el  nombre  de  Jehova  mvo- 
car^ó^  grandes*  á  nuestro  Dioa> 

4  Del  Fuerte*  cuya  obra  «perfecta:  por- 
que todos  sus  caminos  km-  juicio,  Dios 
4»  verdad :  y  no  *sy  Iniquidad,  justo  y 
recto  es.  ív*- 


DfittTMONOMia 


a  L*  emtm&tom—  m  sanar  á  tu*  hi- 
jos m  mancha  de  eUos,  generación  torcí- 
da  y  perversa. 

6  ¿  Así  pagáis  á  Jebera?  pueblo  looo,  y 
Ignotaote:  ¿no  es  él  tu  padre  que  te  po- 
seyó? óltehiaoy  t©  compaso* 

7  Acuérdate  de  loe  tiempos  antigaos, 
considerad  loe  años  de  generación  y  ge- 
neración :  pregunta  Ata  padre,  que  él  te 
declarará:  á  toe'  viejos,  y  ellos  te  dirá* : 

8  Cuando  el  Altísimo  meo  heredar  á 
las  gentes ;  euendo  lilao  dividir  lee  ne- 
jen e>  los  hombres;  euaude  estableció 
los  términos  de  los  pueblos;  aegnn  el 
númeto  de  loa  hijos  de  Israel.' 

0  Porque  la  parte  de  Jehova  m  su  pue- 
blo, Jacob  el  cordel  do  sa  heaedad. 

10  Hallóle  en.  tlarm  da  desierto,  y  ea 
«a  desierto  horrible  y  yermo:  trdjole 
al  derredor,  instruyela,  fardóle  eosno 
la  nina  de  su  ojo. 

11  Como  el  águila  despierta  su  nido, 
vuela  sobre  sea  pollos,  extiende  ene  alas, 
tómale,  llévale  sobre  sos  espaldas: 

12  Jehova  solo  le  galo*  qne  no  hubo 
coaéldioeegeno. 

18  Híxole  sabir  sobre  las  alturas  de  la 
tierra,  y  eomió  los  frutos  del  campo,  y 
aleo  que  chúpese  miel  de  la  pena,  y 
aceite  de  pedernal  inerte; 

Í4  Manteca  de  Tacas,  y  leche  de  ovejas, 
Moa  grosura  de  corderos,  y  cameros  de 
Basan:  y  machos  de  cabrio  con  grosura 
forlitonméa  trigo,  y  sangre  de  uva  be- 
biste vino. 

16  Y  engordó  el  Recto,  y  tiró  coces: 
engordasteis,  engroaástete,  cubrietete,  y 
dejó  al  Díoe,  que  lo  hiao:  y  menospreció 
al  Fuerte  de  su  salud. 

10  Despertáronle  á  celos  con  los  áge- 
nos» ensañáronle  con  las  abominaciones. 

17  Sacrificaron  á  los  diablos,  no  á  Dios: 
á  los  dioses,  que  no  conocieron:  nuevos, 
Tenidos  de  eeres,  que  vuestros  padres 
no  los  temieron. 

1S  Del  Fuerte  que  te  crió,  te  has  olvida- 
do, hasta-  olvidado  del  Dios  tu  criador* 

19  X  violo  Jehova,  y  encendióse  oon  im 
de  sus  mjos  y  de  sus  htyas. 

80  Y  dijo:  Esconderé  de  ellos  mi  tos- 
tro,  veré  cual  eirá  su  prostrimeria:  que 
son  generación  de  perversldadea,  hijos 
sinfiS. 

81  Ellos  me  despertaran  acetos  con  el 
ensne  et  Dios :  luciéronme  ensañar  can 
ana  vanidades:  y  yo  los  despertaré  á  oc- 
ios con  los  asís  no  asa  pueblo,  con  gan- 
te loca  les  haré  ensañar. 

80» 


•8  Parque  #aego  aa  enmendará  en  mi 
furor,  y  arderá  hasta  ei  proferido:  y 
tragará  la  tierra  y  sus  frutos,  y  abrasará 
los  fundamentos  de  los  montes. 

88  Y*  allegaré  males  sobre  ellos,  mis 
saetas  acabaré  en  ellos. 

84  Consumidos  de  hambre,  y  comidos 
de  fiebre  ardiente,  y  de  pestilencia  amar- 
ga: y  diente  da-bestias  enviaré  sobra 
ellos,  con  veneno  de  «serpiente*  da  la 
tierra. 

8a  Da  fuera  deshijará  la  espada,  -y  en 
las  recámaras  amedrentamiento :  asi  el 
mancebo  como  la  doncella,  el  que  mama 
como  el  hombre  cano. 

81  Dfye :  Yo  los  echarla  del  mundo,  ba- 
ria cesar  de  los  hombres  la  memoria  da 


87  Si  no  temiese  la  Ira  del  enemigo, 
porque  no  enagenen  mi  giorim  sus  adver- 
sarios, porque  no  digan :  Nuestra  mano 
altaba  hecho  todo  esto>  no  Jehova. 

88  Porque  *m  gente  de  perdidos  con- 
sejos, y  no  hoy  en  eUos  entendimiento. 

88  |0¡|alá  fueran  sabios,  entendieran  ca- 
to, entendieran  su  prostrimeria! 

80  ¿Como  podría  perseguir  uno  á  mu, 
y  dos  harían  huir  á  ales  mtt,  el  su 
Fuerte  na  los  hubiese  vendido,  y  Je- 
hoTa  no  los  hubiese  entregado? 

81  Que  el  marte  de  ellos  no  e$  como 
nuestro  Fuerte:  y  nuestros  enemigos 
wa*  jueces. 

82. Por  tanto  de  la  vid  de  Sodoma  et  la 
vid  de  ellos,  y  de  loa  sarmientes  de  6o- 
morrha:  las  uvas  de  eUos  sea  uvas  poav 
aofiossa,  racimos  de  amargaras  tienen. 

88  Veneno  de  dragones  m  sa  vino,  y 
ponsofia  cruel  de  áspides. 

34  ¿No  tengo  yo  esto  guardado, seUa- 
do  en  mis  tesoros? 

85  Mía  et  la  vénganse  y  el  pago,  al  tiem- 
po que  su  pié  vacilará:  porque  el  día  da 
su  aüecson  mLá  cercano,  y  lo  que  les  es- 
tá determinado  se  apresura. 

86  Porque  Jehova  juagará  á  su  pueblo, 
y  sobre  sus  siervos  se  arrepentirá,  cuear 
do  viere  que  la  iuersa  pereció  sin  quedar 
guardado  ni  desamparado. 

87  Y  dirá:  ¿Dónde  *&*  sus  dioses,  al 
Fuerte  de  quien  se  ampararon, 

88  Que  comían  el  sebo  de  sus  aacrinV 
cios,  bebían  el  niño  de  ana  derramaduraa  » 
levántense,  y  ayuden  aa,  amparen  os. 

88  Ved  ahora  ene  yo,  yo  soy,  y  no  JUny 
dioses  conmigo  i  yo  haga  morir,  y  yo 
hago  asrifí  ya  hiero  y  ya  casa:  y  no 
hay  qjbím  asean*  da  má  mano, 


BflVTntONOIlIO. 


40  Cosan*  únale»*  áloseiesMndm*- 
no,  y  Oiré ;  Vivo  jo  para  siempre. 

418lafilitt*ntiespedarelni»ettte,ymi 
mano  arrebatare  el  jukio,  yo  volveré  1» 
vengan»  á  mis  enemigos,  y  dase  el  pego 
á  los  que  me  aborrecen. 

43  Embriagaré  mis  saetas  en  sangre»  y 
mi  espada  tragará  carne:  en  la  sangra 
da  los  mantos  y  de  los  eanavos  de  les 
cebesas»  oon  vengansas  de  enemiga 

43  Alabad  gentes  á  in  pueblo,  porque 
él  vcngesA  la  sangre  de  sns  siervos,  y 
volverá  la  vénganse  á  sns  enemigos,  y 
expiará  su  tierra,  á  sn  pueblo. 

44  T  vino  Moyses,  y  recitó  todas  las 
palabras  de  esta  canción  A  oídos  del  pue- 
blo, él  y  Josué  hty>  de  Nuil 

45  Y  acabó  Moyses  de  recitar  todas 
estas  palabras  á  todo  Israel. 

46  Y  dtyoles:  Poned  vnestro  corazón  á 
todas  las  palabsas  qne  yo  protesto  hoy 
contra  vosotros,  para  qne  las  mandéis  á 
vuestros  hijos,  que)gua*den  y  hagan  to- 
das las  palabras  de  esta  ley. 

47  Porque  no  os  es  cosa  vana,  mas  es 
vuestra  vida:  y  por  este  negocie  haréis 
prolongar  los  días  sobre  la  tierra,  para 
heredar  la  cual  pasáis  el  Jordán. 

48  T  habló  Jehova  á  Moyses  aquel  mis- 
mo dia,  diciendo: 

48  8nbe  A  este  monte  de  AbarJm,  al 
monte  de  Kebo,  que  safcf  en  la  tierra  de 
Moab,  qne  mLá  en  derecho  de  Jericho;  y 
mica  la  tierna  de  Chaman,  que  yo  doy  á 
los  hfyos  de  Israel  por  heredad : 

50  Y  muere  en  el  monte  al  cual  subes, 
y  sé  agregado  á  tus  pueblos,  de  la  ma- 
nera que  murió  Aeron  tu  hermano  en  el 
monte  de  Hor,  y  ¿ué  agregado  á  sus 
pueblos: 

51  Por  cuanto  prevaricasteis  contra  mi 
en  medio  de  los  hilos  de  Israel  A  las 
aguas  de  la  rencilla  de  Cedes  del  desier- 
to de  Zln;  porque  no  me cantineasteis  en 
medio  de  los  lujos  de  Israel. 

53  Por  tanto  delante  verás  la  tierra, 
mas  no  entrirás  allá,  á  la  tierra  que  yo 
doy  á  los  lujos  de  Israel. 

capitulo  xxxm. 

Mafmatatmjé  dtt  Dio»  Jek—m  <¡m  m  dañaré  d  m 
paddoa*elw*mi9d*SimaUddtUm*»lmjlf*.btmdkx 
ám$t»dem  mmertt  á  la*  tHbm  d*  hrael,  dtelarwmdm 

d  cada  ama  de  por  d  particular  bendición.  IJ.  Se- 
ma de  toda»  lea  ImiUdúmn,  Ser  IX*  Salvador, 
Amparo,  y  Duerna  d*  mt  pmébi9. 

Y  ESTA  et  la  bendición  con  la  cual 
Moyses,  varón  de  Dios,  bendtyo  á 
los  hijo*  de  Israel  antes  que  muriese; 
9  Y  dijo;  Jehova  vino  de  «mal,  y  de 


Sstr  tes  estsnroolót 

el  monte  de  Pharan,  y  vino  eon  Atea  mil 

santos:  á  su  diestra  la  ley  de  fungo  para 
ellos. 

6  Aun  amé  los  pueblos,  todos  sus  santos 
«fcmentumano:  ellos  también  se  negar 
ron  á  tus  pies :  recibieron  de  tus  dichos. 

4  Ley  nos  mandó  Moyses  por  heredad 
á  la  congregación  de  Jacob. 

5  Y  fué  en  el  Recto  rey,  cuando  se  con- 
gregaron las  cebesas  del  pueblo,  tes  tri- 
bus de  Israel  en  uno. 

e  Viva  Rubén,  y  no  muera:  y  sean  sus 
varones  en  numero. 

7  Y  esta  para  Juda;  y  dijo:  Oye  oh  Jo» 
nova,  la  vos  de  Juda,  y  llévale  á  su  pue- 
blo :  sns  manos  le  basten,  y  tú  le  seas 
ayuda  contra  sus  enemigos. 

8  Y  A  Leri  djJo:  Tu  Tumttn  y  tu  TJrim 
áimU  á  tu  buen  varón,  al  cual  tentaste  en 
Massa:  y  lo  hiciste  reñir  á  tes  aguas  de 
la  rencilla; 

a  si  que  dQo  A  su  padre  y  A  su  madres 
Nunca  los^  vi :  ni  conoció  á  sus  her- 
manos, ni  conoció  á  sus  lujos :  por  lo 
cual  efloe  guardarán  tus  dichos,  y  obser- 
varán tu  concierto. 

10  EOm  ensenarán  tus  juldos  á  Jacob,  y 
tu  lsy  á  Israel:  pondrán  el  perfume  á  tus 
narices,  y  el  holocausto  sobre  tu  altar. 

11  Bendice  oh  Jehova  lo  que  hicieren,  y 
cu  la  obra  de  sns  manos  toma  contenta- 
miento :  hiere  los  lomos  de  sus  enemi- 
gos, y  de  los  qne  le  aborrecieren,  que 
nunca  se  levanten. 

18  Y á  Ben-jamm  dijo:  El  amado  de 
Jehova  habitará  contado  cerca  de  él: 
cubrirle  ha  siempre,  y  entre  sus  hombros 
morará. 

18  Y  á  Joseph  dtyo:  Bendita  ata  de  Je- 
hova su  tierra  por  los  regalos  de  los  cie- 
los, por  el  rocío,  y  por  el  abismo  que 
está  abajo, 

14  Y  por  los  regalos  de  los  frutos  del 
sol,  y  por  los  regalos  de  tes  Influencias 
de  tes  lunas, 

15  Y  por  la  cumbre  de  los  montes  an- 
tiguos ;  y  por  los  regalos  de  los  collados 
eternos, 

18  Y  por  los  regalos  de  la  tierra,  y  su 
plenitud :  y  la  gracia  del  que  habitó  en 
la  zarza  venga  sobre  la  cabeza  de  Joseph, 
y  sobre  la  mollera  del  apartado  de  sus 
hermanos. 

17  £1  es  hermoso  como  el  primogénito 
de  su  buey :  y  sus  cuernos,  cuernos  de 
unicornio:  conettoe  acorneará  los  pue- 
blos á  una,  hasta  los  fines  de  la  tierra: 
905 


DEVTERONOMIO. 


yestoss«»losdÍesinllláreadeEphraün: 
7  estos  los  millares  de  Manosees. 

18  Y  á  Zabulón  dtyor  Alégrate  Zabulón 
cuando  salieres ;  y  Isachar  en  tus  tiendas. 

19  Al  monte  llamarán  pueblos,  allí  sa- 
crificarán sacrificios  de  justicia:  por  lo 
cual  chuparán  la  abundancia  de  las  ma- 
res,  y  los  tesoros  escondidos  del  arena. 

Í2Q  Y  á  Gad  dflo:  Bendito  el  que  hizo 
ensanchar  á  Gad :  como  león  habitará,  y 
arrebatará  braco  y  mollera. 

21  El  vio  para  si  lo  primero,  quo  allí  es- 
taba escondida  la  parte  del  legislador,  y 
yino  erija  delantera  del  pueblo :  la  justicia 
de  Jehova  hará,  y  sus  juicios  con  Israel. 

22  Y  á  Dan  dijo:  Dan,  cachorro  de  león: 
saltará  desde  Basan. 

28  YáNephthoMdtfo:  Nephthali  harto 
de  voluntad,  y  lleno  de  bendición  de  Je- 
hora  ;  el  occidente  y  el  mediodía  hereda. 

24  Y  á  Aser  dfyo:  Bendito  mas  que  los 
hijo»,  Aser ;  será  agradable  á  sus  herma- 
nos :  y  mojará  en  aceite  su  pié. 

25  Hierro  y  metal  terdn  tus  cerraduras; 
y  como  tus  dios  terd  tu  fortaleza. 

26  No  hay  otro  como  el  Dios  del  Recto : 
caballero  en  el  cielo  para  tu  ayudo,  y  en 
los  cielos  con  su  grandesa. 

27  La  habitación  de  Dios  et  eterna,  y  de- 
bajo de  bracos  de  perpetuidad :  él  echará 
de  delante  de  ti  al  enemigo ;  y  dirá :  Des- 
truye. 

28  Y  Israel,  la  fuente  de  Jacob,  habita- 
rá confiado  solo  en  tierra  de  grano  y  de 
vino :  también  sus  cielos  destilarán  roclo. 

29  Bienaventurado  tú  Israel:  ¿Quién 
como  tú,  pueblo  salvo  por  Jehova,  escu- 
do de  tu  socorro,  y  espada  de  tu  excelen- 
cia? Y  tus  enemigos  serán  humillados, 
y  tú  hollarás  sobre  sus  alturas. 

CAPITULO  XXXIV. 

JRVw»  re  la  tierra  de  promieUm  deede  el  monte  de 
yebo  de  la  tierra  de  Moab :  y  «mere,  peeaUi  teptO- 
todo, 

206 


Y  SUBIÓ  Moyses  de  los  campos  de 
Moab  al  monto  de  Nebo  á  la  cum- 
bre de  Pnasgo,  que  edá  enfrente  de  Jeri- 
cho ;  y  mostróle  Jehova  toda  la  tierra  de 
Galaad  hasta  Dan, 

2  Y  á  todo  Nephthali,  y  la  tierra  de 
Ephralm  y  de  Maneases,  toda  la  tierra  de 
Juda  hasta  la  mar  prostrera. 

8  Y  el  mediodía,  y-la  campana,  la  vega 
de  Jericho,  ciudad  de  las  palmas,  hasta 
Segor. 

4  Y  díjoio  Jehova:  Esta  es  la  tierra,  do 
que  juré  á  Abrabam,  Isaac,  y  Jacob,  di- 
ciendo :  A  tu  simiente  la  daré.  Hecho- 
tela  he  ver  con  tus  ojos,  mas  no  pasarás 
allá. 

5  Y  murió  allí  Moyses  siervo  de  Jeho- 
va, en  la  tierra  de  Moab,  conforme  al 
dicho  de  Jehova. 

6  Y  enterróle  en  el  valle,  en  tierra  de 
Moab  enfrente  de  Beth-Pehor:  y  ningu- 
no supo  su  sepulcro  hasta  hoy. 

7  Y  era  Moyses  de  edid  de  ciento  y  vein- 
te anos  cuando  murió:  sus  ojos  nunca 
se  oscurecieron,  ni  perdió  su  vigor. 

8  Y  lloraron  los  htfoB  do  Israel  á  Moy- 
ses en  los  campos  de  Moab  treinta  dios : 
y  cumpliéronse  los  dios  del  lloro  del  lu- 
to de  Moyses. 

9  Y  Josué  lujo  de  Nun  fué  lleno  de 
Espíritu  de  sabiduría,  porque  Moyses 
habla  puesto  sus  manos  sobre  él :  y  los 
hyos  de  Israel  le  obedecieron,  y  hicieron 
como  Jehova  mandó  á  Moyses. 

10  Y  nunca  mas  se  levantó  profeta  en 
Israel  como  Moyses,  aquien  haya  cono-, 
ddo  Jehova  cara  á  cara, 

11  En  todas  los  señales  y  los  milagros 
que  le  envió  Jehova  á  hacer  en  tierra  de 
Egypto  á  Pharaon,  y  á  todos  sus  siervos, 
y  á  toda  su  tierra, 

13  Y  en  toda  la  mano  fuerte,  y  en  todo 
el  espanto  grande,  que  hizo  Moyses  á 
ojos  de  todo  Israel. 


Digitized  by  VjOOglC 


EL  LIBRO  DE  JOSUÉ. 


CAPITULO  L 

JimnaDioedJoemdlaempreea  de  la  computa  de 
m  tierra  de  proadeiem  prometiéndole  $m  asistencia, 
9  alpe  *•  «*  *"  '■  wwm  fa.    **M*KÍ*k«e«r- 

«■e  apercibe  al  pmeUopara  potar  tt  ¡Jordán  pdlos 
Meéenitem  y  Oaditat  9  día  media  tribu  de  Manotee* 
m+artadpmar  een  tm+ernm  trtomd  laeonguJeta, 
|»  emú  éUae.  le  acuerdan. 

Y  ACONTECIÓ  que  después  de  la 
muerte  de  Moyses  siervo  de  Jeho- 
va, Jehova  habló  á  Josuo  hijo  de  Non, 
ministro  de  Moyses,  diciendo : 

2  Mi  sierro  Moyses  es  muerto :  leván- 
tate pues  ahora,  y  pasa  este  Jordán  tú,  y 
todo  este  pueblo,  á  la  tierra ,  que  yo  les 
doy;  á  los  hUos  de  Israel. 

S  Yo  os  he  entregado,  como  yo  lo  habla 
dicho  á  Moyses,  todo  lugar  que-  pisare  la 
planta  de  vuestro  pié :. 

4  Desde  el  desierto,  y  este  Líbano  has- 
ta el  gran  rio  de  Eupurates,  toda  la  tier- 
ra de  los  Hettheos  hasta  la  gran  mar  del 
poniente  del  sol,  será  vuestro  término. 

5  Nadie  se  te  pondrá  delante  en  todos 
los  días  de  tu  vida:  como  yo  fui  con 
Moyses,  seré  contigo:  No  te  dejaré,  ni 
te  desampararé. 

6  Esfuérzate  pues,  y  sé  valiente :  porque 
tu  repartirás  á  este  pueblo  por  heredad 
la  tierra,  de  la  cual  juré  á  sus  padres,  que 
les  habla  de  dar. 

7  Solamente  te  esfuerces,  y  seas  muy 
valiente,  para  que  guardes  y  hagas  con- 
forme  á  toda  la  ley,  que  Moyses  mi  sier- 
vo te  mandó :  que  no  te  apartes  de  ella 
ni  á  diestra  ni  á  siniestra,  para  que  seas 
prosperado  en  todas  las  cosas  que  em- 
prendieres. 

8  El  libro  de  aquesta  ley  nunca  se  apar- 
tara de  tu  boca:  mas  de  día  y  de  noche 
meditaras  en  él,  para  que  guardes  y  ha- 
gas conforme  á  todo  lo  que  en  él  está 
escrita  Porque  entonces  harás  prospe- 
rar tu  camino,  y  entonces  entenderás. 

9  Mira  que  te  mando  que  te  esfuerces, 
y  seas  valiente:  no  temas  ni.  desmayes ; 
porque  yo  Jehova  tu  Dios  toy  contigo  en 
donde  quiera  que  fueres. 

10  %  Y  Josué  mandó  á  los  alcaldes  del 
pueblo,  diciendo: 

U  Pasad  por  medio  del  campo,  y  man- 
dad al  pueblo,  diciendo:  Apercibios  de 
comida:  porque  dentro  de  tres  dias  pa- 


saréis el  Jordán  para  que  entréis  á  here- 
dar la  tierra,  que  Jehova  vuestro  Dios 
os  dá,  para  que  1*  heredéis* 

12  También  habló  Josué  á  los  Bubenl- 
tas,  y  Gsditas,  y  á  la  media  tribu  de  Ma- 
naste*, diciendo : 

18  Acordaos  de  la  palabra  que  Moyses 
siervo  de  Jehova  os  mandó,  diciendo: 
Jehova  vuestro  Dios  os  ha  dado  reposo, 
y  os  ha  dado  esta  tierra. 

14  Vuestras  mugeres,  y  vuestros  niños, 
y  vuestras  bestias  quedarán  en  la  tierra 
que  Moyses  os  ha  dado  de'  esta  parte  del 
Jordán;  y  vosotros  pasaréis  armados 
todos  los  valientes  de  fueras  delante  de 
vuestros  hermanos,  y  ayudarles  neis ; 

16  Hasta  tanto  que  Jehova  haya  dado 
reposo  á  vuestros  hermanos,  como  á  vo- 
sotros: y  que  ellos  también  hereden  la 
tierra,  que  Jehova  vuestro  Dios  les  dá: 
y  d*pue$  vosotros  volveréis  á  la  tierra 
de  vuestra  herencia,  y  heredarla  neis;  la 
cual  Moyses,  siervo  de  Jehova,  os  ha  dar 
do  de  esta  parte  del  Jordán  hacia  donde 
naceelsoL 

16  Entonces  etkm  respondieron  á  Josué, 
diciendo:  Nosotros  haremos  todas  las 
cosas  que  nos  has  mandado :  y  iremos  á 
donde  quiera  que  nos  enviares. 

17  De  la  manera  que  obedecimos  á 
Moyses  en  todas  las  cosas,  asi  te  obede- 
ceremos á  ti ;  solamente  Jehova  tu  Dios 
sea  contigo,  como  fué  con  Moyses. 

18  Cualquiera  que  fuere  rebelde  á  tu 
mandamiento,  y  que  no  obedeciere  á  tus 
palabras  en  todas  las  cosas  que  le  man- 
dares, que  muera:  solamente  te  esfuer- 
ces, y  seas  valiente. 

CAPITULO  n. 

Jünvia  Jame  doe  eepiae  que  reconoxoan  la  tierra,  loe 
amalee  entrado*  en  Jericho,  y  tentidoe  por  el  re9  de 
Jericho,  Itmeé  loo  esconde?  9  emmia  en  salmo. 

Y  JOSUÉ  mjo  do  Nun  envió  desde 
Setim  dos  espías  secretamente,  di- 
ciéndoles:  Andad,  considerad  la  tierra, 
y  á  Jericho.  Los  cuales  fueron,  y  entrá- 
ronse en  easa  de  una  mnger  ramera  que 
se  llamaba  Raab,  y  posaron  allí. 
2  Y  fué  dedo  aviso  al  rey  de  Jericho, 
diciendo :  Ho  aquí  que  hombres  de  los 
hUos  de  Israel  han  venido  aquí  esta 
noche  á  espiar  la  tierra.-  __  ^ 


JOSUÉ. 


8  Entonces  el  rey  de  Jerlcho  envió  á 
Baah,  diciendo :  Saca  fuera  los  hombres 
que  han  venido  á  ti,  y  han  entrado  en  tu 
casa;  porque  han  venido  á  espiar  toda 
la  tierra: 

4  Mas  la  muger  habla  tomado  los  dos 
hombres,  y  los  habla  escondido ;  y  djj  o : 
Verdad  e*  que-  hombres  vinieron  á  mi: 
mas  yo  no  sapo  de  donde  eran. 

6  Y  siendo  ya  oscuro  y  cerrándose  la 
pnerta,  esos  hombres  se  salieron,  y  no 
sé  donde  se  fueron :  seguidlos  á  priesa, 
que  alcanzarlos  neis.  • 

6  Has  ella  los  habla  hecho  subir  á  la 
techumbre,  y  los  habla  escondido  entre 
uno*  tascos  de  lino  que  tenia  puestos  so- 
bre la  techumbre. 

7  Y  los  hombres  fueron  tras  ellos  por 
el  camino  del  Jordán  hasta  los  vados: 
y  la  puerta  fué  cerrada  después  que  sa- 
lieron los  que  iban  tras  ellos. 

8  Mas  antes  que  ellos  durmiesen,  ella 
subió  á  'ellos  sobre  la  techumbre,  y  di* 
joles: 

9  Jé  sé  que  Jehova  os  ha  dado  esta 
tierra:  porque  el  temor  de  vosotros  ha 
caldo  sobre  nosotros:  y  todos  los  mo- 
radores de  la  tierra  están  desmayados 
ñor  causa  de  vosotros. 

10  Porque  hemos  oido  que  Jehova 
hizo  secar  las  aguas  del  mar  Bermejo  de- 
lante de  vosotros,  cuando  salisteis  de  la 
tierra  de  Egypto ;  y  lo  que  habéis  hecho 
á  los  dos  reyes  de  los  Amorrheos,  que  et- 
toban  de  esa  parte  del  Jordán,  Bebón,  y 
Og,  á  los  cuales  destruísteis. 

11  Oyendo  esto  ha  desmayado  nuestro 
coraron;  ni  mas  ha  quedado  espíritu  en 
alguno  por  causa  de  vosotros.  Porque 
Jehova  vuestro  Dios,  es  Dios  arriba  en 
los  cielos,  y  abajo  en  la  tierra» 

12  Ruégeos  pues  ahora,  que  me  Juréis 
por  Jehova,  que  como  yo  he  hecho  mi- 
sericordia con  vosotros,  asi  la  haréis  vo- 
sotros, con  la  casa  de  mi  padre,  de  lo 
cual  me  daréis  una  cierta  señal ; 

18  Y  que  daréis  la  vida  á  mi  padre  y  á 
mi  madre;  y  á  mis  hermanos  y  herma- 
nas, y  á  todo  lo  que  es  suyo;  y  que  es- 
caparéis nuestras  vidas  de  la  muerte. 

14  Y  ellos  le  respondieron:  Nuestra 
alma  eerd  por  vosotros  hasta  la  muerte, 
si  no  denunciareis  este  nuestro  negocio : 
y  cuando  Jehova  nos  hubiere  dado  la 
tierra,  nosotros  haremos  contigo  mise- 
ricordia y  verdad. 

15  Sntences'ella  los  biso  descender  con 
una  cuerda  por  la  ventana:  porque  su 

m 


casa  ataba  A  la  pared  del  muro :  y  ella 
vivia  en  el  muro. 

16  Y  dyoles :  Idas  al  monty :  porque  los 
que  fueron  tras  vosotros,  no  os  encuen- 
tren :  y  estad  escondidos  allá  tres  dias, 
hasta  que  los  que  os  siguen,  hayan  vuel- 
to :  y  después  os  iréis  vuestro  camino. 

17  Y  ellos  le  dijeron:  Nosotros  sere- 
mos desobligados  de  este  tu  Juramento 
con  que  nos  has  conjurado,  en  esta  ma- 
nera:       ' 

18  Que  cuando  nosotros  entraremos 
la  tierra,  tú  atarás  esta  cuerda  de  grana 
á  la  ventana  por  la  cual  nos  descendiste, 
y  tú  Juntarás  en  tu  casa  tu  padre  y  tu 
madre,  tus  hermanos  y  toda  la  fiunilla 
de  tu  padre. 

19  Cualquiera  que  saliere  mera  de  las 
puertas  de  tu  casa,  su  sangre  •era  sobre 
su  cabeza  y  nosotros  «eremos  sin  culpa. 
Mas  cualquiera  que  se  estuviere  en  casa 
contigo,  su  sangre  tere  sobre  nuestra  ca- 
beza si  mano  le  tocare. 

20  Mas  bí  tú  denunciares  este  nuestro 
negocio,  nosotros  seremos  desobligados 
de  este  tu  Juramento  con  que  nos  has 
Juramentado. 

21 Y étta  respondió:  Como  habéis  dicho, 
ssi  sea,  Y  asi  los  envió,  y  se  fueron ;  y 
ella  ató  la  cuerda  de  grana  á  la  ventana. 

22  Y  caminando  ellos  llegaron  al  monte 
y  estuviéronse  allí  tres  días,  hasta  que 
los  que  les  seguían,  fuesen  vueltos:  y 
los  que  los  siguieron,  buscaron  por  todo 
el  camino,  mas  no  loe  hallaron. 

23  Y  tornándose  los  dos  varones  descen- 
dieron del  monte,  y  pasaron,  y  vinieron 
á  Josué  mjo  de  Nun :  y  contáronle  todas 
las  cosas  que  les  hablan  acontecido. 

94  Y  dieron  á  Josué:  Jehova  ha  entro- 
gado  toda  la  tierra  en  nuestras  manos :  y 
también  todos  los  moradores  de  la  tier- 
ra están  desmayados  delante  de  nosotros, 

capitulo  m. 

Jomm  aptre**  «I  pmtbl»  pmrm  potar  *t  Jordán,  «I 

Y  MADRUGÓ  Josne  de  mañana,  y 
partieron  de  Setim,  y  vinieron  has- 
ta el  Jordán  él  y  todos  los  hijos  de  Israel; 
y  reposaron  allí  antes  que  pasasen. 

2  Y  pasados  tres  dias,  los  alcaldes  pa- 
saron por  medio  del  campo ; 

8  Y  mandaron  al  pueblo,  diciendo: 
Cuando  viereis  el  arca  del  concierto  do 
Jehova  vuestro  Dios,  y  los  sacerdotes  y 
Levitas  que  la  llevan,  vosotros  partiréis 
de  vuestro  lugar,  y  marcharéis  en  pos 
de  ella, 

Digitized  by  VjOOQJÍC 


JOSUÉ. 


4  Empero  entre  vosotros  y  ella  haya 
distancia  como  de  la  medida  de  dos  mil 
codos,  y  no  os  acercaréis  de  ella :  para 
que  sepáis  el  camino  por  donde  habéis 
de  Ir:  por  cnanto  vosotros  no  habéis 
pasado  antes  de  ahora  por  este  camino; 

5  Y  Josué  dflo  al  pneblo :  Santificeos, 
porque  Jehova  hará  mañana  entre  voso- 
troe  maravillas. 

6  Y  habló  Josué  á  los  sacerdotes,  di- 
ciendo :  Tomad  el  arca  del  concierto,  y 
pasad  delante  del  pneblo.  Y  ¿fot  toma- 
ron el  arca  del  concierto,  y  fueron  de- 
lante del  pneblo. 

7  Entonces  Jehova  dflo  á  Josne:  Desde 
aqueste  dia  comenzaré  á  hacerte  grande 
delante  de  los  ojos  de  todo  Israel :  para 
qne  entiendan,  que  como  fui  con  Moy- 
•es,  asi  seré  contigo. 

8  Tú  pues  mandarás  á  los  sacerdotes 
que  llevan  el  arca  del  concierto,  dicien- 
do: Cuando  hubiereis  entrado  hasta  el 
cabo  del  agua  del  Jordán,  pararéis  en  él 
Jordán. 

9  Y  Josué  dijo  á  los  hijos  de  Israel: 
Llegaos  acá,  y  escuchad  las  palabras  de 
Jebova  vuestro  Dios. 

10  Y  Josué  tomó  á  decir:  En  esto  co- 
noceréis que  el  Dios  viviente  está  en  me- 
dio de  vosotros ;  y  que  él  echará  de  de- 
lante de  vosotros  al  Chananeo,  y  al  Het- 
theo,  y  al  Heveo,  y  al  Pherezeo,  y  al  Ger- 
geseo,  y  al  Amorrheo,  y  al  Jebuseo : 

ti  He  aquí,  el  arca  del  concierto  del 
Señoreador  de  toda  la  tierra  pasa  él 
Jordán  delante  de  vosotros. 

12  Tomad  pues  ahora  doce  hombres  de 
las  tribus  de  Israel,  de  .cada  tribu  uno ; 

13  Y  cuando  las  plantas  de  los  pies  de 
los  sacerdotes,  que  llevan  el  arca  de  Je- 
hova Señoreador  de  toda  la  tierra,  fueren 
asentadas  sobre  las  aguas  del  Jordán,  las 
aguas  del  Jordán  se  partirán:  porque 
las  aguas  que  descienden  de  arriba  se 
detendrán  en  un  montón. 

14  Y  aconteció  qne  partiendo  el  pueblo 
de  sus  tiendas  para  pasar  el  Jordán:  y 
los  sacerdotes  delante  del  pueblo  lle- 
vando el  arca  del  concierto, 

15  Cuando  los  que  llevaban  el  arca,  en- 
traron en  el  Jordán,  y  que  los  pies  de 
los  sacerdotes  que  llevaban  el  arca  fue- 
ron mojados  á  la  orilla  del  agua,  (porque 
el  Jordán  suele  reverter  sobre  todos  sus 
bordes  todo  el  tiempo  de  la  segada,) 

16  Las  aguas  que  descendían  de  arriba, 
se  pararon  como  en  un  montón  bien 
lejos  de  la  ciudad  de  Adam,  que  está  al 

Span.  14 


lado  de  Sarthau :  y  las  que  descendían  á 
la  mar  de  los  llanos  á  la  mar  salada,  as 
acabaron  y  fueron  partidas,  y  el  pueblo 
pasó  en  derecho  de  Jerteno. 
17  Mas  los  sacerdotes,  qne  llevaban  si 
área  del  concierto  de  Jehova  estuvieron, 
enseco  en  medio  del  Jordán  flinm,  harta 
qne  todo  el  pneblo  hubo  acabado  de  pasar 
el  Jordán,  y  todo  Israel  pato  en  seco. 

CAPITULO  IV. 

Por  mandado  de  Dio*  hace  Jome  Macar  det  profundé 
del  Jordán,  por  donde  lo  pajaren,  doce  piedra*,  eme 
c— le»  pneitron  por  memmrimdei wtemam  en  elpri» 
tmer  majar  donde  atentaron  ponió  el  Jordán,  de- 
jando otra»  doce  piedra*  en  medio  del  Jordán,  don- 
de habían  tetado  toe  piée  de  lee  meerdemm  eme  em> 
ate* 


YCÜAKDO  toda  la  genio  haba  aca- 
bado de  pasar  el  Jordán,  Jehova 
habló  á  Josne,  diciendo  t 

8  Tomad  del  pueblo  doce  varones,  da 
cada  tribu  uno: 

8  Y  mandadles,  diciendo:  Tomaos  de 
aquí  del  medio  del  Jordán,  del  lugar 
donde  están  los  pftés  de  los  sacerdotes 
firmes,  doce  piedras:  las  cuales  paaarfli 
con  vosotros,  y  asentarlas  heis  en  al  ato» 
jnmlento  donde  habéis  de  tener  la  noche. 

4  Entonces  Josne  llamó  doce  varonas 
los  cuales  él  ordenó  de  entra  las  htyos 
de  Israel  de  cada  tribu  uno : 

%  Y  dijoies  Josne:  Pasad  delante  del 
arca  de  Jehova  vuestra  Dios  por  medio 
del  Jordán,  y  cada  uno  de  vosotros  tome 
una  piedra,  sobre  su  hombro,  eonfonne 
al  numero  de  las  tribus  de  isa  lujos  de 
Israel ;  ' 

6  Para  nue  esto  sea  setal  entre  voso- 
tros. Y  cuando  vuestros  hijos  pregun- 
taren á  sus  padres  el  dia  de  mañana,  di- 
ciendo: ¿Qué  os  significan  estas  piedras f 

7  Responderles  hela:  Qne  las  aguas 
del  Jordán  fueron  partidas  delante  del 
arca  del  concierto  de  Jehovaenando  ella 
pasó  el  Jordán,  las  aguas  del  Jordán  se 
partieron:  y  serán  estas  piedras  por  me» 
moría  para  siempre  á  los  h$oe  de  Israel. 

8  Y  los  lujos  de  Israel  lo  hicieron  así 
como  Josué  Jes  mandó;  que  levantaron 
doce  piedras  del  medio  del  Jordán,  co- 
mo Jehova  lo  habla  dicho  á  Josué,  con- 
forme al  número  de  las  tribus  de  los 
hijos  de  Israel;  y  pasáronlas  consigo  al 
alojamiento,  y  asentáronlas  allí. 

9  Josué  también  levantó  doce  piedras 
en  medio  del  Jordán;  en  el  lugar  donde 
estuvieron  los  pies  de  los  sacerdotes, 
qne  llevaban  el  arca. del  concierto;  y 
han  catado  alh  basta  hoy. 


JOSUÉ. 


10  T  lot  seeerdotes,  que  llevaban  el 
«rea,  se  pararon  en  medio  del  Jordán, 
hasta  tanto  que  se  acabó  todo  lo  que 
Jehova  habla  mandado  á  Josué  que  ha- 
blase al  pueblo  conforme  á  todas  las  co- 
sas que  Moyses  habla  mandado  á  Josué; 
mas  el  pueblo  se  dio  priesa  y  paso. 

11  T  cuando  todo  el  pueblo  acabó  de 
pasar,  pasó  también  el  arca  de  Jeho- 
va, y  los  sacerdotes  en  presencia  del 
pueblo. 

13  También  pasaron  los  hfyos  de  Bu- 
hen, y  los  hfyos  de  Gad,  y  la  media  tribu 
de  Manasses  armados  delante  de  los  hfyos 
de  Israel,  como  les  habla  dicho  Moyses : 

13  Como  cuarenta  mil  hombres -arma- 
dos á  punto  pasaron  hacia  la  campaba 
de  Jericho  delante  de  Jehova,  á  la  guerra. 

14  En  aquel  dia  Jehova  engrandeció  á 
Josué  en  ojos  de  todo  Israel:  y  temié- 
ronle, como  hablan  temido  á  Moyses 
todos  los  alas  de  su  vida. 

15  Y  Jehova  habló  á  Josué,  diciendo : 

16  Manda  á  los  sacerdotes,  que  llevan 
el  arca  del  testimonio,  que  suban  del 
Jordán. 

17  Y  Josué  mandó  á  los  sacerdotes,  di- 
ciendo: Subid  del  Jordán. 

18  Y  aconteció  que  como  los  sacerdo- 
tes, que  llevaban  el  arca  del  concierto 
de  Jehova,  subieron  del  medio  del  Jor- 
dán, y  que  las  plantas  de  los  pies  de  los 
sacerdotes  estuvieron  en  seco,  las  aguas 
del  Jordán  se  volvieron  á  su  lugar,  cor- 
riendo como  antes  sobre  todos  sus  bor- 
dos. 

19  Y  subió  el  pueblo  del  Jofdan  á  los 
diez  dio»  del  mes  primero;  y  asentaron 
el  campo  en  Galgal  al  lado  oriental  de 
Jericho, 

20  Y  Josué  levantó  en  Galgal  las  doce 
piedras,  qne  hablan  traído  del  Jordán : 

21  Y  habló  á  los  lujos  de  Israel,  dicien- 
do :  Cuando  el  dia  do  mañana  pregunta- 
ren vuestros  lujos  á  sus  padres,  y  dije- 
ren :  ¿Qué  os  significan  estas  piedras ? 

22  Declararéis  á  vuestros  hijos,  dicien- 
do: Israel  pasó  en  seco  por  esto  Jordán. 

28  Porque  Jehova  vuestro  Dios  secó 
las  aguas  del  Jordán  delante  de  vosotros 
hasta  que  pasaseis,  de  la  manera  que  Je- 
hova vuestro  Dios  lo  habla  hecho  en  el 
mar  Bermejo,  al  cual  secó  delante  de 
nosotros,  hasta  que  pasamos. 

24  Para  que  todos  los  pueblos  do  la 

tierra  conozcan  la  mano  de  Jehova,  que 

es  raerte:  para  que  temáis  á  Jehova 

vuestro  Dios  todos  los  dias. 

210 


CAPITULO  V. 

Joem  haoe  en  el  pmehto  la  — ganda  circtmciiw*  d  ¡a 
entrada  de  la  tierra  de  promisión.  11,  Celebra  el 
pueblo  la  patata  en  lo»  Cerno*  de  Jericho,  y  el  mam 
leeeeea.   11L  m  ángel  del  OeforM  mmtlra  d  Ja-        « 


Y  CUANDO  todos  los  reyes  de  los 
Amorrheos,  que  estaban  de  la  otra 
parte  del  Jordán,  al  occidente :  y  todos 
los  reyes  de  los  Chananeos,  quo  citaban 
cerca  de  la  mar,  oyeron  como  Jehova 
habla  secado  las  aguas  del  Jordán  delan- 
te de  los  hfyos  de  Israel  hasta  que  hubie- 
ron pasado,  su  corazón  se  les  derritió,  y 
no  hubo  mas  espíritu  en  ellos  dejante 
de  los  lujos  de  Israel. 

2  En  aquel  tiempo  Jehova  dijo  á  Josué: 
Házte  cuchillos  agudos,  y  vuelve,  circun- 
cida la  segunda  vez  á  los  hijos  de  Israel. 

8  Y  Josué  se  hizo  cuchillos  agudos,  y 
circuncidó  los  hijos  de  Israel  en  el  mon- 
te do  los  prepucios. 

4  Esta  es  la  causa  por  la  cual  Josué  cir- 
cuncidó :  Todo  el  pueblo  que  habia  sali- 
do de  Egypto,  et  á  saber,  los  varones: 
todos  los  hombres  de  guerra,  eran  muer- 
tos ya  en  el  desierto  en  el  camino,  des- 
pués qne  salieron  de  Egypto. 

5  Porque  todos  los  del  pueblo  que  ha- 
blan salido,  estaban  circuncidados :  mas 
todo  el  pueblo,  que  habia  nacido  en  el 
desierto  en  el  camino,  después  que  sallo- 
ron  de  Egypto,  no  estaban  circuncida- 
dos. 

6  Porque  los  hfyos  de  Israel  anduvieron 
por  el  desierto  cuarenta  anos,  hasta  que 
toda  la  gente  de  los  hombres  de  guerra, 
que  hablan  salido  de  Egypto,  rae  consu- 
mida, por  cnanto  no  obedecieron  á  la 
voz  de  Jehova:  por  lo  cual  Jehova  lea 
juró  quo  no  les  dejarla  ver  la  tierra,  de 
la  cual  Jehova  habia  jurado  á  sus  padres, 
que  nos  la  doria,  tierra  que  corre  leche 
y  mieL 

7  Mas  los  hijos  de  ellos,  quo  él  habla 
hecho  suceder  en  su  logar,  Josué  los  cir- 
cuncidó: los  cuales  aun  eran  incircun- 
cisos, porque  no  hablan  sido  circunci- 
dados por  el  camino. 

8  Y  cuando  hubieron  acabado  de  cir- 
cuncidar toda  la  gente,  quedáronse  en 
el  mismo  lugar  en  el  campo,  hasta  que 
sanaron. 

9  Y  Jehova  dfyo  á  Josuo :  Hoy  he  qui- 
tado de  vosotros  el  oprobio  de  Egypto : 
por  lo  cual  el  nombre  de  aquel  lugar  rué 
llamado  Galgala,  hasta  hoy, 

10  Tí  Y  los  hfyos  de  Israel  asentaron  el 

cwn*M>  cn  G,és^ytcdebrw■oI,  la  p"8- 


J08UE. 


cua  á  loa  catorce  dias  del  ases  á  la  tarde, 
en  los  llanos  de  Jericho. 

11  Y  al  otro  dia  de  la  pascua  comieron 
del  fruto  de  la  tierra  los  panes  sin  leva- 
dura, y  espigas  nuevas  tostadas,  el  mis- 
mo dia. 

12  Y  el  man  cesó  el  dia  siguiente,  des- 
d$uue  comenzaron  á  comer  del  fruto 
de  la  tierra ;  y  los  hijos  do  Israel  nunca 
mas  tuvieron  man,  mas  comieron  de  los 
frutos  de  la  tierra  de  Chanaan  aquel  ano. 

13  1  Y  estando  Josué  eerca  de  Jerteho, 
alzó  sus  ojos,  y  vló  nn  varón  que  estaba 
delante  de  él,  el  cual  tenia  una  espada  des- 
nuda en  su  mana  Y  Josué  yéndose  ha- 
da él,  le  d{jo :  ¿  Eres  de  los  nuestros,  ó  de 
nuestros  enemigos  t    Y  él  respondió : 

14  No ;  mas  yo  soy  el  príncipe  del  ejér- 
cito de  Jehova:  ahora  he  venido.  En- 
tonces Josué  postrándose  sobre  sn  ros- 
tro en  tierra  adoró :  y  dijole :  ¿  Qué  dice 
mi  señor  á  su  siervo  t 

16  Y  el  principe  del  ejército  de  Jehova 
respondió  á  Josué:  Quita  tus  zapatos 
de  tus  pies;  porque  el  lugar  donde  estás 
es  santo,  y  Josué  lo  hizo  asi. 

CAPITULO  VL 

Jericho  primara  ciudad  de  la  tierra  de  pntmmon 
JarOmima  entornada  por  alarido  mástico,  al  cual  U» 
aííoetJtierte»muroede  la  ciudad  raen,»  la  ciudad  et 
pateta  djemgo  y  d  sangre,  reeervada  Raab  tentada 
mfamOia.  JL  Demándate  maldición  al  que  reedi- 
ficate  d  Jet  ícA©» 

JERICHO  empero  estaba  cerrada,  bien 
cerrada,  á  causa  de  los  lujos  de  Is- 
rael ;  nadie  entraba,  ni  salla. 

2  lias  Jehova  dijo  á  Josué :  Mira,  yo 
he  entregado  en  tu  mano  á  Jericho,  y  á 
sn  rey  con  sus  varones  de  guerra. 

9  Cercaréis  pues  la  ciudad  todos  los 
hombres  de  guerra  yendo  al  derredor 
de  la  ciudad  una  vez  al  dia:  y  esto  haréis 
seis  días. 

4  Y  siete  sacerdotes  llevarán  siete  boci- 
na* de  cuernos  de  carneros  delante  del 
arca:  y  al  séptimo  dia  daréis  siete  vuel- 
tas á  la  ciudad,  y  los  sacerdotes  tocarán 
las  bocinas. 

5  Y  cuando  tocaren  luengamente  el  cuer- 
no de  carnero,  como  oyereis  el  sonido 
de  la  bocina,  todo  el  pueblo  gritará  á 
gran  voz,  y  el  muro  de  la  ciudad  caerá 
debajo  de  si :  entonces  el  pueblo  subirá 
cada  uno  en  derecho  de  sí. 

C  T  llamando  Josué  lujo  do  Nun  los 
sacerdotes,  díjoles:  Llevad  el  arca  del 
concierto:  y  siete  sacerdotes  lleven 
siete  bocinas  de  cuernos  de  carneros  de- 
lante del  arca  de  Jehova. 


7  T  dtfo  al  pueblo:  Pasad,  y  cercad  la 
ciudad ;  y  los  qne  están  armados  pasarán 
delante  del  arca  de  Jehova. 

8  Y  luego  que  Josué  hubo  hablado  al 
pueblo,  los  siete  sacerdotes  llevando  las 
siete  bocinas  de  cuernos  de  cameros,  pa- 
saron delante  del  arca  de  Jehova,  y  to- 
caron las  bocinas :  y  el  área  del  concier- 
to de  Jehova  los  seguía. 

9  Y  los  armados  iban  delante  de  los 
sacerdotes  que  tocaban  las  bocinas,  y  la 
congregación  iba  de  tras  del  arca  an- 
dando y  tocando  bocinas. 

10  Y  Josué  mandó  al  pueblo,  diciendo : 
Vosotros  no  daréis  grita,  ni  se  oirá  vues- 
tra voz,  ni  Saldrá  palabra  de  vuestra  boca, 
hasta  el  dia  que  yo  os  diga;  Gritad :  en- 
tonces daréis  grita. 

11  El  arca  pues  de  Jehova  dló  una 
vuelta  al  derredor  de  la  ciudad,  y  vinié- 
ronse al  real,  en  el  cual  tuvieron  la  noche. 

12  Y  Josué  se  levantó  de  mañana;  y  los 
sacerdotes  tomaron  el  arca  de  Jehova : 

13  Y  los  otroi  siete  sacerdotes  llevando 
las  siete  bocinas  de  cuernos  de  cameros, 
fueron  delante  del  arca  de  Jehova,  an- 
dando siempre  y  tocando  las  bocinas :  y 
los  armados  iban  delante  de  ellos,  y  la 
congregación  iba  detras  del  arca  de  Je- 
hova: andando  y  tocando  las  bocinas. 

14  Asi  dieron  otra  vuelta  á  la  eindad  el 
segundo  dia,  y  volviéronse  al  real :  de 
esta  manera  hicieron  por  seis  días. 

15  Y  al  séptimo  día,  levantáronse  cuan- 
do el  alba  subía,  y  dieron  vuelta  á  la  ciu- 
dad de  esta  manera  siete  veces :  este  día 
solamente  dieron  vuelta  al  rededor  de 
ella  siete  veces. 

16  Y  como  los  sacerdotes  hubieron  to- 
cado las  bocinas  la  séptima  vez,  Josué 
dijo  al  pueblo:  Dad  grita;  porque  Je- 
hova os  ha  entregado  la  ciudad. 

17  Mas  la  ciudad  será  anathema  á  Je- 
hova, ella  con  todas  las  cosas  que  están 
en  ella :  solamente  Raab  la  ramera  con 
todos  los  que  estuvieren  en  casa  con  eÜa, 
vivirá,  por  cuanto  escondió  los  mensa- 
geros  que  enviamos. 

18  Mas  vosotros  guardaos  del  anathe- 
ma, que  ni  toquéis,  ni  toméis  alguna  cosa 
del  anathema,  porque  no  bagáis  anathe- 
ma el  campo  de  Israel,  y  lo  turbéis. 

19  Mas  toda  la  plata,  y  el  oro,  y  vasos 
de  metal  y  de  hierro  sea  consagrado  á 
Jehova,  y  venga  al  tesoro  de  Jehova. 

20  Entonces  el  pueblo  dio  grita,  y  to- 
caron bocinas :  y  aconteció  qne  como  el 
pueblo  hubo  oido  el  sonido  de  la  bocina, 

211 


JOSÜE. 


el  pueblo  dio  grita  con  muy  gran  roce- 
rio,  y  el  muro  cayó  debajo  de  si :  y  el 
pueblo  subió  á  la  ciudad  cada  uno  de- 
lante de  sí :  y  tomáronla. 

21  T  destruyeron  todo  lo  que  habla  en 
la  ciudad,  hombres  y  mugeres,  mozos 
y  viejos,  hasta  los  bueyes,  y  ovejas,  y 
asnos,  á  filo  de  espada 

22  Mas  Josué  dijo  á  los  dos  varones, 
que  hablan  reconocido  la  tierra :  Entrad 
en  la  casa  de  la  mnger  ramera,  y  haced 
salir  de  allá  á  la  mnger,  y  á  todo  lo  que 
fuere  suyo,  como  le  jurasteis. 

28  Y  los  mancebos  espías  entraron,  y 
sacaron  á  Raab,  y  á  su  padre,  y  su  madre, 
y  sus  hermanos,  y  todo  lo  que  era  su- 
yo :  y  también  sacaron  á  toda  su  paren- 
tela :  y  pusiéronlos  mera  del  campo  de 
Israel. 

24  Y  quemaron  á  mego  la  ciudad,  y 
todo  lo  que  estaba  en  ella;  solamente 
pusieron  en  el  tesoro  de  la  casa  de  Je- 
hova  la  plata,  y  el  oro,  y  los  vasos  de 
metal  y  de  hierro. 

25  Mas  Josué  dio  la  vida  á  Raab  la  ra- 
mera, y  á  la  casa  de  su  padre,  y  á  todo 
lo  que  ella  tenia:  la  cual  habitó  entre  los 
Israelitas  hasta  hoy ;  por  cuanto  escon- 
dió los  mensageros,  que  Josué  envió  á 
reconocer  á  Jericho. 

26  1  Y  en  aquel  tiempo  Josué  juró, 
diciendo:  Maldito  sea  delante  de  Je- 
hova  el  hombre,  que  se  levantare,  y 
reedificare  esta  ciudad  de  Jericho.  En 
su  primogénito  eche  sus  cimientos:  y 
en  su  menor  de  dios  asiente  sus  puer- 
tas. 

27  Fué  pues  Jehova  con  Josué :  y  su 
nombre  fué  divulgado  por  toda  la  tierra. 

capitulo  vn. 

Achan,  uno  del  p*utíoy  hurta  del  despojo  de  Jericho, 
por  cuyo  pecado  tata  parte  del  pueblo  e$  vencida  y 
herida  ée  toe  de  BaL   U.  Jomm  entíemde  de  Dice  la 

,  cama  de  aqmlla  calamidad,  y  hallado  el  sacrilego 
e$  castigado. 

EMPERO  los  h^os  de  Israel  cometie- 
ron prevaricación  en  el  anathema. 
Porque  Achan  lujo  de  Charmi,  hijo  de 
Zabdi,  lujo  de  Zare,  de  la  tribu  do  Judo, 
tomó  del  anathema :  y  la  ira  de  Jehova 
se  encendió  contra  los  hijos  de  Israel. 

2  Y  Josué  envió  hombres  desde  Jeri- 
cho en  Hal,  que  era  Junto  á  Beth-avcn 
hacia  el  oriente  de  Beth-cl :  y  hablóles, 
diciendo:  Subid,  y  reconoced  la  tierra. 
Y  «líos  subieron,  y  reconocieron  á  Hal 

8  TT  volviendo  á  Josué,  dtféronlc: 
No  suba  todo  el  pueblo,  mas  suban  co- 
mo dos  mil,  ó  como  tres  mil  hombres : 
212 


y  tomarán  á  HaL    No  Migues  á  todo  él 
pueblo  allí,  porque  pocos  son. 

4  Y  subieron  allá  del  pueblo  como  tres 
mil  hombres,  los  cuales  huyeron  delante 
de  los  de  Hal. 

5  Y  los  de  Hai  hirieron  de  ellos  como 
treinta  y  seis  hombres,  y  siguiéronlos 
desde  la  puerta  hasta  Sabarim,  y  matá- 
ronlos en  una  descendida :  de  lo  cual  el 
corazón  del  pueblo  so  derritió,  como 
agua. 

6  í  Entonces  Josué  rompió  sus  vesti- 
dos, y  se  postró  en  tierra  sobre  su  rostro 
delante  del  arca  de  Jehova  hasta  la  tar- 
de ;  él,  y  los  ancianos  de  Israel,  echando 
polvo  sobre  sus  cabezas. 

7  Y  Josué  dyo :  ¡  Ah,  Señor  Jehova !  por 
qué  hiciste  pasar  á  este  pueblo  el  Jor- 
dán, para  entregarnos  en  las  manos  de 
los  AmorrheoB,  que  nos  destruyan.  ¡  Oh, 
si  nos  hubiésemos  quedado  de  la  otra 
parte  del  Jordán ! 

8  ¡Ay,  Señor!  ¿que  diré;  Pues  que 
Israel  ha  vuelto  las  espaldas  delante  de 
sus  enemigos  t 

9  Porque  los  Chananeos,  y  todos  los 
moradores  de  la  tierra,  oirán  etto,  y  nos 
cercarán  y  raerán  nuestro  nombre  de 
sobre  la  tierra,  entonces  ¿  qué  harás  tú  á 
tu  grande  nombre  ? 

10  Y  Jehova  dflo  á  Josué :  Levántate : 
¿  Por  qué  te  postras  así  sobre  tu  rostro  ? 

11  Israel  ha  pecado,  y  aun  han  quebran- 
tado mi  concierto,  que  yoles  había  man- 
dado. Y  aun  han  tomado  del  anathema, 
y  aun  han  hurtado,  y  aun  han  mentido, 
y  aun  lo  han  guardado  en  sus  vasos. 

12  Por  esto  los  lujos  de  Israel  no  po- 
drán estar  delante  de  sus  enemigos,  mas 
delante  de  bus  enemigos  volverán  los 
espaldas,  por  cuanto  han  sido  en  el  ana- 
thema Yo  no  Bcré  mas  con  vosotros, 
sino  destruyereis  el  anathema  de  en  me- 
dio de  vosotros. 

13  Levántate,  santifica  el  pueblo,  y  di : 
Santifícaos,  para  mañana,  porque  Jehova 
el  Dios  de  Israel  dice  así :  Anathema  hap 
en  medio  de  ti  Israel,  no  podrás  estar 
delante  de  tus  enemigos,  hasta  tanto  que 
hayáis  quitado  el  anathema  de  en  medio 
de  vosotros. 

14  Allegaros  neis  pues  mañana  por  vues- 
tras tribus,  y  la  tribu  que  Jehova  tomare, 
se  allegará  por  sus  familias,  y  la  familia 
que  Jehova  tomare,  se  allegará  por  sus 
casas,  y  la  casa  que  Jehova  tomare,  se 
allegará  por  los  varones. 

15  Y  el  que  fuere  tomado  en  el  anatho- 


JOSUÉ. 


na  mi  quemado  á  mego,  él  y  iodo  lo 
que  tiene,  por  cnanto  ha  quebrantado 
el  concierto  de  Jehova,  7  ha  cometido 
maldad  en  Israel. 

16  Josué  pnes  levantándose  de  mañana 
hizo  allegar  á  Israel  por  sus  tribus,  y  fué 
tomada  la  tribu  de  Juda, 

17  Y  haciendo  allega?  la  tribu  de  Juda, 
fué  tomada  la  lamilla  de  los  deZarhi.  T 
haciendo  allegar,  la  familia  de  los  de  Zar- 
hi  por  los  varones,  ihé  tomado  Zabdl. 

18  Y  hizo  allegar  su  casa  por  los  va- 
lones, y  fué  tomado  Achan  lujo  de  Char- 
ml,  hijo  de  Zabdi,  lujo  do  Zaré,  de  la 
tribu  de  Juda. 

19  Entonces  Josne  cüjo  á  Achan:  Htfo 
mió,  da  ahora  gloria  á  Jehova  el  Dios  de 
Israel,  y  dale  alabanza;  y  declárame  aho- 
ra lo  <}ue  has  hecho';  no  me  lo  encubras. 

20  Y  Achan  respondió  á  Josué,  dicien- 
do :  Verdaderamente  yo  he  pecado  con- 
fia Jehova  el  Dios  de  Israel,  y  he  hecho 
asi,yasi: 

31  Que  vi  entre  los  despojos  un  manto 
Babylónico  muy  bueno,  y  doscientos 
sidos  de  plata,  y  una  barra  de  oro  de 
peso  de  cincuenta  sidos;  lo  cual  codicié, 
y  tomé :  y  he  aquí  que  está  escondido 
debajo  de  tierra  en  el  medio  de  mi 
tienda:  y  d  dinero  está  debajo  de  ella 

23  Josué  entonces  envió  mensageros, 
los  cuales  íheron  corriendo  á  la  tienda, 
y  he  aquí  que  todo  estaba  escondido  en  su 
tienda;  y  d  dinero  debajo  de  dio. 

28  Y  tomándolo  de  en  medio  de  la 
tienda,  trujáronlo  á  Josué :  y  á  todos  los 
lujos  de  Israel;  y  pusiéronlo  delante  de 
Jehova. 

31  Entonces  Josué  tomó  á  Achan  h\)o 
de  Zaré,  y  d  dinero,  y  d  manto  y  la 
barra  de  oro,  y  sus  lujos  y  sus  lujas,  y 
sus  bueyes  y  sus  asnos,  y  sus  ovejas,  y 
su  tienda,  y  todo  cuanto  tenia,  y  todo 
Israel  con  él,  y  lleváronlo  todo  al  vallo 
de  Achor: 

35  Y  dijo  Josué :  ¿  Por  qué  nos  has  tur- 
bado? Túrbete  Jehova  en  este  dia.  Y 
todos  los  Israelitas  le  apedrearon,  y  los 
quemaron  á  fuego,  y  los  apedrearon  con 
piedras. 

36  Y  levantaron  sobre  él  un  gran  mon- 
tón de  piedras  basta  hoy.  Y  Jehova 
se  tornó  de  la  ira  de  su  furor.  Y  por 
esto  fué  llamado  aqud  lugar,  el  valle  de 
Achor,  hasta  hoy. 

CAPITULO  VUL 

Coartado  é*  mhw  Jomm  por  Dio»  emiibate  y  toma 
é  Ok^*  hocéwtatar  todo*  sm  morad***  pco&Mr 


mrt9,y  smirnr  fc»  Hmdmmpmn  aitmpn.  ILMét* 
fica  oJtar  m  el  monee  <fc  JEbhO,  y  hmx  promume  iat 
la   ley  mUmmtmtnt*  com  mm  bemdieimm  y  mmidi- 


It  Aqftta  mid*  mwrfarft, 

Y  JEHOVA  dijo  á  Josué :  No  temas, 
ni  desmayes :  toma  contigo  toda  la 
gente  de  guerra,  y  levántate  y  sube  á 
Hai.  Mira,  yo  he  entregado  en  tu  mano 
al  rey  de  Hai,  y  á  su  pueblo,  á  su  dudad 
y  á  su  tierra. 

2  Y  harás  á  Hal,  y  á  tu  rey  como  hiciste 
á  Jericho,  y  á  su  rey:  sino  que  sus 
despojos  y  sus  bestias  saquearéis  para 
vosotros.  Pondrás  pues  emboscadas  á 
la  ciudad  de  tras  de  ella. 

8  Y  Josué  se  levantó,  y  toda  la  gente 
de  guerra  para  subir  contra  Hai :  y  esco-* 
gió  Josué  treinta  mil  hombres  fuertes,  á 
los  cuales  envió  de  noche.' 

é  Y  mandóles,  diciendo :  Mirad,  pon- 
dréis emboscada  á  la  ciudad  detrás  de 
ella :  no  os  alejaréis  mucho  de  la  dudad, 
y  estaréis  todos  apercibidos. 

5  Y  yo  y  todo  el  pueblo  que  está  con- 
migo nos  acercaremos  á  la' dudad:  y 
cuando  ellos  saldrán  contra  nosotros, 
como  hicieron  antes,  huiremos  delante 
de  ellos. 

6  Y  ellos  saldrán  tras  nosotros  hasta 
que  les  arranquemos  de  la  dudad.  Por- 
que ellos  dirán :  Huyen  de  nosotros  co- 
mo la  primera  vez:  porque  tiosofrot  hui- 
remos delante  de  ellos. 

7  Entonces  vosotros  os  levantaréis  de 
la  emboscada,  y  tomaréis  la  dudad :  y 
Jehova  vuestro  Dios  os  la  entregará  en 
vuestras  manos. 

8  Y  cuando  la  hubiereis  tomado,  meter- 
la neis  á  fuego.  Haréis  conforme  á  la 
palabra  de  Jehova.  Mirad,  que  yo  os  lo 
he  mandado. 

0  Entonces  Josué  les  envió:  y  ellos 
se  fueron  á  la  emboscada,  y  pusiéronse 
entre  Beth-el,  y  Hai,  al  occidente  de 
Hai :  y  Josne  se  quedó  aquella  noche  en 
medio  dd  pueblo. 

10  Y  levantándose  Josué  muy  de  ma- 
ñana, contó  el  pueblo,  y  subió  él  y  los 
ancianos  de  Israel  delante  del  pueblo 
contra  Hal 

11  Asimismo  toda  la  gente  de  guerra, 
que  estaba  con  él,  subieron,  y  llegaron, 
y  vinieron  delante  de  la  ciudad :  y  asenta- 
ron d  campo  á  la  parte  del  norte  de 
Hai:  y  el  valle  estaba  entre  él  y  Hai 

12  Y  tomó  como  cinco  mil  hombres,  y 
púsolos  en  emboscada  entre  Beth-el  y 
Hai,  á  la  parte  ocddental  de  la  dudad. 

18  Y  d  pueblo,  es  á  saber,  todo  d  campo 


JOSUÉ. 


quAmtába  ala  parte  del  norte,  se  acercó 
de  la  ciudad :  y  su  emboscada  al  occi- 
dente de  la  ciudad.  Y  Josué  vino  aquella 
noche  al  medio  del  Talle. 

14  Lo  cual  como  vio  el  rey  de  Hai, 
levantóse  prestamente  de  mañana,  y  salló 
con  la  gente  de  la  ciudad  contra  Israel 
para  pelear,  él  y  todo  su  pueblo  al  tiem- 
po señalado,  por  el  llano,  no  sabiendo 
qué  le  estaba  puesta  emboscada  á  las 
espaldas  de  la  ciudad. 

15  Entonces  Josué  y  todo  Israel,  como 
vencidos,  huyeron  delante  de  ellos  por 
el  camino  del  desierta 

16  T  todo  el  pueblo  que  estaba  en  Hai 
«e  Juntó  para  seguirlos:  y  siguieron  á 
Josué :  y  arrancáronse  de  la  ciudad: 

17  Y  no  quedó  hombre  en  Hai,  y  Beth- 
el,  que  no  sallete  tras  Israel :  y  dejaron 
abierta  la  ciudad  por  seguir  á  Israel. 

18  Entonces  Jehova  dijo  á  Josué :  Le- 
vanta la  lanza  que  tienes  en  tu  mano 
hacia  Hai,  porque  yo  la  entregaré  en  tu 

j     mano,     j  Josué  levantó  la  lanza  que 
tenia  en  su  mano,  hacia  la  ciudad. 

19  Y  levantándose  prestamente  de  su 
lugar  los  que  estaban  en  la  emboscada 
corrieron,  como  él  alzó  su  mano,  y  vinie- 
ron á  la  ciudad  y  tomáronla:  y  á  priesa 
la  pusieron  mego. 

20  Y  como  los  de  la  ciudad  miraron 
atrás,  vieron,  y,  he  aquí,  el  humo  de  la 
ciudad,  que  subía  al  cielo :  y  no  tuvieron 
poder  para  huir  á  una  parte  ni  á  otra:  y 
el  pueblo  que  iba  huyendo  hacia  el  desier- 
to, se  tornó  contra  los  que  le  seguían. 

21  Entonces  Josué  y  todo  Israel  viendo 
que  los  de  la  emboscada  hablan  tomado 
la  ciudad ;  y  que  el  humo  de  la  ciudad 
subía,  tornaron,  y  hirieron  á  los  de  Hai. 

22  Y  los  otros  salieron  do  la  ciudad  á 
su  encuentro:  y  asi  fueron  encerrados 
en  medio  de  Israel;  los  unos  de  la  una 
parte  y  los  otros  de  la  otra.  Y  asi  los 
hirieron  hasta  que  no  quedó  ninguno  de 
ellos  que  escapase. 

23  Y  tomaron  vivo  al  rey  de  Hai,  y  tru- 
Jéronle  á  Josué. 

24  Y  cuando  los  Israelitas  acabaron  de 
matar  todos  los  moradores  de  Hai  en  el 
campo,  en  el  desierto,  donde  ellos  les 
habian  perseguido,  y  que  todos  hablan 
caldo  á  fllo  de  espada  hasta  ser  consumi- 
dos, todos  los  Israelitas  se  tornaron  á 
Hai,  y  también  la  pusieron  á  cuchillo. 

25  Y  el  número  de  los  que  cayeron 
aquel  dia,  hombres  y  mugeres,  Alé  doce 
mil,  todos  eran  de  Hai. 

214 


26  Y  Josué  nunca  retrajo  su  mano  que 
habla  extendido  con  la  lanza,  hasta  que 
hubo  destruido  todos  los  moradores  de 
Hai. 

27  Empero  los  Israelitas  saquearon  pa- 
ra si  las  bestias,  y  los  despojos  de  la  ciu- 
dad, conforme  á  la  palabra  de  Jehova, 
que  él  habla  manoado  á  Josué. 

28  Y  Josué  quemó  á  Hai,  y  la  tornó  en 
un  montón  perpetuo  asolada  hasta  hoy. 

29  Mas  al  rey  de  Hai  le  colgó  de  un 
madero  hasta  la  tarde :  y  como  el  sol  se 
puso,  Josué  mandó  que  quitasen  del 
madero  su  cuerpo,  y  le  echasen  á  la 
puerta  de  la  ciudad,  y  levantaron  sobre 
él  un  gran  montón  de  piedras  hasta  hoy. 

80  1  Entonces  Josué  edificó  altar  á 
Jehova  Dios  de  Israel  en  el  monte  da 
Hebal: 

81  Como  lo  habla  mandado  Moyses 
siervo  de  Jehova  á  los  hijos  de  Israel, 
como  está  escrito  en  el  libro  de  la  ley  de 
Hoyses :  un  altar  de  piedras' enteras,  so- 
bre las  cuales  nadie  alzó  hierro.  Y  ofre- 
cieron sobre  él  holocaustos  á  Jehova,  y 
sacrificaron  sacrificios  pacíficos. 

82  También  escribió  allí  en  piedras  la 
repetición  de  la  ley  de  MoyseB,  la  cual 
él  habla  escrito  delante  de  los  lujos  do 
Israel 

88  Y  todo  Israel,  y  sus  ándanos,  alcal- 
des y  Jueces  estaban  de  la  una  paite  y  de 
la  otra  Junto  al  arca  delante  de  los  sa- 
cerdotes Levitas ;  que  llevan  el  arca  del 
concierto  de  Jehova  «•  asi  los  extranje- 
ros como  los  naturales;  la  mitad  do 
ellos  estaba  hada  el  monte  de  Oarizim, 
y  la  otra  mitad  hacia  el  monte  de  Hebal, 
de  la  manera  que  Moyses  siervo  de  Je- 
hova lo  habla  mandado  antes :  que  pri- 
meramente bendijesen  al  pueblo  de  Is- 
rael. 

84  Después  de  esto  leyó  todas  las  pala- 
bras de  la  ley,  las  bendiciones,  y  las  mal- 
diciones, conforme  á  todo  lo  que  está 
escrito  en  el  libro  de  la  ley. 

85  No  hubo  palabra  alguna  de  todas  las 
cosas  que  mandó  Moyses,  que  Josué  no 
hidese  leer  delante  de  toda  la  congrega- 
ción de  Israel,  mugeres  y  niños,  y  ex- 
trangeros  que  andaban  entre  ellos. 

CAPITULO  IX. 

Congregante  iodo*  Im  rege»  y  leu  gente»  de  h$  Cha» 
naneoe  para  venir  contra  Jone.  II.  Lo*  GataonU 
toa  impetra*  pan  dé  Joem  por  amtmcía,  la  amat  m- 
tendida  por  Josué,  coneérvake  la  promesa  d  tornea 
det  juramento,  mas  pénelo»  en  el  servicio  del  campo, 

Y  ACONTECIÓ  que  como  oyeron  es- 
tas  cosas  todos  los i  reyes  qus  t 


JO&UB. 


de  esta  parte  del  Jordán,  asi  en  las  mon- 
tanas como  en  los  llanos,  y  en  toda  la 
costa  de  1*  gran  mar  delante  del  Líbano, 
los  Hettheos,  Amorrheos,  Chananeos, 
Fherezeos,  Heveoe,  y  Jebnseos, 
8  Juntáronse  á  nna  de  un  acuerdo  para 
pelear  contra  Josne  y  Israel. 

3  1  Mas  los  moradores  de  Qabaon,  co- 
mo oyeron  lo  que  Josué  habla  hecho  á 
Jericho  y  á  Hal ; 

4  Ellos  usaron  también  de  astucia;  y 
fueron,  y  fingiéronse   embajadores,  y 

I  tomaron  sacos  viejos  sobre  sus  asnos, 
y  cueros  viejos  de  Tino  rotos  y  remen- 
dados; 

5  Y  zapatos  viejos  y  remendados  en  sus 
pies,  y  restidos  Yiejos  sobre  si :  y  todo 
el  pan  que  traían  para  el  camino,  seco  y 
mohoso. 

0  T  Tinleron  á  Josué  al  campo  en  Caí- 
gala, y  dQéronle  á  él  y  á  los  de  Israel : 
Nosotros  Teñimos  de  tierra  muy  lejana, 
haced  pues  ahora  con  nosotros  alianza. 

7  T  los  de  Israel  respondieron  á  los 
Hereos :  Quizá  Tosotros  habitáis  en  me- 
dio de  nosotros :  ¿  como  pues  podremos 
nosotros  hacer  alianza  con  Tosotros  ? 

8  T  ellos  respondieron  á  Josué:  Noso- 
tros somos  tus  sierros.  Y  Josué  les  di- 
Jo:  ¿Quién  sofe  Tosotros;  y  de  dónde 
Tenis? 

9  T  ellos  respondieron:  Tus  sierros 
han  Tenido  de  muy  lejanas  tierras  por 
la  ¿una  de  Jehova  tu  Dios,  porque  he- 
mos oído  su  fama,  y  todas  las  cosas  que 
hizo  en  Egypto : 

10  T  todas  las  cosas  que  biso  á  los  dos 
reyes  de  los  Amorrheos,  que  alaban  de 
la  otra  parte  del  Jordán :  á  Sebón  rey  de 
Hesebon,  y  á  Og  rey  de  Basan,  que  esta- 
ban en  Astaroth. 

11  Por  lo  cual  nuestros  ancianos  y  to- 
dos los  moradores  de  nuestra  tierra  nos 
dieron :  Tomad  en  Tueetras  manos  pro- 
Ttsion  para  el  camino,  y  id  delante  de 
ellos,  y  decidles:  Nosotros  tomo*  vues- 
tros sierros,  y  haced  ahora  con  nosotros 


18  Este  nuestro  pan  tomamos  caliente 
de  nuestras  casas  para  el  camino  el  día 
que  salimos  para  Teñir  á  Tosotros ;  y  helo 
nqui,  ahora  que  está  seco  y  mohoso : 

13  Estos  cueros  de  Tino  también  los 
henchimos  nuevos;  helos  aquí:  ya  ro- 
tos: también  estos  nuestros  vestidos  y 
nuestros  zapatos  están  ya  viejos  á  causa 
de  la  grande  longura  del  camino. 
.  14  Y  los  hombres  de  Jtrad  tomaron  de 


su  provisión  del  camino,  y,  no  pregun- 
taron á  la  boca  de  Jehova. 

15  Y  hizo  Josne  paz  con  ellos,  y  trató 
con  ellos  alianza  que  les  darla  la  vida. 
Y  los  principes  del  pueblo  les  juraron. 

16  Pasados  tres  dios  después  que  hicie- 
ron con  ellos  el  concierto,  oyeron  como 
eran  sus  Tocinos,  y  que  habitaban  en 
medio  de  ellos. 

17  Y  partiéronse  los  Mjoe  de  Israel,  y 
al  tercero  dia  llegaron  á  sus  ciudades :  y 
sus  ciudades  eran  Gabaon,  Captura,  Be- 
roth,  y  Cartath-Jortm. 

18  Y  no  los  hirieron  los  hijos  de  Israel, 
por  cuanto  los  principes  del  pueblo  les 
hablan  Jurado  por  Jehova  el  Dios  de  Is- 
rael :  y  toda  la  congregación  murmuraba 
contra  los  principes. 

10  Mas  todos  los  principes  respondie- 
ron á  toda  la  congregación :  Nosotros 
les  hemos  jurado  por  Jehova  Dios  de 
Israel :  por  tanto  ahora  no  les  podemos 
tocar. 

8&  Empero  esto  haremos  con  ellos :  de»    • 
Jarlos  hemos  Ttrir,  porque  no  venga  ira 
sobre  nosotros  á  causa  del  Juramento 
que  les  hemos  hecho. 

21  Y  los  principes  les  dieron :  YiTan ; 
mas  sean  leñadores  y  aguadores  para 
toda  la  congregación,  como  los  princi- 
pes les  han  dicho. 

88  Y  llamándoles  Josué  les  habló,  di- 
ciendo: ¿Por  qué  nos  habéis  engallado, 
diciendo :  Muy  lejos  habitamos  de  Toso- 
tros,  morando  en  medio  de  nosotros? 

28  Vosotros  pues  ahora  eerek  malditos, 
y  no  fritará  de  Tosotros  sierro,  y  quien 
corte  la  lefia,  y  saque  el  agua  para  la  ca- 
sa de  mi  Dios. 

84  i  ellos  respondieron  á  Josué,  y  di- 
jeron :  Como  fué  dado  á  entender  á  tus 
sierros,  que  Jehova  tu  Dios  habla  man- 
dado á  Moyses  su  sierro,  que  os  habla 
de  dar  toda  la  tierra,  y  que  habla  de 
destruir  todos  los  moradores  de  la 
tierra  delante  de  Tosotros ;  por  esto  te- 
mimos en  grande  manera  de  Tosotros 
por  nuestras  vidas,  y  hletmos  esto. 

25  Ahora,  pues,  henos  aquí  en  tu  mano, 
lo  que  te  parecjero  bueno  y  recto  hacer 
de  nosotros,  eso  haz. 

26  Y  él  lo  hizo  asi,  que  los  libró  de  la 
mano  de  los  hijos  de  Israel,  que  no  los 
matasen. 

27  Y  Josué  los  constituyó  aquel  dia 
por  leñadores  y  aguadores  para  la  con- 
gregación, y  para  el  altar  de  Jehova  en 
el  lugar  que  él  escogiese,  hasta  hoy, 

81S 


JOSUÉ, 


GAHTOLO  X. 

i  Amorrheos  d  he  GákmHatpar  he* 
heree  dado  d  Josué,  él  hs  defiende  u  venced  hs 
Amorrheos.  IL  JBl  sol  se  detiene  d  la  oración  de 
•  Josué  hasta  haber  cumplida  victoria  de  los  enemigos. 
I1L  Boca  Jemte  orne  iodo»  ¡o»  capitanes  de  Israel 
pongan  loe  pié$  sobre  he  cmeOos  de  la»  repe*  de  loe 
Amorrheos  vencido*,  y  después  los  hace  colgar.  IV. 
Toma  otras ciudades  con  sm reyes,* aseguro  toda  la 
tíermmor  elpmtbh  de  Israel  peleando  Dios  por  éL 

Y  COMO  Adoui-sedech  rey  de  Jera- 
saiem  oyó  que  Josué  habla  tomado 
á  Hai,  y  que  1»  habla  asolado,  (porque 
como  habla  hecho  á  Jerleho  y  á  su  rey, 
asi  hizo  á  Hal  y  á  su  rey;)  y  que  los 
moradores  de  Gabaon  hablan  hecho  paz 
con  los  Israelitas,  y  que  estaban  entre 
ellos; 

.  2  Habieron  may  gran  temor,  porque 
Gabaon  era  una  gran  dudad,  como  Una 
de  las  ciudades  reales,  y  mayor  que  Hai, 
y  todos  sus  varones  fuertes. 
8  Envió  pues  Adoni-sedec  rey  de  Jeru- 
salem  á  Oham  rey  de  Hebron,  y  á  Pha- 
ran  rey  de  Jerimoth,  y  á  Japhia  rey  de 
Lachte,  y  á  Dabir  rey  de  Eglon,  diciendo : 

4  Subid  á  mi,  y  ayudadme,  y  combata- 
mos á  Gabaon :  porque  ha  hecho  paz 
con  Josué  y  con  los  lujos  de  IsraeL 

5  T  juntáronse,  y  subieron,  cinco  reyes 
de  los  Amorrheos :  el  rey  de  Jerusalem, 
el  rey  de  Hebron,  el  rey  de  Jerimoth, 
el  rey  de  Lachis,  el  rey  de  Eglon,  ellos 
con  todos  sus  ejércitos,  y  asentaron  cam- 
po sobre  Gabaon,  y  pelearon  contra  ella. 

6  T  los  moradores  de  Gabaon  enviaron 
á  Josué  al  campo  en  Galgala,  diciendo : 
No  encojas  tus  manos  de  .tus  siervos: 
sube  prestamente  á  nosotros,  para  guar- 
darnos y  ayudarnos:  porque  todos  los 
reyes  de  los  Amorrheos,  que  habitan  en 
las  montanas,  se  han  juntado  contflt  no- 

'  sotros. 

7  T  subió  Josué  de  Galgala,  él  y  todo 
el  pueblo  de  guerra  con  él,  y  todos  los 
valientes  hombres. 

8  Y  Jehova  cüjo  &  Josué*:  No  hayas  te- 
mor de  ellos :  porque  yo  los  he  entrega- 
do en  tu  mano;  y  ninguno  de  ellos  pa- 
rará delante  dssti 

9  Y  Josué  vino  á  ellos  de  repente,  por- 
fué  toda  la  noche  subió  xlesde  Galgala. 

10  T  Jehova  los  turbó  delante  de  Is- 
rael, y  hirióles  de  gran  mortandad  en 
Gabaon,  y  siguiólos  por  el  camino  que 
sube  á  Beth-oron,  y  hiriólos  hasta  Aze- 
cuyHaceda. 

11  T  como  iban  huyendo  de  los  Israeli- 
tas, á  la  descendida  de  Beth-oron  Jehova 
echó  sobre  ellos  del  cielo  grandes  pie- 

m 


draa  hasta  Asees*  y  murieron:  muchos 
mas  murieron  do  las  piedras  del  granizo, 
que  los  que  los  lujos  de  Israel  hablan 
muerto  á  cuchilla 

13  H  Entonces  Josué  habló  á  Jehova, 
el  dia  que  Jehova  entregó  al  Amorrheo 
delante  de  los  hijos  de  Israel,  y  dtyo  en 
presencia  de  los  Israelitas :  Sol,  detente 
en  Gabaon;  y  luna,enelvallode.Aj*lon. 

13  Y  el  sol  se  detuvo,  y  la  luna  se  paró, 
hasta  tanto  que  la  gente  se  vengó  de  sus 
enemigos.  Esto  ¿no  está  escrito  en  el 
libro  de  la  rectitud  ?  Y  el  sol  se  paró 
en  medio  del  cielo :  y  no  se  apresuró  á 
ponerse  casi  un  día  entero. 

14  Y  nunca  fué  tal  dia  antes  ni  des- 
pués de  aquel,  obedeciendo  Jehova  á  la 
voz  de  un  hombre:  porque  Jehova  pe- 
leaba por  IsraeL 

15  Y  Josué,  y  todo  Israel  con  él,  tornó- 
se al  campo  en  Galgala. 

16  Y  los  cinco  reyes  huyeron,  y  se  es- 
condieron en  una  cueva  en  Maceda. 

17  Y  fué  dicho  á  Josué,  que  los  cinco 
reyes  hablan  sido  hallados  en  una  cueva 
enMaceda: 

18  Y  Josué  dUo :  Bodad  grandes  pie- 
dras á  la  boca  de  la  cueva,  y  poned  hom- 
bres junto  á  ella  que  los  guarden : 

19  Y  vosotros  no  os  paréis,  sino  seguid 
á  vuestros  enemigos:  y  heridles  los 
postreros :  y  no  los  dejéis  entrar  en  sus 
ciudades:  porque  Jehova  vuestro  Dios 
les  ha  entregado  en  vuestra  mano. 

20  Y  aconteció  que  como  Josué  y  los. 
lujos  de  Israel  hubieron  acabado  de  ma- 
tarlos de  mortandad  muy  grande  hasta 
acabarlos,  los  que  quedaron  do  ellos  so 
metieron  en  las  ciudades  inertes. 

21  Y  todo  el  pueblo  se  volvió  salvo  al 
campo  á  Josne  en  Maceda,  que  no  hubo 
quien  moviese  su  lengua  contra  los  hi- 
jos de  IsraeL 

22  ?  Entonces  dijo  Josué:  Abrid  la 
boca  de  la  cueva,  y  sacádme  de  ella  á  es- 
tos cinco  reyes. 

28  Y  luciéronlo  asi,  y  sacáronle  de  la 
cueva  aquellos  cinco  reyes,  al  rey  de  Je- 
rusalem, al  rey  de  Hebron,  al  rey  de  Je- 
rimoth, al  rey  de  Lachis,  al  rey  de  Eglon. 

24  Y  cuando  hubieron  sacado  estos 
reyes  á  Josué;  Josué  llamó  á  todos  los 
varones  de  Israel,  y  dijo-  á  los  principa- 
les de  la  gente  do  guerra  que  habían  ve» 
nido  con  él :  Llegad,  y  poned  vuestros 
pies  sobro  los  pescuezos  de  aquestos 
reyes :  y  eOo»  se  llegaron,  y  pusieron  sus 
pies  sobre  ios  pescuezos,  de  etto*.   . 


JOSUÉ. 


88  Y  Jes**  ka  dfto:  No  témete;  14 
hayáis  mtodo:  sed  Inertes  7  valientes; 
porque  asi  hará  Jebero  4  toaos  vuestros 
enemigos  contra  los  cuales  peléate. 

96  Y  después  de  esto  Josué  los  birlé; 
y  tos  mato;  y  los  biso  colgar  en  cinco 
maderos)  y  quedaron  colgados  en  los 
maderos  basta  la  tarde. 

27  T  emendo  el  sol  se  Iba  á  poner,  man* 
46  Josué  que  los  quitasen  de  los  made- 
ros, y  los  echasen  en  la  eucYa  donde  se 
hablan  escondido;  y  pusieron  grandes 
piedras  á  la  boca  de  la  coeva,  basta  boy. 

38  \Eu  aquel  mismo  dia  tomó  Josué  á 
Macéela  y  la  puso  á  cochillo,  y  mató  á 
su  rey,  á  eQoe  y  á  todo  lo  que  en  ella  te- 
nia yfcla  sin  quedar  nada;  mas  al  rey  de 
Maceda  biso  como  habla  bocho  al  rey  de 
Jericbo. 

29  Y  de  Maceda,  pasó  Josué  y  todo 
Israel  con  él  á  Leona;  y  peleó  contra 
Leona. 

SO  T  Jehove  la  entregó  también  á  ella 
y  á  su  rey  en  mano  de  Israel :  y  metióla 
áfilo  de  espada  con  todo  lo  que  en  ella 
habla  yíyo,  sin  quedar  nada:  mas  á  su 
rey  hiao  de  la  manera  que  habla  hecho 
al  rey  de  Jericbo. 

31  Y  pasó  de  Lebna  Josué  y  todo  Israel 
con  él  á  Léeme;  y  puso  campo  contra 
ella,  y  combatióla. 

88  X  Jebera  entregó  á  Lacbis  en  mano 
de  Israel,  y  tomóla  el  día  siguiente,  y 
metióla  á  cuchillo  eon  todo  lo  que  en 
ella  habla  ylvo,  como  habla  hecho  en 


88  Snionces  Horam  rey  de  Oaser  subió 
en  ayuda  de  Lachis,  al  cual,  y  i  su  pue- 
blo hirió  Josué,  que  ninguno  de  ellos 
quede. 

84  De  Laehte  pasó  Josué,  y  todo  Ismel 
eon  él,  á  Egton,  y  pusieron  campo  con- 
tra ella,  y  combatiéronla: 

88  Y  tomáronla  el  mismo  dia,  y  me- 
ttérenla  á  cuchillo :  y  el  mismo  dia  mató 
iodo  lo  que  cu  ella  habla  títo,  como  ha- 
bí» hecho  en  Lachis. 

86  Y  subieron  Josué,  y  todo  Israel  con 
él  de  Bgften  á  flebron,  y  combatiéronla: 

87  Y  tomándola  la  metieron  á  cuchilló, 
á  su  rey,  y  á  todas  sus  ciudades,  eon  to- 
do lo  que  en  ella  habió  rivo,  sin  quedar 
nada,  como  hablan  hecho  á  Eglon:  y 
destruyéronla  con  todo  lo  que  en  ella 
hubo  títo. 

88  Y  tomando  Josué  y  todo  Israel  con 
él  sobre  Dabtr,  combatióla: 

.89  Y  tomóla»  y  á  su  rey,  y  á  todas  sus 


fulas,  y  meciéronlos  á  cuchillo,  y  des- 
truyere* todo  loqns  enoUahubo  títo  sin 
quedar  nada :  como  habla  hecho  á  He- 
bron,  asi  hizo  á  Dablr  y  á  su  rey:  y  co- 
mo habla  hecho  á  Lebna  y  á  su  rey. 

40  Y  birló  Josué  á  toda  la  reglón  de  las 
montanas,  y  del  mediodía,  y  de  los  lla- 
nos, y  de  las  cuestas  eon  todos  sus  reyes 
sin  quedar  nada:  todo  lo  que  tenia  xida 
mató,  de  la  manera  que  Jebera  Dios  de 
Israel  lo  habla  mandado. 

41  Y  hiriólos  Josué  desde  Cadee-berne 
hasta  Gasa,  y  toda  la  tierra  de  Gosen 
hasta  Gabaon. 

40  Todos  estos  reyes  y  sus  tierras  to- 
mó Josué  de  una  yes;  porque  Jebera  el 
Dios  de  Israel  peleaba  por  Israel. 

48  Y  tornóse  Josué  y  todo  Israel  con  él 
al  campo  en  Gelgala. 

CAPITULO  XI. 

Mmoho»  otro*  remes fm  tiomupkmum  rrnrfiw  Jkmma  «o» 
ejército  isMuamerable  sem  vencido»  y  ¿«Aecho»  <U  ÍL, 
y  tomadas  sus  ciudades.  H.  Mata  asimismo  d  todos 
he  gigante»  m  ¡a  tierra  eh  prcmtieüm,  y  apodéreme 
k*  tierra  eos*******  sajmtmnmsmDime. 

YENDO  esto  Jabín  rey  de  Anor, 
envió  á  Jobeo  rey  de  Madon,  y  al 
rey  de  Besaron,  y  al  rey  de  Achsaph ; 
8  Y  á  los  reyes  que  aaHaosn  á  la  parte 
del  norte  en  tes  montanas  y  en  el  llano 
al  mediodía  de  Ceneroth:  y  en  los  lla- 
nos, y  en  tes  regiones  de  Dor  al  ooei- 


O1 


; 

8  Y  al  Chaneneo  que  miaba  al  oriente  y 
al  occidente:  y  al  ▲morrheo,  y  al  Het- 
theo,  y  al  Phereseo,  y  al  Jebuseo  en  las 
montanas :  y  al  Hcreo  qu4  ettába  debajo 
de  Hermon  en  tierra,  do  Maspha. 

4  Estos  salieron,  y  con  ellos  todos  sus 
ejércitos,  un  pueblo  mucho  en  gran  ma- 
nera, como  la  arena,  que  mtd  á  la  oiüla 
de  la  mar,  caballos  y  carros,  muchos  en 
gran  manera» 

5  Todos  estos  reyes  se  juntaron,  y  "ri- 
ñiendo juntaron  los  campos  junto  á  tes 
aguas  de  Merom,  para  pelear  contra  Is^ 
raeL 

0  Mas  Jebera  dfyo á  Josué:  No  tengas 
temor  de  ellos,  que  mañana  á  esta  hora 
yo  entregaré  á  todos  estos  muertos  do- 
lante de  Israel:  á  sus  esbeltos  desjarre- 
tarás, y  sus  carros  quemarás  á  fuego. 

7  Y  Tino  Josué,  y  con  él  todo  el  pue- 
blo de  guerra,  contra  ellos,  y  dio  de  re- 
pente sobre  ellos  juntos  alas  aguas  de 
Merom. 

8  Y  entrególos  Jehova  en  mano  de  Is- 
rael, los  cuales  los  hirieron,  y  siguieron 
basta  Sidon  le  Grande,  y  baste  las  sguas, 

m 


IOSU& 


calientes,  y  hasta  el  llano  de  Masaba,  «1* 
oriente,  hiriéndolos  basta  que  no  les  de- 
jaron ninguno. 

0  Y  Josué  hizo  con  ellos  como  Jehova 
le  habla  mandado ;  desjarreté  sns  oabo- 
líos,  y  sns  carros  qnemó  á  luego. 

10  Y  tornándose  Josne  tomó  en  el  mis- 
mo tiempo  á  Asor:  y  hirió  á  cuchillo  á 
sn  rey.  La  cual  Asor  habla  sido  antes 
cabeza  de  todos  estos  reinos. 

11  Y  hirieron  á  cuchillo  todo  cuanto  en 
ella  habla  vivo,  destruyendo  y  no  de- 
jando cosa  á  vida.  Y  á  Asor  pusieron 
á  fuego. 

12  Astanfemo  á  todas  las  ciudades  de 
aquestos  reyes,  y  i  todos  los  reyes  de 
ellas  tomó  Josué,  y  les  pasó  á  cuchillo, 
y  los  destruyó,  como  lo  habla  mandado 
Moyses  sierro  de  Jehova. 

18  Empero  todas  las  ciudades  que  esta- 
ban en  sns  cabesos,  no  las  quemó  Israel, 
sacando  á  sola  Asor,  la  cual  quemó  Jo- 
sué. 

14  Y  los  fcQos  de  Israel  saquearon  para 
si  todos  los  despojos  y  bestias  de  aques- 
tas ciudades;  empero  á  todos  los  hom- 
bres metieron  á  cuchillo  hasta  destruir- 
los, sin  dejar  cosa  á  vida. 

15  De  m  manera  que  Jehova  lo  habla 
mandado  á  Moyses  su  siervo,  asi  Moj- 
aos k>  mondó  á  Josué;  y  Josué  lo  hiso 
asi,  sin  quitar  palabra  de  todo  lo  que 
Jehova  habla  mandado  á  Moyses. 

16  Y  tomó  Josne  toda  esta  tierra,  las 
montanas,  y  toda  la  región  del  medí  odia: 
y  toda  la  tierra  de  Gosen,  y  los  bajos  y 
los  llanos,  y  la  montana  de  Israel  y  sus 


17  Desde  el  monte  de  Hallak,  que  sube 
hasta  Scir,  hasta  Beal-gad  en  la  llanura 
del  Líbano  i  las  raices  del  monte  de 
Hermon:  tomó  asimismo  todos  sus 
reyes,  á  los  cuales  hirió,  y  mató. 

18  Por  muchos  dias  tuvo  guerra  Josué 
con  estos  reyes. 

10  No  hubo  ciudad  que  hiciese  paz  con 
los  htyos  de  Israel,  sacados  los  Heveos, 
que  moraban  en  Gabaon:  todo  lo  toma- 
ron por  guerra. 

90  Porque  esto  vino  de  Jehova,  que 
.endurecía  el  corazón  de  ellos  para  que 
resistiesen  con  guerra  á  Israel,  para  des- 
truirlos y  que  no  les  mese  hecha  miseri- 
cordia, antes  fuesen  desarraigados,  como 
Jehova  lo  habla  mandado  á  Moyses. 

21 f  También  en  el  mismo  tiempo  vino 

Josne,  y  destruyó  los  Enaoeos  de  los 

montes,  de  Hebron,  de  Dabir,  y  de  Ansb, 

31* 


y  de  todos  los  monees  de  Jnáa,  y  do  to- 
dos los  montes  de  Israel:  Josne  los  des-» 
truyó  á  ellos  y  á  sus  ciudades. 

23  Ninguno  de  los  Enaceos  quedó  en 
la  tierra  de  los  hfyos  de  Israel:  soiamen- 
te  quedaron  en  Gasa,  en  Oeth,  y  en  Azofh. 

28  Tomó  pues  Josué  toda  la  tierra, 
conforme  á  todo  lo  que  Jehova  habla 
dicho  á  Moyses.  Y  Josne  la  entregó  a 
los  Israelitas  por  herencia  conforme  a 
sus  repartimientos  de  sus  tribus.  Y  la 
tierra  reposó  de  guerra. 

CAPITULO  XIL 

Roanmitálann  herepee  qm  wmeUtom  lmkUo***Jb- 
ratl  con  tm  tierra»  por  mu  término*  de  la  «día  y  da 
2a  otra  parte  del  Jordán,  para  smi  claro  tetthmmfá 
del  ewmpHmiento  do  la  diwmapromtma. 

ESTOS  son  los  reyes  de  la  tierra  que 
los  hijos  de  Israel  hirieron,  y  po- 
seyeron su  tierra  de  la  otra  parto  del 
Jordán  al  nacimiento  del  sol,  desde  el 
arroyo  de  Arnera,  hasta  el  monte  de 
Hermon,  y  toda  la  llanura  oriental: 

2  Sebón  rey  de  los  Amorrheos,  que  ha- 
bitaba en  Hesebon;  y  señoreaba  desdo 
Aroer,  que  ettd  á  la  ribera  del  arroyo  4o 
Arnon,  y  desde  el  medio  del  arroyo,  y  la 
mitad  de  Galaad  hasta  Jaboc  qm  «t  un 
arroyo,  d  cuál  e*  el  término  de  los  htfos 
de  Ammon : 

8  Y  desde  n\  campana  hasta  la  mar  do 
Cencroth  al  oriente :  y  hasta  la  mar  do 
la  campana,  la  mor  salada  al  oriento, 
por  el  camino  de  Beth-jestmoth :  y  des- 
de el  mediodía  debajo  de  las  vertientes 
dePhssgo. 

4  Y  los  términos  de  Og,  rey  de  Basan, 
que  habla  quedado  de  los  Bapheos:  que 
habitaban  en  Astaroth  y  en  Edrsl : 

5  Y  señoreaba  en  el  monte  de  Hermon, 
y  en  Salecha :  y  en  toda  Basan  hasta  los 
términos  de  Gessuri  y  de  Maohatt,  y  la 
mitad  de  Galaad,  que  tra  término  de  Be- 
bón rey  de  Hesebon. 

6  Estos  hirieron  Moyses  siervo  de  Je- 
hova, y  los  bjjos  de  Israel)  y  Moyses 
siervo  de  Jehova  dio  aquella  tierra  en, 
posesión  á  los  Rubenitss,  Gaditas,  y  A 
la  media  tribu  de  Msnasses. 

7  Empero  estos  son  los  reyes  de  la  tier- 
ra que  hirió  Josué  y  los  lujos  de  Israel 
de  esta  porte  del  Jordán  al  occidente, 
desde  Bsalgad,  que  está  en  el  llano  del 
Líbano,  hasta  el  monte  de  Hslac,  que 
sube  á  Seir,  la  eual  tierra  Josué  dló  ezt 
posesión  á  las  tribus  de  Israel  conforme 
á  sus  repartimientos  t 

8  En  montes,  y  en  valles,  en  llanos  y 
en  vertientes,  al  desierto  y  al  mediodía; 


JOSUÉ, 


él  Heüneo,  y  si  Asnee  ihso,  y  al 

nao,  y  el  Phereseo,  y  al  Hereo,  y  al  Jo» 

busco. 

t  El  rey  da  Jerieho,  nao:  d  rey  de  Hai, 
qu*  asta  al  lato  de  Betbrel,  otro: 

10  El  rey  de  Jerusslem,  otro:  al  ray  da 
Hébron,  otro: 

U  SI  rey  de  Jefimoth,  otro :  el  rey  de 
Laehis,  otro: 

13  SI  rey  da  Bglon,  otros  al  rey  de 
Gader,  otro: 

18  El  rey  de  Dabtr,  otro :  al  rey  de  Ga- 
der, otro : 

14  El  rey  de  Herma,  otro:  el  ray  de 
Hered,  otro: 

15  El  rey  de  Leona,  otro:  el  rey  de 
Adulbun,  otro: 

16  El  rey  de  Macada!  otro:  al  rey  da 
Beta-esotro: 

17  H  rey  de  Thaphna,  otro:  el  rey  de 
Opher,  otro: 

18  El  rey  de  Aphec,  otro :  el  rey  de 


13  El  rey  de  Hadan*  otro:  el  rey  de 
Asor,  otro: 

SO  El  rey  de  Semeron-Merooa,  otro :  el 
rey  de  Ascaph;  otro : 

91  El  rey  de  Tensen,  otro:  el  rey  de 
Maggedo,  otro: 

23  El  rey  de  Cedes,  otro:  d  rey  de  Ja- 
enanen  de  Charmel,  otro : 

33  El  rey  de  Dor,  de  la  provínola  de 
Dor,  otro :  el  rey  de  lae  gentes  en  Gal- 
gal,  otro: 

34  El  rey  de  Thersa,  otro :  treinta  y  nn 
rey  en  todos. 

capitulo  xm. 

Mamúa  JMm  d  Jmw  fue  reparia  la  tUrra  entre  lew 
%wzve  trióme  m  nudia  U,  Rtnif^rlm  la  poeeeioa 
ée  toe  do»  tríbm  y  miedla  de  la  otra  parta  del  Jor- 

Y  SIENDO  Josué  ya  viejo,  entrado 
en  días,  labora  le  dfye:  Tú  eres  ya 
viejo,  haa  reñido  en  diaa,  y  qneda  ann 
mdy  mucha,  tierra  por  poseer. 
3  La  tierra  que  queda,  es  esta:  todos 
los  términos  de  los  Phüistheos  y  toda 
Gessurl, 

3  Desde  el  Kilo  que  está  delante  de 
Bgypto  hasta  el  término  de  Acesron  al 
norte,  la  enal  es  contada  entre  los  Cba- 
nanoos:  dneo  proTlnclas  mm  de  los  Phi- 
lfetheos:  Gssoos,  Axotlos,  Ascslonitas, 
Getheos,  y  Acosronitas,  y  los  Heveas ; 

4  ü  mediodía,  toda  la  tierra  de  los 
Gfeaaa&eos :  y  llenara,  qne  at  de  los  de 
Bidón,  basta  Aphecca,  basta  el  término 
del  Asaocrbeo, 

6  T  la  tierra  de  los  Gihlcos,  y  todo  el 


Tabana  adela  donde  sala  al  sol,  desde 
Baalgad  á  las  raicee  del  monte  de  Hor- 
món, basta  entrar  en  Emath. 

0  Todos  los  qne  habitan  en  las  monta- 
nas desde  el  Líbano  basta  las  aguas  ca- 
llentes, todos  loa  Sldonloa,  ya  los  desar- 
raigaré delante  de  los  btyoe  de  Israel: 
solamente  la  partirás  por  asertas  á  los 
Israelitas  por  heredad,  eomp  yo  te  ha 
mandado. 

*  Parte  pues  añora  tú  esta  tierra  en  be- 
redad  á  las  nueve  triaos,  y  á  la  media 
tdbn  de  Maneases. 

8  %  Porque  la  otra  media  recibió  su  be- 
redad  con  loa  Rubenitas  y  Gaditaa:  la 
enal  les  dio  Moyses  de  la  otra  parte  del 
Jordán  al  oriente,  como  se  la  dio  Moy- 
ses sierro  de  Jehova; 

9  Desde  Aroer,  qne  e*d  á  la  orilla  del 
arroyo  de  Arnon,  y  la  dudad  que  «std  en 
medio  del  arroyo,  y  toda  la  campana  de 
Medaba  basta  Dlbon. 

10  T  todas  las  ciudades  de  Sebón  rey 
de  los  Amorrono*,  el  cual  reinó  en  He- 
sebon,  basta  los  términos  de  los  hfyos 
de  Ammon. 

11  YGsJaad,ylostérmmosdeGossuri 
y  de  Maachati,  y  todo  el  monte  de  Hor- 
món, y  toda  la  tierra  de  Basan  basta  Be- 
lecha. 

13  Todo  el  remo  de  Og  en  Basan,  el 
cual  reinó  en  Astarotby  Edrai:  el  cual 
habla  quedado  de  la  resta  de  los  Be» 
pheos,  y  Moyses  los  hirió,  y  echó  de  la 
tUrra. 

13  Mas  á  los  de  Gessuri  y  de  Manchan 
no  echaron  loe  h^jos  de  Israel,  antes 
Gessur  y  Machat  habitaron  entre  los 
Israelitas  hasta  boy. 

U  Empero  á  la  tribu  de  Levi  no  dio 
heredad:  los  sacrificios  de  Jebera  Dios 
de  Israel  es  su  heredad,  como  ¿1  les  ha- 
bla dicho. 

15  Mas  Moyses  dio  á  la  tribu  de  los  hi- 
jos de  Rubén  conforme  á  sus  famUlst : 

16  Y  fué  el  término  de  ellos  desde 
Aroer,  que  está  á  la  orilla  del  arroyo 
de  Arnon,  y  la  dudad,  que  mtd  en  me* 
dio  del  arroyo,  y  toda  la  rean^a*\tL  hasta 
Medaba. 

17  Hesebon  con  todas  sus  villas,  que 
están  en  la  campana,  Dlbon,  y  Batnota» 
baal,  y  Betb-babal-meon, 

18  Y  Jara,  y  Kedemoth,  y  Mephaatb, 
10  y  Cariathaim,  y  Sabama,  y  Seratha- 

sar  en  el  monte  de  Emec, 
20  Y  Bcth-Pehor,  y  Asedoth-Pbasga,  y 
Betbrjesimoth^g^^G 


JOSU& 


21  Y  todas  las  dudadas  de  la  <*smpana,  y 
todo  el  reino  de  Sebón  rey  de  los  Amor- 
rheos,  que  reinó  en  Hesebon,  al  cual 
hirió  Moyses,  y  á  los  principes  de  Me- 
dian, Hevi,  Becem,  y  Sur,  y  Hur,  y  Bebe 
prineipes  de  Sehon,  que  habitaban  en 
aquella  tierra. 

23  También  mataron  á  cuchillo  los  hi- 
jos de  Israel  á  Balaam  adivino,  htyo  de 
Beor,  con  los  demás  que  mataron. 

23  T  íueron  los  términos  de  los  hijo* 
de  Buben  el  Jordán  con  su  termina 
Esta  fué  la  herencia  de  los  hijos  de  Bu- 
ben conforme  á  sus  familias,  ciudades 
con  sus  Tillas. 

24  Y  dio  Moyses  á  la  tribu  de  Gad,  á  los 
h{jos  de  Gad,  conforme  á  sus  familias. 

25  Y  el  término  de  ellos  fué  Jaxer,  y 
todas  las  ciudades  de  Qalaad,  y  la  mitad 
de  la  tierra  de  los  lujos  de  Ammon  hasta 
Aroer,  que  está  delante  de  Babba. 

26  Y  desde  Hesebon  hasta  Bamoth- 
Masphe,  y  Bethonim;  y  desde  Maha- 
naim  hasta  el  término  de  Dabir. 

27  Y  la  campana  de  Beth-aram,  y  Beth- 
nemra,  y  Socoth,  y  Saphon,  la  resta  del 
reino  de  Sehon  rey  en  Hesebon,  el  Jor- 
dán y  su  término  hasta  el  cabo  de  la  mar 
de  Cenereth  de  la  otra  parte  del  Jordán 
al  oriente. 

28  Esta  es  la  herencia  de  los  lujos  de 
Gad,  por  sus  familias,  ciudades  con  sus 
Tillas. 

29  Y  dio  Moyses  á  la  media  tribu  de 
Manasses,  y  fué  de  la  media  \ribu  de  los 
lujos  de  Manasses,  conforme  á  sus  fa- 
milia»: 

SO  El  término  de  ellos  fué  desde  Ma- 
hanaim,  toda  Basan,  todo  el  reino  de  Og 
rey  de  Basan,  y  todas  las  aldeas  de  Jair, 
que  eddn  en  Basan,  sesenta  ciudades : 

81  Y  la  mitad  de  Galaad,  y  Astaroth,  y 
Edral  ciudades  del  reino  de  Og  en  Ba- 
san, á  los  lujos  de  Machir  lujo  de  Ma- 
nasses, á  la  mitad  de  los  lujos  de  Machir 
conforme  á  sus  familias. 

82  Esto  m  lo  que  Moyses  repartió  en 
heredad  en  las  campanas  de  Moab  de 
la  otra  parto  del  Jordán  de  Jericho  al 
oriente. 

SS  Mas  á  la  tribu  de  Levt  no  dio  Moy- 
ses heredad:  Jehova  Dios  de  Israel  es 
la  heredad  de  ellos,  como  él  les  habla 
dicho. 

CAPITULO  XIV. 

Dñacrdbeee  en  particular  la  tuerte  de  la  tierra  que  je 
dio  a  cada  tribu:  y  primeramente  taparte  de  Cateb 
catearme  d  fe  pro— a  d«  Dio»  y  ai  mandamiento 


*» 


ESTO  pues  €9  lo  que  los  lujos  de  Is- 
rael tomaron  por  heredad  en  la  tier- 
ra de  Chanaan,  lo  cual  les  repartieron 
EJoazar  sacerdote,  y  Josué  lujo  de  Nun, 
y  los  principales  de  los  padres  de  las 
tribus  de  los  lujos  de  Israel, 

2  Por  suerte  de  su  heredad,  como  Je- 
hora  lo  había  mandado  por  Moyses,  que 
diese  á  las  nueve  tribus,  y  ala  media  tribu. 

8  Porque  4  las  dos  tribus,  y  á  la  media 
tribu  Moyses  les  habia  dado  heredad  de 
la  otra  parte  (leí  Jordán;  mas  á los  Le- 
Titas  no  dio  heredad  entre  ellos. 

4  Porque  los  htyos  de  Joseph  fueron 
dos  tribus,  Manasses  y  Ephralm:  y  no 
dieron  parte  á  los  Levitas  en  la  tierra, 
sino  ciudades  en  que  morasen  con  sus. 
ejidos  para  ana  ganados  y  rebaños : 

5  De  la  manera  que  Jchpva  lo  habia 
mandado  á  Moyses,  asi  lo  hicieron  los 
lujos  de  Israel  en  el  repartimiento  de  la» 
tierra.       .    . 

6  Y  los  lujos  de  Juda  vinieron  á  Joan», 
en  Galgala,  y  Caleb,  hijo  de  Jcphone  Ce~ 
nezeo,  le  cUjo :  Tú  sabes  lo  que  Jehova 
dijo  á  Moyses,  varón  de  Dios,  ea  Cades- 
barne,  tocante  á  mi,  y  á  tí. 

7  Yo  era.de  edad  de  cuarenta  anos, 
cuando  Moyses  siervo  de  Jehova  ma 
envió  de  Cedes-barne  á  reconocer  la 
tierra:  y  yo  le  referí  el  negocio,  como 
yo  lo  tenia  én  mi  corazón. 

8  Mas  mis  hermanos,  los  que  hablan 
subido  conmigo,  derritieron  el  corazón 
del  pueblo ;  empero  yo  cumplí  siguien- 
do á  Jehova  mi  Dios. 

9  Entonces  Moyses  juró,  diciendo :  Si 
la  tierra  que  holló  tu  pié  no  fuere  para. 
ti,  y  para  tus  lujos  en  herencia  perpetua : 
por  cuanto  cumpliste  siguiendo  á  Jeho- 
va mi  Dios. 

10  Y  ahora  Jehova  me  ha  hecho  vivir, 
como  él  <ujo,  estos  cuarenta  y  cinco 
anos,  desde  el  tiempo  que  Jehova  habló 
estas  palabras  á  Moyses,  que  Israel  ha 
andado  por  el  desierto:  y  ahora,  he  aquí, 
yo  soy  hoy  de  edad  de  ochenta  y  cinco 
anos: 

11  Y  aun  hoy  estoy  tan  fuerte,  como  el 
dia  que  Moyses  me  envió :  cual  era  en- 
tonces mi  fuerza,  tal  es  ahora,  para  la 
guerra,  y  para  salir,  y  para  entrar. 

12  Dame  pues  ahora  este  monte,  del 
cual  habló  Jehova  aquel  dia,  porque  tu 
oiste  en  aquel  dia,  que  los  Enaeeos  están 
allí,  y  grandes  y  inertes  ciudades,  Qui- 
zá Jehova  wrá  conmigo,  y  echarlos  he, 
eomo  Jehova  ha  dicho,        .o*   . 


jtosub. 


'  18  Josué  entonces  le  behdQo,  y  dI6  á 
Caleb  lujo  de  Jephone,  á  Hebron  por 
heredad. 

14  Por  tanto  Hebron  fué  de  Caleb  mjo 
de  Jephone  Geneíeo  por  heredad  hasta 
hoy:  por  cnanto  compilo  siguiendo  á 
Jehova  Dios  de  Israel. 

15  Mas  Hebron  antea  fué  llamada  Ca- 
liat-harbe,  porque  Árba  fué  nn  hombre 
grande  entre  los  Enaceos.  T  la  tierra 
turo  reposo  de  las  guerras. 

CAPITULO  XV. 


p  aldea*.   JL  la  parte  de  Caleb  en  medio  de  la 
emerte  de  la  tribu  de  Judo.   111.  Loe  déla  tribu  de 

T  FUÉ  la  suerte  de  la  tribu  de  los  hi- 
jos de  Jnda  por  sus  funOtes  junto 
al  término  de  Edom  del  desierto  de  Ztn 
al  mediodía  al  lado  del  8ur. 

3  Y  su  termino  de  m  parte  del  medio- 
día rae  desde  la  costa  de  la  mar  salada, 
desde  la  lengua  que  mira  hacia  el  me- 
diodía, 

5  Y  de  ám  salla  hada  el  mediodía  á  la 
subida  de  Acrabtm  pasando  hasta  Zln ; 
y  subiendo  por  el  mediodía  hasta  Cades- 
barne,  pasando  á  Hesron,  y  subiendo 
por  Addar  daba  vuelta  á  Carcaa. 

4  De  aflí  pasaba  á  Asemona,  y  sana  al 
arroyo  de  Bgypto :  y  sale  este  término 
al  occidente.  Este  pues  os  será  el  tér- 
mino del  modtodta. 

'  5  El  término  del  oriente  et  la  mar  sa- 
lada hasta  el  fm  del  Jordán:  Y  el  tér- 
mino de  la  parte  del  norte,  desde  la 
lengua  de  la  mar,  desde  el  fin  del 
Jordán. 

6  Y  este  término  sube  por  Berh-egla, 
y  pasa  del  norte  á*  Berh-araba  ♦  y  de 
aquí  sube  este  término  á  la  piedra  de 
Boen  lujo  de  Rubén. 

9' 7  Y  torna  á  subir  este  término  á  Debe- 
rá desde  el  valle  de  AChor:  y  al  norte 
mira  sobre  Qalgala,  que  está  delante  de 
la  subida  de  Adomralm,  la  cual  está  al 
mediodía  del  Arroyo:  y  pasa  este  tér- 
mino á  las  aguas  de  Ensarnes,  y  sale  á  la 
fuente  de  Bogel. 

8  Y  sube  esto  término  del  valle  del  hi- 
jo de  Ennom  al  lado  del  Jebuseo  al  me- 
diodía, Esta  es  Jerusalem.  Y  sube  este 
término  por  la  cumbre  del  monto  que 
está  delante  del  valle  de  Ennom  hacia  el 
occidente,  el  cual  está  al  cabo  del  valle 
de  los  gigantes  al  norte, 
n  Y  rodea  este  término  desde  la  cum- 
bre del  'monte  hasta  la  fuente  de  las 


aguas  de  !f  ephthoa,  y  sale  á  las  ciudades 
del  monte  de  Ephron :  y  rodea  este  ter- 
minó* á  Baala,  la  cual  es  Cartath-jarim. 

10  Y  torna  este  término  desde  Baala 
hacia  el  occidente  al  monte  de  8eir:  y 
pasa  al  lado  del  monte  de  Jartm  hada 
el  norte,  esta  es  Cheslon  y  desciende  á 
Bethsamea,  y  pasa  á  Thamnu, 

11  Y  sale  este  término  al  lado  de  Acca- 
ron  hada  el  norte,  y  rodea  este  término 
á  Sechron,  y  pasa  por  el  monte  de  Baala, 
y  sais  á  Jebned :  y  sale  este  término  á 
la  mar. 

13  El  término  dd  Occidente  es  la  mar 
grande.  Y  este  término  «t  d  término  de 
los  lujos  de  Juda  al  derredor  por  sns  fa- 
milias. 

13  Y  Mas  á  Caleb,  lujo  de  Jephone,  dio 
parte  entre  tos  Mjos  de  Juda  conforme 
al  mandamiento  de  Jehova  á  Josué,  áCa- 
riat-harbe  dd  padre  de  Enac,  que  es  He- 
bron. 

14  Y  Caleb  echó  de  allí  tres  lujos  de 
Enac:  Sesai,  Ahfanam,  y  Thohnai,  que 
fueron  hfyos  de  Enac 

15  De  aquí  subió  á  los  que  moraban  en 
Dabir,  y  d  nombre  de  Dabir  era  antes 
Csrlath^epher. 

M  Y  dflo  Caleb:  Al  que  hiriere  á  Ca- 
riath-sepher,y  la  tomare,  yo  le  daré  á  mi 
luja  Axa  por  mnger. 

17  Y  tomóla  Othoniel  lujo  de  Cenez 
hermano  de  Caleb :  y  él  le  dio  por  mu- 
ger  á  su  luja  Axa: 

18  Y  aconteció  que  cuando  la  llevaban, 
él  la  persuadió  que  pidiese  á  su  padre 
tierras  para  labrar.  Ella  entonces  des- 
cendió dd  asna  Y  Caleb  le  dfyo:  ¿Qué 
tienes? 

19  Y  ella  respondió.  Dame  alguna  ben- 
dición :  pues  que  me  has  dado  tierra  de 
secadal,  dame  también  mentes  de  aguas. 
El  entonces  le  dio  las  mentes  de  arriba, 
y  las  de  abajo. 

90  Esta  pues  es  la  herencia  de  la  tribu 
de  los  lujos  de  Juda  por  sus  familias. 

21  Y  fueron  las  ciudades  dd  término 
de  la  tribu  de  los  mjos  de  Juda  hacia  el 
término  de  Edom  al  mediodía,  Cabseel, 
y  Eder,  y  Jagur, 

32  Y  Ciña,  y  Demona,  y  Adada, 

38  Y  Cedes,  y  Asor,  y  Jethnan, 

34  Ztph,  y  Telen,  y  Baloth, 

35  Y  Asor,  Hadatba,  y  Cariota,  Hesron, 
que  es  Asor, 

36  Aman,  y  Sama,  y  Molada, 

97  YAsar-gadda,  y  Haseemon,  Beth- 
phdet,  itize^G 


JOSUÉ. 


38  T  Haser-sual,  Bcer-eeba,  7  BamotMe, 
29  Baela,  y  Jim,  y  Esem, 

80  Y  Eltholad,  y  Cosil,  y  Herma,* 

81  Y  tteeleg,  y  Medeme,  Sensena, 

83  Y  Lebaeth,  Bellm,  y  Aen,  y  Rem- 
mon;  en  todas  veinte  y  nueve  ciudades 
con  sus  «Idees : 

83  En  las  campanas,  Estos!,  y  fiares,  y 
Asena, 

84  Y  Zanoe,y  Engennim,  Thephua,  y 
Enaim, 

85  Jerimoth,  y  AduHam,  Bocho,  j  Aze- 
cha, 

86  Y  Samim,  y  Adlthaim,  y  Gedera,  y 
Gederothalm ;  catorce  ciudades  con  sns 
aldeas: 

87  Sanan,  y  Hadassa,  y  Magdalgad, 

88  Y  Deleen,  y  Masepha,  y  Jecthel, 

89  Lachis,  y  Baschath,  y  Eglon, 

49  Y  Chebbon,  y  Leheman,  y  Cethlie, 

41  Y  Gideroth,  Betbdagon,  y  Naama,  y 
Maccda;  diez  y  seis  ciudades  con  sus 
aldeas: 

42  Lebana,  y  Ether,  y  Asan, 

43  Y  Jcphta,  y  Esna,  y  Neeib, 

44  Y  Cello,  y  AchziD,  y  Maresa;  nnere 
clndades  con  sns  aldeas: 

45  Accaron  con  sus  villas  y  sus  aldeas: 

46  Desde  Acearon  basta  la  mar ;  todas 
las  que  están  á  la  costa  de  Aaotho  con 
sos  aldeas : 

47  Azotho  con  sus  villas  y  sus  aldeas ; 
Gaza  con  sus  villas  y  sus  aldeas  hasta  el 
rio  de  Egypto,  y  la  gran  mar  con  sus 
términos: 

46  Y  en  las  móntalas  Samir,  y  Jether, 
ydoeotfe, 

49  Y  Deana,  y  Cartath-senna,  que  es 
Dabir, 

50  Y  Anabr  y  Istemo,  y  Anlm, 

51  Y  Gosen,  y  Otan,  y  Gilo;  once  ciu- 
dades con  sus  aldeas : 

52  Aran,  y  Dunas,  y  Esaan, 

58  Y  Janum,  y  Bcth-tha-phna,  y  Apheca, 
64  Y  Athmatfca,  y  Cariat-harbe,  que  es 

Hebron,  y  Sior;  nuevo  ciudades  con  sus 

aldeas: 

56  Maoe,  Carmel,  y  Ziph,  y  Jota, 
66  Y  Jeareel,  Jueadam,  y  Zanoe, 

57  Accalm,  Gabaa,  y  Thamma;  diez 
ciudades  con  sus  aldeas : 

58  Halbui,  y  Betbsur,  y  Gedcor, 

59  YMareth,yBetb-anotn,yEltbecoii; 
seis  clndades  con  sus  aldeas : 

60  Cariath-bahal  que  es  Cariath-jerim, 
y  Arebba;  dos  ciudades  con  sus  aldeas: 

61  En  el  desierto,  Besh-hataba,  Med- 
<ün,  y  Sachacba, 


62  Y  Nebsan,  y  la  ciudad  de  la  sal,  y 
Engadi ;  seis  ciudades  con  sus  aldeas. 

68  *¡  Mas  los  Jebuseos  que  habitaban 
en  Jerusalem,  tos  lujos  de  Juda  no  loa 
pudieron  desarraigar:  antes  quedó  el 
Jebuseo  en  Jerusalem  con  los  lujos  de 
Juda  hasta  hoy. 

CAPITULO  XVL 

La  suerte  de  la  tribu  de  Bphraün,  el  cual  no  mató  lo» 
Cháñameos  de  una  parte  de  en  ítem»,  mas  Meólo» 


Y  LA  suerte  de  los  lujos  de  Joseph 
salió  desde  el  Jordán  de  Jerlcbo 
hasta  las  aguas  de  Jerienobáclad  orien- 
te al  desierto  que  sube  de  Jerlcbo  al 
monte  de  Beth-eL 

0  Y  de  Beth-d  sale  á  Lusa,  y  pasa  al 
término  de  Archi,  en  Atharoth, 

8  Y  toma  á  descender  hada  la  mar  al 
término  de  Jephlet,  hasta  el  término  de 
Beth-oron  la  de  abajo,  y  hasta  Gazer :  y 
sale  a  la  mar. 

4  Recibieron  pues  heredad  los  lujos  de 
Joseph,  Mamases  y  Ephraim. 

5  Y  fué  el  término  de  loe  lujos  de 
Ephraim  per  sus  familias.  Fué  el  tér- 
mino de  su  herencia  á  la  parte  oriental 
dtade  Atharoth-edar  hasta  Betb-oron  la 
de  arriba; 

6  Y  sale  este  termine  á  la  mar;  y  á 
Itathmehath  al  norte,  y  da  vuelta  este 
término  hada  d  oriente  á  Thanatb-sela, 
y  de  aquí  pasa  dd  oriente  á  Janee; 

7  Y  de  Janoe  desciende  en  Atharoth  y 
enNaaratha;  y  toca  en  Jericho,  y  sale  al 
Jordán. 

8  Y  de  Thaphua  torna  este  término  ha- 
cia la  mar  al  arroyo  de  Cana,  y  sale  ala 
mar.  Esta  es  la  heredad  de  la  tribu  de  loa 
lujos  de  Ephraim  per  sus  lunillas. 

9  Hubo  tmribim  dudadas  que  se  apar- 
taron para  los  htyos  de  Ephraim  en  me- 
dio de  la  herencia  de  los  hilos  de  Ma^ 
nasses,  todas  ciudades  can  sus  aldeas. 

10  Y  no  echaron  al  Chacaneo  que  habi- 
taba en  Gazer:  antes  quedó  d Chananeo 
en  medio  de  Ephraim  hasta  hoy,  y  fué 
tributario. 

CAPITULO  3CVIL 
la  emewte  de  ta  medía  tribu  de  Mamante  deetotrafavee 
del  Jordán.  U.  La»  k(Jai  de  Salphaad  piden  m 
poMeion,  y  ddselee  conforme  al  mandamiento  a» 
Dios  por  Meyms.  JH  Loe  Ckmnnme  fuedem  de  su 
votmntad  en  Im  tierra  de  Mamamme,  orne  no  loa  podo 
desarraigar.  TV.  Manosee*  y  Ephraim  piden  ma- 
yor suerte  d  Joem,  y  él  k*  da  ucencia  que  conquis- 
ten W  tierra  de  toa  PaeTmweos* 

TUVO  también  suerte  la  tribu  de  Ma- 
nasses,  porque  fué  primogénito  de 
Joseph;  Kaehir  primogénito  de  J " 


JOSUÉ. 


tes,  pudra  de  GsJsnd,  el  eoslfltó  hombre 
de  gucrxa,  tuvo  á  Qeiaeá,  y  á  Bmo. 

8  Trotaros  también  merée  loe  otros  hi- 
jos deManassos  conforme  á  sos  neuflfas» 
«4  áster,  los  h$os  to  Ahfteser,  7  ios  hs- 
Jos  de Helec,  7  los  hijos  de Esriel,  7I0S 
hijos  de  Sechem,  7  los  htyos  de  Hepher,  7 
los  htyos  de  gemid*.  Estos /umm  los  hi- 
jos Tsrones  de  Maneases  hfyo  de  Joseph 
por  sos  familias. 

S  t  Y  Salphaad  BtJo  de  Hephor,  hijo  de 
•Maed,  htyo  ds  Kaenlr,  hflo  de  Manasses, 
no  tuvo  lujos  siso  htyss ;  los  nombres  de 
les  cueles  son  estos:  Masía,  Nos,  Hegia, 
Melcha,  y  Therea.  e> 

4  Estas  vinieron  delante  de  Eleassr  sa- 
cerdote, 7  de  Josas  hfyo  de  Nun,  7  de 
los  príncipes,  7  dijeron :  Jehova mondó 
n  Moyses  fue  nos  diese  herencia  entre 
nuestros  hermanos.  T  él  les  dio  heren- 
eia  entre  los  hermanos  del  padre  de  eUas, 
conforme  al  dicho  de  Jehova. 

5  Y  cayeron  á  Manasses  mes  snertes 
allende  de  la  tierra  de  Galsady  de  Basan, 
que  si  de  la  otra  parte  del  Jordán ; 

6  Porque  las  lujas  de  Maneases  poseye- 
ron herencia  entre  sns  hfjos :  7  le  tierra 
de  Galaad,  mé  de  los  otros  lujos  de  Ma- 
nasses. 

7  Y  Jaé  el  término  de  Maneases  desde 
Asear  Machmathath,  la  cual  mtd  delante 
de  ttehem ;  7  ya  este  término,  á  la  ma- 
no derecha  á  los  que  habitan  En-tephua; 

8  Y  la  tierra  de  Tápana  fué  de  Manas- 
ees,  porque  la  Taphna  qne  ata  Junto  al 
término  de  Maneases,  es  de  los  htfos  de 
Ephralm; 

9  Y  desciende  este  término  al  arroyo 
de  Cana  hacia  el  mediodia,  al  arroyo. 
Estas  ciudades  de  Ephraim  están  entre 
les  ciudades  de  Maneases :  7  el  término 
de  Maneases  es  desde  el  norte  del  mis- 
mo arroyo,  7  sus  salidas  son  á  la  mar. 

10  Ephraim  al  mediodia,  7  Maneases  al 
norte:  7  la  mar  es  su  término:  7  en- 
cuéntrense oon  Asser  ¿la parte  del  nor- 
te :  7  con  Isachar  al  oriente. 

11  Tuto  también  Maneases  en  Isachar 
y  en  Asser  á  Beth-ean,  7  sus  aldeas :  7  Je- 
blsem,  7  sus  aldeas :  7  los  moradores  de 
Dor,  7  sns  aldeas :  7  los  moradores  de 
£n*dar,ysne  aldeas:  7 los  moradores  de 
Tenach,  7  sus  aldeas:  7  los  moradores  de 
Maggedo,  7  bus  aldeas,  tres  provincias. 

13  Tí  Mas  los  mjoa  de  Mineases  no  pu- 
*  dieron  echar  4  U»  eV  agüellas  ciudades, 
antes  el  Chananeo  quiso  habitar  en  la 
tatra. 


18  Empero  cuando  los  hfyos  de  Israel 
tomaron  faenas,  hicieren  tributario  al 
Chadaneo,  mes  no  lo  echaron. 

14  f  Y  los  ujos  de  Joseph  hablaron  ¿ 
Josué,  diciendo:  ¿Porqué  me  has  dado 
por  heredad  una  sola  sueste,  7  una  sola 
parte,8Íendo  70  un  pueblo  tan  grande,  7 
que  Jehora  me  ha  asi  bendecido  hasta 
ahora? 

15  Y  Josué  les  respondió:  01  eres  tan 
grande  pueblo  sube  tu  al  monte,  7  corta 
para  ti  allí  en  la  tierra  del  Phereseo  7 
de  los  gigantes;  pues  que  el  monte  de 
Ephraim  es  angosto  para  tL 

16  Y  Jos  lujos  de  Joseph  dtyeron:  No 
nos  bastará  á  nosotros  este  monte :  7  to- 
dos los  Cnananeos  que  tienen  la  tierra 
de  la  campana,  tienen  carros  herrados, 
los  que  están  en  Betbeen,  7  en  sus  al- 
deas, 7  los  que  están  en  el  valle  de  Jex- 
reeL 

17  Entonces  Josué  respondió  á  la  casa 
de  Joseph,  á  Ephraim  7  Maneases,  di- 
ciendo: A  la  sentad  tu  eres  gran  pueblo, 
7  tienes  gran  nena:  no  habrás  Una  sola 
suerte; 

18  Mas  aquel  monte  será  turo:  que 
bosque  es,  7  tu  lo  cortarás,  y  serán  tuyos 
sus  términos:  porque  tu  echarás  al  Cha- 
nanee,  aunque  tenga  carros  herrados,  y 
aunque  sea  fuerte. 

CAPITULO  xvm. 

Lo  restante  de  la  tierra  m  describe,  pie  parte  en  $wr- 


knoérae  tiete  trUm*   II.  La  merte  de  to 

Y  TODA  la  congregación  de  los  hijos 
de  Israel  se  juntó  en  Silo,  y  asenta- 
ron allí  el  tabernáculo  del  testimonio : 
después  que  la  tierra  les  rae  sujeta, 

2  Mas  hablan  quedado  en  los  htfos  de 
Israel  siete  tribus,  las  cuales  aun  ño  ha- 
blan partido  su  posesión. 

8  Y  Josué  enjo  á  los  htyos  de  Israel: 
¿Hasta  cuando  tereie  negligentes  para 
venir  á  poseer  la  tierra  que  os  ha  dado 
Jehova  el  Dios  de  vuestros  padres  r* 

4  Dad  tres  varones  de  cada  tribu,  pasa 
quo  polos  envié;  y  que  eUoe  se  levanten 
y  anden  la  tierra,  y  la  dibujen  conforme 
á  sus  heredades ;  y  se  tornen  á  mi 

5  Y  repartirla  han  en  siete  partes,  y  Ju- 
da  estará  en  su  término  al  mediodia:  y 
loe  de  la  casa  de  Joseph  esteran  en  el 
suyo  si  Norte. 

6  Vosotros  pues  «sujetéis  la  «errar  en 
siete  partes,  7  traerla  neis  á  mi  aquí  1  7 
pt>  os  echaré  leu  suertes  aquí  delante  do 
Jehova  nuestro  Díos^qqq^ 


JO&UEL 


7  Empero  los  Levitas  ninguna  porte 
tienen  entre  voeotroe:  porque  el  sacer- 
docio de  Jehova  «t  la  heredad  de  ellos. 
Gad  también  y  Roben,  y  la  media  tribu 
de  Manteses  ya  han  recibido  su  heredad 
de  la  otra  parte  del  Jordán  al  oriente, 
la  cual  les  dio  Moyses  siervo  de  Jehova. 

8  Levantándose  pues  aquellos  varones, 
fueron ;  y  mandó  Josué  á  los  que  iban 
para  dibujar  la  tierra,  didéndoles :  Id,  y 
andad  la  tierra,  y  dibujadla:  y  tornad  á 
mi,  para  que  yo  os  eche  las  suertes  aquí 
delante  de  Jehova  en  Bilo. 

2  Fueron  pues  aquellos  varones,  y  pa- 
searon la  tierra  dibujándola  por  las  ciu- 
dades en  siete  partes  en  va  libro,  y  tor- 
naron á  Josué  al  campo  en  Silo. 

10  T  Josué  les  echó  las  suertes  delante 
de  Jehova  en  Silo:  y  allí  repartió  Josué  la 
t&erraá  los  htyos  de  Israel  por  sus  partes. 

11  H  Y  subió  la  suerte  de  la  tribu  de 
los  hQos  de  Ben-jaraln  por  sus  familia* : 
y  salió  el  término  de  su  suerte  entre  los 
lujos  de  Jada,  y  los  hQos  de  Joseph : 

12  Y  fué  el  término  de  ellos  al  lado  del 
Norte  desde  el  Jordán:  y  sube  aquel 
término  al  lado  de  Jericho  al  norte;  y 
sube  al  monte  hada  el  occidente,  y  vie- 
ne á  salir  al  desierto  de  Beth-aven: 

18  T  de  allí  pasa  aquel  término  á  Loas 
por  el  lado  de  Luza  hacia  el  mediodía, 
esta  es  Beth-eL  T  desciende  este  térmi- 
no de  Ataroth-adar  al  monte  que  está  al 
mediodía  de  Bcth-oron  la  de  abaja 

14  Y  torna  este  término,  y  da  vuelta  al 
lado  de  la  mar  al  mediodía  hasta  el  mon- 
te que  iúá  delante  de  Beth-oron  al  me- 
diodía: y  viene  á  salir  á  Carlath-bebal, 
que  es  Cariath-jarim,  ciudad  de  los  lujos 
de  Juda.    Este  es  el  lado  del  occidente. 

15  Y  el  lado  del  mediodía  m  desde  el 
cabo  de  Cariathjarim :  y  sale  el  término 
al  occidente,  y  sale  á  la  fuente  de  las 
aguas  de  Nepbtoa. 

16  Y  desciende  aqueste  término  al  ca- 
bo del  monte,  que  e*td  delante  del  valle 
del  lity o  de  Ennom  que  ata  cu  la  campana 
de  los  gigantes  hada  el  norte:  y  des- 
ciende al  valle  de  Ennom  al  lado  del  Je- 
busco  al  mediodía,  y  deaUi  desciende  á 
la  fuente  de  Rogel, 

17  Y  del  norte  torna  y  sale  á  Enseraos, 
jdéaM  sale  á  Gdiloth  que  uta  delante 
de  la  subida  de  Adommlm,  y  descendía 
á  la  piedra  de  Boen  fetyo  de  Rubén: 

18  Y  pasa  al  lado  que  esté  delante  de  la 
campana  al  norte,  y  desciende  á  los  Ma- 
nos. 


19  Y  torna  á  pasar  «sis  término  por  el 
lado  de  Beth-hagla  hacia  el  norte,  y  viene 
á  salir  el  término  á  la  lengua  de  la  mar 
de  la  sal  al  norte»  al  cabo  del  Jordán  al 
mediodía:  este  et  el  término  de  hada  el 
mediodía. 

20  Y  el  Jordán  acaba  aqueste  término 
al  lado  del  oriente.  Esta  es  la  heredad 
de  los  lujos  de  Benjamín  por  sus  térmi- 
nos al  derredor  conforme  á  sus  familias- 

81  Las  ciudades  de  la  tribu  de  los  htyos 
de  Benjamín  por  sus  familias,  íneron* 
Jericho,  Beth-hagla,  y  el  valle  de  Casia, 

28  BeUFaraba,  flema  raí  m,  Bsth-cl» 

23  Atim,  Aparara,  Ophera, 

24  Cepher,  Hermona,  Ophnl,  y  Gabee; 
doce  ciudades  con  sus  aldeas : 

25  Gabaon,  Rama,  Bcroth, 

26  Mesphe,  Chapeara,  Antosa, 

27  Becem,  Jarephel,  Tharela, 

28  Sola,  Eleph,  Jebus,  que  es  Jerusatem* 
Gabaath,  y  Charlath;  catorce  ciudades 
con  sus  aldeas.  Esta  «t  la  heredad  de 
los  lujos  de  Benjamín  conforme  á  sus 
familias. 

CAPITULO  XIX. 

Lame rio  de  Orneen.  IL La do Zatmieeu  ILLLado 
Imckar.  IV.  La  de  Auer.  V.  La  de  3>pAíA«Ji. 
VI.  La  de  Dan.  VLT.  DdrnU  d  Jome  en  mérito  con- 
forme al  mandamiento  de  Dioe. 

LA  segunda  suerte  salló  por  Simeón, 
por  la  tribu  de  los  lujos  de  Simeón, 
conforme  á  sus  familias.  Y  su  heredad 
fué  entre  la  heredad  de  les  lujos  de  Juda. 
2  Y  tuvieron  en  su  heredad  i  Beer-se- 
ba,  Babee,  Holada, 
8  Haeer-eual,  Bala,  Asem, 

4  El-tbolad,  Bcthul,  Harina, 

5  Siceleg,  Beth-marchaboth,  Haaenusa, 

6  Beth-lebaoth,  Sarohem ;  trece  ciuda- 
des con  sus  aldeas : 

7  Aim,  Bemmon,  Athar,  y  Asan;  cua- 
tro ciudades  con  sus  aldeas :     « 

8  Con  todas  las  aldeas  que  estaban  al 
rededor  de  estas  ciudades  hasta  Bahalath- 
Beer  Bamath  del  mediodía.  Esta  es  la 
heredad  de  la  tribu  de  los  hijos  de  Si- 
meón según  sus  familias. 

2  De  la  suerte  de  los  lujos  de  Juda^W 
meada  la  heredad  de  los  lujos  de  Si- 
meón: por  cuanto  la  parte  de  los  lujos 
do  Juda  era  mayor  que  ellos:  así  que  los 
tajos  de  Simeón  tuvieron  su  heredad  en 
medio  de  la  de  ellos. 

10  f  La  tercera  suerte  salió  por  los  hi- 
jos de  Zabulón  conforme  á  sus  familias:, 
y  el  término  de  su  heredad  fué  hasta* 
Sarid. 

11  Y  su  término  sube  hasta  la  mar  y 


JOMJ& 


>yBagafcaatftDitmaseth,y 
é»  «Bi  llega  al  arroyo,  que  asJe?  delante 

.  n  Y  loiiw ilo  de  Batid  Mala  oriente, 
i  necedad  al  término  de  encaú- 
sale á  Dabereth,  7  sube  á 
Jephia. 

12  Y  pasando  de  allí  nada  oriente  don- 
en nace  et  «ai  en  €teth<n*pher  y  en  Toca- 
ana  aale  á  Besnmon,  rodeando  á  Noa. 

14  T  de  aquí  toma  eate  término  al  nor- 
•nánuusnthea,  Tisnendn  á  eattr  al  vaHe 
aVi  ssjphshahí  al, 

15  Y  Oethath,  y  Naelol,  y  Semeron,  y 
Jédela,  yBetblahem;  dooe  dudades  con 


16  Esta  et  la  heredad  de  loa  htyos  de 
Zabnlon  por  ana  familias,  eataa  dudades 


17  1  La  analta  anorte  Bailó  por  Isa- 
enes»,  par  loa  hijos  de  Iaacnar,  oonmr- 
nsnásusnunllftas. 

18  Y  fué  su  término  Jeera*!,  y  Case> 
let^yftmntm, 

1*  Y  Hapharalm,  y  Seon,  y  Ananrath, 
20  T  Rabboth,  y  Oedou,  y  Abes, 
'24  T  Rameth,  y  En-granaln,  y  Bn-had- 
da,yBath-pfceses: 

8»  T  Ilegn  este  término  hasta  Thabor 
y  fiehestma,  y  Betn-eemes:  y  sala  sn  tér- 
mino ai 'Jordán;  dies  y  seia  dndadea  con 


ttBataailaleraónddelntrlbn  de  lea 
hQos  de  Iaaehar  conforme  á  ans  fami- 
lias: estas  elndades  con  sns  aldeas. 

24  f  Y  sallóla  quinta  suerte  por  la  trl- 
bn  da  loa  h$os  de  Asear  por  sns  familias» 

26  Y  en  término  fué,  Halehetti,  y  Chali, 
y  Betuetn,  y  Anaph, 

26  Y  Elmdech,  y  Amaad,  y  Measal :  y 
Baga  basta  Carmel  al  eocMente,  y  4  81- 
bor-Lebeneth. 

27  Y  tornando  de  donde  nace  el  sol  á 
Beth-dagon,  llega  á  Zabnlon,  y  al  tuIíd  de 
Jephtan-el  al  nurte:  4  Bcth-hemec,  y 
«Venid:  y  sale  4  Cabnl  4  la  mano  iz- 
quierda: 

28  Y  é  Ehrou,  y  Rohob,  y  Hammon,  y 
Cana,  hasta  1*  gran  Shkm. 

22  Y  torna  uVafK  eate  término  4  Reman 
y  basta  ln  Inerte  elndaddeZor:  y  torna 
este  término  A  Hosai  y  sale  4  la  mar 
desde  1*  suerte  de  Achsiba, 

20  Y  Amina,  y  Apheo,  y  Rohob;  Veinte 
y  dos  ciudades  con  sns  aldeas. 

«  Bata  «sin  heredad  de  la  trttm  de  los 
hijos  de  Aeser  por  sus  familias:  estas 
elndades  con  ana  aldeas.     • 
fc   8pan.  15 


82  %  La  «arta  enette  saH6  por  los  hi- 
Joa  de  MesmthaU  1  por  lea  hgosde  Hepb* 
thull  conJbrme  4  sus  nunlUas. 

88  Y  fué  su  término  dfsde  Hdeph,  y 
Blon  y  Saananim,  y  Adum!,  Keceb,  y 
Jebnael  hasta  Leeun,  y  sale  al  Jordán : 

84  Y  tornando  <U  aüi  este  término  h£ 
da  el  occidente  4  Amnoth-thabor,  pasa 
de  allí  4  Hucuca,  y  llega  hasta-  Zabulón 
al  mediodía:  y  al  ocddente  confina  con 
Asser :  y  con  Jada  al  Jordán  hacía  don- 
de nace  el  soL 

85  Y  las  ciudades  fbertes  ton  Assedlm, 
Ser,  y  Bmath,  Reccath,  y  Cenereth, 

86  Y  Edema,  y  Arana,  y  Asor, 

87  Y  Cedes,  y  Edrai,  y  Enhasor, 

88  Y  Jeron,  y  Magdalel,  y  Horen,  y  Be- 
thanath,  y  Beth-sames;  diez  y  nueve 
ciudades  con  sns  aldeas. 

82  Esta  « la  heredad  de  la  tribu  de  los 
htyoe  de  NephthaH  por  sus  familias.;  estas 
dudades  con  sns  aldeas. 

40 1f  La  séptima  suerte  saltó  por  la  tribu 
de  los  hj^os  de  Dan,  por  sns  lamillas : 

41  Y  ¿é  el  término  de  su  heredad, 
Barca,  y  Esthaol,  y  Hlrsemcs, 

42  Y  Belabfn,  y  AJalon,  y  Jeth-la, 
48  Y  Blon,  y  Tbemmatha,  y  Acron, 

44  Y  Blthece,  Qebbethon,  y  Balasth, 

45  Y  Jud,  y  Bene-barac,  y  Geth-rem- 
mon, 

46  Y  Me-jarcon,  y  Arecon,  con  el  tér- 
mino que  ettá  ddantc  de  Joppe. 

47  Y  notóles  término  4  los  hijos  de 
Dan :  y  subieron  los  bfyos  de  Dan  y  com- 
batieron 4  Lesem,  y  tomándola,  metié- 
ronla á  filo  do  espada,  y  poseyéronla,  y 
habitaron  en  ella :  y  llamaron  4  Lesem, 
Don,  del  nombro  de  Dan  su  padre. 

48  Esta  m  la  heredad  de  la  tribu  de  los 
hijos  de  Dan  conforme  4  sus  familias : 
estas  dudades  con  sus  aldeas. 

49  T  Y  asi  acabaron  de  repartir  la  tier- 
ra en  heredad  por  sus  términos,  y  die- 
ron los  hijos  do  Israel  heredad  á  Josué 
hfyo  de  Nun  en  medio  de  dios. 

60  Según  la  palabra  de  Jehovn  le  die- 
ron la  dudad  que  él  pidió  qnefké  Tham- 
nathsera  en  d  monte  de  Epbraim :  y  él 
reedificó  la  dudad,  y  habitó  en  ella. 

51  Estas  ton  pues  las  heredades  que  en- 
tregaron por  suerte  en  posesión  Eleazar 
sacerdote,  y  Josué  hijo  de  Nun,  y  las  ca- 
beaas  de  loa  padres,  4  las  tribus  de  los 
hfyos  de  Israel  en  Silo,  delante  de  Jeho- 
va á  la  puerta  del  tabernáculo  del  tes- 
timonio: y  asi  acabaron  de  repartir  la 
tierra» 


joautt. 


CAPITULO  XX. 

iamttnto  de  Diem  las  dude» 


Cbmtittpttu*  por 
de  acogimiento  para  rtfuspo  rf«  fc»  homicidas  per 


Y  HABLÓ  Jehova  á  Josué,  diciendo : 
2  Habla  á  los  mjos  do  Israel,  di- 
ciendo: Señalaos  las  ciudades  de  refu- 
gio, de  las  cuales  yo  os  hablé  por  Moy- 
ses: 

3  Para  que  se  acoja  allí  el  homicida  que 
matare  á  alguno  por  yerro,  y  no  á  sa- 
biendas, que  os  sean  por  acogimiento 
del  Tengador  de  la  sangro. 

4  Y  el  que  se  acogiere  á  alguna  de 
aquellas  ciudades,  presentarse  ha  á  la 
puerta  de  la  ciudad,  y  dirá  sus  causas 
oyéndole  los  ancianos  de  aquella  ciu- 
dad :  y  ellos  le  recibirán  consigo  dentro 
de  la  ciudad,  y  le  darán  lugar  que  habite 
con  ellos. 

5  Y  cuando  el  vengador  de  la  sangre 
le  siguiere,  no  entregarán  en  su  mano  al 
homicida,  por  cuanto  hirió  á  su  prójimo 
por  yerro,  ni  tuvo  con  él  antes  en* 
mistad. 

0  Y  quedará  en  aquella  ciudad  hasta 
que.  parezca  en  juicio  delante  del  ayun- 
tamiento basta  la  muerte  del  gran  sa- 
cerdote que  fuere  en  aquel  tiempo :  en- 
tonces el  homicida  tornará  y  vendrá  á 
su  ciudad,  y  isa  casa,  á  la  ciudad  de 
donde  huyó. 

7  Entonces  señalaron  á  Cedes  en  Gali- 
lea en  el  monte  de  Ncphthali :  y  á  Sichcm 
en  el  monte  de  Ephraim,  y  á  Cariath- 
arbe,  que  es  Hebron,  en  el  monte  de 
Juda. 

8  Y  do  la  otra  parte  del  Jordán  de  Je- 
richo,  al  oriente  dieron  á  Bosor  en  el 
desierto  en  la  campiña  de  la  tribu  de 
Rubén,  y  á  Ramoth  en  Galaad  do  la  tri- 
bu de  Gnd,  y  á  Gaulon  en  Basan  de  la 
tribu  de  Manosees. 

9  Estas  fueron  las  ciudades  señaladas 
para  todos  los  hijos  de  Israel,  y  para  el 
extrangero  que  morase  entre  ellos,  para 
que  se  acogiese  á  ellas  cualquiera  que 
hiriese  hombre  por  yerro;  porque  no 
muriese  por  mano  del  vengador  de  la 
sangre,  hasta  que  pareciese  delante  del 
ayuntamiento. 

CAPITULO  XXL 

Señalante  de  las  suerte»  de  todas  ¡as  tribus  ciudades 
'  para  la  habitación  de  los  Levitas.   II.  Dase  teetímo- 

cwqmío  d  Im  posesión  pacifica  de  fe  tierra, 

Y  LAS  cabezas  de  los  padres  de  los 
Levitas  vinieron  á  Elearar  sacer- 
dote, y  á  Josué  hjjo  do  Nun,  y  á  las  cabe- 
986 


■as  de  los  podres  do  las  tribu  de  lea  hfr 
jos  de  Israel : 

%  Y  habláronles  en  Silo  en  la  tierra  de 
Chanaán,  diciendo:  Jehova  asando  por 
Moyses  que  nos  fuesen  dadas  villas  para 
habitar,  con  sus  ejidos  para  maestras 
bestias. 

8  Entonces  los  hijos  do  Israel  dieron  á 
los  Levitas  de  sus  posesiones,  conforme 
á  la  palabra  de  Jehova,  estas  villas  coa 
sus  ejidos. 

4  Y  salió  la  suerte  por  las  fomttlas  da 
los  Caathitas :  y  fueron  dadas  por  suerte 
á  los  mjos  de  Aaron  sacerdote  de  loa 
Levitas  por  la  tribu  de  Juda,  por  la  de 
Simeón,  y  por  la  de  Ben-jamin  trece 
villas. 

5  Y  á  los  otros  lujos  de  Caath,  por  tas 
familias  de  la  tribu  de  Ephraim,  y  da  la 
tribu  de  Dan,  y  de  la  media  tribu  de  Ma- 
nasses/utren  dade*  por  suerte  dies  villa*. 

6  Y  á  los  hijos  de  Gerson,  por  las  mura* 
lias  de  la  tribu  de  Isacbar,  y  de  la  tribu 
de  Aaser,  y  de  la  tribu  de  NephthalL,  y  de 
la  media  tribu  de  Maneases  en  Basan, 
fueron  dadas  por  suerte  trece  tillas. 

7  A  los  mjos  de  Herari  por  sus  Casti- 
llas, por  la  tribu  de  Buben,  y  por.  la  trfc» 
bu  de  Gad,  y  por  la  tribu  de  Zabulón 
fueron  dada»  doce  villas. 

8  Y  asi  dieron  los  htyos  de  Israel  á  loe 
Levitas  estas  villas  con  sus  ejidos  por 
suerte,  como  Jehova  lo  habla  mandado 
por  Movaos. 

9  Y  de  la  tribu  de  los  hijos  de  Juda,  y 
de  la  tribu  de  los  hijos  do  Simeón  die- 
ron estas  villas  que  fueron  nombradas: 

10  Y  la  primera  suerte  fué  de  los  htyoa 
de  Aaron  de  la  fámula  de  Caath,  de  loe 
hijos  de  Lcvi ; 

11  A  los  cuales  dieron  á  Cariath-arbe, 
del  padre  de  Enac,  esta  es  Hebron  en  el 
monte  de  Jada,  con  sus  ejidos  por  sus  al 
derredores : 

12  Mas  el  campo  do  aquesta  ciudad  y 
sus  aldeas  dieron  á  Caleb  lujo  de  Jepho- 
nc  por  su  posesión. 

13  Y  á  los  hijos  de  Aaron  sacerdote 
dieron  la  ciudad  de  refugio  para  los  ho- 
micidas; et  á  seto*,  á  Hebron  con  eos 
ejidos,  y  á  Lobna  con  sus  ejidos ; 

14  Y  á  Jether  con  sus  ejidos,  á  Estemo 
con  sus  ejidos, 

15  A  Helon  con  sus  ejidos,  á  Dablr  con 
sus  ejidos, 

16  A  Ain  con  sus  ejidos,  á  Jet**  oon 
sus  ejidos,  á  Beta-sames  con  sus  ejidos, 
nueve  villas  de  estas  dos  titees. 


jostra. 


17  Y  de  la- tribu  ttHi^inl,  áCmbetm 
con  sus  ejidos,  á  Qebaa  eon  ti»  ejidos, 
»  A  Anathoth  eon  sus  ejidos,  á  Al- 

UHta  COU  SUS  CjIdOS  ;  CUetrO  Tules* 

1»  Todas  tas  vinas  ée  les  sacerdotes 
MJee  ée  Aeren,  mi  trece  eos  sus  ejidos. 

30  mes  lae  familias  de  loe  htfos  *e  Oseta 
Lerltas.  loe  que  quedaban  ée  loe  mjos 
ée  Casta,  recibieron  por  suertes  TÜtae 
ée  la  IHbii  de  Bphrslm : 

21  T  diéronles  á  Sichetn,  villa  de  re- 
fugio para  loe  homtcidaa  en  el  monte 
ée  Bphraim  con  sus  ejidos,  á  Geeer  eon 
su*  ejidos, 

93  Y  á  (tetan  eon  ene  ejidos,  y  á  Beth- 
eron  eos  ene  ejidos;  enerto  vUlss. 

23  Y  de  la  tribu  de  Dan,  á  Elthecó  eon 
sus  ejidos,  éOabotbon  con  ene  ejidos, 

24  A  Ayuftou  con  ene  ejidos,  á  Oeth* 
remueon  con  sns  ejidos;  cuatro  villas. 

25  Y  de  la  media  trttm  de  Msnssses,  á 
Tmmneh  -con  sns  ejidos,  y  á  Geta-rem- 
aaon  eon  sns  ejidos;  dos  Tillas. 

2*  Todas  tas  rulas  de  la  resU  de  las 
familias  de  los  hfyos  de  Caata  /sema 
dees  oen  sns  caldos. 

27  A  los  htyos  de  Oerson  ée  tas  fami- 
lias ée  los  Levitas,  la  Tula  de  refugié 
para  los  homicidas  de  la  media  tribu  ée 
Maneases,  que  era  Oaulon  en  Basan,  eon 
sns  ejidos,  y  á Bosra  eon  sns  ejidos;  dos 
vfflss. 

28  Y  de  la  tribu  de  machar,  á  Oesion 
con  sus  ejidos,  á  Dabereth  eon  sns  ejidos, 

29  A  Jaramoth  eon  sus  ejidos,  y  á  Bn- 
gannim  con  sus  ejidos;  cuatro  villas. 

89  Y  de  la  tribu  de  Asser,  á  Messal  eon 
sus  ejidos,  á  Abdon  con  sus  ejidos, 

31  A  Heiehath  eon  sus  ejidos,  á  Rohob 
con  sus  ejidos ;  cuatro  Tillas. 

8»  Y  de  la  tribu  de  NeputhaU,  la  vtila  de 
refisgftn  para  los  homicidas,  Cedes  en 
Galilea  con  sus  ejidos,  á  Hammoth-dor 
con  sus  ejidos,  y  á  Cartaan  con  sus  ejfc- 
éos;  tres  villas. 

88  Tedas  las  TiHas  de  los  Oemonitas 
por  sus  famflhm  fueron  trece  Tillas  con 
sus  ejidos. 

34  YálmmmHmeéolos  htfos  de  Me- 
rari,  Levitas,  qne  quedaban,  de  la  tribu 
de  Zabulón  fas  fueren  dadas  Jecnam  eon 
sus  ejidos,  Carta*  con  sus  ejidos, 

85  Bnana  eon  sus  ejidos,  Naatot  con  sus 
caldos ;  cuatro  Tillas.  - 

85  Y  déla  tribu  de  Bnben,á  Besar  eon 
sus  ejidos,  Jabesa  con  sus  ejidos, 

37  Ceémbé  eon  sus  ejidos,  Mephaath 


88  De  la  trtm  étfeé,  la  rOa  ¿el  refu- 
gia para  los  homicidas,  Bamoth  en&*> 
med  con  ana  ejidos,  y  Mansam  eon  sus 
ejidos, 

89  Heocbon  eon  snsejléss,  y  Jsner  eon 
ana  ejidos;  cuatro  Tillas. 

40  Todas  ms  rulas  de  les  hftjoe  de  Me- 
rari  por  bus  mmflms,  que  restaban  de  las 
Camillas  de  los  Levitas  fueron  par  sns 
suertes  doce  Tillas, 

41  Y  todas  las  tillas  de  las  Lerltes  en 
medio  de  la  posesión  és  los  tajos  de  Is- 
rael, fueron  cuarenta  y  ocho  Tillas  eon 
sus  ejidos. 

42  Y  estas  dnéaéss  tamban  apartadas 
la  una  de  la  otra,  cada  cual  con  sus  eji- 
dos al  derredor  de  ellas;  la  cual  toé  en 
todas  estas  ciudades. 

48  f  Asi  dio  Jehova  á  Israel  toda  la 
tierra,  que  habla  jurado  á  sus  padres  de 
dar;  y  poseyéronla,  y  habitaron  en  eUa, 

44  Y  Jehova  les  dio  repose  si  derredor, 
conforme  á  todo  lo  que  habla  jurado  á 
sus  padres:  y  ne$e  de  todos  sus  enemi- 
gos les  paró  delante,  mas  Jehova  entre- 
gó en  sus  manos  todos  sns  enemigos. 

45  No  faltó  palabra  de  todas  las  buenas 
palabras  que  habló  ¿chora  á  la  casa  de 
Israel,  todo  se  cumplió. 

capítulo  xxn. 

Enría  Jotme  d  lot  Bmbenita*  OarKfcu,  y<l  la  medí* 
tribmdeMmmamee  <t—  p—mUmn  acabada  tecoft- 
qmitta  de  la  tierra,  eaeememddmdolm  «I  amor  de 
Dio*,  y  la  obtervaneta  d«  tu  ley.  U.  Lot  cuate*  lle- 
gado» alJordan  edVksam  a*  oMmr,  g  anienétemdoto 
latotrattrfbae,  gcrtgtado  tjae  p&tnn»9¡oM  entortarte 
déla  eommm  reUgtoa,  lee envión mtn»ag prn  fue  lef 
denuncien  la  guerra,  ti  atijmtte.  III.  Éttot  te  por- 
ga* tafteientewtente,  g  Im  embojadortt  de  la»  otra» 


ENTONCES  Josué  llamó*  tos  Rabe- 
nltas,  y  á  tas  Gedfctss,  y  á  la  media 
tribu  ée  Maneases, 

2  Y  dtyoles:  Vosotros  habéis  s^mrdaéo 
todo  lo  que  Moyses,  sierro  de  Jehova, 
os  mandó :  y  habéis  obedecido  á  mi  ros 
en  todo  lo  que  os  he  mandado. 

3  No  habéis  dejado  á  vuestros  herma- 
nos en  estos  muchos  días  basta  hoy,  an- 
tes habéis  guardado  la  observancia  de 
los  mandamientos  de  Jebera  vuestro 
Dios. 

4  Y  ahora  jpuet  que  Jehova  vuestro  Dios 
ha  dado  reposo  á  vuestros  hermanos, 
como  se  lo  habla  prometido,  volved,  y 
tornaos  á  vuestras  tiendas,  ala  tierra  de 
vuestras  posesiones,  que  Moyses,  siervo 
de  Jehova,  os  dio  de  la  otra  parte  del 
Jordán!  •_ 

5  Solamente  <me  con  diligencia  guar- 

287 


TOBUH. 


déur  haciendo  el  mandamiento,  y  Iá  tejr, 
que  Moyses,  sierro  de  Jehova,  os  man- 
dó :  Que  améis  A  Jehova  vuestro  Dio»,  y 
caminéis  en  todos  sus  caminos;  que 
guardéis  sus  mandamientos :  y  que  os 
alleguéis  i  él  y  le  sirváis  de  todo  vues- 
tro coraron,  y  de  toda  vuestra  alma. 
G  T  bendlciéndolos  Josué  los  enrió :  y 
toáronse  á  sus  tiendas. 

7  También  á  la  media  tribu  de  Maneases 
nabla  dado  Moyses  en  Basan :  y  ala  otra 
media  habla  dado  Josué  entre  sus  her- 
manos destotra  parte  del  Jordán  oí 
occidente :  y  envió  también  á  estos  Jo- 
sué &  sus  tiendas,  después  de  haberlos 
bendecido. 

8  T hablóles,  diciendo:  Volveos  á vues- 
tra* tiendas  con  grandes  riquesas,  y 
con  grande  copia  de  ganado :  con  plata 
y  con  oro,  y  metal,  y  muchos  vestidos : 
partid  con  vuestros  hermanos  el  despojo 
de  vuestros  enemigos. 

9  T  los  hijos  de  Rubén,  y  los  hijos  de 
Gad,  y  la  media  tribu  de  Manasses  se  tor- 
naron, y  partiéronse  dé  los  hijos  de  Is- 
rael de  811o,  que  et  en  la  tierra  de  Cba- 
naan,  para  venir  en  la  tierra  de  Oalaad  á 
la  tierra  de  sus  posesiones,  de  la  cual 
eran  poseedores:  según  la  palabra  de 
Jchova  por  mano  de  Moyses. 

.  10  Y  Y  llegando  á  los  términos  del  Jor- 
dán, que  es  en  la  tierra  de  Chanaan,  los 
lujos  de  Rubén,  y  los  Mjos  de  Gad,  y  la 
media  tribu  do  Manasses  edificaron  allí 
un  altar  Junto  al  Jordán,  «*  altar  de 
grande  apariencia, 

11  T  los  Mjos  de  Israel  oyeron  decir 
como  los  lujos  de  Rubén,  y  los  Mjos  de 
Oad,  y  la  media  tribu  de  Manasses  ha- 
blan edificado  un  altar  delante  de  la  tier- 
ra de  Chanaan,  en  los  términos  del  Jor- 
dán, al  paso  de  los  lujos  de  Israel : 

13  Lo  cual  como  los  mjos  de  Israel 
oyeron,  juntáronse  toda  la  congregación 
de  los  hijos  de  Israel  en  Silo,  para  subir 
á  pelear  contra  ellos. 

18  Y  enviaron  los  mjos  de  Israel  á  los 
hijos  de  Rubén,  y  á  los  htyos  de  Oad,  y  á 
la  media  tribu  de  Manasses  en  la  tierra 
de  Galaad,.á  Phlnees,  lujo  de  Eleazar  sa- 
cerdote, 

14  Y  diez  principes  con  él,  un  principe 
de  coda  casa  de  padre  de  todas  las  tribus 
de  Israel,  cada  uno  de  los  cuales  era  ca- 
bera de  lamina  de  sus  padres  en  la  mul- 
titud de  Israel. 

15  Los  cuales  vinieron  á  los  lujos  de 
Rubén,  y  á  loe  mjos  de  Gad,  y  á  la  me- 


dís tribu  uVMamfis*  uü  la  tWrm  de 
Oalaad,  y  habláronles,  diciendo : 

16  Toda  la  congregación  de  Jehova  di- 
cen asi:  ¿Qué  transgresión  et  esta  con 
que  prevaricáis  contra  el  Dios  de  Israel, 
volviéndoos  hoy  de  Seguir  á  Jehova,  edi- 
ficándoos altar  para  ser  hoy  rebeldes 
contra  Jehova? 

17  i  Poco  nos  ha  mido  la  maldad  de  Pe- 
hor,  de  la  cual  no  estamos  aun  limpios 
hasta  este  dia:  por  la  cual  fué  la  mor- 
tandad en  la  congregación  de  Jehovaf 

18  Y  vosotros  os  volvéis  hoy  de  seguir 
á  Jehova:  mas  será  que  vosotros  os  re- 
belaréis hoy  contra  Jehova,  y  mañana  so 
airará  él  contra  toda  la  congregación  de 
Israel. 

19  Y  si  os  parece  que  la  tierra  de  vues* 
tra  posesión  a  Inmunda,  pasaos  á  la  tier- 
ra de  la  posesión  de  Jehova,  en  la  cual 
está  el  tabernáculo  do  Jehova,  y  tomad 
posesión  entre  nosotros,  y  no  os  rebeléis 
contra  Jehova,  ni  os  rebeléis  contra  no- 
sotros edificándoos  aliar,  allende  del  al- 
tar de  Jehova  nuestro  Dios. 

20  ¿No  cometió  Achan,  hijo  de  Zere, 
prevaricación  en  el  anathema,  y  vino  1ra 
sobre  toda  la'  congregación  de  Israel  ?  Y 
aquel  varón  no  pereció  solo  en  su  ini- 
quidad. 

21  T  Los  lujos  de  Rubén,  y  loe  hijos  de 
Oad,  y  la  media  tribu  de  Manasses  res- 
pondieron, y  dieron  á  los  principales  do 
la  multitud  de  Israel : 

28  DIOS  DB  LOS  DIOSES,  JEHOVA, 
DIOS  DE  LOS  DIOSES,  JEHOVA,  El 
sabe,  y  Israel  sabrá;  si  por  rebellón,  ó 
por  prevaricación  contra  Jehova  kobo* 
mos  hecho  etio,  no  nos  salves  hoy: 

23  Si  nos  hemos  edificado  altar  para 
tornamos  de  en  pos  de  Jehova^  ó  para 
sacrificar  holocausto,  ó  m*esentc,«6  para 
hacer  sobre  él  sacrificios  pacíficos:  él 
mismo  Jehova  nm  lo  demande. 

24  Y  si  no  lo  hicimos  por  temor  de 
esto,  diciendo :  Mañana  vuestros  htys* 
dirán  á  nuestros  hijos:  ¿Qué  leude  vo- 
sotros con  Jehova  el  Dios  de  Israel  ? 

25  Jehova  ha  puesto  por  término  entre 
nosotros  y  vosotros,  oh  lujos  de  Rubén,  y 
lujos  de  Gad,  al  Jordán :  no  tenéis  voso- 
tros parte  en  Jehova :  y  ad  vuestros  hi- 
jos quitarán  á  nuestros  lujos  que  lio  te- 
man á  Jehova 

26  Por  esto  dtylmos :  Hagamos  pmtt 
ahora  como  noa  edifiquemos  ««aliar,  no 
para  holocausto  ni  para  sacrificio; 

27  Mas  para  que  sea  na  testimonio  en- 


JOftVB, 


U**o*0ttet  j  vQ«*n*vy  tata»  loo  quo 
vendrán  después  do  nosotros  pera  que 
hagan  el  servido  de  Jehova  delante  de  él 
con  nuestros  holocaustos,  con  nuestros 
sacrificio*»  y  con  nuestros  pacífico» :  y  no 
digan  mañana,  vuestros  lujos  4  los  nues- 
tros :  Vosotros  no  tenéis  parte  en  Je- 
hova. 

¿£  nosotros  pues  dtylmos :  Si  acontecie- 
re que  digan  4  nosotros»  y  4  nuestras 
generaciones  en  lo  por  venir  sito,  enton- 
ces responderemos :  Mirad  el  retrato  del 
altar  do-  Jehova,  el  cual  hicieron  núes- 
tjToa.  padres,  no  para  holocaustos  ó  sacri- 
ficios :  mas  para  que,  fuese  testimonio 
entre  nosotros  y  vosotros. 

29  Nunca  tal  nos  acontezca  que  nos  re- 
belemos contra  Jehova,  ó  que  nos  apar- 
temos hoy  de  seguir  4  Jehova  edificando 
altar  para  holocaustos,  para  presente,  6 
pan  sacrificio,  allende  del  altar  de.  Jeho- 
va  nuestro  Dios,  que  ata  delante  de  su 
tabernáculo. 

30  Y  oyendo  JPhlnees  el  sacerdote,  y 
los  ptrincipes  de  la  congregación,  y  las 
cabezas  de  la  multitud  de  Israel,  que 
con  él  sctaosfi,  las  palabras  que  habla- 
ron los  hi|os  de  Rubén,  y  los  hijoa  de 
Gad,  y  los  hjjos  de  Manassest  fueron 
contentos. 

,31  T  djjo  Phinees,  lujo  de  Eleazar  sa- 
cerdote, 4  los  lujos  de  Rubén,  4  los  hijos 
de  Gad,  y  4  los  hfyos  de  Manosses :  Hoy 
habernos  entendido  que  Jehova  etíd  en- 
tre nosotros,  pues  que  no  habéis  inten- 
tado esta  traición  contra  Jehova.  Ahora 
habéis  librado  los  hijos  de  Israel  de  la 
mano  de  Jehova. 

33  Y  <m  se  volvió  Phinees,  hijo  de 
Eleazar  sacerdote,  y  los  príncipes  de  con 
loa  lujo*  de  Rubén,  y  de  con  los  hijos  de 
Gad,  de  la  tierra  de  Galaad  á  la  tierra  de 
Chauaan  4  los  lujos  do  Israel,  4  los  cua- 
les dieron  la  respuesta, 

33  Y  el  negocio  plugo  4  los  hijos  de  Is- 
rael* y  bendijeron  4  Dios  los  hijo*  de  Is- 
rael ;  y  no  hablaron  mas  de  subir  contra 
dios  en  guerra,  y  destruir  la  tierra  en 
que  habitAbau  los  lujos  de  Rubén,  y  los 
hijos  de  Gad. 

34  Y  los  hijos  de  Rubén,  y  los  btyos  do 
Gad  pusieron  por  nombro  al  altar,  Jled; 
porque  es  testimonio  entre  nosotros  que 
Jehova  «  Dios. 

capitulo  xxm. 

Jotm  «N*  d»  m  -MtMrto  «Mt0*fa  é  todo  Arad,  * 
li  a mrtiSsht  4*  mvmti***  bmtJUtá  4$  JMmk» 


*  M  fcsj  prmmtí49áokt  #w*  rromuidttd,  # 
atiloMeftrtn:  y  por  ti  comtrmrio  *me*B¿d*doUa  da 

tu  CWrtA  rMM,  M  ■ptfWMNt  M  MNW  B^omi 

lmfmt9$oomar*amm,9émmdéoam 

Y  ACONTECIÓ  que  pasados  muchos 
dios  que  Jehova  dio  reposo  4  Israel 
de  todos  sus  enemigos  al  derredor,  Josué 
era  viejo,  entrado  en  dias: 

2  Y  llamó  Josué  4  todo  Israel,  4  sus 
ancianos,  4  sus  principes,  4  sus  jueces,  y 
4  sus  alcaldes,  y  díjolee;  Yo  soy  ya  viejo, 
he  entrado  en  días: 

3  Y  vosotros  habéis  visto  todo  lo  que 
Jehova  vuestro  Dios  ha  hecho  con  todas 
estas  gentes  en  vuestra  presencia;  por- 
que Jehova  vuestro  Dios  ha  peleado  por 
vosotros : 

4  Veis  aquí,  yo  os  he  repartido  por  he- 
rencia 4  vuestras  tribus  estas  gentes,  así 
las  destruidas  como  las  que  quedan,  des- 
de el  Jordán  hasta  la  gran  mar  4  donde 
el  sol  se  pone. 

5  Y  Jehova  vuestro  Dios  las  echará  de 
delante  da  vosotros,  y  les  lanaar4  de 
vuestra  presencia:  y  soasfmt  poseeréis 
sus  tierras,  como  Jehova  vuestro  Dios 
os  ha  dicho. 

6  Esforzaos  pues  mucho  á  guardar  y  4 
hacer  todo  lo  qu*  eald  escrito  en  el  libro 
de  la  ley  de  Moyses,  sin  apartaros  de  él 
ni  4  la  diestra  ni  4  la  siniestra. 

7  Que  cuando  entrareis  4  estas  gentes, 
que  han  quedado  con  vosotros,  no  he- 
gaiB  mención  ni  juréis  por  el  nombre  do 
sus  dioses,  ni  los  sirváis,  ni  os  indinéis 
4  ellos. 

8  Mas  4  Jehova  vuestro  XHos  os  llega- 
réis, como  habéis  hecho  hasta  hoy :  • 

9  Y  ha  echado  Jehova  delante  de  vo- 
sotros grandes  y  fuertes  gentes ;  y  hasta 
hoy  nadie  ba  podido  parar  delante  do 
vuestro  rostro. 

10  Un  varón  de  vosotros  perseguirá  4 
mil :  porque  Jehova  vuestro  Dios  pelea 
por  vosotros,  como  él  os  dijo. 

11  Por  tanto  mirad  mucho  por  vues- 
tros almos,  que  améis  4  Jehova  vuestro 
Dios: 

12  Porqae  si  os  apartareis,  y  os  alle- 
gareis 4  lo  que  ha  quedado  de  aquestas 
geutes  que  han  quedado  con  vosotros,  y 
si  juntareis  con  ellos  matrimonios,  y  si 
entrareis  4  ellos,  y  ellas  4  vosotros : 

13  Sabed  que  Jehova  vuestro  Dios  na 
echará  mas  estas  gentes  delante  de  vo- 
sotros; antes  os  secan  por  lazo,  y  por 
tropezadero,  y  por  azote  para  vuestros 
costados;  y  por  espinas  para  vuestros 
ojos,  basta  tonto gue  perneáis  «caques- 


jestiis. 


ta  buena  tierra,  que  Jeliot»  vuestro  Dios 
os  ha  dado. 

14  Y,  be  aqui  que  yo  entro  boy  por  el 
camino  de  toda  la  tierra;  sabed  pues 
con  todo  vuestro  corazón,  y  con  toda 
vneetra  alma,  qne  no  se  ba  perdido  nna 
palabra  de  todas  las  palabras  buenas  que 
Jehova  vuestro  Dios  ba  dicho  de  voso- 
tros :  todas  os  han  venido,  no  se  ba  per- 
dido de  eDas  ni  una. 

15  Has  será,  que  como  na  venido  sobre 
vosotros  toda  palabra  buena  que  Jeho- 
va  vuestro  Dios  os  ha  dicho,  así  tom- 
bien  traerá  Jehova  sobre  vosotros  toda 
palabra  mala,  hasta  destruiros  de  sobre 
la  buena  tierra,  que  Jebova  vuestro  Dios 
os  ha  dado, 

16  Cuando  traspasareis  el  concierto 
de  Jebova  vuestro  Dios  que  él  os  ha 
mandado,  yendo  y  honrando  dioses  age- 
nos,  y  inclinándoos  á  ellos.  T  el  furor 
de  Jebova  se  inflamará  contra  vosotros : 
y  luego  pereceréis  de  aquesta  buena 
tierra,  que  el  os  ha  dado. 

CAPITULO  XXIV. 

Es  el  mismo  argumento.  H.  Recibe  JosmpunHem  con- 
fesión g  protestación  del  pueblo,  en  pie  promete  de 
seguir  d  Jehova  su  Dios  g  de  guardar  su  ley,  la  cual 
protestación  Jome  hace  escribir  g  poner  con  ta  mis- 
ma Isg  mvemtomd*  unaeosumnaen  teettmomio  de  i» 
hecho,  m.  Muere  Josué.  IV.  Los  huesos  de  Josepk 
son  sepultados  en  la  tierra  de  promisión.    V.  Muere 


Y  JUNTANDO  Josué  todas  las  tribus 
de  Israel  en  Bichan,  llamó  á  los 
ándanos  de  Israel,  y  á  sus  principes,  á 
sus  jaeces,  y  sus  alcaldes,  y  presentáron- 
se delante  de  Dios: 

2  Y  dtyo  Josué  A  todo  el  pueblo:  Así 
dice  Jehova,  Dios  de  Israel:  Vuestros 
padres  habitaron  antiguamente  de  eso- 
tra parte  del  rio,  es  é  auto*,  There  padre 
de  Abraham  y  de  Nachor;  y.  servían  á 
dioses  extraños. 

3  Y  yo  tomé  á  vuestro  padre  Abraham 
de  la  otra  parte  del  rio,  y  trújele  por  to- 
da la  tierra  de  Chanaaa,  y  aumenté  su 
generación,  y  díle  á  Isaac 

4  Y  á  Isaac  di  á  Jacob,  y  á  Esau :  y  á 
Esau  di  el  monte  de  (Reir,  que  lo  poseye- 
se; mas  Jacob  y  sus  h^es  descendieron 
en  Egypto. 

5  Y  yo  envié  á  Moyses,  y  á  Aaron,  y 
herí  á  Egypto,  como  lo  hice  en  medio 
de  él,  y  después  os  soqué. 

6  Y  soqué  á  vuestros  padres  de  Egyp- 
to :  y  como  llegaron  á  la  mar,  los  Egyp- 
clos  siguieron  A  vuestros  padres  hasta  el 
mar  Bermejo  coa  corros  y  caballería  t 

7  X  como  ellas  clamasen  á  Jehova, « 


puso  asía  oscuridad  entre  v^osjotros  y  loa 
Egypdos:  y  hteo  venir  sobre  eUos  la 
mar,  la  cual  los  cubrió.  Y  vuestros  ojos 
vieron  lo  qne  hice  en  Egypto :  y  estu- 
visteis muchos  días  en  el  desierto. 

8  Y  os  metí  en  la  tierra  de  los  Amor- 
rfaeos  que  habitaban  de  la  otra  parte  del 
Jordán:  los  cuales  pelearon  contra  vo- 
sotros, mas  yo  los  entregué  en  vuestra 
mano:  y  poseísteis  su  tierra,  y  yo  los 
destruí  de  delante  de  vosotros. 

9  Levantóse  después  Balac  hrjo  de  Se- 
pbor  rey  de  los  Voabitas,  y  peleó  con» 
tra  Israel:  y  envió  á  llamar  á  Balaam 
hijo  de  Beor,  para  que  os  maldijese. 

10  Mas' yo  no  quise  escuchar  á  Balaam, 
antes  os  bendijo  de  bendición,  y  yo  os 
libré  de  sus  manos. 

11  Y  pasado  el  Jordán  vinisteis  á  Je- 
richo,  y  los  señores  de  Jericho  pelearon 
contra  vosotros:  los  Amorrheos,  Fhe* 
rezeos,  Cbananeos,  Hettbeoe,  Qergesees, 
Heveos,  y  Jebuseos,  y  yo  los  entregué 
en  vuestras  manos. 

12  Y  envié  tábanos  delante  de  vosotros 
qne  los  echaron  de  delante  de  vosotros, 
es  á  Ktber,  á  los  dos  reyes  de  los  Amor- 
rheos :  no  con  tu  espada,  ni  con  tu  arco. 

18  Y  os  di  la  tierra  en  la  cual  nada  tra- 
bajasteis; y  las  ciudades,  que  no  edifi- 
casteis, en  las  cuales  moráis :  y  las  vinas 
y  olivares,  que  no  plantasteis,  de  loe  cua- 
les coméis. 

14  Ahora  pues  temed  á  Jehova  y  ser- 
vidle con  perfección  y  con  verdad:  y 
quitad  los  dioses  á  los  cuales  sirvieron 
vuestros  padres  de  esotra  parte  del  rio, 
y  en  Egypto ;  y  servid  á  Jehova. 

15  Y  si  mal  os  parece  servir  á  Jehova, 
escógeos  hoy  á  quien  sirváis :  ó  á  los 
dioses,  á  quien  sirvieron  vuestros  pa- 
dres: cuando  atuvieron  de  esotra  parte 
del  rio,  ó  á  los  dioses  de  los  Amorrheos, 
en  cuya  tierra  habitáis:  que  yo  y  mi 
casa  serviremos  á  Jehova. 

16  T  Entonces  el  pueblo  respondió,  y 
dijo:  Nunca  tal  nos  acoutesca,  que  deje- 
mos á  Jehova  por  servir  á  otros  dioses : 

17  Porque  Jehova  nuestro  Dios,  es  el 
que  nos  sacó  á  nosotros,  y  á  nuestros 
padres  de  la  tierra  de  Egypto,  de  la  casa 
de  servidumbre:  el  cual  delante  de  nues- 
tros ojos  ba  hecho  estos  grandes  señales, 
y  nos  ha  guardado  por  todo  camino  por 
donde  hemos  andado,  y  en  todos  los 
pueblos  entre  los  cuales  hemos  pasado. 

IB  Y  Jehova  echó  da  delante  de  noso- 
tros á  todos  los  pueblos :  y  al  Amorrheo 


JUECES. 


qn*  habitat» en  latiera*.  iWMour 
sotroa  también  serviremos  á  Jehova,  por- 
que él  es  nuestro  Dios. 

19  Entono»  Josué  cujo  al  pueblo:  No 
podréis  servir  á  Jehova:  porque  él  es 
Dios  santo,  y  Dios  celoso:  no  sufrirá 
vuestras  rebellones,  y  vuestros  pecados. 

2»  81  dejareis  á  Jehova,  y  sirviereis  á 
dioses  ágenos,  volverse  na  y  maltrataros 
ha,  y  consumiros  na  después  que  os  ha 
hecho  hien. 

21  Bl  pueblo  entonces  dtyo  á  Josué: 
Ko*  antes  á  Jehoya  serviremos. 

22  Y  Josué  respondió  al  pueblo:  Voso» 
tros  seréis  testigos  contra  vosotros  mi* 
«nos,  ave  vosotros  os  habéis  elegido  á 
Jehova  para  que  le  sirváis.  Y  ellos  res» 
pendieron:  Testigos  ¿tramo* 

23  Quitad  pnes  ahora  los  dioses  ágenos 
que  éttén  entre  vosotros :  y  inclinad  vues- 

.teo  eoraaon  á  Jehova  Dios  de  Israel 
9é  Y  el  pueblo  respondió  á  Josué:  A 
Jehova  nuestro  Dios  serviremos ;  y  4  su 
voz  obedeceremos. 

25  Entonces  Josne  hiso  afianza  con  el 
pueblo  el  mismo  ais:  y  púsole  ordenan- 
sus  y  leyes  en  Slcbem. 

26  Y  escribió  •Josne  estas  palabras  en 
el  libro  de  la  ley  de  Dios :  y  tomando 
una  grande  piedra  levantóla  en  el  mis- 
mo lugar  debajo  de  asa  alcornoque  que 
ataba  en  el  santuario  de  Jehova. 


OT  Ye^oJesmeátodo  el  pueWo:  He 

aquí,  esta  piedra  será  entre  nosotros  por 
testigo,  la  cual  ha  oido  todas  las  pala- 
bras de  Jehova  que  él  ha  hablado  con 
nosotros:  y  será  testigo  contra  voso- 
tros, porque  no  mintáis  contra  vuestro 
Dios. 

26  Y  envió  Josué  el  pueblo,  cada  uno  á 
su  heredad. 

f»  1  Y  después  de  estas  cosas  Josué 
lujo  de  Nun  siervo  de  Jehova,  murió, 
siendo  de  denlo  y  cuezanos.  • 

80  Y  enterráronle  en  el  término  de  su 
posesión  en  Thamnath-eere,  que  m  en  el 
monte  de  fiphraim  al  norte  del  monte 
deGsás. 

31  Y  Israel  sirvió  á  Jehova  todo  el 
tiempo  de  Josué  y  todo  el  tiempo  de 
los  ancianos  que  vivieron  después  do 
Josué,  y  que  sabían  todas  las  obras  de 
Jehova,  que  habla  hecho  con  Israel. 

82  5  Y  tmmbim  enterraron  en  Sithem 
loa  huesos  de  Joseph  que  loa  mjos  de 
Israel  hablan  trsido  de  Egypto,  en  la 
parte  del  campo  que  Jacob  compró  de 
los  hijos  de  Hexaor  padre  de  Siehem, 
por  cien  monedas  de  plata,  y  fueron  en 
posesión  á  los  mjos  de  Joseph.  * 

83  ?  También  murió  Eleaenr  lujo  de 
Aaron :  al  cual  enterraron  en  el  collado 
de  Phinees  su  hijo,  que  le  fué  dado  en 
el  monte  de  Bphrsim. 


EL  LIBRO  DE  LOS  JUECES. 


CAPITULO  I. 

«deJKMfatHtedtJNrfapraffei» 

ta  confutes  de  la  tierra  efe  promisión  en  su  suerte, 
Ií.  Lo§  de  Ben-jamin  no  desarraigaron  los  Jebmseós 
me  Jvmmlum.  IIL  Mpkraim,  Jfanamet,  Xabmlmi, 
Am*\  MsfkthaU,  «Oañ,  aloamm  victoria  de  sm 
9  loe 


YAOOSTEClú  después  de  la  muerte 
de  Josué,  que  los  mjos  de  Israel  con- 
sultaron áJahova,  diciendo:  ¿Quién  su- 
birá por  nosotros  el  primero  á  pelear 
contra  los  Chananeos  t 

2  Y  Jehova  respondió:  Juda  Bubira: 
he  aquí  que  yo  he  entregado  la  tierra  en 
sus  manos. 

3  Y  Juda  dfyo  á  Simeón  su  hermano : 
Sube  oonmigo  en  mi  suerte,  y  peleemos 
contra  el  Chananeo :  y  yo  también  Iré 
contigo  en  tu  suerte.  Y  Simeón  fué 
conéL 


4  Y  subió  Juda,  y  Jehova  entregó  i 
manoaal  Chananeo,  y  al  Phereseo :  y  hirie- 
ron de  ellos  en  Bezec  diez  mil  hombres. 

5  Y  hollaron  á  Adonl-bezce  en  Bezec,  y 
pelearon  contra  él:  y  hirieron  al  Cha- 
naneo,  y  al  Pherezeo. 

6  Mas  Adoni-bezec  huyó:  y  siguié- 
ronle, y  prendiéronle,  y  cortáronle  los 
pulgares  de  las  manos  y  de  los  pies. 

7  Entonces  cüjo  Adoni-bezec:  Setenta 
reyes  cortados  los  pulgares  de  sus  ma- 
nos y  de  sus  pies  cogían  la»  migajas  de- 
bajo de  mi  mesa:  como  yo  hice,  asi  me 
ha  pagado  Dios.  Y  metiéronle  en  Je- 
rusalem,  donde  murió. 

8  Ya  hablan  combatido  los  mjos  de  Ju- 
da á  Jerusalem,  y  la  hablan  tomado,  y 


JUECES. 


»  Después  16b  hijo*  de  Jad*  dntcendle- 
ron  para  pelear  contra  el  Chananeo,  que 
habitaba  en  las  montanas,  y  al  media* 
día-,  y  en  los  llanos. 

10  T  partió  Jnda  contra  el  Chananeo, 
que  habitaba  en  Hebren,  la  cual  se  lia* 
maba  antes  Cariath-arbe,  y  hirieron  á 
¿«sai,  4  Animan,  y  á  Thoünal. 

11  T  de  aüi  fué  álos  que  habitaban  en 
Dabir,  que  antes  se  llamaba  Cafiatti- 
sepbet. 

12  Y  dijo-  Oaleb:  El  qne  hiriere  á  Ce- 
riath»sepher,  y  la  tomare  yo  le  daré  á 
Asa  mi  hija  por  muger. 

18  Y  tómela  Othoniel,  mjo  de  Cenes, 
hermano  de  Caleb  menor  qne  él:  y  él 
le  dio  á  Asa  sn  hija  por  muger. 

14  Y  cuando  la  llevaban,  persuadióle 
que  pidiese  á  su  padre  tierras  para  la- 
brar. Y  día  descendió  del  asno:  y  Caleb 
le  dtfo :  ¿  Qué  tienes  ? 

15  £Ha  entonces  le  respondió:  Dame 
una  bendición:  que  pues  me  as  dado 
tierra  de  secadal  me  des  también  raen» 
tes  de  aguas.  Entonces  Caleb  le  dio  las 
mentes  de  arriba,  y  las  fuentes  de  abajo. 

16  Y  los  hQos  del  Cineo  suegro  de 
Moyses'subieron  de  la  ciudad  de  las  pai- 

.  mas  con  lo»  mjos  de  Jada  al  desierto  de 
Jada,  que  as  al  mediodía  de  Arad:  y 
fueron  y  habitaron  con  el  puebla 

17  Jnda  pues  fué  á  su  hermano  Simeón, 
y  hirieron  al  Chananeo  que  habitaba  en 
ísep usen,  y  asolapóme?  y  pusieron  por 
nombre  á  la  ciudad,  Horma. 

18  Tomó  también  Judajá  Gaza,  con  su 
término:  y  «  A&eatoncótt  su  término: 
y  á  Accaron  con  su  término. 

19  Y  fué  Jehova  con  Juda,  y  echó  á  los 
ée  las  montanas:  mas  no  pudo  eehará 
lee  que  habitaban  en  las  campanas,  los 
cuales  tenían  carros  horrados. 

20  Y  dieron  á  Caleb  á  Hebron,  como 
MoyBas  habla  dicho:  él  eual  echó  de  alli 
á  tres  mjos  de  Enae, 

91  ?  Mas  al  Jebuseo,  que  habitaba  en 
Jerusalem  no  echaron  los  htyos  de  Ben- 
jamín, antea  el  Jebnseo  habito  eon  los 
htyos  de  Beo-jamm  en  Jerusalem  hasta 
hoy. 

28  H  También  los  de  la  casa  de  Joseph 
subieron  á  Beth-el:  y  fué  Jehova  con 
ellos. 

23  Y  los  de  la  casa  de  Joseph  pusieron 
espías  en  Beth-el,  la  cual  ciudad  antes  so 
Mamaba  Luna. 

dé  Y  les  qne  espiaban,  viewm  un  hom- 
bre <jpe  salla  de  la  ciudad,  y  dfyésonie: 


Muéstrenos  anota  la  entrada  de  la  era» 
dad,  y  haremos  contigo  misericordia. 

25  Y  ¿Mes  mostró  la  entrada  á  la  du- 
dad, y  hiriéronla  á  filo  de  espada,  y  deja- 
ron á  aquel  hombro  eon  toda  su  paren- 
tela. 

tift  Y  aquel  hambre  se  ruó  4  la  tierra 
de  los  Hettheos,  y  eénneó  una  ciudad,  A 
la  cual  llamó  Luna:  y  este  es  su  nombre 
hasta  hoy. 

27  Tampoco  Manasses  eché  4  Jos  a>  < 
Beto-san,  ni  á  los  de  sus  aldeas:  niáiat 
de  Thanach,  y  sus  aldeas :  ni  á  los  que 
habitaban  en  Jeblaam,  y  en  sus  aldeas : 
ni  á  loe  que  habitaban  en  MagedAo  y  en 
sus  aldeas :  mas  el  Chananeo  quiso  ha* , 
hitar  en  esta  tierra. 

28  Mas  cuando  Israel  tomó  fueraas» 
Meo  al  Chananeo  tributario :  pero  no 
le  echó. 

29  Tampoco  Ephsaim  echó  ai  Chana* 
neo  que  habitaba  en  «asar,  ante*  habito 
el  Chananeo  en  medie  de  él  en  Ganar, 

80  Tampoco  Zabulón  echó  lo*  que  ha> 
hitaban  en  Ceuvon;  y  á  toe  qne  habita- 
ban en  Naalol :  mas  el  Chananeo  habe* 
tó  en  medio  do  ét,  y  le  fueron  tribu- 
tarios. 

81  Tampoco  Asser  echo  ¿tanque  habi* 
tañan  en  Achob,  y  A  tos  ajnehnbttsnuai 
en  Sidon,  y  en  Aehateb,  y  en  Atnsslb,  y 
en  Helba,  y  en  Aphed,  y  eoBobob  s 

82  Antes  moró  Asser  entre  los  Chana- 

sn  n f>«  ¿maA  lwal\lAmA>An>  Aun.  Im  4 1  Amsnm  *»»*  a  ua4*v 
IIWO*  l|UU    nuM/tCTNVMB  VB1lrtfVrna|   IgllU    VW 

los  echó. 

88  -Tampoco  Nepfctheii  ec^ó  ios  que 
habitaban  en  *Beth*enVes,  3*  4  los  quo 
habitaban  en  Beth-avath :  mas  moró  en- 
tre los  Chananeos,  que  habitaban  en  la 
tierra:  mas  fiéronle  tributarios  los  mo- 
radores de  Beth-eemec,  y  los  ntatuJoiua 
de  Beth-avath. 

84  Los  Amorrheos  apretaron  á  los  hi- 
jos de  Dan  hasta  el  monte,  que  no  loa 
dejaron  descender  á  la  campaña: 

88  Y  el  Amevrheo  quiso  babttar  eü  «1 
monte  de  Bares,  en  AJeion,  y  en  8aie- 
blm ;  mas  como  la  mano  de-  la  casa  de 
Joseph  tomó  Jueras*,  Matóresüos  tribu* 
tartos. 

88  Y  el  término  del  Ámowñmú  fué  don- 
de la  subida  de  Acrabim,  y  desde  la  pie* 
dra,  y  arriba. 

CAPITULO  n. 

£epremde  Dio*  d  m  pueblo  por  hoixr  JuxJm  9¡Sm 
xa*  con  tu*  enemigo*  contra  tu  concierto,  uel  pue- 
blo Uora  tu  pecado.  II.  Apottáta  el  pueblo  de  Ttíoo 
ém  m»  «MU»  4  l*4dohttri*  do  lo»  fe**»,  y  J96»  ib* 
ULJhoh^mcomeJoonmt 


JUfiCfiSc 


tíarm  depromition.    Dmde  *¡  **r*U**o  texto  kattm 
el  Jim  del  capitmto  paree*  *er  <m  mamario  ó  reeapU*- 

Cew^^nn  s£é  nnlrfnV  sil  ññfewu 

Y  EL  ángel  de  Jehovn  rabió  de  Ói- 
gala á  Bochlm,  y#dr)o:  Yo  oe  saqué 
do  Egypto,  y  oe  meti  en  1a  tierra  de  Ja 
anal  habla  junto  á vuestro*  pedrés;  y 
diez  Mo  faiTaliéaré  al  coartarte  en» 
nasntroa  pe»  wlcmpre : 
<  2  Ocm  tal  que  vosotros  so  hagáis  allan- 
an non  les  moradores  de  aquesta  tierra, 
dn/et  destruiréis  ene  sltnrest  mes  voso» 
trae  no  bébete  asno  mi  Tes.  ¿Por  qué 
lo  hsJHde  hecho? 

8  Y  y»  hrnihien  dtfs :  No  loe  tóbate  de 

detento  de  nssnfcrns:  y  seros  han  por 

'  otate  para  vuemtrm  o  pesados,  y  ene  dioses 


4  Y  como  el  ángel  de  Jehova  nenió  es- 
tes peíanme  á  todos  lóenlos  de  Israel, 
el  puente  lloré  ásttn  vos, 

6  Y  Bemeron  por  nombre  d  sqnei  lugar 
Boehim:  y  sacrificaron  allí  á  Jehova. 

4 1  forano  ye  Josno  habla  enviado  el 
¡mobles  y  los  hgos  de  Israel  ee  bebían 
VdacadaunoásuhereneiA  pera  poseerle. 

7  Y  el  pueblo  nenes  servido  á  Jehom 
todo  el  tiempo  de  Joene,  y  todo  el  tiem- 
po ée  ios  envíanos  que  vivieron  largos 
diesideepnos  de  Josno:  qne  hablan  vieto 
todas. me  grandes  obme  de  Jehova,  qne 

*  hnbmhoeho  non  Israel. 

%  Y  mnrlñ  Josno  M)o  de  Nun,  siervo 
de  Jehova,  tiendo  de  ciento  y  dios  anos» 

•  Y  enterráronle  en  el  término  de  en 
hura  na  d  c»Thsmncth»asrov  en  el  monto 
de  EnnreiB*,  ai  neste  del  monto  de  Gasa. 

10  Y  toda  aquella  generación  también 
Jué  recogfcds  oon  ene  padres:  y  levantóse 
» de  eHes  otra  generaoion,  que  no 
c  á  Jehovoy  ni  á  lo  obra  qne  di 
habm  hecho  á  Israel 

U  Ylos  Mjes.de  Ismol  hlr leron  lo  malo 
en  ojos  de  Jehova,  y  sirvieron  á  los  Be- 
balen, 

1*  Y  najaron  á  Jehova  el  Dios  de  ene 
]mnVn%  o^  losJmbis  escodo  de  m  tiena 
de  Egypto,  y  íuéronse  tme  otros  dioses, 
Inerme  dsosesñe  mn pueflss o^cstjsen 
en  ene  al  derredores,  á  loe  cuales  adora- 
ron, y  provocaron  á  ira  á  Jehova» 

13  Y  dejaron  á  Jehova,  y  adoraron  á 
BafaalyáAstaroth. 

14  Y  el  íbror  de  Jehova  ee  encendió 
contra  Israel,  el  «nal  los  entregó  en  ma- 
nos de  robadores,  qne  los  robaron :  y  los 
vendió  en  manos  de  sua  enemigoe,  que 

**.*<*  al  4emdores:  y  nones 


P«* 


do  ene  obe- 


lo Por  donde  quiera  que  sallan,  la  ma- 
no de  Jehova  era  contra  ellos  en  mal, 
como  habla  diebo  Jehova:  y  como  Je- 
hova se  to  sabia  jurado,  asi  los  afligió  en 

Id  Mas  Jehom  despertó  frasees,  qne 
los  librasen  de  mano  de  los  qne  los  sa» 


17  Mas  tampoco  oyeron  á  eos  Josees, 
antee  iorniosron  tras  diosos  ágenos,  álos 
coalas  adoraron ;  y  se  apartaron  presto 
del  camino  en  que  anduvieron  eos  par 
dres  obedeciendo  á  loe  mandamientos  do 
Jehova  i  ma$  eBee  no  hicieron  asi 

18  Y  cuando  les  despertaba  Jehova 
jaeces,  Jehova  era  oon  el  jues,  y  librá- 
balos de  mano  da  loe  enemigoe  todo  el 
tiempo  de  aquel  jóos:  porque  Jebovs  se 
arrepentía  por  en  gemido  á  causa  de  los 
que  loe  oprimían  y  afligían* 

19  Mes  en  muriendo  el  jnen>e8m  se  tor- 
naban, y  se  corrompían  mes  qne  bus  pa- 
dres siguiendo  dioses  ágenos,  sirviéndo- 
les, y  encorvándose  delante  de  ellos;  y 
nada  disminuían  de  sus  obres*  y  de  su 
camino  duro» 

SO  t  Y  la  ira  de  Jehova  so  encendió 
conten  Israel*  y  dijo:  Pone  que  esta 
gente  traspasa  mi  oonoierto  que  mandé 
á  sus  padres,  y  no  obedecen  mi  vos; 

&  Tampoco  yo  ochavé  mas  delante  de 
ellos  á  nadie  de  aquestas  gentes,  ono  do» 
jó  Josué  cuando  murió: 

23  Para  que  por  ellas  yo-  probase  á  Is- 
rael, ni  ellos  guardarían  el  camino  de  Je- 
bera, andando  por  él,  como  sus  padres  lo 
guardaron,  ó  no. 

98  Por  tanto  Jehova  dejé  aquellas  ges> 
tes,  y  no  las  desarraigó  mega,  ai  lusas» 
tregó  en  mano  de  Joeuc 

CAPiruto  nt 

CbnctéHan*e  Jo*  hijo»  de  Jtrael  con  lo*  Charumeo*  a*i 
m  loe  meooeío*  poKHeo*  *******  *m  lMáU*o\ptr  U 
ci*M  iH**  ía*^***i*a  o**  **r9i***i*^**  tí*  O***to*m 
tenm  d  Dio*,  y  él  lo*  tíbra  por  mmto  d*  QthowcL 
m.  Volviendo  d  Idolatrar,  Pío*  la*  entrega  d  lo* 
jfb*AH**  í  *  ca*9%ért*t**e\  y  *o*  MNMMS  poP ***** 
do  J*a\  mi  mal  m*mtU  9mn*t\¡\ 

ESTAS  pues  son  las  gentes  que  dejó 
Jehova  para  probar  con  eUas  á  Is- 
rael, e$  á  taberj  á  todos  loe  que  no  habían 
conocido  todas  las  guerras  de  Chanaan. 
2  Solamente,  ku  deja  para  qne  el  Irnsge 
de  los  htyos  de  Israel  conociese,  y  pera 
ensenarlos  en  la^ncnu,doswflos  sola- 
mente que  antes  ñola hebian  conocido. 
gOsoo  priartsm  delon»lhViqiot»»y 


jufioca 


los  Heveos  que  habitaban  en  el 
Libase  desde  el  monte  de  Behal-hermon 
basta  llegar  á  Emath. 

4  Estos  pues  fueron  defado*  para  probar 
por  elloa  4  Israel,  para  saber,  al  obede- 
cían á  loe  mandamientos  de  Jehova,  que 
•kab&a  maneado  á  toe  padree  por  mano 
deMoysee, 

5  Y  como  los  lujos  de  Israel  habitaban 
entre  los  Chencneos,  Hettheos,  Amor- 
rucos,  Phereseos,  Heveos,  y  Jebneeoe; 

4  Tomaron  de  sus  htyas  por  mugeres,  y 
dieron  sos  lujas  á  los  lujos  de  ellos,  y 
sirvieron  á  sns  dioses. 

7  Y  hicieron  lo  malo  los  hijos  de  Israel 
en  ojos  de  Jehova:  y  olvidados  de  Jeho- 
va sn  Dios  sirvieron  á  los  Banales,  y  á 
los  (ídolo*  de  lo»)  bosques. 

8  Y  la  sana  de  Jebova  se  encendió  con- 
tra Israel,  y  vendióles  en  manos  de  Chu- 
san-Rasathaim  rey  de  Mesopotamla,  y 
sirvieron  los  lujos  de  Israel  á  Cunean- 
Basathaim  ocho  anos, 

•  ?  Y  clamaron  los  hijos  de  Israel  á 
Jebova,  y  Jebova  despertó  salvador  á  los 
lujos  de  Israel,  y  librólos,  m  d  asder,  á 
Otbonlel  lujo  de  Cenes,  hermano  menor 
de  Calen. 

10  Y  el  Espíritu  de  Jebova  fué  sobre  él, 
y  juagó  á  Israel,  y  salió  en  batalla,  y  Je- 
bova entregó  en  su  mano  á  Chueen-Ba- 
sathaUn  rey  de  Syria:  y  prevaleció  su 
menc  contra  Cbnsan-Basathaim 

11  Y  reposó  la  tierra  cuarenta  anos :  y 
murió  Othoniel  htyo  de  Cenes. 

12  t  Y  temaron  los  lujos  de  Israel  i 
nacerlo  malo  delante  de  los  ojos  de  Je* 
hova:  y  Jebova  esforzó  á  Eglon  rey  de 
Ifonb  contra  Israel,  por  cuanto  hablan 

.  hecho  Je  malo  delante  de  lee  ojee  de  Je- 
hova. 

13  Y  juntó  consigo  á  los  lujos  de  Am- 
mon,  y  de  Amalee;  y  fué,  y  hirió  á  Is- 
rael, y  tomó  la  ciudad  de  las  palmas.  . 

U  Y  sirvieron  los  lujos  de  Israel  áBgion 
rey  de  los  Moabltas  diesy  ocho  anos. 

15  Y  clamaron  los  lujos  de  Israel  á  Je- 
bova, y  Jebova  les  despertó  salvador,  á 

'  Aoe,u>>  de  Gera,  hUo  de  Jemlnl,  el  cual 
tenia  cerrada  la  mano  derecha.  Y  kw  hi- 
jos de  Israel  enviaron  con  él  un  presente 
á  Eglon  rey  de  Moab. 

16  Y  Aod  se  habla  hecho  un  cuchillo 
agudo  de  ambas  partes  de  longnradeun 
cede:  y  tssialo  oeftldo  debajo  de  sos 
▼esUdosásuladodereofao. 

VI  Y  ornees**  el  presente  4  Bgton  rey 


de  Moab:  y  Wgkemtm  hombre  muy 
grueso: 

18  Y  luego  que  él  hubo  presentado  el 
presente,  envió  al  pueblo  que  habían 
traído  el  presente^ 

19  Y  tornándose  desde  loe  ídolos  que 
«te»  cnGalgele,  urjo:  Bey,  una  palabra 
aeeveta  tengo  que  deeitie.  El  entonces 
dijo:  Calla.  Y  tsUrfronsc  de  delante  ¿e 
él  todos  los  que  estaban  delante  de  el 

»  Y  Aod  entró  á  él,  el  cnal  «atabe 
sentado  solo  en  una  sala  de  verano.  Y 
Aod  dfyo:  Tengo  paleóse  de  Dios  para 
tí.    El  entonces  se  levantó  de  la  aula» 

81  Mas  Aod  metió  su  mano  taqnierde, 
y  tomó  el  cuchillo  de  su  lado  derecho,  y 
metióselo  por  el  vientre, 

22  De  tal  manera  que  la  empuñadura 
entró  también  tres  la  hoja,  y  l*  grosura 
encerró  la  hoja,  que  él  no  sacó  el  cuchi- 
llo de  su  vientre:  y  el  estiércol  eslió. 

ttS  Y  saliendo  Aod  al  patio  cerré  trae 
si  las  puertas  de  la  sala. 

24  Y  salido  él,  vinieron  sus  siervos,  los 
anales  viendo  las  puertee  de  la  sala  cer- 
radas, dijeron:  sin  duda  él  onbse  sna 
pies  en  la  sala  de  verano. 

25  Y  habiendo  esperado  basta  estar  con- 
fusos, que  él  no  ebria  las  puertas  de  1* 
sala,  tomaron  lo  llave,  y  abrieron.  Y,  he 
aquifSu  señor  caldo  en  tierra  muerta 

26  Mas  entre  tanto  que  dios  ee.  detu* 
vieron,  Aod  se  escapó,  y  paseado  lee 
ídolos  salvóse  en  Sdcath. 

2T  Y  en  entrando,  toca  el  cuerno  en  el 
monte  de  Ephraim,  y  sos  lujos  de  Israel 
descendieron  con  él  del  monte,  y  él  Um 
dfienti?  de  ellos. 

28  Entonces  él  leadlo:  Seguidme,  pees 
que  Jebova  ha  entregado  vuestros  ene- 
migos los  Moabltas  en  vuestras  manos, 
Y  descendieron  en  pos  de  él,  y  tomaron 
los  vados  del  Jordán  á  Moab;  *  na  de- 
jaron pasar  á  ninguno. 

29  Y  hirieron  en  aquel  tiempo  de  loe 
Mwibitfit  como  dios  mil  henhteh,  todos 
valientes,  y  todos  nombres  de  gamona; 
no  escapó  varón. 

80  %  Moab  fot  sujetado  aowle**  debajo 
de  la  mano  de  Israel:  y  reposó  la  tierra 
ochenta  anos. 

81  Después  de  este,  fué  Semgar  htyo  de 
Anath,  el  cual  hirió  seiscientos  hombree 
de  los  Philistheos  con  una  agujada  de 
los  bueyes;  y  él  también  salvó  á  Israel. 

CAPITULO  TV. 

VbttrUwfó  a  pmNo  d  idolatrar,  Dtoé  lot  ufrtadj&> 


HWOK& 


W 


•lia,  #.J*».*tra  .**••»#  d»  Jtora*  r  deMetmm 
jau/mtisa.  U.  Jahel  mnger  de  Beber  Orneo  matad 
Sisera  general  det  ejercito  de  Jmbmt,  habiéndose  él 
recogido  á  la  tienda  de  ella. 

[AS  los  htyos  de  Israel  tomaron  á 
hacer  lo  malo  en  los  ojos  de  Jeho- 
va,  después  de  la  muerte  de  Aod. 
8  Y  Jebora  los  vendió  en  mano  de  Ja- 
bín rey  de  Chsnaan,  el  cual  reinó  en 
Acor?  y  al  capitán  de  sn  ejército  m  Ma- 
maba Sisera)  y  él  habitaba  enHareseth 
de  las  gentes. 

8  Y  los  htyos  de  Israel  clamaron  á  Je- 
hova;  porque  aqnel  tenia  nueveoientos 
carvos  herrados;  y  habia  afligido  en  gran 
.  a>  los  htyos  de  Israel  por  veinte 


4  Y  gobernaba  en  aquel  tiempo  á  Israel 
«na  mnger,  Debom  profetisa,  mnger  de 
Lnpidoth. 

5  La  cnal  Deboca  habitaba  debajo  de 
urna  palma  entre  Rama  y  Beth-cl,  en  el 
monte  de  Ephrajm :  y  los  hfyos  de  Israel 
sabían  á  ella  á  Juicio. 

41  Y  ¿Ja  envió  á  llamar  ¿Barao  hijo  de 
Abinoem  de  Cedes  de  Nephthali,  y  di- 
jóle:  ¿No  te  ha  mandado  Jehova  Dios  de 
Israel,  diciendo:  Vé,  y  haz  gente  en  el 
monte  de  Thabor ;  y  toma  contigo  diez 
mil  hombrea  de  los  mjos  de  Nepfcthett, 
y  de  los  mjos  de  Zabulón? 

7  Y  yo  atraeré  á  ti  al  arroyo  de  Cison  á 
8Íaom  capitán  del  ejército  de  Jabín,  con 
sns  carros  y  sn  ejército,  y  entregártelo 
he  en  tus  manos, 

8  Y  Barac  le  respondió:  Si  tú  fueres 
conmigo,  yo  iré;  y  si  no  fueres  conmigo, 
no  iré. 

8  Y  día  dtfo :  Yo  iré  contigo,  mas  no 
será  tu  honra  en  el  camino  que  Tas,  por- 
que en  mano  do  mnger  venderá  Jehova 
á  Sisera,  Y  levantándose  Denota  Tino 
con  Barac  á  Cedes. 

1*  Y  Junto  Batuca  Zabnlon  y  Nephthali 
en  Cedes,  y  subió  con  dies  mil  hombres 
dea  piéí  y  Debom  nubló  con  él. 

11  Y  Saber  Clneo  da  los  mjos  de  Ho- 
bab  suegro  de  Moyses,  se  habia  apartado 
de  los  Cincos,  y  habia  puesto  sn  tienda 
hasta  al  salle  de  Sennim*  l|ue  st  Junto  á 
Cedes. 

12  Vinieron  pues  las  nuevas  á  Sisera 
como  Barac  htyo  de  Abinoem  habia  su- 
bido al  monte  de  Thabor. 

13  Y  juntó  Sisera  todos  sus  carros,  nue- 
Tecléntos  carros  herrados  con  todo  el 
pueblo  que  estaba  con  él  desde  Haro- 
seth  de  las  gentes  hasta  el  arroyo  de 


Debom  m|o  a  Buree  t  Le- ' 
porqna  este  m  al  día  en  que  Jo- 
hora  ha  entregado  á  Sisera  en  tus  ma- 
nos. ¿No  ha  salido  Jehova  delante  de  Ü? 
Y  Barac  descendió  del  monte  de  Thabor, 
y  dies  mil  nombres  en  pos  de  él. 

15  Y  Jehova  quebrantó  á  Sisera,  y  á 
todos  sns  carros,  y  á  todo  sn  ejército  á 
Alo  de  espada  delante  de  Barac:  y  «sera 
descendió  del  carro,  y  huyo  á  pié. 

1*  Mas  Barac  siguió  los  carros  y  el  ejér- 
cito hasta  Haroseth  de  las  gentes,  y  to- 
do el  ejercito  de  Sisera  cayó  enlode  es- 
pada, hasta  no  quedar  ni  uno. 

17  U  Y  8isera  se  acogió  áplé  ala  yenda 
deJBiudmugerdeHeberCineo;  porque 
habla  pus  entre  Jabín  rey  de  Asor,  y  la 
casa  de  Haber  Cinco» 

18  Y  saliendo  Jahol  á  recibir  á  Sisera, 
dejóle:  Ven  señor  mió,  ven  á  mi,  no 
hayas  temor.  Y  él  vino  á  ella  á  la  tien- 
da; y  ella  le  cubrió  con  una  manta» 

19  Y  él  le  dUo:  Dame  á  beber  ahora 
unmpoea  de  agua,  que  tengo  sed.  Ysflo 
«Brío  un  enero  de  leche,  y  dtóle  de  be- 
ber, y  tornóle  á  cubrir. 

90  Yélladrjot  Batato á  la nnerta.de  la 
tienda,  y  si  alguno  viniere,  y  te  pregan* 
tare,  diciendo:  ¿Hay  aquí  alguno t  tu 
responderás  que  nov 

81  Y  Jahel  la  mnger  de  Heber  tomó  la 
estaca  de  la  tienda,  y  poniendo  un  mas» 
en  su  mano,  vmo  4  ét  calladamente,  y 
metióle  la  estacs>por  las  sienes,  y  encla- 
vóle con  la  tierra:  y  et  estaba  cargado 
del  sueno  y  cansado,  y  ati  murió. 

88  Y  siguiendo  Barac  á  Sisean,  Jahel  le 
saUó  á  recibir,  y  djjole:  Ven,  y  mostrar* 
te  he  al  varón,  que  tu  buscos }  y  él  entró 
donde  ella  estaba,  y,  he  aquí,  Sisera  #rtoo* 
tendido  muerto,  la  estaca  atravesada  por 
la  sien. 

88  Y  aquel  dlasujetó  Dios  á  Jante  ny  de 
Chancan  delante  de  los  fagos  de  IsreeL 

84  Y  la  manó  de  los  mjos  de  Israel  co- 
menzó á  crecer,  y  &  fortificarse  oontra 
Jabín  rey  de  Chamen  hasta  uno  w  des- 
truyeron. 

CAPITULO  V. 

Candan  de  Debora  en  alabansmée  IHosporlm  ríe* 
rio,  en  que  de  patada  toca  la  negligencia  de  la» 
tribus  que  no  vinieron  d  la  guerra,  y  las  alabanzas 
de  loe  que  vinieron :  singularmente  las  de  Jahel  mu- 
ger  de  Beber  par  haber  muerto  d  ¿Ktsra. 

Y  AQUEL  dia  cantó  Debom  y  Barac 
b\jo  de  Abinoem,  diciendo: 
8  Porque  ha  vengado  las  injurias  do  le* 
rael,  porque  el  pueblo  se  ha  ofrecido  do 
su  voluntad,  load  á  Jehova, 
888» 


juKoca 


*  OML  ■ajea:  <»*ad  atentos  painelpes, 
yo  can taré  4  Jehova:  diré  salmos  á  Je- 
hova Dio»  de  Israel. 

4  Cuando  soliste  de  Seir,  oh  Jehova, 
cuando  te  apartaste  del  campo  de  Edom, 
la  tierra  tembló,  y  loa  cielos  destilaron, 
y  las  nube*  gotearon,  aguas.. 

5  Los  mostea  se  derritieron  delante  de 
Jehova,  este  8inei,  delante  de  Jenova 
Dios  de  JaraeL 

6  £n  losólas  de  Samgar  mjo  de  Ánash, 
en  loa  oles  de  Jahei  cesaron  los  cami- 
nos; y  los  que  andaban  por  los  sendas, 
se  apartaban  por  sendas  torcidas. 

.7  Las  aldeas  habían  cesado  en  Israel, 
hablan  cesado:  hasta  que  yo  Debota  me 
levanté,  me  levanté  madre  en  Israel 

8  En  escogiendo  nuevos  dioses,  la  guer- 
ra «tata  a  las  puertas :  ¿Se  veia escudo 
ó  lanza  entre  cuarenta  mil  en  Israel! 

9  MI  corazón  «t  á  los  principes  de  Is- 
rael, ó  los  voluntarios  en  el  pueblo,  load 
*  Jehova, 

10  Los  que  cabalgáis  en  asnas  blancas, 
los  q«e  presidia  en  Juieio,  y  los  que  an- 
dáis por  el  camino,  hablad. 

.11  A  causa  del  estruendo  de  los  fleche- 
ros quitad*  de  entre  loa  que  sacan  las 
aguas :  allí  recuenten  las  justicias  de  Je- 
hova,  las  justicias  de  sus  aldeas  en  Israel. 
¿nos»  el  pueblo  de  Jehova  descenderá  á 
las  puertas. 

13  Despierta,  despierta  Debata,  des- 
pierta, despierta,  di  canción.  Levántate 
Barata  y  lleva  tus  cautivos,  lujo  de  AM* 
noem. 

}&  Entonaos  ha  hecho  que  el  que  que- 
dó del  pueblo,,Benoree  los  magaifleoe : 
Jehova  me  hizo  ensenorear  sobre  los 
marte*. 

1*  De  Ephiaim  eéUó  su  rala  contra 
Amalee:  tras  ti  vino  Benjamín  contra 
tas  puentes.  Da  Macbir  descendieran 
príncipes:  y  de  Zabulón  los  qne  solían 
tratar  cincel  da  escoba, 

15  Princlpea  también  de  Isachar./tor** 
con  Deboca:  y  ¿amato  Isachar,  como 
Barac,  se  puso  á  pié  en  el  valle:  de  las 
divisiones  de  Buben  as»  grandes  las  dis- 
puta» del  corazón* 

16  ¿  Por  qué  te  quedaste  entre  las  roa- 
jadas,  pora  oír  los  silvos  de  los  rebaños  ? 
De  las  divisiones  de  Rubén  grandes  ton 
las  disputas  del  corazón.  f 

17  Galaad  se  quedó  de  la  otra  parte  del 
Jordán:  y  Dan  ¿por  qué  habitó  junto  á 
lo»  navios?  Asseree  asentó  en  la  ribera 
de  la  mar,  y  enana  quebraduras  so  quedó. 

a» 


18  II  pueblo  de  MmfQupuso  am  vida 

&  la  muerte,  y  NephthaU  en  las  alturas 
del  campo. 

19  Vinieron  reyes,  y  pelearon:  enton- 
ces pelearon  los  reyes  de  Chanaan  en 
Thane  juntó  á  las  aguas  de  Mageddo, 
mas  ninguna  ganancia  de  dinero  lle- 
varon. 

SO  De  los  cielos  pelearon:  taa  estrellas 
desde  sus  caminos  pelearon  centra  Si* 
sera. 

21  El  arroyo  de  dson  los  bardó,  el 
arroyo  de  lea  antigüedades,  el  arroyo  de 
Cison:  piflasto,oh alma  rola,  con  fortaleza. 

23  Las  unas  de  los  «aballo»  se  embo- 
taron entonces,  por  los  encuentros,  loa 
encuentros  de  sus  valientes. 

28  Maldecid  á  Meroa,  d$o  el  ángel  de 
Jehova:  maldecid  con  maldición  A- en» 
moradores :  porque  no  vinieron  en  so- 
corro á  Jehova,  en  socorro  4  Jehova  con- 
tra los  fuertes. 

24  Bendita  sea  sobre  las  m  aperes  Jahel 
la  muger  de  Heber  Orneo :  sobre  las  mu- 
geres  sea  bendita  en  la  tienda. 

25  El  pidió  agua,  y  tüaleá\6  leche:  en 
tazón  de  nobles  le  presentó  manteca» 

26  Su  mano  tendió  á  la  estaca,  y  am 
diestra  al  maco  de  trabajadores,  y  majó 
á  Sisera;  hirió  su  cabeza;  llagó,  y  pasó 
sus  sienes» 

27  Cayó  encorvado  entre  ana  pies,  que- 
dó tendido :  entre  ana  pica  cayó  encorva* 
do:  donde  se  encorvó,  aüí  cayó  muerto. 

28  La  medre  de  Sisera  asomándose  á  la 
ventana  aulla,  mirando  por  entre  Isa  re- 
jas, diciendo:  ¿Por  qué  se  detiene  su  cor- 
ro, que  no  viene?  ¿por  qué  se  tardan 
les  ruedas  de  sus  carros  ? 

29  Las  sabias  mugeret  do  sus  principes 
la  respondkn :  y  aun  ella  á  al  misma  se 
respondía : 

80  ¿No  han  hallado  despojos  y  los  están 
repartiendo?  á  cada  uno  una  moas,  .ó 
dos:  los  despojos  de  colores,  á  Sisera; 
loe? despojos  bordados  de  colotes:  te 
tes»  efe  solor  bordada  de  ambas  partea, 
para  el  cuello  del  despojo. 

Si  A*i  pereacan  todos  tus  enemigos  oh 
Jehova:  mas  los  que  le  aman,  sean  como 
el  sol  cuando  nace  en  su  fortaleza.  Y  la 
tierra  reposó  cuarenta  anos. 

CAPITULO  VI. 

Vnetío  hrarl  H  tu*  idolatría»,  y  nUregúndVh  Dio*  en 
mano  de  loe  MadinniU»  m  convierta  d  *%*  4t  fe« 
amonesta  de  m  pecad*  por  un  profeta,  IL  Un  dn- 
gel  m  aparece  d  Oedeon*  y  lo  elige,  p  anúnn  par* 
mr  capitán,  yflNr  «J  *****  UL  Pmrmtnémdp 
de  Dio»  derriba  el  aUar  de  ¿aAoi,  m  qft**m*i*r 


¿UECfiR 


Y.  Jm  Median4ta$  y  4malecita$  $e  jimia*  contra 
Jmiet:  p  connotando  Oedeon  d  Dio*  $o9rt  cito,  4t 
leprémeittmvtcioria^ffUéamnmtdéélM. 

MA8  loe  hijos  *e  Israel  hicieron  lo 
malo  en  los  ojo»  do  Miova,  y  Je- 
nova  loo  entregó  en  loo  manos  de  Me- 
dien flote  anos. 

9  Y  lo  mono  do  Motan  prevaleció  con- 
tra Israel.  Y  loe  mjoe  de  Israel  por  cau- 
sa de  los  MadiahHaB  se  hicieron  cue- 
ras en  los  montes,  y  cavernas,  y  logares 
Inertes. 

8  Porque  como  los  de  Israel  nublan 
sembrado,  subían  los  Madianitas  y  Ama- 
ledtos,  y  los  lujos  de  Oriente  subian 
contra  ellos? 

4  Y  asentando  campo  contra  ellos  des- 
truían los  frutos  de  la  tierra  hasta  llegar 
á  Gasa:  no  dejando  que  comer  en  Is- 
rael, ni  orejas,  ni  bueyes,  ni  asnos. 

5  Porque  snbian  ellos  y  sus  ganados,  y 
venían  con  sus  tiendas  en  grande  multi- 
tud como  langosta,  quo  no  osóte  nume- 
ro en  ettoa  ni  en  sus  camellos:  y  Teman 
en  la  tierra  destruyéndole. 

8  Y  Israel" era  en  grande  manera  enpo- 
breeido  por  los  Madianitas:  y  los  hijos 
do  Israel  clamaron  á  ¿chora. 

7  Y  cuando  los  lujos  do  Israel  hubie- 
ron clamado  á  Jehova,  4  eausa  de  los 

8  Jebera  enrió  un  varón  profeta  á  los 
mjos  de  Israel,  el  cual  lea  dijo :  Asi  dtyo 
Jehova  Dios  de  Israel:  Yo  os  soqué  de 
Bgypto,  7  do  la  casa  do  servidumbre  os 
saqué: 

9  Yo  os  Ubre  dé  mano  de  los  Egypcios 
y  do  mano  de  todos  los  que  os  afligieron: 
á  los  cuales  eché  de  detento  de  vosotros, 
y  os  di  su  tierra; 

lOYosmJe:  Yoasp  Jehova  vuestro  Dios, 
no  temáis  i  los  dioses  de  los  Amorrheos 
eti  éuyá  tierra  habitáis,  mas  no  oísteis 
mi  tos. 

11  Y  Y  Tino  el  ángel  de  Jebera,  y  sen- 
tóse debajo  del  alcornoque'  que  ettá  en 
Ephra,  el  cual  era  de  Jóos  Ablezertta;  y 
su  bijío  Oedeon  estaba  sacudiendo  d 
trigo  en  el  lagar,  para  hacerlo  esconder 
de  los  Madianitas. 

13  Y  el  ángel  de  Jehova  se  le  apareció, 
y  cnjole :  Jebova  es  contigo  yaron  valien- 
te  de  fuerza. 

13  Y  Gedeon  le  respondió :  Ay,  Señor 
mió,  al  Jehova  es  con  nosotros;  ¿por 
qué  nos  ha  comprendido  todo  esto? 
4  Y  dónde  ettón  todas  sus  maravillas,  que 
nuestros  padres  nos  han  contado,  dteiefc- 


don  Hono*onoat«>ewmdos^un4»f  Y 
ahora  Jebera  nos  ha  desamparado,  y 
nos  ha  entregado  en  monede  los  Madte- 


14  Y  mirándole  Jehova,  cUJolo:  Ande* 
vé  con  esta  tu  Jortsaessy  y  salvaras*  Is- 
rael de  la  mano  do  loo  MedisnHes.  ¿Na 
te  enrió  yol 

15  SI  entonces  le  respondió:  Ay,  fienor 
salo,  ¿con  qné  tongo  do  salvar  á  Israel? 
He  aquí  que  mi  fiunUla  es  pobre  en  Ma- 
nasses  f  y  yo  el  menor  en  la  enea  de  mi 
padre. 

10  Y  Jehova  le  dfyo:  Porque  yo  seré 
contigo;  ytó  herirás  á  los  Madlanttsa, 
como  á  un  varos. 

17  Y  él  respondió:  Yo  te  mogo,  que» 
si  he  hallado  gracia  delante  de  ti,  me  dea 
señal,  de  que  tú  has  hablado  conmigo. 

18  Ruégote,  que  no  te  vayas  do  aqui 
basta  que  po  vuelva  á  ti,  y  saque  mi 
presente,  y  lo  ponga  delante  de  tí.  Y 
él  respondió:  Yo  esperaré  hasta  que 


19  Y  entrándose  Gedeon  aparejé  un  ca- 
brito de  las  cabras,  y  panes  sin  levadura 
de  un  epna  de  harina,  y  puso  la  carne 
en  un  canastillo ;  y  el  caldo  en  una  etlai 
y  sacándolo  presentóselo  debajo  de  aquel 
alcornoque. 

28  Y  el  analto  Diosle  drjo:  Tómala 
carne,  y  los  panes  sin  levadura,  y  pónlo 
sobre  esta  peña:  y  vierte  el  caldo.  Y  él 
k>  bine  así. 

81  Yeztendiendoelánfelde  Jebova  el 
canto  del  bordón  que  tenia  en  su  mano, 
tocó  en  la  carne  y  en  los  pane»  sin  leva- 
dnras  y  subió  ruego  de  la  pena,  el  cual 
consumió  la  carne  y  los  panos  sin  lava* 
duro,  y  el  ángel  de  Jebova  desapareció 
ds  delante  de  él. 

28  Y  viendo  Oedeon  que  era  el  ángel 
de  Jehova,  d#e:  Ay,  Seflor  Jebova,  que 
he  visto  al  ángel  de  Jehova  cara  4  cara. 

88  Y  Jehoveledtfo:  Pan  A  ti,  no  hayas 
temor;  no  morirás. 

24  Y  edificó  allí  Oedeon  altar  á  Jebova, 
al  cual  Hamo  Jehova-salom,  el  eual  dmra 
hasta  hoy  en  Ephra  de  los  Abieseritsa. 

25  Y  Y  aconteció  ^sue  la  misma  noche 
le  dtyo  Jehova  :  Toma  un  toro  del  hato 
de  tu  padre,  y  otro  toro  de  siete  años,  y 
derriba  el  altar  de  Bahal  que  tu  padre 
tiene,  y  corta  también  el  bosque  qm  e*td 
Junto  á  él: 

26  Y  edifica  altar  á  Jebova  tu  Dios  en 
la  cumbre  de  este  peñasco  en  lugar  con? 
Teniente",  y  tomando  el  segundo  toro 

28? 


XtTfiCTSH. 


sacrlffenlo  m  note******  sobre  te  lena 
del  bosque,  que  habrá»  cortado. 

87  Entonce*  Godeon  tomó  dio*  varones 
de  sus  siervo*,  y  biso  como  Jehova  le 
dijo.  Mu*  temiendo  de  hacerlo  do  día, 
por  la  tarilla  de  en  padre,  y  por  loa 
hombre*  de  la  ciudad,  hí solo  de  noche. 

28  1  Y  á  la  moflan*  cuando  toe  de  la 
dodaá  *e  levantaron,  he  equi  que  el 
altar  de  Bufad  estaba  derribado;  y  el 
bosque,  que  «naso*  junto  á  él,  cortado; 
y  el  segando  becerro  sacrificado' en  ho- 
locausto sobre  el  altar  de  nuevo  edificado. 

98  Y  dijeron  el  «no  al  otro :  ¿Quién  ha 
hecho  esto?  Y  buscando  y  inquiriendo, 
dtyéronles :  Oedeon  hijo  de  Joas  lo  ha  he- 
cho. Entonces  los  varones  de  la  ciudad 
dieron  áJoas: 

80  Saca  fuera  tu  hijo  para  que  muera, 
por  cuanto  ha  derribado  el  altar  de  Ba- 
hal; y  ha  cortado  *t  bosque,  que  miaba 
junto  áol 

SI  Y  Jota  respondió  á  todos  los  que 
estaban  cerca  de  él :  ¿Tomaréis  vosotros 
el  pleito  por  Bahal  t  ¿  ó  salvarle  hete  vo- 
sotros t  Cualqtera  que  tomare  el  pleito 
por  él,  que  muera  maSana.  01  es  dios, 
pleitee  por  si  con  el  que  derribó  su 
aKar. 

82  Y  aquel  dia  le  llamó  Jerufaenal,  por- 
que dQo:  fteitee  Bahal  contra  él  que 
derribó  su  altar. 

83  1  Y  todos  los  Mañanitas,  y  Amaled- 
tas,  y  Orientales  se  juntaron  á  una,  y 
pasando  asentaron  campo  en  el  valle  de 
JesraeL 

84  Y  el  Espíritu  de  «Tehova  se  envistió 
en  Gedeon,  el  cual  como  bobo  tocado  el 
cuerno,  AWeoer  se  juntó  con  éL 

85  Y  envió  mensajeros  por  todo  Má- 
nasses ;  el  cual  también  se  juntó  con  él 
Y  envió  mensajeros  á  Asser,  y  á  Zabu- 
lón, y  á  Nephthatt,  los  cuales  lo*  sallo- 
ron  áreetblr. 

86  Y  Gedeon  ótyo  á  Dios:  81  has-de 
salvar  á  Israel  por  mi  mano,  como  has 
dicho, 

87  He  aqui  que  yo  pondré  un  vellocino 
de  lana  en  la  era;  y  si  el  rodo  estuviere 
en  el  vellocino  solanfente,  quedando  se- 
ca toda  la  otra  tierra,  entonces  enten- 
deré que  has  de  salvar  á  Israel  por  mi 
mano,  como  lo  has  dicho. 

88  Y  aconteció  asi  porque  como  se  le- 
vantó de  mañana  esprimlendo  el  vello- 
cino sacó  de  él  cu  rodo,  un  vaso  lleno  de 
agua. 

88  Ka*  Gedeon  dtyo  á  Dio*:  No  •cen- 


drad* tu  Ira  contra  mi;  si  «un  hablare 
esta  ves :  Solamente  probaré  ahora  otra 
vez  con*  el  vellocino.  Ruégote  que  la 
sequedad  sea  en  sol©  ei  vellocino:  f  «t 
rodo  sobre  la  tierra. 
*0  Y  aquella  noche  lo  hito  Dios  asi: 
porque  la  sequedad  fué  en  solo  d  vello- 
cino, y  en  toda  la  tierra  estuvo  d  roda 

CAPITULO  VH. 

Ditmmuve  Dio*  el  ejército  de  Oedeom  hasta  éejmrto 
en  treaeiento*  hombre*  paro  que  d  él  «ote  fm*e  atri- 
buida la  gloria  de  Ja  victoria.  Ií.  Con  esto*  óeehao* 
JMmetejonitodekmMmdtammem.  Ttém  tttn  hi**o- 
ria  e*  figmra  de  Ja  batalla  do  Criólo  con  mmttti-ot 
enemigo»  v  de  $u  victoria  ha.  9. 4.  Cómo  en  la  jor- 
nada de  Jferfla»,  ¡re.  Anhmmmc  te  et  del  estado* 
atiento,  ettOa  de  pelear  y  victoria  do  totjkttm  do  me 
enemigo*  en  Críete  :por  tanto  advertirte  ka  d  toda* 
la*  circvnttancia*,  porque  toda»  van  encaminada* 
a  e*te  propeowto. 

LEVANTÁNDOSE  pues  de  mañana 
Jerubahal,  d  cual  et  Gedeon,  y  todo 
d  pueblo  que  «ataca  con  él,  asentaron  el 
campo  junto  á  la  fuente  de  Harad:  y 
tenia  el  campo  de  los  Madmnltas  al  nor- 
te de  la  otra  parte  dd  collado  do  More, 
en  el  valle 

%  Y  Jefaova  dtyo  á  Gedeon :  El  pueblo 
que  está  contigo  es  mucho  para  que  yo 
dé  á  los  Madtanltas  en  su  mano :  porque 
no  se  alabe  Israel  contra  mí,  diciendo : 
MI  mano  me  ha  salvada 

8  Haz  pues  ahora  pregonar  que  lo  oiga 
d  pueblo,  diciendo :  El  que  teme  y  se 
estremece,  madrugue  y  vuélvase  desde 
d  monte  de  Galaad.  Y  volviéronse  de 
tos  dd  pueblo  veinte  y  dos  mu :  y  que- 
daron diez  mil. 

4  Y  Jefaova  dQo  á  Gedeon :  Aun  es  mu- 
cho el  pueblo;  llévalos  á  las  aguas,  y 
aUi  yo  te  los  protaré:  y  dd  que  so  te 
dtyere:  Yaya  este  contigo;  vaya  contigo. 
Mas  de  cualquiera  que  ye  te  dijere:  Este 
no  vaya  contigo ;  d  tal  no  vaya. 

5  Entonce*  él  nevó  el  pueblo  á  las 
aguas:  y  Jehova  dtfo  á  Gedeon:  Cual- 
quiera que  lamiere  hn  aguas  con  sil  len- 
gua como  lame  el  perro,  aqud  pondrás 
á  parte:  y  amimimo  cualquiera  que  se  ar- 
rodillare sobre  sus  rodillas  para  beber. 

8  Y  flié  d  numero  de  los  que  lamieron 
las  aguas  llegándola  con  la  mano  á  la 
boca  trescientos  varones :  y  todo  d  resto 
éVl  pueblo  se  arrodillaron  sobre  sus  ro- 
dillas para  beber  las  aguas. 

7  f  Entonces  Jehova  dQo  á  Gedeon : 
Con  estos  tresdentos  varones  que  lamie- 
ron d  aqu*,  os  adveré,  y  entregaré  á  loa 
Madlanltas  en  tus  manos:  y  vájUse  todo 
d  pueblo  ceda  uno  á  su  lugar. 


JUECES. 


8  Y  tomaét  provisión  para  el  pueblo 
cu  eos  nano*,  con  sus  bocinas,  enrió  á 
todos  los  otro»  Israelitas  cada  uno  4  su 
tienda»  y  roturo  á  aquellos  trescientos 
Taronca:  y  tenia  d  campo  de  Madlan 
nbojo  en  el  ralle. 

9  T  aconteció  que  aquella  noche  Jeho- 
ra  le  dijo:  Levántate  y  desciende  al 
campo:  porque  yo  lo  be  entregado  en 
tus  manos. 

19  T  si  tienes  temor  de  descender,  des- 
ciendo tú,  y  Fhara  tu  criado  al  campo : 

11  Y  oirás  lo  qne  hablan:  y  entonces 
tns  manos  se  esforzarán,  y  descenderás 
al  campo.  Y  él  descendió  con  Pbara  su 
criado  al  principio  de  la  gente  do  armas 
que  ataba  en  el  campo. 

12  Y  Madian,  y  Amalee,  y  todos  los 
Orientales  ataban  tendidos  en  el  ralle 
muchos  como  langosta :  y  sus  Camellos 
eran  innumerables,  como  la  arena  que 
eziá  á  la  ribera  de  la  mar  en  multitud. 

18  Y  como  Gedeon  riño,  he  aquí  que 
un  varón  estaba  contando  á  su  compa- 
ñero un  sueno,  diciendo :  He  aquí  que 
y»  soné  •*  sueno:  Quereiaun  pan  de 
cebada  que  rodaba  basta  el  campo  de 
Madian:  y  llegaba  á  las  tiendas,  y  las 
hirió  de  tal  numera  que  cayeron,  y  las 
trastornó  de  arriba  abajo,  y  que  las  tien- 
das cayeron. 

14  Y  su  compañero  respondió,  y  dtyo: 
Esto  no  es  otra  eosa  sino  la  espada  de 
Gedeon  lujo  de  Jóos,  varón  de  Israel,  que 
Dios  ha  entregado  en  sus  manos  á  los 
Madlonitas  con  todo  el  campo. 
,  15  Y  como  Gedeon  oyó  la  historia  del 
sueno  con  su  declaración,  adoró;  y 
vuelto  al  campo  de  Israel,  dtyo:  Levan- 
taos, que  Jehova  ha  entregado  el  campo 
de  Madian  en  vuestras  manos. 

10  Y  repartiendo  los  trescientos  hom- 
bres en  tres  escuadrones  dio  á  cada  uno 
de  ellos  tanda*  bocinas  en  sus  manos,  y 
sendo*  eántaros  vacíos,  con  «cadas  tizo- 
nes ardiendo  dentro  de  los  cántaros. 

17  Y  agoles:  Minadme  á  mí,  y  haced 
como  yo  hiciere:  he  aquí,  que  cuando  yo 
llegaré  al  principio  del  campo,  como  yo 
hiciere,  asi  haréis  vosotros. 

13  Yo  tocaré  la  bocina,  y  todos,  los  que 
estarán  conmigo:  y  Vosotros  entonces 
tocaréis  las  bocinas  al  rededor  de  todo 
d  campo;  y  diréis :  Jehova  y  Gedeon. 

19  Llegó  pues  Gedeon,  y  los  cien  varo- 
nes que  Uevaba  consigo  al  principio  del 
campo  al  principio  de  lávela  del  medio, 
despertando  solamente  las  guardas:  y 


tocaron  lss  bostas,  y  qnebraron  los 
cántaros»  qne  ffwfcm  en  sus  manos. 

80  Y  los  tres  escuadrones  tocaron  *m* 
bocinas,  y  quebrando  los  eántaros  toma- 
ron en  las  manos  izquierdas  los  tizones, 
y  en  las  derechas  los  cuernos  con  que 
taftSban:  y  dieron  grite:  La  aspada  de 
Jehova,  y  la  de  Gedeon. 

21  Y  estuviéronse  en  sos  lagares  en 
derredor  del  campo:  y  todo  el  campo 
Asé  alborotado  y  huyeron  gritando. 

29  Mas  los  trescientos  tocaban  las  boct- 
nas :  y  Jebova  puso  la  espada  de  cada 
uno  contra  su  compañero  en  todo  el 
campo.  Y  el  campo  noyó  hasta  Beth- 
seca  en  Cererat,  y  hasta  el  término  de 
Abelmchula  en  Thebhath. 

28  Y  juntándose  los  de  Israel  de  Nepn- 
thali,  y  de  Asser,  y  do  todo  Maneases, 
siguieron  á  los  Madlanltas, 

21  Gedeon  también  envié  mensajeros  á 
todo  el  monte  de  Ephraim,  diciendo: 
«Descended  al  encuentro  do  los  Madla- 
nltas, y  tomadles  las  aguas  hasta  Beth- 
bera,  y  d  Jordán.  Y  juntos  todos  los 
varones  de  Ephraim  tomaron  las  aguas 
hasta  Beth-bera,  y  el  Jordán. 

25  Y  tomaron  dos  príncipes  do  los  Ma- 
dlonitas Oreb,  y  Zeb ;  y  á  Oecb  mataron 
cu  la  pena  de  Oreb;  y  A  Zeb  mataron  en 
el  lagar  de  Zeb;  y  siguieron  á  los  Madia- 
nitas,  y  trajeron  los  cabezas  de  Oreb,  y  do 
Ztíb  á  Gedeon  de  la  otra  parte  del  Jordán. 

capitulo  vnr. 

Los  da  Epnraim  se  amotinan  contra  Gedeon,  mas  il 
le*  aplaco.  ILLoedc  8ocotk%vlotdePkam*el$on 
castigados  de  Gedeon  porgue  no  le  dieron  emmidm 
pora  su  gente,  yendo  en  el  alcance  de  loe  Madiani- 
tas.  1H.  Rehusa  el  tenorio  del  pmLU,  contemtdn- 
doMconqmcmdmunoled4lossmroMm*dd*JeepoJo 
de  loe  MuHanita»,  de  loe  átale*  hito  «m  Epkod  en 
que  después  idolatró  todo  Israet  IV.  Muerto  Ge- 
deon, Israel  apostaté  de  Dios  d  su  idolatría,  y  d 
Gedeon,  qm  los  había  \ibrado,/mron  inoróte». 

Y  LOS  de  Ephraim  le  dieron.  ¿Qué 
es  esto  que  has  hecho  con  nosotros, 
no  llamándonos  cuando  ibas  á  la  guerra' 
contra  Median?  Y  riñéronle  fuertemente. 

2  A  los  cuales  él  respondió;  ¿Qué  he 
hecho  yo  ahora  como  vosotros ?  ¿El  re- 
busco de  Ephraim  no  es  mejor  que  la 
vendimia  de  Ablescr  ? 

8  Dios  na  entregado  en  vuestras  manos 
á  Oreb  y  á  Zeb  principes  de  Madlan;  y 
¿qué  pude  yo  hacer  como  vosotros?  En- 
tonces el  enojo  de  ellos  contra  él  se 
«placó,  como  él  habló  esta  palabra.        * 

4  í  Y  vino  Gedeon  al  Jordán  para  pa- 
sar, él  y  los  trescientos  hombres  que 
traia  consigo,  cansados  del  alcance. 
289 


IUDGB3. 


■  «  l^dtjonfe*  de  Sise**:  ¥4  oa  ruego 
quédete  al  pueblo  que  me  sigue  «tyMaot 
bocadee  de  pu,  porque  «ten  caneados, 
nena  penya  siga  á  Zebee»  y  á  Sshnana 
reyes  de  Mndian. 

#  Ylea  nrtecinatos  de  Socoth  respon- 
dieren.! jEesá  jala  mano  de  Zebee  y  de 
8almana  en  tu  mano,  para  que  hayamos 
*»*»$&»  do  dejr  pan  átn  ejército! 

7  Y  Gedeon  dj}o:  Pues  cuando  Jehova 
hubiere  entregado  en  mi  mano  á  Zebee 
y  á  Basmana,  yo  trillaré  vuest»  carne 
con  espinas  y  abrojos  del  desierto. 

8  Y  do  allí  subió  áPhanuel,  y  hablóles 
las  mismas  palabras.  Y  los  do  Fkannel 
le  respondieron,  como  hablan  respon- 
dido los  de  Socoth. 

0  Y  él  hablo  también  á  loa  de  Fhanuel, 
diciendo :  Cuando  yo  tornaré  en  par,  yo 
derribaré  esta  torre.      / 

10  Y  Zebee  y  Salmana  ataban  en  Car- 
eo*, y  tanta»  consigo  su  ejército  do  co- 
mo quince  mil  hombrm,  todos  los  que» 
hablan  quedado  do  todo  el  campo  de 
lot  Orientales  y  los  muertos  hmbtan  stdo 
dentó  y  veinte  mil  hombres,  qne  saca- 
ban espada. 

11  Y* subiendo  Gedeoa  háenv  los  qne 
estaban  en  las  tiendas  A  la  parte  oriental 
de  •Nobe,  y  de  Jegbaa,  hirió  el  campo, 
porque  el  campo  estaba  seguro. 

13  Y  huyendo  Zebce  y  Salmana,  él  los 
siguió,  ytomadoa  toa  dos  reyes  de  Mo- 
dian,  Zebee  y  aalmana,espantó  4  todo  el 
ejército, 

18  Y  volvió  Gedeon  hijo  de  Joas  de  la 
batalla  antes  qne  el  sol  subiese. 

1-4  X  tomó  un  mozo  de  los  do  Socoth, 
y  pregmntándsde,  él  lo  dio  po£  escrito 
los  principales  do  Socoth  y  sus  ancianos, 
setenta  y  siete  varones. 

15  Y  entrando  á  los  de  Socoth,  dtfo  : 
He  aquí  á  Zebee,  y  á  fialsnana,  de  les 
enalta  mo.  zaheristeis,  diciendo:  ¿Está 
ye>  la  mano  de  Zebee  y  de  fjalmana  en 
tn  mamo  para  qne  demos  nomtfó*  pan  á 
tos  varones  cansados  ? 

16  Y  tomó  á  los  ancianos  do  la  ciudad, 
y  espinas  y  abrojos  dd  desierto,  y  casti- 
go con  ellas  á  los  do  Socoth. 

17  Aainrismo  derribó  la  torre  de  Fha- 
nuel,  y  mató  á  sos  de  la  ciudad. 

18  Y  dty»  *  Zebee  y  á  Salmana:  ¿Qué 
manera  de  hombres  tenían  aquellos  qne 
matasteis  en  Tbaborf  Y  ellos  respon- 
dieron: Oomo  tú,  tales  eran  aquellos,  ni 
mas  ni  menos,  qne  parecían  hijos  de  rey. 

1»  YétdUo:  Mié  hermanos  emslüjot 
240 


de  mi  madre:  vive  Jehora,  qué  si  los  • 
hubierais  -guardado  en  vida,  ye  no  os 
mataría. 

20  Y  dj)o  á  Jether  su  primogénito :  Le- 
vántate, y  mátalos?  mas  el  muchacho 
no  desenvainó  su  espada,  porque  tenia 
temor,  que  aun  era  muchacho: 

21  Entonces  dijo  Zebee  y  Salmana t  Le- 
vántate tú,  y  mátanos,  porque  como  <* 
el  varón  tal  c*  su  valentía.  Y  Gedeon  se 
levantó,  y  mató  á  -Zebee  y  á  Salmana,  y 
tomó  las  planchas  que  sus  camellos 
traían  al  cuello. 

28  Y  los  Israelitas  dijeron  á  Gedeon: 
Sé  nuestro  señor  tú,  y  tu  lujo,  y  tu  nie- 
to: pues  qne  nos  has  librado  de  mano 
de  Median. 

28  Mas  Gedeon  respondió :  No  seré  ac- 
flor  sobre  vosotros,  ni  mi  hijo  os  seño- 
reará :  Jehova  será  vuestro  Seftor. 

24  Y  dtyoles  mas  Gedeon  r  Yo  demando 
de  vosotros  una  demanda,  que  cada  uno 
me  do  los  zarcillos  de  su  despojó : 
(porque  traían  zarcillos  de  oro,  que  eran 
Ismaelitas.) 

25  Y  cUos  respondieron :  De  buena  ga- 
na los  doremos,  Y  tendiendo  una  ropa 
de  vestir  echó  allí  cada  uno  los  rarelllofe 
do  su  despojo. 

26  Y  íué  el  peso  de  loe  sarcUlos  de  oro, 
que  el  pidió,  mil  y  siete  cientos  «feto*  do 
oro;  sin  las  planchas,  y  joyeles,  y  vesti- 
dos de  púrpura,  que  traían  los  reyes  de 
Madlan,  y  sin  los  collares  que  tratan  sus 
camellos  al  cuello. 

27  Y  Gedeon  hiro  de  ellos  un  Ephod, 
el  cual  hizo  guardar  en  su  ciudad  de, 
Ephra:  y  todo  Israel  fornicaron  tras  de 
él  en  aquel  lugar,  y  fué  por  tropezadero 
á  Gedeon,  y  á  su  casa. 

28  Asi  fué  humillado  Median  delante 
do  los  lujos  de  Israel,  y  nunca  mas  levan- 
taron su  cabes»;  y  reposó  la  tierra  cua- 
renta años  en  los  dtas  dé  Gedeon, 

29  Y  Jerubafaei  hgo  do  Josa  fué,  y  ha- 
bitó en  en  casa. 

80  Y  tuvo  Gedeon  setenta  hfyos  que 
salieron  de  su  muslo;  porque  tuto  mu- 
chas mugeres. 

SI  Y  su  concubina  que  estafo  en  81- 
ebem,  también  le  parió  o*  hfyo,  y  púso- 
le por  nombre  Abi-meleeh. 

32  H  Y  murió  Gedeon,  lujo  de  Jóos,  en 
buena  vejez,  y  íué  sepultado  en  el  sepul' 
ero  de  su  padre  Joas,  en  Ephra  de  los 
Abieseritas. 

83  Y  aconteció  que  como  murió  Ge- 
deon, los  lüjoa  de  Israel  tornaron,  y  Ibr-» 


JUBGB8. 


nfceron  en  pos  de  loe  Báñeles :  y  se  pa- 
rieron por  dios  á  Bahal-berith. 

84  T  no  te  acordaron  los  hfyos  de  le- 
nte! de  Jebera  sn  Dios,  qne  los  hable  ll- 
orado de  todos  sos  enemigos  al  derredor. 

36  NI  hicieron  misericordia  con  la  casa 
de  Jerubahal  Oedeon,  conforme  a  todo 
d  bien  qne  el  habla  hecho  á  Israel 

CAPITULO  IX 

JbimelecA  k&>  de  Oedeon  eon  oywfa  de  he  de  Si- 
cmm  iMrts  a  émkm  mm  Acthmmm  y  wvps  fíwv 
•obra  d  pttcMo.  JL  Joatham  imAím  *yo#  d« 

i^MCfa  «OÍ0  d¿  fe*  flMMM  de 

ndleede  Sichem  de $n mgratitud 
\  te  emm  de  *m  petare.  J1L  IHee  mete  dimn- 
mm  emtre  be  d«  Sichem  y  JM  wtec*.  /K.  E*  el 
comtata  d«to  ton*  de  Ticte*  ¿W-meleeA  e«  ¿«rid» 
v  muerto  por  mm  mmgeren  cumplimiento  de  lo  qm 
Joatham  kábim  dicto  d  lo»  Shhamitem. 

YFÜÉ8B  Abi-melech,  btyo  de  Jern- 
bahal, á  Sichem  á  los  hermanos  de 
su  madre,  y  habló  con  ellos,  y  con  toda 
la  lunilla  de  la  casa  del  padre  de  sn  ma- 
dre^ diciendo : 

9  Yo  os  niego  qne  habléis  á  oídos  de 
todos  los  señores  de  Sichem:  ¿Qué  te- 
neis  por  mejor,  qne  os  Señoreen  setenta 
hombres,  todos  los  lujos  de  Jerubahal, 
6  qne  os  señoree  nn  raronf  Acordeos 
qne  yo  toy  hneso  Tuestro,  y  carne  rúes* 
tra, 

3  T  hablaron  por  él  los  hermanos  de 
sn  madre  á  oidos  de  todos  ldl  señores 
de  Sichem  todas  estas  palabras:  y  el 
corazón  de  ellos  se  inclino  tras  Abi-me- 
lech, porque  decían:  Nuestro  herma- 
no es. 

4  T  diéronle  setenta  *iclo$  de  plata  del 
templo  de  Bahal-berith,  con  los  cuales 
Abi-melech  alquiló  Tarónos  ociosos  y 
ragabundos  que  le  siguieron. 

5  T  viniendo  á  la  casa  de  bu  padre  á 
Ephra,  mató  á  sus  hermanos  los  hijos 
de  Jerubahal,  setenta  Tarónos,  sobre  una 
piedra:  mas  quedó  Joatham  el  mas  pe- 
queño hijo  de  Jernbahal,  que  se  escondió. 

6  Y  juntados  todos  los  señores  de  Si- 
chem, eon  toda  la  casa  de  Mello,  fueron 
y  eligieron  á  Abi-melech  por  rey  cerca 
de  la  llanura  de  la  estatua  que  estaba  en 
Sichem. 

7  t  Lo  cual  como  fué  dicho  á  Joatham, 
fué,  y  púsose  en  la  cumbre  del  monte 
de  Qarisim,  y  alzando  su  toe  clamó,  y 
díjoles:  Oidme  Tarones  de  Sichem,  que 
DÍo%  os  oiga : 

8  Fueron  loe  árboles  fi  elegir  rey  sobre 
si;  y  dijeron  á  la  oüra:  Reina  sobre  no» 
sotroe. 

9  Mae  la  oüra  les  respondió:  ¿Tengo 
Span.  16 


de  dejar  mi  grosera  eon  k  cosí  per  mi 
eanse>Diee  y  loe  hombres  sen  honrados, 
por  ir,  y  ser  grande  sobre  los  árboles? 

10  T  dijeron  lee  Arboles  á  la  higuera: 
Anda  tú,  reina  sobre  nosotros. 

11  T  respondióles  la  higuera:  ¿Tengo 
de  dejar  mi  dnlanra  y  nri  buen  fleto,  por 
Ir,  y  ser  grande  sobre  lee  árboles? 

19  DQeron  pues  los  árboles  á  se  tM: 
Anda  pues  tu,  reina  sobre  nosotros. 

13  T  la  Tid  les  respondió:  ¿Tengo  de 
dejar  mi  mosto,  qne  alegra  á  Mee  y  á 
los  hombres,  por  ir  y  ser  grande  sefere 
los  árboles. 

14  DQeron  pues  todos  los  árboles  el 
escaramujo:  Anda  tú,  reina  sobre  noso- 
tros. 

15  T  el  escaramujo  respondió  á  los  ár- 
boles: SI  con  Tordad  me  elegís  por  rey 
sobre  Tosotros,  reñid,  y  aseguraos  deba- 
jo de  mi  sombra,y  si  no,  fuego  salga  del 
escaramujo  qne  trague  loe  cedros  del 
Líbano. 

16  Ahora  pues,  si  con  rardad  y  con  In- 
tegridad habéis  procedido  en  nacer  rey  á 
Abi-melech;  y  si  lo  habéis  heeho  bien 
con  Jernbahal  y  eon  su  casa,  y  ti  le  ha- 
béis pagado  conformo  á  la  obra  de  sne 


17  (Pues  que  mi  padre  peleó  por  roso- 
tros,  y  echó  sn  alma  lejos  por  Morares 
de  mano  de  Median, 

18  T  Tosotros  os  levantasteis  hoy  con- 
tra la  casa  de  mi  padre,  y  matasteis  á  sne 
htfos,  setenta  Tarones,  sobre  una  piedra: 
y  habéis  puesto  sobre  los  sonoras  de 
Sichem  por  rey  á  Abi-melech  htye  de  sn 
orlada,  por  cnanto  es  Tueetro  hermano :) 

19  SI  con  Tordad  y  eon  hrárogridad  he* 
beis  hecho  hoy  con  Jernbahal  y  con  sn 
casa,  que  gocéis  de  Abi-melech:  y  él 
goce  de  Tosotros: 

aOYsino,  fuego  salga  de  Ani-mefeelí 
que  consuma  á  los  señores  de  Sichem,  y 
la  casa  de  Mello:  y  mego  salga  de  loe 
señores  de  Sichem  y  de  la  casa  de  Mello 
que  consuma  á  Abi-melech. 

21  T  huyó  Joathan,  huyó,  y  rneee  á 
Beer,yalli  se  estero  por  causa  de  AM- 
melech  su  hermano. 

2»  1  T  después  qne  Abi-meteofe  hubo 
dominado  sobre  Israel  tres  anos, 

33  Enrió  Dtos  un  espirite  mslo  entre 
Abi-melech,  y  entre  loe  señores  de  81- 
ehem,  que  loe  de  Sichem  se  levantaron 
contra  Abi-inclcelij" 

24  Para  que  el  agrario  de  los  sesenta . 
hijos  de  Jornbahal  Tiniese:  y  para  que 


:  y  para  i 


Í«BQ»$. 


]fc*cM«!0m  fr?¿UakSmmr***e(*m  so- 
tbift* Ahkmakeh  en.  hermano,  qm*  los 
mató;  y  sobre  loa.  aenojcee  de  .Sichem, 
^e  oojrro*o*aion  Jes  manes  de  él  para 
matar  aua  JMMKaenos.  - 
,  25  Y  los  señores  de  Sichem  le  pocerón 
^sachadores  en  tea  cumbres  de  loa  mon- 
tea, que  salteaban  A  todo»  loa  qw  pasa- 
&e»  «ar«a4*eH«a>ífcor«l  camino:  da  lo 
cual  fué  -dado  aviso  4  Abi-melech.  , 
-06  X  vino  Gaal  h\Jo  de  Obed  eo*  ana 
¿emanes,  y.paeeronee  4  Sichem;  y  loa 
#e*eresrito  Sicbem.se  aeegunuou  con  él : 

27  Y  saliendo  al  campo  vendimiaron 
«na  vinea,  y  Jae^ureeron*  y  hicieron  ale- 
gría»: y  entrando  en  el  templo  de  ana 
dioaea  comieron  y  bebieron,  y  maldijo 
ntfn  4  iMrlñaaa)ai)h 

,2*  Y-Gaal  Wjo  de  Obed  cu>:  ¿Quién 
at  Abkmeleoh»  y  quién  ea  Sichem  para 
jjgg,n«a— tffoa.ainr^nioa 4  él  ?  ¿Noeaht- 
jmú*4múbalf  ¿Y  Zebul  nost.au  asis- 
tente? Servid  á  loa  varones  de  Hemor 
padsede  ttenenv  ¿Por  qué  le  hablamos 
deeerviráél? 

29  ¡Quién  dleee  á  este  pueblo  debajo 
d*  mi  mano,  que  Imgo  echaria  á  Abi- 
naleahl  Y  decia  44td*aelecJ*;  Aumen- 
ta tas  escuadronea,  y  sal. 
.¿QYt^ulaaktcnte  de  4a  ciudad,  oyen- 
frkim  paUhras  de  Gaal  h^o  de  Obed,  en- 
cendióae  su  ira. 

■M  Y  envió  astutamente  menaageroa  á 
AhUneleeb,  diciendo :  He  aquí  que  Gaad 
fcüe><da  Obed,  y  eua  hermanos,  han  veni- 
d*  4  Sichem,  y  be  aquí  que  han  cercado 
1*  etodad  centra  ti.  ,¿ 
1 82  Levántate  pues  ahora  de  noche  tú  y 
elpieblo  que  **4á  contigo,  y  pon  emboe- 
0ad»enel«ttapo. 

t-83  Y:  por  la  mañana  al  salir  del  sol  le- 
vantarte has,  y  acometerás  la  ciudad;  y 
&  J «el  pueblo  que  «ató  con  él  saldrán 
eomtm  tic  y  tú  -hacas  con  él  según  qnc 
acta  ofrecerá, 

«44  (Levantándose  pues  de  noche  Abi- 
melech,  y  todo  el  pueblo  que  con  él  es- 
ktbot  pusieron  emboscada  contra  Sichem 
00»  cuatro  compañías, 

85  Y  Gaal  hijo  do  Obed  salió,  y  púsose 
41a  entrada  de  la  puerta  de  la  ciudad;  y 
Abi-melech  y  iodo  el  pueblo  que  con  él 
safe»*,  su  levantaron  do  la  emboscada. 
36  .Y  'viendo  Gaal  el  pueblo,  dtfo.á  Ze- 
bul t  He  alU  pueblo  que  desciende  de 
las  cumbres  de  los  menina,  Y  Zebul  le 
respondió  ¡  La  aomboa  de  los  montes, 
te  paraos  hombres. 

942 


1 37  Has  Gaal  Wpé¿  W4a«,  *a8o  1  Be 
allí  pueblo  que  desciendo  por  medio  de 
la  tkrra;  j  un  escuadrón  viene  por  el 
camino  de  la  campana  de  Meoneninx. 

3?  Y  Zebul  le  respondió;  ¿Dónde  antf 
ahora  tu  dicho  que  decías:  Quién  es 
Abirmelecn,  para  ,que  sirvamos  á  él? 
¿  Este,  no  es  el  pueblo  que  tenias  en  po- 
co? Sal  pues  ahora,  y  pelea  con  éL 

89  Y  Gaal  salló  delante  de  los  sejíores 
de  Sichem  y  peleó  contra  Abi-melech. 

40  Y  Abi-meloch  le  siguió,  y  él  huyó 
delante  de  él,  y  cayeron  herido?  muchos 
hasta  la  entrada  de  la  puerta. 

41  Y  Abi-melech  se  quedó  en  Aroma»  y 
Zebul  echó  á  Gaal  y  á  sus  hermanos,  que 
no  morasen  en  Sichem. 

42  Y  aconteció  d  dia  siguiente  flue  jb\ 
pueblo  salió  al  campo ;  y  fué  dado  ayfeo 
á  Abi-melech. 

43  £1  cual  tomando  gente  repartióla  en 
tres  compañías,  y  puso  emboscadas  en 
el  campo ;  y  como  miró,  he  aquí  el  pue- 
blo que  salla  de  la  ciudad :  y  levantán- 
dose contra  ello»  hiriólos. 

44  Y  Abi-melech  y  el  escuadrón  que 
estaba  con  él,  acometieron  con  ímpetu, 
y  pararon  á  la  entrada  de  la  puerta  de  la 
ciudad:  y  las  otras  dos  compañías  aco- 
metieron á  todos  los  que,  estaban  en  el 
campo,  j|hiriéronlos. 

45  Abi-melech  combatió  la  ciudad  todo 
aquel  dia  y  tomóla,  y  mató  al  pueblo  que 
en  ella  alaba,  y  asoló  la  ciudad,  y  sem- 
bróla de  sol. 

46  Lo  cual  como  oyeron  todos  los  que  es- 
taban en  la  torre  de  Sichem,  entráronse 
en  la  fortaleza  del  templo  del  dios  Beritn. 

47  Y  fué  dicho  á  Abi-melech  como  to- 
dos los  de  la  torre  de  Sichem  estaban 
juntados. 

48  Abi-melech  subió  al  monte  de  Sal- 
món, él  y  toda  la  gente  que  estaba  con  él, 
y  tomó  Abi-melech  hachas  cu  su  mano,  y 
cortó  roma  de  los  árboles,  y  levantán- 
dola púsóscla  sobre  sus  hombros,  dicien- 
do al  pueblo  que  estaba  con  él :  Lo  que 
me  veis  á  mí  que  hago,  haced  vosotros 
prestamente  como  yo. 

49  Y  así  todo  el  pueblo  cortó  también 
cada  uno  su  roma,  y  siguieron  á  Abi- 
melech,  y  pusiéronla  junto  á  la  fortale- 
za, y  pusieron  fuego  con  ella  á  la  forta- 
leza, de  tal  manera  que  todos  los  de  la 
torre  de  Sichem  murieron,  como  mil 
hombrea  y  mugeres. 

50  ^  Después  Abi-melech  se  fué  á  Tho- 
bea :  y  puso  céreo  4  Ttoe&esf  y  tomóla*, 

Digitized  by  LjOC 


M1BCB& 


U  fomedlo' db  ««MU»  <MU*  wteba 
una  torre  iberio  Ala  euei  ee  retiraron 
todos  loe  hombres  7  mngeres,  y  todos  les 
señores  de  la  dudad:  7  temad*  tras  si 
ku  puerta*  subiéronse  á  la  teohumbre  de 
la  torre, 

53.  Y  Tino  Abtanelech  4  la  torre,  7  con- 
batiéndole  llegóse  i 4a  puerto  déla  torre 
para  pegarle  fuego. 

53  X  una  njuger  dejo  caer  un  pedazo  de 
una  runde  de-molino  sóbrala  cabeza de 
Abí-meleeh,  y  quebrólo  Ios-cascos» 

54  Y  luego  el  llamó  a\  su  escudero,  7 
dijole:  Saca  ta  espada. 7  mátame:  por- 
que no  se  diga  de  mi,  una  muger  le  mató. 
Y  su  escudero  le  travesó,  jr  murió* 

55  Y  como  los  Israelitas  vieron  muerto 
4  Abi-meleth,  feéronse  cada  uno  á  su 


56  Así  pnes  pagó  Dios  á  Abi-mcleeh  el 
mal  que  hizo  contra  su  padre,  matando 
a.  sus  sententa  hermanos. 
.  52  Y  aun  todo  el  mal  de  los  señores  de 
8lchem  torné  Dios  sobre  sus  eabezas :  y 
la  maldición  do  Joatasm  mjo  de  Jeruba- 
hal  Tino  sobre  ellos. 

CAPITULO  X. 

froté* d  Mímela*  JUIa*  * d  Tftofct «Ur:  *  vi- 
viendo ti  pueblo  d  sus  idolatría*  peor  que  dntes, 
Dios  loe  sujeta  d  ¡oe  Pküutíuoe  wdlot  AmmonUa». 
Jt.  J&iéiite*  eamtéftmm  d  Bies,  f  <  3m  recto*  d 


Y  DESPUÉS  de  Att-meleah  levantóse 
Thela  hUe  de  Puna,  hüe  de  Podo, 
varón  do  Isachar,  para  librar  &  Israel  1  el 
cual  habitaba  en  Sanür  en  el  monte  de 
aparaba* 

.2  Y  juzgó  4ferael  vétate  7  tres  anos,  y 
murió,  7  fué  sepultado  en  Samir. 
.  3  Trae  él  se  levantó  Jair  Gaatadita,  el 
cual  juzgó  á  Israel  veinte  y  dos  años. 

4  Este  tuTo  treinta  hijos  que  cabalga- 
ban sobre  treinta  asnos,  y  tenían  treinta 
Tillas,  las  cuales  se  llamaron  las  villas  de 
Jair  hasta  hoy,que  están  en  la  tierra  de 
Gnlaad, 

5  Y  murió  Jair,  y  &4  sepultado  en  Ca- 
món. 

.  6  Mas  los  mjo*  do  Israel  tomaron  a.  ha- 
cer lo  malo  en  los  ojos  de  Jebera,  y  sir- 
vieron 4  los  Banales,  y  á  Astaroth,  7  á 
loe  dioses  de  Syria,;y  á  los  dioses  de  Si* 
don,  y  á  los  dioses  de  Jueab,  y  4  los  dio- 
ses de  ios  Wjos  de4pnmx>n,yálos  dio- 
ses de  los  Philistheos ;  y  dejaron  4  Je- 
uoiwvy  no  1*  sirvieron; 
.  7  Y  Jehova  se  airó  contra  Israel,  y  ven- 
diólos en  mano  de  los  Philistheos,  y  en 
mano  do  los  lacada  Anuuon. 


8  tes  cueles  üeUooef  y  qnebieatsron 
4  loa  ktyee  de  leseel-en  aquel  tiempo  per 
diez  70000  atoa,  á  oeaoe  k»  mjes  de 
Israel,  que  etktoem  áe  la  otra  parte  4el 
Jordán  en  la  tierra  del  Aznotrbee,  que  es 


9  Y  lee  hijea  fe 

tra  Juda,  y  Ben-Jatnin,  y  la  enea  de 
Ephreimt  y  fonos-fue  en  grande  snana- 
raaftigkkx 

10  U  Y  los  hUos  de  Tinto!  ilwnamii  á 
Jebera,  dkienáo't  Mmtom  hemos/  pe- 
cado  centoi  Ui  porque  hafcemea  dejado 
4  nuestro  Dios,  y  notemos  servido  á  loa 
Banales, 

11 Y  Jehova  respondió  4  los  h*ea  00 
Israel:  ¿No  habéis  sido  oprimidos  de 
Egypto,  do  los  Amorrónos,  dé  los  Am- 
Monitoa,de  les  PhMstheoa, 

12  De  los  do  Bidón,  de  Amatech.y  de 
Mebou,  y  eUunefiéo  4  mi  os  be  Horado 
desús  manos?    • 

13  Mas  Tosotros  me  hojéela  dejáis,  7 
habéis  servido  4 diosos  ágenos*  por  tan- 
to ya  no  os  libraré  mee. 

14  Andad,  y  clasnedu  loa  dioses  que  os 
habéis  elegido,  que  os  libren  A  el  tiem- 
po de  vuestra  afliaetak 

15  Y  los  hijos  de  Isjaolittpondieroa  4 
Jehova:  ifeMros  hemos  panado,  haz  tú 
son  nosotros  como  bien  te  -poreniere : 
solamente  que  ahora  nos  Ubres  en  este 
día, 

16  Y  quitaron  de  entre  si  'loa -dieses 
ágenos,  y  sirvieron:  4  Jehova-;  y  su  olma 
fué  angustiada  4  censa  del-  trabajo  de>¿s- 
rael. 

17  Y  juntándose  los  mjos  de  Amtaon 
asentaron  campo  en  Galaadt   y  junta*  t 
tombo  los  mjos  de  Israel,  y  asentaron  su  * 
campo  en  Maspha* 

18  Y  los  príncipes  y  el  pueblo  de  €te- 
laad  dfyeron  el  uno  al  otro  i  ¿  Quién*  será 
el  que  comenzará  la  batalla  eetotn*  los 
hyos  de  Arnmon  ?  El  seré  «abemeobro 
todos  los  que  habitan  en  Oelaad. 

CAPITULÓ  XI.    ' 

Jephtebaetdrdo  v  *\eterrmd+  —  eksjtáo  per  copetón 
del  pueblo  contra  lo*  Agmonitas.  II.  Litiga  por 
embajadores  con  el  rey  de  loe  Ammonita»  eobre  Ja 
posesión  9  tírmbtút  Oe  1»  tierra  *é  Gatead.  TO. 
Qtnwi4ntloet  partir  contraed  Aettnpn^ehwMace^vote 
de  sacrificar  d  Dios  al  primero  que  de  su  cásale  $*> 
Itere  di  encuentro  volviendo  con  victoria.  IV,  Vuel" 

•  to,  eSMo  4L  reckn>  eu  htfa  antea,  y  et  le»  sacrifica 


ENTONCE»  JephteGalaaditaeTahom- 
bre  valiente,  mjo  do  unaremena;  al 

^JephteJU*te«jr*-.<i'U-.. 


JUECES. 


2  Y  la  mugar  de  Galaed  tambtm  le  ha- 
bla parMo  h#os:  k»  esafet  eourio feo- 
ron  grandes  echaron  4»  *iá  Jephte,  di- 
ciendo: No  heredarás  en  lacas*  de  nues- 
tro padre,  porqne  ere*  bastardo. 

8  Huyendo  pues  Jephte  á  cansa  de  sne 
hermanes,  habitó  en  tiene,  de  Tob:  7 
juntáronse  con  el  nomores  ociosos,  los 
enalte  sallan  con  & 

é  T  aconteció  qne  después  de  «Zpunos 
días  los  htJot  de  Ammoo  hicieron  guer- 
ra  contra  Israel. 

i  Y  como  loa  mjos  de  Amaten  tenían 
guerra  contra  Israel,  los  ancianos  de  Ge- 
land  fueron  para  volver  á  ¿epate  de  tier- 
ra de  Tob. 

•  Y  dijeron  á.  Jephte;  Ven  y  serás  nues- 
tro espetan  para  qne  peleemos  eon  los 
Jigos  de  Anuno*. 

7  T  Jephte  respondió  á  les  ancianos  de 
€húaad:  i  No  me  habéis  vosotros  aborre- 
cido, 7  me  echasteis  déla  casa  de  mi  pa- 
dre? ¿  Por  qné  venta  ahora  á  mi,  cuando 
estáis  en  ailoefton? 

8  Los  ándanos  de  Oalaad  respondieron 
á  Jephte :  por  esta  misma  cansa  torna- 
mos ahora  4  ti,  para  ejne  vengas  eon  no- 
sotros, 7  pelees  contra  los  hijos  de  Am- 
mon,  7  nos  seas  cabana  á  todos  los  qne 


•  Jephte  entonces  dfyo  á  los  ancianos 
de  0  sisad :  81  me  volvéis  para  qne  pe* 
lee  contra  los  hfyos  de  Ammon,  7  Jeho- 
va  los  entregare  delante  de  mi,  ¿seré  yo 
vuestra  cabesa? 

10  Y  tos  asotanes  de  Oalaad  respondie- 
ron á  Jsptote:  Jehova  oiga  entre  noso- 
tros, si  no  ío  hiciéremos  como  tú  dices. 

ll'Bntonees  Jephte  vino  eon  loe  anda- 
noa  de  Oalaad,  7  el  pueblo  le  eligió  por 
su  eabesn  7  principe:  7  Jephte  habló 
todas  sus  palabras  delante  de  Jehova  en 
Maspha. 

19  Y  Y  envió  Jephte  embajadores  al 
rey  da  los  Ammonitas,  diciendo :  ¿Qué 
tienes  tu  conmigo,  que  has  venido  á  mi 
para  hacer  guerra  en  mi  tierra? 

18  Y  el  rey  de  los  Ammonitas  respon- 
dió á  los  embajadores  de  Jephte:  Por 
cuanto  Israel  tomó  mi  tierra,  cuando  su- 
mo de  Egypto,  desde  Arnon  hasta  Jeboc 
7  el  Jordán :  por  tanto  tórnalas  ahora  en 

Id  Y  Jephte  tornó  á  enviar  otros  em- 
bajadores al  re7  de  los  Ammonitas, 

lABMendole:    Jephte  ha  dicho  asi: 
Ismel  no  tomó  tierra  de  Moab,  ni  tierra 
de  loa  htfos  4e  Ammon : 
844 


16  Mas  subiendo  Israel  de  Egypto,  an- 
duvo por  el  desierto  hasta  el  mar  Ber- 
mejo, 7  llegó  á  Cades. 

17  Entonces  Israel  envió  embajadores 
al  rey  de  Edom,  diciendo :  Yo  te  ruego 
que  me  dejes  pasar  por  tu  tierra :  mas  d 
rey  de  Edom  no  los  escuchó.  Envió 
también  al  rey  de  Moab :  el  cual  tampo- 
co quiso :  7  ati  qnedó  Israel  en  Cades. 

18  Y  yendo  por  d  desierto,  rodeó  la 
tierra  de  Edom,  7  la  tierra  de  Moab,  7 
viniendo  por  donde  nace  el  sol  á  la  tier- 
ra de  Moab,  asentó  su  campo  destotra 
parte  de  Arnon:  7  no  entraron  por  d 
término  de  Moab ;  porque  Arnon  térmi- 
no es  de  Moab. 

19  Y  envió  Israel  embajadores  á  Sehon 
rey  de  los  Amorrheos,  rey  de  Hesebon, 
didéndole :  Ruégote  que  me  dejes  pasar 
por  tu  tierra  hasta  mi  lugar. 

20  Mas  Sebón  no  se  lió  de  Israel  para 
darle  paso  por  su  término :  antes  jun- 
tando Sehon  todo  su  pueblo  puso  cam- 
po en  Jasa,  7  peleó  contra  Israel. 

21  Mas  Jehova  d  Dios  de  Israel  entre- 
gó á  Sehon  7  á  todo  su  pueblo  en  mano 
de  Israel,  7  vendólos,y  poseyó  Israel  to- 
da la  tierra  del  Araorrheo,  que  habitaba 
en  aquella  tierra. 

22  Poseyeron  también  todo  d  término 
del  Amorrheo  desde  Arnon  hasta  Jeboc, 
7  desde  d  desierto  hasta  el  Jordán. 

28  Asi  qne  Jehova  él  Dios  de  Israel 
echó  tos  Amorrheos  delante  de  su  pue- 
blo Israel :  ¿  7  poseerlo  has  tú  ? 

24  ¿Si  Chamos  tu  dios  te  echase  algu- 
no, no  lo  poseerlas  tú  ?  Así  nuet  posee- 
remos nosotros  á  todo  aquel  que  echó 
Jehova  nuestro  Dios  de  delante  de  noso- 
tros. 

25  ¿Eres  tú  ahora  bueno,  bueno  mas 
qne  Balae  htyo  de  Sephor,  rey  de  Moab? 
¿tuvo  él  cuestión  con  Israel?  ¿biso 
guerra  contra  ellos  ? 

26  ítem,  habitando  Israel  por  trescien- 
tos anos  á  Hesebon  7  sus  ddeas,  á  Aroer 
7  sus  ddeas ;  7  todas  las  ciudades  que 
estáñalos  términos  de  Arnon,  ¿por  qué 
no  las  habéis  defendido  en  este  tiempo  t 

27  Asi  qne  70  nada  he  pecado  contra 
ti,  mas  tú  haces  md  conmigo  haciéndo- 
me guerra :  Jehova,  que  es  el  juez,  jua- 
gue hoy  entre  los  mjos  de  Israel  7  los 
hfyos  de  Ammon. 

28  Mas  el  rey  de  los  btyos  de  Ammon 
no  oyó  las  razones  de  Jephte  qne  le  en- 
rióádédr. 

29  f  Y  d  Espíritu  de  Jehova  fué  sobro 

Digitized  by  VjOOQIC 


JUECES. 


Jephte,  y  pesó  en  Miad,  y  en 
see:  ydeaUipasóenMispliade 
y  de  Maspha  de  Qalaad  pasó  á  lee  hQce 
de  Ammon. 

80  T  hizo  voto  Jephte  á  Jehova,  dicien- 
do: Si  entregares  á  loe  Ammonitas  en 
mis  manos, 

SI  Cualquiera  que  me  saliere  á  recibir 
de  las  puertee  de  mi  ceta,  cuando  vol- 
Tlere  de  loe  Ammonitas  en  pal,  aeré  de 
Jehova,  y  yo  lo  ofreceré  en  holocausto. 

83  T  pasó  Jephte  á  loe  htyoe  de  Am- 
mon para  pelear  contra  eHos,  y  Jehova 
loe  entregó  en  su  maná 

88  T  hiriólo»  de  gran  matanza,  mucho 
deade  Aroer  hasta  llegar  á  Menntth, 
veinte  ciodadea :  y  hasta  la  vega  de  lee 
Tifias:  y  ari  ftieron  domados  loa  Am- 
monltae delante  de  los  htyos  de  Israel. 

84  T  Y  volviendo  Jephte  á  Maspha  á  su 
casa :  he  aqni  que  su  htya  le  sale  á  reci- 
bir con  adufes,  y  corros,  á  la  cual  tenia 
aola  única:  no  tenia  raerá  de  ella  otro 
hijo  ni  bija. 

85  T  como  él  la  vio,  rompió  sus  vesti- 
dos, diciendo :  Ay,  nfla  mia,  deVrerdad 
me  has  abatido,  y*tú  eres  de  loe  que  me 
abaten :  porque  yo  he  abierto  mi  boca  á 
Jebova,  y  no  lo  podré  revocar. 

86  Ella  entonces  le  respondió:  Padre 
mió,  si  ñas  abierto  tu  boca  á  Jehova,  has 
de  mi  como  salló  de  tn  boca,  pues  que 
Jebova  te  ha  hecho  venganza  de  tus  ene- 
migos los  hijos  de  Ammon. 

87  T  tornó  á  decir  á  bu  padre :  Hagas- 
me  esto:  débame  por  dos  meses  que 
vaya  y  descienda  por  loa  montes,  y  llore 
mi  virginidad,  yo  y  mis  compañeras. 

88  El  entonces  djjo:  Vé.  T  dejóla  por 
dos  meses:  y  ella  fué  con  ros  compe- 
lieras, y  lloró  su  virginidad  por  los 
montes. 

89  Pasados  los  dos  meses,' volvió  á  su 
padre,  y  hizo  de  ella  conformé  á  su  voto, 
que  habla  votado :  y  ella  nunca  conoció 
varón. 

40  De  aquí  rae  la  costumbre  en  Israel 
yue  de  ano  en  ano  Iban  las  hfyae  de  Is- 
rael, para  endechar  á  la  hija  de  Jephte 
Galaadlta,  cuatro  ¿Has  en  el  ano. 

capitulo  ra 

Xof  ééEfkrmím  m  mmottmtm  $tnirm  JtphU:  penel 

tm*immwm*md»éBi*m  grmm  ■ámirf>.    lLMmrto 
Jtpfite,  tmeédmU  Abé$an,  JEfon,  Abdon. 

Y  JUNTÁNDOSE  los  varones  de 
Ephraim,  pasaron  hacia  el  oqul- 
Jon,  y  dijeron  á  Jephte :  ¿Por  qué  raíste 
á  hacer  guerra  contra  los  hfyos  de  Am- 


mon, y  no  M 
contigo  f   JMnsiret  sjuei 


e/ze  mesemos 
*ésaos4m*go 


tu  casa  contigo. 

3  Y  Jephte  lee  respondió:  To  tuve,  y 
mi  pueblo,  una  gran  contienda  con  los 
hijos  de  Ammon:  y  llamees,  y  no  me 
defeudfetefe  de  ene  manos. 

8  Viendo  pnce  que  tú  no  zas  datadlas, 
puse  mi  alma  en  mi  palma»  y  pasé  con- 
tra los  lujos  de  Ammon,  y  ¿chova  loa 
entregó  en  mi  mano :  ¿  por  qué  pues  ha- 
béis subtée  hoy  contra  mi  nasa  pelear 
conmigo? 

4  TJuntando  Jephte  á  todos  las  varo- 
nes de  Galaad  peleó  contra  Ephraim ;  y 
los  deuQalaaé  hirieron  á Ephraim;  por- 
que hablan  dicho :  Vosotros  sois  Juglti- 
vos  de  Ephraim.  Vosotros  sois  Gatae- 
düaa  entre  Ephraim  y  Maneases. 

5  Y  los  Oalaadltas  tomaron  los  vados 
del  Jordán,  á  Ephraim;  y  era,  ene  cuan- 
do alguno  de  los  de  Ephraim,  qne  hule, 
decía:  ¿ Pasaré f  los  varones  deOalaad 
le  presentaban:  ¿Eres  táEphrateof  y 
él  respondía,  No: 

8  Entonces  decíanle:  Ahora  puee  di 
Sfalboleth.  Y  él  decía,  «beseth,  porque 
no  podían  pronunciar  asi.  Entonces 
echábanle  mano,  y  degollábanle  junto  4 
los  vados  del  Jordán.  Y  murieron  en- 
toncee  de  los  de  Ephraim  cuarenta  y  dos 
mil. 

7  t  I  Jephte  Jnagó  4  Israel  seis  anos, 
y  murió  Jephte  Gelaadita,  y  fué  eenntta- 
do  en  las  ciudades  de  balead, 

8  Después  ne  él  Jasgó  é  Iseael  Ihsan  do 
Beth-lehem: 

9  El  cual  tuvo  treinta  htyos  y  treinta. 
hQas,  las  cuales  casó  luesa,  y  tomó  áo 
fuera  treinta  btfas  para  sus  h^oa,  y  Juz- 
gó á  Israel  siete  anos. 

10  Y  murió  Ibaan,  y  fué  sepultado  en 
Beth-lehem. 

11  Después  de  él  Juzgó  á  Israel  Bkra 
Zabulonlta,  el  cual  Juzgó  á  Israel  diez 
anos. 

12  Y  murió  Elon  Zabnlonita,  y  lué  se- 
pultado en  Ajelen  en  la  tierra  de  Zabu- 
lón. 

13  Después  de  él  Juzgó  á  Israel  Abdon 
hijo  de  Ulel  Pharathonita. 

14  Eate  tuvo  cuarenta  hfyos,  y  treinta 
btyos  de  hijos  que  cabalgaban  sobre  se- 
tenta asnos,  y  Juzgó  á  Israel  ocho  anos. 

15  Y  murió  Abdon  hijo  de  Illel  Phara- 
thonita, y  rae  sepultado  en  Pharathon 
en  la  tierra  de  Ephraim,  en  el  monte  de 
Amaleen. 


JüfiCfiSL 


OAPFTüLCrXIlL 

roWmclo  hraet  <t  idolatrar  m  maceado  d>  hxPMK* 
tkto*.  II.  Dio»  anuncia  per  un  ángel  á  lo»  padre» 
de  ¿tomón  m  nacimiento,  y  te  teñóla  tu  condición 
de  vida,  por  cvya  mano  el  pueblo  habia  de  »er  liber- 
tada. 

YL08  htyos  de  Israel  toldaron  á  bar 
cer  lo  malo  en  los  ojos  de  Jehova, 
y  Jehova  los  entregó  cu  mano  de  lo* 
Philistbecs  cuarenta  aftas* 

2  y  Y  había  un  hombre  4e  Saraa  de  hk 
tribu  de  Dan,  el  cual  se  llamaba  Manne ; 
y:su  muger  erm  estéril  que  ranea  habla 
parido. 

8  A  ¿ata  mogol»  se  apareció  el  ángel  de 
Jehova,  y  díjole:  He  aquí  que  tú  eres 
estéril,  y  no  has  parido;  mas  concebi- 
rás, y  parirás  «n  hfyo. 

4  Ahora  por  tanto,  mira  ahora  que  no 
bebas  Tino,  ni  sidra,  ni  comas  cosa  in- 
munda: 

5  Porque  tú  concebirás,  y  parirá*  ti* 
mjo:  y  no  subirá  navaja  sobre  sn  cabe- 
za; porque  aquel  niño  Nazareo  será  de 
Dios  desde  el  vientre ;  y  él  comenzará  á 
salvar  á  Israel  de  mano  de  los  Philis- 
theos. 

6  Y  la  mu¿er  vino,  y  contólo  á  sn  ma- 
rido, diciendo :  Un  varón  de  Dios  vino  á 
mi,  cuyo  parecer  era  como  parecer  de 
un  ángel  do  Dios,  terrible  en  gran  ma- 
nera, y  no  le  pregante  de  dónde  ni  quién 
era,  ni  tampoco  él  me  dfyo  su  nombre. 

7  T  díjoinc :  He  aquí  que  tú  concebi- 
rás, y  parirás  un  hijo :  por  tanto  ahora 
no  bebas  vino  ni  sidra,  ni  comas  cosa  in- 
munda; porque  este  nlfto  desde  el  vien- 
tre será  Nazareo  de  Dios  hasta  el  din  de 
su  muerte. 

8  T  oró  Manne  á  Jehova,  y  d\)o :  Ay, 
Seftor  mío,  yo  te  ruego  que  aquel  varón 
de  Dios,  que  enviaste,  torné  ahora  á  ve- 
nfr  á  nosotros,  y  nos  enseñe  lo  q«e  haya- 
mos de  hacer  con  el  niño  que  ha  de  nacer. 

9  T  Dios  oye  la  voz  de  Manne,  y  el  án- 
gel de  Dios  volvió  otra  vés  á  la  mnger 
estando  ella  en  el  campo :  mas  su  mari- 
do Manne  ño  estaba  con  ella. 

10  Y  la  mugar  corrió  presto,  y  dtyolo  á 
su  marido,  dicléndole:  He  aquí  que 
aquel  varón  que  vino  hoy  á  mí,  me  ha 
aparecido. 

11  Y  levantóse  Manne,  y  siguió  á  su 
mnger:  y  después  que  llegó  al  varón, 
díjole :  i  Eres  tú  aquel  varón  que  hablas- 
te á  cuta  muger  ?    Y  él  dijo :  Yo  soy. 

12  Entonces  Manne  dijo!  Cúmplase 
pues  tu  palabra:  ¿qué  orden  se  tendrá 
con  el  niño,  y  qué  ha  de  hacer? 


to-T^l  ángel  do  Jehova  respondió  4 
Mame.?  lia  muger  se  guardará  de  toda* 
las  cosas  que  ye  le  dfle.  • 

14  Ella  no  comerá  cosa  que  salga  de 
vid  que  Heve  vino:  no  beberá  vine,  ni 
sidra :  y  no-  cernerá  cosa  inmunda :  final- 
mente, guardará  todo  lo  que  le  mandé. 

15  Entonces  Manne  dtfo  al  ángel  de 
Jehova :  Buégete  que  te  detengamos,  y 
aparejaremos  delante  de  tí  un  cabrito  de 
las  cabras. 

16  Y  el  ángel  de  Jehova  respondió  á 
Manne:  Aunque  me  detengas,  no  come- 
ré de  tu  pan ;  maa  si  quisieres  hacer  ho* 
loeausto,  sacrifícalo  á  Jehova.  YManue 
no  sabia*  que  aquel  fuete  ángel  de  Jo» 
nova. 

17  Y  Manne  cUjo  al  ángel  de  Jehova* 
¿  Cómo  es  tu  nombre,  porque  cuando  tu; 
palabra  so  cumpliere,  te  honremos  ? 

18  Y  el  ángel  de  Jehova  respondió; 
¿Por  qué  preguntas  por  mi  nombre,  que 
es  oculto  ?  ( 

19  Y  Manne  tomó  un  cabrito  de  las  ea* 
braa,  y  un  presente,  y  sacrificó  sobre 
una  palta  á  Jehova:  y  biso  milagro  a, 
vista  de  Manne  y  do  su  muger. 

20  Porque  aconteció,  que  como  la  11* 
na  subía  del  altar  hacia  el  cielo,  el  án- 
gel de  Jehova  subió  en  la  llama  del  altar 
á  vista  de  Manue  y  de  su  muger,  los 
cuales  se  postraron  en  tierra  sobrefina 
rostros. 

21  Y  el  ángel  de  Jehova  no  tornó  a 
aparecer  á  Manue  ni  á  su  muger.  En- 
tonces conoció  Manne  que  era  el  ángel 
de  Jehova. 

22  Y  dijo  Manne  á  su  muger :  Cierta, 
mente  moriremos,  porque  á  Dios  habe^ 
mos  visto. 

28  Y  su  muger  le  respondió  t  SI  Jehova 
nos  quisiera  matar,  no  tomara  da  nues- 
tras manos  el  holocausto  y  el  presente, 
ni  nos  hubiera  mostrado  todas  estos  co- 
sas, ni  según  el  tiempo  nos  hubiera  anun- 
ciado esto. 

24  Y  la  mnger  parió  «n  hfyo,  y  llamóle 
per  nombre  fiamaon.  Y  el  niño  creció, 
y  Jehova  le  bendijo. 

25  Y  el  Espíritu  de  Jehova  le  ootnensé 
á  tomar  por  vece*  en  Mahane-Dan,  entre 
Sama  y  Eshtact  * ' 

CAPITULO  XIV. 

Samaontecam  con  ana  nmaer  PhiHethea.  II.  YütUn- 
do  d  celebrar  la»  boda*  mata  vn  león*  en  ti  cfV* 
del  cual  halló  despee**  ove  un  enjambre  de  abÉa* 
había  hecho  miel  m.  Prop»me  dio»  mancebo»  Hi- 
lütheo»** entorna,  éltmal  declarando  d  tu  capota* 
»Ma  te  dentar*  d  k*m$*oeboi> 


JVB0E& 


X  nata,vióenThamnataunemugerde 
>)as  mjas  de  lo»  Phnistneos. 

8  Y  subió,  y  declarólo  á  tu  -padre  y  á 
su  madre,  diciendo:  To  he  victo  es  Tham- 
ns4a«ma  muger  de  loe  htyus  de  loé  Pbi- 
ttsiheeu:  ruégoos  que  «Le  k  tomáis:  per 
muger, 

8  Ten  padre  y  su  madre  le  dieron! 
j  No  hay  muger  entre  las  hQae  de  tus 
hermanos,  ni  en  todo  mi  pueblo,  para 
que  veyas4ú  á  tornar  muger  de  loe  Fhi* 
listines  incircuncisos?  YSamso*  res- 
pondió 4  en  padre :  Tómamela  p*r  mu* 
¿er,  porfíe  esta  agradó  á  mis  ojo». 

4  Mas  en  padre,  y  sa  madre  no  sabían 
que  este,  venia  de  ¿chova,  y  que  él  bris- 
caba ocasión  oontfa  loa  Philtotbeosi 
porqye  en  aanel  tiempo  los  Phllistheos 
dominaban  sobre  Israel. 

Jf  t  T  flainson  descendió  con  su  padre 
y  con  su  madre  á  Thamnaia:  y  cerno 
negaron  á  las  Tifias  de  Thomnata,  he 
aqoi  un  cachorro  de  león,  que  venia  bca- 
maedo  baria  él 

0  T  el  Espíritu  de  Jehova  cayó  sobre 
ét,'7  etespedaeóio-oome  quien  despcdaCa 
nn  cabrito,  sin  tener  nada  en  su  mazro : 
y  nO  dló  á  entender  á  su  padre  ni  &  su 
madre  lo  que  habla  hecho. 
-7  T  viniendo,  habló  á  la  mnger  que  ha* 
bla  agradado  áSamson. 

&  Y  tornando  después  de  algutoes  días 
para  -tomarla,  «partos*  dd  camino  para 
ver  el  cuerpo  muerto  del  leoii:  y,  he 
aqui  qm  emaba  en  el  cuerpo  delleon  un 
enjambre  de  eibejas,  y  un  pernal  de  miel. 

•  T  tomándolo  en  sus  manee  fuese  eo- 
mfendeio  por  ei  camino :  y  como  llegó 
á  en  padre  y  á  su  madre,  dióles  también 
á  ellos  que  comiesen :  mas  no  les  descu- 
brió, «ue  habla  tomado  aquella  miel  <tel 
cuerpo  twi  leen. 

10  Ü  Y  vino  su  padre  ala  mnger:  yhi- 
00  alti  flameen  banquete  f  porque  así  so- 
lhm  hacer  los  mancebos, 
ai  Teeme^ettot  lo  vieron,  tomaron 
trehftf»  compañeros  qu*  estuviesen  con 
él 

tS^A  lee  «laten  iflafnuoKdfyof  Y*  os 
propondré  ahora  una  pregunta,  la  cual  si 
en  leu  siete  días  del  banquete  Potros 
me  declarareis  y  hallareis,  yb  os  daré 
trehrta  sábanas,  y  treinta  mudas  de  ves- 
tidos: 

»  Mae  al  ño  me  la  supiereis  declarar, 
vosotros  me  dan»  las  tretera  sábanas,  y 
ma  treinta  mudas  de  vestidos.   Y  ellos 


respondiere»*  fes^ncuos  tu  proguáfcui, 
y  oírla  hemos. 

14  entonce»  les  djjoi  Del  comedor  sa- 
lió oetnMa,  y  del  Alerte  salid  duhmr* 
Y  dbo*  no  pudieron  declararle  la  pregun- 
ta en  tres  dias : 

15  Tal  séptimo  dm  dieron*  la  mnger 
de-ftatnspu :  Induce  á  tu  marida  á  que 
nos  declare  esta  pregunta;  porque  no  te 
quememos  á  ti  y  á  la  casa  de  tu  padre, 
i  Babeamos  llamado  aquí  para  poseer^ 
noef 

16  Y  lloró  la  muger  de  Satnson  delante 
de  ót,  y  dfyo :  Solamente  me  aborreces, 
y  no  me  amas,  pues  que  no  me  declara* 
la  pregunta  que  propusiste  á  los  htyos  le 
mi  pueblo.  Y  él  le  respondió :  He  equi, 
que  ni  á  mi  padre  ni  A  mi  madre  la  he 
deelacado;  ¿yhabiatela  de  declarar  átf? 

17  Y  «B*  Moró  delante  de  0*1  los  siete 
dias  que  ellos  tuyferon  banquete  t  mas 
al  edptbno  diá  él  se  la  deemM,  pbrqtfe  le 
eoustrtnió  i  «fe:  Y  ella  la  declaró  a  loe 
hfyos  de  su  pueblo. 

18  Y  al  séptimo  dlá,  antes  que  el  sol  se 
pusiese,  los  de  la  ciudad  le  dieron  i 
¿Qué  cata  hau  mas  dnlee  que  la  miel* 
l  Y  qué  éoéa  kmg  mas  fuerte  que  el  leen? 

19  Y  él  les  respondió:  Si  no  hubieres* 
arado  con  mi  novUla,  nunca  hubierais 
hallado  mi  pregunta» 

80  Y  ei  Espíritu  de  Jehova  cayó  sobre 
él,  y  vino  á  Aseaion,  y  hartó  treinta  h«tó> 
bres  dé  ellos;  y  tomando  sus  despojos; 
dio  las  mudas  de  vestidos  á  los  queha> 
bian  soltado  la  pregunta :  y  eneendld» 
en  enoje  vinoso  á  casa  de  su  podre. 

21  Yl*magerde$amspnfuédnda4su 
compañero,  ooñ  el  cual  Astease  ha  eosn» 


CAPITULO  XV. 

Saimón  por  haberle  **  negro  quitado  tu  mugar,  toma 
ocation  t« wft  u  te*  PküÍMÜ*ot,  fmiMudiU»  h»  pO- 
p^;por¡o^almrmmr*wmmteroi/mc^o*t0om 
quemado*  de  lo»  PkiUetheoe.  U,  Me**  mü  de  ello» 
Samton  con  una  qutfada  de  atno :  de  fe  atmt,  f  e* 
nJmdoeea\DtoeUda  mgma^ 

Y  ACONTECIÓ  áetpuet  de  atymo* 
dias,  que  en  el  Uetñtoo  de  la  sega- 
da dd  trigo  SanMon  visitó  á  su  mnger 
con  un  cabrito  de  las  cabras,  diciendo- 
Entraré  á  mi  mnger  á  la  cámara.  Mas 
el  padre  de  ella  no  le  dejó  entrar.  - 
8  Y  dtyo  el  padre  de  ella :  To  he  dtebo 
que<tf  la  aborrecías ;  y  di  la  A  tu  conrpa- 
fiero.  Has  su  hermana  menor  |  no  e* 
mas  hermosa  que  ella?  Tómala  pues  en 
su  lugar. 

8  Y  Samson  les  respondió:  yo  tena  sm 
347 


njjscEa. 


.  conloa  PhOkv 
theos,  ai  mal  les  hiciere. 

4  Y  íué  Samson,  y  tomó  trescientas 
sorras,  y  tomando  linones  7  juntándolas 
por  las  colas,  paso  «ñire  cada  dos  colas 
un  tison. 

ó  Y  encofldmaao  los  tisoncs  echólas  en 
los  panas  dalos  Plnlevtheos,  7  quemó 
montones  7  mieses,  y  Tinas  y  olivares. 

•  Y  dieron  los  Pfaillsttieos:  ¿Quién 
biso  esto?  Y  toólas  dicho :  SemsosTel 
yerno  del  Thamnateo,  porque  le  quito 
su  muger,  y  la  dio  ásu  compañero.  Y 
vinieron  los  FhlUatheos,  y  quemaron  A 
luego  4  olla  y  á  su  padre. 

7  Entonces  Samson  les  dtyo:  ¿Asi  lo 
bailáis  de  nacer?  mas  yo  me  vengaré 
da  vosotros,  y  después  cesaré. 

5  Y  hiriólos  de  gran  mortandad  pierna 
y  muslo:  y  descendió,  y  asentó  en  la 
«aera  da  la>  peda  de  Etam. 

•  T  Y  los  PbJUstheos  subieron  y  pusie- 
ron campo  en  Jada,  y  tendiéronse  por 
Lechi. 

10  Y  lo* Turones  do  Jada  les  dfyerou: 
i  Por  «uó  habéis  subido  con t»  nosotros  ? 
Y  en*s  respondieron:  Para  prender  á 
tasnson  hemos  subido :  pam  hacerle  00* 
me  él  nos  ha  hecho. 

.  IX  Y  Tinieren  tres  mil  hombres  de  Je> 
da  á  la  cueva  de  la  pena  de  Etam,  y  ¿ge» 
mam  á  Samson:  4  No  sabes  tú  que  los 
EMhuthosa  dominan  sobre  nosotros! 
¿Por  qué  nos  has  hecho  esto r  Y  él  les 
respondió:   Yo  les  he  hecho  como  eUos 


13  JBfc*  entonces  le  dtyeron:  Nosotros 
hemos  Tenido  para  prenderte,  y  entre- 
ansas  en  ana&o  da  los  Phüiatheos.  Y 
Samson  les  respondió :  Juradme  que  vo* 
aotros  no  me  mataréis. 

13  Y  €0at  le  respondieron,  diciendo: 
Kes  solamente  te  prenderemos,  y  te  en- 
tregaremos en  sus  manos:  mas  no  te 
macaremos.  Entonces  atáronle  con  dos 
cuerdas  nueva»,  y  hiriéronle  Teñir  de  la 


U  Y  como  Tino  hasta  Lechi,  los  Pal- 
listheos  le  salieron  ¿recibir  oon  alarido: 
yol  Espíritu  de  Jehova  cayó  sobre  él,  y 
las  cuerdas  que  ataban  en  sus  breaos  ss 
tornaron  como  lino  quemado  con  mego, 
y  las  ataduras  se  cayeron  de  ana  manos. 

15  Y  hallando  <i  mam  una  quejada  de 
asno  «u*  fresca,  extendió  la  mano  y  to- 
móla, y  hirió  con  ella  mil  hombres. 

16  Entonces  Samson  dijo:  Con  una 
qutyade  de  asno,  un  montón,  dos  mou- 

m 


Ge*  ama  qptM*  da  asma  herí 

mil  varones. 

17  Y  acabando  de  hablar,  echó  de  so 
mano  la  qmjaáa,  y  Uamó  á  aquel  lugar 
lUmath-leohi. 

18  Y  tosiendo  gran  sed,  clamó*  Jeho» 
va,ydtyo:  Tú  has  dado  esta  gran  salud 
por  la  mano  de  tu  siervo:  y  abosa  m> 
moairé  de  sed,  y  caeré  en  la  mano  da  loa 
Incircuncisos. 

19  Entonoea  Dios  quebró  una  muela 
que  anona  en  la  quijada,  y  salieron  de 
allí  agines,  y  bebió,  y  volvió  en  su  < 
tu,  y  vivió.  Por  tanto  Uamó  su  1 
de  aqud  feoer,  Enhaooore,  el  cual  m  en 
Lechi  basta  hoy. 

90  Y  juagó  á  Israel  en  loadlas  de  loa 
PtiUiathaos  veíate  anos. 

CAPITULO  XVL 

Encerrad*  en  Oam  Sameon,  te  eteapa,  tiamitn&én 
lee  pm*rtns  de  m  ciudad.  U.  hmporUmado  de  JDtt- 
ma.  j  mmn  ■  JtfMrtftm.  ff  itwrtw  en  que  eonantta 
mjaena,  u  detpmbiiémdolo  eüa  d  lo*  PkQUtkeeem 
preto  de  cZIm,  y  quebrado*  ¡o*  ojo*  le*  tirve  para 
moler.  JSL  Sacad*  d  fcettjar  d  he  PWtttAeee  en 
mtajktta,  derriba  el  templa  de  m  dmM\4o*de  amara 
e% amata ceaeiae  fronde  numere  de tmemmde?**, 

Y  FUÉ  Samson  i  Gasa,  y  rió  allá  una 
muger  ramera:  y  entró  á  ella. 

»  Y  fué  dicho  á  los  de  Gasa,:  Samson 
es  Tenido  acá:  y  cercáronle,  y  pusiéron- 
le espías  toda  aquella  noche  á  la  puerta 
de  la  ciudad :  y  estuvieron  callados  toda 
aquella  noche,  diciendo:  Hasta  la  lúa  do 
lama  tana:  entonces  le  mataremos. 

3  Mas  Samson  durmió  hasta  la  media 
noche :  y  á  la  media  noche  levantóse,  y 
tomando  las  puertas  de  la  ciudad  eem 
sus  dos  pilares,  y  su  tranca,  écheselas 
al  hombro,  y  fuese,  y  subióse  con  eUaa 
en  la  cumbre  del  monte  que  sata  delante) 
de  Hebrea. 

ó  1  Después  de  esto  aconteció  que  ae 
enamoró  de  una  muger  en  Xanal-sereo» 
la  cual  se  llamaba  Delila, 

5  Y  vinieron  á  ella  loa  principes  de  loa 
Philistheos,  y  d^éronles  Engáñala,  y  na* 
be  .en  qué  mU  su  mama  ion  grande,  y 
como  lo  podríamos  vencer  pam  ano  lo 
atemos,  y  le  atormentemos:  y  cada  uno 
do  nosotros  te  dará  mU  y  den  alelas  do 
plata. 

t  Y  DeUla  dijo  á  Samson:  Yo  te  ruega 
que  me  declares,  en  qué  en**  tu  Jueras 
tea  grande:  y  cómo  podrás  ser  asado* 
pam  ser  atormentado. 

7  Y  respondióle  flamson :  SI  me  ataren 
con  alóte  sogas  rodeases,  que  aun  no 
estén  enjutes;  entonces  me  ennaqueoe» 


meces* 


SSSSftST*  O*  lÓS  O**» 


**,yeemo*i 

SOmbrCS. 

8  Y  loé  príncipe  de  toa  Estibábaos  le 
tedien»  siete  sogas  reefeates,  ese  ese 
no  estaban  eojutm:  y  *Ua  le  atóeos  elle* 

9  X  las  espías  estabas  emutamus  enea» 
ee  de  ella  es  ene  oamara.  staoneeseSs 
le  dfcjot  Semeos,  loe  Philtatheos  sebee 

*4¡L  X  él  rompió  Imsogu,  como  se  rompe 
use  cnerda  de  etiope  cuando  siente  el 
fuego:  y ee  fuera* no  fué eesmetde, 
lOBniosees  Mfed*^  4  sesmos:  He 


yo  le  rungo,  ceeao  sestee  eer  otado. 

11  Xelledtfo:  81  nt*  eiaiss  fuerte- 
mente oon  ceerdee  nueras,  eososs  osóles 
nenguna  ooee  ee  haya  boebo,  jo  me  en- 
seqaeeeré,  y  eefé  oomo  eualquiem  de 
lee  otros  hombres. 

U  X  DelUa  tomo  cuerdas  nueras,  y 
•tole  eos  ollee:  j  é^oie:  Besases,  los 
Fsttletseee  sobre  tt.  X  lm  esjnss  cesv 
bes  en  ose  cárnea»  lies  él  lee  rompió 
se  sos  bracos  eomo  os  hile» 

28  Y  DeJUe  «U*  á  Bees***:  Hasta  ahora 
i  y  treme  sosssiso  oon  menlt- 
eee  ahora  eomo  po- 
El  entóneos  le  dfto:  81 
tejiceseoiete  asodejos  de  mi  cebes»  ees 
tome* 

U  T  e9e mseó  le  estaca,  y  dijo**:  **•*» 
sos»  loe  Pblsstseoe  sobro  sL  atea  de» 
portándose  al  de  ss  ososo»  eireseó  le  es- 
tése del  toleróos  se  tele. 

l&YeSoms«o»4€ossoslces:  Foto 
v  ose  sn  corseen  so  ose*  eos- 
»l  Y*  me bes  esfssoso  tros  toóos, 
y  so  me  bes  ess  descubierto  es  oso  ose* 

18  X  aconteció»  ose  apretándole  ella 
cesa  41a  oon  sss  peleares,  y  moliéndole, 
ss. almas*  asgsstló  pera  la  muerto. 

17  X  doscnbrJóm  todo  ss  cosneos>y  di- 
Jote  Hosca  4  mi  cebosa  llegó  sonaja: 
porque  eig  Jissereo  de  Moa  desde  et 
Tienftro  desmedre*  81  fuero  rapado) 
perderé  mi  morsa,  y  aero  debiste**,  y 
oomo  todos  los  otras  sombree, 

18  X  riendo  Delito,  oso  él  lo  bebía  des- 
cubierto todo  ss  corosos,  enrió  4  lla- 
lla k»eprm«i|^o>  los  Plüliatbeoa,  di- 
etondo:  Venid  esta  too;  poroso  él  me 
ba  descubierto  todo  eu  coreana.  X  me 
príncipes  de  los  FhiHsthoos  Tinieros  4 
olla,  trayosdoesasmssooldmeso. 

19  X  etfa%blso  oso  él  se  durmiese  sobro 
ana  rodillas  t  y  llamado  m  bjembre>nv 


4ssUgIrie;yss*1uem*ee  apaiió 
deoL 

88Xe9eledUe:  fiemses,  tos  Fssto- 
tseoa  sobre  tt.  Y  él  eomo  so  despertó 
de  su  sueno,  dtyo  «Ir»  ti:  Esta  tos  ssl- 

cobtonde  oso  Jebera  so  sobes  ya  aparta- 
do de  éi. 

di  Mas  los  Pnilistbeee  oobáros  maso 
de  él,  y  sacáronle  los  ojos,  j  llevároste  á 
(¡tosa:  y  si  Érenle  eos  eadesas,  para  que 
moliese  es  la  cárcel. 

88  1  Y  el  esbelto  de  su  cabes*  comen- 
aó  4  nacer,  después  oso  fuá  tapado. 

83  X  los  príncipes  de  me  PnlHstboos  se 
Juntaros  para  ssossncto  4  Dogo*  ss  dios, 
y  para  alegrarse,  y  dtyeron :  Nuestro  dios 


M  X  el  pueblo  Tsfedolo,  loaron  4  tu 
dtos,diíiosd«:  Nuestro  dios  entregó  en 
nuestros  masco  4  nuestro  enemigo,  y  al 
destruidor  de  nuestra  tierra,  el  cual  mv 
bes  muerto  smesee  de  nosotros 

85  X  soossoom,  que  yéndose  aleersndb 
el  oomeos  de  silos,  dtyeros:  Ussmd  4 
flamee*,  pare  que  Jaos^  detente  de  no- 
sotros, X  llamaron  4  Banuon  de  le  cae* 
col,  y  jugaba  delante  de  ellos  t  y  pusfté* 


88  X  8emsos  sQo  si  mes*  que  le  ] 
bacstomeno:  IJéssmmyhámi 
las  columnas  sobre  que  se  sustenta  la 
cese,  paca  que  me  animo  4  eUse. 

87  Y  la  casa  osaba  Besa  de  hombres  y 
mugeres,  y  todos  los  principes  de  los 
Pbitistheoa  estos**  sitie  y  sobre  1*  te- 
obumbre  baba*  como  tres  ssM  bosnsros 
y  mugeres,  que  estabas  merendó  el  j*e* 
godeSamson. 

88  X  8smsos  clamó  4  Jehov*  y  dtyo: 
Son^  Jebera,  acuérdate  ahora  so  sai,  y  es* 
faemmse abosa  solamente  tete  tos  |Os 
Dios  t  para  que  de  usase*  tomeveugas» 
m  de  tos  Philisiseos  de  mis  dos  ojea. 

88  Sntoncos  fiemson  se  ebraaó  con  las 
dos  columnas  ski  medio  sóbralas  anales 
se  sustentaba  la  casa,  y  estribó  en  elees, 
la  sn*  oon  la  mana  soe*cb*,.y  le  otra 
oon  toisnsierde. 

80  Xssnosn^ osa»  ó^  Borneen:  Mueca 
mi  alea*  eos  los  Pbüistbce*  X  estri- 
bando eos  osmerao  ©ayo  la  casa  sobre 
los  principes,  y  sobre  todo  el  pueblo 
que  «soba  es  eUe.  X  mero*  muchos 
mes  tos  que  de  ellos  mató  muriendo, 
que  los  que  habla  muerto  en  ss  Yide» 
*sft 


JtfeCTEK 


F1 


81^d*nosjDdteroft  en* teraadc»,  y  tar 
da,la  cMa  do  sfeinadce,  y  tunaron  y 
lleváronle,  y  sepultáronle  entre  San»,  y 
Eehtaol  en  el  sepulcro  de  en  padre 
Manno:  y  el  juagó  á  Israel  veinte  aAot, 

oawtolo  xvn. 

Uña  umsyefó»*  éewoír**  superuHcioeñ^nSa  I*  Mate- 
ad »jl  »i«Mi  4«  ^sV*Sj  Swwífr»*  **«*#» 
Michas,  que  le  hiciese  hacer  un  ídolo :  y  habiéndolo 
hecho,  y  puesto  en  mo  parle  de  mu  casa,  y  átquüa- 
éo*hl*nmpmlemt*(t*rttt,hkoip>mii0mta  de  la 

"*^i  v*«m  di  monte  de  Epb-ta, 
qne  se  llamaba  Michas : 

a  £1  cual  dtya  á  su  madre:  Los  mil  y 
cien  ¿jefa*  de  píate,  qne  te. fueron,  hurr 
tadoa,  y  tú  maMocinfi,  oyéndolo  yo,  he 
aqni  que  yo  tengo  este  dinero:  yo  lo 
había  tomado.  Entonces  la  madreado; 
Bendito  esa*  de  Jebe***  mjo  mk>« 

3  Y  después  que  él  hubo  tomado  a  su 
madre  los  mil  y.  caen  ticUm  de  plata,  sn 
madre  djjo :  yo  be  dedicado  este  dinero 
á  JehoYft  da  -mi  mano  para  ti*  hijo  mió, 
para  qne  hagas  imagen  de  talla  y  de  fun* 
didon :  por  tanto  no  atoo»  te  lo  vuelvo. 

d  Mas  volviendo  él  loa  dineros  á  en 
medre*  sn  madre  tomó  doscientos  «Wat 
da  plata,  y  diólos  slfnndldor,y&le  biso 
da  ellos  una  imagen  de  talla  y  de.fundi- 
don,  la  cual  fué  puesto  en  casa  de.Mlchas, 

5  Y  tuvo  este  heneóte  Miabas  casa  de 
dioses:  y  bisóse  hacer  ephod,  y  tera- 
nhlrn,  y  oonssgró  uno  de  ana  hfyos,  y 
melé  por  sacerdote. 

6  En  estos  días  no  habia  nsy  en  Israel: 
ma*.  eada  uno  hada  eesmo  mejor  le  pa- 
resia.       • 

7  Y  habla  un  mancebo  de  BetMehem 
de  Juda,de  la  tribu  deJude,  el  cual  esa 
Lamba,  y  petegdnahs  alli.  ' 

8  Este  varón  se  habla  partida  de  la  ete» 
dad  de  Beth-lebem  de  Juda,  para  ir  á 
vivir  donde  hallase:  y  llegando  al  monte 
de  Enaraiuvvi««4*aaa  de  Michas,  para 
<fcr<iftha«er  su  tanateo. 

9  Y  Michas  le dtfo:  ¿De  donde  vienes» 
Y  el  Levita,  la  respondió;  8oy  de  Beth- 

de  Inda,  y  ■soy  4  *lvte  donde  ha* 


10  Entonóse  Mkhas-tertejoi  anecíate 
en  mi  casa,  y  serme  hss  en  lugar  de  na- 
das y  de  sacerdote :  y  yo  te  date  dlec 
sfcmt  de  plata  por  un  cierto  tienes»,  y  el 
ordinal*»  de  vestidos,  y  te  comida.  Y 
•1  Levita  ae  quedó. 

U  Y  el  Levita  acordó  de  morar  can 
aqnel  hambre,  y  él  lo  tenia  oomo  á  un» 
do  sus  mjos. 


E* 


1»  Y  Mliastnsnssgró  a)  Levita,  y  aquel 
mancebo  le  servia  de  sacerdote:  y  esv 
tuse)  en  casa  de  Michas. 

18  Y  Michas  dtyo;  Ahora  sé  que  Jebera 
ma  hará  bien,  pues  qne  el  Levita  es  he* 
ohojni  sacerdote*. 

CAPITULO  XVIH. 

C*4nm  dalaémteatnia  e»  latrQM  ém  Jtt,  Ztt  oudl  pe* 
sonda  por  el  uvmte  de  Uparais*  bmcemdo  asienta* 
vino  d  la  casa  de  Michas,  y  por  fuerza  le  tom¿  et 
Ídolo  con  lo»  apáralo»  de  su  culto,  y  ron  eltacerdo- 
t*,ykxÜemicmiinu 

N  aquellos  deis  no  habla  royan  Is- 
rael:, y  en  aquestos  «has  la  tribu  da 
Dan  buscaba  posesión.'  pasa  si  donde 
morase-:  porque  hasta  entonces  no  lq 
baste  cdfo*»-sntrir,entee  las  tribus  de 
Israel  per  heredad» 

2  Y  ios  hijos  de  Dan  enviaron  de  su 
tribu  cinco  hombres  de  sus  términos, 
hombres  valientes,  de  Sama  y  de  Esh* 
taoi*  pava  qne  reconociesen  y  censida- 
resen  bien  la  tierra,  y  dyéronles:  Id,  y 
reconoced  la-  Üsrnw  Estos  vinieron  al 
monte  (WBphraim,  Imsta  la  easa  de  Mi- 
chas, y  posaron  alai  ' 

%  T  oomo  estaban  cerca  de  la  casa  do 
Michas,  reconocieron  la  vos  del  manco* 
bo  Levita*  y  llegándose  allá,  oyéronte» 
I  Quién  te  ha  traido  por  «eáf  $f  qué 
haces  aqui?  ¿y  qud  tiente  tu  por  aquí  K 

4  Y  él  les  respondió:  De  esta  y  da  este 
manera  ha  hecho  conmigo  Mlehasi  y  él 
me  ha  cogida  para  que  aea  en  sacerdote» 

6  Y  estes  4e  sujevont  Pregunta  prnat 
ahora  á  Dios  para  que  sepamos  si  ha  da 
prosperar  nuestro  viaje  qne  hacemos.- 

d  Yol  sacerdote  tes  itepQndttt  Id  est 
pan,  que  vuestro  viaje  qne  hacéis,  et  d*> 
hurte  da  Jehova,    -  t 

7  Entonces  squeUos  ciñen  Tarónos  sn 
partieron,  y  vinieren)  4  LsJs:  y  vieron 
que  el  puente,  que  Aotttosc»  en  oHe,  este-» 
ba  seguro,  conforme  n  te  «astumbre  de1 
los  do  Bidón,  ocioso  y  sondado:  né  ha- 
bla nadie  en  equolfe  reglón  que  los^eri 
turbase. en  casa. ninguna  para  poseed 
aquel  remos  -demás  de  asteártela*  lejos 
e>, los  gldohios,  y  na  tenían  ne^odod 
con  ningún—  SMmhres. 

5  Veivtendopues  eUoe  Asna  hermanos 
ea6arae  y  Bshteel,  sus  herntedoB'les  dV 
jaron:  ¿Qué hay?  y  eüoe  respondieron  4 

v  Levánteos*  subamos  eontra  dloar 
porque  abosen**  hemos  considerado  te 
región,  y  he  aqui  qué  et  muy  buena;  y 
vosotras  os  estáis  quedan,  leo  tesis  po> 
rosceos  pero  andar  á  ir  á  poseer  la  tierra, 

I»  Onandooliá  Magas  sai,  tendré»  á  un» 


JÜWWÉ& 


genWftégtfra/y  Itttirt  HeVrá  «o  tanteó 
«liento;  pues  q«m  Dio* la  te  entregado 
coi  vuestras  manos;  lugar  er  dónete  no 
hay  latta  de  cosa  que  sea  ett  te  tierra. 

11  Y  partiendo  los  de  Dan  de  allí  de 
Boraa  y  de  Eshtaol,  seiscientos  hombres 
armados  de  armas  de  guerra, 

19  Vinieron,  y  asentaron  campo  en 
Cariath-jarim,  que  es  va.  Juda,  de  donde 
aqbet  Hgar  lteé  llamado,  el  campo  de 
Dan,  Msta  boy:  está  ¿tetras  dé  Ca- 
riuth-janm. 

19  T  pasando  de  allí  «1  monte  de  E- 
pnraim,  vinieron  hasta  la  easa  de  Michas. 

14  Y  dijeron  aquellos  cinco  Tarones, 
que  habían  ido  á*  reconocer  la  tierra  de 
¿ais,  á  sus  hermanos :  ¿No  sánete  como 
en  estas  casas  hay  ephod,  y  teraphlm, 
y  imagen  de  talla  y  de  fhndieidn?  Mirad 
pnes  lo  qve  habéis  dé  hacer. 

15  Y  llegándose  allá,  vinieron  á  la  casa 
del  mancebo  Lerita  en  casa  de  Michas ; 
y  preguntáronle  cómo  estaba. 

16  Y  los  seiscientos  hombres,  que  eran 
de  los  bflos  de  Dan,  «ateto*  armados  'de 
sus  armas  de  guerra  á  la  entrada  do  lá 
puerta. 

17  Y  subiendo  tos  cinco  -varones  qne 
hablan  Ido  á  reconocer  la  tierra,  tinte- 
ron  altó,  y  tomaron  la  Imagen  de  talla, 
y  el  ephod,  y  el  terapUm,  y  la  hnágen 
de  Tundición,  estando  el  sacerdote  á  la 
entrada  de  la  puerta  con  los  seiscientos 
hombres  armados  de  armas  de  guerra. 

18  Entrando  pnes  aquellos  en  la  casa 
de  Michas,  tomaron  la  imagen  de  talla, 
ef  ephod,'  y  el  teraphlm,  y  la  Imagen 
de  fundición?  y  el  sacerdote  les  dijo; 
¿  Qué  hacéis  vosotros  ? 

19  Y  eüoS  le  Respondieron:  OaBa,  pon 
la  mano  sobre  tu  boca;  y  vente  con  no¿ 
sotros  para  que  seas  nuestro  padre  y  so* 
cérddte.  ¿Es  mejor  qne  seas  tú  sacer* 
dote  en  casa  do  un  hombre  solo,  que  de 
una  tribu  ylsxtfQia  de  Israel 7 

30  Y 'el  «brasotf  «él  sacerdote  se  ale- 
gro!' el  cual  tomando  el  ephod,  y  el 
teraptdm¡  y 'la  Imagen  Be  vmo  entre*  Id 
gente. 

31  Y  ellos  tornaron,  y  fbéronse,  y  pu* 
slercfe'Iotf'lttoé,?  el  ganado  y  bagage 
delante  «e*V 

tbf*u*H9o  ya  se  haWan  alejado  de  la 
casa  de  Michas,  los  hombres  qne  habita- 
te»  en*  las  «asas,  qne  entiban  cerca  de  la 
casa  de  Michas,  #e  juntaron,  y  siguieron 
áloshUosdeDum, 

la  X4wto  ^aois  é  ios  de  Da*,  los  de 


Dan  tornan  dé  'sus  Rostros,  dgston  á  Mi- 
chas: ¿Qué  tienes  qne  has  juntado  gentef 
#  94  Y  él  respondió :  Mis  dioses  que  yo 
alce,  que  me  lleváis^  juntamente  con  él 
sacerdote,  y  os  vais," ¿qué  mas  me  que* 
da?  iy  á  qué  proposito  me  decís:  Qué 
tienes? 

35  Y  los  hfyos  de  Dan  le  dijeron :  Ktf 
des  voces  tras  nosotros ;  porque  los  tan 
roñes  enejados,  no  os  acometan,  y  pter» 
das  también  tu  vida,  y  la  vida  de' lite 
tuyos. 

26  Y  yéndose  los  h(jos  de  Dan  sn  cami- 
no, y  riendo  Michas  qne  eran  mas  fuer-» 
tes  que  él,  volvióse  y  vínose  á  su  casa. 

27  Y  olios  Bevando  las  cosas  que  habla 
hecho  Michas,  juntamente  con  el  sacer- 
dote que  tenia,  vinieron  en  Lais  al  pue»' 
blo  reposado  y  seguro,  y  pasáronlos  a 
cuchillo,  y  quemaron  la  ciudad  á  fuego.  ' ' 

98  Y  no  hubo  nadie  que  los  defendiese* 
porque  ettabdn  lejos1  de  Sidon,  y  no  te- 
nian  comercio  con  ningún  hombre.  Y 
fa  dudad  estaba  asentando  en  él  valle  que 
¿etd  en  Bethrohob.  Y  reedificaron  M 
ciudad,  y  habitaron  en  ella.1*  '         "      * 

29  Y  llamaron  el  nombre  de  aquén» 
ciudad' Dan,  conforme  al  nombre  deDatf 
su  padre,  hijo  de  Israel,  llamándose  elcr* 
tamente  antes  la  dudad  Late. 

80  Y  los  hflós  de  Dan  se  levantaron* 
imagen  de  talla,  y  Jonathan  btfo  de  Ger-* 
son,  bljo  de  Manasses,  él  y  sus  htjos  fue- 
ron sacerdotes  en  la  tribu  de  Dan,  hasta 
el  ola  de  la  transmigración  de  la  tierra.  * 

31 Y  levantáronse  la  imagen  de  Michas, 
la  cual  él  habla  hecho  todo  el  tiempo* 
que  la  casa  éc  Dios  estuvo  en  Bttó. 
CAEITOtO 

Cuéntate  la  destrucción  de  la  tribu  del 
mmí#  mb&mimmbest 


r*,<*W 


baamtat  de  la  mmger  de  «*  Levita  ka$ta  vtaUfrla>]q 
cual  et  Levita  partida  en  doce  pedazo»  envia  por . 
toda»  lo*  trtbmi  dé  hrttal pidiendo Jmticia.     ■ 

EN  aquellos  diaé,  como  no  habla  tef 
cu  Israel,  hubo  un  Levita  que  mo* 
raba  como  peregrino  en  los  lados  del 
monte  de  Ephraim :  d  cual  se  habla  to- 
mado muger  coticub&ia  de*  Beta-leñera1 
de  Jada.  ' 

2  Y  su  conctfbma  adulteró*  contra*  éf,  y 
fuese  de  él  á  casa  de  sn  padre  á  Beth* 
lehem  de  Juda,  y  estuvo  allá  por  tiempo» 
de  cuatro  meses. 

8  Y  levantóse  su  marido,  y  siguióla" 
para  hablarle  amorosamente,  y  volverla, 
UetandÓ  consigo  un  su  criado,  y  un  par  de 
asnos :  y  dto  le  metió  en  la  casa  de  su 
podre. 

o» 


XUECE& 


4  T  viéndolo  él  pudre  de  la  mota  sálle- 
le á  recibir  gozoso,  y  detúvole  bu  sue- 
gro, el  padre  de  la  moza,  y  quedó  en  su^ 
casa  tres  días,  comiendo  y  bebiendo,  y 
reposando  allí.         ' 

5  T  al  cuarto  día,  como  se  ^levantaron 
de  mañana,  levantóse  también  el  Levita 
para  irse,  y  el  padre  de  la  moca  dijo  á  su 
yerno:  Conforta  tu  corazón  con  un  bo- 
cado de  pan,  y  después  os  iréis. 

6. Y  sentáronse  ellos  dos  juntos,  y  co- 
mieron y  bebieron :  y  el  padre  de  la  mo- 
za dtyo  al  varón:  Yo  te  mego  que  te 
quieras  quedar  aquí  esta  noche,  y  alegrar- 
se ha  tu  corazón. 

7  Y  levantándose  el  varón  para  irse,  el 
suegro  le  constrifiló  á  que  tornase  y  tu- 
viese allí  la  noche. 

8  Y  al  quinto  día  levantándose  de  ma- 
ñana para  irse,  díjole  el  padre  de  la  mo- 
za: Conforta  ahora  tu  corazón.  Y  «si 
se  detuvieron  hasta  que  ya  declinó  el 
día  comiendo  ambos  á  dos. 

9  Y  el  varón  se  levantó  para  irse  él  y 
su  concubina  y  su  criado.  Entonces  su 
suegro,  el  padre  de  la  moza,  le  dijo :  He 
aquí  que  el  día  declina  para  ponerse  él 
joí,  ruégote  que  os  estéis  aquí  la  noche : 
he  aquí  que  el  dia  se  acaba :  ten  aquí  la 
noche,  para  que  se  alegre  tu  corazón ;  y 
mañana  os  levantaréis  de  mañana  á  vues- 
tro camino  y  llegarás  á  tus  tiendas. 

10  Mas  el  varón  no  quiso  quedar  allí  la 
noche,  sino  levantándose  partióse,  y  vi- 
no hasta  delante  de  Jebus,  que  es  Jeru- 
salem,  con  su  par  de  asnos  aparejados,  y 
con  su  concubina. 

11  Y  estando  ya  junto  á  Jebus,  el  dia 
habla  abajado  mucho ;  y  dtyo  el  criado  á 
su  señor:  Yen  ahora,  y  vamonos  á  esta 
ciudad  de  los  Jebuseos  para  que  tenga- 
mos en  cha  la  noche. 

12  Y  su  señor  le  respondió :  No  Iremos 
á  ninguna  ciudad  de  extrangeros,  queno 
sea  de  los  htfos  de  Israel ;  sino  pasare- 
mos hasta  Gabaa.    Y  dijo  á  su  criado : 

13  Yen,  lleguemos  á  uno  de  esos  do* 
lugares,  para  tener  la  nocho  en  Gabaa,  ó 
en  Rama. 

14  Y  pasando  anduvieron,  y  púsoseles 
el  sol  junto  á  Gabaa,  que  era  de  Ben- 
jamín. 

15  Y  apartáronse  del  camino  para  en- 
trar á  tener  allí  la  noche  en  Gabaa :  y 
entrando  aposentáronse  en  la  plaza  de 
la  ciudad,  que  no  nabo  quien  los  aco- 
giese en  casa  para  pasar  la  noche. 

16  Y,  he  aquí,  un  hombre  viejo  que  á  la 

969 


tarde  venia  del  campo  de  trabajar,  el 
cual  em  iúmbim  del  monto  de  Ephraim» 
y  moraba  como  peregrino  en  Gabaa:  y 
los  moradores  de  aquel  lugar  eran  hijos 
de  Jemint 

17  Y  safo  hombre  alzando  los  ojos,  vio  á 
estotro,  que  venia  de  camino,  en  la  placa 
de  la  ciudad:  y  dtyole  el  viejo :  ¿Donde 
vas,  y  de  dónde  vienes  ? 

18  Y  él  respondió*:  Pasamos  de  Beth- 
lehem  de  Jada  á  los  lados  del  monte  de 
Ephraim,  de  donde  yo  soy,  y  partSme  has- 
ta Beth-lehe»  de  Juda,  y  voy  ahora  á  la 
casa  de  Jehove,  y  no  Acta*  quien  me  reci- 
ba en  casa,     . 

19  Aunque  nosotros  tenemos  paja  y  de 
comer  para  nuestros  asnos :  y  también 
tenemos  pan  y  vino  para  mí,  y  para  tu 
slerva,  y.  para  el  criado  que  ettá  con  tu 
siervo,  y  de  nada  tenemos  falta. 

90  Y  el  hombre  viejo  dtyo  i  Paz  sea  con- 
tigo :  tu  necesidad  toda  ma  solamente  á 
mi  cargo,  con  tal  que  no  tengas  la  noche 
en  la  plaza. 

21  Y  metiéndole  en  su  casa,  dio  de  co- 
mer á  sus  asnos,  y  lavaron  sus  pies,  y 
comieron,  y  bebieron. 

22  Y  cuando  estuvieron  alegres,  he  aquí 
los  hombres  de  aquella  ciudad,  q**4rtm 
hombres  hijos  de  Bella!,  que  cercan  la 
casa,  y  batían  las  puertas  diciendo  al 
hombre  viejo  señor  de  la  casa:  Saca  fue- 
ra el  hombre  que  ha  entrado  en  tu  casa» 
para  que  le  conoacamos. 

28  Y  saliendo  á  ellos  el  varón  señor  de 
la  casa,  dijoles:  No  hermanos  mios: 
Ruégeos  que  no  cometáis  este  mal,  pues 
que  este  hombre  ha  entrado  en  mi  casa, 
no  hagáis  esta  maldad. 

24  He  aquí  mi  btya  virgen,  y  su  canea- 
bina,  yo  os  las  sacaré  ahora,  humilladlas, 
y  haced  con  eUas  cosao  os  pareciere :  y 
no  hagáis  á  este  hombre  cosa  tan  ver- 
gonzosa, 

26  lias  aquellos  hombres  no  le  quisie- 
ron oír:  y  tomando  aquel  hombre  su 
concubina  saeósela  fuera:  y  ellos  la  co- 
nocieron, y  abusaron  de  ella  toda  la 
noche  hasta  la  mañana,  y  dejáronla  cuan- 
do el  alba  subía. 

26  Y  ya  que  amanecía  la  mugar  vino,  y 
cayó  delante  de  la  puerta  de  la  easa  de 
aquel  hombre  donde  su  señor  cataba, 
hasta  que  loé  de  día. 

27  Y  levantándose  de  mañana  sat  señor, 
abrió  las  puertas  de  la  casa,  y  aettó,  pana 
ir  su  camino:  y  he  aquí  la  muger  su 
concubina  gym  4$taba  tendida  delante  de 


JUECES. 


lo  puerta  4o  la  casa  con  las  mam*  sobre 
«lumbral. 
98Yélledtto:  Levántate  paga  que  Boa 
vayamos.  Mas  ella  no  respondió.  En- 
tonces el  ▼aron  la  levanta,  y  ochándola 
sobre  sm  asno  levantóse  y  fuese  á  su  lu- 

•«. 

89  Ten  llegando  á  su  nasa,  tosaa  un 
cochillo,  y  echa  mano  de  su  concubina, 
y  despodáaala  con  sus  huesos  en  doce 
pautas,  y  cutiólas  por  todos  los  temamos 


89  T  cualquiera  que  vela  mquA  ¿«ota, 
dccia:  Jaasas  se  ha  hecho,  ni  visto  tal 
coca,  desda  el  tiempo  que  loa  hijos  de 
Israel  subieron  de  la  tierra  de  Egypto 
basta  hoy.    Considerad  esto,  dad  oon- 


CAPITULO  XX 

JUpmMod«*rael,vi*alacrmldadd*t<*Qal>aomÍ- 
<— ,  rtqtdertn  A  la  tribm  de  Hen-Jmmi*  qmh$  eatü- 

^Mp  •  f/  4HB  rf  *j8Mm*80#8e\  AsT  mQO^R  JWtF^M^  ff  tvt  ^M  sm 

iit  n mférfa^w 

ENTONCES  salieron  todos  los  hQos 
de  Israel,  y  juntóse  la  congregación, 
como  de  un  hombre  solo,  desde  Dan 
hasta  Besf^seba,  y  la  tierra  de  Gatead,  á 
Jehova  en  Maspha. 

8  T  los  cantones  de  todo  el  pueblo  se 
hallaron  presentes  de  todas  las  tribus  de 
mmel  en  la  congregación  del  pueblo  de 
Dios,  cuatrocientos  mil  hombres  de  á 
pié,  que  sacaban  espada. 

8  T  los  htyos  és  Ben-jamln  oyeron,  que 
los  hijos  de  Israel  habmn  subido  á  Mas- 
pha. Y  dijeron  les  hijos  de  Israel:  De- 
cid como  fué  esta  maldad. 

4  Entonces  etvuron  Levita  marido  de 
la  muger  muerta  respondió,  y  dtye :  To 
llegué  á  Gabaa  de  Ben-jamln  con  mi  con- 
cubina pera  tener  aM  la  noche: 

6  T  levantándose  contra  mi  ios  señores 
de  Gabán,  cercaron  sobre  mi  la  casa  de 
noche  deliberados  de  matarme,  y  opri- 
mieron mi  concubina  de  tal  manera  que 
efe  fué  muerte» 

4  Entonces  tomando  y»  mi  concubina, 
córtela  en  pierna,  y  envicias  por  todo  el 
término  de  la  posesión  de  Israel:  per 
cuanto  han  hecho  maldad  y  crimen  en 
Israel. 

7  He  aquí  que  todos  vosotros  los  lujes 
de  Israel  «teto  pwawatsi,  daos  aquí  docto- 
toy  consejo» 

8  Entonces  todo  el  pueblo,  come  un 
solo  hombre,  se  levantó, y  dyéron:  Nin- 
guno do  neeotffos  Irá  á  su  tienda,  ni  nos 
spartaxémccdfa^cadAunoásucssa, 


8  Basta  que  bagamos  esto  sobre  Gabaa, 
que  echemos  suertes  contra  ella: 

10  Y  tomaremos  dios  hombres  de  cada 
ciento  por  todas  las  tribus  de  Israel:  y 
de  cada  mil  eknto,  y  de  cada  olea  mil 
mil,  que  lleve»  bastimento  para  el  pue- 
blo que  ha  de  hacer,  yendo  contra  Gabaa 
de  Ben-jamán,  conforme  á  toda  la  abo- 
minación que  ha  hecho  en  Israel. 

11  Y  juntáronse  todos  los  varones  de 
Israel  contra  la  dudad,  como  un  varón 
solo,  en  compañía. 

18  Y  las  tribus  de  Israel  enviaron  va- 
rones por  toda  la  tribu  de  Ben-jamln,  di- 
ciendo: ¿  Qué  maldad  «•  esta  míe  ha  sido 
hecha  entre  vosotros? 

18  Entregad  pues  ahora  aquellos  hom- 
bros htyos  de  Belial,  que  arfé»  en  Gabaa, 
para  que  les  matemos,  y  barramos  el 
maldelsraeL  Mas  los  de  Beu-jemm  no 
quisieron  oir  la  vos  de  sus  hermanos  los 
li«os  daJameL 

14  Antes  los  de  Ben-jamln  se  Juntaron 
de  las  ciudades  en  Gabaa,  paca  salir  á 
pelear  contra  los  hfyos  do  Israel. 

15  Y  fueron  contados  en  aquel  tiempo 
los  bA)os  de  Benjamín  de  las  ciudades, 
veinte  y  seis  mil  hombrea,  que  sacaban 
espada,  sin  los  que  motaban  en  Gabaa, 
que  fueron  por  cuanta  aietodontos  va* 
roo»  escogido*. 

18  De  todo  aquel  pueblo  hubo  siete- 
cientos  hombres  escogidos,  cerrados  de 
la  mano  derecha  todos  los  cuales  tiraban 
una  piedra  con  la  honda  á  un  cabello,  y 


17  Y  fueron  contados  los  varones  de 
Israel  fuera  de  Ben-jamln,  cuatrocientos 
mil  hombres  que  ■acaban  eapadn;  todos 
estos  hombres  de  guerra, 

18  Los  cuales  ae  levantaron,  y  subieron 
á  la  casa  de  Dios,  y  consultaron,  con 
Dios  los  hijos  de  Israel,  diciendo: 
¿Quién  subirá  por  nosotros  el  primero 
en  la  guerra  contra  los  lujos  de  Beu-ja- 
mlnf  YJshovusespoadió:  Judnssrtfel 
primero. 

18  Levantándose  pues  de  mañana  los 
hijo*  de  Israel  pusieron  campo  contra 
Gabaa. 

88  Porque  lo*  hijos  de  Israel  hablan  sa- 
lido á  hacer  guerra  contra  Benjamín ;  y 
los  varones  de  Israel  ordenaron  la  batalla 
contra,  ellos  junto  á  Gabaa. 

31  Y  saliendo  do  Gabaa  los  hijo*  do 
Benjamín  derribaron  á  tierra  veinte  y 
dos  mil  hombres  de  los  hijos  de  Israel, 

88  Mas  fortificándose  el  pueblo,  los  ua- 
858 


KJJ&OE-S. 


yones  de  Israel,  tornan  á  ordenar  ^ba- 
talla en  di  mismo  lugar  donde  la  habita 
«ordenado  ei  prifláer  dia. 

23  Y  lo*  b^  de  Isr^  subieron,  y  lio- 
•anón  delante  de  Jehova  basta  la  tarde,  y 
eonsnltaven  eon  Jehova,  (telendo :  ¿  Tor- 
naré á  pelear  eon  mi  normano  loe  hQos 
de  Bed-janrto  f  Y  Jehova  les  respondió: 
Subid  contra  éL 

01  Y  ddiaeiguiente  loe  mjos  de  Israel 
ae  acercaron  á  loa  hyós  de  Ben-jemia. 

25  Y  saliendo  el  dio*  siguiente  -Benja- 
mín de  Gabaa  eontra  ellos,  derribaron  á 
tfcrraefcoediezyoehomil  hombree  de 
loe  hijos  de  Israel,  todos  estos  que  saca- 
ban espada. 

38  Entóneos  subieron  todos  loe  hflos 
de  Israel,  y  todo  el  pueblo,  y  viniere»  á 
la  cana-  de  Dios,  y  lloraren,  y  sentaron» 
•e  ató;  delante  de  Jettovaí  y  ayunaáron 
aquel  dia  hasta  la  tarde,  y  sacrificaron 
holocaustos  y  pacíficos  delante  de  Je» 
nova* 

£7  Y  lea  Ujoe  de  Israel  preguntaron  á 
Jehova:.  (porque  el  área  del  concierto 
doDiÓBesJtteusilíettaqudIoedias:      . 

48  YFhinees  bijodeBleotár^i^de  Aa- 
non,  cetabe.-ea  su  presencia  en  aquellos 
dia*:)  y  dijeron:  ¿Tomaré  áeaüu  en  ba- 
talla ooutfe  mi  hermane  los  mjos  de 
Ben-jamin,  6  estarme  he  quedo  ?  Y  Je- 
hova dfyo:  Subid:  que  mañana  yo  le 
entregaré  en  *n  mano. 
ü&  Y  Israel  puso  emboscadas  al  rededor 
do  Gabán» 

30  Y  subiendo  los  hijos  de  aerad  eon* 
ira  loe  hfyoB  de  Benjamín  el  testero  día, 
ordenaron  la  batalla  delante  de  Gabaa, 
eomo  \m  otras  veces. 

31  Y  saliendo  los  hijds  de  Benjamín 
eontrn  el  pueblo,  alejados  de  la  dudad, 
oomennuron  á  herir  eigunoe  del  pueblo, 
matando,  como  las  otras  vecee,  por  los 
casamos,  uno  de  loe  cáeles  sube  á  Beth- 
ei,  f  él  otro  á  Gabaa  por  el  campo ;  y 
fosforo»  como  treinta  hombrea  dfe  Israel. 

83  Y  loe  hijos  de  Ben-jamin  decían  tn* 
ir*H:  Vencidos  eme  delante  de  nosotros 
cerno  antes:  Mas  ico  hijos  do  Israel  de- 
cían entre  sí;  Nbeotroe  huiremos,  y  ale- 
jarlos hemos  de  la  •dudad  ñasta  los  ca- 
mbio*. 

83  Entonces  levantándose  lodos  los  do 
Israel  de  su  lugar,  pusiéronse  en  orden 
en  Bahalthamar :  y  también  los  -embos- 
eadae  de  Israel  salieron  de  sur  lugar  del 
prado  de  Oabaa. 

MT  vinieron  consta  Gabaa  diez  mil 
ttt 


hombres  escogidos  de  todo  Israel,  y  la 
batalla  se  comenzó  á  agravar ¡yeitos  no 
sabian  que  el  mal  se  acercaba  sobro 
ellos. 

85  Y  hirió  Jehova  á  Ben-jamin  delante 
de  Israel;  y  mataron  los  mjos  de  Israel 
aqud  dia  vdnte  y  cinco  mil  y  cien  honv 
bees  de  Benjamín,  todo»  estos  que  «aca- 
ban espada, 

86  Y  vieron  los  mjos  de  Ben-jamin  que 
eran  muertos;  porque  los  hijos  de  Israel 
hablan  dado  lugar  á  Ben-jamin»  ponqué 
estaban  confiados  en  las  emboscadas  que 
hablan  puesto  detrás  de  Gabaa : 

87  Y  las  emboscadas  aeomeUaron  pres- 
tamente á  Gabaa,  y  arremetieron  y  pu* 
Bterou  á.  cuchillo  toda  la  ciudad 

38  Y  los  Israelitas  estaba*  concertados 
con  las  emboscadas,  que  hiciesen  mucho 
fuego,  para  que  subiese  gran  humo  de  la 
ciudad. 

89  Y  los  de  Israel  habían  vuelto  la*  es- 
palda» en  la  batalla :  y  loe  de  Benjamín 
hablan  comenmdo  á  derribar  herido*  ó)s 
Israel  como  treinta  hombres,  ée  tal  mé- 
itere  qne  ya  decían:  Ciertamente  dios 
han  caldo  delante  de  nosotros,  .como  en 
la  primera  batalla. 

40  Mas  cuando  la  llama  comencé  *  bu- 
bir  de  la  ciudad,  como  una  columna  de 
humo,  Ben-jamin  tomó  á  mirar  sisas, 
y  he  aquí  que.  el  fuego  de  la  dudad  en* 
bia  al  délo. 

él  Entonces  revolvieron  loa  varones  de 
Israel,  y  los  de  Ben-jamin  fueron  llenos 
de  temor :  porque  vieron  que  d  mal  ha- 
bla venido  sobro  ellos. 

42  Y  volvieron  la$  eepabda*  delante  do  ' 
Israel  hacia  el  camino  dd  desierto»  mas 
d  escuadrón  los  alcanzó,  y  los  de  lee 
dudados  los  mataban  en  medio  de  elloe^ 

48  Los  cuales  cercaron  á  loe  de  Ben- 
jamín, y  los  siguieron,  y  hollaron  desdo 
tfenuhal*  hasta  delante  de  Gabaa  al  no- 
cimiente  del  sol. 

44  Y  cayeron  de  Ben-jamin  dtac  y  ocho 
mU  hombrea,  todoe  estos  hombrea  día 
guerra, 

45  Y  volviéndose,  huyeron  hacia  el  de- 
aierto  á  la  pena  de  Remmon;  y  rebus- 
caron de  ellos  cinco  mil  hombrea  en 
los  caminos ;  y  fueron  eiguiéoflolofl  basta 
Gadaemy  y  mataron  de  ellos  rirt»  don 
mil  hombres. 

46  Y  fueron  tocWlos  que  de  Ben-jamin 
murieron  aqud  dia,  veinte,  y*  cinco  mU 
hombres,  que  sacaban  espada,  todos  es- 
tos h0BÜ*^dejj^o^ 


JUBCB8. 


.47  T  viviéronse  y  huyeron  al  desierto 
álnpcfta  de  ftemmoa*  seiscientos  bon* 
Vm,  ion  eualce  estuvieron  en  Ja  pena 
de  Remmon  cuatro  meses. 
4&-X  loa  varones  de.  Israel  tornaron  á 
loa  hüos  de  Benjamín,  y  pusiéronlo*  á 
cuchillo  á  hombres  y  á  bestias  en  la  ciu- 
dad :  Analmente  á  todo  lo  que  hallaban : 
j  asimismo  pusieron  luego  á  todas  Jas 
ciudades  que  hallaban. 

caotwxj  xxr    ' '  /  A 


i,  y  qmrimdo  provoer  me  mmmtre»  á  km 
o^  kabian  quedado  para  reeeanrarim-M^wim^wm 
brarel  Jmñmtnto  ame  habían  hecho  de  no  dártela», 
'  VWkM %mm IflT  ié  fi*tr ilt  ttniftrMr  rfr  Mliirri  rmffft 
¿MfWim  >QSfo<t  e*o*nfr|.  M*"> *  —ti**** 
gente  eontrm  eü*h  mataron  todo*  lo*  varonee,  y  d* 
aiti  proveen  de  mnffertMd  loe  de  Íten-Jamin.  1T.  Ko 
>  tome»  «le 


Y  1*03  varones  da  Iscsal  hablan  Jura» 
do  en  Haspha,  diciendo:  Ninguno 
da  noaoWos  dará  su  hüa  4  los  ds  Ben- 
jasnia  por  muger. 

%  Xvino  el  pu#blo41aeesadeIHos,y 
estuviéronse  allí  hasta  la  tarda  delante 
de  Dios;  y  sisando  su  vos hicieron  gran 
llanto,  y dieron: 

5  Oh  Jehova  Dios  da  Israel,  i  par  qué* 
ha  sido  esta  en  Israel,  que  fclte  hoy  de 
Israel  una  tribu? 

4  X  el  dia  siguiente  el  pueblo  se  te?an- 
J¿  de  inañana,  y  edificaron  allí  altar,  y 
ofrecieron  holocausto  y  peciucos. 
,  5  Y  dijeron  los  hijeado  Israel:  ¿Quién 
de  todas  las  tribus  de  Israel  no  sabia  i 
le  eosigrefacioa  de  Jehova?  Porque  se 
habla  hecho  gran  juramento  contra  el 
que  no  subtes*  a  ¿choraba  Maspba,  dir 
jftando:  MorM  de  uroerte, 
•  6  X  loa  htios  da  Israel  se  arrepintieson 
4  eausadeBen^amin  sa  normano,  y  di- 
jeron :  Una  tribu  es  hoy  cortada  de  lacee!. 
.  7  jQué  «eremos  peraejae  los  que  han 
quedado  puedan  tomar  mngereef  No- 
sotros hemos  jurado  por  Jehova  quo 
no  les  hemos  de  dar  nuestras  m>»  por 
mugares. 

g  X  dijeron:  ¿Hay  alguno  de  las  tribus 
de  Israel  quo  no  hayeaabido  á  Jehova  a 
Jaaephn?  T  hallazan  que  ninguno  de 
Jabas  Galaad  habla  venido  al  campea  la 
«osigregaeiosu. 

9  Porque  el  pueblo  fué  contado,  y  no 
¿rabo  aU¿  varón  da  los  moradores  de 
Jabes-Galaad^  ■ 

10  Entonces  la  congregación  envió  allá 
doce  inilíombrea  de  los  mas  valientes, 
y  mandáronles,  diciendo :  Id,  y.  poned  a 


cuchillo  á  los  moradores  de  Jabea-Ga- 
lsad,  y  las  mugeres  y  la  familia. 

11  Isas  haréis  da  cata  mamen»  á  codo 
hombre  varón,  y  á  toda  mugar  que  hu- 
biere conocido  ayuntamiento  cíe  vajean, 
mataréis» 

13  X  bailaren  de  los  mofadores  da  Ja* 
bes-Gslaad  cuatrocientas  doncellas  que 
no  hablan  conocido  varón  en  ayunta* 
miento  de  varón,  las  cuales  trajeron  al 
WJJJ  «ASjk>,iqueci  es>la  tierra  de 

18  X  toda  la  congregación  enriaron  á 
hablar  á  los  hijos  de  Ben-Jamin  que  esto- 
ban  en  la  peña  ^  Renunoa,  y  llamáron- 
los en  paz. 

H  Entonces  volvieron  los  de  Benja- 
mín, y  diéronles  por  mugeres  las  que 
hablan  guardado  vivas  da  Isa  mageres 
da  Jaoes-Oaasad)  man  no  lea  bastaren 


la  1  X  el  puebla  se  arrepintieron  * 
cansa  de  Ben-Jamin,  de  que  Jehava  hn> 
biese  hecho  mella  en  las  tribus  de  Inssel, 

jeron ;  ¿Que-  haremos  pasa  ejue  las  aja* 
han  quedada  puedan  tomar  raageras? 
Pesque  el  sexo  de  las  mugaran  haWa 
sido  raido  de  Benjamín. 

17  X  dijeron :  Saya  Beb-jamm  heonad 
de  escapada,  y  no  sea  raída  una  tribu  de 
Israel 

18  nosotros  no  lea  podresaoa  dar  mu- 
garea  da  nuestras  sajes;  porque  lea  tnjos 
de  Israel  hablan  jurada,  enctenden  Mal- 
dito tea  el  que  asare  muger  á  <^»no  de 
Benjamín. 

1°  X  dUesou:  fia  aqní  que  cada  un 
ana  hay  solemnidad  de  Jehova  en  «leva' 
taparle  que  asid  al  aquilón  á  Beth-el :  y 
al  nacimiento  del  sol  al  camino  que  cube 
de  Beth-cl  á  fiichem$'y  al  mediodía  á 
Lebona» 

JaOX  js^ndanan  á  loa  Bijas  de  Bca-Ja- 
min,  diciendo :  Id,  y  poned  embeacada 
en  las  vinas. 

21  X  estad  atentos ;  y  cuando  viereis 
salir  á  Isa  hijas,  do  filio  á  bailaren  correa, 
vosotros  saldré!»  da  laavifias,yanebsisr 
ros  neis  cada  uno  muger  porací  da  las 
hUosdeSUo;  y  os  iréis  ó  tierra  da  Ben- 
jamín. 

23  X  casado  vinieren  loa  padres  de 
eUa»,  ó  sus  hannaaos  á  demandárnoslo, 
nosotros  les  diramaa:  Tened  piedad  de 
nosotros  en  lugar  de  eUeef  pues  que 
nosotros  en  la  guerra  no  tomamos  mu- 
geres para  todos ;  v$ue*  qaa  vosotros  no 
9» 


RUTH. 


se  las  habéis  dado  para  que  ahora  seáis 
culpados. 

35  Y  los  hrjos  do  Ben-jamln  lo  hicieron 
asi,  quo  tomaron  mugeres  conforme  á  en 
numero,  robando  de  las  que  danzaban :  y 
yéndose,  tornáronse  á  su  heredad,  y  reedi- 
ficando las  ciudades,  habitaron  en  ellas. 


24  Entonces  los  hijos  de  Israel  se  (ne- 
rón también  de  alfi  cada  mío  á  su  tribu, 
y  á  su  familia,  saliendo  de  allí  cada  cual 
á  su  heredad. 

25  En  estos  días  no  había  rey  en  ísrael, 
cada  uno  hada  lo  que  U  parecía  recto  do- 
lante de  sus  ojos. 


EL  LIBRO  DE  RUTH. 


CAPITULO  t 

Jfoemi  vuelve  de  Moab  con  tu  nuera  Ruth,  muerto  tu 
nenia*  y  kifad  BeiS  Unem^ée  donde  te  había  ido 

'  o  ewtua  a%  la  maanwo» 

Y  ACONTECIÓ  en  los  días  que  go- 
bernaban los  jaeces,  que  hubo  ham- 
bre en  la  tierra.  Y  un  varón  de  Beth- 
lehem  de  Juda  fue*  á  peregrinar  en  los 
campos  de  Moab,  él  y  su  muger  y  dos 
hijos  suyos. 

2  El  nombre  de  aquel  varón  era  Elime- 
leeh,  y  el  de  su  muger  era  Noeml :  y  los 
nombres  de  sus  dos  lujos  eran  Mahalon, 
y  CheMon:  eran  Ephrateos  de  Beth-le- 
hem  de  Juda;  y  llegando  á  los  campos 
de  Moab  asentaron  alü 

8  T  KUmelech  el  marido  de  Noeml  mu- 
rió, y  quedó  ella  con  sus  dos  hijos : 

4  Loa  ctates  tomaron  para  si  mugeres 
de  Moab,  al  nombre  de  la  unayW  Orpha, 
y  et  nombre  de  la  otra  fué  Ruth,  y  habi- 
taron aüi  como  diez  anos. 

5  Y  murieron  también  los  dos,  Maha- 
lon, y  Cheüon,  y  la  muger  quedó  deeamt 
parada  de  sus  dos  hfjos  y  de  su  marido. 

6  Y  levantóse  con  sus  nueras,  y  volvió- 
se de  los  campos  de  Moab :  porque  oyó 
en  el  campo  de  Moab  que  Jehova  habla 
visitado  su  pueblo  para  darles  pan. 

7  Salló  pues  del  lugar  donde  habla  es- 
tado, y  con  ella  sus  dos  nueras,  y  co- 
menzaron á  caminar  para  volverse  á  la 
tierra  de  Juda. 

8  Y  Noeml  dtyo  á  sus  dos  nueras :  An- 
dad, volveos  cada  una  á  la  casa  de  su 
madre,  Jehova  haga  con  vosotras  mise- 
ricordia, «orno  la  habéis  hecho  con  los 
muertos,  y  conmiga 

2  Déos  Jehova  que  hattef*  descanso, 
cada  una  en  casa  de  su  marido :  y  besó- 
las: y  ellas  lloraron  é  alta  vos. 

10  Y  dijérouíe:  Ciertamente  nosotras 
vótveremoB  contigo  á  tu  pueblo. 

11  Y  Noeml  respondió:  Volveos  lulas 

260 


mías:  ¿para  qué  habéis  de  ir  conmigo? 
¿Tengo  yo  mas  lujos  en  el  vientre  que 
puedan  ser  vuestros  maridos  ? 

12  Volvéos,lüjas  mie*,y  idos,  que  ya  yo 
soy  vieja,  para  ser  para  varón.  Y  aunque 
dQese:  Esperanza  tengoj  aunque  esta  no- 
che fuese  con  varón,  y  aun  pariese  htyosy 

18  ¿Habláis  vosotras  de  esperarlos  has- 
ta que  fuesen  grandes?  ¿habláis  voso- 
tras de  quedaros  sin  casar  por  amor  do 
ellos  ?  No,mjas  mías ;  que  mayor  amar* 
gura  tengo  yo  que  vosotras,  porque  w 
mano  de  Jehova  ha  salido  contra  mi 

14  Mas  eUat  alzando  otra  vez  su  voz, 
lloraron:  y  Orpha  besó  á  su  suegra,  y 
Ruth  se  quedó  con  ella. 

15  Y  eUa  <tí>:  He  aquí,  tu  cuñada  so 
ha  vuelto  á  su  pueblo,  y  á  sus  dioses, 
vuélvete  tú  tras  de  ella. 

16  Y  Ruth  respondió:  No  me  niegues 
que  te  dejé,  y  me  aparte  de  ti ;  porque 
donde  quiera  que  tú  fueres,  iré :  y  donde 
quiera  que  vivieres,  viviré.  Tu  pueblo, 
mi  pueblo :  y  tu  Dios,  mi  Dios. 

17  Donde  tú  murieres  moriré  yo,  y  allí 
seré  sepultada:  asi  me  haga  Jehova,  y 
asi  me  dé,  que  tala  la  muerte  hará  sepa- 
ración entre  mi  y  ti 

18  Y  viendo  eUa  que  estaba  tan  obstina- 
da para  ir  con  ella,  dejó  de  hablarla. 

12  Anduvieron  pues  ellas  dos,  basta  que 
llegaron  á  Beth-lehem :  y  aconteció  que 
entrando  ellas  en  Beth-lehem,  toda  la 
ciudad  se  commovió  por  ellas,  y  decían: 
¿Nos*  estaNoemt? 

20  Y  etta  les  respondía:  No  me  llaméis 
Noeml,  mas  llamadme  Mará,  porque  en 
grande  manera  me  ha  amargado  el  To- 
dopoderoso. 

21  Yo  me  ral  de  aqui  llena,  mas  vacía 
me  ha  vuelto  Jehova,  ¿Por  qué,  jatea, 
me  llamaréis  Noeml,  pues  que  Jehova 
me  ha  oprimido,  y  el  Todopoderoso  me 
ha  afligido f  Dg¡t¡zedb 


RVTH. 


8»  Y  ssfvtnvtt  Noozti  y  Bttfc  Moablta 
ni  nuera  coa  ella;  volvió  de  loe  campos 
de  Moab,  y  llegaron  á*Beth-lehem  en  el 
principio  de  la  siega  de  la»  cebada*. 

CAPITULO  n. 

Jtmik  *$  á  mr*$«r  4  la  mpmd+á*  Mo— pm+f  *• 
Noemi*  el  emat  ja  kmm  km*  tr*tm*4mto, 

Y  TENIA  Noeml  un  pariente  de  bu 
marido,  varón  poderoao  y  de  he- 
cho, de  la  lamilla  de  Ellmelech,  el  cual 
ge  llamaba  Boos* 

2  T  Ruth  la  Moablta  dfy>  á  Noemlt 
Ruégate  que  me  deje»  ir  al  campo*  y  co- 
geré espigas  em  pos  de  aquel  en  cojos 
ojos  nafrare  gracia.  Y  ella  le  respondió : 
H\ja  mia,  vé. 

&  Y  yendo,  Uego,  y  cogió  en  el  campo 
en  pos  de  los  segadores,  y  aconteció  por 
acaso,  que  la  suerte  del  campo  era  de 
Booz,  el  cual  era  de  la  parentela  de  £11- 
melech» 

4  Y,he  aqni  que  Boo¿  vino  do  Beth- 
iehero,  y  dtyo  á  los  segadores:  Jehova 
tea  con  vosotros.  Y  ellos  respondieron : 
Jehova  te  bendiga. 

•6  Y  Booi  dfyo  á  su  criado,  el  qne  esta- 
ba ¿watt  sobre  los  segadores :  ¿Coya  es 
cetamozaf 

6  Y  el  criado,  qué  estaba  ¿meato  sobre 
los  segadores,  respondió,  y  dijo;  Es  la 
moza  de  Moab,  qne  volvió  coa  Noeml 
de  los  campos  de  Moab : 
■  7  Y  dUOí  Ruégete que  me  dejes  coger 
y  juntar  etpigae  tras  los  segadores  entre 
las  gacillas:  f  «•*  eatró,  y  está  aqui  des- 
de por  la  mañana  hasta  ahora;  sino  un 
poco  qne  ha  estado  en  casa. 

8  Entonces  Boos  é^jo  á  Ruth:  Oy», 
Irijs  mia,  no  vayas  á  coger  á  otro  campo, 
Hl  pases  de  aqni:  y  aquí  estarás  con  mis 


.*  Mira  bien  al  campo  que  segaren,  y 
sígnela»:  porque  yo  he  mandado  á  los 
■toaos  qne  no  te  toquen.  Y  si  tuvieres 
sed,  vé  á  los  vasos,  y  bebo  del  ayaa  que 
socaren  los  mosca» 

10  Eüa  entonces  inclinando  su  rostro 
encorvóse  á  tierra*  y  dejólo:  4 Por  qué 
Ira  hallado  grada  en  tus  ojos,,  qne  tú  me 
conozcas,  siendo  yo  extranjera? 

11  Y  respondiendo  Booz,  dtfolet  De- 
clerto  me  ha  sido  declarado  todo  lo  que 
has  hecho  con  tu  suegra  después  de  la 
muerte  de  tu  marido,  que  dejando  4  tu 
padre  y  n  tu  madre,  y  la  tierra  de  tu  na- 
tural, has  venido,  á  pueblo  que  no  co- 
nociste autos. 

Lia  ¿chova  galardone  tu  obra,  y  tu  sale- 
8pan,  17 


rio  sea  lleno  por  Jehova  Bis*  de  Israel, 
que  has  venido  ne*a,«uorirto  debajo  ds> 
sus  abe. 

lZYeUa  dijo :  Señor  mió,  halle. yo  gua- 
da delante  de  tus  ojos,  porque  me  has 
consolado,  y  porque  has  hablado  al  ce-» 
raaon  de  tu  sierva,  no  siendo  yo  ni  atm 
como  una  de  tus  criadas. 

14  Y  Boos  lo  dijo:  A  la  hora  da  comer, 
allégate  aquí,  y  come  del  pan,  y  moja  tu. 
bocado  eu  el  vinagre.  Y  jalla  se  asentó 
junto  á  los  segadores,  y  A  le  dio  del  po- 
táge,  y  comió  hasta  qne  se  hartó  y  lo  so- 
bró: 

US  Y  levantóse  para  coger.  Y  Booz 
mandó  á  sus  criados,  diciendo ;  Coja  tam- 
bién entre  las  gavillas,  y  no  laavorgou- 
ceie. 

H  Antes  echaréis  á  sabiendas  o>  lea 
manojos,  y  dejarla  heb  qne  coja,  y  no  ls> 
reprendáis. 

17  Y  eogié  en  el  campo  hasta  la  tarda, 
y  desgranó  lo  qne  habla  cogido,  y  £a# 
como  un  spha  de  cebada, 

18  Y  tomólo  y  vinose  ala  cuidad;  y  su 
suegra  vio  lo  qne  habla  cogtycy  Y  «8a 
sacó  también  lo  que  le  habla  sotando 
después  de  harta,  y  díóeelo. 

19  Y  dijole  su  suegra:  ¿Dónde  has  co- 
gida hoy?  ¿Y  dónde  has  tmoa>«lo? 
Bendito  sea  el  qne  te  ha  conocido.  X 
éla  declaró  á  su  suegra  lo  que  le  habla 
acontecido  con  aquel  varon^  y  dfyoi  el 
nombre  del  varón  con  quien  hoy  he  tara- 
bajado,  m  Booz. 

SO  Y  dtyo  Noeml  A  su  nuera:  Sea.  él 
bendito  de  Jehova,  que  aun  no  ha  deja* 
do  su  misericordia  ni  para  con  les  vivos, 
ni  paca  con  los  muertos.  J  tomóle  A 
decir  Noemi:  Nuestro  pariente  eas 
varón,  y  de  nuestra»  redentores  c*> 

81  Y  Buth  Moablta  dijo;  Allende  da 
esto  me  dtyo:  júntate  con  mis  criados» 
hasta  que  )iayan  acabado  toda  n4  segada» 

22  Y  Noemi  respondió  ARuthsanoet 
ra:  Mejor  es,  luja  mía,  que  salgas  con  sus 
criadas,  que  no  que  to  encuentren  es 
otro  campa    . 

23  Y  MtieOa,  se  juntó  con  las  mozas  de 
Booz  cogiendo,  hasta  que  la  siega  de  las 
ochadas  y  la  de  los  trigos  fué  acabada; 
mas  con  su  suegra  habitó* 

CAPITULO  m. 

J&rtA  imstntUa  d*  Xo4mi  m  *me§vaf  trmf  d*  «mm* 

YDÍJOLE  su  suegra  Noeml:    mja 
mia,  1  no  te  tengo  de  buscar* 
so,  que  te  sea  bueno ?       O OQ L 
967  7 


BUTH* 


6  ¿Ko  efe  nédotro  pártante  Bofo»,  eoá 
cuyas  mozas  tú  has  estado?  He  aqui 
que  él  aTienta  esta  noche  la  parva  de  las 
cebadas. 

8  Tú  pues  lavarte  has,  y  ungirte  has,  y 
vestirte  has  tus  vestidos,  y  vendrás  á  la 
era,  y  na  te  darás  á  conocer  al  varen 
hasta  que  él  acabe  de  comer  y  de  beber. 

.4  T  cuando  el  so' acostare»  sabe  tú  él 
lugar  donde  él  se  acostara,  y  vendrás,  y 
descubrirás  los  pies,  y  acostarte  has:  y 
él  te  dfrá  lo  qué  hayas  de  hacer. 

5  YtSa.lt  respondió:  Todo  lo  que  tú 
me  mandares,  haré. 

n  T  descendiendo  á  la  era,  hizo  todo  lo 
que  su  suegra  le  habla  mandado. 

7  T  como  Booz  hubo  comido  y  bebido, 
y  su  corazón  estuVo  bueno,  entróse  á 
dormir  á  un  canto  del  montón»  Enton- 
ces éüet  vino  escondidamente,  y  descu- 
brió los  pies,  y  acostóse. 

.$  Y  aconteció,  que  á  la  media  noche  el 
varón  se  estremeció,  y  atentó,  y,  he  aqui 
la  mucre r  que  estaba  acostada  á  sus  pies. 
'9  Entonces  él  dtyo:  ¿Quién  eres?  T 
étta  respondió:  Yo  eoy  Ruth  tu  slerva: 
extiende -el  canto  de  tu  wpa  sobre  tm 
slerva,  que  redentor  eres. 
•10  Y  él  dijo :  Bendita  seas  tú  de  Jeho- 
ta,  hi)a  mia,  que  has  hecho  mejor  tu 
postrera  gracia  que  la  primera :  no  yen- 
do iras  loa  mancebos,  sean  pobres,  Ó 
sean  ricos. 

11  No  hayas  temor  pues  ahora,  luja 
mia:  yo  haré  contigo  todo  lo  que  tú  di- 
jeres, pues  que  toda  la  puerta  de  mi  pue- 
blo sabe  que  eres  muger  virtuosa. 
.  Id  Y  ahora  aunque  es  cierto  que  yo  Boy 
el  redentor»,  con  todo  eso  hay  otro  re- 
dentor mas  cercano  que  yo. 

13  Reposa  esta  noche,  y  cuando  sea  de 
41a,  si  aquA  te  redimiere,  bien,  redímate : 
mas  si  él  no  te  quisiere  redimir,  yo  te 
rtdlmire,  vive  Jehove.  Reposa  pues 
hasta- la  mañana. 

'  14  Y  reposó  á  sus  pies  hasta  la  mafie> 
na,  y  levantóse  antes  que  nadie  pudiese 
conocer  á  otro,  y  él  dijo.  No  se  sopa 
que  la  muger  haya  venido  41a  era: 
•  15  Y  dtyo  á  eUa:  Llega  el  lienzo  que 
trae*  sobre  ti,  y  ten  de  él  Y  teniendo 
de  él,  él  midió  seis  medidas  de  cebada, 
y  púsoselas  acuestas,  y  vínose  á  la  ciu- 
dad. 

16  Y  vino  á  su  suegra,  la  cual  le  cUjo : 
i  Qué  pues,  hija  mia?  Y  eüd  le  declafó 
todo  lo  que  con  aquel  varón  le  haoia 
acontecido^. 

968 


17YdQo:  Estas  seis  meáUkm  de  cebada 
me  dio,  dlciéndome:  Porque  no  vayas, 
vacia  á  tu  suegra. 

18  Entonces  eBacUJo:  Reposa,  luja  mia, 
hasta  que  sepas  como  cae  la  cosa ;  por-  < 
que  aquel  hombre  no  reposará  hasta  que 
hoy  concluya  el  negocio. 

CAPITULO  IV.  < 

Hoce,  emaueiniowe  «1  mae  propiamo,  tema  por  ntM$er 
díixth  conforme  al  derecho  de  la  ley,  de  la  cual  le 
nace  Cbed  abuelo  de  David,  con  el  cual  $e  tontito*» 
la  gtneo^oaia  del  Mkeiaedeedef harte  hijoeTeJmdeu 

Y  BOOZ  subió  ala  puerta,  y  asentóse 
allí:  Y,heaquí^>asaba  aquel  reden- 
tor del  cual  Booz  habla  hablado.  Y  ¿li- 
jóle: Fulano,  ó  zutano,  llégate,  y  sién- 
tate :  y  él  vino,  y  sentóse. 

2  Entonces  él  tomó  diez  varones  4o  loe 
ancianos  de  la  ciudad,  y  dtyo:  Sentaos 
aqui.    Y  elloe  se  sentaron. 

8  Y  dtfo  al  redentor:  Una  parte  de  las 
tierras  que  tuvo  nuestro  hermano  Eli- 
melech,  Vendió  Noemi,  la  que  volvió  del 
campo  de  Moab. 

4  Y  yo  cUJe  en  mi  do  hacértelo  Babor,  y 
decirte  que  las  tomes  delante  de  los  que 
están  aqui  sentados,  y  delante  de  los  an- 
cianos de  mi  pueblo.  Si  redimieres,  re- 
dime. Y  si  no  quisieres  redimir,  declá- 
ramelo para  que  yo  lo  sepa:  porque  no 
hay  otro  que  redima  si  no  tú ;  y  yo  des- 
pués de  ti.  Y  el  otro  respondió :  Yo  re- 
dimiré. 

5  Entonces  replicó  Boozt  Ei  mismo 
día  que  tomares  las  tierras  de  mano  de 
Noemi,  tomaste  también  á  Ruth  MoaM- 
ta  muger  del  difunto,  para  que  levantes 
el  nombre  del  muerto  sobre  su  posesión» 

•  Y  el  redentor  respondió:.  No  puedo 
yo  redimir  á  mi  provecho ;  porque  echa- 
ría á  perder  mi  heredad;  redime  tú  mi 
redención ;  jorque  yo  no  podré  redimir* 

7  Y  habiá  ya  de  luengo  tiempo  esta 
costumbre  en  Israel  en  le  redención  ó 
contrato,  que  pare  la  confirmación  de 
cualquier  negocio  d  uno  quitaba  su  xa- 
pato,  y  lo  daba  á  su  compañero,  Y  este 
era  el  testimonio  en  Israel 

8  Entonces  el  pariente  dtyo  á  Booss 
Tómalo  tú.  Y  diciendo  teto  descalzó  su 
zapato. 

9  Y  Booz  dtfo  á  los  ancianos  y  á  todo  el 
pueblo:  Vosotros  terete  hoy  testigos  de 
como  tomo  todas  las  cosas  que  fueron 
de  EUmelech,  y  todo  lo  que  fué  de  Che» 
lion,  y  de  Mabalon  de  mano  de  Noemi; 

10  Y  que  también  tomo  por  mi  muger 
á  Ruth  Moabita,  muger  de  Mabalon,  pe> 
re  que  yo  levante  el  nombra  del  difunto 


l  de  samuel: 


s*bi^ssr  heYáVlad;  fraTe  que  él  nombre 
del  muerto  no  se  pierda  de  entre  sus 
hermanos,  y  de  la  puerta  do  bu  lugar. 
•Vosotros  «reí*  hoy  testigos. 
11  Y  dijeron  todos  los  del  pueblo  que 
estaban  á  la  puerta  con  los  ancianos : 
Qué  somos  testigos.  Jebera  haga  á  la 
muger  que  entra- en  tu  casa,  como  á  Ra- 
ehel  y  á  Lea,  las  ¿nales  dos  edificaron  la 
«asa  de  Iesaele  y  tú  seas  íüustre  en 
Spbráta,  y  tengas  nombradla  en  Beth» 


12  Tu  casa  sea  «orno  la  casa  dePhares, 
al  cual  parió  Thamar  á  Jnda,  de  la  sl- 
míente  que  Jebera  te  diere  de  aquesta 
moza. 

18  Y  ojí  Booz  tomó  á  Ruth,  y  éUa  íué 
su  muger.  El  cual  como  entró  á  ella, 
Jebera  le  dló  que  concibiese,  y  pariese 
«ahijo. 

'  14  Y  las  mugeres  decían  á  Noemí :  Loa- 
do sea  Jehova,  que  hizo  que  no  te  faltase 


redentor  boy/  ctfyo  nombre  será  nónv 
brado  en  Israel. 

15  £1  cual  será  restaurador  de  tu  alma, 
y  el  que  sustentará  tu  vejez:  pues  que 
tu  nuera,  la  cual  te  ama,  le  ha  parido, 
que  mas  te  vale  esta,  que  siete  htyós. 

16  Y  tomando  Nocmi  el  htfo,  fúsolé 
en  su  regazo,  y  faéle  su  ama. 

17  Y  las  Tecinas  le  pusieron  nombre, 
diciendo:  A  Noeml  ba  nacido  un  htyo: 
y  llamáronle  Obed.  Este  es  padre  do 
Isa!,  padre  de  David: 

18  Y  estas  so*  las  generaciones  do  Pha* 
res :  Phares  engendró  á  Hesron ; 

19  Y  Hesron  engendró  á  Ram,  y  Ram 
engendró  á  Amínadab; 

20  Y  Amínadab  engendró  á  Nahason,  y 
Nabason  engendró  á  8almoto ; 

21  Y  Salmón  engendró  á  Boox,  y  Boos 
engendró  á  Obed ; 

22  Y  Obed  engendró  á  Isai,  y  Isai  en- 
gendró á  David. 


LIBRO  PRIMERO  DE  SAMUEL. 


CAPITULO  L 

*ée  JRom*  afireidadd 


Jbmamm* 

el  oprobio  de  m<*terOidad  impetra  de  Dioe  un  At* 
'  J&t  al  tumi  llama  Samuel,  dedicándole  al  Señor  pa- 

ra  el  lervicio  de  eu  tabernáculo. 

HUBO  un  raron  de  Ramatbaim  de 
Sophiui/  del  monte  do  Ephraim, 
que  se  llamaba  Eleana,  htyo  de  Jero- 
boam,  hrjo  de  EHu,  hijo  de  Thohu,  hQo 
de  Snpb  Epbrateo. 

-  2  Este  turo  dos  mujeres;  el  nombre 
de  la  unaeto  Anua;  y  el  ncfmbre  de  la 
otra  Phcnenna.  Y  Phenenna  tenia  rn^os, 
y  Anua  no  los  tenía.  • 

8  Y  subía  aquel  varón  todos  los  anos, 
de  su  ciudad  á  adorar  y  sacrificar  á  Je- 
hova  de  los  ejércitos  en  BHo :  donde  es- 
taban dos  hgos'de  BU,  Ophnl,  y  Phtnees, 
-  sacerdotes  de  Jehova. 

4  Y  cómo  venia  el  día,  Eleana  sacrifica* 
bu- y  daba  á  Pbenenna  su  muger,  y  á  to- 
dos sus  htyos,  y  á  todas  sus  lujas  á  cada 
uno  sn  parte. 

5  Mas  á  Anua  daba  una  parte  escogida, 
porque  él  amaba  á  Anna  aunque  Jehova 
había  cerrado  su  vientre. 

6  Y  su  competidora  la  irritaba  enoján- 
dola y  entristeciéndola,  porque  Jehova 
habla  cerrado  su  vientre. 

J  YaeibaeUca4«a|Lo;  cuando  subía  4 


la  casa  de  Jehova,  enojaba  asi  á  la  otra; 
por  lo  cual  tila  lloraba,  y  no  comía. 

8  Y  Eleana  bu  marido  le  dijo :  Anna, 
¿por  qué  lloras  ?  4  Y  por  qué  no  comes  ? 
4  Y  por  qué  está  afligido  tu  corazón? 
¿No  te  soy  yo  mejor  qde  diez  hijos  ? 

9  Y  levantóse  Anna  después  que  hubo 
comido  y  bebido  en  811o;  y  Eli  sacer- 
dote estaba  sentado  sobre  una  silla  juntó 
á  un  pilar  del  templo  de  Jehova. 

10  Y  ella  con  amargura  de  alma  oró  á 
Jehova  llorando  abundantemente. 

11  Y  hizo  voto,  diciendo:  Jehova  de 
los  ejércitos,  si  mirando  mirares  fat  aflic- 
ción de  tu  sierva,  y  te  acordares  de  mí, 
y  no  te  olvidares  de  tu  sierva,  mas  dieres 
á  tu  sierva  simiente  de  varón,  yo  le  de- 
dicaré á  Jehova  todos  los  días  de  su  vi- 
da, y  no  subirá  navaja  sobre  su  cabeza. 

12  Y  roe  que  como  ella  orase  luenga- 
mente delante  de  Jehova,  Eli  la  estaba 
mirando  á  su  boca. 

13  Mas  Auna  hablaba  en  su  corazón,  y 
solamente  se  movían  sus  labios,  y  no  se 
ola  su  voz,  y  Eli  la  tuvo  por  borracha. 

14  Y  dtfole  Eli :  ¿JEIosta  cuándo  estarás, 
borracha?  digiere  tu  vino. 

15  Y  Anna  le  respondió,  diciendo :  No, 
señor  mío.  mas  yo  soy  una  muger  coa* 


L  DE  BíAMUEK 


gojada/de  espirita,  no  he  bebido  vino  ni 
cidra,  moa  he  derramado  mi  alma  delante 
de  Jehova. 

16  No  tengas  á  tu  sierra  por  una  hija 
de  Belíal,  porque  con  la  multitud  de  mis 
congojas,  y  de  mi  aflicción  he  hablado 
hasta$hora. 

17  Y  Eli  le  respondió,  y  dtf  o :  Vé  en 
paz,  el  Dios  de  Israel  te  dé  la  petición 
que  has  pedido  de  éX 

18  T  éOa  dtfo :  Halle  t*  sierra  gracia 
delante  de  tus  ojos.  Y  fuese  la  muger 
«u  camino,  y  comió,  y  no  esturo  mas 
triste. 

;  19  Y  levantándose  de  motara  adoraron 
delante  de  Jehova;  y  volviéronse,  y  vi- 
nieron á  su  easa  en  Ramatha,  Y  Elca- 
na  conoció  á  Anna  sn  muger,  y  Jehova 
se  acordó  de  ella. 

20  Y  fué  que  pasados  algunos  días  An- 
na concibió,  y  parió  un  hijo,  y  púsole 
por  nombre  Samuel,  diciendo;  Por  cuan- 
to lo  demandé  á  Jehova. 
-  21  Después  subió  el  varón  Eleana  con 
toda  su  familia  á  sacrificar  á  Jehova  el 
sacrificio  acostumbrado,  j  su  voto. 

22  Mas  Anna  bo  sabio,  sino  (Jijo  á  su 
marido :  Yo  no  subiré  hasta  que  el  niño 
sea  destetado,  para  que  le  lleve  y  sea 
presentado  delante  do  Jehova,  y  se  que- 
de allá  para  siempre. 
.  23  Y  Eterna  su  marido  lo  respondió : 
Has  lo  que  bien  te  pareciere,  quédate 
basta  que  le  destetes,  solamente  Jehova 
cumpla  su  palabra.  Y  quedóse  la  mu- 
ger, y  erió  á  su  lujo,  hasta  que  le  destetó. 

24  Y  después  quo  le  hubo  destetado, 
llevóle  consigo,  con  tres  becerros,  y  un 
epha  de  harina,  y  un  cuero  de  vino,  y 
trujólo  á  la  casa  de  Jehova  en  Silo,  y  el 
niño  era  aun  pequeño.  • 

25  Y  matando  él  ti»  becerro  trujeron 
elnlfto^Eli 

,96  Y  éOa  dijo:  Ay,  señor  mío,  viva  tu 
alma,  señor  mió,  yo  soy  aquella  muger 
que  estuve  aqui  contigo  orando  á  Jehova, 
27  Por  este  niño  oraba,  y  Jehova  me 
dló  lo  que  le  pedí. 

;  28  Y  yo  también  le  vuelvo  á  Jehova: 
todos  los  óüas  que  viviere,  será  de  Jeho- 
va.   Y  adoró  allí  á  Jehova. 
CAPITULO  n. 

Junafcn»  QracÜM  al  Señor  que  Ir  quiti  la  vero**** 
demteteritídad:  auigmí/tcamio  mt  providtrtcia,  c*n 
que  abate  d  la»  tóbertíoe,  y  k  tanta  d  h*  humilde». 
IL  Leek&Oé  de  BU  eacerdote  con  tu  orarte*»  pti- 
ranía  apartaban  ai  pueblo  ¿el  dirimo  culto.  10.9* 
padre  et  amenazado  de  Dhe,  gravemente  por  un 
pro/Ha,  por  no  kaberlet  éuttgado  con  et  rifar  qm 


Y  ANNA  cnr6<7«]o:'»«orattm<se 
alegra  ei*  Jehova,  mi  cuerno  es  tn> 
saisado  en  Jehova,  má  bote*  se  ensanchó 
sobre  mis  enemigos,  por  cuanto  me  ale- 
gré en  tu  salud. 

2. No  hay  santo  como  Jehova:  porque 
no  hay  ninguno  fuera  de  ti,  y  no  hay 
fuerte  como  el  Dios  nuestro. 

8  No  multipliquéis  hablando  grande* 
zas,  grandezas :  cesen  las  palabras  ano* 
gantes  de  vuestra  boea,  porque  el  Dtóe 
de  las  ciencias  es  Jehova,  y  las  obraé 
magnifica»  á  él  le  son  prestas» 

4  Los  arcos  de  los  fuertes  fueron  que* 
orados,  y  los  flacos  so  ciñeron  «o  lbr> 
taleza. 

5  Los  hartos  se  alquilaron  por  pan :  y 
los  hambrientos  cesaron-:  hasta  parir 
siete  la  estéril,  y  la  que  tenia  muchos 
hijos  enfermó. 

'  6  Jehova  mata,  y  él  da  vida:  él  hato 
descender  á  los  infiernos,  y  hace  subís. 

7  Jehova  empobrece,  y  él  enriquece: 
abate,  y  ensalza, 

8  El  levanta  del  polvo  al  pobre,  y  al 
menesteroso  ensalza  del  estiércol,  para 
asentarle  con  los "  príncipe*  r  y  baod  que 
tengan  por  heredad  asiento  de  honra: 
porque  de  Jehova  son  los  columnas  de 
la  tierra,  y  él  asentó  sobro  «las  el  mundo. 

9  Et  guarda  los  pies  de  bus  santos;  mas 
los  Impíos  perecen  en  tinieblas,  porque 
nadie  con  fuerza  será  valiente. 

10  Jehova,  serán  quebrantados  sus /al- 
versarlos:  y  sobre  ellos  tronaré  desda 
los  cielos:  Jehova  juzgará  los  términos 
de  la  tierra,  y  dará  fbrtalesa  á  en  rey,  y 
ensalzará  el  cuerno  de  su  Mesías. 

11  Y  Elcana  so  volvió  á  su  casa  en  Ra- 
matha: y  el  mozo  minartraba  á  Jehova 
delante  dé  EH  sacerdote. 

12  ?  Mas  4os  h^os  de  SU  eran  hom- 
bres impíos,  y  no  tenían  conocimiento 
de  Jehova. 

18  JSta  la  costumbre  da  ros  sacerdotes 
con  el  pueblo  gme  cualquiera  que  sacrlfl* 
caba  sacrificio,  venia  el  criado  dd  sa-  - 
eerdote,  cuando  la  carne  estaba  á  cocer, 
trayendo'  en  su  mano  un  garfio  de  tros 
ganchos, 

14  Y  hería  con  él  en  la  caldera,  ó  en  la 
olla,  ó  en  el  caldero,  ó  en  el  pote;  y  todo 
lo  que  sacaba  el  garfio,  él  sacerdote  lo 
tomaba  para  sí.  De  esta  manera  hacían 
á  todo  Israel  que  venia  á  Mío. 

15  Asimismo  antes  de  quemar  el  sebo, 
venia  el  criado  del  sacerdote,  y  tod* 
%\  quo  sacrificaba:  Da  carne  qae  aso 


L  BBtSAMlTgL. 


¿sttei  ssx**aot»!  fsoiqueuatemaimVdt 
ti  carne  cocida,  sino  erada» 

16  T  respondíale  el  varón :  Quemen  de 
presto  el  sebo  hoy,  y  detpues  tómate  co- 
mo quisieres.  T  él  respondía:  No,  sino 
ahora  la  has  de  dar;  de  otra  manera  yo 
la  tomaré  por  ftiena.  * 

17  Y  aH  el  peeado  de  los  mozos  era 
muy  grande  delante  de  Jehova:  porque 
los  hombres  menospreciaban  los  aacrif - 
eieede  Jebera. 

IB*  Y  el  moso  Samuel  ministraba  de- 
tente de  Jebera  vestido  de  un  ephod  de 
lino. 

1*  Y  hacíale  su  madre  una  túnica  pe- 
queña, y  traiaseta  cada  arto,  cuando  sa- 
bia eon  eu  marido  ásaernteer  el  eaerm- 
de  *eeetembrade. 

S»  Y  SU  bendecía  áElcane  y  á  su  mu- 
ger,  diciendo :  Jehova  te  dé  simiente  de 
esta  mugar  en  lugar  de  esta  petición* 
que  pidió  áJebo ve:  y  así  se  volvieron  é 
Su  lugar. 

tí  Y  visitó  Jehova  á  Auna,  y  concibió, 
y  parió  tres  hijos,  y  dos  lujas;  y  el  mo- 
'  «o  Samuel  erecta  delante  de  Jehara. 

88  SU  empero  era  muy  viejo,  y  ola  todo 
lo  que  sus  hijos  haeian  á  todo  Israel ;  y 
como  dormían  eon  las  mugeres  que  ve- 
laban á  la  puerta  del  tabernáculo  del 
testimonie. 

28  T  dejóles!  ¿Perqué  hacéis  cosas  se- 
mejantes ?  Porque  yo  oigo  do  todo  este 
pueblo  vuestros  negocios  malos. 
•84  No,  h$ee  míos;  porque  no  es  buena 
toa  la  que  yo  oigo :  que  hacéis  pecar 
al  pueblo  de  Jehova,* 

85  81  penare  et  hombre  contra  el  hom- 
bre, lee  jueces  le  juagaran:  mas  si  algu- 
no pecare  contra  Jehova,  ¿quién  rogará 
por  él?  Has  «Sea no  oyeren  la  vos  de  su 
padre:  porque  Jehova  les  quería  matar. 

00  T  el  moae  Samuel  iba  creciendo,  y 
mejorándose  delante  de  Dios,  y  delante 
de  los  hombres. 

27  ?  Y  vino  un  varón  de  Daos  á  Eli,  y 
le  d^o:  Asi  dtyo  Jehova:  ¿No  me  mar 
atfeate  *9  manifiestamente  ¿le  casa  de 
tu  padre,  cuando  estaban «nfifeypt*,. en 
la  casa  de  Pharaon? 

OS  Tétele  escogí  por  mi  sacerdote  en* 
tro  todas  las  tribus  de  Israel,  para  que 
ofreciese  sobre  mi  altar,  y  quemase  per* 
Jume,  y  trajese  ephod  delante  de  mí ;  y 
di  á  la  casa  de  tu  padre  todas  las  ofren- 
de* 4e  loe  b^os  de  Israel. 

SS  ¿Por  qué  habéis  hollado  mis  tecrifl* 
dos,  y  mis  presentes,  que  yo  mandé  en 


al  isftefnjeul*  y  has  honrado  á  tus  «jos 
mas  que  á  mi,  engordándoos  de  lo  prin- 
cipal de  todas  los  ofrendas  de  mi  pueblo 
Israel? 

80  Por  tanto  Jehova  el  Dios  de  Israel 
dtfo :  Yo  habla  dicho,  que  tu  casa,  y  la 
casa  de  tu  padre  andarían  delante  de  mi 
perpetuamente.  Mas  ahora  áijo  Jehova; 
Nonos  yo  tal  haga,  porque  yo  honraré 
á  los.  que  me  honran,  y  los  que  me  tu- 
vieren en  poco,  serán  viles. 
$1  He  aquí,  vienen  dias,  en  que  cortaré 
tu  brazo,  y  el  braco  de  la  casa  de  tu  pa- 
dre, para  que  tfb  haya  viejo  en  tu  casa. 
$2  Y  verás  á  un  competidor  en  el  ta- 
bernáculo, en  todas  las  cosas  en  que 
hiciere  bien  á  Israel ;  y  en  ningún  tiem- 
po habrá  viejo  en  tu  casa. 
88  Y  no  te  cortaré  dd  todo  varón  de  mi 
altar;  para  hacerte  marchitar  tus  ojos,  y 
henchir  tu  ánimo  de  dolor  ;•  mas  toda  m 
cria  de  tu  casa  morirán  ya  varones. 
34  T  esto  te  será  señal,  a  4  soorr,  lo 
que  acontecerá  á  tus  dos  b4Jos,Ophni  y 
Phinees,  que  ambos  morirán  en  un  dia. 

85  T  yo  me  despertaré  sacerdote  .fiel, 
que  haga  conforme  á  mi  corazón  y  á  mi 
alma,  y  yo  le  edificaré  casa  firme,  y  él 
andará  delante  de  mi  ungido  todos  los 
dias. 

86  T  será  que  el  que  hubiere  quedado 
en  tu  casa,  vendrá  á  postrársele  ppr  haber 
un  dinero  de  plata,  y  un  bocado  de  pan, 
diciéndole:  Buégoteque  me  constituyas 
en  algún  ministerio,  para  que  coma  un 
bocado  de  pan. 

CAPITULO  m. 

Llamando  JHotdDmmuel  cuatro  vtem^h  dotiorm  «I 
autioo  tU  Eli:  y.  ¿I  m  k>  notifica.  U.  Samuel  « 
conocido  del  pueblo  por  profeta. 

Y  EL  mozo  Samuel  ministraba  á  Je- 
hova delante  de  Eli,  y  la  palabra  de 
Jehova  era  de  estima  en  aquellos  dias, 
no  había  visión  manifiesta. 

2  Y  aconteció  un  dia,  que  estando  Eli 
acostado  en  su  aposento,  y  ya  sus  ojos 
comenzaban  á  oscurecerse  que  no  podía 
ver, 

.  8  Y  antes  que  la  lámpara  de  Dios  fuese 
apagada,  Samuel  estaba  durmiendo  en 
el  templo  de  Jehova,  donde  el  arca  de 
Dfcoseetabe* 

4  Y  Jehova  llamó  á  Samuel;  el  cual 
respondió :  Heme  aquí. 

6  Y  corriendo  á  EU  dtyo:  Heme  aquí : 

¿para qué  me  llamaste?    Y  Eli  le  (¿Jo: 

Fono  he  llamado:  tórnate  y  acuéstate. 

Y  41  se  volvió»  y  acostóse. 

361 


I.  »Htí>A*íUBLJ 


8  Y  yo\v\6  otra  voft  Jencvu  á  llamar  rá 
Samuel  T  levantándose  Samuel  vino  A 
Eli,  y  dtyo:  Heme  aquí;  ¿para  qué  me 
has  llamado  1  Y  él  dijo :  Hijo  mío, yo  no 
he  llamado,  vuelve,  y  acuéstate. 

7  Mué  Samuel  aun  no  conocía  á  Jebova, 
ni  le  Babia  sfclo  revelada  palabra  de  Je- 
bova. 

8  Jebova  pues  llamó  la  tercera  ves  á 
Samuel :  y  él  levantándose  vino  á  El»,  y 
dijo :  Heme  aquí ;  ¿  para  qué  me  has  Ha- 
madof  Entonces  Eli  entendió  que  Jé- 
bova llamaba  al  mozo. 

9  T  dijo  Eli  á  Samuel*  Té,  y  acuéstate: 
y  ai  te  llamare,  dirá* :  Habla  Jebova,  que 
tu  siervo  oye.  Abí  Samuel  se  fué,  y 
acostóse  en  su  lugar. 

10  Y  vino  Jebova,  y  paróse,  y  Hamo 
como  las  otras  veces :  Samuel,  Samuel. 
Entonces  Samuel  djjo:  Habla,  que  tu 
siervo  oye. 

11  Y  Jebova  dijo  á Samuel:  He  aqui 
que  i/o  haré  una-  cosa  en  Israel,  que 
quien  la  oyere,  le  retiñan  ambas  bus 
orejas. 

id  Aquel  día  yo  despertaré  contra  Eli 
todas  las  cosas  que  be  dicho  sobre  su 
casa.     Yo  comenzaré;  y  acabaré. 

18  Y  feo  le  mostraré  quejo  Juzgaré  su 
cosa  para  siempre,  por  la  iniquidad  que 
él  sabe :  que  sus  htyoa  se  ban  envilecido, 
y  él  nó  los  ba  estorbado. 

14  Y  por  tanto  yo  he  jurado  á  la  easa 
de  EH,  que  la  Iniquidad  de  la  casa  de  Eli 
no  será  expiada  jamas,  ni  con  sacrificios 
ni  con  presentes. 

15  Y  Samuel  estuvo  acostado  basta  la 
mañana,  y  abrió  las  puertas  do  la  casa 
de  Jebova.  Y  Samuel  tenia  miedo  de 
descubrir  la  visión  á  EU. 

18  Llamando  pues  Eli  á  Samuel,  dijo- 
le :  Hijo  mío,  Samuel.  Y  él  respondió : 
Heme  aqui. 

17  Y  él  le  dijo :  ¿Qué  es  la  palabra  que  te 
babló?  Ruégete  que  no  me  la  encubras. 
Asi  te  baga  Dios,  y  asi  te  aliada,  si  me 
encubrieres  palabra  de  todo  lo  que  babló 
contigo. 

'18  Y  Samuel  se  lo  descubrió  todo,  -que- 
nada le  encubrió.  Entonces  él  dtyo :  ■  Je- 
bova es,  haga  lo  que  bien  le  pareciere. 

1»  T  Y  Samuel  creció,  y  Jebova  fué  eon 
él,  y  no  dejó  caer  á  tierra  ninguna  de 
todas  bus  palabras. 

90  Y  conoció  todo  Israel  desde  Dan, 
basta  Beer-seba,  que  Samuel  era  flel 
profeta  de  Jebova, 

21  Asi  tornó  Jebova  á  aparecer  en 
989 


porque  Jebova  te  mumifteié  4  Sesamel 
en  Silo  con  palabra  de  Jebova. 

CAPITULO  IV. 

Vencidos  los  Israelita*  de  los  Fhilistheos  acuerdan 
de  traer  ai  campo  el  arca  del  concierto,  la  cual 
fué  tomada  de  los  fJtiUsthoot,  y  «Km  d$fko9kosyg 
muertos  los  dos  h\}o*  de  SU.  LL  Venid*]*  nueva  d 
Silo,  Eli  cayó  de  su  sWa  y  fué  muerto,  ut.  La  mu- 
oer  de  Phikees  mofeare  ú  IcMbod,  y  tute*  en  el 


Y  SAMUEL  babló  á  todo  Israel:  j 
Israel  salló  al  encuentro  en  batalla 
á  los  Pbilistheos,  y  asentaron  •  campo 
junto  á  Eben-ezer:  y  los  Pbilistheos 
asentaron  el  suyo  en  Aphec. 

2  Y  los  PhUfetheos  presentaron  la  ba- 
talla á  Israel,  y  como  la  batalla,  se  dio, 
Israel  fué  veertto  delante  de  losPhiUs- 
tbeos :  los  cuales  hirieron  en  la  batalla 
por  el  campo  como  cuatro  mil  hombres, 

8  Y  como  el  pueblo  volvió  al  campo, 
los  ancianos  de  Israel  dieron:. ¿Por  qué 
nos  ha  herido  hoy  Jenov*  delante  de 
los  Phllistheos  ?  Traigamos  á  nosotros 
de  Silo  el  arca  del  concierto  de«Jenovn, 
para  que  viniendo  día  entre  nosotros  nos 
salve  de  mano  de  nuestros  enemigos* 

4  Y  envió  el  pueblo  á  Silo,  y  trajeren 
de  allá  el  arca  del  concierto  de  Jebova 
de  los  ejércitos,  que  estaba  asentado  en* 
tro  los  querubines  t  y  los  dos  Ujoe  de 
Eli,  Ophni  y  Phinees  ataban  allí  con  el 
área  del  concierto  de  Dios  j 

8  Y  aconteció,  que  como  el  atoa  del 
concierto  de  Jebova  vino  en  el  campo, 
todo  Israel  dio  grita  con  tan  gran  júbilo, 
que  la  tierra  tembló. 

8  Y  como  los  PhiMetnoos  oyeron  la  vas 
del  júbilo,  dieron:  ¿Qué  vos  de  gran 
júbilo  es  esta  en  e¿  campo  de  los  He* 
bros  f  <  Y  conocieron  que  el  aros  de  Je- 
bova habla  venido  al  campo. 

7  Y  los  Philistheos  hubieron  miedo, 
porque  dtferont  Ha  venido  el  Dios  al 
campo.  Y  dtyeron:  jAy  de  nosotros  1 
que  ayer  ni  anteayer  no  filé  sal 

8  i  Ay  de  nosotros  1  ¿Quién  nos  librará 
de  la  mano  de  estos  dioses  fuertes?  Es- 
tos es*  los  dioses  que  hirieron  á  Egypio 
con  toda  plaga  en  el  desierto* 

9  Esforzaos  y  sed  varones  Philistheos, 
porque  no  sirváis  á  los  Hebreos,  sobad 
ellos  os  ban  servido  á  vosotros.  Sed 
varones,  y  pelead* 

10  Y  los  PhUlstheoe  pelearon,  y  Israel 
fué  vencido,  y  huyeron  cada  cual  á  sus 
tiendas,  y  fué  hecha  muy  grande  mot> 
tended:  y  cayeron  de  Israel  treinta  mil 
hombres  de  á  pié.  ^9§  ^  * 


i:  3H4EULMVCLÍ 


,11  Y<ai  sentí 1 1  DIiséíUméiiH,  y  niastv 
tos  los dataos  de£ls,4>plialr  Pbinees. 
12  ?  Yeofrieode  dé  la  batalla  «»  varan 
de  Ben-jamm  Ylm>  aquel  di»  á  Silo,  rotos 
ana  vestidos,  y  eóhmta  tierra  sobre  su 


18  Y  cense  llegó,  he  aqui  Eli  qoe  estaba 
sentado  sobre  urna  silla  atalajando  jun- 
ta al  camino:  porque  sa  eoracon  estaba 
temsdando  por  ososa  del  área  de  Dios. 
Y  «este  aquel  hombre  Uego>ála  dudad, 
¿dar  las  nueves,  toda  la  ciudad  grito» 

14  Y  como  Eli  oyó  el  estruendo  del 
grito,  dfyo :  ¿Qné  estruendo  de  alboroto 
a?-eetet  Y  aquel  botutos  vino  4  priesa, 
y  dio  les  nuevas  4  SU. 

16  Tjmm  gal  de  edad  de  aovsasn  y  oebo 
aftoat  y ava  efoe.seihasnen  oscurecido, 
que  no  pode*  rer. 

10  Ydljo  aquelraroaáEil:  Yo  vengo 
fes»  batéela,  po  be  buido  boy  de  Ja  ba- 
latíe,  Yrtiadtfo:  ¿  Qué  ha  aneoteeido, 
bijomio? 

rl7*Yel  mcaongoro  «apeadlo,  y  dijo: 
Israel  huí*  delaoie  de  los  Pbilfetbeoe,  y 
taanbiem  faé  beoba  gran  mostandad  en  el 
pueblo;  y  también  tas  dos  mjo^Opbui 
y  Pbinees  son  muertos;  y  el  área  de  Dios 
fqrf  tur  retín 

la  Y  aocmteoió  que  oomo  el  biso  men- 
ción del  atea  de  Dios;  SU  cayó  pava 
atrás  de  la  silse  junto  al  lagar  de  la  puer- 
ta, y-e/mbracajisele  las  oenrfoas,  y  merlo : 
porgare  era  hombre  viejo  y  pesago*  y  ha- 
bla Junando  4  Ismel  enaronta  afios. 

19  ?  Su  nuera,  la  muger  de  Pbinees, 
preñado,  cercana  al  parto, 
el  rumor  que  el  área  de  Dios 
«ra  tomada,  y  su  suegro  muerto,  y  su 
marldsv  anoorvose  y  parlé;  porque  sur 
dolores  se  hablaa.pa  doreamado  por  ella. 

90  Y  al  tiempo  que  Se  morid  decíanle 
tagne  estaban  Junto  4  ella:  No  tengas 
temor;  porque  bss  parido  lujo.  Isas 
olla  no  respondió*  ni  paro  mientes. 

21  Y  llamó  al  niño  Icbabod,  diciendo : 
Cuntirá  es>  la  gloria  de  Israel,  (por  el 
uceado  Dios,  «necea  tomada;  y  porque 
era  muertos*  «1090,  y  su  marida) 

33  Y  dUoiCeutíya  es  la  gloria  d>  Is- 
rael :  porque  era  tomada  el  arca  de  Dios. 

CAPITULO  V. 

JPmttmét  arem  p*r  io»  PMUtthtm  m  ttiéw^ptú  éé  m 
Dt—  Dm§m  •*  ¿m*\  Ztafre»  JW  tJmkteke  •»  m 
//.  Loa  <U  AmxX»  A*ro»  mtinHt  d« 


JPwx,  y  tuimitmo  lee  de 
'  ftoMtt  4  jfoctmm,  1o$ 

\4*  m  junetti»  < 


Qetk  domas  ¡•fn-anpn.  BI. 
Aücaronñat  y  tót  prlncme» 


Y  LOS  PbHWbebs  tomada  el  área  de 
Dios,  la  trajeron  desde  Sben-eter  á 
Azoto. 

2  Y  tomaron  los  Pbilistbeos  el  arca  de 
Dice,  y  metiéronla  en  la  casa  de  Dagon, 
y  pusiéronla  Junto  4  Dagon. 

*  Y  el  siguiente  ola  los  de  Anoto  se  le- 
vantaron de  mañana,  y,  be  aqui  Dagon 
postrado  en  tierra  delante  del  área  de 
Jetare:  y  tomaron  á  Dagon,  y  volvié- 
ronle  i  su  lugar. 

4  Y  tornándose  4  levantar,  de  mañana 
el  día  siguiente,  be  aqui  que  Dagon  ba- 
bea caldo  postrado  en  tierra  delante  del 
asea  de  Jehova:  y  la  cabera  de  Dagon,  y 
las  dos  palmas  de  sus  manos  satoso*  cos- 
tadas sobre  el  umbral  d*la  puerta;  sola- 
mente bebía  quedado  Dagon  en  éL 

o  Por  esta  canea  loa  sacerdotes  de  Da- 
gon, y  todos  los  que  entran  en  el  templo 
de  Dagon,  no  pisan  el  umbral  de  Dagon 
en.  Anoto  basta  boy. 

6  1T  Y  la  mano  de  Jebera  se  agravó  so- 
bre los  de  Anoto,  que  los  destruyó ;  y 
los  birló  con  hemorroides  en  los  sfcsos 
en  Anoto  yon  todos  sus  términos. 

7  Y  viendo  esto  los  de  Anoto,  dijeron; 
No  quede  con  nosotros  el  arca  del  Dios 
de  Israel:  porque  bu  mano  es  dure  sobre 
nosotros,  y  sobre  nuestro  dios  Dagon. 

8  Y  enviaron  á  juntar  á  si  todos  los 
principes  de  los  Pbilistbeos,  y  dieron: 
i  Qué  neremos  del  arca  del  Dios  de  Is- 
rael? Y  ellos  respondieron:  Pasase  et 
arca  del  Caos  de  Israel  en  Geth.  Y  pe- 
saron el  arca  del  Dios  de  Israel. 

9  Y  aconteció  nao  oomo  la  bubleron 
pasado,  la  mano  do  Jebova  rué  contra  la 
ciudad  con  grande  quebrantamiento: 
que  birló  los  nombres  de  aquella  ciudad 
desde  el  caico,  basta  el  grande  que  se  les 
eubriaa  los  siesos  con  hemorroides. 

10  ^  Y  enviaron  el  aros  de  Dios  4  At- 
oaron. Y  como  el  arca  de  Dios  vino  á 
Accerest,  los  de  Anearon  dieron  voces, 
diciendo :  Pasaron  4  mi  el  arca  del  Dios 
de  Israel  por  masarme  4  mi  y  4  mi  ano» 
Mo. 

11  Y  enriaron  á  juntar  todos  los  prán* 
cipes  do  los  Ptiilsitaeos,  diciendo:  En- 
viad el  aroa  del  Dios  de  Israel,  y  torneas 
4sumgar>ynó  mate  4  mi  y  4  mi  pue- 
blo. Porque  habla  quebrantamiento  de 
muerte  en  toda  la  ciudad,  y  la  mano  de 
Dios  as  habla  allí  agravado. 

Id  Y  los  que  no  morían,  eran  heridos 
con  hemorroides  $n  lo*  tieso*,  que-  el 
tuausor  de  la  csudadsuble  al  cielo. 


.  iLBWBéMVmU 


.  caotulo  vl 

Iiw  Pkütothoeo  cmwjeMdqo  dé  fm  ptaga  reeUfn^ee^el 
arca' con  grana*  ttStnuáéaá.  1L  llegada  en  lo» 
término»  de  Be*  mame»  lo*  déla  tierra  $oñ  herido* 
per  Materia- nieto* 

Y  ESTUVO  el  arca  do  Jehova  en  la 
tierra  de  los  FhiUstheos  ajete  meses; 

2  Y  llamando  loa  Philisshaos  A.los  sa- 
cerdote* y  sdivinos*  preguntaron :  ¿Qué 
haremos  toara  de  Jehova  ?  Dedaradv 
iioa  cómo  le  homo*  de  tomar  i  carlar  á 
su  lagar. 

3.Y  ¿i*  dijeron:  «i  enviáis  el  arca  del 
Dio»  de  Israel,  no  la  enviéis  vade;  ñas 
pagarle  Me  la  expiación:  y  entonces  se* 
reja  senos,  y  conoceréis  por  qué  no  ae 
apartó  de  vosotros  su  mano. 

4  T  tOúm  dieron:  ¿Y  qué  aera  la  expía- 
don  que  le  pagaremos  í    X  eBce  raspón» 

•  dieron:  Ooá/>mw  al  número  de  los  prin- 
cipes de  los  Phlttstheos,  cinco  hemor- 
roides da  oro,  y  orneo  ratones  de  oro: 
porque  la  misma  plaga  que  todos  tienen* 
tienen  también  vuestros  príncipes, 

5  Haréis  pues  las  formas  de  vuestras 
hemonrokke,  y  las  forma»  de  vuestros 
ratones»  qne  destruyan  la  tierra,  y  daréis 
gloria  al  Dios  da  Israel:  quisa  aliviará 
su  mano  de  sobre  vosotros,  y  de  sobre 
vuestros  dioses,  y  de  sobro  vuestra  tierra» 

6  Mas  j  por  qué  endureceréis  vuestro  co- 
razón, como  los  Egypcioe  y  Pbaraon  en- 
dureciertm  sn  eorason?  Desde  qne  él 
los  hubo orí  testado,  ¿no los  dejaron  que 
Se  mesen,  y  se  fueron? 

7  Tomad  pues  ahora,  y  haced  un  cerro 
nuevo ;  y  tomad  dos  vacas  que  crien,  á  las 
anales  no  haya  sido  puesto  yugo ;  y  un- 
cid las  vacas  al  carro,  y  haced  tornar  de 
detras  de  ellas  sus  becerros  A  casa. 

8  T  tomaréis  al  arca  da  Jehova,  y  po- 
nerla heis  sobre  el  carro ;  los  vasas  de 
oro  que  le  pégala  en  expiación,  poned 
en  una  esjeta  al  lado  de  ella,  y  dejarla 
heis  que  se  vaya» 

O  Y  mirad  «w  si  suba  par  el  camino  de 
su  término  á  Beth<eames,  él  nos  ha  he- 
cho, este  mal  tea.  grande:  y  si  no>  sere- 
mos ciertos  que  su  mano  no  nos  hirte\ 
mas  na*  nos  ha  sida  acídente. 

10  Y  aquellos  varones  lo  hiciesen  asi, 
que  tomando  dos  vacas  que  criaban,  uo- 
dároelas  al  carro  y  «•cerraron  en  casa 
sns  becerrea, 

11  Y  pusieron  clarea  de  Jehova  sobre 
el  carro,  y  la  cajuela  con  loe  salones  de 
ovo,  y  con  las  formas  de  sns  hemorrei- 


12  Y  las  vacas  se 


88* 


por  el 


da  astfMttnen,  y  Iba»  *ot  «n 
misma  camino  aneando  y  braaaaodo  sha. 
apartaras  ni  á  diestra  ni  A  einsestra.  Y 
los  principes  de  los  PhilistfccoV  fueron 
tras  eUsanaste  el  társamoüaBeth*sainas# 

13  Y  los  do  Beth-sames  segaban-el  tri- 
go- en  d  asile,  y  aleando  ana  c*ss  vieron 
el  arca  y  holgájpooflc  cuando  Je  vieronv 

14  Y  el  carro  vino  al  campa  de  Josué 
Beth-ssniita,yparóBlli:  porque  asnee* 
taha  una  gran  otease:  y  eSet  cartarea  la 
madera  del  cerra,  y  ofrecieron  las  vasas 
en  holocausto  A  Jenovav 

15  Y  lea  Levitas  descendieron  el  arca 
da  Jehova,  y  la  osjnáia  qne  mUOm  aerea 
de  ella,  en  la  cual  eáobem  los  vasos  da 
orne  y  snsrtéroaea  aabre  equemvgmn 
piedra:  y  los  vasohcaón  Beth  sames  ea* 
crificaron  holocaustos,  y  mataron  viotl» 
mas  A  Jehova  en  aquel  ele. 

Id  Le  cual  vianda  loe  einee  pslnaipaB 
de  loe  Pailistnecc,  volviéronse  A  Accaron 
el  mismo  dia. 

17  Estas  pues  son  las  heaiorroidos  de 
oro,  que  pagaron  los  PhUktbeos  A  Jehova 
en  expiación.  Ftor  Aspeo  une,  por  Gasa 
una  por  Asesten  ana;  por  Qeth  "une; 
por  Aecaron  una. 

18  Y  ratones  de  oro  csajbrme  al  némere 
de  testas  las  ciudades  de  los  PhUtstheos 
que  pertméctan  A  los  cinco  principes, 
desde  las  dañadas  fuertes  hasta  las  al- 
deas sin  mura  Y  hasta  le  gran  piedra  so- 
bre la  cual  pusieron  el  arcada  Jehova, 
en  el  campo  da  Josué  Beth  semita,  y 
hasta  hoy. 

19  Y  Y  hirió  Dfa*  de  toe  de  Beth  casaca 
porque  habian  mirado  ai  arca  de  Jebe» 
va:  hirió  en  el  pueblo  cincasaia  mu  y 
asteéis  hombres.  Y  el  pueblo  paso  la- 
to, porque  Jebera  había  herido  el  pue- 
blo de  tan  gran  plaga. 

£0  Y  dieron  loeó>Beth*samce*:  ¿Quién 
podrá  estar  delante  de  Jehova  el  Dios 
santo?  ¿Y  A  quién  subirá  desde  noso>> 
tros? 

21  Y  enviaren  mensegeroe  á  los  de  Ca* 
rleth-Jertm,  ¿toteada:  Loa  PhUtstheoa 
han  vuelto  el  área  de  Jehova:  deseen*» 
ded  pues  y  traadla  A  vosotros. 

CAPITULO  vn. 

Lotdt  Cariaih-jaAm  traen  d  mí  «I  crea  de  BeA-eame». 

■   JLJermelMcenmtrUdtapr^licmeiemátFmmmiLti 

cunlerapereBe*.  JU. Bemehnpmm  •iaUiindeeee 


Y  VINIERON  los  de  CsjJaikJsrlm,  y 
tmiecon  ¿lame  de  Jehova,  ^me- 
tiéronla en  casa  deAblnadaben&bsn: 


L  D£«AMVEL. 


namsnnusnsneiaroadeJehenm» 
9  Y  Sfiinoorm  4H  desde  al  dia  |m 
l&es^  el  aifc*  A  &rists*>jerim  pasaron  imi- 
eimd|ss»v*m4eofjOOt  y  tóenla***» de 
Israel  laanenmos  tm  Janova. 

6  1  Y  anejó,  iwwl  á  toda  kk  esa*  dé 
Israel,  dictase*:  aUdetotovuestn»eo*e» 
m4i  veivoto*  Jenovn,  enttad  loe  dio- 
sas), egenas,  y  4  Astaeosh  4o  «atoo  ve* 
eeAose,  f  preparad  vuestro  omtM  4  Je- 
)Mri«v7s*nri**  <**  *elo,y£  os  labras* 
de  mano  de  los  Philistheos. 

4  Entonase  loe  sujo*  de  Israel  quitaron 
Aseo  isbilm,  y  A  A*taro4h,y  «tortero*  á 
so*»  Janee*. 

5  YBamaetdU*:  JsmtadAtode  Imd 
en  Masnsn^yysooniénorvoootrnnAJo» 
he**. 

•  Y  juntándose  en  sfatpns,  encaren 
neme,  7  Aeituojaaon  del—ti  de  Jefes*»: 
y  «y— Aten  aquel  ene*  7  dSjeroe  uM: 
CoertmJeeovel^eura  pecado*  Y  jue- 
go Se*****  4  les  Jigos  de  Israel  en  Bfas- 

7  f  Y  oyendo  los  PhttÉstheos-  q«e  los 
hfyee  de- Israel  estaban  oons^rseudos  en 
Maspha,  subieron  los  prtnefpes  de  los 
PhiUstheos  contrA  Israel  Lo  «tal  eomo 
oyeran  los  htyos  de  Israel,  hubieren  te- 
mor fe  lm  PutUstheoe. 

8  Yó^ere*  los  hifos  de  MreM  á  Sa- 
muel: No  ceses  de  eleiner  por  nosotros 
á  Jehova  isuestre  Dios,  que  nos  snsjé* 
de  mase  «o  loe  PMUettwos. 

9  Y  Samuel  tomó  un  cordero  de  leen*, 
7  smotifloole  á  Jenevu  en  holocausto  en* 
tero:  7  emanó  Samuel  A  Jobeen  por  Is- 
rael, 7  Jebe*»  le  076. 

10  Y  añóneselo  ene  estando  Samuel  ee- 
crideando  el  holocausto^  los  Ftuüstbees 
Hegeron  para  pelear  eon  los  lujes  de 
Israel.  Mas  Jehevn  treno  een  gusa  so- 
nido squel  día  sobre  los  Phnistneos,  7 
qnebrentóles  7  Asaron  ▼eneldos  delante 
de  Israel. 

11  t  saliendo  los  lujos  de  Israel  de 
Mospfaa,  «ignleron  A  los  FniMstfceos  M» 
riéndolo*  hasta  enejo  de  Beta-esfi 

13  Y  Samuel  tomé  una  piedlo,  7  pesóle 
entre  Maspha  ▼  Sen,  7  púsole  nombre 
Eben-eser,  diciendo:  Hasta  aquí  nos 
ayudó  Jebovs» 

18  Y  loa  Philistheos  feeren  humillados, 
ene  no  vinieron  mes  al  término  de  n> 
Tael:  7 la  mane  de  Jebentlnéeontralos 
Phihetheos  todo  el  tiempo  de  tatué! 

14  ¥  flneto*  «rnttdst  A  tos  hijos  de  Is- 


T»elk»oiedeeee,^elesPhflkHhee«he- 
bnmte«a*>áloa*ti4eMtas<k^leA«sa- 
ron  basta  Geth,  eon  sus  tárminoe,  7  Is- 
rael las  libró  de  mano  de  los  Philistheon 
Y  hubo  pee  entre  Israel  y  el  Amorrheo,' 

15  Y  juagó  Samuel  4  Israel  todo  el 
tiempo  ene  vivió. 

n*  Y  iba  todoe  los  atoe,  7  daba  vuelta  4 
fietb-el  yAGolgal,  yAMaeuha,  7  jtagabe 
4  Israel  en  todos  estos  logares : 

17  Y  Toitiase  4  Rama;  porqoe  aDi  t* 
ente  sn  eme»  7  aaU  también  juranbo  4  Is> 
rael,  7  ediñeó  allí  altar  4  Jehova. 


rm*¡m 


CAPITULO  vm. 

d9t**tmMm<hmmm* 
a  habí*  cmMjtmjdo  par  mmkmtuM 


mtormmm 


m  tmaar,  el  pueblo  t$  movido  d  demandar  rep  «oftri 
d.  JE  D**  Sedara  d  Samuel  mi  vohmtaé  merca 
•rntapumuM  éUpmebkotwhi  mamé*  «w  m la  eon* 
cedo,  moi  notifioéndoim  primero  «I  dmrmrho  do  loo 
reyes,  y  él  pupo  orne  ponen  tabre  m\  lo  cual  Samuel 
Jkmce,  $  permitiendo  rito»  lodmvtá  en  m  demanda, 
Smmmmuimutmmmatéémhitmtindtmmmam. 

YáCOÜTSmú  one  omne  «amnel  se 
biso  viejo,  puso  sos  hijos  por  jneoes 
sobealsraeL 

2  Y  el  nombre  de  so  hijo  priaaeyónMo 
fbéJoel;  y^elnonfbffe  del  seefende  Abtos: 
Im amdtmtnámfañem  va  Beerseba> 

S  Mas  no  aodnvieron  les  hijos  por  loe 
esasteo*  de  sn  padre,  antes  se'  aeostaron 
tras  nv  averiria  recibiendo  eobeebo,  7 
penrertiendo  el  derecho. 

4  YtodoSssdanoianeedelBrael'sejtai- 
taron,  y  vinieron  4  Sernos!  en  Bama, 

5  Y  d^érenle :  He  aqoi^tú  te  has  hecho 
viejo,  7  tos  hijos  no  van  por  tns  cerni- 
óos, por  tanto  eonsUtayenos  ahora  rey 
que  nos  jnagne,  eomo  Kanes  todas  las 
gentes. 

HY  deeeontentó  4  asmnel  esta  pala- 
bra ene  dijeron:  Bañes  rey,  ene  nos  jua- 
gue.   Y  Samuel  oró  4  Jebova. 

7  Y  dtfo  Jehdve  4  Samuel:  Oye  la  voe 
del  pueblo  en  todo  lo  que  te  dijeren: 
porque  no  te  hsn  desechado  4  ti,  mas  4 
mime  han*  desechado  que  no  retare  so- 
bro ellos. 

8  Conforme  4  todas  las  obras  que  han 
hecho  desde  el  dle  que  loe  sequé  de 
Bgypto  beata  boy,  que  me  han  déjalo, 
7  bnn  servido  4  dioses  ágenos,  asi  haces 
también  contigo. 

9  Ahora  pues  oye  su  vos;  más  protesta 
pHmmrú  contra  ellos  declarándoles  el  de- 
recho del  rey,  que  be  de  reinar  sobre 
elle*. 

1»  Y  dgo  Samuel  todas  las  palabras  de 


L&XMSttrMWEIi 


-11  Y  d#éfcrf>  Este  será  «Utüdo  del  rey 
«uc  hubiere  do  totear  sobro  vosotros. 
-Tomará  vuestros  hijos,  y  ponérselos  ha 
en  sus  carros,  y  en  su  gente  de  á  caballo, 
para  qne  corran  delante  de  sn  carro. 
.  13  Y  ponérselos  na  por  coroneles,  y 
clncnenteneros ;  y  qne  aren  sus  aradas, 
y  sieguen  sus  siegas,  y  que  hagan  sus  ar- 
mas de  guerra,  y  los  pertrechos  de  sus 
carros. 

•  - 18  ítem,  tomará,  vuestras  hijas,  para 
qao  sean  ungüentes»,  cocineras,  y  ama» 
sadoras. 

14  Asimismo  tomará  vuestras  tierras, 
Vuestras  vinas,  y  vuestros  buenos  olive- 
res,  y  dará  á  sus  siervos. 
.  15  El  diezmará  vuestras  simientes,  y 
vuestras  villas,  para  dar  á  sus  eunucos,  y 
á  sus  siervos. 

1 10  El  tomará  vuestros  siervos,  y  vues- 
tras slervas,  y  vuestros  buenos  mance- 
bos, y  vuestros  asnos,  y  eon  ellos  hará 
aus  obras. 

17  Diezmará  también  vuestro  rebano,  y 
Jtnabnewte  seréis  sus  siervos. 

16  Y  elamuréis  aquel  dia  á  causa  de 
vuestro  rey  que  os  habréis  elegido;  mas 
Jehova  no  os  oirá  en  aquel  dia. 

19  Mas  el  pueblo  no  quiso  oir  la  voz  de 
Samuel,  antes  dijeron :  No,  sino  rey  será 
sobro  nosotros. 

49  Y  nosotros  seremos  también  como 
todas  las  gentes,  y  nuestro  rey  nos  go- 
bernará, y  saldrá  delante  do  nosotros,  y 
hará  nuestras  guerras. 

21  Y  oyó  Samuel  todas  las  palabras  del 
pueblo,  y  recitóla*  en  los  oídos  de  Je- 
hova. 

22  Y  Jehova  drjo  á  Samuel:  Oye  su 
voz,  y  pon  rey  sobre  ellos.  Entonces 
Samuel  dfyo  á  los  varones  do.  Israel: 
Idos  cada  uno  á  su  ciudad^ 

CAPITULO  IX. 

Auomndo  Semitas  emae  A*  tupadr^viau  d  ¿Saipucl, 
el  cual  le  declara  aer  2a  voluntad  de  Diot  que  él  tea 
rey  fobre  «t  pueblo,  de  lo  cual  él  m 


Y  HABÍA  un  varón  de  Ben-Jamiü 
hombre  valeroso,  el  cual  se  llama- 
ba Os,  mjo  de  Abtel,  hijo  de  Seor,  lujo 
de  Bechorath,  hijo  de  Apiñas,  hádete* 
varón  de  Jemlnl : 

2  Este  tenia  un  rajo  que  se  llamaba 
Saúl,  mancebo  y  hermoso,  que  entre  los 
hijo»  de  Israel  no  habla  otro  mas  %or- 
moso  que  él :  del  hombro  arriba  sobre- 
pujaba á  todo  el  puebla 

3  Y  habíanse  perdido  las  asnas  de  Cls 


pa#^de£«nl;vmJoCfa«VSeulssimj<>; 
Toma  ahora  contigo  alguno  dolo*;  erJav 
dos,  y  levántate,  y  vé  á  buscarlas  asnas. 

A  Y  él  pasó  el  monte  de  Ephraim  y  dé 
mUi  pasó  en  la  tierna  do  Saltea:  y  no  tas 
hallaron*  Y  pasaron  por  la  tisera  de  8o- 
Um,  y  tampoco.  Y  ñauaron  por  la  tiesta 
de  Jomlni,  y  no  ¿o»  hallaron, 

5  Y  cuando  vinieron  4  la  tierra  (leSuph, 
Saúl  dfyo  á  su  criado  que  tenia  consigo: 
Ven,  volvámosnos  porque  quizá  mi  par 
dre,  dejadas  las  asnas,  estará  congojado 
por  nosotros. 

o"  Y  él  le  respondió:  He  aquí  abosa  que 
en  esta  dudad  máá  el  varón -de  JMos,  «jue 
es  varón  insigne:  todas  las  coses  que  él 
d^ere,  sin  duda  vendrán.  .Tamos  ahora 
eilá¿  quizá  nos  ensenará  nuestro,  eami- 
no  por  donde  vayamos. 

7  Y  Sanl  jrtsn<mdié<á  sn  eiiadni  Venas 
pues:  jnas  ¿qué  Uoflrarémos:  si  varoni 
Porque  el  pan  de  nuestras  sUbrJan  sn  ha 
acabado,  y  no  tenemos -que  presentar  al 
varón  de  Dios :  pomt***  ojsá  tenemos  í 

8  Entonces  tornó  el  criado  á  responder 
á  Sanl,  diciendo:  fio  aquí*  se  halla  en 
mi  mano  un  cuatro  da  sido  de  nieta; 
esto  daré  al  varón  de  Dios,  porgue  nos 
declare  nuestro  camino» 

0  (Antiguamente  en  Ismel  cualquiera 
que  iba  á  consultar  á  Dios,  decía  asi: 
Venid  y  vamos  hasta  el  Vidente;  porque 
el  que  ahora  m  ¿Zoma  profeta,  antigua- 
mente era  llamado,  Vidente.) 

10  Dijo  pues  Sanl  4  so  criado:  Bien 
dices :  ea  pues  vamos.  Y  fueron  á  la 
ciudad,  donde  «atase  el  varondelnos: 

11  Y  cuando  subían  por  la*  cuesta  de  la 
ciudad,  hallaron  una»  mozas  qne  sallan 
por  agua,  á  las  cuales  dijeron:  ¿Está  en 
este  lugar  el  Vidente? 

12  Y  éOa»  respondiéndoles,  dieron;  Si. 
Héleraqui,  delante  do  ti ;  date  pues  prie- 
sa, porque  hoy  ha  venido  á  la  ciudad; 
porque  el  pueblo  tiene  hoy  sacrificio  en 
el  alto: 

13  Y  cuando  entrareis  en  la  ciudad, 
luego  le  hallaréis,  antes  que  suba  al  alto 
á  comer;  porque  el  pueblo  no  comerá 
hasta  que  él  hay»  venido;  porque  ¿1  ha 
de  bendecir  el  sacrificio,  y  después  cor 
merán  los  convidados.  Subid  pues  aho- 
ra, porque  ahora  le  hallcréia. 

14  Y  «¡fes  subieron  A  la  dudad,  y  cuando 
estuvieron  en  medio  de  la  ciudad,  he 
aquí  Samuel  que  salla  dejante  4*  eUpa 
para  subir  al  alto,  •'. 

15  YimdUáiiteauuoSau^^g|s4D,Jo. 


L  DE  SAMUEL. 


«les  anas; 

id  Mañana  á  esta  misma  hora,  y»  envia- 
rle á  ti  un  varón  de  la  tierrm  de  Ben-ja- 
mln,  al  cual  ungirá*  por  principe  eobre 
mi  pueblo  Issaci  :  y  «a*  salvará  mi  pae- 
Mo4»mMoé«)«i  Phlttstneos?  porque 
ye  he  mirado  á  mi  pueblos  poretoe  en 
clamor  p*  llegado  hasta  mi. 

17  T  Samuel  miró  A  fiaal,  y  Jehova  le 
étyon-Heaqui  astear  el  varón  del  cual  te 
drje  r  Bate  señoreará  á  mi  pueblo. 

18  Y  llegando  Saúl  á  8amuel  en  medio 
de  la  puerta,  di  jóle:  Ruégete  que  me 
ensates  donde  arfé  la  eaaa  del  Vidente, 

19  T  Samuel  respondió  a  Saúl,  y  dijo: 
Yo  sof  olvidante:  sube  delante  de  mi 
ai  alto*  y  comed  hoy  conmigo;  7  por  la 
mañana  te  despecharé,  y  te  descubriré 
ando  lo  que  csfrf  en  tu  corasen. 

•  22  Y  de  las  asnas  que  se  te  perdieron 
boy  na  tres  días,  pierde  cuidado  de  ellas, 
porque  ya  son  halladas,  ¿lias  suyo  es 
todo  el-  deseo  de  Israel,  sino  tuyo,  y  de 
toda  la  casa  de  tu  padre  f 
21  YSaui  respondió  y  dijo:  ¿No  $oy 
yd  Mjo  de  Jeminl,  de  las  mas  peqttefias 
trlboa  de  Israel  ?  j  Y  mi  familia  la  mas 
pequeña  de  todas  las  lamillas  de  la  tribu 
de  Ben-jemlnf  ¿  Pues,  por  qué  me  has 
dicho  cosa  semejante? 

20  Y  trabando  Samuel  de  Saúl  y  de  su 
criado,  metieses  al  cenadero,  y  dioica 
lugar  en  la  cabecera  de  los  convidados, 
que  eran  como  treinta  varones. 

29  Y  dfyo  Samuel  al  tocinero?  Da  acá 
la  porción  que  te  di,  la  cual  té  drje  que 
guardases  aparte. 

2#  Y  él  coetecro  altó  una  espalda  con 
lo  qnt  eetabm  sobre  ella,  y  púsola  delante 
de  Saúl  Y  Samuel  dijo:  He  aquí  lo  que 
ha  quedado,  pon  delante  de  ti,  y  come : 
porque  de  industria  se  guardó  para  ti, 
cunado  dfyc:  Yo  he  convidado  al  pueblo. 
Y  Seut  comió  aquel  día  con  Samuel. 

25  Y  cuando  hubieron  descendido  del 
áKo  ala  ciudad,  él  habló  con  Saúl  eobre 
la  techumbre. 

26  Y  otro  día  madrugaron  como  al  sa- 
ltar det  alba,  y  Samuel  llamó  á  Saúl  sobre 
la  techumbre,  y  dtyo*  Levántate,  para 
que  te  deshecho.  Y  Saúl  se  levantó :  y 
Batieron  mera  ambos,  él  y  Samuel. 

,  27  Y  descendiendo  ettoe  al  cabo  de  la 
ciudad,  dQo  Samuel  á  Saúl:  Di  al  mozo 
que  vaya  'delante.  Y  el  meto  pasó  av- 
iante. Y  tú  espera  un  poco  para  que  ye 
te  declare  palabra  de  píos. 


ttáOTUMí  X.  '  t 

dmüárn  «•*•  d  Bmdportm,  *  * 
da  cier&eenaluek  su  vocación,  IJ.  Soml  djiputt 
de  su  unción  es  vuelto  otro  hombre,  jf  velos  teñóles 
de  su  vocación  que  h  ¿nerón  damas,  J2L  Samuel 
coamoeaeipMtáu\fis  umplum  a  utMÁeetteMMteeetáo 
en  pedir  «w.jr  al  fes  por  suertes  ee  elegido-  Senil, 
con/brmdndose  la  suerte  con  la  elección  de  Dios,  y 
'  elsuetltr  le  admite,  eempeo  algunos  i  ahelees. 

Y  TOMANDO  Samuel  una  amaotm 
de  aceite,  derramóla  sobra  su  cábe- 
se, y  besóle,  y  dljole :  ¿  No  te  ha  ungido 
Jehova  por  capitán  sobro  su  heredad  7 

2  Hoy  ruege  que  te  hayas  apartado  de 
mi,  hallarás  dos  varones  junto  al  seput- 
ero  de  Rachsi,  en  et  término  de  Ben- 
jamín en  Salesah,  los  cuales  te  dirán: 
Las  asnas,  que  hablas  Ido  á  sanear,  son 
halladas:  yin  padre,  habla  ya  dejado  el 
negocio  de  las  sanas,  y  congojábase  por 
vosotros,  diciendo:  ¿Qué  haré  de  mi 
hijo? 

8  Y  «orno  de  alli  te  fueres  mas  adelante, 
y  llegares  á  la  campana  de  Theoor,  salir* 
te  han  al  encuentro  tres  varones,  que  su- 
ben á Dios  en  Beth-el?  nevando  el  uno 
tres  cabritos,  y  «1  otro  tros  torta»  de 
pan,  y  el  tercero,  na  cuero  devino. 

4  Los  cuales,  luego  que  te  hayan  salu- 
dado, te  darán  dos  panes,  y  tú  los  toma- 
rás de  mano  da  ellos. 

t  De  alli  vendrás  al  collado  de  Dios, 
donde  está  la  guarnición  de  los  Philis- 
tueos,  y  como  entrares  allá  en  la  du- 
dad, encontraras  una  compañía  de  pro- 
fetas, que  descienden  del  alto,  y  delante 
de  ellos  salterio,  y  adule,  y  nauta,  y  ar- 
pa, y  ellos  profttisando. 

6  Y  cf  Espirita  de  Jehova  te  arrebátale» 
y  proretíearás  con  ellos;  y  serás  muda- 
do en  otro  varón.  * 

7  Y  cuando  te  hubieren  venido  estas 
señales  házte  le  que  te  viniere  á  la  ma- 
no: porque  Dios  es  contigo. 

8  Y  descenderás  delante  de  mi  en  Gal- 
ga!; y  luego  yo  descenderé  á  ti  á  sacri- 
ficar holocaustos,  y  á  matar  victimas 
pacificas.  Tú  me  esperas  siete  dios  has- 
ta que  3ro  venga  á  ti,  y  te  ensene  lo  que 
has  de  hacer. 

9  V  Y  aconteció  que  como  él  tornó  su 
hombro  para  patirse  de  Samuel,  Dios  le 
troco  su  corasen:  y  todos  estas  sefiatéa 
vinieron  en  aquel  día. 

10  Y  como  llegaron  allá  al  collado,  he 
aquí  la  compañía  de  loe  profetas  que  ve- 
nia á  encontrarse  con  él,  y  el  Espirita  de 
Dios  le  arrebató,  y  prorotmó  entre  ellos. 

11  Y  aconteció  que  todos  los  que  le 
conocían  de  ayer  y  de  anteayer,  miraban 

287 


h  DBSAMUEIL 


comoprofetisalmWfilWproretaa.  Y  el 
$uebk>  deeia  el  uno  al  otra  ¿Qué  ka 
acontecido  al  htfo  de  Cía?  ¿Saúl  tam- 
bién entre  loe  profetas  ? 

19  Y  alguno  de  allí  respondió,  y  dfyo : 
i  Y  qnlén  en  el  padre  de  ellos  f  Por  esta 
causa «e  torno  en  proverbio,  ¿También 
Seúl  entre  loe  profetas  f 

18  Y  «ceo  de  profetizar,  y  lleg6  al  alto. 

14  Y  un  tío  de  Saúl  dijo  á  él  y  á  en 
criado?  ¿Dónde  fuisteis  f  Y  él  respondió: 
A  buscar  las  asnas.  Y  tomó  rimes  qne 
no  jxirttfcm,  fuimos  á  8aaneL 

1*  Y  dijo  el  tk>  de  Saúl:  Yo  te  ruego 
que  me  declares,  ¿qué  os  dije  Samuel  í 

U  Y  Basa  respondió  á  su  tio,  declaran- 
do nos  declaró  qne  las  asnas  habian  pa- 
recido. Mas  del  negocio  del  reino,  de 
que  Samuel  le  habló,  no  le  descubrió 
nada. 

17  T  Y  Samuel  convocó  el  pueblo  á 
Jehovaeu  ifsiphs. 

1*  Y  diJoálos  mjos  de  Israel:  Asi  dijo 
Jebova  el  Dios  de  Israel  t  Yo  saqué  á 
Israel  de  Egypte,  y  os  Ubre  de  mano  de 
los  Efeypdos,  y  de  mano  de  todos  los 
remos  qm* os  sugieren; 

1*  Mas  vosotros  habéis  desechado  hoy 
4  vuestro  Dios,  que  os  guarda  de  todas 
vuestras  aflicciones  y  angustias,  dicien- 
do: No,  sino  pon  rey  sobre  nosotros. 
Ahora  pues  poneos  delante  de  Jebova 
por  vuestras  tribus,  y  por  vuestros  nal' 
Ueres. 

90  Y  haciendo  allegar  Samuel  todas  las 
tribus  de  Israel,  fué  tomada  la  tribu  de 
Pen«jamin» 

31  Y  biso  llegar  la  tribu  de  Benjamín 
por  sus  linages,  y  rué  tomada  la  familia 
de  Meiri,  y*  ¿So fué  temado  Seúl  hQo 
de  Gis:  y  como  le  buscaron,  no  toé  ha- 
llado. 

93  Y  preguntaron  otra  ve*  á  Jehova,  ai 
habla  aun  de  venir  allí  aquel  varón;  y 
Jehova  respondió:  He  aquí  que  él  «ato* 
escondido  entre  el  bagaje, 

38  Entonces  corrieron  aüd,  y  tomáron- 
le de  allí ;  y  puesto  en  medio  dd  poe* 
blo, desde  el  hombro  arriba  era  mas  alto 
que  todo  el  pueblo. 

34  Y  Samuel  d\ie  á  todo  el  pueblo: 
¿Habéis  visto  al  que  ha  elegido  Jehova, 
que  no  hay  semejante  á  él  en  todo  el 
pueblo  ?  Entonces  el  pueblo  clamó  con 
alegría,  diciendo :  Viva  el  rey. 

9&  Entonces  Samuel  recitó  si  pueblo  el 
derecho  del  remo,  y  escribiólo  en  un  li- 
bro, el  cual  guardó  delante  de  Jehova. 


90  Y  enfrio  Senfttol  4  todo 
cada  uno  á  su  casa:  y  Saúl ' 
fué  á  su  casa  en  Ganan,  y  mero*  con  él 
«tytfwas  dd  ejército,  el  coraaon  do  loa 
cuales  Dios  habla  tocada 

97  Mes  los  ampios  dUeron:  ¿Cómo  nos 
ha  este  da  salvar?  Y  tarrléfonle  en  poco, 
y  no  le  trajeron  presente  c  mas  él  ¿leí» 
mulo.  % 

CAPITULO  XI. 

j&igúo*  Ut  dt  Jakm  dm  Gmtñmá  ai.ydrhii» 

atónitas pide*  aooorro d  Sanl,  p él  waat  y  Jo«  tifcwp, 

¡/  eom  etta  victoriwgama  autoridad  en  el  pueblo. 

U.  shunte»  y  todo  ei  pttétUó  coflHHft%  mi  cfeccSMt 


Y  SUMÓ  Nasa  Anmumsta,  y  asentó 
campo  contra  Jabas  de  Guisad.  T 
todos  los  de  Jabee  dieron  á  Nasa:  Han 
alienen  con  nosotros,  y  servirte  hemos. 

9  Y  Nsns  Ammoulta  les  respondió  t 
Con  esta 'condición  haré  allssnm  con  vo» 
setroe,  que  á  cada  uno  da  todos  vosotros 
saque  el  ojo  derecho,  y  ponga  esta  ven* 
güeraa  sobre  todo  Israel 

8  Y  los  ancianos  de  Jabee  le  dijeron  t 
Danos  siete  días,  para  qne  enviemos 
mensageros  en  todos  Isa  tenadnos  do 
Israel :  y  si  nadie  ñutiere  qne  nos  de» 
acoda,  saldremos  á  ti 

4  Y  llegando  loe  mensageros  4  Qabee  do 
Saúl,  dijeron  estas  palabras  en  oídos  del 
pueblo :  y  todo  el  pueblo  lloró  á  alta  vou. 

6  Y,  he  aqui,8anl  que  venia  del  campo 
tras  los  bueyes:  y  dijo  8a*4:  ¿Qué  tiene 
el  pueblo,  que  llevan?  y  contáronle  las 
palabras  do  los  varones  de  Jabea. 

6  Y  el  Espíritu  de  Dios  arrebató  á  Saúl 
en  oyendo  estas  palabras,  y  encendióse 
en  ira  en  gran  manera. 

7  Y  tomando  un  par  de  bueyes,  cortó- 
los en  plenas,  y  envióte*  por  todos  led 
términos  de  Israel  por  mano  de  mensa* 
geros,  diciendo  3  Cualquiera  qUe  no  sa~ 
liere  en  pos  de  Saúl,  y  en  pee  de  Samuel, 
asi  será  hecho  á  sus  bueyes.  Y  cayó  te* 
mor  de  Jehova  sobre  el  pueblo ;  y  salie- 
ron Mk»  como  un  hombre. 

8  Y  contólos  cu  Boceo,  f  fueren  loe  hi- 
jos de  Israel  trescientos  mü :  y  les  varo* 
nos  de  Jude,  treinta  mil. 

9  Y  respondieron  á  los  mensageros  que 
habian  venido:  Asi  diréis  á  los  de  Ja* 
bes  de  Galaad:  Maftana  en  calentando  el 
sol,  tendréis  salud.  Y  vinieron  loa  meo 
sageros,  y  declaráronlo  á  los  de  Jabes, 
los  cuales  se  holgaron. 

10  Y  loe  de  Jabes  dijeron:  «anana  e*> 
drenaos  á  vosotros,'  para  que  hagáis  con 
nosotros  todo  lo  que  bien  os  pareciere. 


lbbsawviu 


M»  «A  ovalen  en  tres  escuadronase  y  ti* 
nferen  «i  «odio  del  remálavuta  do-ie 
maflann,  y  ntrisroa  á  los  Ammoontaa  has- 
ta que  el  di»  se  calentaba;  y  loe  que  que- 
daron, se  dernsnaron,  que  no  fitdmfe 
dos  de  ellos  juntes» 
-UB  £1  pbeblo  entonces  d|}e  ASssnnel: 
¿Quién /o«  los  que  sedas f  ¿Remesé 
Saúl  sobre  nosotros  f  Dad  coueSof  hom- 


13  T  Saúl  d^ej  Ko  morirá  hoy  alguno; 
porque  hoy  ha  obrado  Jehova  salud  oh 
Israel. 

14  *  Mas  Samuel  dtyo  al  pueblo:  V» 
néd,  vamos  á  Oelanl  para  que  renovemos 
allí  el  refalo. 

15  Y  seo  todo  el  pueblo  AQalgel,  f  envuv 
taare»  aUL  A  Saúl  per  iey  dejante  de  Jebe- 
va  en  Galga!.  X  ssorftfteaton  atti  viatK 
mmne*fctcnsde4sntodeJehova:yalegr4- 
ronse  mucboalli  Saúl  y  todos  los  de  Israel. 

CAWTULO  XIL 

#■««1  étjmmé*  «I  nfiei»  del  gobierno  en  el  ron  «Jacto» 
protesta  jinWramente  de  su  jugada  en  todo  su  go- 
bierno, $  etputbur  te  da  testimonio.   11.  Protéstales 

-  c*m*  h)um  ffmb-  araná»  tompostmd  de  aguas  u  trun* 
no*.  III.  ÉÍ  pueblo  reconoce  tu  pecado,  man  Samuel 
loe  consuela,  y  les  requiere  que  permanezcan  en  ef 

.  ntmm' de- D$Mj  n?pema+ ser  pe-duiosnWm»  su +my. 

Y .000  Samuel  á  todo  Jemal:  Be 
aqui,  ya  he  ©ido  vuestra  tos  en 
todas  las  cosas  eme  me  habéis  dicho»  y 
es  be  puesto  rey, 

2  Ahora,  pues,  he  aquí  vuestro  rey  v* 
delante  de  vosotros.  Porque  yo  ya  soy 
tisje  y  cano;  mas  mis  hijos  están  eon 
uososrc»vy  yo  he  andado  delante  devo- 
sotros  desde  mi  meeedad  hasta  este  dia* 

t  Aqui  estoy»  eoutestad  contra  mi  de-  ! 
hmte  de  Jobo***  y  delante  de  sn  ungido» 
el  he  tomado  el  buey  de  alguno,  6  si  ha 
tomado  el  asno  de  alguno,  ó  si  he  ca- 
lumniado á  alguno,  6  si  he  injuriado  A 
alguna,  é  si  he  temado  oohecho  de  al- 
galio por  et  enal  haya  cubierto  mis  ojosa 
y  saiMsceros  he. 

4  Entonces  «9bt  dyeron:  Monea  nos 
has  calsnunmuQ,  ni  mjsniadoym  bat  to- 
mado  algo  de  maso  de  ningún  hombre. 
.  ft  Y  ét  le»  ettjo :  Jebera  m  testigo  son- 
tra  vosotros,  y  su  ungido  también  m  tes- 
tigo en  esté  diar  que  no  habéis  hallado 
tras  mi  cosa  ninguna.  Y  oilo*  respon- 
dieron: Asi  es. 

6  Entonces  Samuel  dijo  al  pueblo:  Je- 
hevay  que  amo  á  Hojees  y  á  Aeren,  y 
ene  aseó  á  vuestros  padrea  de  la  tierra 
deeferpto»  . 


T  1  Ahorn  anjee  usad,  y  so  oa  pondré» 
demanda  delante.de  Jehova,  de  todas  laa 
justicies  de  Jehova  que  ha  hecho  con 
vosotros,  y  eon  vuestros  podres. 

$  Como  Jacob  hube  entrado  en  Egyp- 
to,y  que  vuestras  padres  clamaron  á  Je- 
hova, Jehova  enrió  á  Jtoyses,  y  á  Aaron* 
los  enales  secaron A  vuestro»  padree. de 
Egypto,  y  los  hieieroa  habitar  en  este, 
lugar. 

ft  Y  olvidaron  A  Jehova  sn  Dios,  y  el 
los  venenó  sn  la  mano  de  Sisera  capitán 
del  ejército  de  Asor,  y  en  la  mano  de  los 
Ph&istheee,  y  en  la  mano  del  rey  ée 
Moab,  loa  cuales  les  hicieron;  guerra* 

10  Y  ellos  clamaron  á  Jehova,  y  die- 
ron :  Pecamos,  porque  hemos  dejado  A 
Jehova,  y  habernos  servido  á  los  Bahalee, 
yAAstaroth;  lábrenos  pues  ahora  da  la 
mano  de  nuestros  enemigos,  y  nosotros 
te  serviremos. 

11  Entonces  Jehova  envió  4  Jerv^bahai» 
y  á  Badán,  y  á  Jepnie,  y  á  Samuel,  y  oa 
libró  de  mano  de  vuestros  enemigos  al 
derredor;  y  habitasteis  seguros. 

12  Y  como  vistáis  que  Nasa  rey  de  lee 
fcfyos  de  Ammon  venia  contra  vosotros, 
me  dQistels :  No,  sino  rey  reinara  sobre 
nosotros;  siendo  vuestro  rey  Jehova 
vnestvoXHeev 

l&  Ahora,  pues»  veis  aquí  vuestro  *enV 
que  elegisteis,  que  pedisteis;  veta  equi 
que  Jehova  ha  puesto  sobre  vosotros  rey- 

14  Jurn  si  temiereis  A  Jehova,  y  le  ser- 
viereis,  y  oyereis  sn  vos»  y  uo  fuereis  re- 
beldes A  la  palabra  de  Jehova,  asi  voso- 
tros como  d  rey  que  reina  sobre  voso- 
tros, serest  tras  Jehova  vuestro  Dios. 

15  Mas  al  no  oyereis  la  voz  de  Jehova, 
y  si  mércJc  rebeldes  4  hv  palabra  da  Je-, 
nova,  la  mano  áe  Jeheve  serA  contm  vo- 
sotros  como  contra  vuestros  padrea, 

16  Y  también  aboca  estad,  y  mirad  esfta 
gran  008%  que  Jehova,  hará  delante  do 
vuestros  ojos* 

17  ¿No  es  ahora  la  siega  de  los  trigos! 
Yo  clamaré  á  Jehova,  y  41  dará  truenos 
y  aguas,  pasa  que  concucaie  y  veáis,  que 
es  grande  vuestra  maldad,  que  habéis, 
hecho  en  loe  ojos  de  Jehova,  pidién- 
doos rey. 

1S  Y  Samuel  clamó  4  Jehova,  y  Jehova 
dio  truenos  y  aguas  en  aquel  día:  y  to- 
do el  pueblo  temió  en  gran  manera*  á  Je- 
hova y  á  Samuel. 

19  1  Y  dUo  todo  el  pueblo  4  Samuel:. 
Ruege  por  tus  siervos  4  Jehova  tu  Dios» 
que  no  muramos :  porque  4  todos  núes» 


I:'»8«amusl; 


tros  VjWiadbB^  liemos  sJiatfide  é$te  mal,"  cfo 
pedir  rey  para  nosotros. 
<D  T  Samuel  resporidló  al  pueblo :  No 
temáis.  Vosotros  habéis  cometido  todo 
este  mal  *  mas  con  todo  eso  no  os  apar- 
téis de  en  pos  de  Jehova,  sino  servid  á 
Jehova  con  todo  vuestro  corazón. 
'91  No  os  apartéis  en  pos  de  las  vanida- 
des, qne  no  aprovechan,  ni  lfbfan ;  por- 
que son  vanidades.  . 
22  Qne  Jehova  no  desamparará  á  su 
pueblo  por  su  grande  nombre;. porque 
Jehova  ha  querido  haceros  pueblo  suyo. 
W  Y  lejos  vaya  también  de  mí,  que  pe- 
que contra  Jehova,  cesando  de  rogar  por 
vosotros:  Antes  os  ensenaré  por  buen 
caminó  y  derecho : 

24  Solamente  temed  á  Jehova,  y  ser- 
vidle de  verdad  con  todo  vuestro  cora- 
zón* porque  considerad 'cuan  grandes 
cosas  ha  hecho  con  vosotros. 
£V  Mas  si  perseverarjpls  en  hacer  mal, 
vosotros  y  vuestro  rey  pereceréis. 

capitulo  xnr, 

Jonathan  hijo  de  Saúl  deshaee  la  guarnición  de  loé 
'  fhüktkooé  qm  ettíba  m  Ombma.  JL  Jmtéhdém  loe 
,  JPkiüttbeoo  oovtro  &nu%%  tf  ptwotiénttovt  qué  «mw* 
se  tardaba,  ofrece  el  holocausto  :  por  lo  cual  Samuel 
le  denuncia,  que  Dio»  le  ña  depuesto  áel  reino,  u  ele- 
•oído  otro  mujer  qm  éL 

TTIJO  de  un  afio  era  Saúl  cuándo  reí" 
-Et  nó :  y  dos  ands  reinó  sobre  Israel 
#  Cuando  Saúl  se  escogió  tres  mil  de 
Israel,  los  dos  mil  estuvieron  con  Saúl 
en  Machinas,  y  en  el  monte  de  Beth-cl,  y 
los  mil  estuvieron  con  Jonathan  en  Ga- 
baa de  Benjamín :  y  envió  á  todo  el  «tro 
pueblo  cada  uno  á  sus  tiendes. 

3  T  Jonathan  hirió  la  guarnición  do  los 
Fhffistneos,  que  esteta  en  el  collado,  y 
oyéronte  los  Fhfüstheos,  y  Saet  hizo  to» 
car  trompeta  por  toda  la  tierra,  dicien- 
do :  óiganlo  los  Hebreo». 

4  Y  todo  Israel  oyeron  que  se  decía: 
Saúl  ha  herido  1»  guarnición  de  los  Phí- 
listheos ;  y  también  que  Israel  olla  mal 
á  los  Philistneos;  y  el  pueblo  se  juntó 
en  pos  de  Saúl-  en  GtigaJ. 

5  Entonces  los  TMlistheos  se  juntaron 
.para  pelear  con  Israel,  treinta  mfl  carros, 
y  seis  ntll  caballos,  y  pueblo  como  la 
arena  qne  está  á  la  orilla  de  la  mar  en 
multitud :  y  subieron,  y  asentaron  cam- 
po en  Machmas  al  oriente  de  Beth-aven. 
"6 ?  Mas  los  hombres  de  Israel  viéndose 
puestos  en  estrecho,  (porque  el  pueblo 

-  estaba  en  estrecho,)  el  pueblo  se  escon- 
dió en  cuevas,  en  fosas,  en  peñascos,  en 
roca*,  y  cfr  cisternas. 
890 


T  Y  %a*er  Aribe  Hebreo*  fMaren  el 
Jordán  en  la  tierra  de  Gad  y  de  Gatead* 
y  8aul  se  estaba  aun  en  Galgal,  y  todo  el 
pueblo  Iba  tras  de  él  temblando. 

8  Y  él  esperó  siete  dias,  conforme  al 
plazo  que  Samuel  había  dickoy  y  Samuel 
no  venia  á  Galgal,  y  el  pueblo  se  le  Iba. 

9  Entonces  dtfo*8anl:  Traédme  bolo, 
causto,  y  sasfificftos  pacíficos.  Y  sacri. 
fleó  el  holocausto. 

10  Y  como  él  acababa  de  hacer  el  halo* 
causto,  he  aquí  Samuel  que  venia:  y  Saúl 
le  salió  á  recibir  para  saludarle. 

11  Entonces  Samuel  dijo:  ¿Qué  haa 
hecho?  Y  Saúl  respondió:  Porque  vi 
qué  el  pueblo  se  me  iba,  y  que  té  no  ve- 
nias al  plazo  de  los  dias,  y  que  los  PM- 
Hstheos  estaban  juntos  en  Machmas; 

12  D|je  en  mi :  Los  Philietheos  descen- 
derán ahora  á  mi  en  Galgal,  y  yo  no  he 
rogado  á  la  fas  de  Jehova.  Y  calotéeme, 
y  ofrecí  holocausto. 

13  Entonces  Samuel  dtya  á  Saúl :  Lo- 
camente has  hecho,  qm  no  guardaste  el 
mandamiento  de  Jehova  tu  Dios,  que  él 
te  habla1  mandado.  Porque  ahora  Jeho- 
va hubiera  confirmado  tu  reino  sobre  Is- 
rael para  siempre. 

14  Mas  ahora  tu  reino  no  será  durable 
Jehova  se  ha  buscado  varón  según  att 
corazón,  al  cual  Jehova  ha  mandado,  que 
sea  capitán  sobre  su  pueblo,  por  Cuanto 
tú  no  has  guardado  lo  que  Jehova  te 
mandó. 

15  Y  levantándose  Samuel  subió  de 
Galgal  en  Gabaa  de  Ben-jatnm:  y  Saúl 
contó  el  pueblo,  que  se  hallaba  con  él, 
como  seiscientos  nombres.* 

16  Y  Saúl  y  Jonathan  su  lujo,  y  el  pue- 
blo que  se  hallaba  con  ellos,  se  quedaron: 
en  Gabaa  de  Ben-jamfn:  y  los  Philis- 
theos  hablan  puesto  su  campo  en  Mach- 
mas. 

17  Y  salieron  del  campo  de  los  Philis- 
thees  tres  escuadrones  á  correr  la  tierra. 
El  un  escuadrón  marchaba  por  el  caral* 
no  de  Bputa  á  la  tierra;  de  Sumí 

18  El  otro  escuadrón  marchaba  hada 
Betatrón,  y  el  tercer  escuadrón  marche* 
ba  hacia  la  reglón  que  mira  al  valle  de 
Sebotm  hacia  el  desierto. 

19  Y  en  toda  la  tierra  de  Israel  no  se 
hallaba  oficial;  que  los  Phüistheos  ha- 
blan dicho  entre  si:  Para  que  los  Hebreos 
no  hagan  espada,  ó  lanza. 

20  Y  «ai  todos  los  de  Israel  descendían 
á  los  Pnilistheos  cada  uno  á  aguzar  su 
reja,  su  azadón,  su  hacha,  ó  su  sacho, 


L  DE  SAttUIU 


'91  YoMskfe  se  huelan  bocas  en  las  ra- 
jas, ó  en  los  andonee,  ó  en  las  borqul* 
Usa,  ó  solas  hachas,  baste  un  agiujonque 
se  habla  da  adobar. 

22  Asi  aconteció  que  el  dje  de  la  bata- 
lla no  se  haUó  espada,  ni  Unan  en la  na» 
no  de  ninguno  da  tado  el  pueblo,  qae  «a 
taba  con  Saúl  y  con  Jonathan,  sino  fue» 
-  nm  Saúl  y  Jonathan  bu  h^jo  que  las  te- 


23  Y  la  guaraicioaMo  los  Pbilisthoos 
aali6  al  paso  de  Macfamaa. 

CAPITULO  XIV. 

Jonathan  confiad*  en  Dios,  solo  con  tu  paje  de  arma» 
-  mxxmmte  un  escuadrón  de  Phütstheoo,  y  da  principio 
d  la  botmOa* día  victoria,  JLAmmí  Juramenta  al 
.  tmesis  dé  no  comer,  harta  que  hopa  vencido  cnm- 
pHdamente:  lo  cual  ignorando  Jonathan,  comió  de 
un  pernal  de  múü  sendo  en  el  alcance:  msdoidó  por 
mpadm  te  quiere  matar,  mas et  pueblo  lesotva.  IJL 
EX  pueblo  fatigado  de  la  hambre  mata  animales  y 
come  üeoitímamemte,  y  Saúl  le»  pretende  hacer  dis- 
pensación de  la  ley,  con  qae  maten  sobre  una  pie- 
dra.   IV.  Im  descendencia  de  SsmL 

Y  UN  día  aconteció  que  Jonathan,  hi- 
jo de  Saúl,  d$o  4  su  criado  que  le 
traía  Isa  armas:  Vén,  y  pasea—  A  la 
guarnición  de  los  PhiUstheos,  que  *td  A 
aquel. lado. ■  Y  no  lo  hiso  sane*  é  au 
padre» 

<  8  Y  Saúl  estaba  en  et  término  de  Gabaa 
debajo  de  un  granado  que  estaba  en  Mu- 
grón, y  el  pueblo  que.  estada  con  él,  era 
como  seiscientos  hombres.  ' 
8  Y  Achlaé*  hijo  de  Aehitob,  hermano 
de  Iehabod,  lujo  de  Phinees,  hijo  ds  Eli 
sacerdote  da  Jehora  en  8Úo,  traía  el 
ephod:  y  el  pueblo  no  sabia  que  Jone* 
iban  se  háblese  ido. 
.  4  Y  entre  los  pasos  por  donde  Jonav 
4haaprocucaoapeaar41a  guarnición  de 
sos.Phuistheos  había  un  peñasco  agudo 
de  la  una  parta,  y  otro  de  la  otea  parte, 
el  uno  ae  Mamaba  Bases*  y  el  otro  Sene. 

5  SI  un  peñasco  ai  norte  hacia  Mach- 
ase*, y  el  otra  al  mediodía  hacia  Gábaa, 

6  lujo  pues  Jonathan  á  au  criado  que 
le  traia  las  armas:  Venr. pasemos  A  la 
guarnición  de  estos  metrauncisos,  quisa 
hará^ehova  ñor  nosotras  (  que  no  es  di- 
aMl  A  Jehora  salvas  con  multitud,  ó  con 
poco  numero. 

•  7  Y  su  paje  de  anuas  le  respondió:  Has 
todo  lo  que  tienes  en  tu  corazón;  va, 
quo«aqui  estoy  contigo  á  tu  voluntad. 
:  8  Y  Jonathan  cUjo :  He  aquí,  nosotros 
posaremos  á  safas  hombres,  y  mostrar* 
noeles  hemos. 

,  °  8i  nos  dieren  asi:  Esperad  hasta  que 
Hegueittoaáttíísoirosv  entonces,  nos  os- 


eo nuestro  k£sat,  y  no.  sttbir# 
mos  i  ellos. 

10  Mas  si  nos  dieren  asii  anbid  Ano* 
sotros;  entonces  subiremos,  porque  Je» 
hova  los  ha  entregado  en  nuestras  ma* 
nos,  y  esto  nos  mrá  por  señal. 

11  Y  mostráronse  ambos  A  m  guarní» 
don  de  loa  Philistheoa,  y  loa  Phülstfaeos 
drenan:  Ha  aq^í  loe  Hebreos,  que  salen 
de  las  cavernas  en  que  se  hablan  escon» 
dlda 

12  Y  los  varones  de  la  guarnición  rea* 
pcmdieron  A  Jonathan  y  á  su  paje  de 
armas,  y  dieron :  Subid  A  nosotros,  y 
mostraros  hemos  el  caso.  Entonces 
Jonathan  dfyo  a  su  paje  de  armas :  Subo 
tras  mi,  que  Jehora  los  ha  entregado  cu 
la  mino  de  Israel 

13  Y  subió  Jonathan  con  sus  manos  y 
con  sus  pies,  y  tras  él  su  peje  de  armas :  y 
los  que  calan  delante  de  Jonathan,  su 
paje  de  armas,  que  iba  tras  de  él,  los  ma» 
taba. 

14  Esta  fué  la  primera  métanse,  en  la 
eual  Jonathan  con  su  paje  de  armas  ma- 
tó como  veinte  vacónos,  00010  m  la  mitad 
de  una.  huebra  que  un  par  oV  fruayar  sua 
Un  arar  en  uu  campo. 

15  Y  hubo  temblor  en  e]L  real,  y  por  la 
tkrsa,  y  por  todo  el  pueblo  de  la  guarna- 
clon:  y  loa  que  hablan  Ido  A, correr  m 
tierra,  también  ellos  teaifetaron:  y  la 
tierra  fué  alborotada,  y  hubo  .gran  tem- 
blor. 

'  16  Y  las  centinelas  de  San!  vieron  desda 
8abaa.de  Ben-jamin  como  la  multitud 
estaba  turbada,  y  iba  (UumapewUáetra, 
y  era  deshecha. 

17  Entonces  fiaul  d£o  al  pueblo  que 
tenia  ¿consigo:  Reconoced  luego  y  mi- 
rad* quién  haya  ido  de  los  nuestros.  Y 
como  reconocieron,  hallaron  que  süta» 
ba  Jonathan  y  su  paje  de  armas. 

18  Y  Saed  cttjo  A  Achias:  Usas  el  arca 
de  Dios.  Ponqué  el  arca  de  Dios  estaba 
aquel  día  con  los  lujos  ds  IaraeL 

1Q  Y  aconteció  que  estando  aun  ha- 
blando Saúl  son  el  sacerdote,  el  alboroto 
que  estaba  en  el  campo  de  los  Philiatheoa» 
se  aumentaba,  y  iba  creciendo  en  gran 
manera.  Entonces  cujo  Saúl  al  sacer- 
dote :  Deten  tu  mana 

20  Y  juntando  Saúl  todo  el  pueblo  que 
con  él  estaba^  vinieron  hasta  el  lugar  de 
la  batalla:  y» he  aquí  que  la  espada  de 
cada  uno  era  vuelta  contra  su  compañe- 
ro, y  la  mortandad  era  grande. 

21 Y  los  Hebreos  que  hablan  estado  con 
271 


LDJB  SAMiüdEU 


lo»  PhUastheca  tal  ¿toante*  y  hablan 
Tenido  con  ellos  de  los  al  derredores  al 
campo,  también  estos  m  tfofoferua  para 
incorporarse  con  los  Israelitas  ojne  «ate- 
tas con  8aal  y  can  Jonathan. 

22  Asimismo  todos  los  Israelitas  que 
se  habían  escondido  en  el  monte  de 
Epbrsim,  oyendo  qve  los  Phlnstheos 
avian,  ellos  también  los  siguieron  en 
aquella  batalla. 

23  Y  Jehova  salvó  A  Israel  aquel  dio,  y 
la  batalla  llegó  hasta  Beta-aren. 

24  %  Y  los  varones  de  Israel  fueron 
puestos  es  estrecho  aquel  día;  porque 
Qaul  habla  conjurado  al  puebles  dicien- 
do:  Cualquiera  que  comiere  pan  hasta 
la  tarde,  hasta  que  hoya  tomado  vengan- 
za de  mis  enemigos,  sea  maldita  ^f  to- 
do el  pueblo  no  habla  gastado  pon. 

25  Y  toda  la  gente  del  país  llegó  á  un 
bosque,  donde  habla  miel  en  la  has  del 
«ampo. 

26  Y  entró  el  pueblo  en  el  bosque,  y,  he 
aquí  que  la  miel  corría,  y  ninguno  hubo 
■que  llegase  la  mano  á  su  boca:  porque 
el  pueblo  tenia  en  reverencia  el  Jura- 
menta. 

27  Mas  Jonathan  no  habia  oido,  cuando 
en  padre  conjuró  al  pueblo:  y  extendió 
la  punta  de  una  vara,  que  Ansia  en  su 
enano,  y  mojéis  en  un  panal  de  miel  y 
llegó  su  mano  asa  boca,  y  sus  ojos  fue* 


28  Entonces  habló  uno  del  pueblo,  di- 
ciendo: Conjurando  ha  conjurado  tu  pe-' 
dre  al  pueblo,  diciendo :  Maldito  ésa  el 
varón  que.  comiere  hoy  nada:  y  el  pue- 
blo desfallecí*  de  hambre. 

29  Y  respondió  Jonathan :  MI  padre  ha 
turbado  el  pala.  Ved  ahora  como  han 
sido  •  clarados  mis  ojos  por  haber  gusta- 
■slo  un  poco  de  esta  miel : 

80  ¿Cuánto  mas  si  el  pueblo  hubiera 
hoy  comido  del  despojo  de  sus  enemi- 
gos que  halló?  ¿ No  se  hubiera  hecho 
ahora  mayor  estrago  en  los  Phillstheeat 

81  Y  hirieron  aquel  día  á  los  Fhllis- 
theos  desde  Machinas  hasta  Ajama;  mas 
al  pueblo  se  cansó  mueba 

82  1T  Y  el  pueblo  se  tornó  al  despoJor  y 
tomaron  ovejas  y  vacos,  y  becerros,  y 
matáronlos  en  tierra,  y  el  pueblo  comió 
con 


83  Y  dándole  de  ello  aviso  á  Saúl,  dl- 
Jéronle:  £1  pueblo  peca  contra  Jehova 
comiendo  eon  sangre.  Y  él  dfyo :  Voto- 
tro*  habéis  prevaricado.  Bevotvódme 
ebomsná  ñau  grande  piadra»  .  . 
«72 


94  Y  Seoitortó  á1  decir ;  Espálelo»  por 
el  pueblo,  y  decidles;  Tráigame  cada 
uno  su  vaca»,  y  cada  uno  su  oveja,  y,  de- 
gollad aquí,  y  comed,,  y  no  pecaréis  eon* 
tra  Jehova  comiendo .  con  sangre.  Y  tra- 
jeron todo  el  pueblo  cada  uno  su  vaca 
con  su  mano  aquella  noche,  y  degolló* 
ron  allá. 

85  Y  eai$có  Saúl  altor  áJea^  el  cual, 
altar  fué  el  primero  que  edificó  á  Jehova. 

86  Y  djjo  Saúl:  Desoenaomos  de  noche 
contra  los  Phibsfcheos,  y  soquearlos  lie- 
mos hasta  la  mañana,  y  nó  dejaremos  de 
ellos  á  ninguno.  Y  etios  dijeron :  Haz  lo 
que  bien  te  pareciere.  Y  el  sacerdote 
dijo:  Lleguémosnos  aquí  á  Dios. 

87  Y  Saúl  consultó  á  Dios:  ¿Descen- 
deré tras  los  Fhüistheos  ?  ¿  Entregarlos 
has  en  mano  de  Israel  ?  Mas  Jehova  ao 
le  dio  respuesta  aquel  dia. 

88  Entonces  dtfo  Saúl:  Llegaos  acá 
todos  los  cantones  del  pueblo :  sabed,  y 
mirad  por  quien  ha  sido  hoy  este  pecado. 

88  Porque  vive  Jehova,  que  salva  A  Is- 
rael, que  si  mere  en  mi  luja  Jonathan» 
el  mx>rtr£  de  muerte.  Y  no  hubo  en  to> 
do  el  pueblo  quien  le  respondióse. 

40  Y  dijo  á  todo  Israel :  Vosotros  esta- 
réis á  un  lodo,  y  yo  y  Jonathan  mi  fcJQo 
estaremos  á  otro  lado.  Y  el  puebla 
respondió  á  Saúl:  Has  lo  que  bien  tu 
pareciere. 

41  Entonces  dijo  flaui  á  Jehova  Dioa 
de  Israel:  Da  perfección.  Y  fueron  to* 
modos  Jonathan  y  Saúl,  y  el  pueblo  salló 
por  Ubre. 

42  Y  Saúl  dijo:  Echad  entre  mi,  y  Je* 
nathan  mi  htyo.  Y  fué  tomado  Jonathan. 

43  Entonces  Saúl  dtyo  A  Jonathan  r  Do- 
clárame  que  has  hecho.  Y  Jonathan  so 
lo  declaró,  y  dflo:  Gustando  gusté  con 
lo  punto  de  lo  V8iaaa»4ro*sett  mt  usino\ 
un  poco  de  miel:  ¿y  moriré poretá? 

44  Y  poní  respondió:  Asi  me  boga 
Dios,  y  asi  me  aliada,  que  sin  dada  mo- 
rirás Jonathan. 

45  Entonces  el  pueblo  dijo  á  flont: 
¿Pues  ha  de  morir  Jonathan,  el  que  ha 
hecho  esta  sama  grande  ea  Israel  t  No 
será  ssL  Vive  Jehova  que  no  ha  decaer 
un  cabetto  de  su  eabeaa  en  fierra,  pues 
que  ha  hecha  hoy  con  Dios.  Y  el  pue- 
blo libró  á  Jonathan,  que  no  muriese. 

46  Y  Saúl  dejó  de  ssguir  los  Phliisthcoa : 
y  los  Philfetaeos  as  fueron  á  su  lugar. 

47  Y  tomando  Saúl  el  reino  sobra  Is- 
rael, biso  guerra  á  todos  sus  aacndgtta 
al.aeiredor^  «mi»  Moabf  tantea  loa 


I.  DE  SAMUEL. 


feQot  dfc"  AmBAofi,  coutrfc  Sdom*,  contra 
los  reyes  de  Boba,  y  contra  los  Phflls- 
tfceos,  y  á  donde  quien  que  se  tomaba 
era  vencedor. 

48  T  junté  ejército,  y  hirió  á  Amalee, 
y  libró  á  Israel  de  mano  de  los  que  le 
saqueaban. 

49  T  T  los  htyoe  de  Saúl  eran,  Jonathan, 
Jesul,  y  Melchi-sna.  T  los  nombres  de 
eus  dos  btjas  eran,  el  nombre  de  la  ma- 
yor, Hfereb,  y  el  de  la  menor,  Mfchol. 

50  T  el  nombre  de  la  muger  de  Saúl 
era  Acnlnoam,  m>  de  Achhnaas.  T  el 
nombre  del  general  de  su  ejército  era 
Atraer,  bfyo  de  Ner,  tío  de  SauL 

51  Porque  Cfa  padre  de  Saúl,  y  Ner 
padre  de  Abner,./torvr»  htfos  de  AbieL 

58  T  la  guerra  fué  fuerte  contra  los 
Pbffistbeoe,  todo  el  tiempo  de  8aul :  y  á 
cualquiera  que  Saúl  Tela  que  era  valiente 
nombre,  y  nombre  de  esfuerzo,  le  junta- 
ba consigo: 

CAPITULO  XV. 

Jtxufdftd»  Dto»  d  &ud  por  Sammel  qm  deetrooeot  del 
*ed^deoe  ^mohctta*,e%  rmm-vmal  rea  de  eUmcom, 
lo  mejor  de  lo*  gafado».  JJ.  Sommet  redaremffemio 
m  dfcto&edtenci?,  y  él  excmdndoee  ton  mentira,  le 
dfaMMfe  otro  ve»  m  depweekm  del  reúm,  y  de 
oUo  o*  dm  otUL  IU.  Pordemdo  d  to,  Smd  fe  de- 
tíooe  por  rmooe,  y  volviendo  om  M  hace  pedoxc*  al 
reo  de  los  AmaUcittu. 

Y  SAMUEL  dijo  á  Saúl :  Jehova  me 
envió  á  que  te  ungiese  por  rey 
eobre  su  pueblo  Israel :  oye  pues  la  voz 
¿e  lai  palabras  de  ¿chora. 

2  Asf  dijo  Jehova  de  los  ejércitos: 
Acuerdóme  de  lo  que  hizo  Amalee  á 
Israel:  que  se  le  opuso  en  el  camino, 
cuando  subía  de  Egypto.  Vé,  pues,  y 
Were  4  Amalee, 

S  Y  destruiréis  en  él  todo  lo  que  tuvie- 
re;  y  no  hayas  piedad  de  éL  Mata  hom- 
bres y  mugeres,  niños  y  mamantes,  va- 
cas y  ovejas,  camellos  y  asnos. 

4  Y  Saúl  juntó  el  pueblo,  y  reconoció- 
los en  Telaim,  doscientos  mil  hombres 
de  á  pié,  y  diez  mu  varones  de  Juda. 

5  Y  viniendo  Saúl  á  la  ciudad  de  Ama- 
lee puso  emboscada  en  el  valle. 

0  Y  Saúl  dflo  al  Ctneo :  Idos,  apartaos, 
y  salid  de  entre  los  de  Amaice :  porque 
no  te  destruya  juntamente  con  él ;  por- 
que tú  hiciste  misericordia  con  todos 
los  hijos  de  Israel,  cuando  subían  de 
Egypto.  Y  el  Cinco  se  apartó  de  entre 
los  de  Amalee 

7  Y  Saúl  hirió  á  Amalee  desde  Hevila 
basta  llegar  á  Sur  que  está  á  la  frontera 
tfeEgypto. 

8  Y  tomó  vivo  á  Agag  rey  de  Amalee, 
Bpan.  is 


mas  á  todo  el  pueblo  mató  á  ñto  de  es- 
pada, 

9  Y  Saúl  y  el  pueblo  perdonaron  á  Agag, 
á  lo  mejor  de  las  ovejas,  y  al  ganado 
mayor,  á  los  gruesos,  y  á  los  carneros,  y 
finalmente  á  todo  lo  bueno,  que  no  lo 
quisieron  destruir :  mas  todo  lo  que  era 
vil  y  flaco  destruyeron. 

10  T  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  Samuel, 
diciendo : 

11  Pésame  de  haber  puesto  por  rey  á    / 
Saúl ;  porque  se  ha  vuelto  de  en  pos  de 
mi,  y  no  ha  cumplido  mis  palabras.    Y 
pesó  á  Samuel:  y  clamó  á  Jehova  toda 
aquella  noche. 

42  Y  Samuel  madrugó  porvenir  á  re- 
cibir á  Saúl  por  la  mañana :  y  fué  dado 
aviso  á  Samuel,  diciendo :  Saúl  es  veni- 
do al  Carmelo:  y,  he  aqui,  él  se  ha 
levantado  un  trofeo:  y  que  volviendo 
habla  pasado,  y  descendido  á  Oalgala. 

13  Vino  pues  Samuel  á  Saúl,  y  8aul  le 
dtf  o :  Bendito  íeas  tú  de  Jehova,  yo  he 
cumplido  la  palabra  de  Jehova. 

14  Samuel  entonces  dtyo:  ¿Pues  qué 
balido  de  ganados  y  bramido  de  bueyes 
es  este  que  yo  oigo  con  mis  oídos  ? 

15  Y  Saúl  respondió:  De  Amalee  los 
han  traído:  porque  el  pueblo  perdonó  á 
lo  mejor  Me  las  ovejas,  y  de  las  vacas, 
para  sacrificarlas  á  Jehova  tu  Dios:  y 
los  demás  destruimos. 

16  Entonces  Samuel  dijo  á  Saúl :  Déja- 
me declararte  lo  que  Jehova  me  ha  dicho 
edd  noche.    Y  él  le  respondió :  Di. 

17  Y  dtfo  Samuel:  ¿Siendo  tú  pcqncfto 
en  tus  ojos,  no  has  sido  hecho  cabeza  á 
las  tribus  de  Israel,  y  Jehova  te  ha  un- 
gido por  rey  sobre  Israel? 

18  Y  envióte  Jehova  en  jornada,  y  dQo : 
Vé,  y  destruye  los  pecadores  de  Amalee, 
y  hazles  guerra  bosta  que  los  acabes. 

19  ¿Por  qué  pues  no  has  oído  la  voz  de 
Jehova,  antes  vuelto  al  despojo,  has  he- 
cho lo  malo  en  los  ojos  de  Jehova? 

20  Y  Saúl  respondió  á  Samuel :  Antes 
he  oido  la  voz  de  Jehova,  y  fui  á  la  jor- 
nada donde  Jehova  me  envió,  y  he  traí- 
do á  Agag  rey  de  Amalee,  y  he  destrui- 
do los  AmalecltoB. 

21  Mas  el  pueblo  tomó  del  despojo  ove- 
jas y  vacos,  las  primicias  del  auathema, 
paro  sacrificarlos  á  Jehova  tu  Dios  en 
GalgaL 

22  Y  Samuel  dtfo:  ¿Tiene  Jehova  tanto 
contentamiento  con  los  holocaustos  y 
victimas,  como  con  obedecer  á  la  palabra 
de  Jehova?   Ciertamente  el  obedecer  si 

278 


fr  PR/^AMífFft. 


que  el  sebo  de  Tos  carneros. 


escuchar, 


23  Porque  pecado  et  de,  adivinación  la 
rebelión,  y  idolo  y  idolatría,  el  quebran- 
tar. Y  por  cnanto  tú  desechaste  la  pala- 
bra de  Jehova,  él  también  te  ha  desecha- 
do que  no  seas  rey. 

24  Entonces  Saúl  dUo  ¿Samuel:  Tobe 
pecado,  que  be  quebrantado  el  dicho  de 
Jehova,  y  tus  palabras:  porque  temí  al 
pueblo,  y  consentí  á  la  voz  de  ellos: 
perdona  pues  aboca  mi  pecado, 

•25  Y  vuelve  conmigo  para  que  adore 
á  Jehova. 

26  Y  Samuel  respondió  á  Saúl :  No  vol- 
yeré  contigo; jorque  desechaste  la* pala- 
bra de  Jehova,  y  Jehova  te  ha  desecha- 
do que  nO  seas  rey  sobre  Israel. 

27  Y  volviéndose  Samuel  para  Irse,  él 
ochó  mano  del  canto  de  su  capa,  y  rom- 
pióse. 

28  Entonces  Samuel  le  dijo;  Jehova 
ba  rompido  boy  de  ti  el  reino  do  Israel, 
y  lo  ba  dado  4  tu  prójimo,  mejor  que  tú. 

29  Y  aun  el  vencedor  de  Israel  no  men- 
tirá, ni  se  arrepentirá:  porque  no  es 
hombre  para  que  so  arrepienta, 

80  t  Y  é}  djtyo:  Yo  be  pecado;  mas  ne- 
góte que  me  honres  delante  de  loe  an- 
cianos de  mi  pueblo,  y  delante  de  Israel, 
j  vuelve  conmigo,  para  que-  adore  4  Je- 
bova tu  Dios. 

.  81  Y  volvió  Samuel  tras  Saúl,  y  adoró 
Saúl  á  Jehova. 

$2  Y  dijo  Samuel:  Traédme  á  Agag  rey 
de  Amalee.  Y  Agag  vino  4  el  delicada- 
mente. Y  d|jo  Agag;  ciertamente  se 
acercó  la  amargura  de  1»  muerte. 

88  Y  Samuel  dijo :  Como  tu  espada  hi- 
jeo las  mugeres  sin  hijos ;  asi  tu  madre 
será  sin  hijo  entre  las  mugeres.  Enton- 
ces Samuel  cortó  en  piezas  A  Agag  de- 
lante de  Jehova  cu  Galga!. 

34  Y  Samuel  se  fué  4  Rama,  y  Saúl 
subió  4  su  casa  en  Gabaa  de  San).        » 

85  Y  nunca  después  vio  Samuel  £  Saúl 
en  toda  su  vida :  y  Samuel  lloraba  4  Saúl, 
porque  Jebova  se  habia  arrepentido  de 
haber  puesto  á  Saúl  por  rey  sobre  Israel. 

CAPITULO  XVI. 

Ltorcmdo  Samuel  d  9a*l,  Dio»  le  mamdm  qm  no  U  Uo~ 
rentas,  puntille  ha  demchado;  yqm  va%fadymgir 
d  David  por  rey :  lo  cual  él  hace.  JI.  Saúl  dejado 
del  eepiritu  de  Dioe  et  agitado  del  demonio  :  y  por 
cohkJo  de  $h$  fierro*  le  e»  traído  David,  une  con  la 
rvenHdad  de  m  méiiaa  Ua&m  la  enfermedad. 

Y  DIJO  Jebova  4  Samuel:  ¿Hasta 
cuando  has  tú  de  llorar  4  Saúl  ha- 
-blMdftle  yo  desechado,  que  no  reine  «#- 


brelsTasif^s^M^^ws^ó^aaeHe, 
y  ven,  enviarte  be  4  ísai  de  PetMefcem: 
porque  de  sus  hijos  mo  he  proveído  do 
rey. 

2  Y ó^o Samuel:  ¿Cómo  iré!  SISsnl 
lo  entendiere,  me  matara,  Jehova  res- 
pondió :  Toma  una  becerra  do  las  vacas 
en  tus  monos,  y  di:  A  sacrificar 4  Jebo- 
va be  venido, 

8  Y  llama  4  leal  **  sacrificio,  y  yo  te 
ensenaré  4o  que  has  de  hacer,  y  ungirme 
has  al  que  yo  te  dijere. 

4  Y  Samuel  oteo  como  la  dtyo  Jchov*: 
y  como  él  llegó  49etb4ehém,  los  ándanos 
de  la  ciudad  le  salieron  4  recibir  con  ñie- 
dot  y  dtyeron t  ¿Es  pacífica  tu  venido-? 

5  Y  el  respondió:  Si  Vengo  4  sacrifi- 
car 4  Jehova;  santificeos,  y  venid  conmi- 
go al  sacrificio:  y  •ratificando  &  4  leal 
y  4  sus  hijos  llamólas  si  sacrificio. 

$  Y  aconteció,  quo  como  ellos  vinie- 
ron, él  vtó  á  Eliab,  y  dijo :  Be  cierto  de- 
lante de  Jehova  stfef  su  ungido. 

7  Y  Jebova  respondió  4  Sseoool!  Ito 
mires  4  su  parecw,'ñf  a  fil  aitttta  ero  tbu 
estatura;  porque  yate  descebo ;  perqué 
no  m  lo  quo  el  hombro  ve,  -porouef  el 
hombre  ve  lo  ew  étíd.  défatrte  de  tfus 
©Jos,  mas  Jebova  ve  el  corazón* 

8  Y  IsaJrllamó  4  Ablnadafr,  y  bisóla  ja- 
sar delante  de  Samuel,  el  cuuLdtyo  :ÍNi 
4  este  ha  elegido  Jehova. 

9  YhlzopasajIsaiáasmma;yad^e>: 
tampoco  4  este  ha  elegido  Iebova. 

10  Y  hizo  pasar  Isa!  sus  siete  h^os  de- 
lante de  Samuel, y  Samuel  4Jfo  4  leal: 
Jehova  no  ha  elegido  4  estos. 

11  Y  dijo  Samuel  4  Isal:  ¿Hánse  aca- 
bado loa  mocee  f  -  Y  #  respondió:  Aun 
qneda  el  menor  que  apacienta laa ovejas. 
Y  djjo Samuel  4  Xeait  Envia porél ;  por- 
qué no  nos  asentaremos  4  la  mesa  basta 
que  el  venga  aquí. 

12  Y  él  envió  por  •%  y  metióle  dftm* .• 
el  cual  trm  rojo,  de  hermoso  pereoer,  y 
de  bello  aspecto.  Entonces  Jebova  fifyo: 
Levántate  y  úngele,  que  este  es» 

18  Y  Samuel  tomó  el  cuerno  del  aceite, 
y  ungióle  de  entre  sus  hermanos :  y  desde 
aquel  día  en  adelante  el  Espíritu  de  Je- 
hova tomó  i  David.  Y  levantándose 
Samuel,  volvióse  á  Rama. 

14  1f  Y  el  Espíritu  de  Jehova  se  apartó 
de  Saúl,  y  atormentábale  el  espíritu  ma- 
lo dejoorfe  o>  Jehova. 

15  Y  loo  criados  de  Saúl  le  dUeros:»» 
aquí  ahora  que  el  espíritu  maj»  H  Woa 
te  atormenta.       y  d, 


lí1>ft¿*A*tt*f:fr 


ü<IA0fc  fq»lii»#»frq4ej|ftsv4  tnt  *!•*- 
voe^je*fc  detentada  ti,  ?»*  busquen 
-elgnno  qe*  sepata*er  *rpa;  p*ra  qnc 
ewndofoero  sobre  ti  el  espíritu  malo  de 
JDios,«l  tana  con  su  roano,  y  c*tés  mejor. 

17  Y  Saúl  respondió  á  sus  criados :  Ml- 
jádroe  pue*  ahora  por  alguno  que  taña 
bien,  y  traédmela» 

18  Entonces  «no  de  los  criados  respon- 
dió, diciendo :  Be  aquíyye  he  visto  A  nn 
btf*>  de  Isai  de  Bcth-lehem  que  sabe  ta- 
ñer :  y  *  Tállente  de  fuerza,  j  hombre 
de  gnersat  prudente  en  sus  palabras, 
.heimoep,  y  Jefcov*  <t  con  éL 

19  T  Saúl  envió  mcnsageros  á  Isai,  di- 
ciendo: Envíame  á  David  tu  bjjo,  el 
que  4a<f\  con  lae  ovejos.    . 

20  Y  Isai  tomó  un  asno  cargada  de  pan, 
j  w%  enero  de  vino,  y  un,  cabrito  do  las 
cabras,  y  enviólo  A  Saúl  por  mano  de 
David**  bflo, 

.  21  T  viniendo  David  a  8aul  estuvo  de- 
lante de  él,  y  él  le  amó  mucho,  y  fué  hc- 
ejbp  en.  escudero.. 

2», Y  fian!  envió  *  decir  á  Isai;  Yo  te 
ruego*  que  esjté  David  conmigo,  porque 
na  baüado  gracia,  en  mis  ojos, 
,  f&  X  cuando  el  espíritu  m«h  de  Dios  era 
sobre  Saúl,  David  tomaba  la  arpa  y  ta- 
JÜnion  sn  roano*  y  Seúl  tenia  refrigerio, 
y  estaba*  mejor,  y  el  espíritu  malo  se 
apartaba  de  &  %     , 

cawtulo  xvn. 

JmUdndom  loe  dot  oampee,  él  de  Jeretel  f  el  de  loe 

FhilifMeoe  para   darte  batalla,  Goliath  gigante 

*      na&tkeo  díéccfia  $  denosta  el  campo  de  hratl.  II. 

JkvU  tmHmdo  de  eu>  padre  d  ver  d.  eme  hermmmot, 

i  en  el  ejército  te  pretemta  d  Saúl  para 

el  rhWethto*    III.  Con/lado  en  XHot 

»,#&  mata:  por U  cual  desmaoadoe 

dcikothot  e\n  tfíotL 

YIX>9  PnUistbeos  Juntaron  sus  ejér- 
citos para  1*  gnerra,  y  congregá- 
ronse en  Socho,  que  #*  en  Jnda,  y  aaen- 
Jarotf  campQ  futre  flocho  y  Aneca  en  el 
tdaninn.de  Dpnmlm. 

2  Y  también  Saúl  y  los  varones  de  Is- 
rael se  Juntaron,  y  asentaron  el  campo 
en  el  valle  del  alcornoque ;  y  ordenaron 
la  batalla  contra  loa  Philistheoa. 

8  Y  los  Philistheos  estaban  sobre  el  un 
monte  de  la  una  parte,  y  Israel  estaba 
sobre  el  otro  monte  de  la  otra  parte ;  y 
el  yalle  estaba  entre  ellos. 

4  Y  salió  un  varón  del  campo  do  los 
Philistheos  entre  los  dos  tampot,  el  cual 
#e  llaman*  Oolfetn  de  Get»,  y  tenia  de 
.¿¿til**  •**»  fiodoa  y  un  palmo. 

5  Y  traiaju^ajniet*  £t  acerven  su,  ca- 


beca,  vestido  de  mea  nojresne~de  nía» 
chas:  y  el  peso  d»  las  enrasa*  tenia  cin» 
eo  mil  sidos  de  metaL 

6  Y  sobre  sus  pies  traía  grebas  de  hier- 
ro, y  uí*  escudo  de  acero  en  sus  hombros. 

7  £1  hasta  de  su  lanza  era  como  un  en- 
Julio  de  un  telar,  y  el  hierro  de  su  launa 
tenia  seiscientos  sidos  de  hierro,  y  su 
escudero  iba  delante  de  éL 

9  Y  paróse,  y  dio  voces  á  los  escuadro- 
nes de  Israel,  diciéndoles :  ¿Para  qué  sa- 
lís á  dar  batalla?  ¿ Ho  soy  yo  el  Wiüis- 
tbeo,  y  vosotros  los  siervos  de  Saúl  ?  Es- 
coged v»  varón  de  vosotros  que  venga 
contra  mi. 

9  Si  él  pudiere  pelear  conmigo,  y  me 
venciere,  nosotros  seremos  vuestros  sier- 
vos. Y  si  yo  pudíérc  mas  que  .él,  y  le 
venciere,  vosotros  seréis  nuestros;  sier- 
vos, y  nos  serviréis, 

10  Y  añadió  el  Philistheo;  Yo  he  dea- 
honrado  hoy  el  campo  de  Israel :  dad- 
me varón  que  pelee  conmigo.  * 

11  Y  oyendo  Saúl  y  todo  Israel  estas 
palabras  del  Philistheo,  fueron  espanta- 
dos, y  hubieron  gran  miedo. 

12  Y  David  era  hijo  de  un  varón  Epbra- 
theo  do  Beth«lchetn  do  Juda,  cuyo  nom- 
bro era  Isai,  el  cual  tenia  ocho  htyos :  y 
era  esto  hombre  en  el  tiempo  de  Baúl 
viejo,  y  de  grande  edad  entre  los  hom- 
bres. 

13  Y  loe  tres  lujos  mayores  de  Isai  ha- 
blan ido  á  seguir  4  Saúl  en  la  guerra.  Y 
los  nombres  de  sus  tres  hijos,  que  ha- 
blan Ido  á  la  guerra  eran,  Elíab  el  pri- 
mogénito: el  segundo  Abinadab ;  y  el 
tercero  Sarama.  • 

11  ^  Y  David  era  el  menor.  Y  hablen- 
do  ido  los  tres  mayores  tras  Saul, 

15  David  habia  ido  y  vuelto  de  con  Saúl, 
para  apacentar  las  ovejas  de  sn  padre  en 
Beth-lchem. 

16  Venia  pues  aquel,  Philistheo  por  la 
mañana  y  á  la  tardo,  y  presentábase  por 
cuarenta  dias. 

17  Y  Isai  dijo  á  David  sn  lujos  Toma 
ahora  para  tus  hermanos  un  epha  de  es- 
ta cebada  tostada,  y  estos  diez  panes,  y 
llévalo  presto  al  campo  á  tus  hermanos. 
*  18  Y  estos  diez  quesos  de  leche  llevarás 
al  capitán,  y  vé  á  ver  á  tus  hermanos,  si 
están  buenos,  y  tomarás  prendas  do  ellos. 

19  Y  Saul,  y  ellos,  y  todos  los  de  Israel 
estaban  al  valle  del  Alcornoque  pelean- 
do con  los  Phllistbeoe, 

30  Y  David  se  levantó  de  mañana,  y  de- 
jando las  ovejas  AU.gparda,  cebóse  y 


I.  DE  SAMUEL 


fuese,  como  Isa!  le  mandó :  y  vino  á  la 
trinchera  al  ejército,  el  cual  había  salido 
á  la  ordenanza,  y  ya  tocaban  alarma  en 
batalla» 

21  Porque  asi  los  Israelitas  como  los 
Phillstheos  estaban  en  ordenanza,  escua- 
drón contra  escuadrón. 

22  Y  David  dejó  la  carga  de  sobro  si  en 
mano  del  que  guardaba  el  bagaje,  y  corrió 
al  escuadrón,  y  como  llegó,  preguntaba 
por  sus  hermanos,  si  estaban  buenos. 

23  Y  estando  él  hablando  con  ellos,  he 
aqui  aquel  varón  que  se  ponía  en  medio 
de  los  dos  campos,  que  se  llamaba  Go- 
liath,  Phillstheo  de  Geth,  que  subía  de 
los  escuadrones  de  los  Phillstheos,  ha- 
blando las  mismas  palabras,  las  cuales 
David  oyó. 

24  Y  todos  los  varones  de  Israel  que 
velan  aquel  varón,  huían  delante  de  él,  y 
tenían  gran  temor. 

25  Y  cada  uno  de  los  de  Israel  decía : 
¿  No  habéis  visto  á  aquel  varón  que  so- 
be? él  sube  para  deshonrar  á  Israel. '  Al 
que  le  venciere,  el  rey  le  enriquecerá  de 
grandes  riquezas,  y  le  dará  su  hQa,  y  ha-, 
rá  franca  la  casa  de  su  padre  en  Israel. 

26  Entonces  habló  David  á  los  que  es- 
taban á  par  de  él,  diciendo :  ¿  Qué  harán  á 
aquel  varón  que  venciere  á  este  Phflla- 
theo,  y  quitare  la  deshonra  de  Israel? 
Porque  ¿quién  es  este  Phillstheo  incir- 
cunciso, para  que  deshonre  los  escua- 
drones del  Dios  viviente  ? 

27  Y  el  pueblo  le  respondió  las  mismas 
palabras,  diciendo :  Asi  se  hará  al  tal  va- 
ron  que  le  venciere. 

28  Y  oyéndole  hablar  Ellab  su  hermano 
mayor  con  aquellos  varones,  Ellab  se 
encendió  en  ira  contra  David,  y  dtyo: 
¿Para  qué  has  descendido  acá?  ¿y 
aqutén  has  dejado  aquellas  pocas  ovejas 
en  el  desierto  ?  Yo  conozco  tu  soberbia 
y  la  malicia  de  tu  corazón,  que  para  ver 
la  batalla  has  venido. 

29  Y  David  respondió:  ¿Qué  he  hecho 
ahora  ?    ¿  Estas,  no  son  palabras*  ? 

SO  Y  apartándose  de  él  hacia  otros,  ha- 
bló lo  mismo,  y  respondiéronle  los  del 
pueblo  como  primero. 

31 'Y  fueron  oídas  las  palabras  que  Da- 
vid habla  dicho,  las  cuales  fueron  recita- 
das delante  de  Saúl :  y  él  le  hizo  venir. 

?2  Y  dijo  David  á  Saúl :  No  desmayo 
ninguno  á  causa  de  él,  tu  siervo  irá,  y 
peleará  con  este  Phillstheo. 

83  Y  dijo  Saúl  á  David:  No  podrás  tú 

ir  contra  aquel  Phillstheo  pora  pelear 

976 


con  él,  porque  tú  erm  mozo,  y  él  es  hom- 
bre de  guerra  desde  su  Juventud. 

34  Y  David  respondió  á  Saúl:  Tu  sier- 
vo era  pastor  en  las  ovejas  de  su  padre, 
y  venia  un  león,  ó  un  oso,  y  tomaba  aV 
gun  cordero  de  la  manada : 

35  Y  salia  yo  tras  él,  y  heríale,  y  esca- 
pábale de  su  boca:  y  si  se  levantaba 
contra  mi,  yo  le  echaba  mano  de  la  qui- 
jada, y  le  hería  y  mataba. 

86  Fuese  león,  fuese  oso,  tu  siervo  le 
motaba;  pues  este  Phillstheo  Incircun- 
ciso será  como  Uno  de  ellos,  porque 
ha  deshonrado  al  ejército  del  Dios  vi- 
viente. 

37  Y  añadió  David :  Jehova  que  me  ha 
librado  de  mano  de  león,  y  de  mano  de 
oso,  él  también  me  librará  de  la  mano  de 
este  Phillstheo.  Y  dijo  Saúl  á  David: 
Vé,  y  Jehova  sea  contigo. 

33  T  Y  Saúl  vistió  á  David  de  sus  ro- 
pas, y  puso  sobre  su  cabeza  un  almete 
de  acero,  y  vistióle  corazas. 

39  Y  ciñió  David  su  espada  sobre  bus 
vestidos,  y  probó  á  andar :  porque  nunca 
lo  habia  experimentado.  Y  dijo  David  á 
8aul :  Yo  no  puedo  andar  con  esto,  por- 
que napea  lo  experimenté.  Y  echando 
de  si  David  aquellas  cosas, 

40  Tomó  su  cayado  en  su  mano,  y  to- 
móse cinco  piedras  lisas  del  arroyo,  y 
púsolas  en  el  saco  pastoril,  y  en  el  zur- 
rón que  traía,  y  fuese,  su  henda  en  su 
mano,  hacia  el  Phillstheo. 

41  Y  el  Phillstheo  venia  andando  y  acor-  • 
candóse  á  David,  y  su  escudero  delante 
de  él 

42  Y  como  el  Phillstheo  miró,  y  vio  á 
David,  túvole  en  poco,  porquefera  man- 
cebo, y  rojo,  y  de  hermoso  parecer. 

43  Y  dijo  el  Phillstheo  á  David :  ¿  goy 
yo  perro  que  vienes  á  mí  con  palos  ?  Y 
maldijo  á  David  por  sus  dioses.  • 

44  Y  dijo  el  Phillstheo  á  David :  Ven  á 
mi,  y  daré  tu  carne  á  las  aves  del  cielo, 
y  á  las  bestias  del  campo.  • 

45  Y  David  d\Jo  al  Phillstheo:  Tú  vie- 
nes á  mí  eon  espada,  y  lanza,  y  escudo ; 
mas  yo  vengo  á  tí  en  el  nombre  de  Je- 
hova de  los  ejércitos,  el  Dios  de  los  es- 
cuadrones de  Israel,  que  tú  has  deshon- 
rado. 

46  Jehova  pues  te  entregará  hoy  en  mi 
roano,  y  yo  te  venceré,  y  quitaré  tu  ca- 
beza de  tí :  y  daré  los  cuerpos  de  loa 
Philistheos  hoy  á  las  aves  del  cielo,  y  á 
las  bestias  de  la  tierra,  y  sabrá  toda  la 


I.  PE  SAMUEL. 


47  T  toda  esta  congregación  sabrá,  que 
Jehova  no  salva  con  espada  y  lanza ;  por- 
que de  Jehova  et  la  guerra,  y  él  os  entre- 
gara en  nuestras  manos. 

48  T  aconteció,  que  como  el  Fhillstheo 
so  levantó  para  Ir  y  llegarse  contra  Da- 
vid, David  se  dio  priesa  y  corrió  al  com- 
bate contra  el  Phillstbeo. 

49  Y  metiendo  David  su  mano  en  el 
saco,  tomó  de  allí  una  piedra,  y  tirósela 
con  la  honda,  y  hirió  al  Philistheo  en  la 
frente :  y  la  piedra  quedó  hincada  en  *u 
frente,  y  cayó  en  tierra  sobre  su  rostro. 

50  Y  asi  venció  David  al  Philistheo  con 
botuto  y  piedra:  y  hirió  al  Philistheo,  y 
matóle,  sin  tener  David  espada  en  su 
mano. 

oí  Entonces  corrió  David,  y  púsose  so- 
bre el  Philistheo,  y  tomando  su  espada,  y 
sacándola  de  su  vaina,  le  mató,  y  cortóle 
con  ella  la  cabeza.  Y  como  los  Philie- 
theos  vieron  su  gigante  muerto,  huyeron. 

59  Y  levantándose  los  de  Israel  y  de 
íada,  dieron  grita,  y  siguieron  á  los  Phi- 
llstheoa  hasta  llegar  al  valle,  y  hasta  las 
puertas  de  Accaron.  Y  cayeron  heridos 
de  los  fchilistheos  por  el  camino  do  8a- 
ralm  hasta  Geth,  y  Accaron. 

53  Y  tornando  los  htfos  de  Israel  de  se- 
guir, los  PhiUstheos,  robaron  su  campo. 

54  Y  David  tomó  la  cabeza  del  Philis- 
theo, y  trujóla  á  Jerusalem,  y  puso  sus 
armas  en  su  tienda. 

55  Has  cuando  Saúl  vio  á  David  que  sa- 
lla  a  encontrarse  con  el  Philistheo,  djjo 
á  Abner  el  general  del  ejército :  Abner ; 
¿  cuyo  h|jo  es  aquel  mancebo  ?  Y  Abner 
respondió: 

56  Vive  tu  alma,  oh  rey,  que  no  lo  sé. 
Y  11  rej  dfyo :  Pregunta,  j»es,  cuyo  hijo 
es  aquel  mancebo. 

57  Y  cuando  David  volvía  de  matar  al 
Philistheo,  Abner  le  tomó,  y  le  llevó  de- 
lante de  Saúl  teniendo  la  cabeza  del  Phi- 
listheo en  su  mano. 

58  Y  düole  Saúl:  Mancebo,  ¿cuyo  htyo 
eres  ?  Y  David  respondió :  Yo  soy  lujo 
de  tu  siervo  Isal  de  Beth-lehem. 

CAÍHtTLO  XVIII 

Jknmmem  mmm  or*  Dauíd  wm*ju9ér  émütmd,  u  3*ul  m 
jmtre*moudar  emidia,  tmmojm  agetodo  dele***- 
rüúmalo  procura  matarle.  JL  Con  ente  intento  fe 
da  é  cmruo  una  compaH&a  de  mtt  hombre*  de  guerra, 
ma*  David  te  céneme**  en  iodo  prudente  u  dichoea- 
m*n**.  UL  o*m  mt  ininm  Upronmmdm  *&**»• 
rob  en  cafomiento,  ma*  cuando  **  Hkakia  de  émr, 
/nidada  éofró.  IV.  Qmestt  miento  le  promete  tu 
laja  Miemot  etík  trujen*  <**  prepucio*  úm  PmVetMeo*, 
utrnmmulo  &i<tf$nfii,  JfttplftjW  «*•#«■»»• 


Y  DESPUÉS  que  £  hubo  acabado  d* 
hablar  con  Saúl,  el  alma  de  Jona- 
than  fué  ligada  con  la  de  David,  y  amóle 
Jonathan  como  á  su  alma. 
2  Y  Saúl  le  tomó  aquel  dia,  y  no  le  do- 
jó  volver  á  casa  de  su  padre. 

8  Y  hicieron  alianza  Jonathan  y  David, 
porque  él  le  amaba  como  á  su  alma. 

4  Y  Jonathan  se  desnudó  la  ropa  que 
tenia  sobre  si,  y  dióla  6  David,  y  oinu 
ropas  suyas,  hasta  su  espada  J  su  aneo, 
con  su  talabarte, 

5  Y  salla  David,  donde  quiera  que  Saúl 
le  enviaba,  y  conducíase  prudentemente. 
Y  Saúl  le  hizo  capitán  de  gente  de  guer- 
ra, y  era  acepto  en  los  ojos  de  todo  el 
pueblo,  y  en  los  ojos  de  los  criados  de 
SauL 

9  Y  aconteció  que  como  ellos  volvie- 
ron, y  David  volvió  de  matar  al  Philis- 
theo, salieron  las  mugares  de  todas  las 
ciudades  de  Israel  cantando,  y  con  dan- 
zas, coa  adafes,.y  coa  alegrías  y  pande- 
ros á  recibir  al  rey  SauL 

7  Y  cantaban  las  mugares  que  danza- 
ban y  decían :  Saúl  hirió,  sus  miles,  y 
David  sus  diez  miles. 

8  Y  enojóse  Saúl  en,  gran  manera,  y  de- 
sagradó esta  palabra  en  SUS  ojee,  y  di- 
jo: A  David  dieron  diez  miles  y  á  mi 
miles :  no  le  qusda  mas  que  el  ramo. 

9  Y  desde  aquel  dia  Saúl  miró  de  través 
á  David. 

10  Otro  dia  aconteció  que  el  espíritu 
malo  de  Dios  tomó  á  Saúl,  y  profetizaba 
dentro  de  su  casa;  y  David  tanta  coa  su 
mano  como  los  otros  días ;  y  estaba  una 
lanza  á  mano  de  Saúl 

U  Y  arrojó  Saúl  la  lanza,  diciendo: 
Enclavaré  á  David  coa  la  pared ;  y  dos 
veces  se  apartó  de  él  David. 

12  Mas  Saúl  se  temia  de  David,  por 
cuanto  Jehova  era  opa  el,  y  se  habla 
apartado  de  SauL 

13  %  Y  Saúl  le  apartó  de  si,  y  alzóle  ca- 
pitán de  mij,y  salla  y  entraba  delante  del 
pueblo. 

14  Y  David  se  conduela  prudentemen- 
te en  todos  sus  negocios,  y  Jehova  era 
conéL 

15  Y  viendo  Saúl  que  se.  ftond^W  taa 
prudentemente,  temíase  de  éL 

16  Mas  todo  Israel  y  Jada  amaba  á  Da* 
vid,  porque. él  salla  j  entraba  delante  do 
ellos. 

17  ?  Y  dtfp  Saúl  ¿  David :  B*  aojo!,  yo 
te  daré  á  Merob  mi  hü»  mayor,  por  mu- 
ger:  solamente  porque  me  sea*  valiente 

m 


*;»é  &ÁMVti¿ 


toi»fct4ry4fi^li*g*erMA  dé  Jénoe€. 
Mas  8aul  decía  en  «i:  No  «era  mi  mano 
contra  é\  mas  la  «nano  de  los  Philistheos 
sera  contra  él 

18  Y  David  respondió  á  Saúl:  ¿Quién 
*oy  yo,  ó  qué  es  mi  vida,  ó  la  familia  de 
inl  paire  en  Israel,  paja  ser  yoino  del  rey? 

19  T  venido-  el  tiempo  en  que  Merob» 
hija  de  Sanase  habla  de  dar  á  DevM,  toé 
dadapo#»«gcrá  Adriel  Weh^Iatltha.  * 
.2^44fa4  ttienol  U  offw  hija  de' Saúl 
amaba  á  David;  y  fué  dicho  á  Saúl,  lo 
ene*  plugo  -en  sus  ^ojos. 

21  YSaomjo.areí.'  Yo  Bolaétwd,  pft; 
r»  que  le  sea  por  laso  i  7  para  que  la  ma- 
no e>  loefhlUftheó»  sea  ooatra  él  Y 
dijo  Seúl  á  David :  CtOn  4»  otra  serás  mi 
yerno  hoy. 

*frf¥  SimSí  mou*6  á  su»  criados  1  tto- 
bta&on  «eoa*t*4  David,  dictándola:  Hé 
aqoi,  ai  rey  te  ama,  y  todos  su*  criados 
te  quieren  bien,  sé  pues  yerno  del  rey. 
-•<*¥  Jas  esteno*  de  Satü  habWete  estas 
palabras  á  los  oidétt  dé  David :  y  David 
ótjoí  iFuréoeoe  ¿vosotros  que  es  poco 
ser  yerno  4et  rey,  siendo  yo  un  hombre 
pobre  y  de  ninguna-  esttana  f 

tt  Yle»  €rtndo8%dfr  feeml  le  dieron  la 
respuesta,  dictettdo:  Tales  palabras  ha 
«leho  David. 

25  YSaaldty"  Beeld  asi  á  David:  17o 
esta-el  oontealattUOoto  del  rey  en  el  dote, 
sino  en  cien  prepucios  de  Philistbeee, 
para  que  ^sea  tomada-  venganza  de  los 
enemigos  del  rey.  -  Mas  Saúl  pensaba 
eebaráDavkl  en  loa  totanos  délos  JPM- 
Mathaoav 

26  Y  como  sus  eriadoe  declararon  á 
Dafrtt  esto  palabras,  plugo  la  cosa  en 
loa  ojos  ¡do  David»  de  ser  yerno  del  rey. 
Y  el  placo  no- era  aun  cumplido. 

üfl  Y1.  David  se  levantó  y  partióse  con 
suavanme*,  y>  hirió  doscientos  hombres 
de  los  Philistheos,  y  David  trujo  los  pre- 
poeté*  de  '-tiUwj  entregáronlos  todos 
ala**v?*tn  qneét  fteso  hecho  yerno  del 
rey:  y  Saúl  le  dio  á  su  luja  Michol  por 


28  ¥  Sea*  tiendo  y  considerando  que 
Jehova  era  con  David,  y  que  su  luja  III- 
enol  4o  amaba,  T 

29  Temióse  amas  Saúl  de  David,  y  fué 
Bsal*a*aiigo4*I*vid  todos  loadlas. 

SO  Y  sallan  k*  pitailpes  dale*  Philte* 
theos;  y  como  ellos  sallan,  David  se 
eondnola  uiaá  -prudentemente  que  iodos 
1**  sierro*  •>£■*!:  y  su  nombre  era 
nuy-Utafte*  .•  1 

978 


CAWTÜtO  3ÜX 

Tratando  üanl  con  na  criado»  que  U  matate»  d  Da» 
vid,  Jonathan  le  dejlende  &  recóndita  con  su  paire. 
II.  Agitado  del  diablo  te  ppoenra  mistar  otra  ven, 
mas  él  se  le  escapa:  y  emvidndmle  á  lomar  en  me 
ca$a+$u  muger  Michol  le  descuelga  por  una  venfanOp 
tf  él  se  tiene  d  Samuel  II t.  Estando  eonéte*  So*- 
Joto*  auna  Saúl  <i  tomarte  tres  vosee,  y  lóaos  trsm 
profetizaron  entre  loe  pro/ssmqm  $etoosm  con  Seh 
orneólos  que  Saúl  envioi>a^uta  que  ol  cabo  nimién- 
doétnHemo,ptTfaisdumJb*sn  con  h>edc*»o*  demu- 
do dejante  deSamatt. 

Y  HABLO  Saúl  á  Jonathan  ru  lujó,  f 
á  todos  bus  criados,  para  que  mata»* 
sen  á  David:  mas  Jonathan  hQp'de  Saut 
amaba  á  David  en  gran  manera1  f        ' x 

2  El  cual  dio  aviso  á  Davfd,  alenjtfuVrt 
Saúl  mi  padre  procura  matarte :  por  tan* 
to  mira  ahora  por  ti  con  tiempo,  y  est$» 
te  en  secreto,  y  escóndete 

3  Y  yo  saldré  y  estará  junto  á  mi  padre 
en  el  cuinpo,  donde  estuvieres ;  y  yd  hu¿ 
bhtré  de  ti  á  mi  ¿adre,  y  hacerte  héia¿ 
ber' lo  que  viere. 

4  Y  Jonathan  habló  bWdfc'  ^aíld  *á 
Saúl  sti  padre,  y  díjoíe:  Nó  noque  éj 
rey  contra  su  siervo  David,  pifes  qué 
ninguna  cosa  ha  cometido  contra  tij 
antes  sus  obras  te  "kan  ¿Qh  muy  buena*. 

ó  Porque  el  puso  su  alma  en  su  pajina^ 
y  hirió' al  rtrfHstheó^hiTOMovarika 
gran  salud  á  todo  Israel.  Tú  lo  viste,  > 
te  hoyaste :  ¿  por  qu<3  pues  pecara/con- 
tra  la  sangre  inocente  motando  á  "David* 
sin  causa  ? 

6  YoycndW  Saúl  ía  vos  de  ícfús^!s% 
Juró :  Vive  Jehova,  que  no  morirá. 

7  Y  llamando  Jonathan  á  Bav&  decla- 
róle todas  estas  palabras :  y  tñ^tó  i  Da* 
vid  á  Saúl,  el  cual  estuvor  delante  de  0. 
como  antes.  ,:' 

8  Y  torné  á  hacerse  guerra:  y  sjtlló  D¿ 
vid,  y  peleó  contra  los  íVttstbeoB^v  hi- 
riólos cpn  grande  estrago,  Jr  huyeron  de^ 
lañte  de  éL 

a  %  Y  el  espirita  malo  de  Jehova  ftié 
sobre  Saúl ;  y  estanco  sentado  en,  su  easm 
tenía  una  lana  á  mano :  y  DftvijJ  estaba 
tañendo  con  su  mano. 

10  Y  Saúl  procuró  dé  enclavar  á  tiavld 
con  la  lanza.**,  la  pased^  Jsnnsv^l  se  apar- 
tó de  telele  de  £^  e|  cnaLJiicIsVMA 
la  lauca  en  la  pesad,  y  David  huyó  y  ae 
escapó  aquella  noche. 

11  Y  Saúl  envió  mensageios  á  oata  do 
David,  para  «ne  le  ymsdnsen»  y  le  masa 
sen  á  la  mañanar  mas  s^oj.  jpMtager 
lo  descubrió  i  DaviA;  atetando  »éfon»«s> 
nspsfpsOn^lflnvanaa.i 
ras  muerto. 


UOHlfiAWÜBLi 


**f  «enO*  G^ljftáf  David,  po*onu 
ventana;  y  él  Be  fué,  y  huyó,  y  se  esenpóv 

IB  "ÍÍMlcWl  tomó^ttift'esiataa,  y  íwísé- 
lá  adore  k  enmá,  y  le  poso  por  cabecera 
«na  almohada  de  pelo*  de  cabra)  y  cu- 
utiom  eos  una  ropa. 

14  Y cuando  8*al  envió  ntensugeros  que 
totoasen  á  JJatid,  ella  itspoadló:  Bata 
enfermo.       -\  l  *  »#■-•• . 

Uf-THórn*  M  e?  enviar  Mensajeros 
¿ara  c¿oe  «Hese»  &Uaf  id,  álbfcaao :  Traed* 
meíe  en  la  catna'{ta*a>  que  le  mate.       i 

10  T Como leal meásagero&eirttiiroUvhe 
rfefoila  estatua^  «tf^  cu  lafcamovy 
una  almohada  de  pelos  de  Cabra-  por  oa» 
Descera.  *** 

T7  Entonces  flan!  éty>  á  atiene! :  ¿Por- 
qné*  monas  asi  engañado,  y  la*  dejado 
escapar  á  mi  enemiga?  T  menoi  rea* 
pttk«6*Saoi!  Porque  él  in«  dí  ot  D<- 
Jun^4r,f*hoyete¿fietasé,     *         '    -• 

18  T  huyó  David,  y  escapóse;  y  vino  á 
Samuel  en  Itafla,  y  átyele  todo  lo  (fufe 
Saúl  había  hecho  eon*  é%  y  fuese  él  y  Sai 
muef,^  «eraron  en  NaJo¡h<     -»  ■ 

19  í  Y  fué  dado  aviso  á  Saúl,  diciendo: 
Be  liqui  qruo'  Wtvíd1  etf*  en  Hojotñ  en 
Ítems* 

té  Y  envió  «aeA  meusageros-  q>e  tru. 
Jeéefi  é-Bsriéí  los  eoale»  v4e*ow  una 
compañía  de  profetas  que  profetizaban,  y 
á  éámuClque  estaba,  y  le*  presidfe.'  Y 
t¿é  el  ttipítítu  de  Dios  sobre  loofeense- 
geros  de  Baúl,  y  ellos  también  profeti- 
zarte   '  ii     . ».  i     / 

3í* í  foé'fcecbb  saber  á  Bánt,  7  el  envió 
á*  otros*  htenaageros,  le*  cuales'  también 
profetizaron:  y  8aul  volvió  a  enviar  otros 
terceros'  iriensageros,  y  efios  también 
profetizaron.' 

M  "Gonces  él^frioá Rama;  y  llegan- 
do al  fystxr  giánde  que  etiá  en  tocho, 
preguntó,  diciendo:  ¿Dónde  ertdh  Sa- 
muel y  Davf&f  Y  le  rae  respondido: 
He  tohkéiméñ  Najoth  en  Rama' 

TS  f  vmO  alH'á  Héfloth  'en  Bdmn,  y  fué 
tatüWerr' sottfe  él  el  Espíritu  de  Dios,  y 
iba  profetizando  hasta  que  Hegó  á  Na* 
jórn  eú  fiama, 

ik  Y  él  también  se  desnudó  sus  vestí- 
„Tr_j  eVtntribtefí  delante  ée 
'cay*  desnudo  todo  aquel»  ala, 
vtoda  aquella  noche.  De  aquí  se '  4l$ú : 
{¿auroren odul  entro1 Ion prbretsÉ r       **" 

'  '*    '      *AWtÜtó  tí'*'     " 

da^r  hrrrttl^f  rfrf  dnÉMi  f'rli»  ■  «itri  niwn  rrn 


«fajraiifc¿sjitfa*á»j*t*a«r< 


etatfrt; 


*nsfa 

Mt  podre,  ía  <fe«M»cta  d  Ztarfcf.  w  ooMrmaii  ant- 
>  /a  aüawa  fite  el  dia  éntt§'  hatík*  Wfc»,  y  i/«f^ 
pMnue««da<M0«ra. 

Y  DAVID  huyó  de  Najoth,  $v«  <s  en 
Rama,  y  vínose  delante  de  Joña* 
toan,  y  (hje:  ¿Qué  he  hecho  f  ¿Qnén 
jntmaidaéf  ¿.6  qué  es  mi  pesado  con* 
tra  tu  padre  que  él  procura  quitorm»  mi 
vida!  '     •  ■   v  ,  ■ 

9  YeaieétyotEnnlii0amm«Mi*rNoi 
mariifás.  He  aquí  qttt'ml  padre  «Ihgm- 
na  «osa  hariy  gnande  al  psnawna^  lene  ae> 
me  la  dsseübia,  ¿JPar  qaó-püaaaae  •ea-i 
ea*rirájn4  ftacbe  este  nagoclo  1  tfoafi* 
asi   ■  ^  •  -.  - 

3  Y  David  volvió  á  jasar,  dicknaoj  Ta 
nadse  sabe  claramente,  que  sfo  ha  halla- 
do gracia  delante  de  tus  ojoa:  <y  dirás» 
«Ir  NO  sepa  esto  Jodatfcan,  porqtíe  no 
haya  pesar  i  y  ciertanKsato  vire  Jahova^ 
y  vive  tu  alma,  que  apenas  hay  un  pean 
entse  mí  y  la  muerte,    ,  ¡ .  *.  ....,■■'/  -  f 

4  Y  JoaBta«a  d^k>  á,  David:  Qui-;di<» 
tu  alma,  que  ye &>  haré  por  tita  •.-- '■)  ■ -¡, 

*  Y  David  rtwponflhWjonatlamnHft 
aquí  que  maftai»  será-noevatluna>y'y<fc 
acostumbra  aenUrme  con  el  vey  á  co- 
mer: mas  tú  mtí  dejarás <yaomefesooada 
en  si  campo  hasta  la  tarde  del  tetbeuo 
dia: 

*  01  tn  padre  nlcleta  manelamde  mí, 
dirás  i  Rogóme  macho  qae  M  dejase  ir 
presto  á  Beth4ehem.su  etoéad ;  .peaqaa 
todos  los  detlinaga  tienen  aUáaaañtcioi 
aniversario.       •  '/  ,i«.  'i  /  •! 

Q  «i  él  dUore?  «en  mté:  tavstoreoMisav 
pac.  Maf  alee  cneftára, satas qa* la «DaW 
licia  es  en  él  consamada. 

5  Harás  pues  rnteetíeordla  oam  tu  áiév- 
vo,  (pues  que  trajiste  eontávo  4  tu  atar»' 
vo  en  alianza  de  Jehova»)  quest maldad 
hay  en  nü,  tú  me  mates,  qué  no  hay  ne- 
cesldad  de  traerme  haisa  ta  padre. : 

9  Y  Jonathan  le  dijo:  Bato  asmoo.  te; 
aeontesea:  mas  st  yoentendisre  ser  fcott- 
snmada  la  maUoia  de  mJfpádref  para  vjs- 
nir  sdhre  tí,  ^  na  telo  habla  ye  ist  éesoo>.' 
brir? 

10  Y  Davtd  4*9»  á  Joaathant  ¿Qulfti 
me  dará  la  respaesta;  e«sl  tu  >padre  te 
reeponólero  ásperamente  t 

11  Y  Jonathan  cftjo  A  üavld:  Vei^BSlr 
¿amos  al  eaaaOe%  Y  saMóronso  ambos: 
al  «ampo.       -/  *> 

15  Bnsoaoeárdyo  Joarnthan  á  David  t 
JTebOTi  Dios  do  lame*  ai  m<ifc1ailÉÉli 
yaxá  mfcfátlsB  maña»»  ialsfhnsv,6xdea- 

aor 


I.  PB  8AUVQU 


pues  de  «atoa,  y  al  4  m«  fautor*  bien 
do  David,  si  entonces  no  enviare  á  tí,  y 
te  lo  descubriere, 

13  Jehova  haga  asi  á  Jonathan,  y  esto 
le  aliada.  Mas  bí  á  mi  padre  pareciere 
bien  de  hacerte  mal,  también  te  lo  des- 
cubriré, y  te  enviaré  y  te  irás  en  pax;  y 
sea  Jehova  contigo,  como  toé  con  mi 
padre. 

14  Y  si  yo  viviere,  harás  conmigo  mise- 
ricordfta  de  Jehova.  Has  si  fuere  muerto, 

15  No  quitarás  -tu  misericordia  de  mi 
easa  perpetuamente.  Cuando  desarraiga- 
re Jehova  los  enemigos  de  David  de  la 
tierra  uno  á  uno,  quite  también  á  Jona- 
than de  su  casa,  y  requiera  Jehova  de  la 
mano  de  los  enemigos  de  David. 

16  Y  ad  Jonathan  hizo  alianza  con  la 
casa  de  David. 

17  Y  torno  Jonathan  á  jurar  á  David, 
porque  le  amaba,  que  como  á  su  alma  le 


18  Y  dijole  Jonathan :  Mañana  es  nue- 
va luna,  y  tú  serás  echado  menos,  por- 
que tu  asiento  estará  vacio. 

19  Estarás  pues  tres  días,  y  mego  descen- 
derás, y  vendrás  al  lugar  donde  estabas 
escondido  el  dia  de  trabajo,  y  esperarás 
Justo  á  la  piedra  de  EzeL 

SO  Y  yo  tiraré  tres  saetas  hacia  aquel 
lado,  como  ejercitándome  al  blanco. 

21  Y  luego  enviar*  el  criado,  dtoiénOéU  : 
Yé,  busca  las  saetas.  Yaidtyerealmozo: 
He  altt  las  saetas  mas  acá  de  U,  tómalas: 
tú  tendrás,  porque  paz  tienes,  y  nada 
hay  de  mal,  vive  Jehova.* 

22  Mas  si  yo  d^ere  al  mozo  asi:  Heelu* 
las  saetas  adelante  de  ti :  tú  vete,  por- 
que Jehova  te  ha  enviado. 

28  Y  cuanto  á  las  palabras  que  yo  y  tu 
hemos  hablado,  sea  Jehova  para  siem- 
pre entre  mi  y  ti. 

9i  T  David  pues  se  escondió  en  el  cam- 
po, y  fué  la  nueva  luna,  y  el  rey  se  feen- 
16  á  comer  pan. 

26  Y  el  rey  se  asentó  ea  su  silla,  como 
solía,  en  el  asiento  de  la  pared:  y  Jona- 
than se  levantó,  y  sentóse  Abner  al  lado 
de  Saúl,  y  el  lagar  de  David  estaba  vacio. 

26  Aquel  dia  8auLno  cojo  nada,  dicien- 
do entre  $i:  Habrále  acontecido  algo,  no 
está  limpio,  porque  no  estará  limpio. 

37  £1  dia  siguiente,  el  segundo  dia  de 
la  nueva  luna,  aconteció  también,  que  el 
asiento  de  David  eetabft  vado :  y  Saúl 
dtyo  á  Jonathan  nu  lujo;  4 Por  qué  no  ha 
venido  eLfcgo  de  Isei  hoy  ni  ayer  al  pao? 

26  Y  Jonathan  respondió  á  fiaul;  De- 
2» 


y*4  in«  pidió owfó  apernante *<*», 
lehemv 

28  Y  dUo:  Buegote  que  me  dejes  ir, 
porque  tenemos  sacrificio  del  linage  en 
la  ciudad,  y  mi  hermano  mismo  me  lo 
ha  mandado:  por  tanto  si  he  hallado 
gracia  en  tus  ojos,  escaparme  be  ahora,  y 
visitaré  á  mis  hermanos :  y  por  esto  no 
ha  venido  á  la  mesa  del  rey. 

80  Entonces  Saúl  ae  encendió  contra 
Jonathan,  y  dijole :  ¡Hfyo  de  la  perversa 
y  rebelde !  ¿  no  entiendo  yo  que  tú  has 
elegido  al  lujo  de  Isai  para  confusión 
tuya,  y  para  confusión  de  la  vergüenza 
de  tu  madre  ? 

81  Porque  todo  el  tiempo  que  el  lujo 
de  Isai  viviere  sobre  la  tierra,  ni  tú  se- 
rás firme,  ni  tú  reino»  Envía  pues,  y  tráe- 
melc  en  esta  hora,  porque  ha  de  morir. 

82  Y  Jonathan  respondió  á  su  padre 
Saúl,  y  dejóle :  ¿ Por  qué  morirá  ?  ¿  Qné 
ha  hecho  ? 

88  Entonces  8aul  le  arrojó  una  lanza 
por  herirle:  y  Jonathan  entendió  que 
su  padre  estaba  determinado  de  matar  4 
David. 

84  f  Y  Jonathan  se  levantó  de  la  mesa 
con  ira  de  furor,  y  no  comió  pan  el  se- 
gundo dia  de  la  nueva  luna ;  porque  te- 
nia dolor  á  cansa  de  David,  y  porque  su 
padre  le  habla  afrentado. 

85  Otro  dia  de  mañana  Jonathan  salió 
al  campo  al  tiempo  aplazado  con  David, 
y  un  mozo  pequeño  con  él :       _ 

36  Y  dtfo  á  su  mozo:  Corre  y  busca 
las  saetas  que  yo  tirare.  Y  como  el  mu- 
chacho iba  corriendo,  él  tiraba  la  saeta 
adelante  de  él. 

$7  Y  llegando  el  muchacho  adonde  es- 
taba la  saeta  que  Jonathan  habla  tirado,. 
Jonathan  dio  vocea  tras  el  muchacho, 
diciendo :  ¿  La  saeta  no  está  mas  ade- 
lante de  ti? 

86  Y  tornó  á  dar  voces  Jonathan  tras 
el  muchacho :  Date  priesa  prestamente ; 
no  te  pares.  Y  el  muchacho  de  Jona- 
than cogió  las  saetas,  y  vínose  á  su  señor. 

82  Y  el  muchacho  ninguna  cosa  enten- 
dió, solamente  Jonathan  y  David  enten- 
dían el  negocio.  * 

40  Y  Jonathan  dio  sus  armas  ásu  mu- 
chacho, y  dtfole;  Yete,  y  llévalas  á  la, 
ciudad. 

41  Y  como  el  muchacho  roe  ido,  David 
se  levantó  de  Ja  parte  del  mediodía,  y 
inclinóse  tres  veces  postrado  ejtüeme 
y  besándose  el  une  al  otro,  lloraron  el 
uno^onelc4|^*nn4U£Dfttí4ft«*»M*. 


L  »*  &UCUSL 


4*  T  Jouathen  44»  á  Durufc  Vé  «apea: 

que  Ambas  habernos  Jurado  por  el  nom- 
bre de  Jehova,  diciendo:  Jehova  sea  en- 
tre mi  y  tí ;  entre  mi  simiente,  y  entre 
tu  simiente,  para  siempre. 
43  Y  él  se  levantó  y  se  fué;  y  Jonathan 
se  entró  en  la  dudad. 

CAPITULO  XXL 

DamUwirnedXotodAchimeUehtacord^el  enalte 
da  lo»  pane»  mato*,  no  Uniendo  otro»,  y  la  espada 
duOoiiatk.  JL  De aMmuiemedAenU repon  Gm+: 

eeeapó  el  peligro.  # 

Y  VINO  David  4  Note  á  Aehimelech 
el  sacerdote,  y  Aehimelech  le  salió  á 
recibir  espantado,  y  dijole:  ¿Cómo  vie- 
ne* tu  solo,  y  nadie  contigo  ? 
2  T  respondió  David  á  Acblmeieeh  el  sa- 
cerdote :  £1  rey  me  encomendó  un  ne- 
gocio, y  me  dijo :  Nadie  sepa  cosa  algu- 
na de  este  negocio  A  que  yo  te  envió,  y 
que  yo  te  be  mandado:  y  yo  señalé  á 
los  criados  un  cierto  lugar. 
8  Por  tanto  ¿  qué  tienes  ahora  4  mano  ? 
Dame  cinco  panes  en  mi  mano,  ó  lo  que 
ae  bailare. 

4  X  el  sacerdote  respondió  4  David,  y 
dijo :  No  tengo  pan  común  4  la  mano : 
solamente  tengo  pan  sagrado.  Mas  si 
los  criados  se  han  guardado,  mayormen- 
te de  mngeres. 

5  T  David  respondió  al  sacerdote  y  di- 
jole :  De  cierto  las  mngeres  nos  han  sido 
vedadas  desde  ayer,  y  desde  anteayer 
cuando  salí:  y  los  vasos  de  los  mozos 
fueron  tantos,  aunque  el  camino  es  pro- 
Jhno:  cuanto  mas  que  boy  ser4  santtfloe- 
do  con  los  vasos» 

0  Asi  el  saoerdoto  le  dio  el  pan  sagra- 
do, porque  alli  no  habla  otro  pan,  que 
los  panes  de  la  proposición,  que  hablan 
sido  quitados  de  delante  de  Jehova,  para 
que  se  pusiesen  panes  calientes  el  día 
que  lot  «toe  fueron  quitados. 

7  Aquel  dia  estaba  alli  uno  de  los  sier- 
vos do  Saúl  encerrado  delante  de  Jcho- 
va,  el  nombre  del  cual  era  Doeg  Idnmeo, 
principe  de  los  pastores  de  SauL 

8  T  David  dijo  4  Aehimelech:  ¿No  tie- 
nes aquí  4  mano  lansa,  ó  espada?  Por- 
que no  tomé  en  mi  mano  mi  espada  ni 
mis  armas :  porque  el  mandamiento  del 
rey  erft  da  priesa. 

•  Y  al  sacerdote  respondió:  La  espada 
de  Goliath  el  Philistheo,  que  tú  venciste 
en  el  valle  del  Alcornoque,  está  aquí  enr 
vuelta  en  un  velo  detras  del  ephed:  81 
tu  te  le  quiere»  tomar»  Umfy:  porque 


aqui  no  hay  otra  sinooqneBa  T  David 
dijo :  No  hay  otra  tal ;  dámela. 

10  T  T  levantándose  David  aquel  -dia, 
huyó  de  la  presencia  de  Saúl,  Jr  vínose  4 
Achia  rey  de  Geth. 

U  Y  los  siervos  de  Aome  le  dfyeron : 
¿No  es  este  David  el  rey  de  la  tierral 
¿No  *f  este  4  quién  cantaban  en  tos  cor* 
ros,  diciendo:  Hirió  Saúl  sus  salles,,  y 
David  sus  diez  miles  ? 

18  T  David  poso  estes  palabras  en  tu 
corasen,  y  tuvo  gran  temor  de  ¿chis  rey 
de  Geth. 

13  X mudó  sn  habla delante  de  ellos:  y 
fingióse  ser  loco  entre  las  menos  de 
ellos:  y  escribía  en  las  portadas  de  las 
puertas,  dejando  correr  su  saliva  por  su 
barba. 

%  H  X  dijo  Achia  4  sna  siervos:  Catad; 
*¿ Habéis  visto  un  hombre  furioso f  ¿por 
qué  le  babea»  traído  4  mi  r 

1&  ¿Fáltenme  4  mi  lóeos,  qué  trújesele 
este,  que  hiciese  del  loco  delante  de  mi? 
¿Esteban  de  venir  4 mi  case? 

CAPITULO  xxn. 

Vienen  d  David  $m  hermano» y  toda  la  cata den  pa- 
dre, la  cnai  dt  deja  encomendada  al  pey  de  Moa\  y 
por  avia»  del  pro/ota  God  m  uueleo  d  Ja  tierra  d» 
Judo.  II.  Entendido  por  Sam\  m  qmja  d  mu  mer- 
«M,  que  ninguno  naya  qm$e  le  entregue ;  mm  qué 
todo».  Aorta  m  h{fot  taya»  »ou»ptrudo  contra  H  coa 
David.  DI.  Doeg  Jdmmeo  denuncia  d  Samí  a/amar 
que  rió"  que  Aehimelech  eloacerdot»  hiño  d Damid\  ti 
cual  Aehimelech  llamado  por  Saúl  coa  toda  tu  /o> 
milia,  y  defendiendo  la  cama  de  David  e»  muerta 
con  toda  eUa  por  mano  d»  Doeg%  nnwtddadaio-  Saúl» 

Y  YÉNDOSE  David  de  aJU,  esoapóse 
en  la  cueva  de  OdoUam :  lo  cual 
como  oyeron  tus  hermanos,  y  toda  la 
casa  de  su  padre,  vinieron  alli  4  éL 

2  Y  juntáronse  con  él  iodos  los  varones 
afligidos,  y  todo  hombre  que  estaba 
adeudado,  y  todos  los  que  estaban  amar- 
gos de  alma:  y  fué  hecho  capitán  de 
ellos,  y  md  tuvo  consigo  oomo  cuatro- 
cientos hombres. 

8  Y  íuése  David  de  allí  4  Kaspha  do 
Moab:  y  dijo  al  rey  do  Moab:  Yo  te 
ruego  que  mi  padre  y  mi  madre  estén 
con  vosotros,  hasta  que  sepa  lo  que  Dios 
hará  de  mi 

4  Y  trujóles  en  la  presencia  del  rey  de 
Moab:  y  habitaron  con  a  todo  el  tiem- 
po que  David  estuvo  en  la  fortalece. 

6  Y  Gad  profeta  dijo  4  David:  No  te 
estés  en  esta-  forteleía:  pártete,  y  vete 
en  tierra  de  JuA  Y  David  se  partió,  y 
vino  al  bosque  de  Hareih. 

6  ?  Y  oyó  Saúl  como  haWa  parecido 

Owidf  totO»  ******  con  4V  ?*** 

981 


IJ»**A*rtrtÉtí 


ütábktn  &foM*mq<rte  l&iárftOf  étt 
Rama,  y  tfefrisish  kaas  en/sárn«HO¿  y 
tttibá  «W  erisdos  «silbáis  «tt:  áerfeder 
deéi 

7  Y  dijo  Saúl  á  bus  cr#ados,^THl  estaban 
eft'demdor  4e  di :  OW  «hora  hijés  de 
JsffltuL  -¿Oidftri  ionáfcten  á  fodo»  roso- 
tro*  tftliftje  ¿sttiat  tierraay  vrMs-*j  yhá- 
«eroi^s»  «sV4óé0f  rosotre»  Jettpitsne*  -y 
sargentos,  •»-   '    *  ,!  í,1¿ 

i*  Qufrto^  vosotros  ftti)«fe4onsp!r*- 
«onoorffci  ua>yiftoih*iy  quiote-  me  ;dasoo> 
bra  al  oido,  como  rol  hijo  ha  heclió  alíate 
Xa  <roirel  b^idO'foa*  i>  úi  tavrd&üv  <*c 
tbs*tm>  <quensr 4«ftl*  do  intyy  «e'des- 
eajbró  do«Kf  wl  MjoíHft  despertado  áíni 
aterra  «oritra^tül,  pura.  <e*j*  me  aaoefee, 
como  et  este  día? 

' •  f •  Basónos* Boeg Manteo, ,^u*  ora, 
teilóx  sofero  tos  siervos  de  Saúl,  respon- 
dió y  dijo:  T¿*i  al  fctyd  4o  «sal,  que 
»4tw»Vllóbev  A  AtWiiKlec^  hijo  do  Aebi- 
tétt»:'-»^  miii-    1»  >  ■•   '  í  -.<  >*  '  <.i  • 

10  T  éTsmitiÜtói  por  «1  *  Jeftoray  y  le 
dio  provisienyy  a&talsaw  le  dio  la  espa- 
da do  Goliátb  el  J^uJatheQ. 

11  Y  el  rtyeovio  por  Aehimelech,  hijo 
de  Aclrttob,  sacerdote;  y  por  toda  la  casa^ 
4u  su  padre,  los  sacerdotes  que  tituban 
«nÑobo:  y  todo»  vinieron  al  roy. 

T£  1r  Saúl  le  dijo :  Oye  ahora  hijo  de 
j&c$ftotH  T.él  dijo :  Aquí  estoy,  señor 
arta    ■*  .-    * 

lffY*Mr*,fcrdgtf?  ¿Por  qtté  hrfoeis  eon- 
feprrWSO  contra;  n&,  td¿  y  *et  fc4)o  dé  Isifi, 
MKmdo  tú  tedíete  ptoify^espaaat  y  can- 
«uNÉSCb  ttoféldMDtos,  <pura¡  qteee  tortto- 
tase  ooriWmf,  y-  ffió^schmse,  eouo-eff 
«atediar  '  -»     » 

'  <4I^to*ee¿HAe%tracloeh>  respondió  al 
rey,yd*}0*  ¿Y^én  hay  flél  entre  todte 
tus  «tartos  oomoíío  «¿David,  y  ycrno-del 
roy,*y  qué  V*  porta  mandado,  y  es  tire* 
tre  en  tu  casa? 

15  'f  H*  ooracunaüo  -yd  detfde  hoy  d  con- 
sultar po*41¿a Dio*?  i  fojos***  de  nf£ 
Ntí  tiupfagtt  el  rey  cea*  á  sa  stoYVo^ni  á 
tod¿Hfcask4emlpedrfcí  porqueta  ster- 
to  ninguna  cosa  sabe  de  esto  ttogool^ 
^attde^tshktk        .  r  .  •        ,-     *i  * 

TOTell^ái^:*iod«úa»orttásAi*ií. 
meleOfcvtdytodalaP«ttkü#ttt,iiadfB. 

17  Entones*  el  «y  d$0  á  la  «ente  de 
*t  guSrdtev  ton*  csOBariTi  rededor  de  él  t 
Cevéftfr  r  »«**  *  los  eueordbtes  do  J* 
hova :  porque  U,  nnav>  ^le  *Hoe  e*  ten> 
bton  eoe  Bwrtdr  porti^^ábhtodo  eUd* 
^w^háK^^aoté  asssatoliw«ut.J>^sá 


lOBIRrTUB  IRnTVJ  nO^UIBIfSttlWXliiiUfteT 

b«s  thand9^aiWttáts»lbfti«8«eftÍ«t«é'dé 
Jéh«va.-'  "  *•    *it-'    '  **  ^'*'J  '-'í»  >"* 

1»  Eutonees  el  rey  d^o  á  Doegt  Vuelve 
tú,  y  arremete-  cóírtra  lo»  sacerdotes,  "t 
tornando  Dóe£  Idumeo,  arremetió^  con- 
tra los  sacerdotes,  y-mat 6  eri  a<rüet  tito 
ochenta  y  cinco  varones,  que  Testian 
ephod  de  lino. 

»  1  á  ííobc,  dndad  de"  Ib»  ,s*tíétdtyesi 
puso  1, cuchillo,  asi  hombres*,  conoraa- 
genes,  hifios  y  teamanttWF,  bueyes  y  as- 
nos, y  OTejas,  iodo  á  cuchitíó?* ' 
WWm&txsfóTítÁ  deflosnyoé  á¿  Ácrf- 
tnoteefi,  hQ^dQ  Aélñfeb,  qneseltónurba 
Abiatnw,'slctt«!hu3totttk8,BsffM.",'*::   '" 

21  Y  Abiatfetf  dlé  lifr  wieya*Al>rrfd, 
cotnoBáwl  habió  tauértoibs  sacerdotes 
*9  Jéhova.  >  1  ., ..  «  1 

fl»  YdQo  Oa^d  if  Ibtathari'To- Sabia 
ene  estando  ámfatruel'  dfaDbé^íaürmcd, 
él  lo  habiaJ  deíhstoer^btér  á  éaüL  '  Yo  he 
dado  causa  cofetiMódás'M^afebnits'de 
lacttkié^iupadr«.'f      .     '  -  'l 

89  Quédate  eo*m|go,  110  hayas  teteoh 
quien  buscare  mi  alma,  buscará  tomtticH 
Ya-  Wya ;  po*$Mf  tu  estalrtW  conmigo 
guardado.    .,—     ••,•  i1** 

J    cAwrmo  xxiíi:     •'  • 

BMimbr+éVem**!  Iáénmtmee*r#r ******  Á 
Z>¿o«.    77. 5tnJ  apareja  de  venir  cciérm  A  á  €küd, 

'aeÜcrtó  de'Zipü,  JonalKdtí  nene,  d  «i  y  M*V^máp 

<Í4rrra>  y  nfuÜMloh.y  atando  lien  eerca  de  tantarr 
P,  frfomúlo  (te  ipfoéne  d  de/bndeVTd  tierra  con- 

YTHC4ERON  sstber  á  BsrtM^  dleietf. 
do:  He  aquí  que-  los  FhÜiMheos 
«oubatws  á  Cofia,  y  saquean  las  eras;  * 

8  Y  Dar  id  consulto  á  Jchova,  dlefetiiot 
¿ir*  4  fcorlr  á  estos  Phlllstheo»f  Y 
^ohow  respondió  á  DsMér  Vé,  hiere  toé 
l?hiKstheoa,  7  Ubr»  á  Cofia.  1 

3  Y  los  Tarónos  que  oslaban  conDarM, 
le  di>eront  H«  aquí -que  nosotros  estan- 
do aqui  00/  Jada,  estamos  eotí  ttledo^. 
¿  ouáfltd  toa*  si  fuéremos1  A  Oeflá  conrra 
el  ejército  de  los  Fhffistbeos  f-  i 

4 -Y í>stld  tomé- á tomsuMar ¿Jéhova : 
y  ^hdtW  le  respondíd,  y  érjoí  Levan- 
ttftoi  desciendo  é  «GeÜ*,  quoyo  entregaré 
c¿t%J«anb*»o^íhRls<heos.     

5  Y  partióse  David  cott  siíéí  hombrera 
0s«a>yteloi'ooiitrü  los*  IWns^eos,^ 
rro5o snwecotldos  sW  Eanados.^^rii 

^i^ácsuWetéi  o^huywwo^AüWhar, 


tiVBttttftOJCII 


notambieneotoele^rtteanausaj,.  ' 
•/  TT  fdé  dHtió  á  Sari*  «orno  B&vtd 
tetria  Venid»  dOeHa?  y  é^otenh'Dfce 
lehatr*ide*ntf*ma»eei  porquoétestá 
encerrado  metiéndose  en  chidad  eou 
iMteffea^teite^ttiué. 
« *F jéMé'flnr  todo  «l  pneMoá  la  te* 
tafia  para  descender  á€eHe  y  poner  cor- 
to élPáv^  y  alte  sa^re-aj  ■■-■...• 
Jt>^é«<^íet»dO  DeMd  qa^tenl  -pan* 
•ate  contra  él  mal,  e^'á' AMatter  tai 

té  *>  drjtf  Díftvfd?  Jete**  Díte  tté<  ]** 
rlct,  ttt  «ertH-  tetilflo  <jw  8aut  phxtf* 
r»  de*  vteir  contra  Oelhvá  destruir  to 
éfaMpotteteetola. 
ll'Jnjntregsrmti  sen  loe1  seHOYeiídC'Cet* 
feensustnanos*  ¿Beseenderft<8*fel,  eé~ 
^fofWérvd  tetfWot  Jénóte  tMotf  de 
Israel,  roé%ete  íjne  lo*  deelartfS'4'tif  slM* 
to.  JT  Jehó**  4Ub::  Jfrfrte  descenderá. 
ií*  VfJrJb'Dfcvld ;  ¿  fitttfc  c&si  meten  MI 
á^nprdft.  de  Celia  $  »i»  j  á  los  Varones 
qw¿eeHfc  eenptg»<ttlaamanoa-daflooi? 
T  JehoYa  respondió :  &,  o*  cetrefeHito 
-lé  BaVirien*on6e*  *6'l#rttit¿  J3©n  '**% 
nombre*,  *wf  ¿rafe  como  «ettole*to»,*y 
eflléfoiwe'nV  Celia,'  f  Atétoftee-  de  «da 
port0J'áritár*;'  <*Ta  nueva  vite  4  «ató, 
é*teo*l>Bvitfséna»¿laeseapauo  de  Celia: 
jdéJeVdOsaHr:     '     •  i 

•l*TT'B**fffW<é8tatti  ett'ef  deftterte 
eu^feHas,  jf  toaWtaba  en  un  monte  en  él 
desierto  d>ZVpñ  í  /Satflf  Té1  búscate  *o- 
dtelosuTád'r  más-Dios  netfretfti'ego  en 
susifeAte/  .--'  ">  *  '  "'  i  i'  '»  . 
tt'T'VfeUfld  fJMd^qte-flaul  bett*  «* 
Hao*  etf  busca;  de  su  fHB,'  DSftm  'etf  ¿atoen 
en*  ef  Ttosotie  en  él  desrerto*  de  Zfpb. 
16  Y  levantándose  Jonathan',  WJó  de 
flan!,  '*r1bo  i  ItaHd  en  el  bosipre,  y  eou- 
fortó  en  mano  en  Dtost 
'tf  ¥*gtfMrVlfo  tencas  ttemor,  <me  no 
té-frtrfW^  W  man*  de'Bauí  mi  padre,  y 
.  túrefn^r^sdMlsrae^yy^eeféH^egsn*. 
án^itaes-de1  tt?4  atonflJAdre  lo  «*- 
te  áat  '  '   • %- í       ■**  -  •  *  ■    ' 

18  T  hlcleron*mbos*Hatí».  detento  de 

Ttfotrtíttd^-tWfló  áeweasaí 

W- Y*  suWéroW'foé5  de  tito*  -Mfcfr-i 
0*M  efrOanaa-í^lfo  6M»tÉH<  eteéntt¿ 
fl^én*  n^ttavtfew*  ^  W  p*»^** 
ttosqae,  en  el  collado  de(£a10Mlá,  qoa 
***¿'bt  nme*tf*t^<ó%»áteltftof '  < 

9»  Por  fcfet^  efc  >rty;dw¿t¿td#igwrttf 


tey* 


lllllj     Élllll 


bMb 


«1  T  fea*  ¿Un  iBopAtto»  seáis  *oae+ 
tros  de  Jehova,  qne  habéis  tenido  «oca* 
pasto»  de  mi 

&  id  pues  ahora,  y  apereibid  aan^.y 
considerad,  y  red  su  lagar  dosufc  tiene*! 
p*e\  rqnien  lotes»TÍstealK:  porquo  se* 
te sletooteh*,  ateas  es  añoran  matera 


m  OsissUstad  Iman/j  Jtedlts-éas,  km  e>- 
•ÓDsai^rj»  doaSdaise,  (swMpdAv^-toMediá 
mi  con  la  cortesa,  y  yo  Iré  ebn^raaoÉttiso 
qnvat¿ftsate*iM  ettasütfantvystlslinft- 
esr^  con  todos  kiansllasea  daJassu    ->i> 

84  T «lisa -se ^e-santarasj |Laeiíuawmá 
Zfph-deisaftetde  geni:  ma*Ba*té  fmm 
Tarones  estaba*,  en  el  desierto  de  Msnn, 
ss»  la  «ampafla,  qné  eatáá-te^estisKftl 
destostó»  /.*-'*., 

45  Y  partióme  Éteihcon  ana  sasonea  >á 
buscarle:  y  fué  óWb. sotan- tlaMsV? 
deaesnslo-danaVáda  psfla,  ysysssléa»  en 
el  desierto  á&  Mana,  Lo  enafcodm»  San* 
*fó\  sigalaá  DashtsidestestD^e  lfáéaM 
>flO  rSaadatesmrelwKlado-delttionlai 
yfiawkhaon  l»  snyosupnr  eLatrmladO 
del  monte,  y  David  se  daba  priesa  para  ir 
dolante  ,d*  8anlí:naw  mtiLf  ks)ia«y«s 
enperaatooiá  DaaM  y  á  los  sesión  pesa- 
tomarlos.  *...*■ 

•T  JPbAossbí»  eln»  «m  saHlgeeo^BsaU, 
atoiendac  .Ven  tasgo,  pntq-ae  JoaEUtiaf 
tteoa.itea  entrado  os©  ampate  .am  Ja 
tleiTSi'  '  »>,  .^j  í-, 

,«  Y  ostise  vohrléi  8aiü.4eTataasBraká 
David,  y  partióte  oseara  asa  gldMaslsasii 
IbfisatsPcaiBSf  ansilarbsi ;  nssmlrrsráJaqtel 
Ingsey  geladssai tashlor ate     >i:    *  /^i.-:*» 

ÍOr  Ka  toases  Issrid  teUéideOBa^rtet 
Uto  eo>lasToetalesB*aeBn-gaéal )      , 

*  '      '     CÁPrTfJW>'XlXnF,.'ul  '*»  «  ¥ 


YCOBI Oí  *»L  vaivió  etelte.Pblllai 
tteosl  disteteB  sjrisD^dlciasBfo^  He 
aqtd^irn^il^vU^satiemiei^oalortoíde 
En-gaddi.  \*.-  .     i.  u  í;„  -..■..  4t 

J*¥tebasn*0flail4c*n  saftfiamtedi,ej>- 
eegtdtie  'd*  toda;  IssaoVAé  ién:  taseaiéa 
David  y  de  los.snToa^tpQfOtereMainres  de 
Mops^Mote  darlas  ostesaii 


I.  »K  6441 UKU 


en  el  camino^ 

entró  Baúl  en  ella  á  cubrir  sus  pies;  y 
David  y  loe  suyos  estaban  áloe  lados  de 
la  coeva. 

4  Entonces  loé  de  David  le  dfyeron :  He 
aquí,  el  día  de  que  te  ha  dicho  Jehora : 
He  aqtñ  que  ya  entrego  á  tu  enemigo  en 
tus  manos;  y  harás  con  él  como  te  pe* 
reclere.  Y  levantóse  David,  y  callada- 
•  mente  cortó  la  orilla  de  la  ropa  de  fiauL 

6  Déspotos  de  lo  cual  el  corasen  de  Da- 
vid le  hirióy  porque  habla  cortado  la 
orillad©  Saúl; 

fi  Y  dijo  á  los  suyos :  Jehovame  guarde 
de  hacer  tal  cosa  contra  mi  señor,  y  el 
ungido  de  Jehora,  que  yo  extiende  mi 
mano  contra  él,  porque  es  ungido  de  Je* 
nova. 

7  Asi  reprimió  David  á  los  suyos  coa 
palabras,  y  no  les  permitió  que  se  levan- 
tasen contra  Saúl:  y  flaul  saliendo  de  la 
sueva  fuese  su  camino. 

6  T  Después  también  David  se  levanto, 
y  saliendo  de  la  cueva  dio  voces  A  las  es- 
paldas de  Seal,  diciendo;  Mi  señor  el 
rey.  Y  como  Saúl  miró  atrás,  David 
inclino  su  rostro  á  tierra,  y  hizo  revé* 
renda, 

»  Y  dfyo  David  á  Saúl:  ¿Por  qué  oyes 
las  palabras  de  los  que  dicen:  He  aquí 
que  David  procura  tu  mal  ? 

10  He  aqui,  han  viste  hey  tus  ojos  co- 
mo* Jehova  te  ha  puesto  en  mis  manos 
en  site  cueva:  y  dfyeren  que  te  matase: 
mas  yo  te  perdoné,  porque  dtye  en  mi: 
No  eitenderé  mi  mane  contra  mi  señor, 
perqué  el  ungido  se  ée  Jehora, 

11  Mira  pues  padre  meo,  mira  aun  la 
orilla  de  tu  ropa  en  mi  mano :  porque 
y»  eerlé<la  orilla  de  tu  ropa,  y  no  te  ma- 
té. Conoce  pues,  y  vé  que  no  hay  mal 
en  mi  mano,  ni  traición,  ni  be  pecado 
oontie  ti :  y  tú  andas  á  casa  de  mi  vida 
para  quitármela. 

13  Juzgue  Jehova  entre  mi  y  ti,  y  ven- 
gúeme de  ti  Jehova,  que  mi  mano  no 
sea  contra  ti. 

18  Gomo  dice  el  proverbio  del  antiguo : 
De  los  impíos  saldrá  la  impiedad:  por 
tanto  mi  mane  no  será  contra  ti       '   ■ 

14  ¿Tras,  quién  ha  salido  el  rey  de  Is- 
rael f  4 A  quién  persigues?  ¿A  un  perro 
muerto?  ¿auna pulga? 

U  Jehova  pues  eerá  lúea,  y  él  juagará 
entre  mi  y  tí.  SI  vea  y  pleitee  mi  pleito, 
y  me  defienda  de  tu  mano. 

16  Y  aconteció,  que  come  David  acabó 

de  decir  «ates,'  palabras  á  8euU8euló> 

984 


j¿:  i  No  es  este  tu  vee^  mío,  David? 
Y  sisando  8aul  su  vos,  lloro. 

17  Y  dtfo  á  David:  Mas  justo  sret  tú 
que  yo,  que  me  has  pagado  con  bien, 
habiéndote  yo  pagado  con  maL 

18  Tú  has  mostrado  hoy  que  has  hecho 
conmigo  bien ;  pues  no  me  has  muerto, 
habiéndome  Jehova  puesto  en  tus  manos. 

19  Porque  j  quién  hallará  á  su  enemigo, 
y  le  dejará  ir  buen  viaje?  Jebova  te 
pague  con  bAen  por  lo  une  en  este  día 
has  hecho  conmigo» 

20  Ahora  pues,  porque  yo  entiendo  que 
tú  has  de  reinar,  y  que  el  reine  de  Ie- 
rael  ha  de  ser  en  tu  mano,  firme  y  establee 

SI  Júrame,  pues,  ahora  por  Jehova,  que 
no  talarás  mi  simiente  después  de  mí,  ni 
raerá»  mi  nombre  de  la  casa  do  mi  padre. 

83  Entonces  Dsvld  Juró  á  Saúl :  y  Saúl 
se  mé  á  su  casa,  y  también  David  y  loe 
suyos  se  subieron  á  la  fort  alosa. 
CAPITULO  XXV. 

Mmtrt  Samuel  U.  Jfaeed  del  Omrmeh  mteÉjapremm^ 
mam  d  David,  el  cual  viniendo  contra  él  es  preveni- 
do con  la  prudencia  de  Jbigail  wntger  de  JTabaL 
lZC  Umére  Jfaheú  «ata  mmerU  9  Jhnrtd  tema  per 
tmtmer  d  jUnejaü, 

Y  MURIÓ  Samuel,  y  juntóse  todo  J¿ 
rael,  y  endecháronle,  y  sepultaron» 
le  en  su  casa  en  Eama.  .Y  David  se  le* 
vente,  y  se  fué  al  desierto  de  Pbaran. 
2  1  Y  en  Maon  habim  «a  hombre  que 
tenia  su  hacienda  en  el  Carmelo,  el  cual 
era  muy  rico:  que  tenia  Ues  mil  ovejas, 
y  mil  cabras.  Y  aconteció,  que  safo  tras- 
quilaba sus  ovejas  en  el  Carmelo. 
S  £1  nombre  de  aquel  varón  aro  Nabal: 
y  el  nombre  de  su  muger,  Abigafl:  Y 
era  aquella  muger  de  buen  entendimien- 
to, y  de  buena  gracia;  mas  el  hombre 
era  duro,  y  de  malos  hechos :  y  era  da! 
tteqpdeCaleb. 

4  Y  David  oyó  en.  el  desierto,  que  Na» 
bal  trasquilaba  sus  ovejas. 

5  Y  envió  David  diez  criados»  y  due- 
les: Subid  al  CarmelOry  venid  á  Nabal, 
y  demandadle  en  mi  nombre  de  pas. 

0  Y  decidle  asi :  Que  vivas,  y  hayas 
paz,  y  tu  familia  haya  pas;  y  todo  lo 
que  á  U  pórtente*  haya  pas, 

7  Ahora  he  entendido  que  tienes  trae* 
quiladores.  Ahora,  los  pastores  que  tto~ 
nos  han  estado  con  nosotros,  á  les  cua- 
les nunca  hicimos  frena,  ni  les  mito 
cosa  en  todo  el  tiempo- que  han  estado 
en  el  Carmelo. 

8  Pregunta  A  tus  criados,  que  ellos  te 
lo  dirán.  Hallen  per  tanto  estos  criados 
*^ajfee*M*qtapIW§«Mfenln}M  en 


I;  DE  SAMUEL. 


buen  día:  ruégete  que  des  lo  que  tuvie- 
res á  mano  á  tus  siervos,  y  á  tu  hQo 
David. 

9  T  como  llegaron  los  criado*  do  Da- 
vid, dieron  á  Nabal  todas  estas  palabras 
en  nombre  de  David ;  y  callaron. 

10  T  Nabal  respondió  á  los  criados  de 
David,  y  dtyo:  ¿Quién  es  David?  ¿Y 
quiénes  elhfyodelsal?  Muchos  siervos 
hay  hoy,  que  se  huyen  de  sus  señores. 

11  4  Qué  temeyo  ahora  mi  pan,  mi  agua, 
y  mi  victima  que  he  aparejado  para  mis 
trasquiladores,  y  que  la  dé  á  hombres 
que  no  sé  de  donde  son  ? 

12  T  tornándose  los  criados  de  Rtvid, 
volviéronse  por  su  camino.  T  viniendo 
dieron  á  David  todas  estas  palabras. 

13  Entonces  David  dfyo  á  sus  hombres : 
Cíñase  cada  uno  su  espada.    Y  ciñióse 

'cada  uno  su  espada:  también  David  ci- 
ñió su  espada;  y  subieron  tras  David 
como  cuatrocientos  hombres;  y  dejaron 
doscientos  con  el  bagaje. 

14  Y  uno  de  los  criados  dio  aviso  á 
Abigall  muger  de  Nabal,  diciendo :  He 
aquí,  David  ha  enviado  mensajeros  del 
desierto  que  saludasen  á  nuestro  amo; 
7  él  los  ha  reprendido. 

15  Y  aquellos  hombres  nos  han  sido 
muy  buenos,  y  nunca  nos  han  hecho 
Juersa:  y  ntngnna  cosa  nos  ha  ftütado 
en  todo  el  tiempo  qne  con  ellos  hemos 
conversado,  mientras  hemos  estado  en 
el  campo. 

15  Nos  han  sido  por  muro  de  día  y  de 
noche,  todos  los  días  qne  hemos  apacen- 
tado las  ovejas  con  ellos. 

17  Ahora  pues  entiende  y  mira  lo  qne 
has  de  hacer,  porque  el  mal  está  del  to- 
do resuelto  contra  nuestro  amo,  j  con- 
tra toda  su  casa,  qne  él  es  un  hombre  tan 
malo,  que  no  hay  quien  le  pueda  hablar. 

18  Entonces  Abigall  tomó  luego  dos- 
cientos panes,  y  dos  cueros  de  vino,  y 
cinco  ovejas  guisadas,  y  cinco  medidas 
de  harina  tostada,  y  cien  hilos  de  uves 
pasadas,  y  doscientas  masas  de  higos  pa- 
sados, y  cargólo  en  asnos ; 

19  Y  dtyo  á  sus  criados:  Id  delante  de 
mi,  que  yo  os  seguiré  luego.  Y  nada  de- 
claró á  su  marido  Nabal. 

20  Y  sentándose  sobre  un  asno,  descen- 
dió por  una  parte  secreta  del  monte,y, 
he  aquí  David  y  los  suyos  qne  venían 
delante  de  ella,  y  ella  los  encontró. 

91  Y  David  habla  dicho:  Ciertamente 
en  vano  he  guardado  todo  lo  que  aquel 
íisns  en  el  desierto»  que  nada  le  haya  flo- 


tado de  todo  cuanto  tiene;  y  él  me  ha 
dado  mal  pago  por  el  bien. 

22  Asi  haga  Dios,  y  asi  añada  á  los  ene- 
migos de  David,  que  no  tengo  de  dejar 
de  todo  lo  que  fuere  suyo  de  aquí  á  ma- 
ñana meante  á  la  pared. 

23  Y  como  Abigall  vio  á  David,  descen- 
dió prestamente  del  asno,  y  postrándose 
delante  de  David  sobre  su  rostro,  incli- 
nóse atierra: 

24  Y  echándose  á  sus  pies,  dflo:  Señor 
mío,  en  mi  sea  estt  pecado:  por  tanto 
ahora  hable  tu  sierva  en  tus  oídos,  y  oye 
las  palabras  de  tu  sierva. 

25  No  ponga  ahora  mi  señor  su  cora- 
son  á  aquel  hombre  impio,  á  Nabal; 
porque  conforme  á  su  nombre,  ssi  es. 
El  se  llama  Nabal,  y  la  locura  está  con 
él;  porque  yo  tu  sierva  no  vi  á  los  cria- 
dos de  mi  señor,  que  enviaste. 

26  Ahora  pues,  señor  mío,  vive  Jehova, 
y  viva  tu  alma,  qne  Jehova  te  ha  vedado, 
que  vengas  contra  sangre,  y  que  tu  ma- 
no te  salve.  Tus  enemigos  pues  sean 
como  Nabal,  y  todos  los  qne  procuran 
mal  contra  mi  señor. 

27  Ahora  pues  esta  bendición  que  tu 
sierva  ha  traído  á  mi  señor,  dése  á  los 
criados  que  siguen  á  mi  señor : 

26  Y  yo  te  ruego  que  perdones  á  tu 
sierva  «ata  maldad;  porque  Jehova  hará 
casa  Arme  á  mi  señor,  por  cnanto  mi  se- 
ñor hace  las  guerras  de  Jehova,  y  mal 
no  se  ha  hallado  en  ti  en  tus  día*. 

29  Aunque  alguien  se  haya  levantado 
á  perseguirte,  y  buscar  tu  ataña;  mas  el 
alma  de  mi  señor  será  ligada  en  el  has 
de  los  que  viven  con  Jehova  Dios  tuyo, 
el  cual  arrojará  el  alma  de  tus  enemigos 
puesta  en  medio  de  la  palmado  la  honda. 

80  Y  acontecerá  que  cuando  Jehova  hi- 
ciere con  mi  señor  conforme  á  todo  el 
bien  que  ha  hablado  de  ti,  y  te  mandare 
que  seas  capitán  sobre  Israel, 

81  Entonces  esto  no  te  será,  señor  mió, 
en  tropezón  y  escrúpulo  de  corazón,  que 
hayas  derramado  sangre  sin  causa,  y  que 
haya  mi  señor  salvádose  á  sí.  Guárdese 
pues  mi  señor,  y  cuando  Jehova  hiciere 
bien  á  mi  señor,  acuérdate  de  tu  sierva. 

82  Entonces  David  dijo  á  Abigall:  Ben- 
dito sea  Jehona  Dios  de  Israel,  que  te 
cnvl£  para  que  hoy  me  encontrases. 

88  Y  bendito  sea  tu  razonamiento,  y 
bendita  seas  tú,  que  me  has  estorbado 
hoy  de  ir  á  derramar  sangres,  y  que  mi 
mano  me  salvase. 

8á  Porque  vive  Jehova  Dio*  de  lamo!. 


UfrmmMVTU 


qp*  nfr  fea;  daflmdtno  udcii  iitmrto  mn), 
que  si  no  te  tabletas  dado  orines»*  Te- 
ñirme al  encuentro,  de  aquí  á  mañana  no 
■fe  quedara  á  Nabal  meante  á  Ja  pared. 

33  Y  recibió  David  de  en  mano  lo  que 
le  habla  traído,  y  dijole :  Subo  en  paz  a 
4u  cesa,  y  mira  que  90  fee  «ido  tu  vos,  y 
tcnidote  respeto. 

8G1Í  AfcágaU  se  vino*  Nafra!;  y  he 
.  aquí  que  él  tenia  banquete  en  su  enea 
come  banquete  de  roy*  y  eLoorazOn  de 
Jfabai  esfoóa  yoy  alegre  en  él;  y  estaba 
muy/bcraecho}  ycüa©o-la  dtídaíópoto 
ni  mucho,  hastájque  riuaeldfetigniente; 

&7  Y  á  fe  mañana»  cuando  v*  el  vino 
nabfe  salido  0e  Nabal,  an  muger  le  de- 
claró loa  negocios;  y  el  ooiaeon  se  le 
murió  en  ai,  y  ectolvió  como  asea  piedra. 

3$  Y  pasados  dles  dias  Jchore,  nirióá 
Nabal,  y  murió. 

t/30.  Y  come  .David  oyó  que  Nabal  era 
nwwrio,,  dijo  i  Bendito  sea  Jehova,  que 
¿nagófeicausa  de  mi  afrenta  de  fe  mano 
de  NabaA*  y  deluvo  del  mal  a  su  sierre, 
y.  J ahora  tomó  fe  malicia  de  Nabal  sobra 
su  cabeza.  Y  envió  David  á  hafefer  non 
Abigail  pora  lomada  por  sn  muger.  . 
,40  Y  loa  criados  de.Dartd  vinieron  á 
Abigail  en  el  Carmesí  y  hablare*  con 
ella,  dicioodo?  Dapid  nos  he  enviado  á 
ti  para* tomarte  por  su  muger. 

•M  1&  elfeuAe  leaantóv  y  incline*  su  ftcetso 
4  tierra,  diciendo  :■  .fie  aquí  tn>  sierro, 
para  que  *ea  sierra  qnt  Javo  Joa  pié*  ?b 
eensnesroa  de  mieonoc 

42  Y  tevnuiándoee  luego  AbignuVeen* 
tóie  euinn  asna,  con  cinco  monas  que  fe 
aegnfen;  y,,  siguió  los  meneageros.  ele 
De* iñ\y íuóeu  mnger.  . 
43. Tibien  íojuA  BewsA  á  ¿entonan* 
4e  iecinal,tfea. cuales  ambas  iueeon  sus 
mugare*.  -,    .  •  i     j-«-»  . 

Ui  Perqué  Ssal  habla  dado  á  Hkjhol  en 
htfa,  fe  mugarnte  Davidy  á  fhaüi,  lujo 
4*  Lafe,  ejueexe  de&eUise. 

CAPITULO  XXVI. 

JBau^  ampaieudo  por  mérito  de  he  Jfvphe00  donde  eeiet- 
ba  David %  vue.lv*  d  perseguirle.  JL  David  entendi- 
da tu  reñida  te  viene  d  tu  campo :  y  durmiendo  to- 
do» mtírm  en  dt  <**.  un  etapa**»,  1  Ueyaudo  d 
fimml  U  tama  de  m  cabecera  una  botija  de  agua  y  m 
tanta :  y  tatido,  denle  un  cabezo  zahiere  d  Jimcr  tu 
negligencia  en  guardar  al  rey.  II T.  Saut  te  convence 
de  muti*uid*d<il  hockey  d  lemmuomm  de  David, 

Y.  VINIERON  los  Ziiloos  á  Saúl  en 
fiaban,  diciendo:  ¿David  no  está 
escondida  en  el  collado  do  Haehila*  de- 
fentngel  desierto* 

2  Saúl  entonces  se  levantó,  y.  descendió 
*  dasieüe  tfe  2inh,  .llorado,  consto 


par»;  buscar,*  David  en  &  desierto  de 
Ziph. 

3  Y  $auir  agentó  el  campo  cu  &  collado 
daHachife,  que*rfd  delante  del  desierto, 
junto  al  camino.  Y  David  cataba  en  el 
desierto,  y  entendió  que  $aol  fe.  seguía 
en  el  desierto, 

4  %  Y  .envió  .David  eepfee,  y  entendió 
por  cierto  que  8eul  venía*    . 

5  Y  leirauipte  David,  y  vino  al  lugar 
donde  SauL  fcabfe  yantado  di  campo  \  j 
mico  David  «i  fegarneVmde  do^nfe  ftaM 
y  Abner,  hijo  de  Nert  general,  do  su.  ejdrv 
cito?  y  ftaul  4ormfe  en  fe:t*iueherq,  j  el 
fSAeble  estaba  por.fil  campo  en^credor 
de^L  -  ..*/...- 

a  YD«rid  hablA,^díjo,á,  A^imalech 
Het  theo^  y  a  Abisal  hijo  4*  ftawia»  her- 
mano de  JoaU,  diciendo:  ¿Qutón  doa-* 
eenderi  conmigo  4  ftaulal  eamjwf  Y 
dijo  Abisal  i  Yo  descendeeé  contigo»;. 

7  Y  vino  David  y  Abieai  al  pueblo.  4» 
noche,  y  he  aquí  Saúl,  quo  estaba  tendi- 
do durmiendo  en  fe  tri¿l>ei%£s*lejwn 
«»ía¿w  hincada  encierra  ¿»U  cabecera  i  f 
Aonet  y  el^ueWoeBtflbau  ^endidoa  al 
rededor  de  él.  ..[■■.. 

8  Entoneea  d^o  Abiaai  A  Dafi4:  Entre- 
gado ha  hoy  Dio*  á  t#  enemigOr  cu  tue 
manos :  ahora  puea«  herirle  he  ahoBheoa> 
fe  lanía,  y  *n^á*aWd  he  con  l\  iieria  efe 
nngolpeyynoisegnndara;      ... 

9  Y  David  respondió  á  Abisal;  No  fe 
matesj. porque  tojU4n  extendió  su  mano 
en  el  ungido  ¿ejefem,  y  íuó  inecentel 

10  Y  tornó  á  decir  David*  Vise  Jenov% 
«ne  el  Jehova  no  fe  Wriw*i  pyaaw  din 
Ifegne  nata  une, muera,  ^  quo  d^qenr 
diendo  en  batalla  mueraj 

11  Jebero  ae>  guarde  ,de  entender  mi 
mano  m  el  ungWo<lo  jejiogaír  mas.4or 
ma  ahora  fe  fenze,  quo  estd  a.  ja  jcabe- 
eexa*  y  el  barril  de  agu%  y  vámosnos,    , 

Id  Y  temó  David  fe  launa  y  el  barril  4e 
agua  de  fe  cabecera  de  San!,  y  se  íuero% 
que  no  hubo  nadie  que  viese,  ni  entenr 
diese,  ni  velase;  que  todos  dormían: 
porque  sueno  de  Jehevabobfe  caldo  so- 
bre ellos. 

13  Y  pasando  David  de  fe  o^ra  parte, 
púsose  desviado  en  fe  cumñre  del  monte, 
que  habla  grande  distancia  entre  ellos: 

U  Y  dio  voces  David  al  pueblo,  y  4 
Abner,  hijo  de  Ner*  diciendo :  ,¿  No  res- 
pondes Abner  I  ItoleAoes,  AÍW«?  ne- 
poodiúwy  dQoi  ¿<Mé»  *H  I*  9JT.4M 
voces, al  cay  fc^^  by  GooglCn  .■  . . 


Jj  f>tomm<tU 


.l*Y4¥ADe^4Abtúríi»o  eres  tu- 
són, túf  |j  quien  Ana*  eomu  td  en  Is* 
jrael?  ¿Por  qué  pues  no  bss  guardado 
al  rey  tu  aenor?  que  ha  entrado  uno  del 
pueblo  á  matar  4  tu  señor  el  rey. 
10  Eeto  que  has  hecho,  no  es  bien: 
Vive  Jebove  que  aoie  dignos  de  muerte, 
que  no  bobeie  guardado  4  vuestro  señor, 
al  ungido  de,  Jehova.  MJ?4  pues  ahora 
donde  éatá  la  lanza  del  rey,  y  el  barril 
del  agua,  que  sefeeon  4  su  cabecera. 

17  f  Y  cenodendnftanUavosdeDevidf 
£tyo:  ¿He  er  esta  tu  tos,  htyo  míe,  De- 
vid?  Y  David  respondió  t  Mi  voz  as,  rey, 
aefior  mío,- 

18  Y  dtyo;  ¿Por  qué  persigue  asi  mi 
señor  á  tu  siervo?  ¿Qué  he  hecho? 
¿Qnd  mal  Aqy  ea  mi  roano? 

19  Yo  ruego  pues,  que  el  rey  mi  tenor 
oiga  ahora  ¿as  ¿palabras  de  su  siervo.  91 
Jehova  te  incita  contra  raí*  huela  él  el 
sacriteip ;  «nasal  lujes  de  hombres,  mal- 
ditos ellos  asen  en  la  presencia  de  Jeho- 
Ta,  qi|e  me  Jaén  echado  hoy  que  no  me 
junte  en  la  heredad  de  Jehova^ diciendo) 
Yév  7  «Jrre  4  dioses  ágenos» 

20  No  caiga  pues  ahora,  mi  sangre  en 
tierra  delante  de  Jehova;  que  ha  salido 
el  rey  da  Israel  4  buscar  una  pulga,  co- 
mo quien  perdigue  una  perdía  por  loe 


21  Entonces  Sen* dijo:  Yo  ha  pecada» 
vuélvete,  büjo  mié,  David,  que  ningún 
malte  naré  mas,  pues  que  mi  vida  ha 
sido  estimada  hoy  «n  tus  ojos,  He  aquí* 
yo  he  hecho  locamente,  y  ha  errado  mu- 
cho en  gran  manera, 

23  Y  David  respondió,  y  düoí  He  aqni 
la  lenta  del  rey,  pase  ao4  uno  de  los  cria* 
4os,  y  tómala» 

&  Y  Jehova  pague  4  ceda  uno  s»  jus- 
ticie, yau  lealtad;  que  Jehova  te  habla 
entregado  hoy  en  mi  mano,  mas  yo  no 
anise  extender  mi  mano  en  el  ungida 
de  Jehova. 

£4  Y,  he  aquí,  como  tú  vida  ha  sido  es- 
timada hoy  en  mis  ojos,  asi  sea  mi  vida 
estimada  en  los  ojos  de  Jehova,  y  me 
libre  de  toda  aflicción. 
.25  Y  Saúl  dijo  4  David:  Bendito  ares 
tú,  hijo  mió,  David;  haciendo  harás,  y 
podiendo  podras.  Entonces  David  se 
filé  su  camino,  y  Sanl  se  volvió  4  su 
lugar. 

GAFITOW  XXVII. 

Jk*idypafklirh*mim$d*  SoMl,$€vad  JcMüntr 
d«Vx PMtoOuo*  tn  Oétk:  eZc¡¿X1<  rtdbe  *«*•*- 
a««lia.»*u«ii  anafertM*  «aaftj.  ILDtd* 
aPi  corría  la  ti«rni<Uk**MwtÍf04.  .   - 


YDaJO-aWfU'enectotaw»  Al<*n 
seré  cortado  algún  día  por  la  mano 
de  Saúl,'  por  tanto  nada  me  ser4  mejor 
que  escaparme  en  la  tierra  de  loe  Phllls- 
theos,  para  que  8aul  se  deje  de  mí,  y  no 
me  ande  buseando  mas  por  todos  los  tér« 
minos  de  Israel;  y  «ai  me  escaparé  de 


*  Y  levantándose  David  pasóse  él,  y 
los  seiedentca  hambres  que  sáfete»  coa 
¿V  4  Achia,  fctfo  de  Kaoch*  rey  de 
Geth. 

»  ¥  mero  David  coa  ¿ehts  en  «efe,  él 
y  lee  suyos*  cada  un»  con  su  lamilla, 
David  y  su* -dos  magrees.  Acnmoen»  Jen> 
meUtmy^higall^la  muger  de»Tebel*él 
del  Carmelo. 

4  Y  vino  la  imeuad  Se*\  «me  David  se 
habla  huido  4  Geth»  y  no  le  buscó  mas* 

*  Y  David  dijo  4  Achia  t  81  he  hallada 
ahora  gracia  en  tas  ojón,  sonsas  dado  Hh 
gar  enalgunade  lae  ciudades  de  la  tier- 
ral donde  habite :  ¿por  qué -ha  de  mamar 
tu  siervo  contigo  en  la  cioded  real  t 

*  Y  Aehla  le  dm  aquel  41a  4  ttoeteg. 
De  aqui  Jué  Bieeleg  de  loe  reyes  de  Jada 
hasta  hoy. 

7  YfeéeL  nujpaara.de  lee  días  que  Da- 
vid hahUó  en  la»  tierra  sWloa  Pailiatheoa, 
cuatro  meses,  y  algunos  dio* 

5  í  Y  subía  David  con  loa  enyos,  y  te* 
etat  entrada*  en  los  Qeesnreos,  y  en  loe 
Gerzeos,  y  en  los  Amsioetsas;  porque 
estos  habitaban  la  tierra  do  luengo  tiem- 
po, desde  como  van  4  Bar  hasta  latiera* 
de  Egypto* 

9  Y  hería  David  la  tierra»  y  no  dejaba  4 
vida  hombre  ni  mugar:  .yllevAbese  las 
ovejas,  y  las  vacas,  y  los  asnos,  y  los  ce* 
meUea,  y  las  iapasf.y7ro|viev  y  se  Tensa 
4Achi*< 

10  Y  decía  Achia:  ¿Dónde  habéis  eos* 
rido  beyf  Y  David  decía:  Al  madie- 
dia  de  Juda,  y  al  mediedle  deJerameelf 
ó  eentm  el  mediodía  de  Geni. 

11  Ni  hombre  ni  jnnger  dejaba  4  viga 
David,  que  viniese  4  Geth,  diciendo: 
Porque  no  den  aviso  de  nosotros,  dicien- 
do :  Esto  biso  David.  Y  esta  era  su  cos- 
tumbre todo  el  tiempo  que  moró  en 
tierra  de  los  Philistheos. 

12  Y  Achia  creía  4  David,  diciendo  <ui: 
El  se  hace  abominable  en  su  pueblo  de 
Israel ;  y  aaiserA  siempre  mi  siervo» 

CAPITULO  XXVHJ. 

Juntando*  Iqt  PhilitOeot  confra  Jtrúet,  Saml  quitr* 
******>  á4H*i  ¿et  e#**o  de  ¡abatatta,***  »w 
pondiéndobporninewui  vio*  íesef  «»»»e»fci  jwi 

m 


i.  DE  SAMUEL. 


w*  Ttamlmi.  U.mdUbeo,  en  Jlovrmée  Samuel, 
Je  anuncia  de$a$áradoJSn%  détydmm  *#»*,  y  4  todo 
el  campo  de  Israel,  de  donde  Je  tonta  grande  de$- 


Y  ACONTECIÓ,  que  en  aquellos  días 
los  Philistheos  juntaron  boa  cam- 
pos para  pelear  contra  Israel.  Y  dijo 
Achia  á  David :  Sepas  de  cierto,  que  has 
de  salir  conmigo  al  campo,  tú  y  los  tuyos. 

2  T  David  respondió  á  Achls:  Cono- 
cerás pues  lo  qne  hará  tu  sierro.  T 
Achis  dijo  á  David:  Por  eso  te  haré 
guarda  de  mi  cabeza  todos  los  dias. 

8  Ya  Samuel  era  muerto,  y  todo  Israel 
le  habla  endechado,  y  habíanle  sepulta- 
do en  Rama,  en  bü  ciudad :  y  Saúl  babia 
echado  de  la  tierra  los  encantadores  y 
adivinos. 

4  Pues,  como  los  Philistheos  se  junta- 
ron, vinieron,  y  asentaron  campo  en 
Suna :  y  8aul  junto  á  todo  Israel,  y  asen- 
taron campo  en  Oelboe. 

5  Y  como  Saúl  vio  el  campo  de  los 
Philistheos,  temió,  y  su  corazón  se  pas- 
mó en  gran  manera. 

0  Y  consultó  Saúl  á  Jehova,  y  Jehova  no 
le  respondió,  ni  por  sueños,  ni  por  ürim, 
ni  por  profetas. 

7  Entonces  Saúl  dtyo  á  sus  criados: 
Buscádme  alguna  muger  que  tenga  py- 
thon, para  que  yo  vaya  á  ella,  y  pregunte 
por  medio  de  ella.  Y  sus  criados  le  res- 
pondieron*. Aquí  hay  una  muger  en 
Endor,  que  tiene  python. 

8  Y  disfrazóse  Saúl,  y  vistióse  de  otros 
vestidos,  y  se  fué  con  dos  hombres,  y 
vinieron  á  aquella  muger  de  noche,  y  él 
dijo :  Yo  te  ruego  que  me  adivines  con 
el  python,  y  me  hagas  subir  á  quien  yo 
tcdfyere. 

9  Y  la  muger  le  dQo:  He  aquí, tú  sabes 
lo  que  Saúl  ha  hecho,  como  ha  talado  de 
la  tierra  los  pythones,  y  los  atüvinos : 
¿por  qué  pues  pones  tropezón  á  mi  vida, 
para  hacerme  matar  ? 

10  Entonces  Saúl  le  juró  por  Jehova, 
diciendo :  Vive  Jehova,  que  ningún  mal 
te  vendrá  por  esto. 

11  La  muger  entonces  dtyo:  ¿A  quién 
te  haré  venir?  Y  él  respondió:  Hazme 
venir  á  Samuel 

12  Y  viendo  la  muger  á  Samuel,  clamó 
á  alta  voz,  y  habló  aquella  muger  á  Saúl, 
diciendo : 

13  ¿  Por  qué  me  has  engañado  ?  que  tú 
eres  Saúl.  Y  el  rey  le  dijo:  No  hayas 
temor.  ¿Qué  has  visto?  Y  la  muger 
respondió  á  Saúl :  He  visto  dioses  que 
suben  de  la  tierra. 


14  Y  él  le  dflo:  ¿Cuál  es  su  manera? 
Y  ella  respondió:  Un  hombre  viejo  viene, 
y  cubierto  de  un  manto.  Saúl  entonces 
entendió  que  era  Samuel,  y  humillándo- 
se el  rostro  á  tierra  hízole  grande  reve- 
rencia. 

15  1í  Y  Samuel  dtfo  á  Saúl:  ¿Por  qué 
me  has  Inquietado  naciéndome  venir?  Y 
Saúl  respondió:  Estoy  muy  congojado: 
que  los  Philistheos  pelean  contra  mí,  y 
Dios  se  ha  apartado  de  mi,  y  no  me  res- 
ponde mas,  ni  por  mano  de  profetas,  ni 
por  suefios :  por  esto  te  he  llamado,  para 
que  me  declares  que  tengo  de  hacer. 

16  Entonces  Samuel  dijo :  ¿  Y  para  qué 
me  preguntas  á  mi,  habiéndose  apartado 
de  ti  Jehova,  y  es  tu  enemigo  ? 

17  Jehova  pues  se  ha  hecho  como  ha- 
bló por  mi  mano :  y  Jehova  ha  cortado 
el  reino  de  tu  mano,  y  lo  ha  dado  á  tu 
compañero  David: 

18  Como  tú  no  obedeciste  á  la  voz  de 
Jehova,  ni  cumpliste  la  ira  de  su  furor 
sobre  Amalee,  por  eso  Jehova  te  ha  he- 
cho esto  hoy. 

10  Y  Jehova  entregará  á  Israel  también 
contigo  en  mano  de  los  Philistheos :  y 
mañana  seréis  conmigo,  tú  y  tus  hijos : 
y  aun  el  campo  de  Israel  entregará  Je- 
hova en  manos  de  los  Philistheos. 

20  En  aquel  punto  Saúl  cayó  en  tierra 
cuan  grande  era,  y  hubo  gran  temor  por 
las  palabras  de  Samuel,  que  no  quedó  en 
él  esfuerzo  ninguno,  por  que  en  todo 
aquel  día,  y  en  toda  aquella  noche,  no  ha- 
bla comido  pan. 

21  Entonces  la  muger  vino  á  Saúl,  y  vién- 
dole en  grande  manera  turbado,  díjole : 
He  aqni  que  tú  criada  ha  obedecido  á  tu 
voz,  y  he  puesto  mi  alma  en  mi  palma,  y 
he  oído  las  palabras  que  tú  me  has  dicho : 

22  Ruégote  pues  que  tú  también  oigas 
la  voz  de  tu  sierra:  yo  pondré  delante 
de  ü  un  bocado  de  pan,  que  comas,  para 
que  te  esfuerces,  y  vayas  tu  camino. 

28  Y  él  lo  rehuso,  diciendo :  No  comeré. 
Mas  sns  criados  juntamente  con  la  mu- 
ger le  constrlfiieron,  y  él  los  obedeció: 
y  levantóse  del  suelo,  y  sentóse  sobre 
una  cama. 

24  Y  aquella  muger  tenia  en  su  casa  uu 
ternero  grueso,  el  cual  mató  luego:  y 
tomó  harina  y  la  amasó,  y  coció  de  ella 
panes  sin  levadura: 

26  Y  trujólo  delante  de  Saúl,  y  de  sus 
criados;  y  después  que  hubieron  comi- 
do, levantáronse,  y  caminaron  aquella 
noche. 


I.  BE  SAMUEL 


CAPITULO  XXIX. 

Zmprlmeipm  de  lo»  PhOtethoo»  no  coyirimim  d  Aekm 
que  David  entre  en  la  batalla,  porque  no  w  hoja  mi 
bando  de  loe  braelita»  al  mejor  tiempo. 

Y  LOS  Philistheos  Juntaron  todos  bus 
campos  en  Aphec:  y  Israel  puso 
su  campo  junto  á  la  fuente  que  está  en 
Jezraei 

8  Y  reconociendo  los  principes  de  los 
Philistheos  sus  compañías  de  á  ciento,  y 
de  á  mil  hombres,  David  y  los  suyos  iban 
en  los  postreros  con  Achis. 

8*T  dyeron  los  principes  de  los  Philis- 
theos; ¿Qué  hacen  aquí  estos  Hebreos? 
T  Achis  respondió  á  los  principes  de  los 
Philistheos :  ¿No  es  esto  Darid  el  siervo 
de  Saúl  rey  de  Israel,  que  ha  estado  con- 
migo algunos  dias,  ó  algunos  años,  y  no 
he  hallado  cosa  en  él,  desde  el  dia  que 
00  pasó  á  mi  hasta  hoy? 

4  Entonces  los  principes  de  los  Philis- 
theos se  enojaron  contra  él,  y  oyéronle : 
Envía  á  este  hombre,  que  se  vuelva  al 
lugar  que  le  señalaste,  y  no  venga  con 
nosotros  á  la  batalla,  porque  en  la  bata- 
lla no  se  nos  vuelva  enemigo:  porque 
¿con  qué  cosa  volverá  mejor  en  gracia 
con  su  señor  que  por  las  cabezas  de  es- 
tos .hombres  ? 

5  ¿No  es  este  David,  de  quien  cantaban 
en  los  corros,  diciendo :  Saúl  hirió  sus 
mués,  y  David  sus  diez  miles  ? 

-  6  Y  Achis  llamó  á  David,  y  díjole :  Vive 
Jehova,  que  tú'has  sido  recto,  y  que  me 
ha  parecido  bien  tu  salida  y  entrada  en 
el  campo  conmigo :  y  que  ninguna  cosa 
mala  he  hallado  en  ti,  desde  el  día  que 
veníate  á  mí  hasta  hoy :  mas  en  los  ojos 
de  los  principes  no  agradas. 

7  Vuélvete  pues,  y  veto  en  paz:  y  no 
hagas  lo  malo  en  los  ojos  de  los  princi- 
pes do  los  Philistheos. 

8  Y  David  respondió  á  Achis :  ¿  Qué  he 
hecho  ?  4  Qué  has  hallado  en  tu  siervo 
desde  el  dia  que  estoy  contigo  hasta  hoy,' 
para  que  yo  no  vaya  y  pelee  contra  los 
enemigos  de  mi  señor  el  rey  ? 

9  Y  Achis  respondió  á  David,  y  dijo : 
'Yo  sé  que  tú  eres  bueno  en  mis  ojos,  co- 
mo un  ángel  de  Dios :  mas  los  principes 
de  los  Philistheos  han  dicho :  No  venga 
este  con  nosotros  á  la  batalla. 

10  Levántate  pues  de  mañana,  tú  y  los 
siervos  de  tu  señor  que  han  venido  con- 
tigo, y  levantándoos  de  mañana,  en 
amaneciendo,  partios. 

U  1 Y  David  se  levantó  de  mañana,  él  y 
los  suyos  para  irse,  y  volverse  á  la  tierra 
Span.  1© 


delosPhWsthoos:  y  los  PmUsfheos  vi- 
nieron á  JezraeL 

CAPITULO  XXX 

Entendiendo  David  que  Siceleg  su  ciudad  era  saquea- 
dajifpmetm  dfutgopor  loe  Amalecitas,  lo»  penique, 
nfüamia,  vence  jr  dempoja, 

Y  COMO  David  y  los  suyos  vinieron  á 
Siceleg  al  tercero  dia,  loe  de  Ama- 
lee hablan  entrado  al  mediodía,  y  á  Sice- 
leg, y  hablan  herido  á  Siceleg,  y  puésto* 
la  á  mego. 

8  Y  á  las  mugeres  que  estaban  en  ella 
hablan  llevado  cautivas,  dfcsdo  el  menor 
hasta  el  mayor:  mas  á  nadie  hablan 
muerto,  sino  los  hablan  llevado,  y  idos* 
su  camino. 

8  Vino  pnes  David  con  los  suyos  á  la 
ciudad,  y  he  aquí  que  estaba  quemada  á 
fuego :  y  sus  mugeres,  y  hijos,  y  hijas  lle- 
vadas cautivas. 

4  Entonces  David,  y  el  pueblo  que  es- 
taba con  él,  alzaron  su  voz  y  lloraron 
hasta  que  les  faltaron  las  fuerzas  para 
llorar. 

5  Las  dos  mugeres  de  David  Achlnoam 
Jezraelita,  y  Abigail  la  muger  do  Nabal 
del  Carmelo,  también  eran  cautivas. 

6  Y  David  fué  muy  angustiado,  porque 
el  pueblo  hablaba  de  apedrearle :  porque 
todo  el  pueblo  estaba  con  ánimo  amar- 
go, cada  uno  por  sus  hijos  y  por  sus  hi- 
jas :  mas  David  se  esforzó  en  Jehova  su 
Dios. 

7  Y  dijo  David  á  Abiathar  sacerdote, 
h|jo  de  Achimcloch:  Yo  te  ruego  que 
me  acerques  el  ephod.  Y  Abiathar  acer- 
có el  ephod  á  David. 

8  Y  David  consultó  á  Jehova,  dicien- 
do: 1  Seguiré  este  ejército ?  ¿Podré  al- 
canzarle? Y  él  le  dijo:  Sigúele,  que  de 
cierto  le  tomarás,  y  de  cierto  librarás  la 
presa. 

9  Y  partióse  David,  él  y  los  seiscientos 
hombres  que  con  él  estaban,  y  vinieron 
hasta  el  arroyo  de  Besor,  donde  se  que- 
daron algunos. 

10  Y  David  siguió  d  alcance  con  cuatro- 
cientos hombres,  porque  los  doscientos 
se  quedaron,  que  estaban  tan  cansados 
que  no  pudieron  pasar  el  arroyo  de  Be- 
sor. 

11  Y  hallaron  un  hombre  Egypcio  en 
el  campo,  el  cual  tomaron,  y  tntferon  á 
David :  y  diéronle  de  comer  pan,  y  dié- 
ronle  también  á  beber  agua. 

12  Y  diéronle  también  un  pedazo  de 
masa  de  higos  pasados,  y  dos  hilos  de 
pasas.    Y  como  comió  volvió  en  él  su 

98»       •    < 


h  DE  SJCMUEL; 


espirita:  por  que  no  habla  comido  pan, 
ni  bebido  agua  en  tres  días  y  tres  noches. 

13  Y  David  le  dtfo :  ¿ Cuyo  eres  tú?  ¿Y 
de  dónde  eres?  Y  el  mozo  Egypcio  res- 
pondió :  Yo  soy  siervo  de  un  Amaleci- 
ta:  y  dejóme  mi  amo  hoy  ha  tres  dios, 
porque  estaba  enfermo. 

14  Y  corrimos  á  la  parte  del  mediodía 
de  Gerethi,  y  á  Judo,  y  al  mediodía  de 
Galeb,  y  pusimos  fuego  á  Siceleg. 

15  Y  díjolo  David :  ¿  Me  llevarás  tú  á 
aquel  ejército  í  Y  él  dyo :  Hazme  jura- 
mento por  DÍA,  que  no  me  matarás,  ni 
me  entregarás  en  las  manos  de  mi  amo : 
y  yo  te  llevaré  al  ejército. 

16  Y  asi  le  llevó :  y  he  aquí,  que  estaban 
derramados  sobre  la  haz  de  toda  la  tierra 
comiendo  y  bebiendo;  y  haciendo  fiesta, 
por  toda  aquella  gran  presa  que  hablan 
tomado  de  la  tierra  de  los  Philistheos,  y 
de  la  tierra  de  Jada. 

17  Y  hiriólos  David  desde  aquella  ma- 
ñana hasta  la  tarde  del  dia  siguiente:  que 
no  escapó  de  ellos  ninguno,  sino  fueron 
cuatrocientos  mancebos,  que  hablan  su- 
bido en  camellos,  y  hablan  huido. 

18  Y  libró  David  todo  lo  que  los  Ama- 
tacitas  habían  tomado :  y  también  libró 
David  á  sus  dos  mugeres. 

19  Y  no  les  faltó  cosa  chica  ni  grande, 
asi  de  lujos  como  de  hijos,  del  robo,  y 
de  todas  las  cosas  que  les  hablan  toma- 
do :  todo  lo  tornó  David. 

20  Tomó  también  David  todas  las  ove- 
jas, y  ganados  mayores :  y  traíanlo  todo 
delante,  y  decían :  Esta  es  la  presa  de 
David. 

21  Y  vino  David  á  los  doscientos  hom- 
bres, que  hablan  quedado  cansados,  y  no 
hablan  podido  seguir  á,  David,  á  los -cua- 
les habían  hecho  quedar  al  arroyo  de 
Besor :  y  ellos  salieron  á  recibir  á  David, 
y  al  pueblo  que  con  él  estaba,  Y  como 
David  llegó  á  la  gente  saludólos  con  paz. 

22  Y  todos  los  malos  y  los  de  Bella!  que 
habia  entre  los  que  hablan  ido  con  Da- 
vid, respondieron,  y  dieron :  Pues  que 
estos  no  fueron  con  nosotros,  no  les  da- 
temos de  la  presa,  que  hemos  quitado, 
mas  de  á  cada  uno  su  muger  y  sus  hijos, 
los  cuales  tomen  y  se  vayan. 

28  Y  David  dtfo:  No  hagáis  eso,  her- 
manos míos,  de  lo  que  Jehova  nos  ha 
dado :  el  cual  nos  ha  guardado,  y  ha  en- 
tregado en  nuestras  manos  el  ejército, 
que  vino  sobre  nosotros. 

24  Porque  ¿quién  os  escuchará  en  este 

caso?    Porque  igual  parte  ha  de  ser  la 

280 


de  los  que  Tienen  é  la  batalla,  y  la  de  los 
que  quedan  al  bagaje :  que  partan  jun- 
tamente. 

25  Y  desde  aquel  dia  en  adelante  filó 
esto  puesto  por  ley  y  ordenanza  en  Israel 
hasta  hoy. 

26  Y  como  David  llego  á  8ieeleg,  en- 
vió de  la  presa  á  los  ancianos  de  juda 
sus  amigos,  diciendo :  Veis  aquí  bendi- 
ción para  vosotros  de  la  presa  de  los  ene- 
migos de  Jehova.  . 

27  A  los  que  estaban  en  Beth-el,  y  en 
Ramoth  al  mediodía:  y  á  los  que  estatan 
en  Gether : 

28  Y  á  los  que  estaban  en  Aroer,  y  en 
Sephamoth :  y  á  los  que  estaban  en  Es- 
thamó: 

29  Y  á  los  que  estaban  en  Bachal :  y  á 
los  que  estaban  en  las  ciudades  de  Jera- 
meel :  y  á  los  que  estaban  en  las  ciuda- 
des del  Cineo : 

80  Y  á  los  que  estaban  en  Horma:  y  á 
los  que  estaban  en  Chorosan :  y  á  los  que 
estaban  en  Athah : 

81  Y  á  los  que  estaban  en  Hebron,  y  en 
todos  los  lugares  donde  David  habla  es- 
tado con  los  suyos. 

CAPITULO  XXXL 

Dd$e  la  batalla  entre  lo»  JuraeHtait,  y  Ion  Philútheo», 
en  que  et  campo  de  hrael  fui  desbaratado,  muerto 
Saúl,  y  mu  Atfo#,  y  mucho»  de  toe  ¿radium,  y  «• 
'  cuerpo»  y  arma»  iterado»  por  Jo»  Phitúthro»  por 
trofeo  d  tu  tierra.  JT.  Lo»  de  JaU»  de  Gataad  Hur- 
tan el  cuerpo  de  Saúl,  y  Jo»  de  «w  k(fo»  de  fot  PW- 
lutkeo»:  y  lo»  entierro*  enm  tierra. 

LOS  Philistheos  pues  pelearon  con 
Israel,  y  los  de  Israel  huyeron  de- 
lante de  los  Philistheos,  y  cayeron  muer- 
tos en  el  monte  do  Gelboe. 

2  Y  siguiendo  los  Philistheos  á  Saúl  y 
á  sus  htyos,  mataron  á  Jonathan,  y  á  Abl- 
nadab,  y  á  Melchisna,  hijos  de  Saúl. 

8  Y  la  batalla  se  agravó  sobre  Baúl,  y 
alcanzáronle  k>«?  flecheros,  y  hubo  gran 
temor  de  los  flecheros. 

4  Entonces  Saúl  dijo  á  su  escudero  t 
Saca  tu  espada  y  pásame  con  ella;  por- 
que no  vengan  estos  incircuncisos,  y  me 
pasen,  y  me  escarnezcan.  Mas-su  escu- 
dero no  quería,  porque  tenia  gran  te- 
mor. Entonces  Saúl  tomó  la  espada  y 
echóse  sobre  ella. 

5  Y  viendo  su  escudero  á  8anl  muerto, 
él  también  se  echó  sobre  su  espada,  y 
murió  con  éL 

6  Así  murió  Saúl  y  sus  tres  hijos,  y  su 
escudero,  y  todos  sus  varones  juntamen- 
te en  aquel  dio. 

7  Y  los  de  Israel  que  estaban  de  bt  otra 


II.  DE  SAMUEL. 


parte  del  ralle,  j  del*  oto  parle  del  Jor- 
dán, Tiendo  que  Israel  bufet*  freído,  y 
que  Seal  y  sus  htyos  eren  muertos,  deje- 
ron  lee  ciudades,  y  huyeron,  y  loe  Phills- 
theos  vinieron,  y  hebiteroB  en  elles. 

8  Y  eeonteeió  el  siguiente  día,  que  ri- 
ñiendo los  Pkilifltheofl  á  despojar  los 
muertos,  hallaron  á  Baúl,  y  á  sus  tres 
htyos  tendidos  en  el  monte  de  Gelboe. 

•  T  cortáronle  la  eabesn,  y  desuudá- 
ronle  les  armes,  y  enriáronlas  á  tierra 
de  los  PhlUstheos  el  derredor,  para  qne 
k>  denonefssen  en  el  templo  de  sos  ído- 
los, y  por  el  pueblo. 


10  T  pusieron  se»  armes  en  si  templo 
de  Astaroth,  y  colgaron  su  cuerpo  en  el 
muro  de  Beth-san. 

11  T  Y  oyendo  los  de  Jabee  de  Galaad 
esto  qne  los  PnUistheos  hicieron  á  Saúl, 

12  Todos  les  hombres  valientes  se  le- 
vantaron, y  andnrieron  toda  aquella  no- 
che, y  qnltaron  el  cuerpo  de  Sanl,  y  los 
cuerpos  de  sus  hijos  del  muro  de  Beth- 
san :  y  riñiendo  á  Jabee,  quemáronlos 
allí. 

13  Y  tomando  sus  huesee  sepultaron* 
los  debajo  de  un  árbol  en  Jebes,  y  ayu- 
naron siete  días. 


LIBRO  SEGUNDO  DE  SAMUEL. 


CAPITULO  I: 

Tiene  Ja  nueva  á  David  de  la  muerte  ée  Sarnt  pde  mu 
k^oe^wde  la  derrota  del  pmtau\por  la  cual  ham 
singular  sentimiento.  H,  Hace  matar  al  meneagerOt 
que  dijo  que  había  muerto  d  Saúl  y  U  frota  tu  coro- 
na.   III.  Endecha  á  Saut  y  á  Jonathan  cantando 

Y  ACONTECIÓ  después  de  la  muer- 
te de  Saúl,  que  ruelto  Darld  de  la 
derrota  de  los  Amaleeitas,  esturo  dos 
días  en  Sieeleg: 

%  Y  al  tercero  día  aconteció,  que  llegó 
uno  del  campo  de  Saúl,  rotos  sus  rosti- 
dos, y  apartida  tierra  sobre  su  eabesa. 
Y  llegando  á  David,  postróse  en  tierra,  y 
le  hizo  reverenda. 

8  Y  preguntóle  Darld:  ¿De  dónde  vie- 
nes? Y  él  respondió:  Heme  escapado 
del  campo  de  Israel 

4  Y  Darld  le  dijo:  ¿Qué  ha  aconteci- 
do? Ruégete  que  me  lo  digas.  Y  él 
respondió:  £1  pueblo  huyó  de  la  batalla, 
y  también  muchos  del  pueblo  cayeron 
y  son  muertos:  también  Saúl,  y  Jona- 
than su  hijo  murieron. 

5  Y  dtyo  David  á  aquel  mancebo  que  le 
daba  las  nueras :  ¿Cómo  sabes  que  Sanl 
es  muerto,  y  Jonathan  su  hijo  t 

6  Y  el  mancebo  que  le  daba  las  nueras 
respondió :-  Por  casualidad  vine  al  monte 
de  Gelboe,  y,  he  aquí  Saúl  que  estaba 
recostado  sobre  su  lana,  y  venían  tías 
él  carros  y  gente  de  á  caballo: 

7  Y  como  él  miró  atrás,  me  vio,  y  me 
llamó :  y  yo  d\)e :  Heme  aqni : 

6  Y  él  rae  dijo:  j  tyrién  «res  tú  ?  Yyo 
le  respondí :  Boy  Amaledta. 

9  Y  él  me  volvió  á  decir:  Yo  te  ruego 


que  te  pongas  sobre  mi,  y  me  mates, 
porque  me  toman  angustias*  y  aun  toda 
mi  alma  até  en  mí. 

10  Yo  entonces  póseme  sobre  él,  y  le 
maté:  porque  sabia  que  no  podía  vivir 
después  desu  calda.  Y  tomé  la  corona 
que  tenia  en  su  cabeza,  y  la  ajorca  que 
traim  en  su  brazo,  y  las  he  traído  acá  á 
mi  señor. 

11  Entonces  David  trabando  de  sus 
vestidos  rompiólos,  y  lo  mismo  hicieron 
los  varones  que  estaban  con  éL 

12  Y  lloraron,  y  lamentaron ;  y  ayuna- 
ron hasta  la  tarde  por  Saúl  y  por  Jona- 
than su  hijo,  y  por  el  pueblo  de  Jehova, 
y  por  la  casa  de  Israel,  que  hablan  caldo 
á  cuchillo. 

13  í  Y  David  dijo  á  aquel  mancebo, 
que  le  habla  traído  las  nuevas:  ¿De  dón- 
de eres  tú  ?  Y  él  respondió :  Yo  soy  hi- 
jo de  un  eztrangero,  Amalecita. 

14  Y  díjole  David:  ¿Cómo  no  hubiste 
temor  de  extender  tu  mano  para  matar 
al  ungido  de  Jehova? 

15  Entonces  David  llamó  á  uno  de  los 
manéenos,  y  díjole :  llega,  y  mátale.  Y 
a  le  hirió,  y  murió. 

16  Y  David  le  dtfo:  Tu  sangre  asa  so* 
bre  tu  cabeza,  pues  que  tu  boca  atesti- 
guó-contra  ti,  diciendo :  Yo  mate  al  un- 
gido de  Jehova. 

17  Y  endechó  Darld  á  Sanl  y  á  Jona- 
than su  mjo,  con  esta  endecha. 

18  Y  dijo,  que  ensenasen  al  arco  á  los 
hijos  de  Jnda.  He  aquí  qne  atí  está 
escrito  en  el  libro  del  derecho. 

19  %  La  gloria  de 


IL  DE  SAMUEL. 


bretus  collados:  ¡cómo  lian  caido  loe 
Valientes ! 

20  No  lo  denunciéis  en  Geth,  no  deis 
las  nuevas  en  las  plazas  de  Ascalon; 
porque  no  se  alegren  las  lujas  de  los 
Philistheoe:  porque  no  salten  do  gozo 
las  hijas  de  los  incircuncisos. 

21  Montes  de  Gelboe,  ni  rodo  ni  lluvia 
caiga  sobre  vosotros ;  ni  awü  tierras  de 
ofrendas:  porque  allí,  fué  desechado  el 
escudo  de  los  valientes,  el  escudo  de 
Saúl,  como  si  no  hubiera  sido  ungido  de 
aceite. 

22  Sin  sangre  de  muertos,  sin  sebo  de 
valientes,  el  arco  de  Jonathan  nunca 
volvió  atrás,  ni  la  espada  de  Saúl  se  tor- 
nó vacia. 

28  Saúl  y  Jonathan  amados  y  queridos 
en  su  vida,  en  su  muerte  tampoco  fue- 
ron apartados.  Mas  ligeros  que  águilas, 
mas  ñiertes  que  leones. 

24  Hijas  dt  Israel  llorad  sobre  Saúl, 
que  os  vestía  de  escarlata  en  placeres : 
que  adornaba  vuestras  ropas  con  orna- 
mentos de  oro. 

25  ¡Cómo  han  caido  los  valientes  en 
medio  de  la  batalla,  Jonathan,  muerto 
en  tus  alturas ! 

20  Angustia  tengo  por  ti,  hermano  mió 
Jonathan,  que  me  fuiste  muy  dulce;  mas 
maravilloso  me  fué  tu  amor,  que  el  amor 
de  las  mugeres. 

27  ¡Cómo  han  caido  loe  valientes,  y 
perecieron  las  armas  de  guerra! 

CAPITULO  n. 

David  tiene  d  Bebron,  donde  es  ungido  por  rey  por 
lo*  principóle*  de  Judo,  IL  Da  Uu  grada*  é  lo* 
de  Jobo*,  por  haber  enterrado  d  SauL  111.  Abmer 
general  del  ejército  de  Saúl  habiendo  hecho  pro- 
clamar  re*  db-botth  *(*»  de  Saúl,  tiene  tma  etcar 
ranwacon  la  gente  dé  Da*ia\  donde  Jmé  vencido. 

DESPUÉS  de  esto  aconteció  que  Da- 
vid consultó  á  Jehova,  diciendo: 
¿Subiré  á  alguna  de  las  ciudades  de  Ju- 
da? Y  Jehova  le  respondió:  Subo.  Y 
David  tornó  á  decir.  ¿Adonde  subiré? 
Yélledtyo:  á  Hebron. 

9  Y  David  subió  allá,  y  con  él  sus  dos 
mugeres  Achinoam  JezraeUta,  y  Ablgail, 
la  muger  de  Nabal  del  Carmelo. 

8  Y  trujo  también  David  consigo  los 
varones  que  hablan  estado  con  él,  cada 
uno  con  su  familia:  los  cuales  moraron 
en  las  ciudades  de  Hebron. 

4  Y  vinieron  los  varones  de  Juda,  y 
ungieron  allí  á  David  por  rey  sobre  la 
casa  de  Juda.  Y  dieron  aviso  á  David, 
diciendo:  Los  de  Jabea  de  Galaad  nm 
4es  que  sepultaron  á  SauL 


5  1 Y  David  envió  mensajeros  á  los  de 
Jabes  de  Galaad,  diciéndoles:  Benditos 
seáis  vosotros  de  Jehova,  que  habéis  he- 
cho esta  misericordia  con  vuestro  señor 
Saúl,  que  le  habéis  sepultado. 

0  Ahora  pues  Jehova  hará  con  vosotros 
misericordia  y  verdad :  y  yo  también  os 
haré  bien,  por  esto  que  habéis  hecho. 

7  Esfuércense  pues  ahora  vuestras  ma- 
nos, y  sed  valientes,  pues  que  muerto 
Saúl  vuestro  señor,  los  de  la  casa  de  Ju- 
da me  han  ungido  por  rey  sobre  si 

8  1T  Y  Abner,  mjo  de  Ner,  general  del 
ejército  de  Saúl,  tomó  á  Is-boseth,  hijo 
de  Saúl,  y  hizole  pasar  al  real. 

9  Y  alzóle  por  rey  sobre  Galaad,  y 
sobre  Gesuri,  y  sobre  Jezracl,  y  sobre 
Ephraim,  y  sobre  Benjamín,  y  sobre  to- 
do Israel. 

10  De  cuarenta  años  era  Is-boseth,  hijo 
de  Saúl,  cuando  comenzó  á  reinar  sobre 
Israel,  y  remó  dos  años :  sola  la  casa  de 
Juda  seguía  á  David. 

11  Y  fué  el  número  de  los  días  que  Da- 
vid reinó  en  Hebron  sobre  la  casa  de 
Juda,  siete  años  y  seis  meses. 

12  Y  Abner,  mjo  de  Ner,  salió  del  real 
á  Gabaon  con  los  siervos  de  Is-boseth, 
hijodeSauL 

13  Y  Joab,  mjo  de  Servia,  y  los  criados 
de  David  salieron,  y  encontráronlos  jun- 
to al  estanque  de  Gabaon;  y  como  so 
juntaron,  los  unos  se  pararon  do  la  una 
parte  del  estanque,  y  los  otros  de  la  otra. 

14  Y  dijo  Abner  á  Joab:  Levántense 
ahora  los  mancebos,  y  jueguen  delante 
de  nosotros.    Y  Joab  respondió:   Le- 


15  Entonces  levantáronse,  y  pasaron  do- 
ce por  cuenta  de  Ben-jamin  de  la  parto 
de  Is-boseth,  lujo  de  Saúl :  y  otros  doce 
de  los  siervos  de  David. 

10  Y  cada  uno  echó  mano  de  la  cabeza 
de  su  compañero,  y  metió  su  espada  por 
el  lado  de  su  compañero,  y  cayeron  á 
una:  y  fué  llamado  aquel  lugar  Hel- 
cath-aasurim,  el  cual  es  en  Gabaon. 

17  Y  hubo  aquel  dia  una  batalla  muy 
recia,  donde  Abner  y  los  varones  de  Is- 
rael fueron  vencidos  de  los  siervos  de 
David. 

18  Y  estaban  allí  los  tres  lujos  de  Ser- 
via, Joab,  y  Abisal,  y  AsaeL  EsteAsael 
era  suelto  de  pies  como  un  corso  del 
campo. 

10  El  cual  Asael  siguió  á  Abner,  yendo 
sin  apartarse  adiestra  ni á siniestra  en 

pOS  de  AbnejQigitized  by  KjÍ 


II.  DE  SAMUEL. 


»  Y  Abner  miró  rfrfe,  7  dijo:  ¿No 
«resta  Asael?  Y  él  respondió:  8L 

21  Entonces  Abner  le  dijo:  Apártate, 
6  á  la  derecha,  ó  á  la  izquierda,  7  prén- 
dete alguno  de  los  mancebos,  7  tómate 
sus  despojos.  T  Asael  no  quiso  apar- 
tarse de  en  pos  de  él. 

22  Y  Abner  tornó  á  decir  ¿Asael :  Apár- 
tate de  en  pos  de  mi,  porque  te  heriré  en 
tierra,  7  detpiu»  ¿cómo  levantaré  mi  ros- 
tro á  tu  hermano  Joab  t 

23  Y  no  queriendo  él  irse,  hirióle  Ab- 
ner con  la  parte  opuesta  de  la  lanza, 
junto  á  la  quinta  cottüla,  7  la  lansa  le  sa- 
lió por  las  espaldas,  7  cayó  allí,  7  murió 
en  aquel  mismo  lugar.  Y  todos  los  que 
Teman  por  aquel  lugar  donde  Asael  ha* 
bia  caldo,  7  estaba  muerto,  se  paraban. 

24  Y  Joab  7  Abisal  siguieron  á  Abner, 
y  púsoseles  el  sol,  cuando  llegaron  al 
collado  de  Amina,  que  está  delante  de 
Gia,  junto  al  camino  del  desierto  de 
Gabaon. 

26  Y  juntáronse  los  hijos  do  Ben-jamin 
en  un  escuadrón  con  Abner;  7  paráron- 
se en  la' cumbre  del  collado. 

26  Y  Abner  dio  Toces  á  Joab,  diciendo: 
¿Consumirá  la  espada  perpetuamente? 
¿  No  sabes  tú  que  al  cabo  se  sigue  amar- 
gura? ¿Hasta  cuándo  no  has  de  decir 
al  pueblo  que  so  vuelvan  de  seguir  á  sus 
hermanos  ?      « 

27  Y  Joab  respondió:  Vive  Dios  que  si 
no  hubieras  hablado,  7a  desde  esta  maña- 
na el  pueblo  hubiera  cesado  de  seguir  á 
sus  hermanos. 

28  Entonces  Joab  tocó  el  cuerno,  7  to- 
do el  pueblo  se  detuvo,  7  no  siguió  mas 
á  los  de  Israel,  ni  peleó  mas. 

29  Y  Abner  7  los  suyos  se  fueron  por 
la  campana  toda  aquella  noche,  7  pasan- 
do el  Jordán  caminaron  por  todo  Beth- 
oron,  7  vinieron  al  real 

80  Joab  también  vuelto  de  seguir  á  Ab- 
ner, juntando  todo  el  pueblo,  fritaron 
de  los  siervos  de  David  dies  7  nueve 
hombres,  7  Asael. 

31  Y  los  siervos  de  David  hirieron  de 
los  de  Ben-jamin,  7  de  los  de  Abner: 
trescientos  7  sesenta  hombres  murieron. 
Y  tomaron  á  Asael,  7  sepultáronle  en  el 
sepulcro  de  su  padre  en  Beth-lehem. 

82  Y  caminaron  toda  aquella  noche, 
Joab  7  los  suyos:  7  amanecióles  en  He» 
bron. 

CAPITULO  m.      * 

^iMf  9$  fMM  tt  Dok$A  pennadwndo  d  loe  pewtcipee 
de  Ierael  qm  le  reciba»  por  rey»  II.  Joab  yemrtd 


del  oaetpo  de  Awfeff  ntata  d  ¿tete?  m*  <mm£0»  de 
e&  David  tevo  aran  pc*ar,yU  enterro*  con  grande 
pompa  endechándole,  y  ayunando,  y  enhddndoee 
poréL 

Y  HUBO  luenga  guerra  entre  la  casa 
de  Saúl,  7  la  casa  de  David :  mas 
Davii  se  iba  fortificando,  7  la  casa  de 
Saúl  ido  en  diminución. 

2  Y  nacieron  hijos  á  David  en  Hebron. 
Su  primogénito  f§é  Amnon  de  Achinoam 
Jezraelita. 

8  Su  segundo  jSté  Cheleab  de  Ablgafl, 
la  muger  de  Nabal,  el  del  Carmelo ;  el 
tercero,  Absalom,  htyo  de  Maacha,  luja 
de  Tolmai  re7  de  Gessur ; 

4  El  cuarto,  Adonias,  hijo  de  Haggith ; 
el  quinto,  Saphatias,  hijo  de  Abital ; 

5  £1  sexto,  Jetraam  de  Egla  muger  de 
David:  estos  nacieron  á  David  en  He- 
bron. 

6  Y  como  habia  guerra  entre  la  casa  de 
Saúl,  7  la  de  David,  aconteció  que  Abner 
se  esforzaba  por  la  casa  de  Saúl 

7  Y  Saúl  habia  tenido*  una  concubina 
que  se  llamaba  Respha,  hfya  de  Aja:  7 
J*-óo«rfA  dijo  á  Abner:  ¿Porqué  has  fil- 
trado á  la  concubina  de  mi  podre  ? 

8  Y  Abner  se  enojó  en  gran  manera 
por  las  palabras  de  Is-boseth,  7  dijo: 
¿  Soy  70  cabeza  de  los  perros  de  Jada? 
Yo  he  hecho  hoy  misericordia  con  la  ca- 
sa de  Saúl  tu  padre,  con  susjiermanos,  7 
con  sus  amigos,  7  no  te  \>t  entregado  en 
las  manos  de  David,  7  tú  me  has  hecho 
hoy  cargo  del  pecado  de  una  muger. 

9  Asi  haga  J)ios  á  Abner,  7  asi  le  alia- 
da, que  como  ha  jurado  Jehova  á  David, 
así  haga  70  con  él : 

10  Y  que  70  traspase  el  reino  de  la  ca- 
sa de  Saúl,  7  confirme  la  silla  de  David 
sobre  Israel,  7  sobre  Juda,  desde  Dan 
hasta  Beer-seba. 

11  Y  él  no  pudo  responder  palabra  á 
Abner  porque  tenia  temor  de  él 

12  Y  envió  Abner  mensajeros  á  David 
de  su  parte,  diciendo:  ¿Cuya  es  la  tier- 
ra? Y  que  le  dijesen :  Has  alianza  con- 
migo, 7,  he  aquí  que  mi  mano  será  con- 
tigo para  volver  á  tí  á  todo  Israel 

13  Y  él  dijo:  Bien.  Yo  haré  contigo 
alianza:  mas  una  cosa  te  pido;  7  es,  que 
no  me  vengas  á  ver  sin  que  primero  trai- 
gas á  Michol  lalüja  de  Saúl,  cuando  vi- 
nieres á  verme;* 

14  Después  de  esto  David  envió  men- 
sajeros á  Is-boseth,  htyo  de  Saúl,  dicien- 
do :  Restituyeme  á  mi  muger  Michol,  la 
cual  70  desposé  conmigo  por  oten  pro- 
pucloedePlültotteoj 


II.  DE  SAMUEL. 


15  Entonces  iB-bweth  envió,  y  quitóla 
á  6u  marido  P^altlel,  hjjo  de  Lais. 

16  Y  su  marido  íué  con  ella  llorando 
por  el  camino  en  pos  de  ella  hasta  Bobu- 
rfan :  y  Abner  le  dijo :  Anda,  vuélvete. 
Entonces  él  se  yoIyíó.  g 

17  Y  habló  Abner  con  los  ancianos  de 
Israel,  diciendo :  Ayer  y  anteayer  procu- 
rabais que  David  fuea%  rey  sobre  voso- 
tros; 

18  Ahora  pues,  hozedlo ;  porque  Jebe- 
Va  ha  hablado  á  David,  diciendo :  Por  la 
mano  de  mi  siervo  David  libraré  á  mi 
pueblo  Israel  de  mano  de  los  Philis- 
theos,  y  de  mano  de  todos  sus  enemigos. 

19  Y  £abió  también  Abner  en  oídos  de 
Ben-jamin :  y  también  fué  Abner  á  decir 
á  David  á  Hebron  todo  el  parecer  de  los 
de  Israel,  y  de  toda  la  casa  de  Ben-jamin. 

20  Vino  pues  Abner  á  David  en  He- 
bron, y  con  él  veinte  hombres :  y  David 
hizo  banqnete  á  Abner,  y  á  los  que  con 
éi  hablan  venido. 

21  Y  dyo  Abner  á  David :  Yo  me  levan- 
taré, y  iré,  y  juntaré  á  mi  seflor  el  rey 
todo  Israel,  pora  que  hagan  contigo 
alianza,  y  tú  reines  sobre  todo  lo  que 
desea  tu  alma.  Y  David  envió  á  Abner, 
y  él  se  fué  en  paz. 

22  T  Y  he  aqní  los  siervos  de  David  y 
joab,  que  nenian  del  campo,  y  traían 
eoneigo  gran  presa. '  Y  Abner  ya  no  es- 
taba con  David  en  Hebron,  que  ya  él  le 
habla  despedido,  y  él  se  habla  ido  en 

P«. 

28  Y  como  Joab  y  todo  el  ejercito  que 
con  él  estaba  vinieron,  fué  dado  aviso  á 
Joab,  diciendo :  Abner,  hflo  de  Ner,  ha 
venido  al  rey :  y  él  le  ha  enviado,  y  se 
Juéenpa*. 

24  Entonces  Joab  vino  al  rey,  y  le  dijo: 
l Qué  has  hecho?  He  aquí,  hablase 
venido  Abner  á  ti :  ¿por  qué  pues  le  de- 
bate que  se  fuese? 

25  ¿Sabes  tú  que  Abner,  htyo  de  Ner,  es 
venido  pora  engañarte,  y  saber  tu  salida 
y  tu  entrada,  y  por  entender  todo  lo  que 
tú  haces  f 

26  Y  saliéndose  Joab  de  con  David,  en- 
vió mensageros  tras  Abner,  los  cuales  le 
volvieron  desde  el  poco  de  81ra.  sin  sa- 
berlo David. 

XI  Y  como  Abner  volvió  á  Hebron, 
Joab- le  apartó  al  medio  do  la  puerta  ha- 
blando con  él  blandamente  «orno  * 
•jcrtfo,  y  aUi  la  hirió  junto  á  la  quinta 
0ottíOa  por  la  muerto  de  Aaeoi  tu  herma- 
no, y  murió. 


28  Cuando  David  tupo  esto  después, 
d\jo :  Yo  soy  limpio,  y  mi  reino,  delante 
de  Jehova,  para  siempre,  de  la  sangre  de 
Abner,  hijo  de  Ner: 

20  Caiga  sobróla  cabeza  de  Joab,  y  so* 
bre  toda  la  casa  de  su  padre ;  que  nunca 
falte  de  la  casa  de  Joab  hombre  que  pa- 
dezca finjo,  ni  leproso,  ni  quien  ande 
con  bordón,  ni  quien  muera  á  cuchillo, 
ni  quien  tenga  fidta  de  pan. 

80  Asi  que  Joab  y  Abisal  su  hermano 
mataron  á  Abner,  porque  él  habla  muer- 
to á  Asael  hermano  de  dios  en  la  batalla 
enGabaon. 

SI  Entonces  David  dfyo  á  Joab,  y  á 
todo  el  pueblo  que  con  él  estaba :  Rom- 
ped vuestros  vestidos,  y  ceñios  de  sacos, 
y  haced  llanto  delante  de  Abner:  y  el 
rey  Iba  detrás  de  las  andas. 

82  Y  sepultaron  á  Abner  en  Hebron :  y 
alzando  el  rey  su  voz,  lloró  al  sepulcro  de 
Abner:  y  todo  el  pueblo  también  lloró. 

83  Y  endechando  el  rey  al  mismo  Ab- 
ner, decía:  ¿Murió  Abner  como  muere 
el  insensato  ? 

84  Tus  manos  no  eran  atadas,  ni  tus  pié» 
ligados  con  grillos.  Como  los  que  caen 
delante  de  toa  hijos  de  iniquidad,  art  caís- 
te. Y  añadieron  todo  el  pueblo  á  llorar 
sobre  ét 

85  Y  como  todo  el  pueblo  viniese  á  dar 
de  comer  pan  á  David,  tiendo  aun  de 
dia,  David  juró,  diciendo:  Así  me  haga 
Dios,  y  así  me  ánodo,  si  antes  que  se 
pongo  el  sol  yo  gustare  pan,  ó  otra  cual* 
quiera  cosa. 

86  Asi  entendió  todo  el  pueblo,  y  les 
plugo  en  sus  ojos ;  porque  todo  lo  que 
el  rey  hacia  parecía  bien  en  ojos  de  todo 
el  pueblo. 

87  «Y  todo  el  pueblo,  y  aun  todo  Israel 
entendieron  aquel  dio,  que  no  habla 
venido  del  rey,  que  Abner,  hijo  de  Ner, 
muriese. 

88  Entonces  el  rey  dijo  á  sus  siervos : 
.¿No  sabéis  que  ha  caldo  hoy  en  Israel 

un  príncipe,  y  grande  ? 
80  Que  yo  ahora  aun  soy  tierno  rey  un- 
gido :  y  estos  hombres,  los  hijos  de  Sar- 
ria, muy  duros  me  son:  Jehova  dé  el 
pago  al  que  mal  hace,  conforme  á  su  ma- 
licia. 

CAPITULO  IV. 

com,  y  tro**  tm  cobexa  d  David,  pammdo  gmmf 
gracia  con  él:  ma$  él  Je*  hizo  matar  por  m  traición, 
VhíaoemÉtrrartmcaUmééh+out*. 

COMO  el  hrjo  de  Saúl  oyó  que  Abner 
habla  sido  muerto  en  Hebron,  las 


II.  DE  SAMUEL. 


i  ae  le  descoyuntaron:  y  todo  Is- 
imel  luó  atemorisBdo.  * 

9  Y  tenia  el  14)o  de  Saul  dos  varones, 
los  cuales  oran  capitanes  de  componías : 
él  nombra  del  uno  era  Baana,  y  el  del 
•tío  eraRechab,  btfos  de  Remmon  Be- 
rothita,  de  los  hijos  de  Bcn-jamln:  por- 
que Beroth  era  contada  con  Bcn-jamln. 

8  Estos  Berottttas  se  hablan  hnido  en 
Gethaim,  y  hablan  sido  peregrinos  allí 
hasta  entonces. 

4  T  Jooathan  el  mjo  de  Sanl  tenia  nn 
htfo  cojo  de  los  pies,  do  edad  de  cinco 
afios:  quecuandolaiamadsfasMttrfede 
Saúl  y  de  Jonathan  Tino  de  Jczrael,  su 
asna  le  tomó,  y  huyó :  y  yendo,  huyendo 
de  priesa,  cayó  d  niño  y  quedó  cojo :  su 
nombre  era  Mipiüboseth. 

5  Los  hijos  de  Remmon  Berotbita,  Re* 
ehab  y  Baana  fueron,  y  entraron  en  la 
mayor  calor  del  dia  en  casa  de  Is-boseth, 
el  cual  estaba  durmiendo  en  su  cámara 
la  siesta. 

6  T  entraron  en  medio  de  la  casa  en 
kabfto  de  mercaderes  de  grano,  y  hirié- 
ronle junto  á  la  quinta  cottiüa,  y  es- 
capáronse Bechab  y  Baana  su  her- 
mano. 

7  Los  cuales  como  entraron  en  la  casa, 
estando  él  en  su  cama  en  su  cámara  de 
dormir,  le  hirieron  y  mataron:  y  cortá- 
ronle la  cabezo,  .  Y  tomando  la  cabeza 
caminaron  toda  la  noche  por  el  camino 
de  la  campaña. 

8  Y  trajeron  la  cabeza  de  Is-boseth  á 
David  en  Hebron,  y  dyeron  al  rey :  He 
aquí  la  cabeza  de  Is-boseth,  hijo  de  Saul, 
tu  enemigo,  que  procuraba  matarte:  y 
Jehova  ha  vengado  hoy  á  mi  seflor  el  rey 
de  Saul,  y  de  su  simiente. 

0  Y  David  respondió  á  Rechab  y  á  Baa- 
na su  hermano,  hijos  de  Remmon  Be- 
rothita, y  dijoles :  Vive  Jehova,  que  ha 
redimido  mi  alma  do  toda  angustia, 

10  Que  cuando  uno  me  dio  nuevas,  di- 
ciendo :  He  aquí,  Saul  es  muerto,  el  cual 
pensaba  que  traia  buenas  nuevas,  yo  le 
tomé,  y  le  mató  en  Bioeleg  en  premio  de 
la  buena  nueva. 

11  ¿  Cuánto  mas  á  los  malos  hombres, 
que  mataron  á  un  hombre  justo  en  su 
casa,  y  sobre  su  cama?  Ahora  pues,  ¿no 
tengo  yo  de  demandar  su  sangre  de 
vuestras  manos,  y  quitaros  de  la  tierra? 

13  Entonces  David  mandó  á  los  mance- 
bos, y  ellos  los  mataron,  y  cortáronles 
.  las  manos  y  los  pies,  y  colgáronlos  so- 
bre el  estanque  en  Hebron.    Y  tomaron 


la  cabeza  de  Is-boseth,  y  la  enterraron 
en  el  sepulcro  de  Abner  en  Hebron. 

CAPITULO  V. 

David  e»  ungido  en  Hebron  por  rey  tobre  todo  Tirad 
y  e»  traído  con  grande  gloria  d  Jermahm.  1L  To- 
ma por  fuerta  laforUüeta  de  Sicm  ehs  lotJebuteot, 
y  hdeela  tu  morada.  JII.  El  rey  de  Tyro  le  enría 
madera  de  cedro  y  artífice*  qm  le  labren  tu  cata. 
IV.  Lo»  Phüittheo»  vienen  contra  él  dot veces,  yamr 
bat  lo»  vence  y  despoja. 

Y  VINIERON  todas  las  tribus  de  Is- 
rael á  David  en  Hebron,  y  hablaron, 
diciendo:  He  aquí,  nosotros  minos  tus 
huesos  y  tu  carne. 

%  Y  ann  ayer  y  anteayer  cuando  Saul 
reinaba  sobre  nosotros,  tú  sacabas  y  vol- 
vías á  Israel.  Ademas  de  esto,  Jehova  te 
'ha  .dicho :  Tú  apacentarás  á  mi  pueblo 
Israel,  y  tú  serás  principe  sobre  Israel. 

8  Vinieron  pues  todos  los  ancianos  de 
Israel  al  rey  en  Hebron ;  y  el  rey  David 
hizo  con  ellos  alianza  en  Hebron  delante 
de  Jehova :  y  ungieron  á  David  por  rey 
sobre  Israel. 

4  David  era  de  treinta  años,  cuando  co- 
menzó á  reinar ;  y  reinó  cuarenta  afios. 

5  En  Hebron  reinó  sobre  Juda  siete 
afios  y  seis  meses ;  y  en  Jerusalem  reinó 
treinta  y  tres  años  sobre  todo  Israel  y 
Juda.' 

6  \  Entonces  el  rey  y  los  suyos  vinie- 
ron á  Jerusalem  al  Jebuseo  que  habita- 
ba en  la  tierra,  el  cual  habló  á  David,  di- 
ciendo :  Tú  no  entrarás  acá,  si  no  echa* 
res  los  ciegos  y  los  cojos,  diciendo:  No 
vendrá  David  acá. 

7  Mas  David  tomó  la  fortaleza  de  8ion, 
la  cual  es  la  ciudad  de  David. 

8  Y  dijo  David  aquel  dia:  ¿Quién  lle- 
gará hasta  los  canales,  y  herirá  al  Jebu- 
seo, y  á  los  cojos  y  los  ciegos,  á  los  cuales 
el  alma  de  David  aborrece  ?  Por  esto  se 
dijo :  Ciego  ni  cojo  no  entrará  en  casa. 

9  Y  David  moró  en  la  fortaleza,  y  pú- 
sole nombre,  Ciudad  de  David:  y  edi- 
ficó al  derredor  desde  Mello  para  dentro. 

10  Y  David  iba  creciendo  y  aumentán- 
dose :  y  Jehova  Dios  de  los  ejércitos  era 
con  él. 

11  1í  Y  Hlram  rey  de  Tyro  envió  em- 
bajadores á  David,  y  madera  de  cedro,  y 
carpinteros,  y  canteros  para  los  muros, 
los  cuales  edificaron  la  casa  de  David. 

13  Y  entendió  David  que  Jehova  le  ha- 
bla confirmado  por  rey  sobre  Israel,  y 
que  habia  ensalzado  su  reino  por  amor 
do  su  pueblo  Israel. 

13  Y  tomó  David  mas  concubinas,  y 

mugeres  de  Jerusalem,  después  que  vino 

905 


II.  DE  SAMUEL. 


de  Hebron,  y  naciéronle  maa  lujos  y 

14)118. 

14  Estos  son  los  nombres  do  los  que  le 
nacieron  en  Jerusalem:  Samua,  y  So- 
bat,  y  Nathan,  y  Salomón. 

15  T  Jebahar,  y  Elisua,  y  Nepheg. 

10  Y  Japhia,  y  Elisama,  y  Elioda,  y  £11- 
phalet. 

17  1T  T  oyendo  los  Phllistheos  que  ha- 
blan ungido  á  David  por  rey  sobre  Is- 
rael, todos  los  Phllistheos  subieron  á 
buscar  á  David:  lo  cual  como  David 
oyó,  vino  á  la  fortaleza. 

18  T  vinieron  los  Phillstheoe,  y  exten- 
diéronse por  el  valle  de  Raphaim. 

19  Y  David  consultó  á  Jehova,  dicien- 
do: ¿Iré  contra  los  Phllistheos?  ¿En- 
tregarlos has  en  mis  manos  ?  Y  Jehova 
respondió  á  David:  Vé;  porque  entre- 
gando entregaré  los  Phllistheos  en  tus 
manos. 

20  Y  vino  David  á  Bahal-perazim,  y,  allí 
les  venció  David,  y  dijo :  Rompió  Jeho- 
va á  mis  enemigos  delante  de  mi,  como 
quien  rompe  aguas.  Y  por  esto  llamó 
el  nombre  de  aquel  lugar  Bahol-perazlm : 

21  Y  dejaron  allí  sus  ídolos,  los  cuales 
quemó  David  y  los  suyos. 

22  Y  los  Phllistheos  tornaron  á  venir,  y 
extendiéronse  en  el  valle  do  Raphaim. 

28  Y  consultando  David  á  Jehova,  él  le 
respondió:  No  subas;  mas  rodéalos,  y 
vendrás  á  ellos  por  delante  de  los  mo- 
rales: 

24  Y  cuando  oyeres  un  estruendo  que 
irá  por  las  copas  de  los  morales,  enton- 
ces te  moverás:  porque  Jehova  saldrá 
delante  de  ti  á  herir  el  campo  de  los 
Phllistheos. 

25  Y  David  lo  hizo  asi,  como  Jehova 
se  lo  habla  mandado :  y  hirió  á  los  Pki- 
listheos  desde  Gaboa  hasta  llegar  á  Gaza. 

CAPITULO  YL 

Trayendo  David  y  iodo  Israel  el  arca  del  concierto  de 
la  cota  de  Abinadab  de  Qábaa  con  grande  solemni- 
dad d  Jerusalem,  Dio»  matad  Oza,  por  haber  exten- 
dido su  mano  para  sustentar  el  arca,  la  cual  temien- 
do David  de  traerla  d  su  casa,  fué  puesta  en  casa 
de  Obed-edom.  II.  David  oyendo  que  Dios  holia 
dado  bendición  día  casa  de-  Obed-edom  por  causa 
de  su  arca,  la  hace  traer  d  n  casa  con  grande  JUsta 
y  solemnidad  domando  él  delante.  III.  Michol  su 
muger  le  menosprecia  y  injuria  por  haber  dansado, 
mas  él  dejlende  el  hecho. 

Y  DAVID  tornó  á  juntar  todos  los 
escogidos  de  Israel,  treinta  mil. 
2  Y  levantóse  David,  y  fué  con  todo  el 
pueblo  que  tenia  consigo  de  Banal  de 
Judo,  para  hacer  pasar  de  allí  el  arca  de 
Dios,  sobre  la  cual  era  invocado  el  nom-  í 


bre  de  Johova  do  los  ejércitos,  que  i 
en*  ella  entre  los  querubines. 

3  Y  pusieron  el  arca  de  Dios  sobre  un 
carro  nuevo,  y  lleváronla  de  la  casa  de 
Abinadab  que  ataba  en  Gabaa:  y  Oca  y 
Ahlo,  hijos  de  Abinadab,  guiaban  el  carro 
nuevo. 

4  Y  cuando  lo  llevaban  de  la  casa  da 
Abinadab,  que  estaba  en  Gabaa  con  el 
arca  de  Dios,  Ahlo  iba  delante  del  arca: 

5  Y  David  y  toda  la  casa  de  Israel  dan- 
zaban delante  de  Jehova  oon  toda  suerte 
do  instrumentos  de  madera  de  naya,  con 
arpas,  salterios,  adufes,  flautas,  y  cím- 
balo*. 

6  Y  cuando  llegaron  á  la  era  de  Na- 
chon,  Oza  extendió  la  mano  al  arca  de 
Dios,  y  sostúvola;  porque  los  bueyes 
coceaban. 

7  Y  el  furor  de  Jehova  se  encendió  con- 
tra Oza,  y  hirióle  allí  Dios  por  aquella 
temeridad ;  y  cayó  allí  muerto  junto  al 
arca  de  Dios. 

8  Y  David  fué  triste  por  haber  herido 
Jehova  á  Oza,  y  rae  llamado  aquel  lugar 
Perez-oza,  hasta  hoy. 

9  1T  Y  temiendo  David  á  Jehova  aquel 
día,  dyo :  ¿  Cómo  ha  de  venir  á  mi  el  ar- 
ca de  Jehova? 

10  Y  no  quiso  David  traer  á  sí  el  área 
de  Jehova  á  la  ciudad  de  David ;  mas  la 
llevó  David  á  casa  do  01>ed-edomGetheo. 

11  Y  estuvo  el  arca  de  Jehova  en  casa 
de  Obed-cdom  Getheo  tres  meses :  y  ben- 
dijo Jejiova  á  Obed-edom  y  á  toda  sn 
casa. 

12  1T  Y  fué  dado  aviso  al  rey  David,  di- 
ciendo :  Jehova  ha  bendecido  la  casa  de 
Obed-cdom,  y  todo  lo  que  tiene,  á  causa 
del  arca  de  Dios.  Entonces  David  fué, 
y  trajo  el  arca  de  Dios  de  casa  de  Obed- 
edom  á  la  ciudad  de  David  con  alegría. 

13  Y  como  los  que  llevaban  el  arca  de 
Dios  hablan  andado  seis  pasos,  sacrifica- 
ban un  buey,  y  un  carnero  grueso. 

14  Y  David  saltaba  con  toda  su  fuerza 
delante  de  Jehova;  y  tenia  vestido  Da- 
vid un  ephod  de  lino. 

15  Así  David  y  toda  la  casa  de  Israel 
llevaban  el  .arca  de  Jehova  con  júbilo  y 
voz  de  trompeta. 

16  1  Y  como  el  arca  de  Jehova  llegó  á 
la  ciudad  do  David,  aconteció  que  Mi- 
chol la  hija  de  Saúl  estaba  mirando  desdo 
una  ventana,  y  vio  al  rey  David,  que  sal- 
taba con  toda  su  fuerza  delante  de  Jeho- 
va: y  tuvolé  en  poco  en  su  corazón* 

17  Y  metieron  el  «re»  de  Jebow,  y  pu- 


II.  DE  SAMUEL. 


■MionTs  en  su  lagar  en  Medio  de  una 
tienda  que  David  le  habla  tendido:  y 
sacrificó  David  holocaustos  y  pacíficos 
delante  de  Jehova. 

18  T  como  David  hubo  acabado  de  ofre- 
cer los  holocaustos  y  pacíficos,  bendijo 
al  pueblo  en  el  nombre  de  Jehova  de 
los  ejércitos. 

Id  T repartió  ¿todo  el  pueblo,  y é toda 
la  multitud  de  Israel,  asi  hombres  como 
mngtres,  4  cada  uno  una  torta  de  pan,  y 
un  pedaao  de  carne,  y  un  frasco  de  vina. 
Y  se  fué  todo  el  pueblo  cada  uno  á  su 

20  Y  volvió  David  para  bendecir  su 
casa:  y  saliendo  "Michol  á  recibir  á  Da- 
vid, dijo :  ¡Cuan  honrado  ha  *Mp  hoy  el 
rey  de  Israel,  desnudándose  hoy  delante 
de  las  criadas  de  sus  siervos,  como  se 
desnudara  algún  chocarrerol 
.  21  Entonces  David  respondió  á  Michol : 
Delante  de  Jehova,  que  me  eligió  mas  que 
á  tu  padre,  y  á  toda  su  casa,  mandándome 
que  fuese  principe  sobre  el  pueblo  de 
Jehova,  sobré  Israel,  dansaré  delante  de 
Jehova. 

22  T  mm  me  haré  mas  vil  que  esta  vez, 
y  seré  bajo  delante  de  mis  ojos:  y  delan- 
te de  los  criadas  que  dijiste,  delante  de 
ellas  seré  honrado. 

28  T  nunca  Michol  tuvo  lujos  hasta  el 
dia  de  su  muerte. 

CAPmjLO  VII. 

Preponiendo  Dmrid  de  edificar  templo  al  Señor,  él  se 
lo  defiende  por  tm  profeta,  manddndole  que  deje 
este  oficio  para  el  hijo  4P<¿  él  le  dará,  cupo  reino 
será  eterno,  v  prosperado  de  eterna*  bendiciones, 
II.  David  entra  delante  de  Dios,  p  le  hace  gracia» 
por  la  gloriosa  promesa  del  Mana»  y  de  su  reino,  y 
le  pide  firmeza  y  confirmación  de  ella,  cumpUendo- 
la  d  su  tiempo. 

Y  ACONTECIÓ,  que  estando  ya  el 
rey  asentado  en  su  casa,  y  que  Je- 
hova lo  habla  dado  reposo  de  todos  sus 
enemigos  al  derredor; 

2  Dtfo  el  rey  al  profeta  Nathan:  Mira 
ahora,  yo  moro  en  casas  de  cedros,  y  el 
arca  de  Dios  está  entro  cortinas. 

8  T  Nathan  dyo  al  rey:  Vé,  y  haz  todo 
lo  que  está  en  tu  corazón,  que  Jehova 
es  contigo. 

4  T  aconteció  aquella  noche,  que  fué 
palabra  de  Jehova  á  Nathan,  diciendo : 

5  Vé,  y4i  á  mi  siervo  David:  Asi  dtyo 
Jehova:  ¿ Tú  me  has  de  edificar  casa  en 
que  yo  more? 

6  Ciertamente  no  he  habitado  en  casas 
desde  el  dia  que  saqué  á  los  hijos  de  Is- 
rael de  Egypto  hasta  hoy,  mas  anduve 
«n  tienda  y  en  tabernáculo. 


7  Y  en  todo  cuanto  he  andado  eo*  todos 
los  mjos  de  Israel,  ¿he  hablado  palabra 
en  alguna  de  las  tribus  de  Israel,á  quién 
haya  mandado  que  apaciente  mi  pueblo 
de  Israel,  para  decir:  Por  qué  no  me  ha- 
béis edificado  á  mi  casa  de  cedros? 

8  Ahora  pues,  dirás  asi  á  mi  siervo  Da- 
vid: Asi  dtyo  Jehova  de  los  ejércitos: 
Yo  te  'torné  de  la  majada,  de  detrás  de 
las  ovejas,  para  que  fueses  principe  so» 
bre  mi  pueblo,  sobre  Israel; 

9  Y  he  sido  contigo  en  todo  cuanto  has 
andado ;  y  delante  de  ti  he  talado  todos 
tus  enemigos;  y  te  he  hecho  nombre 
grande,  como  el  nombre  de  loe  grandes 
que  mm»  en  la  tierra. 

10  Y  0o  pondré  lugar  á  mi  pueblo  Is- 
rael, y  yo  le  plantaré,  que  habite  en  su 
lugar  y  nunca  mas  sea  removido ;  y  que 
los  malos  nunca  mas  le  aflijan,  como 
antes, 

11  Desde  el  dia  que  puse  jueces  sobre 
mi  pueblo  Israel;  y  yo  te  daré  descanso 
de  todos  tus  enemigos.  Asimismo  Je- 
hova te  hace  saber,  que  Jehova  te  quiere 
á  tí  hacer  casa. 

12  Y  cuando  tus  días  fueren  cumplidos, 
y  durmieres  con  tus  padres,  yo  afirmaré 
tu  simiente  tras  ti,  la  cual  saldrá  de  tu 
vientre ;  y  yo  afirmaré  su  rema 

18  Este  edificará  casa  á  mi  nombre:  y 
yo  afirmaré  para  siempre  la  silla  de  su 
reino. 

14  Yo  le  seré  á  él  podre,  y  él  me 
será  á»ml  hfyo.  Y  si  él  hiciere  mal,  yo  le 
castigaré  con  vara  de  hombres,  y  con 
azotes  de  lujos  de  hombres : 

15  Mas  mi  misericordia  no  se  apartará 
de  él,  como  la  aparté  de  Saúl,  al  cual 
quité  de  delante  de  ti. 

18  Y  será  afirmada  tu  casa  y  tu  reino 
para  siempre  delante  de  tu  rostro;  y  tu 
trono  será  firme  eternalmentc. 

17  Conforme  á  todos  estas  palabras,  y 
conforme  á  toda  esta  visión,  así  habló 
Nathan  á  David. 

18  1T  Y  entró  el  rey  David,  y  púsose  do- 
lante de  Jehova,  y  dijo:  Sefior  Jehova, 
¿quién  9oy  yo,  y  cuál  es  mi  casa,  pora 
que  tú.me  traigas  hasta  aquí  ? 

19  ¿Y  que  aun  te  haya  parecido  poco 
esto,  Señor  Jehova,  sino  que  hables  tam- 
bién de  la  cosa  de  tu  siervo  en  lo  por 
venir,  y  q%te  asa  esta  la  condición  de  un 
hombre,  Qeflor  Jehova? 

20  ¿Y  qué  mas  puede  añadir  David 
hablando  contigo  ?  Tú  pues  conoces  tu 
siervo,  8enor  Jehova. 

907 


1L  DE  SAMUEL- 


81  Todas  estas  tp-andes  magnificencias 
bus  hecho  por  tu  palabra,  y  conforme  á 
tai  corazón,  haciéndolas  saber  á  tu  aterro. 

22  Por  tanto  tú  te  has  engrandecido, 
Jehova  Dios,  por  cnanto  no  hay  otro  co- 
mo tú,  ni  hay  Dio*  raerá  de  tí,  conforme* 
á  todo  lo  que  habernos  oido  por  nuestros 
oídos. 

28  ¿Y  quién  como  tu  pueblo,  como  Is- 
rael en  la  tierra ;  una  gente  por  la  cual 
Dios  fuese  á  redimírsela  por  pueblo,  y 
le  pusiese  nombre,  y  hiciese  con  voso- 
tros grandes  y  espantosas  obras  en  tu 
tierra,  por  causa  de  tu  pueblo  que  tú  te 
redimiste  de  Egypto,  de  la  gente,  y  de 
sus  dioseB  1 

24  T  tú  te  confirmaste  á  tu  pueblo  Is- 
rael, pora  que  fuete  tu  pueblo  perpetua* 
mente,  y  tu  Jehova  ñüste  a  ellos  por 
Dios. 

25  Ahora  pues,  Jehova  Dios,  la  pala- 
bra que  has  hablado  sobre  tu  siervo,  y 
sobre  su  casa,  despiértala  eternalmente, 
y  has  conforme  á  lo  que  has  dicho» 

26  T  sea  engrandecido  tu  nombre  para 
siempre:  para  que  se  diga,  Jehova  de 
los  ejércitos  es  Dios  sobre  Israel :  y  que 
la  casa  de  tu  siervo  David  sea  firme  de- 
lante de  ti. 

27  Porque  tú,  Jehova  de  los  ejércitos, 
Dios  de  Israel,  revelaste  á  la  oreja  de  tu 
siervo,  diciendo:  Yo  te  edificaré  casa. 
Por  esta  causa  tu  siervo  ha  hallado  su 
coraron  para  orar  delante  de  tí  está 
oración. 

28  Ahora  pues,  Jehova  Dios,  tú  ere* 
Dios,  y  tus  palabras  serán  firmes,  pues 
has  dicho  á  tu  siervo  este  bien. 

29  Ahora  pues,  quiere,  y  bendice  á  la 
casa  de  tu  siervo,  para  que  perpetuamen- 
te permanezca  delante  de  tí:  pues  que 
tu  Jehova  Dios  has  dicho,  que  con  tu 
bendición  será  bendita  la  casa  de  tu 
siervo  para  siempre. 

capitulo  vm. 

David  ha  victoria  de  los  Philistheoty  de  lo*  Moabitas, 
de  Adareaer  rey  dé  Soba,  de  los  Syros.  II.  Thou  rey 
de  Rmath  hace  amistad  con  David,  oidas  estas  vic- 
torias, 

DESPUEá  de  esto  aconteció,  que 
David  hirió  á  los  Philistheog,  y  los 
humilló :  y  tomó  David  á  Methegamma 
de  mano  de  los  Philistheos. 
2  Hirió  también  á  los  de  Moab,  y  mt- 
éiólos  con  cordel  haciéndolos  echar  por 
tierra:  y  midiólos  en  dos  cordeles,  d 
«no  para  muerte,  y  otro  cordel  entero 
para  vida,  Y  fueron  los  Moabitas  sier- 
vos de  David  debajo  de  tributo. 
286 


8  También  hirió  David  á  Afarener7  *** 
jo  de  Rohob,  rey  de  Boba,  yendo  él  á 
extender  su  término  hasta  el  río  Eu- 
phrates. 

4  Y  tomó  David  de  ellos  mil  y  atete- 
cientos  de  á  caballo,  y  veinte  mil  hom- 
brea de  á  pié,  y  desjarretó  David  todos 
los  carros :  mas  cien  carros  de  eüos  dejo, 

•5  Y  vino  Syria,  la  de  Damasco,  á  dar 
socorro  á  Adarezer  rey  de  Soba,  y  David 
hirió  de  los  Syros  veinte  y  des  mil  hom- 
bres. 

6  Y  puso  David  guarnición  en  la  fiyria 
de  Damasco,  y  fueron  los  Syros  siervos 
do  David  debajo  de  tributo.  Y  Jehova 
guardó  á  David  donde  quiera  que  Alé. 

7  Y  tomó  David  los  escudos  de  oro, 
que  traían  los  siervos  de  AdarezerT  loa 
cuales  trujo  á  Jerusalem* 

8  Asimismo  de  Bete,  y  de  Beroth,  ciu- 
dades de  Adareser,  tomó  el  rey  David 
gran  copia  de  metal 

9  TT  Entonces  oyendo  Thou  rey  de 
Emath  que  David  habla  herido  todo  el 
ejército  de  Adarezer, 

10  Envió  Thou  á  Joram  su  hijo  al  rey 
David  á.  saludarle  pacificamente,  y  á 
bendecirle,  porque  había  peleado  con 
Adarezer,  y  le  habla  vencido;  porque 
Thou  era  enemigo  de  Adarezer :  y  lleva* 
ba  en  su  mano  vasos  de  plata,  y  vasos 
de  oro,  y  de  metal : 

11  Los  cuales  el  rey  David  dedicó  á 
Jehova,  con  la  plata  y  el  oro  que  habla 
dedicado  de  todas  las  naciones  que  habla 
sujetado : 

12  De  los  Syros,  de  los  Moabitas,  de  los 
Ammonitas,  de*  los  Philistheos,  do  los 
Amalccitos,  y  del  despojo  de  Adarezer, 
hijo  de  Rohob  rey  de  Soba 

13  Y  ganó  David  fama  como  volvió,  ha- 
biendo herido  de  los  Syros  diez  y  ocho 
mil  en  el  valle  de  la  sal. 

14  Asimismo  puso  David  guarnición 
en  Edom,  por  toda  Edom  puso  guarni- 
ción :  y  todos  los  Idumeos  fueron  sier- 
vos de  David :  y  Jehova  guardó  á  David 
por  donde  quiera  que  fué. 

15  Y  reinó  David  sobre  todo  Israel,  y 
hacia  David  derecho  y  justicia  á  todo 
su  pueblo. 

16  Y  Joab,  lujo  de  Servia,  era  general 
de  su  ejército :  y  Josaphat,  htyo  de  Ahi- 
lad, canciller. 

17  Y  Sadoc,  lujo  de  Achitob,  y  Acht- 
melech,  htyo  de  Abiathar,  eran  sacerdo- 
tes: y  Saraias  era  escriba. 


18  Y 


""^Mfeff  ***»«■• 


sobra 


II.  DK  SAMUEL. 


loa  Caretbeoa  y  Pfaofettoee ;  y  toe  fetyot 
de  David  eran  loa  principes. 

CAPITULO  IX. 

JDactd  restituye  d  Jfíphi-boseth  hijo  de  Jonathan  to- 
da» la»  heredada  que  habían  sido  de  tn  padre  :  f 
memdadSi^  siervo  de  lmeamdmSmá\im  U  Un- 


Y  DIJO  David:  ¿Ha quedado alguno 
da  la  caaa  da  Saúl  á  quién  yo  haga 
misericordia  por  causa  de  Jonathan  ? 
9  Y  babia  un  siervo  da  la  eaaa  de  Saúl, 
que  ae  llamaba  gibe,  al  cual  como  llama- 
ron ojie  viole*©  á  De^id,  el  rej  le  dya: 
¿Brea  tú  Siba?  Y  él  respondió:  Tu  siervo. 

3  Y  el  rey  d$o:  ¿No  ha  quedado  nadie 
de  la  casa  de  8aul,  á  quién  yo  haga  mise- 
ricordia de  Dios?  Y  Siba  respondió  al 
rey:  Aun  ha  quedado  un  hijo  de  Jona- 
than* cojo  de  los  pies. 

4  Entonces  el  rey  le  dtfo:  ¿Y  ese  dón- 
de está?  Y  Siba  respondió  al  rey:  He 
aquí,  esirf  en  casa  da  Machir,  htyo  de 
Amiel,  en  Lo-daber. 

0  Y  envió  el  rey  David,  y  tomóle  de 
casa  de  Machir,  h\)o  de  Amiel  de  Lo- 
dabar. 

6  Y  venido  Miphi-boaeth,  lujo  de  Jo- 
nathan,. hijo  de  Saúl,  á  David,  postróse 
sobre  su  rostro,  y  bisólo  reverencia.  Y 
dijo  David:  Miphi-boeeth.  Y  él  respon- 
dió: He  aquí  tu  siervo. 

7  David  le  dyo :  No  tengas  temor,  por- 
que yo  haré  contigo  misericordia  por 
amor  de  Jonathan  tu  padre;  y  yo  te  haré 
volver  todas  las  tierras  de  Saúl  tu  podre, 
y  tú  comerás  pan  á  mi  mesa  perpetua- 
mente. 

'  8  Y  él  inclinándose,  dyo:  ¿Quién  a*  tn 
siervo,  para  que  mires  á  un  perro  muer- 
to como  yo  soy? 

9  Entonces  el  rey  llamó  á  Siba  siervo 
de  Saúl,  y  dejóle:  Todo  lo  que  fué  de 
Saúl,  y  de  todasu  casa  yo  lo  he  dado  al 
lujo  de  tu  señor : 

10  Tú  pues  le  labrarás  las  tierras,  tú 
coa  tus  hyos,  y  tus  siervos,  y  encerrarás, 
para  que  el  hijo  de  tu  señor  tenga  pan 
que  comer.  Y  Miphi-boseth  el  hijo  de 
tu  señor  eomerá  pan  perpetuamente  á 
mi  mesa.  Y  tenia  Siba  quince  hyos,  y 
veinte  siervos, 

11  Y  respondió  Siba  al  rey:.  Conforme 
á  todo  lo  que  ha  mandado  mi  señor  el 
rey  á  su  siervo,  asi  lo  hará  tu  siervo. 
Miphi-boseth,  dijo  fi  rtyy  comerá  á  mi 
mesa,  como  uno  de  loa  lujos  del  rey. 

12  Y  Miphi-boseth  tenia  un  mjo  peque- 
flo»qiifleo  llamaba  Micha,  y  toda  la  fa- 


milia de  la  casa  de  Siba  eran  sierros  de 
Miphi-boeeth. 

13  Y  Miphi-boeeth  moraba  en  Jerusa- 
lem,  porque  comía  perpetuamente  á  la 
mesa  del  rey,  y  era  cojo  de  ambos  pies. 

CAPITULO  X. 

Enriando  David  mmbtdméorm  d  JJm»n  rtv  de  lo* 
jtMtmomita» para  eojuoktrle  de  ¡a  muerte  da  tupa* 
¿re,  él  piensa  que  son  aytme%  y  lo»  envia  vergon- 
zosamente. 1L  David  le»  hace  guerra,  y  los  vence 
y  desbarata  dénos  v  dio»  9*ro*,qni  habían  venido  ' 

DESPUÉS  de  esto  aconteció,  que  mu- 
rió el  rey  de  los  hyos  de  Ammony 
y  remó  por  él  Hanon  su  ayo. 

%  Y  dyo  David:  Yo  haré  misericordia 
con  Hanon,  hijo  de  Naas,  como  su  pa- 
dre la  hizo  conmigo.  Y  David  envió  sus 
siervos  á  coasolarle  por  su  padre.  Y  ve- 
nidos los  siervos  de  David  á  la  tierra  de 
los  hyos  de  Ammon, 

8  Los  principes  de  los  hyos  de  Ammon 
dijeron  á  Hanon  su  señor :  ¿Honra  Da- 
vid á  tu  padre  á  tu  parecer,  que  te  ha 
enviado  consoladores  ?  ¿  No  ha  enviado 
David  sus  siervos  á  ti  por  reconocer  y 
considerar  la  ciudad,' para  destruirla? 

4  Entonces  Hanon  tomó  los  siervos  de 
David,  y  rapóles  la  media  barba,  y  cortó- 
les los  vestidos  por  la  mitad  hasta  la» 
nalgas,  y  los  envió. 

5  Lo  cual  como  fué  hecho  saber  á  Da- 
vid, envió  delante  de  ellos,  porque  ellos 
estaban  grandemente  avergonzados,  y 
dyo  el  rey :  Estaos  en  Jericho,  hasta  que^ 
os  torne  á  nacer  la  barba,  y  entonces* 
volveréis. 

6fY  viendo  los  lujos  de  Ammon  que 
se  hablan  hecho  odiosos  con  David,  en- 
viaron los  hijos  de  Ammon,  y  dieron 
sueldo  á  los  Syros  de  la  casa  de  Rohob, 
y  á  los  Syros  de  Soba,  veinte  mil  hom- 
bres de  á.pié,  y  del  rey  de  Mancha  mil 
hombres,  y  de  Is-tob  doce  mil  hombres. 

7  Lo  cual  como  David  oyó,  envió  á 
Joab  con  todo  el  ejército  de  los  valien- 
tes. 

8  Y  saliendo  los  hyos  de  Ammon,  or- 
denaron sus  escuadrones  á  la  entrada  de 
la  puerta ;  mas  los  Syros  de  Soba,  y  de 
Rohob,  y  de  Ish-tob,  y  de  Mancha  orde- 
naron por  si  en  el  campo. 

9  Viendo  pues  Joab  que  habla  escua- 
drones delante  y  detrás  de  él,  eseogió  de 
todos  los  eseogidos  de  Israel,  y  púsose 
en  orden  contra  los  Syros. 

10  Y  k>que  quedó  del  pueblo,  entregó 
en  mano  de  Abisal  su  hermano,  y  púsola 
enóró^paiiiancontraráloaAmmonitas» 

98» 


II.  DE  8AMUEL. 


11  Y  dijo :  81  los  Syros  mo  fueren  su- 
periores, tú  me  ayudarás:  Y  si  los  htyos 
de  Ammon  pudieren  mas  que  tú,  yo  te 
dará  ayuda, 

12  Esfuérzate  y  esforcémosnos  por  nues- 
tro pueblo  y  por  las  ciudades  de  nuestro 
Dios :  y  baga  Jehova  lo  que  bien  le  pa- 
reciere. 

13  Y  acercóse  Joab,  y  el  pueblo  que  esta- 
ba con  él,  para  pelear  con  los  Syros,  mas 
ellos  huyeron  delante  de  él. 

14  Entonces  los  lujos  de  Ammon  vien- 
do que  los  8yros  hablan  huido,  huyeron 
también  ellos  delante  de  Abisal,  y  entrá- 
ronse en*  la  ciudad.  Y  volvió  Joab  de 
los  lujos  de  Ammon,  y  vinoso  á  Jerusa- 
lem. 

15  Y  viendo  los  Syros  que  habian  caldo 
delante  de  Israel,  tornáronse  á  juntar: 

16  Y  envió  Adarezer,  y  sacó  los  Syros 
que  estaban  de  la  otra ;  parte  del  rio,  los 
cuales  vinieron  á  Helan,  llevando  por 
capitán  á  Sobach  general  del  ejército  de 
Adarezer. 

17  Y  fué  dado  aviso  á  David,  y  juntó  á 
todo  Israel,  y  pasando  el  Jordán  vino  á 
Helan :  y  los  Syros  se  pusieron  en  orden 
contra  David,  y  pelearon  con  éL 

18  Mas  los  Syros  huyeron  delante  de 
Israel:  y  hirió  David  de  los  Syros  siete- 
eientos  carros,  y  cuarenta  mil  hombres 
de  á  caballo :  y  hirió  al  mismo  Sobach 
general  del  ejército,  y  murió  allí. 

.  19  Y  viendo  todos  los  reyes,  siervos  de 
Adarezer,  que  habian  caldo  delante  de 
Israel,  hicieron  paz  con  Israel,  y  sirvié- 
ronles: y  de  allí  adelante  temieron  los 
Syros  de  socorrer  á  los  lujos  de  Ammon. 

CAPITULO  XL 

David  viendo  d  Bersabee  muger  de  Urias  desde  un 
terrado  de  su  casa,  la  codicia,  y  envía  por  ella,  y 
duerme  con  ella.  II.  Bnvia  por  Urias,  que  estaba 
en  la  guerra,  para  que  viniendo  d  casa  durmiese  con 
su  muger,  y  asi  le  fuese  atribuida  la  preñes  de  ella: 
mas  con  ninguna  persuasión  ni  engaño  lo  acaba  con 
éL  lll.  Ko  sueediéndol»  el  engaño,  escribe  dJoab  m 
general,  que  cuando  se  diese  la  batalla,  Urias  fuese 
puesto  en  el  lugar  mas  peligroso,  y.  huyesen  y  le  de- 
samparasen para  que  muriese.  IV.  Hecho  todo  asi, 
tomad  Bersabee  muger  de  Urias  por  su  muger. 

Y  ACONTECIÓ  á  la  vuelta  del  ano, 
en  el  tiempo  que  salen  los  reyes  á 
la  guerra',  que  David  envió  á  Joab,  y  á 
sus  siervos  con  él,  y  á  todo  Israel,  y  des- 
truyeron á  los  Ammonltas;  y  pusieron 
cerco  á  Babba :  y  quedóse  David  en  Jo- 
rusalem. 

2  Y  aconteció  que  levantándose  David 
de  su  cama  á  la  hora  de  la  tarde,  paseán- 
dose por  la  techumbre  de  la  casa  real, 
300 


vio  desdo  la  techumbre  una  muger  qué 
se  estaba  lavando,  la  cual  era  muy  her- 
moso. 

S  Y  envió  David  á  preguntar  por  aque- 
lla muger ;  y  dijéronle :  Aquella  es  Ber- 
sabee, hija  de  Eliam,  muger  de  Urias 
Hettheo. 

4  Y  envió  David  mensageros,  y  tomóla; 
la  cual  como  entró  á  él,  él  durmió  con 
ella;  y  ella  so  santificó  de  su  inmundi- 
cia, y  se  volvió  á  su  casa. 

5  Y  concibió  la  muger,  y  envió  á  hacer* 
lo  saber  á  David,  diciendo :  Yo  estoy  pre- 
ñada. 

6  T  Entonces  David  envió  á  Joab,  di- 
ciendo: Envióme  á  Urias  Hettheo.  Y 
Joab  envió  á  Urias  á  David. 

7  Y  como  Urias  vino  á  él,  David  lo 
preguntó  por  la  salud  de  Joab,  y  por 
la  salud  del  pueblo,  y  asimismo  de  la 
guerra. 

8  Después  David  dflo  á  Urias:  Des- 
ciende á  tu  casa,  y  lava  tus  pies.  Y  sa- 
liendo Urias  de  casa  del  rey,  vino  tras  de 
él  comida  real 

9  Mas  Urias  durmió  á  la  puerta  de  le 
casa  real,  con  todos  los  siervos  de  su  se- 
ñor :  y  no  descendió  á  su  casa. 

10  Y  hicieron  saber  esto  á  David,  di- 
ciendo :  Urias  no  descendió  á  su  casa,  y 
David  dijo  á  Urias :  ¿No  has  venido  de 
camino?  ¿Por  qué  pues  no  descendiste 
átu  casa? 

11  Y  Urias  respondió  á  David:  El  ar- 
ca, y  Israel,  y  Juda  están  debajo  de  tien- 
das, y  mi  señor  Joab,  y  los  siervos  de  mi 
señor  sobre  la  haz  del  campo ;  ¿  y  hable  ( 
yo  de  entrar  en  mi  casa  para  comer  y  ' 
para  beber,  y  para  dormir  con  mi  mu- 
ger ?  Por  vida  tuya,  y  por  vida  de  tu  al- 
ma, que  yo  no  haga  tal  cosa. 

12  Y  David  dijo  á  Urias:  Estáte  aqui 
aun  hoy,  y  mañana  te  despacharé.  Y 
Urias  se  quedó  en  Jerusalem  aquel  dio, 
y  el  siguiente. 

18  Y  David  le  convidó :  y  le  hizo  co- 
mer, y  beber  delante  de  sí,  y  lo  embria- 
gó. Y  él  salió  á  la  tarde  á  dormir  en  su 
cama  con  los  siervos  de  su  señor:  mas 
no  descendió  á  su  casa. 

14  f  Venida  la  mañana,  David  escribió 
una  carta  é- Joab,  la  cual  envió  por  ma- 
no de  Urias. 

15  Y  escribió  en  la  carta,  diciendo :  Po- 
ned á  Urias  delante  4e  la  fuerza  de  la 
batalla:  y  dejadle  á  sus  espaldas  pare 
que  sea  herido,  y  muera. 

16  Y  aconteció,  que  cuando  Joab  coreé 


II.  DE  SAMUEL. 


la  ciudad,  poto  ¿Urias  en  el  lugar  donde 
sabia  que  estaban  loe  mas  valiente»  hom- 
bres. 

17  Y  como  salieron  los  de  la  ciudad, 
pelearon  con  Joab,  y  cayeron  alguno*  del 
pueblo  de  los  siervos  de  David:  y  mu- 
rió también  Urias  Hettheo. 

18  Y  envió  Joab,  y  hizo  saber  a  David 
todos  los  negocios  de  la  guerra. 

19  Y  mandó  al  mensagero,  diciendo: 
Cuando  acabares  de  contar  al  rey  todos 
los  negocios  de  la  guerra, 

20  Si  el  rey  comenzare  á  enojarse,  y  te 
dijere :  ¿Por  qué  os  acercasteis  á  la  ciu- 
dad peleando ?  ¿No  sabíais  lo  que  sue- 
len echar  del  muro  t 

31  ¿Quien hirió  á  Abi-melech,  lujo  de 
Jerubeseth ?  ¿No  echó  una  muger  del 
muro  un  pedazo  de  una  rueda  de  moli- 
no, y  murió  en  Thebesr  ¿Por  qué  os 
llegabais  al  muro?  Entonces  tú  le  di- 
rás :  También  tu  siervo  Urias  Hettheo  es 
muerto. 

22  Y  fue*  el  mensagero,  y  viniendo,  con- 
tó á  David  todas  las  cosas,  por  las.  cuales 
Joab  le  habia  enviado. 

23  Y  dfyo  el  mensagero  á  David:  Pre- 
valecieron contra  nosotros  los  varones, 
salíaos  á  nosotros  al  campo;  mas  noso- 
tros los  tornamos  basta  la  entrada  de  la 
puerta. 

24  Y  los  flecheros  tiraron  contra  tus 
siervos  desde  el  muro,  y  murieron  algu- 
nos de  los  siervos  del  rey :  y  murió  tam- 
bién tu  siervo  Urias  Hettheo. ' 

25  Y  David  djjo  al  mensagero:  Dirás 
así  a  Joab:  No  tengas  pesar  de  esto,  que 
de  esta  y  de  esta  manera  suele  comer  la 
espada.  Fortifica  la  batalla  contra  la 
dudad,  hasta  que  la  derribes.  Y  tú  es- 
fuérzale. 

26  1f  Y  oyendo  la  muger  de  Urias,  que 
Urias  su  marido  ora  muerto,  puso  luto 
por  su  marido. 

27  Y  pasado  el  luto,  envió  David,  y  re- 
cogióla á  su  casa:  y  fué  su  muger:  y  pa- 
rióle un  hijo.  Mas  esta  cosa  que  David 
hizo,  desplago  delante  de  Jehova. 

capitulo  xn. 

2¡*via  Dice  al  profeta  Natkan  d  David,  el  cual  con 
una  elegante  y  propria  parábola  le  trae  al  conoci- 
miento de  tu  pecado,  del  cual  le  absuelve,  pero  de- 
nunciándole primero  orondee  calamidad**,  y  la 
muerte  del  hjfo  nacido  del  adulterio.  II.  Dio*  hiere 
al  niño  de  enfermedad,  y  muere.  TU.  Bertabee  con- 
dV,  y  pare  d  Salomón,  IV.  Toma  David  la  ciudad 
real  de  lo»  Ammonitat,  y  hace  ttmgular  venganza  de 
la  afrenta  mué  te  Meo  d  ene  embajadoree. 

Y  ENVIÓ  Jehova  á  Nathan  á  David : 
el  cual  viniendo  á  él,  le  dtyo ;  Ha- 


bla dos  hombres  ea  una  ciudad,  el  uno 
rico,  y  el  otro  pobre. 
2  El  rico  tenia  ovejas  y  vacas  á  saz: 
S  Mas  el  pobre  ninguna  cosa  tenia,  sino 
una  aola  cordera,  que  habla  comprado, 
la  cual  él  habia  criado,  y  habia  crecido 
con  él  y  con  sus  hijos  juntamente,  co- 
miendo de  su  bocado  depon,  y  bebiendo 
de  bu  vaso,  y  durmiendo  en  su  regazo :  y 
teníala  como  á  una  hijo. 

4  Y  vtao  uno  de  camino  al  hombre  ri-  * 
co :  y  éTno  quiso  tomar  de  sus  ovejas  y 
de  bus  vacas,  para  guisar  al  caminante  que 
le  habia  venido :  sino  tomó  la  oveja  de 
aquel  hombre  pobre,  y  aderezóla  para  el 
varón  que  le  habia  venido. 

5  Entonces  el  furor  se  le  encendió  á 
David  en  gran  manera  contra  aqueihom- 
bre,  y  dijo  á  Nathan :  Vive  Jehova,  que 
el  que  tal  hizo  es  digno  de  muerte : 

6  Y  que  él  pagará  la  cordera  con  el 
cuatro  tanto :  porque  hizo  esta  tal  cosa, 
y  no  tuyo  misericordia. 

7  Entonces  Nathan  dJjo  á  David:  Tú 
ere*  aquel  varón.  Así  dijo  Jehova,  Dios 
de  Israel :  Yo  te  ungí  por  rey  sobre  Is- 
rael, y  te  libré  de  la  mano  de  Saúl. 

8  Yo  te  di  la  casa  de  tu  señor,  y  las 
mugeres  de  tu  señor  en  tu  seno ;  ademas 
de  esto,  te  di  la  casa  de  Israel  y  de  Judo. 
Y  si. «tío  e$  poco,  yo  te  añadiré  tales  y 
tales  cosas. 

9  ¿  Por  qué  pues  tuviste  en  poco  la  pa- 
labra de  Jehova,  haciendo  lo  malo  de- 
lante de  sus  ojos  ?  A  Urias  Hettheo  he- 
riste á  cuchillo,  y  tomaste  por  tu  muger 
á  su  muger,  y  á  él  mataste  con  la  espa- 
da de  los  lujos  do  Ammon. 

10  Por  lo  cual  ahora  no  se  apartará  es- 
pada de  tu  casa  perpetuamente,  por 
cuanto  me  menospreciaste,  y  tomaste  la 
muger  de  Urias  Hettheo,  para  que  fuese 
tu  muger. 

11  Asi  dijo  Jehova:  He  aquí,  yo  des- 
pierto sobre  tí  mal  de  tu  misma  casa:  y 
yo  tomaré  tus  mugeres  delante  de  tus 
ojos,  y  las  dore  á  tu  prójimo,  el  cual  dor- 
mirá con  tus  mugeres  en  la  presencia  do 
este  sol. 

12  Porque  tú  lo  hiciste  en  secreto,  mas 
yo  haré  esto  delante  de  todo  Israel,  y 
delante  del  sol. 

18  Entonces  cujo  David  á  Nathan:  Pe- 
qué á  Jehova  Y  Nathan  cUjo  á  David: 
También  Jehova  ha  trasportado  tu  pe- 
cado; no  morirás.. 

14  Mas  por  cuanto  con  este  negoció  hi- 
ciste blasfemar  á  los  enemigos  de  Jeho- 


II.  DE  SAMUEL. 


va,  e!  WJo  que  te  na  nacido  muriendo 
morirá. 

15  T  Y  Nathan  se  volvió  á  su  casa.  Y 
Jehova  hirió  al  niño,  que  la  muger  de 
Urias  habla  parido  á  David,  y  enfermó 
gravemente. 

16  Y  David  rogó  á  Dios  por  el  niño ;  y 
ayunó  David  ayuno,  y  yino,  y  pasó  la 
noche  acostado  en  tierra. 

)  17  Y  levantáronse  los  ancianos  de  sn 
casa  á  él,  paraliaceiie  levantar  fe  tierra, 
mas  él  no  quiso,  ni  comió  con  ellos  pan. 

18  Y  al  séptimo  dia  el  niño  murió ;  y 
sus  siervos  no  osaban  hacerle  saber  que 
el  niño  era  muerto,  diciendo  entre  ti: 
Cuando  el  niño  aun  vivíale  hablábamos, 
y  no  quería  oir  nuestra  voz ;  ¿  pues  cuán- 
to mas  mal  le  hará  si  le  dijéremos :  el 
niño  es  muerto? 

19  Mas  David  viendo  á  sus  siervos  ha- 
blar cutre  si,  entendió  que  el  niño  era 
muerto :  y  dijo  David  á  sus  siervos :  ¿  Es 
muerto  el  niño  ?  Y  ellos  respondieron : 
Muerto  es. 

20  Entonces  David  se  levantó  de  tierra, 
y  lavóse,  y  ungióse,  y  mudó  sus  ropas,  y 
entró  á  la  casa  de  Jehova,  y  adoró.  Y 
después  vino  á  su  casa,  y  demandó,  y 
pusiéronle  pan,  y  comió. 

21  Y  djjéronle  sus  siervos :  ¿  Qué  es  esto 
que  has  hecho  ?  Por  el  niño  viviendo 
aun,  ayunabas  y  llorabas :  ¿  y  él  muerto, 
levantástete,  y  comiste  pan  ? 

22  Y  él  respondió:  Viviendo  aun  el 
niño,  yo  ayunaba  y  lloraba,  diciendo: 
¿Quién  sabe,  si  Dios  habrá  compasión 
do  mí,  que  viva  el  niño  ? 

23  Mas  ahora  que  ya  es  muerto,  ¿para 
qué  tengo  de  ayunar  ?  ¿  Podrélo  yo  mas 
volver  ?  Yo  voy  á  él,  mas  él  no  volverá 
árai. 

24  1f  Y  consoló  David  á  Bersabee  su 
muger,  y  entrando  á  ella  durmió  con 
ella,  y  parió  un  hijo,  y  llamó  su  nombre 
Salomón,  al  cual  Jehova  amó. 

25  Y  envió  por  mano  de  Nathan  profe- 
ta, y  llamó  su  nombre  Jedidlah,  por  Je- 
hova. 

26  1T  Y  Joab  peleaba  contra  Racha  de 
los  hijos  de  Ammon,  y  tomó  la  dudad 
reaL 

27  Y  envió  Joab  mensageros  á  David, 
dieiendo :  Yo  he  peleado  contra  Rabba, 
y  he  tomado  la  ciudad  de  las  aguas. 

28  Junta  pues  ahora  el  pueblo  que  que- 
da, y  asienta  campo  sobre  la  eiudad,  y 
tómala,  porque  tomando  yo  la  ciudad, 
no  se  llamo  de  mi  nombre. 

808 


20  Y  Juntando  DavM  todo  el  puéMo,  fué 
contra  Rabba,  y  combatióla,  y  la  tomó. 

80  Y  tomó  la  corona  de  su  rey  de  su  cabe- 
za, la  cual  pesaba  un  talento  de  oro:  y  ha- 
bía en  etta  piedras  preciosas,  y  fué  puesta 
sobre  la  cabeza  de  David :  y  trujo  muy 
grande  despojo  de  la  ciudad. 

81  Y  sacó  el  pueblo  que  tetaba  en  ella, 
y  púsole  debajo  de  sierras,  y  de  trillos  de 
hierro,  de  hachas  de  hierro,  y  hizolos  pa- 
sar por  hornos :  y  lo  mismo  hizo  á  todas 
las  ciudades  de  los  hijos  de  Ammon:  y 
volvióse  David  con  todo  el  pueblo  á  Je- 
rusalem. 

capitulo  xm. 

Ammon  él  primogénito  de  David  mwmeU  imeotto  oon  m 
hermana  Tkatmar,  p  demmto  la  echa /mr*  do  $uem- 
ta.  ZA  Abtalom  hermano  paterno  y  materno  do 
Thamar,  en  venganza  de  tu  hermana,  mata  d  ta  her* 
mamo  Amnon,  p  te  humo  del  reino. 

DESPUÉS  de  esto  aconteció,  que  Ab- 
salom,  htyo  de  David,  tenia  una 
hermana  hermosa  que  se  llamaba  Tha- 
mar, de  la  cual  se  enamoró  Amnon  hijo 
de  David. 

2  Y  Amnon  fue*  angustiad*,  hasta  en- 
fermar por  Thamar  su  hermana :  porquo 
por  ser  ella  virgen,  parecía  á  Amnon 
que  seria  cosa  dificultosa  hacerle  algo. 

8  Y  Amnon  tenia  un  amigo,  que  solla- 
maba Jonadab,  hijo  de  Sarama,  hermano 
de  David,  y  Jonadab  era  hombre  muy 
astuto. 

4  Y  este  le  dijo :  Hijo  del  rey,  ¿qué  es 
la  causa  que  á  las  mañanas  estás  asi  fla- 
co? ¿No  me  lo  descubrirás  á  mi?  Y 
Amnon  le  respondió :  Yo  amo  á  Thamar 
la  hermana  de  mi  hermano  Absalom. 

5  Y  Jonadab  le  dijo :  Acuéstate  en  tu 
cama,  y  finge  que  estás  enfermo :  y  cuan- 
do tu  padre  viniere  á  visitarte,  dile: 
Rnégote  que  venga  mi  hermana  Thamar, 
para  que  me  conforte  con  atgmna  comi- 
da, y  baga  delante  de  mi  alguna  vianda, 
para  que  viendo  la  coma  de  su  mano. 

6  Y  Amnon  se  acostó,  y  fingió  que  es- 
taba enfermo,  y  vino  el  rey  á  visitarle  t 
y  Amnon  dijo  al  rey :  Yo  te  ruego  que 
venga  mi  hermana  Thamar,  y  haga  de- 
lante de  mi  dos  hojuelas  que  coma  yo  de 
su  mano. 

7  Y  David  envió  á  Thamar  á  su  casa, 
diciendo:  Yé  ahora  á  casa  de  Amnon 
tu  hermano,  y  hazle  de  comer. 

8  Entonces  Thamar  fué  á  casa  de  su 
hermano  Amnon,  el  cual  estaba  acosta- 
do :  y  tomó  harina,  y  amasó,  y  biso  ho- 
juelas delante  de  él,  y  ademó  las  ho- 
juelas. 


II.  DE  SAMUEL. 


0  Y  tomando  la  sartén  sacólas  delante 
ée  él:  mas  él  no  quiso  comer.  Y  dijo 
Amnon:  Echad  fuera  de  aquí  á  todos. 
Y  todoe  se  salieron  de  allí. 

10  Entonces  Amnon  dijo  á  Thamar: 
Trae  la  comida  á  la  recámara,  para  que 
yo  coma  de  tu  mano.  Y  tomando  Thamar 
las  hojuelas  que  había  cocido,  llevólas  á 
su  hermano  Amnon  á  la  recámara. 

11  Y  como  ella  se  las  puso  delante  para 
que  comiese,  él  trabó  de  ella,  dictándole : 
Ven,  hermana  mia,  duerme  conmigo. 

12  EUa  entonces  le  respondió:  No, her- 
mano mió,  no  me  hagas  fuerza :  porque 
no  se  hace  asi  en  Israel:  no  hagas  tal 
locura, 

1S  Porque  ¿  Dónde  irla  yo  con  mi  des- 
honra? Y  aun  tú  serias  estimado  como 
uno  de  los  insensatos  de  IsraeL  Yo  te 
ruego  ahora  que  hables  al  rey,  que  no 
me  negará  4  ti 

14  Mas  él  no  la  quiso  oir,  antes  pudien- 
éo  mas  que  ella  la  forzó,  y  durmió  con 
ella, 

15  Y  aborrecióla  Amnon  de  tan  grande 
aborrecimiento,  que  el  odio  eon  que  la 
aborreció  después,  fué  mayor  que  el  amor 
con  que  la  había  amado.  Y  dijole  Am- 
non :  Levántate,  y  vete. 

*  16  Y  ella  le  respondió :  No  es  razón. 
Mayor  mal  es  este  de  echarme,  que  el 
que  me  has  heeho.  Mas  él  no  la  quiso  oír. 

17  Antes  llamando  á  su  criado,  que  le 
servia,  le  dtyo :  Échame  esta  allá  fuera,  y 
cierra  la  puerta  tras  ella, 

18  Y  ella  tenia  una  ropa  de  colores  so- 
bre sí,  (que  las  Wjas  vírgenes  de  los  reyes 
vestían  de  aquellas  ropas :)  y  su  criado 
la  echó  fuera,  y  cerró  la  puerta  tras  ella. 

19  Y  Thamar  tomó  ceniza,  y  tparcióia 
sobre  su  cabeza,  y  rompió  la  ropa  de  co- 
lores de  que  estaba  vestida:  y  puestas 
bus  manos  sobre  su  cabeza,  se  fué  gri- 
tando. 

20  Y  le  dJ[jo  su  hermano  Absalom :  ¿Ha 
astado  contigo  tu  hermano  Amnon? 
Calla,  pues,  ahora  hermana  mia,  tu  her- 

¡  mano  es,  no  pongas  tu  corazón  en  este 
negocio.  Y  Thamar  se  quedó  desconso- 
lada en  casa  de  su  hermano  Absalom. 

21  Y  el  rey  David,  oyendo  todo  esto, 
fué  muy  enojado. 

22  %  Mas  Absalom  no  habló,  ni  malo 
ni  bueno  eon  Amnon,  porque  Absalom 
aborrecía  á  Amnon,  porque  habla  forza- 
do á  su  hermana  Thamar. 

23  Y  «aconteció,  pasados  dos  afios  do 
tiempo,  que  Absalom  tenia  trasquila- 


dores en  Bahal-hasor,  que  es  junto  á 
Ephraim.  Y  convidó  Absalom  á  todos 
los  hijos  del  rey, 

24  Y  vino  Absalom  al  rey,  y  díjolc :  He 
aquí,  tu  siervo  tiene  ahora  trasquilado- 
res: yo  ruego  que  venga  el  rey  y  bus 
siervos  con  tu  siervo. 

25  Y  respondió  el  rey  á  Absalom :  No, 
hijo  mío,  no  vamos  todos,  porque  no 
seamos  gravosos  sobre  tí.  Y  porfió  con 
él,  y  noiquiso  venir,  mas  le  bendijo. 

26  Entonces  dijo  Absalom :  81  no,  rué- 
gote  que  venga  con  nosotros  Amnon 
mi  hermano.  Y  el  rey  le  respondió: 
¿  Para  qué  ha  de  ir  contigo  ? 

27  Y  como  Absalom  le  importunase, 
dejó  ir  con  él  á  Amnon,  y  á  todos  los  hi- 
jos del  rey. 

28  Y  habla  mandado  Absalom  á  sus 
criados,  diciendo:  Yo  os  ruego  que. mi- 
réis, cuando  el  corazón  de  Amnon  estará 
alegre  del  vino,  y  cuando  yo  os  dijere : 
Herid  á  Amnon ;  entonces  matádlc :  y 
no  tengáis  temor,  que  yo  os  lo  he  man- 
dado. Esforzaos,  pues,  y  sed  hombres 
valientes. 

29  Y  los  criados  de  Absalom  lo  hicie- 
ron con  Amnon  como  Absalom  se  lo 
habla  mandado,  y  levantándose  todos 
los  hijos  del  rey  subieron  todos  en  sus 
mulos,  y  huyeron. 

90  Y  estando  aun  ellos  en  el  camino,,  la 
fama  llegó  á  David,  diciendo :  Absalom 
ha  asesinado  á  todos  los  hijos  del  rey, 
que  ninguno  ha  quedado  de  ellos. 

31  Entonces  David  levantándose  rom- 
pió sus  vestidos,  y  echóse  en  tierra :  y 
todos  sus  siervos  estaban  desgarrados 
sus  vestidos. 

83  Y  respondió  Jonadab  el  hijo  de  Satu- 
rna hermano  do  David,  y  d^jo :  No  diga 
mi  señor,  que  han  asesinado  á  todos  los 
mozos,  hyos  del  rey,  que  solo  Amnon  es 
muerto,  que  en  la  boca  de  Absalom  es- 
taba puesto  desde  el  día  que  Amnon 
forzó  á  Thamar  su  hermana, 

88  Por  tanto  ahora  no  ponga  mi  señor 
el  rey  en  su  corazón  tal  palabra,  dicien- 
do: Todos  los  hijos  del  rey  han  sido 
asesinados,  que  solo  Amnon  es  muerto. 

34  Y  Absalom  huyó.  Y  alzando  sus 
ojos  el  mozo,  que  estaba  en  atalaya,  mi- 
ró, y, he  aquí  mucho  pueblo  que  venia  á 
sus  espaldas  por  el  camino  do  hacia  el 
monte. 

35  Y  dyo  Jonadab  al  rey:  He  allí  los 
hrjos  del  rey  que  vienen ;  porque  así  es 
como  tu  Btcrroh»  dicho. 


II.  DE  SAMUEL. 


86  T  como  él  acabó  do  hablar,  ho  aquí 
los  lujos  del  rey  que  vinieron,  y  alzando 
bu  voz  lloraron.  Y  también  el  mismo 
reyt  y  todos  sus  siervos  lloraron  de  muy 
gran  llanto. 

37  Mas  Absalom  huyó,  y  se  fué  á  Thol- 
mai,  hijo  de  Ammiud  rey  de  Gessur.  Y 
David  lloró  por  su  hijo  todos  los  días. 

38  Y  como  Absalom  huyó,  y  vino.á 
Gessur,  estuvo  alia  tres  años. 

39  Y  el  rey  David  deseó  salir  por  Ab- 
salom: porque  ya  estaba  consolado  á 
cerca  de  Amnon,  que  era  muerto. 

CAPITULO  XIV. 

Joab  con  la  astucia  de  una  muger  de  Thecua  persuade 
al  rey  que  Absalom  tea  perdonado.  .  JI.  Por  la  fe» 
twcesicn  del  tnimno  Joab  entra  al  rey,  después  de 
haber  estado  do»  años  en  Jerusalem  sin  verle. 

Y  CONOCIENDO  Joab,  mjo  de  8ar- 
via,  que  el  corazón  del  rey  estaba 
con  Absalom, 

2  Envió  Joab  á  Thecua,  y  tomó  de  alia 
una  muger  astuta,  y  le  <UJo :  Yo  te  rue- 
go que  te  enlutes,  y  te  vistas  do  ropas 
de  luto,  y  no  te  unjas  con  oleo,  antes  sé 
como  una  muger  que  ha  mucho  tiempo 
que  trac  luto  por  algún  muerto. 

3  Y  entrando  al  rey,  habla  con  él  de 
esta  manera.  Entonces  puso  Joab  las 
palabras  en  su  boca. 

4  Entró  pues  aquella  muger  de  Thecua 
al  rey,  y  postrándose  sobre  su  rostro  en 
tierra  hizo  reverencia,  y  cttjo:  Oh  rey, 
salva. 

5  Y  el  rey  le  d^o:  ¿Qué  has?  Y  ella 
respondió :  Yo  soy  de  cierto  una  muger 
viuda,  y  mi  marido  es  muerto. 

6  Y  tu  sierra  tenia  dos  h^jos,  y  los  dos 
riñeron  en  el  campo:  y  no  habiendo 
quien  los  despartiese,  hirió  el  uno  al 
otro,  y  le  mató. 

7  Y,  he  aquí,  toda  la  parentela  se  ha  le- 
vantado contra  tu  sierva,  diciendo :  En- 
trega al  que  mató  á  su  hermano,  para 
que  le  matemos  por  la  vida  de  su  her- 
mano, á  quien  él  mató;  y  quitemos  tam- 
bién el  heredero.  Así  apagarán  el  ascua 
que  me  ha  quedado,  no  dejando  á  mi 
marido  nombro  ni  reliquia  sobre  la  tierra. 

8  Entonces  el  rey  dijo  á  la  muger.  Vete 
á  tu  casa,  que  yo  mandaré  acerca  de  ti 

9  Y  la  muger  de  Thecua  cüjo  al  rey : 
Rey,  señor  mió,  la  maldad  sea  sobre  mí, 
y  sobre  la  casa  de  mi  padre ;  y  el  rey  y 
su  trono  sea  sin  culpa. 

10  Y  el  rey  dyo :  Al  que  hablare  contra 
tí,  tráele  á  mí,  que  no  te  tocará  mas. 

11  Y  ella  <üjo :  Yo  te  ruego,  oh  rey,  que 
te  acuerdes  de  Jchova  tu  Dios,  que  no 

804 


hagas  multiplicar  los  vengadores  de  la 
sangre,  para  echar  á  perder  y  destruir  á 
mi  hjjo.  Y  él  respondió:  Vive  Jehova, 
que  no  caerá  ni  aun  un  cabello  de  la  ca- 
beza de  tu  lujo  en  tierra, 

12  Y  la  muger  dtfo:  Yo  te  ruego  que 
hable  tu  criada  una  palabra  á  mi  señor 
el  rey.    Y  él  cujo :  Habla. 

13  Entonces  la  muger  dijo :  ¿  Por  qué 
pues  piensas  tú  otro  tanto  contra  el  pue- 
blo de  Dios  ?  que  hablando  el  rey  esta 
palabra  es  como  culpado :  por  cuanto  el 
rey  no  hace  volver  su  fugitivo. 

14  Porque  muriendo  morimos,  y  somos 
como  aguas  derramadas  por  tierra,  que 
nunca  mas  son  tornadas  á  coger,  ni  Dios 
le  quitara  la  vida :  mas  piensa  pensamien- 
tos para  no  echar  de  sí  al  desechado. 

15  Y  que  yo  he  venido  ahora  para  de- 
cir esto  al  rey,  mi  señor,  es  porque  el 
pueblo  me  ha  puesto  miedo.  Mas  tu 
sierva  dtfo  en  si:  Ahora  yo  hablaré  al 
rey,  quizá  hará  el  rey  la  palabra  de  su 
sierva. 

16  Porque  el  rey  oirá  para  librar  á  su 
sierva  de  mano  del  hombre  que  me  quie- 
re raer  á  mí  y  á  mi  hijo  juntamente  de 
la  heredad  de  Dios. 

17  Tu  sierva  pues  dice :  Que  sea  ahora 
la  palabra  de  mi  señor  el  rey  para  des- 
canso :  pues  que  mi  señor  el  rey  es  co- 
mo un  ángel  de  Dios  para  escuchar  lo 
bueno  y  lo  malo ;  y  Jehova  tu  Dios  acá 
contigo. 

18  Entonces  el  rey  respondió,  y  dijo  á 
la  muger:  Yo  te  ruego  que  no  me  encu- 
bras nada  de  lo  que  yo  to  preguntare. 

Y  la  muger  dtyo :  Diga  mi  señor  el  rey. 

19  Y  el  rey  dijo :  ¿No  ha  sido  la  mano 
de  Joab  contigo  en  todos  estas  cosas? 

Y  la  muger  respondió,  y  d^jo :  Viva  tu 
alma,  rey  señor  mió,  que  no  hay  por- 
que ir  á  mano  derecha,ni  á  mano  Izquier- 
da de  todo  lo  que  mi  señor  el  rey  ha 
hablado:  porque  tu  siervo  Joab,  él  roe 
mandó,  y  él  puso  en  la  boca  de  tu  sierva 
todas  estas  palabras. 

20  Y  que  yo  volviese  la  forma  de  las 
palabras,  Joab  tu  siervo  lo  ha  hecho. 
Mas  mi  señor  es  sabio  conforme  á  la  sa- 
biduría de  un  ángel  de  Dios*  para  saber 
lo  que  se  hoce  en  la  tierra. 

21  Entonces  el  rey  dJjo  á  Joab :  He  aquí, 
yo  hago  esto.  Vé,  y  haz  volver  al  mozo 
Absalom. 

22  Y  Joab  se  postró  on  tierra  sobre  su 
rostro,  y  hizo  reverencia,  y  bendijo  al 
rey;  y  dijo  *g0>;  Joy  1» entendido  tu 


Ií.  DE  BAMUEL. 


siervo,  que  no  hallado  gracia  en  tus  ojos, 
rey  señor  mió;  pues  qme  ba  hecho  el 
rey  la  palabra  de  su  siervo» 

23  T  levantóse  Joab,  y  fué  á  Gessur,  y 
Tolvió  á  Absalom  á  Jerusalem. 

24  T  el  rey  dijo :  Vayase  6  su  cata,  y 
no  vea  mi  rostro.  Y  Absalom  se  volvió 
á  su  casi,  y  no  vio  el  rostro  del  rey. 

25  No  habla  varón  tan  hermoso  en  to- 
do Israel  como  Absalom,  para  alabar  en 
gran  manera :  desde  la  planta  de  su  pié 
hasta  la  mollera  no  habla  en  el  mácula. 

26  Y  cuando  trasquilaba  su  cabeza  (lo 
cual  era  cada  año  al  cabo  del  año,  que  él 
se  trasquilaba!  porque  le  hada  molestia 
d  cabello,  y  le  trasquilaba,)  pesaba  el  ca- 
bello de  su  cabeza  doscientos  sidos  de 
peso  real 

27  T  naciéronle  á  Absalom  tres  hrjos, 
y  una  hjja  que  se  llamaba  Thamar:  la 
cual  fué  hermosa  de  ver. 

28  í  T  estuvo  Absalom  dos  afios  de 
tiempo  en  Jerusalem,  que  nunca  vló  el 
rostro  dd  rey. 

29  Y  envió  Absalom  por  Joab  para  en- 
viarle al  rey:  mas  no  quiso  venir  á  él; 
ni  aunque  envió  por  él  la  segunda  vea, 
quiso  venir. 

39  Entonces  drjo  A  sus  siervos:  Bien 
sabéis  las  tierras  do  Joab  junto  é  mi  lu- 
gar, donde  tiene  sus  cebadas :  id,  y  pe- 
gádle  fuego.  Y  los  siervos  de  Absalom 
pegaron  fuego  á  las  tierras. 

31  Y  levantóse  Joab,  y  vine  á  Absalom 
á  eu  casa,  y  díjole :  ¿Por  qué  han  puesto 
fuego  tus  siervos  á  mis  tierras  ? 

&¿  Y  Absalom  respondió  á  Joab :  He 
aquí,  yo  he  enviado  por  ti,  diciendo,  que 
vinieses  acá,  para  que  yo  te  enviase  al 
rey,  á  que  le  dijeses :  ¿Para  qué  vine  de 
Gessur?  Mejor  me  fuera  estarme  aun 
allá.  Vea  yo  ahora  la  cara  del  rey:  y 
si  hay'cn  mi  pecado,  máteme. 

83  Vino  pnes  Joab  al  rey :  y  hizoeelo 
saber:  y  llamó  á  Absalom,  d  cual  vino 
al  rey,  y  inclinó  su  rostro  á  «Ierra  delan- 
te del  rey :  y  el  rey  besó  ft  Absalom. 
CAPITULO  XV. 

¿beátom,  ganado*  primero  loe  dnimee  del  pueblo  con 
&tngmlartuttoia,  m  levanta  «mira  mi  padre  con  el 
reino.  II.  Oyéndolo  David  huye  de  Jenualem  acom- 
pañado del  ejército  y  dente  amigo*. 

DESPUÉS  de  esto  aconteció,  que  Ab- 
salom se  hizo  carros  y  caballos,  y 
cincuenta  hombres  que  corriesen  delan- 
te de  él. 

2  Y  levantábase  Absalom  de  mañana,  y 
rftmíase  á  un  lado  dei  camino  de  la 
puerta,  y  á  cualquiera  que  tenia  pleito, 
8pan,  80 


y  venia  ni  rey  á  juicio,  Absalom  le  Uama- 
ba  á si,  y  le  decía:  ¿De  qué  ciudad  eres? 
Y  él  respondía :  Tu  siervo  e»  de  una  de 
las  tribus  de  Israel. 

3  Entonces  Absalom  le  decía:  Mira, 
tus  palabras  ton  buenas  y  justas:  mas 
«o  tienes  quien  te  oiga  por  d  rey. 

4  Y  decía  Absalom :  ¡  Quién  me  pusiese, 
por  juez  en  la  tierra,  para  que  viniesen 
¿  mí  todos  los  que  tienen  pleito,  ó  ne- 
godo,  que  yo  les  haría  justicial 

5  Y  acontecía  que,  cuando  alguno  se 
llegaba  para  inclinarse  á  él,  él  extendía 
la  mano,  y  le  tomaba,  y  le  besaba. 

6  Y  de  esta  manera  hacia  con  todo  Is- 
rael que  vehisi  al  rey  á  juicio :  y  atí  hur* 
taba  Absalom  d  corazón  de  los  de  Is» 
rael 

7  Y  aconteció  después  de  cuarenta 
anos,  que  Absalom  ¿yo  al  rey:  Yo  te 
ruego  que  me  de$  licencia  para  que  vaya  á 
pagar  mi  voto  á  Hebron,  que  he  prome- 
tido á  Jehova. 

8  Porque  tu  siervo  hizo  voto  cuando 
estaba  en  Gessur  en  Byiia,  diciendo :  81 
Jehova  me  volviere  á  Jerusalem,  yo  ser- 
viré á  Jehova. 

9  Y  el  rey  le  dtfo :  Vé  en  pac  Y  él  se 
levantó,  y  se  rué  á  Hebron. 

10  Y  envió  Absalom  espías  por  todas  las 
tribus  de  Israel,  diciendo :  Cuando  oye- 
reis d  son  de  la  trompeta,  diréis :  Absa- 
lom reina  en  Hebron. 

11  Y  fueron  con  Absalom  doscientos 
hombres  de  Jerusalem  llamados  jfcr  t% 
los  cuales  Iban  con  su  simpliddad,  sin 
saber  cosa. 

12  También  envió  Absalom  por  Achi- 
thophel  Qilonita,  dd  consejo  de  David,  á 
Güo  su  dudad,  cuando  hacia  sus  sacrifi- 
dos,  y  fué  hecha  una  grande  conjuración* 
y  d  pueblo  se  iba  aumentando  con  Absa- 
lom» 

13  tYvinod  aviso  áDavid,  diciendo 5 
El  corazón  de  los  varones  de  Israd  m  *» 
tras*  AbsakraL 

14  Entonces  David  dtfo  á  todos  sus 
siervos,  que  tetaban  con  den  Jerusalem: 
Levantaos,  y  huyamos,  porque  no  po- 
dremos escapar  delante  de  Absalom. 
Daos  priesa  á  andar,  porque  apresurán- 
dose él  no  nos  tome,  y  echo  sobre  noso- 
tros mal,  y  hiera  la  ciudad  á  filo  de  es- 
pada. 

15  Y  los  siervos  dd  rey  dieron  al  rey  t 
lie  aquí,  tus  siervos  están  presto*  á  todo 
lo  que  nuestro  señor  d  rey  eligiere. 

16  El  rey  entonces  salió  con  toda  su 

30» 


II.  DE  SAMUEL. 


«as*  á  pié:  y  dejó  tí  rey  diez  mugeres 
concubinas,  para  que  guardasen  la  casa. 

17  Y  salió  el  rey,  con  todo  el  pueblo  á 
pié,  y  paráronse  en  un  lugar  lejos. 

18  Y  todos  sus  siervos  pasaban  á  su  la- 
do, y  todos  los  Ceretheoe  y  Pheletheos, 
y  todos  los  Getheos,  seiscientos  hom- 
bres, los  cuales  hablan  venido  á  pié 
desde  Qeth,  y  iban  delante  del  rey. 

19  Y  dtfo  el  rey  á  Ethai  Getheo:  ¿Para 
qué  vienes  tú  también  con  nosotros? 
Vuélvete  y  quédate  con  el  rey :  porque 
tú  eres  extrangero,  y  desterrado  también 
tú  de  tu  lugar. 

90  ¿Ayer  veníate,  y  téngote  de  hacer 
hov  que  mudes  lugar  par*  ir  con  noso- 
tros t  Yo  voy  sobre  lo  que  yo  voy:  tú 
vuélvete,  y  haz  volver  á  tus  hermanos : 
en  ti  hay  misericordia  y  verdad. 

21  Y  Ethai  respondió  al  rey,  diciendo : 
Vive  Dios,  y  vive  mi  señor  el  rey,  que,  ó 
para  muerte,  ó  para  vida,  donde  mi  se- 
ñor el  rey  estuviere,  allí  estará  también 
tu  siervo. 

22  Entonces  David  dijo  á  Ethai :  Ven, 
¿roa,  y  pasa.  Y  pasó  Ethai  Getheo,  y  to- 
dos sus  varones,  y  toda  su  familia. 

23  Y  toda  la  tierra  lloró  á  alta  vos :  y 
pasó  todo  el  pueblo  el  arroyo  de  Cedrón, 
y  después  pasó  el  rey,  y  todo  el  pueblo 
pasó  al  camino  que  va  al  desierto. 

04  Y  he  aquí  también  Sadoc  y  todos  los 
Levitas  con  él,  que  llevaban  el  arca  del 
concierto  de  Dios;  y  asentaron  el  arca 
del  apnclerto  de  Dios.  Y  subió  Abia- 
thar  hasta  que  todo  el  pueblo  hubo  aca- 
bado de  salir  de  la  dudad. 

25  Y  dtyo  el  rey  á  Sadoc:  Vuelve  el  ar- 
ca de  Dios  á  la  ciudad :  que  si  yo  hallare 
gracia  en  los  ojos  de  Jehova,  él  me  vol- 
verá, y  me  hará  ver  á  ella  y  á  su  taber- 
náculo. 

26  Y  si  dijere :  No  me  agradas :  apare- 
jado estoy,  haga  da  mi  k>  que  bien  le  pa- 
reciere. 

27  Y  dtfo  el  rey  á  Sadoc,  sacerdote: 
¿No  eres  tú  el  vidente?  Vuélvete  en 
paz  á  1a  ciudad:  y  estén  con  vosotros 
vuestros  dos  lujos,  Acalmaos  tu  hijo,  y 
Jonathan,  lujo  de  Abiathar. 

28  Mirad,  yo  me  detendré  en  las  cam- 
panas del  desierto,  hasta  que  venga  res- 
puesta de  vosotros  que  me  dé  avisa 

29  Entonces  Sadoc  y  Abiathar  volvie- 
ron el  arca  de  Dios  á  Jerusalem,  y  estu- 
viéronse allá. 

30  Y  David  subió  la  cuesta  de  las  olivas, 
subiendo  y  llorando ;  llevando  cubierta 

806 


la  cabeza,  y  los  pies  descalzos.  Y  todo 
el  pueblo  que  tenia  consigo  cubrió  cada 
uno  su  cabeza,  y  subieron,  subiendo  y 
llorando. 

31  Y  dieron  aviso  á  David,  diciendo: 
Achrlhophel  también  está  con  los  que 
conspiraron  con  Absalom.  Entonces 
David  djjo:  Enloquece  añoraron  Je- 
hova, el  consejo  de  AchithopheL 

82  Y  como  David  llegó  á  la  cumbre  pa- 
ra adorar  allí  á  Dios,  he  aquí  Chusai  Ara- 
chita,  que  le  salió  al  encuentro  trayendo 
desgarrada  su  ropa,  y  tierra  sobre  su  ca- 
beza. 

33  Y  díjole  David:  Si  pasares  conmigo, 
serme  has  carga : 

34  Mas  si  volvieres  á  la  ciudad,  y  die- 
res á  Absalom :  rey,  yo  seré  tu  siervo : 
como  hasta  ahora  he  sido  siervo  de  tu 
padre,  asi  seré  ahora  tu  siervo;  tú  me 
disiparás  el  consejo  de  AchithopheL 

85  ¿No  estarán  allí  contigo  Sadoc  y 
Abiathar  sacerdotes  ?  Por  tanto  todo  lo 
que  oyeres  eu  casa  del  rey,  darás  aviso 
de  ello  á  Sadoc  y  á  Abiathar  sacerdotes. 

86  Y,  he  aquí  que  están  con  ellos  sus 
dos  h|jos,  Achimaas,  él  de  Sadoc,  y  Jo- 
nathan, él  de  Abiathar:  por  mano  de 
ellos  me  enviaréis  aviso  de  todo  lo  que. 
oyereis. 

87  Así  se  vino  Chusai  amigo  de  David 
á  la  ciudad :  y  Absalom  vino  á  Jerusa- 
lem. 

CAPITULO  XVI. 

tuba  siervo  de  JBpki-boseth  infamando  d  su  amo  ca- 
lumniosamente gana  de  David  todo»  los  bienes  de  em 
amo.  II.  Semcí  maldice  d  David,  el  mal  tolera  *ue 
maldiciones  con  paciencia  entendiendo  ser  mano  do 
Dios,  UT.  Venido  AbsahmdJermmUem, entra dUm 
concubinas  de  su  padre  delante  de  todo  el  pueblo  por 
consejo  de  AchithopheL 

Y  COMO  David  pasó  un  poco  de  la 
cumbre  dd  monte,  he  aquí  Slba  el 
criado  de  Miphi-boseth,  que  le  salla  á  re- 
cibir con  un  par  de  asnos  enalbardados, 
y  sobre  ellos  doscientos  panes,  y  cien  hi- 
los de  pasas,  y  cien  masa*  de  higos  pasa- 
dos, y  un  cuero  de  vino. 

2  Y  dtfo  el  rey  á  8iba:.¿Qné  es  esto? 
Y  Siba  respondió :  Los  asnos  son  para  la 
familia  del  rey,  en  que  suban :  y  los  pa- 
nes y  la  pasa  para  los  criados  que  co- 
man :  el  vino  para  que  beban  los  que  se 
cansaren  en  el  desierto. 

3  Y»  dijo  el  rey :  ¿  Dónde  está  el  hijo  de 
tu  señor  ?  Y  8iba  respondió  al  rey :  He 
aquí,  él  se  ha  quedado  en  Jerusalem  por- 
que ba  dicho :  Hoy  me  volverán  la 


IL  DE  SAMUEL. 


4  Entonces  el  rey  dflo  4  Slbe:  He  aquí, 
sea  tajo  todo  lo  que  tiene  Miphi-boteth. 
Y  respondió  Siba  inclinándose :  Bey  se- 
ñor mió,  hallo  yo  gracia  delante  de  ti. 

5  í  Y  vino  el  rey  David  basta  Bahurim : 
y,  he  aquí,  salla  uno  de  la  lamilla  de  la  ca- 
sa de  8sul,  el  cual  se  ñamaba  Semei,  hi- 
jo de  Gera :  y  salla  maldiciendo, 

6  Y  echando  piedras  contra  David,  y 
contra  todos  los  sierros  del  rey  David : 
y  todo  el  pueblo,  y  todos  los  valiente» 
hombres  estaban  4  su  diestra  y  á  su  si- 
niestra. 

7  Y  decía  Semei  maldiciéndolo :  Sal: 
Sal,  Taran  de  sangres,  y  varón  Impío. 

8  Jehora  te  ha  dado  el  pego  de  todas  las 
sangres  de  la  casa  de  Saúl,  en  lugar  del 
cual  tú  has  reinado :  mas  Jehova  ha  en- 
tregado .el  reino  en  mano  de  tu  hijo  Ab- 
salom:  y, he  aquí,  tú  era  tommdo  en  tu 
maldad:  porque  eres  varón  de  sangres. 

9  Y  Abisal,  htfo  de  Servia,  dtfo  al  rey : 
l  Por  qué  maldice  este  perro  muerto  á 
mi  señor  el  rey?  Yo  te  ruego  que  me 
dejes  pasar,  y  quitarle  he  la  cabeza. 

10  Y  el  rey  respondió :  ¿  Que  tengo  yo 
con  vosotros,  hijos  de  Sarria?  £1  mal- 
dice asi,  porque  Jehova  le  ha  dicho  que 
maldiga  Á  David :  ¿ quién  pues  le  dirá: 
Por  qué  lo  haces  asi  ? 

11  Y  dijo  Darid  á  Abisal,  y  á  todos  sus 
siervos:  He  aquí,  que  mi  lujo,  que  ha 
salido  de  mi  vientre,  asecha  4  mi  vida, 
l  cuanto  mas  ahora  un  htyo  de  Jemini  ? 
Dejadle  que  maldiga,  que  Jehova  se  lo 
ha  dicho. 

12  Quisa  Jehova  mirará  4  mi  aflicción,  y 
me  dará  Jehova  bien  por  sus  maldicio- 
nes hoy. 

13  Y  como  David  y  los  suyos  Iban  por  el 
camino,  Semei  iba  por  el  lado  del  mon- 
te delante  de  él,  andando  y  maldiciendo, 
y  arrojando  piedras  delante  de  él,  y  es- 
parciendo polvo. 

14  Y  si  rey  y  todo  el  pueblo  que  con  él 
estafa,  llegaron  cansados,  y  descansó  allí. 

15  Y  Absalom  y  todo  el  pueblo,  los  va- 
rones de  Israel,  entraron  en  Jerusalem, 
y  con  él  Achithophei. 

10  Y  fué,  que  como  llegó  Chusa!  Ara- 
chita,  el  amigo  de  David,  4  Absalom, 
Chusa!  dijo  4  Absalom :  Viva  el  rey,  viva 
el  rey. 

17  Y  Absalom  d^o  4  Chusa! :  ¿  Este  es 
tu  agradecimiento  para  con  tu  amigo? 
¿Por  qué  no  fuiste  con  tu  amigo? 

18  Y  Chusa!  respondió  4  Absalom :  No : 
sino  al  que  eligiere  Jehova,  y  este  pue- 


blo, y  todos  tas  varos*»  de  Israel,  de 
aquel  seré  yo,  y  con  aquel  quedaré. 

19  ítem,  ¿4  quién  habla  yo  de  servir? 
¿  No  es  4  su  lujo  ?  Como  he  servido  de- 
lante de  tu  padre,  asi  seré  delante  de  ti. 

20  ?  Entonces  Absalom  dtfo  4  Achitho- 
phei :  Consultad  que  haremos. 

21  Y  Achithophei  <ujo  4  Absalom :  En- 
tra 4  las  concubinas  de  tu  padre,  que  él 
dejó  para  guardar  la  casa;  y  todo  el  pus» 
blo  de  Israel  otra  que  te  has  hecho  abor- 
recible 4  tu  padre :  y  asi  se  esforzarán 
las  manos  de  todos  los  que  esfcfet  conti- 
go- 

29  Entonces  pusieron  una  tienda  4  Ab- 
salom sobre  la  techumbre,  y  entró  Ab- 
salom 4  las  concubinas  de  su  padre  en 
ojos  de  todo  Israel. 

23  Y  el  consejo  que  daba  Achithophei 
en  aquellos  días,  era  como  si  consulta- 
ran  la  palabra  de  Dios.  Tal  era  el  con* 
sejo  de  Achithophei,  asi  con  David,  co- 
mo con  Absalom. 

CAPITULO  XVH 

Aprobando  mas  Abealom  en  el  negocio  de  la  guerra 
can  m  padre  d  conejo  de  <MmtedanteldeAekUka- 
pkel,  por  providencia  de  Dioe,  ddm  avieo  d  David, 
con  el  cual  pata  el  Jordán  con  tiempo,  g  Ackithoa, 
pAel  ee  cmlga,  TI.  Abeatom  pata  también  elJordan, 
g  loe  amigo»  de  David  le  traen  provisión. 

TjaNTONCES  Achithophei  <ÜJo  4  Ab- 
-*-i  salom :  Yo  escogeré  ahora  doce  mil 
hombres,  y  me  levantaré,  y  seguiré  4 
David  esta  noche. 

2  Y  daré  sobre  él,  que  él  estará  cansa- 
do y  flaco  do  manos,  yo  le  atemorizaré,  y 
todo  el  pueblo  que  está  con  él  huirá :  y 
heriré  al  rey  solo : 

8  Y  tornaré  á  todo  el  pueblo  á  ti:  y 
cuando  ellos  hubieren  vuelto,  (pasa 
aquel  hombre  es  el  que  tú  quieres,)  to- 
do el  pueblo'  estará  en  paz» 

4  Esta  razón  pareció  bien  4  Absalom  y 
4  todos  los  ancianos  de  Israel. 

5  Y  dtyo  Absalom :  Yo  te  ruego  que 
llames  también  4  Chusa!  Arachlta,  para 
que  oigamos  también  lo  que  él  dirá. 

6  Y  como  Chusa!  vmo  4  Absalom,  Ab- 
salom le  habló,  diciendo :  Asi  ha  dicho 
Achithophei:  ¿Seguiremos  su  consejo, 
ó  no?    Di  tú. 

7  Entonces  Chusa!  (UJo  á  Absalom:  El 
consejo  que  ha  dado  esta  ves  Achitho- 
phei no  es  bueno. 

8  Y  dijo  también  Chusa! :  Tú  sabes  que 
tu  padre  y  los  suyos  son  hombros  vallen- 
tes,  y  que  satán  ahora  con  amargura  de 
ánimo,  como  la  osa  en  el  campo  cuando 
lahan  quitado  los  hijos.  Ademas  de  esto, 

•07 


IL  DE  SAMUEL. 


<tu  padre  es  hombre  de  gien%  y  no  ten- 
drá la  noche  con  el  pueblo. 
*'  0  He  aqni,  él  estará  ahora  escondido  en 
alguna  cueva,  ó  en  algún  otro  lngar.  Y 
bí  al  principio  cayeren  algunos  de  ¡os 
tuyos,  oírlo  ha  quien  lo  oyere,  y  dirá :  £1 
pueblo  que  signe  4  Absalom  ha  sido 
muerto. 

10  T  aunque  sea  valiente  hombre,  cu- 
yo coraron  sea  como  coraron  de  león, 
sin  duda  desmayará;  porque  todo  Israel 
sabe,  que  tn  padre  es  Tállente  hom- 
bre, j  que  los  que  eséám,  con  él  son  es- 
forzados. 

U  Mas  9»  aconsejo,  que  todo  Israelje 
Junte  á  ti  desde  Dan  hasta  Beer-teba  que 
mré  en  multitud  como  la  arena  que  está 
á  la  orilla  de  la  mar,  y  que  tu  rostro  vaya 
en  la  batalla. 

12  Entonces  vendremos  á  él  en  eual- 
•quler  lugar  que  se  pudiere  hallar,  y  da- 
•remos  sobre  él,  como  cuando  el  rodo 
cae  sobre  la  tierra,  y  ni  uno  dejaremos  de 
él,  y  de  todos  los  que  están  con  él 
.  13  Y  si  se  recogiere  en  alguna  ciudad, 
iodos  los  de  Israel  traerán  sogas  á  aquella 
-ciudad,  y  traerla  hemos  arrastrando  has- 
%i  el  arroyo,  que  nunca  mas  parezca  de 
ella  piedra, 

14  Entonces  Absalom,  y  todos  loa  de 
Israel  dijeron:  El  consejo  de  Cbusai 
Arachita  es  mejor  que  el  consejo  de 
AchithopheL  Porque  Jehova  habla  mon- 
dado, que  el  consejo  de  Achithophcl,  que 
era  bueno,  mese  disipado,  para  que  Je- 
hova hiciese  venir  mal  sobre  Absalom. 

15  Y  Cbusai  dijo  á  Sedoc  y  á  Abiathar 
sacerdotes :  Así  y  asi  aconsejó  Achltho- 
phel  á  Absalom,  y  á  los  ancianos  de  Is- 
rael, y  yo  aconsejé  asi  y  asL 

16  Por  tanto  enviad  luego,  y  dad  aviso 
á David, diciendo:  No quedes'esta noche 
en.  las  campanas  del  desierto,  sino  pasa 
luego  el  Jordán,  porque  el  rey  no  sea 
consumido,  y  todo  el  pueblo  que  con  él 
está. 

17  Y  Jonathan  y  Acalmaos  estaban  jun- 
to á  la  fuente  de  Rogel,  y  fué  allá  una 
criada,  la  cual  les  dio  el  aviso,  y  ellos 
fueron,  y  dieron  aviso  al  rey  David :  por- 
que ellos  no  podían  mostrarse  viniendo 
á  la  ciudad. 

18  Y  fueron  visfos  por  un  mozo,  el  cual 
lo  dijo  á  Absalom,  mas  los  dos  se  dieron 
priesa  á  caminar,  y  llegaron  á  casa  de  un 
hombre  en  Bahurim,  que  tenia  un  pozo 
en  su  peüo,  dentro  del  cual  eUos  descen- 


JOB 


W  Y  tomando  la  mugar  na*  manta,  ex- 
tendióla sobre  la  boca  del  poso,  y  tendía 
sobre,  ella  del  trigo  majado ;  y  el  nego- 
cio no  fué  entendido. 

20  Y  llegando  los  criados  de  Absalom  á 
la  casa  á  la  muger,  dyéronle:  ¿Donde 
están  Achi  mane  y  Jonathan  2  Y  la  mu- 
ger les  respondió :  Ya  han  pasado  el  va- 
do de  las  aguas.  Y  como  ellos  los  bus- 
caron, y  no  los  hallaron,  volviéronse  á 
Jerusalem. 

21 Y  después  que  ellos  se  hubieron  ido, 
estotros  salieron  del  pozo,  y  ruéronse,  y 
dieron  el  aviso  al  rey  David,  y  dijéronle: 
Lcvantáoa,y  daos  priesaápasar  las  aguas, 
porque  Aohithophel  ha  dado  tal  consejo 
contra  vosotros. 

22  Entonces  David  ae  levanto,  y  todo 
el  pueblo  que  estaba  oon  él,  y  pasaron  el 
Jordán  antes  que  amaneciese,  sin  fritar 
ni  uno,  que  no  pásase  el  Jordán. 

28  Y  Achithophel  viendo  que  no  se  hi- 
zo su  consejo,  enalbardó  a»  asno,  y  le- 
vantóse, y  fuese  á sn  casa,y  á  sm  ciudad, 
y  ordenó  su  casa,  y  se  ahorcó,  y  murió, 
y  fué  sepultado  en  el  sepulcro  de  su  pa- 
dre. 

dé  T  Y  David  vino  en  Mahaiiaim,  y  Ab- 
salom pasó  el  Jordán  con  todos  los  va- 
rones de  Israel. 

25  Y  Absalom  constituyó  á  Amasa  so- 
bre el  ejército  en  lugar  de  Joab,  el  cual 
Amasa  fué  lujo  de  un  varón  de  Israel 
llamado  Jetara,  el  cual  habla  entrado  á 
Abigal,  hQa  de  Nasa,  hermana  de  Servia, 
madre  de  Joab. 

26  Y  asentó  campo  Israel  con  Absalom 
en  tierra  de  Galaad. 

27  Y  como  David  llegó  á  Mahanaim, 
Sobi,  hijo  de  Naos  de  Babba,  de  los  htfos 
de  Ammon,  y  Machir,  hijo  de  Ammiel 
de  Lo-dabar,  y  BerzeUat  flalaaditade  Ro- 
gelim, 

28  Trajeron  á  David  y  al  pueblo  que 
estaba  con  él,  camas,  y  lebrillos,  y  vaatyas 
de  barro,  trigo,  y  cebada,  y  harina,  y  trigo 
tostado,  habas,  lentejas,  y  portamos,  tos- 
tados, 

29  Miel,  manteca,  ovejas,  y  quesos  de 
vacas,  para  que  comiesen ;  porque  die- 
ron entre  si;  Aquel  pueblo  está  ham- 
briento, y  cansado,  y  tendrá  sed  en  el  de- 
sierto. 

CAPITULO  XVIII.  * 

Vdee  la  batalla  entre  elejéreüode  David,  VHdt  Jh- 
eolom:  donde  loe  de  David  kabieron  Ja  victoria,  9 
Aimdomeenmerto  por  Joab.  JJ.  Viene  la  nmva+* 
la  victoria  d  David,  el  cual  entendiendo  la  ■!■«  II 
dentabas  {tora  y  Aacejvr^Onfe. 


IL  DB  SAMUEL. 


DAVIB,  poca,  odBÉó  d  pueblo  que 
tenia  consigo,  y  puao  aobre  ellos 
tribunos  y  centurkmes. 

9  Y  poso  la  tercera  parte  del  pueblo 
debajo  de  la  mano  de  Jeab,  y  otra  tar- 
eera -debajo  de  la  mano  de  Abisal,  hijo 
de  Sarria,  hermano  de  Joan,  y  la  otra 
tercera  parte  debajo  de  ki  maoode  Btbal 
Qetheo.  Y  dtyo  el  rey  al  pwUo:  Yo 
también  saldré  eos  ▼esotro». 

1  8  Mas  el  pueblo  dijo  í  No  saldrás,  por- 
que si  nosotros  hnyéremos,  no  harán 
ene»  de  nosotros:  y  aunque  la  mitad  da 
nosotros  muera,  no  batan  caso  de  noso- 
tros :  mas  tú  ahora  refat  tanto  como  diez? 
mil  de  nosotros;  por  tanto  mejor  será 
que  Mr  nos  dos  ayud* desde  la  ciudad. 

4  Bntonees  el  rey  les  dflo:  Yo  taré  lo 
que  á  vosotros  pareciere  bien.  Y  el  rey 
so  puso  á  la  entrada  de  la  puerta,  mien- 
tra* safia  todo  el  pueblo  de  ciento  en 
ciento,  y  de  mil  en  wit 

0  Yefreymandóá  Jonb,y4  Abisal,  y 
4  Ethal,  diciendo :  Tratad  benignamente 
por  amor  de  mi  al  mono  Absslom.  Y 
todo  el  pueblo  oyó  cnando  el  rey  mandó 
acerca  de  Abeatom  á  todos  los  capitanes. 

a  Y  el  pueblo  ssJjLó  al  campo  contra  It- 
net,  y  la  batalla  se  dio  en-  el  bosque  de 
Ephroim. 

7  Y  el  pueblo  de  Israel  eayfralll  delan- 
te da  los  siervos  de  David,  y  fué  hecha 
allí  gran  matanza  en  aqnel  aba,  de  vein- 
te mil  Aomerss. 

8  Y  derramándose  allí  el  ejército  por 
la  han  de  toda  la  tierra,  fueron  mas  los 
qne  consumió  el  bosque  de  los  det  pue- 
blo,-que  los  que  consumió  la  espada 
aquel  dia. 

$  Y  Absslom  se  encontró  con  los  Bier- 
vo»  de  David,  y  Absslom  iba  sobre  un 
mulo,  y  el  mulo  se  entró  debajo  de  un 
espeso  y  grande  alcornoque,  y  «lósele 
la  cabeza  al  alcornoque,  y  quedó  entre 
el  cielo  y  la  tierra,  y  el  mulo  que  estaba 
debajo  de  él,  pasó  údekoUe. 

10  Y  viéndole  uno,  avisó  á  Joab,  dicien- 
do :  He  aquí  qne  yo  vi  á  Absolom  col- 
gado de  un  alcornoque. 

11  Y  Josa  respondió  al  hombre  que  le 
daba  la  nueva?  ¿Y  viéndole  tú?  ¿por 
qpé'  no  le  heriste  mego  alli  á  tierra?  y 
sobre  mi,  que  yo  te  diera  diez  «fofo*  de 
plata,  y  un  talabarte. 

13  Y  el  hombre  dijo  á  Joab :  Aunque 
yo  me  pesara  en  mis  manos  mil  sido*  de 
plata,  no  extendiera  mi  mano  en  et  hijo 
del  rey :  porque  nosotros  lo  olmos  óuan- 


do  el  rey  te  mandó  á  fi,  y  á  Abisal,  y  á 
Ethal,  diciendo:  Mirad  que  ninguno  to- 
que en  el  mozo  Absalom : 

18  O  yo  hubiera  hecho  traición  contra 
mi  alma;  pues  que  al  rey  nada  se  le  es- 
conde, y  tú  mismo  estarías  contra  mí. 

14  Y  Joab  respondió :  No  m  rasen,  qne 
yo  te  ruegue.  Y  tomando  tres  dardos 
en  su  mano,  hincólos  en  el  corazón  de 
Absalom,  qne  aun  estaba  vivo  en  medio 
del  alcornoque. 

lfi  Y  Cercándole  dtez:mahcebo»%te«én* 
ros  de  Joab,  hirieron  á  Absalom,  y  ms? 
taronte. 

16  Entonces  Joab  tocó  la  corneta,  y  el 
pueblo  se  volvió  ce  seguir  á  Israel,  por- 
que Joab  detuvo  al  pueblo. ; 

¥1  Y  tomando  á  Absslom,  echáronle 
en  un  gran  foso  en  el  bosque,  y  levanta- 
ron sobre  él  un  mny  gran  majano  de 
piedras,  y  todo  Israel  huyó  cada  uno  á 
sus  estancias. 

18  Y  Absaibm  habla  tomado,  y  se  habia 
levantado  una*  columna  en  su  vida,  la 
cual  «s&í  en  el  vaüe  del  rey,  porque  ha- 
bia dicho  ontro  si:  Yo  no  tengo  mjo  ene- 
conserve  la  memoria  de  mi  nombre:  y 
llamó  á  aquella  contorna  por  bu  nombre, ,. 
y  asi  se  llamó,  Lugar  de  Absalom,  has- 
ta hoy. 

10 1  Entonces  Acnlmaas,  h$o  de  Sadoe, 
dijo:  To  correré  ahora  y  daré  las  nuevas 
al  rey,  como  Jehova  ha  defendido  su 
causa  de  la  mano  de  sus  enemigos, 

20  Y  respondióle  Joab :  Hoy  no  lleva* 
ras  las  nuevas,  otro  dia  las  llevarás :  no- 
darás  hoy  la  nueva,  porque  el  hijo  del 
rey  es  muerto. 

21  Y  Joab  dijo  á  Chusi:  Vé  tú,  y  di  al 
rey  lo  que  has  visto.  Y  Chusi  hizo  re* 
verencia  á  Joab,  y  corrió. 

22  Y  Achimaas,  htyo  de  Sadoc,  tornó  á 
decir  á  Joab :  Sea  lo  qne  fuere,  yo  corre- 
ré ahora  tras  Chusi.  Y  Joab  dijo :  Hijo 
mío,  ¿para  qué  has  tú  de  correr,  que  no 
hallarás  premio  por  las  nuevas  ? 

23  Y  él  respondió:  Sea  lo  que  fuere,  yo 
correré ;  y  Joab  le  dijo :  Corre.  Y  Achi- 
maas corrió  por  el  camino  de  la  campa- 
na, y  pasó  delante  de  Chusi 

24  Y  David  estaba  asentado  entre  las 
dos  puertas,  y  el  atalaya  habia  ido  sobra 
la  techumbre  de  la  puerta  en  el  muro,  y* 
alzando  sns  nfos,  miró  y  vio  á  uno  que 
corría  solo. 

25  Y  el  atalaya  dio  voces,  y  híaolo  saber 
al  rey.  Y  el  rey  cUjo:  ffl  es  solo,  buenas 
nuevas  trae.    Y  él  venia  acercándose. 

)¡git¡ze<¿' 


IL  DB  SAMUEL. 


26  H  atalaya  vid  otro  que  corría:  y  dio 
Toces  d  atalaya  al  portero,  diciendo :  Hé 
Un  hombre  que  corre  adío.  T  el  rey  di- 
jo: Este  también  es  mensagero. 

97  Y  el  atalaya  volvió  á  decir:  Padéce- 
me el  correr  del  primero,  como  el  correr 
de  Achimaas,  lujo  de  Badoc  Y  el  rey  res- 
pondió :  Ese  hombre  es  de  bien,  y  viene 
con  buena  nueva. 

28  Entonces  Achimaas  dijo  á  alta  voz 
al  rey :  Paz.  Y  inclinóse  á  tierra  deten- 
ta* del  *sy,  y  dfyo:  Bendito  sea  Jehova 
Dios  tuyo,  que  ha  entregado  los  hom- 
bres, que  hablan  levantado  sus  manos 
contra  mi  señor  el  rey. 

29  Y  el  rey  dtyo:  ¿El  moco  Absalom, 
tiene  paz  ?  Y  Achimaas  respondió :  Yo 
tí  un  grande  alboroto,  cuando  JoaJb  envió 
al  siervo  del  rey,  y  á  mí  tu  siervo,  mas 
no  sé  que  ereu 

80  Y  el  rey  dtfo:  Pasa,  y  ponte  alH.  Y 
él  pasó,  y  paróse. 

81  Y  luego  vino  Chuela  y  dtyo :  Reciba 
nueva  mi  seftor  el  rey,  que  hoy  Jehova 
ha  defendido  tu  causa  de  la  mano  de 
todos  los  que  se  hablan  levantado  con- 
tra tí. 

82  El  rey  entonces  dijo  á  ChusL  ¿El 
mozo  Absalom  tiene  paz  ?  Y  Chusi  res- 
pondió :  Como  aquel  mozo  sean  los  ene- 
migos de  mi  señor  el  rey,  y  todos  los 
que  se  levantan  contra  ti  para  mal. 

88  Entonces  el  rey  se  turbó,  y  subióse 
á  la  sala  de  la  puerta,  y  lloró,  y  yendo 
decia  asi:  ¡Hijo  mío,  Absalom!  finjo 
mió,  hfyo  mío,  Absalom !  ¡  quién  me  die- 
ra, que  yo  muriera  en  lugar  de  ti,  Absa- 
lom, lujo  mió,  hijo  mió ! 

CAPITULO  XDC 

Joab  reprende  d  David  de  eu  lloro  por  Abealom.  U- 
rael  m  convierte  al  rey.  ei  cnal  bmtlgnamenm  p«r- 
dona  d  loe  do  Jmla  :pm*  exhortad  venir  dn\p  A 
Amasa  general  del  ejército  de  Abealejn  pone  en  lu- 
gar de  Joab.  II.  Senui  pide  perdón  d  David,  y  él  U 
perdona.  IU.  JRpki-boeeth  te  exenta  con  verdad  do 
la  oahnnnia  de  m%  tiervo  Sha*  mat  el  rey  no  recibe 
euexema.  IV.  Berttüai  acompaña  al  rey.  V.  La» 
diez  tribu»  toman  cneetion  con  la  tribu  de  Juda  eo- 
brelmrmÉttmiondetrew. 

Y  DIERON  aviso  á  Joab :  He  aqui,el 
rey  llora,  y  pone  luto  por  Absalom. 
2  Y  volvióse  aquel  dia  la  victoria  en 
luto  para  todo  el  pueblo:  porque  aquel 
dia  oyó  el  pueblo  que  se  decia,  que  el 
rey  tenia  dolor  por  su  hijo. 
8  Aquel  dia  el  pueblo  an  entró  en  la 
ciudad  escond idamente,  como  suele  en- 
trar escondldamente  el  pueblo  vergon- 
zoso, que  ha  huido  de  la  batalla, 
4  Has  el  rey  cubierto  el  rostro  clamaba 
810 


á  alta  voz :  jHrjo  mió,  Absalom  1  ¡  Abss> 
lom,  lujo  mió,  lujo  mió! 

5  Y  entrando  Joab  en  casa  al  rey,  dijo- 
le:  Hoy  has  avergonzado  el  rostro  de 
todos  tus  siervos,  que  han  librado  hoy 
tu  vida,  y  la  vida  de  tus  hijos,  y  de  tus  hi- 
jas, y  la  vida  de  tos  mugeres,  y  la  vida 
de  tas  concubinas, 

6  Amando  á  los  que  te  aborrecen,  y 
aborreciendo  á  los  que  te  aman:  porque 
hoy  has  declarado,  que  no  estimas  tus 
principes  y  siervos:  porque  yo  entiendo 
hoy,  que  si  Absalom  viviera,  y  todo* 
nosotros  fuéramos  muertos  hoy,  que  en- 
tonces te  conténtalas. 

7  Levántate  pues  ahora  y  sal  fuera,  y 
halaga  a  tus  siervos :  porque  juro  por 
Jehova,  que  si  no  sales,  ni  aun  uno  quede 
contigo  esta  noche:  y  de  esto  te  pesará 
mas,  que  de  todos  los  males  que  te  han 
venido  desde  tu  mocedad  hasta  ahora. 

8  Entonces  el  rey  se  levantó,  y  sentóse 
á  la  puerta,  y  fué  declarado  á  todo  el 
pueblo,  diciendo :  He  aquí,  el  rey  está 
sentado  á  la  puerta.  Y  vino  todo  el  pao» 
blo  delante  del  rey:  mas  Israel  habla 
huido  cada  uno  á  sus  estancias. 

2  Y  todo  el  pueblo  porfiaba  en  todas 
las  tribus  de  Israel,  diciendo :  El  rey  non 
ha  librado  de  mano  de  nuestros  enemi- 
gos, y  él  nos  ha  salvado  de  mano  de  los 
PMlistheos,  y  ahora  habla  huido  de  la 
tierra  por  miedo  de  Absalom : 

10  Y  Absalom,  que  hablamos  ungido 
sobre  nosotros,  es  muerto  en  la  batalla, 
¿por  qué  pues  ahora  os  estáis  quedos 
para  volver  el  rey  f 

11  Y  el  rey  David  envió  á  Badoc  y  á 
Abiathar  sacerdotes,  diciendo :  Hablad  á 
los  ándanos  de  Juda,  y  decidles,  ¿por 
qué  seréis  vosotros  los  postreros  á  volver 
el  rey  á  su  casa,  pues  la  palabra  de  todo 
Israel  ha  venido  al  rey  de  volverle  á  su 
casa? 

12  Vosotros  sois  mis  hermanos:  mis 
huesos  y  mi  carne  sois  vosotros:  ¿por 
qué  pues  seréis  vosotros  los  postreros 
en  volver  el  rey  ? 

13  Mas  á  Amasa  diréis :  ¿  Y  no  eres  tú 
también  hueso  mió  y  carne  sala?  Asi 
me  haga  Dios,  y  asi  me  aliada  si  no  fue* 
res  general  del  ejército  delante  de  ai  en 
lugar  de  Joab  para  siempre. 

14  Así  inclinó  el  corazón  de  todos  loa 
varones  de  Juda,  como  de  un  varón  pa- 
ra que  enviasen  á  decir  al  rey :  Vuelve 
tú  y  todos  tus  siervos. 

16  Y  el  Bey  volvió,  y  vino  hasta  el  Jor* 


II  DE  SAMUEL. 


dan:  yJnátTteoáealgftlftáractblr  al 
rey,  y  pasarle  el  Jordán. 

16  Y  Semei,  hjjn  deGera,  hijo  de  Jemt- 
ni,  de  Bahurim,  dióse  priesa  i  Teñir  con 
loe  varones  de  Jad»  á  recibir  al  rey  Da- 
vid: • 

17  Y  con  el  mil  hombres  de  Ben-jamin, 
Asimismo  Siba  criado  de  la  casa  de  8anl 
con  sns  quince  lujos,  y  sns  Tétete  sier- 
vos, loa  cuales  pasaron  el  Jordán  detente 
del  rey. 

18  Y  pasó  la  barca  para  pasar  la  familia 
delrcy,yparabacerloqaele*plugn*ese. 
Entonces  Semei*  hijo  de  Gera,  se  pos- 
tré delante  del  rey,  pasead  o  él  el  Jordán; 

19  Y  <njo  al  rey:  No  me  impute,  mi 
señor,  mi  iniquidad,  ni  tengas  memoria 
de  los  males  que  tu  sierro  hizo  el  día 
que  mi  señor  el  rey  salió  de  Jernsalem, 
para  poterías  el  rey  sobre  su  corazón. 

20  Porque  yo  tu  siervo  conozco  haber 
pecado,  y  he  Tenido  hoy  el  primero  de 
toda  la  casa  de  Joseph,  para  descender  á 
recibir  á  mi  señor  el  rey. 

31  Y  Abisal,  lujo  de  Sarria,  respondió, 
y  dtyo:  ¿Por  esto  no  ha  de  morir  Semei, 
que  malayo  al  ungido  de  Jehovaf 

33  David  entonces  djjo:  ¿Qué  tenéis 
vosotros  conmigo^  mjos  de  Servia,  que 
me  habéis  de  ser  hoy  adversarios f  ¿Ha 
de  morir  hoy  alguno  en  Israel?  No  co- 
nozco yo  que  hoy  soy  hecho  rey  sobre 
Israel? 

88  Y  cojo  el  rey  á  Semei :  No  morirás. 
Y  el  rey  se  lo  jure. 

34  T  También  MipfcMMseth,  lujo  de 
Saúl,  descendió  á  recibir  al  rey.  No  na- 
uta lavado  sus  pies,  ni  habla  cortado  su 
barba,  ni  tampoco  habia  lavado  sus  ves- 
tidos desde  el  dia  que  el  rey  salió,  hasta 
el  dia  que  vino  en  paz. 

3&  Y  oomo  él  Tino  en  Jernsalem  a  red* 
nir  al  rey,  el  rey  le  dijo:  laphi-boseth, 
¿por  qué  no  miste  conmigo  ?   Y  él  dfyo : 

36  Bey,  señor  mió,  mi  siervo  me  ha  en- 
gañado :  porque  tu  siervo  habia  dicho : 
Enalbardaré  un  asno,  y  subiré  en  él,  y 
iré  al  rey,  porque  tu  siervo  es  cojo: 

37  Has  él  revolvió  á  tu  siervo  delante 
de  mi  señor  el  rey;  mas  mi  señor  el  rey 
es  como  un  ángel  de  Dios:  haz  pues  lo 
que  bien  te  pareciere. 

38  Porque  toda  la  casa  de  mi  padre  era 
digna  de  muerte  delante  de  mi  señor  el 
rey,  y  tú  pusiste  á  tu  siervo  entre  loe 
convidados  de  tu  mesa,  ¿Qué  mas  jus- 
ticia pues  tengo  para  quejarme  mas  con- 
tra el  rey? 


89  Y  el  rey  le  dfjo:  ¿Pan  qué  hablas 
mas  palabras?  Yo  he  determinado  que 
tú  y  Siba  partáis  las  tierras. 

80  Y  Miphi-boseth  dtfo  al  rey :  Y  aun 
tómelas  él  todas,  pues  que  mi  señor  el 
rey  ha  vuelto  en  paz  á  su  casa, 

81  1T  También  Bersellai  Oalaadita  des- 
cendió de  Rogellm,  y  pasó  el  Jordán  con 
el  rey,  para  acompañarle  de  la  otra  parte 
del  Jordán* 

83  Y  era  Bersellai  muy  viejo,  de  ochen- 
ta anos,  el  cual  habla  dado  provisión  si 
rey,  cuando  estaba  en  if»i¿ifimt  por» 
que  era  hombre  muy  rica 

83  Y  el  rey  dijo  á  Berzellal:  Pasa  con- 
migo, y  yo  te  daré  de  comer  conmigo  en 
Jernsalem. 

84  Y  Bersellai  dtfo  al  reV:  ¿Cuántos 
son  los  días  del  tiempo  de  mi  vida,  para 
que  yo  suba  con  el  rey  á  Jernsalem  ? 

86  Yo  soy  hoy  de  edad  de  ochenta  años, 
que  ya  no  haré  diferencia  entre  el  bien  y 
el  mal  ¿  Tomará  gusto  ahora  tu  sierro 
en  lo  que  comiere,  o  bebiere?  Oiré  mas 
la  toz  de  los  cantores  y  de  las  cantoras? 
¿Para  qué  pues  seria  aun  tu  sierro  mo- 
lesto á  mi  señor  el  rey? 

80  Pasará  tu  siervo  un  poco  el  Jordán 
con  el  rey:  ¿por  qué  me  ha  de  dar  el 
rey  tan  grande  recompensa? 

87  Yo  te  ruego  que  dejes  volver  á  tu 
siervo,  y  que  yo  muera  en  mi  ciudad,  en 
el  sepulcro  de  mi  padre  y  de  mi  madrea 
he  aqui  tu  siervo  Chamaam  el  cual  pase 
con  mi  señor  el  rey :  á  este  haz  lo  que 
men  te  pareciere. 

88  Y  el  rey  dQo :  Pues  pase  conmigo 
Chamsnm,  y  yo  haré  con  él  eomo  bien 
te  pareciere :  y  todo  lo  que  tú  pidieres 
de  mi,  yo  lo  haré. 

89  Y  todo  el  pueblo  pasó  el  Jordán :  y 
asimismo  pasó  el  rey,  y  Besó  el  rey  á 
Berzellal,  y  benévolo,  y  él  se  voMó  á 
su  casa. 

49  El  rey  entonces  pasó  á  Galgala,  y 
Chamaam  pasó  con  él,  y  todo  el  pueblo 
de  Juda  pasaron  al  rey  con  la  mitad  del 
pueblo  de  Israel. 

41  T  Y  he  aquí  que  todos  los  varones 
de  Israel  vinieron  al  rey,  y  le  dieron: 
¿Por  qué  los  valones  de  Juda,  nuestros 
hermanos,  te  han  hurtado,  y  han  pasado 
al  rey  y  á  su  casa  el  Jordán,  y  á  todos 
los  Tarónos  de  David  con  él? 

43  Y  todos  los  varones  de  Juda  respon- 
dieron á  todos  los  varones  de  Israel: 
Porque  el  rey  nos  toca  mas  de  cerca. 
¿ Mas  por  qué  os  enojáis  -vosotros  de  eso? 

Digitize  3H 


II  DE  SAMUEL 


;  Habernos  nosotros  comido  «feo  éel  rey? 
¿  Hemos  recibido  de  él  migan  don? 
43  Entonces  respondieron  los  Tapones 
de  Israel,  y  dieron  A  los  de  Juda:  No- 
sotros  tenemos  en  él  roy  diez  partes,  y 
en  el  mismo  David  mas  que  Yosotros : 
¿Por  qué  pues  nos  habéis  tenido  en  po- 
co? ¿No  hablamos  n*»otros  primero 
en  volver,  nuestro  rey?  Mas  o¿  Jb»  tas 
razones  de  los  varones  de  Jada  toaron 
mas  fuertes,  que  las  de  los  de  IsraeL 

CAPITULO  XX. 

SÜm  ee  emoetmct  contra  el  rey  con  lo»  de  Tirad.  Jt. 
Dando  el  rey  el  aarg»  á  Éwwn  d*4r<e«ma  Ata, 
Joab  Ucgamdod  ¿¡fingiendo  eapeiarU,  le  mata  en  ej 
camino,  y  va  contra  Sebo.  UI.  Combatiendo  lo*  efe 
A<k4iAHd,  doneheehabia  metido  Abo,  *na mu- 
gar persuade  d  Joab  de  quitar  el  cérea  dmndtit  te 
eabtmfcSeba^tartmpñtfJMlareemUm. 

ACASO  estaba  alli  un  hombre  per* 
verso  que  se  llamaba  Beba,  htyo  de 
Bochri,  varoa  de  Jjaminl;  este  tocó  cor* 
neta,  diciendo:  No  tenemos  nosotros 
parte  en  David,  ni  heredad  en  el  hgo  de 
Isai:  Israel  vuékfam  eada  uno  á  sus  ea- 


%  Asi  se  fueron  de  en  pos  de  David 
todos  los  varones  de  Israel,  y  seguían  a 
Sppe,  mjo  de  Bochri;  mas  los  que  eran 
d¡a  Juda  estuvieron  llegados  A  su  rey, 
desde  el  Jordán  hasta  Jerusalemv 

$  Y  David  vino  á  su  casa  A  Jerusalem : 
y,  tomó  el  rey  los  diea  mugeres  conoubi- 
ñas  qna  había  dejado  para  guardar  la  car 
sa,  y  púsolas  eu  una  cosa  en  guarda,  y 
dióles  de  comer,  y  nuuee  mas  entró  á 
ellas,  y  quedaron  encerradas  hasta,  que* 
murieron,  en  viudez  de  vblo. 

4  \  Y  el  rey  dtyo  4  Amasa:  Júntame 
los  varones  de  Juda  para  el  torcero\-d}a : 
y  tú  también  te  hallarás  aqulpCestnfte* 

5  X  fué  Amasa  A  juntar  á  Juda,  y  deta* 
vose  mas  que  ai  tiempo,  que  1*  habia  sido 
señalado, 

6  Y  dijo  David  á  Abisal:  Beba,  mjo  de 
Bochri,  nos  barA  abosa  mas  maiqoe  Ab- 
salom :  toma  pues  tú  los  siervos  de  tu 
señor,  y  vé  tma  él,  per que  él  no  halla 
las  ciudades  fortificadas,  y  se  nos  vaya 
d>  delante. 

7  Entonces  salieron  en  nos  de  él  los  va- 
rones de  Joab,  y  los  Cecttheoa,  y  Phele- 
tfeeoft,  y  todos  los  valientes  bombeos  sa- 
lieron de  Jerusalem  para  ir  tma  Sebo, 
lujo  de  BochrL 

8  Ellos  catata»  cerca  de  la  grande  peña, 
que  está  en  Gabaon,  y  Amasa  les  salió  al 
encuentro.  Y  Joab  estaba  ceñido  sobre 
su  ropa  que  tenia  vestida,  sóbrela  cual 

SI* 


tenia  ceñida  una  aspada  pegada  A  sus"  lu* 
mos  en  su  vaina,  la  cual  salló,  y  cayó, 
0  Y  Joab  dijo  A  Amaa>:  ¿Tienes  paz 
hermano  mío?  Y  tomó  Joab  con  la  dles- 
tau  la  barba  de  Amasa  para  besarle: 

10  Y  Amasa  no  se  guardó  de  la  espada 
qua  Joab  tenia  en  la  mano:  y  él  le  hirió 
oon  la  espada  en  la  quinta  codillo,  y  der- 
ramó sus  entrañas  por  tierra,  y  cayó 
muerto  sin  darle  segundo  golpe.  Y  Joab 
y  Abisal  su  hermano  fueron  tras  8eba, 
mjo  de  Bookri 

11  Y  uno  dallos  criados  do  Joab  se  paró 
junto  A  él,  diciendo  v  Cualquiera  quo 
amare  A  Joab  y  A-  Efevicfc,  «aya  tías  de 
«foah» 

Id  Y  Amasa  se  habla  revolcado  en  la 
sangre  ea  mitad  del  camino;  y  viendo 
aquel  bombes  que  todo  el  pueblo  se  pa- 
raba, apartó  A  Amasa  del  camino  al  cam- 
po, y  cohó  sobre  él  una  vusttdura,  por- 
que vela  que  todos  sos  que  venían,  so 
paraban  justo  A  él. 

13  Y  estando  él  ya  apareado  del  cami- 
no, todos  los  que  seguían  A  Joab  posa- 
ron, yendo  tras  Soba,  lujo  de*  Bochri. 

14  1T  Y  él  pasó  pos  todas  las  tribus  do 
Israel  hasta  Abel,  y  BetiHsnaeba,  y  to- 
do Barim:  y  juntaronsey  y  siguiéronlo-' 
también. 

16  Y  Viniera»,  y  ceceáronle  es  Abel  y 
Beslfernaacba,  y  pusieran  baluarte  contra 
la  ciudad,  y  d  pueblo  se  puso  al  muro:* 
y  todo  el  pueblo  que  estaba  oon  Joab 
trabajaba  de  trastornar-  el  muro. 

16  Entonces  «na  mnger  sabia  dló  vocea 
dala  dudad,  dfeiandb.-  Otd,  oid:  ruégoo* 
qsw  digala  A  Joab  que  se  llegue  acA,  par» 
que  t/Q  habla  con  eX 

17  Y  oomo  él  se  aoeroó  A  ella,  dijo  la 
muger:  ¿Eres  tú  Joab?  Y  él  respon- 
dió: R>soy.  Y  ella  le  d!Jo^  Oye*  las 
palabras  de  té  atorra  Y  él  respondió : 
Oigo» 

1*  Entonces  rifo  toraó  A  baftfar,  dicien- 
do: Autiguameule  solían  hablar,  dicien- 
do :  Quién  preguntar*,  pregunte  en  Abe- 
la: y  asi  concluían. 

1*  Yo  soy  de  las  pacíficas  y  Heles  de  I* 
rasi,  y  tu  proéuras  de  matar  una  ciudad, 
qute  ss  madre  en  fereeli  ¿Por  qué  des» 
truyes  la  heredad  de  Jéhovaf 

8»  Y  Joab  respondió,  diciendo :  Nunca 
tal,  nunca  tal  me  acóntete» :  que  yo  des- 
truya ni  deshaga. 

SI  La  cosa  no  es  así :  mas  un  hombre 
del  monte  de  Bphratai,  que  se  llama  Be- 
ba, mjo  de  Bochri,  ha  levantado  su  me- 


II.  DB  SAMUEL, 


—  mi»  a*  iny  David:  dadnos  ¿este 
solo,  y  yo  me  iré  do  la  ciudad.  T  la  Dra- 
gar cttjo  á  Joan:  He  aquí,  su  este»  te 
aera  echada  desde  el  muro. 
90  Y  la  muger  vine  á  todo  el  pueblo 
coa  su  sebednria,  y  ellos  cortaron  la  cabe* 
am  á  Beba»  hijo  de  Boehri,  y  echáronle  á 
Jen»:  y  él  tocó  la  eo*nete,  y  espesmé- 
ronfle  todo*  de  la  mudad,  cada  ano  á  so 
estancia:  y  Joab  envolvió  al  rey  &  Je- 


28  T  *MÍ>fué  puerta  sobretodo  el  ejér- 
sato  dnlsmeU  y  Banales,  lujo  de  Jetada, 
aobre  loe  Ceretheoe  y  Pheletheos. 

dé  Y  Asmnmiiobm  les  tributos:  yie- 
aaphad,  hgade  Ahflnd,  el  cancUtor: 

25  Y Siba escriba:  y  Sadee  f  Abiatber, 


26  Y  Ira  Jajeeo  feé  aaeardosa  de  DaTkL 

CAPITULO  XXt 

ffcrt-nifl  Oim  >+*tr*/+  Im  tierra*  y  emtmdid»,  por 
David  que  erad  cauta  del  mal  tratamiento  que  Saúl 
había  hecho  d  lo»  OabamUai*  quebrantándole»  el 
J*i  — twai,  DtwMmpfoa  kntrade  Dtoe,  *m»tgmm 
4o d  b*Qul»r#*H  dm  Neo».  4»  &*Lm<tme»  ni+- 
tos,  h\ioe  de  Jfíchol  tu  muger  y  de  Badrtel^para  que 
fuesen  colgado».  JL  Cuatro  guerra»  contra  lo»  Pht- 

Y£N  toadme  da  David  lobo  Hambre 
por  tres  años,  uno  tras  otro:  y  Da- 
vM  consultó  á  Jenoua,  y  ¿chova  le  dtfo : 
Por  Saúl,  y  por  la  casa  de  sangres:  pórt- 
ame masó*  loa  QebeoBttaa 

a.  Entonces  <&  rey  llamo  á  losGsJbeons- 
tas,  y  hablóles.  Los  Oabaoaitas  no  mu» 
ó>  toe  hijos  de  Israel,  amo  da  las  restas 
de  los  Amotíneos,  á  tos  cueles  los  hi$oe 
<fe  Israel  hablan  lucho  Juramento  c  mas 
Saúl  habla  procurado  de  matarlos  con 
neto»  per  toa  lrijoa/de  Israel  y  de.  Juda* 

8  Y  dijo  David  á  toa Gefceonitoa:  ¿Qué 
oa  haré,  y  can  qué  expiaré  panuque  ben- 
digáis 4  la  heredad  de  Jehom.  i 

4  Y  los  Gabaonitas  le,  respondieron: 
No  tenemos  nosotros  pitóla  sobre  plata, 
ni  sobre  oro  con  Sanl  y  eon  sn  cata:  ni 
oleremos  que  hombre  de  Israel  asnera, 
T  él  les  dyo:  Lo  que  «osota»  diereis  oa 
haré, 

5  Y  ellos  respondieron  al  rey :  Aquel 
hombre  qne  nos  destruyó,  y  qno  maqui- 
nó contra  nosotros,  asolaremos  que  na 
quede  nadad*  é\ en  tado  el  término  de 
Israel 

0  Dénsenos  siete  Tajonee  de  sus  h\jos, 
para  que  los  craci&quemos  á  Jehova  en 
Gabaa  de  Saúl,  el  escogido  de  Jehova. 
X  el  rey  d$jo:  Yo  lo*  daré. 
'  7  Y  el  rey  perdonó  á  Mipbi-boseth,  lujo 
de  Jonathan,  lujo  de  §ajü,  por  el  jure- 


entra  David  y  Janeaban,  lujo  de  Sanl : 

8  Misa  tomó  el  rey  dos  hijos  de  Resphe, 
lujado  Ala,  tos  cuales  ella  habla  parido 
á  Sanl,  «  á  asear  á  Armen!»  y  á  Mipbl- 
boseth;  y  dnco  hijos  de  Miehol,  hija  de 
Ssnl,  loa  eosias  cita  habla  parido  á  Ad- 
tfel,  Mjo  daBamsllal  MoUtUtha: 

9  Y  entrególos  en  mano  de  toa  Oaban» 
ntms,  y  ellos  loa  cruentaron  en  el  mon- 
te delante  de  Jehova,  y  murieren  junios 
aquellos  siete,  los  cuales  fueron  muertos 
en  el  tiempo  de  la  siega  en  tos  primeros 
dtes,  en  el  principio  de  la  siega  de  las 


10  Y  tomando  Resphe,  hija  de  Aia,  tu» 
saco,  tendiósele  sobre  un  peñasco  desde 
el  principio  de  la  segada  hasta  que  HotIó 
sobre  ellos  agua  del  cielo :  y  no  dejó  á 
ninguna  ave  del  cielo  sentarse  sobre  ellos 
de  ola,  ni  bestias  del  campo  de  noche. 

U  Y  feo  dkbo  á  David  lo  que  haoja 
Resphe,  hQadeAle,  ooncutotha de SauL 

Id  Y  rué  David,  y  tomó  los  huesos  da 
Sanl,  y  los  huesos  de  Jonathen  su  hfyo, 
de  tos  Tacones  da-  Jebes  de  €kdaad,  que 
los  hablan  hurtado  de  la  placa  de  Beth- 
ssn,  donde  los  hablan  colgado  los  Philis- 
theos, cuando  los  PhMstheos  deshicie- 
ron á  Saúl  en  Gelboe. 

13  Y  tomó  loa  huesos  de  Saúl,  y  los 
huesea  de  Jonaahausu  bQo*  y  juntaron 
también  toa  huesee-de  los  crudi  cadas, ' 

H  Y  eepnMaeon  los  huesos  de  Baúl,  y 
loa  de  Jonuthan  su  hijo  en  tierra  de  Beu-. 
jamin,  en  Sda,  en  el  sepulcro  de  Cls  su 
pudra:,  y  hicieron  todo  lo  que  el  rey  ha- 
bla mandado:  y  Dios  se  aplacó  con  la 
tierna. 

16  f  Y  los  Philistheos  tornaron  á  ha- 
car  guerra  á  Israel,  y  David  deeeendió, 
y  sus  sierros  con  él,  y  pelearon  con  los 
Pbiltsthens,  y  David  ae  cansó. 

16  Y  Jesbltbenob,  el  cual  era  de  los  hi- 
jas del  gigante,  y  el  peso  de  su  launa 
tenia  trescientos  sidos  de  metal,  y  él  és* 
taba  vestido  da  nuevo,  esto  habla  deter- 
íniuMto  de  heifrá  David.    . 

17  Mas  Abisal,  hijo  de  Sarria,  le  soco*» 
tiáry.birióalEhlüsthco>yl4ima*ó.  En- 
tonces los  vaitoues.  de  David  le  juraron, 
y  dijeron:  Nunca  mas  da  aquí  adelanto 
saldrás  con  nosotros  en  batalla,  porque 
no  mates  la.  lámpara  de  Israel. 

18  Otra  segunda  guerra  hubo  después 
en  Gob  contra  los  Philistheos :  entonces 
Sobochai  Husathita  hirió  á  Sapb,  quo 
era  de  los  hgoa  del  gigante.     T   . 


II.  DE  SAMUEL. 


19  Otra  guerra  hubo  en  Gob  contra  los 
Philistheos,  en  la  cual  Elhanan,  hijo  de 
Jaere-Orgim  de  Beth-lehem,  hirió  á  Go- 
liath  Getheo,  el  asta  de  la  lanza  del  cual 
era  como  un  enjullo  de  telar. 

20  Después  hubo  otra  guerra  en  Geth, 
donde  hubo  un  varón  de  grande  altura, 
el  cual  tenia  doce  dedos  enrías  manos,  y 
otros  doce  en  los  pies,  que  eran  veinte  y 
cuatro  por  cuenta:  y  también  era  de  los 
lujos  del  gigante. 

21  Este  desafió  á  Israel,  y  matóle  Jona- 
than,  mjo  de  Samrna,  hermano  de  David. 

22  Estos  cuatro  le  hablan  nacido  á  Ba- 
pha  en  Geth,  los  cuales  cayeron  por  la 
mano  de  David,  y  por  la  mano  de  sos 
siervos. 

CAPITULO  xxn. 

Cántico  de  David  en  que  hace  grada»  al  Señor  por 
haberle  librado  tanta»  veces  de  mano  de  mu  enemi- 
go$^y  por  Eepéritude  Dio»  profetisa  la  venida  de  loe 
gentües  día  tuerte  del  pueblo  de  Dio». 

Y  HABLÓ  David  á  Jehova  las  pala- 
bras de  este  cántico,  el  dia  que  Je- 
hova le  libró  de  la  mano  de  todos  sus 
enemigos,  y  de  la  mano  de  Saol,  y  dijo : ' 

2  Jehova  es  mi  roca,  y  mi  fortaleza,  y 
mi  librador. 

3  Dios  e$  mi  peñasco,  en  él  confiaré : 
mi  escudo,  y  el  cuerno  de  mi  salud:  mi 
fortaleza,  y  mi  refugio:  mi  salvador,  que 
me  librarás  de  violencia. 

4  A  Jehova  digno  de  ser  loado  invoca- 
ré, y  seré  salvo  de  mis  enemigos. 

5  Cuando  me  cercaron  ondas  de  muerte, 
y  arroyos  da  iniquidad  me  asombraron; 

6  Cuando  las  cuerdas  del  sepulcro  me 
ciñieron,  y  los  lazos  de  muerte  me  to- 
maron descuidado ; 

7  Guando  tuve  angustia,  invoqué  á  Je- 
hova, y  clamé  á  mi  Dios,  y  él  desde  su 
templo  oyó  mi  voz,  mi  clamor  llego  á  sus 
orejas. 

8  La  tierra  se  removió,  y  tembló :  los 
fundamentos  de  los  cielos  fueron  movi- 
dos>  y  se  estremecieron';  porque  él  se 
airó. 

9  Subió  humo  de  sus  nances,  y  de  su 
boca  fuego  consumidor,  por  el  cual  se 
encendieron  carbones. 

10  Y  abajó  los  cielos  y  descendió :  una 
oscuridad  debajo  de  sus  pies. 

11  Subió  sobre  el  querúbica,  y  voló: 
aparecióse  sobre  las  alas  del  viento. 

12  Puso  tinieblas  al  derredor  de  sí  como 
por  cabanas:  aguas  negras,  y  espesas 
nubes. 

13  Del  resplandor  de  su  presencia  se 
encendieron  ascuas  ardientes. 

814  * 


14  Tronó  do  los  cielos  Jehova,  y  el  Al- 
tísimo dio  BU  voz. 

15  Arrojó  saetas,  y  desbaratólos:  re* 
lampagueo,  y  los  consumió. 

16  Entonces  aparecieron  los  manade- 
ros de  la  mar,  y  los  fundamentos  del 
mundo  fueron  descubiertos  por  la  re- 
prensión de  Jehova,  por  la  respiración 
del  resuello  de  su  nariz. 

17  Extendió  m  mano  de  lo  alto,  y  arre- 
batóme, y  sacóme  de  las  muchas  aguas. 

18  Libróme  de  fuertes  enemigos,  de  loe 
que  me  aborrecían,  los  cuales  eran  man 
fuertes  que  yo. 

19  Los  cuaie$  en  el  día  de  mi  falniTñfad 
me  tomaron  descuidado:  mas  Jehova 
fué  mi  bordón. 

20  Sacóme  á  anchura;  me  libró,  por-- 
quo  puso  su  voluntad  en  mí. 

21  Pagóme  Jehova  conforme  á  mi  jus- 
ticia: y  conforme  á  la  limpieza  de  mía 
manos  me  dio  la  paga. 

22  Porque  yo  guardé  los  caminos  de 
Jehova:  y  no  me  aparté  intpianfente  do 
mi  Dios. 

28  Porque  delante  de  mi  tengo  todas 
sus  ordenanzas:  y  sus  fueros,  no  me  re- 
tiraré de  ellos. 

24  Y  fui  perfecto  con  él,  y  me  guardé 
do  mi  iniquidad. 

25  T  pagóme  Jehova  conforme  á  mi 
Justicia:  y  conforme  á  mi  limpieza  de- 
lante de  sus  ojos. 

26  Con  el  bueno  eres  bueno,  y  con  el 
valeroso  perfecto,  eres  perfecto. 

27  Con  el  limpio  eres  limpio  t  mas  con 
el  perverso,  eres  perversa 

28  Y  salvas  al  pueblo  pobre:  mas  tus 
ojos,  sobre  los  altivos,  para  abatirlos. 

29  Porque  tú  ere»  mi  lámpara,  oh  Jeho- 
va: Jehova  da  luz  á  mis  tinieblas. 

30  Porque  en  ti  romperé  ejércitos,  y  en 
mi  Dios  saltaré  las  murallas. 

81  Dios,  perfecto  su  camino:  la  palabra 
de  Jehova  purificada,  escudo  es  de  todos 
los  que  en  él  esperan. 

82  Porque  ¿qué  Dios  hay  sino  Jehova f 
¿  O  quién  et  fuerte  sino  nuestro  Dios  f 

88  Dios  «s  el  que  con  virtud  me  corro- 
bora, y  el  que  escombra  mi  camino. 

81  El  que  hace  mis  pies  como  de  der* 
vas,  y  el  que  me  asienta  en  mis  alturas. 

85  El  que  ensena  mis  manos  para  la 
pelea:  y  d  que  da  que  yo  quiebre  con  mis* 
brazos  el  arco  de  acero. 

86  Tú.  me  diste  el  escudo  de  tu  salud,  y 
tu  benignidad  me  ha  multiplicado. 

87  Tú  ensanchaste  mis  posos  debajo 


II.  DB  SAMUEL. 


de  mi,  ptf*  «me  no  titubeasen  mis  ro- 
dillas. 

88  Perseguiré  mis  enemigos,  y  quebran- 
tarlos he,  y  no  me  volveré  hasta  que  los 
acabe. 

89  Consnmirlos  he,  y  herirlos  he;  qne 
no  se  levantarán.  Y  caerán  debajo  de 
mlsplés. 

40  Ceftístenie  de  fortaleza  para  la  ba- 
talla, y  postraste  debajo  de  mi  los  que 
contra  mi  se  levantaron. 

41  Tú  me  diste  la  cerriz  de  mis  enemi- 
gos, de  mis  aborreoedores,  y  que  yo  les 
talase. 

48  Miraron,  y  no  hubo  quien  los  libra- 
se; á  Jehova,  mas  no  les  respondió. 

43  Yo  los  quebrantaré  como  á  polvo  de 
la  tierra:  como  á  lodo  de  las  piases  los 
desmenuzaré,  y  los  disiparé.      • 

44  Tú  me  libraste  de  contiendas  de> 
pueblos:  tú  me  guardaste  para  que  fue- 
se cabeza  de  gentes :  pueblos  que  no 
conocía,  me  sirvieron. 

45  Los  extraftos  titubeaban  á  mi;  en 
oyendo  me  obedecían. 

46  Los  extraños  se  desleían,  y  tembla- 
ban en  sus  encerramientos. 

47  Viva  Jehova,  y  sea  bendita  mi  roca: 
sea  ensalzado  el  Dios,  que  es  la  roca  de 
mi  salvamento. 

48  £1  Dios,  que  me  ha  dado  venganzas, 
y  sujeta  los  pueblos  debajo  de  mi; 

49  Que  me  soca  de  entre  mis  enemigos: 
tú  me  sacaste  en  alto  de  entre  los  que  se 
levantaron  contra  mi:  librárteme  deT 
varón  de  iniquidades. 

50  Por  tanto  90  te  confesaré  en  las  gen- 
tes, oh  Jehova,  y  cantaré  á  tu  nombre. 

51  El  que  engrandece  las  saludes  de  su 
rey:  y  el  que  hace  misericordia  á  bu  un- 

«¿ido  David,  y  á  su  simiente  para  siempre. 

CAPITULO  xxm. 

Proteet*  David ,m  el  fin  é»  envida,  haber  hablado  y 
eavMadoporJtamnitu  de  Diee,  para  eme  vm  a— eiii 
nmweteritoeeeanrecibidoe  en  la  igieeia  por  pala- 
bra de  Dio»,  y  profeeia  de  verdad,  U.  Profetisa 
de  ¡a  gloría  y  eternidad  de  eu  reino  en  Grieto  tabre 
todm  loe  imperio*  y  m«ma*qpUu  de  eaUuwnti*.  JJL 
El  catálogo  de  loe  varóme»  vaheóte»  yühntre»  en 
arma»  y  eontejo  de  que  David  ee  ayudó  en  élgobter- 


ESTAS  son  las  postreras  palabras  de 
David.  Dtfo  David  hrjo  de  Isa! :  y 
dtfo  aquel  varón  que  fué  levantado  alto, 
el  ungido  del  Dios  de  Jacob,  el  suave  en 
cánticos  de  Israel : 

2  El  Espirito  do  Jehova  ha  hablado  por 
mi,  y  su  palabra  ña  tido  en  mi  lengua. 

3  El  Dios  de  Israel  me  ba  dictado:  El 
Fuerte  de  Israel  habló:  Señoreador  de 


los  hombres,  justo  señoreador  en  temor 
de  Dios. 

4  T  Y  como  la  luz  de  la  mañana  cuando 
sale  el  sol,  de  la  mañana  sin  nubes  res- 
plandeciente, cuando  cae  lluvia  sobre  la 
yerba  de  la  tierra : 

5  No  eerd  asi  mi  casa  para  con  Dios: 
mas  él  ha  hecho  conmigo  concierto  per- 
petuo, ordenado  en  todas  las  cosas  y  se* 
guro;  por  lo  cual  á  toda  mi  salud,  y  á 
toda  mi  voluntad  no  asi  hará  producir. 

0  Mas  km  hty*  de  Bella!  serán  como  es* 
pinas  arrancadas  todos  ellos,  las  cuales 
nadie  toma  con  la  mano : 

7  Mas  el  que  quiere  tocar  en  ellas,  ár- 
mase de  hierro,  y  de  una  asta  de  lanza, 
y  son  quemadas  en  su  lugar. 

8  1T  Estos  son  los  nombres  de  los  wrro- 
nes  valientes  que  turo  David.  El  que  se 
asentó  en  cátedra  de  sabiduría,  principal 
de  los  tres,  Adtno  Hesneo,  que  una  vez 

fué  sobre  ochocientos  muertos. 

9  Después  de  este  fué  Eleazar,  hijo  de 
Dedo,  hijo  de  Ahohl,  entro  los  tres  va- 
lientes qne  estaban  con  David,  cuando 
desafiaron  á  los  Prnlistbeos,  que  se  ha- 
blan juntado  alli  á  la  batalla,  cuando  su- 
bieron los  de  Israel. 

10  Este  levantándose  hirió  á  los  Phills- 
theos  basta  qne  su  mano  se  cansó,  y 
quedó  su  mano  pegada  á  la  espada. 
Aquél  día  Jehova  hizo  gran  salud,  y  eí 
pueblo  se  volvió  en  pos  de  él  solamente 
á  tomar  el  despojo. 

11  Después  de  este/tt^Samma,  hyo  de  ■ 
Age,  Arareo:  Que  habiéndose  Juíitado 
los  Philistheos  en  una  aldea,  habla  alli 
una  suerte  de  tierra  llena  de  lentejas, 
y  el  pueblo  había  huido  delante  de  los 
Philistheos : 

12  Este  entonces  se  paró  en  medio  de 
la  suerte  de  tierra,  y  defendióla,  y  hirió  á 
los  Philistheos,  y  Jehova  hizo  una  gran 
salud. 

18  Estos  tres  que  eran  de  los  treinta 
principales,  descendieron  y  vinieron  en 
tiempo  ñe  la  siega  á  David  á  la  cueva 
de  Odollam :  y  el  campo  de  los  Philis- 
theos estaba  en  el  valle  de  Raphaira. 

14  David  entonces  estaba  en  la  fortale- 
za, y  la  guarnición  de  los  Philistheos 
estaba  en  Beth-lchem. 

15  t  David  tuvo  deseo,  y  dijo:  ¡Quién 
me  diera  de  beber  del  agua  de  la  cister- 
na de  Beth-lehetn,  que  está  á  la  puerta? 

15  Entonces  estos  tres  valientes  rompie- 
ron en  el  campo  de  los  Pniltetheos,  y  sa- 
caron del  agua  de  la  cisterna  de  Betu- 


na cisterna  de 


XI.  DR  SAMUEU 


lehems  qoe*eatota  á  fe  puerta,  y  toma- 
ron, y  trujáronla  á  David :  días  él  no  1a 
.quiso  beber,  sino  derramóla  á  Jehova, 
diciendo: 

17  Lejos  aea  de  mi»  oh  Jehova,  que  yo 
liaga  esto.  ¿La  sangre  de  los  varones 
que  fueron  por  *¡fa  oon  peligro  de  su 
vida  tengo  &  beberi  Y  no  quiso  beber 
de  ella,  ¿feto  trea  valientes  hicieron 
esto. 

18  Y  Abisal  hermano  de  Joab,  hijo  de 
Servia,  /W  el  principal  de  tres :  el  cual 
alzó  su  lanza  contra  trescientos,  los  cua- 
les mató,  y  tuvo  nombre  entre  los  tres. 

19  El  fué  el  mas  noble  de  los  tres,  y  el 
primero  de  ellos,  mas  no  llegó  4  los  tres 
primero*. 

20  Banaias,  mjo  de  Joieda,  lujo  de  un 
varón  esforzado,  grande  en  hechos,  de 
CabseeL  Este  hirió  dos  leones  de  Moab, 
Y  el  miemo  descendió,  y  hirió  un  león  en. 
medio  del  foso  en  el  tiempo  de  la  nieve. 

ai  Y  el  mismo  hirió  á  uu  Egypcio, 
hombre  de  grande  estatura;  y  el  Egyp- 
cio tenia  una  lanza  en  su  mano:  y  él 
descendió  á  él  con  un  palo,  y  arrebató  al 
Egypcio  la  lanza  de  la  mano,  y  eon  su 
misma  lanza  le  mató. 

20  fisto  hizo  Banaias,  mjo  de  Joiada,  y 
tuvo  nombre  entre  los  tres  valientes. 

28J)e  los  treinta  faé  el  mas  noble; 
mas  no  llegó  á  los  tres  primero*.  Y  pú- 
sole David  en  su  consejo. 

24  Asael  hermano  de  JoabJW  de  los 
•  treinta:  Blhanan,  lujo  de  Dode,  de 
Beth-lehem : 

26  Semina  de  Harodi :  EUea  de  Harodl : 
20  Hclea  de  Phalti:  Ira,  hijo  de  Ac- 

ces,  deThecua: 

27  Ablezer  de  Anathoth :  Mobonnal  de 
Husa: 

28  Selinon  de  Ahoh:  Maharai  de  No- 
tophath: 

29  Heleb,  lujo  de  Baana  de  Netophath : 
Ithai,  hijo  de  Bibai,  de  Gabeeth,  de  los 
mjoa  de  Ben-jamin : 

30  Banaia.de  Pharathon :  Heddai  del  ar- 
royo de  Gaas ; 

81  Abtalbon  de  Arbajth:  Azmaveth  de 
Barhumi: 

82  Sliahba,  de  Salaboni  Los  hijos  de 
Jashen,  Jonathan : 

88  Semina  doOrori :  Abiamk  lujo  de  do- 
rar, de  Arar: 

84  Eliphelet,  w>  de  Aasbal,  bflo  de 
HachaU:  Eliam,  hijo  de  Achltophel, 
de  Gelon : 

85  Hearai  de  Carmelo :  Pharai  de  Arbii 

81* 


89  Igoal,  h^o  de  Nathauv  de  Boba  i  Bous 
de  Gadl : 

87  Salee  de  Atamioui:  Nanarai  de  Be- 
roth,  escudero  de  Joeb,  hijo  de  Sania: 

88  Ira  de  Jethri :  Gareb  de  Jethri: 

80  Uñas  Hettheo:  todos  treinta  y  siete. 

CAPITULO  XXIV. 

David  por  ira  de  Dios  hace  contar  el  pueblo,  por  lo 
emal  Dio»  dándote  d  conocer  m  pecado  por  su  pro- 
feta le  dad  escoger  uno  do  tre*  castiga»,  de  toe  <nM> 
le»  ¿l  escoge  pestilencia,  confiado  de  la  misericordia 
de  Dios.    II.  David  ora  y  hace  sacrificio  d  Dios,  jr  - 


Y  VOLVIÓ  ei  fiuorde  Jehova  á  eno- 
jarse contra  Israel,  y  incitó  á  Da- 
vid contra  ellos 4  qtfe  dijese:  Vé,  cuen- 
ta á  Israel,  y  á  Judo, 

2  X  dtfo  el  rey  á  Joab  general  del  ejér- 
cito que  tenia  consigo :  Rodea  todas  las 
tribus  de  Israel,  desde  Dan  hasta  Becr- 
seba,  y  contad  el  pueblo,  para  que  yo 
sepa  el  número  del  pueblo. 

3  T  Joab  respondió  al  rey :  Aliada  Je- 
hova  tu  Dios  al  pueblo  cien  veces  tanto» 
como  son,  y  que  lo  vea  mi  señor  el  rey; 
mas  ¿para  qué  quiere  esto  mi  señor  el 
rey? 

4  Empero  la  palabra  del  rey  pudo  mae 
que  Joab,  y  que  loe  capitanas  del  ejérci- 
to: y  salid  Joab,  de  delante  del  rey  eos 
los  capitanes  del  ejército,  para  ir  á  can- 
tar ei  pueblo  de  Israel. 

5  T  pasando  el  Jordán  asentaron  en; 
Aroer,  á  la  mano  derecha  de  la  ciudad 
que  teté' en  medio  del  arroyo  de  Ged,  j 
junto  á  Jaser. 

6  Y  después  vinieron  á  Galaad,  y  á  la 
tierra  baja  de  Rodal;  y  de  alli  vinieron 
á  Danjaan,  y  al  rededor  de  Sidon. 

7  T  vinieron  á  la  fortaleza  de  Tyro,  y  á 
todas  las  ciudades  de  loe  Heveos,-  y  do 
los  Chanaaeos,  y  salieron  al  mediocUa*, 
de  Juda  á  Beer-seba. 

8  Y  después  que  hubieron  andado  toda 
la  tierra,  ToMeron  á  Jérnsalcm  después 
de  nueve  meses  y  veinte  días. 

9  Y  Joab  dio  la  cuenta  del  número  del 
pueMo  al  rey:  y  ritieron  los  de  Israel 
ochocientos  mil  hombres  fuertes,  que 
sacaban  espada:  ^  de  los  de  Juda  fueron 
quinientos  mü  hombres. 

10  Y  deápnes  que  David  hubo  eontade- 
el  pueblo,  hirióle  su  corazón,  y  dijo  Da- 
vid á  Jehova :  To  he  pecado  gravemente 
por  haber  hecho  etto;  mas  ahora  Jehova, 
ruégote  que  traspases  el  pecado  de  tu 
siervo;  porque  yo  he  obrado  mny  necia- 
mente. 

11 Y  por  la  mañana  cuando  David  se  le- 


I.  DE  LOS  REYES. 


yante*»,  ftié  palabra  do  Jehova  á  Gad 
profeta,  vidente  de  David,  diciendo-; 
13  V é,  y  habla  á  David:  Asi  dijo  Jeho- 
Ta:  Tres  coeaB  te  ofrezco :  tú  te  escoge- 
ré* de  estas  la  una,  la  cual  jo  haga. 

13  Y  Gad  vino  á  David,  y  denuncióle,  y 
díjole:  ¿Quieres  que  te  vengan  siete 
anos  de  hambre  en  tu  tierra?  ¿O  que 
huyas  tres  meses  detente  de  tus  enemi- 
gos, y  que  ellos  te  persigan?  ¿O  que 
tres  días  haya  pestilencia  en  tu  tierra? 
Piensa  ahora,  y  mi»  que  responderé  si 
que  me  envió. 

14  Entonce*  David  dijo  áGad:  In 
grande  angustia  estoy.  Yo  ruege  que 
yo  caiga  en  la  mano  de  Jehova,  porgue 
sus  miseraciones  son  muchas,  y  que  yo 
no  caiga  en  manos  de  hombres. 

15  Y  Jehova  env$ó  pestilencia  en  Is- 
rael desde  la  mañana  hasta  el  tiempo  se- 
ñalado: y  murieron  del  pueblo,  desde 
Dan  hasta  Beer-seba,  setenta  mil  hom- 
bres. 

16  Y  como  el  ángel  extendió  su  mano 
sobre  Jerusaiem  para  destruirla,  Jehova 
se  arrepintió  de  aquel  mal,  y  dtyo  al  án- 
gel que  destruía  el  pueblo.  Basta  ahora: 
deten  tu  mano.  Entonces  el  ángel  de 
Jehova  estaba  junto  á  la  era  de  Areuna 
Jebuseo. 

17  T  Y  David  dijo  á  Jehova,  cuando 
vio  al  ángel  que  hería  al*  pueblo  t  Yo  pe- 
qué, yo  hice  la  maldad:  ¿Betas  ovejas 
qué  hicieron  ?    Ruégete  que  tu  mano  se 


torne  contra  mi,  y  contra  la  easa  de  mi 
padre. 

18  Y  Gad  vino  á  David  aquel  día,  y  díjo- 
le: Sube,  y  has  «*  altar  á  Jehova  en  la 
era  de  Areuna  Jebuseo. 

19  Y  David  subió  conforme  si  dicho  de 
Gad,  que  Jehova  habla  mandado. 

20  Y  mirando  Areuna,  vié  al  rey  y  á  sos 
siervos  qoe  pasaban  á  él:  y  saliendo 
Areuna  mofinóse  delante  del  rey  hacia 
tierra. 

21  Y  dijo  Areuna:  ¿Por  qné  viene  mi 
señor  el  rey  á  su  sierre?    Y  David  res- 
pondlót  Para  comprar  de  ti  «*•*  era  pe>% 
ra  edificar  en  éOa  altar  á  Jehova,  y  que  la 
mortandad  cese  del  pueblo. 

92  Y  Areuna  dijo  á  David :  Tome  y  sa- 
crifique mi  señor  el  rey  lo  que  bien  le 
pareciere.  He  aquí  bueyes  para  el  holo- 
causto, y  trillos,  y  otros  adereeos  de 
bueyes  pam  lefia, 

23  Todo  lo  da,  como  un  rey,  Areuna  al 
rey.  Y  dijo  Areuna  al  rey;  Jehova  tu 
Dios  te  sea  propicio. 

24  Y  el  rey  dfyo  á  Arouue:  No,  sino 
por  precio  te  lo  compraré:  porque  no 
ofreceré  á  Jehova  mi  Dios  holocaustos 
por  nada.  Entonces  David  compró  la 
era  y  los  bueyes  por  cincuenta  sidos  de 
plata. 

2»  Y  edificó  aHi  David  vn  altar  á  Jeho- 
va, y  sacrificó  holocaustos,  y  paetncos, 
y  Jehova  se  aplacó  con  la  tierra,  y  cesó 
la  plaga  de  Israel 


LIBRO  PRIMERO  DE  LOS  REYES. 


CAPITULO  t 

Jbemfriade*pa  Daotd  por  la  vtjex^om  eriadoeíe  pro- 
veen de  ma  éomtO*  »y§m  Atítaa^gm  mmnm  "■ 
€%W^caaaoHpreaaleoom  toda  mapioxa.  ILEt- 
tando  Adoaiat  aderezando  de  levantar*  con  el  rei- 
no e*  dado  aviar  d  David,  oí  caai  hace  meao  proelar 
marta* d  Oolomamoon toda  mkmmidadd  Ib  peti- 
eion  da  Bromo*  w  madre  y  de  JíatSan  profeta, 
UL  Oyéndolo  Adorna*  *e  retrae  at  aUar  de  miedo 
de  Saiomon,  ma»  ét  te  perdona,  *h  haataonirdo- 
hmUdeoL 

f^OMO  el  rey  David  «Mso  viejo,  y  en- 
V7  trado  en  dias,  cubríanle  de  vestidos, 
mas  no  se  calentaba. 
3  Y  cUjóroule  sus  siervos :  Busquen  á 
mi  señor  el  rey  una  moza  virgen,  que 
esté  delante  del  rey,  y  le  callente,  y  duer- 
ma en  su  seno,  y  calentará  á  mi  señor  el 
rey. 


8  Y  buscaron  una  mota  hermosa  por 
todo  el  término  de  Israel,  y  hallaron  á 
Abisag  Sunsmlta,  y  tnsjéronla  al  rey. 

4  Y  la  mota  ovm  muy  hermosa,  la  cual 
calentaha  al  reyt  y  le  servia;  mas  el  rey 
nunca  la  conoció* 

5  1  Entonces  Adonias,  hijo  de  Bagfth* 
se  levantó,  diciendo:  Yo  reinaré.  Y 
hilóse  hacer  carros  y  gente  de  á  caballo, 
y  cincuenta  varones  que  corriesen  de- 
lante de  éL 

G  Y  su  padre  nunca  le  entristeció  en 
todos  sus  dias  para  decirle:  ¿Por  qué 
haces  asi  ?  Y  también  este  era  de  her- 
moso parecer:  y  habíale  engendrado 
después  de  Absalom. 

T  Y  tensa  tratos  con  Joab,  htfo  de  Aas- 


I.  DE  LOS  REYES. 


tío,  y  con  Abiathar  di  sacerdote,  loe 
cuales  ayudaban  á  Adbnlast 

8  Mas  Sadoc  el  sacerdote,  y  Báñalas, 
hijo  de  Joiada,  y  Nathan  profeta,  y  8e- 
mei,  y  Reihi,  y  todos  los  grandes  de  Da- 
vid no  seguían  á  Adonias. 

9  Y  sacrificó  Adonias  ovejas  y  vacas,  y 
anímala  engordados,  junto  á  la  pena  de 
Zoheleth,  que  edá  cerca  de  la  fuente  de 
Rogel,  y  convidó  á  todos  sus  hermanos 
los  hijos  del  rey,  y  á  todos  los  varones 
de  Juda,  siervos  del  rey. 

10  Mas  á  Nathan  profeta,  ni  á  Báñalas, 
ni  á  los  grandes,  ni  á  Salomón  su  herma- 
no, no  convidó. 

11  Y  habló  Nathan  á  Bersabee  madre 
de  Salomón,  diciendo:  ¿No  has  oído 
que  reina  Adonias  hijo  de  Hagith,  sin 
saberlo  nuestro  señor  David  ? 

12  Ven  pues  ahora,  y  toma  mi  consejo, 
para  que  guardes  tu  vida,  y  la  vida  de  tu 
btfo  Salomón. 

18  Vé,  y  entra  al  rey  David,  y  dile: 
¿  Rey,  señor  mió,  no  has  tú  jurado  á  tn 
sierra,  diciendo :  Salomón  tu  hijo  reina- 
rá después  de  mí,  y  él  se  asentará  sobre 
mi  trono  ?  ¿  Por  qué  pues  reina  Adonias  ? 

14  Y  estando  tú  aun  hablando  con  el 
rey,  yo  entraré  tras  tí,  y  acabaré  tus  ra- 
zones. 

15  Entonces  Bersabee  entró  al  rey  á  la 
cámara,  y  el  rey  era  muy  viejo ;  y  Abisag 
Sunamita  servia  al  rey. 

16  Y  Bersabee  Be  indinó,  y  hiso  reve- 
rencia al  rey,  y  el  rey  dijo : ' 

17  ¿  Qué  tienes  ?  Y  ella  le  respondió : 
Señor  mió,  tú  juraste  á  tu  sierva  por  Je- 
hova  tu  Dios,  diciendo:  Salomón  tu  hijo 
relnatá  después  de  mí,  y  el  se  aseniaráso- 
bre  mi  trono. 

18  Y, he  aquí  que  ahora  Adonias  reina; 
j  ahora  I*,  rey  mi  señor,  no  lo  supiste* 

19  Ha  sacrificado  bueyes,  y  animóle*  en- 
gordados, y  muchas  ovejas ;  y  ha  convi- 
dado á  todos  los  lujos  del  rey,  y  á  Abia- 
thar  el  sacerdote,  y  á  Joab  general  del 
ejército ;  mas  á  Salomón  tu  siervo  no  ha 
convidado. 

20  Rey,  señor  mió,  los  ojos  de  todo  Is- 
rael «dan  sobre  ti,  para  que  les  declares, 
quién  se  ha  de  asentar  sobre  el  trono  de 
mi  señor  el  rey,  después  de  éL 

31  Y  acontecerá  que  cuando  mí  señor 
el  rey  durmiere  con  sus  padres,  que  yo 
y  mi  hijo  Salomón  seremos  tratado*  co- 
mo pecadores. 

23  Y  estando  aun  hablando  ella  con  el 
sey,  he  aquí  Nathan  profeta  que  vino. 
818 


26  Y  hicieron  saber  al  rey,  diciendo : 
He  aquí  está  Nathan  profeta:  el  cual  co* 
mo  entró  al  rey  postróse  delante  del  rey, 
inclinando  su  rostro  á  tierra. 

24  Y  dijo  Nathan :  Rey  señor  mió,  ¿  has 
tú  dicho:  Adonias  reinará  después  do 
mí,  y  él  se  asentará  sobre  mi  trono  ? 

25  Porque  hoy  ha  descendido,  y  ha  sa- 
crificado bueyes,  y  animóle*  engordados, 
y  muchas  ovejas ;  y  ha  convidado  á  to- 
dos los  hijos  del  rey,  y  á  los  capitanes 
del  ejército,  y  también  á  Abiathar  sacer- 
dote, y,  he  aquí,  están  comiendo  y  be- 
biendo delante  de  él,  y  han  dicho :  Viva 
el  rey  Adonias. 

20  Mas  ni  á  mí  tu  siervo,  ni  á  Sadoc  el 
sacerdote,  ni  á  Báñalas,  hijo  de  Joiada, 
ni  á  Salomón  tu  siervo  ha  convidado. 

27  ¿Este  negocio  es  mandado  por  mi 
señor  el  rey,  sin  haber  declarado  á  tu 
siervo  quién  se  había  de  sentar  sobre  el 
¿roño  de  mi  señor  el  rey  después  de  el  ? 

28  Entonces  el  rey  David  respondió,  y 
dijo :  Llamadme  á  Bersabee :  y  ella  en- 
tró delante  del  rey,  y  púsose  delante  del 
rey. 

29  Y  el  rey  juró,  diciendo:  Vive  Jeho- 
va,  que  ha  redimido  mi  alma  de  toda 
angustia, 

30  Que  como  yo  te  he  jurado  por  Jeno- 
va  Dios  de  Israel,  diciendo :  Tu  hfyo  Sa- 
lomón reinará  después  de  mí,  y  él  se 
asentará  en  mi  trono  en,  mi  lugar,  que 
así  lo  haré  hoy. 

31  Entonces  Bersabee  se  inclinó  al  rey 
su  rostro  á  tierra,  y  inclinándose  al  rey 
dijo:  Viva  mi  señor  el  rey  David  para 
siempre. 

32  Y  el  rey  David  dijo:  Llamadme  á 
Sadoc  sacerdote,  y  á  Nathan  profeta,  y  á 
Báñalas,  hijo  de  Joiada.  Y  ellos  entraron 
delante  del  rey. 

83  Y  el  rey  les  dijo :  Tomad  «on  voso- 
tros los  siervos  de  vuestro  señor,  y  ha- 
ced subir  á  Salomón  mi  htyo  en  mi  muía, 
y  llevadle  á  Gihon. 

34  Y  allí  le  ungirán  Sadoc  sacerdote  y 
Nathan  profeta  por  rey  sobre  Israel:  y 
tocaréis  trompeta,  diciendo :  Viva  el  rey 
Salomón. 

35  Y  vosotros  iréis  detras  de  él ;  y  ven- 
drá, y  asentarse  ha  en  mi  trono,  y  el  rei- 
nara por  mi :  porque  á  él  he  mandado, 
que  sea  principe  sobre  Israel  y  sobre 
Juda. 

86  Entonces  Báñalas,  hijo  de  Joiada,  res- 
pondió al  rey,  y  dijo:  Amen.  Así  lo 
diga  Jehova,  Dios  de  mi  señor  el  rey. 


I.  DE  LOS  EEYE8. 


87  De  1*  manirá  que  Jefeom  ha  sido 

con  mi  señor  el  rey,  asi  sea  con  Salo- 
*mon:  y  él  haga  mayor  bu  trono,  que  el 
trono  de  mi  señor  el  rey  David. 

88  Y  descendió  Sadoc  sacerdote,  y  Na- 
than profeta,  y  Báñalas,  lujo  do  Rolada,  y 
los  Cerctheos,  y  los  Pheletheos,  y  hicie- 
ron snbir  á  Salomón  sobre  la  muía  del 
rey  David,  y  lleváronle  á  Giben. 

89  Y  tomando  Sadoc  sacerdote  el  caer- 
no  del  aceite  del  tabernáculo,  ungió  á 
Salomón:  y  tocaron  trompeta,  y  dije- 
ron todo  el  pueblo:  Viva  el  rey  Salo- 
món. 

40  Y  todo  el  pueblo  subió  en  pos  de  el, 
/  cantal»  el  pueblo  con  flautas,  y  hadan 
grandes  alegrías  que  pereda  que  la  tierra 
se  abría  con  el  clamor  de  ellos. 

41  1Í  Y  oyólo*Adonias,  y  todos  los  con- 
vidados que  con  él  estofa»,  que  ya  ha- 
blan acabado  de  comer,  y  oyendo  Joab 
el  sonido  de  la  trompeta,  di)o :  ¿  Por  qué 
se  alborota  la  ciudad  con  estruendo  > 

42  Estando  ana  él  hablando,  he  aquí 
Jonathan,  lujo  de  Abiathar  sacerdote, 
vino,  al  cual  dtyo  Adonias :  Entra,  por- 
que tú  hombre  eres  de  esfuerzo,  y  trae- 
rás buenas  nuevas. 

43  Y  Jonathan  respondió,  y  dijo  ó  Ado- 
nias :  Ciertamente  nuestro  señor  el  rey 
David  ha  hecho  rey  á  Salomón. 

44  Y  el  rey  ha  enviado  eon  él  á  Sadoc 
sacerdote,  y  á  Nathan  profeta,  y  á  Bá- 
ñalas, h|jo  de  Joiada,  y  también  á  los 
Ceretheoa,  y  i  los  Pheletheos,  los  cuales 
le  hicieron  subir  en  la  muía  del  rey : 

45  Y  Sadoc  sacerdote  y  Nathan  profeta 
le  han  ungido  en  Gihon,  por  rey:  y  de 
allá  han  subido  con  alegrías,  y  la  ciudad 
esta  llena  de  estruendo ;  y  este  e$  el  al- 
boroto que  habéis  oido. 

46  Y  también  Salomón  se  ha  asentado 
sobre  el  trono  del  reino. 

47  Y  aun  los  siervos  del  rey  han  venido 
A  bendecir  á  nuestro  señor  el  rey  David, 
diciendo:  Dios  haga  bueno  el  nombre 
de  Salomón  mas  que  tu  nombre:  y  haga 
mayor  su  trono  que  el  tuya  Y  el  rey 
se  inclinó  sobre  la  cama. 

48  Y  aun  el  rey  habló  así :  Bendito  sea 
Jehova  Dios  de  Israel,  que  ha  dado  hoy 
quien  se  asiente  en  mi  trono  viéndolo 
mis  ojos. 

49  Ellos  entonces  se  estremecieron,  y 
levantáronse  todos  los  convidados  que 
estaban  con  Adonias,  y  se  fué  cada  uno 
por  su  camino. 

50  Has  Adornas  temiendo  de  la  presen- 


cia de  Salomón,  levantóse,  y  fuese,  y  to- 
mó los  cuernos  del  altar. 

51.  Y  fué  hecho  saber  á  Salomón,  di- 
ciendo :  He  aquí  que  Adonias  tiene  mie- 
do del  rey  Salomón :  porque  ha  tomado 
los  cuernos  del  ütar,  diciendo :  Júreme 
hoy  el  rey  Salomón,  que  no  matará  á 
cuchillo  á  su  siervo. 

53  Y  Salomón  d^o:  Si  él  mere  virtuo- 
so, ni  ww  de  sus  cabellos  caerá  en  tierra: 
mas  si  se  hallare  mal  en  él,  morirá. 

63  Y  aeí  envió  el  rey  Salomón,  y  trujá- 
ronle del  altar:  y  el  vino,  y  inclinóse  al 
rey  Salomón.  Y  lalomon  le  cHJo:  Yete 
átu< 


capitulo  n. 

David  habiendo  dada  mandamientos  d  Salomón  de  fe> 
fmhabin  de  hacer  muere,  n.  Salomón  hace  matar 
d  Adonias,  porque  pidiendo  por  mugerdAbisag Jué 
visto  afectar  el  reino,  m.  A  Abiathar  priva  del 
sacerdocio,*  le  enviad  sucosa,*  d  Joab  hace  matar 
junto  mi  altar,  donde  m  había  acogido,  XV.ASe- 
mei  manda  so  pena  de  muerte,  que  no  salga  de  Jent- 
salem  :  y  saliendo  él  al  cabo  de  algún  tiempo  en  busca 

enéle, 


Y  LLEGÁRONSE  los  dios  de  David 
para  morir,  y  mandó  á  Salomón  su 
lujo,  diciendo : 

2  Yo  voy  el  camino  de  toda  la  tierra; 
esfuérzate,  y  se  varón. 
8  Guarda  la  observancia  de  Jehova  tu 
Dios  andando  en  sus  caminos,  y  guar- 
dando sus  estatutos  y  mandamientos,  y 
sus  derechos,  y  sus  testimonios,  de  la 
manera  que  está  escrito  en  la  ley  de 
Moyses,  para  que  seas  dichoso  en  todo 
lo  que  hicieres,  y  en  todo  aquello  á  que 
te  tornares. 

4  Para  que  confirme  Jehova  la  palabra 
que  me  habló,  diciendo:  81  tus  lujos 
guardaren  su  camino  andando  delante  de 
mi  con  verdad,  de  todo  su  corazón,  y  do 
toda  bu  alma,  jamas,  dice,  faltará  á  ti  va- 
ron  del  trono  de  Israel. 

5  Y  también  tú  tabes  lo  que  me  ha  he- 
cho Joab,  lujo  de  Servia,  lo  que  hiso  á 
dos  generales  del  ejército  de  Israel,  e$  d 
eaber  á  Abner,  lujo  de  Ner,  y  á  Amasa, 
lujo  4?  Jether,  á  loe  cuales  el  asesinó, 
derramando  en  pac  la  sangre  de  guerra, 
y  poniendo  la  sangre  de  guerra  en  su  ta- 
labarte que  tenia  sobre  sus  lomos,  y  en 
sus  zapatos  que  tenia  en  sus  pies. 

6  Tú  harás  conforme  á  tu  sabiduría; 
no  harás  descender  sus  canas  al  sepulcro 
en  paz. 

7  A  los  hijos  de  Bcrzellai  Qelaadita  ha* 
ras  misericordia,  que  sean  de  los  convi- 
de tu  mesa:  porque  ellos  vinie- 


I.  T>E  1,08  RffYEB. 


rt>n  asi  á  mi,  cuando  iba  huyendo  de  Ab* 
salom  tu  hermano. 

8  También  tienes  contigo  á  Semel,  hi- 
jo de  (Jera,  hijo  de  Jcmini  de  Bohurim, 
el  cual  toe  maldijo  de  una  maldición 
fuerte,  el  di»  que  yeviba  á  Mahanaim. 
Mas  él  mismo  descendió  á  recibirme  al 
Jordán,  y  yo  le  juré  por  Jehova,  dicien- 
do: Yo  no  té  mataré  á  cuchillo. 
:  9  Mas  ahora  no  le  absolverás:  que 
hombre  sabio  eses,  y  sabes  como  te  has 
de  haber  con  él ;  y  harás  descender  sus 
canas  con  sangre  á  la  sepultara, 

10  Y  David  durmió  con  sus  padres,  y 
fué  sepultado  en  la  ciudad  de  David. 

11  Los  dias  que  reinó  David  sobre  Is- 
rael fueron  cuarenta  anos:  siete  sfios 
reinó  en  Hebron,  y  en  Jerusalem  reinó 

.  treinta  y  tres  anos. 

12  Y  Salomón  se  asentó  en  el  trono  de 
David  su  padre,  y  fuá  su  reino  firme  en 
gran  manera. 

18  ?  Entonces  Adonis*,  h\jo  de  Hagith, 
vino  á  Bersabce  madre  de  Salomón:  y 
ella  dijo:  ¿Tú  venida  a  de  paz?  y  ¿1 
respondió :  Sí,  de  pac 

14  Y  él  dijo :  Una  palabra  tengo  que  de- 
cirte.   YeU»dgo:Di.    Yéldtfo: 

15  Tú  sabes  que  si  reino  era  mió:  y  que 
todo  Israel  habla  puesto  en  mi  su  rostro, 
para  que  yo  reinara:  mas  el  reino  fué 
traspasado,  y  vino  á  mi  hermano :  por- 
que por  Jehova  era  suyo. 

16  Y  ahora  yo  te  pido  una  petición,  no 
me  hagas  voforer  mi  rostro.  Y  ella  le 
dtfo;  Di 

17  £1  entonces  dijo :  Yo  te  ruego  que 
hables'  al  rey  Salomón,  porque  él  no  te 
hará  volver  tu  rostro,  para  que  me  dé  á 
Abisag  Sunamita  por  mugar. 

18  Y  Bersabce  dtfo :  Bien;  yo  hablaré 
por  ti  al  rey. 

19  Y  vino  Bersabce  al  rey  Salomón  pa- 
ra hablarle  por  Adonias:  y  et  rey  se  le- 
vantó para  recibirla,  y  se  inclinó  á  ella, 
y  se  tornó  á asentar  en  su  trono:  y  hito 
poner  una  silla  á  la  madre  del  rey,  la 
cual  se  sentó  á  su  diestra.  + 

90  Y  ella  cuja;  Una  pequeña  petición 
te  demando,  no  me  hagas  volver  mi  ros- 
tro. Y  el  rey  le  dijo :  Pide,  madre mia; 
que  yo  no  te  haré  volver  el  rostro. 

31  Y  ella  dijo:  Dése  Abisag  Sunamita 
por  muger  á  tu  hermano  Adonias. 

22  Y  el  rey  Salomón  respondió,  y  cujo 
á  su  madre:  ¿Por  qué  pides  á  Abisag 
Sunamita  para  Adonias?  Demanda  tam- 
bién pan  él  el  reino;  porque  él  cS mi 
•  820 


hermano  an^or;  y  tiene  también  A 
Abiathar  sacerdote,  y  a  Joab,  lujo  de 
Servia. 

23  Y  el  rey  Salomón  Juró  por  Jehova, 
diciendo:  Así  me  haga  Dios,  y  así  me 
añada,  que  contra  su  vida  ha  hablado 
Adonias  esta  palabra. 

21  Ahora  pues  vive  Jehova,  que  me  ha 
confirmado,  y  me  ha  puesto  sobre  el  tro- 
no de  David  mi  padre,  y  que  me  ha  he- 
cho casa,  como  habia  dicho,  que  Ado- 
nias morirá  hoy. 

25  Entonces  d  rey  Salomón  envió  por 
mano  de  Banaias,  hijo  de  Jotada,  el  cual 
le  hirió,  y  murió. 

26  TYáAbiethar  el  sacerdote  dijo  el 
rey:  Yete  áAnathoth  á  tus  heredades, 
que  tú  eres  digno  de  muerte.  Mas  yo  no 
te  mataré  hoy,  por  cuanto  has  llevado  el 
arca  del  señor  Jehova  delante  de  David 
mi  padre:  ademas  de  esto  has  sido  tra- 
bajado en  todas  las  cosas  en  que  mi  pa- 
dre túé  trabajado. 

27  Y  echó  Salomón  á  Abiathar  del  sa- 
cerdocio de  Jehova,  |>ara  que  se  cum- 
pliese la  palabra  de  Jehova,  que  habia 
dicho  sobre  lacena  de  Hett  en  Silo. 

28  Y  vino  la  fama  hasta  Joab,  porque 
también  Joab  se  habia  arrimado  á  Ado- 
nias, aunque  no  se  habia  arrimado  á  Ab- 
salom,  y  huyó  Joab  al  tabernáculo  de 
Jehova,  y  tomó  los  cuernos  del  altar. 

29  Y  fué  hecha  saber  á  Salomón,  que 
Joab  habla  huido  al  tabernáculo  de  Je- 
hova, y  que  estaba  junto  al  altar.  Y  Sa- 
lomón envió  á  Banaias,  mjo  de  Joiada, 
diciendo :  Vé,  y  arremete  á  éX 

80  Y  entró  Banaias  al  tabernáculo  do 
Jehova,  y  díjolc:  £1  rey  ha  dicho  que 
salgas.  Y  él  dijo:  No,  sino  aqni  moriré. 
Y  Banaias  volvió  con  esta  respuesta  al 
rey,  diciendo  t  Asi  habló  Joab,  y  asi  me 
respondió. 

81  Y  el  rey  lo  «ajo:  Has  eotoo  él  ha  di- 
cho, arremete  á  él  y  «atiérrale:  y  quita 
demi,yde]aeasa  de  mi  padre,  la  sangre 
que  Joab  ha  derramado  sin  osáffe 

82  Y  Jehova  hará  volver  su  asiere  so- 
bre su  cabeza;  que  él  ha  asesinada»  dos 
varones  mas  justos  y  mejores  que  él,  á 
los  cuales  mató  á  enchuto  sin  qne  nú 
padre  David  supiese  nada,  e$  4  estera  Ab- 
ner,  hijo  de  Ncr,  general  del  ejército  de 
Israel,  y  á  Amasa,  bfyo  de  Jetfaer,  geno-,. 
ral  del  ejército  de  Jada* 

88  Mas  la  sangre  de  ellos  volverá  sobre 
la  cabeza  de  Joab,  y  sobre  la  cébese  de 
F  «obre 


1.  DE  L08  REYES. 


David  y  sobre  en  simiente,  y  «otro  tu 
casa,  y  sobre  su  trono,  habrá  perpetua- 
mente pos  de  parte  de  Jehova. 
$^$uteucce  Báñalas,  hijo  de  Joiada  su- 
frió, y  arremetió  4  él,  y  le  mató,  y  mé*e- 
paitado  en  su  casa  en  el  desierta 

35  Y  el  rey  paso  en  su  lagar  á  Báñalas, 
lujo  de  Joiada,  sobre  el  ejército :  y  4  Sa- 
doo  puso  el  rej  por  sacerdote  en  logar 
ée  Abiatbar. 

36  %  Y  envió  el  rey,  y  hizo  venir  á  Se- 
mei, y  díjolo :  Edifícate  urna  casa  en  Je- 
rusalem, y  mora  eUí«  y  bo  salgas  de  allá 
jk  ana  parte  ni  á  otra. 

37  Porque  sepas  de  cierto  que  el  día 
que  salieres,  y  pajares  el  arroyo  de  Ce- 
dro», sin  duda  morirás,  y  tu  sangre  será 
sobre  tu  cábese» 

38  Y  Semei  dijo  al  rey :  La  palabra  es 
buena:  como  el  rey  mi  señor  ha  dicho, 
asi  lo  hará  tu  siervo.  Y  habitó  Semei 
en  Jerusalem  muchos  días. 

89  Y  pasados  tres  ano*  aconteció,  qne 
se  le  huyeron  á'  Semei  dos  siervos  4 
Achis,  hijo  de  Maacha,  rey  de  Geth :  y 
dieron  aviso  4 Semei,  diciendo:  He  aquí 
que  tas  siervos  után,  en  fleta. 

40  Y  tevjgntóso  Semei,  y  enalbardó  su 
aeno»  y  vino  en  Geth  4  Achis  4  buscar 
atut  siervos.  Y  fué  Semei,  y  volvió  sus 
siervos  de  &eth. 

41  Y  fué  dicho  4  Salomón,  como  Semei 
babia  ido  de  Jerusalem  hasta  Geth,  y 
que  Jaabia  vuelto. 

4$  Entonces  ei  rey  envió,  y  hizo  reñir 
4  Semei,y  düole:  ¿fío  te  conjuré  yo  por 
Jehova,  y  te  protesté,  diciendo:  £1  dia 
que  salieres,  y  fueres  aoá,  ó  acullá,  sepas 
de  cierto  qne  has  de  morir?  Y  tú  me 
dfy iste :  La  palabra  que  he  oido  «*  buena. 

48  ¿  Por  qué  pues  no  guardaste  el  jura- 
-mentó  de  Jehova,  y  el  mandamiento  que 
yo  te  mandó? 

44  Y  dijo  mm  el  rey  4  Semei:  Tú  sabes 
iodo  el  mal  que  tu  corazón  bien  sabe, 
ojue.  cometiste  contra  mi  padre  David: 
mas  Jeuova  ha  tornado  ol  mal  sobre  tu 
cabeza: 

45  Y  el  rey.  Salomón  uré  bendito,  y 
ol  trono  de  David  será  firmo  perpetuar 
mente  ,4elaute  de  Jehova. 

46  Sntonces  el  ref  mandó  4  Banales, 
Jitfo  4e  Joiada,  el  cual  salió,  y  arremetió 
áé^y  murió:  y  el  reino  toé  centonado 
en  la  mano  de  Salomón. 

eAaprrTCO  ni. 

aékmo*  toma  pormmjer  á  la  Mjad*Pha**mr**4* 

Span.  21 


*rie*am**rttod£*k*m*1alm.  JJLPUmaMo 
dot  matas  mvgere»  ¿obre  «n  niño,  que  cada  una  de- 
cía mr  em  tyo,  con  la  MaJmcte  qmélda,  declara 
mlpmUolamMItttndeDtoeqwremdtaméL 

Y  SALOMÓN  hizo  parentesco  eon 
Pharaon  rey  de  Egypto,  pore)ne 
tomó  por  mvffer  la  h^a  de  Pharaon,  y 
trujóla  en  la  ciudad  do  David,  entre  tan- 
to qne  acababa  de  edificar  su  casa,  y  la 
casa  de  Jehova,  y  los  muros  de  JenAa- 
lem  al  derredor. 

2  Hasta  entonces  el  pueblo  sacrificaba 
en  los  altos;  porque  aun  no  habla  casa 
edificada  al  nombre  de  Jehova  hasta 
aquellos  tiempos. 

8  Mas  Salomón  amó  4  Jehova  andando 
en  la  institución  de  su  padre  David,  so- 
lamente sacrificaba,  y  quemaba  olores 
en  altos. 

4  Y  iba  el  rey  4  Gabaon,  porque  aquel 
era  el  alto  principal,  y  sacrificaba  allí : 
mil  holocaustos  sacrificaba  Salomón  so- 
bre aquel  altar. 

5  í  Y  aparecióse  Jehova  4  Salomón  en 
Gabaon  una  noche  en  sueltos,  y  dijo 
Dios :  Pide  lo  que  quisten*,  que  yo  te  dé. 

6  Y  Salomón  dtyo :  Tú  hiciste  gran  mi- 
sericordia 4  tu  siervo  David  mi  padre, 
de  la  manera  que  él  anduvo  delante  do 
ti  con  verdad,  con  justicia,  y  con  recti- 
tud de  corazón  para  contigo :  y  tú  le  has 
guardado  esta  tu  grande  misericordia, 
qne  le  diste  un  hijo  qne  se  asentase  en 
su  trono,  como  pareoe  en  este  dia. 

7  Ahora  pnés,  Jehova  Dios  mió,  tú  has 
puesto  á  mi  tu  siervo  por  rey  en  lugar 
de  David  mi  padre :  y  yo  soy  mozo  pe- 
queño, qne  ni  sé  entrar,  ni  salir: 

8  Y  tu  siervo  está  en  medio  do  tu  pue- 
blo, al  cual  tú  elegiste:  un  pueblo  gran- 
de, que  ni  se  puede  contar,  ni  numerar 
por  su  multitud. 

9  Da"  pues  á  tu  siervo  corazón  doofi  pa- 
re juzgar  A  tu  pueblo:  para  entender  en- 
tre lo  bueno  y  lo  malo :  porque  ¿quién 
podrá  gobernar  este  tu  pueblo  tan 
grande? 

10  Y  agradó  delante  do  Aduna!,  que  Sa- 
lomón pidiese  esta 

11  Y  dfyoie  Dios:  Porque  has  deman- 
dado esto,  y  no  pediste  para  ti  muchos 
días,  ni  pediste  para,  ti  riquezas,  ni  pe- 
diste la  vida  de  tus  enemigos,  mas  deman- 
daste pora  ti  inteligencia  para>  oír  jaldo : 

12  He  aquí,  yo  lo  he  hecho  conforme  4 
tus  palabras :  he  aquí  que  yo  té  be  dado 
corazón  sabio  y  entendido  fcmta,  que  no 
haya  habido  antes  de  tí  ofro-éomo  tú,  ni 
ftórpues  de ttse  levanto*** como  tú. 

.Wl 


r-Díi;OB'RtT*Si 


1»  T  aun  también  tas  éoeas  qtm  na)  un- 
dlste,  te  be  dada:  riquezas  y  gloria, 
que  entre  loa  royes  ninguna»  haya  «orno 
túentndontua.diaa. 

1%  Y  si  anduvieses  em  anas  «aminas, 
guardando  mía  estatutos  y  mía -manda* 
minuten*  cateo  4a  pacte»  David  anduva, 
#o  alargaremos  dina. 

11  Y  como  Salomón  despertó*  vló  que 
<:ra  Bacilo:  y  riño  á  Jersiáalem,  y  pre- 
nontése  delante  dql  uro»  dea  concierto  do 
Jchoro,  y*  sacrificó  itotocaustos*  y  biao 
INMÓfieoa :  y  hiao  banquete  á  todos  ana 
niervos. 

10  %  En  aquella  aaaon  vinieron*  dos 
mañerea  rameras  al  rey,  y  pmaentáxooae 
delante  de  éL 

17  Y  dijola  ana  muger :  ¡  Ay  I  señor  mió, 
yo  v  esta  mager  morábame*  en  una  tate- 
ma casa.:  y  yo  parí  en  casa  con  ella. 

16  *¥  aconteció,  que  «I  tercero  «a  dea» 
paea  que  yo  parí,  esta  parió  también :  y 
nonftbamon  noaetra*  ambas,  gtienmghno 
do  fuera  estaba  en  ceae,  bino  nosotras 
das-enwaacaea. 

Vé  Y  ana  noche  el  hijo  de  esto  muger 
msMó,  porque  ella  se  acostó  sobre  él. 

90  ¥  «em  so  levantó  á  media  noche,  y 
tomóme  mi  hrjo  do  junto  á  mí,  estando 
yerta  aterra  durmiendo,  y  púsole  á  su 
leste,  y  púsome  á  mi  lado  su  hijo  muerto. 

SI  Y  uomo  poma  levanté  por  la  maña- 
na para  das  el  pecho  á  mi  hijo,  he  oqní 
aa»  ¿atoo*  muerto.  Y  yo  Ib  miré  por  1a 
«mañana,  y,  he  aquí  que  no  em  mi  htyo, 
que  j/o  habla  parido. 

22  Entórteos  la  otra  moger  d$o:  No: 
mi  hijo  es  el  que  vive,  y  tu  hijo  e«  el 
muerta  Y  la  otra  volvió  á  decir:  No: 
turferj*  cé  el  muerto,  y  mi  hijo  es  el  que 
vive.  Y  de  esta  manera  hablaban  delante 
ddVey* 

£6rfl<iuyoirtos»sesdtyo:  Esta  dice:  MI 
aoje  ce  «1  que  vivo,  y  tu  hijo  as  el  muer- 
to. Y  la  otra  dice :  No,  mas  el  tuyo  es 
el  muerto,  y  mi  hijo  es  el  que  vive. 

94  Entonces  dijo  el  rey:  Traédme  una 
"espada:  y  trajeron  al  rey  ana  capada. 
-  25  Y  el  rey  dtfo:  Partid  por  medio  el 
niño  vivo,  y  dad  la  mitad  A  la  Una,  y  la 
otra  mitad  ¿  la  otra» 

26  Entonces  aquella  muger  cayo  era  el 
lujo  vivo,  dtfo  al  rey  (porque  sus  entra- 
fian  aa  la  encendieron  por  su  lujo,  y  di- 
jo): i  Ay  I  señor  mío,  dad  á  esta  el  nulo 
vivo,  no  lo  mátela.  Y  la  otra  age:  "Ni 
á  mi,  ni  á  tí*  eíno  partidle. 

27  Entnncns  «1  rey  respondió,  y  dfyo: 


Badéetta  el  hrjovivé,  y  notemateisí 
ella  «su  madre. 

28  Y  todo  Israel  oye  aquel  Juicio,  qué 
habla  jungado  el  rey,  y  hubieron  temor 
del  rey*  porque  vieron  que  habla  en  el 
sabiduría  de  Dtos  para  juagar. 

CAPITULO  IV. 


A»  mpmüttmée  {o*  peo*i*cim  d$  Sal— 
mon,  y  tus  gobernador**  y  el  cargo  que  cadm  vm 
tenia  de  hacer  la  provisión  para  el  nutsmto  y  4t$- 
pe**x*it*  la  <*a*rriftrtff.  H.  Lamtmade  ku*rpén- 
mtd*lmt$%  «««atetarte,  y  Mtpferfa. 

ASÍ  qaaet  rey  Salomón  fué  ray  sabrá 
■  todo  Israel. 
2  Y  esteu/avr*»  loa  principes  que  tuvo : 
Acortas  lujo  de  Sadoc  sacerdote : 
S  Etthornph,  y  Amas,  hijos  de  Sisa,  os* 
cribas:  Josaphad,  hijo  de  Ahilad,  can- 
ciller: 

4  Banales,  hrjo  de  Joiada,  ara  sobre  el 
ejército:  y  Badoo  y  Abiathar  aran  loa 
sacerdotes : 

5  Anariae,  htyo  de  Nathan,  ara  sobre  los 
gobernadores:  Zabu<f,  hijo  do  Nathan, 
el  principe,  oompa&ero  del  rey : 

<*  Y  Ahlsar  era  mayordomo:  y  AdomV 
rom,  lujo  da  Abda,  ara  sobre  el  tributo. 

7  Y  tenia  Salomón  doce  gobernadores 
sobre  todo  Israel,  los  cusios  mantenían 
al  rey,  y  á  au  casa.  Cada  uno  de  elios 
era  obligado  do  mantener  un  mes  en 
cafo**  alio. 

8  Y  estos  asa  los  nombres  4o  ettoa :  Bl 
hijo  do  Hur,  cu  el  monte  de  Ephrafan : 

0  El  htyo  de  Deoar,  en  Macees,  y  en  8a- 
lobim,  y  en  Beth-samce,  y  en  Elon,  y  en 
Betfc-hanan : 

10  El  hrjo  de  Heaed,  en  Araboth :  este 
tenia  también  á  Socho,  y  toda  la  tierra 
deEpher? 

11  El  hijo  de  Abmadab  tanto  todos  los 
términos  doDor:  este  tenia  por  mugar 
á  Thapher  mja  de  Salomón: 

12  Baña,  hijo  de  Ahitad,  Unta  á  Thanach 
y  á  Maggcdo,  y  á  toda  Beth-ean,  quo«s 
cerca  de  Zartan,  abajo  de  Jearael:  da 
Betii-aan  hasta  Abetmehnla,  y  hasU  de 
la  otra  parte  de  Jecmaen : 

13  El  hrjo  do  Caber  en  Ramoth  de  Ca- 
tead: eefe  tenia  también  las  ciudades 
de  Jair,  hijo  do  lianaasee,  las  cuales  «sw- 
tea  en  Galaad.  Tenia  también  la  pro- 
vincl*  de  Argob,  que  era  en  Basan,  se- 
senta grandes  ciudades  cercadas  de  muro, 
y  de  cerraduras  de  metal : 

14  Abinadab,  lujo  de  Adda,  era  en  Ma- 


to- 


la  Maternas,  en  Napathali:  cate 


h  DCiLtosa&r'Sa 


mó  tttfbfai  gaf  mmrérá  Bsnsmush  b|* 
deoaiomottt 

16  mn%  MJO'd*  Mnet,  «i  Jurar,  y  «i 
Batatal 

17  Josapbat,  htyo  de  Pharue,  en 
1G  Bernegal)*  de  Ble,*» 
If  Saber»  Mjo  de  Uri,  en  la  tierra  de 

Gatead,  y  «a  la  tierra  da  Sebón  rey  de 
loe  Amoffnecn,  y  de  Og  rey  do  Baaam: 
m  gobernador  en  la  tierra. 

99  £et  di?  Jada  y  A  Israel  eran  muchos, 
como  la  arena  que  está  junto  á  la  mar  en 
mdr11to*%  comiendo  y  bcbtsaa*  y  ale- 
fraudóse. 

SU  1  T.ftaieeac*  ten  waabn  sobro  todas 
loe  retnos-  desde  el  rio  de  la  tierra  de  les 
Phiflstfteee,  basUd  térmtno  de  Mrjpfto: 
y  traían  presentes,  y  serrian  á  Saloman 
todos  lee  alas  que  vivió. 

93  Tía  despensa  de 
día  tretat*  coros  de  aor-doaarine,  y  se- 
senta coros  de  harina, 

»  Ble»  Imeye»  engeaaaados,  y  relate 
tronye*  de  pesio»  y  elea  ovejas  j  ata  loa 
cierros,  cabras,  bufido*,  y  ovos  engcrd* 
das. 

MYoroae  ét  eeflereaba  en  toda  lam- 
gtétf^Wo  cdtsjba  de  la  otra  parte**!  rio, 
desde  Thaphs*  hasta  Gasa,  sobre  todos 
Ioercyc*  tote  otra  porte  del  rtoc  y  tato 
pac  con  todos  sns  lados  al  derredor. 

35  T  Jada  y  Israel  vivían 
fe  cada  ano  debajo  de  sa  vid*  y  debajo 
de  W  triguera,  desda  Dan  hasta 
be,  todos  lee  dias  de  Salomen. 

2»  *0ui*  aliekdade  esto 
renta  mil  caballos  en  sos  cabaüertsas 
pala  sos  corroe,  y  doce  mü  caballos  de 
cabellar. 

3T  T  los  sobrodlofees  getMiaadüifcii 
mantenían  al  rey  Salomón,  y  á  todos  los 
o^ne  venfcm  á  la  mesa  del  rey  Salomón, 
coda  ano  sa  mes,  y  badán  que  nada  fiá- 
base. 

f»  Y  tfirian  también  osbael^  paja  pera 
los  caballos,  y  para  las  bestias  de  carga 
al  logar  donde  él  estaba,  cada  ano  con- 
forme al  cargo  que  tenia, 
3»Tdrd  Dios  4  Momo*  eabmnréa,  y 
prodenéU  muy  grande,  y  anchara  de 
eoraao»,  eomo  la  ama  en»  «»í<i  4  la  ori- 
na de  lámar: 

»  Qoeftié  Mayor  la  ratrfduri*  flfr  Salo- 
món, qne  .la  de  todas  los  OrAentaíesy  y 
qne  toda  la  sebtdorte  de  eos  Bgypdoav 
81  Y  *Vn  rué  mas  sabio  oa»  todos  las 
nombres^  y  mas  ene  Bttem  Brmmtc,  y 
que  fktamty  Coturno  yJttadnden  hflt* 


dmMabofct  y  feo  nombrado  entra  todas 
lannafionw  de  ai  demdor* 

83  Y  propuso,  tro»  san  parábolas  i  y  sos 
vemos  Juera»  einoo  y  mil» 

88  Be  lesárboto»  también  disanto  des- 
de d  cedro  del  Líbano  hasta  el  hisopo 
eme  anee  on  la  pared»  A  sknlamn  ^lapa- 
té  de  los  animales»  do  las  enes,  da.  las 
secnstatcs,  de  loa  nacas. 

W  T  vcum» de  todos  *o»  pnobfes*  otr 
la  sabidoria  de  Salomón,  y  de  todo*  los 
reyes  de  la  Ostra,  donde  habla  Jtngado 
mmmndesueenmuj**, 

capitulo  v. 

Salomo*  determinando  de  edificar  eJ  temóte  CineU» 


HIRAM  rey  de  Tyro  enrió  también 
*uaokrvo*>  Salomón.;  4esde  gao 
oyó  qne  le  hablan  ungido  por  rey  en.  lo- 
gar de  en  nados;  perón*  Hiram  habia 
siesansa-amada  4  JDavid. 
9  Entejases  enrío  Salomón  4  Himm*  d> 


8  Té  sabes  como  mi  padre  Oavld  no 
podo  edificar  casa  al. nombro  de  Jehova 
an  ¿Ho*r^s*  guerra*  qa*  le  cercaron, 
hasta. qne  Zahora  paso  mttnemif/o*  de- 
bajode  las  planta*  de  sns  pió*. 

4  Ahora  Jehoua  sal  JMes.*ee,,ha  dado 
reposo  de  todas  partes ;  qne  ni  hay  ad- 
vsmerin»  ni  mal  enenaniro.  ■ 

i  *?or  tanto  abosa  yo  he  determinado 
de  enlosar  osea  al  nombro  ne  Jebera  mi 
Bles,  eomo  ¿«nova  k>#>4  David  mi 
padre,  dMendo:  Tn  *#*,  que  3»  pondré 
en  tu  lugas*  en  tu  trono, -él  e^tfloacá  ca- 
sa 4  mi  nombre. 

6  Manda  pnes  ahora  qne  me  corten  ce- 
dros dd  Líbano:  y  m¿  Sierros  esteran 
con  los  tuyos ;  y  yo  te  daré  por  tus  ster- 
tob  el  salario  que  tú  dieres :  porque  tú 
sánenme»,  ene  ninguno  hay  entre  noso- 
tros qne  aspa  labrar  la  madera  como  f  os 


7  T  eomo  Hiram  oyó  las  palabras  do 
•Salomón,  holgóse  en  gran  manera,  y  di- 
jo: Bendito  as*  hoy  ¿ahora,  .que  dio  ngo 
sabio  4  David   sobre  este  pueblo  tan 


8  Y  envió  Hiram  4-  Salomón,  diciendo : 
Yo  he  oído  lo  que  me  enviaste  á  derbv 
Yo  haré  todo  lo  qne  te  pluguiere  acerca 
de  la  madera  da  cedro,  y  la  madera  de 
baya* 

0  Ml*slervos>allonpinó^ndeel{,íber 

no  4  m  mar;  y  yo  la  pondré  en  balsas 

por  la  marbast*  el  logar,  qne  tú  me  sc- 

833 


«DClWO»»EVESL 


tolarei^'yaMs*H«eBalar*,yt*  1* 
ras,  y  tú  tamWm  harás  mi  voluntad,  dan- 
do do  comer  á  mi  familia. 

10  Y  dio  Hiram  á  Salomón  madera  de 
cedro,  y  madera  de  haya,  tod*  lo  que 
quiso»      * 

li  T  Salomón  daba  á  Hiram  veinte  mil 
coros  de  trigo  para  el  sustento  de  sn  fa- 
milia, y  veinte  coros  de  aceite  limpia 
Esto  duba  Salomón  á  Hiram  cada  un 
aflo. 

19  Dio  Tines  Jehbv*  á  Salomón  sabida- 
ría,  como  le  habla  dicho:  y  hubo  pac 
entre  Hiram.  y  Salomón:  y  hicieron 
alianza  entre  ambos. 

18  T  impuso  el  rey  Salomón  tributo  á 
todo  Israel,  y  el  tributo  fué  treinta  mil 
hombres :  1 

14  Los  cuales  envtaba»al  Líbano  de%iez 
nríl  eh  dfe2 -mil' cada  mes  por  sus  Teces : 
7  como  hablan  estado  un  mes  en  el  Lí- 
bano, estábanse  dos  meses  en  sus  «asas : 
y  A{ftairam<esta3»sobi*«ltritoa«o. 

15  Tenia  también  Salomón  setenta  mu, 
que  ilevaban  hfs  cargas!  y  ochenta  mil 
cortadores  en  él  monto; 

16  Sin  los  principales  gobernadores  de 
Salomón  que  eátataln  puates  sobre  la 
obra,  que  eran  tres  mil  y  trescientos,  los 
curtes  tentan  cargo  #el  pueblo  que  hacia 
la  obra.  * 

17  T  mandó  el  rey  que  trajesen  grandes 
piedras^  triedras  de  precio  punulos  ci- 
mientos de  1á  casa,  y  piedrarlabrades : 

18  Tíos  albañllee  de  Saloma»,  y  les  de 
Hfram,  y  los  aparejadores  cortaron  y 
aparejaron  la  matera  y  la  cantería  para 
labrar  la  caso. 

XIAPITULO  VL  - 

Jk^crQmm  la  traza  y  forma  del  templo,  del  articulo, 
ú  oratorio,  de  Ion  querubines,  y  de  la»  molduras  y 
ornamentes  de  todo  ei  edificio, 

TFTJÉ  en  el  aüo  de  cuatrocientos  y 
ochenta,  después  que  lee  hrjoe  de 
Israel  salieron  de  Egypto,  en  el  cuarto 
alio  del  principio  del  reino  de  Salomón 
sobre  Israel,  en  el' mes  de  Ztpu,  que  es 
el  mes  segundo,  él  comenzó  á  edificarla 
cusa'deJehova.  •  ■  •  • 

2  La  casa  que  el  rey  Salomón  edteeó'4 
Jehova,  tuvo  sesenta  codos  do  largo,  y 
veinte  de  anchó,  y  treinta  codos  de  alto. 

9  Y  el  portal  delante  del  templóle  la 
casa,  áe  "veinte  *ódoe  de  largo,1  dsDante 
de  la  anchura  de  la  casa:  y  su  anchura 
era  dé  diez  codos*,  delante  dé  la  casa.  ' 

4  T  hhso  ventanas  á  la  casa,  anchas  per 
de  dentro,  y  estrechas  ñor  aV/íe*& 

m 


*(X!edefn*taiaMejk.junfe>~el  feuro  de 
la  casa  un  colgadizo  al  derredor,  pagado 
á'las  paredes*  darla  caaa.endetinder  del 
tempro  y  del  oratorio,  y  hizo  cámaras  al 


6  SI  colgadizo  de  ahajo  era  de  4inco 
oedos  de  ancho  i  y.  el  del  medio,  de  seis 
codos  de  ancho:  y  el  tercero,  de  siete 
codos  de  ancho:  porque  por  de  lucra 
habla  hecho  diminuciones  4  la  casa  al 
derredor,  para  no  .trabar  de,  las  paredes 
de  la  casa. 

7  Y  laeaaaenando  se  edificaba,  feefUfico- 
ban  de  piedras  enteras  como  las  traían: 
de  tal  maaer*j;que  cnande  la  educaban, 
ni  martillos  ni  hachas  fueron,  oídos  en  la 
casa,  ni  ningún  otro  instrumento  de 
hierro» 

8  La  puerta  del  colgadizo  del  inedia  es- 
taba al  lado  derecho  de  la  casa:  y  su- 
bínsc  por  mi  caracul  al  del  medio,  y  del 
medio  al  tercero.  , . 

9  Y  labre-  la  casa,  y  la  acabó,  y  .cubrió 
fe  casa  de  tMecn»  y  denudase*  de  cedro 
puestos  por  orden.  , 

10  Y  edificó  también  el  colgadizo  en 
derredor  de  teda  la  casa  de,, altara  de 
cinco  codos:  el  «nal  tobaba  Ja  casar  con 
vigas  decedrsb     ■  *         * 

11  Y  floé  palabra  de  ¿chova  4  Salomón, 
diciendo} 

Ift  «Esta-  casa  que  tú  edificas,  si  andu- 
vieres en  mis  estatutos»  y  hioienssjnis 
derechos,  y  guardares  todos  mis  manda- 
mientos, andando  en  ellos,  yo,  tendré 
firme  asnalgo  m*  pelaba*  que  hablé  á 
David  tu  padre: 

13  Y  habitaré  en  medio  de  los  lujos  de 
Israel :  y  no  dejaré  á  mi  pueblo  Israel. 

14  Así  que.  Salomón  -labró  lar  casa,  y  la 
acabó. 

15  Y  edificó  las  paredes  de  la  casa  por 
de  dentro  de  tablas  de  cedro,  vistiéndola 
de  madera  por  do  dentro,  desde  el  solado 
de  la  casa  hasta  las  nasedes  de  la  te- 
chambre  :  y  el  solada  cubrió  de  dentro 
de  madem  de  haya. 

16  Edificó  también  al  cabo  de.  la  casa 
veinte  codos  de  tablas  de  cedro  desde  el 
solado  hasta  las  paredes,  y  labróse  en  la 
casa  un  oratorio  que  es  el  lagar  Santí- 
simo. 

17  Y  macana  tuvo  cuarenta  codos,  4  sa- 
fra», el  templo  de  dentro.    . 

1*  Y  la  casa  ara«aMirft*  *  eedro  por  de 
dentro*  y  tanta  tesan  antn Medusas  ale  ca- 
labas** sHvestre*,  y  de  botonesidafloroB. 
TcKiae^o^kt^iüiigua^piedsi^veW. 


*.  de  i¿o*i»rr«& 


en  meato  de  la  easvp***  poner  allí 41 
arca  ¿el  concierto  de  Jetaos. 

^Tet  oratorio  asteo*  en  la  parte  de 
adentro,  el  cual  tenia  Tetarte  codos  de 
largo,  y  otros  -retirte  de  ancho,  y  otros 
reto*!  de  altara;  y  vistiólo  de  oro  puri- 
aitno:  ye»  aliar cubrió de  cedro. 

91  Asf  o/nOTtettó  Batomou  de  poro  oro 
as  onta  na*  **  dentro:  y  la  pnerta  det 
oratorio  cerró  con  cadenas  de  ero,  y  vis- 
tiólo dé  ero» 

40  T  toda  la  «asa  vistió  de  oro  hasta  el 
«abo:  y  asfinlmo  vistió  de  oro  todo  el 
altar  que  mtukt  delante  del  oratorio. 

&  Hiso  también  en  el  oratorio  dos  ene- 
rantes* de  madera  de  oirra,  cada  «no  de 
altara  de  dles  codos. 

9*  X*  «tus  ala  del  «n  querubín  tenia 
«foco  codos;  y  la  otra  id*  det  mimno  que- 
rnbta  otros  cinco  codos:  así  qae  habla 
diez  codos  desde  la  punta  de  la  una  ala 
basta  la  punta  de  la  otra, 

86  Asimismo  el  otro  querubín  tenia 
41ez  codos ;  porque  -ambos  querubines 
eran  de  un  tamaño,  y  de  una  hechura. 

í&  Lfc  tritura  del  nao  esa  de  dles  codos, 
y  asi  mlsnro  el  otro. 

27  Estos  querubines  puso  dentro  de  la 
casa  de  «dentro:  los  cuales  e/aerubines 
extendían  sus  alas,  que  el  ala  del  uno  to- 
caba la  pared,  y  el  ala  del  otro  querubín 
tocábala  otra  pared;  y  las  otras  dos  alas 
ae  tocaban  ht  una  á  la  otra  eñ  la  mitad  de 
la  cata. 

96  T  vistió  dWro  los  querubines.  - 

98  Y  esculpió  todas  las  paredes  de  la 
casa  al  derredor  de  diversos  figuras,  de 
querubines,  de  palmas,  y  de  botones  de 
flores,  por  do  dentro  y  por  de  fuera. 

80  Y  el  solado  de  la  casa  cubrió  de  oro, 
de  dentro  y  de  fuera. 

31  Y  á  la  puerta  det  oratorio  hlso  puer- 
tos de  madera  de  oliva,  y  el  umbral  y 
los  postes  eran  de  cinco  esquinas. 

88  Las  dos  puertas  erm  de  Madera  de 
olira,  y  entalló  en  eUu*  n^uras-  de  que* 
rubines,  y  dé  palmas,  y  de  botones  de 
flores,  y  cubriólas  de  oro,  y  cubrió  los 
qn«rabÍnesylaspkilmasdeoro^   • 

83  Do  la  misma  formo  auto  A  la  puerta 
del  templo  postes  de  madera  de  oliva 
cuadrados. 

34  Las  dos  puertas  eran  de  madera  de 
haya;  y  los  dos  lado»  de  la  una  tuerte 
eran  redbndos,  y  los  otros  dos  lados  de 
la  otra  puerta  «amalea  redondos. 

85  Y  »*afJMfc*UsJ  frjass^iM»»»  y  ge» 


m*,yl 
oro  ajustado] 

88  Y  labró  el  patio  de  adentro  da  tres 
órdenes  de  piedras  labradas,  y  de  un  or- 
den de  vigas  de  cedro. 

87  En  el  cuarto  ano,  en  el  mes  de  Ziph, 
se  pusieron  tas  cimientos  da  ia  casa  da 
¿chova: 

■  88  Y  en  el  undécima- afio>  en  el  mes  da 
Bul,  que  es  el  mes  octavo,  la  casa  fué* 
acatada  con  todas  sus  pertenencias,  y 
con  todo  lo  necesario.  Y  adiiaóla  en 
siete  anos.  •« 

CAPITULO  VTT.  * 

La*  traza*  de  la  cata  rea!,  del  bosque,  detpoHdtdel 
fitmtié, f  dé  *u  cam  49  h%  rwktm.  ILLajmHmw 
Jbrmm  de  la*  *h*¡  coktmma*  d*fmm*Kcüm,  u**m  m*um- 
to*.  Del  mar,  de  la»  fuentes*  y  de  *ut  bata*  :  u  de  otro* 
rato*  y  instrumento*  perteneciente*  a\  tórrido  «M 


w 


AS  su  casa  educó  Salomón  en  trece 
anos,  y  la  acabó  toda.  - 

2  Y  asimismo  educó  la  casa  del  bosque 
del  Líbano,  la  cual  tonta  cien  codos  de 
largura,  y  cincuenta  codos  de  anchura,  y 
treinta  codos  de  altura,  sobre  cuatro  ór- 
denes de  colamos*  de  cedro,  con  vigas 
de  cedro  sobre  las  columnas. 

8  Y  estaba  cubierta  de  planchas  de  ce* 
dr0  arriba  sobre  las  vigas,  que  estaban 
puestas  sobre  cuarenta  y  efees  colum- 
nas, cada  ringlera  tenia  quinos  <  utaniiiiii. 

4  Las  ventanas  entuban  por  tres  órdenes, 
una  ventana  contra  la  otra  tres  veces. 

5  Y  todas  las  puertas  y  postes  eran 
cuadrados :  y  las  unas  ventanas  estaban 
en  frente  do  las  otras  tres  veces. 

8  Y  biso  un  portal  de  columnas  que  te- 
nia de  largo  cincuenta  codos,  y  treinta 
codos  de  ancho,  y  aquel  portal  «efees  de- 
lante de  ellas,  y  sus  columnas  y  vigas 
delante  de  ellas. 

7  Hlso  asimismo  el  pórtico  del  trono 
en  que  habla  do  Jungar,  qmo  «  si  pórtico 
del  Julde,  y  vistiólo  de  cedro  de  suelo  á 
suelo. 

8  Y  en  la  casa  en  que  él  moraba,  habla 
otro-  patio,  dentro  del  portal,  de  obra  se- 
mejante A  esta.  Edificó  también  Salo- 
món una  cosa  para  la  hija  de  Pharaon, 
que  habla  tomado  por  mayer/de  la  inte- 
rna obra  de  aquel  portal 

8  Todos  aquellas  abra»  fueron  de  piedras 
de  precio,  cortados  y  aserradas  con  sierra 
según  las  medidas,  así  por  de  dentro  co- 
mo por  de  fuera,  desde  el  cimiento  hasta 
las  vigas,  y  atfewtsmo  por  de  fuera  hasta 
el  gran  patio. 

10  El  cimiento  era  do  piedras  de  precio, 


Lr»E  fcOS'IUEYOEa 


codos,  y  de  pendras  de  echo  cadas. 
,    li*  Más  4o  allí  «arriba  tro»  piedras  do 
precio,  libradas  conforme  á  bus  medidas, 
y  de  cedro. 

13  T  en  el  g*an  patio  al  derredor- Habla 
tres  ordenes  de  piedme  labradas,  y  «a 
orden  de  vigas  de  cedro,  y  asi  el  patio 
de  la  casa  de  Jeboea,  el  de  adentro,  y  el 
patio  da  lacas* 

1$ÍY  enfrió  d  rey  Salomen,  y  biso 
venir  da  IyrO  á  u*  Hiresa, 

14  El  cual  era  htyo  de  una  vsnda  do  la  tri- 
bn  de  NephthaU,  y  su  padre  babia  sido  de 
Tyro,  que  labraba  en  metal,  lleno  de  sa- 
biduría, y  de  inteligencia  y  saber  en  to- 
da obra  de  metal  Este  Tino  al  rey  Sa- 
lomón» y  hizo  toda  su  obro, 

15  Este  hizo  dos  columnas  dQ  metal: 
la  altara  -dato  «na  solemne  era  de  flltz 
y  ocho  codos  j  y  a  la  otra  columna  tor- 
eaba un.hile  de  doce  codos. 

l&tfise  también  dos  capiteles  de  íuo- 
dielon  do  metal,  pata  que  fuetea  pues- 
tos sobro  las  cabetes  de  las  columnas: 
le  satura  del  un  capitel  esa  de  etneo  co- 
dos, y  la  altara  del  otro  capitel  era  de 
<*i«w*ÍSMO  codos. 

X?  y  AJjoi*ia»4rensas  4  maneradt  red* 
y  nasa  datas  á  manera  de  cadenas  peí* 
loa  espuelea  que  había»  de  eer  pvettos  so- 
bra Isa  oahtms  de  las  columnas,  siete 
paraeadav<apUei  * 

18  Y  aneado,  hubo  hecho  loa  oolanynss, 
biso tembisB  des  ordenes  de  granadas  si 
derredor,  ea  el  un  enredado,  para  cubrir 
les  capiteles  ojee  estaban  calas  cabezas 
<fo  to*#oiwm«M  con  las  granadas  í  y  de  la 
mfema  forma  Uso  en  el  otro  capitel. 
,  10  Los  tapHoles  quo  alaban  pueetm  so- 
bre las  columnas  estaban  labrados  á  mo* 
nar*  |U  flotes  nomo  lo*  a%te  te  arfe»  en  til 
portal,  par  cuatro  codos. 
¿20,  U»  capiteles  que  estaban  sobre  las 
dos  columnas  tenían  también  doscientas 
gatas  ísb  na  A<ta  órdenes  al  derredor  en 
oada~**pti»l  eoetsen  del  vientre  del  capi* 
tal,  el  saal  vientre:  estaba  delanto  del  en- 
redado. 

21  Estas  columnas  puso  enhiestas  en  el 
portal  del  templo.  Y  cuando  hubo  en- 
hestado la' columna  de  la  mano  derecha, 
púsolo  nombre  do  Jachln :  y  enhestando 
la  columna  de  la  mano  UqnUrda,  ,pú* 
solé  nombre  de  Boas, 

23  En  las  cafeteas  da  iss  eotamaae  ha- 
bía nna  obra  de  lirios :  y  asi  se  teoso  la 
ota»  de  fea  aftnmnes. 

m 


ussiaar*  ds  Émfllisun 
fte  Ufes  codos  del  ua  labftd  al  otea,  redon* 
do  al  derredor:  su  altura  era  de  cinco 
coduBx  y  cetn^ttoo>  al  derredor  un  cor- 
dón de  treinta  codos. 

24  Y  cercaban  aquel  mar  por  debajo  da 
su  labio  si  derredor  unas  bolas  como 
calabazas,  dios  en  cada  cecto*  quo  esftlau 
d  marftxfo  al  derredor  etr dos  órdenes, 
be  cuales  hablan  oteo  tan  11  sen  sn  su 
faaóidotL 

25  Y  estaba  asentado  sobre  doce  bueyes  t 
los  tres  tafeaban  a)  norte  t  los  tres  mira- 
ban al  poniente  t  los  ti^amlrahan  al  me- 
diodía i  y  los  tres  misaban  si  ostente» 
Sobra  estos  telaba  el  me*  sertas*,  y  ms 
traseras  de  ellos  estaban  hacia  le  parta 
de  adentro. 

3G  Elgrueso  del mor  erado  un  palmo, 
y  su  labio  era  labrado  como  el  labio  da 
un  ctUst  ó  da  flor  de  lis  i  y  sabían  en  él 
dos  mil  batos. 

27  Hizo  también  diea  basas  de  metal : 
la  larga  tarde  cada  basa  era  de  cuatro  *o- 
doe,  y  la  snehura  de  cuatro  codos,  y  la 
altura  de  tres  codos, 

28 1*  obra  saleábase*  ere  esta  c  teman 
unas  cintas  las  cuales  tatadaa  antro  mol- 
doras: 

28  Y  sobro  aqaellaa  cintas  que  arfases 
antro  las  molduras,  Jiparas  do  leones,  y 
de  baeyee>  y  do  quera Mncs.  Y  sobra  Iss 
moletafaséfelabasa,astancima  como  de* 
bajo  do  los  leones  y  de  las  bueyes,  haUa 
«oías  añadiduras  de  obra  extendida. 

80  Cada  basa  tenia  cuatro  ruedas  de 
metal,  coa  mesas  de  metal:  y  ea  sos 
cuatro  issqalnas  aaMs  anas  hombrillos, 
los  cuales  nadan  de  fundición  debajo  da 
la  fuente  de  cada  una  parlo  denlas  afiedl* 
duras. 

81  Su  boca  entraba  cu  el  capitel  un  co- 
do para  arriba:  y  su  boca  era  redonda, 
de  la  bochara  do  le  basa»  do  codo  y 
medio.  Habla  también  sobre  la  boca 
catalladagas  oaa  sus  cintas,  loe  cumie* 
eran  etjadiadss,  no  redondos; 

83  Las  cuatro  ruedes  tsfatuadebejo  ds 
las  cintas,  y  los  ejes  ds  fe»  ruedas  naris* 
en  la  misma  bata.  La  altura  de  oada 
rueda  era  de  un  codo  y  medio. 

89  Y  la  hechura  de  las  ruedas  era  como 
la  hechura  de  las  ruedas  de  carro;  sus 
ejes,  sus  raaos,  y  sus  masas,  y  sus  cb> 
ehoa,  todo  esa  da  modfckm* 

U  Asimismo  los  onatso  hombrillos  á 
las  cuatro  esquinas  da  «sdt  bata»  y  los 
Hamsrtttot  amde*  y  tomaban» 


&.  PE  fc0»tRf¡.Y«$l 


J^Vna  toaste 
ee*m.dea**w»*r**tondetal  derredor:  9 
P»  Je  altara  do  le  bas»*o*ntotdua*sy 
e*n***,imeaeiMerwd*el*aenkma, 

80  T  hizo  en  las  tablas  de  las  inoldnree 
£.en  las  ******  entaUednta*  de  querubi- 
nes, y  da  leones,  y  da  palmes,  delante  de 
|aa  laailWiian  da  cada  ana  al  derredor* 

87  De  esta  fo  nao,  bies  dita  aai 
dei 


M  JBiodamMasi  dieasaseitrs  de  tahalí 
estáñente  taada  cns*etot*  batea,  y  eada 
la*nds!s**do«nan*o  eeéoat  y  eada  fren- 
te ettab*  aebae  aína  ama;  en 


89  Y  las  cinco  toase*  asentó  i  la  mano 
deseeimdetaesaaj  y  Jes  otras  «Jneo  41a 
mano  isqnierda  de  la  casa:  y  el  mar  por 
so  alia**)  desecan  de  la  casa,  al  oriente 
necia  el  mediodía: 


naneMesv  y  lebrillo*,  y  acabó  seda  la  obra 
qne  biso  á  Salomón  para  la  casa  de  Je* 
nova. 

,4iA¿eas*iváas  eoli—M,  y  los  vanos 
sndesnloastojloocapttelss  que  estofe»  en 
lo  alto  de  las  éeacelttmnaa,  y  dos  redes 
ana  cabria*  loa  dos  vasos  sedondos  de 
loa  natátiles  qne  artesón  sobre  Jas  car 
besas  ds  las  eoliuttnas. 
*d8  Itanytnatiwiantas  granada*  sobre 
las  dos  redes,  ct^rnta»,  dos  ordene*  de 
ajanadn  en  cada  red,  peí*  esv^rir  los  dos 
toso*  Tedonflna  qne  sstssoa  oobfe  las  cs> 
boas*  de  las.oosnmns*. 

«o  llena, dictes**, y  dles  Juanas*  «o? 
bro  las  basas. 

dé  Un  mar,  y  doce  bueyes  debajo  del 
ssar. 

46  X*»m,  bacán,  y  aradle*,  y  lebrillos, 
y  todos  lea  ota»  ▼aso*  qne  Hitas*  biso 
al .  rey  Saloman,  parala  «asa  da  «tabora, 
ftr  molsianisaliKla  - 

,4k%  Todo  a»  Uso  sandia  el  rey,  en  la 
<»*q»fi***liJ**Q*Av: orároste  de  latte* 
ra,  entre  8ocoth  y  Sartbssk  . 

47  ¥  dejfcfielbaian  todos  lo*  vasos  sin 
inquirir  el  peso  del  metal,  por  la  grande 
multitud. 

4S  Y  hiao  Salomón  todos  los  vasos  qne 
ero»  ptrUnfimtm  *  la  casa  de  Jebova; 
an  alear  de  ota  y  nna  nwas  ■Qbre  Ja  cnal 
1  los  pane*  de  la  peopesicion, 


49  ítem,  cinco  candeleros  á  la 
afereejm,  ¿«tasa  *ino*  á  b>  iaaaiejtfe^de 


o*^p*r»d*iaj  ******  ¿sjL,  losnjaajoj  * 
las  flores,  y  las  lámparas*  j  dasnabilade- 
ss*,dooto. 

¿0  Asiasiamo  loa  cántaros,  vasos,  lebri- 
llos, cnebarones,  y  laoeoamxk*  de  oro 
purísimo»  Los  qnjcisles  de  las  puerta* 
de  la  casa  ds  adentso,*»  4  soba*,  del  lugar 
ssnUsimovy  de  la*  puertas  del  templo, 
deesa» 

51  T  acabó  toda  la  obra  qne  bisa  bs> 
eer  el.  re*>  ¿alomen,  para  la  casa  do  Je- 
bera) y  metió  Salomón  lo  qne  David  «a 
padre  habla,  dedicado,  m  4  ****»,  plata  y 
oro,  y  vasos,  x  púsolo  teda  en  gnard*  en 
Isalcsoserisa  do  U  oseado  Jebona, 
CAPITULO  ^jhl         é 

Snttmtm  hmojmntmr  4  fio  m  imáh+im  #riSi- 
mltmnidoé  mtu  m  el  templa  el  arca  del  concierto, 
el  cual  Dios  hinche  de  una  ntibe  en  testimonio  'de  sn 
pretendo.    II.  Habiendo  hecho  grado»  4  Dito  9m- 


pk\  e*m  onm  Imrgo  oróme*  ím  pida  om  mmtstre  su 
favor  sobre  ¡os  que  en  aquel  lugar  le  invocaren  en 
tu*  necesidades,  ¿espites  de  lo  oval  bemdtoé  mi  pme¿ 
Uo.  III.  Dedica*  el  templo  con  mundsJUsnm.tr 
arosnto*mál*ito4a)to*iJkÉtí*~  ,    (    _ 

ENTONCES  Salomón  jun^ó  los  ancla* 
nos  de  Israel,  y  á  todas  las  cabezas 
do  las  tribus,  y  á  los  príncipes  do  los 
padrea  de  loa  byoa  de  Israel  al  rey  Salo- 
món en  Jcraaalem,  para  traer  el  ares  del 
oanelerto  de  Jebove  de  la  cino>4  de  Da-, 
Tid,qno*s&ion. 

%  X  fueron- Juntados  al  soy  Salomón  to- 
dos los  Taronei  de  Israel  en,  el  mes-de 
y.themto,  en  dia  solemne,  qne.es  e}  mes 
septeno, . 

8  Y  vinieron  todos  los  ancianos  de  I* 
raek  y  **  sapendote*  tomaron,  el,  área; 

4  Y  trajeron  el  arca  de  Jebpva,  y  ejter 
bermVcplo  dek  testimonio,  y, todos, los 
vasos  sagrados  que  ssfofaa  en  el  taber- 
náculo; y  los  cuales  trajeron  los  sacer- 
dotes y  levitas» 

5  T  el  rey  Salomón,  y  toda  U  congre? 
gaeico  da  Israel  que  4  él  so  babi*  ¿anta-. 
4o,  estabaA  con  «U  delante  d<?i  arca,  sa- 
oriAeeAd»  qvejasy  \acs*„one  pprjlamul- 
Utud  no  se  podiw  f  oqtar.  ni  numerar.   , 

4  X  los  sacerdote*  metieron  el  arca  #el 
concierto  de  jeboya  en  su  logar,  en  el 
orajtorlo  de  1*  casa,  en  el  logar  santísimo, 
debajo  de  las  alas  de  los  querubines. 

7  Porque  los  querubines  teMan  exten- 
didas las  alas  sobre  el  lugar  del  arca;  y 
enbrian  los  querubines  asi  el  arca  como, 
sus  barras  por  encima» 

ft  TMetoseo  salk  la*  barras;  y  las  ca- 
besas  de  las  barras  se  parecían  desde  el 
SMtaerfe***  ssioó*  delante  del  oratorio, 

m 


i.  bk  LoriusT^a 


mas  no  se  vetan  desde  á  íbera;  y  estío 
quedaron  basta  hoy. 

9  En  el  arca  ninguna  cosa  habla  mas  de 
las  dos  tablas  de  piedra,  que  habla  pues- 
to allí  Moyees  en  Horco,  cuando  Jehovd 
hteo  la  alian»  con  los  hijos  do  Israel, 
cuándo  solieron  de  la  tierra  de  Egypto. 

10  Y  oomo  los  sacerdotes  salieron  del 
santuario,  una  nube  hinchió  la  casa  de 
Jenovn. 

1%  T  los  sacerdotes  no  pudieron  esto» 
por*  ministrar  por  causa  de  la  nube; 
porque  la  gloria  de  Jehova  habla  hen- 
ctrlde  la  casa  de  Jehova,    * 

13  Entonces  8yo  Salomón:  Jehova  ha 
dicho  que  él  habitará  en  la  oscuridad. 

18  Yo  he  edificado  «asa  por  morada 
para  ti,  asiento  en  que  tú  habites  para 
siempre. 

14  %  Y  volviendo  el  rey  en  rostro,  ben- 
dijo á  toda  la  congregación  de  Israel ;  y 
toda  la  congregación  de  Israel  estaba  en 

P* 

16  Y  dijo :  Bendito  sen  Jehova  Dios  de 
Israel,  que  habló  de  su  boca  á  David  mi 
padre,  y  con  su  mano  lo  ha  cumplido, 
diciendo  : 

10  Desde  el  día  que  saqué  mi  pueblo 
Israel  de  Egypto,  no  he  escogido  ciudad 
do  todas  loe  tribus  do  Israel,  para  osifi- 
car casa  en  la  cual  estuviese  mi  nombre, 
aunque  escogida  David  para  que  presi- 
diese en  mi  pueblo  Israel. 

lf  Y  David  mi  padre  tuvo  en  voluntad 
do  edificar  casa  al  nombre  de  Jehova 
Dios  de  Israel 

18  Mas  Jehova  dijo  á  David  mt  padre: 
En  cuanto  á  haber  tú  tenido  en  voluntad 
de  edificar  casa  á  mi  nombre,  bien  has 
hecho  de  tener  tal  voluntad : 

19  Empero  tú  no  edificaras  la  casa,  si- 
no tu  htyo,  que  saldrá  de  tus  lomos1:  él 
edificará  casa  á  mi  nombre.   • 

20  Y  Jehova  ha  hecho  firme  su  palabra 
que  ñama  dicho,  que  me  he  levantado  ye 
en  lugar  de  David  mi  padre,  asentándo- 
me en  el  trono  de  Israel,  como  Jehova 
habla  dicho :  y  edifiqué  la  casa  al  nom- 
bré de  Jehova  Dios  de  Israel. 

21  Y  he  puesto  en  ella  lugar  para  el 
arca,  en  la  cual  está  el  coneferto  de  Je- 
hova, que*él  hizo  con  nuestros  padres, 
cuando  los  sacó  de  la  tierra  de  Egypto. 

29  Y  púsose  Salomón  delante  del  altar 
de  Jehova,  en  presencia  dé  toda  la  con- 
gregación de  Israel,  y  extendiendo  sus 
manos  al  cielo, 

33  DQo:  Jehova,  Dios  de  Itrael,  no  toy 


«eo  tomo  tú,  ni  ait3l*  «fíetelos»  «i 
abajo  en  la  tierra,  que  guardas  el  con- 
cierto, y  la  misericordia  á  tus  niervoo, 
los  que  andan  delante  de  ti  en  todo  su 
corazón. 

24  Que  has  guardado  á  tu  siervo  David 
mi  pudro  lo  que  le  dtyiste:  lo  dtylste  con 
tu  boca,  y  con  tu  mono  lo  has  cumplido* 
oomofo  ¿rase***  estadio. 

25  Ahora  pues  Jehova  Dina  de  Israel* 
oonaerva  4  tu  siervo  David  nU  padre  to 
que  le  prometiste,  diciendo :  No  faltará 
varón  de  ti  delante  de  mí,  que  se  ostente 
en  el  trono  de  Israel;  con  tal  <roe  tus 
hijos  guarden  su  camino,  que  andón  ds> 
lóate  de  mi,  como  tú  has  andado-  da» 
lante  de  mi. 

26  Aflora  pues,  Dios  do  Israel,  bea  fir- 
me tu  palabra,  que  cujtste  á  tu  sierro 
David  mi  padre. 

27  ¿Bs  verdad  qua  Dios  haya  de  morar 
sobre  la  tierra?  He  aquí  que  los  délos, 
los  dolos  de  los  cielo*,  no  te  compran- 
den,  ¿cuánto  meso»  esta  casa  que  y»  ha 
edificador 

28  Mas  tú  mirarás  á  la  oración  do  tu 
siervo,  y  á  su  rogativa,  Jehova  Dios  nflfe, 
oyendo  el  clamor  y  la  oración  que  tu 
siervo  hace  hoy  delante  de  ti. 

29  Que  estén  tus  ojos  abiertos  sobre 
esta  casa  de  noche  y  de  día;  sobre  esté 
lugar,  del  cual  has  dicho:  Mi  nombre 
será  allí:  y  que  oigas  la  oración  que  tu 
siervo  hará  en  este  lugar. 

80  Oirás  pues  la  oración  de  tu  stisej,  y 
de  tu  pueblo  Israel ;  cuando  oraren  en 
este  lugar,  también  tú  lo  oirás  en  el  tu» 
gor  de  tu  habitación,  desde  los  cielos : 
qué  oigas  y  perdones. 

31  Cuando  alguno  hubiere  pesado  con- 
tra su  prójimo,  y  le  tomaren  juramento; 
placiéndole  jurar,  y  viniere  ai  juramento 
delante  de  tu  altar  en  esta  casa; 

82  Tú  otras  desdo  el  délo,  y  harás,  y 
juzgarás  á  tus  siervos,  condenando  ü 
implo,  dando  su  camino  sobre  en  caben*, 
y  jastlfloando  al  justo,  dándole  ooufer> 
rae  a  su  justicio, 

88  Cuundd  tu  puetto  Israel  hubiera 
caldo  delante  de  sus  enemigos,  por  ha- 
ber pecado  contra  ti,  y  se  volvieren  á  ti, 
y  confesaren  tu  nombre,  y  oraren,  y  te 
rogaren  y  suplicaren  en  esta  cata;  * 

8*  Tú  los  obns  en  los  eteloa,  y  perdo- 
narás el  pecado  de  tu  pueblo  Israel,  y 
volverlos  has  á  la  tierra  que  diste  á-oas 


85 


ac  corra»,  < 


L  DE  LOS  ESYBSi 


y  tu  rúgate*  en  este  lugar,  y 
to  nombro,  y  se  volviesen  4 
cuando  los  hubieres  afligido ; 
36  Tú  oirás  en  los  cielos,  y  perdonarás 
^  el  pecado  de  tve  sierros,  y  de  to  pueblo 
Israel,  eneefiáudoke  el  buen  canino  en 
«no  anden;  y  dates  Harina  sobre  tu  tier- 
ra, la  cual  diese  étapseble  por  heredad. 

6  pamlhuott ;  6  hnhiere  Useartile,  6  se» 
bu*?  o  batiere  Itngosf ,  o  ptrfgen;  si 
eos  cúsasenos  las  tuvieren  eereadoa  un 
la  tierra  dotas  puertea;  eualquiem  ala- 
ga ó  enfermedad  quema; 

88  Toda  otaekm,  y  toda  suplicación, 
que  hiciere  cualquier  hombre,  ó  lodo  tu 
poobioisraot,  cuando  cualquiera  umtie- 
re  Ja  plsga  de  su  muuuon,  y  extendiera 
sus  manos  i  esta  casa; 

89  Tú  oirás  en  los  cielos,  en  la  babüa- 
c¿ott<fetumc«uue,yper4^)eu^ybarás; 
y  datáe  á>  roda  uno  contornea  toóos  sus 
ostttJuftsy  cuyo  oorsaoai  té  conoees;  (por» 
que  tasólo  conoces  el  corasen  de  todea 
lea  hsjen  dalos  hombuen;} 

40  Bata  que.  te  teman  lados  los  cuas  que 
vivieron  sabrá  la  has  de  la  llena,  que  té 
diste  á  nuestros  padms. 

41  Asimismo  al  uilitngiaii,  qua  no  ai 
de  tu  pueblo  Israel  qua  hubiere  ▼anido 
da  lujas  tierras  á  causa  de  tu  nombre, 

4»  (Jungue  oirán  tn  grsUda  nombre,  y 
tu  mano  fuerte,  y  tu  braco  extendido;) 
y  Tiniere  á  orar  á  esta  casa; 

46  Tú  Oirás  ea  lo*  cíalas,  aula  habita- 
do* de  ta  mocada,  y  harás  conforme* 
toda  aquello  paralo  cual  el  extranjero 
hubiere  cismado  á  ti:  para  que  todos 
loo  pueblos  de  4a  tierra  cononoan  tu 
nombre,,  j  te  teman,  como  tu  pueblo 
Israel*  y  aupan  que  tu  nombre  es  lla- 
mado sobre  esta  casa,  quo.ee  fiuaupirf 

44>ftVtu  pueblo  emtere  en  batalla  «ou> 
tua  toa  enemigos,,  por  el  camino  que  tú 
los  eusun^ytuusuttáJehom'nustt  hv 
ciudad  que  tú  elogista,  y  boas*  la  ema 
qae  yo  edifiqué  á  tu  numbfn) 

46  Tú  c4nmo*lencttlcaeuofntlen>y 
so  supHcaciou,  y  les  batas  derecho. 

46  81  Hubieren  pecado  contra  ti,  (por- 
que no  ***/  hombro  que  no  peque*)  y  tú 
estuvieres  airado  contra  ellos;  y  los  en- 
tregares delante  del  enemigo?  para  que 
los  eautlveo,y^  lleva*  Anisir»  de  ana 
enesntgod,  sea  Jejoa,  é  canta? 

4T  T  eUos  aotrlaunu  en  ai  en  as  uutj» 
•:  si  Toarienm,  jy 


á  «V*u  **  tlamu  da  lea  uno  loa 
eautrrsrou,  y  dieren:  Peoáaios,  bebemos 
hecho  lo  malo,  habernos  hecho  impiedad : 

48  Y  se  convirtieren  á  ti  de  todo  bu  co- 
raaon,  y  do  toda  su  alma,  en  la  tierra  do 
sus  enemigos,  que  los  hubieren  llevado 
cautivos,  y  oraren  á  ti  hacia,  su  tierna, 
quetúdiatoAane  padres,  Adria  la  ciadad 
que  tú  elegiste,  y  hada  la  casa  qno  yo  be 
edificado  á  tu  nombre ; 

4»  Td  olma  en  me  alema,  On  la  habita* 
don  de  tu  morada,  su  urucien,  y  an  en- 
puoaeion,  y  les  harás  derecho, 

60  X  perdonarás  k  tu  pueblo,  que  ha- 
bla pecado  contra  tí,  y  á  todas  sua  rebe- 
liones con  que  se  habrán  rebelado  contra 
ti:  y  harás  que  hayan  do  ellos  inisenicoo- 
dia,  los  qno  los  hubieren  cautivada 

61  Porque  eüoe  mu  tu  pueblo,  y  tu  he- 
redad, qua  tú  saossta  de  Egjpto*  da  en 
medio  del  homo  da  hierro: 

63  Que  tus  ojos  estén  abiertos  á  la  ora- 
clon  de  tu  siervo,  y  á  la  suplicación  do 
tu  pueblo  Israel,  paré  oírlos  en  todo 
lo  que  te  invocaren :  • 

bu  Pues  que  tú  los  apartaste  pam  ti 
por  ta  heredad  de  todos  los  pueblos  de 
la  tierra,  de  la  maneta  que  lo  dijiste  por 
mano  de  Moyses  tu  siervo,  cuando  sa- 
caste á  nuestros  padrea  de  Sgypto,  Se- 
ñor  Jehova. 

54  .Y  fué,  como  Salomón  acabó  de  orar 
á  áohewe  toda  esta  caución  y  suplicado*, 
levántese  de  estar  de  rodillas,  y  d#  feuer 
sus  manos  extendidas  si  dalo  dalaoto 
del  altar  de  Jehova. 

66  Y  púsose  en  pié,  y  bendfyo  á  toda  la 
congregación  de  Israel,  diciendo  á  alta 
voz: 

56  Bendito  sea  Jehova,  que  ha  dado  re- 
poso á  su  pueblo  Israel,  conforme  a  to- 
do lo  que  él  habla  dicho :  nmguna  pala- 
bra de  todos  sus  buenas  prometas,  que 
d|jo  por  Moyses  su  siervo,  ha  faltado. 

57  Sea  con  nosotros  Jehova  nuestro 
Dtoa,  como  fué  coa  nueateos  padres,  / 
no  nos  desampare,  ni  una  deje : 

58  Haokstao  inclinar  nuestro  oem*en> 
asi,  para  qua  andemos  en  todos,  sos  ca- 
minos, y  guardemos  tn*  mandamientos, 
y  sus  estatutos,  y  sus  derechos,  losáos- 
les mando  á  nuestros  podares» 

59  Y  que  estas  mis  palabras  con  que 
he  orado  delante  de  Jehova,  estén  Junto 
da  Jebera  nuestro  Dios  de  dia  y  do  no* 
cha:  pam  que  él  haga  el  juicio  de  su 
sierro,  y  de  su  pueblo  Israel,  cada 

lempo.  Digitized  by  \j( 
4». 


en  su  tiempo. 


kBlMJOaiftffCTQEa 


m  Jnra  que  >teems  les  emética 
tierra  sepan  que  Jebova  es  Dios,  7  no 
Aejrotro. 

61  Y  sea  perfecto  vuestro  ooruon  con 
Jebova  nuestro  Dios,  andando  en  ana 
estatutos,  y  guardando  sns  mandamien- 
tes,  como  al  ola  de  noy. 

M  t  Entonóos  el  cay,  y  todo  Israel  con 
él,  sacrificaron  sacrificios  d  atonto  da  Je* 
hova. 

fifi  T  saenmcó  Salomón  sacrificios  pa- 
cíficos, loe  coates  sacrificó  á  Jehoua,  qm 
fueron  veinte- y  dos  mil  bueyes,  y  ciento 
y  veinte*  mil  orejas:  y  dedicaron  locase 
de  Jebova,  el  rey  y  todos  loe  hijos  de 
Israel. 

fii  Aquel  mismo  día  santificó  el  rey  el 
medio  del  patio  que  estofes  delante  de  la 
casa  de  Jebova ;  porgue  hiño  alli  loa  ho- 
looaautea,y  los  presentes,  y  los  sebos  de 
los.  pacíficos,  par  cnanto  el  altar  da  metal, 
que  ataba  delante  de  ¿ahora,  era.  peque- 
ño, y  *o  ovpleran  en  él  loa  holocaustos, 
y  los  presentes,  y  los  sebos  de  loa  pacfe> 
fieos. 

05  Ea  aquel  tiempo  Salomón  biso  fies- 
ta, y  todo  I»mel  con  él,  una  grande  con* 
greyaeiosy  desda  oomo  entran  en.  Bínala 
beata  el  arroyo  de  Bgypto,  delante  de 
Jehova  (mosteo  Dtoa,  por  siete  dias  y 
otros  siete  dias,  es  á  saber,  por  «átense 
dias,     . 

fia  Yol  octave dia despidió  al  pueblo: 
y-  ellos  bendiciendo  al  rey,  se  Áseteos  á 
eneas  tendee  alegras  y  golosos  da  cora- 
zón, por  todos  los  beneficios  ^no  Jebova 
babia  hecho  á  David  so  siervo,  y  á  su 
puebla  IsraeL 

CAPITULO  IX 

Dios  apareciéndo$e  otra  vez  d  Salomón,  le  testifica 
haber  oido  m  oración,  y  h  confirma  mu  prometa», 
rtiMprnén  mmma* cu,  si mmpmrUmn 4$  t*  obodUn- 
eia.  IL  Paga  Salomón,  al  rey  de  Tyro.  1U.  Ampli- 
fica el  reino,  y  hace  tributario*  d  lo»  Cnananeo»,  y  d 
los  d^mpmebéo  da  toda  tiberio*.  IV.  Ks  traído  d 
>MoMm*ormd+QyVr. 

Y  COMO  -Salomón  bobo  sosbada  la 
obra  de  la  casa  de  Jebera,  y  la  cssa 
real*  y  teda  lo  epe  Salomón  aniso  nacer, 

6  Jebova  apareció  a  Saiomon  laaegnn- 
da  vea,  como  le  habla  aparecido  en  Ció* 
baorij 

8  X  d\)ole  Jebova:  Yo  he  oído  tu  ora- 
ción, y  tu  mego,  qne  has  hecho  en  mi 
presencio.  Jo  he  santificado  esta  easa 
qne  tú  has  edificado,  para  poner  mi  nom- 
bre en  ella  para  siempre,  y  en  elle  esta- 
rna mas  o)qe  y mi  corana*  todos  loadles. 

4  Y  tú,  si  anduvlems  deles**  *e-  mi, 


LVierjes 


come,  isamnin  lasyahKjfcm  ms<au>sfij  mts> 
s^idsdsteeoranon,  y  en  eojaidad,  haden» 
do  todas  las  cosas  qne  ya  te.  he  manda- 
do» y  guardando  mis  estatutos  y  mía  de- 
rechos; 

fi  Jo  afirmare  el  trono  da  tu  reino  so*  - 
are  Israel  para  siempre,  eonso  hablé  4 
David  tu  padre,  dialeado:  No  4*uar44e 
ti  varoaca  el  it^ano  de  israeL  . 

0  Mas  ai  apartando  os  spsrtaroai  40  sal 
vosotros  y  mostrea  htyosy  y  no  guarév 
mis  mía  mandamientos,  y  mis  astatutea 
qne  yo  he  dado  déjentele  voaotsoa,  mas 
fuereis,  y  sirviereis  á  dioses  ágenos,  y 
los  adorareis : 

7  Fo  cortaré  á  Israel  de  sobre  la  hax  do 
la  tierra,  que  yo  les  he  estregado ;  y 
eda  cata-que  be  santificado  á  sai  nombre 
ya  la  acharar  da  deséate  de  mi,  y  Israel 
será  por  proverbio  y  labula diodos  k» 


S  Y  esta  «asa  qne  ■ 
ceudqusssa  que  pasare  por  ella  se  ] 
rá,y  turará:  y  dina*  1  4  Bar  qué  ha  hecho 
aaiJ«bem4esmtierra>y4  esta  «asa? 

9  Y  dirán :  Por  ononto-  dc>*o*4  Jebova 
sm  Dina,  qne  habla  aaesdevá ana  padrea 
de  tierra  de  JSgypto,  y  ocbaio>  mano.  4 
los  dioses  ágenos,  y  loa  aderaron,  y  lea 
sirvieron.!  par  eso  ha  traído  Jebova  so- 
bro elloe  todo  aqneeto  mal, 

10  1  Y  aconteció  al  cabo  da  vétate  afioa 
qne  Ssaomoa  baMaieúmcado  landos  an- 
eo» ;  et  4  sn&*f%  la  «asa  de  Jehova,  y  la  es» 
sa  real, 

ll(Fnta  Isa.  cuales  Hiram  myi.do.Tyte> 
babia  tesado  áSasamost  madera  do  eedee> 
y  do  haya,  y  oro,  cuánto  él  quiso,)*** 
el  rey  Sakonem.dió  á  filma  veinte  du- 
endes en  tierra  do  Galilea. 

Id  Y  Hiram  saüó  de  Tyro  pera,  ver  las 
ciudades  que. Salomón  le  habla  dado,  y 
no  le  conteotarasi 

18  Y.d^:¿Qnés*udadeej0 
me  has  dado,  hermano?  Y| 
nombra,  tierra  4e  Oahm\  hasta  hay; 

Id  Y  HUam  hable -enviada  al  rey  ciento 
y  veinte  UleatoeidecrOv 

15  Y  esta  et  la  enema  slel  tributo  qne 
el  rey  Salomón  hnpesó  para  edificarla 
casa  de  Jebova,  y  su  essa,  y  á  Mello,  y 
el  muro  efe  Jernaalsm,  y  á  Henar,  y  Ha» 
geddo,  y  Gatea 

2*  \  Pharaon  el  rey  de  flgypte  faahto 
subido,  y  temado  4  Ganar,  y  m  habla 
quemado,  y  babia  muerto  lea  Chauanece 
enatesvlahsa  l^eimhmy  7  U  hable  Jo*aV> 
omdon4aml 


fr*6umr,7ato 
baja  Betb-oroa, 

18  T  á  Beabrtk,  7  á 

0US  aUBMTSS. 

19  Asimismo  todas  loa  ciudades  dondo 
Salomen  tenia  neaicioneo,  y  las  dada- 
dea  de  tos  cerros,  y  las  ciudades  da  la 
¿ante  da  á  caballo,  y  todo  lo  que  Salo- 
món dasaó  saianar  ea  Jerntalsm,  en  al 
Idaaan,  y  en  «oda  la  «arfa  de  se  seftoríe. 

•i»  A  todos  toa  paisleo  que  qaedafoa 
da  loa  Asnnrrbeoe,  Hettbaoe,  Faetaaaoa, 
Héroes,  gsbnsuss,  aun  no  fueron  da  loa 
hUoe  de  Israel, 

91  Atmn^,  que  acedaron  cala  tier- 
isram^uardseltos,  qae  les  bl|os  da  Is- 
rael ae  nadleran  acabar,  Man  Salomón 
qae  strviesoaeoa  tribute  basta  boy. 

JdMaadatafaao  da  loa  hrjoe  de  Israel 
Impuso-  automon  servido,  amo  ama,  o 
sombres  de  gacrra,  ó  sos  criados,  6  saa 
piiu  layan,  d  ana  eausmnoe,  ó  principes 
de  aas  corroa,  6  aa  gente  de  á  «aballo, 
ü  T  ama  los  ana  Salomón  babta  becbo 
prteatpes,  y  piupéeltos  sobre  fea  obras 
,  ajalntantoa  y  dneuenta,  los 
sobra  el  pueblo  que  tra- 
bajaba en  aquella  obra. 

04  T  snbió  la  femada  Pueraon  de  la  ciu- 
dad de  David  Asa  case,  qae  Momo*  le 
habla  edificado:  entonces  H  edlfieó  A 
MeOe, 

S5  T  ofreela  Salomón  tres  veces  cade 
un  sao  holoeaastos  y  paeinoaa  sobre  el 
altar  que  él  edHtoe  á  Jebova:  yquema- 
ba  perfumes  sobre  el  que  adana  delante 
do  Jebova,  daspam  qne  la  casa  fué  aea* 


L  BE  UDftU YBSL 


ea  tierra 


35  f  Hlao  también  el  rey  Salomón  na- 
vios en  Aaton-geber,  qne  m  Junto  A  Ai- 
latmd  msabcra  del  mar  Bermejo,  ea  la 
tierra  deemom ; 

ft?  Toarlo  Hlfam  en  ellos  A  sos  siervos, 
maiiaaroa  y  atesteos  en  la  mar,  con  tos 
aterree  de  salomón: 

28  Los  cuales  fueron  A  Opnir,  y  toma* 
roa  de  ana  oro,  sanara  «tantos  y  veinte 
talento*,  y  trujáronlo  ai  rey  Satomoa. 

CAPITULO  X 

Xa  reina  de  Soba,  oída  la/ama  de  Salomón,  le  viene 
d  tert  pie  da  pretende*:  TI.  Snma de  Ira  renten  de 
ArioMM*   J2C  A»  aw»  rifWM%  y  stwtfc 

Y  OYENDO  la  reina  da  Saba  la  fama 
de  Salomón  en  el  nombro  de  Jebo* 
va,  vlao  A  tentarle  can  preguntes. 
S  ¥  vina  AJai  iisalsm  aun  muy 
ejército,  con  carnéaos  cafando*  da 


trcoansvtnoái 
propúsole  todo  lo  que  tenia  aaaa  cora» 


S  Y8ato*nonle< 
bms :  ninguna  eosaae  lo  escondió  si  rey 
que  no  le  declarase. 

4  Teomo  la  rema  de  Saba  vio  teda  la 
sabiduría  de  Salomón,  y  la  casa  que  bn- 


5  Asimismo  la  comida  de  aa  mese,*! 
sámalo  de  aas  aterree,  el  estada  y  res- 
udes de  les  que  le  servían,  saT  maoaare- 
sala»,  y  sns  botoeeastos  que  enoriScabe 
en  la  ama  de  Jebova,  ella  quedé  fuera 
desi 

6  T  dtyo  al  rey  t  Verdad  es  lo  qne  oí  en 
mi  tierra  dotas  cosas,  y  de  ta  eabftderia, 

7  Mas  ya  no  lo  eréis,  basta  ano  be  veni- 
do; y  mía  ojea  ban  visto  que  ni  aun  la 
saltad  era  lo  qae  me  bebía  sido  dieta* 
Ta  sabiduría  y  bien  es  mayor  qae  la  fa- 
ma que  yo  bábia  oída» 

8  Bienaventarados  sus  varones,  hlraa 
vaataraaoa  estos  tas  siervos*  qae  están 
continuamente  delante  de  ti,  y  oyen  tu 
eabiduria. 

0  Jehova  tu  Dios  sea  bendito,  ana  ae 
ba  agradado  de  ti,  pera  ponerte  en  el 
trono  de  Israel;  porque  Jebova  ba  ama- 
do siempre  A  Israel :  y  te  ba  puesta  por 
rey  para  que  nasas  doreobo  y  justicia. 

10  T  dio  la  reina  al  rey  dentó  y  veinte 
talentos  de  oro,  y  muy  mache  especie* 
ria,  y  ptodras  precióme  t  nanea  vina  das* 
pues  tan  grande  multitud  de  sspeosseia, 
como  la  rema  de  Saba  dio  afl  rey  Salo- 
món. 

11  La  nota  de  Hiram  qne  babta  traído 
d  oro  de  Opbtr,  traía  también  de  Opfalr 
muy  mueba  madera  do  abnugim,  y  pie- 
dras preciosas. 

12  T  hiso  el  rey  de  la  madera  de  asmu> 
glm  sustcutAoulos  para  la  casa  de  Jebova, 
y  para  lea  oseas  reales,  y  arpas  y  salterios 
para  loe  cantores :  nunca  vina  tanta  ma- 
dera de  uunnghn,  ni  ae  ba  visto  basta 
hoy. 

18  T  el  rey  Salomón  dio  A  la  rema  do 
Saba  todo  lo  que  aniso,  y  todo  lo  que 
pidió;  ademas  de  lo  qne  Salomón  le  dio 
como  de  mano  dd  rey  Salomón.  Y 
ella  se  volvió,  y  se  vino  A  'su  tierra  con 
sus  criados. 

U  %  £1  poso  del  oso  qne  Salomón  tenia 
de  renta  cada  un  ano,  era  seiscientoe  y 
aseen  ta  y  aula  talentos  da  oro  t 

Id  Bin  fo  sVloa  msrcaderm  y  de  la  con* 
teaiaeiondelmaa^eie^;yó^^ 


I.  DB  LO&ltEYBSJ 


los  rojea  de  Ambla,  y  de  los  príncipes 
de  la  tierra 

10  Hizo  también  el  rey  Salomón  dos- 
cientos payeses  de  oro  extendido :  seis- 
cientos ducado*  de  oro  gastó  en  cada  pa- 
vés. 

17  Asimismo  trescientos  escudos  de 
oro  extendido:  en  cada  nú  escudo  gastó 
tres  libras  de  oro,  y  púsolos  «1  rey  en  la 
casa  del  bosque  del  Líbano. 

18  U  Hiantambicn  el  rey  nn  gran  trono 
de  marfil,  el  cual  cabrio  de  oro  purísima 

10  Seis  gradas  tenia  hatía  el  trono :  lo 
alto  del  trono  era  redondo  por  las  espal- 
das; de  la  una  parte  y  de  la  otra  tenia 
arrimadizos  cerca  del  asiento,  junto  á 
los  cuales  estaban  dos  leones. 

20  Estaban  también  doce  leones  allí 
sobre  las  seis  gradas  de  la  una  parte  y 
de  la  otra;  en  todos  los  reinos  no  habla 
bocho  otro  tal. 

21  T  todos  los  vasos  do  beber  del  rey 
Salomón  eran  de  oro,  y  asimismo  toda 
la  bajiUa  de  la  casa  del  bosque  del  Líba- 
no, ara  de  fino  oro ;  no  habia  plata :  por- 
que en  tiempo  de  Salomón  no  en  de 


22  Porque  el  rey  tenia  la  flota  de  la  mar 
en  Tharsls  con  la  flota  do  Hlram,  una 
voz  en  cada  tres  anos  Tenia  la  flota  de 
Tharsls,  y  traía  oro,  plata,  marfil,  simios, 
y  paros. 

93  T  excedía  el  rey  Salomón  á  todos 
los  reyes  de  la  tierra,  asi  en  riquezas, 
coma  ea  sabiduría. 

21  Toda  la  tierra  procuraba  wr  la  cara 
do  Salomón  para  oír  su  sabiduría,  que 
Dios  haMa  puesto  en  su  corazón. 

23  T  eada  Uno  le  trola  sus  presentes,  es 
á  tabery  vasos  de  oro,  vasos  de  plata,  ves- 
tidos, armas,  especiería,  caballos  y  acé- 
milas :  cada  cosa  de  año  en  año. 

26  Y  juntó  Salomón  carros  y  gente  do 
á  caballo,  y  tenia  mil  y  cuatrocientos 
corros,  y  doce  mil  caballeros,  los  cuales 
puso  en*  las  ciudades  de  los  carros,  y  con 
el  rey  en  Jerusalem. 

27  T  puso  el  rey*en  Jerusalem  plata, 
eomo  piedras :  y  cedros  como  los  cabra- 
higos que  están  por  los  campos  en  abun- 
dancia. 

28  T  sacaban  caballos  y  lienzos  á  Salo- 
món de  Egypto:  porque  la  compañía 
do  los  mercaderes  del  rey  compraban 
caballos  y  lienzos. 

20  T  venia,  y  salla  de  Egypto  el  carro 
por  seiscientas  piara*  de  plata,  y  d  ca- 
ballo por  dentó  y  dncnsnta:  y  asi  loa 
*33 


-tono*  let  lejas» 
de  los  Hettheee,  y  de  Syria. 
CAFIÍTJÍ.O  XI. 

Salomón  dado  al  amor  de  la$  tmtgcrm  extra*eere*\ 
tlijica  templo»  en  Jertaáletn  d  lo*  diose*  dñ  tu»  w*u- 
aeres :  por  lo  cual  Dios  le  denuncia  la  ttMeion  do 
tu  reino,  y  h  Jetpertó  itee  enemigo»  pottntitkno». 
II.  Promete  Dio»  el  reine  ck.la*dicxtr$m»e\Jero- 
boam  fierro  de  Salo/non,  por  (o  cual  procurando 
Salomón  matarle,  él  ñu;te  a  Egypto.  til.  Muere  5b- 
¡omon,  puteé»  en  ét  reino  JUmmÉm  emejje. 

MAS  el  rey* Salomón  amó  mucha* 
mugeres  extranjeras,  j  4.1%  hfl» 
de  Pbaiuon;  á  las  de  Monh,á  las;** 
Ammon,  á  las  de  Idnmea,  á  lea  de  Bidón* 
á  las  Hcttheas : 

2  De  las  gentes  de  las  cuales  Jebera, 
habla  dicho  á  los  kijos  de  Israel :  Ke  en* 
traréis  ¿  ellas,  ni  ellas  entraran  á  toso* 
tros :  porgue  ciertamente  eUm  harán  in- 
clinar vuestros  corazones  tras  sus  dioses. 
A  estas  pues  so  juntó  Salomón  con  amon, 

8  Y  tuvo  setecientas  mugeres  reinas,  y 
trescientas  concubinas;  y  sus  mugaren 
hicieron  inclinar  su  corazón, 

4  Y  ya  que  Salomón  era  viejey  sus  mu- 
geres inclinaron  su  corazón  trae  diesen 
ágenos,  y  su  corazón  no  ora  perfecto  con 
Jehova  su  Dios,  como  el  corazón  de  st* 
podre  David. 

6  Porque  Salomón  siguió  á  Astnarota, 
dios  do  los  Sidonios :  y  á  Mekhom,  abo- 
minación de  loe  Ammonitas. 

0  Y  hizo  Salomón  lo  malo  en  ojos  de 
Jejiova,  y  no  foó  cumplidamente  tina 
Jehova,  como  su  padre  David. 

7  Entonces  edificó  Salomón  un  alto  á 
Chames,  abominación  de  Mono,  en  ni 
monte  que  ettá  enfrente  de  Jerusalem  3 
y  á  Moloch,  abominación  de  los  lujos  de 
Ammon. 

8  Y  así  hizo  á  todas  sus  mugeres  ex- 
trangeras,  las  cuales  quemaban  perfil* 
mes,  y  sacrificaban  á  sus  dioses. 

9  Y  Jehova.se  enojó  contra  Salomón, 
por  cuanto  su  corazón  era  desviado  do 
Jehova  Dios  de  Israel,  que  le  habla  apa* 
recido  doa  veces, 

10  Y  lo  habia  mandado  acerca  de  esto, 
qne  no  siguiese á  dioaea  ágenos:  y  él  no 
guardó  lo  que  le  mandó  Jehova» 

11  Y  dtfo  Jehova  á  Salomón:  Por  cuan- 
to ha  habido  esto  cntí,  y  no  has  guarda- 
do mi  concierto,  y  mis  estatutos  que  yo 
te  mandé,  yo  romperé  el  reino  de  tí,  y  Je 
entregaré  á  tu  siervo» 

12  Empero  no  lo  haré  en  tus  dios  por 
amor  de  David  tu  padre  t  mas  y»  la  rom- 
peré de  la  nano  de  ta  lujo. 

13  Empezó  no  Msumní  toda  d  sano* 


i  p¿  i<o*i*Eyea. 


lajeana  tribu  daré:  4  toh^p^iaor 
de  David  mi  siervo,  y  por  amor  de  Jera- 
aalem  que  yo  he  elegido. 

14  F  Jebera  despertó  en  adversaieo  á 
Salomón,  á  Adad,  Idumeo,  de  la  simiente 
real»  el  «nal  «ataba  en  Boom. 

15  Porque  cuando  David  estaba  en 
Sdom,  y  anbió  Joab  el  general  del  ejér- 
cito á  enterrar  loa  muertos,  y  mató  á  to- 
dos loa  ▼erónos  de  Jüdem, 

Ifi  (Porque  seis  «eses  babttó  aUi  Joab, 
j  todo  Israel,  baste  qne  hubo  sssbado 
4  todo  el  sexo  muculino  en  ídem,) 

17  fintonees  huyó  Adad,  y  algunos  Ta- 
lones Idumeos,  de  los  sierros  de  sn  pa- 
dre, eon  di,  y  vinoso  á  Egypto;  y  Adad 
era  entoneee  muchacho  pequeño. 

18  Y  levantáronse  de  Median,  y  vlule- 
ron  4  Paran»  y  temando  consigo  varones 
de  Pasan,  viniéronse  áSfeypto  4  Pbaraon 
rey  de  Egypto,  el  cual  le  <üó  casa,  y  le 
insano  dar  ración,  y  (amblen  le  "dio 


19  Y  bailó  Adad  glande  gresta  delante 
éfePnamen,  el  onel  le  dio  4  la  hermana 
de  sn  mnger  por  mugar,  bermana  de  la 
■nina  Thapence. 

20  Y  la  bermana  de  Tbapbbea  leparlo 
á  sub4(e^enabetb,elonal  Tbapbnes  des- 
tetó dentro  de  la  casa  de  Phaiaon,  y  «si 
eetaba  0enubath  en  osea  de  Pea  seon,  en- 
tre lee  mjea  de  Pbereon. 

SI  Y  ofendo  Adad  en  S&nio  ene  Da- 
vid bable  dormido  eon  ana  padrea,  y  qne 
Joab. general  del  ejército  era  muerto, 
Adad  d$o  4  Pbamon:  Déjame  ir  4  mi 
tierra, 

38  Y  Pbaraon  le  respondió:  ¿Porqué? 
¿Qné  te  falta  conmigo»  qne  procuras  de 
irte  4  tu  tierra?  Y  él  respondió:  Nada: 
eon  todo  eso  mogote  que  me  dejes  ir» 

23  Despertóle  también  Dios  por  adver- 
sario A  fiasen,  ujo  de  filiada,  el  cual  be- 
bía huido  de  su  amo  Adadeaer  rey  de 


S4  Y  babia  Juntado  gente  contra  él,  y 
.bebíase  beebe  centmn  de  una  compañía, 
emendo  ¿torid  los  mató,  y  se  fueron  4 
Damasco»  y  habitaron  aUi,  y  reinaron  en 


26  Y  fué  adversario  4  Israel  todos  los 
«Usa  de'  8elomonf  y  mé  otro  mal  eon  él 
de  AdadV  porque  aborreció  4  Israel,  y 
xeiné  sobre  la  Syria, 

8*  Aaieajstnoferobesm,lu>d*2*abet, 
Spbratbep  .de  Sereda,  siervo  de  finh> 
mon,  (su  madre  se'  llamaba  Serva,  mnger 
vMMMeJanenn>ssjinieoptsaeiirny.*  . 


37  *  Y  la  canea  peroné  esto*]»*  mano 
contra  el  rey  fué  esta:  8alomon  edifi- 
cando 4  MeUo,  cerró  el  portillo  de  la 
ciudad  de  David  sn  peeré : 

88  Y  el  varen  Jeroboam  ene  valiente  y 
esformdo :  y  viendo  Salomón  al  mancebo 
que  era  bombee  de  negbo,  encomen- 
dóle todo  el  caejp  de  la  «sea  de  Joseph. 

20  Aconteció  pues  en  aquel  tiempo, 
qne  saliendo  Jcrobonm  de  Jernsalem, 
hallóle  Ajelas,  8ü*aita,  proísta,  en  ei  ca- 
mino, y  él  «seas  cubierto  eon  una  capa 
nueva:  y  estaban  eüos  ambos  solos  en 
el  campa 

80  Y  trabando  Abias  de  la  capa  nueva 
que  tenia  sobre  sí,  rompióla  en  doee  pe- 


al Yd^á  Jernbeam:  Tómete  loa dies 
poeneos:  porque  sai  étyo  Jebera  Deas 
de  Israel :  He  aquí  que  yo  rompo  el  rei- 
no de  la  mano  de  Salomón,  y  4  ti  dase 
dies  tribus. 

83  Y  él  tendrá  la  una  tribu  por  amor  de 
David  mi  siervo,  y  por  amos  de  Jsmsa 
lem,  la  ciudad  que  yo  he  elegido  de  to- 
das las  tribus  de  Israel: 

33  Por  cuanto  me  han  dejado,  y  han 
adosado  4  AetbaroUi»  diese  de  los  8ldD- 
nios,  y  4  Chamo»,  dios  de  Moab? y,4  lo- 
loen,  dios  de  loe  hfyos  de  Ammon;  y  no 
han  andado  en  mié  caminos,  para  hacer 
lo  qm  ee  recto  delante  de  mis  ojos,  y  mía 
estatutos*  y  mis  derechos,  como  David 
su  padre 

84  Empero  no  quitaré  nada  de  sn  reino 
de  sus  manos,  mas  yo  le  pondré  por  ca- 
pitán todos  loe  dies  de  su  vida,  por  amor 
de  David  mi  siervo,  el  cual  yo  elegí,  y  él 
gnardó  mis  mandamientos  y  mis  esta- 
tutos. 

85  .Mas  yo  quitaré  el  reino  de  la  mano 
de  su  hijo,  y  dártelo  he  4  ti,  las  diea  tri- 
bus: 

86  Y  4  su  htyo  daré  una  tribu,  pasa  qne 
mi  siervo  David  tenga  lampera  todos  los 
dias  delante  de  mi  fia*  en  Jerosslem,  ciu- 
dad que  yo  me  elegí  pera  poner  en  ella 
mi  nombre. 

87  To  te  tomaré  pues  4  ti,  y  tu  rema- 
ras en  todas  las  cosas  qne  deseare  tn  ol- 
ma: y  seras  rey  sobre  Israel. 

88  Y  serd  en*  si  oyendo  oyeres  todas 
les  cosas  qne  yo  te  mandare,  y  anduvie- 
res en  mis  caminos,  y  hicieres  lo  qveee 
recto  delante  de  mis  ajos,  guardando 
mis  estatuios,  y  mis  saanosmiepto*,  co- 
mo bino  DavM  mi  siervo,  yo  aeré  ooati- 
go,  y  te  edmenré  «as.  Arme»  oemo  la 


1.  Dfc  1XM5WBV1E4 


edifiqué  A  Battt,  y  fré  te  entregarle  á 
Israel 

39  T  y*  «fluiré  la  simiente  de  David  á 
causa  do  esto,  empero  no  para  siempre. 

40  Y  procuró  Salomón  de  «atar  á  Je- 
roboam: Mas  levantándose  Jeroboam 
buyo  á  Xgypt»  á  Sesno  reydoEgyptot  y 
estuvo  en  Egypto  basta  la  muerte  de 
Stdosnen. 

41  1  Lo  domas  de  los  hechos  de  Salo- 
món, y  todas  tas  cosas  que  bino,  y  su  sa- 
biduría, ¿no  están  escritas  en  el  Mbto 
de  los  beabas  de  Salomón? 

43  T  los  dias  que  8alomon  reinó  en  Je- 
rusatem  sobre  todo  Israel,  fmron  cua- 
rentaaaos. 

43  Y  durmió  Salomón  con  sus  padres,  y 
fué  sepultado  en  laotudad  de  David  sn  pa- 
dre:  y  reinó  cusa  lagar Roboam  an  hijo. 
CAPITULO  Xlt 


do  d  Jeroboam  rey  sobre  si,  porgue  sisjufcmufr  etcau- 
tejo  de  los  mancebo*  no  les  guiso  descargar  algo  de 
lo*  tributos.  II.  Aparejando  Rabotan  de  venir  con- 
iw  Jsmsi,  aummemtade  ée  Des*  por  un  pro/e**,  «*<*» 
.  la  empresa,  111.  Jeroboampor  divertir  el  pueblo  de 
venir  d  Jerusalem,  temiendo  perder  el  reino,  hace 
dos  becerros  de  fundición  en  los  cuales  hace  idola- 
trar ki  todo  *m  puesto,  - 

Y  VINO  Roboam  A  ftkbem ;  porque 
todo  Israel  habla  reñido  ea  Siehem 
pata  hacerle  rey. 

2  T  aconteció,  que  como  lo  oyó  Je- 
roboam, hgo  do  Nabal,  que  estaba  en 
Egy»tot*j>otqtta  habla  balda  de  dotante 
del  rey  Salomón,  y  habitaba  en  Egynfc*;) 

3  Enriaron  y  Mamáronle.  Ymo  naes 
Jeroboam  y  toda  la  oongregaoloa  de  Is- 
taal,  y  hablaron  á  Boboam,  diciendo: 

4  Tu  padre  agravo  nuestro  yago,  mas 
ahora  t*  disminuye  a^odo  la  dura  servl- 
dnmbre  de  tu  padre,  y  del  yugo  pesado 
que  puso  sobre  nosotros,  y  servirte  he- 


5  Y  él  les  dtyo :  Idos,  y  de  aquí  á  tres 
diaa  r olvad  4  mí.    Y  el  pueblo  se  fue. 

6  Entonaos  et  rey  Boboam  tomo  conse- 
jo com  los  ándanos  que  hablan  estado 
delante  de  Salomón  sa  padre  cuando  vi- 
vía, y  dijo:  ¿Cómo  aconsejáis  vosotros 
que  responda  á  este  pueblo  t 

7  Y  eltoa  le  hablaron,  dictando:  Si  tú 
fueres  hoy  sierro  de  esto  pueblo  y  lo  sir- 
vieres, y  respondiéndole  buenas  nombras 
les  hablares,  ellos  te  servirá*  para  siem- 
pre* 

8  Mas  él  dejado  el  consejo  da  los  viajes 
que  lo  hablan  dado,  tomé  consejo  oon 
loa  mancebos,  q«  ae  bastea  triado  oom 
él,  yantaban  anísate  dosJL 


V  Y  dfjofes!  ¿Octho  aconsejan  voso- 
tros >que  respondamos  ¿Teste  pueblo,  que 
me  han  hablado,  diciendo:  Disminuya 
*%»*dtt  yugo  que  tu  padre  poso  «otoro 
nosotros. 

10  Entonces  los  mancebos  qno  se  ha- 
blan criado  con  él,  le  respondieron,  di- 
ciendo: Asi  hablaras  á  este  pueblo  qu» 
te  ha  dicho  estae  palabra*!  T&.  padre 
agravó  nuestro  yugo:  mas  tú  dlsmi- 
nóvenos  <ú$o :  asi  les  hablarás  *  JS1  menor 
de*»  de  los  mioe,  es  mas  grueso  que  loa 
lomos  do  mi  padre. 

n  Ahora  pues,  mi  padre  os  cargóle  pe- 
sado yugo,  mas  yo  aftadiré  á  vuestro  yti- 
go.  MI  padre  os  hirió  con  anotes,  man 
yo  os  heriré  con  escorpiones. 

Id  Y  al  tercero  ala  vino  Jeroboam  y 
todo  el  pueblo á  Roboam,  como  el  rey  Ib 
haMa  mandado,  dictando:  Volved  á  mi 
ai  tercero  dia. 

18  Y  d  rey  rebponmo  al  pueblo  dura- 
mente, dejado  el  consejo  de  los  ancia- 
nos, que  le  hablan  dado. 

14  Y  hablóles  conforme  ai  «oncejo  ¿o 
loa  «aacebos,  atuendo:  Mi  padre  tn*ra- 
vó  vuestro  yugo,  mas  yo  afiadlre  á  vues- 
tro yugo;  mi  padre  os  hirió  con  asotea, 
mas  yo  os  heriré  con  escorpiones.  - 

15  Y  no  oyó  el  rey  al  pueblo;  porqafe 
era  entona  don  de  Jeheva  para  confir- 
mar su  palabra,  que  Jebove  habla  habla- 
do par  mano  de  Abtas,  gftonka,  á  Jero- 
boam, htto  de  Naba*. 

Id  Y  cuando  todo  el  pueblo  fió,  que  él 
rey  no  los  habia  oído,  respondiólo  estás 
palabras,  diciendo:  ¿  Qué  parte  tenemos 
nosotros  con  lmrld?  No  hay  heredad 
en  «i  hijo  de  Isa!.  Israel,  á  tus  estan- 
cias. Provee  ahora  cu  tu  casa,  David. 
Eatonces  Israel  se  fué  á  sus  estancias. 

17  Y  remó  Roboam  sobre  los -hijos  ele 
Israel,  que  moraban  en  las  omdadee  em 
Jada. 

18  Y  el  rey  Roboam  envió  á  Aduram 
que  «tobo  sobre  los  tributos;  y  todo  Is- 
rael le  apedreó  á  piedra,  y  murió»  en- 
tonces el  rey  Roboam  se  esferaó  á  subir 
en  «o  carro,  y  huir  á  Jerusalem. 

19  Asi  se  separó  Israel  de  la  casa  efe 
David  hasta  hoy* 

30  Y  aconteció  que  orondo  todo  Israel 
que  Jeroboam  era  vuelto,  enviaron  y  le 
llamaron  á  la  congregación,  y  Mcléronf e 
rey  sobre  todo  Israel,  sin  quedar  tribu 
alguna  que  siguiese  la  casa  do  David, 
sino  solóla  trina:  ele  Jada. 

21  V T«wn*  Bofcoaan  rfeo*< 


LDE  W)S  REYía 


laso*  Juntó  todo  1*  atea  He  Mb,  *  »  on- 
ecí o>Bim»>*nsn«  «tato  jochóos*  nt* 
Aontfamr  esoogidae  éé  e^errey  pam  nacer 
guerra  4  la  casa  de  mraul,  y  reducir  «1 
remw4Botoem,  hfyo  de  naioenen# 

23  Ka*  ra-¿pels6tufoj«ncva¿  sémola^ 
Varón  de  Dios,  diciendo : 

32  Haefe  á  Itoboam,ue>>  deSsilotnoe, 
«y  de  Jada,  y  á  toda  la  cata  de  Jisca,  f 
de  Benjamín,  y  á  loa  demás  del  puebles 
diafeadoc 

a*  Aei  dijo  Jetara:  No  vaya*,  ni  pe* 
leem  conten  vuestros  heroenao»  las  bflos 
de  Israel:  vaivéei  cada  uno  4  en  casa; 
porejne  esto  negocio  yo  lo  he  hecho.  T 
tiles  oyeron  la  paftebm  do  Dios,  y  volvié- 
ronse, y  fuero»*,  conformo  á  la  paletee 
de  Jebera, 

25-  Y  reedificó  Joroben**  á  Blehem  en 
el  monte  do*  Ephralm,  y  habito  en  eUes 
y  saliendo  de  alli  reedificó  á  PhanueL 

4911  %  Y  dtyo  Jerobeam  en  en  eorazon : 
Abona  ee  Tcivera  el  reino  4  la  easa  de 
David, 

27  81  esto  pueblo  subiere  4  saorioear  4 
la  casa  de  Jehora  en  Jecusalem;  porque 
el  eeeason  de  este  pueblo  se  convertirá 
4  am  seno*  Boboem,  rey  de  Jnda,  y  ma- 
tarme han,  y  tórname  han  4  Robeam  rey 
dejada. 

28  Y  habido  consejo,  el  rey  baso  ees  be- 
cerros de  ore,  y  d^étes:  Harto  habéis 
emendo  4  ¿órnenteos,  he  aqni  ten  dioses, 
oh  Israel,  qne  te  hteteton  snWr  de  la  tler* 
redelgypto* 

20  T  poso  el  uno  en  Betabel*  y  el  otro 
puso  en  Dan. 

89  Y  esto  Juéocosiend*  petado:  porgue 
el  pueblo  Iba  delante  del  uno  hasta  Dan. 

31  Hize  también  cesa  de  altos,  y  hleo 
sacerdotes  parte  del  pueblo  qne  no  eran 
delesUjesdeLevL 

82  Y  Instituyó  Jerobeam  solemnidad 
en  el  mes  octavo,  4  los  quince  del  mes, 
conforme  4  la  solemnidad  qne  m  edébro- 
ó*  en  Jnda:  y  sacrificó  sobre  altar,  asi 
hlío  en  Beth-el  sacrificando  4  los  becer- 
ros qne  hizo.  Y  ordenó  en  Beth-el  sa- 
cerdotes de  los  altos  que  él  habla  hecho. 

88  Y  sacrificó  sobre  el  aliar  qne  él  ha- 
bla hecho  en  Beth-el  4  los  quince  del 
mes  octavo,  él  mes  ene  él  habla  inven- 
tado de  so  doranon;  y  hiño  fiesta  4  los 
hfyos  de  Eirael,  y  subió  si  altar  pura  «oe- 
h  olores. - 


"  CAJTfüLO  XSXL 

Mttat¥loJeroboammeri/htmáodtH$beeetro^wtpro- 
fc  nidus  weffá>  dé**  tJtlmti  f*  +d* 


éllammopmr+imk  prmdimtm,  m  ¡*  mm^u  por 
laorackMddprqfetoUeiredttaiieu  ILÉkeprv- 
fttm  tnff*Amd»  por  tro  de  JBetA  »ft  viene  4  mttmmf 
—me  émrfmmm*  mmém0mm4*MMm*p*r1» 
cual  wlui¿nd*u€ypia* eniem  mm  Uom,qm  le  mnff,  Ul 
Él  profeta  que  Te  rnffañ¿  te  trae  d  tteth^J,  pie  en 
iteftHi  y  MMfwfs  n  tttt  ttffoe  ijete  iMMH  ••  weweeee^  e 
e^Ktefp99$^  JI&m&^L  wi* 

Y  H*  aquí  <je*  na  varen  de  Dios,  por 
palabra  de  Jsheva,  riño  de  Joca,  4 
Beth-cl:  y  estando  Jereeoem  el  altor 
para  quemar  peí  lusa  uij 

9  11  chuñó  contra  el  altar  per  palabra 
de  Jehova,  y  dtyo;  Altor,  altar,  asi  dfyo 
Jehora:  He  aquí  que  á  la  casa  de  David 
nneerá  un  hijo,  llamado  Joslss,  el  cuet 
aurificara  seece  ti  4  los  sacerdotes  de 
los  altos  qne  queman  sobre  ti  perfumes; 
y  sobre  ti  qnemsráa  humus  de  hombre*. 

8  Y  aquel  mismo  fila  dio*  en»  señal,  <dl» 
elenco :  Bita  et  la  señal  que  Jehova  ha 
hablado :  he  aquí  qne  el  altar  se  quebré* 
ra,  y  le  ceniza  que  sobre  él  esaj  se  derra- 
mará, 

4  Y  cerno  el  rey  oyó  hv  palabra  del  ve* 
ron  de  Dios,  que  habla  clamado  contra 
el  altar  en  Beth-el,  extendiendo 'su  ma- 
no desde  el  altar,  Jerobeam  d^e:  Pren- 
dadle t  mes  lámanos  qoelurtria  entendido 
contra  él,  se  le  secó,  que  no  la  pudo  tor- 
nar á  ti. 

5  Y  el  ettar  se  rompió,  y  la  eentm  se 
derramó  del  altar,  conforme  4  la  señal 
que  el  varón  de  Dio*  btela  dado  per  pe- 
labra  de  Jehova. 

6  Entonces  respondiendo  el  rey,  y  dtyo 
al  varón  de  Dios:  Yo  te  ruego  qne  me-  ' 
ge»  4  le  ms  de  Jehova  tu  Done,  y  ora  por 
mi,  que  nrtmaa*>  me  eea  restituida,  Yd 
varón  de  Dios  oró  4  la  fon  un  Jetaras,  y 
la  mano  del  rey  se  volvió  4  él,  y  se  tor- 
nó como  dotes. 

7  Y  el  rey  dijo  al  varón  de  Dios :  Ten 
conmigo  4  easa,  y  cocieres,  y  yo  te  daré 
don. 

8  Mas  el  varón  de  Dtoe  *Qo  il  rey!  M 
me  dieses  la  mitad  de  tu  easa,  no  Jria 
contigo,  ni  comerla  pan,  ni  bebería  agua 
en  este  lugar: 

8  Porque  mi  me  es  inundado  por  pesv 
bra  de  Jehova,  diciendo:  Ne  comas  pan, 
ni  bebas  egne,  ni  vuelvas  per  el  camine 
que  fueres. 

10  Y  ati  se  vino  por  otro  camino,  y  no 
volvió  por  di  camino  por  donde  habla 
venido  4  Betfoel     * 

11 T  T  nmraba  en  Beth-el  on  viejo  pro- 
feta, «1  cual  vino  so  ntyu,  y  contóle  todo 
el  hecho  qué  «  vero»  de  Bles  1 


I.  DE  los  reyes: 


cuo  «piel  dt*  en  Betn-eh  y  contaron  á 
su  padre  las  palabras  que  habla  hablado 
al  rey. 

19  Y  en  padre  lea  dfyo:  ¿  Por  qué  cami- 
no fué  ?  Y  sus  lrijos  le  mostraron  el  ca- 
mino por  donde  Be  habla  tornado  el  va- 
ron  do  Dios,  que  habla  Tenido  de  Juda. 

13  Yéldrjoásus  Jagos:  Enalbordádnje 
el  anuo,  Y  elloa  le  enalbardaren  el  as- 
nos y  subió  en  éL 

14  Y  yendo  tras  el  varón  de  Dios,  halló- 
le que  estaba  sentado  debajo  de  un  al- 
cornoque: ydtyote:  ¿Eres tú  el  varón  de 
Dio*,  qoe  veníate  de  Juda?  Y  él  dijo: 
ffo*>tr. 

15  Y  él  le  dUo:  Ven  conmigo  á  casa,  y 
come  del  pan. 

1»  Y  éL  rnapondió:  No  podré  volver 
oontlgey  ni  iré  contigo :  ni  tampoco  co- 
meré pan,  ni  beberé  agua  contigo  en  este 

wanr? 

1 7  Porque  por  palabrade  Dios  me  ha  sido 
dicho :  No  comas  pan,  ni  bebas  agua  allá : 
ni  vuelvas  por  el  camino  que  fueres. 

16  Y  el  tro  le  dijo:  Yo  también  soy 
profeta?  como  tú;  y  un  ángel  me  ha  ha- 
blado por  palabra  de  «Tenor*,  diciendo: 
Vuélvele  contigo  á  tu  casa,  par*  que  eo- 
ma  pan,  y  beba  agua.  Mintióle. 

19  Entonces  volvió  con  él ;  y  comió  del 
pan  «non  casa,  y  bebió  del  agua, 

99  Y  aconteció  que  estando  elloa  á  la 
meee>  íuégalabr*  de  Jebera  «1  profeta 
quo  le  habia  hecho  volver: 

81  Y  elamó  al  varón  de  Dios,  qne  habia 
venido  de  «Inda,  diciendo!  Asi  dfyo  Je- 
hora:  Por  «nonio  has  sido  rebelde  al  di- 
cha de  Jeheve*  y  no  guardaste  el  man- 
damiento ano  Jehova  tu  IHee  te  habia 


98  Antes  volviste,  y  comiste  del  pan,  y 
bebiste  del  agua  en  el  lugar  donde  Jehova 
te  habla  diehn,  qne  ni  comieses  pan,  ni 
bebieses  agua,  no  entrará  tu  cuerpo  en 
el  sepulcro  ée  tus  padrea, 

91  x  como  hubo  comido  del  pan,  y  be- 
bido, el  jpro/Ue  qne  le  habla  hecho  vol- 
ver le  enalbardó  un  asno : 

té  Y  yéndose,  topóle  un  león  en  el  ea- 
mlae,  y  le  mató;  y  su  cuerpo  estaba  echa- 
de  en  el  camino,  y  el  anuo  estaba  junto 
á  él,  y  el  león  también  estaba  junto  al 
encepo. 

96  Yitoaqui,  unoa  ene  pasaban,  y  vie- 
ron el  cuerpo  que  estaba  eefcndo  en,  el 
eemlno,  y  el  león  nue  estaba  Junto  «1 
enerpo;  j  vinieron,  y  lo  dijeron  en  la 
emnaá  donde  el  viejo  preietaaabitab*. 
886 


98  T  Y  oyéndolo  el  profeta  que  le  ha- 
bla vuelto  del  semino,  dQo:  Varón  de 
Dios  es,  que  fué  rebelde  al  dicho  de  Jo* 
nova:  por  tanto  Jehova  le  ha  entregado 
al  león,  qne  le  ha  quebrantado  y  muerto, 
conforme  á  hv  palabra  de  Jehova,  que  él 
le  dijo. 

97  YhablóásnslOjoé,  ydíjolss:  Enal- 
bardadme un  asna  Y  ellos  se  le  enal- 
bardaron. 

98  Y  él  fué,  y  halló  su  cuerpo  tendido 
en  el  camino,  y  el  asno  y  el  león  estaban 
junto  al  cuerpo  c  el  leen  no  habia  comi- 
do el  cuerpo,  ni  dañado  al  asno. 

99  Y  tomando  el  profeta  el  cuerpo  del 
varón  de  Dios,  púsole  sobre  el  asno,  y 
tomóle.  Y  el  pnaleta  viejo  vino  á  la 
ciudad,  para  endecharle  y  enterrarle. 

80  Y  puso  su  cuerpo  en  su  sepulcro:  y 
endecháronle,  dkiakáo:  ¡Ay,  hermano 
mió  I 

81  Y  después  que  le  hubieron  enterra- 
de  habló  á  sus  mjo%  diciendo:  Cuando 
yo  muriere,  enterradme  en  el  sepulero 
en  que  está  sepultado  el  varón  de  Dios  : 
poned  mi»  huesos  junto  á  los  suyos; 

89  Poique  sin  duda  vendrá  lo  que  él 
dtyo  á  voces  por  palabra  de  Jehova  con- 
tm  el  altar  que  ettd  en  Beth-el,  y  contra 
todas  las  casas  de  los  altos,  que  afta*  en 
las  eittdades  de  Samarla. 

88  Después  de  esta  palabra  no  se  tornó 
Jeroboam  de  su  camino  malo;  antes 
volvió,  y  Ideo  sacerdotes  de  los  sitos 
parto  del  pueblo,  y  quien  quería  se  coa- 
sagrena,  y  era  de  los  sacerdotes  de  los 
altos. 

84  Y  esto  fué  causa  de  pecado  á  la  casa 
de  Jeroboam,  por  lo  cual  fué  cortada  y 
raída  de  sóbrela  ha*  déla  tierra. 

CAPITULO  XIV. 

Viniendo  fe  muger  de  Jeroboam  dtyraeaéa  á  cBiiml 
tur  mi  pronta  JMm  d  SO»,  H  fe  conoce  mar  JBtptH- 
tmde  Dio*, y l$d**mtciota mmrU del hfaf  i*  des- 
trucción de  todas*  cata  por  el  pecado  de  fe  idola- 
tría de  m  marido.  17.  muerto  <Jerobotan.  tntdoTeas 
XadabtukVo.  ai.  Jt*(mná»  Itoboam  «a  J»rfa,  fe 
idolatría  et  aumentada  en  tm  reino,  por  lo  cual 
Dio$  envía  al  rey  de  Egypto  oobre  Jertaatem.  y 
taquea  loe  teatro*  del  rey  m  del  templo,  9  Bobaam 

EN  aquel  Hkmpo  Abiae,  hijo  de  Jero- 
boam, cayó  enferme. 
8  Y  dijo  Jeroboam  á  en  muger:  Leván- 
tate añora,  y  dlsfránate,  posqun  no  te 
cañonean  qne  eres  la  muger  da  Jeroboam ; 
y  vé  á  BIlo,  que  allá  edá  Ahlsja  profeta, 
el  que  me  d$o  que  yo  habia.  de  ser  nj 
sobre  este  puebla 
8  Y  toma  en  tu  mano  dios  panes,  y  tur- 


L  BE  L*>»  REYES. 


raes,y  use  bo*Ue  to  meel,  y  vé*  él: 
para  que  te  declare  le  que  ha  de  ser  de 
este  mozo. 
'  4  Y  la  muger  de  Jeroboam  hízoloaaí : 

y  levantóse,  y  fué  á  filio,  y  vino  á  casa  de 
Anisa :  y  Anise  no  podía  ya  ver,  que  tus 
ojos  se  hablan  oscurecido  á  causa  de  su 
vejez. 

5  Mas  Jehova  babta  dicho  áAhiaa:  He 
aquí  que  la  muger  de  Jeroboam  vendrá 
á  consultarte  por  bu  mjo  que  está  enfer- 
mo. Tu,  pues, responderle  has  sai, y  asi: 
6*  Y  será,  que  cuando  ella  vendrá,  ven- 
drá disimulada.  T  como  Ahina  oyó  el 
sonido  de  bus  pies,  que  entraba  por  la 
puerta,  d{jo :  Entra  muger  de  Jeroboam, 
¿por  qué  te  disimulas  ?  empero  yo  soy 
enviado- á  ti  con  raxfacwn  dura» 

7  Vé,  y  di  á  Jeroboam :  Asi  cUJo  Jebe- 
va  Dios  de  Israel :  Por  cuanto  yo  te  le- 
vanté de  en  medio  del  pueblo,  y  te  hice 
principe  sobre  mi  pueblo  Israel : 

8  T  rompí  el  reino  de  la  casa  de  David, 
y  te  lo  entregué  á  ti :  y  tú  no  ñas  eldo 
como  David  mi  siervo,  que  guardó  mis 
mandamientos,  y  anduvo  en  pos  de  mi 
con  todo  su  corazón,  haciendo  solamen- 
te lo  que  tra  derecho  delante  de  mis  ojos; 

9  Antes  hiciste  lo  malo  sobre  todos  los 
que  han  sido  antes  de  tí:  que  fuiste,  y 
te' hiciste  otros  dioses  y  fundiciones  pa- 
ra enojarme,  y  á  mi  me  echaste  tras  tus 
espaldas : 

10  Por  tanto  he  aquí  que  yo  traigo  mal 
sobre  la  casa  de  Jeroboam ;  y  yo  talaré 
de  Jeroboam  todo  meante  á  la  pared,  asi 
el  guardado,  como  el  desamparado  en 
Israel :  y  yo  barreré  la  posteridad  de  la 
casa  de  Jeroboam ;  como  es  barrido  el 
estiércol,  hasta  que  sea  acabada, 

11  £1  que  muriere  de  ¿ot  de  Jeroboam 
en  la  ciudad,  los  perros  le  comerán:  y  el 
que  muriere  en  el  campo,  comerle  han 
las  aves  del  cielo ;  porque  Jehova  lo  ha 
dicha 

13  T  tú  levántate  y  vete  á  tu  casa,  que 
en  entrando  tu  pié  en  la  dudad,  el  mozo 
morirá; 

13  T  todo  Israel  le  endechará,  y  enter- 
rarle han ;  porque  aquel  solo  de  los  de 
Jeroboam  entrará  en  sepultura ;  por  cuan- 
to se  ha  hallado  en  él  alguna  cosa  buena 
de  Jehova  Dios  de  Israel,  en  la  casa  de 
Jeroboam. 

14  X  Jehova  se  despertará  rey  sobre 
Israel,  que  talará  la  casa  de  Jeroboam 
en  este  día:  ¿y  qué,  si  ahora? 

15  T  Jehova  herirá  á  Israel,  como  la  cana 
Bpan.  22 


que  se  mueve  en  las  aguas:  yéli 
cara  á  Israel  de  esta  buena  tierra,  que  él 
habla  dado  á  sus  padres,  y  esparcirlos  ha 
de  la  otra  parte  del  rio,  por  cuanto  han 
hecho  sus  bosques,  enojando  á  Jehova. 

16  Y  él  entregará  á  Israel  por  los  pe- 
cados de  Jeroboam,  el  cual  pecó,  y  ha 
hecho  pecar  á  IsraeL 

17  Entonces  la  muger  de  Jeroboam  se 
levantó,  y  se  fué,  y  vino  á  Thersa:  y  en- 
trando ella  por  el  umbral  de  la  casa,  el 
mozo  murió. 

18  Y  le  enterraron,  y  todo  Israel  le  en- 
dechó, conforme  á  la  palabra  de  Jehova, 
que  él  habla  hablado  por  mano  de  su 
siervo  Ahias  profeta. 

19  Y  Los  otros  hechos  de  Jeroboam, 
que  guerras  hizo,  y  como  reinó,  todo  es- 
tá escrito  en  el  libro  de  tas  palabras  de 
los  días  de  los  reyes  de  Israel 

90  £1  tiempo  que  reinó  Jeroboam,  roe- 
ron  veinte  y  dos  anos :  y  habiendo  dor- 
mido con  sus  padres,  reinó  en  su  lugar 
Nadab  su  hijo. 

21  T  Y  Roboam,  hijo  de  Salomón,  reinó 
en  Jnda.  De  cuarenta  y  un  aftos  era  Ro- 
boam cuando  comenzó  á  reinar;  y  diez 
y  siete  saos  reinó  en  Jerusalem,  ciudad 
que  Jehova  eligió  de  todas  las  tribus  de 
Israel  para  poner  allí  su  nombre.  El 
nombre  de  su  madre  fué  Naama  Amaso* 
nita.        ~ 

23  Y  Juda  hizo  lo  malo  en  los  ojos  de 
Jehova,  y  enojáronle  mas  que  todo  lo 
que  sus  padres  hablan  hecho  en  sus  pe- 
cados que  pecaron. 

96  Porque  ellos  también  se  edificaron 
altos,  estatuas,  y  bosques  en  todo  colla- 
do alto,  y  debajo  de  todo  árbol  sombrío. 

24  Hubo  también  sodomitas  en  la  tier- 
ra, y  hicieron  conforme  á  todas  las  abo- 
minaciones de  las  gentes,  que  Jehova 
habla  cohado  delante  de  los  btyos  de  Is- 
rael. 

25  Al  quinto  afio  del  rey  Roboam  subió 
Sesee  rey  de  Egypto  contra  Jerusalem. 

26  Y  tomó  los  tesoros  de  la  casa  de  Je- 
hova, y  los  tesoros  de  la  casa  real,  y  sa- 
queólo toda  Y  tomó  todos  los  escu- 
dos de  oro,  que  Salomón  habla  hecho. 

97  Y  hizo  el  rey  Roboam  en  lugar  de 
ellos  escudos  de  metal,  y  dióles  en  mano 
de  los  capitanes  de  los  de  la  guardia,  que 
guardaban  la  puerta  de  la  casa  real 

98  Y  cuando  el  rey  entraba  en  la  casa 
de  Jehova,  los  de  la  guardia  los  lleva- 
ban :  y  dujptm  los  ponían  en  la  cámara 
de  los  de  la  guardia. 

887 


*BE  L08H£¥BSJ 


ft»  Lo  demás  ebrios  hechos  de  Roboam, 
y  todas  las  cosas  que  tafia,  jnb  están 
escritas  en  tea  crónicas  de  loe  reyes  de 
Jada? 

SO  Y  huno  guerra  extra  Roboam  j  Je» 
roboasn  iodos  loa  días. 

31  Y  durmió  Roboaea  con  mi  padres, 
y  fué  sepultado  con  sus  padrea  en  la 
dudad  de  DaVid.  £1  nombra  de  su 
madre  fué  Náama  Aromonita.  Y  reinó 
en  su  lugar  Abiam  sn  btfo. 
CAPITULO  XV. 

Mkmr+4BJíd**ú*«  lo* pMOdt*  <U  im  padre,  V 
muterto  ¿Lmc*fefe  Ata-  #u  hijo  s  el  cual  $itndo  piad*- 
$o  limpia  la  tierra  de  las  inmundicia»  de  ta  Mola- 
tria.  It  Teniendo  Ata  guerra  con  T!aa$a  rey  de 
Urael  »e  fortifico,  con  aUammt  coHeirey  de  9»rta. 
JJL  Muerto  A**,  tuoédeU  Joenpkal «  hijo.  *JV.  A 
TTadao  Ayo  de  Jerohoam  rey  de  Israel  mata  Baa»a, 
p  tomando  eí  reino  asuela  toda  la  JamtHa  ftmceUm 
dcJerdboamy  puye*  pecado*  rianió* 

EN  el  aflo  dies  y  ocho  del  rey  Jero- 
bonm,  lujo  de  Naba*,  Abfcun  co- 
menzó á  reinar  sobre  Jada. 

%  Reinó  tres  anos  en  JeruealeaD.  El 
nombre  de  su  madre  fué  Maacha,  n^á 
deAfeesalon. 

%  Y  tmáuro  en  todos  ios  petados  de  sa 
podro*  que  hiño  antes  de  di, -y  no  tfud  wú 
tarazón  perfecto  con  desove  su  Dios» 
como  el  corseen  de  David  sn  padre* 

4  Mas  por  cansa  de  David,  Jsnot»  bu 
Hess  lé  de»  lampar*  en  Jsrtiseiemt*cs- 
portándole  su  hijo  después  de  él,  y  con» 
trnabde  á  derussssm : 

5  Por  cnanto  David  babla  hecho*  lo  ove 
era  recta  delante  de  los  ojos  de  Jehova, 
y  de  ninguna  cosa  que  le  mandase  se  na» 
bi»epftrtado  en  todos  los  días  de  so  vida, 
sino  Alé  el  negocio  de  Urias  Hettboo. 

6  Yhuboguerr*  entre  Roboam  y  Jero- 
bosm  todos  los  día»  de  su  vida. 

7  Lo  de  mas  de  los  hechos  de  Abiam,  y 
todas  las  eoeos  que  biso,  ¿do  están  escri- 
tas en  el  libro  de  las  crónicas  de  loe 
reyes  de  Jada?  Y  hubo  guerra  entre 
Abiam  y  Jerdboam. 

8  Y  dnrmló  Abiam  con  tus  padres,  y 
eepnltároole  en  la  ciudad  de  David :  y 
sainó  Asa  sn  lujo  en  sn  lugar. 

0  Sn  el  ano  veinte  de  Jeroboasn  rey  de 
Israel,  Asa  oomensó  á  reinar  sobre  Juda* 

10  Y  reinó  cuarenta  y  un  anos  en  Jcru- 
aaiem :  el  nombre  de  su  madre  fué  Maa» 
esa,  h$a  de  Abesnlon. 

11  Y  Asa  Uso  toque**  recto  delante  ds 
les  ojo*  de  JeJtovu,oomd  David  sn  padre; 

18  Porque  quitó  ios  sodomitas  de  la 

tlannyyduttó  todas,  las  suciedades  que 

sus  padres  hablan  hecho,  •    - 

898 


IB  Y  tsjnl^fjrtttd  tu  tims>e  ******* 
de  ser  petases*,  perqué  tenia  hecho  un 
Ídolo  en  un  bosque.  Y  Asa  desafeo  el 
ídolo  de  su  madre,  y  le  quemó  junto  ni 
arroyó  de  Cedrón. 

14  Mas  los  altes- no  se  <jui*aron:  empe- 
ro si  covneon  de  Asa  <ué  perfecto  coü 
Jehova  toda  su  vida, 

15  Cambien  mefló'en  la  «asa  de  ¿chota 
lo  que  sn  padre  habla  dedicado,  y  lo  ojie 
ét  dedicó,  oro,  y  piafe*  y  tase*. 

16  Y  hube  guerra  entre  As*  y  Bases 
rey  de  lemel,  todo  el  tlotópo  de  ambos. 

17  Y  Y  subió  Masa  rey  de  Israet  con- 
tra Judas  y  edificó  á  Rama,  para  no  dejar 
sala*  ni  entrar  á  ninguno  de  Asa  rey  de 
luda. 

18  Y  tomando  Asa  toda  la  plata  y  oro 
que  netota  quedado  en  los  tesoros  de  la 
casa  de  Jehova,  y  én  los  tesoros  de  H 
easa  real,  los  entregó  en  las  manos  de 
sus  siervos,  y  enriólos  el  rey  Asa  á  Ben* 
adnd,  hijo  de  Tabrknon,  hijo  de  Hezfon, 
rey  de  Syrie,  el  cual  residía  en  Damasco^ 
diciendo: 

is)  Alisos»  hay  entre  mi  y  ti,  y  entre 
mi  padre  y  el  tuyo :  he  aquí  que  ye  té 
enrió  **  presente  de  plata  y  oro :  vé,  y 
rompe  tu  alienen  con  Bausa  rey  de  israel 
mam  que  se  aparte  de  mi. 
00  Y  Ben-adad  consintió  con  el  rey  Asa, 
y  envió  los  principes  de  los  ejércitos  que 
tenia  contra  las  ciudades  de  Israel  i  y  bC 
rió  ¿  Anión,-,  y  á  bu»,  y  á  Abel  Both- 
maacha,  y  á  toda  Cencroth,  con  toda  la 
tierra  de  Néphtuati. 

21  Y  oyendo  esto  Baasa,  dejó  de  edifi- 
car á  Rama,  y  estúvose  en  lñersa. 
23  Entonces  el  rey  Asa  juntó  á  todo 
Juda,  sin  quedar  ninguno,  y  quitaron  la 
piedra  y  la  madera  de  Rama,  con  que 
Bciasa  edificaba,  y  edificó  con  eHo  el  rey 
Asa  á  Gabaa  de  Ben-jamm,  y  á  Maspha. 
23  %  Lo  demás  de  todos  los  hechos  de 
Asa,  y  toda  su  fortaleza,  y  todas  las  co- 
sas q«e  biso,  y  las  ciudades  que  edificó, 
gno  «suítodo  escrito  en  el  tfbré  de  las 
crónicas  de  los  reyes  de  Juda?  Con  to- 
do eso,  en  el  tiempo  ¿e  sn  vejes,  enfer- 
mó de  sus  pies. 

di  Y  durmió  Asa  censué  padres,  y  rae 
sepultado  con  sus  panVes  en  la  ciudad 
de  David  sn  padre:  y  reinó  en  su  lugar 
Josaphat  su  h^o. 

25  ^  Y'Nadab,  htfo  de  Jeroboam,  co- 
mensó  á  reinar  sobre  Israel  en  el  segun- 
do aflo  de  Asa  rey  de  Juda  fy  reinó  so- 
bre mrnsl  dos  unos. 


*<fcM^fejn«to#ta«U  de  loe  ojos 
de  Jehova,  andando  en  el  omino  4o  a* 
padre,  J  en,  sus  pecado*  coa  que  hizo 
pecara  Israel» 

27  X  Baasa,  14)o  ds  Ahia,  el  cual  era  d* 
la  casa  de  Iaachar,  hizo  conspiración 
contra,  éli  y  lo  hirió  Baasa  en  GebbeUioa, 
que  m»  do  Jos  Philistbeoe ;  porque  Na- 
dal), 7  todo  Israel  tenían  cercado  á  Gcb- 
bethon. 

28  Y  ie  mató  Baasa  en  el  tercero  año 
do  Asa  rey  de  Juda,  7  reinó  en  so  lugar. 

29  Y  como  él  lino  al  reino,  hirió  toda 
la  casa  de  Jeroboam ;  sin  dejar  alma  de 
íob  de  Jeroboam  hasta  raerle,  conforme 
á  la  palabra  de  Jebera,  que  él  habló  por 
sn  siervo  Ahias,  SUonlta, 
.  3Q  Por  lo*  pecados  de  Jeroboam  qnetfl 
hizo,  y  con  los  cuales  hizo  pecar  A  I}- 
vari ;  y  por.  sn  provocación  con  que  pro- 
YOC$  A  enojo  á  Jehova  Dios  de  Israel. 

31  Lo  damas  de  los  hechos  de  Sedan, 
y  todas  las  cosas  qne  hizo,  ¿  no  está  todo 
esertto  enelUhiodeiJasocónicas  de  los 
reyes  de  Israel? 

32  Y  hubo  fuerza  entre*  A*e  y  Baasa 
rey  4°  Israel  todo  el  tiempo  de  ambos. 

83  En  el  tercero  ano  4*  Asa  rey  de  Ja- 
*i*  eomensó  á  írónej  Basta,  hijo  de  4h)a, 
«obro  lodo  Israel  en  Theraa,  y  ninó  veift» 
te  y  cuatro  años. 

34  Y,  hizo  lo  malo  delante  de  los  oios 
de  Jehora,  y  anduvo  en  el  camino  de  Jo- 
r^boem,  y  en  su.  pecado  con  que  hizo 
pecar  á  Israel. 

CArTrtJLO  XVI 

Demtmdé  BU*  por  m  pro/eÉa  d  ña<oa  el  tíaotetmiento 
de  «tt  cu»  por  m$  pecado»}  H«uat  w>i», 


U.  Zammri  moM  4  JE\o\  w  •"•Tp*  *' 
reino,  y  dettruye  toda  la  cata  y  ntce*ion  de  Soasa 
Aorta  $u*  pariente* -p  amigo*,  con/brote  d  la*  amena- 
tastUDio*.  JII.  Muerto  Kla,  ti  pwútoeiio*  por  m 
rrepdrJmrt,  el  K*al  viniendo  contra  AmN,«  to- 
mando la  ciudad,  Zambri  pone  Jnego  al  palacio 
real,  9  *e  omina  dentro.  IV.  Amri  edifica  a  Sama- 
Ha*k£elMtrmmrt99éwóe*U  JchatnaAV*  im  impio 
watt  tof/ift  iff  antepatado*. 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  á  Jen*, 
hijo  de  Hanani,  contra  Baasa,  dV 
jetaado;   - 

2  ?or  enante  yo  te  levantó  del  polvo,  y 
to  .puse  por  príncipe  sobre  mi  pueblo 
Israel,  mas- tú  has  andando  en  *),  camino 
de  Jeroboam,  y  has  hecho  pesar  á  mi 
pueblo  Israel,  proveándome  á  Ira  en  sus 
pecados : 

3  Ha  aquí  yo  barro  la  posteridad  de 
Baasa,  y  la  posteridad  de  su  casa;  ypoar 
aré  tu  casa,  como  la  casa  de  Jeroboam» 
htiodeBefcst 


L  9f  I4O8  RPY*»t 

4  fil  4ju0.de  Besas,  ¡faere  moaxto  en  la 
ciudad,  loe  perros  le  comerán;  y  el  qne 
dp  él  fuere  muerto  en  e^eapgq,  comerle 
han  las  aves  del  cielo.  „ 

5  Lo  demás  de  los  hechos  de  Baasa»  y 
las  cosas  que  hizo,  y  su  fortaleza*  ¿no 
está. todo  escrito  en  el  libro .ó> las  cró- 
nicas de  los  reyes  de  Israel? 

6  Y  durmió  Baasa  con  sus  padres,  y  fué 
sepultado  en  Thcrsa ;  y  reinó  en  su  lu? 
garElesuhtio* 

7  Y  asimismo  habia  sido  palabra  de  Je- 
hova por  Jehu,  hijo  de  ftananl,  profeta, 
sobre  Baasa,  y  sobre  su  casa,  y  sobre  to- 
do lo  malo  que  hizo  delante  do  loa  ojos 
de  Jehova,  provocándole  á  ira  con  las 
obras  de  sus  manos,  que  seria  hecha  co- 
mo la  casa  de  Jeroboam :  y  sobre  que  le 
habia  herido. 

8  En  claAo  felnte  y  seis  de  Asa  rey  de 
Juda,  comenzó  á  reinar  Ela*btfo  de  Baasa, 
sobre  Israel  en  Thcrsa,  dos  aftos ; 

9  t  Y  hizo  conjuración  -contra  él  su 
siervo  Zambri,  príuclpe  sobre  la  mitad 
de  los  carros ;  y  estando  él  en  Tuerce 
bebiendo»  y  embriagado  en  casa  de  Arsa 
su  mayordomo  en  Xhersa, 

DO  Yino  Zambri,  y  le  hirió,  y  mató  en 
el  sao  veinte  y  siete  de  isa  rey  de  Juda, 
y  reinó  en  su  lugar, 

11  Y  reinando  5,  y  estando  asentado  en 
su  trono  hirió  toda  la  casa  de  Baasa  sin 
dejar  en  ella  meante  á  la  pared,  ni  sus 
parientes  ni  amigos. 

12  Y  aií  rayó  Zambri  toda  la  casa  de 
Baasa,  conforme  á  la  palabra  de  Jehova, 
que  habia  hablado  contra  Baasa  por  Je- 
hu profeta: 

18  Par  .todos  los  pecados  de  Baasa,  y 
los  pecados  de  Ela  su  hijo»  con  que.  ellos 
pecaron,  y  hicieron  pecar  á  Israel,  pro- 
vocando á  enojo  á  Jehova  Dios  de  Israej 
con  sus  vanidades, 

14  Los  demás  hechos  de  Ela,  y  todas 
las  cosas  que  hizo,  ¿no- está  todo  escri- 
to en  el  libro  de  las  crónicas  de  los  reyes 
de  Israel? 

15  1  En  el  año  veinte  y  siete  de  Ase 
rey  de  Juda,  comenzó  á  reinar  Zambri 
siete  días  en  Theraa;  y  el  pueblo  habia 
asentado  campo  sobre  Gebbethon,  ciu- 
dad de  los  Philistheos. 

16  Y  el  pueblo  que  estaba  en  el  campo 
oyendo  decir;  Zambri  ha  hecho  conju- 
ración, y.ba  muerto  al  rey,  entonces  te? 
do  Israel  levantó  por  rey  sobre  Israel  i 
Amri,  general  del  ejército,  el  mismo  dia 
en  el  campo.  Di9itized  bv v 

339 


I.  DE  L08  REYES. 


17  T  rabió  Amri  y  todo  Israel  con  &  de 
Gebbethon,  y  cercaron  á  Thersa. 

18  Y  viendo  Zambrl  tomada  la  ciudad 
ee  metió  en  el  palacio  de  la  casa  real,  y 
pegó  fuego  á  la  casa  consigo ;  y  murió, 

19  Por  ras  pecados  con  qne  él  pecó,  ha- 
ciendo lo  malo  delante  de  los  ojos  de  Je- 
hora,  y  andando  en  los  caminos  de  Je- 
roboam, y  en  sos  pecados  qne  hizo,  ha- 
ciendo pecar  á  Israel. 

20  Los  demás  hechos  de  Zambrl,  y  sn 
conspiración,  qne  conspiró,  ¿no  está  to- 
do escrito  en  el  libro  de  las  crónicas  de 
los  reyes  de  Israel  ? 

21  Entonces  el  pueblo  de  Israel  róé  di- 
vidido en  dos  partes ;  la  mitad  del  pue- 
blo seguía  á  Thcbni,  hijo  de  Ginelh,  pa- 
ra hacerle  rey :  y  la  otra  mitad  seguía  á 
Amri 

22  Mas  el  pueblo  que  seguía  a  Amri,  pudo 
mas  que  el  que  seguía  á  Thebni,  hijo  de 
Olneth :  y  Thebni  murió,  y  Amri  róé  rey. 

28  En  el  año  treinta  y  uno  de  Asa  rey 
de  Juda,  Amri  reinó  sobre  Israel  doce 
afios :  y  en  Thersa  reinó  seis  anos, 

24  1T  Este  compró  el  monte  de  Samarla 
de  Semer  por  dos  talentos  de  plata:  y 
edificó  en  el  monte,  y  llamó  el  nombre 
de  la  dudad  que  edificó,  como  el  nombre 
de  Semer,  señor  del  monte  de  Samarla. 

25  T  hizo  Amri  lo  malo  delante  de  los 
ojos  de  Jehova,  y  hizo  peor  que  todos 
los  que  hablan  sido  antes  de  éX 

20  Porque  anduvo  en  todos  los  caminos 
de  Jeroboam,  htfo  de  Nabat,  y  en  su  pe- 
cado con  que  hizo  pecar  á  Israel,  provo- 
cando á  ira  á  Jehova  Dios  de  Israel  con 
sus  Vanidades. 

27  Lo  demás  de  los  hechos  de  Amri,  y 
todas  las  cosas  que  hizo,  y  sus  valentías 
que  hizo,  ¿no  está  todo  escrito  en  el  libro 
de  las  crónicas  de  los  reyes  de  Israel  t 

28  T  Amri  durmió  con  sus  padres,  y 
fué*  sepultado  en  Samaría ;  y  reinó  en  su 
lugar  Achab  su  hijo. 

29  Y  comenzó  á  reinar  Achab,  htyo  de 
Amri,  sobre  Israel  el  ano  treinta  y  ocho 
de  Asa  rey  de  Juda. 

80  T  reinó  Achab,  hijo  de  Amri,  sobre 
Israel  en  Samarla,  veinte  y  dos  años.  T 
Achab,  hijo  de  Amri,  hizo  lo  malo  de- 
lante de  los  ojos  de  Jehova  sobre  todos 
los  que  fueron  antes  de  éX 

81  Porque  le  roe  ligera  cosa  andar  en 
los  pecados  de  Jeroboam,  hijo  de  Nabat, 
y  tomó  por  mnger  á  Jezabel,hfya  de 
Eth-bahal,  rey  de  los  Sidonlofl :  y  fué,  y 
sirvió  á  Bebal,  y  le  adoró. 

840 


82  Y  hizo  altar  á  Banal,  en  el  templo  do 
Banal  que  él  edificó  en  Samarla. 

83  Hizo  también  Achab  bosque :  y  ana- 
dió Achab  haciendo  provocar  á  ira  á  Je- 
hova Dios  de  Israel,  mas  que  todos  loa 
reyes  de  Israel,  que  fueron  antes  de  éL 

84  En  su  tiempo  Hiél  deBeth-el  reedifi- 
có á  Jcricho.  En  Ablram  su  primogé- 
nito la  rondó :  y  en  Segub  su  kjjo  postre- 
ro puso  sus  puertas,  conforme  á  la  pala- 
bra de  Jehova  que  habla  hablado  por 
Josué,  htyo  de  Nun. 

CAPITULO  XVII. 

A  la  palabra  de  Elias  profeta  te  detiene  ía  lluvia  en 
el  cielo  por  la  impiedad  de  Achab:  pido  de  la  tter* 
ra,  ee  proveído  de  metento  por  loe  cmrvoe  en  el  do- 
tierto.  II.  llene  H  Sarepta,  donde  e»  hospedado  de 
tata  viuda,  cuyo  hijo  remetía  Dio» por  tu  oración. 

ENTONCES  Ellas  Thesbita,  que  era 
de  los  moradores  de  Galaad,  djjo  á 
Achab :  Vive  Jehova  Dios  de  Israel,  de- 
lante del  cual  yo  estoy,  que  no  habrá  llu- 
via, ní  roció  en  estos  afios, -sino  por  mi 
palabra. 

2  T  fué  palabra  de  Jehova  á  él,  dicien- 
do: 

8  Apártate  de  aquí,  y  vuélvete  al  orien- 
te, y  escóndete  en  el  arroyo  de  Carith, 
que  está  antes  del  Jordán. 

4  T  beberás  del  arroyo,  y  yo  he  man- 
dado á  los  cuervos,  que  te  den  allí  de 
comer. 

5  Y  él  roe,  y  hizo  conforme  á  la  pala- 
bra de  Jehova :  y  róese  y  asentó  jnnto  al 
arroyo  de  Carith,  que  está  antes  del  Jor- 
dán. 

6  Y  los  cuervos  le  traían  pan  y  carne 
por  la  mañana,  y  pan  y  carne  á  la  tarde, 
y  bebía  del  arroyo. 

7  Pasados  algunos  dias,  el  arroyo  se  se- 
có; porque  no  habia  llovido  sobre  la 
tierra. 

8  1  Y  róé  á  él  palabra  de  Jehova,  di- 
ciendo: 

0  Levántate,  vete  á  Sarepta  de  Bidón,  y 
allí  morarás :  he  aquí  que  yo  he  manda- 
do allí  á  una  mnger  viuda  que  te  sos- 
tente. 

10  Entonces  él  se  levantó ;  y  se  fué  á 
Sarepta.  Y  como  llegó  á  la  puerta  de  la 
ciudad,  he  aquí  una  muger  viuda  que 
estaba  allí  cogiendo  serojas :  y  él  la  lla- 
mó, y  díjole:  Ruégote  que  me  traigas 
una  poca  de  agua  en  un  vaso,  qne  beba. 

11  Y  yendo  ella  para  traérsela,  él  la 
volvió  á  llamar,  y  díjole :  Ruégote  que 
me  traigas  también  un  bocado  de  pan  en 
tu  mano. 

12  Y  ella  respondió ;  Vive  Jehova  Dios 


L  DE  L08  REYES. 


tuyo,  que  bo  tengo  un  cocido :  qae  so- 
lamente un  puño  de  harina  tengo  en  la 
tinaja,  y  un  poco  de  aceite  en  una  boti- 
ja: y  ahora  cogía  dos  serojas,  para  en- 
trarme y  aparejarlo  para  mí  y  para  mi 
hijo,  y  qae  lo  comamos,  y  detpuet  nos 
moramos. 

18  T  Elias  le  dijo:  No  hayas  temor: 
vé,  haz  como  has  dicho;  empero  hazme 
á  mi  primero  de  ahí  una  pequeña  torta 
debajo  de  la  ceniza  y  traémela:  y  des- 
pués harás  para  ti  y  para  tu  lujo. 

14  Porque  Jehova  Dios  de  Israel  dtyo 
asi :  La  tinaja  de  la  harina  no  faltará,  ni 
1*  botija  del  aceite  se  disminuirá,  hasta 
aquel  día  en  que  Jehova  dará  lluvia  so- 
bre la  has  de  la  tierra. 

15  Entonces  ella  fué,  y  hizo  como  le  di- 
Jo  Elias,  y  comió  él,  y  ella,  y  su  casa  a¿- 
fttaot  dias. 

16  T  la  tinaja  de  la  harina  nunca  Caito, 
ni  la  botija  del  aceite  menguó,  conforme 
á  la  palabra  de  Jehova,  que  habia  dicho 
por  Elias. 

17  Después  de  estas  cosas  aconteció, 
que  cayó  enfermo  el  hQo  de  la  señora  de 
la  casa,  y  la  enfermedad  fué  tan  grave, 
que  no  quedó  en  él  resuello. 

18  Yeito  <tyo  á  Elias:  ¿Qué  tengo  yo 
contigo  varón  de  Dios  ?  ¿Has  venido  á 
mi  para  traer  en  memoria  mis  iniquida- 
des, y  para  hacerme  morir  mi  htyo  ? 

19  Y  él  le  dijo :  Dame  acá  tu  lujo :  en- 
tonces él  le  tomó  de  su  regazo,  y  le  llevó 
á  la  cámara  donde  él  estaba,  y  púsole 
sobre  su  cama; 

20  Y  clamando  á  Jehova,  cüjo :  ¿  Jehova 
Dios  mió,  aun  la  viuda  en  cuya  casa  yo 
soy  hospedado,  has  afligido,  matándole 
su  hijo? 

21  Y  midióse  sobre  el  niño  tres  veces, 
y  clamó  á  Jehova;  y  dtyo :  Jehova  Dios 
mk>,  ruégote  que  vuelva  el  alma  de  este 
nifio  á  sos  entrañas, 

33  Y  Jehova  oyó  la  voz  de  Ellas,  y  el 
alma  del  nifio  volvió  á  sus  entrañas,  y 
revivió. 

23  Y  tomando  Ellas  al  nifio,  trujóle  de 
la  cámara  á  la  casa,  y  dlóle  á  su  madre, 
y  dejóle  Elias :  Mira,  tu  hijo  vive. 

24  Entonces  la  muger  dijo  á  Ellas :  Yo 
conozca  ahora  que  tú  eres  varón  de  Dios : 
y  que  la  palabra  de  Jehova  es  verdad  en 
tu  boca. 

capitulo  xvm. 

J£Ua»$emtte$tradAcÁab^leualjtaUaHdo,  dmptHehm, 
dloéh*lpm*toid1odo§¡a»pr4fa<m  pmi*í*ri»é*  ; 


•vidtnt*  tettímmto  MeUto  Jtkdmmr  «t  wvdmát 
ró  Dio*,  y  AOof /Um,  y  mofa  ÍmJm  Im  j>n*fcftM  * 
lo*  Ídolo»  oí  arroto  de  Cito*.  II.  JSfaoe  reñir  üweUg 
delditlo  en  gtxmle  abundancia. 

PASADOS  muchos  días,  ftié  palabra 
de  Jehova  al  tercer  afio  á  Ellas,  di- 
ciendo: Vé,  muéstrate  á  Acbab,  y  yo 
daré  lluvia  sobre  la  has  de  la  tierra. 

2  Y  Elias  fué  para  mostrarse  á  Achab: 
y  habia  grande  hambre  en  Samarla. 

3  Y  Achab  llamó  á  Abdlas  su  mayor- 
domo, el  cual  Abdlas  era  en  grande  ma- 
nera temeroso  de  Jehova. 

4  Porque  cuando  Jozabel  talaba  los 
profetas  de  Jehova,  Abdlas  tomó  den 
profetas,  los  cuales  escondió  de  cincuenta 
en  cincuenta  por  cuevas,  y  los  sustentó 
á  pan  y  agua. 

5  Y  dijo  Achab  á  Abdlas:  Vé  por  la 
provincia  á  todas  las  mentes  de  aguas,  y 
á  todos  los  arroyos,  si  á  dicha  hallare- 
mos  grama,  con  que  conservemos  la  vi- 
da á  los  caballos  y  á  las  acémilas,  para 
que  no  nos  quedemos  sin  bestias. 

.6  Y  partieron  entre  sí  la  provincia  para 
andarla :  Achab  fué  por  si  por  un  cami- 
no, y  Abdlas  roe  por  si  por  otro. 

7  Y  yendo  Abdlas  por  el  camino,  topó- 
se con  Ellas :  y  como  le  conoció,  pos- 
tróse sobre  su  rostro,  y  dtyo:  ¿No  eres 
tú  mi  sefior  Elias  ? 

8  Y  él  respondió:  Yo  my.  Vé;  di  átu 
amo :  He  aqui  Ellas. 

9  Y  él  dijo:  ¿En  qué  he  pecado,  para 
que  tú  entregues  tu  siervo  en  mano  de 
Achab,  para  que  me  mate  t 

10  Vive  Jehova  tu  Dios,  que  ni  ha  habi- 
do nación,  ni  reino  donde  mi  sefior  no 
haya  enviado  á  buscarte :  y  respondiendo 
iodos:  No  está  aqui;  él  ha  conjurado  á 
reinos  y  á  naciones,  si  te  han  hallado. 

11  Y  ahora  tú  dices :  Vé;  di  á  tu  amo : 
Aqui  está  Ellas. 

13  Y  acontecerá'  que  desde  que  yo  me 
haya  partido  de  ti,  el  Espíritu  de  Jehova 
tú  llevará  donde  yo  no  sepa:  y  viniendo 
yo,  y  dando  las  nuevas  á  Achab,  y  no 
hallándote  él,  él  me  matará :  y  tu  siervo 
teme  á  Jehova  desde  su  mocedad. 

18  ¿  No  ha  sido  dicho  á  mi  sefior  lo  que 
hice,  cuando  Jczabcl  mataba  los  profetas 
de  Jehova ;  que  escondí  de  los  profetas 
do  Jehova  den  varones,  de  cincuenta  en 
cincuenta  en  cuevas,  y  los  mantuve  á 
pan  y  agua? 

14  ¿Y  ahora  dices  tú:  Vé;  di  á  tu 
amo :  Aqui  está  Elias,  para  que  él  me 
mate? 

15  Y  dJJolo  Sites:  Vivo  Jehova  de  los 

8*1 


t  *É  toáfttef<És». 


ejércitos,  delante  del  cual  estoy,  que  boy 
tac  mostraré  á  él. 

16  Entonces  Abdias  faé  á  encontrarse 
con  Achab,  y  diólc  el  aviso:  y  Achab 
vino  á  encontrarse  con  Ellas. 

17  Y  como  Acbab  vio  &  Ellas,  dtfole 
Acbab:  4 Eres  tú  él  <Juc  alborotas  ¿Is- 
rael? 

18  Y  él  respondió :  'fb  too  lie  alborota, 
do  á  Israel,  sino  til,  y  la  casa  de  tu  pa- 
dre, dejando  los"  mandamientos  de  Jeho- 
va. y  siguiendo  á  los  Banales. 

Id  Envía  pues  ahora,  y  Júntame  á  todo 
Israel  en  el  monte  de  Carmelo,  y  los 
cuatro  cientos  y  cincuenta  profetas  de 
¿abal,  y  los  cuatrocientos  profetas  de 
los*  bosques,  que  comen  de  la  mesa  de 
JczabcL 

20  Entonces  Acbab  enrió  á  todos  los 
hijos  de  tsrael,  y  Juntó  los  profetas  en  e! 
monte  de  Carmelo : 

21  T  acercándose  Ellas  á  todo  el  pue- 
blo, dijo :  i  Hasta  cuándo  cojearéis  voso- 
tros entre  dos  pensamientos?  di  Jehova 
es  Dios,  seguidle :  y  si  Banal,  id  en  pos 
de  éX  T  el  pueblo  no  respondió  pala- 
bra. 

22  T  fcliaa  tornó  á  decir  al  pueblb :  So- 
lo yo  be  quedado  profeta  de  Jcbova ;  y 
de  los  profetas  de  Banal  hay  cuatrocien- 
tos y  cincuenta,  varones. 

23  Dénsenos  pues  dos  bueyeB,  y  escójan- 
se ellos  el  uno,  y  córtenle  en  piezas,  y 
pónganle  Sobre  lefia,  mas  no  pongan 
fuego  debajo;  y  yo  aparejaré  el  otro 
buey,  y  le  pondré  sobre  leña,  y  ningún 
fuego  pondré  debajo. 

24  Y  vosotros  invocaréis  en  el  nombre 
de  vuestros  dioses,  y  yo  invocaré  en  el 
nombre  de  Jehova ;  y  será,  que  el  Dios 
que  respondiere  por  faego,  sea  el  Dios. 
Y  todo  el  pueblo  respondió,  diciendo: 
Es  bien  dicho. 

25  Entonces  Elias  dijo  á  loé  profetas  de 
Banal:  Escojéos  el  un  buey,  y  haced  pri- 
mero :  porque  vosotros  sois  los  mas :  y 
invocad  en  el  nombre  de  vuestros  dio- 
ses :  mas  no  pongáis  fuego  debajo. 

26  Y  ellos  tomaran  el  buey  que  les  fué 
dado,  y  aparejáronle,  y  Invocaron  en  el 
nombre  de  Banal  desde  la  mañana  basta 
el  mediodía,  diciendo :  Bahal  respónde- 
nos. Mas  no  habla  voz,  ni  quien  respon- 
diese :  entre  tanto  ellos  andaban  saltan- 
do cerca  del  altar  que  hablan  hecho. 

Ó?  Y  aconteció  al  mediodía,  que  filias 

se  burlaba  de  ellos,  diciendo :  Gritad  á  I 

alta  fot;  J^uc  a¡06  ^  qn)zá  tiene  negocio,  [ 

843 


6  va  en  segtdiH!etil6\  *'*B  *$**  «aftae* 
6  duerme,  y  despertará. 

28  Y  ellos  clamaban  á  grandes  voces,  y 
sajábanse  con  cuchillos  y  con  lancetas 
conforme  á  su  constumbre,  hasta  derra- 
mar sangre  sobre  sí : 

29  Y  como  pasó  el  mediodía,  y  cHos 
aun  profetizasen  basta  el  tiempo  del  sa- 
crificio del  presente,  y  no  Mí*  voz,  id 
quien  respondiese,  ni  escuchase; 

80  Entonces  Elias  «Jo  á  iodo  el  puo* 
blo :  Acercaos  á  mi  Y  todo  el  pueblo 
se  llegó  á  él,  y  él  reparó  el  altar  de  Je- 
hora  que  cBtaba  á  tuteado. 

SI  Y  tomando  Ellas  doce*  piedlas,  coa* 
fbrmc  al  número  de  las  tribus  de  los  fel* 
jos  de  Jacob,  al  cual  habla  sido  palabra  4a 
Jehova,  diciendo :  Israel  será  tumouíbfe ; 

59  Edificó  con  las  piedras  t¿*  altar  ca 
el  nombre  de  Jehova:  después  4ilze«a« 
regadera  al  rededor  del  altar,  cuanto  cu- 
pieran dos  satos  de  simiente.    . 

88  Después  compuso  la  leña,  y  torta  c4 
buey  en  piezas,  y  púsole  sobre  1*  lefia. 

84  Y  dijo :  Henchid  cuatro  cántaros  do 
agua,  y  derramadla  sobro  el  holocausto^ 
y  sobre  la  lena.  Y  dijo:  Hácédlo  otm 
vez,  y  hiciéronlo  otea  vez:  ;Y  dijos  Sa- 
cedlo Ta  tercera  tes.  Y  hiriéronlo^  la 
tercera  vez, 

85  Be  tal  manera  que  las  agvat  corrían 
al  rededor  del  altar,  y  habla  también 
henchido  la  reguera  dé  agua, 

96  Y  como  llegó  la  hora  ¿é  ofrecerse  el 
holocausto,  llegóse  el  profeta  Elias,  y 
dijo :  Jehova  Dios  de  Ábraosla,  de  Isaac, 
y  de  Israel,  sea  hoy  manifieste,  que  tú 
¿ra  Dios  en  Israel,  y  que  yo  soy  tú  ster* 
vo,  y  que  por  mandamiento  tuyo  he  he- 
cho todas  estas  cosas. 

87  Respóndeme  Jehova,  respóndeme, 
para  que  conozca  este'  pueblo,  que  tú^  olí 
Jehova,  eres  el  Dios,  y  que  tú  volviste 
atrás  el  corazón  de  ellos.  * 

88  Entonces  cayó  mego  de  Jfehota,  el 
cual  consumid  cí  holocausto,  y  la  lefia, 
y  las  piedras,  y  el  polvo,  y  aun  las  aguas 
que  estaban  en  la  reguera  lamió. 

89  Y  viéndolo  todo  el  pueblo,  cayeron 
sobre  sus  rostros,  y  dijeron :  Jehova  es 
el  Dios,  Jehova  es  el  Dios. 

40  Y  díjoles  Ellas :  Prended  á  los  pro- 
fetas de  Baba!,  que  no  escape  ninguno. 
Y  ellos  los  prendieron :  y  llevólos  Elias 
al  arroyo  de  Clson,  y  allí  los  degolló. 

41  1T  Entonces  Elias  dtfo  á  Achab:  Su- 
be, come,  y  bebe,  porque  tina  grande 
Hurta  suena, 


t  t)«ífcO0'!lB¥fe& 


*mW  tT  AéUm>4umv  A  <JÜmeVy  4  beber,  y 
Bitas  eubtÓ  á  la  cumbre  #sl  Carmelo,  jr 
postrándose  á  tiento,  ptno  su  rostro  en- 
tre las  rodillas, 

48  T  ¿tyo  6  »*  criada :  Sube  ahora,  y 
mira  hacia  la  mar.  T  él  subió,  y  miró, 
y-c^Jo:  Hé> -Hay  nada.  Y  él  le  volvió  á 
«ectrv  Vuatte  Mete  veces.  ' 
v,^s  x  a^ie  HiepwBMi  vea'  a^ot  ■  fre  aquí 
una  pequeña  nabo,  como  la  palma  de  la 
mmmñh  ten  hombre,  que  atibe  de  la  mar. 
W  4l  &Q&  ?  Vé,  y  di  á  A  ebab ;  ünce  oí  earrp, 
y  desden  des  porque  la  Hervía  no  te  ataje. 

45  T  aconteció  estando  en  esto,  que  los 
cielos  toe  oscurecieron  con  nribes,  y 
Tiento,  y  hizo  una  gran  lluvia.  T  en» 
Meado  Achab  vino  á  Jezraet 

46  Y  la  mano  de  Jehovafué  sobre  Ellas, 
el  cual  cHHo  sus  lomos,  y  vmo  corriendo 
Manto  de  Achab  hasta  negar  á  Jezrael. 

CAPITULO  XIX. 

J£Uaejuae*a**do  ¿*  Jczabd  mmoer  de  Achab  te  va  de 
Im  tterHi,  ifenel  camino  es  confortado  de  IH01  por 
<«j  4*$*\4mU4*dé cerner  9  cteStfar.  il  Llegado 
al  monte  de  OcakJhm*  mkm*m%  9  gM  HSUSÉI» 
bmmutaJmamtJtadekattr.  ULJartido  de  edil, 
ItowSrf  Jt/beó  de  tu  arada,  el  cual  le  sigue  dejada» 


TAOMAfc  «ó  la  nueva  áJesábel  de 
4odo-l+  que  £*»  habla  hecho,  y 
como  habla  pasado  á  cuchillo  todos  los 


♦  Yeavtó  Jezabel  á  EHaS  nn  menságo 
ro,  diciendo)  Asi  me  bagan  los  dio* 
ees,  y  as*  m*  añadan, a!  mañana  agestas 
bofa*  yo  no  haya  puesto  tn  ataña  coma 
la  de  uno  de  ellos. 

*  S  T  #  hubó*fetaet,  y  levantóse,  y  fuese, 
per  meapar  Stt  vida,  y  vmo  á  Beer-seba, 
quect  es  ¿aéa,  y  dejó  alli  su  criado. 
4*  Y  *»  se  InéV  por  el  -desierto  un  día  de 
camino :  y  vino,  y  se  sentó  debajo  de  un 
Snabwss  y  ¿cacando  morirse,  &jo:  Baste 
y*t  'db  Jsfcsva,  quita  mi  alma;  que  no 
soy  yo  m«)ér  que  mi*  padrea 

*  T  eáfcanáW  debajo  de  mi  Enebro, 
se  dvftnlóV  ?  he  aquí  luego  un  Angef, 
q**  lo  tOCé¡  y  le  dijo':  Levántate,'  Come. 

•  Estantes  d  tntróry  he  aquí*  A  su  ca- 
becera una  torta  cocida  sobre  las  ascuas, 
yu*  vano  de  agua;  y  comió  y  bebió,  y 
volvióse  i  dormir. 

?  T  volviendo  el  ángel  de  Jehova  la 
segunda  vea,  tocóte,  diciendo:  Levánta- 
te, come :  porque  gnm  camino  te  resta 

8  Y  levantóse,  y  comió  y  bebió,  y  «a- 
mftn*eoa4v  tartalee* :fc«quena  eoratém. 
cuarenta  días,  y  cuarenta  nóenee,  hasta 
t4ea*n»*«^>Boa«t>,      ..... 


w^  x  árli'se  metro  en  tma  cueva,  don* 
de  tuvo  la  noche.  Y  rae*  á  ¿1  palabra  de 
Jehova,  el  cual  le  dtyo:  ¿Qué  haces  aquí, 
Ellas? 

10  T  él  respondió:  Celando  he  celado 
por  Jehova  Dios  de  los  ejércitos;  porque 
los  htyos  de  Israel  han  dejado  tu  alianza, 
han  derribado  tus  altares,  y  han  paasdo 
á  eucbrHlo  tus  profeta!,  v  yo  solo  he  que- 
dado; y  buscan  mi  Vida  para  quitár- 
mela. 

11  T  él  le  dfyq:  Sal  fuera,  y  ponte  en  el 
monte  delante  de  Jehova.  Y,  be  aqaí 
Jehova  que  pasaba,  y  un  grande  y  pode- 
roso viento  que  rompía  los  montes,  y 
quebraba  las  peñas  delante  de  Jeljova: 
mas  Jehova  no  cataba  en  el  viento.  T 
traa  ¿1  viente,  un  temblor:  mas  Jehova 
no  ertaba  en. el  temblor: 

19  Y  tras  el  temblor,  un  fuego :  mas 
Jehova  no  ¿áfaca  en  el  fuego.  Y  tras  el 
fuego,  un  silbo  quieto  y  delicado. 

18  El  cual  como  Bitas  oyó,  cubrió  su 
teatro  con  su  manto:  y  salió,  y  paróse  á 
la  puerta  de  la  cueva*  Y,  he  aquí  una  voa 
á  él,  diciendo  i  ¿Qué  hateé  aquí,  Elias  ? 
-14  Y  él  respondió:  He  celado  con  zelo 
por  Jehefa  Dios  de  los  ejércitos:  por- 
que los  bfjew  de  Israel  han  dejado  tu 
alianza,  han  derribado  tus  altares,  y  han 
pasado  acuchillo  tus  profetas,  y  yo  solo 
he  quedado:  y  buscan  mi  vWa  para  qtrf- 
távniela. 

15  Y  dfyole  Jehova:  Vé,  vuélvete  por 
tu  camino,  por  el  desierto  de  Damasco : 
y  vendrás,  y  ungirás  á  Haaací  por  rey  de 
Syria; 

16  Y  á  Jchu,  bflo  de  Ñama!,  ungirás 
por  rey  sobre  Israel :  y  á  EHseo,  hijo  de 
Saphat,  de  Abctb^mcbulñ^ngtráfl  para 
que  sea  profeta  en  lugar  de  ti. 

tV  Y  será,  qácél  que  escapare  de  la  es- 
pada de  HazaeI,*Jehu  le  matará:  y  él 
que  escapare  de  la  espada  dé  Jehu, 
BÚscole  matará. 

18  Y  yo  haré-que  queden  en  Israel  siete 
mí!:  todas  rodffla* que  no  se  encorvaron 
á  Bahal,  y  todas  bocas  que  no  le  besaron. 

19  t  Y  partiéndose  él  de  allí,  halló  á 
Eliseo,  hijo  de  Saphat,  que  araba  con.  doce 
yuntas  delante  de  si :  y  él  era  uno  de  los 
doce  gañanes.  Y  pasando  Elias  por  de- 
lante de  él,  echó  su  manto  sobre  él. 

SO  Entonces  él  dejando  los  bueyes,  vmo 
corriendo  en  pos  de  Elias,  y  djjo :  Rué- 
gete (fue  me  dejes  besar  mi  padre  y  mi 
maAref  y  luego  Iré  tras  ti.  Y  él  le  djjo: 
Vé,  y  vuelve,  fqué  te  he  %*t  kedwf 


I.  DE  LOS  REYES. 


21  Y  volvióse  de  en  pos  de  él,  y  tomó 
un  par  de  bueyes,  y  matólos,  y  con  el 
arado  de  los  bueyes  coció  la  carne  de 
ellos,  y  dióla  al  pueblo  que  comiesen : 
y  después  se  levantó,  y  fué  tras  Elias,  y 
le  servia, 

CAPITULO  XX. 

Ackab  aon  eUjáeor  dé  Dio»  vence  al  rey  de  Svria  con 
todo  »u  ejército.  1LJSI  cual  volviendo  contra  Jckab 
do»  año»  detpve*  es  también  de*kechof  y  prt*o.  Iü. 
Por  haber  Achab  perdonado  y  imito  alrepde  S¡f- 
ria,  es  gravemente  amenaMado  de  Dio»  por  m  pro- 
feta. 

ENTONCES  Ben-adad  rey  de  Syria 
juntó  todo  su  ejercito,  y  con  él 
treinta  y  dos  reyes  con  caballos  y  car- 
ros \jf  subió,  y  puso  cerco  á  Samarla,  y 
la  combatía. 

2  Y  envió  mensageroa  á  Achab  rey  de 
Israel  á  la  ciudad,  diciendo: 

3  Asi  na  dicho  Ben-adad :  Tu  plata  y 
tu  oro  es  mío,  y  tus  mugares,  y  tus  mjos 
hermosos  son  mica. 

4  Y  el  rey  de  Israel  respondió,  y  dtyo : 
Como  tú  lo  dices  rey  seftor  mió,  yo  soy 
tuyo,  y  todo  lo  qne  tengo. 

5  Y  volviendo  los  mensageros  otra  vea, 
dijeron:  Asi  dy o  Ben-adad:  Envió  yo á 
ti,  diciendo:  Tu  plata  y  tu  oro,  y  tus 
mugeres,  y  tus  lujos  me  darás;  y  maña- 
na á  estas  horas, 

6  Yo  enviaré  a  ti  mis  siervos,  los  cuales 
escudriñarán  tu  casa,  y  las  casas  de  tus 
siervos,  y  tomarán  con  sus  manos,  y  lle- 
varán todo  lo  precioso  que  tuvieres. 

7  Entonces  el  rey  de  Israel  llamó  á  to- 
dos los  ancianos  de  la  tierra,  y  dijoles: 
Entended,  y  ved  ahora,  como  este  no 
busca  sino  mal;  porque  ha  enriado  á  mi 
por  mis  mugeres  y  mis  htyos,  y  por  mi 
plata  y  por  ¿i  oro ;  y  yo  no  se  lo  he  ne- 
gado. 

8  Y  todos  los  ancianos  y  todo  el  pue- 
blo le  respondieron:  No  U  oigas,  ni  ha- 
gas k>  que  pide. 

2  Entonces  él  respondió  á  los  embaja- 
dores de  Ben-adad:  Decid  al  rey  mi  se- 
ñor: Todo  lo  que  mandaste  á  tu  siervo 
al  principio,  haré :  mas  esto,  no  lo  pue- 
do hacer.  Y  los  embajadores  fueron,  y 
diéronle  la  respuesta. 

10  Y  Ben-adad  tornó  á  enviar  á  él,  di- 
ciendo :  Asi  me  hagan  los  dioses,  y  asi 
me  añadan,  que  el  polvo  de  Samaría  no 
bastará  á  los  puños  de  todo  el  pueblo 
que  me  sigue. 

11  Y  el  rey  de  Israel  respondió,  y  dtfo: 
Decidle,  que  no  se  alabe  el  que  se  stfte> 
como  el  que  ya  se  desoifie. 


12  Y  como  el  oyó  esta  pelabas,  estando 
bebiendo  con  los  royes  en  las  tiendas, 
dijo  á  sus  siervos :  Poned.  Y  ellos  pu- 
sieron contra  la  ciudad. 

13  Y,  he  aquí,  un  profeta  vino  á  Achab 
rey  de  Israel,  y  le  dtfo :  Asi  ha  dicho  Je- 
hova:  ¿ Has  visto  esta  tan  grande  multi- 
tud ?  He  aqui,yo  te  la  entregaré  noy  em 
tu  mano,  pasa  que  eonoseas  que  yo  «a*/ 
Jehova, 

14  Y  respondió  Achab :  ¿Por  mmo  4» 
quién  r  Y  él  dtfo :  Asi  dtyo  Jehova:  Por 
mano  de  los  criados  de  los  principes  de 
las  provincias.  Y  él  tornó  á  decir: 
¿Quién  comenzará  la  batalla?  Y  él  res- 
pondió: Tu. 

15  Entonces  él  reconoció  los  criados  de 
los  principes  •  de  las  provincias,  lo»  cua- 
les fueron  doscientos  y  treinta  y  dos, 
Luego  reconoció  todo  el  pueblo,  todos 
los  hijos  de  Israel,  que  fueron,  atete  mlL 

16  Y  eslieron  á  mediodía:  y  Ben-adad 
eetaba  bebiendo,  borracho  en  las  tiendas, 
él  y  los  reyes :  treinta  y  dos  reyes,  que 
hablan  venido  en  su  ayuda. 

17  Y  los  criados  de  los  principes  de  Isa 
provincias  salieron  los  primeros.  Y  Ben- 
adad  habia  enviado  quien  le  dio  aviso, 
diciendo:  Varones  han  salido  de  ta- 
maria. 

18  El  entonces  cujo:  Si  han  salido  por 
pac,  tomadlos  vivos:  y  si  han  saUdo 
para  pelear,  tomadlos  vivos. 

19  Y  los  criados  de  los  príncipes  de  las 
provincias  salieron  de  la  ciudad,  y  das* 
pues  de  ellos  el  ejército. 

20  Y  hirió  cada  uno  al  quewenla  contra 
si ;  y  los  Syros  huyeron,  siguiéndolos  loa 
de  Israel.  Y  el  rey  de  Syrla  Ben-adad  se 
escapó  sobre  un  caballo,  y  la  gente  de  á 
caballo. 

21  Y  salió  el  rey  de  Israel,  y  hirió  la 
gente  de  á  caballo  y  los  carros :  y  des- 
hizo los  Syros  con  grande  estrago. 

22  i  Y  llegándose  el  profeta  al  rey  de 
Israel,  cUjole:  Vé,  esfuérzate:  sabe  y 
mira  lo  que  has  de  hacer,  porque  pasado 
el  ano  el  rey  de  Syrla  ha  da  venir  con- 
tra ti 

23  Y  los  siervos  del  rey  de  Syrla  le  di- 
jeron :  Sus  dioses  son  dioses  de  los  mon- 
tes, por  eso  nos  han  vencido :  mas  si  pe- 
learemos con  ellos  en  campana,  sera*  ka 
b!  no  los  venciéremos. 

24  Haz  pues  asi:  saca  los  reyes  cada 
uno  de  su  lugar,  y  pon  capitanes  en  lu- 
gar de  ettee. 

25  Y  tú  házte  otro  ejéreHe  enal  *é  %t 


L  »s  uo*  Rüvsa» 


manilos  por  ee- 
bollos,  y  carros  por  cerros;  y  paitaré- 
naos  eon  ellos  «A  campo  mo,  y  wremo* 
si  do  loe  vencemos.  Y  él  los  oyó,  y  hi- 
ñólo asi. 

36  Pasado  al  año*  Ben-adad  reconoció 
Ion  fijrros»  y  vino  en  Aphee  á  pelear  con- 
tra Israel 

27  T  loa  m}os  de  Israel  fueren  también 
reconocidos,  y  tomando  Tiendas  itéren- 
le* si  encuentro,  y  Miniaría  campo  los 
U*}ot  de  Israel  delante  de  ellos,  come 
dos  rebanados  de  eneras:  y  loe  fijnos 

ft»  (Y  lle^ándoee  el  Taren  de  Dios  al  rey 
do  Israel  hablóle,  diciendo:  Ana  cUjo  Jo- 
bo va:  Por  cnanto  los  8yros  han  dicho: 
Jehore  es  Dios  de  lee  montes,  no  Dios 
de.  los  Talles,  yo  entregaré  teda  esta 
apando  multitud  en  la  mano:  pereque 
oonorcaia  qne  yo  my  Jebera,) 

29  Siete  diaa  toTieron  ssentado  campo 
loe  ano*  óblente  do  los  otros,  y  si  sépti- 
mo diese  dio  la  botella:  y  mataron  los 
htyos  de  Israel  de  lee  nyree  en  na  dia 
eleunüihomWesdeáplé.   % 

39  Los  domas  hoyaron  á  Aphee  á  la 
elndad:  y  s^  maro  eayó  sobre  veinte  y 
siete  mil  hombres,  qne  hablan  quedado : 
y  Benadad  Tino  huyendo  á  la  eindad,  y 
ewwwdlsej  de  sámara  en  ñamara. 

SI  Entonces  sos  sietroe  le  dtyesen :  He 
aqui,  hemos  oido  de  los  leyes  de  la  casa 
do  Israel»  qne  son  elementes  reyes:  pon- 
gamos paos  ahórneseos  en  nnastros  ló- 
anos, y  sogas  en  nuestros  cabeaas,  y  sal- 
gamos si  rey  de  Israel:  por  Tentara  te 
dará  la  vida, 

+U  Y  ciñeron  sus  lomee  de  saeos,  y  so- 
gas 4  sns  csbcms,  y  Tinieron  al  rey  de 
Israel,  y  dQéronle:  Tn  sierro  Ben-adad 
dice:  Ruégote  qne  me  des  la  Tida.  Y 
él  rcsnondm :  Si  él  ann  títq,  mi  herma- 
soes. 

38  -Esto  tomaron  oeneUat  Tarónos  por 
hnen  agüerov  y  tomaron  presto  esta  pe* 
letona* emboca, y  dlfteien:  Ben-adad  tn 
normano*  Y  41  sujo :  Id,  y  láñenmele.  Y 
Ben-adad  selló*  A  él,  y  él  le  biso  sabir 
en  an  carro: 

Si  Y  él  le  dijo :  Las  ciudades  que  mi 
padre  tomo  al  tuyo,  yo  las  restituiré;  y 
han  placas  en  Damasoo  para  ti,  como 
mi  padre  los  hizo  en  Samarla:  y  yo  me 
partiré  de  ti  confederado.  Y  él  hiso 
con  él  alianza,  y  envióle. 

35  T  Entonces  nn  Tarón  de  los  hrjos  de 
los  profetas  dijo  a  su  oojnpenera  parpa- 


da Dina:  métame  nhom    Y  « 

otro  Taron  no  le  quiso  herir. 

86  Y  él  le  d$o;  Por  cnanto  no  has  obe- 
decido á  la  palabra  de  Jehova,  he  aqui, 
en  apartándote  de  mi  na  león  te  herirá. 
Y  como  se  apartó  de  él,  topóle  un  león, 
y  le  hirió. 

87  Y  él  topóse  con  otro  Taran,  y  dijola: 
Hiéreme  ahora,  Y  el  airo  hombre  le  hi- 
rió, y  dlóle  una  cuchillada. 

88  Y  so  fué  el  profeta,  y  pasosa  delante 
del  rey  en  el  camino,  y  dkfranóse  poaaVn- 
éom  sobre  loa  ojos  un  Tela 

89  Y  como  el  rey  pesaba,  él  dio  roces 
ai  rey,  y  dtyo :  Tu  siervo  salió  entre  el 
escuadrón,  y,  he  aqui,  apartándose  uno, 
trujóme á otro,  diciendo:  Guarde á esto 
hombre;  y  si  él  faltare  laltando,  tn  Tida 
será  por  la  Buya,  ó  pagarás  un  talento  de 
plata. 

«0  Y  ©orno  tn  sierro,  estaba  ocupado  A 
una  parte  y  á  otra,  él  desaparéelo.  En- 
toncos  el  rey  do  Israel  le  cüjo:  Esaasrá 
tn  sentencia :  tu  la  pronunciaste, 

41  Entonces  él  quitó  de  presto  el  Telo  de 
sobre  sns  ojos,  y  el  rey  de  Israel  conoció 
que  era  de  los  profetas. 

4*  Y  él  le  <ttjo:  Asi  dtyo  Jehova:  Por 
cuanto  soltaste  de  la  mano  el  Taron  de 
mi  onatheme,  tn  Tida  será  por  la  suya»  y 
tn  pueblo  por  el  suyo. 

48  Y  el  rey  de  Israel  se  fué  á  su  easa 
tríate  y  enojado:  y  vino  á  Samarla. 

CAPITULO  XXL 

JTabotA  por  haber  negado  m  riña  d  Achab,  ee  acatada 
JhtmmenU,  y  apedreado  por  indmtria  de  Jk%abm\ 
mm  por  eeta  ata  gomó  la  vitad*  Naba*  para  en  ma- 
rido. II.  Mtiaepor  atondado  deDioe  demmmria  d 
Achab grande  venganza  tabre  él  w  tobre  m  amger,* 
toda  en  «dw,  por  la  muerte  del  mócente  Naboth  :  y 
Aenabd  orna  — mu  *at  ten,  Dtem  fc  re- 


laja la  pena  reeereamdola  para  $m  mteetor. 

PASADOS  estos  negocios,  aconteció 
que  Naboth  de  Jesrael  tenia  una  Ti- 
na en  Jezrael,  junto  al  palacio  de  Achab 
rey  de  Samaría. 

2  Y  Achab  habló  á  Naboth,  diciendo: 
Dame  tu  Tifia  para  un  huerto  de  legum- 
bres, porque  está  cercena,  cérea  de  mi 
casa,  y  yo  te  daré  por  ella  otra  vina  me- 
jor que  esta :  ó  si  mejor  te  pareciere,  pa- 
gártela he  á  su  precio  de  dinero. 

8  Y  Naboth  respondió  á  Achab :  Guár- 
deme Jehova  de  que  yo  te  dé  á  ti  la  he- 
redad de  mis  padres. 

4  Y  vínose  Achab  á  su  casa  triste  y  eno- 
jado por  la  palabra  qne  Naboth  de  Je*- 
raellebabmrespondido^didendo:  Note 
daré*  heredad  de  mis  podres,  Yacoa- 
845 


I:  »lf¿>«<1lfe¥«SJ 


tfa&n  stt  «toiá,  «^véMósu  rostro,  y  A» 
comió  pan. 

5  Y  ritió  á  él  en  moger  Jezabel,  y  dijo- 
le:  ¿Por  qué  está  nsi  triste  tu  espíritu  f 
¿  y  no  comes  pan  t 

0  Y  él  respondió:  Porque  hablé  con 
Naboth  de  Jezrael,  y  díjcle,  queme  diese 
su  fifia  por  dinero:  ó  que,  al  toas  que- 
ría» le  da¥Ü)  efro  vina  £or  ettit  y  él  res- 
pondió: Yo  no  te  duré  mt  tifia* 

7  Y  su  ntuger  Jeaabei  le  dijo  i  ¿Ere»  tú 
ahora  rey  sobre  Israel?  Levántate,  y 
come  pan,  y  alégrate :  yo  te  daré  la  vina 
de  Nábotih  de  JearaeL 

8  Entonces  ella  escribió  carias  en  nom- 
bre dé  Achab,  y  sellólas  eén  su  anulo,  y 
enviólas  á  los  ándanos,  y  á  los  principa- 
les, que  moraban  en  su  ciudad  con  Na- 
both. 

9  Y  las  cartas  que  escribió  decían  asi : 
Pregonad  ayuno :  y  poned  á  Naboth  en 
la  cabecera  del  pueblo: 

10  Y  poned  ustmfano  dos  neiribreSf  hi<t 
jos  de  BeBal,  delante-  de  él,  que-  atestt- 
gúeri  eontnt  él,  y  digan :  Té  has  blasfe- 
mado á  Dios  y  al  rey.  Y  entonces  se- 
cedle, y  apedreadle*  y  muera* 

11  Y  los  de  su  ciudad,  los  ándanos  y 
los  priucrpales,  que-  atoraban  en  tuelu* 
dad,  lo  Mcleroncxitto  Jefeabel  les  mandó, 
conforme  á  como  estaba  escrito  talas 
cartas  que  ella  les  habla  eovtadoi    t 

12  Y  pregonaron  ayuno,  y  .aseo  taren  d 
Naboth  en  1a  cabecera  del  pueblo. 

18  Y  vinieron  dos  hombres,  hijos  de 
Bello!,  y  sentáronse  delante  de  él,  y 
aquellos  Jtombrea,  hijos  de  Belial.  atesti- 
guaron contra  Naboth  delante  ael  pue- 
blo, diciendo :  Naboth  ha  blasfemado  á 
Dios  y  al  rey.  Y  sacáronle  fuera  del»  du- 
dad, y  apedreáronle  con  piedras,  y  murió. 

14  Y  enviaron  luego  á  Jembel,  dicfeá- 
do  r  Naboth  es  apedreado,  y  muerto.    * 

»  Y  como  ¿eaabel  oyó,  que  Naboth 
era  apedreado  y  muerto,  dijo  á  Achab :' 
Levántale,  y  posee  la  vina  de  Naboth  de 
Jezreei,  que  no  ieH  quiso  dar  por  uV 
neto;  porque  IfcWírth  no  vire,  utas  es 
muerto.  .  . 

Id  T  Y  oyendo  Achab  que  Naboth  era 
muerto,  levantóse  para  descender  á  la 
viña  de  Naboth  de  Jeerael,  para  tomar 
la  posesión  de  ella. 

17  Entonces  rae  palabra  de  Jehova  á 
EBas  Thesbita,  diciendo : 

18  Levántate,  desciende  6  encontrarte 
con  Achab  rey  de  Israel,  que  esMen  8a- 
tnatfatHeaqoi.eleserf  en  l*ttta«e49iy 

84* 


la  posesión  de  elle. 

19  Y  hablarte  has,  aletead»:  Asi  cfyo 
Jehova:  ¿No  mataste,  y  también  has 
poseído?  Y  tornarle  has  á  hablar,  di- 
ciendo: Asi  dtyo  Jehova:  En  el  mismo 
lugar  donde  lamieron  los  perros  la  san- 
gre de  Naboth,  los  perros  también  sa- 
»evaii4u  sangre*  le  taya  misma*     »   •- 

00  Y  Aenabdgo^ntafti  ¿Enemigo 
mío,  me  ha* ya*  hallada  y  Y  él  respondió  ? 
Te  hallé,  porque  te  has  vendido- >áma4 
hacer  delante  de  Jehova. 

21  He  aquí,  yo  traigo  mal  sobro  ti*  y 
barreré  tu  posteridad,  y  talará  dé  Achab 
todo  meante  á  la  paíred,  si  guardado,  y 
al  desamparado-,  en  Israel  • 

22  Y  yo  pondré  tu  casa  como  4a  easade 
Jereboami,  m>de  Nabat,  y^oosao  hv  casa 
de  Bausa,  mjo  de  Ablas,  pos»  la  provoca* 
clon  con  que  mo  ptuvoosut+á  ira,  y  -aun 
que  bus  bocho  pesar  á  Israel» 

i»  Dé  JemM  también  ha  habido  Je» 
nova,  dictando :  loa  perros  comerán  á 
JenaMl  un  ja-  barbacana  do  Jeataet 

24  El  que  de  Aübabíoero  muerto- en  la 
dudad,  perros  lo  oometánt  y*  al  que  fue- 
re muerto  eu  el  campo,  comerte  huesas 
ave*  del  ¿teta 

^A*vev^*itogm»bíudcom*Ae*a^ 
que  atsí  se  nmiMcsfrá  Isaosr  lo  malo  4s> 
laute  de  los  ojos  dé  Jehova:  porque  Je- 
uabel  su  mugen  le  lntsitaum 

26  £1  toé  su  grande  ■ 
ble,  cammande  en  pee  de  -tos,  idoissj, 
ooufbrme  4  toda  lo  quo  hicieren  loa 
AmorttMOb,-4.1os  oualss>  lana*. Juuswn 
dejante  de  los  hijos  de  Israel*    ■ 

3T  Ytué\  cuando- Aabab oye estas-pala- 
braa,  rompió  sus  vesHéos,  y  puso  saco 
sobre  su  carne,  y -ayunó,  y  dutmsé-en 
suco,  y  anduvo-  humillado. 

»  Entóneosme  usiaisad»  Jeuuvu-á 
Elias  Thesbita,  diciendo : 

W  |  No  Ihdj  vista  esmm  Aohab  se  ha 
tattntllsdo  dsuiaie  da  mar  Puse  pe* 
cuanto  se  %»  «umdaado  desaste  domé, 
io  traeré  <A  mri^m  ana  ¿laá,  en  1 
de  ftu  h^o  traeré  el  nWesbre  su  a 


CAPITULO  xxn. 

Concertando  Achab  *  Jomrphat  rey  de  Jada  dé  Ir  «Mi- 
tra Ramotk  de  Qalaad,  JHehem  profHm  te*  étmm 
eia  ia|  wmm  ovmtntel  ietttmtmio  de  «jwjSniimlm 
jefa»  jro/eía*,  que  le  prometían  Ja  victoria*  1L 
Venidos  d  ía  baUuía,  Achab  e*  herido  de  muerte,  y 
toepefmt  tnmierún  wu  eettiQte  del  eetrro  éú  jAMSÉffft» 
c<M¿>rj»edlaamenamd*li*v&*£Hati.g*mméo 

x^zk^eT^'^¿^$sñ^ 


r.  ütefco&WtftffeA 


:  y^^ffCWflHK^ff^wffiBDylfg  guerra  cib 
XV  tro  loa  Syros^r  lirael 

9  Al  tercero  afto  aconteció,  que  Josa- 
phaf  rey  de  Juda  descendió  ni  rey  de  Is- 
rael. 

8  ¥  el  rey  de  Israel  di)»  á  bus  siervos : 
¿No  sabéis  que  es  nuestra  Ramoth  de 
43aidadf  T  nosotros  tesamos  de  to- 
marla 4e-«aatob  del  rey  de^frla. 

4  YtUJe  á  tfbsajfcat:  ¿Quieres  teñir 
eéttifcfgo'á  pelear  contra  Ramoth  de  Ga- 
laeéf  Y  ¿dsapfeat  respondió  al  rey  de 
Israel :  Como  yo;  así  tn :  y  romo  mi 
-pueblo,' asi  tu  pueblo;  yeomo  mis  ca- 
ballos, tos  caballos. 

5  T  «ge  Josaphaé  al  rey  de  Israel :  To 
te  ruego  que  consulte*  hoy  la  palabra  de 
Jeheva. 

6  Entouee*  c*  rey  dcfórael  Juntó  como 
cuatrocientos  varones  profetas,  &  los 
«tfafcs  élje  í  ¿  Iré  ár  la  guerra  contra  Ra- 
moth de  GsAaad,  6  dejarla  he?  T  ellos 
dijeres?  §u%e,  porque  el 9eSorfo  entre- 
gará en  manos  del  rey. 

T  T  dflo  Josaptmt :  ¿  Hay  aun  aquí  al- 
ga* profeta  de  Jenova  por  el  cual  eon- 
flffMtetnowf 

8  T  el  rey  de  Israel  respondfó  á  Josa- 
pliáU  Aun  hay  nn  varón,  por  el  cual 
•potMafftc*  eonsattar  ñ  Jehova,  Micheas, 
fefyo  de&emtt;  mas  yo  fe  aborrezco,  por- 
que nunca  me  profetiza  bien,  sino  eola- 
l&tnfci  mal  T  Josaphat  dijo :  No  hable 
el  rey  así. 

•  Entontes 'el  ity  de  Israel  Hamo  á  trn 
eunuco,  y  díjole :  Trae  presto  á  Micheas, 
•Ha*  4*  Jetóla. ' 

10  Y  el  rey  dé  Israel,  y  Joaaphat  rey  de 
.  Jvia,  estaban  sentados  cada  uno  en  su 

trono  reo/,  veettdos  de  Sus  ropas  reate*, 
-em  la  plaza  Jante  A1  la  entrada  de  la  puer- 
ta  deflamarta,  y  todos  los  profetas  pro- 
fetlaaban  delante  (kreflos. 

U  T  Sedéenlas,  ntyo  dé  Chanáana,  se 
habla  hecho  unot  cuerno*  de  hierro,  y 
dfyorAai  TUjo  J&ovaí  Con  estos  aeor- 
aearib  Élov  Byree  Insta  acabarlos. 

»  T  tedoa  lea  profeta*  profetizaban  de 
la  misma  manera,  diciendo  r  Bube  á  Ra- 
moth de  Galaad,  y  serás  prosperado,  que 
Jehova  la  dará  en  .mano  del  rey. 

13  Y  el  mensajero  que  habla  ido  á  lla- 
mar á  Micheas,  le  habló,  diciendo :  He 
aquí, las  palabras  de  los  profetas  auna 
boca  anuncian  al  rey  bien :  sea  ahora  tu 
palabra  conforme  á  la  palabra  de  alguno 
de  ellos,  y  habla  bien. 

14  Y  Mlcheaa  respondió:  Vive  Jeho- 


va^ que  W  que  Jehora  ttft  xtáufare,  éso 
diré. 

15  Y  Tino  al  rey,  y  el  rey  le  djjo :  Mi- 
cheas, ¿  Iremos  a  pelear  contra  Ramoth 
de  Galaad,  ó  dejarla  hemos  ?  Y  él  le  res- 
pondió: Sube,  que  serás  prosperado,  y 
Jehova  la  entregará  en  mano  del  rey. 

16  Y  el  rey  le  á\}o :  ¿  Hasta  cuánta*  ye- 
ees  te  conjuraré,  que  no  me  digas  sino 
la  verdad,  en  el  nombre  dé  Jehova? 

17  Entonces  él  dijo  i  Yó  vi  á  todo  Israel 
esparcido  por  los  montes  como  ovejas 
que  no  tienen  pastor:  y  Jehova  dijo: 
Éstos  no  tienen  señor,  vuélvase  cada 
uno  á  smcasa  en  paz. 

18  Y  cfrey  de  Is*raet  dflo  á' Josaphat: 
$Ne  te  lo  habla  yo  dicho?  E*te  ninguna 
cosa  buena  profetizará  sobre  mi,  sino  so- 
lamente mal 

19  Entonces  él  dijo*  Oye  pues  palabra 
de  Jehova:  Ib  vi  á  Jehova  sentado  en 
su  trono,  y  todo  el  ejército  de  los  cielos 
estaba  junto  á  él,  á  su  diestra  y  á  su  si- 
niestra. 

'  2fr  Y  Jehova  dijo  i  ¿  Quién  Inducirá  á 
Achab,  para  que  suba,  y  caiga  en  Ramoth 
de  Galaad  ?  Y  uno  decía  de  una  manera, 
y  otro  decía  de  otra, 

*  21  Y  salió  un  espíritu,  j  púsose  delante 
de  Jehova,  y  úfto :  Yo  le  Induciré.  Y  Je- 
hova le  dijo:  ¿De  qué  manera? 

22  Y  él  dflo:  To  saldré,  y  seré  espíritu 
de  mentira  en  boca  de  todos  sus  profe- 
tas. Y  él  dQo :  Inducirle  has,  y  aun  sal- 
drás con  ello :  sal  pues,  y  házlo#asl, 

86  Y  ahora,  he  aquí,  Jehova  na  puesto 
espíritu  de  mentira  en  la  boca  de  Jodoa 
estos  tus  profetas,  y  Jehova  ha  decreta- 
do mal  sobre  ti. 

24  Y  llegándose  Sedéenlas,  bQo  deCha- 
naana,  hirió  á  Micheas  en  la  mejilla,  di- 
ciendo :  i  Por  dónde  se  fué  de  mi  el  Es- 
píritu de  Jehova  para  hablarte  á  tt  ? 

35  Y  Micheas  respondió :  He  aqui,íá  lo 
verás  en  el  mismo  día,  cuando  te  ir$s 
metiendo  de  cámara1  en  cámara  por  es- 
conderte. ' 

26  Entonces  el  rey  Óe  Israel  dijo;  To- 
ma á  Micheas  y  vuélvele  á  Antón  gober- 
nador de  la  ciudad,  y  á  Joas  hijo  del  rey. 

27  Y  dirás:  Así  dtfo  el  rey:  Echad  á 
este  en  la  cárcel,  y  mantenadle  con  pan 
de  angustia,  y  con  agua  de  angustia,  has- 
ta que  yo  vuelva  en  paz. 

28  Y  cUjo  Micheas:  81  volviendo  vol- 
vieras en  paz,  Jehova  no  ha  hablado  por 
mí.  Y  tomó  á  decir :  Oid  todos  los  pue- 
blos. 

847 


h  DE  LOS  REYES. 


29  T  Ají  subió  el  rey  de  Israel,  y  Jo- 
saphat rey  de  Juda  á  Ramoth  de  Ga- 
laad. 

80  Y  el  rey  do  Israel  dtyo  á  Josaphat : 
Yo  me  disfrazaré,  y  así  entraré  en  la  ba- 
talla: y  tú  vístete  tus  vestidos.  Y  el  rey 
de  Israel  se  disfrazó,  y  entró  en  la  ba- 
talla, 

|  31  Y  el  rey  de  Byria  habla  mandado  á 
sus  treinta  y  dos  capitanes  de  los  carros, 
diciendo:  No  peleéis  vosotros  con  grande 
ni  con  chico,  sino  contra  solo  el  rey  de 
Israel 

32  Y  como  los  capitanes  de  los  carros 
vieron  á  Josaphat,  dijeron :  Ciertamente 
este  es  el  rey  de  Israel,  y  viniéronse  á  él 
para  pelear  con  él:  mas  el  rey  Josaphat 
dio  voces. 

33  Y  viendo  los  capitanes  de  los  carros 
que  no  era  el  rey  de  Israel,  apartáronse 
de  él 

34  Mas  un  varón  flechando  bu  arco 
cuanto  pudo,  hirió  al  rey  de  Israel  por 
entre  las  junturas  y  las  corazas.  Y  él 
dijo  á  su  carretero,  vuelve  las  riendas,  y 
sácame  del  campo,  que  estoy  herido. 

35  La  batalla  se  habla  encendido  aquel 
dia,  y  el  rey  estaba  en  bu  carro  delante 
de  los  Byros:  y  á  la  tarde  murió:  y  la 
sangre  de  la  herida  corría  por  el  seno  del 
carro. 

36  Y  á  puesta  del  sol  pasó  un  pregón 
por  el  campo,  diciendo:  Cada  uno  m 
vaya  á  su  ciudad:  y  cada  uno  á  su 
tierra. 

87  Y  errey  murió,  y  fué  traído  á  Sama- 
rla ;  y  sepultaron  al  rey  en  Samarla. 

38  Y  lavaron  el  carro  en  el  estanque  de 
Samaría,  y  los  perros  lamieron  su  san- 
gre :  y  lavaron  sus  armas,  conforme  á  la 
palabra  de  Jehova,  que  habla  hablado. 

39  Lo  demás  de  los  hechos  de  Achab, 
y  todas  las  cosas  que  hizo,  y  la  casa  de 
marfil  que  edificó,  y  todas  las  ciudades 
que  edificó,  4  no  está  escrito  en  el  libro 
de  las  crónicas  de  los  reyes  de  Israel  ? 

40  Y  durmió  Achab  con  sus  padres,  y 
reinó  en  su  lugar  Ochoaias  su  hijo. 

41  t  T  Josaphat,  bijo  de  Asa,  comenzó 

848 


á reinar  sobre. Juda en el  eoaiio  afloje 
Achab  rey  de  Israel. 
43  Y  era  Josaphat  de  treinta  y  cinco 
años,  cuando  comenzó  á  reinar,  y  reinó 
veinte  y  cinco  años  en  Jerusalem.  El 
nombre  de  su  madre  fué  Acuba,  hfya  de 
SalaL 

43  Y  anduvo  en  todo  el  camino  de  Asa 
bu  padre,  sin  declinar  de  él,  haciendo  lo 
que  era  recto  en  los  ojos  de  Jehova. 

44  Con  iodo  eso  los  altos  no  fueron  qui- 
tados ;  que  aun  el  pueblo  sacrificaba,  y 
quemaba  olores  en  los  altos. 

45  Y  Josaphat  hizo  paz  con  el  rey  do 
Israel. 

46  Lo  demás  de  los  hechos  de  Josaphat, 
y  sus  valentías,  que  hizo,  y  las  guerras 
que  hizo,  ¿no  está  escrito  en  el  libro  de 
las  crónicas  de  los  reyes  de  Juda? 

47  Y  el  resto  de  los  sodomiticos  que 
hablan  quedado  en  el  tiempo  de  bu  pa- 
dre Asa,  él  los  barrió  de  la  tierra. 

48  Entona*  no  había  rey  en  Sdom,  pre- 
sidente habia  en  lugar  de  rey. 

49  Josaphat  habia  hecho  navios  en 
Tharsis,  los  cuales  hablan  de  ir  á  Opalr 
por  oro :  mas  no  fheron,  porque  se  rom- 
pieron en  Asion-gaber. 

50  Entonces  Ochozlas,  ntyo  de  Achab, 
<UJo  á  Josaphat:  Vayan  mis  siervos  con 
los  tuyos  en  los  navios:  mas  Josaphat 
no  quiso. 

61  Y  durmió  Josaphat  eon  sus  padrea, 
y  fué  sepultado  con  sus  padres  en  la  ciu- 
dad de  David  su  padre:  y  en  su  lugar 
reinó  Joram  bu  b^o, 

62  Y  Ochozlas,  bijo  de  Achab,  comenzó 
á  reinar  sobre  Israel,  eu  Samarla,  el  alio 
diez  y  siete  de  Josaphat  rey  de  Juda,  y 
reinó  dos  anos  sobre  Israel. 

53  Y  hizo  lo  malo  en  los  ojos  de  Jeho- 
va, y  anduvo  en  el  camino  de  su  podre, 
y  en  el  camino  de  su  madre,  y  eu  el  oa- 
mino  de  Jeroboam,  htyo  de  Nabat,  que 
hizo  pecar  á  Israel. 

64  Porque  sirvió  á  Banal,  y  le  adoró : 
y  provocó  á  ira  á  Jehova  Dios  de  Israel, 
conforme  á  todas  las  coses  que  eu  padre 
habla  hecho. 


Digitized  by  LjOOglC 


LIBRO  SEGUNDO  DE  LOS  REYES. 


CAPITULO  I, 

Bn^rmando  Oekoxku  de  una  calda,  envia  é  con— I 
tor  d  Bakolxebub:  mm  Elioe  m  preeemíadmeuu*r> 
nifwn%  y  Jwiwerfa  o<  rqr  la  mmrtt  por  mt  impie- 
dad, IL  Entrado  el  rey  le  enría  H  prender  por  do» 
wecee^  pambaécommmi¿/mr  oodet  cirio  d  loe  eutvi- 
nUremdprenuuruv.  W.  Al  Jfa,  emHtmdo  el  re*  fe 
tercera  tws,  viene  ai  rey  por  mandado  de  Dio*  con 
loa  que  habían  venido  del,}  le  denuncia  en  preeen- 
cia  la  muerte  que  le  había  denunciado  por  m  men* 


<e:  y  mnt  muere,  y 

DESPUÉS  do  la  muerte  de  Aehab 
Mcab  Be  rebeló  contra  larael : 

2  T  Ochodas  cayó  por  tas  rejas  de  una 
sala  de  2a  mm  que  Jcaia  en  Samarla!  j 
estando  enfermo  envió  meneageros,  y 
dijoles:  Id,  y  consultad  en  Bahal-sebub 
dios  de  Asearon,  si  tengo  de  sanar  de 
esta  mi  enfermedad. 

t  Entonces  el  ángel  de  ¿chora  habló  á 
Elias  Thesbita:  Levántate,  y  sobe  á  en- 
contrarte con  los  mensajeros  del  rey  de 
Samarlo,  y  decirles  has :  4  No  hay  Dios 
en  Israel,  qne  vosotros  vals  á  consultar 
á  Bahd-zebub  dios  de  Acetaron : 

4  Por  tanto  ssi  dtyo  Jehova:  Del  lecho 
en  qne  snbiste  no  descenderás,  antes 
meriendo  morirás.    T  Illas  se  fué. 

5  T  Y  como  los  mensajeros  se  volvie- 
ron al  rey,  el  les  dfyo 3  ¿Por  qué  pues  os, 
habéis  vuelto? 

6  Y  ellos  le  respondieron:  Encontra- 
mos nn  varón  qne  nos  d$o :  Id,  y  vol- 
veos al  rey  quo  os  envió,  y  decidle:  Asi 
dgo  Jehova:  jNo  hay  Dios  en  Israel, 
qne  té  envías  á  oonsnltar  á  Bahal  sebnb 
dios  de  Accaron  7  Por  tanto  del  lecho 
en  que  subiste,  no  descenderás,  antes 
muriendo  morirás. 

7  Xntonces él  les  dfyo:  ¿Qné  hábito  era 
él  de  aquel  varen  que  encontrasteis,  y 
que  os  djjo  tales  palabras  f 

8  Y  ellos  le  respondieron :  Un  varón 
velloso,  y  cema  sus  lomos  con  una  cinta 
de  cuero.  Entonces  él  dflo:  Elisa  Thes- 
bita es. 

9  Y  envió  á  él  un  capitán  de  cincuenta 
hembra  con  sus  cincuenta,  el  cual  subió 
á  él,  y,  he  aquí  que  él  estaba  sentado  en 
la  cumbre  del  monte :  y  él  le  <Hjo :  Va- 
rón de  Dios,  el  rey  ha  dicho,  qne  des- 
ciendas. 

10  Y  Ellas  respondió,  y  dflo  al  capitán 
de  cincuenta:  Si  yo  $vy  varón  de  Dios, 


descienda  fuego  del  délo,  y  consúmate 
con  tus  cincuenta.  Y  descendió  fregó 
del  cielo,  que  le  consumió  á  él,  y  á  bus 
dncuenta. 

11  El  rey  volvió  á  enviar  á  él  otro 
capitán  de  cincuenta  hombom  con  sus 
cincuenta,  y  hablóle,  y  dfyo:  Varan  de 
Dios,  el  rey  ha  dicho  ssi:  Desciende 
presto. 

12  Y  respondióle  Ellas,  y  dtyo:  81  yo 
toy  varón  de  Dios,  descienda  Juego  del 
cielo,  y  consúmate  con  tus  cincuenta, 
Y  descendió  mego  del  délo,  que  le  con- 
sumió á  ély  ásns  dneuentsv 

18  7  Y  volvió  á  enviar  d  tercer  capitán 
de  dncuenta  Aseñoras  con  sus  cincuenta: 
y  subiendo  aqud  tercero  espitan  de  dn- 
cuenta hincóse  de  rodillas  delante  de 
Ellas,  y  rogóle,  didendo :  Varen  de  Dios, 
ruégete  que  sea  de  valor  delante  de  tus 
ojos  mi  vida,  y  la  vida  de  estos  tus*  ein- 
enenta siervos. 

14  He  aquí,  ha  descendido  luego  dd 
ddo,  y  ha  consumido  á  dos  capitanes 
do  dncuenta  Mombrt»  les  primeros  con 
sus  cincuenta:  sea  ahora  mi  vida  de  va- 
lor delante  de  tus  ojos. 

15  Entonóos  d  ángd  de  Jehova  habló 
á  Ellas,  ¿Mando:  Desciende  con  éi,  no 
hayas  miedo  de  éL  Y  él  se  levantó,  y 
descendió  con  él  si  rey : 

16  Y  dy  ole:  AsidUoJehova:  4  Por  cnan- 
to enviaste  meneageros  á  consultor  á 
Bahsl  sebub  dios  de  Accaron,  no  has* 
Dios  en  Israel,  para  consultar  en  su  pa- 
labra? por  tanto  dd  lecho  en  que  subis- 
te, no  descenderás»  antes  muriendo  mo- 
rirás. 

17  Y  mudó  conforma  á  la  palabra  de 
Jehova  que  habla  hablado  Elias,  y  reinó 
en  su  lugar  Joram  d  segundo  alo  de 
Jotera,  lujo  de  Josanfcat,  rey  de  Juda, 
porque  no  tuvo  htyo. 

18  Lo  demás  de  los  hechos  de  Ocho- 
alas,  que  hlso,  ¿no  está  escrito  en  d 
libro  de  las  crónicas  de  los  reyes  de  Is- 
rael? 

CAPITULO  n. 


ubre  upam  do  kie4ra  paradme*  arrebatado  de  la 
tierra  al  cielo  en  un  carro  de  fuego*  dejando  d  SH- 
teoenmbtgar.  U.EHeeovohrlód  potar  ti Jordán 
hiriendo  ku 


^z^féRW"*'' 


II.  DE  LOS  REYES. 


emolios  A0m  de  h*  pre&ae,  qm  te  vieron,  te  reame- 

Y  ACONTECIÓ  que  cuando  quiso 
Jehova  alzar  á  Elias  cu  el  torbe- 
llino al  dedo,  Elias  Venia  coa  BUseb  dé 
Galanía 

2  YdíjoBltaaáEüsso:  Quédate  ahora 
aquí,  porque  Jehova  me  ha  enriado  á 
Beta-sl  YIU«o  dijo:  Vrre  Jehova,  y 
vive  tu  alna,  que  u»  te  dejaré.  Y  des- 
ceuéleron  á  Betb-ei 

6  Y  ssHendo  loa  bifes  de  lea  profetas, 
que  estaban  en  Beth-el,  á  Elíseo,  dieron* 
leí  ffiatoes  *cóme  Jéfaove  quitará  hoya 
tu  señor  de  tu  eabesa?  Y  él  dijo:  81,  yo 
lo*éi  collas.     '" 

4  YlllisatoTetviD  &  decir:  Eltoeo,  qué- 
date aquí  alista,  porque  Jebóva  na  ha 
eevkde  á  Jerich*  Y  él  dflo  t  Vlv*  Jé- 
heve,  y  tiré  tu  alma,  que  no  te  dejaré. 
Yvdttieroeá  JerVbo. 

A  Y  negáronse  los  hijos  de  Isa  profetas, 
que  «¿ote*  en  Jeticho,  á  Stiseo,  y  dJJéV 
roule:  ¿  Sabes  cono  Jebera  quitará  boy 
á  tu 'uefier  de  tu  esbesa?  Y  él  respon- 
dió :  SI,  yo  lo  sé :  callad. 

6*  Y  Eliflfe  le  age:  Ruégete  que  ce  qtte- 
deeeqrt:  poequo  Jebova  me  ha  enviado 
ftl  Jordán.  Y  él  dtfo:  Tiré  JehoVa,  V 
vive  tu  alma;  que  no  te  dejaré.  Y  asi 
fueron  ellos  ambos. 

7  V  vinieren  eiriouesrta  varones  de  los 
hgos  da  loa  profetas,  y  paráronse-  delan- 
te desde  lejos :  y  los  dos  patata*  junto 
al  Jordán. 

8  T  tomando  Ellas  su  manto,  debióle, 
y  hirió  las  aguas,  las  cuales  sejttrtásroe 
4  lá  ene  parto  y  t  la  otras  y  pasaron  ara- 
te* en  seco* 

♦  Y  eom<r  hubieron  pasado,  Elias  dijo 
á  nUiseer  *Wée  fe»  que  quieres  que  baga 
por  ti,  antes  que  sea  quitado  de  contigo. 
Y  drjé  £**><*>:  -«negóte  que  las  dos  par- 
tes de  tu  espíritu  sean  sobre  mi 

K>  Y  él  lo  dijo:  Cosa, jUAoiHnts  ludido* 
9A  me  vieres,  casábale  fteréquitádo  de  ti, 
serte  na  hecho  asi :  .mas  si  no,  no, 

11  Y  aconteció,  ¡que  yendo  etíds  hablan- 
do, be  aquí  que  un  carro  de  mego  con 
«abarlos  de  fuego  aparté  á  los  dos,  y 
Elias  subió  al  cielo  en  un  torbellino. 

12  Y  viéndolo  Elíseo,  clamaba:  Padre 
mloy  pudre  mto,  carro  de  Israel  y  su  gan- 
te de  á  caballo.  Y  tranca  mtá  le  vio :  y 
trabando  do  sus  vestidos,  rompiólos  en 
dos  partes. 

18  Y  alzando  el  manto  de  Elias,  que  se 
360 


le  babia  caldo,  volvióse,  j  paróse  á  la 

^ítoT^¿1&aiAc>d>te^fufe 
se  le  habla  caldo,  hirió  las  aguas,  y  dtyo : 
¿Dónde  está  Jehova  el  Dios  de  Elias, 
también  él  ?  -  Y  eosae  hirió  las  aguas, 
íberon  partidas  de  la  una  parte  y  da  la 
otra,  y  Elíseo  pasó. 

15  Y  viéndolo  los  hijos  de  los  profetas, 
que  citaba*  en  Jcricho,  de  la  otra  parte, 
dijeron:  El  espíritu  de  EllaS  reposó  so- 
bre EHseo.  Y  viniéronle  á  recibir,  y  in- 
clináronse á  él  en  tierra, 

16  Y  dtférotilé:  He  aqui,hey  con  tus 
siervos  cincuenta  varones  raerles-,  vara* 
ahora,  y  busquen  á  tu  sanar,  quisa  le  m 
levantado  el  Espíritu  do  Jehova,  y  le  ha 
echado  en  algún  monte,  ó  en  algún  vatte. 
YéUesdga    Neenvida. 

1/7  Mas  ellos  le  tenostunaron  hasta  que 
avergonzándose  «ajo:  Enuried.  Enton- 
ces ellos  enviaron  cJnbuenU  hombres, 
los  ensles  lo  buscaron  tros  ¿Jes,  mus  no 
le  hallaren. 

18  Y  como  volvieran  á  él,  ene  so  faabia 
quedado  em  Jeriehe,  él  les  eÁjo:  |Ko  ce 
djje  se  que  no  mesen)! 

19  Y  los  vasone*  se  la  «iudad  etyerea  á 
Eliseo:  He  eqní,l*  babttacmn  de  esta 
ciudad  si  beona,  come  mi  señor  vo,  mas 
las  aguas  ase  malas,  y  la  tierra  enfor- 

«0  Entonóos  «1  dijo:  Traédme  una  bo- 
tija nueva,  y  poned  en  ella  sal ;  y  trajé- 


21  Y  sallende  él  á  los  msosderosde  las 
aguas,  echó  dentro  la  sal,  y  dtfo :  Asi  di- 
jo Jehova:  le  sané  estas  aguas:  y  ne 
•abrá  mes  en  ellas  muerta,  ni  enferme- 
dad 

88  Y  maro»  sanas  las  aguas  basta  hoy* 
conforme  á  la  palabra  que  habló  Elíseo. 

08  Ti^nees«ubttdeam¿Beife-«l:y 
subiendo  por  el  camino,  salieron  los 
muchachos  de  la^tadad  burlando  do  él, 
y  dieiéndoleí  Calvo,  sube,  calvo,  etrbe» 

Si  Y  él  uskand»  atrás,  violes  y  mslé> 
jekM  sn  d  nombre  de  Jchova:  y  salie- 
ron dos  osas  del  monte,  y  despedazaron 
deettos  cuarenta y  doa  muchachos. 

86  De  allí  fué  al  monta  de  Carmelo»  y 
de  allí  volvió  á  Samaría» 

CAMTULO  M 

Mbddméééeélrevde  Modkoomim  ¡$r9áU«$p^$  JeSj 
muerte  de  Achdb,  Joram  rey  de  brotl  m  vmehna 
etmelrmde  Jmiajnam  el  de  Jdmmad9<r**mtrm 
él:  y/ej&mdohe  et  ey/m  en  et  éWferto.  etmmmm  d 
BHtee\  eí  emú  dé  /arte  JciXx 3»  jiisbmSj  «mea», 
y  te  victoria,  y  o*  m  ampie. 


H.  DBX&0AHWEBL 


YJDftaJn% hfio  ¿tf  dsm**,  HiiÉá á 
reinar  en  8em*rta  eosm.Iarael  d 
adodies  y  oahdído  Josaanai  rey  de  Ju- 
4»;  jTetaé  dí*eea*os. 

2c  Y  alan  ki  malo  en  tos  ojos  de  laño  tu» 
nunqn*  no  como  su  padre  y  en  madae; 
porgue  qnttójlaa  estatuas  da  Banal,  que 
bu  padre  nenie  hecho. 
**  3  3áes  ttegóae  á  loe  pecados  de  Jero- 
bosnvlújo  de  Habat,  que  bino  pecar  á 
Israel ;  y  no  so  apartó  de  ellos» 

4  Batanee*  Mesa,  rey  da  Moa»  era  pas- 
tor, y  pagaba  al  rey  de  Israel  cien  mil 
cofae/os*  y  .cien  mil  carnero*  ooá  sus 
vellocinos. 

o  Mam  muerta  Aohab,  al  rey  de  Moa» 
se  rebeló  contra  el  ney  do  Israel 

6  X  sella  entonces  de  Samaría  el  rey 
Joraavf  roconodóátode  Israel :     * 

9  í  me,y  envió  á  Jeeaphat  rey  de  Ja> 
da>dieletídaa £l.rey  de  Moab  se  ka  le- 
feelado  contra  ank  ,.¿<itnft tai conmigo  ál* 
guerra  contra  Moab?  Y  él  resanadlo: 
Sk iré»  porque*  como  yo,  así  té:  y  cateo 
ndpnetf  oylui  tambku  tu  puebla  t  coma 
mis  caballos,  así  también  tus  caballos* 

8  Y  dtfa:  ¡Pare^  camino  iremos  r  Y 
él  respandtó:  Par  al  esmista  del  destento 
de  Idumes» 

9  Y  partiese  ai  rey  de  Israel,  y  el  t*y 
4e  4«d%  jr  el  rey  do  Idnmeai  y  «orno 
anduvieron  rodeando  per  el'  desierto 
ásete  di»  da  camino,  faltóte  el  agua 
para  el  ejército,  y  paro  las  bestias,  que 
loa  seguían, 

10  EnlouflaaéLreJrdelsraeldíjo:  ¡Ay! 
que  ha  llamado  Jehova  estos  trea  reyes 
para  entregarlo*  en  ananas  de  los  Mon- 
Ditas* 

11  Mas  Josaphat  dQo :  ¿  No  hay  aquí 
profeta  de  Jefcova,  para  que  censulte- 
ntos-iJénovaporélf  Y  uno  de  los  sier- 
vos del  rey  de  Jaraet  respondtó,  y  dfyev: 
Aquí  está  Eliseo,  hijo  de  Saphat,  queda- 
ba agnaéiMnoB  á  raías. 

12  Y  Josaphat  dijo:  Bate  tendrá  pala- 
bra, de  Jebera*  Y  descendieron  á  él'  el 
rey  de  Israel»  y  Josaphat,  y  el  rey  de 

la  Sagaces  Eliseo  d$>  al  rey  de  Is- 
rael? ¿Qud  tengo  yo  contigo.?  Vé  á 
los  praíbfaa  de  tu  padre*  y  á  loe  profe- 
sas de  tu  madre.  Y  el  rey  de  Israel  le 
líespéfidtó:  Ho  asir  porque  ha  Juntado 
Jehova  eatdu  toas  reyeepara  entregarlos 
-un,  abasan  de  tes  afoabitas. 

14  Y  Eliseo  dtfo:  Vive  Jehova  de  los 
-ejé&atos  ^í  cora  4>fíeJeiicJ*  estoy;  que 


sino- tuviese  respeto  al  TOsteo  de  Jote- 
una*  rey  da  Inda,  no  mirara  á  tí,ut  te 

vicia. 

15  Mas  ahora  traadme  unjtafiedor.  Y 
tañando-  el  tañedor,  la  mane  de  Jehova 
fue*  sobre  él, 

16  Y  dijo;  Asi  dflo  Jehova;  Haced  en 
este  valle  machas  acoqúese ; 

17  Porque  Jehova  ha  dicho  asi:  lío 
veréis  viento,  ni  veréis  lluvia,  y  este 
valle  será  lleno  de  agua,  y  beberes»  vo- 
aotros,  f  vuestras  bestias  y  vuestros  dt- 


18  Y  esto  arcosa  ligera  en  loa  ojos  de 
Jehova:  dará  tamaleará  los  MoaUms  e* 
vuestras  manco, 

19  Y  heriré*  á  toda  ernded  fortalecida, 
y  á  toda  villa  escogida,  y  todos  buenos 
árboles  tabreu,  y  todas  las  fuentes  do 
aguas  eegaaém,  y  teda  tierra  fartil  des- 
truiréis con  piedme. 

20  Y  aconteció,  que  por  la  mañana 
cuando  aa  ©frese  «1  sacrideto,  he  aquí, 
vinieran  aguas  de  eamlno  tóldame**  y 
la  tierra  fué  llena  de  aguas. 

SI  Y  todas  loa  dé  Maab,  tomo  oyeron 
que  los  revea  sabían  ápetear con treettOB, 
juntáronse  desde  todos  los  qoe  eeulan 
talabarte  arriba,  y  poniéronse  á  los  tsr- 
minoa 

22  Y  comotue  levantaron  por  la  mañano, 
y  el  soledlo  sobre  las-  aguas,  vieron  los 
de  Moab  desde  lejos  las  aguas  baituejas 
como  sangre. 

23  Y  dijeron :  Sangre  e$  esta  de  espada. 
Los  reyes  se  han  revuelto,  y  cada  uno  ha 
muerto  á  su  compañero.  Añora  pues,  á 
la  presa  Moab. 

24  Y  como  llegaron  al  campo  do  Israel, 
levantáronse'  loa  Israelitas,  y  hirieron  á 
ios  de  Moab,  loa  cuales  bofetón  delante 
de  eltoa,  y  hiriéronlos:  y  hirieron  á  toe 
deMoafc. 

25  Y  asolaron  las  etedadea,  y  en  todas 
las  heredades  fértiles  echó  cada  uno  su 
piedra,  y  hnuefafcáronlas,  y  taparon  todas 
las  mentes,  de  las  aguas,  y  derribaron 
todos  los  boenos  árboles,  hasta  que  «n 
Kir-hareseth  solamente  dejaron  sus  pie- 
dlas, porque  Inu  frondoso*  la  carearon,  y 
la  hirieron. 

26  Yenandoelreydo3foabTl6quola 
batalla  le  vencía,  tomó  oonsigo  aeteeien- 
tos  varones,  que  sacaban  espada,  para 
-rumperreontr*  «l  rey  de  Jdñmea,  mas 
nopnsneroiL 

27  Entonces  arrebató  á  su  primogénito, 
^ue  hubiada  remar  en~*u;  lugar,  y  eaeri- 


II.  DE  LOS  RBYE& 


XP. 


finóle  en  holocausto  «obre  el  muro,  y 
hubo  grande  enojo  en  Israel,  y  retirar 
ronse  de  él,  y  volviéronse  á  su  tierra. 

CAPITULO  IV. 
JWmo  por  obra  de  Ikoe  p>  ornee  duna  pobre  viuda  de 
tanta  copia  de  aceite,  que  con  él  paga  mu  deudas,  g 
vive  de  la  reata.  II.  Alcanza  de  Dios  que  su  huéspe- 
da eetérü  tenga  un  h(foy  el  cmai  muerto,  después  ee  le 
resucita.  III.  Habiendo  uno  de  k»  éi$cip*k>é  de  km 
profetas  echado  por  ¡ferro  yerbal  venenoeasen  elpo- 
tqje,  BÜsco  torna  la  coñuda  saludable.  IV.  De  po- 
copan  da  de  comer  d  una  grande  compedUa  en  tan- 

pN A  mnger  de  las  mugeres  de  loa  hi- 
jos de  los  profetas  clamó  á  Elíseo, 
diciendo ;  Tn  sierro  mi  marido  es  muer- 
to:  y  tú  sabes  que  tn  sierro  era  teme- 
roso de  Jehova:  y  ha  venido  el  acree- 
dor para  tómame  dos  hQos  míos  por 
siervos. 

2  T Elíseo  le  dtyo:  ¿Qué  te  haré  yt 
declárame  que  tienes  en  casa.  Y  süa  di- 
Jo  :  Tu  sierva  ninguna  cosa  tiene  en  ca- 
sa, sino  una  bottya  de  aceite.  • 

2  Y  él  le  dijo:  Vé,  y  demándate  vasos 
emprestados  de  todos  tus  vecinos,  vasos 
vacíos,  no  pocos. 

«  Y  entra  y  derra  la  puerta  tras  ti,  y 
tras  tus  lujos :  y  echa  en  todos  los  vasos, 
y  en  estando  uno  lleno,  pónlo  á  parte. 

5  Y  partió  la  mnger  de  él,  y  cerró  la 
puerta  tras  si  y  tras  sus  lujos,  y  ellos  le 
llegaban  lo*  «saos,  y  eUa  echaba  dd  aottte. 

6  Y  como  los  vasos  fueron  llenos,  dijo 
á  su  hfyo :  Llégame  aun  otro  vaso.  Y  él 
dijo :  No  hay  mas  vasos.  Entonces  el 
aceite  cesó. 

7  Y  tila  vino,  y  ciüolo  al  varón  de  Dios; 
d  cual  l§  cUjo :  Vé,  y  vende  este  aceite,  y 
paga  á  tus  acreedores :  y  tú  y  tus  lujos 
vivid  de  lo  que  quedare. 

8  Y  Aconteció  también,  que  un  día  Elí- 
seo pasaba  por  Suma:  y  habla  allí  una 
muger  principal,  la  cual  le  constrifiió  á 
qne  comiese  del  pan :  y  an  cuando  pasa- 
ba por  allí,  ventase  á  su  casa  á  comer 
del  pan» 

9  Y  §Ua  dtyo  á  su  marido:  He  aquí, 
ahora  yo  entiendo  que  este,  qne  siempre 
pasa  por  nuestra  casa,  es  varón  de  Dios 
santo. 

10  Yo  te  ruego  que  hagamos  una  pe- 
queña cámara  de  paredes,  y  pongamos 
en  ella  cama,  y  mesa,  y  silla,  y  candelero, 
para  que  cuando  viniere  á  nuestra  casa, 
se  reeo|a  en  ella. 

11  Y  aconteció,  que  un  día  él  vino  por 
allí,  y  recogióse  en  aquella  cámara,  y 
durmió  en  ella. 

1»  Entone**  dijo  á  Glem  tn  criado:  Lle- 


ma  á  esta  flnnsznHa.    Y  como  ella  lla- 
mó, ella  pareció  delante  de  él* 

13YéUe<tyo:  DÜe:  Heaqní,túnasoe- 
tado  solicita  por  nosotros  en  todo  este 
cuidado:  ¿ qué  quieres  que  haga  por  ti? 
¿  Has  menester  qne  hable  por  ti  al  rey,  6 
al  general  del  ejército  ?  Y  éUa  respon- 
dió :  Yo  habito  en  medio  de  mi  pueblo. 

14  Y  éJ  <üjo:  ¿Qué  pues  haremos  por* 
ella?    Y Gieri  respondió:  He  aquí  ella 
no  tiene  htyo,  y  su  marido  es  vieja 

lSYrtdtfo:  Llámala:  y  él  la  llamó:  y 
ella  se  paró  á  la  puerta. 

16  Y  él  le  dtyo:  A  este  tiempo  según  el 
tiempo  de  la  vida,  abrazarás  un  htyo,  Y 
ella  dijo :  No  señor  mío,  varón  de  Dios, 
no  bagas  burla  de  tu  sierva. 

17  Y  la  mnger  ooneibió,  y  parló  un  hi- 
jo á  aquel  mismo  tiempo  que  Elíseo  m 
habla  dicho,  según  el  tiempo  de  la  vida. 

18  Y  como  d  niño  fué  grande  aconte- 
ció, que  un  día  salió  á  su  padre  á  los  se- 
gadores. 

19  Yuyo  á  su  padre:  MI  cabeza,  mi 
cabeza.  Y  él  éUJo  á  un  criado:  Llévale  á 
su  madre. 

20  Y  como  él  le  tomó,  y  le  trujo  á  au 
madre,  estuvo  sentado  sobre  sus  rodi- 
llas hasta  mediodía,  y  murióse. 

21  Mía  entonces  subió,  y  púsole  sobre  la 
cama  del  varón  de  Dios  j  y  cerró  la  puer- 
ta sobre  el,  y  salió : 

22  Y  llamando  á  au  marido,  dtfole : 
Ruégete  que  envíes  conmigo  á  alguno 
de  los  criados,  y  una  de  las  asnas,  para 
que  yo  vaya  corriendo  al  varón  de  Dios, 
y  vuelva, 

28  Y  él  djjo:  ¿Para  qué  has  de  ir  á  él 
hoy?  no  es  nueva  luna  ni  sábado,  Y 
«Ha  respondió :  Pan. 

24  Y  hizo  enalbardar  un  asna,  y  dtyo  al 
mozo:  Guia  y  anda,  y  no  me  hagas  de- 
tener para  que  suba,  sino  cuando  ye  te 
lodtyere. 

25  Y  partiéndose  vino  al  varón  de  Dios 
al  monte  del  Carmelo,  y  cuando  el  varón 
de  Dios  Ja  vio  de  lejos,  cujo  á  su  criado 
Qied:  He  allí  la  fiunamita. 

26  Yo  te  ruego  que  vayas  ahora  corrien- 
do á  recibirla,  y  di  le:  ¿Tienes  paz,  y  tu 
marido,  y  tu  lujo?    YeHacujo:  Paz» 

27  Y  tHa  vino  al  varón  de  Dios  en  el 
monte,  y  asió  de  sus  pies,  y  llegó  Gieai 
para  quitarla:  mas  el  varón  de  Dios  le 
dijo:  Dejala;  porque  su  alma  está  en 
amargura,  y  Jehova  me  lo  ha  encubier- 
to, y  no  me  lo  ha  revelado. 

28  Y*8*  dQo:  «Pedí  yo  htfo  á  mi  se- 


II.  DE  LOS  REYES. 


ñor?  ¿No  dije  jo,  que  no  borlases  de 
mi? 

29  Entonces  él  dijo  á  Glezi :  Ciñe  tus 
lomos,  y  toma  mi  bordón  en  tu  mano,  y 
Té,  y  si  alguno  te  encontrare,  no  le  sala- 
des,  y  si  alguno  te  saludare,  no  le  res- 
pondas. Y  pondrás  mi  bordón  sobre  el 
rostro  del  niflo. 

80  Entonces  dijo  la  madre  del  niño; 
Vive  Jehova,  y  vive'  tu  alma,  que  no  te 
dejaré. 

31  El  entonces  se  levantó,  y  siguióla. 
T  Giezi  habia  ido  delante  de  ellos,  y  ha- 
bía puesto  el  bordón  sobre  el  rostro  del 
niño,  mas  ni  tenia  voz  ni  sentido,  y  asi 
se  había  vuelto  para  encontrar  á  Elíseo, 
y  deelaróselo,  diciendo :  El  mozo  no  des- 
pierta. 

32  X  venido  Elíseo  á  la  casa,  he  aquí  el 
niño  que'  estaba  tendido  muerto  sobre 
su  cama. 

3á  Y  entrando  él,  cerró  la  puerta  sobre 
ambos,  y  oró  á  Jehova. 

34  Y  subió,  y  echóse  sobre  el  niño,  po- 
niendo su  boca  sobre  la  boca  de  él,  y  sus 
ojos  sobre  los  ojos  de  él,  y  sus  manos 
sobre  las  manos  de  él:  y  asi  se  tendió 
sobre  él,  y  la  carne  del  mozo  se  calentó. 

35  Y  volviendo  paseóse  por  casa  á  una 
parte  y  á  otra,  y  después  subió,  y  ten- 
dióse sobre  él,  y  el  mozo  estornudó  siete 
Teces,  y  abrió  sus  ojos. 

36  Entonces  él  llamó  á  Giezl,  y  díjolo : 
Llama  á  esta  Sanara it a.  Y  él  la  llamó : 
y  entrando  ella,  él  le  dijo :  Toma  tu  h^o. 

37  Y  ella  entró,  y  echóse  á  sus  pies,  y 
Inclinóse  á  tierra,  y  tomó  su  lujo,  y  se 
salios 

38  T  Y  volvióse  Elíseo  á  Galgala.  Y 
hubo  grande  hambre  en  la  tierra.  En- 
tonces los  hijos  de  los  profetas  estaban 
con  él:  y  dyo  á  su  criado:  Fon  una 
grande  olla, y  haz  potaje  para  los  lujos  de 
los  profetas. 

39  Y  salió  uno  al  campo  á  coger  yer- 
bas :  y  halló  una  parra  montésl  y  cogió 
de  ella  uvas  monteses  su  ropa  llena :  y 
volvió,  y  cortólas  en  la  olla  del  potaje: 
porque  no  sabian  lo  que  era. 

40  Y  echó  de  comer  á  los  varones :  y 
fué  que  comiendo  ellos  de  aquel  guisa- 
do, dieron  voces,  diciendo:  Varón  de 
Dios,  la  muerte  en  la  olla.  Y  no  lo  pu- 
dieron comer. 

41  El  entonces  dtfo :  Traed  harina.  Y 
esparcióla  en  la  olla,  y  dijo :  Echa  de  co- 
mer al  pueblo.  Y  no  hubo  mas  mal  en 
la  olla. 


43  t  ítem,  un  varón  vino  do  Bahal-saU- 
sa,  el  cual  trujo  al  varón  de  Dios,  panes 
de  primicias,  veinte  panes  de  cebada,  y  es- 
pigas de  trigo  nue?o  en  su  espiga.  Y  el 
dtyo :  D&  al  pueblo,  y  coman. 

43  Y  respondió  el  que  le  servia :  ¿  Cómo 
pondré  esto  delante  de  cien  varones  ?  Y 
él  tornó  á  decir :  Dá  al  pueblo,  y  coman : 
porque  Jehova  dijo  asi :  Comerán,  y  so- 
brará. 

44  Entonces  él  lo  puso  delante  de  ellos : 
y  comieron,  y  sobróles  conforme  á  lapa- 
labra  de  Jehova. 

CAPITULO  V. 

Elimo  cura  de  tu  lepra  d  Naaman  general  del  ejercí' 
to  del  rey  de  Syria :  elcualvietoelmüagro  reconoce 
ed  Dios  de  Jtrael,  y  propone  de  adorar  d  él  tolo.  IL 
Giezi  criado  de  Elimo  con  tu  avaricia  gánala  lepra 
de  yáaman  por  la  dispensación  de  EUteo. 

NAAMAN,  general  del  ejército  del  rey 
de  Syria,  gran  varón  delanto  de  su 
señor  y  honrado,  porque  Jehova  habia 
dado  salud  á  Syria  por  él  Este  era  hom- 
bre valeroso  de  virtud,  mas  leproso. 

2  T&de  Syria  hablan  salido  escuadrones, 
y  hablan  llevado  cautiva  de  la  tierra  do 
Israel  una  muchacha,  que  servia  á  la 
muger  do  Naaman. 

3  Esta  dijo  á  su  señora:  Si  rogase  mi 
señor  al  profeta,  que  está  en  Samaría,  él 
le  sanarla  de  su  lepra. 

4  Y  entrando  Naaman  á  su  señor,  de- 
claróselo, diciendo:  Asi  y  asi  ha  dicho 
una  muchacha,  que  es  de  la  tierra  de  Is- 
rael. 

5  Y  el  rey  de  Syria  le  dijo :  Anda,  vé ;  y 
yo  enviaré  cartas  al  rey  de  Israel.  Y  él  se 
partió  llevando  consigo  diez  talentos  de 
plata,  y  seis  mil  ducados  de  oro,  y  diez 
mudas  de  vestidos. 

6  Y  tomó  cartas  para  el  rey  de  Israel, 
que  decían  asi :  Luego  en  llegando  á  ti 
estas  cartas,  sepas  que  yo  envió  4  tí  mi 
siervo  Naaman,  para  que  le  sanes  de  su 
lepra. 

7  Y  como  el  rey  de  Israel  leyó  las  car- 
tas, rompió  sus  vestidos,  y  dijo :  ¿Soy  yo 
Dios,  quo  mate  y  dé  vida,  para  que  esto 
envié  á  mi,  que  sane  un  hombre  de  su 
lepra?  Considerad  ahora  y  ved,  como 
busca  ocasión  contra  mi. 

8  Y  como  Elisco  varón  do  Dios  oyó  que 
el  rey  de  Israel  hab^a  rasgado  sus  vesti- 
dos, envióla  decir  al  rey:  ¿Por  qué  has 
desgarrado  tus  vestidos?  Venga  ahora 
á  mí,  y  sabrá,  que  hay  profeta  en  Israel. 

9  Y  vino  Naaman  con  bu  caballería,  y 
con  su  carro,  y  paróse  á  las  puertas  de 
la  casa  do  Elisco.  ^d  by  V^ 

353 


II.  DE  LOS  REYES. 


10  t  envióle.  Elíseo  un  mensagero,  di- 
ciendo: Vé,  y  lávate  siete  veces  en  el 
Jordán,  y  tu  carne  se  te  restaurará,  y  se- 
rás limpio. 

11  Y  Naaman  se  fué  enojado,  diciendo : 
He  aquí, yo  pensaba  en  mi:  £1  saldrá 
luego,  y  estando  en  pié  invocará  el  nom- 
bre de  Jebova  su  Dios,  y  alzará  su  mano, 
y  tocará  el  lugar,  y  sanará  la  lepra. 

12  Los  ríos  de  Damasco,  Abona  y  Phar- 
phar,  ¿no  son  mejores  que  todos  las' 
aguas  de  Israel  ?  ¿  Si  me  lavare  en  ellos, 
no  BerÓ  también  limpio?  Y  volvióse  y 
fuese  enojado. 

13  Entonces  bus  criados  se  llegaron  á 
él,  y  habláronle,  diciendo :  Padre  mió, 
si  el  profeta  te  mandara  alguna  gran 
cosa,  ¿ñola  hicieras?  ¿cuánto  mas,  dl- 
ciéndote :  Lávate,  y  serás  limpio  ? 

14  El  entonces  descendió,  y  zabullóse 
siete  veces  en  el  Jordán,  conforme  á  la 
palabra  del  varón  de  Dios :  y  su  carne 
se  volvió  como  la  carne  de  un  niño,  y 
fué  limpio. 

15  Y  volvió  al  varón  de  Dios  él  y  toda 
su  compañía,  y  púsose  delante  de  él,  y 
dlio :  He  aquí,  ahora  conozco,  que  no  hay 
Dios  en  toda  la  tierra,  sino  en  Israel. 
Ruégote  que  recibas  algún  presente  de 
tu  siervo. 

16  Mas  él  dijo:  Vive  Jehova  delante  del 
cual  estoy,  que  no  tomaré.  Y  importu- 
nándole que  tomase,  él  nunca  quiso. 

17  Entonces  Naaman  dyo:  Ruégote, 
¿  no  se  dará  á  tu  siervo  una  carga  de  un 
par  do  acémilas  de  aquesta  tierra?  por- 
que de  aquí  adelante  tu  siervo  no  sacri- 
ficará holocausto  ni  sacrificio  á  otros 
dioses,  sino  á  Jehova. 

18  En  esto  perdone  Jehova  á  tu  siervo : 
que  cuando  mi  señor  entrare  en  el  tem- 
plo de  Remmon,  y  para  adorar  en  él  se 
acostare  sobre  mi  mano,  si  yo  también 
me  inclinare  en  el  templo  de  Remmon, 
con  mi  inclinación  en  el  templo  de  Rem- 
mon, en  esto  Jehova  perdone  á  tu  siervo. 

19  1F  Y  él  le  dijo :  Vé  en  paz.  Y  como 
so  apartó  de  él  como  una  milla  do  tierra, 

20  Giezi  el  criado  de  Elíseo  varón  de 
Dios  dijo  entre  si ;  He  aquí,  mi  señor  es- 
torbó á  este  Syro  Naaman,  no  tomando 
de  su  mano  las  cosas  que  había  traído. 
Vive  Jehova,  que  yo  corra  tras  él,  y  tome 
de  él  alguna  cosa. 

21  Y  siguió  Giezi  á  Naaman,  y  como 
Naaman  le  vio  que  venía  corriendo  tras 
él,  descendió  del  carro  para  venirle  á  re- 
cibir, diciendo :  ¿  No  hay  paz  ? 

354 


22  Y  él  dijo:  Paz,  Mi  señor  me  envia  á. 
decir:  He  aquí, vinieron  á  mí  en  esta 
hora  dos  mancebos  del  monte  de 
Ephraim,  de  los  hijos  de  los  profetas : 
ruégote  que  les  des  un  talento  de  plata, 
y  sendas  mudos  de  vestidos. 

23  Y  Naaman  djjo :  Ruégote  que  tomes 
dos  talentos.  Y  él  le  constrifiló,  y  otó 
dos  talentos  de  plata  en  dos  sacos,  y  dos 
mudas  de  vestidos,  y  púsolo  á  cuestas  á. 
dos  de  6us  criados  que  lo  llevasen  delante 
do  él. 

24  Y  como  vino  á  un  lugar  secreto,  él. 
lo  tomó  do  mano  de  ellos,  y  lo  guardó 
en  casa,  y  envió  los  hombres,  que  se 
fuesen. 

25  Y  él  entró,  y  púsose  delante  de  su  se- 
ñor. Y  Elíseo  le  dijo :  ¿  De  dónde  vie- 
nes Giezi  ?  Y  él  dtfo :  Tu  siervo  no  ha 
ido  á  ninguna  parte. 

26  El  entonces  le  dijo:  ¿No  fué  tam- 
bién mi  corazón,  cuando  el  hombre  vol- 
vió de  su  carro  ¿recibirte?  ¿Es  tiempo 
de  tomar  plata,  y  de  tomar  vestidos,  oli- 
vares, viñas,  ovejas  y  bueyes,  siervos  y 
siervas  ? 

27  La  lepra  de  Naaman  se  te  pegará  á 
tí,  y  á  tu  simiente  para  siempre.  Y  sa- 
lió de  delante  de  él  leproso  como  la 
nieve. 

CAPITULO  VI. 

Elíseo  hace  nadar  sobre  el  agua  una  hacha  de  hierro 
por  la  necesidad  de  uno  de  loe  profeta*.  II.  Descu- 
bre al  rey  de  Israel  toe  emboscadas  de  loe  Syros  por 
lo  cual  enviando  el  rey  de  Sirria  un  escuadrón  da 
gente  para  prenderle,  la  gente  es  herida  de  cegue- 
dad, y  él  los  mete  en  medio  <¿e  Samaría,  y  hace  al 
rey  de  Israel  que  les  dé  de  comer  y  los  envié.  III. 
Estando  Samaría  cercada  del  ejército  de  Sirria,  y 
en  tan  grande  fatiga  de  hambre,  que  las  madres  co- 
mún» d  los  hijos,  el  rey  de  Israel  desesperado  busca 
d  Elíseo  para  matarle. 

LOS  hijos  de  los  profetas  dijeron  á 
Elíseo :    He  aquí,  el  lugar  en  que 
moramos  contigo,  nos  es  estrecho. 

2  Vamos  ahora  al  Jordán,  y  tomemos 
de  allí  cada  uno  una  viga,  y  hagámosnos 
allí  lugar  en  que  moremos  allí.  Y  él  di- 
jo: Andad. 

3  Y  dijo  uno :  Rogárnoste  que  quieras 
venir  con  tus  siervos.  Y  él  respondió: 
Yo  iré. 

4  Y  fuese  con  ellos :  y  como  llegaron  al 
Jordán,  cortaron  la  madera. 

5  Y  aconteció,  que  derribando  uno  un 
árbol,  cayósele  la  hacha  en  el  agua :  y  dio 
voces,  diciendo :  ¡  Ah  señor  mío !  que  era 
emprestada, 

6  Y  el  varón  de  Dios  dijo:  ¿Dónd* 
cayó?    Y  él  le  mostró  el  lugar.    Enton- 


IL  DE  LOS  RETÍS* 


cm  él  curte  un-pelo>  y  echólo  atlí,  7- hizo 
nadar  el  hierro. 

7  Ytffcdtfo:  Tómalo.  Y  él  tendióla 
mano»  y  tomólo, 

8  T  £1  rey  de  Syria  tenia  guerra  contra 
Israel,  y  consaltando  con  ana  «ierro»  dtfo : 
Su  tal  y  en  tal  lugar  estará  mi  atienta 

♦  Y  el  varón  de  Dios  envió  á  decir  al 
rey  de  Israel:  Mira  que  no  pasea  por  Ul 
logar:  porque  los  Syros  van  allL 

10  Entonces  el  rey  de  Israel  envió  á 
aquel  lugar,  que  el  varón  de  Dios  habla 
dicho  y  amonestádole,  y  guardosa  de 
allí»  no  una  vez  ni  dos. 

11  Y  el  eorazon  del  rey  de  Syria  fué 
turbado  de  esto :  y  llamando  sus  siervos, 
dyoles:  ¿No  me  declararéis  vosotros, 
quién  de  los  nuestros  n  del  rey  de  Is- 
rael? 

12  Entonces  uno  de  sus  siervos  dtyo: 
No,  rey  sefior  mió :  sino  que  el  profeta 
Elíseo  está  en  Israel :  el  cual  declara  si 
rey  de  Israel  las  palabras  que  tú  hablas 
en  tu  mas  secreta  cámara. 

18  Y  él  dijo:  Id,  y  mirad  adonde  está, 
para  que  yo  envié  á  tomarle.  Y  méle 
dicho :  He  aquí,  el  mtd  en  Dothaim. 

14  Entonces  el  rey  envió  allá  gente  de 
á  caballo  y  carros,  y  un  grande  ejército, 
los  cuales  vinieron  de  noche,  y  cercaron 
la  dudad. 

15  Y  levantándose  de  mañana  el  que 
servia  al  varón  de  Dios,  para  salir,  he 
aquí  el  ejército,  que  tenía  cercada  la  ciu- 
dad con  gente  de  á  caballo  y  carros.  En* 
toncos  su  criado  le  dtyo:  ¡Ah  señor 
mió !  ¿  qué  haremos  ?  . 

10  Y  él  le  dijo:  No  hayas  miedo,  por- 
que mas  son  los  que  están  con  nosotros, 
que  los  que  están  con  ellos. 

17  Y  oró  Elíseo,  y  dijo:  Ruégote  oh 
Jehova,  que  abras  sus  ojos,  para  que  vea. 
Entonces  Jehova  abrió  los  ojos  del  mo- 
zo, y  miró  :yt  he  aquí  que  el  monte  cataba 
lleno  de  gente  de  á  caballo,  y  de  carros 
de  fuego  al  rededor  de  Elíseo. 

18  Y  como  ellos  descendieron  á  él, 
Elíseo  oró  á  Jehova,  y  dijo:  Ruégote 
que  hieras  á  esta  gente  con  ceguedad. 

Y  hiriólos  con  ceguedad,  conforme  al 
dicho  de  Elíseo. 

19  Y  Elíseo  les  djjo :  No  es  este  el  ca- 
mino, ni  es  esta  la  ciudad,  seguidme, 
que  yo  os  guiaré  al  hombre  que  buscáis. 

Y  guiólos  á  Samaría. 

20  Y  como  vinieron  á  Samarla,,  dtyo 
Busca:  Jehova,  abre  loa  ojoa  de  estos, 
pesa  que, vean,,  Y  Jehova  abrió  ana  ojoa, 


y  miraron,  y  halláronse  en  medio  de  Sa- 
maría. 

31  Y  el  rey  de  Israel  dtyo  á  Elíseo, 
cuando  los  vio :  ¿Herirfat  he,  padre  mió? 

23  Y  él  le  respondió:  No  los  hieras: 
¿Herirlas  á  los  que  tomaste  cautivos 
con  tu  espada  y  con  tu  arco?  Pon  de- 
lante de  ellos  pan  y  agua,  para  que  co- 
man, y  beban,  y  se  vuelvan  á  sus  señorea. 

2a  Entonces  lea  fué  aparejada  grande 
comida,  y  como  hubieron  comido  y  be* 
Mdo,  enviólos,  y  ellos  se  volvieron  á  su 
seflor :  y  nunca  mas  vinieron  escuadro- 
nes de  Syria  á  la  tierra  de  Israel 

24  %  Después  de  esto  aconteció,  que 
BeMdad  rey  do  Syria  juntó  todo  su  ejér- 
cito :  y  subió,  y  puso  cerco  á  Samarla. 

26  Y  hubo  grande  hambre  en  Samarla, 
teniendo  ellos  cerco  sobre  ella,  tanto  que 
la  cabeza  de  un  asno  era  por  ochenta 
pian»  de  plata :  y  la  cuarta  de  un  cabo  ■ 
de  estiércol  de  palomas,  por  clnoo  piexas 
de  plata. 

2ft  Y  pasando  el  rey  de  Israel  por  el 
muro,  una  muger  le  dio  voces*  y  dijo: 
Salva,  rey  seflor  mió. 

27  Y  éldyo:  No  te  salva  Jehova;  ¿de 
dónde  te  tengo  de  salvar  yo?  ¿del alfolí, 
ó  del  lagar? 

28  Y  díjole  el  rey:  ¿Qué  has?  Y  ella 
respondió:  Esta  muger  me  dijo:  Daca 
tu  htyo,  y  comámosle  Jioy,  y  mañana  co- 
meremos el  mió. 

29  Y  cocimos  mi  mjo,  y  cernírnosle. 
Al  día  siguiente  yo  le  dtye :  Daca  tu  mjo, 
y  comámosla  Mas  ella  escondió  su  hijo. 

30  Y  como  el  rey  oyó  las  palabras  de 
aquella  muger,  rompió  sus  vestidos,  y 
pasó  a*i  por  el  muro :  y  el  pueblo  vio  el 
saco  que  traía  dentro  sobre  su  carne. 

81  Y  él  dijo:  Asi  me  haga  Dios,  y  asi 
me  añada,  si  la  cabeza  de  Elíseo,  mjo  de 
Saphat,  estuviere  hoy  sobre  él. ' 

82  Y  Elíseo  estaba  sentado  en  su  casa, 
y  estaban  sentados  con  él  loe  ancianos  1 
y  el  rey  envió  á  él  un  varón.  Y  antes 
que  el  mensagero  viniese  á  él,  él  dijo  á 
los  ancianos:  ¿No  habéis  visto  cómo 
este  hijo  del  homicida  me  envia  á  quitar 
la  cabe»?  Mirad  pues,  y  cuando  vinie- 
re el  mensagero,  cerrad  la  puerta,  y  em- 
prensádle  con  la  puerta:  ¿ no-rim* tras 
de  él  el  estruendo  de  los  pies  de  su-  amo? 

88  Aun  él  estaba  hablando  con  ellos,  y 
he  aquí  el  mensagero  que  descendía  á 
él ;  y  dtfo :  Ciertamente  este  mal  de  Je- 
hova viene,   ¿fura  qué  tengo  de  esperar 

maaáJahovnr¡z^C 


II.  DE  LOS  REYES. 


CAPITULO  vn. 

BNuto  denuncia  en  tan  grande  hambre  una  repentina 
hartura:  ¡a cmal viene,  metiendo  Dice  tanto  miedo 
en  loe  animo»  de  loe  Syroe  de  repente,  que  dejada» 
toda»  tu»  tienda»  con  todo  lo  que  tenían,  te  huyen: 
de  lo  cual  dieron  avito  cuatro  leprotoe.  JL  Un  co> 
pitan,queno  creyó  d  la  denunciación  de  la  hartura, 
e»  hollado  y  muerto  de  la  gente,  d  la  puerta  de  la 
ciudad,  tu*  ver  la  hartura  que  no  creyó,  como  el 
projeta  aeimiemo  te  lo  hacia  dicho. 

Y  DIJO  Elíseo:  Oid  palabra  de  Je- 
hora:  Así  djjo  Jehova:  Mañana  á 
estas  horas  el  modio  de  flor  de  harina,  un 
siclo:  y  dos  modios  de  cebada,  un  slclo 
á.  la  puerta  de  Samarla. 

2  Y  un  principe,  sobre  cuya  mano  el 
rey  se  recostaba,  respondió  al  varón  de 
Dios,  y  dtyo:  ¿Si  Jehova  hiciese  ahora 
ventanas  en  el  cielo*  sería  esto  asi  ?  Y 
él  dtfo:  He  aquí,  tú  lo  verás  con  tus  ojos, 
mas  no  comerás  de  ello. 

8  Y  había  cuatro  hombres  leprosos  á  la 
entrada  de  la  puerta,  los  cuales  dijeron 
el  uno  al  otro:  ¿Para  qué  nos  estamos 
aqní  hasta  que  muramos? 

4  Si  hablaremos  de  entrar  en  la  ciudad, 
por  la  hambre  que  hay  en  la  ciudad  mo- 
riremos en  ella:  y  si  nos  quedamos 
aqni  también  moriremos.  Venid  pues 
ahora,  y  pasémosnos  al  ejército  de  los 
Syros :  si  ellos  nos  dieren  la  vida,  vivi- 
remos, y  si  nos  dieren  la  muerte,  mo- 
riremos. 

5  Y  levantáronse  jen  el  principio  de  la 
noche,  para  irse  al  campo  do  los  Syros ; 
y  llegando  á  las  primeras  estancias  de 
los  Syros,  no  tíabia  allí  hombre. 

6  Porque  el  señor  habla  hecho  que  en 
el  campo  de  los  Syros  se  oyese  estruen- 
do de  carros,  sonido  de  caballos,  y  es- 
truendo de  grande  ejército:  y  dijeron 
los  unos  á  los  otros :  He  aquí,  el  rey  de 
Israel  ha  pagado  contra  nosotros  á  los 
reyes  de  los  Hettheos,  y  á  los  reyes  de 
los  Egypclos,  para  que  vengan  contra 
nosotros. 

7  Y  asi  se  hablan  levantado,  y  hablan 
hnido  al  principio  de  la  noche,  dejando 
sus  tiendas,  sus  caballos,  sus  asnos,  y  el 
campo  como  se  estaba,  y  hablan  huido 
por  salvar  las  vidas. 

8  Y  como  los  leprosos  llegaron  á  las 
primeras  estancias,  entráronse  en  una 
tienda,  y  comieron  y  bebieron,  y  toma- 
ron de  allí  plata  y  oro,  y  vestidos,  y  fue- 
ron, y  escondiéronlo :  y  vueltos  entra- 
ron en  otra  tienda,  y  de  allí  también  to- 
maron, y  fueron,  y  escondieron. 

9  Y  dieron  el  uno  al  otro :  No  hace- 
mos bien :  hoy  es  día  de  dar  buena  nue- 

856 


va,  y  nosotros  callamos :  y  si  esperamos 
hasta  la  luz  de  la  mañana,  seremos  to- 
mados en  la  maldad.  Venid  pues  ahora, 
entremos,  y  demos  la  nueva  en  casa  del 
rey. 

10  Y  vinieron,  y  dieron  voces  á  las  guar- 
dias de  la  puerta  de  la  ciudad,  y  declará- 
ronles, diciendo:  Nosotros  venimos  al 
campo  de  los  Syros,  y,  he  aquí  que  no 
habla  allá  hombre,  ni  voz  de  hombre, 
sino  los  caballos  atados,  y  los  asnos  ata- 
dos, y  el  campo  como  se  estaba. 

11  Y  los  porteros  dieron  voces,  y  de- 
claráronlo dentro  en  el  palacio  del  rey. 

12  Y  levantóse  el  rey  de  noche,  y  dijo 
á  sus  siervos:  Yo  os  declararé  lo  que 
nos  han  hecho  los  Syros:  ellos  saben 
que  tenemos  hambre,  y  hánse  salido  de 
las  tiendas,  y  cscondidose  en  el  campo, 
diciendo :  Cuando  hubieren  salido  de  la 
ciudad,  los  tomaremos  vivos,  y  entrare- 
mos en  la  ciudad. 

18  Entonces  respondió  uno  de  sus  sier- 
vos, y  <Hjo :  Tomen  ahora  cinco  de  los 
caballos  que  han  quedado  en  la  ciudad, 
porque  ellos  también  ton  Hdo  como  toda 
la  multitud  de  Israel,  que  ha  quedado 
en  ella:  ellos  también  han  *ido  como  to- 
da la  multitud  de  Israel  que  ha  pereci- 
do, y  enviémoslos,  y  veremos. 

14  Y  tomaron  dos  caballos  de  un  carro, 
y  envió  el  rey  tras  el  campo  de  los  Syros, 
diciendo :  Id,  y  ved. 

15  Y  ellos  fueron,  y  siguiéronlos  hasta 
el  Jordán:  y, he  aquí, todo  el  camino  es- 
taba lleno  de  vestidos  y  de  vasos,  que 
los  Syros  habian  echado  con  priesa.  Y 
volvieron  los  mensageros,  y  luciéronlo 
saber  al  rey. 

16  Entonces  el  pueblo  salió,  ya  saquea- 
ron el  campo  de  los  Syros;  y*  fué  im 
modlo  de  flor  de*  harina  por  un  slclo, 
y  dos  modios  de  cebada  por  un  siclo, 
conforme  á  la  palabra  de  Jehova. 

17  1T  Y  el  rey  puso  á  la  puerta  á  aquel 
principe,  sobre  cuya  mano  él  se  habla 
recostado,  y  el  pueblo  le  atropello  á  la 
entrada,  y  murió,  conforme  á  lo  que  ha- 
bla dicho  el  varón  de  Dios,  lo  que  habló 
cuando  el  rey  descendió  á  éL 

18  Y  aconteció  de  la  manera  que  el  va- 
ron  de  Dios  habla  dicho  al  rey,  dicten- 
dolé:  Dos  modios  de  cebada  por  un  sl- 
clo, y  el  modio  de  flor  de  harina  por  un 
siclo:  será  mañana  á  estas  horas  á  la 
puerta  de  Samarla. 

19  A  lo  cual  aquél  principe  habla  res- 
pondido al  varón  de  Dios,  diciendo :  ¿  81 


II.  DE  LOS  RETES. 


Jefcova  Métete  ventana  en  el  délo,  ha- 
cerse ha  eso  ?  Y  él  djjo :  He  aquí,  tú  lo 
verás  con  tus  ojos,  mas  no  comerás  de 
ello. 

90  Y  acontecióle  asi :  porque  el  pueblo 
le  atsopelló  en  la  entrada,  y  murió. 
CAPITULO  vm. 

J*or  el  aviso  de  BUseo  su  huéspeda  se  va  de  la  tierra 
huyendo  de  la  hambre  que  habia  de  venir  sobre  tila. 
II  Declara  Elimo  d  Hazael  criado  del  rey  de  Sy- 
ria cerno  habia  de  ser  rey,  y  lo  que  en  su  reino  ha- 
tea de  hacer:  y  vuelto  Hasmel  ahoga  al  reyyueur- 
pa  el  reino.  IIL  Joram  hijo  de  Jampkat  rey  de 
Juda  ligue  las  impiedades  de  loe  reyes  de  Israel:  el 
cual  muerto  smcede  en  el  reino  Ochoxias  su  hifo  tamv- 


Y  HABLÓ  Elíseo  á  aquella  muger, 
cuyo  htyo  habia  hecho  vivir,  dicien- 
do: Levántate,  vete,  tú  y  toda  tu  cosa,  á 
vivir  donde  pudieres ;  porque  Jehova  ha 
llamado  hambre,  la  cual  vendrá  también 
sobre  la  tierra  siete  anos. 

2  Entonces  la  muger  se  levantó,  y  biso 
como  el  varón  de  Dios  la  dtf  o :  y  partió- 
se ella  y  su  casa,  y  vivió  en  tierra  de  los 
Philistheos  siete  años. 

8  Y  como  fueron  pasados  los  siete  anos, 
la  muger  volvió  de  la  tierra  de  los  Phi- 
listheos :  y  salió  para  clamar  al  rey  por 
su  casa,  y  por  bus  tierras. 

4  Y  el  rey  habia  hablado  con  Giezi  sier- 
vo del  varón  de  Dios,  diciéndole :  Rué- 
gete que  me  cuentes  todas  las  maravillas 
que  ha  hecho  Elíseo. 

5  Y  contando  él  al  rey,  como  habia  he- 
cho vivir  un  muerto,  he  aqui  la  muger, 
cuyo  hijo  habia  hecho  vivir,  que  clama- 
ba al  rey  por  su  casa,  y  por  bus  tierras. 
Entonces  dfyo  Giezi :  Rey  señor  mió,  es- 
ta et  la  muger,  y  este  e*  su  hijo,  al  cual 
Eliseo  hizo  vivir. 

6  Y  preguntando  el  rey  a  la  muger,  ella 
se  lo  contó.  Y  el  rey  le  dio  un  eunuco, 
diciéndole:  Hazle  volver  todas  las  cosas 
que  eran  suyas,  y  todos  los  frutos  de  las 
tierras  desde  el  día  que  dejó  las  tierras 
hasta  ahora. 

7  T  Eliseo  se  fué  á  Damasco,  y  Ben- 
adad  rey  de  Syria  estaba  enfermo,  al  cual 
dieron  aviso,  diciendo :  El  varón  de  Dios 
es  venido  aquí. 

8  Y  el  rey  dtyo  á  Hazael :  Toma  en  tu 
mano  wi  presente,  y  vé  á  recibir  al  va- 
ron  de  Dios,  y  consulta  por  él  á  Jehova, 
diciendo:  ¿Tengo  de  sanar  de  esta  en- 
fermedad ? 

9  Y  Hazael  tomó  en  su  mano  un  pre- 
sente de  todos  los  bienes  de  Damasco, 
cuarenta  camellos  cargados,  y  salióle  á 
recibir:  y  llegó  y  púsose  delante  de  el, 


y  d|Jo :  Tu  WJo  Ben*adad  rey  de  Syria  me 
ha  enviado  4  tí,  diciendo :  ¿Tengo  de  sa- 
nar de  esta  enfermedad  ? 

10  Y  Eliseo  le  djjo :  Vé,  díle :  Viviendo 
vivirás :  empero  Jehova  me  ha  mostrado 
que  muriendo  ha  de  morir. 

11  Y  el  varón  de  Dios  le  volvió  el  ros- 
tro animadamente,  y  estúvose  asi  una 
gran  pieza,  y  lloró  el  varón  de  Dios. 

12  Entonces  dijole  Hazael:  ¿Por  qué 
llora  mi  señor?  Y  él  respondió:  Porque 
sé  el  mal  que  has  de  hacer  á  los  hijos  de 
Israel:  sus  fortalezas  encenderás  á  fue- 
go, y  sus  mancebos  pasarás  4  cuchillo,  y 
sus  niños  estrellarás,  y  sus  preñadas 
abrirás. 

18  Y  Hazael  dtyo:  ¿Por  qué?  ¿Es  tu 
siervo  perro,  para  hacer  esta  gran  cosa? 

Y  respondió  Eliseo :  Jehova  me  ha  mos- 
trado, que  tú  has  de  eer  rey  de  Syria. 

14  Y  él  se  partió  de  Eliseo,  y  vino  á  su 
señor:  y  él  le  dijo:  ¿Qué  te  dijo  Eliseo? 

Y  él  respondió:  Dijome,  que  viviendo 
vivirás. 

15  El  dia  siguiente  tomó  un  paño  basto 
y  metióle  en  agua,  y  tendióle  sobre  su  ros- 
tro :  y  murió,  y  reinó  Hazael  en  su  lugar. 

16  Tí  En  el  quinto  año  de  Joram,  hijo 
de  Achab,  rey  de  Israel,  y  de  Josaphat 
rey  de  Juda,  comenzó  á  reinar  Joram, 
mjo  de  Josaphat  rey  de  Juda. 

17  De  treinta  y  dos  afios  era,  cuando 
comenzó  á  reinar,  y  ocho  años  reinó  en 
Jerusalem. 

18  Anduvo  en  el  camino  de  los  reyes  de 
Israel,  como  hizo  la  casa  de  Achab :  por- 
que una  luja  de  Achab  fué  su  muger,  y 
hizo  lo  malo  en  ojos  de  Jehova. 

19  Con  todo  eso  Jehova  no  quiso  cortar 
á  Juda,  por  amor  de  David  su  siervo, 
como  le  habia  prometido  de  darle  lám- 
para de  bus  hijos  perpetuamente. 

20  En  su  tiempo  se  rebeló  Edom  de 
debajo  de  la  mano  de  Juda :-  y  pusieron 
rey  sobre  sí. 

21  Y  Joram  pasó  en  Seir,  él  y  todos  sus 
carros  con  él :  y  levantándose  de  noche 
hirió  á  los  Idumeos,  los  cuales  le  ha- 
blan encerrado,  juntamente  con  los  ca- 
pitanes de  los  carros :  y  el  pueblo  huyó 
á  sus  estancias. 

22  Y  se  rebeló  Edom  de  debajo  de  la 
mano  de  Juda  hasta  hoy.  Entonces  se 
rebeló  Lobna  en  el  mismo  tiempo. 

28  Lo  demás  do  los  hechos  de  Joram,  y 
todas  las  cosas  que  hizo,  ¿no  está  escrito 
en  el  libro  do  las  crónicas  de  los  reyes 
de  Juda?     Digitized  google 


II.  DJS  LOS  HE  YES. 


34  Y  durmió  Joram  con  «ti»  padres,  y 
fné  sepultado  con  sus  padres  en  la  ciu- 
dad de  David :  y  reinó  en  en  lugar  Ocho- 
zias su  lujo. 

35  En  el  afio  doce  de  Joram,  lujo  de 
Achab,  rey  de  Israel,  comenzó  á  reinar 
-Ochozias,  hijo  de  Joram  rey  de  Juda. 

86  De  veinte  y  dos  anos  era  Ochoeias 
cuando  •comenzó  á  reinar:  y  remó  un 
ano  en  Jerusnlem :  el  nombre  de  su  ma- 
dre fué  Athalia,  luja  de  Amri,  rey  de  Is- 
raeL 

27  Anduvo  en  el  camino  de  la  casa  de 
Achab,  y  hizo  lo  malo  en  ojos  de  Jebe- 
ra, como  la  casa  de  Achab;  porque  era 
yerno  de  la  casa  de  Achab. 

28  T  fué  á  la  guerra  con  Joram,  lujo 
de  Achab,  á  Bamoth  de  Galaad  contra 
Hazael  rey  de  Syria :  y  los  Syros  hirieron 
á  Joram. 

29  Y  el  rey  Joram  se  volvió  á  Jezraei 
para  curarse  de  las  heridas  que  los  Syros 
le  dieron  delante  de  Bamoth,  cuando 
peleó  contra  Hazael  rey  de  Syria:  y  des- 
cendió Ochozias,  hijo  de  Joram,  rey  de 
Juda,  á  visitar  á  Joram,  hijo  de  Achab, 
en  Jezraei,  porque  estaba  enfermo. 

CAPITULO  IX. 

Jehu  ungido  por  rey  do  hraelpor  tato  do  Jo»  profetas 
que  Elíseo  envío"  para  olio,  mata  d  Joram  rey  do  h- 
rael,  h\jo  de  Achab,  en  la  heredad  de  Xaboth,  con-  . 
forme,  d  lo  que  Dio»  había  denunciado  d  Achab  tu 
podro  por  ¿lia»  d  cama  de  la  muerto  de  JSaboth, 
atimiamo  mató  do  aquel  camino  d  Ochooia»  rey  de 
Juda  que  habia  venido  d  ver  d  Joram ;  yd  Jexabel 
madre  de  Joram  hizo  echar  detde  una  ventana,  y 
comiéronla  perro»,  conformo  d  la  mioma  profecía. 

ENTONCES  el  profeta  Elíseo  llamó  á 
uno  de  los  lujos  de  los  profetas,  y 
díjolo :  Ciñe  tus  lomos,  y  toma  esta  al- 
cuza de  aceite  en  tu  mano,  y  vé  á  Ba- 
moth de  Galaad. 

2  Y  cuando  llegares  allá,  verás  allí  á 
Jehu,  lujo  de  Josaphat,  lujo  de  Namsi : 
y  entrando  haz  que  se  levante  de  entre 
«us  hermanos,  y  métele  en  la  recámara. 

8  Y  toma  la  alcuza  de  aceite,  y  derrá- 
mala sobre  su  cabeza,  y  di :  Asi  dtyo  Je- 
hova: Yo  te  he  ungido  por  rey  sobre  Is- 
rael. Y  abriendo  la  puerta  echa  á  huir, 
y  no  esperes. 

4  Y  el  mozo  flié,  el  mozo  del  profeta,  á 
Bamoth  de  Galaad : 

5  Y  como  él  entró,  he  aquí  los  prínci- 
pes del  ejército,  que  estaban  sentados. 
Y  él  dtyo:  Principe,  una  palabra  tengo 
que  decirte.  Y  Jehu  cUjo:  ¿A  cuál  de 
todos  nosotros?  Y  él  <Újo:  A  tí,  prín- 
cipe. 

6  Y  él  so  levantó,  y  entróse  en  caía:  y 

368 


ti  oteo  derramó  el  imite  sobre  su  cabe- 
za, y  dljole :  Asi  cUjo  Jehova  Dios  de  Is- 
rael: Yo  te  he  ungido  por  rey  sobre  el 
pueblo  de  Jehova,  sobro  Israel. 

7  Y  herirás  la  casa  de  Aehab  tu  señor, 
para  que  yo  vengue  las  sangres  de  mis 
siervos  los  profetas,  y  las  sangres  de  to- 
dos los  siervos  de  Jehova,  de  la  mano 
de  JezabeL 

8  Y  perecerá  toda  la  casa  de  Achab,  y 
talaré  de  Aehab  todo  meante  á  la  pared, 
así  al  guardado,  como  al  desamparado 
en  IsraeL 

9  Y  yo  pondré  la  casa  de  Achab,  como 
la  casa  de  Jeroboam,  lujo  de  Nabat,  y 
como  la  casa  de  Beato,  hijo  de  Alúas. 

10  Y  á  Jesabel  comerán  perros  en  el 
campo  de  Jezraei,  y  no  habrá  quien  la 
sepulte.  Y  abrió  la  puerta,  y  echó  á  huir. 

11  Y  salió  Jehu  á  los  siervos  de  su  se- 
ñor, y cujéronle:  ¿Hay paz?  ¿Para qué 
entró  á  ti  aquel  loco?  Y  él  les  cUjo : 
Vosotros  conocéis  al  hombre,  y  á  sus 
palabras. 

12  Y  ellos  djjeron:  Mentira:  declára- 
noslo ahora.  Y  él  dijo:  Así  y  asi  me 
habló,  diciendo:  Asi  d$o  Jehova:  Yo 
te  he  ungido  por  rey  sobre  Israel. 

18  Y  tomaron  de  presto  cada  uno  su 
ropa,  y  púsola  debajo  de. él  en  lo  mas 
alto  de  las  gradas,  y  tocaron  corneta,  y  , 
dijeron :  Jehu  es  rey. 

14  Asi  conjuró  Jehu,  lujo  de  Josaphat, 
lujo  de  Namsi,  contra  Joram,  estando 
Joram  guardando  á  Bamoth  de  Galaad, 
con  todo  Israel,  por  causa  de  Hazael  rey 
de  Syria: 

15  Habiéndose  vuelto  el  rey  Joram  á 
Jezraei  para  curarse  desias  heridas  que 
los  Syros  le  hablan  dado,  peleando  con- 
tra Hazael  rey  de  Syria.  Y  Jehu  dijo : 
Si  es  vuestra  voluntad,  ninguno  escape 
de  la  ciudad,  que  vaya  y  dé  las  nuevas 
en  Jezraei. 

16  Entonces  Jehu  cabalgó,  y  mese  á  Jez- 
raei, porque  Joram  estaba  allá  enfermo : 
y  Ochozias  rey  de  Juda  habia  descendi- 
do aUd  á  visitar  á  Joram. 

17  Y  el  atalaya  que  estaba  en  la  torre 
do  Jezraei,  vio  la  cuadrilla  de  Jehu,  que 
venia,  y  djjo:  Yo  veo  una  cuadrilla.  Y 
Joram  dijo :  Toma  uno  de  á  caballo,  y 
envia  á  reconocerlos,  y  que  les  diga, 
¿Hay  paz? 

18  Y  el  de  á  caballo  fué  á  reconocerlos, 
y  dijo:  El  rey  dice  asi:  ¿Hay  pa*?  Y  Je- 
hu lo  cUjo :  ¿  Qué  tienes  tú  £t*  ver  con 
la  paz?.  Vuélvete  tras  mi.    £1  atalayas 


II.  DE  LOS  REYES. 


dló  aviso,  diciendo :  Él  mensagero  llegó 
basta  ellos,  y  no  vuelve. 

19  T  envió  otro  de  á  caballo,  el  cual 
llegando  á  ellos  d\jo :  El  rey  dice  así : 
¿  Hay  paz  ?  T  Jehn  respondió :  ¿  Qué  tie- 
nes tú  que  ver  con  la  paz?  Vuélvete 
tras  mí. 

20  El  atalaya  volvió  á  decir:  También 
este  llegó  á  ellos,  y  no  vuelve :  mas  su 
paso  es  como  el  paso  de  Jehu,  hijo  de 
Ifamsi,  porque  viene  con  furia, 

21  Entonces  Joram  dijo :  Unce :  y  un- 
ció su  carro,  y  salieron  Joram  rey  de  Is- 
rael, y  Ocbozlas  rey  de  Juda,  cada  uno 
en  su  carro,  y  salieron  á  encontrar  á  Je- 
bu,  al  cual  bailaron  en  la  beredad  de  Na- 
botb  de  Jezrael. 

23  Y  en  viendo  Joram  á  Jehu,  dijo: 
¿  Jebn,  bay  paz  ?  Y  él  respondió :  ¿  Qué 
paz,  con  las  fornicaciones  de  Jczabel  tu 
madre,  y  sus  muebas  hechicerías  ? 

23  Entonces  Joram  volviendo  la  mano 
huyó,  y  cUJo  á  Ocbozlas :  Traición,  Ocbo- 
zlas. 

24  Mas  Jehu  hinchió  la  mano  de  su  ar- 
co, y  birló  á  Joram  entre  las  espaldas, 
y  la  saeta  salló  por  su  corazón,  y  cayó 
en  su  carro. 

25  Y  dtyo  á  Badacer  su  capitán :  Tóma- 
le, y  échale  á  un  cabo  de  la  heredad  de 
Kaboth  de  Jczrael:  acuérdate  que  cuan- 
do yo  y  tú  Íbamos  juntos  tras  Achab  su 
padre,  Jehova  pronunció  esta  sentencia 
sobre  él,  diciendo : 

20  Que  yo  vi  ayer  las  sangres  de  Na- 
both,  y  las  sangres-de  sus  hijos,  dijo  Je- 
hova, y  que  te  las  tengo  de  volver  en 
esta  heredad,  dijo  Jehova.  Tómale  pues 
ahora,  y  échale  en  la  heredad,  conforme 
á  la  palabra  de  Jehova. 

27  Y  viendo  esto  Ochozias  rey  de  Juda, 
huyó  por  el  camino  de  la  casa  del  huer- 
to: y  siguióle  Jehu,  diciendo':  Herid 
también^  este  en  el  carro  á  la  subida  de 
Gur,  junto  á  Jeblaham.  Y  él  huyó  á  Ma- 
geddo,  y  murió  allá. 

28  Y  sus  siervos  le  llevaron  sobre  un 
carro  á  Jerusalem,  y  allá  le  sepultaron 
con  sus  padres,  en  su  sepulcro,  en  la 
ciudad  de  David. 

29  En  el  undécimo  año  de  Joram,  mjo 
de  Achab,  comenzó  á  remar  Ochozias 
sobre  Juda. 

80  Y  vino  Jehu  á  Jezrael,  y  como  Jeza- 
fcel  lo  oyó,  adornó  sus  ojos  con  alcohol, 
y  atavió  su  cabeza,  y  asomóse  por  una 
Ventana. 

81  Y  como  Jehu  entró  por  la  puerta, 


ella  dtyo :  ¿Sucedió  bien  i  Zambri,  que 
mató  á  su  señor? 

82  Y  alzando  él  su  rostro  hacia  la  ven- 
tana, dijo:  ¿Quién  es  conmigo?  ¿Quién? 
Y  miraron  hacia  él  dos,  ó  tres  eunucos. 

88  Y  el  lee  djjo:  Echadla  abajo:  jeUos 
la,  echaron,  y  parte  de  su  sangre  fué  sal- 
picada en  la  pared,  y  en  los  caballos,  y 
él  la  atropello. 

84  Y  entró,  y  comió,  y  bebió,  y  dflo:  Id 
ahora  á  ver  aquella  maldita,  y  sepultad* 
la,  que  al  fines  btfa  de  rey. 

85  Y  cuando  fueron  para  sepultarla,  no 
hallaron  nada  de  ella  mas  de  la  calavera, 
y  los  pies,  y  las  palmas  de  las  manos. 

88  Y  volvieron,  y  dyéronselo.  Y  él  di- 
jo :  La  palabra  de  Dios  es  esta,  la  cual  él 
habló  por  mano  de  su  siervo  Elias  Thes- 
bita,  diciendo :  En  la  heredad  de  Jezrael 
comerán  los  perros  las  carnes  de  JezabeL 

87  Y  el  cuerpo  de  Jezabel  fué  como 
estiércol  sobre  la  haz  de  la  tierra,  en  la 
heredad  de  Jezrael:  de  tal  manera  que 
nadie  pueda  decir.    Esta  es  JezabeL 

CAPITULO  X. 

Jehu  recibido  per  rey  de  los  principe»  de  Israel  hace 
matar  setenta  hijo$  de  Achab,  con  todo»  lo»  demos 
oms  perteneció*  d  la  casa  de  Achab,  y  viniendo  d 
Samaría,  sopase  con  los  hermanos  de  Ochónos  rey 
de  Judo,  p  también  lo»  hace  matar  d  todo»,  II.  En 
Samaría  hace  juntar  todos  los  sacerdote»  de  Bahal 
con  pretexto  de  quererle  hacer  una  gran  Meta,  y 
mdiasosd  todos  en  el  templo.  III.  Retiene  con  todo 
eso  la  idolatría  de  Jeroboam,  y  muerto  él,  sucede  en 
su  lugar  Joachaz  su  h\jo. 

Y  TENIA  Achab  en  Samarla  setenta 
hijos :  y  escribió  cartas  Jehu,  y  en- 
viólas á  Samaría  á  los  principales  de  Jez- 
rael, á  los  ancianos,  y  á  los  ayos  de  Achab, 
diciendo : 

2  Luego  en  viniendo  estas  cartas  á  vo- 
sotros los  que  tenéis  los  lujos  de  vues- 
tro señor,  y  los  que  tenéis  carros  y  gen- 
te de  á  caballo,  la  ciudad  pertrechada,  y 
las  armas ; 

8  Mirad  cual  es  el  mejor,  y  el  mas  recto 
de  los  hijos  de  vuestro  señor,  y  ponédle 
en  el  trono  de  su  padre :  y  pelead  por  la 
casa  de  vuestro  señor. 

4  Y  eUos  hubieron  gran  temor,  y  dije- 
ron: He  aqni,  dos  reyes  no  pudieron 
resistirle,  ¿cómo  le  resistiremos  noso- 
tros? 

5  Y  enviaron  el  mayordomo,  y  el  pre- 
sidente de  la  ciudad,  y  los  ancianos,  y 
los  ayos,  á  Jehu,  diciendo :  Siervos  tuyos 
somos ;  todo  lo  que  nos  mandares,  hare- 
mos ;  y  no  elegiremos  por  rey  á  ningu- 
no :  mas  tú  harás  lo  que  es  bueno  en  tus 
ojos. 

869 


II.  DE  LOS  REYES. 


6  El  entonces  lee  ceeribló  la  segunda 
Tez,  diciendo:  Si  sois  mioe,  y  queréis 
obedecerme,  tomad  los  cabezas  de  los 
Tarones,  de  los  lujos  de  vuestro  señor,  y 
Teñid  mañana  á  estas  horas  á  mi  á  Jez- 
imeL  Y  los  lujos  del  rey,  setenta  varo- 
nes, estaban  con  los  principales  de  la  ciu- 
dad, que  los  criaban. 

7  Y  como  las.  cartas  llegaron  á  ellos, 
tomaron  á  los  lujos  del  rey,  y  degollaron 
soteata  varones,  y  pusieron  sus  cabezas 
en  canastillos,  y  enviáronselas  á  JezracL 

8  Y  vino  un  mensagero  que  le  dio  las 
nuevas,  diciendo:  Traído  han  las  cabe- 
zas de  los  hijos  del  rey.  Y  él  dijo :  Po- 
nadlas en  dos  montones  á  la  entrada  de 
la  puerta  hasta  la  mañana, 

9  Venida  la  mañana  él  salió,  y  estando 
en  pié  dijo  á  todo  el  pueblo :  Vosotros 
sois  justos,  y,  he  aquí,  yo  he  conspirado 
contra  mi  señor,  y  le  he  muerto :  mas, 
i  quién  á  muerto  á  todos  estos  ? 

10  Sabed  ahora  que  de  la  palabra  de  Je- 
hova, que  habló  sobre  la  casa  de  Achab, 
nada  caerá  en  tierra:  y  que  Jehova  ha 
hecho  lo  que  cüjo  por  su  siervo  Elias. 

11  Y  mató  Jehu  á  todos  los  que  hablan 
quedado  de  la  casa  de  Achab  en  Jezraei, 
y  á  todos  sus  principes,  y  á  todos  bus  fa- 
miliares, y  sus  sacerdotesj.que  no  le  que- 
dó ninguna 

13  Y  levantóse  de  alli,  y  vino  á  Sama- 
rla :  y  llegando  él  á  una  casa  de  trasqui- 
ladura de  pastores  en  el  camino, 

13  Halló  aüi  á  los  hermanos  de  Ocho- 
zias,  rey  de  Juda,  y  díjoles:  ¿Quién  boís 
vosotros?  Y  ellos  dijeron:  Somos  her- 
manos de  Ochozias,  y  habernos  venido  á 
saludar  á  los  lujos  del  rey,  y  á  los  hijos 
de  la  reina. 

14  Entonces  él  dijo :  Prendadlos  vivos. 
Y  después  que  los  tomaron  vivos,  los 
degollaron  junto  al  pozo  de  la  casa  de 
la  trasquiladura,  cuarenta  y  dos  varones, 
que  ninguno  de  ellos  dejó. 

15  Y  partiéndose  de  allí,  topóse  con 
Jonadab,  hijo  de  Rechab,  y  después  que 
le  hubo  saludado,  díjole:  ¿Es  recto  tu 
corazón  como  el  mió  es  recto  con  el 
tuyo  ?  Y  Jonadab  cUjo :  Es,  y  es.  Dame 
pues  la  mano.  Y  él  le  dio.  su  mano,  y 
hízole  subir  consigo  en  el  carro* 

16  Y  díjole :  Ven  conmigo,  y  verás  mi 
celo  por  Jehova.  Y  pusiéronle  en  su 
carro. 

17  Y  como  vino  á  Samarla,  mató  á  to- 
dos los  que  hablan  quedado  de  Achab 
en  Samarla,  hasta  raerlos  dd  tado%  conibr- 

800 


me  á  la  palabra  de  Jehova,  que  habla 
hablado  por  Elias. 

18  Tí  Y  juntó  Jehu  todo  el  pueblo,  y 
dijoles :  Achab  poco  sirvió  á  Banal :  mas 
Jehu  le  servirá  mucho. 

19  Llamadme  pues  luego  á  todos  los 
profetas  de  Banal,  á  todos  sus  siervos,  y 
á  todos  sus  sacerdotes,  que  no  falte  nin- 
guno, porque  tengo  un  grande  sacrificio 
para  Banal:  cualquiera  que  faltare,  no 
vivirá.  Esto  hacia  Jehu  con  astucia,  pa- 
ra destruirlos  que  honraban  á  BahaL 

20  Y  dijo  Jehu :  Santificad  un  dia  solem- 
ne á  BahaL    Y  ellos  convocaron. 

21 Y  envió  Jehu  por  todo  Israel,  y  vinie- 
ron todos  los  siervos  de  Banal,  que  no 
faltó  ninguno,  que  no  viniese.  Y  entra- 
ron en  el  templo  de  Banal,  y  el  templo 
de  Banal  se  hinchió  de  cabo  á  cabo. 

22  Entonces  dijo  al  que  tenia  cargo  de 
las  vestiduras :  Saca  vestiduras  para  to- 
dos los  siervos  de  BahaL  Y  él  les  sacó 
vestiduras. 

28  Y  entró  Jehu  con  Jonadab,  lujo  do 
Rechab,  en  el  templo  de  Banal,  y  dijo  á 
los  siervos  do  Banal :  Mirad,  y  ved  que 
por  dicha  no  haya  aquí  entre  vosotros 
alguno  de  los  siervos  de  Jehova,  sino 
solos  los  siervos  de  BahaL 

24  Y  como  ellos  entraron  para  hacer 
sacrificios  y  holocaustos,  Jehu  puso  fue- 
ra ochenta  varones,  y  dijoles :  Cualquie- 
ra que  ¿dejare  vivo  alguno  de  aquellos 
hombres,  que  yo  he  puesto  en  vuestras 
manos,  su  vida  será  por  la  del  otro. 

25  Y  después  que  ellos  acabaron  de  ha- 
cer el  holocausto,  Jehu  dijo  á  los  de  su 
guardia,  y  á  los  capitanes:  Entrad,  y 
matádlos,  que  no  escape  ninguno.  Y 
pasáronlos  á  cuchillo,  y  dejáronlos  ten- 
didos los  de  la  guardia  y  los  capitanes, 
y  fueron  hasta  la  ciudad  del  templo  de 
Banal; 

26  Y  sacaron  las  estatuas  de  la  casa  de 
Banal,  y  las  quemaron. 

27  Y  quebraron  la  estatua  de.  Banal,  y 
derribaron  la  casa  de  Banal,  y  luciéronla 
necesarias  hasta  hoy. 

28  Así  rayó  Jehu  á  Banal  de  IsraeL 

20  H  Con  todo  eso  Jehu  no  se  apartó 
de  los  pecados  de  Jeroboam,  lujo  de  Na- 
bat,  el  que  hizo  pecar  á  Israel,  de  en  pos 
de  los  becerros  de  oro,  que  estaban  en 
Beth-cl,  y  en  Dan. 

80  Y  Jehova  dijo  á  Jehu :  Por  cuanto 
has  hecho  bien,  haciendo  lo  que  es  recto 
delante  de  mis  ojos,  conforme  á  todo  lo 
que  estaba  en  mi  corazón,  has  hecho  á  la 


II.  DB  LOS  REYES. 


case  de  Aehab,  tus  hijos  se  Mentarán 
sobre  el  trono  de  Israel  hssta  la  cuarta 
generación. 

81  Mas  Jehn  no  guardó  andando  en  la 
ley  de  Jehova  Dios  de  Israel  con  todo 
en  corazón,  ni  se  apartó  de  los  pecados 
de  Jeroboam,  el  que  habla  hecho  pecar 
A  Israel 

83  En  aquellos  días  comenzó  Jehova  á 
talar  en  Israel :  y  hiriólos  Hassel  en  to- 
dos los  términos  de  Israel, 

83  Desde  el  Jordán  al. nacimiento  del 
sol,  toda  la  tierra  de  Galaad,  de  Gad,  de 
Bnben,  y  de  Manasses :  desde  Aroer,  qne 
ettá  Junto  al  arroyo  de  Amon,  á  Galaad, 
y  á  Basan. 

Sé  Lo  demás  de  los  hechos  de  Jehn,  y 
todas  las  cosas  que  hizo,  y  toda  su  va- 
lentía, ¿no  está  escrito  en  el  libro  de  las 
crónicas  de  los  reyes  de  Israel? 

85  Y  durmió  Jehn  con  sus  padres,  y 
le  sepultaron  en  Samaría,  y  reinó"  en  bu 
lugar  Joachaz  su  luja 

86  El  tiempo  que  Jehn  reinó  sobre  Is- 
rael en  8amaria/t*¿  veinte  y  ocho  anos. 

CAPITULO  XI. 

jUhaua  madre  de  Ochozias  rey  de  Juda  por  finar 
«ota,  mata  focan  la  sucesión  real,  «acepto  Joas  niho 
hijo  de  Ochoxku,  que  fué  escapado  por  medio  de  su 
tía:  y  habiendo  talado  guardado  en  el  templo  seis 
ato»,  el  mano  sacerdote  Jetada  le  mmmtra  al  pueblo, 
9  le  hace  proclamar  reyt  wsatando  d  Athalia.  JL 
Joiada  hace  que  el  nuevo  rey,  y  el  pueblo  hagan  pú- 
blica y  míenme  protestación  de  seguir  la  ley  de  Dios, 
y  destruyen  toda  la  iéokUria. 

YATHALIA  madre  de  Ochozias  Tien- 
do que  su  lujo  era  muerto,  levantó- 
se, y  destruyó  toda  la  simiente  real 

8  T  tomando  Josaba,  luja  del  rey  Jo- 
ras, hermana  de  Ochozias,  á  Joas,  lujo 
de  Ochozias,  hurtóle  de  entre  los  lujos 
del  rey  que  se  mataban,  á  él  y  á  su  ama, 
de  delante  de  Athalia;  y  escondióle  en 
la  cámara  de  las  camas,  y  ati  no  le  ma- 
taron. 

8  Y  estuvo  con  ella  escondido  en  la  ca- 
sa de  Jehoya  seis  anos:  y  Athalia  fué 
reina  sobre  la  tierra. 

4  Y  al  séptimo  ano  enrió  Joiada,  y  to- 
mó centuriones,  capitanes,  y  gente  de 
guardia,  y  metiólos  consigo  en  la  casa  de 
Jehova,  y  hizo  con  ellos  liga  juramen- 
tándolos en  la  casa  de  Jehova,  y  mostró- 
les al  hijo  del  rey. 

6  Y  mandóles,  diciendo :  Esto  e»  lo  que 
habéis  de  hacer,  la  tercera  parte  de  vo- 
sotros que  entrarán  el  jabado,  tendrán 
la  guardia  do  la  casa  del  rey: 

6  Y  la  otra  tercera  parte  estará  á  la 
puerta  del  8ur.    Y  la  otra  tercera  parte, 


á  la  puerta  del  postigo  de  los  de  la  guar- 
dia, y  tendreiB  la  guardia  de  la  casa  de 
Messa,     , 

7  Y  las  otra*  dos  partes  de  vosotros, «t 
á  eaber,  todos  los  que  salen  el  sábado, 
tendréis  la  guardia  de  la  casa  de  Jehova 
junto  al  rey. 

8  Y  estaréis  al  rededor  del  rey  de  todas 
partes,  teniendo  cada  uno  sus  armas  en 
las  manos:  y  cualquiera  que  entrare 
dentro  de  estos  órdenes,  sea  muerto.  Y 
estaréis  eon  el  rey  cuando  saliere,  y  cuan* 
do  entrare. 

9  Y  los  centuriones  lo  hicieron  todo 
como  el  sacerdote  Joiada  les  mandó,  to- 
mando cada  uno  los  suyos,  te  á  saber,  los 
que  hablan  de  entrar  el  sábado,  y  los 
que  habían  salido  el  sábado,  y  vinléron- 
se  á  Joiada  el  sacerdote. 

10  Y  el  sacerdote  dló  á  los  centuriones 
las  picas  y  los  escudos  que  hablan  sido 
del  rey  David,  que  ataban  en  la  casa  de 
Jehova, 

11  Y  los  de  la  guardia  se  pusieron  en 
arden  teniendo  cada  uno  sus  armas  en 
sus  manos,  desde  el  lado  derecho  de  la 
casa,  hasta  el  lado  izquierdo,  junto  al 
altar  y  el  templo,  cerca  del  rey  al  derre- 
dor. 

19  Y  sacando  al  lujo  del  rey,  púsole  la 
corona  y  el  testimonio ;  y  luciéronle  rey, 
ungiéndole ;  y  batiendo  las  manos  die- 
ron: Viva  el  rey. 

13  Y  oyendo  Athalia  el  estruendo  del 
pueblo  que  corría,  entró  al  pueblo  en  el 
templo  de  Jehova. 

14  Y  como  miró,  he  aquí  el  rey,  que  es- 
taba junto  á  la  columna,  conforme  á  la 
costumbre,  y  los  principes,  y  los  trom- 
petas junto  al  rey,  y  que  todo  el  pueblo 
de-la  tierra  hada  alegrías,  y  que  tocaban 
las  trompetas.  Entonces  Athalia  rom- 
piendo sus  vestidos  dio  voces :  Traición, 
traición. 

16  Entonces  el  sacerdote  Joiada  mandó 
á  los  centuriones,  que  gobernaban  el 
ejército,  y  dejóles :  Sacádla  fuera  del  cer- 
carlo del  templo,  y  al  que  la  siguiere, 
matedle  á  cuchillo.  (Porque  el  sacerdote 
dtfo,  que  no  la  matasen  en  el  templo  de 
Jehova.) 

16  Y  diéronle  lugar,  y  vino  por  el  cami- 
no por  donde  entran  los  do  á  caballo  á 
la  casa  del  rey,  y  allí  la  mataron. 

17  Y  Entonces  Joiada  hizo  alianza  en- 
tre Jehova  y  el  rey  y  el  pueblo,  que  se- 
ria pueblo  de  Jehova,  y  asimismo  entre 
el  rey  y  el  puebla 

MI 


H.  DE  LOS  REYES. 


18  Y  iodo  el  pueblo  *e  la  tierra,  entró 
en  el  templo  de  BahaL,  y  le  derribaron ; 
y  quebraron  bien  bus  altares,  y<«us  imá- 
genes. Asimismo  mataron  á  Mathan, 
sacerdote  de  Batial  delante  de  los  alta- 
res; y  el  'sacerdote  puso  guarnición  so- 
bre la  casa  de  ¿Fehova. 

10  Y  después  tomó  los  centuriones,  y 
capitanes,  y  loe  de  la  guardia,  y  4  todo  el 
pueblo  de  la  tierra,  y  llevaron  al  rey 
desde  la  casa  de  Jehova,  y  vinieron  por 
el  camino  de  la  puerta  de  los  de  la  guar- 
dia á'la  casa  del  rey,  y  sentóse  sobre  el 
trono  de  los  reyes. 

30  Y  todo  el  pueblo  de  la  tierra  hizo 
alegrías,  y  la  ciudad  estuvo  en  reposo, 
muerta  Athalia  á  cuchillo  en  la  casa  del 
Tey. 

21  Joas  era  de  siete  anos,  cuando  co- 
menzó á  reinar. 

CAPITULO  XII. 

Jc<up4ado*or*yhaceree4earareJ  templo.  H.  Viniendo 
Jíaxael  rey  de  Syria  contra  Jerusalem  Joas  le  apir- 
ea con  grande  tesoro,  y  le  hace  volver.  11L  Su»  tier- 
nos conspiran  contra  él,  y  le  matan,  y  sucede  en  su 
Impar  Aguaten  su  hjfo. 

EN  el  séptimo  año  de  Jebu  comenzó 
á  reinar  Joas,  y  reinó  cuarenta  anos 
em  Jerusalem.  £1  nombre  de  su  madre 
íué  Sebia  de  Beer-seba. 

2  Y  hizo  Joas  lo  que  era  recto  en  ojos 
de  Jehova  todo  el  tiempo  que  le  gober- 
nó el  sacerdote  Joiada. 

8  Con  todo  eso  los  altos  no  se  quitaron, 
que  aun  el  pueblo  sacrificaba,  y  quemaba 
perfumes  en  los  altos. 

4  Y  Joas  dijo  á  los  sacerdotes :  Todo  el 
dinero  de  las  santificaciones,  que  se  suele 
traer  en  la  casa  de  Jehova,  el  dinero  de 
loe  que  pasan  en  cuenta,  el  dinero  do  las 
almas,  cada  uno  eegvn  su  precio,  y  todo 
dinero  que  cada  uno  mete  de  su  libertad 
en  la  casa  de  Jehova : 

6  Los  sacerdotes  lo  reciban,  cada  uno 
de  sus  familiares,  los  cuales  reparen  los 
portillos  del  templo,  donde  quiera  que 
se  hallare  abertura. 

6  £1  ano  veinte  y  tres  del  rey  Joas  tos 
sacerdotes  no  hablan  aun  reparado  las 
aberturas  del  templo. 

7  Y  llamando  el  rey  Joas  al  pontifico 
Joiada,  y  á  los  sacerdotes,  dijoles :  ¿  Por- 
gué no  reparáis  las  aberturas  del  templo  ? 
Ahora  pues  no  toméis  mas  el  dinero  de 
vuestros  familiares,  sino  dadlo  para  las 
aberturas  del  templo. 

8  Y  los  sacerdotes  consintieron  en  no 
tomarmos  dinero  del  pueblo,  ni  tener  car- 
go de  reparar  las  aberturas  del  templo. 


%  Entonces  el  pontífice  Joiada  tonto  # 
un  arca,  y  hisole  en  la  tapa  un  agujero» 
y  púsola  junto  al  altar,  á  la  mano  dere- 
cha, A  la  entrada  del  templo  de  Jehova: 
y  los  sacerdotes  que  guardaban  la  puer- 
ta, ponían  allí  todo  el  dinero,  que  se  me- 
tía en  la  casa  de  Jehova. 

10  Y  cuando  vcian  que  habla  mucho 
dinero  en  el  arca,  venia  el  notario  del 
rey,  y  el  gran  sacerdote,  y  contaban  el 
dinero  que  hallaban  en  el  templo  de  Je- 
hova, y  lo  guardaban : 

11  Y  daban  el  dinero  aparejado  en  la 
mano  de  los  que  hacían  la  obra,  y  de  loa 
que  tenían  el  cargo  de  la  casa  de  Jeho- 
va, y  ellos  lo  expendían  con  los  carpin- 
teros y  maestros,  que  reparaban  la  casa 
de  Jehova: 

12  Y  con  los  albafiiles  y  canteros ;  para 
comprar  la  madera^y  piedra  de  cantería, 
para  reparar  las  aberturas  de  la  casa  do 
Jebera*  y  en  todo  lo  que  se  gastaba  en 
la  casa  para  repararla. 

Id  Mas  de  aquel  dinero  qne  se  traía  ala 
casa  de  Jehova,  no  se  hadan  tazas  de 
plata,  ni  salterios,  ni  lebrillos,  ni  trom- 
petas: ni  ningún  otro  vaso  de  oro,  ni 
de  plata,  se  hacia  para  el  templo  de 
Jehova. 

14  Porque  lo  daban  á  los  que  hadan  la 
obra,  y  con  él  reparaban  la  casa  de  Je- 
hova. 

15  Ni  se  tomaba  cuenta  á  los  varones 
en  cuyas  manos  el  dinero  era  entregado, 
para  que  ellos  h>  diesen  á  los  que  hadan 
la  obra:  porque  dios ió  hadan  fielmente; 

16  Mas  el  dinero  por  d  ddlto,  y  el  di- 
nero por  los  pecados,  no  se  metia  en  la 
casa  de  Jehova,  porque  era  de  los  sacer- 
dote». 

17  ?  Entonces  subió  Hazacl  rey  de  Sy- 
ria, y  pdeó  contra  Geth,  y  la  tomó :  y 
puso  Hazael  su  rostro  para  subir  contra 
Jerusalem. 

18  Y  tomó  Joas  rey  de  Juda  todas  tos 
ofrendas  que  habla  dedicado  Josaphat,  y 
Jorsm,  y  Ochozlas,  sus  padres,  reyes  de 
Juda,  y  las  que  él  habla  dedicado,  y  todo 
d  oro,  que  se  halló  en  los  tesoros  de  la 
casa  de  Jehova,  y  en  la  casa  dd  rey,  y 
enviólo  á  Hasad  rey  de  Byria,  y  él  se 
partió  de  Jerusalem. 

19  Lo  demás  de  los  hechos  de  Joas,  y 
todas  las  cosas  que  hizo,  ¿no  está  escri- 
to en  el  libro  de  las  crónicas  de  los  reyes 
de  Juda? 

SO  H  Y  levantáronse  sus  siervos,  y  cons- 
piraron   en  conjuraron,  y  hirieron  á 


tLIX&X&SttXTHS. 


Jet*  en  la  cas*  de  Metto,  deeeendlendo 
-él  ¿Sella. 
21  Porque  Josachar,  hijo  de  Semaath,  y 
Josabad,  Jt>4j o  de  Somer,  sus  siervos,  le  hi- 
rieron, y  murió,  y  le  sepultaron  con  eos 
padree  en  la  ciudad  de  David,  y  reinó  en 
su  lugar  Amasias  su  lujo. 

capitulo  xm. 

Joachanrev  de  hrael  9i$mk*d*  too  pecados  de  Jero- 
tMM,  es  fatiQado  él  y  m  fierra  de  Itw  á*rw:  mcu 
convirtiéndose  d  Jehova,  y  orándole,  alcanza  paz 
para  tu  tierra:  w  muerto  sucede  en  su  lugar  Joassu 
k(fo,  ILEUseo  habiendo  eoneedidoal  rey  de  Israel 
tree  eiceorimoonsra  Siria,  muere:  y  después  de  eu 
muerte  resucita  un  muerto  que  d  cato  fui  echado  en 
tu  sepulcro.  TÍT.  Díot  por  respeto  de  tu  concierto 
relaja  d  ¡trael  la  ajttedanoue  le  daban  loe  Srros,f 
Haxaelrey  de  Syria  muere. 

*~C^N  el  ano  veinte  y  tres  de  Joas,  lujo 
J-i  de  Ochozlaa,  rey  de  Juda,  comenzó 
á  reinar  Joachaz,  hijo  de  Jehu,  sobre  Is- 
rael en  Samarla,  y  reinó  diez  y  siete 
años. 

2  Y  hizo  lo  malo  en  ojos  de  Jehova,  y 
siguió  los  pecados  de  Jeroboam,  hijo  de 
Nabat,  el  que  hizo  pecar  á  Israel,  y  no  se 
apartó  de  ellos. 

3  T  encendióse  el  furor  de  Jehova  con- 
tra Israel,  y  entrególos  en  mano  de  Ha- 
sael  rey  de  Syria,  y  en  mano  de  Ben- 
adad,  hijo  de  Hazael,  perpetuamente. 

4  Mas  Joachoz  oró  á  la  faz  de  Jehova,  y 
Jehova  le  oyó :  porque  miró  la  aflicción 
de  Israel,  que  el  rey  de  Syria  los  afligía. 

5  T  dio  Jehova  salvador  á  Israel,  y  sa- 
lieron de  debajo  de  la  mano  de  Syria,  y 
habitaron  los  lujos  de  Israel  en  sus  es- 
tancias, como  antes. 

6  Con  todo  eso  no  se  apartaron  de  los 
pecados  de  la  casa  de  Jeroboam,  el  que 
hizo  pecará  Israel :  en  ellos  anduvieron, 
y  también  el  bosque  permaneció  en  Sa- 
marla. 

7  Porque  no  le  habla  quedado  pueblo 
á  Joachaz,  sino  cincuenta  hombres  de  á 
caballo,  y  diez  carros,  y  diez  mil  hom- 
bres de  á  pié ;  que  el  rey  de  Syria  los 
habla  destruido,  y  los  habla  puesto  como 
polvo  para  trillar. 

8  Lo  demás  de  los  hechos  de  Joachaz, 
y  todo  lo  que  hizo,  y  sus  valentías,»  4  no 
está  escrito  en  el  libro  de  las  crónicas  de 
los  reyes  de  Israel? 

9  Y  durmió  Joachaz  con  sus  padres,  y 
sepultáronlo  en  Samarla:  y  reinó  en  su 
lugar  Joas  su  hijo. 

10  El  ano  treinta  y  siete  de  Joas  rey  de 
Juda  comenzó  á  reinar  Joas,  lujo  de 
Joachaz,  sobre  Israel  en  Samarla,  y  reinó 
diez  y  seis  anos. 


11  Thtaó  lo -malo  «nó)os  «aJdbóVn: 
no  se  apartó  de  todos  los  pecados' de  Je- 
roboam, hijo  de  Nabat,  el  que  hizo  pecar 
6 Israel:  en  ellos  anduvo. 

13  Lo  demás  de  los  hechos  de  Joas,  y 
todas  las  cosas  que  hizo,  y  sus  valentías 
con  que  trujo  guerra  contra  Amasias 
rey  de  Juda,  ¿no  está  escrito  en  el  listo 
de  las  crónicas  de  los  reyes  de  Israel  ? 

18  Y  durmió  Joas  con  sus  padres,  y 
asentóse  Jeroboam  sobre  su  trono;  y 
¿Joas.  fué  sepultado  en  Samarla  con  los 
reyes  de  Israel. 

14  ?  Elíseo  estaba  enfermo  de  su  enfer- 
medad, de  la  cual  murió.  Y  descendió  á 
él  Joas  rey  de  Israel,  y  llorando  delante 
de.  él,  dtyo :  Padre  mió,  padre  mió,  carros 
de  Israel,  y  su  gente  de  á  caballo. 

15  Y  díjole  Elíseo :  Toma  el  arco  y  tas 
saetas.  Entonces  él  tomóse  el  arco  y  las 
saetas. ' 

16  Y  dtyo  fiHseo  al  rey  de  Israel:  Enca- 
balga tu  mano  sobre  el  arco.  Y  él  enca- 
balgó su  mano  sobre  el  arco.  Entonces 
Eliseo  puso  sus  manos  sobre  las  manos 
del  rey. 

17  Y  dijo :  Abre  la  ventana  de  hada  el 
oriente.  Y  como  él  la  abrió,  d||o  Elíseo : 
Tira.  Y  tirando  él,  dijo  MUeo:  Saeta  de 
salud  de  Jehova,  y  saeta  de  salud  contra 
Syria:  porque  herirás  á  los  Syros  en 
Aphec  hasta  consumirlos. 

18  Y  tornóle  á  decir :  Toma  las  saetas : . 
y  después  que  el  rey  de  Israel  tes  hubo 
tomado,  díjole :  Hiere  la  tierra.  Y  él  hi- 
rió tres  veces,  y  cesó. 

19  Entonces  el  varón  de  Dios  enojado 
con  él,  le  d\jo :  A  herir  cinco  ó  seis  veces, 
herirlos  á  Syria  hasta  no  quedar  ningu- 
no ;  empero  ahora  tres  veces  herirás  á 
Syria. 

20  Y  murió  Eliseo,  y  sepultáronle.  En- 
trado el  año  vinieron  ejércitos  de  Moabi- 
tas  en  la  tierra. 

21  Y  aconteció  fu*  queriendo  unos  se- 
pultar un  hombre,  súbitamente  vieron 
al  ejército,  y  arrojaron  al  hombre  en  el 
sepulcro  de  Eliseo:  y  fué,  y  tocó  el 
muerto  los  huesos  de  Eliseo,  y  revivió,  y 
levantóse  sobre  sus  pies. 

22  %  Así  que  Hazael  rey  de  Syria  afligió 
á  Israel  todo  el  tiempo  de  Joachaz. 

23  Mas  Jehova  tuvo  misericordia  de 
ellos,  y  compadecióse  de  ellos,  y  miró- 
los por  amor  de  su  concierto  con  Abra- 
ham,  Isaac,  y  Jacob:  y  no  quiso  des- 
truirlos, ni  echarlos  de  delante  de  sí 
hasta  ahora. 


IL  DE  LOS  REYES. 


94  T  murió  Hazael  rey  de  Syria,  y  rei- 
nó en  bu  lugar  Benadad  sn  lujo. 

25  Y  volvió  Jóos,  lujo  de  Joachaz,  y 
tomó  de  mano  de  Ben-edad,  lujo  de  Ha- 
zael, las  cindadee  qne  él  habla  tomado 
de  mano  de  Joachaz  en  padre  en  guerra: 
porque  tres  veces  le  hirió  Joas,  y  resti- 
tuyó las  ciudades  á  Israel 

CAPITULO  XIV. 

Amemos  rey  de  Juda  piadoso  en  parte  castiga  d  los 
que  mataron  d  su  padre,  y  ka  victoria  de  loe  Hu- 
meo*. II.  E*  vencido,  y  preso,  y  la  cindad  saqueada 
de  Joas  rey  de  Israel,  el  cual  después  de  esta  insig- 
ue victoria  muere,  y  sucede  en  su  Jugar  Jéroboam  su 
hifo.  IIL  Amamos  rey  de  Juda  es  muerto  de  los 
tuyos,  y  reinó  en  su  lugar  Atarías  su  M\fo.  IV.  Jé- 
roboam segundo  rey  de  Israel,  restaura  el  reino  por 
misericordia  de  Dios,  que  aun  no  lo  quería  destruir: 
et  cnalmuerto  sucede  en  su  lugar  Zacnarims  su  hijo. 

EN  el  año  segando  de  Joas,  lujo  de 
Joachaz,  rey  do  Israel,  comenzó  á 
reinar  Amasias,  lujo  de  Joas,  rey  de  Ju- 
da. 

8  Cuando  comenzó  á  reinar  era  de  vein- 
te y  cinco  años,  y  veinte  y  nueve  anos 
reinó  en  Jerusalem,  el  nombre  de  su 
madre  fué  Joaddan  de  Jerusalem. 

3  Y  hizo  lo  que  era  recto  en  ojos  de  Je- 
hova, aunque  no  como  David  su  padre. 
Hizo  conforme  á  todas  las  cosas  que  ha- 
bla hecho  Joas  su  padre. 

4  Con  todo  eso  los  altos  no  fueron  qui- 
tados, que  aun  el  pueblo  sacrificaba,  y 
quemaba  perfumes  en  los  altos. 

5  Y  como  el  reino  ruó  confirmado  en 
su  mano,  hirió  á  sus  siervos,  los  que  ha- 
blan muerio  al  rey  su  padre. 

6  Mas  á  los  hijos  de  los  que  le  mataron, 
no  mató,  como  está  escrito  en  el  libro 
de  la  ley  de  Moyses,  donde  Jchova  man- 
dó, diciendo :  No  matarán  á  los  padres 
por  los  lujos,  ni  á  los  hijos  por  los  pa- 
dres; mas  cada  uno  morirá  por  su  pe- 
cada 

7  Este  también  hirió  diez  mil  Idumeos 
en  el  valle  de  las  salinas,  y  tomó  la  roca 
por  guerra,  y  llamóla  f  ectehel  hasta  hoy. 

8  Entonces  Amasias  envió  embajado- 
res á  Joas,  mjo  de  Joachaz,  lujo  de  Jehu, 

.  rey  do  Israel,  diciendo :  Ven,  y  veámos- 
nos  de  rostro. 

9 1f  Y  Joas  rey  de  Israel  envió  á  Amasias 

'  rey  de  Juda  esta  respuesta:  El  cardillo, 

que  está  en  el  Líbano,  envió  al  cedro 

que  está  en  el  Líbano,  diciendo:  D4  tu 

luja  por  muger  á  mi  hijo.     Y  pasaron 

las  bestias  fieras  que  estén  en  el  Líbano, 

y  hollaron  al  cardillo. 

10  Hiriendo  has  herido  á  Edom,  y  tu 

corazón  te  ha  elevado :  glorióte  puse,  mas 

864 


estáte  en  tu  casa:  ¿ó  por  qué  te  entre- 
meterás en  mal  para  que  caigas  tú,  y 
Juda  contigo  f 

11  Y  Amasias  no  consintió,  y  subió 
Joas  rey  de  Israel,  y  viéronse  de  rostro 
él  y  Amasias  rey  de  Juda  en  Beth-eamea, 
que  et  en  Juda. 

12  Mas  Juda  cayó  delante  de  Israel,  y 
huyeron  cada  uno  á  sus  estancias. 

13  Y  también  Joas  rey  de  Israel  tomó  á 
Amasias  rey  de  Juda,  mjo  de  Joas,  hijo 
de  Ochozias,  en  Beth-eames;  y  vino  á 
Jerusalem,  y  rompió  el  muro  de  Jerusa- 
lem, desde  la  puerta  de  Ephraim  basta 
la  puerta  de  la  esquina,  cuatrocientos 
codos. 

14  Y  tomó  todo  el  oro,  y  la  plata,  y  to- 
dos los  vasos  que  fueron  hallados  en  la 
casa  de  Jehova,  y  en  los  tesoros  de  la 
casa  del  rey,  y  los  lujos  en  rehenes,  y 
volvióse  á  Samaría. 

15  Lo  domas  de  los  hechos  de  Joas,  que 
hizo,  y  sus  valentías,  y  como  trujo  guer- 
ra contra  Amasias  rey  de  Juda,  ¿  no  está 
escrito  en  el  libro  de  las  crónicas  de  los 
reyes  de  Israel? 

16  Y  durmió  Joas  con  sus  padres,  y  fué 
sepultado  en  Samarla  con  los  reyes  de 
Israel,  y  reinó  en  bu  lugar  Jéroboam  su 
hijo. 

17  ^  Y  vivió  Amasias,  mjo  de  Joas,  rey 
de  Juda,  después  de  la  muerte  de  Joas, 
lujo  de  Joachaz,  rey  de  Israel,  quince 
afios. 

18  Lo  demás  de  los  hechos  de  Amasias, 
¿no  está  escrito  en  el  libro  de  las  cróni- 
cas de  los  reyes  de  Juda  ? 

19  Y  hicieron  conspiración  contra  él  en. 
Jerusalem,  y  huyendo  él  á  Lacbls,  envia- 
ron tras  él  á  Lachis,  y  allá  le  mataron. 

20  Y  trnjéronle  sobre  caballos,  y  le 
sepultaron  en  Jerusalem  en  la  ciudad  de 
David  con  sus  padres. 

21  Entonces  todo  el  pueblo  de  Juda  to- 
mó á  Azadas,  que  era  de  diez  y  seis  afios, 
y  luciéronle  rey  en  lugar  de  Amasias  su 
padre. 

22  Este  edificó  á  Ahilath,  y  la  restituyó 
á  Jnda,  después  que  el  rey  durmió  con 
sus  padres. 

23  H  El  ano  quince  de  Amasias,  mjo  de 
Joas,  rey  de  Juda,  comenzó  á  reinar  Jé- 
roboam, hijo  de  Joas,  sobre  Israel  en 
Samaría  cuarenta  y  un  anos. 

24  Y  hizo  lo  malo  en  ojos  de  Jehova,  y 
no  se  apartó  de  todos  los  pecados  de  Jé- 
roboam, htyo  de  Nabat,  el  que  hizo  pe- 
carálsrael    c  e 


IX  DE  LOS  REYES. 


9*  Este  restituyó  lo*  término*  de  Is- 
rael desde  la  estrada  de  Bmath,  hasta  la 
mar  de  la  llanura,  conforme  á  la  palabra 
'  de  Jehova  Dios  de  Israel,  la  cual  él  ha- 
bia  hablado  por  su  sierro  Joñas,  htfo  de 
Amathi,  profeta,  que  fué  de  Getb  de 
Opher. 

28  Por  enasto  Jehova  miró  la  aflicción 
de  Israel  muy  amarga,  qne  ni  habla  guar- 
dado ni  desamparado,  ni  habla  qnlen  die- 
se ayuda  á  Israel. 

27  Y  Jehova  no  habla  aun  determinado 
de  raer  el  nombre  de  Israel  debajo  del 
cielo,  por  tanto  los  ssIyó  por  mano  de 
Jeroboam,  htfo  de  Joas. 

28  T  lo  demás  de  los  hechos  de  Jero- 
boam, y  todas  las  cosas  qne  hizo,  y  su 
valentía,  y  todas  las  guerras  qne  hizo,  y 
como  restituyó  á  Juda  en  Israel  á  Da- 
masco, y  á  Emath,  ¿  no  está  escrito  en  el 
libro  de  las  crónicas  de  los  reyes  de  Is- 
rael? 

29  Y  durmió  Jeroboam  con  sus  padres 
los  reyes  de  Israel,  y  reinó  en  su  lugar 
Zacharias  su  htyo. 

CAPITULO  XV. 

Awaviiu  rey  de  Juda  acometiendo  el  oficio  del  sacer- 
docio es  herido  de  lepra,  y  amovido  del  oficio  del 
reino  nutrió  privado,  y  sucedió  en  su  lugar  Joo> 
tkam  su  hijo.  IJ.  Sellum  conjura  contra  Zacharias 
re*  de  Israel,  y  Manakem  contra  Settum:  y  é lto> 
nahem  sucede  PkaceiaeuKijo:  contra  el  cual  con- 
juró Phacee,  y  usurpó  el  reino:  en  cuyo  tiempo  Thcg- 
lath^alaear  rey  d«  Amorta  tomóunapartedelremo 
detmaelt  y  trasportó  Ice  cautivo*  en  Amaría :  y  eon- 
tra  Pkacee  conjuró  Oseas,  y  ocupó  lo  qus  quedó  ds 
Israel.  III.  A  Joatham  piadoso  rey  de  Juda  suesdió 
Aehassukifo. 

EN  el  ano  veinte  y  siete  de  Jeroboam 
rey  de  Israel  comenzó  á  reinar  Asa- 
rlas, hQo  de  Amasias,  rey  de  Juda. 

2  Cuando  comenzó  á  reinar  era  de  diez 
y  seis  afios,  y  cincuenta  y  dos  anos  reinó 
en  Jerusalem.  £1  nombre  de  su  madre 
fui  Jechelia  de  Jerusalem. 

8  Este  biso  lo  que  era  recto  en  ojos  de 
Jehova,  conforme  á  todas  las  cosas  que 
su  padre  Amasias  habla  hecho. 

4  Con  todo  eso  los  altos  no  se  quitaron, 
que  aun  el  pueblo  sacrificaba  y  quemaba 
perfumes  en  los  altos. 

5  Has  Jehova  hirió  al  rey  con  lepra,  y 
fué  leproso  hasta  el  dia  de  su  muerte,  y 
habitó  en  casa  libre,  y  Joatham,  hijo  del 
rey,  tenia  el  cargo  del  palacio,  gobernan- 
do al  pueblo  de  la  tierra. 

6  Lo  domas  de  los  hechos  de  Asarlas,  y 
todas  las  cosas  que  hizo,  ¿no  está  escri- 
to en  el  libro  de  las  crónicas  de  los  reyes 
de  Juda t 

7  Y  durmió  Asarías  con  sus  padres,  y 


sepultáronle  con  sus  padres  en  la  dudad 
de  David:  y  reinó  en  su  lugar  Joatham 
suhtyo. 

8  1T  En  el  ano  treinta  y  ocho  de  Azadas 
rey  de  Ju^a,  reinó  Zacharias,  hi)o  de  Je- 
roboam, sobre  Israel  en  Samaría  seto 
meses. 

9  Y  hizo  lo  malo  en  ojos  de  Jehova, 
como  hablan  hecho  sus  padres:  no  se 
apartó  de  los  pecados  de  Jeroboam,  lujo 
de  Nabat,  el  que  hizo  pecar  á  Israel. 

10  Contra  este  conjuró  Sellum,  htyo  de 
Jabee,  y  le  hirió  en  presencia  del  pueblo, 
y  matóle,  y  remó  en  su  lugar. 

11  Lo  demás  de  los  hechos  de  Zacha- 
rias, he  aquí,  está  escrito  en  el  libro  de 
las  crónicas  de  los  reyes  de  Israel 

12  Y  esta  fné  la  palabra  de  Jehova  que 
habla  hablado  á  Jehu,  diciendo:  Tus  hi- 
jos hasta  la  cuarta  generación  se  te 
asentarán  sobre  el  trono  de  Israel.  Y 
así  fué. 

18  Sellum,  hijo  de  Jabee,  comenzó  á  rei- 
nar en  el  alo  treinta  y  nueve  de  Ozka 
rey  de  Juda:  y  reinó  el  tiempo  de  un 
mes  en  Samarla. 

14  Y  subió  Manahem,  hijo  de  Gadl,  de 
Thersa,  y  vino  á  Samaría,  y  hirió  á  Sel- 
lum, hijo  de  Jabeé,  en  Samaría,  y  mató- 
le, y  reinó  en  su  lugar. 

15  Lo  demás  de  los  hechos,  de  8ellum, 
y  su  conjuración  con  que  conjuró,  he 
aqui,  está  escrito  en  el  libro  de  las  cró- 
nicas de  los  reyes  de  Israel. 

10  Entonces  hirió  Manahem  á  Thap- 
sam,  y  á  todos  los  que  estaban  en  ella, 
y  también  sus  términos  desde  Thersa:  y 
hirióla,  porque  no  le  hablan  abierto,  y  á 
todas  sus  preñadas  abrió. 

17  En  el  año  treinta  y  nueve  de  Asarías 
rey  de  Juda,  reinó  Manahem,  mjo  de 
Gadl,  sobre  Israel  diez  anos  en  Samaría. 

18  Y  hizo  lo  malo  en  ojos  de  Jehova: 
no  se  apartó  de  los  pecados  de  Jero- 
boam, hjjo  de  Nabat,  el  que  hizo  pecar 
á  Israel,  en  todo  su  tiempo. 

19  Y  vino  Phnl  rey  de  Assyria  en  la 
tierra,  y  dio  Manahem  á  Phnl  mil  talen-, 
tos  de  plata  porque  le  ayudase,  para  con-  , 
firmarse  en  el  reino. 

20  Y  impuso  Manahem  este  dinero  so- ' 
bre  Israel,  sobre  todos  los  poderosos  de 
virtud,  de  cada  varón  cincuenta  sidos 
de  plata,  para  dar  al  rey  de  Assyria.  Y 
el  rey  de  Assyria  se  volvió,  y  no  se  detu- 
vo alli  en  la  tierra. 

21  Lo  demás  de  los  hechos  de  Mana- 
hem,  y  todas  las  cosas  que  hteo,  ¿no  está 


II.  DE  LOS  REYES. 


escrito  en  el  Hbto  de  la»  «tafea»  de  1» 
reyes  de  Israel? 

22  T  durmió  Manahem  con  bus  padres, 
y  remó  en  so.  lugar  Phaceia  bu  hyo. 

28  En  el  año  cincuenta  de  Ararías  rey 
de  Jnda,  reinó  Phaceia,  lujo  de  ifanahem, 
sobre  Israel  en  Samaría  dos  años. 

24  Y  hizo  lo  malo -ion  ojos  de  Jehova: 
no  se  apartó  do  los  pecados  de  Jero- 
boam,  lujo  de  Nabat,  el  que  hizo  pecar 
á  Israel. 

25  T  conjuró  contra  él  Phacee,  hijo  de 
Borne!  ias,  su  capitán,  y  hirióle  en  Sama- 
ría en  el  palacio  de  la  casa  real  en  compa- 
ñía de  Argob  y  de  Aríph,  y  con  otros  cin- 
cuenta hombres  de  los  lujos  de  los  Ga- 
laaditas,  y  matóle,  y  reinó  en  su  lugar. 

2fc  Lo  demás  de  los  hechos  de  Phaceia, 
y  todas  las  cosas  que  hiso,  he  aq*í,tafo 
está  escrito  en  el  libro  de  las  crónicas 
de  los  reyes  de  Israel. 

27  En  el  año  cincuenta  y  dos  de  Asa- 
rías rey  de  Jnda,  reinó  Phacee,  hijo  de 
Romelios,  sobre  Israel  en  Samaría  vein- 
te anos. 

28  Y  hizo  lo  malo  en  ojos  de  Jehova: 
no  se  apartó  de  los  pecados  de  Jero- 
boam,  lujo  de  Nabat,  el  que  hizo  pecar  á 
Israel 

29  En  los  dias  de  Phacee  rey  de  Israel, 
Tino  Theglath-phalasar  rey  de  los  Assy- 
rios,  y  tomó  á  Aion,  Abel,  Beth-maacha, 
y  Janoe,  y  Cedes,  y  Asor,  y  Galaad,  y 
Galilea,  y  toda  la  tierra  de  Nephtbali,  y 
trasportólos  á  Assyria, 

80  T  Osee,  lujo  de  Ele,  hizo  conjura- 
ción contra.  Phacee,  lujo  de  Romelios,  y 
hirióle,  y  matóle,  y  reinó  en  sn  lugar  á 
los  veinte  años  de  Joatham,  lujo  de  Oslas. 

81  Lo  demás  de  los  hechos  do  Phacee, 
y  todas  los  cosas  que  hizo,  he  aquí,  está 
eserito  en  el  libro  de  las  crónicas  de  los 
rey  es  de  Israel  - 

82  %  En  el  segundo  año  de  Phacee,  htyo 
de  Bomellas  rey  de  Israel,  comenzó  á 
reinar  Joatham,  lujo  de  Oslas  rey  de  Juda, 

88  Cuando  comenzó  á  reinar,  era  de 
veinte  y  cinco  años,  y  reinó  diez  y  seis 
años  en  Jerusalem.  El  nombre  de  su 
madre  fué  Jerusa,  hija  de  Sadoe. 

84  Este  hizo  fc  qm  era  recto  en  ojos  de 
Jehova;  conforme  á  todas  las  cosas  que 
haWa  hecho  sn  padre  Orias,  hizo. 

85  Con  todo  eso  los,  altos  no  fueron 
quitados,  que  aun  el  pueblo  sacrificaba, 
y  quemaba  perfumes  en  los  altos*  Este 
tasaMM*.  edificó  la  puerta  mas  alta  de  Ja 
cas»  enjebare* 

3C*. 


81  Lo  desnsa-de  losjiechosde  Joatham, 
y  todas  las  cosas  que  hsso,  ¿no  está  es- 
crito en  el  libro  de  las  crónicas  de  Ion 
reyes  de  Juda? 

87  En  aquel  tiempo  comenzó  Jehora  4 
enviar  en  Juda  á  BesAn  rey  de  Syria,  y  á 
Phacee,  lujo  de  Romellas. 

88  Y  durmió  Joatham  coa  en»  padres,  y 
fué  sepultado  con  sus  padres  en  la  ciu- 
dad de  David  su  padre:  y  reinó  en  su 
lugar  Achaz  su  hijo. 

CAPITULO  XVI. 

Aekaa  iinptítimo  oeraado  del  rey  de  Israel ydeleh\ 
Syriapide  ayuda  al  rey  de  Assyria,  el  euat  viniendo 
tomó  d  Damasco  y  mató  al  rey  efe  Syria  Rasin*  IL 
Achaz  estando  en  Damasco  hoco  edificar  mn  altar, 
de  idolatría  en  Jerusalem  d  la  trata  de  otro  eme  vio 
en  Damasco :  y  venido  manda  que  $e  sacrifique,  en, 
él:  y  habiendo  pervertido  el  divino  culto,  muere,  y 
Buceante  en  el  ruino  EttcMm  $m  h(fo» 

EN  el  año  diez  y  siete  de  Phacee,  hi- 
jo do  Bomelias,  comenzó  á  reinar 
Achaz,  lujo  de  Joatham  rey  de  Juda. 

2  Cuando  comenzó  á  reinar  Achaz,  en* 
de  veinte  anos,  y  reinó  en  Jerusalem  diez 
y  seis  anos :  y  no  hizo  lo  que  era  recto  en 
ojos  de  Jehova  su  Dios,  como  David  su 
padre: 

8  Antes  anduvo  en  el  camino  de  los 
reyes  de  Israel ;  quo  aun  hizo  pasar  por 
el  fuego  4  su  hijo,  según  las  abomina- 
ciones de  las  gentes,  los  cuales  Jehova 
echó  de  delante  de  los  hijos  de  Israel 

4  Asimismo  sacrificó,  y  quemó  perfu- 
mes en  los  altos,  y  sobre  los  collados,  y 
debajo  de  todo  árbol  sombrío. 

5  Entonces  subió  Rasin  rey  de  Syria,  y 
Phacee,  lujo  de  Bomellas,  rey  de  Israel, 
á  Jerusalem  para  hacer  guerra,  y  cercar 
á  Achaz,  mas  no  la  pudieron  tomar. 

6  En  aquel  tiempo  restituyó  Rasin  rey 
de  Syria  á  Eláth  á  Syria}  y  echó  á  los 
Judíos  de  Elatb,  y  los  Syros  vinieron  A 
Elath,  y  habitaron  allí  hasta  hoy. 

?  Entonces  Achaz  envió  embajadores  á 
Theglath-phalasar  rey  de  Assyria,  dicien- 
do:  To  soy  tu  siervo  y  tu  hijo,  sube,  y 
defiéndeme  de  mano4el  rey  de  Syria,  y 
de  mano  del  rey  de  Israel,  que  se  han  le- 
vantado contra  mi. 

8  Y  tomando  Achaz  la  plata  y  el  oro 
que  se  halló  en  la  casa  de  Jehova,  y  en 
los  tesoros  de  la  casa  real,  envió  al  rey 
de  Aftfljria  un>  presente,      ^ 

9  Y  el  rej  de  Assyria  consintió  con  él: 
y  subió  el  rey  de  Assyria  contra  Damas» 
coi  y  tomóla*  y  trasportó  los  moradores» 
en  KJr,  y  mató  á  Rasin. 

10  i  Y  mé  el  rey  Achaz  á  recibir  & 
Ifrag^atbTphalasarreg  de  /Assyria  á  Da» 


IL  PJE  IX>8  REYES. 


masco.  Y  viende  el  jeyAehaft  «l  altar 
que  estaba  en  Damasco,  envió  á  Urias 
sacerdote  el  retrato  y  la  descripción  del 
altar,  conforme  á  toda  su  hechura, 

11  Y  Urjas  el  sacerdote  edificó  el  altar; 
conforme  á  todo  \o  que  el  rey  Achaz  ha- 
bla enviado  de  Damasco,  así   lo  hizo 

.  Urias  el  sacerdote,  entre  tanto  que  el 
rey  Achaz  Tenia  de  Damasco. 

12  Y  venido  el  rey  de  Damasco,  vio  el 
altar,  y  el  rey  se  acercó  al  altar,  y  sacri- 
ficó en  él. 

13  Y  encendió  su  holocausto,  y  bu  pre- 
sen te^y  derramó  sus  libaciones,  y  esparció 
la  sangro  de  sus  pacíficos  junto  al  altar. 

14  Y  el  altar  de  metal,  que  estofa  delan- 
te de  Jehova,  hizole  acercar  delante  de  la 
frontera  de  la  casa  entre  el  altar  y  el 
templo,  de  Jehova,  y  púsole  al  lado  del 
altar  hacia  el  aquilón. 

15  Y  mandó  el  rey  Achaz  al  sacerdote 
Urias,  diciendo :  En  el  grande  altar  en- 
cenderás el  holocausto  de  la  mañana,  y 
ci  presente  de  la  tarde,  y  el  holocausto 
del  rey,  y  su  presente,  y  asimismo  el  ho- 
locausto de  todo  el  pueblo  de  la  tierra, 
y  su  presente,  y  sus  libaciones ;  y  toda 
sangre  de  holocausto,  y  toda  sangre  de 
sacrificio  esparcirás  sobre  él:  y  el  altar 
de  metal  será  mió  para  preguntar. 

10  Y  el  sacerdote  Urias  lo  hizo  confor- 
me á  todas  las  cosas  que  el  rey  Achaz 
le  mandó. 

17  Y  cortó  el  rey  Achaz  las  cintas  de 
las  basas,  y  quitóles  las  fuentes :  y  quitó 
el  mar  de  sobre  los  bueyes  de  metal, 
que  estaban  debajo  de  él,  y  púsole  sobre 
el  solado  de  piedra. 

IB  Y  la  tienda  del  sábado,  que  hablan 
edificado  en  la  casa,  y  él  pasadizo  de  a- 
fuera  del  rey  mudó  á  las  espaldas  de  la 
casa  de  Jehova,  por  causa  del  rey  de  As- 
syria, 

19  Lo  demás  de  los  hechos  de  Achaz, 
que  hizo,  ¿  no  está  todo  escrito  en  el  li- 
bro de  las  crónicas  de  los  reyes  dejada? 

20  Y  durmió  el  rey  Achaz  con  sus  pa- 
dres, y  fué  sepultado  con  sus  padres  en 
la  ciudad  de  David :  y  reinó  en  su  lugar 
Esecilla*  su  hijo. 

CAPITULO  xvn. 

Salmanasar  rey  de  lew  Átsyrios  vistiendo  contra  braet, 
tosjta  toda,  la  tierra,  al  fin  d  Samaría  detpue*  de  ha- 
ber tenido  cerco  sobre  ella  tres  años,  y  trasporta  d 
loúm  tos  ürmeltku  de  Ux  tierra  por  MMSffrattép  con- 
tutnoe  pecados.  II.  La»  gentes  que  el  rey  de  Assyria- 
puso  en  lugar  de  los  Israelitas  en  Samaría  y  en  su 
tierra  mezcla*  sus  /abas  religiones  con  el  conoci- 
Mfcafc  de  JUmw  Dios  de  braee,  por  falsa  de  mejo- 


ALOS  doce  anos  de  Achaz  rey  de  Ja- 
da, comenzó  á  reinar  Oseas,  hijo  de 
Ela,  en  Samaría  sobre  Israel  nueve  años, 

2  Y  hizo  lo  malo  en  ojos,  de  Jehova, 
aunque  no  como  los  reyes  de  Israel,  que 
fueron  antes  de  él 

3  Contra  este  subió  Salmanasar  rey  de 
los  Assyrios,  y  Oseas  fué  hecho  su  sier- 
vo, y  pagábale  presente. 

4  Mas  el  rey  de  Aasyria  halló  que  Oseas 
hacia  conjuración ;  porque  habla  envia- 
do embajadores  á  Sua  rey  de  Egypto,  y 
ya  no  pagaba  presente  al  rey  de  Aasyria 
como  cada  año :  y  el  rey  de  Aasyria  le 
detuvo,  y  le  aprisionó  en  la  casa  de  la 
cárcel. 

5  Y  el  rey  de  Assyria  subió  contra  toda 
la  tierra,  y  subió  contra  Samarla,  y  estu- 
vo sobre  ella  tres  años. 

6  A  los  nueve  años  de  Oseas  tomó  el 
rey  de  Assyria  á  Samarla,  y  trasportó  á 
Israel  en  Assyria:  y  púsolos  en  Hala,  y 
en  Habor,  junto  al  rio  de  Gozan,  y  .en 
las  ciudades  de  los  Medos. 

7  Porque  como  los  hijos  de  Israel  pe- 
casen contra  Jehova  su  Dios,  que  los 
sacó  de  tierra  de  Egypto,  de  debajo  de 
la  mano  de  Pharaon  rey  de  Egypto,  y 
tcinie8en>á  dioses  ágenos, 

8  Y  anduviesen  en  los  estatutos  de  las 
gentes  que  Jehova  habla  lanzado  delante 
de  los  hijos  de  Israel,  y  de  loa  reyes  de. 
Israel,  que  ellos  hicieron ; 

9  Y  como  loa  lujos  de  Israel  cubrieron 
cosas  no  rectas  contra  Jehova  su  Dios, 
edificándose  altos  en  todas  sus  ciudades, 
desde  las  torres  de  las  atalayas  hasta  las 
ciudades  fuertes ; 

10  Y  se  levantasen  estatuas  y  bosques 
en  todo  collado  alto,  y  debajo  de  todo 
árbol  sombrío, 

11  Quemando  allí  perfumes  en  todos 
los  altos  a  la  manera  de  las  gentes,  las 
cuales  Jehova  habla  traspuesto  delante 
de  ellos,  y  haciendo  cosas  muy  malas, 
para  provocar  á  ira  á  Jehova, 

12  Sirviendo  á  los  ídolos,  de  los  cuales 
Jehova  les  habla  dicho :  Yosotros  no  ha- 
réis esto; 

13  Entonces  Jehova  protestaba  contra 
Israel,  y  contra  Juda,  por  la  mano  de  to- 
dos loa  profetas,  y  de  todos  los  videntes, 
diciendo :  Volveos  de  vuestros  caminos 
malos,  y  guardad  mis  mandamientos  y. 
mis  ordenanzas,  conforme  á  todas  las 
leyes  que  yo  mandé  á  vuestros  padres,  j 
que  os  he  enviado  por  mano  de  miz  sier- 
vos los  profetas.  edbyG00Qle 

367 


II.  DE  LOS  REYES. 


14  Mas  ellos  no  obedecieron,  antes  en- 
durecieron sn  cerviz,  como  la  cerviz  de 
sus  padres,  los  cuales  no  creyeron  en  Je- 
hoya  sn  Dios. 

15  T  desecharon  sus  estatutos,  y  su 
concierto,  que  él  habia  concertado  con 
sus  padres,  y  sus  testimonios,  que  él  ha- 
bia protestado  contra  ellos :  y  siguieron 
la  vanidad,  y  fueron  hechos  vanos :  y  en 
pos  de  las  gentes,  que  ataban  al  rededor 
de  ellos,  de  las  cuales  Jehova  les  habia 
mandado,  que  no  hiciesen  á  la  manera 
de  ellas. 

16  T  dejaron  todos  los  mandamientos 
de  Jehova  su  Dios,  y  hiriéronse  vaciadi- 
zos dos  becerros,  y  hicieron  bosques,  y 
adoraron  á  todo  el  ejército  del  ciclo,  y 
sirvieron  á  Banal. 

17  Y  hicieron  pasar  á  sus  lujos  y  á  sus 
hijas  por  fuego,  y  adivinaron  adivinacio- 
nes, y  eran  agoreros,  y  entregáronse  á 
hacer  lo  malo  en  ojos  de  Jehova,  provo- 
cándole á  ira. 

18  Y  Jehova  se  airó  en  gran  manera 
contra  Israel,  y  quitólos  de  delante  de 
su  rostro,  que  no  quedó,  sino  solo  la  tri- 
bu de  ¿Tuda. 

19  Mas  ni  aun  Juda  guardó  los  manda- 
mientos de  Jehova  bu  Dios,  antes  andu- 
vieron en  los  estatutos  de'  Israel,  los 
cuales  hicieron. 

.30  Y  desechó  Jehova  toda  la  simiente 
de  Israel,  y  afligiólos,  y  entrególos  en 
manos  de  saqueadores,  hasta  echarlos  de 
su  presencia. 

21  Porque  cortó  á  Israel  de  la  casa  de 
David,  y  hiciéronse  rey  á  Jcroboam,  hi- 
jo de  Nabat,  y  Jcroboam  rempujó  á  Is- 
rael de  en  pos  de  Jehova,  y  hízolos  pe- 
car gran  pecado. 

22  Y  los  hijos  de  Israel  anduvieron  en 
todos  los  pecados  de  Jcroboam,  que  él 
hizo ;  no  se  apartaron  de  ellos ; 

28  Hasta  tanto  que  Jehova  quitó  á  Is- 
rael de  delante  de  su  rostro,  como  él  lo 
habia  dicho  por  mano  de  todos  los  pro- 
fetas sus  siervos,  y  Israel  rae  traspuesto 
de  su  tierra  en  Assyria  hasta  hoy. 

24  T  Y  trujo  el  rey  de  Assyria  gente  de 
Babylonia,  y  de  Cntha,  y  do  A  va,  y  de 
Emath,  y  de  Sepharvalm,  y  púsolos  en 
las  ciudades  de  Samaría  en  lugar  de  los 
hfyos  de  Israel ;  y  poseyeron  á  Samaría, 
y  habitaron  en  sus  ciudades. 

26  Y  aconteció  al  principio,  cuando  co- 
menzaron á  habitar  allí,  que  no  temien- 
do ellos  á  Jehova,  Jehova  envió  contra 
ellos  leones  que  los  mataban. 


26  Entonces  ellofl^íjeron  al  rey  de  As- 
syria :  Las  gentes  que  tú  traspasaste,  y 
pusiste  en  las  ciudades  de  Samaría,  no 
saben  la  costumbre  del  Dios  de  aquella* 
tierra,  y  él  ha  echado  leones  en  ellos,  y, 
he  aqui,  los  matan,  porque  no  saben  la 
costumbre  del  Dios  de  la  tierra. 

27  Y  el  rey  de  Assyria  mandó,  dicien- 
do: Llevad  allí  á  alguno  de  los  sacer- 
dotes que  trajisteis  de  allá,  y  vayan,  y 
habiten  allá,  y  ensénenles  la  costum- 
bre del  Dios  de  la  tierra. 

•  28  Y  vino  uno  de  los  sacerdotes  que 
hablan  trasportado  de  Samarla,  yhabitó 
en  Beth-el,  y  enseñóles  como  hablan  do 
temer  á  Jehova. 

29  Mas  cada  nación  se  hizo  sus  dioses, 
y  pusiéronlos  en  los  templos  de  los  altos 
que  habían  hecho  los  de  Samaría^  cada 
nación  en  su  ciudad  donde  habitaba. 

80  Los  de  Babylonia  hicieron  á  Soccoth- 
benoth,  y  los  de  Cntha  hicieron  á  Ner- 
gel,  y  los  -de  Emath  hicieron  á  Asima. 

81  Los  Heveos  hicieron  á  Kebahaz,  y  á 
Tharthac  Y  los  de  Sepharvalm  quema- 
ban sus  lujos  con  fuego  á  Adramelech  y 
á  Anamelech  dioses  de  Sepharvalm. 

82  Y  temían  á  Jehova,  y  hicieron  de 
ellos  sacerdotes  de  los  altos,  que  les 
sacrificaban  en  los  templos  de  los  altos. 

88  Y  temían  á  Jehova,  y  honraban  tam- 
bién á  sus  dioses,  segnn  la  costumbre 
de  las  gentes,  que  habían  hecho  traspa- 
sar de  allí. 

84  Hasta  hoy  hacen  como  primero,  que 
ni  temen  á  Jehova,  ni  guardan  sus  esta- 
tutos, ni  sus  ordenanzas,  ni  hacen  segnn 
la  ley  y  los  mandamientos,  que  mandó 
Jehova  á  los  hijos,  de  Jacob,  al  cual  pu- 
so por  nombre  Israel: 

85  Con  los  cuales  Jehova  habia  hecho 
concierto,  y  les  mandó,  diciendo:  No 
temeréis  á  otros  dioses,  ni  los  adoraréis, 
ni  les  serviréis,  ni  les  sacrificareis. 

86  Mas  á  Jehova,  que  os  sacó  do  tierra 
de  Egypto  con  potencia  grande,  y  brazo 
extendido,  á  este  temeréis,  á  este  adora- 
réis, á  este  sacrificareis. 

87  Los  estatutos,  y  derechos,  y  ley,  y 
mandamientos  que  os  dio  por  escrito, 
guardaréis,  haciéndolos  todos  los  días, 
y  no  temeréis  dioses  ágenos. 

88  Y  no  olvidaréis  el  concierto  que  hi- 
ce con  vosotros,  ni  temeréis  dioses  age/ 
nos; 

89  Sino  á  Jehova  vuestro  Dios  temed» 
y  él  os  librará  de  mano  de  todos  vues- 
tros enemigos. 


II.  BE  LOS  RBYES. 


48  Mes  dios  no  oyeron :  antes  hicieron 
según  ni  costumbre  antigua. 

41  Asi  temieron  á  Jehova  aquellas  gen- 
tes, y  juntamente  sirvieron  á  bus  ídolos : 
y  asimismo  sus  mjos  y  sus  nietos,  como 
hfteleron  sus  padres,  asi  hacen  hasta  hoy. 

capitulo  xvm. 

Eteckia*  piadoso  rey  de  Jada  didpa  la»  reliquia*  vía- 
Ja»  y  ««ero*  de  la  idolatria  en  $u  tierra,  w  /ovare- 
eido  de  JHm  m  retela  eomtra  el  rtjf  de  Anaria.    IL 


Jlabtace»  m  general,  induciendo  al  jmeftfo  d  que  te 
dicten,  ementa  hmñXoriaidmmrtf  9  bU&ntaim- 
n  t— wü  contra  Dim. 

EN  el  tercero  ano  de  Oseas,  hjjo  de 
Efe,  rey  de  Israel,  comenzó  á  reinar 
Ezechias,  hijo  de  Achaz,  rey  de  Jada, 

8  Guando  comenzó  a  reinar  era  de 
veinte  y  cinco  anos,  y  reinó  en  Jerusa- 
lem  relate  y  nueve  anos,  el  nombre  de 
su  madre  fué  Abi,  hfya  de  Zacharias. 

8  Este  hiso  lo  que  era  recto  en  ojos  de 
Jehova,  conforme  á  todas  las  cosas  qne 
habla  hecho  David  su  padre. 

4  Este  quitó  los  altos,  y  quebró  las 
imagines,  y  taló  los  bosques,  y  quebró 
la  serpiente  de  metal  que  habia  hecho 
Moyses;  porque  hasta  entonces  le  que- 
maban perfumes  los  mjos  de  Israel,  y 
llamóle  por  nombre  Nehustan. 

5  En  Jehova  Dios  de  Israel  puso  su  es- 
peran»: después  ni  antes  de  él,  no  hu- 
bo otro  como  él,  en  todos  los  reyes  de 
Juda. 

8  Porque  se  llegó  á  Jehova,  y  no  se 
apartó  de  él;  y  guardó  los  mandamien- 
tos quo  mandó  Jehova  á  Moyses. 

7  T  Jehova  fué  con  él,  y  en  todas  las 
cosas  á  que  salla  prosperaba.  El  se  rebeló 
contra  el  rey  de  Assyria,  y  no  le  sirvió. 

8  Hirió  también  á  los  Phllistheos  hasta 
Gasa  y  sus  términos,  desde  las  torres  de 
las  atalayas  hasta  la  ciudad  fortalecida. 

9  En  el  coarto  ano  del  rey  Ezechias, 
qne  era  el  año  séptimo  de  Oseas,  hijo  de 
Ela,  rey  de  Israel,  subió  Salmanasar  rey 
de  los  Assyrios  contra  Samarla,  y  cer- 


10  T  tomáronla  al  cabo  de  tres  afios,  en 
el  sexto  ano  de  Ezechias,  el  cual  era  el 
nono  ano  de  Oseas  rey  de  Israel,  y  así 
fué  tomada  Samarla. 

11  T  el  rey  de  Assyria  traspuso  á  Israel 
en  Assyria,  y  púsolos  en  Hala,  y  en  Ha- 
hor,  junto  al  rio  de  Gozan,  y  .en  las  ciu- 
dades de  los  Medos : 

18  Por  cuanto  no  hablan  oido  la  voz  de 
Jehova  su  Dios,  antes  hablan  quebranta- 
do su  concierto;  y  todas  las  cosas  que 

Span.  M 


Moyses  siervo  de  Jehova  habla  mandado, 
ni  las  hablan  oido,  ni  hecho. 

13  T  Y  á  loe. catorce  afios  del  rey  Eze- 
chias, subió  Sennacherlb  rey  de  Assyria 
contra  todas  las  ciudades  fuertes  de  Ju- 
da, y  tomólas. 

14  Entonces  Ezechias  rey  de  Juda  en- 
vió al  rey  de  Assyria  en  Lachis,  dicien- 
do :  To  he  pecado ;  vuélvete  de  mí,  y  yo 
llevaré  todo  lo  que  me  impusieres.  En- 
tonces el  rey  de  Assyria  Impuso  á  Eze- 
chias rey  de  Juda  trescientos  talentos  de 
plata,  y  treinta  talentos  de  oro. 

15  T  Ezechias  dio  toda  la  plato  que  fué 
hallada  en  la  casa  de  Jehova,  y  en  los  te- 
soros de  la  casa  resl 

16  Entonces  rompió  Ezechias  las  puer- 
tas del  templo  de  Jehova,  y  los  umbrales 
que  el  mismo  rey  Ezechias  habia  cubier- 
to de  oro,  y  diólo  al  rey  de  Assyria. 

17  Y  el  rey  de  Assyria  envió  á  Thartan, 
y  á  Itabsaris,  y  á  Rabsacea  desde  Lacbis 
al  rey  Ezechias  con  nn  grande  ejército 
contra  Jerusalem.  T  subieron,  y  vinie- 
ron á  Jerusalem ;  y  subieron  y  vinieron, 
y  pararon  junto  al  conduto  del  estanque 
de  arriba,  que  es  en  el  camino  de  la  here- 
dad del  lavador. 

18  Y  llamaron  al  rey,  y  salló  á  ellos 
Ellacim,  mjo  de  Helcias,  que  era  mayor- 
domo, y  8obna  escriba,  y  Joan,  mjo  de 
Asaph,  canciller. 

19  Y  díjolca  Rabsaces :  Decid  ahora  á 
Ezechias:  Asi  dice  el  gran  rey,  el  rey  do 
Assyria: 

20  ¿Qué  conflan»  es  esta  en  que  tú 
confias?  Dices  ciertamente:  Palabras  de 
labios,  consejo,  y  esfuerzo  parala  guerra. 
¿En  qné  pues  confias  ahora,  que  te  has 
rebelado  contra  mi  ? 

81  He  aquí,  tu  confias  ahora  sobre  este 
bordón  de  cana  quebrado  Egypto,  que  el 
que  en  él  se  recostare,  él  le  entrará  por 
la  mano,  y  se  la  pasará.  Tal  es  Pharaon 
rey  de  Egypto  ¿  todos  los  que  en  él  con- 
fian. 

23  Y  si  me  decís:  Nosotros  confiamos 
en  Jehova  nuestro  Dios :  ¿no  es  él  aquel 
cuyos  altos  y  altares  ha  quitado  Ezechias, 
y  ha  dicho  á  Juda  y  á  Jerusalem :  De- 
lante de  este  altar  adoraréis  en  Jerusa- 
lem? 

28  Por  tanto  ahora  yo  te  ruego  que  des 
rehenes  á  mi  señor  el  rey  de  Assyria,  y 
yo  te  daré  dos  mil  caballos,  si  tú  pudie- 
res dar  caballeros  para  ellos. 

24  ¿Cómo  pues  harás  volver  el  rostro 
de  un  capitán  el  menor  de  los  siervos  de 

808 


I.  PB  LOS  REYES. 


mi  scfior,  aunque  estés  confiado  en 
Egypto  por  sos  carros  y  su  gente  de  á 
caballo  ? 

25  También,  ¿ahora  he  yo  venido  sin 
Jchova  á  este  lugar  para  destruirlo  ?  Je- 
hoya  me  ha  dicho :  Sube  á  esta  tierra,  y 
destruyela, 

26  Entonces  djjo  Eliacim,  mjo  de  Hel- 
cios,  y  Sobna,  y  Joah  á  Bobsaces :  Ruó- 
gote  que  hables  á  tus  sierros  Syriaco, 
porque  nosotros  lo  entendemos,  y  no 
hables  con  nosotros  Judaico  en  los  oidos 
del  pueblo,  que  otíá  sobre  el  muro. 

27  Y  Rabsaces  les  dijo:  ¿Heme  envia- 
do mi  señor  á  ti  y  á  tu  señor  para  decir 
estas  palabras,  y  no  antes  á  los  hombres 
que  están  sobre  el  muro,  para  comer  su 
estiércol,  y  beber  el  agua  de  sus  pies  con 
vosotros? 

28  Y  paróse  Rabsaces,  y  clamo  á  gran 
vos  en  Judaieo,  y  habló,  diciendo:  Oid 
la  palabra  del  gran  rey,  el  rey  de  Assyria. 

29  Asidlo  el  rey;  No  os  engañe  Ezechias, 
porque  no  os  podrá  librar  de  mi  mano. 

30  Y  no  os  haga  Ezechias  confiar  en  Je- 
hova, diciendo:  Librando  nos  librará 
Jehova,  y  esta  ciudad  no  será  entregada 
en  mano  del  rey  de  Assyria. 

31.  No  oigáis  á  Ezechias,  porque  asi  di- 
ce el  rey  de  Assyria :  Dadme  presente,  y 
salid  á  mi,  y  cada  uno  comerá  de  su  vid, 
y  de  su  higuera,  y  cada  uno  beberá  las 
aguas  de  su  pozo ; 

82  Hasta  que  yo  venga,  y  os  llevo  á  una 
tierra  como  la  vuestra,  tierra  de  grano 
y  de  vino,  tierra  de  pan  y  de  vifias,  tierra 
de  olivas,  de  aceite,  y  de  miel,  y  viviréis 
y  no  moriréis.  No  oigáis  á  Ezechias, 
porque  os  engaña  cuando  dice :  Jehova 
nos  librará, 

83  ¿Han  librando  librado  loe  dioses  de 
las  gentes  cada  uno  á  bvl  tierra  de  la 
mano  del  rey  de  Assyria? 

84  ¿Dónde  ettá  el  dios  de  Emath  y  de 
Arphadf  ¿Dónde  está  el  dios  de  Sephar- 
vaim,  de  Ana,  y  de  Ha  va?  ¿Pudieron 
estos  librar  á  Samarla  de  mi  mano  ? 

85  ¿  Qué  dios  de  todos  los  dioses  de  las 
provincias  ha  librado  á  su  provincia  de 
mi  mano,  para  que  libre  Jehova  do  mi 
mano  á  Jerusalem  r 

SÜ  Y  el  pueblo  calló,  que  no  le  respon- 
dieron palabra:  porque  habia  manda- 
miento del  rey,  el  cual  habia  dicho:  No 
le  respondáis. 

37  Entonces  vinieron  Eliacim,  htyo  de 

Hclcias,  que  era  mayordomo,  y  Sobna  el 

escriba,  y  Joah,  hijo  de  Aseph,  can- 

870 


ciliar,  á  Ezechias  -rasgadas  sus  vestidos, 
y  recitáronle  las  palabras  de  Rabsaces. 

CAPITULO  XIX. 

El  piado»  Ezechias*  afligido  de  las  blasfemias  de 
Rabsaces  es  consolado  por  Isaías  de  parte  de  Dios,  t 
Sennacherib  escribe  d  Eeechias  carta» Heno» de  ama- 
noza»  y  de  blasfemias,  la*  cuales  ¿I-presenta  delante 
de  Dios,  y  Dios  le  responde  por  Isaías  consolándole 
con  grandes  rúgalos  y  promesas  de  la  victoria.  Ú. 
Aquella  noche  el  ángel  del  Señor  mata  en  el  ejérci- 
to de  Sennacherib  ciento  y  ochenta  y  cinco  mü  hom- 
bres, y  rettratle  él  de  Judea es  muerto  de  sus  h(fosen 
el  templo  de  su  dios. 

Y  COMO  el  rey  Ezechias  lo  oyó,  rom- 
pió sus  vestidos,  y  cubrióse  de  sa- 
co, y  entróse  en  la  casa  de  Jehova. 

2  Y  envió  á  EHadm  el  mayordomo,  y 
á  Sobna  escriba,  y  áios  ancianos  de  loa 
sacerdotes  vestidos  de  sacos,  á  Isaías 
profeta,  htyo  de  Amos, 

8  Que  le  dijesen:  Así  dtyo  Ezechias: 
Este  dia  es  día  de  angustia,  y  de  repren-  • 
sion,  y  de  blasfemia:  porque  los  htfos 
han  venido  hasta  la  rotura,  y  la- que  pare 
no  tiene  fherzas. 

4  Quizá  oirá  Jehova  tu  Dios  todas  la» 
palabras  de  Rabsaces,  al  cual  .d  rey  do 
los  Assyrios  su  señor  ha  enviado  parsv 
injuriar  al  Dios  vivo,  y  á  reprender  eom 
palabras,  las  eualcs  Jehova  tu  Dios  ha 
oido:  por  tanto  alza  oración  per  los  rea- 
tos qne  aun  se  hallan. 

5  Y  vinieron  los  siervos  del  rey  Eao- 
chias  á  Isaías. 

6  Y  Isaías  les  respondió:  Así  diréis  á 
vuestro  señor:  Así  dijo  Jehova:  No  te- 
mas por  las  palabras  que  has  oido,  con 
los  cuales  me  han  blasfemado  los  siervos 
del  rey  de  Assyria. 

7  He  aquí,  yo  pongo  en  el  «m  espíritu, 
y  oirá  rumor,  y  volverse  ha  á  su  tier- 
ra:  y  yo  haré  que  en  su  tierra  caiga  á 
cuchillo. 

8  Y  volviendo  Rabsaces  halló  al  «y  de 
Assyria  combatiendo  á  Lobnae  porque 
ya  habia  oído  que  se  habla  partido  da 
Lachis. 

9  Y  oyó  decir  de  Tharaem  rey  de  Etbio» 
pia :  He  aquí  que  es  salido  para  hacerte 
guerra.  Entonces  él  Volvió,  y  envió  em- 
bajadores á  Ezechias,  diciendo: 

10  Asi  diréis  á  Ezechias  rey  de  Jada: 
No  te  engañe  tu  Dios,  en  quien  tú  con- 
fias para  decir:  Jerusalem  no  será  en- 
tregada en  mano  del  rey  de  Assyria  t 

11  He  aqpi,¿&has  oído  lo  que  han  he- 
cho los  reyes  do  Assyria  á  todas  las 
tierras,  destruyéndolas,  ¿y  has  de  eaea 
par  tú? 

13  ¿Libráronlas  los  dioses  de  Jas  | 


II.  DE  LOS  REYES. 


cine  mis  pedrés  dsstnryeron,  <•  e  mwt, 
Gasee*  y  Harán,  y  Reseeh,  y  les  hijo»  de 
Edén,  que  citaban  en  Thalasaer? 

13  ¿Dónde  está  el  rey  de  Emath,  el  rey 
de  Arpbad,  el  rey  do  la  ciudad  de  Sephar- 
Yarm,  de  Ana,  y  de  Ava? 

14  Y  tomó  Ezeehias  los  cartas  de  mono 
de  los  embajadores,  y  luego  que  las  hu- 
bo  leida,  sabio  á  la  cosa  de  Jchova,  y  ex- 
tendiólas Esechias  delante  de  Jchova, 

15  T  oró  Ezechias  delante  de  Jehova, 
diciendo:  Jehova  Dios  de  Israel,  que 
habitas  mero  los  querubines,  tú  solo  eres 
Diosa  todos  los  reinos  de  la  tierra:  tú 
hiciste  el  cielo  y  la  tierra. 

Id  Inclina,  oh  Jehova,  tu  orejo,  y  oye: 
abre,  oh  Jehova,  tus  ojos,  y  mira,  y  oye 
Ins  palabras  de  Sennecberib,  qne  ha  en- 
viado á  blasfemar  al  Dios  vivo. 

17  Es  verdad,  oh  Jehova,  que  los  reyes 
de  Assyría  han  destruido  las  gentes  y. 
sus  tierras; 

18  T  que  pusieron  en  el  fuego  á  sus 
dioses,  por  cuanto  ellos  no  ermn  dioses, 
sino  obra  de  manos  de  hombres,  made- 
ra, 6  piedra,  y  asi  los  destruyeron. 

10  Ahora  pees,  oh  Jehova,  Dios  nues- 
tro, sálvanos,  te  suplico,  de  su  mano, 
para  que  sepan  todos  los  reinos  de  la 
tierra  qne  tú  solo,  Jehova,  oro»  Dios. 

20  Entonces  Isaías,  hUo  de  Amos,  envió 
á  Esechias,  diciendo:  Asi  dijo  Jehova 
Dios  de  Israel :  Lo  qne  me  rogaste  acer- 
ca de  Sennaeherib,  rey  de  Assyria,  he 
oído. 

21  Esta  at  la  palabra  que  Jehova  ha  ha- 
blado contra  él:  ¿Háte  menospreciado? 
¿Háte  escarnecido,  oh  virgen,  hija  de 
Sion?  |  Ha  movido  su  esbesa  detrás  do 
ti,h^deJer*saiein? 

23  ¿A  quién  hss  injuriado?  ¿Y  á  quién 
has  blasfemador  4  Y  coniza  quién  has 
hablado  alto,  y  has  alnado  en  alto  tus 
ojos»    Contra  el  Santo  de  IsraeL 

23  Por  mano  de  tus  menssgeros  has  di- 
cho injurias  contra  mi  Señor,  y  has  di- 
cho :  Con  la  multitud  de  mis  carros  he 
subido  á  las  cumbres  de  los  montes,  á 
las  cuestas  del  Líbano,  y  cortaré  sus  al- 
tos cedros,  sus  hayas  escogidas:  y  en- 
traré á  la  morada  de  su  término,  al  mon- 
te de  su  Carmelo. 

24  Yo  he  cavado,  y  bebido  las  aguas 
ageuas,  y  he  secado  con  las  plantas  de 
ais  pies  todos  los  rice  da  los  pueblos, 
sobre  los  cuales  yo  he  puesto  cerco. 

25  ¿Nunca  has  oido,  que  de  luengo 
ÜMBna  Je  June  ts*  y  de  diss  antiguos  la 


he  formado?  Y  ahora  la  he  hecho  reñir, 
y  será  para  destrucción  de  ciudades  fuer- 
tes en  montones  de  asolamiento. 

26  Y  sus  moradores  cortos  de  manos, 
quebrantados,  y  confusos,  serán  yerba 
del  campo,  legumbre  verde:  heno  de 
los  tejados  que  antes  que  venga  á  madu- 
rez es  seco. 

27  lo  be  sabido  tu  asentarte,  tu  salir,  y 
tu  entrar,  y  tu  furor  contra  mí. 

28  Por  cuanto  te  has  airado  contra  mí, 
y  tu  estruendo  ha  subido  á  mis  oídos: 
por  tanto  yo  pondré  mi  ansuelo  en  tus 
narices,  y  mi  freno  en  tus  labios,  y  yo  te 
haré  volver  por  el  camino  por  donde 
veniste. 

29  Y  esto  te  tora  por  señal :  Este  ano 
comerás  lo  que  nacerá  de  suyo :  y  el  se- 
gundo ano  lo  que  tornará  á  nacer  de 
suyo;  y  el  tercer  año  haréis  sementera, 
y  segaréis,  y  plantaréis  viñas,  y  come- 
réis el  fruto  de  ellas. 

80  Y  lo  que  hubiere  escapado*  lo  que 
habrá  quedado  de  la  casa  de  Juda  tor- 
nará á  echar  náx  hacia  ahajo,  y  hará  fru- 
to hacia  arriba. 

81  Porque  saldrán  <J«  Jerusalem  resi- 
duos, y  cscapadura  del  monte  de  Sion: 
el  celo  de  Jehova  de  los  ejércitos  hará 
esta 

82  Por  tanto  Jehova  dice  asi  del  rey  de 
Assyria :  El  no  entrará  en  esta  ciudad, 
ni  echará  saeta  en  ella :  ni  vendrá  delan- 
te de  ella  escudo:  ni  será  echado  contra 
clin  baluarte. 

88  Por  el  camino  que  vino,  se  volverá, 
y  no  entrará  en  esta  ciudad,  dice  Jehova. 

34  Porque  yo  ampararé  a  esta  ciudad 
para  salvarlo,  por  amor  de  mi,  y  por 
amor  de  David  mi  siervo. 

85i  S  Y  aconteció  que  la  misma  noche 
salió  el.  ángel  de  Jehova,  y  hirió  en  el 
campo  de  los  Assyrios  ciento  y  ochenta 
y  cinco  mil  hombros:  y  cerno  se  levanta- 
ron por  la  mañana,  he  aquí  los  cuerpos 
de  los  muertos. 

86  Entonces  Sennaeherib  rey  de  Assy- 
ria se  partió,  y  se  fué  y  tornó,  y  estúvo- 
se en  Ninive. 

87  Y  aconteció,  que  estando  él  adoran- 
do en  el  templo  do  Nesroch  6U  dios,  A- 
dramelech  y  Sarasar  sus  hijos  le  hirieron 
á  cuchillo :  y  hoyéronse  á  tierra  de  Ara- 
rat, y  reinó  en  su  lugar  Asar-hadon  su 
hijo. 

CAPITULO  XX. 

Bifcrmmdo  Bweehia*  d  lammri*  fe  <w  mtaroodo  te 
vida d* qmimee a*«%* d* «ionoSt  ««tal  *  Moa. 
.871 


II.  DE  LOS  REYES. 


ÍLB*  reprendido  loxnenamdo  agriamente  de  Dio» 
porelprojéta  baiat,  por  haber  entenado  <i  los  em- 
bajadores del  rey  de  BabpUmki  todo*  mm  tesoros:  y 
muerto  sucede  en  él  reino  su  hyo  Manosees. 

EN  aquellos  días  Ezechias  cayó  enfer- 
mo á  la  muerte ;  y  vino  á  él  Isaías 
profeta,  htyo  de  Amos,  y  díjole :  Johova 
dice  asi:  Dispon  de  tu  casa,  porque  has 
de  morir,  y  no  vivirás. 

2  El  entonces  volvió  su  rostro  á  la  pa- 
red, y  oró  á  Jehova,  y  dtyo : 

3  Ruégote  oh  Jehova,  ruégote  que  hayas 
memoria  de  que  be  andado  delante  de  ti 
en  verdad,  y  en  corazón  perfecto :  y  que 
he  hecho  las  cosas  que  te  agradan.  Y 
lloró  Ezechias  con  gran  lloro. 

4  T  antes  que  Isaías  saliese  hasta  la 
mitad  del  patio,  fué  palabra  de  Jehova  ¿ 
Isaías,  diciendo : 

5  Vuelve,  y  di  á  Ezechias  principe  de 
mi  pueblo :  Asi  dice  Jehova  el  Dios  de 
David  tu  padre:  Yo  he  oido  tu  oración, 
y  he  visto  tus  lágrimas:  he  aqui,ya  te 
sano :  al  tercero  dia  subirás  á  la  casa  de 
Jehova. 

6  T  añadiré  á  tus  días  quince  anos,  y  te 
libraré  á  ti  y  á  esta  ciudad  de  maño  del 
rey  de  Assyria;  y#  ampararé  esta  ciudad 
por  amor  de  mí,  y  por  amor  de  David 
mi  siervo, 

7  T  dfyo  Isaías:  Tomad  masa  de  higos. 
T  tomándola;  pusiéronla  sobre  la  llaga, 
y  sanó. 

8  Y  Ezechias  dijo  á  Isaías :  ¿  Qué  señal 
tendré,  de  que  Jehova  me  sanará,  y  que 
al  tercero  dia  subiré  á  la  casa  de  Jehova? 

9  T  Isaías  respondió :  Esta  señal  tendrás 
do  Jehova,  de  que  Jehova  hará  esto  que 
ha  dicho:  ¿Pasará  la  sombra  adelante 
diez  irados,  ó  volverá  oirás  diez  grados  ? 

10  Y  Ezechias  respondió :  Fácil  cosa  ¿* 
que  la  sombra  decline  diez  grados :  mas 
que  la  sombra  vuelva  atrás  diez  grados. 

11  Entonces  el  profeta  Isaías  clamó  á 
Jehova;  y  hizo  volver  la  sombra  por  los 
grados  que  habla  descendido  en  el  reloj 
de  Achaz  diez  grados  atrás. 

12  H  En  aquel  tiempo  envió  Berodach- 
baladan,  htfo  de  Baladan,  rey  de  Babylo- 
nia, cartas  y  presentes  á  Ezechias,  por- 
que habla  oido  que  Ezechias  habia.caido 
enfermo. 

13  Y  Ezechias  los  oyó,  y  mostróles  toda 
la  casa  de  las  cosas  preciosas,  plata,  oro 
y  especiería,  y  preciosos  ungüentos:  y 
la  casa  de  sus  armas,  y  todo  lo  que  habla 
en  sus  tesoros :  nfagnnA  cosa  quedó,  que 
Ezechias  no  les  mostrase,  asi  en  su  casa 
como  en  todo  su  señorío. 

872 


14  Entonces  el  profeta  Isaías  vino  al 
rey  Ezechias,  y  díjole:  ¿Qué  dijeron 
aquellos  varones,  y  de  dónde  vinieron 
á  tí  ?  Y  Ezechias  le  respondió :  De  lejas 
tierras  han  venido,  de  Babylonia. 

15  Y  él  le  volvió  á  decir:  ¿Qué  vieron 
en  tu  casa?  Y  Ezechias  respondió :  Vie- 
ron todo  lo  que  habla  en  mi  casa;  nada 
quedó  en  mis  tesoros,  que  no  les  mos- 
trase. 

16  Entonces  Isaías  dtfo  á  Ezechias: 
Oye  palabra  de  Jehova : 

17  He  aqui,  vienen  dias,  en  -que  todo  lo 
que  está  en  tu  casa,  y  todo  lo  que  tus 
padres  han  atesorado  hasta  boy,  será  lle- 
vado á  Babylonia,  sin  quedar  nada,  cUJo 
Jehova. 

18  Y  de  tus  htyos,  que  saldrán  de  ti,  y 
habrás  engendrado,  tomarán,  y  serán 
eunucos  en  el  palacio  del  rey  de  Baby- 
lonia. 

19  Entonces  Ezechias  dijo  á  Isaías :  La 
palabra  de  Jehova,  que  has  hablado,  es 
buena.  Y  dijo:  ¿Mas  no  habrá  paz  y 
verdad  en  mis  dias  ? 

20  Lo  demás  de  los  hechos  de  Ezechias, 
y  toda  su  valentía,  y  como  hizo  el  es- 
tanque, y  el  conduto,  y  metió  las  aguas 
en  la  ciudad,  ¿no  está  escrito  en  el  li- 
bro do  las  crónicas  de  los  reyes  de 
Jada? 

21  Y  durmió  Ezechias  con  sus  padres, 
y  reinó  en  su  lugar  Manasses  su  hfyo. 

CAPITULO  XXL 

El  impío  Mámeme»  instaura  la  idolatría  en  Jerum- 
tem.  1L  Por  lo  oual  Dios  amencmm  4  Jormelem  y 
d  todo  el  reino  de  tal  castigo  como  el  que  hizo  sobre 
Samaría.  111.  Muerto  Manaste»  sucede  en  su  lugar 
Aman  su  hijo  también  impío,  al  cual,  muerto  por  con~ 
juraciondelotsuwo^suoedeJosiassuhi/o. 

DE  doce  afios  era  Maneases  cuando 
comenzó  á  reinar,  y  reinó  en  Jeru- 
salem  cincuenta  y  cinco  afios:  el  nom- 
bre de  su  madre /j^  Hapslba. 

2  Y  hizo  lo  malo  en  ojos  de  Jehova,  se- 
gún las  abominaciones  de  las  gentes  que 
Jehova  habla  echado  delante  de  los  hi- 
jos de  Israel. 

3  Porque  él  volvió  á  edificar  los  altos 
que  Ezechias  su  padre  habla  derribado; 
y  levantó  altares  á  Banal,  y  hizo  bosque, 
como  habla  hecho  Achab  rey  de  Israel ; 
y  adoró  á  todo  el  ejército  del  cielo,  y 
sirvió  á  aquellas  cosas. 

4  Asimismo  edificó  altares  en  la  casa 
de  Jehova,  de  la  oual  Jehova  habla  dV 
cho :  To  pondré  mi  nombre  en  Jeruaa- 
lem. 

6  Y  edificó  altares  para  todo  al  ejiroito 


II.  DE  LOS  REYES. 


del  délo  en  loe  dos  patios  de  la  cata  de 
Jehova. 

6  T  pasó  á  su  hijo  por  fuego,  y  miró  en 
tiempos,  y  fué  agorero,  y  instituyó  py- 
tbones  y  adivinos,  y  multiplicó  á  hacer 
lo  malo  en  ojos  de  Jehova,  para  provo- 
carle aira. 

7  T  puso  una  entalladura  del  bosque 
que  él  habla  hecho,  en  la  casa  de  la  cual 
Jehova  habla  dicho  á  David,  y  á  Salomón 
su  lujo:  Yo  pendré  mi  nombre  perpe- 
tuamente en  esta  casa,  y  en  Jerusalem, 
á  la  cual  yo  escogí  de  todas  las  tribus  de 
Israel: 

8  T  no  volveré  á  hacer  que  el  pié  de  Is- 
rael sea  movido  de  la  tierra,  que  di  á  sus 
padres,  con  tal  que  guarden,  y  hagan 
conforme  á  todas  las  cosas  que  yo  les  he 
mandado,  y  conforme  á  toda  la  ley  que 
mi  siervo  Moyses  les  mandó. 

9  Has  ellos  no  oyeron,  y  Maneases  los 
biso  errar  ¿  que  hiciesen  mas  mal  que 
las  gentes,  que  Jehova  rayó  de  delante 
de  loe  hyos  de  Israel. 

10  í  Y  Jehova  habló  por  mano  de  sus 
siervos  los  profetas,  diciendo: 

11  Por  cuanto  Maneases  rey  de  Jada  ha 
hecho  estas  abominaciones,  y  ha  hecho 
mas  mal,  que  todo  lo  que  hicieron  los 
Amorrheos,  que  fueron  antes  de  él,  y 
también  ha  hecho  pecar  á  Juda  en  sus 
ídolos: 

12  Por  tanto  así  dfyo  Jehova  el  Dios 
de  Israel :  He  aquí,  yo  traigo  mal  sobre 
Jerusalem,  y  sobre  Juda,  que  el  que  lo 
oyere  le  retiñan  ambas  orejas. 

13  T  extenderé  sobre  Jerusalem  el  cor- 
del de  Samarla,  y  el  plomo  de  la  casa  de 
Achab:  y  yo  limpiaré  á  Jerusalem,  co- 
mo quien  limpia  una  escudilla,  que  des- 
pués que  la  han  limpiado,  la  vuelven  so- 
bre su  has. 

14  T  desampararé  los  restos  de  mi  he- 
redad, y  entregarlas  he  en  manos  de  sus 
enemigos,  y  serán  para  sacó,  y  para  robo 
á  todos  sus  adversarios : 

15  Por  cuanto  han  hecho  lo  malo  en 
mis  ojos,  y  me  han  provocado  á  ira,  desde 
el  dia  que  sus  padres  salieron  de  Kgypto 
hasta  hoy.  ' 

16  Allende  de  esto  derramó  Manasses 
mucha  sangre  inocente  en  gran  manera, 
hasta  henchir  á  Jerusalem  de  cabo  á  ca- 
bo; ademas  de  su  pecado  con  que  biso 
pecar  á  Juda  para  que  hiciese  lo  malo  en 
ojos  de  Jehova. 

17  Lo  demás  de  los  heehos  de  Manasses, 
y  todas  las  cosas  que  W*o,  y  su  pecado 


que  pecó,  ¿no  está  todo  escrito  en  el 
libro  de  la*  crónicas  de  los  reyes  de 
Juda? 

18  T  Y  durmió  Manasses  con  sus  padres, 
y  fué  sepultado  en  el  huerto  de  su  casa, 
en  el  huerto  de  Osa,  y  reinó  en  su  lugar 
Amen  su  lrtjo. 

19  De  veinte  y  dos  afios  era  Amon  cuan* 
do  comenaó  á  reinar,  y  reinó  dos  anos 
en  Jerusalem.  El  nombre  de  su  madre 
fué  Messalemeth,  luja  de  Harus  de  Jo- 
reba.    * 

90  Y  hizo  lo  malo  en  ojos  de  Jehova, 
como  habla  hecho  Manasses  su  padre. 

21  Y  anduvo  en  todos  los  caminos  en 
que  su  padre  anduvo :  y  sirvió  á  las  in- 
mundicias á  las  cuales  habla  servido  su 
padre,  y  á  ellas  adoró. 

22  Y  dejó  á  Jehova  el  Dios  de  sus  pa- 
dres, y  no  anduvo  en  el  camino  de  Je- 
hova. 

23  Y  conspiraron  contra  el  los  siervos 
de  Amon,  y  mataron  al  rey  en  su  casa. 

24  Y  el  pueblo  de  la  tierra  hirió  á  todos 
los  que  hablan  conspirado  contra  el  rey 
Amon,  y  puso  el  pueblo  de  la  tierra  por 
rey  en  su  lugar  á  Josias  su  lujo. 

25  Lo  demás  de  los  hechos  de  Amon, 
que  biso,  ¿no  está  todo  escrito  en  el  li- 
bro de  las  crónicas  de  los  reyes  de  Juda? 

28  Y  fué  sepultado  en  su  sepulcro  en  el 
huerto  de  Osa:  y  reinó  en  su  lugar  Jo- 
sias su  hijo. 

CAPITULÓ  XXII. 

SI  piado»  rey  Josias  hallado  en  el  templo  el  ttbro  dé 
la  ley,  y  conocido  por  él  el  coman  error  cuanto  al 
caito  divino,  hoce  consultar  d  Uolda  profetisa,  la 
cual  denunciando  d  la  ciudad  y  al  reino  extrema» 
calamidades  d  cauja  de  sus  idolatría»,  certifica  al 
rey  que  por  su  piedad  no  trian  en  sus  dia*. 

CUANDO  Josias  comenzó  á  reinar  era 
de  ocho  afios,  y  reinó  en  Jerusalem 
treinta  y  un  afios.  El  nombre  desuma- 
dre/W  Idida,  hija  de  Adaia  de  Besechat 

2  Y  hizo  loque  era  recto  en  ojos  de  Je- 
hova, y  anduvo  en  todo  el  camino  de 
David  su  padre,  sin  apartarse  ni  á  dies- 
tra ni  á  siniestra. 

3  A  los  diez  y  ocho  afios  del  rey  Josias, 
aconteció  que  envió  el  rey  á  Saphan,  hi- 
jo de  Azalia,  lujo  de  Mesulam,  escriba,  á 
la  casa  de  Jehova*  diciendo : 

4  Vé  á  Heloisa  gran  sacerdote:  que 
cumpla  el  dinero  que  se  ha  metido  en  la 
casa  de  Jehova,  que  han  cogido  del 
pueblo  las  guardias  de  la  puerta, 

5  Y  que  lo  pongan  en  manos  de  los  que 
hacen  la  obra,  que  tienen  cargo  de  la  ca- 
sa de  Jehova,  y  que  lo  entreguen  á  los 

f78 


II.  DE  LOS  REYES. 


que  hacen  la  obm  en  la  casa  de  Jehova, 
para  reparar  las  aberturas  dé  la  eaaa: 

6  A  los  carpinteros,  á  los  maestros  y 
albaflilee,  para  comprar  madera  y  piedra 
de  cantería,  para  reparar  la  casa. 

7  T  que  no  se  les  cuente  ci  dinero,  qne 
se  les  diere  en  poder,  porque  ellos  nacen 
con  fidelidad. 

8  T  dfyo  Helólas  gran  sacerdote,  á  Sa- 
phan escriba:  El  libro  de  la  ley  he  ha- 
llado en  la  casa  de  Jehova.  Y  Helólas 
dló  el  libro  á  Bapban,  y  leyólo. 

9  T  viniendo  Saphan  escriba  al  rey,  dló 
ai  rey  la  respuesta,  y  dijo :  Tus  sierros 
han  juntado  el  dinero  que  se  hallé  en  el 
templo,  y  lo  han  entregado  en  poder  de 
los  que  hacen  la  obra,  que  tienen  cargo 
de  la  casa  de  Jehova. 

10  Asimismo  declaró  al  rey  Saphan  es- 
criba, diciendo :  Helcias  el  sacerdote  me 
ha  dado  un  libro.  Y  leyólo  Saphan  de- 
lante del  rey. 

11  Y  cuando  el  rey  oyó  las  palabras  del 
libro  de  la  ley,  rompió  sus  vestidos. 

13  Y  mandó  el  rey  á  Helcias  el  sacer- 
dote, y  á  Ahicam,  hijo  de  Saphan,  y  á 
Achobor,  hijo  de  Michaia,  y  á  Saphan  es- 
criba, y  á  Ásala  siervo  del  rey,  diciendo : 

13  Id,  y  preguntad  á  Jehova  por  mi,  y 
por  el  pueblo,  por  todo  Juda,  á  cerca  de 
las  palabras  de  este  libro,  que  se  ha  ña- 
uado :  porque  grande  Ira  de  Jehova  es 
la  que  ha  sido  encendida  contra  noso- 
tros; por  cuanto  nuestros  padres  no 
oyeron  las  palabras  de  este  libro,  para 
hacer  conforme  á  todo  lo  qne  nos  rae 
escrito. 

14  Entonces  fuá  Helcias  el  sacerdote,  y 
Ahicam,  y  Achobor,  y  Saphan,  y  Ásala, 
á  Huida  profetisa,  muger  de  8ellum,  hi- 
jo de  Teeua,  hijo  de  Arase,  guarda  de  las 
vestiduras,  la  cual  moraba  en  Jerusalem 
en  la  casa  de  la  doctrina,  y  hablaron  con 
ella. 

15  Y  elU  les  dijo:  Asi  dtfo  Jehova  el 
Dios  de  Israel:  Decid  al  varón  que  os 
envió  á  mi : 

16  Asi  dtyó  Jehova:  He  aquí,  yo  traigo 
mal  sobre  este  lugar,  y  sobre  los  que  en 
él  moran,  tt  d  mber,  todas  las  palabras 
del  libro  que  ha  leído  el  rey  de  Juda : 

17  Por  cnanto  me  dejaron  á  mi,  y  que- 
maron perfumes  á  dioses  ágenos,  provo- 
cándome a  ira  en  toda  obra  de  sus  ma- 
nos ;  y  mi  furor  se  ha  encendido  contra 
este  lugar,  y  no  se  apagara. 

18  Has  al  rey  de  Juda,  que  os  ha  envia- 
do par*  que  preguntaseis  á  Jehova,  di- 

974 


reis  asi :  Asi  dijo  Jehova  el  Dios  de  Is- 
rael: Jbr  cuanto  oiste  las  palabras  ád 
libro, 

19  Y  tu  corazón  se  enterneció,  y  te  hu- 
millaste delante  de  Jehova,  cuando  oiste 
lo  que  yo  he  pronunciado  contra  esto  lu- 
gar, y  contra  sus  moradores,  que  serian 
asolados  y  malditos ;  y  rompiste  tus  ves- 
tidos, y  lloraste  en  mi  presencia,  tam-  ' 
bien  yo  te  he  oido,  dice  Jehova. 

20  Por  tanto  he  aquí,  yo  te  apañaré  con 
tus  padres,  y  tú  seras  apañado  á  tu  se- 
pulcro en  paz:  y  no  verán  tus  ojos  todo 
el  mal,  que  yo  traigo  sobre  este  lugar. 
Y  ellos  dieron  al  rey  la  respuesta. 

CAPITULO  ixm. 

Joria*  hecho  leer  publicamente  ét  ISbro  de  la  ley,  rr- 
purpa  el  templo  p  toda  la  tierra  ad  del  reino  de  fr- 
raeleomo  de  Juda  de  toda  idolatría,  destruyendo 
lo»  ídolo»  p  tu»  altare**  p  haciendo  morir  en  toda» 
parte»  lo»  tacerdoU»  y  ministro»  de  eUós.  11.  Oeteont 
la  patena  con  todo  el  pueblo  oon  gran  toammúfod 
conforme  d  la  lep.  UI.  Muero  por  mano  dol  rep  de 
Rgppto.,  y  sucede  en  tu  lugar  Joacha*  tu  hijo*  al 
cual  Pharaon  quitó  del  reino,  p  puto  en  tu  lugar  d 
Eliacim  tu  hermano. 

ENTONCES  el  rey  envió,  y  se  junta- 
ron á  él  todos  los  ancianos  de  Jnda 
y  de  Jerusalem. 

2  Y  subió  el  rey  á  la  casa  de  Jehova 
con  todos  los  varones  de  Juda,  y  con  to- 
dos los  moradores  de  Jerusalem,  con  los 
sacerdotes,  y  profetas,  y  con  todo  el  pue- 
blo, desde  el  mas  chico  hasta  el  grande, 
y  leyó,  oyéndolo  ellos,  todas  las  palabras 
del  libro  del  concierto  que  habla  sido 
hallado  en  la  casa  de  Jehova. 

8  Y  poniéndose  el  rey  en  pié  junto  á  la 
columna,  hizo  alianaa  delante  de  Jeho- 
va, que  irían  en  pos  de  Jehova,  y  guar- 
darían sus  mandamientos,  y  sus  testi- 
monios, y  sus  estatutos  can  todo  el  co- 
razón* y  con  toda  el  alma,  y  que  cum- 
plirían las  palabras  de  la  alianza  que  es- 
taban escritas  en  aquel  libro.  Y  todo  el 
pueblo  confirmó  el  concierto. 

4  Entonces  el  rey  mandó  á  Helcias  gran 
sacerdote,  y  á  los  sacerdotes  de  la  segun- 
da orden,  y  á  las  guardias  de  la  puerta, 
que  sacasen  del  templo  de  Jehova  todos 
los  vasos,  que  hablan  sido  hechos  para 
Banal,  y  para  el  bosque,  y  para  toda  la 
corte  del  cielo,  y  quemólos  fuera  de  Je- 
rusalem en  el  campo  de  Cedrón;  y  hizo 
llevar  los  polvos  de  ellos  á  Beth-et 

5  Y  quitó  los  CamoreoS  que  hablan 
puesto  loe  reyes  de  Juda,  para  que  que- 
masen perfumes  en  los  altos  en  las  ciu- 
dades de  Juda,  y  en  los  al  derredoreé  de 
Jerusalem:  y  asimismo  á  lo*  que  que* 


II.  DE  LOS  REYES. 


matan  perfumes  á  Banal,  al  sol  y  á  la 
lona,  y  á  los  signos,  y  á  todo  el  ejército 
del  cielo. 

6  Asimismo  hizo  sacar  el  bosque  fuera 
de  la  casa  de  Jehova,  y  fuera  de  Jerasa» 
lem  al  arroyo  do  Cedrón,  y  quemólo  al 
arroyo  de  Cedrón,  y  tornólo  en  polvo,  y 
echo"  el  polvo  de  él  sobre  los  sepulcros 
de  los  lujos  del  pueblo. 

7  Asimismo  derribó  las  casas  de  los 
sodomiticos  que  estaban  en  la  casa  de 
Jehova,  en  las  cuales  las  mugeres  tejían 
pabellones  para  el  bosque. 

8  T  hizo  venir  todos  los  sacerdotes  de 
las  ciudades  de  Jada,  y  profanó  los  altos 
donde  los  sacerdotes  quemaban  perfu- 
mes, desde  Gabaa  hasta  Beer-seba,  T 
derribó  los  altares  de  las  puertas,  y  fot 
que  ataban  á  la  entrada  de  la  puerta  de 
Josué  gobernador  de  la  ciudad,  y  km  que 
miaban  ¿  la  mano  izquierda  á  la  puerta 
de  la  ciudad : 

9  Empero  los  sacerdotes  de  los  altos  no 
subían  al  altar  de  Jehova  en  Jerusalem, 
mas  comían  panes  sin  levadura  entre  sus 
hermanos. 

10  Asimismo  profanó  á  Thopheth,  que 
era  en  el  valle  del  htyo  de  Bnnom ;  por- 
que ninguno  pasase  su  mjo  ó  su  luja  por 
luego  á  Moloch. 

11  Asimismo  quitó  los  caballos  que  los 
reyes  de  Juda  hablan  puesto  al  sol  á  la 
entrada  del  templo  de  Jehova,  en  la  eá- 
mara  de  Nathan-melech  eunuco,  el  cual 
tenia  cargo  de  los  ejidos :  y  quemó  a 
fuego  los  carros  del  sol. 

12  Asimismo  derribó  el  rey  los  altares 
que  triaban  sobre  la  techumbre  de  la  sa- 
la do  Achaz,  que  los  reyes  de  Juda  ha- 
blan hecho,  y  los  altares  que  habla  hecho 
If anasses  en  los  dos  patios  de  la  casa  de 
Jehova :  y  de  allí  corrió,  y  echó  el  pol- 
vo en  el  arroyo  de  Cedrón. 

13  Asimismo  profeno  el  rey  los  altos, 
que  ataban  delante  de  Jerusalem  á  la 
manó  derecha  del  monte  dé  la  destruc- 
ción, los  cuales  habla  edificado  Salomón 
rey  de  Israel  á  Astharoth  abominación 
de  los  flidonlos,  y  á  Chamos  abomina- 
ción de  Mosto,  y  á  Melchom,  abominación 
de  los  hijos  de  Ammon. 

14  T  quebró  las  estatuas,  y  taló  los  bos- 
ques, y  hinchió  el  lugar  de  ellos  de  hue- 
sos de  hombres. 

15  Asimismo  el  altar  q*e  tttaba  en  Betfc- 
el,  y  el  alto  que  habla  hecho  Jeroboam, 
hijo  de  Naba*,  el  que  hizo  pecar  á  IsraeL 
aquel  altar,  y  el  alto,  destruyó,  y  quemó 


el  alto,  y  «1  altar  tomó  en  polvo,  y  puso 
mego  al  bosque. 

16  Y  volvió  Jesias,  y  vio  los  sepulcros 
que  ettaban  allí  en  el  monte,  y  envió,  y 
quitó  los  huesos  de  los  sepulcros,  y  que- 
mólos sobre  el  altar,  para  contaminarlo, 
conforme  á  la  palabra  de  Jehova,  la  cual 
habla  profetizado  el  varón  de  Dios  que  * 
habla  profetizado  estos  negocios» 

17Y<u>:  ¿Qué  título  es  este  que  veo? 
Y  k*  de  la  ciudad  le  respondieron:  fisto 
es  el  sepulcro  del  varón  de  DLoe,  que  vi- 
no de  Jada,  y  profetizó  estas  oosas  que 
tú  has  hecho  sobre  el  altar  de  Bethfel 

18  Y  él  dijo:  Dejadle,  ninguno  mueva 
sus  huesos;  y  asi  fueron  escapados  sus 
huesos,  y  los  huesos  del  profeta  que  ha- 
bla venido  de  Samarla. 

19  Finalmente  todas  las  casas  de  loa  al- 
tos, que  estaban  en  las  ciudades  de  Sa- 
marla, que  hablan  hecho  los  reyes  de 
Israel  para  provocar  á  Ira,  Joslas  las 
quitó,  y  hizo  de  ellas,  como  habla  hecho 
enBeth-eL 

20  Y  mató  sobre  los  altares  á  todos  los 
sacerdotes  de  los  altos,  que  allí  estaban, 
y  quemó  sobre  ellos  los  huesos  de  los 
hombres,  y  volvióse  á  Jerusalem* 

21  1Í  Y  mandó  el  rey  4  todo  el  pueblo, 
diciendo:  Haced  la  pascua  á  Jehova 
vuestro  Dios,  conforme  á  lo  que  esta  es- 
crito en  el  libro  de  esta  alianza» 

22  No  Até  hecha  tal  pascua  desde  los 
tiempos  de  los  Jueces,  que  gobernaron 
á  Israel,  ni  en  todos  los  tiempos  de  los 
reyes  de  Israel*  y  de  los  reyes  de  Juda. 

28  A  los  diez  y  ocho  anos  del  rey  Joslas 
fué  ¡íecha  aquella  pascua  á  Jehova  en 
Jerusalem. 

24  Asimismo  barrió  Joslas  los  pyUío- 
nes,  adivinos,  y  theraphines,  y  todas  las 
abominaciones  que  se  velan  en  la  tierra 
de  Juda,  y  en  Jerusalem,  para  cumplir 
las  palabras  da  la  ley,  que  estaban  escri- 
tas en  el  libro  que  el  sacerdote  Heldas 
habla  hallado  en  la  casa  de  Jehova- 

25  No  hubo  tal  rey  antes  de  él,  que  u*i 
se  convirtiese  á  Jehova  de  todo  su  cora- 
zón y  de  toda  su  alma,  y  de  todas  sus 
fuerzas,  conforme  á  toda  la  ley  de  Moy- 
as*, ni  después  de  él  nadó  otro  taL 

28  Con  todo  eso  Jehova  no  se  volvió  de 
la  Ira  de  su  gran  furor,  con  que  su  ira  se 
habla  encendido  contra  Juda,, por  todas 
las  provocaciones  con  que  Maneases  le 
habla  provocado  á  ira, 

27  Y  djjo  Jehova:  También  tengo  de 
quitar  de  mi  presencia  .á  Juda,  como 

m 


II.  DE  LOS  REYES. 


quité  á  Israel:  y  tengo  de  abominar  á 
esta  ciudad,  que  habla  escogido,  á  Jera* 
salem,  y  á  la  casa  de  la  cual  yo  habla  di- 
cho: Mi  nombre  será  allí. 

28  Lo  demás  de  los  hechos  de  Josias,  y 
todas  las  cosas  que  hizo,  ¿  no  está  todo 
escrito  en  el  libro  de  las  crónicas  de  los 
reyes  de  Jnda? 

29  f  En  aquellos  días  subió  Pharaon 
Nechao  rey  de  Egypto,  contra  el  rey  de 
Assyria  al  rio  de  Eufrates,  y  salió  contra 
él  el  rey  Josias,  y  él,  luego  que  le  vio, 
matóle  en  Mageddo. 

80  T  sus  sierros  le  pusieron  en  un  car- 
ro,  y  trnjéronle  muerto  de  Mageddo  á 
Jerusalem,  y  sepultáronle  en  su  sepul- 
cro. Entonces  el  pueblo  de  la  tierra  to- 
mó á  Joachaz,  lujo  de  Josias,  y  ungié- 
ronle :  y  pusiéronle  por  rey  en  lugar  de 
su  padre. 

81  Joachaz  era  de  veinte  y  tres  anos, 
cuando  comenzó  á  reinar,  y  reinó  tres 
meses  en  Jerusalem,  el  nombre  de  su 
madre  fué  Amital,  luja  de  Jeremías  de 
Lobna. 

82  Este  hizo  lo  malo  en  ojos  de  Jehova, 
conforme  á  todas  las  cosas  que  sus  pa- 
dres hablan  hecho. 

38  Y  echóle  preso  Pnaraon-nechao  en 
Rebla  en  la  provincia  de  Emath,  reinan- 
do él  en  Jerusalem :  y  impuso  de  pena 
sobre  la  tierra  den  talentos  de  plata,  y 
uno  de  oro. 

84  Entonces  Pharaon-nechao  puso  por 
rey  á  Eliadm,  lujo  de  Josias,  en  lugar  de 
Josias  su  padre,  y  mudóle  el  nombre,  y 
üamdU  Joacim :  y  tomó  á  Joachaz  y  lle- 
vóle á  Egypto,.  y  murió  allá. 

85  T  Joacim  pago  á  Pharaon  la  plata  y 
el  oro:  y  hizo  apreciar  la  tierra  para  dar 
e$U  dinero  conforme  al  mandamiento  de 
Pharaon,  sacando  de  cada  uno,  según  la 
estimación  de  fu  hacienda,  la  plata  y  oro 
de  todo  el  pueblo  de  la  tierra  para  dar  á 
Pharaon-nechao. 

86  De  veinte  y  cinco  anos  era  Joacim 
cuando  comenzó  á  reinar,  y  once  anos 
reinó  en  Jerusalem,  el  nombre  de  su  ma- 
dre fué  Zebuda,  hija  de  Phadaia  de  Ruma. 

87  Este  hizo  lo  malo  en  ojos  de  Jehova, 
conforme  á  todas  las  cosas  que  sus  pa- 
dres hablan  hecha 

CAPITULO  XXTV. 

Demrmmanao  Dio»  do  destruir  «f  remo  de  Juda  por 
mm puado*  fe  emoim  mmmigot  toww,  JI.Mweri* 
EUacimu  qm  era  Joacim,  tmoede  Joachin  m  mje 
molo  como  ou  padre.  nLElreyde  Bobolemaoiene 
oobre  Jtrwalem,  o  turma  «f  templo  o  la  cimdod,  o 
¡tova  coMtim»  al  w«m  toda  m/m*Oto,w  troojMc- 
87* 


taenfífúmhm'md  tomo  <!  pmoio,  mo  dejoméo  fu  fa 
tierra  ma»  de  lo»  pobres,  dejando  d  Sedéela»  tio  de 
Joachin  en  m  tapar,  el  euatte  rebelé  aireo  do  Bo- 


EN  su  tiempo  subió  Nabuchodono- 
sor  rey  de  Babylonia,  al  cual  Joacim 
sirvió  tres  años,  y  volvió,  y  se  rebeló 
contra  él. 

2  Y  Jehova  envió  contra  él  ejércitos  de 
Chaldeos,  y  ejércitos  de  Syros,  y  ejérci- 
tos de  Moabltas,  y  ejércitos  de  Ammo- 
nitas :  los  cuales  él  envió  contra  Jada, 
para  qne  la  destruyesen,  conforme  á  la 
palabra  de  Jehova,  que  habla  hablado 
por  sus  siervos  los  profetas. 

8  Ciertamente  esto  fué  contra  Jnda  por 
dicho  de  Jehova,  para  quitarla  de  delante 
de  bu  presencia,  por  los  pecados  de  Ma- 
neases, conforme  á  todo  lo  que  hizo. 

4  Asimismo  por  la  sangre  inocente,  qne 
derramó,  que  hinchió  á  Jerusalem  de 
sangre  inocente:  por  tanto  Jehova  no 
quiso  perdonar. 

5  Lo  demás  de  los  hechos  de  Joacim, 
y  todas  las  cosas  que  hizo,  ¿no  está  es* 
crito  en  el  libro  de  las  crónicas  de  los 
reyes  de  Jada? 

6  T  durmió  Joacim  con  sus  padres,  y 
reinó  en  sn  lugar  Joachin  su  lujo. 

7  Y  nunca  mas  el  rey  de  Egypto  salió 
de  su  tierra:  porque  el  rey  de  Babylonia 
le  tomó  todo  lo  qne  era  suyo,  desde  el 
rio  de  Egypto  hasta  el  rio  Eufrates. 

8  De  diez  y  ocho  anos  era  Joachin 
cuando  comenzó  á  reinar,  y  reinó  en  Je- 
rusalem tres  meses.  El  nombre  de  su 
madre  fué  Nehusta,  htya  de  Elnathan  de 
Jerusalem. 

0  T  hizo  lo  malo  en  ojos  de  Jehova, 
conforme  á  todas  las  cosas  que  habla 
hecho  su  padre. 

10  Tí  En  aquel  tiempo  subieron  los  sier- 
vos de  Nabuchodonosor  rey  de  Babylo- 
nia contra  Jerusalem,  y  la  ciudad  fué 
cercada. 

11  T  vino  también  Nabuchodonosor 
rey  de  Babylonia  contra  la  ciudad,  y  sus 
siervos  la  tenían  cercada. 

12  Entonces  salió  Joachin  rey  de  Jnda 
al  rey  de  Babylonia,  él  y  su  madre,  y  sus 
siervos,  y  sus  principes,  y  sus  eunucos» 
Y  el  rey  de  Babylonia  le  tomó  en  el  oc- 
tavo ano  de  su  reino. 

18  T  sacó  de  allá  todos  los  tesoros  de 
la  casa  de  Jehova,  y  loe  tesoros  de  la  ca- 
sa real,  y  quebró  en  piezas  todos  los  va- 
sos de  oro  que  habla  hecho  Salomón  rey 
de  Israel  en  la  casa  de  Jehova,  como  Je- 
hova habla  dicho. 


II.  DE  LOS  REYES. 


14  T  llevó  curtiros  á  toda  Jerusalem,  á 
todos  los  principes,  y  4  todos  los  hombres 
valientes,  dies  mil  cautivos :  asimismo  á 
todos  los  oficiales,  y  cerrajeros,  que  no 
quedó  nadie,  sino  fué  la  pobrexa  del  pue- 
blo de  la  tierra. 

15  Asimismo  trasportó  á  Joachin  á 
Babylonla,  y  á  la  madre  del  rey,  y  á  las 
mugares  del  rey,y  á sus  eunucos,  y  á  los 
poderosos  de  la  tierra,  los  llevó  cautivos 
de  Jerusalem  en  Babylonla. 

16  A  todos  los  nombres  de  guerra  qme 
JUetvn  siete  mil,  y  á  los  oficiales  y  cerra- 
jcroe  que  fueron  mil,  y  á  todos  los  Tallen* 
tes  que  nadan  la  guerra,  Jlevó  cautivo* 
el  rey  de  Babylonla. 

17  T  el  rey  de  Babylonla  puso  por  rey 
á  Métanlas  su  tio  en  su  lugar,  y  mudóle 
el  nombre,  y  Uámole  Sedéelas. 

18  De  veinte  y  un  ano  era  Sedeólas, 
cuando  comentó  á  reinar,  y  reinó  en  Je- 
rusalem once  anos,  el  nombre  de  su, 
madre  fué  Amital,  mja  de  Jeremías  de 
Lobna. 

19  T  hizo  lo  malo  en  ojos  de  Jehova, 
conforme  á  todo  lo  que  habla  hecho  Joa- 
clm. 

20  Porque  la  ira  de  Jehova  era  contra 
Jorusatem  y  Juda;  hasta  que  los  echó  de 
delante  de  su  presencia.  Y  Sedéelas  se 
rebeló  contra  el  rey  de  Babylonla. 

CAPITULO  XXV. 

XI  rey  de  Babyhnia  tama  eegumdm  vea  djtrmntem  : 
prende  d  Sedeeia»  y  degüella  á  rnm  hijo»  delante  de 
mu  ojo»,  y  deepue»  $e  lo»  «acá,  y  emi  ciego  y  aprisio- 
nado, te  hace  llevar  é  Babylonia.  1L  Xdbmmrda* 
capitán  de  su  gmardia  vuelve  dude  apoco,  y  quema 
la  ciudad  y  «í  templo»  y  derriba  tos  muro»,  y  tras- 
porta  en  Babylonia  todo  él  vulgo  que  había  quedado 
en  la  ciudad,  de  la»  caatévidades  patada»,  con  todo 
el  metal  de  lo»  va*o»  del  templo.  UJ,  Sobre  el  vulgo 
de  la  tierra  pone  d  OodoUas,  al  cual  Ismael  mata, 
y  trasporta  d  todo  el  pueblo  en  Egypto,  de  miedo  de 
lo»  Chaldeo».  IV.  Joachin  o»  aliviado  en  »u  cauti- 
verio del  rey  de  Babylonia. 

Y  ACONTECIÓ  á  los  nueve  anos  de 
su  reino,  en  el  mes  décimo,  á  los 
dies  del  mes,  que  Nabuchodonosor  rey 
de  Babylonla  vino  con  todo  su  ejército 
contra  Jerusalem :  y  cercóla,  y  levanta- 
ron contra  ella  ingenios  al  derredor. 

2  T  estuvo  la  ciudad  cercada  hasta  el 
onceno  ano  del  rey  Sedéelas. 

8  A  los  nueve  del  mes  la  hambre  pre- 
valeció en  la  dudad,  que  no  hubo  pan 
para  el  pueblo  de  la  tierra. 

4  Abierta  ya  la  dudad,  huyeron  de  no- 
che todos  los  hombres  de  guerra  por  d 
camino  de  la  puerta  que  estaba  entre  los 
dos  muros,  junto  á  los  huertos  dd  rey, 
ustsado  los  Chaideoi  Al  rededor  do  la 


dudad ;  y  al  rey  se  »é  camino  déla  eam» 

pana. 

5  T  el  ejército  de  los  Chaldeos  siguió 
al  rey,  y  tomóle  en  las  campanas  de  Je- 
rlcho,  habiéndose  esparcido  de  él  todo 
su  ejército. 

6  Y  d  rey  tomado,  trujéronle  al  rey  de 
Babylonla  á  Rebla,  y  hablaron  con  él 
j  nidos. 

7  Y  degollaron  á  los  hijos  de  8ededas 
en  su  presencia,  y  á  Sedéelas  quebraron 
los  ojos,  y  atado  con  4o*  cadenas  llevá- 
ronle á  Babylonla. 

8  í  En  el  mes  quinto  á  los  siete  dd 
mes  que  era  d  año  de  dies  y  nueve 
de  Nabuchodonosor  rey  de  Babylonia, 
vino  á  Jerusalem  Nabnaerdan,  capitán 
de  los  de  la  guardia,  siervo  dd  rey  de 
Babylonla. 

9  Y  quemó  la  casa  de  Jehova,  y  la  ca- 
sa del  rey,  y  todas  las  essas  de  Jerusa- 
lem :  y  todas  las  casas  de  los  principales 
quemó  á  fuego. 

10  Y  todo  d  ejército  de  loe  Chaldeos 
que  estaba  con  el  capitán  de  la  guardia 
derribó  los  muros  de  Jerusalem  d  der- 
redor. 

11  Y  á  los  del  pueblo  que  hablan  que- 
dado en  la  dudad,  y  á  los  que  se  hablan 
juntado  d  rey  de  Babylonla,  y  á  loa  que 
hablan  quedado  del  vulgo,  Nabuzardan 
capitán  de  los  de  la  guardia  los  trasportó. 

12  Mas  de  la  pobreza  de  la  tierra  dejo 
Nabuzardan  capitán  de  los  de  la  guardia, 
para  que  labrasen  las  vinas  y  las  tierras. 

13  Y  las  columnas  de  metal,  que  esto- 
fa» en  la  casa  de  Jehova,  y  las  basas,  y 
el  mar  de  metal  que  estaba  en  la  casa  de 
Jehova  quebraron  los  Chaldeos,  y  d  me- 
tal de  ello  llevaron  á  Babylonla. 

14  Los  calderos  también,  y  los  badiles, 
y  los  salterios,  y  los  cucharones,  y  todos 
los  vasos  de  metal  con  que  servían,  lle- 
varon. 

15  Y  los  incensarlos,  y  los  lebrillos ;  los 
que  de  oro,  de  oro ;  y  los  que  de  plata, 
de  plata;  iodo  lo  llevó  d  capitán  de  los 
de  la  guardia : 

16  Las  dos  columnas,  un  mar,  y  las  ba- 
sas, que  Salomón  habla  hecho  para  la 
casa  de  Jehova,  no  Babia  peso  de  todos 
estos  vasos. 

17  La  dtura  de  la  una  columna  era  de 
diez  y  ocho  codos,  y  tenia  encima  un 
capitd  de  metal,  y  la  altura  dd  capitel 
era  de  tres  codos:  y  sobre  d  capitd  ba- 
hía un  enredado,  y  una*  granadas  d  der- 
redor, todo  de  metal,  j  semejante  cora 

m 


I.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


habla  en  la  otra  columna  con  el  enro- 
dado. 

18  Asimismo  tomó  el  capitán  de  los  de 
la  guardia  á  Saralás  primer  sacerdote,  y 
á  Bophonias  segundo  sacerdote,  y  tres 
guardas  de  la  bajillo. 

19  Y  de  la  dudad  tomó  un  eunuco,  el 
cual  era  maestre  de  campo,  y  cinco  va- 
rones de  los  continuos  del  rey  que  se  ha- 
llaron en  la  ciudad,  y  al  escriba  principe 
del  ejército,  que  hacia  la  gente  de  la 
tierra,  con  sesenta  varones  del  pueblo 
de  la  tierra  que  se  hallaron  en  la  ciu- 
dad. 

20  Estos  tomó  Nabuzardan  capitán  de 
los  de  la  guardia,  y  llevólos  á  Rebla  al 
rey  de  Babylonia. 

91  T  el  rey  de  Babylonia  los  hirió,  y 
mató  en  Rebla  en  tierra  de  Emath:  y  asi 
pasó  Jnda  de  sobre  su  tierra. 

23  %  Y  al  pueblo  que  Nabuchodonosor 
rey  de  Babylonia  dejó  en  tierra  de  Juda, 
puso  por  gobernador  á  Godolias,  hijo  de 
Abicam,  htyo  de  Saphan. 

28  T  oyendo  todos  los  principes  del 
ejército,  ellos  y  los  varones,  que  el  rey 
de  Babylonia  habla  puesto  por  goberna- 
dor á  Godolias,  viniéronse  á  Godolias  en 
Kaspha,  es  d  saber,  Ismael,  hijo  de  Na- 
Inanias,  y  Johannan,  hijo  de  Caree,  y  8a* 
raias,  hijo  de  Thanehumet  Netbophathi* 
ta,  y  Jezonias,  hijo  de  Maachati,  ellos 
con  los  suyos. 


24  Y  Godolias  les  hizo  juramento,  & 
ellos  y  á  los  suyos,  y  dijoles :  No  hayáis 
temor  de  los  siervos  de  loe  Chaldeos: 
habitad  en  la  tierra,  y  servid  al  rey  de 
Babylonia,  y  habréis  bien. 

25  Y  en  el  mes  séptimo  vino  Ismael, 
htyo  de  Nathanias,  hijo  de  Elisama  de  la 
simiente  real,  y  diez  varones  con  él,  y  hi- 
rieron á  Godolias,  y  murió,  y  también  á 
los  Judíos  y  Chaldeos  que  estaban  con 
él  en  Maspha. 

26  Entonces  levantándose  todo  el  pue- 
blo, desde  el  menor  hasta  el  mayor, 
con  los  capitanes  del  ejército,  fueron- 
se  á  Egypto%por  temor  de  los  Chal- 
deos. 

27  %  Y  aconteció  á  los  treinta  y  siete 
años  de  la  transmigración  de  Joacntn 
rey  de  Juda,  en  el  mes  doceno,  á  los 
veinte  y  siete  del  mes,  que  Evil-mero- 
dach  rey  de  Babylonia,  en  el  primer  afio 
de  su  reino,  levantó  la  cabeza  de  Joa- 
chin  rey  de  Juda,  sacándole  de  la  casa  de 
la  cárcel; 

28  Y  hablóle  bien,  y  puso  su  asiento 
sobre  el  asiento  de  los  reyes  que  con  él 
estaban  en  Babylonia. 

29  Y  mudóle  los  vestidos  de  su  prisión, 
y  comió  delante  de  él  continuamente 
todos  los  dias  de  su  vida. 

30  Y  hacíale  dar  el  rey  su  comida  con- 
tinuamente, cada  cosa  en  su  tiempo,  to- 
dos los  dias  de  su  vida. 


LIBRO    PRIMERO    DE    LAS 

CRÓNICAS. 


CAPITULO  L 

La  genealogía  y  descendencia  de  divertas  naciones 
desde  Adam  hasta  Abrakam.  II.  La  genealogía 
de  Ismael  hijo  de  Abraham.  ni.  La  de  Ktctu  hijo 
de  Isaac  y  lot  reyet  y  duque*  de  Mantea  qm  deseen» 
dterondeéL 

ADAM,  Seth,  Enos, 
2  Calnan,  Malaleel,  Jared, 
8  Henoch,  Mathnsalem,  Lamech, 
4  Noe,  Sem,  Cbaní,  y  Japbet, 
6  Loe  hijos  de  Japhet  fueron  Gomer, 
Magog,  Madal,  Javan,  Tbubal,  aíosoc,  y 
Thiras. 

6  Los  hijos  de  Gomer  fueron  Aaceuez, 
Riphath,  y  Tbogorma. 

7  Los  hijos  de  Javan:  Elisa,  Tharais, 
Cethim,  y  Dodaalnv 


8  Los  htyos  de  Cbam:  Chus,  Misraim, 
Phut,  y  Cbauaan.  ! 

9  Los  lujos  de  Chus:  Baba,  Hevila,  Sa- 
batha,  Regma,  y  Babathacba.  Y  los  hi- 
jos de  Begma:  Baba  y  Dadan. 

10  Chus  engendró  á  Nimrod:  este- co- 
menzó á  ser  poderoso  en  la  tierra. 

11  Misraim  engendró  i  Ludlm,  Ana- 
mim,  Laabim,  Nephtuim, 

12  Phetruslm,  y  Casluhn ;  de  estos  sa- 
lieron los  Phillstheos,  y  los  Caphtoreos. 

18  Chanaan  engendró  á  Bidón  su  pri- 
mogénito; 

14  Y  al  Hettheo,  y  al  Jebuseo,  y  al 
Amorrheo,  y  al  Gergfeseo ; 

15  Y  al  Hereo,  y  al  A»ceo,  j  al  filnao ; 


I.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


16  AiAradeo,  y  al  BamSreo,  y  al  Ha- 
macheo. 

17  Los  h^os  de  Sern  fueron  Elam,  As- 
sor,  Arphaxad,  Lud,  Anuo,  Húa,  Huí, 
Qether,  y  Mosoeh. 

18  Arphaxad  engendró  á  Sale,  y  Sale 
engendró  á  Heber. 

19  Y  á  Heber  nacieron  dos  hflos:  el 
nombre  del  uno  fué  Phaleg,  por  cnanto 
en  sos  días  fué  dividida  la  tierra,  y  el 
nombre  de  su  hermano  fué  Jectan, 

20  Y  Jectan  engendro  á  Elmodad,  8a* 
leph,  Asartooth,  Jare, 

21  Ador&m,  Uzal,  Deda, 

22  Hébal,  Abimael,  Saba, 

28  Ophir,  Heyila,  y  Jobab:  }odos  hfjos 
de  Jectan. 

24  Sem,  Arphaxad,  Sale, 

25  Heber,  Phaleg,  Bagan, 

26  Serug,  Nachor,  Thare, 

27  Y  Abram,  el  cual  es  Abrabam. 

)28 1  Los  hijos  de  Abraham  Jktro»  Isaac 
y  Ismael. 

'  29  Y  estas  aon  sus  descendencias :  el  prk 
mogénlto  de  Ismael  fué  Nabajot :  despue» 
de  él  Cedar,  Adbeel,  Mobsam, 

80  Masma,  Dama,  Massa,  Hadad,  Tbe- 
ma,  Jethnr,  Napbis,  y  Coima.  Batos 
son  los  hijos  de  Ismael. 

SI  Y  Cethura  concubina  de  Abraham 
parió  á  Zamram,  Jecsan,  Madan,  Ma* 
dian,  Jesboe,  y  á  Seo. 

82  Los  mjos  de  Jecsan  filero*  Saba  y 
Dadan. 

88  Los  hijos  de  Madian:  Bpha,  Epher, 
Henoch,  Abida,  y  Eldaa,  Todos  estos 
fueron  hVoa.de  Oethura. 

84  Y  Abrabam  engendró  á  Isaac:  y  los 
hijos  de  Isaac  fueron  Esan  y  Israel. 

86  %  Los  h^Jos  de  Esan  fueron  EUphas, 
Bahucl,  Jehus,  Jhelom,  y  Core. 

86  Los  hgos  deEUphaz,  Theman,  Ornar, 
Sephi,  Gatham,  Genes,  Thernna,  y  Ama- 
leen. 

87  Los  htyos  de  Rahue  fueron  Nahath, 
Zare,  flamma,  y  Mesa. 

88  Los  hijos  de  Btlr  fueron  Lotan,  So- 
ba], Sebeon,  Ana,  Dison,  EBer,  y  Disan. 

80  Los  htyoa  de  Lotan:  Hori,  y  Ho- 
mam.  Y  Thcmna,  fué  hermana  de  Lotan. 

4d  Los  htyos  de  ñobal  fueron  Atoan,  Ma- 
nahath,  Ebat,  Bephi  y  Onan.  Los  *4jos 
de  Sebeon,  Aia  y  Ana. 

41  Dison  fuá  bÁJo  de  Ana.  LosfcQosde 
toteonfueron  Hamram,  Bochan,  Jetaran, 
y  Choran. 

43  Los  htfos  de  Ener:  Bataam,  Zoma,  y 
Aoan.   LoslnjosdoDisan:  HasyAram. 


46  Y  estos  sos  los  reyes  que  reinaron 
en  la  tierra  de  Edom,  antes  que  reinase 
rey  sobre  los  hijos  de  Israel.  Belah,  hijo 
de  Beor:  y  el  nombre  de  su  ciudad  fué 
Denaba. 

44  Y  muerto  Belah,  reinó  en  su  lugar 
Jobab,  htyo  de  Zaré  de  Bosra. 

46  Y  mustio  Jobab,  reiné  en  su  lugar 
Husam,  de  la  tierra  de  los  Themanos. 

46  Muerto  Husam,  reinó  en  su  lugar 
Adad,  m>  de  Badsd:  este  hirió  á  Ma- 
dian en  la  campana  de  Moab :  y  el  nom- 
bre de  su  ciudad  fué  Aflth. 

47  Muerto  Adad,  reiné  en  su  lugar  Bern- 
ia de  Moretea. 

48  Muerto  también  Bernia,  reiné  en  su 
lugar  Saúl  de  Rohoboth  que  eetá  junto 
al  rio. 

49  Y  muerto  Saúl,  reinó  en  su  logar 
Bolanan,  htjo  de  Achobor. 

60  Y  muerto  Batanan,  reinó  en  su  lugar 
Adar,  el  nombre  de  su  ciudad  JW  Phan : 
y  el  nombre  de  su  muger  fué  Meetabel, 
hija  de  Matred,  y  btfa  de  Mesaab. 

61  Muerto  Adar,  sucedieron  loe  duques 
en  Edom:  el  duque  Thamna,  el  duque 
Alva,  él  duque  Jetheth; 

53  El  duque  Oollbam^el  duqUe  Ela,  el 
duque  Phlnon;    * 

53  El  duque  Cenes,  el  duque  Theman, 
el  duque  Mabsar; 

64  El  duque  Magdiel,  el  duque  Hiram. 
Eb  tos  fueron  los  duques  de  Edom. 

CAPITULO  n. 

La  oeneaJóaía  y  descendencias  de  JacobJt\fó  de  Isaac, 
9  de  Jmia  tyo  de  Jacob. 

"CASTOS  eon  los  htfos  de  Israel:  Rubén, 
-s-i  Simeón,  Levi,  Jada,  Isachar,  Zabu- 
lón, 

2  Bu*,  Joseph,  Ben-jamin,  Nephthali, 
Gad,  y  Asser. 

8  Los  bty08  de  ¿ufa  fueron  Er,  Onan,  y 
Sefcv.  Estos  tres  le  nacieron  de  la  hija 
de  Sue  Chananea,  Y  Er  primogénito  de 
Jada,  fué  malo  delante  de  Jehoya,  y  le 
mató. 

4  Y  Thamar  su  nuera  le  parlo  á  Phares, 
y  á  Zara;  y  osf  todos  los  hQos  de  Juda 
fueron  cinco. 

5  Los  hijos  dé  Phares  fueron  Hesron, 
y  HamuL 

6  Y  los  hijos  de  Zara  fueron  Zamrl, 
Ettaa%  Hernán,  Ohsaehal^  y  Dardo,  todos 
cinco. 

7  Aenar^ft/hQode  Chararf:  este  albo- 
rotó á  Israel,  porque  prevaricó  en  él  ana- 

«0  A 


8  Asaría  i 


L  DE  LAS  CRÓNICAS. 


0  Los  hijos  (jiie  nacieron  á  Hesron  fue-' 
ron  Jerameel,  Ram,  y  Calubai 

10  Y  Ram  engendró  á  Amlnadab:  y 
Aminadab  engendró  á  Nahasson  princi- 
pe de  los  htyos  de  Juda. 

lt  Y  Nahasson  engendró  á  Salma:  y 
Salina  engendró  á  Booa. 

12  Y  Booa  engendró  á  Obed:  7  Obed 
engendró  4  laaL 

13  Y  Isa*  engendró  á  Ellab  su  primo- 
génito, y  el  segando  Abinadab,  el  terce- 
ro Samas,  ' 

14  £1  cuarto  Nathanaei,  el  quinto  Badal, 

15  El  sexto  Osen»,  el  séptimo  David : 

16  Do  los  cuales  Sarria  y  AWgail  fueron 
hermanas.  Los  hijos  de  Sarria  fueron 
tres,  Abisal,  Joab,  y  AsaeL 

17  Ablgail  engendró  á  Amasa,  y  sn  pa- 
dre filé  Jether  Ismaelita. 

18  Caleb,  hJjo  de  Hesron,  engendró  á 
Jerioth  de  en  muger  Asaba.  Y  los  h^os 
de  ella  fueron  Jaser,  Sobad,  y  Ardon. 

19  Y  muerta  Asaba,  Caleb,  tomó  por 
moger  á  Ephrata,  la  coal  le  parió  á  Hur. 

20  Y  Hur  engendró  á  ürl:  y  Uri  en- 
gendró á  BeseleeL 

21  Después  Hesron  entró  á  la  htf*  de 
Macbir  padre  de  Galaad,  la  cual  tomó 
siendo  él  de  sesenta  aflbs :  y  ella  le  parió 
áSegub. 

22  Y  Segnb  engendró  á  Jair,  este  tuvo 
veinte  y  tres  cindades  en  la  tierra  de  6a- 


23  Y  Oessur  y  Aram  tomaron  las  ciu- 
dades de  Jair  de  ellos,  y  á  Cenath,  y  sus 
aldeas,  que  fueron  sesenta  lugares.  To- 
dos estos  fueron  los  hQos  de  Machir  pa- 
dre de  Galaad. 

24  Y  muerto  Hesron  en  Caleb  de  Epnra- 
ta, Abia  muger  de  Hesron  le  parió  á 
Ashur  padre  de  Thecua. 

25  Y  los  hijos  de  Jerameel  primogénito 
de  Hesron  fueron  Bam,  su  primogénito, 
Buna,  Aran,  Asom,  y  Achia. 

26  Y  tuvo  Jerameel  otra  muger  llama* 
da  Atara,  qne  fué  madre  de  Onam. 

27, Y  los  hijos  de  Bam  primogénito  de 
Jerameel  fueron  Hoos,  Jamin,  y  Acer. 

28  Y  los  hijos  de  Onam  fueron  Semei  y 
Jadam.  Los  htios  de  8emei:Nadab  y 
Abisur. 

28  Y  el  nombre  de  la  muger  de  Abisur 
fuá  Abihail,  la  cual  le  parió  á  Ahobbe,  y 
áMolid. 

30  Yloshjjosde  Nadab  futren Saled y 
Aphaim :  y  Saled  murió  sin  htfos. 

31  Y  JesijWhyo  de  Aphaim:  y  Sesan  mi 
htyode  Jes!;  y  Oholai fué tyjo de 


32  Los  M&os"  de  Jadol*  hermana  de  Se* 
mel,  fueron  Jether,  y  Jonathan :  y  murió 
Jether  sin  htyos. 

83  Y  los  hijos  de  Jonathan  fueron  Pha- 
leth,  y  Ziza.  Estos  fueron  los  htyos  de 
JerameeL 

84  Y  Sesan  no  tuvo  hijos,  sino  hfyss. 

85  Y  tuvo  Sesan  un  siervo  Egypcto  lla- 
mado Jeraa,  al  cual  dio  Sesan  á  su  hfya 
por  muger :  y  ella  le  parió  á  Ethei. 

36  Y  Ethei  engendró  á  Nathan:  y  Na- 
than engendró  á  Zábad. 

37  Y  Zabad  engendró  4  OpUal:  y  Oph- 
lal  engendró  á  Obed. 

88  Y  Obed  engendró  á  Jehu:  y  Jehu 
engendró  á  Asarlas. 

89  Y  Asarías  engendró  á  Helles:  y  He* 
lies  engendró  ácUssa, 

40  Elasa  engendró  á  Sisamoi:  y  8isa- 
moi  engendró  á  Sellnm. 

41  Y  Sellom  engendró  álcamle;  y  Ioa- 
mia  engendró  á  EMsama. 

42  Los  hijos  de  Caleb  hermano  de  Je- 
rameel fueron.  Mesa  su  primogénito; 
trie  te  el  padre-de  Ztph;  y  de  sus  hijos 
Maresa,  padre  de  Hcbroo. 

43  Y  los  htfos  de  Kebron  fueron  Core,  y 
Thaphua,yRecem,  y  Samma. 

44  Y  8amma  engendró  á  Baham  padre 
de  Jercaam:  y  Becem  engendró  á  Sam- 
mal 

45  Maon  fué  hfyo  deSammal:  yMaon 
padre  de  Beth-aur. 

46  Y  Epha  concubina  de  Caleb  le  parió 
á  Haram,  y  á  Mesa,  y  á  Geaez.  Y  Haram 
engendró  á  Geaea. 

47  Y  los  hijoe  do  Jahaddai  fueron  Re- 
gotn,  Joatham,  Gesam,  Pbelet,  Epha,  y 
Saapb, 

48  Maaoha  coneublna  de  Caleb  le  parió 
á  Saber  y  á  Tharana. 

49  Y  también  le  parió  á  flaaph  padre  de 
Madmena,  y  á  Sue  padre  de  Machbena,  y 
padre  de  Gabaa.  Y  Acha  fué  lu>  de 
Caleb. 

50  Estos  fueron  tes  hijos  de  Caleb,  hi- 
jo de  Hur,  primogénito  de  Ephrata:  So- 
bal  padre  de  Cariath'Jarim, 

51  Salma  padre  de  Beth-lehem,  Hareph 
padre  de  Beth-gader. 

58  Y  los  htyos  de  Sobal  padre  de  Ca- 
riathjarim,  el  cual  vela  la  mitad  da 
Hamenuhoth.  * 

53  Y  ka  familias  de  Cariath-Jarim /to- 
ro* los  Jothreos,  y  los  Phatheos,  y  los 
Samatheos,  y  los  Masereos;  de  los  cua- 
les salieron  los  Sarsütas,  y  los  Estaoütas. 

54  Loe  htfos  de  Salma;  Mfcfebem  y 


I.  DE  LAS  CRÓNICA* 


losHétfcophftftfcHiffbitfiMfctw»  tas  bo- 
ronas de  la  cu»  de  Joab,  y  de  la  mitad 
de  loe  Manahtltas,  loe  Semitas. 
55  Y  las  familias  de  loe  escribas  que 
moraban  en  Jabee,  fmron  loe  Thlratheos, 
Simatheoe,  Sucatheos;  loe  cuales*?* les 
Clueca,  que  vinieron  de  Hemath,  padre 
de  la  casa  de  Rechab. 

CAPITULO  JTL 

La  genealogía  de  David  9  de  Salomo*,  g  de  Joeias 

Ttffté  Wt  traML 

ESTO8  son  los  lujos  de  David,  que  le 
nacieron  en  Hebron:  Ammon  el  pri- 
mogénito, de  Achinoam  de  Jezrael.  £1 
segundo,  Daniel,  de  AMgell  del  Carmelo. 
2  £1  tercero,  Absalom,  hyo  de  Ifaacha, 
luje  de  Tnolmal  rey  de  Gessur:  el  cua- 
tro, Adonlas,  hyo  de  Aggltb : 
8  £1  quinto,  8aphatlas,  de  Abltbal:  el 
se?to,  Jetbraham,  de  Egta  su  muger. 

4  Estos  seis  le  nacieron  en  Hebron, 
donde  reinó  siete  anos  y  seis  meses :  y 
en  Jerusalem  reinó  treinta  y  tres  anos. 

5  Estos  cuatro  le  nacieron  en  Jerusa- 
lem: Slmrnaa,  Bobab,  Nathen,  y  Salo- 
món de  Beth-sua,  hya  de  Ammlel. 

6  Y  €tro$  nueTe;  Jebaar,  EHsama, 

7  Elrphaletn,  Noge,  Nepbeg,  Japhia, 

8  Ensarna,  Eltada,  y  £lipbalet 

•  Todos  estos/turo*  los  hijos  de  David, 
sin  los  bfyo»  de  las  concubinas.  Y  Tha- 
mxrfitá  hermana  de  ellos. 

10  Hijo  de  Salomón  rae  Roboam,  cuyo 
lujo  fué  Abia,  cuyo  lujo  fué  Asa,  cuyo 
lujo  Alé  Josaphat, 

11  Cuyo  htf©  fué  Jomm,  cuyo  lujo  fué 
Ochostas,  cuyo  hyo  fué  Joas, 

13  Cuyo  hijo  fué  Amasias,  cuyo  lujo 
fué  Asarlas,  cuyo  lujo  rae  Joatham, 

18  Cuyo  lujo  fué  Achas,  euyo  lujo  fué 
£zechias,  cuyo  lujo  fué  Manasses, 

14  Cuyo  lujo  fué  Amon,  cuyo  lujo  fué 
Josias. 

15  Y  los  mjos  de  Josias  fueron  Joha- 
nam  su  primogénito,  el  segundo  Joacim, 
el  tercero  Sedéelas,  el  cuarto  SeUum. 

16  Los  mjos  de  Joacfan  fueron  Jecho- 
nías  su  hijo,  cuyo  hijo  fué  Sedéelas. 

17  Y  los  lujos  de  Jechonias  Jbero»  Asir, 
•cuyo  lujo  fué  Salathiel, 

18  Melchtram,  Pnadaia,  Senneser,  y  Je- 
ccmla,  Hosama,  y  Nadabia. 

Id  Y  los  hyos  de  Phadaia  fueron  Zoro- 
babel,  y  Semet  Y  los  lujos  de  Zoroba- 
bel  fueron  Mosollam,  Hanantas,  y  Salo- 
mKh  su  hermana; 

88  Y  Basaba,  Ohol,  Bsrnchtas, 
días,  y  Josabhesed,  todos  ctooa 


81  Los  lujos  deHanai)ta*Jto**Phal- 
ttas,  y  Jesalas,  lujo  de  Kaphalas,  lujo  de 
Aman,  lujo  de  Obdtas,  lujo  deséchenlas. 

88  HJjo  de  Bóchenlas  JW  8emeiss.  Y 
los  hijos  de  Sometas  fueron  Harus,  Je- 
gaal,  Barias,  Naarias,  Saphat,  seis.  Los 
lujos  de  Naarias  fmron  estos  tres,  £hoe- 
nat,  Esechtas,  y  Esricam. 

88  Los  hUos  de  Elioeuel  fmron  estos 
siete,  Odutas,  Ellesub,  PMetae,  Accnb, 
Johanan,  Dátalas,  AnanL 

CAPITULO  IV. 

Qeneotogtat  de  Jwta  por  atrae  vio*.    1Z  La  gema- 

LOS  lujos  de  Juda/tore*  Pitares,  Hes- 
ron,  Carmi,  Hur,  y  SobaL 
2  YRatas,lujode  8obal,engendró  á  Ja- 
hath;  y  Jabata  engendró  á  Ahnmal,  y  á 
Laad.    Estas  $on  tas  minutas  de  los  Sa- 
rathitas. 

8  Y  estas  son  las  del  padre  de  Etham ; 
Jesrael,  Jesema,  y  Jedebos.  Y  el  nombre 
de  su  hermane/W  Asalsphnni 

4  Y  Pbanuel  fni  padre  de  Gedor;  y 
Ezér  padre  de  Hoea,  Estos  fmron  los 
hijos  de  Hur  primogénito  de  Epurata 
padre  de  Beth-lehem. 

5  Y  Assur  padre  de  Theoua  turo  dos 
mugeres,  *»  á  mber,  Halan,  y  Naraa. 

8  Y  Naraa  le  parió  i  Oosmn,  Hepher, 
Themani,  y  Ahastari.  Estos  fkmvn  los 
hyos  de  NaanL 

7  Y  loe  hyos  de  Halaajtoro»  Sersth, 
8abar,  y  Btbnan. 

8  ítem,  Coa  engendró  i  Anob  y  á  So- 
boba,  y  la  familia  de  Aharetiel,  lujo  de 
Arutn. 

0  Y  Jabee  fué  mas  filustre  que  sus  her- 
manos, al  cual  su  madre  llamó  Jabee,  di- 
ciendo t  Por  cuanto  yo  le  parí  en  dolor. 

10  Y  invocó  Jabee  al  Dios  de  Israel,  di- 
etendo:  81  me  dieres  bendición,  y  ensan- 
chares mi  término,  y  si  tu  mano  fuere 
conmigo,  y  me  librares  de  mal,  que  no 
me  duela.  Y  htao  Dios  que  le  viniese 
lo  que  pidió. 

11  Y  Caleb  hermano  de  Búa,  engendró 
i  Machir,  el  cual  fué  padre  de  Esthon. 

18  Y  Esthon  engendró  á  Beth-rapha,  á 
Phese,  y  á  Teutona,  padre  de  la  ciudad 
de  Naas :  estos  *m  los  varones  de  Hecha. 

18  Loe  hijos  de  Cenes  fueron  Othonlel, 
y  Baratas.  Los  hyos  de  Othonlel,  Ha- 
thath, 

14  Y  Maouathi,  el  cual  engendró  á 
Optara:  y  Baratas  engendró  á  Joab,  pa- 
dre de  Genharassim,  porque  fueron  ar- 

tÜAM.         Digitizedby  VjOOQIC 


881 


h  DR  LAS  CRÓNICAS, 


1é  Loe  feUoe  de  Caleb,  htfo  de  Jephone, 
Jtocro*  Hhr,  Ela,y  Naham:  y  h#o  de 
Ela  fué  Cenez. 

16  Los  hijos  de  Jalaleel  fueron  Ziph, 
Zipbas,  Tbirtas  y  AsraeL 

17  Y  loe  lujos  de  Esra  fueron  Jether, 
Mered,  Epher,  y  Jalón ;  también  engen- 
dró á  Marta,  y  á  Seminal,  y  á  Jesba  pa- 
dre de  Esthama 

18  Y  en  mnger,  Judaia  le  parió  á  Jared 
padre  de  Gedor,  y  4  Heber  padre  de  8o- 
cho,  y  á  Jecutbiel  padre  de  Zaneo.  Estos 
fueron  los  bljos  de  Bethla,  luja  de  Pha- 
raon,  con  la  cual  casó  Mered. 

19  Y  los  h^os  de  la-  muger  de  Odia», 
hermana  de  Nathan,  padre  de  Celia,  fae- 
tón Gami,  Esthemo  el  de  Machati. 

20  ítem,  los  lujos  de  Simón  fueron  Am- 
non  y  Rlnna,  btyo  de  Hanan,  y  Tbilon. 
Y  los  hijos  de  Jesi  fueron  Zobetb  y  Ben- 
soneto. 

21  Los  hijos  de  Sel*,  bijo  de  Juda,  fue- 
ron Er,  padre  de  Lecha,  y  Loada  padre 
de  Mareas,  y  de  la  familia  de  la  casa  del 
oficio  del  Uno  en  la  casa  de  Asbea. 

33  Y  Joacim,  y  los  Tarónos  de  Choceba, 
y  Joas,  y  Saroph,  los  cuales  dominaron 
en  Moab,  y  Jasnbi-lahem,  que  son  pala- 
bras antiguas, 

23  Estos  fueron  olleros,  y  moradores 
de  sembrados,  y  de  cercados,  los  cuales 
moraron  allá  con  el  rey  en  su  obra. 
-91  T  Los  hfyos  de  Simeón  fueron  Na- 
muel,  Jamln,  Jarib,  Zara,  8auL 

95  También  Sellum  foé  su  hijo,  Mabsan 
su  hyo,  y  Masma  su  htyo. 

26  Loe  hijos  de  Masma  fueron  Hamuel 
su  lujo,  Zachur  su  b\)o,  y  Semci  su  hijo. 

27  Lee  htyos  de  Semei  fueron  Ules  y 
seis,  y  seis  hijas;  mas  sus  hermanos  no 
tuvieron  muchos  lujos,  ni  multiplicaron 
toda  su  familia,  como  los  hijos  de  Juda, 

28  Y  habitaron  en  Beer-eeba,  y  en  Me- 
lada, y  en  Hasar-subel, 

29  Y  en  Bala,  y  en  Ha**n,y  en  Tholad, 
80  Y  en  Bathuel,  y  en  Horma,  y  en  Si- 

celeg, 

31  Y  en  Beth-marehaboth,  y  en  Hasa- 
rusim,  y  en  Beth-berai,  y  en  Saraim.  Be- 
tas fueron  sus  ciudades  hasta  el  reino  de 
David. 

82  Y  sus  aldeas  fueron  Etam,  Aen, 
Remmon,  y  Thaocbem,  y  Asan,  cinco 
pueblos : 

83  Y  todos  sus  villeges  que  estaban  al 
rededor  de  estas  ciudades  hasta  Banal» 
Esta  fué  sa  habitación,  y  esta  JW  en 


84  Ifoaobabt  y  Jamleen,  y  Sosias,  lujo 
de  Amasias, 

85  Joel,  y  Jehu,  hijo  de  Josabias,  hijo 
de  Saroias,  hyo  do  Aziel, 

36  Y  EUoenei,  Jacoba,  Isuheia,  Ásalas, 
Adiel,  Ismiel,  Bonaias, 

37  Y  Zixa,  mjodeSephei,mjo  de  Allon, 
hyo  de  Idaias,  lujo  deSemri,  hyo  de  8a- 


88  Estos  por  sus  nombres  son  los  prin- 
cipales que  vinieron  en  sus  familias,  y 
que  fueron  multiplicados  en  multitud 
en  las  casas  de  sus  padres. 

89  Y  llegaron  hasta  la  entrada  de  Ge- 
dor habta  el  oriente  del  valle,  buscando 
pastos  para  sus  ganados. 

40  Y  hallaron  gruesos  y  buenos  pastos, 
y  tierra  ancha  y  espaciosa,  y  quieta  y 
reposada,  porque  ¡o»  hijo*  de  Cham  la 
habitaban  de  antes. 

41  Y  estos,  que  han  sido  escritos  por 
nombres,  vinieron  en  dias  de  Ezechias 
rey  de  Juda,  y  hirieron  sus  tiendas  y  es- 
táñelas que  hallaron  allí,  y  destruyéron- 
los hasta  boy;  y  habitaron  allí  en  lugar 
de  ellos,  por  cuanto  habla  allí  pastos  pa- 
ra sus  ganados. 

42  Y  asimismo  quinientos  hombres  de 
ellos  de  los  lujos  de  Simeón  se  fueron  al 
monte  de  Seir,  llevando  por  capitanes  á 
Pbaltias,  y  á  Naarias,  y  4  Baphaias,  y  4 
Oziel,  lujos  de  Jesi ; 

48  Y  hirieron  á  los  restos  que  habían 
quedado  de  Amalee,  y  habitaron   alU 
hoy. 


CAPITULO  V. 

La  fft**alogía,  atiesto,  9  Jbt  th  AAm,  f  d«  Ood,  y 
de  la  nerita  triüm  de  Mángate». 

Y  LOS  hijos  de  Rubén  primogénito  de 
Israel,  (porque  él  era  el  primogéni- 
to, mas  como  contaminó  el  lecho  de  su 
padre,  sus  primogeaituras  fueron  dadas 
á  los  hijos  de  Joseph,  hijo  de  Israel,  y 
no  fué  contado  por  primogénita 

2  Poique  Juda  lúe  el  mayorazgo  sobre 
sus  hermanos,  y  el  principe  de  ellos :  y 
la  prhnogenitura/u¿  de  Joseph.) 

8  Los  hijos  de  Rubén,  primogénito  de 
Israel,  fueron  Enech,  Phallu,  Earon,  y 
Carmí. 

4  Los  hijos  de  Joei  fueron  Sámalas  su 
hijo,  Gog  su  hijo,  Semei  su  hijo, 

5  Micha  su  hijo,  Reia  su  hijo,  Bahal  su 
Wjo, 

0  Beera  su  hijo,  el  cual  fué  trasportado 
por  Theglath-phalasar  rey  de  los  Assy- 
rios.  Este  empifoolpsl  de  lee  Rucanitas. 

7  Y  sus  hermanos  po>  sus  famil¿w,cnanr 


h  DE  LA8  CRÓNICAS. 


do  sran  contado*  en  un  descendencia*, 
tenían  por  principes  á  Jehiel  y  á  Zacho- 
rías. 

8  T  Bala,  hijo  de  Asaz,  h\)o  de  Samma, 
hjjo  de  Joel,  habitó  en  Aroer  basta  No- 
do y  Becl-meon. 

9  Habitó  también  desde  el  oriente  has- 
ta la  entrada  del  desierto,  desde  el  rio 
do  Euphrates;  porque  tenían  mochos 
ganados  en  la  tierra  de  Galaad. 

10  X  en  los  días  de  8ani  trajeron  guer- 
ra contra  los  Agarenos ;  los  cuales  caye- 
ron en  sn  mano,  y  ellos  habitaron  en  sos 
tiendas  sobre  toda  la  has  oriental  deta- 


11 Y  los  tojos  de  Gad  habitaron  enfren- 
te de  eUes  en  la  tierra  de  Basan  hasta 
Solea. 

12  T  el  primogénito  fué  Joel,  el  segan- 
do Saphan:  y  Janai  y  Saphat  estuvieron 
en  Basan. 

13  T  sos  hermanos  según  las  lamillas 
de  sus  padres  fueron  Michael,  Mosollam, 
Sebe,  Jomi,  Jachan,  Zie,  Heber,  todos 
siete. 

14  Estos  fueron  los  lujos  de  Abihail, 
hijo  de  Hurí,  lujo  de  Jara,  lujo  de  Galaad, 
lujo  de  Michael,  hijo  de  Jes!,  hijo  de 
Jeddo,  lujo  de  Buz. 

15  También  Achí,  hijo  de  Abdiel,  lujo 
de  Guni,/W  principal  en  la  casa  de  ens 
padres. 

16  Los  cuales  habitaron  en  Galaad,  en 
Basan,  y  en  sos  aldeas,  y  en  todos  los 
ejidos  de  Soron  hasta  salir  de  ellos. 

17  Todos  ellos  fueron  contados  en  dias 
de  Joatham  rey  de  Juda,  y  en  dias  de 
Jeroboam  rey  de  Israel 

18  Los  htfofl  de  Rubén,  y  de  Gad,  y  la 
media  tribu  de  Hanasses  fueron  valien- 
tes  hombres,  hombres  que  tratan  escudo 
y  espada,  y  que  entesaban  arco,  diestros 
en  guerra,  cuarenta  y  cuatro  mil  y  siete- 
cientos  y  sesenta  que  sallan  en  batalla. 

19  Y  tuvieron  guerra  con  los  Agarenos, 
y  Jethnr,  y  Napbis,  y  Nodab. 

20  Y  fueron  ayudados  contra  ellos,  y 
los  Agarenos  se  dieron  en  sus  manos,  y 
todos  los  que  eran  con  ellos,  porque  cla- 
maron á  Dios  en  la  guerra,  y  fuéles  favo- 
rable, porque  esperaron  en  él. 

21  Y  tomaron  sus  ganados,  cincuenta 
mil  camellos,  y  doscientas  y  cincuenta 
mil  ovejas,  dos  mil  asnos,  y  cien  mil 
personas. 

33  Y  cayeron  muchos  heridos,  porque 
,1a  guerra  era  de  Dios,  y  habitaron  en  sus 
lugares  naala  la  transmigración. 


28  Y  los  hijos  de  la  media,  tribu  de 
Manasses  habitaron  en  la  tierra  desdé 
Basan  hasta  Bahal-hernion,  y  Sanir,  y  el 
monte  de  Hermon,  multiplicados  en 
gran  manera. 

24  Y  estos  fueron  las  cabezas  de  las  ca- 
sas de  sus  padres,  Epher,  Jesi,  y  Eliel, 
Exriel,  y  Jeremías,  y  Odolas,  y  Jediel, 
hombres  valientes,  y  de  esfuerzo,  varo- 
nes de  nombres,  y  cabezas  de  las  casas 
de  sus  padres. 

26  Mas  se  rebelaron  contra  el  Dios  de 
sus  padres,  y  fornicaron  siguendo  los 
dioses  de  los  pueblos  de  la  tierra,  á  los 
cuales  Jehova  habla  quitado  do  delante 
de  ellos. 

26  Por  lo  cual  el  Dios  de  Israel  desper- 
tó el  espíritu  de  Phul  rey  de  los  Assy- 
rios,  y  el  espíritu  de  Theglath-phalasar 
rey  de  los  Assyrios,  el  cual  trasportó  á 
los  Rubenitas  y  Gaditas,  y  á  la  media 
tribu  de  Manasses,  y  los  llevó  a  Halan,  y 
á  Habor,  y  á  Ara,  y  al  rio  do  Gozan  has- 
ta hoy. 

CAPITULO  VL 

Lm  pcMoIofta*  d«  Ltvi,  sus/hmilhu  ptl  qfcio4* 
eada/cuiiüia  en  el  tertieio  divino. 

LOS   hijos  de   Lev!  fueron  Gerson, 
Caath  y  MerarL 

2  Los  hijos  de  Caath  fueron  Amram, 
Isaar,  Hebron,  y  OzieL 

3  Los  hijos  de  Amram  fueron  Aaron, 
Moyses,  y  María.    Los  hijos  de  Aaron  - 
fueron  Nadab,  Abiu,  Eleazar,  y  Ithamar. 

4  Eleazar  engendró  i  Phlnees,  y  Phi- 
nees  engendró  á  Abisue, 

5  Y  Abisue  engendró  á  Bocel,  y  Bocel 
engendró  á  Ozi, 

6  Y  Ozi  engendró  á  Zaraias,  y  Zaraias 
engendró  á  Meraiotb, 

7  Y  Meraioth  engendró  á  Amarlas,  y 
Amarlas  engendró  á  Achitob, 

8  Y  Achitob  engendró  á  Sadoc,  y  Sadoc 
engendró  á  Achimaas, 

9  Y  Achimaas  engendró  á  Alarias,  y 
Azarias  engendró  á  Johanan, 

10  Y  Johanan  engendró  á  Azarias,  el 
que  tuvo  el  sacerdocio  en  la  casa  que 
Salomón  edificó  en  Jerusalem, 

11  Y  Azarias  engendró  á  Amarlas,  y 
Amarías  engendró  á  Achitob, 

12  Y  Achitob  engendró  &  Sadoc,  y  Sa- 
doc engendró  á  Sellum, 

13  Y  Sellum  engendró  á  Helcias,  y  Hel- 
ólas engendró  á  Azarias, 

14  Y  Azarias  engendró  á  Saralas,  y  8a- 
raias  engendró  á  Josedec, 

15  Y  Josedec  fué  cuando  Jehova  tras- 


I.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


portó  á  Jada  y  á  Jcrusalem  por  mano 
de  Natrachodonosor. 

16  Asi  que  los  lujos  de  Levi  fueron  Ger- 
son, Caath,  y  Merari. 

17  Y  estos  non  los  nombres  de  los  hi[}08 
de  Gerson :  Lobni,  y  Scmel. 

18  Los  hyos  de  Caath  fueron  Amram, 
Isaar,  Hebron  y  Ozlcl. 

19  Los  hijos  de  Merari  fueron  Moholl, 
y  MosL  Estas  ton  las  fámulas  de  Levi 
según  sus  descendencias : 

20  Gerson,  Lobni  su  hijo,  Jahath  su  hi- 
jo, Zamma  su  lujo, 

21  Joan  su  hijo,  Addo  su  lujo,  Zara  su 
hyo,  Jethrai  su  hyo. 

22  Los  hyos*de  C*a.ih  fueron  Amlnadab 
su  hijo,  Core  su  hijo,  Asir  su  hyo, 

23  Elcana  bu  hyo,  Abiasaph  su  hyo, 
Asir  su  hyo, 

24  Thahath  su  hyo,  üriel  su  hyo,  Oria 
bu  hyo,  y  Saúl  su  hyo. 

25  Los  hyos  de  Elcana  fueron  Amasa!, 
Achimoth,  y  Elcana. 

26  Los  hyos  de  "ELcaxaifueron  Sophai  su 
hyo,  Nahath  su  hijo, 

27  Ellab  su  hyo,  Jeroham  su  lujo,  El- 
cana su  hyo. 

28  Los  hyos  de  Samuel,  el  primogénito 
Vasscnl,  y  Ablas. 

29  Los  hyos  de  Merari  fueron  Mocholi, 
Lobni  su  lujo,  Semei  su  hyo,  Oza  su 
hijo, 

90  Samaa  su  hyo,  Haggia  bu  hyo,  Ásala 
bu  hyo. 

81  T  estos  son  á  los  que  David  dio  car- 
go de  las  cosas  de  la  música  de  la  casa 
de  Jehova,  después  que  el  arca  tuyo  re- 
poso: 

82  Los  cuales  servían  delante  de  la 
tienda  del  tabernáculo  del  testimonio 
en  cantares,  hasta  que  Salomón  edificó 
la  casa  de  Jehova  en  Jerusalem :  y  estu- 
vieron en  bu  ministerio  según  bu  cos- 
tumbre. 

88  T  estos  y  sus  hyos  asistían :  Be  los 
hyos  de  Caath,  Hernán  cantor,  hyo  de 
Joel,  hyo  de  Samuel, 

84  Hyo  de  Elcana,  hyo  de  Jeroham, 
hyo  de  Eliel,  hyo  de  Tholu, 

85  Hyo  de  Suph,  hyo  de  Elcana,  hyo 
de  Mahath,  hyo  de  Amasa!, 

86  Hyo  de  Elcana,  hijo  de  Joel,  hyo  de 
Asarlas,  hijo  de  8ophonÍas, 

87  Hijo  de  Thahath,  hyo  de  Asir,  hyo 
de  Abiasaph,  lujo  de  Core, 

88  Hyo  de  Isaar,  hyo  de  Caath,  lujo  de 
Lev!,  hyo  de  Israel. 

89  T  su  hermano  Asaph,  el  cual  estaba 

884 


á  su  mano  derecha.  Asaph,  hyo  de  Bara- 
chias,  lujo  de  Samaa, 

40  Hyo  de  Mlchael,  hyo  de  Báselas,  hi- 
jo de  Melchias, 

41  Hyo  de  Athanai,  hyo  de  Zara,  lujo 
de  Adala,    * 

42  Hyo  de  Ethan,  lujo  de  Zamma,  lujo 
de  Semei, 

48  Hyo  de  Geth,  hyo  de  Gerson,  hyo 
de  Levi. 

44  Mas  los  hyos  de  Merari  sus  herma- 
nos estaban  á  la  mano  siniestra,  ctú  sa- 
ber, Ethan,  hyo  de  Cusi,  hyo  de  Abdi,  hi- 
jo de  Maloch, 

45  Hijo  de  Hasabias,  hyo  de  Amasias, 
hyo  de  Helcias, 

46  Hyo  de  Amasa!,  lujo  de  Boni,  hyo 
de  Somer, 

47  Hijo  de  Moholl,  hyo  de  Musí,  hyo 
de  Merari,  hyo  de  Levi. 

48  Y  sus  hermanos  los  Levitas  fueron 
puestos  sobre  todo  el  ministerio  del  ta- 
bernáculo de  la  casa  de  Dios. 

49  Mas  Aaron  y  sus  hyos  hadan  perfu- 
me sobre  el  altar  del  holocausto,  y  so- 
bre el  altar  del  perfume,  en  toda  la  obra 
del  lugar  santísimo,  y  para  hacer  las  ex- 
piaciones sobre  Israel,  conforme  á  todo 
lo  que  Moyses  siervo  de  Dios  habla  man- 
dado. 

50  Y  los  hyos  de  Aaron  ton  estos :  Elea-  • 
zar  bu  hyo,  Phinees  su  lujo,  Ablsue  su 
hijo, 

51  Bocel  su  lujo,  Ori  su  lujo,  Zaraias 
su  hyo, 

52  Meraioth  su  lujo,  Amarlas  bu  lujo, 
Achitob  su  lujo, 

53  Sadoc  su  hyo,  Achimaas  su  lujo. 

54  Y  estas  mm  sos  habitaciones  por  sus 
palacios  y  en  sus  términos,  de  los  lujos 
de  Aaron  por  las  lamillas  de  los  Caathl- 
tas :  porque  de  ellos  fué  la  suerte. 

55  Que  les  dieron  á  Hebron  en  tierra 
de  Juda,  y  sus  ejidos  al  rededor  de  ella: 

56  Mas  la  tierra  de  la  ciudad  y  sus  al- 
deas dieron  á  Caleb,  hyo  de  Jephone. 

57  Y  á  los  hyos  de  Aaron  dieron  las 
ciudades  de  Juda  de  acogimiento,  et  á 
saber,  á  Hebron,  y  á  Lobna  con  sus  eji- 
dos, 

58  A  Jethcr  y  Esthemo,  con  sus  ejido*» 
y  á  Helon  con  sus  ejidos,  y  á  Dabir  con 
sus  ejidos, 

59  A  Asan  con  sus  ejidos,  y  á  Beth-sa- 
mes  con  sus  ejidos. 

60  Y  de  la  tribu  de  Ben-jamin,  á  Gabeo 
con  sus  ejidos,  y  á  Almath  con  bus  eji- 
dos, y  á  Anainoíb  con  ana  ejidos,    To- 


l  »iiüx&  <moms¿s; 


dad  su*  chHbdee/um»  trae*  ciudades, 
por  nt  lioagea, 

61  A  los  hijos  do  Caath,  que  quedaron 
de  su  paténtela,  diem»  diez  ciudades  de 
la  media  tribu  de  Mauaasea  por  suerte. 

69  T  é  los  bUos  de  Gflrsou  por  sus  11- 
nages  dieron  de  la  tribu  de  JsacbaJV  7  &* 
^a  tribu  d*  Aastovy  de  la  tribu  de  Neph- 
thali,  y  de  la  tribu  de  Mamases  es  Basan 
tjnec*  ciudades. 

63  Y  a  los  hyos  de  Merari  por  sus  Una* 
gen,  de  la  tribu  de  Suben,  y  de  la  tribu 
do  Gad,  y  de  la  tribu  de  Zabulón  por 
suerte  doce  ciudades. 

64  Y  dieron  los  hyos  de  Israel  4  loe  Le- 
vitas ciudades  coa  sus  ejidos» 

65  Y  dieron  por  suerte  de  la  tribu  de 
los  hijos  de  Juda,  y  de  la  tribu  de  los  hi- 
joa  de  Simeón*  y  de  la  tribu  de  los  hijo» 
de  Benjamín  las  ciudades  que  nombra- 
ron por  sus  nombres. 

66  Y  á  los  llnagcs  de  los  mjos  de  Caath 
dieron  ciudades  con  sus  términos  de  la 
tribu  de  Ephrslm» 

67  Y  dieronles  las  ciudades  de  acogi- 
miento, 4  Slcbem  con  sus  ejidos  en  ai 
monte  de  Eptootm*  y  i  Gane*  oo*  aun 
ejidos. 

68  Y  4  Jecaaeem  con  sus  ejidos,  y  4 
Beth-oron  con  sus  ejidos, 

69  Y  á  Ajalon  con  sus  ejidos,  y  4  Geth- 
remmon  con  sus  ejidos. 

70,  Pe  la  media  tribu  do  Maneases,  á 
Anee  con  sus  ejidos,  4  Balaam  con  sus 
ejidos,  para  los  dei  linage  de  los  htyjs  de 
Caatfc,  quehaWan  quedado. 

71  Y  á  los  lujos  de  Oerson,  de  la  lamilla 
de  la  media-  tribu  de  Jianaases,  4  Gal- 
lón en  Basan  con  sus  ejidos*  j  á  Astha- 
roth  con  sus  ejidos. ' 

73.Y  de  la  tribu  da  Isacfiar,  4  Cedas 
con  sus  ejidos»  á  Dahcreth  con  sus  ejidos, 

73  Y  á  ^Ramath  con  sus  ejidos,  y  4 
Anem  con  sus  ejido*. 

74  Y  de  la  tribu  de  Asaer,  á  Masal  con, 
aus  ejidos,  y  á  Andón  con  sus  ejidos, 

75  Y  á  Hacoc  con  sus  ejidos, y  4Bohob 
con  sus  ejidos* 

76  Y  de  la  tribu  de  Nephthali,  4  Ce- 
des en  Galilea  con  sus  ejidos,  á  Hamon 
con  sus  eji4os,  á  Cariath-jarim  con  sus 
ejidos. 

77  Y  ales  hijos  de  Merari,  que  habían 
quedado,  dieron  de  la  tribu  de  Zabulón  4 
Bemmono  con  sus  ejidos,  y  4  Thabor  con 
sus  ejidos. 

78  Y  de  la  otra  parte  del  Jordán  de  Jc- 
richo,  al  oriente  4o1  JWiPh  4&**  d©  la 
8pan.  '    "    ¿o"    '     '  '  "  * 


tribu  de  Úntele,  Bojear  ¡en,  el  desteto 
eon  sus  ejidos,  y  4  Jasa*  con  aus  ejidos,  > 
7»  Y  4  CademoU*  con  sus  ejide^  y  4 
Mepbaath  con  sus  ejidos, 

80  Y  de  la  tribu  de  Gad,  4  Bamoth  en 
Gaiaad  eon  ana  ejidoa^y  4 Mabanai»  con 
sus  ejidos, 

81  Y  4  ¡Besebou  con  aas  ejidos,  y  4  Je* 
zer  con  sus  ejidos. 

OAÍTÍÜLO  Ttt      . 
JBat  **Méi*9Um  de  Jtooftat,  *m\fmtht,  Mfktm 

LOS  lujos  de  Isachar  fueron  Thola, 
Puna,  Jasub,  y  SUnerón,  cuatro. 
2LosfcyoadeTaola;  Ozt,  ¿aphajas,  Je» 
riel,  Jemal,  Jebsem,  y  8ain,uel)  •  cabezas 
en  las  fámulas  de  sus  padres.  De  Thola 
fueron  contados  por  sus  linagea  en  el 
tiempo  de  David,  veinte  y  dos  mil  y  seis- 
cientos varone*  valerosas  de  esfuerzo* 

3  Hijo  de  Oxi  fuá  Izrahias:  y  los  hijos 
de  IzrahJas/wrpn  Kicbael,  Obadias,  Joel^ 
y  Jesias,  todos  cinco  príncipes. 

4  Y  habkt  eon  ellos  cu  sus  linagea  por 
las  familias  de  sus  padrea  treinta  y  seis 
mil  hombree  de  guerra:  porque  tuviera»; 
muchas  mugeres  y  lujos. 

5.  Y  sus  hermanos  por  todas  las  ¿mi- 
lias  de  Isachar  eran,  contados,  todos  por 
sus  genealogías,  ochenta  y  siete  mil  boa* 
bree  valientes  de  esfuerza 

6  Loe  hyos  de  Bcn-jamin/ueren  tres,  Be? 
la,  Beohor,  j  Jadiel 

7  Los  hijos  de  Bela  fueron  flsbon,  Ozi, 
Qziei,  Jerimotfc  y  Ural,  cinco  cabezas  de 
casas  ge  linages»  hombree  valientes  da 
esfuerzo.  Y  de  su  Ünage  fueron  conta- 
dos veinte  y  dos  mil  y  treinta  y  cuairew 

8  Los  hijos  da  Becbor  fueron  Zamiru, 
Joa%  pliezer,  Éliocnai,  Amri,  Jarimotn, 
Abias,  Anathoth,  y  Almath,  todos  estos 
fueron  hyos  do  Bechor, 

9  Y  cuando  fueron  contados  por  sus 
descendencias,  por  sus  linagea,  los  que 
eran  cabezas  de  sus  familias»  veinte  mil 
y  doscientos  hombree  valientes  de  as* 
fuerzo. 

10  Btfode  Jadinel  fud  Balan ;  y  los  hi- 
jos de  Balan,  Jehus,  Benjamín,  Ao*\ 
Cnanaana,  Zethanv  Tboraia,  y  Ahi«sahar. 

11  Todos  estos  fueron  hijos  de  Jadihel, 
cabezas  de  familias,  varonee  valientes  da 
esfuerzo,  diez  y  siete  mil  y  doscientos 
que  «han  4  la  guerra  en  batalla. 

12  Y  Sepham  y  Hapham,  hijos  de  Hfar: 
y  Hasim,  hyo  de  Ahcr. 

13  Los  h\jos  de  Nephthali./fc«*>»  Jsaiel, 
Guni,  .Jftfejyy  Sclluia,  h«pa  de  Bala. 


I.  £>E  LAS  0R¡ONI«ÁS: 


'14  ftém,'lo*14)©»  <*e  Maneases /«aron 
Esriel,  el  cual  le  parió  su  concubina  la 
Syta,  la  cual  temblón  le  parió  á  Machir, 
padre  de  Galaad. 

"15  Y  Mfec&lr  tomó  mugeres  á  Bapphlm, 
f  A  Sapham,  el  cual  turo  una  hermana 
llamada  Maacha.  T  el  nombre  del  se- 
gunda tñé  BalphasA.  T  Balphead  toro 
hyas. 

16  Y  Maacfta  muger  de  Maehir  le  parió 
nnMiJo,  y  llamóle  Fhares.  Y  el  nombre 
de  su  hermano  fué  Bares,  cuyos  lujos 
ftteron  TJlam,  y  Becem. 

17  Hyo  de  TJlamyW  Badán.  Estos  ./fce- 
fon  los  lujos  de  Galaad,  hijo  de  Maehir, 
nffo  de  Hanasses. 

18  T  sn  hermana  Molehed  parió  á  Is- 
éhud,  y  á  Abieaer,  y  á  Monola. 

19  Y  los  lujos  de  Remida  fueron  Ahin, 
Sechem,  Lccl,  y  Aniam. 

'30  Los  hyos  de  Ephrahn  fueron  Sutha- 
la,  Barcd  sn  hijo,  Thahath  su  hijo,  Elada 
su  hijo,  Tháhath  sn  hijo, 
"91  Zabad  su  hijo,  y  Suthala  su  lujo,  Kzer 
y  Elad.  Mas  los  hijos  do  Getta,  naturales 
c%  aquella  tierrazos  mataron,  porque 
-vinieron  á  tomarles  sus  ganados. 
~BS  Y  EpUralm  su  padre  puso  luto  por 
muchos  días,  y  vinieron  sus  hermanos  á 
consolarle. 

28  Y  entrando  él  á  su  muger,  efla  con- 
ctbW,  $  parló  un  hijo  al  cual  puso  nom- 
bre Beria;  por  cuanto  habla  estado  en 
dolor  en  su  casa. 

r^Yro  hija  fué  Sara,  la  cual  educó  á 
Beth-oron  la  baja  y  la  alta,  y  á  Oaen- 


26  H\Jo  de  este  fué  Bapha,  y  Beseph,  y 
Vhale  bu  htyo,  y  Thaan  su  hQo, 

20  Ladskn  su  hyo,  Ammiud  su  hyo, 
ffilsamasuhyo, 

27  Nun  su  lujo,  Josué  su  htyo. 

28  Y  su  heredad  y  habitación  fué  Beth- 
el  con  sus  aldeas ;  y  hacia  el  oriente  No* 
ron ;  y  á  la>  parte  del  occidente  Gaser  y 
sus  aldeas :  asimismo  Stebem  con  su* 
aldeas,  hasta  Asa  y  bus  aldeas. 

-  ÍÓT'á  lá  parte  de  los  hijos  deHenaases, 
Beth-san  con  sus  aldeas,  Thanach  con 
sus  aldeas,  Mageddo  con  sus  aldeas,  Dor 
con  sus  aldeas.    En  estas  habitaron  los 
lujos  de  Joseph,  lujo  de  Israel. 
80  Los  hijos  de  Asser  fueron  lamna, 
Jcsua,  Jesul,  Baria,  y  su  hermanastra, 
:  SI  Los  hyos  de  Baria  fueron  Hebcr,  y 
Melchlcl,  el  cual  ftié  padre  de  Bars&ith. 
•  82  Y  Heber  engendró  á  Jepblat,  Somer, 
Hotham,  y  finaa  hermana  do  ellos. 
888 


eS-Losh^oadeJeptó^t:  Tbosocii,Cha- 
maal,  y  Asoth,  estos  fueron  los  hyos  de 
Jepalat 

34  Y  los  h^os  do  Somer:  Ahi,  Boaga, 
Haba,  y  Aram. 

35  Los  hijos  de  Helem  su  hermano:  8u- 
pha,  Jarana,  Selles,  y  AmaL 

86  Los  hijos  de  Suplía :  flue,  Hamaphet, 
Saal,  Beri,  Juana, 

87  Bosor,  Hod,  Samma,  Salase,  Jeth- 
ran,  y  Bera¿ 

88  Les  hijos  de  Jether:  Jephonc,  Phas- 
phay  Ara. 

89  Y  los  hyos  de  TJlle:  Arree,  Haniel, 
y  Reala. 

40  Todos  estos  frieron  lujos  de  Asser, 
caberas  de  familias  de  padres,  eseogides, 
poderosos  en  fuerzas,  cabesos  de  princi- 
pes ;  y  cuando  fueron  contados  por  sus 
linages  entre  los  hombres  de  guerra,  el 
número  de  ellos  fué  yetóte  y  seis  mil  va- 
rones. 

CAPITULO  VITL 

La  genealogía  de  Ben-Jamin  especificada  coa  uto*  tf í- 
Hptocía  d  tata  del  Unma*  y  tmttUm  de  SamL 

BEN-JAMIN  engendró  á  Bale  su  pri- 
mogénito, Asbel  el  segundo,  Abala 
el  tercero, 

2  Nohaa  el  cuarto,  y  Bapua  el  quinto. 

3  Y  los  hyos  de  Bale  fueren  Afldar,  Cte- 
ra,  Ablud, 

4  Ablsue,  Naaman,  Ahoe, 

5  ítem,  Gera,  Sophuphan,  y  Huram. 

6  Y  estos  ton  los  hyos  de  Ahod,  y  estos 
ton  las  cabesas  de  padres  que  habitaran 
en  Gabaa,  y  fueron  trasportados  á  Mana* 
bath: 

7  Jü4 mber,  Nahaman,  Achias,  7  Gera: 
este  los  trasportó,  y  engendró  á  Osa,  y 
Ahihud. 

8  T  Saharalm  engendró  en  la  protincia 
de  Hoab,  después  que  dejó  á  Husim  y  á 
Bala  que  eran  sus  mugeres. 

9  Y  engendró  de  -Clnodes  su  muger  á 
Jóbafe,  Seblas,  Hosa,  Molchom, 

10  Jehus,  Sechlas,  y  Merma.  Estos  son 
sus  hijos,  cabesas  de  mmiHas. 

11  Mas  de  Husim  engendró  á  Abitob,  y 
á  ElphaaL 

Id  Y  los  lujos  de  Elphaal  Jteron  Heber, 
Mfeaatn,  y  Samad,  el  cual  edificó  á  Ono, 
y  á  Loth  con  sus  aldeas : 

18  Y  Barias  y  Sama;  estos  fueron  las 
cabezas  de  las  lamillas  de  los  moradores 
de  Ajalou.  Betos  echaron  á  los  mora- 
dores de  Geth. 

14  Ítem,  Ahlo,  Sesac,  Jerlmoth, 

15  Zahadtas,  Arod,  Heder, 


í   foE  ¿AS  CltOÑICAff. 


lf  MlHb^,  Jcspha,y  Joá,  hfla*  de  Bn- 

1ÍM. 

17  T  Zabadfes,  Mosollam,  Hezeci,  He- 
ber, 

1$  Jesamari,  Jezlia,  y  Jbbab,  hQós  de 
ElpteÉL 

19  Y  Jacim,  Zeefcrl,  Zabdl, 
2QBUo»mtf,  Selettaei,  Riel, 

di  Adates,  Barates,  7  flamarafh,  hQoe  de 
Semei. 

«3  Y  Jepnan,  Beber,  Miel, 
28  Abdon,  Zechrf,  Hanett, 
M  Huíanlas,  Helam,  Anathotblas, 
95  Je(Mala*,  y  Ftmnuel,  hQoe  de  Seaac 

20  T  Samsari,  Jahorlas,  Othoiios, 

27  Jersias,  RIQae,  y  Zechri,  htfos  de  Je- 


29  Betos  /toro»  principes  de  ftmftfa* 
por  sos  finoges,  capitanes,  y  habitaron 
en  Jerosalem. 

20  T  en  Oabaon  habitaron  Abi-gabaon, 
la  muger  del  cnal  se  Hamo  Maacha; 

80  Y  su  hQo  primogénito  Abdon,  y  8ur, 
Oto,  Batel,  Hadan, 

81  eedor,  Átalo,  yfteher. 

82  T  Macelloth  engendró  á  8amaa,  los 
cnales  también  habitaron  en  frente  de 
•os  hermanos  en  ¿ernsalem  con  sus  her- 
manos. *• 

88  T  Ner  engendro  á  Ole,  y  Gis  engen- 
dró á  Saúl,  y  fianl  engendró  á  Jonathan, 
Melchleiia,  AMnadab,  y  Kebaal 

84  HQo  de  Jonathan  fué  Meri-bahal, 
Herl-bahal  engendré  á  Micha. 

85  Los  bQos  de  Micha  >srow  PhUfion, 
•      Melech,  Tharaa,  y  Abaz. 

88  T  Abaz  engendró  i  Joada,  y  Joada 
engendró  i  Alatoatb,  y  á  Azmotb,  y  á 
flsstorl:  y  Zamri  engendró  á  Mosa: 

37  Y  Mesa  engendró  á  Banaa,  hijo  del 
«•ai  Asé  Raphe,  hQo  del  cual  foé  Blása, 
enyo  fa^o  f sé  Aset. 

88  Y  los  hQoe  de  Asel  fueron  seis,  enyos 
nombres  son  Bsrteam,  Bochín,  Ismael, 
fiarlas,  Otadlas  y  Bañan:  todos  estos  fie- 
ro* bQos  de  AseL 
.  80  Y  los  Mfjos  deEsee  sn  hermano- /a^- 
iwtUlam  su  primogénito,  Jenns  el  se- 
cundo, Bilphaleth  el  tercero» 

JH)  Y  fueron  los  bQos  de  Ülam  carones 
callentes  en  fuerzas,  flecheros  diestros, 
los  cnales  tnTieron  machos  hijos  y  nie- 
tos, ciento  y  cincuenta.  Todos  estos 
feeron  de  los  hijee  de  Ben-jamln. 

CAPITULO  IX. 

Becapitulaeion  de  loe  ministro*  del  divino  auto,  qm 
fwtron  loé  primeros  que  tuvieron  atiento  en  Jenuo- 


YCOüTADO  todo  Israel  por  el  orden 
de  los  Hnages,  fueron  escritos  en  él 
libro  de  los  reyes  de  Israel  y  de  Jada,  y 
fueron, trasportados  áBabylonia  por  sn 
rebellón. 

2  Los  primeros  moradores  que  fueron 
puestos  en  sus  posesiones  en  sns  ciuda- 
des, asi  de  Israel,  como  de  los  sacerdo- 
tes, LeTitas,  y  Nathineos, 

8  Los  cnales  habitaron  en  Jerusolem, 
de  los  hijos  de  Judo,  de  los  hQoe  de  Ben- 
JamÍn,deloshQo8  de  EphraimyManosses: 

4  Othei,  hQo  de  Ammiud,  hQo  de  Amri, 
hijo  de  Omrai,  hijo  de  Bonni,  de  los  hi- 
jos de  Phares,  hQo  de  Judo. 

5  Y  de  Süoni :  Ásalas  el  primogénito, 
y  sus  hQos. 

ó  Y  de  los  hijos  de  Zara :  Jehuel,  y  sus 
hermanos,  seiscientos  y  noventa. 

7  ítem,  de  los  hijos  de  Benjamín :  Sa- 
lo, hijo  de  Mosollam,  hQo  de  Odvia,  hQo 
de  Asana ; 

8  Y  Jobanias,  hQo  de  Jeroham,  y  Ela, 
h|Jo  de  Otí,  hQo  de  Mochorl,  y  Moso- 
llam, hijo  de  Saphatiae,  hijo  de  Rahuel, 
h|jo  de  Jebanias  : 

9  F  sus  hermanos  por  sus  linages  fue- 
ron nuerecientoe  y  cincuenta  y  seis.  To- 
dos estos  Yarones  fueron  cabezas  de  pa- 
dres por  los  familias  de  bus  padres. 

10  Y  de  los  sacerdotes :  Jedaia,  Jolarib, 
Jachin, 

11  Y  Azarlas,  hQo  de  Releías,  hijo  de 
Mosollam,  hijo  de  Sadoc,  hijo  de  Maro- 
loth,  h|)o  de  AchHob,  principe  de  la  casa 
de  Dios. 

12  ítem,  Adalas,  h|jo  de  Jeroham,  hijo 
de  Fhasur,  hijo  de  Melchias,  y  Maasai, 
h|Jo  de  Adlel,  hQo  de  Jezra,  hQo  de  Mo- 
sollam, h|jo  de  Mosollam  Ith,  hijo  de  Em- 
mer: 

13  Y  sus  hermanos  cabezos  de  familias 
de  sns  padres,  mil  y  sieteefentos  y  se- 
senta hombres  valientes  de  fuerzas  en  la 
obra  del  ministerio  de  la  casa  de  Dios. 

14  Y  de  los  Levitas :  Semelas,  hijo  de 
Hassub,  hijo  de  Ezricam,  hQo  de  Hase- 
bias,  de  los  hflos  de  Merari ; 

15  Y  Bacbacar,  Heres,  Galal,  y  Matho- 
ntes,  hijo  de  Michas,  hQo  de  Zechri,  hijo 
de  Asaph ; 

16  Y  Obdias,  hQo  de  Semelas,  hijo  do 
Galal,  hQo  Idithun ;  y  Barachios,  hQo  de 
Asá? hQo  de  Elcana,  el  cual  habitó  en  los 
aldeas  de  Nethophati. 

17  Y  porteros  í  Séllum,  Accnb,  Telmon, 
AMm«,ysus  hermanos:  Sellumsrala 

«7 


L  IVE  1-A.aCBQNIf^a 


18  r  hasta  ahora  &»»*«*  «atoa  lo*  por- 
teros en  la  puerta  del  rey,  que  estatal 
oriente,  en  las  cnadrillas  de  los  hijos  de 
Levl. 

19  Y  Sellara,  hijo  de  Core,  hijo  de  Abia- 
saph,  lujo  de  Corah,  y  sos  hermanos  por 
la  casa  de  sn  padre,  los  Coritas,  tuvieron 
cargo  de  1a  obra  del  ministerio  guardan- 
do las  puertas  del  tabernáculo;  y  sus 
padrea  sobre  el  campo  de  Jehova  fueren 
los  guardias  de  la  entrada, 

20  Y  Phinees,  hijo  de  Eleazar,  fué  ca- 
pitán sobre  ellos  antes,  tiendo  Jehova 
con  él. 

di  Y  Zacharias,  lujo  de  MosoUamla,  era 
portero  de  la  puerta  del  tabernáculo  del 
testimonio. 

22  Todos  estos  ilustres  entre  los  por- 
teros en  las  puertas  fueron  doscientos  y 
doce,  cuando  fueron  contados  por  el  or- 
den de  sus  linages  en  sus  aldeas :  á  los 
cuales  constituyó  en  su  oficio  David,  y 
Samuel  el  vidente. 

23  Asi  ellos  y  sus  hijos  eran  porteros 
por  sus  Veces  á  las  puertas  de  la  casa  de 
Jehova,  y  de  la  casa  del  tabernáculo. 

.  24  Y  estaban  porteros  á  los  cuatro  vien- 
tos ;  al  oriente,  ai  occidente,  al  septen- 
trión, y  al  mediodía. 
26  Y  sus  hermanos,  que  estaban  en  sus 
aldeas,  venían  cada  siete  dias  por  sus 
tiempos  con  ellos. 

26  Porque  estaban  en  el  oficio  cuatro  de 
los  mas  poderosos  de  los  porteros,  loe 
cuates  eran  Levitas,  que  tenían  cargo  de 
las  cámaras,  y  de  los  tesoros  de  la  casa 
de  Dios. 

27  Estos  moraban  al  rededor  de  la  casa 
de  Dios,  porque  tenían  cargo  de  la  guar- 
dia, y  tenían  cargo  de  abrir  cada  mañana, 

28  Alguno»  de  estos  tenían  cargo  de 
los  vasos  del  ministerio,  los  cuafea  se 
metían  por  cuenta,  y  se  sacaban  por 
cuenta. 

'  29  Y  algunos  de  ellos  tenían  caigo  de  la 
bajllla,  y  de  todos  los  vasos  del  santua- 
rio, y  de  la  harina,  y  del  vino,  y  del 
aceite,  y  del  incienso,  y  de  las  espede- 
rias. 

áO  Y  atgunos  de  los  lujos  de  los  sacer- 
dotes hacían  los  ungüentos  aromáticos. 

81  Y  Mathathias,  uno  de  los  Levitas, 
primogénito  de  Sellum  Corita,  tenia  car- 
go de  las  cosas  que  se  hacían  en  la  sartén. 

82  Y  alguno*  de  los  lujos  de  Caath,  y  de 
sus  hermanos,  tenían  el  cargo  de  los  pa- 
nes de  la  proposición,  los  cuales  ponían 
por  orden  cada  sábado. 


88  Y  da  esict  habla  castores,  pcürcipee 
de  familias  por  los  Levitas,  los  cuales  estar 
bañen  sus  ^  cámaras,  tientos;  porque.de 
día  y  de  noche  estaban  en  la  obra. 

84  Estos  «-««.principes  de  ¿emulas,  por 
los  Levitas  por  sus  linages,  principes, 
que  habitaban  en  Joqnnalenv 

85  Y  Y  en  Gabaon  habitaban  Abi<jm- 
heon,  Jehiel;  y  el  nombre  deau.nvuger 
era  Maacha; 

86  Y  su  h\jo  primogénito,  Andón*  Sur, 
Cis,  Bahal,  Ner,  Nada©, 

87  Gedor,  Ahio,  Zacharias,  y  afaeelloth. 
38  ítem,  Macelloth  engendró  á  Saman», 

y  estos  habitaban  en  Jeruselem  también 
con  sus  hermanos  enfrente  de  ellos, 

89  Y  Ner  engendró  á  Cis,  y  Cis  angmt- 
dró  á  Saúl,  y  Saúl  engendró  á  Jonathan, 
Mekhisua,  Abinadab,  y  Esbaai 

40  Y  hijo  de  Jonathan  fue  Meribbeal; 
y  Meribbaal  engendró  á  Micha. 

41  Y  los  htfos  de  Micha  fueron  Phithon, 
Ifetach,  Toaran,  y  Abas. 

42  Anas  engendró  á  Jan,  y  Jara  engen- 
dró i  Alamatfc,  Aamoth,  y  Zasnri:  y 
Zamrí  engendró  á  Mosat 

48  Ytfoae  engendró  á  Bausa»  cuyo  hi- 
jo fué  Raphaie,  cuyo  hijo  fué  Etasa*  cuya 
lujo  fué  Asel:  • 

44  Y  Asel  tuvo  seis  *4¿es:  los  nombres 
de  los  cuales  son  Esrieain,  Boehrn,  Is- 
mael, Barias,  Obedias,  Bañan:  estos  fue- 
ron los  h^os  de  Asel 

capitulo  x. 

Citémt é»  !■  rf«a  ir*or  y  www rte  át  Smd4  y  Ja  ctmm  é« 
éOe. 

LOS  Philistheos  pelearon  con  Israel, 
y  Israel  huyó  delante  de  ellos,  y 
cayeron  heridos  en  al  manto  de  Gal***. 

2  Ylos  PhlUstheos  siguieron á Sao}, y 
ásns  lujos;  y  mataron  les  Phllistíieos  á 
Jonathan,  y  á  Abinadab,  y  á  Malohisna, 
hUosdeSsnL 

8  Y  la  batalla  se  agravó  sobre  SenJ,  y 
alcanzáronle  los  flecheros»  y  toé  herida 
de  los  flecheros. 

4  Entonces  Saúl  dijo  á  su  eseudejo :  m 
Saca  tu  espada,  y  pásame  con  aUa>  por- 
que no  vengan  estos  incircuncisos,  y  se- 
carneacan  de  mi.  Mas  su  escudera  no 
quiso,  porque  tenia  gran  miada  Enton- 
ces Saúl  tomó  la  espada,  y  echóse  sobre 
ella. 

5  Y  como  su  escudero  vio  á  Saúl  muer- 
to, él  también  se  echó  sobre  su  espada  y 
matóse. 

6  Asi  murió  Saúl,  y  sus  tres  lujos,  y  to- 
,  da  su  casa  murió  JnntafttcnAe  con  él» 


ir  Í>K  'KA*  ÜttOMlOtf  8; 


T  Y  viendo  todos  lo*  de  Israel  qué  *e> 
hitaban  en  el  ralle,  que  hablan  huido,  y 
queSaul  y  sus  hijos  eran  muertos,  deja- 
ron sus  ciudades,  y  huyeron :  y  finieron 
los  Ptrilistbeos  y  habitaron  en  ellas. 

8  T  -fué  qué  riñiendo  el  día  'siguiente 
los  Phtttstheos  á  despojar  lo*  muertos, 
hallaron  á  Saúl  y  á  sus  htyos  pendidos  en 
el  monte  de  Gelboc 

9  T  después  que  le  hubieron  desnuda- 
do, tomaron  su  cabeza,  y  sus  armas,  y 
cnrláronft)  todo  á  la  tierra  de  los  Phlfas- 
thcdri  pdi*  todas  partes,  para  que  ftrese 
dentmelado  á  sus  ídolos,  y  al  pueblo. 

19  Y  pusieron  sus  armas  en  el  templo 
fie  su  dios:  y  colgaron  la  cabe»  en  el 
seiliplo  de  Degon. 

*11  Y  oyendo  todos  los  de  Jabee  de  Ge- 
laad  lo  que  los  PhiUstheos  hablari  hecho 
de  Saúl, 

19  Levantáronse  todos  los  valientes 
hombres,  y  tomaron  el  cuerpo  de  Baúl, 
y  los  cuerpos  de  sus  lujos,  y  trujáronles 
árabes;  y  enterraron  sus  huesos  debajo 
del  alcornoque  en  Jebes,  y  ayunaron 
siete  olas. 

13  Asi  murió  Saúl  por  sn  rebellón  con 
qtfe  so  rebeló  contra  Jehova,  contra  la 
palabra  de  Jehova,  la  cual  no  guardó; 
j^  ptrHJtre  consultó  al :  pytUon  pregun- 
tando; 

'I*  Y  no  consultó  á- Jehova;  por  esta 
causa  le  mató,  y  traspasó  el  reino  á  De- 
Yid,  hfto  de  Isat 

CAPITULO  XI 

D—m++té**n  JU*9*mtrmUo  d*  tbéo Irartd 

i  iMraMipvi/  dondi  t$a$Q  fon Jktpmm  fs/artflMM#t 
¿¡fe*.  Jf,  ücciUve  ti  catdlogp  de  lo$  varón»  üu*- 
tré§im'*$fabanéñetéervtc1oael)ávU. 

«fJWITWüES  todo  Isratel  se  juntó  á  Da- 
JE¿  vid  en  Hebron,  diciendo:  He  aquí, 
nosotros  somos  tulrúeso  y  tu  carne: 
,  2  Y  demás  de  esto,  ayer  y  anteayer,  aun 
cuando  Saúl  reinaba,  tú  sacabas  y  metías 
á  Israel.  También  Jehova  tu  Dios  té  ha 
dicho  í  fú  apacentarás  mi  pueblo  Iérael, 
y  tú  Befas  principe  sobre  nrl  pueblo  Is- 
tad  •    *     -    . 

3  Y  vinieron  todos  los  ándanos  de  is* 
rael  a!  rey  en  Hebron;  y  David  hteó  con 
énós'urlánza  en  Hebron  delante  de  Je* 
fcová;  y  eOb*  ungieron  A  David  por  rey 
sobre  Israel,  conforme  á  la  palabra  de 
Jehova  por  mano  de  Samuel. 
*  entonces  David  con  todo  Israel  se 
fué  á  Jerusalem,  la  cual  es  Jebes,  porque 
alU  el  Jebuseb  era  habitador  do  aqueUs 
tierra. 
0  Y  loé  ñ&  Jtfbu*  dfjetott  i  David:  «o 


ontnaéiaeC  Mas  David  tensó  'la  forta- 
leza de  «oo,  que  es  taefudad  de  David. 

ó  Y  David  drjo:  £1  que  primero  hiriere 
al  Jebuseo,  será  cabeza  y  principe.  En* 
tonco»  subió  Joab,  lujo  de  Servia,  el  prl- 
moro,  y  rae  Aeafc»  principe.  . 

7  Y  David  habKó  en  la  feriales»,  y  por 
esto  la  Mamaron  la  dudad  de  David. 

»  Y  edlfioó  la  dudad  d  derredor  desdo 
Hele  hasta  la  cérea:  y  Joab  reparó  el 
resto  do  la  ciudad. 

*  Y  David  se  aumentaba,  yendo  «re- 
dendo,  y  Jehova  de  los  ejércitos  ora 
eottéL 

H>  Y  Bstos  son  los  capis— ss  de  les  va* 
Henees  üemflm  que  David  tnre>  y  loa 
que  le  ayudaron  en  sn  reino,  con  todo 
Israel,  para  hacerte  rey  sobra  Israel,  con- 
forme  4  la  palabra  de  Janeara. 

11  Y  este  arel  número  de  los  vallantes 
que  David  tuvo:  Jesbaan,  ntyo  do  Ha* 
chamont,  principo  de  loa  treinta,  el  cual 
blandió  su  lanía  una  vea  contra  tresden* 
tos,  á  los  cuales  motó. 

Id  Tras  esta  Jad  nUeaear,  a^o  de  Dodo, 
Ahohtta,  el  cual  era  ¡entre  los  tres  va* 
lientos. 

18  Este  estaba  eon  David  en  Phes-s)»- 
nrkn,  estando  slM  juntos  en  batalla  los 
PhiUstheos :  y  habla  aUi  una  suerte  da 
tierra  nena  de  cebada,  y  huyendo  el 
pueblo  delante  de  los  Phüistheos, 

14  EUot  se  pusieron  en  medio  de  la  ha* 
na,  y  la  defendieron,  y  vencieron  i  los 
Fhatotheoa;  y  salvó  Jehova  do  gran  aa- 
lud. 

15  ítem,  tres  de  los  treinta  principales, 
descendieron  á  la  pella  i  David,  á  la 
cueva  de  Odofiam,  estando  el  campo  do 
loe  PhiUstheos  en  d  valle  de  Rephaim. 

14  Y  David  estaba  entóneos  en  la  Jbr- 
taleaa,  y  el  alojamiento  da  loa  PhiUstheos 
estaba  en  Seth4ehom. 

17  Entonces  David  deseó,ydQo:  lOh 
quién  rae  dleaa  á  beber  de  las  aguas  dd 
poso  de  Beth-lehem,  que  esta  á  la  puerta! 

18  Entonces  aquellos  tres  rompieron 
por  el  campo  de  los  Phllistheos,  y  saca- 
ron agua  del  poco  de*B«tn-UTiemy  que 
está  á  la  puerta:  y  tomaron*  y  trajeron* 
la  á  David:  mas  a  no  la  quiso  beber, 
mas  derramóla  A  Jehova,  y  dtyo : 

19  Guárdeme  mi  Dio*  de  hacer  esto: 
¿habla  yo  de  beber  la  sangro  de  estos  va- 
rones con  sus  vidas,  que  con  ¿peligro  de 
sus  JVtta»  la  han  traidor  Y  no  la  quiso 
bsbftr.  Bs^Uderc*  <*"&*  tres  an- 
uentes. 


I^DB  LAS  CRÓNICAS; 


8*  Ítem,  Ahásal,  hernumo  de  Jenby  era 
caben*  de*  los  tres,  el  cual  blandió  su  lan- 
za sobre  trescientos,  á  los  cuales- hiri6: 
y  en  los  tres  fué  nombrada 

31  Y  fué  el  mas  illnstre  de  los  tres,  en 
los  segundos:  y  filé  principe  de  ellos: 
mas  no  Uegó  á  los  tres  primero». 

22  Báñalas,  hijo  de  Joiada,  hijo  de  va- 
ron  de  esfuerco,  de  grandes  hechos,  de 
Caboocl.  Bsie  veneió  los  dos  leones  de 
Moab.  £1  mismo  descendió,  y  hirió  un 
leen  en  mitad  de  un  foso  en  tiempo  de 
nieve* 

28  El  mismo  venció  á  un  Egypeio, 
hombre  de  medida  de  cinco  codos :  y  el 
Egypeio.  trnia  una  lañes  como  un  enjttUo 
dé  tejedor:  y  el  descendió  4  óL  con  un 
bastón;  y  arrebaté  al  Egypcio  la  lanas 
de  la  mano,  y  matóle  con  su  misma  lanía. 

24  Esto  Uto  Banales*  hijo  de  Joiada,  y 
fué  nombrado  entre  los  tres  valientes, 

25  T  fue  el  mas  honrado  de  los  trein- 
ta, mas  no  llegó  á  loa  tres.  A  este  puso 
David  en  bu  consejo. 

26  Y  los  valientes  de  los  «jércitor /u<?- 
ron  Asad»  hermano-  de  Joab,  y  Elcha- 
nan,  lujo  de  Dodo,  de  Beth-lehem, 

27  flamean  Arotiüta,  Hellea  Phalonita, 

28  Im,  hijo  de-Acots  Tbecuita*  Abiener 
Anathothitft, 

29  Bohoeal  Huaathita,  Ilsl  Ahohita, 

80  Maharai  Netnophathlta,  Heled,  lujo 
de  Baana  Nethophathlta, 

81  Ethai,  htfo  de  Bibai,  de  Gabaatbv  de 
los  sujos  de  Ben-jamln»  Banaia*  Pharer 
nothlta, 

82  Hurui  del  rio  de  Osas,  Ablel  Arba- 
tblfta, 

88  Anmoth  Banmmtta,  Eliaba  Salabo- 
nlte. 

84  LoshUos  de  Assem  Genonita,  Joua- 
than,  hijo  de  Sage  Ararita, 

85  Ahlam,  hijo  de  Sachar  Ararita,  Bli- 
pbal,  hyo  de  Ur, 

8»  Bepher  Mecherathita,  Ahia  Phalo- 
nita, 
87  Hesro  Carmelita,  Nabnrarl,  h«o  de 


88  Joei  hermano  do  Hathan,  Hibahart 
hijo  deHagarat, 

8»  Seleo  Ammonka,  Nahnrai  Berothlta, 
escudero  de  Jeab,  hQo  de  Servia, 

46  Ira  Jethreo,  Gateb  Jethreo, 

41  Urias  Hettheo,  Zabad,  htfo  de  Oholi, 

42  Adina,  h^o  de  Sisa  Bnbenita,  prínct- 
pe  de  los  Rubenltas,  y  con  él  treinta. 

48  Bañan,  lujo  de  Mancha,  y  Josephat 
Mathanita, 


44  <Mm  Astharothitaf  Semina*  y  Je- 
hiel,  hijo  de  Hothan  Arortta, 

45  Jedihicl,  hijo  de  Samri,  y  Joha  su 
hermano  Tho6aita, 

46  Eliel  Manumito,  Jeribai,  y  Jásale, 
h\|o  de  Emaam,  y  Jcthm*  Moabita, 

47  Eliel,  y  Obed,  y  Jhsiel  Mosobia. 

CAPITULO  XH. 

Recitóte  el  catálogo  de  lo*  que  se  juntaron  con  David 
de  la*  tribu*  de  Israel,  cuando  mndabm  huyendo  ele 

SauL 

ESTOS  $o»  los  que  vinieron  4  David  4  • 
Siceleg  estando  el  aun  enoecrado 
por  cansa  de  Saúl,  hijo  de  Cis:  y  eran  de 
los  valientes,  ayudadores  de  la  gucara, 

2  Armados  de  aróos,  y  usaban  de  am- 
bas manos  en  tirar  piedras  con  Aendo,  y 
en  tirar  saetas  con  anoo,  de  los  hermanos 
de  Saúl,  de  Ben-jamin.  < 

8  El  principal  era  Ahiezer,  y  Josa,  lujos 
de  Samen  Gabaathita;  y  JeaieU  y  Pha- 
Ueth»  lujos  de  Asmoih;  y  Baracah,  y  Je- 
hu  Anathothita. 

4  ítem,  lámalas  Gabaonite,  valiente  en- 
tre los  tceiota,  y  mas  une  los  treinta.  Y 
Jeremías,  Jeheziel,  Joanan,  Jezabad  Gir 
derothita, 

5  Eluzai,  y  Jeximuih,  Bsalias,  Samarlas 
y  Sapbatias  Haruphita, 

6  Elcana,  y  Jesias,  y  Anarael,  Joeser,  y 
Jesbaam  de  Carehim ; 

7  ítem,  Joela,.y  Zabadias,  lujos  de  Je- 
roham  de  Gedor. 

8  T  también  de  los  de  Gad  se  huyeron  «J- 
gunos  á  David  en  la  fortaleza  en  el  desier- 
to, valientes  de  (uersns,  y  hombres  de 
guerra  para  pelear,  puestos  en  orden  con 
escudo  y  pavés :  bus  rostros  como  ros- 
tros de  leones,  y  ligeros  como  las  cabrán 
monteses.  » 

9  Eser  era  el  capitán,  Obdias  el  seguí*» 
do,  Eliab  el  tercero, 

10  Masmana  el  cuatro,  Jeremías  el 
quinto, 

11  Ethi  el  sexto,  Eliel  el  séptimo, 

12  Johanan  el  octavo,  Elsebad  el  nono, 
18  Jeremías  el  décimo,  luachbaani  el 

onceno, 

14  Estos  futro*  los  capitanes  del  ejer- 
cito de  los  lujos  de  Gad.  El  menor  de 
¿Zat  tenia,  cargo  de*  cien  hombres.de 
guerra,  y  el  mayor  de  mil. 

15  Estos  pasaron  el  Jordán  en  el  mes 
primero^  cuando  había  salido  sobre  to- 
das sus  riberas;  y  hicieron  huir  á  to- 
dos los  de  los  valles  al  oriente  y  al  po- 
niente. 

16  animismo  *¡gmo*  de  los  lujos  dé 


L  í>EífcAa  CB<?NIOAa 


Bcn-jamln  y  de  fr4o  TWero»  4  Dofid*4 
la  fortaleza. 

17  Y  David  salió  4  ellos,  y  hablólo*  di- 
ciendo :  Si  habéis  venido  ó  mí  paca  pos 
y  para  ayudarme,  mi  corazón  me  será 
unido  coa  vosotros;  mas  si  para  enga- 
ñarme por  mis  enemigos,  siendo  mis 
monos  sin  iniquidad,  véalo  el  Dios  de 
nuestros  podres,  y  argüyólo. 

18  Entonces  el  espíritu  se  envistió  en 
Amasa!,  principe  de  treinta,  y  dfy>:  Por 
tí,  oh  David,  y  contigo,  oh  bUo  de  Isa!, 
Pos,  pao  contigo,  y  pos  con  tus  ayuda- 
dores ;  pues  que  también  tu  Dios  te  ayur 

'  da.    Y  David  los  recibió,  y  púsolos  en- 
tre los  capitanes  de  la  cuadrilla, 

19  También  se  pasaron  4  David  alguim 
de  Manaasos,  cuando  vino  con  los  Phi- 
listheoe  4  la  batalla  contra  Saúl,,  aunque 
no  les  ayudaron:  porque  los  sátrapas 
de  los  PhUistheos,  habido  consejo,  le  en- 
viaron, diciendo:  Con  nuestras  cabezas 
se  pasará  á  su  señor  Saúl, 

20  Así  que  viniendo  él  4  8iaeleg  se  per 
saroa  o  éi  de  los  de  Mauasses,  fiónos, 
Jorobad,  Jedihiei,  Mlchacl,  Jozabod, 
Eliud,  y  Salathi,  principes  de  millares 
de  los  de  Maneases. 

21  Estos  ayudaron  4  David,  contra 
aquella  compañía:  porque  todos  ellos 
eran  valientes  hombres,  y  fueron  capir 
tañes  en  el  ejército, 

22  Porque  entonces  todos  los  dios  vé- 
alo ojuda  4  David,  hasta  que  m  him>  un 
grande  ejército,  como  ejército  de  Dios. 

23  Y  este  es  el  número  de  los  príncipes 
de  los  que  estaban  4  punto  de  guerra,  y 
vinieron  4  David  en  Hebron,  para  tras- 
pasarle el  reino  de  Saúl,  conformo*  4  la 
palabra  de  Jehova. 

24  De  los  lytyos  de  Judo  que  traían  es- 
cudo y  lanza,  seis  mil  y  ochocientos,  4 
punto  de  guerra. 

25  De  los  hijos  do  Simeón  valientes 
hombres  de  ea/uerzqpora  lo  guerra,  sje^e 
mil  y  ciento,  .   i 

26  De  los  fctyos  de  J-cvi,  cuatro  mil  y 
seiscientos. 

27  ítem,  Jolodo  principe  de  Aoroa,  j 
con  él  tres  mil  y  siete  cientos, 

28  X  Barloe,  joven  valiente  de  fuer- 
zas, y  de  la  familia  de  bu  podre,  veinte  y 
dos  principes. : 

2D  De  los  h^jos  de  Ben-jamin  hermanos 
de  Bajü,  tres  mil;  porque  aun  en  aquel 
tiempo  muchos  do  ellos  tenían  la  guardo 
de  la  easa  de  SauL 

80  T  de  los  lujos  de  Ephraim,  veinte 


mil  y  ochocientos  irallanto*  do  oofuarrot 
varones  ilustres  en  los  cosos  de  sus  po? 
dres. 

31  De  la  medio  tribu  de  Manosses,  dios 
y  ocho  mil,  los  cuales  íhoron  tomado* 
por  listo,  poro  venir  4  poner  4  David  por 
rey.  ,    . 

32  ítem,  de  los  hijos  de  Isacbar,  dos- 
cientos principes  entendidos  en  los  tieior 
pos,  y  s4bios  de  lo  qu*  Israel  habió  de 
hacer;  cuyo  dicho  seguio*  todos  sus 
hermanos.  , 

83  ítem,  de  Zabulón  cincuenta  mü,  que 
sallan  en  batolla4  punto  de  guerra,  con 
todas  armas  de  guerra,  oporojadoa  4  pa- 
lear sin  dobles  de  corazón* 

34  ítem,  de  Nephtbali  mil  príncipes»  y 
coa  ellos  treintoy  siete  mil  coa  escudo 
y  lanso,  :, 

35  De  los  do  Dan,  dispuestos  4  peieojv 
veinte  y  ocho  mil  y  seiscientos.    . 

36  ítem,  de  Asar,  Apuntó  do.gaerfs^j 
aparejados  4  peleor*  cuácenlo  mü  } 

37  ítem,  do  la  otro  parte  del  Jordán,  do 
los  de  Rubén,  y  de  los,  de  $od,or  de  |o 
media  tribu  deJManassesuCientoy^eiaio 
mil,  coa  todo  suerte  de  anuos  de  .guerra* 

38  Todos  estos  hombros  de, guaseo  ,¿ 
punto  de  guerra,  vinieron  con  cofaaqn 
perfecto  4  Hebron,  poro  poner  .4  David 
por  rey  sobre  todo  Israel;  y  ssuuísm 
todas  los  demos  de  Israel  teniaq  un  co- 
razón poro  poner  4  Dovtd  por  rey*        t, 

39  Y  estuvieron  allí  con  David  tres  4ia% 
comiendo  y  bebiendo  i  porque,  sus  her- 
manos les  hablan  aparejada 

40  Y  asimismo  los  que  les  eron  Yeojaoo* 
hasta  ¿sachar,  y  Zabulón,  y  Nepbthoji, 
trajeron  pan  en  asnos,  y  eajnoUoo,  ymsjt 
los,  y  bueyes;  comido,  y  hocino,  masas 
de  higos,  y  pasas,  vino,  y  aeotte,  hueles* 
y  ovejas  en  abundancia:  porque  en  Is- 
rael habió  alegría. 

CArTTÜLO  XTTX 

JXÉMn ,  tttl  CVMjt  w  loooé  WV  J 

taN  trmr  «i  mna  del  cometaria  4.  J 

pi  aaífi  ■ntrtwíffirf,  <joudk  Qm  tp  ■HWfq  tf$  JMqi. 

ENTONCES  David  tomó  consejo  ooa 
los  capitones  da  los  míllareo.  J  de 
los  cientos,  y  con  todos  los  príncipes. 

2  Y  oijo  David  4  todo  la  congregación 
de  Israel :  Si  ot  parece  bien,  y  de  Jehova 
nuestro  Dios,  enviaremos  4  todas  partos 
4  nuestros  hermanos  que  han  quedado; 
en  todas  los  tierras  de  Israel,  y  coa  olios 
4  los  sacerdotes  y  Levitas  en  sus  ciuda- 
des y  ejidos,  que  se  junten  con jaosotro* 

3  Y  traigamos  el  arca  de  nuestro  Dios 

m 


Z± 


r.  4>R  Lk*  ÜRÓWH>AS. 


á  nosotros;  porque  desde  el  «empoce 
Saúl  no  1»  hemos  buscado. 

4  Y  dijeron  toda  la  congregación,  que 
se  hiciese  asi:  porque  la  cosa  parecía 
bien  i  todo  el  pueblo. 

5  Entonces-  David  juntó  á  todo  Israel, 
desde  Bihor  de  Egipto  hasta  entraren 
Bmatn,  para  que  trujesen  el  arca  de  Dios 
de  Cartethjarim. 

6  Y  subió  David*  y  todo  Israel  á  Baba- 
lathade  Cartaíb-jarim,  que  es  en  Jada, 
para  pasar  de  allí  el  arca  de  Jenova  Dios 
que  habita  e**r*  los  querubines,  sobre  \n. 
cual  su  nombre  es*  Invocado. 

T  Y  Bovason  el  arca-  ée  Dios  sobre  vn 
carro  nuevo  de  la  casa  de  AMnadabt  y 
Osa?  su  hermano  guiaban  el  carro. 

§  Y  David,  f  todo  Israel  nacían  alegrías 
delante  de  Dios  con  todas  sus  fuerzas, 
con  canelones,  arpas,  salterios,  tambo- 
rinos,  címbalos,  y  trompetas. 

JiT  como  llegaron  á  la  era  de  Chidon, 
Osa  extendió  su  mano  al  arca,  para  te* 
seria;  porque  los  bueyes  se  apartaban. 

10  Y  el  furor  de  Jenova  se  encendió 
Contra  Oca,  y  birlóle,  porque  habla  es* 
tendido  su  mano  al  arca¡  y  murió  affi 
éehmte  de  Dios. 

11  Y  Dafrfd  tuvo  pesar,  porque  Jehota 
habla  hecho  sotur*  eh  Osa:  y  Hamo  á 
aquel  lugar.  Perea-eza  hasta  hoy. 

13  Y-  David  temió  á  Dios  aquel  día,  y 
dijo :  ¿Cómo  meteré  yo  conmigo  el  arca 
d*í>ioe! 

1»  Y  no  trujo  David  á  su  casa  d  arca  en 
la  ciudad  de  David,  sino  llevóla  á  casa  de 

vDSfl'SflOm  CíeCa60^ 

14  Y  el  área  de  Dio*  estuvo  ett  casa  de 
ObecKodem,  en  su  casa,  tres  meses?  y 
bendtyo  Jehova  la  casa  de  Obed»edÓm,  y 
todas  las  cosas  que  tenia. 

CAPITULO  XTV. 

J.&mridUnace*kifo$mJeru»aUm.    tí.  2*or  do»  re- 
ce* 9onp»  4  Its  Pkititkeo*. 

YHHUtf  rey  de  Tyro  envió  embaja- 
dores 4  David,  y  madera  de  cedro, 
y  albafiiles,  y  carpinteros,  que  le  edifica- 
sen wut  casa.  '  j 
3  Y  entendiendo  David  que  Jehova  Ib 
habla  confirmado  por  rey  Bobre  Israel,  y 
que  habla  ensalzado  su  reino  sobre  su 
pueblo  Israel, 

3  Tomó  aun  David  mugares  en  Jerasa*. 
tom,  y  engendró  David  aun  htyos  y  hija».' 

4  Y  estos  mm  los  nombres  de  los  que  le 
nacieron  en  Jerusalem :  Samua»  Sobad, 
Kafhan,  Salomón, 

6  Jebahar,  EHsuaJRUphalei, 


fl  lioga,  Hfcpbeg,  JupMaft, 

7  Ellsama,  Baal-Jada,  y  Eliphalei 

8  Y  Y  oyendo  los  Phillstbeoe,  que  Da- 
vid era  ungido  por  rey  sobre  todo  Israel, 
subieron  todos  los  Philisthcos  en  busca 
de  David.  Y  como  David  lo  oyó,  sanó 
contra  ellos. 

9  Y  vinieron  los  fhHistheos,  y  exten- 
diéronse por  el  valle  de  Rapnalm. 

10  Y  David  consultó  á  Dios,  diciendo: 
¿Subiré  contra  los  Phllistheos?  ¿Entre- 
garlos has  en  mi  mano?  Y  Jehova  le 
dijo :  Sube,  que  yo  los  entregaré  en  tus 
manos. 

11  Entonces  subieron  en  Bahal-pcrasftn, 
y  allí  los  hirió  David.  Y  David  dijo: 
Dios  rompió  mis  enemigos  por  mi  mano 
como  se  rompen  las  aguas.  Por  esto  lla- 
maron el  nombre  de  aquel  lugar  Banal- 
petatim. 

12  Y  dejaron  ttíli  sus  dioses,  y  David  di- 
jo, que' los  quemasen  á  luego. 

13  Y  volviendo  los  Philistiieos  á  exten- 
derse fot  e!  valle, 

14  David  volvió  á  consultar  i  Dios,  y 
Dios  le  dtfo:  Ko  subas  tras  ellos;  stm> 
rodéalos,  para  venir  A  e&os  por  delante 
de  loe  morales.. 

15  Y  como  oyeres  venir  un  estruendo 
por  las  copas  de  los  morales,  sal  luego  á 
la  batalla:  porque  Dios  Saldrá  delante 
de  tí,  y  herirá  el  campo  de  los  Ph$te 
theos.* 

16  Y  David  lo  hteo  como  píos  le  man- 
dó ;  y  hirieron  el  campo  de  los  Pbttto- 
theos,  desde  Gabaon  hasta  Gazera. 

17  Y  el  nombre  de  David  fué  divulgado 
por  todas  aquellas  tierras;  y  puso  Jeho- 
va d  temor  de  David  sobre  todas  las 
gentes. 

CAPITULO  XV. 

tktvid  Iom  pmarelarmdel  tmmcitrU  4»<aM  jé» 
grande  $oiemnidad,  el  cual  es  rmprméid*  fc  maavm 
rí/do  d€  Mchol  tu  vmgeryor  kaber  venido  txtilamdó 

oCWlMS  rffí  ÓtVtU 

TTIgQ  también  oasas  para  si  en  la  du- 
XX  dad  de  David^  y  labró  un  luga»  pa- 
ra el  arca  de  DÍos,  y  tendióle  una  tienda. 

2  Entonces  dijo  David :  EJ  arca  de  Dios 
no  debe  ser  traída  sino  por  tos  Levitas, 
porque  á  dios  ha  elegido  Jehova. paita 
que  lleven  d  arca  de  Jehova  y  le,  sirvan 
perpetuamente. 

8  Y  juntó  David  á  toejo  Israel  en  Jeru- 
salem, para  que  pasasen  el  arca  de  Je- 
hova á  su  lugar,  que  él  le  habla  apare- 
jado. * 

4  Juntó  también  David  á  los  WJqs  da 
Aaron,yAlosLevttas: 


I:  DE  LAS  CrtONltfÁSi 


5  De  los  hQoft  de  Canta*  Ifrfel  e)  prfn- 
,    cfpal,  j sus  hermanos,  ciento  y  veinte: 

6  Be  los  hflos  de  Merarl;  Asaios  el 
principal,  7  bt»  hermanos,  doscientos  y 
Tehrte: 

7  Dotas  hijos"  de  Gerson ;  Joel  el  prin- 
cipal, y  sos  hermanos,  ciento  y  tretnte : 

3  De  toe  htyos  fie  EHsapban ;  8emeias 
el  principal,  y  6os  hermanos,  doscientos: 

0  De  loe  htfos  de  Hebron;  Elle!  él 
principal,  y  sus  hermanos,  ochenta : 

la  De  loe  ntfoe  deOricl:  Amtaadat/el 
principal,  y  sus  hermanos,  ciento  y  doce. 

11  T  Ham6  también  Durld  á  8adoc,  y  A 
Abtotnar  Sacerdotes,  y  é  los  Levitas, 
Uriel,  Ásalas,  Joel,  Bandas,  BUel,  y 
Amftnadab, 

12  Troles?  Vosotros  que  sol*  los 
principes  de  pudres  entre  los  Letitas, 
santificeos  á  vosotros,  yi  vuestros  bcr* 
nanos,  y  basad  el  «rea  de  Jehova  Iftos 
(le  Israel  al  fugar  que  le  he  aparejado. 

1S  Jorque  por  no  haberlo  techo  mí  vo- 
sotros  la  primera  yes,  Jehovo  nuestro 
Dios  hizo  en  nosotros  rotura ;  por  cuan- 
to tío' le*  buscamos  segntt  la  ordenanza. 

14  Asi  ros  sacerdotes  y  los  Levita*  se 
santificaron  para  traer  el  arca  do  Jt hora 
Dios  de  Israel. 

•W  Ylosuflos  de  lo* Lentas  trajeron  «1 
irca  de  Dios,  como  lo  habla"  mandado 
Hoyses,  conforme  á  m  palabra  de  ¿cho- 
va, puesta  sobro  sus  hombros  los  barras. 

W  Asimismo  dflo  DaVifl  á  los  principa- 
les de  Ios-Levitas,  ^tre  constituyesen  de 
sus  hermanos  cantores,  con  lástramete 
tos  de  musida,  con  salterios,  y  arpas,  y 
címbalos,  que  resonasen,  y  altasen  la  vos 
cu  alegría. 

17  Y  los  levitas  constituyeron  é  tkh 
man,  btyo  de  Joel;  y  de  sus  hermanos,  i 
Asaph,  hQo  de  Barachias ;  y  de  loé  fcfyos 
de  merarl,  y  de  sus  hermanos,  a  Sthan, 
hQo  de  Cásalas: 

18  Y  con  ellos  á  sus  hermanos  de  la  se- 
gunda 6rdeh,  a  Sacharlas,  Ben,  y  Jarfd : 
0eucnY8fli()th,  Jáhfd,  Anl,  BtlsJbi,  Báñalas, 
Maastas,  f  Mathathias,  Bllphaln,  Ifoce- 
niaSjObed-cdoai  y  JcMel,  los  porteros. 

19  ítem,  imán,  Asaph,  y  Sthan-  eran 
cmntbres,  &*  éwñéé  sisaban  *n  vbn  ton 
címbalos  de  metal. 

20  Y  ZactW**,  ©del,  fjsmtramoth,  Ja- 
Hlél,  Anl,  BBab,  Manslos,  y  Bínalos,  con 
salterios  Sobre  Alamofh. 

21  ítem,  Mathathias,  EUpholu,  Hoco- 
Blas,  Ofee<todom,JeUri,yOsusla*<!«*tfa- 
fcm  con  arpas  en  la  octava  sobrepujíhdo. 


wsrTr  vBoneMSJl1,  ^rftierpe  de  les)  Lev}' 
tas,  en  la  profecía,  porque  el  presidia  en 
la  profecía,  por  cnanto  era  entendido. 

28  Y  Barachias  y  Eleana  mm  los  por 
teros  del  arco. 

24  ítem,  Sebenias,  Jositpha*,  Natuanael, 
A-masal,  Zaeharlofl,  Báñale*,  y  Suéter, 
Sacerdotes,  tocaban  tartrompeta»  detente 
del  arca  do  Dios:  yObe04dom,yJalila* 
eran  porteros  del  arca. 

»  Y  David,  y  ros  ándanos  40  &raol,  y 
los  capitanes  de  los  mtlhutee  »a*erou  á 
traer  el  arca  del  concierto  dedefeovdde 
casa  de  Obed-edom  con  alegrías. 

W  Y  ayunando  Dto*  i  tos  fiOvltas  que 
nevaban  el  arca,  del  concierto  de  Jehova, 
sacrificaban  siete  novillos  y  siete  < 


27  Y  David  Iba  vestido  de  lino  >•**,  y 
también  todos  los  Levitas  «jtfe  nevaban 

01  arco,  y  asterismo  los  cantores  ?  y  alió- 
nenlas era  principe  de  n  profeeti  úé  los 
cantores.  Y  David  llevaba  sobro  st  nn 
ephod  de  lino. 

2B-  De  esta  manera  todo  Israel  nevaban 
el  arca  del  concierto  de  Jehovo  con  jd* 
bflo,  7  sonido  do  bocinas,  y  <to  trompe- 
tas, y  de  oimbaios,  y  salterio*/  y  «pos; 
haciendo  sonido.- 

2<rT  como  «I  arca  desconcierto  de  Mi- 
nora Ileso  á  la  dudad  de  David,  Btlenol* 
m>  de  Batfl,  mirando  por  ún*  ventana 
vio  al  rey  David  «fue  saltaba  y  bollaba,  y 
menospreciofe  en  su  corazón. 

CAnrtrLo  xvt. 

Atentada  él  arca,  David  señala  <t*  loé  Levita*  ojhia- 
leepara  el  éittma  mfmtHHt.   jtOwfamp» 

ha  hecho  d  Israel,  exhortando  d  todo  «i  pueblo  4 
alabarle  jf  glorificar  m  nowftre. 

A  Sf  trajeron  el  arca  deDtrjo:  yaseu- 
A.  tárenla  en  medio  dría  tienda*  o«* 
David  había  tendido  para  eüa,;  y  ofrecie- 
ron holocaustos  y  pacífteos  delante  ét 
Dios. 

2  Y  como  David  hube  acabad*  de  ofte- 
cerlos  hofocaust^ylospsuiin' eos,  tuénd^o 
al  pácelo-  en  el  nombro  do  JehovaJ' 

8  Y  repartió  A  todo  Israel,  sst  hombres 
como  mugeres,  á  cada  uno  una  torta  ele 
pan,  y  una  piesa  de  carne,  y -uh  Irasco  d» 
sino. 

4  Y  puso  delante  del  orea  de  Jehovó 
ministros  de  los  Levitas  que  contasen,  y 
glorlñcascn,  y  loasen  á  Jehova  Dfos  do 
Israel. 

B  Asaph  era  el  primeros  el  segundo 
después  de  él  Sacharlas,  Jétal,  Bémttn- 
moth,  Jahiel,  Mathathlas,  EBob,  Báñalas, 


L  DfiíI/AAi01U)m9AS4 


Obed-edem,  y  ¿aniel,  eousus  Urtrosnisu- 
toe  de  salterios  y  arpes ;  y  Aseph  ratona- 
Ha  con  címbalos ; 

6  T  Banaias  y  Jahiel,  sacerdote»,  conti- 
nuamente con  trompetas  delante  del  «roa 
del  concierto  de  Dios. 

7  %  Entonces  en  aquel  dia  dio  David 
principio  á  glorificar»  «tn  mu  aokno*\  á 
Jehova  por  mano  de  Aasph,  y  de  sos 
hermanos: 

8  Alabad  á  Jehova,  invocad  su  nombre, 
haoed  notorias  en  los  pueblos  sne  obras* 

•  Cantad  4  él,  salmead  4  él,  hablad  de 
todas  sus  maraviUaa. 

K>  Gloriaos  en  su  ssnto  nombro,  alé- 
grese el  oorason  de  las,  ano  buscan  á  Jo- 
ño**.    • 

11  Buscad  á  Jehova  y  á  su  fortalesa; 
buscad  an  rostro  continuamente» 

Id  Haoed  memoria  de  sus  maravillas, 
que  fas  aeokot  de  sus  prodigios»  y  de  los 
Jaldos  da  su  boca; 

IB  Simiente  de  Israel  so  siervo,  lujos 
de  Jacob  sus  escogidos. 

14  Jehova»  él  es  nuestro  Dios;  sus  jui- 
cio» en  toda  la  tierra. 

15  Haced  memoria  de  su  aliansa  per- 
pétnafnnnto,  y  de  la  palabra  que  él  man* 
dó  en  mil  generaciones. 

16  La  cnal  él  concertó  con  Abrahem,  y 
de  su  juramento  4  Isaac 

17  La  cnal  tU  conirmó  á  Jacob  por  es- 
tatuto, y  á  Ismel.en  concierto  eterno, 

18  Diciendo:  A  tí  daré  la  tierra  de  Cha- 
naan,  cuerda,  de  vuestra  herencia : 

Id  Siendo  voootrot  pocos  hombres  en 
número,  y  peregrinos  en  ella» 

90  T  anduvieron  de  nación  en  nación, 
y  de  un  reino  á  otro  pueblo. 

81  No  permitió  que  nadie  los  oprimiese : 
antea  por  amor  4e  ayo»  castigó  los  re  jet. 

88  No  toquéis  á  mis  ungido*,  ai  hagáis 
mal  4  mis  profetas. 

23  Cantad  á  Jehova  toda  la  tierra: 
anunciad  nadn  ala  su  salud. 

M  Contad  entre  las  gentes  au  gloria,  y 
en  todos  los  pueblos  sus  maravillas. 

81  Parque  grande  «t  Jehova,  y  digno 
4e  sor  grandemente  loado,  y  de  ser  temi- 
do sobre  todos  los  dioses. 

26  Porque  todos  los  dioses  de  los  pue- 
blos son  nada:  mas  Jehova  hizo  loa  cie- 
los. 

87  Potencia  y  hermosura  eafcfe»  delante 
de  él :  fortaleza  y  alegría  en  su  morada» 

28  Atribuid  4  Jehova,  oh  (amulas  ds 
pueblos,  atribuid  4  Jehova  gloria  y  po- 
derla 

884 


88  AJWbnld,  á,  Jehova  la  gloria  de  su 
nombre:  traed  presente,  y  venid  delan- 
te de  él:  prostra>fl  delante  de  Jehova 
en  la  hermosura  de  au  santidad. 

80  Temed  delante  de  su  presencia  toda 
la  tienta:  que  el  mundo  está,  añonando 
para  que  no  se  mueva» 

31  Los  cielos  se  alegren,  y  la  tierra  ae 
goce;  y  digan  cu  las  naciones  «¿rudos; 
Jehova  reina. 

32  La  mar  truene,  y  todo  lo  que  en  ella 
está:  alégrese  el  campo,  y  todo  lo  que 
contiene. 

33  Entonces  cantarán  los  árboles  de  los 
bosques  delante  de  Jehova;  porque  vie- 
ne á  juagar  1*  tierra. 

31  Confesad  á  Jehova,  porque  es  bueno; 
porque  su  misericordia  es  eterna. 

35  T  decid:  Sálvanos,  Dios, salud  unes? 
trai  júntanos,  y  líbranos  de  las  gentes, 
pasa  que  glorifiquemos  tu  santo  nom- 
bre, y  nos  gloriemos  en  tu  alabanza, 

30  Bendito  sea  Jehova.  Dios  de  Israel 
de  eternidad  á eternidad:  y  digan  todos 
los  pueblos :  Amen,  y  alabanza  4  Jehovay 

87  Y  dejó  allí  delante  del  arca  del  con* 
cierto  de  Jehova  á  Aeaph  y  ásus .herma- 
nos, para  que  ministrasen  continuamen» 
te  delante  del  arco,  cada  cosa  en  su  dia» 

88  Y  á  Obed-odom,  y  4  sus  hermanos, 
sesenta  y  ocho;  y  á  Obed-edom,  hijo  de 
Idithun,  y  á  Oza,  por  porteros: 

88  Y  á  Sadoc  el  sacerdote,  y  á  sus  her- 
manos los  sacerdotes,  delante  del  taber- 
náculo de  Jehova,  eu  el  alto  que  estaba 
en  Gabaoo, 

40  Paca  que  sacrificasen  holocaustos  4 
Jehova  en  el  altar  del  holocausto  conti- 
nuamente, mañana  y  tarde,  conforme  4 
todo  lo  que  está  escrito  en  la  ley  de  Je- 
hova, que  el  mandó  á  Israel 

él  Y  con  ellos  á  Hernán,  y  á  Idithun,  y 
los  otros  escogidos,  declarados  por  sus 
nombres,  para  glorificar  á  Jehova:  por- 
que su  misericordia  es  eterna. 

42  Y  con  ellos  á  Hernán,  y  á  Idithun 
con  trompetas  y  címbalos  paca  sonar,  con 
oíros  instrumentos  de  música  de  Dios:. y 
los  h||os  de  Idithun  por  porteros* 

43  Y  todo  ol  pueblo  se  fué  cada  uno  á 
su  casa;  y  David  se  volvó  poro  bendecir 
su< 


CATfTÜLO  XTOJ 

mandado  amo  deje  mta  qfieio  para  el  hijo  f*e  Dio* 
U  dará\  ai  cwl  pió*  promete  eternidad  de  $u  reino, 
tt  David  kumOkmdom  éetanmi  do  ÍHo*  fe  tace  ora- 
eimporla  pi'mnma^^hpidoam  Kwstwiiwt 
ole 


Y-AOONTBGKVfMf 
en  bu  casa,  David  dtyo  «1 
Nathan:  He  aqoJ,yo  habito  en  casa  de 
cedro,  y  el  área  del  concierto  de  Jehova 
debajo  de  cortinas. 

2  Y  Natban  dijo  á  David:  Has  todo  lo 
que  mía  en  t«  coranon,  parque  Dios  n 
contigo.  ■   ' 

8  En  agostía  miaña  noelte  toó  pelabas 
de  Dios  á  Nathan,  diciendo : 

4  Vé  y  di  á  David  mi  aterro:  jUí  dflo 
Jehova.:  fK  no  mO  edificarás  caaaen  que 
habite; 

5  Porque  no  he  nahttado  en  cata  algu- 
na desdo  el  día  quo  sequé  á  la*  hgoe  de 
Iaranl  natta  hoy :  antea  estuve  de  tienda 
en  Usada,  y  de  tabernáculo- «n  tak&mé 
culo, 

6  Wm  toé»  cnanto  anduvo  con  todo  Is- 
rael, i hablé  una palabra  Aalgnuodelo* 
Jocóes  de  Israel,  á  loa  cuales  mandé  que 
apaeentaBen  mi  pueblo,  nata  decirles: 
Por  qué  no  me  edrfieels  una  orna  da 
cedro  f 

•  Por  tanto  ahora  dirá*  4  mi  aterro  Db- 
rM:  Asi  dtyo  Jebov*  da  loa  «¿érottost 
To  to  tomé  dala  fne>4adeé>trás4ei 
ganado,  pom  qne  faenes  principe  sobre 
mi  pueblo  Israel:    - 

•  T  be  sido  contigo  en  todo  enante 
has  andado:  y  he  talado  á  todos  tas 
enemigos  do  detento  da  tí,  y  note  hecho 
grande  nombre,  como  el  nombre  de  los 
grandes  qne  son  en  la  tierra, 

%  Asimismo  be  poest»  lugar  á  mi  pos* 
blo  Israel,  y  lo  be  plantado  pata  que  hb 
btte  por  si,  y  que  no  sen  mas  con  morí» 
do;  ni  los  htyos  de  iniquidad  le  consumí* 
rán  más,  «orno  antes; 

10  Y  desde  el  tiempo  qne  puse  los  Jos- 
ees sobre  mf  pueblo  Israel,  humillé  á 
todo*  tos  enemigos;  y.te  hice  anunciar: 
Jehova,  te  ha  ée  edificar  casa. 

11  T  será,  que  cuando  tus  días  fueren 
cumplidos  para  irte  con  tus  padres,'  dea* 
pertaré  tu  simiente  después  -de  ti,  la 
cual  será  de  tus  htyde:  y  aflamará  su 
rotno» 

12  Este  me  canicará  casa,  y  yo  confir- 
maré su  trono  eternomaente* 

18  To  le  soné  por  padre,  y  éi  me  sosa 
por  h\Jo:  y  no  quitaré  de  él  mi  mléeii- 
oordla,  como  la  quité  do  aquel  que  toé 
antes  de  ti: 

14  Mas  yo  le  conármaré  en.  mi  casa,  y 
en  mi  reino  eternamente:  y  su  trono 
será  firme  para  siempre, 

15  Conforme  4  todas  estas  pebtor*8,y 


L  DBfcA8^ftv>NfOA& 
David 


4  todo  anta  visión,  asLbabló 
Nathan  áDevid* 

16  f  Y  entró  el  rey  David,  y  estuvo  der 
lante  de  Jehova,  y  dtyo:  Jehova  Dios, 
¿quién  soy  yo,  y  cual  «mi  casa,  que  me 
has  traído  hasta  este  lugar? 

17  Y  aun  esto,  oh  Dios,  te  ha  parecido 
poco,  sino  qne  bayas  hablado  de  la  casa 
do  tu  sierro  para  mas  lejos,  y  me  hayas 
mirado  como  *  un  hombre  excelente, 
Jehova  Dios. 

18  ¿Qné  mas  puede  añadir  David,  pi- 
ámndo  de  tí  para  glorificar  tu  siervo  f 
Mas  tú  conoces  á  tu  siervo. 

19  Oh  Jehova,  por  amor  de  tu  siervo,  j 
según  tu  eorasoo  has  hecho  toda  esto 
giundaan,  para  hacer  notorias  todas  ios 


20  Jehova,  no  hay  semejante  4  ti,  n} 
hay  Dina  sino  tú»  según  todas  las  sosas 
que  habernos  oído  con  nuestros  oídos. 

21  i  Y  qué  gente  hay  en  la  tierra  como 
tu  pueblo  Israel,  cuyo  Dios  íuese  y  sé 
redimiese  mn  pueblo,  para  hacerte  nonv 
bre,  gmnrttms^inarsTHlnaj  echando  las 
sjbntes  de  dolante  de  tu  pueblo,  que  tu 
redimiste  de  Egypto  ? 

22  Ttt  to  has  puesto  á  tu  pueblo  Israel, 
que  sea  tn  pueblo  para  siempre,  y  que 
tu,  Jehova,  meses  su  Dios,    . 

28  Ahora  pues,  Jehova,  la  palabra  que 
has  hablado  acerca  de  tu  siervo  y  de,  su 
casa,  sea  firme  paro  siempre,  y  has  como 
has  dicho. 

24  Y  peramnesoa,  y  sea  engrandecido 
tu  nombre  para  s^mpre,  para  que  se  di- 
ga: Jehova  de  los*  ejércitos,  Dios  de  le» 
rael,  es  Dios  de  Israel,  y  la  casa  de  tu 
siervo  David  ***  firme  delante  de  ti. 

25  Porque  tá,  Dios  mió,  revolaste  al 
oído  á  tu  siervo  que  le  has  do  edificar 
casa,  por  tanto  tn  siervo  ha  temadootro- 
vimiento  de  orar  delante  de  4L 

26  Ahora  pues,  Jehova,  tú  eres  el  Dios 
que  has  hablado  de  tu  siervo  este  bien* 

21 Y  abosa  has  querido  bendecir  lo  casa, 
de  ta  siervo*  para  que  permanezca  per? 
pétuamente  delante  de  ti:  porque  tu 
Jehova  la  bao  bendecido,  j  seca  bendita 
psra  siempre. 

CAPITULO  xvni. 

David  ka  victoria  de  Jos  PhOUHtoot,  d«  Ui  XbabOa* 
de  Adarexer  rey  de  Soba,  de  loe  Syroe,  de  los  i*»* 

DESPUÉS  do  estos  cosas  aconteció, 
que  David  hirió  á  les  Philistheos, 
y  los,  humilló;  y  tomo  á  Oeth,  y  4  sus 
villas  do  mano  ó>  los  Philistheos. 
808 


f.  t>E  r,*a  eitoNioia 


9  TamWen  hirió  á  Hoab ;  y  los  Mf«bK 
tas  faeron  siervos  de  David,  trayéndote 
presente. 

-  3  Asimismo  hirió  David  á  Adarezer  rey 
de  Soba  en  Hemath,  yendo  él  á  afirmar 
su  término  al  rfó  de  Euphrates. 

4  T  tomóle*  David  mil  carros,  y  siete 
■mil  de  á  caballo,  y  refrito  «til  hombres 
fíe  4  pie**,  y  desjarreto  David  todos  los 
carros ;  mas  dejó  cien  carros. 

5  T  viniendo  Syria,  la  de  Damasco,  en 
ayuda  de  Adarezer  rey  de  Soba,  'David 
hirió  de  'los  Syros  veinte  y  dos1  mil  va* 
roñes. 

6  T  puso  David  guarnición  en  Syria,  la 
Úe  Damasco,  y  los  Byros  fueron  hechos 
siervos  de  David,  trayéndole  presente : 
porque  Jehova  salvaba  á  David  donde 
quiera  qufc  Iba. 

t  Tomó  también  David'  los  escudos  dé 
oro,  que  traían  los  siervos  de  Adafezet, 
y  metiólos  en  Jerusálem. 

S  Asterismo  *de"Thebath,  y  de  Chuto, 
ciudades  de  Adarezer,  tomó  David  muy 
mucho  metal,  de  que  Salomón  hizo  el 
mar  de  metal,  las  columnas,  y  vasos  de 
metal, 

9  T  oyendo  tttrou  rey  de  Bematb,  que 
David  habla  deshecho  á  todo  el  ejército 
de  Adarezer  rey  de  Soba, 

1*  Envió  á  Adonrm  su  hflo  al  rey  Da- 
vid á  saludarle,  y  á  bendecirle  por  ha- 
ber peleado  con  Adarezer,  y  haberle  veto* 
cido:  porque  Thou  tenia  guerra/  con 
Adarezer.  Y  érwidk  todos  los  vasos  de 
oro,  de  plata,  y  dé  metal; 

TI  lo*  cuales  el  rey  David  dedicó  á  Je- 
hova, con  la  pWa  y  oro  que  habla  to- 
mado de  todas  tas  naciónos,  de  Edom, 
de  Moab,  de  los  hijos  de  Ámmon,  de  los 
Phlüsthebs,  y  de  Amalee 

13  ítem,  Abisal,  hijo  de  Sárvia,  hirió  A 
Edom  en  el  valle  de  la  sal  diez  y  ocho 
mu  hombres 

18  T  pneo  guarnición  en  Edota,  y  to- 
dos los  Idumeos  ñteron  siervos  de  Da- 
vid i  porque  Jehová  guardaba  á  David 
donde  quiera  que  iba. 
'14  Y  remó  David  sobre  todo  Israel,  f 
hacia  juicio  y  justicia  á  todo  Su  pueblo! 

15  Y  Joab,  htyo  de  Servia,  era  general 
del  ejército,  y  íósaphat,  bJ]o  de  Ahitad, 
canciller. 

16  Y  Sadoc,  htfo  de  Achitob,  y  Ablme- 
lec,  hijo  de  Ablathar,  eran  sacerdotes*;  f 
Susa  el  escriba! 

17  ítem,  Báñalas,  lujo  de  talada,  era 
sobre  los  Ceretheosr  Phdetbeoe  t  y  los 

S90 


lujes  dé  «avftd  era»  tos  ^principes  ft  la 
mano  del  rey. 

CAPITULO  XIX. 

íá/rmtt±d+  fntfvmeitf»  H  re*  de  1—  Ammonitat  A  Irn 
embajador*»  que  David  había  enviado  d  comotarle 
de  la  muerte  de  n  padre,  David  les  hace  guerra,  y 

'   ha  ée  etío*  tata  Hctcrtá. 

DESPUÉS  de  estas  cosas  aconteció 
qne  Naas  rey  de  los  hyos  de  Am- 
moa  murió,' y  reinó  en  su  lugar  Bénon 
su  hfyo. 

fi  Y  «jo  David:  T&  hnrd  misericordia 
con  fiaron,  m>  de  Mana,  pdtquo  tánV 
bien  su  padre  hizo  conmigo  misericor- 
dia. Así  David  envió  embajadores,  que 
te  consolasen  de  la  muerte  do  m  pédret 
Y  venidos  los  siervos  de  David  en  la 
fierra  de  tos<*htyos  -do  Ammán  áflnaon* 
para  consolarle, 

ti  Los  principes  de  loa  hr)os  di»  Asamón 
dtferbn  4  Hanoni  ¿Honra  ahtira  David 
á  tu  padre  á  tn  parecer,  qne  te  ha.  envia- 
do censelsdovesf  ¿Ho  vienen  anace  sus 
siervos  á  ti  pasea  escudrüarvy  Inquirir, 
y  reconocer  la  tierra? 

4  Entonces  Honon  tomó  los  siervos  de 
David,  y  rapólos,  y  costóles']»*  vestidos 
por  medio  hasta  las  nesgas,  y  enviólos. 

&  Y  éüm  seifcerou,  y  Usé  dada  la  nueva 
á  David  de  aquellos  varones^  F  *  ontió 
á  receñirlos,  porque  estaban  muy  afren- 
tados. Y  díjofca  el  réyr  Bstáoé  en  Je* 
rfeho  hasta  quo  oS  erenc*  te  barba,  y  en> 
toncos  volvereis» 

6  Y  viendo  los  Irijos  do  Ammon  cjne  se 
hablan  hecho  odiosos  á  DavM,  envió 
Hanon  y  tes  lujo*  dé  Anintfon  mil  talen* 
tos  de  plato,  para  tomar  asueldo  de  te 
Syria  de  los  riOe^  y  de  la  Syrte  de  Mes» 
cha,  y  de  Sobo,  carros)  y  gente  de  á  ca- 
ballo. 

7  Y  tomaron  i  sueldo  ttetesn  y  dos  mil 
carros»  y  al  rey  de.  Manchar  4  su  .ponido ; 
los  cuales  vanaeron*  y  atontaron-sn  cam- 
po delante  de  MedateL  X  juntáK>nve 
tarutitenlos  fcjgos  de  Ammon  de  ana  du- 
dados, y  vinieron  á  te  guata.    - 

8  David  oyéndolos  envió  á  Joab,  y  á 
todo  el  ejército  de  los  valientes  Aomóre*. 

0  Y  los  hijos  do  Amaten  saHeron,  y  or- 
denaron su  escuadrón  á  la  entrada-  de  te 
dudad;  i  los  reyes-  qne  hablan  venido 
estofa»  por  si  eri  el  campo. 

10  Y  viendo  Joab  qne  la  feas  <lo  te  ba- 
talla estaba  contra  él  delante  y  á  las  ea- 
jbüuas,  escogió  detddos  los  mas  escomi- 
dos qne  habla  on  Israel,  y  ordenó  sn  e*w 
cuadron  contra  los  Syrós.  r  - 
at- Y  te  reste  del  pueblo  fe.^tüShW  n»*- 


fcDSiit¿«c]»0Ni<ua 


no  de  Abisal  su  hermano*  nfflfnéw  deles 
en  escuadrón  contra  los  Ammonitaa, 

12  Y  dijo:  Si  lo*  $yros  fiaren  mas 
inertes  que  yo,  tú  me  salvara*}  y  el  ios 
Ammonitas  fueren  mis  fuertes  que  tú* 
yo  te  salvar*. 

13  Esfuérzate,  y  .caforcémosnoe  por 
nuestro  pueblo,  y  por  las  ciudades  do 
nuestro  Dios;  y  haga  Jehova  lo  que 
bien  le  pareciere. 

14  Y  acereósa^eab  y  el  pueblo  que  te» 
nía  contigo  para  pelear  con  los  fiyrosj 
mas  ellos  huyeron  delante  de  eX 

lfc  Entonces  los  hJJos  de  Ajnmou  vien- 
do que  k>s  Syroa  hablan  huido»  huyeron 
también  ellos  delante  da  Abisal  su  her* 
manos  y  entráronse  en  la  ciudad;  Y  Joab 
se  volvió  á  Jerusalem. 

16  Y  viendo  los  Syros  que  hablan  caldo 
delante  de  Israel,  enviaron  embajadores, 
y  trajeron  á  les  Syros,  que  ntabm  de  la 
ptra  parte,  del  rio,  cuyo  capitán  ata 
Sophaefc,  general  del  ejército  de  Ad*- 
rezer, 

17  Y  como  el  aviso  rué  dado  4  David, 
'  juntó  á  todo  Israel;  y pasando  el  Jordán 

vino  4  ellos,  y* ordenó  contra  ellos  su 
ejército.  Y  como  David  hubo  ordenado 
su  escuadrón  contra  ellos*  ellos  pelearon 
con  él. 

18  Mas  el  Syro  huyó  delante  de  Israel, 
y  mató  David  de  los  Syros  siete  mil  htm- 
hre$  da  loe  q%u  peleaban  #n  carros,  y  cua- 
renta mil  hombres  de  a  pié ;  asimismo 
mató  á  Sophach  general  del  ejército. 

.  W  X  viendo  los  Syros  de  Adarezer,  que 
habian  caldo  delante  de  Israel,  concep- 
taron  paz  con  Darid,  y  luerjon  ene  sier- 
vos :  y  nunca  mas  el  Syro  quiso  ayudar 
á  los  lujo*  de  immoa 

CAPITULO  XX. 

JMSVSa  MI0MPM,  M  VMto  IM  AfHMOit(t8&t  lot  Castíoa 

TiwmmmfpmrmLtyiui*.  JLJJatresvtctorfb» 
de  fcf  PkiHttktOé. 

Y  ACONTECIÓ  4  la  vuelta  del  ano, 
en  el  tiempo  que  suelen  los  reyes 
salir  á  la  guerm^  que  Joab  sacó  las  fuer» 
xas  del  ejército,  y  destruyó  la  tierra  de 
los  lujos  .de  Ajamon*  y  vino  y.  cercó  A 
Rabba,    Y  David  estaba  en  Jerusalem; 
y  Joab  hirió  4  Rabba,  y  destruyóla» 
2  Y  David  tomó  la  corona  de  sn.  rey  de 
encima  de  su  cabeza,  y  hallóla  de  peso 
de  un  talento  de  oro,  y  habia  en  ella 
*  piedras  preciosas,  y  fué  puesta  sobre  la 
cabeza  de  David-    Y*  ademas  de  esto  se* 
có  de  la  ciudad  un  muy  gran  despojo. 
$  Xsao^.alpu^lOiqu^^^w^nelKj 


aserróle*  ton  sien»*,  y  reon  fatiso*  de 
hierro,  y  segase*.  Lo  mismo  hizo  Ds» 
vid  4  todas  las  ciudades  de  los  lujo*  d* 
Ammon :  y  David  con  todo  el  pueblo  se 
volvió  4  Jerusalem. 

4  f  Después  de  esto  aconteció  fuá  se  le- 
vantó guarna  en. Gases-  .con  los  Phnb- 
tfceos;  y  hirió  SoboefadHiKaihrta.4  Se* 
phai  délos  hijos  d>  loa  gigantes,  y  luerom 
lutrnUlsdosL  i 

5  Y  volvió  á  levantarse  guerra  con  los 
FhBisthff»,  jrfcirió  Elcanan.hljode  Jafa-, 
4  Lahmi  hermano  de  Gettath  fiettneo, 
cuya  asta  de  lanza  era  eomo  un  enjullo 
de  tejedores. 

o  Y  volvió  4  haber  guerra  en  Geth,  y 
hubo  «#iu*  varón  de  medida,  el  cual  te» 
nia  seis  dedos  m  coda  pU,  y  seis  dedos 
m  cada  ttwmo,  veinte  y  cuatro;  y  tam* 
bien  era  lujo  de  Rapha. 

7  Este  desafió  4  Israel,  y  Jooesnan,  mjo 
de  8amae,  hermano  de  David,  le  hirió,, 

8  fistos  fueron  lujos  de  Baphn  en  Geth, 
los  cuales  cayeron  por  la  mano  de  Da* 
vid,  y  de  sus  siervos. 

CAPITULO  XXI. 

QmtawdoAnéi  el  pmoio  pori*dmcúméemtodeJSa1h*» 
mueren  de  él,  de  pestilencia,  setenta  mil  hombres.  //. 
LaptwtQettcia  cesa  ofreciendo  David  sacrificio  por 

AS  Satanás  se  levantó  contra  Israel, 
y  meitó  4  David  4  que  contase  4 
Israel. 

3  Y  dtfo  David  4  Joab  y  4  toa  príncipes 
del  pueblq:  Id,  contad  4,  Israel  desde 
Becr-seba  hasta  Dan,  y  traédme  el  nu- 
mero de  ellos,  para  qne  ya  lo.  sepe. 

$  Y  dijo  Joab;  Añada  Jehova  á  tu  pue* 
blo  cien  veces  otros  tantos.  Bey  tenor 
mió:  ¿no  son  todos  estos  sierre*  de  mi 
señor?  ¿Far#ajué  procura  esto  mi  se- 
ñor? ¿Para  qué  sea  por  pecado  4  Is* 
rael? 

4  Mas  el  mandamiento  del  rey  pudo 
mas  que  Joab:  y  salió  Joab,  y  rae  por 
todo  Israel;  y  volvió  4  Jerusalem,  y  dio 
Joab  1%  cuenta  del  numero  del  pueblo  4 
David. 

5  Y  íhé  todo  Israel  que  sacaban  espada 
once  veces  den  mil:  y  de  Jada  cuatro- 
cientos y  setenta  mU  hombres  que  saca- 
ban espada, 

6  Entre  estos  no  fueron  contados  los 
Levitas,  ni  los  hijos  de  Ben-jamin,  por- 
que Joab  abominaba  el  mandamiento 
del  rey. 

7  Este  negocio  desplugo  en  los  ojos  de 
Dios;  y  hirió 4  Israel 

SYdUo  1*^4  Dios:. Te  he  pecado 
S9? 


M' 


I.  4>E  LA»  CR0HÍOA9. 


suavemente  en  hacer  esto,  mogote  que 
hagas  pasar  la  iniquidad  de  tu  siervo-, 
porque  ye  he  oblado  con  gTendislnm  in- 
sensatos. 

0  T  habló  Jehova  4  Gad,  vidente  de 
Davldy  diciendo: 

10  Vé,  y  habla  á  David*  y  düe  :*¿si  di- 
jo Jehora:  Tues  eoaat  te  iwopougo:  de 
ootaa  escoge  ana  que  yo  baga  contigo. 

11  Y  Viniendo  Gad  á  David  dijo*© :  Asi 
átyo  Jehova:  * 

12  Tómate,  ó  tret  anos  de  hambre;  ó 
que  tres  meses  xxu  consumido  delante 
do  tos  enemigos,  y  que  la  espada  de  tos 
adversarios  te  comprenda;  ó  tres  días 
la  espada  de  Jehora,  y  pestilencia  en  la 
tierra,  y  que  el  ángel  de  ¿ahora  des- 
truya en  todo  el  término  de  Israel :  mira 
pues  que  responderé,  al  que  me  ha  en- 
viado. 

13  Entone*»  David  dtyo  a  Gad:  Yo  es- 
toy en  grande  angustia:  ruego  que  yo 
(miga  ea  la  mano  de  Jehova,  porque  sus 
miseraciones  son  muchas  en,  gran  mane- 
ra, y  que  yo  no  caiga  en  mano  de  hom- 
brea. 

14  Asi  Jehova  dio  pestilencia  en  Israel, 
y  cayeron  de  Israel  setenta  mil  hombres. 

16  ^  Y  envió  Jehova  el  ángel  en  Jeru- 
saletu  par*  destruirla :  y  destruyendo  él, 
miré  Jehova,  y  arrepintióse  de  aquel 
mal,  y  dUo  al  ángel  que  destruía:  Bas- 
ta ya:  deten  tu  mana  Y  el  ángel  de  Je- 
hova estaba  junto  á  la  era  de  Ornan  Je» 
busea 

16  Y  aleando  David  sus  ojos  vio  al  án- 
gel de  Jehova*  que  estaba  entre  el  cielo 
y  la  tierra,  teniendo  una  espada  desnu- 
da en  su  maso,  extendida  contra  Jerusa- 
lem.  Entonces  David  y  ros  ándanos  se 
possraton  sobre  ana  rosaros  cubiertos 
de  sacos. 

,17  YdUoDavUáDioi:  ¿No  «y  yo  el 
que  hice  contar  el  pueblo  t  Yo  mismo 
soy  el  que  pequé,  y  nuciendo  mal,  hice 
mal:  4 estas  ovejas  que  hicieron  ?  Je- 
hova Dios  mió,  sea  ahora  tu  mano  con* 
tfa  mi,  y  contra  la  casa  de  mi  padre,  y 
no  baya  plagaren  fu  pueblo. 

18  Y  dijo  el  ángel  de  Jehova  á  Gad,  que 
dijese  á  David,  que  subiese,  y  compusie- 
se un  altar  á  Jehova  en  la  era  de  Ornan 
Jebuseo. 

19  Entonces  David  subió  conforme  á  la 
palabra  de  Gad,  que  le  habla  dicho  en 
nombre  de  Jehova. 

.  20  Y  volviéndose  Ornan  vio  al  ángel,  y 
entabap  00a  él  cuatro  ktyos  sayos,  loe 


cuales  ee  escondieron.  Y^Oroatt  trillaba 
el  trigo. 

9t  Y  vtafendo  David  á  Ornan,  miró  Or- 
nan; y  vid  á  David,  y  saliendo  de  la  era 
postróse  en  tierra  á  DaVHL 

22  Y  David  dtfo  á  Ornan :  Dame  este  lu- 
gar de  m  era  en  que  edifique  un  altar  á 
Jehova,  y  dámelo  per  dinero  cumplido, 
para  que  cese  la  plaga  del  pueblo. 

28  Y  Ornan  respondió  á  David:  Toma* 
telo,  y  haga  mi  señor1  el  rey  lo  que  bien 
le  pareciere:  y  aun  los  bueyes  daré  pera 
el  holocausto,  y  los  trillos  para  lena,  y 
trigo  para  el  presente  i  yo  ro  doy  todo*. 

24  Entonces  el  rey  David  dijo  á  Ornan : 
No,  sino  comprando  lo  compraré  por  di- 
nero cumplido:  porque  no  tomaré  pera 
Jehova  lo  que  es  tuyo,  nf  sacrificaré  ho- 
locausto de  gracia. 

25  Y  dio  David  á  Ornan  por  el  rugar 
seiscientos  sidos  de  oro  de  peso. 

28  Y  edificó  aHi  David  un  altará  Jeho- 
va, en  el  cual  sacrificó  holocaustos  y  sa- 
crificios' pacíficos,  y  invocó  á  Jehova,  el 
cual  le  respondió  por  fuego  de  ros  cielos . 
en  el  altar' del  holocausto. 

27  Y  como  Jehova  habló  al  ángel,  él 
volvió  su  espada  en  su  vaina. ' 

28  Entonces  viendo  David  que  Jehova 
le  habla  oido  en  la  era  de  Ornan  Jebu- 
seo, sacrifico  aHi 

2»  Y  el  tabernáculo  de  Jehova,  que 
Meyses  habla  hecho  en  el  desierto,  i  el 
altar  del  holocausto,  estaban  entoncea 
en  el  alto  de  Gabaon. 

80  Y  David  no  pudo  ir  allá  á  consultar 
áDios;  porque  estaba  espantado  á  causa 
de  m  espada  del  ángel  de  ¿chova. 
CAÍTTCLO  XTIt. 

JlnbmMuo  David  aparejado  tmÉé*  fe  MMWrfe JMNI  e% 
edificio  del  templo,  declara  d  Salomón  m  k(fo  el 
contejo  de  Dio$  en  esta  parte,  f  le  encarga  el  edi/t~ 
ció,  mandando  d  todo»  loe  principe*  qm  Je  ayiwfa». 

Y  DIJO  David:  Esta  mrá  la  casa  de 
Jehova  Dios,  y  este  $erá  él  altar  del 
holocausto  para  Israel 

2  Y  mandó  David  que  se  juntasen  tos 
extranjeros  que  miaban  en  la  tierra  de 
Israel,  y  biso  de  ellos  canteros,  que  la* 
braeen  piedra  para  e&fleor  la  casa  de 
Dios. 

8  Asimismo  aparejó  David  mucho  hier- 
ro para  la  clavason  de  las  puertas,  y  para 
las  junturas :  y  mucho  metal  sin  peso,  y 
madera  de  cedro  sin  cuento. 

4  Porque  los  Sldonios  y  Tyrios  hablan 
traído  á  David  madera  de  cedro  innu- 


merable. 


LjOCK 


6Yd«*  Dfttld:  Mlfujo  fiaJomon  es 


I.  BE  L¿8  CRÓNICAS. 


<w*mU*l*lkeuoytiefna,yla«aes  «uese 
ha.  de  edifloar  á  Jehova  h* é$em magni- 
fica por  excelencia  para  nombra  y  honra 
^  todas  las  tierras:  aboco  pues  yo  lo  apa- 
rejaré ¿o  nAxaorto.  T  aparejó  David  antes 
de  bu  muerte  en  grande  abundancia. 
.  &  ¥  Uemé  David  á  Salomón  eu  bAK  7 
mandóle  que  edificase  casa  6  Jehova  Dios 
de  Israel. 

7  T  dtfo  David  á  Salomón:  EBjo  mfo, 
«n  mi  corazón  inte  de  educar  templo  al 
nombre  de  Jehova  mi  Dios ; 

8  man  háme  sido  hecha  palabra  de  Je- 
tora,  diciendo :  Tú:  ñas  derramado  mo- 
cha sangre,  y  has  traído  grandes  guerras, 
no  edificarás  casa  á  mi  nombre :  porque 
has  derramado  mucha  sangre  en  la  tier- 
ra delante  de  mi. 

9  He  aquí,  un  hijo  te  nacerá,  el  oval  se- 
rá varón  de  reposo :  porque  yo  le  daré 
quietud  de  todos  sus  enemigos  en  derre- 
dor ;  por  tanto  su  nombre  será  Salomón ; 
y  yo  daré  paz  y  reposo  toara  Israel  en 
sus  días. 

.  10  Este  edificará  casa  á  mi  nombro,  y 
él  me  será  á  mi  por  h\Jo,  y  yo  seré  á  él 
por  padre;  y  afirmaré  el  trono  de  su  rol- 
no  sobre  ¿mol  para  siempre. 
11  Por  tanto  ahora,  lujo  mies  sea  con- 
tigo Jehova,  y  seos  prosperado,  y  edifi- 
ques casa  á  Jehova  tu  Dios  como  él  ha 
dicho  de  ti. 
.  12  Y  Jehova  te  dé  entendimiento  y 
prudencia,  y  él  te  dé  mandamientos  para 
Israel :  y  que  tú  guardes  la  ley  de  Jeho- 
va tu  Dios. 

13  Entonces  serás  prosperado,  si  guar- 
dares para  hacer  los  estatutos  y  dere- 
chos que  Jehova  mando  á  Afoyses  para 
Israel  Esfuérzate  pues,  y  sé  robusto; 
no  tengas  miedo,  nt  temor. 

14  He  aqui,  yo  conforme  á  mi  pobreza, 
he  aparejado  para  la  casada  Jehova  cien 
mil  talentos  de  oro,  y  un  millas  de  mi- 
nares de  talentos  do  plata:  el  metal  y  el 
hierro  no  tiene  peso,  porque  es  macho. 
Asimismo  ha  aparejado  asadera  y  piedra, 
á  lo  cual  tú  añadirás. 

15  Tú  tienes  contigo  muchos  oficiales, 
canteros,  albafiiles,  y  carpinteros,  y  todo 
homore  experto  en  toda  obra. 

16  Del  oro,  de  la  plata,  del  metal,y  del 
hierro,  no  hay  número.  Levántate  y  haz ; 
que  Jehova  será  contigo. 

17  Asimismo  mandó  David  á  todos  los 
principales  de  Israel,  que  diesen  ayuda  á 
Salomón  sm  h^o*  diciendo: 

18  i  No  es  con  vosotros  J^ava^vuestro 


Dios*  d  cual  os  ha  dado  qsdsfrsi  da  to- 
das partes?  porque  él  ha  entregado  en 
mi  mano  los  moradores  de  la  tierra,  y  la 
tierra  ha  sido  sujetada  delante  de  #eho- 
va,  y  delante  de  su  pueblo. 
19  Poned  pue*  ahora  vuestros  corazones 
y  vuestros  ánimos  en  buscar  A  Jehova 
vuestro  Dios;  y  levantaos,  y  edificad  el 
santuario  del  Dios  Jehova,  para  traer  «1 
arca  del  concierto  de  Jehova;  y  los  san- 
tos vasos  de  Dios  á  la  casa  edificada  «i 
nombre  de  Jehova.    • 

CAPITULO  %XüL 

BabUndM  David  ctmstítméo  m  wtr»  Mrmld  Solo- 
mo* su  kifo,  convoca  y  cuesta  todo»  ¡os  Zevitaf,  y 
les  distribuir*  por  sus  familias  los  oficios  del  culto 


SIBKDO  pues  David  ya  viejo,  y  harto 
dedias,  hizo  á  Salomón  su  lujo  rey 
sobre  Israel. 

2  T  juntando  á  todos  los  principales  de 
Israel,  y  á  los  sacerdotes  y  Levitas, 
8  Fueron  contados  los  Levitas  de  trein- 
ta afios  y  arriba;  y  fué  el  número  de 
ellos  por  sus  cabezas,  contados  uno  á 
uno,  treinta  y  ocho  mil. 

4  De  estos  los  veinte  y  cuatro  mil,  para 
dar  priesa  á  la  obra  de  la  casa  de  Jeho- 
va: y  gobernadores  y  jaeces  seis  mil ! 

5  ítem,  porteros  cuatro  mil :  y  cuatro 
mil  para  alabar  á  Jehova  con  los  instru- 
mentos que  yo  he  hecho  para  alabar. 

6  Y  repartiólos  David  en  partes,  los  hi- 
jos de  Xevi,  y  da  Gerson,  y  de  Caath,  y 
de  Merarl. 

7  Los  hQos  do  Oersón  fueron  Leedan,  y 
SemeL 

8  Los  lujos  de  Leedan  fueron  Jahici  el 
primero,  Zefchao,  y  Joel,  tres. 

9  Los  hQos  de  Semcifmrvn  fialomith, 
Hozfel*yAraas  eUos  tros.  Estos  flteron 
sos  principes  da  la»  familia*  doLeedaev  • 

10  T  los  h^os  de  Semei  fueron  Jebeth» 
Ziva,Jaus,  y  Barias.  Estos  cuatro  Jkteron 
losados  de  Semei 

11  Jebeth  era  el  primera,  Zinah  el  so* 
gnqdo :  mas  Jatos  y  Básalas  no  multipli- 
caron ntyos,  por  lo  cual  fueron  contados 
por  sma  familia. 

Id  Los  htyos  de  Caath  Jumm  Amram, 
Isaar,  Hebron,  y  Ozlol,  ellos  cuatro. 

1*  Loamjosde  Amnm  fueron  Antvti  y 
Morsas:  y  Aaronfuc  apartado  para  ser 
santificado,  santidad  de  santidades  Jkté  él 
y  sus  hijos  para  siempre,  para  que  que- 
masen perfumes  delante  de  Jehova,  y  le 
ministrasen,  y  bendijesen  en  su  nombre 
para  siempre. 

14  Y  los  hijos  de  Moyses,  vaso»  de 

Digitizedjr 


deMo^  **. 


JbDELAS  CRQN10A& 


Wcd,  tarea  llamados  en  la  tribu  4» 
LevL 

15  Lbe  hijos  do  Moysea  fueron  Gerson 
y  Eüczer. 

1C  Hijo  do  Gemoft/tk?  Subuel,  el  prf 
núro. 

17  Y  w>  de  EUezer  /W  llohobie,  d 
primero ;  y  EUezer  no  tnvo  otro*  hijo». 
M*s  los  hüos,  de  Rohobie  fueron  muchos, 

18  Hijo  de  Jaur  fué  Salomlth,  el  pri- 
meto. 

19  Los  hijos  de  Hebron  fueron;  Jera* 
el  primera,  Amarías  el  segundo,  Jaha- 
elei  el  tercero,  Jeemaan  el  cuatro. 

20  Los  hyos  de  Osdel  fueron;  Micha  el 
primero,  Jesia  el  segundo. 

21  Los  hijos  de  Hemi  fueron;  Moholi 
y  MttBi.  Loábaos  de  Moholi;  Eleazar, 
yCis. 

23  T  mnrió  Eleazar  sin  hijos,  mas  tuvo 
hijas.,  T  los  htyos  de  Cls  sos  hermano* 
las  tomaron  por  mugen* 

23  Los  hyos  de  Uuñi  fueron;  Moholi, 
Eder,  y  Jerimoth,  ellos  tres. 

24  Estos  son  loa  hijos  de  Leri  en  las 
mmüia*  de  sns  padres,  cabeceras  de  fa- 
milias en  sus  «mentas,  contados  por  sos 
nombres,  por  sus  cabeaas,  los  coales  lia» 
dan  obra  en  el  ministerio  de  la  casa  de 
Jebera,  dé  veinte  aflos  y  arriba. 

25  Porque  David  dtfo:  Jebova  Dios  de 
Israel  ha  dado  reposo  á  so  pueblo  Israel, 
7  habito  e»  Jerusalem  para  siempre: 

26  Y  también  los  Levitas  no  llevarán  el 
tabetnactüo,  y  todos  so»  vasos  para  su 
ministerio. 

27  Asi  que  conforme  4  las  postreras 
palabras  de  David,  loé  la  cuenta  de  los 
hijos  de  Levi  de  velase  años  y  arribe: 

28  T  estaban  debaje.de  la  mano  de  lee 
becada  Aeren  pamoiiiiiftlrar  en  la  casa 
de  Jebova,  en  loe  patios,  y  ea  las  cáma- 
ras, y  en  la  purificación  de  toda  cosa 
santificada,  y  en  la  obea  del  ministerio 
felfease  de  Dios* 

28  Asimismo  para  los  pasca  de  la  pro- 
peaicion,  parala  llar  de  la  harina,  para  el 
sacrificio,  para  las  hojuelas  Sin  levadora» 
para  \xfnOm  de  sartén,  y  para  lo  tostado, 
y  para  toda  medida  y  cuenta; 

80  T  para  que  asistiesen  cada  mañana, 
todos  los  dba,  á  glorificar  y  alabar  á  Jfc- 
hova,  y  asimismo  á  la  tarde; 

81  Y  pora  ofrecer  todos  los  holocaus- 
tos á  Jebova  los  sábados,  nuevas  lunas, 
y  solemnidades,  por  la  cuenta  y  forma 
que  tenían,  continuamente  delante  de 
Jebera*  ..  L 


82  Y  pera  que  tuviesen,  la  «nerde  del 
tabernáculo  del  testimonie,  y  la  guarda 
del  santuario,  y  la  guarda  de  los  hUos  de 
Aaroa  sus  hermanos,  en  el  ministerio 
de  la  casa  de  Jebova, 

CAPITULO  XXIV. 

RipatH  DmvM  d  Im/tomBia*  é*  Aam*  jar  maée* 
loa  vtem  <f«  n>  mktíttori* 

TAMBIÉN  los  hyos  de  Aaron  tuvie- 
ron sus  reparUmientoa.  Los  bfyos 
do  Aaron  fueron;  Nadab>  Abiu,  Eleazar, 
Ithamar, 

2  Mas  Nadab  y  Abiu  murieron  antes  de 
su  padre,  y  no  tuvieron  mjos:  Eleazar  j 
Itbamar  tuvieron,  el  sacerdocio. 

8  Y  Davió^los  repartió;  Sadoc  era  de 
los  htfos  de  Eleazar,  y  Acbi-melech  de 
los  hijos  de  Ithamar,  en  su  cuanta,  en  su 
ministerio. 

4  Y  los  htyoe  de  Eleazar  fueron  hallar 
dos  muchos  mas,  en  cuanto  á  sus  prin- 
cipales varones,  qne  loa  lujos  de  Itha- 
mar; y  repartiéronlos  <m:  De  los  Irijos 
de  Eleasar  diez  y  seis  cabezas  por  las 
femllias  de  sus  padres:  y  de  los  hijos 
de  Ithamar  por  las  familias  de  sus  par 
drea,  ocbo. 

5  Y  repartiéronlos  por  suerte  los  unos 
oon  loa  otros ;  porque  de  loa  hijos  de 
Eleazar,  y  de  los  htyos  de  Ithamar,  hube 
principes  del  santuario,  y  principes  de 
Dios.  , 

6  Y  Sámelas,  hijo  de  Nathanael,  escri- 
be de  loe  Levitas,  ios  escribió  delante 
del  rey,  y  de  los  principes,  y  delante  de 
Sadoc  el  sacerdote,  y  de  Acbi*melech» 
bUo  de  Abiathar,  y  de  los  príncipes  de 
las  familias  de  los  sacerdotes  y  Levitas; 
y  á  Eleazar  atribuyeron  una  familia!  y  a 
Ithamar  ful  atribuida  eirá. 

7  Y  la  primera  suerte  salló  por  Joiarib, 
la  segunda  por  Jedei, 

8  La  tercera  por  Harim,  la  cuarta  por 
Seorim»  ' 

0  La  quinta  por  Mescbisa,  leeesta por 


10  la  séptima  por  Aecos,  la  octava  por 
Abias, 

11  La  nona  pot  Jesús  1»  décima  per 
8echemias, 

12  La  undécima  por  EUasib,  la  duodé- 
cima por  Jecim, 

18  La  trecena  por  Hoppha,  la  catorcena 
por  Isbaab, 

14  La  quincena  por  Belga,  la  diezisei- 
sena  por  Emmer, 

15  La  dccimasépUma  por  Hexir,  la  dé- 
cimaocUTaporAFhaes, 


I.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


16  La  decimonona  por  Pheccia,  la  vi- 
gésima por  Hezeciel, 

17  La  veinte  y  una  por  Joacliim,  la 
veinte  y  dos  por  GamuL, 

18  La  veinte  y  tres  por  Dalaiau,  la  veln- 
to  y  cuatro  por  Maaztau. 

19  Estos  fueron  contados  en  su  minis- 
terio, para  que  entrasen  en  la  casa  de 
Jehova  conforme  á  su  costumbre,  deba- 
jo de  la  mano  de  Aaron  su  padre,  de  la 
manera  que  le  habla  mandado  Jehova  el 
Dios  de  Israel. 

20  T.de  los  hijos  de  Lc\l  que  queda- 
ron :  De  los  hijos  de  Amram  era  Subacl : 
y  de  loa  h Sj  os  de  Subael,  Jehedeias. 

21  T  de  los  hijos  de  Rohobias,  Jesias  el 
principal. 

22  De  Isaari,  Salemoth:  y  lujo  de  Sale- 
moth  fué  Jahat. 

23  Y  su  primer  hijo  fué  Jcriau,  el  se- 
gundo Amarlas,  el  tercero  Jahazlel,  el 
cuatro  Jecmaam. 

24  Htfo  do  Oziel  fué  Micha,  y  hijo  de 
Micha^W  Samir. 

25  Hermano  de  Micha  fué  Jesia,  y  h^o 
de  JcsiayW  Zacharias. 

26  Los  hyos  de  Merari  fueron  Moholi, 
y  Musí :  hijo  de  Oziau/u^  Benno. 

27  Los  hijos  de  Merari  de  Ozlan  fueron 
Bcnno  y  Soam,  Zachur  y  Hebri, 

28  Y  Elcazar  do  Moholi,  el  cual -no  tu- 
vo hijos. 

20  Hijo  de  Cis  fué  Jeramecl. 

30  Los  hyos  de  Musi  fueron  Moholi, 
Eder,  y  Jerimoth.  Estos  fueron  los  hi- 
jos de  los  Levitas  conforme  alas  casas 
de  sus  familias. 

81  Estos  también  echaron  suertes  con- 
tra sus  hermanos  los  hijos  de  Aaron  de- 
lante del  rey  David,  y  de  Sadoc,  y  de 
Achl-mclech,  y  de  los  principes  de  las 
familias  de  los  sacerdotes,  y  de  los  Le- 
vitas, el  principal  de  los  padres  contra 
su  hermano  menor. 

CAPITULO  XXV. 

JUparle  d  lot  cantore*  por  tmrte  ku  vtces  dé  tu  mt- 


ASIMIBMO  David  y  los  príncipes  del 
jEjL  ejército  apartaron  para  el  ministerio 
á  los  hijos  do  Asaph,  y  de  Hernán,  y  de 
Idlthun,  los  cuales  profetizaban  con  ar- 
pas, salterios  y  címbalos :  y  fué  el  número 
de  ellos,  de  los  varones  que  obraban  en 
su  ministerio : 

2  De  los  hijos  de  Asaph:  Zachur,  Jo- 
seph,    Nathanlas,   y   Asarela,  hijos   de 
Asaph,  de  bajo  de  la  mano  de  Asaph,  el 
cual  profetizaba  al  mandado  del  rey. 
Span.  26 


3  De  Idlthun:  los  hijos  de  Idlthun; 
Godollas,  Sori,  Jesaias,  Hasabias,  y  Ma- 
thathias,  seis  debajo  de  la  mano  de  su 
padre  Idithun,  el  cual  profetizaba  con 
arpa  para  glorificar  y  alabar  á  Jehova. 

4  De  Hernán :  los  hyos  de  Hernán;  Boc- 
ciau,  Mathaniau,  Oziel,  Subuel,  Jeri- 
moth, Hananias,  Hanani,  Ellatha,  Gue- 
delthí,  Romenthl-ezer,  Jezba-cassa,  Mc- 
Hothl,  Othir,  y  Mahazioth. 

5  Todos  estos  fueron  htyos  de  Hernán, 
vidente  del  rey  en  palabras  de  Dios,  pa- 
ra ensalzar  cuerno :  y  dio  Dios  á  Hernán 
catorce  hijos  y  tres  h^as. 

6  Y  todos  estos  tetaban  debajo  de  la 
mano  de  su  padre  para  cantar  en  la  casa 
de  Jehova  con  címbalos,  salterios,  y  ar- 
pas, para  el  ministerio  del  templo  de 
Dios  debajo  de  la  mano  del  rey,  de 
Asaph,  de  Idlthun,  y  de  Hernán. 

7  Y  fué  el  número  de  ellos  con  sus  her- 
manos sabios  en  cánticos  de  Jehova,  to- 
dos los  sabios,  doscientos  y  ochenta  y 
ocho. 

8  Asimismo  echaron  suertes,  guarda 
contra  guarda,  el  chico  con  el  grande,  el 
sabio  con  el  discípulo. 

0  Y  la  primera  suerte  salió  á  Asaph  por 
Joseph.  La  segunda  por  Godollas,  él  con 
sus  hermanos  y  hijos  que  eran  doce. 

10  La  tercera  por  Zachur,  y  sus  lujos  y 
hermanos,  doce. 

11  La  cuarta  por  Isari,  y  sus  hQos  y  sus 
hermanos,  doce. 

12  La  quinta  por  Nathanlas,  y  sus  hijos 
y  sus  hermanos,  doce. 

13  La  sexta  por  Bocciau,  y  sus  hijos  y 
sus  hermanos,  doce. 

14  La  séptima  por  Isreela,  y  sus  hijos 
y  sus  hermanos,  doce. 

15  La  octava  por  Jesaias,  y  sus  lujos  y 
sus  hermanos,  doce. 

16  La  nona  por  Mathanlas,  y  sus  hijos 
y  sus  hermanos,  doce. 

17  La  décima  por  Semei,  y  sus  hyos  y 
sus  hermanos,  doce. 

18  La  undécima  por  Azareel,  y  sus  hi- 
jos y  sus  hermanos,  doce. 

19  La  duodécima  por  Hasabias,  y  sus 
hijos  y  sus  hermanos,  doce. 

20  La  trecena  por  Subael,  y  sus  hijos  y 
sus  hermanos,  doce. 

21  La  catorcena  por  Mathathias,  y  sus 
hijos  y  sus  hermanos,  doce. 

22  La  quincena  por  Jerimoth,  y  sus  hi- 
jos y  sus  hermanos,  doce. 

23  La  dieziselsena  por  Hananias,  y  sus 
lujos  y  sus  hermanos,  doce. 

401 


L  DE  LAS  CRÓNICAS. 


24  La  déclmaséptima  por  Jesbacasa,  y 
sus  hijos  y  bus  hermanos,  doce. 

25  La  décimaoctava  por  Hananl,  y  bus 
hijos  j  sus  hermanos,  doce. 

26  La  decimonona  por  Mellothi,  y  bus 
hijos  y  sus  hermanos,  doce. 

27  La  Tigéeima  por  EUatha,  y  sus  h^Jos 
y  sus  hermanos,  doce. 

28  La  yétate  y  una  por  Othlr,  y  bus  hi- 
jos y  sus  hermanos,  doce. 

29  La  Tétate  y  dos  por  Gedelthl,  y  sus 
htyos  y  bus  hermano*,  doce. 

80  La  Tétate  y  tres  por  Mahazioth,  y 
bus  hijos  y  bus  hermanos,  doce. 

81  La  veinte  y  cuatro  por  Romenthl- 
ezer,  y  bus  hijos  y  bus  hermanoB,  doce. 

CAPITULO  XXVI. 

Reparte  por  tuertes  las  vece»  de  loe  porteros  del  tem- 
plo. Tí.  Constituye  loe  tesoreros  asi  del  templo  co- 
mo del  rey, 

MAS  los  repartimientos  de  los  porte- 
roe  fueron  de  los  Coritas;  Mese- 
lemia, htfo  do  Core,  de  los  hijos  do 
Asaph. 

2  Los  hijos  de  Meselemia  fueron,  Za- 
charias  el  primogénito,  Jadihel  el  segun- 
do, Zahadias  el  tercero,  Jathanael  el 
cuarto, 

8  Elam  el  quinto,  Jonathan  el  sexto, 
Elioenai  el  séptimo. 

4  Los  lujos  de  Obed-edom  fueron,  Se- 
meias  el  primogénito,  Jozabad  el  segun- 
do, Joaha  el  tercero,  el  cuarto  Sachar, 
el  quinto  Nathanael, 

5  El  sexto  Ammiel,  el  séptimo  Isachar, 
el  octavo  Phollathi:  porque  Dios  le  ha- 
bla bendecido.  v 

6  También  de  Semeias  su  hijo  nacieron 
hijos,  que  fueron  señores  sobre  la  casa 
de  sus  padres;  porque  fueron  varona 
valerosos  y  de  esfuerzo. 

7  Los  hijos  de  Semeias  fueron  Othni, 
Raphael,  Obed,  Elzabad,  y  sus  herma- 
nos, hombres  esforzados ;  y  Eliu,  y  8a- 
m  achias. 

8  Todos  estos  de  los  hijos  de  Obed- 
edom,  ellos,  y  sus  lujos,  y  sus  hermanos, 
fueron  varones  valientes  y  esforzados 
para  el  ministerio:  sesenta  y  dos  de 
Obed-edom. 

0  ítem,  los  hijos  de  Meselemia  y  sus 
hermanos  fueron  diez  y  ocho  valientes 
hombres. 

10  De  Hosa,  de  los  hijos  de  Merarl,  8a- 
mari  el  principal,  aunque  no  era  el  pri- 
mogénito, mas  su  padre  le  puso  para 
que  fuese  cabeza. 

11  £1  segundo  Reídas,  el  tercero  Tabe- 

400 


lias,  el  cuarto  Zacharias !  todos  los  hijos 
de  Hosa  y  sus  hermanos /umm  trece. 

12  De  estos  fueron  hecha*  las  particio- 
nes de  los  porteros,  por  los  principales 
de  los  varones  de  la  guarda,  contra  sus 
hermanos  para  ministrar  en  la  casa  de 
Jehova. 

18  Y  echaron  suertes,  el  pequeño  con 
el  grande,  por  las  casas  de  sus  padres, 
para  cada  puerta. 

14  Y  cayó  la  suerte  del  oriente  á  Sele- 
mia:  y  á  Zacharias  su  hijo,  consejero  en- 
tendido, metieron  en  las  suertes;  y  salló 
su  suerte  al  norte. 

15  Y  por  Obed-edom,  al  mediodía;  y 
por  sus  hijos,  la  casa  de  la  consulta, 

16  Por  Sephlm  y  Hosa,  al  occidente, 
con  la  puerta  que  va  al  camino  de  la  bu- 
blda,  guarda  contra  guarda. 

17  Al  oriente,  seis  Levitas ;  al  norte, 
cuatro  de  dia ;  al  mediodía,  cuatro  de  dia ; 
y  á  la  casa  de  la  consulta,  de  dos  en  dos. 

18  A  la  cámara  de  los  vasos  al  occiden- 
te, cuatro  al  camino,  y  dos  á  la  cámara, 

1J  Estos  Bon  los  repartimientos  de  los 
porteros,  hijos  de  los  Corlthas,  y  do  los 
hijos  de  Merarl. 

20  T  Y  de  los  Levitas,  Achias  tenia  car- 
go^ de  los  tesoros  de  la  casa  de  Dios,  y 
de  los  tesoros  de  las  cosas  santificadas. 

21  ítem,  los  hijos  de  Ledan,  los  hijos 
de  Ocrson :  De  Ledan,  los  principes  de 
familias  de  Ledan  fueron  Gerson,  y  Je- 
hlelL 

22  Los  hijos  de  Jehiell,  Zatham,  y  Joel 
su  hermano,  tuvieron  cargo  de  los  teso- 
ros de  la  casa  de  Jehova. 

28  ítem,  de  loe  Amramitas,  de  los  Isaa- 
rltas,  de  los  Hcbronltas,  y  de  los  Oziclitaa : 

24  Y  Subeel,  hijo  de  Gerson,  hijo  de 
Moyses,  era  principe  sobre  los  tesoros. 

25  Y  su  hermano  Ellezer,  cuyo  hijo  era 
Rahabla,  cuyo  hijo  era  Jesalas,  cuyo  hi- 
jo era  Joram,  cuyo  hijo  era  Zechri,  cuyo 
hijo  era  Selomith. 

20  Este  Selomith  y  sus  hermanos  te- 
nían cargo  de  todos  los  tesoros  de  todas 
las  cosas  santificadas,  que  habla  consa- 
grado el  rey  David,  y  los  principes  do 
las  familias,  y  los  principes  de  los  milla- 
res, y  de  los  cientos,  y  los  capitanes  del 
ejército, 

27  De  lo  que  hablan  consagrado  de  las 
guerras,  y  de  los  despojos,  para  reparar 
la  casa  de  Jebova. 

28  Asimismo  todas  las  cosas  que  había 
consagrado  Samuel  vidente,  y  Saúl,  hijo 
de  Cls,  y  Abner,  h\Jo  de  Ner,y  Joab,  lujo 


I.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


de  Barría;  y  todo  lo  que  cualquiera,  con- 
-sagraba,  estaba  debajo  de  la  mano  de 
'  Selomith,  y  de  sus  hermanos. 
29  De  loe  Isaaritas,  Chonelas  y  sus  mjos 

eran  gobernadores  y  jaeces  sobre  Israel, 

en  tas  obras  de  fuera, 

80  De  los  Hebronltas,  Hasabias  y  ras 
hermanos,  hombres  de  faena,  que  eran 
mil  y  siete  cientos,  presidian  a  Israel  de 
la  otra  parte  del  Jordán  al  occidente,  en 
toda  la  obra  de  Jehova,  y  en  el  servicio 
del  rey. 

81  De  los  Hebronltas,  Jertas  era  el 
principal  principe  entre  los  Hebronltas 
en  sos  linages  por  sos  familias.  En  el 
ano  cuarenta  del  reino  de  David,  se  bus- 
caron, y  fueron  hallados  en  ellos  fuertes 
de  fuerzas  en  Jaser  de  Galaad ; 

82  Y  sus  hermanos,  valientes  hombres, 
dos  mil  y  siete  cientos  principes  de  fa- 
milias, los  cuales  el  rey  David  consti- 
tuyó sobre  los  Bubenitas,  Gaditas,  y  so- 
bre la  media  tribu  de  Mánasses,  para  to- 
dos los  negocios  de  Dios,  y  los  negocios 
del  rey. 

CAPITULO  xxvn. 

Recitase  el  catálogo  de  los  capitanes  qms  con  sm  ema - 


los  al  servicio  del  rey.  II.  Loe  cuentones  de  las  tr^ 
bus.  2Jt  Los  tesoreros  y  mayordomos  de  la  hacien- 
da  y  orangertas  del  rey,  y  los  demos  oficiales. 

Y  LOS  mjos  de  Israel  según  su  núme- 
ro, que  eran  principes  de  familias, 
tribunos,  centuriones  y  prepósitos  de 
los  que  servían  al  rey,  en  todos  los  ne- 
gocios de  las  cuadrillas,  que  entraban  y 
sallan  cada  mes,  en  todos  los  meses  del 
ano,  cada  cuadrilla  era  de  veinte  y  cua- 
tro mil  hombre».     * 

2  Bobre  la  primera  cuadrilla  del  primer 
mes  era  Jesboam,  hijo  de  Zabdicl :  y  ta- 
tos en  su  cuadrilla  veinte  y  cuatro  mil, 

3  De  los  htyos  de  Phares,  principe  so- 
bre todos  los  capitanes  de  las  compañías 
del  primer  mes. 

4  Sobre  la  cuadrilla  del  segundo  mes, 
Dodal  Aholiita;  y  en  su  cuadrilla  estaba 
el  principe  Hacelloth :  en  la  cual  había 
veinte  y  cuatro  mil. 

5  El  capitán  de  la  tercera  cuadrilla  del 
tercero  mes,  Banaias,  htyo  de  Joiada,  su- 
mo sacerdote :  y  en  su  cuadrilla  veinte  y 
cuatro  mil. 

6  Este  Banaias  era  valiente  entre  los 
ireinta,  y  sobre  los  treinta:  y  en  su  cua- 
slrilla  estaba  Amisabad  su  hijo. 

7  El  cuarto  del  cuarto  mes,  Asael  her- 
mano de  Joab,  y  Zabadias  su  htfo  tras  él : 
/  en  su  cuadrilla  veinte  y  cuatro  mil 


8  El  quinto  del  quinto  mes,  el  princi- 
pe Samaoth  Jezerita:  y  en  su  cuadrilla 
veinte  y  cuatro  mil. 

9  El  sexto  del  sexto  mes,  Hira,  hijo  de 
Acces  de  Thecua :  y  en  bu  cuadrilla  vein- 
te y  cuatro  mil. 

10  El  séptimo  del  séptimo  mes,  Helios 
Phallonita  de  los  mjos  de  Ephraim :  y  en 
su  cuadrilla  veinte  y  cuatro  mil. 

11  El  octavo  del  octavo  mes,  Sobocai 
Husasita  de  Zaharí:  y  en  su  cuadrilla 
veinte  y  cuatro  mfl. 

Id  El  noveno  del  noveno  mes,  Abieser 
Anathothita  de  los  Benjamitas :  y  en  su 
cuadrilla  veinte  y  cuatro  mil. 

13  El  décimo  del  décimo  mes,  Marai 
Nethophathita  de  Zarahi :  y  en  su  cua- 
drilla veinte  y  cuatro  mil. 

14  El  onceno  del  onceno  mes,  Banaias 
Pharanothlta  de  los  mjos  de  Ephraim :  y 
en  su  cuadrilla  veinte  y  cuatro  mil. 

15  El  doceno  del  deceno  mes,  Holdal 
Nethophathita  de  Gothoniel:  y  en  su 
cuadrilla  veinte  y  cuatro  mil. 

16  1T  Asimismo  presidian  sobre  las  tri- 
bus de  Israel:  sobre  los  Bubenitas,  el 
principe  Eüeier,  hQo  de  Zechri:  sobre 
los  Slmeonitas,  Saphatias,  htfo  de  Maa- 
cha. 

17  Sobre  los  Levitas,  Hasabias,  hijo  de 
CamueL    Sobre  los  Aaronitas,  Sadoc 

18  Sobre  Jada,  Elin  de  los  hermanos  de 
David.  Sobre  los  de  Isaehar,  Amri,  mjo 
de  MichaeL 

19  Sobre  los  de  Zabulón,  Jesmaias,  rojo 
de  Abdias.  Sobre  los  de  Nephthali,  Jeri-  * 
moth,  hjjo  de  OzrieL 

20  Sobre  los  h^os  de  Ephraim,  Oseas, 
hijo  de  Ozaziu.  Sobre  la  media  tribu  de 
Mánasses,  Joel,  hijo  de  Phadala. 

21  Sobre  la  otra  media  tribu  de  Má- 
nasses en  Galaad,  Jaddo,  hijo  de  Zacha- 
rlas.  Sobre  los  de  Ben-jamin,  Jaziel,  hi- 
jo de  Abner. 

22  Y  sobre  Dan,  Ezriel,  hijo  de  Jero- 
ham.  Estos  *on  los  capitanes  de  las  tri- 
bus de  IsraeL 

28  Y  no  tomó  David  el  número  de  los 
que  eran  de  veinte  anos  y  abajo:  por 
cnanto  Jehova  habla  dicho  que  él  habla 
de  multiplicar  á  Israel,  como  las  estre- 
llas del  cielo. 

24  Joab,  htyo  de  Servia,  habla  comenza- 
do á  contar,  mas  no  acabó :  y  por  esto 
vino  la  Ira  sobre  Israel,  y  a*i  el  número 
no  rae  puesto  en  el  registro  de  las  cró- 
nicas del  rey  David. 

26  1  Y  Aannoth,  hflo  de  Adlel,  tenia 
408 


I.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


cargo  de  loe  teeoroe  del  rey :  y  de  loe  te- 
soros de  los  campos,  y  de  las  ciudades,  y 
de  las  aldeas  y  castillos,  Jonathan,  lujo 
deOzias. 

26  Y  de  los  que  trabajaban  en  la  la- 
branza de  las  tierras,  Ezri,  lujo  de  Che- 
lub. 

27  T  de  las  Tifias,  Semetas  Ramathitha: 
y  de  las  cosas  que  pertenecían  á  las  Ti- 
fias, y  de  las  bodegas,  Zabdias  Saphonita. 

28  T  de  los  olivares  y  higuerales  que 
ataban  en  las  campañas,  Balanan  Gede- 
rita:  y  de  los  almacenes  del  aceite,  Joas. 

29  De  las  Tacas  que  pastaban  en  Saron, 
Sctrai  Saronita.  Y  de  las  Tacas  que  esta- 
ban en  los  Talles,  Saphat,  lujo  de  Adli 

80  Y  de  los  camellos,  Ubil  Ismaelita. 
Y  de  las  asnas,  Jadías  Meronathita. 

31  Y  de  las  ovejas,  Jaziz  Agareno.  To- 
dos estos  eran  principes  de  la  hacienda 
del  rey  David. 

88  Y  Jonathan  tio  de  David  era  conse- 
jero, varón  prudente,  y  escriba.  Y  Ja- 
hiel,  lujo  do  Hachamoni,  tenia  á  cargo 
los  lujos  del  rey. 

83  Achitophel  era  consejero  del  rey :  y 
Chusa!  Arachita  era  amigo  del  rey. 

84  Después  de  Achitophel  era  Joiada, 
mjo  de  Báñalas,  y  Abiathar.  Y  Joab  era 
el  general  del  ejército  del  rey. 

CAPITULO  xxvm. 

Daridmanifieetaml  pmttio  el  coneejo  de  Dioe  acerca 
del  edificio  del  Umpto,  y  le  exhorta  qmeayudenen  él 
dem  hijo  Salomo*.  77.  Habiendo  exhortado  d  Salo- 
món al  edificio  del  templo,  le  dd  la  (rata  deé%yla 
copia  de  todoe  loe  instrumento*  y  votos  detn  minis- 
terio y la  materia  para  todo, 

Y  JUNTÓ  David  á  todos  los  princi- 
pales de  Israel,  los  principes  de  las 
tribus,  y  los  principes  de  las  cuadrillas 
que  servían  al  rey :  y  los  tribunos  y  cen- 
turiones, con  los  principes  de  toda  la  ha- 
cienda y  posesión  del  rey,  y  sus  h^os, 
con  los  eunucos,  los  poderosos,  y  todos 
los  valientes  hombres  en  Jerusalem. 

2  Y  levantándose  en  pié  el  rey  David,  di- 
jo: Oídme,  hermanos  mios,  y  pueblo 
mió :  Yo  tenia  en  proposito  de  edificar 
una  casa,  para  que  en  ella  reposara  el  ar- 
ca del  concierto  de  Jehova,  y  para  el  es- 
trado de  los  pies  de  nuestro  Dios ;  y  yo 
habla  ya  aparejado  toda»  loe  cota»  para 
edificar : 

8  Mas  Dios  me  dtyo:  Tá no  edificarás 
casa  á  mi  nombre;  porque  eres  hombre 
de  guerra,  y  has  derramado  sangres. 

4  Mas  eligióme  Jehova  el  Dios  de  Is- 
rael de  toda  la  casa  de  mi  padre,  para 
que  perpetuamente  luces  rey  sobre  Is- 
404 


rael:  porque  de  Jada  escogió  el  capitán; 
y  de  la  casa  de  Juda,  la  familia  de  mi  pa- 
dre :  y  de  los  lujos  de  mi  padre,  en  mi 
tomó  contentamiento  para  ponerme  por 
rey  sobre  todo  Israel. 

5  Y  de  todos  mis  lujos,  (porque  Jehova 
me  ha  dado  muchos  lujos,)  eligió  á  Salo- 
món mi  lujo,  para  que  él  se  asiente  en  el 
trono  del  reino  de  Jehova  sobre  Israel. 

6  Y  <uJome:  Salomón  tu  lujo,  él  edifi- 
cará mi  casa  y  mis  patíos :  porque  á  este 
me  he  escogido  por  hfyo,  y  yo  le  seré  á 
él  por  padre. 

7  Y  yo  confirmaré  su  reino  para  siem- 
pre, si  él  fuere  esforzado  para  hacer  mis 
mandamientos  y  mis  juicios,  como  aques- 
te dia, 

Ó  Ahora  pues  delante  de  los  ojos  de  to- 
do Israel,  congregación,  de  Jehova,  y  en 
oidos  de  nuestro  Dios,  guardad  y  buscad 
todos  los  preceptos  de  Jcbova  vuestro 
Dios,  para  que  poseáis  la  buena  tierra,  y 
la  dejéis  por  heredad  á  vuestros  hijos 
después  de  vosotros  perpetuamente. 

0  Y  tú  Salomón,  lujo  mió,  conoce  al 
Dios  de  tu  padre,  y  sírvele  de  coraion 
perfecto,  y  de  ánimo  voluntario :  porque 
Jehova  escudrina  los  corazones  de  to- 
dos, y  entiende  toda  imaginación  de  los 
pensamientos.  Si  tú  le  buscares,  hallar- 
le has :  mas  si  le  dejares,  él  te  desechará 
para  siempre. 

10  Mira  puet  ahora  que  Jehova  te  ha 
elegido,  para  que  edifiques  casa  para  san- 
tuario: esfuérzate,  y  haz. 

11  1T  Y  David  dio  á  Salomón  su  lujo  la 
traza  del  portal,  y  de  sus  casas,  y  de  sus 
despensas,  y  de  sus  salas,  y  de  sus  recá- 
maras de  adentro,  y  de  la  casa  dd  pro- 
piciatorio. 

12  Asimismo  la  traza  de  todas  las  cosas 
que  tenia  en  su  voluntad,  para  los  patios 
de  la  casa  de  Jehova,  y  para  todas  las  cá- 
maras en  derredor ;  para  los  tesoros  de  la 
casa  de  Dios,  y  para  los  tesoros  de  las 
cosas  santificadas : 

18  Y  para  los  órdenes  de  los  sacerdo- 
tes, y  de  los  Levitas,  y  para  toda  la  obra 
del  ministerio  de  la  casa  de  Jehova;  y 
para  todos  los  vasos  del  ministerio  de  la 
casa  de  Jehova. 

H  Y  dio  oro  por  peso  para  el  oro,  para 
todos  los  vasos  de  cada  servicio ;  y  plata 
por  peso  para  todos  los  vasos,  para  todos 
los  vasos  de  cada  servicio. 

15  Y  oro  por  peso  para  los  candeleros 
do  oro,  y  para  sus  candilejas ;  por  peso 
el  oro  para  cada  candelcro  y  sus  candile- 


I.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


jas.  ítem,  para  los  candeleras  de  plata, 
ptata  por  peso  para  el  eandelero  y  sus 
candilejas,  conforme  al  Berrido  de  cada 
eandelero. 

16  Asimismo  oro  por  peso  para  las  me- 
sas de  la  proposición,  para  cada  mesa; 
asimismo  plata  para  las  mesas  de  plata. 

17  ítem,  oro  paro  para  los  garfios,  para 
los  lebrillos,  7  para  los  incensarios,  7  para 
los  tacones  de  oro,  para  cada  tazón  por 
peso:  asimismo  para  los  tesones  de  pla- 
ta, por  peso  para  cada  tazón. 

18  ítem,  para  el  altar  del  perfume,  oro 
poro  por  peso:  asimismo  para  la  seme- 
janza del  carro  de  los  querubines  de  oro, 
que  con  las  alas  extendidas  cubrían  el 
arca  del  concierto  de  Jehova. 

19  Todas  estas  cosas  por  escrito  de  la 
mano  de  Jehova  que  fué  sobre  mi ;  y  me 
biso  entender  todos  las  obras  de  la  traía. 

30  DQo  mas  David  á  Salomón  su  hi- 
jo: Confórtate,  7  esfuérzate,  7  haz;  no 
hayas  temor,  ni  desmayes;  porque  el 
Dios  Jehova  mi  Dios  mará  contigo ;  él  no 
te  dejará,  ni  te  desamparará,  hasta  que 
•cabes  toda  la  obra  del  servido  de  la  ca- 
sa de  Jehova. 

31  He  aquí,  los  órdenes  de  los  sacerdo- 
tes 7  de  los  Levitas,  en  todo  el  ministerio 
de  la  casa  de  Dios  terdn  contigo  en  toda 
fcv  obra;  todos  voluntarios,  con  sabidu- 
ría en  todo  ministerio:  asimismo  los 
principes  7  todo  el  pueblo,  en  todos  tus 
negocios. 

CAPITULO  XXIX. 

Bavii  ofreciendo  para  ia/aoriea  del  templo  y  lo»  va- 
999  de  m  mimaterio  gran  cuantidad  de  oro  y  plata, 
exhortadla»  principe*  d  ofrecer,  loe  cuales  también 
ofrecieron.  II.  Hace  gracia»  d  Dio»  de  todo,  y  ex- 
horta al  pueblo  d  tomisn^  y  habiendo  conjinnado  el 


DIJO  mas  el  rey  David  á  toda  la  con- 
gregación :  A  Salomón  mi  hfyo  so- 
lo ha  elegido  Dios :  él  es  muchacho  7 
tierno,  7  la  obra  es  grande:  porque 
aquella  casa  no  ee  para  hombre,  mas  pa- 
ra Jehova  Dios. 

2  Yo  empero  con  todas  mis  fuerzas  he 
aparejado  para  la  casa  de  mi  Dios,  oro 
para  las  cosas  de  oro,  7  plata  para  las  co- 
sas de  plata*  y  metal  para  las  de  metal,  y 
hierro  para  las  de  hierro,  y  madera  para 
las  de  madera,  y  piedras  oniquinas,  y  pie- 
dras preciosos,  y  piedras  negras,  y  pie- 
dras de  diversos  colores,  y  todas  piedras 
preciosas,  y  piedras  de  marmol  en  abun- 
dancia. 

8  Y  ademas  de  esto,  por  cuanto  tengo 
mi  contentamiento  en  la  casa  de  mi  Dios, 


yo  tengo  en  mi  tesoro  particular  oro  y 
plata,  si  cual  he  dado  para  la  casa  de  mi 
Dios,  ademas  de  todas  las  cosas,  que  he 
aparejado  para  lá  casa  del  santuario. 

4  Tres  mil  talentos  de  oro,  de  oro  de 
Ophir,  y  siete  mil  talentos  de  plata  afi- 
nada, para  cubrir  las  paredes  de  las  casas. 

5  T  oro  para  las  cosas  de  oro,  y  plata 
para  las  de  plata,  y  para  toda  la  obra  de 
manos  de  los  oficíales.  ¿  Y  quién  quiere 
hoy  consagrar  á  Jehova  1 

6  Entonces  los  principes  de  las  familias, 
y  los  principes  de  las  tribus  de  Israel, 
tribunos  y  centuriones,  con  los  principes 
que  tenían  á  cargo  la  obra  del  rey,  ofre- 
cieron de  su  voluntad, 

7  Y  dieron  para  el  servido  de  la  casa 
de  Dios  cinco  mil  talentos  de  oro,  y 
diez  mil  sueldos :  y  diez  mil  talentos  de 
plata,  y  diez  y  ocho  mil  talentos  de  me- 
tal, y  den  mil  talentos  de  hierro. 

8  Y  dio  cada  uno  las  piedras  preciosas 
con  que  se  halló  para  d  tesoro  de  la 
casa  de  Jehova,  en  mano  de  Jahid  Ger- 
sonita. 

9  Y  el  pueblo  se  holgó  de  que  hubiesen 
contribuido  de  su  voluntad ;  porque  con 
entero  corazón  ofrecieron  voluntaria- 
mente á  Jehova. 

10  1f  Asimismo  el  rey  David  se  holgó 
mucho,  y  bendijo  á  Jehova  delante  de 
toda  la  congregación;  y  d\jo  David :  Ben- 
dito teat  tú,  oh  Jehova  Dios  de  Israel 
nuestro  padre,  de  siglo  á  siglo. 

11  Tuya,  oh  Jehova,  es  la  magnificen- 
cia, y  la  fuerza,  y  la  gloria,  la  victoria,  i 
d  honor:  porque  todas  las  cosas  que 
están  en  los  ddos  y  en  la  tierra  ton  tuyas. 
Tuyo,  oh  Jehova,  es  d  reino,  y  la  altura 
sobre  todos  lo$  que  ton  por  cabezas. 

13  Las  riquezas  y  la  glbria  ettdn  delante 
de  ti,  y  tú  sefioreas  á  todos :  y  en  tu  ma- 
no está  la  potencia  y  la  fortaleza:  y  en  tu 
mano  es  la  grandeza  y  la  fuerza  de  todas 
las  cosas. 

13  Ahora  pues  Dios  nuestro,  nosotros 
te  glorificamos,  y  loamos  el  nombre  de 
tu  grandeza. 

14  Porque  ¿  quién  soy  yo,  y  quién  es  mi 
pueblo,  para  que  pudiésemos  ofrecer  de 
nuestra  voluntad  cosas  semejantes  ?  Por- 
que todo  es  tuyo,  y  de  tu  mano  te  fo  da- 
mos. 

15  Porque  nosotros  extranjeros  y  ad- 
venedizos somos  delante  de  ti,  como  to- 
dos nuestros  padres;  y  nuestros  jdias  ton 
como  sombra  sobre  la  tierra,  y  no  hay 
otra  esperan* tze 

405 


II.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


16  Jcho7ft  Dios  nuestro,  toda  esta  abun- 
dancia que  habernos  aparejado  para  edi- 
ficarte easa  á  tu  santo  nombre,  de  tn 
mano  es,  y  todo  es  tnyo. 

17  Yo  sé,  ota  Dios  mió,  qne  tú  escudri- 
fias  los  corazones,  y  qne  la  rectitud  te 
agrada :  y  yo  con  la  rectitud  de  mi  cora- 
zón, voluntariamente  te  he  ofrecido  to- 
do esto:  y  ahora  he  visto  con  alegría 
qne  tu  pueblo,  que  ahora  se  ha  hallado 
aqui,  te  ha  dado  liberalmente. 

18  Jehova  Dios  de  Abraham,  de  Isaac 
y  de  Israel,  nuestros  padres,  conserva 
perpetuamente  esta  voluntad  del  cora- 
son  de  tu  pueblo,  y  encamina  su  cora- 
zón á  ti. 

10  Asimismo  da  á  mi  htyo  Salomón  cora- 
zón perfecto,  para  que  guarde  tus  man- 
damientos, tus  testimonios,  y  tus  esta- 
tutos; y  para  que  haga  todas  las  cosas, 
y  te  edifique  la  casa  para  la  cual  yo  he 
hecho  el  aparejo. 

20  Después  de  esto  David  dtyo  á  toda  la 
congregación:  Bendecid  ahora  á  Jehova 
vuestro  Dios.  Entonces  toda  la  congre- 
gación bendijo  á  Jehova  Dios  de  sus  pa- 
dres ;  y  inclinándose  adoraron  delante  de 
Jehova,  y  del  rey. 

21  Y  sacrificaron  victimas  á  Jehova,  y 
ofrecieron  á  Jehova  holocaustos  el  día 
siguiente,  mil  becerros,  mil  carneros, 
mil  ovejas,  con  sus  derramadoras,  y  mu- 
chos sacrificios  por  todo  Israel. 

22  Y  comieron  y  bebieron  delante  de 


Jehova  aquel  dia  con  gran  gozo.  T  die- 
ron la  segunda  vez  la  investidura  del 
reino  á  8alomon,  hjjo  de  David,  y  ungié- 
ronle á  Jehova  por  principe ;  y  á  Sadoc 
por  sacerdote. 

28  Y  Salomón  se  asentó  en  el  trono  de 
Jehova  por  rey  en  lugar  de  David  su  pa- 
dre; y  fué  prosperado,  y  todo  Israel  le 
obedeció. 

21 Y  todos  los  principes  y  poderosos,  y 
todos  los  hfyos  del  rey  David,  dieron  ana 
manos  debajo  del  rey  Salomón. 

25  Y  Jehova  magnificó  grandemente  á 
Salomón  en  loa  ojos  de  todo  Israel:  y  le 
dio  gloria  del  reino,  cual  ningún  rey  la 
tuvo  antes  de  él  en  Israel. 

26  Asi  reinó  David,  lujo  de  Isai,  sobre 
todo  Israel. 

27  Y  er  tiempo  que  reiné  sobre  Israel 
fué  cuarenta  años:  en  Hebron  reinó 
siete  anos,  y  treinta  y  tres  años  reinó 
en  Jerusalem. 

28  Y  murió  en  buena  vejez,  harto  de 
dias,  de  riquezas,  y  de  gloria:  y  reinó  en 
su  lugar  Salomón  su  htyo. 

20  Y  los  hechos  del  rey  David,  prime- 
ros y  postreros,  están  escritos  en  el  libro 
de  las  crónicas  de  Samuel  vidente,  y  en 
las  crónicas  del  profeta  Natoan,  y  en 
las  crónicas  de  Gad  vidente; 

80  Juntamente  con  todo  su  reino  y  su 
potencia,  y  con  los  tiempos  qne  pasaron 
sobre  él  y  sobre  Israel,  y  sobre  todos  loa 
reinos  de  las  tierras. 


LIBRO    SEGUNDO    DE    LAS 

CRÓNICAS. 


CAPITULO  I. 

Pidiendo  Salomón  á  Dkm  aoMctota  par*  foder  Sfm 
9obmi&mpmNotélUda**idwria,tfrlvKMa$iO' 
br*  todo*  los  reyes  de  la  tierra. 

Y  SALOMÓN,  hijo  de  David,  fué  con- 
firmado en  su  reino,  y  Jehova  su 
Dios  fué  con  él,  y  le  magnificó  grande- 
mente. 

2  Y  mandó  Salomón  á  todo  Israel,  tri- 
bunos, centuriones,  y  Jueces,  y  á  todos 
los  principes  de  todo  Israel,  cabezas  de 
familias. 

8  Y  fué  Salomón,  y  con  él  toda  la  con- 
gregación al  alto  que  etU&a  en  Gabaon; 
porque  allí  estaba  el  tabernáculo  del  tes- 
406 


timonio  de  Dios,  qne  habia  hecho  líoy- 
ses  siervo  de  Jehova  en  el  desierta 

4  Y  David  habia  traído  el  arca  de  Dios 
de  Cariath-Jarim  al  lugar  que  él  le  habia 
aparejado;  porque  él  le  habia  tendido 
una  tienda  en  Jerusalem. 

6  Asimismo  el  altar  de  metal  que  habla 
necio  Beselcel,  htfo  de  Uri,  hijo  de  Hur, 
safaos  allí  delante  del  tabernáculo  de  Je- 
hova, al  cual  Salomón  y  la  congregación 
Iban  á  consultar. 

6  Y  subió  Salomón  allá  delante  de  Je- 
hova al  altar  de  metal,  que  ¿atoo*  en  el 
tabernáculo  del  testimonio,  y  sacrificó 
sobre  él  mil  holocaustos. 


II.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


7  T  aquella  noche  apareció  Dios  á  Sa- 
lomón, y  díjole:  Demanda  lo  que  quisie- 
re» que  yo  te  dé. 

8  Y  Salomón  dtfo  á  Dios:  Tú  has  he- 
cho con  David  mi  padre  grande  miseri- 
cordia, y  á  mi  m*  has  puesto  por  rey  en 
lugar  suyo. 

9  Sea  pues  ahora  firme,  oh  Jehova  Dios, 
tu  palabra  con  David  mi  padre:  porque 
tú  me  has  puesto  por  rey  sobre  mucho 
pueblo,  como  el  polvo  de  la  tierra. 

10  Dame  pues  ahora  sabiduría  y  cien- 
cia, para  que  pueda  salir  y  entrar  delante 
de  este  pueblo:  porque  ¿quién  podrá 
juzgar  este  tu  pueblo  tan  grande? 

11  Y  dijo  Dios  á  Salomón :  Por  cuanto 
esto  Aló  en  tu  corazón,  que  no  pediste 
riquezas,  hacienda,  ó  gloria,  ni  la  muer- 
te de  los  que  te  quieren  mal,  ni  pediste 
muchos  dias  de  vida;  mas  pediste  para 
ti  sabiduría  y  ciencia,  para  juzgar  mi 
pueblo,  sobre  el  cual  te  he  puesto  por 
rey: 

Id  Sabiduría  y  ciencia  te  es  dada,  y  tam- 
bién te  daré  riquezas,  hacienda,  y  gloria, 
cuanto  nunca  hubo  en  los  reyes  que  han 
sido  antes  de  ti,  ni  después  de  ti  habrá 
tal 

18  T  volvió  Salomón  del  alto  que  ataba 
en  Gabaon  de  delante  de  el  tabernáculo 
del  testimonio  á  Jerusalem:  y  reinó  so- 
bre IsraeL 

14  Y  juntó  Salomón  carros  y  gente  de 
á  caballo,  y  tuvo  mil  y  cuatrocientos 
carros,  y  doce  mil  caballeros,  los  cuales 
puso  en  las  ciudades  de  los  carros,  y  con 
el  rey  en  Jernsalem. 

15  Y  puso  el  rey  plata  y  oro  en  Jerusa- 
lem como  piedras,  y  cedros  como  cabra- 
higos que  nacen  en  los  campos  en  abun- 
dancia. 

16  Y  sacaban  caballos  y  lienzos  finos  de 
Egypto  para  Salomón:  porque  la  com- 
pañía de  los  mercaderes  del  rey  compra- 
ban caballos  y  lienzos. 

17  Y  subían,  y  sacaban  de  Egypto  un 
carro  por  seiscientas  piezas  de  plata,  y 
un  caballo  por  ciento  y  cincuenta :  y  así 
los  sacaban  todos  los  reyes  de  loe  Het- 
theos,  y  los  reyes  de  Syria  por  mano  de 
eUos. 

CAPITULO  n. 

Determinando  Salomón  de  comenzar  «2  edi/tcio  del 
templo  fdeeu  casa,  te  concierta  con  Hiram  rey  de 
Tyróf  et  emaile  da  madera  y  artífice*. 

DETERMINÓ  pues  Salomón  de  edi- 
ficar casa  al  nombre  de  Jehova,  y 
otra  casa  para  su  reino. 


2  Y  contó  Salomón  setenta  mil  hom- 
bres que  llevasen  carga*,  y  ochenta  mil 
hombres  que  cortasen  en  el  monte,  y 
tres  mil  y  seiscientos  que  les  goberna- 
sen. 

S  Y  envió  Salomón  á  Hiram  rey  de  Ty- 
ro,  diciendo:  Gomo  hiciste  con  David 
mi  padre  enviándole  cedros,  para  que 
edificase  para  si  casa  en  que  morase : 

4  He  aquí,  yo  tengo  de  edificar  casa  al 
nombre  de  Jehova  mi  Dios,  para  consa- 
grársela, para  quemar  perfumes  aromá- 
ticos delante  de  él,  y  para  la  disposición 

%contÍnua,  y  holocaustos  á  la  mañana  y  á 
la  tarde,  para  sábados,  y  nuevas  lunas, 
y  festividades  de  Jebova  nuestro  Dios, 
lo  cual  ha  de  ser  perpetuo  en  Israel. 

5  Y  la  casa  que  tengo.de  edificar,  ha  de 
ser  grande:  porque  el  Dios  nuestro  es 
grande  sobre  todos  los  dioses. 

6  Mas  ¿quién  será  tan  poderoso,  que  le 
edifique  casa?  Los  cielos,  y  los  hielos 
de  los  cielos  no  le  comprenden,  ¿quién 
pues  soy  yo,  para  que  le  edifique  casa 
mas  de  para  quemar  perfumes  delante 
de  él? 

7  Envíame  pues  ahora  un- hombre  sa- 
bio, que  sepa  obrar  en  oro,  y  en  plata, 
y  en  metal,  y  en  hierro,  en  púrpura,  y 
en  grana,  y  en  cárdeno :  y  que  sepa  es- 
culpir figuras  con  los  maestros,  que  ettán 
conmigo  en  Juda  y  en  Jerusalem,  que 
mi  padre  apercibió. 

8  Envíame  también  madera  de  cedro, 
de  haya,  y  almugim  del  Líbano:  porque 
yo  sé  que  tus  siervos  son  maestros  de 
cortar  la  madera  en  el  Líbano;  y  he 
aqni,  mis  siervos  irán  con  los  tuyos, 

9  Para  que  me  aparejen  mucha  madera: 
porque  la  casa  que  tengo  de  edificar,  ha 
de  ser  grande  y  insigne. 

10  Y,  he  aquí,  para  los  cortadores,  los 
cortadores  de  la  madera,  tus  siervos,  he 
dado  veinte  mu  coros  de  trigo  en  grano, 
y  veinte  mil  coros  de  cebada,  y  veinte 
mil  batos  de  vino,  y  veinte  mil  batos  de 
aceite. 

11  Y  Hiram  el  rey  de  Tyro  respondió 
por  cartas,  las  cuales  envió  á  Salomón : 
Porque  Jehova  amó  á  su  pueblo,  te  ha 
puesto  por  rey  sobre  ellos. 

13  Y  anadió  Hiram,  diciendo :  Bendito 
tea  Jehova  el  Dios  de  Israel,  que  hizo  los 
cielos  y  la  tierra,  y  que  dio  al  rey  David 
hijo  sabio,  entendido,  cuerdo,  y  pruden- 
te, que  edifique  casa  á  Jehova,  y  casa 
para  su  reino. 

18  Yo  pues  te  he  enviado  un  hombre 
407 


II.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


libio  7  entendido,  que  fué  de  Hiram  mi 
padre, 

14  Htfo  de  una  muger  de  las  aftas  de 
Dan,  y  su  padre  filé  de  Tyro,  el  cual  sa- 
be obrar  en  oro,  y  plata,  y  metal,  y  hier- 
ro, en  piedra,  y  en  madera,  en  púrpura, 
y  cárdeno,  en  lino,  y  en  carmesí;  y  para 
esculpir  todas  figuras,  y  inventar  todas 
las  invenciones  que  se  le  propusieren, 
con  tus  sabios,  y  con  los  sabios  de  mi 
señor  David  tu  padre. 

15  Enviará  pues  ahora  mi  señor  á  sus 
siervos  el  trigo,  y  cebada,  y  aceite,  y  vi- 
no que  ha  dicho, 

16  Y  nosotros  cortaremos  en  el  Lí- 
bano la  madera  que  hubieres  menes- 
ter, y  traértela  hemos  en  balsas  por  la 
mar  hasta  Joppo,  y  tú  la  harás  llevar  á 
Jerusalem. 

17  Y  contó  Salomón  todos  los  varones 
extrangeros,  que  estaban  en  la  tierra  de 
Israel,  después  de  haberlos  ya  contado 
David  su  padre,  y  fueron  hallados  ciento 
y  cincuenta  y  tres  mil  y  seiscientos. 

18  Y  hizo  de  ellos  setenta  mil  para  lle- 
var cargas,  y  ochenta  mil  que  cortasen 
piedra  en  el  monte,  y  tres  mil  y  seis- 
cientos que  eran  prefectos  para  hacer 
trabajar  al  pueblo. 

capitulo  ra. 

JBdVfcoM  el  Umpío  eos  todo  lo  que  Upárteme*. 

Y  COMENZÓ  Salomón  á  edificar  la 
casa  de  Jehova  en  Jerusalem  en  el 
monte  Moría,  que  habla  sido  mostrado 
á  David  su  padre,  en  el  lugar  que  David 
habla  aparejado  en  la  era  de  Ornan  Je- 
buseo.» 

2  Y  comenzó  á  edificar  en  el  mes  se- 
gundo, á  los  dos  dd  mes\  en  el  cuarto 
ano  de  su  reina 

8  Estas  son  las  medida»  de  que  Salomón 
fundó  el  edificio  de  la  casa  de  Dios.  La 
primera  medida  fué  la  longitud  de  sesen- 
ta codos:  y  la  anchura  de  veinte  codos. 

4  El  portal  que  estaba  en  la  delantera 
de  la  longitud  era  de  veinte  codos  delan- 
te de  la  anchura  de  la  casa:  su  altura  era 
de  ciento  y  veinte :  y  cubrióla  de  dentro 
de  oro  puro. 

6  Mas  la  casa  mayor  cubrió  de  madera 
de  haya,  la  cual  cubrió  de  buen  oro,  y 
sobre  ella  hizo  subir  palmas  y  cadenas. 

6  Y  cubrió  la  casa  de  piedras  preciosas 
por  excellencia:  y  el  oro  era  oro  de  Par- 
vaim. 

7  Asi  cubrió  la  casa,  vigas,  umbrales, 
sus  paredes,  y  sos  puertas  de  oro :  y  es- 
culpió querubines  por  las  paredes. 

408 


8  Y  hizo  la  casa  del  lugar  santísimo,  su 
longitud  de  veinte  codos  en  la  frontera 
de  la  anchura  de  la  casa,  y  su  anchura 
de  veinte  codos :  y  cubrióla  de  buen  oro 
con  seiscientos  talentos. 

9  Y  el  peso  de  los  clavos  tuvo  cincuen- 
ta sidos  de  oro:  asimismo  cubrió  de 
oro  las  salas. 

10  Y  hizo  dentro  del  lugar  santísimo 
dos  querubines  de  hechura  de  niños,  los 
cuales  cubrieron  de  oro. 

11  La  longitud  de  las  alas  de  los  que- 
rubines era  de  veinte  codos;  porque  la 
una  ala  era  de  cinco  codos,  la  cual  llega- 
ba hasta  la  pared  de  la  casa;  y  la  otra 
ala  de  cinco  codos,  la  cual  llegaba  al  ala 
del  otro  querubín. 

12  De  la  misma  manera  la  una  ala  del 
otro  querubín  era  de  cinco  codos,  la 
cual  llegaba  hasta  la  pared  de  la  casa;  j 
la  otra  ala  era  de  cinco  codos,  que  toca- 
ba al  ala  del  otro  querubín. 

13  Asi  las  alas  de  estos  querubines  esta- 
ban extendidas  por  veinte  codos :  y  ellos 
estaban  en  pié,  los  rostros  hada  la  casa, 

14  Hizo  también  un  velo  de  cárdeno, 
púrpura,  carmesí,  y  lino,  y  hizo  subir 
en  él  querubines. 

15  Delante  de  la  casa  hizo  dos  colum- 
nas de  longitud  de  treinta  y  cinco  codos, 
y  el  capitel  que  estaba  en  la  cabeza,  de 
cinco  codos. 

16  Hizo  también  unas  cadenas  en  el 
oratorio,  y  púsolas  sobro  los  capiteles 
de  las  columnas :  y  hizo  den.  granadas, 
las  cuales  puso  en  las  cadenas. 

17  Y  asentó  las  columnas  delante  del 
templo :  la  una  á  la  mano  derecha,  y  la 
otra  á  la  izquierda;  y  á  la  de  la  mano 
derecha  llamó  Jachin,  y  á  la  de  la  izquier- 
da Boaz. 

CAPITULO  IV. 

Ptrnigime  kitmrrmekm  de  te/Mbrfea  éehmwammv 
itutnonemtoe  perteneciente*  mi  eertiei»  del  inapto. 

Y  HIZO  un  altar  de  metal  de  longi- 
tud de  veinte  codos,  y  de  anchura 
de  otros  veinte  codos,  y  de  altura  de  diez 
codos. 

2  Hizo  también  un  mar  de  fundición 
d  cual  tenia  diez  codos  dd  un  borde  ai 
otro,  redondo  al  derredor:  su  altura  era 
de  cinco  codos,  y  una  linea  de  treinta 
codos  le  cenia  al  derredor. 

S  Y  debajo  de  él  habla  unas  Imagines 
de  bueyes  que  le  cercaban  al  derredor, 
diez  en  cada  codo :  y  habia  dos  ordenas 
de  bueyes  fundidos  en  su  fundición.     ■ 

4  Y  estaba  asentado  sobre  doce  bueyes, 


II.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


los  trefe  miraban  al  septentrión,  y  los 
tres  al  occidente,  y  los  tres  al  mediodía, 
y  los  tres  al  oriente:  y  el  mar  estaba 
puesto  sobre  ellos,  y  todas  las  traseras 
de  ellos  estaban  á  la  parte  de  adentro. 

5  Y  tenia  de  grueso  nn  palmo,  y  el  bor- 
de era  dé  la  hechura  de  nn  borde  de  nn 
calis,  ó  de  una  flor  de  lis.  Y  hacia  tres 
mil  batos. 

6-Hifco  también  diez  mentes,  y  pnso  las 
cinco  á  la  mano  derecha,  y  las  cinco  á  la 
izquierdo,  para  lavar  y  limpiar  en  ellas 
la  obra  del  holocausto:  mas  el  mar  era 
para  layarse  los  sacerdotes  en  éX 

7  Hiso  también  diez  candeleros  de  oro 
según  su  manera,  los  cuales  puso  en  el 
templo,  cinco  á  la  mano  derecha,  y  cinco 
á  la  izquierdo. 

8  ítem,  hizo  diez  mesas,  y  púsolas  en 
el  templo,  cinco  á  la  mano  derecha,  y 
cinco  á  la  izquierda.  Hizo  asimismo  cien 
lebrillos  de  oro. 

9  Hizo  también  el  patio  de  los  sacerdo- 
tes, y  el  gran  patio,  y  las  portadas  del 
patio,  y  cubrió  las  puertas  de  ellas  de 
metal  • 

10  Y  asentó  el  mor  al  lado  derecho  ha- 
da el  oriente,  enfrente  del  mediodía. 

11  Hizo  también  Hlram  calderos,  y 
muelles,  y  lebrillos.  Y  acabó  Hiram  la 
obra  que  hizo  al  rey  Salomón  para  la  ca- 
sa de  Dios : 

18  Dos  columnas,  y  los  cordones,  los 
capiteles  sobre  las  cabezas  de  las  dos  co- 
lumnas, y  dos  redes  para  cubrir  las  dos 
bolas  de  los  capiteles  que  estaban  sobre 
las  cabezas  de  las  columnas ; 

13  Cuatrocientas  granadas  en  las  dos  re» 
declHas,  dos  órdenes  de  granadas  en  ca- 
da redecilla,  para  que  cubriesen  las  dos 
bolas  de  los  capiteles  que  estaban  sobre 
las  cabezas  de  las  columnas. 

14  Hizo  también  las  basas,  sobre  las 
cuales  asentó  las  fuentes : 

15  Un  mar,  y  doce  bueyes  debajo  de 
él: 

16  Y  calderos,  y  muelles,  y  garfios :  y 
todos  sus  vasos  hizo  Hiram  su  padre  al 
rey  8alomon  para  la  casa  de  Jehova  de 
metal  purísimo. 

17  Y  fundiólos  el  rey  en  los  llanos  del 
Jordán,  en  arcilla  de  la  tierra,  entre  8o- 
choth  y  Saredatha. 

18  Y  hizo  Salomón  todos  estos  vasos  en 
grande  abundancia,  porque  no  pudo  ser 
hallado  el  peso  del  metal 

19  Asi  hizo  Salomón  todos  los  vasos 
para  la  casa  de  Dios,  y  el  altar  de  oro,  y 


las  mesas,  y  sobre  ellas  los  panes  de  la 
proposición : 

20  Asimismo  los  candeleros  y  sus  can- 
dilejas de  oro  puro,  para  que  las  encen- 
diesen delante  del  oratorio  conforme  á 
la  costumbre ; 

21.  Y  las  flores,  y  las  candilejas,  y  las 
despabiladeras  de  oro,  de  oro  perfecto. 

22  Y  los  salterios,  y  los  lebrillos,  y  los 
cucharones,  y  los  incensarios,  de  oro 
puro.  Y  la  entrada  de  la  casa,  y  sus 
puertas  de  adentro  del  lugar  santísimo, 
y  las  puertas  de  la  casa  del  templo,  de 
oro. 

CAPITULO  V. 

Acabada  toda  la  fábrica  del  templo  p  *  m  servicio, 
Salomón  atienta  el  orea  con  gran  tóUmnidad,  y 
Dio»  da  testimonio  de  m  pretenda  hinehiendo  el 
templo  de  tata  mee. 

Y  ACABÓSE  toda  la  obra  que  hizo 
Snlomon  para  la  casa  de  Jehova:  y 
metió  Salomón  las  cosas  que  David  su 
padre  habia  dedicado,  y  puso  la  plata,  y 
el  oro,  y  todos  los  vasos  en  los  tesoros 
de  la  casa  de  Dios. 

2  Entonces  Salomón  Juntó  los  ancianos 
de  Israel,  y  todos  los  principes  de  las 
tribus,  las  cabezas  de  las  familias  de  los 
mjos  de  Israel  en  Jerusalem,  para  que 
trajesen  el  arca  del  concierto  de  Jehova 
de  la  ciudad  de  David,  que  es  Sion, 

3  Y  juntáronse  al  rey  todos  los  varones 
de  Israel  á  la  solemnidad  del  mes  sép- 
timo. 

4  Y  todos  los  ancianos  de  Israel  vinie- 
ron, y  los  Levitas  llevaron  el  arca. 

5  Y  llevaron  el  arca,  y  el  tabernáculo 
del  testimonio,  y  todos  los  vasos  del  san- 
tuario que  estaban  en  el  tabernáculo,  y  los 
llevaban  los  sacerdotes,  y  los  Levitas. 

6"  Y  el  rey  Salomón,  y  toda  la  congre- 
gación de  Israel  que  se  habia  congrega- 
do á  él  delante  del  arca,  sacrificaron 
ovejas  y  bueyes,  que  por  la  multitud  no 
se  pudieron  contar  ni  numerar. 

7  Y  los  sacerdotes  metieron  el  arca  del 
concierto  de  Jehova  en  su  lugar,  al  ora- 
torio de  la  caso,  en  el  lugar  santísimo, 
debajo  délas  alas  de  los  querubines. 

8  Y  los  querubines  extendían  las  dos 
alas  sobre  el  asiento  del  arca,  y  cubrían 
los  querubines  por  encima  asi  el  arca  co- 
mo sus  barras. 

9  Y  hicieron  salir  á  mera  las  barras,  pa- 
ra que  se  viesen  las  cabezas  do  las  barras 
del  arca  delante  del  oratorio,  mas  no  se 
velan  desde  fuera:  y  allí  estuvieron  has- 
ta hoy. 

10  En  el  arca  no  habia  sino  las  dos  ta- 

«09 


II.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


olas  que  Moyses  habla  puesto  en  Horeb, 
con  las  cuales  Jehova  babia  hecho  alian- 
za con  loa  hijos  de  Israel,  cuando  salie- 
ron de  Egypto. 

11  Y  como  los  sacerdotes  salieron  del 
santuario,  (porque  todos  los  sacerdotes 
que  se  hallaron  hablan  sido  santificados,) 
no  podían  guardar  sus  veces. 

12  T  los  Levitas  cantores  todos,  los  de 
Asaph,  los  de  Hernán,  y  los  de  Idithun, 
juntamente  con  sus  hyos  y  sus  herma- 
nos, estaban  vestidos  de  lino  fino,  con 
címbalos,  y  salterios,  y  arpas,  al  oriente 
del  altar;  y  con  ellos  ciento  y  veinte  sa- 
cerdotes que  tocaban  trompetas. 

13  T  tocaban  las  trompetas,  y  cantaban 
con  la  voz  todos  á  una  como  un  varen, 
alabando  y  glorificando  á  Jehova,  cuan- 
do alzaban  la  voz  con  trompetas,  y  cím- 
balos, y  órganos  de  música,  cuando  ala- 
baban á  Jehova:  Porque  et  bueno,  por- 
que su  misericordia  es  para  siempre.  Y 
la  casa  rae  llena  de  una  nube,  la  casa  de 
Jehova ; 

14  Y  no  podían  los  sacerdotes  estar  pa- 
ra ministrar  por  causa  de  la  nube:  por- 
que la  gloria  de  Jehova  habla  henchido 
la  casa  de  Dios. 

CAPITULO  VL 

Sabiendo  Salomón  hecho  gracia»  d  Dio» por  haberte 
elegido  para  que  le  edificóte  templo,  con  vna  larga 
oración  le  ruega  por  todo»  lo$  qm  con  necesidad  le 

ENTONCES   dyo  Salomón:   Jehova 
,  ha  dicho,  que  él  habitará  en  la  os- 
curidad. 

2  Yo  pues  he  edificado  una  casa  de  mo- 
rada para  ti,  y  una  habitación  en  que 
mores  para  siempre. 

3  Y  volviendo  el  rey  su  rostro  bendijo 
á  toda  la  congregación  de  Israel,  y  toda 
la  congregación  de  Israel  estaba  en  pié, 
y  él  dyo: 

4  Bendito  eea  Jehova  Dios  de  Israel,  el 
cual  dyo  por  su  boca  á  David  mi  padre, 
y  con  su  mano  ha  cumplido,  diciendo: 

5  Desde  el  día  que  saqué  mi  pueblo  de 
la  tierra  de  Egypto,  ninguna  ciudad  he 
elegido  de  todas  las  tribus  de  Israel,  para 
edificar  casa  donde  estuviese  mi  nombre ; 
ni  he  escogido  varón,  que  fuese  principe 
sobre  mi  pueblo  Israel : 

6  Mas  á  Jerusalem  he  eligido  para  que 
en  ella  esté  mi  nombre,  y  á  David  he  ele- 
gido para  que  fuese  sobre  mi  pueblo  Is- 
rael. 

7  Y  David  mi  padre  tuvo  en  corazón 
de  edificar  casa  al  nombre  de  Jehova 
Dios  de  Israel 

410 


8  Mas  Jehova  dyo  a  David  mi  padre: 
De  haber  tenido  en  tu  corazón  de  edifi- 
car casa  á  mi  nombre,  bien  has  hecho  de 
haber  tenido  esto  en  tu  corazón : 

9  Empero  tú  no  edificarás  la  casa;  sino 
tu  lujo  que  saldrá  de  tus  lomos,  él  edifi- 
cará casa  á  mi  nombre. 

10  Y  Jehova  ha  cumplido  su  palabra, 
que  dijo :  y  levánteme  yo  por  David  mí 
padre,  y  ásenteme  en  el  trono  de  Israel, 
como  Jehova  habla  dicho ;  y  he  edifica- 
do casa  al  nombre  de  Jehova  Dios  de  Is- 
rael 

11 Y  he  puesto  en  ella  el  arca  en  la  cual 
está  el  concierto  de  Jehova  que  concer- 
tó con  los  hyos  de  Israel. 

12  Y  púsose  delante  del  altar  de  Jehova 
delante  de  toda  la  congregación  de  Is- 
rael, y  extendió  sus  manos : 

13  Porque  Salomón  habla  hecho  un 
pulpito  de  metal,  y  le  habla  puesto  en 
medio  del  patio,  de  longitud  de  cinco 
codos,  y  de  anchura  de  otros  cinco,  y  de 
altura  de  tres  codos,  y  púsose  sobre  él, 
y  hincóse  de  rodillas  delante  de  toda  la 
congregación  de  Israel,  y  extendiendo 
sus  manos  al  cielo,  dyo: 

14  Jehova  Dios  de  Israel,  no  hay  dios 
semejante  á  ti  en  el  délo,  ni  en  la  tierra, 
que  guardas  el  concierto,  y  la  misericor- 
dia á  tus  siervos,  que  caminan  delante 
de  tí  con  todo  bu  corazón : 

15  Que  has  guardado  á  tu  siervo  David 
mi  padre  lo  que  le  dyiste:  tú  lo  dijiste 
de  tu  boca,  mas  con  tu  mano  lo  has  cum- 
plido, como  partee  este  dia. 

16  Ahora  pues  Jehova  Dios  de  Israel, 
guarda  á  tu  siervo  David  mi  padre  lo 
que  le  has  prometido,  diciendo:  No  fal- 
tará de  ti  varón  delante  de  mi  que  se 
asiente  en  el  trono  de  Israel,  á  condición 
que  tus  hyos  guarden  su  camino,  andan- 
do en  mi  ley,  como  tú  has  andado  delan- 
te de  mí. 

17  Ahora  pues,  oh  Jehova  Dios  de  Is- 
rael, sea  firme  tu  palabra  que  dyiste  á 
tu  siervo  David. 

18  ¿Es  verdad  que  Dios  ha  de  habitar 
con  el  hombre  en  la  tierra?  Heaqui, 
los  cielos,  y  los  cielos  de  los  délos  no  te 
comprenden,  ¿cuánto  menos  esta  casa 
que  he  edificado? 

10  Mas  tú  mirarás  á  la  oradon  de  tu 
siervo,  y  á  su  ruego,  oh  Jehova  Dios 
mió,  para  oir  d  clamor  y  la  oradon  con 
que  tu  siervo  ora  delante  de  ti : 

20  Que  tus  ojos  estén  abiertos  sobre 
esta  casa  de  dia  y  de  noche,  sobre  el  lu* 


IL  DE  LAS  CRÓNICAS. 


gar  del  cual  dátete:  Mi  nombre  será  aHí: 
que  oigas  1a  oración  con  que  tu  siervo 
ora  en  este  logar. 

21  Asimismo*  qne  oigas  el  mego  de  tn 
siervo,  y  de  tu  pueblo  Israel,  cuando 
oraren  en  este  lugar ;.  que  tú  oirás  des- 
de los  cielos,  desde  el  lugar  de  tu  habi- 
tación; qne  oigas,  y  perdones. 

22  Si  alguno  pecare  contra  su  prójimo, 
y  él  Te  pidiere  juramento  naciéndolo  Ju- 
rar, y  el  Juramento  yíniere  delante  de  tu 
altar  en  esta  casa; 

23  Tú  oirás  desde  los  cielos,  y  harás,  y 
Juagarás  4  tus  sierros,  pagando  al  impío, 
dándole  su  camino  en  su  cabeza,  y  Justi- 
ficando al  jnsto,  dándole  conforme  á  su 
justicia, 

24  Si  tu  pueblo  Israel  cayere  delante 
de  los  enemigos  por  haber  pecado  con- 
tra ti,  y  si  se  convirtieren,  y  confesaren 
tu  nombre,  y  rogaren  delante  de  tí  en 
esta  casa; 

25  Tú  oirás  desde  los  cielos,  y  perdona- 
rás el  pecado  de  tu  pueblo  Israel,  y  vol- 
verlos has  á  la  tierra  que  diste  á  ellos  y 
á  sus  padres. 

26  Si  los  cielos  se  cerraren,  que  no  haya 
lluvias  por  haber  pecado  contra  ti,  si 
oraren  á  ti  en  este  lugar,  y  confesaren 
tu  nombre,  y  se  convirtieren  de  sus  pe- 
cados cuando  los  afligieres ; 

27  Tú  los  oirás  en  los  cielos,  y  perdo- 
narás ef  pecado  de  tus  siervos,  y  de  tu 
pueblo  Israel,  y  les  enseñarás  el  buen 
camino  para  que  anden  en  él,  y  darás 
lluvia  sobre  tu  tierra,  la  cual  diste  por 
heredad  á  tu  puebla 

28  Y  si  hubiere  hambre  en  la  tierra,  ó 
si  hubiere  pestilencia,  ó  si  hubiere  tizon- 
cillo, ó  niebla,  lagarta,  langosta,  ó  pul- 
gón; 6  si  los  cercaren  sus  enemigos  en 
la  tierra  da  sus  ciudades;  ó  cualquiera 
llaga,  6  enfermedad : 

29  Toda  oración,  y  todo  ruego  que  cual- 
quier hombre  hiciere,  6  todo  tu  pueblo 
Israel,  ó  cualquiera  que  conociere  su 
llaga,  y  su  dolor  en  su  corasen,  si  exten- 
diera sus  manos  á  esta  casa; 

SO  Tú  oirás  desde  los  cielos,  desde  el 
lugar  de  tu  habitación,  y  perdonarás,  y 
darás  á  cada  uno  conforme  á  sus  cami- 
nos, habiendo  conocido  su  corasen;  por- 
que tú  solo  conoces  el  corasen  de  los 
hijos  de  los  hombres : 

31  Para  qne  ta  teman,  y  anden  en  tus 
caminos  todos  los  días  que  vivieren  so- 
bre la  haz  de  la  tierra  que  tú  diste  á 
nuestros  padrea. 


82  T  también  al  extrangero,  que  no 
mere  de  tu  pueblo  Israel,  que  hubiere 
venido  de  lejas  tierras,  por  causa  de  tu 
grande  nombre,  y  de  tu  mano  raerte,  y 
de  tu  brezo  extendido,  si  vinieren,  y  ora- 
ren en  esta  casa; 

83  Tú  oirás  desde  los  cielos,  desde  la 
habitación  de  tu  morada,  y  harás  con- 
forme á  todas  las  cosas  por  las  cuales 
el  extrangero  hubiera  clamado  á  ti :  pa- 
ra que  todos  los  pueblos  de  la  tierra 
conoBcan  tu  nombre,  y  te  teman  como 
tu  pueblo  Israel;  y  sepan  que  tu  nom- 
bre es  invocado  sobre  esta  casa  que  he 
edificada 

84  Si  tu  pueblo  saliere  á  la  guerra  contra 
sus  enemigos  por  el  camino  que  tú  loa 
enviares,  y  oraren  áti  hacia  esta  ciudad 
que  tú  elegiste,  hada  la  casa  que  he  edi- 
ficado á  tu  nombre ; 

85  Tú  oirás  desde  los  cielos  su  oración 
y  su  ruego,  y  defenderás  su  causa. 

86  Si  pecaren  contra  tí,  pues  que  no 
hay  hombre  que  no  peque,  y  te  airares 
contra  ellos,  y  los  entregares  delante  de 
sus  enemigos,  para  que  los  que  los  to- 
maren, los  lleven  cautivos  á  tierra  de 
enemigos  lejos  6  cerca; 

37  T  ellos  volvicren  en  si  en  la  tierra 
donde  fueren  llevados  cautivos,  y  si  se 
convirtieren,  y  oraren  á  ti  en  la  tierra  de 
su  cautividad,  y  dfyeren:  Pecamos,  he- 
mos hecho  inicuamente,  hemos  hecho 
impíamente; 

88  Y  se  convirtieren  á  ti  de  todo  su 
coraron,  y  de  toda  su  alma,  en  la  tierra 
de  su  cautividad,  donde  los  hubieren 
llevado  cautivos,  y  oraren  hacia  su  tier- 
ra, que  tú  diste  á  sus  padres,  hacia  la  ciu- 
dad que  tú  elegiste,  y  hacia  la  casa  que 
he  edificado  á  tu  nombre; 

89  Tú  oirás  desde  los  cielos,  desde  la 
morada  de  tu  habitación,  su  oración  y 
su  ruego,  y  defenderás  su  causa,  y  per- 
donarás á  tu  pueblo  que'  pecó  con- 
tra ti. 

40  Ahora  pues,  oh  Dios  mío,  estén, 
yo  te  ruego,  abiertos  tus  ojos,  y  aten- 
tas tus  orejss  á  la  oración  en  este  lu- 
ga*. 

41  Oh  Jehova  Dios,  levántate  ahora  pa- 
ra tu  reposo,  tú  y  el  arca  de  tu  fortaleza : 
oh  Jehova.  Dios,  tus  sacerdotes  sean  ves- 
tidos de  salud,  y  tus  misericordiosos  go- 
cen de  bien. 

42  Jehova  Dios,  no  bagas  volver  el  ros- 
tro de  tu  ungido:  acuérdate  de  las  mise- 
ricordias de  David  tu  siervo. 

áU 


II.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


CAPITULO  vn. 

Acabada  la  dedicado*  del  templo  y  altar  con  mama 
solemnidad  y  alabanzas  dt  Dios,  Saloman  despide 
la  multitud,  v se  vuelven  dsus  catas  con  olearia,  II. 
Aparece  Dio»  d  Salomón,  y  declárale  haber  oído  su 
oración,  prometiéndola  firmeza  ai  templo  edificado 
y  al  pueblo, si  permanecieren  en  su  obediencia:  y 
amenazándole  con  espantoso  asolamiento,  si  se  apar- 
taren de  eUa. 

Y  GOMO  Salomón  acabó  de  orar,  el 
fuego  descendió  de  los  cielos,  y  con- 
sumió el  holocausto,  y  las  -víctimas ;  y  la 
gloria  de  Jehova  hinchió  la  casa. 

2  Y  no  podían  entrar  los  sacerdotes  en 
la  casa  de  Jehova,  porque  la  gloria  de 
Jehova  habla  henchido  la  casa  de  Jehova. 

3  T  como  vieron  todos  los  hijos  de  Is- 
rael descender  el  fuego,  y  la  gloria  de 
Jehova  sobre  la  casa,  cayeron  en  tierra 
en  el  solado  sobre  sus  rostros,  y  adora- 
ron glorificando  á  Jehova,  diciendo:  Que 
es  bueno,  que  su  misericordia  es  para 
siempre. 

4  Y  el  rey  y  todo  el  pueblo  sacrificaban 
sacrificios  delante  de  Jehova. 

5  Y  sacrificó  el  rey  Salomón  en  sacrifi- 
cio veinte  y  dos  mil  bueyes,  y  ciento  y 
veinte  mil  ovejas :  y  dedicaron  la  casa  de 
Dios  el  rey  y  todo  el  pueblo.    - 

6  Y  los  sacerdotes  estaban  en  sus  ór- 
denes, y  los  Levitas  con  los  instrumen- 
tos de  música  de  Jehova,  que  habla  he- 
cho el  rey  David  para  alabar  á  Jehova, 
diciendo:  Que  su  misericordia  et  para 
siempre :  cuando  David  alababa  por  ma- 
no do  ellos.  Y  los  sacerdotes  tañían 
trompetas  delante  de  ellos,  y  todo  Israel 
estaba  en  pió. 

7  También  santificó  Salomón  el  medio 
del  patio  que  estaba  delante  de  la  casa  de 
Jehova,  por  cuanto  habla  hecho  allí  los 
holocaustos,  y  los  sebos  de  los  pacíficos ; 
porque  en  el  altar  de  metal,  que  Salo- 
món habla  hecho,  no  podían  caber  los 
holocaustos,  y  el  presente,  y  los  sebos. 

8  Entonces  hizo  Salomón  fiesta  siete 
dias,  y  con'  él  todo  Israel,  una  grande 
congregación,  desde  la  entrada  de  Emath 
hasta  el  Arroyo  de  Egypto. 

9  Al  octavo  dia  hicieron  convocación, 
porque  la  dedicación  del  altar  hablan  he- 
cho en  siete  dias,  /hablan  celebrado  la 
solemnidad  por  siete  dias. 

10  Y  á  los  veinte  y  tres  del  mes  sépti- 
mo envió  al  pueblo  á  sus  estancias  ale- 
gres y  gozosos  de  corazón  por  los  bene- 
ficios que  Jehova  habla  hecho  á  David,  y 
á  Salomón,  y  á  su  pueblo  Israel 

11  Y  Salomón  acabó  la  casa  de  Jehova, 
y  la  casa  del  rey :  y  todo  lo  que  Salomón 

412 


tuvo  en  voluntad  de  hacer  en  la  casa  de 
Jehova,  y  en  su  casa,  fué  prosperado. 

12  Y  Jehova  apareció  á  Salomón  de 
noche,  y  díjole :  Yo  he  oído  tu  oración, 
y  yo  he  elegido  para  mí  este  lugar,  por 
una  casa  de  sacrificio. 

18  Si  yo  cerrara  los  cielos,  que  no  haya 
lluvia,  y  bí  mandare  á  la  langosta  qne 
consuma  la  tierra,  ó  si  enviare  pestilen- 
cia en  mi  pueblo ; 

14  Y  si  se  humillare  mi  pueblo  sobre 
los  cuales  mi  nombre  es  invocado,  y  ora- 
ren, y  buscaren  mi  faz,  y  se  convirtieren 
de  sus  caminos  malos,  entonces  yo  oiré 
desde  los 'délos,  y  perdonaré  sus  peca- 
dos, y  sanaré  su  tierra. 

15  Ahora  mis  ojos  estarán  abiertos,  y 
mis  orejas  atentas  á  la  oración  en  este 
lugar. 

16  Asi  que  ahora  yo  he  elegido  y  santi- 
ficado esta  casa,  para  que  esté  en  ella  mi 
nombre  para  siempre,  y  mis  ojos  y  mi 
corazón  estarán  allí  para  siempre. 

17  Y  tú,  si  anduvieres  delante  de  mi, 
como  anduvo  David  tu  padre,  y  hicieres 
todas  las  cosas  que  yo  te  he  mandado,  y 
guardares  mis  estatutos  y  mis  derechos, 

18  Yo  confirmaré  el  trono  de  tu  reino, 
como  concerté  con  David  tu  padre,  di- 
ciendo :  No  faltará  varón  de  tí,  que  do- 
mine en  Israel. 

19  Mas  bí  vosotros  os  volvieseis,  y  de- 
jareis mis  estatutos  y  mis  preceptos,  que 
yo  os  he  propuesto,  y  raeréis  y  sirviereis 
á  dioses  ágenos,  y  los  adorareis ; 

20  Yo  los  arrancaré  de  mi  tierra  que 
les  he  dado:  y  esta  casa  que  he  santifi- 
cado á  mi  nombre,  yo  la  echaré  de  de- 
lante de  mi,  y  la  pondré  por  proverbio  y 
fábula  en  todos  los  pueblos. 

21  Y  esta  casa  que  fué  tan  ilustre,  será 
espanto  á  todo  pasante;  y  dirá:  ¿Por 
qué  ha  hecho  asi  Jehova  á  esta  tierra,  y 
á  esta  casa? 

22  Y  serle  ha  respondido :  Por  cuanto 
dejaron  á  Jehova  Dios  de  sus  padres,  el 
cual  los  sacó  de  la  tierra  de  Egypto,  y 
echaron  mano  de  dioses  ágenos,  y  los 
adoraron  y  sirvieron :  por  eso  él  ha  traí- 
do sobre  ellos  todo  este  maL 

capitulo  vra. 

Fortifica  Salomón  el  reino  restaurando  aiuunas  da- 
dados,  y  haca  tributarias  d  los  que  habían  quedáis 
de  los  Chananeoe.  II.  Pone  d  lo*  Levitas  en  el  arden 
en  que  David  su  padre  tos  repartió  para  que  minis- 
trasen,  III.  frdeseU  oro  de  Opkir. 

Y  ACONTECIÓ  que  al  cabo  de  veinte 
años,  que  Salomón  hubo  edificado 
la  casa  de  Jehova,  y  su  cosa, 


II.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


8  Edificó  Salomón  las  ciudad»  que  Hl- 
ram  habia  dado  á  Salomón,  y  poso  en 
ellas  á  loe  hijos  de  Israel. 

8  Después  Tino  Salomón  á  Emath  So- 
ba, y  la  tomó. 

4  T  edificó  á  Thadmor  en  el  desierto,  y 
todas  las  ciudades  de  las  municiones, 
que  edificó  en  el  desierto. 

6  Asimismo  reedificó  á  Beth-oron  la  de 
arriba,  y  á  Beth-oron  la  de  abajo,  ciuda- 
des fortificadas  de  muros,  puertas,  y  bar- 
ras. 

6  ítem,  á  Balaath,  y  á  todas  las  Tillas 
de  munición,  que  tenia  Salomón :  tam- 
bién todas  las  ciudades  de  los  carros,  y 
las  de  la  gente  de  á  caballo :  y  todo  lo 
que  Salomón  quiso  edificar  en  Jerusa- 
lem,  y  en  el  Líbano,  y  en  toda  la  tierra 
de  su  señorío, 

7  Y  á  todo  el  pueblo,  que  habla  queda- 
do de  los  Hettheos,  Amorrheos,  Phere- 
seos,  Heveos,  Jebuseos,  que  no  eran  de 
Israel; 

8  Los  hijos  de  los  que  hablan  quedado 
en  la  tierra  después  de  ellos,  á  los  cuales 
los  lujos  de  Israel  no  destruyeron  del  to- 
do, hizo  8alomon  tributarios  hasta  hoy. 

9  Y  de  los  lujos  de  Israel  no  puso  Salo- 
món siervos  en  su  obra;  porque  eran 
hombres  de  guerra,  y  sus  principes,  y 
sus  capitanes,  y  principes  de  sus  carros, 
y  su  gente  de  á  caballo. 

10  Y  tenia  Salomón  doscientos  y  cin- 
cuenta principes  de  los  gobernadores, 
los  cuales  presidian  en  el  pueblo. 

11  Y  pasó  Salomón  á  la  luja  de  Pharaon 
de  la  dudad  de  David  á  la  casa  que  él  le 
habla  edificado ;  porque  dtyo  entre  tí:  Mi 
muger  no.  morará  en  la  'casa  de  David 
rey  de  Israel,  porque  son  cosas  sagradas, 
por  haber  entrado  en  ellas  el  arca  de  Je- 
hora. 

13  Entonces  ofreció  Salomón  holocaus- 
tos á  Jehova  sobre  el  altar  de  Jehova, 
que  habla  edificado  dolante  del  portal ; 

13  Para  que  ofreciesen  cada  cosa  en  su 
dia,  conforme  al  mandamiento  de  Mov- 
aos, en  los  .sábados,  nuevas  lunas,  y  fies- 
tas, tres  veces  en  el  ano;  en  la  fiesta  de 
los  panes  sin  levadura,  en  la  fiesta  de  las 
semanas,  y  en  la  fiesta  de  las  cabanas. 

14  \  Y  constituyó  los  repartimientos  de 
los  sacerdotes  en  sus  oficios,  conforme 
á  la  ordenación  de  David  su  padre :  los 
Levitas  por  sus  órdenes,  para  que  alaba- 
sen y  ministrasen  delante  de  los  sacer- 
dotes, cada  cosa  en  su  dia:  y  los  porte- 
ros por  su  orden  á  cada  puerta:  porque 


así  lo  habia  mandado  David,  varón  de 
Dios. 

15  Y  no  salieron  del  mandamiento  del 
rey  en  cuanto  á  los  sacerdotes,  y  Levi- 
tas, y  los  tesoros,  y  todo  negocio. 

16  Porque  toda  la  obra  de  Salomón  es- 
taba aparejada,  desde  el  dia  que  la  easa 
de  Jehova  fué  fundada  hasta  que  se  aca- 
bó, que  la  casa  de  Jehova  fué  acabada 
del  todo. 

17  T  Entonces  Salomón  rae  á  Asion- 
gaber,  y  á  Ailath  á  la  costa  de  la  mar  en 
la  tierra  de  Edom. 

18  Porque  Hiram  le  habia  enviado  na- 
vios por  mano  de  sus  siervos,  y  marine- 
ros diestros  por  la  mar,  los  cuales  ha- 
blan ido  con  los  siervos  de  Salomón  á 
Ophir,  y  hablan  tomado  de  allá  cuatro- 
cientos y  cincuenta  talentos  de  oro,  y  los 
hablan  traído  al  rey  Salomón. 

CAPITULO  IX. 

La  rtina  do  Soba  viene  d  vititar  d  Salomo*  oída  m 
fama,  y  le  da  prreentea,  y  él  d  oUa.  U.  Edifica  un 
trono.  111.  ltecapitútoÉe  m  gloria  y  riqueaa»:  oí 
cual  mmrto,  omeode  en  el  reino  Roboam  $m  hijo. 

Y  LA  reina  de  Baba  oyendo  la  fama  de 
Salomón,  vino  á  Jernsalem  para 
tentar  á  Salomón  con  preguntas  oscuras, 
con  un  muy  grande  ejército,  con  came- 
llos cargados  de  olores,  y  oro  en  abun- 
dancia, y  piedras  preciosas.^  Y  luego 
que  vino  á  Salomón,  habló  con  él  todo 
lo  que  tenia  en  su  corazón. 

2  Y  Salomón  le  declaró  todas  sus  pala- 
bras :  ninguna  cosa  quedó  que  Salomón 
no  le  declarase. 

3  Y  viendo  la  reina  de  Saba  la  sabidu- 
ría de  Salomón,  y  la  casa  que  habia  edi- 
ficado, 

4  Y  las  viandas  de  su  mesa,  y  el  asien- 
to de  sus  siervos,  y  el  estado  de  sus  cria- 
dos, y  los  vestidos  de  ellos,  sus  maestre- 
salas y  sus  vestidos,  y  su  subida  por  don- 
de subia  á  la  casa  de  Jehova,  no  quedó 
mas  espíritu  en  ella ; 

5  Y  dijo  al  rey :  Verdad  es  lo  que  he 
oído  en  mi  tierra  de  tus  cosas,  y  de  tu 
sabiduría: 

6  lías  yo  no  creía  las  palabras  de  ellos, 
hasta  que  he  venido,  y  mis  ojos  han  vis- 
to ;  y  he  aquí  que  ni  aun  la  mitad  de  la 
multitud  de  tu  sabiduría  me  habia  sido 
dicha :  porque  tú  añades  sobre  la  fama 
que  yo  habia  oido. 

7  Bienaventurados  tus  varones,  y  bien- 
aventurados estos  tus  siervos,  que  están 
siempre  delante  de  tí,  y  oyen  tu  sabi- 
duría 

8  Jehova  tu  Dios  sea  bendito,  que  se  ha 

418 


II.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


agradado  ea  ti,  par»  ponerte  sobre  en 
trono  por  rey  de  Jehoya  tu  Dios:  por 
cnanto  fu  Dios  ha  amado  á  Israel,  para 
afirmarle  perpetuamente,  y  te  puso  por 
rey  sobre  ellos  para  que  hagas  juicio  y 
justicia. 

9  Y  dio  al  rey  ciento  y  velóte  talentos 
de  oro,  y  gran  copia  de  especiería,  y  pie- 
dras preciosas :  nunca  hubo  tal  especie- 
ría como  la  que  dio  la  reina  de  Saba  al 
rey  Salomón. 

10  También  los  sierros  de  Hiram,  y  los 
sierros  de  Salomón,  que  hablan  traído  el 
oro  de  Ophir,  trajeron  madera  de  almu- 
gim,  y  piedras  preciosas. 

11  T  hizo  el  rey  de  la  madera  de  almu- 
gim  gradas  en  la  casa  de  Jehova,  y  en  las 
casas  reales,  y  arpas  y  salterios  para  los 
cantores:  nunca  en  tierra  de  Juda  fué 
vista  madera  semejante. 

12  Y  el  rey  Salomón  dio  é  la  reina  de 
Baba  todo  lo  que  ella  quiso  y  le  pidió, 
mas  de  lo  que  ella  habla  traído  al  rey : 
y  tila  se  volvió  y  se  ftié  á  su  tierra  con 
sus  siervos. 

13  Y  el  peso  de  oro  que  venia  a  Salo-, 
mon  cada  un  ano  era  seiscientos  y  se- 
senta y  seis  talentos  de  oro, 

14  81n  lo  que  traían  los  mercaderes  y 
negociantes.  Y  también  todos  los  reyes 
de  Arabia,  y  los  príncipes  de  la  tierra, 
traían  oro  y  plata  á  Salomón. 

15  Hizo  también  el  rey  Salomón  dos- 
cientos pavéses  de  oro  de  martillo,  que 
tenia  cada  pavés  seiscientas  piemu  de  oro 
de  martillo. 

16  ítem,  trescientos  escudos  de  oro  ex- 
tendido, que  tenia  cada  escudo  trescien- 
tas pieza»  de  oro.  Y  púsolos  el  rey  en 
la  casa  del  bosque  del  Líbano. 

17 1  Hizo  también  el  rey  un  gran  trono 
de  marfil,  y  cubrióle  de  oro  puro : 

18  Y  al  trono  seis  gradas,  y  un  estrado 
de  oro  al  trono,  y  arrimadizo»  de  la  nna 
parte  y  de  la  otra  al  lugar  del  asiento,  y 
dos  leones,  que  estaban  junto  á  los  arri- 
madizos. 

19  Habla  también  allí  doce  leones  sobre 
las  seis  gradas  de  la  una  parte  y  de  la 
otra :  en  todos  los  reinos  nunca  fué  he- 
cho otro  tal. 

20  K  Toda  la  bajilla  del  rey  Salomón 
era  de  oro,  y  toda  la  bajilla  de  la  casa  del 
bosque  del  Líbano  de  oro  puro.  En  los 
días  de  Salomón  la  plata  no  era  de  es- 
tima. 

21  Porque  la  flota  del  rey  iba  á  Tharsls 
con  los  siervos  de  Hiram,  y  eada  tres 

414 


afios  solían  venir  las  naves  de  Thaisis,  y 
traían  oro,  plata,  marfil,  simios,  y  pavos. 

22  Y  excedió  el  rey  Salomón  á  todos 
los  reyes  de  la  tierra  en  riqueza  y  en  sa- 
biduría. 

28  Y  todos  los  reyes  de  la  tierra  procu- 
raban ver  el  rostro  de  Salomen,  por  oír 
su  sabiduría,  que  Dios  habla  dado  en  su' 
corazón. 

24  Y  de  estos  cada  uno  traia  su  presente, 
vasos  de  plata,  vasos  de  oro,  vestidos, 
armas,  especierías,  caballos,  y  acémilas, 
todos  los  afios. 

25  Tuvo  también  Salomón  cuatro  mil 
caballerizas  para  los  caballos  y  carros,  y 
doce  mil  caballeros,  los  cuales  puso  en 
las  ciudades  de  los  carros,  y  con  el  rey 
en  Jerusalem. 

26  Y  tuvo  señorío  sobretodos  los  reyes, 
desde  el  rio  hasta  la  tierra  de  los  Phills- 
theos,  y  hasta  el  término  de'Egypto. 

27  Y  puso  el  rey  plata  en  Jerusalem  co- 
mo piedras,  y  cedros  como  los  cabrahi- 
gos, que  nacen  por  las  campanas  en  abun- 
dancia. 

28  Sacaban  también  caballos  para  Salo- 
món de  Egypto,  y  de  todas  las  provin- 
cias. 

29  Lo  demás  de  los  hechos  de  Salomón 
primeros  y  postreros,  ¿no  está  todo  es- 
crito en  los  libros  de  Nathan  profeta,  y 
en  la  profecía  de  Ahias  8ilonlta,  y  en  las 
profecías  de  Addo  vidente,  contra  Jero- 
boam,  lujo  de  Nabatf 

80  Y  reinó  Salomón  en  Jerusalem  sobre 
todo  Israel  cuarenta  saos. 

81  Y  durmió  Salomón  con  sus  padres, 
y  sepultáronle  en  la  ciudad  de  David  su 
padre:  y  reinó' en  su  lugar  Jtoboam  su 
hijo. 

CAPITULO  X. 

Levántenselas  diez  tribus  contra  Jtoboam,  porque  si- 
guiendo el  consejo  de  los  mancebos  no  quiso  relajar 
ai  pueblo  algo  de  sus  tributos,  antes  fe  respondió  éu- 

YROBOAM  fué  á  Sichem,  porque  en 
Sichem  se  habla  juntado  todo  Israel 
para  hacerle  rey. 

2  Y  como  Jeroboam,  hijo  de  Nabat,  el 
cual  estaba  en  Egypto,  donde  habla  hui- 
do á  causa  del  rey  Salomón,  lo  oyó,  vol- 
vió de  Egypto. 

8  Y  enviaron  y  llamáronle.  Y  vino  Je- 
roboam, y  todo  Israel,  y  hablaron  á  Ro- 
boam,  diciendo : 

4  Tu  padre  agravó  nuestro  yugo,  afloja 
tú  pues  ahora  algo  de  la  dura  servidum- 
bre, y  del  grave  yugo  con  que  tu  padre 
nos  apremió,  y  servirte  hemos. 


II.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


5  Yéllesdfyo:  Volved  á  mi  de  aquiá 
tres  dias.  T  el  pueblo  se  fué. 

6  Entonce*  el  rey  Roboam  tomó  conse- 
jo con  los  viejos  que  hablan  estado  de- 
lante de  Salomón  bu  padre,  cuando  vi- 
vía, y  díjoles:  ¿Cómo  aconsejáis  voso- 
tros qne  responda  á  este  pueblo  ? 

7  Y  ellos  le  hablaron,  diciendo :  Si  te 
hubieres  humanamente  con  este  pueblo, 
7  los  agradares,  y  lee  hablares  buenas 
palabras,  dio$  te  servirán  perpetuamente. 

8  Mas  él  dejando  el  consejo  de  los  Tie- 
jos, que  le  dieron,  tomó  consejo  con  los 
jóvenes,  que  se  hablan  criado  con  él, 
y  qne  asistían  delante  de  éX 

9  Y  díjoles :  ¿  Qué  aconsejáis  vosotros 
que  respondamos  á  este  pueblo  que  me 
ha  hablado,  diciendo:  Alivia  algo  del 
yugo  que  tu  padre  puso  sobre  nosotros? 

10  Entonces  los  jóvenes,  que  se  ha- 
blan criado  con  él,  le  hablaron,  diciendo : 
Asi  dirás  al  pueblo  que  te  ha  hablado, 
diciendo :  Tu  padre  agravó  nuestro  yugo, 
tú  pues  descárganos.  Asi  les  dirás:  El 
menor  dedo  mío  es  mas  grueso  que  loe 
lomos  de  mi  padre. 

11  Asi  que  mi  padre  os  cargó  de  grave 
yugo,  y  yo  añadiré  á  vuestro  yugo :  mi 
padre  os  castigó  con  azotes,  y  yo  con 
escorpiones. 

13  Vino  pues  Jeroboam  y  todo  el  pue- 
blo á  Boboam  al  tercero  día,  como  el 
rey  les  habla  mandado,  diciendo :  Volved 
á  mi  de  aqui  á  tres  dias. 

13  Y  respondióles  el  rey  ásperamente; 
y  dejó  el  rey  Roboam  el  consejo  de  los 
viejos, 

14  Y  hablóles  conforme  al  consejo  de 
los  mancebos,  diciendo :  Mi  padre  agra- 
vó vuestro  yugo,  y  yo  añadiré  á  vuestro 
yugo:  mi  padre  os  castigó  con  azotes, 
y  yo  con  escorpiones. 

15  Y  no  escuchó  el  rey  a*  pueblo :  por- 
que era  la  voluntad  de  Dios  para  cum- 
plir Jehova  su  palabra  que  habla  habla- 
do por  Ahias  Sllonita  á  Jeroboam,  hijo 
de  Nabat 

16  Y  viendo  todo  Israel  que  el  rey  no 
le  habla  oído,  respondió  el  pueblo  al  rey, 
diciendo :  ¿Qué  parte  tenemos  nosotros 
con  David,  ni  herencia  en  el  htyo  de  Isai? 
Israel  cada  uno  á  sus  estancias:  David 
mira  ahora  por  tu  casa.  Asi  se  fué  todo 
Israel  á  sus  estancias. 

17  Y  reinó  Roboam  sobre  los  hijos  de 
Israel,  que  habitaban  en  las -ciudades  de 
Juda. 

18  Y  envió  el  rey  Roboam  á  Adunan, 


que  tenia  cargo  de  los  tributos,  y  ape- 
dreáronle los  hy  os  de  Israel  con  piedras, 
y  murió.  Entonces  el  rey  Roboam  se 
hizo  fuerte,  y  subiendo  en  un  carro  huyó 
á  Jerusalem. 

19  Asi  se  rebeló  Israel  de  la  casa  de 
David  hasta  hoy. 

CAPITULO  XI. 

Aparejando  Jtoboam  para  venir  contra  hratl,  Dio» 
U  manda  qm  ce$e.  II.  Fortifica  Roboam  el  remo 
de  Juda  ad  de  edi/lcioe  como  de  gente. 

Y  COMO  vino  Roboam  á  Jerusalem, 
Juntó  la  casa  de  Juda  y  de  Ben- 
jamin,  ciento  y  ochenta  mil  hombres 
escogidos  de  guerra  para  pelear  contra 
Israel,  y  volver  el  reino  á  Roboam. 

2  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  Semelas 
varón  de  Dios,  diciendo : 

8  Habla  á  Roboam,  mjo  de  Salomón 
rey  de  Juda,  y  á  todos  los  Israelitas,  qve 
ettán  en  Juda  y  en  Ben-jamln,  dlciéndo- 
les: 

4  Asi  ha  dicho  Jehova:  No  subáis,  ni 
peleéis  contra  vuestros  hermanos:  vuél- 
vase cada  uno  á  su  casa,  porque  yo  he 
hecho  este  negocio.  Y  ellos  oyeron  la 
palabra  de  Jehova,  y  tornáronse,  y  no 
fueron  contra  Jeroboam. 

6  H  Y  habitó  Roboam  en  Jerusalem,  y 
edificó  ciudades  para  fortificar  á  Juda. 

6  Y  edificó  á  Beth-lehem,  y  á  Ethan,  y 
á  Thecua, 

7  Y  á  Beth-sur,  y  á  Bocho,  y  á  Odollam, 

8  Y  á  Geth,  y  á  Marcsa,  y  á  Ziph, 

9  Y  á  Aduram,  y  á  Lachis,  y  á  Asecha, 

10  Y  á  Sama,  y  á  Ajalon,  y  á  Hebron, 
que  eran  en  Juda,  y  en  Ben-jamln,  ciuda- 
des fuertes. 

11  Fortificó  también  las  guarniciones; 
y  puso  en  ellas  capitanes,  y  vituallas, 
vino  y  aceite. 

12  Y  en  todas  las  ciudades  escudos  y 
lanzas:  y  fortificólas  en  gran  manera,  y 
Juda  y  Ben-jamln  le  eran  sujetos. 

13  Y  los  sacerdotes  y  Levitas  que  esto- 
fan en  todo  Israel,  se  juntaron  á  él  de 
todos  sub  términos, 

14  Porque  loe  Levitas  dejaban  sus  eji- 
dos, y  sus  posesiones,  y  se  venían  á  Ju- 
da, y  á  Jerusalem ;  que  Jeroboam  y  bus 
hijos  los  echaban  del  ministerio  de  Je- 
hova. 

15  Y  él  se  hizo  sacerdotes  para  los  altos, 
y  páralos  demonios,  y  para  los  becerros 
que  él  habla  hecho. 

16  Tras  ellos  vinieron  también  de  todas 
las  tribus  de  Israel,  los  que  hablan  pues- 
to su  corazón  en  buscar  á  Jehova  Dios 

41» 


II.  DE  L¿S  CRÓNICAS. 


de  Israel:  y  viniéronse  á  Jerusalem  pa- 
ra sacrificar  á  Jehova  el  Dios  de  sus  pa- 
dres. 

17  Y  fortificaron  el  reino  de  Juda,  y 
confirmaron  á  Roboam,  liijo  de  Salo- 
món, tres  afios ;  porque  tres  afios  andu- 
vieron en  el  camino  de  David,  y  de  Sa- 
lomón. 

18  Y  tomóse  Roboam  por  muger  á 
Mahalath,  mja  de  Jerlmotb,  mjo  de  Da- 
vid: y  á  Abihail,  bija  de  Eliab,  hijo  de 
Isai. 

19  La  cual  le  parió  hijos,  á  Jeus,  Some- 
ría, y  Zoon. 

20  Tras  ella  tomó  á  Maacha,  mja  de  Ab- 
salom :  la  cual  le  parió  á  Abias,  Ethai, 
Ziza,  y  Salomith. 

21  Mas  Roboam  amó  á  Maacha  la  hija 
de  Absalom  sobre  todas  sus  mugercs  y 
concubinas:  porque  tomó  diez  y  ocho 
mugeres,  y  sesenta  concubinas,  y  engen- 
dró veinte  y  ocho  mjos,  y  sesenta  hijas. 

22  Y  puso  Roboam  á  Abias,  htyo  de 
Maacha,  por  cabeza  y  principe  de  sus 
hermanos,  porque  le  quería  hacer  rey. 

23  Y  hlzole  instruir,  y  esparció  todos 
sus  hijos  por  todas  las  tierras  de  Juda  y 
de  Ben-jamin,  y  por  todas  las  ciudades 
fuertes,  y  diólcs  vituallas  en  abundancia, 
y  pidió  muchas  mugeres. 

CAPITULO  xn. 

Apartándote  Roboam,  y  el  reino  de  Juda  de  la  obe- 
diencia de  Dioe,  ton  entregado»  en  mano  de  Semc 
rey  de  Egypto.  II.  Dioe  modera  el  castigo  por  el 
arrepentimiento  del  pueblo:  y  muerto  Roboam  mv- 
cede  en  el  reino  Abia»  $n  hijo, 

Y  COMO  Roboam  hubo  confirmado 
el  reino,  dejó  la  ley  de  Jehova,  y 
con  ¿1  todo  Israel. 

2  Y  en  el  quinto  afio  del  rey  Roboam 
sqbló  Sesac  rey  de  Egypto  contra  Jeru- 
salcm,  por  cuanto  se  hablan  rebelado 
cóntfla  Jehova, 

3  Con  mil  y  doscientos  carros,  y  con 
sesenta  mil  hombres  de  á  caballo :  mas 
el  pueblo  que  venia  con  él  de  Egypto  no 
tenia  número,  de  Libios,  Trogloditas,  y 
Ethiopes. 

4  Y  tomó  las  ciudades  fuertes  de  Ju- 
da, y  llegó  hasta  Jerusalem. 

5  t  Entonces  vino  Semeias  profeta  á 
Roboam,  y  á  los  principes  de  Juda  que 
estaban  congregados  en  Jerusalem  por 
causa  de  Sesac,  y  dejóles :  Así  ha  dicho 
Jehova  r  Vosotros  me  habéis  dejado,  y 
yo  también  os  he  dejado  en  mano  de 
Sesac 

6  Y  los  principes  de  Israel,  y  el  rey,  se 
humillaron,  y  dieron :  Justo  es  Jehova. 

410 


7  Y  como  vio  Jehova,  que  se  hablan 
humillado,  fue*  palabra  de  Jehova  á  Se- 
meias, diciendo :  Hánse  humillado :  no 
los  destruiré,  antes  en  breve  los  salvaré; 
y  no  se  derramará  mi  ira  contra  Jerusa- 
lem por  mano  de  Sesac. 

8  Empero  serán  sus  siervos;  para  que 
sepan  que  es  servirme  á  mi,  ó  servir  á 
los  reinos  de  las  naciones. 

9  Y  subió  Sesac  rey  de  Egypto  á  Jerrf- 
salem,  y  tomó  los  tesoros  de  la  casa  de 
Jehova,  y  los  tesoros  de  la  casa  del  rey, 
todo  lo  llevó:  y  tomó  los  pavéses  de 
oro  que  Salomón  habla  hecho, 

10  Y  hizo  el  rey  Roboam  en  lugar  de 
ellos  pavéses  de  metal,  y  entrególos  en 
manos  do  los  principes  de  la  guardia, 
que  guardaba  la  entrada  de  la  casa  del 
rey.     * 

11  Y  cuando  el  rey  iba  á  la  casa  de  Je- 
hova, venían  los  de  la  guardia,  y  traían- 
los, y  detpues  los  volvían  á  la  cámara  de 
la  guardia. 

12  Y  como  él  se  humilló,  la  ira  de  Je-. 
nova  se  apartó  de  él,  para  no  destruirle 
del  todo :  y  también  en  Juda  las  cosa» 
fueron  bien. 

13  Y  fortificado  Roboam,  reinó  en  Je- 
rusalem :  y  era  Roboam  de  cuarenta  y 
un  afios,  cuando  comenzó  á  reinar,  y  diez 
y  siete  afios  reinó  en  Jerusalem,  ciudad 
que  escogió  Jehova,  para  poner  en  ella 
su  nombre,  de  todas  las  tribus  de  Israel : 
y  el  nombre  de  su  madre  fué  Naama, 
Ammonlta. 

14  Y  hizo  lo  malo,  porque  no  apercibió 
su  corazón  para  buscar  á  Jehova. 

15  Y  las  cosas  de  Roboam  primeras  y 
postreras,  ¿no  están  escritas  en  los  libros 
de  Semeias  profeta,  y  de  Addo  vidente, 
en  la  cuenta  de  los  linages?  Y  hubo 
guerra  perpetua  entre  Roboam  y  Jero- 
boam,  » 

16  Y  durmió  Roboam  con  sus  padres, 
y  fué  sepultado  en  la  ciudad  de  David: 
y  reinó  en  su  lugar  Abias  su  hijo. 

capitulo  xni. 

Ahiat  y  el  pueblo  de  Juda  vencen  en  batalla  d  Jtro~ 
boom  y  d$u  pueblo,  mas  por  fuerta  de  oración  qmt 
de  armas.    II.  Jeroboam  muere  herido  de  Dioe. 

A  LOS  diez  y  ocho  afios  del  rey  Jero- 
boam reinó  Abias  sobre  Juda, 

2  Y  reinó  tres  afios  en  Jerusalem.  El 
nombre  de  su  madre /w^  Micbaia,  mja  de 
Uriel  de  Gabaa.  Y  hubo  guerra  entre 
Abias  y  Jeroboam. 

3  Y  Abias  ordenó  batalla  con  el  ejérci- 
to de  los  valerosos  en  la  guerra,  cuatro- 


cientos  wft  hombres  escogidos:  y  Jero- 
boam ordenó  bataBa  contra  él  conecho- 
dente»  mil  hombros  escogidos,  tuertos 
y  valerosos. 

4  Y  levantóse  Ablas  sobre  el  monte 
de  Semeron,  que  es  en  loe  montee  de 
Ephratm,  y  dflo:  OkNne  Jeroboam,  y 
todolmel: 

5  ¿No  sabéis  vosotros,  qne  Jehova 
Dios  de  Ismel  dio  et  reino  á  David  sobre 
Israel  perpetuamente,  A  el  y  á  sus  hijos 
en  altan»  de  aal  ? 

6  ¿Y  qne  Jeroboam,  htjo  de  Nabet,  sier- 
ro de  Salomón,  hflo  de  David,  se  levan* 
tó  y  se  rebeló  contra  sa  señor: 

7  Y  qme  se  allegaron  A  el  hombres  va- 
nos, y  mjos  de  Bella! :  y  podieron  mas 
queRoboatn,  h#ode  Salomón;  porque 
Roboom  era  mozo,  y  tierno  do  corazón, 
y  no  se  esforzó  delante  de  ellos? 

8  Y  ahora  vosotros  consultáis  para  for- 
tificaros contra  el  reino  de  Jehova,  qne 
está  en  mano  de  los  htyos  de  David;  y 
sois  muchos,  y  tenéis  con  vosotros  los 
becerro»  de  oro,  que  Jeroboam  os  hizo 
por  dioses. 

•  ¿No  echasteis  Tosotros  los  sacerdo- 
tes de  Jehova,  los  htyosde  Aaron,  y  los 
Levitas,  y  os  habéis  hecho  sacerdotes  A 
la  manera  de  los  pueblos  de  las  tierras, 
guo  cualquiera  venga  A  consagrarse  con 
un  becerro,  hijo  de  vaca,  y  siete  carne- 
ros, y  sea  sacerdote  de  los  que  no  son 
dioses? 

10  Mas  A  nosotros,  Jehova  m  nuestro 
Dios  y  no  le  dejamos :  y  los  sacerdotes 
que  ministran  A  Jehova  son  los  hijos  de 
Aaron,  y  los  Levitas  en  la  obra: 

11  Los  cuales  queman  A  Jehova  los  ho- 
locaustos cada  mañana  y  cada  tarde,  y 
los  perfumes  aromáticos,  y  ponen  los 
panes  sobre  la  mesa  limpia,  y  d  cande- 
lera de  oro  con  sus  candilejas  para  qne 
ardan  cada  tarde;  porque  nosotros  guar- 
damos la  observancia  de  Jehova  nuestro 
Dios :  mas  vosotros  le  habéis  dejado. 

12  Y,  he  aqui,  Dios  «ató  con  nosotros  por 
cabeza,  y  sus  sacerdotes,  y  las  trompetas 
del  júbilo,  para  que  suenen  contra  voso- 
tros. OfahQos  de  Israel,  no  peleéis  con- 
tra Jetoova  el  Dios  de  vuestros  padres, 
porque  no  os  sucederá  bien. 

13  Y  Jeroboam  hizo  una  emboscada  al 
derredor,  para  venir  A  ellos  por  las  es- 
paldas :  y  la  emboscada  estaba  A  las  es- 
paldas de  Juda,  y  ellos  delante. 

14  Entonces  como  miró  Juda.  he  aqni 
que  tenían  batalla  delante  y  A  las  es^al- 

Span.  27 


II.  DB  LAS  CRÓNICAS. 


das.  Y  chuñaron  A  Jehova,  y  los  sacer- 
dotes tocaron  las  trompetas. 

15  Y  los  de  Juda  alzaron  grita.  Y  co- 
mo ellos  alzaron  grita,  Dios  venció  A  Je- 
roboam y  A  todo  Israel  delante  de  Ablas 
y  de  Juda. 

16  Y  huyeron  los  hflos  de  Israel  delan- 
te de  Juda:  y  Dios  los  entregó  en  sus 
manos. 

17  Y  Ablas  y  su  pueblo  hadan  en  ellos 
gran  mortandad:  y  cayeron  heridos  de 
Israel  quinientos  mil  hombres  escogidos. 

18  ¿sí  fueron  humillados  los  hflos  do 
Israel  en  aquel  tiempo:  y  los  hijos  de 
Juda  se  fortificaron;  porque  estribaban 
en  Jehova  el  Dios  de  sus  padres. 

19  Y  siguió  Abias  A  Jeroboam,  y  tomó 
sus  ciudades,  A  Beth-el  cpn  sus  aldeas, 
A  Jesana  con  sus  aldeas,  A  Ephron  con 
sus  aldeas. 

20  í  Y  nunca  mas  Jeroboam  tuvo  fuer- 
za en  los  días  de  Abias :  y  Jehova  le  hi- 
rió, y  murió. 

21  Mas  Abias  se  fortificó :'  y  tomóse 
catorce  mugeres,  y  engendró  veinte  y 
dos  hyos,  y  diez  y  seis  hyas. 

22  Lo  demás  de  los  hechos  de  Abias, 
sus  caminos,  y  sus  negocios,  estA  escrito 
en  la  historia  de  Addo  profeta. 

CAPITULO  XTV. 

Muerto  JKa+sucede  en  el  reino Ma m k&> piadom 
el  cual  fortifica  el  reino.  H.  Vence  d  Zara  JBtkiope 
poderoeUimo  con  favor  de  Dio». 

V  DURMIÓ  Abias  con  sus  padres,  y 
-*-    fué  sepultado  en  la  ciudad  de  Da- 
vid :  y  reinó  en  su  lugar  Asa  su  hflo.  En 
sus  días  reposó  la  tierra  diez  afioe. 
2  Y  hizo  Asa  lo  bueno  y  recto  en  los 
ojos  do  Jehova  su  Dios : 
8  Porque  quitó  los  altares  del  ageno,  y 
los  altos:   quebró  las  imagines,  y  taló 
los  bosques, 

4  Y  mandó  A  Juda  que  buscasen  A  Je- 
hova el  Dios  de  sus  padres,  y  hidesen 
la  ley  y  los  mandamientos. 

5  Y  quitó  de  todas  las  dudados  de  Ju- 
da los  altos  y  las  imagines :  y  estuvo  el 
reino  quieto  delante  de  él. 

6  Y  edificó  dudades  fuertes  en  Juda, 
por  cuanto  habla  paz  en  la  tierra,  y  no 
habla  guerra  contra  él  en  aquellos  tiem- 
pos; porque  Jehova  le  habia  dado  re- 
poso. 

7  Dijo  pues  A  Juda:  Edifiquemos  estas 
ciudades,  y  cerquémoslas  de  muros,  tor. 
res,  puertas,  y  barras,  pues  que  la  tierra 
es  nuestra,  por  cuanto  hemos  buscado  A 
Jehova  nuestro  Dios:  nosotros  le  hemos 

417 


II.  DB  LAS  CRONIíOAS: 


buscado,  y  él  nos  ha  dado  raposo  de  to- 
das partes.  T  edificaron,  y  fueron  pros* 
petados. 

S  Tuto  también  Asa  ejército  que  trata 
escudos  y  lanzas,  trescientos  mil  de  Ju- 
da ;  y  doscientos  y  ochenta  mil  de  Ben- 
jamín, qne  traían  escudos,  y  flechaban 
arcos :  todos  hombres  diestros. 

9  1  T  salló  contra  ellos  Zara  Ethiopo 
con  ejército  de  mil  millares,  y  trescien- 
tos carros ;  y  vino  hasta  Mareso. 

10  Mas  Asa  salió  contra  él,  y  ordenaron 
la  batalla  en  el  valle  deSephatha  junto  á 
Marcea, 

11  T  clamó  Asa  á  Jehova  su  Dios,  y  di- 
jo: Jehova,  no  tienes  tú  mas  con  el 
grande,  que  con  el  que  nmguna  fueren, 
tiene,  para  dar  ayuda.  Ayúdanos,  oh  Je- 
hova Dios  nuestro,  porque  en  ti  estriba- 
mos, y  en  tu  nombre  venimos  contra  este 
ejército.  Oh  Jchova,ttt  eresnuestro  Dios: 
no  prevalezca  contra  ti  el  hombre. 

12  Y  Jchova  deshizo  los  Ethiopcs  de- 
lante de  Asa,  y  delante  de  Jada ;  y  huye- 
ron los  Ethlopee. 

13  T  Asa,  y  el  pueblo  que  con  él  esta- 
ba, los  siguió  hasta  Gerara:  y  cayeron 
los  Ethiopcs  hasta  no  quedar  en  ellos 
hombre  á  vida;  porque  fueron  deshechos 
delante  de  Jchova  y  de  bu  ejército :  y  to- 
maron un  muy  grande  despojo. 

14  T  hirieron  todas  las  ciudades  al  der- 
redor de  Gerara;  porque  el  terror  de 
Jehova  era  sobre  ellos :  y  saquearon  to- 
das las  ciudades ;  porque  había  en  ellas 
gran  despojo. 

15  Asimismo  dieron  sobre  las  cabanas 
de  los  ganados,  y  trujeron  muchas  ove- 
jas y  camellos ;  y  volviéronse  á  Jorusa- 
lem. 

CAPITULO  XV. 

Confortado  Asa  de  parte  de  Dios  por  su  profeta  t  des- 
truye la  idolatría  u  restituye  el  dirimo  culto :  y  hace 
que  el  pueblo  se  confedere  rom  Dios  con  nuevo  pacto% 
con  grande  solemm¡dadt  por  lo  cual  Dio»  U  prosperó, 

Y  FUÉ  el  Espíritu  de  Dios  sobro  Aza- 
rias,  h\)o  deObed; 

2  T  salló  al  encuentro  á  Asa,  y  díjole: 
Oídme  Asa,  y  todo  Juda  y  Ben-jamin. 
Jehova  e*  con  vosotros,  si  vosotros  fue- 
reis con  él :  y  si  le  buscareis,  será  halla- 
do de  vosotros:  mas  si  le  dejareis,  él 
también  os  dejará. 

8  Muchos  dias  ha  estado  Israel  sin  ver- 
dadero Dios,  y  sin  sacerdote,  y  sin  ense- 
fiador,  y  sin  ley. 

4  Has  cuando  con  su  tribulación  se 
convirtieron  á  Jehova  Dios  de  Israel,  y 
le  buscaron,  él  fué  hallado  de  ellos. 
41» 


5  En  aquellos  tiempos  no  hubo  paz*  ni 
para  el  que  entraba,  ni  para  el  que  salla, 
sino  muchas  destrucciones  sobre  todos 
los  habitadores  de  las  tierras. 

6  Y  la  una  gente  destruía  á  la  otra:  y 
la  una  ciudad  á  la  otra:  porque  Dios  loa 
conturbó  coa  todas  calamidades. 

7  Esforzaos  pues  vosotros,  y  no  se  des- 
coyunten vuestras  manos:  que. salario 
hay  para  vuestra  obra. 

8  Y  como  Asa  oyó  las  palabras,  y  prole* 
cf  a  de  Obod  profeta,  fué  confortado,  y  qui- 
tó las  abominaciones  de  toda  la  tierra  de 
Juda  y  de  Ben-jamin,  y  de  las  ciudades) 
que  él  habla  tomado  en  el  mente  do 
Ephralm :  y  reparó  el  altar  de  Jehova, 
queerfafa  delante  del  portal  do  Jehova.  - 

0  Y  hizo  juntar  á  todo  Juda  y  Ben-ja- 
min, y  con  ellos  los  extrangeros  do 
Ephralm,  y  de  Maneases,  y  de  fiimeon  i 
porque  muchos  de  Israel  se  hablan  pa- 
sado á  él,  viendo  que  Jehova  su  Dios  era 
con  él. 

10  Y  fueron  juntos  en  Jsrusalem  en  el 
mes  tercero,  á  los  quince  años  del  reino 
de  Asa. 

11  Y  sacrificaron  á  Jehova  aquel  mismo 
dia,  de  los  despojos  que  hablan  traído, 
siete  cientos  bueyes,  y  siete  mil  ovejas. 

13  Y  entraron  en  concierto  de  que  bus- 
carian  á  Jehova  el  Dios  de  sus  padres,  de 
todo  su  corazón,  y  de  toda  su  alma: 

13  Y  que  cualquiera  que  no  buscase  á 
Jehova  el  Dios  de  Israel,  muriese,  grande 
ó  pequeño,  hombre  ó  muger, 

14  Y  juraron  á  Jehova  á  gran  voz  y  ju- 
bilo, á  son  de  trompetas,  y  de  bocinas : 

15  Del  cual  juramento  todos  los  do  Ju». 
da  se  alegraron ;  porque  de  todo  su  co- 
razón le  juraban,  y  de  toda  su  voluntad 
le  buscaban,  y  fué  hallado  do  ellos:  y 
Jehova  les  dló  reposo  de  todas  partes. 

16  Y  aun  á  Maaoha  la  madre  del  rey 
Asa,  él  la  depuso  que  no  fuese  señora, 
porque  habla  hecho  ídolo  en  el  bosque : 
y  Asa  deshizo  su  Ídolo,  y  le  desmenuzó, 
y  quemó  en  el  arroyo  de  Cedrón. 

17  Mas  con  todo  eso  los  altos  no  eran 
quitados  de  Israel,  aunque  el  corazón  de 
Asa  fué  perfecto  mientras  vivió. 

18  Y  metió  en  la  casa  de  Dios  lo  que  su 
padre  habla  dedicado,  y  lo  que  él  habla 
consagrado,  plata,  y  oro,  y  vasos. 

19  Y  no  hubo  guerra  hasta  los  treinta 
y  chico  anos  del  reino  de  Asa. 

CAPITULO  XVI. 

fíoMendo  Asa  hecho  alianza  con  Jten-admdrw*éefr- 
ria  mmtra  Mansa  r*9  de  ¡srmet,  Dws  por  su  presta 


IL  DB  LAS  CRÓNICAS. 


profeta  I 


U  enárcela,  y  $e  vuelve  cruel.    IT.  Én/er- 
no  m  vuelve  d  Dio»,  tino  d  lo»  médico*,  y 


17*  N  el  año  treinta  y  sois  del  reino  do 
-i  Asa  subió  Baasa  rey  de  Israel  con- 
tra Jada:  y  edificó  á  Rama,  para  no  de- 
jar salir  ni  entrar  á  alguno  al  rey  Asa 
rey  de  Jada. 

2  Entonces  sacó  Asa  la  plata  y  el  oro  de 
los  tesoros  de  la  casa  de  Jehova  y  do  la 
casa  real,  y  envió  á  Ben-adad  rey  de  Sy- 
ria,  que  estaba  en  Damasco,  diciendo : 

3  Alianza  hay  entre  mi  y  ti,  y  entre  mi 
padre  y  tu  padre:  he  aquí*  yo  te  he  en- 
viado plata  y  oro,  para  que  vengas,  y 
deshagas  tu  alianza,  que  tienes  con  Baa- 
sa  rey  de  Israel,  para  qne  se  retire  de  mi. 

4  Y  consintió  Ben-adad  con  el  rey  Asa, 
y  envió  los  capitanes  de  los  ejércitos  que 
tenia,  á  las  ciudades  de  Israel ;  y  hirie- 
ron á  Anión,  Dan,  y  Abel-maim,  y  las  ciu- 
dades tuertes  de  Nephthali. 

5  Y  oyéndo/o  Baasa,  cesó  de  edificar  á 
Rama,  y  dejó  su  obra. 

6  Entonces  el  rey  Asa  tomó  á  todo  Ja- 
da, y  llevaron  de  Rama  la  piedra  y  ma- 
dera con  que  Baasa  edificaba;  y  con  ello 
edificó  á  Gabaa,  y  Maspha. 

7  En  aquel  tiempo  vino  Hanani  vidente 
á  Asa  rey  de  Jada,  y  dijolc :  Por  cuanto 
has  estribado  sobre  el  rey  de  Syria,  y  no 
estribaste  en  Jehova  tu  Dios,  por  eso  el 
ejército  del  rey  de  Syria  ha  escapado  de 
tus  manos. 

8  ¿  Los  Ethiopes,  y  los  Libios,  no  traían 
ejército  en  multitud  con  carros,  y  muy 
mucha  gente  de  á  caballo  ?  mas,  porque 
tú  estribaste  en  Jehova,  él  los  entregó 
en  tus  manos. 

0  Porque  los  ojos  de  Jehova  contem- 
plan toda  la  tierra,  para  corroborar  á  los 
que  tienen  corazón  perfecto  para  con  él. 
Locamente  has  hecho  en  esto,  porque  do 
aquí  adelante  habrá  gnerra  contra  tL 

10  Y  Asa  enojado  contra  el  vidente, 
echóle  en  la  casa  de  la  cárcel,  porque  fué 
grandemente  conmovido  de  esto.  Y  ma- 
tó Asa  en  aquel  tiempo  alguno*  del  pue- 
blo. 

11  He  aquí  pues,los  hechos  de  Asa,  pri- 
meros y  postreros,  están  escritos  en  el 
libro  de  los  reyes  de  Juda  y  de  Israel. 

12  Tf  Y  el  año  treinta  y  nueve  de  su  rei- 
no enfermó  Asa  de  los  pies  para  arriba, 
y  en  su  enfermedad  no  buscó  á  Jehova, 
sino  á  los  médicos. 

13  Y  durmió  Asa  con  sus  padres,  y  mu- 
rió el  ano  cuarenta  y  uno  de  su  reino, 


14  Y  sepultáronla  en  sus  sepulcros  que 
él  habla  hecho  para  si,  en  la  ciudad  do 
David. 

15  Y  pusiéronle  en  una  litera,  la  cual 
hinchieron  de  aromas,  y  olores  hechos 
de  obra  de  perfumadores :  y  luciéronle 
una  quema  muy  grande. 

CAPITULO  xvn. 

Suceda**  el  reino  d  Am  Joeopkoá  mh\fo  piodom  rey, 
el  cual  deetruye  la  idolatría :  y  enviando  predicado- 
re»  por  toda  tu  tierra,  propaoa  el  divino  cuito :  por 

,  lo  cual  Dio»  k  hace  ümtreenm  tierra,  y  temido  4$ 

'ern* 


Y  REINÓ  en  su  lugar  Josaphat  su  hi- 
jo, el  cual  prevaleció  contra  IsraeL 

2  Y  puso  ejército  en  todas  las  ciudades 
fuertes  de  Juda,  y  puso  gente  de  guarni- 
ción en  tierra  de  Juda,  y  asimismo  en 
las  ciudades  de  Ephraim,  que  su  padre 
Asa  habla  tomado. 

3  Y  fué  Jehova  con  Josaphat,  porque 
anduvo  en  los  caminos  de  David  su  pa- 
dre los  primeros,  y  no  buscó  á  los  Bana- 
les; 

4  Mas  buscó  al  Dios  de  su  padre,  y  an- 
duvo en  sus  mandamientos,  y  no  según 
las  obras  do  Israel. 

5  Y  confirmó  Jehova  el  reino  en  su  ma- 
no, y  todo  Juda  dio  presentes  á  Josa- 
phat: y  tuvo  riquezas,  y  gloria  en  abun- 
dancia. 

6  Y  su  corazón  se  enalteció  en  los  ca- 
minos de  Jehova;  y  él  quitó  los  altos  y 
los  bosques  da  Juda. 

7  Al  tercero  año  do  su  reino  envió  sus 
principes  Ben-hail,  Obdias,  Zacharias, 
Nathaniel,  y  Micheas,  para  que  ensena- 
sen en  las  ciudades  de  Juda: 

8  Y  con  ellos  á  los  Levitas,  Semelas, 
Nathanias,  Zabadiat,  y  Asael,  y  Semilu- 
na oth,  y  Jonathan,  y  Adonias,  y  Thobias, 
y  Thobadonias,  Levitas;  y  con  ellos  á 
•F.iisnnr)*  y  á  Joram,  sacerdotes. 

9  Y  enseñaron  en  Juda,  teniendo  con- 
sigo el  libro  de  la  ley  do  Jehova,  y  rodea- 
ron por  todas  las  ciudades  de  Juda,  en- 
senando el  pueblo. 

10  Y  cayó  el  pavor  de  Jehova  sobre  to- 
dos los  reinos  de  las  tierras  que  citaban 
al  rededor  de  Juda,  que  no  osaron  hacer 
guerra  contra  Josaphat 

11  Y  traian  de  los  Philistheos  presente, 
y  plata  de  tributo  á  Josaphat :  los  Ara- 
bes  también  le  trajeron  ganados*  sieto 
mil  y  siete  cientos  carneros,  y  siete  mil 
y  siete  cientos  machos  de  cabría 

12  Y  Josaphat  iba  creciendo  altamente : 
y  edificó  en  Juda  fortalezas  y  ciudades 
de  depóeltos^gi^ed  bv  GoC 


II.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


18  T  tuto  mucha*  obras  en  las  ciuda- 
des de  Juda,  y  tuvo  hombres  de  guerra, 
valientes  de  fuerzas,  en  Jerusalem. 

14  T  este  es  el  número  de  ellos  según 
las  casas  de  sus  padres :  En  Judo,  prín- 
cipes de  los  millares  eran,  el  principe 
Ednas,  7  con  él  habla  trescientos  mil 
hombres  valientes  do  fuerzas. 

15  Tras  él,  Johanan  principe,  y  con  él 
doscientos  y  ochenta  mil. 

16  Tras  este,  Amasias,  htyo  de  Zechri, 
el  cual  se  habia  ofrecido  voluntariamente 
á  Jehova;  y  con  él  doscientos  mil  hom- 
bres valientes. 

17  De  Ben-jamin;  Ellada,  hombre  po- 
deroso de  fuerzas,  y  con  él  doscientos 
mil  armados  de  arco  y  escudo. 

13  Tras  este,  Jozabad,  y  con  él  ciento  y 
ochenta  mil  apercebidos  para  la  guerra. 

19  Estos  eran  siervos  del  rey,  sin  los 
que  el  rey  habia  puesto  en  las  ciudades 
de  guarnición  por  toda-  Jadea. 

CAPITULO  xvm. 

Jotmphat  llamado  de  $n  comntegro  Achab  rey  de  Je- 
rael,  para  ir  con  él  d  la  guerra  centra  Ramoth  de 
Galaad,  conmutan  ambo»  d  ¡fícheos  profeta  del  tú- 
cete dt  te  guerra;  g  Menee»  contra  ti  dicto  de 
cuatrooitntot  profeta»  de  Achab  le  denuncia  malo, 
por  lo  cval  Achab  le  vianda  poner  en  la  cárcel.  II. 
Achab  es  mmrtó  en  la  batalla. 

Y  TUVO  Josaphat  riquezas  y  gloria 
en  abundancia:  y  junto  parentesco 
con  Achab. 

2  T  después  de  alguno*  aflos,  descendió 
á  Achab  á  Samarlo,  y  motó  Achab  mu- 
chas ovejas  y  bueyes  para  él,  y  para  el 
pueblo  que  habia  venido  con  él;  y  per- 
suadióle que  fuese  con  él  á  Ramoth  de 
Galaad. 

3  Y  dtfo  Achab  rey  de  Israel  a  Josaphat 
rey  de  Juda :  ¿  Quieres  Teñir  conmigo  á 
Ramoth  de  Galaad?  T  él  lo  respondió : 
Como  yo,  asi  también  tú:  y  como  tu 
pueblo,  asi  también  mi  pueblo :  contigo 
ala  guerra. 

4  Y  dy  o  mas  Josaphat  al  rey  de  Israel : 
Ruégote  que  consultes  hoy  la  palabra 
de  Jehova. 

5  Entonces  el  rey  de  Israel  juntó  cua- 
trocientos varones  profetas,  y  dejóles: 
¿Iremos  á  la  guerra  contra  Ramoth  de 
Galaad,  ó  reposarnos  hemos?  Y  ellos 
dieron :  Sube ;  que  Dios  los  entregará  en 
mano  del  rey. 

6  Y  Josaphat  dfyo:  ¿  Hay  aun  aquí  algún 
profeta  de  Jehova,  para  que  por  él  pre- 
guntemos ? 

7  Y  el  rey  de  Israel  respondió  á  Josa- 
phat: Aun  hay  aquí  un  hombre  por  el 

420 


cual  podemos  preguntar  á  Jehova:  mas 
yo  le  aborrezco,  porque  nunca  me  pro- 
fetiza cosa  buena,  sino  toda  su  vida  por 
ranl :  este  es  Micheas,  htfo  de  Jemla.  Y 
respondió  Josaphat :  No  hable  el  rey  asi. 

8  Entonces  d  rey  de  Israel  llamó  un 
eunuco,  y  di  jóle:  Haz  venir  luego  á 
Micheas,  hijo  de  Jemla. 

9  Y  el  rey  de  Israel  y  Josaphat  rey  de 
Juda  estaban  sentados,  cada  uno  en  su 
trono,  vestidos  de  sus  ropas,  y  estaban 
asentados  en  la  era  á  la  entrada  de  la 
puerta  de  Samaría,  y  todos  los  profetas 
profetizaban  delante  de  ellos. 

10  Empero  Sedéenlas,  hijo  de  Ohanaa- 
na,  se  habia  hecho  unos  cuernos  de  hier- 
ro, y  decía:  Jehova  ha  dicho  así:  Con 
estos  acornearás  a  los  Syros  hasta  des- 
truirlos del  todo. 

11  De  esta  manera  profetizaban  tam- 
bién todos  los  profetas,  diciendo :  Sube 
á  Ramoth  de  Galaad,  y  sé  prosperado : 
porque  Jehova  la  entregará  en  mano  del 
rey. 

13  Y  el  mensagero  que  habla  Ido  á  lla- 
mar á  Micheas  le  habló,  diciendo :  He 
aqui,  las  palabras  de  los  profetas  á  una 
boca  anuncian  al  rey  bienes :  yo  te  ruego 
ahora  que  tu  palabra  sea  como  la  de  uno . 
de  ellos,  que  hables  bien. 

13  Y  dijo  Micheas :  Vire  Jehova,  que  lo 
que  mi  Dios  me  dijere,  eso  hablaré.  Y 
vino  al  rey. 

14  Y  el  rey  le  dijo :  Micheas,  ¿  Iremos 
Á  pelear  contra  Ramoth  de  Galaad,  ó  de- 
jarlo hemos?  Y  él  respondió:  Subid; 
qne  seréis  prosperados;  que  serán  en- 
tregados en  vuestras  manos. 

15  Y  el  rey  le  dijo :  ¿  Hasta  cuántas  ve- 
ces te  conjuraré  por  el  nombre  de  Jeho- 
va, que  no  me  hables  sino  la  verdad  ? 

16  Entonces  él  dijo :  To  he  visto  á  todo 
Israel  derramado  por  los  montes,  como 
ovejas  sin  pastor :  y  dijo  Jehova :  Estos 
no  tienen  señor:  vuélvase  cada  uno  en 
paz  á  su  casa. 

17  Y  el  rey  de  Israel  dtyo  á  Josaphat : 
¿No  te  habla  yo  dicho,  qué  este  no  me 
profetizará  bien,  sino  mal  ? 

18  Entonces  él  dtyo :  Oid  pues  palabra 
do  Jehova :  Yo  he  visto  á  Jehova  asenta- 
do en  su  trono,  y  todo  el  ejército  de  los 
cielos  estaba  á  su  mano  derecha  y  á  su 
mano  izquierda. 

19  Y  Jehova  dtfo:  ¿Quién  inducirá  á 
Achab  rey  de  Israel,  para  que  suba,  y 
caiga  en  Ramoth  de  Galaad?  Y  este  de- 
cía así,  y  el  otro  4ecia  asi 


II.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


20  Mas = salló  un  espíritu,  que  bo  puso 
delante  de  Jehova,  y  dtyo :  Yo  lo  induciré. 

Y  Jehova  le  djjo:  ¿De  qué  manera? 

21  Y  él  d(jó:  Saldré;  y  seré  espirito  de 
mentira  en  la  boca  do  todos  sus  profetas. 

Y  Jehova  dyo :  Induce,  y  también  pre- 
Taleoc :  sal,  y  hazlo  así. 

23  Y,  he  aquí,  ahora  Jehova  na  puesto 
espíritu  de  mentira  en  la  boca  do  estos 
tus  profetas :  mas  Jehova  ha  hablado  con- 
tra ti  mal 

23  Entonces  Sedéenlas,  mjo  do  C&anaa- 
na,  se  llegó  á  él,  y  hirió  á  Mlcheas  en  la 
mejilla,  y  dijo :  ¿  Por  qué  camino  se  apar- 
tó do  mí  el  Espíritu  de  Jehova,  para* ha- 
blarte á  ti? 

21  Y  Mieheas  respondió:  He  aquí,  tú 
lo  veras  el  mismo  dia  cuando  te  en- 
trarás de  cámara  en  cámara  para  escon- 
derte. 

25  Entonces  el  rey  de  Israel  d\jo :  To- 
mad á  Mieheas,  y  volvédle  á  Amon  el 
gobernador  de  la  ciudad,  y  á  Joas,  mjo 
del  rey; 

26  Y  diréis:  El  rey  ha  dicho  así:  Po- 
ned á  este  en  la  cárcel,  hacédlc- comer 
pan  de  afliecion,  y  agua  de-angustia,  has- 
ta que  yo  vuelva  en  paz. 

,  27  Y  Mieheas  dijo:  Si  volviendo  vol- 
vicrea  en  paz,  Jehova  no  ha  hablado  por 
mi  Y  dtyo  también:  Oü  ato  todos  los 
pueblos.        « 

2S  Y  el  rey  de  Israel  subió,  y  Josaphat 
rey  de  Jada,  á  Bamoth  do  Galaad. 

29  Y  dijo^el  rey  de  Israel  i  Josaphat: 
Yo  me  disfrazaré  para  entrar  en  la  ba- 
talla: mas  tú  vístete  tus  vestidos.  Y 
disfrazóse  el  rey  de  Israel,  y  entró  en  la 
batalla. 

50  El  rey  de  Syria  habla  mandado  á  los 
capitanes  de  los  carros  que  tenia  consigo, 
diciendo:  No  peleéis  con  ehlco  ni  con 
grande,  sino  con  solo  el  rey  de  Israel 

51  Y  como  los  capitanes  de  los  ¿Tutos 
rieron  á  Josaphat,  dijeron:  Este  es  el 
rey  do  Israel  Y  cercáronle  para  pelear : 
mas  Josaphat  clamó,  y  ayudólo  Jehova; 
y  apartólos  Dios  do  ¿L 

33  Y  viendo  los  capitanes  de  los  carros 
que  no  era  el  rey  do  Israel,  apartáronse 
de  él. 

83  Mas  flechando  uno  el  arco  en  su  en- 
terez, hirió  al  rey  de  Israel  entre  las  jun- 
turas y  el  coselete.  Entonces  él  dijo  al 
carretero:  Vuelve  tu  mano,  y  sácame  del 
campo,  porque  estoy  enfermo. 

84  Y  créelo  la  batalla  aquel  día:  mas  el 
rey  de  Israel  estuvo  en  pié  en  el  cano 


enfrente  de  loa  8yros  hasta  la  tarde:  y 
murió  á  puesta  del  soL 

CAPITULO  XIX. 

Josaphat  c»  reprendido  de  Dio*  por  haber  dado  ayuda 
al  impio  Aekab.  II.  Iksttatme  con  oran  dOgencim 
el  divino  culto  u  Injusticia  en  su  tierra. 

Y  JOSAPHAT  rey  de  Juda  se  volvió 
á  6ti  casa  á  Jcrusalem  en  paz. 

2  Y  salióle  al  encuentro  Jchu,  lujo  de 
Hanani  vidente,  j  á\jo  al  rey  Josaphat: 
¿Aun  impío  das  ayuda,  y  amas  á  los  que 
aborrecen  á  Jehova?  Mas  la  ira  de  la 
presencia  de  Jehova  será  sobre  ti  por 
ello. 

3  Empero  hánse  hallado  en  ti  buenas 
.cosas,  porque  cortaste  de  la  tierra  los  bos- 
ques, y  has  aparejado  tu  corazón  á  bus- 
car á  Dios. 

4  *¡  Y  habitaba  Josaphat  en  Jerusalem : 
y  volvia,  y  salla  al  pueblo  desde  Bcer- 
soba  hasta  el  monte  do  Ephraim,  y  re- 
ducíalos á  Jehova  el  Dios  de  sus  padres. 

5  Y  puso  en  la  tierra  jueces  en  todas 
las  ciudades  fuertes  de  Juda,  por  todos 
los  lugares. 

0  Y  dijo  á  los  jueces :  Mirad  lo  que  ha- 
céis :  porque  no  juzgáis  en  lugar  de  hom- 
bre, sino  en  lugar  de  Jehova,  el  cual  está 
con  vosotros  en  el  negocio  del  juicio. 

7  Sea  pues  con  vosotros  el  temor  de 
Jehova:  guardad,  y  haced.  Porque  acer- 
ca de  Jehova  nuestro  Dios  no  hay  iniqui- 
dad,' ni  respeto  ó>  personas,  ni  recibir 
cohecho. 

8  Y  puso  también  Josaphat  en  Jerusa- 
lem á  algunos  do  los  Levitas,  y  sacerdo- 
tes, y  do  los  padres  de  familias  de  Israel, 
para  el  juicio  de  Jehova,  y  para  las  cau- 
sas; y  volviéronse  á  Jcrusalem. 

0  Y  mandóles,  diciendo :  Haréis  asi  con 
temor  do  Jehova,  con  verdad,  y  con  co- 
razón perfecto, 

10  En  cualquier  causa  que  viniere  á  vo- 
sotros do  vuestros  hermanos  que  habitan 
en  sus  ciudades ;  entre  sangre  y  sangre, 
entre  ley  y  precepto,  estatutos,  ó  dere- 
chos; amonestarlos  hela  que  no  pequen 
contra  Jehova,  porque  no  venga  ira  sobre 
vosotros,  y  sobro  vuestros  hermano»: 
haciendo  así,  no  pecaréis. 

11  He  aquí  también  Amarlas  sacerdote, 
él  será  el  gefe  sobre  vosotros  en  todo 
negocio  do  Jehova;  y  Zabadias,  hijo  do 
Ismael,  príncipe  do  la  casa  de  Juda,  en 
todos  los  negocios  del  rey;  y  los  Levitas 
que  terán  los  maestros  delante  do  voso- 
tros. Esforzaos  pues,  j  haced:  que  Je- 
hova será  con  el  bueno. 

421  - 


Il  DE  LAS  CRÓNICAS. 


ÓAFITÜLO  XX. 

JEZ  rey  Josaphat  acometido  de  enemigo»  mas  fuertes 
que  e%  d  saber,  de  lo»  Moabitas,  y  Ammonitas,  y  Idu- 
meos,convooad  todo »u  reino,  y  con  ayuno  y  oración 
¡o»  vence  y  despoja,  saliendo  d  la  batalla  cantando 
la»  divina»  alabanza»,  y  se  vuelve  d  Jcrusalem  victo- 
rioso y  triunfando.  JI.  E»  reprendido  de  Dios,  por 
haber  hecho  amistad  con  el  impío  Ochozitu  rey  de 
Israel. 

PASADAS  estas  cosas  aconteció  que 
los  h^jos  de  Moab  y  de  Ammon,  y 
con  ellos  de  los  Ammonitas,  vinieron 
contra  Josaphat  á  la  guerra. 

2  Y  vinieron,  y  dieron  aviso  á  Josapbat, 
dieiendo :  Contra  ti  viene  una  grande 
multitud  de  la  otra  parte  de  la  mar,  y  de 
Syria;  y,  he  aquí,  ellos  están  en  Asason- 
thamar,  que  es  En-gaddi. 

3  Entonces  el  hubo  temor:  y  puso  Jo- 
sapbat su  rostro,  para  consultar  á  Jeho- 
va, y  bizo  pregonar  ayuno  á  todo  Juda. 

4  Y  juntáronse  los  de  Jada  para  buscar 
socorro  de  Jebova:  y  también  de  todas 
las  ciudades  de  Juda  vinieron  para  bus- 
car socorro  de  Jebova. 

5  Y  púsose  Josapbat  en  pié  en  la  congre- 
gación de  Juda  y  de  Jcrusalcm,  en  la 
casa  do  Jebova,  delante  del  patio  nuevo, 

0  Y  dijo :  Jebova  Dios  do  nuestros  pa- 
dres ¿ no  eres  tú  Dios  en  los  cielos ?  ¿Y 
no  te  enseñoreas  en  todos  los  reinos 
de  las  gentes ?  ¿No  está  en  tu  mano  la 
fuerza  y  el  poder,  que  no  hay  quien  te 
resista? 

7  Dios  nuestro,  ¿no  cebaste  tú  los  mo- 
radores de  aquesta  tierra  delante  de  tu 
pueblo  Israel,  y  la  diste  á  la  simiente  de 
Abrabam  tu  amigo  para  siempre? 

8  Y  ellos  han  habitado  en  ella,  y  te  ban 
edificado  en  ella  santuario  á  tu  nombre, 
diciendo : 

9  SÍ  mal  viniere  sobre  nosotros,  ó  es- 
pada de  juicio,  ó  pestilencia,  ó  hambre, 
presentarnos  hemos  delante  de  esta  casa, 
y  delante  de  ti ;  porque  tu  nombre  está 
en  esta  casa ;  y  de  nuestras  tribulaciones 
clamaremos  á  tí,  y  tú  nos  oirás  y  salva- 
rás. 

10  Ahora  pues, be  aquí  los  hijos  de  Am- 
mon y  de  Moab,  y  el  monte  de  Seir,  por 
los  cuales  no  quisiste  que  pasase  Israel, 
cuando  venian  de  la  tierra  de  Egypto, 
sino  que  se  apartasen  de  ellos,  y  no  los 
destruyesen ; 

11  He  aquí,ello3  nos  dan  el  pago,  que 
vienen  á  echarnos  de  tu  posesión,  que  tú 
nos  diste  que  poseyésemos. 

12  Dios  nuestro,  ¿  no  los  juzgarás  tú  ? 
Porque  en  nosotros  no  hay  fuerza  contra 
tan  grande  multitud  que  viene  contra 


nosotros:  no  sabemos  lo  que  hemos  de 
hacer ;  mas  á  ti  son  nuestros  ojos. 

13  Y  todo  Juda  estaba  en  pié  delante 
de  Jehova,  también  sus  niños,  y  sus  mu- 
geres,  y  sus  b\jos. 

14  Y  estaba  allí  Jabazlcl,  hijo  de  Zacha- 
rias,  Lijo  de  Báñalas,  hijo  de  Jebiel,  h\jo 
de  Mathanlas,  Levita  de  los  hijos  de 
Asaph,  sobre  el  cual  vino  el  Espíritu  do 
Jehova,  en  medio  de  la  congregación ; 

15  Y  dijo:  Oíd  todo  Juda,  y  moradores 
de  Jcrusalem,  y  tú  rey  Josaphat:  Jehova 
os  dice  así :  No  temáis,  ni  hayáis  miedo 
delante  de  esta  tan  grande  multitud; 
porque  no  es  vuestra  la  guerra,  sino  do 
Dios. 

10  Mañana  descenderéis  contra  ellos: 
he  aquí  que  ellos  subirán  por  la  cuenta 
de  Sis ;  y  hallarlos  hcis  junto  al  arroyo, 
antes  del  desierto  de  JerucL 

17  Y  no  habrá  para  que  vosotros  peleéis 
ahora :  paraos,  estad  quedos,  y  ved  la  sa- 
lud de  Jebova  con  vosotros,  Oh  Juda  y 
Jcrusalcm :  no  temáis  ni  desmayéis ;  sa- 
lid mañana  contra  ellos :  que  Jehova  será 
con  vosotros. 

13  Entonces  Josaphat  indinó  6U  ros- 
tro á  tierra,  y  asimismo  todo  Juda  y  los 
moradores  de  Jcrusalem  so  postraron 
delante  de  Jebova,  y  adoraron  á  Jehova. 

19  Y  levantáronse  los  Levitas  de  les 
hijos  de  Caath,  y  de  los  ftyos  de  Coro, 
para  alabar  á  Jehova  el  Dios  de  Israel  á 
grande  y  alta  voz. 

*20  Y  como  se  levantaron  por  la  maña- 
na, salieron  por  el  desierto  de  Thecua: 
y  mientras  ellos  sallan,  Josaphat  estando 
en  pié,  dijo :  Oídme  Juda,  y  moradores 
de  Jorusalem :  Creed  á  Jehova  vuestro 
Dios,  y  seréis' seguros :  y  creed  á  sus 
profetas,  y  seréis  prosperados. 

21  Y  habido  consejo  con  el  pueblo,  pu- 
so ^algunos  que  cantasen  á  Jehova;  y 
alabasen  en  la  hermosura  de  la  santidad, 
mientras  que  sal  i  a  la  gente  armada,  y  di- 
jesen: Glorificad  á  Jehova,  porque  su 
misericordia  es  para  siempre. 

23  Y  como  comenzaron  con  clamor  y 
con  alabanza,  puso  Jehova  asechanzas 
contra  los  hijos  de  Ammon,  de  Moab,  y 
del  monte  de  Seir,  que  venian  contra  Ju- 
da :  y  matáronse  los  unos  d  los  otros. 

33  Y  los  hijos  de  Ammon  y  Moab  se 
levantaron  contra  los  del  monte  de  Sdr, 
para  mart  arlos  y  destruirlos :  y  comohu- 
bieron  acabado  á  los  del  monte  de  Seir, 
cada  cual  ayudó  &  bu  compañero  á  ma- 
tarse. 


II.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


24  T  como  Tino  Jada  á  la  atalaya  del 
desierto,  miraron  por  la  multitud,  vue- 
los aquí  que  estaban  tendidos  en  tierra 
muertos,  que  ninguno  habla  escapado. 

25  Y  viniendo  Josaphat  y  su  pueblo  á 
despojarlos,  hallaron  en  ellos  muchas  ri- 
quezas, y  cuerpos  muertos,  y  vestidos, y 
vasos  preciados ;  los  cuales  tomaron  pa- 
ra sí,  que  no  los  podían  llevar:  tres  días 

:duró  el  despojo,  porque  era  mucho. 

26  Y  al  cuarto  día  Juntáronse  en  el 
valle  de  la  bendición,  porque  alli  bendi- 
jeron á  Jehova:  y  por  esto  llamaron  al 
nombre  de  aquel  lugar  el  valle  de  Bera- 
cha,  hasta  hoy. 

27  T  todo  Juda,  y  los  de  Jerusalem,  y 
Josaphat  por  su  cabeza,  volvieron  para 
tornarse  á  Jerusalem  con  gozo,  porque 
Jehova  les  habla  dado  gozo  de  sus  ene- 
migos. 

28  T  vinieron  a  Jerusalem  con  salterios, 
arpas,  y  bocinas  á  la  casa  de  Jehova 

29  Y  vino  el  pavor  de  Dios  sobre  todos 
los  reinos  de  la  tierra,  cuando  oyeron 
que  Jehova  habla  peleado  contra  los  ene- 
migos de  Israel. 

30  Y  el  ¿reino  de  Josaphat  tuvo  reposo, 
porque  su  Dios  le  dio  reposo  de  todas 
partes. 

81  Así  reinó  Josaphat  sobre  Juda:  de 
treinta  y  cinco  años  era  cuando  comen- 
tó A  reinar:  y  reinó  veinte  y  cinco  años 
en  Jerusalem.  £1  nombre  de  su  madre 
fué  Azuba,  hjja  de  Selachl. 

82  Y  anduvo  en  el  camino  de  Asa  su 
podre,  sin  apartarse  de  él,  haciendo  lo 
que  era  recto  en  los  ojos  de  Jehova. 

83  Con  todo  eso  los  altos  no  eran 
quitados;  que  el  pueblo  aun  no  había 
aparejado  su  corazón  al  Dios  de  sus  pa- 
dres. 

34  Lo  demás  do  los  hechos  de  Josa- 
phat, primeros  y  postreros,  he  aquí, están 
'escritos  en  las  palabras  de  Jehn,  hijo  de 
Hanani,  del  cual  es  hecha  mención  en  el 
libro  de  los,  reyes  de  Israel. 

35  f  Pasadas  estas  cosas,  Josaphat  rey 
'de  Juda  hizo  amistad  con  Ochozias  rey 
de  Israel,  el  cual  fué  dado  á  impiedad. 

36  Y  hizo  con  él  compañía  para  apare- 
jar navios,  que  fuesen  á  Tharsis.  Y  hicie- 
ron navios  en  Asion-gaber. 

87  Entonces  Eliozer,  hijo  de  Dodava  de 
Mareshab,  profetizó  contra  Josaphat,  di- 
ciendo :  Por  cnanto  has  hecho  compañía 
con  Ochoziaa,  Jehova  destruirá  tus  obras. 
Y  loe  navios  se  quebraron,  y  no  pudie- 
ron ir  á  Tharsis. 


CAPITULO  XXI.  • 

Muerto  Jompkat  sucede  en  el  reino  Joram  su  Atfo,  ti 
cual  confirmado  «ti  el  reimo  mata  á  su»  hémenos,  y 
sigvió  la»  impiedades  de  Aehab  :  por  lo  cual  Dio»  le 
castiga  haciendo  que  Idumea  y  Lobna  se  le  rebelen. 
JT.  E*  amenatado  de  parte  de  Dio»  por  cartas  del 
profeta  Shas.  UI.JHos  cumple  sus  amenazas  en  él 
por  mano  de  lo»  Phiüatheos  y  de  los  Árabes,  y  Aa- 
cténdoU  morir  de  mala  enfermedad. 

Y  DURMIÓ  Josaphat  con  sus  padres, 
y  sepultáronle  con  sus  padres  en  la 
ciudad  do  David:  y  reinó  en  su  lugar 
Joram  su  hijo. 

2  Este  tuvo  hermanos,  hijos  de  Josa- 
phat, á  Azarlas,  Jahiel,  Zacharias,  Aza- 
rlas, Michaei,  y  Saphatias.  Todos  estos 
Juercn  hijos  do  Josaphat  rey  de  Israel. 

3  A  los  cuales  su  padre  había  dado  mu- 
chos dones  de  oro  y  de  plata,  y  cosas 
preciosas,  y  ciudades  fuertes  en  Juda: 
mas  el  reino  habla  dado  á  Joram ;  porque 
él  era  el  primogénito.  • 

4  Y  levantóse  Joram  contra  el  reino  de 
su  padre ;  y  hízose  fuerte,  y  pasó  á  cu- 
chillo á  todos  sus  hermanos,  y  asimismo 
á  algunos  de  los  principes  de  Israel. 

5  Cuando  comenzó  á  reinar  era  do 
treinta  y  dos  años,  y  reinó  ocho  anos  en 
Jerusalem. 

6  Anduvo  en  el  camino  de  los  reyes  do 
Israel,  como  hizo  la  casa  de  Achab;  por- 
que tenia  por  muger  la  hija  de  Achab : 
y  hizo  lo  malo  en*  ojos  de  Jehova. 

7  Mas  Jehova  no  quiso  destruir  la  casa 
de  David,  por  la  alianza  que  con  David 
habia  hecho,  y  porque  le  había  dicho, 
que  le  habla  de  dar  lámpara  á  él,  y  á  sus 
hyos  perpetuamente. 

8  En  los  días  de  este  se  rebeló  Edom 
para  no  estar  debajo  de  la  mano  de  Juda, 
y  pusieron  rey  sobre  6Í. 

9  Y  pasó  Joram  con  sus  príncipes,  y 
Uevó  consigo  todos  sus  carros,  y  levantó- 
se de  noche,  y  hirió  ¿  Edom  que  le  habla 
-cercado,  y  á  todos  los  príncipes  de  sus 
carros, 

10  Con  todo  eso  Edom  se  rebeló  para 
no  estar  debajo  de  la  mano' de  Juda  hasta 
hoy.  También  se  rebeló  en  el  mismo 
tiempo  Lobna  para  no  estar  debajo  do 
su  mano :  por  cuanto  él  habia  dejado  á 
Jehova  el  Dios  do  sus  padres. 

11  Ademas  do  esto  hizo  altos  en  los 
montes  de  Juda:  y  hizo  que  los  mora- 
dores de  Jerusalem  fornicasen,  y  impe- 
lió á  Juda. 

12  1T  Y  viniéronle  cartas  del  profeta 
Elias,  que  declan  asi :  Jehova  el  Dios  de 
David  tu  padre  ha  dieho  asi:  Por  cuanto 
no  has  andado  en  los  caminos  de  Josa* 

428 


II.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


phet  tu  padre,  ni  en  loe  caminos  de  Asa 
rey  de  Juda : 

13  Antes,  has  andado  en  el  camino  de 
los  reyes  de  Israel,  y  has  hecho  que  for- 
nicase Jada  y  los  moradores  de  Jerusa- 
lem,  como  fornicó  lv  casa  de  Achab : 
ademas  de  esto  has  nfuerto  á  tus  herma- 
nos, la  casa  de  tu  padre,  los  cuales  eran 
mejores  que  tú: 

14  He  aquí,  Jehova  herirá  tu  pueblo  de 
una  grande  plaga,  y  á  tus  htyos,  y  á  tus 
raugeres,  y  á  toda  tu  hacienda: 

15  Y  á  tí  con  muchas  enfermedades, 
con  enfermedad  do  tus  entrañas,  hasta 
que  las  entrañas  se  te  salgan  á  causa  de' 
la  enfermedad  de  cada  día. 

16  1T  Y  despertó  Jehova  contra  Joram 
el  espíritu  de  los  Philistheos,  y  de  los 
Árabes,  que  estaban  junto  á  los  Ethlopes : 

17  Y  subieron  contra  Juda,  y  corrieron 
la  tierra,  y  saquearon  toda  la  hacienda 
que  hallaron  en  la  casa  del  rey,  y  á  sus 
hijos,  y  á  sus  mugeres ;  que  no  le  quedó 
hijo,  sino  fué  Joachas  el  menor  do  sus 
hijos. 

18  Después  de  todo  esto  Jehova  le  hi- 
rió en  las  entrañas  de  una  enfermedad 
incurable. 

19  Y  aconteció  que  pasando  un  dia  tras 
otro,  al  fin,  al  cabo  de  tiempo  de  dos 
años,  las  entrañas  se'  le  salieron  con  la 
enfermedad,  y  mu/ió  de  mala  enferme- 
dad: y  no  le  hicieron  quema  ios  de  su 
pueblo,  como  las  habían  hecho  á  sus  pa- 
dres. 

20  Cuando  comenzó  á  reinar  era  de 
treinta  y  dos  año»,  y  reinó  en  Jcrusalem 
ocho  anos :  y  íuóse  sin  dejar  de  sí  desea 
Y  le  sepultaron  en  la  ciudad  de  David ; 
mas  no  en  los  sepulcros  de  los  reyes. 

CAPITULO  xxn. 

MmwtoJoraw^reSaaenmhtfforOchoxiattmhiiorejf 
impío.  II.  Babimdo  oemido  d  vioitar  á  Joram  reg 
de  brael,  es  muerto  de  Jehu  con  Joram.  III.  Ma- 
tando Atkatia  toda  la  eacetUm  real,  Joa$  hijo  do 
Otaomat,  «Sto,  —  eooondido  porta  mayor  del  pontí- 
fice Joiada. 

Y  LOS  moradores  do  Jerusalem  hi- 
cieron rey  á  Ochozlas  su  hijo  me- 
nor en  su  lugar:  porque  el  ejército  que 
habla  venido  con  los  Árabes  en  el  campo 
habia  muerto  todos  los  mayores :  por  lo 
cual  reinó  Ochozias,  hijo  do  Joram  rey 
de  Juda. 

2  Cuando  Ochozias  comenzó  á  reinar 
era  de  cuarenta  y  dos  anos,  y  reinó  un 
ano  en  Jerusalem.  £1  nombre  de  su  ma- 
dre fué  Athalla,  htya  de  Amri. 

3  Este  también  anduvo  en  loe  caminos 

434 


de  la  casa  de  Achab;  porque  su medrele 
aconsejaba  á  haccr-impíamente. 

4  Y  hizo  lo  malo  en  ojos  de  Jehova, 
como  la  casa  de  Achab ;  porque  después 
de  la  muerte  de  su  padre  ellos  le  acon- 
sejaron para  su  perdición. 

5  í  Y  él  anduvo  en  los  consejos  de 
ellos,  y  fué  á  la  guerra  con  Joram,  hfyo 
de  Achab,  rey  de  Israel,  contra  Hasael 
rey  de  Syria,  á  Ramoth  do  Galaed,  donde 
loe  Syros  hirieron  á  Joram. 

6  Y  volvió  para  curarse  ¿  Jesrael  de  las 
heridas  que  tenia,  que  le  hablan  dado  en 
Bama  peleando  con  Hazael  rey  de  Syris. 
Y  descendió  Azarias,  hijo  do  Joram,  rey 
do  Juda,  á  visitar  á  Joram,  hijo  de  Achab, 
en  Jezrael,  porque  allí  estaba  enfermo. 

7  Y  esto  empero  venía  de  Dios,  para 
que  Ochozias  fuese  hollado  viniendo  k 
Joram :  porque  siendo  venido,  salló  con 
Joram  á  encontrarse  con  John,  hijo  de 
Nanisi,  al  cual  Jehova  habla  ungido  para 
que  talase  la  casa  de  Achab. 

8  Y  fué,-  qué,  haciendo  juicio  Jehu  con 
la  casa  de  Achab,  halló  á  los  príncipes 
de  Juda,  y  á  los  hijos  de  los  hermanos 
de  Ochozias,  que  servían  á  Ochozias,  y 
los  mató.  * 

9  Y  buscando  á  Ochozias,  el  cual  se 
habia  escondido  en  Samaría,  le  tomaron, 
y  le  trajeron  á  Jehu;  y  le  mataron,  y  le 
sepultaron ;  porque  dijeron :  Es  hijo  de 
Josapnat,  el  cual  buscó  á  Jehova  de  to- 
do su  corazón.  Y  la  casa  de  Ochozias 
no  tenia  fuerzas  para  poder  retener  el 
reino. 

10  H  Entonces  Athalla,  madre  de  Ocho- 
zias, viendo  que  su  h^o  era  muerto,  le- 
vantóse, y  destruyó  toda  la  simiente  real 
de  la  casa  de  Jnda : 

11  Y  Josabeth,  hija  del  ney,  tomó  á 
Joas,  htyo  de  Ochozias,  y  hurtóle  de  en- 
tre los  h^os  del  rey  que  mataban,  y  guar- 
dóle á  él  y  á  su  ama  en  la  cámara  de  los 
lechos :  y  así  le  escondió  Josabeth,  m> 
del  rey  Joram,  (muger  de  Joiada  el  sa- 
cerdote, porque  eUa  era  hermana  de 
Ochozias,)  de  delante  de  Athalla,  j  no 
le  mataron. 

12  Y  estuvo  con  ellos  escondido  en  la 
casa  de  Dios  seis  anos.  Y  Athalla  reina- 
ba en  la  tierra.         • 

CAPITULO  XXIIL 

Joa»  de  ticte  aüoe  t»  mostrado  ai  pueblo  do  Juda  y  un- 
gido por  r«y,  m  Amalia  muerta.  IL  Joiada  mano 
Encordóte  hace  al  pueblo  que  remueve  el  poeto  jan* 
tómente  coneirejf  dé  permanecer  en  la  obediencia 
d*M~:hc^kecko%bidobjUriat$ocnYmUol9 


H.  D&LA6  CRONICA& 


Tif^S  al-séptimo  tito,  Joiada  se  animó, 
XtjL  y  tomó  consigo  en  alianza  á  los 
centuriones,  á  Azarias,  lujo  de  Jeroham, 
y  á  Ismael,  hijo  de  Johanan,  y  á  Azarias, 
hijo  de  Obed,  y  Masslas,  hijo  de  Adaias, 
y  Elisaphot,  hijo  de  Zechri : 

2  Los  cuales  rodeando  por  Juda,  junta- 
ron los  Levitas  de  todas  las  ciudades  de 
Juda,  y  los  principes  de  las  familias  de 

**  Israel,  y  vinieron  á  Jerusalem. 

3  Y  toda  la  multitud  hizo  alianza  oon 
el  rey  en  la  casa  de  Dios;  y  él  les  dijo: 
He  aquí  el  htyo  del  rey,  el  cual  reinará, 
como  Jehova  lo  ha  dicho  de  los  mjos  de 
David. 

4  Lo  que  habéis  de  hacer,  es  que  la  ter- 
cera parte  de  vosotros,  los  que  entran  el 
sábado,  atarán  por  porteros  con  los  sa- 
cerdotes y  los  Levitas : 

5  Y  la  otra  tercera  parte,  á  la  casa  del 
rey :  y  la  otra  tercera  parte,  á  la  puerta 
del  cimiento :  y  todo  el  pueblo  eetará  en 
los  patios  de  la  casa  de  Jehova. 

6  Y  ninguno  entre  en  la  casa  de  Jehova, 
sino  los  sacerdotes  y  los  Levitas  que  sir- 
ven :  estos  entrarán,  porque  son  santos : 
y  todo  el  pueblo  hará  la  guardia  de  Je- 
hova. 

7  Y  los  Levitas  cercarán  al  rey  de  to- 
das partea,  y  cada  uno  tendrá  sus  armas 
en  la  mano ;  y  cualquiera  que  entrare  en 
la  casa,  muera:  y  estaréis  con  el  rey 
cuando  entrare,  y  cuando  saliere. 

8  Y  los  Levitas  y  todo  Juda  lo  hicieron 
todo  como  lo  habia  mandado  el  sacer- 
dote Joiada:  y  tomó  cada  uno  los  suyos, 
los  que  entraban  el  sábado,  y  los  que  sa- 
llan el  sábado :  porque  el  sacerdote  Joia- 
da no  dio  Ucencia  á  las  compañías. 

9  Dio  también  el  sacerdote  Joiada  á  los 
.centuriones  las  lanzas,  pavéses,  y  escu- 
dos, que-habian  sido  del  rey  David,  que 
Miaban  en  la  casa  de  Dios. 

10  Y  poso  en  orden  á  todo  el  pueblo, 
teniendo  cada  uno  su  espoda  en  la  mano, 
desde  el  rincón  derecho  del  templo  has- 
ta el  Izquierdo,  al  altar  y  á  la  casa,  en 
derredor  del  rey  de  todas  partes. 

11  Entonces  sacaron  al  mjo  del  rey,  y 
pusiéronle  la  corona  y  el  testimonio,  y 
luciéronle  rey.  Y  Joiada  y  sus  hijos  le 
ungieron,  diciendo :  Viva  el  rey. 

12  Y  como  Athalia  oyó  el  estruendo  del 
pueblo  que  corría,  y  de  los  que  bende- 
cían al  rey„vino  ai  pueblo  á  la  casa  de 
Jehova; 

13  Y  mirando  vio  al  rey  que  estaba  jun- 
to 4  su  columna  á  la  entrada,  y  los  prin- 


cipes y  los  trompetas  junto  al  rey,  y  que 
todo  el  pueblo  de  la  tierra  hacia  alegrías, 
y  sonaban  bocinas,  y  cantaban  con  ins- 
trumentos de  música,  los  que  sabían 
alabar :  entonces  Athalia  rompió  sus  ves- 
tidos, y  dflo:  Conjuración,  conjuración: 

14  Y  sacando  el  pontífice  Joiada  los 
centuriones  y  capitanes  del  ejército,  di- 
joles :  Sacádla  de  dentro  del  cercado :  y 
el  que  la  siguiere,  muera  á  cuchillo :  por- 
que el  sacerdote  habia  mandado,  que  no 
la  matasen  en  la  casa  de  Jehova. 

15  Y  dios  pusieron  las  manos  en  ella,  y 
ella  se  entró  en  la  entrada  de  la  puerta  de 
los  caballos  de  la  casa  del  rey,  y  allí  la 
mataron, 

16  Tf  Y  Joiada  hizo  alianza  entre  sí,  y 
todo  el  pueblo,  y  el  rey,  qne  serian  pue- 
blo de  Jehova. 

17  Después  do  esto  entró  todo  el  pue- 
blo en  el  templo  de  Banal,  y  le  derriba- 
ron, y  también  sus  altares :  y  quebraron 
sus  imagines.  Y  asimismo  mataron  de- 
lante de  los  altares  á  Mathan  sacerdote 
de  Banal. 

18  Después  de  esto  Joiada  ordenó  los 
oficios  en  la  casa  de  Jehova  debajo  de  la 
mano  de  los  sacerdotes  y  de  los  Levitas, 
como  David  los  habia  distribuido  en  la 
casa  de  Jehova,  para  ofrecer  los  holo- 
caustos á  Jehova,  como  está  escrito  en 
la  ley  de  M oyses,  con  gozo  y  cantares, 
conforme  á  la  ordenación  de  David. 

10  Puso  también  porteros  á  las  puertas 
de  la  casa  de  Jehova,  para  que  por  nin- 
guna vía  entrase  ningún  inmundo. 

20  Tomó  después  á  los  centuriones,  y 
los  principales,  y  los  que  gobernaban  el 
pueblo,  y  á  todo  el  pueblo  de  la  tierra,  y 
llevó  al  rey  de  la  casa  de  Jehova :  y  vi- 
niendo hasta  el  medio  de  la  puerta  ma- 
yor de  la  casa  del  rey,  asentaron  al  rey 
sobre  el  trono  del  reino. 

21  Y  todo  el  pueblo  4*  fe  tierra  hizo 
alegrías,  y  la  ciudad  estuvo  quieta.:  y  á 
Athalia  mataron  á  cuchillo. 

CAPITULO  XXIV. 

Joa»  piado*  durante  Ja  vida  del  piado»  pontifico 
Joiada,  instaura  la»  ruina»  del  templo.  J7.  Muerto 
Joiada  te  allega  d  la  idolatría  por  peromation  do  loo 
principe»,  y  hace  apedrear  d  Zackaria»  profeta  hi- 
jo de  Joiada,  porque  predicaba  oontra  ella.  III. 
Dio*  le  entrega  en  mano  de  lo*  Si/rog,  y  muerto  por 
conspiración  délo»  tuyo»  tuoede  en  el  reino  Amasia» 
tukijo. 

DE  siete  años  era  Joas,  cuando  co- 
menzó á  reinar,  y  cuarenta  años 
reinó  en  Jerusalem.    El  nombre  de  su 
madre/W  Sebla  de  Beer-seba. 
%  Y  bjxo  Joas  lo  recto  en  los  ojos  de 


n.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


«tabora  todos  los  dios  de  Jolada  el  sacer- 
dote. 

8  Y  tomóle  Joiada  dos  mttgeres,  y  en- 
gendró hjjos  y  uflas. 

4  Después  do  esto  aconteció  qne  Joas 
tuvo  voluntad  de  reparar  la  casa  de  Je- 
hova. 

5  Y  juntó  los  sacerdotes  y  los  Levitas, 
y  dijoles :  Salid  por  las  ciudades  de  Ja- 
da, y  Juntad  dinero  de  todo  Israel,  para 
que  cada  año  sea  reparada  la  casa  de 
vuestro  Dios,  y  vosotros  poned  diligen- 
cia en  el  negocio:  mas  los  Levitas  no 
pusieron  diligencia. 

6  Por  lo  cual  el  rey  llamó  á  Joiada  el 
principal,  y  díjole :  ¿Por  que*  no  has  pro- 
curado que  los  Levitas  traigan  de  Juda 
y  de  Jerusalem,  al  tabernáculo  del  tes- 
timonio, la  ofrenda  que  conrtituyó  Mov- 
eos siervo  de  Jchova,  y  de  la*  congrega- 
ción de  Israel? 

7  Porque  la  impía  Athalia,  y  sus  htf  os 
hablan  destruido  la  casa  de  Dios ;  y  ade- 
mas de  esto  todas  las  cosas  que  hablan 
sido  consagradas  para  la  casa  de  Jebova 
hablan  gastado  en  los  ídolos. 

'  8  Y  mandó  el  rey  que  hiciesen  una  ar- 
ca, la  cual  pusieron  mera  á  la  puerta  de 
la  casa  de  Jebova. 

9  Y  hicieron  pregonar  en  Juda  y  en  Je- 
rusalem, que  trajesen  á  Jebova  la  ofren- 
da que  Moyses  siervo  de  Dios  habia  con- 
stituido á  Israel  en  el  desierto. 

10  Y  todos  los  principes,  y  todo  el  pue- 
blo, se  holgaron,  y  trajeron,  y  echaron 
en  el  arca,  hasta  que  la  hinchieron. 

11  Y  como  venia  el  tiempo  para  llevar 
el  arca  al  magistrado  del  rey  por  mano 
de  los  Levitas,  cuando  velan  que  habia 
mucho  dinero,  venia  el  escriba  del  rey,  y 
el  que  estaba  puesto  por  el  sumo  sa- 
cerdote, y  llevaban  el  arca,  y  la  vaciaban, 
y  la  volvían  á  su  lugar:  y  asi  lo  hacían 
de  dia  en  dia,  y  cogían  mucho  dinero; 

12  El  cual  daba  el  rey  y  Joiada  á  los 
que  hadan  la  obra  del  servicio  de  la  casa 
de  Jehova:  y  cogieron  canteros  y  ofi- 
ciales qne  reparasen  la  casa  de  Jehova, 
y  herreros  y  metalarios  para  reparar  la 
casa  de  Jehova. 

13  Y  los  oficiales  hacían  la  obra,  y  por 
bus  manos  fué  reparada  la  obra;  y  res- 
tituyeron la  casa  de  Dios  en  su  dispo- 
sición, y  la  fortificaron. 

14  Y  como  hablan  acabado,  traían  lo 
que  quedaba  del  dinero  al  rey  y  á  Joiada ; 
y  hacían  de  él  vasos  para  la  casa  de  Je- 
hova, vasos  de  servicio,  morteros,  cn- 

436 


citarones,  vasos  de  oro  y  de  plata;  y 
sacrificaban  holocaustos  continuamente 
en  la  casa  de  Jehova  todos  los  días  de 
Joiada. 

15  Mas  Joiada  envegeció,  y  murió  har- 
to de  días :  cuando  murió,  era  de  ciento 
y  treinta  afios. 

16  Y  le  sepultaron  en  la  ciudad  de  David 
con  los  reyes;  por  cnanto  habla  hecho 
bien  con  Israel,  y  con  Dios,  y  con  su  casa. 

17  %  Muerto  Jolada  vinieron  los  prín- 
cipes de  Juda,  y  postráronse  al  rey,  y  el 
rey  los  oyó. 

18  Y  desampararon  la  casa  de  Jehova 
el  Dios  de  sus  padres,  y  sirvieron  á  los 
bosques,  y  á  las  imagines  esculpidas :  y 
la  ira  vino  sobre  Juda  y  Jerusalem  por 
este  su  pecado. 

19  Y  envióles  profetas,  que  los  redu- 
jesen á  Jehova,  los  cuales  les  protesta- 
ron :  mas  ellos  no  los  escucharon. 

20  Y  el  Espíritu  de  Dios  envistió  á  Za- 
charias,  hjjo  de  Joiada,  sacerdote,  el  cual 
estando  sobre  el  pueblo,  les  dijo:  Así 
ha  dicho  Dios:  ¿Por  qué  quebrántala 
los  mandamientos  de  Jebova?  No  os 
vendrá  bien  de  ello:  porque  por  haber 
dejado  á  Jehova,  él  también  os  dejará. 

21  Mas  ellos  hicieron  conspiración  con- 
tra él,  y  cubriéronle  de  piedras  por  man- 
dado del  rey,  en  el  patio  de  la  casa  de 
Jehova. 

22  Y  no  tuvo  memoria  el  rey  Joas  do 
la  misericordia  que  su  padre  Jolada  ha- 
bia hecho  con  él :  mas  matóle  su  h$jo :  el 
cual  muriendo,  dtfo :  Jehova  lo  vea,  y  lo 
requiera. 

23 1  A  la  vuelta  del  afio  subió  contra  él 
el  ejército  de  Syria ;  y  vinieron  en  Juda 
y  en  Jerusalem,  y  destruyeron  en  el  pue- 
blo á  todos  los  principales  de  él :  y  en- 
viaron todos  sus  despojos  al  rey  á  Da- 
masco. 

24  Porque  aunque  el  ejército  de  Syria 
habia  venido  con  poca  gente,  Jehova  les 
entregó  en  sus  manos  un  ejército  en 
grande  multitud,  por  cuanto  hablan  de- 
jado á  Jehova  el  Dios  de  sus  padres :  y 
con  Joas  hicieron  juicios. 

25  Y  yéndose  de  él  lo*  Syro*,  dejáronle 
en  muchas  enfermedades :  y  conspiraron 
contra  él  sus  siervos  á  causa  de  las  san- 
gres de  los  hijos  do  Joiada  el  sacerdote ; 
y  hiriéronle  en  su  cama,  y  murió :  y  se- 
pultáronle en  la  ciudad  de%David ;  mas 
no  le  sepultaron  en  los  sepulcros  de  los 
reyes. 

26  Los  que  conspiraron  costra  él  fue- 


ñ.  DE  LAS  CUbNICASÍ 


ton,  2rfbaft,  hQo  efe  Setnaath  Ammonita, 
y  Jozabad,  lujo  de  Semartth  Moabita. 
27  De  sus  Irijos,  y  de  la  nnfttiplicacion 
que  hizo  de  las  rentas,  y  de  la  fundación 
de  la  casa  de  Dios,  he  aquí,  está  escrito 
en  la  historia  del  libro  de  los  reyes.  T 
reinó  en  sn  lngar  Amasias  su  hijo. 

CAPITULO  XXV. 

Amasia»,  muerta»  lo*  que  mataron  d  su  podré,  vence 
toé  Tdwmros.  tí.  Adora  lo»  dicte»  de  loe  Mumeoe 
qmAwá»mo%*t¿(\*oma*toe*iayueTra:iMm<me»<t»- 
do  de  Diemparweproftta^no  te  comvierte.  UL  Dio» 
le  entrega  en  mano»  del  rey  de  Israel,  paljin  muere 
por  conspiración  de  lo»  tuyo». 

DE  veinte  y  cinco  nfios  era  Amasias 
cuando  comenzó  á  reinar,  y  veinte 
y  nueve  aflos  reinó  en  Jernsalem :  el 
nombre  de  su  madre  fué  Joiadam  de  Je- 
rnsalem. 

2  Este  hizo  lo  recto  en  los  ojos  de  Jc- 
hova,  aunque  no  de  perfecto  corazón. 

3  Porque  después  que  fué  confirmado 
en  el  reino,  mató  á  sns  siervos,  los  que 
hablan  muerto  al  rey  su  padre. 

-  4  Mas  no  mató  á  los  hijos  de  ellos,  se- 
gún que  está  escrito  en  la  ley  en  el  li- 
bro de  Moyses,  donde  Jehova  mandó,  di- 
ciendo: No  morirán  los  padres  por  los 
hijos,  ni  los  hijos  por  los  padres  :  mas 
cada  uno  morirá  por  su  pecado. 

•  5  T  Juntó  Amasias  á  Juda,  y  púsolos 
por  las  lamillas,  por  los  tribunos  y  cen- 
turiones por  todo  Juda  y  Benjamín ;  y 
tomólos  por  lista  d  todos  loa  de  Veinte 
anos  y  arriba :  y  fueron  hallados  en  ellos 
trescientos  mil  escogidos  para  salir  á  la 
guerra,  que  tenian  lanza  y  escudo. 

6  T  de  Israel  tomó  á  sueldo  cien  mil 
hombres  valientes,  por  cien  talentos  de 
plata. 

7  Mas  un  varón  de  Dios  vino  a  él,  que 
le  d^o :  Oh  rey,  no  vaya  contigo  el  ejér- 
cito de  Israel:  porque  Jehova  no  es  con 
Israel,  ni  con  todos  los  hijos  de  Ephraim. 

8  Mas  si  tú  vas,  haces,  y  te  esfuerzas 
para  pelear,  Dios  te  hará  caer  delante  de 
los  enemigos:  porque  en  Dios  esta  la 
fortaleza,  6  para  ayudar,  ó  para  derribar. 

9  Y  Amasias  dijo  al  varón  de  Dios: 
¿  Qué  pues  se  hará  de  cien  talentos  que 
he  dado  al  ejército  de  Israel  t  Y  el  va- 
ron  de  Dios  respondió:  De  Jehova  es 
darte  mucho  mas  que  esto. 

10  Entonces  Amasias  apartó  el  escua- 
drón de  la  gente,  que  habla  venido  á  él  de 
Ephraim,  para  gue  se  fuesen  á  sus  casas : 

*  y  ellos  se  enojflton  grandemente  contra 
Juda,  y  volviéronse  á  sus  casas  enojados. 

11 Y  «afewándoae  Amarina,  sacó  bu  pue-< 


blo,  y  vino  al  valle  de  la  sal,  y  hirió  do 
los  lujos  de  Seir  diez  mlL 

12  Y  loe  hijos  de  Jada  tomaron  vivos 
oíros  diez  mil;  los  cuales  llevaron  á  la 
cumbre  de  un  peñasco,  y  de  allí  los  des- 
peñaron, y  todos  se  hicieron  pedazos. 

13  Y  ldt  del  escuadrón  que  Amasias 
habla  enviado,  porque  no  fuesen  con  él 
á  la  guerra,  derramáronse  sobre  las  ciu- 
dades de  Juda,  desde  Samarla  hasta  Betb- 
oron :  y  hirieron  de  ellos  tres  mil,  y  sa- 
quearon un  grande  despojo. 

14  T  Y  como  volvió  Amasias  de  la  ma- 
tanza de  los  Idumeos,  trujo  también  con- 
sigo los  dioses  de  los  hijos  de  Seir;  ypú- 
soselos  para  si  por  dioses,  y  encorvóse 
delante  de  ellos,  y  quemóles  perfumes. 

15  Y  el  furor  do  Jehova  se  encendió 
contra  Amasias,  y  envió  á  él  un  profeta, 
qnc  le  dijo :  ¿  Por  qué  has  buscado  los 
dioses  de  pueblo,  que  no  libraron  su 
pueblo  de  tus  manos  ?  . 

16  Y  hablándole  d  profeta  estas  cosas, 
él  le  respondió :  ¿  Hánte  puesto  á  tí  por 
consejero  del  rey?  Déjate  de  eso:  ¿por 
qué  quieres  que  te  maten  ?  Y  cesando 
él  profeta,  dtfo:  Y.o  sé  que  Dios  ha  acor- 
dado do  destruirte,  porque  has  hecho  es- 
to, y  no  obedeciste  á  mi  consejo. 

17  1  Y  Amasias  rey  de  Juda,  habido  su 
consejo,  envió  á  Joas,  hjjo  de  Joachaz 
hijo  de  Jehu  rey  de  Israel,  diciendo: 
Ven,  y  veámosnos  cara  á  cara. 

18  Entonces  Joas  rey  de  Israel  envió  á 
Amasias  rey  de  Juda.  diciendo :  El  cardó 
qnc  estaba  en  el  Líbano  envió  al  cedro 
que  estaba  en  el  Líbano,  diciendo :  Dá  tu 
hija  á  mi  hijo  por  muger.  Y,  he  aquí 
que  las  bestias  fieras  que  estaban  en  el 
Líbano,  pasaron,  y  hollaron  el  cardo. 

19  Tú  dices :  lie  aquí,  he  herido  á  Edom, 
y  con  esto  tu  corazón  se  enaltece  para 
gloriarte:  ahora  estáte  en  tu  casa:  ¿pa- 
ra qué  te  entremetes  en  mal,  para  caer 
tú,  y  Juda  contigo  ? 

20  Mas  AmasiaB  no  lo  quiso  oir;  por- 
que estaba  de  Dios,  que  los  quería  entre- 
gar en  manos  de  sus  enemigos,  por  cuan- 
to hablan  buscado  los  dioses  de  Edom. 

21  Y  subió  Joas  rey  de  Israel,  y  riéron- 
se cara  á  cara,  él  y  Amasias  rey  de  Juda, 
en  Beth-sames,  la  cual  es  en  Juda. 

22  Mas  Juda  cayó  dülantc  de  Israel,  y 
huyó  cada  uno  á  su  estancia. 

23  Y  Joas  rey  de  Israel  prendió  á  Ama- 
sias rey  de  Juda,  hijo  de  Joas,  lujo  de 
Joachaz  en  Beth-sames ;  y  trujóle  en  Jo- 
rusalem;  y  derribó  el  muro  de  Jerusa- 

4£7 


II.  DE  LAS  CRONIOASv 


lem,  desde  1»  puerta  deEphraim  hasta  la 
puerta  del  rincón,  cuatrocientos  codos. 

24  Asimismo  tornó  todo  el  oro  y  plata,  y 
todos  los  vasos,  que  se  hallaron  en  la  ca- 
sa de  Dios  en  casa  de  Obed-edom,  y  los 
tesoros  de  la  casa  del  rey,  y  los  mjos  de 
los  principes,  y  volvióse  á  Sanaaria. 

25  Y  vivió  Amasias,  hijo  de  Joas,  rey  de 
Juda  quince  afios  después  de  la  muerte 
de  Joas,  htyo  de  Joachaz,  rey  de  Israel. 

26  Lo  demás  de  los  hechos  do  Amasias 
primeros  y  postreros,  ¿  no  está  iodo  es- 
crito en  el  lloro  de  los  reyes  de  Juda,  y 
do  Israel  ? 

27  Desde  aquel  tiempo  que  Amasias  se 
apartó  de  Jehova,  conjuraron  contra  él 
conjuración  en  Jerusalem :  y  habiendo 
él  huido  á  Lachis,  enviaron  tras  él  á  La- 
chis,  y  allá  le  mataron. 

28  T  trujáronle  en  caballos,  y  sepultá- 
ronle con  sus  padres  en  la  ciudad  de 
Juda. 

CAPITULO  XXVL 

Orias  h{fo  de  Amafias  ungido  del  pueblo  par  rep  en 
lugar  de  m  padre  es  prosperado  de  Dios  entre  tanto 
que  fué  fiel  ¡I.  Fortificado  en  el  reino  m  ensober- 
bece contra  Dios,  p pretende  usurpar  el  sacerdocio: 
mas  Dios  le  hiere  de  lepra,  por  lo  cual  fue"  amovido 
del  oficio  real,  p  Joaihanx  eu  M\fo  le  sucedió  en  la 
administranciondel  reino  p  después  de  su  muerte  en 


Y  TODO  el  pueblo  de  Juda  tomó  á 
Ozias,  el  cual  era  de  diez  y  seis  años, 
y  pusiéronle  por  rey  en  lugar  de  su  pa- 
dre Amasias. 

2  Este  edificó  á  Ailath,  y  la  restituyó  á 
Juda  después  que  el  rey  durmió  con  sus 
padres. 

8  Do  diez  y  seis  anos  era  Ozias,  cuando 
comenzó  á  reinar,  y  cincuenta  y  dos  afios 
reinó  en  Jerusalem.  £1  nombre  de  su 
madre  fué  Jechclla  do  Jerusalem. 

4  Y  hizo  lo  recto  en  los  ojos  de  Jehova, 
conforme  á  todas  los  cosas  que  su  padre 
Amasias  hizo. 

5  Y  estuvo  en  buscar  á  Dios  en  los  dias 
do  Zacharias,  entendido  en  visiones  de 
Dios:  y  en  estos  dias,  que  él  buscó  á 
Jehova,  Dios  le  prosperó. 

0  Porque  solió,  y  peleó  contra  los  Phi- 
listheos,  y  rompió  el  muro  de  Gcth,  y  el 
muro  de  Jabnla,  y  el  muro  de  Azoto:  y 
edificó  en  Azoto,  y  en  Palesthina,  ciuda- 
des. 

7  Y  Dios  le  dio  ayuda  contra  los  Phi- 
listhcos,  y  contra  los  Árabes  que  habi- 
taban en  Gur-bahal,  y  contra  los  Am- 
monitas. 

8  Y  dieron  los  Ammonitas  presente  á 
Ozias:  y  su  nombre  íué  divulgado  hasta 

426 


la  entrada  de  Egypio;  porque  fáé  alta? 
mente  poderoso. 

9  Edificó  ¿ambien  Ozias  torres  en  Je- 
rusalem, junto  á  la  puerta  del  rincón,  y 
junto  á  la  puerta  del  valle,  y  junto  á  las 
esquinas,  y  las  fortificó. 

10  Y  en  el  desierto  edificó  torres,  y 
abrió  muchas  cisternas:  porque  tuvo 
muchos  ganados,  asi  en  los  valles  como 
en  las  vegas,  y  viñas,  y  labranzas,  así  en 
los  montes  como  en  loa  llanos  fértiles; 
porque  era  amigo  de  la  agricultura. 

11  Tuvo  también  Ozias  escuadrones  de 
guerra,  los  cuales  sallan  á  la  guerra  en 
ejército,  según  que  estaban  por  Bata, 
por  mano  de  Jehiel  escriba,  y  de  Maa- 
sios  gobernador,  y  por  mano  de  Hanv 
nías,  que  eran  de  los  principes  del  rey. 

12  Todo  el  número  de  los  principes  de 
las  familias,  y  de  los  valientes  en  fuerzas, 
era  dos  mil  y  seis  cientos. 

13  Y  debajo  de  la  mano  de  estos  estaba 
el  ejército  de  guerra  de  trescientos  y  sie- 
te mil  y  quinientos  hombres  de  guerra, 
poderosos  y  fuertes,  para  ayudar  al  rey 
contra  los  enemigos. 

14  Y  aparejóles  Ozias  para  todo  el  ejér- 
cito escudos,  lanzas,  almetes,  coseletes, 
arcos,  y  hondas  do  piedras. 

15  Y  hizo  en  Jerusalem  máquinas,  y  in- 
genios do  ingenieros,  que  estuviesen  en 
los  torres,  y  en  las  esquinas,  para  tirar 
saetas  y  grandes  piedras:  y  su  fama  se 
extendió  lejos,  porque  hizo  maravillas 
para  ayudarse,  hasta  hacerse  inerte. 

16  t  Mas  cuando  fué  fortificado,  su  co- 
razón se  enalteció,  hasta  corromperse; 
porque  se  rebeló  contra  Jehova  eu  Dios, 
entrando  en  el  templo  de  Jehova  paca 
quemar  sahumerios  en  el  altar  del  per- 
fume. 

17  Y  entró  tras  él  el  sacerdote  Azadas, 
y  con  él  ochenta  sacerdotes  de  Jehova 
de  los  valientes. 

18  Y  pusiéronse  contra  el  rey  Ozias,  y 
dijórpnle :  No  pertenece  á  tí,  oh  Ozias,  que- 
mar perfume  á  Jehova,  sino  á  los  sacer- 
dotes, hijos  de  Aaron,  que  son  consagra- 
dos para  quemarle:  sol  del  santuario, 
porque  te  has  rebelado :  do  lo  cual  no  te 
alabarás  delante  del  Dios  Jehova. 

19  Y  airóse  Ozias,  que  tenia  el  perfume 
en  la  mano  para  quemarle :  y  en  esta  su 
ira  contra  los  sacerdotes  la  lepra  le  salió 
en  la  frente  delante  de  los  sacerdotes  en 
la  casa  de  Jehova  junte#ü  altar  del  per- 
fume. 

20  Y  misóle  Asarlas  el  awao  aaoerdo- 


IL  DE  LAB  CRÓNICAS. 


te,  j  todos  los  sacerdotes,  y,  he  aquiete 
lepra  miaba  en  su  frente :  y  nieláronle 
satir  á  priesa  de  aquel  lugar:  y  él  tam- 
bién: se  «ó  priesa  á  aaltr}  porque  Jehova 
la  habla  herida 

21  Así  el  rey  Ozlss  rué  leproso  hasta  el 
dia  de  sd  ntuerte :  y  habitó  en  wm  easa 
apartada  leprosoy  porque  era  cortado  de 
la.  eaaa  de  Jehova:  y  Joatham  su  hjjo 
tnfvo  cargo  de  1»  cas»  real  gobernando  al 
pueblo  de  la  tierra. 

93  Lo  damas  de  loa  heehos  de  Odas, 
«simaros  y  postreros,  escribió  Isaías,  hi- 
jo de  Amos,  profeta* 

33  T  durmió  Oslas  con  sus  padres,  y 
sepultáronle  coa  sos  padres  en  el  campo 
de  loa  sepulcros  reales,  porque  dtyeron: 
Lepreeo  es.  Y  reinó  Joatham  su  htyo 
en  sm  lugar. 

CAHTTTLO  XXVII. 

JoetOom  piado»  ve***  he  Ammonita»  eon  et/avor  de 
Dio*:  p  MWrtD,  mwoeao  en  m  hmw  Ackae  mt  hjfo. 

DE  veinte  y  cinco  anos  era  Joatham, 
cuando  comenzó  á  reinar,  y  dies 
y  seis  años  reinó  en  Jeruaatem  £1  nom- 
bre de  au  madre  JSoé  Jerusa,  luja  de  8a- 
doc 

£  Este  hizo  lo  recto  en  ojos  de  Jehova 
conforme  á  todas  las  cosas  que  habla  he- 
cho Oaiaa  su  padre*  salvo  que  no  entró 
es  el  templo  de  Jehova :  que  aun  el  pue- 
blo corrompta* 

Z  Bate  enancó  la  puerta,  mayor  de  la  ea- 
aa de  Jehova,  y  en  el  muro  de  la  fortale- 
za edafteó  mucho. 

é  Tambian  edsncó  ciudades  en  fes  mon- 
tanas de  Jada,  y  labró  pauacJes  y  torres 
en  los  bceques» 

6  También  este  tuvo  guerrm  oon  el  rey 
de  loe  mjos  de  Ammon,  á  loe  cuales  ven- 
ció t  y  dieron!©  los  hfyos  de  Ammon  en 
aquel  alo  cien  talento»  de  plata,  y  diez 
mil  euros  da  trigo,  y  dies  mu  de  cebadas 
esto  le  dieron  los  htyoe  de  Ammon,  y  lo 
mismo  ea>el  segando  ano,  y  en  el  tercero. 

6  Asi  ana  Joatham  fué  fortificado,  por- 
que preparó  sus  eaménoe  delante  de  Je* 
aovas»  luso. 

í  Lo  demás  de  los  hechos  de  Joatham, 
y  todas  sus  guerras,  y  sus  caminos,  he 
aquí,  está  escrito  en  el  libro  de  los  reyes 
de  Israel  y  de  Juda, 

8  Cuando  comenzó  á-  reinar  era  de  vein- 
te y  emeo  anas,  y  dies  y  seis  años  reinó 
en  JeruseleuL 

9  Y  durmió  Joatham  can  suspsoYes,  y 
aepultáronle  en  la  ciudad  do  David :  y 

isuhsj* 


CAPITULO  XXV11L 

Aekm*  impío  0$  entregado  do  JMo»  en  mano»  do  loo 
Aeenrio»:  u  deopue»,  do  loo  JtraeUia*.  II.  Loe  de 
brael  trayendo  un  gran  número  de  cautivo»  de 
Jada  loo  rmtitumtn  d  m  Horra  dando  tonudo  y  oaf- 
madodleoomlokabiem  meneen»  por  mmontotaekm 
deunpro/eta.  XU.  El  re*  Acnas por  tu»  idolatría» 
o»  aJHgido  do  loe  Harneo»,  PhOiotkeoe,  y  Aomyrio» :  y 
muerto,  meede  en  m  hoyar  EoeekUum  kffo, 

DE  veinte  anos  era  Achas  cuando  co- 
menzó á  reinar,  y  diez  y  seis  afios 
reinó  en  Jerusalem :  mas  no  hizo  lo  rec- 
to en  ojos  de  Jehova,  como  David  su 
padre, 

2  Antes  anduvo  en  los  caminos  de  los 
reyes  de  Israel:  y  ademas  de  eso  hizo 
imagines  de  ftmdlcion  á  loe  Bahales. 

8  Este  también  quemó  perfume  en  el 
vaüe  de  los  htyoe  de  Heunon,  y  quemó 
sus  hijos  por  fuego,  conforme  á  las  abo- 
minaciones de  las  gentes,  qne  Jehova 
habla  echado  delante  de  los  htyos  de  Is- 
rael 

4  ítem,  sacrificó,  y  quemó  perfumes  en 
los  altos,  y  en  los  collados,  y  debajo  de 
todo  árbol  sombrío. 

5  Por  lo  cual  Jehova  su  Dios  le  entregó 
en  manos  del  rey  de  los  Assyrlos,  los 
cuales  le  hirieron,  y  cautivaron  de  él 
una  grande  presa,  que  llevaron  á  Damas- 
co. Faó  también  entregado  en  manos 
del  rey  de  Israel,  el  cual  le  hirió  de  gran 
mortandad. 

6  Porque  Faacee,  hijo  de  BomeHas, 
mató  en  Juda  en  un.  día  ciento  y  veinte 
mil  hombre*,  todos  Valientes ;  por  cuan- 
to hablan  dejado  á  Jehova  ei  Dios  de  sus 
padres. 

7  Asimismo  Zechii,  tomón?  poderoso  de 
Epfaraim,  mató  á  Maasias,  lujo  del  rey, 
y  á  Ezrieam  su  mayordomo,  y  á  Elcana 
segundo  después  del  rey. 

8  ^  Tomaron  también  cautivos  los  hi- 
jos de  Israel  de  sus  hermanos  doscientas 
mil,  mogeres,  y  muchachos,  y  mucha- 
chas, ademas  de  haber  saqueado  de  ellos 
un  gran  despojo,  el  cual  trajeron  á  Sa- 
maría. 

9  Entonces  habla  au!  un  profeta  de  Je- 
hova, que  se  llamaba  Obed,  el  cual  salió 
delante  del  ejército  cuando  entraba  en 
Samarla,  y  dfyoles:  He  aquí,  Jehova  el 
Dios  de  vuestros  padres  por  el  enojo 
contra  Juda  loe  ha  entregado  en  vues- 
tras manos,  y  vosotros  los  habéis  muer- 
to coa  ira:  hasta  el  cielo  ha  llegado  esto. 

10  Y  ahora  habéis  determinado  de  su- 
jetar á  vosotros  á  Juda  y  á  Jerusalem 
por  siervos  y  siervast  ¿no  habéis  voso- 
tros pecado  contra  Jehova  vuestro  Dios  f 


II.  DE  LAB  CRÓNICAS. 


11  Oídme  pues  ahora,  y  volved  á  enviar 
los  cautivos  que  habéis  tomado  de  Toes* 
tros  hermanos:  porque  Jehova  está  ai- 
rado contra  vosotros. 

12  Levantáronse  entonces  alguno*  va- 
rones de  los  principales  de  los  hijos  de 
Ephraim,  Azarias,  hgo  de  Johsnan,  y 
Barachios,  hijo  de  Mosollamoth,  y  Ezo» 
chías,  lujo  de  Sellum,  7  Amasa!  hijo  -de 
Hadali,  contra  los  que  venían  de  la 
guerra, 

13  Y  d^éronles :  No  metáis  acá  la  cau- 
tividad;  porque  el  pecado  contra  Jehova 
será  sobre  nosotros.  Vosotros  pensáis 
de  añadir  sobre  nuestros  pecados  7  so- 
bre nuestras  culpas,  siendo  asas  grande 
nuestro  delito,  y  la  ira  del  furor  sobre 
Israel. 

14  Entonces  el  ejército  dejó  los  cauti- 
vo* 7  la  presa  delante  de  los  principes  7 
de  toda  la  multitud. 

15  X  levantáronse  los  varones  nombra- 
dos, 7  tomaron  los  cautivos,  7  visitaron 
del  despojo  á  los  que  da  ellos  estaban 
desnudos:  vistiéronlos,  7  calzáronlos, 
7  diéronles  de  comer  7  de  beber,  7  un- 
giéronlos, 7  llevaron  en  asnos  á  todos 
los  flacos,  7  trujáronlos  basta  Jericho,  la 
ciudad  dé  las  palmas,  cerca  de  sus  her- 
manos; 7  ellos  se  volvieron  á  Samarla,  . 

16  ?  En  aquel  tiempo  envió  el  rey 
Achaz  á  los  reyes  de  Assvris  que  le  ayu- 
dasen. 

17  Porque  adamas  de  esto  los  Idumeos 
hablan  venido,  7  hablan  herido  A  los  de 
Judo,  7  habian  llevado  cautivos. 

18  Asimismo  los  PbilistheoB  «a  habian 
derramado  por  los  ciudades  do  la  com- 
paña, 7  al-  mediodía  de  Judo,  7  habian 
tomado  á  Beth-somes,  Ajalon,  Qaderotn, 
8oeho  con  sus  aldeas,  Thamna  con  sus 
aldeas,  7  Gonzo  con  sus  aldeas,  7  habita- 
ban en  ellas. 

19  Porque  Jehova  habla  humillado  á 
Juda  por  causa  de  Achaz  rey  de  Israel; 
por  cuanto  él  habia  desnudado  á  Judo,  7 
se  habia  rebelado  gravemente  contra  Je- 
hova. 

20  T  vino  contra  él  Theglath-phalasar 
rey  de  los  Assyrios,  y  cercóle,  7  no  le 
fortificó. 

21  Aunque  despojó  Achaz  la  cosa  de 
Jehova,  7  la  casa  real,  7  las  de  los  prin- 
cipes para  dar  al  rey  de  los  Assyrios: 
con  todo  eso  él  no  le  ayudó. 

22  Ademas  de  eso  el  rey  Achaz  en  el 
tiempo  que  le  afligía,  anadió  prevarica- 
ción contra  Jehova. 

4W 


28  Y  sacrificó  Atol  dionea  de  Desneve* 
que  le  habian  herido,  y  dfyo :  Pues  que* 
los  dioses  de  los  reyes  da  Sflrria  lea  ayu- 
dan, yo  tmmbim  sacrifleard  á  eHoa  para 
quc>mc  ayuden,  habiendo  estos  sida  su 
ruina,  7  la  de  todo  feraeL 

24  Asimismo  Achaz  recogió  los  vasos 
do  la  casa  de  Dios,  7  quebrólos,  7  cerró 
laspuflrtaadelacasadeJebov^yhizoee 
altares,  en  Jerueelem  en  todos  loa  rfat- 
cones. 

25  Y  hizo  también  altos  es  todas  las 
ciudades  de  Juda  paiuqeesaer  perfumes 
á  los  dioses  ágenos,  provaoaado  á  ira  á 
Jehova  el  Dios  de  sus  padres. 

26  Lo  demás  de  sus  hechos,  7  todos 
sus  caminos,  primeros  7  postreros,  ha 
aquí,  ello  está  escrito  «n  el  libro  de  loa 
reyes  de  Juda  y  de  Israel. 

27  Y  durmió  Achaz  con  sus  padres,  7 
sepultáronle  en  la  ciudad  de  Jerusslem; 
mas  no  le  metieron  en  los  sepularoe  de 
los  reyes  de  Israel:  y  reinó  casa  Inga? 
Kzechias  su  b^o. 

CAPITULO  XXIX. 

Et*cki4$  piadom  iw  **rt>  eiUmpt*s  y  m— hit  el  di- 
vino culto  repurgando  el  templo  de  toda  la  idokk* 
tria.  II.  Ofrece  eacrifieioe  por  el  reino  con  grande 
solemnidad,  tmtemtremdo  he  oficio*  de  he  Levita*, 
«nf0rmeed4rdtnim&m&k*mapm*m. 

Y  EZECHIAS  comenzó  á  reinar  tien- 
do 4a  veinte  7  cinco  anos,  j  reiné 
veinte  7  nueve  anos  en  Jcrueelem:  el 
nombre  de  su  madre  fué  Ansa,  htya  da 
Zacharias. 

2  Y  hizo  lo  recto  en  ojee  de  Jehova, 
conforme  á  todas  ka  cosas  que  habla 
hecho  David  en  padre. 

3  En  el  primer  año  de  su  ramo,  en  el 
mes  primero*  abrió  las  puertas  de  la  ca- 
sa de  Jehova,  7  las  reparó. 

*  Y  ¿izo  venir  loe  sacerdotes  y  los  Le* 
vitss,  7  juntólos  en  la  plaza  erice**!, 

6  Y  cujoles:  Oídme  Levitas,  7  sexttuV 
caos  ahora,  y  salificaréis  la  casa  de  Ja* 
hovael  Dios  de  vuestros  padrea:  7  as- 
earéis del  santuario  la  inmundicia. 

G  Parque  nuestros  padres  ae  han  rehén 
lodo,  7  han  hecho  lo  malo  en  ojos  da* 
Jehova  nuestro  Dios,  que  la  dejaron,  7 
apartaron  sus  ojos  del  tabernáculo  de  Je- 
hova, 7  le  volvieron  las  espaldas. 

7  Y  aun  cerraron  las.  puertas  del  portal, 
y  apagaron  las  lámparas:  no  quemaron 
perfume,  ni  sacrificaron  holocausto  en. 
el  santuario  al  Dios  de  Israel 

8  Por  tanto  la  ira  de  Jehova  ha  venid* 
sobre  Juda  y  Jerasalem,  7  los  ha  pócete* 
en  moyienjt*o>aaAsjayyeztaJiojnhndoii> 


II.  DE  LAS  CRONKJAS, 


y  «nsfibo,  como  V4fe"?o*otro*  casi  vues- 
t roa  ojo©. 

9  Y,  be  atpni7  nuestros  padrea  han  caldo 
á  cuetiUlo;  nuestros  hijos,  y  nuestras 
btyas,  y  vuestras  mugeroe,  kan  tiéh  cau- 
tivas por  esto. 

10  Ahora  pnes,  y»  be-  determinado  de 
hacer  alianza  con  -Jehova  et  Dios  de  Is- 
rael, para  que  aparte  de  nosotros  )a  ira 
de  su  furor. 

11  Hijos  míos,  no  os  engafteis  ahora, 
porque  Jetara- os  ha  escogido  á  voso- 
tros, para  que  estéis  delante  de  él,  y  le 
sirváis,  y  sesis  sus  ministros,  y  le  que- 
méis perfume, 

12  Entonces  los  Levitas  se  levantaron, 
liafaath,  bjjo  de  Amasa!,  y  Joel,  hjjo  * 
Azariss,  dolos  hijos  deCaath:  y  de  los 
Hijos  de  Merart,  Gis,  hflo  de  Abdi,  y  Asa- 
rlas, hijo  de  Jalaleei:  y  de  los  hijos  de 
Gerson,  Joah,  hijo  de  Zemma,  y  Edén, 
hijo  de  Joan: 

13  Y  de  los  b$os  de  Eüaaphan,  dsmri 
y  Jshlel?  y  de  los  Irijos  de  Asaph,  Za- 
obariás  y  Mathantss : 

14  Y  de  los  hijos  de  Ernán,  Jahiel  y 
Semel:  y  de  los  htyos  de  Idithnn,  ge- 
melas y  OadeL 

15  Estos  juntaron  á  sns  hermanos,  y 
santtfleároiise,  y  entraron,  conforme  al 
mandamiento  del  rey,  y  las  palabras  de 
Jehova,  pira  limpiar  la  casa  de  Jehova. 

16  Y  entrando  los  sacerdote»  dentro  de 
ls>  casa  de  Jehova  para  limpiarla,  sacaron 
toda-  la  inmundicia  que  hallaron  en  el 
templo  de  Jebova,  en  el  patio  de  la  casa 
de  Jehova,  la  cual  tornaron  los  Levttas, 
para  sacarla  fuera  al  arroyo  de  Cedrón. 

17  Y  comensnron  á  santificar  al  prime- 
ro del  mes  primero,  y  á  los  ocho  del 
mismo  mes  vinieron  al  portal  de'Jehova, 
y  santificaron  la  casa  de  Jebova  en  ocho 
días  *  y  á  los  dles  y  seis  del  mes  primero 
acabaron. 

18  Y  entraron  al  rey  Ezechias,  y  Oyéron- 
le:  Ya  hemos  limpiado  toda  la  casa  de 
Jebova,  el  altar  del  holocausto,  y  todos 
sns  instrumentos,  y  la  mesa  de  la  pro- 
posición, y  todos  sns  instrumentos, 

19  Y  asimismo  todos  los  vasos  qne  el 
rey  Achas  habla  menospreciado  el  tiem- 
po qne  remó;  habiendo  apostatado,  habe- 
rnos preparado  y  santificado :  y,  he  aqui, 
están  fecfet  delante  del  altar  de  Jehova. 

20  7  Y  levantándose  de  mañana  el  rey 
Eiechia*,  congregó  los  principales  de  la 
ciudad;  y  subió  á  la  casa  de  Jehova. 

91  Y  trajemí  siete  novillos,  siete  car- 


i,  siete  corderos,  y  siete  machos  de 
cabrio  para  expiación  por  el  reino,  por 
el  santuario,  y  por  Jnda.  Y  dtfo  A  ios 
sacerdotes,  hijos  de  Aaron,  qne  ofrecie- 
sen sobre  el  altar  de  Jehova. 

29  Y  mataron  los  bueyes :  y  los  sacer- 
dotes tomaron  la  sangre,  y  esparciéronla 
sobre  el  altar:  y  asimismo  mataron  los 
cameros,  y  esparcieron  la  sangre  sobre 
el  altar:  y  mataron  los  corderos,  y  es- 
parcieron la  sangre  sobre  el  altar. 

28  Y  hicieron  llegar  los  machos  cabrios 
de  la  expiación  delante  del  rey,  y  de 
la  multitud;  y  pusieron  sobre  elkw  sus 


24  Y  los  sacerdotes  los  mataron,  y  ex- 
piando aparcieirm  la  sangre  de  ellos  so- 
bre el  altar,  para  reconciliar  á  todo  Is- 
rael: porque  por  todo  Israel  mandó  el 
rey  hacer  el  holocausto,  y  la  expiación. 

25  Puso  también  Levitas  en  la  casa  de 
Jebova  con  címbalos,  y  salterios,  y  arpas, 
conforme  al  mandamiento  de  David,  y 
de  Gad  vidente  del  rey,  y  de  Nathan 
profeta:  porque  aquel  mandamiento/tuf 
por  mano  de  Jehova  por  medio  de  sus 
profetas. 

96  Y  los  Levitas  estaban  con  los  instru- 
mentos de  David,  y  les  sacerdotes  con 
trompetas. 

27  Y  mandó  Ezechias  sacrificar  el  holo- 
causto' en 'el  altar,  y  al  tiempo  qne  co- 
mentó el  holocausto  comenzó  también 
el  cántico  de  Jehova,  y  las  trompetas,  y. 
los  instrumentos  de  David  rey  de  Is- 
rael. 

•28  Y  toda  la  multitud  adoraba,  y  los 
cantores  cantaban,  y  los  trompetas  sona- 
ban las  trompetas :  todo  hasta  acabarse 
el  holocausto. 

29  Y  como  acabaron  de  ofrecer,  el  rey 
se  incMnó,  y  todos  los  que  estaban  con 
él,  y  adoraron.  , 

80  Entonces  d#o  el  rey  Ezechias  y  los 
principes  á  los  Levitas,  que  alabasen  á 
Jehova  por  las  palabras>de  David,  y  de 
Asaph  vidente:  y  ellos  alabaron  hasta 
excitar  alegría.:  y  inclinándose  adoraron. 

81  Y  respondiendo  Esechias,  dijo :  Vo- 
sotros os  habéis  ahom  consagrado  á  Je- 
hova: llegaos  pues,  y  traed  sacrificios, 
y  alabanzas  en  la  casa  de  Jehova.  Y  la 
multitud  trujo  sacrificios,  y  alabanzas,  y 
todo  liberal  de  corasen,  hoJocanstos. 

82  Y  fué  el  número  de  los  holocaus- 
10%  que  la  congregación  trujo*  setenta 
bueyes,  cien  esmeros,  doscientos  corde- 
ros, todo  asm  j»  holocausto  do  Jehova. 

4» 


II.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


88  Mae  las  santificaciones  fueron  seto- 
cientos  bueyes,  y  tres  mil  ovejas. 

84  Mas  los  sacerdotes  eran  pocos,  y  no 
podían  bastar  á  desollar  los  holocaustos : 
y  asi  sus  hermanos  los  Levitas  les  ayu- 
daron hasta  que  acabaron  la  obra,  y  bas- 
ta que  los  sacerdotes  se  santificaran", 
porque  los  Levitas  tuvieron  mayor  pron- 
titud de  corazón  para  santificarse,  que 
los  sacerdotes. 

85  Asi  que  hubo  gran  multitud  de  ho- 
locaustos, con  sebos  de  pacífico*,  y  liba- 
ciones de  holocausto :  y  ati  fué  ordenado 
el  servicio  de  la  casa  de  Jehova. 

36  T  alegróse  Esechias  y  todo  el  pue- 
blo, por  cuanto  Dios  habla  preparado  el 
pueblo :  porque  la  cosa  fué  prestamente 
hecha. 

CAPÍTULO  XXX. 

JBzechicu  «nota  mewugtro*  por  todo  lo  que  había  que- 
dado de  Itrael  exhortando  al  pueblo  que  $e  eonvir- 
Heeen  de  em  idolatría*,  pvimiemmd  Jentmkmd  ce- 
lebrar la  patena:  de  lo  cual  uno»  m  rien,p  toutemdo 
otros  el  aviio  vienen  d  Jerusalem :  y  la  patata  e$ 
celebrada  con  grande  tolemnidaá\  u  gowo  de  todo  ét 


ENVIÓ  también  Esechias  por  todo 
Israel  y  Joda,*y  escribió  cartas  á 
Epñraim  y  Maneases,  que  viniesen  á  Je- 
rusalem á  la  casa  de  Jehova,  para  ce- 
lebrar la  pascua  á  Jehova  Dios  de  Is- 
rael. 

2  Y  el  rey  tomó  consejo  con  sus  princi- 
pes, y  con  toda  la  congregación  en  Jeru- 
salem, para  hacer  la  pascua  en  el  mes 
segunda 

3  Porque  entonces  no  la  podían  hacer, 
por  cuanto  no  habla  hartos  sacerdotes 
santificados,  ni  el  pueblo  estaba  congre- 
gado en  Jerusalem. 

4  Esto  agradó  al  rey,  y  á  toda  la  multi- 
tud. 

5  Y  determinaron  de  hacer,  pasar  pre- 
gón por  todo  Israel  desde  Beer-seba  bas- 
ta Dan,  para  que  viniesen  á  hacer  la  pas- 
eua  á  Jehova  Dios  de  Israel  en  Jerusa- 
lem: porque  en*  mucho  tiempo  no  la  ha- 
blan hacho  como  estaba  escrito. 

0  T  fueron  correos  con  cartas  déla  mano 
del  rey  y  de  sus  principes  por  todo  Is- 
rael y  Juda,  como  el  rey  lo  habla  man- 
dado, y  decían :  Hijos  de  Israel,  volveos 
á  Jehova  el  Dios  de  Abracara,  de  Isaac, 
y  de  Israel,  y  él  se  volverá  á  los  restos 
que  os  han  quedado  de  la  mano  de  los 
reyes  de  Assyria» 

7  No  seáis  como  vuestros  padres,  y  po- 
mo vuestros  hermanos,  que  se  rebelaron 
contra  Jehova  «1  Dios  de  sus  padres,  y 
48» 


él  los  entregó  en  asolamiento,  como  to? 
sotros  veis. 

8  Bor  tanto  ahora  no  endúrensela  vues- 
■  tra  cerviz,  como  vuestros  padres :  dad  la 

mano  á  Jehova;  y  venid  á  su  santuario, 
el  cual  él  ha  santificado  para  siempre:  y 
servid  á  Jehova  vuestro  Dios,  y  la  ka  de 
su  furor  se  apartará  de  vosotros : 

9  Porque  si  os  volvierais  á  Jehova,  vues- 
tros hermanos  y  vuestros  hijos  hallarán 
misericordia  delante  de  los  que  ios  tie- 
nen cautivos,  y  volverán,  á  esta  tierra: 
porque  Jehova  vuestro  Dios  es  clemente, 
y  misericordioso,  y  no  volverá  de  voso* 
tros  su  rostro,  si  vosotros  os  volvierais 
áéL 

10  Y  a*i  pasaban  loa  correos  de  dudad 
en  dudad  por  la  tierra  de  Ephralm  y 
Manasses  hasta  Zabulón:  *mm  «Sos  se 
reian  y  burlaban  de  ellos. 

11  Con  todo  eso  algumot  varones  de 
Aser,  de  Manasses,  y  de  Zabulón  se  hu- 
millaron, y  vinieron  á  Jerusalem* 

13  En  Juda  también  fué  la  mano  de 
Dios  para  darles  un  corasen  para  hacer 
d  mandado  dd  rey  y  de  los  principes, 
conforme  á  la  palabra  de  Jehova. 

13  Y  juntáronse  en  Jerusalem  nn  gran- 
de pueblo,  para  hacer  la  solemnidad  de 
los  panes  sin  levadura  en  d  mes  segun- 
do, una  grande  congregación. 

14  Y  levantándose  quitaron  los  altares, 
que  estaban  en  Jerusalem:  y  todos  los 
altares  de  perfumes  quitaron,  y  echáron- 
los en  d  arroyo  de  Cedrón» 

15  Y  sacrificaron  la  pascua  á  los  cator- 
ce dd  mes  segundo,  y  los  sacerdotes  y 
los  Levitas  se  avergonsaron,  y  se  santifi- 
caron, y  trajeron  los  holocaustos  á  la  ca- 
sa de  Jehova, 

16  Y  pusiéronse  en  su  orden  conforme 
á  su  costumbre;  conforma  á  la  ley  de 
Moyses  varón  de  Dios,  los  sacerdotes 
esparcían  la  sangre  de  la  mano  de  los 
Levitas. 

17  Porque  aun  habia  muchos  en  la  con* 
gregacton  que  no  estaban  santificados,  y 
los  Levitas  sacrificaban  la  pascua  por  to- 
dos los  que  no  se  hablan  limpiado  para 
santificarse  á  Jehova. 

18.  Porque  grande  multitud  dd  pueblo, 
de  Éphraim,  y  Manasses,  j  Isachar,  y  Za- 
bulón, no  se  hablan  purificado,  y  comie- 
ron la  pascua  no  conforme  á  lo  que  em 
escrito:  mas  Esechies  ovó  por  ellos,  d> 
dendo:  Jehova,  que  es  buenoysee  propi* 
do  t   • 

19  A  todo  aqud  que  ha  speroebido  su 


II.  DB  LAS  CRÓNICAS. 


corazón  par»  buscar  á  Dios,  á  Jehova  el 
Dios  de  sus  padres,  aunque  no  esf¿  p«H- 
Jtaufo  según  la  purificación  del  santua- 
rio. 

20  T  oyó  Jehova  á  Ezechias,  y  sanó  el 
pueblo. 

31  Asi  hicieron  loa  hijos  de  Israel,  que 
fueron  presentes  en  Jerusalem,  la  solem- 
nidad de  los  panes  sin  levadura  siete  días 
con  gran  gozo :  y  alababan  á  Jeho  va  to- 
6¿>s  los  dias  los  Levitas  y  los  sacerdotes, 
con  instrumentos  de  fortaleza  á  Jehova. 

32  Y  Ezechlas  habló  al  corazón  de  to- 
dos los  Levitas  que  tenían  buena  inteli- 
gencia para  Jehova:  y  comieron  la  so- 
lemnidad por  siete  dias  sacrificando  sa- 
crificios pacíficos,  y  haciendo  gracias  A 
Jehova  el  t)ios  de  sus  padres. 

23  Y  toda  la  multitud  determinó  que 
celebrasen  otros  siete  dias,  y  celebraron 
otros  siete  dias  con  alegría. 

24  Porque  Ezechlas  rey  de  Juda  habla 
dado  á  la  multitud  mil  novillos,  y  siete 
mil  ovejas :  y  también  los  principes  die- 
ron ai  pueblo  mil  novillos  y  diez  mil 
ovejas :  y  muchos  sacerdotes  se  santifi- 
caron. 

25  Y  toda  la  congregación  de  Juda  se 
alegró,  y  los  sacerdotes,  y  Levitas,  y  asi- 
mismo toda  la  multitud  que  habla  veni- 
do de  Israel:  y  también  los  extrangeros, 
que  hablan  venido  de  la  tierra  de  Israel, 
y  los  que  habitaban  en  Juda. 

26  Y  hiciéronse  grandes  alegrías  en  Je- 
rusalem :  porque  desde  los  dias  de  Salo- 
món, hijo  do  David,  rey  de  Israel,  no  hu- 
be tal  cosa  en  Jerusalem. 

27  Y  levantándose  los  sacerdotes  y  Le- 
vitas bendijeron  al  pueblo :  y  la  voz  de 
ellos  fué  oida,  y  su  oración  llegó  A  la  ha- 
bitación de  su  santuario,  al  cielo. 

CAPITULO  XXXI. 

VaMendo  el  pueblo  de  celebrar  la  patena  destruye  la 
idolatría  e*  todo  braeL  II.  Bneckias  restituye  dios 
sacerdote*  y  Levita»  en  sus  órdenes,  y  habiendo  man- 
dado al  pueblo  que  le»  dicte  tas  primicia»  para  sus- 
tentarse, el  pueblo  lee  da  en  grande  abundancia.  III. 
Viendo  Baeckias  la  muWtvd  delocfrecido,  lo  man- 
da guardar :  y  constituye  personas  fieles  que  lo  dis- 
tribuyan fielmente. 

HECHAS  todas  estas  cosas,  salió  to- 
do Israel,  los  que  se  hablan  hallado 
por  las  ciudades  de  Juda,  y  quebraron 
las  estatuas,  y  destruyeron  los  bosques, 
y  derribaron  los  altos  y  los  altares  por 
todo  Juda  y  Benjamín :  y  también  en 
Ephralm  y  Maneases  hasta  acabarlo  todo : 
y  volviéronse  todos  los  htfos  de  Israel 
cada  uno  á  su  posesión,  y  A  sus  ciu- 
dades. 
Span.  38 


2  T  Y  constituyó  Ezechlas  los  reparti- 
mientos de  los  sacerdotes  y  de  los  Levi- 
tas conforme  A  sus  repartimientos,  cada 
uno  según  su  oficio :  los  sacerdotes  y  los 
Levitas  para  el  holocausto  y  pacíficos, 
paro  que  ministrasen,  para  que  glorifica- 
sen y  alabasen  á  las  puertas  de  las  tien- 
das de  Jehova. 

8  La  contribución  del  rey  de  su  hacien- 
da, era  holocaustos  A  mañana  y  tarde, 
ítem, holocaustos  para  los  sábados,  nue- 
vas lunas,  y  solemnidades,  como  está 
escrito  en  la  ley  de  Jehova. 

4  Mandó  también  al  pueblo,  que  habi- 
taba en  Jerusalem,  que  diesen  la  parte 
á  los  sacerdotes  y  Levitas,  para  que  se 
esforzasen  en  la  ley  de  Jehova. 

5  Y  como  este  edicto  fué  divulgado,  los 
hijos  de  Israel  dieron  muchas  primicias 
de  grano,* vino,  aceite,  miel,  y  de  todos 
los  frutos  de  la  tierra :  y  trujeron  asimis- 
mo los  diezmos  de  todas  las  cosas  en 
abundancia. 

6  También  los  htfos  de  Israel  y  de  Ju- 
da, que  habitaban  en  las  ciudades  de  Ju- 
da, dieron  asimismo  los  diezmos  de  las* 
vacas  y  de  las  ovejas:  y  trujeron  los 
diezmos  de  lo  santificado,  de  las  cosas 
que  hablan  prometido  A  Jehova  su  Dios, 
y  lo  pusieron  por  montones. 

7  En  el  mes  tercero  comenzaron  A  fun- 
dar aquellos  montones,  y  en  el  mes  sép- 
timo acabaron. 

8 1  Y  Ezechias  y  los  principes  vinieron 
á  ver  los  montones,  y  bendijeron  A  Je- 
hova, y  A  su  pueblo  Israel. 

9  Y  preguntó  Ezechlas  A  los  sacerdo- 
tes y  A  los  Levitas  acerca  de  los  mon- 
tones: 

10  Y  respondióle  Azarias  sumo  sacer- 
dote, de  la  casa  de  Sadoc,  y  dtyo :  Desde 
que  comenzaron  A  traer  la  ofrenda  A 
la  casa  de  Jehova,  hemos  comido,  y 
hartadonos,  y  nos  ha  sobrado  mucho: 
porque  Jehova  ha  bendecido  su  pueblo, 
y  ha  quedado  esta  multitud. 

11  Entonces  mandó  Ezechias  que  apa- 
rejasen cámaras  en  la  casa  de  Jehova :  y 
la»  aparejaron. 

12  Y  metieron  las  primicias  y  diezmos, 
y  las  cosas  consagradas  fielmente,  y  die- 
ron cargo  de  ello  A  Chonenias  Levita  el 
principal,  y  A  Semei  su  hermano  el  se- 
gundo. 

13  Y  Jehiel,  Azarias,  Nahath,  Azael, 
Jerlmoth,  Josabad,'  Ellei,  Jesmachias, 
Mahath,  y  Báñalas,  f  nerón  los  prepósitos 
debajo  de  la  mano  de  Ckonenias,  y  de 

488 


U.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


Semet  su  herma*,' por  mandamiento 
del  rey  Bgecnlas,  y  de  Asarías  principe 
de  la  caá*  de  Dio». 

14  Y  Core,  htfo  de  Jemna,  Levita,  por- 
tero al  oriente  tenia  cargo  de  las  limos- 
nas de  Dios,  y  de  las  ofrendas  de  Jehova 
qne  se  daban,  y  de  todo  lo  que  se  santifi- 
caba. 

15  Y  á  sn  mano  estaban  Edén,  Benja- 
mín, Jesue,  Semeias,  Amarlas,  y  fléche- 
nlas, en  las  ciudades  de  loa  sacerdotes, 
para  dar  con  fidelidad  á  sus  hermanos 
sus  partes  conforme  á  sus  órdenes,  asi  al 
mayor  como  al  menor ; 

16  Sin  lo  que  se  contaba  para  los  Taro- 
Bes  de  edad  de  tres  años  y  arriba,  á  to- 
dos los  que  entraban  en  la  casa  de  Jeho- 
va, cada  cosa  en  su  dia  por  su  ministerio, 
por  sus  estancias,y  por  sus  órdenes : 

17  Y  á  los  que  eran  contados'  entre  los 
sacerdotes  por  las  familias  desús  padres, 
y  á  los  Levitas  de  edad  de  veinte  años  y 
arriba  por  sus  estancias  y  órdenes. 

18  Asimismo  á  los  de  su  generación 
con  todos  sus  niños,  y  sus  mngeres,  y 

«sus  trijos,  y  hijas,  para  toda  la  congrega- 
ción :  porque  por  la  fé  de  estos  se  repar- 
tían las  ofrendas. 

10  Asimismo  á  los  hijos  de  Aaron  los 
sacerdotes,  que  estaban  en  los  ejidos  do 
sus  ciudades,  por  todas  las  ciudades,  los 
varones  nombrados  Union  cargo  de  dar 
sus  porciones  á  todos  los  varones  de  los 
sacerdotes,  y  á  todo  el  linage  de  los  Le- 
vitas. 

20  De  esta  manera  hizo  Ezechias  en  to- 
do «Tuda,  el  cual  hizo  lo  bueno,  recto,  y 
verdadero  delante  de  Jehova  su  Dios. 

21  En  todo  cuanto  comenzó  en  el  ser- 
vicio de  la  casa  de  Dios,  y  en  la  ley  y 
mandamientos,  buscó  ¿  su  Dios :  y  hizo 
de  todo  corazón,  y  fué  prosperado. 

capitulo  xxxn. 

Oyendo  BmoMa»  la  venida  de  Sennacherib  contra  Je- 
ruealem  $e  fortifica  y  anima  d  los  suyo*  enfé.  22. 
Enviando  Sennacherib  neneageroe  y  cartas  á  Jeru- 
$alcm  ttenat  de  Jactancia  y  de  hla&mia  contra 
Dio*,  Eatckkm  ora  ai  Señor,  y  ee  confortado  de  él 
por  el  profeta  iraúu,  y  vuelto  Sennachcrlb  d  sh  tierra 
por  procidencia  de  iHo*,  es  muerto  de  mu  kijot.  222. 
Muerto  Exechia»  eucede  en  tu  lugar  Manaemmmhifo. 

DESPUÉS  de  estas  cosas,  y  de  esta 
fidelidad,  vioo  Sennacherib  rey  fie 
los  Assyrios,  y  entró  en  «Tuda,  y  asentó 
campo  contra  las  ciudades  fuertes,  y  de- 
terminó de  entrarlas. 
3  Viendo  pues  Ezechias  la  venida  de 
Sennaenerib,  y  que  tenia  el  rostro  puesto 
para  hacer  la  guerra  á  Jerusalem, 
S  Tutes*  consejo  coa  ras  principes,  y 


eonsus  velerosen,  sae  tapasen  la*  i 
tes  de  las  aguas,  que  estaban  fuera  de  la 
ciudad:  y  ellos  le  ayudaron. 

4  Y  juntóse  mueho  pueblo,  y  taparon 
todas  los  fuentes :  y  también  el  arroyo 
que  va  por  medio  de  la  tierra,  diciendo : 
¿  Por  qué  han  do  hallar  los  reyes  de  Assy- 
ria  muchas  aguas  cuando  vinieren  ? 

6  Confortóse  pues  üaeehias,  y  edificó 
todos  los  muros  caldos,  y  hizo  alzar  las 
torres,  y  otro  muro  por  de  fuera:  y  for- 
tificó á  Mello  en  la  ciudad  de  David,  ^ 
hizo  muchas  espadas  y  paveaos. 

6  Y  puso  capitanes  de  guerra  sobre  el 
pueblo,  y  hizolos  congregar  á  si  en  la 
plaza  de  la  puerta  de  la  ciudad,  y  habló- 
les al  corazón  de  ellos,  diciendo : 

7  Esforzaos  y  confortaos;  no  témala, 
ni  hayáis  miedo  del  rey  de  Asayria,  ni  de 
toda  6U  multitud  que  con  él  viene:  por- 
que mas  son  con  nosotros  que  oon  éL 

8  Con  él  es  el  brazo  de  carne,  mas  con 
nosotros  Jehova  nuestro  Dios  para  ayu- 
darnos, y  pelear  nuestras  peleas.  Enton- 
ces el  pueblo  reposó  sobre  las  palabras 
de  Ezechias  rey  de  Juda. 

9  H  Después  de  esto  envió  Sennacherib 
rey  de  los  Assyrios  sus  siervos  á  Jerusa- 
lem, estando  él  sobre  Lachis,  y  con  él  to- 
da su  potencio,  á  Ezechias  rey  de  Juda, 
y  á  todo  Juda,  que  estaba  en  Jerusalem, 
diciendo : 

10  Sennacherib  rey  de  los  Assyrios  ha 
dicho  asi :  ¿En  qué  confiáis  vosotros  pa- 
ra estar  cercados  en  Jerusalem  ? 

11  ¿No  os  engaña  Ezechias  para  entre- 
garos á  muerte,  á  hambre,  y  á  sed,  di* 
ciendo :  Jehova  nuestro  Dios  nos  librará 
de  la  mano  del  ray  de  Assyria? 

19  ¿No  es  Ezechias  el  que  ha  quitado 
sus  altos  y  sus  altares,  y  dijo  á  Juda,  y 
á  Jerusalem :  Delante  de  este  solo  altar 
adoraréis,  y  sobre  él  quemaréis  perfume? 

13  ¿No  habéis  sabido  lo  que  yo  y  mis 
padres  habernos  #hccho  A  todos  los  pue- 
blos de  las  tierras  ?  ¿Pudieron  los  dio- 
ses de  las  gentes  é>  las  tierras  librar 
6u  tierra  de  mi  mano  ? 

14  ¿Qué  dios  hubo  de  todos  jos  dioses 
de  aquellas  gentes  que  destruyeron  sato 
padres,  que  pudiese  librar  su  pueblo  de 
mis  manos?  ¿Por  qué  podrá  vuestro 
Dios  escaparos  de  mi  mano  ? 

15  Ahora  pues  no  os  engañe  Ezechias, 
ni  os  persuada  tal  cosa,  ni  lo  creáis;  que 
si  ningún  dios  de  todas  aquellas  nació* 
nes  y  reinos  pudo  librar  su  pueblo  de 
mis  manos,  y  do  las  manos  de  mis  par 


II.  DE  LAS  C&ONIGA& 


dres,  ¿cnanto  moma  vuestros  diotee  o» 
podrán  librar  de  mi  mono? 

16  T  otras  cosas  hablaron  sos  sierros 
contra  el  Dios  Jehova,  y  contra  Eze- 
chias 6U  sierro. 

17  Y  ademas  do  esto  escribió  cartas  en 
las  cuales  blasfemaba  á  Jehova  el  Dios 
do  Israel,  y  hablaba  contra  él, diciendo: 
Como  los  dioses  de  las  gentes  de  las 
provincias  no  pudieron  librar  su  pueblo 
do  mis  manos,  tampoco  el  Dios  de  Ese- 
cillas librará  al  suyo  do  mis  manos. 

13  Y  clamaron  á  gran  voz  en  Judaico 
contra  ci  pueblo  do  Jerusalem  que  esto- 
fo en  los  muros,  para  espantarlos  y  po- 
nerles temor,  para  tomar  la  ciudad. 

19  Y  hablaron  contra  el  Dios  de  Jeru- 
salem, como  contra  los  dioses  de  los 
pueblos  de  la  tierra,  obra  de  manos  de 
nombres. 

20  Mas  el  rey  Ezechias,  y  el  profeta 
Isaías,  hijo  de  Amos,  oraron  por  esto,  y 
clamaron  al  cielo : 

21  Y  Jehova  envió  un  ángel,  el  cual 
birló  todo  valiente  en  fuerzas,  y  los  ca- 
pitanea, y  los  principes,  en  el  campo  del 
rey  de  Assyria :  y  volvióse  con  vergüen- 
za de  rostro  á  su  tierra:  y  entrando  en 
el  templo  de  su  dios,  allí  le  pasaron  á 
cuchillo  los  que  hablan  salido  de  sus  en- 
trañas. 

22  Asi  salvó  Jehova  á  Ezechias  y  á  los 
moradores  de  Jerusalem  de  las  manos 
de  Sennacherib  rey  de  Assyria,  y  do  las 
manos  de  todos :  y  les  dio  reposo  de  to- 
das partes. 

23  Y  muchos  trajeron  presente  á  Je- 
hova á  Jerusalem,  y  á  Ezechias  rey  de 
Juda  ricos  dones:  y  fué  muy  grande 
delante  de  todas  las  gentes  después  de 
esto. 

24  ^  En  aquel  tiempo  Ezechias  enfer- 
mó de  muerte ;  y  oró  á  Jehova:  el  cual 
lo  respondió,  y  le  dio  señal 

85  lias  Ezechias  no  pagó  conforme  al 
bien,  que  le  habla  sido  hecho :  antes  su 
corazón  so  enalteció,  y  fué  la  ira  contra 
él,  y  contra  Juda,  y  Jerusalem. 

20  Empero  Ezechias,  después  de  haber- 
se enaltecido  su  corazón,  se  humilló,  él 
y  los  moradores  de  Jerusalem:  y  no 
vino  sobre  ellos  la  ira  de  Jehova  en  los 
dias  de  Ezechias. 

27  Y  tuvo  Ezechias  riquezas  y  gloria 
.mucha  en  gran  manera:  y  hizose  tesoros 
*ie  plata  y  oro,  de  piedras  preciosas,  de 
especierías,  de  escudos,  y  de  todos  va- 
44*44  desear  i 


88  Asimismo  depósitos  pm  les,  rfmtm 
del  grano,  del  vino,  y  aceite :  establos 
para  toda  suerte  de  bestias,  y  majadas 
para  los  ganados. 

29  Hizose  también  ciudades,  y  hatos  de 
ovejas  y  de  vacas  en  gran  copia:  porque 
Dios  )S)  habla  dado  muy  mucha  hacienda. 

30  Este  Ezechias  cerró  los  manaderos 
de  las  aguas  de  Glhon,la  de  arriba,  y  en- 
caminólas abajo  al  occidente  de  la  ciudad 
de  David :  y  fué  prosperado  Ezechias  en 
todo  lo  que  hizo. 

31  Empero  á  causa  de  los  embajadores 
de  los  principes  de  Babylonia,  que  en- 
viaron á  él  para  saber  del  prodigio  que 
habia  sido  en  aquella  tierra,  Dios  le  de- 
jó, para  tentarle,  para  saber  todo  lo  que 
estaba  en  su  corazón. 

32  Lo  demos  de  los  hechos  de  Ezechias, 
y  de  sus  misericordias,  ho  aquí,todo  es- 
tá escrito  en  la  profecía  de  Isaías,  lujo 
de  Amos  profeta,  y  en  el  libro  de  los 
reyes  de  Juda  y  do  Israel. 

33  Y  durmió  Ezechias  con  sus  padres, 
y  sepultáronle  en  los  mas  insignes  sepul- 
cros de  los  hijos  de  David,  honrándolo 
en  su  muerto  todo  Juda  y  los  de  Jerusa- 
lem: y  reino  en  su  lugar  Manasses  sn 
luja 

CAPITULO  xxxin. 

Manaste»  instaura  la  idolatría  :  y  mimittitatlo  eU  JHm 
por  sus  profetas,  no  obedece.  1L  Conviértete  por  lo» 

-azotes,  y  destruye  la  idolatría*  y  instaura  el  divino 
culto:  y  muerto  sucédele  en  el  reino  Amen  tu  hijo 
implo  rey:  el  cual  muerto  por  conspiración  de  km 
tuyo»,  sucede  en  su  lugar  Josias  su  k\jo. 

DE  doce  años  era  Manasses,  cuando 
comenzó  á  reinar,  y  cincuenta  y 
cinco  años  reinó  en  Jerusalem. 

2  Y  hizo  lo  malo  en  los  ojos  de  Jehova, 
conforme  á  las  abominaciones  de  las 
gentes  que  iabia  echado  Jehova  delante 
de  los  hyos  do  Israel. 

3  Porque  él  reedificó  loe  altos  que  Eze- 
chias su  padre  habla  derribado;  y  le- 
vantó altares  á  los  Banales,  y  hizo  bos- 
ques, y  adoró  á  todo  el  ejército  de  los 
cielos,  y  á  él  sirvió. 

4  Edificó  también  altares  en  la  casa  de 
Jehova,  do  la  cual  Jehova  habia  dicho : 
En  Jerusalem  será  mi  nombre  perpetua- 
mente. 

5  Edificó  asimismo  altares  á  todo  el 
ejército  de  los  ciclos  en  los  dos  patios 
do  la  casa  do  Jehova.         • 

G  Y  pasó  sus  lujos  por  fuego  en  el  valle 

de  los  hyos  de  Eunon :  miraba  en  los 

tiempos,  miraba  en  agüeros,  y  era  dado 

á  adivinaciones,  consultaba  pythones  y 

435 


II.  DE  LAS  CRÓNICA». 


encantadores:  multiplicó  en  hacer  lo 
malo  en  ojos  de  Jehoya  para  irritarle. 

7  Ademas  de  esto  puso  una  imagen  de 
fundición  que  hizo,  en  la  casa  de  Dios» 
de  fo  cual  Dios  había  dicho  á  David,  y  á 
Salomón  bu  hijo :  En  esta  casa,  y  en  Je- 
rusalem,  la  cual  yo  elegí  sobre  tonas  las 
tribus  de  Israel,  pondré  mi  nombre  pa- 
ra siempre : 

8  Y  nnnea  mas  quitaré  el  pié  de  Israel 
de  la  tierra  que  yo  entregué  á  vuestros 
padres,  á.  condición  que  guarden  y  ha- 
gan todas  las  cosas  que  yo  les  ho  manda- 
do, toda  la  ley,  estatutos,  y  derechos  por 
mano  de  Moyses. 

9  Así  que  Manasses  hizo  descaminar  á 
Juda  y  á  los  moradores  de  Jcrusalem, 
para  hacer  mas  mal  que  las  gentes,  que 
Jehova  destruyó  delante  de  los  htyos  de 
Israel. 

10  Y  Jehova  habló  á  Manasses  y  á  su 
pueblo ;  mas  ellos  no  escucharon :  por  lo 
cual  Jehova  trujo  contra  ellos  los  prínci- 
pes del  ejército  del  rey  de  los  Assyrios, 
los  cuales  echaron  en  grillos  á  Manasses : 
y  atado  con  dos  cadenas  le  llevaron  á 
Babylonla. 

11  T  Mas  después  que  filé  puesto  en 
angustias  oró  á  la  faz  de  Jehova  su  Dios, 
humillado  grandemente  en  la  presencia 
del  Dios  de  sus  padres. 

12  Y  como  oró  á  éL,  fué  oido :  porque 
él  oyó  su  oración,  y  le  volvió  á  Jeras* 
lem  á  su  reino.  Entonces  conoció  Ma- 
nasses que  Jehova  era  Dios.  % 

13  Después  de  esto  edificó  el  muro  de 
á  fuera  de  la  ciudad  de  David,  al  occi- 
dente de  Oihon  en  el  valle,  y  á  la  entra- 
da de  la  puerta  del  pescado,  y  cercó  á 
Ophel,  y  alzólo  muy  alto :  y  puso  capi- 
tanes de  ejército  en  todas  las  ciudades 
fuertes  por  Juda. 

14  Asimismo  quitó  los  dioses  ágenos, 
y  el.  ídolo  de  la  casa  de  Jehova,  y  to- 
dos los  altares  que  habia  edificado  en 
el  monte  de  la  casa  de  Jehova,  y  en 
Jcrusalem,  y  echólo  todo  fuera  de  la  ciu- 
dad. 

15  Y  reparó  el  altar  de  Jehova,  y  sacri- 
ficó sobre  él  sacrificios  pacíficos,  y  do 
alabanza :  y  mandó  á  Juda  que  sirviesen 
á  Jehova  Dios  de  Israel. 

16  Empero  el  pueblo  aun  sacrificaba  en 
los  altos,  aunque  á  Jehova  su  Dios. 

.  17  Lo  demás  de  los  hechos  de  Manasses, 
y  su  oración  á  su  Dios,  y  las  palabras  de 
los  videntes  que  le  hablaron  en  nombre 
de  Jehova  el  Dios  de  Israel,  he  aquí,  to- 


do  está  escrito  en  los  hechos  de  los  reyes 
de  Israel 

18  Su  oración  también,  y  como  fué  oí- 
do, todos  sus  pecados,  y  sn  prevarica- 
ción, los  lugares  donde  edificó  altos  y 
habia  puesto  bosques  y  ídolos  antes  que 
se  humillase,  he  aquí,  estas  cosas  están 
escritas  cu  las  palabras  de  los  videntes. 

19  Y  durmió  Manasses  con  sus  padres, 
y  sepultáronle  en  su  casa:  y  reinó  en  su 
lugar  Anión  sn  hijo. 

20  De  veinte  y  dos  años  era  Amon, 
cuando  comenzó  á  reinar,  y  dos  años 
reinó  en  Jcrusalem. 

21  Y  hizo  lo  malo  en  ojos  de  Jehova, 
como  habia  hecho  Manasses  su  padre: 
porque  á  todos  los  ídolos  que  su  padre 
Manasses  habia  hecho,  sacrificó  y  sirvió 
Amon. 

23  Mas  nunca  se  humilló  delante  de 
Jehova,  como  Manasses  su  padre  se  hu- 
milló, antes  aumentó  el  pecada 

23  Y  conspiraron  contra  él  sus  siervos, 
y  matáronle  en  su  casa. 

24  Mas  el  pueblo  de  la  tierra  hirió  á  to- 
dos los  que  hablan  conspirado  contra  el 
rey  Amon :  y  el  pueblo  de  la  tierra  poso 
por  rey  en  su  lugar  á  Josias  su  htyo. 

CAPITULO  XXXTV. 

Joñas  personalmente  persigne  y  destruye  la  idolatría 
en  sn  reino,  y  en  toda  la  tierra  de  Israel.  IL  Res- 
taurando»*, ti  templo  por  tn  mandado  es  hallado  el 
libro  de  la  ley,  el  cual  como  el  rr¡f  hiciese  leer  delan- 
te de  rl  enría  d  consultar  4  Oída  profetisa  acerca 
del  libro  hallado,  y  étta  le  denuncia  de  parte  da 
Dio*  el  cumplimiento  de  la»  amenazas  contenida* 
en  el  libro  :  empero  que  por  su  piedad  no  seria  en  re» 
días.  III.  Josias  renuera  el  pacto  entre  Dios  p  el 
pueblo. 

DE  ocho  años  era  Josias,  cuando  co- 
menzó á  reinar,  y  treinta  y  un  años 
reinó  en  Jcrusalem. 

2  Este  hizo  lo  recto  en  ojos  de  Jehova, 
y  anduvo  en  los  caminos  de  David  su 
padre,  sin  apartarse  ni  á  la  diestra  ni  á 
la  siniestra. 

3  A  los  ocho  años  de  su  reino,  siendo 
aun  muchacho,  comenzó  á  buscar  al  Dios 
de  David  su  padre,  y  á  los  doce  años  co- 
menzó á  limpiar  á  Juda  y  á  Jcrusalem 
do  los  altos,  bosques,  esculturas,  y  fun- 
diciones. 

4  Y  derribaron  delante  de  él  los  altares 
de  los  Banales,  y  quebró  en  piezas  las 
imagines  dd  sol  que  estaban  puestas  en- 
cima ;  y  los  bosques,  y  las  esculturas,  y 
fundiciones,  quebró  y  desmenuzó,  y  es- 
parció ti  polvo  sobre  los  sepulcros  de  loa 
que  hablan  sacrificado  á  ellos. 

5  Asimismo  los  huesos  de  los  saetada- 


II.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


tes  quemó  sobre  sus  altaros,  y  limpió  á 
Jada  y  á  Jerusalem. 

6  Lo  miaño  hizo  en  las  ciudades  de  Ma-* 
nasses,  Ephraim,  y  Simeón,  hasta  en 
Nephthali,  con  sus  lagares  asolados  al 
derredor. 

7  T  como  hubo  derribado  los  altares  y 
los  bosques,  y  quebrado  y  desmenuzado 
las  esculturas,  y  destruido  todos  los  ído- 
los dd  aol  por  toda  la  tierra  de  Israel, 
volvióse  é  Jerusalem. 

8  A  los  diez  y  ocho  anos  de  su  reino, 
después  de  haber  limpiado  la  tierra,  y  la 
casa,  envió  á  Saphan,  hijo  de  Eselias,  y  á 
Maasias  gobernador  de  la  ciudad,  y  á 
Joba,  htfo  de  Joachas  canciller,  para 
que  reparasen  la  casa  de  Jehova  su  Dios. 

»  Loe  cuales  vinieron  á  Heleias  gran 
sacerdote,  y  dieron  el  dinero  que  habla 
sido  metido  en  la  casa  de  Jehova,  que 
los  Levitas  que  guardaban  la  puerta  ha- 
blan cogido  de  mano  de  Manassés,  y  de 
Ephraim,  y  de  todas  los  restos  de  Israel, 
y  de  todo  Juda  y  Benjamín ;  y  se  hablan 
vuelto  á  Jerusalem. 

10  Y  diéronlo  en  mano  de  los  que  ha- 
dan la  obra,  que  eran  prepósitos  en  la 
cosa  de  Jehova:  los  cuales  lo  dieron  á 
los  que  hadan  la  obra,  y  trabajaban  en 
la  easa  de  Jehova,  en  reparar  y  en  ins- 
taurar el  templo. 

11  Y  dieron  también  á  los  oficiales  y  al- 
bafiiles  para  que  comprasen  piedra  de 
cantería,  y  madera  para  las  comisuras,  y 

'para  la  trabazón  de  las  casas,  las  cuales 
babkm  destruido  los  reyes  de  Jada. 

12  Y  estos  varones  trabajaban  con  fide- 
lidad en  la  obra :  y  eran  sus  gobernado- 
rea  Johoth,  y  Abdias,  Levitas  de  los  hi- 
jos de  Merari :  y  Zacharias  y  Mosollam, 
de  los  htyo8  de  Caotb,  que  solicitasen  la 
obra:  y  de  los  Levitas,  todos  los  enten- 
didos en  instrumentos  de  música : 

13  Y  de  los  peones,  tenían  cargo  los  que 
soüdtaban  á  todos  los  que  hadan  obra 
en  todos  los  servicios :  y  de  los  Levitas, 
los  escribas,  gobernadores,  y  porteros. 

14  í  Y  como  sacaron  d  dinero  que  ha- 
bla sido  metido  en  la  casa  de  Jehova, 
Heleias  el  sacerdote  halló  el  libro  de  la 
ley  de  Jehova  dada  por  mano  de  Moy- 
ses. 

15  Y  respondiendo  Heleias,  dijo  á  Sa- 
phan escriba :  Yo  he  hallado  el  libro  do 
la  ley  en  la  casa  de  Jehova.  Y  dio  Hel- 
eias el  libro  á  Saphan. 

16  Y  Saphan  lo  llevó  al  rey,  y  le  contó 
el  negado,  diciendo:  Tus  siervos  han 


cumplido  todo  k>  que  les  fué  dado  á 
cargo. 

17  Han  tomado  d  dinero  que  se  halló 
en  la  casa  de  Jehova,  y  lo  han  dado  en 
mano  de  los  señalados,  y  en  mano  de  los 
que  hacen  la  obra. 

18  Ademas  de  esto  declaró  Saphan  es- 
criba al  rey,  diciendo :  El  sacerdote  Hel- 
eias me  dio  un  libro.  Y  leyó  Saphan  en 
él  delante  del  rey. 

19  Y  como  d  rey  oyó  las  palabras  de  la 
ley,  rompió  sus  vestidos. 

20  Y  mandó  á  Heleias,  y  á  Haicam,  hi- 
jo de  Saphan,  y  á  Abdon,  lujo  de  Micha, 
y  á  Saphan  escriba,  y  A  Asa  siervo  del 
rey,  diciendo : 

21  Andad,  y  consultad  á  Jehova  de  mi, 
y  de  los  restos  de  Israel  y  de  Juda,  acer- 
ca de  las  palabras  del  libro  que  se  ha  ha- 
llado :  porque  grande  es  el  furor  de  Je- 
hova que  ha  caldo  sobre  nosotros,  por 
cuanto  nuestros  padres  no  guardaron  la 
palabra  de  Jehova,  para  hacer  conforme 
á  todas  las  cosas  que  están  escritas  en 
este  libro. 

22  Entonces  Heleias  y  los  dd  rey  fue- 
ron á  Oldon  profetisa,  muger  de  Sellum, 
htyo  de  Thecuath,  hijo  de  Hasra,  guarda 
de  los  vestimentas,  la  cual  moraba  en 
Jerusalem,  en  la  casa  de  la  doctrina:  y 
cujéronle  las  palabras  dichas. 

23  Y  ella  respondió :  Jehova  el  Dios  de 
Israel  ha  dicho  asi :  Decid  al  varón  que 
os  ha  enviado  á  mi,  que  asi  na  dicho  Je- 
hova: 

24  He  aqui,yo  traigo  mal  sobre  este  lu- 
gar, y  sobre  los  moradores  de  él,  todas 
las  maldiciones  que  están  escritas  en  d 
libro  que  leyeron  delante  dd  rey  de  Juda : 

25  Por  cuanto  me  han  dejado,  y  han 
sacrificado  á  dioses  ágenos,  provocándo- 
me á  ira  en  todas  las  obras  de  sus  ma- 
nos: por  tanto  mi  furor  destilará  sobre 
este  lugar,  y  no  se  apagará. 

26  Mas  al  rey  de  Juda,  que  os  ha  envia- 
do á  consultar  á  Jehova,  asi  le  diréis : 
Jehova  d  Dios  de  Israel  ha  dicho  asi : 
B¡r  cuanto  oíste  las  palabras  dd  libro, 

27  Y  tu  corazón  se  enterneció,  y  te  hu- 
millaste delante  de  Dios  oyendo  sus  pala- 
bras sobre  este  lugar,  y  sobre  sus  mora- 
dores: humillástete  delante  de  mi,  y 
rompiste  tus  vestidos,  y  lloraste  en  mi 
presencio,  yo  también  te  he  oído,  dice 
Jehova : 

28  He  aqui,yo  te  recogeré  con  tus  pa- 
dres, y  serás  recogido  en  tu  sepulcro 
en  paz :  y  tus  ojos  no  verán  todo  d  mal 

487 


II.  DE  LAS  CRÓNICAS. 


que  yo  traigo  sobre  este  lugar,  y  sobre 
los  moradores  de  él.  T  ellos  recitaron 
al  rey  la  respuesta. 

29  H  Entonces  el  rey  enrió,  y  juntó  to- 
dos los  ancianos  de  Juda  y  de  Jerusa- 
lem. 

80  Y  subió  el  rey  á  la  casa  de  Jehova, 
y  con  él  todos  los  varones  de  Juda,  y 
los  moradores  de  Jerusalem,  y  Jos  sa- 
cerdotes, y  los  Levitas,  y  todo  el  pueblo 
desde  el  mayor  basta  el  mas  pequeño :  y 
leyó  en  los  oidos  de  ellos  todas  las  pa- 
labras del  libro  del  concierto  que  habla 
sido  bailado  en  la  casa  de  Jehova. 

31  T  estando  el  rey  en  pié  en  su  lugar, 
hizo  alianza  delante  de  Jehova,  que  an- 
darían en  pos  de  Jehova,  y  que  guarda- 
rían sus  mandamientos,  sus  testimonios, 
y  sus  estatutos,  de  todo  su  corazón,  y 
de  toda  su  alma;  y  que  harían  las  pala- 
bras del  concierto,  que  estaban  escritas 
en  aquel  libro. 

82  Y  hizo  que  consintiesen  todos  los 
que  estaban  en  Jerusalem  y  en  Ben-ja- 
min:  y  así  hicieron  los  moradores  de 
Jerusalem  conforme  al  concierto  de  Dios, 
del  Dios  de  sus  padres. 

83  Y  qnitó  Josias  todas  las  abomina- 
ciones de  todas  las  tierras  de  los  hijos  de 
Israel,  y  hizo  á  todos  los  qne  se  hallaron 
en  Israel  que  sirviesen  á  Jehova  su  Dios : 
no  se  apartaron  de  en  pos  de  Jehova  el 
Dios  de  sus  padres  todo  el  tiempo  que  él 
vivió. 

CAPITULO  XXXVr 

Joeias  celebra  la  ¡macuá  con  grande  toümnidad.  II. 
Saliendo  contra  Fechad  rey  de  Egypto  es  herido  y 
muerte  y  endechado  de  todo  él  pueblo,  y  tmgutar- 
mente  del  pre/eta  Jertmüu. 

Y  JOSIAS  hizo  pascua  á  Jehova  en 
Jerusalem,  y  sacrificaron  la  pascua 
á  los  catorce  del  mes  primero. 

2  Y  puso  los  sacerdotes  en  sus  estan- 
cias, y  confirmólos  en  el  ministerio  de  la 
cosa  de  Jehova, 

8  Y  djjo  á  los  Levitas  que  enseñaban  á 
todo  Israel,  y  que  eran  dedicados  á  Je- 
hova: Poned  el  arca  del  santuario  en  la 
casa  que  edificó  Salomón,  htfo  de  David, 
rey  de  Israel,  para  qne  no  la  carguéis 
mas  sobre  los  hombros.  Ahora  serviréis 
A  Jehova  vuestro  Dios,  y  á  su  pueblo  Is- 
rael. 

4  Apercebíos  según  las  familias  de  vues- 
tros padres  por  vuestros  órdenes,  con- 
forme á  la  prescripción  de  David  rey  de 
Israel,  y  de  Salomón  su  lujo. 

5  Estad  en  el  santuario  por  el  reparti- 
,  miento  de  las  lamillas  do  vuestros  hsr- 

43S 


manos,  hQos  dét  pueblo,  y  él  reparti- 
miento de  la  familia  de  los  Levitas : 

6  Y  sacrificad  la  pascua,  y  santifícaos,  y 
apercebld  vuestros  hermanos,  que  ha- 
gan conforme  á  la  palabra  de  Jehova  da- 
da por  mano  de  Moyses. 

7  Y  ofreció  el  rey  Josias  á  los  del  pue- 
blo, ovejas,  corderos,  y  cabritos  de  las 
cabras,  todo  para  la  pascua,  para  todos 
los  que  se  hallaron  presentes,  en  cantidad 
de  treinta  mil,  y  bueyes  tres  nfl.  Esto 
de  la  hacienda  del  rey. 

8  También  sus  principes  ofrecieron  con 
liberalidad  al  pueblo,  y  á  los  sacerdotes 
y  Levitas :  Helólas,  Zacharias,  y  Jehlél, 
príncipes  de  la  casa  de  Dios,  dieron  á  los 
sacerdotes  para  hacer  la  pascua  dos  mil 
y  seiscientas  ovejas,  y  trescientos  bueyes. 

9  Asimismo  Chonenlas,  Bemeias,  y  Na- 
thanael  sus  hermanos,  y  Hasabias,  Je- 
hiel  y  Josabad,  principes  de  los  Levitas, 
dieron  á  los  Levitas  para  los  sacrificios 
de  la  pascua  cinco  mil  ovtfas,  y  quinien- 
tos bueyes. 

10  Aparejado  asi  el  servicio,  los  sacer- 
dotes se  pusieron  en  sus  estancias,  y  asi- 
mismo los  Levitas  en  sus  órdenes,  con- 
forme al  mandamiento  del  rey, 

11  Y  sacrificaron  la  pascua,  y  esparcie- 
ron los  sacerdotes  la  »a*grt  tomada  de  la 
mano  de  los  Levitas,  y  los  Levitas  deso- 
llaban. 

12  Y  quitaron  del  holocausto  para  fiar 
conforme  á  los  repartimientos  por  las 
familias  de  los  del  pueblo,  para  qne  ofre-' 
riesen  á  Jehova,  como  está  escrito  en  el 
Hbro  de  Moyses:  y  asimismo  quitaron 
de  los  bueyes. 

13  Y  asaron  la  pascua  en  fuego,  según 
la  costumbre:  mas  lo  que  había  sido 
santificado,  cocieron  en  ollas,  en  cal- 
deros, y  calderas,  y  repartiéronlo  presta- 
mente á  todo  el  pueblo. 

14  Y  después  aparejaron  para  si,  y  para 
los  sacerdotes:  porque  loe  sacerdotes, 
hijos  de  Aaron,  estuvieron  ocupados 
hasta  la  noche  en  el  sacrificio  de  los 
holocaustos  y  de  los  sebos :  y  asi  los  Le- 
vitas aparejaron  para  si,  y  para  los  sacer- 
dotes, htyos  de  Aaron. 

15  Asimismo  los  cantores,  hUoe  de 
Asaph,  estaban  en  su  estancia,  conforme 
al  mandamiento  de  David,  de  Asaph,  y 
de  Hernán,  y  de  Idlthun  vidente  del 
rey.  Y  los  porteros  estaban  á  cada  puer- 
ta: y  no  era  menester  que  se  apartasen 
de  su  ministerio,  porque  sus  hermanos 
los  Levitas  aparejaban  para  efiot* 


II.  DE  L¿S>CRONICAS. 


MAai  ÍW  aparejado  todo  el  mvteto  de 

Jehova  en  aquel  dio,  para  hacer  la  pascua 
y  sacrificar  loa  holocaustos  sobre  el  altar 
de  Jehova,  conformo  al  mandamiento 
del  rey  Josias. 

17  Y  hicieron  los  hijos  de  Israel,  que  se 
bailaron  presente*,  la  pascua  en  aquel 
tiempo,  y  la  solemnidad  de  los  panes  sin 
levadura,  por  siete  dias. 

18  Nunca  tal  pascua  fué  hecha  en  Israel 
desde  los  dias  de  Samuel  el  profeta :  ni 
ningún  rey  de  Israel  hizo  tal  pascua,  co- 
mo la  que  biso  el  rey  Josias,  y  los  sacer- 
dotes y  Levitas,  y  todo  Juda  y  Israel,  los 
que  se  hallaron  prtnentet,  juntamente  con 
los  moradores  de  Jerusalem. 

19  Esta  pascua  fue*  celebrada  en  el  ano 
diea  y  oeho  del  rey  Joslos. 

20  %  Después  de  todas  estas  cosas,  lue- 
go que  Josiss  hubo  aparejado  la  casa, 
Nechao  rey  de  Egypto  subió  á  hacer 
guerra  en  Charehamis  junto  á  Euphra- 
tes :  y  salió  «Tosías  contra  eL 

31  Y  el  le  envió  embajadores,  diciendo : 
¿Qué  tenemos  yo  y  tu,  rey  de  Juda  f  To 
no  vengo  contra  ti  hoy,  sino  contra  la  ca- 
sa que  me  hace  guerra:  y  Dios  dijo  que 
me  apresurase.  Déjate  de  tomarte  con 
Dios,  que  es  conmigo,  no  te  destruya. 

22  Mas  Josias  no  volvió  su  rostro  atrás 
de  él,  antes  se  disfrazó  para  darle  batalla, 
y  no  oyó  á  las  palabras  de  Nechao,  que 
eran  de  boca  de  Dios.  Y  vino  á  darle  la 
batalla  en  si  campo  de  Mageddo. 

23  Y  los  arqueros  tiraron  al  rey  Josias 
fechas,  y  dijo  el  rey  á  sus  siervos :  Qui- 
tadme de  aquí,  porque  estoy  herido  gra- 
vemente. 

24  Entonces  sus  siervos  le  quitaron  de 
aquel  carro,  y  pusiéronle  en  otro  segundo 
carro  que  tenia:  y  trojéronle  á  Jerusa- 
lem y  murió:  y  sepultáronle  en  los  se- 
puleres  de  sus  padres. '  Y  todo  Juda  y 
Jerusalem  puso  luto  por  Josias. 

26  Y  endechó  Jeremías  por  Josias :  y 
todos  los  cantores  y  cantoras  recitan  sus 
lamentaciones  sobre  Josias  hasta  hoy,  y 
las  han  vuelto  en  ley  en  Israel,  las  cuales 
están  escritas  en  las  lamentaciones. 

26  Lo  demás  de  los  hechos  de  Josias  y 
sTisniiseHoordias,  conforme  alo  que  está 
escrito  en  la  ley  de  Jehova, 

27  Y  sns  hechos,  primeros  y  postreros, 
lie  aquí,  está  escrito  en  el  libro  de  los 
teyes  de  Israel  y  de  Juda. 

CAPITULO  XXXVL 

Joacnax  rafea  en  lugar  de  $u  padre  Jomas,  ti  cuat  es 
ttmtíiü  üéu+hto  por  el  reudeMgypto  dejando  ene* 


mnmrdJoe}cimuupUref.   ZT.J 

vadJoett^euwtitH>en.£<dtykmia1prei*mJoachin$* 
A0o,  at  cual  también  Kabuckodonosor  hace  Vetar  d 
Haht/lonicL,  dejando  d  Sederías  su  tío  en  su  lugar. 
III.  Se  rebela  Sedeeias  contra  Kabuckodonoeor :  y 
llena  la  tierra  de  impiedad  9  menosprecio  de  las  di- 
vinas amonestaciones,  son  entregados  dijmitívamente 
on  momos  de  los  Caldeos  :  los  cuates,  saqueada  y  que- 
mada la  ciudad  y  el  templo,  pasan  en  Babsjlonia  d 
todos  los  que  habían  quedado,  donde  estuvieron  cau- 
tivos hasta  el  tiempo  de  Curo. 

ENTONCES  el  pueblo  de  la  tierra 
tomó  á  Joachaz,  mjo  de  Josias,  y 
luciéronle  rey  en  lugar  de  su  padre  en 
Jerusalem. 

2  De  veinte  y  tres  afios  era  Joachaz, 
cuando  comenzó  á  reinar,  y  tres  meses 
reinó  en  JeruBalem. 

8  Y  el  rey  de  Egypto  le  quitó  de  Jeru- 
salem, y  condenó  la  tierra  en  cien  talen- 
tos de  plata,  y  uno  de  oro. 

4  Y  constituyó  el  rey  de  Egypto  á  su 
hermano  Eliacim  por  rey  sobre  Juda  y 
Jerusalem,  y  mudóle  el  nombre  Joa- 
cim:  y  á  Joachaz  su  hermano  tomó 
Nechao,  y  llevóle  á  Egypto. 

5  Cuando  comenzó  á  reinar  Joadm, 
era  de  veinte  y  cinco  afios,  y  reinó  en 
Jerusalem  once  afios :  y  hizo  lo  malo  en 
ojos  de  Jehova  su  Dios. 

6HY  subió  contra  él  Nabuchodonosor 
rey  de  Babylonia,  y  atado  con  doe  cade- 
nas le  trujo  á  Babylonia. 

7  Y  metió  también  en  Babylonia  Nabu- 
chodonosor parte  de  los  vasos  de  la  casa 
de  Jehova,  y  púsolos  en  su  templo  en 
babylonia.  * 

8  Lo  demás  de  los  hechos  de  Joacim,  y 
las  abominaciones  que  hizo,  y  lo  que  en  él 
se  halló,  he  aqui,  está  escrito  en  el  libro 
de  los  reyes  de  Israel  y  de  Juda :  y  reinó 
en  su  lugnr  Joachln  su  hyo. 

9  De  ocho  afios  era  Joachln  cuando 
comenzó  á  reinar,  y  reinó  en  Jerusalem 
tres  meses  y  dies  días :  y  hizo  lo  malo 
en  ojos  de  Jehova. 

10  A  la  vuelta  del  ano  el  rey  Nabucho- 
donosor envió,  y  hízole  llevar  en  Baby- 
lonia jitntamente  con  los  vasos  preciosos 
de  la  casa  de  Jehova :  y  constituyó  á  Se- 
déelas su  hermano  por  rey  sobro  Juda  y 
Jerusalem. 

11  De  veinte  y  un  año  era  Sedeeias 
enando  comenzó  á  remar,  y  once  años 
reinó  en  Jerusalem. 

12  Y  hizo  lo  malo  en  ojos  de  Jehova  su 
Dios,  y  no  se  humilló  delante  de  Jere- 
mías profeta  que  U  hablaba  de  parte  de 
Jehova. 

18  t  Asimismo  se  rebeló  contra  Nabu- 
chodonosor, si  cual  habla  Jurado  por 
48» 


EZRJL 


Dios,  y  endureció  su  cerviz,  y  obstinó  «u 
corazón,  para  no  volverse  á  Jehova  el 
Dios  de  Israel. 

14  T  también  todos  los  principes  de 
los  sacerdotes,  y  el  pueblo,  aumenta- 
ron la  rebelión,  rebelándose  conforme 
á  todas  las  abominaciones  de  las  gen- 
tes, y  contaminando  la  casa  de  Jeho- 
va, la  cual  él  habla  santificado  en  Jeru- 
salem. 

15  T  Jehova  el  Dios  de  sus  padres  en- 
vió á  ellos  por  mano  de  sus  mensageros, 
levantándose  de  mañana  y  enviando :  por- 
que él  tenia  misericordia  de  su  pueblo,  y 
de  su  habitación. 

16  Mas  ellos  hadan  escarnio  de  los 
mensageros  de  Dios,  y  menospreciaban 
sus  palabras,  burlándose  de  sus  profe- 
tas, hasta  que  subió  el  furor  de  Jehova 
contra  su  pueblo,  y  que  no  hubo  medi- 
cina, 

17  Por  lo  cual  él  trujo  contra  ellos  al 
rey  de  los  Caldeos  que  pasó  á  cuchillo 
sus  mancebos  en  la  casa  de  su  santuario, 
sin  perdonar  mancebo,  ni  doncella,  ni 
viejo,  ni  decrépito :  todos  los  entregó  en 
sus  manos. 

18  Asimismo  todos  los  vasos  de  la  casa 
de  Dios,  grandes  y  chicos,  los  tesoros  de 
la  casa  de  Jehova,  y  los  tesoros  del  rey, 


y  de  sus  principes,  toda  lo  HerO  á  Babi- 
lonio. 

10  T  quemaron  la  casa  de  Dios,  y  rom- 
pieron el  muro  de  Jerusalem,  y  todos 
sus  palacios  quemaron  á  fuego,  y  des- 
truyeron todos  sus  vasos  deseables. 

20  Los  que  quedaron  de  la  espada,  loe 
pasaron  á  Babylonia,  y  fueron  siervos  de 
él  y  de  bus  hijos,  hasta  que  vino  el  reino 
délos  Persas; 

21  Para  que  se  cumpliese  la  palabra  de 
Jehova  por  la  boca  de  Jeremías,  hasta 
que  la  tierra  cumpliese  sus  sábados: 
porque  todo  el  tiempo  de  su  asolamien- 
to reposó,  hasta  que  los  setenta  anos  fue- 
ron cumplidos. 

22  Mas  al  primer  año  de  Cyro  rey  de 
los  Persas,  para  que  se  cumpliese  la  pa- 
labra de  Jehova  dicha  por  la  boca  de  Je- 
remías, Jehova  despertó  el  espíritu  de 
Cyro  rey  de  los  Persas,  el  cual  hizo  pasar 
pregón  por  todo  su  reino,  y  también  por 
escrito,  diciendo : 

23  Asi  dice  Cyro  rey  de  los  Persas :  Je- 
hova el  Dios  de  los  cielos  me  ha  dado 
todos  los  reinos  de  la  tierra,  y  él  me  ha 
encargado,  que  le  edifique  casa  en  Jerusa- 
lem, que  es  en  Juda :  ¿  Quién  de  voso- 
tros hay  de  todo  su  pueblo  ?  Jehova  su 
Dios  sea  con  él,  y  suba. 


EL  LIBRO  DE  EZRA.* 


CAPITULO  L 

Cifro  immptrado  do  Dio*  hoco  pregonar  libertad  al 
pmll»  Judaico,  p  rettitupendo  loe  voto»  que  habían 
mido  tomado*  del  templo,  envía  d  loe  Judio»  d  que  lo 

Y  EN  el  primer  afto  de  Cyro  rey  de 
Persia,  para  que  se  cumpliese  la 
palabra  de  Jehova  dicha  por  la  boca  de 
Jeremías,  despertó  Jehova  el  espíritu 
de  Cyro  rey  de  Persia,  el  cual  hizo  pasar 
pregón  por  todo  su  reino,  y  también  por 
escrito,  diciendo : 

2  Asi  dijo  Cyro  rey  de  Persia:  Jehova 
Dios  de  los  cielos  me  ha  dado  todos  los 
reinos  de  la  tierra,  y  me  ha  mandado 
que  le  edifique  casa  en  Jerusalem,  que 
es  en  Juda. 

8  ¿Quién  hay  entre  vosotros  de  todo 
su  pueblo?  Sea  Dios  con  él,  y  suba  á 
Jerusalem,  que  es  en  Juda,  y  edifique  la 
casa  á  Jehova  Dios  de  Israel,  el  cual  es 
Dios:  la  cual  cata  ettd  en  Jerusalem. 
440 


4  Y  á  cualquiera  que  hubiere  queda- 
do de  todos  los  lugares  donde  fuere  ex- 
trangero,  los  varones  de  sn  lugar  lo 
ayuden  con  plata,  y  oro,  y  hacienda,  y 
con  bestias:  con  dónn  voluntarios  pa- 
ra la  casa  de  Dios,  la  cual  ata  en  Jeru- 
salem. 

5  Entonces  se  levantaron  las  cabezas 
de  las  familias  de  Juda  y  de  Ben-jaimta, 
y  los  sacerdotes  y  Levitas,  de  todos 
aquellos  cuyo  espíritu  despertó  Dios, 
para  subir  á  edificar  la  casa  de  Jehova, 
que  está  en  Jerusalem. 

6  T  todos  los  que  estaban  en  bus  al 
derredores  confortaron  las  manos  de 
ellos  con  vasos  de  plata,  y  de  pro,  con 
hacienda,  y  bestias,  y  con  cosas  precio- 
sas, ademas  de  lo  que  se  ofreció  volun- 
tariamente. 

7  Y  el  rey  Cyro  sacó  los  vasos  de  la 


E£RA. 


batata  traspasado  de  Jccnssiem,  7  Presto 
en  la  casa  de  bus  dioses. 

8  T  saoólos  Cyro  rey  de  Persia  por  mano 
de  Mithridates  tesorero,  el  cual  los  dio 
por  cuenta  á  Sassabasar  principe  de  Jada. 

9  Do  los  eoales  esta  es  la  cuenta:  Ta- 
zones de  oro  treinta,  tazones  de  plata 
mil,  cuchillos  veinte  y  nueve, 

10  Lebrillos  de  oro  treinta,  lebrillos  de 
plata  segundos  cuatrocientos  y  diez; 
otros  vasos  mil. 

11  Todos  los  vasos  de  oro  y  de  plata 
cinco  mil  y  cuatrocientos.  Todos  los 
hizo  traer  Sassabasar  con  los  que  subie- 
ron del  cautiverio  de  Babylonia  a  Jeru- 
salem. 

CAPITULO  IL 

El  número  de  lo*  que  volvieron  de  la  cautividad  de 
Babylonia dJerumalenL,  vía  cuenta  de  loe  uaeoo  ea- 
graéatam  Cfrro  rtetituuó  al  templo. 

Y  ESTOS  ton  los  lujos  de  la  provin- 
cia qne  subieron  de  la  cautividad, 
de  la  transmigración  que  hizo  traspasar 
Nabuchodonosor  rey  de  Babylonia  á  Ba- 
bylonia, los  cuales  volvieron  a  Jernsa- 
lcm  y  á  Judo,  cada  uno  á  su  ciudad. 

2  Los  cuales  vinieron  con  Zorobabel, 
Jesua,  Nehemios,  Saraios,  Rehclaias, 
Mardoeheo,  Belsan,  Mesphar,  Begai,  Re- 
hum,  Baana,  La  cuenta  de  los  varones 
del  pueblo  de  Israel : 

3  Los  hyos  de  Pharoa,  dos  mil  y  cien- 
to y  setenta  y  dos. 

4  Los  14)08  de  Sephacias,  trescientos  y 
setenta  y  dos. 

5  Los  hyos  de  Áreas,  siete  cientos  y  se- 
tenta y  cinco. 

6  Los  hijos  de  Phahath-moab  de  los  hi- 
jos de  Jesua:  de  Joab  dos  mil  y  ocho- 
cientos y  doce. 

7  Los  hijos  de  Elam,  mil  y  doscientos 
y  cincuenta  y  cuatro. 

8  Los  hijos  de  Zethua,  novecientos  y 
cuarenta  y  cinco. 

9  Los  lujos  de  Zachai,  setecientos  y  se- 
senta. 

10  Los  hijos  de  Bani,  seiscientos  y  cua- 
renta y  dos. 

11  Los  lujos  de  Bebai,  seiscientos  y 
veinte  y  tres. 

12  Los  hyos  de  Azgad,  mil  y  doscien- 
tos y  veinte  y  dos. 

13  Los  hyos  de  Adonteam,  seiscientos 
y  sesenta  y  seis. 

14  Los  hyos  de  Beguai,  dos  mil  y  cin- 
cuenta y  seis. 

15  Los  hyos  de  Adin,  cuatrocientos  y 
cincuenta  y  cuatro. 


10  I4»  Mioz  de  Ater  de  Kzechias,  no- 
venta y  ocha 

17  Los  hyos  de  Besai,  trescientos  y 
veinte  y  tres. 

18  Los  hyos  de  Jora,  ciento  y  doce. 

19  Los  hyos  de  Hasum,  doscientos  y 
veinte  y  tres. 

20  Los  hyos  de  Gcbbar,  noventa  y  cinco. 

21  Los  hyos  de  Beth-lehem,  ciento  y 
veinte  y  tres. 

22  Los  varones  de  Nethnpha»  cincuenta 
y  seis. 

23  Los  varones  de  Anathoth,  ciento  y 
veinte  y  ocho. 

24  Los  hyos  de  Azmaveth,  cuarenta  y 
dos. 

25  Los  hyos  de  Coriath-jarlm,  Cephi- 
ra,  y  Beroth,  setecientos  y  cuarenta  y 
tres. 

26  Los  hijos  de  Bama  y  Gabaa,  seiscien- 
tos y  veinte  y  uno. 

27  Los  varones  do  Machinas,  ciento  y 
veinte  y  dos. 

28  Los  varones  de  Beth-el  y  Hai,  dos- 
cientos y  veinte  y  tres. 

29  Los  hyos  do  Nebo,  cincuenta  y  dos. 
80  Los  hyos  de  Magbls,  ciento  y  cin- 

'  cuenta  y  seis. 

31  Los  hyos  de  la  otra  Elam,  mil  y  dos- 
cientos y  cincuenta  y  cuatro. 

32  Los  lujos  de  Harina,  trescientos  y 
veinte. 

33  Los  hyos  de  Lod,  Hadid,  y  Ono,  sete- 
cientos y  veinte  y  cinco. 

34  Los  hyos  de  Jericho,  trescientos  y 
cuarenta  y  cinco. 

35  Los  hyos  de  Senaa,  tres  mil  y  seis 
cientos  y  treinta. 

36  Y  Los  sacerdotes:  Los  lujos  de  Je- 
daia  de  la  casa  de,  Jesua,  novecientos  y 
setenta  y  tres. 

37  Los  hyos  de  Emmer,  mil  y  cincuen- 
ta y  dos. 

38  Los  lujos  de  Phashur,  mil  y  doscien- 
tos y  cuarenta  y  siete. 

39  Los  lujos  de  Harim,  mil  y  diez  y 
siete. 

40  Los  Levitas:  Los  hyos  de  Jesua  y 
de  Cadmiel,  de  los  hyos  de  Odovias,  se- 
tenta y  cuatro. 

41  Los  cantores:  Los  hyos  de  Asaph, 
ciento  y  veinte  ocho. 

42  Los  hijos  de  los  porteros :  Los  hyos 
de  SeUum,  los  hyos  de  Atar,  los  hyos  de 
Telmon,  los  hyos  de  Accub,  los  hyos  do 
HatUa,  loe  hyos  de  Soba!,  todos  ciento 
y  treinta  y  nueve. 

43  Los  Nathineos:  Losaos  de  Siha, 

'441 


BftttA* 


h*  fcftee  de  Hesapna,  los  fefyos  de  Tba- 
baoth, 

44  Los  hyos  de  Ceros,  los  hyos  de  Siaa, 
los  hyos  do  Phadon, 

45  Loe  hyoe  do  Lebaha,  loe  hyos  de 
Hagaba,  los  hyos  de  Accub, 

46  Los  hijos  de  Hagab,  los  hijos  de 
fieulni,  los  hyos  de  Hanan, 

£t  Los  'lujes  de  Gaddel,  los  lujos  de 
Gaher,  los  hijos  de  Ra-oia,  i 

48  Los  lujos  de  Resta,  los  hyos  de  Ne- 
coda,  los  h^Jos  de  Gazam, 

49  Los  h^os  de  Asa,  los  hyos  de  Pha- 
sea,  los  hyos  de  Besec, 

60  Los  hijos  de  Aseria,  los  hyos  de  Mu- 
nim,  los  hyos  do  Nephusim, 

61  Los  hyos  de  Bachuc,  los  hijos  de 
HaCupha,  los  hyos  de  Harhur, 

62  Los  hyos  de  Besluth,  los  hyos  de 
Manida,  los  hyos  de  Harsa, 

68  Los  hyos  de  Bcrcos,  los  hyos  de  Bi- 
sara, los  hyos  de  Thema, * 

54  Los  hyos  de  Nasia,  los  hyos  de  Ha- 
tinha. 

55  Los  hyos  de  los  siervos  de  Salomón : 
Los  hyos  de-Botai,  los  hyos  de  Sopho- 
retb,  los  hyos  de  Pharuda, 

56  Los  hyos  de  Jala,  los  hyos  de  Der- 
een,  lee  hyos  de  Geddel, 

57  Los  hyos  de  Sanhatias,  los  hyos  de 
HatU,  los  hijee  de  Phochereth  de  Has- 
baim,  los  hyos  de  AmL 

68  Todos  los  Nathineos,  y  hijos  de  los 
siervos  de  Salomón,  trescientos  y  noven- 
ta y  dos. 

59  Y  estos  fueron  los  que  subieron  de 
Tnelmele,  Thet-harsa,  Cherub,  Adán, 
Immer,  los  cuales  no  pudieron  mostrar 
la  casa  de  sos  padres,  y  su  llnage,  si  fue- 
tea de  Israel :  • 

60  Los  hyos  de  Dalala,  los  hyos  de 
ThoMas,  los  hyos  de  Neeoda,  seiscientos 
y  cincuenta  y  dos. 

61  Y  de  los  hyos  de  los  sacerdotes:  Los 
hyos  de  Hobias,  los  hyos  de  Acece,  los 
hijee  de  Beraellei,  el  cual  tomó  muger 
de  las  lujas  de  Beraellai  Galaadita,  y 
fué  llamado  del  nombre  de  ellas : 

01  Betos  buscaron  en  escritora  ne  ge- 
nealogías, y  no  fueron  naUados*  y  fue- 
ron echados  del  sacerdocio. 

68  Y  el  Thirsatha  les  dyo,  que  no  co- 
miesen de  la  santidad  de  las  santidades, 
hasta  que  hubiese  sacerdote  cea  Urim  y 
Thnmtaa. 

«4  Toda  la  congregación,  como  un  «*- 
rouifiunm  cuarenta  y  dos  mü  y  treaoien- 
toay 


»  gm  am  sisaros  y  adema,  km  i 
eran  siete  mil  y  trescientos  y  treinta  y 
siete :  y  tenían  cantores  y  cantóme,  dos- 
cientos. 

66  8us  caballos  siete  cientos  y  treinta  y 
seis ;  sus  mulos,  doscientos  y  cuarenta  y 
claco; 

67  Sus  camellos  cuatrocientos  y  treinta 
y  cinco;  asnos,  seis  mil  y  setecientos  y 
veinte 

68  Y  de  las  cabezas  do  los  padres  ofre- 
cieron voluntariamente  para  la  casa  do 
Dios,  cuando  vinieron  á  la  casa  de  Jebe* 
va  la  cual  arfóla  en  Jernsalem,  pasa  le- 
vantarla en  su  asiento; 

69  Según  sus  fuerzas  dieron  al  tesoro 
do  la  obra  sesenta  y  un  mil  dracmas  de 
oro,  y  cinco  mil  libras  de  plata,  y  cien 
túnicas  sacerdotales. 

70  Y  habitaron  loa  sacerdotes,  y  los 
Levitas,  y  los  del  pueblo,  y  los  cantones, 
y  los  porteros,  y  los  Nathineos  en  eos 
ciudades,  y  todo  Israel  eu  sus  ciudades. 

CAPITULO  m. 

Jtma  y  Zoro^aUlediJ^m  aUar^  ofrecen  •acrifici<^9 
hacen  celebrar  la  fieUa  de  la*  cabana*  conforme  d 
la  ley.  Jt.  Comiénzate  el  edificio  del  templo  con  ala- 
ban** de  Di—, y  grande  alegrtnde  todo  Hpmébb. 

Y  LLEGADO  el  mes  séptimo,  y  los 
lujos  de  Israel  en  las  ciudades,  j  un- 
ióse el  pueblo,  como  un  varón,  en  Jcru- 
salem. 

2  Y  levantóse  Jeena,  lujo  de  Jbsedec,  y 
sus  hermanos  los  sacerdotes,  y  Zoroba- 
bel,  hyo  de  Salathiel,  y  sus  hermanos,  y 
edificaron  el  altar  del  Dios  de  Israel,  para 
ofrecer  sobre  él  holocaustos,  oomo  está 
escrito  en  la  ley  de  Moyses  varón  de 
Dios. 

8  Y  asentaron  el  altar  sobre  sus  basas, 
porque  tenían  miedo  de  los  pueblos  de 
las  tierras:  y  ofrecieron  sobre  él  holo- 
caustos á  Jehova,  holocaustos  4  la  ma- 
ñana y  á  la  tarde. 

4  Y  hicieron  la  solemnidad  de  las  caba- 
nas, oomo  está  escrito,  y  holocaustos 
cada  dia  por  cuenta,  conforme  al  rito, 
cada  oosa  en  su  dia. 

5  Y  ademas  de  esto  el  holocausto  con- 
tinuo, y  las  nuevas  lunas,  y  todas,  las 
fiestas  santificadas  de  Jehova,  y  todo  $a- 
crifieio  espontáneo  de  voluntad  á  Jehova. 

6  Desde  el  primero  día  del  mes  sépti- 
mo comenzaron  á  ofrecer  holocaustos  á 
Jehova,  mas  el  templo  de  Jehova  no  era 
«wn  fundado» 

7fY  dieron  dinero  á  los  carpinteros 
y  oficiales;  eotolda,  y  bebida,  y  aceite  á 
los  Sidonlos  y  ^rioa^ttém  qn*  trajese* 


MEA. 


«Ata»**  AfeffrftfftftMto^lftiiMr  de 
Joppe,  conforme  á  la  voluntad  de  Oyro 
rey  de  Persia  acerca  de  esto. 

8  Y  en  el  ano  segundo  de  en  venida  á 
la  casa  de  Dice  en  Jerusalem,  en  el  mes 
segundo,  comenzaron  Zorobabei,  hijo  de 
Salathiel,  y  Jesua,  hijo  de  Josedeo,  y  loe 
Otros  sns  hermano»,  loé  sacerdotes  y  los 
Levitas,  y  todos  los  qne  hablan  venido 
de  la  cautividad  á  Jerusalem;  y  pusie- 
ron á  íos  Levitas  de  veinte  aftos  y  arriba 
para  qne  tuviesen  cargo  de  la  obra  de  la 
casa  de  Jebova. 

$  T  estuvo  Jesua,  sus  hijos,  y  sns  her- 
manos, Cadmiel  y  sns  hijos,  h^os  de  Ju- 
do, como  mi  varón,  para  dar  priesa  á  los 
qne  hadan  la  obra  en  la  casa  de  Dios : 
loa  hijos  de  Henadad,  sns  hijos,  y  sns 
hermanos,  Levitas. 

10  7  los  olbeftilee  del  templo  de  Jeno- 
vá  echaron  los  cimientos,  y  pusieron  á 
los  sacerdotes  vestidos  con  trompetas, 
y  á  los  Levitas,  hijos  de  Asapb,  con  cím- 
balos, para  que  alabasen  á  Jehova  por 
mano  de  David  rey  de  Israel 

11  T  cantaban  alabando,  y  glorifican- 
do á  Jehova:  Porque  es  bueno,  porque 
para  siempre  «  su  misericordia  sobre 
Israel  T  todo  el  pueblo  jubilaba,  con 
grande  júbilo,  alabando  á  Jehova  porque 
la  casa  de  Jehova  era  acimentada. 

12  T  tímenos  de  los  sacerdotes,  y  de 
los  Levitas,  y  de  las  canecas  de  los  pa- 
dres, "  viejos,  que  hablan  visto  la  casa 
primera,  viendo  fundar  esta  casa  llora- 
ban á  gran  vos:  y  machos  otro*  daban 
grita  de  alegría  á  alta  vos : 

18  T  el  pueblo  no  podía  discernir  la 
vos  déT  júbilo  de  alegría,  de  la  voz  del 
Horo  del  pueblo :  porque  el  pueblo  ju- 
bilaba con  gran  júbilo,  y  la  vos  se  ola 
nsnts  lejos. 

CAPITULO  IV. 

Y  OYENDO  los  enemigos  de  Juda  y 
de  Ben-jamin  que  los  lujos  de  la 
cautividad  edificaban  el  templo  dé  Jeho- 
va "Dios  de  Israel ;  _ 

2  Llegáronse  á  Zorobabei,  y  á  las  cabe- 
tas  de  los  padree,  y  dQéronles  :•  Edifica- 
remos con  vosotros  i  porque  como  voso- 
tros bascaremos  á  vuestro  Dios,  y  ádl 
sacrificamos  desde  los  días  de  Asornad- 
dah  rey  de  Assyria  que  nos  hlso  subir 
aquí. 

S  T  duelen  Zorobabei,  y  Jesna,  y  los 
demás  cabezas  de  los  padres  de  Israel : 
'H6  no*  ^ottrteae  efflflcar  <m  téteteos 


edificaremos  á  Jehova.  Dios  de  Israel, 
cerno  nos  mandó  el  rey  Cyro  rey  de 
Perela.. 

4  Mas  el  pueblo  de  la  tierra  debilitaba 
las  manos  del  pueblo  de  Jada,  y  los  per- 
turbaba de  edificar. 

£  Y  alquilaron  contra  ellos  consejeros 
para  disipar  su  consejo  todo  el  tiempo 
de  Cyro  rey  de  Pétela,  y  hasta  el  reino 
de  Darlo  rey  de  Pbraia. 

fr  Y  en  el  reino  de  Aseñoro,  en  elptin- 
etylo  de  su  reino, -escribieron  aenseoioft 
contra  los  mocadores  de  Juda  y  de  Jeru- 
salem. 

7  Y  en  los  días  de  Artaxerxes  escribió  en 
paz  Mltbridates,  Tabee!,  y  los  demás  sus 
compañeros,  á  Artaxerxes  rey  de  Per- 
sla: y  la  escritura  de  la  carta  era  escrita 
en  Syriaco,  y  declarada  en  Srriaeo. 

8  Behnm  canciller,  y  flamsai  escriba 
escribieron  una  carta  contra  Jerueasem. 
al  rey  Artaxerxes  como  ae  signe  t 

9  Entonces  Rehum  canciller.,  y  Rasanai 
escriba,  y  loa  demás  sns  compañeros,  los 
Díñeos,  y  loa  Apharas*hoeheosy  Thephar- 
leos,  Apharseos,  Erdhueos,  Babilonios, 
Suaancheos,  Dieveos,  y  ElasaHas, 

10  Y  los  demás  pueblos  que  traspasó 
Asoaphar  el  grande  y  glorioso,  y  los  hi- 
zo habitar  en  las  ciudades  de  Samarla»  y 
los  densas  de  la  otra  parte  del  rio,  y 
Cheeneth. 

11  Este  et  el  traslado  de  la  carta  que 
enviaron  al  rey  Artaxerxes :  Tus  sierros 
de  la  otra  parte  del  rio,  y  Cheeneth* 

12  Sea  notorio  al  rey  que  los  Judias  que 
subieron  de  tí  á  nosotros,  vinieron  á  Je- 
rusalem,  y  edifican  la  dudad  rebelde  y 
mala,  y  han  acimentado  los  muros,  y 
puesto  los  fundamentos. 

18  Ahora  notorio  sea  al  rey,  que  «1 
aquella  dudad  fuere  edificada,  y  los  mu- 
roa  Aeren  randados,  el  tributo,  pecho,  y 
rentas  no  darán:  y  el  tributo  de  los 
reyes  será  menoscabado. 

14  Ahora  por  la  sal  de  palacio  de  qne 
estamos  salados,  no  nos  es  justo  ver  el 
menosprecio  del  rey:  pos  tanto  enria- 
mos, y  Metaos  ■osarlo  al  rey, 

15  Para  qne  busque  en  el  libro  de  las 
fctotorias  de  nuestros  padres,  y  hallarás 
en  el  libro  de  las  historias,  y  sabrás  que 
esta  eiadad  es  ciudad  rebelde,  y  perjudi- 
cial 4  los  reyes  y  á  las  provincias:  y  que 
hacen  rebellón  en  media-de  ella  de  tiem- 
po antiguo,  y  que  por  esto  esta  ciudad 
Itad  desteñida. 


ESEA. 


Ifi  Hacemos  notorio  «1  rey,  que  ti  esta 
ciudad  fuere  edificada,  y  los  muros  Ani- 
dados, la  porte  de  allá  del  rio  do  será 
tuya. 

17  £1  rey  enrió  respuesta:  A  Rehum 
canciller,  y  á  Samsal  escriba,  y  á  los  de- 
mas  sus  compañeros  que  habitan  en  Sa- 
marla, y  á  los  demás  de  la  porte  de  allá 
del  rio:  Pan,  y  á Cheenetb* 

18  La  carta  que  nos  enviasteis  clara- 
mente fué  leida  delante  de  mí: 

19  T  por  mi  fuá  dado  mandamiento,  y 
buscaron,  y  hallaron  que  aquella  ciudad 
de  tiempo  antiguo  se  levanta  contra  los 
reyes,  y  se  rebela,  y  rebelión  se  hace  en 
ella: 

20  T  que  reyes  fuertes  hubo  en  Jerusa- 
lem,  y  señores  en  todo  lo  que  eetá  de  la 
otra  parte  del  rio ;  y  que  tributo,  y  pe- 
cho, y  rentas  se  les  daba. 

21  Ahora  dad  mandamiento  que  cesen 
aquellos  varones:  y  aquella  ciudad  no 
sea  edificada,  hasta  que  por  mi  sea  dado 
mandamiento. 

23  Y  mirad  bien  que  no  hagáis  error  en 
esto :  ¿por  qué  crecerá  el  dafio  para  per- 
juicio de  los  reyes? 

23  Entonces,  cuando  el  traslado  de  la 
carta  del  rey  Artaxerxes  fué  leido  de- 
lante de  Rehum,  y  de  8amsai  escribo,  y 
sus  compañeros,  fueron  prestamente  á 
Jérusalem  á  los  Judíos,  y  luciéronles  ce- 
sar con  brazo  y  fuerza. 

24  Entonces  cesó  la  obra  de  la  casa  de 
Dios,  la  cual  estaba  en  Jérusalem :  y  cesó 
hasta  el  ano  segundo  del  reino  de  Darlo 
rey  de  Persia, 

CAPITULO  V. 

Por  exhortación  de  los  pro/etae  Jggeo  y  ZacAaria*, 
Zorobábtl  y  Jeeua  vuelven  d  continuar  ti  edificio 
del  templo,  de  lo  cual  te  envía  la  relación  á  Dorio 
rey  de  Persia,  por  loe  que  pretendieron  estorbarlo** 

Y  PROFETIZÓ  Aggeo  profeta»  y  Za- 
cearlas, hijo  de  Addo,  profetas,  á 
los  Judíos  que  estaban  en  Judea  y  en  Jé- 
rusalem, en  nombre  del  Dios  de  Israel,  á 
ellos. 

2  Entonces  se  levantaron  Zorobebel,  hi- 
jo de  Salathiel,  y  Jesua,  lujo  de  Josedee, 
y  comenzaron  á  edificar  la  casa  de  Dios, 
que  eMaba  en  Jérusalem :  y  con  ellos  los 
profetas  de  Dios,  que  les  ayudaban. 

3  En  aquel  tiempo  vino  á  ellos  Thatha- 
nai  capitán  de  la  otra  parte  del  rio,  y 
8thar~buzanai,  y  sus  compañeros,  y  oyé- 
ronles asi :  i  Quién  os  dio  mandamiento 
para  edificar  esta  casa,  y  fundar  estos 
muros? 

4  Entonóse,  como  diremos,  lea  cnjhoftOá; 

444 


¿Coates  son  lee  ix>mtaes4e  los  vetónos 
que  edifican  este  edificio? 

5  Mas  los  ojos  de  sm  Dios  fueron  sobre 
los  ancianos  de  los  Judíos,  y  no  les  hi- 
cieron cesar  bosta  que  la  causa  viniese  á 
Darlo :  y  entonces  respondieron  por  car- 
ta sobre  esto. 

6  Traslado  de  la  carta  que  envió  Tha- 
tbanai  capitán  de  la  otra  parte  del  rio,  y 
8thar-buxanai,  y  sus  compañeros  les 
Arphasacheos,  que  tetaban  de  la  otea 
parte  del  rio,  al  rey  Darlo : 

7  Enviáronle  respuesta,  y  de  esta  ma- 
nera era  escrito  dentro  de  ella:  Al  rey 
Darlo  toda  paz. 

8  Sea  notorio  al  rey  que  fuimos  á  la 
provincia  de  Judea  á  la  casa  del  Dios 
grande,,  la  cual  sé  edifica  de  piedra  de 
marmol,  y  los  maderos  son  puestos  en 
las  paredes,  y  la  obra  se  hace  á  priesa,  y 
prospera  en  sus  manos. 

9  Entonces  preguntamos  á  los  ando- 
nos,  diciéndoles  asi:  ¿Quién  os  dio 
mandamiento  para  edifiear  esta  casa,  y 
para  fundar  estos  muros  ? 

10  Y  también  les  preguntamos  sus  nom- 
bres para  hacértelo  saber,  para  escribir 
los  nombres  de  los  varones  que  tetaban 
por  sus  cabezas. 

11  T  nos  respondieron  asi,  diciendo: 
Nosotros  somos  sierros  del  Dios  del 
cielo  y  de  la  tierra,  y  reedificamos  la  ca- 
sa que  ha  sido  edificada  antes  michos 
anos  ha,  que  el  gran  rey  de  Israel  edificó 
y  fundó. 

12  Mas  después  que  nuestros  padres 
ensañaron  al  Dios  de  los  cielos,  él  los 
entregó  en  mano  de  Nabuchodonoeor 
rey  de  Babylonia,  Caldeo,  el  cual  des- 
truyó esta  casa,  y  hizo  traspasar  el  pue- 
blo en  Babylonia.» 

13  Empero  el  primer  ano  de  Cyro  rey 
de  Babylonia,  el  rey  Cyro  dio  manca- 
miento para  que  esta  casa  de  Dios  fuese 
edificada* 

14  T  también  los  vasos  de  ore  y  de  pla- 
ta de  la  caso  de  Dios,  que  Nabuchodono- 
sor  habla  sacado  del  templo  que  estola 
en  Jérusalem,  y  los  habla  metido  en  el 
templo  de  Babylonia,  el  rey  Cyro  los  so- 
có del  templo  de  Babylonia,  y  fueron  en- 
tregados á  Bassaboear,  al  cual  habla  pues- 
to por  capitán. 

15  Y  le  dyo:  Toma  estos  vasos,  vé,  y 
pónlos  en  el  templo  que  eetá  en  Jérusa- 
lem, y  la  casa  de  Dios  sea  edificada  en 
su  lugar. 

10  Entonces  este  flaj sobajar  vino,  y  pa» 


B3RA. 


•o  los  ftmdamentos  de  le  ees*  de  Dftoe 
que  ataba  en  Jerusalera,  y  desde  enton- 
ces hasta  ahora  se  edifica,  y  aun  no  es 


17  T  ahora,  bí  al  rey  parece  bien,  bos- 
quese  en  la  casa  de  los  tesoros  del  rey 
que  está  allí  en  Babylonia,  si  es  ad  que 
por  el  rey  Cyro  haya  Sido  dado  manda- 
miento para  edificar  esta  casa  de  Dios 
qne  etlá  en  Jernsalem :  y  enríenos  sobre 
esto  la  voluntad  del  rey. 

CAPITULO  VI. 

M  r*  9m  Im  &m  mtamdmmiente  qm  H  temple  m  rteét- 
Mm^  el  ami  ee  acatad»  y  dtdiemi*.  IL  ¡netvmm 
do  et  templo  y  el  divino  culto,  toe  Judie*  celebran  Ja 


ENTONCE8  el  rey  Darlo  dio  manda- 
miento, y  buscaron  en  la  casa  de  los 
libros  donde  guardaban  los  tesoros  «ni 
en  Babylonia, 

2  Y  fué  hallado  en  el  cofre  del  palacio 
que  está  en  la  provincia  de  Media  un  li- 
bro, dentro  del  cual  estaba  escrito  asi : 
Memorial : 

8  En  el  afio  primero  del  rey  Cyro,  d 
rey  Cyro  dio  mandamiento  de  la  casa  do 
Dios  que  estaba  en  Jernsalem,  que  la  ca- 
sa fuese  edificada  para  lugar  en  qnc  sa- 
crifiquen sacrificios ;  y  sus  paredes  fue- 
sen cubiertas :  su  altara  de  sesenta  co- 
dos: su  anchura  de  sesenta  codos. 

4  Las  órdenes ;  tres  de  piedra  de  mar- 
mol, y  una  orden  de  madera  nuera:  y 
que  el  gasto  sea  dado  de  la  casa  del  rey. 

5  T  también  los  rasos  de  oro  y  de  plata 
de  la  casa  de  Dios,  qne  Nabnchodonosor 
sacó  del  templo  que  estaba  en  Jernsalem, 
y  los  pasó  en  Babylonia,  sean  vueltos,  y 
vayan  al  templo  que  está  en  Jernsalem,  á 
su  lugar,  y  sean  puestos  en  la  casa  de 
Dios. 

6  Ahora  pues,  Thathanai  capitán  de  la 
otra  parte  del  rio,  Sthar-buzanal,  y  sus 
compañeros  los  Aphar-sacheos  que  estáis 
á  la  otra  parte  del  rio,  apartaos  de  ahL 

7  Dejad  la  obra  de  la  casa  de  este  Dios 
al  capitán  de  los  Judíos,  y  á  sus  ancianos, 
que  edifiquen  la  casa  de  este  Dios  en  bu 
lugar. 

8  T  por  mi  es  dado  mandamiento  de  lo 
qne  habéis  de  hacer  con  los  ancianos  de 
estos  Judíos  para  edificar  la  casa  de  este 
Dios:  que  de  la  hacienda  del  rey,  qne 
tiene  del  tributo  de  la  otra  parte  del  rio, 
los  gastos  sean  dados  luego  á  aquellos 
varones,  para  que  no  cesen. 

9  Y  lo  que  fuere  necesario,  becerros,  y 
carneros,  y  corderos  para  holocaustos  al 
Dios  del  «lelo:  trigo,  sal,  vino,  y  aceite, 


conforme  a  lo  qne  Étyeren  los  sacerdotes 
qne  esfá*  en  Jernsalem,  les  sea  dado 
cada  un  día  sfn  algún  embargo : 

10  Para  que  ofrezcan  dore»  de  holganza 
al  Dios  del  cielo,  y  oren  por  la  vida  del 
rey,  y  por  sus  hijos. 

11  ítem,  por  mí  es  dado  mandamiento, 
qne  cualquiera  que  mudare  este  decreto, 
sea  derribado  nn  madero  de  sn  casa,  y 
enhiesto  sea  colgado  en  él :  y  su  casa  sea 
hecha  muladar  por  esto. 

12  Y  al  Dios  que  Meo  habitar  allí  sn 
nombre  destruya  todo  rey  y  pueblo  que 
pusiere  su  mano  para  mudar  ó  destruir 
esta  casa  de  Dios,  la  cual  está  en  Jernsa- 
lem. Yo  Darío  puse  el  decreto :  sea  he- 
cho prestamente. 

13  Entonces  Thathanai  capitán  de  la 
otra  parte  del  rio,  y  Sthar-buzanal,  y  sus 
compañeros  hicieron  prestamente  según 
el  rey  Darlo  habla  enviado. 

14  Y  los  ancianos  de  los  Judíos,  edifica- 
ban y  prosperaban,  conforme  á  la  pro- 
fecía de  Aggeo  profeta,  y  de  Zacharías, 
hijo  de  Addo :  y  edificaron,  y  acabaron 
por  el  mandamiento  del  Dios  de  Israel, 
y  por  el  mandamiento  de  Cyro,  y  de 
Darlo,  y  de  Artaxcrxes  rey  de  Persia. 

15  Y  esta  casa  fué  acabada  al  tercero 
día  del  mes  de  Adar,  que  era  el  sexto 
alio  del  reino  del  rey  Darlo. 

15  Y  los  hijos  de  Israel,  los  sacerdotes, 
y  los  Levitas,  y  los  demás  hyos  de  la 
transmigración  hicieron  la  dedicación  de 
esta  casa  de  Dios  con  gozo. 

17  Y  ofrecieron  en  la  dedicación  de  esta 
casa  de  Dios  becerros  ciento,  carneros 
doscientos,  corderos  cuatrocientos,  y 
machos  de  cabrio  por  expiación  por  to- 
do Israel  doce,  conforme  al  número  de 
las  tribus  de  Israel. 

18  1  Y  pusieron  los  sacerdotes  en  sus 
repartimientos,  y  los  Levitas  en  sus  di- 
visiones sobre  la  obra  de  Dios  que  estaos 
en  Jernsalem,  como  está  escrito  en  el 
libro  de  Moyses. 

19  Y  los  hijos  de  la  transmigración  hi- 
cieron la  pascua  á  los  catorce  del  mes 
primero. 

20  Porqne  los  sacerdotes  y  los  Levitas  se 
hablan  purificado  como  nn  varón,  todos 
fueron  limpios :  y  sacrificaron  la  pascua 
por  todos  los  hyos  de  la  transmigración, 
y  por  sus  hermanos  los  sacerdotes,  y  por 
sí  mismos. 

21  Y  comieron  los  hijos  de  Israel,  que 
hablan  vuelto  de  la  transmigración,  y  to- 
dos los  qne  se  babian  apartado  de  lata- 


BSS&UL 


maadioia  de<]*»  gsassa  4é  la  tierra  á 
ellos,  paca  buscar  4  Jehova  Dio»  de  la- 
raeL 

22  Y  hicieron  la  solemnidad  de  los  pa- 
nes sin  leudar  siete  días  con  alegría,  por 
cuanto  Jehova  los  había  alegrado,  y  ha- 
bla convertido  el  corazón  del  rey  de  As- 
syria  á  ellos,  para  esforzar  sus  manos  en 
la  obra  de  la  casa  de  Dios,  del  Dios  de 
Israel. 

CAPITULO  VIL 

B*r*  Mtc*n3o4e  y  «ttHfa  viene  á  JtnmaJtm  con 
yNndi  conyMAi^i  p  mu  corta*  ••  g&m  jwít  «• 
Ariaxarxe*. 

PASADAS  estas  cosas,  en  el  reino  de 
Artaxerxcs  rey  de  Persia,  Ezra, 
hijo  de  Surales,  h^o  de  Azarias,  h^o  de 
Helcias, 

2  Hijo  de  Sellum,  lujo  de  Sadoc,  lujo 
de  Achitob, 

3  Hyo  de  Amarlas,  hijo  de  Azarias,  hi- 
jo de  Maraioth, 

4  Hyo  de  Zaraaiaa,  lujo  de  Ozi,  lujo  de 
Bocel, 

5  Hijo  de  Abisue,  hijo  de  Phinees,  hijo 
de  Elcazar,  hijo  de  Aaron  primer  sacer- 
dote : 

6  Este  Ezra  subió  de  Babylonia,  el 
cual  era  escriba  diligente  en  la  ley  de 
Moyses,  que  dio  Jehova  Dios  de  Israel : 
y  concedióle  el  rey  según  la  mano  de 
Jehova  su  Dios  sobre  él,  todo  lo  que 
pidió. 

7  Y  subieron  con  ¿l  de  los  lujos  de  Is- 
rael, y  do  los  sacerdotes,  y  Levitas,  y 
cantores,  y  porteros,  y  Nathineoa,  en 
Jerusalcm,  en  el  séptimo  año  del  rey 
Artaxerxes. 

8  Y  vino  á  Jerusalcm  en  el  mes  quinto, 
el  año  séptimo  del  rey. 

9  Porque  al  primero  del  mes  primero 
fué  el  principio  de  la  partida  de  Babylo- 
nia, y  al  primero  del  mes  quinto  llegó  á 
Jerusalem,  según  que  era  buena  la  mano 
de  su  Dios  sobre  éL 

10  Porque  Ezra  preparó  sn  corazón  á 
buscar  la  ley  de  Jehova,  y  á  hacer,  y  á 
enseñar  á  Israel  mandamientos  y  juicios. 

11  Y  este  es  el  traslado  de  la  carta  que 
dio  el  rey  Artaxerxes  á  Ezra  sacerdo- 
te escriba,  escriba  de  las  palabras  man- 
dadas de  Jehova,  y  de  sus  estatutos  so- 
bre Israel : 

12  Artaxerxes,  rey  de  los  reyes,  á  Ezra 
sacerdote,  escriba  perfecto  de  la  ley  del 
Dios  del  cielo,  y  á  Cheeneth. 

13  Por  mi  es  dado  mandamiento,  que 
cualquiera  que  quisiera  en  mi  reino  del 

W 


Cebto  da  Israel, ?  £*aua  a*Qs*do¿ea.g 
vitas,  ir  contigo  4  Jerusalem,  vaya. 

14  Porque  departe  del  rey  y  desús  siete 
consultores  eres  enviado  para  visitar  á 
Jadea  y  á  Jerusalem,  conforme  á  la  ley 
de  tu  Dios  que  está  en  tu  mano ; 

15  Y  para  llevar  la  plata  y  el  oro  que  el 
rey,  y  sus  consultores  voluntariamente 
ofrecen  al  Dios  de  Israel,  cuya  morada 
está  en  Jerusalcm ; 

16  Y  toda  la  plata  y  el  oro  que  hallares 
en  toda  la  provincia  de  Babylonia,  con 
las  ofrendas  voluntarias  del  pueblo,  y  é* 
los  sacerdotes,  que  de  sn  voluntad  ofre- 
cieren para  la  casa  de  sn  Dios  que  está 
en  Jerusalem. 

17  Por  tanto  con  diligencia  comprarás 
de  esta  plata  becerros,  carneros,  corde- 
ros, y  sus  presentes,  y  sus  derramada- 
ras,  y  ofrecerlos  has  sobre  el  altar  de  la 
casa  de  vuestro  Dios  que  está  en  Jerusa- 
lem. 

18  Y  lo  que  á  tí  y  á  tus  hermanos  plu- 
guiere hacer  de  la  otra  plata  y  oro,  con- 
forme á  la  voluntad  de  vuestro  Dios, 
haréis. 

10  Y  los  vasos  que  te  son  entregados 
para  el  servicio  de  la  casa  de  tu  Dios, 
restituirlos  has  delante  de  Dios  en  Je- 
rusalcm. 

20  Y  lo  demás  que  fuere  necesario  para 
la  casa  de  tu  Dios,  que  te  fuere  menester 
dar,  darlo  has  de  la  casa  de  los  tesoros 
del  rey. 

21  Y  por  mi,  el  rey  Artaxerxes,  es  dado 
mandamiento  á  todos  los. tesoreros  que 
están  de  la  otra  parte  del  rio,  que  todo  lo 
que  os  demandare  Ezra  sacerdote,  es- 
criba de  la  ley  del  Dios  del  cielo,  sea  he-, 
cho  luego, 

22  Hasta  cien  talentos  de  plata,  y  hasta 
cien  coros  de  trigo,  y  hasta  cien  batos 
de  vino,  y  hasta  cien  batos  de  aceite,  y 
sal,  cuanto  no  se  escribe. 

23  Todo  lo  que  es  mandado  por  el  Dios 
del  cielo,  sea  hecho  prestamente  para  la 
casa  del  Dios  del  cielo:  porque,  ¿por 
qué  será  su  ira  contra  el  reino  del  rey  y 
de  sus  lujos  ? 

24  Y  á  vosotros  os  hacemos  saber,  que 
á  todos  los  sacerdotes,  y  Levitas,  canto- 
res, porteros,  Nat hincos,  y  ministros  de 
la  casa  de  este  Dios,  ninguno  pueda 
echar  sobre  ellos  tributo,  ó  pecho,  ó 
renta. 

25  Y  tú  Ezra  conforme  á  la  sabiduría 
de  tu  Dios  que  tienes,  pon  por  jueces  y 
gobernadores  que  gobiernen  todo  el  pao» 


B3RA* 


tolo,  4«e  «té  da  1»  oto»  pote  del  rio,  á 
todo*  los  que  tienen  noticia  de  las  ley  te 
de  tn  Dios,  y  al  que  no  la  tuviere,  ense- 
ñarle neis. 

26  Y  cualquiera  que  no  hiciere  la  ley 
de  tu  Dios,y  la  ley  del  rey,  prestamente 
sea  juzgado,  6  á  muerte,  6  á  desarraiga- 
miento, 6  á  pena  de  la  hacienda,  ó  á  pri- 
sión. 

27  Bendito  ma  Jehova  Dios  de  nuestros 
padres,  que  puso  tal  cosa  en  el  corazón 
del  rey,  para  honrar  la  casa  de  Jehova 
qee  está  en  Jerusalem : 

28  Y  sobre  mi  inclinó  misericordia  de- 
lante del  rey,  y  de  sus  consultores,  y  do 
todos  los  príncipes  poderosos  del  rey. 
Y  yo  confortado  según  que  la  mano  de 
mi  Dios  «ro  sobre  mi,  junté  los  princi- 
pales do  Israel  para  quo  subiesen  con- 
migo. 

CAPITULO  vm. 

JtecUanse  mas  en  particular  lo»  que  vinieron  d  Jern- 
$aUm  con  Eira.  77.  Junto»  y  apercibido»  para 
partir,  apunan  y  oran  d  Dios  qum  lo»  guia  en  mu 
viaje.  M.  Eva  entrega cloro  pía  plata  y  voto» 
tagrado»  del  templo  d  doce  tacerdote»,  lo»  cuate»  lo 
reciben  todo  por  cuenta,  y  venido»  4  Jerumdem  lo 
da»  todo  por  ementa. 

Y  ESTAS  son  las  cabezas  de  sus  pa- 
dres y  sus  genealogías,  de  los  que 
subieron  conmigo  de  Babylonia,  reinan- 
do el  rey  Artaxerxes : 

2  De  los  hijos  de  Fhinees;  Gersom: 
de  los  htfos  de  Ithamar;  Daniel:  de  los 
hijos  de  David ;  Hattus : 

3  De  los  hijos  de  Sechenias,  y  de  los 
h\Jos  de  Pharos ;  Zacharias,  y  con  él  ge- 
nealogía de  varones  ciento  y  cincuenta. 

4  Do  los  hUos  de  Phahath-moab ;  Elioe- 
nai,  mjo  ds  Zarehe,  y  con  él  doscientos 
varones. 

5  De  los  hijos  de  Sechenias ;  el  hfyo  de 
Ezeehiel,  y  con  él  trescientos  varones. 

6  De  los  mjoa  ds  Adin;  Ebed,  hijo  de 
Jonathan,  y  con  él  cincuenta  varones. 

7  De  los  wjos  de  Elam;  Esaias,  hijo  de 
Athalias,  y  con  él  setenta  varones. 

8  Y  de  los  htfos  de  Saphatias;  Zebedias, 
hijo  ds  Michoel,  y  con  él  ochenta  varo- 
nes. 

9  De  los  hijos  de  Joab;  Obadias,  htfo 
do  Jahiel,  y  con  él  doscientos  y  diez  y 
ocho  varones. 

10  Y  de  los  hijos  deSelomith;  el  hijo 
de  Josphias,  y  con  él  ciento  y  sesenta 
varones. 

11  Y  de  los  lujos  de  Bebai;  Zacharias, 
M)0  de  Bebai,  y  con  el  veinte  y  ocho  va- 
rones. 


10  Y  de  los  kjjet  de  Asga*;  ¿ensatn, 
h#o  de  Haccathan,  y  con  él  ciento  y  dftes 
varones. 

13  Y  de  los  hijos  do  Adonicam,  los  pos- 
treros, cuyos  nombres  son  estos,  Eli- 
phelet,  Jeiel,  y  Samaias,  y  con  ellos  se- 
senta varones. 

14  Y  de  los  hijos  do  Bignai;  Hutay,  y 
Zabud,  y  con  él  setenta  varones. 

15  Y  júntelos  al.  rio  que  viene  á  Abara, 
y  reposamos  allí  tres  dias:  y  miré  en  el 
pueblo,  y  en  los  sacerdotes,  y  no  hallé 
allí  de  los  hijos  de  LevL 

16  Y  envié  á  Elieser,  y  á  Ariel,  y  á  8e- 
meias,  y  á  Elnathan,  y  á  Jarlb,  y  á  El- 
nathanan,  y  á  Nathan,  y  á  Zacharias,  y  á 
Mosollam,  principales;  y  á  Joiarib,  yá 
Elnathan,  sabios. 

17  Y  envíelos  á  Iddo  espitan  en  el  lu- 
gar de  Chaspla,  y  puse  en  la  boca  de 
ellos  lss  palabras  que  hablan  de  hablar  á 
Iddo  y  á  sus  hermanos  los  Nathineos  en 
el  lugar  de  Chaspia,  para  que  nos  truje- 
sen  ministros  pora  la  casa  de  nuestro 
Dios. 

18  Y  trujáronnos,  (según  que  era  buena 
sobre  nosotros  la  mano  de  nuestro  Dios,) 
un  varón  entendido  de  los  hijos  de  Mo- 
holi,  hijo  de  Levi,  hijo  de  Israel :  y  á  fia- 
rabias,  y  a  sus  hUos,  y  á  sus  hermanos, 
diez  y  ocho. 

19  YáHasabJas,yconéláIsaiasdelos 
hijos  de  Merari,  á  sus  hermanos,  y  á  sus 
hijos  veinte. 

20  Y  de  los  Nathineos  que  David  puso,  y 
principes  de  los  Levitas  para  el  minis- 
terio, doscientos  y  veinte  Nathineos: 
todos  los  cuales  fueron  declarados  por 
sus  nombres. 

21  Tf  Y  publiqué  allí  ayuno  junto  al  rio 
de  Ahava,  para  afligirnos  delante  de 
nuestro  Dios,  para  buscar  de  él  camino 
derecho  para  nosotros,  y  para  nuestros 
niños,  y  para  toda  nuestra  hacienda. 

22  Porque  tuve  vergüenza  de  pedir  al 
rey  ejército  y  gente  de  á  caballo,  que 
nos  defendiesen  del  enemigo  en  el  ca- 
mino: porque  hablamos  dicho  al  rey, 
diciendo:  La  mano  do  nuestro  Dios  e* 
sobre  todos  los  que  le  buscan  para  bien; 
mas  su  fortaleza  y  su  furor  sobre  todos 
los  que  le  dejan. 

23  Y  ayunamos,  y  buecámas  á  nuestro 
Dios  sobre  esto,  y  él  nos  fué  propicio. 

34  *¡  Yaparte  de  los  principales  de  los 
sacerdotes  doce,  á  Aerobias,  y  á  Hasa- 
bias,  y  con  ellos  diez  de  sus  hermanos. 

26  Y  péseles  la  plata,  y  el  oro,  y  los 
449 


B2RA. 


vasos,  la  ofrenda  pava  la  casa  de  nuestro 
Dios,  que  habían  ofrecido  el  rey,  y  sns 
consultores,  y  sus  príncipes,  y  todos  los 
qne  so  hallaron  de  Israel. 
26  Y  pesó  en  las  manos  de  ellos  seis- 
cientos y  cincuenta  talentos  de  plata,  y 
vasos  de  plata  por  cien  talentos,  y  cien 
talentos  de  oro ; 

.  27  T  lebrillos  do  oro  veinte  por  mil 
dracmas ;  y  vasos  de  metal  limpio  bue- 
no dos,  preciados  como  el  oro. 

28  T  dueles :  Vosotros  sois  santidad  á 
Jehova,  y  los  vasos  mm  santidad,  y  la 
plata  y  el  oro  ofrenda  voluntaria  á  Je- 
hora  Dios  de  nuestros  padres : 

29  Velad,  y  guardad,  hasta  que  peséis 
delante  de  los  principes  de  los  sacerdo- 
tes y  de  los  Levitas,  y  de  los  principes 
da  los  padres  de  Israel  en  Jerusalem,  en 
las  cámaras  de  la  casa  de  Jehova. 

80  T  los  sacerdotes  y  Levitas  recibie- 
ron el  peso  de  la  plata,  y  del  oro,  y  de 
los  vasos,  para  traerlo  a  Jerusalem  á  la 
casa  de  nuestro  Dios. 

31  T  partimos  del  rio  de  Ahova  á  los 
doce  del  mes  primero,  pora  ir  á  Jerusa- 
lem :  y  la  mono  de  nuestro  Dios  fué  so- 
bre nosotros,  el  cual  nos  libré  de  mano 
de  enemigo  y  de  asechador  en  el  camino. 

32  Y  llegamos  á  Jerusalem,  y  reposa- 
mos allí  tres  dios. 

33  Y  al  cuarto  día  fué  pesada  la  plata, 
y  el  oro,  y  los  vasos,  en  la  casa  de  nues- 
tro Dios  por  mano  de  Meremoth,  hijo 
de  Urias,  sacerdote;  y  con  él  El  cazar, 
lujo  Phinees ;  y  con  ellos  Jozábad,  hijo 
de  Josué,  y  Noadias,  lujo  de  Bennol  Le- 
vita; 

34  Por  cuenta  y  por  peso  por  todo :  y 
fué  escrito  todo  aquel  peso  en  aquel 
tiempo. 

85  Los  que  hablan  venido  de  la  cauti- 
vidad, los  lujos  de  la  transmigración, 
ofrecieron  holocaustos  al  Dios  de  Israel, 
becerros  doce  por  todo  Israel,  carneros 
noventa  y  seis,  corderos  setenta  y  siete, 
machos  de  cabrio  por  expiación  doce, 
todo  en  holocausto  á  Jehova. 

86  Y  dieron  los  privilegios  del  rey  á 
sus  gobernadores  y  capitanes  do  la  otra 
parte  del  rio,  los  cuales  ensalzaron  al 
pueblo  y  la  casa  de  Dios. 

CAPITULO  IX. 

Mntendido  por  Etra  el  pecada  del  pueblo  que  había 
contraído  matrimonio»  con  la*  gente*  contra  la  fcjr, 
*e  arrepiente,  y  conJie*a  et  pecado  delante  de  Dio* 
por  ti  y  por  todo  el  pueblo. 

Y  ACABADAS  estas  cosos,  los  prin- 
cipe* se  llegaron  á  mi,  diciendo: 
44* 


No  se  han  apartado  el  pueblo  de  Israel, 
y  los  sacerdotes  y  Levitas,  de  los  pueblos 
de  las  tierras,  de  los  Chananeos,  Het- 
theos,  Pherezcos,  Jebuseos,  Am mónitas, 
y  Moabitos,  Egypclos,  y  Amorrheos,  ha- 
ciendo conforme  á  sos  abominaciones. 

2  Porque  han  tomado  de  sus  hijas  para 
si,  y  para  sus  h^jos':  y  la  simiente  santa 
es  mezclada  con  los  pueblos  de  las  tier- 
ras:  y  la  mano  de  los  príncipes  y  de  los 
gobernadores  ha  sido  la  primera  en  esta 
prevaricación. 

3  Lo  cual  oyendo  yo,  rompí  mi  vestido 
y  mi  monto,  y  arranqué  de  los  cabellos 
de  mi  cabeza,  y  mi  barba,  y  sentóme  ató- 
nito. 

4  Y  juntáronse  á  mi  todos  los  temero- 
sos de  las  palabras  del  Dios  de  Israel  4 
causa  de  la  prevaricación  de  ios  de  la 
transmigración :  mas  yo  estuve  sentado 
atónito  hasta  el  sacrificio  de  la  tarde. 

5  Y  al  sacrificio  de  la  tarde  levánteme 
de  mi  aflicción :  y  habiendo  rompido  mi 
vestido  y  mi  manto,  arodlüéme  sobre 
mis  rodillas,  y  extendí  mis  palmas  4 
Jehova  mi  Dios, 

6  Y  d\jc :  Dios  mió,  confuso  y  avergon- 
zado estoy  para  levantar,  Dios  mío,  mi 
rostro  &  ti :  porque  nuestras  iniquidades 
se  han  multiplicado  sobre  la  cabeza,  y 
nuestros  delitos  han  crecido  hasta  el 
cielo. 

7  Desde  los  dias  de  nuestros  padres 
hasta  este  dia  hemos  sido  en  delito 
grande ;  y  por  nuestras  Iniquidades  "ha- 
bernos sido  entregados  nosotros,  nues- 
tros reyes,  y  nuestros  sacerdotes  en  ma- 
no de  los  reyes  de  las  tierras,  á  espada, 
á  cautiverio,  y  4  robo,  y  á  confusión  de 
rostros,  como  este  dia, 

8  Y  ahora  como  un  pequeño  momento 
fué  la  misericordia  de  Jehova  nuestro 
Dios,  para  hacer  que  nos  quedase  esca- 
pada, y  nos  diese  estaca  en  el  lugar  de  su 
santuario,  para  alumbrar  nuestros  ojos 
nuestro  Dios,  y  darnos  una  poca  de  vida 
en  nuestra  servidumbre : 

9  Porque  siervos  éramos,  mas  en  nues- 
tra servidumbre  no  nos  desamparó  nues- 
tro Dios:  antes  inclinó  sobre  nosotros 
misericordia  delante  de  los  reyes  de  Per* 
s!a,  para  que  nos  diese  vida  poro  alzar  la 
casa  de  nuestro  Dios,  y  para  hacer  res- 
taurar sus  asolamientos,  y  para  darnos 
vallado  en  Juda  y  en  Jerusalem. 

10  Mas  ahora,  ¿  qué  diremos,  oh  Dios 
nuestro,  después  de  esto?  Que  hemos 
dejado  tus  mandamientos, 


EZRA. 


tt  <Jtw  mandaste  por  1*  manó  de  tos 
«terrea  los  profetas,  diciendo :  La  tierra 
á  la  cual  entráis  para  poseerla,  tierra  in- 
munda es  á  cansa  de  la  inmundicia  de 
los  pueblos  de  las  tierras,  por  las  abo- 
minaciones de  qne  la  han  henchido  de 
boca  á  boca  con  sn  inmundicia. 

12  Por  tanto  ahora  no  daréis  vuestras 
hQas  á  los  hijos  de  ellos,  ni  sus  htfas  to- 
maréis para  Tuestros  hjjos:  ni  procu- 
raréis su  paz  ni  su  bien  para  siempre: 
para  que  seáis  corroborados,  y  comáis  el 
bien  de  la  tierra,  y  la  dejeiB  por  heredad 
á  vuestros  li^os  para  siempre. 

18  Mas  después  de  todo  lo  que  nos  ha 
avenido  á  causa  de  nuestras  obras  malas, 
y  á  causa  de  nuestro  delito  grande, 
-  (porque  tú  Dios  nuestro  estorbaste  que 
no  fuésemos  oprimidos  á  causa  de  nues- 
tras iniquidades,  y  nos  diste  esta  seme- 
jante escapada ;) 

14  ¿  Hemos  de  volver  á  disipar  tus  man- 
damientos, y  á  emparentar  con  los  pue- 
blos de  estas  abominaciones?  ¿No  te 
ensañaras  contra  nosotros  basta  consu- 
mirnos, que  no  quede  resto  ni  escapa- 
da? 

15  Jehova  Dios  de  Israel,  tú  eret  justo : 
que  hemos  quedado  escapada  como  este 
dia:  henos  aquí  delante  de  ti  en  nues- 
tros delitos:  porque  no  hay  estar  delan- 
te de  ti  á  causa  de  esto. 

CAPITULO  X. 

JBl  jwcMo  convertido  por  la  oración  y  confesión 
j*6Scq  de  ¿mme  arrepiente  dem  pecado,  y  ddm 
orden  en  qtuk>$  que  Union  vuigere*  txtraMffera*  Uu 

YORAÜNDO  Ezra,  y  confesando,  llo- 
arando, y  echándose  delante  de  la 
casa  de  Dios,  juntáronse  á  él  una  muy 
grande  congregación  de  Israel,  varones, 
f  rougeres,  y  niños,  y  lloraba  el  pueblo 
de  gran  lloro. 

2  Y  respondió  fléchenlas,  htyo  de  Jehiel, 
de  los  lujos  de  Elam,  y  dtfo  á  Ezra: 
Nosotros  nos  hemos  rebelado  contra 
nuestro  Dios,  que  tomamos  mugeres 
extranjeras  de  los  pueblos  de  la  tierra: 
mas  esperanza  hay  aun  para  Israel  sobre 
esto. 

8  Por  tanto  ahora  hagamos  alianza  con 
nuestro  Dios,  que  echaremos  todas  las 
mugeres,  y  los  nacidos  de  ellas,  por  el 
consejo  del  señor  y  de  los  que  temen 
el  mandamiento  de  nuestro  Dios :  y  há- 
gase conforme  á  la  ley. 

4  Levántate,  porque  á  ti  toca  el  nego- 
cio, y  nosotros  eeremoe  contigo:  esfuér- 
zate, y  haz. 

Span.  29 


5  Entonces  Ezra  se  levantó,  y  Jura- 
mentó á  los  principes  de  los  sacerdotes 
y  de  los  Levitas,  y  á  todo  Israel,  para 
hacer  conforme  á  esto :  y  juraron. 

8  T  levantóse  Ezra  de  delante  de  la 
casa  de  Dios,  y  faése  á  la  cámara  de  Jo- 
bañan,  htfo  de  Eliasib,  y  mese  allá:  no 
comió  pan,  ni  bebió  agua,  porque  se  en- 
tristeció sobre  la  prevaricación  de  ka  de 
la  transmigración. 

7  Y  hicieron  pasar  pregón  por  Juda  y 
por  Jerusalem  á  todos  los  hijos  de  la 
transmigración,  que  se  juntasen  en  Je- 
rusalem: 

8  Y  que  el  que  no  viniese  dentro  de 
tres  días  conforme  al  acuerdo  de  los 
principes  y  de  los  ancianos,  toda  su  ha- 
cienda pereciese,  y  él  fuese  apartado  de 
la  congregación  de  la  transmigración. 

9  Asi  fueron  Juntados  todos  los  varones 
de  Jnda  y  de  Benjamín  en  Jerusalem 
dentro  de  tres  dias,  á  los  veinte  del  mes, 
el  cual  era  el  mes  noveno :  y  sentóse 
todo  el  pueblo  en  la  plaza  de  la  casa  de 
Dios  temblando  á  causa  de  aquel  nego- 
cio, y  á  causa  de  las  lluvias. 

10  Y  levantóse  Ezra  él  sacerdote,  y 
cUjoles:  Vosotros  habéis  prevaricado, 
por  cuanto  tomasteis  mugeres  extrañas, 
añadiendo  sobre  el  pecado  de  Israel, 

11  Por  tanto  ahora  dad  confesión  á  Je- 
hova Dios  de  vuestros  padres,  y  haced 
su  voluntad,  y  apartaos  de  los  pueblos 
de  las  tierras,  y  de  las  mugeres  extran- 
geras. 

12  Y  respondió  toda  la  congregación,  y 
dQeron  á  gran  voz :  Asi  te  haga  eenfov- 
me  á  tu  palabra. 

18  Mas  el  pueblo  es  mucho,  y  el  tiempo 
pluvioso,  y  no  hay  menea  para  estar  en 
la  calle :  ni  la  obra  es  de  un  dia  ni  de 
dos;  porque  somos  muchos  los  <me ha- 
bernos prevaricado  en  este  negocio. 

14  Estén  ahora  nuestros  principes  en 
toda  la  congregación,  y  cualquiera  que 
en  nuestras  ciudades  hubiere  tomado 
mugeres  extrangeras,  venga  á  tiempos 
aplazados,  y  con  ellos  los  ándanos  de 
cada  ciudad,  y  los  jueces  de  ellas,  hasta 
que  apartemos  de  nosotros  la  ira  del  fu- 
ror de  nuestro  Dios  sobre  esto. 

15  Y  Jonathan,  htfo  de  Asahel,  y  Jaa- 
zias,  hijo  de  Thecuas,  fueron  puestos  so- 
bre esto :  y  MeauUam  y  Sebethai  Levitas 
les  ayudaron. 

•  16  Y  hicieron  asi  los  mjos  de  la  trans- 
migración:   y  fueron  apartados   E2ra 
sacerdote,  y  los  varones  cabezas  de  les 
4¡& 


NEHEMIAS. 


padres,  en  la  casa  de  sus  padree»  y  todos 
ellos  por  sus  nombres :  y  sentáronse  el 
primer  dia  del  mes  décimo  para  inquirir 
el  negocio. 

17  T  acabaron  con  todos  los  varones 
que  hablan  tomado  mngeres  extrangeras 
al  primer  dia  del  mes  primero. 

18  T  fueron  bailados  de  los  hflos  de  los 
sacerdotes  que  hablan  tomado  mngeres 
extrangeras:  do  los  mjos  de  Jesua,  hijo 
de  Josedec,  y  de  sus  hermanos,  Maasias, 
y  Eliezer,  y  Jarib,  y  Godollas. 

19  Y  dieron  su  mano  de  echar  sus  mn- 
geres: y  los  culpados,  un  carnero  de 
ovejas  por  su  expiación. 

20  Y  de  los  bfyos  de  Immer ;  Hanani  y 
Zebadias. 

81  Y  de  los  lujos  de  Harina ;  Maasias,  y 
Elias,  y  8emeias,  y  Jehiel,  y  Ozias. 

22  Y  de  los  hijos  de  Fhasur ;  Elioenai, 
Maasias,  Ismael,  Nathanael,  Jozabed,  y 
Elaasa. 

28  Y  de  los  hijos  de  los  Levitas ;  Joza- 
bed, y  Semei,  y  Selaias,  este  es  Calita, 
Phathaias,  Jada,  y  Eliezer, 

24  Y  de  los  cantores;  EKasib.  Y  de 
los  porteros ;  Sellum,  y  Tellem,  y  TJrL 

25  Y  de  Israel :  de  los  hyos  de  Pharos ; 
Rcmeias,  y  Jezlas,  y  Melchias,  y  Mija- 
mln,  y  Elcazar,  y  Melchias,  y  Banea. 

26  Y  de  los  hijos  de  Elam;  Mathanias, 
Zacharias,  y  Jehiel,  y  Abdi,  y  Jcrimoth, 
yElia. 


27  Y  do  Xoahiéos  de  Zeébua;  Elioenai, 
Eliasih,  Mathanias,  y  Jerimoth,  y  Zabad, 
y  Aziza, 

28  Y  de  los  hijos  de  Beba!;  Johanan, 
Hananias,  Zabbai,  Athalai 

29  Y  de  los  hijos  de  Bani;  MesuUam, 
Malluch,  y  Adaias,  Jasub,  y  Seal,  Jera- 
moth, 

80  Y  de  los  hijos  de.Phahath-moab; 
Adna,  y  Chela!,  Benaias,  Maasias,  Matha- 
nlas,  Beseleel,  Benvi,  y  Maneases. 

81  Y  de  los  hijos  de  Harim;  Eliezer, 
Jesue,  Melchias,  Semeias,  Simeón, 

82  Ben-jamin,  MalXuch,  Samarías. 

83  De  los  lujos  de  Hasum:  Mathanai, 
Mathaiha,  Zabad,  Eliphelec,  Jermai,  Ma- 
nasses,  Semei. 

84  De  los  lujos  de  Banni;  Maadi,  Am- 
ram,  y  Vel, 

85  Báñalas,  Bebías,  Chelhu,  . 

86  Yanias,  Meremoth,  Eliasib, 

37  Mathanias,  Mathenai,  y  Jaasau, 
88  Y  Bani,  y  Binnui,  Semei, 

39  Y  Selemias,  y  Nathan,  y  Adaias, 

40  MachnadebaÍ,Sasaí,SaraÍ, 

41  Azarel,  y  Selemias,  Samarías, 

42  Sellnm,  Amarías,  Joseph. 

43  Y  délos  M&osde  Nebo;  Jehiel,  Ma- 
thathias,  Zabad,  Zebina,  Jadau,  y  Joei, 
Benaias. 

44  Todos  estos  hablan  tomado  mugerea 
extrangeras,  y  habla  mugcres  do  ellos, 
que  hablan  parido  hijos. 


EL  LIBRO  DE  NEHEMIAS. 


CAPITULO  L 

(¿Sttmtfcu  mdemdieitdo  fe  q/tiedon  en  que- tetábame» 
Jmda  loe  que  habían  vuelto  de  la  cautividad,  ayuna 
y  ora  á  Dioepor  ta  restauración  de  su  pueblo. 

LAS  palabras  de  Nehemias,  hijo  de 
Hecheiias.  Y  fué  en  el  mes  de  Chas- 
leu,  en  el  año  veinte,  yo  estaba  en  Susan, 
la  cabecera  del  reino. 

2  Y  vino  Hanani,  uno  de  mis  hermanos, 
él  y  otros  varones  de  Juda :  y  pregunté- 
Íes  por  los  Judíos  escapados,  que  habían 
quedado  de  la  cautividad,  y  por  Jernsa- 
lem. 

3  Y  cüjéronme :  La  resta,  los  que  que- 
daron do  la  cautítidad  allí  en  la  provin- 
cia, están  en  gran  mal  y  vergüenza:  y  el 
muro  de  Jerusalem  derribado,  y  sus* 
puertas  quemadas  á  fuego. 

450 


4  Y  íué",  que  como  yo  oí  estas  palabras, 
sentéme,  y  lloré,  y  enlúteme  por  alguno* 
dios;  y  ayuné,  y  oré  delante  del  Dios  de 
los  cielos, 

5  Y  dtfe :  Ruego,  oh  Jehova,  Dios  de  loa 
cielos,  fuerte,  grande,  y  terrible,  que 
guarda  el  concierto  y  la  misericordia  á 
los  que  le  aman,  y  guardan  sus  manda- 
mientos : 

6  Sea  ahora  tu  oreja  atenta,  y  tus  ojos 
abiertos,  para  oír  la  oración  de  tu  siervo» 
que  yo  oro  delante  de  tí  hoy,  día  y  noche, 
por  los  hyos  de  Israel  tus  siervos,  y  con- 
fieso los  pecados  de  los  hyos  de  Israel 
que  pecamos  contra  tí:  y  yo,  y  la  casa 
de  mi  padre  hemos  pecado : 

7  Rebelando  nos  hemos  rebelado,  y 
apostatado  do  tí,  y  no  hemos  guardado 

Digitized  by  VjOOvIC 


NEHEMIAS. 


los  majamientos,  y  estatutos»  y  Juicios, 
que  mandaste  á  Moyses  tu  sierra 

8  Acuérdale  ahora  de  la  palabra  que 
mandaste  á  Moyses  tu  sierro,  diciendo : 
Vosotros  prevaricaréis,  y  yo  os  esparciré 
en  los  pueblos: 

9  Y  volveros  neis  ¿  mi,  y  guardaréis 
mis  mandamientos,  y  los  haréis.  Si  fue- 
re vuestro  alongamiento  hasta  el  cabo  de 
los  cielos,  de  allí  os  juntaré:  y  traeros 
he  al  lugar  que  esoogi  para  hacer  habi- 
tar allí  mi  nombre. 

10  Ellos  pues  ton  tus  sierros  y  tu  pue- 
blo, los  cuales  redimiste  con  tu  fortalece 
grande,  y  con  tu  mano  íberte. 

11  Ruego,  oh  Jehova,  sea  ahora  tu  oreja 
atenta  á  la  oración  de  tu  siervo,  y  á  la 
oración  de  tus  siervos,  qne  desean  temer 
tu  nombre ;'  y  da  ahora  buen  suceso  hoy 
á  tu  siervo:  y  dale  gracia  delante  de 
aquel  varón.  Porque  era  yo  el  copero 
del  rey. 

CAPITULO  IL 

JfcAeaMt  abamiada  Ucencia  y  caria»  de  favor  del 
rqtJkrtaxtrxe»  para  reedificar  d  Jerusalem,  viene, 
pcoadenxad 


éo<UUMktpécritm> 

Y  FUÉ  en  el  mes  de  Nisan,  en  el  ano 
veinte  del  rey  Artaxerxes,  el  vino 
estaba  detento  de  él;  y  tomé  el  vino,  y 
di  al  rey:  y  no  habla  estado  triste  de- 
lante de  él. 

2  T  díjome  el  rey:  ¿Por  qué  es  triste 
tu  rostro,  pues  no  estás  enfermo?  No 
et  esto  sino  mal  de  corazón.  Entonces 
temí  en  gran  manera, 

8  Y  dije  al  rey :  El  rey  viva  para  siem- 
pre: ¿por  qué  no  será  triste  mi  rostro, 
pues  que  la  ciudad,  que  es  easa  de  los  se- 
pulcros de  mis  padres,  es  desierta,  y  sus 
puertas  consumidas  de  fuego? 

4  Y  ejjome  el  rey?  ¿  Por  qué  cosa  deman- 
das ?    Entonces  oré  al  Dios  de  los  cielos, 

5  Y  dije  si  rey:  Si  al  rey  place,  y  si 
agrada  tu  siervo  delante  de  ti,  demando 
qne  me  enríes  en  Jnda  á  la  ciudad  de 
los  sepulcros  do  mis  padres,  y  reedifi- 
carla he. 

6  Entonces  el  rey  me  dtyo,  (y  la  reina 
estaba  sentada  junto  á  él):  ¿Hasta  cuán- 
do será  tu  viaje,  y  cuándo  volverás  ?  Y 
pingo  al  rey,  y  envióme,  y  yo  lo  di 
tiempo. 

7  Y  dije  al  rey:  SI  place  al  rey,  dénse- 
me cartas  para  los  capitanes  del  otro  la- 
do del  rio,  que  me  hagan  pasar  hasta  que 
venga  á  Juda: 

8  Y  carta  para  Asaph  guarda  del  bos- 
qu*<klxey,  que  in*dó.medem  pira  en- 


maderar los  portales  del  palacio  de  1* 
easa,  y  el  muro  de  la  ciudad,  y  la  easa 
donde  entraré.  Y  otóme  el  rey  segnn 
que  era  buena  la  mano  de  Jehova  sobre 
mi. 

9  Y  vine  á  los  capitanes  del  otro  lado 
del  rio,  y  diles  las  cartas  del  rey:  yelrey 
envió  conmigo  principes  del  ejéreltoty 
gente  de  á  caballo. 

10  Y  oyéndote  flanaballat  Horanita,  y 
Tobías  el  siervo  Ammonftta,  desplególes 
de  grande  desplacer,  que  viniese  alguno 
para  procurar  el  bien  de  los  mjos  de  Is- 
rael. 

11  Y  vine  á  Jerusalem,  y  estuve  allí 
tresdias; 

13  Y  levánteme  de  noche  yo,  y  pocos 
varones  conmigo,  y  no  destaré  á  hom- 
bre lo  que  Dios  habla  puesto  en  mi  cora- 
zón qne  hiciese  en  Jerusalem ;  ni  había 
bestia  conmigo,  salvo  la  cabalgadura  en 
qne  cabalgaba. 

18  Y  salí  de  noche  por  la  puerta  del 
valle  hacia  la  fuente  del  dragón,  y  á  la 
puerta  del  muladar:  y  consideré  los 
muros  de  Jerusalem  qne  estaban  derri- 
bados, y  sus  puertas  que  eran  consumi- 
das del  fuego. 

14  Y  pasé  á  la  puerta  de  la  fuente,  y  al 
estanque  del  rey:  y  no  hube*  lugar  por 
donde  pasase  la  bestia  que  etééba  debajo 
de  mi. 

15  Y  subí  por  el  arroyo  de  noche,  y 
consideré  el  muro,  y  volviendo-entré  por 
la  puerta  del  valle,  y  voWíme. 

16  Y  los  magistrados  no  supieron  donde 
yo  habla  idoy  ni  que  sabia  hecho ;  ni  aun 
á  les  Judíos  y  sacerdotes,  ni  á  los  nobles 
y  magistmdos,  ni  á  los  demás  que  hacían 
la  obra,  hasta  entonces  lo  habla  declarado. 

17  Y  díjeles:  Vosotros  veis  el  mal  en 
que  estamos,  qne  Jerusalem  etiá  desier- 
ta, y  sus  puertas  consumidas  de  rasgo : 
venid,  y  edifiquemos  el  muro  de  Jemee* 
lem,  y  no  seamos  mas  en  vergüenza. 

18  Entonces  les  declaré  la  mano  de  mi 
Dios  qne  era  buena  sobre  mi;  y  asimis- 
mo las  palabras  del  rey  qne  me  habla  di- 
cho :  y  dtyeron :  Levantémosnos,  y  edifi- 
quemos. Y  confórtalo*  sus  msnoe  pera 
bien. 

19  Y  oyóte  Senabellat  Horonlta,  y  To- 
bías el  siervo  Ammonita,  y  Gessem  Ara- 
be,  y  escarnecieron  de  nosotros,  y  nos 
despreciaron, diciendo:  ¿Qué «testo que 
hacéis  vosotros?  ¿  Os  rebebas  contra  el 
rey? 

20  Y  vofrllea  «apueste»  y.djJeJoss  Bfc» 


volsUesnumue^y.dMé 


NBHEMIAS. 


de  loe  cielos  él  nos  prosperará,  y  noso- 
tros  sus  siervos  no*  Hvssrtarémos  y  odl- 
fica*ému+e  que  vosotros  do  teséis  parto, 
ni  justicia,  ni  memoria  em  Jerusalein. 

CAPITULO  m. 

Y  LEVANTÓSE  Ettasibelgren  secer- 
dote,  y  sos  hermano*  loe  «acertó- 
tes,  y  edificaron  la  puerta  de  lee  otejee. 
Ellos  aparejaron,  y  levantaron  ene  puer- 
tas hasta  la  torre  de  Mean,  aparejáronla 
hasta  la  torre  de  HananeeL 

2  T  Junto  á  ella  edificaron  loe  varones 
de  Jertafco;  y  luego  edificó  Zachur,  lujo 
de  Amri 

3  Y  la  puerta  de  los  peces  edificaron  los 
htyos  de  Hasenaaa:  ellos  la  enmadera- 
ron, y  levantaron  su*  puertas,  y  *»  cer- 
radnras^  yans  cerrojos. 

4  Y  junto  4  ellos  restauro  Meremoth, 
hijo  de  Urias,  hijo  de  Accns :  y  junto  A 
ellos  restauró  Kesnllam,  hijo  de  Bare- 
cnias,  h$o  de  MesesabeL  Junto  á  ellos 
restauro  fiadoc,  hijo  de  Baana. 

6  Janee  á  ellos  restauraron  los  Theeuy» 
tas:  massnagrandes  no  metieron  su  eer- 
yis  á  la  obra  de  su  Señor. 

6  Y  la  puerta  vieja  Instauraren  Joiada, 
ntyo  de  Pasea,  y  Mesullam,  lujo  de  Be- 
aodfcnc  ellos  la  enmaderaron,  y  levanta- 
ron sus.  puertas,  y  sus  cerraduras,  y  sus 


7  Junto  á  ellos  restauró  Mcltiaa  Oabao- 
nita,  y  Jadesi  Meronothlta,  varones  de 
Oabaoa  y  de  Maspha,  por  la  silla  del  es- 
pitan de  ia  otra  parte  del  rio» 

8  Y>uitto  4  ellos  restauro  Úsales,  luje 
de  Hafhsasa,de  los  plateros:  y  junto  á 
él  instauró  Báñenlas,  htyo  de  Harache- 
hfanv  y  lastanraren  á  Jerusalem  hasta  el 


•  Y  junto  4  eQos  restauró  Bephaias,  hi- 
jo de  Huc,  principe  de  la  mitad  de  la  re* 
gion  da  Jerusalem. 

Id  Y  Junto  á  ellos  resumí*  Jadas»,  hi- 
jo de  Hsrumah,  y  háeiasu  casa:  y  juntó 
á  él  instauró  Hattus,  ngo  da  Hasebo* 


11  La  6tm  medida  restauró  Melehlss, 
lujo  de  Harina,  y  Hssub,  lujo  de  Phauat- 
moab,  y  la  torre  de  loe  hornos. 

12  Junto  4  él  restauró  SeUuro,  hijo  de 
Halóte»,  principe  de  la  mitad  de  la  re* 
gion  de  Jerusalem,  él  y  sus  hrjes. 

18  Le  puerta  del  vaHe  restauró  Hanura, 
y  los  moradores  de  Zanoe:  ellos  la  re* 
edMcaron,  y  levantaron  sus  puertas,  sos 


cerraduras,  y  sut  cerrojos,  y  mil  codos 
en  el  muro  hasta  la  puerta  del  muladar. 

14  Y  la  puerta  del  muladar  reedificó 
Melchias,  lujo  de  Rechab,  principe  de  la 
provincia  de  Beth-aeharem :  él  la  reedl* 
ficó,  y  levantó  sus  puertas,  sus  cerradu- 
ras, y  sus  cerrojos. 

15  Y  la  puerta  de  la  fuente  restauró 
Sellum,  hijo  de  Chol-hozn,  principe  de 
la  región  de  Ifaspha:  él  la  reedificó,  y  la 
enmaderó,  y  levantó  sus  puertas,  sus 
cerraduras,  y  sus  cerrojos :  y  el  muro  del 
estanque  de  Selah  hacia  la  huerta  del  rey, 
hasta  las  gradas  que  descienden  de  la 
ciudad  de  David. 

16  Después  de  él  restauró  Kehemias, 
lujo  de  Azbuc,  príncipe  de  la  mitad  de 
la  reglón  de  Beth-sur,  hasta  delante  de 
los  sepulcros  de  David,  y  hasta  el  estan- 
que labrado,  y  hasta  la  casa  de  los  Va* 
líente*. 

17  Tras  él  restauraron  los  Levitas,  Re* 
hum,  lujo  de  Bani :  junto  á  él  restauró 
Hasabiss,  principe  de  la  mitad  d*e  la  re- 
gión de  Celia,  en  su  región. 

18  Después  de  él  restauraron  sus  her- 
manos, Banal,  lujo  de  Henedad,  principa 
de  la  mitad  de  la  región  de  Ceüa. 

19  Y  junto  4  él  restauró  Eser,  lujo  da 
Jesús,  principe  de  MJspah,  la  otra  me* 
dida  delante  de  la  subida  de  las  armas 
de  la  esquina. 

90  Después  de  él  se  encendió  y  instau- 
ró Baruca,  hsjo  de  Zschsl,  la  otra  medí* 
da,  desde  la  esquina  hasta  la  puerta  do 
la  casa  de  Eliaetb  gran  sacerdote. 

91  Tras  él  restauró  Meremota,  lujo  de 
Urias,  h$o  de  Haccus,  la  otra  medida, 
desde  la  entrada  de  la  casa  de  EHafeib 
hasta  el  cabo  de  la  casa  de  Eliasib. 

99  Después  de  él  restauraron  los  sacer- 
dotes, los  varones  de  la  oampina. 

98  Después  de  él  restauró  Bcn-jamtn  y 
Hssub,  hacia  su  casa:  y  después  de  él 
instauró  Ararlas,  lujo  do  Maasias,  htyo 
de  Ananlas,  cerca  de  su  casa. 

24  Después  de  él  restauró  Benui,  lujo 
de  Henedad,  la  otra  medida,  desde  la  ca- 
sa de  Ansxias  hasta  la  esquina,  y  hasta  el 
rincón, 

96  Peal,  lujo  de  Uzal,  delante  de  la  es* 
quina  y  la  torre  alta  que  sale  de  la  casa 
del  rey,  que  está  en  el  patio  de  la  cárcel : 
tras  él  Phadsjss,  htfo  de  Pharos. 

96  Y  los  Natíuneos  estuvieron  en  la 
fortaleza,  basta  delante  de  la  puerta  da 
las  aguas  al  oriente,  y  la  torre  que  sala. 

??  Después  do  él  instauraron  loa  Tho- 

Digitized  by  VjOOQ  IC 


NEHEMIA& 


cuitas  la  otra  medida  delante  de  la  gmn« 
de  torre  que  sale,  hasta  el  muro  de  la 
fortaleza. 

28  Desde  la  puerta  de  lo*  caballos  res- 
tauraron los  sacerdotes,  cada  uno  delan- 
te de  su  casa. 

29  Después  de  él  restauró  Sadoc,  lujo 
de  Immer  delante  de  su  casa:  y  después 
de  él  instauró  Semaias,  h^jo  de  aéchenlas, 
guarda  de  la  puerta  oriental. 

30  Tras  él  restauró  Hananias,  hijo  de 
Selcmias,  y  Hanum  el  sexto  lujo  do  Se- 
leph,  la  otra  medida :  después  de  él  in- 
stauró Mesullam,  lujo  de  Bajachias,  de- 
lante de  su  cámara, 

81  Después  de  él  restauró  Melchias,  hi- 
jo del  platero,  hasta  la  casa  de  los  Natbi- 
neos ;  y  los  tratantes  delante  de  la  puer- 
ta del  Juicio,  y  hasta  la  sala  de  la  esquina. 

83  T  entre  la  sala  de  la  esquina,  hasta 
la  puerta  de  las  ovejas,  restauraron  los 
plateros  y  los  tratantes. 

CAPITULO  IV. 

SanohaJUxt  y  Tbbüu  oyendo,  que  el  muro  deJenualem 
M  reedificaba,  bérknue  de  £»  edificador*»  :  y  tratan 
de  imtnniijy  to  obra  enmato  lee  a»  pmtbU.  II.  Por 
emhortaeitm  de  J&emtmku  ei/mmVa  mrad  &íoé\  u  mr* 
modo»  prosiguen  la  obra, 

Y  FUÉ  que  como  oyó  Sanaballat  que 
nosotros  edificábamos  el  muro,  cn- 
cendióselc  la  ira,  y  se  enojó  en  gran  ma- 
nera, y  hizo  escarnio  de  los  Judíos : 

2  Y  habió  delante  de  sus  hermanos,  y 
del  ejército  de  Samaría,  y  dijo :  ¿  Qué  ha- 
cen estos  Judíos  flacos?  ¿Hánles  de 
permitir?  ¿Han  de  sacrificar?  ¿Han 
de  acabar  en  un  diaf  ¿  Han  de  resuci- 
tar de  los  montones  del  polvo  las  pie- 
dras que  fueron  quemadas  ? 

3  Y  Tobías  Ammonita  estaba  junto  á 
él,  el  cual  dijo :  Aun  lo  que  ellos  edifi- 
can, si  subiere  una  zorra,  derribará  su 
muro  de  piedra. 

4  Oye,  oh  Dios  nuestro,  que  somos  en 
menosprecio :  y  vuelve  la  vergüenza  de 
ellos  sobre  bu  cabeza,  y  dalos  en  presa 
en  la  tierra  de  su  cautiverio. 

5  Y  no  cubras  su  iniquidad,  ni  su  peca- 
do sea  raido  de  delante  de  tu  faz :  por- 
que se  airaron  contra  los  que  edificaban. 

6  Mas  edificamos  el  muro,  y  toda  la 
muralla  fué  junta  hasta  su  mitad:  y  el 
pueblo  tuvo  ánimo  para  obrar. 

7  Y  fué,  que  oyendo  Sanaballat,  y  To- 
bías, y  los  Árabes,  y  los  Ammonltas,  y 
los  de  Azoto,  que  los  muros  de  Jerusa- 
lem  eran  curados,  porque  ya  los  portillos 
comenzaban  á  cerrarse,  encendióselca  U 
Ira  mucho, 


8  Y  conspiraran  toó>aáumpsj»veni* 
á  combatir  4  Jerusalem,  y  haoarfe  daño.' 

9  Entonces,  oramos  á  nuestro  Dios  y 
pusimos  guardia  sobre  «¿loe  de  dia  y  de 
noche,  por  causa  de  alies. 

10  YdtfoJuda;  JU*  toras*  áe  los  qu* 
llevan  son  eaJsaqnecides,  y  la  tierra  s* 
mucha,  y  no  podemos  edificar  el  muro. 

11  Y  nuestros  enemigos  dfyeron:  No 
aspan,  ni  vean,  hasta  qne  entremos  en 
medio  de  ellos,  y  los  matemos,  y  haga- 
mos cesar  la  obra. 

10  Y  fué  que  como  vinieron  los  Ju- 
díos que  habitaban  entre  ellos,  nos  dia* 
ron  aviso  diez  veces  de  todos  los  lagares 
donde  volvían  á  nosotros. 

13  Entonces  puso  por  los  najes  del  tai* 
gar  detrás  del  muro,  y  en  las  aeturaa  do- 
los peñascos  puse  el  pueblo  por  familias, 
con  sns  espadas,  con  sus  launas,  y  con 
sus  orcos. 

HU  miré,  y  levantóme,  y  dije  á  los 
principales,  y  á  los  inagistimdon,  y  al 
resto  del  pueblo:  No  temáis  delante  de 
ellos:  del  Señor  erando  y  terrible  os 
acordad;  y  pelead  por  vuestros  herma- 
nos, por  vuestros  hijos,  y  por  vuestras 
lujas,  por  vuestras  mugases,  y  por  vues- 
tras casas. 

15  Y  fué  que  eomo  oyeron  nuestros 
enemigos  qne  lo  entendimos,  Dios  disi- 
pó su  consejo,  y  nos  volvimos  todos  al 
muro  cada  uno  á  su  once. 

16  Mas  fué,  que  desde  aquel  daa  la  mi- 
tad de  los  mancebos  nacían  en  ln  onsn,  y 
la  otra  mitad  de  ellos  tenia  lanas,  ta  es- 
cudos, y  áreos»  y  corazas ;  y  los  prines* 
pes  estaban  tras  toda  la  casa  do  Jada. 

17  Los  que  edificaban  en  el  muro,  y 
los  que  llevaban  cargas,  y  los  que  carga* 
ban,  con  la  una  mano  hacían  en  la  b^bra, 
y  en  la  otra  tenian  la  espada. 

18  Porque  los  que  edificaban,  cada  uno 
tenia  su  espada  cefiida  sobre  sus  lomos, 
y  aá  edificaban:  y  el  que  tocaba  ia  tsonv- 
peta  estaba  junto  á  mí. 

19  Y  dije  á  los  principales,  y  4  los  ma- 
gistrados, y  al  resto  del  pueblo:  La  obra 
es  grande  y  larga,  y  nosotros  estamos 
apartados  en  el  muro  lejos  los  unos  de 
los  otros : 

20  En  el  lugar  donde  oyereis  la  voz  ds 
la  trompeta,  allí  os  juntaréis  A  nosotros : 
nuestro  Dios  peleará  por  nosotros. 

21 Y  nosotros  hacíamos  en  la  obra;  y  la 
mitad  de  ellos  tenia  lanzas  desde  la  su- 
bida del  alba  hasta  salir  las  estrellas. 

22  También  entonces  <HJe  si  pueblo: 
453 


NÉtíÉtotAS. 


C*da  uno  con  su  criado  se  quede  dentro 
de  Jerusalem,  y  nos  hagan  de  noche 
centinela,  y  de  día  á  la  obra. 
23  Y  ni  yo,  ni  mis  hermanos,  ni  mía 
mozos,  ni  la  gente  de  guardia  qne  me 
seguía,  denudamos  nuestro  Testido :  ca- 
da uno  se  desnudaba  tifamente  á  las 
aguas. 

CAPITULO  V. 

JBUpumMú  menudo  agravado  con  meurm  do  lo»  matpo- 
deroto*  m  queja,  y  por  ordenación  de  Neheodm»  le» 

'  ton  soltada»  la»  deuda»,  y  les  es  proveído  en  tu  nece- 
sidad. 

ENTONCE8  fué  el  clamor  del  pueblo 
y  de  sus  mugeres  grande  contra  los 
Judíos  sus  hermanos.- 
2  Y  habia  quien  decía:  Nuestros  hijos, 
y  nuestras  hijas,  y  nosotros;  somot  mu- 
chos ?  y  hemos  comprado  grano  para  co- 
mer y  vivir. 
8  T  habla  oíros  que  decían :  Nuestras 


tierras,  y  nuestras  viñas,  y  nuestras  ca--  -ce  años,  ni  yo  ni  mis  hermanos  comimos 


sas  hemos  empeñado,  para  comprar  gra- 
no en  la  hambre. 

4  Y  habia  otros  que  decían :  Hemos  to- 
mado emprestado  dinero  para  el  tributo 
del  rey  sobre  nuestras  tierras  y  nuestras 
Tifias. 

8  Y  ahora  como  la  carne  de  nuestros 
hermanos  es  nuestra  carne,  como  sus  hi- 
jos son  también  nuestros  hijos:  y, he  aquí 
que  nosotros  sujetamos  nuestros  mJos  y 
nuestras  htyas  en  servidumbre,  y  hay  al- 
gunas de  nuestras  hijas  sujetas,  y  no  hay 
facultad  en  nuestras  manos  para  resca- 
tarlas ;  y  nuestras  tierras  y  nuestras  viñas 
son  de  otros. 

6  Y  enójeme  en  gran  manera,  cuando 
oi  su  clamor  y  estas  palabras. 

7  Y  pensó  mi  corazón  en  mi,  y  reprendí 
á  los  principales,  y  á  los  magistrados,  y 
díjeleis :  ¿  Usura  tomáis  cada  uno  de  vues- 
tros hermanos  ?  Y  hice  contra  ellos  una 
grande  junta, 

.  8  Y  díjeles:  Nosotros  rescatamos  á 
nuestros  hermanos  Judíos,  que  eran 
vendidos  á  las  gentes,  conforme  á  la  fa- 
cultad que  habia  en  nosotros :  ¿y  voso- 
tros aun  vendéis  á  vuestros  hermanos, 
y  serán  vendidos  á  nosotros  ?  Y  callaron, 
que  no  tuvieron  que  responder. 

9  Y  cuje :  No  es  bien  lo  qne  hacéis : 
¿  No  andaréis  en  temor  de  nuestro  Dios 
por  la  vergüenza  de  las  gentes  nuestras 
enemigas? 

10  Y  también  yo,  y  mis  hermanos,  y 
mis  criados  les  habernos  prestado  dinero 
y  grano :  soltémosles  ahora  esta  usura. 

11  Ruégoos  que  les  volváis  hoy  sus 

454 


tierras,  sus  viñas,  sus  olivares,  y  sus  ca* 
sas,  y  la  centésima  parte  del  dinero,  y 
del  grano,  del  vino,  y  del  aceite  que  de- 
mandáis de  ellos. 

12  Y  dfyeron:  Volveremos,  y  no  les  de- 
mandaremos: así  haremos,  como  tú  di- 
ces. Entonces  convoqué  los  sacerdotes, 
y  les  juramenté  que  hiciesen  conforme 
Acato. 

13  Ademas  de  esto  sacudí  mí  vestido,  y 
dije :  Así  sacuda  Dios  de  su  casa  y  de  su 
trabajo  á  todo  varón  que  no  cumpliere 
esto,  y  así  sea  sacudido  y  vacío.  Y  res- 
pondió toda  la  congregación :  Amen :  y 
alabaron  á  Jehova:  y  hizo  el  pueblo  con- 
forme á  esto. 

14  También  desde  el  día  que  me  mandó 
d  rey  que  fuese  capitán  de  ellos  en  la  tier- 
ra de  Juda,  desde  el  año  veinte  del  rey' 
Artaxerxes  hasta  el  año  treinta  y  dos,  do- 


el  pan  del  capitán. 

15  Mas  los  primeros  capitanes  que /to- 
ro» antes  de  mi,  cargaron  al  pueblo,  y 
tomaron  de  ellos  por  el  pan  y  por  el 
vino  sobre  cuarenta  pesos  de  plata;  ade- 
mas de  esto,  sus  criados  se  enseñoreaban 
sobre  el  pueblo;  mas  yo  no  hice  así  á 
causa  del  temor  de  Dios. 

18  Ademas  de  esto,  en  la  obra  de  este 
muro  instauré,  ni  compramos  heredad: 
y  todos  mis  criados  juntos  estaban  allí  á 
la  obra. 

17  ítem,  los  Judíos  y  los  magistrados, 
ciento  y  cincuenta  varones,  y  los  que 
venían  á  nosotros  de  las  gentes  que  están 
en  nuestros  al  derredores,  estaban  á  mi 
mesa. 

18  Y  lo  que  se  aderezaba  para  cada  día 
era  un  buey,  y  seis  ovejas,  escogidas ;  y 
aves  también  se  aparejaban  para  mi:  y 
cada  diez  dias  vino  en  toda  abundancia: 
y  con  todo  esto  nunca  busqué  el  pan  del 
capitán,  porque  la  servidumbre  de  este 
pueblo  era  grave. 

19  Acuérdate  de  mi  para  bien,  Dios 
mió,  y  de  todo  lo  que  hice  á  este  pueblo. 

CAPITULO  VL 

Porfiando  Sanaboiku  m  tm  compañero*  en  impedir  oí 
edificio  del  wturo  de  Jerusalem,  y ehenias  persevera 
conttantemente  en  edificar  hasta  acabarlo. 

Y  FUÉ  que  como  oyó  Sanaballat,  y 
Tobías,  y  Gessetn  el  Árabe,  y  los 
demás  nuestros  enemigos,  que  habla 
edificado  el  muro,  y  que  no  quedaba 
portillo  en  él,  aunque  hasta  este  tiempo 
no  habia  puesto  puertas  en  las  portadas ; 
2  Envió  Sanaballat  y  Gessem  á  mi,  di- 


NEHEMIAS. 


deudo:  Ven,  y  concertarnos  hemos  jun- 
tos en  las  aldeas  en  el  campo  de  Ono. 
Mas  ellos  habían  pensado  hacerme  maL 

3  T  envíeles  mensageros,  diciendo :  To 
hago  una  grande  obra,  y  no  puedo  venir : 
porque  cesará  la  obra  dejándola  yo  pa- 
ra venir  á  vosotros. 

4  T  enviaron  á  mi  de  esta  misma  ma- 
nera por  cuatro  veces,  y  yo  les  respondí 
de  la  misma  manera. 

5  T  envió  á  mi  Sanaballat  de  la  misma 
manera  la  quinta  vez  su  criado  con  la 
carta  abierta  en  su  mano, 

6  En  la  cual  era  escrito :  En  las  gentes 
se  ha  oído,  y  Gasmu  dice,  que  tú  y  los 
Judíos  pensáis  rebelaros ;  y  que  por  eso 
edificas  tú  el  muro,  y  tú  eres  su  rey  se- 
gún estas  palabras : 

.  7  Y  que  has  puesto  profetas  que  predi- 
quen de  ti  en  Jerusalcm,  diciendo :  Rey 
en  Jada.  Y  ahora  serán  oídas  del  rey 
las  palabras  semejantes :  por  tanto  ven, 
y  consultemos  juntamente. 

8  Entonces  yo  envié  á  él,  diciendo :  No 
hay  tal  cosa  como  dices ;  que  de  tu  cora- 
zón lo  inventas  tú. 

9  Porque  todos  ellos  nos  ponen  miedo, 
diciendo :  Debilitarse  han  las  manos  de 
ellos  en  la  obra,  y  no  será  hecha.  Es- 
fuerza pues  mis  manos. 

10  Y  vine  á  casa  de  Semaias,  htfo  de 
Dalalas,  hijo  de  Mctabcel  en  secreeto, 
porque  él  estaba  encarcelado,  el  cual  di- 
jo :  Junté m osóos  en  la  casa  de  Dios,  den- 
tro del  templo,  y  cerremos  las  puertas 
del  templo ;  porque  vienen  para  matarte, 
y  esta  noche  vendrán  para  matarte. 

11  Entonces  dtfe :  ¿  Varón  como  yo  ha 
de  huir?  ¿Y  quién  Ttay  como  yo  que  en- 
tre al  templo  y  viva?    No  entrar¿ 

12  Y  entendí  que  Dios  no  le  habla  en- 
viado: mas  que  hablaba  aquella  profe- 
cía contra  mi,  y  que  Tocias  ó  Sanaballat, 
le  habla  alquilado  por  solarlo. 

13  Porque  alquilado  fué  para  hacerme 
temer  así,  y  que  pecase,  y  fuese  á  ellos 
por  mala  nombradla,  para  que  yo  fuese 
avergonzado. 

14  Acuérdate,  Dios  mío,  de  Tobías  y  de 
Sanaballat  conforme  á  estas  bus  obras: 
y  también  de  Noadlas  profetisa,  y  de  los 
otros  profetas  que  me  ponían  miedo. 

15  Acabóse  pues  el  muro  á  los  veinte  y 
cinco  de  Elúl,  en  cincuenta  y  dos  dios. 

16  Y  como  lo  oyeron  todos  nuestros 
enemigos,  temieron  todas  las  gentes  que 
estaban  en  nuestros  al  derredores,  y  caye- 
ron mucho  en  bus  ojos,  y  conocieron  que 


por  nuestro  Dios  habla  sido  hecha  esta 
obra. 

17  Asimismo  en  aquellos  días,  de  los 
principales  do  Juda  iban  muchas  car- 
tas á  Tobías,  y  las  de  Tobías  venían  i 
ellos: 

18  Porque  muchos  en  Juda  hablan  con- 
jurado con  él ;  porque  era  yerno  de  flé- 
chenlas, lujo  de  Área;  y  Johanan  su  hjjo 
habla  tomado  la  luja  de  MosoUam,  hjjo 
de  Barachtas. 

19  También  contaban  delante  de  mi 
sus  buenas  obras,  y  á  él  recitaban  mis 
palabras.  Cartas  envió  Tobías  para  ate- 
morizarme. 

CAPITULO  vn. 

Mij/kmim  mt  mmrm  d*  JbrmÉfii  pámuumh  pmnim  y 
guardo».  JL  Cuenta*  él  pueblo  gut  vokriá  dé  la, 
cautividad. 

Y  FUÉ,  que  como  el  muro  fué  edifi- 
cado, y  asenté  las  puertas,  y  fueron 
señalados  porteros,  y  cantores,  y  Levitas, 

2  Mandé  á  Hanani  mi  hermano,  y  á  Ha- 
nanlas  principe  del  palacio  en  Jerusa- 
lem:  porque  este  era,  como  varón  do 
verdad  y  temeroso  de  Dios,  sobre  mu- 
chos: 

8  Y  díjeles :  No  se  abran  las  puertas  do 
Jcrusalem  hasta  que  el  sol  caliente:  y 
aun  ellos  presentes,  cierren  las  puertas, 
y  atrancad.  Y  señalé  guardias  de  los 
moradores  de  Jeru6alem,  cada  uno  en  su 
guardia,  y  cada  uno  delante  de  su  cosa. 

4  ^  Y  la  ciudad  era  ancha  de  espacio  y 
grande,  y  poco  pueblo  dentro  de  ella; 
que  no  habla  aun  casas  edificadas. 

5  Mas  puso  Dios  en  mi  corazón  que 
juntase  los  principales,  y  los  magistra- 
dos, y  el  pueblo,  para  que  fuesen  empa- 
dronados por  el  orden  de  los  llnages ;  y 
hallé  el  libro  de  la  genealogía  de  los  que 
hablan  subido  antes,  y  hollé  escrito  en 
él: 

6  Estos  ton  los  htyos  de  la  provincia, 
que  subieron  de  la  cautividad  de  la  trans- 
migración, que  hizo  pasar  Nabuchodo- 
nosor  rey  de  Babylonla,  los  cuales  vol- 
vieron á  Jerusalcm  y  á  Juda,  cada  uno  á 
su  ciudad. 

7  Los  cuales  vinieron  con  Zorobabel, 
Jesua,  Nehemlas,  Azarlas,  Raamlas,  Na- 
hamaul,  Mardocheo,  BUsan,  Miópcret, 
Biguai,  Nehum,  Baana.  La  cuenta  do 
los  varones  del  pueblo  de  Israel : 

8  Los  hijos  de  Pharos,  dos  mil  y  ciento 
y  setenta  y  dos. 

9  Los  htfos  de  Saphatlas,  trescientos  y 
setenta  y  dos. 

4T>5 


NEHEMIA&. 


10  IíC»  bUoa  de  Área,  seiscientos  y  cin- 
cuenta y  dos. 

11  Los  lujos  de  Phahath-moab,  de  loe 
hijos  de  Jesna  y  de  Joab,  dos  mil  y 
ochocientos  y  diez  y  ocho. 

12  Los  h|]os  de  Elam,  mil  y  doscientos 
y  cincuenta  y  cuatro. 

18  Los  lujos  He  Zarthu,  ochocientos  y 
cuarenta  y  cinco. 

14  Los  hyos  de  Zechai,  setecientos  y 
'  sesenta. 

15  Los  lujos  de  Binui,  seiscientos  y 
cuarenta  y  ocha 

16  Los  hijos  de  Beba!,  seiscientos  y 
veinte  y  ocho. 

17  Los  lujos  de  Asgad,  dos  mil  y  seis- 
cientos y  veinte  y  dos. 

18  Los  lujos  de  Adonicam/ seiscientos 
y  sesenta  y  siete. 

19  Los  hijos  de  Biguai,  dos  mil  y  sesen- 
ta y  siete. 

20  Loe  hijos  de  Addln,  seiscientos  y 
cincuenta  y  cinco. 

21  Los  lujos  de  Ater,  de  Ezechias,  no- 
venta y  ocho. 

22  Los  lujos  de  Hasum,  trescientos  y 
veinte  y  ocho. 

28  Los  lujos  de  Besai,  trescientos  y 
veinte  y  cuatro. 

24  Los  lujos  de  Harlph,  ciento  y  doce. 

25  Los  hijos  de  Gabaon,  noventa  y  cinco. 

26  Los  varones  de  Beth-lehem  y  de  Ne- 
topha,  ciento  y  ochenta  y  ocho. 

27  Los  varones  de  Anathoth,  ciento  y 
veinte  y  ocho. 

28  Los  varones  de  Beth-azmaveth,  cua- 
renta y  dos. 

29  Los  varones  de  Carlath-Jarim,  Che- 
phira  y  Beeroth,  setecientos  y  cuarenta 
y  tres. 

80  Los  varones  de  Bama  y  de  Gabaa, 
seiscientos  y  veinte  y  uno. 
*  81  Los  varones  de  Machinas,  ciento  y 
veinte  y  dos. 

82  Los  varones  de  Beth-el  y  de  Ai,  cien- 
to y  veinte  y  tres. 

83  Los  varones  de  la  otra  Nebo,  cin- 
cuenta y  dos. 

84  Los  hyos  de  la  otra  Elam,  mil  y  dos- 
cientos y  cincuenta  y  cuatro. 

85  Los  lujos  de  Harlm,  trescientos  y 
veinte. 

86  Los  lujos  de  Jericho,  trescientos  y 
cuarenta  y  cinco. 

87  Los  lujos  de  ^od,  Hadld,  y  de  Ono, 
siete  cientos  y  veinte  y  uno. 

88  Los  lujos  de  Senaa,  tres  mil  y  nove- 
cientos y  treinta. 

456 


89  Sacerdotes :  Los  lujos  de  JedaUs  de 
la  casa  de  Jesua,  novecientos  y  setenta 
y  tres. 

40  Los  hijos  de  Immer,  mil  y  cincuenta 
y  dos. 

41  Los  lujos  de  Phasur,  mil  y  doscien- 
tos y  cuarenta  y*  siete. 

42  Los  hy  os  de  Harun,  mil  y  diez  y  siete. 

43  Levitas :  Los  lujos  de  Jesua,  de  Cad- 
mlel,  de  los  lujos  de  Odvia,  setenta  y 
cuatro. 

44  Cantores :  Los  lujos  de  Asapb,  cien- 
to y  cuarenta  y  ocho. 

45  Porteros:  Los  hijos  de  Sellum,  los 
hyos  de  Ater,  los  hyos  de  Talmon,  los 
hyos  de  Accub,  los  lujos  de  Hatita,  los 
hyos  de  Soba!,  ciento  y  treinta  y  ocho. 

46  Nathineos:  Los  hijos  de  Bina,  los 
lujos  de  Hasupba,  los  hyos  de  Thabaotb, 

47  Los  hijos  de  Ceros,  los  lujos  de  Sea, 
los  lujos  de  Fadon, 

48  Los  hyos  de  Lebana,  los  hyos  de 
Hagaba,  los  hyos  de  Salmai, 

49  Los  lujos  de  Hanan,  los  lujos  de  Gld* 
del,  los  hyos  de  Gahal, 

50  Los  hijos  de  Reala,  los  lujos  de  Re- 
sto, los  lujos  de  Necoda, 

51  Los  hijos  de  Gazzam,  los  lujos  de 
Uzza,  los  hyos  de  Pnasea, 

52  Los  hijos  de  Besai,  los  lujos  de  Meu- 
nlm,  los  hijos  de  Nephisesim, 

53  Los  hijos  de  Bacbuc,  los  hyos  da 
Hacnpha,  los  hyos  de  Hathur, 

54  Los  lujo*  de  Baslitb,  los  lujos  de 
Mehida,  los  hyos  de  Harsa, 

55  Los  hyos  de  Barcos,  los  lujos  de  BU 
sera,  los  hyos  de  Thama, 

56  Loe  lujos  de  Nesia,  los  hyos  de  Ha* 
tlpha. 

57  Los  hijos  de  los  siervos  de  Salomón : 
los  hyos  de  Sotai,  los  hyos  de  Sopho- 
reth,  los  lujos  de  Perida, 

58  Los  hyos  de  Jaala,  los  lujos  de  Dar- 
con,  los  hyos  de  Giddel, 

59  Los  hyos  de  Sapbatias,  los  hyos  de 
Hatil,  los  hyos  de  Phochereth  de  Has- 
baim,  los  lujos  de  Amon. 

60  Todos  los  Nathineos,  y  lujos  de  los 
siervos  de  Salomón,  trescientos  y  noven- 
ta y  dos. 

61 Y  estos  son  los  que  subieron  de  Thel- 
mclah,  Thel-harsa,  Chcrub,  Addon,  y  Im- 
mer, los  cuales  no  pudieron  mostrar  la 
casa  de  sus  padres,  y  su  linage,  si  eran 
de  Israel : 

62  Los  hyos  de  Delaia,  los  lujos  de 
Thobias,  los  hyos  de  Necoda,  seiscientos 
y  cuarenta  y  dos, 


NBHEMIAS. 


03  Y  da  los  sacerdotes:  loa  htfos  da 
Hobaias,  loa  htyos  de  Haceos,  los  hüos 
de  Berzellai,  que  tomó  muger  de  las  bi- 
jas de  Berzellai  Galaadita,  y  se  llamó  del 
nombre  de  ellas. 

64  Estos  buscaron  su  escritura  de  ge- 
nealogías, y  no  fueron  hallados,  y  fhe- 
roa  eebados  del  sacerdocio. 

65  Y  díjolee  el  Thireatha,  que  no  co- 
ntiese*  de  la  santidad  de  las  santidades, 
hasta  qne  hubiese  sacerdote  con  Urim  y 
Thnmim. 

66  Toda  la  congregación  como  un  va* 
tw^  fueron  cuarenta  y  dos  mil  y  trescien- 
tos y  sesenta, 

67  Sin  sus  atorros  y  sierras,  los  cua- 
les ara*  atete  mil  y  treseientos  y  trein- 
ta y  siete:  y  entre  ellos  había  canto- 
res y  cantoras,  doscientos  y  cuarenta  y 
cinco. 

68  Sus  eaballos,  siete  cientos  y  treinta 
y  seis :  sus  mulos,  doscientos  y  cuarenta 
y  cinco: 

69  Camellos,  cuatrocientos  y  treinta  y 
cinco :  asnos,  seis  mil  y  siete  cientos  y 
yétate. 

70  X  algunos  de  los  principes  de  las  fa- 
milias dieron  para  la  obra:  el  Thireatha 
dio  para  el  tesoro  mil  dracmas  de  oro ; 
t aaones  cincuenta;  vestimentas  sacer- 
dotales quinientos  y  treinta. 

71  X  de  los  principes  de  las  familias 
dieron  para  el  tesoro  de  la  obra  veinte 
mil  dracmas  de  oro,  y  dos  mil  y  dos- 
cientas libras  de  plata» 

73  Y  lo  que  dio  el  resto  del  pueblo  fué 
veinte  mil  dracmas  de  oro,  y  dos  mil  li- 
bras de  .plata,  y  vestiduras  sacerdotales 
sesenta  y  siete. 

78  ¥  habitaron  tos  sacerdotes  y  los  Le- 
vitas, y  los  porteros,  y  los  cantores,  y  los 
del  pueblo,  y  los  Nathlneos,  y  todo  Is- 
rael, en  sus  ciudades :  y  venido  el  mes 
séptimo,  los  hQos  de  Israel  estaban  en 
ana  ciudades. 

CAPITULO  VIIL 

Congregado  todo  el  pueblo  en  JenaalemUt es Itido y 
declarado  «i  Ubro  delalegde  Dio*  :*  llorando  to- 
do el  pueblo,  Kehemia»  y  Ezra  $acerdote  y  toe  Le~ 
vüewteconemlan.    JJ.  Celebra»  la  JíeMa  dé  lateo 


Y  JUNTÓSE  todo  el  pueblo,  como 
un  varón,  en  la  piara  que  ató  de- 
lante de  la  puerta  de  las  aguas,  y  dijeron 
á  Sara  d  escriba,  que  trajese  el  libro 
de  la  ley  de  Moyses,  la  cual  mandó  Je- 
liovtttá  Israel. 

3  T  Rara  el  sacerdote  trujo  la  ley  de- 
lante de  la  congregación  asi  de  varones 


como  de  mugeres,  y  de  todo  entendido 
para  oir,  el  primer  dia  del  mes  séptimo. 

3  Y  leyó  en  él  delante  de  la  plaza,  que 
está  delante  de  la  puerta  de  las  aguas, 
desde  el  alba  hasta  el  mediodía,  delante 
de  varones,  y  mugeres,  y  entendidos ;  y 
los  oidos  de  todo  el  pueblo  eran  al  libro 
de  la  ley. 

4  Y  Eira  el  escriba  estaba  sobre  un 
pulpito  de  madera  que  hablan  hecho  pa- 
ra ello :  y  estaban  junto  á  él  Mathnthiasj 
y  Sometas,  y  Aulas,  y  Urias»  y  Helcias,  y 
Maasias,  á  su  mano  derecha:  y  á  su  ms* 
no  izquierda  Phadaias,  Hisael,  y  Mek 
chías,  y  Hasum,  y  fías  badana,  Zacheriae, 
y  Mosollam. 

5  Y  abrió  Ezra  el  libro  4  ojos  de  todo 
el  pueblo ;  (porque  estaba  sobre  todo  el 
pueblo ;)  y  como  él  U  abrió,  todo  el  pue- 
blo estuvo  atento. 

6  Y  bendijo  Ezra  á  Jehova  Dios  gran* 
de,  y  todo  el  pueblo  respondió :  Amen» 
Amen,  alzando  sus  manos:  y  humillá- 
ronse, y  adoraron  á  Jehova  inclinados  á 
tierra. 

7  Y  Jesua,  y  Bani,  y  Sarabias,  Jamin, 
Accub,  Sebthai,  Odias,  Maasias,  Ceuta» 
Asarías,  Jozabed,  Hanan,  Phalaias,  .Levi- 
tas, hadan  entender  al  pueblo  la  ley :  y 
el  pueblo  estaba  en  su  lugar. 

8  Y  leyeron  en  el  libro  de  la  ley  de. 
Dios  claramente,  y  pusieron  entendi- 
miento, y  entendieron  la  escritura. 

9  Y  dijo  Kehemias  el  Thireatha,  y  Ezra 
sacerdote  escriba,  y  los  Levitas  que 
hadan  atento  al  pueblo,  á  todo  el  pue- 
blo :  Dia  santo  es  á  Jehova  nuestro  Dios, 
no  os  entristezcáis  ni  lloréis :  porque  to- 
do el  pueblo  lloraba  oyendo  las  palabras 
de  la  ley.  * 

10  Y  dijoles:  Id,  comed  grosuras,  y 
bebed  dulzaras,  y  enviad  partes  á  loa 
que  no  tienen  aparejado,  porque  santo 
dia  es  á  nuestro  Señor :  y  no  os  entris- 
tezcáis; porque  el  gozo  de  Jehova  es 
vuestra  fortaleza. 

11  Y  los  Levitas  hacían  callar  á  todo  el 
pueblo,  diciendo :  Callad,  que  es  dia  san- 
to, y  no  os  entristezcáis. 

12  Y  todo  el  pueblo  se  fué  á  comer  y  á 
beber,  y  á  enviar  partes,  y  á  alegrarse  de 
grande  alegría :  porque  habla  entendido 
las  palabras  que  les  hablan  enseñado. 

13  1í  Y  el  dia  siguiente  juntáronse  los 
principes  de  las  familias' de  todo  el  pue- 
blo, 'sacerdotes  y  Levitas,  á  Ezra  escri- 
ba, para  entender  las  palabras  de  la  ley% 

14  Y  hallaron  escrito  en  la  ley,  que  Je- 

457 


NEHEMIAS. 


nova  habla  mandado  por  mano  do  Moy- 
ses,  que  habitasen  loa  mjos  de  Israel  en 
cabanas  en  la  solemnidad  del  mes  sép- 
timo. 

15  T  que  hiciesen  oir,  y  que  hiciesen 
pasar  pregón  por  todas  sus  ciudades,  y 
por  Jentsatem,  diciendo:  Salid  al  monte, 
y  traed  ramos  de  oliva,  y  ramos  de  árbol 
de  pino,  y  ramos  de  arrayan,  y  ramos  de 
palmas,  y  ramos  do  iodo  árbol  espeso, 
para  hacer  cabanas,  como  ettd  escrito. 

16  Y  salló  el  pueblo,  y  trajeron,  y  hi- 
déronse  cabanas,  cada  uno  sobre  su  te- 
chumbre, y  en  sus  patios,  y  en  los  patios 
de  la  casa  de  Dios,  y  en  la  plaza  de  la 
puerta  de  las  aguas,  y  en  la  plaza  de  la 
puerta  de  Ephralm. 

17  T  toda  ]fk  congregación  que  volvió 
de  la  cautividad  hicieron  cabanas,  y  ha- 
bitaron en  cabanas:  porque  desde  los 
días  de  Josué,  hijo  de  Nun,  hasta  aquel 
41a  no  hablan  hecho  asi  los  bjjos  do  Is- 
rael: y  hubo  alegría  muy  grande. 

18  T  leyó  en  el  libro  de  la  ley  de  Dios 
cada  día,  desde  el  primer  dia  hasta  el 
postrero :  y  hicieron  la  solemnidad  por 
siete  días,  y  al  octavo  dia  congregación, 
según  el  rito. 

CAPITULO  IX. 

XI  pueblo  de  Israel  apurado  y  limpio  de  extranjeros 
se  Junta  d  oir  la  ley  de  Dio*,  v  d  confesar  sus  peca- 
dos, cuatro  veces  al  dio.  II.  Los  Levitas  hacen  pú- 
blica confesión  en  nombre  del  pueblo  de  los  continuos 
beneficios  que  hasta  entonces  había  recibido  de  Dios, 
y  de  las  muchas  reces  que  habiendo  sus  padres  que- 
brantado su  concierto,  él  los  había  recibido  d  miseri- 
cordia. III.  En  testimonio  que  ahora  finalmente  ss 
convierten  del  de  todo  corazón,  renuevan  el  santo 
concierto,  v  lo  firman  todos  los  principales. 

YA  L08  veinte  y  cuatro  días  de  este 
mes,  los  hijos  de  Israel  se  Juntaron 
en  ayuno,  y  en  cilicios,  y  tierra  sobro  si. 

2  Y  hablase  ya  apartado  la  simiente  de 
Israel  de  todos  los  extrangeros:  y  es- 
tando en  pié  confesaron  sus  pecados,  y- 
las  iniquidades  de  sus  padres. 

8  Y  levantáronse  sobre  su  lagar,  y  leye- 
ron en  el  libro  de  la  ley  de  Jehova  su 
Dios  la  cuarta  parte  del  dia,  y  la  coarta 
parte  confesaron,  y  adoraron  á  Jehova 
au  Dios. 

4 1Í  Y  levantáronse  sobre  la  grada  de  los 
Levitas,  Jesua,  y  Bani,  Codmiel,  Sabanias, 
Binrai,  Serebias,  Bani,  y  Chañan!,  y  cla- 
maron á  gran  voz  á  Jehova  su  Dios. 

5  Y  dijeron  los  Levitas,  Jesua,  y  Cod- 
miel, Bani,  Hasebnias,  Serebias,  Odaias, 
Bebnlas,  Phathahlas :  Levantaos,  bende- 
cid á  Jehova  vuestro  Dios  desde  el  siglo 
hasta  al  siglo :  y  bendigan  el  nombre  de 
468 


tu  gloria,  y  alto  sobre  toda  bendición  y 
alabanza. 

6  Tú,  oh  Jehova,  eres  solo,  tú  hiciste 
los  cielos  y  los  cielos  de  los  cielos,  y  to- 
do su  ejército :  la  tierra,  y  todo  lo  que 
está  en  ella:  las  mares,  y  todo  lo  que 
ettd  en  ellas :  y  vivificas  todas  estas  co- 
sas :  y  los  ejércitos  de  los  cielos  te  ado- 
ran. 

7  Tú  ere*,  oh  Jehova,  el  Dios  que  esco- 
giste á  Abraham,  y  le  sacaste  de  Ur  de 
los  Chaldeos,  y  pusiste  su  nombre  Abra- 
ham. 

8  Y  hallaste  fiel  su  corazón  delante  de 
ti,  y  hiciste  con  él  alianza  para  darle  la 
tierra  del  Chananeo,  del  Hettheo,  y  del 
Amorrhco,  y  del  Perezeo,  y  del  JebuBeo, 
y  del  Gergeseo,  para  daría  á  su  simien- 
te: y  cumpliste  tu  palabra,  porque  eres 
justo: 

9  Y  miraste  la  aflicción  de  nuestros  pa- 
dres en  Egypto,  y  oíste  el  clamor  de  ellos 
en  el  mar  Bermejo. 

10  Y  diste  señales  y  maravillas  en  Pha- 
raon,  y  en  todos  sus  siervos,  y  en  todo 
el  pueblo  de  su  tierra:  porque  sabias 
que  hablan  hecho  soberbiamente  contra 
ellos,  y  te  hiciste  nombre  grande,  como 
parece  este  dia. 

11  Y  partiste  la  mar  delante  de  ellos ; 
y  pasaron  por  medio  de  ella  en  seco :  jr 
á  sus  perseguidores  echaste  en  los  pro- 
fundos, como  una  piedra  en  -grandes 
aguas. 

12  Y  con  columna  de  nube  los  guiaste 
de  dia,  y  con  columna  de  luego  de  no- 
che, para  alumbrarles  él  camino  por 
donde  hablan  de  ir. 

13  Y  sobre  el  monte  de  Sinai  descen- 
diste, y  hablaste  con  ellos  desde  el  cielo, 
y  les  diste  juicios  rectos,  y  leyes  verda- 
deras, y  estatutos  y  mandamientos  bue- 
nos. 

14  Y  les  notificaste  el  sábado  de  tu  san- 
tidad; y  les  mandaste  por  roano  de  Moy- 
ses  tu  Bicrvo  mandamientos,  y  estatutos, 
y  ley. 

15  Y  les  diste  pan  del  cielo  en  su  ham- 
bre, y  en  su  sed  les  socaste  aguas  do  la 
piedra :  y  les  dijiste  que  entrasen  á  po- 
seer la  tierra,  por  la  cual  alzaste  tu  ma- 
no que  se  la  hablas  de  dar. 

16  Moa  ellos  y  nuestros  padres  hicieron 
soberbiamente,  y  endurecieron  su  cer- 
viz, y  no  oyeron  tus  mandamientos, 

17  Y  no  quisieron  oir,  ni  se  acordaron 
de  tos  maravillas  que  hablas  hecho  con 
ellos ;  mas  endurecieron  tu  cerviz,  y  pn- 


ÍÍEHBMTAS. 


sleron  cabeza  para  volverse  á  su  servi- 
dumbre por  su  rebelión.  Tú  empero, 
Dios  de  perdones,  clemente  y  piadoso, 
luengo  de  iras  y  de  mucha  misericordia, 
que  no  los  dejaste. 

18  Cuanto  mas  que  hicieron  para  si 
becerro  de  fundición,  y  dijeron :  Este  es 
tu  Dios  que  te  hizo  subir  de  Egypto :  y 
hicieron  abominaciones  grandes. 

19  Empero  tú,  por  tus  muchas  miseri- 
cordias, no  los  dejaste  en  el  desierto :  la 
columna  de  nube  no  se  apartó  de  ellos 
de  dia,  para  guiarlos  por  el  camino,  y  la 
columna  de  fuego  de  noche,  para  alum- 
brarles el  camino,  por  el  cual  hablan 
de  ir. 

20  T  diste  tu  espíritu  bueno  para  ense- 
narles :  y  no  detuviste  tu  man  de  su  bo- 
ca :  y  agua  les  diste  en  su  sed. 

21  Y  los  sustentaste  cuarenta  años  en 
el  'desierto : .  de  ninguna  cosa  tuvieron 
necesidad;  sus  vestidos  no  se  envcgecic- 
ron,  ni  sus  pies  se  hincharon. 

22  T  disteles  reinos  y  pueblos,  y  repar- 
tísteles  la  tierra  por  suertes :  y  poseye- 
ron la  tierra  de  Sehon,  y  la  tierra  del  rey 
de  Heeebon,  y  Ja  tierra  de  Og  rey  de  Ba- 
san. 

23  T  multiplicaste  sus  hijos  como  las 
estrellas  del  cielo,  y  los  metiste  en  la 
tierra,  de  la  cual  habías  dicho  á  sus  pa- 
dres, que  hablan  de  entrar  en  eüa  para 
heredarla : 

24  Porque  loe  mjos  vjbieron  y  hereda- 
ron la  tierra:  y  humillaste  delante  de 
ellos  á  los  moradores  de  la  tierra,  los 
Chananeos,  los  cuales  entregaste  en  su 
mano,  y  á  sus  reyes,  y  á  los  pueblos  de 
la  tierra,  para  que  hiciesen  de  ellos  á  su 
voluntad. 

25  T  tomaron  ciudades  fortalecidas,  y 
tierra  gruesa:  y  heredaron  casas  llenas 
de  todo  bien,  cisternas  hechas,  viñas,  y 
olivares,  y  muchos  árboles  de  comer :  y 
comieron,  y  se  hartaron,  y  se  engrosa- 
ron, y  se  deleitaron  en  tu  grande  bondad. 

26  Y  te  enojaron,  y  se  rebelaron  contra 
ti,  y  echaron  tu  ley  tras  sus  espaldas,  y 
mataron  tus  profetas  que  protestaban 
contra  ellos  para  convertirlos  á  tí,  y  hi- 
cieron abominaciones  grandes. 

27  Y  los  entregaste  en  mano  de  sus 
enemigos,  los  cuales  los  afligieron:  y  en 
el  tiempo  de  su  tribulación  clamaron  á 
ti,  y  tú  desde  los  cielos  los  oíste ;  y  se- 
gún tus  muchas  miseraciones,  les  dabas 
salvadores  que  los  salvasen  de  mano  de 
sus  enemigos. 


28  Mas  en  teniendo  reposo,  sevolvian 
á  hacer  lo  malo  delante  de  ti :  por  lo 
cual  los  dejaste  en  mana  de  sus  enemi- 
gos que  se  enseñorearon  de  ellos :  maa 
convertidos  clamaban  otra  ves  á  ti,  y  tú 
desde  los  cielos  los  olas,  y  según  tus  mi- 
seraciones los  libraste  muchos  tiempo*. 

29  Y  les  protestaste  que  se  volviesen  á 
tu  ley :  mas  ellos  hicieron  soberbiamen- 
te, y  no  oyeron  tus  mandamientos :  y  en 
tus  juicios  pecaron  en  ellos,  los  cuales  si 
el  hombro  hiciere  vivirá  por  ellos :  y  die- 
ron hombro  rehuidor,  y  endurecieron  su 
cerviz,  y  no  oyeron. 

90  Y  alargaste  sobre  ellos  muchos  años, 
y  les  protestaste  con  tu  espirita  por  ma- 
no de  tus  profetas ;  mas  no  escucharon: 
por  lo  cual  los  entregaste  en  mano  de 
los  pueblos  de  las  tierras. 

81  Mas  por  tus  muchas  misericordias 
no  los  consumiste,  ni  los  dejaste;  por- 
que eres  Dios  clemente  y  misericordioso. 

82  T  Ahora  pues,  Dios  nuestro,  Dios 
grande,  fuerte,  terrible,  que  guardas  el 
concierto  y  la  misericordia,  no  sea  dis- 
minuido delante  de  tí  todo  el  trabajo 
que  nos  ha  alcanzado,  á  nuestros  reyes, 
á  nuestros  príncipes,  á  nuestros  sacerdo- 
tes, y  á  nuestros  profetas,  y  á  nuestros 
padres,  y  á  todo  tu  pueblo,  desde  los 
dias  de  los  reyes  de  Assyria  hasta  este 
dia, 

83  Tú  empero  eres  justo  en  todo  lo  que 
ha  venido  sobre  nosotros,  porque  verdad 
has  hecho,  y  nosotros  hemos  hecho  lo 
malo: 

34  Y  nuestros  reyes,  nuestro  príncipes, 
nuestros  sacerdotes,  y  nuestros  padres 
no  hicieron  tu  ley,  ni  escucharon  á  tus 
mandamientos,  y  a  tus  testimonios  con 
que  les  protestabas. 

35  Y  ellos  en  su  reino,  y  en  tu  mucho 
"bien  que  les  diste,  y  en  la  tierra  ancha  y 
gruesa  que  diste  delante  de  ellos,  no  te 
sirvieron,  ni  se  convirtieron  de  sus  ma- 
las obras. 

36  He  aquí  que  hoy  somos  Blervos :  y  en 
la  tierra  que  diste  á  nuestros  padres  pa- 
ra que  comiesen  su  fruto  y  su  bien,  he 
aquí  somos  siervos. 

37  Y  Be  multiplica  su  fruto  para  los 
reyes  que  has  puesto  sobre  nosotros  por 
nuestros  pecados,  que  se  enseñorean  so- 
bre nuestros  cuerpos,  y  sobre  nuestras 
bestias,  conforme  á  su  voluntad:  y  esta- 
mos en  grande  angustia. 

38  Y  con  todo  eso  nosotros  hacemos 
fiel  alianza,  y  fe»  escribimos  signada  de 

459 


NEHEMIAS. 


nuestros  principes,  de  nuestros  Invitas, 
y  de  nuestro»  sacerdotes. 

CAPITULO  X. 

Jkcihue  d  emtdhmo  áclotqm  tíonoron  el  aamto  com- 
oierto.  U.  jMm  Jm  copiémto»  prmciaah*  *m  m  <l 
prometían  d  J>io$  conformé  d  tm  ley. 

Y  ENTRE  los  signados  fueron  Nehe- 
mias  el  Thinatha,  htyo  de  Háchela, 
y  Sedéelas, 

2  Saraias,  Ajarías,  Jeremías, 
8  Phashur,  Amarlas,  Melchlas, 

4  Hattns,  Sóbenlas,  Malluch, 

5  Harim,  Meremoth,  Obadlas, 

6  Daniel,  Ginethon,  Baruca, 

7  MesuUam,  Ablas,  MUarnin, 

8  Másalas,  Bügai,  Semejas;  estos  sacer- 
dotes. 

d  Y  Levitas;  Jesús  htyo  de  Anulas,  Bin- 
nul  de  los  lujos  de  Henadad,  Cadmiel ; 

10  Y  sus  hermanos,  Sebanlas,  Odaia, 
Cellta,  Peíalas,  Hanan, 

U  Micha,  Rehob,  Hasabias, 

13  Zachur,  Serebias,  Sebanías, 

13  Odaia,  Beni,  Beninu. 

14  Cabeceras  del  pueblo :  Pharos,  Pha* 
hath-moab,  Elam,  Zattu,  Bani, 

15  Bonn!,  Azgad,  Beba!, 

16  Adonlas,  Bigual,  Adln, 

17  Ater,  Biscyas,  Azur, 

18  Odaia,  Uasum,  Besai, 

19  Harlph,  Anathoth,  Nebai, 

20  Magpius,  Mcsullam,  Herir, 

21  Mesesabel,  Sadoc,  Jadua, 

22  Pelatlas,  Hanan,  Anatas, 
28  Hoseas,  Hananias,  Hasub, 

24  Halohes,  Pilha,  Sobec, 

25  Behum,  Hasabna,  Maéselas* 

26  T  Ahtfaa,  Hanan,  Anan, 

27  MaUuch,  Harim,  Baana. 

28  Y  el  resto  del  pueblo,  sacerdotes, 
Levitas,  y  porteros,  y  cantores,  Nathi- 
neos,  y  todos  los  apartados  de  los  pue- 
blos de  las  tierras  á  la  ley  de  Dios,  sus 
mugeres,  sus  hl)os,  y  sus  lujas,  y  todo 
sabio  y  entendido; 

29  ?  Fortificados  con  sus  hermanos, 
sus  nobles,  vinieron  eu  la  jura  y  en  el 
juramento,  que  andarían  en  la  ley  de 
Dios  que  fué  dada  por  mano  de  Moyses 
siervo  de  Dios,  y  que  guardarían,  y  ha- 
rían todos  los  mandamientos  de  Jehova 
nuestro  Señor,  y  sus  juicios,  y  sus  esta- 
tutos ; 

80  Y  que  no  daríamos  nuestras  lujas  á 
los  pueblos  de  la  tierra,  ni  tomaríamos 
sus  hijas  para  nuestros  hijos : 

81  Y  que  los  pueblos  de  la  tierra  que 
trajesen  &  vender  mercaderías,  y  cual- 

460 


quier  ¿grano  en  día  de  sábado,  no  lo  to- 
maríamos de  ellos  en  sábado,  ni  en  día 
sonto ;  y  que  dejaríamos  erafio  séptimo, 
y  deuda  de  toda  mano. 

82  Y  pusimos  sobre  nosotros  manda- 
mientos, par*  imponer  sobre  nosotros 
la  tercera  parte  de  un  siclo  aquel  año, 
para  la  obra  de  la  casa  de  nuestro  Dios ; 

88  Para  el  pan  de  la  proposición,  y  para 
el  presente  continuo,  y  para  el  holocaus- 
to continuo,  y  de  los  sábados,  y  de  las 
nuevas  lunas,  y  de  las  festividades,  y  para 
las  santificaciones,  y  para  Jas  expiaciones 
para  expiar  á  Israel,  y  para  toda  la  obra 
de  la  casa  de  nuestro  Dios. 

84  Y  echamos  las  suertes  acerca  de  la 
ofrenda  de  la  lefia,  los  sacerdotea,  los 
Levitas,  y  el  pueblo,  para  traería  á  la  casa 
de  nuestro  Dios,  á  la  casa  de  nuestros 
padres,  en  los  tiempos  determinados  ca- 
da un  año,  para  quemar  sobre  el  al^ar 
de  Jehova  nuestro  Dios,  como  está  es- 
crito en  la  ley. 

85  Y  que  traeríamos  las  primicias  de 
nuestra  tierra,  y  las  primicias  de  todo 
fruto  de  todo  árbol  cada  año  á  la  casa  de 
Jehova. 

86  Asimismo  los  primogénitos  de  nues- 
tros lujos,  y  de  nuestras  bestias,  como 
esté,  escrito  en  la  ley,  y  los  primogénitos 
de  nuestras  vacas,  y  de  nuestras  ovejas» 
traeríamos  á  la  casa  de  nuestro  Dios,  á 
los  sacerdotes  que  ministran  en  la  casa> 
de  nuestro  Dios. 

37  Y  las  primicias  de  nuestras  masas,  y 
de  nuestras  ofrendas,  y  del  fruto  de  todo 
árbol,  del  vino,  y  del  aceite,  traeríamos 
á  los  sacerdotes  á  las  cámaras  de  la  casa 
de  nuestro  Dios ;  y  el  diezmo  de  nues- 
tra tierra  á  los  Levitas :  y  que  los.  Levi- 
tas recibirían  las  décimas  de  nuestros 
trabajos  en  todas  las  ciudades. 

88  Y  que  estarla  el  sacerdote,  lujo  de 
Aaron,  con  los  Levitas,  cuando  los  Levi- 
tas recibirían  el  diezmo :  y  que  los  Le- 
vitas ofrecerían  el  diezmo  del  diezmo 
en  la  casa  de  nuestro  Dios,  en  las  cámaras, 
en  la  casa  del  tesoro. 

80  Porque  á  las  cámaras  llevarán  los  hi- 
jos de  Israel  y  los  lujos  de  Levl  la  ofren- 
da del  grano,  del  vino,  y  del  aceite:  y 
allí  estarán  los  vasos  del  santuario,  y 
los  sacerdotes  que  ministran,  y  los  por- 
teros, y  los  cantores :  y  que  no  dejaría- 
mos la  casa  de  nuestro  Dios. 

CAPITULO  XL 

JUcUom  ol  catálogo  de  to§  gm  tomaron  tmitmto  m  te 
cimdad  dt  Jcrtuakt*  reao&aáa* 


NEHEMIAS. 


Y  HABITARON  tai  principes  del 
pueblo  en  Jernsalem,  y  el  resto 
del  pueblo  echaron  suertes  para  traer 
uno  de  diez  qne  morase  en  Jernsalem 
cindad  santa,  y  las  nneve  partes  en  las 
ciudades. 

2  Y  bendijo  el  pueblo  á  todos  los  varo- 
nes  que  voluntariamente  se  ofrecieron  á 
morar  en  Jernsalem. 

8  T  estos  son  las  cabezas  de  la  provin- 
cia que  moraron  en  Jernsalem :  y  en  las 
ciudades  ^e  Juda  habitaron  cada  uno  en 
su  posesión  en  sus  ciudades,  de  Israel, 
de  los  sacerdotes,  y  Levitas,  y  Nathineos, 
y  de  los  lujos  de  los  siervos  de  Salomón. 

4  Y  en  Jernsalem  habitaron,  de  los  hi- 
jos de  Juda,  y  de  los  lujos  de  Benjamín. 
Be  los  hijos  de  Juda:  Athaias,  hijo  de 
TJzlas,  hijo  de  Zacharlas,  hijo  de  Ama- 
rlas, hijo  de  Sephatias,  lujo  de  Mahala- 
leel,  de  los  lujos  de  Fhares ; 

5  Y  Maasias,  lujo  de  Barueh,  lujo  de 
Cholhozeh,  hijo  de  Hazaias,  hijo  de  A- 
daias,  hijo  de  Joiarlb,  lujo  de  Zacharlas, 
h\}o  de  Hasiloni 

6  Todos  los  hijos  de  Phares  que  mora- 
ron en  Jernsalem  fueron  cuatrocientos  y 
sesenta  y  ocho  varones  fuertes. 

7  Y  estos  ton  los  hijos  de  Benjamín : 
Saín,  lujo  de  Mesullam,  lujo  de  Joed,  hi- 
jo de  Pedaias,  hijo  de  Colaias,  hijo  de 
Maaseias,  lujo  de  Ithiel,  hijo  de  Jesaias. 

8  Y  tras,  él,  Gabbai,  Saüai,  novecientos 
y  veinto  y  ocho. 

9  Y  Joel,  lujo  de  Zlchri,  prepósito  so- 
bre ellos,  y  Jehudas,  lujo  de  Senuas,  so- 
bre la  cindad  segundo. 

10  De  los  sacerdotes :  Jedalas,  lujo  de 
Joiarlb,  Jachln, 

11  Seraias,  lujo  de  Hilcias,  hijo  de  Me- 
sullam,  hijo  de  Sadoc,  hijo  de  Meraioth, 
hijo  de  Ahitub,  principe  de  la  casa  de 
Dios. 

13  Y  sus  hermanos  los  que  hacían  la 
obra  de  la  casa,  ochocientos  y  veinte  y 
dos :  y  Adates  hijo  de  Jeroham,  lujo  de 
Pelalias,  hijo  de  Amsi,  hijo  de  Zacharlas, 
}4)o  de  Phashur,  lujo  de  Melchias. 

13  Y  sus  hermanos  principes  de  fami- 
lias, doscientos  y  cuarenta  y  dos :  y  Ama- 
sai,  lujo  de  Azarel,  hijo  de  Ahazai,  hijo 
de  Mesillemoth,  h\Jo  de  Jemmer. 

14  Y  sus  hermanos  valientes  de  fuerza 
ciento  y  veinte  y  ocho :  capitán  de  los 
cuales  era  Zabdiel,  lujo  de  Hagedollm. 

15  Y  de  los  Levitas:  Semaias,  lujo  de 
Baanb,  hüo  de  Azricam,  n\]o  de  Qasa- 
bias,  hijode  BunL 


16  Y  Sabethai  y  Jozabad  sobre  la  obra 
de  íbera  de  la  casa  de  Dios,  de  los  prin- 
cipales de  los  Levitas. 

17  Y  Mathanias,  lujo  de  Micha,  lujo  de 
Zabdl,  lujo  de  Asaph,  principe,  el  prime- 
ro que  comienza  las  alabanzas  f  accio- 
nes de  gracias  en  la  oración;  Bacbucias 
el  segundo  de  sus  hermanos,  y  Abda,  urjo 
de  Samua,  hijo  de  Galol,  hyo  de  Idithun. 

18  Todos  los  Levitas  en  la  santa  ciudad  » 
fueron  doscientos  y  ochenta  y  cuatro.       * 

19  Y  los  porteros  >  Acoub,  Talmon,  y 
sus  hermanos,  guardias  en  las  puertas, 
ciento  y  setenta  y  dos. 

20  Y  eLresto  de  Israel,  de  los  sacerdotes, 
de  los  Levitas  en  todas  las  ciudades  de 
Juda,  cada  uno  en  su  herencia, 

21  Y  los  Nathineos  habitaban  en  la  for- 
taleza: y  Bina  y  Gispa  eran  sobre  los 
Nathineos. 

22  Y  el  prepósito  de  los  Levitas  en  Je- 
rnsalem era  Uzzi,  hijo  de  Bani,  lujo  de 
Hasabias,  hijo  de  Mathanias,  lujo  de  Mi- 
chas, de  los  hijos  de  Asaph,  cantores 
sobre  la  obra  de  la  casa  de  Dios* 

23  Porque  había  mandamiento  del  rey 
acerca  de  ellos,  y  determinación  acerca 
de  los  cantores,  para  cada  día. 

24  Y  Pethahias,  hijo  de  Mesezabel,  de 
los  lujos  de  Zerah,  lujo  de  Juda,  era  k 
la  mano  del  rey  en  todo  negocio  del 

pueblo. 

25  Y  en  las  aldeas,  en  sus  tierras,  de  los 
lujos  de  Juda  habitaron  en  Cariath-arbe, 
y  en  sus  aldeas,  y  en  Dibon,  y  en  sus 
aldeas,  y  en  Jecabseel,  y  en  sus  aldeas, 

26  Y  en  Jesua,  y  Moladah,  y  en  Beth» 
pelet, 

27  Y  en  Hasaroual,  y  en  Beer-sebah,  y 
en  sus  aldeas, 

28  Y  en  Siceleg,  y  en  Mechoneen,  y  en 
sus  aldeas, 

29  Y  en  En-rlmmon,  y  en  Sorah,  y  en 
Jermuth, 

80  Zanoah,  Adnllam,  y  en  sus  aldeas, 
Lachis,  y  en  sus  tierras,  Azecha  y  sus 
aldeas :  y  habitaron  desde  Beer-seba  has- 
ta Gehínnom. 

31  Y  los  lujos  de  Ben-jamin,  desde 
Giba,  Machinas,  y  Ala,  y  Beth-el,  y  sus 
aldeas, 

32  Anathoth,  Nob,  Ananlah, 

33  Hasor,  Rama,  Gitthaim, 

34  Hadid,  Seboim,  Nebaliath, 

35  Lod,  y  Ono,  en  el  valle  de  los  ar- 
tífices. 

36  Y  algunos  de  los  Levitas  en  los  re- 
partimientos de  Juda  y  de  Ben-jamin. 


NJSHEMIAS. 


CAPITULO  XIL 

Recítate  el  catálogo  de  los  sacerdote»  y  Levita»  qm 
habían  venido  cojt  Zorobabel  d  Jerusalem.  II.  Bus- 
cado* de  todas  partes  los  Levitas,  el  nutro  de  Jeru- 
salem  es  dedicado  con  grande  solemnidad.    III. 

'  Dase  el  cargo  de  los  eiQeros  del  templo  d  varones 
escogidos. 

Y  ESTOS  *on  los  sacerdotes  y  los  Le- 
vitas que  subieron  con  Zorobabel, 
hijo  de  Salathlel,  y  con  Jesua :  Saraias, 
Jeremías,  Ezra, 
2  Amarías,  Malluch,  Hattus, 
8  Scchanias,  Rehnm,  Meremoth, 

4  Iddo,  Ginctho,  Abias, 

5  Mijamin,  Maadias,  Bilgal, 

6  Samaias,  y  Joiaríb,  Jcdaias, 

7  Sellnm,  Amoc,  Hílelas,  Jedalas.  Es- 
tos eran  principes  de  los  sacerdotes  y 
sns  hermanos  en  los  días  de  Jesua. 

8  Y  los  Levitas  fueron  Jesua,  Binnui, 
Cadmiel,  Serebias,  Juda,  Mathanias,  so- 
bre los  himnos,  y  sus  hermanos. 

9  Y  Bacbucias,  y  Unni,  sus  hermanos, 
delante  de  ellos  en  las  guardas. 

10  Y  Jesua  engendró  á  Joiacim,  y  Joia- 
cim  engendró  á  Eliasib,  y  Eliasib  engen- 
dró a  Joiada, 

11  Y  Joiada  engendró  á  Jonathan,  y 
Jonathan  engendró  á  Jaddua. 

12  Y  en  los  dias  de  Joiacim  fueron  los 
sacerdotes  cabezas  de  familias :  á  Sendas, 
Meraias ;  á  Jeremías,  Hananias ; 

13  A  Ezra,  Mesullam;  á  Amarlas,  Jo» 
hanan ; 

14  A  Mcllchn,  Jonathan ;  á  Scchanias, 
Joscph ; 

15  A  Harim,  Aána;  á  Meraiotb,  Helcai; 

16  A  Iddo,  Zacharias;  á  Ginnethon, 
Mesullam ; 

17  A  Ahilas,  Zichl;  á  Minjamin,  Moa- 
olas,  Piltai; 

18  ABilgah,  Sammua;  á  Scmaias,  Jona- 
than; 

19  A  Joiaríb,  Mathenai ;  á  Jedalas,  Uzzi ; 

20  A  Sellai,  Callal ;  á  Amoc,  Eber; 

21  A  Hilcias,  Hasabias ;  á  Jcdaias,  Na- 
thanaeL 

22  Los  Levitas  en  los  días  de  Eliasib, 
de  Joiada,  y  de  Johanan,  y  de  Jaddua 
fueron  escritos  caberas  de  laminas:  y 
los  sacerdotes,  hasta  el  reinado  de  Darlo 
el  Persa. 

23  Los  mjos  de  Levi,  que  fueron  escri- 
tos cabezas  de  familias  en  el  libro  de  las 
crónicas  hasta  los  dias  de  Johanan,  hijo 
de  Eliasib : 

21  Las  cabezas  de  los  Levitas  fueron 
Hasabias,  Serebias,  y  Jesua,  hijo  de  Cad- 
miel, y  sus  hermanos,  delante  de  ellos, 
402 


para  alabar  y  para  glorificar,  conforme 
al  estatuto  de  David  varón  de  Dios, 
guarda  contra  guarda. 

25  Mathanias,  y  Bacbucias,  Obadlas,  Mo- 
sollam,  Talmon,  Accub,  guardas,  porte- 
ros en  la  guarda  en  las  entradas  de  las 
puertas. 

26  Estos  fueron  en  los  dias  de  Joiacim, 
hijo  de  Jesua,  hijo  de  Josedec,  y  en  los 
dias  de  Nehemias  capitán,  y  de  Esra 
sacerdote,  escriba. 

27  1T  Y  en  la  dedicación  del- muro  de 
Jerusalem  buscaron  á  los  Levitas  de  to- 
dos sus  lugares,  para  traerlos  á  Jerusa- 
lem, para  hacer  la  dedicación  y  la  ale- 
gría con  alabanzas  y  con  cantar,  con 
címbalos,  salterios,  y  cítaras. 

28  Y  fueron  congregados  los  htfos  de 
los  cantores,  así  de  la  campiña  al  rededor 
de  Jerusalem,  como  de  las  aldeas  de 
Nethophati, 

29  Y  de  la  casa  de  Caígala,  y  de  los  cam- 
pos de  Geba,  y  de  Azmavcth:  porque 
los  cantores  se  hablan  edificado  aldeas 
al  derredor  dé  Jerusalem. 

30  Y  fueron  purificados  los  sacerdotes 
y  los  Levitas,  y  purificaron  al  pueblo,  y 
las  puertas,  y  el  muro. 

.  81  Y  hice  subir  á  los  principes  de  Juda 
sobre  el  muro,  y  puse  dos  coros  grandes, 
y  procesiones,  la  una  iba  á  la  mano  dere- 
cha sobre  el  muro  hacia  la  puerta  del 
muladar : 

32  Y  iba  tras  de  ellos  Osalas,  y  la  mitad 
de  los  príncipes  de  Juda, 

33  Y  Azarias,  Ezra,  y  Mesullam, 

34  Juda,  y  Bcn-jamin,  y  Scmaias,  y  Je- 
remías. 

35  Y  de  los  hijos  de  los  sacerdotes  con 
trompetas;  Zacharias,  htyo  de  Jonathan, 
hijo  de  Scmaias,  hijo  de  Mathanias,  htfo 
dé  Michaias,  hijo  de  Zachur,  hijo  da 
Asapb, 

«  86  Y  sus  hermanos  Scmaias,  y  Azarael, 
Milalai,  Gilclai,  Maai,  Nathanael,  y  Juda, 
Hanani,  con  los  instrumentos  músicos 
de  David  varón  de  Dios;  y  Ezra  escri- 
ba delante  de  ellos. 

37  Y  á  la  puerta  de  la  fuente,  y  delante 
de  ellos,  subieron  por  las  gradas  de  la 
ciudad  de  David,  por  la  subida  del  muro, 
desde  la  casa  de  David  hasta  la  puerta 
de  las  aguas  al  oriente. 

38  Y  el  segundo  coro  iba  al  contrario,  y 
yo  en  pos  de  él,  y  la  mitad  del  pueblo, 
sobre  el  muro,  desde  la  torre  de  loa 
hornos  basta  el  muro  ancho; 

89  Y  desde  la  puerta  de  Ephraim,  hasta 

Digitized  by  VjOOQIC 


NEHBMIAS. 


la  |»eiU  vieja,  yÁ  la  pusrta  de  loe  pecas, 
y  la  torre  de  Hananeel,  y  la  torre  de 
Emath  hasta  la  puerta  de  las  ovejas :  y 
pararon  en  la  puerta  de  la  cárcel. 

40  Y  pararon  los  dos  coros  en  la  casa  de 
Dios :  y  yo,  y  la  mitad  de  los  magistra- 
dos conmigo : 

41  Y  los  sacerdotes  Eliacim,  Maaseias, 
^linjamin,  Michaias,  Elioenai,  Zacharias, 
,Hananias,  con  trompetas; 

43  Y  Maaseias,  y  Semeias,  y  Eleazar,  y 
Uzsi,  y  Johanan,  y  Malchias,  y  Elara,  y 
Ezer:  y  hicieron  oir  su  voz  los  cantores, 
y  Jezraia  el  prepósito. 

43  Y  sacrificaron  aquel  día  grandes  vio 
(Unas,  y  hicieron  alegrías ;  porque  Dios 
los  habla  alegrado  de  grande  alegría:  y 
aun  también  las  mugeres  y  los  mucha- 
chos se  alegraron,  y  la  alegría  de  Jerusa- 
lem  fué  oida  lejos. 

44  1  Y  fueron  puestos  en  aquel  dia  va- 
rones sobre  las  cámaras  de  los  tesoros, 
de  las  ofrendas,  de  las  primicias,  y*  de  las 
décimas,  para  juntar  en  ellas  de  los  cam- 
pos de  las  ciudades  las  porciones  legales 
para  los  sacerdotes,  y  para  los  Levitas : 
porque  la  alegría  de  Juda  era  sobre  los 
sacerdotes  y  Levitas  que  asistían. 

45  Y  guardaban  la  observancia  de  su 
Dios,  y  la  observancia  de  la  expiación,  y 
los  cantores  y  los  porteros,  conforme 
al  estatuto  de  David,  y  de  Salomón  su 
n^jo. 

46  Porque  desde  el  tiempo  de  David  y 
de  Asaph,  y  de  antes,  AoWa  príncipes  de 
cantores,  y  cántico,  y  alabanza,  y  acción 
de  gracias  A  Dios. 

47  Y  todo  Israel  en  los  dios  de  Zoroba* 
bel,  y  en  dias  de  Nchemlas  daba  raciones 
á  los  cantores, -y  á'los  porteros,  cada 
cosa  en  su  dia :  y  santificaban  á  los  Le- 
vitas, y  los  Levitas  santificaban  á  los 
hijos  de  Aarpn. 

capitulo  xra. 

fru  apartados  del  pueblo  de  Dios  los  extrangeros  con- 
'  forme  día  ley  por  Nehemias.  II.  Restaura  ¡o»  Le- 
vita» en  tm  mtoUtterio»,  que  por  la  avaricia  del 
jmmMp  se  habían  retirado  d  §m  heredades,  y  hace 
que  $e  les  den  etm  porciones.  III.  Reforma  la  obser- 
Paneia  del  sábado  que  el  pueblo  quebrantaba  en 
muchas  manera*.   IV.  Castiga  dios  que  habían  te- 


tmnatres 

A  QÜEL  dia  se  leyó  en  el  libro  de 
J\.  Moyses,  oyéndolo  el  pueblo :  y  fué 
hallado  escrito  en  él,  que  los  Ammonitas 
y  Hoabitas  no  entren  para  siempre  en  la 
congregación  de  Dios : 
•2  Por  cuanto  no  salieron  á  recibir  á  los 
Jiijos  de  Israel  con  pan  y  con  agua ;  antes 
alquilaron  oontra  él  á  Balaam  para  mal- 


decirle: mas  nuestro  Dios  volvió  la  mal- 
dición en  bendición. 
8  Y  fué  que  como  oyeron  la  ley,  aparta- 
ron todo  la  mistura  de  Israel. 

4  Y  antes  de  esto  Eliasib  sacerdote  ha- 
bla sido  prepósito  de  la  cámara  de  la 
casa  de  nuestro  Dios,  y  era  pariente  de 
Thobias. 

5  Y  le  habla  hecho  una  grande  cámara 
en  la  cual  antes  guardaban  el  presente, 
el  perfume,  y  los  vasos,  y  el  diezmo  del 
grano,  y  del  vino,  y  del  aceite,  que  era 
mandado  dar  á  los  Levitas,  y  á  los  can- 
tores,  y  á  los  porteros-;  y  la  ofrenda  de 
los  sacerdotes. 

6  Mas  á  todo  esto  yo  no  estaba  en  Je- 
rusalem :  porque  el  año  treinta  y  dos  de 
Artaxerxe8  rey  de  Babylonia  vine  al 
rey:  y  al  cabo  de  dias  fui  enviado  del 
rey. 

7  Y  venido  á  Jerusalem  entendí  el  mal 
que  habla  hecho  Eliasib  para  Thobias, 
haciendo  para  él  cámara  en  los  patios  de 
la  casa  de  Dios. 

8  Y  pesóme  en  gran  manera,  y  eché  to- 
das las  alhajas  de  la  casa  de  Thobias, 
fuera  de  la  cámara. 

0  Y  d\je,  que  limpiasen  las  cámaras :  y 
volví  allí  las  alhajas  de  la  casa  de  Dios, 
el  presente,  y  el  perfume. 

10  %  Y  entendí  que  las  partes  de  los 
Levitas  no  habian  sido  dadas:  y  quo 
cada  uno  se  habla  huido,^  su  heredad* 
los  Levitas  y  los  cantores  que  hacían  la 
obra. 

11  Y  reprendí  á  los  magistrados,  y  dije : 
¿  Por  qué  es  desamparada  la  casa  de  Dios  ? 
Y  los  junté,  y  los  puse  en  su  lugar. 

12  Y  todo  Juda  trujo  el  diezmo  del 
grano,  del  vino,  y  del  aceite  á  los  cilleros. 

13  Y  puse  sobre  los  cilleros  á  Selemias 
sacerdote,  y  á  Sadoc  escriba,  y  á  Phar 
daias  de  los  Levitas,  y  junto  á  su  mano, 
á  Hanan,  hijo  de  Zochur,  hijo  de  Matha- 
nias,  que  eran  tenidos  por  fieles:  y  de 
ellos  era  el  repartir  á  sus  hermanos. 

14  Acuérdate  do  mí,  oh  Dios,  por  esto: 
y  no  raigas  mis  misericordias  que  hice 
en  la  casa  de  mi  Dios,  y  en  sus  guardas. 

15  T  En  aquellos  dias  vi  en  Juda  alguno* 
que  pisaban  lagares  en  sábado,  y  que 
traían  los  montones,  y  que  cargaban 
asnos  de  vino,  y  de  uvas,  y  de  higos,  y 
de  toda  carga,  y  traían  á  Jerusalem  en 
dia  de  sábado :  y  hice  testigos  el  dia  que 
vendían  el  mantenimiento. 

16  También  estaban  en  ella  Tyriorque 


ESTHER. 


rendían  en  sábado  á  lee  hfloé  de  Jada 
en  Jerusalem. 

17  T  reprendí  á  loe  sefioree  de  Juda,  y 
díjeles :  ¿  Qué  mala  cosa  es  esta  qne  yo* 
eotroe  nácele,  qne  profanáis  el  día  del 
sábado? 

18  ¿No^ücieron  asi  rnestros  padres,  y 
trujo  nuestro  Dios  sobre  nosotros  todo 
este  mal,  y  sobre  esta  dudad?  y  vosotros 
anadia  ira  sobre  Israel  profanando  el 
sábado* 

19  Y  fué  qne  como  la  sombra  llegó  & 
las  puertas  de  Jcrusalem  antes  del  sá- 
bado, dtye  que  se  cerrasen  las  puertas,  y 
dtfe  que  no  las  abriesen  hasta  después 
del  sábado :  y  puse  á  las  puertas  alguno* 
de  mis  criados,  para  que  no  entrase  carga 
en  día  de  sábado. 

30  Y  se  quedaron  mera  de  Jerusalem 
una  y  dos  vecea  los  negociantes,  y  los 
que  rendían  toda  cosa : 

21  Y  les  protéstenles  dtye:  ¿Por  qué 
quedáis  vosotros  delante  del  muro  t  81 
lo  hacéis  otra  vez,  meteré  la  mano  en 
vosotros.  Desde  entonces  no  vinieron 
en  sábado.  1 

22  Y  dyc  á  los  Levitas,  4ue  se  purifica- 
sen, y  viniesen  á  guardar  las  puertas, 
para  santificar  el  dia  del  sábado.  Tam- 
bién por  esto  acuérdate  de  mi,  Dios  mió, 
y  perdóname  según  la  multitud  de  tu 
misericordia. 

28  t  También  en  aquellos  días  vi  algu- 


no* Judíos  que  hablan  tomado  mugeres 
de  Azoto,  Ammonitas,  y  Moabitas : 

24  Y  sus  htfos  la  mitad  hablaban  Azoto, 
y  conforme  á  la  lengua  de  cada  pueblo, 
que  no  sabian  hablar  Judaico. 

26  Y  refii  con  eUos,  y  los  maldfye,  y 
herí  de  eUos  á  algunos  varones,  y  les  ar- 
ranqué los  cabellos,  y  juraméntelos :  Que 
no  daréis  vuestras  h^as  á  sus  htyos,  y 
que  no  tomaréis  de  sus  htfas  para  vues- 
tros hijos,  é  para  vosotros. 

26  ¿  No  pecó  por  esto  Salomón  rey  de 
Israel  ?  y  en  muchas  gentes  no  hubo  rey 
como  él,  que  era  amado  de  su  Dios :  y 
Dios  le  habla  puesto  por  rey  sobre  todo 
Israel:  aun  á  él  hicieron  pecar  las  mu- 
geres extrangeras. 

27  ¿Y  obedeceremos  á  vosotros  para 
cometer  todo  este  mal  tan  grande,  pre- 
varicando contra  nuestro  Dios,  tomando 
mugeres  extrangeras? 

28  Y  uno  de  los  hijos  de  Jotada,  hfyo  de 
Eliasib,  gran  sacerdote,  era  yerno  de  Sev- 
naballat  Horonita :  y  le  ahuyenté  de  mi. 

29  Acuérdate  de  ellos,  Dios  mió,  contra 
los  que  contaminan  el  sacerdocio,  y  el 
pacto  del  sacerdocio,  y  de  los  Levitas. 

90  Y  los  limpié  de  todo  extrangcro,  y 
puse  las  observancias  á  los  sacerdotes,  y 
á  los  Levitas,  á  cada  uno  en  su  obra: 

81  Y  para  la  ofrenda  de  la  lefia  en  loe 
tiempos  señalados,  y  para  las  primicias. 
Acuérdate  de  mi,  Dios  mió,  para  bien. 


EL  LIBRO  DE  ESTHER 


CAPITULO  I. 

JR  tvy  Amaró  hace  un  toUmne  banquete  para  mo#- 
fe  trar  m  gloria.  1L  Moviendo  ttmmaré la reina  Vem» 
tkipmra  moetrar  d  lo»  convidado»  »u  hermanar*,* 
eüa  no  obedeciendo  á  eu  mandamiento,  por  cornejo 
de  tm  principe»  la  repudia,  y  hace  una  ley,  que  to- 
da» la»  mugtre»  honren  y  ókedeooan  é  tm»  maride», 

Y  ACONTECIÓ  en  los  días  de  Assne- 
ro,  el  As8uero  que  reinó  desde  la 
India  hasta  la  Ethiopla,  sobre  ciento  y 
veinte  y  siete  provincias : 

2  En  aquellos  días,  como  se  asentó  el 
rey  Assuero  sobre  el  trono  de  su  reino, 
el  cual  era  en  Susan  cabecera  del  reino, 

3  En  el  tercero  afio  de  su  reino  hizo 
banquete  á  todos  sus  principes  y  siervos, 
la  fuerza  de  Persia  y  de  Media,  goberna- 
dores, y  principes  de  provincias  delante 
de  él, 

404 


4  Para  mostrar  él  las  riquezas  de  la  glo- 
ria de  su  reino,  y  la  honra  de  la  hermo- 
sura de  su  grandeza,  por  muchos  días, 
ciento  y  ochenta  días. 

5  Y  cumplidos  estos  días,  hizo  el  rey  á 
todo  el  pueblo  que  se  halló  en  Susan  la 
cabecera  del  reino,  desde  el  mayor  hasta 
el  menor,  hizo  banquete  siete  días,  en  el 
patio  del  huerto  del  palacio  real 

0  El  pabellón  era  de  blanco,  verde,  y  cár- 
deno, tendido  sobre  cuerdas  de  lino  y 
púrpura,  en  sortijas  de  plata,  y  columnas 
de  mármol :  los  lechos  de  oro  y  de  pla- 
ta, sobre  losado  de  pórfido,  y  de  mármol, 
y  de  alabastro,  y  de  cárdeno. 

7  Y  daban  á  beber  en  vasos  de  oro,  y 
vasos  diferentes  de  otros,  y  mucho  vino 
real,  conforme  4  la  finsulíad  del  tey. 


ESTHER. 


8  ¥  la  bebida  por  ley*  que  nadie  cons- 
triñiese :  porque  así  lo  habla  mandado 
el  rey  á  todos  los  mayordomos  de  sn  ca- 
sa: que  se  hiciese  según  la  voluntad  de 
cada  uno. 

9  1F  Asimismo  la  reina  Vasthi  hizo  ban- 
quete de  mugeres  en  la  casa  real  del  rey 
Assuero. 

10  £1  séptimo  dia  estando  el  corazón 
del  rey  bueno  del  Tino,  mandó  á  Meu- 
man,  y  Bazatha,  y  Harbona,  y  Bagatna,  y 
Abgatha,y  Zethar,y  Charchas, siete  eunu- 
cos, que  servían  delante  del  rey  Assuero, 

11  Que  trajesen  á  la  reina  Vasthi  de- 
lante del  rey  con  la  corona  del  reino,  pa- 

*  ra  mostrar  á  los  pueblos  y  á  los  princi- 
pes su  hermosura ;  porque  era  hermosa 
de  parecer. 

13  Y  la  reina  Yasthi  no  quiso  venir  al 
mandado  del  rey  que  le  envió  por  ma- 
no de  los  eunucos :  y  enojóse  el  rey  muy 

.  mucho,  y  encendióse  su  ira  en  él. 
18  T  preguntó  el  rey  á  los  sabios  que 
sabían  los  tiempos:   porque  asi  era  la 
costumbre  del  rey  para  con  todos  los 
que  sabían  hrtey  y  el  derecho : 

14  T  estaban  junto  á  él  Charsena,  y  Se- 
thar,  y  Admatha,  y  Tharsls,  y  Mares,  y 
Marsana,  y  Memuchan,  siete  principes 
de  Persia  y  de  Media,  que  velan  la  fiíz 
del  rey,  y  se  asentaban  los  primeros  del 
reino: 

15  Según  la  ley  qué  se  habla  de  hacer 
con  la  reina  Vasthi,  por  cuanto  no  habia 
hecho  el  mandamiento  del  rey  Assuero 
enviado  por  mano  de  los  eunucos. 

16  T  djjo  Memuchan  delante  del  rey  y 
de  los  principes :  No  solamente  contra 
el  rey  ha  pecado  la  reina  Vasthi,  mas 
contra  todos  los  principes :  y  contra  to- 
dos los  pueblos,  que  son  en  todas  las 
provincias  del  rey  Assuero. 

17  Porque  esto  palabra  de  la  reina  sal- 
drá á  todas  las  mugeres  para  hacer  tener 
en  poca  estima  á  sus  maridos,  dlciéndo- 
les :  El  rey  Assuero  mandó  traer  delante 
de  sí  á  la  reina  Vasthi,  y  eOa  no  vino. 

18  Y  entonces  dirán  esto  las  señoras  do 
Persia  y  de  Media,  que  oyeren  el  hecho 
de  la  reina,  á  todos  los  principes  del  rey : 
y  habrá  asaz  menosprecio  y  enojo. 

19  SI  partee  bien  al  rey,  salga  manda* 
miento  real  de  delante  de  él,  y  escríbase 
entro  las  leyes  de  Persia  y  dó  Media,  y 
no  sea  traspasado :  Que  no  venga  Vasthi 
delante  del  rey  Assuero:  y  dé  el  rey  su 
reino  á  su  compañera  que  sea  mejor  que 
ella. 

Bnin.  30 


20  Y  será  oído  el  hecho  que  el  rey  hará 
en  todo  su  reino,  aunque  es  grande ;  y 
todas  las  mugeres  darán  honra  á  sus  ma- 
ridos, desde  el  mayor  hasta  el  menor. 

21  Y  plugo  esta  palabra  en  ojos  del  rey 
y  de  los  principes :  y  hizo  el  rey  confor- 
me al  dicho  de  Memuchan. 

22  Y  envió  cartas  á  todas  las  pro?  Indas 
del  rey,  á  cada  provincia  conforme  á  su 
escritura,  y  á  eada  pueblo  conforme  á  su 
•lenguaje:  Que  todo  varón  fuese  señor 
en  su  casa:  y  hable  según  la  lengua  de 
su  pueblo. 

CAPITULO  n. 

JSttker  doncella  Hebrea,  htrmo$a  hija  adoptiva  de 
Mardoqueo,  ct  elegida  por  reina  en  lugar  de  VatthL 
IT.  Mardoqueo  WjracdrepdcpéUarodetcwtHmdola 
conjuración,  eme  doe  de  $w  criado*  hacían  contra  éL 

PASADAS  estas  cosas,  reposada  ya  la 
ira  del  rey  Assuero,  acordóse  de 
Vasthi,  y  de  lo  que  hizo,  y  do  lo  que  fué 
sentenciado  sobre  ella. 

2  Y  dijeron  los  criados  del  rey,  sus  ofi- 
ciales :  Busquen  al  rey  mozas  vírgenes 
de  buen  parecer. 

S  Y  ponga  el  rey  personas  en  todas  las 
provincias  de  su  reino,  que  junten  todas 
las  mozas  vírgenes  de  buen  parecer  en 
Susan  la  cabecera  del  reino,  en  la  casa  de 
las  mugeres,  en  poder  de  Egeo  eunuco 
del  rey,  guarda  de  las  mugeres,  dándoles 
sus  atavíos. 

4  Y  la  moza  que  agradare  á  los  ojos  del 
rey,  reino  en  lugar  de  Vasthi  Y  la  cosa 
plugo  en  ojos  del  rey,  y  hízolo  así. 

5  Habia  un  varón  Judio  en  Susan  la 
cabecera  del  reino,  cuyo  nombre  era  Mar- 
doqueo, hijo  de  Jair,  hijo  de  Semei,  hijo 
de  Cfa,  del  linage  de  Jcmini, 

6  Que  habla  sido  traspasado  de  Jerusa* 
lem  con  los  cautivos  que  fueron  traspa- 
sados con  Jcchonias  rey  do  Juda,  que  hi- 
zo traspasar  Nabuchodonosor  rey  de  Ba~ 
bylonla. 

7  Y  habia  criado  á  Edissa,  que  es  Es- 
tber,  hija  de  su  tío,  porque  no  tenia  pa- 
dre ni  madre,  y  era  moza  hermosa  do 
forma  y  de  buen  parecer :  y  como  su  pa- 
dre y  su  madre  murieron,  Mardoqueo  se 
la  ha^ia  tomado  por  h{jo. 

8  Y  fué,  que  como  se  divulgó  el  man- 
damiento del  rey  y  su  ley,  y  siendo  jun- 
tadas muchas  mozas  en  Susan  la  cabece- 
ra del  reino  en  poder  de  Egeo,  mé  toma- 
da Esther  para  casa  del  rey,  al  cargo  de 
Egeo  guarda  de  las  mugeres. 

9  Y  aquella  moza  agradó  en  sus  ojos,  y 
hubo  gracia  delante  de  él,  y  hizo  apre- 
surar sus  atavíos,  y  sus  raciones  para 

465 


EBTHSR. 


darte;  y  tíeté  motas  convenientes  de  la 
casa  del  rey  para  darle :  y  pasóla  con  sus 
mozas  4  lo  mejor  de  la  casa  de  las  mu- 
geres. 

10  Esther  no  declaró  su  pueblo,  ni  su 
nacimiento,  porque  Mardoquco  le  habla 
mandado,  que  no  lo  declarase. 

11  Y  cada  día  Mardoqueo  se  paseaba 
delante  del  patío  de  la  casa  de  las  m li- 
geree, por  saber  como  Iba  á  Esther,  y 
que  se  hacia  de  ella. 

13  Y  como  venia  el  tiempo  de  cada  una 
de  las  mozas  para  Teñir  al  rey  Assuero, 
al  cabo  que  tenia  ya  doce  meses  según  la 
ley  de  las  mugeres,  porque  asi  se  cumplía 
el  tiempo  de  sus  atavíos,  seis  meses  con 
óleo  de  mirra,  y  seis  meses  con  cosas  aro- 
máticas y  afeites  de  mugeres ; 

IB  Y  con  esto  la  moza  venia  al  rey :  to- 
do lo  que  ella  decía,  se  le  daba,  para  ve- 
nir con  ello  de  la  casa  de  las  mugeres 
hasta  la  casa  del  rey.    • 

14  Ella  venia  á  la  tarde,  y  á  la  mañana 
se  volvía  á  la  casa  segunda  de  las  muge- 
res  al  cargo  do  Bahagaz  eunuco  del  rey, 
guarda  de  las  concubinas :  no  venia  mas 
ol  rey,  salvo  si  el  rey  la  quería :  entonces 
era  llamada  por  nombre. 

15  Y  como  se  llegó  el  tiempo  de  Esther, 
hfya  de  Ablbaü,  tio  de  Mardoqueo,  que 
él  se  habla  tomado  por  hija,  para  venir 
al  rey,  ninguna  cosa  procuró,  sino  lo  que 
dtyo  Egeo  eunuco  del  rey,  guarda  de  las 
mugeres :  y  ganaba  Esther  la  gracia  de 
todos  los  qno  la  velan. 

16  Y  fué  Esther  llevada  al  rey  Assnero 
á  su  casa  real  en  el  mes  décimo,  qne  es 
el  mes  de  Tebeth,  en  el  ano  séptimo  de 
su  reino. 

17  Y  el  rey  amó  a  Esther  sobro  todas  las 
mugeres,  y  tuvo  gracia  y  misericordia 
delante  de  él  mas  qne  todas  las  vírgenes : 
y  puso  la  corona  del  reino  en  bu  cabeza, 
y  hízola  reina  en  logar  de  Vasthi. 

18  Y  hizo  el  rey  gran  banquete  á  todos 
sus  principes  y  siervos,  el  banquete  de. 
Esther:  y  hizo  relajación  á  las  provin- 
cias ;  y  hizo  y  dio  mercedes  conforme  á 
la  facultad  real 

19  Y  cuando  eran  juntadas  las  vírgenes 
la  segunda  ves,  Mardoqueo  estaba  asen- 
tado á  la  puerta  del  rey. 

i  90  Y  Esther  nunca  declaró  su  nación  ni 
su  pueblo,  como  Mardoqueo  le  mandó: 
porque  Esther  hacia  lo  que  decía  Mar-' 
doqueo,  como  cuando  estaba  en  crianza 
con  él. 

01  1  En  aquellos  día»,  estando  Mardo* 
466 


queo  asentado  i  la  ptwrta  del  rey,  eno- 
járonse Bagathan  y  Thares,  dos  eunucos 
del  rey,  de  la  guarda  de  la  puerta,  y  pro- 
curaban poner  mano  en  el  rey  Assuero. 

22  Y  la  cosa  fué  entendida  de  Mardo- 
queo, y  él  lo  denunció  4  la  reina  Esther,  y 
Esther  lo  dfyo  al  rey  en  nombro  de  Mar- 
doqueo. 

23  Y  rae  inquirida  la  cosa,  y  fué*  halla- 
da; y  ambos  ellos  fueron  colgados  en  la 
horca:  y  rae  escrito  en  el  libro  de  la» 
cosas  de  los  tiempos  delante  del  rey. 

CAPITULO  m. 

Jmtm  mmmdo  después  del  rey  viéndose  adorado  de 
todo*,  y  menospreciado  de  soto  Jtordoqm;  alcanza 
del  rey,  que  todos  los  Judíos,  que  estaban  por  toda  su 
'tierra,  fuesen  muertos  y  destruidos  en  un  mismo  dio, 
y  saqueados  smebnmee. 

Y  DESPUÉS  de  estas  cosas  el  rey  As- 
suero  engrandeció  á  Aman,  lujo  da 
Amadathi  Agageo,  y  ensalzóle,  y  puso 
su  silla  sobre  todos  los  principes  que  ca- 
taban con  éL 

2  Y  todos  los  siervos  del  rey  que  esto- 
ban  á  la  puerta  del  rey  se  arrodillaban,  y 
inclinaban  á  Aman,  porque  así  Be  lo  ha- 
bla mandado  el  rey :  mas  Mardoqueo  ni 
se  arrodillaba  ni  se  humillaba, 

3  Y  los  siervos  del  rey,  que  edabam  á  la 
puerta,  dijeron  á  Mardoqueo:  ¿Por  qué 
traspasas  el  mandamiento  del  rey? 

4  Y  aconteció,  que  hablándole  cada  cQa 
de  esta  manera,  y  no  escuchándolos  él, 
denunciáronle  á  Aman,  por  ver.  si  las 
palabras  de  Mardoqueo  estarían  jVrtne*\ 
porque  ya  él  les  habla  declarado  que  era 
Judio. 

5  Y  vio  Aman  que  Mardoqueo  ni  se  ar- 
rodillaba, ni  se  humillaba  delante  de  él, 
y  fué  lleno  de  ira. 

6  Y  tuvo  en  poco  meter  la  mano  en  so- 
lo Mardoqueo,  porque  ya  le  hablan  de- 
clarado el  pueblo  de  Mardoqueo,  y  pro- 
curó Aman  destruir  á  todos  los  Judíos 
que  habia  en  el  reino  de  Assuero,  al  pue- 
blo do  Mardoqueo. 

7  En  el  mes  primero,  que  os  el  mes  de 
Nlsan,  en  el  año  doceno  del  rey  Assuero, 
rae  echada  Par,  que  es  suerte,  delante 
de  Aman  de  día  en  día,  y  de  mes  en 
mes  hasta  el  mes  doceno,  que  es  el  mea 
de  Adar. 

8  Y  dfyo  Aman  al  rey  Assuero :  Hay  un 
pueblo  esparcido  y  dividido  entre  loa 
pueblos  en  todas  las  provincias  de  tu 
reino,  y  sus  leyes  son  diferentes  de  todo 
pueblo,  y  no  hacen  las  leyes  del  rey:  y 
al  rey  no  visas  provecho  de  dejarlos. 

9  Si  place  al  rey,  sea  escrito  que  i 


Éurtmn. 


destratóos:  yjtrpeÉÉré  diez  »ft  talen- 
to* de  píate  en  mano*  de  loe  que  hacen 
la  obra,  para  que  sena  traídos  á  loa  tese- 
roa  del  fey. 

10  Entonces  el  rey  quitó  su  anulo  de 
en  mano,  y  diólo  á  Aman,  htyo  de  Ama- 
dathl  Agageo,  enemigo  de  loa  Judíos, 

11  Y  dijo  á  Aman:  La  plata  dada  sea 
para  ti  7  el  pueblo,  para  que  hagas  de  él 
lo  que  bien  te  pareciere. 

19  Entonces  fueron  llamados  los  escri- 
banos del  rey  en  et  mes  primero,  á  los 
trece  del  mismo,  y  fué  escrito  conforme 
á  todo  lo  qne  mandó  Aman,  á  los  princi- 
pes del  rey,  y  á  los  capitanes»  qne  «ate- 
tan sobre  cada  provincia,  y  é  loe  princi- 
pes de  cada  pneblo,  á  cada  prorincia  se- 
gún su  escritora,  y  á  cada  pueblo  según 
su  lengua:  en  nombre  del  rey  Assuero 
fué  escrito,  y  signado  con  el  anillo  del 
rey. 

18  T  fueron  enriadas  cartas  por  mano 
de  los  correos  á  todas  las  proTtncias  del 
rey,  para  destruir,  y  matar,  y  echar  á  per- 
der á  todos  los  Judíos,  desde  el  niño  has- 
ta el  viejo,  niños  y  mugeres,  en  un  día,  á 
los  trece  dias  dd  mes  doceno,  que  es  el 
mes  de  Adar :  y  que  los  metiesen  á  saco. 

14  La  copia  de  la  escritura  er*  que  se 
diese  ley  en  coda  provincia,  que  fuese 
manifiesto  á  todos  los  pueblos  que  estu- 
viesen apercibidos  para  aquel  din. 

15  Y  salieron  los  correos  de  priesa  por 
el  mandado  del  rey :  y  la  ley  fué  dada  en 
Besan  la  cabecera  del  reino :  y  el  rey  y 
Aman  estaban  sentados  á  beber;  y  la 
Ciudad  de  Susan  estaba  alborotada. 

CAPITULO  IV. 

JStfto*  requerida  de  Mardoqueo  para  interceder  por 
m  nwcion  con  el  rets  kabiehdoos  «flmdo  poner  dpemV 
gro  dm  quebrantar  las  leyes  del  remo  entrando  al 
rey  sin  ser  üatnada,  pide  que  se  haga  por  ella  ayuno 
y  oración  general,  y  asi  se  hace. 

COMO  Mardoqueo  supo  todo  lo  que 
estaba  hecho,  rompió  sus  vestidos, 
y  vistióse  de  saco  y  de  ceniza,  y  mese 
por  medio  de  la  ciudad,  clamando  á  gran 
clamor  y  amargo ; 

2  Y  vino  hasta  delante  de  la  puerta  del 
rey :  porque  no  era  lícito  venir  á  la  puer- 
to del  rey  con  vestido  de  saco. 

8  Y  en  cada  provincia  y  lugar  donde  el 
mandamiento  del  rey  y  su  ley  llegaba, 
los  Jndios  tenían  grande  luto,  y  ayuno, 
y  lloro,  y  lamentación :  saco  y  ceniza  era 
la  cama  de  muchos : 

4  Y  vinieron  las  mozas  der  Esther,  y  sus 
eunucos,  y  se  lo  dieron»,  y  la  reina  tubo 
gran  dolor,  y  envié  vestidos  pam  hacer 


vestir  á  Mafdt*queo,  y  hacerle  quitar  el 
saco  de  sobre  él,  mas  él  no  lo  recibió. 

5  Entonces  Esther  llamó  á  Athach,  uno 
de  los  eunucos  del  rey,  que  él  habla  he- 
cho estar  delante  de  ella,  y  mandólo 
acerca  de  Mardoqueo,  para  saber  qué  era 
aquello,  y  por  qué. 

6  Y  salió  Athach  á  Mardoqueo  á  la  pla- 
za de  la  dudad,  que  safafo  delante  de 
la  puerta  del  rey. 

7  Y  Mardoqueo  le  declaró  todo  lo  que 
le  habla  acontecido;  y  declaróle  de  la 
plata,  que  Aman  habla  dicho  que  pesaría 
para  los  tesoros  del  rey  por  causa  de  loa 
Jndios,  para  destruirlos  t 

8  Y  la  copia  de  la  escritura  de  la  ley 
que  habla  sido  dada  en  fiasen,  para  que 
fuesen  destruidos,  le  cHÓ,  para  que  la  mos- 
trase á  Esther,  y  se  lo  declarase,  y  le  man- 
dase que  fuese  al  rey,  para  rogarle,  y  par* 
que  demandase  de  él  por  su  pueblo. 

9  Y  vino  Athach,  y  contó  á  Esther  la» 
palabras  de  Mardoqueo. 

10  Entonces  Esther  dfyó  á  Athach,  y 
mandóle  Séctr  á  Mardoqtfeo  t 

*  11  Todos  los  siervos  del  rey,  y  el  pue- 
blo de  las  provincias  del  rey  saben,  que 
todo  varón  ó  muger  que  entra  al  rey  al 
patio  de  adentro  sin  ser  llamado,  una 
sola  ley  ti***  de  morir,  salvo  aquel 
aquien  el  rey  extendlere  la  vara  de  oro, 
que  vivará:  y  yo  no  soy  llamada  pura 
entrar  al  rey  estos  treinta  días. 

13  Y  dQeron  á  Mardoqueo  las  palabras 
de  Esther. 

18  Entonces  Mardoqueo  dtyo  que  res- 
pondiesen á  Esther:  No  pienses  en  tu 
alma  que  escaparás  en  la  casa  del  rey, 
mas  que  todos  los  Judíos. 

14  Porque  si  callando  callares  en  este 
tiempo,  espacio  y  libertad  tendrán  loa 
Judíos  de  otro  lugar:  mas  tú  y  la  casa  do 
tu  padre  pereceréis.  ¿Y  quién  sobe  si  pa- 
ra esta  hora  te  han  hecho  llegar  al  reino? 

15  Y  Esther  dijo  que  respondiesen  á 
Mardoqueo : 

16  Yé,  y  junto  á  todos  los  Judíos  que 
se  hallan  en  Susan,  y  ayunad  por  mí,  y 
no  comáis  ni  bebáis  en  tres  dias,  noche) 
ni  dia:  yo  también  con  mis  mozas  ayu- 
naré así,  y  asi  entraré  al  rey,  aunque  ntf 
«a  conforme  á  la  ley,  y  piérdame  cuan- 
do me  perdiere. 

17  Entonces  Mardoqueo  se  fué,  y  ni** 
conforme  á  todo  lo  que  le  mandé  Esther, 

CAPITULO  V. 

Esther  entra  al  rey  y  te  convida  qm  venga  con  Amad 
d  su  banquea  «I  anal  tocto,  At  *****  oswHshw 

m 


ESTHER? 


pomeld4a$iguiento.  B.  Amm  aJHgido  del  mm» 
'    precio  de  Mardoqueo,  por  con»eJo  de  m  muger  y  de 
tu»  amigo*  le  apareja  vota  horca  en  m  casa,  para 
pedirlo  al  rtjf  el  dia  tiguiente  y  colgarle  en  eÓa. 

Y  ACONTECIÓ  que  al  tercero  dia 
Eéther  se  vistió  vestido  real,  y  posó- 
se en  el  patio  de  adentro  de  la  casa  del 
rey  en  frente  del  aposento  del  rey :  y  el 
rey  estaba  asentado  sobre  sn  trono  real 
en  el  aposento  real,  en  frente  de  la  puer- 
ta del  aposento. 

2  Y  fué,  que  como  tío  á  la  reina  Esthcr 
que  estaba  en  el  patio,  ella  tuvo  grada 
en  sus  ojos,  y  el  rey  extendió  á  Esther 
la  vara  de  oro  que  tenia  en  la  mano :  en- 
tonces Eether  llegó,  y  tocó  la  punta  de 
lavara, 

8  Y  di  jólo  el  rey:  ¿Qué  tienes  reina 
Esther?  ¿Y  qué  es  tu  petición?  Hasta 
la'  mitad  del  reino  se  te  dará. 

4  Y  Esthcr  cUjot  81  al  rey  place,  venga 
el  rey,  y  Aman  hoy  al  banquete  que  he 
hecho. 

5  Y  respondió  el  rey:  Daos  priesa,  ida 
Aman,  que  haga  el  mandamiento  do  Es- 
ther.  Y  vino  el  rey  y  Aman  al  banque- 
te que  Esther  hizo. 

6"  Y  dijo  el  rey  á  Esther  en  el  banquete 
de  vino :  ¿  Qué  es  tu  petición,  y  dársete 
ha?  ¿Qué  es  tu  demanda?  Aunque  sea 
la  mitad  del  reino,  se  te  hará. 

7  Entonces  respondió  Esther,  y  d\)o : 
MI  petición,  y  mi  demanda  es; 

8  Si  he  hallado  gracia  en  los  ojos  del 
rey,  y  si  place  al  rey  dar  mi  petición,  y 
hacer  mi  demanda,  vendrá  el  rey  y 
Aman  al  banquete,  que  les  haré:  y  ma- 
ñana haré  lo  que  el  rey  manda. 

9  t  Y  salió  Aman  aquel  dia  alegre  y 
bueno  de  corazón :  y  como  vio  á  Mardo- 
queo  á  la  puerta  del  rey,  que  no  se  le- 
vantó ni  se  movió  de  su  lugar,  fué  lleno 
de  ira  contra  Mardoqueo. 

10  Mas  refrenóse  Aman,  y  vino  á  su 
casa,  y  envió  y  hizo  venir  sus  amigos,  y 
á  Zares  su  muger: 

11  Y  recitóles  Aman  la  gloria  de  sus 
riquezas,  y  la  multitud  de  sus  mjos,  y 
todas  las  cosas  con  que  el  rey  le  babia- 
engrandecido,  y  con  que  le  babia  ensal- 
zado sobre  los  principes  y  siervos  del 
rey. 

12  Y  añadió  Aman :  También  la  reina 
Esther  no  hizo  venir  con  el  rey  al  ban- 
quete que  hizo  sino  á  mi :  y  aun  para 
mañana  soy  convidado  de  ella  con  el  rey. 

18  Y  todo  esto  no  me  entra  en  prove- 
cho, cada  vez  que  veo  á  Mardoqueo  Ju- 
dio sentado  A  la  puerta  del  rey. 
4tt 


14  Y  dtfoie  Zares  en  muger  y  todos  w 
amigos:  Hagan  una  horca  alta  de  cin- 
cuenta codos,  y  mañana  di  al  rey  qne 
cuelguen  á  Mardoqueo  sobre  ella:  y 
entra  con  el  rey  al  banquete  alegre. 

Y  plugo  la  cosa  en  los  ojos  de  Aman,  y 
hizo  hacer  la  horca. 

CAPITULO  VL 

Aquella  noche  leyendo  el  rey  bu  historia»  de  tu»  tiem- 
po*, halla  que  Mardoqueo  le  había  librado  de  gran 
poligro,  y  que  no  hmbia  eido  remunerado*  11.  En- 
trado Aman  delante  de  él*  le  manda  que  eaque  en 
pública  honra  d  Mardoqueo,  lo  cual  él  hace  d  n  pe- 
mt,  y  detpue*  de  hecho,  m  muger  y  amigo»  le  adt- 
vinaneu  ruina. 

AQUELLA  noche  el  suefio  se  huyó 
-  del  rey:  y  cUJo  que  le  trnjesen  el 
libro  de  las  memorias  de  las  cosas  de  los 
tiempos :  y  las  leyeron  delante  del  rey. 

2  Y  hallóse  escrito,  lo  que  habla  de- 
nunciado Mardoqueo  de  Bagatha  y  de 
Thares,  dos  eunucos  del  rey  de  la  guar- 
da de,  la  puerta,  que  hablan  procurado 
de  meter  mano  en  el  rey  Assnero. 

3  Y  dijo  el  rey:  ¿Qué  honra  fué  hecha 
y  que  grandeza  á  Mardoqueo  por  esto? 

Y  respondieron  los  mozos  del  rey,  sus 
oficiales :  Ninguna  cosa  fué  hecha  con  ÚL 

4  1Í  Y  dijo  d  rey:  ¿Quién  está  en  el  pa- 
tio? Y  Aman  habla  venido  al  patio  de 
amera  de  la  casa  del  rey,  para  decir  al 
rey  que  hiciese  colgar  á  Mardoqueo  so- 
bre la  horca  que  él  había  hecho  hacer 
para  él. 

5  Y  los  mozos  del  rey  le  respondieron  z 
He  aquí,  Aman  está  en  el  patio.  Y  el 
reydyo:  Entre. 

6  Entonces  Aman  entró,  y  el  rey  le 
¿Uo :  ¿  Qué  se  hará  del  hombro  cuya  hon- 
ra desea  el  rcya?  Y  dijo  Aman  en  su  co- 
razón: ¿A  quién  deseará  el  rey  hacer 
honra  mas  que  á  mi  ? 

7  Y  respondió  Aman  al  rey :  Al  varón 
cuya  honra  desea  el  rey, 

8  Traigan  vestido  real  de  que  el  rey  sé 
viste,  y  el  caballo  sobre  que  cabalga  el 
rey,  y  la  corona  real  que  está  puesta  en 
su  cabeza : 

9  Y  den  el  vestido  y  el  caballo  en  ma- 
no de  alguno  de  los  principes  mas  no- 
bles del  rey,  y  vistan  á  aquel  varón  cuya 
honra  desea  el  rey,  y  llévenle  en  el  ca- 
ballo por  la  plaza  de  la  ciudad,  y  prego- 
nen delante  de  él :  Asi  se  hará  al  varón 
cuya  honra  desea  el  rey. 

10  Entonces  el  rey  djjo  á  Aman :  Date 
priesa,  toma  el  vestido  y  el  caballo,  co- 
mo has  dicho*  y  hazlo  asi  con  Mardo- 
queo Judie,  que  está  asestado  á  la  ptier» 


BSTiHBÍL 


ta  del  rey:  no  dejes  nato  de  todo  lo  que 
has  dicho. 

11  Y  Aman  tomó  el  vestido  y  el  caba- 
llo, y  Tistió  á  Mardoqueo,  y  le  llevó  ca- 
balgando por  la  plaza  de  la  ciudad,  y  hi- 
*>  pregonar  delante  de  él :  Asi  ae  hará 
al  varón  coya  honra  desea  el  rey. 

13  Después  de  esto  Mardoqueo  se  vol- 
vió á'la  puerta  del  rey :  y  Aman  se  rae 
corriendo  á  su  easa  enlutado,  y  cubierta 
su  cabes*. 

13  T  contó  Aman  á  Zares  su  muger,  y 
á  todos  sus  amigos,  todo  lo  que  le  habla 
acontecido:  y  dtyéronle  sus  sabios,  y 
Zares  su  muger:  81  de  la  simiente  de 
los  Judíos  es  el  Mardoqmeo,  delante  de 
quien  has  comenxado  á  caer,  no  prevale- 
cerás 4  él;  antes  caerás  cayendo  delante 
deéL 

14  Aun  estaban  ellos  habando  con  él, 
cuando  los  eunucos  del  rey  llegaron  apre- 
surados,  para  hacer  venir  á  Aman  al  ban- 
quete que  habla  hecho  Esther. 

CAPITULO  VIL 

jMreinaXathm-dectaraalreyenelbanqmU  <lp*K- 
0    gro  de  tu  nación,  y  la  maldad  de  Aman,  que  esta- 
ba  presente :  gel  rey  fe  manda  colgar  en  la  horca 
qm  él  había  aparejado  para  Mardoqueo, 

Y  VINO  el  rey  y  Aman  á  beber  con 
la  reina  Esther. 

%  T  dijo  el  rey  á  Esther  también  el  se- 
gundo día  en  el  convite  del  vino :  ¿Qué 
es  tu  petición,  reina  Esther,  y  dársete 
ha*  ¿Y  que  es  tu  demanda?  Aunque 
aea  la  mitad  del  reino  se  hará. 

8  Entonces  la  reina  Esther  respondió  y 
dtyo :  Oh  rey,  si  he  hallado  gracia  en  tus 
ojos,  y  si  place  al  rey,  séamo  dada  mi 
vida  por  mi  petición,  y  mi  pueblo  por 
mi  demanda. 

4  Porque  vendidos  estamos  yo  y  mi 
pueblo,  para  ser  destruidos,  para  ser 
muertos,  y  echados  á  perder:  y  si  para 
sierros  y  sierras  raeremos  vendidos,  ca- 
Uárame,  aunque  el  enemigo  no  recom- 
pensará el  dañó  del  rey. 

5  Y  respondió  el  rey  Assuero,  y  cUJo  á 
la  reina  Esther :  ¿  Quién  at  este,  y  dónde 
etCé  este,  á  quien  ha  henchido  su  cora- 
non  para  hacer  asi  ? 

6  Entonces  Esther  cujo:  El  varón  ene- 
migo y  adversario  es  este  malo  Aman. 
Entonces  Aman  ae  turbó  delante  del  rey 
y  de  la  reina. 

7  Y  levantóse  el  rey  del  banquete  del 
vino  con  su  furor,  al  huerto  del  palacio ; 
y  quedóse  Aman  para  procurar  de  la  reina 
Esther  por  su  vida ;  porque  vio  que  se 
concluyó  para  él  el  mjd  de  parte  del  coy. 


«  Y  veWÓ  el  rey  dd  huerto  del  pala- 
cio al  aposento  del  banquete  del  vino, 
y  Aman  habla  caldo  sobre  el  lecho  en 
que  estaba  Esther.  Entonces  dtyo  el 
rey:  ¿También  para  üonar  la  reina  con- 
migo en  casal  Como  esta  palabra  salió 
de  la  boca  del  rey,  el  rostro  de  Aman 
fué  cubierta 

9  Y  dijo  Harbona,  uno  de  los  eunucos, 
de  delante  del  rey :  He  aquí  también,  la 
horca  que  hizo  Aman  para  Mardoqueo, 
que  habla  hablado  bien  por  el  rey,  está 
en  casa  de  Aman,  de  altura  de  cincuenta 
oodos.  Entonces  el  rey  dijo :  Colgádle 
en  ella. 

10  Asi  colgaron  á  Aman  en  la  horca 
que  él  habla  hecho  aparejar  para  Mardo- 
queo :  y  la  ira  del  rey  se  apaciguó. 

capitulo  vm. 

El  rey  concede  d  Ktther  la  cata  y  biemee  de  Aman,  y 
conttitugedMtrtoqueo  en  mmfmr:  y  revocando  me 
carta»  dada»  para  dettruccion  de  toe  Jodio»,  da 
otra»  en  que  le»  da  facultad  de  vengarte,  y  hacer  en 
tu»  enemigo»  lo  qm  tu»  enemigo»  pentaba 


EL  mismo  dia  dio  el  rey  Assuero  á  la 
reina  Esther  la  casa  de  Aman  ene- 
migo de  los  Judíos:  y  Mardoqueo  Tino 
delante  del  rey;  porque  Esther  le  de- 
claró el  parentesco  que  él  tenia  con  ella. 

2  Y  quitó  el  rey  su  anillo  que  habla 
vuelto  á  tomar  de  Aman,  y  diólo  á  Mar- 
doqueo :  y  Esther  puso  á  Mardoqueo  so- 
bre la  casa  de  Aman. 

3  Y  volvió  Esther,  y  habló  delante  del 
rey,  y  echóse  á  sus  pies  llorando,  y  ro- 
gándole que  anulase  la  maldad  de  Aman 
Agageo,  y  su  pensamiento  que  habla 
pensado  contra  los  Judíos. 

4  Y  extendió  el  rey  á  Esther  la  vara  de 
oro,  y  Esther  se  levantó»  y  se  puso  en 
pié  delante  del  reyr 

5  Y  djjo:  Si  place  al  rey,  y  si  he  halla- 
do gracia  delante  de  él,  y  si  la  cosa  es 
recta  delante  del  rey,  y  si  yo  muy  buena 
en  sus  ojos,  sea  escrito  para  revocar  las 
cartas  del  pensamiento  de  Aman,  lujo 
de  Amadatha  Agageo,  que  escribió  para 
destruir  á  los  Judión,  que  eatóa  en  todas 
las  provincias  del  rey. 

6  Porque  ¿cómo  podré  yo  ver  el  mal 
que  hallará  á  mi  pueblo  ?  ¿  cómo  podré 
yo  ver  la  destrucción  de  mi  nación? 

7  Y  respondió  el  rey  Assuero  á  la  reina 
Esther,  y  á  Mardoqueo  Judio:  Heaqui, 
yo  di  á  Esther  la  casa  de  Aman,  y  á  él 
eolgaron  en  la  horca,  por  cuanto  exten- 
dió s u  mano  contra  los  Judíos. 

8  Escribid  pues  vosotros  4  los  Judión 

4*9 


B8THBR. 


«omo  bien  os  panetera,  en  nombre  del 
rey,  y  «ettádto  con  él  anillo  del  rey: 
porque  la  escritor*  que  se  escribe  en 
nombre  del  rey,  y  se  sella  oon  el  anillo 
del  rey,  no  es  pora  revocarla. 

9  Entonces  ¿nerón  llamados  los  esori- 
toaos  del  rey  en  el  mes  tercero  que  es 
8ivan,  á  los  veinte  y  tres  del  mismo,  y 
fué  escrito,  conforme  á  todo  lo  que  man- 
do Mardoqueo,  4  los  Judíos,  y  á  los  sá- 
trapas, y  á  los  capitanes,  y  á  los  princi- 
pes de  las  provincias,  qne  son  desde  la 
India  basta  la  Ethiopia,  ciento  y  veinte 
y  siete  provincias,  4  cada  provincia  se- 
gún bu  escritura,  y  á  cada  pueblo  con- 
forme á  su  lengua,  y  á  los  Judíos  con- 
forme á  su  escritura  y  lengua.  . 

10  Y  escribió  en  nombre  del  rey  Asne- 
ro, y  selló  eon  el  anulo  del  rey,  y  envió 
las  cartas  por  mano  de  correos  de  caba- 
llo, caballeros  en  mulos,  en  mulos  hijos 
de  yeguas : 

11  Que  el  rey  daba  4  los  Judíos  que  es- 
taban en  todas  las  ciudades,  y  en  cada 
una  de  ellas,  que  se  juntasen,  y  se  pusie- 
sen *ft  dtftiua  de  su  vida ;  que  destruye- 
sen, y  matasen,  y  deshiciesen  todo  ejér- 
cito de  pueblo  ó  provincia  que  viniese 
contra  ellos,  niños  y  mugeres,  y  que 
los  saqueasen, 

Id  En  un  mismo  día  en  todas  las  pro- 
vincias del  rey  Assuero :  á  los  trece  del 
mes  doceno,  que  es  el  mes  de  Adar. 

18  La  copia  de  la  escritura  era  que  se 
diese  ley  en  cada  provincia:  Que  fue- 
se manifiesto  á  todos  los  pueblos,  que 
los  Junios  estuviesen  apercibidos  para 
aquel  dia,  para  vengarse  de  sus  enemi- 
«os. 

14  Los  correos  cabalgando  en  mulos, 
en  mulos  salieron  apresurados,  y  cons- 
treñidos por  el  mandamiento  del  rey : 
y  la  ley  íné  dada  en  Snsan  la  cabecera 
del  reino. 

15  Y  salió  Mardoqueo  de  delante  del 
rey  oon  vestido  real  de  cárdeno  y  blan- 
co, y  una  gran  corona  de  oro,  y  un  man- 
to de  lino  y  púrpura:  y  la  ciudad  de  Sn- 
san se  alegró  y  regocijó. 

1«  Los  Judíos  tuvieron  tm,  y  alegría,  y 
gozo,  y  honra, 

17  Y  en  cada  provincia,  y  en  cada  du- 
dad, donde  llegó  el  mandamiento  del  rey, 
los  Judios  tuvieron  alegría  y  goso,  ban- 
quete y  dia  de  placer  t  y  muchos  de  los 
pueblos  de  la  tierra  se  hacían  Judíos, 
porque  el  temor  de  los  Judíos  habla 
caldo  sobra  ellos, 

410 


CAPITULO  IX 

Lo»  Judio»  poniendo  en  efecto  la  /ocultad  del  rey, 
matan  d  su»  enemigo»,  entre  lo»  cuaUsJueron  diez 
hijo»  de  Aman.  11  ButUmpm  ¡o»  Judio»  orto  dia 
oSebrt  9  mdemneém  wesmm  i»  de  fe  acontecido. 

Y  EN  el  mes  doceno,  que  es  el  mes 
de  Adar,  4  los  trece  del  mismo, 
donde  Hegó  el  mandamiento  del  rey,  y 
su  ley  para  que  se  hiciese»  el  mismo  dia 
en  que  esperaban  los  enemigos  tie  los 
Jumos  enseñorearse  de  ellos,  fué  lo  con- 
trario ;  porque  los  Judios  se  enseñorea- 
ron dé  los  que  los  aborrecían, 
2  Loe  Judios  se  juntaron  en  sus  ciuda- 
des en  todas  las  provincias  del  rey  As- 
suero,  para  meter  mano  sobre  los  que 
habtan  procurado  su  mal:  y  nadie  as 
puso  delante  de  olios,  porque  el  temor 
de  ellos  habla  caldo  sobre  todos  los  pue- 
blos. 

8  Y  todos  los  principes  de  las  provin- 
cias, y  los  vireyes,  y  capitanes,  y  oficia- 
les del  rey,  encallaban  4  los  Judies; 
porque  el  temor  de  Mardoqueo  habla 
caldo  sobre  ellos. 

4  Porque  Mardoqueo  era  grande  en  la 
casa  del  rey,  y  su  lama  iba  por  todas  lae> 
provincias :  porque  el  varón  Mardoqueo 
iba  engrandeciéndose. 

5  Y  hirieron  los  Judíos  á  todos  sus  ene- 
migos de  plaga  de  espada,  y  de  mortan- 
dad, y  de  perdición  t  y  hicieron  en  sus 
enemigos  á  su  voluntad. 

6  Y  en  Susan  la  cabecera  del  reino^na- 
taron  los  Judios,  y  destruyeron  quinien- 
tos hombres. 

7  Y  4  Pharsandatha,  y  4  Delphon,  y  á 
Espbata, 

8  Y  4  Phorathe,  y  4  Adalia,  y  4  Adria- 
tha, 

v  Y  4  Phermestha,  y  4  Arisai,  y  á  Ári- 
da!, y  4  Vaiesatha, 

10  Dies  hijos  de  Aman,  mjo  de  Ame- 
dathi,  enemigo  de  los  Judíos,  mataron. : 
mas  en  la  presa  no  metieron  mano. 

11  El  mismo  dia  vino  la  copia  de  loa 
muertos  en  Susan  la  cabecera  del  reino, 
delante  del  rey. 

13  Ydijoel  reyála  reina  Eftthcr:  En 
Susan  la  cabecera  del  reino  han  muerto 
los  Judíos  y  destruido  quinientos  hom- 
bres, y  diee  mjos  de  Aman:  ¿Bul  las 
otras  provincias  del  »y  qué  habrán  he- 
cho i  i  Qué  pues  es  tu  petición,  y  darse- 
te  ha?  ¿y  qué  es  mas  tu  demanda,  y 
hacerse  ha? 

13  Y  respondió  Ksther :  SI  place  al  rey, 
concédase  también  mañana  4  los  Judíos 
e*  Bomo,  qiw  lugan  coafor»e  *  1*  1* 


ESTHER. 


de  hoy;  y  qne  cuelguen  en  la  horca  á 
los  diez  lujos  de  Aman. 

14  Y  mandó  el  rey  que  se  hiciese  asi :  y 
fué  dada  ley  en  Susan :  y  colgaron  á  los 
dies  lujos  de  Aman. 

15  Y  Juntáronse  los  Judíos  que  estaban 
en  tasan  también  á  los  catorce  del  mes 
de  Adar,  y  mataron  en  Susan  á  trescien- 
tos hombres ;  mas  en  la  presa  no  metie- 
ron su  mano. 

16  Y  los  otros  Judíos  que  estaban  en 
las  provincias  del  rey  se  juntaron  tam- 
bién, y  se  pusieron  en  dtfmix  de  su  vida, 
y  tuvieron  reposo  de  sus  enemigos,  y 
mataron  de  sus  enemigos  setenta  y  claco 
mu ;  mas  en  la  presa  no  metieron  su 
mano. 

17  A  los  ireee  días  del  mes  de  Adar;  y 
reposaron  á  los  catorce  dias  del  mismo, 
y  hicieron  aquel  dia  día  de  banquete  y 
de  alegría^ 

18  Mas  los  Judios  qne  triaba*  en  Susan 
*e  juntaron  á  los  trece  del  mismo,  y  á 
los  catorce  del  mismo ;  y  á  los  quince 
4el  mismo  repesaron,  y  hicieron  aquel 
dia  dia  de  banquete  y  de  alegría. 

19  Por  tanto  los  Judios  aldeanos  que 
habitan  en  las  villas  sin  muro  hacen  á 
los  estere©  del  mes  de  Adar  el  dia  de 
alegría  y  de  banquete,  y  buen  dia»  y  de 
enviar  partes  cada  uno  á  su  vecino. 

29 1F  Y  escribió  Mardoqueo  estas  cosas, 
y  envió  cartas  á  todos  los  Judios  que 
estaban  en  todas  las  provincias  del  rey 
Assuero,  cercanos  y  de  lejos, 

31  Constituyéndoles  que  hiciesen  el  dia 
catorceno  del  mes  de  Adar,  y  el  quinceno 
del  mismo  cada  un  ano, 

22  Por  aquellos  dias  en  que  los  Judíos 
tuvieron  reposo  de  sus  enemigos:  y 
aquel  mes  que  les  fue*  tornado  de  tristesa 
en  alegría,  y  de  luto  en  dia  bueno ;  que 
los  hlelesen  dias  de  banquete  y  de  gozo, 
y  de  enviar  partes  cada  uno  á  su  vecino, 
y  dadivas  á  los  pobres. 

88  Y  los  Judíos  aceptaron,  y  comensaron 
á  hacer  lo  qne  Mardoqueo  les  escribió. 

34  Porque  Aman,  hijo  de  Amaathi  Aga- 
gee»  enemigo  de  todos  los  Judios,  pensó 
contra  los  Judios  para  destruirlos,  y  echó 
!Pur,  que  quiere  decir,  suerte,  para  con- 
sumirlos, y  echarlos  á  perder. 

35  Y  como  ella  entró  delante  del  rey,  él 
dijo  con  carta :  £1  mal  pensamiento  que 


pensó  contra  los  Judios  sea  vuelto  sobre 
su  cabeza ;  y  cuélguenle  á  el,  y  á  sus  hi- 
jos, en  la  horca. 

26  Por  esto  llamaron  á  estos  dias  Pu- 
rim, del  nombre  Par:  por  tanto  por  to- 
das las  palabras  de  esta  carta,  y  por  lo 
que  ellos  vieron  sobre  esto,  y  lo  que 
llegó  á  su  noticia, 

37  Establecieron  y  aceptaron  los  Judios 
sobre  si,  y  sobre  su  simiente,  y  sobre 
todos  los  allegados  á  ellos,  y  no  será 
traspasado,  de  hacer  estos  dos  días  según 
la  escritura  de  ellos,  y  conforme  á  sa 
tiempo  cada  un  año. 

28  Y  qne  estos  dias  serian  en  memoria, 
y  celebrados  en  todas  las  naciones,  y 
familias,  y  provincias,  y  ciudades:  estos 
días  Purím  no  pasarán  de  entre  los  Ju- 
dios, y  la  memoria  de  ellos  no  cesará  de 
su  simiente. 

39  Y  la  reina  Esther,  hija  de  Abihail,  y 
Mardoqueo  Judio,  escribieron  con  toda 
fuerza  para  confirmar  esta  segunda  carta 
delPurim. 

80  Y  envió  cartas  á  todos  los  Judíos,  á 
las  ciento  y  veinte  y  siete  provincias  del 
rey  Assuero,  con  palabras  de  paz  y  de 
verdad, 

31  Para  confirmar  estos  días  del  Purim 
en  sus  tiempos,  como  les  habla  consti- 
tuido Mardoqueo  Judio,  y  la  reina  Es- 
ther, y  como  hablan  aceptado 'sobre  sí, 
y  sobre  su  simiente,  las  palabras  de  los 
ayunos  y  de  su  clamor. .  . 

82  Y  el  mandamiento,  de  Esther  confir- 
mó estas  palabras  del  Purim,  y  fué  es- 
crito en  el  libro. 

CAPITULO  X. 

BecafitUamta  diipddad  p gloría  de  Márdoqm»é*la 
eata  del  wy  Immtro. 

Y  EL  rey  Assuero  impuso  tributo  so- 
bre la  tierra,  y  las  islas  de  la  mar. 

2  Y  toda  la  obra  de  su  fortaleza,  y  de  su 
valor, -y  la  declaración  de  la  grandeza  de 
Mardoqueo,  con  que  el  rey  le  engrande- 
ció, ¿no  está  escrito  en  el  libro  de  las 
palabras  de  los  dias  de  los  reyes  de  Me- 
dia y  de  Persia? 

8  Porque  Mardoqueo  Judio  fué  segundo 
después  del  rey  Assuero,  y  grande  entre 
los  Judíos,  y  acepto  á  la  multitud  de  sus 
hermanos,  procurando  el  bien  de  su  pue- 
blo, y  hablando  paz,  para  toda  su  si- 
miente. 

471 


Digitized  by  LjOOglC 


EL  LIBRO  DE  JOB. 


CAPITULO  I. 

Job  varón  piadoso  y  ilustre  es  entregado  de  Dios  d  So» 
tanas,  para  ser  tentado  en  todo,  salva  su  persona. 
II.  El  cual  le  quita  los  bienes,  dospms  I*  mata  ¡os 
tajos.   UL  Job  adora  y  da  gradan  dDios  por  todo. 

HUBO  un  varón  en  tierra  de  Has, 
llamado  Job:  y  era  este  hombre 
perfecto  y  recto,  y  temeroso  de  Dios,  y 
apartado  de  maL 

2  Y  naciéronle  siete  hijos  y  tres  hyos. 

$  X  su  hacienda  era  siete  mil  ovejas,  y 
tres  mil  camellos,  y  quinientas  yuntas 
de  bueyes,  y  quinientas,  asnas,  y  muy 
grande  apero :  y  era  aquel  varón  grande 
mas  que  todos  los  Orientales. 

4  Y  iban  bus  hijos,  y  hacian  banquetes 
en  sus  casas  cada  uno  en  su  dia :  y  envia- 
ban á  llamar  sus  tres  hermanas,  para  que 
comiesen  y  bebiesen  con  ellos. 

5  Y  acontecia  que  habiendo  pasado  en 
torno  los  días  del  convite,  Job  enviaba, 
y  santificábalos,  y  levantábase  de  maña- 
no, y  ofrecía  holocaustos  al  número  de 
todos  ellos.  Porque  decia  Job:  Quizá 
habrán  pecado  mis  mjos,  y  habrán  blas- 
femado de  Dios  en  sus  corazones.  De 
esta  manera  hacia  Job  todos  los  dios. 

6  Y  un  dktfrinieron  los  hijos  do  Dios  á 
presentarse  delante  de  Jehova,  entre  los 
cuales  vino  también  Satanás. 

7  Y  cUjo  Jehova  á  Satanás:  ¿De  dónde 
Tienes  ?  Y  respondiendo  Satanás  á  Jeho- 
va, dijo :  De  rodear  la  tierra,  y  de  andar 
por  ello. 

8  Y  Jehova  dijo  á  Satanás:  ¿No  has 
considerado  á  mi  siervo  Job,  que  no  hay 
otro  como  él  en  la  tierra,  varón  perfecto 
y  recto,  temeroso  de  Dios,  y  apartado  de 
mol? 

9  Y  respondiendo  Satanás  á  Jehova, 
dijo :  i  Teme  Job  á  Dios  de  balde  ? 

10  ¿No  le  has  tú  cerdado  á  él,  y  á  su 
coso,  y  á  todo  lo  que  tiene  en  derredor  ? 
Al  trabajo  de  sus  manos  has  dado  bendi- 
ción :  por  tonto  su  haciendo  ha  crecido 
sobre  la  tierra. 

11  Mas  extiende  ahora  tu  mano,  y  toca 
á  todo  lo  que  tiene,  y  verá*  si  no  te  blas- 
femo en  tu  rostro. 

'  12  Y  dijo  Jehova  á  Satanás :  He  aquí, 
todo  lo  que  tiene  está  en  tu  mano :  sola- 
mente no  pongas  tu  mano,  sobre  éL    Y 
solióse  Satanás  de  delante  de  Jehova. 
472 


18  TT  Y  un  dia  aconteció  que  sus  lujos  y 
lujas  comían,  y  bebían  vino  en  casa  de 
su  hermano  el  primogénito. 

14  Y  vino  un  mensagero  á  Job,  que  le 
dijo :  Estando  arando  los  bueyes,  y  los 
asnos  paciendo  donde  suelen, 

15  Acometieron  los  Sábeos,  y  tomáron- 
los, y  hirieron  á  los  mozos  á  filo  de  es- 
poda:  solamente  escapé  yo  solo  pora 
traerte  los  nuevas. 

16  Aun  estaba  este  hablando,  y  vino 
otro  que  dijo :  Fuego  de  Dios  cayó  del 
cielo,  que  quemó  las  ovejas,  y  los  mozos, 
y  los  consumió:  solamente  escapé  yo 
solo  para  traerte  las  nuevas. 

17  Aun  estaba  este  hablando,  y  vino 
otro  que  dyo:  Los  Chalaros  hicieron 
tres  escuadrones,  y  dieron  sobre  los  ca- 
mellos y  tomáronlos,  y  hirieron  á  los 
mozos  á  filo  de  espada :  y  solamente  es- 
capé yo  solo  para  traerte  los  nuevos. 

18  Entre  tanto  que  este  hablaba,  vino 
ofro  que  dijo :  Tus  hijos  y  tus  hyos  esto- 
ban comiendo,  y  bebiendo  vino  en  coso 
de  su  hermano  el  primogénito: 

19  *Y,  he  aquí  un  gran  viento  que  vino 
detrás  del  desierto,  y  hirió  los  cuatro  es- 
quinas de  la  coso,  y  cayó  sobre  los  mo- 
zos, y  murieron :  y  solamente  escapé  yo 
solo  para  traerte  las  nuevas. 

20  H  Entonces  Job  se  levantó,  y  rompió 
su  manto,  y  trasquiló  su  cabeza,  y  cayen- 
do en  tierra  adoró, 

21  Y  dyo :  Desnudo  salí  del  vientre  de 
mi  madre,  y  desnudo  tornaré  allá:  Je- 
hova dio,  y  Jehova  tomó ;  sea  el  nombre 
de  Jehova  bendito. 

22  En  todo  esto  no  pecó  Job,  ni  atri- 
buyó locura  á  Dios. 

CAPITULO  IL 

Expti imantada  la  constancia  de  Job,  alarga  Dioala 
JaouUad  d  Satanás,  para  tocarle  en  su  persona  joí- 
va  la  vida.  IL  El  cual  ¡o  hiere  de  lepra.  UL  Su 
mvger  combate  sn/é.  IV.  Vienen  d  consolarte  tres 
amigos  sapos,  Ekipham  Thenxamita,  Jtefrfad  Sukita. 
y  Sopkar  Naamatnita. 

Y  OTEO  dia  aconteció  que  vinieron 
los  htfos  de  Dios  para  presentarse 
delante  de  Jehova,  y  vino  también  entre 
ellos  Satanás,  pareciendo  delante  de  Je- 
hova. 

2  Y  dijo  Jehova  á  Satanás :  ¿De  dónde 
vienes  ?    Respondió  Satanás  á  Jehova,  y 

Digitized  by  VjOOQLC 


JOB. 


ñ\}ó:  De  rodesr  la  tierra,  y  de  andar  por 
ella. 

8  Y  Jehova  dijo  á  Satanás:  ¿No  has 
considerado  á  mi  siervo  Job,  que  do  hay 
otro  como  él  en  la  tierra,  varón  perfecto 
y  recto,  temeroso  de  Dios,  y  apartado 
de  mal,  y  que  aun  retiene  su  perfección, 
habiéndome  tú  incitado  contra  él,  para 
qne  le  echase  á  perder  stn  cansa? 

4  Y  respondiendo  Satanás  dijo  á  Jebo- 
va:  Piel  por  piel,  todo  lo  que  el  hombre 
tiene  dará  por  su  vida. 

5  Has  extiende  ahora  tu  mano,  y  toca 
á  su  hueso,  y  á  su  carne,  y  vente  sino 
te  blasfema  en  tu  rostro. 

6  Y  Jehova  dfyo  á  Satanás :  He  aquí,  él 
está  en  tu  mano ;  mas  guarda  su  vida. 

7  1 Y  salió  8atanás  de  delante  de  Jeho- 
va, y  hirió  á  Job  de  una  mala  sama 
desde  la  planta  de  su  pié,  hasta  la  molle- 
ra de  su  cabeza. 

8  Y  tomaba  ana  teja  para  rascarse  con 
ella,  y  estaba  sentado  en  medio  de  ceniza. 

9  í  Y  su  muger  le  decía:  ¿Aun  tú  re- 
tienes tu  simplicidad?  Maldice  á  Dios, 
y  muérete. 

10  Y  él  le  dijo :  Gomo  suele  hablar  cual- 
quiera de  las  mugeres  insensatas,  hablas 
tú.  Está  bien:  recibimos  el  bien  de 
Dios,  ¿  y  el  mal  no  recibiremos  ?  En  to- 
do esto  no  pecó  Job  con  sus  labios. 

11  1 Y  oyeron  tres  amigos  de  Job  todo 
este  mal  que  habla  venido  sobre  él :  y 
vinieron  cada  uno  de  su  lugar,  Elipfaaz 
Tbemanita,  y  Baldad  Súbita,  y  Sophar 
Naamathita:  porque  hablan  concerta- 
do de  venir  juntos  á  condolecerse  de  él, 
y  á  consolarle. 

19  Los  cuales  alzando  los  ojos  desdo 
lejos,  no  le  conocieron,  y  lloraron  á  alta 
voz,  y  cada  uno  de  ellos  rompió  su  man- 
to, y  esparcieron  polvo  sobre  sus  cabe- 
zas hacia  el  cielo. 

18  Y  asentáronse  con  él  en  tierra  siete 
días  y  siete  noches,  y  ninguno  le  habla- 
ba palabra,  porque  velan  que  el  dolor 
era  grande  mucho. 

CAPITULO  TIL 

Laméntate  Job  casi  detenperadamente  con  la  grav- 
ead de  la  tentación*  demando  na  haber  nocida,  ó 
d  lo  mena*  haber  gozado  del  beneficio  del  morir,  en- 
te» de  venir  al  mundo  para  tama  calamidad.  II. 
Repacióte  en  alabanza»  de  la  muerte. 

DESPUÉS  de  esto  abrió  Job  su  boca, 
y  maldijo  su  día. 
2  Y  exclamó  Job,  y  djjo : 
8  Perezca  el  día  en  que  yo  fui  nacido, 
y  la  nocherniego:  Concebido  es  varón. 
4  Aquel  dia  fuera  tinieblas,  y  Dios  no 


curara  de  él  desde  arriba,  ni  claridad  res- 
plandeciera sobre  éX 

5  Ensuciáranle  tinieblas  y  sombra  de 
muerte ;  reposara  sobre  el  nublado,  que 
le  hiciera  horrible  como  dia  caluroso. 

6  A  aquella  noche  ocupara  oscuridad, 
ni  fuera  contada  entre  los  dias  del  año, 
ni  viniera  en  el  número  de  los  meses. 

7  Olí  ai  fuera  aquella  noche  solitaria, 
que  no  viniera  en  ella  canción ; 

8  Maldtyéranla  los  que  maldicen  al  dia, 
los  que  se  aparejan  paca  levantar  su 
llanto. 

9  Las  estrellas  de  su  alba  fueran  oscu- 
recidas; esperara  la  luz,  y  no  viniera;  ni 
viera  los  parpados  de  la  ■»»«•»>• 

10  Porque  no  cerrólas  puertas  del  vien- 
tre donde  yo  estaba,  ni  escondió  de  mis 
ojos  la  miseria. 

11  ¿Por  qué  no  morí  yo  desde  la  ma- 
triz, y  fui  traspasado  en  saliendo  del 
vientre? 

Id  ¿Por  qué  me  previniéronlos  rodillas, 
y  para  qué  los  pechos  que  mamase? 

13  Porque  ahora  vaciera  y  reposara; 
durmiera,  y  entonces  tuviera  reposo,  ' 

14  Con  los  reyes,  y  con  los  consejeros 
de  la  tierra,  que  edifican  para  si  los  de- 
siertos; 

15  O  con  los  principes  que  posean  ¿1 
oro,  que  hinchen  sus  casas  de  plata» 

16  O  ¿por  qué  no  fui  escondido  como 
abortivo,  como  los  pequenitoa  qne  nunca 
vieron  luz? 

17  ^  Allí  los  impíos  dejaron  el  miedo, 
y  allí  descansaron  los  de  cansadas  fuer- 
zas. 

18  Allí  también  reposaron  los  cautivos, 
no  oyeron  la  voz  del  exactor. 

19  Allí  está  el  chico  y  el  grande :  allí  « 
el  siervo  libre  de  su  señor. 

80  ¿Por  qué  dio  luz  al  trabajado»  y  vida 
á  los  amargos  de  ánimo? 

21  Que  esperan  la  muerte,  y  no  la  hay : 
y  la  buscan  mas  que  tesoros. 

22  Que  se  alegran  de  grande  alegría,  y 
se  gozan  cuando  hallan  el  sepulcro. 

23  Al  hombre  que  no  sabe  por  donde 
vaya,  y  que  Dios  le  encerró. 

24  Porque  antes  qne  mi  pan,  viene  mi 
suspiro:  y  mis  gemidos  corren  como 
aguas. 

25  Porque  el  temor  que  me  espantaba, 
me  há  venido,  y  háme  acontecido  lo 
que  temía. 

26  Nunca  tuve  paz,  nunca  me  sosegué, 

478 


JOB. 


CAMTTTLO  TV. 

Eliphax  confortando  d  Job  pretende  moetraríe,  que  si 
esmJUgido,es  por  sus  pecados  :  pmrqm  anadie  ajkgt 
J)ioe  de  otra  tuerte.  1L  Para  prueba  de  su  intento 
pone  una  máxima,  la  cual  dice  haber  recibido  por 
revelación,  que  la  criatura  vil  p  perecedera  no  te  ha 
de  igualar  en  UnjpUza  al  oriador» 

Y  RESPONDIÓ  Eliphaz  el  Themani- 
ta,  y  djjot 

0  Si  probaremos  á»  hablarte,  aerte  lia 
molesto :  ¿mas  quién  podrá  detener  las 
petateas? 

8  He  aquí,  tú  ensenabas  k  muchos,  y 
las  manos  flacas  corroborabas. 

4  Al  que  vacilaba,  enderezaban  tns  pa- 
labras :  y  las  rodillas  de  los  que  arrodi- 
llaban, esforzabas. 

$  Mas  ahora  que  á  ti  te  ha  venido  stfo, 
te  es  molesto:  y  cuando  ha  llegado  has- 
ta ti,  te  turbas. 

6  ¿És  este  tu  temor,  tu  confianza,  tu 
esperanza,  y  la  perfección  de  tus  cami- 
nos? 

7  Acuérdate  ahora,  ¿quién  haya  sido 
inocente,  que  se  perdiese?  ¿  y  en  dónde 
los  rectos  han  sido  cortados? 

8  Como  yo  he  visto,  que  los  que  aran 
iniquidad,  y  siembran  injuria,  la  siegan. 

v  Perecen  por  el  aliento  de  Dios,  y 
por  el  espíritu  de  su  furor  son  consu- 
midos. 

10  SI  bramido  del  león,  y  la  voz  del 
león,  y  loa  dientes  de  los  ieonclllos  son 
arrancados,      , 

11  £1  león  vxejo  perece  por  falta  de  pre- 
sa, y  los  hijos  del  león  son  esparcidos. 

12  T  El  negocio  también  me  em  á  mi 
oculto :  mas  mi  oreja  ha  entendido  algo 
ue  ello. 

13  En  imaginaciones  de  visiones  noc- 
turnas) cuando  el  sueño  cao  sobre  los 
hombres, 

14  Un  espanto,  y  un  temblor  me  sobre- 
vino, que  espantó  todos  mis  huesos. 

15  Y  un  espíritu  pasó  por  delante  de 
mi,  que  el  pelo  de  mi  carne  se  erizó. 

14  Párese  una  fantasma  delante  de  mis 
ojos,  cuyo  rostro  yo  no  conocí;  y  callan- 
do, ol  que  decía: 

17  ¿Si  será  el  hombre  mas  justo  que 
Dios  ?  ¿81  será  el  varón  mas  limpio  qne 
él  que  le  hizo? 

18  He  aquí  que  en  sus  siervos  no  confia ; 
y  en  sns  ángeles  puso  locura: 

19  ¿  Cuánto  mas  en  los  que  habitan  en 
casas  de  lodo,  cayo  fundamento  ttíá  en 
el  polvo,  y  0u#  aeran  quebrantados  de 
ia  polilla? 

20  De  la  mañana  ala  tarde  son  quebran- 

do 


tadoe,  y  ee  pierden  ye»  siempre,  sin  que 
haya  quien  lo  eche  de  ver.    - 
21  ¿Su  hermosura  no  se  pierdo  con 
elloa  mismos  ?  muéranse  y  no  lo  saben. 
CAPITULO  V. 

Promoviendo  EUpham  prueba  m  intento  por  la  expe- 
riencia que  se  tiene  del  perecer  de  loe  impío»,  aun- 
que por  tiempo  parezca  inmortal  tu  prosperidad. 
JL  Que  Dios  et  poderoso  para  ealvar  mi  piadoso*  y 
castigar  d  su  opresor.  III.  Condupe  exhortando  dm 
Job,  que  reconozca  el  justo  castigo  de  Dios  por  gran 
beneJMo,yqvesec<mv%ertadel,qu4  U  recibñ-dcon 
clemencia  (fe. 

A  HORA  pues  dá  voces,  si  habrá  quien 
jLX.  te  responda;  y  »  habrá  alguno  de 
los  santos  á  quien  mires. 

2  Es  cierto  que  al  insensato  la  ira  le 
mata ;  y  al  codicioso  consume  la  envidia. 

8  Yo  he  visto  al  necio  que  echaba  rai- 
ces, y  en  la  misma  hora  maUuje  su  habi- 
tación. 

4  Búa  lujos  serán  lejos  de  la  salud,  y  en 
la  puerta  serán  quebrantados,  y  no  fu- 
fad quien  los  libre. 

6  Hambrientos  comerán  su  segada,  y  la 
sacarán  de  entre  las  espinas;  y  sedientos 
beberán  su  hacienda* 

6  Porque  la  pena  no  sale  del  polvo,  ni 
la  molestia  reverdece  de  la  tierra. 

7  Antes  como  las  centellas  se  levantan 
para  volar  por  el  aira,  así  el  hombre  nace 
para  la  aflicción. 

8  H  Ciertamente  yo  buscaria  á  Dios,  y 
depositaría  en  él  mis  negocios ; 

9  El  cual  hace  grandes  cosas,  que  no 
hay  quien  las  comprenda;  y  maravillas 
que  no  tienen  cuento: 

10  Qne  da  la  lluvia  sobre  la  haz  de  la 
tierra,  y  envia  las  aguas  sobre  las  haces 
de  los  plazas : 

11  Que  pone  los  humildes  en  altura,  y 
los  enlutados  son  levantados  á  salud : 

12  Que  frustra  los  pensamientos  de  los 
astutos,  para  que  sus  manos  no  hagan 
nada: 

18  Que  prende  á  los  sabios  en  su  astu- 
cia, y  el  consejo  de  los  perversos  es  en- 
tontecido. 

14  De  dia  se  topan  con  tinieblas,  y  en 
mitad  del  dia  andan  á  tiento,  como  en 
noche. 

15  Y  libra  de  la  espada  al  pobre,  de  la 
boca  de  los  Impíos,  y  de  la  mano  vio- 
lenta. 

16  Qne  es  esperaos»  al  menesteroso,  y 
la  iniquidad  cerró  su  boca. 

17  K  He  aquí,  qne  bienaventurado  es  el 
hombrea  quien  Dios  castiga:  por  tanto 
np  menosprecies  la  oorreccion  del  Todo 
poderoso* 


JOB. 


18  Porque  4ei«l  que  hace  la  llaga,  y 
41  que  la  ligará:  el  hiere»  7  mi  mano* 
curen. 

19  En  seis  tribulaciones  te  librara,  y  en 
la  séptima  no  te  tocara  el  mal. 

20  En  la  hambre  te  redimirá  de  la 
muerte,  y  en  la  guerra,  de  las  manos  de 
la  espada. 

SI  Del  aaote  de  la  lengua  serás  encu- 
bierto: ni  temerás  de  la  destrucción, 
cuando  viniere 

99  De  la  destrucción  y  de  la  hambre  te 
reirás,  y  no  temerás  de  las  bestias  del 
campo. 

23  T  aun  con  las  piedras  del  campo  ten- 
drás tu  concierto,  y  las  bestias  del  cam- 
po te  serán  padáeas. 

34  T  sabrás  que  hay  pas  en  tu  tienda; 
y  visitaras  tu  morada,  y  no  pecarás. 

25  Y  entenderás  que  tu  simiente  et  mu- 
cha; y  tus  pimpollos,  como  la  yerba  de 
la  tierra. 

26  Y  vendrás  en  la  vejes  á  la  sepultura, 
como  el  montón  de  trigo  que  se  coge  á 
so  tiempo. 

27  He  aquí  lo  que  hemos  inquirido,  lo 
cual  es  asi :  óyelo,  y  tú  sabe  para  ti 

CAPITULO  VL 

Job  eterna  la  dureza  de  mtt  Q**Ja*  con  I*  grndtvm  de 
m  aJUecion,  por  te  cual  deaea  morir  vúto  que  accede 
dtuefuerza*.  U.  Quiote  de  tu*  amigo*,  que  en  tugar 
de  ua  innato,  le  Irmm  importuna  r»jm— fan. 

Y  RESPONDIÓ  jo*,  y  o^o : 
2  ¡  Oh  si  se  pesasen  al  Justo  mi  que- 
je y  mi  tormento,  y  mesen  alzadas  igual- 
mente en  balanza! 

8  Porque  [mi  tormento]  pesarla  mas 
que  laarena  de  1%  mar :  y  por  tanto  mis 
palabras  son  cortados. 

4  Porque  las  saetas  del  Todopoderoso 
están  en  mí,  cuyo  veneno  bebe  mi  espi- 
rita; y  terrores  de  Dios  me  combaten. 

6  ¿Por  ventura  gime  el  asno  montes 
Junto  á  la  yerba?  ¿ó  brama  el  buey 
Junto  á  su  pasto  ? 

6  4  Comerse  ha  lo  desabrido  sin  sal?  ¿ó 
habrá  gusto  en  la  clara  del  huevo? 

7  Las  oosas  que  mi  alma  no  quería  to- 
car antes,  ahora  por  los  dolores  son  mi 
comida, 

8  ¡Quién  me  diese  que  viniese  mi  peti- 
ción, y  que  Dios  me  diese  lo  que  espero ! 

9  }  Y  que  Dios  quisiese  quebrantarme; 
y  que  soltase  su  mano,  y  me  despeda- 
zase! 

10  Y  en  esto  ereceri*  mi  consolación,  si 
me  asase  con  dolor  sin  tener  -misericor- 
dia: no  que  haya  -contradicho  las  pala- 
bras del  Santo, 


11  ¿Qtitf  m  mi  fortaleza,  para  esperar 
aun?  ¿Y  qué  es  mi  fin,  para  dilatar  mi 
vida? 

12  {Mi  fortaleza,  es  la  de  las  piedras? 
¿6  mi  carne,  es  de  acero? 

18  4 No  me  ayudo  cuánto  puedo?  ¿y 
«01»  todo  eso  el  poder  me  Jaita  del  todo? 

14  ^  El  atribulado  es  consolado  de  su 
compañero:  mas  el  temor  del  Omnipo- 
tente es  dejado. 

16  Mis  hermanos  me  han  mentido  como 
arroyo ;  pasáronse  como  las  riberas  im- 
petuosas, 

16  Que  están  escondidas  por  la  helada, 
y  encubiertas  con  nieve, 

17  Que  al  tiempo  del  calor  son  deshe- 
chas; y  en  calentándose,  desaparecen  do 
su  lugar. 

18  Apártanse  de  los  sendas  de  su  cami- 
no, suben  en  vano,  y  se  pierdan, 

19  Miráronla!  los  mimantes  de  The- 
msn,  los  caminantes  de  fiaba  esmeraron 
en  ellas: 

20  Mas  fueron  avergonzados  por  su  es- 
peranza; poique  vinieren  hasta  ellas,  y 
se  hallaron  confusos, 

21  Ahora  ciertamente  vosotros  sois  co- 
mo ellas :  que  habéis  visto  el  tormento, 
y  teméis. 

22  ¿  Heos  dicho :  Traadme,  y  de  vues- 
tro trabajo  pagad  por  mi, 

23  Y  libradme  de  mano  del  angustiador, 
y  redimidme  del  poder  de  los  violentos  ? 

24  Ensenadme,  y  yo  callaré ;  yhacédme 
entender  en  que  he  errada 

25  ¡Cuan  inertes  son  lss  palabras  de 
rectitud!  ¿y  qué  reprende,  el  que  re- 
prende de  vosotros  ? 

26  ¿No  estáis  pensando  las  palabras 
para  reprender;  y  echáis  al  viento  pala- 
bras perdidas  ?  a 

27  También  os  arrojáis  sobre  el  huérfa- 
no; y  haoeis  hoyo  delante  de  vuestro 
amiga 

28  Ahora  pues,  si  queréis,  mirad  en  mi : 
y  «sil  si  mentiré  delante  de  vosotros. 

29  Tornad  ahora,  y  no  haya  Iniquidad; 
y  volved  aun  é  mirar  por  mi  Justicia  en 
esto: 

80  SI  hay  Iniquidad  en  mi  lengua;  ó  si 
mi  paladar  no.  entiende  los  tormentos. 

CAPITULO  VIL 

En  prueba  de  que  la  grandeza  de  *u  ojliccion  excede 
mucho  d  eme  queja*,  como  ka  dicho,  comienza  d  con- 
tarta  por  menudo  y  en  etpotiaL 

CIERTAMENTE  tiempo  determinado 
tiene  el  hombre  sobre  la  tierra;  y 
sus  días  son  como  los  dias  del  jornalera 
475 


JOB. 


2  Como  «1  siervo  dése*  la  sombtrn,  y  co- 
mo el  Jornalero  espera  su  trabajo: 

3  Asi  poseo  yo  los  meses  de  vanidad,  y 
las  noches  del  trabajo  me  dieron  por 
cuenta. 

4  Cuando  estoy  acostado,  digo :  ¿  Cuán- 
do me  levantaré  ?  Y  mide  mi  corwton  la 
noche,  y  estoy  harto  de  devaneos  hasta 
el  alba. 

5  Mi  carne  está  vestida  de  gusanos,  y  de 
terrones  de  polvo:  mi  piel  rompida  y 
abominable. 

6  Mis  dias  fueron  mas  ligeros,  que  la 
lanzadera  del  tejedor;  y  fenecieron  sin 
esperanza. 

7  Acuérdate  que  mi  vida  es  un  viento ; 
y  que  mis  ojos  no  volverán  para  ver  el 
bien. 

8  Los  ojos  de  los  que  [ahora]  me  ven, 
nunca  mas  me  verán :  tus  ojos  taran  so- 
bre mi,  y  dejaré  de  ser* 

9  La  nube  se  acaba,  y  se  va:  así  es  el 
que  desciende  al  sepulcro,  que  nunca  mas 
subirá. 

10  No  tornará  mas  á  su  casa,  ni  su  lu- 
gar le  conocerá  mas. 

11  Por  tanto  yo  no  detendré  mi  boca, 
mas  hablaré  con  la  angustia  de  mi  espí- 
ritu, y  quejarme  he  con  la  amargura  de 
mi  alma. 

13  ¿Soy  yo  la  mar,  ó  alguna  ballena  que 
me  pongas  guardia  ? 

13  Cuando  digo :  Mi  cama  me  consola- 
rá, mi  cama  me  quitará  mis  quejas : 

14  Entonces  me  quebrantarás  con  sue- 
ños, y  me  turbarás  con  visiones. 

15  Y  mi  alma  tuvo  por  mejor  el  anega- 
miento ;  y  la  muerte  mas  que  á  mis  hue- 
sos. 

16  Abominé  la  vida,  no  quiero  vivir  pa- 
ra siempre :  jléjamc,  pues  que  mis  dias 
«o»  vanidad. 

17  ¿  Qué  et  el  hombre  para  que  le  en- 
grandezcas, y  que  pongas  sobre  él  tu  co- 
razón; 

18  Y  que  le  visites  todas  las  mañanas, 
y  todos  los  momentos  le  pruebes  ? 

19  ¿Hasta  cuándo  no  me  dejarás,  ni 
me  soltarás  hasta  que  trague  mi  sa- 
liva? 

20  Pequé:  ¿  qué  te  haré,, oh  Guardador 
de  los  hombres  ?  ¿Por  qué  me  has*pues- 
to  contrario  á  ti,  y  que  á  mi  mismo  sea 
pesadumbre  ? 

21  ¿Y  por  qué  no  quitas  mi  rebelión, 
y  perdonas  mi  iniquidad  ?  porque  aboca 
dormiré  en  el  polvo;  y  buscarme  has  de 
mañana,  y  no  seré  hallado. 

.00 


OAMTOtOTW. 

afirmando  elpmrecm  aemeotnpm 
ñero  Blipkax,  procura  penmadir  d  Job  qm  m  com- 
inería d  Dím  reconociéndole  merecedor  de  tal  cae- 
tigot  y  que  Dio»  le  bendecirá  mas  que  primero :  efom- 
de  m>,  que  perecerá  en  tu  eeatígo  con  lo*  que  motel- 
dan  de  O. 

Y  RESPONDIÓ  Baldad  Súbita,  y  dijo : 
2  ¿Hasta  cuándo  hablarás  esto,  y 
las  palabras  de  tu  boca  será»  tomo  mn 
viento  fuerte? 

3  ¿Si  pervertirá  Dios  el  derecho,  y 
si  el  Todopoderoso  pervertirá  la  jus- 
ticia? 

4  Si  tus  hijos  pecaron  contra  él,  él  los 
echó  en  el  lugar  de  su  pecado. 

5  Si  tú  de  mañana  buscares  á  Dios,  y 
rogares  al  Todopoderoso : 

6  Si  Oleres  limpio  y  derecho,  cierto 
luego  se  despertará  sobre  ti,  y  hará  prós- 
pera la  morada  de  tu  justicia : 

7  De  tal  matura  que  tu  principio  habrá 
sido  pequeño  en  comparación,  del  grande 
crecimiento  de  tu  postrimería. 

8  Porque  pregunta  ahorna  la  edad  pe¿ 
sada,  y  disponte  para  inquirir  de  sus  pa- 
dres de  ellos; 

9  Porque  nosotros  temo»  desda  ayer»  no 
sabemos,  siendo  nuestros  dias  sobre  la 
tierra  como  sombra. 

10  ¿  No  te  enseñarán  ellos,  te  dirán,  y 
de  su  corazón  sacarán  ettat  palabras  ? 

11  ¿El  junco  crece  sin  cieno?  ¿crece 
el  prado  sin  agua? 

12  ¿Aun  él  en  su  verdura  no  será  cor- 
tado, y  antes  de  toda  yerba  se  secará  ? 

13  Tales  ton  los  caminos  de  todos  los 
que  olvidan  á  Dios;  y  la  esperanza  del 
impío  perecerá. 

14  Porque  su  esperanza  será  cortada,  y 
su  confianza  es  casa  de  arana. 

15  El  estribará  sobre  su  casa,  mas  no 
permanecerá  en  pió :  recostarse  ha  sobre 
ella,  mas  no  se  afirmará. 

16  Un  árbol  está  verde  delante  del  sol, 
y  sus  renuevos  salen  sobre  su  huerto  c 

17  Junto  á  una  fuente  sus  raices  se  van 
entretejiendo,  y  enlazándose  hasta  un 
lugar  pedregoso. 

18  Si  le  arrancaren  de  su  lugar,  y  nega- 
re de  él,  diciendo:  Nunca  te  vi: 

19  Ciertamente  este  será  el  gozo  de  su 
camino;  y  de  la  tierra  de  donde  se  tras- 
pusiere  retoñecerán  otros. 

20  He  aquí,  Dios  no  aborrece  al  perfec- 
to, ni  toma  la  man6  de  los  malignos. 

21  Aun  henchirá  tu  boca  de  risa,  y  tos 
labios  de  jubilación.  • 

23  Los  que  te  aborrecen,  serán  vestí- 


JOB: 


dos  46  confusión*  y  la  habitados  de  los 
impíos  perecerá. 

CAPITULO  IX. 

¿tienta  Job  su  opinión  contraria  d  la  de  sus  amigo* 
diciendo,  qm  aunque  tea  verdad  que  no  hay  inocen- 
cia vi  Umptena  en  lo»  hombre*  en  comparación  de 
JBmmvm  *»  hayjssra  de  este  responso:  y  qm  9+4 
aflige  al  inocente,  y  prospera  al  impío,  como  lo  ha- 
ce, e»  por  tu  oculto  consejo,  y  que  al  Jtn  basta  que  él 
so  quiera  asi,  pues  su  mlantad  ee  la  miaña  Justicia. 
Mu  qm  si  **  hubiera  de  estar  por  iounees  lepo**  no 
dadora  de  debatir  con  él  tu  cauta,  confiado  de  m 
inocencia.    Espacióte  en  el  principio  de  la  disputa 

■  par  la  mneiaeration  do  las  obra»  de  m»  poder  y 
dem  sabiduría,  para  probar  de  ath\la  ratón  qm 
hay  para  qm  en  las  demos  obras  de  su  providencia 
para  con  los  hombres,  nadie  te  pueda  pedir  cuenta 
de  loque  haca, 

YRE8PONMO  Job,  y  drj© : 
2  Ciertamente  yo  conozco  que  es 
así:  ¿y  como  se  justificará  el  hombre 
con  Dios? 

8  Si  quisiere  coatender  con  él,  no  le 
podrá  responder  á  una  eos*  de  mÚ. 

4  El  es  sabio  de  corazón,  y  fuerte  de 
tuerza:  ¿quién  fué  duro  contra  él,  y 
quedó  en  paz? 

5  Que  arranca  los  montes  con  su  furor, 
y  no  conocen  quien  los  trastornó. 

•  Que  remueve  la  tierra  de  bu  lugar,  y 
hace  temblar  sus  columnas. 

7  Que  manda  al  sol,  y  no  sale ;  y  á  las 
estrellas  sella. 

8  El  que  solo  extiende  los  cielos,  y  an- 
da sobre  las  alturas  de  la  mar. 

9  El  que  hizo  el  Arcturo,  y  el  Orion  y 
tas'  Pleiadas,  y  los  lugares  secretos  del 
mediodía. 

*  10  E!  que  hace  grandes  cosas,  y  incom- 
prensibles, y  maravillosas  sin  número. 
11  He  aquí,  que  él  pasará  delante  de 
mi,  y  yo  no  le  veré;  pasará,  y  no  le  en- 
tenderé. 

13  He  aqui,  arrebatará :  ¿  quién  le  hará 
restituir  ?    ¿  Quién  le  dirá :  Qué  haces  ? 

18  Dios  no  tornará  atrás  su  ira,  y  de- 
bajo de  él  se  encorvan  los  que  ayudan  á 
la  soberbia. 

14  ¿  Cuánto  menos  le  responderé  yo,  y 
hablaré  con  él  palabras  estudiadas  ? 

15  Que  aunque  yo  sea  justo,  no  respon- 
deré :  ante»  habré  de  rogar  á  mi  juez. 

16  Que  si  yo  le  invocase,  y  él  me  res- 
pondiese, aun  no  creeré  que  haya  escu- 
chado mi  voz. 

17  Porque  me  ha  quebrado  eon  tem- 
pestad, y  ha  aumentado  mis  heridas  sin 


18  Qm  aun  no  me  ha  concedido  que  to- 
me mi  aliento,  mi»  háme  hartado  de 
,  amarguras. 


19  Bi  hotitormos  de  m  poder,  fuerte 
ciertamente  es :  si  de  tu  juicio,  ¿  quién 
me  lo  emplazará  ? 

SO  81  yo  me  justificare,  mi  boca  me 
condenará :  si  me  predicare  perfecto,  él 
me  hará  Inicuo. 

21  Si  yo  me  predicare  acabado,  no  co- 
nozco mi  alma :  condenaré  mi  vida. 

23  Una  cosa  resta,  ee  d  saber,  que  yo  di- 
ga :  Al  perfecto  y  al  impío,  él  los  con- 
sume. 

23  81  es  azote,  mate  de  presto,  el  se  ríe 
de  la  tentación  de  los  inocentes. 

24  La  tierra  es  entregada  en  monos  de 
los  impíos,  y  él  cubre  el  rostro  de  sns 
jueces.  Sino  es  él  que  lo  hace,  ¿dónde 
está?  ¿quiénes? 

26  Mis  días  fueron  mas  ligeros  que  un 
correo :  huyeron,  y  nunca  vieron  bien. 

26  Pasaron  con  los  navios  de  Ebeh :  ó 
como  el  águila  que  se  abate  á  la  comida. 

27  8i  digo :  Olvidaré  mi  queja,  dejaré 
mi  saña,  y  esforzarme  he : 

28  Temo  todos  mis  trabajos:  sé  que 
no  me  perdonarás. 

29  Si  yo  soy  impío,  ¿  para  que  trabajaré 
en  vano? 

80  Aunque  me  lave  con  aguas  de  nieve, 
y  aunque  limpie  mis  monos  con  la  mis- 
ma limpieza;  . 

81  Aun  me  hundirás  en  la  huesa:  y 
mis  propios  vestidos  me  abominarán. 

83  Porque  no  es  hombre  como  yo,  para 
que  yo  le  responda,  y  vengamos  junta- 
mente á  juicio. 

88  No  hay  entre  nosotros  arbitro  que 
ponga  su  mano  sobre  nosotros  ambos. 

84  Quite  de  sobre  mi  su  verdugo,  y  su 
terror  no  me  perturbe ; 

85  T  hablaré,  y  no  le  temeré :  porque 
asi  no  estoy  conmigo. 

CAPITULO  X. 

rorqm  en  el  fin  del  precedente  capitulo  di/o  que  po- 
día defender  su  causa  delante  de  Dios,  si  se  dejase 
aparte  el  respeto  que  como  d  Dios  se  le  debe,  aqui 
comienza  d  debartirla,  probando  con  muchos  argu- 
mentos, tomados  parte  de  la  mayestad  de  Dios,  y 
parte  de  su  misma  condición,  qm  no  es  justamente 
afligido. 

MI  alma  es  cortada  en  mi  vida :  por 
tanto  yo  soltaré  mi  queja  sobre  mí, 
y  hablaré  con  amargura  de  mi  olmo. 
2  Diré  á  Dios :  No  me  condenes :  haz- 
me entender  por%aé  pleiteas  conmigo. 
8  ¿Parécete  bien  que  oprimas,  y  que 
deseches  la  obra  de  tus  manos,  y  que  fa- 
vorezcas el  consejo  de  los  impíos  ? 
4  ¿Tienes  tú  ojos  de  carne?  ¿ves  ti! 
como  el  hombre? 

477 


JOB. 


5  ¿Tus  dios  ¿o»  como  loa  dtatt  del  hom- 
bre ?  ¿  tus  anos  «pa  como  loe  tiempos  hu- 
manos, 

6  Que  Inquieras  mi  iniquidad*  y  bus- 
ques mi  pecado  ? 

7  Sobre  saber  tú  que  yo  no  soy  impío  i 
y  que  no  hay  quien  de  tu  mano  Ubre. 

8  Tus  manos  me  formaron,  y  me  hicie- 
ron todo  al  derredor:  ¿y  hásme  de  des- 
hacer? 

9  Acuérdate  ahora  que  como  á  lodo  me 
hiciste :  ¿  y  hásme  de  tornar  en  polTo  ? 

10  ¿No  me  fundiste  como  leche»  y  eo* 
mo  un  queso  me  cuajaste  ? 

11  Vestís  temo  de  piel  y  carne,  y  cubrís* 
teme  de  huesos  y  nervios. 

12  Vida  y  misericordia  hiciste  conmi- 
go ;  y  tu  visitación  guardo  mi  espíritu. 

13  Y  estas  cosas  tienes  guardadas  en 
tu  corazón:  yo  sé*  que  esto  está  cerca 
de  ti 

14  Si  yo  pequé  acecharme  has  tú*  y  no 
me  limpiarás  de  mi  iniquidad. 

15  Si  fuere  malo ;  ¡  ay  de  mí  l  y  si  fuere 
justo,  no  levantaré  mi  cabeza,  harto  de 
deshonra,  y  de  verme  afligido. 

16  Y  vas  creciendo,  cazándome  oomo 
león:  tornando,  y  haciendo  en  mí  mara- 
villas: 

17  Renovando  tus  llagas  contra  mi,  y 
aumentan  do  conmigo  tu  íuror,  remu- 
dándose sobre  mí  ejércitos, 

18  ¿Por  qué  me  sacaste  del  vientre? 
Muriera  yo,  y  no  me  vieran  ojos* 

19  Fuera,  como  si  nunca  hubiera  sido, 
llevado  desdo  el  vientre  á  la  sepultura. 

20  ¿Mis  dias  no  son  una  poca  cosa? 
cesa  pues,  y  déjame,  para  que  me  es- 
fuerce un  poco, 

21  Antes  que  vaya,  para  no  volver,  á 
la  tierra  de  tinieblas  y  de  sombra  de 
muerte: 

22  Tierra  de  oscuridad  y  tenebrosa  som- 
bra de  muerte,  donde  no  hay  orden ;  y 
que  resplandece  como  la  misma  oscuri- 
dad. 

CAPITULO  XI. 

Soplar  Náamathita  remaniendo  la  conclusión  de  Job, 
en  qu»  dijo  *er  justo,  y  no  haber  merecido  tal  ajtie- 
cion,  le  reprende  y  impugna,  11.  Exhórtate  de  nue- 
vo d  arrepentimiento  con  prometa»  y  con  ámenosme. 

Y  RESPONDIÓ  Sophar  Náamathita, 
ydtfo: 
2  ¿Las  muchas  palal^as,  no  han  de  te- 
ner respuesta?    ¿Y  el  hombre  parlero 
será  justificado? 

8  ¿  Tos  mentiras  harán  callar  los  hom- 
bres?  ¿y  harás  escarnio»  y  no  había 
quien  te  avergüence? 
4T* 


4  Té  4ic»B  9  ltt  nuaei»  fe  vtrir «  piro* 

y  yo  soy  limpio  delante  de  tas  ojos. 

5  Mas,  j  oh  quién  diera  que  Dios  hablara, 
y  abriera  sus  labios  contigo  t 

6  Y  que  te  declarara  los  secretos  de 
la  sabiduría:  porque  dos  tantos  merem 
según  la  ley;  y  sabe  queJMos  te  ha  ol- 
vidado por  tu  iniquidad. 

7  ¿Alcansaris  tú  el  rastro  de  Dios? 
¿  llegarás  tú  á  la  perfóceion  del  Todopo- 
deroso ? 

8  Es  mas  alto  que  los  cíalos,  ¿qné  ha- 
rás? es  mas  profimde  que  el  infierno, 
¿  cómo  le  conocerás  ? 

9  Su  medida  es  mas  larga  que  la  tierra, 
y  mas  ancha  que  la  mar. 

10  81  cortare,  6  encerrare,  ó  juntare, 
¿quién  le  responderá? 

11  Porque  él  conoce  á  los  hombres  va* 
nos:  y  ve  la  iniquidad,  ¿y  no  entenderá? 

12  í  El  hombre  vano  se  hará  entendí* 
do,  aunque  nasca  oomo  el  pollino  da! 
asno  montes, 

13  Si  tú  preparares  tu  coraron,  y  ex* 
tendieres  á  él  tus  manos : 

14  Si  alguna  iniquidad  miá  en  tu  mano, 
y  la  echares  de  ti,  y  no  consintieres  que 
en  tus  habitaciones  more  maldad: 

15  Entonces  levantarás  tu  rostro  de 
mancha,  y  serás  inerte,  y  no  temerás; 

16  Y  olvidarás  tu  trabajo,  y  te  acorda- 
rás de  él,  como  de  aguas  que  pasaron. 

17  Y  en  mitad  de  la  siesta  se  levantará 
bonanza:  resplandecerás,  y  serás  como 
la  mañana. 

18  Y  confiarás,  que  habrá  espérame* ;  y 
caberas,  y  dormirás  seguro. 

19  Y  acostarte  has,  y  no  habrá  quien  te 
espante;  y  muchos  te  rogarán* 

20  Mas  los  ojos  de  los  malos  se  eonsu* 
miran,  y  no  tendrán  refugio;  y  su  espe- 
ranza mrá  dolor  de  alma. 

capitulo  xn. 

Muestra  Job  que  tus  amigo»  arymym  con  él  nnhuwnk 
sámente,  haciendo  principal  intento  do  lo  que  H  no 
niega,  es  d  saber,  de  la  preeminencia  de  Dio*,  por  la 
cual  todo  lo  que  él  hace  e$  Justamente  hecho:  y  asi 
la  tneajrooe  no  mío  por  loeaf'ymnenfoe  dm  sMea^uunt 
aunpor  otro»  mas,  tomado»  de  obra»,  al  parecer f  mm» 
remota»  de  n  providencia  que  la»  naturales,  es  d 
saber,  del  gobierno  del  mundo,  la»  cuate»  con  toda 
oso  vienen  de  su  consejo* 

Y  RESPONDIÓ  Job,  y  dfco : 
2  Ciertamente  que  vosotros  seft  el 
pueblo,  y  con  vosotros  morirá  la  sabi- 
duría. 

8  También  tengo  yo  seso  como  voso» 
tros:  no  $ay  yo  menos  que  vosotros;  ¿y 
quién  habrá  que  no  pueda  decir  ota» 
tanto? 


lOB* 


4  SI  qoeiOTOCftáBlo*,  y  &  fe  respon- 
de, os  Dudado  de  su  amigo;  y  el  Justo  y 
perfecto  «/escarnecido* 

6  La  antorcha  m  tenida  en  pooo  en  el 
pensamiento  del  prospere:  la  cual  se 
aparejé  contra  las  caldas  de  los  pies. 

6  Las  Usadas  de  los  robadores  están  en 
pas;  y  tos  que  provocan  á  Dios,  y  los 
que  traen  dioses  en  sus  manos,  viren 
seguros. 

7  Mes  ciertamente  pregunta  ahora  á  las 
beatiasv que  ellas  te  ensenarán;  y  á  las 
ares  de  tos  cielos,  que  ellas  te  mostra- 
rán: 

8  O  habla  á  la  tierra,  que  ella  te  eme- 
fiará;  y  los  peces  de  la  mar  te  declara- 
rán. 

9  ¿Qué  cosa  de  todas  estos  no  entiende 
que  la  mano  de  Jehova  la  hizo, 

10  T  que  en  su  mano  está  el  alma  de 
todo  viviente,  el  espíritu  de  toda  carne 
humana? 

11  Ciertamente  la  oreja  prueba  las  pa- 
labras» y  el  paladar  gusta  las  viandas. 

13  En  los  viejos  está  la  ciencia,  y  en 
longura  de  dios  la  inteligencia. 

13  Con  el  otóla  sabiduría  y  la  fortaleza, 
suyo  e»  el  consejo  y  la  inteligencia. 

14  He  aquí,  el  derribara,  y  no  será  edi- 
ficado :  encerrará  al  hombre,  y  no  habrá 
quien  le  abra. 

15  He  aquí,  él  detendrá  los  aguas,,  y  se 
secarán :  él  las  enviará,  y  destruirán  la 
tierra. 

16  Con  él  e*td  la  fortaleza  y  la  existen- 
cia: suyo  es  el  que  yerra,  y  el  que  hace 
errar. 

17  £1  hace  andar  á  los  consejeros  des- 
nudos, y  hace  enloquecer  á  los  jueces. 

18  El  suelta  la  atadura  de  los  tíranos, 
y  les  ata  la  cinta  en  sus  lomos. 

19  El  lleva  despojados  á  los  príncipes, 
y  él  trastorna  á  tos  valientes. 

20  El  quita  la  habla  á  los  que  dicen 
verdad,  y  él  toma  el  consejo  á  Iob  aa- 
oianos. 

21  El  derrama  menosprecio  sobre  los 
príncipes,  y  enflaquece  la  frena  de  los 
esforzados. 

22  El  descubre  las  profundidades  de  las 
tinieblas,  y  saca  á  luz  la  sombra  de 

2ft  EL  muhipHea  las  gentes,  y  él  los 
pierde:  él  esparce  las  gentes,  y  las  toma 
&  recoger* 

24  El  quita  el  seso  de  las  cabezas  del 
pueblo  de  la  tierra*  y  los  hace  que  se 
pierdan  vagueando  sin  camino : 


26  QuwfMdpsnha  tteíeblsB.ynolaluzf 
y  los  hace  error  como  borrachos. 
CAPITULO  XHL 

ArgúveloedehsongervekipóeTÍtmpar*ixmDic+*m 
dejtendan  m  honra  donde  nadie  la  menoscaba :  y  me 
tono»  médico*,  en  loquea  tu  negocio  toca,  que  crptt- 
quen  emplasto*  tan  mordientes  en  la  parte  sana,  ir* 
vitando  con  tUovm»  la  parU**M*m.  1L  Protesta 
qm  aunque  el  dolor  ¡o  sao»  tan  amarga*  patotas* 
espera  en  Biot  mejor  que  eUot  te  lo  persuade»,  ase- 
gurado de  tu  inocencia:  mas  que  ti  disputa  con 
JHoesetem  •*  pram puesto***  arriba  d$o,d saber, 
ti  apartase  de  tobm  41  el  otate  preséntenme  eam 
parte  depusiese  eumagettad:  v  con  este  presupuesta 
repite  la  misma  disputa  con  Dios. 

HE  aquí  que  todas  estas  cosas  han 
visto  mis  ojos,  y  oido  y  entendido 
para  sí  mis  oídos. 

2  Como  vosotros  lo  sabéis,  lo  sé  yo :  no 
soy  menos  que  vosotros. 
S  Mas  yo  hablarla  con  el  Todopoderoso, 
y  querría  disputar  con  Dios. 

4  Que  ciertamente  vosotros  sois  com- 
ponedores de  mentira,  todos  vosotros 
sois  médicos  de  nada. 

5  Ojalá  callando  callarais  del  todo,  por- 
que os  faera  en  lugar  de  sabiduría. 

6  Oid  pues  ahora  mi  disputo,  y  estad 
atentos  á  los  argumentos  de  mis  labios. 

T  ¿  Habéis  de  hablar  Iniquidad  por  Dios  ? 
¿habéis  de  hablar  por  él  engaño  ? 

8  ¿Habéis  vosotros  de  hooerle  honra? 
¿habéis  de  pleitear  vosotros  por  Dios  ? 

9  ¿8eria  bueno  que  él  os  escudrfftase  f 
¿Burlaros  hels  con  el,  como  quien  se 
burla  con  algún  hombre  t 

10  El  arguyendo  os  argüirá  duramente, 
si  en  lo  secreto  le  hicieseis  tal  honra. 

11  Ciertamente  su  alteza  os  habla  de 
espantar,  y  su  pavor  habla  de  caer  sobre 
vosotros. 

12  Vuestros  memorias  serán  compara- 
das á  la  ceniza,  y  vuestros  cuerpos  como 
cuerpos  de  lodo. 

18  1Í  Escuchadme^  y  hablaré  yo,  y  vén- 
game después  lo  que  viniere. 

14  ¿Por  qué  quitaré  yo  mi  carne  con 
mis  dientes,  y  pondré  mi  alma  en  mi 
palma? 

15  Aun  cuando  me  matare,  en  él  espe- 
raré: empero  mis  caminos  defenderé  de- 
lante de  él 

10  Y  él  también  me  será  salud,  porque 
no  -entrará  en  su  presencia  el  Impío. 

17  Oíd  con  atención  mi  razón,  y  mi  de- 
nunciación con  vuestros  oídos* 

18  He  aquí  ahora,  que  si  yo  me  aperci- 
biere á  juicio,  yo  sé  que  seré  justificado. 

19  ¿  Quién  es  el  que  pleiteará  conmigo  f 
porque  si  ahora  callase,  me  morirla. 

20  A  lo  menos  dos  cosas  na  hagas  6o*- 


JOB. 


migo,  y  entonces  no  me*  esconderé  de  tu 
rostro. 

21  Aparta  de  mi  tu  mano,  y  no  me 
asombre  tu  terror : 

22  T  llama,  y  yo  responderé :  6  yo  ha- 
blaré, y  respóndeme  tú : 

23  ¿  Cuánto*  iniquidades  y  pecados  ten- 
go yt>?  Hazme  entender  mi  prevarica- 
ción y  mi  pecado. 

24  ¿  Por  qué  escondes  tu  rostro,  y  me 
cuentas  por  tu  enemigo  ? 

25  ¿  A  la  hoja  arrebatada  del  aire  has  de 
quebrantar?  ¿y  á  una  arista  seca  has  de 
perseguir? 

26  ¿  Por  qué  escribes  contra  mi  amar- 
guras, y  me  haces  cargo  de  los  pecados 
de  mi  mocedad ; 

27  Y  pones  mis  pies  en  el  cepo,  y  guar- 
das todos  mis  caminos,  imprimiéndolo 
á  las  raices  de  mis  pies  ? 

23  Siendo  el  hombre  como  carcoma  que 
se  envejece:  y  como  vestido  que  se  co- 
me de  polilla, 

CAPITULO  XTV. 

Prosiguiendo  Job,  espaciase  por  la  miseria  de  la  hu- 
mana condición,  siempre  rf  propósito  demostrar  que 
es  indigna  cota  de  la  grandeza  de  Dio»  lomar  cues- 
tion  con  una  cota  tan  viL  Acordarnos  hemos  siem- 
pre, que  disputa  con  sola  la  razón  humana,  la  cual 
todavía  corrige  como  dejando  caer  alguno»  rumbee 
de  la  resurrección, 

EL  hombre  nacido  de  mugor,  corto  de 
dias,  y  harto  de  desabrimiento. 
2  Que  sale  como  una  flor,  y  luego  es  cor- 
tado; y  huye  como  la  sombra,  y  no  per- 
manece. 

8  ¿Y sobre  este  abres  tus  ojos,  y  me 
traes  ajuicio  contigo? 

4  ¿Quién  hará  limpio  de  inmundo? 
Nadie. 

5  Ciertamente  sus  dias  están  determi- 
nados, y  el  número  de  sus  meses  está 
cerca  de  ti :  tú  le  pusiste  términos,  de 
los  cuales  no  pasará. 

6  Si  tú  le  dejares,  él  dejará  de  ser:  en- 
tre tanto  deseará,  como  el  jornalero,  su 
dia. 

7  Porque  si  el  árbol  fuere  cortado,  aun 
queda  de  él  esperanza:  retoñecerá  aun, 
y  sus  renuevos  no  faltarán. 

8  SÍ  se  envejeciere  en  la  tierra  su  raiz,  y 
sn  tronco  fuere  muerto  en  el  polvo :  • 

9  Al  olor  del  agua  reverdecerá,  y  hará 
copa,  como  nueva  planta. 

10  Has  atando  el  hombre  morirá,  y  se- 
rá cortado,  y  perecerá  el  hombre,  ¿dón- 
de estará  él? 

11  Las  aguas  de  la  mar  se  ftteron,  y  el 
rio  se  secó:  secóse. 

4» 


12  Asi  el  hombre  yace,  y  no  se  tornará 
á  levantar:  hasta  que  no  haya  cíelo,  no 
despertarán,  ni  recordarán  de  su  sueño. 

18  i  Oh  quien  me  diese  que  me  escon- 
dieses en  la  sepultura,  y  que  me  encu- 
brieses, hasta  que  tu  ira  reposase;  qne 
me  pusieses  plazo,  y  te  acordases  de  mr! 

14  Si  el  hombre  se  muriere,  i  volverá  él 
á  vivir?  Todos  los  dias  de  mi  edad  es- 
peraría, hasta  que  viniese  mi  mutación. 

15  Entonce*  aficionado  á  la  Obra  de  tus 
manos  llamarme  has,  y  yo  te  responderé. 

16  Porque  ahora  me  cuentas  los  pasos, 
y  no  das  dilación  á  mi  pecado. 

17  Tienes  sellada  en  manojo  mi  preva- 
ricación, y  añades  á  mi  iniquidad. . 

18  Y  ciertamente  el  monte  que  cae,  des- 
fallece; y  las  peñas  son  traspasadas  de 
su  lugar. 

19  Las  piedras  son  quebrantadas  con  el 
agua  impetuosa,  que  so  lleva  el  polvo  de 
la  tierra:  asi  haces  perder  al  hombre  la 
esperanza. 

20  Para  siempre  serás  mas  Inerte  qne 
él,  y  él  irá :  demudarás  su  rostro,  y  le 
enviarás. 

21  Sus  htyos  serán  honrados,  y  él  no  lo 
sabrá ;  ó  serán  afligidos,  y  no  dará  cata 
en  ello. 

22  Mas  mientras  sn  carne  estuviere  sobre 
él,  se  dolerá ;  y  su  alma  se  entristecerá 
enéL 

CAPITULO  XV. 

EKphaa  Themanita  no  entendiendo  aun  el  intento  de 
Job,  le  reprende  ásperamente  de  Uasjémo  contra 
JJíos :  y  de  soberbio,  ame  tan  inmodestamenmjactem 
limpieza  y  sabiduría,  II.  Y  porque  Job  dijo  en  m 
precedente  oración  (cap.  12,  v.  C)  que  las  tiendas  de 
los  robadores  están  en  pos  4c.  él  muestra  aquí  04- 
biamente,  aunque  Juera  del  prepósito  de  Job)  enúnia 
miseria  acompañe  d  aquella  prosperidad  momentá- 
nea, d  la  cual  también  siga  miserable  Jin.  Da  en  esto 
d  entender  que  Jobjué  impío  tirano,  pues  perece  00- 

Y  RESPONDIÓ  Eliphaz  Themanita,  y 
dijo: 
2 1  Si  responderá  el  sabio  sabiduría  ven- 
tosa, y  henchirá  su  vientre  de  viento  so- 
lano? 

8  ¿Disputará  con  palabras  inútiles,  y 
con  razones  sin  provecho  ? 

4  Tú  también  disipas  el  temor,  y  dis- 
minuyes la  oración  delante  de  Dios. 

5  Porque  tu  boca  declaró  tu  iniquidad, 
pues  has  escogido  el  lenguago  de  loa  as- 
tutos. 

6  Tu  boca  te  condenará,  y  no  yo ;  y  tus 
labios  testificarán  contra  ti 

7  ¿  Naciste  tú  primero  qne  Adam  ?  ¿j 
fuiste  íú  creado  antes  de  los  collados? 


JOB. 


8  ¿Oíste  tú  él  secretó  de  Dios,  que  de- 
tienes en  tí  solo  ]&  sabiduría. 

0  ¿Qué  sabes  tú  que  no  lo  sabemos? 
¿  qué  entiendes  tú  que  no  se  bolle  en  no- 
sotros? 

10  Entre  nosotros  también  hay  cano, 
también  hay  viejo,  mayor  en  dias  que  tu 
padre. 

11  ¿  En  tampoco  tienes  las  consolacio- 
nes de  Dios ;  y  tienes  alguna  cosa  oculta 
acerca  de  ti  ? 

12  ¿  Por  qué  te  toma  tu  corazón,  y  por 
qué  guiñan  tus  ojos, 

13  Que  respondas  á  Dios  con  tu  espíri- 
tu, y  saques  tales  palabras  de  tu  boca? 

14  ¿  Qué  cosa  es  el  hombre  para  que  sea 
limpio,  y  que  se  justifique  el  nacido  de 
muger? 

15-  He  aqui,  que  en  sus  santos  no  con- 
fia, y  ni  los  cielos  son  limpios  delante  de 
sus  ojos : 

16  ¿Cuánto  mas  el  hombre  abominable 
y  Til,  que  bebe  como  agua  la  iniquidad  ? 

17  í  Escúchame :  mostrarte  he,  y  con- 
tarte he  lo  que  he  visto : 

18  Lo  que  los  sabios  nos  contaron  de 
sus  padres,  y  no  lo  encubrieron : 

19  A  los  cuales  solos  fué  dada  la  tierra ; 
y  no  pasó  extraño  por  medio  do  ellos. 

20  Todos  los  dias  del  impló,  él  es  ator- 
mentado de  dolor,  y  el  número  de  años 
es  escondido  al  violento. 

21  Estruendos  espantosos  tiene  en  sus 
orejas,  en  la  paz  le  vendrá  quien  le  asuele. 

22  El  no  creerá  que  ha  de  volver  de  las 
tinieblas,  y  siempre  está  mirando  la  es- 
pada. 

23  Desasosegado  viene  A  comer  siempre, 
porque  sabe  que  le  está  aparejado  día  de 
tinieblas. 

24  Tribulación  y  angustia  le  asombrará, 
y  se  esforzará  contra  él,  como  un  rey 
aparejado  para  la  batalla. 

25  Porque  él  extendió  su  mano  contra 
Dios,  y  contra  el  Todopoderoso  se  es- 
forzó. 

26  El  le  encontrará  en  la  cerviz,  en 
lo  grueso  de  los  hombros  de  sus  escu- 
dos. 

27  Porque  cubrió  su  rostro*  con  bu  gor- 
dura :  y  hizo  arrugas  sobre  los  {jares. 

28  Y  habitó  las  ciudades  asoladas,  las 
casas  inhabitadas,  que  estaban  puestas 
en  montones. 

29  No  enriquecerá,  ni  Bcrá  firme  su 
potencia,  ni  extenderá  por  la  tierra  su 
hermosura. 

90  No  se  escapará  de  las  tinieblas :  la 
Span.  31 


Dama  secará  su  renuevo,  y  con  el  aliento 
de  su  boca  perecerá. 

31  No  será  afirmado :  en  vanidad  yerra : 
por  lo  cual  en  vanidad  será  trocado. 

82  El  será  cortado  antes  de  su  tiempo, 
y  sus  renuevos  no  reverdecerán. 

33  El  perderá  su  agraz,  como  la  <g}d ;  y 
como  la  oliva  derramará  su  flor. 

34  Porque  la  compañía  del  hipócrita 
será  asolada ;  y  fuego  consumirá  las  tien- 
das de  coecho. 

35  Concibieron  dolor,  y  parieron  ini- 
quidad: y  las  entrañas  de  ellos  meditan 
engaño. 

CAPITULO  XVL 

Declara  Job  el  afecto  y  intento  de  sus  amigo»  en  teta 
disputa,  que  no  es  ni  de  enseñarle,  ni  mena»  de  con- 
tetarte,  mat  dejactarfanfarronaments  mtakiduria 
cargándole  de  injurias.  II.  Apela  en  la  defensa  de 
su  inocencia  para  Diot+d  quién  es  notoria,  y  de  cuya 
mano  se  siente  azotado  sin  pecado  suyo. 

YRE8PONDIÓ  Job,  y  dtf  o : 
2  Muchas  veces  he  oido  cosas  co- 
mo estas:   consoladores  molestos  mi» 
todos  vosotros. 

3  i  Han  de  tener  fin  las  palabras  vento- 
sas ?  i  ó  qué  te  animará  á  responder  ? 

4  También  yo  hablaría  como  vosotros. 
Ojalá  vuestra  alma  estuviera  en  lugar  de 
la  mía,  que  yo  os  tendría  compañía  en  las 
palabras,  y  sobre  vosotros  movería  mi 
cabeza. 

5  Esforzariaos  con  mi  boca,  y  la  conso- 
lación de  mis  labios  detendría  d  dolor. 

6  Mas  si  hablo,  mi  dolor  no  cesa ;  y  si 
dejo  de  hablar,  no  se  aparta  de  mí. 

7  Empero  ahora  me  ha  fatigado:  ha 
asolado  toda  mi  compañía. 

8  Háme  arrugado :  el  testigo  es  mi  ma- 
grez, que  se  levanta  contra  mi  para  testi- 
ficar en  mi  rostro. 

9  Su  furor  me  arrebató,  y  me  ha  sido 
contrarío:  crujió  sus  dientes  contra  mi; 
contra  mi  aguzó  sus  ojos  mi  enemigo. 

10  Abrieron  contra  mi  su  boca,  hirieron 
mis  mejillas  con  afrenta :  contra  mi  se 
juntaron  todos. 

11  1f  Háme  entregado  Dios  al  mentiro- 
so, y  en  las  manos  de  los  impíos  me  hizo 
temblar. 

12  Próspero  estaba,  y  desmenuzóme ;  y 
arrebatóme  por  la  cerviz,  y  despedazó- 
me, y  púsome  á  si  por  hito. 

13  Cercáronme  sus  flecheros,  partió  mis 
ríñones,  y  no  perdonó :  mi  niel  derramó 
por  tierra. 

14  Quebrantóme  de  quebrantamiento 
sobre  quebrantamiento:  corrió  contra 
mi  como  u»  gigante. 

481 


JOB. 


15  To  cosí  saco  sobre  mi  piel»  y  cargué 
mi  cabeza  de  polvo. 

16  Mi  rostro  está  enlodado  con  lloro,  y 
mis  párpados  entenebrecidos ; 

17  Sobre  no  haber  iniquidad  en  mis  ma- 
nos, y  haber  sido  limpia  mi  oración. 

18  i  Oh  tierra  no  cubras  mi  sangre,  y  no 
hayafrugar  á  mi  clamor  I 

19  Por  derto  aun  ahora  en  los  cielos 
está  mi  testigo,  y  mi  testigo  en  las  al- 
turas. 

20  Mis  disputadores  son  mis  amigos : 
mas  mis  ojos  á  Dios  destilan. 

21  /  Ojalá  pudiese  disputar  el  hombre 
con  Dios,  como  puede  con  su  prójimo ! 

22  Mas  lee  años  contados  vendrán:  y 
yo  andaré  el  camino  por  donde  no  vol- 
veré. 

CAPITULO  XVII. 

FtoeigmMb  en  m  intento*  U.  Trae  loe  adversario» 
á  la  disputa  de  la  remuneración  de  la  eeperanta  de 
U*  piado**  en  este  mundo  q/Uo*to»j  paramoetrar 


TlTI  huelgo  es  corrompido,  mis  días 
Jj/JL  son  cortados,  y  el  sepulcro  me  está 
aparejado. 

2  Ya  no  hay  conmigo  sino  escarnecedo- 
res, en  cuyas  amarguras  se  detienen  mis 
ojos. 

8  Pon  ahora,  y  dame  fianzas  contigo: 
¿  quién  tocará  ahora  mi  mano  ? 

4  Porque  el  corazón  de  ellos  has  escon- 
dido do  entendimiento:  por  tanto  no 
los  ensalzarás. 

5  £1  que  denuncia  lisonjas  á  sus  próji- 
mos, los  ojos  de  sus  hijos  desfallezcan. 

6  El  me  ha  puesto  por  parábola  de 
pueblos,  y  delante  de  eüos  he  sido  tam- 
boril. 

7  Y  mis  ojos  se  oscurecieron  de  desa- 
brimiento, y  todos  mis  pensamientos 
han  sido  como  sombra. 

.  8  Los  rectos  se  maravillarán  de  esto,  y 
el  inocente  se  despertará  contra  el  hipó- 
crita. 

9  Mas  el  justo  retendrá  su  carrera ;  y 
el  limpio  de  manos  aumentará  la  fuerza. 

10  H  Mas  volved  todos  vosotros,  y  ve- 
nid ahora,  y  no  hallaré  entre  vosotros 
sabio. 

11  Mis  días  se  pasaron,  y  mis  pensa- 
mientos fueron  arrancados,  los  pensa- 
mientos de  mi  corazón. 

12  Pusiéronme  la  noche  por  dia,  y  la 
luz  cercana  delante  de  las  tinieblas. 

13  Si  yo  espero,  el  sepulcro  es  mi  casa : 
en  las  tinieblas  hice  mi  cama.  * 

14  A  la  huesa  dije :  Mi  padre  eres  tú :  á 
los  gusanos :  Mi  madre,  y  mi  hermano. 

482 


15  4  Dónde  pues  estará  ahora  mi  espe- 
ranza? y  mi  esperanza,  ¿quién  la  vera? 

16  A  los  rincones  de  la  huesa  descen- 
derán ;  y  juntamente  descansarán  en  el 
polvo. 

CAPITULO  xvm. 

Baldad  Suhita  teniéndote  por  injuriado  de  Job,  pro- 
sigue en  describir  el  calamitoso  fin  del  Atiplo  pros- 
perado en  el  mundo  queriendo  por  esto  decir,  qm 
no  perecen  así  sino  loe  vnpioe  con  Que  partee  putanr 
4  Job,  v  responder  d  tu  cuestión. 

Y  RESPONDIÓ  Baldad  Suhita,  y 
dijo: 
2  ¿  Cuándo  pondréis  fin  á  las  palabras  ? 
Entended,  y  después  hablemos. 
$  ¿  Por  qué  somos  tenidos  por  bestias  * 
¿  en  vuestros  ojos,  somos  viles  ? 

4  Oh  tu  que  despedazas  tu  alma  con  tu 
furor,  ¿  será  dejada  la  tierra  por  tu  causa, 
y  serán  traspasadas  las  penas  de  su  lu- 
gar? 

5  Ciertamente  la  luz  de  los  impíos  será 
apagada,  y  la  centella  de  su  fuego  no 
resplandecerá. 

6  La  luz  se  oscurecerá  en  su  tienda,  y 
su  candil  se  apagará  sobre  éL 

7  Los  pasos  de  su  potencia  serán  acor- 
tados, y  su  mismo  consejo  le  echará  á 
perder. 

8  Porque  red  será  echada  en  sus  pies, 
y  sobre  red  andará. 

9  Lazo  prenderá  su  calcañar:  esforzará 
contra  él  á  los  sedientos. 

10  Su  cuerda  está  escondida  en  la  tier- 
ra, y  bu  orzuelo  sobre  la  senda. 

11  De  todas  partes  le  asombrarán  te- 
mores ;  y  con  sus  mismos  pies  le  ahuyen- 
tarán. 

12  Su  fuerza  será  hambrienta,  y  á  su  cos- 
tilla estará  aparejado  quebrantamiento. 

13  Comerá  los  ramos  de  su  cuero,  y  el 
primogénito  de  la  muerte  tragará  sus 

.jiniembros. 

14  Su  confianza  será  arrancada  de  su 
tienda,  y  le  harán  llevar  al  rey  de  los 
espantos. 

15  En  bu  misma  tienda  morará  como 
si  no  fuese  suya :  piedrazuíre  será  espar- 
cida sobre  su  morada. 

16  Abajo  se  secarán  sus  raíces,  y  arriba 
serán  cortados  sus  ramos. 

17  Su  memoria  perecerá  de  la  tierra,  y 
no  tendrá  nombre  por  las  calles. 

18  De  la  luz  será  lanzado  á  las  tinie- 
blas, y  será  echado  del  mundo. 

19  No  tendrá  hijo  ni  nieto  en  su  pueblo, 
ni  sucesor  en  sus  morados. 

20  Sobre  'su  dia  se  espantarán  los  por 
venir,  y  á  los  antiguos  tomarán  pavor. 


JOB. 


31  Ciertamente  tales  ton  las  moradas 
del  impío,  y  este  e*  el  lugar  del  que  no 
conoció  á  Dios. 

CAPITULO  XIX. 

Quejase  Job  de  sus  amioos^de  que  tan  inhumanamente 
te  injurien  en  m  aJUccion.  II.  Tno  habiendo  ellos 
tábido  responder  d  la  cuestión  que  te»  propuso  en  el 
eapanlo  dhus  w  siam\  él  se  responde,  ajirmando  con 
palabra*  a  prefación  de  gran  peso,  haber  resnrrec 
cion  Jbtal  ordenada  por  la  providencia  de  Dio*, 
donde  el  espera  ser  floriosamenée  restaurado:  y 
qm  eemeeéa  esperanza  suporta  al  presente  la  ataño 
de  Dios,  que  tan  duramente  te  aJUae. 

Y  RESPONDIÓ  Job,  y  dtfo : 
2  ¿Hasta  cuándo  angustiaréis  mi 
olma :  y  me  moleréis  con  palabra*  ? 

3  Ya  me  habéis  avergonzado  diez  vc- 
ces :  no  tenéis  vergüenza  de  afrentarme. 

4  Sea  asi,  que  de  cierto  yo  haya  errado : 
conmigo  Be  quedará  mi  yerro. 

5  Mas  si  Tosotros  os  engrandeciereis 
contra  mí,  y  redargüyereis  contra  mi  mi 
oprobrio : 

6  Sabed  ahora,  que  Dios,  me  trastornó, 
f  trajo  al  derredor  su  red  sobre  mí. 

7  He  aquí,  yo  clamaré  agrario,  y  no  se- 
ré oído;  daré  roces,  y  no  habrá  juicio. 

8  Cercó  de  vallado  mi  camino,  y  no  pa- 
saré ;  y  sobre  mis  veredas  puso  tinieblas. 

9  Quitóme  mi  honra,  y  quitó  la  corona 
de  mi  cabeza. 

10  Arrancóme  al  derredor,  y  me  fui ;  y 
hizo  Ir,  como  de  un  árbol,  mi  esperanza. 

11  T  hizo  inflamar  contra  mí  su  furor ; 
y  contóme  á  si  entre  sus  enemigos. 

12  Vinieron  sus  ejércitos  á  una,  y  trilla- 
ron sobre  mi  su  camino;  y  asentaron 
campo  en  derredor  de  mi  tienda. 

13  Mis  hermanos  hizo  alejar  de  mi,  y 
mis  conocidos  ciertamente  se  extraña- 
ron de  mí. 

14  Mis  parientes  se  detuvieron ;  y  mis 
conocidos  se  olvidaron  de  mi. 

15  Los  moradores  de  mi  casa,  y  mis 
criadas,  me  tuvieron  por  extraño :  extra- 
fio  raí  yo  en  sus  ojos. 

16  Llamé  á  mi  siervo,  y  no  respondió ; 
de  mi  propia  boca  le  rogaba. 

17  Mi  aliento  fué  hecho  extraño  á  mi 
muger,  y  por  los  hjjos  de  mi  vientre  le 
rogaba. 

18  Aun  los  muchachos  me  menospre- 
ciaron: en  levantándome,  luego  habla- 
ban contra  mí. 

19  Todos  los  varones  de  mi  secreto  me 
aborrecieron;  y  los  que  yo  amaba,  se 
tornaron  contra  mí. 

20  MI  hueso  se  pegó  a  mi  piel  y  á  mi 
carne,  y  he  escapado  con  el  enero  de  mis 
dientes. 


|  21  ¡Oh  vosotros  mis  amigos  tened  com- 
pasión de  mí,  tened  compasión  de  mí ! 
porque  la  mano  de  Dios  me  ha  tocada 

22  ¿  Por  qué  me  perseguís  como  Dios, 
y  no  os  hartáis  de  mis  carnes  ? 

23  ¿Quién  diese  ahora  que  mis  palabras 
fuesen  escritas?  ¿Quién  diese  oue  se 
escribiesen  en  un  libro  ? 

24  ¿Qué  con  cincel  de  hierro  y  con  plo- 
mo fuesen  en  piedra  esculpidas  para 
siempre  ? 

25  Yo  sé  que  mi  Redentor  vive,  y  que 
al  fin  se  levantará  sobre  el  polvo. 

26  Y  después,  desde  este  mi  roto  cuero, 
y  desde  mi  propia  carne  tengo  de  ver  á 
Dios : 

27  Al  cual  yo  tengo  de  ver  por  mi,  y 
mis  ojos  le  han  do  ver,  y  no  otro,  [aun- 
que] mis  ríñones  se  consuman  dentro 
de  mi 

28  ¿Por  qhé  no  decís:  Por  qué  le  per- 
seguimos? pues  que  la  raíz  del  negocio 
se  halla  en  mí. 

29  Temed  á  vosotros  delante  de  la  es- 
pada ;  porque  la  ira  de  la  espada  de  las 
maldades  viene:  porque  sepáis  que  hay 
juicio. 

CAPITULO  XX- 

Sophar  NaamathUa  persevera  en  describir  la  emln- 
midad  que  vendrá  al  impío  prosperade  en  el  mundo, 
d  lo  que  parece,  con  intento  de  punzar  d  Job. 

Y  RESPONDIÓ  Sophar  NaamathUa, 
y<UJo: 

2  Por  cierto  mis  pensamientos  me  ha- 
cen responder,  y  por  tanto  me  apresuro. 

3  El  castigo  de  mi  vergüenza  he  oido,  y 
el  espíritu  de  mi  Inteligencia  me  hace 
responder. 

4  ¿Esto  no  sabes  que  fué  siempre,  des- 
de el  tiempo  que  fué  puesto  el  hombre 
sobre  la  tierra : 

5  Que  la  alegría  de  los  impíos  «  breve, 
y  el  gozo  del  hipócrita,  por  un  momen- 
to? 

6  Si  subiere  hasta  el  cielo  su  altura,  y 
su  cabeza  tocare  en  las  nubes, 

7  Como  su  mismo  estiércol  perecerá 
pora  siempre:  los  que  le  vieren,  dirán: 
¿Qué  es  de  él? 

8  Como  sueño  volará,  y  no  será  hallado ; 
y  irse  ha  como  una  visión  nocturna. 

9  El  ojo  que  le  viere,  nunca  mas  le  ve- 
rá :  ni  su  lugar  lo  verá  mas. 

10  Sus  h^os  pobres  andarán  rogando, 
y  sus  manos  tornarán  lo  que  él  robó. 

11  Sus  huesos  están  llenos  de  sus  mo- 
cedades :  y  con  él  serán  sepultados  en  el 
polvo. 


JOB. 


12  Si  el  mal  se  endulzó  en  bu  boca,  al 
lo  ocultaba  debajo  de  su  lengua: 

13  Si  íe  parecía  bien,  y  no  lo  dejaba ; 
mas  antea  lo  detenia  entre  su  paladar : 

14  Su  comida  se  mudará  en  sus  entra* 
ñas :  niel  de  áspides  [se  tornará]  dentro 
de  él» 

15  Comió  haciendas,  mas  vomitarlas 
ha :  de  su  vientre  las  sacará  Dios. 

16  Veneno  de  áspides  chupará :  lengua 
de  víbora  le  matará. 

17  No  verá  los  arroyos,  las  riberas  de 
los  rios  de  miel  y  do  manteca. 

18  Restituirá  el  trabajo  ageno  conforme 
á  la  hacienda  que  tomó :  y  no  tragará, 
ni  gozará. 

19  Por  cuanto  molió,  dejó  pobres :  ro- 
bó casas,  y  no  las  edificó; 

20  Por  tanto  él  no  sentirá  sosiego  en  su 
vientre,  ni  escapará  con  su  codicia. 

21  No  quedó  nada  que  no  comiese :  por 
tanto  su  bien  no  será  durable. 

22  Cuando  fuero  lleno  su  bastimento, 
tendrá  angustia,  toda  mano  del  trabaja- 
do lo  acometerá. 

23  Cuando  se  pusiere  á  henchir  su 
vientre,  Dios  enviará  sobre  él  la  ira  de 
su  furor;  y  lloverá  sobre  él  y  sobre  su 
comida. 

24  Huirá  de  las  armas  de  hierro,  y  pa- 
sarle ha*  el  arco  de  acero. 

25  Desvainará,  y  sacará  saeta  de  su  al- 
jaba, y  saldrá  resplandeciendo  por  su 
hiél :  sobré  él  vendrán  terrores. 

26  Todas  tinieblas  están  guardadas  pa- 
ra sus  secretos,  fuego  no  soplado  le  de- 
vorará :  su  sucesor  será  quebrantado  en 
su  tienda. 

27  Los  cielos  descubrirán  su  Iniquidad : 
y  la  tierra  estará  contra  él. 

28  Los  renuevos  de  su  casa  serán  tras- 
portados ;  y  serán  derramados  en  el  dia 
de  su  furor. 

29  Esta  es  la  parte  que  Dios  apareja  al 
hombre  impío ;  y  esta  es  la  heredad  que 
Dios  le  señala  por  su  palabra. 

CAPITULO  XXI. 

Concede  Job,  que  hay  calamidad  para  el  impío  pros- 
perado, la  cual  pinta  ata»  trágicamente,  mat  que 
m  engallan  tu»  advereqríoe  en  pensar,  que  esta  ven- 
ga $tempre  en  este  mundo,  n.  Porqm  te  ve,  que  d 
uno»  viene.  lU.  Y  otro»  mueren  quieto»  en  tu  pros- 
peridad. 

Y  RESPONDIÓ  Job,  y  dtfo  : 
2  Oid  atentamente  mi  palabra,  y 
sea  estopor  vuestros  consuelos. 
8  Suportadme,  y  yo  hablaré ;  y  después 
que  hubiere  hablado,  escarneced. 
4  ¿Hablo  yo  á  algún  hombre?  y  si  es 
484 


asi,  ¿por  qué  no  se  angustiará  mi  espí- 
ritu ? 

5  Miradme,  y  espantaos,  y  poned  la 
mano  sobre  la  boca. 

6  Que  cuando  yo  ífle  acuerdo,  me  asom- 
bro ;  y  toma  temblor  mi  carne. 

7  i  Por  qué  viven  los  impíos,  y  se  en- 
vejecen, y  aun  crecen  en  riquezas? 

8  Su  simiente  con  ellos,  compuesta  de- 
lante de  ellos;  y  sus  renuevos  delante 
de  sus  ojos. 

9  Sus  casas  seguras  de  temor,  ni  hay 
sobre  ellos  azote  de  Dios. 

10  Sus  toros  engendran  y  no  yerran: 
paren  sus  vacas  y  no  amueven. 

11  Echan  sus  chiquitos  como  manada 
de  ovejas,  y  sus  htfos  andan  saltando. 

12  A  son  de  tamboril  y  de  vihuela  sal- 
tan ;  y  se  huelgan  al  bou  del  órgano. 

13  Gastan  sus  días  en  bien,  y  en  un  mo- 
mento descienden  á  la  sepultura. 

14  Y  dicen  á  Dios:  Apártate  de  noso- 
tros, que  no  queremos  el  conocimiento 
de  tus  caminos. 

15  ¿  Quién  es  el  Todopoderoso  para  que 
le  sirvamos?  ¿y  de  qué  nos  aprovechará 
que  oremos  á  él  ? 

16  He  aquí,  que  su  bien  no  está  en  su 
mano:  el  consejo  de  los  impíos  lejos 
esté  de  mí. 

17  T  ¡  Oh  cuántas  veces  la  antorcha  de  los 
impíos  es  apagada;  y  viene  sobre  ellos 
su  contrición ;  y  con  su  ira  Dios  les  re- 
parte dolores ! 

18  Serán  como  la  paja  delante  del  vien- 
to, y  como  el  tamo  que  arrebata  el  tor- 
bellino. 

19  Dios  guardará  para  sns  hijos  su  vio- 
lencia ;  y  le  dará  bu  pago,  para  que  co- 
nozca. 

20  Verán  sns  ojos  su  quebranto ;  y  be- 
berá de  la  Ira  del  Todopoderoso. 

21  Porque  ¿  qué  deleite  tendrá  él  de  su 
casa  después  de  si,  siendo  cortado  el 
número  de  sus  meses  ? 

22  ¿  Ensenará  él  á  Dios  sabiduría,  juz- 
gando él  las  alturas  ? 

23  Este  morirá  en  la  fortaleza  de  su 
hermosura  todo  quieto  y  pacifico. 

24  Sus  pechos  están  llenos  de  leche,  y 
sus  huesos  serán  regados  de  tuétano. 

25  Y  estotro  morirá  con  amargo  ánimo, 
y  no  comerá  con  bien. 

26  Juntamente  yacerán  sobre  la  tierra, 
y  gusanos  los  cubrirán. 

27  He  aquí,  que  yo  conozco  vuestros 
pensamientos,  y  las  imaginaciones  que 
contra  mi  forjáis, 9db^ 


JOB. 


28  Porque  decís:  ¿Qué  es  déla  casa  del 
príncipe?  ¿y  que*  es  de  la  tienda  de  las 
moradas  de  los  impíos  ? 

29  ¿No  habéis  preguntado  á  los  qno 
pasan  por  los  caminos,  cuyas  señas  no 
negaréis? 

30  Que  el  malo  es  guardado  del  dia  de 
la  contrición,  del  dia  de  las  iras  son  lle- 
vados. 

31  ¿  Quién  le  denunciará  en  su  cara  su 
camino?  ¿y  de  lo  que  él  hizo,  quién  lo 
dará  el  pago  ? 

32  Porque  el  ya  será  llevado  á  los  se- 
pulcros, y  en  el  montón  permanecerá. 

33  Los  terrones  del  arroyo  lo  serán  ya 
dulces;  y  tras  de  él  será  llevado  todo 
hombre,  y  antes  de  él  no  hay  número. 

34  ¿Cómo  pues  me  consoláis  en  vano, 
pues  vuestras  respuestas  quedan  por 
mentira  ? 

capitulo  xxn. 

EUphaz  7%emanita  ya  abiertamente  redarguye  d  Job 
de  impío  tirano  en  *u  vida,  jr  «ue  por  mm  culpa*  pa- 
ute* Jmatamente.  IL  Exhórtale  á  arrepentimiento, 
prometiéndole  prosperidad  en  ¿L 

Y  RESPONDIÓ  EUphaz  Themanita,  y 
d\)o: 

2  ¿Traerá  el  hombre  provecho  á  Dios? 
porque  el  sábfo  á  si  mismo  aprovecha. 

3  ¿Tiene  su  contentamiento  el  Omni- 
potente en  que  tú  seas  justificado  ?  ¿  6 
le  viene  algún  provecho  de  que  tú  hagas 
perfectos  tus  caminos  ? 

4  ¿Si  porque  te  teme,  te  castigará,  y 
vendrá  contigo  á  juicio  ? 

5  Por  cierto  tu  malicia  es  grande :  y  tus 
maldades  no  tienen  fin. 

6  Porque  prendaste  á  tus  hermanos  sin 
causa,  y  hiciste  desnudar  las  ropas  de  los 
desnudos. 

7  No  disto  de  beber  agua  al  cansado,  y 
al  hambriento  detuviste  el  pan. 

8  Empero  el  violento  tuvo  la  tierra,  y 
el  honrado  habitó  en  ella. 

9  Las  viudas  enviaste  vacias,  y  los  bra- 
zos de  los  huérfanos  fueron  quebrados. 

10  Por  tanto  hay  lazos  al  derredor  de 
ti,  y  te  turba  espanto  repentino : 

'  11  O  tinieblas,  porque  no  veas ;  y  abun- 
dancia de  agua  te  cubre. 

12  ¿No  está  Dios  en  la  altura  de  los 
cielos?  Mira  la  altura  do  las  estrellas 
como  son  altas. 

13  ¿Dirás  pues:  Qué  sabe  Dios?  ¿có- 
mo juzgará  por  medio  de  la  oscuridad  ? 

14  Las  nubes  Bon  su  escondedero,  y  no 
ve :  y  por  el  cerco  del  cielo  so  pasea. 

15  ¿  Quieres  tú  guardar  la  senda  antigua, 
que  pisaron  los  varones  perversos: 


10  Los  cuales  fueron  cortados  antes  do 
tiempo :  cuyo  fundamento  fué  como  un 
rio  derramado : 

17  Que  decían  á  Dios :  Apártate  de  no- 
sotros :  ¿y  qué  nos  ha  do  hacer  el  Omni- 
potente ? 

18  Habiendo  él  henchido  sus  casas  de 
bienes.  Por  tanto  el  consejo  de  ellos  le- 
jos sea  de  mí. 

19  Verán  los  justos,  y  gozarse  han,  y  el 
inocente  los  escarnecerá. 

20  ¿  Fué  cortada  nuestra  substancia,  ha- 
biendo consumido  el  fuego  el  resto  do 
ellos  ? 

21  1T  Ahora  pues  conciértate  con  él,  y 
tendrás  paz,  y  por  ello  te  vendrá  bien. 

22  Toma  ahora  la  ley  de  su  boca,  y  pon 
sus  palabras  en  tu  corazón. 

23  Si  te  tornares  hasta  el  Omnipotente, 
serás  edificado :  alejarás  de  tu  tienda  la 
iniquidad. 

24  Y  tendrás  mas  oro  quo  tierra,  y  co- 
mo piedras  de  arroyos,  oro  de  Ophir. 

25  T  tu  oro  será  el  Todopoderoso;  y 
tendrás  plata  á  montones.  . 

26  Porque  entonces  te  deleitarás  en  el 
Omnipotente,  y  alzarás  á  Dios  tu  rostro. 

27  Oraras  á  él,  y  él  te  oirá,  y  pagarás 
tus  votos. 

28  Y  determinarás  la  cosa,  y  serte  ha 
firme,  y  sobre  tus  caminos  resplandece- 
rá luz. 

29  Cuando  los  otros  fueren  abatidos,  di- 
rás tú :  Ensalzamiento :  y  al  humilde  de 
ojos  salvará. 

30  Un. inocente  escapará  una  isla:  y  en 
la  limpieza  do  tus  manos  Berá  guardada.  * 

capitulo  xxra. 

Pertiete  aun  Job  en  la  de/enta  de  $u  inocencia,  ajkr- 
mando  todavía  que  la  podría  defender  delante  de 
Dio*,  $i  hubiera  de  di/putar  con  él  eomo  con  otro 
hombre.  II.  Púrgate  contra  la*  calumnia*  de  EU- 
phax. 

Y  RESPONDIÓ  Job,  y  düo : 
2  Hoy  también  hablaré  con  amar- 
gura, y  será  mas  grave  mi  llaga  que  mi 
gemido. 

3  j  Quién  diese  que  le  conociese,  y  le 
hallase!  yo  irla  hasta  su  trono. 

4  Ordenarla  juicio  delante  de  él,  y  mi 
boca  henchirla  de  argumentos. 

5  Yo  sabría  lo  que  él  me  responderla,  y 
entendería  lo  que  me  dijese. 

6  ¿Pleitearía  conmigo  con  multitud  do 
fuerza?    No :  antes  él  la  pondría  en  mí. 

7  Allí  el  recto  disputarla  con  él ;  y  es- 
caparía para  siempre  de  él  que  me  con- 
dena. 

8  He  aquí,  yo  Iré  al  oriente,  y  no  le 

485 


JO*. 


hallaré,  7  al  occidente,  y  no  le  enten- 
deré. 

9  81  al  norte  él  obrare,  70  no  le  veré :  al 
mediodía  se  esconderá,  7  no  le  vereV 

10  H  Mas  él  conoció  mi  camino :  pro- 
bóme, 7  sali  como  oro. 

11  Mis  pies  tomaron  sn  rastro  t  guardé 
sn  camino,  7  no  me  aparté. 

12  Del  mandamiento  de  bus  labios  nun- 
ca me  quité:  las  palabras  de  su  boca 
guardé  mas  que  mi  comida. 

13  Y  si  él  se  determina  en  una  cosa, 
¿quién  le  apartará?  Su  alma  deseó,  7 
hizo. 

14  Por  tanto  él  acabará  lo  que  ha  deter- 
minado de  mi ;  7  muchas  cosas  como  es- 
tas Tiay  en  él. 

15  Por  lo  cual  70  me  espantaré  delante 
de  su  rostro:  consideraré,  7  temerle  he. 

10  Dios  ha  enternecido  mi  corazón,  7  el 
Omnipotente  me  ha  espantado. 

17  ¿  Por  qué  70  no  fui  cortado  delante 
de  las  tinieblas,  7  cubrió  con  oscuridad 
mi  rostro? 

CAPITULO  XXTV. 

Protiguiende  Job  en  su  raeonamiente  tienta  aun  Ja 
sabiduría  de  los  adversarios  probándoles  (d*  la  li- 
cencia oon  que  los  malos  d  veces  perseveran  en  eme 
malos  camino*,  hasta  que  la  muerte  los  suca  de  eüos, 
tinques*  vea  en eBút otro  castigo) que  Dios  no  tiene 
providencia  de  tas  cosas  de  este  mundo,  lo  cual  te 
sigue  evidentemente  de  la  opinión  de  ellos, 

2T>OR  qué  no  son  ocultos  los  tiempos 
0JL  al  Todopoderoso,  pues  los  que  le 
conocen  no  Ten  sus  días  ? 

2  Toman  los  términos,  roban  los  gana- 
t  dos,  7  tos  apacientan. 

3  Llévense  el  asno  de  los  huérfanos, 
prendan  el  bue7  de  la  rinda. 

4  Hacen  apartar  del  camino  á  los  po- 
bres, 7  todos  los  pobres  de  la  tierra  se 
esconden. 

5  He  aquí,  que  como  asnos  monteses 
en  el  desierto  salen  á  su  obra  madrugan- 
do para  robar ;  el  desierto  es  su  mante- 
nimiento, y  de  sus  hijos. 

6  En  el  campo  siegan  su  pasto,  7  los 
Impíos  Tcndimian  la  viña» 

7  Al  desnudo  hacen  dormir  sin  ropa,  7 
que  en  el  frió  no  tenga  cobertura. 

8  De  la  inundación  de  los  montes  fue- 
ron humedecidos ;  7  abrazaron  las  penas 
sin  tener  en  que  cubrirse. 

9  Al  huérfano  del  pecho  roban,  7  de  so- 
bre el  pobre  toman  la  prenda. 

10  Al  desnudo  hacen  andar  sin  vestido, 
7  á  los  hambrientos  quitan  los  manojos. 

11  De  dentro  de  sus  paredes  esprimen  el 
aoelte,  pisan  loe  lagares,  7  mueren  de  sed. 

486 


12  De  la  ciudad  claman  los  hombres,  7 
las  almas  do  los  muertos  dan  voces,  7 
Dios  no  puso  estorbo. 

13  Ellos  son  los  que  son  rebeldes  á  la 
luz:  nunca  conocieron  sus  caminos,  ni 
estuvieron  en  sus  veredas. 

14  A  la  luz  se  levanta  el  matador :  mata 
al  pobre  7  al  necesitado,  7  de  noche  es 
como  ladrón. 

15  El  ojo  del  adultero  está  aguardando 
la  noche,  diciendo :  No  me  verá  nadie,  7 
esconderá  su  rostro. 

16  En  las  tinieblas  minan  las  casas,  que 
de  día  se  señalaron :  no  conocen  la  luz. 

17  Porque  á  todos  ellos  la  mañana  les  es 
como  sombra  de  muerte:  si  son  conocí, 
dos,  terrores  de  sombra  de  muerte  loe 
toman, 

18  Son  livianos,  sobre  las  aguas :  su  por- 
ción es  maldita  en  la  tierra.  Nunca  vio* 
nen  por  el  camino  de  las  vinas. 

19  La  sequedad,  7  también  el  calor  ro- 
ban las  aguas  de  la  nieve;  7  el  ««pulcro 
á  los  pecadores. 

20  El  misericordioso  se  olvidará  de 
ellos,  los  gusanos  sentirán  dulzura  de 
ellos :  nunca  mas  habrá  de  ellos  memo- 
ria ;  7  como  un  árbol  sera  quebrantad» 
la  iniquidad. 

21  A  la  muger  estéril  que  no  parla,  afli- 
gió ;  7  á  la  viuda  nunca  hizo  bien. 

22  Mas  á  los  violentos  adelantó  con  su 
poder :  levantóse,  7  no  fió  d  nadie  en  la 
vida. 

23  SU  algunos  le  dieron  á  crédito,  7  se 
afirmó  en  eUos;  sus  ojos  tuvo  puestos  so- 
bre los  caminos  de  ellos. 

24  Fueron  enaltecidos  por  un  poco,  7 
desaparecieron,  7  son  abatidos  como  ca- 
da cual :  serán  encerrados,  7  cortados, 
como  cabezas  de*  espigas. 

25  T  si  no  es  orí,  ¿  quién  me  desmentirá 
ahora,  ó  tornará  en  nada  mis  palabras  ? 

CAPITULO  XXV. 

Jfo  pudiendo  Baldad  SukUa  dar  otra  razón  de  la  pro- 
videncia de  Dice  al  argumento  de  Job  (como  d  la 
verdad  no  nos  es  manjfetteda  otra  mas  cierta)  rema 
Ulodm  absoluto  uhíbr*  peder.  11.  Ymlm  d  redar- 
güir ajoben  la  gioriacion  de  su  inocencia,  como  ti 
en  eüa  se  quisiese  comparar  con  Dios. 

Y  RESPONDIÓ  Baldad  Suhita,  7  dijo : 
2  El  señorío  7  el  temor  están  con 
él :  él  hace  paz  en  sus  alturas. 

3  ¿Tienen  sus  ejércitos  número?  ¿7 
sobre  quién  no  está  su  luz  ? 

4  H  ¿  Y  cómo  se  Justificará  el  hombro 
con  Dios?  ¿7  cómo  será  limpio  el  que 
nace  de  muger?       *    \ 

6  He  aquí,  que  ni  aun  hasta  la  luna  se- 


JOB. 


rá  re^pleiidecreiiic  ?  ín  las  estrellas  son 
limpias  delante  de  sus  ojos. 
0  ¿Cuánto  mas  el  'gusano  de!  hombre, 
y  htyo  de  hombre  gusano  t 

CAPITULO  XXVI 

Muottra  Job  A  leo  advoroariosqueno  timen  qm  dispu- 
tar con  U  do  la  providencia  A  Dios,  de  la  cual  41 
tiente  mejor  qm  ettoe,  deduciéndola  por  algunas  de 
mmobra*,eon  qm  responde  día  primor*  par*  del 


YBE8P0NDIÓ  Job,  y  dQo : 
9  4  En  qué  ayudaste  al  que  no  tiene 

fuerza?  ¿salvaste  con  brazo  al  que  no 
tiene  fortaleza? 

3  i  En  qué  aconsejaste  al  que  no  tiene 
deuda  f  4  y  mostraste  asaz  [tú]  sabidu- 
ría? 

4  ¿  Aquién  has  anunciado  palabras ?  ¿  y 
cuyo  es  el  espíritu  que  sale  de  tí  ? 

•5  Cosos  Inanimadas  son  formadas  de- 
bajo de  las  aguas,  y  de  sus  moradas. 

6  £1  sepulcro  es  descubierto  delante  de 
él,  y  el  infierno  no  tiene  cobertura. 

7  Extiende  al  aquilón  sobre  yació: 
cuelga  la  tierra  sobre  nada. 

&  Las  aguas  ata  en  sus  nUbes,  y  las  nu- 
bes no  se  rompen  debajo  de  ellas. 

9  El  aprieta  ja  faz  de  su  trono,  y  ex- 
tiende  sobro  él  su  nube. 

10  El  cercó  con  término  la  superficie 
délas  aguas  hasta  que  se  acabe  la  luz  y 
las  tinieblas. 

11  Las  columnas  del  cielo  tiemblan,  y 
ae  espantan  de  su  reprensión. 

12,  El  rompe  la  mar  con  su  potencia,  y 
eon  su  entendimiento  hiere  [su]  hincha- 
zón. 

18  Se  espíritu  adornó  los  délos:  su 
mano  crió  !a  serpiente  rolliza. 

14  He  aquí,  estas  son  partes  de  sns  ca- 
minos :  ¿  y  cuan  poco  es  lo  que  habernos* 
oido  de  él?  porque  el  estruendo  de  sus 
fortalezas  ¿  quién  lo  entenderá? 

CAPITULO  XXVIL 
Momeado  Job  día,  togmda parle  del  dieko  do  Maldad, 
protestando  do  nuevo  de  su  inocencia,  9  déla  inju- 
ria qm  fe  hacen.  Juagando  do  él  do  otra  manera. 
II.  Dockm-a  «I  cornejo  do  la  providencia  do  Mico 
acarea  del  castigo  do  loo  impíos,  diciendo:  qm  m 
prooperidad  mundana  es  verdad  que  al  fin  te  desea- 
noto  en  el  mismo  mundo,  mas  qm  tu  verdadero  cas- 
tigo para  después  do  su  muerte  00  § nm  ifcnf 11 

Y  TORNO  Job  á  tomar  su  parábola,  y 
dijo: 
"  2  Vive  el  Dios  que  me  quitó  mi  dere- 
cho; y  el  Omnipotente,  que  amargó  mi 
alma: 

8  Que  todo  el  tiempo  que  mi  alma  es- 
tnTlere  en  mi,  y  hubiere  resuello  de  Dios 
en  mis  narices, 


4  Sis  labios  no  halAtfan  Iniquidad  t  ni 
mi  lengua  pronunciará  engaño. 

5  Nunca  tal  me  acontezca,  que  yo  os 
justifique :  hasta  morir  no  quitaré  mi  in- 
tegridad de  mi. 

6  Mí  justicia  tengo  asida,  y  no  la  aflo- 
jaré, no  se  avergonzará  mi  corazón  de 
mis  dios. 

7  T  Sea  como  el  impío  mi  enemigo,  y 
como  el  inicuo  mi  adTersarlo. 

8  Porque  ¿qué  es  la  esperanza  del  hipó- 
crita, si  mucho  hubiere  robado,  cuando 
Dios  arrebatare  su  alma? 

9  ¿  Oirá  Dios  su  clamor,  cuando  viniere 
sobre  él  la  tribulación  7 

10  ¿Se  deleitará  en  el  Omnipotente? 
¿  llamará  á  Dios  en  todo  tiempo  ? 

11  Yo  os  enseñaré  lo  que  está  en  la  ma- 
no de  Dios:  no  esconderé  lo  que  está 
acerca  del  Omnipotente. 

12  He  aquí,  que  todos  vosotros  lo  ha- 
béis visto :  i  por  qué  pues  os  desvanecéis 
con  vanidad  ? 

13  Esta  es  la  suerte  del  hombre  Impío 
acerca  de  Dios,  y  la  herencia  que  los  vio- 
lentos han  de  recibir  del  Omnipotente. 

14  SI  sus  hijos  fueren  multiplicados,  se- 
rán para  la  espada,  y  sus  pequeños  no  sé    * 
hartarán  de  pan. 

15  Los  que  de  ellos  quedaren,  en  muerte 
serán  sepultados,  y  sus  viudas  no  llora- 
rán. 

16  Si  amontonare  plata  como  polvo,  y 
si  aparejare  ropa  como  lodo: 

17  Aparejará,  mas  él  justo  se  vestirá,  y 
el  inocente  repartirá  la  plata. 

18  Edificó  su  casa  como  la  poHHa,  y  co- 
mo cabana  que  hizo  alguna  guarda. 

1Q  El  rico  dormirá,  mas  no  será  reco- 
gido: abrirá  sus  ojos,  y  no  verá  á  na- 
die. 

20  Asirán  de  él  terrores  como  aguas: 
torbellino  le  arrebatará  de  noche. 

91  Tomarle  ha  solano,  y  irse  ha:  y 
tempestad  le  arrebatará  de  su  lugar. 

29  Y  echará  sobre  él,  y  no  perdonará: 
huyendo  huirá  de  su  mano. 

28  Batirá  sus  manos  sobre  él,  y  desde 
su  lugar  le  silbará. 

CAPITULO  XXVÜL 

VuelveUób  d  la  afirmación  de  la  divina  providencia 
por  la  menuda  consideración  de  tm  abrasenéa  na- 
turales*, 1L  MmomtraomonDiossom  reside  la  oer- 
dadera  sabiduria,  do  la  cual  hace  participante*  o\ 
loe  hombres,  por  su  solo  temor  y  la  observancia  de  m 
fe» 

CIERTAMENTE  la  plata  tiene  su 
oculto  nacimiento,  y  el  oro  lugar  de 
donde  lo  sacan. 

487 


JOB; 


2  El  hierro  te  tomado  del  pairo,  7  de 
la  piedra  es  fundido  el  metaL 

8  A  las  tinieblas  puso  término,  y  á  toda 
obra  perfecta  qne  él  hizo  puto  piedra  de 
oscuridad  y  de  sombra  de  muerte. 

4  Sale  el  rio  junto  al  morador;  y  las 
aguas  sin  pié,  mas  altas  que  el  hombre, 
se  fueron. 

5  Tierra  de  la  cual  saldrá  pan,  y  debajo 
de  ella  estará  como  convertida  en  fuego. 

6  Lugar  que  sus  piedras  serán  zafiros, 
y  tendrá  polvos  de  oro. 

7  Senda  que  nunca  la  conoció  ave,  ni 
ojo  de  bueltre  la  vló. 

8  Nunca  la  pisaron  animales  fieros,  ni 
pasó  por  ella  león. 

9  En  el  pedernal  puso  su  mano,  y  tras- 
tornó los  montes  de  raiz. 

10  De  los  peñascos  cortó  rios,  y  todo 
lo  precioso  vio  su  ojo. 

11  Loe  ríos  detuvo  en  su  nacimiento,  y 
lo  escondido  hizo  salir  á  luz. 

*  13  1T  ¿  Mas  la  sabiduría,  dónde  se  halla- 
rá? ¿y  el  lugar  de  la  prudencia,  dónde 
está? 

13  Nunca  el  hombre  supo  su  valor,  ni 
se  halla  en  la  tierra  de  los  vivientes. 

14  El  abismo  dice :  No  está  en  mí :  y  la 
mar  dijo:  NI  conmigo. 

15  No  se  dará  por  oro,  ni  su  preció  será 
á  peso  de  plata. 

16  No  es  apreciada  con  oro  de-  Ophir, 
ni  con  ónix  precioso,  ni  con  zafiro. 

17  El  oro  no  se  le  igualará,  ni  el  dia- 
mante; ni  se  trocará  por  vaso  de  oro 
fino. 

.18  De  coral,  ni  de  gabis,  no  se  hará 
mención :  la  sabiduría  es  mejor  que  pie- 
dras preciosas. 

19  No  se  Igualará  con  ella  esmeralda 
de  Ethiopia:  no  se  podrá  apreciar  con 
oro  fino. 

20  ¿  De  dónde,  pues,  vendrá  la  sabidu- 
ría? ¿y  dónde  está  el  lugar  de  la  inteli- 
gencia? 

21  Pues  es  encubierta  á  los  ojos  de  todo 
viviente,  y  á  toda  ave  del  cielo  es  oculta. 

,22  La  perdición  y  la  muerte  dijeron : 
Su  fama  hemos  oído  de  nuestras  ore- 
jas. 

23  Dios  entendió  su  camino,  y  ej  soto 
conqció  su  lugar. 

24  Porque  él  mira  hasta  los  fines  de  la 
tierra,  y  ve  debajo  de  todo  el  cielo : 

25  Haciendo  peso  al  viento,  y  poniendo 
las  aguas  por  medida. 

25.  Cuando  él  hizo  ley  á  la  lluvia,  y  ca- 
mino al  relámpago  de  los  truenos : 
488 


27  Entonces  la  vid  él,  y  la  inamifeetó;  la- 
preparó,  y  también  la  inquirió. 

28  Y  d\)o  al  hombre :  He  aquí,  que  el 
temor  del  Señor  es  la  sabiduría;  y  la  in- 
teligencia el  apartarse  del  mal. 

CAPITULO  XXIX. 

Batiendo  Jpb  comentado  en  la  segunda  parte  del  ca- 
pitolio precedente  d  purgarte  de  la  nota  de  impie- 
dad qué  Je  impusieron  sus  adversarios,  prosigue  agid 
recitando  sus  prosperidades  patada»  venidas  déla, 
mano  de  Dio»,  asimismo  su  piadosa  manera  de  vi- 
vir, oponiéndolo  todod  loe  calumnia*  de  lo*  etdver- 


Y  TORNÓ  Job  á  tomar  su  parábola, 
y<H)o: 

2  1  Quién  me  tornase  como  en  los  me* 
6es  pasados,  como  en  los  dias  cuando 
Dios  me  guardaba! 

3  Cuando  hacia  resplandecer  su  cande- 
la sobre  mi  cabeza,  á  la  luz  de  la  cual  yo 
caminaba  en  la  oscuridad. 

4  Como  fui  en  los  dias  de  mi  mocedad, 
cuando  Dios  era  familiar  en  mi  tienda; 

5  Cuando  aun  el  Omnipotenteattota  con- 
migo, y  mis  mozos  al  derredor  de  mi ; 

6  Cuando  yo  lavaba  mis  caminos  coa 
manteca,  y  la  piedra  me  derramaba  rios 
de  aceite; 

7  Cuando  salla  á  la  puerta  ajuicio,  y  en 
la  plaza  hacia  aparejar  mi  silla: 

8  Los  mozos  me  velan,  y  se  escondían, 
y  los  viejos  se  levantaban,  y  estaban  en 
pié. 

9  Los  principes  detenían  sus  palabras, 
y  ponían  la  mano  sobre  su  boca.         „ 

10  La  voz  de  los  principales  se  ocultaba, 
y  su  lengua  se  pegaba  á  su  paladar. 

11  Cuando  los  oídos  que  me  oian,  me 
llamaban  bienaventurado,  y  los  ojos  que 
me  velan,  me  daban  testimonio; 

- 12  Porque  libraba  al  pobre  que  gritaba, 
y  al  huérfano  que  carecía  de  ayudador. 

13  La  bendición  de  él  que  se  iba  á  per- 
der venia  sobro  mi,  y  al  corazón  de*  la 
viuda  hacia  cantar  de  alegría. 

14  Vestíame  de  justicia,  y  ella  me  vestía 
como  un  manto,  y  mi  toca  era  Juicio. 

15  Yo  era  ojos  al  ciego,  y  pies  al  coja 

16  A  los  menesterosos  era  padre,  y  de 
la  causa  que  no  entendía,  me  informaba 
con  diligencia. 

17  Y  quebraba  los  colmillos  del  inicuo; 
y  de  sus  dientes  hacia  soltar  la  presa,  ' 

18  Y  decía:  En  mi  nido  moriré,  y  eomo  * 
arena  multiplicaré  dias. 

19  Mi  raiz  está  abierta  junto  á  las  aguas, 
y  en  mis  ramas  permanecerá  rocío. 

20  MI  honra  se  renueva  conmigo,  y  mi 
arco  se  renueva  en  mi  mano. 


JOB; 


,  21  Oíanme  y  espesaban,  y  callaban  á  mi 

consejo. 

23  Tras  mi  palabra  no  replicaban :  mas 
mi  razón  destila/»  sobre  ellos. 

23  Y  esperábanme  como  á  la  lluvia,  y 
abrían  su  boca  como  á  la  lluvia  tardía. 

24  Si  me  reía  á  ellos,  no  lo  creían;  ni 
derribaban  la  loa  de  mi  rostro. 

25  A  probaba  el  camino  de  ellos,  y  sen- 
tábame en  cabecera;  y  moraba  como  el 
rcyven  el  ejército,  como  el  que  consuela 
llorosos. 

CAPITULO  XXX. 

Prosiguiendo  Job  en  m  propósito,  recita  el  menospre- 
cio de  lo*  hombres,  y  la  orandesa  de  la  muerta  en 
qm  ahora  ee  —nUo,  opsmiéndok»  d  la  Jkhcidad  po> 


MAS  ahora  los  mas  mozos  de  dias  que 
yo,  se  ríen  de  mi,  cuyos  padres  yo 
desdeñara  de  ponerlos  con  los  perros  de 
mi  ganado. 

2  Porque  ¿para  qué  había  yo  menester 
la  fuerza  de  sus  manos,  en  los  cuales  pe- 
redó  el  tiempo  ? 

3  Por  causa  de  la  pobreaa  y  de  la  ham- 
bre  solos;  que  bulan  á  la  soledad,  al  lu- 
gar tenebroso,  asoltdo  y  desierto. 

4  Que  cogían  malvas  entre  los  árboles, 
y  raices  de  enebros  para  calentarse. 

5  Eran  echados  de  entre  las  gente»,  y  to- 
dos les  daban  grita  como  á  ladrón. 

.  6  Que  habitaban  en  las  barrancas  de  los 
arroyos,  en  las  cabernas  de  la  tierra,  y 
en  Jas  miadas. 

7  Que  bramaban  entre  las  matas,  y  se 
congregaban  debaj»  de  las  .espinas. 

8  Htfos  de  Tiles,  y  hombrea  sin  nom- 
bre: mas  bajos  que  la  misma  tierra. 

9  Y  ahora  yo  soy  su  canción,  y  soy  he- 
cho á  ellos  refrán. 

.  10  Abomínenme,  aléjanse  de  mi ;  y  aun 
de. mi  rostro  no  detuvieron  su  saliva. 

11  Porque  Dios  desató  mi  cuerda,  y  me 
afligió;  y  quitaron  el  freno  delante  de 
mi  rostro. 

12  A  la  mano  derecha  se  levantaron  los 
muchachos ;'  rempujaron  mis  pies,  y 
pisaron  sobre  mi  las  sendas  de  su  con- 
trición. 

13  Mi  senda  derribaron:  aprovecháron- 
se de  mi  quebrantamiento;  eontra  los 
cuales  no  hubo  ayudador. 

14  Vinieron  como  por  portillo  ancho : 
revolviéronse  por  mi  calamidad. 

15  Turbaciones  se  convertieron  sobre 
mí:  combatieron  como  un  viento  mi 
voluntad,  y  mi  salud  como  nube  que 


16  T  ahora  mi  alma.está  derramada  en 


mi:  dias  de  aflicción  me  han  compren- 
dido. 

.  17  De  noche  taladra  sobre  mi  mis  hue- 
sos, y  pus  pulsos  no  reposan. 

18  Con  la  grandeza  do  la  fuerza  del  dolor 
mi  vestidura  es  mudada;  cíñeme  como 
el  collar  de  mi  ropa. 

19  Derribóme  en  el  lodo,  y  soy  seme- 
jante al  polvo,  y  á  la  ceniza. 

20  Clamo  á  tí,  y  no  me  oyes:  me  presen- 
to, y  no  me  echas  de  ver. 

21  Háste  tornado  cruel  para  mi:  con 
la  fortaleza  de  tu  mano  me  amenazas. 

22  Levantásteme,  y  hicisteme  cabalgar 
sobre  el  viento»  y  derretiste  en  mí'  el 
ser. 

23  Porque  yo  conozco  que  me  tornas  á 
la  muerte,  y  á  la  casa  determinada  á  todo 
viviente. 

24  Mas  él  no  extenderá  la  mano  con- 
tra el  sepulcro :  i  clamarán  los  sepultados 
cuando  él  los  quebrantare  ? 

25  ¿  No  lloré  yo  al  afligido,  y  mi  alma 
no  se  entristeció  sobre  el  menesteroso  r 

.  26  Cuando  esperaba  el  bien,  entonces 
me  vino  el  mal;  y  cuando  esperaba  la 
luz,  vino  la  oscuridad. 

27  Mis  entrañas  hierven,  y  no  reposan: 
previniéronme  olas  de  aflicción. 

28  Denegrido  anduve,  y  no  por  el  sol : 
levánteme  en  la  congregación,  y  clamé. 

29  Hermano  fui  de  los  dragones,  y  com- 
panero de  las  htyas  fiel  avestruz. 

30  MI  cuero  está  denegrido  sobre  mi,  y 
mis  huesos  se  secaron  con  sequedad, 

31  T  mi  arpa  se  tornó  en  luto,  y  mi  ¿ór- 
gano en  toz  de  lamentantes. 

CAPITULO  XXXL 

Prosigm  la  narración  de  m  vida  patada,  afirmando 
su  inocencia,  y  purgándose  de  toda  impiedad  para 
con  Dtoe  y  para  con  lo*  hombres,  protestando  que 


con  sana  conciencia. 

TTTCE  concierto  con  mis  ojos :  por- 
XI  que  ¿á  qué  proposito  habla  yo  de 
pensar  de  la  virgen  ? 

2  Porque,  ¿qué  galardón  me  doria  de 
arriba  Dios,  y  qué  heredad  .el  Omnipo- 
tente de  las  alturas  ? 

3  ¿No  hay  quebrantamiento  para  el  im- 
plo, y  extrañamiento  para  los  que  obran 
iniquidad  ? 

4  ¿  No  ve  él  mis  caminos,  y  cuenta  to- 
dos mis  pasos  P 

5  SI  anduve  con  mentira,  y  si  mi  pié  se 
apresuró  á  engaño, 

6  Péseme  Dios  en  balanzas  de  justicia, 
y  conocerá  mi  perfección. 

7  Si  m*ft  pasos  se  apartaron  del  camino, 


jcm 


y  sf  mi  corazón  se  fué*  tras  mis  ejes,  y  el 
algo  se  apegó  á  mis  manos, 

8  Siembre  yo,  y  otro  coma,  y  mis  ver- 
duras sean  arrancadas. 

9  Bi  fué  mi  corazón  engañado  acercado 
muger,  y  si  estove  asechando  á  la  puerta 
de  mi  prójimo : 

10  Muela  para  otro  mi  muger,  y  sobre 
ella  se  encorven  otros ; 

11  Porque  es  maldad,  y  iniquidad  pro- 
bada. 

12  Porque  es  luego  que  Basta  el  sepul- 
cro devorarla,  y  toda  mi  hacienda  desar- 
raigaría. 

13  Si  hubiera  tenido  en  poco  el  derecho 
de  mi  siervo  y  de  mi  sierra,  cuando  ellos 
pleiteasen  conmigo ; 

14  ¿Qué  haría  yo  cuando  Dios  se  levan- 
tase? y  cuando  el  visitase;  ¿qué  le  res- 
ponderla yo? 

15  ¿El  que  en  el  vientre  me  lilao  á  mi, 
no  le  hizo  á  él  ?  ¿y  un  mismo  autor  no 
nos  dispuso  en  la  matriz? 

16  Si  estorbé  el  contento  de  los  pobres, 
y  hice  desftttecerles  ojos  de  la  viuda ; 

17  T  si  comí  mi  bocado  solo,  y  no  co- 
mió de  él  el  huérfano; 

1S  (Porque  desde  mi  mocedad  creció 
conmigo  como  con  padre;,  y  desde  el 
vientre  de  mi  madre  fui  gula  de  la  viuda;) 

10  Bi  vi  al  que  pereciera  sin  vestido,  y 
al  menesteroso  sin  Cobertura; 

20  Si  no  me  bendfyeron  sus  lomos,  y  del 
vellocino  de  mis  ovejas  se  calentaron ; 

21  Si  alcé  contra  el  huérfano  mi  mano, 
aunque  viese  que  todos  me  ayudarían 
en  la  puerta : 

33  Mi  espalda  se  caiga  de  mi  hombro, 
y  mi  brazo  sea  quebrado  de  mi  canilla. 

38  Porque  temí  el  castigo  de  Dios,  con- 
tra coya  alteza  yo  no  tendría  poder. 

34  Si  puso  en  oro  mi  esperanza,  y  dtye 
al  oro:  Mi  confianza  ertt  tú ; 

25  8i  me  alegré  de  que  mi  hacienda  se 
multiplicase,  y  de  que  mi  mano  hatta* 
se  mucho ; 

26  81  vi  al  sol  cuando  resplandecía,  y 
á  la  luna  cuando  iba  hermosa, 

37  Y  mi  corazón  se  engalló  en  secreto, 
y  mi  boca  besó  mi  mano: 

38  Esto  también  fuera  maldad  probada, 
porque  negarla  al  Dios  soberano. 

29  Si  me  alegré  en  el  quebrantamiento 
.del  que  me  aborrecía,  y  me  regocijé, 
cuando  le  halló  el  mal 

90  Que  ni  aun  entregué  al  pecado  mi 
paladar,  pidiendo  maldición  para  su  alma, 

31  Cuando  mis*  domésticos  decían: 
400 


¿quién  nos  dtes*  ée  «ü  can»*  nunca 
nos  hartaríamos. 

83  El  eztrangero  no  tenia  lucra  la  no- 
che :  mis  puertas  abría  aj  caminante. 

88  SI  encubrí  como  los  hombres  mis 
prevaricaciones,  escondiendo  en  mi  es* 
condrUo  mi  iniquidad; 

84  Porque  quebrantaba  á  la  gnus  muí* 
tltud,  y  el  menosprecio  de  las  familias 
me  atemorizó,  y  callé,  y  no  salí  da  mi 
puerta; 

85  Quién  me  diese:  quién  me  oyese t 
ciertamente,  mi  señal  a  que  el  Omnipo- 
tente testificará  por  mi :  aunque  mi  ad- 
versario me  haga  el  proceso, 

86  Ciertamente  yo  le  llevarla  sobro  mí 
hombro,  y  me  le  atarla  en  lugar  «de  co- 
ronas. 

87  YO  le  contarla  el  numero  de  mis  pa- 
sos ;  y  como  principe  me  allegarla  á  éL 

88  81  mi  tierra  clamará  contra  mi,  y  llo- 
rarán todos  sos  surcos; 

89  61  comí  su  fuerza  sin  dinero,  ó  aügi 
el  alma  de  sus  dnefios : 

40  En  lugar  de  trigo  me  nazcan  espinas, 
y  neguilla  en  lugar  d*> cebada.  Acábense 
las  palabras  de  Job. 

capitulo  xxxn. 

Sliu  mancebo  sabio,  visto  que  los  amigos  de  Job  calta- 
han,  y  que  no  tentón  ya  masque  responderte,  km  re» 
émrsñm/s  dé  feo  sdbiosy  *******  ééspmm  tsmmrm  Jt*. 

Y  CESARON  están  tres  varones  de 
responder  á  Job,  por -enante  él  ena 
Justo  en  sus  ojos. 

3  Y  Ettu^tt^feBanenel,  Enaltas  del* 
famülade  Eam,  se  enojó  con  furor contra 
Job :  enojóse,  con  furor,  por  cuanto  jna- 
tificabe  su  vida  mas  que  á  Dies. 

8  Enojóse  atimitmo  con  furor  conten  su* 
tres  amigos,  por  cuanto  no  hallaban  qne 
responder,  habiendo  condenado  á  Job. 

4  Y  Elfo  habla  esperado  á  Job  en  la 
disputa;  porque  tafos  eran  mas  viejos  de 
días  que  éL 

5  YvleadaElmfUenobabiaTespueata 
en  la  boca  de  aquellos  tres  varones,  sur 
furor  se  encendió. 

6  Y  respondió  Eliu,  wjo  de  Bareehel, 
Buaita,  y  dijo ;  Yo  *ey  menor  da  dlaa,  j 
vosotros  viejos;  por  tanto  he  tenida 
miedo,  y  he  temido  de  declararos  mi 
opinión. 

7  Yo  dedaí  Los  días  hablarán,  y  la 
muchedumbre  de  aftos  declarará  sabi- 
duría. 

8  Ciertamente  espíritu  hay  en  el  hom- 
bre, y  inspiración  del  Omnipotente  tan 
hace  e^  envendan. 


jo*. 


9  Nsvlot ¿fanam sen  toe sábtas:  ni  los 
viejos  entienden  el  derecho. 

10  Por  tanto  jo  dtye:  Escuchadme,  de- 
clarará mi  sabiduría,  yo  también. 

11  He  aquí,  jo  he  esperado  á  vuestras 
ranones,  he  escuchado  vuestros  argu- 
mentes  entre  tanto  qne  bnseais  palabras. 

12  T  aun  os  he  considerado,  y  he  aquí, 
qne  no  hay  do  vosotros  quien  redarguya 
á  Job,  y  despenda  á  sus  razones. 

13  Porque  no  digáis:  Nosotros  hemos 
hallado  sabiduría:  Dios  le  desechó,  y  no 
hombre. 

14  Ni  tampoco  Job  enderezó  á  mi  sus 
palabras,  ni  yo  le  responderé  con  raes- 
tras  razones. 

15  Espantáronse,  no  respondieron  mas, 
qttitáronseles  las  hablas. 

16  Tyo  esperé,  porque  no  hablaban! 
antes  pararon,  y  no  respondieron  mas. 

17  Responderé  pues  también  yo  mi 
parte,  declararé  también  yo  mi  opinión : 

18  Porque  estoy  lleno  de  palabras :  y  el 
espíritu  de  mi  vientre  me  constriñe. 

19  De  cierto  mi  vientre  «t  como  el  vino 
que  no  tiene  respiradero,  y  se  rompe 
como  odres  nuevos. 

90  Hablaré  pues,  y  respiraré:  abriré 
mis  labios,  y  responderé. 

21  No  haré  ahora  acepción  de  personas, 
ni  usureóos  hombre  de  ttsongeros  títulos. 

23  Porque  no  sé  hablar  lisonjas:  de  otra 
mtmem  en  breve  me  consuma  mi  hace- 
dor. 

capitulo  xxxra. 

ComUnta  doctamente  «*  dimpata  con  Job  remmiéndo- 
le  todo  su  dicho  en  dos  conclusiones:  en  la  primera 
afirma  Haber  vivido  inocentemente :  en  la  segunda, 
castigarle  Dios  si»  onlpa  «nyo.  Sn  ambas  reprende 
JShndJéb.  U.Pnsétobloeonira&éekiprimera, 
presuponiendo  qm,  en  dos  maneras  arrisa  Dios  al 
hambre  de  sn  pecado,  para  que  se  convierta  del,  ó 
por  amenos,  ó  por  enfermedades;  con  qm  le  dispon» 
pajraoir,i/darcredüodlajHiloüradesmsmimistros. 
jfo  sirviendo  las  enfermedades  y  calamidades  en  el 
mundo  para  otro  fox,  queda  de  aquí  probado  Job  no 
haber  sideimotntt,  ñelpresmpmste fíese  werdadere. 

T>Oft  fcmt*  oye  ahora,  Job,  mis  raco* 
jl    nes,  y  escucha  todas  mis  palabras. 

2  He  aquí,  ahora  yo  abriré  mi  boca,  y 
mi  lengua  hablará  en  mi  garganta. 

S  Mis  ratones  decUmrrá*  la  rectitud  de 
mi  corazón,  y  mis  labios  hablarán  pura 
sabiduría. 

4  El  Espíritu  de  Dios  me  hizo,  y  la  ins- 
piración del  Omnipotente  me  dio  vida. 

5  Si  pudieres,  respóndeme:  dispon,  está 
delante  de  mí. 

6  Heme  aquí  á  mí  en  lugar  de  Dios, 
conformo: á  tu  dicho:  de  lodo  soy  yo 
también  formado. 


7  He  aquí  que  mi  terror  no  te  espanta- 
rá, ni  mi  mano  se  agravara  sobre  tí. 

8  De  cierto  tú  dijiste  á  mis  oídos,  y  yo 
oi  la  voz  de  tus -palabras: 

9  Yo  soy  limpio,  y  sin  rebelión ;  yo  soy 
inocente,  y  no  hay  maldad  en  mi ; 

10  He  aquí  que  él  buscó  achaques  con- 
tra mi,  y  me  tiene  por  su  enemigo; 

11  Puso  mis  pies  en  el  cepo,  y  guardó 
todas  mis  sendas. 

12  He  aquí  en  esto  no  luis  hablado  jus- 
tamente: responderte  he,  qne  mayor  es 
Dios  que  el  hombre. 

13  H  ¿Por  qué  tomaste  pleito  contra 
él?  porque  él  no  dirá  todas  sub  pala- 
bras. 

14  Antes  en  una  ó  en  dos  maneras  ha- 
blará Dios  al  que  no  ve. 

15  Por  suefio  de  visión  nocturna,  cuan- 
do el  suefio  cae  sobre  los  hombres,  cuan- 
do se  adormecen  sobre  el  lecho; 

10  Entonces  revela  á  la  oreja  de  los 
hombres ;  y  les  sefiala  su  castigo; 

17  Para  quitar  al  hombre  de  m  mata 
obra,  y  apartar  del  varón  la  soberbia. 

18  Asi  detendrá  su  alma  de  corrupción, 
y  su  vida  do  ser  pasada  á  cuchillo. 

19  También  sobre  su  cama  es  castigado 
con  dolor  fuertemente,  en  todos  sus 
huesos: 

20  Que  le  hace  que  su  vida  aborrezca  el 
pan,  y  su  alma  la  comida  suave. 

21  Su  earne  desfallece  sin  verse;  y  sus 
huesos,  que  antes  no  se  veían,  serán  le- 
vantadas. 

22  Y  su  sima  se  acercará  del  sepulcro, 
y  su  vida,  de  los  matadores. 

28  81  hubiere  cerca  de  él  algún  elo- 
cuente anunciador  muy  escogido,  que 
anuncie  al  hombre  su  justicia, 

24  Que  le  diga:  que  Dio*  tuvo  miseri- 
cordia de  él,  que  le  libró  de  descender  al 
sepulcro,  que  halló  redención.   - 

25  8a  carne  se  enternecerá  mas  que  de 
un  niño,  y  volverá  á  los  dkts  de  «u  mo- 
cedad. 

26  Orará  á  Dios,  y  amarle  ha;  y  verá  su 
faz  con  júbilo  i  y  él  dará  al  hombre  el 
pago  de  su  justicia. 

27  El  mira  sobre  los  hombres ;  yetqtte 
dfyere:  Pequé,  y  pervertí  lo  recto,  y  no 
me  ha  aprovechado : 

28  Dios  redimirá  su  alma,  que  no  pase 
al  sepulcro,  y  su  vida  se  verá  en  luz. 

29  He  aquí,  todas  estas  cosas  hace  Dios 
dos,  tres  veces  con  el  hombre. 

80  Para  apartar  su  alma  del  sepulcro,  y 

pata  flustrarte  con  la  luz  délos  vivientes. 

491 


JOB. 


31  Escacha,  Job,  y  óyeme;  cali»,  y  yo 
hablaré : 

32  T  bí  hubiere  palabras,  respóndeme : 
habla,  porque  yo  te  quiero  justificar. 

33  Y  si  no,  óyeme  tú  á  mí:  calla,  y  en- 
señarte he  sabiduría. 

CAPITULO  xxxrv. 

Habiendo  probado  EHu  d  Job,  en  él  precedente  capitu- 
lo, lo  contrario  de  mprmm^raooncbísion,  es  d  saber, 
no  haber  sido  inocente  en  m  vida,  en  este  capitulo  te 
prueba  lo  contrario  de  la  segunda,  d  saber,  que  Dios 
ningún  agravio  le  ha  hecho  castigándole  tan  dura- 
mente, u  por  consiguiente  eer  impío  y  blasfemo  «Mi- 
tra Dios  en  juzgar  de  él  asi. 

Y  RESPONDIÓ  Eliu,y  dijo: 
2  Oíd  sabios,  mis  palabras,  y  doc- 
tos escuchadme : 

3  Porque  la  oreja  prueba  las  palabras,  y 
el  paladar  gusta  para  comer. 

4  Escojamos  pora  vosotros  el  juicio, 
conozcamos  entre  nosotros  cual  sea  lo 
bueno. 

5  Porque  Job  ha  dicho :  Yo  soy  justo,  y 
Dios  me  ha  quitado  mi  derecho. 

6  En  mi  juicio  yo  fui  mentiroso,  mi 
saeta  es  gravada  sin  habar  yo  prevari- 
cado. 

7  ¿  Qué  hombre  hay  como  Job,  que  be- 
be el  escarnio  como  agua? 

8  Y  va  oncompaftia  con  los  que  obran 
Iniquidad,  y  anda  con  los  hombres  mali- 
ciosos. 

9  Porque  d\jo :  De  nada  servirá  al  hom- 
bre, si  conformare  su  voluntad  con  Dios. 

10  Por  tanto  varones  de  seso,  oídme : 
Lejos  vaya  de  Dios  la  impiedad,  y  del 
Omnipotente  la  iniquidad. 

H  Porque  él  pagará  al  hombre  su  obra, 
y  él  le  hará  hallar  conforme  á  su  camino, 

12  Ademas  de  esto,  cierto  Pios  no  hará 
injusticia,  y  el  Omnipotente  no  perver- 
tirá el  derecho. 

13  ¿Quién  visitó  por  él  la  tierra?  ¿y 
quién  puso  en  orden  todo  el  mundo  ? 

14  Si  él  pusiese  sobre  el  hombre  su  co- 
razón, y  recogiese  á  sí  su  espíritu  y  su 
aliento, 

15  Toda  carne  perecería  juntamente,  y 
el  hombre  se  tornaría  en  polvo. 

10  Y  si  hay  en  iip  entendimiento,  oye 
esto :  escucha  la  voz  de  mis  palabras. 

17  ¿Enseñorearse  ha  el  quo  aborrece 
juicio  ?  ¿y  condenarás  al  poderoso  tiendo 
justo  ? 

18  ¿Decirse  ha  al  rey:  Perverso  eres ; 
y  á  los  príncipes :  Impíos  soist 

10  ¿Cuánto  menoM  á  aquel  que  no  hace 

acepción  de  personas  de  príncipes,  ni  el 

rico  es  de  él  mas  respectado  que  el  po- 

492 


bre?  porque  todos  son  oteas  ds  sus  i 
nos, 

20  En  un  momento  mueren,  y  á  media 
noche  se  alborotaran  los  pueblos,  y  pa- 
sarán, y  sin  mano  será  quitado  el  pode- 
roso. 

21  Porque  sus  ojos  están  sobre  los  ca- 
minos del  hombre,  y  todos  sus  pasos  ve. 

22 «No  hay  tinieblas,  ni  sombra  de 
muerte,  donde  se  encubran  los  que  obran 
maldad. 

23  Porque  nunca  mas  permitirá  al  hom- 
bre, que  vaya  con  Dios  ajuicia 

24  El  quebrantará  á  los  fuertes  sin  pes- 
quisa: y  hará  estar  otros  en  lugar  do 
ellos. 

25  Por  tanto  él  hará  notorias  Jas  obras 
de  ellos;  y  volverá  la  noche,  y  serán 
quebrantados. 

26  Como  á  malos  los  herirá  en  lugar 
donde  sean  vistos. 

27  Por  cuanto  se  apartaron  de  él  asi,  y 
no  consideraron  todos  sus  caminos : 

28  Haciendo  venir  delante  de  si  el  cla- 
mor del  pobre,  y  oyendo  el  clamor  de 
los  necesitados. 

29  Y  si  él  diere  reposo,  ¿quién  inquie- 
tará ?  Si  escondiere  el  rostro,  ¿  quién  le 
mirará  ?  Mío  sobre  una  nación,  y  asi- 
mismo sobre  un  hombre : 

80  Haciendo  que  reino  el  hombre  hi- 
pócrita para  escándalos  del  pueblo. 

31  Porque  de  Dios  es  decir:  Yo  perdo- 
né, no  destruiré. 

32  Enséname  tú  lo  que  yo  no  veo :  que 
si  hice  mal,  no  lo  haré  mas. 

83  ¿Ha  de  ser  eso  según  tu  mente?  El 
te  recompensará,  que  no  quieras  tu,  ó 
quieras,  y  no  yo :  di  lo  que  sabes. 

84  Los  hombres  de  seso  dirán  conmigo, 
y  el  hombro  sabio  me  oirá. 

85  Job  no  habla  con  sabiduría,  y  sus 
palabras  no  ton  con  entendimiento. 

86  Deseo  que  Job  sea  probado  luenga- 
mente :  para  que  haya  respuestas  contra 
los  varones  inicuos, 

87  Por  cnanto  á  su  pecado  anadió  im- 
piedad :  bate  las  manos  entre  nosotros, 
y  multiplica  sus  palabras  contra  Dios. 

CAPITULO  XXXV. 

Examina  Ehu  otro  dicho  de  Job,  d  saber.  4  De  mué 
sirve  d  Dios  ó  mi  Justicia,  ó  mi  castigo,  ó  de  qué  le 
da&a  mi  pecado  t  Declara  que  ni  el  pecado  del 
hombre  dalla  d  Dios  ni  le  aprovecha  m  justicia  :*m 
al  mismo  hombre  es  d  quien  esto  sirve,  6  daña,  II. 
Que  por  las  afticciones  da  Dios  dloMhombres  noticia 
de  si,  y  les  comunica  cnhntial  sabiduría,  si  las  r*H- 

•V^HOCEDdENDO  EUu  en  su 
oto,dyo¡    . 


JOB. 


2  ¿  Piensas  haber  sido  conformo  á  de- 
recho lo  qtte  dijiste :  Mas  justo  soy  que 
Dios? 

8  Porque  dijiste :  ¿  Qué  te  aprovechará, 
quo  provecho  tendré  de  mi  pecado  ? 

4  Yo  te  responderé  algunas  razones ;  y 
á  tus  compañeros  contigo. 

5  Mira  á  los  cielos,  y  vé,  y  considera 
que  los  cielos  son  mas  altos  que  tú. 

6  81  pecares,  ¿  qué  habrás  hecho  contra 
él?  y  il  tus  rebellones  se  multiplicaren, 
¿  qué  le  harás  tú  ? 

7  Si  fueres  justo,  ¿  qué  le  darás  á  él  ?  ¿  6 
qué  receñirá  de  tu  mano  ? 

8  Al  hombre  como  tú  dañará  tu  impie- 
dad ;  y  al  hijo  del  hombre  aprovechará  tu 
justicia. 

9  tA  causa  de  la  multitud  de  las  vio- 
lencias clamarán,  y  darán  voces  por  la 
fuerza  de  los  violentos : 

10  T  ninguno  dirá:  ¿Dónde  está  Dios 
mi  hacedor,  que  da  canciones  en  la  no- 
che; 

11  Que  nos*ensefia  mas  que  los  bestias 
de  la  tierra,  y  nos  hace  sabios  mas  que 
las  aves  del  cielo  ? 

12  AHí  clamarán,  y  él  no  oirá  por  la  so- 
horWa  de  los  malos. 

18  Ciertamente  Dios  no  oirá  la  vanidad, 
ni  el  Omnipotente  la  mirará. 

14  Aunque  mas  digas:  No  le  mirará: 
haz  juicio  delante  de  él,  y  espera  en  él. 

15  Mas  ahora,  porque  su  Ira  no  visita, 
ni  conoce  en  gran  manera, 

16  Job  abrió  su  boca  vanamente,  y  mul- 
tiplica palabras  sin  sabiduría. 

CAPITULO  XXXVL 

Prosiguiendo  Eliu  en  afirmar  la  Justicia  de  Dio*,  re- 
pite^fneéidaaJUeeúmes  al  justo%wo  es  tino  por  des- 
pertarle de  algún  potado»  IL  Exhorta  d  Job  d  que 
os  conozca  pecador,  y  que  sienta  lien  de  su  provi- 
dencia. 

YPA8ANDO  á  delante  Eliu,  dijo : 
2  Espérame  un  poco,  y  enseñarte 
he :  porque  todavía  hablo  por  Dios. 
8  Tomaré  mi  sabiduría  de  lejos,  y  daré 
la  justicia  á  mi  Hacedor. 

4  Porque  de  cierto  no  son  mentira  mis 
palabras,  dntes  se  trata  contigo  con  per- 
fecta sabiduría. 

5  He  aquí,  que  Dios  es  grande,  y  no 
aborrece,  fuerte  en  virtud  de  corazón. 

C  No  dará  vida  al  impío ;  y  á  los  afligi- 
dos dará  su  derecho. 

7  No  quitará  sus  ojob  del  justo:  mas 
con  los  reyes  los  pondrá  también  en  tro- 
no para  siempre,  y  serán  ensatados. 

8  Y  si  estuvieren  presos  en  grillos,  y 
cautivos  en  las  cuerdas  de  aflicción, 


9  El  les  anunciará  la  obra  de  ellos,  y 
que  sus  rebeliones  prevalecieron. 

10  Y  despierta  la  oreja  do  ellos  para 
castigo,  y  dice  que  se  conviertan  de  la 
Iniquidad. 

11  Si  oyeren,  y  sirvieren,  acabarán  sus 
dios  en  bien,  y  sus  afios  en  deleites. 

12  Mas  si  no  oyeren,  serán  pasados  á 
cuchillo :  y  perecerán  sin  sabiduría. 

18  Mas  los  hipócritas  de  corazón  le  Ir- 
ritarán mas ;  y  no  clamarán,  cuando  él 
los  atare, 

14  El  alma  de  ellos  morirá  en  su  moce- 
dad, y  su  vida  entre  los  sodomiticos. 

15  Al  pobre  librará  de  su  pobreza,  y  en 
la  aflicción  despertará  su  oreja. 

16  T  Y  aun*  te  apartará  de  la  boca  de  la 
angustia  en  anchura,  debajo  de  la  cual 
no  haya  estrechura,  y  te  asentará*  mesa 
llena  de  grosura. 

17  Mas  tú  has  henchido  el  juicio  del 
impío  contra  la  justicia,  y  el  juicio  [que 
lo]  sustenta  todo. 

18  Por  lo  cual  es  de  temer,  que  no  te 
quite  con  herida,  la  cual  no  evites  con 
gran  rescate. 

19  ¿Estimará  él  tus  riquezas,  ni  el  oro, 
ni  todas  las  fuerzas  de  poder  t 

20  No  desees  la  noche,  en  la  cual  él  corta 
los  pueblos  de  su  lugar. 

21  Guárdate,  no  mires  á  la  iniquidad, 
teniéndola  por  mejor  que  la  pobreza. 

22  He  aqui,  que  Dios  será  ensalzado 
con  su  poderx  ¿quién  semejante  á  él,  en- 
soñador? 

28  ¿Quién  visitó  sobre  él  su  camino? 
¿  T  quién  dijo :  Iniquidad  haá  hecho  ? 

24  Acuérdate  de  engrandecer  su  obra, 
la  cual  contemplan  los  hombres. 

25  La  cual  vieron  todos  los  hombres,  y 
el  hombre  la  ve  de  lejos. 

26  He  aquí  que  Dios  es  grande,  y  noso- 
tros no  le  conoceremos :  ni  se  puede  ras- 
trear el  número  de  sus  afios. 

27  Porque  él  detiene  las  goteras  de  las 
aguas,  cuando  la  lluvia  se  derrama  de  su 
vapor. 

28  Cuando  gotean  de  las  nubes,  gotean 
sobre  los  honibreB  en  abundancia. 

29  ¿Si  entenderá  también  los  extendí- 
mientos  de  las  nubes,  y  los  bramidos  de 
su  tabernáculo  ? 

80  He  aquí,  que  él  extendió  sobre  ella 
su  luz ;  y  cubrió  las  raices  de  la  mar. 

81  Con  ellas  castiga  á  los  pueblos,  y  da 
comida  á  la  multitud. 

32  Con  las  nubes  encubre  la  luz,  y  les 
manda  que  vayan  contra  ella. 
496 


JOB. 


88  La  una  da  nuevas  de  la  otra:  launa 
adquiere  ira  contra  la  que  Tiene. 

CAPITULO  xxxvn.     - 

Prosigue  Eliu  encareciendo  la  providencia  dé  Dio» 
por  la  consideración  de  algunas  cota»  naturales: 
como  son,  la  generación  de  lo»  trusa»*,  de  ¡»»  vien- 
to»,de  la»  ttumas,  de  la  tempestad,  y  déla  serenidad 
tfc.de  donde  cónchate  la  suma  sabiduría  w  Justiciad» 
Día»  en  todo  el  gobierno  do  este  momeo,  $  que  nadie 
puedo  tener  en  él  que  reprender. 

A  ESTO  también  ee  espanta  mi  cora- 
zón, y  aalta  de  su  lugar. 
2  Oid  oyendo  su  terrible  voz,  y  la  pala- 
bra que  sale  de  su  boca. 
8  Debajo  de  todos  loa  ciclos  lo  endere- 
zará, y  su  luz  le  extenderá  hasta  los  fines 
de  la  tierra. 

4  Tras  de  él  bramará  el  sonido,  tronará 
con  su  valiente  voz,  y  aunque  sea  oida  su 
voz,  fio  los  detiene. 

5  Tronará  Dios  maravillosamente  con 
sm  voz :  él  hace  grandes  cosas,  y  nosotros 
no  lo  entendemos. 

6  Porque  á  la  nieve  dice :  Sé  en  la  tier- 
ra ;  y  lluvia  tras  lluvia,  y  lluvia  tras  lluvia 
en  su  fortaleza. 

7  El  pone  un  sello  en  la  mano  de  todos 
los  hombres,  para  que  todos  los  hombres 
conozcan  su  obra. 

8  La  bestia  se  entrará  en  su  escon- 
drijo, y  habitará  en  sus  moradas. 

9  Del  mediodía  viene  el  torbellino,  y  de 
los  vientos  del  norte  el  irlo. 

10  Por  el  soplo  de  Dios  se  da  el  hielo, 
y  las  anchas  aguas  son  constreñidas. 

11  Ademas  de  esto,  con  la  claridad  fa- 
tiga las  nubes,  y  las  esparce  con  su  luz. 

13  Y  ellas  so  revuelven  al  derredor  por 
sus  ingenios,  para  hacer  sobre  la  haz  del 
mundo  en  la  tierra  lo  que  él  les  mandó: 

13  Unas  veces  por  azote;'  otras,  por 
causa  de  su  tierra;  otras,  por  misericor- 
dia las  hará  parecer. 

14  Escucha  esto  Job,  repósate,  y  con- 
sidera las  maravillas  do  Dios. 

15  ¿  Supiste  (ú  cuando  Dios  las  ponda  en 
concierto,  y  hacia  levantar  la  luz  de  su 
nube? 

10  ¿Has  tú  oonoeldo  las  diferencias  de 
las  nubes,  las  maravillas  del  perfecto  de 
ittblduríos? 

1 7  ¿  Y  eran  calientes  tus  vestidos  cuando 
él  daba  el  reposo  á  la  tierra  del  medio- 
día? 

18  ¿Extendiste  tú  con  <3  los  cielos  fir- 
mes, como  un  espejo  fieme  ? 

19  Muéstranos,  que  le  hemos  do  decir, 
porque  no  ordenemos  en  tinieblas. 

30  ¿Ha  de  serle  contado 'cuando  yo  ha- 
404 


bkre?  ¿Ha  de  serie  dleho  cuando  alguno 
será  damnificado  ? 

21  También  alguna  vez  no  se  ve  la  lux 
ciará  en  los  délos ;  y  pasa  un  viento  y 
limpíalos. 

23  De  la  parte  del  norte  vendrá  la  se- 
renidad, por  el  Dios  terrible  de  alabara. 

28  El  st  Todopoderoso,  al  cual  no  alcali- 
zamos :  grande  en-  poder,  y  en  Juicio,  y 
en  multitud  de  justicia;  no  aflige. 

24  Por  tanto  los  hombres  le  temerán, 
todos  los  sabios  de  corazón  no  le  com- 
prenderán. 

capitulo  xxxvm. 

Dios  tómala  disputa  contra  Job,  mostrando  su  etentf- 
dad,magestad,  poder,  y  sabiduría  por  la  considera- 
ción de  las  cotas  naturales. 

YBS3P03DIÓ  Jebera  á  Job  desde 
la  oscuridad,  y  dijo : 
2  ¿Quién  es  este  que  oscurece  el  con- 
sejo con  palabras  sin  sabiduría? 
8  Ahora  ciñe  como  varón  tus  lomos': 
preguntarte  he,  y  me  harás  saber. 

4  ¿Dónde  estabas  tá,  cuando  yo  mudaba 
la  tierra?  házmelo  saber,  si  tienes  Inteli- 
gencia. 

5  ¿Quién  ordenó  sus  medies»,  st  lo  sa- 
bes? ¿ó  quién  extendió  sobre  ella  cor- 
del? 

6  ¿Sobre  qué  están  fundadas  sus  basas? 
¿ó  quién  puso  su  piedra  esquinada, 

7  Cuando  todas  las  estrellas  del  alba 
alababan,  y  jubilaban  todos  los  hljoe  de 
Dios? 

8  ¿Quién  encerró  con  puertas  la  mar, 
cuándo  rebentó  del  vientre  soliendo? 

9  ¿.Cuándo  puse  nubes  por  su  vestidura, 
y  por  su  laja  oscuridad  ? 

10  Y  determiné  sobre  ella  mi  decreto,  y 
le  puse  puertas  y  cerrojo, 

11  Y  dije:  Hasta  aqui  vendrás,  y  no 
pasarás  adelante;  y  allí  parará  la  hin- 
chazón de  tus  ondas. 

12  ¿  Has  tú  mandado  á  la  mañana  en 
tus  diez  ?  ¿  has  mostrado  al  alba  su  lugar, 

13  Para  que  asga  los  fines  de  la  tierra,  y 
que  sean  sacudidos  de  ella  los  impíos  ? 

14  Trasmudándose  como  lodo  desello; 
y  parándose  como  vestidura : 

15  Has  la  luz  de  los  impíos  es  quitada 
de  ellos;  y  el  brazo  enaltecido  es  que- 
brantado. 

16  ¿Has  tú  entrado  hasta  los  profun- 
dos de  la  mar,  y  has  andado  escudri- 
nando ol  abismo  ? 

17  ¿Te  han  sido  descubiertas  las  puer- 
tas de  la  muerte?  ¿  y  has  visto  las  puertas 
de  la  sombra  de  muerte? 


JOB. 


18  ¿Hat  tú  considerado  hasta  las  an- 
churas do  la  tierra?  Declara,  si  sabes 
todo  esto, 

19  ¿Por  dónde  ya  el  camino  á  la  habi- 
tación de  la  luz  ?  ¿y  el  lagar  de  las  tinie- 
blas, donde  es? 

20  ¿ 81  la  taparás  tú  en  sos  términos? 
¿y  ai  entenderás  las  sendas  de  su  casa? 

21  ¿Si  sabias  tú  cuándo  hablas  de  na- 
cer? ¿y  si  ei  número  do  tus  dias  habia  de 
.ser  grande  ? 

22  ¿Has  tú  entrado  en  los  tesoros  de  la 
nieve?  ¿y  ñas  visto  los  tesoros  del  gra- 
nizo, 

23  Lo  cual  yo  he  guardado  para  el  tiem- 
po de  1a  angustia,  para  el  dia  de  la  guerra, 
y  de  la  batalla? 

24  ¿Cuál  sea  el  camino  por  donde  se 
reparte  la  luz;  por  dónde  se  esparce  el 
viento  solano  sobre  la  tierra? 

25  ¿  Quién  repartió  conducto  al  turbión ; 
y  camino  á  los  relámpagos  y  truenos; 

26  Haciendo  llover  sobre  la  tierra  des- 
habitada ;  sobre  el  desierto,  donde  no  hay 
hombre ; 

27  Para  hartar  la  tierra  desierta ;  y  in- 
culta ;  y  para  hacer  producir  verdura  de 
renuevos? 

28  ¿  Tiene  la  lluvia  padre  ?  ¿  ó  quién  ea- 
.  gendró  las  gotas  del  roclo  ? 

29  ¿  De  vientre  de  quién  salió  el  hielo  ? 
4  y  la  helada  del  cielo,  quién  la  engen- 
dro? 

80  Las  aguas  se  tornan  amanera  de  pie- 
dra, y  la  haz  del  abismo  se  aprieta. 

31  ¿Detendrás  tú  los  deleites  do  las 
Pleiadas  ?  ¿  ó  desatarás  las  ataduras  del 
Orion? 

32  ¿  Sacarás  tú  á  su  tiempo  los  signos 
de  los  cielos ?  ¿ó  guiarás  el  Arcturo  con 
sos  lujos  ? 

33  ¿Supiste  tú  las  ordenanzas  de  los 
cielos  ?  ¿  Dispondrás  tú  de  su  potestad 
en  la  tierra? 

34  ¿Alzarás  tú  á  las  nubes  tu  voz,  para 
que  te  cubra  multitud  de  aguas  ? 

35  ¿Enviarás  tú  los  relámpagos,  para 
que  ellos  vayan?  ¿y  durante  ellos  á  ti : 
Henos  aquí  ? 

36  ¿  Quién  puso  la  sabiduría  en  los  rí- 
ñones ?  ¿  ó  quién  dio  al  entendimiento  la 
inteligencia? 

37  ¿  Quién  puso  por  cuenta  los  cielos 
con  sabiduría  ?  ¿y  los  odres  de  los  cielos, 
quién  los  hizo  parar, 

38  Cuando  el  polvo  se  ha  endurecido 
con  dureza,  y  los  terrones  se  pegaron 
tinos  á  otros  ? 


39  ¿Casarás  tú  la  presa  para,  el  león? 
¿y  henchirás  la  hambre  de  los  leoncillos, 

40  Cuando  están  echados  en  las  cue- 
vas, y  se  están  en  sus  cabanas  para  ase- 
char? 

41  ¿  Quién  preparó  al  cuervo  su  caza, 
cuando  sus  pollos  dan  voces  á  Dios,  per- 
didos sin  comida? 

CAPITULO  XXXIX. 

Prosigue  Dios  mostrando  lo  mismo  por  la  considero}- 
cion  de  algunos animato  y  d*  mnaturhdeaa,  It.Jdb 
reprendido  asi  do  Dio*,  rtconoot  su  imipisnéia  m 
haber  mterido  disputo*  con  éi. 

¿  O  ABES  tú  el  tiempo  en  qué  paren  las 
OO  cabras  monteses?  ¿  ó  miraste  tú  las 
ciervas,  cuando  están  pariendo  ? 

2  ¿Contaste  tú  los  meses  de  su  preñez? 
¿y  sabes  el  tiempo  cuando  han  de  pa- 
rir? 

3  Como  se  encorvan,  quebrantan  sus  hi- 
jos, pasan  sus  dolores : 

4  Como  detpum  sanan  los  hijos,  crecen 
con  el  grano :  salen,  y  nunca  mas  vuel- 
ven aellas. 

5  ¿Quién  echó  libre  al  asno  montes? 
¿  y  quién  soltó  sus  ataduras  ? 

6  Al  cual  yo  puse  casa  en  la  soledad, 
y  sus  moradas  en  la  tierra  salada. 

7  Riese  de  la  multitud  de  la  ciudad;  no 
oye  las  voces  del  pechero. 

8  Lo  oculto  de  los  montes  es  su  pasto, 
y  anda  buscando  todo  lo  que  está  verde. 

9  ¿  Querrá  el  unicornio  servirte  á  ti,  ni 
quedar  á  tu  pesebre? 

10  ¿Atarás  tú  al  unicornio  con  su  co- 
yunda para  el  surco  ?  ¿labrará  los  valles 
en  pos  de  ti  ? 

11  ¿  Confiarás  tú  en  él,  por  ser  grande 
su  fortaleza,  y  fiarás  de  él  tu  labor  ? 

12  ¿Fiarás  de  él  que  te  tornará  tu  si- 
miente, y  que  allegará  en  tu  era  ? 

13  ¿  Hiciste  tú  las  alas  alegres  del  aves- 
truz: los  cañones  y  la  pluma  de  la  ci- 
güeña? 

14  La  cual  desampara  en  la  tierra  sus 
huevos,  y  sobre  el  polvo  los  calienta, 

15  Y  olvidase  de  que  los  pisará  tágun 
pié,  y  que  los  quebrará  alguna  bestia  del 
campo. 

16  Endurécese  para  con  sus  hijos,  como 
si  no/u¿s£*suyo8,  no  temiendo  de  que  su 
trabajo  haya  sido  en  vano : 

17  Porque  Dios  la  hizo  olvidar  de  sabi- 
duría, y  no  le  dio  inteligencia. 

18  A  su  tiempo  se  levanta  en  alto,  y  se 
burla  del  caballo,  y  de  él  que  sube  en  él 

19  ¿Diste  tú  al  caballo  la  fortaleza? 
¿vestiste  tú  su  cerviz  de  relinchó  ? 

20  ¿Espantarle  has  tú  como  á  alguna 

495 


JOB. 


langosta,  en  cuya  nariz  hay  fuerza  para 
espantar? 

21  Escarba  la  tierra,  alégrase  en  su 
fuerza,  sale  al  encuentro  de  las  armas: 

22  Hace  burla  del  espanto,  j  no  teme ; 
ni  vuelve  el  rostro  delante  de  la  espada. 

23  Contra  él  suena  la  aljaba,  el  hierro 
de  la  lanza,  y  de  la  pica ; 

24  T  él  con  Ímpetu  y  furor  escarba  la 
tierra,  y  no  estima  el  sonido  de  la  bo- 
cina. 

25  Entre  las  bocinas  dice :  \  Ea!  y  desde 
lejos  huele  la  batalla,  el  extra endo  dalos 
principes,  y  el  clamor. 

26  ¿  Vuela  el  gavilán  por  tu  industria,? 
extiende  sus  alas  hacia  el  mediodía? 

27  ¿  Enaltécese  el  águila  por  tu  manda- 
miento, y  pone  en  alto  su  nido : 

28  Habita,  y  está  en  la  piedra  en  la  cum- 
bre del  peñasco,  y  de  la  roca  ? 

29  Desde  allí  asecha  la  comida:  sus 
ojos  consideran  muy*  lejos. 

30  Y  sus  pollos  tragan  sangre ;  y  adonde 
hubiere  muertos,  aUi  está. 

CAPITULO  XL. 

MmeetraDimdJob,qne  ha  hecho  mol  «n  condenar  m 
jmciojwt&cémdom  tanto  d$L  II.  Declara  m  gran- 
deva por  la  obra  de  em  Juicio»,  con  ave  abate  loe 
eoberbioe.  III.  Por  la  consideración  del  elejante^  w 
del  Leviatkan. 

Y  RESPONDIÓ  Jehova  á  Job,  y  dijo : 
2  ¿Es  sabiduría  contender  con  el 
Omnipotente  ?  El  que  disputa  con  Dios, 
responda  á  esto. 
8  f  Y  respondió  Job  á  Jehova,  y  dtyo : 

4  He  aquí,  que  yo  soy  vil,  ¿qué  te  res- 
ponderé? Mi  mano  pongo  sobre  mi 
boca. 

5  Una  vez  hablé,  y  no  responderé;  y 
dos  veces;  mas  no  tornaré  á  hablar. 

6  Y  respondió  Jehova  á  Job  desde  la 
oscuridad,  y  dtyo : 

7  Cíñete  ahora,  como  varón,  tus  lomos : 
yo  te  preguntaré,  y  hazme  saber. 

8  ¿Invalidarás  tú  también  mi  Juicio? 
¿condenarme  has  á  mi  para  Justificarte 
átí? 

9  ¿Tienes  tú  brazo  como  Dios?  ¿y  tro- 
narás tú  con  voz  como  él  ? 

10  Ahora  atavíate  de  magostad  y  de  al- 
teza, y  vístete  de  honra  y  de  hermosura. 

11  Esparce  furores  de  tu,  ira,  y  mira  á 
todo  soberbio,  y  abátele. 

12  Mira  á  todo  soberbio,  y  postrale ;  y 
quebranta  los  Impíos  en  su  asiento. 

19  Encúbrelos  á  todos  en  el  polvo ;  y 
ata  sus  rostros  en  oscuridad; 
•  14  Y  yo  también  te  confesaré,  que  tu 
diestra  te  salvará. 

406 


15  He  aquí  ahora  Béhemoth,  al  cual  yo 
hice  contigo;  yerba  come  como  buey. 

16  He  aquí  ahora  que  su  fuerza  está  en 
sus  lomos ;  y  su  fortaleza  en  el  ombligo 
de  su  vientre : 

17  Su  cola  mueve  como  un  cedro ;  y  loa 
nervios  de  sus  genitales  son  entretejidos : 

18  Sus  huesos  son  fuertes  como  acero, 
y  sus  miembros  como  barras  de  hierro : 

19  El  es  la  cabeza  de  los  caminos  do 
Dios :  el  que  le  hizo  le  acercará  de  su  es- 
pada. 

20  Ciertamente  los  montes  llevan  re- 
nuevo para  él ;  y  toda  bestia  del  campo 
retoza  allá. 

21  Debajo  de  las  sombras  se  echará,  en 
lo  oculto  de  las  cañas,  y  de  los  lugares 
húmedos. 

22  Los  árboles  sombríos  le  cubren  con  su 
sombra;  los  sauces  del  arroyo  le  cercan. 

28  He  aquí  que  él  robará  el  rio  que  no 
corra;  y  confíase  que  el  Jordán  pasará 
por  su  boca. 

.24  El  le  tomará  por  sus  ojos  en  los  tro- 
pezaderos, y  le  horadará  la  nariz. 

CAPITULO  XIX 

Proetoue  en  la  comideradon  del  Leviatkan,  de  §m  comt- 
poetmra,  Jbrtalena  y  ingenio. 

j  O  ACARAS  tú  al  Leviathan  con  el  an- 
v  O  zuelo ;  y  con  la  cuerda  que  le  echa- 
res en  su  lengua? 

2  ¿  Pondrás  tú  garfio  en  sus  naricea ;  y 
horadarás  tú  con  espina  su  qntyada? 

3  ¿Multiplicará  él  ruegos  para  conti- 
go? ¿hablarte  ha  él  átí  lisonjas? 

4  ¿Hará  concierto  contigo  para  que  le 
tomes  por  siervo  perpetuo? 

5  ¿Jugarás  tú  con  él,  como  con  pája- 
ro? ¿y  atarle  has  para  tus  ninas? 

6  ¿Harán  banquete  por  causa  de. él 
los  compañeros?  ¿partirle  han  entre  los 
mercaderes? 

7  ¿Cortarás  tú  con  cuchillo  su  cuero, 
y  con  francado  de  pescadores  su  cabeza? 

8  Pon  tu  mano  sobre  él:  acordarte 
has  de  la  batalla,  y  nunca  mas  tornarás. 

9  He  aquí  que  tu  esperanza  será  bur- 
lada; por  que  aun  á  su  sola  vista  se  des- 
mayarán. 

10  Nadie  hay  tan  osado  que  le  despier- 
te :  ¿  quién  pues  podrá  estar  delante  de 
mí? 

11  ¿  Quién  me  previno  para  que  yo  se  lo 
agradezca?  todo  lo  que  está  debajo  del 
cielo  es  mió. 

12  Y  no  callaré  sus  miembros,  y  la  cosa 
de  sus  fuerzas,  y  la  gracia  de  su  disposi- 
ción. 


JOB. 


13  i  Quién  descubrirá  la  delantera  de  bu 
Testidura?  ¿quién  se  llegará  á  él  con 
freno  doble*  ■ 

14  ¿Qttién  ebrirálaepuertas  de  su  fostró  ? 
Los  órdenes  de  sus  dientes  espantan. 

15  La  gloria  de  tu  vestido  es  escudos  fuer- 
tea,  cerrados  <enk*  «i  estrechamente. 

16  El  uno  «a  junta  con  el  otro,  que  vien- 
do no  entra  entre  clips- . 

17  El  uno  está  pegado  cen  el  qtre,  están 
traYados  entre  sí,  que  no  se  pueden 
apartar. 

•  l&*Con  sus  estor  nnxkos  endeude  tambre ; 
y  stm  ojos  $on  como  los  párpados  del  alba. 

19  De  su  boca  salen  bachea  de  fuego,  y 
proceden  centellas  de  luego. 

20  De  sus  narices  sale  nanyo/ cerno  de 
una  olla,  6  caldero  que  hierve. 

21  Su  aliento  enciende  los  carbonee*  y 
de  su  boca  sale  llama. 

23  En  su  cerviz  mora  la  ¿brtafteae,  y 
.delante  de  él  es  deshecho  el  trabajo. 

23  Las  partes  de  su  carne  están  pegadas 
4ntn  d:  está  firme  m  emrne  en  él,  y  no 
se  mueve. 

24  Su  corazón  es  firme  como  «na  pie- 
dra, y  fuerte  como,  la  muela  de  debaja 

2ST  De  su  grandena  tienen  temor  lee 
fuertes,  y  de  sus  desmayos  se  purgan. 

26  Cuando  alguno  le  elcanaare,  ni  es- 
pada, ni  lanza,  ni  dardo,  ni  coselete,  du- 
rará contradi 

27  £1  hierro  estima  por  pajas,  y  el  ace- 
ro por  lefio  podrido, 

28  Saeta- no  le  hace  huir;  las  piases  de 
honda  se  le  tornan  armas. 

29  Toda  arma  tiene  por  hojarascas,  y 
del  blandeamientQ  de  U  pica  se  burla* 

80  Por  debajo  tf*M asadas  coronas:  im- 
primé m  agudez  en  el  suelo. 

81  Hace  hervir  como  una  olla  la  pro- 
funda mar  4  y  tómala  como  una  olfc»  de 
ungüento. 

32  En  pos  de  si  hace  resplandecer  fe 
senda,  que  parece  que  la  mar  es  cana. 

33  No  hay  sobre  la  tierra  su  semejante, 
bocho  peni  nada  temer. 

34  Menosprecie  toda  cosa  alta,  es  xey 
sobre  todos  los  soberbios. 

CAPITULO  XLn. 

Job  etmftado  va  de  JWo»,  confie*»  m  imipitmein  «a 
haber  querido  disputar  con  él  su  cauta.  II.  JEnvio 
'Dio*  d  los  amigo*  de  Job,  d  Job,  para  que  ore  por 
ello*.  m.Dio*e*mxfertel*miteriadeJobenmaior 
prosperidad  qm  dntet  Jnvo»- 

Y  RESPONDIÓ  Job  á  Jehova,  y  dijo : 
2  Yo  cenosco  que  todo  k>  puedes, 
y  que  no  hay  pensamiento  que  se  eseonr 
da  de  ti. 
Span.  32 


8  ¿Quién  es  el  que  oscurece  el  consejo 
sin  sabiduría?  Por  tanto  yo  denunciaba 
*>  <ue  nq  entenene";  eossjs  que~¥ne€ran 
ocultas,  y  que  no  las  sabia.      *     *  ' 

4  Oye  ahora,  y  hablaré:  preguntarte 
he  y  harás  me  saber. 

5  De  oidas  te  habla  oido;  mas  ahora 
mis  ojos  te  ven. 

6  Por  tanto  yo  tas  condeno  d  sai  mitmoy 
y  me  arrepiento  en  potro  y  eesdne. 

7  1T  Y  aconteció  que  después  que  habló 
Jebero  estes  palabras  á  Job,  Jebera  ttgo 
á  EUpaas  Themanita:  Mi  ira  se  encen- 
dió contra  tí  y  tus  dos  compañeros,  pon- 
qué no  habéis  hablado  por  mi  lo  recto, 
como  mi  siervo  Job. 

8  AhorS  pues  tomaos  siete  becerros,  y 
siete  carneros,  t  andad  á  mi  sierro  Job, 
y  ofreced  holocausto  por  vosotros:  y 
mi  siervo  Job  orará  por  vosotros ;  por- 
que por  su  respeto  solamente  no  os  tra- 
taré afrentosamente, -por  cuanto  nó  ha- 
béis hablado  por  raí  rectamente^  como 
mi  siervo  Job. 

9  Y  fueron  Elipnaz  Themanita,  y  Bal- 
dad Súbita,  y  Sophar  Naomathéta,  y  hi- 
cieron como  Jehova  les  sujo;  y  Jemova 
tuvo  respeto  á  Job» 

10  1T  Y  torno"  Jehova  la  aflicción  de  #o|> 
orando  él  por  sus  amigos;  y  aumentó 
con  el  doble  todas  las  eosas  que  nabtsn 
sido  de  Job. 

11  Y  vinieron  á  él  todos  sus  hermanee, 
y  todas  sos  hermanea,  y  todos  loa  que 
primero  le  hablan  conocido,  y  comieron 
con  ék  pan  en  su  casas  y  coodoleetóronse 
de  él,  y  consoláronle  de  todo  aquel  mal 
que  Jehova  habla  traído  sobre  ék%  y  ca- 
da uno  de  eUes  le  dio  una  oveja,  y  una 
joya  de  oro. 

12  Y  Jehova  bendtyo  á  la  poetrtreeria  de 
Job,  mas  que  á  su  principio;  porque  tu- 
vo estoree  mil  ovejas,  y  seas  saü  came- 
llos, y  mil  yantas  4e  bueyes,  y  mil  as- 

18  Y  tuvo  siete  lajee  y  tres  lujas; 

14  Y  llamó  el  nombre  de  la  una  Jerai- 
mah,  y  el  nombre  de  la  segunda  Cesiaa, 
y  el  nombre  de  la  tercera  Keren-Hapucn. 

15  Y  no  se  haUaron  mugares  tan  her- 
mosas como  las  mjas  de  Job,  en  toda  la 
tierra ;  y  dióles  su  padre  herencia  entre 
sus  hermanos. 

16  Y  después  de  esto  vivió  Job  ciento  y 
cuarenta  anos,  y  vio  á  sus  hijos,  y  á  los 
btfos  de  sus  hijos,  hasta  la  cuarta  gene» 
ración. 

17  Y  murió  Job  viejo»  y  harto  de  diaa. 

m 


EL  LIBIDO  DE  LOS  SALMOS. 


SALMO  I, 

£1  piadoso  (cuyo  perpetuo  estudió  esentaUyde  Dios) 
,    será  éUntoMmOe  prosperado.   11.  SI  impio  pere- 

BIENAVENTURADO  el  varón,  que 
no  anduvo  en  consejo  dómalos,  ni 
estuvo  en  camino  de  pecadores,  ni  se 
eeent*>-em  tille  de  burladores. 

2  Mae  antee  en  le  ley  de  Jehova  et  en 
Tolnntad :  y  en  en  ley  meditará  de  dta  y 
oc  nodse.' 

8  Y  será  como  el  Árbol  plantado  Junto 
á  arroyos  de  aguas,  que  de  en  fruto  en  sn 
tiempo :  y  en  boje  no  ee  marchita,  y  to- 
-éo  lo  (je*  nuce,  prosperará. 

4  f  fío  eef  loe  malos:  el  no  como  el  ta- 
mo, qne  lo  lea»  el  Tiento.     * 

5  Por  tanto  no  ee  levantaran  loe  matos 
oa  el  jaldo:  ni  los  pecadores  en  la  con- 
gregario*  de  loe  justos. 

o  Forqne  Jehova  conoce  el  camfno  de 
loe  Justos :  y  el  camino  denlos  malos  se 
perderá» 

SALMO  II. 

Todoé  jMMw^My  ecnmtltmde  le*  poderosos  do  te 
tierra  contra  Cristo  y  tu  glorioso  reino  serán  frus- 
tradas, y  el  reino  de  Cristo  permanecerá  para  siem- 


¿P°£ 


>R  qué  se  amotinan  Jas  gentes,  y 
loe  pueblos  ploman  vanidad  t 
S  Sstaran  loe  reyes  déla  tierra,  y  prln- 
eipee  oonsnttaráa  en  nno  contra  Jehova, 
-y  contra  en  ungido,  diéietidtr 
S  Rompemos  ene  eoynnéaet  y  eobemoe 
de  nosotros  sne  cnerdas. 

4  SI  ene  mera  en  loa  cielos  ee  reiré  c  el 
-Beflor  ee  burlará  de  ellos. 

5  Entesases  hablará  á  elloB  con  sn  fa- 
ror,yconsnimloeeentaw1tar&    - 

.  6  Y  yo  te  establecí  mi  rey  sobre  Sfew, 
el  monte  de  mi  santidad. 
-  7  7b  recitaré  el  desteto.     Jebova  tne 
dtyo:  Mi  hijo  eres  tú:  yo  te  enfendré 
hoy. 

8  Demándame,  y  yo  daré  lae  gentes  por 
tn  heredad,  y  por  tu  posesión  los  cabos 
de  la  tierra. 

9  Quebrantarlos  has  con  vara  de  hierro : 
como  vaso  de  ollero  los  desmenuzarás. 

10  Y  ahora  reyes  entended:  admitid 
consejo  jaeces  de  la  tierra. 

11  Servid  á  Jehova  con  temor  *  y  ale- 
graos con  temblor.  -  . 


12  Besad  al  htyó,  porque  no  se  enoje,  y 
perezcáis  en  el  camino:  cuando  se  en- 
cendiere un  poco  su  furor,  bienaventu- 
rados todos  loe  que  confien  en  éX 

BALMO  m. 

David  acosado  de  muchos  y  fuertes  enemigos  dnntésM 


del  estado  de  la  iglesia  en  el  mundo,  de  sus  permv- 
endones,  de  su  eonJUmza,  y  desús  victorias. 
V"  Salmo  de  TJaild,  cuando  bola  do  delante  de 
absalom  sa  hUa 

JBBOVA,  f  cuánto  se  han  multiplica- 
do mis  enemigos!  moches  se  le- 
vantan contra  mi. 

2  Muchos  dicen  de  mi  alma:  No  hay 
para  él  salad  en  Dfoe.    8elah. 
8  Mae  td,  Jehova,  eres  escudo  por  mi : 
mi  gloria,  y  el  que  -ensalce  mi  cabeza. 

4  Con  mi  vos  clamé  á  Jehova,  y  él  me 
respondió  desde  el  monte  de  su  santi- 
dad.   8eiah. 

5  Yo  me  acosté,  y  dormí,  y  desperté: 
porque  Jehova  me  «ostentaba, 

6  No  temeré  de  diez  millares  de  pueblo, 
qne  pusieren  cerco  sobre  mi. 

7  Levántate,  Jehova;  sálvame,  Dtoa 
mió :  porque  tú  heriste  á  todos  míe  ene- 
migos en  la  quijada:  los  dientes  de  loa 
malos  quebrantaste. 

*  De  Jebova*  fe  salud:  sobro  tn  pue- 
blo tere  tubendtclon.    SeWb. 

Salmo  iy. 

Lhmaápimmmafiicoion.  lt.  Corriga  dsm»  pérse - 
gUidormUáimlm d emrmpsutimimto.  W.  Bu  sima 
que  la  verdadera  felicidad  es  estar  en  gracia  da 
Dios.  La  ocasión  de  este  salmo  parece  haber  sido 
H  mhmiú  tMprscodmUi 
«Al Vuaotdor sn lfajtaott.  8eia»deDe*l 

GUANDO  llamo,  respóndeme,  ó!  Dtoa 
do  nH  Justicia*  en  fe  angnstla  me 
hiotote  ensanchar*  ten  nrfeerteoréia  do 
mi,  y  oye  mi  oración.       ^ 

2  T  Hijos  de  hombre,  ¿hasta  cuandoool- 
evfefc  mi  honra  en  tnlattlat  ¿amaréis  la 
vanidad?  ¿ buscaréis  la  mentira?  Safen. 

3  Sabed,  pues^ra*  Jehova  hizo  apartar 
al  piadoso  para  si :  Jehova  oirá,  cuando 
yo  clamare  á  él. 

4  Temblad,  y  no  pequéis:  hablad  en 
vuestro  corazón,  sobre  vuestra  cama,  y 
callad.    Selah. 

5  Sacrificad  saerifletos  o%  Justicia,  y 
confiad  en  Jehova.  . 

6  t  Machos  dicen:  ¿Quién  nos  mostré* 


SALMOS. 


rá  el  bien?   Alza  sobre  nosotros,  ó  1  #e- 
hova,  la  luz  de  tu  rostro. 

7  3**  disté  alegría  en  mi  corazón,  al 
tiempo  que  el  grano  de  ellos,  y  el  mosto 
de  ellos  se  multiplicó. 

8  En  paz  me  acostará,  y  asimismo  dor- 
miré: porque  tú,  Jehova,  soto  me  harás 
estar  confiado. 

SALMO  V. 

Oración  de  DeSnd  contra  toe  Impíos,  Meaffaoeoe,  flo- 
fwwiWtrM,  *om<chfmt¿f—  «Mofee  rfrwirrfii  cier- 
ta perótcúmytra  de  Z>km.  ZL  los  piadosos  se  ga~ 
mpk^i  de  la  jHOiicicm  de  toe  impíos.  Partee  ser  la 
ocasión  de  este  salmo  la  mienta  de  los  tres  prece- 


*AlVeáoed<s;sobreNehUoUi.  Saino  de  David. 

ESCUCHA,  ól  Jehova,  mis  palabras: 
entiende  mi  meditación; 

2  Está  atento  á  la  tos  de  mi  clamor, 
Bey  mío,  y  Dios  mió,  porque  á  tí  oraré. 

3  Jehova,  de  nmfiana  oirás  mi  tos:  de 
miflsas  me  presentaré  á  tí,  y  esperaré. 

4  Porqueta  no swt  Dios  qnetqoieres  la 
maldad ;  el  malo  no  habitará  ¿noto  á  ti. 

5  No  estarán  los  insensatos  delante  de 
tns  ojos;  á  todos  los  que  obran  iniqui- 
dad, aborreciste. 

•  6  Destruirás  á  los  que  hablan  mentira: 
al  Taron  do  sangres  y  de  engaño  abomi- 
%ará  Jehova, 

7  Y  yo  en  la  multitud  de  tu  misericor- 
dia entraré  en  tu  casa:  adoraré  al  santo 
templo  tuyo  con  tu  temor. 

•  8  Jehova,  guíame  en  tu  Justicia  á  can- 
sa de  mis  enemigos :  enderen  delante  de 
vi  tu  camino. 

9  Porque  no  hay  en  su  boca  rectitud : 
sus  entrañas  mm  pravedades:  sepulcro 
«blerto  su  garganta,  con  su  lengua  lison- 
jearán. 

10  Asuélales,  ó!  Dios,  caigan  de  sus 
consejos :  por  la  multitud  de  sus  rsbe- 
'Hottes  óchales,  porque  se  rebelaron  con- 
tra tí. 

:  11  Y  alegrarse  han  todos  los  que  espe- 
ran en  tí ;  pasa  siempre  se  regacearán,  y 
-cubrirles  has,  y  alégrame  han  en  ti  los 
¿<gue  «man  tu  nombre. 

13  Porque  tá  bendecirás  al  justo,  6! 
Jehova;  como  de  un  payés  le  cercarás 
•de  benevolencia. 

SALMO  VI. 

^David  enfermo  de  grave  enfermedad*  comee  ser  o/í- 
gido  de  ta  mano  de  Dio*  por  sus  pecado»:- y  pide 
misericordia. 
1  Al  Veocodor  en  Neglnoth  sobre  Semhüth. 

Salmo  de  David. 
TEHOVA,  no  me  reprendas  con  tu  fu- 
\t)   ror :  ni  me  castigues  con  tu  ira. 
2  Ten  misericordia,  de.  mV  41  Jehora, 


porque  yo  estoy  debiHtado:  salíame,  6! 
Jehova,  porque  mis  huesos  están  con- 
turbados. 

3  Y  mi  alma  está  muy  conturbada :  y 
tú,  Jehova,  ¿  hasta  cuándo  ? 

4  Vuelve,  el  Jehora,  escapa  mi  alma, 
sálvame  por  tu  misericordia : 

5  Porque  en  la  muerte  no  has/  memoria 
de  tí :  en  el  sepulcro  ¿  quién  te  loará? 

•  Trabajado  he  con  mi  gemido:  teda 
la  noche  hago  nadar  mi  cama  en  mis 
lágrimas:  deslio  mi  estrado. 

7  Mis  ojos  están  carcomidos  de  descon- 
tento :  hánse  envejecido  á  cansa,  de  to- 
dos mto  angustiadores. 

8  Apartaos  de  mi  todos  los  obradores 
de  iniquidad :  porque  Jehova  ha  oido  la 
vos  de  mi  Hora 

9  Jehova  ha  oido  mi  ruego :  Jehova  ha 
recibido  mi  oración. 

10  Avergonzarse  han,  y  turjiarse  han 
mucho  todos  mis  enemigos:  volverán, y 
avergonzarse  han  lábRamente. 

SALMO  VÍI. 

Sivoca  David  él  favor  de  Dios  contra  Ib*  enhornaos 
ele  Seeeeit  é  de  8tna\  coma  otmts  ssstfenwtn.  II» 
T purga  su  inocencia  contra  ellas.  III.  Mario  4 
sus  perseguidores  d  arrepentimiento.  IV.  Descubre 
sus  matos  intento»,  u  tes  denuncia  la  ira  de  Dios, 
p  el  castigo  que  ios  espera, 

18to*yoo  do  David,  que  cantó  á  Jehova»  soto* 
bu  palabras  deCbaa,k*o  da  BeqJanüBw 

JEHOVA,  Dios  mió,  en  ti  he  confiado : 
sálvame  de  todos  los  que  me  persi- 
guen, y  líbrame ; 

8  Porque  no  arrebate  mi  alma:  como 
el  león,  que  despedace,  y  no  Jssy  quien 
Ubre. 

8  f  Jehova,  Dios  mió,  si  ye  he  hecho 
esto :  si  hay  en  mis  manos  iniquidad; 

4  Si  di  mal  pago  á  mi  pacifico:  sino 
salvé  al  que  me  persegaia  sin  motivo. 

6  Persiga  el  enemigo  á  mi  alma,  y  al- 
cáncela, y  «pise  en  tierra  mi  vida:  y  á  mi 
honra  ponga  en  el  polvo.   Belah. 

6  Levántate,  ó  (  ¿encana,  en  tu  furor,  ál- 
ate á  canea  de  las  iras  de  mis  angustia- 
dores: y  despierta  para  mi  el  juicio  que 
mandaste, 

7  Y  rodearte  ha  congregación  de  pue- 
blos :  por  cansa  pues  de  él  vuélvete  en 
alto. 

8  Jehova  Juzgará  los  pueblos:  júsga- 
me,  ó !  Jehova,  conforme  á  mi  justicia ; 
y  conforme  á  mi  integridad  venga  sobre 
mi. 

9  Consuma  ahora  mal  á  los  malos,  y  en- 
hiesta al  justo:  el  Dios  justo  es  el  que 
prueba  los  corazones,  y  los  ríñones. 


SALMOS. 


10  Mi  eseudo  «  en  Dios,  el  ene  selva  á 
loe  rectos  de  concón. 

11  Dios  es  el  que  Juzga  al  justo :  y  Dios 
Be  aira  todos  los  dias. 

12  Si  no  se  vol  viere,  él  afilará  su  espada : 
su  arco  ha  armado  ya,  y  aparejádolo  ha» 

13  Y  para  él  ha  aparejado  armas  de 
muerte:  ha  labrado  sus  saetas  para  los 
que  persiguen. 

14  He  aquí,  ha  tenido  parto  de  iniqui- 
dad :  y  concibió  trabajo,  y  parió  mentira 

15  Pozo  ha  cavado,  y  ahondádolo  ha:  y 
en  la  fosa  que  él  hizo  caerá. 

16  Su  trabajo  será  vuelto  sobre  su  ca- 
beza: y  su  agravio  descenderá  sobro  su 
mollera. 

17  Alabaré  á  Jehova  conforme  á  su  jus- 
ticia, y  cantaré  al  nombre  de  Jehova  el 
Altísimo»  i 

SALMO  VIH, 

Dtot,  en  todo  lo  ove  ha  creado,  se  muestra  digno  de 
mana  alabanza,  ti.  Singularmente  por  la  orando 
dignidad  en  qm  ha  puesto  al  hombre, 

1  Al  Vencedor  «obre  Gttthlth.   Sahao  do  David. 

O!  JEHOVA,  Señor  nuestro,  ¡cuan 
grande  es  tu  nombre  en  toda  la 
tierral  que  has  puesto  tu  alabanza  sobre 
los  cielos. 

2  De  la  boca  de  los  chiquitos,  y  de  los 
que  maman,  fundaste  la  fortaleza  á  cau- 
sa de  tus  enemigos :  para  hacer  cesar  ai 
enemigo,  y  al  que  so  venga. 
'  8  Cuando  veo  tus  cielos,  obra  de  tus 
dedos,  la  luna,  y  las  estrellas  que  tú  com- 
pusiste, 

4  ¿  Qué  «t  el  hombre,  para  que  tengas 
de  él  memoria t  ¿y  d  hfyo  del  hombre, 
para  que  le  visites  ? 

5  Y  le  hiciste  poco  menor  que  los  án- 
geles, y  le  coronaste  de  gloria  y  de  her- 
mosura. 

6  Hícístele  enseftorear  de  las  obras  de 
tus  manos ;  todo  le  pusiste  debajo  de 
sus  pies. 

7  Ovejas,  y  bueyes,  todo  ello  :-y  asimis- 
mo las  bestias  del  campo. 

8  Las  oves  de  los  cielos,  y  los  peces  de 
la  mar:  lo  que  pasa  por  los  caminos  de 
lámar. 

9  O!  Jehova,  Señor  nuestro,  ¡cuan 
grande  «  tu  nombre  en  toda  la  tierra  1 

.8ALMO  IX. 

Hacimienlo  de  gradas  al  Señor  por  la  victoria  habida 
de  grave»  enemigo**  y  por  haber  tomado  la  defensa 
de  lo»  rujfo*.  II.  Pide  continuación  del  mismo  favor 
contra  loe  enemigo*  <pte  restan.  Es  taimo  de  David 
en  nombre  de  toda  la  iglesia  de  loe  piadosos,  que 
nunca  e-ntd  en  el  mundo  sin  tales  enemigos,  ni  sin  la 
experiencia  de  tales  victorias. 

5  Al  Vencedor  ■obre  Math-laben.    Salmo  de 

Darla. 

500 


ALABARÉ á  Jehova  oon  todo  mi  oo- 
jljl  razón :  contaré  todas  tus  maravillas. 

2  Alegrarme  he,  y  gozarme  he  en  ti: 
cantaré  á  tu  nombre,  ó !  Altísimo. 

3  Por  haber  sido  mis  enemigos  vueltos 
atrás:  caerán  y  perecerán  delante  de  ti 

4  Porque  has  hecho  mi  juicio  y  mi  can- 
sa: sentástete  en  trono  Juzgando  jus- 
ticia. 

5  Reprendiste  gentes,  destruíste  al  ma- 
lo, raíste  el  nombre  de  ellos  para  siem- 
pre y  eternalmente. 

6  O  l  enemigo,  acabados  son  los  asola- 
mientos para  siempre:  y  los  ciudades 
que  derribaste,  su  memoria  pereció  con 


7  Y  Jehova  quedará  para  siempre,  él  ha 
aparejado  para  juicio  eu  trono. 

8  Y  él  juzgará  al  mundo  con  justicia, 
juzgará  á  los  pueblos  coa  rectitud. 

9  Y  será  Jehova  refugio  al  pobre*  refu- 
gio en  tiempos  de  la  angustia. 

10  Y  confiarán  en  ti  los  que  saben,  tu 
nombre,  por  cuanto  no  desamparaste  á 
los  que  te  buscaron,  ó  1  Jehova, 

11  Cantad  á  Jehova,  el  que  habita  en 
Slon :  notificad  en  los  pueblos  sus  obras. 

12  Porque,  demandando  las  sangres  se 
acordó  de  ellos :  no  se  olvidó  del  clamor 
de  los  pobres. 

18  ?  Tea  misericordia  de  mi,  Jehova: 
mira  la  aflicción  qut  §ufro  de  los  qae  me 
aborrecen,  ensalzador  mío  de  las  puertas 
de  la  muerte. 

14  Para  que  cuente  yo  todas  tus  alaban- 
zas en  las  puertas  de  la  roja  de  Sion :  y 
me  regocije  en  tu  salud. 

15  Hundiéronse  las  gentes  en  el  foso 
que  hicieron :  en  la  red  que  escondieren 
rae  tomado  su  pié. 

16  Jehovafué  conocido  m  el  juicio  que 
hizo :  en  la  obra  de  sus  manos  fué  enla- 
zado el  malo :  Consideración.    Selah. 

17  Volverse  han  los  malos  al  Infierno : 
todas  las  gentes  que  se  olvidan  de  Dios. 

18  Porque  no  para  siempre  será  olvi- 
dado el  necesitado:  n»  la  esperanza  de 
los  pobres  perecerá  para  siempre* 

10  Levántate,  ó !  Jehova,  no  se  fortalez- 
ca el  hombre :  sean  juzgadas  las  nacio- 
nes delante  de  ti. 

20  Pon,  ó!  Jehova,  temor  en  ellos: 
conozcan  las  gentes  que  son  hombres, 
Selah. 

SALMO  X 

Qm^am  la  iglesia  de  lo*  piadoso*  d  Dios* do  qm  of**- 
sienta  d  los  impíos  aJHgirla  tanto  tiempo  jr  con  tama* 
licencia,  cupo  ingenio  pinta  con  sus  vivos  coloree.  JL 


SALMOS. 


JT>OR  qué  estás  lejos,  Jehova?  ¿por 
Vjl  qué  te  escondes  en  loe  tiempos  de 
la  angustia  ? 

2  Con  arrogancia  el  malo  persigne  al 
pobre ;  sean  tomados  en  los  pensamien- 
tos que  pensaron. 

3  Por  cnanto  se  alabó  el  malo  del  deseo 
de  su  alma :  y  diciendo  bien  del  robador, 
-blasfema  de  Jehova. 

4  El  malo  por  la  altivez  de  su  rostro  no 
busca  á  DUm:  no  hay  Dios  en  todos  sus 
pensamientos. 

5  Sus  caminos  atormentan  en  todo 
tlompo :  altura  *m  tus  juicios  delante  de 
él;  en  todos  bus  enemigos  resopla. 

6  Dice  en  su  corazón :  No  seré  movido 
de  generación  á  generación,  porque  no 
fui  en  mal. 

7  De  maldición  hinchió  su  boca,  7  de 
engaños  y  fraude :  debajo  de  su  lengua 
molestia  y  maldad. 

8  Está  en  las  asechanzas  de  las  aldeas ; 
en  los  escondrijos  mata  al  Inocente :  sus 
ojos  están  mirando  por  el  pobre. 

9  Asecha  de  encubierto,  como  el  león 
dosde  su  cama :  asecha  para  arrebatar  al 
pobre :  arrebata  al  pobre  trayéndole  en 
su  red; 

10  Encógese,  abájase,  y  cae  en  sus  fuer- 
zas multitud  de  afligidos. 

11  Dice  en  su  coraron:  Dios -está  olvida- 
do, ha  encubierto  su  rostro,  nunca  ¿o  vio. 

12  t  Levántate,  ó!  Jehova  Dios,  alea 
tu  mano :  nó  te  olvides  de  los  pobres. 

18  ¿Por  qué  ensaña  el  malo  á  Dios? 
dQo  en  su  corazón :  No  inquirirás. 

14  Tú  has  visto:  porque  tú  miras  el  tra- 
bajo, y  el  enojo,  para  dar  en  tus  manos : 
á  ti  80  remite  el  pobre ;  al  huérfano  tú 
fuiste  ayudador. 

15  Quebranta  el  braco  del  depravado  y 
del  maligno :  buscarás  su  maldad,  y  no  fe 
hallarás. 

16  Jehova,  Bey  eterno  y  perpetuo ;  de  su 
tierra  fueron  destruidas  las  gentes. 

17  El  deseo  de  los  humildes  oíste,  ó ! 
Jehova:  tfi  dispones  su  corazón,  y  haces 
atenta  tu  oreja: 

18  Para  juzgar  al  huérfano  y  al  pobre ; 
no  volverá  mas  á  quebrantar  el  hombre 
de  la  tierra. 

8ALMO  XL 

David  echado  de  las  comunes  congregaciones  de  los 
piado**  por  la  persecución  de  Saúl,  te  conmuto  con 
fi  entendiendo  que  Dio»  re  cu  anua,  y  vengará  éu 
inocencia.  Pareen  ser  et  /andamento  del  «rimo  ¡o 
qm  él  dijo  d  Saúl:  hoy  me  han  echado,  porque  no 
habite  en  la  heredad  de  Jehova,  diciendo :  Vé,  sirve 
dio»  dioses  ágenos.    L3om.J8.lS. 

1  Al  Vencedor.  Salmo  ds  David. 


S' 


EN  Jehova  he  confiado,  4  cómo  deda 
á  mi  alma:  Muévete  á  vuestro  mon- 
te, como  ave  ? 

2  Porque,  he  aquí,  los  malos  flecharon 
el  arco :  apercibieron  sus  saetas  store  la 
cuerda  para  asaetear  en  oculto  á  los  rec- 
tos de  corazón. 

8  Porque  los  fundamentos  serán  derri- 
bados :  ¿  el  justo  qué  ha  hecho? 

4  Jehova  en  el  templo  de  su  santidad : 
Jehova  en  el  délo  su  trono:  sus  ojos 
ven,  sus  párpados  prueban  á  los  m\)os  de 
los  hombres. 

5  Jehova  prueba  al  justo,  y  al  malo,  y 
al  que  ama  la  rapiña  aborrece  su  alma. 

6  Lloverá  sobre  los  malos  lazos,  fuego 
y  azufre ;  y  viento  de  torbellinos  aera  la 
parte  de  su  vaso. 

7  Porque  el  justo  Jehova  amó  las  justi- 
cias :  al  recto  mirará  su  rostro. 

8ALMO  XIL 

Pide  el  socorro  de  JHo»  contra  el  apocamiento  de  la 
iglesia  y  la  multiplicación  de  lo»  impíos,  cupo  inge- 
nio describe.    II.  Confórtase  enfé  contra  esta  tenia- 
don,  asegurándose  que  Dios  mantendrá  su  pmlahm, 
y  conservará  su  iglesia, 
*  AlVssMMdorsofamSeanaltti.  Salmo  de  David. 
ALVA,  ó !  Jehova,  porque  se  acaba- 
ron los  misericordiosos:  porque  se 
han  acabado  los  fieles  de  entre  ta»  lujos 
de  los  hombres. 

2  Mentira  habla  cada  uno  con  su  próji- 
mo cotí  labios  lisongeros :  con  doblez  de 
corazón,  hablan. 

8  Tale  Jehova  todos  los  labios  lisonge- 
ros: la  lengua  que  habla  grandezas. 

4  Que  dijeron :  Por  nuestra  lengua  pre- 
valeceremos: nuestros  labios  ettán  con 
nosotros,  ¿ quién  nos  «s  Señor? 

5  í  Por  la  opresión  de  loa  pobres,  por 
el  gemido  de  los  menesterosos,  ahora  me 
levantaré,  rdice  Jehova:  yo  pondré*en 
salvo  al  que  él  enlaza. 

6  Las  palabras  de  Jehova,  palabras  lim- 
pias :  pinta  refinada  en  horno  de  tierra: 
colada  siete  veces. 

7  Tú,  Jehova,  tos  guardarás:  guárdalos 
para  siempre  de  aquesta  generación. 

8  Cercando  andan  los  molos :  entretan- 
to las  Vilezas  de  los  hijos  de  los  hombres 
son  exaltadas. 

SALMO  XIII. 

Oración  de  un  ánimo  luengamente  abatido  de  la  ten- 
tación, empero  confiado  en  Dios. 
%  Al  Vencedor."  Salmo  de  David. 
jTTASTA  cuándo,  Jehova,  me  olvida- 
VJLL  ras,  para  siempre ?  ¿Hasta cuándo 
esconderás  tu  rostro  de  mi? 
2  ¿Hasta  cuándo  pondré  consejos  en 


SALMOS. 


mi  alma  f  ¿  angla  en  mt  corazón  cada  día? 
¿Hasta  cuándo  será  enaltecido  mi  ene- 
migo sobre  mí? 

8  Mira,  óyeme,  Jehova,  Dios  mío :  alum- 
bra tSis  ojos,  porque  no  duerma  de 
muerte. 

4  Porque  no  diga  mi  enemigo:  Vencile: 
mis  enemigos  se  alegrarán,  si  yo  resba- 
lare. 

5  lías  yo  en  tu  misericordia  he  confia- 
do :  alegrarse  ha  mi  corazón  en  tu  salud. 
Cantaré  á  Jehova;  porque  me  ha  hecho 
bien. 

SALMO  XTV. 

Quejándose  de  la  Mmn  corrupción  del  mundo  te  des- 
cribe, y  muestra  sm  fuentes,  que  son  locura  u  ateísmo 
implo.  II.  De  lo  cual  empero  Dice  Ubrard  á  lo$ 
mqto$. 

%  Al  Vencedor.    Salmo  de  David. 

Dt  JO  el  Insensato  en  su  corazón :  No 
hay  D\o»:  Corrompiéronse,  hicie- 
ron obras  abominables:  no  hay  quien 
haga  bien. 

2  Jehova  miró  desde  los  cielos  sobre 
los  hijos  de  los  hombres,  por  ver  si  hay 
algún  sabio,  que  busque  á  Dios. 

8  Todos  declinaron  á  una,  dalláronse ; 
no  hay  quien  haga  bien,  no  hay  ni  aun 
uno. 

4  Ciertamente  ¿no  lo  conocieron  todos 
los  que  obran  iniquidad,  que  comen  mi 
pueblo,  como  si  comiesen  pan?  á  Je- 
hora  no  invocaron. 

5  Allí  temblaron  de  espanto:  porque 
Dio*  está  con  la  nadon  de  loa  justos. 

6  El  consejo  del  pobre  avergonzasteis 
por  cnanto  Jehova  e*  su  esperanza. 

7  i  Quién  diese  de  Sion  la  salud  de  Is- 
rael, tornando  Jehova  la  cautividad  de 
su  pueblo!  Gozarse  ha  Jacob,  y  alegrase 
hajsrael. 

SALMO  XV. 

Declara  loe  fruto»  de  la  verdadera  justicia.  Son  mor- 
ca* y  notas  de  la  verdadera  iglesia,  cupo  ostento  es 
eterno. 

%  Salmo  da  David. 

JEHOVA,  ¿quién  habitará  en  tu  ta- 
bernáculo?  ¿quién  residirá  en  el 
monte  de  tu  santidad? 
2  El  qué  anda  en  integridad,  y  obra 
fustieia,  y  habla  verdad  en  su  corazón : 

8  El  que  no  revolvió  con  su  lengua,  ni 
hizo  mal  á  su  prójimo,  ni  levantó  ver- 
güenza contra  su  cercano. 

4  En  sus  ojos  es  menospreciado  el  .vil, 
y  á  los  que  temen  á  Jehova,  honra:  juró 
eu  daño  tuyo,  y  no  mudó. 

5  Su  dinero  no  dio  á  usura,  ni  tomó  co- 
hecho contra  el  Inocente.  El  que  hace 
«atas  cosas,  no  resbalará  jamás. 

ftOtt 


SALMO  XVI. 

Invoca  d  Dio*,  protesta  ser  Jehova  todo  su  bien,  re- 
nunciando d  todos  los  falsos  dioses,  al  cual  solo  da- 
rá todo  culto  espiritual:  y  de  quien  espera  verda- 
dera redención  de  lá  muerte.  Es  profecía  ühatrm 
de  la  resurrección  del  Señor,  amo  está  Act.%vU. 

n  Michtham.   De  Daild. 

GUÁRDAME,  ó !  Dios :  porque  en  ü 
he  confiado. 
2  Dijiste,  ó!  alma  mía,  á  Jehova:  Tú 
ere*,  Señor;  mi  bien  no  viene  á  M¿ 
8  A  los  santos  que  están  en  la  tierra,  y 
á  los  fuertes,  toda  mi  voluntad  en  ellos. 

4  Multiplicarán  sus  dolores  de  lo»  que  se 
apresuraren  tras  otro  diot;  no  derramaré 
sus  derramadoras  de  sangre,  ni  tomaré 
sus  nombres  en  mis  labios. 

5  Jehova  la  porción  de  mi  parte,  y  de 
mi  vaso :  tú  sustentarás  mi  suerte. 

t  Las  cuerdas  me  cayeron  en  tugare* 
deleitosos:  asimismo  la  heredad  se  her* 
moseó  sobre  mi. 

7  Bendeciré  á  Jehova,  que  me  aconse- 
ja; aun  en  las  noches  me  ensenan  mis 
ríñones. 

8  A  Jehova  he  puesto  delante  de  mi 
siempre :  porque  estando  él  á  mi  diestra, 
no  seré  conmovido. 

9  Por  tanto  se  alegró  mi  corazón,  y  se 
gozó  mi  gloria:  también  mi  carne  repo- 
sará segura. 

10  Porque  no  dejarás  mi  alma  en  el 
sepulcro :  ni  darás  tu  Santo  para  que  vea 
corrupción. 

11  Hacerme  has  saber  la' senda  de  la 
vida,  hartura  de  alegrías  hay  con  tu  ros- 
tro: deleites  en  tu  diestra  para  siempre. 

salmo  xvn. 

Oración  de  David  y  de  toda  te  isiesim,  en  que  aJSrma 
su  inoosncia  con  el  testimonio  de  Dios  contra  tes 
calumnias  de  loe  perseguidores:  u  le  pide  favor  con- 
tra su  violencia. 

%  Oraokni  de  Darld. 

OYE,  ó !  Jehova,  la  justicia ;  está  aten* 
toa  mi  clamor:  escucha  mi  oración, 
hecha  sin  labios  de  engaño. 
2  De  delante  de  tu  rostro  salga  mi  jui* 
ció :  vean  tus  ojos  la  rectitud. 
8  7Sí  has  probado  mi  corazón;  me  has 
visitado  de  noche ;  reflnasteme,  y  no  ha- 
llaste :  lo  que  pensé  no  pasó  mi  boca* 

4  Para  las  obras  humanas,  por  la  pala- 
bra de  tus  labios  yo  observé  loa  caminos 
del  violento. 

5  Sustenta  mis  pasos  en  tus  caminos, 
porque  mis  pies  no  resbalen. 

0  Yo  te  he  invocado,  por  cuanto  tú  me 
oyes,  ó !  Dios ;  inclina  á  mi  tu  oreja,  oye 
mi  palabra. 

7  Haz  maravillosas  tus  misericordias. 


S1XMOS* 


salvador  de  loé  qne  en  tí  constan,  de  les 
que  se  levantan  contra  tu  diestra. 

8  Guárdame  como  á  lo  negro  de  la  ni- 
ñeta del  ojo,  escóndeme  con  la  aombra 
de  tus  alas.  * 

9  De  delante  de  los  malos  qne  me  opri- 
mieron: de  mis  enemigos  que  me  cercan 
por  la  vida. 

10  Cerrados  con  su  grosura:  con  sn  bo- 
ca hablan  soberbiamente. 

11  Nuestros  pasos  nos  han  cercado  aho- 
ra :  ponen  sns  ojos  para  tendemos  á  tierra; 

13  Parecen  al  león  qne  desea  hacer  pre- 
sa:  j  al  leoncillo  qne  está  escondido. 

13  Levántate,  ó!  Jehova;  anticipa  sn 
rostro:  póstrale:  escapa  mi  alma  del 
malo  <*n  tu.  espada; 

14  De  los  varones  con  tn  mano,  ó  i  Je- 
hora:  de  los  varones  de  mundo  cuya 
parte  «  en  afta  vida:  cuyo  vientre  hin- 
ches de  tu  tesoro:  hartan  sus  h^jos,  y 
dejan  la  resta  á  sus  chiquitos. 

15  To  en  justicia  veré  tu  rostro :  hartar- 
me he  cuando  despertare  á  tn  semejanza. 

SALMO  xvm. 

Él  srgmmeni»  4*1  tigvttnim  taimo  tttd  en  el  MfwMfo 
¡uro  dt  Samuel  capitulo  veimt*  y  dot  dondt  emú  «I 
mismo  tolmo  recitado  por  las  mismas  palabra*. 
*¡  Al  Vencedor :  Salmo  del  siervo  de  Jebora,  do 
Devld,  el  cual  hablo  á  Jehova  las  palabras  de 
este  eántloe  el  día  que  le  Hbre  Jehova  do  mano 
daiodos  sos  enemigos,  y  de  maaode&ud:  T 
<Wo: 

A  MARTE  he,  Jehova,  fortaleza  mía. 
A  2  Jehova,  roca  mia,  y  castillo  mío, 
y  escapador  mío;  Dios  mió,  raerte  mió : 
confiarme  he- en  él:  escudo  mió,  y  el 
enerno  de  mi  salud ;  refugio  mió. 
8  Al  alabado  Jehova  Invocaré,  y  seré 
salvo  de  mis  enemigos. 

4  Cercáronme  dolores  de  muerte,  y  ar- 
royos de  perversidad  me  atemorizaron : 

5  Dolores  del  sepulcro  me  rodearon  { 
anticipáronme  lazos  de  muerte : 

6  En  mi  angustia  llamé  á  Jehova,  y 
clamé  á  mi  Dios :  él  oyó  desde  su  tem- 
plo mi  voz,  y  mfc  clamor  entró  delante 
de  él,  en  sus  orejas. 

7  Y  la  tierra  fué  conmovida  y  tembló :« 
y  los  fundamentos  de  los  montes  se  es* 
tremeeieron,  y  se  removieron,,  porque  él 
se  enojó. 

8  Subió  humo  en  su  nariz,  y  de  su  boca 
fuego  quemante :  carbones  se  encendie- 
ron de  éL 

9  T  abajó  los  cielos,  y  descendió;  y  os- 
curidad debajo  de  sus  pies. 

10  Y  cabalgó  sobre  un  querubín,  y  vo- 
ló :  y  voló  sobre  las  alas  del  viento.       * 


11  Poso  tinieblas  p&ttm  escondedero : 
en  sus  en  derredores  de  su  tabernáculo, 
oscuridad  de  aguas,  nubes  de  los  cielos. 

12  Por  el  resplandor  de  delante  de  él 
sus  nubes  pasaron:  granizo  y  carbones 
de  fuego. 

18  Y  tronó  en  los  cielos  Jehova,  y  el 
Altísimo  dio  su  voz :  granizo  y  carbones 
de  fuego. 

14  Y  envió  sus  saetas  y  desbaratólos : 
y  echó  relámpagos,  y  los  destruyó. 

15  Y  aparecieron  las  honduras  de  las 
aguas:  y  descubriéronse  los  cimientos 
del  mundo  por  tu  reprensión,  ó!  Jehova, 
por  el  soplo  del  viento  de  tu  nariz. 

10  Envió  desde  lo  alto,  me  tomó,  me 
sacó  de  las  muchas  aguas. 

17  Me  escapó  de  mi  inerte  enemigo,  y 
de  los  qne  me  aborrecieron:  aunque 
ellos  eran  mas  fuertes  que  yo. 

18  Anticipáronme  en  el  dia  de  mi  que- 
brantamiento:  mas  Jehova  me  rae  por 
bordón. 

19  Y  me  sacó  á  anchura :  me  libró,  por- 
que se  agradó  de  mi 

20  Jehova  me  pagará  conforme  á  mi 
justicia :  conforme  á  la  limpieza  de  mis 
manos  me  volverá. 

21  Por  cuanto  guardé  los  caminos  de 
Jehova:  y  no  me  maleé  con  mi  Dios. 

22  Porque  todos  sus  juicios  estuvieron 
delante  de  mí :  y  no  eché  de  mi  sus  es- 
tatutos. 

•28  Y  fui  perfecto  con  él :  y  me  recaté 
de  mi  maldad. 

24  Y  pagóme  Jehova  conforme  á  mi 
justicia :  conforme  á  la  limpieza  de  mis 
manos  delante  de  sus  ojos. 

25  Con  el  misericordioso  serás  miseri- 
cordioso: y  con  el  varón  perfecto  serás 
perfecto. 

26  Con  el  limpio  serás  limpio,  y  con  el 
perverso  serás  perverso. 

27  Por  tanto  tú  al  pueblo  humilde  sal- 
varás: y  los  ojos  altivos  humillarás. 

28  Por  tanto  tú  alumbrarás  mi  candela : 
Jehova,  mi  Dios,  alumbrará  mis  tinieblas, 

29  Porque  contigo  desharé  ejércitos :  y 
en  mi  Dios  asaltaré  muros. 

SO  Dios,  perfecto  su  camino :  la  pala- 
bra dé  Jehova  afinada :  escudo  es  á  todos 
los  que  esperan  en  éL 

81  Porque  ¿  qué  Dios  Tiay  fuera  de  Je- 
hova? ¿y  qué  Fuerte  fuera  de  nuestro 
Dios? 

32  Dios,  que  me  cifie  de  fuerza;  y  hizo 
perfecto  mi  camino : 

83  Que  pone  mis  plés  como  pUs  de 

m 


SALMOS. 


cierras :  y  me  hizo  estar  sobre  mis  altu- 
ras: 

34  Que  enseña  mis  manos  para  la  ba- 
talla ;  y  el  arco  de  acero  será  quebrado 
con  mis  brazos. 

85  Y  me  diste  el  escudo  de  tu  salud ;  y 
tu  diestra  me  sustentará,  y  tu  manse- 
dumbre me  multiplicará. 

30  Ensancharás  mi  poso  debajo  de  mi, 
y  no  titubearán  mis  rodillas. 

37  Perseguiré  mis  enemigos,  y  alcan- 
zarles he ;  y  no  volveré  hasta  acabarles. 

33  Herirles  he,  y  no  podrán  levantarse: 
caerán  debajo  de  mis  pies. 

39  T  ce&isteme  de  fortaleza  para  la  pe- 
lea: agobiaste  mis  enemigos  debajo  de 
mi. 

40  Y  disteme  la  cerviz  de  mis  enemi- 
gos :  y  á  los  que  me  aborrecían,  destruí. 

41  Clamaron,  y  no  hubo  quien  salvase : 
á  Jehova,  mas  no  les  oyó. 

43  Y  los  molí  como  polvo  delante  del 
viento :  como  á  lodo  de  las  callea  los  es- 
parcí. 

43  Llbrásteme  de  contiendas  de  pueblo : 
pusisteme  por  cabecera  de  gentes ;  pue- 
blo que  no  conocíame  sirvió. 

44  A  oida  de  oreja  me  obedeció:  los 
hombres  extraños  me  mintieron. 

45  Los  hombres  extraños  se  cayeron :  y 
tuvieron  miedo  desde  sus  encerramien- 
tos. 

46  Viva  Jehova,  y  bendito  sea  mi  Fuer- 
te :  y  sea  ensalzado  el  Dios  de  mi  salud. 

47  £1  Dios  que  me  da  las  venganzas,  y 
sujetó  pueblos  debajo  de  mi. 

48  MI  libraéor  de  mis  enemigos :  tam- 
bién me  hiciste  superior  de  mis  adversa- 
rios :  de  varón  violento  me  libraste. 

40  Por  tanto  yo  te  confesare'  entre  los 
gentes,  ó !  Jehova,  y  cantaré  á  tu  nom- 
bre. 

50  Que  engrandece  las  saludes  de  su 
rey,  y  que  hace  misericordia  á  su  ungido 
David,  y  á  su  simiente  para  siempre. 
SALMO  XIX. 

Dios  se  ka  dado  d  conocer  d  los  hombres  en  diversa» 
maneras:  la  primera  en  la  creación  de  todo  este 
mundo  vietbU.  77.  La  segunda  por  su  ley,  y  por  Ja 
mam/estaoion  de  su  evangelio, 

f  AlVtnoedor.    Salmo  do  David. 

LOS  cielos  cuentan  la  gloria  de  Dios; 
y  el  extendimiento  denuncíala  obra 
de  sus  manos. 

2  El  un  día  pronuncia  palabra  al  otra 
día,  y  la  tina  noche  á  la  otra  noche  de- 
clara sabiduría. 

8  No  hay  dicho,  ni  palabras,  ni  es  oída 
su  voz. 


4  Ea  toda,  la  tierra  salló  «n  linea,  y  al 
cabo  del  mundo  sus  palabras:  para  el 
sol  puso  tabernáculo  en  ellos. 

5  Y  él,  como  un  novio  que  sale  de  su 
tálamo,  alégrase,  como  un  gigante,  para 
correr  el  camino. 

6  Del  un  cabo  de  los  cielos  es  su  salida, 
y  rodea  por  sus  cabos ;  y  no  hay  quien  se 
esconda  de  su  calor. 

7  ^  La  ley  de  Jehova  perfecta,  que  vuel- 
ve el  alma,  el  testimonio  de  Jehova  fiel, 
que  hace  sabio  al  pequeño. 

8  Los  mandamientos  de  Jehova  rectos, 
que  alegren  el  corazón:  el  precepto  de 
Jehova  puro,  que  alumbra  los  ojos. 

9  £1  temor  de  Jehova  limpio  que  per- 
manece para  siempre,  loe  derechos  de 
Jehova,  verdad,  todos  justos. 

10  Deseables  mas  que  el  oro,  y  mas  que 
mucho  oro  afinado;  y  dulces  mas  que 
miel,  y  que  licor  de  panales. 

11  Tu  siervo  también  es  amonestad* 
con  ellos :  en  guardarlos,  gran  salario. 

12  Los  errores,  ¿quien  los  entenderá f 
de  los  encubiertos  líbrame. 

13  Asimismo  de  las  soberbias  deten  £ 
tu  siervo,  que  no  se  enseñoreen  de  mí : 
entonces  seré  perfecto,  y  seré  limpio  de 
gran  rebellón. 

14  Sean  voluntarios  los  dichos  de  mi 
boca;  y  el  pensamiento  de  asi  corazón 
delante  de  ti,  ó!  -Jehova,  roca  mia,  y  mi 
redentor. 

SALMO  XX. 

Oración  del  pueblo  por  la  salud  y  victoria  de  su  rey. 
Según  la  conjetura  de  algún**,  te  ocasión  do  esto 
salmo  Juila  guerra  que  Parid  tuvo  com  loe  Amms 
ntías,  t.  Samuel  10.  donde  parece  David  haber  com- 
puesto este  salmo,  con  el  cual  su  pntllo  rogase  d 
Dios  por  su  victoria, 

%  Al  Vencedor.    Salmo  de  David. 
fVlGATE,  Jehova,  en  el  diadela angus- 
\J  tía:  ensálcete  el  nombre  del  Dios 
de  Jacob. 

2  Envíete  ayuda  desde  el  santuario,  y 
desde  Sion  te  sustente. 
8  Tenga  memoria  de  todos  tus  presen- 
tes, y  encenice  tu  holocausto.    Selah. 
•4  Déte  conforme  á  tu  corazón,  y  cum- 
pla todo  tu  consejo. 

5  Alegramos  hemos  con  tu  salud,  y  en 
el  nombre  de  nuestro  Dios  alzaremos 
pendón :  cumpla  Jehova  todas  tus  peth 
clones. 

6  Ahora  he  conocido  que  Jehova  ha 
guardado  4  su  ungido:  oirle  ha  desde 
los  cielos  de  su  santidad  con  las  valen- 
tías de  la  salid  de  su  diestra. 

7  Estos  en  carros,  y  aquellos  en  cabav 


SALMOS. 


MotiiM""»  mi  lUMOtvoft  del  nombre 
de  Jehova  nuestro  Dios  tendremos  me- 
moria. 

8  Estos  arrodillaron,  y  cayeron:  mas 
nosotros  nos  levantamos,  y  nos  enhes- 
tamos. 

9  Jehova,  salva:  qus  el  rey  nos  oiga  el 
dia  qtte  le  invocaremos. 

SALMO  XXI. 

Baeimiento  de  gracias' d  Dios  dtlpmébio  por  la  victo- 

riadosuteg. 

%  Al  Vencedor.   Saliao  de  David. 

JEHO  VA,  en  tu  fortaleza  se  alegrará  el 
rey;  y  en  tu  salad  se  regocQará  mu- 
cho. 

2  £1  deseo  de  su  coraaon  le  diste;  y  no 
le  negaste  lo  que  sus  labios  pronuncia- 
ron,   fletan.- 

3  Por  tanto  le  adelantarás  en  bendicio- 
nee.de  bien:  corona  de  oro  fino  has 
puesto  sobre*  su  cabeza. 

4  Vida  te- demandó,  se  la  diste :  longura 
de  días,  por  siglo  y  siglo. 

5  Grande  «t  s*  gloria  en  tu  salud :  hon- 
ra y  hermosura  has  puesto  sobre  éL 

6  Peroné  le  has  bendecido  para  siem- 
pre: alegfástem  de  alegría  con  tu  roe- 
tro. 

7  Por  cuanto  el  rey  confia  en  Jebova : 
y  en  la  misericordia  del  Altísimo'  no  ti- 


S  Alcanzará  tu  mano  á  todos  tus  ene- 
migos: tu  diestra  alcanzará  á  los  que  te 
aborrecen. 

9  Ponerlos  has  como  horno  de  fuego  en 
el  tiempo  de  tu  Ira:  Jehova  los  deshará 
en  su  furor,  y  fuego  los  consumirá. 

10  Su  fruto  destruirás  de  la  tierra :  y  su 
simiente  de  entre  los  htyos  de  los  hom- 
bres. 

11  Porque  tendieron  mal  contra  tí:  ma- 
quinaron, maquinación,  tnat  no  prevale- 
cieron. 

12  Por  tanto  ponerlos  has  á  parte:  con 
tus  cuerdas  apuntarás  á  sus  rostros. 

13  Ensálzate,  61  Jebova,  con  tn  forta- 
leza: cantaremos  y  alabaremos  tu  va- 
lentía. 

SALMO  XXIL 

David  en  j—  angustias  pro/enma  Id  anguutim  é»  Cristo 
emlacruntsmabs%áMiento,pdolort$,  Jí.  La  propa- 
gación ¡f  gloría  de  su  reino,  de  ambas  cosas  hay  mu- 
chos sentencias  en  el  salmo,  que  exceden  la  historia 
de  Dasid:  porqué  el  principal  intento  del  Espíritu 
Santo  ora  cantar  lo  que  había  de  ejecutarse  en  la 
persona  de  Cristo,  en  quien  todas  ellas  se  ven  cum- 
plidas, como  parece  por  la  historia  del  evangelio. 
Este  salmo  eonvtmt  mug  mucho  con  el  salmo  &. 

1  Al  Vencedor  sobre  AJefctb-haMehar.   Salmo 
deDeTid* 


TVIOB  «Jo»  Dfos  mío!  ¿por  qué  me 
U  has  dejado?  gestas  lejos  de  mi  sa- 
lud, de  las  palabras  de  mi  gemido  ? 

2  Dios  mió,  clamo  de  dio,  y  no  oyes ;  y 
de  noche,  y  no  hay  para  mi  silencio. 

3  Y  tú,  santo,  habitante,  alabanzas  de 
Israel. 

4  En  tí  esperaron  nuestros  padres :  es- 
peraron, y  los  salvaste. 

A  Clamaron  á  tí,  y  fueron  librados :  es- 
peraron en  tí,  y  no  se  avergonzaron. 

6  T  yo,  gusano,  y  no  varón :  vergüenza 
de  hombres  y  desecho  del  puebla 

7  Todos  los  que  me  ven,  escarnecen  de 
mi :  echan  de  los  labios,  menean  la  ca- 
beza. 

8  Remite**  á  Jehova,  líbrele,  que  le 
quiere  bien. 

9  Empero  tú  eres  el  que  me  sacó  del 
vientre:  el  que  me  haces  esperar  desde 
los  pechos  de  mi  madre. 

10  Sobre  ti  estoy  echado  desde  la  ma- 
triz: desde  el  vientre  de  mi  madre  tú 
eret  mi  Dios. 

11  No  te  alejes  de  mí,  porque  la  an- 
gustia está  cerca:  porque  no  hay  quien 
ayude. 

12  Rodeáronme  muchos  toros:  fuertes 
toros  de  Basan  me  cercaron. 

18  Abrieron  sobre  mí  su  boca,  como 
-león  que  hace  presa  y  que  brama. 

14  Como  aguas  me  escurrí,  y  descoyun- 
táronse todos  mis  huesos:  mi  corazón 
fué  como  cera  desliéndose  en  medio  de 
mis  entrañas. 

15  Secóse  como  un  tiesto  mi  vigor,  y 
mi  lengua  se  pegó  á  mis  paladares :  y  en 
el  polvo  de  la  muerte  me  has  puesto. 

16  Porque  me  rodearon  perros:  cercá- 
ronme cuadrilla  de  malignos:  horadaron 
mis  manos  y  mis  pies. 

17  Contarla  todos  mis  huesos:  ellos 
miran,  me  consideran : 

18  Partieron  entre  si  mis  vestidos:  y 
sobre  mi  ropa  echaron  suertes. 

19  Mas  tú,  Jehova,  no  te  alejes :  fortale- 
za mié,  apresúrate  para  mi  socorro. 

20  Escapa  de  la  espada  mi  alma;  de 
poder  del  perro  mi  único. 

21  Sálvame  de  la  boca  del  león:  y  de 
los  cuernos  de  los  unicornios  óyeme. 

22  1  Contaré  tu  nombre  á  mis  herma- 
nos: en  medio  de  la  congregación  te 
alabaré. 

23  Los  que  teméis  á  Jehova,  alabadle ; 
toda  la  simiente  de  Jacob,  glorificedle ; 
y  temed  de  él  toda  la  simiente  de  Israel 

24  Porque  no  menospreció,  ni  aboml- 

506 


SALMOS. 


no,  la  aflicción  del  pobre,  ni  eseonáftr  sf 
rostro  de  él :  7  cuando1  clamó  á  él,  le  oyé\ 

25  De  ti  mrd  mi  alabanza  en  la  grande 
congregación ;  mié  Totoe  pagaré  delante 
de  loe  que  le  temen. 

26  Comerán  loe  pobres,  y  hartarse  han : 
alabarán  á  Jehova  los  que  le  buscan :  vi- 
virá vuestro  corazón  para  siempre. 

27  Acordarse  han,  y  volverse  han  á  Je- 
hova todos  loe  términos  de  la  tierra;  y 
humillarse  han  delante  de  ti  todas  las 
mintHas  de  las  gentes. 

28  Porque  de  Jehova  et  el  reino :  y  él  se 
ensefloreará  de  las  naciones. 

29  Comieron,  y  adoraron  todos  loe  grue- 
sos de  la  tierra:  delante  de  él  se  arrodi- 
llaron todos  loe  qne  descienden  al  polvo : 
y  sus  almas  no  vivificaron. 

80  La  simiente  le  servirá:  será  contada 
á  Jehova  perpetuamente. 

31  Vendrán,  y  anunciarán  al  pneMo  que 
naciere,  su  justicia  que  él  hiño. 

8ALMO  XXIIL 

David, como  experimentado^  por  la  eemejemaa  del  ofi- 
cia del  pastor  pora  con  *ut  oveja»,  pinta  cual  $ea  la 
proeidemcia  dé  Dio*  par*  con  toe  tmpo*. 
5  Salmo  de  David. 

JEHOVA  «t  mi  pastor;  no  me  faltará. 
2  En  lugares  de  yerba  me  hará  ya- 
cer :  junto  á  aguas  de  reposo  me  pasto- 
reará. 

3  Hará  volver  mi  alma:  guiarme  ha  por 
sendas  de  justicia  por  su  nombre. 

4  Aunque  ande  en  vaDe  de  sombra  de 
muerte,  no  temeré  algún  mal,  porque  tú 
•xtaré»  conmigo:  tn  vara,  y  tu  cayado 
ellos  me  confortarán. 

5  Adornarás  mesa  delante  de  mi  en 
presencia  de  mis  angustiadores:  ungiste 
mi  cabeza  con  aceite;  mftwpa  eetá  rever- 
tiendo. 

6  Ciertamente  el  bien  y  la  misericordia 
me  seguirán  todos  loe  días  de  mi  vida: 
y  en  la  casa  de  Jehova  reposaré  por. 
luengos  días. 

8ALMO  XXIV. 

Siendo  toda  tm  tierra  comió*** contiene é* Dtern, 4m 
toda  *eta  MMVtemULmd  —cogió  «m  pueblo  para  tí, 
aoja»  condiciona  recita.  II.  Requiere  d  lo*  princi~ 
p*a  dota  tierra  qm  reciban,  y  traten  benignamente  4 
**t*p*o*Uycy*otapitan<»CriMoM*i***4**ia. 
m  Safan*  da  DavM. 

DE  Jehova  et  la  tlenrn  y  en  plenitud : 
el  mundo,  y  los  que  en  él  habitan. 

2  Porque  él  la  fundó  sobre  loe  mares :  y 
sobre  los  ríos  la  afirmó. 

3  ¿Quién  subirá  al  monte  de  Jehova?  ¿y 
quién  estará  en  el  lugar  de  su  santidad  ? 

4  El  limpio  de  manos,  y  limpio  de  co- 

906 


ramos:  el  qne  no  temeré*  vano mlalma, 
ni  juró  con  engaño. 

5  Recibirá  bendición  de  Jehova :  y  jus- 
ticia del  Dios  de  salud. 

6  Esta  m  la  generación  de  los.  qne  le 
buscan :  de  los  que  buscan  tu  rostro,  ad 
áster,  Jacob.    Selah. 

7  t  Alzad,  ó!  puertas, vuestras canezas, 
y  alzaos  vosotras  puertas  eternas,  y  en- 
trará el  Rey  de  gloria. 

8  ¿  Quién  es  este  Rey  de  gloria  t  Jehova 
el  fuerte,  valiente ;  Jehova,  el  valiente  en 
batalla. 

0  Atoad,  ó  1  puertas,  vuestras  rnhfnw,  y 
alzaos  vosotras  puertas  eternas,  y  enUa* 
rá  el  Rey  de  gloria. 

10  ¿Quién  et  este  Rey  de  gloria?  Jeho- 
va de  los  ejércitos,  él  as  el  Rey  de  gloria. 
Selah. 

SALMO  XXV. 

ConJIado  d*  ta  bondad  de  Dio*,  de  la  cual  tiene  larca 

entenado  en  tu  ley, 

1  Safo»  de  David. 

A  Ti,  ól  Jehova,  levantaré  mi  alma. 
2  Dios  mió,  en  ti  confié:  no  sen  ye 
avergonzado,  no  se  alegren  de  mí .  mis 
enemigos. 

8  Ciertamente  todos  los  qne  te  espe- 
ran, no  serán  avejentados:  serán  aver* 
gonzados  los  que  se  rebelan  sin  canea. 

4  Tus  caminos,  el  Jehova,  hazme  sa- 
ber: enséñame  tus  sendas. 

5  Encamíname  en  tu  verdad,  y  ensenar 
me:  porque  tú  ere*  el  Dios  de  mi  salud: 
á  ti  he  esperado  todo  el  día. 

6  Acuérdate  de  tus  miseraciones,  61 
Jehova:  y  de  tus  misericordias,  qne  asi» 
perpetuas. 

7  De  los  pecados  de  mi  mocedad,  y  de 
inisrebcHoaes  110  te  acuerdas:  conforme 
á  tu  misericordia  acuérdate  de  mi,tá,  por 
tu  bondad,  ó !  Jehova. 

8  Bueno  y  recto  «t  Jehova  t  por  tanto  él 
ensenará  á  loa  pecadores  el  camino. 

0  Encaminará  atoa  humildes  por  el  Jui- 
cio ;  y  ensenará  á  los  mansos  en  carrera. 

10  Todas  las  sendas  de  Jehova  son.  mi- 
sericordia y  verdad,  á  los  que  guardan 
su  concierto,  y  sus  testimonios» 

11  Por  tu  nombre,  ó !  Jehova,  perdona- 
rás también  mi  pecado;  porque  es  grande. 

12  ¿  Quién  es  el  varón  que  teme  á  Jeho- 
va? Ensenarle  ha  el  camino  que  ha  de 
escoger. 

13  Su  alma  reposará  en  el  bien:  y  su  si- 
miente heredera  la  tierra. 

14  El  secreto  de  Jehova,  á  los  que  le 


8AMMQ& 


temen:  y  su  concierto^  par*  hacerles 
saber. 

15  Mis  ojos,  siempre  á  Jehova;  porque 
él  sacará  de  la  red  mis  pies. 

10  Mírame,  y  ten  misericordia  de  mi : 
porque  yo  soy  solo,  y  pobre. 

17  Las  agostías  de  mi  eorason  se  en- 
sancharon :  sácame  de  mis  congojas. 

18  Mira  mi  anlocion,  y  mi  trabajo:  y 
perdona  todos  mis  pecados. 

19  Mira  mis  enemigos,  que  so  kan  mul- 
tiplicado: y  de  odio  injusto  me  han 
aborrecido. 

20  Guarda- mi  sima,  y  líbrame:  mo  sea 
yo  avergonzado»  porque  en  U  confié. 

21  Integridad  y  rectitud  me  guardarán : 
porque  á  ti  be  esperado. 

2»  Redime,  61  Dios,  á'  Israel  de  todas 
sus  angustias. 

SALMO  XXVI. 

E»  la  mimma  materia  del  tolmo  sétimo  9  «■*  mrrvtrd 

m  Salmo   de   Darid. 

JÚZGAME,  ól  Jehova,  porque  yo  en 
mi  integridad  he  andado,  y  en  J  Ao- 
va be  connado :  no  vacilaré. 
2  Pruébame,  ó!  Jehova,  y  tiéntame: 
funde  mis  ríñones  y  mi  eorason; 
8  Porque  tu  misericordia  ettd  delante 
de  mis  ojos :  y  en  tu  verdad  ando. 

4  Mo  me  asenté  con  los  varones  de  tai- 
sedad  :  ni  entré  con  los  qué  andan  encu- 
biertamente. 

5  Aborrecí  la  congregación  de  los  ma- 
lignos: y  con  los  impíos  nunca  me 
asenté. 

6  Lavaré  en  inocencia  mis  manos:  y 
andaré  al  derredor  de  tu  altar,  ó !  Jehova, 

7  Para  dar  voz  de  alabanza,  y  para  con- 
tar todas  tus  maravilla*. 

8  Jehova,  la  habitación  de  tu  casa  he 
amado:  y  el  lugar  del  tabernáculo  de  tu 
gloria.    . 

9  No  juntes  eon  los  pecadores  ml-alma, 
ni  con  los  varones  de  sangres  mi  vida. 

10  En  cuyas  manos  ettó  el  mal  hecho,  y 
su  diestra  mtá  llena  de  cohechos. 

11  Mas  yo  ando  en  mi  integridad. :  redí- 
meme, y  tea  misericordia  de  mL      > 

12  Mi  pié  ha  estado  ea  rectitud,  y  en 
las  congregaciones  bendeciré  á  Jehova. 

SALMO  XXVIL 

Declara  iqJhrme  confianza  que  tiene  en  Dios  para  tu- 
portarWda  suerte  de  tentación.  TL  Pide  á  Dios  que 
no  le  deje.  .    _ 

5  Salmo  do  David. 

JEHOVA  es  mi  luz  y  nú  salud,  4  de 
quién  temeré?    Jehova  «s  la  forta- 


ls*»4emi  vüa,  ¿de  najen  íüe  espavore- 
ceré? 

2  Cuando  se  acercaron  sobre  mí  los 
malignos  para  comer  mis  carnes:  mis 
angustiadores  y  mis  enemigos  á  mi,  ellos 
tropenaron  y  cayeron. 

8  Aanqne  se  saléate  campo  sobre  mí, 
no  temerá  mi  corazón :  aunque  se  levas- 
te guerra  sobre  mi,  yo  en  esto  confio. 

4  Una  cosa  he  demandado  á  Jehova,  es- 
ta buscaré:  Que  esté  ye  en  la  casa  de  Je- 
hova todos  los  días  de  mi  vida,  para  ver 
la  hermosura  de  Jehova,  y  para  buscar 
en  su  templa 

•  Porque  él  me  esconderá  en  su  taber- 
náculo en  el  día  del  mal:  esconderme 
ha  en  el  escondrijo  de  su  tienda:  en  roca 
me  pondrá  alta 

8  Y  luego  ensalzará  mi  cabeza  sobre 
mis  enemigos  en  mis  al  derredoree:  y 
sacrificaré  en  su  tabernáculo  sacrificios 
de  jubilación.:  cantaré  y  salmearé  á  Je- 
hova, 

7  T  Oye,  ó!  Jehova,  tal  vos  con  que  lla- 
mo :  y  ten  misericordia  de  mi,  y  respón- 
deme. 

8  Mi  corazón  ha  dicho  de  ti:  Buscad 
mi  rostro.  Tu  rostro, ó!  Jehova,  briscaré. 

9  No  escondas  tu  rostro  de  mi,  no  apar- 
tea  con  ira  tu  siervo :  mi  ayuda  has  si- 
do, no  me  dejes,  y  no  me  desampares 
Dios  de  mi  salud. 

10  Porqué  mi  padre  y  mi  madre  me  de- 
jaron :  y  Jehova  me  recogerá. 

11  Enséñame,  ó!  Jehova,  tu  camino :  y 
guíame  por  senda  de  rectitud  á  causa  de 
mis  enemigos. 

12  No  me  entregues  á  la  voluntad  de 
mis  enemigos :  porque  se  han  levantado 
contra  mi  testigos  frisos,  y  quien  habla 
calumnia. 

18  Si  no  creyese  que  tengo  de  ver  la 
bondad  de  Jehova  en  la  tierra  de  los  vi- 
vientes. 

14  Espera  á  Jehova,  esfuérzate,  y  estuér- 
cese tu  corazón:  y  espera  á  Jehova, 

salmo  xxvm.   . 

JHde  David  d  Dios,  que  le  tenga  de  su  mano,  para  que 
no  camine  con  los  impioe  hipócritas,  pal  jtn  sea  cas- 
tigado eon  ellos,  . 

iSsJsMds  David. 

A  Ti,  61  Jehova, llamaré:  fuerza  mia, 
no  me  dejes:  porque  dejándome 
no  sea  semejante  á  los  que  descienden  al 
sepulcro. 

2  Oye  la  voz  de  mis  ruegos,  cuando 
clamo  á  tí:  cuando  alzo  mis  manos  al 
templo  de  tu  santidad. 
007 


SAWUOJSK 


8  No  me  tire»  cea  los  malos,  y  con  los 
que  hacen  iniquidad :  que  hablan  paz  con 
bus  prójimos,  y  la  maldad  está  en  su  co- 
razón. 

4  Dales  conforme  á  bu  obra,  y  confor- 
me á  la  malicia  de  sus  hechos :  conforme 
á  la  obra  de  sos  manos,  dales:  págales 
su  paga. 

5  Porque  no  entendieron  las  obras  de 
Jehova,  y  el  hecho  do  sus  manos,  derri- 
barlos ha,  y  no  los  edificará. 

6  Bendito  Jehova,  que  oyó  la  vos  de  mis 
ruegos. 

7  Jehova  es  mi  fortaleza,  y  mi  escudo : 
en  él  esperó  mi  corazón,  y  yo  raí  ayuda- 
do :  y  gozóse  mi  corazón,  y  con  mi  can- 
ción le  alabare. 

8  Jehova  es  la  fortaleza  de  ellos :  y  el 
esfuerzo  de  las  saludes  de  su  ungido 
«A 

9  Salva  á  tu  pueblo,  y  bendice  á  tu  he- 
redad :  y  pastoréalos,  y  ensálzalos  para 
siempre. 

8ALMO  XXIX. 

Jitckoréa  d  toda»  lo»  prkmipe»  dé  la  Horra  d  dar  la 
gloriad  Diasque  por  tanta»  maravüla»  ha  declara- 
do, y  declara  cada  día  su  omnipotencia.  Prqfeti- 
Mam  en  e*te  tolmo  la  virtud  y  eficacia  de  la  predi- 

%  Salmo  de  DawkL 

DAD  á  Jehova,  ó !  mjos  de  fuertes,  dad 
á  Jehova  la  gloria  y  la  fortaleza, 
2  Dad  á  Jehova  la  gloria  de  su  nombre : 
humillaos  á  Jehova  en  el  glorioso  san- 
tuario. 

8  Voz  de  Jehova  sobre  las  aguas:  el 
Dios  do  gloria  hizo  tronar:  Jehova,  so- 
bre los  muchas  aguas. 

4  Voz  de  Jehova  eon  potencia:  voz  de 
Jehova  con  gloria. 

5  Voz  de  Jehova  que  quebranta  los  cc- 
'  dros ;  y  quebrantó  Jehova  los  cedros  del 

Líbano. 

6  Y  bízolos  saltar  como  los  becerros : 
al  Líbano,  y  al  Sirion  como  lujos  de  uni- 
cornios. 

7  Voz  do  Jehova  que  corta  llamas  de 
niego. 

8  Voz  de  Jehova  que  hará  temblar  al 
desierto:  hará  temblar  Jehova  al  de- 
sierto de  Cades. 

9  Voz  de  Jehova  que  hará  estar  de  parto 
á  las  ciervas,  y  desnudará  á  las  breñas : 
y  en  su  templo  todos  los  suyos  le  dicen 
gloria. 

10  Jehova  estuvo  en  el  diluvio,  y  asen- 
tóse Jehova  por  rey  para  siempre 

11  Jehova  dará  fortaleza  á  su  pueblo : 
Jehova  bendecirá  á  su  pueblo  en  paz. 

506 


SALMO  XXX. 

Hace  David  gracias  d  Vio*,  por  haberle  él  librado  de 


m  Salmo  do  canción  dd  óstren&micnto  <to  la  casa 
d«  David. 

ENSALZARTE  he,  ó!  Jehova,  porque 
me  has  ensalzado :  y  no  hiciste  ale- 
grar á  mis  enemigos  de  mi. 
2  Jehova,  Dios  mió,  clamé  á  ti,  y  me 
sanaste. 

8  Jehova,  hiciste  subir  del  sepulcro  mi 
alma:  «Hsteme  vida  de  mi  descendimien- 
to á  la  sepultura. 

4  Cantad  á  Jehova  sus  misericordiosos : 
y  celebrad  la  memoria  de  su  santidad. 

5  Porque  un  momento  hay  en  su  ffy*or, 
mas  vida  en  su  voluntad :  á  la  tarde  re- 
posará el  lloro,  y  á  la  mafiana  vendrá*  ím 
alegría. 

6  Y  yo  dije  en  mi  quietud :  No  resba- 
laré jamas. 

7  Porque  túy  Jehova,  por  tu  benevolen- 
cia asentaste  mi  monte  con  fortaleza: 
mas  escondiste  tu  rostro,  y  yo  fui  con- 
turnado. 

8  A  ti,  ó !  Jehova,  llamaré :  y  al  Sefior 
suplicaré. 

9  ¿Qué  provecho  hay  en  mi  muerte, 
cuando  yo  descendiere  al  hoyo  ?  ¿  Loar- 
te ha  el  polvo?  ¿anunciará  tu  verdad  ? 

10  Oye,  ó !  Jehova,  y  ten  misericordia 
de  mi :  Jehova,  sé  mi  ayudador. 

11  Tú  tornaste  mi  endecha  en  baile :  de- 
sataste mi  saco,  y  cefiisteme  de  alegría. 

18  Por  tanto  á  tí  canté  gloria,  y  no 
callé :  Jehova  Dios  mío,  para  siempre  te 
alabaré. 

SALMO  XXXI. 

David,  puedo  en  gravitimo  peligro  por  tu»  enemigo»: 
ora  d  Dio»  que  fe  «tempe.  II.  Dotantm  ta  mm  {*»- 
dad  d»  Dio»  para  con  lo»  «tajo»,  par  reapejo  de  ta 
cual  exhorta  d  toa  piadoto»  d  que  le  amen,  y  etperen 
ene%  En  la  figvrae»  oración  de  Crido  en  ta  crvxy 
de  toda  »u  igletia  poeta  en  anguttia.     • 

5  Al  Vencedor.  Salmo  de  Derid. 

EN  tí,  Jehova,  he  esperado;  no  sea  yo 
avergonzado  para  siempre:  líbrame 
en  tu  justicia. 

2  Indina  á  mi  tu  oreja,  escápame  pres- 
to, séme  por  roca  de  fortaleza :  por  cata  - 
raerte  para  salvarme. 

8  Porque  td  erm  mi  roea,  y  mi  castillo: 
y  por  tu  nombre  me  guiarás,  y  me  enca- 
minarás. 

4  Sacarme  has  de  la  red,  que  hsH  escon- 
dido para  roí;  porque  tú  eres  mi  fortaleza. 
*5  En  tu  mano  encomendaré  mi  espíritu: 
redi  mí  s  teme  ó!  Jehova  Dios  de  verdad. 

0  Aborrecí  los  que  esperan  en  las  va- 


SALMOS, 


nidadas  de  ventead :  y  yo  en  Jebe**  be 
esperada 
7  Qosarme  he,  y  alégrame  he  en  tu 
misericordia;  porque  hai  visto  mi  aflic- 
ción: has  conocido  mi  alma  en  las  an- 
gustias. 

"  8  Y  no  me  encerraste  en  la  mano  del 
enemigo :  étUm  hiciste  estol  mis  pies  en 
anchara. 

9  Ten  misericordia  de  mi,  ó!  Jehova, 
qne  estojen  angustia:  hánse  carcomido 
con  enojo  mis  ojos,  mi  alma,  y  mi  vientre. 

10  Porqne  se  ha  acabado  con  dolor  mi 
vida,  y  mis  aftoscem suspiro;  háse  enfla- 
quecido mi  mena  á  cansa  de  mi  iniqui- 
dad ;  y  mis  huesos  se  han  podrido. 

.  11  De  todos  mis  enemigos  he  sido  opro- 
bio, y  de  mis  vecines  en  gran  manera,  y 
horror  á  míe  conocidos :  los  que  me  velan 
íbera,  huían  de  mi 

19  He  sido  olvidado  de  corazón  como 

muerto :  he  sido  como  vi»  vaso  perdido. 

13  Porqne  he  oído  afrenta  de  muchos; 

miedo  en  derredoe,  cuando  consuliaben 

juntos  contra  mi,  para  prender  mi  alma 


14  Mas  yo  sobre  tí  confié,  6!  Jehova; 
dUe;  Mi  Dios  erm  tu. 

15  En  tu  mano  -mtd*  mis  tiempos:  lí- 
brame de  la  mano  de  mis  enemigos,  y  de 
mi*  perseguidora. 

16  Haz  resplandecer  tn  rostro  sobre  tu 
siervo:  sálvame  por  tu  misericordia. 

17  Jehova,  no  sea  yo  contoso,  porqne 
te  he  invocado:  sean  confusos  los  impí- 
os, sean  cortados  para  el  infierno. 

18  Enmudezcan  los  labios  mentirosos, 
qne  hablan  contra  el  justo  cees*  duras 
con  soberbia  y  menosprecio. 

19  Y  fOuán  grande  «s  tu  bien,  que  has 
guardado  para  los  que  te  temen :  quenas 
obrado,  para  los  que  esperan  en  ti  de- 
lante de  los  hijos  do  los  hombres ! 

20  Esconderlos  has  en  el  escondedero 
do  tu  rostro  de  las  arrogancias  de  cada 
cual:  esconderte»  has  en  el  tabernáculo 
de  cuestión  de  lenguas. 

21  Bendito  Jehova;  porque  ha  hecho 
maravillosa  su  misericordia  para  con- 
migo en  ciudad  raerte. 

22  Y  yo  decía  en  mi  priesa:  Cortado 
soy  de  delante  do  tus  ojos:  mas  cierta- 
mente tú  olas  la  voz  do  mis  ruegos, 
cuando  clamaba  á  ti. 

23  Amad  á  Jehova  todos  sus  misericor- 
diosos: á  los  fieles  guarda  Jehova,  y  paga 
abundantemente  al  que  hace  con  sober- 
bia. 


M  Esforzaos»  y  esfuércese  vuestro  sor» 
zon,  todos  loe  qne  esperáis  en  Jehova. 
SALMO  xxm 

Doctor*  David  en  «te  mAm,  qvien  sean  justos  m  oéb 
masa  pecadora,  d  saber,  no  toa  que  marea  pecaren», 
mas  los  que  por  misericordia  de  Dio»  atrancaron 
perdón  de  tus  pecado*  cu  Cristo,  jr  espíritu  de  regen- 
araawa  pana  Nn  obrar* 

m  Salmo  de  Davkl:MaakiL 

BIENAVENTURADO  el  perdonado 
de  rebelión,  el  encubierto  de  pe- 
cado. 

2  Bienaventurado  si  hombre  áquten  no 
contará  Jehova  la  iniquidad,  ni  hubimm  en 
su  espíritu  engaño. 

8  Mientras  callé,  se  envejecieren  mis 
huesos  en  mi  gemido  todo  el  dia, 

4  Porque  de  dia  y  de  noche  se  agrava 
sobre  mi  tu  mano,  volvióse  mi  verdor  en 
sequedades  de  verano.    Balan. 

5  Mi  pecado  te  notifique :  y  no  encubrí 
mi  iniquidad.  Drje :  Fe  confesaré  con- 
tra mí  mis  rebellones  á  Jehova;  y  tú  per- 
donarás la  maldad  de  mi  pecado.  Balan* 

6  Por  esto  orará  todo  misericordioso  á 
tí  en  el  tiempo  del  hallar:  ciertamente 
en  la  inuad&cton  de  las  muchas  aguas, 
no  llegarán  á  éL 

7  Tú  eres  mi  escondedero*»*©  la  angus- 
tia me  guardarás :  oon  clamores  de  liber- 
tad me  rodena*.    Belah. 

8  Hacerte  he  entender,  y  ensenarte  he 
el  camino  en  que  andarás :  sobre  tí  afir- 
maré mis  ojos. 

0  No  seáis  como  el  caballo,  como  el 
mulo,  sin  entendimiento :  een  cabestro 
y  con  Areno  su  boca  ha  de  ser  cerrada 
para  que  no  lleguen  á  ti. 

10  Muchos  dolores  para  el  implo :  y  el 
que  espera  en  Jehova  misericordia  le 
cercará.  * 

11  Alegraos  en  Jehova,  y  gózaos  Justos : 
y  cantad  todos  los  rectos  de  corazón. 

BALMO  XXXm. 

Exhorta  d  toda  la  iglesia  de  tos  piadosos  d  alabar  d 
Dios,  que  por  sus  obras,  y  especialmente  por  el  go- 
bierno de  su  iglesia,  se  declara  digno  de  eterna  ata- 


CANTAD  Justos  en  Jehova:  á  los  .rec- 
tos ot  hermosa  la  alabanza. 

2  Celebrad  á  Jehova  con  arpa:  oon  sal- 
terio y  decaeordie  cantada  éL 

3  Cantad  á  él  canción  nueva:  haced 
bien  tañendo  con  Júbilo. 

4  Porque  derecha  ¿fia  palabra  de  Jeho- 
va: y  toda  su  obra  con  verdad. 

5  £1  ama  Justicia  y  Juicio:  de  la  mise» 
ricordia  de  Jehova  e§tá  llenaja  tierra* 

6  Con  la  palanca  de  Jehova  marón  he» 

50» 


áfAlAfOS» 


«liO0  los  deba?  y  con  er  ssmritu  de  *u 
boca  iodo  «1  ejército  do  ellos. 

7  £1  junta,  como  en  un  montón,  las 
aguas  do  la  mar:  él  pone  por  tesólos  loa 
abismos. 

.  8  Teman  á  J chova  toda  la  tierra:  te- 
man de  él  todos  los  habitadores  del 
mundo. 

<  9  Porque  el  dijo,  y  tai ;  él  mandó  y  es- 
tuvo. 

10  Jebova  nace  anular  el  consejo  délas 
gentes,  y  él  nace  anular  las  maquina- 
ciones de  los  pueblos. 

11  £1  consejo  de  Jebora  permanecerá 
pasa  siempre;  los  pensamientos  de  su 
corazón,  por  generación  y  generación. 

.  13  Bienaventurada  la  gente  á  quien  Je- 
bova es  su  Dios :  el  pueblo  á  quien  es\sc* 
gtó  por  heredad  para  sí. 

18  Desde  los  cielos  miró  Jebova ;  vio  á 
m  todos  los  hijos  de  Adam. 

- 14  Desde  la  morada  de  su  asiento  miró 
sobre  todos  los  moradores  de  la  tierra. 

lft  El  formó  el  corazón  de  todos  ellos ; 
él  entiende  todas  sus  obras. 

16  £1  rey  no  ea  salvo  con  la  multitud 
del  ejercito ;  el  valiente  no  escapa  con  la 
mneba  fueras» 

- 17  Vanidad  es  el  caballo  para  la  salud; 
con  la  multltud.de  su  fueras  no  escapa. 
.  18  He  aquí,  el  ojo  de  Jebova  sobro  los 
que  le  temen;  sobre  los  que  esperan  su 
misericordia; 

19  Para  libra»  de  la  muerte á sus  afanas; 
y  para  darlas  vida  en  la  hambre. 

90  Huestes  alma  espesó  4  Jebova ;  nues- 
tro ayudador  y  nuestro  escudo  es  él. 

21  Por  tanto  en  él  se  alegrase  nuestro 
comaos»,  porque  en  su  santo  nombre 
hemos  confiado. 

:  89  Sea  tu  misericordia,  ó  1  Jebova,  so- 
bre, nosotsos,  como  te  bemos  esperado. 
SALMO  XXXIV. 

nacimiento  de  prado»  con  que  Datid  por  w  ejemplo 
incito  á  le*  hombre* d  que  con**»,  p  eeperen  en  Dio»: 
porque  ele»  la  protección  de  lo»  tupo».  1L  £mtño 
temor  de  Dio»,  p  el  camino  verdadero  de  agradarle. 
La  ocation  del  taimo  ettd  clara  del  titulo. 

*  So/me  4c  DarM ;  cuando  mudó  m  «roblante 
delante  da  Abimeleck ;  y  él  la  sebo,  j  so  fOé. 

BENDECIRÉ  á  Jehova  en  todo  tiem- 
po ;  siempre  urá  su  alabanza  en  mi 
boca. 

2  En  Jehova  se  alabará  mi  alma;  oirán 
los  mansos,  y  alegrarse  «han. 

8  Engrandeced  á  Jebova,  conmigo ;  y 
ensalcemos  su  nombre  á  una. 

4  Busqué  á  Jebova,  y  él  me  oyó;  y  de 
toaos  mis  miedos  me  libró, 
610 


A  Miraron  á  él,  y  fueron  alumbrados;  y 
sus  rostros  no  se  avergonzaron. 

6  Tiste  pobre  llamó,  y  Jehova  ¡m  oyó,  y 
de  todas  sus  angustias  le  escapo. 
-  7  £1  ángel  de  Jehova  asienta  campo  en 
derredor  de  los  que  le  temen,  y  los  de- 
fiende. 

8  Gastad,  y  ved  que  «•  bueno  Jebova; 
dichoso  el  varón  que  confiará  en  él» 

9  Temed  á  Jehova  sus  santos;  porque 
no  hay  fiüta  para  los  que  le  temen* 

10  Los  leonsiUos  empobrecieron,  y  tas* 
vieron  hombre;  y  los  quo  bascan  á  Jo- 
boT%  no  tendrán  falta  de  sangos  bien» 

11  Venid,  hijos,  oidme;  temor  de  Jehova 
os  ensenaré. 

19  ¿Quién,  es  el  varón  que  desea  vida, 
qué  codicia  dias  pasa  ver  bien? 

18  Guarda  tu  lengua  de  mal*  y  tus  la- 
bios de  hablar  engaño. 

14  Apártate  del  mal,  y  haz  el  bien;  in- 
quiero la  paz,  y  sigúela. 

15  Los  ojos  de  Jehova  esto»  sobre  los 
justos;  y  sus  orejas  si  clamor  do  ellos. 

10  La  ira  de  Jehova  contsa  los  quemo! 
hacen,  para  cortar  de  la  tierra  la  memo- 
ria de  ellos. 

17  Clamaron,  y  Jebova  fes  oyó:  y  do 
todas  sus  angustias  los  escapó. 

18  Cercano  ssfrf  Jebova  4  los  qunsxsav 
tados  de  corazón :  y  á  los  molidos  "do  es- 
píritu sahrará. 

19  Muchos  «míos  males  del  justo:  y  de 
todos  ellos  le  escapará  Jebova. 

20  Guardando  todoa  sus  buceos;  uno  do 
dios  no  será  quebrantada 

91  Motará  al  malo  la  maldad;  y  los  quo 
aborrecen  al  justo  serán  asolados. 

29  Redime  Jebova  la  vida  de  sus  sier- 
vos ;  y  no  serán  asoladas  todos  los  que 
en  él  confian, 

SALMO  XXXV. 

Invoca  ardentiñmamente  él  favor  de  Dio»  contra  »m 

Describe  m  maldito  jnmmio,  »u»  obraop  m  ingraM- 
tud.  Profetízale»  toda  deeventujra  p  al  cabo  eterna 
confusión,  yd  lo»  piadoso»  eterna  olearia.  B»  dea- 
eripcion  del  estado  de  I»  tpmtim  entre  irn  tmkmnlm 
p  mrmtdmé  d»  lo»  mupio». 

T  Salmo  de  David. 

PLEITEA,  ó!  Jehova,  con  mis  plei- 
teantes ;  pelea  con  mis  peleadores. 

2  Echa  mano  al  escudo  y  al  pavés,  y  le- 
vántate en  mi  socorro. 

3  Y  saca  la  lanza,  y  cierra  contra  mis 
perseguidores ;  di  á  mi  alma:  Yo  noy  tu 


4  Y  avergüéncense,  y  confúndanse  los 
quo  buscan  mi  alma;  vuelvan  atrás,  y 


SAMCDa 


mal. 


**  q«a  ) 


6  tata  cerno  el  tan»  deséate  del  Tien- 
to: y  el  éogd  de  Jelwr»  el  qae  rempuje. 

6  Sea  tu  camino  oscuridad  y  resbalade- 
ro»: 7  el  ángel  de  Jehova  el  que  loe  per- 
siga. 

7  Porque  ata  esas»  escondieron  para 
mi  el  noyó  da  sn  red:  sin  censa  hicieron 
hoyo  á  mi  alma. 

8  Véngate  el  qneorantasnieoto  qme  no 
sepa:  y  sn  rea  qne  escondió,  le  prenda: 
con  Quebrantamiento  caiga  en  ella. 

9  T  regocíjese  mi  afana  en  Jehova:  y 


10  Todos  mis  huesee  dita»,  Jehova, 
iqntéa  eomo  túf  Qne  escapas  si  afli- 
gido del  mas  raerte  qne  él :  y  al  pobre  y 
menesteroso  del  qae  le  roba» 

11  1  LeTantéronse  testigo»  misos:  lo 
que  no  sabia,  me  demandaron. 

12  VolYiéronme  mal  por  bien,  norte* 
dada  mi  alosa. 

1S  T  yo»  casnéo  ellos  enfermaron,  me 
▼está  de  aseo:  afligí  con  ayano  á  mi 
alma,  y  mi  oración  se  revolvía  en  mi 
sena 

14  Como  por  mi  ossnpanero,  eomo  por 
mi  hermane  andaba;  eomo  el  qne  trae 
lato  por  aa  madre,  anima  aa  me  hnini- 


15  Y  en  mi  cojera  se  alegraron,  y  se 
jaatarau:  janiáronse  asare  mi  entris- 
tecidos, y  yo  no  lo  entendía:  m*  aaspe- 
easnban,  y  no  cesaban; 

16  Con  los  lisaageros  escarnecedores 
Ae  eaeanüo  crujiendo  sobre  misas  dien- 
tes. 

17  Sefior,  ¿basta  cuándo  verás?  Has 
volver  mA  afana  de  aas  qaebrsntssnien- 
áoa,  mi  anteada  loa  leones. 

18  Confesarte  be  en  grande  congrega- 
ción: en  pueblo  marte  fe  alaben! 

19  No  ae  alegren  de  mi  mis  enemigos 
sin  porqué:  al  los  que  me  aborrecen  sm 
cansa,  hagan  del  ojo. 

.20  Porque  no  habita  pas:  y  contra  los 
mansos  de  la  tierra  piensan  palabras  en- 
gañosas. 

21  T  ensancharon  sobre  mi  sa  boca-,, 
dljcroa:  Hola,  Hola,  nuestros  ojos  lo 
ban  visto. 

22  Visto  has,  ót  Jehova,  no  calles:  Se- 
ñor, no  te  alejes  de  mi: 

28  Recuerda,  y  despierta  para  mi  juicio, 
Dios  mió,  y  Señor  mlo,«?am  mi  causa. 
.  2*  Juagóme  conforme  £  ta  justicia,  Je- 
hove,  Dios  mío,  y  no  se  alegren  de  mi. 


8»  lío  diñasen  su  eoienon:  Hola,  nues- 
tra afana.  No  digan :  Deshecho  le  hemos. 

26  Avergüéncense,  y  sean  confundidos 
á  una,  los  que  se  alegran  de  mi  mal: 
visteóse  de  vergüenza  y  de  confusión, 
los  que  se  engrandecen  contra  mi 

87  Canten,  y  alégrense  los  que  se  huel- 
gan de  mi  justicia;  y  digan  siempre: 
Sea  ensalzado  Jehova,  el  que  ama  la  pea 
de  su  siervo. 

28  Y  mi  lengua  hablará  de  tu  justicia; 
todo  el  dia  de  tu  loor.  . 

SALMO  XXXVX 

Pooortbe  David  el  Ingenio  dohemato»,  declarando  ta 
/nonio  do  toda  m  corrupción  oor  impiedad  o  atoio» 
ota.   IL  Snarandtco  la  bondad  do  Dioo,  ant  por  mu 

*  oculto»  juicio*  lo»  $ofrey  y  espera.  III.  Describe  la 
esperanza  do  fcw  piadosos  en  oposición  del  ateimnó 
do  too  mmtoo, o  pido  qn*  oom  mmtmttmdn  safé. 

f.  Al  Yencador :  ¿atoo,  de*  starte  de  Jebera,  «• 


DICHO  de  la  rebelión  del  implo  en 
medio  de  mi  coraaon:  No  hay  te- 
mor de  Dios  delante  de  sus  ojos. 

2  Foff  tanto  se  Usongea  en  sus  ojos 
para  hallar  su  Iniquidad,  para  aborta* 
certa. 

8  Las  palabras  de  su  boca  son  Iniquidad 
y  fraude;  no  quiso  entender  para  hacer 
bien. 

4  Iniquidad  piensa  sobre  su  cama;  está 
sobre  camino  no  bueno,  no  aborrece  el 


5  \  Jehova,  basta  los  délos  at  tu  mise- 
ricordia; tu  verdad  hasta  Isa  nabos. 

6  Tu  justicia  como  los  montes  de  Dios, 
tus  jnicioe  abkmasnaade;  ai  hombre  y 
al  animal  conservas,  61  Jehova»       % 

7  T  jCuán  ilustre  es  tu  misericordia^  6, 
Dios !  y  ka  tajo»  de  Adam  se  abrigan  en 
la  sombra  de  tus  alas. 

*  Embriagarse  han  de  la  grosor*  de  tu 
casa:  y  del  arroye  de  tus  deUnias  los 
abrevarás. 

v  Porque  contigo  ana*  el  manadero  de 
la  vida;  en  tu  lumbre  veremos  lumbre, 

10  Extiende  tu  misericordia  é  los  que 
te  conocen ;  y  tu  justicia  á  los  rectos  de 
coraaon» 

11  No  venga  contra  mi  pie*  de  soberbia; 
y  mano  de  impíos  no  me  mueva* 

12  Allí  cayeron  los  obradores  de  ini- 
quidad ;  fueron  rempujados,  y  no  pudie- 
ron levantarse. 

SALMO  xxxvn. 

Conforta  David  la  fé  dolos  justos  en  la  mmkacitmgos 
mncka»  vece»  padecen*  iriota  su  oJUccUm  en  W  tomo- 
do,  y  la  prosperidad  de  toe  impio*  :  declarando  por 
mocho»  numera»  la  prosperidad  do  loo  impio*  ser 
■i insumí,*  kt  muí  tmMdndmiowtmoHkjm:  r 

w 


SALMO». 


Nc 


por  él  ttmtrorio,  ím  qjtiédoé**  dele*  finta*  mrnto- 
mmtdmeat,  pélpréuñ»  de  mu  trabajo?  eterno. 

V.  Salmo  de  David. 
fO  te  enojes  con  los  malignos,  ni 
tengas  envidia  de  los  que  hacen  Ini- 
quidad. 

2  Porque  como  yerba  serán  presto  cor- 
tados :  y  como  verdura  de  renuevo  cae- 
rán. 

8  Espera  en  Jehova,  y  haz  bien;  vive 
en  la  tierra,  y  manten  verdad. 

4  T  deleítate  en  Jehova:  y  él  te  dará 
las  peticiones  de  tu  corazón. 

5  Vuelve  hacia  Jehova  tu  camino:  y 
espera  en  él,  y  él  hará. 

6  Y  sacará,  como  la  lumbre,  tu  justi-, 
cia:  y  tus  derechos  como  el  medio  di*. 

7  Calla  á  Jehova,  y  espera  en  él:  no  te 
enojes  con  el  que  prospera  en  so  cami- 
no, con  el  hombre  que  hace  maldades. 

8  Déjate  de  la  ira,  y  deja  el  enojos  no 
te  enojes  en  ninguna  manera  para  hacer- 
te malo. 

9  Porque  los  malignos  serán  talados :  y 
los  que  esperan  á  Jehova,  ellos  hereda- 
rán la  tierra. 

10  T  de  aquí  á  poco  no  ttrd  el  malo*  y 
contemplarás  sobre  su  lugar,  y  no  pare- 
cerá. 

11  Y  los  mansos  heredarán  la  tierra;  y 
deleitarse  han  con  la  multitud  de  la  paz. 

12  Piensa  él  impío  contra  el  Justo;  y 
cruje  sobre  él  sus  dientes. 

18  El  Señor  se  reirá  de  él:  porque  ve 
que  vendrá  su  día. 

14  Los  impíos  desenvainaron  espada,  y 
entesaron  su  arco,  para  hacer  «minar 
al  pobre  y  al  menesteroso:  para  degollar 
á  los  que  andan  camino  derecho. 

15  La  espada  de  ellos  entrará  en  su 
infamo  corazón;  y  su  apeo  será  quebrado. 
<- 1%  Mejoves  lo  poco  del  justo,  que  las 
riquezas  de  muchos  pecadores. 

Í7  Porque  los  brazos  de  los  impíos  se- 
rán quebrados :  y  el  que  sustenta  á  los 
Justos  «s  Jehova. 

'  18  Conoce  Jehova  los  dias  de  los  per- 
fectos :  y  su  heredad  será  para  siempre. 

19  No  serán  avergonzados  en  el  mal 
tiempo :  y  en  los  días  de  la  hambre  se- 
rán hartos. 

SJO  Porque  los  impíos  perecerán ;  y  los 
enemigos  de  Jehova,  como  lo  principal 
de  los  carneros,  serán  consumidos :  co- 
mo humo  se  consumirán. 

21  El  impío  toma  prestado,  y  no  paga : 
y  el  justo  tiene  misericordia,  y  da. 

22  Pololos  benditos  de  él,  iMre&urán 

613 


1*  tierra:  y  los  malditos  do  6,  taranta 
lados. 

28  Por  Jehova  son  ordenados  loa  pasos 
del  nombre  piadoso,  y  él  quiere  sn  ca- 
mino. 

2r  Cuando  cayere,  no  será  postrodo: 
porque  Jehova  sustenta  su  mano. 

25  Mozo  ftri,  y  he  envejecida,  y  no  be 
visto  jaste  desamparado,  ni  su  simiente 
que  busque  pan. 

26  Todo  el  41a  Heno  miserieocdfa,  y 
presta :  y  su  simiente  et  para  bendtatoa. 

27  Apártate  del  mal,  y  has  el  bien:  y 
vivirás  pamaiempre. 

28  Porque  Jehova  ama.  el  derecho,  y  no 
desamparará  á  eme  misericordiosos;  pa- 
ra siempre  serán  guardados:  y  la  semien- 
te de  los  impíos  será  talada. 

29  Los  justos  heredarán  la  tierra,  j  vi» 
viran  para  siempre  sobre  ella. 

80  La  boca  del  justo  hablará  sabiduría, 
ynm  lengua  hablará  juicio. 

81  La  ley  de  su  Dios  «ató  en  su  ooraaon, 
por  tanto  sus  pies  no  titubearán. 

82  Asecha  el-  impío  al  justo,  y  procura 
matarle. 

83  Jehova  no  le  dejará  en  sus  manos; 
ni  le  condenará  mando  le  Jungaren. 

84  Espera  á  Jehova,  y  guarda  su  eannV 
no,  y  él  te  ensalzará  pana  heredarla  tier- 
ra: cuando  los  pecadores  serán  talados, 
verás. 

85  Fe  vi  ai  impío  robusto,  y  reveróje- 
ciendo  como  *w  laurel  vende  t 

86  Y  se  pasó,  y  he  aquá  no  pareóse  y  le 
busqué,  y  no  ató  halmtb. 

87  Considera  al  perfecto,  y  mira  por  al 
recto,  porque  la  postrimería  de  cada  uno 
¿fe  ¿fas  «»  paz. 

M  Mas  los  ret>e)aétofuc»«n  «ador*  tina 
destruidos :  la  postrimeria  de  tos  InrpJos 
fu*  talada. 

89  Y  la  salud  de  loa  justos  fmé  Jehova, 
y  su  fortaleza  en  el  Usurpo  de  la  angus- 
tia: 

40  Y  Jehova  los  ayudó,  y  loa  escapa,  y 
los  escapará  de  los  impíos:  y  loa  salvará, 
por  cuanto  esperaron  en  éL 

8ALMO  XXXVin. 

E»  etmümo  argumento  det  taimo  S. 
5  Salmo  de  David  digno  de  memoria. 

JEHOVA,  no  me  reprendas  con  tu  fu- 
ror, ni  me  castigues  con  tu  ira. 
2  Porque  tus  saetas  descendieron  "en 
mí ;  y  sobre  mí  ha  descendido  tu  mano. 
8  No  hay  sanidad  en  mi  carne  á  < 
de  tu  ira:  no  Aoa/pos  en  mia-j 
cansa  de  mi  pecado.  Go( 


SALMOS. 


4  Porque  mis  iniquidades  han  pasado 
sobre  mi  cabeza:  como  carga  pesada,  ¿e 
han  agravado  sobre  mi. 

5  Pudriéronse,  y  corrompiéronse  mis 
llagas  á  cansa  de  mi  locura. 

6  Estoy  encorvado,  estoy  humillado  en 
gran  manera:  todo  el  día  ando  enlu- 


7  Porque  mis  caderas  están  llenas  de 
ardor:  y  no  hay  sanidad  en  mi  carne. 

8  Estoy  debilitado  y  molido  en  gran 
manera:  rugiendo  estoy  á  causa  del  al- 
boroto de  mi  corazón. 

•  Señor,  delante  de  ti  ewtdn  todos  mis 
deseos :  y  mi  suspiro  no  te  es  oculto. 

10  Mi  corason  está  rodeado,  me  ha  de- 
Jado  mi  rigor ;  y  la  luz  de  mis  ojos,  aun 
ellos  no  están  conmigo. 

11  Mis  amigos,  y  mis  companeros,  se 
quitaron  de  delante  de  mi  plaga:  y  mis 
cercanos  se  pusieron  lejos. 

12  T  los*que  buscaban  á  mi  alma  arma- 
ron lazos:  y  los  que  buscaban  mi  mal, 
hablaban  iniquidades :  y  todo  el  día  me- 
ditaban fraudes. 

13  T  yo,  como  sordo,  no  ola :  y  como 
mn  mudo,  que  no  abre  su  boca. 

14  Y  ful  como  un  hombre  que  no  oye : 
y  que  no  hay  en  su  boca  reprensiones. 

15  Porque  átí  Jehova  esperaba:  tú  res- 
ponderás Jehova  Dios  mió. 

16  Porque  decía:  Que  no  se  alegren  de 
mi:  cuando  mi  pié  resbalaba  se  engran- 
decían sobre  mi. 

17  Porque  yo  aparejado  eafoy  á cojear:. 
y  mi  dolor  cttd  delante  de  mi  continua- 
mente. 

IB  Por  tanto  denunciaré  mi  maldad: 
congojarme  he  por  mi  pecado. 

It  Porque  mis  enemigos  yon  títos  y 
fuertes :  y  nánse  aumentado  los  que  me 
oborrecen  sin  causa : 

20  T  pagando  mal  por  bien  me  son 
contrarios,  por  seguir  yo*  lo  bueno. 

21  No  me  desampares,  6 !  Jehoya;  Dios 
mió,  no  te  alejes  de  mi. 

29  Apresúrate  á  ayudarme,  Señor,  que 
¿retiñí  salud. 

SALMO  XXXIX. 

David  (como  etverieimtU)  mermóle  de  mhfajBmv- 
lom,  proferta  de  caüar,  y  nevar  con  paciencia  el 
acote  de  Dice,  de  cuya  mano  entiende  venirle  por 
empecenfoe.  H.  Declara  la  vanidad  de  le*  hombre», 
immknao  moríale»,  —prometen  eternidad,  como  lo 
mmntt'an  en  em  empreeae.  121.  Pide  perdón  de  en 
pecado,  y  atkrío  del  atóte. 
5  Al  Teneedor;  á  IdUhun.  Salmo  de  Da?kL 

YO  dije:  Miraré  por  mis  caminos,  pa- 
ra no  pecar  con  mi  lengua:  gnar> 
Span.  39 


daré  mi  boca  con  freno,  entre  tanto  que 
el  implo  fuere  contra  mi. 

2  Enmudecí  con  silencio,  me  callé  de 
lo  bueno ;  y  mi  dolor  se  alboroto. 

3  Calentóse  mi  corazón  dentro  de  mi ; 
en  mi  meditación  se  encendió  fuego: 
hablé  con  mi  lengua. 

4  Notifícame,  Jehova,  mi  fin,  y  la  medí: 
da  de  mis  días  cuanta  sea,  sepa  yo  cuan- 
to tengo  de  ter  del  mundo. 

5  He  aqui,  como  á  palmos  diste  mis 
días,  y  mi  edad  e»  como  nada  delante 
de  ti :  ciertamente  ¿oda  la  vanidad  « to- 
do hombre  que  vive.    Selah. 

6  Ciertamente  en  tinlebla  anda  el  hom- 
bre :  ciertamente  en  Taño  se  Inquietan : 
allega,  y  no  sabe  quien  lo  cogerá. 

7  T  ahora,  8efior,  ¿qué  esperaré r  MI 
esperanza  en  ti  está. 

8  ?  Encápame  de  todas  mis  rebellones, 
no  me  pongas  por  afrenta  de  insensato. 

9  To  enmadecí,  no  abrí  mi  boca ;  por- 
que tú  lo  hiciste. 

10  Quita  de  sobre  mi  tu  llaga;  de  la 
guerra  de  tu  mano  soy  consumido. 

11  Con  castigos  sobre  el  pecado  corri- 
ges al  hombre,  y  haces  desleír,  como  de 
polilla,  su  grandeza:  ciertamente  vani- 
dad  es  todo  hombre.    Selah. 

12  Oye  mi  oración,  ó!  Jehova,  escucha 
mi  clamor;  no  calles  á  mis  lágrimas; 
porque  peregrino  soy  contigo;  advene- 
dizo, como  todos  mis  padres. 

18  Déjame,  y  tomaré  fuerzas,  antes  que 
me  vaya  y  perezca. 

SALMO  XL. 

Declara  David  haberle  Dio»  tocorrido  en  grande»  *4» 
butacione»  para  exhortar  con  »u  ejemplo  d  loe  ajUyi- 
do», eme pemejem enelm  tanpmem.  JZ Mn  pereona 
de  Cristo  {cama  inUrpreéa  el  Apóstol  Beb,  M.  S,  »c.) 
projktíaa  J»  amroymcion  de  la  ley,  y  tacri/tcioe,  y  de 
ciara  cwal  haya  de  »er  el  cnUopráprio  del  Nuevo  Tee~ 
t amento,  del  cvml  Orimtv  Je*  el  abeoheto  cnmpMdor. 
ilL  Ora  por  el  perdón  de  mu  pecado»,  por  el  relaja- 
miento  de mn  aflicción*», por  lacon/neUm de $u$ ene- 
mioee,  y  por  laperpitna  olearia  de  lo»  piadoso». 
5  Al  Vencedor.   Salmo  de  David. 

ESPERANDO  esperé  á  Jehova,  y  in- 
clinóse á  mí,  y  oyó  mi  clamor. 
2  Thízome  &acw  de  un  aljibe  sonoro, 
de  un  lodo  cenagoso ;  y  puso  mis  pies 
sobre  peña,  enderezó  mis  pasos. 
8  Y  puso  en  rol  boca  canción  nueva, 
alabanza  á  nuestro  Dios.  Verán  muchos, 
y  temerán,  y  esperarán  en  Jehova. 

4  Bienaventurado  el  varón,  que  puso  á 
Jehova  por  su  confianza ;  y  no  miró  á  los 
soberbios,  ni  á  los  que  declinan  á  la  men- 
tira. 

5  T  Aumentado  has  tú,  ó!  Jehota  Dios 

513 


SALMOS. 


mió,  tus  maravillas ;  7  tus  pensamientos 
para  con  nosotros,  no  te  los  podremos 
contar :  si  yo  los  anunciare,  y  hablare,  no 
pueden  ser  enarrados. 

6  Sacrificio  y  presente  no  te  agrada: 
orejas  me  has  labrado :  Holocausto  y  ex- 
piación no  has  demandado. 

7  Entonces  dtfe :  He  aquí,  vengo ;  en  el 
envoltorio  del  libro  está  escrito  de  mi. 

8  Para  hacer  tu  voluntad,  Dios  mío,  ha 
me  agradado ;  y  tu  ley  está  dentro  de  mis 
entrañas. 

9  To  anuncié  justicia  en  grande  congre- 
gación :  he  aquí,  no*detuve  mis  labios, 
Jehova  tú  ¡o  Babee. 

10  No  encubrí  tu  justicia  en  medio  de 
mi  corazón :  tu  verdad  y  tu  salud  dije : 
no  negué  tu  misericordia  y  tu  verdad  en 
grande  congregación. 

11  Tú,  Jehova,  no  detengas  de  mí  tus 
misericordias :  tu  misericordia  y  tu  ver- 
dad me  guarden  siempre. 

13  Porque  me  han  cercado  males  hasta 
no  haber  cuento:  me  han  comprendido 
mis  maldades,  y  no  puedo  ver:  hánsc 
aumentado  mas  que  los  cabellos  de  mi 
cabeza,  y  mi  corazón  me  falta. 

13  Quieras,  Jehova,  librarme:  Jehova 
apresúrate  para  ayudarme. 

14  Sean  avergonzados  y  confusos  á  una 
los  que  buscan  mi  vida  para  cortarla: 
vuelvan  atrás  y  avergüéncense  los  que 
quieren  mi  mal. 

15  Sean  asolados  en  pago  de  su  afrenta, 
los  que  me  dicen :  Hala,  Hala. 

16  Regocíjense,  y  alégrense  en  ti  todos 
loa  que  te  buscan ;  y  digan  siempre :  Sea 
ensalzado  Jehova,  los  que  aman  tu  salud. 

17  Y  yo  afligido  y  necesitado ;  y  Jehova 
pensará  de  mi :  mi  ayudador  y  mi  liber- 
tador eres  tú ;  Dios  mió,  no  te  tardes. 

SALMO  XLI. 

David  (según  parece)  habiendo  experimentado  en  al- 
guna enfermedad  el  consuelo  u  servicio  de  lospiado- 
90»  yla  hipocresía  de  sus  enemigo*,  profetiza  biena- 
rcnturama  dios  que  ejercitaren  caridad  con  el  pró- 
jimo ajioido,  especialmente  de  enfermedad.  JT. 
Descr&e  la  hipocresía  con  orne  era  visitado  de  sus 
enemigos,  y  pide  d  Dio*  talud,  Ifc. 

*  Al  Vencedor.    Salmo  de  David. 

BIENAVENTURADO  el  que  entiende 
sobre  el  pobre;  en  el  día  malo  le 
libre  Jehova. 

.  2  Jehova  le  guarde,  y  le  dé  vida;  sea 
bienaventurado  en  la  tierra,  y  no  le  en- 
tregues á  la  voluntad  de  sus  enemigos. 
3  Jehova  le  sustentará  sobre  la  cama  de 
dolor ;  toda  bu  cama  revolviste  en  su  en- 
fermedad. 

514 


4  To  djje ;  Jehova,  ten  misericordia  de 
mi ;  sana  á  mi  alma,  porque  he  pecado 
cftntra  ti. 

5  \  Mis  enemigos  dicen  mal  de  mi: 
¿  Cuándo  morirá,  y  perecerá  su  nombre* 

6  Y  si  me  venia  á  ver,  hablaba  mentira  j 
su  corazón  le  amontonaba  iniquidad:  sa- 
lido fuera,  hablaba. 

7  Congregados  murmuraban  contra  mi 
todos  los  que  me  aborrecían;  contra  mi 
pensaban  mal  para  mi 

8  Cosa  pestilencial,  dicen,  se  ha  pegado 
en  él ;  y  el  que  cayó  en  cama,  no  volverá 
á  levantarse. 

9  Aun  el  varón  de  mi  paz,  en  quien  con- 
fiaba; el  que  comía  mi  pan,  engrandeció 
contra  roí  el  calcañar. 

10  Mas  tú  Jehova,  ten  misericordia  de 
mí,  y  hazme  levantar;  y  pagarles  he. 

11  En  esto  conocí  que  te  he  agradado, 
porque  mi  enemigo  no  triunfará  contra 
mi. 

12  Y  yo  en  mi  Integridad  me  has  sus- 
tentado :  y  me  has  hecho  estar  delante 
do  ti  para  siempre. 

13  Bendito  sea  Jehova, el  Dios  de  Israel, 
de  siglo  á  siglo.  Amen,  y  Amen. 

SALMO  XLII. 

David  ahuyentado  de  Jeruealem  (ó  por  la  persecución 
de  Saúl,  ó  después  por  la  de  tu  hijo  Absalom)  decla- 
racuan  grave  le  tea  em  destierro,  por  él  emú  e*  e*~ 
torbado  de  hallarte  en  loe  piadosa»  eongregactomm 
en  el  tabernáculo  del  Señor. 
1  Al  Vencedor :  Unskfi;  á  lot  hijo*  de  Core. 

COMO  el  ciervo  brama  por  las  corrien- 
tes de  los  aguas,  asi  mi  alma  suspi- 
ra por  ti,  ó !  Dios. 

2  Mi  alma  tuvo  sed  de  Dios,  del  Dios 
vivo:  ¡cuándo  vendré,  y  pareceré  de- 
lante do  Dios ! 

3  Fueron  mis  lágrimas  mi  pan  de  día  y 
de  noche  cuando  me  decían  todos  los 
dios :  ¿Dónde  está  tu  Dios  ? 

4  De  estas  cosas  me  acordaré,  y  derra- 
maré sobre  mi  mi  alma.  Cuando  pasaré 
en  el  número,  iré  con  ellos  hasta  la  casa 
de  Dios  con  voz  de  alegría  y  de  alaban- 
za, bailando  la  multitud. 

5  ¿Por  qué  te  abates,  ó !  alma  mía,  y  te 
enfureces  contra  mi?  Espera  á  Dios; 
porque  aun  le  tengo  de  alabar  por  las 
saludes  de  su  presencia. 

6  Dios  mió,  mi  alma  está  abatida  en 
mi :  por  tauto  mo  acordaré  de  ti  desde 
tierra  del  Jordán,  y  de  los  Hermonltaa, 
desde  el  monte  de  Mizar.    ■ 

7  Un  abismo  llama  á  otro  á  la  voz  de 
tus  canales :  todas  tus  ondas  y  tus  olaa 
Haipaudo  w^g^C 


SALMOS. ' 


8  De  dia  mandará  Jehova  su  misericor- 
dia y  de  noche  tu  canción  conmigo,  y 
mi  oración  al  Dice  de  mi  vida. 

0  Diré  á  Dios :  Roca  mía,  ¿  por  qué  te 
has  olvidado  de  mi?  «Por  qué  andaré 
enlutado  por  la  opresión  del  enemigo  ? 

lóJBeme  muerte  en  mis  huesos,  cuando 
mis  enemigos  me  afrentan,  dlciéndome 
cada  dia :  ¿  Dónde  está  tu  Dios  ? 

11  ¿Por  qué  te  abates,  ó!  alma  mía:  y 
por  qué  te  enfureces  contra  mi  ?  Espera 
á  Dios,  porque  aun  le  tengo  de  alabar, 
salud  de  mi  presencia,  y  Dios  mió. 

SALMO  XLIIL 

Partee  mrmtm  taimo  añmdidmra  del  preceden**.    K* 
el  mitmó  propósito,  wpor  ta  mitmm  ocatiom. 

JÚZGAME,  ó !  Dios,  y  pleitea  mi  plei- 
to :  de  gente  no  misericordiosa,  de 
varón  de  engaño  y  de  Iniquidad  líbra- 
me. 

2  Porque  tú  ere»  el  Dios  de  mi  fortale- 
za: ¿por  qué  me  has  desechado?  ¿por 
qué  andaré  enlutado  por  la  opresión  del 
enemigo  ? 

8  Envía  tu  luz,  y  tu  verdad :  estas  roe 
guiaran,  traerme  han  al  monte  de  tu  san- 
tidad, y  á  tus  tabernáculos. 

4  T  entraré  al  altar  de  Dios,  al  Dios, 
alegría  de  mi  gozo :  y  alabarte  he  con 
arpa,  ó !  Dios,  Dios  mió. 

5  ¿Por  qué  te  abates,  6!  alma  mía,  y 
por  qué  te  enfureces  contra  mi?  Espera 
á  Dios,  porque  aun  le  tengo  de  alabar, 
salud  de  mi  presencia,  y  Dios  mió. 

SALMO  XLTV. 

Recitado*  fot  favores  que  Dio»  hito  d  Jo»  padre»,  que- 
ja* ééitm  pmebio  de  que  parezca  haberte»  olvidado 

t  m  mano»  de  *u*  enemigo*.    Cuadra,  *\  la  ialema  én 
todo*  tiempo*. 
5  Al  Vencedor  :á  los  bUos  de  Cora.   MatUL 

DIOS,  con  nuestras  orejas  hemos  oído, 
nuestros  podres  nos  han  contado 
la  obra  que  hiciste  en  sus  tiempos,  en 
los  tiempos  antiguos. 

3  Tú  con  tu  mano  echaste  á  las  nacio- 
nes, y  los  plantaste  á  eüoe:  afligiste  los 
pueblos,  y  los  enviaste. 

ó  Porque  no  heredaron  la  tierra  por  su 
espada,  ni  su  brazo  les  libró ;  si  no  tu 
diestra,  y  tu  brazo,  y  la  luz  de  tu  rostro, 
por  que  los  amaste. 

4  Tú  eres  mi  Rey  ó !  Dios :  manda  sa- 
ludes á  Jacob. 

5  Por  ti  acornearemos  á  nuestros  ene- 
migos: en  tu  nombre  atrepellaremos  á 
nuestros  adversarios. 

6  Porque  no  confiaré  en  mi  arco,  ni  mi 
espada  me  salvará. 

7  Porque  tú  nos  has  guardado  de  nues- 


tros enemigos:  y  á  los  que  nos  abone* 
cieron,  has  avergonzad*  * 

8  En  Dios  nos  alabamos  todo  el  día;  y 
para  siempre  loaremos  tu  nombre.  Bo- 
lán. 

0  También  nos  has  desechado,  y  nos  bss 
hecho  avergonzar;  y  no  sales  en  nues- 
tros ejércitos. 

10  Hicistenos  volver  atrás  del  enemigo : 
y  los  que  nos  aborrecieron,  no»  saquea- 
ron para  si. 

11  Pusistenos  como  á  ovejas  para  co- 
mer: y  esparcistenos  entre  las  naciones. 

12  Has  vendido  á  tu  pueblo  de  balde; 
y  no  pujaste  en  sus  precios. 

13  Pusistenos  por  vergüenza  á  nuestros 
vecinos,  por  escarnio  y  por  burla  á  nues- 
tros al  derredores. 

14  Pusistenos  por  proverbio  entre  las 
naciones ;  por  movimiento  de  cabeza  en 
los  pueblos. 

15  Cada  dia  mi  vergüenza  eetá  delante 
de  mi,  y  la  confusión  de  mi  rostro  me 
cubre, 

16  De  la  voz  del  que  me  avergüenza  y 
deshonra;  del  enemigo,  y  del  que  se 
venga. 

17  Todo  esto  nos  ha  venido,  y  no  nos 
hemos  olvidado  de  ti :  y  no  hemos  falta- 
do á  tu  concierta 

18  No  se  ha  vuelto  atrás  nuestro  cora- 
zón ;  y  no  se  han  apartado  nuestros  pa- 
sos do  tus  caminos ; 

19  Cuando  nos  quebrantaste  en  el  lu- 
gar de  los  dragones,  y  nos  cubriste  con 
sombra  de  muerte. 

20  Si  nos  olvidásemos  del  nombre  de 
nuestro  Dios;  y  si  alzásemos  nuestras 
manos  á  dios  ageno ; 

21  ¿  Dios  no  demandarla  esto  ?  porque 
él  conoce  los  secretos  del  corazón. 

22  Porque  por  tu  causa  nos  matan  cada 
dia ;  somos  tenidos  como  ovejos  para  el 
degolladero. 

23  Despierta,  ¿por  qué  duermes,  Señor? 
Despierta,  no  te  alejes  para  siempre. 

24  ¿Por  qué  escondes  tu  rostro,  y  te 
olvidas  de  nuestra  aflicción,  y  de  nuestra 
opresión  ? 

25  Porque  nuestra  alma  se  ha  agobiado 
hasta  el  polvo :  nuestro  vientre  está  pe- 
gado con  la  tierra. 

.26  Levántate  para  ayudarnos;  y  redime- 
nos  por  tu  misericordia. 

SALMO  XLV. 

EnlaJlg*radolap*raonad*SoUmcn,d*mr*i»Oig 

de  m  detpoeorio  con  ta  ktfa  del  rey  de  Xaypto  do$- 

arfe  én  em*  mtmo  «i  E*p*rmu  te»  U  mtrmma  ó* 

Cristo  r  *»  divina»  arado*,  ta  protporiámé  moma 

515 


SALMOS. 


de  m  remo  y  ém  ¿loria.   ZL  9*  deepeeorio  eme  em 

Íoh^dUtc^*m*mák^u<mune*aé*+u 

oficio  para  con  eu  Bepeeo* 

5  Al  Vencedor :  sobre  Sosannim,  á  los  lujos  de 

Core.    MastiL    Canción  de  amores. 

REBOSA  mi  corazón  palabra  buena: 
yo  digo  en  mis  obras  del  Rey :  mi 
lengua  será  como  una  pluma  de  escribano 
que  escribe  apriesa. 

2  Te  hermoseaste  mas  que  loa*  hijos  de 
los  hombres :  la  gracia  se  derramó  en  tus 
labios;  por  tanto  te  ha  bendecido  Dios 
pora  siempre. 

S  Cíñete  tu  espada  sobre  el  muslo,  61 
Valiente,  con  tu  gloria  y  con  tu  hermo- 
sura. 

4  T  con  tu  hermosura  sé  prosperado : 
cabalga  sobre  palabra  de  verdad,  y  de 
humildad,  y  de  justicia:  y  tu  diestra  te 
enseñará  terribilidades. 

5  Tus  saetas  agudas,  con  que  caerán 
pueblos  debajo  de  ti ;  en  el  corazón  de 
los  enemigos  del  rey. 

6  Tu  trono,  6 !  Dios,  eterno  y  para 
siempre :  Tara  de  justicia  la  vara  de  tu 
reino. 

7  Amaste  la  justicia,  y  aborreciste  la 
maldad:  por  tanto  te  ungió  Dios,  tu 
Dios,  con  aceite  de  gozo  mas  que  á  tus 
compañeros. 

8  Almizcle,  y  sándalos,  y  ámbar  son  to- 
dos tus  vestidos,  desde  los  palacios  de 
marfil,  donde  te  alegraron. 

9  T  Hijas  de  reyes  entre  tus  ilustres : 
está  la  reina  á  tu  diestra  con  corona  de 
Ophlr. 

10  Oye,  luja,  y  mira,  y  inclina  tu  oreja : 
y  olvida  tu  pueblo,  y  la  casa  de  tu  pa- 
dre. 

11  Y  deseará  el  Rey  tu  hermosura :  por- 
que él  es  tu  Señor,  y  inclínate  á  él. 

12  T  la  hija  de  Tyro  con  presente 
suplicará  tu  favor:  todos  los  ricos  del 
pueblo. 

13  Toda  ilustre  es  la  luja  del  Rey  de 
dentro:  de  engastes  de  oro  es  su  ves- 
tido. 

14  Con  vestidos  bordados  será  llevada 
al  Rey,  vírgenes  en  pos  de  ella :  sus  com- 
pañeras serán  traídas  á  tí. 

15  Serán  traídas  con  alegrías  y  gozo: 
entrarán  en  el  palacio  del  Rey. 

16  En  lugar  de  tus  padres  serán  tus  hi- 
jos: hacerles  has  principes  en  toda  la 
tierra. 

17  Haré  memoria  de  tu  nombre  en  toda 
generación  y  generación:  por  lo  cual 
pueblos  U  alabase»  «ternataente  y  para 


510 


SALMO  XLVL 

Za  (gietfa  de  lo*  piadoeoe  no  tiene  ove  temer  «a  «I 
mundo,  porque  Diot  retiée  en  medio  de  eUe^porm 
tutor  y  defentor  en  ene  mmckae  trOmlmcionee. 

1  Al  Vencedor :  á  los  lujoade  Core.  Sobre  Hala* 
moth.    Salmo. 

DIOS  es  nuestro  amparo  y  fortaleza  i 
socorro  en  las  angustias  hallaremos 
en  abundancia. 

2  Por  tanto  no  temeremos,  aunque  la 
tierra  se  mude,  y  aunque  se  traspasen 
los  montes  al  corazón  de  la  mar. 

3  Bramarán,  turbarse  han  sus  aguas: 
temblarán  los  montes  á  causa  de  bu  tora» 
vara.    8clah. 

4  Del  rio  sus  conductos  alegrarán  la 
ciudad  de  Dios,  el  santuario  de  las  tien- 
das del  Altísimo. 

5  Dios  está  en  medio  de  ella,  no  será, 
movida :  Dios  la  ayudará  en  mirando  la 
mañana. 

6  Bramaron  naciones,  titubearon  reinos: 
dio  su  voz,  derritióse  la  tierra: 

7  Jehova  de  los  ejércitos  es  con  noso- 
tros :  nuestro  refugio  es  el  Dios  de  Jacob. 
Selah. 

8  Venid,  ved  las  obras  de  Jehova,  que 
ha  puesto  asolamientos  en  la  tierra. 

9  Que  hace  cesar  las  guerras  hasta  loa 
fines  de  la  tierra;  que  quiebra  el  arco,  y 
corta  la  lanza,  y  quema  los  carros  en  el 
fuego. 

10  Cesad,  y  conoced  que  yo  soy  Dios : 
ensalzarme  he  en  las  naciones,  ensalzar* 
me  he  en  la  tierra.  - 

11  Jehova  de  los  ejércitos  es  con  noso- 
tros :  nuestro  refugio  a  el  Dios  de  Ja- 
cob.   Selah. 

SALMO  XLVH 

Exhorta  d  todo  él  mundo  d  loe  atábanos»  de  Dtee, 
Perece  hober  eompueeto  David  eete  eabno  parm  oue 
fuete  contado,  cuando  paeó  ti  arca  de  la  cota  uTe 
Obed-edom  d  la  ciudad  de  David  i.  San.  6. 
1  Al  Vencedor:  á  los  hQos  de  Core.  Salmo, 

rtX)DOS  los  pueblos  batid  las  manos : 
JL  clamad  á  Dios  con  voz  de  alegría. 

2  Porque  Jehova  es  sublime  y  temero- 
so :  Rey  grande  sobre  toda  la  tierra. 

3  El  someterá  á  los  pueblos  debajo  de 
nosotros,  y  á  las  naciones  debajo  de 
nuestros  pies. 

4  El  nos  eligirá  nuestras  heredades ;  la 
hermosura  de  Jacob,  al  cual  amó.  Se- 
lah. 

5  8ubió  Dios  con  júbilo,  Jehova  con 
voz  de  trompeta. 

6  Cantad  á  Dios,  cantad ;  cantad  á  nues- 
tro Rey,  cantad. 

7  Porque  el  Rey  de  toda  la  tierra  al 
Dkw :  cantad  entendiendo. 


SALMOS. 


8  Remó  Dios  sobre  las  naciones :  Dio* 
se  atentó  sobre  an  santo  trono. 

9  Loe  príncipes  de  loa  pnebloa  ae  jun- 
taron al  pueblo  del  Dios  de  Abraham : 
porque  de  Dioe  son  loa  eacndos  de  la 
tierra;  él  es  muy  ensalzado. 

8ALMO  XLVm. 

Debajo  dé  la  Apera  de  Jermalem  u  del  monte  de  Son 
etm  m  este  tolmo  cantada»  la»  ataboautae  de  la  igle- 
sia en  Dioe  su  refygio,  contra  la  cual  ninguna  mun- 
dana potencia  podrá  prevalecer. 
1  Osado»  de  Salmo:  i  lo*  lujos  do  Core. 

GRANDE  es  Jebova,  y  digno  de  ser 
en  grande  manera  alabado  en  la 
ciudad  de  nuestro  Dios,  en  el  monte  de 
su  santuario. 

2  De  hermosa  situación,  el  gozo  de  to- 
da la  tierra  es  el  monte  de  8Íon :  loe  la- 
dos del  aquilón,  la  ciudad  del  gran  Rey. 
8  Dios  en  sus  palacios  es  conocido  por 
refugia 

4  Porque,  he  aqui,  los  reyes  de  la  tierra 
fueron  congregados ;  pasaronjodos. 

5  Ellos  rieron,  maravilláronse  gran- 
demente, fueron  asombrados:  diéronse 
priesa. 

6  Temblor  loa  tomó  allí ;  dolor,  como 
á  muger  que  pare. 

7  Con  viento  solano  quiebras  las  naves 
deTharsla, 

8  Como  lo  oímos,  asi  lo  vimos  en  la 
ciudad  de  Jcbova  de  los  ejércitos,  en  la 
ciudad  da  nuestro  Dios:  Dioe  la  afirma- 
rá para  siempre    Selah. 

9  Esperamos,  ó !  Dios,  tu  misericordia 
en  medio  de  tu  templo. 

10  Conforme  á  tn  nombre,  ó!  Dios,  asi 
•t  tu  loor  hasta  los  fines  de  la  tierra:  de 
Justicia  está  llena  tu  diestra. 

1 1  Alegrarse  ha  el  monte  de  8ion :  rego- 
cijarse han  las  htyas  de  Jada  por  tus  jui- 
cios. 

12  Rodead  á  8ion,  y  cercádla:  contad 
sus  torres. 

18  Poned  vuestro  corazón  á  su  ante- 
muro :  mirad  sus  palacios,  para  que  lo 
contéis  á  la  generación  que  vendrá. 

14  Porque  este  Dios  es  Dios  nuestro 
eternalmente  y  para  siempre :  él  nos  ca- 
pitaneará hasta  la  muerte. 

SALMO  XUX. 

Demumerto  de  toe  impio*  prosperado*  en  *l  mmdo, 
wd*ladelaepiadox»aJUQÍdó*enéL  El  impío  con 
todas  sueriquetm  no  etcapard  de  etla^ni  detpme  de 
ella  verá  ha.  El  piado*  no  tiene  porque  temerla: 
perqué  aunque  muera  en  cuanto  al  cuerpo,  como  loe 
demos,  la  muerte  no  tiene  en  él  perpetuo  tenorio. 
1  Al  Vencedor:  i  los  lujos  de  Core.  Salmo.- 
/"VED  esto  todos  los  pueblos:  escuchad 
V_/  todos  los  habitadores  del  mundo : 


2  Asi  los  hQos  da  los  hombres  cono 
los  lujos  de  loa  varones:  juntamente  el 
rico  y  el  pobre. 

3  Mi  boca  hablará  sabidurías :  y  el  pen- 
samiento de  mi  corazón  inteligencias. 

4  Acomodaré  á  ejemplos  mi  oreja:  de- 
clararé con  la  arpa  mi  enigma, 

5  ¿Por,  qué  temeré  en  los  dias  de  ad- 
versidad, cuando  la  iniquidad  de  mis  cal- 
cañares me  cercará  f 

6  Los  que  confian  en  sus  haciendas,  y 
en  la  multitud  de  sus  riquezas  se  jactan; 

7  Ninguno  redimiendo  redimirá  al  her-    > 
mano :  ni  dará  á  Dios  su  rescate. 

8  Porque  la  redención  de  su  alma  es  de 
gran  precio :  y  no  se  hará  Jamás, 

9  Que  viva  adelante  para  siempre:  y 
nunca  vea  la  sepultura. 

10  Porque,  se  ve  que  los  sabios  mueren 
juntamente :  el  insensato  y  el  ignorante 
perecen,  y  dejan  á  otros  sus  riquezas. 

11  En  su  intimo  piensan  que  sus  casas 
ton  eternas:  sus  habitaciones  para  ge- 
neración y  generación:  llamaron  bus 
tierras  de  sus  nombres. 

12  Mas  el  hombre  no  permanecerá  en 
honra:  es  semejante  á  las  bestias  que 
mueren. 

13  Este  es  su  camino,  bu  locura:  y  sus 
descendientes  corren  por  el  dicho  de 
ellos.    Selah. 

14  Como  ovejas  son  puestos  en  la  se- 
pultura, la  muerte  los  pastorea;  y  los 
rectos  se  enseñorearon  de  ellos  por  la 
mañana :  y  su  apariencia  se  envejece  en 
la  sepultura  de  su  morada. 

15  Ciertamente  Dios  redimirá  mi  vida 
del  poder  de  la  sepultura,  cuando  me 
tomará.    Selah. 

16  No  temas  cuando  se  enriquece  algu- 
no: cuando  aumenta  la  gloria  de  su  casa. 

17  Porque  en  su  muerte  no  tomará  na- 
da: ni  bu  gloria  descenderá  en  pos  de  él. 

18  Porque  mientras  viviere,  será  su  vi- 
da bendita:  y  tú  serás  loado  cuando  fue- 
res bueno. 

19  El  entrará  á  la  generación  de  bus  pa- 
dres :  para  siempre  no  verán  luz. 

20  El  hombre  en  honra  que  no  entien- 
de, semejante  es  á  las  bestias  que  mueren. 

8ALM0  L. 

introduce  d  Dioe,  que  llamando  d  Juicio  d  toda  la 
tierra,  singularmente  examina  la  Justicia  de  loe  de 
eu  pueblo:  de  loe  cuales  d  loe  ignorante»,  empero 
dicite*,  declara  que  eu  hgitano  cuka\V  del  cual  él 
m  agrada,  no  contitte  en  multitud  de  sacrificio*, 
maten  reconocimiento  fiel  de  eu»  beneficio*  en  obe- 
diencia de  tu  lee\  tren  émocarm en el  tiempo de  H 
necesidad.  JL  Empero  d  lee  unpio*  hipém  i*ae  re* 
prende  duramen**,  guüdnétfte  la  matmm  de  n» 
617 


SALMOS. 


tidad,  y  tacdndolet  al  rostro  m  impiedad  y  vida 
corrompida.  Ztt  Amm.  ^1  fcyOÚNO  culto  de  Dios 
es  sacrificio  de  alabanza:  y  d  este  solo  dice  la  pro- 

1  Salmo :  4  Asaph. 

EL  Dios  de  dioses,  Jebora,  habló ;  y 
convocó  la  tierra  desde  el  nacimien- 
to del  sol  hasta  donde  se  pone. 
2  De  Sion,  perfección  de  hermosura, 
Dios  resplandeció. 

8  Vendrá  nuestro  Dios,  y  no  callara: 
fuego  consumirá  de  su  presencia:  y  al 
rededor  de  él  habrá  grande  tempestad. 

4  Convocará  á  los  cielos  de  arriba :  y  á 
la  tierra  para  juzgar  á  su  pueblo. 

5  Juntedme  mis  misericordiosos:  los 
que  concertaron  mi  concierto  sobre  sa- 
crificio. 

6  Y  denunciarán  los  cielos  su  justicia; 
porque  Dios*  es  juez.    Selah.  • 

7  Oye  pueblo  mió,  y  hablaré:  Israel,  y 
contestaré  contra  tí :  Yo  soy  el  Dios,  el 
Dios  tuya 

8  No  te  reprenderé  sobre  tus  sacrificios; 
porque  tus  holocaustos  delante  de  mi 
están  siempre. 

9  No  tomaré  de  tu  casa  becerros :  ni 
machos  de  cabrio  de  tus  apriscos. 

10  Porque  mia  es  toda  bestia  del  mon- 
te :  millares  de  animales  en  los  montes. 

11  Yo  conozco  á  todas  las  aves  de  los 
montes;  y  las  fieras  del  campo  están 
conmigo. 

12  Si  tuviere  hambre,  no  te  lo  diré  á  ti ; 
porque  mió  es  el  mundo  y  su  plenitud. 
^18  ¿Tengo  de  comer  carne  de  gruessos 
toros,  ó,  de  beber  sangre  de  machos  de 
cabrio? 

14  Sacrifica  á  Dios  alabanza :  y  paga  al 
Altísimo  tus  votos. 

15  Y  llámame  en  el  día  de  la  angustia; 
librarte  he,  y  honrarme  has. 

16  t  Y  al  malo  dijo  Dios:  ¿  Qué  tienes  tú 
que  enarrar  mis  leyes :  y  que  tomes  mi 
concierto  por  tu  boca: 

17  Aborreciendo  tú  el  castigo,  y  echan- 
do detrás  de  ti  mis  palabras  ? 

18  Si  velas  al  ladrón,  tu  corrías  con  él : 
y  con  los  adúlteros  era  tu  parte. 

19  Tu  boca  metías  en  mal:  y  tu  lengua 
componía  engaño. 

20  Asentábaste,  hablabas  contra  tu  her- 
mano :  contra  el  hflo  de  tu  madre  ponías 
infamia. 

21  £atas  cosas  hiciste,  y  yo  callé :  ¿pen- 
sabas por  eso  que  de  cierto  sería  yo  como 
tú  ?  argüirte  he,  y  propondré  delante  de 
tus  ojos. 

22  i  Entended  ahora  esto,  los  que  os 

618 


olvidáis  de  Dios :  porqué  no  arrebate,  y 
no  haya  quien  os  escape.  < 

23  El  que  sacrifica  alabanza  me  honra- 
rá:  y  el  que  ordenare  el  camino,  yo  le 
ensenaré  la  salud  de  Dios. 

SALMO  LL 

David  argüido  de  tu  pecado  por  el  profeta  Nathcm, 
lo  conoce,  y  te  convierte  d  Dio»,  pidiéndole  ardenti- 
simamente  perdón  de  él,  ttr  restaurado  en  tu  amistad, 
"gen  loe  doñee  de  tu  Espiritó:  y  que  el  castigo  ame  le 
fué  impuesto  por  el  profeta,  le  tea  mitigado:  pro- 
metiendo de  ser  fiel  anunciador  en  el  mundo  efe  la 
bondad  de  Dios,  para  qme,  por  tu  ejemplo  g  esenor- 
taeion,  loe  pecadores  te  conviertan  d  él.  JL  Decla- 
ra como  de  patada  cual  tea  el  verdadero  culto  que 
Dice  pide  de  loe  hombres.  Ee  tmguhtrisimo  ejemplo 
de  verdadero  arrepentimiento,  donde  ai  vivo  ettdm 
pintados  todos  loe  afectos  de  un  animo  verdadera- 
mente arrepentido. 

T  Al  Vencedor:  Salmo  de  David,  cuando  vino 
á  él  Nathan  el  profeta,  después  que  entró  á 
Bath-sebah. 

TEN  misericordia  de  mí,  ó!  Dios,  con- 
formo á  tu  misericordia;  conforme 
á  la  multitud  de  tus  miseraciones  rao 
mis  rebeliones. 

2  Aumenta  el  lavarme  de  mi  maldad ;  y 
limpíame  de  mi  pecado. 

3  Porque  yo  conozco  mis  rebeliones :  y 
mi  pecado  está  siempre  delante  de  mi. 

4  A  tí,  á  tí  solo  he  pecado,  y  he  hecho 
lo  malo  delante  de  tus  ojos :  porque  te 
justifiques  en  tu  palabra,  y  te  purifiques 
en  tu  juicio. 

5  He  aquí,  en  maldad  he" sido  formado: 
y  en  pecado  me  calentó  mi  madre. 

6  He  aquí,  la  verdad  has  amado  en  lo 
íntimo :  y  en  lo  secreto  me  hiciste  saber 
sabiduría. 

7  Purifícame  con  hisopo,  y  seré  limpio  ; 
lávame,  y  seré  emblanquecido  mas  que 
la  nieve. 

8  Hazme  oir  gozo  y  alegría:  y  harán 
alegrías  los  huesos  que  moliste. 

9  Esconde  tu  rostro  de  mis  pecados :  y 
rae  todas  mis  maldades. 

10  Críame,  6!  Dios,  un  corazón  IhnpiO: 
y  renueva  un  espíritu  recto  en  medio  de 
mí. 

11  No  me  eches  de  delante  de  ti :  y  no 
quites  de  mí  tu  Santo  Espíritu. 

12  Vuélveme  el  gozo  de  tu  salud:  y  el 
Espíritu  voluntario  me  sustentará. 

18  Enseñaré  á.los  prevaricadores  ti» 
caminos:  y  los  pecadores  se  convertirán 
átí. 

14  Escápame  de  homicidos,  ó!  Dios, 
Dios  de  mi  salud:  cante  mi  lengua  tu 
Justicia. 

15  8efior,  abre  mis  labios,  y  denuncia 
mi  boca  tu  alaban**^  bv 


SALMOS. 


10  T  Porquo  no  quiera  sacrificio,  que, 
sino,  yo  lo  daría:  holocausto  no  quieres. 

17  Los  sacrificios  de  Dios  es  el  espíritu 
quebrantado :  el  corazón  contrito  y  mo- 
lido, ó!  Dios,  no  menospreciarás. 

18  Haz  bien  con  tn  buena  voluntad  á 
Slon :  edifica  los  muros  de  Jerusalem. 

19  Entonces  te  agradarán  los  sacrificios 
de  Justicia,  el  holocausto,  y  el  quemado: 
entonces  ofrecerán  sobre  tu  altar  becer- 
ros. 

SALMO  LH. 

Lo»  impío»  cabtmniadort»  de  la  iglesia,  aunque  por 
un  poco  de  tiempo  se  les  permite  aJUgirla,  aeren 
postrado»  de  Dio»  etemátmente.  Jí.  La  iglesia  per* 
manecerd  verde  para  tiempre  en  la»  alabanza»  de 
Dios.    La  ocasúmdel  salmo  está  dará  del  Ututo. 

1  Al  Vencedor:  Maskll :  de  David, cuando  vino 
Doeg  Idumeo,  7  denunció  á  Saul^lciéndolc : 
Vino  David  á  casa  de  Aehimeleefa. 
2f>OR.qué  te  alabas  de  maldad,  ó!  va- 
0JL  líente?  la  misericordia  de  Dios  es 
cada  día. 

%  Agravios  maquina  tu  lengua:  como 
navaja  afilada,  hace  engaño. 

8  Amaste  el  mal  mas  que  el  bien:  la 
mentira,  mas  que  hablar  justicia.   Selah, 

4  Amaste  todas  las  palabras  dañosas; 
lengua  engañosa. 

5  También  Dios  te  derrocará  para  siem- 
pre: cortarte  ha,  y  arrancarte  ha  de  la 
tienda';  y  te  desarraigará  de  Id  tierra  "de 
los  vivientes.    Selah. 

6  T  verán  los  justos,  y  temerán:  y  reír- 
se han  de  él. 

7  He  aquí  un  varón  que  no  puso  á  Dios 
por  su  fortaleza,  mas  confió  en  la  multi- 
tud de  sus  riquezas:   esforzóse  en  su 

"maldad. 

8  T  Mas  yo,  como  oliva  verde,  -en  la 
casa  de  Dios :  confié  en  la  misericordia 
de  Dios  siempre  y  eternaimentc. 

9  7b  te  alabaré  para  siempre,  porque 
hiciste:  y  esperaré  tu  nombre,  porque 
es  bueno,  delante  de  tus  misericordiosos. 

SALMO  LIIL 

E»  el  mismo  argumento  del  tolmo  14. 
*  Al  Vencedor  sobre  Manalath.  Maskll:  doDavid. 

DIJO  el  insensato  en  su  corazón :  No 
Aay  Dios ;  corrompiéronse,  y  hicie- 
ron abominable  maldad:  no  hay  quien 
haga  bien. 

2  Dios  desde  los  cielos  miró  sobre  los 
mjos  de  Adam :  por  ver  si  hay  algún  en- 
tendido,, que  busque  á  Dios. 

8  Cada  uno  se  habla  vuelto  atrás,  á  una 
se  hablan  dañado:  no  hay  quien  haga 
bien,  no  hay  ni  aun  uno. 

4  No  tienen  conocimiento  todos  los 


que  obran  Iniquidad,  que  comen  á  mi 
pueblo  como  si  comiesen  pan :  á  Dios  no 
invocan, 

5  Allí  se  despavorieron  de  pavor  don- 
de no  habla  pavor:  porque  Dios  espar- 
ció los  huesos  del  que  asentó'  campW* 
contra  ti :  avergonzasteis,  porque  Dios 
los  desechó. 

6  ¿  Quién  diese  de  Sion  saludes  á  Israel  1 
En  volviendo  Dios  la  cautividad  de  su 
pueblo,  regocijarse  ha  Jacob,  y  alegrarse 
ha  Israel. 

SALMO  LIV. 

Pide  Damid  Jauer  contra  tus  tnmnigoe,  Ifc  La  oca- 
sión está  clara  del  titulo. 

Y  Al  Vencedor  en  Neginoth.  Maskll:  de  David, 
cuando  vinieron  los  Ziphcos  y  dijeron  á  Saúl : 
¿  No  está  David  escondido  en  nuestra  tierra  ? 

Of  DIOS,  sálvame  en  tu  nombre,  y 
con  tu  valentía  me  defiende. 

2  O !  Dios,  oye  mi  p ración,  escucha  los 
razones  de  mi  boca. 

3  Porque  extraños  se  han  levantado 
contra  mí,  y  fuertes  han  buscado  á  mí 
alma:  no  han  puesto  á  Dios  delante  de 
si.    Selah. 

4  He  aquí, Dios  es  el  que  me  ayuda;  el 
Señor  es  con  los  que  sustentan  mi  Vida. 

5  El  volverá  el  mal  á  mis  enemigos ; 
córtalos  por  tu  verdad. 

6  Voluntariamente  sacrificaré  á  ti;  ala- 
baré tu  nombre,  ó!  Jchova,  porque  es 
bueno. 

7  Porque  me  ha  escapado  de  toda  an- 
gustia, y  en  mis  enemigos  vieron  mis 
ojos  la  venganza. 

SALMO  LV. 

Parece  ser  la  ocasión  de  este  salmo  la  conjuración  de 
Absalom  contra  David  su  padre,  2.  Sam.  15. 16.  Pide 
en  él  ser  librado :  describe  su»  terrores  en  él  peligro, 
n.  La  iniquidad  de  toda  Ja  ciudad.  1IL  Singular- 
mente se  queja  de  la  faltedad  de  AchitophcL  IV. 
Esfuérzase  con/é  d  dejar  en  Dios  todo  m  cuidado. 

1  Al  Vencedor  en  Neginoth.   Maskll :  de  David. 

ESCUCHA,  ó !  Dios,  mi  oración ;  y  no 
te  escondas  de  mi  suplicación. 

2  Estámc  atento,  y  respóndeme;  que 
doy  voces  hablando,  y  estoy  desasose- 
gado, 

3  Por  la  voz  del  enemigo,  por  el 
aprieto  del  impío;  porque  echaron  so- 
bre mi  iniquidad,  y  con  furor  me  han 
amenazado. 

4  Mi  corazón  está  doloroso  dentro  de 
mí :  y  terrores  de  muerte  han  caldo  so- 
bre mí. 

5  Temor  y  temblor  vino  sobre  mí ;  y 
terror  me  ha  cubierto. 

6  TdtJe:  ¿Quién  me  diese  atas  como  de 
paloma?  volaría,  y  descansaría. 

SI» 


SALMO* 


7  Ciertamente huirla lejos:  monria  en 
el  desierto.    Selah. 

8  Apresuraríame  á  escapar  del  Tiento 
tempestuoso,  de  la  tempestad. 

9  t  Deshace,  ó  1  Señor,  divide  la  lengua 
4e  ellos:  porque  he  visto  violencia  y 
rencilla  en  la  ciudad. 

10  Día  y  noche  la  cercaron  sobre  sus 
muros :  y  iniquidad  y  trabajo  hay  en  me- 
dio de  ella. 

11  Agravios  hay  en  medio  de  ella;  y  nun- 
ca se  aparta  de  sus  plazas  fraude  y  engaña 

12  Porque  no  me  afrentó  enemigo,  que 
tnkmott  suportara!»;  ni  el  qne  me  abor- 
recía te  engrandeció  contra  mi,  que  en- 
tonces escondiérame  de  éL 

13  Mas  tú,  hombre  según  mi  estima- 
ción, mi  señor,  y  mi  familiar. 

14  Poique  jwitoscomuiiiceT>amos  suata- 
mente los  secretos :  en  la  casa  de  Dios 
andábamos  en  compañía. 

15  Condenados  sean  á  muerte,  descien- 
dan al  infierno  vivos :  porque  hay  mal- 
dades en  su  compañía,  entre  ellos. 

16  í  Yo  á  Dios  clamaré ;  y  Jehova  me 
salvará. 

17  Tarde,  y  mañana,  y  á  mediodía  ha- 
blo y  estoy  gimiendo :  y  él  oirá  mi  voz. 

18  Redimió  en  paz  mi  alma  de  la  guerra 
contra  mi ;  porque  muchos  fueron  con- 
tra mL 

19  Dios  oirá,  y  los  quebrantará,  y  el 
que  permanece  desde  la  antigüedad. 
Selah.  Por  cuanto  no  se  mudan,  ni  te- 
men á  Dios. 

^0  Extendió  bus  manos  contra  sus  pa- 
cíficos: violó  su  pacto. 
-  21  Ablandan  mas  que  manteca  lat  pala- 
bra* de  su  boca,  mas  guerra  en  su  cora- 
zón :  enternecen  sus  palabras  mas  que  el 
aceite,  mas  ellas  ton  espadas. 

22  Echa  sobre  Jehova  tu  carga,  y  él  te 
sustentará :  no  dará  para  siempre  resbalo 
al  justo. 

28  Y  tú,  ó !  Dios,  les  harás  descender  al 

pozo  de  la  sepultura;  los  varones  de 

sangre,  y  engañadores  no  llegarán  á  la 

mitad  de  sus  dias :  mas  yo  confiaré  en  ti. 

SALMO  LVI. 

La  ocasión  del  salmo  está  clara  del  título.    Invoca 

David  el  favor  de  Dio*  en  peligro  presentísimo,  con- 
Jiado  que  le  Kbrard  de  e7:  y  por  la  VBberiad  pro- 

meU  de  alabarle, 
5  Al  Vencedor  sobro  la  paloma  muda  en  las 

lejanía*  Michtham  de  David,  cuando  los  Phl- 

listheos  le  prendieron  en  Gata. 

TEN  misericordia  de  mí,  ó  I  Dios ;  por- 
que íne  traga  el  hombre;  cada  día 
batanándome  aprieta. 
520 


2  TráfHune  mía  enemigos  cada  dia: 
porque  muchos  so»  loe  qne  pelean  con- 
tra mí,  ó  l  Altísima 

3  De  dia  temo :  mas  yo  en  ti  confio. 

4  En  Dios  alabaré  su  palabra :  en  Dio* 
he  confiado,  no  temeré  lo  qne  la  carne 
me  hará. 

5  Todos  los  dias  me  contristan  mis  ne- 
gocios :  contra  mí  ton  todos  ana  pensar 
mlentos  para  maL 

6  Congréganse,  escóndense,  ellos  mlrazi 
atentamente  mis  pisadas  esperando  mi 


7  ¿Por  la  iniquidad  escaparán  ellos? 
ó!  Dios,  derriba  los  pueblos  con  furor. 

8  Mis  huidas  has  contado  tú;  pon  mis 
lágrimas  en  tu  odre,  ciertamente  en  tu 
libro. 

9  Entonces  seria  vueltos  atrás  mis  ene- 
migos el  día  que  yo  clamare :  en  este»  co- 
nozco que  Dios  es  por  mL 

10  En  Dios  alabaré  su  palabra;  en  Je- 
hova alabaré  tu  palabra. 

11  En  Dios  he  confiado,  no  temeré  lo> 
que  el  hombre  me  hará. 

12  Sobre  mí,  ó!  Dios,  adán,  tus  votos: 
alabanzas  te  pagaré. 

13  Por  cuanto  has  escapado  mi  vida  de 
la  muerte,  ciertamente  mis  pies  decaída : 
para  que  ande  delante  de  Dios  en  la  lux 
délos  que  viven. 

SALMO  LVH. 

Be  el  miemo  argumento  áW  mimo  precedo»*.'    La 

ocasión  parece  del  título. 
5  Al  Vencedor*.  No  dssU-uys*  Mientes»  4*  Da- 
vid, cuando  huía  delante  do  Saúl,  en  la  cueva. 
TEN  misericordia  de  mi,  ó!  Dios,  ten 
misericordia  de  mi ;  porque  en  ti  ha  " 
confiado  mi  alma,  y  en  la  sombra  de  tus 
alas  me  ampararé,  hasta  qne  pasen  loa 
quebrantamientos. 

2  Clamaré  al  Dios  Altísimo,  al  Dios  qne 
me  galardona. 

3  El  enviará  desde  los  cielos,  y  me  sal- 
vará de  la  afrenta  de  él  que  me  traga. 
Selah.  Dios  enviará  su  misericordia  y  su 
verdad. 

4  Mi  vida  está  entre  leones;  estoy  echa* 
do  entre  h^os  de  hombres  que  ecmam 
llamas :  sus  dientes  ton  lanza  y  saetas,  y 
su  lengua  espada  aguda. 

5  Ensálzate  sobre  los  cielos,  ó!  Dios: 
sobre  toda  la  tierra  te  entalce  tu  gloria. 

6  Red  han  compuesto  á  mis  pasos,  mi 
alma  se  ha  abatido:  hoyo  han  cavado 
delante  de  mí,  caigan  en  medio  de  éi 
Selah. 

7  Aparejado  tttd  mi  corazón,  o !  Dios, 


SALMOS, 


aparejado  mU  sal  corazón:  cantaré,  y 
dirá  salmos. 

8  Despierta,  6!  gloria  mia,  despierta 
salterio  7  arpa;  levantarme  he  de  ma- 


0  Alabarte  he  en  los  pueblos,  ó!  Señor, 
cantaré  de  ti  en  las  naciones : 

10  Porque  grande  es  hasta  los  cielos  tu 
misericordia,  y  hasta  las  nubes  tu  verdad. 

11  Ensálzate  sobre  los  cielos,  ó!  Dios; 
sobre  toda  la  tierra  m  moalcc  tu  gloria. 

8ALMO  LVIIL 

J)a»cru*  la  perversidad  de  k*  moho  JmcetptemmihH. 
ir.mcuetioodelXosQutemvemdrú.  Ui.  La  ato- 
aría de  lee  Justos,  turnad»  vordm  su  wmiww. 

5  Al  Vencedor:    lío  destruya*.    Mtahthamdo 


David. 

¿"PRONUNCIÁIS  de  verdad,  6!  con- 
VJl  gregaclon,  justiciar  ¿juzgáis  reo* 
tamente  hijos  de  Adam  ? 

2  Antes  de  corazón  obráis  iniquidades 
en  la  tierra :  violencia  pesáis  de  vuestras 
manos. 

3  Entrañáronse  los  impíos  desde  la  ma- 
triz: erraron  desde  el  vientre  hablando 
mentira.    - 

4  Veneno  tienen  semejante  al  veneno 
de  la  serpiente:  como  áspide  sordo  que 
cierra  su  oreja. 

5  Que  no  oye  la  voz  de  los  que  encantan, 
del  encantador  sabio  de  encantamentos. 

OTO!  Dios,  quiebra  sus  dientes  en  sus 
bocas :  quiebra,  ó !  Jehova,  las  muelas  de 
los  leoncillos. 

7  Córranse  como  aguas  que  se  van  de 
suyo:  armen  sus  saetas  como  si  mesen 
cortadas; 

8  Como  el  caracol  que  se  deslié,  vayan  : 
como  el  abortivo  de  muger,  no  vean  el  sol. 

0  Antes  que  vuestras  ollas  sientan  ti 
fiuyo  de  las  espinas ;  asi  vivos,  asi  airado 
los  arrebate  con  tempestad. 

10  S  Alegrarse  ha  el  justo,  cuando  viere 
la  venganza:  sus  pies  lavará  en  1a  sangre 
del  impla 

11  Entonces  dirá  el  hombre:  Cierta- 
mente hay  fruto  para  el  justo:  .cierta- 
mente hay  Dios  que  juzga  en  la  tierra. 

SALMO  UX. 

La  ocasión  del  tolmo  está  dará  del  titulo.  David 
cercano  al  peligro,  pide  d  Dios  favor,  declarando 
lasarle*  9  viole» eiadetmenomigtitpmimootmcia. 

5  Al  Vencedor:  Ho  destruya*  USefatham  de  Da- 
vid: «usado  «irlo  Baúl,  7  guardaron  la  casa, 
para  matarle. 

TTiaGÁPAMS  «e  mis  enemigos,  6! 

-Ci  Dios  mió:  líbrame  de  los  que  se 

levantan  contra  mí.  I 


*  Escápame  de  los  que  obran  iniqui- 
dad, y  sálvame  de  los  varones  de  sangres: 

3  Éorque,  he  aquí,  han  asechado  á  mi 
vida:  bánse  juntado  contra  mi  fuertes 
sin  rebelión  mia,  y  sin  pecado  mío,  ó! 
Jehova. 

4  Sin  mi  delito  corren,  y  se  aperciben : 
despierta  para  encontrarme,  y  mira. 

5  Y  tú,  Jehova  Dios  de  los  ejércitos, 
Dios  de  Israel,  despierta  á  visitar  todas 
las  naciones :  no  hayas  misericordia  de 
todos  los  que  se  rebelan  con  iniquidad, 
8elah. 

0  Volverse  han  á  la  tarde,  ladrarán  co- 
mo perros,  y  rodearán  la  ciudad. 

7  He  aquí, hablarán  con  su  boca:  espa- 
das eetán  en  sus  labios,  porque,  ¿  Quién 
íóoye? 

8  Mas  tú,  Jehova,  te  reirás  de.  ellos : 
harás  burla  de  todas  las  gentes. 

9  Para  ti  reservaré  su  fortaleza :  porque 
Dios  «t  rol  defensa. 

10  El  Dios  de  mi  misericordia  me  pre- 
vendrá :  Dios  me  hará  ver  en  mis  enemi- 
gos venganza. 

11  No  los  matarás,  porque  mi  pueblo 
no  se  olvide ;  hazlos  vagabundos  con  tu 
fortaleza,  y  abátelos,  ó !  Jehova,  escudo 
nuestro. 

12  Ar  el  pecado  de  su  boca,  por  la  pa- 
labra de  sus  labios,  y  sean  presos  por  su 
soberbia:  y  cuenten  de  maldición  y  de 
enflaquecimiento, 

13  Acábsios  son  furor,  acábalos  y  no 
sean :  y  sepan  que  Bies  domina  en  Jacob 
hasta  los  fines  de  la  tierra.    Selah. 

14  Y  vuelvan  á  la  tarde,  y  ladren  como 
perros :  y  rodeen  la  ciudad. 

15  Andeu  ellos  vagabundos  para  hadar 
que  comer:  y  si  no  se  hartaren,  murmu- 
ren. 

16  Y  yo  cantaré  tu  fortaleza  y  loaré  de 
maftana  tu  misericordia:  porque  has  sido 
mí  amparo,  y  refugio  en  el  día  de  mi  an- 
gustia. 

17  Fortaleza  mia,  á  ti  cantaré :  porque 
era  Dios  de  mi  amparo,  Dios  de  mi  mise- 
ricordia. 

SALMO  LX. 

La  ocasión  del  salmo  estd  dora  delHsmo.  Pide  Ha- 
vid  favor  d  Dio»  contra  loe  enemigos:  p  que  le  au- 
mente después  de  haberle  duramente  castigado,  pues 
le  ka  Mecho  promesa  de'eUos. 

V  Al  Vencedor:  sobre  Susan-bedutb:  Micbtbem 
de  David,  para  ensenar :  cuando  toro  guerra 
contra  Aram-naharalm  y  contra  Aram-sobath : 
7  volvió  Joab,  y  hirió  á  Edom  en  el  valle  de 
la*  salinas  y  mato  «doce mu. 

DIOS,  desechástenos,  dlsipástenos;  ai- 
ráetete,  vuélvete  á  nosotros. 


SALMOS. 


2  Hiciste  temblar  la  tierra,  abristela; 
eana  bus  quebraduras,  porque  titubea. 

8  Hiciste  ver  á  tu  pueblo  duras  cótoas : 
hicistenos  beber  vino  de  temblor. 

4  Has  dado  á  los  que  te  temen  una  ban- 
dera que  alcen  por  amor  de  la  verdad. 
Selah. 

5  Para  que  se  escapen  tus  amados: 
salva  con  tu  diestra,  y  óyeme. 

6  Dios  habló  en  su  santidad:  Yo  me 
alegrará :  partiré  á  8ichem,  y  mediré  al 
valle  de  Socoth. 

7  Mió  es  Galaad,  y  mío  es  Manasses :  y 
Epbraim  es  la  fortaleza  de  mi  cabeza; 
Juda  mi  legislador; 

8  Moab,  la  olla  de  mi  lavatorio :  sobre 
Edom  echaré  mi  zapato ;  sobre  mi  triun- 
fo, ó!  Palesthina. 

9  ¿Quién  me  llevará  á  la  ciudad  for- 
talecida? ¿  quién  me  llevará  hasta  Idu- 
mea? 

10  Ciertamente  tú,  ó!  Dios,  que  nos  ha- 
blas desechado;  y  no  sallas,  ó  J  Dios,  con 
nuestros  ejércitos. 

11  Danos  socorro  contra  el  enemigo, 
que  vana  es  la  salud  de  los  hombres. 

12  En  Dios  haremos  proezas ;  y  él  pi- 
sará nuestros  enemigos. 

8ALMO  LXL 

Ora  David  por  la  eternidad  del  mimo  de  Cristo,  del 

cual  el  rayo  temporal  era  Antro, 
5  Al  Vencedor  sobre  Negtaotn,   Salmo  de  Darld. 

OTE,  ó !  Dios,  mi  clamor ;  está  atento 
á  mi  oración.     #       *   • 

2  Desde  el  cabo  de*  la  tierra  clamaré  á 
ti,  cuando  desmayare  mi  corazón;  á  la 
peña  mas  alta  que  yo,  llévame. 

3  Porque  tú  has  sido  mi  refugio ;  torre 
do  fortaleza  delante  del  enemigo. 

4  Yo  habitaré  en  tu  tabernáculo  para 
siempre;  estaré  seguro  en  el  esconde- 
dero de  tus  alas. , 

5  Porque  tú,  ó !  Dios,  has  oido  mis  vo- 
tos ;  has  dado  heredad  á  los  qoe  temen 
tu  nombre. 

6  Dias  sobre  dias  añadirás  al  rey:  sus 
afios  serán  como  generación  y  genera- 
ción. 

7  M  estará  para  siempre  delante  de 
Dice ;  misericordia  y  verdad  apercibe  fue 
le  conserven. 

8  Asi  cantaré  tu  nombre  para  siempre, 
pegando  mis  votos  cada  dio, 

SALMO  LXII 

Proteeta  »er  »m  e*perc»*ta  m  Dio»  oontra  lu$  maquina 
cióme*  de  »a»  enemigo».  JL  Exhorta  d  la  igUtia  d 
eeta  confiamua,  dejando  por  inútil*»  y  Jaleo»  todo» 
loe  favore»  htonanoe» 
*  Al  Vencedor  láldMnm.   Bateo  de  Derid. 

«a 


EN  Dios  solamente  esté  ealMa  mi 
alma;  de  él  es  mi  salud.  ' 
2  El  solamente  es  mi  raerte,  y  mi  salud : 
mi  refugio,  no  revaloré  mucho. 
S  ¿Hasta  cuándo  maquinaréis  contra  un 
hombre  ?  seréis  muertos  todos  vosotros-; 
como  pared  acostada  seréis,  como  vallado 
rempujado. 

4  8olamente  consultan  para  arrojarle  da 
su  grandeza:  aman  la  mentira:  con  su 
boca  bendicen,  mas  en  sus  entrañas  mal- 
dicen.   Selah. 

5  En  dios  solamente  repósate,  ó  I  alma 
mia;  porque  de  él  «a  mi  esperanza. 

6  El  solamente  es  mi  fuerte  y  mi  salud : 
mi  refugio,  no  resbalaré. 

V  8obre  Dios  es  mi  salud  y  mi  gloria: 
nena  do  mi  fortaleza :  mi  refugio  es  en 
Dios. 

8  T  Esperad  en  él  en  todo  tiempo,  ó! 
pueblos :  derramad  delante  de  él  vuestro 
corazón:  Dios  es  nuestro  amparo.  8elah. 

9  Solamente  vanidad  son  los  hijos  de 
Adam,  mentira  los  h^os  del  varón,  po- 
sándolos á  todos  juntos  en  balanzas,  se- 
rán menos  que  la  vanidad. 

10  No  confiéis  en  la  violencia,  y  en  la 
raplfia  no  os  desvanezcáis :  en  la  hacien- 
da, si  se  aumentare,  no  pongáis  el  co- 
razón. 

11  Una  vez  habió  Dios,  dos  veces  he 
oido  esto  r  Que  de  Dios  es  la  fortaleza: 

12  Y  tuya,  8efior,  es  la  misericordia: 
porque  tú  pagas  á  cada  uno  conforme  á 
su  obra. 

8ALMO  LXm. 

David  vagabundo  por  lo»  rf oferta*  hateada  te  rmbia 
do  Saml  (como  paree»  por  el  titulo  del  embao)  decla- 
ra evan  pegado  ettd  d  Dio»  por  vivo»  a/écto»,  por  lo 
cual  espera  ter  sustentado  de  él,  y  la  destrucción  da 
su»  enemigos* 

5  Salmo  de  Derid,  estando  él  en  el  desierto  de 
Juda. 

DIOS,  Dios  mió  eres  tú,  á  tí  madru- 
garé :  mi  alma  tuvo  sed  de  ti,  mi 
carne  te  desea  en  tierra  de  sequedad,  y 
pequlosa  sin  aguas. 

2  Asi  te  miré  en  el  santuario,  pora  ver 
tu  fortaleza  y  tu  gloria, 
8  Porque  mejor  es  tu  misericordia  que 
la  vida :  mis  labios  te  alabarán. 

4  Así  te  bendeciré  en  mi  vida:  en  tu 
nonJbre  alzaré  mis  manos. 

5  Como  de  meollo  y  de  grosura  será 
harta  mi  alma:  y  con  labios  de  alegría  te 
alabará  mi  boca, 

6  Cuando  me  acordaré  de  ti  en  mis  ca- 


SALMOS. 


7  Porque  bu  sido  mi  socorro:  y  en  la 
sombra  de  tas  alai  me  regocijaré. 

8  Mi  alma  te  apegó  á  tí :  tu  diestra  me 
ba  sustentado. 

9  Mas  ellos  para  destrucción  bascaron 
mi  alma:  descendieron  en  lo  mas  bajo 
de  la  tierra. 

10  Matarlos  han  á  filo  de  espada:  por- 
oto* de  sorras  serán. 

11  Y  el  rey  se  alegrará  en  Dios,  será 
adatado  cualquiera  que  jara  por  él :  por- 
que la  boca  de  los  que  hablan  mentira, 
será  cerrada. 

SALMO  LXTV. 

Demanda  ff  Dtoe  dt/enoa  contra  loo  enemigo*,  cupo 
¿■porto,  arfe*»  y  nina  dtocribe.  Pertenooe  á  toda 
la  iglesia. 

1  Al  Vencedor.    8«lmo  de  Datld. 

OTE,  ó!  Dios,  mi  voz  en  rol  oración : 
guarda  mi  vida  del  miedo  del  ene- 
migo: 

2  Escóndeme  del  secreto  conato  de  los 
malignos :  de  la  conspiración  de  loa  qne 
obran  iniquidad. 

8  Que  afilaron  su  lengua,  como  espada : 
armaron  por  su  saeta  palabra  amarga : 

4  Para  asaetar  á  escondidas  al  perfecto : 
de  presto  le  asaetean,  y  no  temen. 

5  Afirmanse  aslmismos  sobre  palabra 
mala:  tratan  de  esconder  los  lazos:  di- 
cen :  i  Quién  los  ha  de  ver? 

0  Inquieren  iniquidades ;  perfidonanla 
Inquisición  del  inqulrldor,  y  h  que  In- 
ventó lo  intimo  de  cada  uno,  y  el  corazón 
inventivo. 

7  Mas  Dtos  los  asaeteará  con  saeta,  de 
repente  serán  sus  plagas. 

8  T  harán  caer  sobre  si  sus  miañas  len- 
guas :  espantarse  han  todos  los  qae  los 
vieren. 

9  T  temerán  todos  los  hombres,  y  anun- 
ciarán la  obra  de  Dios,  y  entenderán  su 
obra. 

10  El  justo  se  alegrará  en  Jehova,  y  ase- 
gurarse ha  en  él:  y  alabarse#han  todos 
los  rectos  de  corazón. 

SALMO  LXV. 

Oioo  et  digno  d$  ter  alabado  de  toda  come.  1.  Qm 
orne  la  oración  do  loo  mofee.  JT.  Qoo  km  perdona  km 
pocadoe.  JOL  Qm amanoa  lajnria  do  lámar.  IV. 
Qm  /tenada  la  tierra  y  la  hinche  de  pono»  y  de  ga- 


\  Al  Vencedor.   Salmo  de  Darfd.    Cándon. 

EN  tí  reposa  la  alabanza,  ó !  Dios,  en 
Sion ;  y  á  tí  se  pagará  el  voto. 
2  Tú  oyes  la  oración,  á  ti  vendrá  toda 
carne. 

8  Palabras  de  iniquidades  me  sobrepu- 
jaron: «tos  nuestras  rebellones,  tú  tes 
perdonarás. 


4  Dichoso  el  fu*  tú  escogieres,  y  hicie- 
res llegar  para  que  habite  en  tus  patios : 
seremos  hartos  del  bien  de  tu  casa,  de  tu 
santo  templo. 

5  Con  terribilidades  nos  oirás  en  justi- 
cia, ó!  tMos  de  nuestra  salad :  esperanza 
de  todos  los  fines  de  la  tierra,  y  de  las 
partes  mas  lejanas  do  la  mar. . 

6  El  qne  afirma  los  montes  con  su  for- 
taleza, ceñido  de  valentía, 

7  El  qne  amansa  el  estruendo  de  las 
mares,  el  estruendo  de  sus  ondas :  y  el 
alboroto  de  las  civiles  sediciones. 

8  Y  los  habitadores  de  los  fines  de  la 
tierra  temen  de  tus  maravillas :  que  ha- 
ces alegrar  las  salidas  de  la  mañana  y  de 
la  tarde. 

9  Visitas  la  tierra,  y  después  que  la  has 
hecho  desear  mucho,  la  enriqueces:  el 
rio  de  Dios  lleno  de  aguas :  apareja*  el 
grano  de  ellos :  porque  asi  la  ordenaste. 

10  Embriagas  sus  surcos,  haces  descen- 
der d  agua  en  sus  regaderas :  ablándasla 
con  lluvias,  bendices  sus  renuevos. 

11  Coronas  el  año  de  toa  bienes:  y  tus 
nubes  destilan  grosura. 

12  Destilan  sobre  las  habitaelones  del 
desierto :  y  los  collados  «e  ciñen  de  ale- 
gría, 

18  Vistense  los  llanos  de  ovejas,  y  los 
valles  se  cubren  de  grano :  regocíjense, 
y  aun  cantan. 

SALMO  LXVI. 

Exhorta  H  toda  la  tierra  d  alabar  d  Diee,  porlaima- 

ravülooat  müericordiao  qm  ha  hecho  con  eupmbio. 

*  Al  Vencedor:  Ceaotos:  DeSatao. 

DÉ  alabanza  á  Dios  toda  la  tierra. 
2  Cantad  la  gloria  de  su  nombre : 
poned  gloria  en  su  alabanza. 
8  Decid  á  Dios :  ¡  Cuan  terrible  eres  en 
tus  obras !  por  la  multitud  de  tu  forta- 
leza se  te  sugetarán  fingidamente  todos 
tus  enemigos. 

4  Toda  la  tierra  te  adorará,  y  cantarán 
á  ti :  cantarán  á  tu  nombre.    Belah. 

5  Venid,  y  ved  las  obras  de  Dios :  terri- 
ble en  hechos  sobre  los  hfyos  de  los  hom- 
bres. 

6  Volvió  la,  mar  en  seco :  por  el  rio  pa- 
saron á  pié ;  altt  nos  alegramos  en  éL 

7  El  se  enseñorea  con  su  fortaleza  para 
siempre :  sus  ojos  atalayan  sobre  las  na- 
ciones: los  rebeldes  no  serán  dios  en- 
salzados.   Selah. 

8  Bendecid  pueblos  á  nuestro  Dios:  y 
haced  oir  la  voz  de  su  loor. 

9  El  que  puso  nuestra  almacén  vida:  y 
no  permitió  que  resbalasen  nuestros  pies. 


SALMOS. 


10  Porque  tú  nos  probaste,  ó!  Dio*: 
afinástenos,  como  te  afina  la  plata. 

11  Metístenos  en  la  red:  pusiste  apre- 
tura en  nuestros  lomos. 

12  Hiciste  subir  varón  sobre  nuestra 
cabeza :  entramos  en  fuego  y  ed  aguas ; 
y  sacástenos  á  hartura. 

13  «Entraré  pue$  en  tu  casa  con  holo- 
caustos :  y  pagarte  he  mis  votos, 

14  Que  pronunciaron  mis  labios,  y  ha- 
bló mi  boca,  cuando  estaba  angustiada 

15  Holocaustos  de  engordados  te  ofre- 
ceré, con  perfume  de  carneros :  sacrifi- 
caré bueyes  y  machos  de  eabrío.    Selah. 

16  Venid,  oid  todos  los  que  teméis  á 
Dios :  y  contaré  lo  que  ha  hecho  á  mi 
alma. 

17  A  él  hablé  en  alta  vos:  y  fué  ensalza- 
do coa  mi  lengua. 

18  81  yo  viera  iniquidad  en  mi  corazón, 
no  oyera  el  Señor. 

Id  Ciertamente  oyó  Dios :  escuchó  ala 
voz  de  mi  oración. 

20  Bendito  Dios,  que  no  apartó  mi  ora- 
ción, y  su  misericordia  de  mt 

8ALMO  LXVIL 

Orittq  en  todo  el  mando. 
ÍA1  Vencedor  en  Noginoth:  Salmo  de  Caución. 

DIOS  haya  misericordia  de  nosotros, 
y  nos  bendiga:  haga  resplandecer 
su  rostro  sobre  nosotros.    Selah. 
2  Para  que  conozcamos  en  la  tierra  tu 
camino,  en  todas  las  naciones  tu  salud. 
8  Alábente  los  pueblos,  ó  l  Dios,  alá- 
bente todos  los  pueblos. 

4  Alégrense,  y  regocíjense  las  naciones, 
cuando  juzgares  los  pueblos  con  equi- 
dad: y  pastoreares  las  naciones  en  la 
tierra»    Selah. 

5  Alábente  los  pueblos,  ó  I  Dita,  alá- 
bente todos  los  pueblos. 

6  La  tierra  dará  su  fruto :  bendecirnos 
ha  el  Dios,  nuestro  Dios. 

7  Bendíganos  Dios,  y  témanle  todos  los 
términos  de  la  tierra» 

SALMO  LXVHI. 

Exhortad  alabará  Dio»  por  lo  victoria  que  ha  dado 
n^rnpfmdmpmmbioaeiodoe  tmenepdooe.  Mecan- 
do»  trimn/al  do  la  victoria  do  Cristo. 

tAl  Vencedor:  de  David.   Salmo  de  Canelón. 

LEVÁNTESE   Dios,  espárzanse  sus 
enemigos :  y  huyan  los  que  le  abor- 
recen delante  de  él. 

2  Como  es  lanzado  el  humo,  lo*  lanza- 
rás :  como  se  derrite  la  cera  delante  del 
mego,  «si  perecerán  los  impíos  delante 

m 


8  Has  los  Justos  se  alegrarán:  regoci- 
jarse han  delante  de  Dios,  y  saltarán  de 
alegría. 

4  Cantad  á  Dios,  cantad  sáfanos  á  su 
nombre :  ensalzad  al  que  cabalga  sobre 
los  cielos  en  Jah  su  nombre ;  y  alegraos 
delante  de  éL 

6  Padre  de  huérfanos,  y  defensor  de 
viudas,  Dios  en  la  morada  de  su  santuario. 

6  El  Dios  que  hace  habitar  los  solos  en 
casa:  que  saca  los  presos  en  grillos;  mas 
los  rebeldes  habitan  en  sequedad. 

7  O !  Dios,  cuando  tú  saliste  delante  ds 
tu  pueblo,  cuando  anduviste  por  el  de- 
sierto,   Selah, 

8  La  tierra  tembló;  también  los  cielos 
destilaron  delante  de  Dios ;  aquel  8inai 
tembló  delante  de  Dios,  del  Dios  de  Israel 

9  Lluvia  de  voluntades  esparciste,  6! 
Dios,  á  tu  heredad ;  y  cuando  se  cansó, 
tú  la  recreaste. 

10  Tu  compañía  estaba  en  ella;  por  tu 
bondad  acomodabas  al  pobre,  ó !  Dios. 

11  El  Señor  daba  palabra:  de  las  evan- 
gelizantes había  ejército  grande. 

12  Beyes  do  ejércitos  huian,  huían :  y 
la  moradora  de  la  casa  partía  despojos. 

18  8i  friereis  echados  entre  las  ollas,  se- 
réis como,  las  alas  de  la  paloma  cubierta 
de  plata,  y  sus  plumas  con  amarillez  de 
oro. 

14  Cuando  esparcía  el  Omnipotente  los 
reyes  en  ella ;  eüa  se  emblanquecía  como 
la  nieve  en  Salmón. 

15  El  monte  de  Dios,  si  monte  de  Ba- 
san :  monte  alto  el  monte  dn  Basan. 

16  ¿Por  qué  saltasteis,  ó!  montes  si- 
tos? Este  monte  amó  Dios  para  su 
asiento :  ciertamente  Jehova  habitará  «a 
él  para  siempre. 

17  Los  carros  de  Dios  dos  mulares  .de 
miles  de  ángeles.:  el  Señor  entre  ellos, 
como  cu  Sisal,  <u¿  en  el  santuario. 

18  Subiste  á  lo  alto,  cautivaste  cautivi- 
dad, tomaste  dones  para  los  hombres :  y 
también  los  rebeldes  para  que  habiten, 
ó!  JauDíos. 

19  Bendito  el  Señor,  cada  dianos  colma 
de  mercedes,  Dios  nuestra  salud.   Selah. 

20  Dios,  Dios  nuestro  para  saludes;  y 
el  Señor  Jehova  tiene  salidas  para  la 
muerte. 

21  Ciertamente  Dios  herirá  la  cabeza  de 
sus  enemigos,  la  mollera  cabelluda  de  el 
que  camina  en  sus  pecados. 

22  El  Señor  dijo:  De  Basan  haré;  vol- 
ver, haré  volver  de  los  profundo» del* 


8ALM0S. 


88  Porque  tu  pié  te  embermejecerá  de 
sangre  de  sos  enemigos ;  y  la  lengua  de 
tus^erros  de  ella. 

34 Vieron  tas  caminos,  6!  Dios:  los 
caminos  de  mi  Dios,  de  mi  Rey  en  el 
santuario. 

23  Los  cantores  Iban  delante,  detrás, 
los  tañedores:  en  medio  las  doncellas 
con  adufes. 

26  Bendecid  á  Dios  en  congregaciones : 
al  Señor,  fot  de  el  manadero  de  Israel. 

27  Allí  estaba  Ben-jamin  pequeño  seño- 
reándolos ;  principes  de  «roda  en  su  con- 
gregaclon,  principes  de  Zabulón,  princi- ' 
pes  de  Nepbthali. 

28  Tu  Dios  ha  ordenado  tu  fuerza :  con- 
firma, ó !  Dios,  lo  que  has  obrado  en  no- 
sotros. 

29  Desde  tu  templo  en  Jerusalem,  á  ti 
ofrecerán  los  reyes  dones. 

SO  Destruye  el  escuadrón  de  lanza,  el 
escuadrón  de  fuertes,  con  sefiores  de  pue- 
blos, hollando^*  con  sus  piezas  de  plata : 
destruye  los  pueblos  que  quieren  guer- 
ras. 

81  Tendrán  principes  de  Egypto :  EtMo- 
pia  apresurará  sus  manos  á  Dios. 

32  Reinos  de  la  tierra  cantad  á  Dios ; 
cantad  al  Señor;  Selah; 

83  Al  que  cabalga  sobre  los  cielos  de 
los  cielos  de  antigüedad :  he  aquí,  él  dará 
con  su  voz,  voz  de  fortaleza. 

84  Dad  fortaleza  á  Dios:  sobre  Israel 
es  Éu  magnificencia,  y  su  fortaleza  en  las 
nubes. 

85  Terrible  ere»,  6 !  Dios,  desde  tus  san- 
tuarios ;  el  Dios  de  Israel,  él  da  fortaleza 
y  fuerzas  al  pueblo :  Bendito  Dios. 

SALMO  LXIX. 

David,  puetto  por  «tu  enemigo*  en  turna  cmgmwtia,  te 
qy^aéDiot,Oemándok  por  tetiigo  de  tu  inocencia, 
pidiéndote  teevrro,  y  venyemm  de  tmeaenúgoe.  Xt 
prmjtcin  de  la  mmmrf  9  Imocenakx  de  Crido,  y  del 
cattigo  del  pueblo  Judaico,  »  de  la  contentación  y 
propagación  de  la  tgletta, 
TAI  Yenoedor  sobre  Botannhn :  de  David. 

SÁLVAME,  ó !  Dios,  porque  las  aguas 
han  entrado  hasta  el  alma. 

2  Estoy  zabullido  en  cieno  profundo, 
que  no  hay  pié ;  soy  venido  en  profundos 
de  aguas,  y  la  corriente  me  ha  anegado. 

8  He  trabajado  llamando ;  mi  garganta 
se  ha  enronquecido;  han  desfallecido, 
mis  ojos  de  esperar  á  mi  Dios. 

4  Hánse  aumentado  mas  que  los  cabe- 
llos de  mi  cabeza  los  que  me  aborrecen 
sin  causa;  hánse  fortalecido  mis  enemi* 
gos,  los  que  me  destruyen  sin  porqué; 
lo  que  no  ntirté,  entonces  lo  totrl 


5  Dios,  tu  sabes  fflt  lnecnsates  i  y  mis 
delitos  no.  te  son  ocultos. 

6  No  sean  avergonzados  por  mí,  los 
que  te  esperan,  Señor  Jehova  de  los 
ejércitos ;  no  sean  confusos  por  mi  los 
que  te  buscan,  ó!  Dios  de  Israel 

7  Porque  por  ti  he  sufrido  vergüenza ; 
confusión  ha  cubierto  mi  rostro. 

8  He  sido  estrafiado  de  mis  hermanos, 
y  extraño  á  los  hyos  de  mi  madre. 

9  Porque  el  zelo  de  tu  casa  me  comió, 
y  los  denuestos  de  los  que  te  denuestan, 
cayeron  sobre  mi. 

10  Y  lloré  con  ayuno  de  mi  alma,  y 
esto  me  ha  Bido  por  afrenta. 

11  T  puse  soco  por  mi  vestido,  y  fui  á 
ellos  por  proverbio. 

12  Hablaban  contra  mí  los  que  se  sen- 
taban á  la  puerta,  y  en  las  canciones  de 
los  bebedores  de  sidra, 

13  Y  yo  enderezaba  mi  oración  á  ti,  6! 
Jehova,  al  tiempo  de  la  buena  voluntad: 
ó!  Dios,  por  la  multitud  de  tu  miseri- 
cordia óyeme,  por  la  verdad  de  tu  salud. 

14  Escápame  del  lodo,  y  no  sea  yo  ane- 
gado; y  sea  yo  librado  de  los  que  me 
aborrecen,  y  de  los  profundos  de  las 
aguas. 

15  No  me  anegue  el  Ímpetu  de  las 
aguas,  ni  me  Suerba  la  hondura,  ni  <4 
pozo  cierre  sobre  mí  su  boca. 

16  Óyeme,  Jehova;  porque  benigna  es 
tu  misericordia:  conforme  á  la  multi- 
tud de  tus  miseraciones  mira  por  mi 

17  Y  no  escondas  tu  rostro  de  tu  sier- 
vo ;  porque  estoy  angustiado ;  apresúra- 
te, óyeme. 

18  Acércate  á  mi  alma,  redímela:  por 
causa  de  mis  enemigos  líbrame. 

19  Tú  sabes  mi  afrenta,  y  ini  confusión, 
y  mi  vergüenza;  delante  de  ti  están  to- 
dos mis  enemigos. 

20  La  afrenta  ha  quebrantado  mi  cora- 
zón ;  y  he  tenido  dolor ;  y  he  esperado 
quien  se  compadeciese  de  mi,  y  no  lo  hit- 
Zk>,  y  consoladores,  y  no  hallé. 

21  Y  pusieron  en  mi  comida  hiel-r  y  en 
mi  sed  me  dieron  á  beber  vinagre. 

22  Sea  6U  mesa  delante  de  ellos  por  la- 
zo ;  y  lo  que  es  por  paces,  les  sea  por  tro- 
pezón. 

23  Sean  oscurecidos  sus  ojos  para  ver; 
y  haz  siempre  titubear  sus  lomos. 

24  Derrama  sobre  ellos  tu  ira,  y  el  furor 
de  tn  enojo  les  comprenda. 

25  Sea  su  palacio  asolado ;  en  sus  tien- 
das no  haya  morador. 

26  Porque  persiguieron  al  qué  tú  herís- 


SALMOS. 


te:  y  cuentan  del  dolor  de  los  que  tú 
mataste. 

27  Pon  maldad  sobre  su  maldad,  y  no 
entren  en  tu  justicia. 

28  Sean  raidos  del  libro  de  los  vivien- 
tes :  y  no  sean  escritos  con  los  justos. 

29  T  yo  afligido,  y  dolorido :  tu  salud, 
6!  Dios,  me  defenderá. 

80  Yo  alabaré  el  nombre  de  Dios  con 
canción;  y  magnificarle  he  con  alabanza. 

SI  T  agradará  á  Jehova  mas  que  buey, 
y  becerro,  que  echa  cuernos  y  uñas. 

82  Verán  los  humildes,  y  regocijarse 
han :  buscad  á  Dios,  y  vivirá  vuestro  co- 
razón. 

88  Porque  Jehova  oye  á  los  menestero- 
sos, y  no  menosprecia  á  sus  prisioneros. 

84  Alábenle  loe  cielos  y  la  tierra,  las 
mares  y  todo  lo  que  se  mueve  en  ellas. 

85  Porque  Dios  guardará  á  Sion,  y  ree- 
dificará las  ciudades  de  Juda,  y  habita- 
rán alli,  y  heredarla  han. 

86  Y  la  simiente  de  sus  siervos  la  here- 
dará ;  y  los  que  aman  su  nombre  habita- 
rán en  ella. 

SALMO  LXX. 

Pide  socorro  contra  lo»  enemigo»,  lo»  cuales  serán 
confuto»  al  Jim:  y  h»  piadoso»  permanecerán  en 
perpetua  alegría  y  alabanza»  d»  Dio», 
V  Al  Vencedor:  De  Dartd,  para  acordar. 

01  DIOS,  para  librarme,  6!  Dios,  para 
ayudarme,  apresúrate. 
2  Sean  avergonzados  y  confusos  los  que 
buscan  mi  vida:   sean  vueltos  atrás  y 
avergonzados,  los  que  quieren  mi  mal 
8  Sean  vueltos  atrás  en  pago  de  su  ver- 
güenza los  que  dicen :  Hala,  Hala. 

4  Regocíjense,  y  alégrense  en  tí  todos 
los  qne  te  buscan;  y  digan  siempre,  los 
que  aman  tu  salud:  Sea  engrandecido 
Dios. 

5  Yo  soy  afligido  y  menesteroso:  ó! 
Dios,  apresúrate  á  mí :  ayudador  mió,  y 
mi  librador  eres  tú,  Jehova,  no  te  deten- 
gas. 

SALMO  LXXI. 

Es  el  mismo  argumento  del  salmo  69. 

EN  ti,  Jehova,  he  esperado;  no  sea  yo 
Confundido  para  siempre 

2  Escápame,  y  líbrame  en  tu  justicia : 
inclina  á  mí  tu  oreja,  y  sálvame. 

3  Séme  por  peña  de  fortaleza  donde 
venga  continuamente:  mandado  has  que 
yo  sea  salvo,  porque  tú  ere*  mi  roca  y 
mi  castillo. 

4  Dios  mió,  escápame  de  la  mano  del 
Impío,  de  la  mano  del  perverso  y  fal- 
sario. 

5  Porque  tú  eres  mi  esperanza,  Señor 


Jehova:  seguridad  mía  desde  mi  moce- 
dad. 

6  Por  ti  he  sido  sustentado  desdo  el 
vientre:  de  las  entrañas  de  mi  madre  tú 
fuUíe  el  oue  me  sacaste:  de  ti  ha  sido 
siempre  mi  alabanza. 

7  Como  prodigio  he  sido  á  muchos ;  y 
tú  mi  refugio  fuerte. 

8  Sea  llena  mi  boca  de  tu  alabanza,  te- 
do  el  dia  de  tu  gloria. 

0  No  me  deseches  en  el  tiempo  de  k 
vejez :  cuando  mi  fuerza  se  acabare,  so 
me  desampares. 

*  10  Porque  mis  enemigos  han  dicho  de 
mi;  y  los  que  asechan  mi  vida,  consul- 
taron juntamente, 

11  Diciendo:  Dios  le  ha  dejado:  perse- 
guid, y  tomadle,  porque  no  hay  quien  U 
libre. 

12  01  Dios,  no  te  alejes  de  mí:  Dios 
mió,  apresúrate  para  ayudarme. 

13  Sean  avergonzados,  perezcan,  los 
adversarios  de  mi  alma :  sean  cubiertos 
de  vergüenza  y  de  confusión,  los  qne 
buscan  mi  mal. 

14.  Y  yo  siempre  esperaré:  y  añadiré 
sobre  toda  tu  alabanza. 

15  Mi  boca  recontará  tu  justicia:  todo 
el  dia  tu  salud,  aunque  no  sé  el  número. 

16  Vendré  á  las  valentías  del  Señor  Je- 
hova: haré  memoria  de  la  justicia  de  tí 
6olo. 

17  O!  Dios,  ensenásteme  desde  mi  mo- 
cedad, y  hasta  ahora:  manifestaré  tus 
maravillas. 

18  T  aun  hasta  la  vejez  y  las  canas :  6! 
Dios,  no  me  desampares :  hasta  que  de- 
nuncie tu  brazo. á  la  posteridad:  tus  va- 
lentías á  todos  los  que  vendrán. 

19  T  tu  justicia,  ó  I  Dios,  hasta  lo  alto : 
porque  has  hecho  grandes  cosas:  6! 
Dios,  i  quién  como  tú  ? 

20  Que  me  has  hecho  ver  muchas*  an- 
gustias y  males :  volverás,  y  darme  has 
vida :  y  de  ios  abismos  de  la  tierra  vol- 
verás á  levantarme. 

21  Aumentarás  mí  magnificencia:  y 
volverás  á  consolarme. 

22  Asimismo  yo  te  alabaré  con  instru- 
mento de  salterio:  tu  verdad,  6!  Dios 
mió,  cantaré  á  ti  en  la  arpa,  ó !  Sanio 
de  Israel. 

28  Mis  labios  cantarán  cuando  salmeare 
á  tí :  y  mi  alma,  á  la  cual  redimiste. 

24  Asimismo  mi  lengua  todo  el  dia  ha* 
blará  de  tu  justicia:  por  cuanto  fueren 
avergonzados,  por  cnanto  fueron  con- 
fusos, los  que  procuraban  mi  mal 


SALMOS. 


SALMO  LXXIL 

Debajo  de  lajlgura  de  Salomón  profetisa  de  Cristo, 
de  mojlcio,  de  la  gloria,  Jeacidad,  y  propagado* 
de  *u  reino. 

Y  Salmo  para  Saloman. 

Oí  DIOS,  da  tus  Juicios  al  rey,  y  tn 
justicia  al  htfo  del  rey. 
2  El  juzgará  á  tu  pueblo  con  justicia: 
y  á  tus  afligidos  con  juicio. 
8  Los  montes  llevarán  pos  al  pueblo : 
y  los  collados  justicia. 

4  Juzgará  á  los  afligidos  del  pueblo: 
Salvará  á  los  htyos  del  menesteroso,  y 
quebrantará  al  violento. 

5  Temerte  han  con  el  sol,  y  antes  de  la 
luna :  por  generación  de  generaciones. 

6  Descenderá  como  la  lluvia  sobre  la 
yerba  cortada:  como  el  roció  que  destila 
sobre  la  tierra. 

7  Florecerá  en  sus  dios  justicio,  y  mul- 
titud de  paz,  hasta  que  no  haya  luna. 

8  Y  dominará  de  mor  á  mar,  y  desde 
el  rio  hasta  los  cabos  de  la  tierra. 

9  Delante    de    él    se    postrarán    los 
*  Ethiopes :  y  sus  enemigos'  lamerán  la 

tierra, 

10  Los  reyes  do  Toareis,  y  de  las  Islas 
traerán  presentes :  los  reyes  de  Xeba  y 
de  Beba  ofrecerán  dones. 

11  Y  arrodillarse  han  &  él  todos  los 
reyes ;  todas  las  naciones  le  servirán: 

12  Porque  él  librará  al  menesteroso  que 
clamare,  y  al  afligido,  que  no  tuviere 
quien  le  socorra. 

13  Tendrá  misericordia  del  pobre  y  del 
menesteroso,  y  las  almas  de  los  pobres 
salvará. 

14  De  engallo  y  de  fronde  redimirá  sus 
airaos ;  y  la  sangre  de  ellos  será  preciosa 
en  bus  ojos. 

15  Y  vivirá,  y  darle  ha  del  oro  de  Xeba, 
y  orará  por  él  continuamente,  todo  el 
dia  le  echará  bendiciones. 

16  Será  echado  un  puno  de  grano  en 
tierra,  en  los  cabezos  de  los  montes ;  ha- 
rá estruendo,  como  el  Líbano,  su  fruto ; 
y  verdeguearán  desde  la  ciudad,  como  la 
yerba  de  la  tierra. 

17  Será  su  nombre  para  siempre,  de- 
lante del  sol  será  propagado  su  nombre ; 
y  bendecirse  han  en  él  todas  las  nocio- 
nes; llamarle  han  bienaventurado. 

18  Bendito  Jehova  Dios,  el  Dios  do  Is- 
rael, que  solo  hace  maravillas : 

19  Y  bendito  su  nombre  glorioso  para 
siempre :  y  toda  la  tierra  sea  Ueua  de  su 
gloria.  Amen,  y  Amen. 

20  Acábanse  las  oraciones  de  David,  hi- 
jo delsol 


SALMO  LXXIII. 

Se  una  entera  ditputemde  la  providencia  de  Dio» 
acerca  de  la  prosperidad  de  loe  impíos,  y  déla  oJHc- 
eion  de  loa  piadosos  en  ceta  vida:  d  imitación  del 
salmo  S. 

La  turna  es:  Lee  piadosos  ton  gravemente  tentadoed 
salirse  del  camino  de  la  piedad,  vista  tu  oJUccion  en 
él,  9  la  prosperidad  de  loe  impíos.  II.  En  esta  ten- 
tación Dios  loe  es/utrma,  declarándoles  tu  contejo 
asi  acerca  de  lo  uno  como  de  lo  otro  :  d  saber,  que 
la  prosperidad  del  impio  es  momentánea:  y  la  que 

.  está  aparejada  mi  piadoso,  es  el  mismo  Dio*. 

*  Salmo  de  Asaph. 

CIERTAMENTE   bueno   e$  á  Israel 
Dios,  á  los  limpios  de  corazón. 
2  Y  yo,  casi  se  apartaron  mis  plés ;  po- 
co faltó,  paro  que  no  resbalasen  mis  pa- 
sos. 

8  Porque  tuve  envidia  á  los  malvados, 
viendo  la  paz  de  los  impíos. 

4  Porque  no  hay  ataduras  para  su  muer- 
te :  antes  su  fortaleza  está  entera. 

5  En  el  trabajo  humano  no  están:  ni 
son  azotados  con  los  hombres. 

6  Por  tanto  soberbia  los  corona:  cú- 
breos© de  vestido  de  violencia 

7  Sus  ojos  están  salidos  de  gruesos: 
pasan  los  pensamientos  do  su  corazón, 

8  Soltáronse,  y  hablan  con  maldad  de  - 
hacer  violencia :  hablan  de  lo  alto. 

9  Ponen  en  el  cielo  su  boca :  y  su  len- 
gua pasea  la  tierra. 

10  Por  tanto  su  pueblo  volverá  aquí, 
que  aguas  en  abundancia  les  son  expri- 
midos. 

11  Y  dirán :  ¿  Cómo  sabe  Dios  ?  ¿  Y,  si 
hay  conocimiento  en  lo  alto  ? 

12  He  aqui, estos  impíos,  y  quietos  del 
mundo  alcanzaron  riquezas : 

13  Verdaderamente  en  vano  he  limpia- 
do mi  corazón :  y  he  lavado  mis  manos 
en  limpieza ; 

14  Y  he  sido  azotado  todo  el  dio:  y 
castigado  por  los  mononas.  - 

15  Si  decia:  Contarlo  he  asi:  he  aquí, 
habré  negado  la  nación  de  tus  mjos. 

16  Pensaré  pues  poro  saber  esto:  es 
trabajo  en  mis  ojos. 

17  TT  Hasta  que  venga  al  santuario  de 
Dios ;  entonces  entenderé  la  postrimería 
de  ellos. 

18  Ciertamente  los  has  puesto  en  des- 
lizaderos :  hacerlos  has  caer-  en  asola- 
mientos. 

19  ¡Cómo  han  sido  asolados!  ¡  cuan 
en  un  punto!  Acabáronse:  fenecieron 
con  turbaciones. 

30  Como  sueno  de  el  que  despierta. 
Señor,  cuando  despertares,  menosprecio- 


SALMOS. 


21  Ciertamente  mi  corazón  se  acedó: 
y  en  mis  ríñones  sentía  punzadas. 

22  Mas  yo  era  ignorante,  y  no  enten- 
día; era  una  bestia  acerca  de  tí. 

28  Aunque  yo  siempre  estaba  contigo: 
y  así  echaste  mano  á  mi  mano  derecha: 

24  Quiásteme  en  tn  consejo:  y  des- 
pués me  recibirás  con  gloria. 

25  ¿  A  quién  tengo  yo  en  los  cielos  ?  Y 
contigo  nada  quiero  en  la  tierra. 

26  Desmáyase  mi  carne  y  mi  corazón, 
]  ó  roca  de  mi  corazón !  que  mi  porción 
es  Dios  para  siempre. 

27  Porque, he  aquí,  los  que  se  alejan  de 
tí,  perecerán :  tú  cortas  á  todo  aquel  que 
rompe  tu  pacto. 

28  Y  yo,  el  acercarme  á  Dios,  me  es  el 
bien :  he  puesto  en  el  Señor  Jchova  mí 
esperanza,  para  contar  todas  tus  obras, 

SALMO  LXXIV. 

La igleoia  m queja d Dio*, qm como dfompmnnda d 
mpmeblo,  hopa  dado  tanta  licencia  al  enemigo  que 
h  maltrate,  dtrHbe  el  templo,  p  destruya  el  divino 
omito:  le  pideqm  omrAammnm do mmHmmmp pro» 

n  Maddl  do  Ajaph. 
■  5T30R  qué  ó!  Dios,  nos  has  desechado 
OjL    para  siempre  {   ¿por  qué  ha  hu- 
meado tu  furor  contra  las  ovejas  de  tu 
dehesa? 

2  Acuérdate  de  tu  congregación,  que 
adquiriste  de  tiempo  antiguo :  cuando  re- 
dimiste la  Tara  de  tu  heredad,  este  mon- 
te de  Sion,  donde  has  habitado. 

8  Levanta  tus  pies  á  los  asolamientos 
eternos :  á  todo  enemigo  que  ha  hecho 
mal  en  el  santuario. 

4  Tus  enemigos  han  bramado  en  medio 
de  tus  sinagogas:  han  puesto  en  cHosbub 
senas,  señas. 

5  Nombrado  era,  como  si  lo  llevara  al 
délo,  d  que  metía  las  hachas  en  el  monte 
de  la  madera  para  d  edificio  del  santuario. 

6  Y  ahora  con  hachas  y  martillos  han 
quebrado  todas  sus  entalladuras. 

7  Han  puesto  á  fuego  tus  santuarios, 
el  tabernáculo  do  tu  nombre  han  ensu- 
ciado en  tierra. 

8  Dieron  en  su  corazón:  Destruyá- 
moslos de  una  vez :  quemaron  todas  las 
sinagogas  de  Dios  en  la  tierra. 

9  No  vemos  ya 'nuestras  señales:  no 
hay  mas  profeta,  ni  hay  con  nosotros 
quien  sepa :  ¿  hasta  cuándo  ? 

10  ¿Hasta  cuándo,  ó!  Dios,  nos  afren- 
tará el  angustiador?  4  blasfemará  el  ene- 
migo perpetuamente  tu  nombre? 

11  i  Por  qué  retraes  tu  mano,  y  tu  dies- 
tra la  escondes  dentro  de  tu  seno  ? 


12  Y  Dios  ha  sido  mi  rey  de  tiempo  an- 
tiguo :  el  que  obraba  saludes  en  medio 
de  la  tierra. 

13  Tú  hendiste  la  mar  con  tu  fortaleza: 
quebrantaste  cabezas  de  ballenas  en  las 
aguas. 

14  Tú  magullaste  las  cabezas  del  levia- 
than :  le  diste  por  comida  al  pueblo  de 
los  desiertos. 

15  Tú  abriste  fuente  y  rio:  tú  secaste 
ríos  impetuosos. 

10  Tuyo  es  el  día,  tuya  también  es  la 
noche :  tú  aparejaste  la  lumbre  y  el  soL 

17  Tú  estableciste  todos  los  términos 
de  la  tierra:  el  verano  y  el  invierno  tú 
los  formaste. 

18  Acuérdate  de  esto,  que  el  enemigo 
ha  dicho  afrentas  á  Jehova :  y  que  el  pue- 
blo Insensato  ha  blasfemado  tu  nombre. 

19  No  entregues  á  las  bestias  el  alma 
de  tu  tórtola :  y  no  olvides  para  siempre 
la  compañía  de  tus  afligidos. 

20  Mira  al  concierto :  porque  las  oscu-  < 
rídades  de  la  tierra  se  han  henchido  de 
habitaciones  de  violencia. 

21  No  vuelva  avergonzado  el  abatido: 
el  afligido  y  el  menesteroso  alabarán  tu 
nombre. 

22  Levántate,  6 !  Dios,  pleitea  tu  pleito : 
acuérdate  de  tu  injuria  con  que  el  insen- 
sato te  injuria  cada  día, 

29  No  olvides  las  voces  de  tus  enemi- 
gos: el  tropel  de  los  que  se  levantan 
contra  ti  sube  continuamente. 

SALMO  LXXV. 
Dleoeedtpno  doeer  alabado,  et  cootpor  tmJmmHeia 
abate  dmmo o.  p  tmmbM  d  airo*.   Leoamm  d  me  am 
le  temen,  y  abate  d  lo»  imptoe, 

1  Al  Vaaoedor :  lío  dwtruras.  Salmo  da  Asaph. 
Canción. 

ALABARTE  hemos,  6!  Dios,  alabarte 
jljL  hemos;  qué  cercano  esté  tu  nom- 
bre :.  cuenten  todos  tus  maravillas. 

2  Cuando  yo  tuviere  tiempo,  yo  juzgaré 
rectamente.  • 

8  La  tierra  so  arruinaba,  y  sus  mora- 
dores :  yo  compuse  sus  columnas.  Selah. 

4  Dije  á  los  malvados :  No  os  enloquez- 
cáis :  y  á  los  Impíos :  No  alcéis  el  cuerno. 

5  No  levantéis  en  alto  vuestro  cuerno ; 
no  habléis  con  cerviz  gruesa. 

0  Porque  ni  de  oriente,  ni  de  occidente, 
ni  del  desierto  viene  el  ensalzamiento. 

7  Porque  Dios,  que  es  el  juez;  á  este 
abate,  y  á  aquel  ensalza. 

8  Que  el  cáliz  está  en  la  mano  de  Jeho- 
va, y  lleno  de  vino  bermejo  de  mistura, 
y  él  derrama  de  aquí :  ciertamente  sos 


SALMOS. 


heces  chuparán,  y  beberán  todos  loa  im- 
píos do  la  tierra. 

9  Y  yo  anunciaré  siempre :  cantaré  ala- 
banzas al  Dios  de  Jacob. 

10  Y  quebraré  todos  los  cuernos  de  los 
pecadores :  y  los  cuernos  del  justo  serán 
ensalzados. 

8ALMO  LXXVI.    . 

Dios  es  digno  de  ser  alabado,  por  la»  maravilla»  con 
que  se  ka  manifestado  en  su  pueblo,  venciendo,  de- 

que  fuerte». 
1  Al  Vencedor  en  NeglnoÜL    Salmo  de  Aaaph. 
Canción. 

DIOS  es  conocido  en  Juda:  Dios,  en 
Israel  es  grande  su  nombre. 
2  Y  en  Salem  está  su  tabernáculo :  y  su 
habitación  en  Sion. 
É  Allí  quebró  las  saetas  del  arco :  el  es- 
cudo, y  la  espada,  y  la  guerra.    Selah. 

4  Illustrc  eres  tú,  y  fuerte,  mas  que  los 
montes  de  caza. 

5  Los  fuertes  de  corazón  fueron  despo- 
jados ;  durmieron  su  sueño,  y  nada  ha- 
llaron en  sus  manos  todos  los  varones 
fuertes. 

6  Por  tu  reprensión,  6 !  Dios  de  Jacob, 
es  adormecido  el  carro  y  el  caballo. 

7  Tú  eres  terrible,  tú :  ¿y  quién  parará 
delante  de  ti  en  comenzando  tu  ira? 

8  Desde  los  cielos  hiciste  oir  juicio :  la 
tierra  tuvo  temor,  y  cesó, 

9  Cuando,  ó !  Dios,  té  levantaste  al  jui- 
cio, para  salvar  á  todos  los  mansos  de  la 
tierra.    Selah. 

10  Ciertamente  la  ira  del  hombre  te  con- 
fesará :  los  restos  de  las  iras  constreñirás. 

11  Prometed,  y  pagad  á  Jehova,  vuestro 
Dios,  todos  los  que  estáis  al  rededor  de 
él :  traigan  presentes  al  terrible. 

12  £1  que  quita  el  espíritu  á  los  prínci- 
pes :  terrible  á  los  reyes  de  la  tierra, 

SALMO  LXXVn. 

Dios  ove  dios  que  con  file  invocan  en  su  tribulación, 
1L  Ko  desechará  d  su  iglesia,  por  la  mal  ha  hecho 
tanta»  maravillas, 

Asaph,  ó  otro  autor  del  taimo,  angustiado  de  vehe- 
mente dolor,  vistas  las  calamidades-  del  pueblo  de 
Dio*,  esfuerza  su/4  con  la  repetición  de  los  favores 
potados  que  Dio»  ha  hecho  d  su  pueblo. 

f  Al  Vencedor;  para  Idlthun :  Salmo  de  Asaph. 

~\/TÍ  voz  á  Dios,  y  clamé:  mi  voz  á 

JlvA  Dios,  y  él  me  escuchará. 

2  En  el  dia  de  mi  angustia  al  Señor 
busqué:  mi  llaga  se  desangraba  de  no- 
che, sin  estancarse:  mi  alma  no  quería 
consuelo. 

3  Acordábame  He  Dios,  y  me  sobresal- 
taba :  quejábame,  y  desmayaba  mi  espí- 
ritu.   Selah. 

Span.  34 


4  Tenias  los  párpados  de  mis  ojos :  es- 
taba quebrantado,  y  no  hablaba. 

5  Contaba  los  días  desde  el  principio : 
los  años  de  los  siglos. 

6  Acordábame  de  mis  canciones  de 
noche :  meditaba  con  mi  corazón,  y  mi 
espíritu  escudriñaba,   . 

7  ¿Desechará  el  Señor  para  siempre,  y 
no  volverá  mas  á  amar  ? 

8  ¿  Háse  acabado  para  siempre  su  mise- 
ricordia? ¿  Háse  acabado  la  palabra  pa- 
ra generación  y  generación. 

9  ¿Ha  olvidado  Dios  el  haber  miseri- 
cordia? ¿Ha  encerrado  con  la  ira  sus 
misericordias?    Selah.  ' 

10  Y  djje :  Enfermedad  mía  es.  En  los 
años  de  la  diestra  del  Altísimo. 

11  Acordábame  de  las  obras  de  Jehova: 
por  tanto  me  acordé  de  tus  maravillas 
antiguas. 

12  Y  meditaba  en  todas  tus  obras,  y 
hablaba  de  tus  hechos. 

13  O !  Dios,  en  santidad  es  tu  camino, 
¿Quién  es  Dios  grande,  como  el  Dios 
nuestro? 

14  Tú  eres  el  Dios  que  hace  maravillas, 
haciendo  notoria  en  los  pueblos  tu  for- 
taleza. 

15  Redimiste  con  brazo  tu  pueblo,  los 
hijos  de  Jacob  y  de  Joseph.    Selah. 

16  Vidrontc  las  aguas,  ó !  Dios,  las  aguas 
te  vieron,  temieron,  también  temblaron 
los  abismos. 

17  Las  nubes  echaron  inundaciones  do 
aguas :  los  cielos  dieron  voz ;  asimismo 
discurrieron  tus  rayos. 

18  El  sonido  de  tus  truenos  anduvo  en 
cerco:  los  relámpagos  alumbraron  al 
mundo :  la  tierra  se  estremeció,  y  tem- 
bló. 

19  En  la  mar  estuvo  tu  camino :  y  tus 
sendas  en  las  muchas  aguas ;  y  tus  pisa- 
das no  fueron  conocidas. 

20  Llevaste,  como  ovejas,  tu  pueblo, 
por  mano  de  Moyses,  y  de  Aaron. 

SALMO  LXXVUI. 

Recapitula  el  autor  la*  maraviüosa»  obras  de  Dio»  en 
favor  de  tu  pueblo :  para  que  cantándolas  «l pueblo, 
y  teniéndola»  en  continua  memoria,  y  ensebándola» 
d  sus  hijo»,  aprendan  d  poner  en  Dios  tu  conjtansa, 
y  no  apostaten  de  su  concierto,  obediencia,  y  culto: 
como  hito  el  reino  de  Israel. 

ü  Maskil  de  Aaaph. 

ESCUCHA,  pueblo  mió,  mi  ley:  in- 
clinad vuestra  oreja  á  las  palabras 
de  mi  boca. 

2  Abriré  en  parábola  mi  boca :  hablaré 
enigmas  del  tiempo  antiguo: 
S  Los  cuales  hemos  oido  y  entendí- 

'  Digit         529  C 


SALMOS. 


do:  que  nuestros  padres  nos  tos  conta- 
ron. 

4  No  los  encubriremos  á  sus  hijos,  con- 
tando á  la  generación  postrera  las  alá- 
banlas de  Jchova :  y  su  fortaleza,  y  sus 
maravillas,  que  hizo. 

5  Que  levantó  testimonio  en  Jacob,  y 
puso  ley  en  Israel:  la  cual  mandó  á 
nuestros  padres,  que  la  notificasen  á  sus 
hijos: 

6  Para  que  sepa  la  generación  postrera : 
y  los  hijoa  que  nacerán,  que  se  levanta- 
rán, cuenten  á  sus  hijos: 

7  Y  pondrán  en  Dios  su  confianza,  y  no 
so  olvidarán* de  las  obras  de  Dios:  y 
guardarán  bus  mandamientos. 

8  Y  no  serán  como  sus  padres,  genera- 
ción contumaz,  y  rebelde:  generación 
que  no  compuso  su  corazón,  ni  su  espí- 
ritu fué  fiel  con  Dios. 

9  Los  h\)os  de  Ephraim  armados,  fle- 
cheros, volvieron  las  espaldas  el  día  de  la 
batana. 

10  No  guardaron  el  concierto  de  Dios : 
ni  quisieron  andar  en  su  ley,  , 

11  Antes  se  olvidaron  de  sus  obras,  y 
de  sus  maravillas  que  les  habla  mostrado. 

12  Delante  de  sus  padres  hizo  maravi- 
llas en  la  tierra  de  Egypto,  en  ei  campo 
de  Soan. 

1S  Rompió  la  mar,  y  hízolos  pasar:  y 
hizo  estar  las  aguas  como  en  uu  montón. 

14  Y  llevólos  con  nube  de  dia,  y  toda  la 
noche  con  lumbre  de  fuego. 

15  Hendió  las  penas  en  el  desierto :  y 
dióles  á  beber  de  abismos  grandes. 

16  Y  sacó  do  la  peña  corrientes,  y  hizo 
descender  aguas,  como  ríos. 

17  Y  tornaron  aun  á  pecar  contra  él, 
enojando  al  Altísimo  en  la  soledad. 

18  Y  tentaron  á  Dios  en  su  corazón,  pi- 
diendo comida  para  su  alma. 

19  Y  hablaron  contra  Dios,  diciendo : 
i  Podrá  Dios  ponernos  mesa  en  el  de- 
sierto? 

20  He  aquí,  ha  herido»  la  pefia,  y  corrie- 
ron aguas,  y  arroyos  salieron  ondeando: 
¿podrá  también  dar  pan?  ¿aparejará 
carne  á  su  pueblo  ? 

21  Por  tanto  oyó  Jehova,  y  enojóse :  y 
encendióse  el  fuego  en  Jacob,  y  el  furor 
subió  también  en  Israel 

22  Porque  no  hablan  creído  á  Dios,  ni 
hablan  confiado  de  su  salud. 

28  Y  mandó  á  las  nubes  de  arriba:  y 
abrió  las  puertas  de  los  cielos, 

24  Y  hizo  llover  sobre  ellos  maná  para 
comer,  y  dlóles  trigo  de  los  cielos.     . 
590 


25  Pan  de  nobles  comió  el  hombre:  en- 
vióles comida  á  hartura. 

26  Movió  al  solano  en  el  cielo;  y  trujo 
con  su  fortaleza  al  austro, 

27  Y  hizo  llover  sobre  ellos  carne,  co- 
mo polvo :  y  aves  dé  alas  como  arena  de 
la  mar. 

28  Y  hízolos  caer  en  medio  de  su  cam- 
po, al  rededor  de  sus  tiendas. 

29  Y  comieron,  y  hartaron*  mucho:  y 
cumplióles  su  deseo. 

80  No  hablan  aun  quitado  de  sí  su  d* 
seo,  aun  su  vianda  estaba  en  su  boca,     . 

31  Cuando  vino  sobre  ellos  ei  furo*  qe 
Dios,  y  mató  en  Jos  gruesos  do  ellos,  y 
derribó  los  escogidos  de  Israel. 

82  Con  todo  esto  pecaron  aun;  y  no 
dieron  crédito  á  sus  maravillas. 

38  Y  consumió  en  muy  poco  sus  dias,y 
sus  años  apresuradamente. 

84  Si  los  mataba,  entonces  le  buscaban ; 
y  convertíanse,  y  buscaban  á  Dios  do 
mañana. 

35  Y  acordábanse  que  Dios  era  su  refu- 
gio :  y  el  Dios  Alto  su  redentor. 

86  Y  lisonjeábanlo  con  su  boca ;  y  con 
su  lengua  lo  mentían : 

87  Mas  sus  corazones  no  eran  rectos  con 
él :  ni  estuvieron  firmes  en  su  concierto. 

88  Mas  él,  misericordioso  perdonaba  la 
maldad,  y  no  los  destruyó:  y  abundó  su 
misericordia  para  apartar  su  ira,  y  no  des- 
pertó toda  su  Ira. 

39  Y  acordóse  que  eran  carne :  espíritu 
que  va  y  no  vuelve. 

40  2  Cuántas  veces  le  ensañaron  en  el 
desierto,  lo  enojaron  en  la  soledad ! 

41  Y  volvieron,  y  tentaron  á  Dios :  y 
limitaron  al  Santo  de  Israel. 

42  No  se  acordaron  de  su  mano:  del 
día  que  les  redimió  de  angustia ; 

43  Que  habla  puesto  en  Egypto  sus  se- 
ñales :  y  sus  maravillas  en  el  campo  de 
Soan: 

44  Y  habla  vuelto  sus  ríos  en  sangre :  y 
sus  corrientes  porque  no  bebiesen : 

45  Habla  enviado  en  ellos  una  mezcla 
de  moteas  quo  los  habla  comido :  asimis- 
mo rauas  que  los  destruyeron. 

46  Y  habia  dado  ni  pulgón  sus  frutos: 
y  sus  trabajos  á  la  langosta. 

47  Habla  destruido  sus  viñas  con  grani- 
zo, y  sus  higuerales  con  piedra» 

48  Y  entregó  al  pedrisco  sus  bestias,  y 
sus  ganados  al  fuego.  « 

49  Habia  enviado  en  ellos  el  furor  de 
su  saña:  Ira  y  enojo,  y  angustia,  y  ánge- 
les malos,    i 


SALMOS, 


6$  Bnfiétfes*  el  camino  ánfaior:  no- 
detuvo  la  vida  de  ellos  de  la  muerte,  an- 
te* entregó  «u  vida  á  la  mortandad: 

51  Y  hirió  á  todo  primogénito  en  Bgyp» 
to;  tas  primicia»  de  be  fuerana  en  las 
tleinftn  Se  Cham. 

83  Y  hizo  partir,  como  hato  dé  orejas, 
sn  pueblo ;  y  llevólos,  como  á  un  rebaño, 
por  el  desierto. 

58  T  guiólos  con  seguridad,  que  no  tu- 
vieron miedo ;  y  á  sus  enemigos  cubrió 
la  mar. 

54  Metiólos  en  los  términos  de  su  tierra 
santa;  en  este  monte,  que  ganara  mano 
derecha. 

55  T  echó  las '  naciones  de  delante  de 
dios,  y  bízolaa  caer  en  cordel  de  here- 
dad :  y  hizo  habitar  en  sus  moradas  á  las 
tribus  de  Israel. 

56  Y  tentaron,  y  enojaron  al  Dios  Al- 
tísimo; y  no  guardaron  sus  testimo- 
nios. 

57  Y  volviéronse,  y  rebeláronse  como 
sus  padres;  volviéronse  como  arco  en- 
gañoso.. 

56  Y  enojáronle  con  sus  altos;  y  pro- 
vocáronle á  zelo  con  sus  -esculturas. 

50*(tyó  Dios,  y  enojóse;  y  aborreció  en 
grande  manera  á  Israel. 

60  Por  esta  causa  dejó  el  tabernáculo -de 
Silo,  la  tienda  en  que  habitó  entre  los 
hombres. 

61  Y  dio  en  cautividad  su  fortaleza;  y 
su  gloria  en  mano  del  enemigo. 

63  Y  entregó  á  sn  pueblo  á  la  espada; 
y  airóse  contra  bu  heredad. 

63  A  sus  'mancebos  tragó  el  fuego ;  y 
•us  vírgenes  no  fueron  loadas. 

64  Sus  sacerdotes  cayeron  á  espada :  y 
bus  viudas  no  lamentaron. 

65  Y  despertóse  él  Seftor,  como  un  dor- 
mido :  como  un  valiente,  que  da  voces  tí 
causa  del  vino : 

66  Y  hirió  á  sus  enemigos  detrás :  dtó- 
les  vergüenza  perpetua. 

67  Y  aborreció  la  tienda  de  Josepfc ;  y 
no  escogió  á  la  tribu  de  Ephraim  : 

68  Mas  escogió  á  la  tribu  de  Juda:  al 
monte  do  Sion,  al  cual  amó. 

69  Y  edlftcó,*como  altura»,  su  santua- 
rio :  como  la  tierra,  lo  acimentó  pora 
siempre. 

70  Y  eligió  á  David  su  siervo :  y  tomóte 
de  las  mojadas  de  las  ovejas. 

71  Detrás  de  las  paridas  le  trujo :  para 
que  apacentase  á  Jacob  su  pueble,  y  á 
Israel  su  heredad. 

72  Y  apacentólos  con  enteres  de  sn  oo-  i 


razón:  y  con  laa  Musirías  da.  sus  ma- 
nos loa  pastoreó. 

SALMO  LX*IX. 

Ss  eí  mismo  «j  yimum  éél  salmo  r  U. 
TSUhao  do  AanA. 

Of  DIOS,  vinieron  las  gentes  á  tn  he- 
redad: contaminaron  el  templo  de 
tu  santidad;  pusieron  á  Jerusulem  en 
montones: 

2  Dieron  los  cuerpos  de  tus  siervos  pos 
comida  á  ios  aves  de  los  cielos  i  la  carne 
ém  tus  piadosos  alas  bestias  de  la  tierra, 

3  Derramaron  su  sangre,  «orno  agua, 
en  los  al  rededores  de  Jeiusatam :  y  no 
hubo  quien  Zas  entercase. 

4  Somos  afrentados  de  nuestros  veci- 
nos: escarnecidos  y  burlados  de  los  que 
están,  en  nuestros  al  rededores* 

5  ¿Hasta cuándo, ó t  Jehova?  4 Airarte 
has  para  siempre?'  ¿Arderá,  oumo fue- 
go, tu  zelo? 

6  Derrama  tu  ira  sobre;  las  naciones 
que  no  te  tonocen:  y  sobre  los  reinos 
que  no  invocan  tu  nombre. 

7  Porque  han  consumido  á  Jacob:  y  su 
morada  han  asolado. 

8  No  nos  traigas  en  memoria  las  ini- 
quidades antiguas :  anticípennos  presto 
tus  misericordias,  porque  estamos  muy 
consumidos. 

9  Ayúdanos,  ó!  Dios,  salud  nuestra, 
por  la  honra  de  tu  nombre :  y  líbranos, 

y  aplácate  sobre  nuestros  pecados  por    * 
causa  de  tu  nombre. 

10  Porque  dirán  las  gentes  t  ¿Donde  «9- 
td  sn  Dios  r  Sea  notoria  en  las  naciones 
delante  de  nuestros  ojos  la  venganza  de 
la  sangro  de  tus  siervos  que  te  Aa  derra- 
mado. 

11  Entre  delante  de  ti  el  gemido  de 
los  presos:  conforme  á  la  grandeza  de 
tu  brazo  preserva  á  los  sentenciados  á 
muerte. 

12  Y  torna  á  nuestros  vecinos  en  su 
seno  siete  tontos  de  su  deshonra  con  que 
te  han  deshonrado,  ó !  Jehova. 

13  Y  nosotros,  pueblo  tuyo,  y  ovejas 
do  tu  pasto,  te  alabaremos  para  siempre : 
por  generación  y  generación  contaremos 
tus  alabanzas. 

SALMO  LXXX 

Es  el  mismo  argumento  y  oeam 
Y  Al  Venosdor  sobra  Sosarorim:  isrttaioiüo  do 


i 


O f  PASTOR  de  Israel,  escueto:   tú 
'que  pastoreas,  como  A  ovejas,  *  Jo- 


SALMOS. 


3  Dssplerta  tu  valentía  delante  do 
Ephralm,  y  de  Benjamín,  y  de,  Manas* 
ses :  y  Ten  á  ¿airarnos. 

3  O !  Dios,  haznos  tornar :  y  haz  res- 
plandecer tu.  rostro,  y  seremos  salvos. 

4  Jebova  Dios  de  los  ejércitos,  ¿hasta 
cuándo  te  airaras  contra  la  oración  de' 
tu  pueblo? 

5  Disteles  á  comer  pan  de  lágrimas ;  j 
díateles  á  beber  lágrimas  con  medido. 

6  Pusistenos  por  contienda  á  nuestros 
Tocinos:  y  nuestros  enemigos  se  burlan 
de  nosotros  entre  si. 

T  0 !  Dios  de  ios  ejércitos,  haznos  tor- 
nar :  y  haz  resplandecer  tu  rostro,  y  eo- 
remos  salvos. 

8  Hiciste  venir  la  vid  de  Egypto :  echas- 
te á  los  Gentiles,  y»lu  plantaste. 

9  Limpiaste  d  htgw  delante  de  ella :  y 
hiciste  arraigar  sus  raices,  y  hinchió  la 
tierra. 

10  Loa  montes  fueron  cubiertos  de  su 
sombra:  y  sus  ramas  coma  cedros  de 
Dios. 

11  Enviaste  61  Sa*ory  sus  ramas  hasta 
la  mar:  y  hasta  el  rio  sus  mugrones. 

13  ¿  Por  qué  aportillaste  sus  vallados,  y 
la  cogieron  todos  los  que  pasaron  por  el 
camino? 

13  Destruyóla  el  puerco  montes,  y  la 
pació  la  bestia  del  corneo. 

%  14  O!  Dios  de  los  ejércitos,  vuelve  aho- 
ra; mira  desde  el  cielo,  y  vé,  y  visita  es- 
ta vid. 

15  Y  la  plata  que  tu  diestra  plantó :  y 
sobre  el  mugrón  qaa  tú  corroboraste 
para  ti. 

14  Quemada á  luego  «trf,  y  talada:  pe- 
rezcan por  la  reprensión  de  tu  rostro. 

17  Sea  tu  mano  sobre  el  varón  de  tu 
diestra:  sobre  el  lujo  del  hombre  que  tú 
corroboraste  para  ti. 

18  X  no  nos  tornaremos  de  tí :  darnos 
has  vida,  y  invocaremos  tu  nombre. 

19  O!  Jehova,Dios  de  los  ejércitos,  haz- 
nos tornar,  haz  resplandecer  tu  rostro,  y 
seremos  salvos. 

SALMO  LXXXI. 

Exhorta  á  la  igteeia,  á  qm  olote  d  Dio»,  am  fe  dio 
ley  y  noticia,  de  «i,  deepue»  de  haberla  tacado  «fe 
cautiverio:  la  cual  fey«  m  pueblo  guardara,  Dio» 
fe  librara  de  eme  enemigos,  y  fe  mantuviera  de  pan 
ééleiet*. 

n  Al  Tensedor  sobre  CMMhUh.  Sato*  de  Asaph. 

CANTAD  á  Dios  nuestra  fortaleza: 
cantad  con  Júbilo  al  Dios  de  Jaoob, 

2  Tomad  la  canción,  y  dad  al  adufe ;  6 
la  arpa  de  alegría,  eon  el  salterio. 

3  Tocad  la  trompeta  en  la  nueva  luna, 


en  el  dfe*eJ*tad<K  en  e$  di*  d>  nuestra 
solemnidad» 

4  Porque. estatuto  e*  de  Israel;  Juicio 
del  Dios  de  Jacob, 

5  Por  testimonio,  en  Joseph  le  ha  cons- 
tituido, cuando  salló  sobre  latlejccade 
Egypto :  donde  oi  languaje  que  no  en- 
tendió. 

6  Quité  entonces  su  hombro  de  debajo  de 
la  carga :  sus  manos  se  quitaron  de  los 
ollas. 

7  En  la  angustia  llamaste,  y  yo  te  libré; 
te  respondí  en  el  secreto  del  trueno ;  te 
probé  sobre  las  ajruas  de  Meriba.   Selab, 

8  Oye,  pueblo  mío,  y  protestarte  he: 
Israel,  si  me  oyeres; 

9  No  habrá  en  ti  dios  ageno :  ni  te  en- 
corvaras á  dios  extraño. 

10  To  wy  Jebova  tu  Dios,  que  te  hice 
subir  de  la  tierra  de  Egypto :  ensancha 
tu  boca,  y  henchirla  heJ 

11  Mas  mi  pueblo  no  oyó  mi  voz:  y 
Israel  no  me  quiso  á  mi. 

13  T  déjelos  £  la  dureza  de  su  corazón ; 
caminaron  en  sus  consejos. 

13  ¡O  si  mi  pueblo  me  oyera»  sf  Israel 
anduviera  en  mis  caminos  I 

14  En  nada  derribara  yo  á  sus  enemi- 
gos :  y  volviera  mi  mano  sobre  sus  ad- 
versarlos. 

15  Los  aborrecedores  de  Jehova  lo  hu- 
bieran mentido:  y  el  tiempo  de  ellos 
mera  para  siempre. 

16  T  Dio*  le  hubiera  mantenido  de  gro- 
sura de  trigo :  y  de  miel  de  la  piedra  te 
hubiera  hartado. 

8ALMO  LXXXIL 

Reprende  d  loe  imeme  maaietraiáo».    Declárale»  m 

oficio:  y  eu castigo  tino  h  hicieren. 

5  Salmo  de  Assph. 

DIOS  está  en  la  congregación  de  Dios; 
en  medio  de  los  dioses  juzga. 

2  ¿  Hasta  cuándo  juzgaréis  injustamen- 
te: y  aceptaréis  las  personas  de  los  im- 
píos?   Selah. 

3  Haced  derecho  al  pobre  y  al  huerta- 
no :  justificad  al  afligido  y  al  meneste- 
roso. 

4  Librad  al  afligido  y  al  menesteroso: 
libradle  de  mano  de  los  ijnpíos. 

ó  No  saben,  no  entienden :  andan  en 
tinieblas,  vacilan  todos  los  cimientos  de 
latierra» 

6  To  dije,  dioses  sois  vosotros;  y  todos 
vosotros  hijos  del  Altísimo. 

7  lampero  como  hombres  moriréis:  7 
como  cualquiera  de  los  Uranos  caeréis. 

8  Levántate  $|  pfos,  juzga  ]a  tierra: 


SALMOS. 


porque  tú  keYedaráB  en  todas  las  naClO- 
neS. 

SALMO  LXXXITL 

Pide  d  Btee  premio  socorro  parí  su  pueblo,  contra  el 
cual  han  conspirado  lo»  reyes  de  te  tierra,  loe  de 
cerca,  y  lo»  de  lejos:  cuyos  intento»  declara.  II. 
Pide  d  Dios  que  lo»  destruirá,  como  km  hecho  d  otro», 
que  dnéts  ele  teto»  tomaron  te  misma  empresa» 

ICanotoo.  ^gelmo  da  Aseen. 

O)  DIOS,  no  tenga*  silencio,  no  callo», 
ni  ceses,  ó  I  Dios. 

2  Porque  he  aqní  que  tus  enemigos 
han  bramado :  y  tus  aborrecedores  han 
alzado  cabeza. 

3  Sobre  tu  pueblo  han  consultado  as- 
tuta y  secretamente:  y  han  entrado  en 
consejo  contra  tas  escondidos. 

4  Han  dicho :  Venid,  y  cortémoslos  de 
ser  nación :  y  no  haya  mas  memoria  del 
nombre  de  Israel 

5  Por  esto  han  conspirado  de  corazón 
á  una :  contra  ti  han  hecho  liga. 

6  Las  tiendas  de  ios  Idumcos,  y  de  los 
Ismaelitas:  Moab,  y  los  Agarenos; 

7  Gebal,  y  Ammon,  y  Amaice:  Pales- 
thlna,  con  los  habitadores  de  Tyro. 

8  También  el  Assur  se  ha  juntado  con 
ellos :  son  por  brazo  á  los  hijos  de  Loth. 
fielah. 

9  H  Hazles  como  á  Median,  como  á  Si- 
sara: como  á  Jabín  en  el  arroyo  de  Clson : 

10  Que  perecieron  en  Endor:  fueron 
hechoB  muladar  de  la  tierra. 

11  Pon  á  ellos  y  á  sus  capitanes  como 
á  Oreo,  y  como  á  Zeb,  y  como  á  Zebee, 
y  como  áSalmana:  á  todos  sus  principes, 

13  Que  han  dicho:  Heredemos  para 
nosotros  las  inoradas  de  Dios. 

13  Dios  mió,  pónlos  como  á  torbellino: 
como  á  hojarascas  delante  del  Tiento : 

14  Gomo  fuego  que  quema  el  monte: 
como  llama  que  abrasa  las  breñas; 

15  Asi  persigúelos  con  tu  tempestad; 
y  con  tu  torbellino  asómbralos. 

10  Hinche  sus  rostros  de  vergüenza ;  y 
busquen  tu  nombre,  6 !  Jehora. 

17  Sean  afrentados,  y  turbados  para 
siempre;  y  sean  deshonrados,  y  perezcan. 

18  Y  conozcan  que  tu  nombre  ss  Jeho- 
ra; tú  solo  Altísimo  sobre  toda  la  tierra. 

SALMO  LXXXIV. 

Darid  amontado  por  los  desierto»  y  tierra»  de  imJIeUs 
por  la  persecución  de  Saúl,  y  deseando  verse  en  Je- 
rusalem,  para  comunicar  con  los  piadosos  en  el  di~ 
vino  culto,  canta  las  alabanzas  de  la  iglesia,  las 
utilidades  y  felicidad  que  tiene  el  mué  en  ella  comu- 
nica con  fé. 

í  Al  Vencedor  sobre  GIthtth.  A  los  lujos  de 
Core.    Salmo. 

]  S^tUÁN  amables  son  tus  moradas,  6 ! 

1  Kj  Jehora  de  loa  ejércitos! 


2  Codicia,  y  ana  nrtkmttmeale  desea 
mi  alma  los  patios  de  Jehora;  mi  cora- 
zón y  mi  carne  cantan  al  Dios  vivo. 

3  Aun  el  gorrión  halla  cosa,  y  la  golon- 
drina nido  para  si,  donde  ponga  sus  po- 
llos en  tus  altares,  Jehora  de  los  ejérci- 
tos, Rey  mío,  y  Dios  mío. 

4  Bienaventurados  los  que  habitan  en 
tu  casa;  perpetuamente  te  alabarán. 
Seiah. 

5  Bienaventurado  el  hombre,  que  tiene 
su  fortaleza  en  tí":  caminos  en  sus  cora- 
zones. 

6  Pasando  'por  el  rolle  de  los  morales 
lo  ponen  á  él  por  fuente :  y  también  lo 
ponen  por  bendiciones,  cuando  los  cubre 
la  lluvia. 

7  Irán  de  ejército  en  ejército ;  rerán  á 
Dios  en  Sion. 

8  Jehova,  Dios  de  los  ejércitos,  oye  mi 
oración :  escucha,  6 !  Dios  de  Jacob.  Se- 
iah. 

9  Mira,  ó !  Dios  escudo  nuestro :  y  pon 
los  ojos  en  el  rostro  de  tu  ungido. 

10  Porque  mejor  et  nn  día  en  tus  pa- 
tios, que  mil.  Escogi  antes  estar  á  la 
puerta  en  la  casa  de  mi  Dios,  que  habi- 
tar en  los  morada»  de  maldad. 

11  Porque  sol  y  escudo  not  m  Jehora 
Dios:  gracia  y  gloria  dará  Jehora:  no 
quitará  el  bien  á  los  que  andan  en  inte- 
gridad. 

12  Jehora  de  los  ejércitos,  dichoso  el 
hombre  que  confia  en  tí. 

SALMO  i-XXXV. 

Belatalm  misericordias  que  Dios,  en  otro  tiemm»,  M- 
xod  su  pueblo :  d  imitación  de  las  cuales  pide,  que 
Dios  haga,  restituyéndole  en  su  prosperidad  por  te 
venida  de  su  Jíesias. 
1  Al  Vcucetlor :  á  loe  lujoe  de  Ooro.    Selroo. 

TDMASTE  contentamiento  en  tu  tier- 
ra, ó !  Jehora :  rolrists  la  cautividad 
de  Jacob. 

2  Perdonaste  la  iniquidad  de  tu  pue- 
blo :  cubriste  todos  los  pecados  de  ellos. 
Selab. 

3  Quitaste  toda  tu  sana:  volvístete  de 
la  ira  de  tu  furor. 

4  Tórnanos,  6!  Dios,  salud  nuestra:  y 
hoz  cesar  tu  ira  de  nosotros. 

5  ¿Enojarte  has  para  siempre  contra 
nosot  ros  ?  ¿  Extenderás  tu  Ira  de  genera- 
ción en  generación? 

6  ¿No  volverás  tú  á  darnos  vida,  y  tu 
pueblo  se  alegrará-  en  ti  f 

7  Muéstranos,  6!  Jehora,  tu  miseri- 
cordia: y  danos  tu  salud. 

8  Escucharé  lo  que  hablará  el  Dios  Je- 

688 


SALMOS. 


tiova:  Tanque  ha/Mará  paz  á  su  pueblo, 
y  á  bus  piadosos :  pira  que  no  se  con- 
viertan á  la  locura. 

9  Ciertamente  cercana  esfd  sn  salud  á 
los  que  le  temen;  para  que  habite  la  glo- 
ria en  nuestra  tierra. 

10  La  misericordia  y  la  verdad  se  en- 
contraron ;  la  Justicia  y  la  pas  se  besa- 
ron. 

11  La  verdad  reverdecerá  de  la  tierra: 
y  la  justicia  mirará  desde  los  cielos. 

12  Jehova  dará  también  el  bien :  y  nues- 
tra tierra  dará  su  fruto. 

13  La  justicia  irá  delante  de  él :  y  pon- 
drá sus  pasos  en  camina 

SALMO  LXXXVL 

.Ptvgmmimtht  David  sn  pobreta  p  nteetUad  delante 
de  Dúm,  pídete  ter  entenado  en  m  voluntad,  para 
virir  conforme  d  ella:  ¡f  ter  librado  de tu»  enemigo^ 


5  Oración  de  David. 

INCLINA,  6!  Jehova,  tu  oreja,  y  óye- 
me: porque  soy  afligido  y  meneste- 
roso. 

2  Guarda  mi  alma,  porque  soy  piadoso ; 
salva  á  tu  siervo,  tú,  6 !  Dios  mió,  que  en 
tí  confia, 

3  Ten  misericordia  de  mí,  ó!  Jehova: 
porque  á  ti  clamo  todo  el  día. 

4  Alegra  el  alma  de  tu  siervo:  porque 
á  tí,  ó !  Señor,  levanto  mi  alma. 

6  Porque  tú  Señor  eres  bueno,  y  perdo- 
nador:  y  grande  en  misericordia  á  to- 
dos los  que  te  invocan. 

6  Escucha,  6!  Jehova,  mi  oración,  y 
está  atento  á  la  voz  de  mis  ruegos. 

7  En  el  día  de  mi  angustia  te  llamaré : 
porque  me  respondes. 

8  O !  Señor,  no  hay  como  tú  entre  los 
diosos :  ni  como  tus  obras. 

9  Todas  las  gentes  que  hiciste,  ven- 
drán, y  se  humillarán  delante  de  tí,  Se- 
ñor :  y  glorificarán  tu  nombre. 

10  Porque  tú  eres  grande,  y  hacedor  de 
maravillas :  tu  solo  ores  Dios. 

11  Enséñame,  ó!  Jehova,  tu  camino: 
ande  yo  en  tu  verdad :  auna  mi  corazón, 
para  que  tema  tu  nombre. 

13  Alabarte  he,  6!  Jehova,  Dios  mío, 
con  todo  mi  corazón :  y  glorificaré  tu 
nombre  para  siempre. 

18  Porque  tu  misericordia  es  grande  so- 
bre mí :  y  escapaste  mi  alma  del  hoyo 
profundo. 

14  O!  Dios,  soberbios  se  levantaron 
contra  mi:  y  conspiración  de  tuertes 
buscaron  á  mi  alma;  y  no  te  pusieron 
delante  de  si 

684 


S1 


15  Has  td  ftefior,  Moa  ttteifavéttoso, 
y  clemente,  luengo  de  iras,  y  grande  en 
misericordia  y  verdad; 

16  Mira  en  mi,  y  ten  misericordia  da 
mí :  da  tu  fortaleza  á  tu  siervo,  y  guarda 
al  hijo  de  tu  sien-a. 

17  Haz  conmigo  señal  para  bien,  y 
veánfa  los  que  me  Aborrecen,  y  sean 
avergonzados:  porque  tú,  Jehova,  me 
ayudaste  y  me  consolaste.   . 

SALMO  LXXXVIL 

Debajo  de  la  Jloura  de  Jerutakm  ton  contadas  la» 
alabanza»  de  la  iglema:  lo»  favor*»  qm  tiene  da 
Dio»:  y  m  mmttíplieacíon. 
YAloshUosdeCore:  Salmo  de  Caactoa 
U  cimiento  es  en  montes  de  santidad. 
3  Ama  Jehova  las  puertas  de  filón, 
mas  que  todas  las  moradas  de  Jacob. 

3  Comis  illustres  son  dichas  de  ti,  ciu- 
dad de  Dios.    8elah. 

4  To  me  acordaré  de  Rabab  y  de  Baby- 
lonla,  entre  los  que  me  conocen :  he  aquí 
Palesthina,  y  Tyro,  con  EtbJopla:  este 
nació  allá. 

5  X  de  Sion  se  dirá :  Este,  y  aquel  es 
nacido  en  ella:  y  el  mismo  Altísimo  la 
fortificará. 

6  Jehova  contará,  cuando  se  escribieren 
los  pueblos:  Este  nació  allí.    Selah. 

7  Y  cantores  con  músicos  de  flautas: 
todas  mis  fuentes  estarán  en  ti. 

SALMO  LXXXVHI. 

Pide  ter  remediado  en  grande»  emgtmtfa». 
1  Candan  de  Salmo  á  los  tyjoa  do  Core,  al  Veace- 
dor:  para  cantar  sobre  MafaaiaUí.    Maskflde 
Hernán  Bsahlta. 

JEHOVA  Dios  de  mi  salud,  dia  y  no- 
che clamo  delante  de  ti. 
2  Entre  delante  de  tí  mi  oración:  incli- 
na tu  oreja  á  mi  clamor. 

8  Porque  mi  alma  está  harta  de  males : 
y  mi  vida  ha  llegado  á  la  sepultura. 

4  Soy  contado  con  los  que  descienden 
al  sepulcro:  soy  como  hombre  sin  fuera; 

5  Librado  entre  los  muertos.  Como 
los  matados  que  duermen  en  el  sepul- 
cro: que  no  te  acuerdas  mas  de  dios,  y 
que  son  cortados  do  tu  mano. 

6  Uásme  puesto  en  el  boyo  profundo : 
en  tinieblas,  en  honduras. 

7  Sobre  mi  se  ha  acostado  tu  ira :  y  con 
todas  tue  ondas  me  has  afligido.    Selah. 

8  Has  alejado  de  mí  mis  conocidos: 
has  me  puesto  á  ellos  por  abominacio- 
nes :  estoy  encerrado,  y  no  saldré. 

9  Mis  ojos  enfermaron  á  causa  de  mi 
aflicción:  te  he  llamado,  ó!  Jehova,  ca- 
da día  he  entendido  á  ti  mis  meaos.  * 


salmos. 


10  ¿Harás  milagro  A  los  muertos?  ¿Le- 
vantarse han  los  muertos  para  alabarte  ? 
Selah. 

11  ¿Será  contada  en  el  sepulcro  tu  mi- 
sericordia? ¿  tu  verdad  en  la  perdición  ? 

13  ¿Será  conocida  eu  las  tinieblas  tu 
maravilla?  ¿y  tu  justicia  en  la  tierra  del 
olvido  ? 

13  X  yo  á  ti,  ó !  Jehova,  no  clamado :  y 
de  mañana  te  previno  mi  oración. 

14  ¿Por  qué,  ó!  Jehova,  desechas  á  mi 
alma?  ¿por  qué  escondes  tu  rostro  de 
mí? 

15  .Yo  soy  afligido  y  menesteroso ;  des- 
de la  mocedad  he  llevado  tus  temores,  he 
estado  medroso. 

16  Sobre  mí  han  pasado  tus  iras;  tus 
espantos  me  han  cortado. 

17  Hánme  rodeado  como  aguas  de  con- 
tinuo :  hánme  cercado  á  una. 

18  Has  alejado  de  mi  el  amigo  y  el  com- 
pañero ;  y  mis  conocidos  en  las  tinieblas. 

SAI*MO  LXXXIX. 

Recapitula  el  arntor  la»  prometa*  de  la  prosperidad  y 
eternidad  del  reino  de  Cri$U> :  la  grandeza,  bomlad 
y  justicia  de  Dio»,  por  la»  cuate»  ratone»  le  pide  rc- 
medio  *  áefemmicantra  et  presente  menoscabo  de  su 
pueblo  v  reino. 

1  M&skil  do  Ethan  Ewahlta, 

LAS  misericordias  de  Jehova  cantaré 
perpetuamente:  en  generación  y 
generación  haré  notoria  tu  verdad  con 
mi  boca. 

2  Porque  dije:  Para  siempre  será  edifi- 
cada misericordia  en  los  cielos :  en  ellos 
afirmarás  tu  verdad. 

3  Hice  alianza  con  mi  escogido :  juré  á 
David  mi  siervo ; 

4  Para  siempre  confirmaré  tu  simiente : 
y  edificaré  de  generación  en  generación 
tu  trono.    Selah.  * 

5  X  celebrarán  los  cielos  tu  maravilla, 
ól  Jchova:  tu  verdad  también  en  la 
congregación  de  los  santos. 

6  Porque  ¿quién  en  los  cielos  se  igua- 
lará con  Jehova  ?  / Quién  será  semejante 
i  Jehova  entre  los  hÁJos  de  los  dioses  ? 

•  7  Dios  terrible  en  la  grande  congrega- 
ción de  los  santos,  y  formidable  sobre 
todos  sus  al  rededores. 

8  Jehova  Dios  de  los  ejércitos,  ¿  quién 
como  tú,  fuerte- jehova  ;  y  tu  verdad 
al  rededor  de  ti  ?  • 

0  Tú  dominas  sobre  la  soberbia  de  la 
mar:  cuando  se  levantan  sus  ondas,  tú 
las  haces  sosegar. 

10  Tú  quebrantaste  como  .muerto  á 
ígypto ;  con  el  brazo  de  tu  fortaleza  es- 
parciste 4  tus  enemigos. 


U  Tujoa  los  cielos,  luya  también  la 
tierra :  el  mundo  y  su  plenitud  íú  lo  fun- 
daste: 

12  Al  aquilón  y  al  austro  tú  los  creaste: 
Thabor  y  Hermon  en  tu  nombre  canta- 
rán. 

13  Tuyo  es  el  brazo  con  la  valentía: 
fuerte  es  tu  mano,  ensalzada  tu  dies- 
tra. 

14  Justicia  y  juicio  es  la  compostura  de 
tu  trono :  misericordia  y  verdad  van  de- 
lante de  tu  rostro. 

15  Bienaventurado  el  pueblo  que  sabe 
cantarte  alegremente:  Jchova,  á  la  luz 
de  tu  rostro  andarán : 

16  En  tu  nombre  se  alegrarán  todo  el 
dia :  y  en  tu  justicia  60  ensalzarán : 

17  Porque  tú  eres  la  gloria  de  su  forta- 
leza; y  por  tu  buena  voluntad  ensalzarás 
nuestro  cuerno. 

18  Porque  Jchova  es  nuestro  escudo:  y 
nuestro  Bey  es  el  Santo  de  Israel. 

19  Entonces  hablaste  en  visión  á  tu  mi- 
sericordioso, y  dijÍBtc :  Yo  he  puesto  el 
socorro  sobre  valiente :  ensalcé  á  un  es- 
cogido de  mi  pueblo. 

20  Hallé  á  David  mi  siervo :  ungíle  con 
el  aceite  de  mi  santidad : 

2L  Porque  mi  mano  será  firme  con  él ; 
mi  brazo  también  le  fortificará : 

22  No  le  atribulará  enemigo :  ni  lujo  do 
iniquidad  le  quebrantará : 

23  Mas  yo  quebrantaré  delante  de  él  * 
sus  enemigos :  y  heriré  á  sus  aborrece- 
dores. 

24  X  mi  verdad  y  mi  misericordia  serán 
con  él ;  y  en  mi  nombre  será  ensalzado 
su  cuerno. 

25  X  pondré  su  mano  en  la  mar,  y  en 
los  rios  su  diestra. 

26  El  me  llamará :  Mi  padre  enes  tú,  mi 
Dios,  la  roca  de  mi  salud. 

27  Xo  también  le  pondré  por  primogé- 
nito ;  altp  sobre  los  reyes  de  la  tierra. 

28  Para  siempre  le  conservaré  mi  mise- 
ricordia; y  mi  alianza  será  firme  con  él. 

29  X  pondré  su  simiente  para  siempre ; 
y  su  trono  como  los  dias  de  los  cielos. 

80  Si  dejaren  sus  hijos  mi  ley ;  y  no  an- 
duvieren en  mis  juicios : 

81  SI  profanaren  mis  estatutos;  y  no 
guardaren  mis  mandamientos : 

82  Entonces  visitaré  con  vara  su  rebe- 
lión, y  con  azotes  sus  iniquidades. 

33  Mas  mi  misericordia  no  la  quitaré  de 
él:  ni  falsearé  mi  verdad. 

84  No  profanaré  mi  concierto,  ni  mu- 
daré lo  que  ha  salido  de  mis  labios. 
585 


SALMOS. 


85  Una  vez  juré  por  mi  santuario :  No 
mentiré  á  David. 

86  8u  simiente  será  para  siempre,  y  sn 
trono  como  el  sol  delante  de  mí. 

87  Como  la  luna  será  firme  para  siem- 
pre, la  cual  será  testigo  fiel  en  el  cielo. 
Selah. 

88  Y  tú  desechaste,  y  menospreciaste  á 
tn  ungido,  y  airástete  con  éL 

89  Rompiste  el  concierto  de  tu  sierro ; 
profanaste  á  tierra  su  corona. 

40  Aportillaste  iodos  sus  vallados;  has 
quebrantado  sus  fortalezas. 

41  Robáronle  todos  los  que  pasaron  por 
el  camino :  -es  oprobio  á  sus  vecinos. 

42  Ensalzaste  la  diestra  de  sus  enemi- 
gos ;  alegraste  á  todos  sus  adversarios. 

43  Embotaste  asimismo  el  filo  de  su  es- 
pada; y  no  le  levantaste  en  la  batalla 

44  Hiciste  cesar  su  claridad,  y  echaste 
por  tierra  su  trono. 

45  Acortaste  los  dias  de  sn  Juventud ; 
cubristele  de  vergüenza.    Selah. 

46  ¿Hasta  cuándo,  ó!  Jchova?  ¿Es- 
conderte has  para  siempre?  ¿Arderá 
para  tiempre  tu  ira  como  el  fuego  ? 

47  Acuérdate  cuanto  sea  mi  tiempo: 
¿por  qué  criaste  sujetos  á  vanidad  á  to- 
dos los  htyos  del  hombre  ? 

48  ¿  Qué  hombre  vivirá,  y  no  verá  muer- 
te ?  ¿escapará  su  alma  del  poder  del  so- 
fulcro?    Selah. 

49  Señor,  ¿  dónde  estén  tus  antignas  mi- 
sericordias ?  Jurado  has  á  David  por  tu 
verdad. 

50  8efior,  acuérdate  del  oprobio  de  tus 
siervos,  que  yo  llevo  de  machos  pueblos 
en  mi  seno : 

51  Porque  tus  enemigos,  6!  Jehova, 
han  deshonrado,  porque  tus  enemigos 
han  deshonrado  las  pisadas  de  tn  ungido. 

52  Bendito  Jehova  para  siempre.  Amen 
y  Amen. 

SALMO  XC. 

Confiere  la  eternidad  de  Dio*  ton  la  vileta  y  poque- 
dad del  hombre,  atm  tnuehe  mete  tmocado  por  tm  pe- 
cadoe^porlot  emole»  inemrt  tn  la  ira  de  Dio*  inso- 
portable. 11.  Pide  d  Dio*  te  aplaque  para  con  tu 
pueblo,  y  enderece  wm  comino*. 

5  Omekm  de  Mqnes,  taron  de  Dloc 

SEÍÍOR,  tú  nos  has  sido  refugio  en  ge- 
neración y  generación. 
2  Antes  que  naciesen  los  montes,  y  for- 
rauses  la  tierra  y  el  mundo,  y  desde  el 
siglo,  y  hasta  el  siglo,  tú  eres  Dios. 
8  Vuelves  al  hombre  hasta  ser  quebran- 
tado; y  dices :  Convertios,  hijos  del  hom- 
bro. 

4  Porque  mil  años  delante  de  tus  ojos, 
586 


son  como  el  día  de  ayer,  qué  pasó,  y  como 
la  vela  de  la  noche. 

5  Háceslos  pasar  como  avenida  de  aguas: 
son  como  sueno:  á  la  mañana  pasará  co- 
mo la  yerba ; 

6  Que  á  la  mañana  florece,  y  crece :  á  la 
tarde  es  cortada,  y  se  seca. 

7  Porque  con  tu  furor  somos  consumí- 
dos :  y  con  tu  ira  somos  conturbados. 

8  Pusiste  nuestras  maldades  delante  de 
ti:  nuestros  yerros  á  la  lumbre  de  tu 
rostro. 

9  Porque  todos  nuestros  dias  declinan  á 
causa  de  tu  Ira:  acabamos  nuestros  «fio*, 
como  la  palabra. 

10  Los  dias  de  nuestra  edad  son  seten- 
ta años:  y  los  de  loe  mas  valientes, 
ochenta  años:  y  su  fortaleza  es  moles- 
tia, y  trabajo :  porque  es  cortado  presto, 
y  volamos. 

11'  ¿Quién  conoce  la  fortaleza  de  tu 
,ira  ?  que  tu  ira  es  como  tu  temor. 

12  Para  contar  nuestros  dias  Matos 
saber  asi :  y  traeremos  al  corazón  sabi- 
duría 

13  Vuélvete á  nosotros  ó !  Jehova:  ¿has- 
ta cuándo  ?  y  aplácate  para  con  tus  sier- 
vos. 

14  Hártanos  de  maflana  de  tu  miseri- 
cordia: y  cantaremos,  y  alegrarnos  he- 
mos todos  nuestros  dias. 

15  Alégranos  como  en  los  dias  que  nos 
afligiste :  como  en  los  anos  que  vimos  mal. 

16  Parezca  en  tus  siervos  tu  obra;  y  tu 
gloria  sobre  sus  hfyos. 

17  Y  sea  la  hermosura  de  Jehova  nues- 
tro Dios  sobre  nosotros :  y  haz  perma- 
necer sobre  nosotros  la  obra  de  nuestras 
maqps :  la  obra  de  nuestras  manos  con- 
firma. 

salmo  xa. 

Recita  lo*  principóle*  favort*  que  tu  iotetta  tiene  em 
Dio*,  y  pora  lo  porvenir  puede  etperar  de  él:  y  em 
especial  todo  hombre  que  con  rerdad  pertenece  dm 
tanta  alionen.  Son  loe  riqueza*  de  la  iglesia  em 
contrapeto  de  tu  pobreza  y  abyección  en  el  mundo» 

EL  que  habita  en  el  escondedero  del 
Altísimo,  morará  en  la  sombra  del 
Omfpotente. 

2  Diré  4  Jehova :  Esperanza  mía  y  cas- 
tillo mió :  Dios  ralo :  asegurarme  he  en  él. 
8  Porque  él  te  escapará  del  lazo   del 
cazador:    de  la  mortandad  de  destruc- 
ciones. 

4  Con  su  ala  te  cubrirá,  y  debajo  de  sus 
alas  estarás  seguro :  escudo  y  adarga,  es 
su  verdad. 

5  No  habrás  temor  de  espanto  noctur- 
no, ni  de  saeta  que  vuele  de  día» 


SALMOS: 


6  iít  dé  pestilencia  que  ande  en  oscuri- 
dad :  ni  de  mortandad  que  destruya  al 
mediodía, 

7  Caerán  á  tn  lado  mil,  y  diez  mil  á  tn 
diestra :  á  tí  no  llegará. 

8  Ciertamente  con  tos  ojos  mirarás ;  y 
Verás  la  recompensa  de  los  Impíos. 

9  Porque  tú,  ó!  Jenova,  ere*  mi  espe- 
ran»: y  al  Altísimo  has  puesto  por  tn 
habitación. 

10  No  se  ordenará  para  ti  mal :  ni  plaga 
tocará  á  tu  morada. 

11  Porque  á  ras  ángeles  mandará  cer- 
ca de  ti,  qne  te  guarden  en  todos  tos  ca- 
minos. 

12  En  las  manos  te  llevarán,  porque  tu 
pie*  no  tropiece  en  piedra. 

13  Sobre  el  león  y  el  basilisco  pisarás, 
hollarás  al  cachorro  del  león,  y  al  dragón. 

14  Por  cuanto  en  mí  ha  puesto  bu  volun- 
tad, yo  también  le  escaparé :  ponerle  he 
alto,  por  cuanto  ha  conocido  mi  nombre. 

15  Llamarme  ha,  y  yo  le  responderé: 
con  él  estaré  yo  en  la  angustia :  escaparle 
he,  y  glorificarle  he. 

16  De  loDgura  de  días  le  hartaré:  y 
mostrarle  he  mi  salud. 

SALMO  XCIL 

Alabad  Dios  por  sm  admireHs*  ekrae  cem  que  Wtra  d 
toe  sugos  del  poder  de  sus  enemigos:  y  por  cuga  Jus- 
ta voluntad  lo*  piado**  serrín  para  siempre  prospe- 
rados, y  loe  impíos  para  siempre  perdido*. 
5  8atmo  de  Canción,  para  «1  día  del  sábado. 

BUENO  en  alabar  á  Jenova;  y  cantar 
salmos  á  tu  nombre  ót  Altísimo: 

2  Anunciar  por  la  mafiana  tu  miseri- 
cordia: y  tu  verdad  en  las  noches: 

3  Sobre  desacordó  y  sobre  salterio :  so- 
bre arpa  con  meditación. 

4  Por  cuanto  me  has  alegrado,  ó!  Jeno- 
va, con  tus  obras,  con  las  obras  de  tus 
manos  me  regocijaré. 

5  ¡Cuan  grandes  son  tus  obras,  6!  Je- 
hoval  muy  profundos  son  tus  pensa- 
mientos. 

6  £1  hombre  necio  no  sabe,  y  el  insen- 
sato no  entiende  esto : 

7  Floreciendo  los  impíos  como  la  yer- 
ba; y  reverdeciendo  todos  los  que  obran 
iniquidad,  para  ser  destruidos  para  siem- 
pre: 

8  Mas  tú,  Jenova,  para  siempre  eres  Al- 
tísimo. 

9  Porque,  he  aquí,  tus  enemigos,  6!  Je- 
hova, porque,  he  aquí,  tus  enemigos  pere- 
cerán: serán  disipados  todos  los  que 
obran  maldad. 

10  Y  tú  ensalzaste  mi  cuerno  como  de 


unicornio:  *>>  fui  ungMo  con  aceite 
verde. 

11  T  miraron  mis  ojos  sobre  mis  ene- 
migos :  de  los  que  se  levantaron  contra 
mí,  de  Ifs  malignos,  oyeron  mis  orejas. 

12  El  justo  florecerá  como  la  palma: 
crecerá  como  cedro  en  el  Líbano. 

13  Plantados  en  la  casa  de  Jenova,  en 
los  patios  de  nuestro  Dios,  florecerán. 

14  Aun  en  la  vejes  flruotlflcsránt  serán 
vigorosos  y  verdes; 

16  Para  anunciar  que  Jetara  mi  forta- 
leza es  recto :  y  que  no  hay  injusticia 
en& 

SALMO  XCIIL 

Con  hermoPOM  alegorías  celebra  la  gloria  y  eternidad 
del  reino  de  Cristo,  no  obstante  que  se  levanten  con- 
tra  él  en  ei  mundo  mmemem  y  furiosa»  tempestados. 

JEHOVA  reinó,  vistióse  de  magnifi- 
cencia; vistióse  Jehova  de  fortale- 
za :  ciñióse :  afirmó  también  el  mundo, 
que  no  se  moverá. 

9  Firme  es  tu  trono  desde  entonces :  tú 
erte  eternahnente. 

8  Alzaron  los  ríos,  ó!  Jehova,  alzaron 
los  rios  su  sonido :  alzaron,  los  ríos  sus 
ondas, 

4  Mas  que  sonidos  de  muchas  aguas, 
de  fuertes  ondas  de  la  mar.  Fuerte  te 
Jehova  en  lo  alto. 

5  Tus  testimonios  son  muy  firmes :  tu 
casa,  ó  I  Jehova,  tiene  hermosa  santidad 
para  luengos  dios. 

SALMO  XCIV. 

Pide  venganza  de  Dios  contra  la  insolencia  de  toe  im» 
píos  magistrados  para  con  el  pueblo  de  Dios.    ¡I. 
d  arrepentimiento.  UL  Conjtrm/t  geenr 


suela  d  los  piadosos  en  su  persecución,  prometién- 
doles de  parte  de  Dios  su  defensa,  de  lo  cual  el  autor 
se  pone  asimismo  por  ejemplo. 

DIOS  de  venganzas  Jehova,  Dios  de 
venganzas,  muéstrate. 
2  Ensálzate,  ó  I  Juez  de  la  tierra :  dá  el 
pago  á  los  soberbios. 
8  ¿  Hasta  cuándo  los  Impíos,  ó !  Jehova, 
hasta  cuándo  los  impíos  se  regocijarán  ? 

4  ¿  Pronunciarán,  hablarán  cosas  duras  ? 
i  ensalzarse  han  todos  los  que  obran  ini- 
quidad? 

5  A  tu  pueblo,  ó !  Jehova,  quebrantan, 
y  á  tu  heredad  afligen. 

6  A  la  viuda  y  al  exfrangero  matan,  y  á 
los  huérfanos  quitan  la  vida. 

7  Y  dijeron :  No  verá  Jehova  :  y,  no 
entenderá  el  TJios  do  Jacob. 

8  ^  Entended  necios  en  el  pueblo :  y 
vototron  insensatos  ¿cuándo  seréis  sa- 
bios? 

9  ¿  El  que  plantó  la  oreja,  nO  oirá?  ¿él 
que  formo  el  ojo,  no  verá  ? 

537 


S444A9& 


10  ¿El  que  ojptiga  4  W  gente*,  no  w- 
prenderán  ¿  el  que  en  seña  al  hombre  la 
ciencia? 

11  Jehova  conoce  lot  pensamientos  de 
loe  hombrea :  que  son  vanidad.^ 

Id  1  Bienaventurado  el  varón  á  quien 
tú  Jehova,  castigares,  y  en  tu  ley  le 
enseñare*. 

13  Para  nacerle  quieto  en  loa  dios  de 
aflicción,  entre  tanto  que  ae  cava  el  hoyo 
para  el  impío. 

14  Porque  no  dejará  Jebova  á  su  pue- 
blo, ni  desamparará  á  su  heredad. 

15  Porque  el  juicio  será  vuelto  hasta 
justicia!  y  en  pos  de  ella  irán  todos  los 
rectos  de  corazón. 

16  ¿  Quién  se  levanta  por  mi  contra  los 
malignos í  ¿Quién  está  por  mi  contra 
los  que  obran  Iniquidad  ? 

17  81  no  me  ayudara  Jehova,  presto 
morara  mi  alma  con  los  muertos. 

18  Jfef  alócela:  MI  pió  resbala»  tn  mi- 
sericordia, ó !  Jehova,  me  sustentaba. 

19  En  la  multitud  de  mis  pensamien- 
tos dentro  de  mí,  tus  consolaciones  ale* 
graban  mi  alma. 

90  ¿Júntame  ha  contigo  el  trono  de  ini- 
quidades, que  cria  agravio  en  el  manda- 
miento ? 

21  Pénense  en  ejército  contra  la  vida 
del  justo:  y  condenan  la  sangro  ino- 
cente. 

22  Mas  Jehova  me  ha  sido  por  refugio : 
y  mí  Dios  por  pella  de  mi  confianza. 

23  £1  cual  hizo  volver  contra  ellos  su 
iniquidad :  y  con  su  maldad  los  talará : 
talarlos  ha  Jehova  nuestro  Dios. 

SALMO  XCV. 

Exhorta  d  toda  la  iglesia  d  la»  alábannos  de  Digju 
II.  Yd  dar  obediencia  de  corazón  d  tu  palabra,  es- 
carmentando en  el  castigo  que  hizo  en  sunnuth  so- 
bre los  qm  U  fueron  contmnaee*  en  ei  desierto. 

VENID,  alegrémosnos  en  Jehova: 
cantemos  con  júbilo  á  la  Boca  de 
nueatca  salud. 

2  Anticipemos  su  rostro  con  alabanza: 
cantémosle  alegres  con  salmos. 
8  Porque  Jehova  es  Dios  grande ;  y  Rey 
grande  sobre  todos  los  dioses. 

4  Porque  en  su  mano  estdn  las  profun- 
didades de  la  tierra :  y  las  alturas  de  los 
montes  son  sayos. , 

5  Porque  suya  es  la  my,  y  el  la  hizo : 
y  sus  manos  formaron  la  seca. 

6  T  Venid,  postrémosnos,  y  encorvé- 
mosnos, arrodillémosnos  delante  de  Je- 
hova nuestro  hacedor. 

7  Porque  él  «nuestro  Dios :  y  nosotros 

588 


ol:pttaMo1d*4»  nea¿o,,y  ovajaa  *•  tn 
mano.    Si  hoy  oyereis  su  voz, 

8  No  endurezcáis  vuestro  corazón  co- 
mo cu  Meriba :  como  el  día  de  Masa  en 
el  desierto, 

9  Donde  me  tentaron  vuestros  padrea, 
probáronme,  también  vieron  mi  obra. 

10  Cuarenta  anos  combatí  con  la  na- 
ción: y  cUje;  Pueblo  son  que  yerran  de 
corazón,  que  no  han  conocido  mis  cami- 
nos: 

11  Por  tanto  yo  juré  en  mi  furor;  No 
entrarán  en  mí  holganza. 

SALMO  XCVL 

ArdeuHsimamente  exhorta  el  profeta  d  todo  el  mundo 
d  que  alaben  d  Dtos  por**  trrmdeta;  y  mimomío,  ■ 
mente  por  la  venida  do  $u  Mesías  d  n/órmar  ti 


CANTAD  á  Jehova  canción  nueva: 
contad  á  Jehova  toda  la  tierra. 

2  Cantad  á  Jehova,  bendecid  su  nom- 
bre :  anunciad  de  dio  cu  dio  su  salud. 

3  Contad  en  las  naciones  su  gloria :  en 
todos  los  pueblos  sus  maravillas. 

4  Porque  grande  es  Jehova,  y  muy  ala- 
bado :  terrible  sobre  todos  los  dioses. 

5  Porque  todos  los  dioses  de  los  pue- 
blos son  ídolos:  mas  Jehova  hizo  los 
cielos. 

G  Alabanza  y  gloria  está  delante  de  él: 
fortaleza  y  gloria  oda  en  su  santuario. 

7  Dad  á  Jehova,  ó !  familias  de  los  pue- 
blos, dad  á  Jehova  lo  gloria  y  la  fortaleza. 

8  Dad  a  Jehova  lo  honro  de  su  nombre: 
tomad  presentes,  y  venid  á  sus  patios. 

0  Enconaos  á  Jehova  en  la  hermosura 
de  su  santuario :  temed  cfelante  de  él  to- 
da lo  tierra. 

1?)  Decid  en  los  naciones :  Jehova  reinó, 
también  conpuso  el  mundo,  no  se  me- 
neará: juzgara  á  los  pueblos  en  justicia. 

11  Alégrense  los  cielos,  y  regocíjese  la 
tierra:  brame  la  mar  y  su  plenitud. 

12  Regocíjese  el  campo  y  todo  lo  que 
en  él  está:  entonces  exultarán  todos  los 
árboles  do  la  breña, 

13  Delante  de  Jehova  que  vino :  porque 
vino  á  juzgar  la  tierra.  Juzgará  al  mun- 
do con  justicia,  y  á  los  pueblos  con  su 
verdad. 

SALMO  XCVIL 

Es  ti  mismo  argumento  del  salmo  precedente,  malva, 
que  como  tn  el  otro  describió  los  efectos  de  la  ren- 
da de  Vristo  al  mundo  y  de  su  evangelio  para  con 
sus  escogidos,  que  todo  es  poto,  regocijo,  y  cancio- 
nes de  alabanza,  en  este  describe  los  efectos  del  mis- 
mo para  con  el  impío  mundo,  4rr.  Que  será  iodo 
terror,  temblor,  vergüeña*,  lee.  Aunque  ri  este  sal- 
mo so  refiriere  d  m  segundo  oda 
Juera  &jpr«n4ttíQQ¡g'ü 


SALMOS. 


-THHOVA  reine,  tegntges*  la  tierra  t 
tJ   alégrense  las  muchas  islas. 

2  Nuee  7  oscuridad  al  rededor  de  él : 
jostleia  y  juicio  si  el  asiento  de  su  tro- 
nó. 

3  Fuego  irá  delante  de  él:  y  abrasará 
al  rededor  á  sus  enemigos. 

4  Sus  relámpagos  alumbraron  el  mun- 
do:  la  tierra  vio,  y  angustióse. 

5  Los  montes  se  derritieron  oomo  eera 
delante  de  Jehova:  delante  del  Señor  de 
.toda  la  tierra. 

6  Los  cielos  denunciaron  sa  jostleia :  y 
todos  los  pueblos  vieron  sn  gloria. 

7  Avergüéncense  todos  los  que  sirven 
á  la  escultura,  los  que  se  alaban  de  los 
ídolos:  todos  los  dioses  se  encorven 
á  él. 

8  Oyó  Sion,  y  alegróse :  y  las  hijas  de 
Jada  se  regocijaron  por  tus  juicios,  ó! 
Jehova. 

9  Porque  tú,  Jehova,  ere*  alto  sobre  to- 
da la  tierra:  era  muy  ensalzado  sobre 
todos  los  dioses. 

16  Los  uno  amáis  á  Jehova,  aborreced 
el  mal :  A  guarda  las  almas  de  sus  pia- 
dosos :  de  mano  de  los  impios  los  escapa, 

11  Lus  e$td  sembrada  para  el  justo:  y 
alegría  para  los  rectos  de  corazón. 

12  Alégraos  justos  en  Jehova:  y  alabad 
la  memoria  de  su  santidad. 

salmo  xcvrn. 

Es  él  mismo  argumentó  del  taimo :  SS." 

5  Salmo. 

CANTAD  á  Jehova  canción  nueva: 
porque  ha  hecho  maravillas.  Su 
diestra  le  ha  salvado,  y  el  braxo  de  su 
santidad. 

2  Jehova  ha  hecho  notoria  su  salud : 
en  ojos  de  las  naciones  ha  descubierto 
su  justicia, 

8  Háse  acordado  de  su  misericordia  y 
de  su  verdad  para  con  la  casa  de  Israel : 
todos  los  términos  de  la  tierra  han  visto 
la  salud  de  nuestro  Dios.    - 

4  Cantad  alegres  á  Jehova  toda  la  tier- 
ra; gritad,  y  cantad,  y  decid  salmos.    - 

6  Decid  salmos  á  Jehova  con  arpa:  con 
arpa  y  vos  de  salmodia. 

6  Con  trompetas,  y  sonido  de  bocina : 
cantad  alegres  delante  del  Rey  Jehova, 

7  Brame  la  mar  y  su  plenitud :  el  mun- 
do y  los  que  habitan  en  él. 

8  Los  ríos  batan  las  manos :  juntamen- 
te hagan  regocijo  los  montes, 

9  Delante  de  Jehova;  porque  vino  á 
juagar  la  tierra:  juagará  al  mundo  con 
justicia:  y  á los  pueblos  con  rectitud. 


SALMO  X6IX. 
Eselmtnm  mymumtm  d«i  mh 

JEHOVA  reinó,  temblarán  los  pue- 
blos :  el  que  está  sentado  sobre  los 
querubines  reinó:  conmoverse  ha  la 
tierra.  • 

2  Jehova  en  Sion  e»  grande:  y  ensalza» 
do  sobre  todos  los  pueblos. 

8  Alaben  tu  nombre,  grande,  y  tremen- 
do, y  santo, 

4  Y  la  fortassaa  del  rey,  que  ama  el  jui- 
cio: tú  confirmas  la  rectitud:  tú  has 
hecho  en  Jacob  juicio  y  Justicia. 

6  Ensalzad  á  Jehova  nuestro  Dios:  y 
encorvaos  al  estrado  de  sus  pies;  él  st 
santo. 

6  Moyees  y  Aaron  ettán  entre  sus  sa- 
cerdotes ;  y  Samuel  entre  los  que  invo- 
caron su  nombre :  llamaban  á  Jehova,  y 
él  les  respondía, 

7  En  columna  de  nube  hablaba  con 
ellos:  guardaban  sus  testimonios,  y  ci 
derecho  fue  les  dio. 

8  Jehova,  Dios  nuestro,  tú  les  respen- 
dias :  Dios,  tú  eras  perdonado*  á  eUos,  y 
vengador  por  sus  obras. 

9  Ensalsad  á  Jehova  nuestro  Dios,  y 
encorvaos  al  monte  de  su  santidad:  -por- 
que Jehova  nuestro  Dios  es  santo. 

SALMO  C. 

Exhorta  d  todo  el  mundo  d  la*  divinas  alabanzas: 
por  ser  Dios  creador  del  mundo,  y  pastor  de  sn 


1  Qalfno  pata  alahaosa 

CANTAD  con  júbilo  á  Dios  los  de  to- 
da la  tierra. 

2  Servid  á  Jehova  con  alegría;  entrad 
delante  de  él  con  regocijo. 

3  Sabed  que  Jehova,  él  «t  el  Dios :  él  nos 
hizo,  y  no  nosotros  a  nosotros :  pueblo 
suyo  tornos,  y  ovejas  de  su  pasto. 

4  Entrad  por  sus  puertas  con  confesión, 
por  sus  patios  con  alabanza:  alabadle, 
bendecid  á  su  nombre.    . 

&  Porque  Jehova  e»  bueno,  para  siempre 
«t  su  misericordia:  y  hasta  en  genera- 
ción y  generación  su  verdad. 

SALMO  CL 

Declara  David  en  su  propia  persona  cual  sea  el  ofi- 
cio del  piadoto  maobtrado,  para  gobernarse  d  ai, 
d  su  cosa,  yd  m  pueblo  según  Dio». 
1  Salmo  de  David. 

MISERICORDIA  y  juicio  cantaré:  á 
tí;  Jehova,  diré  salmos. 
2  Entenderé  en  el  camino  de  la  perfec- 
ción, cuando  vinieres  á  mi:  en  perfec- 
ción de  mi  eoraaon  andaré  en  medio  de 

.  ^^  Digitized  byVjUOV  IC 

689 


SALMOS; 


8  No  pondré  detente  de  mis  ojos  cosa 
Injusta:  hacer  traiciones  aborrecí :  fió  se 
allegará  á  mi. 

4  Corazón  perverso  se  apartará  do  mí : 
mol  no  conoceré. 

5  Al  detractor  de  sn  prójimo  á  escon- 
didas, á  este  cortaré :  al  altivo  de  ojos,  y 

'ancho  de  corazón,  á  este  no  puedo  sufrir. 

6  Mis  ojos  aeran  sobre  loe  fieles  de  la 
tierra,  para  que  se  sienten  conmigo :  el 
que  anduviere  en  el  camino  de  la  perfec- 
ción, este  me  servirá. 

7  No  habitará  en  medio  de  mi  casa  el 
que  jiace  engaño;  el  que  habla  menti- 
ras no  se  afirmará  delante  de  mis  ojos. 

8  Por  las  mañanas  cortaré  á  todos  los 
impíos  de  la  tierra:  para  talar  de  la  ciu- 
dad de  Jehova  á  todos  los  que  obraren 
iniquidad. 

SALMO  CU. 

Kt  título  «fot  mimo  e»  tu  etegontübno  argumento. 

5  Oraokm  del  pobre,  cuando  ftwr»  atormentado, 

y  delante  de  Jebera  derraman»  se  queja. 

JEHOVA,  oye  mi  oración,  y  venga  mi 
clamor  á  ti. 
2  No  escondas  de  mi  tu  rostro :  en  el 
día  de  mi  angustia  inclina  á  mi  tu  oreja ; 
el  día  que  U  invocare,  apresúrate  á  res- 
ponderme. 

8  Porque  mis  dias  se  han  consumido 
como  humo ;  y  mis  huesos  son  quema- 
dos como  en  hogar. 

4  Mi  corazón  fué  herido,  y  se  secó  como 
la  yerba ;  por  lo  cual  me  olvidé  de  comer 
minan. 

5  Por  la  voz  de  mi  gemido  mis  huesos 
ae  han  pegado  á  mi  carne. 

6  Soy  semejante  al  pelicano  del  desier- 
to :  soy  como  el  buho  de  las  soledades. 

7  Velo,  y  soy  como  el  pájaro  solitario 
sobre  el  tejado. 

8  Cada  dia  me  afrentan  mis  enemigos ; 
los  que  se  enrarecen  contra  mi,  conspi- 
ran contra  mi 

9  Por  lo  cual  yo  como  la  ceniza  á  ma- 
nera de  pan;  y  mi  bebida  mezclo  con 
lloro, 

10  A  causa  de  tu  enojo  y  de  tu  ira :  por- 
que me  alzaste,  y  me  arojaste. 

11  Mis  dias  son  como  la  sombra  que  se 
va :  y  yo  como  la  yerba  me  be  secado. 

12  Mas  tú,  Jehova,  para  siempre  per- 
manecerás ;  y  tu  memoria  para  genera- 
clon  y  generación. 

13  Tú  levantándote  habrás  misericordia 
de  Sion,  porque  es  tiempo  de  tener  mise- 
ricordia de  ella:  porque  el  plazo  u  Regado. 

14  Porque  tus  siervos  amaron  sus  pie» 

540 


oto :  y  del  polvo  de  eHa  tuvieron  Com- 
pasión. 

15  T  tetoerén  las  naciones  el  nombre 
de  Jehova :  y  todos  los  reyes  de  la  tierra 
tu  gloria. 

16  Por  cnanto  Jehova  habrá  edificado  á 
Slon ;  y  será  visto  en  an  gloria. 

17  Habrá  mirado  á  la  oración  de  los 
solitarios :  y  no  habrá  desechado  el  rue- 
go de  ellos. 

18  Escribirse  ha  esto  para  la  genera- 
ción postrera :  y  el  pueblo  que  se  criará, 
alabará  á  Jbhota. 

19  Porque  miró  de  lo  alto  de  su  santua- 
rio: Jehova  miró  desde  los  cielos  á  la 
tierra, 

20  Para  oír  el  gemido  de  los  presos: 
para  soltar  á  los  sentenciados  á  muerte: 

21  Porque  publiquen  en  Sion  el  nom- 
bre de  Jehova :  y  su  alabanza  en  Jerusa- 
lem, 

22  Cuando  los  pueblos  se  congregaren 
en  uno,  y  los  reinos  para  servir  á  Je- 
hova. 

28  El  afligió  mi  fuerza  en  el  camino, 
acortó  mis  dias. 

24  Dije:  Dios  mió,  no  me  cortes  en  el 
medio  de  mis  dias;  por  generación  do 
generaciones  ton  tus  anos. 

25  Tú  fundaste  la  tierra  antiguamente, 
y  los  cielos  son  obra  de  tus  manos. 

26  Ellos  perecerán,  y  tú  permanecerás; 
y  todos  ellos  como  un  vestido  se  enveje- 
cerán, como  una  ropa  de  vestir  los  mu- 
darás, y  serán  mudados : 

27  Mas  tú,  el  mismo,  y  tus  .años  no  se 
acabarán. 

28  Los  hijos  de  tus  siervos  habitarán,  y 
su  simiente  será  afirmada  delante  de  tí. 

SALMO  cm. 

David  despertando  «  alma  á  la»  divina»  dUdxutsm 
con  la  cantUhracion  de  lo»  beneficio»  de  Dio»,  p  es- 
pecialmente de  »u  misericordia  en  perdonar  peca- 
dos, ati  lo»  »uffO»  como  lo»  de  tu  pueblo,  da  hecton 
d  todo  Jlel  dé  lo  qv*  debe  hacer. 

TJSalmo  de  David. 

BENDICE,  alma  mía,  á  Jehova,  y  todas 
mis  entrañas  á  sn  nombre  santo. 
2  Bendice,  alma  mía,  á  Jehova,  y  no  te 
olvides  de  todos  sus  beneficios. 
8  El  que  perdona  todas  tus  iniquidades, 
el  que  sana  todas  tus  enfermedades. 

4  El  que  rescata  del  hoyo  tu  vida,  el 
que  te  corona  de  misericordia  y  misera- 
ciones. 

5  El  que  harta  de  bien  tn  boca;  reno- 
varse ha  como  el  águila  tu  juventud. 

6  Jehova,  el  que  hace  justicias,  y  juicios 
á  todos  los  que  padecen  viólemela. 


SALMOS* 


7  Sus  eamJtaos  Wttttcó  4  Mojaea,  j  á 
los  hijos  de  Israel  sus  obras. 

8  Misericordioso  y  clemente  *t  Jehova, 
luengo  de  iras,  y  grande  en  misericordia, 

9  No  contenderá  para  siempre ;  ni  para 
siempre  guardar$«¡  &u$q. 

.  10  No  ha  hecho  con  nosotros  conforme 
á  nuestras  iniquidades ;  ni  nos  ha  pagado 
conforme  á  nuestros  pecados. 

11  Porque  como  la  altura  de  los  cielos 
sobre  la  tierra,  engrandeció  su  misericor- 
dia sobre  los  que  le  temen. 

12  Cuanto  está  lejos  el  oriente  del  oc- 
cidente, hizo  alejar  de  nosotros  nnestras 
rebeliones. 

13  Como  el  padre  tiene  misericordia  de 
los  hyos,  tiene  misericordia  Jehova  de 
los  que  le  temen. 

14  Porque  él  conoce  nuestra  hechura; 
acuérdase  que  somos  polvo. 

15  £1  varón,  como  la  yerba  sor»  sus  dias ; 
como  la  flor  djel  campo  así  florece. 

16  Que  pasó  el  viento  por  ella,  y  pere- 
ció, y  su  lugar  no  la  conoce  mas, 

17  Mas  la  misericordia  de  Jehova,  desde 
el  siglo  y  hasta  el  siglo,  sobre  los  que  le 
tensen,  y  su  justicia  sqbre  los  hyos  de 
los  h^jos : 

18  Sobre  los  que  guardan  su  concierto, 
y  los  que  se  acuerdan  de  sus  mandamien- 
tos paja  hacerlos. 

19  Jehova  afirmó  en  los  cielos  su  tro- 
no, y  su  reino  domina  sobre  todos. 

20  Bendecid  á  Jehova  sus  ángeles  va- 
lientes de  fuerza,  que  ejecutan  su  pala- 
bra obedeciendo  á  la  voz  de  su  palabra. 

21  Bendecid  a  Jehova  todos  sus  ejérci- 
tos, sus  ministros,  que  hacen  su  volun- 
tad. 

22  Bendecid  4  Jehova  todas  sus  obras 
en  todos  los  lugares  de  su  señorío.  Ben- 
dice alma  mía  a  Jehova. 

SALMO  CIV. 
Es  él  mismo  proposito  del  taimo  préndenle.  A  saber, 
Jehova  es  digno  de  ser  alabado.  Pruébalo  por  la 
consideración  de  la*  obra»  de  la  creación  del  mundo, 
á  saber,  de  tos  cielos,  de  la  tierra,  de  Im  mar,  y  de 
iodo  lo  contenido  en  eOo,  de  sm  gobierno,  jr  provi- 
dencia en  todo. 

BENDICE,  alma mia,  á  Jehova;  Jeho- 
va Dios  mió,  mucho  te  has  engran- 
decido, de  gloria  y  de  hermosura  te  has 
vestido. 

2  Que  se  cubre  de  luz  como  de  vesti- 
dura, que  «tiende  los  cielos  como  una 
cortina; 

8  Que  entabla  con  las  aguas  sus  dobla- 
dos, el  que  pone  á  las  nubes  por  su  carro, 
él  que  anda  sobre,  las  alai tdel  yian|o^ 


4  El  que  baceta  sus  ásgalas  espíritus, 
sus  ministros  al  íuego  flameante, 

5  Tí  El  fundó  la  tierra  sobre  sus  basas, 
no  se  moverá  por  ningún  siglo. 

6  Con  el  abismo,  como  con  vestido,  la 
cubriste:  sobre  los  montes,  estaban  las 
aguas. 

7  De  tu  reprensión  huyeron;  por  el  so- 
nido de  tu  trueno  se  apresuraron. 

8  Subieron  los  montes,  descendieron  los 
valles  á  este  lugar,  que  tú  les  fundaste. 

9  Pusisteis  término,  el  cual  np  tras- 
pasarán, ni  volverán  á  cubrir  la  tierra. 

10  El  que  envía  las  fuentes  en  loe  .ar- 
royos ;  entre  los  montes  van. 

11  Abrévanse  todas  las  bestias  del  cam- 
po ;  los  asnos  salvages  quebrantan  su  sed. 

12  Junto  á  ellos  habitan  las  aves  4c  los 
ciclos ;  entre  las  hojas  dan  voces. 

13  El  que  riega  los  montes  desde  sus 
doblados ;  del  fruto  de  tus  obras  se  harta 
la  tierra. 

14  El  que  hace  produoir  el  heno  para 
las  bestias ;  y  la  yerba  para  servicio  del 
hombre,  sacando  el  pan  de  la  tierra, 

15  Y  el  vino  que  alegra  el  corazón  del 
hombre ;  haciendo  relumbrar  la  fez  con 
el  aceite;  y  el  pan  sustenta  el  corazón 
del  hombre. 

16  Hártanse  los  árboles  de  Jehova ;  los 
cedros  del  Líbano  que  él  planto: 

17  Para  que  aniden  allí  las  aves;  la  ci- 
güeña tinga  su  casa  en  las  hayas. 

18  Los  montes  altos  para  las  cabras 
monteses,  las  peñas  madrigueras  para 
los  conejos. 

19  Hizo  la  luna  para  sazones ;  el  sol 
conoció  su  occidente. 

20  Pones  las  tinieblas,  y  la  noche  es;  en 
elja  corren  todas  las  bestias  del  monte. 

21  Los  leoncillos  braman  á  la  presa,  y 
para  buscar  de  Dios  su  comida. 

22  Salo  el  sol,  recógense,  y  échense  en 
sus  cuevas. 

28  Sale  el  hombre  á  su  hacienda,  y  á  su 
labranza  hasta  la  tarde. 

24  ¡Cuan  muchas  son  tus  obras, ó!  Je- 
hova I  todas  ellas  hiciste  con  sabiduría: 
la  tierra  está  llena  de  tu  posesión. 

25  \  Esta  gran  mar  y  ancha  de  términos ; 
allí  1\ay  pescados  sin  número,  bestias  pe- 
queñas y  grandes. 

26  Allí  andan  navios,  es¿o  leviatban 
que  hiciste  para  que  jugase  en  ella. 

$7  Todas  ellas  esperan  á  tí,  para  que 
les  des  su  comida  á  su  tiempo. 

28  pasees,  recogen :  abres  tu  mano,  hár- 
tansedebien^gitized^;( 


SALMOS. 


90  Eacotfdes  tú  rostro,  túrbanse:  lea 
quitas  el  espíritu,  dejan  de  ser,  y  tór¿ 
nanee  étt  Sü  polvo. 

80  Envías  tn  espíritu,  críanse:  y  re- 
nuevas la  haz  de  1*  tierra. 

91 6ea  la  ¿torta  á  Jobo  va  para  siempre : 
alégrese  Jehova  en  bus  obras. 

83  £1  <fne  mira  á  la  tierra,  y  tiembla: 
toca  en  los  montes,  y  humean. 

38  A  Jehova  cantaré  en  mi  vida :  á  mi 
Dios  diré  salmos  mientras  viviere. 

84  Serme  ha  suave  hablar  de  él :  yo  me 
alegraré  en  Jehova. 

85  Sean  consumidos  de  la  tierra  los 
pecadores:  y  los  impíos  dejen  de  ser. 
Bendice  alma  mía  á  Jehova.  Halelu-iAfi. 

SALMO  CV. 

Exhorta  d  toda  Xa  iglesia  d  alabar  d  Dio»  por  la  elec- 
ción de  m  pmbto,  y  loo  beneJMos  continuos  qne  le 
hizo :  d  ocasión  de  mejor  contarlo*  recapitula  toda 
la  historia  desde  la  tocación  de  Abraham,  hasta  yus 
et  pueblo  de  Israel  tuvo  asiento  en  la  tierra  de  pro- 


ALABAD  á  Jehova,  invocad  su  nom- 
.  bre:  haced  notorias  sus  obras  en 
los  pueblos. 

2  Cantad  á  él,  decid  salmos  á  él:  ha- 
blad de  todas  bus  maravillas. 
8  Gloriaos  en  su  nombre  santo:  alé- 
grese el  corazón  de  los  que  buscan  á  Je- 
hova. 

4  Bascad  á  Jehova,  y  á  su  fortaleza: 
buscad  su  rostro  siempre. 

5  Acordaos  de  sus  maravillas,  que  hizo : 
de  sus  prodigios,  y  de  los  juicios  de  su 
boca, 

6  Simiente  de  Abraham  su  siervo:  hi* 
jos  de  Jacob  sus  escogidos. 

7  El es  Jehova  nuestro  Dios :  en  toda  la 
tierra  teten  sus  juicios. 

8  Acordóse  para  siempre  de  su  alianza: 
de  la  palabra  4pte  mandó  para  mil  gen- 
eraciones : 

9  La  eual  concertó  con  Abraham,  y  de 
su  juramento  á  Isaac 

10  T  establecióla'  á  Jacob  por  decreto, 
á  Israel  por  concierto  eterno, 

11  Diciendo:  A  ti  daré  la  tierra  de 
Ohanaan,  per  cordel  de  vuestra  here- 
dad. 

12  Siendo  dios  pocos  hombres  en  nú- 
mero, y  extrangeros  en  ella. 

18  Y  anduvieron  de  gente  en  gente: 
de  un  reino  á  otro  pueblo. 

14  No  consintió  que  hombre  los  agra- 
viase: y  por  causa  de  ellos  castigó  á  los 
reyes. 

15  No  toquéis  en  mis  ungidos :  ni  ha- 
gáis mal  á  mis  profetas. 

Mí 


Id  Y  llamea  la  hambre  sóbrela  tierra: 
y  toda  fuerza  de  pan  quebrantó. 

17  Envió  un  varón  delante  de  ellos : 
por  siervo  fué  vendido  Joseph. 

18  Afligieron  sus  pies  con  grillos :  en 
hierro  entró  su  persona, 

19  Hasta  la  hora  que  negó  su  palabra: 
el  dicho  de  Jehova  le  purificó. 

20  Envió  el  rey,  y  soltóle:  el  sefior  dé 
los  pueblos,  y  le  desató. 

21  Púsole  por  sefior  de  su  casa:  y  por 
ensefioreador  én  toda  su  posesión. 

22  Para  echar  presos  sus  principes, 
como  él  quisiese ;  y  ensenó  sabiduría  á 
sus  viejos. 

23  Y  entró  Israel  en  Egypto :  f  Jacob 
mé  extrangero  en  la  fierra  de  Cham. 

24  Y  hizo  crecer  su  pueblo  en  gran 
manera:  y  hlaolo  fuerte  mas  que  sus 
enemigos. 

25  Volvió  el  corazón  de  ellos,  para  que 
aborreciesen  á  su  pueblo:  para  que  pen» 
sasen  mal  contra  sus  siervos. 

26  Envió  á  su  siervo  Meyses:  á  Aaron, 
al  cual  escogió. 

27  Pusieron  en  ellos  las  palabras  de  sus 
señales,  y  sus>  prodigios  en  la  tierra  de 
Cham. 

28  Echó  tinieblas,  y  hizo  oscuridad,  y 
no  fueron  rebeldes  á  su  palabra. 

29  Volvió  sus  aguas  en  sangre,  y  mató 
sus  pescados. 

30  Engendró  ranas  su  tierra  en  las  ca- 
mas de  sus  reyes. 

81  Dijo,  y  vino  una  mezcla  de  dfeeratt 
motan,  piojos  en  todo  su  término. 

82  Volvió  sus  lluvias  en  granizo:  en 
fuego  dé  llamas  en  su  tierra. 

83  Y  hirió  sus  viñas,  y  sus  higueras ;  y 
quebró  los  árboles  de  su  término. 

84  Dfyo,  y  vino  langosta,  y  pulgón  sin 
número; 

85  Y  comió  toda  la  yerba  de  su  tierra, 
y  comió  el  fruto  de  su  tierra. 

86  Y  hirió  á  todos  los  primogénitos 
en  su  tierra,'  el  principio  de  toda  su 
fuerza. 

87  Y  sacólos  con  plata  y  oro ;  y  no  hubo 
en  sus  tribus  enfermo.  -  ; 

88  Egypto  se  alegró  en  su  salida;  por» 
que  habla  caldo  sobre  «Dosel  terror  dé 
ellos. 

89  Extendió  wta  nube  por  cubierta,  y 
fuego  para  alumbrar  la  noche. 

40  Pidieron,  y  hizo  venir  codornices ;  y 
de  pan  del  délo  les  hartó. 

41  Abrió  la  pena,  y  corrieron  aguas; 
fueron  por  las  securas  &m$  un  íto. 


SALMOS. 


42  Porqué  fié  acordó  de  su  santa  pala- 
bra con  Abrahom  su  sierro. 

43  Y  sacó  á  eu  pueblo  con  gozo ;  con 
júbilo  á  sus  escogidos. 

44  Y  dióles  las  tierras  de  los  Gentiles : 
y  los  trabajos  de  las  naciones  hereda- 
ron: 

45  Para  qne  guardasen  sus  estatutos ;  y 
conservasen  sus  leyes.    Halelu-iAH. 

SALMO  CVL 

E»  el  minma  argumento  y  intento  del  taimo precedente. 
A  saber,  Dio»  es  digno  de  $er  alabado.  Xas  toma 
la»  prueba»  de  bu  grande  misericordia,  la  cualprvo 
Jta  por  Ion  ejemplo*  de  la»  mucha»  vece»  qne  ofendido 
de  su  pueblo,  dexde  que  la  tacó  de  Egvpto  hasta  de»- 
pue»  de  atentado  en  la  tierra  de  promisión,  le  per- 
donó y  •alvo  de  »u»  enemigo». 

5  Kálehi-iAa. 

ALABAD  á  Jehova,  porque  es  bueno : 
-  porqne  para  siempre  os  su  miseri- 
cordia. 

2  ¿ Quién  dirá  las  valentías  de  Jehova? 
¿quién,  contará  sus  alabanzas  1 

3  Dichosos  los  que  guardan  juicio,  los 
que  hacen  justicia  en  todo  tiempo. 

4  Acuérdate  de  mí,  ó!  Jehova,  en  la 
voluntad  de  tu  pueblo :  visítame  con  tu 
salud ; 

5  Para  que  yo  vea  el  bien  de  tus  escogi- 
dos :  para  que  me  alegre  en  la  alegría  de 
tu  gente:  y  me  gloríe  con  tu  heredad. 

6  Pecamos  con  nuestros  padres,  hici- 
mos Iniquidad,  hleimos  impiedad. 

7  Nuestros  padres  en  Egvpto  no  enten- 
dieron tus  maravillas:  no  se  acordaron 
de  la  muchedumbre  de  tus  misericor- 
dias :  mas  se  rebelaron  sobre  la  mar,  en 
ejjaafcjjermejo. 

8  Y  salvólos  por  su  nombre:  para  ha- 
cer notoria  su  fortaleza. 

9  Y  reprendió  al  mar  Bermejo,  y  secó- 
se :  y  hízolos  ir  por  el  abismo,  como  por 
un  desierto. 

10  Y  salvólos  de  mano  del  enemigo :  y 
rescatólos  de  mano  del  adversario. 

11  Y  cubrieron  las  aguas  á  sus  enemi- 
gos :  uno  de  ellos  no  quedó. 

12  Y  creyeron  á  sus  palabras :  y  canta- 
ron su  alabanza. 

13  Apresuráronse,  olvidáronse  de  sus 
obras :  no  esperaron  en  su  consejo. 

14  Y  desearon  mal  deseo  en  el  desierto : 
y  tentaron  á  Dios  en  la  soledad., 

15  Y  él  les  dio  lo  que  pidieron :  y  envió 
flaqueza  en  bus  almas. 

16  Y  tomaron  zelo  contra  Moyses  en  el 
campo :  contra  Aaron  santo  de  Jehova. 

17  Abrióse  la  tierra,  y  tragó  á  Dathan, 
y  cubrid  á  la  compañía  de  Ábirom. 


16  Y  encendióse  el  faéjgd  en  su  compa- 
ñía :  la  llama  quemó  i  los  impíos, 

19  Hieieroá  d  becerro  en  Horeb :  y  en- 
corváronse á  un  vaciadizo; 

20  Y  trocaron  su  gloria  por  la  imagen 
de  un  buey,  que  come  yerba. 

21  Olvidaron  al  Dios  de  su  salud:  que 
habla  hecho  grandezas  en  Egypto, 

22  Maravillas  en  la  tierra  de  Cham,  te- 
merosas cosas  sobre  el  mar  Bermejo. 

23  Y  trató  de  destruirlos,  si  Moyses  su 
eseogido  no  se  pusiera  al  portillo  delante 
de  úl :  para  apartar  su  ira  para  que  no 
los  destruyese. 

24  Y  aborrecieron  la  tierra  deseable: 
no  creyeron  á  su  palabra. 

25  Y  murmuraron  en  sus  tiendas ;  y  no 
oyeron  la  voz  de  Jehova. 

26  Y  alzó  su  mano  para  ellos;  para 
postrarlos  en  el  desierto, 

27  Y  para  postrar  su  simiente  entre  las 
naciones ;  y  esparcirlos  por  las  tierras. 

28  Y  allegáronse  á  Babal-pehor;  y  co- 
mieron los  sacrificios  de  los  muertos. 

29  Y  ensañáronte  con  sus  obras ;  y  au- 
mentó en  ellos  la  mortandad. 

30  Y  púsose  Phinees,  y  juzgó;  y  la  mor- 
tandad cesó. 

31  Y  fuéle  contado  á  justicia  de  gene- 
ración á  generación  para  siempre. 

32  Y  ensañáronte  á  las  aguas  de  Meri- 
ba ;  y  hizo  mal  á  Moyses  por  causa  de 
ellos. 

83  Porque  hicieron  rebelar  á  su  espíri- 
tu, y  habló  Inconsideradamente  con  sus 
labios.  . 

84  No  destruyeron  los  pueblos,  que  Je- 
hova les  cüjo : 

85  Antes  se  envolvieron  con  los  Gen- 
tiles ;  y  aprendieron  sus  obras: 

36  Y  sirvieron  á  sus  ídolos :  los  cuales 
les  fueron  por"  ruina. 

37  Y  sacrificaron  sus  hijos  y  sus  lujas 
á  los  demonios. 

38  Y  derramaron  la  sangre  inocente :  la 
sangre  de  sus  lujos  y  de  sus  hijas,  que 
sacrificaron  á  los  ídolos  de  Chanaan ;  y 
la  tierra  fué  contaminada  con  sangres. 

89  Y  contamináronse  con  sus  obras,  y 
fornicaron  con  sus  hechos. 

40  Y  encendióse  el  furor  de  Jehova  so- 
bre su  pueblo ;  y  abominó  su  heredad. 

41  Y  entrególos  en  poder  de  los  Gen- 
tiles ;  y  enseñoreáronse  de  ellos  los  que 
les  aborrecían. 

42  Y  sus  enemigos  les  oprimieron,  y 
fueron  quebrantados  debajo  de  su  mano. 

43  Muchas  veces  los  escapó,  y  ellos  se 

543 


SAM0K?S. 


rebelaron  á  su,  consejo ;  y  fueron  humi- 
llados por  su  maldad. 

44  Mas  el  pairaba,  cuando  estaban  en 
angustia,  oyendo  su  clamor. 

45  Y  acordábase  de  su  concierto  con 
ellos,  yiir^rejpeñggse  conforme  á  la  mu- 
cbedxim,bre  de  sus  miseraciones. 

40  Y  hacia  que  tubiesen  de  ellos  mise- 
ricordia todos  los  que  los  tenían  cautivos. 

47'  Sálvanos  Jehova  Dios  nuestro,  y  jún- 
tanos de  entre  las  naciones,  para  que  loe- 
mos tu  santo  nombre,  para  que  nos  glo- 
riemos de  tus  alabanzas. 

48  Bendito  Jehova  Dios  de  Israel  desde 
el  siglo  y  hasta  el  siglo ;  y  diga  todo  el 
pueblo:  Amen,  Halelu-iAn. 
8ALMO   CVIT. 

Es  el  mismo  propósito  que  el  del  taimo  precedente  : 
mas  ¡as  pruebas  son  generales,  H  saber,  por  las  obras 
de  su  benigna  providencia,  con  que  suele  remediar 
diversas  suertes  de  oj/Ugidos,  que  por  ninguna  remen 
humana  podían  ya  esperar  remedio. 

ALABAD  á  Jehova,  porque  es  bueno; 
Xjl  porque  para  siempre  es  su  miseri- 
cordia. 

2  Díganlo  los  redimidos  de  Jehova,  los 
que  ha  redimido  de  poder  del  enemigo, 

3  T  los  ha  congregado  de  las  tierras,  del 
oriente  y  del  occidente,  del  aquilón  y  de 
lámar. 

4  1T  Anduvieron  perdidos  por  el  desier- 
to, por  la  soledad  sin  camino :  no  hallan- 
do ciudad  do  población. 

5  Hambrientos,  y  sedientos :  su  alma 
desfallecía  en  ellos. 

0  Y  clamaron  á  Jehova  en  su  angustia ; 
y  escapólos  de  sus  aflicciones. 

7  Y  encaminólos  en  camino  derecho; 
para  que  viniesen  á  ciudad  de  pobla- 
ción. 

8  Alaben  pues  eüos  la  misericordia  de 
Jehova,  y  sus  maravillas  con  los  hijos  de 
los  hombres. 

9  Porque  hartó  al  alma  menesterosa;  y 
al  alma  hambrienta  hinchió  de  bien. 

10  %  Los  que  moraban  en  tinieblas,  y 
sombra  de  muerte,  aprisionados  en  aflic- 
ción, y  en  hierros ; 

11  Por  cuanto  fueron  rebeldes  á  las  pa- 
labras do  Jehova ;  y  aborrecieron  el  con- 
sejo del  Altísimo : 

12  Y  él  quebrantó  con  trabajo  sos  cora- 
zones :  cayeron,  y  no  hvbo  quien  les  ayu- 
dase: 

13  Y  clamaron  á  Jehova  en  su  angustia: 
escapólos  de  sus  aflicciones. 

14  Sacólos  de  las  tinieblas,  y  de  la  som- 
bra de  muerte;  y  rompió  sus  prisiones. 

15  Alaben  pues  eUos  la  misericordia  de 

544 


Jehova,  y  sus  maravijjaa  con  los  hjjos  de 
los  hombres. 

16.  Porque  quebrantó  las  puertas  de  ace- 
ro ;  y  desmenuzó  los  cerrojos  do  hierra 

17  %  Insensatos,  á  causa  del  camino  de 
su  rebelión ;  y  á  causa  de  sus  maldades 
fueron  afligidos. 

18  Su  alma  abominó  toda  vianda;  y  lle- 
garon hasta  las  puertas  de  la  muerte. 

19  Y  clamaron  á  Jehova  en  su  angus- 
tia; y  salvólos  de  sus  aflicciones. 

20  Envió  su  palabra,  y  curólos ;  y  esca- 
pólos de  sus  sepulturas. 

21  Alaben  pues  eüos  la  misericordia  de 
Jehova;  y  sus  maravillas  con  los  hijos 
do  los  hombres. 

23  Y  sacrifiquen  sacrificios  de  alabanza; 
y  enarren  sus  obras  con  jubilación. 

23  H  Los  que  descendieron  á  la  mar  en 
navios :  y  contratan  en  las  muchas  aguas; 

24  Ellos  han  visto  las  obras  de  Jehova, 
y  sus  maravillas  en  el  mar  profundo. 

25  El  dijo,  y  salió  el  viento  de  la  tem- 
pestad, que  levanta  sus  ondas : 

26  Suben  á  los  ciclos,  descienden  á  los 
abismos:  sus  almas  se  derriten  con  el 
mal. 

27  Tiemblan,  y  titubean  como  borra- 
chos ;  y  toda  su  ciencia  cb  perdida. 

28  Y  claman  á  Jehova  en  su  angustia; 
y  escápalos  de  sus  aflicciones! 

29  Hace  parar  la  tempestad  en  silencio ; 
y  callan  sus  ondas. 

30  Y  alegranse,  porque  so  reposaron ;  y 
guíalos  af  puerto  que  quieren. 

81  Alaben  pues  dios  la  misericordia  de 
Jehova,  y  sus  maravillas  con  los  hijos  de 
los  hombres. 

32  Y  ensálcenle  en  congregación  de 
pueblo ;  y  en  consistorio  de  ancianos  le 
loen. 

33  1T  Vuelve  los  ríos  en  desierto ;  y  los 
manaderos  de  las  aguas  en  sed : 

34  La  tierra  fructífera  en  salados ;  por 
la  maldad  de  los  que  la  habitan. 

¿5  Vuelve  el  desierto  en  estanques  de 
aguas,  y  la  tierra  seca  en  manaderos  de 
aguas :  • 

36  Y  aposenta  allí  hambrientos ;  y  ade- 
rezan allí  ciudad  de  población : 

37  Y  siembran  campos,  y  plantan  viñas ; 
y  hacen  fruto  de  renta: 

88  Y  bendícelos,  y  se  multiplican  en 
gran  manera:  y  no  disminuye  sus  bes- 
tias. 

39  Y  después  son  menoscabados,  y  aba- 
tidos de  tiranía,  de  males,  y  de  congojas. 

40  1f  Él  derrama  menosprecio  «óbrelos 


acuo.predo.obr 


SALMOS. 


príncipes :  y  les  tace  andar  errantea,  va- 
gabundo*, sin  camino. 

41  T  levanta  al  pobre  de  la  probeza;  y 
vuelve  las  familias  como  ovejas. 

42  Vean  loa  rectos,  y  alégrense;  y  toda 
maldad  cierre  su  boca, 

48  ¿Quién  es  sabio,  y  guardará  estas 
cosas;  y  entenderá  las  misericordias  de 
Jehova? 

8ALMO  CVm. 

JtíaUd  Di- por  I*  erandeea  de  m  mi*eri*mrdÍM*  *dt 

eeeerdad.    II.  Pídete  am  Ubre  d  m  p—klo  de  mu 

enemigo*  por  la  verdad  de  tmpromeea*. 

5  Canción  desalmo,   DoDarkL 

MI  corazón  está  aparejado,  6!  Dios, 
cantaré  y  diré  salmos,  también  mi 
alma. 

2  Despiértate  salterio  y  arpa:  yo  des- 
pertaré al  alba, 

3  Alabarte  be  en  pueblos,  ó!  Jehova; 
cantaré  salmos  2  ti  entre  las  naciooee. 

4*  Porque  grande  mas  que  los  cielos  et 
tu  misericordia,  y  basta  los  cielos  tu  ver- 
dad. 

5  Ensátate  sobre  los  cielos,  ót  Dios: 
sobre  toda  la  tierra  sea  «tumbada  tu  gloria. 

•  Para  que  sean  librados  tus  amados : 
salva  con  tu  diestra,  y  respóndeme. 

7  Dios  habló  por  su  santuario :  Yo  me 
alegraré:  repartir!  á  Slehem,  y  mediré 
el  vaHe  de  Sochoth. 

8  IGoa^Galaed,  mió  sard  Maneases;  y 
Ephraim  esrrf  la  fortaleza  de  mi  cabeza: 
Juda  seré  mi  legislador; 

9  Moab,  la  olla  de  mi  lavatorio :  sobre 
Edom  echaré  mi  zapato:  sobre  Pales- 
thina  me  regocijaré. 

10  i  Quién  rae  guiará  á  la  ciudad  forta- 
lecida? ¿quién  me  guiará  hasta  Idu- 
meaf 

11  Ciertamente  tú,  ó !  Dios t  que  nos  ha- 
blas desechado ;  y  no  sallas  ó  t  Dios,  con 
nuestros  ejércitos. 

12  Danos  socorro  en  la  angustia;  por- 
que mentirosa  es  la  Salud  del  hombre. 

13  En  Dios  haremos  ejército ;  y  él  re- 
hollará á  nuestros  enemigos. 

SALMO  CIX. 

David  eahonniado,  in.ñmnaéo,  y  ptrtguido  dé  muerte 
por  mu  enemigo*  te  tmelee  d  Dios,  y  coa  afecto  vehe- 
mente le  pide  *er  de  él  defendida,  eamtgomdod  mu 
enemigo*  con  km  rmdee  caetígp*.   E*  profecía  de  la 
rigmreea  irada  Dio^qneeeldaparejada  para  todo* 
lo*  calumniadores  de  *u  iglesia,  ad  en  general,  como 
en  particular  de  eada  mo  d*  le*  piado*». 
TAI ▼•faoedor:  Balmo  ds  Darid. 
DIOS  de  mi  alabanza  (  no  calles : 
2  Porque  boca  de  implo,  y  boca  de 
engañador  se  han  abierto  sobre  mi :  han 
hablado  de  mi  con  lengua  mentirosa. 
Span.  35 


K) 


8  T  con  palabras  de  odio  me  rodearon ; 
y  pelearon  contra  mi  sin  causa. 

4  En  pago  ele  mi  amor  me  han  sido  ad- 
versarios ;  y  yo,  hacia  oración. 

6  Y  pusieron  contra  mí  mal  por  Men; 
y  odio  por  mi  amor. 

6  Pon  sobre  él  al  Implo,  y  Satanás  esté 
á  sn  diestra. 

7  Cuando  mere  juzgado,  salga  por  im- 
plo, y  su  oración  sea  para  pecada 

8  Sean  sus  días  pocos  *  tome  otro  su 
oficio. 

9 Sean  sus  htfos  huérfanos;  y  su  muger 
viuda. 

10  Y  anden  sus  hijos  vagabundos,  y 
mendiguen ;  y  procuren  de  sus  desier- 
tos. 

11  Enrede  et  acreedor  todo  lo  que  tiene ; 
y  extraños  saqueen  su  trábalo. 

12  No  tenga  quien  le  haga  misericor- 
dia; ni  haya  quien  tenga  compasión  de 
sus  huérfanos. 

13  Su  posteridad  sea  talada:  en  segun- 
da generación  sea  raido  su  nombre. 

14  Venga  en  memoria  cerca  de  Jehova 
la  maldad  de  sus  padres;  y  el  pecado  de 
su  madre  no  sea  raída 

15  Estén  delante  de  Jehova  siempre ;  y 
él  corte  de  la  tierra  su  memoria, 

16  Por  cnanto  no  se  acordó  de  hacer 
misericordia;  y  persiguió  al  varón  afligí, 
do,  y  menesteroso,  y  quebrantado  de  co- 
razón, para  matarle. 

17  Y  amó  la  maldición,  y  vínole;  y  no 
quiso  la  bendición,  y  ella  se  alejó  de  éL 

18  Y  vistióse  de  maldición  como  de  su 
vestido ;  y  entró  como  agua  en  sus  en- 
tronas, y  como  aceite  en  sus  huesos. 

19  Séale  como  vestido  con  que  se  cubra; 
y  en  lugar  do  cinto  con  que  siempre  se 
ciña. 

20  Este  tea  el  salario,  de  parte  de  Jeho- 
va, de  los  que  me  calumnian ;  y  los  que 
hablan  mal  contra  mi  alma. 

21  Y  tú,  Jehova  Señor,  haz  conmigo 
por  causa  de  tu  nombre :  escápame,  por- 
que tu  misericordia  at  buena. 

22  Porque  yo  $oy  afligido  y  necesitado;' 
y  mi  corazón  está  herido  dentro  de  mi. 

23  Como  la  sombra  cuando  declina  me 
voy;  soy  sacudido  como  langosta, 

24  Mis  rodillas  están  enftKqtleeidss  á 
causa  del  ayuno;  y  mi  carne  está  Alta 
de  gordura. 

25  Yo  he  sido  á  ellos  oprobio:  mirá- 
banme, y  meneaban  su  cabeza» 

26  Ayúdame,  Jehova  Dios  mió:  sahu- 
me conforme  á  tu  misericordia; 

545 


SALMOS, 


27  Y  «tiendan  que  esta  es  tu  mano; 
gue  tú,  Jehova,  ha»  hecho  01(0. 

2ft  Maldigan  ellos,  y  bendigas  tú;  le-, 
yántense,  mas  sean  avergonzados :  y  tn 
sierro  sea  alegrado. 

90  Sean  vestidos  de  vergüenza  los  qne 
me  calumnian;  y  sean  cubiertos  como 
de  manto  de  sn  confusión. 

30  Yq  alabaré  á  Jehova  en  gran  manera 
con  mi  boca;  y  en  medio  de  machos  le 
loaré:  ¿ 

81  Porque  él  se  pondrá  á  la  diestra  del 
pobre ;  para  librar  sn  alma  de  los  qne 
juzgan. 

SALMO  CX 

David  Umo  de  Espíritu  Santo  prqfttixa  de  Cristo  ha- 
ber de  ser  Dios  y  hombre  cuanto  d  su  persona  y  na- 
turaleza. II.  Rey  y  Sacerdote  eterno  cuanto  d  $u 
ojudo»   IILfr  victoria  y  trimnfod*  mundo. 

Y8ata»o  de  David. 

JEHOVA  dtfoá  mi  Señor:  Asiéntate  á 
mi  diestra,  entre  tanto  que  pongo  á 
tus  enemigos  por  estrado  de  tus  pies. 

2  %  La  vara  de  tu  fortaleza  enviará  Je- 
hova desde  Sion :  domina  en  medio  de 
tus  enemigos. 

8  Tu  pueblo  será  voluntario  en  el  dia 
de  tu  ejército  en  hermosura  de  santida- 
des :  como  el  roció  que  ese  de  la  matriz 
del  alba,  asi  te  nacerán  los  tuyos, 

4  Jutó  Jehova,  y  no  se  arrepentirá :  que 
tu  serás  Sacerdote  para  siempre  confor- 
me al  rito  de  Melchisedech. 

5  1T  El  Scfior  está  á  tu  diestra :  herirá  á 
los  reyes  en  el  dia  de  su  furor.  • 

6  Juzgará  en  las  naciones ;  henchirá  de 
cuerpos  muertos.:  herirá  la  cabeza  sobre 
mucha  tierra. 

7  Del  arroyo  beberá  en  el  camino ;  por 
lo  cual  ensalzará  la  cabeza. 

SALMO  CXL 

Mabad  Dio*  por  $u  Justicia,  misericordia,  verdad,  y 

por  id  Umpiexa  y  firmeza  de  su  ley, 

t  Hateta-iAB. 

/(LAB ARÉ  á  Jehova  con  todo  el  cora- 

-£*■  zon,  en  la  compañía  y  congregación 

de  los  rectos. 

2  Grandes  son  las  obras  de  Jehova:  bus- 
cadas de  todos  los  que  las  quieren. 

8  Honra  y  hermosura  es  su  obra ;  y  su 
justicia  permanece  para  siempre. 

4  Hizo  memorables  sus  maravillas: 
clemente  y  misericordioso  «t  Jehova. 

5  Dio  mantenimiento  á  los  que  le  te- 
men: para  siempre  se  acordará  de  su 
concierto. 

6  La  fortaleza  de  sus  obras  anunció  á 
bu  pueblo :  dándoles  la  heredad  de  los 
Gentiles. 

546 


7  Las  obras  de  sus  manos  son  verdad  y 
juicio:  fieles  son  todos  sus  mandamien- 
tos; 

8  Afirmados  por  siglo  de  siglo :  hechos 
en  verdad  y  en  rectitud. 

.  9  Redención  ha  enviado  á  su  pueblo; 
ordenó  para  siempre  su  concierto :  santo 
y  terrible  es  su  nombre. 
10  £1  principio  de  la  sabiduría  es  el  te- 
mor de  Jehova;  entendimiento  bueno 
es  á  todos  los  que  guardan  sus  manda- 
mientos :  su  loor  permanece  para  siem- 
pre. 

SALMO  CXIL 

Describe  las  felicidades  del  que  de  verdad  teme  d 
Dios:  y  su  o/Icio.  II.  El  odio  de  los  impíos  contra 
él,  y  su  perdición, 

YHatohi-t&H. 

BIENAVENTURADO  el  varón  que 
teme  á  Jehova:  en  sus  mandamien- 
tos se  deleita  en  gran  manera: 

2  Su  simiente  será  valiente  en  la  tierra: 
la  generación  de  los  rectos  será  ben- 
dita. 

3  Hacienda  y  riquezas  habrá  em  sn  casa ; 
y  su  justicia  permanece  para  siempre. 

4  Resplandeció  en  las  tinieblas  luz  4  los 
rectos:  clemente,  y  misaricordioso,  j 
justo. 

5  El  buen  varón  tiene  misericordia,  7 
presta :  gobierna  sus  cosas  con  juicio. 

6  Por  lo  cual  para  siempre  no  resbala- 
rá: en  memoria  eterna  será  el  justo : 

7  De  mala  fama  no  tendrá  temor:  sm 
corazón  está  aparejado,  confiado  en  Je- 
hova^ 

8  Asentado  está  su  corazón,  no  temerá, 
hasta  qne  vea  en  sus  enemigos  la  ven- 
gan**. 

9  Esparce,  da  á  los  pobres,  su  justicia 
permanece  para  siempre ;  su  cuerno  será 
ensalzado  en  gloria, 

10  1  El  impío  verá,  y  airarse  ha:  sus 
dientes  crujirá,  y  carcomerse  ha:  el 
deseo  de  los  impíos  perecerá. 

SALMO  crm. 

Exhorta  d  la  iglesia  de  los  piadosos  d  «tobar  «1  «mi* 
bre  de  Jehova.  I.  Porgue  es  sublime.  II.  Jume  pro- 
videncia en  la  tierra.  HL  Levauém  en  honra  d  tos 
mas  bajos  de  la  tierra,  IV,  Multiplica  las Jam&as 
estériles.  Parece  ser  una  abreviación  del  cantíos 
de  Anna,   L  Sanu  \, 

IHaMu-iAB. 

ALABAD  siervos  de  Jehova,  alabad 
.  el  nombre  de  Jehova. 
2  Sea  el  nombre  de  Jehova  bendito  des- 
de ahora  y  hasta  siempre. 
8  Desde  el  nacimiento  del  sol  hasta 
donde  se  pone,  sea  alabado  el  nombre  de 
Jehova. 


SALMOS. 


4  Alto  «obre  todas  fes  naekmee  «•  Je- 
hova :  ¿obre  los  cielos  «t  su  glorio. 

5  ¿Quién  como  Jehova  nuestro  Dios, 
que  ha  enaltecido  su  habitación  f 

6  Que  96  abaja  para  ver  en  el  cielo,  y  en 
la  tierra: 

7  Que  levanta  del  polvo  al  pobre;  7  al 
menesteroso  alza  del  estiércol: 

8  Para  hacerle  sentar  con  los  principes, 
con  los  principes  de  su  pueblo. 

&  Que  hace  habitar  en  lamilla  á  la  es- 
térfl,  tomándola  madre  de  hfyoa  alegre. 
líalelu-iAH. 

SALMO  CXIV. 

Oamtm  bnvmuMtt  la  Nbertad  maravütoea  del  pueblo 
de  Inxml  éeEoypto:wk»  elección  qmIMoe  hito  de 
e%  tomándote  por  pueblo  owmo, 

EN  saliendo  Israel  de  Egypto,  la  casa 
de  Jacob  del  pueblo  bárbaro, 
2  Juda  fué  por  su  santidad:  Israel  su 
señorío. 

8  La  mar  vio,  y  huyó:  el  Jordán  se  vol- 
vió atrás. 

4  Loa  montes  saltaron  como  carnero» ; 
los  collados,  como  lujos  de  ovejas. 

5  ¿  Qoé  tubiste  mar,  orne  huíste.?  ¿Jor- 
dán qué  te  volviste  atrás  ? 

6  ¿Los  montes  saltasteis  como  carne- 
ros, y  los  collados  «orno  lujos  de  ovejas  ? 

7  A  la  presencia  del  Señor  tiembla  la 
tierra,  á  la  presencia  del  Dios  de  Jacob. 

8  £1  onal  tornó  la  peña  en  estanque  de 
aguas,  y  la  roca  en  fuente  de  aguas. 

SALMO  CXV. 

Pide  eocorro  para  el  pueblo  pueeto  en  anguotia,  por 
la  gloria  de  m  nombre.  II.  Eace  comparación  por 
cpoticlondeDioedlooJaundioeeedelooQentües. 
W.  Exhortad  iodo  el  pueblo  que  confien  en  •%** 
prometan  de  el  en  favor. 

NO  á  nosotros,  ó!  Jehova,  no  á  noso- 
tros, mas  á  tu  nombre  da  gloria; 
por  tu  misericordia,  por  tu  verdad. 

2  Porque  dirán  los  Gentiles,  ¿Dónde 
está  ahora  su  Dios  ? 

3  Y  nuestro  Dios  está  en  los  cielos :  to- 
do lo  que  quiso,  hizo. 

4  Sus  Ídolos  éxm  plata  y  oro :  obra  de 
manos  de  hombres. 

5  Tienen  boca,  mas  no  hablarán:  tie- 
nen ojos,  mas  no  verán. 

6  Tienen  orejas,  mas  no  oirán :  tienen 
narices,  mas  no  olerán. 

7  Tienen  manos,  mas  no  palparán :  tie- 
nen pies,  mas  no  andarán ;  no  hablarán 
eon  su  garganta. 

8  Como  ellos  sean  loa  que  los  hacen: 
cualquiera  que  confia  en  ellos. 

9  01  Israel,  confia  en  Jehova:  él  e$  su 
ayudador,  y  su  escudo. 


10  Casa  de  Aaron,  confiad  en  Jehova: 
él  68  su  ayudador,  y  su  escudo. 

11  Los  que  teméis  á  Jehova,  confiad  en 
Jehova:  él  m  sm  ayudador,  y  su  es- 
cudo. 

12  Jehova  se  acordó  de  nosotros :  toen- 
deeirá,  bendecirá  á  la  casa  de  Israel: 
bendecirá  á  la  casa  de  Aaron. 

13  Bendecirá  á  los  que  temen  á  Jehova: 
á  chicos  y  á  grandes. 

14  Añadirá  Jehova  sobre  vosotros :  so- 
bre vosotros  y  sobre  vuestros  htyos. 

15  Benditos  vosotros  de  Jehova,  que 
hizo  los  cielos  y  la  tierra. 

16  Los  cielos,  los  cielos  ton  de  Jehova : 
y  la  tierra  óüó  á  los  hijos  de  los  hombres. 

17  No  los  muertos  alabarán  á  Jehova, 
ni  todos  los  que  descienden  al  silencio, 

18  Mas  nosotros  bendeciremos,  á  Jeho- 
va, desde  ahora  hasta  siempre.    Halelu- 

LUL 

SALMO  CXVI. 

E&torta  el  amor  eon  m  ejemplo  d  mvocar  d  Dioe  en 
toda  tribulación.  IL  A  darle  $aer¡/ícu>  do  •idbam- 
ta,  y  de  obediencia  por  la  libertad. 

AMÉ  á  Jehova,  porque  ha  oido  mi 
.  toz  :  mis  ruegos. 

2  Porque  ha  inclinado  su  oreja  á  mi ;  y 
en  mis  dias  le  llamaré, 

3  Rodeáronme  los  dolores  de  la  muer- 
te, las  angustias  del  sepulcro  me  halla- 
ron :  angustia  y  dolor  habia  hallado : 

4  Y  llamé  el  nombre  de  Jehova:  Escapa 
ahora  mi  alma,  ó!  Jehova. 

5  Clemente  et  Jehova  y  justo,  y  miseri- 
cordioso nuestro  Dios. 

6  Guarda  á  los  sencillos  Jehova:  yo  es- 
taba debilitado  y  salvóme. 

7  Vuelve,  ó!  alma  mía,  á  tu  reposo; 
porque  Jehova  te  ha  hecho  bien. 

8  Porque  has  librado  mi  alma  de  la 
muerte,  mis  ojos  de  las  lágrimas,  mis 
pies  del  rempujón. 

9  Andaré  delante  de  Jehova  en  las  tier- 
ras de  los  vivos, 

10  Creí,  por  tanto  hablé :  y  fui  afligido 
en  gran  manera. 

11  Y  dijo  en  mi  apresuramiento :  Todo 
hombre  es  mentiroso. 

12  1T  ¿Qué  pagaré  á  Jehova  por  todos 
sus  beneficios  sobre  mi  ? 

13  El  vaso  de  saludes  tomaré ;  y  invo- 
caré el  nombre  de  Jehova. 

14  Ahora  pagaré  mis  votos  á  Jehova 
delante  de  todo  su  puehlo. 

15  Estimada  es  en  los  ojos  de  Jehova  la 
muerte  de  bus  piadosos. 

16  Asi  a,  ó!  Jehova;  porque  yo  $oy  tu 


SALMOS. 


«ierro,  ?ofPtfttt  «tartos  fatfa  de  tartera, 
tú  rompiste  mi»  prisiones. 

U  A  tí  sacrificaré  sacrificio  de  alaban- 
2»;  j  el  nombre  de  Jehova  invocaré.  • 

18  Ahora  pagaré  mis  votos  á  Jehova 
delante  de  todo  «m  puente ; 

)9  £n  loa  patíos  to  la  casa  de  Jehova; 
en  medio  de  tí*  61  Jorusalem.    Halelu- 

IAH, 

SALMO  cxvn. 

Exhorta  d  lodo  el  mundo  d  alabar  d  Dio»,  por  haber 
extmmMd*p*r*><k>  4  su  misericordia.  Ksprqfccta 
de  te  vocación  de  lo»  Qeatkmx 

ALABAD  á  Jehova  todas  las  naciones: 
-  alabadle  todos  los  pueblos. 
%  Por^ne  ha  engrandecido  sobre  noso- 
tros sn  misericordia,  j  la  verdad  de  Je- 
hova es  para  siempre.    Haleta-UH. 
8ALMO  CXVm. 

Exhortad  alabar  d  Dios, que  declara te grandeza  d* 
su  misericordia  y  bondad  en  defender  d  loe  suyos  en 
loe  tiempos  ya  desesperados.  1T.  Profetiza  del  me- 
uoeprecio  de  Cristo:  y  de  su  exaltación  por  mano 
de  Dios  d  ser  cabeza  déla  iglesia. 

ALABAD  á  Jehova,  porque  es  bueno ; 
.  porque  para  siempre  es  su  miseri- 
cordia. 

2  Diga  ahora  Israel:  Que  -para  siempre 
es  su  misericordia. 

8  Digan  añórala  casa  de  Aaron:  Que 
para  siempre  es  su  joúscricorcna, 

4  Digan  ahora  los  que  temen  á  Jehova: 
Que  para  siempre  m  sn  misericordia. 

5  Desde  la  angustia  llamé  á  Jehova  ;  y 
Jehova  me  respondió  con  anchara. 

6  Jehova  es  por  mi :  no  temeré  lo  que 
me  haga  el  hombre. 

7  Jebova  es  por  mi  entre  los  que  me 
ayudan :  por  tanto  jo  veré  vengamtm  en 
los  que  me  aborrecen. 

8  Mejor  es  esperar  en  Jehova,  que  es- 
perar cu  hombre. 

9  Mejor  es  esperar  en  Jehova,  que  espe- 
rar en  principes. 

10  Todas  las  gentes  me  cercaron:  en 
nombre  de  Jehova,  que  yo  los  talaré. 

11  Cercáronme,  y  tornáronme  á  cercar: 
en  nombro  de  Jehova,  que  yo  los  talaré. 

12  Cercáronme  como  abejas,  fueron 
apagados  como  fuego  de  espinos:  en 
nombre  de  Jehova,  qne  yo  los  talaré. 

13  Rempujando  me  rempujaste  para 
que  cayese :  mas  Jehova  me  ayudó. 

14  MI  fortaleza  y  mi  canción  es  Jehova; 
y  él  me  ha  sido  por  salud. 

15  Voz  de  jubilación  y  de  salud  hmy  en 
las  tiendas  de  los  justos :  la  diestra  de 
Jehova  hace  valentías. 

16  La  diestra  de  Jehova  sublime:  la 
diestra  de  Jehova  hace  valentías. 

548 


27  Nemoriré,  mas  viviré;  y  contaré  tas* 
obras  de  Jehova. 

18  Castigando  me  castigó  Jehova :  mas 
no  me  entregó  a  la  muerte. 

19  Abridme  las  puertas  de  la  justicia: 
entraré  por  ellas,  alabaré  á  Jehova. 

SO  Esta  puerta  de  Jehova,  los  justos  est- 
irarán por  eüa, 

91  Alabarte  he;  porque  me  oíste;  yne 
fuiste  por  salud. 

88  t  La  piedra  qué  desecharon  los  cdhl- 
cadores,  ha  sido  por  cebosa  da  esquina. 

23  De  parte  de  Jehova  es  esto,  y  es  ma- 
ravilla en  nuestros  ojos. 

24  Este  es  el  dia  que  hizo  Jehova:  go- 
zarnos hemos  y  alegrarnos  hemos  en  €L 

25  Ruégote,  6!  Jehova,  salva  ahora: 
negóte,  ól  Jehova,  haz  ahora  pros- 
perar. 

86  Bendito  el  qne  viene  en  nombro  ée 
Jehova :  os  bendecimos  desde  la  casa  4o 
Jehova. 

27  Dios  es  Jehova,  que  nos  ha.  resplan- 
decido: atad  victimas  con  cnerdas  áloe 
cuernos  del  altar. 

86  Dios  inlo  ero  tú*  y  á  ti  alabaré:  Dios 
mió,  á  ti  ensalzaré. 

89  Alabad  á  Jehova,  porque  «•  bueno-; 
porque  para  siempre  m  su  missrioordia, 

salmo  cxnc. 

Contiene  eetesáhno  las  «tatemar  <fe  la  ley  de  Dios  y  da 
su  palabra:  el  estudio  de  la-cual  encomienda  tmeam- 
cidament*  d  todo*  loe  que  desean  ser  piadosas,  mea 
trando  la»  utilidades  inestimables  de  lábldvria,  justi- 
cia, amistad  de  Dios,  defensa  de  Dios  en  todapersé- 
euakm:  socorro  y  f  acor  suyo  en  toda  necesidad ,yem 
suma,  te  bienaventuranza  que  tendrd  en  etta  el  que 
de  eUafisere  estudioso.  Dama  d  la  Iry  de  Dios,  car- 
«sino,  palabra  do  Dios,  juicio*,  Justicia,  testimonios, 
mandamiento*,  estatutos,  ordenanzas  de  Dios:  y  po- 
cos, ó  ningún  verso  hay  donde  no  haya  alguna  de  es- 
tas palabras.  Toca,  por  a  contrario,  algunas  veces 
la  in/gUetaad,  y  te  ira  d e  Dice  en  que  viten,  los  que 
no  siguen  este  divino  estudio. 

Contiene  el  salmo  92.  Octonarios  según  el  número  de 
las  letras  del  Alfabeto  Hebraico  por  el  ¿rden  d^  las 
cuales  está  compuesto  dando  d  cada  letra  ocho  vor~ 

ALEPH. 

BIENAVENTURADOS  los  perfectos 
de  camino :  los  que  andan  en  la  ley 
de  Jehova. 

2  Bienaventurados  los  que  guardan  sus 
testimonios ;  y  con  todo  el  coraron  le 
buscan. 

3  ítem,  los  qne  no  hacen  Iniquidad,  an- 
dan en  sus  caminos. 

4  Tú  encargaste  tus  mandamlenios,  qne 
sean  muy  guardados. 

5  ¡  Ojajá  fuesen  ordenados  mis  caminos 
á  guardar  tus  estatutos ! 

6  Entonces  no  seria  yo  avergonzado, 


SALMO*. 


entufo  mirase  en  todos  tos  mssjdsfnlcm- 
too. 

7  alabarte  he  con  rectitud  do  eorason, 
cuaudü  spMÜIoiu  los  Jaldos  de  tu  Jus- 
ticia, 

8  Tus  estatutos  gmrú*ré:  mo  me  dejes 
enteramente. 

BITIL 

•  ¿Con  qué  Ampiará  el  moco  su  cami- 
no? casado  guardare  tu  palabra. 

10  Con  todo  mi  eorason  te  he  bascado: 
no  me  dejes  enar  de  tus  maadamten- 
ios. 

11  En  mi  corazón  be  guardado  tus  di- 
osos, pera  no  pecar  contra  ti. 

13  Bendito  tú,  61  Jehova,  enséname 
tos  estatutos. 

13  Con  mis  labios  he  contado  todos  los 
Juicios  de  tu  boca. 

Id  En  et  camino  do  tus  testimonios  me 
he  rsgeofyedo,  como  sobre  toda  riquesa. 

15  En  tus  mandamientos  meditaré;  y 
consideraré  tus  caminos. 

16  En  tus  estatutos  me  recrearé :  no 
nre  olvidaré  de  tus  palabras. 

0IMBL. 

17  Has  «sfo  bien  á  tu  sierro ;  que  viva,  y 
guarde  tu  palabra. 

18  Destapa  mis  ojos ;  y  miraré  las  ma- 
ravifias  de  tu  ley. 

19  Advenedlao  soy  yo  en  la  tierra:  no 
encubras  de  mi  tus  mandamientos. 

20  Quebrantada  está  mi  alma  de  desear 
tus  Juicios  todo  el  tiempov 

91  Destruíste  á  los  soberbios  malditos, 
qoe  yerran  de  tus  mandamientos. 

28  Aparta  de  mi  oprobio  y  menospre- 
cio; porque  tus  testimonios  he  guar- 
dado. 

28  Príncipes  también  se  asentaron,  y 
hablaron  contra  mi :  meditando  tu  sierro 
en  tus  estatutos. 

84  También  tus  testimonios  son  mis 
delicias :  los  Tarónos  de  mi  consejo. 

DAL1TH. 

85  Apegóse  con  el  polvo  mi  alma:  vi*i- 
fieasne  según  tu  palabra. 

80  Mis  caminos  U  conté,  y  respondis- 
teme:  enséname  tus  estatutos. 

87  El  camino  de  tus  mandamientos 
hásme  entender;  y  meditaré  en  tus  ma- 
ravillas. 

88  MI  alma  se  destila  de  ansia :  confír- 
mame según  tu  palabra. 

80  Camino  de  mentira  aparta  de  mi ;  y 
de  tu  ley  hásme  misericordia.    - 
^80  El  camino  de  la  verdad  escogí :  tus 
'  ílos  he  puesto  détonU  de  mi 


Juicio 


81  Anegádome  he  átns  testimonios,  61 
Jehova,  no  me  avergüences. 

88  Por  el  camino  de  tus  mandamientos 

correré:  cuando  ensanchares  mi  eomson. 

la 

38  Enséñame,  6!  Jehova,  el  camino  de 
ts»  estatutos;  y  guardarte  he  hasta  tito. 

84  Dame  entendimiento,  y  guardase  tu 
ley;  y  guardarla  he  de  todo  eoraaon. 

85  Guíame  por  la  senda  de  tus  manda- 
mientos; porque  en  eüa  tengo  sal  ver- 
dad. 

86  Indina  mi  corazón  á  tus  testimo- 
nios; y  no  á  avaricia. 

87  Aparta  mis  ojos,  que  no  vean  la  va- 
nidad :  avívame  en  tu  camino. 

88  Confirma  ta  palabra  á  tu  siervo,  que 
téteme. 

80  Quita  de  mí  el  oprobio  que  he  temj- 
do;  porque  buenos  son  tus  Juicios.    ♦ 

40  He  aqui  yo  he  codiciado  tus  man- 
damientos: en  tu  Justicia  avívame. 

VAXT. 

41  T  véngame  tu  misericordia,  oí  Je* 
nova :  tu  salud,  conforme  á  tu  dicha 

42  Y  daré  por  respuesta  á  mi  avergon- 
zador,  que  en  tu  palabra  he  confiado. 

48  Y  no  quites  de  mi  boca  palabra  de 
verdad  en  ningún  tiempo ;  porque  á  tu 
Juicio  esjffro. 

44  Y  guardaré  tu  ley  siempre,  por  siglo 
y  sigla 

45  Y  andaré  en  anchura,  porque  busqué 
tus  mandamientos. 

46  Y  hablaré  de  tus  testimonios  delante 
de  los  reyes ;  y  no  me  avergonsaré. 

47  Y  deleitarme  he  en  tus  mandamien- 
tos, que  ama 

48  Y  alzaré  mis  manos  á  tus  manda- 
mientos, que  amé;  y  meditaré  en  tus  es- 
tatutos. 

saín. 

40  Acuérdate  de  la  palabra  dada  á  tu 
siervo:  en  la  cual  me  has  hecho  esperar. 

60  Esta  es  mi  consolación  en  mi  aflic- 
ción ;  porque  tu  dicho  me  vivificó. 

51  Los  soberbios  se  burlaron  mucho  de 
mi :  de  tu  ley  no  me  he  apartada 

58  Acordóme,  ó !  Jehova,  de  tus  Juicios 
antiguos ;  y  me  consolé. 

68  Temblor  me  tomó  á  causa  de  los  isa- 
píos,  que  dejan  tu  ley. 

54  Canciones  me  son  tus  estatutos  en 
la  casa  do  mis  peregrinaciones. 

65  Acordéme  en  la  noche  te  tu  nombre, 
ó !  Jehova,  y  guardé  tu  ley. 

66  Esto  tuve,  porque  guardaba  tus  man* 
damientos.    c 

649 


SALMOS. 


ttttTfi. 

57  Mi  porción,  ó!  Jehova,  dije,  será 
guardar  tos  palabras 

58  En  tu  presencia  supliqué  de  todo 
corazón :  ten  misericordia  do  mí  según 
tu  dicha 

00  Consideré  mis  caminos,  y  torné  mis 
pies  á  tus  testimonios. 

60  Apresúreme,  y  no  me  detuve,  á  guar- 
dar tus  mandamientos. 

61  Compañías  de  impíos  me  han  bs- 
queado:  mas  no  me  he  olvidado  de  tu 
ley. 

66  A  media  noche  me  levantará  á  ala- 
barte sobre  los  Juicios  de  tu  justicia. 

68  Compañero  soy  yo  á  todos  los  que  te 
temieren;  y  guardaren  tus  mandamien- 
tos. 

64  De  tu  misericordia,  6 !  Jehova,  está 
llena  la  tierra:  tus  estatutos  enséname. 

TETH. 

65  Bien  has  hecho  con  tu  siervo,  ó !  Je- 
hova, conforme  á  tu  palabra. 

*  66  Bondad  de  sentido,  y  sabiduría  en- 
séñame ;  porque  á  tus  mandamientos  he 
creída 

67  Antes  que  fuera  humillado,  yo  erra- 
ba: mas  ahora  tu  palabra  guardo. 

68  Bueno  eres  tú,  y. bienhechor:  ensé- 
ñame tus  estatutos.  • 

69  Compusieron  sobre  mi  mentira  los 
soberbios :  mas  yo  de  todo  corazón  guar- 
daré tus  mandamientos. 

70  Engrosóse  bu  corazón  como  sebo: 
mas  yo  en  tu  ley  me  he  deleitado. 

71  Bueno  me  es  haber  sido  humillado, 
para  que  aprenda  tus  estatutos. 

T3  Mejor  me  es  la  ley  de  tu  boca,  que 
millares  de  oro  y  de  plata, 
jron. 

78  Tus  manos  me  hicieron,  y  me  com- 
pusieron :  hazme  entender,  y  aprenderé 
tus  mandamientos. 

74  Los  que  te  temen,  me  verán,  y  se 
alegrarán;  porque  á  tu  palabra  he  es- 
perado. 

75  Conozco,  6!  Jehova,  que  tus  juicios 
son  justicia,  y  que  con  verdad  me  afli- 
giste. 

76  Sea  ahora  tu  misericordia  para  con- 
solarme, conforme  á  lo  que  has  dicho  á 
tu  siervo. 

77  Vénganme  tus  misericordias, y  viva; 
porque  tu  ley  es  mis  delicias. 

78  Sean  avergonzados  los  soberbios, 
porque  sin  causa  me  han  calumniado: 
yo  empero  meditaré  en  tus  mandamien- 
tos. 

650 


79  Tórnense  á  mi  los  que  te  temen,  y 
saben  tus  testimonios. 

80  Sea  mi  corazón  perfecto  en  tus  esta- 
tutos ;  porque  no  sea  avergonzado. 

CAPE 

81  Desfalleció  de  asteo  mi  alma  por  tu 
salud,  esperando  á  tu  palabra. 

88  Desfallecieron  mis  ojos  por  tu  dicho, 
diciendo :  ¿  Cuándo  me  consolarás? 

88  Porque  estoy  como  el  odre  al  humo: 
mas  no  he  olvidado  tus  estatutos. 

84  ¿Cuántos  son  los  <Uas  de  tu  siervo? 
¿  cuándo  harás  juicio  contra  los  que  me 
persiguen  ? 

85  Los  soberbios  me  han  cavado  hoyos : 
mas  no  según  tu  ley. 

86  Todos  tus  mandamientos  son  verdad, 
sin  causa  me  persiguen,  ayúdame. 

87  Casi  me  han  consumido  por  tierra : 
mas  yo  no  he  dejado  tus  mandamientos. 

68  Conforme  á  tu  misericordia  vivifí- 
came ;  y  guardaré  los  testimonios  de  tu 
boca. 

LA1CBH. 

89  Para  siempre,  ó !  Jehova,  permanete 
tu  palabra  en  los  cielos. 

90  Por  generación  y  generación  es  tu 
verdad:  tú  afirmaste  la  tierra,  y  perse- 
vera. 

91  Por  tu  ordenación  perseveran  hasta 
hoy;  porque  todas  ellas  son  tus  siervos. 

93  81  tu  ley  no  hubiese  sido  mis  delicias, 
ya  hubiera  perecido  en  mi  aflicción. 

98  Nunca  jamas  me  olvidaré  de  tus 
mandamientos ;  porque  con  ellos  me  has 
vivificada 

94  Tuyo  soy  yo,  guárdame ;  porque  tus 
mandamientos  he  buscado. 

95  Los  impíos  me  han  aguardado  para 
destruirme:  mas  yo  entenderé  en  tus 
testimonios. 

96  A  toda  perfección  he  visto  fin :  an- 
cho es  tu  mandamiento  en  gran  manera. 

MBM. 

97  ¡Cuánto  he  amado  tu  ley!  todo  el 
dia  ella  es  mi  meditación. 

98  Mas  que  mis  enemigos  me  has  he- 
cho sabio  con  tus  mandamientos;  por- 
que me  son  eternos. 

99.  Mas  que  todos  mis  ensoñadores  he 
entendido ;  porque  tus  testimonios  han 
sido  mi  meditación.  * 

100  Mas  que  los  viejos  he  entendido ; 
porque  he  guardado  tus  mandamientos. 

101  De  todo  mal  camino  detuve  mis 
pies,  para  guardar  tu  palabra. 

102  De  tus  juicios  no  me  aparté;  por* 
que  tu  me  enseñaste. 


SALMOS. 


106  jOuán  dulces  boa  sido  4  mi  pala- 
dar tus  palabras !  mas  que  la  miel  é  mi 


104  De  tus  mandamientos,  be  aquirido 
entendimiento;  por  tanto  be  aborrecido 
todo  camino  de  mentira. 

wu». 

105  Lámpara  es  á  mis  pies  tu  palabra,  7 
lumbre  á  mi  camino. 

106  Jaré,  y  afirmé,  de  guardar  los  jui- 
cios de  tu  justicia. 

107  Afligido  estoy  en  gran  manera,  ó ! 
Jebova;  vivifícame  conforme  á  tu  pala- 
bra. 

*10S  Los  mcr\fielo9  voluntarios  de  mi 
boca,  ruégote,  6!  Jebova,  que  te  sean 
agradables ;  y  enséñame  tus  juicios. 

109  Mi  alma  está  en  mi  palma  de  conti- 
nuo: mas  de  tu  ley  no  me  be  olvidado. 

U0  Los  impíos  me  pusieron  lazo :  em- 
pero yo  no  me  desvié  de  tus  mandamien- 
tos. 

111  Por  heredad  be  tomado  tus  testi- 
monios para  siempre ;  porque  son  el  go- 
zo de  mi  corazón. 

112  MI  corazón  incliné  á  hacer  tus  es- 
tatutos de  continuo  basta  el  fin. 

saitboh. 

113  Las  cautelas  aborrezco,  y  tu  ley  be 


114  Mi  escondedero  7  mi  escudo  eres  tú, 
á  tu  palabra  he  esperado. 

115  Apartaos  de  mi  los  malignos,  7 
^guardaré  los  mandamientos  de  mi  Dios. 

116  Susténtame  conforme  á  tu  palabra, 
y  viviré,  7  no  me  avergüenccs  de  mi  es- 
peranza. 

117  Soaténme,  y  Beró  salvo ;  7  deleitar- 
me be  en  tus  estatutos  siempre. 

118  Tú  atrepellaste  a  todos  los  que  yer- 
ran  de  tus  estatutos ;  porque  mentira  es 
su  engaño. 

119  Oomo  esoorias  hiciste  deshacer  á  to- 
dos los  impíos  de  la  tierra :  por  tanto  yo 
be  amado  tus  testimonios. 

120  Mi  carne  se  ha  erizado  de  temor  de 
tí ;  7  de  tus  juicios  be  tenido  miedo. 

▲  IX. 

121  Juicio  7  justicia  be  hecho :  no  me 
dejes  4  mis  opresores. 

122  Besponde  por  tu  siervo  para  bien : 
no  me  hagan  violencia  los  soberbios. 

128  Mis  ojos  desfallecieron  por  tu  sa- 
lud, 7  por  el  dicho  de  tu  justicia. 

124  Haz  con  tu  siervo  según  tu  miseri- 
cordia; 7  enséname  tus  estatutos. 

125  Tu  siervo  soy  70;  dame  entendi- 
miento, para  que  sepe/tus  testimonios. 


128  Tiempo  es  de  hacer,  6!  Jebova:  di- 
sipado han  tu  le7. 

127  Por  tanto  yo  be  amado  tus  manda- 
mientos mas  que  el  oro,  jr  mas  que  d 
oro  mu7  puro. 

128  Por  tanto  todos  los  mandamientos 
de  todas  las  cosas  estimé  reotos:  todo 
camino  de  mentira  aborrecí 

PB. 

129  Maravillosos  son  tus  testimonios; 
por  tanto  los  ha  guardado  mi  alma. 

180  El  principio  de  tus  palabras  alum- 
bra: hace  entender  á  los  simples. 

181  Mi  boca  abrí  7  suspiré;  porque  de- 
seaba tus  mandamientos. 

182  Mira  á  mi,  7  ten  misericordia  de 
mi:  como  acostumbras  con  los  que 
aman  tu  nombre. 

188  Ordena  mis  pasos  con  tu  palabra; 
7  ninguna  iniquidad  se  enseñoree  de  mi. 

184  Redímeme  de  la  violencia  de  los 
hombres;  7  guardaré  tus  mandamientos. 

185  Haz  que  tu  rostro  resplandezca  so- 
bre tu  siervo ;  7  enséname  tus  estatutos. 

188  Ríos  de  aguas  descendieron  de  mis 
ojos ;  porque  no  guardaban  tu  ley. 

ZADB. 

187  Justo  eres  tú,  6!  Jebova,  7  rectos 
tus  juicios.  • 

138  Encargaste  la  justicia,  es  á  saber ^ 
tus  testimonios,  7  tu  verdad. 

189  Mi  zelo  me  ha  consumido ;  porque 
mis  enemigos  se  olvidaron  de  tus  pala- 
bras. 

140  Afinada  es  tu  palabra  en  gran  ma- 
nera; y  tu  siervo  la  ama. 

141  Pequeño  soy  70  7  desechado :  mas 
no  me  he  olvidado  de  tus  mandamientos. 

142  Tu  justicia  es  justicia  eterna;  7  tu 
IC7  verdad.   . 

143  Aflicción  7  angustia  me  hallaron: 
mas  tus  mandamientos  fueron  mis  deli- 
cias. 

144  Justicia  eterna  son  tus  testimonios : 
dame  entendimiento,  7  viviré. 

COPE 

145  Clamé  con  todo  mi  corazón:  res- 
póndeme Jebova,  7  guardaré  tus  estatu- 
tos. 

146  Clamé  á  ti;  sálvame,  7 guardaré  tus 
testimonios. 

147  Previne  al  alba  y  clamé,  esperé  tu 
palabra. 

148  Previnieron  mis  ojos  las  veladas, 
para  meditar  en  tus  palabras. 

149  Oye  mi  voz  conforme  á  tu  miseri- 
cordia. 6!  Jebova:  vivifícame  conforme 
á  tu  juicio.  D 

661 


SALMOS. 


150  Acercáronlo  los  que  vu  persiguen 
á  la  maldad :  alejáronse  de  tu  ley. 

151  Cercano  estás  tú,  Jehova,  y  todos 
tus  mandamientos  son  verdad. 

153  Ta  ha  mucho  que  he  entendido  de 
tas  mandamientos,  que  para  siempre  los 
Amelaste, 

xis. 
158  Mira  mi  aflicción,  y  escápame ;  por- 
que de  tu  ley  no  me  he  olvidado. 

154  Pleitea  mi  pleito,  y  redímeme :  vivi- 
fícame con  tu  palabra. 

155  Lejos  está  de  los  impíos  la  salud; 
porque  no  buscan  tus  estatutos. 

156  Muchas  son  tus  misericordias,  ó! 
Jehova:  vivifícame  conforme  á  tus  jui- 
cios. 

157  Muchos  so»  mis  persiguidores  y 
mis  enemigos;  mas  de  tus  testimonios 
mo  me  he  apartado. 

153  Vela  á  los  prevaricadores,  y  carco- 
míame ;  porque  no  guardaban  tus  pala- 
bras. 

150  Mira,  ó!  Jehova,  que  amo  tus  man- 
damientos: vivifícame  conforme  á  tu 
misericordia. 

160  El  principio  de  tu  palabra  es  ver- 
dad ;  y  eterno  todo  juicio  de  tu  justicia. 

sin,        . 

161  Príncipes  me  han  perseguido  sin 
causa :  mas  de  tus  palabras  tuvo  miedo 
mi  corazón. 

163  Regocijóme  yo  sobre  tu  palabra, 
como  el  que  halla  muchos  despojos. 

163  La  mentira  aborrezco,  y  abomino ; 
tu  ley  amo. 

164  Siete  veces  al  día  te.  alabo  sobre  los 
Juicios  de  tu  justicia. 

165  Mucha  paz.  tienen  los  que  aman  tu 
ley ;  'y  no  hay  para  ellos  tropezón. 

166  Tu  salud  he  esperado, ó!  Jehova;  y 
tus  mandamientos  he  practicado» 

167  Mi  alma  ha  guardado  tus  testimo- 
nios ;  y  en  gran  manera  los  he  amado. 

168  Guardado  he  tus  mandamientos,  y 
tus  testimonios;  porque  todos  mis  ca- 
minos están  delante  de  ti. 

^     THiü. 

169  Acerqúese  mi  clamor  delante  de  ti, 
ó  l  Jehova :  dame  entendimiento  confor- 
me á  tu  palabra. 

170  Venga  mi  oración  delante  de  ti :  es- 
cápame conforme  á  tu  dicho. 

171  Mis  labios  rebosarán  alabanza,  cuan- 
do me  ensenares  tus  estatutos. 

.  173  Hablará  mi  lengua  tus  palabras; 
porque  todos  tus  mandamiento  son  jus- 
ticia. 


178  Sea  tu  mano  en  mi  socorro ;  por- 
que tus  mandamientos  he  escogido. 

174  Deseado  he  tu  salud,  ó !  Jehova ;  j 
tu  ley  es  mis  delicias. 

175  Viva  mi  alma, y  alábete;  y  tus  jui- 
cios me  ayuden. 

176  To  me  perdí,  como  oveja  que  so 
pierde:  busca  á  tu  siervo, porque  no  me 
he  olvidado  <le  tus  mandamientos. 

SALMO  CXI. 

Invoca  á  Dio»  contra  loe  calminmm  y  titlmrém  de  sm 


t  Canción  de  las  gradas. 

A  JEHOVA  llamé  estando  en  angus- 
tia ;  y  él  me  respondió.  » 

3  Jehova,  escapa  mi  alma  del  labio 
mentiroso:  do  la  lengua  engañoso.    < 

8  ¿Qué  te  dará  á  tí,  ó  qué  te  añadirá  la 
lengua  engañosa? 

4  Es  como  saetas  de  valiente  agudas  con 
brasas  de  enebros. 

5  ¡Ay  de  mí  que  peregrino  en  Me- 
sech :  habito  con  las  tiendas  de  Eedar  í 

6  Mucho  se  detiene  mi  alma  con  los 
que  aborrecen  la  paz. 

7  Yo  soy  pacífico;   y  cuando  .hablo, 
ellos  guerrean. 

SALMO  CXXL 
Jehové  m  he  emordm  eoUcita  de  loomm**:  *m0emmt 


5  Canción  de  laa  gradas 

ALZARÉ  mis  ojos  á  los  montes  de 
-  donde  vendrá  mi  socorro. 

3  Mi  socorro  es  de  parte  de  Jehova; 
que  hizo  los  cielos  y  la  tierra. 

8  No  dará  tu  pié  al  resvaladero :  ni  se 
dormirá  el  que  te  guarda. 

4  He  aquí,  no  se  adormecerá,  ni  dormi- 
rá el  que  guarda  á  Israel. 

5  Jehova  será  tu  guardador:   Jehova 
será  tu  sombra  sobre  tu  mano  derecha. 

6  De  día  el  sol  no  te  fatigará,  ni  la  luna 
de  noche. 

7  Jehova  te  guardará  de  todo  mal;  él 
guardará  á  tu  alma. 

8  Jehova  guardará  tu  salida,  y  tu  entra- 
da, desde  ahora  y  hasta  siempre. 

SALMO  CXXII. 


peramma  de  volver  d  Jermaiem:  por  «19a  prosperi- 
dad exhorta  d  orar.  Be  Jipara  del  a/teto  de  Im 
jwnhmi,  ove  por  la  amotdacioa  de*  evaaateío  on~ 
tranemht  loteóla  del  Señor.  *  «t  mrommoato  del 
eahtto  42  y  84. 

5  Canción  de  las  gradaa  DoDarld. 

YO  me  alegré  con  los  que  me  decían: 
A  la  casa  de  Jehova  iremos. 
2  Nuestros  pies  estuvieron  en  tus  puer- 
tas, ó  l  JeruaaUsu 


SALMOS. 


S  Jerontam,  1a  que  fie  edificada  cono 
«na  ciudad  que  eitd  muda  consigo  á  una. 

4  Porque  alia  subieron  las  tribus,  las 
tribus  de  Jehova,  el  testimonio  á  Israel, 
paro  alabar  el  nombro  de  Jehova. 

5  Porque  allá  están  las  sillas  del  Juicio : 
las  sillas  de  la  casa  de  David. 

6  Demandad  la  paz  de  Jernealem?  sean 
pacificados  los  que  te  aman, 

7  Haya  pai  en  tu  antemuro,  descanso 
en  tus  paladea. 

8  A  causa  de  mis  hermanos  y  mis  com- 
pañeros hablaré  ahora  paz  de  ti. 

9  A  causa  do  la  casa  de  Jehoya  nuestro 
Dios  buscaré  bien  para  tí. 

salmo  cxxra. 

Trotetta  ti  pueblo  d*  Dio»,  ove  en  ét  tolo  tUne  pauta 
tu  eeperanta  en  toda»  tu*  aJKccionet;  y  ora  por  el 


TCsnofc»  do  las  gradas. 

A  Ti  alcé  mis  ojos,  el  que  habitas  en 
los  cielos. 
2  Heuqni,  como  los  ojos  de  los  siervos 
mirón  á  la  mano  de  sus  señores :  como 
.  los  ojos  de  la  sierra  á  la  mano  de  su  se- 
ñora, asi  nuestros  ojos  miran  á  Jehora 
nuestro  Dios :  hasta  que  haya  misericor- 
dia de  nosotros. 

8  Ten  misericordia  de  nosotros:  ó !  Je- 
hora,  ten  misericordia  de  nosotros;  por- 
que estamos  muy  hartos  de  menospre- 
cio.' 

4  Muy  harta  está  nuestra  alma  del  es- 
carnio de  los  sosegados :  del  menospro» 
cío  de  los  soberbios. 

49ALMO  CXXTV. 

Trotetta  el  pueblo  de  Dio*,  que  por  tolo  favor  tuyo  e* 

Ubre  de  fe  rabia  de  nt$  enemigue. 

1  Canalón  de  las  gradas.  DsDsjtM. 

ANO  .haber  estado  Jehora  por  noso- 
tros, digafe  ahora  Israel : 

9  A  no  haber  estado  Jehova  por  noso- 
tros, cuando  se  levantaron  contra  noso- 
tros los  hombres; 

8  YItos  nos  tragaran  entonces:  cuando 
«e  encendió  su  furor  en  nosotros: 

4  Entonces  las  aguas  inundaran  sobre 
nosotros :  el  arroyo  pasara  sobre  nuestra, 
alma. 

5  Entonces  pasaran  sobre  nuestra  alma 
las  aguas  soberbias. 

€  Bendito  Jehora  que  no  nos  dio  por 
presa  á  sus  dientes. 

7  Nuestra  alma,  como  are,  escapó  del 
laso  de  los  easadores :  el  laso  se  quebró, 
y  nosotros  escapamos, 

8  Nuestro  socorro  JW  en  el  nombre  de 
Jehora,  que  alio  el  dele*  y  la  tierra» 


SALMO  CXXV. 

Dio*  cenjbrma  y  fortalece  4  la*  tuyo*  contra  teda  men- 
tación, porque  no  man  vencido»  de  la  taaheia.    Tí. 
El  que  peí  teverare,  terd  prosperado.  Slquetedeja- 
re  vencer,  tere  contado,  y  payad o  entre  lee  malee. 
t  Candan  ée  tu  gradas, 

LOS  que  confian  en  Jehora,  txm  «orno 
el  monte  de  Slon,  qu$  no  deslizará : 
para  siempre  estará. 

2  Jerusalem,  montes  al  rededor  de  ella, 
y  Jehora  al  rededor  de  su  pueblo,  desde 
ahora  y  para  siempre. 

8  Porque  no  reposará  la  rara  de  la  Im- 
piedad sobre  la  suerte  de  les  justos; 
porque  no  extiendan  los  justos  sus  ana- 
nos  á  la  injquidud. 

4  1T  Has  bien,  ó!  Jehora,  á  los  buenos, 
y  á  los  rectos  en  sus  corazones. 

5  y.  á  los  que  se  apartan  tras  sus  per- 
versidades, Jehora  les  llorará  eon  loa 
que  obran  iniquidad;  y  paz  mrá  sobse 
IsraeL 

SALMO  CXXVL 

Detcribe  la  aleyria  del  pueblo  de  Dio*  volviendo  de  la 
cautividad  de  Babyúmia.  XT.  Ora  por  la  libertad, 
déla  cual  lueoe  kem  cfara  prometa.  Todottjtym- 
ra&laigletiaCritnoma. 

Y  Canción  de  las  gradas, 

CUANDO  Jehora  hiciere  tomar  loa 
cautlros  de  Slon,  seremos  como  los 
que  sueñan.  * 

2  Entonces  nuestra  boca  se  henchirá 
de  risa,  y  nuestra  lengua  de  alabanza: 
entonces  dirán  entre  los  Gentiles:  Gran- 
des cosas  ha  hecho  Jehora  coU  estos. 
8  Grandes  cosas  ha  hecho  Jehora  con 
nosotros:  seremos  alegres* 

4  Has  volver,  ó!  Jehora,  nuestros  can- 
tiros,  como  los  arroyos  en  el  austro. 

5  Los  que  sembraron  eon  lágrimas,  con 
regoc^os  segarán. 

6  Irá  yendo  y  llorando  el  que  llena  la 
preciosa  simiente:  mas  riñiendo,  vendrá 
con  regocijo  trayendo  sus  germen. 

SALMO  CXXVII. 

Joda  n  humana  dwyencia  {en  teda  tuerte  de  ueye— 
eio*.  pero  parttemiai  mente  en  lamvpayaemnycon- 
tervacion  de  la  ioUtia)  te  perdida,  donde  Dio*  no 
pone  la  mano.  JT.  La  multiplicación  de  la  familia 
ee  tinyular  don  de  Dio*. 
?  Cuadrada]**  gradas:  para  Salomón. 
I  Jehora  no  edificare  la  casa,  en  vano 
trabajan  los  que  la  eiMtean:  Si  Je- 
hora  no  guardare  la  ciudad,  en  rano  reía 
la  guarda, 

2  Por  demás  os  «s  el  madrugar  á  levan- 
taros, el  veniros  tarde  á  reposar,  el  comer 
pan  de  dolores :  asi  dará  á  su  amado  el 
suefio. 

8  U  He  aqut,  heredad  de  Jehova  mu  los 

htyos:  cosa  de  estima  el  fruto  de  vientre. 

«8 


S1 


SALMOS. 


4  Como  saetas  en  nano  del  valiente, 
asi  «m  los  h{jos  de  las  juventudes, 

6  Bienaventurado  el  varón  que  hinchió 
su  aljaba,  de  ellos :  no  será  avergonzado, 
cuando  hablare  con  los  enemigos  en  la 
puerta» 

SALMO  CXXVHL 

Describe  la  felicidad  dé  lo»  que  en  temor  de  Dio»»» 
sustentan  de  tus  trabajo»  en  el  estado  del  matrimo- 
nio.   Parece  que  tiene  eete  tolmo  alguna  eontinua- 


1  Cenck»  de  les  giadas. 

BIENAVENTURADO  todo  aquel  que 
teme  á  Jehova,  que  anda  en  sus  ca- 
minos. 

2  Cuando  comieres  el  trabajo  de  tus 
manos,  bienaventurado  tú,  y  bien  habrás. 
8  Tú  mnger  mrá  como  la  parra,  que  lle- 
va fruto  á  los  lados  de  tu  casa:  tus  htfos, 
como  plantas  de  olivas,  al  rededor  de  tu 


4  He  aquí  que  asi  será  bendito  el  varón, 
que  teme  á  Jehova. 

6  Bendígate  Jehova  desde  Sion;  y  veas 
el  bien  de  Jerusalem  todos  los  dias  de 
tu  vida. 

6  Y  veas  á  los  lujos  de  tus  lujos,  la  paz 
sobre-Israel. 

SALMO  CXXIX. 

Protema  el  pueblo  de  Dio»  que  con  tolo  el  favor  de 
Dio»  ka  vencido  d  sus  enemigo»,  d  lo»  euale»  denun- 
cia  tierna  infelicidad. 

*  Canción  de  les  greda*. 
*l|"UCHO  me  han  angustiado  desde  mi 
i-TX  juventud,  dígalo  «hora  Israel ; 

2  Mucho  me  han  angustiado  desde  mi 
juventud:  mas  no  prevalecieron  contra 
mi. 

8  Sobre  mis  espaldas  araron  gañanes : 
hicieron  luengos  surcos : 

4  iMaa  Jehova  justo,  cortó  las  coyundas 
de  los  impíos. 

5  Serán  avergonzados,  y  vueltos  atrás, 
todos  los  que  aborrecen  á  Sion. 

0  Serán  como  la  yerba  de  los  tejados : 
que  antes  que  salga,  se  seca; 

7  De  la  cual  no  hinchió  su  mano  sega- 
dor; ni  su  brazo  el  que  hace  gavillas. 

8  NI  dieron  los  que  pasaron:  Bendición 
de  Jehova  tea  sobre  vosotros :  os  bende- 
cimos en  nombre  de  Jehova. 

SALMO  CXXX. 

Oración  de  un  duém»  piadoso  tocado  de  verdadero  ten- 
twvlentodemp»coMÜ>tydelamimrirordiad»Dio». 

*  Csndoo  do  les  gredas. 

DE  los  profundos  te  llamo,  ó!  Je- 
hova. 
2  Señor,  oye  mi  voz.    Sean  tus  orejas 
atentas  á  la  voz  de  mi  oración. 
664 


8  Jshota,  si  mirares  á  los  pecados,  Se- 
ñor ¿  quién  persistirá? 

4  Por  lo  cual  hay  perdón  acerca  de  tí : 
para  que  seas  temido. 

5  Yo  esperé  á  Jehova,  mi  alma  esperó : 
á  su  palabra  he  esperado. 

6  Mi  alma  aperó  á  Jehova,  mas  que  las 
guardas  esperan,  ala  mañana:  las  guardas 

á  la  TTIftfiftpiL, 

7  Espere  Israel  á  Jehova,  porque  con 
Jehova  ettá  la  misericordia ;  y  abundante 
redención  cerca  de  é*L 

8  Y  él  redimirá  á  Israel  de  todos  sus 
pecados. 

SALMO  CXXXI. 

Purifícate  David  de  la  ambición  del  reino  contra  la» 
calumnias  de  Saúl  w  dt  lo»  suya».  M»  ejemplo  de  te 
perpetua  humildad  con  que  el  piadoeo  ha  de  con- 
verear  en  el  mundo. 

V  Oendon  de  les  gradee.   De  David. 

JEHOVA,  no  se  ensoberbeció  mi  co- 
razón, ni  mis  ojos  se  enaltecieron: 
ni  anduve  en  grandezas,  ni  en  cosas  ma- 
ravillosas mas  de  lo  que  me  pertenecía. 
2  Si  no  puse,  y  hice  callar  mi  alma,  ees 
yo  como  el  destetado  de  su  madre,  como 
el  destetado,  de  mi  vida. 
8  Espera,  ó!  Israel,  á  Jehova  desde 
ahora  y  hasta  siempre. 

salmo  cxxxn. 

Ora  el  pueblo  de  Dio»  por  la  restauración  de  tu  reino 

con/brme  d  la»  prometa»  hecha»  d  David.    Todo 

t»  ha  de  referir  al  reino  de  Cristo. 

Y  Punción  de  les  gradea. 

ACUÉRDATE,  ól  Jehova,  de  David, 
-£jL  de  toda  su  aflicción : 

2  Que  juró  á  Jehova,  prometió  al  Fuerte 
de  Jacob : 

8  No  entraré  en  la  morada  de  mi  casa: 
no  subiré  sobre  el  lecho  de  mi  estrado : 

4  No  daré  sueño  á  mis  ojos,  ni  á  mis 
párpados  adormecimiento, 

6  Hasta  que  halle  lugar  para  Jehova, 
moradas  para  el  Fuerte  de  Jacob. 

6  He  aquí,  en  Ephratha  oímos  de  ella: 
hallárnosla  en  los  campos  del  bosque. 

7  Entraremos  en  sus  tiendas :  encor- 
varnos hemos  al  estrado  de  sus  pies. 

8  Levántate,  ó!  Jehova,  á  tu  reposo, 
tú,7  el  arca  de  tu  fortaleza, 

o  Tus  sacerdotes  vistan  justicia;  y  tus 
piadosos  se  regocijen. 

10  Por  amor  de  David  tu  siervo  no 
vuelvas  de  tu  ungido  el  rostro. 

11  Juró  Jehova  verdad  á  David,  no  se 
apartará  de  ella :  del  fruto  de  tu  vientre 
pondré  sobre  tu  trono. 

12  Si  tus  lujos  guardaren  mi  alianza,  y 
mi  testimonio  que  yo  les  enseñaré ;  sos 


SALMOS. 


hQoi  también  se  asentarán  sobre  tu  tro- 
no para  siempre. 

13  Porque  Jebera  ha  elegido  á  Sion : 
la  codició  por  habitación  para  si. 

14  Este  mré  mi  reposo  para  siempre : 
aquí  habitaré,  porque  la  he  codiciado. 

15  A  su  mantenimiento  daré  Rendi- 
ción :  sus  pobres  hartaré  de  pan. 

Id  Y  á  sus  sacerdotes  restiré  de  salud ; 
y  sus  piadosos  exultarán  de  gozo. 

17  Alli  haré  reverdecer  el  cuerno  de 
David:  yo  he  aparejado  lámpara  &  mi 
ungido. 

18  A  sus  enemigos  restiré  de  confu- 
sión ;  y  sobre  él  florecerá  su  corona. 

salmo  cxxxm. 

Zausdonde  la  iglesia  en  verdadera  caridades  ala- 
bada. 
YCaaotandelat grada*.   DeDartd. 
T"VfTRAD,  cuan  bueno,  y  euan  suave  es 
wjjfJL  habitar  los  hermanos  también  en 
uno! 

2  Gomo  el  buen  óleo  sobre  la  cabeza, 
que  desciende  sobre  la  barba,  la  barba 
de  Aaron,  que  desciende  sobre  el  borde 
de  sus  vestiduras: 

8  Como  el  roció  de  Hermon,  que  des- 
ciende sobre  los  montes  de  Sion.  Por- 
que alli  envia  Jehova  bendición,  y  vida 
cierna. 

BALMO  CXXXIV. 

Exhorta d  las  continuas  atábamos  de  Dios,  singular- 

msnit  d  loe  piadosas  mimiem  m  ¿Adivino  cuite. 

1  Gaaoton  de  Im  gmdaa 

IMTIRAD,  bendecid  á  Jehova  todos  los 

Jas-  siervos  de  Jehova,  los  que  estala  en 

la  casa  de  Jehova,  en  las  noches: 

,    2  Alzad  vuestras  manos  al  santuario,  y 

bendecid  á  Jehova. 

¿  Bendígate  Jehova  desde  Sion,  el  que 
hizo  los  cielos  y  la  tierra,  • 

SALMO  CXXXV. 

Es  el  argumento  del  salmo  precedente  añadiendo  las 
cansas,  d  saber,  por  haber  escogido  su  iglesia  de  to- 
do otmunia,  U.  Por  ser  poderoso  para  kmoer  todo 
Jo  que  quiere.  III.  Por  haber  mostrado  su  omntpo- 
Uncía  muchas  veces  en  favor  de  su  pueblo.  Los  dio- 
ses de  ¡as  otras  naciones  nado  pueden. 


ALABAD  el  nombre  de  Jehova,  ala- 
JTjL  bad  siervos  de  Jehova. 

2  Los  que  estáis  en  la  casa  de  Jehova, 
en  los  patios  de  la  casa  de  nuestro  Dios. 

S  Alabad  á  Jhhová,  porque  e$  bueno 
Jehova:  cantad  salmos  á  su  nombre, 
porque  es  suave. 

4  Porque  Jrhovjl  ha  escogido  á  Jacob 
para  si,  á  Israel  por  su  posesión. 

5  Porque  yo  sé  que  Jehova  w  grande,  y 


él  Señor  nuestro  mayor  que  todos  los 

dioses. 

•  (i  Todo  lo  que  quiso  Jehova,  hizo  en  los 

ótelos  y  en  la  tierra,  en  las  mares,  y  en 

todos  los  abismos. 

7  El  que  hace  subir  las  nubes  del  cabo 
de  la  tierra:  hizo  los  relámpagos  para  la 
lluvia ;  el  que  saca  los  vientos  de  sus  te- 
soros. 

8  £1  que  hirió  á  los  primogénitos  de 
Bgypto  desde  el  hombre  hasta  la  bestia. 

2  Envió  señales  y  prodigios  en  medio 
de  ti,  ó!  Egypto:  en  Pharaon,  y  en  to- 
dos sus  siervos. 

10  SI  que  hirió  á  muchas  naciones ;  y 
mató  á  reyes  poderosos: 

11  A  Sehon  rey  Amorrheo,  y  á  Og  rey 
de  Basan,  y  á  todos  loé  remos  de  Oha- 


12  Y  dio  la  tierra  de  ellos  en  heredad: 
en  heredad  á  Israel  su  pueblo. 

13  Jehova,  tu  nombre  «t  eterno :  Jeho- 
va, tu  memoria  para  generación  y  gene- 
ración. 

14  Porque  Jehova  juzgará  á  su  pueblo; 
y  sobre  sus  siervos  se  arrepentirá. 

15  Los  Ídolos  de  los  Gentiles  $on  plata 
y  oro :  obra  de  manos  de  hombre. 

16  Tienen  boca,  y  no  hablan:  tienen      * 
ojos  y  no  ven. 

17  Tienen  orejas  y  no  escuchan ;  tam- 
poco hay  espíritu  en  sus  bocas. 

18  Como  ellos  sean  los  que  los  hacen ; 
y  todos  los  que  en  ellos  centén. 

19  Gasa  de  Israel  bendecid  á  Jehova: 
Casa  de  Aaron  bendecid  á  Jehova: 

20  Casa  de  Levi  bendecid  á  Jehova :  los 
que  teméis  á  Jehova,  bendecid  á  Jehova. 

21  Bendito  Jehova  de  Sion,  el  qué  mora 
en  Jerusalem.    Halefu-LáH . 

SALMO  CXXXVI. 

Exhorta  d  las  divinas  alabamos  d  causa  de  la  gran' 
deta  de  la  bondad  de  Dioso  de  su  misericordia,  de- 
clarada*. L  Por las  obras  déla  aneaciomdetmmnáa. 
1L  Por  las  de  la  redención  de  su  pueblo.  JJLPorla 
providencia  que  tiene  de  su  iglesia,  y  de  todas  sus 
criaturas. 

A  LABAD  á  Jehova,  porque  et  bueno; 
-Ta.  porque  para  siempre  et  su  miseri- 
cordia. 

2  Alabad  al  Dios  de  dioses ;  porque  para 
siempre  m  su  misericordia, 

3  Alabad  al  Señor  de  señores ;  porque 
para  siempre  et  su  misericordia. 

4  Al  que  solo  hace  grandes  maravillas ; 
porque  para  siempre  e»  su  misericordia. 

5  Al  que  hizo  los  cielos  con  entendí- 

Mri?^¿r^°fee^ 8lempre  w  ítt  "^ 

698 


SALMOS. 


6  AI  que  tendió  la  tierra  «obre  lia 
aguas ;  porque  para  siempre  es  su  mise- 
ricordia. 

7  Al  que  hizo  los  grandes  luminares; 
porqne  para  siempre  es  su  misericordia. 

8  El  sol  para  que  dominase  en  el  día ; 
porque  para  siempre  es  su  misericordia. 

9  La  luna  y  las  estrellas  para  que  do- 
minasen en  la  noche ;  porque  para  siem- 
pre «t  su  misericordia. 

10  ^  Al  que  hirió  á  Egypto  con  sus  pri- 
mogénitos; porque  para  siempre  es  su 
misericordia. 

11  Al  que  sacó  á  Israel  de  en  medio  de 
ellos ;  porque  para  siempre  es  su  miseri- 
cordia. 

12  Con  mano  fuerte,  y  brazo  extendido ; 
perqué  para  siempre  et  su  misericordia. 

13  Al  que  partió  al  mar  Bermejo  en 
partes ;  porqne  para  siempre  as  su  mise- 
ricordia. 

14  Y  hizo  pasar  á  Israel  por  medio  de 
él ;  porque  para  siempre  es  su  misericor- 
dia. 

15  T  sacudió  á  Pharaon  y  á  su  ejército 
en  el  mar  Bermejo ;  .porque  para  siem- 
pre es  su  misericordia. 

Id  Al  que  pastoreó  á  su  pueblo  por  el 
desierto ;  porque  para  siempre  es  su  mi- 
sericordia. 

17  Al  que  hirió  á  grandes  reyes ;  por- 
que para  siempre  es  su  misericordia. 

18  Y  mató  á  reyes  poderosos;  porque 
para  siempre  es  su  misericordia. 

19  A  Sehon  rey  Amorrheo ;  porque  para 
siempre  as  su  misericordia. 

f¡0  Y  á  Og  rey  de  Basan ;  porqne  para 
siempre  es  su  misericordia. 

91  Y  dio  la  tierra  de  ellos  en  heredad; 
porque  para  siempre  es  su  misericordia. 

22  En  heredad  á  Israel  su  sierro ;  por- 
que para  siempre  es  su  misericordia. 

23  í  El  que  en  nuestro  abatimiento  se 
acordó  de  nosotros ;  porque  para  siem- 
pre es  su  misericordia. 

24  Y  nos  rescató  de  nuestros  enemigos ; 
porque  para  siempre  es  su  misericordia. 

25  El  que  da  mantenimiento  á  toda 
carne ;  porque  para  siempre  es  su  mise- 
ricordia. 

26  Alabad  al  Dios  de  los  cielos ;  porque 
para  siempre  es  su  misericordia, 

salmo  cxxxvn. 

Quejante  los  piadoso»  del  pueblo  de  Dio»,  que  atando 
«nrtíww en  Babubmia  lo»  Bai*lonio*,burhi*dom  de 
eUee,  la»  pediam,  fH  cantasen  alterna  canción  do  tu 
tierra.  U.  Cantan  la  promom  do  restitución,  que 
•femaste»  Heno  de  Dh»%  p  conforme  é  ella  le  piden 
¡a  libertad  y  la  venganza  de  loe  " 

006 


JUNTO  á  los  ríos  de  Bafeyfcmla,  allí 
nos  sentamos:   también  Uoramoe 
acordándonos  de  Sien. 

2  Sobre  loa  sanees  ata?  están  en  medio 
de  ella  ©oigamos  nuestras  arpas. 

3  Cuando  nos  pedian  allí,  ios  eme  non 
cautivaron,  las  palabras  de  la  canelón, 
<»lgadasntieattasaipasdeategria:  Can- 
tadnos de  las  canciones  de  Sien. 

4  i  Cómo  cantaremos  eaneiem  de -Jebe- 
ra en  tierra  de  extralkos? 

i  81  me  olTidarede  ti,  ó  l  Jerueaiem,  mi 
diestra  sea  olvidada. 

6  Mi  lengua  se  pegue  á  mi  peladar,  si 
no  me  acordare  de  Ü:  si  no  hiciere  subir 
á  Jerusalem  en  el  principio  de  mi  alegría. 

7  Acuérdate,  ó!  Jehova,  de  los  hijoe  de 
Edom  en  el  dia  de  Jerusalem ;  que  de- 
clan :  Descubrid,  descubrid  en  ella  hasta 
los  cimientos. 

8  Htya  de  Babykmie  destruida,  biena- 
venturado el  que  te  pagará  tu  pago,  que 
nos  pagaste  á  nosotros. 

'9  Bienaventurado  el  que  tomará,  y  es- 
trellará tus  niños  contra  las  piedras. 

salmo  cxxxvm. 

David  con  la  consideración  de  lo»  /atore»  que  había 
recibido  de  Dio*,  le  alaba,  y  hace  erada»  de  todo  co- 
remen ;  m  cobra  aumento  de  fi  para  tep  área  •  do  él  h» 
continuación  del  favor  en  lo  porvenir. 

5  Salmo  de  David. 

ALABARTE  he  con  todo  mi  corazón : 
A  oeíantiuelos  dioses  te  cantaré  sal- 
mos. 

2  Encorvarme  he  al  templo  de  tu  sata- 
tidad7ya£Báré  tu  nombre  sobre  tu  mi- 
sericordia y  tu  Tardad ;  porque  has  hecho 
magnifico  tu  nombre,  y  tu  palabra  sobre 
todas  lss  cosas. 

8  El  dia  que  te  llamé;  me  respondiste, 
esforzásteme,  y  diste  en  mi  alma  fortaleza, 

4  Confesarte  han,  ó !  Jehova,  todos  los 
reyes  de  la  tierra;  porque  oyeron  las 
palabras  de  tu  boca» 

6  Y  cantarán  en  los  caminos  de  Jehova: 
que  la  gloria  de  Jehova  es  grande. 

6  Porque  el  alto  Jehova  mira  al  hu- 
milde, y  al  altivo  conoce  de  lejos. 

7  81  anduviere  por  medio  de  laanfos- 
tia,  me  vivificarás :  contra  la  ira  de  mis 
enemigos  extenderás  tu  mano,  y  tu  dies- 
tra me  salvará. 

8  Jehova  cumplirá  por  mi,  Jehova,  tu 
misericordia  es  para  siempre;  no  dejarás 
la  obra  de  tus  manos. 

SALMO  CXXXJX. 

Celebra  la  admirable  providencia  de  Dice,  de  quien 


SALMOS. 


tr«  «a  el  vfeaire  cte  •»  madns.  JI.  Ora  contra  loe 
ftfa4fej*M  dé  etta  providencia.  UL  Pide  ter  purifi- 
cado por  la  via  de  la  era». 

tAlTaasoecr:  flefcnedtDesUL 

JSBOVA,  t*  me  has  conminado,  7 
conocido. 

2  Tú  boa  conocido  mi  sentarme  y  mi  le- 
ventarusey  has  snfccndtdo  desde  lejos  mis 
pensamientos. 

8  Mi  senda,  y  mi  acostarme  bes  rodea- 
do; y  todos  mis  caminos  has  conocido. 

4  Porque  ann  no  «sM  la  palabra  en  mi 
lengua,  y,  he  aquí,  ¿anota,  tú  la  supiste 
toda, 

ft  Detrás  7  delante  ni  me  torneaste;  7 
pnsiste  sobre  mi  tu  mana 

•  Mas  maravillosa  es  la  ciencia  que  mi 
capacidad:  sita  es,  no  puedo  compren- 
derla. 

V  ¿Adeude  me  Iré  de  tu  Espíritu?  ¿7* 
donde  huiré  de  delante  de  tí  r 

8  81  subiere  á  los  cielos,  %M*UU  tú;  7 
si  blolere  mi  estrado  en  el  interno,  hete 
allí. 

*  81  tomare  las  alas  del  alba,  7  habitare 
en  el  cabo  de  la  mar, 

10  Ann  allí  me  guiará  tu  mano;  7  me 
tratará  tu  diestra. 

11  Si  dijere:  Ciertamente  las  tinieblas 
me  encubrirán :  aun  la  noche  resplande- 
cerá por  causa  de  mí. 

19  Aun  las  tinieblas  no  encubren  nada 
do  ti;  7  la  noche  resplandece  oomo  el 
día:  las  tinieblas  ton  como  la  luz. 

18  Porque  tú  poseíste  mis  tiflones;  cu- 
bnfsteme  en  el  vientre  de  mi  madre. 

14  Confesarte  lie,  porque  terribles  y  ma- 
ravillosas son  tus  obras:  estoy  maravi- 
llado, 7  mi  alma  lo  conoce  en  gran  ma- 


15  No  fué  encubierto  mi  cuerpo  de  ti, 
aunque  yo  roí  bocho  en  secreto :  roe  en- 
tretejido' en  los  profundes  de  la  tierra. 

16  Mi  imperfección  vieron  tas  ojos ;  7 
en  tu  Hoto  estaban  todas  aquellos  oosas 
escritas,  que  moren  entonces  formadas, 
slA^sBor  una  de  ollas. 

17  Así  que  }  cuan  preciosos  me  son  tus 
pensamientos,  ó  I  Dftosl  ]Cuán  multi- 
plicadas son  sus  cuentas  i 

1S  Si  las  cuento,  multiplícausemas  que 
la  arena :  despierto,  7  aun  estoy  contigo. 

lOffi  matases,  ól  Dios, al  Implo;  7 
los  varones  do  sangres  se  quitasen  de 
mi; 

•0  Que  te  dicen  blasfemias:  ensober- 
boconee  en  vano  tus  enemigos. 

di  ¿No  tuve  en  odio,  61  Jehova,  á  les 


que  te  aborrecieron  t  47  peleo  contra 
tos  enemigos? 

33  De  entero  odio  los  aborrecí:  túvolos 
por  enemigos. 

38  T  Examínamelo!  Dios,  7  conoce  mi 
corason:  pruébame,  7  conoce  mis  pen- 
samientos. 

34  Y  vé  si  hay  en  mí  camino  de  perver- 
sidad; 7  guíame  en  el  camino  del  mando. 

SALMO  CXL. 

David  ora  $er  defendido  de  la  violencia  u  fraude  de 
um  enemigo*,  aeeourado  por  fi  de  que  Dio»  tiene  d 
cargo  la  cauta  de  km  pobre»  inocente*. 

f.  AlYoaQoder:  Salmo  de  Huid. 
T718GÁPAME,  6!  Jehova,  de  hombre 
J-i  malo:  devoren  de  iniquidades  guár- 
dame: 

2  Que  pensaron  males  en  el  corazón: 
cada  día  juntaron  contiendas. 

3  Agoraron  su  lengua  como  la  serpien- 
te :  veneno  de  áspid  hay  debajo  de  sus 
labios.    Selah. 

4  Guárdame,  ól  Jehova,  de  manos  ds 
impío,  de  varón  de  injurias  guárdame: 
que  han  pensado  de  rempujar  mis  pasos. 

6  Soberbios  me  han  escondido  laso  7 
cuerdas:  han  tendido  red:  en  el  lugar 
de  la  senda  me  han  puesto  lasos.    Selah. 

6  He  dicho  á  Jehova:  Dios  mió  eras  tú : 
escucha,  6 !  Jehova,  la  voz  de  mis  ruegos» 

7  Jehova,  Señor,  fortolesn  de  mi  salad, 
cubre  mi  cabera  el  día  de  las  armas. 

8  No  des,  61  Jehova,  al  impío  sus  de- 
seos: no  saques  en  s/bcú>su  pensamiento, 
y  se  enaoberbencan.    Selah. 

9  La  eabesa  de  los  que  me  cercan,  la 
perversidad  de  bus  labios  la  cubra. 

10  Caigan  sobre  ellos  brasas :  en  el  rue- 
go les  haga  Dios  caer:  su  profundos 
nevos,  de  donde  no  caigan. 

11  £1  varón  de  lengua  no  sea  llrme  en 
la  tierra:  él  varón  de  injuria  cace  el  mal 
para  rempujones. 

13  Yo  sé  que  hará  Jehova  el  juicio  del 
afligido,  el  juicio  de  los  msnesteroeos. 

18  Ciertamente  los  justos  alabarán  tu 
nombre:  los  rectos  estarán  en  tu  pre- 
sencia. 

8AJLMO  CXLI 

Ora  David,  que  Dio»  le  tanga  de  su  mono  para  que  no 
tiffa  el  camino  de  lo»  impío».  II.  Que  tea  libre  de 
mu  Íomms  y  ello»  caiaanen  ello». 

*  Salmo  de  Dsrld. 

JEHOVA,  á  tí  he  llamado,  apresúrate 
á  mi:  escucha  mi  voz,  cuando  te 
llamare. 

3  Sea  enderesada  mi  oración  delante  de 
tí  «orne  un  perfume :  el  don  de  mis  ma- 
nos como  un  presente  de  la  .tarde. 
667 


SALMOS, 


8  Pon,  61  Jehova,  groarte  á  mi  boca; 
guarda  la  puerta  de  mis  labios. 

4  No  inclines  mi  coraron  á  cosa  mala: 
á  hacer  obras  con  impiedad  con  los  va- 
rones qne  obran  iniquidad;  y  no  coma 
yo  de  sus  delicias. 

5  Hiérame  el  justo  con  misericordia,  y 
repréndame ;  y  aceite  de  caben  no  unte 
mi  cabeza:  porque  aun  también  mi  ora- 
ción terá  contra  sus  males. 

6  Sean  derribados  en  lugares  pefiasco- 
so8(SU8  jueces ;  y  oigan  mis  palabras  que 
son  suaves. 

7  Como  quien  parte  y  hiende  leño»  en 
tierra,  son  esparcidos  nuestros  huesos  á 
la  boca  de  la  sepultura: 

8  Por  tanto  á  ti,  6 !  Jehova,  Señor,  mi- 
ran mis  ojos,  en  ti  he  confiado :  no  ten- 
gas en  poco  á  mi  alma. 

9  Y  Guárdame  de  las  manos  del  lazo 
que  me  han  tendido ;  y  de  los  laxos  de  los 
que  obran  iniquidad. 

10  Caigan  los  impíos  á  una  en  sus  re- 
des, mientras  yo  pasaré  para  siempre. 

8ALMO  CXLIT. 

David  en  un  teíkmladm  peligro  pide  d  Dioeconarden<- 
titima  oración,  que  le  libre,  por  la  experiencia  que 
tiene  de  haberle  librado  de  otro»  mavore». 

5  Mwkü  de  David,  cuando  estaba  en  la  enera: 
Oración. 
10N  mi  vos  clamaré  á  Jehova:  con 
'  mi  vos  pediré  misericordia  á  Jehova. 
2  Delante  de  él  derramaré  mi  querella : 
delante  de  él  denunciaré  mi  angustia. 
8  Cuando  mi  espíritu  se  angustiaba 
dentro  de  mí,  tu  conociste  mi  senda:  en 
el  camino  en  que  andaba,  me  escondie- 
ron lazo. 

4  Consideraba  hacia  mi  mano  derecha 
y  miraba,  y  no  habta  quien  me  conociese : 
no  tuve  refugio,  no  había  quien  volviese 
por  mi  vida. 

5  Clamé  á  tí,  6!  Jehova;  «Ufe:  Tú  eru 
mi  esperanza,  y  mi  porción  en  la  tierra 
de  los  vivientes. 

6  Escucha  mi  clamor,  que  estoy  afligi- 
do mucho :  escápame  de  los  queme  per- 
siguen; porque  son  mas  fuertes  que  yo. 

7  Saca  mi  alma  de  la  cárcel,  para  que 
alabe  tu  nombre :  conmigo  se  coronarán 
los  justos,  cuando  me  hubieres  hecho 
bien. 

SALMO  CXLm.       . 

David  en  algún  aran  peligro  pide  á  Dio»,  que  no  mi- 
rando d  tu»  pecado»  potado»,  ma»  d  tu  inocencia 
pretente,  por  »u  justicia  l¿  Ubre  de  tu»  enemigo». 

V"  Salmo  de  David. 
TEHOVA,  oye  mi  oración,  escucha 
O   mto  ruegos  por  tu  verdad:  respón- 
deme por  tu  justicia. 
568 


C^ 


9  T  no  entres  en  juicio  con  tu  siervo; 
porque  no' se  justificará  delante  de  ti 
ningún  viviente. 

•8  Porque  ha  perseguido  el  enemigo  mi 
alma:  ha  quebrantado  á  tierra  mi  vida: 
me  ha  hecho  habitar  en  tinieblas  como 
les  ya  muertos. 

4  Y  mi  espíritu  se  angustio  dentro  de 
mi :  mi  corazón  se  pasmó. 

5  Acordéme  de  los  días  antiguos :  me- 
ditaba en  todas  tus  obras:  meditaba  en 
las  obras  de  tus  manos. 

6  Extendí  mis  mañosa  tí:  aad  alma,  co- 
mo la  tierra  sedienta,  á  tí.    Selah. 

7  Respóndeme  presto,  ó!  Jehova,  que 
desmaya  mi  espíritu :  no  escondas  de  mi 
tu  rostro,  y  sea  semejante  á  los  que  des- 
cienden á  la  sepultura. 

8  Hazme  oir  por  la  mañana  tu  miseri- 
cordia, porque  en  tí  he  confiado :  hazme 
saber  el  camino  por  donde  ande,  porque 
á  ti  he  alzado  mi  alma. 

9  Escápame  de  mis  enemigos,  ó  l  Jeho- 
va: áti  me  acojo. 

10  Enséname  á  hacer  tu  voluntad,  por- 
que tú  eres  mi  Dios.  Tu  buen  Espíritu, 
me  guie  á  tierra  de  rectitud. 

11  Por  tu  nombre,  ó  (  Jehova,  me  vivi- 
ficarás ;  por  tu  justicia  sacarás  mi  alma 
de  angustia. 

12  Y  por  tu  misericordia  disiparás  mis 
enemigos,  y  destruirás  todos  los  adver- 
sarios de  mi  alma;  porque  yo  soy  tu 
siervo. 

SALMO  CXLTV. 

Alaba  d  Dio»  m  fortaleza,  m  engrándate  «r  bondaá% 
que  tiendo  el  hombre  una  cota  ion  apocado,  haga  de 
él  tanta  eetima.  II.  Pídele  que  disipe  d  en»  perse- 
guidores. III.  Declara  que  la  verdadera  felicidad 
no  confita  en  que  todo  lo  temporal  mcedaprJtpti  a 
mente,  maten  tener  d  Dio»  d«m parle, 
1  Salmo  d»  David. 

BENDITO  Jehova  mi  roen,  que  enee- 
fta mis  manos  ala  batalla, y  miado- 
dos  á  la  guerra. 

2  Misericordia  ala,  y  mi  castillo :  altu- 
ra mia,  y  mi  libertador:  escudo  mió  en 
quien  he  confiado:  el  que  allana  mi 
pueblo  delante  de  mí. 

8  O I  Jehova,  ¿  qué  es  el  hombre,  que 
tehaccsfiuniliaráél?  ¿  el  mjo  del  hom- 
bre, para  que  le  estimes? 

4  El  hombre  es  semejante  4  la  vanidad; 
sus  dios  eon  como  la  soasbm  que  nasa. 

4  T  O I  Jehova,  inclina  tus  cielos  y  des^ 
oiende :  toca  los  montes,  y  humeen. 

6  Relampaguea  relámpagos,  y  disípa- 
los ;  envía  tus  saetas,  y  contábalos* 

7  Envía  tu  mano  desde  lo  tito j.  redi- 


SALMOS. 


nwi , y  ta^apam»  fe  las  nachas  aguas: 
de  la  mano  de  loe  lujos  extraños. 

8  Cuya  boca  habla  vanidad;  y  bu  dies- 
tra  at  diestra  de  mentira. 

9  O !  Píos,  á  ti  caotaré  canción  nueva: 
oon  salterio,  con  decacordio  cantaré  á  ti. 

10  El  que  da  salud  á  los  reyes :  el  que 
redime  á  David  su  siervo  de  perniciosa 
espada. 

U  Redímeme,  y  escápame  de  mano  de 
los  Mjos  extraños:  cuya  boca nabla  vani- 
dad, y  su  diestra  es  diestra  de  mentira. 

12 1  Que  nuestros  luios  man  como  plan- 
tas crecidas  en  su  juventud:  nuestras 
lujas  como  las  esquinas  labradas  á  ma- 
nera del  palacio: 

18  Nuestros  rincones  llenos,  proveídos 
de  toda  suerte  de  grano:  nuestros  gana- 
dos que  paran  á  millares,  y  á  diez  milla- 
res en  nuestras  plazas. 

14  Nuestros  bueyes  cargados  de  carnes, 
no  haya  portillo,  ni  quien  salga,  ni  quien 
dé  grita  en  nuestras  calles. 

15  Bienaventurado  el  pueblo  que  tiene 
esto:  bienaventurado  el  pueblo,  cuyo 
Dios  «Jehova, 

SALMO  CXLV. 

Jehova  es  digno  de  que  todas  tus  criatura»  le  alaben  en 

(fl  tUt  ■MWíTÍ  .*  por  M  (nMNM  •©  SU9  Obra»,  MI  flW 

ka  declarado  su  omnipotencia,  mi  bondad,  mu  cle- 
mencia, ¡re.  II.  Que  levanta  d  loe  postrado*.  III. 
Da  sustento  d  toda  criatura.  IV.  Oye  d  todo»  loe 
om  le  Invocan  con/é.  V.  Guardad  iodo*  a*  eme  le 
ornan  ;  u  detti  nird  d  todos  su»  enemigo*. 
1  Alabanza  de  David. 

ENSALZARTE  he,  mi  Dios  y  Rey ;  y 
bendeciré  á  tu  nombre  por  el  siglo 
y  para  siempre. 

2  Cada  dia  te  bendeciré ;  y  alabaré  tu 
nombre  por  el  siglo  y  para  siempre. 

3  Grande  e§  Jehova,  y  digno  de  alaban- 
za en  gran  manera;  y  su  grandeza  no 
puede  ser  comprendida. 

4  Generación  á  generación  enarrará  tus 
obras ;  y  anunciarán  tus  valentías. 

&  la  hermosura  de  la  gloria  de  tu  mag- 
nificencia, y  tus  hechos  maravillosos  ha- 
blaré, 

6  T  la  terribilidad  de  tus  valentías  di- 
rán ?  y  tu  grandeza  recontaré. 

7  La  memoria  de  la  muchedumbre  de 
tu  bondad  rebosarán ;  y  tu  justicia  can- 


8  Clemente  y  misericordioso  at  Jehova: 
heengo  de  iras,  y  grande  en  misericordia, 

9  Bueno  e»  Jehova  para  oon  todos ;  y 
sus  misericordias,  sobre  todas  sus  obras. 

10  Aiábenieyól  Jehoua,  todas  tus  obras;, 
y  tas  misericordiosos  te  bendigan. 


11  La  gloria  de  tu  reino  digan ;  y  ha- 
blen de  tu  fortaleza : 

12  Para  notificar  á  los  lujos  de  Adem 
sus  valentías;  y  la  gloria  de  la  magnifi- 
cencia de  su  reino. 

13  Tu  reino  es  reino  de  todos  los  siglos ; 
y  tu  señorío  en  toda  generación  y  gene- 
ración. 

14  Sostiene  Jehova  á  todos  los  que 
caen ;  y  levanta  á  todos  los  oprimidos. 

15  Los  ojos  de  todas  las  cosas  esperan 
á  tí ;  y  tú  les  das  su  comida  en  su  tiempo. 

16  Abres  tu  mano,  y  hartas  de  voluntad 
á  todo  viviente. 

17  Justo  e*  Jehova  en  todos  sus  cami- 
nos, y  misericordioso  en  todas  sus  obras. 

18  Cercano  ettd  Jehova  á  todos  los  que 
le  invocan:  á  todos  los  que  lo  invocan 
con  verdad. 

19  La  voluntad  de  los  que  le  temen, 
hará;  y  su  clamor  oirá,  y  los  salvará. 

20  Jehova  guarda  á  todos  los  que  le 
aman;  y  á  todos  los  impíos  destruirá. 

21  La  alabanza  de  Jehova  hablará  mi 
boca;  y  bendiga  toda  carne  su  santo 
nombre,  por  el  siglo  y  para  siempre. 

SALMO  CXLVI. 

Laeon/Umnaen  loe  komb^omnem»  sean  ioomm  po- 
derosos, et  vana.  II.  Bienaventurado  el  que  la  pone 
en  el  Dio»  de  Jacob.  Poderoso,  jutto,  defensor  de 
lo»  oprimido»,  misericordioso,  según  se  prueba  por 


5  Halcfci-iAH. 

ALABA, ó!  alma mia, á  Jehova. 
-  2  Alabaré  á  Jehova  en  mi  vida:  di- 
ré salmos  á  mi  Dios  mientras  viviere. 

3  No  confiéis  en  los  príncipes,  ni  en  hi- 
jo de  hombre;  porque  no  hay  en  él  sa- 
lud. 

4  Saldrá  su  espíritu,  volverse  ha.  el  hom- 
bre en  su  tierra:  en  aquel  dia  perecerán 
sos  pensamientos. 

5  %  Bienaventurado  aquel  cuyo  ayuda- 
dor e§  el  Dios  de  Jacob :  cuya  esperanza 
et  en  Jehova  su  Dios. 

6  El  que  hizo  los  cielos  y  la  tierra:  la 
mar,  y  todo  lo  que  en  ello  está:  el  que 
guarda  verdad  para  aiempre : 

7  £1  que  hace  derecho  á  las  agraviados, 
el  que  da  pan  á  los  hambrientos :  Jeho- 
va el  que  suelta  á  los  aprisionados: 

8  Jehova  et  el  que  abre  lo*  ojo*  á  los 
ciegos :  Jehova  el  que  ama  á  los  justos: 

9  Jehova  el  que  guarda  á  los  extrange- 
ros :  al  huérfano  y  á  la  viuda  levanta;  y 
el  camino  de  los  impíos  trastorna. 

10  Reinará  Jehova  para  siempre:  tu 
Dios,  6!  Sioa,  por  generación  y  genera- 
ción.   Ualelu-iAB. 

669 


SALMOS. 


SALMO  CXLVU. 

Exhorta  d  la»  aiabeaua»  de  Don  por  mm  etmételonm. 

A  LAB  AD  á  Jehova  ;  porque  m  bueno 
-A.  cantar  salmos  á  nuestro  Dios;  por- 
que suave  y  hermosa  et  la  alabanza.  • 

2  £1  qne  edifica  á  Jernsalem,  Jehova: 
los  echados  de  Israel  recogerá. 

3  El  qne  sana  á  los  quebrantados  de 
corazón;  y  el  qne  liga  sus  dolores. 

4  £1  qne  cuenta  el  número  de  las  estre- 
llas, y  á  todas  ellas  llama  por  n»  nombres. 

6  Grande  et  el  Señor  nuestro,  y  de  mu- 
cho poder;  y  de  su  entendimiento  no 
hay  número. 

8  El  que  ensalza  á  los  humildes,  ¿cho- 
va: el  qne  humilla  á  los  impíos  hasta  la 
tierra. 

7  Cantad  á  Jehova  con  alabanza:  can- 
tad á  nuestro  Dios  con  arpa. 

8  El  que  cubre  los  cielos  de  nubes;  el 
qne  apareja  la  liarla  para  la  tierra:  el  que 
hace  á  los  montes  producir  yerba. 

9  El  que  da  á  la  bestia  su  mantenimien- 
to: á  los  lujos  de  los  cuervos  qne  claman 
del 

10  No  toma  contentamiento  en  la  forta- 
leza del  caballo:  ni  se  deleita  con  las 
piernas  del  varón» 

11  Ama  Jehova  á  los  que  le  temen :  á 
los  que  esperan  en  su  misericordia. 

12  Alaba,  Jernsalem,  á  Jehova:  alaba, 
8ion,átuDios.       » 

18  Porque  lortitcó  los  cerrojos  de  tus 
puertas :  bendijo  á  tus  hijos  dentro  de  ti 

14  El  que  pone  por  tu  término  la  paz; 
y  de  grosura  de  trigo  te  hará  hartar. 

16  El  qne  envía  sn  palabra  á  la  tierra; 
y  muy  presto  corre  su  jfclabra. 

16  El  que  da  la  nieve  eomo  lana:  derra- 
ma la  helada  como  ceniza. 

17  Ei  qne  echa  sn  hielo  eomo  m  peda- 
zos :  4  delante  de  su  frió  quién  estará? 

18  Enviará  su  palabra,  y  desleírlos  ha: 
soplará  su  viento,  gotearán  las  aguas. 

10  Ei  qne  denuncia  sns  palabras  á  Ja- 
cob, sus  estatutos  y  sns  juicios  á  Israel 

20  No  ha  hecho  esto  con  toda  nación ; 
y  tus  Juicios  no  fot  conocieron.    Haleln- 

IAH. 

SALMO  CXLVm. 

Llama  d  todo»  la»  criatura»  de  Jm  cielo»  y  d»  la  ífcr- 
rmdla»  oiakamna»  de  Dioeppr  ser  él  ti  criador  de 
«¡la»;  y  singularmente por  haber  establecido  el  reino 
de  m  pueblo. 

YQalehi-un. 

ALABAD  á  Jehova  desde  los  délos: 
-  alabadle  en  las  alturas. 
2  Alabadle  todos  sns  ángeles:  alabadle 
todos  ana  ejércitos. 

600 


3  Alabadle  el  sol  y  la  Hsnet  alabadle 
todas  las  estrellas  de  luz. 

4  Alabadle  loe  cielos  de  los  cielos;  y 
las  aguas  que  mtám,  sobre  los  eieiee. 

6  Alaben  el  nombre  de  Jehova;  porque 
el  mando,  y  fueron  creadas. 

0  Y  las  hizo  ser  para  siempre,  por  el 
siglo:  pdeobeleysjne  no  será  aneboaur 
tada. 

7  Alabad  á  Jehova,  de  la  tienm,  loe  dra- 
gones y  todos  los  abismos. 

8  El  fuego,  y  d  granizo ;  la  nieve  y  el 
vapor  i  el  viento  de  tempestad  que  hace 
su  palabra: 

0  Los  montes,  y  todos  ios  collados:  el 
árbol  de  fruto,  y  todos  loe  cedros : 

10  La  bestia,  y  todo  animal :  lo  que  va 
arrastrando,  y  el  ave  de  alas. 

11  Los  reyes  de  la  tierra,  y  todos  loa 
pueblos :  los  príncipe»,  y  todos  lee  jue- 
ces de  la  tierra.     - 

12  Los  mancebo*,  y  también  las  donce- 
llas :  los  viejos  con  los  monos. 

1$  Alaben  el  nombre  de  Jehova;  por* 
que  su  nombre  de  di  solo  m  rawslisiln 
su  gloria  «t  sobre  tierra  y  cielos. 

14  M  ensalzó  el  cuerno  de  su  pueblo : 
olábcnfe  todos  sus  misericordiosos:  los 
mjos  de  Israel,  el  pueblo  á  el  cercana 
Halelu-UB. 

SALMO  CXLIX. 

JBeréorém  eon  grande  msutM  d  I—  si  timtmt  de  Pipe 
singularmente  d  ¡a  igkekt  de  lo»  piadoso»,  por  (• 
gloria  inestimable  que  le»  tiene  aparejada;  y  Ja  ven* 
gama  rigurosa  que  les  dará  de  todo»  lo»  reyes  y  po- 
p,  fsm  kmkabrmn  tuHgiéo. 
51 


CANTAD  áJenovat        _.__ 
alabanza  san  en  la  congregación  de 
los  misericordiosos. 

9  Alégrese  Israel  con  en  hacedor:  los 
htyos  de  Sion  se  regoefyen  neo  en  rey. 
8  Alaben  su  nombre  con  corre:  cea 
adufe  y  arpa  canten  áeX 

4  Porque  Jehova  toma  contentamiento 
con  en  pueblo:  hermoseará á lee  hnmsV 
des  con  salud. 

5  Regocijarse  han  los  piadosos  con  glo- 
ria: cantarán  sobre  sus  camas. 

0  Ensalzamientos  de  Dios  estera*  en 
sus  gargantas;  y  espadas  de  dos  filos  en 
sus  manos; 

7  Para  hacer  venganza  de  los  Gentiles  c 
castigos  en  los  pueblos. 

8  Para  aprisionar  ásns  reyes  en  grüsou; 
y  á  sus  nobles  en  cadenas  de  hierro. 

0  Pura  hacer  en  ellos  el  Juicio  escrito  t 
esta  mré  la  gloria  de  todos  • 
Haleltt-ttJL 


PROVERBIOS. 


8AEMOOL. 

IHatofahua. 
AL  ABAD  á  Dio»  en  en  santuario :  ala» 
ü.  badl«  en  el  cxtendlmlénto  do  »u  for- 
taleza. 

9  Alabadle  en  «na  valentías :  alabadle 
conforme  á  la  muchedumbre  de  iii  gran- 
deza. 


3  Alabadle  á  son  de  bocina:  alabadlo 
con  salterio  y  arpa. 

4  Alabadle  con  adufe  y  nauta :  alabad- 
le con  cuerdas  y  órgano. 

5  Alabadle  con  címbalos  resonan- 
tes: alabadle  con  cimbeles  de  jubila. 
don. 

6  Todo  espirita  alabe  A  Jbhova.  Ha- 
lela-iá& 


LOS  PROVERBIOS  DE  SALOMÓN. 


CAPITULO  I. 

El  titulo  del  Hbro  preeeníe,  en  el  cual  m  prometo  ins- 
trucción de  verdadera  tabidwria.  P  Principio  del 
tratado,  et  cual  comienza  éet  tumor  dé  JMoe  amato 

■al  apastar*  del  comercio  y  compañía  de  loe  malo*. 
III.  La  eafdduria  $e  ofrtce  d  todo*.  IV.  Amenaza 
con  perdición  d  loe  ame  la  manaapi  tikmun. 

LOS  proverbies  de  Oelemoo,  mjo  de 
'  David,  rey  «e  Israel: 

8  Vera  entender  seMdurfta  y  castigo: 
para  entender  las  rasóme  prudentes : 
.  8  Para  recibir  al  testigo  de  prudencia, 
justicia,  y  juicio,  y  equidad: 

4  Pera  dar  é  loe  simples  astucia,  y  á 
los  motos  Inteligencia  y  conseja 

8  Oír*  el  saMo  y  aumentará  la  doctri- 
na; y  «i  entendido  adquiriré  consejo. 

6  Pura  entender  parábola  y  declaración, 
palabras  de  sabios,  y  sue  dichos  oscuros. 

7  1  El  punrcino  de  la  sabiduría  et  el 
temor  de  Jebera:  loe  insensatos  despre- 
ciaron la  saWduria  y  la  mstruccion. 

8  Oye,  hrjo  mió,  el  castigo  de  tu  padre, 
y  no  deseches  la  ley  de  tn  madre: 

9  Porque  aumento  de  gracia  serán  á  tu 
cabeza,  y  collares  é  tu  cuello. 

10  Hijo  nrto,  si  los  apeadoras  te  quisie- 
ren engañar,  no  consientas. 

11  81  Ajaren*  Ven  een  nosotros,  espie- 
mos á  la  sangre:  asechemos  al  inocente 
sin  razón : 

»  Tragarles  nemes  eoeso  el  «epulcro, 
Ti  vos ;  y  onterosy  como  los  qne  caen  en 
sima:  * 

18  Hallaremos  rlqneeas  de  todas  suer- 
tes :  henchiremos  nuestras  casas  de  des- 
pojos: 

14  Echa  tu  suerte  entre  nosotros :  ten- 
gamos todos  una  bolsa: 

15  Htyo  mío,  no  andes  en  camino  con 
ellos:  apafta tu  pié  de  sus  veredas: 

- 18  Porque  ana  pies  entrarán  al  mal;  y 
irán  presurosos  á  derramar  sangre, 
Bpan.  36 


17  Porque  en  vano  se  tenderá  la  red 
delante  de  los  ojos  de  toda  ave. 

18  Mas  ellos  á  su  sangre  espian,  y  á  sus 
almas  asechan. 

19  Tales  son  las  sendas  de  todo  codi- 
cioso de  codicia,  l*  cual  prenderá  el  alma 
de  sns  poseedores. 

20  ^  La  sabiduría  dama  de  íbera :  en 
las  plazas  da  su  voz : 

21  En  las  encrucijadas  de  los  murmu- 
llos dt  genU  clama:  en  las  entradas  de 
las  puertas  de  la  ciudad  dice  sus  razones : 

22  ¿Hasta  cuándo,  ó!  simples,  amaréis 
la  simpleza,  y  loa  burladores  desearán 
el  burlar,  y  los  insensatos  aborrecerán  la 
ciencia? 

28  Volveos  á  mi  reprensión :  he  aquí 
que  yo  os  derramaré  mi  espíritu,  y  os 
haré  saber  mis  palabras. 

24  H  Por  cuanto  llamé,  y  no  quisisteis : 
extendí-mi  mano,  y  no  hubo  quien  escú- 
chase: 

25  Y  desechasteis  todo  consejo  mió,  y 
no  quisisteis  mi  reprensión : 

20  También  yo  me  reiré  en  vuestra  ca- 
lamidad; y  me  burlare  cuando  <*  viniere 
lo  que  teméis. 

27  Cuando  viniere,  como  una  destruc- 
ción, lo  qne  teméis;  y  vuestra  calamidad 
viniere  como  *n  torbellino :  cuando  vi- 
niere sobre  vosotros  tribulación  y  an- 
gustia: 

28  Entonces  me  llamarán,  y  no  respon- 
deré :  buscarme  han  de  mañano,  y  no  me 
hallarán: 

29  Por  cnanto  aborrecieron  la  sabidu- 
ría; y  no  escogieron  el  temor  de  Jehova: 

80  Ni  quisieron  mi  consejo ;  y  menos- 
preciaron toda  reprensión  mia. 

81  Comerán  pues  del  fruto  de  su  cami- 
no;  y  de  sus  consejos  se  hartarán. 

82  Porque  el  reposo  de  los  ignorantes 


PROTÍ>RBf0S. 


los  matará*  y  la  prosperidad  de  los  in- 
sensatos los  echará  á  perder. 
83  Mas  el  qne  me  oyere,  habitará  con- 
fiadamente ;  y  vivirá  reposado  de  temor 
do  mal. 

capitulo  n. 

SxAorlodki  verdadera  tabiduria,  la  cual  entena  |t- 
mor  de.  Dio*,  Jmticia  y  todo  buen  comino.  U.  Pro- 
terva dt.todo  mal  camino. ' 

^JO  mío,  si  tomares  mis  palabras,  y 
guardares  mis  mandamientos  den- 
tro de  ti, 

2  Haciendo  estar  atento  tn  oido  á  la 
sabiduría:  ti inclinares  tu  coraron  á  la 
prudencia : 

3  Si  clamares  á  la  inteligencia;  yá  la 
prudencia  dieres  tu  voz : 

4  81  como  á  la  plata,  la  buscares,  y  co- 
mo á  tesoros  la  escudriñares : 

5  Entonces  entenderás  el  temor  de  Je- 
hova;  y  hallarás  el  conocimiento  de 
Dios. 

8  Porque  Jehova  da  la  sabiduría;  y  de 
su  boca  viene  el  conocimiento,  y  la  inteli- 
gencia. 

7  £1  guarda  el  ser  á  los  rectos :  es  escu- 
do á  los  que  caminan  perfectamente, 

8  Guardando  las  veredas  del  juicio;  y 
el  camino  de  sus  misericordiosos  guar- 
dará. 

9  Entonces  entenderás  Justicia,  Juicio, 
y  equidad,  y  todo  buen  camino. 

10  f  Cuando  la  sabiduría  entrare  en  tu 
corazón,  y  la  ciencia  fuere  dulce  á  tu 
alma; 

11  Consejo  te  guardará,  inteligencia  te 
conservará. 

12  Para  escaparte  del  mal  camino,  del 
hombre  que  habla  perversidades : 

18  Que  dejan  las  veredas  derechas,  por 
andar  por  caminos  tenebrosos : 

14  Que  se  alegran  haciendo  mal:  que 
Be  huelgan  en  malas  perversidades: 

15  Cuyas  veredas  son  torcidas,  y  Olot 
torcidos  en  sus  caminos* 

16  Para  escaparte  de  la  muger  estrella, 
de  la  agena  que  ablanda  sus  razones : 

17  Que  desampara  al  principe  de  su 
mocedad;  y  se  olvida  del  concierto  de 
su  Dios. 

18  Por  lo  cual  su  casa  está  Inclinada  á 
la  muerte,  y  sus  veredas  van  hada  los 
muertos. 

19  Todos  los  que  á  ella  entraren,  no 
volverán :  ni  tomarán  las  veredas  do  la 
vida.  ' 

20  Para  que  andes  por  el  camino  de  los 
buenos;  y  guardes  las  veredas  de  los 
Justos. 

6» 


21  Porque  los  Teetmbsljttarán  la  tierra, 
y  los  perfectos  persnapcoatán  en  ella. 

22  Mas  los  Impíos  serán  cortados  de  la 
tierra;  y  los  prevaricadores  serán  de  ella 
desarraigados.  ' 

CAPITULO  m. 

Encomienda  la  mimrieordtm  p/9  en  Dio»  con  ábmo- 
omemm  4o  mi  mütmo.  tí.  La  tolerancia  m  la  ernx. 
111/  En  la  verdadera  tabidnria  conmete  la  verdadera 
felicidad.    IV.  Pomo  alguna»  regla»  do  ctia,  para 


TTIJO  mío,  no  te  olvides  de  mi  ley; 
XI  y  tu  corazón  guarde  mis  manda- 
mientos: 

2  Porque  longura  de  dftas,  y  anos  do  H- 
da,  y  paz  te  aumentarán. 

8  Misericordia,  y  verdad  no  te  desam- 
paren :  átalas  á  tu  cuello,  escríbelas  en 
la  tabla  de  tu  corazón; 

4  T  hallarás  gracia  y  buena  opinión  en 
los  ojos  de  Dios,  y  de  los  hombres. 

5  Fíate  de  Jehova  de  todo  tu  corazón ; 
y  no  estribes  en  tn  prudencia» 

0  Reconócele  en  todos  tos  caminos ;  y 
él  enderezará  tus  venadas. 

7  No  seas  sabio  en  tn  Ofttnáeeu  teme* 
Jehova,  y  apártase  del  mal  c 

8  Porque  será  medicina  á  tu  ombligo, 
y  tuétano  á  tus  kwesos. 

9  Honra  á  Jehova  de  t*  sustancia;  y  4a 
las  primicias  de  todos  tos  frutos : 

10  T  serán  llenos  tos  alfolies  de  hartu- 
ra; y  tos  lagares  retentará*  de  mosto» 

11  T  No  deseches,  lujo  mío,  el  castigo 
de  Jehova:  ni  te  fatigues  de  sn  correc- 
ción: 

12  Porque  Jehova  al  que  ama,  y  quiere, 
como  el  padre  al  lujo,  4  em  castiga. 

13  ^  Bienaventurado  el  hombre  que 
halló  la  sabiduría;  y  que  saca  d  tu*  la 
Inteligencia* 

14  Porque  su  mercadería  m  mejor  qne 
la  merenderta  de  la  plata;  y  sus  frutos, 
mas  que  el  oro  fino. 

15  Mas  preciosa  «•  eje»  las  piedras  pre- 
ciosas ;  y  todo  lo  quapnedee  desear,  no 
se  puede  comparar  á  ella. 

10  Longuro  de  diaa  érm  en  su  mano 
derecha:  en  su  izquierda,  riquezas  y 
honra.  * 

- 17  Sus  caminos  so»  caminos  deleitosos ; 
y  todas  sus  veredas,  paz. 

18  Esta  e$  el  árbol  de  vida  á  los  que 
asen  de  ella;  y  loa  que  la  sustentan,  san 
bienaventurados. 

lfc  Jehova  con  sabiduría  fundó  la  tierra : 
afirmo  loa  cielos  con  iisteUgencia» 

20  Oan  cadencia  se  paitáera*  los  abis- 
mos; y  loa  dalos  d^etÜaa  ai  suata, 


F*ffTO3LB'Mf8. 


81  H»)o  hüeyuníse  aparten  sarntenmc  de 
tuso^»gua*d*U*ey^yel'CouseJo; 

2»  Y  serán  vid»  á  tu  alma,  y  gracia  á  tu 
«mello. 

2B  Entonce*  cambiarás  por  tu  cansino 
confiadamente ;  y  tu  pié  no  tropezará. 

34  Ornado  te  acostares,  ae  habrá*  te- 
mor; y  acostarte  bes,  y  tu  sueno  será 
suave. 

35  No  habrás  temor  del  paros  repentl- 
no,  ui  de  la  ruina  de  los  imptosy  cuando 


26  Porque  Jebova  será  tu  eoiinaaaa;  y 
el  guardará  su  pié,  parque  no  seas  to- 
mado. 

87  %  No  detengas  el  bien  de  sus  due- 
Jkos,  cuando  tuvieres  poder  para  hacerlo. 

28  No  digas  á  tu  prójimo:  Vé\y  vuelve, 
■y  mañana  federé,  cuando  tienes  contigo. 

89  No  pienses,  mal  contra  tu  prójimo, 
estando  él  confiado  de  ti, 

88  No  pleitees  cea  alguno  el»  ratón,  si 
él  no  te-ha  malgasiréopido. 

81  No  tengas  envidia  al  bambee injusto: 
jú  escojas  alguno  de»  aun  caminos ; 

83  Porqne  el  perverso  es  abominado  de 
Johava;  y  con  me  rectos*»  su  secreto. 

83  MaldieieudeJehovassfcteu  la  casa 
«1*1  implo;  masé  la  morada  de  loa  Justos 
benedecirá. 

:  84  Ciertamente  él  esessneoesé  á  los 
-escarnecedoces;  y  á  loe  humildes  dará 
gracia. 

.-  85  Los  sabios  heredarán  la  honra;  y  los 
Insensatos  sostendrán  deshonra.         • 

CAPITULO  IV. 

Exhorta  d  la  verdadera  eabidtiria  mostrando  alimón 

de  $u$  fruto*  inettimahle*.   //.  Que  m  guarde  el  pia- 

■    émo  ektt  cmmimo  dé  he  tmdoe.    ¡II.  Pone  atgimm* 


O 


ID  hyos  la  enseñanza  del  padre;  y 
casad  atentos,  namqnescnalainteil- 


2  Porque  os  doy  buen  eiisenamfteato: 
-ao  dessmpareis  mi  ley. 

8  Porqne  yo  luí  hgo  de  mi  padre,  deli- 
cado y  único  dejante  de  mi  madre: 

4  X  ensenábame»  y  me  decto:  Bástente 
mis  razones  tu  corazón:  guarda  mis 
mandamientos,  y  vivirás. 

5  Adquiere  sabiduría,  adquiere  inteli- 
gencia :  no  te  olvides,  ni  te  apartes  de 
¿as  razones  de  mi  boca. 

6  No  la  dejes,  y  ella  te  guardará:  ámala, 
y  conservarte  ha. 

7  PrisaetameatesabiduBÍac  adquiere  sa- 
*idufiU,?a<ite  teda  ta poséame  adquiere 
inteligencia.;  . . .  ti 


B  JBngmndécoU»  y  esta  teongsaadooeiu ; 
ella  te  honrará,  cuando  tú  la  hubieres 
abrazado. 

9  Dará  á  tu  cabeza  aumento  de  gracia: 
corona  de  hermosura  te  entregará. 

10  Oye,  hijo  mió,  y  recibe  míe  razones ; 
y  multiplicársete  han  anos  de  vida. 

11  Por  el  camino  de  la  sabiduría  te  be 
encaminado ;  y  por  veredas  derechas  te 
he  hecho  andar. 

12  Cuando  por  eHku  anduvieres,  no  se 
estrecharán  tus  pasos;  y  si  corrieres,  no 
tropezarás. 

18  Ten  asida  la  instrucción,  no  la  dejes: 
guárdala,  porqne  ella  «t  tu  vida. 

14  ^  No  entres  por  la  vereda  de  los  im- 
píos: ni  vayas  por  el  camino  de  loa  ma- 
los: 

15  Desampárala ;  no.  pases  por  eUa: 
apártate  de  ella,  y  pasa. 

18  Porque  no  duermen,  si  no  hicieren 
mal;  y  pierden  su  sueno,  si  no  han  he- 
cho caer. 

17  Porque  comen  pan  de  maldad,  y  be* 
ben  vino  de  renos. 

18  Mas  la  vereda  de  los  Justos  «s  como 
la  luz  del  lacero :  auméntase,  y  alumbra 
hasta  que  el  dia  es  perfecto. 

10  £1  camino  de  los  impíos  «t  como  la 
oscuridad:  no  saben  en  qué  tropiezan. 

20  H^omiov  está  atento  ámfe  palabras; 
y  á  mis  razones  inclina  tu  oreja: 

21  No  se  aparten  de  tus  ojos:  mas 
guárdalas  en  medio  de  tn  oorazon ; 

28  Porqne  son  vida  á  los  que  las  ha- 
llan; y  medicina  á  toda  su  carne. 

28  ?  Sobre  toda  coas  guardada,  guarda 
tu  corazón ;  porque  de  él  mana  la  vida. 

24  Aparta  de  ti  la  perversidad  de  la 
boca ;  y  la  iniquidad  de  labios  aleja  de  ti. 

25  Tas  ojos  miren  lo  recto;  y  tus  pár- 
pados endurecen  tu  camino  delante  de  tí. 

26  Pesa  la  vereda  de  tus  pies;  y  todos 
tus  caminos  sean  ordenados. 

27  No  te  apartes  á  diestra,  ni  á  sinies- 
tra :  aparta  tu  pié  del  mal 

CAPITULO  V. 

Permade  d  la  tabidvría,  por  la  cual  el  hombre  terd 
prenervade*  del  peligro  de  la  mala  tnvger,  el  mal 
de*cribe,tt  exhorta  que  te  huya.  II.  Exhorta  por  re- 
medio al  legitimo  matrimonio. 

HIJO  mío  está  atento  á  mi  sabiduría, 
y  á  mi  inteligencia  inclina  tn  oreja : 
2  Para  que  guardes  mis  consejos;  y  tus 
labios  conserven  la  ciencia. 
8  Porque  los  labios  de  la  mmger  extraña 
destilan  panal  ó>  míd;  y  su  paladar  es 
mas  suave  que  el  aceite : 


FROTxmMoa 


ft  Me* ettae^eama¿oeec*o  si  ajenjo; 
agudo  como  espada  de  dos  filos* 

5  Sus  pies  descienden  á  la  muerta:  sms 
pasos  sustentan  el  sepulcro. 

6  81  no  pesares  el  camino  de  vida,  sus 
caminos  ion  instables:  no Um conocerás. 

7  Ahora  pues,  hfyoa,  oidme,  y  no  os 
apartéis  de  las  razones  de  mi  boca, 

8  Aleja  de  ella  ta  camino ;  y  nos© acer- 
ques á  la  puerta  de  su  casa, 

9  Porque  no  des  á  los  extraños  tu  ho- 
nor; y  tásanos  á  cruel. 

10  Porque  no  se  harten  los  extraños  de 
tu  ftoersa;  y  tas  trabajos  enVaen  casa  del 
extraño : 

U  Y  gimas  ea  tus  postrimerías,  cuando 
se  consumiere  tu  carne  y  tu  cuerpo, 

12  Y  digas:  ¿Cómo  aborrecí  el  casti- 
ga; y  mi  corasen  menospreció  la  re- 
prensión, 

19  Y  no  oi  la  vos  da  los  que  me  casti- 
gaban; y  á  ios  que  me  ensenaban  no  la- 
dino mi  oreja?  t  < 
•  14  Poco  se  ñtftó  para  que  no  cayese  en 
todo  mal,  en  medio  de  la  compañía  y  de 
4a  congregación, 

16  T  Bebe  el  agua  de  tu  cisterna,  y  las 
corrientes  de  tu  poso. 

16  Derrámense  por  de  mera  tus  fuen- 
tes: calas  piares  loa  rtee  de  tu*  aguas. 

17  Sean  para  tí  solo,  y  no  para  los  ex- 
traños contigo. 

18  Será  bendito  tu  manadero;  y  alé- 
grate de  la  muger  de  tu  mocedad. 

19  Cierva  amada,  y  graciosa  cabra;  sus 
pechos  te  hartarán  en  tedo  tiempo ;  y  de 
ea  amor  andarás  ciego  de  continuo. 

20  ¿  Y  por  qué  andarás  ciego,  htyo  mió, 
con  la  agena»  y  abracarás  el  seno  ds  Ja 
extraña  t 

21  Pues  que  los  caminos  del  hombre 
están  delante  de  los  ojos  de  Jehovs,  y  el 
pesa  todas  sus  veredas. 

22  Sus  Iniquidades  prenderán  al  implo; 
y  con  las  cuerdas  do  su  pecado  será  de- 
tenido. 

23  £1  morirá  sin  castigo ;  y  por  la  mul- 
titud de  su  locura  errará. 

CAPITULO  VI.  € 

Astmyu  alamfió  d  otro.  II.  Despierta  y  reprende 
duramente  al  negligente.  III.  Hotos  por  la*  cuate* 
el  mal  hombre  terd  conocítto.  La  principal  y  ma$ 
abominmbU  dé  km  emole*  #*,  mmbrar  discordia*  en 
la»  piadoem  eoaartgmcionee.  IV.  Smearga  etetm*- 
dio  de  ¡a  (tirina  ley,  por  el  cual  el  hombre  tea  preter- 
rodo  'fe  adulterio,  recitando  alguno*  mole»  que  de 
él  vienen. 

HIJO,  si  salieres  por  fiador  por  tu 
amigo,  ai  toeaste  tu  mane  al  ex- 
traño, 

004 


8  gaJaaeaa  enea  cea  las  palabra*  ce:  tn 
boca;  y  preso  con  les  raaoacs  de  tu  boca. 

3  Has  esto  ahora»  htyo  mío,  y  líbrate; 
porque  has  caldo  en  la  mano  de  tu  pró- 
jimo :  Vé,  humíllate,  y  esfuerza  tu  pró- 
jimo* 

4  No  des  sueño  á  tas  ojos,  ni  á  tus  pár- 
pados adormecimiento. 

5  Escápate  como  el  corzo  de  la  mane 
dd  catador;  y  como  d  are  de  la -mano 
del  parancero. 

6  i  Vé*  á  la  hormiga,  ó !  perezoso,  mira 
sus  caminos,  y  sé  sabio: 

7  La  eual  no  ticas  capitán,  ai  goberna- 
dor, ni  señor, 

8  Y  con  toda  eso  apareja  en  el  verano  su 
comida:  ea  el  tiempo  de  la  siega  allega 
su  mantenimiento. 

9  Perozoeo ;  ¿  hasta  cunado  has  da  dor- 
mir? }  Cuándo,  te  levantarás  de  tu  suelo? 

10  Tomando  un  peco-  de  sueaey  cabe- 
ceando cero  anco,  poeáendo.manoeobre 
mano  otro  poco  pasa  sotar  á  dormirá    - 

11  Vendrá  como  csaáaaate.ta  necesi- 
dad, y  tu  pobreza  como  hambre  da 
escudo. 

12  ^  £1  hombre  perverso  es  Tarea  ini- 
cuo :  camina  en  perversidad  de  boa*,. 

10  Guiña  coa  sus  ojos,  habla  cea  sos 
pies :  enseña  con  sus  dedos ; 

14  Perveimdaaes  «a*»  ea  su  tararea,; 
en  todo  tiempo  anda  pensando  mal:  en- 
ciende rencillas ; 

15  Por  tanto  su  calamidad  vendrá  de 
repente:  súbitamente  aera  Quebrantado, 
y  no  habrá  quien  le  sane. 

16  Seis  cosas  aborrece  Jéhova,  y  ana 
siete  abomina  su  alma : 

17  Los  ojos  altivos,  la  lengua  mentiro- 
sa, las  manos  derramadoras  de  la  sangre 
inocente,  * 

18  £1  corseen  que  piensa  pensamientos 
inicuos,  loe  pies  presurosos  para  correr 
al  anal, 

19  £1  testigo  mentiroso  que  hebiamea- 
tíras ;  y  el  qae  enciende  rencillas  entre 
los  hermanos»  * 

29  ^  Guarda,  hijo  mió,  el  mandamiento 
de  tu  podre;  y  no  dejes  la  ley  de  tu 
madre: 

21  Átala  siempre  en  tu  corazón :  enlá-. 
zalá  á  tu  cuello. 

23  Cuando  anduvieres,  te  guie:  cuando 
durmieres,  te  guarde :  cuando  desperta- 
res, nsble  contigo: 

96  Porque  el  mandamiento  candela  es, 
y  la  ley  las;  7  camine  de  vida  toa  re» 
prensiones  de  la  enseñanza;. 


FROVREfilOe. 


94  Flm  O^fr  te  e^mi^  de  la  inala  mu- 
ger; de  la  blandura  de  la  lengua  de  la 
extraño. 

25  No  codicies  bu  hermosura  en  tu  co- 
razón :  ni  te  prenda  con  bus  ojos. 

26  Porque  á  causa  de  la  muger  ramera 
viene  d  hambre  á  .un  bocado  de  pan;  y 
la  muger  caza  la  preciosa  alma  del  va- 
ron* 

27  ¿  Tomará  el  hombre  fuego  en  su  se- 
no,  y  que  6us  .vestidos  no  se  quemen? 

28  ¿Andará  el  nombre  sobre  las  brasas, 
y  que  6us  pies  no  se  abrasen? 

29  Asi  el  que  entrare  á  la  muger  de  su 
prójimo :  no  será  sin  culpa  todo  hombre 
que  la  tocare, 

80  No  tienen  en  poco  al  ladrón,  cuando 
hurtare  para  henchir  su  alma,  teniendo 
hambre : 

31  Mas  tomado,  paga  las  setenas;  ó  da 
toda  la  -sustancia  de  su  casa. 
'  82  Mas  el  que  comete  adulterio  con  la 
muger,  «t  falto  de  entendimiento:  cor- 
rompe su  alma  el  que  tal  hace, 
-f-88  Plaga  y  vergueo»  hallará;  y  su 
afrenta  nunca  será  raída. 

84  Porque  el  zelo  sañudo  del  varón  no 
perdonará  en  el  día  de  la  venganza: 

86  No  tendrá  respeto  á  ninguna  reden- 
ción :  ni  querrá  perdonar  aunque  le  mul- 
tipliques el  cohecho. 

CAPITULO  vn. 

JBmcarga.el  — ttflfo  efe  la  verdadera  eabidurUi,  que 
preserva  al  hombre  del  peligro  de  te  mmk*  nvtmtr. 
JI.  Cuya*  arte*  y  ¡ato*  pinta. 

TTTJO  mió,  guarda  mis  razones,  y  eu- 
JZL  cierra  contigo  mis  mandamientos. 

2  Guarda  mis  mandamientos,  y  vivirás ; 
y  mi  ley  como  las  ninas  de  tus  ojos. 

3  Lígalos  á  tus  dedos :  escríbelos  en  la 
tabla  de  tu  corazón. 

4  Di  á  la  sabldnrfet  Tú  ere»  mi  herma- 
na; y  á  la  Inteligencia  llama  pariente : 

5  Para  que  te  guarden  de  la  muger  age- 
na,  y  de  la  extraña,  que  ablanda  sus  pa- 
labras. 

6  1Í  Porque  mirando  yo  por  la  ventana 
de  mi  casa,  por  mi  ventana, 

7  Miré  entre  los  simples,  consideré  ca- 
tre los  mancebos  un  mancebo  íalto  de 
entendimiento, 

8  £1  cual  pasaba  por  la  calle,  junto  á  su 
esquina;  y  iba  camino  de  su  casa, 

9  A  la  tarde  del  dia,  ya  que  oscurecía, 
en  la  oscuridad  y  tiniebla  de  la  noche: 

10  T  veis  aquí  una  muger,  que  le  sale 
al  encuentro  con  atavio  de  ramera,  astu- 
ta* de  corazón* 


U  Alborotadora  y  tencülosa:  ras  pies 
no  pueden  estar  en  casa: 

12  Ahora  de  mera,  ahora  por  las  plazas : 
asechando  por  todas  las  encrucijadas. 

13  Y  traba  de  él,  y  bésale;  desvergonzó 
su  rostro;  y  dejóle: 

14  Sacrificios  de  paz  he  prometido,  hoy 
he  pagado  mis  votos : 

15  Por  tanto  he  salido  á  encontrarte, 
buscando  diligentemente  tu  ios;  y  he  te 


16  Con  paramentos  he  emparamentado 
mi  cama,  atoados  coa  cnerdas  deJSgypto. 

17  He  sahumado  mi  cámara  con  mirra, 
aloes,  y  canela. 

Id  Ven,  emlMpiagnénosnos  de  amores 
basta  la  mañana :  alegrémosnos'  en  amo- 
res* 

12  Porque  el  marido  no  está  en  s«  casa, 
ha  ido  á  un  viage  muy  largo : 

20  £1  saco  del  dinero  Uevó  ene»  mudo, 
el  dia  de  la  fiesta  votará  á  sn  casa. 

21  Derribóle  con  la  multitud  déla  ¿na- 
vidad de  sus  palabras  c  con  lahlamdstta 
de  tus  labios  le  compone. 

22  Váse  en  pos  de  eU*  luego,  como  va 
el  buey  al  degolladero,  y  como  el  msen- 
sato  á  las  prisiones  para  ser  castigado : 

23  De  tal  manera  que  la  saeta  traspasó 
su  hígado :  como  el  ave  que  se  apresura 
al  lazo,  y  no  sabe  que  es  contras»  vida. 

24  Ahora  pues  hijos,  oídme,  y  estad 
atentos  á  las  razones  de  mi  boca. 

25  No  se  aparte  á  sus  caminos  tu  cora- 
zón ;  y  no  yerres  en  sus  veredas. 

-  20  Porque  á  muchos  ha  hecho .  caer 
muertos;  y  todos  los  fuertes  han  sido 
muertos  por  ella. 

27  Caminos  del  sepulcro  son,  en  enea, 
que  descienden  á  las  cámaras  de  la 
muerte. 

CAPITULO  vmv 

Almixnta admirable  (fe  la  verdadera  taUdm  i* por 
tu  origen,  antigüedad,  oficio*,  frutos,  y  efecto*,  con 
ene  ella  misma  $e  convida  d  "km  hombre*,  y  le*  llama 
d$L 

O  dama  la  sabiduría;  y  la  Inteli- 
gencia da  su  voz? 

2  En  los  altos  cabezas,  junto  aioemrno, 
á  las  encrucijadas  de  Isa  veredas  separa : 

3  En  el  lugar  de  las  puertas,  á  la  entra- 
da de  la  ciudad :  á  la  entrada  de  las  puer- 
tas da  voces: 

4  O !  hombres,  á  vosotros  clamo;  y  mi 
voz  es  á  los  mjos  de  loa  hombres. 

5  Entended  simples  astucia;  y  vowtros 
insensatos,  tomad  entendimiento ; 

6  OidV  porque  hablaré  cosas  easnelentfcs, 
y  ahrjjéjnfr.lahtfw  per*  cosan  metas.". 


ZNC 


PftOVBfcfclóS. 


7  Porque  mi  paladar  fcftlAaráveníad;  y 
mis  labios  abominan  la  impiedad. 

8  En  justicia  son  todas  las  razones  de 
mi  boca:  no  hay  en  ellas  cosa  perversa, 
ni  torcida. 

9  Todas  ellas  aon  rectas  al  que  entien- 
de ;  y  recta»  á  los  que  han  hallado  sabi- 
duría. 

10  Recibid  mi  castigo,  y  no  la  plata;  y 
ciencia,  más  que  el  oro  escogido. 

11  Porque  mejor  es  la  sabiduría  que  las 
piedras  preciosas ;  y  totee  las  cosas  que 
se  pueden  desear,  no  se  pueden  compa- 
rar á  ella, 

12  Yo,  la  sabiduría, moró  con  la  astucia; 
y  yo  Invento  la  eteueta.  de  los  consejos. 

13  El  temor  de  Jehova  en  aborrecer  el 
mal ;  la  soberbia,  y  la  arrogancia,  y  el 
mal  camino,  y  la  boca  perversa  abor- 
rezco. 

14  Comulgo  está  el  consejo,  y  el  ser: 
yo  soy  la  inteligencia;  mía  es  la  fortaleza. 

15  Por  mi  reinan  los  reyes,  y  los  prin- 
cipes determinan  jostieK 

16  Por  mi  dominan  los  principes,  y  to- 
dos los  gobernadores  juzgan  la  tierra. 

17  Yo  amo  á  los  que  me  aman;  y  los 
que  me  buscan,  me  hallan. 

18  Las  riquezas  y  la  honra  están  con- 
migo, riqueza  firme  y  justa. 

19  Mejor  es  mi  fruto  que  el  oro,  y  que 
el  oro  refinado ;  y  mí  renta,  que  la  plata 
escogida. 

30  Por  vereda  de  justicia  guiaré,  por 
medio  de  veredas  de  juicio. 

81  Par*  hacer  heredar  á  mis  amigos  el 
*er,  y  que  yo  hincha  sus  tesoros. 

22  Jehova  me  poseyó  en  el  principio  de 
su  camines  desde  entonces,  antes  de  sus 
obras. 

28  Eternal mente  tuve  el  principado, 
desde  el  principio,  antes  de  la  tierra. 

24r  Antee  de  los  abismos  fui  engendra- 
da ;  antes  que  fuesen  las  fuentes  de  las 
machas  aguas : 

26  Antes  que  loa  montes  fuesen  funda- 
dos: antes  de  los  collados,  yo  era  en- 
gendiada.  • 

26  No  habla  aun  hecho  la  tierra,  ni  las 
plazas,  ni  la  cabeza  de  los  polvos  del 
mundo. 

27  Cuando  componía  los  cielos,  allí  es- 
taba yo;  cuando* señalaba  por  compás 
las  sobrehaz  del  abismo : 

28  Cuando  afirmaba  los  cielos  arriba: 
cuando  afirmaba  las  fuentes  del  abismo : 

3*  Guando  ponía  á  la  mar  su  estatuto; 
yriasaguas^q^enppasaieusu 


miento  í  cuando  señalaba  los  fundamen- 
tos de  la  tierra : 

30  Con  él  estaba  yo  por  ama,  y  fui  en 
delicias  todos  los  dios,  teniendo  solaz 
delante  de  él  en  todo  tiempo. 

81  Tengo  solaz  en  la  redondez  de  su 
tierra ;  y  mis  solaces  son  con  los  hijos  de 
los  hombres. 

83  Ahora  pues,  htyos,  oídme ;  y  biena- 
venturados los  que  guardaren  mis  cami- 
nos. 

83  Obedeced  la  instrucción,  y  sed  sa- 
bios ;  y  no  la  menospreciéis. 

84  Bienaventurado  el  hombre  que  me 
oye,  trasnochando  á  mis  puertas  cada 
día :  guardando  los  umbrales  de  mis  en- 
tradas. 

85  Porque  el  que  me  hallare,  hallará  la 
vida;  y  alcanzará  la  voluntad  de  Jehova. 

86  Mas  el  que  peca  contra  mi,  defrauda 
á  su  alma :  todos  los  que  me  aborrecen, 
aman  la  muerte. 

CAPITULO  IX, 

d 1m  folmv*qfl0twn\*or  m*,mtm&mm  éé  éóátma- 
tronos  que  cada  una  cornuda  d  ¿y  Jmbre#4«f  fp»> 
forme  d  $u  ingenio  y  día  que  puede  dar. 

LA  sabiduría  edificó  su  casa ;  labró  sus 
siete  columnas : 

2  Mató  á  su  victima,  templó  su  Vino,  y 
puso  su  mesa. 

3  Envió  sus  criadas,  clamó  sobre  lo  mas 
alto  de  la  ciudad: 

4  Cualqulora  simple,  venga  acá.  A  los 
faltos  de  entendimiento  dijo : 

5  Venid,  comed  mi  pan;  y* bebed  del 
vino  que  yo  he  templado.  J 

6  Dejad  las  simplezas,  y  vivid  ¿  y  andad 
por  el  camino  de  la  Inteligencia, 

7  El  que  castiga  al  burlador,  afrenta 
toma  para  sí ;  y  el  que  reprende  al  im- 
pío, su  mancha. 

8  No  castigues  al  burlador,  porque  no 
te  aborrezca:  castiga  al  sabio,  y  amarte 
ha. 

9  Dá  instrwcton  al  sabio,  y  será  mas  sa- 
bio :  enseña  al  jnsto,  y  añadirá  enseña- 
miento. 

10  Ei  temor  de  JehoVa  e*  el  principio 
de  la  sabiduría;  y  la  ciencia  de  los 'san- 
tos es  inteligencia. 

11  Porque  por  mi  ae  aumentarán  tus 
días;  y  años  de  vida  se  te  añadirán. 

12  Si  fueres  sabio,  para  tí  lo  serás ;  mas 
sí  fueres  burlador,  tú  soló  pagarás. 

13  t  La  rauger  insensata  e*  alborota- 
dora, es  simple,  v  no  sabe  nada : 

14  Asiéntase  sobre  una  Bula  á  la  puerta 
de  su  casa,  en  lo  alto  de  la  dudad ; 


BRevjB**iaa 


15  ParaUsjaar  álot  que  pasan  por  el 
camino :  que  Tan  por  sus  caminos  dere- 
chos: 

16  Cualquiera  simple,  venga  acá.  A  los 
faltos  de  entendimiento,  d^o : 

17  Xas  aguas  hurtadas  son  dulces ;  y  el 
pan  encubierto  es  suave. 

18  T  no  saben,  qus  allí  están  los  muer- 
tos; y  sus  convidados  están  en  los  pro- 
fundos de  la  sepultura, 

CAPITULO  X. 
Lsspwibolai  dagatomoa, 

EL  hUo  sabio  alegra  al  padre;  y  el  hi- 
jo insensato  es  tristeza  de  su  madre. 
2  Los  tesoros  de  maldad  no  serán  de 
provecho;  mas  la  justicia  libra  de  la 
muerte. 

&  Jehova  no  dejará  tener  hambre  al  al- 
ma del  justo :  mas  la  iniquidad  aliará  á 
los  impíos. 

4  La  mano  negligente  hace  pobre :  mas 
la  mano  de  los  diligentes  enriquece» 

5  £1  que  recoge  en  el  verano,  es  hom- 
bre entendido;  el  que  duerme  en  el 
tiempo  de  la  segada,  hombre  confuso. 

6  Bendita  es  la  cabeza  del  justo :  mas  la 
boca  de  los  impíos  cubrirá  iniquidad. 

?  La  memoria  del  justo  será  bendita: 
mas. el  nombre  ó>  los  impíos  se  podrirá. 

é  £1  sabio  de  corazón  recibirá  los  man- 
damientos: mas  el  insensato  de  labios 
caerá. 

*9  %\  que  camina  en  integridad,  anda 
confiado :  mas  el  que  pervierte  sus  cami- 
nos, será  quebrantada 

10  £1  que  guiña  del  ojo,  dará  tristeza; 
y  el  insensato  de  labios  será  castigado. 

J.1  Vena  de  vida  es  la  boca  del  justo : 
mas  la  boca  de  los  impíos  cubrirá  la  ini- 
quidad. 

19  £1  odio  despierta  las  rencillas ;  mas 
la  caridad  cubrirá  todas  las  maldades. 

13  En  los  labios  del  prudente  se  halla 
sabiduría,  y  es  vara  alas  espaldas  del  falto 
de  entendimiento. 

14  Los  sabios  guardan  la  sabiduría;  mas 
la  boca  del  insensato  es  calamidad  cercana 

15  Las  riquezas  del  rico  son  su  ciudad 
fuerte;  y  el  desmayo  de  los  pobres  si  su 
pobreza. 

16  La  obr%  del  justo  es  para  vida :  mas 
el  fruto  del  Impío  es  para  pecado. 

17  Camino  á  la  vida  es  guardar  la  cor- 
rección; y  el  que  deja  la  reprensión 
yerra. 

18  £1  que  encubre  el  odio  tiene  labios 
aient  irosos ;  «y  el  que  echa  mala  fama  es 


19  En  las  machas  palabras  np&ttave- 
belion :  mas  el  que  refrena  sus  labios  es 
prudente. 

20  Plata  escogida  es  la  lengua  del  justo: 
mas  el  entendimiento  de  los  impíos  es 
como  nada. 

21  Los  labios  del  justo  apacientan  á  mu- 
chos :  mas  los  insensatos  con  falta  de 
entendimiento  mueren. 

22  La  bendición  de  Jehova  es  la  que' en- 
riquece, y  no  añade  tristeza  con  ella. 

23  Es  como  risa  al  insensato  hacer  abo- 
minación: mas  el  hombre  entendido 
sabe. 

24  Lo  que  el  impío  teme,  eso  la  ven- 
drá :  mas  Dios  da  á  los  justos  lo  qne  de- 
sean. 

25  Como  pasa  el  torbellino,  asi  el  malo 
no  es:  mas  el  justo,  fundado  para  siem- 
pre. 

26  Como  el  vinagre  álos  dJ^mVes,  y  co- 
mo el  humo  á  los  ojos,  así  «t  el  perezoso 
álos  que  le  envían. 

27  £1  temor  de  Jehova  aumentará  los 
días :  mas  los  años  ¿>  los  impíos  serán 
acortados. 

28  La  esperanza  de  los  justos  es  alegría ; 
mas  la  esperanza  de  los  impíos  perecerá. 

29  Fortaleza  a  al  perfecto  el  camino  de 
Jehova:  maajaspanto  es  á  los  que  obran  « 
maldad. 

30  El  justo  eternalmenta  no  será  remo- 
vido, mas  los  impíos  no  habitarán  la 
tierra. 

31  La  boca  del  justo  producirá  sabidu- 
ría :  mas  la  lengua  perversa  será  cortada. 

32  Los  labios  del  justo  conocerán  lo 
que  agrada :  mas  la  boca  de  los  impíos 
perversidades. 

CAPITULO  XL 

EL  peso  falso  abominación  es  á  Jeho- 
va :  mas  la  pesa  perfecta  le  agrada. 

2  Cuando  vino  la  soberbia,  vino  también 
la  deshonra :  mas  con  los  humildes  es  la 
sabiduría. 

3  La  perfección  de  los  rectos  los  enca- 
minará :  mas  la  perversidad  de  los  peca- 
dores los  echará  á  perder, 

4  No  aprovecharán  las  riquezas  en  el  dia 
de  la  ira ;  mas  la  justicia  escapará  ,de  la 
muerte, 

5  La  justicia  del  perfecto  enderezará  su 
camino ;  mas  el  impío  por  su  impiedad 
caerá. 

6  La  justicia  de  los  rectos  los  escapará; 
mas  los  pecadores  en  su  pecado  sejrán 
presos. 


P!te*VB*RBíe$. 


7  Onantt6  muere  «I  hombre  implo,  pe- 
rece su  esperanza;  y  la  esperanza  de  los 
malos  perecerá. 

8  £1  justo  es  escapado  de  la  tribula- 
ción :  mas  el  impío  Tiene  en  sn  lugar. 

9  £1  hipócrita  con  la  boca  daña  á  sn 
prójimo ;  mas  los  justos  con  la  sabiduría 
son  escapados. 

10  En  el  bien  de  los  justos  la  ciudad  se 
alegra:  mas  cuando  los  impíos  perecen 
Ttay  fiestas. 

11  Por  la  bendición  de  los  rectos  la  ciu- 
dad será  engrandecida;  mas  por  la  boca 
de  los  impíos  ella  será  trastornada. 

12  El  que  carece  de  entendimiento,  me- 
nosprecia á  sn  prójimo ;  mas  el  hombre 
prudente  calla, 

18  El  que  anda  en  chismes,  descubre  el 
secreto ;  mas  el  de  espíritu  fiel-encubre 
la  cosa, 

14  Cuando  Altaren  los  industrias,  el 
pueblo  caerá;  mas  en  la  multitud  de 
consejeros  está  la  salud. 

15  De  aflicción  será  afligido  el  que  flore 
al  extraño;  mas  el  que  aborreciere  las 
fianzas  vimfrá  confiado. 

16  La  muger  graciosa  tendrá  honra ;  y 
los  fuertes  tendrán  riquezas. 

17  A  su  alma  hace  bien  el  hombre  mi- 
sericordioso ;  mas  el  crud*atormenta  su 
carne. 

18  El  impío  hace  obra  falsa ;  mas  el  que 
sembrare  justicia,  tendrá  galardón  firme. 

19  Como  la  justicia  es  para  Tida,  asi  el 
que  sigue  el  mal  es  para  su  muerte. 

20  Abominación  son  á  Jebera  los  per- 
Yersos  de  corazón :  mas  los  perfectos  de 
camino  le  son  agradables. 

21  Aunque  Uesme  la  mano  á  la  mano,  el 
malo  no  quedará  sin  castigo;  mas  la  si- 
miente de  los  justos  escapará. 

22  Zarcillo  de  oro  en  la  nariz  del  puerco 
es  la  muger  hermosa,  y  apartada  de  razón. 

23  El  deseo  de  los  justos  Bolamente  es 
bueno :  mas  la  esperanza  de  los  impíos  es 
enojo. 

24  Hay  unos  que  reparten,  y  fot  es  aña- 
dido mas :  hay  otros  que  son  escasos  mas 
de  lo  que  es  justo ;  mas  Tienen  á  po- 
breza. 

25  El  alma  liberal  será  engordada ;  y 
el  que  hartare,  él  también  será  harto. 

26  El  que  detiene  el  grano,  el  pueblo 
le  maldecirá :  mas  bendición  será  sobre 
la  cabeza  del  que  rende. 

27  El  que  madruga  al  bien,  hallará  fa- 
vor: mas  el  quel>usca  el  mal,  Teñirte  ha. 

28  El  que  confia  en  sus  riquezas,  caerá'; 

568 


mas  los  Justos  reverdecerán  como  ra- 
mos. 

29  El  que  turba  su  casa,  heredará  Tien- 
to;  y  el  insensato  será  sierro  del  sabio 
de  corazón. 

80  El  fruto  del  justo  es  árbol  de  vHa,  y 
el  que  caza  olmas,  es  sabio. 

81  Ciertamente  el  justo  será  pagado  en 
la  tierra:  ¿  cuánto  mas  el  impío  y  pi- 
cador? 

CAPITULO  XH. 

EL  que  ama  el  castigo,  ama  la  sabidu- 
ría :  mas  el  que  aborrece  la  repreii- 
sion,  es  Ignorante. 

2  El  bueno  alcanzará  faror  de  JéhOTa: 
mas  él  condenará  al  hombre  de  malos 
pensamientos. 

8  El  hombre  mato  no  permanecerá: 
mas  la  raíz  de  los  justos  no  será  movida. 

4  La  muger  rirtuosa  corona  es  de  sn 
marido :  roas  la  mala,  como  carcoma  en 
sus  huesos. 

5  Los  pensamientos  de  los  justos  son 
juicio:  mas  las  astucias  de  los  impíos 
engallo. 

6  Las  palabras  de  los  Impíos  son  ase- 
char á  la  sangre :  mas  la  boca  de  los  rec- 
tos les  librará. 

7  Dios  trastornará  á  los  Impíos,  y  tro 
serán  mas:  mas  la  casa  de  los  Justos 
permanecerá. 

8  Según  su  sabiduría  es  alabado  él 
hombre :  mas  el  perverso  de  corazón  se- 
rá en  menosprecio. 

9  Mejor  es  el  que  se  menosprecia,  y 
tiene  siervos,  que  el  que  se  precia,  y  ca- 
rece de  pan. 

10  El  justo  conoce  el  alma  de  su  bestia: 
mas  la  piedad  de  los  impíos  es  crueL 

11  El  que  labra  su  tierra,  se  hartará  de 
pan  :•  mas  el  que  sigue  á  los  Vagabundos 
es  falto  de  entendimiento. 

12  Desea  el  impío  la  red  de  los  malos : 
mas  la  raíz  de  los  justos  dará  JVufo. 

18  El  impío  es  enredado  en  la  prevari- 
cación de  sus  labios :  mas  el  justo  saldrá 
de  la  tribulación. 

14  Del  fruto  de  la  boca  el  hombre  será 
harto  de  bien ;  y  la  paga  de  las  manos  del 
hombre  le  será  dada. 

15  El  camino  del  insensata-  es  derecho 
en  sn  opinión:  mas  el  que  obedece  al 
consejo  es  sabio. 

16  El  insensato  á  la  hora  se  conocerá 
su  ira:  mas  el  que  disimula  la  Injuria  es 
cuerdo. 

17  El  que  habla  verdad,  Tteclara  justi- 
cia: mas  el  testigo  mentiroso,  «ttgttfló. 


ttU>*&ftltl64. 


IB  Hay  átffmum  que-  MMati  *otno  esto» 
cadas  de  espada:  mas  la  1  engría  de  loe 
sabios  es  medicina. 

•  19  £1  labio  de  verdad  permanecerá  pa* 
ra  siempre :  mas  la  lengua  de  mentira, 
por  un  momento. 

20  Engaño  hay  en  el  corazón  de  loe 
qne  piensan  mal:  mas  alegría  en  el  de 
loe  que  piensan  bien. 

21  Ninguna  adversidad  acontecerá  al 
jnsto:  mas  los  impíos  serán  llenos  de 
mal. 

22  Los  labios  mentirosos  son  abomina- 
ción á  Jehova:  mas  los  obradores  de 
verdad,  sn  contentamiento, 

28  £1  hombre  cnerdo  encubre  la  sabi- 
duría: mas  el  corazón  de  los  insensatos 
predica  la  fatuidad. 

24  La  mano  de  los  diligentes  se  enee* 
floreará:  mas  la  negligente  será  tribu- 
taria. 

25  El  cuidado  congojoso  en  el  corazón 
del  hombre,  le  abate :  mas  la  buena  pa- 
labra le  alegra. 

26  El  justo'  hace  ventaja  á  su  prójimo : 
mas  el  camino  de  los  impíos  les  hace 


27  £1  engaño  no  chamuscará  ra  caza: 
mas  el  haber  precioso  del  hombre  es  la 
diligencia. 

28  En  la  vereda  de  Justicia  está  la  vidi; 
7  el  camino  de  su  vereda  no  et  muerte. 

CAPITULO  XIIL 

EL  hijo  sabio  recibe  la  ensefianza  del 
padre :  mas  el  burlador  no  escucha 
la  reprensión. 

2  Del  fruto  de  la  boca  el  hombre  come- 
rá bien :  mas  el  alma  de  los  prevaricado- 
res, mal. 

8  El  que  guarda  su  boca,  guarda  su  al- 
ma: mas  el  que  abre  sus  labios  tendrá 
calamidad. 

4  Desea,  7  nada  (deansa  él  alma  del  pe- 
rezoso :  mas  el  alma  de  los  diligentes 
será  engordada. 

5  El  justo  aborrecerá  la  palabra  de 
mentira :  mas  el  impío  se  hace  hediondo, 
y  confuso. 

6  La  justicia  guarda  al  de  perfecto  ca- 
mino: mas  la  impiedad  trastornará  al 
pecador. 

7  Hay  algunos  que  se  hacen  ricos,  y  no 
tienen  nada;  y  otros,  que  se  hacen  po- 
bres, y  tienen  muchas  riquezas. 

8  La  redención  de  la  vida  del  hombre 
son  sus  riquezas ;  y  el  pobre  no  escucha 
'la  repreflaioik.  ■ 


w  La  rus» de  lo#  •justos  se  alegrará?  mas 
la  candela  de  los  impíos  se  apagará. 

10  Ciertamente  la  soberbia  parirá  con- 
tienda :  mas  con  los  avisados  es  la  sabi- 
duría. 

11  Las  riquezas  de  vanidad  se  disminui- 
rán: mus  el  que  allega  con  su  mano, 
multiplicará. 

12  La  esperanza  que  se  alarga,  es  -tor- 
mento del  corazón:  mas  árbol  de  vida  sé 
el  deseo  cumplido. 

18  El  que  menosprecia  la  palabra,  pe* 
recerá  por  ello:  mas  el  que  teme  el 
mandamiento,  será  pagado. 

14  La  ley  al  sabio  es  manadero  dé  vida 
para  apartarse  de  los  lazos  de  la  muerte. 

15  El  buen  entendimiento  conetttará 
gracia:  mas  el  camino  de  los  prevarica* 
«oree  $s  duro. 

16  Todo  hombre  cuerdo  hace  con  sabi- 
duría i  mas  el  insensato  manifestará  fa- 
tuidad. 

17  El  mal  mensagero  caerá  en  mal: 
mas  el  mensageroftel  v»  medicina, 

18  Pobreza  y  vergüenza  tendrá  el  que 
menospreciare  la  enseñanza:  mas  el  que 
guarda  la  corrección;  serélronTado. 

19  El  deseo  cumplido  deleita  al  alma: 
mas  apartarse  del  mal,  €t  abominación  á 
los  insensatos. 

20  El  que  anda  con  los  sabios,  será  sa- 
bio: mas  el  que  se  allega  á  los  insensa- 
tos, será  quebrantado. 

21  Mal  perseguirá  á  los  pecadores :  mas 
á  los  justos  bien  será  pagado.    - 

29  El  bueno  dejará  herederos  á  los  hi- 
jos de  los  hijos ;  y  el  haber  del  pecador 
para  el  justo  está  guardado. 

23  En  el  barbecho  de  los  pobres  hay 
mucho  pan  r  mas  piérdese  por  falta  de 
juicio. 

24  El  que  detiene  el  castigo,  á  su  fctyo 
aborrece :  mas  el  bjue  le  ama,  madruga  á 
castigarle. 

25  El  justo  come  hasta  ^oe  su  sima  se 
harta :  mas  el  vientre  de  los  impíos  ten- 
drá necesidad. 

CAPITULO  XIV. 

LA  muger  sabia  ediflea  su  casa:  mas 
la  insensata  con  sus  manos lader- 
riba. 

2  El  que  camina  en  su  rectitud,  teme  á 
Jehova:  mas  el  pervertido  en  sus  cami- 
nos, le  menosprecia. 

3  En  la  boca  del  Insensato  está  la  vara 
de  la  soberbia:  mas  los  labios  de  tos  ssV 
hloe  lo*  guardarás.  Z 

«69 


FB0YSft9£Qft 


4&mbuayea,4alfeU.t^  limpio:  ma* 
por  la  fuerza  del  buey  hay  abundancia 
de  panes. 

5  EL  testigo  verdadero,  no  mentira: 
mas  el  testigo  falso  hablará  mentiras. 

6  fiasco  el  burlador  la  sabiduría,  y  no 
la  Judió :  mas  la  sabiduría  al  hombre  en* 
tendido  es  fácil. 

7  Yete  de  delante*del  hombre  insensa- 
to :  pue*  no  le  conociste  labios  de  ciencia. 

8  La  ciencia  del  cnerdo  es  entender  su 
camino :  mas  la  insensatez  de  los  fatuos 
«engaño. 

9  Los  insensatos  hablan  panado;  mas 
entre  los  rectos  hay  amor. 

10  £1  corasen  conoce  la  amargura  de 
su  alma;  y  extraño  no  se  entremeterá  en 
au  alegría. 

11  La  casa  de  los  impíos  será  asolada: 
mas  la  tienda  de  los  rectos  floreceré. 

.  12  Hay  camino  que  al  hombre  le  parece 
derecho:  mas  su  salida  es  caminos  de 
muerte. 

13  Aun  en  la  risa  tendrá  dolor  el  conv 
son ;  y  la  salida  de  la  alegría  es  congoja. 

14  De  sus  caminos  será  harto  el  apar- 
tado da  razon«*y  el  hombre  de  bien  se 
apartará  de  éL 

15  £1  simple  cree á  toda  palabra:  mas 
el  entendido  entiende  sus  pasos. 

16  £1  sabio  teme,  y  apártase  del  mal: 
mas  el  insensato  enójase,  y,  confia, 

17  £1  que  de  presto  se  enoja»  hará  locu- 
ra; y  el.  hombre  de  malo*  pensamientos 
sera  aborrecida. 

18  Los  simples  heredarán  la  insensa- 
tez: mas  los  cuerdos  so  coronarán  de 
sabiduría. 

19  Los  malos  se  inclinaron  delante  de 
los  buenos}  y  los  impíos,  á  las  puertas 
del  justo. 

20  £1  pobre  es  odioso  aun  á  su  amigo : 
mas  los  que  aman  al  rico,  son  muchos. 

21  £1  pecador  menosprecia  á  su  próji- 
mo: mas  el  que  tiene  misericordia  de 
los  pobres,  es  bienaventurado* 

22  ¿No  yerran,  los  que  piensan  mal? 
mas  los  que  piensan  bien  tendrán  mise- 
ricordia, y  Verdad, 

23  En  todo  trabajo  hay  abundancia: 
mas  la  palabra  de  los  labios  solamente 
empobrece. 

24  La  eorona  de  los  sabios  ss  sus  rique- 
zas,: mas  la  insensatez  de  los  fatuos  m 
fatuidad. 

35  £1  testigo  verdadero  libra  las  almas : 
mas  el  engañoso  hablará  mentiras» 
26  En  el  temor  de  Jehova  está  la  faerte 


ranza. 

27  £1  temor  de  Jehova  es  manadero  4o 
vida,  para  ser  apartado  de  lps  Issos  de  la 
muerte. 

28  En  la  multitud  del  pueblo  edá  la 
gloria  del  rey ;  y  en  la  íaUa  del  pueblo, 
la  flaqueza  del  príncipe, 

29  £1  que  tarde  se  aira,  «s  grande  de  en* 
tendimlento :  mas  el  corto  d*  espíritu, 
engrandece  la  locura. 

SO  £1  corazón  blando  ss  vida  de  las  car- 
nes: mas  la  envidia,  pudrimiento  de 
huesos. 

31  £1  que  oprime  ai  pobre,  afrentará  su 
hacedor:  mss  el  que  tiene  misericordia 
del  pobre,  le  honra. 

82  Por  su  maldad  será  lanzado  el  im- 
pío: mas  el  justo,  en  su  muerte  tiene 
esperanza. 

38  En  el  corazón  del  cuerdo  reposará 
la  sabiduría;  y  en  medio  de  los  insensa- 
tos es  conocida.  , 

34  La  justicia  engrandece  la  gente :  mas 
el  pecado  es  afrenta  <}e  las.  naciones. 

35  La  benevolencia  del  rey  es  para  con 
el  siervo  entendido :  mas  el  que  fe  aver- 
güenza, es  su  enojo* 

CAPITULO  XV. 

LA  blanda  respuesta  quita  la  Ira :  mas 
la  palabra  de  dolor  haca  subir  el 
furor. 

2  La  lengua  4e  loa  sábiaa  adornará  á  la 
sabiduría :  mas  la  boca  de  los  insensatos 
hablará  fatuidad. 

3  Los  ojos  de  Jehova  eu  todo  lugar 
están  mirando  los  buenos  y. los  ma- 
los. 

4  La  lengua  saludable  ss  árbol  de  vida: 
mas  la  perversidad  en  olla  es  quebranta- 
miento de  espíritu. 

5  El  insensato  menosprecia  la  enseñan- 
za de  su  padre:  mas  el  que  guarda  la 
corrección,  saldrá  cuerdo. 

6  En  la  casa  del  justo  hay  gran  provi- 
sión; mas  en  los  frutos  del  impío,  tur- 
bación. 

7  Los  labios  de  los  sabios  esparcen  sa- 
biduría ;  mas  el  corazón  de  los  insensa- 
tos no  asi. 

8  El  sacrificio  de  los  impíos  es  abomi- 
nación á  Jehova:  mas  la  oración  de  los 
rectos  es  su  contentamiento. 

9  Abominación  es  á  Jehova  el  camino 
del  impío :  mas  él  ama  al  que  sigue  jus- 
ticia.    , 

10  El  cutlgo  m  molerto  #  mdej»  el 


p*e?E*Bta& 


ifezab> 


caminen  muí  el  que  eflortocicnB  I»' ce* 
reccion,  morirá. 

11  Bl  Interno  y  la  perdición  anVnt  delan- 
te de  Jebova?  ¿cuánto  mas  loe  eoraao» 
nee  de  los  hombres  ? 

12  Bl  burlador  no  ama  al  que  le  casti- 
ga: irise  allega  á  toe  sablee. 

13  £1  corazón  alegre  ' 
freí  me»  por el-dolor del 
pirita  m  triste. 

14  El  corazón  entendWo 
dutía:  ma*  la  boca  de  loe  linwazlatoa  pa- 
ta latuMad. 

15  Todos  los  días  del  afligido  ton  toaba» 
Josoe  t  tnas'et  buen  corazón»  convite  con- 
tinuo. 

16  Mejor  e*  lo  poco  con  el  temor  de 
Jehova,  qne  -el  gran-  tesoro  donde  hay 
turbación. 

17  Mejor  m  la  eomMa  de  legumbsca 
donde  hay  amor,  qne  de  buey  engordado, 
«onde  bar  odio.  ' 

18  El  hombre  iracundo  revolverá  ooz» 
tiendas:  mas  el  que  tarde  ae  eneja, 
Marital*  fe  sencillo* 

1*  81  camine  del  perezoso  escomo  seto 
dé  espinos :  mas  la  vereda  de  los  rectos 
es  solada. 

•20  El  nty>  santa  alegra  al  padre:  mas  el 
hombre  insensato  menosprecia  ásn  ma- 
dre* 

21  Ife  bísensete*  st  alegría  al  mito  de 
entendimiento:  mas' ei  hombre  entendi- 
do enderezará  el  camfaszr. 

22  Los  pensamientos  son  frnstinéea 
donde  no  hay  consejo:  mas  en  la  multi- 
tud de  consejeros  se  afirman. 

28  El  hombre  se  alegra,  con  le  respues- 
ta de  tm  boca;  y  la  palabra  á  su  tiempo, 
I  cuan  buena  es! 

24  El  camino  de  la  vida  *r  Jnfcas  arriba 
el  entendido;  pam  apartarse  de  la  sUfla 
de  abajo. 

25  Jehova  asolará  la  caza  de  los  sober- 
bios: mas  él  afirmará  el  término  de  la 
viuda. 

26  Abominación  son  á  Jehova  los  pen- 
samientos del  malo:  man  las  habla» de 
los  limpios  son  limpias. 

3T  Alborote  en  casa  el  codicioso?  mas 
el  que  aborrece  los  presentes,  vivirá. 

28  El  corazón- del  justo  piensa  para  res- 
ponder: mas  la  boca  de  toe  impíos  der- 
rama malas  cesas. 

29  Lejos  está  Jebova  w>  los  impíos, 
mas  4k  oye  la  oración  de  tos  Justos* 

80  La  luz  de  los  ojos  alegra  el 
yfeftanjmvflun*  engórdales 


1  La»  oreja  qnsíasssvmn  fe*oosve*otei 
de  vida,  entre  toe  sabios  mesará. 

82  El  que  tiene  en  poco  el  castigo,  me* 
nozpnsefe  su  alma:  mas  el  que  rvmcbti 
la  correeeion  tiene  entendimientou 

88  El  temor  de  Jehova  «  enseñamiento 
desanidaría;  y  delante  déla  hónrala  hn- 


CAPlTUfcO  XVJ. 

DEL  nombre  san  las 
de*  corazón  s  zzzz  de  Jehova  la  jes- 
puesta  de  la  lengnavMi 
2  Todos  toa  caminos  del  hombre  son 
ttmptoe  en  su  opinión:  mas  Jehova  pesa 
los  espíritus, 
ft  Encomienda  á  Jebera  tus  onzas;  y 


4  Todas  las  cosas  ha  hecho  Jehova  por 
el  mismo;  y  asm  al  Implo  para  el  día 


5  Abominación  et  á  Jehovn  todo  altivo 
de  corazón:  fe  sismo  ¿awle^  fe  mano,  no 
será  sin  castiga 

s>  Con  mleerssotdlay  roí  cade cz-á  recon- 
ciliado el  pecado}  y  con.  el  temer  dnJe> 
hova  se  aparta  del  maL 
-  T  Onandolos  cominee  del  zjeeátere  ae- 
ran agradables  á  Jehovay  aun  sus  ene» 
n*énw  pacificará  con  & 

%  Mejor  es  lo  pono  non  jsunicfe,  que  fe 
muchedumbre  de  los  frutos  sin  desceba 

0  SI  coennon  del  nouuez*<nteszMVBn  en- 
minoi  mas  Jehova  endereza  ens  nasos. 

10  Adivinación  enV*  en  los  labios  del 
rey:  en  juicio  no  prevarienrá-zn  boca* 
*  11  Peso  y  balanzas  derechas  mn  de  Je» 
nova:  onza  suya  ene  tedas  fes  pezazde 
fe  befes,  . 

12  Abetnsnnzton  st  sV  toe  reyes  hacer 
Impiedad;  porque  con  justiefeserá  con- 
firmado su  trono» 

18  Los  labios  Justos  ton  el  contenta- 
miento de  tos  reyes ;  y  si  qne  habla  lo 
reeto  aman. 

14  La  ten  e^seymnsenzagen»  de  muer- 
te :  mas  el  hombre  sabio  fe  evitará. 

z»  fin  fe  alegría  del  rostro  del  rey  enV* 
fe  vida;  y  en  benevolencia  et  oesno  la 
nube  tardía. 

:  Id  Mcjorns  adquirí*  sabiduría  qne  oró 
preciado;  y  adquirir  ineetigenefe  vede 
mas  que  la  plata» 

17  i»  camino  de  tos  reotee  et  apartarse 
del  mal :  su  alma  guarda,  el  que  guarda 
su  camino. 

18  Antee  del  quebrantamiento  et  fe  so- 
berbia* yiásstostofeceesje>fe.«Jttvoade 

-  -  Digitized  byVjXTDyiC^ 

«I 


FJM*rS*BM& 


Id  Mejore»  abafa»  ti  «flpfcfcn  «mi  16b 

humildes,  eme  partir  despojos  «on  los  so- 
berbios. 

90  £1  enkncttde  en  la  palabra,  hallar* 
el  bien;  y  el  que  confia  en  Jehova,  bie- 
naventurado éL 

21  Eisábiads.entenóÍmieotoeB  Uame- 
do  entendido ;  y  la  dulzura  de  labios  aa> 
mentará  la  doctrina. 

98  Cenadero  de  vida  ew  el  esfendiinlen- 
to  al  que  le  posee:  esas  la  erndftelon  da 
los  insensatos  es  locura. 

98  El  corazón  del  sabio  haee  prudente 
su  boca;  y  ooa  sus  labios  aumenta  la  doc- 
trina. 

94  Fanal  de  miel  son  las  bablss  suaves, 
suavidad  al  alma,  y  medicina  á  tos  hue- 
sos. 

9$  Hay  enminofue  et  derecho  al  pare- 
cer del  hombre :  mas  su  salida  mm  eemfr 
nos  de  muerte. 

9a  SI  sima  del  quetaabaje,  trabaja  par* 
si ;  porque  su  boca  le  constriñe. 
-  97  £1.  hombre  perverso  eevaartaetti  éd 
mel^yeavees  labios  es  como  llama  de 
fuego. 

98  El  hombre  perverso  levanta  contien- 
da; y  el  i  hssmssri  aparta  los  principes. 

99  £1  hombre  melottsongea  á  su  próji- 
mo; y  le  hace  caminar  por  el  camino  no 


60  Cierra  ans  «ge*  pata  pensar  perver- 
sidades: mueve  sus  labios,  efectué  el 
mal. 

9fc  Corona  de  honra  es  la  vejes:  en  el 
camino  de  Justicia  se  hallará. 

89  Mejor  es  el  eme  tarde  se  atas,  qae  si 
fuerte;  y  el  que  se  enseñorea,  de  sn' es- 
pirito, que  el  qae  toma  una  candad. 

98  La  Miarte  se  echa  en  el  seno:  mas  de 
Jehova  es  todo  su  juicio. 


M1 


CAPITUI-0  xvn. 
f  EJOR  es  un  bocado  de  ptm  seco,  y 
.  -en  pm\  qae  lar  casa  de  cuestión  lle- 
na de  victimas.  • 

9  £1  siervo  prudente  se  enselkn*easádel 
btyo  deshonrador ;  y  entre  los  henéenos 
partirá  la  herencia. 

Y  Afinador  á  la  pista,  y  fragua  al  oro: 
mas  Jehova  prueba  los  consones; 

4  £1  malo  está  atento  al  labio  inicuo;  y 
el  mentiroso  escucha  á  la  lengua  maldi* 
dente. 

5  £1  que  escarnece  al  pobre,  afrenta  á 
su  hacedor;  y  el  que  se  alegra  en  la  ea- 
iamfcdsáayaiáswserásia  castiga' 

6  Corona  de  los  viejos  se*  los  lajas  de 


lee  mjosq  y  4a  boma  dio  los  h#os,  sus 
padres. 

7  No  conviene  al  insensato  el  labio  ex- 
celente: ¿cnanto  menos  al  principo  el 
labio  mentiroso? 

8  Piedra  preciosa  et  d  presente  en  ojos 
de  sus  dueños:  á  donde  quiera  qne.se 
vuelve,  da  prosperidad. 

9  El  qne  cubre  la  prevaricación,  bnsea 
amistad :  mas  el  que  reitera  la  palabra, 
aparta  al  principe. 

10  Aprovecha;  la  reprensión  en  el  en* 
tendido,  mas  que  cien  azotes  en  el  in- 
sensato. 

11  £1  rebelde  no  bnsea  sino  mal;  y 
mensagero  cruel  será  enviado  contra  él 

19  Encuentre  con  el  hambre  \m  oso, 
que  le  sysn  quitado  ans  cachorros,  y  no 
un  insensato  en  su  locura. 

18  fil-sjue  damel  por  bien,  no  se  apar- 
tará mal  de  sn  casa. 

14  Soltar  las  aguas  et  el  principio  de  fe 
contienda:  pnce  antes  qne  se  revuelva 
el  pleito^  .déjsin; 

15  £1  que  justifica  al  impla,  y  «1  qne 
condena  al  justo,  ambos  á  dos  ees»  abo- 
mmaeioñá  Jehova.     ■ 

16  ¿  De  qué  sirve  el  precio  en  la  mano 
del  insensato  para  comprar  sabiduría,  no 
teniendo  entendimiento  t 

17  En  todo  tiempo  ama  el  amigo :  man 
el  hermano  para  la  angustia  es  nacida 

18  El  hombre  mito  de  entendimiento 
toca  la  mano,  fiando  á  otro  detento  de  sn 
amigo.. 

19  La  prevaricación  ama*  el  que  ama 
pleito ;  y  el  qne  alna  su  portada,  busca 
quebrantamiento. 

99  £1  perverso  de  corazón  nunca  haBará 
bien;  y  el  que  revuelve  eon  sn  lengua, 
caerá  en  mal* 

91  £1  qne  engendra  al  insensato,  para 
su  tristeza  le  engendra;  y  el  padre  del  In- 
sensato no  so  alegrará. 

99  El  coraron  alegre  hará  buena  dispo- 
sición: mas  el  espirito  triste  seca  los 
huesee. 

98  El  impío  4oma  presentes-cM  seno, 
para  pervertir  las  veredas  del  derecho. 

94  En  el  rostro  del  entendido  se  parece 
la  sabiduría:  mas  los  ojos  del  insensato, 
hasta  el  cabo  de  la  tierra. 

95  £1  htyo  ineenssto  es  enojo  á  su  pa- 
dre ;  y  amargura  á  la  qne  le  engendro, 

95  Ciertamente  condenar  al  justo,  no  es 
bueno :  ni  herir  á  tos  principes  sobro  el 
dereehoi .  r\r%1r> 

97  Detiene  sus  dichos  ilJpi*mb*  se- 


r boyes  bical 


JttÜri»;  7  depntítée  espárttu  stcl  hom- 
bro entendido. 

38  Aun  el  inténtelo  cuando  calla,  es 
contado  por  sabio  i  el  que  cierra  ees  la* 
Dios  «  entendida 

CAPITULO  XVUL 

CONFORME  ai  deseo  busca  el  aparta» 
do:  ensededoctriiia^essrolvfcfá. 
3  No  toma  placer  el  Jeeeneeto  en  la  in* 
teligencia:  mee  en  lo  une  se'dssenhfe 

8  Guando  viene  el  impío,  Tiene 
bien  el  menoeprecio ;  7  con  el 
dor,  la  vergüenza, 

é  Agnae  proflindes  «aa  les  palabra»  de 
la  boca  del  hombre;  7  arroyo  reveetlen* 
te  la  fuente  de  la  sabiduría. 

5  Tener  respeto  á  la  persona  del  implo, 
para  hacer  eaer  al  justo  éattt  derecho, 
no  a?  bueno, 

•  Lea  labios  del  insensato .  Tienen  con 
pleito ;  y  su  boca  á  cuestiones  litéis. 

7  I*  boca  del  Insensato-  ai  euebrauta- 
miento  pasa  el;  7  sus  labios  esa  lasos 
para  su  alma. 

8  Las  palabras  del  entornos*  perecen 
blandear  mas  eUas  descienden  basta  lo 
intimo  del  vientre. 

9  También  el  que  es  negUgeaie  en  su 
obra*  es  hermane  del  dueño  disipador. 

10  Torre  fuerte  st  el  nombre  4o  Jeho» 
Ya  í  á  él  correré  el  justo,  7  seré  levantado. 

11  Las  lineases  del  rico  ata  mdeéad 
de  su  fortaleza;  7  como  un  muro  alte* 
en  se  imaginación. 

12  Antes  del  quebiantamienio  se  eleva 
el  corazón  del  hombre;  7  anees  ele  la 
honra,  el  abatámienUh 

13  £1  que  responde  palabra  antes  de 
oü\  insensatez  le  es,  7  vergüenza. 

14  £1  ánimo  del  hombre  suportará  su 
enfermedad :  mas  al  ánimo  angustiado, 
¿  quién  le  suportaré  9 

15  £1  corazón  del  entendido  adquiere 
sabiduría ;  7  la  oreja  de  los  sabios  busca 
la  ciencia. 

16  £1  presente  del  hombre  le  ensancha 
H  camino;  y  le  llera  delante  de  los  gran* 
des. 

17  £1  justo  st  primero  en  su  pleito;  y 
bu  adversario  viene,  y  búscele» 

18  La  suerte  pone  fin  é  los  pleitos;  y 
desparte  loa  fuertes. 

19  £1  hermano  qfmdido  es  mas  contu- 
maz que  une  ciudad  fuerte;  7  las  con- 
tiendas de  fes  ¿ármenos  sea  como  seseo» 
jos  de 


31  Bel  n-eto  ée  le  boca  del  lesértrese 
hartera  su  vientre:  de  la  rente  ée  sus  la- 
bios se  hartará. 

31  La  muerte  7  la  vida  arte*  en  poder 
de  la  lengua;  7  el  que  la  ama,  comeré  de 
sus  frutos. 

33  El  o^  bailó iauger,hal^slbieo;  7 
alcanzo  la  benevolencia  de  Jehova. 

38  £1  pobre  habla  ruegos ;  mas  el  riso 
responde  dórelas. 

34  £1  hombre  de  amigos  teaséiénáte  en 
amistad;  7  á  iecm  hay  amiga-  mes  con< 
Junto  que  el  hermano. 

CAPITULO  XIX, 
"m/TEJOR  es  el  pobre  que  esmine  en  en 
1YJL  shnpttsiésd,  que  el  de  perversos 
labios,  7  insensato. 

3  £1  alma  sin  ciencia  no  st  buena ;  7  el 
presuroso  de  pies,  peca. 

3  La  insensatez  del  hombre  tuerce  so 
camino;  y  contra  Jebera  se  aira  su  cb- 


4  Las  riquezas  allegan  mushossmegcsg 
mes  el  pobre,  ée  su  amigo  es  enertedo* 

5  £1  testigo  miso  no  será  sin  castigo;  7 
el  que  habla  mentiras,  no  escapara* 

0  Isucboo regaren  al  prlnotps;  mes  ca- 
da uno  ss  amágo-de*  aosabre  ote*  da* 

7  Todos  los  hermanos  del  pobre  le 
aborrecen»  ¿  cuánto  mas  sus  amigas  se 
alejaren  de  élf  buscará  la  palabra,  7  do 
la  hallará. 

8  £1  que  posee  entendimiento,  eme  su 
sima:  guarda  m  Intetts^nmey  para  hallar 
el  bien. 

V  £1  testigo  suso  no  será  sin  castigo ;  7 
el  que  habla  mentiras,  perecerá, 

10  No  conviene  al  insensato  m  delicia, 
¿cuánto  menos  al  siervo  ser  señoree  los 
principes  ? 

11  £1  entendimiento  del  hombre  detie- 
ne su  furor;  7  su  honre  ss  disimular  la 
prevaricación. 

18  Come  el  bramido  del  cachorro  del 
león  et  Ja  ira  del  rey ;  7  como  el  rodo 
sobre  la  yerba  su  benevolencia. 

18  Dolor  ss  pera  su  padre  el  mjo  insen» 
sato ;  7  gotera  continua  las  contiendas 
de  la  muger. 

14  La  casa  7  las  riquezas  herencia  ton 
de  los  padres:  mas  de  Jehova  la  muger 
prudente. 

15  La  pereza  hace  caer  sueno ;  7  el  al- 
ma negligente  hambreará. 

1A  Blqae  guarda  el  nsandamlonto,  guar- 
da su  alma:  mas  d  ene  menosprorisre 
sus  caminos,  morirá. 


PBCXIHERBHIfi. 


17  AJskbta  «n^ferta  ti qnedftrii po- 
bre; y  él  le  dará  bu  paga. 

18  Castiga  á  tu  hijo  entre  tatito  que  hay 
esperanza:  moa  para  matarle  no  alce»  tu 
voluntad. 

19  £1  de  grande  ira,  llevará  la  pena; 
porque  aun  si  le  iterara,  todavía  toma- 
rás. 

80  Escucha  el  consejo,  y  recibe  la  en- 
señanza, para  qne  seas  sabio  en  tu  Tejas. 

01  Mnchos  pensamientos  asísWan  ti  eo- 
ranon  dea  nombre  t  mas  el  consejo  de  Je- 
hova permanecerá. 

22  Contentamiento  es  á  los  hombres 
hacer  misericordia;  y  el  pobre  es  mejor 
que  el  mentiroso. 

¿88  £1  temor  de  Jehova  ¿a  pora  vida;  y 
permanecerá  harto :.  no  será  visitado  de 
mal. 

34  El  perezoso  ssaondo  su  mano  em  el 
seno:  auné  su  boca  no  la.  llevará. 

85  Hiere  al  burlador,  y  el  simple  se  ho- 
ra avisado ;  y  corrigiendo  al  entendido, 

26  El  que  robo  á  ou  podro,  y  ahuyenta 
á  sn  madre,  hijo  m  avergonzator,  y  des- 
honrador. 

87  Cesa,  sajo  mío,  de  ote  el  emseftmnleu- 
to,  que  te  haga  desviar  de  las  tañónos  de 
sabiduría. 

88  SI  testigo  perverso  se  burlará  del 
juicio;  y  lo  boca  délos  Impíos  encubrirá 
la  iniquidad. 

SO  ¿¿orejados  están  juicios  para  los  bur- 
ladores; y  azotes  para  loa  cuerpos  de  los 
Insensatos. 

CAPITULO  XX. 

EL  vino  ¿oes  burlador:  la  cerveza,  al- 
borotador; y  cualquiera  que  en  él 
erraos,  no  será  sabio. 

2  Bramido,  como  de  cachorro  de  león, 
atol  miedo  del  rey :  el  que  lo  hace  eno- 
jar,  poca  amtra  su  alma. 

3  Honra  es  del  hombre  dejarse  de  plei- 
to i  mas  todo  Insensato  se  envolverá 
en  4L 

4  El  perezoso  no  ara  á  pausa  del  Javier» 
no :  mas  el  pedirá  en  la  segada,  y  no  ho> 
Uard. 

5  Aguas  profundas  es  el  consejó  en  el 
corazón  del  hombre :  mas  el  hombre  en- 
tendido le  alcanzará. 

6  Muchos  hombres  pregonan  .cada  cual 
el  bien  que  han  hecho;  mas  hombre  de 
verdad  ¿  quién  le  hallará? 

7  El  justo  que  camina  en  su  integridad, 
faltSMVCsAurados  ame»  ama  luios  después 
dea 

SZá 


8  El  rey  quo  comía»  cHaroo©  de  Julefo, 
con  su  mirar  disipa  todo  mal. 

9  ¿Quién  podrá  decir:  Yo  he  limpiado 
mi  corazón,  limpio  estoy  de  mi  pecado  f 

10  Doblada  pesa,  y  doblada  medida, 
abominación  ton  á  Jehova  ambas  cosas. 

11  El  muchacho  aun  es  conocido  por 
sus  obras,  si  su  obra  es  limpia  y  recta, 

Iflr  La  osujaeye,  y  el  ojo  ve :  Jehova  bi- 
no aun  ambas  cesta. 

18  No  amestel  sueno,  porque  eu>  team* 
pobrezcas :  abre  tus  ojos,  hártame  has  da 

H<  Bl  que  compra,  dieer  Mato  es,  malo 
es :  mas  en  apartándose,  él  se  alaba. 

15  Hay  oso,  y  multitud  de  piedras  pte- 
eieam :  mas  lea  labios  sabios  *m  vaso 
precioso. 

16  Quítale  su  ropa,  porque  *6  ai  extra- 
ño; y  préndale  pe*  la  extras*. 

17  Sabroso  et  al  hombre  el  pan  de  men* 
tiro:  mas  después,  su  boca  será  llena  Jo 


18  Los  penataalentos  con  el  consejé  se 
ordenan;  y  con  industria  so  hace  la 
guerra. 

10  El  que  descubro  él  secreto,  anda  en 
chismes ;  y  con  el  quehsongea  de  sus  la* 
bios,  no  ts  entremetas. 
.80  El  qne  maldice  á  su  padre,  6  á  su 
madre,  en  candela  aera  apagada  en  oseav» 
rtdad tenebrosa. 

81  La  herencia  adqnlrkktde  prima  en  al 
principio,  su  postrimería  aun  no  seta 
bendita» 

88  No  digas:  To  me  vengaré:  esperaá 
Jehova,  y  él  te  salvará. 

88  Abominación  en*  á  Jehova  ka  pessa 
dobladas;  y  el  peso  fideo*  no»  buena 

84  Do  Jehova  spft  loa  pasos  del  hom- 
bre :  el  hombre  pues,  ¿cómo  entenderá 
su  camino  ? 

86  Lsaaes  al  'hombre tragar  santidad; 
y  después  de  los  votos  andar  pregan* 
tsndo. 

.88  El  rey  sabio  esparce  los  impíos;  y 
sobre  elloe  hace  tornar  la  rueda. 

87  Candela  de  Jehova  m  el  alma  del 
hombre,  que  escudriña  lo  secreto  del 
vientre. 

28  Misericordia  y  verdad  guardan  al 
rey ;  y  con  demencia  sustenta  su  trono. 

28  La  honra  de  los  mancebos  es  su  for- 
taleza; y  la  hermosura  de  los  viejos,  su 
vejen. 

88  Las  señolea  de  las  heridas  son  madfc* 
dna  en  el  malo;  y  ka  plagas  en  la  i 
toimtfss^'***"      


PHOVUR&10A 


CAPITULO  XXI 

y^fOMO  los  repartimientos  délas  agí»* 

O  asi  está  el  corazón  del  rey  en  la  ma- 
llo, de  Jehova :  á  todo  lo  que  quiere,  le 
inclina. 

2  Todo  camino  del  hombre  es  recto  en 
au  opinión :  mas  Jehova  pesa  los  cora- 
zones. 

8  Hacer  Justicia  y  juclo  es  á  Jehova  mas 
agradable  qne  sacrificio. 

4  Altivez  de  ojos,  y  grandeza  de  cora- 
son,  y  pensamiento  de  los  impíos  es  pe- 
cado. 

5  Los  pensamientos  del  solícito  cierta- 
mente van  á  abundancia :  mas  todo  pre- 
suroso ciertamente  á  pobreza. 

6  Allegar  tesoros  con  lengua  de  menti- 
ra, es  vanidad,  qne  lera  echada  con  los 
qne  bascan  la  muerte. 

7  La  rapiña  de  los  impíos  los  destruirá1: 
porque  no  quisieron  hacer  Jnicio. 

8  El  camino  del  hombre  eB  torcido  y 
extraño :  mas  la  obra  del  limpio  es  recta. 

9  Mejor  es  vivir  en  un  rincón  de  casa, 
que  con  la  muger  rencillosa  <cn  casa  es- 
paciosa. 

10  El  alma  del  implo  desea  mal:  su 
prójimo  no  le  parece  bien. 

11  Cuando  el  burlador  es  castigado,  él 
simple  se  hace  sabio ;  y  enseñando  al  sa- 
bio, toma  sabiduría. 

'  12  Considera  ejjusto  la  casa  del  Implo : 
qu¿  los  impíos  son  trastornados  por  el 
moL 

13  El  que  cierra  su  oreja  al  clamor  del 
pobre,  también  él  clamará,  y  no  será 
oído. 

14  El  presente  en  secreto  amansa  el  fu- 
ror, y  el  don  en  el  seno  la  fuerte  ira. 

15  Alegría  es  al  Justo  hacer  juicio :  mas 
quebrantamiento  á  los  qué  hacen  Iniqui- 
dad 

16  El  nombre  que  yerra  del  camino  de 
la  sabiduría,  en  la  compañía  de  los  muer- 
tos reposará. 

17  Hombre  necesitado  será  el  que' ama 
la  alegría ;  y  el  que  ama  el  vino  y  el  un- 
güento no  enriquecerá. 

18  El  rescate  del  justo  será  el  impío;  y 
por  los  rectos  será  castigado  el  prevari- 
cador. 

10  Mejor  es  morar  en  tierra  del  desier- 
to, que  con  la  muger  rencillosa,  y  ira- 
cunda. 

20  Tesoro  de  codicia,  y  aceite  está  en  la 
casa  del  sabio:  mas  el  hombre  insensato 
lo  disipará, 
'  21-  £1  que  sigue  la  justicia  y  a*  miseri- 


cordia, nsJfcré  la  ***,  la  J*tfcá%  y  la 
honra. 

23  La  elndsd  de  los  fuertes  tomó  el  sa- 
bio ;  y  derribó  la  fuerza  do  su  confianza* 

23  El  que  guarda  su  boca,  y  su  lengua, 
su  alma  guarda  de  angustias. 

24  Soberbio,  arrogante,  burlados,  es  el 
nombre  del  que  hace  con  salla  de  soben- 
bta. 

28  R  deseo  del  perezoso  le  mata;  por»- 
que  sus  manos  no  quieren  hacer» 

98  Todo  el  tiempo  desea?  -mus  el  Justo 
da;  y  no  perdona 

27  El  sacrificio  de  los  Impíos  es  abotol- 
naden,  ¿cuánto  mas  otireeiéndeto  con 
maldad? 

28  El  testigo  mentiroso  perecerá:  mas 
el  hombre  que  oye,  permanecerá  en  su 
dicho. 

09  El  hombre  impío  asegura  su  rostro : 
mas  el  recto  ordena  sus  comióos. 

88  No  hay  sebiiuria,  nt  inteligencia,  ni 
conseje  contra  Jehova. 

81  El  caballo  se  apareja  parueldiade 
la  batalla :  mas  de  Jehova  es  el  salvar. 

capitulo  xxn. 

DE  mas  estima  es  la  buena  lema  que 
las  muchas  ligúelas;  y  la  buena 
gracia,  que  la  plata  y  que  el  oro. 

2  El  rico  y  el  pobre  se  encontrasen:  á 
todos  ellos  hizo  Jcbova. 

3  El  avisado  ve  el  mal,  y  escóndese: 
mas  los  simples  pasan,  y  reciben  el 
daño. 

4  El  salarlo  de  la  humildad  y  del  te- 
mor de  Jehova,  ton  riquezas,  y  honra,  y 
vida. 

5  Espinas  y  lases  hay  en  el  semino  del 
perverso :  el  que  guarda  su  alma  se  ale- 
jará de  ellos. 

8  Instruye  al  mito  en  su  carrera:  asm 
cuando  fuere  viejo  no  se  apartará  de  ella. 

7  El  rico  se  enseñoreará  de  los  pobres; 
y  el  que  toma  emprestado  es  siervo  del 
que  empresta. 

8  El  que  sembrare  iniquidad,  iniquidad 
segará;  y  la  vara  de  su  ira  se  acabará. 

9  El  ojo  misericordioso  será  bendito; 
porque  dio  de  su  pan  al  menesterosa 

10  Echa  ai  burlador,  y  saldrá  la  con- 
tienda ;  y  cesará  el  pleito,  y  la  vergüenza. 

11  El  que  ama  la  limpieza  de  corazón, 
y  la  gracia  de  sus  labios,  su  compañero 
será  el  rey. 

12  Loe  ojos  de  Jehova.  misan  por  la 
ciencia;  ylascosasdeipieausicnojor  pez- 
vierte. 


*moi¥i$fi&ie&. 


1»  PteflrtfrortflMié*  Wk-oa  estácese: 
en  mitad  de  las  calles  seré  muerto. 

14  Sima  profunda  «t  la  boca  de  ¡a»  mu- 
gem  extrañas:  aquel  contra  el  caal  Je- 
hoTa  tnviere  ira,  caerá  en  ella, 

15  La  insensatez  ata  ligada  en  el  cora- 
koa  del  nraesmohot  mas  la  yaca  de  la 
corrección  la  hará  alejar  de  éL 

16  £1  qno  oprime  al  pobre  para  aumen- 
tarse él,  y  el  ojie  da  al  «too,  ejexUuBejge 
terá  pobre. 

.  17  Inclina  tu  oreja»  y  oye  las  palabras 
de  los  sabios,  y  pon  tu  coraron  á  mi  sa- 
biduría c 

18  Porque  «teosa  deleitable,  si  las  guar- 
dares en  tus  entrañas;  y  que  juntamente 
sean  ordenadas  en  tus  labios. 

19  Para  que  tu  confianza  esté  en  Jebo- 
va,  te  ¡a»  be  hecho  saber  noy  á  ti  también. 

20  ¿  No  te  he  escrito  tres  veces  en  oou- 
sejos  y  ciencia; 

di  Para  hacerse  saber  la  certidumbre 
de  las  razones  verdaderas ;  para  que  res- 
pondas razones  de  verdad  á  los  que  en- 
viaren á  tí  ? 

22  No  robes  al  pobre,  porque  es  pobre: 
ni  quebrantes  en  la  puerta  al  afligido: 
1  88  Porque  Jeaeva  juzgará  la  causa  de 
ellos;  y  robaráiu  alma  á  los  que  loa  ro- 
baren. 

24  No  te  entremetas  con  el  iracundo : 
ni  te  acompañes  con  el  hombre  enojoso. 

26  Porque  no  aprendas  sus  veredas,  y 
tontea  laso  para  tu  alma. 

26  No  estes  entre  los  que  tocan  la  ma- 
mo :  entre  los  que  flan  ñor  deudas. 

27  8i  no  tuvieres  para  pagar :  ¿por  qué 
quitarán  tu  cama  de  debajo  de  tí  ? 

28  No  traspases  el  término  antiguo  qne 
Mctevon  tus  padrea, 

29  ¿Has  visto  hombre  solícito  en  su 
otea?  delante  de  los  reyes  estará:  no 
estará  delante  de  los  de  baja  suerte. 

CAPITULO  XXTIT. 

CUANDO  te  asentares  á  comer  con 
algún  señor,  considera  bien  lo  que 
estoufer*  delante  de  ti : 
-  2  Y  pon  cuchillo  á  tu  garganta,  si  tie- 
nes grande  apetito. 

8  No  codicies  sus  manjares  delicados ; 
porque  es  pan  engañoso. 

4  No  trabajes  para  ser  rico :  déjate  de 
tu  cuidado. 

5  ¿  Has  de  poner  tus  ojos  en  las  rique- 
zas* siendo  ningunas?  porque  nacerse 
lian  atoa,  ooeno-aias  de  águila;  y  volarán 
al  cielo.  | 

m 


6  No  comas  pan  de  Aomorvde  mal  ojo ; 
ni  codicies  sus  manjares. 

7  Porque  cual  es  su  pensamiento  en 
su  alma,  tal  es  él  Decirte  ha,  come,  y 
bebe :  mas  su  corazón  no  ettá  contigo. 

8  ¿Comiste  tu  parte?  vomitarlo  has; 
y  perdiste  tus  suaves  palabras. 

9  No  hables  en  las  orejas  del  insensato ; 
porque  menospreciará  la  prudencia  de 
tus  razones. 

10  No  traspases  el  término  antiguo,  ni 
entres  en  la  heredad  de  los  huérfanos: 

11  Porque  el  defensor  de  ellos  es  el  Fuer- 
te: el  cual  juzgará  la  .causa  de  ellos  con- 
tra tí. 

12  Aplica  al  castigo  tu  corazón ;  y  tus 
orejas  á  las  hablas  de  sabiduría. 

13  No  detengas  el  castigo  del  mucha- 
cho; porque  si  le  hirieres  con  vara,  no 
morirá 

14  Tú  le  herirás  con  vara,  y  librarás  su 
alma  del  infierno. 

15  Hijo  mió,  si  sabio  fuero  tu  corazón, 
también  á  mí  se  me  alegrará  el  corazón. 

16  Mis  eninuias  también  se  alegrarán, 
cuando  tus  labios  hablaren  cosos  rectas. 

17  No  tenga  envidia  de  loa  pecadores 
tu  corazón :  antes  portafera  en  el  temor 
de  Jehova  todo  tiempo : 

18  Porque* ciertamente  hay  fin;  y  tu 
esperanza  no  será  cortada. 

12  Oye  tú,  nijo  mió,  y  sé  sabio,  y  ende- 
reza al  camino  tu  coraztm. 

20  No  estés  con  los  bebedores  de  vino, 
ni  con  los  comedores  de  carne : 

21  Porque  el  bebedor  y  el  comilón  em- 
pobrecerán ;  y  el  sueño  hará  vestir  ves- 
tidos rotos. 

22  Oye  á  tu  padre,  á  aquel  que  te  en- 
gendró ;  y  cuando  tu  madre  envejeciere, 
no  la  menosprecies. 

23  Compra  la  verdad,  y  no  la  vendas : 
la  sabiduría,  el  enseñamiento»  y  la  inteli- 
gencia. 

21  Alegrando  se  alegrará  el  padre  del 
justo;  y  el  que  engendró  sabio,  se  rego- 
cijará con  él. 

25  Alégrese  tu  padre  y  tu  madre,  y  re- 
gocíjese la  que  te  engendró. 

26  Dame,  hijo  mió,  tu  corazón,  y  miren 
tus  ojos  por  mis  caminos : 

27  Porque  sima  profonda  es  la  ramera* 
y  pozo  angosto  la  extraña. 

28  También  ella,  como  robador,  asecha; 
j  multiplica  entre  los  hombres  los  pre- 
varicadores. 

29  ¿  Para  quién  wrá  el  ay  ?  ¿para  quién 
*W?  it»  VU4a  lw  rencillas?  ¿para 


PROVERBIOS. 


quién  las  quejas?  ¿para  quién  las  heri- 
das de  balde?  ¿para  quién  los  cardena- 
les de  los  ojos  ? 

80  Para  los  qne  se  detienen  Junto  al  Ti- 
no ;  para  los  que  Tan  buscando  la  mistara. 

81  No  mires  al  Tino  como  es  bermejo, 
como  resplandezca  su  color  en  el  toso, 
como  se  entra  suavemente. 

33  A  su  fin  morderá  como  serpiente;  y 
como  basilisco  dará  dolor. 

88  Tus  ojos  mirarán  las  extrañas ;  y  tu 
corazón  hablará  perversidades. 

84  Y  serás  como  el  que  yace  en  medio 
de  la  mar ;  y  como  el  que  yace  en  cabo 
del  mastelero. 

35  Y dirás  hiriéronme,  mas  no  me  do- 
lió :  azotáronme,  mas  no  lo  sentí :  cuan- 
do despertare,  aun  lo  tornaré  á  buscar. 

CAPITULO  XXIV. 

NO  tengas  envidia  de  los  hombres 
malos :  ni  desees  estar  con  ellos. 

2  Porque  su  corazón  piensa  en  robar ; 
y  iniquidad  hablan  sus  labios. 

3  Con  sabiduría  se  edificará  la  casa;  y 
con  prudencia  se  afirmará. 

4  T  con  ciencia  las  cámaras  se  henchi- 
rán de  todas  riquezas  preciosas  y  her- 
mosas. 

5  £1  hombre  sabio  es  raerte ;  y  el  hom- 
bre entendido  es  valiente  de  fuerza. 

6  Porque  con  industrias  harás  la  guer- 
ra; y  la  salud  está  en  la  multitud  de  loe 
consejeros. 

7  Alta  está  para  el  insensato  la  sabidu- 
ría: en  la  puerta  no  abrirá  su  boca. 

8  Al  que  piensa  mal  hacer,  al  tal,  hom- 
bre dómalos  pensamientos  le  llamarán. 

9  £1  mal  pensamiento  del  insensato  es 
pecado;  y  abominación  á  los  hombres 
el  burlador. 

10  Si  fueres  flojo  en  el  dia  de  trabajo, 
tu  fuerza  será  angosta. 

11  ¿Detenerte  has  de  escapar  los  que 
son  tomados  para  la  muerte,  y  los  que 
son  llevados  al  degolladero? 

12  Si  dijeres:  Ciertamente  no  lo  supi- 
mos: ¿el  que  pesa  los  corazones  no  lo 
entenderá  ?  £1  que  mira  por  tu  alma  él  lo 
conocerá,  el  cual  dará  al  hombre  según 
sus  obras. 

13  Come,  htyo  mió,  de  la  miel,  porque 
es  buena;  y  del  panal  dulce  á  tu  paladar: 

14  Tal  será  el  conocimiento  de  la  sabi- 
duría á  tu  alma,  si  la  hallares;  y  al  fin  tu 
esperanza  no  será  cortada. 

15  O !  impío,  no  aseches  á  la  tienda  del 
justo :  no  saquees  su  acostadero: 

Span.  37 


16  Porque  siete  veces  cae  el  justo,  y  se 
torna  á  levantar:  mas  los  impíos  caerán 
en  el  maL 

17  Cuando  cayere  tu  enemigo,  no  te 
huelgues;  y  cuando  tropezare,  no  se 
alegre  tu  corazón : 

18  Porque  Jehova  no  lo  mire,  y  le  desa- 
grade ;  y  aparte  de  sobre  él  su*  enojo. 

19  No  te  entremetas  con  los  malignos, 
ni  tengas  envidia  de  los  impíos: 

20  Porque  para  el  malo  no  habrá  buen 
fin ;  y  la  candela  de  los  impíos  será  apa- 
gada. 

21  Teme  á  Jehova,  hQo  mío,  y  al  rey: 
no  te  entremetas  con  los  inmutadores: 

22  Porque  su  quebrantamiento  se  le- 
vantará de  repente:  ¿y  el  quebranta- 
miento de  ambos  quién  lo  comprenderá? 

23  También  estas  cosas  pertenecen  á  los 
sabios.  Tener  respeto  á  personas  en  el 
juicio,  no  es  bueno. 

24  £1  que  dijere  al  malo,  justo  eres: 
los  pueblos  le  maldecirán,  y  las  naciones 
le  detestarán: 

25  Mas  los  qne  le  reprenden,  serán  agra- 
dables; y  sobre  ellos  vendrá  bendición 
de  bien. 

26  Los  labios  serán  besados,  del  que 
responde  palabras  rectas. 

27  Apareja  de  fuera  tu  obra,  y  dispó- 
nela  en  tu  heredad;  y  después  edificarás 
tu  casa. 

28  No  seas  testigo  sin  causa  contra  tu 
prójimo;  y  no  lisonjees  con  tus  labios. 

29  No  digas :  Como  me  hizo,  asi  le  ha- 
ré :  daré  el  pago  al  varón  según  su  obra. 

80  Pasé  junto  á  la  heredad  del  hombre 
perezoso,  y  junto  á  la  viña  del  hombre 
falto  de  entendimiento, 

31  Y  he  aquí  que  por  toda  ella  hablan 
ya  crecido  espinas,  hortigas  hablan  ya 
cubierto  su  superficie,  y  su  cerca  de  pie- 
dra estaba  ya  destruida. 

83  Y  yo  miré,  y  púsolo  en  mi  corazón : 
lo  vi,  y  recibí  enseñanza. 

88  Tomando  un  poco  de  sueno,  cabe- 
ceando otro  poco,  poniendo  mano  sobre 
mano  otro  poco  para  volver  d  dormir  : 

84  Vendrá  como  caminante,*  tu  necesi- 
dad ;  y  tu  pobreza  como  hombre  de  es- 
cudo. 

CAPITULO  XXV. 

TAMBIÉN  estos  son  proverbios  de 
Salomón,  los  cuales  copiaron  los  Ta- 
rones  de  Ezechias  rey  de  Juda. 
2  Honra  de  Dios  es  encubrir  la  pala- 
bra; y  honra  del  rey  es  escudrinar  la  pa- 
labra. 

577 


PROVERBIOS. 


8  Para  1a  altura  do  loa  cielos,  y  para  la 
profundidad  de  la  tierra,  y  para  el  cora- 
zón de  los  reyes,  no  hay  Investigación. 

4  Qnita  las  escorias  de  la  plata,  y  saldrá 
Vaso  al  fundidor. 

5  Aparta  al  impío  de  la  presencia  del 
rey,  y  su  trono  se  afirmará  en  Justicia. 

0  No  te  alabes  delante  del  rey ;  ni  estés 
en  el  logar  de  los  grandes : 

7  Porque  mejor  es  que  se  te  diga:  Sube 
acá :  que  no,  que  seas  abajado  delante  del 
principe,  que  miraron  tus  ojos. 

8  No  salgas  á  pleito  presto;  porque 
después  al  fin  no  sepas  que  hacer,  aver- 
gonzado de  tu  prójimo. 

9  Trata  tu  causa  con  tu  compañero;  y 
no  descubras  el  secreto  á  otro : 

10  Porque  no  te  deshonre  el  que  lo 
oyere,  y  tu  infamia  no  pueda  volver 
atrás. 

11  Manzanas  de  oro  con  figuras  de  pla- 
ta es  la  palabra  dicha  como  conviene. 

12  Zarcillo  de  oro,  y  joyel  de  oro  fino 
es  el  que  reprende  al  sabio,  que  tiene 
orejas  que  oyen. 

13  Como  frió  de  nieve  en  tiempo  de  la 
segada,  así  es  él  mensagero  fiel  á  los  que 
le  envían :  que  al  alma  de  su  señor  da 
refrigerio. 

14  Como  cuando  hay  nub.es  y  vientos,  y 
la  lluvia  no  viene,  así  es  el  hombre  que  se 
jacta  de  rana  liberalidad. 

15  Con  luenga  paciencia  se  aplaca  el 
príncipe ;  y  la  lengua  blanda  quebranta 
los  huesos. 

16  ¿Hallaste  la  miel?  come  lo  que  te 
basta;  porque  no  te  hartes  de  ella,  y  la 
revieses. 

17  Peten  tu  pió  de  la  casa  de  tu  próji- 
mo ;  porque  harto  de  tí,  no  te  aborrezca. 
I 18  Martillo,  y  espada,  y  saeta  aguda  et 
el  hombre  que  habla- contra  su  prójimo 
íalso  testimonio. 

19  Diente  quebrado,  y  pié  rcsvalador  es 
la  confianza  del  prevaricador  en  el  tiem- 
po de  la  angustia. 

20  El  que  canta  canciones  al  corazón 
afligido  es.  como  el  que  quita  la  ropa  en 
tiempo  de  ftio :  ó  el  que  echa  vinagre  so- 
bre jabón. 

21  SI  el  que  te  aborrece,  tuviere  ham- 
bre, dale  de  comer  pan ;  y  si  tuviere  sed, 
dale  de  beber  agua : 

23  Porque  ascuas  allegas  sobre  su  cabe- 
za ;  y  Jehova  te  lo  pagará. 

28  £1  viento  del  norte  ahuyenta  la  llu- 
via, y  el  rostro  airado  la  lengua  detrae- 
tora. 

678 


24  Mejor  es  estar  en  un  rincón  de  caaes 
que  con  la  muger  rencillosa  en  casa  es- 
paciosa. 

26  Como  el  agna  tria  al  alma  sedienta, 
asi  son  las  buenas  nuevas  de  lejas  tierra». 

26  Puente  turbia,  y  manadero  corrupto 
es  el  justo,  que  resbala  delante  del  Im- 
pío. 

27  Comer  mucha  miel,  no  es  bueno  i  ni 
inquirir  de  su  gloria,  es  glorio. 

28  Ciudad  derribada  y  sin  muro  es  e] 
hombre,  cuyo  ímpetu  no  tiene  rienda. 

CAPITULO  XXVL 

COMO  la  nieve  en  el  verano,  y  la  llu- 
via en  la  segada,  asi  conviene  al  in- 
sensato la  honra. 

2  Como  el  gorrión  andar  vagabundo,  y 
como  la  golondrina  bolar,  asi  la  maldi- 
ción sin  canea  nunca  vendrá, 

8  £1  azote  para  el  caballo,  y  el  oabeatio 
para  el  asno,  y  la  vara  para  el  cuerpo  del 
insensato. 

4  Nunca  respondas  al  insensato  con- 
forme á  su  fatuidad,  porque  no  sea»  co- 
mo él  también  tú. 

6  Responde  al  insensato  conforme  á  su 
fatuidad,  porque  no  se  estime  sabio  en 
su  opinión. 

6  £1  que  corta  los  pies,  beberá  el  daño ; 
y  el  que  envia  algo  por  la  mano  del  in- 
sensato. 

7  Alzad  las  piernas  del  cojo :  asi  es  el 
proverbio  en  la  boca  del  insensato. 

8  Como  quien  liga  la  piedra  en  la  hon- 
da, así  es  el  que  da  honra  al  insensato. 

9  Espinas  hincadas  en  mano  de  embria- 
gado :  tal  es  el  proverbio  en  Xa  boca  de 
los  insensatos. 

10  £1  Grande  cria  todas  las  cosas;  y  al 
insensato  da  la  pago,  y  á  loe  transgre- 
sores  da  el  salario. 

11  Como  perro  que  vuelve  á  sú  vomito ; 
asi  el  insensato  que  segunda  su  fatuidad. 

12  ¿  Has  visto  hombre  sabio  en  su  opi- 
nión t  mas  esperanza  hay  del  insensato 
que  de  éX 

18  Dice  el  perezoso:  £1  león  eei4  en  el 
camino :  el  león  está  en  las  calles. 

14  Las  puertas  se  revuelven  en  su  qui- 
cio, y'el  perezoso  en  su  cama. 

15  Esconde  el  perezoso  su  mano  en  el 
seno :  cánsase  de  tornarla  á  su  boca. 

10  Mas  sabio  es  el  perezoso  en  su  opi- 
nión, que  siete  que  U  den  consejo. 

17  El  que  pasando  se  enoja  en  el  pleito 
ageno,  es  como  el  que  toma  al  perro  por 

lfld0r<^        Digitizedby  G00gle 


PROVERBIOS- 


1&€dbo  ei  que  enteqúese,  y  echa  lev 
mas,  y  saetas,  j  muerte, 

10  Tal  es  el  hombre  que  daña  á  s*  ami- 
go, y  dtee:  Cierto,  burlaba. 

20  Sin  lefia,  el  mego  se  apegara.;  y 
donde  no  Anoto*  chismoso,  cesará  la  con- 
tienda, 

21  £1  carbón  para  brasas;  y  la  lefia  pa- 
ra el  mego ;  y  el  hombre  rencilloso  pana 
encender  contienda. 

22  Las  palabras  dei  ehismoso  parecen 
blandas;  mas  ellas  entran  bástalo  eeore* 
to  del  vientre. 

28  Pial»  de  esossiaa  echada  sobre  tiesto 
as»  lea  labios  encendidos,  y  el  careno» 
malo, 

24  Otro  parece  en  los  labios  el  qne  abor- 
rece: mas  en  sn  interior  pone  engaño*: 

25  Coando  hablase  amigablemente,  no 
le  creas;  porque  siete  ahominaráones 
mtám  en  su  coraron. 

28  Encúbrese  el  odio  en  el  desierto: 
mas  su  malicia  será  descubierta  en  la 
congregación. 

29  Si  ene  cavare  sima,  en  eHa  caerá;  y 
el  qne  revuelve  la  piedra,  á  él  volverá; 

28  La  fidsa  lengua  al  que  atormenta 
abónese;  ymbocallsongerabneereava- 
laderov 

CAPITULO  XXVIL 
f O  te  olabes  del  din  de  mañana;  por- 
que no  sabes  que  parirá  el  día. 
a  Alábete  el  extenuó»  y  no  tu  boca;  cft 
ageno,  y  no  tus  labios. 
£  rosarte  es  1*  piedra,  y  bw  arena  pesa: 
mas  la  kn  del  insensato,  es  mes  pesada 
que  ambas  cosas. 

4  Órnela!  1*  isa;  y  impetuoso  el  Joror: 
¿mas  quién  parará  delante  de  l»enwidiaf 

6  Mejor  ét  la  i^reiisVMiinaniñesta,  que 
el  amor  oculto» 

d  Fieles  soples  herida*  del  que  ama;  y 
importunos  me  besos  del  que  aborrece. 

7  El  atan»  harta  huella  el  panal  de  miel: 
inas  al  almn  hambrienta  todo  lo 


N° 


8  Cual  st  el  ave  que  se  va  de  sn  nido, 
tal  «t  el  hombre  que  se  va  de  sn  lugar. 

2  El  uan,  Jante  y  el  sahumerio  alegran 
el  eorason;  y  el  amigo  al  hombre  oon  el 
consejo  dado  de  ánimo.  » 

10  No  dejes  á  tu  amigo,  nial  amigo  de 
tu  padre:  ni  entres  en  casado  tu  herma- 
no el  dia  de  tu  anlcclon:  mejor  es  el 
vecino  cercano,  que  el  hermano  lejano. 

11  Sé  sabio,  ó !  lujó  mió,  y  alegra  mi 
eorason-;  y  tenfeé  que  responder  si  que 
me  deebonrarev 


12  II  avisado  vo  d  mal,  y  oseándose* 
mas  los  simples  pasan,  y  llevan  el  daño. 

Ifl  Quítale  su  ropa,  porque  fió  al  extra- 
ño; y  por  la  extraña,  préndale. 

14  El  que  benulco á  su  amigoáatta  vos 
madrugando  do  mañana,  por  maldición 
se  le  contará. 

15  Gotera  continua  en  tiempo  de  lluvia* 
y  la  muger  rencillosa  son  semejantes. 

Id  El  que  la.  escondió,  eeeondtó  el  vienr 
te;  porque  el  aceite  en  sa  amo  derecha 


17  Hierro  con  hierro  se  eguaa;  y  el 
hombre  aguan  el  rostro  de  sn  amigo* 

18  El  que  guarda  la  higuera,  come  su 
fruto :  y  el  que  guarda  á  bu  señor,  será 


12  Como  un  agua  se  parece  á  otra,  asi 
el  eorason  del  hombre  al  otro. 

20  El  sepulcro  y  la  perdición  nunca  se 
hartan ;  asi  los  ojos  de  los  hombrea  nun- 
ca se  hartan. 

21  El  crisol  prueba  la  plata*  y  la  fragua 
el  oro ;  y  al  hombre  la  boca  del  que  lo 
alaba. 

22  icunquo  majes  al  Insensato  en  vn 
mortero  entre  granos  de  trigo  majados  á 
pisón,  no  se  quitará  de  él  su  Moldad. 

28  Considere,  atentamente  el  rostro  do 
tus  ovejas :  pon  tu  coraron  al  ganado* 

24  Porque  las  riquosas  no  «en  par» 
siempre;  ¿y  la  corona  $or¿  para  nerpo- 
!  tuas  generaciones*? 

2fr  Saldrá  lo  gromo»  aparecerá  la  yerba, 
y  segaren  han  las  yerbas  dolos  montes, 

26  Los  corderos  para  tu*- vestidos,  y  loa, 
cabrito*  para,  el  precio  del  campo. 

27  T  abundancia  de  leche  de  las  cabra* 
para  tu  mantenimiento^  y  para  manteni» 
atiento  do  t»  caso,  y  na¿a  sustento  de  tus 
criadas» 

CAPITULO  xxvm, 

HUTE  el  impío  sin,  que  nadie  le  per- 
siga: mas  el  justo  está,  condado* 
como  un  leoncillo, 

2  Por  la.  rebelión  de  la,  tierrn  en*  prínr 
cipes. so»  muchos:  mas  por  el  hombro 
entendido  y  sabio  permanecerá  sin  mar 
todon* 

8  El  hombro  pobre,  y  robador  do  loa, 
pobres  m  lloví*  de  avenida,  y  sin  pan. 

4  Los  que  dejan  la  ley,  alaban  al  implo: 
mas  los  que  la  guardan,  contenderá»  con 
ellos. 

5  Los  hombros  malos  no  entienden  el 
juicio:  mas  los  que  buscan  á  Jehovo*. 
entienden  todas  las  cosas. 

o  Mejor  «el  pobre  que  camina  en  su 


PROVERBIOS. 


perfección,  que  el  de  perversos  caminos, 
y  rico. 

7  £1  que  guarda  la  ley,  es  hijo  pruden- 
te :  mas  el  que  es  compañero  de  gloto- 
nes, avergüenza  á  su  padre. 

8  £1  que  aumenta  sus  riquesas  con 
usura  y  recambio,  para  que  se  dé  á  los 
pobres  lo  allega. 

9  £1  que  aparta  su  oído  por  no  oir  la 
ley,  bu  oración  también  eerá  abominable. 

10  £1  que  nace  errar  á  los  rectos  por  el 
mal  camino,  él  caerá  en  su  miema  sima: 
mas  los  perfectos  heredarán  el  bien. 

11  £1  hombre  rico  es  sabio  en  su  opi- 
nión: mas  el  pobre  entendido  le  exami- 
nará. 

12  Cuando  los  justos  se  alegran,  grande 
es  la  gloria ;  y  cuando  los  impíos  son  le- 
vantados, el  hombre  será  buscado. 

1  13  £1  que  encubre  sus  pecados,  nunca 
prosperará:  mas  el  que  confiesa,  y  se 
aparta,-  alcanzará  misericordia. 
¡  14  Bienaventurado  el  hombre  que  siem- 
pre teme :  mas  el  que  endurece  su  cora- 
zón, caerá  en  mal. 

15  León  bramador,  y  oso  hambriento  es 
el  principe  impío  sobre  el  pueblo  pobre. 

16  £1  príncipe  mito  de  entendimiento 
multiplica  los  agravios:  mas  el  que 
aborrece  la  avaricia,  alargará  los  dias. 

17  £1  hombre  que  hace  violencia  con 
sangre  de  persona,  hasta  el  sepulcro  hui- 
rá; y  nadie  le  sustentará. 

18  £1  que  camina  en  integridad,  será 
salvo:  mas  el  de  perversos  caminos, 
caerá  en  alguno. 

19  £1  que  labra  su  t  tierra  se  hartará  de 
pan:  mas  el  que  sigue  á  los  ociosos,  se 
hartará  de  pobreza. 

90  £1  hombre  de  verdad  tendrá  muchas 
bendiciones:  mas  el  que  se  apresura  á 
enriquecer,  no  será  sin  culpa. 

91  Tener  respeto  á  personas  en  ¿juielo, 
no  es  bueno :  aun  por  un  bocado  de  pan 
prevaricará  el  hombre. 

99  Apresúrase  á  ser  rico  el  hombre  de 
mal  ojo,  y  no  conoce  que  le  ha  de  venir 
pobreza. 

98  £1  que  reprende  al  hombre  que 
vuelve  atrás,  hallará  gracia,  mas  que  el 
que  Usongea  con  la  lengua. 

94  £1  que  roba  á  su  padre  y  á  su  madre, 
y  dice  que  no  es  maldad,  compañero  es 
del  hombre  destruidor. 

95  El  altivo  de  ánimo  revuelve  contien- 
das: mas  el  que  confia  en  Jehova,  en- 
gordará. 

90  XI  que  confia  en  su  corazón  a  Insen- 


sato :  mas  el  que  camina  en  sabiduría,  él 
escapará. 

97  pi  que  da  al  pobre,  nunca  tendrá 
pobreza :  mas  el  que  del  pobre  aparta  sus 
ojos,  tendrá  muchas  maldiciones. 

98  Cuando  los  impíos  son  levantados, 
el  hombre  cuerdo  se  esconderá:  mas 
cuando  perecen,  los  justos  se  multipli- 
can. 

CAPITULO  XXIX.  ] 

EL  hombre  que  reprendido  endurece 
la  cerviz,  de  repente  será  quebran- 
tado :  ni  habrá  para  él  medicina. 
9  Cuando  los  justos  dominan,  el  pueblo 
se  alegra:  mas  cuando  domina  el  impío, 
el  pueblo  gime. 

8  £1  hombre  que  ama  la  sabiduría,  ale- 
gra á  su  padre :  mas  el  que  da  de  comer 
á  rameras,  perderá  la  hacienda. 

4  £1  rey  con  el  juicio  afirma  la  tierra : 
mas  el  hombre  amigo  de  presentes,  la 
destruirá. 

5  £1  hombre  que  lisongeaá  su  prójimo, 
red  tiende  delante  de  sus  pasos. 

6  Por  la  prevaricación  del  hombre  malo 
hay  lazo :  mas  el  justo  cantará,  y  se  ale- 
grará. » 

7  Conoce  el  justo  el  derecho  de  los  po- 
bres :  mas  el  Impío  no  entiende  sabiduría. 

8  Los  hombres  burladores  enlazan  la 
ciudad:  mas  los  sabios  apartan  el  furor, 

9  Si  el  hombre  sabio  contendiere  con 
el  insensato,  que  se  enoje,  6  que  se  ría, 
no  tendrá  reposo. 

10  Los  hombres  sangrientos  aborrecen 
al  perfecto:  mas  los  rectos  buscan  su 
contentamiento.  • 

11  Todo  su  espíritu  echa  fuera  el  tesen- 
sato:  mas  el  sabio  ul  fin  le  sosiega. 

12  Del  señor  que  escucha  la  palabra 
mentirosa,  todos  sus  criados  ton  impíos. 

13  £1  pobre  y  el  usurero  se  encontra- 
ron: Jehova  alumbra  los  ojos  de  ambos. 

14  £1  rey  que  juzga  con  verdad  á  los 
pobres,  su  trono  será  firme  para  siempre. 

15  La  vara  y  la  corrección  dan  sabidu- 
ría: mas  el  muchacho  suelto  avergonzará 
á  su  madre. 

16  Cuando  los  Impíos  son  muchos,  mu- 
cha te  la  prevaricación  t  mas  los  justos 
verán  su  ruina. 

17  Corrige  á  tu  hfyo,  y  darte  ha  descan- 
so ;  y  dará  delicias  á  tu  alma. 

18  Sin  profecía  el  pueblo  será  disipado : 
mas  el  que  guarda  la  ley,  bienaventu- 
rado él    . 

19  £1  siervo  no  será  castigado  oon  pa- 
Mmm ;  porque  entiende,  y  no  fronde. 


PROVERBIOS. 


w  20  $  Has  visto  hombre  ligero  en  bub  pa- 
labrea f  mas  esperanza  hay  del  insensato 
que  de  él. 

21  £1  que  regala  á  bu  siervo  desde  bu 
niñez,  á  la  postre  será  bu  lujo. 

22  El  hombre  enojoso  levanta  contien- 
das ;  y  el  furioso  muchas  veces  peca. 

23  La  soberbia  del  hombre  le  abate;  y 
al  humilde  de  espíritu  sustenta  la  honra. 

24  El  compañero  del  ladrón  aborrece 
su  vida;  oirá  maldiciones,  y  no  le  de- 
nunciará. 

25  £1  temor  del  hombre  pondrá  lazo : 
mas  el  que  confia  en  Jehova  será  levan- 
tado. 

26  Muchos  buscan  el  favor  del  principe : 
mas  el  juicio  de  cada  uno  de  Jehova  es. 

27  Abominación  et  á  los  justos  el  hom- 
bre inicuo :  mas  abominación  et  al  implo 
el  do  rectos  camiuos. 

CAPITULO  XXX. 

£1  verdadero  conocimiento  de  Dios  y  de  mu  obra»  no 
me  alcanza  mino  por  m  palabra  d  la  cual  nada  se 
puede  añadir  sin  grave  culpa.  II.  Verdad  y  patada 
medianía  doe  comas  al  hombre  necesarias.  III.  Hu- 
manidad para  con  el  niervo  ageno.  IV.  Señala 
algunas  graves  notas  de  la  corrupción  humana. 

V.  Coma  difícil  probar  el  adulterio  d  la  mala  muger. 

VI.  Cuatro  cosas  que  en  el  estado  común  suelen  eoa- 
sar  confusión  y  alboroto.  VIL  La  ignorancia  hu- 
mana avergonzada  por  la  industria  g  sagacidad  de 
cuatro  suertes  de  animales  vQUimoe.  VIH.  La  inso- 
lencia y  orguüo  temerario  de  los  hombree  quesero' 
belan  contra  su  rey. 

PALABRAS  de  Agur  lujo  de  Jace:  La 
profecía  qué  cUjo  el  varón  á  Ithiel,  á 
Ithiel,  y  Uchal: 

2  Yo  ciertamente,  mas  torpe  de  ingenio 
soy  que  ninguno,  ni  tengp  entendimiento 
de  hombre. 

3  Ni  aprendí  sabiduría :  ni  supe  ciencia 
de  santos. 

4  ¿Quién  subió  al  cielo,  y  descendió? 
¿  Quién  encerró  los  vientos  en  sus  pu- 
ños ?  ¿  Quién  ató  las  aguas  en  un  paño? 
¿Quién  afirmó  todos  los  limites  de  la 
tierra  t  ¿  Cuál  es  su  nombre,  y  el  nom- 
bre de  su  hfyo,  si  tú  lo  sabes  ? 

5  Toda  habla  de  Dios  et  limpia,  te  es- 
cudo á  los  que  en  él  esperan. 

6  Ño  añadas  sobre  sus  palabras,  porque 
no  te  arguya,  y  seas  hallado  mentiroso. 

7  Dos  cosas  te  he  demandado,  no  me 
las  niegues  antes  que  muera: 

8  Vanidad  y  palabra  mentirosa  aparta 
de  mi :  no  me  des  pobreza  ni  riquezas : 
mantiéneme  del  pan  que  he  menester. 

9  Porque  no  me  harte,  y  te  niegue;  y 
diga :  ¿  Quién  et  Jehova  ?  y  porque  siendo 
pobre,  hurte ;  y  blasfeme  el  nombre  de 
mi  Dios. 


Í0  Nunca  acuses  al  siervo  cerca  de  su 
sefior;  porque  no  te  maldiga,  y  peques. 

11  Hay  generación  que  maldice  á  su  pa- 
dre, y  á  su  madre  no  bendice. 

12  Hay  generación  limpia  en  su  opinión, 
y  nunca  Be  ha  limpiado  su  inmundicia. 

13  Hay  generación  cuyos  ojos  son  alti- 
vos, y  cuyos  párpados  son  alzados. 

14  Hay  generación  cuyos  dientes  son 
espadas ;  y  cuyas  muelas  son  cuchillos, 
para  tragar  de  la  tierra  á  los  pobres,  y 
de  entre  los  hombres  á  los  menestero- 
sos.        • 

15  La  sanguijuela  tiene  dos  lujas  que  te 
llaman  Trae,  Trae.  Tres  cosas  hay  que 
nunca  se  hartan :  la  cuarta  nunca  dice : 
Basta. 

16  El  sepulcro,  y  la  matriz  estéril,  y  la 
tierra  no  harta  de  aguas;  y  el  fuego 
nunca  dice:  Basta. 

17  El  ojo  que  escarnece  á  su  padre,  y 
menosprecia  el  enseñamiento  de  la  ma- 
dre, sáquenlo  los  cuervos  del  rio,  y  tre- 
güenlo los  lujos  del  águila. 

18  Tres  cosas  me  son  ocultas,  y  la  cuar- 
ta no  sé: 

19  El  rastro  del  águila  en  el  aire:  el 
rastro  de  la  culebra  sobre  la  peña :  el 
rastro  de  la  nave  en  medio  de  la  mar;  y 
el  rastro  del  hombre  en  la  moza. 

20  Tal  et  el  rastro  de  la  muger  adúlte- 
ra :  come,  y  limpia  sn  boca,  y  dice :  No 
he  hecho  maldad. 

21  Por  tres  cosas  se  alborota  la  tierra, 
y  la  cuarta  no  la  puede  sulrir: 

22  Por  el  siervo  cuando  reinare ;  y  por 
el  insensato  cuando  se  hartare  de  pan : 

28  Por  la  muger  aborrecida,  cuando  se 
casare ;  y  por  la  sierva,  cuando  heredare 
á  bu  señora. 

24  Cuatro  cosas  ton  las  mas  pequeñas 
de  la  tierra,  y  las  mismas  ton  mas  sabias 
que  los  sabios : 

25  Las  hormigas,  pueblo  no  fuerte ;  y 
en  el  verano  apareja  su  comida: 

26  Los  conejos,  pueblo  no  fuerte;  y 
ponen  su  casa  en  la  piedra : 

27  La  langosta  no  tiene  rey;  y  sale 
junta  toda  ella : 

28  La  araña,  que  ase  con  las  manos,  y 
está  en  palacios  de  rey. 

29  Tres  cosas  hay  de  hermoso  andar,  y 
la  cuarta  pasea  muy  bien: 

80  El  león  fuerte  entre  todos  los  ani- 
males, que  no  torna  atrás  por  nadie : 

81  El  lebrel  ceñido  de  lomos ;  y  el  macho 
cabrio ;  y  el  rey,  contra  el  cual  ninguno 
se  levanta.       Digitiz?^yC 


ECLESIASTES. 


88  SI  caíste,  >W  porque  te  enalteciste; 
y  si  mal  pensaste,  pon  el  dedo  en  la 
boca. 

88  Ciertamente  el  que  esprime  la  leche, 
sacará  manteca;  y  el  que  redo  se  snena 
las  narices,  sacará  sangre ;  y  el  que  es- 
prime la  Ira»  sacará  contienda. 

CAPITULO  XXXL 

Boetthtaeparaelrev.  L  Que  no  sea  d ado  d  mugen». 
%  Nial  vino  v  deleito»  détaovla:  que  deje  esto  par* 
toe  aJUgidos.  $.  Qm  eea  defensor  de  todo*  loe  gm 
cartee»  de  otra  defensa.  JL  Qfhios  de  virtuosa  ma- 
dre de /amOta. 

PALABRAS  de  Lemnel  rey*  la  profe- 
cía con  qne  le  enseño  bu  madre. 

9  ¿Qué,  hijo  mió?  ¿Y  qué,  hflo  de  mi 
vientre  ?  ¿  y  qné,  mjo  de  mis  deseos  ? 

9  No  des  á  las  mugeres  tu  fuerza,  ni 
tus  caminos,  que  et  para  destruir  á  los 
reyes. 

4  No  «a  de  los  reyes,  61  Lemnel,  no  et 
de  los  reyes  beber  vino,  ni  de  los  princi- 
pes la  cerveza: 

6  Porque  no  beban,  y  olviden  la  ley ;  y 
perviertan  el  derecho  de  todos  los  hijos 
afligidos. 

6  Dad  la  cerveza  al  que  perece,  y  el  vino 
á  los  de  amargo  ánima 

7  Beban,  y  olvídense  de  su  necesidad,  y 
de  su  miseria  no  se  acuerden  mas. 

8  Abre  tu  boca  por  el  mudo,  en  el  jui- 
cio de  todos  los  hQos  de  muerte. 

9  Abre  tu  boca,  juzga  justicia,  y  el  de- 
recho del  pobre,  y  del  menesteroso. 

10  *f  ¿  Ifuger  valiente  quién  la  hallará? 
porque  su  valor  luengamente  pasa  al  de 
las  piedras  preciosas. 

11 151  corazón  de  su  marido  está  en  ella 
confiado,  y  de  despojo  no  tendrá  necesi- 
dad. 

13  Darle  ha  bien,  y  no  mal,  todos  los 
días  de  su  vida. 


18  Buscó  lana  y  lino ;  y  de  voluntad 
trabajó  con  sus  manos. 

14  Fué  como  navio  de  mercader,  que 
trac  su  pan  de  lejos. 

15  Levantóse  aun  de  noche ;  y  dio  co- 
mida á  su  familia ;  y  ración  á  sus  criadas. 

16  Consideró  la  heredad,  y  compróla; 
y  plantó  viña  del  fruto  de  sus  manos. 

1?  Qfió  sus  lomos  de  fortaleza,  y  esfor- 
zó sus  brazos. 

18  Gustó  que  era  buena  su  grangería; 
su  candela  no  se  apagó  denoche. 

19  Aplicó  sus  manos  al  huso ;  y  sus  ma- 
nos trataron  la  rueca. 

20  Su  mano  extendió  al  pobre ;  fal  me- 
nesteroso extendió  sus  manos. 

21  No  tendrá  temor  de  la  nieve  por  su 
familia,  porque  toda  su  lamilla  etté  ves- 
tida de  ropas  dobladas. 

29  Ella  se  hizo  tapices :  de  lino  fino  y 
purpura  et  su  vestido. 

28  Conocido  et  su  marido  en  las  puer- 
tas, cuando  se  asienta  con  los  ancianos 
de  la  tierra. 

84  Hizo  telas,  y  vendió;  y  dio  cintas  al 
mercader. 

26  Fortaleza  y  hermosura  et  su  vestido ; 
y  en  el  dia  postrero  reirá. 

26  Abrió  su  boca  con  sabiduría;  y  la 
ley  de  clemencia  eeté  en  su  boca. 

97  Considera  los  caminos  de  su  casa;  y 
no  comió  el  pan  de  balde. 

28  Levantáronse  sus  htyos,  y  llamáronla 
bienaventurada;  y  bu  marido  también  la 
alabó. 

29  Muchas  mugeres  hicieron  riquezas, 
mas  tú  las  sobrepujaste  á  todas. 

80  Engañosa  et  la  gracia,  y  vana  la  her- 
mosura :  la  muger  que  teme  á  Jehova, 
esa  será  alabada, 

81  Dadla  del  fruto  de  sns  manos ;  y 
alábenla  en  las  puertas  sus  hechos. 


ECLESIASTES  DE   SALOMÓN. 


CAPITULO  I. 

Todos  loe  humanos  estudio*  y  ocupaciones  debajo  del 
sol,  vanidad  v  aJHecion  de  espíritu. 

PALABRAS  del  Predicador,  Wjo  de 
David,  rey  en  Jerusalem. 
2  Vanidad  de  vanidades,  dijo  el  predica- 
dor, vanidad  de  vanidades ;  todo  vanidad. 
8  ¿  Qué  tiene  mas  el  hombre  de  todo  su 
trabajo,  con  que  trabaja  debajo  del  sol? 
582 


4  Generación  va,  y  generación  viene ;  y 
la  tierra  siempre  permanece. 

5  Y  sale  el  sol,  y  pónese  el  sol;  y  c*m$y 
con  deseo  vuelve  á  su  lugar,  donde  torna 
anacer. 

6  £1  viento  va  al  mediodía,  y  rodea  al 
norte :  va  rodeando  rodeando,  y  por  sus 
rodeos  torna  el  viento. 

7  Los  ríos  todos  van  á  la  mar,  y  la 


ECLESIASTES. 


me*  no  se  Mache:  el  logar  de  donde 
loe  rioe  vinieron,  allí  tornan  para  vol- 
ver. 

8  Todae  la*  coeee  andan  en  trabajo,  mas 
qne  el  hombre  pneda  decir ;  ni  los  ojoe 
viendo  hartarse  de  ver,  ni  loe  oidos 
♦yendo  henchirse. 

9  ¿Qué  es  lo  qne  fué?  Lo  mismo  qne 
será.  ¿Qué  «loque  ha  sido  hecho?  Lo 
mismo  qne  se  hará;  y  nada  hay  nuevo 
debajo  del  sol. 

10  Hay  algo  de  qrife  se  pneda  decir: 
¿Veis  aquí,  esto  es  nuevo?  Ya  fné  en 
loe  siglos  qne  nos  han  precedido. 

11  No  hay  memoria  de  lo  qne  precedió, 
ai  tampoco  de  lo  qne  sucederá  habrá  me- 
moria en  los  qne  serán  después. 

13  Yo,  el.  Predicador,  fia' rey  sobre  Is- 
mel  en  Jernsalem, 

18  Y  di  mi  corazón  á  iniquirir  y  buscar 
con  sabiduría  ¿obre  todo  lo  qne  se  hace 
debajo  del  cielo:  (esta  mala  ocupación 
dio  Dios  á  los  hijos  de  los  hombres,  en 
qne  se  ocupen :) 

14  Yo  miré  todas  los  obras  quese  hacen 
debajo  del  sol;  y, he  aquí,  que  todo  ello 
es  vanidad,  y  aflicción  de  espíritu. 

15  Lo  torcido  no  se  puede  enderezar;  y 
lo  falto  no  se  puede  contar. 

16  Hablé  yo  con  mi  corazón,  diciendo : 
He  aquí,  yo  soy  engrandecido,  y  he  cre- 
cido en  sabiduría  sobre  todos  los  que 
fueron  antes  de  mi  en  Jerusalem ;  y  mi 
corazón  ha  visto  multitud  de  sabiduría  y 
de  ciencia. 

•  17  Y  di  tnl  corazón  á  conocer  la  sabi- 
duría, y  la  ciencia;  y  las  locuras  y  des- 
varios :  conocí  al  cabo  qne  aun  esto  era 
aflicción  de  espíritu. 
18  Porque  en  la  mucha  sabiduría  hay 
mucho  enojo;  y  quien  añade  ciencia, 
añade  dolor. 

CAPITULO  IL 

Prosigue  Salomón  en  el  propósito,  probándolo  de  su 
propria  experiencia.  11.  Compara  la  sabiduría  con 
¡a  itumtatct,  y  da  dio  tátiduria  la  ventaja,  III. 
Xstá  misma  sabid¡mHam^u&msü  encaminada,  en  los 
negocios  humana,  también  es  vanidad.  IV.  La  sa- 
biduría sin  solicitud  congojosa  en  sus  obras,  es  don 
de  Dios. 

DIJE  yo  también,  en  mí  corazón: 
Ahora  ven  acá,  yo  tentaré  en  ale- 
gría. Mlra'en  bien.  Y  esto  también  era 
vanidad. 

2  A  la  risa  Aye:  Enloqueces;  y  al  pla- 
cer: ¿De  qué  sirve  esto? 
8  To  propuse  en  mi  corazón  de  atraer 
al  vino  mi  carao,  y  que  mi  corazón  an- 
duviese en  sabiduría,  y  rltuviese  la  insen- 


satez, hasta  ver  cual  fuese  el  bien  dé  los 
hijos  de  los  hombres,  en'  el  cual  se  ocu- 
pasen debajo  del  cielo  todos  los  dias  de 
su  vida. 

4  Engrandecí  mis  obras,  ediflquéme 
casas,  plánteme  vinas; 

5  Hí  cerne  huertos,  y  jardines;  y  planté 
en  ellos  árboles  de  todos  frutos. 

6  Hiceme  estanques  de  aguas  para  re- 
gar de  ellos  el  bosque  donde  crecían  los 
árboles. 

7  Poseí  siervos  y  slervas,  y  tuve  hjjoe 
de  familia:  también  tuve  posesión  gran- 
de de  vacas  y  ovejas  sobre  todos  los 
que  fueron  antes  de  mi  en  Jerusalem. 

8  Allegúeme  también  plata  y  oro,  y 
tesoro  preciado  de  reyes  y  de  provincias. 
Hiceme  cantores,  y  cantoras ;  y  iodo»  los 
deleites  de  los  htyos  de  loe  hombres,  sin- 
fonía y  sinfonías. 

9  Y  fui  magnificado,  y  aumentado  mas 
que  todos  los  que  fueron  antes  de  mi  en 
Jerusalem :  ademas  de  esto  mi  sabiduría 
me  perseveró. 

10  No  negué  á  mis  ojos  ninguna  cosa 
qne  deseasen;  ni  aparté  á  mi  corazón  de 
toda  alegría;  porque  mi  corazón  gozó 
de  todo  mi  trabajo;  y  esta  fué  mi  parte 
de  todo  mi  trabajo. 

11  Al  cabo  yo  miré  todas  las  obras  que 
hablan  hecho  mis  manos,  y  el  trabajo 
que  tomé  para  hacerlas;  y,  he  aquí,  todo 
vanidad  y  aflicción  de  espíritu ;  y  que  no 
hay  mas  debajo  del  soL 

13  ?  Después  yo  torné  á  mirar  para  ver 
la  sabiduría,  y  los  desvarios,  y  la  insen- 
satez :  (porque,  ¿  qué  hombre  hay  qne  pue- 
da seguir  al  rey  en  lo  que  ya  hicieron  ?) 

18  Y  yo  vi  que  la  sabiduría  sobrepuja 
á  la  insensatez,  como  la  luz  á  las  tinie- 
blas. 

14  El  sabio  Hene  sus  ojos  en  su  cabeza: 
mas  el  insensato  anda  en  tinieblas.  Y 
entendí  también  yo,  que  un  mismo  su- 
ceso sucederá  al  uno  y  al  otra 

15  Y  yo  dfye  en  mi  corazón:  Como  su- 
cederá al  insensato,  me  Bueederá'tambien 
á  mí :  ¿para  qué  pues  he  trabajado  hasta 
ahora  por  hacerme  mas  sabio?  Ydtyeen 
mi  corazón,  que  también  esto  era  vani- 
dad. 

16  Porque  ni  del  sabio,  ni  del  insensa- 
to, habrá  memoria  para  siempre;  par- 
que en  viniendo  días  ya  todo  será  envi- 
dado; y  también  morirá  el  sabio,  como 
el  insensato. 

17  Y  aborrecí  la  vida;  porque  ioáa 
obra  que  se  hacia  debajo  del  sol,  me  era 

688 


ECLESIASTES. 


fastidiosa;  porque  todo  era  venidad  y 
aflicción  de  espirito. 

18  Y  yo  aborrecí  todo  mi  trabajo,  en 
qne  trabajé  debajo  del  sol :  el  cual  deja- 
ré á  otro,  que  vendrá  después  de  mí. 

19  ¿Y  quién  sabe  si  será  sabio,  ó  insen- 
sato, el  que  se  enseñoreará  en  todo  mi 
trabajo,  en  que  yo  trabajé,  y  en  que  me 
hice  sabio  debajo  del  sol?  Esto  tam- 
bién es  vanidad. 

20  T  yo  me  torné  para  desesperar  mi 
corazón,  por  todo  el  trabajo  en  que  tra- 
bajé, y  en  quo  me  hice  sabio  debajo  del 
soL 

21  Que  trabaje  el  hombre  con  sabidu- 
ría, y  con  ciencia,  y  con  rectitud,  y  que 
haya  de  dar  su  hacienda  á  hombre  que 
nunca  trabajó  en  ello.  También  esto  es 
vanidad-,  y  gran  trabajo. 

22  Porque  ¿qué  tiene  el  hombre  por 
todo  su  trabajo,  y  fatiga  de  su  corazón, 
en  que  él  trabajó  debajo  del  sol  ?        ■* 

23  Pprqne  todos  sus  días  no  son  si  no 
dolores,  y  enojos  sus  ocupaciones ;  aun 
de  noche  no  reposa  su  corazón.  Esto 
también  es  vanidad. 

24  ?  No  hay  luego  bien  para  el  hombre 
si  no  que  coma  y  beba,  y  que  su  alma  vea 
el  bien  de  su  trabajo.  También  vi  yo, 
que  esto  «  de  la  mano  de  Dios. 

25  Porque  ¿quién  comerá;  y  quién  se 
purará  mejor  que  yo? 

26  Porque  al  hombre  que  es  bueno  de- 
lante de  Dios,  él  le  dá  sabiduría,  y  cien- 
cia, y  alegría;  mas  al  pecador  dio  ocupa- 
ción, que  allegue,  y  amontone,  para  que 
dé  al  bueno  delante  de  éL  También  es- 
to es  vanidad  y  aflicción  de  espíritu. 

CAPITULO  in. 

Pfot  ka  puesto  tu*  tato***,  tiempo*,  u  término*  d  te- 
dM  Im  negodot  humano*,  fot  cuate*,  ti  el  hombre 
conociere,  u  te  acomodar*  d  ella*  en  loe  tupo»,  evita- 
rúktime^Íe^wideJdMÁmo,vrei*ndrdétecnteMiami*n- 
to  en  la  tabiduria,  27.  Corrupción  del  mundo  en  el 
eupremq  tetado,   del,  queetel  maoittrado.    III.  El 

'.  hombre  creado  de  Dio»  en  excelencia,  el  mütmo  te 
envüece  con  loe  bettíat,  aukmdom  por  meóla  n# 
duriaenel  cato  de  *u  bienaventuranza. 

PARA  todas  las  cosas  hay  sazón;  y 
todo  lo  que  quisiereis  debajo  del 
cielo,  tiene  su  tiempo  determinado. 

2  Tiempo  de  nacer,  y  tiempo  de  morir: 
tiempo  de  plantar,  y  tiempo  de  arrancar 
lo  plantado : 

3  Tiempo  de  matar,  y  tiempo  de  curar: 
tiempo  de  destruir,  y  tiempo  de  edifi- 
car: 

4  Tiempo  de  llorar,  y  tiempo  de  reir: 
tiempo  de  endechar,  y  tiempo  de  bailar: 

5  Tiempo  de  esparcir  las  piedras,  y 

584 


tiempo  de  allegar  la»  piedras :  tlampo  da 
abrazar,  y  tiempo  de  alejarse  del  abracar: 

6  Tiempo  de  buscar,  y  tiempo  de  per- 
der: tiempo  de  guardar,  y  tiempo  de 
echar: 

7  Tiempo  de  romper,  y  tiempo  de  co- 
ser: tiempo  de  callar,  y  tiempo  de  ha- 
blar: 

8  Tiempo  de  amar,  y  tiempo  de  aborre- 
cer :  tiempo  de  guerra,  y  tiempo  de  paz. 

9  ¿Qué  tiene  mas  el  que  trabaja  en  lo 
que  trabaja?  * 

10  Yo  he  visto  la  ocupación  que  Dios 
dio  á  los  hijos  de  los  hombres,  para  que 
en  ella  se  ocupasen.  * 

11  Todo  lo  hizo  hermoso  en  su  tiempo, 
y  aun  el  mundo  dio  á  su  corazón,  de  Ud 
numera  que  no  alcance  el  hombre  «te 
obra  de  Dios  desde  el  principio  hasta,  el 
cabo. 

12  To  he  conocido  que  no  hay  mejor 
para  ellos,  que  alegrarse,  y  hacer  bien  en 
su  vida. 

13  Y  también  que  es  don  de  Dios,  qne 
todo  hombre  ooma  y  beba,  y  goce  de  to- 
do su  trabaja 

14  He  entendido,  que  todo  lo  que  Dios 
hace  eso  será  perpetuo:  sobre  aquello 
no  se  añadirá,  ni  do  ello  se  disminuirá; 
porque  Dios  hace,  para  que  teman  los 
hombres  delante  de  éL 

15  Aquello  que  rae,  ya  es;  y  lo  que  ha 
de  ser  ya  fué;  y  Dios  restaura  lo  que 
pasó. 

16  H  Vi  mas  debajo  del  sol:  en  lugar 
del  juicio,  allí  la  impiedad;  y  en  lugar 
de  la  justicia,  allí  la  iniquidad. 

17  Y  yo  dije  en  mi  corazón :  Al  Justo  y 
al  impío  juzgará  Dios,  porque  allí  hay 
tiempo  determinado  á  todo  lo  que  qui- 
siereis, y  sobre  todo  lo  que  se  hace. 

18  Tí  Dtfo  en  mi  corazón  acerca  de  la 
condición  de  los  hijos  de  los  hombrea, 
que  Dios  los  hizo  escogidos ;  y  es  para 
ver,  que  ellos  sean  bestias  los  unos  á  los 
otros. 

19  Porque  el  suceso  de  los  hyos  de  los 
hombres,  y  el  suceso  del  animal,  el  mis- 
mo suceso  es;  como  mueren  los  unos, 
asi  mueren  ios  otros ;  y  una  misma  res- 
piración tienen  todos;  ni  tiene  mas  el 
hombre  que  la  bestia;  porque  todo  et 
vanidad. 

20  Todo  va  á  un  lugar;  todo  es  hecho 
del  polvo;  y  todo  se  tornará  en  el  mis- 
mo polvo. 

21  ¿Quién  sabe  si  el  espíritu  de  los  hi- 
jos de  los  hombtes  suba  arriba,  y  el  espí- 

Digitized  byVjLHJV  le 


BCLBSIASTES.- 


rite  del  anknal  descienda  debajo  de  la 
tierra? 

22  Asi  que  be  visto  que  no  hay  bien, 

mas  que  alegrarse  el  hombre  con  lo  que 

hiciere;  porque  esta  es  su  parte:  porque 

m  ¿quién  le  llerará  para  que  Tea  lo  que  ha 

"de  ser  después  do  él? 

CAPITULO  IV. 

lYiiffwTwio  la  prueba  demmma.  Todoe*vanidaé\ 
4v.,  deecribe  te  tiranía  y  opremon  de  tet  grama*» 
eobre  tef  jwgiieSo*.  77.  £a  envidia  con  que  e*  rece- 
Uda  de  tea  hmo»  Aormdnof  laobrautü  y  6ueaa  de  tes 
otro*,  r  «J  rwmrfio,  ^ira,»  cesar  por  e*o  déla 
boma obra,  wa  que  laotro ef  üremediabl*.  Ul Bl in- 
genio del  avaro,  y  m  remedio.  TV.  Bl  repté»  *abi- 
éurta  indigno  del  reino.  V.  ñ*oU*1h*Xóaica»  pa- 
ra avmtraiar  con  Dio*. 

Y  TÓRNEME  yo,  y  vi  todas  las  vio- 
lencias que  se  hacen  debajo  del  sol : 
y,  he  aquí  las  lágrimas  de  los  oprimidos, 
y  que  no  tienen  quien  los  consuele ;  y  que 
la  fuerza  estaba  en  la  mano  de  sus  opre- 
sores, y  para  ellos  no  había  consolador. 

2  T  alabé  yo  los  muertos,  que  ya  mu* 
rieron,  mas  que  los  vivos,  que  son  vivos 
hasta  ahora» 

3  Y  tutx  por  mejor  que  ellos  ambos  al 
que  aun  no  fué;  porque  no  ha  visto  las 
malas  obras  que  se  hacen  debajo  del  soL 

4  U  Vi  también  todo  trabajo,  y  toda 
rectitud  de  obras,  que  no  es  sino  envi- 
dia del  hombre  contra  su  prójimo.  Tam- 
bién esto  es  vanidad,  y  aflicción  de  es- 
píritu. 

.  5  £1  insensato  pliega  sus  manos,  y  co- 
mo su  carne. 

6  Mas  vale  el  un  pmfio  lleno  con  des- 
canso, que  ambos  pulios  llenos  con  tra- 
bajo, y  aflicción  de  espíritu. 

7  f  Yo  me  torné  otra  ves,  y  vi  otra 
vanidad  debajo  del  sol. 

8  Es  el  hombre  solo,  sin  sucesor;  que 
ni  tiene  hijo  ni  hermano,  y  nunca  cesa 
de  trabajar,  ni  aun  sus  ojos  se  hartan  de 
sus  riquezas;  ni  piensa:  ¿Para  quién 
trabajo  yo,  y  defraudo  mi  alma  del  bien? 
También  esto  es  vanidad,  y  ocupación 
mala. 

0  Mejores  son  dos  que  uno;  porque 
tienen  mejor  paga  de  su  trabajo. 

10  Porque  si  cayeren,  el  uno  levantará 
á  su  companero :  mas  ¡ay  del  solo  I  que 
cuando  cayere,  no  habrá  segundo  que  le 
levante. 

11  También  si  dos  durmieren,  calentar- 
se han:  mas  el  solo  ¿cómo  se  calentará? 

12  Y  si  alguno  prevaleciere  contra  él 
uno,  dos  estarán  contra  él ;  porque  cor- 
don  de  tres  dobleces  no  presto  se  rompe. 

13  Y  Mejor  es  el  muchacho  pobre  y  sa- 


bio, que  el  rey  viejo  y  insensato,  que  no 
puede  ser  mas  avisado. 

14  Porque  como  de  la  cárcel  salió  á  rei- 
nar; porque  en  su  reino  nació  pobre. 

15  Vi  ma§  todos*  los  vivientes  debajo 
del  sol  caminando  con  el  muchacho  su- 
cesor, que  estará  en  su  lugar. 

16  No  tiene  flñ  todo  el  pueblo,  que  fué 
antes  de  ellos :  tampoco  los  que  fueren 
después,  se  alegrarán  en-  él  También 
esto  es  vanidad,  y  aflicción  de  espíritu. 

CAPITULO  V. 

Detaconteja  lo*  voto*  temerario*  mostrando  el  peligro 
mué  ha*  en  el  votar,  prosiguiendo  el  intenta  comen- 
tado en  el  fin  del  capitulo  precedente.  1L  Gánemela 
al  ánimo  piadoto  en  la*  opresiones  del  mundo  con  la 
consideración  de  la  providencia  de  Dio*  en  ellas. 
772.  Loe  malee  del  avaro.  IV.  Repite  la  conclusión 
de  la  verdadera  felicidad  en  *l  mundo* 

CUANDO  fueres  á  la  casa  de  Dios, 
mira  bien  por  tu  pié;  y  acércate 
mas  para  oír,  que  para  dar  el  sacrificio 
de  los  insensatos ;  porque  no  saben  que 
hacen  mal 

2  No  te  des  priesa  con  tu  boca,  ni  tu 
corazón  se  apresure  á  pronunciar  palabra 
delante  de  Dios ;  porque  Dios  está  en  el 
cielo,  y  tú  sobre  la  tierra:  por  tanto  tus 
palabras  sean  pocas. 

8  Porque  como  de  la  mucha  ocupación 
viene  el  sueño,  asi  la  voz  del  insensato, 
de  la  multitud  de  las  palabras. 

4  Cuando  á  Dios  prometieres  promesa 
no  tardes  de  pagarla;  porque  no  se  agra- 
da de  los  Insensatos.    Lo  que  prometió- 


•  Mejor 


5  Mejor  es  que  no  prometas,  que  no 
que  prometas,  y  no  pagues. 

6  No  sueltes  tu  boca  para  hacer  pecar 
á  tu  carne ;  ni  digas  delante  del  ángel, 
que  fUé  ignorancia:  ¿por  qué  harás  tú 
que  se  aire  Dios  á  causa  de  tu  voz,  y  que 
destruya  la  obra  de  tus  manos  ? 

7  Porque  los  sueños  son  en  multitud  $ 
y  las  vanidades  y  las  palabras  son  mu- 
chas: mas  teme  á  Dios. 

8  ^  81  violencias  de  pobres,  y  extorsión 
de  derecho  y  de  justicia  vieres  en  la 
provincia,  no  te  maravilles  do  esta  11- 
cencía;  porque  alto  está  mirando  sobre 
alto,  y  mas  altos  están  sobre  ellos : 

9  Y  mayor  altura  hay  en  todas  las  cosas 
de  la  tierra :  mas  el  que  sirve  al  campo 
es  rey. 

10  Y  £1  que  ama  el  dinero,  no  se  harta- 
rá de  dinero;  y  el  que  ama  el  mucho 
isner,  no  tendrá  fruto.  También  esto  es 
vanidad. 

11  Cuando  los  bienes  se  aumentan, 

580 


BCLESIASTES. 


¿ambleo  se  aumentan  ana  comedores: 
¿  qué  bien  pues  tendrá  an  dueño  amo  Yer- 
to* de  ana  ojos  ? 

12  Dulce  es  el  sueño  del  trabajador,  que 
coma  mucho,  que  poco :  mas  al  rico,  la 
hartura  no  le  deja  dormir. 

13  Hay  otra  trabajosa  enfermedad  que 
vi  debajo  del  aol :  las  rlquenaa  guarda- 
das de  ana  dueños  para  au  mal, 

14  Laa  cuales  se  pierden  en  malas  ocu- 
paciones ;  y  A  los  htyos  que  engendraron 
nada  lea  quedó  en  1a  mano : 

15  Como  salió  del  vientre  de  su  madre, 
desnudo,  así  ae  vuelve,  tornando  como 
vino,  y  nada  tuvo  de  au  trabajo  para  lle- 
var en  au  mano. 

16  Este  también  es  un  gran  mal,  que 
como  vino,  así  se  haya  de  volver,  j  T  de 
qué  le  aprovechó  trabajar  al  viento  ? 

17  Ademas  de  esto,  todos  los  días  de  su 
vida  comerá  en  tinieblas,  y  mucho  eno- 
jo, y  dolor,  y  ira. 

18  \  He  aquí  pues  el  bien  que  yo  he 
visto :  Que  lo  bueno  es  comer,  y  beber, 
y  gozar  del  bien  de  todo  an  trabajo,  con 
que  trabaja  debajo  del  sol  todos  loa  días 
de  su  vida,  que  Dios  le  dio;  porque  esta 
«tan  parte. 

19  Y  tanibien,  que  á  todo  hombre,  á 
quien  Dios  dló  riquezas,  y  hacienda, 
también  le  dló  facultad  para  que  coma 
de  ellas,  y  tome  an  parte,  y  goce  an  tra- 
bajo: esto  es  don  de  Dios. 

20  Porque  no  ae  acordará  mucho  de 
los  dias  de  su  vida,  porque  Dios  la  res- 
ponderá con  alegría  de  an  corazón. 

CAPITULO  VI. 

EX  avaro  ma»  miaeroble  que  el  abortivo.  II.  Vuelve  d 
impugnar  el  eetmdm  de  eternizarte  lo»  hombre»  por 
tu»  tnvenvione»  ,*  y  d  confirmar  tu  ignorancia  en  el 
cerno  de  la  verdmdera/eUeidad. 

HAT  otro  mal  que  he  visto  debajo  del 
cielo,  y  muy  común  entre  loe  hom- 
brea: 

2  Hombre,  á  quien  Dios  dio  riquezas, 
y  hacienda,  y  honra,  y  nada  le  falta  de 
todo  lo  que  su  alma  deaea;  y  Dios  no 
le  dio  facultad  de  comer  de  ello ;  antea 
los  extraños  se  lo  comen:  esto  vanidad 
es,  y  enfermedad  trabajosa. 

8  81  el  hombre  engendrare  den  hijos,  y 
viviere  muchos  anos,  y  loa  dias  de  su 
edad  moren  asaz;  si  su  alma  no  ae  hartó 
del  bien,  y  también  careció  de  sepultura ; 
yo  digo  que  el  abortivo  es  mejor  que  él 

4  Porque  en  vano  vino,  y  á  tinieblas  va, 
y  con  tinieblas  será  cubierto  au  nombre. 

5  Aunque  no  haya  visto  el  sol,  ni  eono- 

66* 


ctdo  nada,  mas  reposo  tiene  este,  qué 
aqncL 

6  Porque  si  viviere  mil  años  dos  veces, 
y  no  gozó  del  bien ;.  cierto  todos  van  á 
un  lugar. 

7  Todo  el  trabajo  del  hombre  es  para  sn 
boca,  y  con  todo  eso,  su  deseo  no  se 
harta. 

8  Porque  ¿  qué  mas  tiene  el  sabio  que 
el  insensato  ?  ¿  Qué  mas  tiene  el  pobre 
que  supo  caminar  entre  los  vivos  i 

9  Has  vale  vista  de  ojos,  que  deaeo  que 
pasa ;  y  también  esto  ei  vanidad,  y  aflic- 
ción de  espíritu, 

10  H  £1  que  es,  ya  su  nombre  ha  sido 
nombrado,  y  se  sabe,  que  es  hombre  *,  y 
que  no  podrá  contender  con  el  que  ea 
mas  fuerte  que  él. 

11  Ciertamente  las  muchas  palabras 
multiplican  la  vanidad.  ¿  Qué  mas  tiene 
el  hombre? 

12  Porque  ¿  quién  sabe  cual  es  el  bien 
del  hombre  en  la  vida  todos  los  dias  de 
la  vida  de  su  vanidad,  que  los  paaa  como 
sombra?  Porque  ¿quién  enseñará  al 
hombre  que  será  después  de  él  debajo 
del  sol? 

CAPITULO  VIL 

Doctrina»  de  verdadera  tabidmrkx,  que  d  la  razo* 
humana  parecerán  locura,  II.  El  pago  que  H 
mundo  da  d  »u»  medicjnadore»;  y  lo»  límite»  de 


evitar  el  peligro,  en  cuanto  la  fidelidad  de  te  voca- 
ción lo  permitiere.  JIL  Jteeebtciou  de  lo  ttiupututi»^ 
&  i      -  - 

Dio». 


W 


EJOR  «t  la  buena  fama  que  ei  buen 
ungüento ;  y  el  día  de  la  muerte, 
que  el  día  del  nacer  mismo. 

2  Mejor  es  ir  á  la  casa  del  luto  que  á 
la  casa  del  convite ;  porque  es  el  fin  de 
todos  los  hombres ;  y  el  que  vive,  lo  pon- 
drá en  su  corazón. 

3  Mejor  es  el  enojo  que  la  risa;  porque 
con  la  tristeza  del  rostro  se  enmendará 
el  corazón. 

4  El  corazón  de  los  sabios,  en  la  casa 
del  luto :  mas  el  corazón  de  los  Insensa- 
tos, en  la  casa  del  placer. 

5  Mejor  es  oir  la  reprensión  del  sabio, 
que  la  canción  de  los  Insensatos. 

6  Porque  la  risa  del  Insensato  es  como 
el  estrépito  de  las  espinas  debajo  de  la 
olla;  y  también  esto  es  vanidad. 

7 1  Ciertamente  el  agravio  hace  enloque- 
cer al  sabio;  y  el  presente  corrompe  el 
corazón. 

8  Mejor  es  el  fin  del  negocio,  que  sn 
principio :  mejor  es  el  sufrido  de  espíri- 
tu, que  el  altivo  de  espíritu. 

Digitized  byVjOOQlC 


ECLBSIA8TE8. 


'9  No  te  apresures  en  tu  espíritu  á  eno- 
jarte ;  porque  la  ira  en  el  seno  de  los  In- 
sensatos reposa. 

10  Nunca  digas :  ¿  Qué  es  la  cauta  que 
los  tiempos  pasados  fueron  mejores  que 
estos?  Porque  nunca  de  esto  pregunta- 
rás con  sabiduría. 

11  Buena «t  la  ciencia  con  herencia;  y 
mas  á  los  qne  Ten  el  sol: 

18  Porque  en  la  sombra  de  la  ciencia,  y 
en  la  sombra  ¿el  dinero  rtpomt  d  Mombn; 
mas  la  sabiduría  excede,  en  que  da  ylda 
á  sus  poseedores. 

18  Mira  la  obra  de  Dios;  porque  ¿quién 
podrá  enderezar  el  que  él  torció? 

14  En  el  día  del  bien,  está  en  el  bien ; 
y  en  el  dia  del  mal,  Té.  Dios  también 
hizo  esto  delante  de  lo  otro,  porque  el 
nombre  no  halle  nada  tras  de  €L 

15  *t  Todo  lo  tí  en  -los  días  do  mi  tb- 
nldad.  Justo  hay,  que  perece  por  su 
Justicia;  y  impío  hay,  que  por  su  mal- 
dad alarga  ini  dios. 

16  No  seas  Justo  mucho,  nfseas  dema- 
siadamente sabio :  ¿por  qué  te  destrui- 
rás? 

17  No  hagas  mal  mucho,  ni  seas  insen- 
sato: ¿por  qué  morirás  antes  de  tu 
tiempo?  • 

18  Bueno  es  que  tomes  esto,  y  también 
de  estotro  no  apartes  tu  mano ;  porque 
el  que  á  Dios  teme,  saldrá  con  todo. 

19  La  sabiduría  esfuerza  al  sabio,  mas 
que  diez  poderosos  principes,  que  sean 
en  la  ciudad. 

20  Ciertamente  no  hay  hombre  Justo  en 
la  tierra,  que  haga  bien,  y  nunca  peque. 

21  Tampoco  apliques  tu  corazón  á  to- 
das las  palabras  que  se  hablaren;  porque 
alguna  vtt  no  oigas  á  tu  sierro,  que  dice 
mal  de  ti. 

22  Porque  tu  corazón  sabe,  que  tu  tam- 
bién dijiste  mal  do  otros  muchas  Teces. 

28  \  Todas  estas  cosas  probé  con  sabi- 
duría, diciendo :  Hacerme  he  sabio :  mas 
ella  se  alejó  de  mi 

24  Lejos  está  lo  que  fué;  y  lo  profun- 
do profundo  ¿quién  lo  hallará? 

25  To  he  rodeado,  y  mi  corazón,  por 
saber,  y  examinar,  y  Inquirir  la  sabidu- 
ría, y  la  razón ;  y  por  saber  la  maldad  de 
la  insensatez,  y  el  desTario  del  error ; 

26  T  yo  he  hallado  mas  amarga  que-  la 
.  muerte  la  muger ;  la  cual  es  redes,  y  la- 
zos su  corazón:  sus  manos,  ligaduras. 
El  bueno  delante  de  Dios  escapará  de 
ella :  mas  el  pecador  será  preso  en  eUa. 

27  Mira,  esto  he  hallado,  dice  el  Predi- 


W 


cador,  mirándola*  cotas  una  á  una  para 
hallar  la  razón : 

28  Lo  cual  mucho  buscó  mi  alma,  y  no 
lo  hallé:  un  hombre  entre  mil  he  ha- 
llado :  mas  muger  de  todas  estas  nunca 
hallé. 

29  Solamente,  he  aquí,  esto  hallé :  que 
Dios  hizo  al  hombre  recto :  mas  ellos 
buscaron  muchas  cuentas. 

CAPITULO  TUL 

AMmem  de  h**o*Ádwio,y  eme/sotos.  U.  Persuade  d 
la  obediencia  de  los  maffist/xtdos  como  en  antidoto  de 
n  que  ha  mostrado  arriba  de  su  corrupción,  immtt* 
fcs,  Uremia,  y  perversión  del  derasho.  IH.  Persuade 
d  la  obediencia  de  la  ley  de  Dio»,  y  al  conocimiento 
de  $u  providencia  contra  el  epicureismo.  IV.  Vuelve 
d  la  tiranta  y  per  veno*  juicios  de  lo»  hombres;  y  des- 
cribe el  abwo  mee  tunando  h*  éoieruncia  de  Dio» 
can  que  loe  espera.  V.  Concluye  de  todo :  la  verda- 
dera felicidad  en  este  mundo  ser  laque  ha  dicho,  y 
no  otra. 

VTÉS  como  el  sabio?  ¿Yqufénco- 
me  d  que  sabe  la  declaración  de  la 
palabra  ?  La  sabiduría  del  hombre  hará 
relucir  su  rostro,  y  la  fuerza  de  su  cara 
se  mudará. 

2  \  To  U  avito  que  guardes  el  manda- 
miento del  rey,  y  la  palabra  del  jura- 
mento de  Dios. 

8  No  te  apresures  á  irte  de  delante  de 
él :  ni  estés  en  cosa  mala,  porque  el  hará 
todo  lo  que  quisiere. 

4  Porque  la  palabra  del  rey  «s  *u  potes- 
tad; y  quién  le  dirá:  ¿Qué  haces? 

6  ^  El  que  guarda  el  mandamiento,  no 
experimentará  mal;  y  el  tiempo,  y  el 
juicio,  conoce  el  corazón  del  sabio. 

6  Porque  para  todo  lo  que  quisiereis  hay 
tiempo,  y  juicio ;  porque  el  trabajo  del 
hombre  es  grande  sobre  él 

7  Porque  no  sabo  lo  que  ha  de  ser,  y 
cuando  haya  de  ser,  ¿  quién  se  lo  ense- 
nará? 

8  No  hay  hombre  que  tenga  potestad 
sobre  tu  espíritu  para  detener  el  espíri- 
tu; ni  hay  potestad  sobre  el  dia  de  la  m 
muerte ;•  ni  hay  armas  en,  guerra;  ni  la 
impiedad  escapará  al  que  la  posee. 

9  T  Todo  esto  he  Tisto,  y  he  puesto  mi 
corazón  en  todo  lo  que  se  .hace  debajo 
del  sol,  el  tiempo  en  que  el  hombre  se 
enseñorea  del  hombre  para  mal  suyo. 

10  Entonces  tí  también  impíos,  que 
detpuc*  de  sepultados,  Tolyieron;  y  los 
que  de  lugar  santo  caminaron,  fueron 
puestos  en  olvido  en  la  ciudad  donde 
obraron  Terdad:  esto  también  Tani- 
dad  es. 

11  Porque  luego  no  se  ejecuta  senten- 
cia sobre  ls»tne)a  obra,  el  corazón  de  los 

587 


BCLESIASTES. 


htfos  de  los  hombres  está  Heno  en  ellos 
para  hacer  mal. 

12  Porque  el  que  peca,  haga  mal  cien 
veces,  y  le  sea  prolongado,  aun  yo  tam- 
bién sé,  qne  los  qne  á  Dios  temen,  ten- 
drán bien,  los  que  temieren  delante  de 
su  presencia ; 

13  T  que  el  implo  nunca  tendrá  bien, 
ni  le  serán  prolongados  los  dias,  mas 
serán  como  sombra;  porque  no  temió 
delante  de  la  presencia  de  Dios. 

14  Hay  otra  vanidad  que  se  hace  sobre 
la  tierra:  que  hay  justos,  los  cuales  son 
pagados  coma  si  hicieran  obras  de  im- 
píos; y  hay  impíos,  que  son  pagados 
como  *í  hicieran  obras  de  justos.  Digo 
que  esto  también  es  vanidad. 

15  T  Por  tanto  yo  alabé  la  alegría :  que 
no  tiene  el  hombre  bien  debajo  del  sol, 
sino  que  coma,  y  beba,  y  se  alegre;  y 
qne  esto  se  le  pegue  de  su  trabajo  los 
dias  de  su  vida,  que  Dios  le  dio  debajo 
del  soL 

10  Por  lo  cual  yo  di  mi  corazón  á  cono- 
cer sabiduría,  y  á  ver  la  ocupación  que 
se  hace  sobre  la  tierra :  que  ni  de  noche, 
ni  de  dia,  ve  d  hombre  sueño  en  sus  ojos. 

17  Y  vi  acerca  de  todas  las  obras  de 
Dios,  que  el  hombre  no  puede  alcanzar 
obra  que  se  haga  debajo  del  sol ;  por  la 
cual  trabaja  el  hombre  buscándola,  y  no 
la  hallará:  aunque  diga  el  sabio  que 
sabe,  no  la  hallará:  aunque  diga  el  sabio 
que  sabe,  no  la  podrá  alcanzar. 

CAPITULO  IX. 

Los  piado*»  andan  cierto»  de  su  atado  ateguradeeen 
Dio*:  lo»  otro»,  dudoso»,  y  d  tiento  en  todo.  IL  El 
común  curto  de  lo»  suceso»  humano»  ordenado  de 
Dio»  no  •»  puede  mudar  :  por  tanto  persuade  tupia» 
doto,  que  asegurado  de  la  buena  voluntad  de  Dio» 
siga  con  alearía  y  düioencia  tu  vocación.  111.  Por 
haber  puesto  Dio»  su»  tazones  y  tiempos  d  todas  las 
cosas  en  él  inundo,  exhorto}  al  estudio  de  la  sabidu- 
ría, que  la»  ensena.  IV.  Alabanza  de  la  sabiduría, 
la  cual  excede  d  la  fortaleza  mundana. 

CIERTAMENTE  á  todo  esto  di  mi 
corazón,  para  declarar  todo  esto: 
Que  los  justos;  y  los  sabios,  y  sus  obras, 
están  en  la  mano  de  Dios ;  y  que  no  sabe 
el  hombre  ni  el  amor,  ni  el  odio,  por 
todo  lo  que  pasa  delante  de  éL 

2  í  Todo  acontece  de  la  misma  manera 
á  todos :  un  mismo  suceso  tiene  el  justo 
y  el  impío ;  el  bueno,  y  el  limpio,  y  el  no 
limpio ;  y  el  que  sacrifica,  y  el  que  no  sa- 
crifica ;  como  el  bueno  así  el  que  peca :  el 
que  jura,  como  el  que  teme  el  juramento. 

S  Este  mal  hay  entre  todo  lo  que  se 

hace  debajo  del  sol :  que  todos  tengan  un 

mismo  suceso;  y  que  tamban  el  cora- 

588 


zon  de  los  mjos  de  los  hombres  esté 
lleno  de  mal,  y  de  enloquecimiento  en 
su  corazón  en  su  vida,  y  después,  á  los 
muertos. 

4  Porque  para  todo  aquel  que  está  aun 
entre  los  vivos,  hay  esperanza;  porque 
mejor  es  perro  vivo,  que  león  muerto. 

5  Porque  los  que  viven,  saben  que  han 
de  morir :  mas  los  muertos  nada  saben, 
ni  mas  tienen  paga ;  porque  su  memoria 
es  puesta  en  olvido. 

6  Aun  su  amor,  su  odio,  y  su  envidia  y» 
feneció ;  y  no  tienen  ya  mas  parte  en  el 
siglo,  en  todo  lo  que  se  hace  debajo  del 
sol. 

7  Anda,  y  come  tu  pan  con  gozo,  y  bebe 
tu  vino  con  alegre  corazón ;  porque  tus 
obras  ya  son  agradables  á  Dios. 

8  En  todo  tiempo  sean  blancos  tus  ves- 
tidos ;  y  nunca  falto  ungüento  sobre  tu 
cabeza. 

9  Goza  de  la  vida  con  la  muger  que 
amas,  todos  los  dias  de  la  vida  de  tu  va- 
nidad, que  fe  son  dados  debajo  del  sol, 
todos  los  dias  de  tu  vanidad;  porque 
esta  es  tu  parto  en  la  vida,  y  en  tu  tra- 
bajo, en  que  trabajas  debajo  del  sol. 

10  Todo  lo  que  te  viniere  á  la  mano  para 
hacer Jiázlo  según  tus  fuerzas;  porque 
en  el  sepulcro,  donde  tú  vas,  no  hay  obra, 
ni  industria,  ni  ciencia,  ni  sabiduría. 

11  \  Tórneme,  y  vi  debajo  del  sol,  que 
ni  es  de  los  ligeros  la  carrera;  ni  la  guer- 
ra, de  los  fuertes ;  ni  aun  de  los  sabios  el 
pan;  ni  de  los  prudentes  las  riquezas; 
ni  do  los  elocuentes  la  gracia :  mas  quo 
tiempo,  y  ocasión  acontece  á  todos. 

12  Porque  el  hombre  tampoco  conoce 
su  tiempo :  como  los  peces,  que  son  pre- 
sos en  la  mala  red,,  y  como  las  aves,  quo 
60  prenden  en  lazo;  así  son  enlazados 
los  hijos  de  los  hombres  en  el  tiempo 
malo,  cuando  cae  de  súbito  sobre  ellos. 

13  H  También  vi  esta  sabiduría  debajo 
del  sol;  la  cual  me  es  grande: 

14  Una  pequeña  ciudad,  y  pocos  hom- 
bres en  ella ;  y  viene  contra  eüa  un  gran 
rey,  y  cércala,  y  edifica  contra  ella  gran- 
des baluartes: 

15  Y  hállase  en  ella  un  hombre  pobre, 
sabio,  el  cual  escapa  la  ciudad  con  su  sa- 
biduría; y  nadie  se  acordaba  de  aquel 
pobre  hombre. 

16  Entonces  yo  dije:  Mejor  es  la  sabi- 
duría que  la  fortaleza,  aunque  la  ciencia 
del  pobre  sea  menospreciada,  y  sus  pa- 
labras no  sean  escuchadas. 

17  Las  palabras  del  sabio  con  reposo 


ECLESIASTES. 


mí  oídas,  mas  que  el  clamor  del  seftor 
entre  loe  lnsansatos. 
18  Mejor  es  la  sabiduría  que  las  armas 
de  guerra :  mas  un  pecador  destruye  mu- 
cho bien. 

CAPITULO  X. 

Moota»  parte  eoneervar  te  tabidttria,  1*  Jf#  pecar* 
llrateatodemeaUdwia.  S.  ¡¡o  dejar  te  vocación 
por  temor  humano.  H.  Otra  perversión  del  wtmndo  : 
Im  teoaMQft»  Hfee».*  fot  «O*»  obedecen.  III.  Re- 
lia» c/«  piadosa  pt  méenoia;  y  atotemu  dt  te  — 6*» 
Avia  a  cowyoteiicte  de  te  iiutiiwrtu.  IV.  tyeü- 
eidad  p  felicidad  del  reino  pendiente  de  «■*  ^o6er> 
nafeores.    F.  Cbnlrs  te  ncgftgwcta  <n  te  vocación. 

LAS  moscas  muertas  hacen  heder  y 
dar  mal  olor  el  perfume  del  perfu- 
mador; 7  al  estimado  por  sabiduría  y 
honra  una  pequeña  insensatez. 

2  £1  corazón  del  sabio  está  á  su  mano 
derecha :  mas  el  corazón  del  insensato!  á 
su  mano  izquierda. 

8  T  aun  cuando  el  insensato  va  por  el 
camino,  su  cordura  falta ;  y  dice  á  todos : 
insensato  es. 

4  8i  espíritu  de  seftor  te  acometiere,  no 
dejes  tu  lugar ;  porque  la  flojedad  hará 
reposar  grandes  pecados. 

6  1T  Hay  otro  mal  que  tí  debajo  del  sol, 
como  salido  de  delante  del  seftor  por 
yerro: 

6  La  insensatez  está  asentada  en  gran- 
des alturas ;  y  los  ricos  están  sentados 
en  bajeza. 

7  Vi  sierros  encima  de  caballos,  y  prín- 
cipes qne  andaban,  como  sierros,  á  tierra. 

8  S  El  que  hiciere  el  hoyo,  caerá  en  él ; 
y  el  que  aportillare  el  Tallado,  morderle 
ha  la  serpiente. 

9  El  que  mudare  las  piedras,  tendrá 
trabajo  en  ellas :  el  que  cortare  la  lefia, 
peligrará  en  ella. 

10  81  se  embotare  el  nlerro,  y  su  filo  no 
fuere  aguzado,  añadir  mas  fuerza :  mas  la 
bondad  de  la  sabiduría  excede. 

U  81  la  serpiente  mordiere  no  encanta- 
da, no  es  mas  el  lenguaz. 

18  Las  palabras  de  la  boca  del  sabio 
son  gracia:  mas  los  labios  del  insensato 
lo  echan  á  perder. 

18  El  principio  de  las  palabras  de  su 
boca  at  insensatez ;  y  el  fin  de  su  habla, 
desrarío  mala 

14  El  insensato  multiplica  palabras,  y 
dice:  No  sabe  hombre  lo  que  ha  de  ser: 
¿  y  quién  le  hará  saber,  lo  que  será  des- 
pués de  él  ? 

15  El  trabajo  de  los  insensatos  los  fa- 
tiga; porque  no  saben  por  donde  Tan  á 
la  ciudad. 

10  Y  jAy  de  tí  tierra,  cuando  tu  rey 


fuere  mozo,  y  tus  principes  comen  de 
mañana! 

17  ¡Bienaventurada  tierra  tú,  cuando  tu 
rey  fuere  h^o  de  nobles,  y  tus  príncipes 
comen  á  su  hora  por  la  fuerza,  y  no  por 
el  beber! 

18  Y  Por  la  pereza  se  cae  la  techum- 
bre; y  por  la  flojedad  de  manos  se  llueve 
la  casa. 

19  Por  el  placer  se  hace  el  convite,  y  el 
Tino  alegra  los  tívos  ;  y  el  dinero  res-  i 
ponde  á  todo. 

20  Ni  aun  en  tu  pensamiento  digas  mal 
del  rey ;  ni  en  loe  secretos  de  tu  cámara 
digas  mal  del  rico;  porque  las  aves  del 
cielo  llevarán  la  voz;  y  las  que  tienen 
alas,  harán  saber  la  palabra. 

CAPITULO  XL 

Ferenade  al  piado*  (emjteciatmente  al  ministro  4* 
te  piadosa  doctrinándome  diados  todas  otro*  emi- 


aprovechar  d  todo»  y  en  todo  tiempo,  entre  tanto 
que  Dio»  no  U  manifestare  otra  cota.  II.  Repite  loe 
trabajo»  p  vanidad  de  esta  vida :  retrae  del  epten- 
reimno  con  te  certidumbre  del  juicio  extremo,  y  fte- 
madla  tanta  alegría  Junta  oon  mortj/icaeion  de  la 


ECHA  tu  pan  sobre  las  aguas,  que 
después  de  muchos  días  lo  hallará». 
2  Reparte  á  siete,  y  aun  á  ocho ;  por- 
que no  sabes  el  mal  que  Tendrá  sobre  la 
tierrra. 

8  81  las  nubes  fueren  llenas  de  agua, 
sobre  la  tierra  la  derramarán ;  y  si  el  ár- 
bol cayere  al  mediodía  ó  al  norte,  al  lu- 
gar que  el  árbol  cayere,  allí  quedará, 

4  El  que  al  Tiento  mira,  nunca  sembra- 
rá; y  el  que  mira  á  las  nubes,  nunca  se- 
gará. 

5  Como  tú  no  sabes  cual  e%  el  camino 
del  Tiento,  6  como  m  cria*  los  huesos  en 
el  vientre  de  la  muger  preñada,  asi  igno- 
ras la  obra  de  Dios,  el  cual  hace  todas 
las  cosas. 

0  Por  la  mañana  siembra  tu  simiente, 
y  á  la  tarde  no  dejes  reposar  tu  mano:    / 
porque  tú  no  sabes  cual  es  lo  mejor,  es-  ' 
to,  6  lo  otro,  ó  si  ambas  á  dos  cosas  son  ' 
buenas. 

7  ?  Suave  ciertamente  es  la  luz,  y  agra- 
dable es  á  los  ojos  ver  el  sol : 

8  Mas  si  el  hombre  viviere  muchos 
aftos,  y  en  todos  ellos  hubiere  tenido 
alegría:  si  después  trajere  á  la  memoria 
los  días  de  las  tinieblas,  que  serán  mu- 
chos ;  todo  lo  que  le  habrá  pasado,  dirá 
haber  sido  vanidad. 

9  Alégrate  mancebo  en  tu  mocedad, 

y  tome  placer  tu  corazón  en  los  días  de    * 
tu  juventud;  y  camina  en  los  caminos 
680 


CANTARES  DE  SALOMÓN. 


de  tu  eoms0U,y  enlavistadetaa  ojos: 
mas  sabe,  que  sobre  todas  estas  oosas  te 
traerá  Dios  enjuicio» 
10  Quita  pues  el  enojo  de  tu  corazón,  y 
aparta  de  tu  carne  el  mal ;  porque  la  mo- 
cedad y  la  juTentud  vanidad  es. 

CAPITULO  xn. 

Prosiguiendo  el  intento  llama  al  temor  de  Dio»  desde 
la  juventud  ante*  de  la  vejez,  y  de  la  muerte,  Im 
cuales  describe  por  elegantísimas  akoorias,  21.  Con- 
cluye con  el  tema  del  cual  taca  la  conclusión  princi- 
pal, ave  e$;  fa  verdadera  felicidad  contóte  en  temer 
dJMos,g  guardar  suleg,  repitiendalaeariemadeljui- 

YTEN  memoria  de  tu  Criador  en  los 
días  de  tu  juventud,  antes  que  Ten- 
gan los  malos  dias,  y  lleguen  los  anos, 
de  los  cuales  digas :  No  tengo  en  ellos 
contentamiento. 

■  2  Antes  que  se  oscurezca  el  sol,  y  la 
luz,  y  la  luna,  y  las  estrellas;  y  las  nubes 
se  tornen  tras  la  lluvia: 

3  Cuando  temblarán  las  guardas  de  la 
easa,  y  se  encorvarán  los  hombres  Aler- 
tes, y  cesarán  las  muelas,  y  se  disminui- 
rán ;  y  se  oscurecerán  los  que  miran  por 
las  ventanas ; 

4  X  las  puertas  de  afuera  se  cerrarán 
por  la  bajeza  de  la  voz  de  la  muela;  y 
se  levantará  á  la  voz  del  ave,  y  todas  las, 
hijas  de  canción  serán  humilladas ; 

5  Cuantió  también  temerán  de  lo  alto, 
y  los  tropezones  en  el  camino;  y  flore- 
cerá el  almendro,  y  cargarse  ha  la  lan- 


gosta» y  perderse  ha  el  apetito;  porque 
el  hombre  va  á  la  casa  de  an  siglo,  y  loe. 
endechaderas  por  la  plaza  andarán  en 
derredor. 

6  Antes  que  la  cadena  de  plata  se  quie- 
bre, y  se  rompa-  la  lenteja  de  oro,  y  el 
cántaro  se  quiebre  junto  a  la  fuente,  y  la 
rueda  sea  rompida  sobre  el  pozo ; 

7  Y  el  polvo  se  torne  á  la  tierra,  como 
era  ¿«te,  y  el  espíritu  se  vuelva  á  Dios, 
que  le  dio. 

Q  ?  Vanidad  de  vanidades,  dtfo  el  Pre- 
dicador, todo  vanidad. 

9  Y  cuanto  mas  el  Predicador  fué  sabio, 
tanto  mas  enseñó  sabiduría  al  pueblo,  y 
hizo  escuchar,  y  hizo  escudrinar;  y  com- 
puso muchos  proverbios, 

10  Procuró  el  Predicador  hallar  palor, 
bras  agradables,  y  escritura  recta,  pala- 
bras de  verdad. 

11  Las  palabras  de  los  sabios  ton  como 
aguijonee,  y  como  clavos  hincados  de 
los  maestros  de  las  congregaciones^pues- 
tas  debajo  de  un  pastor. 

12  Y  ademas  de  esto,  lujo  mió,  sé  avi- 
sado :  no  hay  fin  de  hacer  muchos  libros ; 
y  el  mucho  estudio  aflicción  es  de  la  carne. 

13  £1  fin  de  todo  el  sermón  es  oído: 

TKKB  A,  DIOS,  T  GUARDA  SUS  MANDAMIEN- 
TOS, porque  esto  es  el  todo  del  hombre. 

14  Porque  Dios  traerá  toda  obra  enjui- 
cio, d enalte  fcznf  sobre  toda  cose  ocul- 
ta, buena,  ó  mala. 


EL  LIBRO  DE  LOS 


CANTARES  DE  SALOMÓN. 


\ 


CAPITULO  L 

La  iglesia  tiendo  arrebatada  en  odmiraeion-del  amo* 
con  que  su  esposo  Cristo  la  ama,  demanda  termo»  % 
tna*  unida  con  él;  y  el  espoto  declara  cuan  JÍermoea 
v  graciosa  sea  su  esposa:  uad  Su  ella  te  alegran 


CANCIÓN  de  canciones  de  Salo- 
món. 
2  j  Oh  si  me  besase  de  beses  de  su  bocal 
porque  mejores  son  tus  amores  que  el 
vino. 

S  Por  el  olor  de  tus  buenos  ungüentos, 
ungüento  derramado  «  tu  nombre :  por 
tanto  las  doncellas  te  amaron. 
4  Tírame  en  pos  de  tí,  correremos. 
•    Metióme  el  rey  en  sus  cámaras :  gozar- 
nos, hemos,  y  alegrarnos  hemos  en  Ü ; 
590 


acordarnos  hemos  de  tus  amores,  mas 
que  del  vino.    Loa  rectos  te  aman. 

5  Morena  soy,  ó!  m>a  de  Jerusslem, 
mas  de  codiciar,  como  las  cabanas  de 
Cedar,  como  las  tiendas  de  Salomón. 

6  No  miréis  en  que  soy  moxoa;  por- 
que el  sol  me  miro :  los  lujos  de  mi  ma- 
dre se  airaron  contra  mi:  luciéronme 
guarda  de  vinas,  y  mi  vina,  que  tra  mié, 
no  guardé. 

7  Hazme  saber  61tú\  á  quien  mi  alma 
ama,  donde  repastas,  donde  hoces  tener 
majada  al  medlodi*:  Porque  ¿por  qué 
seré,  como  la  que  se  aparta  hacia  los  re- 
baños de  tus  compañeros  ? 

8  8i  tú  no  ¡a  sabes,  ól  hermosa  entre 

Digitized  by  VjOOQIC 


CANTARES  DE  3ALOMO?*. 


las.  mugeree,  sáKe  por  lo»  rastros  del  re- 
baño, y  apacienta  tu»  cabrita»  junto  á 
las  «abañas  de  Los  pastorea. 

9  A  una  de  las  yeguas  de  loe  carros  da 
Pharaon  te  he  comparado,  ó !  amor  mió. 

K>  Hermosas  son  tus  mejillas  entre  los 
«arcillo*,  tu  cuello  entre  los  collares. 

11  Zarcillos  de  oro  te  haremos,  con 
claros  de  plata. 

12  Mientra*  que  el  rey  estaba  en  su  re- 
costadero, mi  espicanardi  dio  su  olor. 

18  Mi  amado  es  para  mi  un  manojico 
de  mirra:  que  reposará  entre  mis  pe- 
dios. 

14  Racimo  de  copher  en  las  Tifias  de 
Engaddi  es  para  mi  mi  amado. 

15  He  aquí,  que  tú  eres  hermosa,  6! 
eompañera  mia,  he  aquí,  que  tú  eres 
hermosa :  tus  ojos  de  paloma. 

16  He  aquí,  que  tú  eres  hermoso,  6!  ama- 
do mió,  también  suave:  también  nuestro 
lecho  florida 

17  Las  vigas  de  nuestras  casas  son  de 
eedro;  las  tablazones,  de  bayas. 

CAPITULO  IL 

Bleepoeo  declara  cuanta  tea  m  hermosura  %  la  de  eu 
etpoea.  Xa  eepoea  también  muestra  citan  hermoso 
mta  m  eepoto,  p  cnanto  tea  ei  amor  con  que  ella  h 

cada  momento  recibe  de  4L 

Y  Ó  soy  el  lirio  $&  campo,  y  la  rosa 
de  los  valles. 

2  Como  el  lirio  entre  las  espinas,  asi  es 
mi  compañera  éntrelas  lujas. 

3  Como  el  manzano  entre  loa  arbolea 
monteses,  así  es  mi  amado  entre  los  hi- 
jos :  debajo  de  su  sombra  deseé  sentarme, 
y  me  asenté,  y  su  fruto  ha  sido  dulce  4 
mi  paladar. 

4  Trujóme  á  la  cámara  del  vino ;  y  su 
bandera  de  amor  puso  sobre  mi. 

5  Sustentadme  con  frascos  de  vino,  es 
forzedme  con  manzanas;  porque  estoy 
enferma  dg  amor.         ' 

6  Su  izquierda  esté  debajo  de  mi  cabeza, 
y  su  derecha  me  abrace. 

7  To  os  conjuro,  ó !  lujas  de  Jerusalem, 
por  las  gamas,  6  por  las  ciervas  del  cam- 
po, que  no  despertéis,  ni  hagáis  velar  al 
amor,  hasta  que  él  quiera. 

8  ¡  La  voz  de  mi  amado  I  He  aqui  que 
este  viene  saltando  sobre  los  montes, 
saltando  sobre  los  collados. 

*  9  Mi  amado  es  semejante  al  gamo,  ó  al 
cabrito  de  los  ciervos.  Hele  aqui,  está 
detrás  de  nuestra  pared,  mirando  por 
las  ventanas,  mostrándose  por  las  rejas. 

10  Mi  amado  habló,  y  me  dijo:  Leván- 
tate, ó !  amor  mió,  hermosa  mja,  y  vente : 


11  Porque,  he  aqui,  ha  pasad»  al  inviciy 
no :  la  lluvia  se  ha  mudado,  y  se  fué; 

12  Las  flores  se  han  mostrado  en  la 
tierra  ;  el  tiempo  de  la  canción  es  veni- 
do, y  voz  de  tórtola  se  ha  oído  en  nues- 
tra región ; 

la  La  higuera  ha  metido  *ns  higos,  y 
las  vides  en  cierne  dieron  olor :  leván- 
tate, ó !  amor  mío,  hermosa  mia»  y  véate. 

14  Paloma  mia,  en  los  agujeros  de  la 
peña,  en  lo  escondido  de  la  escalera: 
muéstrame  tu  vista:  hazme  oir  tu  voz; 
porque  tu  ves  es  dulce,  y  tw  vista  her- 
mosa. 

15  Tomadnos  las  zorras,  las  zorras  pe- 
queñas, qne  echan  4  perder  las  vitas, 
mientras  nuestras  viñas  .están  en  cierne. 

Id  Mi,  amado  es  mió,  y  yosuya:  él  apa- 
cienta entre  lirios. 

17  Hasta  que  apunte  el  dia,  y  las  som- 
bras huyan,  tórnate,  ó  I  amado  mió:  sé 
semejante  al  gamo,  ó  al  cabrito  de  loa 
ciervos  sobre  los  montes  de  Bether. 
CAPITULO  ni. 

ha  jaleein  (ame  ee  to  eepoea)  declara  el  oran  cuidado 
ave  tenga  de  buecar  d  tu  eepoeo  y  testifica  ei  aran 
amor  con  qm  míempre  te  ama.  Deecribe  m>  la  figura 
de  Salomo»,  la  magni/kencia  del  aposento  de  km 


F>R  las  noches  busqué  en  mi  cama  al 
que  ama  mi  alma;  le  busqué,  y  no 
le  hallé. 

2  Abosa  pues  levantarme  he,  y  rodearé 
por  la  ciudad:  por  las  calles,  y  por  la» 
plazas  buscaré  al  que  ama  mi  alma:  le 
busqué,  y  no  le  hallé. 
•  3  Halláronme  las  guardas  que  rondan 
por  la  ciudad,  y  les  pregunté \  diciendo: 
¿  Habéis  visto  al  que  ama  mi  aliña  ? 

4  Pasando  de  ellos  un  poco,  luego  ha- 
lló al  qne  ama  mí  alma:  trabé  de  él,  y 
no  le  deje^  hasta  queie  metí  eu  casa  da 
mi  madre,  y  á  la  cámara  de  la  que  me 
engendró. 

6  Yo  os  conjuro,  ó !  lujas  de  Jerusalem, 
por  las  gamas,  ó  por  las  ciervas  <Jel  cam- 
po, que  no  despertéis,  ni  hagáis  velar  á 
mi  amor,  hasta  que  él  quiera, 

«//Quién  es  estaque  sube  del  desierto* 
como  varas  de  humo,  sahumada  de  mir- 
ra y  de  enclenco,  y  de  todos  polvos  aro- 
máticos? 

7  He  aquí  que  la  cama  4e  Salomón  se- 
senta fuertes  la  cercan,  de  los  fuertes  de 
Israel. 

8  Todos  ellos,  tienen  espadas,  diestros 
en  la  guerra:  cada  uno  su  espada  so- 
bre su  muslo  por  los  temores  en  las 
noches.         Digitized^pOCM 


CANTARES  DE   SALOMÓN. 


9  El  rey  Salomón  se  hizo  un  tálamo  de 
madera  del  Líbano. 

10  Sos  columnas  hizo  de  plata,  sn  sola- 
do de  oro,  sn  cielo  de  grana,  su  Interior 
solado  de  amor  por  las  lujas  de  Jerusa- 
lenL 

11  8alid,  ó  t  lujas  de  Sion,  y  ved  al  rey 
Salomón  con  la  corona  con  que  le  coro- 
nó su  madre  el  día  de  su  desposorio,  y  el 
dia  del  gozo  de  su  corazón. 

CAPITULO  IV. 

El  ea?omdouhm%mdo  ¡a  k§t  mjmm  a  g  excelencia  de  m 
opon,  teetijka  el  entrañable  amor  qm  le  tiene  :  re- 
conoce la  tapeta  qm  toda  cuanto  tiene  do  ftntno,  le 
viene  de  la  liberalidad  *  gratuito  favor  do  eueepeeo. 

HE  aquí  que*tú  eres  hermosa,  ó !  amor 
mió,  he  aquí  qne  tú  eres  hermosa : 
tus  ojos,  de  paloma  entre  tus  copetes ; 
tu  cabello,  como  manada  de  cabras  qne 
se  muestran  desde  el  monte  de  Galaod. 
.  2  Tus  dientes  como  manada  de  ovejas 
trasquiladas,  que  soben  del  lavadero: 
que  todas  ellas  paren  mellizos,  y  estéril 
no  hay  entre  ellas. 

8  Tus  labios,  como  un  hilo  de  grana,  y 
tn  habla  hermosa:  tus  sienes,  como  pe- 
dazos de  granada,  dentro  de  tus  copetes. 

4  Tu  cuello,  como  la  torre  de  David 
edificada  para  enseñamientos :  mil  escu- 
dos están  colgados  de  ella,  todos  escudos 
de  valientes. 

5  Tus  dos  pechos,  como  dos  cabritos 
mellizos  de  gama,  que  son  apacentados 
entre  los  lirios. 

6  Hasta  que  apunte  el  día,  y  huyan  las 
sombras,  iré  al  monte  de  la  mirra,  y  al 
collado  del  incienso. 

7  Tú,  toda  eres  hermosa,  ó !  amor  mío, 
y  no  hay  mancha  en  tí.  # 

8  Conmigo  del  Líbano'  6!  esposa  mia, 
conmigo  vendrás  del  Líbano:  mirarás 
desde  la  cumbre  de  Amana,  desde  la 
cumbre  de  Senlr,  y  de  Hcrmon:  desde 

,  las  moradas  de  los  leones,  desde  los 
montes  de  los  tigres. 
0  Quitado  me  has  mi  corazón,  hermana, 
esposa  mía,  quitado  me  has  mi  corazón, 
con  uno  de  tus  ojos,  con  un  collar  d¿  tu 
cuello. 

10  ¡  Cuan  hermosos  son  tus  amores,  ó ! 
hermana,  esposa  mía!  ¡  cuánto  son  me- 
jores que  el  vino  tus  amores !  ¡  y  el  olor 
de  tus  ungüentos,  que  todas  las  especias 
aromáticas ! 

11  Panal  de  miel  destilan  tus  labios,  ó ! 
esposa  mia:  miel,  y  leche  están  debajo 
de  tu  lengua,  y  el  olor  de  tus  vestidos, 
como  el  olor  del  Líbano. 


12  Huerto  cerrado,  6 !  hermana,  esposa 
mia,  fuente  cerrada,  fuente  sellada. 

13  Tus  renuevos,  como  paraíso  de  gra- 
nados con  frutos  suaves;  alcanfores,  j 
esplcanardL 

14  Esplcanardl  y  azafrán,  cafta  aromá- 
tica, y  canela,  con  todos  los  árboles  de 
Incienso:  mirra  y  aloes,  con  todas  las 
principales  especias. 

15  Fuente  de  huertos,  pozo  de  aguas  i 
vivas,  que  corren  del  Líbano.  f 

16  Levántate  aquilón,  y  ven,  austro, 
sopla  mi  huerto,  caigan  sus  especias. 
Venga  mi  amado  á  su  huerto,  y  coma  de 
su  dulce  fruta. 

CAPITULO  V. 

Eleepoeo  convidad  mu  amigo»  d  mu  boda*.  Laempom 
•a  confetando  la  Jaita  qm  kabia  eomottdo  no  dbrim 
do  la  puerta  d  tu  eeposo,  declara  hu  mieeriat  qmle 
acontecieron.  Trata  detpuea  con  mu  amiga»  de  la 
hermoeura  de  m  etpoeo.  • 

YO  vine  á  mi  huerto,  6!  hermana,  es- 
posa mía ;  yo  cogí  mi  mirra,  y  mis 
especias.  Yo  comí  mi  panal,  y  mi  miel : 
yo  bebí  mi  vino,  y  mi  leche.  Comed 
amigos,  bebed  amados,  y  embriagaos. 

2  Yo  duermo,  y  mi  corazón  vela.  La 
voz  de  mi  amado,  qne  toca  á  la  puerta, 
diciendo:  Ábreme,  hermana  mía,  amor* 
mío,  paloma  mía,  mi  sin  mandila,  por- 
que mi  cabeza  esté  llena  de  roclo,  mía 
guedejas  de  las  gotas  de  la  noche. 

8  He  desnudado  mi  ropa,  ¿  cómo  la  ten- 
go de  vestir  ?  He  lavado  mis  pléa,  ¿  co- 
mo los  tengo  de  ensuciar? 

4  MI  amado  metió  su  mano  por  el  agu- 
jero de  la  puerta,  y  mis  entrañas  rugieron 
dentro  de  mí. 

5  Yo  me  levanté  para  abrir  á  mi  ama- 
do, y  mis  manos  gotearon  mirra,  y  mis 
dedos  mirra  que  pasaba  sobre  las  aldabas 
del  candado. 

0  To  abrí  á mi  amado:  mas  mi  amado 
era  ya  Ido,  ya  había  pasado;  %  mi  alma 
salió  tras  su  hablar,  le  busqué,  y  no  le 
hallé:  le  llamé,  y  no  me  respondió. 

7  Halláronme  las  guardas,  que  rondan 
la  ciudad:  hiriéronme, llagáronme,  qui- 
táronme mi  manto  de  encima,  las  guar- 
das de  los  muros. 

8  Yo  os  conjuro,  ó !  lujas  de  Jerusalem, 
/que  si  hallareis  á  mi  amado,  que  le  ha- 
gáis saber,  que  de  amor  estoy  enferma. 

9  ¿  Qué  es  tu  amado  mas  que  los  otros ' 
amados,  ó !  la  mas  hermosa  de  todas  las 
mugeres  i  ¿  qué  es  tu  amado  mas  que  los 
otros  amados,  que  así  nos  has  conjurado? 

10  Mi  amado  es  blanco,  rabio,  mas  se- 
ñalado que  diez  mü. 


CANTARES  DE  SALOMÓN. 


11  Su  cabera,  oró  fino;  mis  guedejas 
crespas,  negras  como  el  cuervo : 

12*  Sus  ojos,  como  do  las  palomas,  que 
están  Junto  á  los  arroyos  de  las  aguas, 
que  se  lamo  con  leche,  que  están  junto 
á  la  abundancia. 

18  Sus  mejillas,  como  una  era  de  espe- 
cias aromáticas,  como  las  llores  de  las 
especias :  sus  labios,  lirios  que  gotean 
mirra  que  pasa. 

14  Sus  manos,  anillos  de  oro  engasta- 
dos de  jacintos:  su  vientre,  blanco  mar- 
fil cubierto  de  zafiros. 

15  flus  piernas,  columnas  de  mármol 
fundadas  sobre  basas  de  oro  fino:  su 
vista  como  el  Líbano,  escogido  como  los 
cedros. 

16  Su  paladar,  dulzuras,  y  todo  él  de- 
seos. Tal  es  mi  amado,  tal  es  mi  amigo, 
ó !  htfas  de  Jerusalem. 

CAPITULO  VI. 

La  esposa  dice  d  sus  amigasauesu  esposo  se  hábia  par- 
tido de  ella.  El  esposo  pintando  la  hermosura  de  tu 
etpota  testifica  el  grande  amor  que  le  tiene. 

oT^vóNDE  es  ido  tu  amado,  ó!  la  mas 
0-L/  hermosa  de  todas  las  mogeres? 
¿  á  dónde  se  apartó  tu  amado,  y  buscarle 
hemos  contigo? 

2  Mi  amado  descendió  á  su  huerto  alas 
eras  de  la  especia,  para  apacentar  en  los 
huertos,  y  para  coger  los  lirios. 

3  Yo  soy  de  mi  amado,  y  mi  amado  es 
mió,  el  cual  apacienta  entre  los  lirios. 

4  Hermosa  eres  tú,  ó!  amor  mió,  como 
Thirsa :  de  desear,  como  Jerusalem :  es- 
pantosa, como  banderas  de  ejércitos. 

5  Aparta  tus  ojos  de  delante  de  mi, 
porqnc  ellos  me  vencieron.  Tu  cabello 
es  como  manada  de  cabras,  que  se  mues- 
tran en  Galaad. 

6  Tus  dientes,  como  manada  de  ovejas, 
que  suben  del  lavadero :  que  todas  pa- 
ren mellizos,  y  estéril  no  hay  entre  ellas. 

7  Como  pedazos  de  granada  son  tus  sie- 
nes entre  tus  copetes. 

8  Sesenta  son  las  reinas,  y  ochenta  las 
concubinas ;  y  las  doncellas  sin  cuento. 

9  Mas  una  es  la  paloma  mia,  la  perfecta 
mía :  única  es  á  su  madre,  escogida  á  la 
que  la  engendró:  yiéronla  las  hijas,  y 
llamáronla  bienaventurada:  las  reinas  y 
las  concubinas  la  alabaron. 

10  ¿  Quién  es  esta  que  se  muestra  como 
el  alba,  hermosa  como  la  luna,  Dlustrc 
como  el  sol,  espantosa  comp  banderas 
de  ejércitos  ? 

11  A  la  huerta  de  los  nogales  descendí, 
para  ver  los  frutos  del  valle,  para  ver  si 

Span.  38 


brotaban  las  vides,  si  florecían  los  gra- 
nados. 

13  No  sé,  mi  alma  me  ha  tornado  como 
los  carros  de  Aminadab. 

13  Tórnate,  tórnate,  ó!  Sulamltha:  tór- 
nate, tórnate,  y  mirarte  hemos.    ¿Qué* 
veréis  en  la  Sulamltha  f  Como  una  com- 
pañía de  reales. 

CAPITULO  VIL 

CbmHnwanéo  el  esposo  en  pintarla  hermosura  de  tu  e*~ 

pota,  declara  la  alegría  que  él  toma  con  ella.    La 

etpota  reconociendo  el  favor  de  su  esposo  f  se  dedica 

totalmente  d  m  servicio. 

J/^UAN  hermosos  son  tus  pies  en  los 
*  KJ  calzados,  ó !  mja  del  príncipe !  Los 
cercos  de  tus  muslos  son  como  ajorcas, 
obra  de  mano  de  excelente  maestro. 

2  Tu  ombligo,  como  una  taza  redonda, 
que  no  le  falta  bebida.  Tu  vientre,  mon- 
tón de  trigo  cercado  de  lirios. 

3  Tus  dos  pechos,  como  dos  cabritos 
mellizos  de  gama. 

4  Tu  cuello,  como  torre  de  marfil :  tus 
ojos  como  las  pesqueras  de  Esebon  junto 
á  la  puerta  de  Bath-rabem:  tu  nariz,  co- 
mo la  torre  del  Líbano,  que  mira  hacia 
Damasco. 

5  Tu  cabeza  encima  de  ti,  como  la  gra- 
na; y  el  cabello  de  tu  cabeza,  como  la 
púrpura  del  rey  ligada  en  los  corredores. 

6  ¡  Qué  hermosa  eres,  y  cúán  suave,  ó ! 
amor  deleitoso ! 

7  Tu  estatura  es  semejante  á  la  palma ; 
y  tus  pechos,  á  los  racimos. 

8  Yo  dye:  Yo  subiré  á  la  palma,  asiré 
sus  ramos ;  y  tus  pechos  serán  ahora  co- 
mo racimos  de  vid ;  y  el  olor  de  tus  na* 
rices,  como  de  manzanas. 

9  Y  tu  paladar  como  el  buen  vino,  que 
se  entra  á  mi  amado  suavemente,  y  hace 
hablar  los  labios  de  los  viejos. 

10  Yo  soy  de  mi  amado,  y  conmigo  es 
su  deseo. 

11  Ven,  ó!  amado  mió,  salgamos  al 
campo,  moremos  en  las  aldeas; 

12  Levantémosnos  de  mafiana  á  las  vi- 
ñas: veamos  si  brotan  las  vides,  si  se 
abre  el  cierne,  si  han  florecido  los  grana- 
dos :  allí  te  daré  mis  amores*. 

13  Las  mandragoras  han  dado  olor ;  y 
en  nuestras  puertas  hay  todas  dulzuras, 
nuevas,  y  viejas.  Amado  mío,  yo  las  he 
guardado  para  ti. 

CAPITULO  vm. 

Deteando  la  etpota  ser  mas  y  mas  unida  con  tu  espo- 
so, declara  que  está"  abrasada  de  una  tal  llama  de 
amor,  que  es  imposible  apagarla  ;  y  luego  demandan- 
do que  los  Gentiles  sean  convidados  ti  sus  boda*,  eUa 
te  apareja  para  las  bodas,  que  se  harán  en  el  cielo. 
593 


ISAÍAS. 


r^kH  quién  te  me  diese,  como  herma- 
*  v-/  no,  que  mamaste  loe  pechos  de  mi 
madre !  ¡  Qué  te  hallase  yo  fuera,  y  te 
besase,  y  que  no  te  menospreciasen  1 

2  ¡  Qué  yo  te  llevase,  que  yo  te  metiese 
.  cu  casa  de  mi  madre :  que  me  enseñases, 
que  te  hiciese  beber  vino  adobado,  del 
mosto  de  mis  granadas ! 

8  Su  izquierda  ettá  debajo  de  mi  cabeza, 
y  su  derecha  me  abrace. 

4  To  os  conjuro,  ó !  htyas  de  Jerusalem, 
¿  por  qué  despertaréis,  y  por  qué  haréis 
yclar  al  amor,  hasta  que  éj.  quiera? 

5  ¿Quién  es  esta,  que  sube  del  desierto 
recostada  sobre  su  amado  ?  Debajo  de 
un  manzano  te  desperté :  allí  tuvo  dolo- 
res de  ti  tu  madre ;  allí  turo  dolores  la 
que  te  parió. 

6  Pónme,  como  un  sello,  sobre  tu  cora- 
zón, como  un  signo  sobre  tu  brazo ;  por- 

*  que  fuerte  es  como  la  muerte  el  amor : 
duro  como  el  sepulcro  el  celo :  sus  bra- 
sas, brasas  de  fuego,  llama  fuerte. 

7  Las  muchas  aguas  no  podrán  apagar 
al  amor :  ni  los  ríos  le  cubrirán.    81  die- 


se hombre  toda  la  hacienda  de  su  • 
por  este  amor,  menospreciando  la  me- 
nospreciaran. 

8  Tenemos  una  pequeña  hermana,  que 
no  tiene  aun  pechos:  ¿qué  haremos  á 
nuestra  hermana,  cuando  de  ella  se  ha- 
blare ? 

9  81  ella  e»  muro,  edificaremos  sobre  él 
un  palacio  de  plata.  T  si  fuere  puerta, 
guarnecerla  hemos  con  tablas  de  cedro. 

10  To  soy  muro,  y  mis  pechos  ton  como 
torres  desde  que  yo  fui  en  sus  ojos  como 
la  que  halla  paz. 

11  Salomón  tuvo  una  viña  en  Bahal- 
hamon,  la  cual  entregó  á  guardas :  cada 
uno  de  los  cuales  traerá  mil  pieza»  de 
plata  por  su  fruto. 

12  Mi  vifia,  que  es  mía  delante  de  mí : 
las  mil  pieza»  serán  tuyos,  ó !  Salomón ;  y 
doscientos,  de  los  que  guardan  su  fruta 

13  ¡  Ah  la  que  estás  en  los  huertos !  los 
compañeros  escuchan  tu  toz:  hazme  oír. 

14  Huye,  ó !  amado  mió,  y  sé  semejante 
al  gamo,  ó  al  cervatillo  de  los  ciervos,  á 
las  montañas  de  las  especias. 


EL  LIBRO  DE  LAS 

PROFECÍAS  DE  ISAÍAS. 


CAPITULO  I. 

Aeu**  Dio*  dm  pueblo.  1.  De  ingrato  d  —  beneficio*. 
2.  De  rebelde  d  eme  mandamiento».  8.  De  contumaz  d 
rus  testigo».  IJ.  Deeconoce  w  demtcha  todo  el  exterior 
cuito  $in  féytin  caridad.  Ht.  Entena  ame  la  lim- 
pieza del  coraton  y  to  obediencia  d  $m  mandad 
miento*  e»  el  culto  que  le  agrada.  IV.  Jtepite  la 
primera  acutadon  nuu  en  particular. 

VISION  de  Isaías,  hijo  de  Amos,  la 
cual  vio  sobre  Juda  y  Jerusalem, 
en  dios  de  Ozias,  Joatham,  Achaz,  y  Eze- 
chlas,  reyes  de  Judo. 

2  Oid,  cielos,  y  escucha,  tierra;  porque 
habla  Jehova.  Crié  h^jos,  y  los  levanté 
á  grandes;  y  ellos  se  rebelaron  contra 
mi.  m 

8  El  buey  conoció  á  su  dueño,  y  el  asno 
el  pesebre  de  su  señor:  Israel  no  cono- 
ció, mi  pueblo  no  entendió. 

4  ¡  Oh  gente  pecadora,  pueblo  cargado 
de  maldad,  generación  de  malignos,  hi- 
jos corrompedores!  Dejaron  á  Jehova, 
provacaron  á  ira  al  santo  de  Israel,  tor- 
náronse atrás. 

5  ¿Para  qué  seréis  castigados  aun?  to- 

544 


davia  os  rebelaréis.    Toda  cabeza  enfer- 
ma, y  todo  corazón  doliente. 

6  Desde  la  planta  del  pié  hasta  la  cabe- 
za no  hay  en  él  cosa  entera:  herida, 
hinchazón,  y  llaga  podrida :  no  son  cu- 
radas, ni  vendadas,  ni  ablandadas,  con 
aceite. 

7  Vuestra  tierra  destruida,  vuestras 
ciudades  puestas  á  fuego,  vuestra  tierra 
delante  de  vosotros  comida  de  extran- 
jeros, y  asolada  como  en  asolamiento  de 
extraños. 

8  T  quedará  la  hija  de  Sion  como  choza 
en  viña,  y  como  cabana  en  melonar,  co- 
mo ciudad  asolada. 

0  81  Jehova  de  los  ejércitos  no  hubiera 
hecho  que  nos  quedasen  sobras  muy  po- 
cas, como  Sodoma  fuéramos,  y  semejan- 
tes á  Gomorrha. 

10  K  Príncipes  de  Sodoma,  oíd  la  pala- 
bra de  Jehova :  escuchad  la  ley  de  nues- 
tro Dios,  pueblo  de  Gomorrha. 

11  ¿  Para  qué  á  mi  la  multitud  de  vues- 
tros sacrificios  ?  dice  Jehova.    Harto  es- 

Digitized  b 


Ice  Jehova.    £ 


ISAÍAS. 


toy  de  holocaustos  de  carneree,  y  de  se- 
bo de  animales  gruesos :  no  quiero  san- 
gre de  bueyes,  ni  de  ovejas,  ni  de  machos 
de  cabrío. 

12  ¿Quién  demando  esto  de  Tuestras 
manos,  cuando  vinieseis  á  ver  mi  rostro, 
á  hollar  mis  patios  ? 

13  No  me  traigáis  mas  presente  vano : 
el  perfume  me  es  abominación.  Luna 
nueva,  y  sábado,  convocar  convocación, 
no  podré  sufrir:  iniquidad  y  solemni- 
dad. 

14  Vuestras  lunas  nuevas,  y  vuestras 
solemnidades  tiene  aborrecidas  mi  alma : 
hánme  sido  carga :  cansado  estoy  de  lle- 
varías. 

15  Cuando  extendierais  vuestras  manos, 
yo  esconderé  de  vosotros  mis  ojos;  tam- 
bién cuando  multiplicareis  la  oración, 
yo  no  oiré:  llenas  están  de  sangre  vues- 
tras manos. 

16  1f  Lavad,  limpiaos,  quitad  la  iniqui- 
dad de  vuestras  obras  de  la  presencia  de 
mis  ojos :  dejad  de  hacer  lo  malo : 

17  Aprended  á  bien  hacer,  buscad  jui- 
cio, restituid  al  agraviado,  oid  á  derecho 
al  huérfano,  amparad  la  viuda. 

18  Venid  pues,  dirá  Jehova,  y  estemos 
á  cuenta:  si  vuestros  pecados  fueren  co- 
mo la  grana,  como  la  nieve  serán  emblan- 
quecidos: si  fueren  rojos  como  el  car- 
mesí, serán  tornado*  como  la  lana. 

19  Si  quisiereis,  y  oyereis,  comeréis  el 
bien  de  la  tierra. 

20  Si  no  quisiereis,  y  fuereis  rebeldes, 
seréis  consumidos  á  cuchillo ;  porque  la 
boca  de  Jehtf  va  lo  ha  dicho. 

21  T  ¡Cómo  te  has  tornado  ramera,  ó 
ciudad  fiel !  Llena  estuvo  de  juicio,  y  equi- 
dad habitó  en  ella:  mas  ahora,  homicidas. 

22  Tu  plata  so» ha  tornado  escorias;  y 
tu  vino  es  mezclado  con  agua. 

23  Tus  principes  prevaricadores,  y  com- 
pañeros de  ladrones:  todos  aman  los 
presentes,  y  siguen  los  salarlos:  no  oyen 
á  juicio  al  huérfano,  ni  llega  á  ellos  la 
causa  de  la  viuda. 

24  Por  tanto  dice  el  Señor  Jehova  de 
los  ejércitos,  Fuerte  do  Israel:  Ea,  toma- 
ré satisfacción  de  mis  enemigos,  vengar- 
me he  de  mis  adversarios. 

25  Y  volveré  mi  mano  sobre  ti,  y  lim- 
piaré hasta  lo  mas  puro  tus  escorias,  y 
quitaré  todo  tu  estaño. 

26  T  restituiré  tus  jueces  como  al  prin- 
cipio, y  tus  consejeros  como  de  prime- 
ro :  entonces  te  llamarán,  ciudad  de  jus- 
ticia, ciudad  fiel. 


27  Slon  con  Juicio  será  rescatada,  y  los 
que  á  ella  volvieron,  con  justicia. 

28  Mas  loe  rebeldes  y  pecadores  á  una 
serán  quebrantados;  y  los  que  dejaron 
á  Jehova  serán  consumidos. 

29  Entonces  los  olmos  que  amasteis  os 
avergonzarán ;  y  los  bosques  que  esco- 
gisteis os  afrentarán. 

80  Porque  seréis  como  el  olmo  que  se 
le  cae  la  hoja,  y  como  huerto  que  le  fal- 
taron las  aguas. 

31  T  el  fuerte  será  como  estopa,  y  el 
que  lo  hizo,  como  centella;  y  ambos  se- 
rán encendidos  juntamente,  y  no  habrá 
quien  apague. 

CAPITULO  IL 

Pro/etiaa  de  la  amplitud  p  propagación  de  la  iglesia 
del  Muios:  de  su  venida,  p  ojtcio;  p  ame  por  loe 
OeutUe»  han  de  $er  llamado»  loe  Judio»  al  evangelio. 
II.  ProJétUca  el  desechamiento  del  pueblo  Judaico,  y 
da  la»  cauta»  de  él  ni.  Amenaza  d  los  soberbios  y 
idólatra»  con  el  Juicio  untmrtaL 

PALABRA  que  vio  Isaías,  mjo  do 
Amos,  tocante  á  Juda,  y  á  Jcrusa- 
lcm. 

2  T  acontecerá  en  lo  postrero  de  los 
tiempos,  que  será  confirmado  el  monte 
de  la  casa  de  Jchova  por  cabeza  de  los 
montes,  y  será  ensalzado  sobre  los  colla- 
dos ;  y  correrán  á  él  todas  las  naciones. 

8  Y  vendrán  muchos  pueblos,  y  dirán : 
Venid,  y  subamos  al  monte  de  Jehova,  á 
la  easa  del  Dios  de  Jacob,  y  enseñaros 
ha  en  sus  caminos,  y  caminaremos  por 
sus  sendas;  porque  de  Sion  saldrá  la  ley, 
y  de  Jerusalem  la  palabra  de  Jehopa. 

4  Y  juzgará  entro  las  naciones,  y  re- 
prenderá á  muchos  pueblos ;  y  volverán 
sus  espadas  en  azadones,  y  sus  lanzas  en 
hoces:  no  alzará  espada  nación  contra 
nación,  ni  se  ensayarán  mas  para  la 
guerra. 

5  Venid,  ó!  casa  de  Jacob,  y  camine- 
mos á  la  luz  do  Jehova. 

6  %  Ciertamente  tú  has  dejado  tu  pue- 
blo, á  la  casa  do  Jacob ;  porque  so  han 
henchido  de  oriente,  y  de  agoreros,  co- 
mo los  Philistheos,  y  en  hijos  ágenos 
descansaron. 

7  Su  tierra  está  llena  de  «plata  y  oro, 
sus  tesoros  no  tienen  fin:  también  está 
llena  su  tierra  de  caballos,  ni  sus  carros 
tienen  número. 

8  También  está  llena  su  tierra  de  Ído- 
los ;  y  á  la  obra  de  sus  manos  se  han  ar- 
rodillado, á  lo  que  fabricaron  sus  dedos. 

9  Y  iodo  hombre  so  ha  inclinado,  y  todo 
varón  se  ha  humillado :  por  tanto  no  los 
perdonarás.  Digitized  by  CjOOQlC 

595 


ISAÍAS. 


10  f  Mátete  en  la  piedra,  «cándete  en 
el  polvo  de  la  presencia  espantosa  de  Je- 
hova, y  del  resplandor  de  su  majestad. 

11  La  altivez  de  los  ojos  del  hombre 
será  abatida,  y  la  soberbia  de  los  hom- 
bres será  abajada;  y  Jehova  solo  «era 
ensalzado  en  aquel  dia» 

12  Porque  dia  de  Jehova  de  los  ejérci- 
tos vendrá  sobre  todo  soberbio  y  altivo, 
y  sobre  todo  ensalzado,  y  será  abajado ; 

13  T  sobre  todos  los  cedros  del  Líbano, 
altos  y  sobUmes ;  y  sobre  todos  los  al- 
cornoques de  Basan ; 

14  Y  sobre  todos  los  montes  altos,  y 
sobre  todos  los  collados  levantados; 

15  T  sobre  toda  torre  alta,  y  sobre  todo 
moro  fuerte ; 

10  T  sobre  todas  las  naves  de  Tharsis ; 
y  sobre  todas  pinturas  preciadas. 

17  f  la  altivez  del  hombre  será  abajada, 
y  la  soberbia  dé  los  hombres  será  abati- 
da; y  Jehova  solo  será  ensalzado  en 
aquel  dia. 

18  Y  quitará  totalmente  los  ídolos ; 

19  Y  meterse  han  en  las  cavernas  de  las 
penas,  y  en  las  aberturas  de  la  tierra  de 
la  presencia  espantosa  de  Jehova,  y  del 
resplandor  de  su  magostad,  cuando  él 
se  levantará  para  herir  la  tierra. 

20  Aquel  dia  el  hombre  arrojará  en  las 
cuevas,  de  los  topos,  y  de  los  murciéla- 
gos, sus  Ídolos  de  plata,  y  sus  ídolos  de 
oro,  qne  le  hicieron  para  que  adorase. 

21  Y  meterse  han  en  las  hendeduras  de 
las  piedras*  y  en  las  cavernas  de  las  pe- 
nas delante  de  la  presencia  temerosa  de 
Jehova,  y  del  resplandor  de  su  majestad, 
cuando  se  levantará  para  herir  la  tierra. 

22  Dejaos,  pues,  del  hombre,  cuyo  es- 
píritu está  en  su  nariz;  porque,  ¿deque 
es  estimado  él? 

CAPITULO  TIL 

Denuncia  d  todo  el  pueblo  Judaico  la  calamidad  y 
ruina  ame  le*  vino  por  Jo*  Romanos.  II.  Promete 
bien  d  la  iglesia  aun  en  tanta  calamidad,  III.  Ame- 
nata  Dio*  d  ¡o*  tirano*  de  »  iglesia  con  rigurosa 
residencia.  I V.  Amenazas  rigurosas  contra  la  des- 
honestidad y  atavió*  ntperfiuot  y  curioso*  de  Tas  mu- 
yere* del  pueblo  de  Dio*. 

PORQUE- he  aquí  que  el  Señor  Jehova 
de  los  ejércitos  quita  de  Jerusalem, 
y  de  Juda,  el  sustentador  y  la  sustenta- 
dora, todo  el  vigor  del  pan,  y  todo  el  vi- 
gor del  agua : 

2  Valiente  y  varón  de  guerra,  juez  y 
profeta,  adivino,  y  anciano, 

8  Capitán  de  cincuenta,  y  hombre  de 
respeto,  consejero,  y  artífice  excelente, 
y  sabio  de  elocuencia. 


4  Y  ponerles  he  mozos  por  principes* 
y  muchachos  Berán  sus  señores. 

6  Y  el  pueblo  hará  violencia  los  unos  á 
los  otros,  cada  hombre  contra  su  veci- 
no :  el  mozo  se  levantará  contra  el  viejo, 
y  el  plebeyo  contra  el  noble. 

6  Cuando  alguno  trabare  de  su  herma- 
no de  la  familia  de  su  padre,  y  le  dijere : 
¿Qué  vestir  tienes?  Tú  serás  nuestro 
principe:  sea  en  tu^mahe  esta  perdi- 
ción. 

7  £1  jurará  aquel  dia,  diciendo :  No  to- 
maré ese  cuidado ;  porque  en  mi  casa  ni 
hay  pan,  ni  que  vestir:  no  me  hagáis 
principe  del  pueblo. 

8  Cierto  arruinado  se  ha  Jerusalem,  f 
caldo  ha  Juda;  porque  la  lengua  de  ellos 
y  sus  obras  han  nido  contra  Jehova,  para 
irritar  los  Ojos  de  su  magestaé. 

0  1T  La  prueba  del  rostro  de  ellos  los 
convencerá :  que  como  Sodoma  predica- 
ron su  pecado,  no  ío"  disimularon :  jayde 
BU  vida!  porque  allegaron  mal  para  eL 

10  Decid:  Al  justo  bien  le  irá;  porque 
comerá  de  los  ñutos  de  sus  manos. 

11  ¡Aydel  impío  1  mal  U  irá;  porque 
según  las  obras  de  sus  manos  le  será  pa- 
gado. 

12  1T  Los  exactores  de,  mi  pueblo  so» 
muchachos,  y  mugeres  se  enseñorearon 
de  él.  Pueblo  mío,  los  que  te  guian  as 
engañan,  y  tuercen  la  carrera  de  tus  ca- 
minos. 

13  Jehova  está  eu  pié  para  litigar,  y  es- 
tá para  juzgar  los  pueblos. 

14  Jehova  vendrá  á  juicio  contra  los  an- 
cianos de  su  pueblo,  y  contra  sus  prín- 
cipes ;  porque  vosotros  pacisteis  la  viña, 
y  el  despojo  del  pobre  está  en  vuestras 
casas, 

15  ¿  Qué  tenéis  vosotros,  que  majáis  mi 
pueblo,  y  moléis  las  caras  do  los  pobres  ? 
dice  el  8efior  Jehova  de  los  ejércitos. 

16  t  Di«e  también  Jehova :  Porque  la* 
hijas  de  Sion  se  ensoberbecen,  y  andan 
el  cuello  levantado,  y  los  ojos  descon- 
pucstos,  y  cuando  andan  van  como. dan- 
zando, f  haciendo  son  con  los  pies : 

17  Por  tanto  herirá  el  Señor,  con  Toña, 
la  mollera  de  las  hfyas  de  Sion,  y  Jehova 
descubrirá  sus  vergüenzas. 

18  Aquel  dia  quitará  el  Señor  ei  atavío 
do  los  calzados,  y  las  redecillas,  y  las-lu- 
netas, 

19  Las  bujetas,  las  ajorcas,  y  las  diade- 
mas, 

20  Las  tiaras,  los  atavíos  de  las  piernas, 


las  vendas, 


ios, 


18AIA8L 


SI  Lot  anillos,  y  los  Joyeles  de  Us  na- 
ricea, 

23  Las  ropas  de  remuda,  las  mantele- 
tas, las  escofias,  y  los  alfileres, 

98  Los  espejos,  los  panlzuelos,  las  to- 
cas, y  los  tocados. 

24  T  será  qu*  en  lugar  de  los  perfumes 
aromáticos  vendrá  hediondos,  y  rompi- 
miento en  lugar  de  la  einta;  y  en  lugar 
de  la  compostura  <fe  fot  aseemos  peladura, 
y  en  lugar  de  la  laja  ceñimiento  de  saco, 
y  quemadura  en  lugar  de  la  hermosura. 

25  Tus  varones  caerán  á  cuchillo;  y  tu 
fuera*  en  guerra. 

3S  Sus  puertas  se  entristecerán  y  se  en- 
lutarán ;  y  ella  desamparada  se  asentará 
en  tierra.       * 

CAPITULO  IV. 

Prosigue  en  las  amenaxae'de  toe  disolutas,  gne  les/ab- 
tonta  marido*,  U.  Ufed»  de  la  cruz,  purificación 
de  la  iglesia.  11L  Promete  singulares  /acorte  d  la 
igleela  de*  Suevo  Testamenta. 

Y  ECHARÁN  mano  de  un  hombre 
siete  mugeres  en  aquel  tiempo,  di- 
ciendo :  Nosotros  comeremos  de  nuestro 
pao,  y  nos  ▼estiremos  de  nuestras  ropas : 
solamente  sea  llamado  tu  nombre  sobre 
nosotras:  quita  nuestra  vergüenza. 

8  t  En  aquel  tiempo  el  renuevo  de  Jé- 
hoya  será  pata  hermosura  y  gloria,  y  el 
fruto  de  la  tierra  para  grandes»  y  honra 
en  los  librados  de  Israel. 

8  Y  acontecerá  que  el  que  quedare  en 
Slon,  y  el  que  fuere  dejado  en  Jerusn- 
lena,  se  llame  santo:  todos  los  que  que- 
daren en  Jerusalem  eseritos  entre  los  vi- 
vientes : 

4  Cuando  el  Señor  lavare  las  Inmundi- 
cias de  las  hfyas  de  &on,  y  limpiare  las 
sangres  de  Jerusalem  de  en  medio  de 
ella,  con  espíritu  de  juicio,  y  con  espíri- 
tu de  abrasamiento. 

5 1T  Y  creará  Jehove  sobre  toda  la  mora- 
da del  monte  de  Slon,  y  sobre  los  luga- 
res de  sus  convocaciones,  nube  y  oscuri- 
dad de  día,  y  de  noche  resplandor  de  fue- 
go que  eche  llamas  j  porque  sobre  toda 
gloria  habré  cobertura. 

6  T  habrá  sombrajo  para  sombra  con» 
tra  el  calor  del  día,  para  acogida  y  escon- 
dedero contra  el  turbión,  y  contra  el 
aguacero. 

CAPITULO  V. 

Con  mía  elegantísima  senmfansa  de  la  fáfla  recita  he 
beneficios  que  Dios  ha  hecho  al  pueblo  Judaico :  su 
ingratitud,  y  su  de$cchamiento.  II.  Particulariza 
los  pecados  del  pueblo,  y  eme  castigos;  y  primero  con- 
tra loe  avaros.  1/L  Contra  loe  banquetee  y  gloéone- 
rias.  IV.  Contra  los  irrisores  de  las  divinas  amena- 
has.  V.  Contra  los  perversos  interpretes  de  la  divina 
ley.   Vh  Contra  loe  soberbios  preeumptuoeoe  de  si. 


VILComtraloea^ttuttyiencmmmamisIrM^  VUh 
Castigo  horrible  y  abyección  del  pueblo  Judaico  por 
los  pecados  dichos.  IX.  Dios  Homaro,  animartt,  y 
armará  d  tos  Mámanos  para  la  destrucción  de  su 


A  HORA  ptm  cantaré  por  mi  amado  el 
-LJL  cantar  de  mi  amado  á  su  vina.  Mi 
amado  ten»  una  vina  en  m*  recuesto  lu- 
gar fértii 

2  Habíala  cercado,  y  deepedregádola, 
y  plautádol*  de  plantas  escogidas :  ha- 
bla edificado  en  medio  de  ella  wia  torre, 
y  también  asentado  en  ella  un  lagar;  y 
esperaba  que  llevase  uvas,  y  Uevó  uvss 
montesinas. 

3  Ahora*  pues,  vecinos  de  Jerusalem,  y 
varones  de  Juan,  juagad  ahora  entre  mi 
y  mi  vina. 

4  i  Qué  mas  se  habla  de  hacer  á  mi  vi- 
na, que  yo  no  hice  en  ella?  ¿Cómo  es- 
perando yo  que  llevase  uvas,  Uevó  uvas 
montesinas  ? 

6  Ahora,  pues,  mostraros  he  lo  que  yo 
haré  á  mi  vina :  quitarle  he  su  vallado,  y 
será  para  ser  pacida :  aportillaré  su  cer- 
ca, y  será  para  ser  hollada. 

6  Haré  que  quede  desierta :  no  será  po- 
dada, ni  carada;  y  crecerá  el  cardo,  y  las 
espinas;  y  aun  á  las  nubes  mandaré  quo 
no  lluevan  sobre  ella  lluvia. 

7  Ciertamente  la  viña  de  Jebova  de  los 
ejércitos  la  casa  de  Israel  es,  y  lodo  hom- 
bre de  Jnda  planta  saya  deleitosa.  Es- 
peraba 4$  fl*i  jujejo,  y  be  aquí,  opresión : 
justicia,  y  he  aquí,  clamor. 

$  H  ¡  Ay  de  los  que  juntan  casa  son  ca- 
sa, y  aUegan  heredad  á  heredad,  hasta 
acabar  el  término!  ¿Habitaréis  voso- 
tros solos  en  medio  de  la  tierra? 

9JEUo,  á  los  oídos  de  Jebova  de  los 
ejércitos.  Si  las  machas  casas  no  fueren 
asoladas,  las  grandes  y  hermosas  sin  mo- 
rador. + 

10  T  aun*  si  diez  huebras  de  viña  no 
dieren  una-  arroba,  y  una  hanega  de  si- 
miente la  décima  parte. 

U  Y  ¡  Ay  de  los  que  se  levantan  de  ma- 
ñana para  seguir  la  embriaguez,  que  se 
están  hasta  la  noche,  hasta  qvfi  el  vino 
los  enciende  I 

13  T  en  sus  banquetes  hay  arpas,  vihue- 
las, tamboriles,  flautas,  y  vino ;  y  no  mi- 
ran la  obra  de  Jehova,  ni  ven  la  obra  do 
sus  manos. 

13  Por  tanto  mi  pueblo  fué  llevado  cau- 
tivo, porque  no  tuvo  ciencia;  y  su  glo- 
ria pereció  de  hambre,  y  su  multitud  se 
secó  de  sed.  n 

14  Por  tanto  el  infierno  ensanchó  su  al- 

ie* 


ISAÍAS. 


ma,  y  sin  medida  extendió  sü  boca ;  y 
su  gloria,  y  su  multitud  descendió  allá; 
y  su  fausto,  y  el  que  se  holgó  en  él. 

15  T  todo  hombre  será  humillado,  y  todo 
varón  será  abatido,  y  los  ojos  de  los  alti- 
vos serán  abajados. 

16  Mas  Jehova  de  los  ejércitos  será  en- 
salzado con  juicio,  y  el  Dios  santo  será 
santificado  con  justicia. 

17  Y  los  corderos  serán  apacentados  se- 
gún su  costumbre,  y  extraños  comerán 
las  gruesas  desamparadas. 

18  Tí  ]  Ay  de  los  que  traen  tirando  la  ini- 
quidad con  sogas  de  vanidad,  y  el  peca- 
do como  con  látigos  de  carreta': 

19  De  los  que  dicen:  Venga  ya:  d4se 
priesa  su  obra,  y  veamos :  acerqúese,  y 
venga  el  consejo  del  santo  de  Israel,  pa- 
ra que  sepamos. 

20  í  ¡  Ay  de  los  que  á  lo  malo  dicen 
bueno,  y  á  lo  bueno  malo :  que  hacen  de 
la  luz  tinieblas,  y  de  las  tinieblas  los: 
que  tornan  de  lo  amargo  dulce,  y  de  lo 
d  alce  amargo ! 

21  T  I  Ay  de  los  sabios  en  sus  ojos,  y  de 
los  que  son  prudentes  delante  de  si  mis- 
mos! 

23  T 1  Ay  de  los  que  son  valientes  para 
beber  vino,  y  varones  fuertes  para  mez- 
clar bebida : 

28  Los  que  dan  por  justo  al  impío  por 
cohechos,  y  al  justo  quitan  su  justicia ! 

2i  Por  tanto,  como  la  lengua  del  fuego 
consume  las  aristas,  y  la  paja  es  deshe- 
cha de  la  llama,  asi  será  su  raíz  como 
podrición,  y  su  flor  se  desvanecerá  como 
polvo ;  porque  desecharon  la  ley  de  Je- 
hora  de  los  ejércitos,  y  abominaron  la 
palabra  del  santo  de  Israel. 

25  1f  Por  esta  causa  se  encendió  el  fu- 
ror de  Jehova  contra  bu  pueblo;  y  ex- 
tendiendo sobre  él  su  mano  lo  hirió,  y 
los  montes  se  extremecleron,  y  el  cuerpo 
de  ellos  cortado  en  pieza»  fué  echado  en 
medio  de  las  calles ;  y  con  todo  esto  no 
ha  cesado  su  furor,  antes  todavia  su  ma- 
no asta  extendida, 

26  t  Y  alzará  pendón  á  naciones  de  le- 
jos, y  silbará  al  que  estd  en  el  cabo  de  la 
tierra,  y,  he  aquí  que  vendrá  ligero  y  li- 
viano. 

27  No  Tiabrd  entre  ellos  cansado,  ni  que 
tropiece :  ninguno  se  dormirá,  ni  le  to- 
mará sueño :  á  ninguno  se  le  desatará  el 
cinto  de  los  lomos,  ni  se  le  romperá  la 
correa  de  sus  zapatos. 

28  Sus  saetas  aguzadas,  y  todos  sus  ar- 
cos entesados :  las  unas  de  sus  caballos  | 

506 


parecerán  como  do  pedernal,  y  las  rue- 
das de  sus  carros  como  torbellino. 

20  Su  bramido  como  de  león,  bramará 
como  leoncillos:  batirá  Jos  dientes,  y 
arrebatará  la  presa :  apañará  los  depqfay 
nadie  se  los  quitará. 

SO  Y  bramará  sobre  él  en  aquel  (Ha  co- 
mo bramido  de  la  mar:  entonces  mira- 
rá hacia  la  tierra,  y  be  aquí  tinieblas  do 
tribulación,  y  en  sus  cielos  se  oscurecerá 
la  luz. 

CAPITULO  VL 

El  profeta  da  razan  de  $u  Tocación,  y  declara  haber 
ñdo  enviado  de  Dio*  (cuya  mageetad  describe)  para 
mayor  ceguera,  y  para  mayor  condenación  del  pne- 
bioJttddico,  JLamrepromacionyiotaiamlamimio. 

EN  el  ano  que  murió  el  rey  Ozias,  vi 
al  Señor  sentado  somd  un  trono  al- 
to y  sublime,  y  sus  extremidades  hen- 
chían el  templo. 

2  Y  encima  de  él  estaban  serafines :  ca- 
da uno  tenia  seis  olas :  con  dos  cubrían 
sus  rostros,  y  con  otras  dos  cubrían  sus 
pies,  y  con  las  otras  dos  volaban. 

3  Y  el  uno  al  otro  daba  voces,  dicien- 
do :  Santo,  Santo,  Santo,  Jehova  de  los 
ejércitos:  toda  la  tierra  está  llena  de  su 
gloría. 

4  Y  los  quiciales  de  las  puertas  se  es- 
tremecieron con  la  voz  del  que  clamaba! 
y  la  casa  se  hinefaió  de  humo. 

5  Entonces  yo  dtye:  |Ay  de  mi!  que 
soy  muerto,  que  siendo  hombre  inmun- 
do do  labios,  y  habitando  en  medio  de 
pueblo  que  tiene  labios  inmundos,  han 
visto  mis  ojos  al  Rey,  Jehova  de  los  ejér- 
citos. 

6  Entonces  uno  de  los  serafines  voló 
hacia  mi,  teniendo  en  su  mano  un  carbón 
encendido,  tomado  del  altar  con  unas 


7  Y  tocando  con  él  sobre  mi  boca,  dijo': 
He  aquí  que  esto  tocó  á  tus  labios,  y 
quitará  tu  culpa,  y  tu  pecado  será  lim- 
piada 

8  Después  de  esto  oí  una  voz  del  Señor 
que  decía:  ¿A  quién  enviaré, y  quién  Irá 
por  nosotros?  Entonces  yo  respondí: 
Heme  aquí:  envíame  á  mi. 

9  Entonces  dtyo :  Anda,  y  di  á  este  pue- 
blo :  Oyendo  oid,  y  no  entendáis :  vien- 
do ved,  y  no  sepáis. 

10  Engruesa  el  corazón  de  aqueste  pue- 
blo, y  agrava  sus  oídos,  y  ciega  sus  ojos; 
para  que  no  vea  de  sus  ojos,  ni  oiga  de 
sus  oídos,  ni  su  corazón  entienda,  ni  se 
convierta,  y  haya  para  él  sanidad. 

11  H  Y  yo  dije:  ¿Hasta  cuándo  Señor? 
Y  respondió :  Hasta  c 

Digitized  b 


"MtochWí" 


ISAÍAS. 


Mielen,  y  no  qmd»  en  eUm  morador,  ni 
bombre  en  las  cusas,  y  la  tierra  sea  aso- 
lada de  asolamiento : 

12  Hasta  qne  qnHe  Jeh ova  lejos  los  hom- 
bres, y  haya  grande  soledad  en  medio  de 
la  tierra. 

lt  T  quedará  en  ella  la  décima  parte,  y 
-volverá,  y  será  asolada,  como  el  olmo,  y 
cómo  el  alcornoque,  de  los  cuales  en  la 
tala  queda  el  tronco :  ari  en  esta  quedará 
en  tronco,  simiente  santa. 

CAPITULO  vn. 

Conspirando  el  r^  de  Itrael  con  el  ree'deStniaconira 
Jerusmlem,  Dios  envia  al  profeta  Isaías  á  que  anime 
al  rey  Aehsm  prometiéndole  su  defensa,  II.  Ofrece 
JHottenalalreu  en  otnjb^noeiem  de  la  promesa,  u 
éJ  la  rehusa  con  hipocresía.  III.  No  obstante  la  kj- 
pocrttia  del  rey.  Dio»  da  d  lo»  tuyo»  la  señal  dicha  : 
donde  por  ser  todo  figura  del  reino  espiritual  de 
Cristo,  con  palabra»  ésarimsna»  es  profetímndo  su 
admirable  nacimiento  de  una  virgen.  IV.  Prqfeti- 
sxue  la  ruina  total  del  reino  de  la»  diez  tribu»  por  los 


ACONTECIÓ  en  los  días  de  Achaz, 
-  hijo  de  Joatham,  hfyo  de  Orias,  rey 
de  Jnda,  «rae  Resta  rey  de  Syria,  y  Pha- 
ee,  htyo  de  Remellas,  rey  de  Israel,  su- 
bieron á  Jernsalem  para  combatirla,  mas 
no  la  pudieron  tomar. 
9  T  Tino  la  nueva  á  la  casa  de  David, 
diciendo,  como  Syria  se  habla  confedera- 
do con  Ephratm;  y  estremedosele  el 
corazón,  y  el  corazón  de  su  pueblo,  co- 
mo se  estremecen  los  árboles  del  monte 
á  cansa  del  viento. 

3  Entonces  Jehova  dijo  á  Isaías:  Sal 
ébora  al  encuentro  á  Achaz,  tú,  y  Sehar- 
jasnb  tn  btyo,  al  cabo  del  conduto  de  la 
pesquera  de  arriba,  en  el  camino  de  la 
heredad  del  batanero. 

4  T  dile:  Guarda,  y  repósate:  no  te- 
mas, ni  se  enternezca  tu  corazón  á  cansa 
de  estos  dos  cabos  de  tizones  qne  hu- 
mean, es  d  saber,  por  el  furor  de  la  ira  de 
Beata  y  del  Syro,  y  del  hijo  de  Romclias : 

5  Por  haber  acordado  maligno  consejo 
contra  tí  el  Syro,  con  Bphratm,  y  con/el 
hijo  de  Romettas,  diciendo : 

6  Vamos  contra  Jnda,  y  despertarla  he- 
mos, y  partirla  hemos  entre  nosotros,  y 
pendremos  en  medio  de  eHe  por  rey  al 
Bfjo  de  TabeaL 

7  Rl  Seflor  Jehova  dice  asi :  No  perma- 
necerá, y  no  será. 

8  Porque  la  cabeza  de  Syria  será  Da- 
masco, y  la  cabeza  de  Damasco  Rezta. 
Y  dentro  de  sesenta  y  cinco  anos 
Rphralm  será  quebrantado,  y  nunca  moa 
eerd  pueblo: 

9  Rntre  tanto  la  cabeza  de  Rphralm  m- 


rd  Samarla,  y  la  cabeza  de  Samarla  el  hijo 
de  Romelias.  Si  no  creyereis,  cierto  no 
permaneceréis. 

10  T  Y  habló  más  Jehova  á  Achaz,  di- 
ciendo: 

11  Pide  para  ti  señal  de  Jehova  tu  Dios, 
demandando  en  el  profundo,  ó  arriba  en 
lo  alta 

12  Y  respondió  Achaz :  No  pediré,  y  no 
tentaré  á  Jehova. 

13  Y  dijo:  Ahora  oíd,  casa  de  David: 
¿  No  os  basta  ser  molestos  á  los  hom- 
bres, si  no  que  también  lo  seáis  á  mi 
Dios? 

14  1"  Por  tanto  el  mismo  Señor  os  dará 
señal.  Hz  aquí  qub  ul  tíhgen  conce- 
bir!, Y  PABIRJL  HIJO,  T  LLAMARA  SU 
HOMBBB  EmMjLNTTEL. 

15  Comerá  manteca  y  mjel,  hasta  que 
sepa  desechar  lo  malo,  y  escoger  lo 
bueno. 

16  Porque  antes  que  el  nlfio  sepa  dese- 
char lo  malo,  y  escoger  lo  bueno,  la  tier- 
ra que  tu  aborreces  será  dejada  de  sus 
dos  reyes. 

17  T  Jehova  hará  venir  sobre  tí,  y  so- 
bre tu  pneblo,  y  sobre  la  casa  de  tu 
padre  días,  cuales  nunca  vinieron  desde 
el  día  que  Ephratm  se  apartó  de  Juda,  es 
d  toberi  al  rey  de  Assyria. 

16  Y  acontecerá  que  aquel  día  silbará 
Jehova  á  la  mosca  que  eetd  en  el  fin  de 
los  ríos  de  Egypto,  y  á  la  abeja  que  eetd 
en  la  tierra  de  Assyria; 

19  Y  vendrán,  y  asentarse  han  todos  en 
los  valles  desiertos,  y  en  las  cavernas  de 
las  piedras,  y  en  todos  los  zarzales,  y  en 
todas  las  matas. 

20  En  aquel  día  raerá  el  Señor  con  na- 
vaja alquilada,  con  loe  que  habitan  de  la 
otra  parte. del  rio,  es  d  saber,  con  el  rey 
de  Assyria,  cabeza  y  pelos  de  los  plés ;  y 
aun  la  barba  también  quitará. 

21  Y  acontecerá  en  aquel  tiempo,  que 
Crie  un  hombre  una  res  vacuna,  y  dos 
ovejas : 

23  Y  acontecerá,  que  á  causa  de  la  mul- 
titud'de  la  leche  que  le  darán,  comerá 
manteca :  cierto  manteca  y  miel  comerá 
el  que  quedare  en  medio  de  la  tierra. 

23  Acontecerá  también  en  aquel  tiem- 
po, acontecerá,  que  el  lugar  donde  ha- 
bla mil  vides  que  vallan  mil  eictoe  de  pla- 
ta, será  para  los  espinos  y  para  los  car- 
dos. 

24  Con  saetas  y  arco  Irán  allá ;  porque 
toda  la  tierra  será  espinos,  y  cardos. 

25  Mas  á  todos  los  montee  que  se  cavan 


I8AIAB. 


con  wida,  no  llegará  allá  el  temor  de  los 
espinos  y  de  los  cardos :  mas  serán  para 
pasto  de  vacas,  y  para  ser  hollados  de 
ovejas. 

CAPITULO  vni. 

Va  Vio*  al  profeta  delante  de  testigo*  digno*  de  fii  la 
señal  de  la  defensa  que  prometió  en  el  capitulo  pre- 
cedenUver.14.  IL  Amenaza  gravemente  d  las  diez 
tribus,  de  cuya  calamidad  alcanzaría  parte  dJmdu, 
Hl  Oc»  especial  aviso  yfanord*  VJossam  detenidos 
los  piadosos  de  conspirar  con  el  mundo.  I V.  Cristo 
salud,  9  sabiduría  de  los  suyos;  y  ¿l  mismo  ocasión 
de  ruinad  loe  JsraeKtm  y  Judio*.  K.  Prosigue  en 
la  destrucción  de  las  diez  tribus.. 

Y  Di  JOME  Jehova:  Tómate  un  gran 
volumen,  y  escribe  en  él  en  estilo 
vulgar:  dítb  proba  al  despojo,  APRE- 
SÚRATE L  LA  PRESA. 

2  T  junté  conmigo  por  testigos  fieles  á 
Urías  sacerdote,  y  á  Zainerías,  hijo  de 
Jebarachias. 

8  T  júntente  con  la  profetisa,  la  cual 
concibió,y  parió  un  hijo.  T  díjoine  Je- 
hova: Pónle  por  nombre:  date  priesa 

AL  DESPOJO :  APRESÚRATE  A  LA  PRESA. 

4  Porque  antes  que  el  niño  sepa  decir, 
padre  mió,  y  madre  mía,  será  quitada  la 
fuerza  de  Damasco,  y  los  despojos  de 
Samaría  terán  en  la  presencia  del  rey  de 
Assyria. 

5  í  Otra  vez  me  tornó  Jehova  á  hablar, 
diciendo : 

6  Porque  desechó  este  pueblo  las  aguas 
de  8Uoe  que  corren  mansamente,  y  con 
Rezin,  y  con  el  hjüo  de  RomeÜas  se 
holgó : 

7  Por  tanto  he  aquí  que  el  Señor  hace 
subir  sobre  ellos  aguas  de  rio  impetuo- 
sa* y  muchas,  e$  á  eaber,  al  rey  de  Aasy* 
ría,  y  á  toda  su  gloria;  el  cual  subirá  so* 
bre  todos  ana  ríos,  y  pasará  sobre  todas 
sus  riberas. 

8  X  pasando  hasta  Juda,  pasará,  y  so- 
brepujará, y.  llegará  hasta  la  garganta;  y 
extendiendo  sus  alas  henchirá  1a  anchu- 
ra de  tu  tierra,  ó!  Kmmanuel. 

9  Juntaos,  pueblos,  y  seréis  quebranta- 
dos :  oid  todos  los  que  sois  de  tierras  le- 
janas, ponaos  á  pauto,  y  seréis  quebran- 
tados: poneos  á  punto,  y  aeréis  quebran- 
tados. 

10  Acordad  consejo,  y  deshacerse  ha: 
hablad  palabra,  y  no  será  firme ;  porque 
Dios  con  nosotros. 

11  H  Porque  Jehova  me  dijo  de  esta 
manera,  y  apretándome  la  mano  me  en* 
señó,  que  no  caminase  por  el  camino  de 
este  pueblo*  diciendo: 

12  Ño  digáis :  Conjuración,  á  todas  laa 
cosos  á  que  este  pueblo  dice:  Conjura- 


clon;  ni  temáis  s*  temor,  n4  le 
miedo. 

13  A  Jehova  de  los  ejércitos,  á  él  i 
Üficad:  él  «o  vuestro  temor,  y  él  sea 
vuestro  miedo, 

14  H  Entonces  él  será  por  santuario  ;  j 
á  las  dos  casas  de  Israel  por  piedra  paca 
tropezar,  y,  por  tropezadero  pajm  otee, 
por  laxo,  y  por*  red  al  mofador  4e  Jertt- 


15  Y  muchos  tropezarán  entre  elloe, 
y  caerán,  y  serán  quebrantados,  enre- 
darse han,  y  serán  presos. 

16  Ata  el  testimonio,  sella  la  ley  entre 
mis  discípulos. 

17  Esperaré  pues  á  Jehova,  el  cual  es- 
condió su  rostro  de  la  casa  de  Jacob, 
y  á  él  esperaré. 

18  He  aquí  yo,  y  los  hijos  que  me  dio 
Jehova  por  señales  y  prodigios  en  Israel, 
por  Jehova  de  los  ejércitos,  que  mora  en 
el  monte  de  8k>n. 

19  Y  al  os  dijeren :  Preguntad  á  k>8  *>j- 
thones,  y  á  los  adivinos  que  aonzorrean 
hablando.  jHo  consultará  el  pueblo  á 
su  Dios?  ¿por  los  vivos,  á  los  muertos* 

20  A  la  ley,  y  al  testimonio :  si  no  düo- 
ren  conforme  á  esto»  <*  porque:  no  les  ha 
amanecido. 

21 H  Entonces  pasaránpor  esta  tferro  fia* 
tigados  y  hambrientos ;  y  acontecerá  que 
teniendo  hambre,  se  enojojén,  y  meÚte» 
cirán  á  su  rey,  y  á  su  Itfo*.  Y  levantan* 
do  el  rostro  en  alto, 

22  Y  mirando  ala  tierra,  he  aquí  t*4bn- 
lacion  y  tinieblas,  oscuridad,  y  angustia; 
y  á  la  oscuridad,  ampollón. 

CAPITULO  IX 

Prosiguiendo  en  la  descripción  de  la  calamidad  del 
reino  de  Israel,  vueüm  al  consuelo  del  pueblo  de  J+> 
da  y  de  la  iglesia  d*  he  piados**,  y  per  tmtism  dei 
hijo  nacido  Jigura  de  CYitto*  cebara,  can  dulcísima* 
patdbras  él  nacimiento  de  Cristo  describiendo  su 
persona  y  na  turatema  divina,  y  su  ministerio.  n\  Me- 
piU  oí  reino  de  Jsro^  la  denunciación  d*mcaetisf*> 

AUNQUE  uom-éémta oscuridad  eesne- 
-¿\-  jante  á  la  aflicción  que  le  vta*  en  el 
tiempo  que  livianamente  tocaron  la  pri- 
mera ves  á  la  tierpa'de  Zabulón,  y  i  la 
tietra  de  Nephtbali;  ni  después  enanto 
agravaron  por  la  via  de  la  mar  de  esa 
parte  del  Jordán  en  Galilea  de  tes  nacio- 
nes. 

2  Pueblo  que  andaba  en  tinieblas  vio 
gran  luz:  los  que  moraban  en  tierra  de 
sombra  de  muerte,  luz  resplandeció  so- 
bre ellos. 

8  Aumentando  la  nación,  no  aumentaste 
la  alegría.    Alegran»  han  dótenle  de  tí, 


Í8AIAS. 


oon%o  m  ftkfCMi  «u-  u>  Mpüj,  carnoso 
gozan  cuando  reparten  despojos. 

4  Poeqoe  tu  quebraste  el  yugo  de  sn 
carga,  y  la  vaca  de  su  hombro,  y  el  eetro 
de  bu  exactor,  como  en  el  día  de  Median 

5  Porque  toda  batalla  de  quien  pelea  « 
eon  estruendo,  y  eon  revoleamisnto  de 
vestidura,  en  singrct  «*{*  teta  «o»  uue- 
mt,  y  trngnmieuto  da  luego. 

6  Porque  niño  noeee  nacido,  fcUo  moa  es 
dado,  y  el  principado  e*  #******>  sobre 
sn  nombro;  y  llamarse  lia  Admirable, 
Consejero,  Rio*,  Fuerte,  Padre  eterno, 
Príncipe  da  pac : 

7  La  multitud  del  señorío  y  la  pe*  no 
tendrán  término,  sobre  el  trono  de  Da- 
vid, y  sobre  su  reino,  disponiéndole,  y 
confirmándole  en  juicio  y  en  justicia 

•  desde  ahora  para  siempre.  £1  sel©  de 
Jehova  de  los  ejércitos  hará  esto. 

a  H  El  Señor  envió  palabra  4  Jacob,  y 
cayó  en  IsracL 

9  Y  sabrá  el  pueblo,  todo  él,  Epbraim 
y  loa  moradores  do  tenada,  que  con  so* 
berbia  y  eon  altivez-  de  corazón,  dleen  j 

Vé  Ladrillos  cayeron,  mas  de  cantería 
edificaremos;  cortaron  cabrahigos,  mas 
cedros  pondremos  en  su  lagar, 

11  Mas  Jehova  ensalaará  los  enemigos 
de  JUzln  contra  él,  y  juntará  sus  enemi- 
gos: 

12  Por  delante  á  Syria,  y  por  las  espal- 
das á  los  PhUÍ8,theQS  \  y  con  toda  la  boca 
se  tragarán  á  Israel.  NI  con  todo  eso 
cesará  su  ÍUror,  antes  todavía  su  mano 
extendida, 

18  Mas  el  pueblo  no  se  convirtió  al  que 
le  hería,  ni  buscaran  á  Jehova  de  los 
ejércitos. 

14  T  Jehova  cortará  de  Israel  cabeza  y 
cola,  ramo  y  cana  en  un  mismo  dia> 

15  £1  viejo  y  venerable  de  rostro  es  la 
cabana:  el  nrofsta  que  ensena  mentini, 
este  es  cola.  * 

16  Porque  los  gobernadores  do  este 
pueblo  son  engaftadoros;  y  sus  gober- 
nado*, perdidos, 

17  Portento  el  «onoe  no  tomará  con- 
tentamiento en  sus  nmueabos,  ni  de  sus 
huérfanos  y  viudas  tendrá  misericordia; 
porque  todos  son  misos  y  malignos ;  y 
toda  boca  habla  locura:  con  todo  esto 
no  cesará  su  furor,  antee  todavía  su  ma- 
no extendida. 

18  Porque  la  maldad  se  encendió  como 
Juego,  cardos  y  espinas  tragará;  y  encen- 
dióse en  lo,  espeso  do  la  breña,  y  moran 
alzados  como  humo* 


K>  Por  la  ira  de  Jehova  de  loa  ejércitos 
la  tierra  se  oscureció,  y  será  el  pueblo 
como  t pagamiento  de  mego:  hombre 
no  tendrá  piedad  de  su  hermano. 

20  Onza  une  hurtará  á  la  mano  derecha, 
y  tendrá  hambre;  y  comerá  á  la  izquier- 
da* y  no  se  hartará.:  cada  cual  comerá  la 
carne  de  su  brazo : 

91  Maneases  á  Sphratm,  y  Bphraim  á 
Msnsnsee,  y  ambos  ellos  contra  Jada. 
Ni  con  todo  esto  cotana  sn  ítaror,  antes 
todavía  sn  mano  entendida, 

CAPITULO  X. 

Ammma  IMos  por  m  profeta  dios  tb'm^e*  maQistrm- 
dosdempmebloconlavee^a^4eiremdeBoJm,hmiou 
U.  Describe  la  insolencia  del  rey  de  Babytonia  en 
atribuirse  dti%d  na  fuerza»  y  industria  sus  victoria*, 
no  d  Dios  cmmmmhtmumte  era.  11 1.  Por  temióse  le 
projetita  nema  y  (Ustruecion.  IV.  Vueen  4  pro- 
feta d  tas  amenazas  del  pueblo.  V.  Consuela  d  loe 
piadosos,  prometiéndoles  venganza  del  flabylomo, 
y  Vber**U  de  m  tmmtmtrio.  Vi  Pora  mayor  certi- 
dumbre de  ku  amenazo*  hecha*  desaribe  la  venida  y 
el  camino  del  rey  de  Babylonia  sobre  Jcrusalem,  y  el 
terror  que  nabta  deponer  por  donde  quiera  que  pa- 


¡A1 


Y  do  los  que  establecen  leyes  Injus- 
tas, y  determinando  determinan  tt- 


»  Por  apartar  del  juicio  alo* pobres,  y 
por  quitar  el  derecho  á  los  afligidos  de 
mi  pueblo :  nos  despojar  las  vino**,  y 
robar  los  huérfanos  1 

8  ¿Tauéhasesfcneldlademviaitaeion? 
¿y  4  quién  os  acogeréis  que  os  ayuda, 
atonde  viniese  de  lejos  el  asolamiento? 
¿y  en  donde  dejaréis  vuestra  gloria t 

4  Sin  mi  se  inclinaron  entrólos  pesaos; 
y  cayeron  entre  loa  muertos,  Ni  eon 
todo  eso  cesará  su  furor,  antes  todavía 
en  mano  extendida 

4  OÍ  Aesnr,  vara  de  mi  Atrae,  y  pato  él 
mismo,  mi  enojo  en  la  mano  da  ellos. 

4  Enviarle  he  contra  nación  ungida;  y 
•obre  pueblo  da  mi  ira  lo  enviaré,  para 
que  despojo  despojos,  y  roba  presa, 
y  que  lo  ponga  que  sea  hollado,  como 
lodo  da  las  «alisa, 

7  1  Aunque  41  no  lo  pensará  asi,  ni  su 
corazón  lo  imaginará  da  esta  madera: 
mas  su  penaasoientaaená  de  desarraigar, 
y  cortar,  naciones  no  poca*. 

4  Porque  el  dirá:  ¿Mi»  principes  no  son 
todos  reyes? 

9  ¿NoesCalno  comoGharenamis;  Ar- 
mad eomo  Arphad;  y  ñamarla  como  Da- 
masco? 

10  Como  halló  mi  mano  los  reinos  de 
loe  Ídolos,  tiendo  sus  imágenes  mas  que 
Jatunalam  y  Samarla: 

U  Oemo  hice  á  ñamada  y  á  sus  ionios, 


ISAÍAS. 


¿no  haré  también  asi  á  Jerusaiem  7  á 
sus  ídolos  ? 

12  Mas  acontecerá,  que  después  que  el 
Señor  hubiere  acabado  toda  su  obra  en 
el  monte  de  Sion,  y  en  Jerusaiem,  visi- 
taré sobro  el  fruto  de  la  soberbia  del  ce- 
rogón  del  rey  de  Assyria,  y  sobre  la  glo- 
ria déla  altivez  de  sus  ojos : 

18  Porque  dtfo:  €on  fortaleza  de  mi 
mano  io  be  hecho,  y  con  mi  sabiduría, 
porque  he  sido  prudente:  que  quité  los 
términos  de  loa  pueblos,  y  sos  tesoros 
saqueé ;  y  derribé  como  valiente  los  que 
estaban  sentados. 

14  T  halló  mi  mano  las  riquezas  de  los 
pueblos,  como  nido;  y  como  so  cojen 
los  huevos  dejados,  «t»  apené  yo  toda 
la  tierra;  y  no  hubo  quien  moviese  ala, 
ó  abriese  boca  y  graznase. 

15  T  i  Gloriarse  lia  la  segur  contra  el 
que  corta  con  ella?  ¿ensoberbecerse 
ba  la  sierra  contra  el  que  la  mueve  ?  co- 
mo si  el  bordón  se  levantase  contra  los 
que  lo  levantan ;  como  si  la  vara  so  le- 
vantase: ¿no  as  lefio? 

16  Por  tanto  el  Señor  Jehova  de  loa 
ejércitos  ataviará  laqueas  sobre  sea  gor- 
dos; y  debajo  de  su  gloria  encenderá  en* 
cendlsaiento,  oomo  encendimiento  de 
fuego. 

17  Y  la  luz  de  Israel  será  por  fuego,  y 
su  fiante  per  llama  qne  abrase  y  eonsu- 
mft  en  na  die  siis  cai4oe  y  ana  espinas. 

18  La  gloria  de  su  breña,  y  de  su  cam- 
po fértil  consumirá  desde  el  alma  basta 
la  carne ;  y  será  «orno  deshecha  de  al* 
feraz. 

19  Y  los  árboles  qne  quedaren  en  su 
breña,  serán  por  euenta,  qne  un  niño  los 
pueda  contar. 

90  Y  acontecerá  en  aquel  tiempo*  que 
loa  que  hnUeren  quedado  de  Israel,  y  los 
que  hubieren  quedado  de  la  easa  de  Ja- 
cob, nunca  mea  estriben  sobre  el  que  los 
birló ;  porque  estribarán  sobre  Jebera, 
Senté  de  Israel,  con  verdad. 

91  f  Los  restos  se  oouventtrán,  me  res- 
tes de  Jeeob,  al  Dios  fnerte*- 

33  Porque  si  tu  pueblo,  ó  I  Israel,  Jeera 
como  las  arenas  de  la  mar,  los  restos  se 
convertirán  en  él.  La  consumaeion  fe- 
necida inunda  justicia. 

28  Por  tanto  el  Señor  Jehova  de  loa 
ejércitos  hará  consumación,  y  feneci- 
miento en  medio  de  toda  la  tierra. 

94  í  Por  tanto  el  Señor  Jehova  de  loa 
ejércitos  dice  asi :  No  temes,  pueblo  mió, 
morador  de  Sk>n,  del  Asur.   Con  vara  te 


herirá,  y  contra  «i  alzará  en  palo  per  la 
via  de  Egypto : 

35  Mas  desde  aun  poco,  un  poquito,  se 
acabará  el  furor,  y  mi  enojo,  para  fene- 
cimiento de  ellos. 

36  Y  levantará  Jehova  de  los  ejércitos 
azote  contra  él,  como  la  matanza  de  Me- 
dian ala  pena  de  Horeb;  y  alzará  su  vara 
sobre  la  mar,  por  la  via  de  Egypto. 

27  Y  acaecerá  en  aquel  tiempo,  que  su 
carga  será  quitada  de  tu  nombro,  y  en 
yugo  de  tu  cerviz ;  y  el  yugo  se  empo- 
drecerá delante  de  la  unción. 

28  1  Vino  hasta  Ajad,  pasó  hasta  Ml- 
gron :  en  Micbmas  contará  su  ejército. 

90  Pasaron  el  vado:  alojaron  en  Oheba: 
Rama  tembló :  Gabaa  de  Saúl  huyó. 

80  Grita  á  alta  voz  hija  de  Galllm :  Lai- 
sa,  has  que  te  oiga  la  pobrecflla  Ana-' 
thoth. 

81  Madmena  se  alborotó:  los  morado- 
dores  de  Geblm  se  juntarán. 

83  Aun  venará  dia  cuando  reposará  en 
Kob :  alzará  su  mano  al  monte  de  la  bUa 
de  Sion,  al  collado  de  Jerusalem.         * 

88  He  aquí  que  el  Señor  Jehova  de  los 
ejércitos  desgajará  él  ramo  con  fortale- 
za; y  los  de  grande  altura  serán  corta- 
dos, y  los  altos  serán  humillados. 

84  Y  cortará  con  hierro  la  espesura  de 
la  breña;  y  el  Líbano  caerá  con  forte/ 
loza. 

CAPITULO  XI 

Debajo  de  la  figura  de  Zorobabel  (ave  volvió  el  pueblo 
Judéic*  de  9a  cautividad  de  JMftoftto.  Etrai.9. 
Matth.  1.  M.)  projettoa  el  uaeimiemto  dat  W*fin»,  Im 
abundancia  de  lo»  dome  de  Dio»  en  etjtara.  librar 
Toe  tuyo»  de  la  cautividad  del  pecado  u  de  toda  «m- 
ffertfo.  fí.Detcrto  ti  reino  driMc*»m,*t  poder  g 
ministerio.  111.  tyecto»  cierto»  del  eva*geH*,regem 
ración,*  turna  concordia  g  caridad  entre  bxregem- 
radoe.  TV.  La  propagación  del  reino  de  Critto  entre 
la»  nictomfc  V.  Vuelve  d  la  reducción  de  lo»  Ju¿ 
dio*  d+m*c<iuti*deM  de  ¿abato**.  Etrah 

Y8  ALDBi.  tete  vara  del  tronco  de 
Isal,  y  vn  renuevo  retoñecerá  de 


2  Y  reposará  sobre  él  el  Espíritu  de  Je* 
hora,  espíritu  de  sabiduría  y  de  rntett- 
geneia,  espirite  de  consejo  y  de  fortaleza, 
espíritu  de  conocimiento  y  de  temor  de 
Jebera. 

8  Y  hacerle  ba  oler  en  el  temor  de  Je- 
hova. No  juzgará  según  la  vista  de  sus 
ojos. 

4  H  Mas  juzgará  con  justicia  á  los  pe- 
bres, y  argüirá  con  equidad  por  los  man- 
sos de  la  tierra;  y  herirá  la  tierra  con  la 
vara  de  su  boca,  y  con  el  espiritar  de  sus 
labios  matará  al  implo. 


ISAÍAS. 


5  T  será  la  justicia  cinta  de  sus  lomos; 
y  la  té  cinta  de  sus  ríñones. 

6  TF  Morará  el  lobo  con  el  cordero,  y  el 
tigre  con  el  cabrito  se  acostara:  el  be- 
cerro, y  el  león,  y  la  bestia  doméstica 
andarán  jnntos,  y  un  nifio  los  pasto- 
reará. 

7  La  yaca  y  la  osa  pacerán,  m  crias  se 
echarán  Juntas;  y  el  león,  como  buey, 
comerá  paja. 

8  T  jugará  el  nifio  sobre  la  cueva  del 
áspid;  y  el  recien  destetado  extenderá 
su  mano  sobre  la  caverna  del  basilisco. 

9  No  harán  mal,  ni  dañarán  en  todo  mi 
santo  monte;  porque  la  tierra  será  llena 
de  conocimiento  de  Jehova,  como  las 
aguas  cubren  la  mar. 

10  1 T  acontecerá  en  aquel  tiempo,  que 
la  raíz  de  Isai,  la  cual  estará  puaia  por 
pendón  á  los  pueblos,  será  buscada  de 
las  naciones ;  y  su  holganza  será  gloria. 

11  t  Y  acontecerá  en  aquel  tiempo,  que 
Jehova  tornará  á  poner  su  mano  otra 
vez,  para  poseer  los  restos  de  su  pueblo, 
qft  fueron  dejados  de  Assur,  y  de  Egyp- 
to,  y  de  Parthia,  y  de  Ethlopia,  y  de  Per» 
sia,  y  de  Chaldea,  y  de  Hamath,  y  de  las 
islas  de  la  mar. 

12  Y  levantará  pendón- á  las  naciones,  y 
congregará  los  desterrados  de  Israel,  y 
justará  los  esparcidos  ée  Juda  ée  los 
cuatro  cantones  de  la  tierra. 

18  T  deshacerse  ha  la  envidia  de 
Ephraim,  y  los  enemigos  de  Juda  se- 
rán talados.  Ephraim  no  tendrá  envidia 
contra  Jada,  ni  Jada  afligirá  á  Ephraim. 

14  Mas  volarán  sobre  los  hombros  de 
los  Pbllistneoe  al  occidente:  meterán 
también  á  saco  á  los  de  oriente :  Bdom  y 
Moab  les  servirán,  y  los  lujos  de  Ammon 
les  darán  obediencia. 

15  T  secará  Jehova  la  lengua  de  la  mar 
de  Egypto;  y  levantará  su  mano  con 
fortaleza  de  su  espíritu  sobre  el  rio,  y 
herirle  ha  en  siete  riberas,  ky  hará  que 
pasen  por  t%  eon  zapatos. 

16  T  habrá  camino  para  los  restos  de 
su  pueblo,  loe  que  quedaron  de  Assur, 
de  la  manera  que  lo  hubo  para  Israel  el 
día  que  subió  de  la  tierra  de  Egypto. 

CAPITULO  xn. 

Con  la  consideración  del  mano  beneficio  do  la  tW«»> 
c ion  en  Crista,  debajo  de  la  figura  de  la  reducción 
del  pueido  Judaico  de  la  cautividad  de  Babilonia, 
exhorta  el  profeta  d  la  iglesia  Cristiana  d  suma  ale- 
gría,* dios  alabamos  do  Dios. 

Y  DIRÁS  en  aquel  día:  Cántate  áü, 
6!  Jehova:  que atmqw  te  enojaste 


contra  nfi,  tu  furor  se  apartó,  y  me  con- 

*  solaste. 

3  He  aquí,  Dios,  salud  rala:  asegurarme 
he,  y  no  temeré ;  porque  mi  fortaleza  y 
mi  canción  e$  iah  Jehova,  el  cual  ha  sido 
salud  para  mi. 

8  Sacaréis  aguas  en  gozo  de  las  fuentes 
do  la  salud. 

4  Y  seréis  en  aquel  dia:  Cantad  á  Je- 
hova, invocad  su  nombre :  haced  céle- 
bres en  los  pueblos  sus  obras:  haced 
memorable,  como  su  nombre  es  engran- 
decido. 

5  Cantad  salmos  á  Jehova,  porque  ha 
hecho  cosas  magnificas :  sea  sabido  esto 
por  toda  la  tierra. 

6  Jubila  y  canta,  ó !  moradora  de  Sion : 
porque  grande  et  en  medio  de  ti  el  Santo 
de  Israel. 

capitulo  xnr. 

Profetizase  la  destrucción  de  Bahghmia  y  de  su  mo* 
nargmía  por  los  Meóos  g  Persas. 

CARGA  de  Babylonio,  que  vio  Isaías, 
hijo  de  Amos.. 

2  Levantad  bandera  sobre  «*  alto-men- 
te ;  alzad  la  voz  á  ehos :  alzad  la  mano 
para  que  entren  por  las  puertas  de  los 
principes. 

8  To  mandé  á  mis  santificados,  asimis- 
mo llamé  á  mis  valientes  para  mi  ira,  que 
se  alegran  con  mi  gloria. 

4  Murmullo  de  multitud  tumm  en  los 
montes,  eomo  de  mucho  pueblo :  mar- 
muHo  de  sonido  de  reinos,  de  naciones 
congregadas.  Jehova  de  los  ejércitos 
ordena  tes  haces  de  la  batalla. 

*  5  Vienen  de  tierralejana,  de  lo  postren» 
de  los  délos,  Jehova  y  los  Instrumentos 
de  su  furor,  para  destruir  toda  la  tierra, 

•  Aullad,  porque  cerca  está  el  día  de 
Jehova  c  eomo  asolamiento  del  Todo- 
poderoso vendrá* 

7  Por  tanto  todas  menas  se  dcseoyun* 
taran;  y  todo  corazón  de  hombre  se 
desleirá, 

8  T  henchirse  han  de  terror:  angustias 
y  dolores  lo$  comprendarán :  tendrán  do- 
lores como  muger  departo :  cada  uno  se 
envelesará minino^  á  su  compañero:  sus 
rostros,  rostros  de  llamas. 

9  He  aquí  que  el  dia  de  Jehova  viene 
cruel ;  y  enojo,  y  ardor  de  ira,  para  tor- 
nar la  tierra  en  soledad,  y  raer  de  ella 
sus  pecadores. 

10  Por  lo  cual  las  estrellas  de  los  cielos 
y  sus  luceros  no  derramarán  su  lumbre : 
el  sol  se  oscurecerá  en  naciendo,  y  la 
luna  no  echará,  su  resplandor. 


ISAÍAS, 


11  T  visitaré  la  maldad  sobre  «1  man- 
do, y  sobre  los  impíos  su  iniquidad ;  y 
haré  qü*  cese  la  arrogancia  de  los  sober- 
bios, y  la  altivez  de  los  fuertes  abatiré. 

12  Haré  mas  precioso  que  el  oro  fino  al 
varón ;  y  al  hombre,  mus  que  el  oro  de 
Ophlr. 

13  Porque  haré  estremecer  los  cielos,  y 
la  tierra  se  moverá  de  sn  lagar  en  la  in- 
dignación de  Jetara  de  loa  ejércitos,  y 
en  el  dia  de  la  ira  de  su  furor. 

14  Y  será  como  corsa  amontada»  jr  co- 
mo oveja  sin  pastor:  cada  cual  mirara 
hacia  su  pueblo,  y  cada  cual  huirá  á  su 
tierra, 

15  Cualquiera  que  fuere  hallado,  será 
traspasado;  y  cualquiera  que  á  €&*  ae 
juntare,  caerá  á  cuchillo. 

16  Sus  niños  serán  estrellados  delante 
de  ellos :  sus  casas  serán  saquedas,  y  for- 
zadas sus  mujeres. 

17  He  aquí  que  yo  despierto  contra 
cUos  á  los  Medos,  que  no  cuidarán  de  la 
plata,  ni  codiciarán  oro. 

18  Mas  con  arcos  tirarán  á  los  niños,  y 
no  tendrán  misericordia  de  fruto  de 
-vientre,  ni  su  ojo  perdonará  á  lujos. 

19  T  Babylonia,  hermosura  de  reinos,  y 
ornamento  de  la  grandeza  de  los  Chai- 
déos,  será  como  Sodoma  y  Qomorrha  á 
quienes  trastorna  Dios. 

9Q  Nunca  mas  se  habitará,  ni  se  mojrasá 
de  generación  en  generación :  ni  hincará 
allí  tienda  el  Árabe,  ni  pastores  tendrán 
allí  majada. 

21  Mas  bestias,  fiera»  dormirán  allí;  y 
sus  casas  se  henchirán  de  hurones :  allí* 
habitarán  lujas  del  buho,  y  allí  saltarán 
faunos. 

32  Y  en  su*  palacios  gritarán  gatos  cer- 
vales* y  dragonea  en  sus  casas  de  deleite; 
y  cercano  está  para  venir  su  tiempo,  y 
sus  días  no  se  alargarán, 

CAPITULO  XIV. 

Continua  la  plática  de  la  cauta  del  castigo  djcM,  4 
aoien,  la  mieericard^a  que  Dio*  tendrá  de  en  pvt- 
Up,  por  1a  cual  le  hará,  Solver  de  la  cautividad  4  «* 
tierra .-  donde  dekajo  de  e$ta  figura  projetba  la 
tvwi«flwcia«  de  Itkigirtiade  la  gentilidad,  JLOmt 
don  del  pueble  de  Dio*  en  la  muerte  del  rey  de  Babi- 
lonia, en  que  eecarnece  tu  aoberbia  y  grandeza 
abatida.  77/.  Vuelve  d  la  deetrueeion  de  Babilonia, 
IV.  Qwtra  PaieeOtina. 

PORQUE  Jehova  tendrá  piedad  de  Ja- 
cob, y  todavía  escogerá  á  Israel ;  y 
hacerles  ha  que  descansen  sobre  su  tier- 
ra; y  juntarse  han  á  cUos  extranjeros,  y 
allegarse  han  á  la  familia  de  Jacob. 
2  Y  tomarlos  han  pueblos,  y  traerlos 
han  á  su  lugar;  y  la  casa  de  Israel  loa 


poseerá  por  siervos  y  criadas  en  la  tierra, 
de  Jehova;  y  cautivarán  á  los  que  los 
cautivaron,  y  señorearán  á-los  que  loe 
oprimieron. 

3  %  Y  será  que  en  el  dia  que  Jehova  te 
diere  reposo  de  tu  trabajo,  y  de  tu  te- 
mor, y  de  la  dura  servidumbre  en  que  te 
hicieron  servir» 

4  Entonces  levantarás  esta  parábola  so- 
bre el  rey  de  Babylonia,  y  dirás:  ¿Cómo 
cesó  el  exactor»  reposo  la  codiciosa  del 
oro? 

5  Quebrantó  Jehova  el  bastón  de  los 
impíost  el  cetro  da  los  setteres. 

6  Que  con  ira  hería  los  pueblos  de  llaga 
perpetua:  que  con  furor  se  enseñoreaba 
de  las  naciones:  al  perseguido  no  de- 
fendió, 

7  Descansó,  sosegó  toda  la  tierra,  can* 
tarón  alabanza. 

8  Aun  las  hayas  se  holgaron  do  ti,  los 
cedros  del  Líbano,  diciendo:  Desdo  que 
1¿  moriste,  qo  ha  subido  cortador  contra 
nosotros. 

9  El  infierno  abajo  ae  espantó  de  fl : 
despertóte  muertos  que  en  tu  venida  sa- 
liesen á  recebirte:  todos  los  principen 
de  la  tierra  hizo  levantar  de  sus  trono*, 
á  tocios  loa  reyes  ó>  las  naciones. 

10  Todos  ellos  darán  voces,  y  te  dirán ; 
¿Tú  también  enfermaste  como  noso- 
tros? ¿fuiste  como  nosotros? 

U  Descendió  al  sepulcro  tu  soberbia,  y 
el  sonido  da  tus  vihuelas :  gusanos  serán 
tu  cama,  y  gusanos  te  cubrirán. 

12  i  Como  caíste  del  cielo,  ó!  Lusero, 
hUo  de  la  mañana  1  ¡cortado  miste  por 
tierra,  al  que  debilitabas  ka  naciones  1 

13  Tuque  gecias  en  tu  corazón :  Subiré 
al  cielo:  en  lo  alto  junto  á  las  estrellas 
de  Dios  ensalzaré  mi  trono ;  y  en  el  monte 
del  testimonio  me  asentaré,  en  los  lados 
del  aquilón. 

14  ftobre  las  alturas  de  las  nubes  subiré, 
y  seré  semejante  al  Altísimo, 

15  Mas  tú  derribado  eres  en  el  sepulcro, 
á  lo*  lados  o>W  huesa. 

16  Inclinarse,  han  hacia  tilos  que  te  vie- 
ren, y  considerarte,  han,  ditfmfr:  ¿Es 
este  aquel  varón,  quo  hacia  temblar  la 
tierra,  que  trastornaba  los  reinos, 

17  Qne  puso  el  mundo  como  nn  de- 
sierto, que  asoló  sus  ciudades,  que  á  sus 
presos  nunca  abrió  la  cárcel  ? 

18  Todos  los  reyes  de  las  naciones,  to- 
dos ellos  yacen  con  honra  cada  uno  sn 
su  casa. 

19  Mas  tú  echado  aras  da  tu  sepnlcso, 


eomo  tronco  abominable :  como  vestido 
de  muertos  á  estocadas  de  espado,  que 
descendieron  á  ios  fundamentos  do  la 
sepultara:  como  cuerpo  muerto  hollado. 

20  No  Serás  contado  eon  ellos  en  la  se- 
pultura; porque  tu  destruíste  tu  tierra, 
mataste  tu  pueblo.  No  séVá  para  siem- 
pre la  simiente  de  los  malignos. 

21  Aparejad  sus  hijos  para  el  matadero 


ISAÍAS. 

en  silencio.  Cierto  de  boche  fué  des- 
truida Kir-Moab,  fué  puesta  en  silencio. 

2  Subió  á  Balth,  y  á  Dlbou,  altares,  á 
llorar;  sobre  Nebo,  y  sobre  Medaba 
aullará  Moab :  toda  caben  de  ella  se 
mesará  y  toda  barba  será  raída. 

8  Ceñirse  han  de  socos  en  sus  plazas : 
en  sus  terrados,  y  en  sus  callee  todos 
aullarán,  descenderán  á  lloro. 


por  la  maldad  de  sus  padres :  no  se  le-  .  4  Hesebon  y  Sleeie  gritarán,  hasta  Ja- 


Tanten,  y  posean  la  tierra,  y  hinchan  la 
haz  del  mundo  de  ciudades. 

22  f  Porque  yo  me  levantaré  sobre 
ellos,  dice  Jebera  de  los  ejércitos,  y 
raeré  de  Babylonia  el  nombre,  y  los  re- 
siduos, mjoy  nieto,  dice  Jehova. 

23  Y  ponerla  be  en  posesión  de  erizos, 
y  en  lagunas  de  aguas ;  y  barrerla  he  con 
escoba  de  destrucción,  dice  JehoTa  de 
los  ejércitos. 

2é  Jehova  de  los  ejércitos  juró,  dicien- 
do :  81  no  se  hiciere  de  lo  manera  que  lo 
he  pensado;  y  ai*no  será  confirmado, 
como  lo  he  determinado. 

2*  Que  quebrantaré  al  Assur  en  mi  tter- 
ra,y  en  mis  montes  le  hollaré;  y  su  yugo 
será  apartado  de  ellos,  y  su  carga  será 
quitada  de  su  hombro. 

26  Bste  «t  aquel  consejo,  que  está  acor- 
dado sobre  toda  1* tierra;  y  estaet  aquella 
mano  extendida  sobre  todas  las  naciones. 

27  Porque  Jehora  de  los  ejércitos  lo 
ha  determinado,  ¿ y  quién  fe  invalidará? 
Y  aquella  su  mano  extendida,  ¿  quién  la 
hará  tornar? 

28  f  En  el  alio  que  murió  el  rey  Achaz 
fué  esta  carga : 

29  No  te  alegres  tú,  toda  Phlllsthea,  por 
haberse  quebrado  la  vara  del  que  te  be- 
rta; porqué  de  la  raíz  de  la  culebra  sal« 
dra  basilisco,  y  su  fruto  ceraste  volador. 

80  Y  los  primogénitos  de  los  pobres  se- 
rán apacentados,  y  los  menesterosos  se 
acostarán  seguramente;  y  haré  morir 
de  hombre  tu  ruis,  y  tus  residuos  ma- 
tará éL 

31  Aulla,  ó!  puerta,  dama,  ó!  ciudad, 
desleída,  Philtathea,  toda  tú;  porque 
humo  vendrá  del  aquilón:  no  quedará 
uno  solo  en  sus  congregaciones. 

82  ¿  Y  qué  se  responderá  á  los  mensa- 
geros  de  la  gentilidad?     Que  Jehova 
fundó  á  Slon,  y  que  en  ella  tendrán  con- 
fianza los  afligidos  de  su  pueblo. 
CAPITULO  XV. 

Prqfktiza  la  destrucción  de  Moab. 

CARGA  de  Moab.    Cierto  de  noche 
fué  destruida  Ar-Moab,  fué  puesta 


haz  se  oirá  su  ros,  porque  los  armados 
de  Moab  aullarán :  el  alma  de  cada  uno 
áe  aullará  á  6i. 

6  MI  corazón  dará  gritos  por  Moab: 
sus  fugitivos  subirán  con  lloro  por  la 
subida  de  Luhlth  hasta  Zoar,  novilla  de 
tres  afios :  levantarán  llanto  de  quebran* 
tamiento  por  el  camino  de  Horonalm. 

6  Las  aguas  de  Nimrlm  se  agotaron,  la 
grama  se  «eco,  faltó  la  yerba,  verdura  no 
hubo. 

7  Por  lo  cual  ló  que  cada  uno  guardo,  y 
sus  riquezas  sobre  el  arroyo  de  los  sau- 
ces serán  llevadas. 

8  Xa  llanto  cercó  loe  términos  de  Moab ; 
hasta  Bglaim  Ueqó  su  alarido,  y  hasta 
Bcerelim  Uefjó  su  alarido. 

9  Porque,  las  aguas  de  Dimon  se  hen- 
chirán de  sangré ;  porque  yo  pondré  so- 
bre Dimon  añadidura,  leones  á  los  que 
escaparen  de  Moab,  y  á  los  residuos  de 
la  tierra. 

CAPITULO  XVI. 

Profiguiendo  en  la  sentencia  contra  Moab,  declara  la$ 
cautas  de  *üa  que  ton,  inhumanidad  para  con  loé 
aJKgido*  del  pueblo  di  Dio*  wVMim  p  Mi  rogOncieu 

ENVIAD  cordero  al  ewefioreador  de 
la  tierra,  desde  la  Piedra  del  desier- 
to al  monte  de  la  hQa  de  Slon. 

2  Y  será  como  ave  espantada,  que  se 
huye  de  su  nido,  asi  serán  las  hijas  de 
Moab  á  los  vados  de  Arnon. 

8  Toma  consejo,  haz  juicio:  pon  tu 
sombra  en  el  medí  odia  como  la  noche : 
esconde  los  desterrados,  no  descubras  al 
hutdo. 

4  Moren  en  ti  mis  desterrados,  6! 
Moab :  seles  escondedero  de  la  presen- 
cio del  destruidor;  porque  el  chupador 
fenecerá,  el  destruidor  tendrá  fin,  el  ha- 
llador será  consumido  de  sobre  la  tierra. 

5  Y  componerse  ha  trono  en  miseri- 
cordia; y  asentarse  ha  sobre  él  en  firme- 
za en  el  tabernáculo  de  David  qnien  juz- 
gue, y  busque  el  juicio,  y  apresure  lo 
justicia. 

ü  Oído  hemos  la  soberbia  de  Moab,  so- 
berbio mucho:  su  soberbia,  y  su  arro- 


ISAÍAS. 


gánela,  y  su  altivez:  mas  sus  mentir» 
no  serán  firmes. 

7  Por  tonto  aullará  Moab,  todo  él  aullar 
rá:  gemiréis  por  los  fundamentos  de 
Kir-hareseth,  empero  heridos. 

8  Porque  las  vides  de  Heeebon  fueron 
taladas,  y  las  vides  de  Sibma :  señores  de 
naciones  hollaron  sus  genero**  sarmien- 
tos que  hablan  llegado  basta  Jazer :  ha- 
blan cundido  hutía  el  desierto:  sueno-, 
ble»  plantas  se  extendieron,  pasaron  la 
mar. 

0  Por  lo  cual  lamentaré  con  lloro  á  Ja- 
zer  de  la  viña  de  81bma:  embriagarte  he 
de  mis  lágrimas,  ó !  Heeebon,  y  Eleale ; 
porque  sobre  tus  cosechas,  y  sobre  tu 
segada  caerá  la  canción. 

10  Quitado  es  el  gozo  y  la  alegría  del 
campo  fértil:  en  las  vinas  no  cantarán,  ni 
jubilarán :  no  pisará  vino  en  los  lagares 
el  pisador :  la  canción  hice  cesar. 

11  Por  tanto  mis  entrañas  sonarán  co- 
mo arpa  sobre  Moab ;  y  mis  intestinos 
sobre  Kir-hareseth.  * 

13  T  acaecerá  que  cuando  Moab  pare- 
ciere que  está  causado  sobre  los  altos, 
entonces  vendrá  á  su  santuario  á  orar,  y 
no  podrá. 

13  Esta  es  la  palabra  que  pronunció  Je- 
hova  sobre  Moab  desde  aquel  tiempo. 

14  Empero  ahora  habló  Jehova,  dicien- 
do :  Dentro  de  tres  años,  como  años  de 
mozo  de  soldada,  será  abatida  la  gloria 
de  Moab  con  toda  su  multitud,  aunque 
grande ;  y  sus  residuos  serán  pocos,  pe- 
queños, no  fuertes. 

CAPITULO  XVII. 

Contra  Dama*»  tm  ouwa  liga  el  tuina  au  km  die*  «ri- 
te* tenia  toda  mi  cam/ianaa,  JL  Por  «ata  ooation 
vuelve  d  la»  amenazas  de  la  asolación  de  la»  diez  tri- 
bu», ni.  La  remida  de  Senacherib  tabre  Jerutalem, 
u**  huida.  Abajo.  9&,u8l. 

CARGA  de  Damasco.  He  aquí  que 
Damasco  dejó  de  ser  ciudad,  y  será 
montón  de  ruina. 

2  Las  ciudades  de  Aroer  desamparadas, 
en  mojadas  se  tornarán :  dormirán  allí,  y 
no  habrá  quien  ¡os  espante. 

8  Y  cesará  el  socorro  de  Ephraim,  y  el 
rdno  de  Damasco ;  y  lo  qoe  quedare  de 
Syría,  será  como  la  gloria  de  los  hijos  do 
Israel,  dice  Johova  de  los  ejércitos. 

4  H  Y  será  que  en  aquel  tiempo  la  glo- 
ria de  Jacob  se  adelgazará,  y  la  grosura 
do  su  carne  se  enflaquecerá. 

5  Y  será  como  el  segador  que  coge  la 
mies,  y  con  su  brazo  siega  las  espigas : 
será  también  como  el  que  eoge  espigas 
en  el  valle  de  Ecphaini. 

605 


6  Y  quedarán  en  él  rebuscos,  como 
cuando  sacuden  el  aceituno,  que  quedan, 
allí  dos  ó  tres  granos  en  la  punta  del  ra- 
mo, cuatro  ó  cinco  en  sus  ramas  fructí- 
feras, dice  Jehora  Dios  de  Israel. 

7  En  aquel  dia  mirará  el  hombre  á  su 
Hacedor,  y  srift  ojos  contemplarán  ai  San- 
to de  IsraeL 

8  Y  no  mirará  á  los  altares  que  hicie- 
ron sus  manos,  ni  mirará  á  lo  que  hi- 
cieron sus  dedos,  ni  á  los  bosques,  ni  á 
las  imágenes  del  sol. 

9  En  aquel  dia  las  ciudades  de  su  for- 
taleza serán  como  los  frutos  que  quedan 
en  ios  pimpollos,  y  en  las  ramas,  como 
lo  que  dejaron  ante  la  faz  de  los  hfyos  de 
Israel ;  y  será  asolamiento. 

10  Porque  te  olvidaste  del  Dios  de  tu 
salud,  y  no  te  acordaste  de  la  Roca  de  tu 
fortaleza.  Por  tanto  plantarás  plantas 
hermosas,  y  sembrarás  sarmiento  ex- 
traño. 

11  El  dia  que  las  plantares,  las  harás 
crecer ;  y  harás  que  tu  simiente  brote  de 
mañana :  mas  en  el  dia  del  coger  huirá 
la  cosecha,  y  será  dolor  desesperado. 

12  ^  ¡Ayl  multitud  de  muchos  pue- 
blos, que  sonarán,  como  sonido  de  la 
mar;  y  murmullo  de  naciones  hará  al- 
boroto, como  murmullo  de  muchas 
aguas. 

13  Pueblos  harán  ruido  á  manera  de 
ruido  de  grandes  aguas :  mas  reprender- 
lo ha,  y  huirá  lejos:  será  ahuyentado 
como  el  tamo  de  los  montes  delante  del 
viento,  y  como  el  cardo  delante  del  tor- 
bellino. 

14  Al  tiempo  de  la  tarde,  he  aquí,  tur- 
bación :  antes  que  la  mañana  venga,  ella 
no  seré!  Esta  es  la  parte  de  los  que  nos 
huellan,' 7  la  suerte  de  los  que  nos  sa- 
quean. 

CAPITULO  xvm. 

Contra  Alejandría,  ó  (como  otro»  entienden)  contra 
JStkiopia.  II.  La  reducción  de  m  pueblo,  u  la  res- 
tauración de  la  igtetia. 

T  A  Y  de  la  tierra  que  hace  sombra  con 
lj\  las  alas,  que  está  tras  los  ríos  do 
Ethioplal 

2  ^  El  que  envía  mensageros  por  la 
mar,  y  en  navios  de  junco  sobre  las 
aguas :  Andad  ligeros  mensageros  A  la 
nación  arrastrada,  y  repelada :  al  pueblo 
temeroso  desde  su  principio,  y  después : 
nación  harta  de  esperar,  y  hollada,  cuya 
tierra  destruyeron  los  ríos. 

8  Todos  los  moradores  del  mundo,  y 
los  vecinos  de  la  tierra,  cuando  levantare 


ISAÍAS. 


bandera  en  los  monte»  verla  neis;  y 
cuando  tocare  trompeta,  oiría  neis. 

4  Porque  Jebera  me  dijo  asi:  Reposar- 
me he,  y  miraré  desde  mi  morada:  co- 
mo sol  claro  después  de  la  lluvia,  y  co- 
mo nube  cargada  de  roció  en  el  calor  de 
la  segada. 

5  H  Porque  antes  de  la  siega,  cuando  el 
froto  fuere  perfecto,  y  pasada  la  flor,  los 
frutos  fueren  maduros,  entonces  poda- 
rá con  podaderas  los  ramitos,  y  cortará, 
y  quitara  las  ramas. 

6  Y  serán  dejados  todos  á  las  aves  de 
los  montes,  y  á  las  bestias  de  la  tierra : 
sobre  ellos  tendrán  el  verano  las  aves, 
y  invernarán  todas  las  bestias  de  la  tiersa. 

7  %  En  aquel  tiempo  será  traído  pre- 
sente á  Jebova  de  los  ejércitos,  el  pueblo 
arrastrado,  y  repelado,  el  pueblo  teme- 
roso desde  su  principio,  y  después,  gen- 
te harta  de  esperar,  y  bollada,  cuya  tier- 
ra destruyeron  los  ríos,  al  lugar  del  nom- 
bre de  Jebova  de  los  ejércitos,  al  monte 
de  Sion. 

CAPITULO  XIX. 

Profetiza  contra  Eqypto  en  cuya  calamidad,  ni  tu» 
dioses,  ni  tu  /ertíaaad,  ni  tu  tabiduria,  ni  tu  anti- 
mÜedad,  nimfortmlua,  (porque  de  todo  etto  te  pre- 
ciaba tobrt  toda»  ¡ai  nación**}  le  podrán  valer.  Ií 
Mas  Dios  que  le  hirió,  le  tañará,  convirtiéndole  d  ti 
dándole  tu  conocimiento,  y  propagando  en  él  tu  cuU 
to,  con  el  cual  le  Upará  con  htt  mimno*  Jetuviot  qm 
lekabrdmdnietajtiffido. 

CARGA  de  Egypto.  He  aquí  que  Je- 
bova cabalga  sobre  una  nube  ligera* 
y  vendrá  en  Egypto,  y  los  ídolos  de 
Egypto  se  moverán  delante  de  él,  y  el 
corazón  de  Egypto  se  desleirá  en  medio 
de  él. 

2  Y  revolveré  Egypcloe  con  Egypcios, 
y  cada  uno  peleará  contra  su  hermanOj 
cada  uno  contra  su  prójimo,  ciudad  con- 
tra ciudad,  y  reino  contra  reino. 

3  Y  el  espíritu  de  Egypéó  se  desvane- 
cerá en  medio  de  él,  y  destruiré  su  con- 
sejo ;  y  pregunten  á  sus  imágenes,  á  sus 
mágicos,  á  sus  pythones,  y  á  sus  adivi- 
nos. 

4  Y  entregaré  á  Egypto  en  manos  de 
señor  duro ;  y  rey-  violento  se  enseño- 
reará de  ellos,  dice  el  Señor  Jebova  de 
los  ejércitos. 

5  Y  las  aguas  de  la  mar  faltarán ;  y  el 
rio  se  agotará,  y  se  secará. 

6  Y  los  ríos  se  alejarán :  agotarse  han, 
y  secarse  han  las  corientes  de  los  fosos : 
la  caña  y  el  carrizo  serán  cortados. 

7  Las  verduras  de  junto  al  río,  de  junto 
á  la  ribera  del  rio,  y  toda  sementera 
del  rio  se  secará :  perderse  ha,  y  no  será. 


8  Los  pescadores  también  se  entriste- 
cerán ;  y  enlutarse  han  todos  los  que 
echan  anzuelo  en  el  rio;  y  los  que  ex- 
tienden red  sobre  las  aguas  desfallece- 
rán. 

9  Avergonzarse  han  los  que  labran  lino 
fino,  y  los  que  tejen  redes. 

10  Porque  todas  sus  redes  serán  rotas ; 
y  todos  los  que  hacen  estanques  para 
criar  peces  te  entrutecerán. 

11  Ciertamente  son  insensatos  los  prin- 
cipes de  Zoan:  el  consejo  de  los  pru- 
dentes consejeros  de  Pharaon  se  ha*des- 
vanecido:  ¿Cómo  diréis  por  Pharaon: 
Yo  $oy  h\jo  de  los  sabios,  y  lujo  de  los 
reyes  antiguos  ? 

12  ¿Dónde  están  ahora  aquellos  tus 
prudentes?  Digante  ahora,  ó  hágante 
saber  que  es  lo  que  Jebova  de  los  ejérci- 
tos ba  determinado  sobre  Egypto. 

13  Desvanecido  se  han  los  principes  de 
Zoan :  engañádose  han  los  príncipes  de 
Noph :  engañaron  á  Egypto  las  esquinas 
de  sus  familias. 

14  ¿chova  mezcló  espíritu  de  perversi- 
dades en  medio  de  él;  y  hic^ron  errar  á 
Egypto  en  toda  su  obra,  como  yerra  el 
borracho  en  su  vómito. 

15  Y  no  aprovechará  á  Egypto  cosa  que 
haga,  cabeza  ó  cola,  ramo  ó  janeo. 

16  En  aquel  dia  será  Egypto  como  mu- 
geres;  porque  se  asombrará,  y  temerá 
en  la  presencia  de  la  mano  alta  de  Jebo- 
va de  los  ejércitos,  qne  él  ha  de  levantar 
sobre  él. 

17  Y  la  tierra  de  Juda  será  espantable 
á  Egypto :  todo  hombre  que  de  ella  se 
acordare,  se  asombrará  de  ella,  por  causa 
del  consejo  que  Jebova  de  los  ejércitos 
acordó  sobre  él.  • 

18  %  En  aquel  tiempo  habrá  cinco  ciu- 
dades en  la  tierra  de  Egypto,  que  hablen 
la  lengua  de  Cbanaan,  y  que  juren  por 
Jebova  de  los  ejércitos :  la  una  se  llama- 
rá ciudad  Herez. 

19  En  aquel  tiempo  habrá  altar  para 
Jebova  en  medio  de  la  tierra  de  Egypto, 
y  titulo  X  Jehova  junto  á  6U  término. 

20  Y  será  por  señal,  y  por  testimonio  á 
Jebova  de  los  ejércitos  en  la  tierra  de 
Egypto ;  porque  á  Jebova  clamarán  por 
sus  opresores,  y  él  les  enviará  salvador 
y  principo  que  los  libre. 

21  Y  Jehova  será  conocido  de  Egypto, 
y  los  de  Egypto  conocerán  á  Jebova  en 
aquel  dia ;  y  harán  sacrificio,  y  oblación ; 
y  harán  votos  á  Jehova,  y  pagarlos  han. 

22  Y  herirá  Jehova  á  Egypto  hiriendo, 

607 


Isaías. 


y  bañando;  y  convertirte  batí  áJehova; 
y  serles  ha  clemente,  y  sanarlos  ha. 

28  En  aqnel  tiempo  habrá  una  calzada 
de  Egypto  en  Assyria;  y  Assyrios  Ten- 
drán en  Egypto,  y  Egypcios  en  Assyria ; 
y  los  Egypcios  servirán  con  los  Assyrios 
áJehova. 

84  En  aqnel  tiempo  Israel  será  tercero 
con  Egypto,  y  con  Assyria,  naciones  ben- 
ditas en  medio  de  la  tierra. 

35  Porque  Jehova  de  los  ejércitos  los 
bendecirá,  diciendo :  Bendito  él  pueblo 
mi<*  Egypto,  y  el  Assyrlo  obra  de  mis 
manos,  y  heredad  mia  Israel. 

CAPITULO  XX. 

Confirma  Diot  la  cautividad  de  Egypto  y  de  Ethiopia 
por  toe  Attyrio*,  mandando  al  profeta  que  ande 
demudo  ydetcah»  tret  año»  en  timbólo  de  éñeu 

EN  el  aflo  que  vino  Thartan  en  Azoto, 
cuando  le  envió  Sargon,  rey  de  As- 
syria, y  peleó  contra  Azoto,  y  la  tomó : 
3  En  aqnel  tiempo  habló  Jehova  por 
Isaías  hijo'  de  Amos,  diciendo:  Vé,  y 
qnita  el  saco  de  tus  lomos,  y  descalza  los 
zapatos  de  tus  pies ;  y  hizolo  asi,  andan- 
do desnud%y  descalzo. 

3  T  dfyo  Jehova :  De  la  manera  que  an- 
duvo mi  siervo  Isaiatf  desnudo  y  descal- 
zo tres  anos,  señal  y  pronóstico  sobre 
Egypto,  y  sobre  Ethiopia; 

4  Asi  llevará  el  rey  de  Assyrla  la  cauti- 
vidad de  Egypto,  y  la  transmigración  de 
Ethiopia,  de  mozos  y  de  viejos,  desnuda 
y  descalza,  y  descubiertas  las  nalgas,  pa- 
ra vergüenza  de  Egypto. 

5-Y*  quebrantarse  han,  y  avergonzarse 
han  de  Ethiopia  su  esperanza,  y  de 
Egypto  su  gloria. 

6  Y  dirá  en  aquel  dia  el  morador  de 
esta  isla :  Mirad  que  tal  fué  nuestra  es- 
peranza, donde  nos  acogimos  por  socor- 
ro, para  ser  libres  do  la  presencia  del  rey 
de  Assyrla.    ¿  Y  cómo  escaparemos  ? 

CAPITULO  XXI. 

Profetiza  la  ruina  de  Babylonia  y  de  tu  monargxHa 
por  Cyro.  U.  Contra  Idumea.  111.  Contra  Ara- 
bia, 

CARGA  del  desierto  de  la  mar.  Como 
los  torbellinos  que  pasan  por  el  de- 
sierto en  la  región  del  mediodía,  que  vie- 
nen de  la  tierra  horrible. 
3  Vision  dura  me  ha  sido  mostrada: 
para  un  prevaricador,  otro  prevaricador ; 
y  para  un  destruidor,  otro  destruidor. 
Sube  Persa:  cerca,  Medo.  Todo  su  ge- 
mido hice  cesar. 

8  Por  tanto  mis  lomos  se  hinchieron  de 

dolor:  angustias  me  comprendieron,  co- 

668 


mo  angustias  de  rouger  de  parto :  ago- 
bíeme oyendo,  y  espánteme  viendo. 

4  Mi  corazón  se  despavorió,  asombró- 
me el  horror :  la  noche  de  mi  deseo  me 
tornó  en  espanto. 

5  Pon  la  mesa:  mira  de  la  atalaya:  co- 
me, bebe,  levantaos,  principes,  ungid 
escudo. 

6  Porque  el  Señor  me  dtyo  así:  Vé, 
pon  centinela,  que  haga  saber  lo  que 
viere. 

7  Y  vio  un  carro  de  un  par  de  caballe- 
ros, un  carro  de  asno,  y  un  carro  de  ca- 
mello: luego  miró  muy  mas  atenta- 
mente, 

8  Y  dijo  á  voces :  León  aobre  atalaya: 
Seflor,  yo  estoy  continuamente  todo  el 
dia,  y  las  noches  enteras  sobre  mi  guarda, 

9  Y,  "he  aqni,  este  carro  de  hombres 
viene,  un  par  de  caballeros.  Y  habló,  y 
dfyo :  Cayó,  cayó  Babylonia;  y  todos  los 
Ídolos  de  sus  «Koses  quebrantó  en  tierra. 

19  Tritia-  mi*,  y  puja  de  mi  era:  dícho- 
os  he  lo  que  oí  de  Jehova  de  loa  ejérci- 
tos, Dios  de  Israel. 

11  t  Carpa  de  Doma.  Bánme  voces  de 
Selr:  Guarda,  «qué  hay  esta  noche? 
Guarda,  ¿qué  Aoy  esta  noche? 

13  El  que  guarda  respondió :  La  maña- 
na viene,  y  despoea  la  Boche.  81  pre- 
guntareis, preguntad,  volved,  y  venid. 

18  t  Carga  sobre  Arabia.  En  el  monte 
tendréis  la  noche  en  Arabia,  ó!  caminan- 
tes de  Dedanim.  • 

14  Salió  al  encuentro  llevando  aguas  al 
sediento,  ó!  moradores  de  tierra  de  Te- 
mato  socorred  con  su  pan  al  que  huye. 

15  Porque  de  la  presencia  de  las  capa- 
ilas huyen,  de  la  presencia  <e  la  espada 
deenndn,  de  la  presencia  del  arco  entesa- 
do, de  la  presencia  del  peso  déla  botella. 

16  Porque  Jehova  rae  ha  dicho  asi :  De 
aqui  aun  ano, semejante  á  aftos  de  mozo 
de  soldada,  se  deshará  toda  la  gloria  de 
Gedar. 

17  Y  los  restos  del  número  de  los  va- 
lientes flecheros,  hijos  de  Gedar,  serán 
apocados ;  porque  Jehova  Dios  de  Israel 
lo  ha  dicho. 

CAPITULO  XXÍL 

Intimóte  d  Jenaatem  tu  dettruecion  por  tos  Chotéete 
en  cattiffo  tingularmente  de  tegmridad  en  tm  peen' 
d^yáeelourkumde  leaomenaneméeDio».  O. 
A  Sobna  mayordomo  del  rey  particularmente  m  h 
profetiza  deporícion  de  tu  ojtcio,  y  finalmente  tu  tO' 
talrvtno^encnyohtyórtHXó^jniacInt. 

CARGA  del  valle  de  la  visión:  ¿Qué 
has  ahora,  que  toda  tú  te  has  subtdo 
sobre  los  tejados  t 


ISAÍAS. 


2  Llena  de  alborotos,  Hadad  turbulenta, 
ciudad  alegre.  Tus  muertos,  no  muer- 
tos á  cuchillo,  ni  muertos  en  guerra. 

8  Todos  tus  principes  Juntos  huyeron 
del  arco:  fueron  atados.  Todos  los  que 
en  ti  se  hallaron,  fueron  atados  junta- 
mente: lejos  se  hablan  huido. 

4  Por  esto  dtye :  Dejadme ;  lloraré  amar- 
gamente: no  os  trabajéis  por  consolar- 
me de  la  destrucción  de  la  htya  de  mi 
pueblo. 

5  Porque  día  de  alboroto,  y  de  huella, 
y  de  fatiga  por  el  Señor  Jehova  de  los 
ejércitos  e»  enviado  en  el  valle  de  la  vi- 
sión, para  derribar  al  muro,  y  dar  grita 
al  monte. 

6  También  Elam  tomó  aljaba  en  carro 
de  hombres,  y  de  caballeros;  y  Cir  des- 
cubrió escudo. 

7  T  acaeció  que  tus  hermosos  valles 
fueron  llenos  de  carros;  y  soldados  pu- 
sieron de  hecho  «t»  hace»  á  la  puerta. 

8  Y  desnudó  la  cobertura  de  Jada,  y 
miraste  en  aquel  día  hacia  la  casa  de  ar- 
mas del  bosque. 

9  Y  visteis  las  roturas  de  la  ciudad  de 
David,  que  se  multiplicaron ;  y  juntas- 
teis las  aguas  de  la  pesquera  de  abaja 

10  Y  contasteis  las  casas  de  Jerusalem ;  y 
derribasteis  casas  para  fortalecer  el  muro. 

11  Y  hicisteis  foso  entre  los  dos  muros 
con  las  aguas  de  la  pesquera  vieja;  y  no 
tuvisteis  respeto  al  que  la  hizo,  ni  miras- 
teis de  lejos  al  que  la  labró. 

12  Poí  tanto  el  Señor  Jehova  de  los 
ejércitos  llamó  en  este  día  á  llanto  y  á 
endechas,  á  mesar  y  á  vestir  saco. 

18  Y  veis  aqui  gozo  y  alegría,  matan- 
do vacas,  y  degollando  ovejas,  comer 
carne,  y  beber  vino :  comer  y  beber,  que 
mañana  moriremos. 

14  Esto  fué  revelado  á  mis  orejas  de 
partea*  Jehova  de  los  ejércitos :  Que  este 
pecado  no  os  será  perdonado  hasta  que 
muráis,  dice  el  Señor  Jehova  de  los  ejér- 
citos. 

15  t  Jehova  de  los  ejércitos  dice  asi : 
Vé,  entra  á  este  tesorero,  á  Sobna  el 
mayordomo : 

18  ¿Qué Henee  tú  aqui?  ¿ó  á quién  tie- 
nes tú  aqui  que  labraste  para  tí  aquí 
sepulcro,  como  el  que  labra  en  lugar  alto 
su  sepultura,  ó  el  que  esculpe  en  peñas- 
co morada  para  si? 

17  He  aquí  que  Jehova  te  trasporta  de 
traspuesta  de  varón,  y  cubriendo  te  cu- 
brirá. 

18  Arrojarte  ha  rodando,  como  á  bola 
8pan.  39 


por  tierra  largAe  términos :  allá  mori- 
rás, y  eXXk  fenecerán  los  carros  de  tu  glo- 
ria, vergüenza  de  la  casa  de  tu  señor. 

19  Y  alanzarte  he  de  tu  lugar,  y  de  tu 
asiento  te  rempujaré. 

20  Y  será,  que  en  aquel  día  llamaré  á 
mMerro  Eliacim,  hfyo  de  Eldas ; 

81  Y  vestirle  he  de  tus  vestiduras;  y 
fortalecerle  he  con  tu  talabarte ;  y  entre- 
garé en  sus  manos  tu  potestad';  y  será 
padre  al  morador  de  Jerusalem,  y  á  la 
casa  de  Jada, 

¿3  Y  pondré  la  llave  de  la  casa  de  Da- 
vid sobre  su  hombro;  y  abrirá,  y  nadie 
cerrará :  cerrará,  y  nadie  abrirá. 

88  Y  hincarle  he  como  clavo  en  lugar 
firme;  y  será  por  asiento  de  honra  á  la 
casa  de  su  padre. 

24  Y  colgarán  de  él  toda  la  honra  de  la 
casa  de  su  padre,  los  hijos,  y  los  nietos, 
todos  los  vasos  menores  desde  los  va- 
eos  de  beber  basta  todos  los  instrumen- 
tos de  música. 

25  En  aquel  dia,  dice  Jehova  de  los 
ejércitos,  el  clavo  hincado  en  lugar  firme 
será  quitado,  y  será  quebrado,  y  caerá;  y 
la  carga  que  sobre  él  se  puso  se  echará 
á  perder;  porque  Jehova  habló. 

CAPITULO  XXIII. 

Contm  Tiro,  cuta»  cuolidadet  deacrtbe.  II.  Promé- 
tetele rottamraeion,  y  commtiometon  al  pwébto  do 
Dio»  dmtpoto  do  oeomta  aüoo. 

CARGA  de  Tiro.  Aullad,  naves  de 
Tharsis ;  porque  destruida  es,  hasta 
no  quedar  casa  ni  entrada :  de  la  tierra 
de  Chitim  es  revelado  á  ellos. 

2  Callad  moradores  de  la  isla,  mercader 
de  Sidon:  que  pasando  la  mar  te  hen- 
chían. 

8  Su  provisión  eolia  $er  de  las  semente- 
ras que  crecen  con  las  muchas  aguas  del 
Nilo,  de  la  mies  del  rio.  Fué  también 
feria  de  naciones. 

4  Avergüénzate  Sidon,  porque  la  mar, 
la  fortaleza  de  la  mar,  diciendo  dtyo: 
Nunca  estuve  de  parto,  ni  parí,  ni  crié 
mancebos,  ni  levanté  vírgenes. 

5  En  llegando  la  fama  á  Egypto,  ten- 
drán dolor  de  las  nuevas  de  Tyro. 

ft  Pasaos  á  Tharsis:  aullad  moradores 
de  la  isla. 

7  ¿No  ai  esta  vuestra  alegre?  Su  an- 
tigüedad de  muchos  dios:  sus  pies  la 
llevarán  á  peregrinar  lejos, 

8  ¿Quién  decretó  esto  sobre  Tyro  la 
coronada,  cuyos  negociantes  eran  prín- 
cipes, cuyos  mercaderes  los  nobles  de  la 
tierra? 

600 


ÍSAIAS. 


-  9  Jabova  de  los  ejércitos  k>  decretó, 
para  enTttecer  la  soberbia  de  toda  ¿loria, 
y  para  abatir  todos  los  Ilustres  de  la 
tierra. 

10  Pásate,  como  rio,  de  ta  tierra  á  la 
hfya  de  Tharsis;  porque  no  tenante  ya 
mas  fortaleza.  * 

11  Extendió  su  mano  sobre  la  mar:  bi- 
so temblar  los  reinos.  Jebota  mandó 
sobre  Cbanaan,  qne  sns  fuerzas  sean  de- 
bilitadas. 

13  T  dijo :  Nanea  mas  te  alegraras,  ó ! 
oprimida  virgen  bija  de  Sidon.  Levánta- 
te para  pasarte  á  Cbitim ;  y  aun  allí  no 
tendrás  reposo. 

13  Mira  la  tierra  de  los  Chaldeos :  este 
pueblo  no  era  entes:  Asear  la  fundó  pa- 
ra las  naves,  levantando  sns  fortalezas : 
minaron  sus  casas,  pusiéronla  por  tierra. 

14  Aullad  naves  de  Thareis,  porque  des- 
truida es  vuestra  fortaleza. 

15  1T  T  acontecerá  en  aquel  día,  qne 
Tyro  será  puesta  en  olvido  por  setenta 
años,  como  días  de  un  rey :  después  de 
-los  setenta  años  cantará  Tyro  canción 
como  de  ramera. 

.  16  Toma  arpa,  y  rodea  la  ciudad,  ó!  ra-i 
mera  olvidada :  haz  buena  melodía,  rei- 
tera la  canción,  para  que  tornes  en  me- 
moria, 

17  Y  acontecerá,  que  al  fin  de  los  se- 
tenta años  visitara  Jehova  á  Tyro;  y  tor- 
narse ha  á  su  ganancia;  y  otra  vez  forni- 
cará con  todos  los  reinos  de  la  tierra  so- 
bre la  haz  de  la  tierra. 

18  Mas  su  negociación,  y  su  ganancia, 
«era  santa  á  Jehova,  no  se  guardará  ni  Se 
atesorara;  porque  su  negociación  será 
para  los  que  estuvieren  delante  de  Jeho- 
va, para  que  coman  hasta  hartarse,  y  vis- 
tan honradamente. 

CAPITULO  XXIV. 

Profetizase  la  asolación  del  pueblo  Judaico,  por  tu 
rebelión  /altando  al  divino  concierto.  II.  De  enta 
asolación  promete  que  quedarán  retidnos  con  qne  te 
continué  el  reino  del  Metía»,  lo»  cuate*  dardn  glo- 
ria d  Dio».  III.  Vuelve  al  primer  propósito  de  la 
asolación  del  pueblo 

HE  aquí  que  Jehova  vacia  la  tierra,  y 
la  desnuda,  y  trastorna  su  haz,  y 
haca  esparcir  sus  moradores. 
'  2  T  será,  como  el  pueblo  tal  el  sacer- 
dote; como  el  siervo  tal  su  señor;  como 
la  criada  tai  sn  seftora;  tal  el  qne  eom- 
pra,  como  el  qne  vende;  tal  el  que  da 
emprestado,  como  el  qne  toma  empres- 
tado ;  tal  el  qne  da  á  logro,  como  el  que 
lo  recibe. 

%  Vaciando  será  vaciada  la  tierra,  y  de 
610 


saco  será  saqueada;  porque  Jehova  pro- 
nunció esta  palabra. 

4  Destruyóse,  cayó  la  tierra:  enfermó, 
cayó  el  mundo:  enfermaron  los  altos 
pueblos  de  la  tierra. 

6  Y  la  tierra  fué  mentirosa  debajo  de 
sus  moradores;  porque  traspasaron  las 
leyes,  (sisearon  el  derecho,  rompieron  el 
pacto  sempiterna  ' » 

6  Por  esta  cansa  el  quebrantamiento 
del  juramento  consumió  á  la  tierra,  j 
sns  moradores  fueron  asolados,  por  esta 
causa  fueron  consumidos  los  moradores 
de  la  tierra,  y  los  hombres  se  apocaron. 

7  Perdióse  el  vino,  enfermó  la  vid:  gi- 
mieron todos  los  que  eran  alegres  de 
corazón. 

8  Cesó  el  regocijo  de  los  panderos,  aca- 
bóse el  estruendo  de  loe  que  se  huelgan, 
reposó  la  alegría  de  la  arpa. 

9  No  beberán  vino  con  cantar:  la  bebi- 
da será  amarga  á  los  que  la  bebieren. 

10  Quebrantada  es  la  ciudad  de  la  vani- 
dad :  toda  easa  se  ha  cerrado,  porque  no 
entre  nadie. 

11  Voces  sobre  el  vino  en  las  plazas: 
todo  gozo  se  oscureció,  la  alegría  se  des- 
terró de  la  tierra. 

12  Quedó  en  la  dudad  soledad,  y  con 
asolamiento  fué  herida  la  puerta. 

18  Porque  así  será  en  medio  de  la  tier- 
ra, en  medio  de  los  pueblos  como  aceitu- 
no sacudido,  como  rebuscos,  acabada  la 
*  vendimia. 

14  t  Estos  alzarán  sn  voz^  jubilarán 
en  la  grandeza  de  Jehova,  relincharán 
desde  la  mar, 

15  Glorificad  por  esto  á  Jehova  en  los 
valles :  en  Islas  de  la  mar  sea  nombrado 
Jehova,  Dios  de  Israel. 

16  De  lo  postrero  de  la  tierra  salmos 
oímos :  Gloria  al  justo.  Y  yo  dije:  \  Mi 
secreto  á  mi,  mi  secreto  á  mí,  ay  de  mi! 
Prevaricadores  han  prevaricado;  y  con 
prevaricación  de  prevaricadores  han  pre- 
varicado. 

17  Terror,  y#  sima,  y  huso  sobre  tí,  ó! 
morador  de  la  tierra. 

18  Y  acontecerá,  que  el  qtte  huirá  de  la 
voz  del  terror,  caerá  en  la  sima;  y  el 
que  saliere  de  en  medio  de  la  sima,  será 
preso  del  lazo ;  porque  de  lo  alto  se 
abrieron  ventanas,  y  los  fundamentos  de 
la  tierra  temblarán. 

19  Con  quebrantara fento  es  quebranta- 
da la  tierra,  con  desmenuzamiento  es 
desmenuzada  la  tierra,  con  removimien- 
to es  removida  la  tierra,      o 


ISAÍAS, 


90  Coa  temblor  teorfbkrá  la  tierra,  co- 
mo vn  borracho ;  y  será  traspasada,  ©o» 
uo  «m  choza;  y  bu  pecado  se  agravará 
sobre  «Ha;  y  caerá,  y  nunca- mas  se  le- 
vantará. 

21  Y  acontecerá  en  aquel  día,  que  Je- 
bova visitará  sobro  el  ejército  sublime 
en  lo  alto ;  y  sobre  los  reyes  de  la  tierra 
sobre  la  tierra. 

22  Y  serán  amontonados  de  amontona- 
miento como  encarcelados  en  mazmorra; 
y  serán  encerrados  en  cárcel;  y  serán 
visitados  de  multitud  de  «ttas. 

23  La  luna  se  avergonzará,  y  el  sol  se 
confundirá,  cuando  Jebova  de  los  ejér- 
citos reinare  en  el  monte  de  8ion,  y  en 
Jerusalem,  y  delante  de  sus  ancianos 
fuere  glorioso. 

CAPITULO  XXV. 

JH  profeta  en  persona  de  toda  la  iglesia  hace  grada» 
d  Dios  gkéa  gloria  par  haber  ejecutado  sus  anti- 
guos juicio*  g  emenasae  en  la  ruma  perpetua  da  la 
Jerusalem  terrena  v  de  su  templo  en  castigo  de  sus 
pecados,  IL  Por  la  semejanza  de  un  banquete  so- 
lemnísimo es  prometido  d  goto  del  evangelio  del 
Nuevo  Testamento  en  Shm,  al  cual  serán  llamados 
todos  los  pueblos  de  la  tierra :  señalando  los  verda- 
deros efectos  de  e%  g  prometiendo  d  la  iglesia  la 
ruina  detono*  sus  enemigos, 

JBHOVA,  Dios  mió  eres  tú:  ensacar- 
te be,  y  alabaré  tu  nombre;  porque 
has  becbo  maravillas;  los  consejos  anti- 
guos, la  verdad  firma 

2  Que  tornaste  la  ciudad  en  montón,  la 
ciudad  raerte  en  ruina:  el  alcasar  de  los 
extraños  que  no  sea  ciudad,  ni  nunca 
para  siempre  sea  reedificada, 

8  Por  esto  te  dará  gloria  el  pueblo  fuer- 
te: la  dudad  de  naciones  robustas  te 
temerá. 

4  Porque  fuiste  fortaleza  al  pobre,  for- 
taleza al  menesteroso  en  su  aflicción, 
amparo  contra  el  turbión,  sombra  con- 
tra el  calor,  porque  el  Ímpetu  de  los  vio- 
lentos, como  turbión  contra  jastial. 

5  Como  el  calor  en  lugar  seco,  asi  hu- 
millarás el  orgullo  de  los  extraños ;  y  co- 
mo con  calor  que  quema  debajo  de  nube, 
harás  marchitar  el  pimpollo  de  los  ro- 
bustos. 

6  1T  Y  Jebova  de  los  ejércitos  hará  en 
este  monte  á  todos  los  pueblos  convite 
de  engordados,  convite  de  purificados, 
de  gruesos  tuétanos,  de  purificados  lí- 
quidos. 

7  Y  deshará  en  este  monte  la  máscara 
de  la  cobertura  con  que  están  cubiertos 
todos  los  pueblos,  y  la  cubierta  que  está 
extendida  sobre  todas  las  naciones.  . 

8  Destruirá  á  la  muerte  para  siempre;. 


y  limpiará  olSefior  Jebova  toda  lágrima 
de  todos  los  rostros }  y  quitará  la  ver- 
güenza de  su  pueblo  de  toda  la  tierra; 
porque  Jebova  lo  ha  diebo. 

9  Y  dirá  en  aquel  dia:  He  aquí,  este  es 
nuestro  Dios,  á  quien  esperamos,  y  sal- 
varnos ha :  este  m  Jebova  á  quien  espe- 
ramos, gozarnos  hemos  y  alegrarnos  he- 
mos en  su  salud. 

10  Porque  la  mano  de  Jebova  reposará 
en  este  monte ;  y  Moab  será  trillado  de- 
bajo de  él,  como  es  trillada  la  paja  en  el 
muladar. 

11  Y  extenderá  su  mano  por  medio  de 
él,  como  la  extiende  el  nadador  para  na- 
dar; y  abatirá  su  soberbia  con  los  bra- 
zos de  sus  manos. 

12  Y  allanará  la  fortaleza  de  tus  muros 
altos:  humillarla  ha,  derribarla  ha  atier- 
ra, hasta  el  polro. 

CAPITULO  XXVL 

Dicta  el  profeta  una  suavísima  canción  d  la  iglesia, 
la  cual  cantard  con  el  sentimiento  de  su  gloriosa  li- 
ber$an\  g  de  la  destrucción  sartal  de  sus  enemigos: 
donde  se  describe.  I.  El  estado  de  la  iglesia  al  cargo 
gen  la  tutela  de  Dio*.  II.  La  ruina  de  sus  enemigos. 
IIT.  El  oficio  del  piadoso,  esperar  sin  cesar.  I V.  La 
suerte  del  impío  ttremo  del  pueblo  de  Dio»,  no  ver, 
mas  sentir  sus  castigos.  V.  La  fortuna  de  la  iglesia 
en  el  mundo  combatida  de  perpetuas  ondas.  IV.  Su 
firme  consuelo  en  todas  eUms,  que  ellas  serán  mo- 
mentáneas, g  la  gloria  de  ella  eterna. 

EN  aquel  dia  cantarán  este  cantar  en 
tierra  de  Juda :  Fuerte  ciudad  tene- 
mos :  salud  puso  por  muros  y  antemuro. 
2  Abrid  las  puertas,  y  entrará  la  nación 
justa,  guardadora  de  verdades. 
8  Sentencia  firme :  Que  guardarás  paz, 
paz;  porque  en  ti  se  han  confiado, 

4  Confiad  en  Jebova  perpetuamente; 
porque  en  jas  Jehova  está  la  fortaleza 
de  los  siglos. 

5  1T  Porque  él  derribó  los  que  moraban 
en  lugar  sublime :  humilló  la  ciudad  en- 
salzada, humillóla  hasta  la  tierra,  la  der- 
ribó hasta  el  polvo. 

6  Hollarla  ha  pié,  pies  de  afligido,  pasos 
de  menesterosos. 

7  1F  Camino  derecho  para  el  justo:  Túy 
recto,  pesas  el  camino  del  justo. 

8  Aun  en  el  camino  de  tus  juicios,  ó !  Je- 
hova, te  esperamos:  á  tu  nombre,  y  á  tu 
memoria  «t  el  deseo  del  alma. 

9  Con  mi  alma  te  deseo  en  la  noche ;  y 
entre  tanto  que  me  durare  el  espíritu  en 
medio  de  mí,  madrugaré  á  buscarte; 
porque  desde  que  hay  juicios  tuyos  en* 
la  tierra,  los  moradores  del  mundo  apren- 
den justicia. 

10  1T  Alcanzará  piedad  el  implo,  no 

6U 


ISAÍAS. 


aprenderá  Justicia:  en  tierra  de  rectitud 
hará  iniquidad,  y  no  mirará  á  la  mages» 
tad  de  Jehova. 

11  Jehova,  por  mucho  que  se  levante 
tn  .mano,  no  verán :  verán,  y  avergon- 
zarse han  con  zelo  del  pueblo ;  y  á  tus 
enemigos  fuego  los  consumirá. 

12  Jehova,  aparejarnos  has  paz ;  porque 
también  obraste  en  nosotros  todas  nues- 
tras obras, 

13  Jehova  Dios  nuestro,  señores  se  en- 
señorearon de  nosotros  sin  ti;  mas  en 
ti  solamente  nos  acordaremos  de  tu 
nombre. 

14  Muertos,  no  vivirán :  privados  de  la 
vida  no  resucitarán;  porque  los  visi- 
taste y  destruíste,  y  deshiciste  toda  su 
memoria. 

15  Añadiste  á  la  nación,  ó !  Jehova,  aña- 
diste á  la  nación :  hicístete  glorioso :  ex- 
tendiste hasta  todos  los  términos  de  la 
tierra. 

16  Jehova,  en  la  tribulación  te  visita- 
ron :  derramaron  oración  cuando  los  cas- 
tigaste. 

17  1T  Como  la  preñada  cuando  ae  acerca 
al  parto  gime,  y  da  gritos  con  sus  do- 
lores, asi  hemos  sido  delante  de  ti,  ó!  Je- 
hova. 

18  Concebimos, tuvimos  dolores  depar- 
to, parimos  como  viento :  saludes  no  se 
hicieron  en  la  tierra,  ni  cayeron  los  mo-< 
radores  del  mundo. 

19  1  Tus  muertos  vivirán,  y  Junio  con 
mi  cuerpo  resucitarán.  Despertad,  y  can- 
tad moradores  del  polvo,  porque  tu  ro- 
cío, como  rodo  de  hortalizas ;  y  la  tierra 
echará  los  muertos. 

20  Anda  pues,  pueblo  mío,  éntrate  en 
tus  cámaras,  cierra  tus  puertas  tras  ti : 
escóndete  un  poquito,  por  un  momento, 
entre  tanto  que  pasa  la  ira. 

21  Porque  he  aqui  que  Jehova  sale  de 
su  lugar,  para  visitar  la  maldad  del  mo- 
rador de  la  tierra  contra  él;  y  la  tierra 
descubrirá  sus  sangres,  y  mas  no  encu- 
brirá sus  muertos. 

CAPITULO  XXV1L 

DeecHpcion  de  la  verdadera  «pieria  por  la  eoüeita 
providencia  de  Dioe  acerca  de  ella  u  por  el  amor 
oye  Dioe  la  tiene  de  cuua  libre  elección  etd  pen- 
diente, n.  8*  reetomrocion  deepuee  de  la  cautivi- 
dad* UL  m contejo  de  Dioe  en  ajügirla^u el  mal 
u ruina  qmmleetgm  cnando  no  eecaetigada. 

EN  aquel  día  Jehova  visitará  con  su 
espada  dura,  grande,  y  roerte,  sobre 
el  leviathan,  serpiente  rolliza,  y  sobre  el 
leviathan,  serpiente  retuerta;  y  matará 
al  dragón  que  mtd  en  la  mar. 
612 


2  En  aquel  dia,  la  viña  de  Hemer,  can- 
tad de  ella: 

8  To  Jehova  la  guardo,  cada  momento 
la  regaré :  de  noche  y  de  dia  la  guardaré, 
porque  d  enemigo  no  la  visite. 

4  Ño  hay  en  mi  enojo:  ¿quién  me  dará 
espinas  y  cardos  ?  En  pelea  pasara  por 
ella,  la  encendiera  juntamente. 

5  ¿O  quién  forzara  mi  fortaleza  para 
hacer  conmigo  paz,  para  hacer  conmigo 
paz? 

6  f  Dios  vendrán,  cuando  Jacob  echará 
raices,  fioreceaá  y  echará  renuevos  Israel, 
y  la  has  del  mundo  se  henchirá  de  fruto. 

7  T  ¿Si  ha  sido  herido,  como  quien  le 
hirió?  ¿Si  ha  sido  muerto,  como  loe 
que  le  mataron  ? 

8  Con  medida  la  castigarás  en  sus  me- 
tidas, aun  cuando  soplare  con  su  viento 
recio  en  dia  de  solano. 

0  Por  tanto  de  esta  manera  será  pur- 
gada la  iniquidad  de  Jacob,  y  este  mera 
todo  el  fruto,  apartamiento  de  su  peca- 
do, cuando  tornare  todas  las  piedras  del 
altar,  como  piedras  de  cal  desmenuza- 
das ;  porque  no  se  levanten  los  bosques, 
ni  las  imágenes  del  sol. 

10  De  otra  manera  la  ciudad  fortalecida 
otra  asolada:  la  morada  será  desampara- 
da, y  dejada  como  un  desierto:  allí  se 
apacentará  el  becerro,  alli  tendrá  su  ma- 
jada ;  y  acabará  sus  ramas. 

11  Cuando  sus  ramas  se  secaren,  y  serán 
quebradas,  mugeres  vendrán  á  encen- 
derla ;  porque  aquel  no  es  pueblo  de  en- 
tendimiento. Por  tanto  su  Hacedor  no 
habrá  misericordia  de  él :  ni  se  compa- 
decerá de  él  el  que  le  formó. 

12  Y  acontecerá  en  aquel  dia,  que  aven- 
tará Jehova  desde  la  ribera  del  rio  hasta 
el  río  de  Egypto,  y  vosotros,  ntyos  de 
Israel,  seréis  congregados  uno  á  uno. 

18  Acontecerá  también  en  aquel  dia, 
que  será  tañido  con  gran  voz  de  trompe- 
ta; y  vendrán,  los  que  hablan  sido  espar- 
cidos en  la  tierra  de  Assyria,  y  los  que 
hablan  sido  echados  en  tierra  de  Egypto, 
y  adorarán  á  Jehova  en  el  monte  santo 
en  Jerusalem. 

capitulo  xxvm. 

Xa  axAacion  del  reino  de  la»  dice  ermu».  II  El  pe- 
cado de  Jada,  eecormio  de  la  palabra  de  Dio»  y  de 
m  !ty,  por  el  atol  Dioe  promete  re/ormociom  porm 
Metió»  en  loe  dóeüe»  de  m  pueblo,  9  amenaza  om 
rigmo»i»imo cattioo  d  lo»  rebelde*.  ÍU.  Porque  — 
con  igual  Juicio  cattipa  Din»  ti  loe  uno»  9  dloeotrm: 
ni  la  nficcion  de  m  igleeia  durará  hamta  detttuum 
del  todo. 

Y  de  la  corona  de  soberbia,  de  los 
borrachos  de  Ephralm,  y  de  la  flor 


LA? 


ISAÍAS. 


caduca  de  la  hermosura  de  su  gloría,  que 
está  sobre  la  cabeza,  del  Talle  fértil,  opri- 
midos del  vino ! 

2  He  aquí  que  la  valentía,  y  la  fortaleza 
de  Jehova  viene  como  turbión  de  grani- 
zo, y  como  torbellino  tras  tomador,  como 
ímpetu  de  recias  aguas  que  salen  de  ma- 
dre, que  con  fuerza  derriba  á  tierra. 

3  Con  los  pies  será  hollada  la  corona 
de  soberbia  de  los  borrachos  de  Ephraim. 

4  T  será  la  flor  caduca  de  la  hermosura 
de  su  gloria,  que  edá  sobre  la  cabeza  del 
Talle  fértil,  como  la  breva  temprana,  que 
viene  primero  que  lo»  otros  fruto»  del  vera* 
no,  la  cual,  en  viéndola  el  que  la  ve,  en 
teniéndola  en  la  mano,  se  la  traga. 

5  T  En  aquel  di*  Jehova  de  los  ejérci- 
tos será  por  corona  de  gloria,  y  diadema 
de  hermosura  á  los  residuos  de  su  pue- 
blo: 

6  T  por  espirita  de  Juicio  al  que  se  sen- 
tare sobre  la  sÜTa  dd  juicio ;  y  por  forta- 
leza á  los  que  harán  retraer  la  batalla 
hasta  la  puerta. 

7  Mas  también  estos  erraron  con  el  vi- 
no, y  con  la  sidra  se  entontecieron.  El 
sacerdote  y  el  profeta,  erraron  con  la 
sidra,  fueron  trastornados  del  vino,  en. 
lonteciéronse  con  la  sidra,  erraron  en  la 
visión,  tropezaron  en  el  juicio. 

B  Porque  todas  las  mesas  están  llenas 
de  vómito  y  suciedad,  hasta  no  haber 
lugar. 

9  ¿A  quién  se  enseñará  ciencia,  ó  á 
quién  se  hará  entender  doctrina?  ¿ á  los 
quitados  de  la  leche?  ¿á  los  arrancados 
de  los  pechos  ? 

10  Porque  mandamiento  tras  manda- 
miento, mandamiento  tras  mandamien- 
to: renglón  tras  renglón,  renglón  tras 
renglón:  un  poquito  alli,  otro  poquito 
allí: 

11  Porque  con  labios  tartamudos,  y  en 
lengua  extraña  hablará  á  este  pueblo, 

12  A  los  cuales  él  dijo :  Este  es  el  repo- 
so :  dad  reposo  al  cansado ;  y  este  tt  el 
refrigerio ;  y  no  quisieron  oír. 

13  Serles  ha  pues  la  palabra  de  Jehova : 
Mandamiento  tras  mandamiento,  man- 
damiento tras  mandamiento:  renglón 
tras  renglón,  renglón  tras  renglón:  un 
poquito  alli,  otro  poquito  alli,  que  vayan, 
y  caigan  por  las  espaldas,  y  se  desmenu- 
cen, y  se  enreden,  y  sean  presos. 

14  Por  tanto  varones  burladores,  que 
estáis  enseñoreados  sobre  este  pueblo 
que  está  en  Jerusalem,  oíd  la  palabra  de 
Jehova. 


15  Porque  habéis  dicho:  Concierto  te- 
nemos hecho  con  la  muerte,  y  con  la  se- 
pultura: hicimos  acuerdo,  que  cuando 
pasare  el  turbión  del  azote,  no  llegará  á 
nosotros;  porque  pusimos  nuestra  aco- 
gida en  mentira,  y  en  falsedad  nos  escon- 
deremos. 

16  Por  tanto  el  Sefior  Jehova  dice  asi : 
He  aquí  que  yo  fundo  en  Sion  una  piedra, 
piedra  de  fortaleza,  de  esquina,  de  pre- 
cio, de  cimiento  cimentado :  el  que  ere- 
yere,  no  se  apresure. 

17  T  ajustaré  el  juicio  á  cordel,  y  á  ni- 
vel la  justicia ;  y  granizo  barrerá  la  aco- 
gida en  mentira,  y  aguas  arroyarán  el 
escondrijo. 

18  Y  anularse  ha  vuestro  concierto  con 
la  muerte ;  y  vuestro  acuerdo  con  la  se- 
pultura no  será  firme:  cuando  pasare  el 
turbión  del  azote  seréis  de  él  bollados. 

10  Luego  que  comenzare  á  pasar,  él  os 
arrebatará;  porque  de  mañana  de  ma- 
ñana pasará,  de  día  y  de  noche ;  y  será 
que  el  espanto  solamente  haga  entender 
lo  oído. 

30  Porque  la  cama  e»  angosta,  que  no 
basta;  y  la  cubierta  estrecha  para  re- 
coger. 

31  Porque  Jehova  se  levantará,  como 
en  el  monte  Perazim,  y  como  en  el  valle 
de  Oabaon  se  enojará  para  hacer  su  obra, 
su  extraña  obra;  y  para  hacer  su  opera- 
ción, su  extraña  operación. 

23  Por  tanto  no  os  burléis  ahora,  por- 
que no  se  arrecien  vuestros  castigos; 
porque  consumación  y  acabamiento  so- 
bre toda  la  tierra  he  oído  del  Señor  Je- 
hova de  los  ejércitos. 

23  t  Estad  atentos,  y  oid  mi  voz :  estad 
atentos,  y  oíd  mi  dicho. 

24  ¿  Arará  todo  el  día  el  que  ara  para 
sembrar?  ¿romperá,  y  quebrará  los  ter- 
rones de  la  tierra? 

25  ¿Después  que  hubiere  igualado  su' 
haz,  no  derramará  el  ajenuz,  sembrará  el 
comino,  pondrá  el  trigo  por  su  orden,  y 
la  cebada  en  su  señal,  y  la  avena  en  su 
término  ? 

26  Porque  su  Dios  le  ensena  para  saber 
juzgar,  y  le  instruye, 

27  Que  el  ajenuz  no  se  trillará  con  tri- 
llo, ni  sobre  el  comino  rodará  rueda  de 
carreta:  mas  con  un  palo  se  sacude  el 
ajenuz,  y  el  comino  con  una  vara. 

28  El  pan  se  trilla :  mas  no  perpetua- 
mente lo  trillará,  ni  lo  molerá  con  la 
rueda  de  su  carreta,  nt  lo  quebrantará 


ISAÍAS. 


""  90  Aun  tato  esto  saU6  de  Jehova  de 
los  ejércitos,  peta  hacer  maravilloso  el 
consejo,  7  engrandecer  la  sabiduría, 

CAPITULO  XXIX. 

Pro/etísastle  d  Jerutalem  m  tlcUruccion  á  mhm  de 
su  ceguera,  obstinación  u  menosprecio  ú  la*  amenaza» 
de  Dio*:  queriendo  todavía  quedarse  con  el  titulo 

'  de  ¡metilo  do  Dfm  retemandoU  con  honrar  d  Dio*, 
U0  por  el  prcscripto  de  su  palabra  ni  con  ¿4  verda- 
dera, mas  por  su»  intencione»  jr  con  hipocresUu  II. 
Este  pecado  antenota  Díom  que  cattigdra  en  ello*, 
allende  de  loe  cattigoo  dicho*,  con  privarle*  del  todo 
de  verdadera  sabiduria,  u  con  tontedad  de  espiriau 
til.  Contra  lo»  que  negaban  la  dirina  providencia. 
IV.  En  remedio  de  todo  te  promete  la  venida  del 
Muiar,  el  cual  doria  tabtdwHau  libertad  dm  pueblo. 

T  A  Y  de  Ariel,  ctndad  donde  habitó 
••A  David !  Añadid  un  año  á  otro:  los 
corderos  cesarán. 

2  Porque  pondré  á  Ariel  en  apretura,  y 
será  desconsolada  y  trfete ;  y  será  á  mi 
como  Ariel. 

3  Porque  asentaré  campo  contra  ti  en 
derredor,  y  combatirte  be  Con  ingenios ; 
y  levantaré  contra  ñ  baluartes. 

4  Entonces  serás  humillada:  hablarás 
desde  la  tierra,  y  tu  habla  saldrá  del 
polvo;  y  será  tu  vos  de  la  tierra,  como 
vo*  de  python,  y  tu  habla  murmurará 
del  polvo. 

5  Mas  el  estrépito  de  tus  extrangeroe 
será  como  polvo  menudo,  y  la  multitud 
de  los  fuertes  como  tamo  que  pasa;  y 
será  repentinamente,  en  un  momento. 

6  De  Jehova  de  los  ejércitos  serás  visi- 
tada con  truenos,  y  con  terremotos,  y 
con  gran  ruido,  con  torbellino,  y  tem- 
pestad, y  llama  de  fuego  consumidor. 

7  T  será  como  sueno  de  visión  do  no- 
che la  multitud  de  todas  las  naciones, 
que  pelearán  contra  Ariel,  y  todos  los 
que  pelearán  contra  ella,  y  sus  ingenios, 
y  los  que  la  pondrán  en  apretura. 

8  Será  pues  como  el  que  suena  que 
tiene  hambre,  y  parece  que  come :  roas 
cuando  se  despierta,  su  alma  está  vacia ; 
y  como  el  que  suefla  que  tiene  sed,  y  pa- 
rece que  bebe :  mas  cuando  se  despierta, 
hállase  cansado,  y  su  sima  todavía  sedien- 
ta; asi  será  la  multitud  de  todas  las  na- 
ciones que  pelearán  contra  el  monte  de 
Sion. 

9  Entonteceos,  y  entonteced :  cegaos,  y 
cegad:  emborrachaos,  y  no  de  vino: 
titubead,  y  no  de  sidra. 

10  Porque  Jehova  extendió  sobre  voso- 
tros espíritu  de  sueno,  y  cerró  vuestros 
ojos :  cubrió  de  eueüo  vuestros  profetas, 
y  vuestros  principales  videntes. 

11  Y  es  á  vosotros  toda  visión,  como 


palabras  de  Mbtfo  sellado,  el  cual  si  die- 
ren al  que  sabe  leer,  y  le  dieren :  Leed 
ahora  esto ;  dirá :  No  puedo,  porque  es- 
tá se  liado. 

12  Y  si  se  diere  el  libro  al  que  no  sabe 
leer,  y  se  le  diga:  Leed  ahora  esto;  él 
dirá:  No  sé  leer. 

13  U  Dice  pues  el  señor:  Porque  este 
pueblo  de  su  boca  se  acercó,  y  de  sus  la- 
bios me  honra,  mas  su  corazón  alejó  de 
mi,  y  su  temor  para  conmigo  fué  ense- 
ñado por  mandamiento  de  hombree : 

14  Por  tanto  he  aqui  que  yo  volveré  á 
hacer  admirable  este  pueblo  con  milagro 
espantoso;  porque  la  sabiduría  do  sus 
sabios  se  perderá,  y  la  prudencia  de  sus 
prudentes  se  desvanecerá. 

15  ^  ¡  Ay  de  los  que  se  esconden  de  Je- 
hova, encubriendo  el  consejo !  y  son  sus 
obras  en  tinieblas,  y  dicen :  ¿ Quién  nos 
ve,  ó  quién  nos  conoce? 

16  Vuestra  subversión  ciertamente  se- 
rá como  el  barro  del  ollero.  ¿La  obra 
dirá  de  su  hacedor:  No  me  hizo;  y  el 
Yaso  dirá  del  que  le  obró :  No  entendió  ? 

17  ¿  No  será  tonudo  de  aqui  «un  po- 
quito poquito  el  Líbano  en  Carmelo,  y  el 
Carmelo  no  será  estimado  por  bosque  ? 

18  1T  Y  en  aquel  tiempo  los  sordos  oi- 
rán las  palabras  del  libro ;  y  los  ojos  de 
los  ciegos  verán  de  la  oscuridad,  y  de  las 
tinieblas. 

19  Entonces  los  humildes  crecerán  en 
alegría  en  Jehova;  y  los  pobres  de  los 
hombres  se  goearán  en  el  Sonto  de  Israel. 

20  Porque  el  violento  será  acabado,  y 
el  escarnecedor  será  consumido;  y  serán 
talados  todos  los  que  madrugaban  ala 
Iniquidad; 

21  Los  que  hadan  pecar  al  hombre  en 
palabra;  los  que  armaban  laxo  al  que  re* 
prendía  en  la  puerta,  y  torcieron  lo  justo 
en  vanidad. 

22  Por  tanto  asi  dice  Jehova  á  la  casa 
de  Jacob,  el  que  redimió  á  Abraham : 
No  será  por  ahora  confuso  Jacob  ni  sus 
faces  se  pararán  amarillas: 

28  Porque  verá  sus  lujos,  obra  de  mis 
manos  en  medio  de  sí,  que  santificarán 
mi  nombre;  y  santificaran  al  Santo  de  , 
Jacob,  y  temerán  al  Dios  de  Israel : 

24  Y  los  errados  de  espirito  aprende- 
rán inteligencia,  y  los  murmuradores 
aprenderán  doctrina. 

CAPITULO  XXX. 

Amenosa  Dio*  d  *u  pueblo  con  total  ruina,  porgue  de- 
jando de  eonfar  en  el,  potrta  toda  su  conjlonta 
■   Ratsálomio*   em  .~ 


ISAÍAS. 


limprmmdmtrc.  Item^pornaháber  que- 
rido oir  d  lo»  piadoso»  profetas  que  le  amonestaban 
Jo  contrario.  JI.  Dexpue»  de  esta  e^ücciem  promete 
I>ioed*  haber  rniserieordiademputbU»,envidndole 
libertad  de  m  cautividad,  y  singularmente  mu  Matías, 
que  recogerá  su  pueblo,  Jes  dará  verdadero  gozo, 
eficaz  enseñamiento,  repurgeurd  la  idolatría,  au- 
mentaré la  prosperidad  y  la  bm  en  m  pmblo.  I1L 
.  Vuelve  d  la  prometa  de  la  reducción  del  ¡meólo  de  la 
cautividad  de  Babilonia  con  angular  alegría,  y  con 
ruina  de  ñabyhnua  y  de  todo»  loe  enemigo»  éet  pme- 
éloéeDiem. 

J  A  Y  de  loe  hijos  que  ge  «portan,  dice 
IxjL  Jehova,  peí»  hacer  conseje,  y  no 
de  mi:  peí»  cubrirse  con  cobertura,  y 
bo  por  ai  Espirita,  añadiendo  pecado  á 
pecado! 

a  Páiieaee  para  descender  á  Egypfo,  y 
no  han.  preguntado  mi  boca :  para  íorti- 
fleame  con  la  fuerza  de  Pfcaraon*  y  poner 
sel  esperanza  en  la  sombra  de  Egypto. 

8  Mas  la  fortaleza  de  Pharaon  se  os  tor- 
nará en  vergüenza,  y  el  amparo  en  la 
sombra  de  Egypto  en  confusión. 

4  Porque  fueron  ene  principes  á  Zoan, 
y  sus  embajadores  vinieron  á  Hanes. 
.  5  Todos  se  avergonzarán  con  el  pueblo 
qu*  no  les  aprovechará,  ni  les  ayudará, 
ni  les  traerá  provecho:  antes  les  seré  pa- 
ra vergüenza,  y  ann  para  contusión. 

6  Caiga  de  las  bestias  del  mediodía. 
Por  tierra  de  aflicción  y  de  angustia: 
leones  y  leonas  en  ello,  basilisco  y  áspid 
volador :  llevando  sobre  hombros  de  bes- 
tia* sus  riquezas,  y  sos  tesoros  so£>R3 
coTcobas  de  camellos,  á  pueblo  quo.no 
les  aprovechará. 

7  Ciertamente  Egypto  en  vano  y  por 
demás  dará  ayuda:  jpnxr  tanto  yo  le  di 
veces  v  que  se  reposase,  en  su  fuerza. 

8  Vé  pues  altara,  y  escribe  esta  visión 
en  una  tabla  delante  de  ellos,  y  escúlpela 
en  libre,  para  que  quede  hasta  el  postrero 
día  para  siempre,  por  todos  los  6Íglos : 

•.Que  este  pueblo  es  rebelde,  hijos 
mentirosos,  hijos  que  no  quisieron  oir 
la  ley  de  Jehova: 

10  Que  dicen  á  los  que  ven :  No  veáis ;  y 
á  los  profetas :  No  nos  profeticéis  lo  rec- 
to, decidnos  halagos,  profetizad  errores : 

11  Dejad  el  camino,  apartaos  de  la  sen- 
da, haced  apartar  de  nuestra  presencia  el 
Santo  de  IsraeL 

12  Por  tanto  el  Sanio  de  Israel  dice  así: 
Porque  desechasteis  esta  palabra,  y  con- 
fiasteis  en  violencia  y  en  iniquidad,  y  so- 
bre ella  estribasteis : 

1&  Por  tanto  este  pecado  os  será  como 
pand  abierta  que  se  va  á  caer,  y  tomo 
eorcoba  en  muro  alto,  cuya  calda  viene 
subita^y  repentinamente, 


U  T  quebrarle  ha  como  quebranta* 
miento  de  vaso  de  olleros,  que  sin  mise- 
ricordia le  hacen  pedazos:  ni  éntrelos 
pedazos  se  halla  xm  tiesto  para  traer  fue- 
go del  hogar,  6  para  coger  agua  de  una 
poza. 

15  Porque  así  dyo  el  Señor  Jehova,  el 
Santo  de  Israel :  En  descanso,  y  en  re- 
poso seréis  salvos :  en  quietud!,  y  en  con- 
fianza, será  vuestra  fortaleza;  y  no  qui- 
sisteis. 

10  Mas  dijisteis:  lío;  antes  con  caba- 
llos huiremos :  por  tanto  vosotros  huiréis. 
Sobre  ligeros  cabalgaremos:  por  tanto 
serán  tnas  ligeros  vuestros  perseguidores. 

17  Un  millar  huirá  á  la  amenaza  do 
uno :  á  la  amenaza  de  cinco  vosotros  todos 
huiréis,  hasta  qnc  quedéis  como  mástil 
en  la  cumbre  del  monte,  y  como  bandera 
sobre  cabezo. 

18  í  Por  tanto  Jehova  o*  esperará  para 
haber  misericordia  de  vosotros;  y  pur 
tanto  será  ensalzado,  teniendo  de  voso- 
tros piedad ;  porque  Jehova  as  Dios  do 
juicio:  bienaventurados  todos  Ips  que  á 
él  esperan. 

19  Ciertamente  pueblo  morajú«nl&ion, . 
y  en  Jcrusalem :  nunca  mas  llorarás :  el 
que  tiene  misericordia,  tendrá  miseri- 
cordia de  ti:  á ja. voz  de  tu  clamor,  en 
oyendo  te  responderá. 

20  Mas  daros  ha  el  Señor  pan  de  con- 
goja, y  agua  4c  angustia :  tus  enseñado- 
res,  nunca  mas  te  serán  quitados,  mas. 
tus  ojos  verán  tus  ensoñadores. 

21  Entonces  tus  orejas  oirán  á  tus  es- 
paldas palabra  que  diga:  Este  es  el  ca- 
mino, andad  por  él;  porque  no  echéis  á 
la  mano  derecha,  y  porque  no  echéis  á  la 
mano  izquierda. 

22  Entonces  profanarás  la  cobertura  de 
tus  esculturas  de  plata,  y,  la  vestidura  de 
tu  vaciadizo  de  oro;  y  apartarlas  has  co- 
mo trapo  manchado  <U  menstruo ;  y  de- 
cirles has :  Sal  fuera. 

23  Entonces  dará  lluvia  á  tu  sementera, 
cuando  sembrares  la  tierra;  y  pan  del 
fruto  de  la  tierra;  y  será  fértil  y  grueso ; 
y  tus  ganados  en  aquél  tiempo  seVán 
apacentados  en  anchas  dehesas. 

24  Tus  bueyes,  y  tus  asnos  que  labran 
la  tierra,  comerán  limpio  grano,  el  cual 
será  aventado  con  pala  y  zaranda. 

25  Y  habrá  sobre  todo  monto  alto,  y 
sobre  todo  collado  subido  rios,  corrien- 
tes de  aguas,  el  día  de  la  gran  matanza, 
cuando  caerán  las  torres. 

26  y  latas  de  la  luna  será  como  la  luz 


ISAÍAS. 


del  sol,  y  la  luz  del  sol  siete  veces  mayor, 
como  lnz  de  siete  dias,  el  día  que  soldará 
Jehova  la  quebradura  de  su  pueblo,  y 
curará  la  llaga  de  su  herida. 

27  ^  He  aquí  que  el  nombro  de  Jehova 
rione  de  lejos:  su  rostro  encendido,  y 
grave  de  sufrir :  sus  labios  llenos  de  ira, 
y  su  lengua  como  fuego  que  consume; 

28  T  su  espíritu,  como  arroyo  que  sale 
de  madre :  partirá  hasta  el  cuello,  para 
zarandar  las  naciones  con  zaranda  de 
vanidad ;  y  pifner  freno  que  haga  errar 
en  las  mejillas  de  los  pueblos. 

29  Vosotros  tendréis  canción,  como  en 
noche,  en  la  twd  se  celebra  pascua,  y  ale- 
gría de  corazón,  como  el  que  va  con 
flauta,  para  venir  al  monte  de  Jehova,al 
Fuerte  de  Israel. 

30  Y  Jehova  hará  oír  la  potencia  de  su 
voz;,  y  hará  ver  el  descendimiento  de  su 
brazo  con  furor  de  rostro,  y. llama  de 
fuego  consumidor,  con  disipación,  con 
avenida,  y  piedra  de  granizo. 

31  Porque  Assur  que  hirió  con  palo, 
con  la  voz  de  Jehova  Berá  quebrantado. 

82  Y  en  todo  mal  paso  habrá  madero 
fondado1?  el  cual  Jehova  hará  hincar  so- 
bre él  con  tamboriles,  y  vihuelas,  y  con 
batallas  de  altura  peleará  contra  ella. 

88  Porque  Topheth  está  disputada  des- 
de ayer :  para  el  rey  también  está  apare- 
jada: á  la  cual  ahondó  y  ensanchó:  su 
hoguera  de  luego,  y  mucha  lefia :  soplo 
de  Jehova,  como  arroyo  de  azufre,  que 
la  encienda. 

CAPITULO  XXXI. 

Bs  el  mismo  argumento  del  capitulo  precedente. 

7  A  Y  de  loe  que  descienden  á  Egypto 
4 xa.  por  ayuda;  y  confian  en  caballos, 
y  en  carros  ponen  su  esperanza,  porque 
son  muchos,  y  en  caballeros,  porque  son 
valientes ;  y  no  miraron  al  Santo  de  Is- 
rael, ni  buscaron  á  Jehova ! 

2  Mas.  el  también  es  sabio  para  guiar  el 
mal,  ni  hará  mentirosas  sus  palabras. 
Levantarse  ha  pues  contra  la  casa  de  los 
maygnos,  y  contra  el  auxilio  de  los  obra- 
dores de  iniquidad. 

3  Y  los  Egypcios  hombres  *m,  no  Dios ; 
y  sus  caballos,  carne,  y  no  espíritu :  de 
manera  que  en  extendiendo  Jehova  su 
mano,  caerá  el  ayudador,  y  caerá  el  ayu- 
dado, y  todos  ellos  desfallecerán  á  una 

4  H  Porque  Jehova  me  dtfo  á  mi  de  es- 
ta manera:  Como  el  león,  y  el  cachorro 
del  león,  brama  sobre  su  presa,  contra  el 
cual  si  es  allegada  cuadrilla  do  pastores, 

•10 


por  las  voces  de  ellos  no  temerá,  ni  se 
acobardará  por  su  tropel :  asi  Jehova  do 
los  ejércitos  descenderá  á  pelear  por  el 
monte  de  Sion,  y  por  su  collado. 

5  Como  las  aves  que  vuelan,  asi  ampa- 
rará Jehova  de  los  ejércitos  á  Jerusalem, 
amparando,  librando,  pasando,  y  sal- 
vando. 

6  Convertios  al  que  habéis  profunda- 
mente rebelado,  ó  I  btyoe  de  Israel 

7  Porque  en  aquel  día  arrojará  el  hom- 
bre los  Ídolos  de  en  plata,  y  los  ídolos 
de  su  oro,  que  os  hicieron  vuestras  na* 
nos  pecadoras. 

8  Entonces  caerá  el  Assur  per  espada, 
no  de  varón ;  y  espada,  no  de  hombreóle 
consumirá ;  y  huirá  de  la  presencia  de  la 
espada,  y  sus  mancebos  serán  tributarios; 

9  Y  de  miedo  se  pasará  á  su  fortaleza; 
y  sus  principes  tendrán  pavor  de  la  ban- 
dera, dice  Jehova,  cuyo  fuego  esfcf  en 
Sion,  y  su  horno  en  Jerusalem. 

CAPITULO  XXXII. 

En  la  persona  del  rey  Rgeckias  es  prometida  y  proje- 
tismda  te  venida  del  Mtmat,  tu  ministerio  y  ejeeim 
paracontupuetÁoacomc^adot  día  humana  miterieu 
JL  De  patada  describe  tinoularmente  la  condición 
del  avaro,  el  cual  con  la  lug  del  evangelio  terd  ce- 
nocido.  Be  ejemplo  particular  de  que  toda  ktpocte- 
lía  de  virtud  terd  descubierta.  III.  Vuelre  4  inti- 
mar la  cautividad  de  Babilonia,  después  de  la  cual 
te  seguiría  libertad,  y  la  publicación  del  evanguHu 


TTE  aquí  que  para  justicia  reinará  rey, 
XX  y  principes  presidirán  para  juicio. 

2  Y  scrá»aquel  varón  como  escondede- 
ro contra  el  viento,  y  como  acogida  con- 
tra el  turbión,  como  riberas  de  aguas  en 
tierra  ée  sequedad,  como  sombro  de  gran 
peñasco  en  tierra  caluros*! 

8  No  se  cegarán  entonces  loa  ojos  do 
los  que  ven,  y  las  orejas  de  los  que  oyen 
oirán. 

4  Y  el  corazón  de  los  tontos  entenderá 
para  saber,  y  la  lengua  de  los  tartamu- 
dos será  desenvuelta  para  hablar  clara- 
mente. 

5  1  El  mezquino  nnnea  mas  será  lla- 
mado liberal,  ni  será  dicho  largo  el  ava- 
riento. 

6  Porque  el  mezquino  hablará  mezquin- 
dades, y  su  corazón  fabricará  iniquidad 
para  hacer  la  impiedad,  y  para  hablar  es- 
carnio contra  Jehova,  dejando  vacía  el 
auna  hambrienta,  y  quitando  la  bebida 
al  sediento. 

7  Cierto  el  avaro  malas  medidas  tUm$: 
él  maquina  pensamientos  para  enredar  á 
loe  simples  con  palabras  cautelosas,  y 
para  hablar  en  juicio  contra  d  pobm. 


ISAÍAS. 


8Mne)  liberal  pensará  liberalidades; 
y  por  liberalidades  subirá. 

9 1T  Mugeres  respondas,  levantaos :  oíd 
mi  voz,  confiadas,  escuchad  mi  razón. 

10  Días  y  anos  tendréis  espanto,  6 !  con- 
fiadas ;  porque  la  vendimia  faltará,  y  la 
cosecha  no  acudirá. 

11  Temblad,  ó!  reposadas,  turbaos,  ó!, 
confiadas:  despojaos,  desnudaos,  ceñid 
los  lomos. 

19  Sobre  los  pechos  endecharán,  sobre 
los  campos  deleitosos,  sobre  la  vid  fértil. 

13  Sobre  la  tierra  de  mi  pueblo  subirán 
espinas  y  cardos ;  y  aun  sobre  todas  las 
casas  de  placer  en  la  ciudad  de  alegría. 

14  Porque  los  palacios  serán  desiertos, 
la  multitud  de  lá  ciudad  cesará:  las  tor- 
res y  fortalecas  se  tornarán  cuevas  para 
siempre,  donde  huelguen  asnos  monte- 
ses, y  ganados  hagan  majada: 

15  Hasta  que  sobre  nosotros  sea  derra- 
mado espíritu  de  lo  alto,  y  el  desierto  se 
torne  campo  labrado,  y  el  campo  labra- 
do sea  estimado  por  bosque. 

16  Y  habitará  el  juicio  en  el  desierto ; 
y  en  el  campo  labrado  asentará  la  jus- 
ticia. 

17  Y  el  efecto  de  la  justicia  será  paz,  y 
la  labor  de  justiclav  reposo,  y  seguridad 
para  siempre. 

18  Y  mi  pueblo  habitará  en  morada  de 
paz,  y  en  habitaciones  de  confianzas,  y 
en  refrigerios  de  reposo. 

19  Y  el  granizo,  cuando  descendiere,  eerd 
en  los  montes ;  y  la  ciudad  será  asenta- 
da en  lugar  bajo. 

20  ¡O  dichosos  vosotros,  los  que  sem- 
bráis sobre  todas  aguas,  los  que  metéis 
pié  de  buey  y  de  asno  I 

CAPITULO  XXXIH 

Habiendo  de  profetizar  de  la  cautividad  de  Babgto- 
ni*,  comienza  la  plática  por  el  catttoo  del  Urano 
2fabuchodonoaor%  y  por  oración  por  el  pueblo  cala- 
mitoto,  entreponiendo  alguno*  rumbo*  de  consuelo  con 
fo  projeeia  de  la  libertad,  n.  De  tan  horrenda» 
oewtímotnokábrdqmimmeapuHnolMjun^e^etmm» 
Uoitímo*  /ruta*  da  Justicia  deecribe,  y  con  la  oca- 
flan  de  la  remStmcion  de  la  patria  le»  promete  que 
veré»  la  auxiee*  nieta  del  Meoine,  y  ta  r—tam  ucfow, 
h9 


¡A1 


Y  de  ti,  el  que  saqueas,  y  nunca 
fuiste  saqueado :  el  que  haces  des- 
lealtad, y  que  nadie  la  hizo  contra  ti! 
Cuando  acabares  de  saquear  serás  tu 
también  saqueado;  y  cuando  acabares 
do  hacer  deslealtad,  se  hará  también  con- 
tra ti. 

2  01  Jehova,  ten  misericordia  de  no- 
sotros, á  ti  esperamos:  tú  que  miste  bra- 
zo de  eUos  en  la  mañana,  sé  también 


nuestra  salud  en  tiempo  de  la  tribula- 
ción. 

S  Pueblos  huyeron  de  la  voz  del  es- 
truendo: naciones  fueron  esparcidas, 
cuando  tú  te  levantabas  contra  eUae. 

4  Vuestra  presa  será  cogida  como  cuan- 
do cogen  pulgón:  como  cuando  van  á  la 
langosta  que  anda  en  algún  lugar. 

5  Jehova  será  ensalzado,  el  cual  mora 
en  las  alturas;  porque  hinchió  á  8k>n  de 
juicio  y  de  justicia. 

6  Y  habrá  firmeza  de  tus  tiempos :  for- 
taleza, saludes,  sabiduría,  y  ciencia:  el 
temor  de  Jehova  tere  su  tesoro. 

7  He  aquí  que  sus  embajadores  darán 
voces  á  fuera:  los  mensageros  de  paz 
llorarán  amargamente. 

8  Las  calzadas  serán  deshechas,  los  ca- 
minantes cesarán:  anuló  la  alianza, 
aborreció  las  ciudades,  tuvo  los  hom- 
bres en  nada. 

9  Enlutóse,  enfermó  la  tierra:  el  Liba- 
no  se  avergonzó,  y  fué  cortado :.  Saron 
fué  tornado  como  desierto:  Basan,  y 
Carmelo  fueron  sacudidos. 

10  Ahora  me  levantaré,  dice  Jehova: 
ahora  seré  ensalzado,  ahora  seré  engran- 
decido. 

11  Concebísteis  hojarascas,  pariréis  aris- 
tas :  el  soplo  de  vuestro  fuego  os  consu- 
mirá. 

12  Y  los  pueblos  serán  cal  quemada: 
espinas  cortadas,  serán  qnemadas  con 
fuego. 

13  Oid  los  que  estáis  lejos,  lo  que  he 
hecho :  conoced  los  cercanos  mi  poten- 
cia. 

14  Los' pecadores  se  asombraron  en 
Sion,  espanto  comprendió  á  los  hipócri- 
tas. ¿  Quién  de  nosotros  morará  con  el 
luego  consumidor?  ¿  Quién  de  nosotros 
habitará  con  las  llamas  eternas  ? 

15  El  que  camina  en  justicias,  el  que 
habla  rectitud,  el  que  aborrece  la  ganan- 
cia de  violencias,  el  que  sacude  sus  ma- 
nos de  recibir  cohecho,  el  qne  tapa  su 
oreja  por  no  oir  sangres,  el  que  cierra 
sus  ojos  por  no  ver  cosa  mala: 

16  Este  habitará  en  las  altaras :  forta- 
lezas de  rocas  terdn  su -lugar  de  acogi- 
miento :  d  tete  se  dará  su  pan,  y  sus  aguas 
serán  ciertas. 

17  Tus  ojos  verán  al  rey  en  su  hermo- 
sura :  verán  la  tierra  que  está  lejos. 

18  Tu  corazón  imaginará  el  espanta 
¿Qué  es  del  escribano?  ¿Qué  es  del 
pesador  ?  ¿  Qué  es  del  que  pone  en  lista 
las  casas  mas  Insignes  ? 

617 


ISAÍAS. 


19  No  verás  aquel  pueblo  espantable, 
pueblo  de  lengua  oseara  de  entender,  de 
lengua  tartamuda  que  no  le  compren- 
da». 

20  Veras  á  Slon  ciudad  de  nuestras  so- 
lemnidades :  tus  ojos  verán  á¿  Jerusalem 
morada  de  quietud,  tienda  que  no  será 
desarmada:  ni  sus  estacas  serán  arran- 
cadas, ni  ninguna  de  sus  cuerdas  será 
rompida, 

21  Porque  ciertamente  allí  será  fuerte 
o.  nosotros  Jehova,  lugar  de  riberas,  de 
arroyos  muy  anchos :  por  el  cual  no  an- 
dará galera,  y  por  el  cual  no  pasará  gran- 
de navio.  . 

22  Porque  Jehova  será  nuestro  juez, 
Jehova  nuestro  dador  de  leyes,  Jehova 
terá  nuestro  rey :  el  mismo  nos  salvará. 

23  Tus  cuerdas  se  aflojaron:  no  afir- 
maron su  mástil,  ni  entesaron  la  vela: 
repartióse  presa  de  muchos  despojos: 
Jtasta  los  cojos  arrebataron  presa. 

24  No  dirá  el  morador:  Estoy  enfer- 
mo :  el  pueblo  que  morare  en  ella  será 
absuelto  de  pecado. 

CAPITULO  XXXIV. 

Profetiza  el  castigo  de  Dio»  *obre  los  Humeo*  y  la 
destrucción  de  su  tierra,  para  lo  cual  llama  d  iodo» 
sos  ñutimos,  tomo  á  ssptckdasm  dejmtioimpmra  que 
escarmienten. 

NACIONES,  allegaos  á  oir;  y  escu- 
chad, pueblos.  Oiga  la  tierra,  y  lo 
que  la  hinche:  el  mundo,  y  todo  lo  que 
produce. 

2  Porque  Jehova  está  airado  sobre  to- 
das las  naciones,  y  enojado  sobre  todo 
el  ejército  de  ellas :  destruirlas  ha,  y  en- 
tregarlas ha  al  matadero. 

3  Y  loa  muertos  de  ellas  serán  echados 
por  ahí,  y  de  sus  cuerpos  muerto*  se  le- 
vantará hedor;  y  loa  montes  se  desleirán 
por  la  multitud  de  su  sangre» 

á  Y  todo  el  ejército  de  los  cielos  se 
corromperá,  y  plegarse  han  los  cielos 
como  un  libro ;  y  todo  su  ejército  caerá, 
como  se  cae  la  hoja  de  la  parra,  y  como 
se  cae  la  de  la  higuera, 

5  Porque  en  los  cielos  se  embriagará 
mi  espada :  he  aquí  que  descenderá  sobre 
Edom  enjuicio,  y  sobre  el  pueblo  de  mi 
anathema. 

6  Llena  está  de  sangre  la  espada  de  Je- 
hova, engrasada  está  de  grosura  de  san- 
gre de  corderos  y  de  cabritos,  de  grosu- 
ra de  ríñones  de  carneros;  porque  Je- 
hova tiene  sacrificio  en  Bosra,  y  grande 
matanza  en  tierra  de  Edom, 

7  Y  con  ellos  descendertn  unicomiosj 


y  toros  con  becerros;  y  su  tierra  se  om- . 
borrachará  de  sangre,  y  su  polvo  se  en- 
grasará de  grosura. 

8  Porque  será  día  de  venganza  de  Jeho- 
va :  año  de  pagamientos  cu  el  pleito  de 
Sion. 

9  Y  sus  arroyos  se  tornarán  en  pez,  y 
su  polvo  eu  azufre,  y  su  tierra  en  pee  ar- 
diente. 

10  No  se  apagará  de  noche  ni  de  día, 
perpetuamente  subirá  su  humo:  de  ge- 
neración en  generación  será  asolada,  pa- 
ra siemnre  nadie  pasará  por  ella. 

11  Y  tomarla  han  en  posesión  el  peli- 
cano y  el  mochuelo,  la  lechuza  y  el  cuer- 
vo morarán  en  ella;  y  extenderse  ha 
sobro  ella  cordel  de  nada,  y  niveles  de 
vanidad. 

12  Llamarán  á  sus  principes,  principes 
6in  reino:  y  todos  sus  grandes  serán  nada» 

13  En  sus  alcázares  crecerán  espinas  y 
bortigas,  y  cardos  en  sus  fortalezas;  y 
serán  morada  de  dragones,  y  patio  para 
los  pollos  de  los  avestruces. 

14  Y  las  bestias  monteses  se  encontra- 
rán con  los  gatos  cervales,  y  el  fauno 
gritará  á  su  compañero :  lamia  también 
tendrá  allí  asiento,  y  hallará  reposo  pa- 
ra si, 

15  Allí  anidará  el  cuquillo,  conservará 
sus  fmevoiy  y  sacará  sus  pollos,  y  juntar- 
los ha  debajo  de  sus  alas.  También  se 
juntarán  allí  buitres,  cada  uno  con  su 
compañera. 

16  Preguntad  de  lo  que  está  escrito  en  el 
libro  de  Jehova,  y  leed,  si  faltó  alguno 
de  ellos :  ninguno  faltó  con  su  compa- 
ñera; porque  su  boca  mandó,  y  su  mis- 
mo Espíritu  las  congregó. 

17  Y  él  les  echó  las  suertes,  y  su  mano 
les  repartió  con  cordel»  por  tanto  para 
siempre  la  tendrán  por  heredad,  de  ge- 
neración en  generación  morarán  allL 

CAPITULO  XXXV. 

3mM&dtUtJ*m**Utr*émKf*+d**mmwé*Mm- 
eoUmaprmJetiMa  de  to  venida  dei  Mema*  par*  mam 
peipótuo  de  he  sumos:  de  to  prosperidad  de  la  igle- 
sia: de  loe  efectos  y  —notes  mevrowOlasos  con  am 
probaria  ser  et  el  verdadero  Momos  pmamotimo  do 
Dios,  y  esperado  del  mundo. 

ALEGRAKSE  han  el  desierto  y  la  so- 
JtX.  ledad :  el  yermo  se  gozará,  y  flore- 
cerá como  lirio. 

2  Floreciendo  florecerá,  y  también  con 
gozo  se  alegrará,  y  cantará:  honra  del 
Líbano  le  será  dada,  hermosura  de  Car- 
melo, y  de  Saron.  Ellos  verán  la  gloria 
de  Jehova,  la  hermosura  del  Dios  nnes- 

Digitized  by  VjOOQIC 


ISAÍAS. 


1%  Ocfefortad  á  Un  mam» 
forzad  fea  rodillas  que  titubean. 

4  Decid  á  los  medrosos  de  corazón: 
Confortaos,  no  temáis:  he  aquí  que 
vuestro  Dios  Tiene  con  Ténganla,  con 
pego,  el  mismo  Dios  vendrá,  y  os  sal- 
vará. 

5  Entonces  los  ojos  de  los  ciegos  serán 
abiertos,  y  fes  orejas  de  los  sordos  se 
abrirán. 

6  Entonces  el  cojo  saltará  como  «m 
cierro,  y  fe  lengua  del  mudo  cantará; 
porque  aguas  serán  caradas  en  el  desier- 
to, y  arroyos  en  fe  soledad. 

7  £1  lugar  seco  será  tornad»  en  estan- 
que, y  el  secadal  en  manaderos  de  aguas : 
en  la  habitación  de  dragones,  en  su  ca- 
ma, será  lugar  de  canas  y  de  juncos. 

8  Y  habrá  allí  calzada  y  camino,  y  lla- 
marse na,  Camino  de  santidad :  no  pasa- 
rá por  el  hombre  Inmundo ;  y  habrá  para 
ellos  en  él  quien  vaya  camino,  de  tal  ma- 
nera que  los  insensatos  no  yerren. 

9  No  habrá  allí  león,  ni  bestia  ñera  su- 
birá por  di,  ni  se  hallara  ahí :  para  que* 
caminen  los  redimidos. 

10  Y  los  redimidos  de  Jehova  volverán, 
y  vendrán  á  Slon  con  alegría;  y  gozo 
perpetuo  será  sobre  sus  cabezas;  y  re- 
tendrán al  gozo  y  á  fe  alegría,  y  huirá 
tristeza  y  gemido. 

CAPITULO  XXXVI. 

Senachertb  monarca  de  Auyria  enría  campo  tabre 
Jermalem  dttajo  de  la  conducta  de  Mabeacee  tu  ca- 
pitan,  el  cual  con  amenaza»  y  con  bla*femía$  contra 
el  Dio*  vivo,  procura  persuadir  al  pueblo  que  $e  den 
d  tu  Señor. 

A  CÜNTECIO  en  el  año  catorce  del 
-£a-  rey  Ezechias,  que  Benacberib,  rey 
de  Assyria,  subió  contra  todas  fes  ciu- 
dades fuertes  de  Juda,  y  las  tomó. 

2  Y  el  rey  de  Assyria  envió  á  Rabsaces 
con  grande  ejército  desde  Lachfe  á  Jeru- 
salem  al  rey  Ezechias.  Y  asentó  el  cam- 
po á  los  calos  de  fe  pesquera  de  arriba, 
en  el  camino  de  fe  heredad  del  batanero. 

8  Y  salló  á  él  Blfecim,  hijo  de  Heldas, 
mayordomo»  y  Sobna  escriba»  y  Joan,  hi- 
jo de  Asaph,  canciller. 

4  A  los  cuales  dtyo  Rabsaces:  Ahora 
pues  diréis  á  Ezechias;  El  gran  re^el 
rey  de  Assyria,  dice  asi :  ¿  Qué  confianza 
es  esta  en  que  confias  ? 

5  Yo  dije  ciertamente,  palabras  de  la- 
bios, consejo,  y  fortaleza  es  menester  pa- 
ra fe  guerra.  Ahora  pues,  ¿en  qué  con- 
fias, que  te  rebelas  contra  mi  t 

6  He  aquí  que  confias  sobre  este  bor- 
dón do  «alto  ín^iobre  Egypto;  sobre 


eheual  si  alguien  se  recostare,  entrársele 
ha  por  la  mano,  y  horadársela  ha.  Tal  es 
Pharaottv  rey  de  Egypto,  para  con  todos 
los  que  en  él  confian. 

7  Y  si  me  dieres :  En  Jehova  nuestro 
Dios  confiamos :  ¿  No  es  este  aquel  cuyos 
excelsos  y  altares  biso  quitar  Esecillas; 
y  dtfo  á  Juda  y  á  Jerusalem:  Delante 
de  este  altar  adoraréis  ? 

8  Ahora  pues  yo  te  ruego  que  des  re- 
henesal  rey  de  Assyria  mi  señor;  y  yo 
te  daré  dos  mil  caballos,  si  pudieres  td 
dar  caballeros  que  cabalguen  sobre  ellos. 

9  i  Cómo  pues  harás  volver  el  rostro  de 
un  capitán  de  los  mas  pequeños  siervos 
de  rol  señor,  aunque  estés  confiado  en 
Egypto  por  sus  carros  y  hombres  de  á 
caballo? 

10  ¿  Y  por  ventura  vine  yo  ahora  á  esta 
tierra  para  destruirla  sin  Jehova?  Jeho- 
va rae  dijo:  Sube  á  esta  tierra  para  des- 
truirla. 

11  Y  dijo  Eliacím,  y  Sobna,  y  Joan  á 
Babsaces :  Rogárnoste  que  hables  á  tns 
siervos  eu  lengua  de  Byrfe,  porque  noso- 
tros la  entendemos;  y  no  hables  con  no- 
sotros en  lengua  Judaica,  oyéndolo  el 
pueblo  que  está  sobre  el  muro. 

12  Y  dijo  Rabsaces :  ¿  Envióme  mi  se- 
ñor á  tí  y  á  tu  señor,  á  que  dfyese  estas 
palabras,  ó  á  los  hombres  que  están  so- 
bre el  muro,  para  comer  su  estiércol,  y 
beber  su  orina  con  vosotros  ? 

18  Y  paróse  Rabsaces,  y  gritó  á  grande 
voz  en  lengua  Judaica,  diciendo:  Oíd  los 
palabras  del  gran  rey,  el  rey  de  Assyriav 

14  El  rey  diee  así :  No  os  engañe  Eze- 
chias ;  porque  no  os  podrá  librar. 

15  Mi  os  haga  Ezechias  confiar  en  Je- 
hova, diciendo:  Ciertamente  Jehova  nos 
librara:  no  será  entregada  esta  dudad 
en  fe  mano  del  rey  de  Assyria. 

16  No  escúchete  á  Ezechias ;  porque  el 
rey  do  Assyria  dice  asi?  Haced  conmigo 
bendición,  y  salid  á  mi,  y  coma  eada  uno 
de  su  vina,  y  cada  uno  de  su  higuera*  y 
beba  cada  uno  fes  aguas  de  su  pozo ; 

17  Hasta  que  yo  venga,  y  traspasaros 
he  á  una  tierra  como  la  vuestra,  tierra 
de  grano  y  de  vino,  tierra  de  pan  y  do 
viñas. 

18  Mirad  no  os  engañe  Ezechias,  di- 
ciendo :  Jehova  nos  librará :  ¿  labraron 
los  dioses  de  las  naciones  de  la  mano  del 
rey  de  Assyria  cada  uno  á  su  tierra  ? 

19  ¿Dónde  eaiá  el  dios  de  Emath,  y  de 
Arphad  ?  ¿  Dónde  está  el  dios  de  Sepbap- 
TUka?  |UbrÉron4Sa«arSadei»iinano.? 


ISAÍAS. 


20  ¿  Qué  dios  hay  entre  todos  los  dioses 
de  estas  tierras,  que  haya  librado  so  tier- 
ra de  mi  mano,  para  que  Ubre  Jehova  á 
Jerusalem  de  mi  mano  ? 

21  CaUáron,  y  no  le  respondieron  pala- 
bra, porque  el  rey  se  lo  habla  mandado 
así,  diciendo :  No  le  respondáis. 

22  Vinieron  pnes  Eliacim,  h^o  de  Hel- 
ólas, mayordomo,  y  Sobna  escriba,  y 
Joan,  hijo  de  Asaph,  canciller,  á  Eze- 
chias,  rotos  sns  vestidos,  y  contáronle 
las  palabras  de  Rabsaces. 

capitulo  xxxvn. 

El  profeta  boto*  contarla  y  etfuerza  al  rey  Enechia» 
de  parle  de  Dio*  contra  Uu  amenaza*  y  blae/emia* 
de  Rabeace*.  II.  Senacherib  envía  de  nuevo  d  ame- 
nazar d  Etechia*  por  caria*  llena»  de  blasfemia* 
contra  Dio*.  III.  La»  cuate*  él  abre  delante  de  Dio*, 
y  le  ora  que  defienda»*  honra.  IV.  Dio*  amenosa 
gravemente  por  el  profeta  al  ttatfemo  Senacherib  y 
consuela  al  rey  Ezechia*  yd  tu  pueblo.  V.  En  r}c~ 
curio*  de  la*  amenaaa*  de  Dio»  tu  dngel  mata  en  el 
campo  de  Senacherib  185,000  hombre*  en  una  noche  ; 
y  vuelto  él  d  tu  tierra  e*  muerto  por  tu*  mismo* 
hijo*.     ' 

\  CONTECIÓ  pnes  qne  el  rey  Eze- 
-xTL  chías,  oido  esto,  rompió  sns  vesti- 
dos, y  cubierto  de  saco  vino  á  la  casa  de 
Jehova. 

2  Y  envió  á  Ellaclm  mayordomo,  y  á' 
Sobna  escriba,  y  á  los  ancianos  de  los 
sacerdotes  cubiertos  de  sacos  á  Isaías 
profeta,  htyo  de  Amos. 

3  Los  cuales  le  dieron :  Ezechlas  dice 
asi:  Día  de  angustia,  de  reprensión,  y 
de  blasfemia  es  este  día;  porque  los  hi- 
jos han  llegado  hasta  la  rotura,  y  no  hay 
fuerza  en  la  que  pare. 

4  Quizá  oirá  Jehova  tu  Dios  las  pala- 
bras de  Rabsaces,  al  cual  envió  el  rey 
de  Assyria  su  seftor  á  blasfemar  al  Dios 
vivo,  y  á  reprender  con  las  palabras  que 
oyó  Jehova  tu  Dios:  alza  pues  oración 
tú  por  los  restos  que  han  aun  quedado. 

5  Vinieron  pues  los  siervos  de  Ezechlas 
á  Isaías. 

6  Y  dijoles  Isaías :  Diréis  asi  á  vuestro 
señor:  Jehova  dice  asi:  No  temas  por 
las  palabras  que  has  oído,  con  las  cuales 
me  han  blasfemado  los  siervos  del  rey 
de  Assyria. 

7  He  aquí  que  yo  doy  en  él  un  espíritu, 
y  oirá  un  rumor,  y  volverse  ha  á  su  tier- 
ra; y  yo  haré  que  en  su  tierra  caiga  á 
cuchillo. 

8  Vuelto  pues  Rabsaces  halló  al  rey  de 
Assyria,  que  batía  á  Lobna;  porque  ya 
habla  oido  que  se  habla  apartado  de  La- 
chis. 

9  Y  Mas  oyendo  decir  de  Thirhaka,  rey 

620 


de  Ethlopla:  He  aquí  qne  ha  salido  pa- 
ra hacerte  guerra:  en  oyéndolo,  envió 
mensageros  á  Ezechlas,  diciendo: 

10  Diréis  asi  á  Ezechlas,  rey  de  Jnda: 
No  te  engañe  tu  Dios,  en  quien  tú  con- 
fias, diciendo :  Jerusalem  no  será  entre- 
gada en  mano  del  rey  de  Assyria. 

11  He  aquí  que  tu  oíste  lo  qne  hicie- 
ron los  reyes  de  Assyria  á  todas  las  tier- 
ras, como  las  destruyeron:  ¿escaparte 
has  tú? 

12  ¿Libraron  los  dioses  de  las  naciones) 
á  los  que  destruyeron  mis  antepasados, 
á  Gozan,  y  Harán,  Rezeph,  y  á  los  hijos 
de  Edén,  que  mitraban  en  TÍielasar? 

13  ¿Dónde  e*td  el  rey  de  Hamath,  y  el 
rey  de  Arphad,  el  rey  de  la*  ciudad  de 
8epharvaim,  de  Henah,  y  de  Hlvah  ? 

14  í  Y  tomó  Ezechlas  los  cartas  de  las 
manos  de  los  mensageros,  y  leyólas,  y 
subió  á  la  casa  de  Jehova,  y  extendiólas 
delante  de  Jehova. 

15  Entonces  Ezechlas  oró  á  Jehova,  di- 
ciendo : 

16  Jehova  de  los  ejércitos,  Dios  de  Is- 
rael, qne  moras  entre  los  querubines,  tú 
eres  Dios  solo  sobre  todos  los  reinos  de 
la  tierra :  tú  hiciste  los  ciclos,  y  la  tierra. 

17  Inclina,  ó !  Jehova,  tu  oreja,  y  oye : 
abre,  ó !  Jehova,  tus  ojos,  y  mira,  y  oye 
todas  las  palabras  de  Senacherib,  el  cual 
envió  á  blasfemar  al  Dios  viviente. 

18  Ciertamente,  ó !  Jehova,  los  reyes  de 
Assyria  destruyeron  todas  las  tierras,  y 
sus  comarcas ; 

19  Y  á  los  dioses  de  ellos  pusieron  en 
fuego ;  porque  no  eran  dioses,  mas  obra 
de  manos  de  hombre,  madero-y  piedra ; 
por  eso  los  deshicieron. 

20  Ahora  pues,  Jehova  Dios  nuestro, 
líbranos  de  su  mano,  para  que  todos  los 
reinos  de  la  tierra  conozcan,  que  tú,  ó! 
Jehova,  eres  solo. 

21 1  Entonces  Isaías,  hfyo  de  Amos,  en- 
vió á  decir  á  Ezechlas :  Jehova  Dios  de 
Israel  dice  asi :  Acerca  de  lo  que  me  ro- 
gaste de  Senacherib,  rey  de  Assyria; 

22  Esto  es  lo  que  Jehova  habló  de  él : 
¿Háte  menospreciado?  ¿ha  hecho  es- 
caoiio.de  ti,  ó !  virgen  hija  de  8ion  ?  ¿me- 
neó su  cabeza  á  tus  espaldas,  ó !  htya  de 
Jerusalem  ? 

28  ¿  A  quién  Injuriaste,  y  á  quién  blasfe- 
maste ?  ¿Contra  quién  alzaste  tu  voz,  y 
alzaste  tus  ojos  en  alto  ?  Contra  el  alto 
8anto  de  Israel. 

24  Por  roano  de  tus  siervos  denostaste 
al  8eftor, y  dátete:  Yocon  la  multitud 


ISAÍAS. 


de  mi*  corroe  subiré  á  lee  alturas  de  loe 
montes,  á  las  cuestos  del  Líbano :  corta- 
ré sus  altos  cedros,  bus  haya*  escogidas : 
después  Tendré  á  lo  alto  de  su  fin,  al 
monte  de  su  Carmelo. 

25  Yo  cavé,  y  bebí  las  aguas :  con  las 
pisadas  de  mis  plés  secaré  todos  los  ríos 
de  munición. 

26  ¿  No  has  oido  decir,  que  jo  la  hice 
de  luengo  tiempo,  qne  jo  la  formé  de 
días  antiguos  ?  Ahora  la  he  hecho  Teñir, 
j  será  para  destrucción  de  ciudades  fuer- 
tes en  montones  de  asolamiento. 

27  T  sus  moradores,  cortos  de  manos, 
quebrantados,  j  avergonzados:  serán 
grama  del  campo,  j  hortaliza  verde: 
yerba  de  los  tejados,  que  antes  de  ma- 
dura se  seca. 

28  Tu  estada,  tu  salida,  j  tu  entrada,  he 
entendido ;  j  tu  furor  contra  mi. 

29  Porque  te  airaste  contra  mi,  j  tu  es- 
truendo ha  subido  á  mis  orejas:  pondré 
pues  mi  anzuelo  en  tu  nariz,  j  mi  freno 
en  tus  labios,  j  hacerte  he  tornar  por  el 
camino  por  donde  Teñíste.  * 

90  T  esto  te  eerd  por  señal :  Comerás 
eeU  año  lo  que  nace  de  sujo ;  j  el  ano  se- 
gundo también  lo  que  nace  de  sujo ;  j  el 
ano  tercero  sembraréis,  j  segaréis,  j 
plantaréis  Tinas,  j  comeréis  el  fruto  de 
ellos. 

81  T  lo  que  hubiere  escapado  de  la  casa 
de  Jada,  tornará  á  echar  raiz  abajo,  j  ha- 
rá fruto  arriba. 

82  Porque  de  Jerusalem  saldrán  resi- 
duos, j  del  monte  de  Sion  escapada.  £1 
zelo  de  Jehova  de  los  ejércitos  hará  esto. 

83  Por  tonto  así  dice  Jehova  acerca  del 
rej  de  Assjria:  No  entrará  en  está  ciu- 
dad, ni  echará  saeta  en  ella :  no  Tendrá 
delante  de  ella  escudo,  ni  será  echado 
sobre  ella  baluarte. 

84  Por  el  camino  que  Tino,  se  tornará, 
y  no  entrará  en  esta  ciudad,  dice  Jehova. 

35  T  yo  ampararé  á  está  ciudad  para 
salvarla  por  amor  de  mí,  j  por  amor  de 
David  mi  siervo. 

86  f  Y  salió  el  ángel  de  Jehova,  j  hi- 
rió ciento  j  ochenta  j  cinco  mil  en  el 
campo  de  los  Assjrios ;  j  cuando  se  le- 
Tantaron  por  la  mañana,  he  aquí  que  to- 
do era  cuerpos  de  muertos. 

37  Entonces  Senacherib  rey  de  Assjria 
partiéndose  se  fué,  j  se  tornó ;  j  hizo  su 
mofada  en  Ninive. 

88  T  acaeció,  que  estando  orando  en  el 
templo  de  Nisroch  su  dios,  Adramelech 
j  8arezer  sus  htyos  le  hirieron  á  cuchillo, 


j  huyeron  á  la  tierra  de  Armenia ;  j  rei- 
nó en  su  lugar  Esar-haddon  su  htyo. 

capitulo  xxxvm. 

XI  rom  Bmckkm  cao  enferma  é*  mmerte :  mm  orando 
o%  Dan  por  eipro/kta  le  mromaH  taimé,  y  le  amado 
gmLtce  aneo  de  vida,  »  pora  certidumbre  4o  la  pro- 
memDioole 4a tenate* el toL  11.  Eeechiat recibí- 
úa  m  mmow  hace  oradas  d  Dtoe  con  una  canción 
m  fa  cual  recita  m  en/i  nmodaé,  y  ei  bomejkio  4a  ta 
müMqm  recibió  de  Diau 

EN  aquellos  dios  Esechias  cajo  enfer- 
mo para  morir,  j  Tino  á  él  Isaios 
profeta,  htyo  de  Amos,  j  dijole :  Jehova 
dice  asi :  Ordena  de  tu  casa,  porque  tú 
morirás,  j  no  vivirás. 

2  Entonces  Esechias  toItíó  su  rostro  á 
la  pared,  j  hizo  oración  á  Jehova, 

8  T  <Hjo:  O!  Jehova,  ruego  te  que  te 
acuerdes  ahora  que  he  andado  delante  de 
ti  en  verdad,  j  en  corazón  perfecto,  j 
que  he  hecho  lo  que  ha  sido  agradable 
delante  de  tus  ojos.  Y  lloró  Esecillas 
con  gran  lloro. 

4  T  fué  palabra  de  Jehova  á  Isaías,  di- 
ciendo: 

5  Vé,  j  di  á  Ezechios :  Jehova  Dios  de 
David  tu  padre  dice  asi :  Tu  oración  he 
oído,  j  tos  lagrimas  he  visto :  he  aquí 
que  jo  añado  á  tus  dios  quince  años. 

6  Y  de  mano  del  rej  de  Assjria  te  li- 
braré, j  á  esta  ciudad ;  j  á  esta  ciudad 
ampararé. 

7  Y  esto  te  eerd  señal  de  parte  de  Jeho- 
va, que  Jehova  hará  esto  que  ha  dicho.  < 

8  He  aquí  que  jo  vuelvo  atrás  la  som- 
bra de  los  grados,  que  ha  descendido  en 
el  reloj  de  Jachan  por  el  sol,  diez  gra- 
dos. Y  el  sol  fué  tornado  diez  grados 
atrás,  por  los  cuales  habia  ja  descendido. 

9  T  Escritura  de  Ezechios,  rej  de  Judo, 
de  cuando  enfermó,  j  sanó  de  su  enfer- 
medad: 

10  Yo  dtye  en  el  cortamiento  de  mis 
dios:  iré  á  las  puertas  de  ia  sepultura: 
privado  soj  del  resto  de  mis  años. 

11  Dtfe :  No  veré  á  Jehova,  á  Jbhota 
en  la  tierra  de  los  que  viven :  ja  no  veré 
mas  hombre  con  los  moradores  del 
mundo. 

12  Mi  morada  ha  sido  movida,  j  tras- 
pasada de  mi,  como  tienda  de  pastor. 
Corté  mi  vida  como  el  tejedor :  cortarme 
ha  con  la  enfermedad :  entre  el  día  y  la 
noche  me  consumirás. 

13  Contaba  hasta  la  mañana.  Como  un 
león  molió  todos  mis  huesos :  de  la  ma- 
ñana á  la  noche  me  acabarás. 

14  Como  la  grullo,  j  como  la  golondri- 
na me  quejaba :  gemía  como  la  paloma : 


ISAÍAS. 


alzaba  en  alto  mis  ojos :  Jehova,  violen- 
cia padezco,  confórtame. 

15  ¿Qué  diré?  £1  que  me  lo  dtfo,  él 
mismo  lo  hizo.  Andaré  temblando  con 
amargura  de  mi  alma  todoe  loe  diaa  de 
mi  vida. 

16  Señor,  ann  á  todos  los  que  vivirán 
sobre  ellos,  atmneUre  la  vida  de  mi  espí- 
ritu en  ellos ;  y  como  me  hiciste  dormir, 
y  deepuea  me  has  dado  vida. 

17  He  aquí,  amargura  amarga  para  mi 
en  la  paz :  mas  á  ti  plago  librar  mi  vida 
del  hoyo  de  corrupción ;  porque  echaste 
tras  tus  espaldas  todos  mis  pecados. 

18  Porque  el  sepulcro  no  te  glorificará, 
n<  la  muerte  te  alabará:  ni  los  qne  des- 
cienden en  el  hoyo  esperarán  tu  verdad. 

19  El  que  vive,  el  que  vive,  este  te  glo- 
rificará, como  yo  hoy.  El  padre  hará  á 
loe  bfyos  notoria  tu  verdad.  - 

20  Jehova  para  salvarme:  por  tanto 
cantaremos  nuestros  salmos  en  la  casa 
de  Jehova  todos  los  dias  de  nuestra  vida. 

21  Dijo  pues  Isaías:  Tomen  masa  de 
higos,  y  pónganla  en  la  llaga,  y  sanará. 

22  Y  Ezechias  habla  dicho :  ¿  Qué  señal 
mrá  que  tengo  de  subir  á  la  casa  de  Je- 
hovat 

CAPITULO  XXXIX. 

Ezechias  muestra  con  ostentación  iodo»  sus  tesoros  y 
grandeta  á  loa  embajadores  del  rey  de  Babylonia. 
11.  Por  fe  cnal  es  agriamente  reprendido  del  profeta, 
y  atenazado  con  la  cautividad  y  calamidades  del 
reino  qw.  después  viniemn  por  lo»  Babilonios;  y  él 
admite  la  sentencia  de  Dio». 

EN  aquel  tiempo  Merodacfa-baladan, 
hijo  de  Baladan,  rey  de  Babylonia, 
envió  cartas  y  presentes  á  Ezechias; 
porque  habla  oído  que  habla  estado  en- 
fermo, y  que  había  convalecido. 

2  T  holgóse  con  ellos  Ezechias,  y  ense- 
ñóles la  casa  de  síT  tesoro,  plata,  y  oro, 
y  especierías,  y  ungüentos  preciosos,  y 
toda  su  casa  de  armas,  y  todo  lo  que  se 
pudo  hallar  en  sus  tesoros :  no  hubo  co- 
sa en  su  casa,  y  en  todo  su  señorío,  que 
Ezechias  no  les  mostrase. 

8  f  Entonces  Isaías  profeta  vino  al  rey 
Ezechias,  y  díjole:  ¿Qué  dicen  estos 
hombres,  y  de  dónde  han  venido  á  t  í  ? 
T  Ezechias  respondió :  De  tierra  muy  le- 
jos han  venido  á  mí,  de  Babylonia. 

4  Dfyo  entonces :  ¿  Qué  han  visto  en  tu 
casa?  T  dijo  Ezechias:  Todo  lo  que 
hay  en  mi  casa  han  visto,  y  ninguna  cosa 
hay  en  mis  tesoros  que  no  les  haya  mos- 
trado. 

5  Entonces  Isaías  dtyo  á  Eseettias :  Oye 
psiabra  de  Jehova  de  los  ejércitos : 


6  He  aquí  qne  vienen  días  en  que  todo 
lo  que  hay  en  tu  casa  será  llevado  á  Ba- 
bylonia, y  todo  lo  que  tus  padres  han 
guardado  hasta  hoy :  ninguna  cosa  que- 
dará, dice  Jehova. 

1  De  tus  hijos,  que  hubieren  salido  de 
ti,  y  que  engendraste,  tomarán,  y  serán 
eunucos  en  el  palacio  del  rey  de  Babylo- 
nia. | 

8  Ydflo  Ezechias  á  Isaías:  La  palabra 
de  Jehova  que  hablaste  es  buena.  T  di- 
jo :  Je  lo  menos  haya  pez  y  verdad  en  mis 
días. 

CAPITULO  XL. 

Desoje  de  la  figura  de  la  reducción  de  la  censtírtdemi 
de  BábyUmia,  es  profetizada  ypmmrtidn  la  remeda 

.  del  Metías  anunciada  y  prevenida  con  la  detbantísta, 
11.  Lo»  ejecto»  del  evangelio,  mostrar  la  vanidad  efe 
la  come,  y  dar  la  verdadera  santidad  y  /eUcidod 
en  Cristo,  cuyo  ministerio  describe  por  la  semejanza 
de  un  piadoso  y  diligente  pastor.  111.  Mostrar  la 
grandeta,  sabiduría,  potencia,  y  bondad  de  Dios,  y 
a/rentar  y  extirpar  la  idolatría. 

CONSOLAD,  consolad  á  mi  pueblo, 
dice  vuestro  Dios. 

2  Hablad  según  el  corazón  de  Jeras*» 
lem :  decidle  á  voces  qne  su  tiempo  es  ya 
cumplido :  que  su  pecado  es  perdonado : 
que  doble  ha  recibido  da  la  mano  de  Jo* 
hova  por  todos  sus  pecados. 

3  Voz  qne  clama  en  ei  desierto:  Barred 
camino  á  Jehova,  enderezad  carnada  en 
la  soledad  á  nuestro  Dios. 

4  Todo  valle  sea  alzado,  y  todo  monte 
y  collado  se  abaje,  y  lo  torcido  se  ende- 
rece, y  lo  áspero  se  allane. 

5  Y  la  gloria  de  Jehova  se  manifestará; 
y  toda  carne  juntamente  verá  que  la  be* 
ca  de  Jehova  habló. 

6  f  Voz  que  decia:  Dá  voces.  Y  yo 
respondí :  ¿  Qué  tengo  de  decir  á  voces? 
Toda  carne  yerba;  y  toda  su  gloria  como 
flor  del  campo. 

7  La  yerba  se  seca,  y  la  flor  se  cae;  por- 
que el  viento  de  Jehova  sopló  en  ella, 
Ciertamente  yerba  ¿t  el  pueblo. 

8  Sécase  la  yerba,  cáese  la  flor :  mas  la 
palabra  del  Dios  nuestro  permanece  pa- 
ra siempre. 

9  Súbete  sobre  un  monte  alto,  anuncia- 
dora de  Slon:  levanta  fuertemente  tu 
voz,  anunciadora  de  Jerusalem :  levants, 
no  temas.  Di  á  las  ciudades  de  Juda: 
Ved  aquí  el  Dios  vuestro. 

10  He  aquí  que  el  Señor  Jehova  ven- 
drá con  fortaleza,  y  su  brazo  se  enseño- 
reará. He  aquí  que  su  salario  viene  con 
él,  y  sn  obra  delante  de  su  rostro. 

11  Como  pastor  apacentará  sn  rebaño : 
en  su  brazo  cogerá  los  corderos,  y  en  su 


ISAÍAS. 


sobaco  los  ílewá:  pastoreará  mtmwunte 
las  paridas.  • 

13  T  ¿Quién  midió  las  aguas  con  en  po- 
llo; y  aderezó  los  eieloe  con  so  palmo; 
y  coa  tres  dedos  apañó  el  polio  de  la 
tierra;  y  pesó  los  montes  con  balanza; 
y  los  collados  con  peso  ? 

13  ¿Quién  enseñó  al  Espirito  de  Jobo- 
va,  ó  le  aconsejó  enseñándole? 

14  ¿  A  quién  demandó  consejo  para  ser 
avisado?  ¿Quién  le  ensoñó  el  camino 
del  juicio,  ó  le  enseñó  ciencia,  ó  le  mos- 
tró la  carrera  de  prudencia?- 

15  He  aqui  que  las  naciones  son  estima- 
das como  la  gota  de  un  acetre;  y  cómo 
el  orin  del  peso :  he  aqui  que  hace  desa- 
parecer las  Islas  como  un  polvo. 

16  Ni  todo  el  Líbano  bastará  para  el  fue- 
go, ni  todos  sus  animales  para  sacrificio. 

17  Como  nada  ton  todas  las  naciones 
delante  de  él ;  y  en  su  comparación  se- 
rán estimadas  en  menos  que  nada,  y  que 
lo  que  no  es. 

18  ¿  A  qué  pues  haréis  semejante  á  Dios, 
ó  qué  Imagen  le  compondréis? 

10  £1  artifioe  apareja  la  imagen  de  ta- 
lla: el  platero  la  extiende  el  oro,  y  el 
platero  le  funde  cadenas  de  pjata. 

20  £1  pobre  escoge  para  ofrecerle  ma- 
dera que  no  se  corrompa:  búscase  nn 
maestro  sabio,  que  le  haga  una  imagen 
de  talla  de  manera  que  no  se  mueva* 

21  ¿No  sabéis?  ¿No  habéis  oído? 
¿  Nunca  os  lo  han  dicho  desde  el  princi- 
pio? ¿  No  habéis  sido  ensenados  desde 
que  la  tierra  se  fundó  ? 

23  El  está  asentado  sobre  el  globo  de 
la  tierra,  cuyos  moradores  le  son  como 
langostas:  él  extiende  los  cielos  como 
una  cortina,  tiéndelos  como  una  tienda 
para  morar. 

28  £1  torna  en  nada  los  poderosos ;  y  á 
los  que  gobiernan  la  tierra,  hace  como 
que  no  hubieran  sido. 

24  Como  si  nunca  fueran  plantados,  co- 
mo si  nunca  fueran  sembrados,  como  si 
nunca  bu  tronco  hubiera  tenido  raíz  en 
la  tierra;  y  aun  soplando  en  ellos  se  se- 
can, y  el  torbellino  los  lleva  como  hoja- 


25  ¿T  á  qué  me  haréis  semejante  para 
que  sea  semejante,  dice  el  Banto? 

26  Levantad  en  alto  vuestros  ojos,  y 
mirad  quien  creó  estas  cosas:  él  saca 
por  cuenta  su  ejército :  á  todas  llama 
por  sus  nombres:  ninguna  faltará  por 
la  multitud  de  sus  fuerzas,  y  por  la  for- 
taleza de  la  fuerza. 


97  ¿Por  qué  alcas  Jacob, y  hablas  Is- 
rael :  MI  camino  es  escondido  de  Jehova, 
y  de  mi  Dios  pasó  mi  juicio  ? 

28  ¿No  has  sabido?  ¿No  has  oído,  que 
el  Dios  del  siglo  es  Jehova,  el  cual  creó 
loe  términos  de  la  tierra?  No  se  traba- 
ja, ni  se  fatiga  con  cansancio ;  y  su  en- 
tendimiento no  hay  quien  lo  alcance. 

29  El  da  esfuerzo  al  cansado,  y  multi- 
plica las  fuerzas  al  que  no  tiene  ningu- 
nas. 

80  Los  mancebos  se  fatigan,  y  se  can- 
san :  los  mozos  cayendo  caen : 

81  MaS  los  que  esperan  á  Jehova  ten- 
drán nuevas  fuerzas,  levantarán  las  alas 
como  águilas,  correrán  y  no  se  eansarán, 
caminarán  y  no  se  fatigarán. 

CAPITULO  XLL 

Redarguye  Dio*  y  convence  de  tantead  d  la  idolatría, 
probando  por eiertabieciinitnto de  mieieofa,  y por  9a 
obra  d€  lacreado*,  y  por  fo  pro/ocia  doria  do  la» 
coma»  por  venir,  qm  ka  poroto  en  m  pueblo,*  por  la 
rfnfftdar  providencia  qm  de  él  tiene,  orrélét  rtrda- 
deroDtoo,  y  lo»  Ufólo»  vanidad,  por  qm  nada  deeoio 
Henea  y  en  materia  mm  madera,  ó  metal,  hn.  ven 
forma,  hechura»  de  lo»  mitmo»  qm  lo»  adoran,  y  en 
relación,  para  vanidad,  con/uoUm  y  vergüenza  de 
h»  qm  loo  honran. 

ESCUCHADME  islas,  y  esfuércense 
los  pueblos:  allegúense,  y  enton- 
ces hablen:  estemos  juntamente  á  jui- 
cio. 

2  ¿Quién  despertó  del  oriente  la  justi- 
cia, y  le  Hamo  para  que  le  siguiese?  en- 
tregó delante  de  él  naciones,  y  hitóle  en- 
sefiorear  de  reyes :  como  polvo  los  entre- 
gó á  su  espada,  y  como  hojarascas  arre- 
batadas á  su  arco. 

8  Siguiólos;  pasó  en  paz  por  camino 
por  donde  sus  pies  nunca  hablan  en- 
trado. 

¿  ¿Quién  obró,  y  hizo ?  ¿ Quién  llama 
las  generaciones  desde  el  principio?  Yo 
Jehova  primero,  y  yo  mismo  con  los 
postreros. 

5  Las  islas  vieron,  y  tuvieron  temor: 
los  términos  de  la  tierra  se  espantaron: 
congregáronse,  y  vinieron. 

6  Cada  cual  ayudó  á  sn  cercano,  y  dijo 
á  su  hermano :  Esfuérzate. 

7  El  carpintero  animó  al  platero,  y  el 
que  alisa  eon  martillo  al  qne  batía  en  el 
yunque,  diciendo:  Buena  es  la  solda- 
dura. T  afirmólo  con  clavos,  porque  no 
se  moviese. 

8  Mas  tú  Israel,  siervo  mío,  Jacob  á 
quien  yo  escogí,  simiente  de  Abreham 
mi  amigo. 

9  Porque  te  eehé  mano  de  los  extremos 
de  la  tierra,  y  desús  «dneipales  te  Ua- 


ISAÍAS. 


mé,  y  te  fitye:  MI  Siervo  teros  tú;  te  es- 
cogí, y  no  te  deseché. 

10  No  temes,  que  yo  soy  contigo:  no 
desmayes,  que  yo  soy  tn  Dios:  qne  te 
esfuerzo:  siempre  te  ayudaré,  siempre 
te  sustentaré  con  la  diestra  de  mi  justi- 
cia, 

11  He  aquí  que  todos  los  que  se  eno- 
jan contra  ti,  se  avergonzarán,  y  serán 
confusos:  serán  como  nada:  los  que 
contigo  contendieren,  perecerán. 

12  Mirarás  por  ellos,  y  no  los  bailarás  i 
los  que  tienen  contienda  contigo,  serán 
como  nada;  y  los  que  contigo  tienen 
pendencia,  como  cosa  que  no  es. 

18  Porque  yo  Jehova  soy  tu  Dios,  que 
te  trava  de4u  mano  derecha,  y  te  dice : 
No  temas,  yo  te  ayudé. 

14  No  temas  gusano  de  Jacob,  apoca- 
dos de  Israel;  yo  te  socorrí,  dice  Jehova, 
y  tu  Redentor  el  Santo  de  Israel 

15  He  aquí  que  yo  te  be  puesto  por 
trillo,  trillo  nuevo,  lleno  de  dientes: 
trillarás  montes,  y  molerlos  has ;  y  co- 
llados tornarás  en  tamo. 

16  Aventarlos  has,  y  el  viento  los  lle- 
vará, y  el  torbellino  los  esparcirá.  Tu, 
empero,  exultarás  en  Jehova:  en  el  San- 
to de  Israel  te  glorificarás. 

17  Los  afligidos  y  menesterosos  buscan 
las  aguas,  que  no  hay:  su  lengua  se  secó 
de  sed :  yo  Jehova  los  oiré :  yo  el  Dios 
de  Israel  no  los  desampararé. 

18  En  los  cabezo*  altos  abriré  ríos,  y 
fuentes  en  mitad  de  los  llanos :  tornaré 
el  desierto  en  estanques  de  aguas;  y  la 
tierra  seca  en  manederos  de  aguas. 

19  Daré  en  el  desierto  cedros,  espinos, 
arrayanes,  y  olivas :  pondré  en  la  soledad 
bayas,  olmos,  y  álamos  juntamente : 

20  Porque  vean,  y  conozcan,  y  adviéV- 
tan,  y  entiendan  todos,  que  la  mano  de 
Jehova  hace  esto ;  y  que  el  Santo  de  Is- 
rael lo  creo. 

31  Alegad  por  vuestra  cansa,  dice  Je- 
hova: traed  vuestros  fundamentos,  dice 
el  Rey  de  Jacob. 

22  Traigan,  y  anuncíennos  lo  que  ba  de 
venir:  dígannos  lo  que  ha  pasado  desde 
el  principio,  y  pondremos  nuestro  co- 
razón; y  sepamos  su  postrimería,  y  ha- 
cadnos entender  lo  que  ha  de  venir. 

23  Dadnos  nuevas  de  lo  que  ha  de  ser 
después,  paca  que  sepamos  que  voso- 
tros sote  dioses:  6  á  lo  menos  haced 
bien  ó  mal,  para  que  tengamos  que  con- 
tar, y  juntamente  nos  maravillemos. 

24  He  aquí  que  vosotros  sois  de  nada, 


y  vuestras  obras  de  vanidad:  abomina- 
ción os  escogió. 

26  Del  norte  le  desperté,  y  vendrá:  del 
nacimiento  del  sol  llamará  en  mi  nom- 
bre; y  vendrá  sobre  principes  como  sobre 
lodo,  y  como  el  ollero  pisa  el  barro. 

26  ¿Quién  dio  nuevas  desde  el  princi- 
pio, para  que  sepamos ;  y  de  antes,  y  di- 
remos :  Justo  esf  Cierto  no  hay  quien 
lo  anuncie,  cierto  no  hay  quien  lo  ense- 
ñe, cierto  no  hay  quien  oiga  vuestras 
palabras. 

27  To  soy  el  primero  que  be  enseñado 
estas  cosas  á  Sion,  y  á  Jerusalem  di  la 
nueva. 

28  Miré,  y  no  había  ninguno;  y  pregun- 
té de  estas  cosas,  y  ningún  consejero  hu- 
bo :  les  pregunté,  y  no  respondieron  pa- 
labra. 

29  He  aquí,  todos  son  iniquidad;  y  las 
obras  de  ellos  nada:  viento  y  vanidad 
sus  vaciadizos. 

CAPITULO  XLIL 

Xn  la  persona  de  Ogro  libertador  del  pueblo  Judaico 
de  su  cautividad  de  Rabglouia,  es  descripta  la  per- 
sona del  Mena»  su  ministerio  g  cuahdadet para  e%dk 
Espíritu  de  Dio»,  de  mansedumbre,  de  constancia,  «re. 
Venia  libertad  g  reducción  del  miaño  pueblo,  la  li- 
bertad glorian  g  la  restauración  do  la  iglesia  p  *m 
prosperidad  con  la  promulgación  del  evangelio. 
II.  Reprende  g  avergüenza  al  pueblo  Judaico  de  *m 
idolatrías,  g  por  su  robelion,  por  la*  cualmUémun^ 
da  extrema*  calamidades. 

HE  aquí  mi  siervo,  reclinarme  he  so- 
bre él :  escogido  mío  en  quien  mi 
alma  toma  contentamiento :  puse  mi  Es- 
píritu sobre  él,  dará  juicio  á  las  nacio- 
nes. 

2  No  clamará,  ni  alzará,  ni  hará  oir  su 
voz  en  las  plazas. 

8  No  quebrará  la  caña  cascada,  ni  apa- 
gará el  pábilo  que  humeare:  sacará  el 
juicio  á  la  verdad. 

4  No  se  cansará,  ni  desmayará,  hasta 
que  ponga  en  la  tierra  juicio ;  y  las  islas 
esperarán  su  ley. 

5  Asi  dice  el  Dios  Jehova,  creador  de  . 
los  cielos,  y  el  que  los  extiende:  el 
que  extiende  la  tierra  y  sus  verduras :  el 
que  da  resuello  al  pueblo  que  mora  sobre 
ella,  y  espíritu  á  los  que  por  ella  andan : 

6  To  Jehova  te  llamé  en  justicia,  y  por 
tu  mano  te  tendré:  guardarte  he,  y  po- 
nerte he  por  alianza  de  pneblo,  por  luz 
de  naciones : 

7  Para  que  abras  ojos  de  ciegos;  para 
que  saques  presos  de  mazmorras,  y  de 
casas  de  prisión  á  asentados  en  tinie- 
blas. 

8  To  Jehova:  este  es  mi  nombre;  y  á 


ISAÍAS. 


otro  do  daré  mi  gloria,  si  mi  ataban»  á 
esculturas. 

0  Las  cosas  primeras,  he  aquí,  vinie- 
ron; y  yo  anuncio  nuevas  cosas:  antes 
que  salgan  á  luz,  yo  os  las  haré  notorias. 

10  Cantad  á  Jehova  cantar  nuevo,  su 
alabanza  desde  el  fin  de  la  tierra,  los  que 
descendéis  á  la  mar,  y  lo  que  la  hinche : 
islas,  y  los  moradores  de  ellas. 

11  Alcen  la  voz  el  desierto  y  sus  ciuda- 
des, las  aldeas  donde  habita  Cedar:  can- 
ten los  moradores  de  la  piedra,  y  desde 
las  cumbres  de  los  montes  Jubilen. 

12  Den  gloria  á  Jehova,  y  prediquen 
sus  loores  en  las  islas. 

13  Jehova  saldrá  como  gigante,  y  como- 
hombre  de  guerra  despertará  zelo :  gri- 
tará, hará  algazara,  y  esforzarse  ha  sobre 
sus  enemigos. 

14  Desde  el  slgio~he  callado,  he  tenido 
silencio,  y  heme  detenido:  dará  voces 
como  la  que  está  de  parto:  asolaré  y  tra- 
garé Juntamente. 

15  Tornaré  en  soledad  montes  y  colla- 
dos: haré  secar  toda  su  yerba:  los  rios 
tornaré  en  islas,  y  secaré  los  estanques. 

16  Y  guiaré  los  ciegos  por  camino  que 
nunca  supieron:  hacerles  he  pisar  por 
las  sendas  que  nunca  conocieron:  de- 
lante de  ellos  tornaré  las  tinieblas  en  luz, 
y  los  rodeos  en  llanura.  Estas  cosas  les 
haré,  y  no  los  desampararé. 

17  T  Serán  tomados  atrás,  y  serán  aver- 
gonzados de  vergüenza,  los  que  confian 
en  la  seultura,  y  dicen  ai  vaciadizo :  Vo- 
sotros sois  nuestros  dioses. 

18  O!  sordos,  oíd;  y  ciegos,  mirad  pa- 
ra ver. 

19  ¿  Quién  ciego,  si  no  mi  siervo  ? 
¿  Quién  tan  sordo  como  mi  mensagero, 
á  quien  envío f  ¿Quién  eiego  como  el 
perfecto,  j  ciego  como  el  siervo  de  Je- 
hova, 

20  Que  ve  muchas  cosas,  y  no  advierte: 
que  abre  los  orejas,  y  no  para  oir? 

21  Jehova,  zeloso  por  su  Justicia,  mag- 
nificará la  ley,  y  engrandecerla  ha. 

2&  Por  tanto  este  pueblo  saqueado,  y 
hollado :  todos  ellos  han  de  ser  enlazados 
en  cavernas,  y  escondidos  en  cárceles : 
serán  puestos  á  saco,  y  no  habrá  quien  los 
libre:  serán  hollados,  y  no  habrá  quien 
diga:  Restituid. 

28  ¿Quién  de  vosotros  oirá  esto,  adver- 
tirá, y  considerará  al  fin? 

24  ¿Quién  dló  á  Jacob  en  presa,  y  en- 
tregó á  Israel  á  saqueadores ?  ¿No  filé 
Jehova?  porque  pecamos  contra  él,  y 

Span.  40 


no  quisieron  andar  en  sus  caminos,  ni 

oyeron  su  ley. 

25  Por  tanto  derramó  sobre  él  el  furor 
de  su  ira,  y  fortaleza  de  guerra:  púsolo 
fuego,  de  todas  partes,  y  no  lo  conoció : 
y  encendió  en  él,  y  no  echó  de  ver. 

CAPITULO  XLHI. 

Conmuta  y  anima  d  lo»  piado**  en  medio  de  esta» 
denunciaciones  de  tanta  calamidad  aertijtedndok* 
de  ¡a  buena  voluntad  p  amor  de  Dio»,  el  cual  lo» 
amparará  etWmedio  de  toda»  ellas,  yol  finio»  con- 
greoard  de  toda»  la»  naciónos  para  que  gocen  de 
gloriosa  Kbertad.  II.  Impugna  la  idolatría  con  el 
testimonio  de  m  pueblo  y  de  la»  maravillas  que  ha 
hecho  en  él,  tfla»  que  promete  hacer  libertándole  de 
la  cautividad  de  Babitonta,  donde  lo»  echó  por  su» 
pecado». 

Y  AHORA,  asi  dice  Jehova,  creador 
tuyo,  ól  Jacob,  y  fbrmador  tuyo, 
ó !  Israel :  No  temas,  porque  yo  te  redi- 
mi :  yo  te  puse  nombre,  mió  eres  tú. 

2  Cuando  pasares  por  las  aguas,  yo  seré 
contigo ;  y  en  los  rios,  no  te  anegarán. 
Cuando  pasares  por  el  mismo  fuego,  no 
te  quemarás,  ni  la  llama  arderá  en  ti 

8  Porque  yo  Jehova  Dios  tuyo,  Santo 
de  Israel,  Guardador  tuyo:  A  Egypto  he 
dado  por  tu  rescate;  á  Ethlopia,  y  á 
Sabba  por  ti. 

4  Porque  en  mis  ojos  fuiste  de  grande 
estima:  fuiste  honorable,  y  yo  te  amé; 
y  daré  hombres  por  ti,  y  naciones  por  tu 
alma 

5  No  temas,  porque  yo  soy  contigo:  del 
oriente  traeré  tu  generación,  y  del  occi- 
dente te  recogeré. 

6  Diré  al  aquilón:  Da  acá;  y  al  medio- 
día :  No  detengas :  trae  de  luengas  tier- 
ras mis  hyos,  y  mis  hijas  de  k>  postrero 
de  la  tierra : 

7  Todos  llamados  de  mi  nombre;  y 
para  gloria  mia  los  crié,  los  formé,  y  los 
hice: 

8  Sacando  al  pueblo  ciego,  que  tiene 
ojos ;  y  á  los  sordos,  que  tienen  orejas. 

0  TÍ  Congregúense  Juntamente  todas 
las  naciones,  y  júntense  pueblos :  ¿  Quién 
do  ellos  hay  que  nos  dé  nuevas  de  esto, 
y  que  nos  haga  oír  las  cosas  primeros  ? 
Presenten  sus  testigos,  y  serán  senten- 
ciados por  Justos :  oigan,  y  digan  verdad. 

10  Vosotros  sois  mis  testigos,  dice  Je- 
hova, y  mi  siervo,  que  yo  escogí :  para 
que  me  conozcáis?  y  creáis,  y  entendéis, 
que  yo  mismo  soy:  antes  de  mí  no  fué' 
formado  Dios,  ni  lo  será  después  de  mi. 

11  Ye,  yo  Jehova;  y  fuera  de  mi  no 
hay  quien  salve. 

12  Yo  anuncié,  y  salvé,  y  hice  oir,  y  no 
Auto  entre  vosotros  dios  extraño.   Voso- 

DigitizedJ 


ISAÍAS. 


Iros  pues  sois  mis  testigos,  dice  JehoYa, 
que  yo  soy  Dios. 

13  Aun  antes  que  hubiera  dia,  yo  era ; 
y  no  hay  quien  de  mi  mano  escape :  ñ  yo 
hiciere,  ¿quién  lo  estorbará? 

14-  Asi  dice  Jehova,  Redentor  vuestro, 
Santo  de  Israel:  Por  vosotros  envié  á 
Babylonia,  y  hice  descender  fugitivos 
todos  ellos,  y  clamor  de  Chaldeos  en 
las  naves.  • 

15  Yo  Jehova,  Santo  vuestro,  Creador 
de  Israel,  Rey  vuestro. 

1C  Asi  dice  Jehova,  el  que  da  camino 
en  la  mar,  y  senda  en  las  aguas  impetuo- 
sas. 

17  Cuando  él  saca  carro,  y  caballo,  ejér- 
cito y  fuerza  caen  juntamente,  para  no 
levantarse:  quedan  apagados,  como  pá- 
bilo quedan  apagados. 

18  Nó  os  acordéis  de  las  cosas  pasadas, 
ni  traigáis  á  memoria  las  cosas  antiguas. 

19  He  aqui  que  yo  hago  cosa  nueva: 
presto  saldrá  á  lúa:  ¿No  la  sabréis? 
Otra  vez,  pondré  camino  en  el  desierto, 
y  ríos  en  la  soledad. 

20  La  bestia  del  campo  me  honrará,  los 
dragones,  y  los  pollos  del  avestruz;  por- 
que daré  aguas  en  el  desierto,  rios  en  la 
soledad,  para  que  beba  mi  pueblo,  mi 
escogido. 

21  Este  pueblo  crié  para  mí,  mis  ala- 
banzas contará, 

22  Y. no  me  invocaste  á  mi,  ó!  Jacob: 
antes  en  mi  te  cansaste,  ó !  Israel. 

23  No  me  trajiste  á  mí  los  animales  de 
tus  holocaustos,  ni  me  honraste  á  mi  con 
tus  sacrificios;  no  te  hice  servir  con  pre- 
sente, ni  te  hice  fatigar  con  perfume. 

24  No  compraste  paré  mi  eafia  aromdti- 
ca  por  dinero,  ni  me  hartaste  con  la  gro- 
sura de  tus  sacrificios :  antes  me  hiciste 
servir  en. tus  pecados,  y  en  tus  maldades 
me  hiciste  fatigar. 

25  Yo,  yo  soy  el  que  raigo  tus  rebeliones 
por  amor  de  mi ;  y  no  me  acordaré  de 
tus  pecados. 

26  Hazme  acordar,  entremos  en  juicio 
juntamente :  cuenta  tú  para  abonarte. 

27  Tu  primer  padre  pecó,  y  tus  enseña- 
dores  prevaricaron  contra  mí. 

28  Por  tanto  yo  profané  los  príncipes 
del  santuario,  y  puse  por  anathema  á  Ja- 
cob, y  á  Israel  por  vergüenza. 

CAPITULO  XLIV. 

J5s  élmimm  myimumto  del  capitulo  precede**  bur- 
Idndote  en  el  tegundo  miembro  de  la  tontedad  de  Um 
idólatra*  que  no  te  are rgñenzan  de  dar  evito  v  ado- 
ración (cualquiera  que  sea)  al  Ídolo  que  etkm  miemos 
kicmron<kmkd,ódemwmmv*i  parteéelomallm 


mrvió  pan  el  Juego  *o.  B.  Saharta  d  m  pueblo 
que  para  guardarte  de  teta  abominable  locura,  m 
acuerde  de  lo  que  ha  hecho  por  ti,  de  lo  que  le  ha 
manp'ettado  de  ti,  de  Um  prometa»  que  te  Heme  da- 
da* de  libertad,  la*  cuale»  cumplirá  por  la  mano  de 
Cyro,  y  en  lo  figurado,  por  Cristo. 

A  HORA  pues*  oye,  Jacob,  siervo  mió, 
jlX  Israel,  á  quien  yo  escogí. 

2  Así  dice  Jehova,  Hacedor  tuyo,  y  el 
que  te  formó  desde  el  vientre :  Ayudarte 
ha.  No  temas,  siervo  mió  Jacob,  el 
Recto  á  quien  yo  escogí: 

8  Porque  yo  derramaré  aguas  sobre  el 
secadal,  y  rios  sobre  la  secura:  derra- 
maré mi  Espíritu  sobre  tu  generación,  y 
mi  bendición  sobre  tus  renuevos; 

4  Y  brotarán  como  entre  yerba,  como 
sauces  junto  á  las  riberas  de  las  aguas. 

5  Este  dirá:  Yo  soy  de  Jehova:  el  otro 
se  llamará  del  nombre  de  Jacob.  El  otro 
escribirá  con  su  mano:  A  Jehova:  otro 
se  pondrá  por  sobre  nombre :  De  Israel. 

6  t  Asi  dice  Jehova,  Rey  do  Israel,  y 
su  Redentor,  Jehova  de  los  ejércitos: 
Yo  el  primero,  y  yo  el  postrero,  y  fuera 
de  mi  no  hay  Dios. 

7  ¿  Y  quién  llamará  como  yo,  y  denun- 
ciará chites  esto,  y  me  ordenará  lo  otro, 
desde  que  hice  el  pueblo  del  mundo? 
Anuncíenles  lo .  que  vieno  de  cerca,  y  lo 
que  está  por  venir. 

8  No  temáis, ni  os  amedrentéis:  ¿No  te 
hice  oír  desde  entonces,  y  te  dtfe  antes 
lo  que  estaba  por  venir?  Luego  vosotros 
sois  mis  testigos,  que  no  haya  Dios  si  no 
yo ;  y  que  no  haya  fuerte,  que  yo  no  co- 
nozca. 

9  Los  formado/es  do  la  escultura,  todos 
ellos  son  vanidad,  y  lo  mas  precioso  de 
ellos  para  nada  es  útil;  y  testigos  de 
ellos  ellos  mismos,  que  ni  ven,  ni  entien- 
den :  por  tanto  Be  avergonzarán. 

10  ¿  Quién  formó  á  Dios  ?  ¿  y  quién  fun- 
dió escultura  que  para  nada  es  de  prove- 
cho? 

11  He  aqui  que  todos  sus  compañeros 
serán  avergonzados ;  porque  los  mismos 
artífices  6on  de  los  hombres.  Todos  ellos 
se  juntarán,  estarán,  asombrarse  han  y 
avergonzarse  han  á  una. 

12  El  herrero  tomará  la  tenaza,  obrará 
en  las  ascuas,  darle  ha  forma  con  los 
martillos,  obrará  en  ella  con  el  brazo  de 
su  fortaleza :  aunque  esté  hambriento,  y 
le  falten  las  fuerzas,  no  beberá  agua,  aun- 
que se  desmaye. 

13  El  carpintero  tiende  la  regla,  señálala 
con  almagre,  lábrala  con  los  cepillos,  dale 
figura  con  el  compás,  nácela  á  forma  de 


ISAÍAS. 


varón,  á  semejanza  de  hombre  hermoso, 
para  estar  en  casa. 

14  Cortarse  ha  cedros,  y  tomará  encina 
y  atcornoque,  y  esforzarse  «ha  contra  los 
árboles  del  bosque :  plantará  pino,  que 
se  crie  con  la  lluvia. 

15  El  hombre  después  je  servirá  de  él 
para  quemar,  y  tomará  de  ellos  para  ca- 
lentarse :  encenderá  también  el  horno,  y 
cocerá  panes:  hará  también  un  dios,  y 
adorarle  ha :  fabricará  nn  ídolo,  y  arrodi- 
llarse ha  delante  de  él. 

16  Parte  de  él  quemará  en  el  fuego, 
con  otra  parte  de  él  comerá  carne,  asará 
asado,  y  hartarse  ha :  después  se  calen- 
tará, y  dirá:  O !  calentádome  he,  fuego 
he  visto. 

17  Las  sobres  de  él  torna  en  dios,  en 
su  escultura:  humillase  delante  de  él,  le 
adora,  y  ruégale,  diciendo ;  Líbrame,  que 
mi  dios  eres  tú. 

18  No  supieron,  ni  entendieron;  por- 
que untó  sus  ojos,  porque  no  vean,  su 
corazón,  porque  no  entiendan. 

19  No  torna  en  si,  no  tiene  sentido,  ni 
entendimiento  para  decir:  Parte  de  ello 
quemé  en  el  fuego,  y  sobre  sus  brasas 
cocí  pan :  asé  carne,  y  comí :  ¿  lo  que  de 
él  quedó  tengo  de  tornar  en  abomina- 
ción ?  ¿  delante  de  un  tronco  de  árbol  me 
tengo  de  humillar? 

90  La  ceniza  apacienta:  su  corazón  en- 
gañado le  Inclina  para  que  no  libre  su 
alma,  y  diga :  ¿  No  está  la  mentira  á  mi 
maho  derecha  ? 

21  1  Acuérdate  de  estas  cosas,  ó !  Ja- 
cob, y  Israel,  que  mi  siervo  eres :  Yo  te 
formé,  mi  siervo  eres:  Israel,  no  me 
olvides. 

22  To  deshice,  como  nube,  tus  rebe- 
liones, y  tus  pecados,  como  niebla :  tór- 
nate á  mí,  porque  yo  te  redimí. 

23  Cantad  loores,  ó!  cielos,  que  Jehova 
hizo :  Jubilad,  ó !  lugares  bajos  de  la  tier- 
ra: montes,  romped  en  alabanza:  bos- 
que, y  todo  árbol  que  en  él  está ;  porque 
Jehova  redimió  á  Jacob,  y  en  Israel  será 
glorificado. 

24  Así  dice  Jehova,  Redeiftor  tuyo,  y 
formador  tuyo  desde  el  vientre :  To  Je- 
hova, que  lo  hago  todo,  que  extiendo 
solo  los  cielos,  que  extiendo  la  tierra  por 
mi  mismo : 

25  Que  deshago  las  señales  de  los  adi- 
vinos, que  enloquezco  los  agoreros,  que 
hago  tornar  atrás  los  sabios,  y  que  des- 
vanezco su  sabiduría: 

26  Que  despierta  la  palabra  de  su  sier- 


vo, y  que  cumple  el  consejo  de  su8*mtn- 
sageros :  que  dice  á  Jerusalem :  Serás 
habitada;  y  á  las  ciudades  de  Jada :  Se- 
rán reedificadas,  y  sus  ruinas  levantaré  : 

27  Que  digo  al  profundo :  Sécate ;  y  tus 
ríos  haré  secar : 

28  Que  llamo  á  Cyro,  mi  pastor;  y  todo 
lo  .que  yo  quiero  cumplirá;  en  diciendo 
á  Jerusalem  :  Serás  edificada;  y  al  tem- 
plo :  Serás  fundado. 

CAPITULO  XLV. 

Enviste  Dios  d  Cgro  por  su  nombre  aun  mucho  antea 
que  naciese  en  la  monarquía  para  que  liberte  su 
pueblo  de  Babgkmia:  al  cual  Cgro  por  ser  una  vh-et 
figura  de  Cristo  le  da  sus  propios  títulos,  Mesías, 
libertador  de  tn  pueblo.  Dios  escondido,  los  cuales 
títulos  esencialmente  pertenecen  d  solo  Cristo.  U. 
Vuelve  H  redargüir  la  idohUria  g  su  vanidad,  pro- 
bando ser  el  solo  verdadero  Dios,  por  la  profecía 
que  ha  puesto  en  su  iglesia,  por  la  creación  del  mun- 
do, por  la  rocacinn  de  su  Cyro  (asi  la  figura  como 
lo  figurado)  y  por  la  libertad  de  su  pueblo  $c. 

ASÍ  dice  Jehova  á  su  Mesías  Cyro, 
-ljl  al  cual  yo  tomé  por  su  mano  dere- 
cha, para  sujetar  naciones  delante  de  él, 
y  desatar  lomos  de  reyes :  para  abrir  do- 
lante de  él  puertas ;  y  puertas  no  se  cer- 
rarán. 

2  Yo  iré  delante  de  ti,  y  los  rodeos  en- 
derezare :  quebrantaré  puertas  de  metal ; 
y  cerrojos  de  hierro  haré  pedazos. 

8  Y  darte  he  los  tesoros  escondidos,  y 
los  secretos  muy  guardados:  para  que 
sepas  que  yo  soy  Jehova,  c¿ue  te  pongo 
nombre,  el  Dios  de  Israel. 

4  Por  mi  siervo  Jacob,  y  por  Israel  .mi 
escogido  te  llamé  por  tu  nombre :  pásete 
tu  sobrenombre,  aunque  no  me  cono- 
ciste, 

5  Yo  Jehova,  y  ninguno  mas  de  yo:  no 
hay  Dios  mas  de  ya  Yo  te  ceñiré,  aun- 
que tú  no  me  conociste : 

6  Para  que  se  sepa  desde  el  nacimiento 
del  sol,  y  desde  donde  se  pone,  que  no 
hay  mas  de  yo.  Yo  Jehova,  y  ninguno 
mas  de  yo : 

7  Que  formo  la  luz,  y  que  crio  las  tinie- 
blas :  que  hago  la  paz,  y  que  crió  el  mal : 
Yo  Jehova,  que  hago  todo  esto. 

8  Rociad,  ciclos,  de  arriba,  y  las  nubes 
goteen  la  Justicia :  ábrase  la  tierra,  y  fru- 
tifiquensc  la  salud  ylajustieia:  háganse 
producir  Juntamente.  Yo  Jehova  lo  crié. 

9  1  ¡  Ay  de  él  que  pleitea  con  su  Hace- 
dor !  £1  tiesto  contra  los  tiestos  de  la 
tierra.  ¿  Dirá  el  barro  al  que  lo  labra : 
Qué  haces?   ¿y  tu  obra  no  tiene  manos? 

10  Ay!  de  él  que  dice  al  padre:  ¿Porqué 
engendraste?  y  á  la  muger:  ¿Por  qué 
pariste? 

¿87 


ISAÍAS. 


11  Asi  dice  Jehova  el  Santo  de  Israel,  y 
su  formador:  Preguntadme  de  las  cosas 
por  venir :  mandadme  acerca  de  mis  hi- 
jos, y  á  cerca  de  la  obra  de  mis  manos. 

12  Yo  hice  la  tierra,  y  yo  crié  sobre  ella 
el  hombre.  Yo,  mis  manos  extendieron 
los  cielos,  y  á  todo  sn  ejército  mandé. 

13  Yo  le  desperté  en  justicia,  y  todos 
sus  caminos  enderezaré :  él  edificará  mi 
ciudad,  y  soltará  mis  cautivos,  no  por 
precio,  ni  por  dones,  dice  Jehova  de  los 
ejércitos. 

14  Asi  dyo  Jehova :  £1  trabajo  de  Egyp- 
to,  las  mercaderías  de  Ethlopla,  y  los  al- 
tos de  Saba  se  pasarán  á  ti,  y  serán  tuyos : 
tras  ti  irán,  pasarán  con  grillos :  á  fí  ha- 
rán reverencia,  y  á  ti  suplicarán.  Cierto 
en  ti  estd  Dios ;  y  no  hay  otro  íbera  de 
Dios. 

15  Verdaderamente  tú  eres  Dios  que  te 
encubres,  Dios  de  Israel,  que  salvas. 

,  16  Avergonzarse  han,  y  todos  ellos  se 
afrentarán  :  irán  con  vergüenza  todos  los 
fabricadores  de  imágenes. 

17  Israel  es  salvo  er  Jehova,  salud  éter, 
na:  no  os  avergonzaréis,  ni  os  afren- 
taréis por  todos  los  siglos. 

18  Porque  asi  dtfo  Jehova,  que  cría  los 
cielos,  él  mismo,  el  Dios  que  forma  ia 
tierra,  el  que  la  hizo,  y  la  compuso :  No 
la  creó  para  nada,  para  que  fuese  habi- 
tada la  creó :  Yo  Jehova,  y  ninguno  mas 
de  yo. 

Id  No  hablé  en  escondido,  en  lugar  de 
tierra  de  tinieblas :  no  dije  á  la  genera- 
ción de  Jatíbb :  En  vano  me  buscáis.  Yo 
Jehova  que  hablo  justicia,  que  anuncio 
rectitud. 

20  Congregaos  y  venid,  allegaos  todos 
los  escapados  de  las  naciones :  no  saben 
los  que  levantan  el  madero  de  su  escul- 
tura, y  los  que  niegan  al  dios  que  no 
salva. 

21  Publicad,  y  haced  llegar,  y  entren 
todos  en  Consulta:  ¿Quién  hizo  oír  esto 
desde  el  principio,  y  desde  entonces  lo 
tiene  dicho,  si  no  yo  Jehova?  y  po  hay 
mas  Dios  que  yo :  Dios  justo  y  salvador, 
no  mas  de  yo. 

22  Mirad  á  mí,  y  sed  salvos  todos  los 
términos  de  la  tierra;  porque  yo  soy 
Dios,  y  no  hay  mas. 

23  Por  mi  hice  Juramento :  de  mi  boca 
salió  palabra  en  justicia,  la  cual  no  se  tor- 
nará :  Que  á  mí  se  doblará  toda  rodilla, 
y  Jurará  toda  lengua, 

24  Y  á  mi  dirá :  Cierto  en  Jehova  estd  la 
justicia  y  la  fuerza,  hasta  él  vendrá;  y 

028 


todos  los  que  se  enojan  contra  él  serán 
avergonzados. 

25  En  Jehova  serán  Justificados,  y  se 
gloriarán  toda  la  generación  de  Israel. 

CAPITULO  XLVI. 

Profetiza  la  ruina  de  lo»  ídolo»  de  Babilonia.  IT. 
Reprende  H  su  pmcJJo  de  idolatría  burlando  no  fa- 
tentata*  diligencia»  en  ella.  JII.  Pruébale»  tn  verda- 
dera divinidad  por  la»  maravilla»  que  ha  hecho  por 
ello*,  jt  por  la»  que  time  prometida»  de  hacer  por  la 
mano  de  Cyro,  v  de  Crüio. 

POSTRÓSE  Bel,  abatióse  Nebo,  sos 
Imágenes  fueron  puesta»  sobre  bes- 
tias, y  sobre  animales  de  carga,  que  os 
llevarán,  cargadas  de  vosotros,  carga  de 
cansancio. 

2  Fueron  encorvados,  fueron  abatidos 
juntamente ;  y  no  pudieron  escaparse  de 
la  carga ;  y  su  alma  hubo  de  ir  en  cauti- 
vidad, 

8  %  Oídme,  ó !  casa  de  Jacob,  y  todo  el 
resto  de  la  casa  de  Israel,  los  que  sois  traí- 
dos de  vient  re,  los  que  sois  llevados  de 
matriz. 

4  Y  hasta  la  vejez  yo  mismo,  y  hasta 
las  canas  yo  suportaré :  yo  hice,  yo  lle- 
varé, yo  suportaré  y  guardaré. 

5  ¿  A  quién  me  hacéis  semejante,  y  me 
Igualáis,  y  me  comparáis  para  ser  seme- 
jante ? 

6  Sacan  oro  de  su  talegon,  y  pesan  plata 
con  balanzas:  alquilan  nn  platero  para 
hacer  dios  de  él :  humíllanse,  y  adoran. 

7  Echanscle  sobre  los  hombros,  llevan- 
te, y  asléulanle  en  su  lugar,  y  allí  se 
está,  y  no  se  mueve  de  su  lugar :  denle 
voces,  y  tampoco  responde,  ni  libra  de 
ia  tribulación. 

8  f  Acordaos  de  esto,  y  tened  vergüen- 
za :  tornad  en  vosotros,  prevaricadores. 

9  Acordaos  de  las  cosas  pasadas  desde 
el  siglo;  porque  yo  soy  Dios;  y  no 
hay  mas  dios ;  y  nada  hay  á  mi  seme- 
jante: 

10  Que  anuncio  lo  por  venir  desde  el 
principio ;  y  desde  antiguamente  lo  que 
aun  no  era  hecho :  que  digo :  MI  consejo 
permanecerá,  y  haré  todo  lo  que  qui- 
siere : 

11  Que  llamo  desde  el  oriente  al  ave,  y 
de  tierra  lejaua  al  varón  de  mi  consejo: 
yo  hablé,  por  eso  lo  haré  venir :  lo  pensé, 
hacerlo  he  también. 

12  Oídme,  duros  de  corazón,  que  estáis* 
lejos  de. la  justicia. 

13  Haré  á  mí  Justicia  que  se  acerque,  y 
no  se  alejará ;  y  mi  salud  no  se  detendrá. 
Y  pondré  salud  en  Skra ;  y  mi  gloria,  en 
Israel. 


ISAÍAS. 


CAPITULO  XLVIL 

frofetíum  d  Babilonia  y  d  m  monarquía  m  automa- 
ción. 
DESCIENDE,  y  Miéntate  en  el  polvo 
virgen  hija  de  Babylonia :  asiéntate 
en  la  tierra  sin  trono,  hija  de  los  Chal- 
deos :  qne  nunca  mas  te  llamarán  tierna, 
y  delicada. 

2  Toma  el  molino,  y  muele  harina:  des- 
cubre tus  guedejas,  descalza  los  pies,  des- 
cubre las  piernas,  pasa  los  ríos. 

3  Será  descubierta  tu  vergüenza,  y  tu 
deshonor  será  visto :  tomaré  venganza,  y 
no  encontraré  como  hombre. 

4  Nuestro  Redentor,  Jehova  de  los  ejér- 
citos es  su  nombre,  Santo  de  Israel. 

5  Siéntate,  calla,  y  entra  en  tinieblas, 
hija  de  los  Chaldeos  ;*  porque  nunca  mas 
te  llamarán  Señora  de  reinos. 

6  Enójeme  contra  mi  pueblo ;  profané 
mi  heredad,  y  los  entregué  en  tu  mano : 
no  les  hiciste  misericordias:  sobre  el 
viejo  agravaste  mucho  tu  yugo, 

7  Y  dijiste :  Para  siempre  seré  señora. 
Hasta  ahora  no  has  pensado  en  esto,  ni 
te  acordaste  de  tu  postrimería. 

8  Oye  pues  ahora  esto,  delicada,  la  que 
está  sentada  confiadamente,  la  que  dice 
en  su  corazón:  To*soy,  y  fuera  de  mi  no 
hay  mas :  no  quedaré  viuda,  ni  conoceré 
orfandad. 

9  Estas  dos  cosas  te  vendrán  de  repente 
en  un  mismo  día,  orfandad,  y  viudez :  en 
toda  su  perfección  vendrán  sobre  tí,  por 
la  multitud  de  tus  adivinanzas,  y  por  la 
copia  de  tus  muchos  agüeros. 

10  Porque  te  confiaste  en  tu  maldad, 
diciendo :  Nadie  me  vé.  Tu  sabiduría, 
y  tu  misma  ciencia  te  engañó,  á  que  di- 
jeses en  tu  corazón :  To,  y  no  mas. 

U  Vendrá  pues  sobre  tí  mal,  cuyo  na- 
cimiento no  sabrás :  caerá  sobre  ti  que- 
brantamiento, el  cual  no  podrás  reme- 
diar ;  y  vendrá  sobre  ti  de  repente  des- 
trucción, la  cual  tú  no  conocerás. 

12  Estáte  ahora  entre  tus  adivinanzas, 
y  en  la  multitud  de  tus  agüeros,  en  los 
cuales  te  fatigaste  desde  tu  niñez :  quizá 
podrás  mejorarte,  quizá  te  fortificarás. 

13  Háste  fatigado  en  la  multitud  de  tus 
consejos :  parezcan  ahora,  y  defiéndante 
los  contempladores  de  los  cielos,  los  es- 
peculadores de  las  estrellas,  los  que  en- 
senan los  cursos  de  la  luna,  de  lo  que 
vendrá  sobre  ti. 

14  He  aquí  que  serán  como  tamo,  fuego 
los  quemará:  no  salvarán  sus  vidas  de 
la  mano  de  la  llama :  no  quedará  brasa 


para  calentarse,  ni  lumbre  á  la  cual  se 
sienten. 

15  Así  te  serán  aquellos  con  quienes  te 
fatigaste,  tus  negociantes,*  desde  tu  ni- 
ñez :  cada  uno  echará  por  su  camino,  no 
habrá  quien  te  escape. 

CAPITULO  XLVIIL 

Redargupe  y  amenaza  la  hipocresía  y  la  idolatría  de 
lo* de  tupueblo:  que  ttamándornt pueblo dé  Dtoe^eer- 
viand  ídolo*.  lí.  Que  mi  Dioe  no  cmmphlat  prome- 
ta* terrena*  de  muüipticacion,  pea  y  preepexidad 
trc.eonm  pueblo,  ee  porque  etto»  tampoco  cumplie- 
ron con  la  observancia  de  tu  ley,  que  prometieron  en 
ei  pacto.    JJL  Pre/etkm  4  lee  piaemem  en  Kbertad 


OÍD  esto,  casa  de  Jacob,  que  os  lla- 
máis del  nombre  de  Israel :  los  que 
salieron  de  las  aguas  de  «Tuda,  los  que 
juran  en  el  nombre  de  Jehova,  y  hacen 
memoria  del  Dios  de  Israel,  no  en  ver- 
dad, ni  en  justicia : 

2  Porque  de  la  santa  ciudad  se  nom- 
bran, y  en  el  Dios  de  Israel  confian :  su 
nombre,  Jeho*  de  los  ejércitos. 

3  Lo  que  pasó,  ya  días  ha  que  lo  d\Je, 
y  de  mi  boca  salió:  lo  publiqué;  hícelo 
presto,  y  vino. 

4  Porque  conozco  que  eres  duro,  y  ner- 
vio de  hierro  tu  cerviz,  y  tu  frente  de 
metaL 

5  Díjetelo  ya  días  ha :  antes  que  viniese 
te  lo  enseñé;  porque  no  dieses:  Mi 
ídolo  lo  hizo,  mi  escultura  y  mi  vacia- 
dizo mandó  estas  cosas. 

6  Oístelo,  vístelo  todo :  ¿  vosotros  pues 
no  lo  anunciaréis?  Ahora  pues,  ya  te 
hice  oir  nuevas  y  ocultas  cosas,  que  tú 
no  sabias. 

7  Ahora  fueron  criadas,  no  en  días  pa- 
sados, ni  antes  de  este  día  las  habias  oí- 
do ;  porque  no  digas :  He  aquí  que  yo  lo 
sabia. 

8  Cierto  nunca  lo  habias  oido,  cierto 
nunca  lo  habias  conocido,  cierto  nunca 
antes  se  abrió  tu  oreja;  porque  sabia 
que  desobedeciendo  habias  de  desobe- 
decer, por  tanto  te  llamé  rebelde  desde 
el  vientre. 

9  Por  causa  de  mi  nombre  dilataré  mi 
furor,  y  para  alabanza  mia  te  esperaré 
luengamente,  para  no  talarte. 

10  He  aquí,  te  he  purificado,  y  no  como 
á  plata,:  hete  escogido  enhorno  de  aflic- 
ción. 

11  Por  mi,  por  mi,  haré :  de  otra  ma- 
nera, ¿  cómo  seria  profanado  ?  y  mi  hon- 
ra no  la  daré  á  otro. 

12  Óyeme,  Jacob,  y  Israel,  llamado  mío : 
To  mismo,  yo  el  primero,  también  yo  el 
postrero.       ^iz^y~ 

629 


ISAÍAS. 


13  Ciertamente  mi  mano  mudó  la  tierra, 
y  mi  mano  derecha  midió  los  cielos  con 
el  palmo:  en  llamándolos  yo,  parecie- 
ron juntamente. 

14  Juntaos,  todos  vosotros,  y  oid: 
¿  Quién  hay  entre  ellos  que  anuncie  estas 
cosas  ?  Jehova  le  amó,  el  cual  ejecutará 
su  voluntad  en  Babylonia,  y  su  brazo  en 
los  Chaldeos. 

15  Yo,  yo  hablé,  y  le  llamé,  y  le  truje: 
por  tanto  será  prosperado  su  camino. 

16  Allegaos  á  mí,  oid  esto:  Desde  el 
principio  no  hablé  en  escondido :  desde* 
que  la  cosa  se  hizo,  estuve  allí ;  y  ahora, 
el  Señor  Jebova  me  ha  enviado,  y  su  Es- 
píritu. 

17  Así  dtfo  Jehova,  Redentor  tuyo,  el 
Santo  de  Israel :  yo  Jehova  Dios  tuyo, 
que  te  enseña  provechosamente,  que  te 
encamina  por  el  camino  en  que  andas. 

18  ]  Ojala  tú  miraras  á  mis  mandamien- 
tos I  fuera  entonces  tu  faz  como  un  rio, 
y  tu  justicia  como  las  ondas  de  la  mar : 

19  Fuera  como  la  arena  tu  simiente,  y 
los  renuevos  de*  tus  entrañas  como  las 
pedrezuelas  de  ella:  nunca  su  nombre 
fuera  cortado,  ni  raido  de  mi  presencia. 

20  %  Salid  de  Babylonia,  huid  de  entre 
los  Chaldeos:  dad  nuevas  de  esto  con 
yoz  de  alegría :  publicedlo,  llevadlo  has- 
ta lo  postrero  de  la  tierra:  decid:  Redi- 
mió Jehova  á  su  siervo  Jacob. 

21  Y  nunca  tuvieron  sed  cuando  los  lle- 
vó por  los  desiertos :  hizoles  correr  agua 
de  la  piedra :  cortó  la  peña,  y  corrieron 
aguas. 

22  No  hay  paz  para  los  malos,  dtfo  Je- 
hova. 

CAPITULO  XLIX. 

Introduce  el  profeta  d  Cristo  que  notifica  al  mundo  tu 
vocación,  tu  autoridad,  y  tu  ministerio,  y  que  ti  el 
mundo,  le  tuviere  en  poco  d  Hyd  tu  evangelio,  el 
daño  terd  del  mitmo  mundo,  tinque  por eto é¡ pierda 
nada  de  tu  gloria,  11.  Diot  no  te  puede  olvidar  de 
tu  iglesia  por  el  infinito  amor  que  le  tiene  en  Cristo  : 
en  el  cual  y  por  el  cual  la  restaurará,  multiplicará, 
y  regalará  maravillosamente. 

OÍDME  islas,  y  escuchad,  pueblos  le- 
janos. Jehova  me  llamó  desde  el 
vientre:  desde  las  entrañas  de  mi  ma- 
dre hizo  mención  de  mi  nombre. 
2  Y  puso  mi  boca  como  espada  aguda : 
con  la  sombra  de  su  mano  me  cubrió ;  y 
púsome  por  saeta  limpia :  guardóme  en 
su  aljaba. 

8  Y  díjome :  MÍ  siervo  eres,  ó !  Israel, 
que  en  ti  me  gloriaré. 
4  Yo  empero  dtfe:  Por  demás  he  tra- 
bajado, en  vano  y  sin  provecho  he  con- 
sumido mi  fortaleza:  mas  mi  juicio  de- 
esa 


lante  de  Jebova  está,  mi  obra,  delante  de 
mi  Dios. 

5  Ahora  pues,  dice  Jehova,  el  que  me 
formó  desde  el  vientre  por  su  siervo, 
para  que  convierta  á  él  á  Jacob :  Mas  «i 
Israel  no  se  congregará,  yo  empero  esti- 
mado seré  en  los  ojos  de  Jehova,  y  el 
Dios  mió  será  mi  fortaleza. 

6  Y  dyo :  Poco  es  que  tú  me  seas  sier- 
vo, para  despertar  las  tribus  de  Jacob,  y 
para  que  restituyas  los  asolamientos  de 
Israel :  también  te  di  por  luz  de  las  na- 
ciones, para  que  seas  mi  salud  hasta  lo 
postrero  de  la  tierra, 

7  Así  dijo  Jehova,  Redentor  de  Israel, 
Santo  suyo,  al  menospreciado  de  alma,  al 
abominado  de  las  naciones,  al  siervo  de 
los  tiranos:  Verán  reyes,  y  levantarse 
han  príncipes,  y  adorarán  por  Jehova: 
porque  fiel  es  el  Santo  de  Israel,  el  cual 
te  escogió. 

8  Asi  dijo  Jehova :  En  hora  de  contenta- 
miento te  oi,  y  en  día  de  salud  te  ayudé; 
y  guardarte  he,  y  darte  ne  por  alianza  de 
pueblo,  para  que  despiertes  la  tierra,  pa- 
ra que  heredes  heredades  asoladas. 

9  Para  que  digas  á  los  presos :  Salid  ;*  y 
álos  que  están  en  tlnfcblas :  Manifestaos. 
Sobre  los  caminos  serán  apacentados,  y 
en  todas  las  cumbres  serán,  sus  pastos. 

10  Nunca  tendrán  hambre  ni  sed,  ni  el 
calor  los  afligirá,  ni  el  sol;  porque  el  que 
de  ellos  ha  misericordia,  los  guiará,  y  á 
manaderos  de  aguas  los  pastoreará. 

11  Y  todos  mis  montes  tornaré  cami- 
no ;  y  mis  calzadas  serán  levantadas. 

12  He  aquí,  estos  vendrán  de  lejos;  j 
he  aquí,  estotros,  del  norte  y  del  occi- 
dente; y  estotros  de  la  tierra  del  medio* 
dia. 

13  Cantad  alabanzas,  ól  cielos,  y  alé- 
grate, tierra,  y  romped  en  alabanza,  ó ! 
montes ;  porque  Jehova  jia  consalado  sn 
pueblo,  y  de  sus  pobres  tendrá  miseri- 
cordia, 

14  t  Mas  Sion  dijo:  Dejóme  Jehova,  y 
el  Señor  se  olvidó  de  mi. 

15  ¿Olvidarse  ha  la  mnger  de  lo  que 
parió,  para  dejar  de  compadecerse  del 
hijo  de  su  vientre?  Aunque  estas  se 
olviden,  yo  no  me  olvidaré  de  tí. 

16  He  aquí  que  en  las  palmas  te  tengo 
esculpida :  delante  de  mí  están  siempre 
tus  muros. 

17  Tus  edificadores  vendrán  á  priesa: 
tus  destruidores,  y  tus  asoladores  sal- 
drán de  tí. 

18  Alza  tus  ojos  al  derredor,  y  mira : 


ISAÍAS. 


todos  estos  se  bao  congregado,  á  tí  han 
venido.  Vivo  yo,  dice  Jehova,  que  de 
todos,  como  de  vestidura  de  honra,  Berá* 
vestida;  y  de  ellos  serás  ceñida  como 
novia. 

19  Porque  tus  asolamientos,  y  tos  des- 
trucciones, y  tu  tierra  desierta,  ahora 
será  angosta  por  la  multitud  de  los  mo- 
radores ;  y  tus  destruidores  serán  apar- 
tados lejos. 

20  Aun  los  hijos  de  tu  orfandad  dirán  á 
tus  oidos :  Angosto  es  para  mí  este  lu- 
gar, apártate  por  amor  de  mi  á  otra  parte 
para  que  yo  more. 

21  T  dirás  en  tu  corazón :  ¿  Quién  me 
engendró  estos  ?  porque  yo  deshijada,  y 
sola,  peregrina  y  desterrada  ara:  ¿  Quién 
pues  crió  estos?  He  aqui,  yo  dejada 
era  sola,  ¿  estos  de  dónde  vinieron  ellos 
aqui? 

23  Así  djjo  el  Señor  Jehora :  He  aqui 
que  yo  alzaré  mi  mano  á  las  naciones,  y 
á  los  pueblos  levantaré  mi  bandera;  y 
traerán  en  brazos  tus  hijos,  y  tus  lujas 
^|rán  traídas  sobre  hombros. 

23  Y  reyes  serán  tus  alimentadores,  y 
sus  reinas  tus  nodrizas :  el  rostro  incli- 
nado á  tierra  te  adorarán,  y  el  polvo  de 
tus  plés  lamerán;  y  conocerás,  que  yo 
soy  Jehova,  que  no  se  avergonzarán  los 
qne  me  esperan. 

24  ¿Quitarán  la  presa  al  valiente?  ¿ó 
la  cautividad  justa  darse  ha  por  libre? 

25  Así  pues  dice  Jehova :  Cierto  la  cau- 
tividad será  quitada  al  valiente,  y  la  pre- 
sa del  robusto  será  librada;  y  tu  pleito 
yo  lo  pleitearé,  y  á  tus  hijos  yo  los  sal- 
varé. 

26  T  á  los  que  te  despojaron,  haré  co- 
mer sus  carnes ;  y  con  su  sangre  serán 
embriagados,  como  con  mosto ;  y  toda 
carne  conocerá,  que  yo  soy  Jehora,  Sal- 
vador tuyo,  y  Redentor  tuyo,  el  Fuerte 
de  Jacob. 

CAPITULO  L. 

Muestra  Dios  d  su  pueblo  que  ti  le  pone  en  aflicciones 
extremas,  no  et  porque  fe  deseche,  ni  porque  fe  falte 
potencia  para  sacarle  de  eUas:  mas  porque  tus  ini- 
quidades han  menester  tal  castigo.  11.  Introduce  d 
Cristo  autorizado  de  Dios,  y  Heno  de  tábiduria  y  pa- 
labra consolatoria  para  el  consuelo  de  su  pueblo: 
menospreciado  y  afrentado  en  el  mundo,  pero  Heno 
de  fortaleza  de  Dios  para  retener  su  lugar  y  defen- 
der tu  inocencia.  Ss  imagen  de  un  verdadero  pro- 
feta. 

ASÍ  dijo  Jehova:  ¿Qué  es  de  esta 
J\.  carta  de  repudio  de  vuestra  madre, 
á  la  cual  yo  repudié?  ¿ó  quién  son  mis 
acreedores,  á  quién  yo  os  he  vendido  ? 
He  aqui  que  por  vuestras  maldades  sois 


vendidos ;  y  por  vuestras  rebeliones  fué 
repudiada  vuestra  madre. 

2  Porque  vine,  y  nadie  pareció:  llamé, 
y  nadie  respondió.  ¿  Acortóse  mi  mano 
acortándose,  para  no  redimir  ?  ¿  No  hay 
en  mí  poder  para  librar?  He  aqui  que 
con  mi  reprensión  hago  secar  la  mar: 
torno  los  ríos  en  desierto,  hasta  podrirse 
sus  peces,  y  morirse  de  sed  por  Alta  de 
agua. 

3  Visto  los  ciclos  de  oscuridad,  y  torno 
como  saco- su  cobertura. 

4  H  El  Señor  Jehova  me  dio  lengua  de 
sabios,  para  saber  dar  en  su  sazón  pala- 
bra al  cansado:  despertará  de  mañana, 
de  mañana  me  despertará  oido.pam  que 
oiga,  como  los  sabios. 

5  £1  Señor  Jehova  me  abrió  el  oído,  y 
yo  no  fui  rebelde ;  no  me  tomé  atrás. 

6  Di  mi  cuerpo  á  los  hertdores,  y  mis 
mejillas  á  los  peladores :  no  escondí  mi 
rostro  de  las  injurias  y  escupidora. 

7  Porque  el  Señor  Jehova  me  ayudará, 
por  tanto  no  me  avergoncé:  por  eso 
puse  mi  rostro  como  vn  pedernal;  y  sé 
que  no  seré  avergonzado. 

8  Cercano  esta  de  mí  el  que  me  justifica, 
¿quién  contenderá  conmigo?  juntémo- 
nos. ¿  Quién  es  el  adversario  de  mi  cau- 
sa ?  acerqúese  á  mi. 

9  He  aqui  que  el  Señor  Jehova  me 
ayudará,  ¿quién  hay  que  me  condene? 
He  aqui  que  todos  ellos  como  ropa  de 
vestir  se  envejecerán:  polilla  los  co- 
merá. 

10  ¿  Quién  hay  entre  vosotros  qne  tema 
á  Jehova?  Oiga  la  voz  de  su  siervo.  £1 
que  anduvo  en  tinieblas,  y  el  que  care- 
ció de  luz,  confie  en  el  nombre  de  Jeho- 
va, y  recuéstese  sobre  su  Dios. 

1  i  He  aquí  que  todos  vosotros  encen- 
déis fuego,  y  estáis  cercados  de  centellas. 
Andad  á  la  lumbre  de  vuestro  fuego;  y  á 
las  centellas  que  encendisteis.  De  mi 
mano  os  vino  esto :  en  dolor  seréis  se- 
pultados. 

CAPITULO  LL 

Exhorta  d  los  fieles  d  que  en  medio  de  la  calamidad 
del  pueblo  se  consuelas  con  fi  firme  en  las  promesas 
hecha»  d  los  padres,  y  que  esperen  la  restauración 
de  la  iglesia.  11.  Ora  el  profeta  d  Dios  que  cumpla 
su  promesa,  y  se  muestre  con  su  pueblo  el  que  solia 
ser:  111.  Y  vuelto  ai  pueblo  le  consuela  y  es/uerta  en 
persona  de  Dios.  IV.  Animad  Cristo  en  la  figura 
de  Cyro  d  la  empresa  de  la  libertad  de  su  pueblo.  V. 
Consuela  y  esfuerza  d  Jerusatem,  certificándole  que 
la  sacará  de  toda  aflicción. 

OÍDME,  los  que  seguís  justicia,  los 
que  buscáis  á  Jehova:  mirad  á  la 
piedra  de  donde  fuisteis  cortados,  y  á  la 
681 


ISAÍAS. 


«Tenia  del  boyo  de  donde  Alistéis  ar- 
rancados. 

2  Mirad,  á  Abraham  vuestro  padre,  y  á 
Sara  la  que  os  parió ;  porque  solo  le  lla- 
mé, y  le  bend^e,  y  le  multiplique. 

8  Ciertamente  consolara  Jehova  á  Sion, 
consolará  todas  sus  soledades ;  y  tornará 
su  desierto  como  Paraíso,  y  su  soledad 
como  huerto  de  Jehova :  bailarse  ba  en 
ella  alegría  y  gozo,  confesión  y  voz  de 
cantar. 

4  Estad  atentos  á  mi,  pueblo  mío,  y 
oídme,  nación  mia ;  porque  de  mi  saldrá 
la  ley,  y  mi  juicio  descubriré  para  luz  de 
pueblos. 

5  Cercana  está  mt  justicia,  salido  ba  mi 
salud,  y  mis  brazos  juzgarán  á  los  pue- 
blos. A  mi  esperarán  las  islas,  y  en  mi 
brazo  pondrán  su  esperanzo. 

6  Alzad  á  los  cielos  vuestros  ojos,  y 
mirad  abajo  á  la  tierra ;  porque  los  ciclos 
serán  deshechos  como  humo,  y  la  tierra 
se  envejecerá  como  ropa  de  vestir ;  y  de 
la  misma  manera  perecerán  sus  morado- 
res :  mas  mi  salud  será  para  siempre,  y 
mi  justicia  no  perecerá. 

7  Oídme,  los  que  conocéis  justicia,  pue- 
blo en  cuyo  corazón  está  mi  ley :  No  te- 
máis afrenta  de  hombre,  ni  desmayéis 
por  sus  denuestos : 

8  Porque  como  á  vestidura  los  comerá 
polilla,  como  á  lana  los  comerá  gusano : 
mas  mt  justicia  permanecerá  perpetua- 
mente, y  mi  salud  para  siglo  de  siglos. 

9  ?  Despiértate,  despiértate,  vístete  de 
fortaleza,  ó!  brazo  de  Jehova:  despiér- 
tate como  en  el  tiempo  antiguo,  en  los 
siglos  pasados.  ¿  No  eres  tú  el  que  cor- 
tó al  soberbio,  el  que  hirió  al  dragón  ? 

10  ¿  No  eres  tú  el  que  secó  la  mar,  las 
aguas  de  la  gran  hondura :  el  que  al  pro- 
fundo de  la  mar  tornó  en  camino,  para 
que  pasasen  los  redimidos? 

11  *$  Cierto  los  redimidos  de  Jehova 
tornarán:  volverán  á  Sion  cantando;  y 
gozo  perpetuo  será  sobre  sus  cabezas: 
poseerán  gozo  y  alegría;  y  el  dolor  y  el 
gemido  huirán. 

13  To,  yo  soy  vuestro  consolador: 
¿quién  eres  tú  para  que  tengas  temor 
del  hombre  que  es  mortal,  y  del  hjjo  del 
hombre  que  por  heno  sena  contado? 

13  T  has  te  ya  olvidado  de  Jehova  tu 
Hacedor,  que  extendió  los  cielos,  y  fun- 
dó la  tierra ;  y  todo  el  día  tuviste  temor 
continuamente  del  furor  del  que  aflige, 
cuando  se  dispone  para  destruir,  ¿mas  á 
dónde  está  el  furor  del  que  aflige? 


14  t  El  preso  se  da  priesa  para  ser 
suelto,  por  no  morir  en  la  mazmorra,  £ 
que  le  falte  su  pan. 

15  Y  yo  Jehova  soy  tu  Dios  que  parto 
la  mar,  y  suenan  sus  ondas :  Jehova  de 
los  ejércitos  es  su  nombre. 

16  Que  puso  en  tu  boca  mis  palabras,  y' 
con  la  sombra  de  mi  mano  te  cubrí,  pa- 
ra que  plantases  los  cielos,  y  fundases  la 
tierra,  y  que  dijeses  á  Sion :  Pueblo  mío 
eres  tú. 

17  T  Despiértate,  despiértate,  levanta, 
ó!  Jerusalem,  que  bebiste  de  la  mano 
de  Jcbova  el  cáliz  de  su  furor :  las  heces 
del  cáliz  de  ponzoña  bebiste,  y  chu- 
paste. 

18  De  todos  los  bljos  que  parló,  no  hay 
quien  la  gobierne :  no  hay  quien  la  tome 
por  su  mano  de  todos  los  hijos  que  crió. 

10  Estas  dos  cosas  te  han  acaecido, 
¿quién  se  dolerá  de  ti?  asolamiento  y 
quebrantamiento,  hambre  y  espada: 
¿  quién  te  consolará  ? 

20  Tus  hijos  desmayaron,  estuvieron 
teudidos  en  las  encrucijadas  de  todos  1(41 
caminos,  como  buey  montes  en  la  red, 
llenos  del  furor  de  Jehova,  de  Ja  ira  del 
Dios  tuyo. 

21  Oye  pues  ahora  esto,  miserable,  bor- 
racha, y  no  de  vino ; 

22  Asi  dijo  tu  Señor  Jehova,  y  tu  Dios, 
el  que  pleitea  por  su  pueblo :  He  aquí, 
he  quitado  de  tu  mauo  el  cáliz  de  la 
ponzoño,  la  hez  del  cáliz  de  mi  furor: 
nunca  mas  lo  beberás. 

28  T  ponerlo  he  en  la  mano  de  tus  an- 
gustiadores, que  dijeron  á  tu  alma:  Abá- 
jate, y  pasaremos ;  y  tú  pusiste  tu  cuer- 
po como  tierra,  y  como  camino  á  los 
que  posan. 

CAPITULO  LIL 

Exhorta  el  profeta  á  Jerusalem  (g  en  elfo  d  lo  iglesia 
fiel)  d  suma  amaría  con  la  cual  rveSfl  tt  cmupii* 
miento  de  la  prometa  de  mt  libertad.  ILAqm  le- 
gado el  punto  de  su libertad  $e  dé  prieta  d  salir  de 
Babilonia,  para  no  contaminarm  en  sus  inmundi- 
cia», certificando  que  la  empresa  de  Cirro  en  efkt 
terd  prosperada.  III.  Excediendo  el  espíritu  pro» 
/ético  de  la  figura  de  CVro,  y  de  la  libertad  Judaica 
del  cautiverio  de  Babylonia  (como  mucha»  rece» 
acontece  en  la»  profecía»  de  tritio  y  de  m  reino) 

•  «I  prqfeta  ee  transporta  deede  oque  d  tratar  doriei 
mantente  el  misterio  de  la  redención  de  loe  hombre» 
por  Cristo  :  de  su  ministerio,  de  su  abatimiento  en  et 
mundo,  y  de  su  gloria  :  pintándolo  todo  con  comee* 
tan  vivos  g  con  palabras  ton  propria»  que  se  ve  «*• 
dentemente  (confiriéndolo  con  la  historia  del  eran* 
gelio)  no  poder  cuadrar  él  tratado  d  otro  que  d  6. 

DESPIÉRTATE,  despiértate:  vístete 
tu  fortaleza,  ó!  Sion:  vístete  tos 
ropas  de  hermosura,  ó!  Jerusalem,  ciu- 
dad santa;  porque  nunca  mas  acontece/ 


ISAÍAS. 


rá  que  Tenga  en  U  tacircnncise,  ni  In- 
mundo. 

2  Sacúdete  del  polvo,  levántate,  alién- 
tate Jerusalem:  suéltate  de  las  ataduras 
de  tu  cuello,  cautiva  hija  de  Sion. 

3  Porque  asi  dice  Jehova:  De  balde 
fuisteis  vendidos,  por  tanto  sin  dinero 
aeréis  rescatados. 

4  Porque  así  dijo  el  Sefior  Jehova :  MI 
pueblo  descendió  en  Egypto  en  tiempo 
posado,  para  peregrinar  allá;  y  el  Assur 
le  cautivó  sin  razón. 

5  T  ahora,  ¿Qué  á  mí  aquí,  dice  Jehova, 
que  mi  pueblo  sea  tomado  sin  porqué ; 
y  los  que  en  él  se  enseñorean,  le  hagan 

'  aullar,  dice  Jehova;  y  continuamente  mi 
nombre  sea  blasfemado  todo  el  día? 

6  Por  tanto  mi  pueblo  sabrá  mi  nom- 
bre por  esta  causa  en  aquel  dia;  porque 
yo  mismo  que  hablo,  he  aquí,  estaré  pre- 
sente. 

7  ¡Cuan  hermosos  son  sobre  los  mon- 
tes los  pies  de  el  que  trae  altgrt*  nuevas, 
de  el  que  publica  la  por,  de  el  que  trae 
nuevas  del  bien,  de  el  que  publica  sa- 
lud, de  el  que  dice  á  Sion:  Tu  Dios 
reina ! 

8  Voz  de  tus  atalayas :  alzarán  la  voz, 
juntamente  Jubilarán;  porque  ojo  á  ojo 
verán,  como  torna  Jehova  á  traer  á 
8ion. 

9  Cantad  alabanzas,  alegraos  juntamen- 
te, las  soledades  de  Jernsalem ;  porque 
Jehova  ha  consolado  su  pueblo,  ha  re- 
dimido á  Jernsalem. 

10  Jehova  desnudó  el  brazo  de  su  san- 
tidad delante  de  los  ojos  de  todas  las  na- 
ciones; y  todos  los  términos  de  la  tierra 
verán  la  salud  del  Dios  nuestro. 

11  1  Apartaos,  apartaos,  salid  de  ahí; 
no  toquéis  cosa  inmunda:  salid  de  en 
medio  de  ella:  sed  limpios  los  que  llé- 
vala los  vasos  de  Jehova. 

12  Porque  no  saldréis  apresurados,  ni 
iréis  huyendo;  porque  Jehova  irá  delante 
de  vosotros,  y  el  Dios  de  Israel  os  con- 

13  He  aquí  que  mi  siervo  será  prospe- 
rado, será  engrandecido,  y  será  éneal* 
¿ado,  y  será  muy  sublimado. 

14  Y  Como  te  abominaron  muchos,  en 
tanta  manera  fo¿  desfigurado  de  los  hom- 
bres sm  parecer;  y  sm  hermosura,  de  los 
hijos  de  los  hombres: 

15  Así  salpicará  muchas  naciones :  los 
reyes  cerrarán  sobre  él  sus  bocas :  por- 
que verán  lo  que  nunca  Zas  fué  eontado; 
y  entenderán  lo  que  nunca  oyeron. 


¿Ql 


CAPITULO  LIIL 

Proeioue  el  tratado  comenzado  en  ti  Jb*  del  cap.  prece- 
dente  notando  cuan  raros  ferian  lo*  que  darían  crédi* 
toaietanoeHotnaniaUxadosen  ta  pro/undabajeta 
deOisto:  lo  cual  no  seria  parto  para  fue  su  gloria 
por  eso  dejase  de  prosperar.  II.  Cristo  azotado  de- 
Dios  en  satisfacción  de  nuestros  pecados,  n  para 
medicina  de  nuestra  corrupción  ;  peí  perverso  Juicio 
del  mundo  acerca  de  su  eme  ///.  Su  paciencia  y 
mansedumbre  admirable  en  su  muerte  llena  de  t*r- 
guensa,  p  tas  causas  de  ella.  IV.  La  propagación 
terna  de  su  glorioso  reino  en  premio  de  sus  trabajos. 
V.  Dará  Justicia  d  los  nombres  con  su  conocimiento. 

ÜIÉN  creyó  á  nuestro  dicho  ?    ¿Y 
el  brazo  de  Jehova,  sobre  quien 
se  há  manifestado  ? 

2  Y  subirá,  como  renuevo  delante  de 
él,  y  como  raíz  de  tierra  seca.  No  hay 
parecer  en  él,  ni  hermosura*  le  veremos, 
y  sin  parecer,  tanto  que  le  deseemos. 

3  Despreciado,  y  desechado  entre  los 
hombres,  varón  de  dolores,  experimen- 
tado en  flaqueza ;  y  como  que  escondi- 
mos de  él  el  rostro :  menospreciado,  y 
no  le  estimamos. 

4  T  Ciertamente' nuestras  enfermeda- 
des él  las  llevó,  y  él  sufrió  nuestros  do- 
lores; y  nosotros  le  tuvimos  á  él  por 
azotado,  herido,  y  abatido  de  Dios. 

5  Mas  él  herido  fué  por  nuestras  rebe- 
liones, molido  por  nuestros  pecados: 
el  castigo  de  nuestra  paz  sobre  él ;  y  por 
su  llaga  hubo  cura  para  nosotros. 

6  Todos  nosotros  nos  perdimos  como 
ovejas,  cada  cual  se  apartó  por  su  cami- 
no :  mas  Jehova  traspuso  en  él  el  pecado 
de  todos  nosotros. 

7  %  Angustiado  él,  y  afligido,  no  abrió 
su  boca:  como  cordero  íué  llevado  al 
matadero ;  y  como  oveja  delante  de  sus 
trasquiladores,  enmudeejó,  y  no  abrió 
su  boca. 

8  De  la  cárcel,  y  del  Juicio  fué  quitado; 
y  su  generación,  ¿  quién  la  contará  ?  Por- 
que fué  cortado  de  la  tierra  de  los  vivien- 
tes :  por  la  rebellón  de  mi  pueblo  plaga 

¿a 

9  Y  puso  con  los  impíos  sn  sepultura, 
y  su  muerte  con  los  ricos :  aunque  nunca 
él  hizo  maldad,  ni  hubo  engallo  en  su  boca, 

10  Con  todo  eso,  Jehova  le  quiso  moler, 
sujetándole  á  enfermedad.  Cuando  hu- 
biere puesto  su  vida  por  expiación,  verá 
linage,  vivirá  por  largos  días,  y  la  volun- 
tad de  Jehova  será  prosperada  en  su 
mano. 

11  Del  trabajo  de  su  alma  verá,  y  se 
hartará.  Y  con  su  conocimiento  Justifi- 
cará mi  siervo  justo  á  muchos;  y  él  lie* 
vara  las  iniquidades  de  ellos. 


ISAÍAS. 


grandes,  y  A  los  fuertes  repartirá  despo- 
jos; por  cnanto  derramó  su  vida  á  la 
muerto,  y  fué  contado  con  los  tranagre- 
sores habiendo  él  llevado  el  pecado  de 
muchos,  y  orado  por  los  tranagresores. 

CAPITULO  LIV. 

Exhorta  d  la  iglesia  fiel  del  pueblo  Judaico  tan  fati- 
gada y  tan  menoscabada  con  loe  calamidades  que  le 
habían  de  venir,  d  mana  alegría  prometiéndole  glo- 
rieta propagación  por  todo  el  mundo  con  la  publi- 
cación del  evangelio;  y  victoria  y  triumfo  de  todos 


A  LÉGRATE,  ót  estéril,  la  qne  no  pa- 
J\.  ría:  levanta  canción,  y  jubila,  la 
que  nnnea  estuvo  de  parto;  porque  mas 
mrán  los  hijos  de  la  dejada,  que  los  de  la 
casada,  dijo  Jehova. 

2  Ensancha  el  sitio  de  tu  cabana,  y  las 
cortinas  de  tus  tiendas  sean  extendidas, 
no  seas  escasa;  alarga  tus  cuerdas,  y 
fortifica  tus  estacas. 

8  Porque  á  la  mano  derecha,  y  á  la  ma- 
no izquierda  has  de  crecer;  y  tn  simien- 
te heredará  naciones,  y  habitarán  las 
ciudades  asoladas. 

4  No  temas,  que  no  serás  avergonzada; 
.  y  no  te  avergüences,  qne  no  serás  afren- 
tada: antes  te  olvidaras  de  la  vergüenza 
de  tu  mocedad,  y  de  la  afrenta  de  tu 
viudez  no  tendrás  mas  memoria. 

5  Porque  tu  marido  mrd  tu  Hacedor, 
Jehova  de  los  ejércitos  e$  su  nombre ;  y 
tu  Redentor,  el  Santo  de  Israel,  Dios  de 
toda  la  tierra  será  llamado. 

6  Porque  como  á  mnger  dejada,  y  triste 
de  espíritu  te  llamó  Jehova;  y  como  á 
muger  moza  que  e$  repudiada,  dijo  el 
Dios  tuyo, 

7  Por  un  memento  pequeño  te  dejé : 
mas  con  grandes  misericordias  te  reco- 
geré. 

8  Con  un  poco  de  ira  escondí  mi  rostro 
de  ti  por  un  momento :  mas  con  miseri- 
cordia eterna  habré  misericordia  de  ti, 
dtyo  tu  Redentor  Jehova. 

9  Porque  esto  me  será  como  las  aguas  de 
Noe :  que  juré  que  nunca  mas  las  aguas 
de  Noe  pasarían  sobre  la  tierra:  asítom- 
bien  juré  que  no  me  enojaré  nuu  contra 
ti,  ni  te  reñiré. 

10  Porque  los  montes  se  moverán,  y 
los  collados  temblarán :  mas  mi  miseri- 
cordia no  se  apartará  de  ti,  ni  el  concier- 
to de  mi  paz  vacilará,  dJjo  Jehova,  el 
que  ha  misericordia  de  tí. 

11  Pobreclca,  fatigada  con  tempestad, 
sin  consuelo,  he  aquí  que  yo  acimentaré 
tus  piedras  sobre  carbúnculo;  y  sobre 
zafiros  te  fundaré. 

«4 


12  Tus  ventanas  pondré  de  piedras  pre- 
ciosas, y  tus  puertas  de  piedras  de  car- 
búnculo, y  todo  tu  término  de  piedras 
de  codicia. 

13  T  todos  tus  hijos  serón  ensenados  de 
Jehova,  y  multiplicará  la  paz  de  tus  hyos. 

14  Con  justicia  serás  adornada :  estarás 
lejos  de  opresión,  porque  no  la  temerás ; 
y  de' temor,  porque  no  se  acercará  de  tL 

15  81  alguno  conspirare  contra  tt,  seré 
sin  mi :  el  que  contra  ti  conspirare,  de- 
lante de  ti  caerá. 

16  He  aquí  que  yo  crié  al  herrero  que 
sopla  las  ascuas  en  el  mego,  y  que  saca 
la  herramienta  para  su  obra;  y  yo  crié 
al  destruidor  para  destruir. 

17  Toda  herramienta  que  ltaere  imbri- 
cada contra  ti,  no  prosperará ;  y  á  toda 
lengua  que  se  levantaré  contra  ti  en  jui- 
cio, condenarás.  Esta  «•  la  heredad  de 
los  siervos  de  Jehova,  y  su  justicia  de 
por  mí,  d^jo  Jehova. 

CAPITULO  LV. 

Exhorta  d  todo  el  mundo  pecador  d  llegarse  d  Cristo 
y  abrazar  su  evangelio,  en  el  cual  solo  hallanin 
graciosamente  toda  hartura  de  todo  bien,  lí.  La 
manera  del  llegarse  d  Cristo,  por  verdadero  arre 
penttmiento  y  fé  en  la  misericordia  del  padre  por 
él,  cuyos  eonmejoe  son  muy  otros  que  los  del  mundo: 
para  que  en  esta  manera  de  alcanzar  salud  no  se 
esté  por  lo  que  la  humana  razón  dictare,  si  no  por  lo 
que  Dios  revela  de  su  wuems-vohmiad, 

O  TODOS  los  sedientos,  venid  á  las 
j  aguas ;  y  los  qne  no  tienen" dinero, 
venid,  comprad,  y  comed:  venid,  com- 
prad, sin  dinero  y  sin  precio,  vino  y  leche. 

2  ¿  Por  qué  gastáis  el  dinero  no  en  pan, 
y  vuestro  trabajo  en  nó  por  hartura? 
Oídme  oyendo,  y  comed  del  bien,  y  de- 
leitarse lia  vuestra  alma  con  grosura. 

8  Abajad  vuestras  orejas,  y  venid  á  mí : 
oid,  y  vivirá  vuestra  alma.  T  haré  con 
vosotros  concierto  eterno,  las  misericor- 
dias firmes  á  David. 

4  He  aquí  que  yo  le  di  por  testigo  á 
pueblos,  por  capitán,  y  por  maestro  á 
pueblos. 

5  He  aquí  que  á  nación  que  no  cono- 
ciste, llamarás;  y  naciones  que  no  te 
conocieron,  correrán  á  ti,  por  causa  de 
Jehova  tu  Dios,  y  del  Santo  de  Israel 
que  te  ha  honrado. 

6  Buscad  á  Jehova,  mientras  se  halla: 
llamadle,  entre  tanto  que  está  cercano. 

7  T  Deje  el  impío  su  camino,  y  el  va- 
ron  inicuo  sus  pensamientos,  y  vuélvase 
á  Jehova,  el  cual  tendrá  de  él  misericor- 
dia, y  al  Dios  nuestro,  el  cual  será  gran- 
de para  perdonar. 

8  Porque  mis  pensamientos  no  mm  o> 


I&AIA& 


ntO  TD€6tfOt  pensattlentOS,  Ul  VUCStrOS 

caminos  como  mis  caminos,  dfyo  Jehova, 

9  Como  son  tnúa  altos  los  cielos  qae 
la  tierra,  así  son  mas  altos  mis  caminos 
qne  vuestros  caminos,  y  mis  pensamien- 
tos mas  qne  vuestro*  pensamientos. 

10  Porque  eomo  desciende  de  los  cielos 
la  lluvia,  y  la  nieve,  y  no  vuelve  allá,  mas 
harta  la  tierra,  y  la  nace  engendrar,  y 
producir,  y  dá  simiente  al  qne  siembra, 
y  pan  al  qne  come : 

11  Asi  será  mi  palabra  qae  sale  de  mi 
boca :  no  volverá  á  mt  vacia,'  mas  hnrá 
lo  qne  yo  quiero,  y  será  prosperada  en 
aquello  para  que  la  envié. 

12  Porque  con  alegría  saldréis,  y  con 
par  seréis  vueltos :  los  montes  y  los  co- 
llados levantarán  canción  delante  de  vo- 
sotros, y  todos  los  árboles  del  campo  os 
aplaudirán  con  las  manos. 

18  En  lugar  de  la  sansa  crecerá  haya;  y 
en  lugar  de  la  hortlga  crecerá  arrayan ; 
y  será  á  Jehova  por  nombre,  por  señal 
*  eterna,  que  nunca  será  raída, 

CAPITULO  LVL 

Denuncia  Dtotd  lot  piado*»  de  tu  pueblo  la  venida 
detuMteiat,  per  tanto  que  te  preparen  con  piedad 
peora  recUdrlc:  el  cual  amplificando  m  reino  ma  de- 
techará  d  ninguno.  11.  Suelta  al  pueblo  Judaico  en 
preta  de  loe  ttrannot  del  mundo,  por  la  ignorancia, 
ataricio^yvicioedeemtenaenadore*. 

ASÍ  dijo  Jehova :  Guardad  derecho,  y 
-  haced  justicia;  porque  cercana  está 
mi  salud  para  venir,  y  mi  justicia  para 
manifestarse. 

2  Bienaventurado  e)  hombre  que  esto 
hiciere,  y  el  hijo  del  hombre  qne  tomare 
esto :  Que  guarda  el  sábado  de  contami- 
narle, y  que  guarda  su  mano  de  hacer 
todo  mal. 

3  Y  no  diga  el  hijo  del  extrangero  alle- 
gado á  Jehova,  diciendo :  Apartando  me 
apartará  Jehova  de  su  pueblo ;  ni  diga 

.  ei  castrado :  He  aqui,yo  soy  árbol  seco. 

4  Porque  asi  dtyo  Jehova  á  los  castra- 
dos, que  guardaren  mis  sábados,  y  esco- 
gieren lo  qne  yo  quiero,  y  tomaren  mi 
concierto : 

5  To  les  daré  lugar  en  mi  casa,  y  dentro 
de  mis  muros;  y  nombre  mejor  qne  á 
los  hfyos  y  á  las  hijas :  nombre  perpetuo 
les  daré  que  nunca  perecerá. 

6  Y  á  los  htyos  de  los  extrangeros  qne 
se  llegaren  á  Jehova  para  ministrarle,  y 
que  amaren  el  nombre  de  Jehova  para 
ser  sus  siervos :'  todos  los  que  guardaren 
el  sábado-de  contaminarle,  y  tomaren  mi 
concierto : 

7  To  loe  llevaré  al  monte  de  mi  santi- 


-dnd,  y  festejarlos  he  en  la  casa  de  mi 
oración:  sus  holocaustos  y  sus  aseria- 
dos serán  aceptos  sobre  mi  altar;  por- 
que mi  casa,  casa  de  oración  sera  llama- 
da de  todos  los  pueblos. 

8  Dice  el  Sefior  Jehova,  el  que  junta  los 
echados  de  Israel :  Aun  juntaré  sobre  él 
sus  congregados. 

9  5  Todas  las  bestias  del  campo,  venid 
á  tragar,  todas  las  bestias  del  monte. 

10  Sus  atalayas,  ciegos :  todos  ellos  ig- 
norantes, todos  ellos  perros  mudos :  no 
pueden  ladrar,  dormidos,  echados,  aman 
el  dormir. 

11  Y  aquellos  perros  animosos  no  co- 
nocen hartura;  y  los  mismos  pastores 
no  supieron  entender :  todos  ellos  miran 
á  sus  caminos,  cada  uno  á  su  provecho, 
coda  wto  por  su  cabo. 

12  Venid,  tomaré  vino,  embriaguémos- 
nos de  sidra;  y  será  el  dia  de  mañana 
como  este,  mucho  mas  excelente. 

CAPITULO  LVIL 

Quita  Dioe  lot  piadkmt  del  mundo,  llevándolo*  d 
deacanto  cuando  quiere  herirlo  de  alguna  notable 
calamidad,  tin  que  el  mundo  advierta  en  ette  tu 
cornejo.  II.  Redarguye  i»  wmchat  idolatrías  del 
pueblo  Judaico,  tu  Mpocreeia,  mu  ligat  con,  loe  reyes 
comarcano*  contra  el  contejo  de  Dio».  Ul.  Con  todo 
en  promete  Dio*  tanidad  den  pueblo  por  tu  natural 
clemencia,  para  can  toe  aJHgidoeqm  le  im  ocmm. 

PERECE  el  justo,  y  no  hay  quien  eche 
de  ver;  y  los  varones  piadosos  son 
recogidos,  y  no  boy  quien  entienda  qne 
delante  de  la  aflicción  es  recogido  el 
justo. 

2  Vendrá  la  psx,  descansarán  sobre  sus 
camas  todos  los  qne  andan  delante  de  él. 

3  Y  vosotros,  llegaos  acá,  hijos  de  la 
agorera:  generación  de  adúltero  y  de 
fornicaria. 

4  ¿De  quién  escarnecisteis ?  ¿Contra 
quién  ensanchasteis  la  boca,  y  alongas- 
teis la  lengua?  ¿  Vosotros  no  sois  lujos 
rebeldes,  simiente  mentirosa? 

5  ¿  Qué  os  calentáis  con  los  alcornoques 
debajo  de  todo  árbol  sombrío?  ¿qué sa- 
crificáis los  hijos  en  los  valles  debajo  de 
los  peñascos? 

6  En  las  polidas  penas  del  valle  et  tu 
parte:  estas,  estas  so»  tu  suerte.  A  estas 
también  derramaste  derramadora,  ofre- 
ciste presente.  ¿No  me  tengo  devengar 
de  estas  cosas? 

7  Sobre  el  monte  alto  y  enhiesto  pu* 
siste  tu  cama:  allí  también  subiste  á 
sacrificar  sacrificio. 

8  Y  tras  la  puerta  y  el  lumbral  pusiste 
tu  memorial;  porque  á  otro  que  á  mi  te 


rsXTÁs. 


descubriste ;  y  subiste,  y  ensanchaste  tu 
eama,  y  Metete  coa  ellos  alianza :  amaste 
su  cama  doüde  quiera  que  vela*. 

9  T  fuiste  al  rey  con  óleo,  y  multipli- 
caste tus  olores ;  y  enviaste  tus  embaja- 
dores lejos,  y  abatistetc  basta  el  pro- 
fundo. 

10  En  la  multitud  de  tus  caminos  te 
cansaste,  y  no  dijiste :  No  hay  remedio : 
bailaste  lo  que  buscabas;  por  tanto  no 
te  arrepentiste. 

11  ¿  Y  á  quien  reverenciaste  y  temiste  ? 
¿Por  qué  mientes?  que  no  te  has  acor- 
dado de  mi,  ni  te  vino  al  pensamiento. 
¿  No  he  yo  disimulado,  y  nunca  me  has 
temido? 

12  To  publicaré  tu  Justicia  y  tus  obras, 
que  no  te  aprovecharán. 

13  Cuando  clamares,  líbrente  tus  alle- 
gados :  que  á  todos  ellos  llorará  el  vien- 
to, tomará  la  vanidad:  mas  el  que  en  mi 
espera,  tendrá  la  tierra  por  heredad,  y 
poseerá  el  monte  de  mi  santidad ; 

HIT  dirá:  Allanad,  allanad:  barred 
el  camino,  quitad  los  tropiezos  del  ca- 
mino de  mi  pueblo. 

15  Porque  asi  dfyo  el  Alto  y  sublime,  el 
que  habita  en  eternidad,  y  cuyo  nombre 
et  el  Santo :  Que  tengo  por  morada  la 
altura  y  la  santidad;  y  con  el  quebran- 
tado y  abatido  de  espíritu  habite,  para  ha- 
cer vivir  el  espíritu  de  los  abatidos,  y 
para  hacer  vivir  el  coraron  de  los  que- 
brantados. 

16  Porque  no  tengo  de  contender  para 
siempre,  ni  para  siempre  me  tengo  de 
enojar;  porque  el  espíritu  por  mi  fué 
vestido,  y  yo  hice  las'elmas. 

17  Por  la  iniquidad  de  su  codicia  me 
enojé,  y  le  herí:  escondí  mi  resto,  y 
me  ensañé ;  y  fué  el  rebelde  por  el  ca- 
mino de  su  corazón. 

18  Sus  caminos  vi,  y  sanarle  he;  y 
pastorearle  he,  y  darle  he  consolaciones 
á  él  y  á  búa  enlutados. 

19  Crio  fruto  de  labios,  pez,  pas  al  le- 
jano y  cercano,  djjo  Jehova,  y  le  sano. 

20  Mas  los  Impios,  como  lámar  en  tem- 
pestad, que  no  se  puede  reposar;  y  sus 
aguas  arrojan  cieno  y  lodo. 

21  No  hay  pea,  dtyo  mi  Dios,  para  los 
impíos. 

CAPITULO  LVIH. 

Mamúa  Dia*  al  profeta  qm  redarguya  la  kipecreeia  y 
impiedad  de  su  pueblo :  declarándole  cual  es  el  ver- 
dadero ayuno  y  loe  obra»  de  justicia  que  él  pide,  v  d 
las  cuaiet  invocado  acude. 

1LAMA  á  alta  voz,  no  detengas :  alza 
tu  ros  -como  trompeta,  y  anuncia  á 
6H 


C1 


mi  pueblo  su  rebeUon,  y  á  la  eaea<de  Ja- 
cob su  pecado. 

2  Que  me  buscan  cada  dia,  y  quieren 
saber  mis  caminos,  como  nación  que  hu- 
biese-obrado  justicia,  y  que  no  hubiese 
dejado  el  derecho  de  su  Dios :  preguntan- 
me  derechos  de  justicia,  y  quieren  acer- 
carse de  Dios. 

8  ¿Por  qué  ayunamos,  y  no  hiciste  ca- 
so: humillamos  nuestras  almas,  y  no 
lo  supiste?  He  aquí  que  en  el  día  de 
vuestro  ayuno-  halláis  lo  que  queréis,  y 
todos  pedis  vuestras  haciendas. 

4  He  aquí  que  para  contiendas  y  de- 
bates ayunáis ;  y  para  herir  del  pullo  ma- 
lamente. No  ayunéis  como  basta  aquí, 
para  que  sea  oida  en  lo  alto  vuestra 
voz. 

5  ¿Es  tal  el  ayuno  que  yo  escogí,  que 
de  dia  aflija  el  hombre  su  alma,  que 
encorve  su  cabeza  como  junco,  y  haga 
cama  de  saco  y  ceniza  ?  ¿Esto  llamaréis 
ayuno,  y  día  agradable  á  Jehova? 

6  ¿  No  es  antes  el  ayuno  que  yo  escogí, 1 
desatar  los  líos  de  impiedad,  deshacer 
los  haces  de  opresión,  y  soltar  libres  á 
los  quebrantados,  y  que  rompáis  todo 
yugo? 

7  ¿Que  partas  tu  pan  con  el  hambrien- 
to, y  á  los  pobres  vagabundos  metas  en 
casa:  cuando  vieres  al  desnudo,  le  cu- 
bras ;  y  que  no  te  escondas  de  tu  carne  f 

8  Entonces  nacerá  tu  luz  como  él  alba; 
y  tu  sanidad  reverdecerá  presto ;  y  irá 
tu  justicia  delante  de  ti,  y  la  gloria  de 
Jehova  te  recogerá. 

9  Entonces  invocarás,  y  oírte  ha  Jeho- 
va: clamarás,  y  dirá:  Heme  aqui  SI 
quitares  de  en  medio  de  ti  el  yugo,  el 
extender  el  dedo,  y  hablar  vanidad ; 

10  Y  «i  derramares  tu  alma  al  ham- 
briento, y  hartares  el  alma  afligida :  en 
las  tinieblas  nacerá  tu  luz;  y  tu  oscuri- 
dad terá  como  el  mediodía. 

11  Y  pastorearte  ha  Jehova  siempre,  y  en 
las  sequedades  hartará  tu  alma,  y  engor- 
dará tus  huesos ;  y  serás  como  huerta  de 
riego,  y  como  manadero  de  aguas,  cuyas 
aguas  nunca  mHan. 

12  Y  edificarán  de  ti  los  desiertos  anti- 
guos: los  cimientos  caidot  de  generación 
y  generación  levantarás ;  y  serás  llamado, 
Reparador  de  portillos,  Restaurador  de 
calzadas  para  habitar. 

13  81  retrajeres  del  sábado  tu  pié,  de 
hacer  tu  voluntad  en  mi  dia  santo,  y  al 
sábado  llamares  delicias,  santo,  glorioso 
de  Jehova;  y  le  venerares,  no  haciendo 


I  SATAS. 


tos  caminos,  ni  buscando  tu  voluntad,  ni 
hablando  palabra: 

14  Estonces  te  deleítelas  en  Jehova;  y 
hacerte  ho  subir  sobre  las  alturas  de  la 
tierra,  y  hacerte  he  comer  la  heredad  de 
Jacob  tn  padre;  porque  la  boca  de  Je- 
hoya  ha  hablado. 

CAPITULO  LIX. 

JPromigue  el  profeta  en  la  plática  mostrando  al  pueblo 
mu  impiedades,  y  como  eüas  eran  u  serian  cauta  de 
gm  ruina.  II.  Introduce  d  Diasque  vista  la  total  cor- 
rupción de  tu  pueblo  se  arma  para  hacer  venganza, 
y  reformación.  in.  faralá  cual  promete  la  venida 
del  Metió*,  v  *  Jfmnm  Imttcmnmtto. 

HE  aquí,  que  no  es  acortada  la  mano 
de  Jehova  para  salvar;  ni  es  agra- 
vada sa  oreja  para  oir : 
2  Mas  vuestras  iniquidades  han  hecho 
división  entre  vosotros  y  vuestro  Dios; 
y  vuestros  pecados  han  hecho  cubrir  su 
rostro  de  vosotros,  para  no  o»  oír. 
8  Porque  vuestras  manos  están  conta- 
minadas de  sangre,  y  vuestros  dedos  de 
iniquidad:  vuestros  labios  pronuncian 
-  meutlra,  y  vuestra  lengua  habla  maldad. 

4  No  hay  quien  clame  por  la  justicia,  ni 
quien  juague  por  la  verdad :  confian  en 
vanidad,  y  hablan  vanidades:  oonciben 
trabajo,  yaparen  iniquidad. 

5  Ponen  huevos  de  áspides,  y  tejen  telas 
de  aranas :  el  que  comiere  de  sus  huevos, 
morirá;  y  «i  lo  apretaren,  saldrá  un  ba- 
silisco. 

6  Sus  telas  no  servirán  para  vestir,  ni 
de  sus  obras  serán  cubiertos :  sus  obras 
son  obras  de  iniquidad,  y  obra  dé  rapiña 
está  en  sus  manos. 

7  Sus  pies  corren  al  mal,  y  se  apresu- 
ran para  derramar  la  sangre  Inocente : 
sus  pensamientos,  pensamientos  de  ini- 
quidad :  destrucción  y  quebrantamiento 
en  sus  caminos» 

8  Nunca  conocieron  camino  de  paz,  ni 
hay  derecho  en  sus  caminos:  sus  vere- 
das torcieron  á  sabiendas:  cualquiera 
que  por  ellas  fuere,  no  conocerá  paz, 

9  Por  esto  se  alejó  de  nosotros  el  jui- 
cio, y  justicia  nunca  nos  alcanzó :  espe- 
ramos luz,  y  he  aquí  tinieblas ;  resplan- 
dores, y  andamos  en  oscuridad. 

10  Atentamos  como  ciegos  la  pared,  y 
como  sin  ojos  andamos  á  tiento :  trope- 
zamos en  el  medio  día  como  de  noche : 
sepultados  como  muertos. 

11  Aullamos  como  osos  todos  nosotros, 
y  como  palomas  gemimos  gimiendo:  es- 

j  peramos  Juicio,  y  no  portea:  salud,  y  se 
alejó  de  nosotros. 
18  Porque  nuestras  rebeliones  se  han 


multipMcado  delante  de  ti,  y  nuestros 
pecados  nos  han  respondido;  porque 
nuestras  iniquidades  estén  con  nosotros, 
y  conocemos  nuestros  pecados. 
18  Rebelar,  y  mentir  contra  Jehova,  y 
tornar  de  en  pos  de  nuestro  Dios:  ha- 
blar calumnia,  y  rebelión,  concebir,  y 
hablar  de  corazón  palabras  de  mentira. 

14  Y  el  derecho  se  retiró,  y  la  justicia 
se  puso  lejos;  porque  la  verdad  tropezó 
en  la  plaza,  y  la  equidad  no  pudo  venir. 

15  T  la  verdad  fué  detenida;  y  el  ow  se 
apartó  del  mal  fuá  puesto  en  presa.  Y  le 
vio  Jehova,  y  desagradó  en  sus  ojos; 
porque  pereció  el  derecho. 

16  ^  Y  vio  que  no  habla  hombre,  y  se 
maravilló  que  no  hubiese  quien  entrevi- 
niese;  y  salvóle  su  brazo,  y  su  misma 
justicia  le  afirmó. 

17  Y  vistióse  de  justicia,  como  de  lorir 
ga,  y  capáoste  de  salud  en  su  cabeza;  y 
vistióse  de  vestido  da  venganza  por  ves- 
tido, y  cubrióse  de  zelo  como  de  manto, 

18  Como  parador  pagos,  como  para  to- 
mar venganza  de  sus  enemigos,  dar  el 
pago  á  sus  adversarios :  á  las  islas  dará 
elpago. 

19  Y  temerán  desde  el  occidente  el 
nombre  de  Jehova,  y  desde  el  nacimiento 
del  sol,  su  gloria;  porque  vendrá  el  ene» 
migo  como  rio,  más  el  Espíritu  de  Jo- 
bo va  levantará  bandera  contra  eX 

20  1  Y  vendrá  Redentor  á  Slon,  y  á  los 
que  se  volvieren  de  la  iniquidad  en  Ja* 
cob,  dtyo  Jehova. 

31  Y  este  será  mi  concierto  con  ellos, 
dijo  Jehova:  £1  Espíritu  mío  que  «ris 
sobre  ti,  y  mis  palabras  que  puse  en  tn 
boca,  no  fritarán  de  tn  boca,  y  de  la  boca 
de  tu  simiente,  y  de  la  boca  de  la  si- 
miente de  tn  simiente,  cujo  Jehova,  des* 
de  ahora  y  para  siempre. 

CAPITULO  LX, 

Exhorta  4  la  iglesia  piadoea  del  pueblo  Judaico  A  que 
reconozca  w  reciba  con  alegría  la  reñida  del  Siestas, 
la  restauración,  y  amplificación  de  tu  reino :  cvua 
gloria  perpetua  describe. 

T  E YÁNTATE,  resplandece:  que  vie- 
-Lrf  nc  tu  lumbre,  y  la  gloria  de  Jehova 
ha  nacido  sobre  til 

2  Que  he  aquí  que  .tinieblas  cubrirán  la 
tierra,  y  oscuridad  los  pueblos ;  y  sobre 
tí  nacerá  Jehova,  y  sobre  tí  será  vista  su 
gloria. 

8  Y  andarán  las  naciones  á  tu  lumbre, 
y  los  reyes  al  resplandor  de  tu  sol 

4  Alna  tus  ojos  en  derredor,  y  mira,  to- 
dos estos  se  han  Juntado,  vinieron  á  tíi 
687 


ISAÍAS. 


tus  mjos  Tendrán  do  lejos,  y  tos  htyM  so- 
bre el  lado  serán  criadas. 

5  Entonces  verás,  y  resplandecerás;  y 
maravillarse  ha,  y  ensancharse  ha  tn  co- 
razón, que  se  haya  vuelto  á  tí  la  multi- 
tud do  la  mar,  que  la  fortaleza  de  las  na- 
ciones haya  venido  á  ti. 

6  Multitud  de  camellos  te  cubrirá,  po- 
llinos de  Madiaa,  y  de  Epfce:  todos  los 
de  Saba  rendían :  oro  y  incienso  trae- 
rán, y*  publicarán  alabanzas  de  Jehova. 

7  Todo  el  ganado  de  Ccdar  será  juntado 
para  ti:  carneros  de  Nabaioth  te  serán 
servidos :  serán  ofrecidos  con  gracia  so- 
bre mi  altar ;  y  la  casa  de  mi  gloria  glo- 
rificaré. 

8  ¿  Quiénes  son  estos  que  vuelan  como 
nubes,  y  como  palomas  á  sus  ventanas  ? 

9  Porque  á  mi  esperarán  las  islas,  y  las 
naves  de  Tharsis  desdo  el  principio :  para 
traer  tus  hijos  de  lejos,  su  plata,  y  su  oro 
con  ellos,  al  nombre  de  Jehova  tu  Dios, 
y  al  Santo  de  Israel,  que  te  ha  glorifi- 
cado. 

10  Y  los  htfos  de  los  extranjeros  edifi- 
carán tus  muros,  y  sus  reyes  te  teñirán ; 
porque  en  mi  ira  te  herí,  mas  en  mi 
buena  voluntad  habré  de  ti  misericordia. 

11  Tus  puertas  estarán  de  continuo 
abiertas,  no  se  cerrarán  de  día  ni  de 
noche:  para  que  fortaleza  de  naciones 
sea  traída  á  tí,  y  sus  reyes  guiando. 

12  Porque  la  nación,  ó  el  reino  que  no 
te  sirviere,  perecerá;  y  asolando  serán 
asoladas. 

13  La  gloria  del  Líbano  vendrá  á  tí, 
hayas,  pinos,  y  bojes  juntamente,  para 
honrar  el  lugar  de  mi  santuario,  y  hon- 
raré el  lugar  de  mis  pies. 

14  Y  vendrán  á  tí  humillados  los  hijos 
de  los  que  te  afligieron,  y  alas  pisadas  de 
tus  pies  se  encorvarán  todos  los  que  te 
escarnecían ;  y  llamarte  han :  Ciudad  de 
Jehova,  Sion  del  Santo,  de  Israel. 

15  En  lagar  de  que  has  sido  desechada 
y  aborrecida,  y  que  no  habia  quien,  pasase 
por  ti,  ponerte  he  en  gloria  perpetua,  en 
gozo  do  generación  y  generación. 

16  Y  mamarás  la  leche  do  las  naciones, 
el  pecho  de  los  reyes  mamarás ;  y  conoce- 
rás que  yo  soy  Jehova  el  Salvador  tuyo, 

.y  Redentor  tuyo,  el  Fuerte  de  Jacob. 

17  Por  el  metal  traeré  oro,  y  por  el 
hierro  plata,  y  por  la  madera  metal,  y 
por  las  piedras  hierro ;  y  pondré  paz  por 
tu  tributo,  y  justicia  por  tus  exactores. 

16  Nunca  mas  se  oirá  en  tu  tierra  vio- 
.  lencia,  destrucción  y  quebrantamiento 


en  tus  términos:  mas  á  tus  muros  lla- 
marás salud ;  y  á  tus  puertas  alabanza. 
10  £1  sol  nunca  mas  te  servirá  de  lux 
para  el  dia,  ni  el  resplandor  de  la  luna  te 
alumbrará :  mas  serte  ha  Jehova  por  lux 
perpetua,  y  por  tu  gloria,  el  Dios  tuyo. 

20  No  se  pondrá  jamás  tu  sol,  ni  tn  lu- 
na menguará;  porque  te  será  Jebovsv 
por  perpetua  luz,  y  los  dios  de  tu  luto 
serán  acabados. 

21  Y  tu  pueblo,  todos  ellos,  serán  jos- 
tos;  para  siempre  heredarán  la  tierra: 
éerún  renuevos  de  mi  plantación,  obra  de 
mis  manos,  para  glorificarme. 

22  £1  pequeño  será  por  mil,  el  menor, 
por  nación  fuerte.  Yo  Jehova  á  su  tiem- 
po haré  que  esto  sea  presto. 

CAPITULO  LXI. 

Introduce  el  profeta  al  Metía»  que  despliega  y  A<x* 
muestra  de  m  persona,  y  ministerio,  p  de  las  riatm 
sos  que  trae  del  cielo  para  los  que  con  fé  Je  rteüdt' 
ren.  JT.  La  restauración  y  propagación  de  la  igle- 
sia, y  tas  condiciones  de  los  que  d  ella  pertenecerán 
con  verdad,  por  tas  cuales,  como  por  toare**  tegtí*- 
mas,serdu  conocidos  en  ei  nsmdo. 

EL  Espíritu  del  Señor  Jehova  es  sobre 
mí ;  porque  me  ungió  Jehova :  en- 
vióme á  predicar  á  los  abatidos :  á  atar 
las  llagas  de  los  quebrantados  de  corason, 
á  publicar  libertad  á  los  cautivos,  y  á  los 
presos  abertura  de  la  cárcel: 

2  A  publicar  año  de  la  buena  voluntad 
do  Jehova,  y  dia  de  venganza  del  Dios 
nuestro ;  á  consolar  á  todos  los  enluta- 
dos: 

3  A  ordenar  á  Sion  á  los  enlutados,  pa- 
ra darles  gloria  en  lugar  de  la  ceniza, 
óleo  de  gozo  en  lugar  del  luto,  manto  de 
alegría  en  lugar  del  espíritu  angustia- 
do; y  serán  llamados  árboles  de  justi- 
cia, plantación  de  Jehova,  para  glorifi- 
carme. 

4  \  Y  edificarán  los  desiertos  antiguos, 
y  levantarán  los  asolamientos  primeros; 
y  restaurarán  las  ciudades  asoladas,  los 
asolamientos  de  muchas  generaciones. 

5  Y  estarán  eztrangeros,  y  apacentarán 
vuestras  ovejas;  y  los  extraños  serán 
vuestros  labradores,  y  vuestros  viñeros. 

6  Y  vosotros  seréis  llamados  sacerdotes 
de  Jehova ;  ministros  del  Dios  nuestro 
seréis  dichos :  comeréis  la  fuerza  de  las 
naciones,  y  con  su  gloria  seréis  sublimes. 

7  En  lugar  de  vuestra  vergüenza  doble; 
y  de  vuestra  deshonra,  os  alabarán  en  sns 
heredades :  por  lo  cual  en  sus  tierras  po- 
seerán doblado,  y  habrán  gozo  perpetuo.    • 

8  Porque  yo  Jehova  soy  amador  del  de- 
recho, aborrecedor  ¿el  latrocinio  para 


ISAÍAS. 


holocausto:  que  continuaré  en  verdad 
su  obra,  y  fiare'  con  ellos  concierto  per- 
petuo. 

9  Y  la  simiente  de  ellos  será  conocida 
entre  las  naciones,  y  sus  renuevos  en 
medio  de  loe  pueblos  i  todos  los  que  los 
vieren,  los  conocerán,  que  son  simiente 
bendita  de  Jehova, 

10  Gozando  me  gozaré  en  Jehova,  mi 
atinar  se  alegrará  en  mi  Dios ;  porque  me 
vistió  de  vestidos  de  salud,  me  cercó  de 
manto  de#  justicia:  como  á  novio  me 
atavió,  y  cómo  á  novia  compuesta  de  sos 
joyas. 

11  Porque  como  la  tierra  produce  su 
renuevo,  y  como  el  huerto  hace  brotar 
su  simiente ;  asi  el  Señor  Jehova  hará 
brotar  justicia  y  alabanza,  delante  de  to- 
das las  naciones. 

CAPITULO  LXH. 

La  restauración  de  la  iglesia  de*pw$  de  la  cautividad 
de  Babilonia  por  ¡a  predicación  del  evangelio.  El 
perpetuo  amor  con  que  Dios  la  amará  en  Grieto. 

POR  cansa  de  Sion  no  callaré,  y  por 
causa  de  Jerusalem  no  reposaré, 
hasta  que  salga  como  resplandor  sn  jus- 
ticia, y  su  salud  se  encienda  como  una 
hacha. 

2  T  verán  las  naciones  tu  justicia,  y  to- 
dos los  reyes  tu  gloria ;  y  serte  ha  pues- 
to un  nombre  nnevo  que  la  boca  de  Je- 
hova nombrará. 

8  Y  serás  corona  de  gloria  en  la  mano 
de  Jehova,  y  diadema  de  reino  en  la  ma- 
no del  Dios  tuyo. 

4  Nanea  .mas  te  ñamarán  desamparada, 
ni  tu  tierra  se  dirá  mas  asolamiento: 
mas  serás  llamada  Chephzi-bah,  Mi  vo- 
luntad en  ella  ;  y  tu  tierra  Beulab,  Catada; 
porque  el  querer  de  Jehova  será  en  ti,  y 
tu  tierra  será  casada. 

5  Porque  coma  el  mancebo  se  casa  con 
la  virgen,  se  casarán  contigo  tas  hfyos ; 
y  como  el  gozo  del  esposo  con  la  esposa, 
art  se  gozará  contigo  el  Dios  tuya 

6  8obre  tus  muros,  ó!  Jerusalem,  he 
puesto  guardas;  todo  el  día  y  toda  la 
noche  continuamente  no  callarán;  Los 
que  os  acordáis  de  Jehova,  no  ceséis. 

7  Ni  á  él  le  deis  vagar  hasta  que  confir- 
me, y  hasta  que  ponga  á  Jerusalem  en 
alabanza  en  la  tierra. 

8  Juró  Jehova  por  su  mano  derecha,  y 
por  el  brazo  de  su  fortaleza:  Que  jamás 
daré  tu  trigo  por  comida  á  tus  enemigos, 
ni  beberán  los  extraños  el  vino  que  tu 
trabajaste.  * 

0  Mas  loe  que  lo  allegaron,  lo  comerán, 


y  alabarán  á  Jehova;  y  los  que  lo  cogie- 
ron lo  beberán  en  los  patios  de  mi  san- 
tuario. 

10  Pasad,  pasad  por  las  puertas :  barred 
el  camino  al  pueblo :  allanad;  allanad  la 
calzada,  quitad  las  piedras,  alzad  pendón 
á  los  pueblos. 

11  He  aquí  que  Jehova  hizo  oir  hasta 
lo  ultimo  de  la  tierra :  Decid  á  la  hija  de 
Sion :  He  aquí,  viene  tu  Salvador :  he 
aquí  que  su  salario  trae,  y  su  obra  de- 
lante de  él. 

12  Y  llamarle»  han:  Pueblo  santo,  re- 
dimidos de  Jehova ;  y  á  tí  te  *JVim*r£n : 
Ciudad  buscada,  no  desamparada. 

CAPITULO  LXHI. 

Introduce  el  profeta  d  Cristo  en  un  elegante  dfcflbpo, 
en  el  cual  preguntado  da  cuenta  4*  su  ininieitiiQ  y 
victorias.  II.  Hace  gracias  d  Dios  por  las  perpe- 
tuas misericordias  hechas  d  su  pueblo.  III.  Pídele 
con  ardiente  oración  que  se  despierte  d  la  restaura- 
ción de  su  pueblo  casi  asolado  per  sm  pecados, 

oi^vULÉN  es  este  que  viene  de  Edom : 
v  V^  de  Bosra,  con  vestidos  bermejos  f 
¿  £ste,  hermoso  en  su  vestido,  que  va  con 
la  grandeza  de  su  poder?  Yo,,  el  que  ha- 
blo en  justicia,  grande  para  salvar. 

2  ¿Por  qué  es  bermejo  tu  vestido?  ¿y 
tus  ropas  como  de  el  que  ha  pisado  en 
lagm*?> 

3  Solo  pisé  el  lagar,  y  de  los  pueblos 
nadie  fué  conmigo.  Píselos  con  mi  ira, 
y  los  hollé  con  mi  furor;  y  su  sangre 
salpicó  mas  vestidos,  y  ensucié  todas  nüs 
ropas. 

4  Porque  el  dia  de  la  venganza  está  en 
mi  corazón ;  y  el  alio  de  mis  redimidos 
es  venido. 

5  Miré  pues,  y  no  había  quien  ayudase ; 
y  abominé,  que  no  hubiese  quien  me  sus- 
tentase :  y  salvóme  mi  brazo,  y  me  sus- 
tentó mi  ira. 

6  Y  bollé  los  pueblos  con  mi  ira,  y  los 
embriagué  de  mi  furor,  y  derribé  á  tierra 
su  fortaleza. 

7  Tí  De  las  misericordias  de  Jehova  ha- 
ré memoria,  de  las  alabanzas  de  Jehova, 
como  sobre  todo  lo  que  Jehova  nos  ha 
dado ;  y  de  la  grandeza  de  su  beneficen- 
cia á  la  casa  de  Israel,  que  les  ha  hecho 
según  sus  misericordias,  y  según  la  mul- 
titud de  sus  miseraciones. 

8  Y  dijo :  Ciertamente  mi  pueblo  son, 
hijos  que  no  mienten ;  y  fue  sn  Salvador. 

0  En  toda  angustia  de  ellos  él  fué  an- 
gustiado, y  el  ángel  de  su  íaz  los  salvó: 
con  su  a/nor,  y  con  su  clemencia  los  re- 
dimió, y  los  trujo  á  cuota*,  y  los  levantó 

todos  loa  dias  del  eigKXjOOQle 
eso 


ISAÍAS. 


10  Mae  ellos  faetón  veMdes,  y  hicie- 
ron enojar  sn  Espirita  8anto:  por  lo 
cual  ae  les  volvió  enemigo,  y  él  mismo 
peleó  contra  ellos. 

11  Empero  acordóse  de  los  dias  anti- 
guos, de  Moyses,  y  de  sn  pueblo :  ¿  Dónde 
está  el  que  loe  hizo  subir  de  la-  mar  con 
el  pastor  de  sn  rebano  t  ¿  Dónde  está  el 
que  puso  en  medio  de  él  su  Espirita 
Santo t 

12  ¿El  que  los  guió  por  la  diestra  de 
Moyses  con  el  brazo  de  su  gloria?  ¿El 
que  rom'pjó  las  aguan,  haciéndose  á  sí 
nombre  perpetuo  f 

18  El  tiue  los  biso  Ir  por  los  abismos 
como  un  caballo  por  el  desierto,  nunca 
tropesnron. 

14  El  Espirita  de  Jehovu  los  pastoreó, 
como  á  una  bestia  que  desciende  al  valle : 
asi  pastoreaste  tu  pueblo,  para  nacerte 
nombre  glorioso. 

lft  T¡  Mira  desde  el  cielo,  desde  la  mo- 
rada de  tu  santidad,  y  de  tu  gloria. 
¿  Dónde  está  tu  seto,  y  tu  fortaleza,  la 
multitud  de  tus  entrañas,  y  de  tns  mise- 
raciones para  conmigo  f  ¿  Hánse  estre- 
chado t  * 
.  16  Porque  tú  eres  nuestro  padre,  que 
Abraham  nos  ignora,  y  Israel  no  nos  co- 
noce: Tú,  Jehova,  eres  nuestro  padre, 
nuestro  Redentor  perpetuo  m  tu  nom- 
bre. 

17  ¿Por  qué,  ó!  Jehova,  nos  has  hecho 
errar  de  tas  caminos?  ¿Endureciste 
nuestro  corazón  á  tu  temor?  Vuélvete 
por  tus  siervos,  por  las  tribus  de  tu  he- 
redad. 

18  Por  poco  tiempo  poseyó  la  tierra 
prometida,  el  pueblo  de  tu  santidad: 
nuestros  enemigos  han  hollado  tu  san- 
tuario. 

19  Habernos  sido  como  aquellos  de 
quienes  nunca  te  enseñoreaste,  sobre 
los  cuales  .nunca  fué  llamado  tu  nombre. 

CAPITULO  LXIV. 

Pmégmiemdo  ei  profeta  en  su  «ración,  pide  afectuosa- 
mente d  Dio*  la  vénula  del  Metió»  por  su  sola  mise- 
ricordia, no  por  las  justicias  de  su  pueblo  pecador ; 
u  la  restitución  d»  su  pueblo. 

SI  rompieses  los  cielos,  y  descen- 
dieses, y  á  tu  presencia  se  escur- 
riesen los  montes, 

2  Como  mego,  que  abrasando  derrite, 
fuego  que  hace  hervir  el  agua,  para  que 
hicieses  notorio  tu  nombre  á  tus  enemi- 
gos, y  las  naciones  temblasen  £  ttt  pre- 
sencia I 

8  Oomo  descendiste,  cuando  hiciste  ter- 1 
640 


¡O 


ribUldadea,  cueles  nunca  esperamos,  que 
los  montes  se  oscurrieron  delante  de  ti. 

4  Ni  nunca  oyeron,  ni  orejas  percibie- 
ron, ni  ojo  vio  Dios  mera  de  ti,  que  hi- 
ciese o/re  tanto  por.  el  que  en  él  espera. 

5  Saliste  al  encuento  al  que  con  alegría 
obró  justicia :  en  tus  caminos  se  acorda- 
ban de  ti :  he  aqui,  tú  te  enojaste  porque 
pecamos :  ellos  serán  eternos,  y  nowtrm 
seremos  salvos.  * 

6  Que  todos  nosotros  éramos  como  su- 
ciedad, y  todas  nuestras  justicias  como 
trapo  de  inmundicia;  y  caimas  como  la 
hoja  dd  árbol,  todos  nosotros,  y  nuestras' 
maldades  nos  llevaron  como  vienta 

7  T  nadie  hay  que  invoque  tu  nombre, 
ni  qne  se  despierte  para  tenerte:  por  lo 
cual  escondiste  de  nosotros  tu  rostro,  y 
nos  dejaste  marchitar  en  poder  de  nuce- 
tras  maldades. 

8  Ahora  pues,  Jebova,  tú  eres  nuestro 
padre:  nosotros  lodo,  y  tú  el  que  nos 
obraste;  asi  que  obra  de  tus  monos  so- 
mos todos  nosotros. 

9  No  te  aires,  ó  l  Jehovu,  sobre  manera, 
ni  tengas  perpetua  memoria  de  la  iniqui- 
dad: he  aquí,  mira  ahora,  pueblo  tuyo 
tomos  todos  nosotros. 

10  Tus  santas  ciudades  son  ¿esterina : 
Bton  desierto  es,  y  Jerusalem  soledad. 

11  La  casa  de  nuestro  santuario  y  de 
nuestra  gloria,  en  la  cual  te  alabaron 
nuestros  padres,  fuá  quemada  de  fuego, 
y  todas  nuestras  cosas  preciosas  fueron 
destruidas. 

13  ¿Detenerte  has,  ó !  Jehova,  sobre  es- 
tas cosas?  ¿Callarás,  y  afligirnos  has 
sobre  manera?  * 

CAPITULO   LTV. 

Mueetra  el  profeta  en  persona  de  Dios  la  rebeban  de 
su  pueblo:  que  buscándole  u  üomémdoie  He  frto 
fe  conocieron,  e%  Uemoéo  de  JMos  énpt 


no  le  quise  oir,  idólatras,  u  hipócritas,  por  lo  cued 
los  amenosa  con  asolación  horrenda.  JI.  Con  todo 
eso  le  promete  residuos  para  que  de  efhese  ememtemét 
W  eea  propagada  la  iglesia  del  Kuoro  Tumtamu  míe. 
11 L  A  la  cual  promete  singular  p  eterna  prosperidad. 

FU  I  buscado  de  los  que  no  pregunta- 
ban por  mi,  y  fui  hallado  de  los  que 
no  me  buscaban.  Dije  á  nación  que  no 
invocaba  mi  nombre :  Heme  aquí,  heme 
aquí 

2  Extendí  mis  manos  todo  el  día  á  pue- 
blo rebelde,  que  camina  por  camino  no 
bueno,  en  pos  de  sus  pensamientos : 

3  Pueblo  que  eu  mi  cara  me  provoca 
siempre  á  ira,  sacrificando  en  huertos*  y 
haciendo  perfume  6obre  ladrillos : 

*  Que  se  quedan  á  dormir  en  los  sepul- 

Digitized  by  VjOOQlC 


ISAÍAS. 


croe,  y  en  los  desiertos  tienen  la  noche  : 
que  comen  carne  de  puerco,  y  en  eos 
ollas  hay  caldo  de  cosas  inmundas : 

5  Qne  dicen :  Estáte  en  tu  lagar,  no  te 
llegaos  á  mi,  que  soy  mas  santo  qne  tú. 
Estos  ton  bnmo  en  mi  furor,  fuego  que 
arde  todo  el  dia. 

6  He  aquí,  que  escrito  está  delante  de 
tai :  No  callaré,  antes  daré ;  y  pagaré  en 
su  seno, 

7  Vuestras  iniquidades,  y  las  iniquida- 
des de  vuestros  padres  juntamente,  dice 
Jehova,  que  hicieron  perfume  sobre  los 
montes,  y  sobre  los  collados  me  afrenta- 
ron :  por  tanto  yo  les  mediré  su  obra  an- 
tigua en  su  seno. 

8  T  Jehora  dijo  asi :  Gomo  ti  alguno 
bailase  mosto  en  un  racimo,  y  dijese: 
No  lo  eches  á  mal,  que  bendición  hay  en 
él ;  así  haré  yo  por  mis  siervos,  que  no 
lo  echaré  á  perder  todo. 

9  Mas  sacaré  simiente  de  Jacob,  y  de 
Juda  heredero  de  mis  montes,  y  mis  es- 
cogidos la  poseerán  por  heredad,  y  mis 
siervos  habitarán  allí. 

10  Y  será  Saron  para  habitación  de  ove- 
jas, y  el  valle  de  Achor  para  majada  de 
vacas  á  mi  pueblo,  que  me  buscó. 

11  Mas  vosotros  que  dejais  á  Jehova, 
que  olvidáis  el  monte  de  mi  santidad, 
que  ponéis  mesa  á  la  fortuna,  y  cumplís 
el  número  de  la  derramadora; 

12  Yo  también  os  contaré  al  cuchillo,  y 
todos  vosotros  os  arrodillaréis  al  dego- 
lladero; porque  llamé,  y  no  respondis- 
teis ;  hablé,  y  no  oísteis ;  y  hicisteis  lo 
malo  delante  de  mis  ojos,  y  escogisteis 
lo  que  á  mí  desagrada. 

13  i  Por  tonto  asi  dijo  el  Señor  Jeho- 
va: He  aquí  que  mis  siervos  comerán,  y 
vosotros  tendréis  hambre :  he  aquí  que 
mis  siervos  beberán,  y  vosotros  tendréis 
sed:  he  aquí  que  mis  siervos  se  alegra- 
rán, y  vosotros  seréis  avergonzados : 

14  He  aquí  que  mis  siervos  jubilarán 
por  la  alegría  del  corazón,  y  vosotros  cla- 
maréis por  el  dolor  del  corazón;  y  por  el 
quebrantamiento  de  espíritu  aullaréis. 

15  Y  dejaréis  vuestro  nombre  por  mal- 
dición á  mis  escogidos ;  y  el  Señor  Je- 
hova te  matará,  y  á  sus  siervos  llamará 
por  otro  nombre. 

16  £1  que  se  echare  bendición  en  la 
tierra,  en  el  Dios  de  verdad  se  bendeci- 
rá;  y  el  que  jurare  en  la  tierra,  por  el 
Dios  de  verdad  jurará ;  porque  las  angus- 
tias primeras  serán  olvidadas,  y  serán 
cubiertas  de  mis  ojos. 

Span.  ..  41 


17  Porque  be  aquí  qne  yo  orearé  nue- 
vos cielos  y  nueva  tierra:  de  lo  primero 
no  habrá  memoria,  ni  mas  vendrán  al 
pensamiento : 

18  Mas  gozaros  neis,  y  alegraros  neis 
por  siglo  de  siglo  en  las  cosas  que  yo 
crearé;  porque  he  aquí  que  yo  crio  á 
Jerusalem  alegría,  y  á  su  pueblo  gozo, 

19  Y  alegrarme  he  con  Jerusalem,  y 
gozarme  he  con  mi  pueblo ;  y  nunca  mas 
se  oirá  en  ella  voz  de  lloro,  ni  vos  de 
alamor. 

30  No  habrá  mas  allí  mozo  de  dias,  ni 
viejo  que  no  cumpla  sus  dias;  porque 
el  mozo  morirá  de  den  anos;  y  el  que 
de  cien  anos  pecare,  será  maldita 

21  Y  edificarán  casas,  y  morarán :  plan- 
tarán vifias,  y  comerán  el  fruto  de  ellas. 

23  No  edificarán,  y  otro  morará:  no 
plantarán,  y  otro  comerá;  porque  según 
los  dias  de  los  árboles  serán  los  dias  de 
mi  pueblo,  y  mis  escogidos  perpetuarán 
los  obras  de  sus  manos. 

23  No  trabajarán  en  vano,  ni  parirán 
con  miedo ;  porque  tut  parto*  serán  si- 
miente de  los  benditos  de  Jehova,  y  sus 
descendencias  estarán  con  ellos. 

34  Y  será  que  antes  que  clamen,  yo 
oiré :  aun  hablando  ellos,  yo  oiré. 

35  El  lobo  y  el  cordero  serán  apacenta- 
dos juntos,  y  el  león  comerá  paja  como 
el  buey,  y  á  la  serpiente  el  polvo  terá  su 
comida:  no  afligirán,  ni  harán  mal  en 
todo  mi  santo  monte,  dijo  Jehova. 

CAPITULO  L*VL 

Licencia  Dios  por  su  profeta  todo*  los  sacrificio»  y  todo 
el  culto  de  late*  y  protesta  que  los  tendrá  por  abo» 
mutación  por  los  pecados  de  su  pueblo,  en  lugar 
ée  qne  en  otro  tiempole  Jkeron  olor  dé  reposo,  JL 
Profetiza  »  admira  el  nacimiento  de  la  iglesia  del 
Huevo  Testamento  tras  la  ruina  total  del  pueblo  Ju- 
daico, d  la  cual  promete  singular  consuelo,  pan  sin 
fin,  gloria  incomparable,  venganwa  horrwAe  de  todos 
los  que  la  aJHgieron,W  de  todos  los  idóTatrasífc  UL, 
Promete  de  congregar  su  pueblo  por  la  predicación 
de  su  evangelio  de  todo  el  mundo  para  que  le  celebre 


JEHOVA  dfyo  así :  El  délo  et  mi  tro- 
no, y  la  tierra  estrado  de  mis  pies: 
¿Dónde  quedará  está  casa  que  me  habéis 
edificado;  y  dónde  quedará  este  lugar 
de  mi  reposo? 

2  Mi  mano  hizo  todas  estas  cosas,  y  por 
etta  todos  estas  cosas  fueron,  dtfo  Jeho- 
va :  á  aquel  pues  miraré  que  et  pobre  y 
abatido  de  espíritu,  y  que  tiembla  á  mi 
palabra. 

8  El  que  sacrifica  buey,  como  ti  matase 

un  hombre:  el  que  sacrifica  oveja,  como 

ti  degollase  un  perro :  el  que  ofrece  pre- 

tel 


ISAÍAS. 


sentémosme  ai  ofrecíase  Btqgie  4e  puer- 
co :  el  que  ofrece  perfume,  como  ti  ben- 
dijese la  iniquidad.  Y  pues  escogieron 
bus  caminos,  y  su  alma  amó  sus  abomi- 
naciones : 

4  También  yo  escógese  sns  escarnios,  y 
traeré  sobre  ellos  lo  que  temieron;  por- 
que llamé,  y  nadie  respondió ;  bable»  y 
no  oyeron ;  y  hicieron  lo  malo  dejante  de 
mis  ojos,  y  escogieron  lo  que  á  mi  desa- 
grada. 

5  Oid  palabra  de  Jehova  los  que  tei% 
blaia  &  bu  palabra :  Vuestros  hermanos, 
los  que  os  aborrecen,  y  os  niegan  por 
cansa  de  mi  nombre,  dijeron;  Glorifi- 
qúese JehoVa.  Has  él  se  mostrará  con 
vuestra  alegría,  y  ellos  serán  confusos. 

0  Voa  de  alboroto  te  oye  de  la  ciudad, 
voz  del  templo,  voz  de  Jehova  que  da  el 
pago  á  sus  enemigos. 

7  1f  Antes  que  estuviese  de  porto,  pa- 
rió :  antes  que  le  viniesen  dolores,  parió 
htfo. 

8  4  Quién  oyó  cosa  semejante  ?  i  Quién 
vio  eosa  semejante?  ¿La  tierra  parirse 
ha  en  un  día?  ¿  Nacerá  toda  una  nación 
de  una  vez?  Que  Sion  estuvo  de  parto, 
y  parió  juntamente  sus  tajos, 

9  ¿Yo  que  hago  parir,  no  pariré?  d\jo 
Jehova.  ¿Yo  que  hago  engendrar,  seré 
detenido  ?  dice  el  Dios  tuyo» 

10  Alegraos  con  Jerusalem,  y  gózaos 
con  ella,  iodos  les  que  la  amáis :  gózaos 
con  ella  de  gozo,  todos  los  que  os  enlu- 
tasteis por  ella : 

11  Para  que  maméis  y  00  hartéis  de  las 
tetas  de  sus  consolaciones :  para  qne  or- 
deñéis, y  os  deleitéis  con  el  resplandor 
de  su  gloria. 

12  Porque  asi  dice  Jehova :  He  aquí 
que  yo  extiendo  sobre  ella  paz,  como 
n*  rio  j  y  la  gloria  de  las  naciones,  como 
ten  arroyo  que  sale  de  madre;  y  mama- 
réis, y  sobre  el  lado  seréis  traídos,  y  so- 
bre las  rodillas  seréis  regalados. 

18  Come  el  varón  á  quien  consuela  su 
madre,  sai  os  consolaré  yo  á  vosotros»  y 
sobre  Jerusalem  tomaréis  consuelo. 

14  T  veréis,  y  alegrarse  ha  vuestro  co- 
642 


razón,  y  vuestros  huesos,-  cono  lajerbe 
reverdecerán;  y  la  mano  de  Jehova  para 
con  sus  siervos  será  conocida,  y  contra 
sus  enemigos  se  airará. 

15  Porque  he  aquí  que  Jehova  vendrá 
con  fuego,  y  sus  carros,  como  torbellino, 
para  tornar  su  ira  en  furor;  y  su  repren- 
sión en  llama  de  fuego. 

16  Porque  Jehova  juzgará  con  fuego  y 
con  su  espada  á  toda  carne ;  y  los  muer- 
tos de  Jehova  serán  multiplicados. 

17  Los  que  se  santifican,  y  los  qué  se 
purifican  en  los  huertos,  unos  tras  otros : 
los  que  comen  carne  de  puerco,  y  abomi- 
nación, y  ratón,  juntamente  serán  tala- 
dos, dice  Jehova. 

18  Porque  yo  entiendo  sus  obras  y  sus 
pensamientos:  tiempo  vendrá  para  jun- 
tar todas  las  naciones  y  las  lenguas ;  y 
vendrán,  y  verán  mi  gloria, 

19  Y  pondré  entre  ellos  sefia ;  y  enviaré 
de  los  escapados  de  ellos  á  las  naciones, 
á  Tharsis,  á  Pul,  y  Lud,  que  tiran  arco, 
á  Thubal,  y  á  Javan,  á  las  islas  aparta- 
das, que  no  oyeron  de  mi,  ni  vieron  mi 
gloria,  y  publicarán  mi  gloria  entre  las 
naciones. 

20  Y  traerán  á  todos  vuestros  herma- 
nos de  entre  todas  las  naciones  por  pre- 
sente á  Jehova,  en  caballos,  en  carros, 
en  literas,  y  en  mulos,  y  en  camellos,  a 
mi  santo  monte  de  Jerusalem,  dice  Je- 
hova, de  la  manera  que  los  hijos  de  Is- 
rael suelen  traer  el  presente  en  vaso* 
limpios  á  la  casa  de  Jehova. 

21  Y  tomaré  también  de  ellos  para  sa- 
cerdotes y  Levitas,  dice  Jehova. 

22  Porque  como  los  cielos  nuevos,  y  lá 
tierra  nueva  que  yo  hago,  permanecen 
delante  de  mí,  dice  Jehova,  así  permane- 
cerá vuestra  simiente  y  vuestro  nombre. 

23  Y  será  que  de  mes  en  mes,  y  de  sá- 
bado en  sábado  vendrá  toda  carne  &  ado- 
rar delante  de  mí,  d{jo  Jehova. 

24  Y  saldrán,  y  verán  los  cuerpos  dé 
los  muertos  de  los  varones  que  se  rece- 
laron contra  mi;  porque  su  gusano  ntm* 
ca  morirá,  ni  su  íuego  se  apagará ;  y  se- 
rán abominables  á  toda  carne. 


Digitized  by  VjOC 


EL  LIBRO  DE  LAS 


profecías  de  jeremías. 


;r 


CAPITULO  L 

M  turnai*  em  eme  Aremdnt  pre^Hed. 
emmÉdodeméleemmpeemeñe^lme 
ku,  p  dome*  con  <fm  Dio»  le  imttrmpe  para  el  m¡mi*~ 
teria,  prometiéndole  tabre  lodo  m  atieteneia,  It.  La 
mmneheada  m  memxiwx  et,  tmemeietr «ti puebm  m 
utalmekmto  por  le*  Mbylméoe  d  oemea  de  m  idahm- 
Me*. 

LAS  palabras  de  Jeremía»,  htyo  ée 
Helcias,  de  loe  sacerdote»  que  eefav 
vieren  en  Anathoth,  en  tierra  4e  Ben- 
jamín. 

2  La  palabra  de  Jehova  que  fué  á  él  em 
los  dias  de  Josias,  h\)o  de  Amon,  rey  de 
Jada,  á  los  trece  años  de  bu  reino. 

8  A^nfrff"»  fué  en  xiias  de  Joacim,  hi- 
jo de  Josias,  rey  de  Jada,  basta  el  fin  del 
onceno  año  de  Sedéenlos,  hijo  de  Josias, 
rey  de  Jada,  basta  la  cautividad  de  Jem- 
salem  en  el  mes  quinto. 

4  Fué  pues  palabra  de  Jehova  á  mi, 
diciendo: 

5  Antes  que  te  formase  en  el  vientre, 
te  conocí;  y  antes  que  saUeses  de  la  ma» 
tris,  te  santifiqué:  á  las  naciones  te  di 
por  profeta. 

6  Y  y»  <HJe:  ¡Ha,  ha»  8efior  Jehova! 
I  He  aquí,  na  sé  hablar,  porque  soy  moso ! 

7  T  dijome  Jehova:  No  digas:  Soy 
meso ;  porque  á  todo  lo  que  te  enviaré 
irás,  y  todo  lo  que  te  mandaré,  dirás. 

8  No  temas  delante  de  ellos;  porque 
contigo  soy  para  librarte,  dijo  Jehova. 

9  Y  extendió  Jehova  su  mano,  y  tocó 
sobre  mi- boca;  y  dijome  Jehova:  He 
aquí, he  puesto  mis  palabras  en  tu  boca: 

10  Mira  que  te  he  puesto  en*  este  din 
sobre  naciones  y  sobre  reinos  pura  arran- 
car, y  para  destruir,  y  para  echar  á  per- 
der, y  para  derribar,  y  para  educar,  y 
pera  plantar. 

11  T  Y  la.  palabra  de  Jehova  fué  á  mi, 
diciendo:  ¿Qué  ves  tú,  Jeremías f  Y 
dije:  Yo  veo  una  vara  presurosa, 

12  Y  dijome  Jehova :  Bien  has  visto ; 
porque  yo  apresuro  mi  palabra  para  ha- 
cerla, 

18  Y  fué  ámi  palabra  de  Jehova  segun- 
da vez,  diciendo :  ¿Qué  ves  tu  r  Y  átye : 
Yo  veo  una  olla  que  hierve  t  Y  su  bus 
ejfcf  de  la  parte  del  aquilón. 


14  Y  dtyome  Jehova  t  Del  aquilón  se 
soltará  el  mal  sobre  todos  los  moradores 
de  la  tierra, 

15  Porque  he  aqui  que  yo  convoco  to- 
das las  familias  de  los  reinos  del  aqui- 
lea, «yo  Jehova,  y  vendrán;  y  pondrá 
cada  uno  su  asiento  á  la  entrada  de  laé 
puertas  de  Jerusalem,  y  junto  á  todos  sus 
muros  en  derredor,  y  junto  á  todas  las 
ciudades  de  Judo. 

16  Y  hablaré  con  ellos  mis  juicios  á 
cansa  de  toda  su  malicia,  que  me  deja- 
ron, y  incensaron  á  dioses  extraño*,  y  á 
hechuras  de  sus  manos  se  encorvaron. 

17  1  Y  tú  ceñirás  tus  lomos,  y  levan- 
tarte has,  y  hablarles  has  todo  lo  que  yo 
te  mandaré :  no  temas  delante  de  ellos, 
porque  no  te  haga  quebrantar  delante 
de  ellos. 

18  Porque  he  aquí-que  yo  te  he  puesto 
en  este  día  como  ciudad  fortalecida,  y 
como  columna  de  hierro,  y  como  muro 
de  setal,  sobre  toda  la  tierra,  á  loe  reyes 
de  Juda,  á  sus  principes.,  á  sus  sacerdo- 
tes, y  al  pueblo  de  la  tierra. 

19  Y  pelearán  contra  ti,  mas  no  te  ven- 
cerán; porque  yo  my  contigo,  dice  Je- 
hova, para  librarte. 

CAPITULO  n. 

Aema  el  profeta  en  pemmm  de  Btú»  4  m  pmúto  49 
haber  degenerado  de  tu  primera  péedetd,  d  la  Ido- 
latría :  delá»  muerte*  de  loe  profeta»  por  kabérmta 
reprendido,  dmendeam  wm  lem  cemtMdadee  de 
MappU  y  de  Bmbmhmla  ■ 

Y  FUÉ  á  mi  palabra  de  Jehova,  di- 
ciendo: 

2  Vé,  y  chuna  en  los  oídos  de  Jeruse- 
lem,  diciendo j  Jehova  dice  asi:  Heme 
asordado  de  tí,  de  la  misericordia  de  tu 
mocedad,  del  amor  de  tu  desposorio, 
ouando  andabas  tras  mi  en  el  desierto, 
en  tierra  no  sembrada. 

8  Santidad  tro  mUmeds  Israel  á  Jehova, 
primicias  de  sus  nuevos  frutos :  todos  los 
que  le  comen,  pecarán :  mal  vendrá  so- 
bre ellos,  dice  Jehova. 

4  OM  palabra  de  Jehova,  casa  de  Jacob, 
y  «odas  las  frmttias  de  la  casa  de  Israel. 

5  Jehova  dtyo  usi  t  ¿  Qué  maldad  halla- 
ron es  mi  tu  sitaos  padres,  que  se  aleja- 


JEREMÍAS. 


ron  de  mi,  y  se  fueron  tras  la  vanidad,  y 
tornáronse  vanos  ? 

6  Y  no  dieron:  ¿ Dónde erfrf  Jebovi:  el 
que  nos  hizo  subir  de  tierra  de  Egypto : 
el  qne  nos  hiso  andar  por  el  desierto ; 
por  una  tierra  desierta  y  despoblada, 
por  vna  tierra  seca  y  de  sombra  de 
muerte,  por  una  tierra  por  la  cual  no 
pasó  varón,  ni  hombre  habitó  allí  ? 

7  Y  os  metí  en  tierra  del  Carmelo,  pa- 
ra que  comieseis  su  fruto  y  su  bien ;  y 
entrasteis,  y  contaminasteis  mi  tierra,  y 
mi  heredad  hicisteis  abominable. 

8  Los  sacerdotes  no  dtyeron:  ¿Dónde 
ettd  Jehova?  Y  los  que  tenían  la  ley  no 
me  conocieron,  y  los  pastores  se  rebela- 
ron contra  mi,  y  los  profetas  profetiza- 
ron en  Banal,  y  caminaron  tras  lo  que 
no  aprovecha. 

9  Por  tanto  entraré  aun  en  juicio  con 
vosotros,  djjo  Jehova,  y  con  los  hijos  de 
vuestros  lujos  pleitearé. 

10  Porque  pasad  á  las  islas  de  Cethkn, 
y  mirad,  y  enviad  á  Codar,  y  considerad 
con  diligencia ;  y  mirad  si  se  ha  hecho  cosa 
semejante  á  esta. 

11  ¿Si  alguna  nación  ha  mudado  dio- 
ses? aunque  ellos  no  ton  dioses;  y  mi 
pueblo  ha  trocado  su  gloria  por  lo  que 
no  aprovecha. 

12  Asolaos,  cielos,  sobre  esto,  y  albo- 
rotaos^ Asolaos  en  gran  manera,  dijo 
Jehova. 

13  Porque  dos  males  ha  hecho  mi  pue- 
blo: dejáronme  á  mí,  mente  de  agua 
viva,  por  cavar  para  si  cisternas,  cister- 
nas rotas,  qne  no  detienen  aguas. 

14  ¿Es  Israel  siervo?  ¿«esclavo?  ¿por 
qué  ha  sido  dado  en  presa? 

15  Los  cachorros  de  los  leones  brama- 
ron sobre  él,  dieron  su  voz;  y  pusieron 
su  tierra  en  soledad,  desiertas  bus  ciu- 
dades sin  morador. 

16  Aun  los  hijos  de  Noph  y  de  Tbaph- 
nes  te  quebrantarán  la  mollera. 

17  ¿NO  te  hará  esto  tu  dejar  á  Jehova 
tu  Dios,  cuando  te  hada  andar  por  ca- 
mino? 

18  Ahora  pues,  ¿qué  tienes  tú  en  el  ca- 
mino de  Egypto,  para  que  bebas  agua 
del  Nilo  ?  ¿  y  qué  tienes  tú  en  el  camino 
de  Assyria,  para  que  bebas  agua  del  rio  ? 

19  Tu  maldad  te  castigará,  y  tu  aparta- 
miento te  acusará.  Sabe  pues,  y  vé  cuan 
malo  y  amargó  e$  tu  dejar  á  Jehova  tu 
Dios,  y  faltar  «ni  temor  en  ti,  dijo  el  Se- 
ñor Jehova  de  los  ejércitos. 

20  Porque  desde  muy  atrás  he  quebra- 

da 


do  tu  yugo,  rompido  tus  ataduras ;  y  di- 
jiste :  No  servir¿  Con  todo  eso,  sobre 
todo  collado  alto,  y  debajo  do  todo  árbol 
sombrío  tú  corrías,  ó  I  ramera. 

21  Yo  pues  te  planté  de  buen  vidueño, 
toda  ella  simiente  de  verdad,  ¿cómo 
pues  te  me  has  tornado  sarmientos  de 
vid  extraña? 

22  Aunque  te  laves  con  salitre,  y  amon- 
tones jabón  sobre  tí,  tu  pecado  está  se- 
llado delante  de  mi,  dfyo  el  Señor  Je- 
hova. 

28  ¿  Cómo  dices :  No  soy  inmunda,  nun- 
ca anduve  tros  los  Banales?  Mira  tu 
camino  en  el  valle:  conoce  lo  que  has 
hecho,  dromedarla  ligera  que  frecuenta 
sus  carreras : 

24  Asna  montes  acostumbrada  al  desier- 
to, que  respira  como  quiere :  ¿  de  su  oca- 
sión quién  la  detendrá?  todos  los  qne  la 
buscaren  no  se  cansarán:  hallarla  han  en 
su  mes. 

25  Defiende  tus  pies  de  andar  descal- 
zos, y  tu  garganta  de  la  sed ;  y  dijiste : 
Háse  perdido  la  esperanza:  en  ninguna 
manera;  porque  he  amado  extraños,  y 
tros  ellos  tengo  de  ir. 

26  Como  se  avergüenza  el  ladrón  cuan- 
do es  tomado,  así  se  avergonzaron  la 
casa  de  Israel;  ellos,  sus  reyes,  sus  prin- 
cipes, sus  sacerdotes,  y  sus  profetas, 

27  Diciendo  al  lefio :  Mi  padre  ere»  tú; 
y  á  la  piedra:  Tú  me  has  engendrado. 
Que  me  volvieron  la  cerviz ;  y  no  el  ros- 
tro; y  en  el  tiétnpo  de  su  trabajo,  dicen: 
Levántate;  y  líbranos. 

28  ¿  Y  dónde  están  tus  dioses,  que  hi- 
ciste para  ti  ?  Levántense,  á  ver  si  te 
podrán  librar  en  el  tiempo  de  tu  aflic- 
ción ;  porque  al  número  de  tus  ciudades, 
ó !  Judo,  fueron  tus  dioses. 

29  ¿Por  qué  altercáis  conmigo?  Todos 
vosotros  os  rebelasteis  contra  mi,  dfyo 
Jehova. 

80  Por  demás  he  azotado  vuestros  hi- 
jos, no  han  recibido  castigo :  espada  tra- 
gó vuestros  profetas  como  león  destro- 
zador. 

81  O!  generación,  ved  vosotros  la  pala- 
bra de  Jehova:  ¿He  sido  yo  soledad  á 
Israel,  ó  tierra  de  tinieblas,  que  han  (fr- 
eno mi  pueblo :  Señores  somos ;  ni  nun- 
ca mas  vendremos  á  ti  ? 

82  ¿Olvídase  la  virgen  de  su  atavio,  ó  la 
desposada  de  sus  sartales  ?  y  mi  pueblo 
se  han  olvidado  de  mi  por  dias  que  no 
timen  número. 


38  ¿Para  qué  al 


camino  para 


JERBMIAS. 


Imitar  amor?  pues  ton  á  las  maldades 
ensenaste  tus  caadnos. 

84  Aun  en  tos  laidas  se  hallaron  las 
sangres  de  las  almas  de  los  pobres,  de 
los  inocentes.  No  los  hallaste  minando 
sosas,  mas  por  todas  estas  cosas. 

85  Y  dices:  Porque  soy  inocente,  cierto 
su  ira  se  apartó  de  mí.  He  aquí,  yo  en- 
traré en  Juicio  contigo,  porque  dtyiste: 
No  pequé. 

86  ¿Para  qué  discurres  tanto,  mudando 
tus  caminos?  Cambien  serás  avergon- 
zada de  Egypto,  como  fuiste  evtrgonza- 
da  de  Assyria» 

87  También  de  este  saldrás  con  tus  ma- 
nos sobre  tu  cabesa;  porque  Jehova  de- 
sechó tus  confianzas,  ni  en  ellas  tendrás 
buen  suceso. 

CAPITULO  ra. 

Exhorta  Dio»  d m  pueblo  d  que  no  ób$Umte$mm  mu- 
chas f  hongo»  idolatría»  con  que  $e  ha  apartado  de 
ét  renunciando  tu  tanto  concierto,  te  vuelva  d  él.  II. 
Cbmo  el  tmnadejudam  apartó  de  Dio»  por  imita- 
ción de  la»  diez  tribu»  ak  Dio»  llama  d  la»  diez 
tribu»  d  arrepentimiento  para  provocar  d  Juda  d 
ente  también,  te  convierta  prometiendo  d  lo»  conver- 
tido» la  orexia  de  tu  Nuemo  Tantamente  en  Criólo, 
donde  expresamente  m  predice  la  abrogación  del 
Viejo,  u  el  modo  con  que  et  nuevo  te  habla  de  co- 
municar, y  mi  efecto».  1U.  Predice»»  la  conver- 
$ion  del  pueblo  Judaico. 

DICEN :  Si  alguno  dejare  su  muger, 
y  yéndose  de  él  se  juntare  á  otro 
varón,  ¿volverá  á  ella  mas ?  ¿No  es  eHa 
tierra  inmunda  de  inmundicia  ?  Tú  pues 
has  fornicado  con  muchos  amigos :  mas 
vuélvete  á  mi,  dtyo  Jehova, 

2  Alza  tus  ojos  á  los  altos,  y  vé  en  que 
lugar  no  te  hayas  publicado:  para  ellos 
te  sentabas  en  los  caminos,  como  Árabe 
en  el  desierto ;  y  con  tus  fornicaciones, 
y  oon  tu  malicia  has  contaminado  la 
tierra. 

3  Por  esta  causa  las  aguas  han  sido  de- 
tenidas, y  la  lluvia  de  la  tarde  faltó ;  y 
has  tenido  frente  de  mala  muger,  ni  qui- 
siste tener  vergüenza. 

4  A  lo  menos,  ¿  desde  ahora  no  dama- 
ras  á  mí:  Padre  mió,  guiador  de  mi  ju- 
ventud? 

5  ¿Guardará  tu  mojo  paca  siempre? 
¿guardarle  ha  etemalmente?  He  aquí 
que  hablaste,  y  hiciste  maldades,  y  pu- 
diste. 

6  1  Y  dilpme  Jehova  en  días  del  rey 
Josias :  ¿Has  visto  lo  que  ha  hecho  la 
rebelde  Israel?  Váse  ella  sobre  todo 
monte  alto,  y  debajo  de  todo  árbol  som- 
brío, y  allí  fornica. 

7  T  djje  después  que  htao  todo  esto: 


Vuélvete  á  mi ;  y  no  se  volvió.  T  vio  la 
rebelde  su  hermana  Juda, 

8  Que  yó  lo  habla  visto,  que  por  todas 
etUu  causas  en  las  cuales  fornicó  la  rebel- 
de Israel  yo  la  envié,  y  le  di  la  carta  de 
su  repudio ;  y  no  hubo  temor  la  rebelde 
Juda  su  hermana :  mas  fué  también  ella, 
y  fornicó. 

8  Y  aconteció  que  por  la  frefildad  de 
su  fornicadon  la  tierra  fué  contaminada, 
y  adulteré  con  la  piedra,  y  con  el  lefio. 

10  Y  con  todo  esto  nunca  se  tornea  mi 
la  rebelde  sn  hermana  Juda  detodo  su  co- 
razón, mas  mentirosamente,  dtyo  Jehova. 

11  T  dtyome  Jehova:  Justificado  ha  bu 
alma  la  rebelde  Israel,  en  comparación 
de  la  desleal  Juda. 

13  Vé,  y  clama  estas  palabras  hacia  el 
aquilón,  y  di :  Vuélvete,  ó!  rebelde  Is- 
rael, dflo  Jehova:  no  haré  caer  mi  ira 
sobre  vosotros;  porque  misericordioso 
soy,  dijo  Jehova;  ni  guardaré  d  enojo 
para  siempre. 

18  Conoce  empero  tu  maldad,  porque 
contra  Jehova  tu  Dios  te  has  rebelado ; 
y  tus  caminos  has  derramado  á  los  ex- 
traños debajo  de  todo  árbol  sombrío,  y 
no  oistes  mi  voz,  dice  Jehova. 

14  Convertios,  ó !  Mjos  rebeldes,  dijo 
Jehova,  porque  yo  soy  vuestro  Señor; 
y  yo  os  tomaré  uno  de  una  ciudad,  y  dos 
de  una  familia,  y  meteros  he  en  Slon. 

15  Y  daros  he  pastores  según  mi  cora- 
zón, que  os  apacienten  de  ciencia,  y  de 
inteligencia. 

16  Y  acontecerá  que  cuando  os  multi- 
plicareis y  creciereis  en  la  tierra,  en 
aquellos  dias,  dijo  Jehova,  no  se  dirá 
mas :  Arca  del  concierto  de  Jehova ;  ni 
vendrá  en  el  pensamiento,  ni  se  acorda- 
rán de  ella,  ni  visitarán,  ni  se  hará  mas. 

17  En  aquel  tiempo  llamarán  á  Jernsa- 
lem,  trono  de  Jehova;  y  todas  las  nacio- 
nes se  congregarán  á  ella  en  el  nombre 
de  Jehova  en  Jerosalem ;  ni  mas  irán 
tras  la  dureza  de  su  corazón  malvado. 

18  En  aquellos  tiempos  Irán  de  la  casa 
de  Juda  á  la  casa  do  Israel;  y  vendrán 
también  de  tierra  del  aquilón  á  la  tierra 
que  hice  heredar  á  vuestros  padres. 

19  Yo  empero  dtfe:  ¿Cómo  te  pondré 
por  btfos,  y  te  daré  la  tierra  deseable,  la 
heredad  de  codicia  de  los  ejércitos  de  las 
naciones?  Y  dtye:  Padre  mió,  me  lla- 
marás ;  y  de  en  pos  de  mi,*no  te  apartarás. 

88  T  Mas  como  la  muger  quiebra  la  ffc, 
de  su  compañero,  asi  prevaricasteis  con- 
tra mí,  ó!  cs*a  de  Israel,  djjo  Jehova. 
«45 


JKBSMIAS. 


S1 


21  Voz  s<)bre  las  altura*  fué  oida,  Manto 
de  loe  ruegos  de  los  hijos  de  Israel ;  por- 
que han  torcido  su  camino,  de  Jebova 
su  Dios  se  han  olvidado. 

23  Convertios,  lujos  rebeldes;  sanaré 
vuestras  rebellones.  ^  aquí,  nosotros 
venimos  á  tí;  porque  tú  eres  Jebova 
nuestro  Dios. 

23  Ciertamente  vanidad  «m  los  colla- 
dos, la  multitud  de  los  montes:  cierta- 
mente en  Jebova  nuestro  Dios  está  la  sa- 
lud de  Israel. 

24  Confusión  consumió  el  trabajo  de 
nuestros  padres  desde  nuestra  mocedad ; 
sus  ovejas,  sus  vacas,  sus  hijos,  y  sus 
b\ías. 

25  Echados  estamos  en  nuestra  confu- 
sión, y  nuestra  vergüenza  nos  cubre; 
porque  pecamos  á  Jebova  nuestro  Dios, 
nosotros  y  nuestro*  padres,  desde  nues- 
tra juventud  y  basta  este  día;  y  no  oír 
moa  la  voz;  de  Jehova  nuestro  Dios. 

CAPITULO  IV. 

JBnwffkt  ot  jwbHo  ét  vtttí twwrt»  orrcpaiirMMM)  poto 
m*m  te  c«te*uM  9*  fe  «fase;  rfaarf*  •*  <fr- 
«rfwciVmfe  (eta¿  emlamiento  p»r  ío#  tZafctaM, 

Jl  Jte  volvieres  á  mi,  ó  i  Israel,  cujo 
Jehova,  tendrás  reposo;  y  si  quita- 
res de  delante  de  mi  tus  abominaciones, 
no  andarás  de  acá  para  alia. 

2  T  jurarás :  Vive  Jehova,  con  verdad, 
con  Juicio,  y  con  Justicia;  y  bendecirse 
ban  en  él  las  naciones,  y  en  él  se  glo- 
riarán. 

3  Porque  así  dijo  Jebova  i  iodo  varón 
de  Juda  y  de  Jerusalem:  Barbechad  bar- 
becho para  vosotros,  y  no  sembréis  so- 
bre empinas. 

*  Circuncidaos  á  Jebova,  y  quitad  los 
prepucios  de  vuestro  corazón,  varones 
de  Jada,  y  moradores  de  Jerusalem; 
porque  mi  ira  no  salga  como  luego,  y  se 
encienda,  y  ue  baya  quien  apague,  por 
la  malicia  de  vuestras  obras, 

h  Denunciad  en  Juda,  y  haced  oir  en 
Jerusalem,  y  decid :  Sonad  trompeta  en 
la  tierra,  pregonad:  juntad,  y  decid: 
Juntaos,  y  entrémosnos  en  las  ciudades 
fuertes  j 

6  Alzad  bandera  en  Sion :  juntaos,  no 
oa  detengáis;  porque  yo  bago  venir  mal 
(fe  ¡a  parU  del  aquilón,  y  quebrantamienr 
to  grande. 

7  El  león  tupe  de  su  enramada,  y  ©i 
destruidor  de  naciones  es  partido:  salió 
de  su  asiento  pare  poner  tu  tierra  en  so- 
ledad ;  tus  ciudades  serán  asoladas  sin 
morador, 

64* 


8  Por  esto  vestí  oa  4a  eaooa,  endenh*^, 
y  aullad ;  porque  la  ira  de  Jebova  no  ae 
ha  apartado  de  nosotros. 

9  Y  será  que  en  aquel  dia,  dice  Jebova» 
el  corazón  del  rey  de&iüleoecá,  y  el  co- 
razón de  los  principes ;  y  los  sacerdote» 
estarán  atónitos»,  y  loa  profeta*  se  mara- 
villarán. 

10  (Y  düe;  ¡Ay,  ej»  Jebova  Dice!  ver- 
daderamente engañando  has  engañado 
á  este  pueblo,  y  á  Jerusalem,  diciendo : 
Paz  tendréis ;  y  la  espada  ba  venido  bea- 
ta el  alma,) 

11  En  aquel  tiempo  se,  dirá  de  este 
pueblo,  y  de  Jerusalem :  Viento  seco  de 
las  alturas,  del  desierto  vine  á  Ja  luja  de 
mi  pueblo,  no  para  aventar,  ni  para  Hnv 
piar. 

12  Viento  mas  vehemente  que  estos 
me  vendrá  á  mi;  porque  ahora  yo  ha- 
blaré juicios  con  ellos. 

13  He  aquí  que  subirá  como  nube,  y  su 
carro,  como  torbellino :  mas  ligeros  son 
sus  caballos  que  las  águilas,  j  Ay  de  no- 
sotros !  porque  dados  somos  á  saca 

14  Lava  de  la  malicia  tu  corazón,  6 ! 
Jerusalem,  para  que  seas  salva:  ¿Hasta 
cuándo  dejarás  estar  en  medio  de  ti  loa 
pensamientos  de  tu  iniquidad? 

15  Porque  la  vez  del  que  trae  las  nue- 
vas desde  Dan,  y  del  que  nace  oir  la  ce* 
lamtdad  desde  el  mente  de  JBphralm. 

16  Decid  de  las  nociónos,  be  aquí,  bar  ■ 
ced  oir  de  Jerusalem:   Guardas  vienen 
de  tierra  lejana,  y  darán  su  voz  sobre 
las  ciudades  de  Juda. 

17  Como  las  guardas  áe  las  heredades* 
estuvieron  sobre  ella  en  derredor;  por- 
que se  rebelo'  contra  mi,  dijo  Jebova. 

18  Tu  camino  y  tes  obras  te  hicieron 
esto,  esta  tu  maldad :  por  lo  cual  amar- 
gura penetrará  basta  tu  corazón. 

19  Mi»  entrañas,  mis  entrañas,  me  due- 
len las  telas  de  mi  corasen;  mi  corazón 
ruge  dentro  de  mi:  no  eallare,  porque 
voz  de  trompeta  ñas  oído,  ó!  alma  mía, 
pregón  de  guerra. 

20  Quebrantamiento  sobre  quebranta- 
miento es  Mamada,  porque  toda  la  tierra 
es  destruida:  en  un  punto  son  destruidas 
mis  tiendas,  en  un  momento  mis  corti* 
ñas. 

24  ¿Hasta  cuándo  tengo  dejrar  bande- 
ra, tange  de  oir  voe  de  trompeta? 

9?  Porque  mi  pueblo  insensato,  á  mi 
no  conocieron  lo»  hijos  ignorantes,  y  ios 
no  entendidos :  sabios  para  mal  £ 
y  pera  bten  tecex  ae  sifejscon* 


JETHEMIAS. 


16  VI  1»  tierra,  y  he  nqni  q*e  estaba 
asolad*  y  yacía;  y  loa  cielos,  y  no  hdbia 
eneUoft  lúe. 

M  Miro"  loa  montes,  y  he  aqui  que  tem- 
Maban,  y  todos  loa  collados  fueron  des- 
truido*. 

25  Miré,  y  no  parecía  hombre,  y  todas 
toa  aves  del  dalo  se  hablan  Ido. 

20  Miré,  y  he  aquí  él  Carmelo  desierto, 
y  todas  sus  otadles  eran  asoladas  á  la 
prestancia  de  Jetarte,  á  la  presencia  de  la 
Irada  s*  furor. 

8?  ¿erque  ¿ahora  dQo  asi;  Toda  la 
tierra  se  asolará;  empero  no  hajn*oonsu- 


96  Por  esto  la  tierra  aera  asolada,  y  los 
dalos  arriba  so  oscurecerán ;  porque  ha- 
bla, pensé,  y  no  me  arrepentí,  ni  me  tor- 
naré de  ello. 

*>  Del  eBtnmndo*  do  la  gente  de  4  ca- 
baBo  y  de  los  flecheros  hayo-  toda  ciudad? 
entráronse  en  las  espesaras  de  los  boa- 
quesj  y.  subiéronse  en  pésaseos  t  toda 
clndad  íué  desamparada,  y  no  qnedó  en 
eRas  mtftttide*  aleono. 

80  ¿T tú,  destruida, qué  harás  f  Queta 
rtstes  de  grana,  íjue  te  adornas  con  atá- 
vica da  oro,  qne  alcoholas  con  alcohol 
toa  otos,  por  densas  te  engalanas  t  loa 
amadores  te  menospreciaron,  ^n  alosa 
buscarán. 

81  Pbrqae-'to*  oí  como  do  mtager  qne 
está  de  parto,  angustia  como  de  la  qoa 
para  primogénito  i  toa  de  la  aijada  Ston 
que  lamenta,  extiende  sna  meaos :  |Ay 
abara  de  mi  í  qno  mi  alma  desmaya  á 
«ansa  de  los  matadoras. 


CAPITULO  V. 


mMi  y  mp*rii*ulnrtit  tiaguJariMi**  por  la  ídolo- 
tría,  amenaza  elprq/eta  con  ¡a  venida  de  los  C%aU 
déos. 

DISCURRID  por  las  placas  da  Jera* 
salera,  y  mirad  ahora,  y  sabed,  y 
bttacañ  en  ana  plazas  si  haHareia  varón, 
si  haya  alguno  qne  haga  Juicio,  que  bus» 
qne  tardad)  y  #t>  lo  perdonare*. 

2  T  si  dtyeren:  Viva  Jehov*:  por  tanto 
jetaran  mentira. 

8  O!  Jebova,  ¿notafom  tea  ojos  á  la 
Tetdad*  Anotástelos,  y  no  les  dofió: 
consumfstelos,  no  quisieron  rocsMr  cas- 
tigo :  endurecieron  sus  rostros  mas  qne 
la  piedra,  no  quisieron  tomarse. 

4  To  empero  dtyes  Par  cierto  ellos  so* 
pobres:  enloquecido  han;  paea  no  oo- 
-tfoeen  el  camino  do  Jenota,  el  juicio  de 
■an  Dios. 

«  Irma  be  á  loa  granaos,  .y  Aabiarlee 


he,  porque  ellos  conocen  el  eaaürio  de 
Jehoyo,  el  juicio  de  su  Dloa.  Cierta» 
menta  ellos  tamMen  quebrantaron  el 
yugo,  rompieron  las  coyundas. 

6  Por  tanto  león  del  monte  los  herirá, 
lobo  del  desierto  los  destraba,  tigre  ase- 
chará sobre  ana  dudadas  i  cualquier» 
que  de  ellas  esliere,  aera  arrebatado; 
porque  sus  rebeliones  se  han  multiplica- 
do, multftpilcáileeo  han  sus  dealaalsades; 

TgOomo  por  esto  te  paedonaréf  tas 
hUoa  me  dejaron,  y  Juraron  por  á>  eterno 
m  Dios.  Hartóme,  y  adulteraras,  y  en 
casa  da  ramera  se  juntaron  en  oomps» 
nías. 

8  Caballos  bien  hartos  ruaron*  la  «nv- 
flanai  cada  cual  rettnchaéa  á  la  mugar 
de  su  prójimo. 

•  ¿No habla  da  haoar  rlriftaeJesj  sobra 
esto?  djjo  Jebora,  ¿Da ama  naaAonjoo» 
mo  esta,  no  aa  habla  do  Tenga*  mínima* 

10  Escalad  sus  muros,  f  chafen**:  anee 
no  hagáis  aonaumaoion.  Quitadlas  al- 
menas da  ana  muros;  porquajtojosids 
Jehora.  i  -     • 

11  Porque  rebelándose  rebelsnw'cdttr 
trainilacasa  delarael  y  breas*  do  Aída» 
dionJchova» 

12  Negaron  á  Jehora,  y  dfyeroitt  -Él  aoj 
y  no  vendrá  sobre  nosotros  :mal;  ni  ve- 
remoa  espada,  ni  hambre; 

18  Mas  loa  profetas  será*  como  viento, 
y  palabra  no  ama  en  eUsan  asi -la*  seta 
hecho. 

U  Por  tantea  asi  dgo  Jefcora  Dloa  da 
loa  ejércitos:  Forana  hobtesteto  asta  toa» 
labra,  he  aqaí,  yo  pongo  anta  boa»  sal* 
palabras  por  fango,  y  áeate  ponido  por 
lefios  y  oonansairloa  ha. 

15  He  aquí,  yo  traigo  sobra  vosotros 
naden  do  lejos,  61  esaenée  laaaol,  dice 
Jehora,  nación  robusta,  nación  inisgaa» 
nadonr  cuya  lengua  ignorarás* yno  en- 
tenderás lo  qno  hablara. 

10  Bn  aljaba  como  nepuicro  ssasrUyt» 
dos  valientes. 

17  Y  comen!  tu  míe* '  y  topen:  come- 
rá tea  htyos  y  tus  hijas:  comerá  tus  ore- 
jas ytesvacaa:  comerá  tua  Tilas  y  tua 
higueras;  y  tus  dudados  Cuentea  an*qae 
tú  conflaa,  tornará  .en  nada  á  anchtlln.  • 

1*  También  en.  aquellos  date,  dsjfiulo» 
hcara,  no  oa  acabaré  del  toda»    ,  * 

19  Y  será  que  cuando  dtférefcu  fPor 
e«é  hlao  Jonora  el  Moérmaatm  aon  no- 
sotros todas  estas  eosaat  «ntonoaa  do- 
eirfeshest  Be  la  maneta  qne  sao  dejas- 
Jefe  á  mi,  y  aonrleteie  á  dioses  aaamoe  en 


JEREMÍAS. 


vuestra  Hería,  asi  serviréis  á  extrafios  en 
tierra  agena. 

20  Demandad  esto  en  la  casa  de  Jacob, 
y  haced  que  esto  se  oiga  en  Juda,  di- 
ciendo: 

21  Oid  ahora  esto,  pueblo  insensato, 
7  sin  cornaca ;  que  tienen  ojos  y  no 
ren;  qoe  tienen  oídos  y  no  oyen. 

22  f  Ai  sai  no  temeréis,  dice  Jehova? 
¿  iesurtc  de  mt  presencia  no  oaamedren» 
taréis  f  que  puse  arena  por  término  á  la 
mar  por  ordenación  eterna,  la  «nal  do 
quebrantará:  Levántame  han  tempesta* 
des,  mas  no  prevalecerán:  bmmaninans 
ondas,  mas  no  lo  pasarán. 

2t  impere  este  pueblo  tiene  corazón 
miso,  y  rebelde :  tornáronse,  y  so  fueron. 

24  Y  no  dieron  en  su  coraaon :  Tema- 
mea  airare  á  Jehora  Dios  nuestro,  qne 
dallarla  temprana  y  tardía  on  sn  tiem- 
po: loa  tiempos  establecidos  de  la  sega» 
da  noa  guardará. 

95  Vuestras  iniquidades  han  estorbado 
estas  cosas;  -y  mestros  pecados  Impi- 
dieron do  vosotros  el  bien : 

26  Bosque  fueron  hallados  en  mi  pue- 
blo impíos:  asechaban  como  quien  pone 
lasos:  asentaron  la  perdición  para  tomar 


27  Como  jaula  llena  de  pajarea,  asi  «t- 
tán,  sus  casas  llenas  de  engaño:  asi  se 
hicieron  grandes  y  ricos, 

28  Bngordáranae,  y  hicieron  tes  res- 
plandeciente ;  y  aun  sobrepujaron  hecho 
de  malo :  «o  juzgaron  la  cansa,  la  cansa 
del  huér&no ;  y  hidéronse  prósperos,  y 
la  causa  de  loa  pobres  no  juagaron. 

22  ¿Sobre  esto-  no  tengo  de  Tiritar? 
dice  Jehora;  ¿  y  de  tal  nación  no  se  ven- 
gará mi  alma? 

80  Cosa  espantosa  y  fea  es  hecha  en  la 


21  Loa  profetas  profetizaron  mentira,  y 
los  sacerdotes  tomaban  por  aus  manos ; 
y  mi  pueblo  lo  quiso  asi  ¿  Qué  pues 
haréis  á  su  fin? 

CAPITULO  VI. 

Jt»  «i  Mihwo  mrymmmUo  del  caplimb  ji  itmfwa. 

HUID,  hfloa  de  Ben-jamin,  de  en  me- 
dio de  Jernaalem,  y  tocad  bocina 
en  Thaons,  y  alead  homo  sobre  Betbrha- 
ohareos;  porque  oV  2a  parte  del  aquilón 
ae  ha  visto  mal,  y  quebrantamiento 
grande. 

2  A  ama  sata/ar  hermosa  y  delicada  com- 
paró ala  uja  de  filón. 
8  A  ella  vendrán  pastores  y  sus  reha- 
üoa:  junto  á  ella  en  derredor  pondrán 
Bas- 


cada uno  apacentará  á  mt 
parte. 

4  Denunciad  guerra  contra  ella :  levan- 
taos, y  subamoe  hada  el  mediodía:  jay 
de  nosotros  l  que  va  cayendo  ya  el  dia, 
que  las  sombras  de  la  tarde  se  han  ex- 
tendida 

5  Levantaos,  y  subamos  de  noche,  y 
destruyamos  eos  palacios. 

4  Porque  asi  djtyo  Jehoue  de  loa  ejéroV 
tea:  Cortad  áuboies,  y  extended  baluarte 
junto  á  Jerusalem:  esta  ai  la  ciudad  ent 
teda  ella  ha  da  ser  visitada:  violencia 
Acy  en  medio  de  ella» 

7  Como  la  fuente  nunca  cesa  de  manar 
sus  aguas,  asi  nunca  cesa  do  manar  en 
malicia :  injusticia,  y  robo  se  oje*enella: 
continuamente  en  mi  presencial  enfer- 
medad, y  herida, 

8  Castígate,  Jerusalem,  porque  no  se 
aparte  mi  alma  de  ti,  porque  no  te  tone 
desierta,  tierra  no  habitada. 

9  Jehora  de  los  ejércitos  dtyo  asi :  Be- 
buscando  rebuscarán,  como  á  vid,  el  res- 
to de  Israel:  torna  tu  mano. como  ven* 
dimlador  á  los  cestos. 

10  i  A  quién  tengo  dehaWar,  y  amenee- 
tar  para  qne  oigan  r  He  aqui  qne  ana 
orejas  ton  incircuncisas^  y  no  pueden 
escuchar :  he  aqui  qne  la  palabra  de  Je- 
hova les  es  cosa  vergonzosa:  no  le  aman» 

11  Por  tanto  estoy  lleno  de  sana  de  Je- 
nova;  trabajado  he  por  contenerme  da 
derramarla  sobre  los  niños  en  la  calis,  y 
sobre  el  concurso  de  los  mancabas  jun- 
tos ;  porque  el  marido  también  será  pre- 
so con  la  muger,  el  viejo  con  el  Heno  de 
dias. 

12  Y  sus  casas  serán  traspasadas  á  otros, 
sus  heredades  y  sus  mugeres  también; 
porque  extenderé  mi  mano  sobre  loa 
moradores  de  la  tierra,  dice  Jehova. 

13  Porque  desde  el  mas  chico  de  elida 
basta  el  mas  grande  de  ellos,  cada  uno 
sigue  la  avaricia;  v  desde  el  profeta  has- 
ta el  sacerdote  todos  son  engañadores, 

14  Y  curan  el  quebrantamiento  de  la 
hfya  de  mi  pueblo  con  liviandad,  dicien- 
do: Pan,  pan;  ynoAoypan. 

15  ¿Hánse  avergonsado  de  haber  he- 
cho abominación  ?  alerto  no  saben  aver- 
gonzado de  vergüenza ;  ni  aun  saben  ta- 
ñer vergüenza.  Por  tanto  caerán  entre 
los  que  caerán :  caerán  cuando  los  viai- 
taré,  dice  Jehova. 

16  Asi  dijo  Jehova:  Paraos  á  los  cami- 
nos, y  mirad,  y  preguntad  por  las  sendas 
antiguas,  cual  sea  al  buen,  camino,  j  en- 


JERSÜIAS. 


dad  por  él;  y  halewéis  dimnio  para 
vuestra  alma;    Y  dijeron:    No  andaré- 


17  T  desperté  sobre  vosotros  atalayas: 
escuchad  á  la  tos  de  la  trompeta;  7  ó*- 
jerens  No  escacharemos. 

18  Por  tanto  ©id,  naciones ;  y  sonaos, 
61  compañía  de  altos. 

19  Oye,  tierra:  He  aquí, yo  traigo  mal 
sobra  este  pueblo,  el  fruto  da  sus  pensa- 
mientos; parque  no  escucharon  á  mis 
palabras,  y  mi  Isy  aborradeton. 

SO  ¿  Para  qué  Tiene  para  mí  este  incien- 
so de  Saba,  y  la  buena  calle  olorosa  de 
tierra  lejana!  vuestros  holocaustos  no 
ase  á.  mi  voluntad,  ni  vuestros  sacrificios 
me  dan  gusto* 

21  Por  tanto  Jehova  dice  esto :  He  aquí, 
yo  pongo  á  este  pueblo  tropiezos,  y  cae- 
rán en  ellos  los  pedrés  y  los  htyos  Junte- 
menie¡  el  vecino  y  su  cercano  perece- 
rán. 

23  Así  dJtfo  Jehova :  He  aquí  que  pue- 
blo viene  de  tierra  del  aquilón,  y  nación 
grande  se  levantará  de  los  cantones  de  la 
tierra. 

38  Arco  y  escudo  arrebataren,  crueles 
son  que  no  tendrán  misericordia :  la  voz 
de  ellos  sonará  como  la  mar;  y  cabalga- 
ran á  caballo  como  varones  dispuestos 
parala  guerra,  contra  tí,  6 1  htya  de  8toni 

24  Su  sama  oímos,  y  nuestras  manos  se 
descoyuntaron :  angustia  nos  tomó,  do- 
lor como  de  mugcr  que  pare. 

25  Ne  salgas  al  campo,  ni  andes  por 
camino;  porque  espada  de  enemigo  te- 
meroso está  en  derredor. 

26  Htfa  de  mi  pueblo,  cíñete  de  saco, 
y  revuelcate  en  ceniza;  házte  lato  de 
A#o  único,  llanto  de  amarguras;  porque 
presto  vendrá  sobre  nosotros  el  destruir 
dor. 

27  Por  fortaleza  te  he  puesto  en  mi 
pueblo,  por  guarnición:  conocerás  pues, 
y  examinarás  el  camino  de  ellos. 

28  Todos  ellos  príncipes  rebeladores, 
andan  con  engaño:  acero  y  hierro,  todos 
ellos  son  corruptores. 

29  M  fuelle  es  quemado  del  fregó,  gas- 
tádose  ha  el  plomo:  por  demás  fundió 
el  tundidor,  pues  los  malos  no  son  ar- 
rancados. 

80  Plata  desechada  los  llamaron;  por- 
que Jehova  los  desechó. 

CAPITULO  VIL 

Momia  Dio*  alprojna  que  Reme  «i  pueblo  d  verda- 
dero arrepentimiento  y  d  enmienda  de  la  vida  para 
evitar  la  calamidad  cercana,  dejada  toda  la  vana 

•  mQknm*  en  al  temglt  »mkt  KterificiQt  *n/*9 


ntirfwrf»  de  m  kf,f  *a  mwiifiiiliii  e*mta*c. 
1L  Predice  Dio*  al  profeta  la  obstinación  del  pue- 
blo, y  mándale  que  no  ore  por  él,  mal  que  te  denun- 
cie  como  41  lo  ka  domeñado,  y  mrmnm  total  per  mu 
idola+iat. 

PALABRA  que  toé  de  Jehova  á  Jere* 
misa,  diciendo : 

2  Ponte  á  la  puerta  de  la  casa  de  jeho- 
va, y  pregonarás  allí  esta  palabra,  y  41» 
ras:  Oíd  palabra  de  Jehova,  todo  Juña, 
les  que  entráis  por  estes  puertas  para 
adorar  á  Jehova. 

8  Así  <U)o  Jehova  de  los  ejercites,  Daos 
de  Israel:  Mejorad  vuestros  caminos  y 
vuestras  obras,  y  oa  haré  morar  en  este 
lugar. 

4  No  os  fiéis  en  palabras  de  mentira, 
diciendo :  Templo  de  Jehova,  templo  de 
Jehova,  templo  de  Jehova,  á  ellos, 

5  Mas  si  mejorando  mejorareis  vuestros 
caminos  y  vuestras  obras,  y  si  haciendo 
hiciereis  derecho  entre  el  hombre  y  su 
prójimo : 

6  Ni  al  peregrino,  al  huérfano,  y  á  la 
viuda  oprimiereis,  ni  en  este  logar  der- 
ramareis la  sangre  inocente,  ni  camina- 
reis en  pos  de  dioses  ágenos  para  mal 
vuestro: 

7  Haróos  que  moréis  en  este  lugar,  en 
la  tierra  que  di  á  vuestros  padres  para 
siempre. 

8  He  aquí,  vosotros  os  confiáis  en  pala- 
bras de  mentira,  que  ne  aprovechan: 

9  Hurtando,  matando,  y  adulterando,  y 
jurando  miso,  y  incensando  á  Banal,  y 
andando  tras  dioses  extraños  que  no  co- 
nocisteis. 

10  Vendréis,  y  os  pondréis  delante  de 
mí  en  esta  casa  sobre  la  cual  es  llamado 
mi  nombre, y  diréis:  Libres  somos,  para 
hacer  todas  estas  abominaciones. 

11  ¿Es  cueva  de  ladrones  delante  de 
vuestros  ojos  esta  casa,  sobre  la  cual  es 
llamado  mi  nombre?  He  aquí  que  tanv 
6ien  yo  veo,  dflo  Jehova. 

12  Andad  pues  ahora  á  mi  lugar  que 
fué  en  Silo,  donde  hice  que  morase  mi 
nombre  al  principio ;  y  ved  lo  que  le  hi- 
ce por  la  maldad  de  mi  pueblo  Israel. 

18  Ahora  pues  porque  hicisteis  voso- 
tros todas  estas  obras,  dfyo  Jehova,  y 
habló  á  vosotros,  madrugando  para  ha- 
blar, y  no  oísteis;  y  os  Uamé  y  no  res- 
pondisteis : 

14  Haré  también  á  esta  casa  sobre  la 
cual  es  llamado  mi  nombre,  en  la  cual 
vosotros  confiáis,  y  á  este  lugar  que  di  á 
vosotros  y  á  vuestros  padres,  como  hice 
á^ilo. 


JERFMIAa 


15  Que  os  echaré  de  mi  presencia  como 
echó  á  todos  vuestros  hermane»,  toda 
la  generación  de  Ephraim. 

16  Tf  Tú,  pues,  no  ores  por  cate  pueblo, 
ni  levantes  por  ellos  clamor  y  oración, 
ni  me  rueges ;  porque  no  te  oirá, 

17  ¿No  Tes  lo  ene  estos  nacen  en  las 
ciudades  de  Jada,  y  en  las  calles  de  Je- 
insalem? 

19  Los  n^os  cogen  la  lefia,  y  lee  padres 
encienden  el  fuego,  y  las  mugeres  ama- 
sa» la  masa  para  nacer  tortas  á  la  reina 
del  cielo,  y  para  nacer  ofrenda*  á  dioses 
ágenos,  por  provocarme  á  Ira. 

19  ¿Provocarme  han  ellos  á  ira,  dtyo 
Jehova,  *y  no  antes  ellos  mismos  para 
confusión  de  sus  rostros  T 

20  Por  tanto  asi  dijo  el  Sefior  Jehova: 
He  aquí  que  mi  furor  y  mi  Ira  se  derra- 
ma sobre  este  lagar,  sobre  los  hombres, 
sobre  los  anímale*,  y  sobro  los  árboles 
del  campo,  y  sobre  los  frutos  de  la  tierra, 
y  encenderse  ha,  y  no  se  apagará. 

01  Asi  dtfo  Jehova  de  los  ejércitos,  Dios 
de  Israel ;  Añadid  vuestros  holocausto* 
sobre  vuestros  sacrificios,  y  comed  carne  t 

23  Porque  nunca  hablé  con  vuestros 
padres,  ni  nunca  les  mandé  de  holocaus- 
tos ni  de  victimas,  el  día  que  los  saque* 
de  la  tierra  de  Egypto. 

28  Mas  esto  les  mandé,  diciendo :  Oid  á 
mi  vos,  y  seré  á  vosotros  por  Dios,  y  vo- 
sotros me  seréis  por  pueblo :  y  en  todo 
camino  que  os  mandare  andaréis,  para 
que  hayáis  bien. 

24  Y  no  oyeron,  ni  abajaron  su  oreja  \ 
antes  caminaron  en  ma  consejos,  en  la 
dure»  de  bu  corazón  malvado ;  y  fueron 
hacia  atrás,  y  no  hacia  adelante, 

25  Desde  él  día  que  vuestros  padres  sa- 
Heron  de  la  tierra  de  Egypto  hasta  hoy ; 
y  os  envié  á  todos  los  profetas  mis  sier- 
vos, cada  día  madrugando  y  enviando : 

28  Y  no  me  oyeron,  ni  abajaron  su  ore- 
ja: antes  endurecieron  su  cerviz,  hicie- 
ron peor  que  sus  padres. 

27  Y  decirles  has  todas  estas  palabras, 
y  no  te  oirán ;  y  llamarlos  has,  y  no  te 
responderán. 

28  Y  decirles  has :  Esta  es  la  nación  qué 
no  escuchó  la  voz  de  Jehova  su  Dios,  ni 
tomó  castigo :  perdióse  la  té,  y  de  la  bo- 
ca de  ellos  fué  cortada. 

29  Trasquila  tu  cabello,  y  arrójate,  y  so- 
bre las  alturas  levanta  llanto;  porque 
Jehova  aborreció,  y  dejó  la  nación  de  su 
fttrOr. 

90  Porque  los  mjos  de  Juda  hlcieroslo 


malo  detento  da  mtó  o)oY,  dfyo  Senovnt  • 
pusieron  sus  abonünaoioiles  en  la  casa 
sobre  la  cual  mi  nombre  fué  llamado, 
contammándola. 

«1  Y  educaron  los  sito»  de  Thopbeth; 
que  es  en  el  vallada  Ben*htenon,  para  que-, 
mar  en  Alego  sus  htyos  y  sus  mjas:  cosa 
que  yo  no  les  mandé,  ni  subió  en  mi  oo» 


82  Por  tanto,  he  aquí,  vendían  días,  di* 
Jo  Jehova,  que  no  se  diga  mas  Thopbetto, 
y  valle  de  Bea~hinnon,  si  no  valle  de  h& 
matanza:  y  serán  enterrados  en  Tho- 
pheth,  por  no  haber  lugar. 

88  Y  serán  los  cuerpos  muertos  de  esto 
pueblo  para  comida  de  las  aves  del  délo, 
y  de  las  bestias  de  la  tierra;  y  no  habrá 
quien  fas  espante. 

8á  Y  haré  cesar  de  las  dudadas  de  Ja» 
da,  y  de  las  calles  de  Jeru*atem>voc  da 
gozo,  y  vetfd»  alegría,  tos  de  esposos  y 
voz  de  esposa;  porque  la  tierra  Berá  en 
desierta 

CAPITULO  vm. 

Proitffm  en  Xa  denunciación  dé  loé  castigo*  de  fitot,  f 
en  la  •numeración  de  loe  pecados  del  pneSfe. 

EN  aquel  tiempo;  dtf  o  Jfchova,  «afearán 
los  huesos  de  los  reyes  de  Juda,  y 
los  huesos  de  sus  principes,  y  los  huesos 
de  los  sacerdotes,  y  los  huesos  de  loa 
profetas,  y  los  huesos  de  los  moradore* 
de  Jemsalem,  fuera  de  sus  sepulcros  * 

2  Y  derramarlos  han  al  sol,  y  á  la  luna} 
y  á  todo  el  ejército  del  cielo  á  quien  ama. 
ron,  y  á  quien  sirvieron,  y  en  pea  do 
quien  caminaron,  y  á  quien  preguntaron, 
y  á  quien  se  encorvaron.  No  serán  oev 
gldos,  ni  enterrados :  eeidn  por  muladar 
sobre  la  haz  de  la  tierra. 

8  Y  escogerse  ha  la  muerte  mas  bien 
que  las  vidas,  por  todo  el  resto  que  qnev 
daré  de  esta  mala  generación,  en  todoa 
los  lugares  adonde  yo  4os  arrojaré,  dios 
que  quedaren,  dfyo  Jehova  de  los  ejér» 

CÍtOB. 

4  Decirles  has  pues:  Asi  dijo  Jehova: 
¿El  que  cae,  nunca  se  levanta  t  ¿81  que 
se  aparta,  nunca  torna  f 

5  ¿Por  qué  ea  rebelde  este  pueblo  de 
Jerttsalem  de  rebeldía  perpetua  f  Toma* 
ron  el  engaso,  no  quinterón  volverse. 

6  Escuché,  y  oi :  no  hablan  derecho* 
no  hay  homftre  que  se  arrepienta  de  ata 
mal,  diciendo:  ¿Qué  be  hecho f  Cada 
cual  se  volvió  á  su  carrera,  como  caballo 
que  arremete  con  ímpetu  á  la  batana. 

7  Aun  la  cigüeña  en  el  cielo  conoció  su 
tiempo,  y  la  tórtot^  y  la  grulla,  y  la  go* 


JEVft**lA& 


londita*  fu**dan  «1  ttompn  da  a*  *euir 
da;  y  mi  pueblo  no  conoció  el  juicio  de 
Jehova» 

8  ¿  Cómo  decía :  Nosotros  *mux  sabios, 
y  la  ley  de  Jehova  tens»*af  con  nosotros  ? 
Cierto  be  aquí  que  por  demás  te  cortó 
Ja  Pinna,  por  Aam*n.ft*r«ttlo«  ejaojib* 
no*       ... 

9  Los  sabios  se  avergonzaron,  espanta* 
ronse,  7  fueron,  freso*;,  be  aquí  qne 
aborrecieron  la  palabra  de  Jebov*;  ¿j 
qué  sabiduría  tienen  ? 

10  Por  tanto  daré  á  otros  sos  mugeres, 
7  sus  heredades  á  quien  las  posea;  por- 
gue desde  el  caieanast*  el  grande  cada 
uno  sjgun  la  avaricia,  desde  el  proíeU 
basta  e¿  sacerdote  todos  bacán  engaño, 

11  T  curaron  el  quebrantamiento  de  1» 
hi>  de  u4  pueblo  con  liviandad»  dicien» 
do :  Paz,  paz ;  7  no  ba7  paz. 

12  ¿Hánse  avergonzado  de.  haber  he- 
cho abominación?  Cierto  no  se  han 
avergonzado  de  vezguenza,  ni  supieron 
avergonzarse:  f>oi  tanto  caerán  entre  les 
que  cayeren,  cuando  los  visitaré.  Cae* 
rán,  dice  Jehova, 

19  Cortando  loa  cortaré»  dtfo  Jehova: 
íío  hay  uvas  en  la  vid,  ni  bigoe  en  la  ni* 
güera,  7  la  hoja  se  caerá;  y  lo  que  les  be 
dado  pasar*  de  ellos, 

14  ¿Sobre  qué  nos  aseguramos ?  Jun- 
taos 7  entrémosnos  en  las  ciudades  roer- 
tes,  7  allí  callaremos;  porque  Jehova 
nuestro  Dios  nos  hizo  callar,  7  nos  dio 
a  ^eber  bebida  de  niel,  porque  pecamos  á 
Jehova. 

15  Esperar  paz,  7  no  bien;  dia  de  cura, 
7  be  aqui  turbación» 

16  Desde  Dan  se  oyó  el  ronquido  de 
sus  caballos ;  del  sonido  de  los  relinchos 
de  sus  fuertes  tembló,  toda  la  tierra  1  7 
vinieron,  7  comieron  la  tierra  7  su  abun- 
dancia, dudad  7  moradores  de  ella. 

17  Porque  be  aqui  que  70  envió  sobre 
vosotros  serpientes  basiliscos,  contra  los 
cuales  no  boy  encantamento,;  7  morde* 
ros  han,  d\)o  Jehova. 

18  A  causa  de  mi  fuerte  dolor,  mi  cora- 
zón desfallece  en  mi. 

19  He  aqui  voz  del  clamor,  de  la  fetia  de 
mi  pueblo,  que  viene  de  tierra  lejana, 
¿No  ftié  Jehova  en  Sion?  ¿No utd en 
ella  su  rey  ?  ¿ Por  qué  me  hicieron  atar 
con  sus  imágenes  de  talla,  con  vanida- 
des de  dios  agenp  ? 

20  Pasóse  la  segad»,  acabóse  el  verano* 
7  nosotros  no  hemos  sido  salvos. 

21  Quebrantado  esto7  por  el  quepran- 


taminnto  de  labiada  mi  pueblo:  énte- 
nebreoidQ  estoy :  espanto  me  ha  arreba- 
tado, 

22  ¿No  hay  triaca  cnGalaad?  ¿no  hay 
allí  médico?  ¿Por  qué  pues  no  hubo 
medicina  para  la,  Ju>  de  mi  pueblo? 

CAPITULO  IX 

Preeiguienéa  el  profeta  iamtntf  lfnñnadfí$u^mbi>$ 
y  mu  pecado»  que  fueron  la  carnea  de  ella,  g  pintán- 
dola de  nuevo  exhorta  al  pmblo  d  la  misma  temen* 
tmritu  ILMnBtoewmmeomecemiemUM  olorie 
eig*e\m*Mre  de  aioriarm, 

\f\  SI  mi  cabeza  se  ^tornase  aguas,  7 
*  VJ  mis  ojos  fuentes  de  lagrimas,  para 
que  llore  dia  7  noche  loe  muertos  de  la 
htya  de  mi  pueblo  l 

2  ¡  O  quién  me  diese  en  el  desierto  un 
mesón  de  caminantes,  para  que  dejase 
mi  pueblo,  7  me  apartase  de  ellos.  1  por* 
que  todos  ellos  so»  adúlteros,  congrega- 
ción de  rebeladores. 

3  T  hicieron  que  su  lengua,  su  arco,  ti- 
rase mentira;  7  no  se  fortalecieron  en  la 
tierra  por  verdad ;  porque  de  mal  en  mal 
salieron,  7  á  mi  no  conocieron,  dijo  J*> 
nova. 

4  Cada  uno  se  guarde  de  su  compañero, 
ni  en  nUigun  hermano  tenga  confianza; 
pftrque  todo  hermano  engaña  con  enga- 
ño, 7  todo  oompanero  anda  con  ftleedad. 

5  Y  cada  uno  engaña  4  su  compañero, 
7  no  hablan  verdad ;  enseñaron  su  len- 
gua a  hablar  mentira,  trabajan  ó>  bacer 
perversamente. 

6  Tu  móntela  «  en  medio  de  engaña- 
dores; por  engaño  no  quisieron  cono- 
cerme» dUo  Jehova, 

7  Por  tanto  asi  d\jo  Jehova  de  los  ejér* 
citos :  He  aqui  que  70  los  fundiré,  y  I04 
ensayaré ;  porque  ¿  cómo  haré  yo  por  la 
luja  de  mi  pueblo  ?  v 

8  Saeta  afilada  m  la  lengua  de  ellos, 
habla  engaño :  con  su  boca  habla  paz  con 
su  amigory  de  dentro  de  si  pone  sus  ase- 


9  ¿Sobre  estas  cosas  no  los  tengo  da 
visitar,  dijo  Jehova?  Pe  tal  nación  no 
se  vengará  mi  alma  ? 

10  Sobre  los  montes  levantaré  lloro  y 
lamentación,  y  llanto  sobre  las  moradas 
del  desierto;  porque  Alerón  desiertos 
hasta  no  quedar  quien  pase,  ni  oyeron 
bramido  de  ganado;  desde  las  aves  del 
délo  y  hasta  las  bestias  de  la  tierra  se 
trasportaron,  7  &e  fueron. 

11  7  pondré  a  Jerusalem  en  montones, 
en  morada  de  oulebras;  7  pondré  las 
ciudades  de  Juda  en  asolamiento,  que  no 
ojtffe  morador 

Q5X 


JBfcBMIAS, 


18  ¿  Quién  m  vwon  sáMo,  que  entienda 
esto?  ¿ y  á  quién  habló  la  boca  de  Jeho- 
va, y  recontarlo  ha  por  qué  cansa  la  tier- 
ra ha  perecido,  ha  sido  asolada,  como 
desierto  que  no  hay  quien  pase  ? 

13  T  drjo  Jehova:  Porque  dejaron  mi 
ley  la  cual  di  detente  de  ellos,  y  no  obe- 
decieron á  mi  voz,  ni  caminaron  por 
ella; 

14  Antes  se  fueron  tras  la  imaginación 
de  su  corazón,  y  tras  los  Banales  que  les 
ensenaron  sus  padres*: 

15  Por  tanto  asi  dijo  Jehova  de  los 
ejércitos,  Dios  de  Israel :  He  aquí  que  yo 
les  daré  á  comer,  á  este  pueblo,  ajenjos, 
f  les  daré  ¿  beber  aguas  de  hiél. 

16  T  esparcirlos  ho  entre  naciones  que 
no  conocieron  ellos  ni  sus  padres;  y  en- 
viaré espada  en  pos  de  ellos,  hasta  que 
yo  los  acabe. 

17  Asi  dijo  Jehova  de  los  ejércitos: 
Considerad,  y  llamad  endechaderas  que 
vengan ;  y  enviad  por  las  sabias  que  ven- 

«■»; 

18  Y  dense  priesa,  y  levanten  llanto  so- 
bre nosotros;  y  córranse  nuestros  ojos 
en  lagrimas,  y  nuestros  párpados  se  des* 
tilen  en  aguas :  * 

19  Porque  voz  de  endecha  rae  oida  de 
Sion :  ¡  Cómo  hemos  sido  destruidos !  ¡  en 
gran  manera  hemos  sido  avergonzados  1 
¿Por  qué  dejamos  la  tierra f  ¿Por  qué 
no*  han  echado  de  *í  nuestras  moradas  ? 

20  Oíd  pues,  ól  mugeres,  palabra  de 
Jehova,  y  vuestro  oido  reciba  la  palabra 
de  su  boca;  y  enseñad  endechas  á  vues- 
tras hijas,  y  cada  una  á  su  amiga  lamenta- 
ción. 

21  Porque  la  muerte  ha  subido  por 
nuestras  ventanas,  ha  entrado  en  nues- 
tros palacios  para  talar  los  niños  de  las 
eslíes,  los  mancebos  de  las  plazas. 

22  Habla:  Asi  dijo  Jehova:  Los  cuer- 
pos de  los  hombres  muertos  caerán  so- 
bre la  haz  del  campo,  como  estiércol,  y 
eomo  el  manojo  tras  el  segador,  que  no 
hay  quien  lo  coja. 

28  i  Así  cUjo  Jehova:  No  se  alabe  el 
sabio  en  su  sabiduría,  ni  se  alabe  el  va- 
liente en  su  valentía,  ni  se  alabe  el  rico 
en  sus  riquezas: 

24  Mas  alábese  en  esto  el  que  se  hubie- 
re de  alabar,  en  entenderme  y  conocer- 
me, que  yo  soy  Jehova,  qub  hago  mi- 

SEBICOBDIA,   JUICIO,  Y   JUSTICIA  XN   LA 

tiebba;  porque  estas  cosas  quiero,  dijo 
Jehova, 

25  He  aquí  que  vienen  dias,  cUjo  Jefc> 


va,  y  visitaré  sobre  todo  circuncidado,  y 
sobre  todo  incircunciso : 
26  A  Egypto,  y  á  Juda,  y  á  Edom,  y  A 
los  hJjoe  de  Ammon  y  de  Moab,  y  á  to- 
dos los  arrinconados  en  el  postrer  rincón, 
que  moran  en  el  desierto ;  porque  todas 
las  naciones  tienen  ^prepucio,  y  toda  la 
casa  de  Israel  tiene  prepucio  en  el  oore> 
son. 

CAPITÜIO  X. 

prqfeta  la  idolatría  en  general*  eetaUeciandoen  can» 
trario  el  conocimiento  del  verdadero  Dio»  por  etm 
admirables  obra».    U.  Vuelve  día  predicción  de  ka 

OÍD  la  palabra  que  Jehova  ha  hablado 
sobre  vosotros,  ól  casa  de  IscaeL 
2  Jehova/ enjo asi:  No  aprendáis  d  ca- 
mino de  las  naciones;  ni  de  las  señales 
del  cielo  tengáis  temor,  aunque  las  na- 
ciones las  teman. 

8  Porque  las  leyes  de  los  pueblos  vani- 
dad ton;  porque  leño  del  monte  corta- 
ron, obra  de  manos  de  artífice  con  cepillo. 

4  Con  plata  y  oro  lo  engalanan,  con 
clavos  y  martillos  lo  afirman,  porque  no 
se  salga. 

5  Como  una  palma  lo  igualan,  y  no  ha- 
blan: son  llevados,  porque  no  pueden 
andar:  no  tengáis  temor  de  ellos;  por- 
que ni  pueden  hacer  mal,  ni  para  hacer 
bien  tienen  poder. 

6  No  hay  semejante  á  tí,  ó!  Jehova, 
grande  tu,  y  grande  tu  nombre  en  forta- 
leza. 

7  ¿Quién  no  te  temerá,  ó t  rey  de  las 
naciones  ?  porque  á  tí  compete;  porque 
entre  todos  los  sabios  de  las  naciones,  y 
en  todos  sus  reinos  no  hay  semejante 
átí. 

8  T  todos  se  enloquecerán,  y  se  enton- 
serán :  enseñamiento  de  vanidades  as  el 
mismo  lefio. 

9  Traerán  plata  extendida  de  Toareis,  y 
oro  de  Uphaz:  obrará  el  artífice,  y  laa 
manos  del  fundidor:  vestirlos  han  de 
cárdeno  y  de  púrpura:  obra  de  sabios  es 
todo. 

10  Mas  Jehova  Dios  es  la  verdad,  él  mis- 
mo es  Dios  vivo,  y  Rey  eterno:  de  su 
ira  tiembla  la  tierra,  y  las  naciones  no 
pueden  sufrir  su  saña. 

11  Decirles  neis  así:  Dioses  que  no  hi- 
cieron el  cielo  ni  la  tierra,  perezcan  de 
la  tierra,  y  do  debajo  de  estos  cielos. 

12  £1  que  hace  la  tierra  con  su  poten- 
cia, el  que  pone  en  orden  el  mundo  con 
su  saber,  y  extiende  los  cielos  con  su  pru- 
dencia: 


JERCM1A& 


18  A  #t*  vos  sea*  multitud  de  aguas  en 
el  cielo,  y  hace  subir  las  nubes  de  lo  pos* 
trero  de  la  tierra:  hace  los  relámpagos 
coa  la  lluvia,  y  hace  salir  al  viento  de 
sus  escondederos. 

14  Todo  hombre  se  embrutece  á  esta 
esencia:  avergüéncese  de  su  vadadiso 
todo  fundidor*  porque  mentira  es  su 
obra  de  fundición,  ni  hay  espíritu  en  ellos. 

15  Vanidad  son,  obra  &gna  de  escar- 
nios :  en  el  tiempo  de  su  visitación  pe* 
recerán. 

16  No  e$  como  ellos  la  suerte  de  Jacob ; 
porque  él  «t  el  Hacedor  de  todo;  y  Israel 
m  la  vara  de  su  herencia,  Jehova  de  los 
ejercites  at  su  nombre. 

17  T  Recoge  de  las  tierras  tus  merca- 
derías, la  que  moras  en  lugar  fuerte : 

18  Porque  asi  dtyo  Jehova:  He  aquí 
que  arrojaré  con  honda  esta  ves  los  mo* 
redores  de  la  tierra,  y  afligirlos  he,  para 
que  hallen. 

19  ¡  Ay  de  mi  I  sobre  mi  qnebrantamien» 
to,  mi  llaga  et  llena  de  dolor.  To  empe- 
ro dtye :  Ciertamente  enfermedad  mía  at 
esta,  y  de  sufrirla  he. 

20  Mi  tienda  es  destruida,  y  todas  mis 
cnerdas  rotas :  mis  hijos  fueron  sacados 
de  mi,  y  perecieron:  no  hay  ya  mas 
quien  extienda  mi  tienda,  ni  quien  le- 
vante mis  cortinas. 

21  Porque  los  pastores  se  embrutecie- 
ron, y  no  buscaron  á  Jehova:  por  tanto 
no  prosperaron,  y  todo  su  ganado  se  es- 
parcid. 

93  He  aquí  que  vos  de  fama  viene,  al- 
boroto grande  de  la  tierra  del  aquilón, 
para  tornar  en  soledad  todas  las  ciuda- 
des de  Jada,  en  morada  de  culebras. 

2S  Conozco,  6 !  Jehova,  que  el  hombre 
no  es  señor  de  su  camino,  ni  del  hom- 
bre quo  'camina  es  ordenar  sus  pasos : 

24  Castígame,  6!  Jehova,  mas  con  jui- 
cio, no  con  tu  furor,  poique  no  me  ani- 
quiles. 

85  Derrama  tu  enojo  sobre  las  naciones 
que  no  te  conocen,  y  sobre  las  naciones 
que  no  invocan  tu  nombre;  porque  se 
comieron  4  Jacob,  y  se  lo  tragaron,  y  le 
consumieron,  y  su  morada  destruyeron. 

CAPITULO  XI 

El  profeta  por  mandado  de  Dio*  proteeta  al  pueblo 
jntimdndoleeel  tanto  concierto  y  la  infidelidad  de  ma 
padree  que  lo  quebrantaron;  y  lee  requiere  que  estén 
en  e%  donde  no,  que  por  tus  idolatría»  les  $erd  quita- 
da ¡atierra.  IL  Manda  otra  vet  al  profeta  que  no 
are  par  él,  porque  le  ka  danchado  te,  /£/.  Vio» 
deecubre  al  profeta  la»  conspiraciones  de  lo»  tupa» 
para  matarle,  *  el  eattigo  de  tito»  pidiéndolo  ati  el 
profeta  dDiau  "  »' 


P ALABEA  que  fué  de  Jehova**  Jere- 
mías, diciendo: 
a  Oíd  las  palabras  de  este  concierto,  y 
hablad  á  todo  varón  de  Juda,  y  á  todo 
morador  de  Jerusslem ; 
a  Y  decirles  has :  Asi  dijo  Jehova  Dios 
de  Israel :  Maldito  el  varón  que  no  obe- 
deciere á las  palabras  de  este  concierto) 

4  £1  cual  mandé  á  vuestros  padrea  el 
dia  que  los  saqué  de  la  tierra  de  Bgypto, 
del  horno  de  hierro,  üciéndoles :  Oid  nri  , 
voz,  y  hacédla,  conforme  á  todo  lo  que 
os  mandaré;  y  ser  me  heis  por  pueblo, 
y  yo  seré  á  vosotros  por  Dios: 

5  Para  qne  confirme  el  juramento  que 
juré  á  vuestros  padres,  que  les  darla  la 
tierra  que  «Jorre  leche  y  miel,  como  este 
dia.  Y  respondí,  y  dije:  Amen,  ó(  Je- 
hova. 

6  Y  Jehova  me  dijo :  Pregona  todas  es- 
tas palabras  en  las  ciudades  de  Juda,  y 
en  las  calles  de  Jerusslem,  diciendo :  Oid 
las  palabras  de  este  concierto,  y  hacédlas» 

7  Porque  protestando  protesté  á  vues- 
tros padres  el  dia  que  los  hiee  subir  de 
la  tierra  de  Egypto,  hasta  el  dia  de  hoy, 
madrugando  y  protestando,  diciendo: 
Oid  mi  vos: 

8  Y  no  oyeron,  ni  abajaron  su  oreja, 
antes  se  fueron  cada  uno  tras  la  imagi- 
nación de  sacorason  malvado  r  por tanto 
traeré  sobre  ellos  todas  las  palabras  de 
este  concierto,  el  cual  mandé  que  hicie- 
sen, y  no  lo  hicieron. 

9  Y  cujome  Jehova:  Conjuración  so  ha 
hallado  en  los  varones  de  Juda,  y  en  los 
moradores  de  Jerusslem. 

10  Vuéltose  han  á  las  maldades  de  sus 
primeroe  padres,  los  cuales  no  quisieron 
oir  á  mis  palabras,  antes  se  fueron  tras 
dioses  ágenos  para  servirles :  invalidaron 
mi  concierto  la  casa  de  Israel  y  la  casa 
de  Juda,  el  cual  yo  habla  concertado-  con 
sus  padres. 

11  Por  lo  cual  Jehova  dijo  asi :  He  aquí 
qne  yo  traigo  sobre  ellos  mal,  del  cual  no 
podrán  salir;  y  clamarán  á  mi,  y  no  los 
oiré. 

13  Irán  pues  las  ciudades  de  Juda  y  los 
moradores  de  Jerusslem,  y  cismarán  á 
los  dioses  á  quienes  ellos  queman  encien- 
sos,  los  cuales  no  los  podrán  salvar  en  el 
tiempo  de  su  mal. 

18  Porque  al  número  de  tus  ciudades 
fueron  tos  dioses,  6 !  Juda;  y  al  número 
de  tus  calles,  ó !  Jerusalem,  pusistes  los 
altares  de  confusión,  altares  para  ofrecer 
sahumerios  á  BohaL  t>: 
668 


¿EaraiAs. 


14  \Tu\pucs,  w>  orei  p*rmtetrt»euld, 
ni  1  erantes  por  ellos  clamor  tti  oración; 
jorque  ye  no  oiré  «1  día  ene  cteMNn  á 
mí  por  su  aflicción. 

15  $  Qué  tiene  mi  «nado  cu  mi  casa,  ha- 
Melado  bocho  abominaciones  anchas? 
¥  Un  ofertes  ******  pasarán  de  cebre  tí, 
porque  te  gloriaste  en  tu  malead. 

16  ©Uva  verde,  hermosa,  en  fruto  y  en 
perecer,  Hamo  Jehova  te  nombre  t  ayos 
de  gran  palabra,  hteo  encender  mego  so- 
ore  ella,  y  quebraron  sos  ramas. 

17  T  Jehova  de  los  ejércitos,  el  que  te 
planta,  presando  mal  contra,  ti,  á  causa 
de  la  metáed  de  fe  case  de  Israel  7  de  la 
casa  de  «Ma  qna  hleleron  á  si  h*stt*xf 
provocándome  á  ira,  liioeusando  A  Banal 

IB  T  YJenevámehlsesabcr,yoDnooi: 
entonces  me  hiciste  ver  sos  obras. 

19  Y  yo  como  cordero,  ó  buey  que  llevan 
á  decollar,  qne  no  entendía,  qne  pense- 
han  contra  mi  pensamientos,  «Befando: 
Destruyamos  el  árbol  eon  en  froto;  y 
cortémoslo  de  14  tlerm  de  los  tiros,  y  no 
haya  mas  memoria  de  sn  nombre. 

00  Mas,  o!  Jehova  de  los  ejércitos,  qne 
Juega*  Justicia,  qne  sondas  lee  rtnones  y 
el  coraron,  vea  yo  tn  Tengan»  do  ellos ; 
porqne  á  ti  he  descubierto  mi  canea, 

W  Por  tanto  tfWovedtyeeei  de  loe  va» 
ronee  de  Anetneth,  qne  bnsenn  tu  asma, 
diciendo:  No  profetloes  en  nombro  de 
Jehova,  7  no  méritos  á  nuestras  meaos. 

83  Por  tanto  asi  d^o  Jehevade los  ejér- 
Oilen:  fle  equt  qne  70  loe  visito:  los 
uraiieehoe  morirán  ácuchttio:  sus  hijos 
7  sns  hfyas  morirte  de  hambre; 

88  f  no  quedará  resta  de  ellos,  porqne 
yo  traeré  mal  sobre  los  tirones  de  Ana» 
fthbtht  ato  de  sn  visitación. 

capitulo  xn. 

Él  profeta,  vitta  tu  ajticcio»,  ee  tentado  eon  ttt  pro* 

.  perieTmddmUeimpeee.   11  Dk»  U  eurkm  del  Inptnh 

malo  de  ¡0090900,  Uto  cuáles  dice  haber  dejado  en 

mamoH mu enemigo».    JIL  Quiote gue w pueblo ee 


dettrutdo  por  $ut  pastoree.    Tf.  A  \ 

JUBTO  eras  té,  él  Jehova,  canee*  yi 
dispute  contigo :  hablaré  empero  Jul* 
eieeeenttge.  |  Por  qné  es  prosperado  el 
camino  de  los  Impíos?  ttenen  pan  to- 
dos los  qne  rebelan  de  rebelión. 
8  Plantástelos,  echaron  ralees  también : 
aprovecharon,  y  hicieron  froto:  **ttmdé 
cercano  tú  en  sns  bocas,  mas  lejos  de 


8  Y  tú,  ó!  Jehova,  me  conoces,  me  vtete, 

7  provéete  mi  eoraeon  para  contigo:  sr- 

'  ranéalos  como  á  ovejas  pase  «1  degolla- 


dero, 7  a  atando*  pe»  «tum  de  la  máv 


4  ¿Hasta  cuándo  estará  la  tierra  dosier* 
ta,  y  la  yerba  de  todo  el  campo  estará  seca» 
por  la  maldad  de  los  qne  en  efte  moran? 
Faltaron  los  ganados,  7  las  aves,  porque 
dieron :  No  verá  nuestras  postrimerías. 

o  T  6i  corriste  can  los  dea  pié,  y  te  «an- 
sarón, ¿  cómo  contenderas  con  sos  cobo* 
líos?  T en  la  tierra  de  pea  estabas  quie- 
tes foomo  harás  en  la  hinchasen  del 
Jordán  ? 

6  Porque  aun  tea  hermanas  y  la  casa 
de  tn  padre,  aun  ellos  so  levantaron  con- 
tra ti  í  aun  ellos  dieron  voces  en  pos  de 
ti :  Congregación.  Ne  les  oseas  cuando 
bien  te  hablaren. 

7  Dejé  nri  case,  desamparé  mi  heredad, 
entregué  lo  qne  amana  mi  alma  en  la 
mano  de  sns  enemigos. 

8  Fué  para  mi  mi  heredad  cuneo  león 
en  breña:  dio  contra  mi  su  veai  por 
tanto  la  aborrecí. 

$  ¿líeme  mi  heredad  ave  de  muchos  co- 
loree? ¿no  estofe  contra  ella e> ves  en  der- 
redor? Venid,  Juntaos  todas  las  hestiss 
ésl  campo,  venid  á  tragarla. 

16  T  Muchos  pasUres  destruyeron  mi 
vine,  hollaron  mi  heredad,  tornaron  en 
desierto  7  soledad  mi  awosdsd  preciosa, 

11  Tornóla  en  asolamiento,  Uoró  cen- 
tra mí  atofedat  fué  asolada  toda-  le  tier- 
ra, porque  no  hubo  hombre  que  mirase. 

18  Sobre  todos  los  lugares  altos  del  de- 
sierto vinieron  disipadores ;  porque  le 
espada,  de  Jehovn  traga  desde  el  un  ex- 
tremo de  la  tierra  hasta,  el  otro  extremo! 
no  hay  pan-pera  ninguna  carne. 

18  Sembraron  trigo,  y  Bagarán  espinas  1 
tuvieron  la  heredad,  mas  no  anrovsrhn 
ros  nada:  «vergonaarse  han  á  nansa  de 
vuestros  fintee  por  la  ira  de  Jehova. 

14  V  Asi  chjo  Jehova  contra  todos  mis 
malos  vecinos,  que  tocan  la  heredad  que 
hice  poseer  a  mi  pueblo  Israel  c  He 
aajni  qne  ye  los  arrancaré  de  sn  tierra; 
y  la  casa  de  Jndn  arrancaré  de  en  medio 
de  ello*. 

15  T  será  que  después  que  loe  numere 
arrancado,  tornaré,  y  habré  misericordia 
de  ellos;  y  baoerlos  he  tomar  cada  uno 
á  su  heredad,  y  cada  uno  á  su  tierra. 

10  T  será  que  si  aprendiendo  apren- 
dieren los  cominos  de  mi  pueblo,  para 
Jorar  en  mi  nombre:  Vive  Jehova; 
como  ensenaren  á  sai  pueble  á  Jurar  per 
Bchsl;  ellos  serán  prosperados  en  tte* 
<dio  de  mi  pueblo.  °gJe 


JBRVMIAS. 


;tt  Más  al  no  «¡rato,  mmmué  á  le  tal 
unción,  arrancando  y  perdiendo,  dio»  Je- 
torta. 

CAPITULO  ffl. 
TUí  HT  WÉtote  líl  kw  i  ftifti  muiipTi  fi  Piih  nT  jTütitti  mi 


JfLJfr  towVrtUl*  dévncwro  de  «no,—  extrema 
.  calamidad,    2/7.  Exhorta  al  rey  y  día  reina  d  ar- 
tepeñtbntfñt».  TV.  Al  pveblodeit*mia**peeoxto,  tu 
UvmtttíftkmitmJ,  VMji**trjomóm. 

JEHOVA  m*  dtfo  tal  i  V  é,  y  cómprate 
un  cinto  de  Uno,  7  ceñirle  has  sobre 
tus  lomos,  7  no  le  meterás  en  afta. 
t  T  compré  él  cinto  conferías  á  la 
palabra  de  ¿«novo,  y  puedo  sonto  mis 


^  Y  «apalabre  de  Jen©**  á  mi  eegms- 
da  yezt  diciendo  s 

■4  Totea  el  ciato  que  compraste,  que 
<mM  sobre  tos  lentes,  7  levánteto,  7  ve  al 
Buphratee,  7  escóndele  allá  en  una  ea- 
Teraa  de  una  pefia. 

*  X  fui,  y  le  escondí  en  Bopbrates,  co- 
mo Jehova  me  mandó. 

■6  Y  fué,  que  4  cobo  dt  muchos  días  me 
dijo  JehoV*  s  Levántate,  7  té  al  Espína- 
te»» 7  toma  de  alH  el  ciato  que  te  mandé 
que  escondieses  allá. 

•7  T  mí  al  Euphxetes,  7  «aré»  7  tomé  el 
cinto  del  lugar  donde  lo  habla  escondi- 
do* 7  he  aojo*  que  el  cinto  ee  nafcU  po- 
drido* pamntnguna  cosa  ora  bueno. 

a  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  mi,  di- 
eieudoi 

»  Asi  di»o  Jenovu*  Asi  haré  podrir  la 
soberbia  «o  Jada*  7  la  asuena  soberbia 
de  Jerusalem ; 

í&  A  este  pueblo  malo,  que  no  quieren 
©ir  mis  palabras»  que  ot  atoan  por  ata 
llnefinaelouos  de  su  eoracon,  7  se  fueron 
en  pos  de  dioses  «genos  para  servirles,  7 
para  encorvarse  ácHes;  7  aera  como  este 
cinto,  que  para  nltoguna  cosa  es  buena 

11  Forque  como  el  cinto  se  Junta  á  los 
lomos  del  nombre,  asi  hice  juntar  á  mí 
toda  la  «asa  do  Israel,  7  toda  la  casa  de 
Jhdn,  d*Je  JenoVOv  para  que  me  fuesen 
por  puebles  y  per  fama,  7  por  alaban**, 
7  por  honre)  7V0  eyercoi 

Id  %  Decirles  nato  pues  esta  palabm: 
Asi  OQo  Jehova,  Dios  de  Israel  t  Todo 
odre  se  henchirá  de  vino.  T  ellos  te  di- 
rán: 1  No  sabemos  que  todo  odre  se  hen- 
chirá devino* 

18  Y  decirles  ñas:  Asi  dtyo  Jehova:  He 
aquí  que  70  hincho  de  embriagues  to- 
dos loo  moradores  de  esta  tierra,  7  los 
reveo  que  estás  sentados  por  David 
sobre  o*  trono,  7  los  soeerdetssy  7  too  [ 


profetas,  7  todos  los  mMottorai  de  Je- 
rosalem; 

14  Y  quebrantarlos  he  el  uno  eon  el 
otro,  los  padres  con  los  hijo»  juotamaatt#, 
dice  Jenovet  no  perdonará  ni  habré  pie- 
dad, ni  misericordia  para  no  destrataos. 

tf  Escuchad,  y  cM:  No  os  etevois,  por- 
que Jenom  hablo. 

16  Dad  gloria  á  Jehova  Dios  vuestro, 
astee  que  haga  venir  tin tontas,  y  antes 
que  vuestros  pies  tropiecen  en  montes 
de  oscuridad,  7  esperéis  lúa»  7  os  sa  tomé 
sombra  de  muerte  7  tinieblas; 

17  Y  si  no  oyerais,  esto*  en  secreto  Ho* 
rara  mi  alma  á  causa  de  la  soberbia;  7 
denenaando  derramará  lágrimas*  7  mis 
ojos  se  resolverán  en  lágrimas ;  porqno 
el  rebano  de  Jehova  fuá  cautiva      * 

18  1  DI  ai  rey  7  á  la  reinal  Humitiáos» 
asentaos;  porque  la  corona  de  vuestra 
gloria  descendía  de  vuestras  esbeeas. 

19  Las  ciudades  del  mediodía  fueron 
cerradas,  7  no  hubo  quien  las  abriese: 
toda  Juda  fué  traspasada^  toda  ella  fué 
traspasada. 

SO  Alaos)  vuestros  ejosy  7  ved  los  que 
vienen  de  la  puras  del  aquilón:  4 Dando 
está  el  rebano  que  te  fué  dado,  el  ganado 
detuhermosusaf 

21  iQuádlnÉB  cuando  te  visitará  r  por- 
que tú  los  ensenaste  d  *sr  principes  7  ca- 
beza sobre  ti  ¿  No  te  tomarán  doseren, 
como  ¿muge*  que  pare? 

88  Cuando  dtyeres  en  tu  coronen)  ¿Por 
qué  me  ha  sobrevenido  estof  Por  la 
multitud  de  tu  msi«ndluorosidcasuMsr> 
tas  tus  feldas,  fueron  desoubssrtco  tu» 
calcañares. 

26  T  ¿Mudara  si  negro  su  pellejo,  7 el 
tigre  sus  manchas?  vosotros  tambteur 
podréis  bien  hacer,  ensenados  á  mal 
hacer. 

94  Por  tanto  yo  los  esparciré,  como  ta- 
mo que  pasa  al  viento  det  desierta 

85  Este  «t*  tu  suerte,  U  pendonetas 
medidas  por  tul,  dtyo  Jehova»  que  te  ol- 
vidaste de  mi,  y  esperaste  en  mentira. 

tt  Y  yo  Semblen  descubrí  tos  faldas 
delante  de  tu  cara,  7  tu  vergfmnta  00 
manMeota 

87  Tus  «duUerlcs,  7  tus  reUnefees,  no 
maldad  de  tu  fornseaeton  sonreíos  eolia- 
dos :  en  el  mismo  campo  vi  tus  abomU  * 
naciones.    1A7  de  ti,  Jerusalem  I    ¿No 
serás  Utopia  al  fte?  ¿hasta  cuándo  pues? 

CAPITULO  XTV. 

Viendo  el  profeta  la  gran  teca  de  la  «ferro  con  qnt 
Dkm  ■«  mima*»  *  etapa*  m  y**»,  U  mrmaér  A 


JEREMÍAS. 


U.  E*c*m  }*4>w*a  de  flfaaene  90  ore  por  el;  por- 

gm  él  le  tiene  desechado,  ffa$i  le  manda  qtteee  lo  de- 
WMefa.   III.  So  obetante  esta  prohibición,  el  prq/bta 


T>ALABRA  de  Jehova,  que  fué  á  Jere- 
X  mias  sobre  los  negocios  de  las  pro- 
hibiciones. 

2  Enlutóse  Juda,  7  sus  puertas  se  des- 
poblaron :  oscureciéronse  en  tierra,  7  el 
clamor  de  Jerusalem  subió.        1 

8  Y  los  amos  de  ellos  enviaron  sus  cria- 
•  dos  al  agua ;  -vinieron  á  las  lagunas,  no 
hallaron  agua:  volviéronse  con  sus  va- 
sos vacíos:  avergonzáronse,  confundié- 
ronse, 7  cubrieron  sus  cabezas. 

4  Porque  la  tierra  se  rompió,  porque  no 
llovió  en  la  tierra:  los  labradores  se 
avergonzaron,  cubrieron  sus  cabezas. 

5  Y  aun  las  ciervas  partan  en  los  cam- 
pos, 7  dejaban, 'porque  no  habla  yerba, 

6  Y  los  asnos  monteses  se  ponian  en 
los  altos,  atraían  el  viento  como  los  dra- 
gones: sus  ojos  se  cegaron,  porque  no 
habia  yerba. 

7  Si  nuestras  iniquidades  testificaren 
contra  nosotros,  Jehova,  haz  por  tu  nom- 
bre ;  porque  nuestras  rebeliones  se  han 
multiplicado,  á  ti  pecamos. 

8  Esperanza  de  Israel,  Guardador  suyo 
en  el  tiempo  de  la  aflicción,  ¿  por  qué  has 
de  ser  como  peregrino  en  la  tierra,  7  co- 
mo caminante,  que  se  aparta  para  tener 
la  noche? 

9  ¿Por  qué  has  de  ser  como  hombre 
atónito,  7  como  valiente  que  no  puede 
librar  ?  Y  tú  e$ta*  entre  nosotros,  ó  I  Je- 
hova, 7  tu  nombre  es  llamado  sobre  no- 
sotros: no  nos-desampares. 

10  T  Así  dyo  Jehova  á  este  pueblo :  Asi 
amaron  moverse,  ni  detuvieron  sus  pies : 
por  tanto  Jehova  no  los  tiene  en  volun- 
tad: ahora  se  acordará  de  la  maldad  de 
ellos,  7  visitará  sus  pecados. 

11  Y  dijome  Jehova.  No  niegues  por 
este  pueblo  para  bien. 

Id  Cuando  ayunaren,  70  no  oiré  su  cla- 
mor; 7  cuando  ofrecieren  holocausto  7 
presente,  no  lo  recibiré:  antes  los  con- 
sumiré eon  espada,  7  con  hambre,  7  con 
pestilencia. 

18  Y  70  di)e:  1  Ahí  ¡ahí  Señor  Jehova :  he 
aquí  que  los  profetas  les  dicen :  No  ve- 
réis espada,  ni  habrá  hambre  en  vosotros : 
mas  en  este  lugar  os  daré  paz  firme. 

11  Y  Jehova  me  dtyo,  falso  profetizan 
los  profetas  en  mi  nombre:  no  los  en- 
vié, ni  les  mandé,  ni  les  hablé:  visión 
mentirosa,  7  adivinación,  7  vanidad,  7 
engaño  de  su  corazón  os  profetizan, 


15  Por  tanto  asi  cojo  Jehova  ¿obra  los 
profetas  que  profetizan  en  mi  nombre, 
los  cuales  70  no  envió,  7  que  dicen:  Sa- 
pada, ni  hambre  no  habrá  en  esta  tierra: 
Con  espada  7  con  hambre  serán  consu- 
midos los  imlet  profetas. 

16  Y  el  pueblo  á  quien  profetizan,  serán 
echados  en  las  calles  de  Jerusalem  por 
hambre,  7  por  espada,  7  no  habrá  quien 
los  entierro,  ellos,  7  sus  mugaren,  7  sus 
lujos,  7  sus  hUas;  7  derramaré  sobro 
ellos  su  maldad. 

17  Decirles  has  pues  esta  palabra:  Cór- 
ranse mis  ojos  en  lágrimas  noche  7  día» 
7  no  cesen;  porque  de  gran  quebranta-  ( 
miento  es  quebrantada  la  virgen  hija  de 
mi  pueblo;  de  plaga  muy  recia. 

18  Si  saliere  al  campo,  he  aquí  muertos 
á  espada;  7  si  me  entrare  en  la  ciudad, 
he  aquí  enfermos  de.  hambre;  porque 
también  el  profeta  como  el*  sacerdote 
anduvieron  al  rededor  en  la  tierra,  7  no 
conocieron. 

19  ?  ¿Has  desechando  desechado  á  Ja- 
da? ¿Ha  aborrecido  tu  alma  á  Slonf 
¿  Por  qué  nos  hiciste  herir  sia  que  noa 
quede  cura?  Esperamos  paz,  7  no  hubo 
bien:  tiempo  de  cura,  y  he  aquí  turba- 
ción. 

20  Conocemos,  61  Jehova,  nuestra  im- 
piedad, la  iniquidad  de  nuestros  padrea; 
porque  pecamos  á  tí. 

21  No  not  deseches,  por  tu  nombra,  ni 
trastornes  el  trono  de  tn  gloria.  Acuér- 
date: no  invalides  tu  concierto  con 
nosotros. 

22  ¿Hay  en  las  vanidades  de  las  nacio- 
nes quien  haga  llover?  ¿y  darán  los  da* 
los  lluvias?  ¿No  eres  tú  Jehova  nuestro 
Dios?  A  tí  pues  esperamos;  porque  td 
hiciste  todas  estas  cosas» 

CAPITULO  XV. 

La  refección  del  ¡metió.  1L  Amgtutíado  ti  pcoA* 
porUuca¡mrniia$demaadver»arioeteqweJadDiot, 
el  nal  le  responde  animándole  é  lafideUde*  de  m 
miMttterio,  y  prometiéndole  m  míttemeda  fre 

YDlJOME  Jehova:  Si  Moyaes  7 
Samuel  se  pusiesen  delante  de  mí, 
mi  voluntad  no  *****  con  este  pueblo : 
échalos  de  delante  de  mí,  7  salgan. 

2  Y  será,  que  si  te  preguntaren:  ¿A 
dónde  saldremos?  Responderles  has; 
Asi  dijo  Jehova:  El  que  á  muerte,  A 
muerte ;  7  el  que  á  cuchillo,  á  cuchillo ; 
7  el  que  á  hambre,  á  hambre;  7  el  que  A 
cautividad  á  cautividad. 

8  Y  visitaré  sobre  eUoe  cuatro  gañeron 
de  meto,  dijo  Jehova:  Espada  para  ma- 
tar, 7  perros  para  despedazar,  y  aves  del 


lpafa  despedazar,  y  av«. 


JEREMÍAS. 


délo,  y  bestias  de  la  tierra  para  tragar,  y 
para  disipar. 

4  T  entregarlos  be  para  ser  zarandados 
por  todos  los  retaos  de  la  tierra,  á  eausa 
de  Maneases,  htyo  de  Ezechlas,  rey  de 
Jada,  por  lo  que  hizo  en  Jerusalem. 

5  Porque  ¿quién  habrá  compasión  de 
ti,  ó !  Jernsalem  ?  ¿  ó  quién  se  entriste- 
cerá por  tu  causa?  ¿ó  quién  vendrá  á 
preguntar  por  tu  paz  ? 

6  Tú  me  dejaste,  dice  Jehova,  tornástete 
atrás :  por  tanto  yo  extendí  sobre  ti  mi 
mano,  y  te  eché  á  perder;  y  estoy  ^can- 
sado de  arrepentlrme. 

7  Y  los  aventé  con  aventador  hasta  las 
puertas  de  la  tierra:  desahijé,  desperdi- 
ció á  mi  pneblo,  no  se  tornaron  de  sus 
caminos.   «, 

6  Bus  viudas  se  me  multiplicaron  sobre 
la  arena  de  la  mar:  traje  contra  ellos 
destruidor  á  mediodía  sobre  compañía 
de  mancebos ;  hice  caer  sobre  ella  de  re- 
pente ciudad  y  terrores. 

9  Enflaquecióse  la  que  parió  siete,  su 
alma  se  hinchió  de  dolor:  púsosele  su 
sol  siendo  aun  de  dia:  avergonzóse,  y 
hinchióse  de  confusión;  y  lo  que  de  ella 
quedare,  entregaré  á  espada  delante  de 
sus  enemigos,  djjo  Jehova. 

10  1F  jAy  de  mí,  madre  mía!  porque 
me  engendraste  hombre  de  cuestión,  y 
hombre  de  discordia  á  toda  la  tierra: 
nunca  les  di  á  logro,  ni  lo  tomé  de  ellos : 
todos  me  maldicen* 

11  Dtyo  Jehova:  Si  tus  residuos  no  fut- 
ren en  bien:  si  no  hiciere  al  enemigo 
que  te  salga  á  recibir  en  el  tiempo  tra- 
bajoso, y  en  el  tiempo  de  la  angustia. 

12  1T  ¿Quebrará  el  hierro  al  hierro  de 
la  parte  de  aquilón,  y  al  metal  ? 

18  Tus  riquezas  y  tus  tesoros  daré  á 
saco  sin  ningún  precio,  por  todos  tus 
pecados,  y  en  todos  tus  términos : 

14  Y  hacerte  he  fcaaar  á  tus. enemigos 
en  tierra  que  no  conoces ;  porque  fuego 
es  encendido  en  mi  furor,  y  sobre  voso- 
tros arderá. 

15  Y  Tú,  ó  l  Jehova,  lo  sabes,  acuérdate 
de  mí,  y  visítame,  y  véngame  de  mis  en- 
emigos :  no  me  tomes  á  tu  cargo  en  la 
paciencia  de  tu  enojo:  sepas  que  sufro 
vergüenza  á  causa  de  tí. 

16  Halláronse  tus  palabras,  y  yo  las  co- 
mí ;  y  tu  palabra  me  fué  por  gozo,  y  por 
alegría  de  mi  corazón;  porque  tu  nom- 
bre se  llamó  sobre  mi,  ó  t  Jehova  Dios  de 
loa  ejércitos. 

17  Nunca  me  asenté  en  compañía  de 
Span.  43 


burladores,  ni  me  engreí  s>  causa  de  tu 
profecía:  solo  me  asenté,  porque  me 
henchiste  de  desabrimiento. 

18  ¿  Por  qué  fné  perpetuo  mi  dolor,  y 
mi  herida  desahuciada,  no  admitió  cura? 
Eres  conmigo  como  mentiroso,  aguas 
que  no  son  fieles. 

19  Por  tanto  así  dijo  Jehova :  Si  te  con- 
virtieres, convertirte  he,  y  delante  de  mí 
estarás;  y  si  sacares  lo  preeioso  de  lo 
vil,  serás  como  mi  boca.  Conviértanse 
ellos  á  ti,  y  tú  no  te  conviertas  á  ellos. 

90  Y  darte  he  á  este  pueblo  por  muro 
de  bronce  fuerte ;  y  pelearán  contra  tí, 
y  no  te  sobrepujarán ;  porque  yo  estoy 
contigo  para  guardarte,  y  para  defen- 
derte, dtyo  Jehova. 

31  Y  librarte  he  de  la  mano  de  los  ma- 
los, y  redimirte  he  de  la  mano  de  los 
tuertes. 

CAPITULO  XVI. 

Protigulendo  en  la  denunciación  de  la  camtMdad  del 
pueblo,  manda  Dio*  al  profeta  que  **  abetmnom  de 
toda  contratación  4  comercio  con  ¿l,  aú  de  tuto  co- 
mo de  alegría  4c.  II.  nácele*  prometa  de  la  liber- 
tad, mas  deepue*  de  haberlo*  bien  cattioado  pormm 


Y  FUÉ  á  mi  palabra  de  Jehova,  di- 
ciendo. 

2  No  tomarás  para  tí  muger,  ni  tendrás 
hijos  ni  htyas  en  este  lugar. 

3  Porque  así  dijo  Jehova  de  los  hijos  y 
de  las  hijas  que  nacieren  en  este  lagar, 
y  de  sus  madres  que  los  parieren,  y  de 
los  padres  que  los  engendraren  en  esta 
tierra: 

4  Muertos  de  enfermedades  morirán, 
no  serán  endechados  ni  enterrados :  se- 
rán por  muladar  sobre  la  haz  de  la  tierra ; 
y  con  espada,  y  con  hambre  serán  consu- 
midos ;  y  sus  cuerpos  serán  para  comida 
de  las  aves  del  cielo,  y  de  las  bestias  de 
la  tierra. 

5  Porque  así  dijo  Jehova:  No  entres 
en  casa  de  luto,  ni  vayas  á  lamentar,  ni 
los  consueles;  porque  yo  quité  mi  paz 
de  este  pueblo,  dijo  Jehova,  nú  miseri- 
cordia y  miseraciones. 

6  Y  morirán  eu  esta  tierra,  grandes  y 
chicos :  no  se  enterrarán,  ni  los  endecha- 
rán, ni  se  arañarán,  ni  se  mesarán  por 
ellos. 

7  Y  no  partirán  pan  por  luto  por  ellos, 
para  consolarlos  de  su  muerte;  ni  les 
darán  á  beber  vaso  de  consolaciones  por 
su  padre  ó  por.su  madre. 

8  Y  no  entres  en  casa  de  convite,  para 
sentarte  con  ellos  á  comer  ó  á  beber. 

9  Porque  asidlo  Jehova  de  los  ejérci? 

«5? 


JEREMÍAS. 


toe,  Dios  de  Arad :  He  aquí  que  yo  haré 
cesar  en  este  lugar  delante -de  vuestros 
ojos,  y  en  vuestros  días,  toda  toe  de  go- 
zo, y  toda  voz  de  alegría,  toda  voz  de  es- 
poso, y  toda  voz  de  esposa. 

10  Y  acontecerá  que  cuando  denuncia- 
res á  este  pueblo  todas  estas  cosas,  ellos 
te  dirán :  ¿  Por  qué  habló  Jehova  sobre 
nosotros  todo  este  mal  tan  grande  ?  ¿  y 
qué  maldad  es  la  nuestra,  ó  qué  pecado 
es  el  nuestro  que  pecamos  á  Jehova  nues- 
tro Dios? 

11  Entonces  les  dirás :  Porque  vuestros 
padres  me  dejaron,  dice  Jehova,  y  andu- 
vieron en  pos  de  dioses  ágenos,  y  los  sir- 
vteron,  y  se  encorvaron  á  ellos ;  y  á  mí 
me  dejaron,  y  mi  ley  no  guardaron  : 

13  T  vosotros  hieistes  peor  que  vuestros 
padres;  porque  he  aquí  que  vosotros 
camináis  cada  uno  tras  la  imaginación 
de  su  malvado  corazón,  no  oyéndome  á 
mí: 

13  Por  tanto  yo  os  haré  echar  de  esta 
tierra  á  tierra  que  ni  vosotros  ni  vuestros 
padres  conocisteis;  y  allá,  serviréis  á 
dioses  ágenos  de  día  y  de  noche,  porque 
no  os  daré  misericordia. 

14  Por  tanto  tt"e  aquí  que  vienen  dios, 
dijo  Jehova,  que  no  se  dirá  mas :  Vive 
Jehova,  que  hizo  subir  á  los  hijos  de  Ib- 
rael  de  tierra  de  Egypto : 

15  Mas :  Vive  Jehova,  que  hizo  subir  íos 
hyos  de  Israel  de  la  tierra  del  aquilón, 
y  de  todas  las  tierras  donde  los  habla 
arrojado ;  y  tornarlos  he  á  su  tierra,  la 
cual  di  á  sus  padres. 

1(5  He  aquí  que  yo  envío  muchos  pes- 
cadores, dtfo  Jehova,  y  pescarlos  han ;  y 
después  enviaré  muchos  cazadores,  y  ca- 
zarlos han  de  todo  monte,  y  de  todo 
collado,  y  de  las  cavernas  de  los  pe- 
fiascos. 

1T  Porque  mis  ojos  estén  puesto»  sobre 
todos  sus  caminos,  los  cuales  no  se  me 
escondieron;  ni  su  maldad  se  esconde 
de  la  presencia  de  mis  ojos. 

18  Mas  primero  pagaré  al  doble  su  Ini- 
quidad y  su  pecado ;  porque  contamina- 

m  ron  mi  tierra  con  los  cuerpos  muertos 
de  sus  abominaciones,  y  de  sus  abomina- 
ciones hinchieron  mi  heredad. 

19  Ot  Jehova,  fortaleza  mía,  y  fuerza 
mia,  y  refugio  mió  en  el  tiempo  de  la 
aflicción :  á  ti  vendrán  naciones  desde 
los  extremos  de  la  tierra,  y  dirán :  Cier- 
tamente mentira  poseyeron  nuestros  pa- 
dres, vanidad,  y  no  hay  en  ellos  prove- 
cho. 


«►  ¿Hará  el  hombre  dioses  para  sí? 
Mas  ellos -no  serán  dioses. 

01  Por  tanto,  he  aquí,  les  ensenaré  de 
esta  vez,  ensenarles  he  mi  mano  y  mi 
fortaleza;  y  sabrán  que  mi  nombre  te 
Jehova. 

CAPITULO  xvn. 

La  inccrreovnlidad  efe  Jerutalem  y  la  propogmeion 
de  su  idolatría.  11.  Maldito  el  que  de  Dio*  ee  apar- 
ta, y  bendito  el  que  en  él  confia  de  verdad.  Tfl.  Ora 
el  profeta  contra  la»  calumnia»  y  bímm/kmim  de  eme 
mdvertario».  IV.  Debajo  de  ¡a  ébeervemcim  del  ta- 
lado pide  la  restauración  y  observancia  del  divino 
culto,  con  prometa  que  la  ciudad  permanecería  en 
prosperidad:  donde  no,  que  eerdatolada. 

EL  pecado  de  Juda*escrito  está  con 
cincel  de  hierro,  y  con  punta  de  dia- 
na ente,  esculpido  en  la  tabla  de  su  cora- 
zón, y  en  los  lados  de  vuestros  altares ; 

2  Para  que  sus  h\)os  se  acuejden  de  sus 
altares,  y  de  sus  bosques  junto  a  los  ár- 
boles verdee,  y  en  los  00118406-  altos, 

8  Mi  montañés,  en  el  campV>  so*  tus 
riquezas :  todos  tus  tesoros  daré  á  saco, 
por  el  pecado  de  tus  altos,  en  todos  tus 
términos. 

4  Y  habrá  remisión  en  ti  de  tu  heredad, 
la  cual  yo  te  di;  y  hacerte  he  servir  á  tus 
enemigos  en  tierra  que  bo  conociste; 
porque  fuego  encendiste*  en  mi  furor, 
para  siempre  arderá. 

5  1T  Así  dijo  Jehova:  Maldito  el  varón 
que  confia  en  el  hombre*  y  pone  carne 
por  su  brazo,  y  su  corazón  se  aparta  de 
Jehova. 

6  T  será  como  la  retama  en  el  desierto ; 
y  no  verá  cuando  viniere  el  bien:  mas 
morará  en  las  securas  en  el  desierto,  en 
tierra  despoblada  y  deshabitada. 

7  Bendito  el  varón  que  se  fia  de  Jehova, 
y  que  Jehova  es  su  confianza. 

8  Porque  él  seráeomo  el  árbol  plantado 
junto  á  las  aguas,  que  junto  á  la  corriente 
echará  sus  raices ;  y  no  verá  cuando  vi- 
niere el  calor,  y  su  hoja  será  verde ;  y  en 
el  ano  de  prohibición  no  ee  fatigará,  ni 
dejará  de  hacer  fruto. 

9  Engañoso  ee  el  corazón  mas  que  todos 
las  cosas,  y  perverso:  ¿quién  le  cono- 
cerá? 

10  To  Jehova  que  escudrino  el  corazón, 
que  pruebo  los  ríñones,  para  dar  á  cada 
uno  Begun  su  camino,  según  el  fruto  de 
sus  obras. 

11  La  perdiz  que  hurta  lo  que  no  parló, 
tcieséí  que  allega  riquezas  y  no  con  jui- 
cio :  en  medio  de  sus  días  los  dejará,  y 
en  su  postrimería  será  insipiente. 

12  Sollo  de  gloria,  alteza  desde  el  pita- 
dpmatd  lugar  den* 

_  sigitized  by 


JEREMÍAS. 


13  Y  ¡O  Saperia*  de  Israel,  Jehova 1 
todos  los  que  te  dejan,  serán  avergonza- 
dos; y  los  que  de  mí  se  apartan,  serán 
escritos  en  el  potro ;  porque  dejaron  la 
vena  de  aguas  yiras,  a  Jehova. 

14  8ánnme,  ó !  Jehova,  y  seré  sano :  sál- 
vame, y  seré  salvo;  porque  tú  eres  mi 
alabanza. 

15  He  aquí  que  ellos  me  dicen :  ¿Dónde 
está  la  palabra  de  Jebova  f  Ahora  renga. 

16  Mas  yo  no  me  entremetí  á  ser  pastor 
en  pos  de  tí,  ni  desea  dia  de  calamidad : 
tú  lo  sabes.  Lo  que  de  mi  boca  ha  sa- 
lido, en  tu  presencia  ha  sido. 

17  No  me  seas  tú  por  espanto:  espe- 
ranza, mía  eres  tú  en  el  dia  malo. 

18  Avergüéncense  los  que  me  persiguen, 
y  no  me '  avergüence  yo:  asómbrense 
ellos,  y  no  me  asombre  yo:  trae  Bobre 
ellos  día  malo,  y  quebrántalos  con  do- 
blado quebrantamiento. 

19  ^  Asi  me  dtfo  Jebova:  Vé,  y  ponte 
á-  la  puerta  de  los  hijos  del  pueblo,  por 
la  cual  entran  y  salen  los  reyes  de  Juda; 
y  á  todas  las  puertas  de  Jerusalem. 

20  T  decirles  has:  Oid  palabra  de  Je- 
hova, reyes  de  Juda,  y  todo  Juda,  y  to- 
dos loa  moradores  de  Jerusalem,  que 
entráis  por  estas  puertas. 

21  Asi  dijo  Jehova :  Guardad  por  vues- 
tras vidas,  y  no  traigáis  carga  en  el  dia 
del  sábado,  para  meter  por  las  puertas  de 
Jerusalem : 

22  Ni  saquéis  carga  de  vuestras  casas 
en  el  dia  del  sábado,  ni  hagáis  obra  algu- 
na :  mas  santificad  el  dia  del  sábado,  co- 
mo'mandé  á  vuestros  padres: 

28  Los  cuales  no  oyeron,  ni  abajaron  su 
oreja;  antes  endurecieron  su  cerviz  por 
no  oir,  ni  recibir  corrección. 

21  Porque  será,  que  si  oyendo  me  oye- 
reis, dtyo  Jebova,  que  no  metáis  carga 
por  las  puertas  de  esta  ciudad  eu  el 
dia  del  sábado,  mas  santificareis  el  dia 
del  sábado,  no  haciendo  cu  el  ninguna 
obra: 

25  Entrarán  por  las  puertas  de  esta  ciu- 
dad los  reyes  y  los  príncipes,  que  se 
asientan  Bobre  el  trono  de  David,  en  car- 
ros y  en  caballos,  ellos  y  sus  príncipes, 
los  varones  de  Juda,  y  los  moradores  de 
Jerusalem ;  y  esta  ciudad  será  habitada 
pare  siempre. 

26  Y  vendrán  de  las  ciudades  de  Juda, 
y  de  los  al  derredores  de  Jerusatom,  y  de 
tierra  de  Ben-jamin,  y  de  los  campos,  y 

'  del  monte,  y  del  austro,  trayendo  holo- 
causto, y  sacrificio,  y  presente,  y  inciso- 


so,  y  trayendo  ofrendas  de  alabanji  á  la 
casa  de  Jehova. 

27  Mas  si  no  me  oyereis,  para  santificar 
el  dia  del  sábado,  y  para  no  traer  carga, 
ni  meterla  por  las  puertas  de  Jerusalem 
en  dia  de  sábado,  yo  haré  encender  fue- 
go en  sus  puertas,  y  consumirá  los  pala- 
cios de  Jerusalem,  y  no  se  apagará.' 

CAPITULO  XVIII.       • 

Por  la  obra  de  un  oüero  muestra  Dios  d  eu  profeta,  u 
el  profeta  al  pueblo,  eu  autoridad  y  poder  absoluto 
sobre  el  mundo  para  deshacer  al  pecador,  u  librar 
depeSaro  al  que  d  e%  m  volviere  :  por  tanto  que ee 
conviertan  :  donde  no,  que  estén  ciertos  de  su  ruina. 
II.  Kl  projeta  pide  d  Dios  venganza  do  la  inoran*- 
tud  y  calumnias  de  loe  de  eu  pueblo  contra  él, 

LA  palabra  que  rao  á  Jeremías  de  Je- 
bova, diciendo: 
2  Levántate,  y  vete  á  casa  del  ollero,  y 
allí  te  haré  que  oigas  mis  palabras. 
8  Y  descendí  en  casa  del  ollero,  y  he 
aquí  que  él  hacia  obra  sobre  una  rueda. 

4  Y  el  vaso  que  el  hacia  de  barro  se 
Quebró  en  la  mano  del  ollero ;  y  tornó, 
y  bízolo  otro  vaso  según  que  al  ollero 
pareció  mejor  hacerlo. 

5  Y  fué  á  mí  palabra  de  Jehova,  dicien- 
do: 

6  ¿  No  podré  yo  hacer  do  vosotros  co- 
mo este  ollero,  ó !  casa  de  Israel,  dice  Je- 
hova? He  aquí  que  como  el  barro  en 
la  mano  del  ollero,  asi  sois  vosotros  en 
mi  mono,  ó !  casa  de  Israel. 

7  En  un  instante  hablaré  contra  nacio- 
nes, y  contra  reinos,  para  arrancar,  y  di- 
sipar, y  perder : 

8  Empero  si  esas  naciones  se  convir- 
tieren de  su  maldad,  tontra  el  cual  mal  yo 
hablé,  yo  me  arrepentiré  del  mal  que  ha- 
bla pensado  de  les  hacer. 

9  Y  en  un  instante  hablaré  de  la  na- 
ción, y  del  reino,  para  edificar  y  para 
plantar : 

10  Y  si  hiciere  lo  malo  delante  de  mis 
ojos,  no  oyendo  mi  voz,  arrepentirmo 
he  del  bien  que  había  determinado  de  le 
hacer. 

11  Ahora  pues,  habla  ahora  á  todo  hom- 
bre de  Juda,  y  á  los  moradores  de  Jeru- 
salem, diciendo:  Así  cüjo  Jehova:  He 
aquí  que  yo  compongo  mal  contra  voso- 
tros, y  pienso  contra  vosotros  pensamien- 
tos: conviértase  ahora  cada  uno  de  su 
mal  camino,  y  mejorad  vuestros  cami- 
nos, y  vuestras  obras* 

12  Y  dijeron :  Es  per  demás,  porque  en 
pos  de  muestras  imaginaciones  hemos  de 
ir;  y  cada  uno  el  pensamiento  de  su 
malvado  corasen  hemos  de  hacer. 


JEREMÍAS. 


13  Por  tanto  asi  dflo  Jehova:  Ahora 
preguntad  á  las  naciones :  ¿  Qnién  oyó 
tal  ?  Gran  fealdad  hizo  la  Yírgen  de  Is- 
rael. 

14  ¿  Dejará  alguno  la  nieve  de  la  piedra 
del  campo  que  corre  del  Líbano  ?  dejarán 
las  aguas  extrañas,  frias  y  corrientes  ? 

15  Porque  mi  pueblo  me  olvidaron,  in- 
censando á  la  vanidad ;  y  hácenlos  tro- 
pezar en  sus  caminos,  en  las  sendas  an- 
tiguas, para  que  caminen  por  sendas,  por 
camino  no  hollado : 

16  Para  poner  feu  tierra  en  admiración, 
y  en  silbos  perpetuos:  todo  aquel  que 
pasare  por  ella  se  maravillará,  y  menea- 
rá su  cabeza. 

17  Como  viento  solano  los  esparciré 
delante  del  enemigo :  la  cerviz,  y  no  el 
rostro,  les  mostraré  en  el  dia  de  su  per- 
dición. 

18  f  Y  dieron :  Venid,  y  maquinemos 
maquinaciones  contra  Jeremías;  porque 
la  ley  no  faltará  del  sacerdote,  ni  conse- 
jo del  sabio,  ni  palabra  del  profeta.  Te- 
ñid, y  hirámosle  de  lengua,  y  no  mire- 
mos á  todas  sus  palabras. 

19  Jehova  mira  por  mi,  y  oye  la  voz  de 
los  que  contienden»conmigo. 

20  ¿Dase  mal  por  bien,  que  cavaron 
hoyo  á  mi  alma?'  Acuérdate  que  me 
puse  delante  de  tí,  para  hablar  bien  por 
ellos,  para  apartar  de  ellos  tu  ira. 

21  Por  tanto  entrega  sus  hijos  á  ham- 
bre, y  hazlos  escurrir  por  manos  de  es- 
pada; y  sus  mugeres  queden  sin  htyos, 
y  viudas;  y  sus  maridos  muertos  de 
muerte ;  y  sus  mancebos  sean  heridos  á 
espada  en  la  guerra. 

22  De  sus  casas  se  oiga  clamor,  cuando 
trajeres  sobre  ellos  ejército  de  repente ; 
porque  cavaron  hoyo  para  tomarme,  y 
escondieron  lazos  á  mis  pies. 

23  Mas  tú,  ó !  Jehova,  conoces  todo  su 
consejo  contra  mi  que  es  para  muerte: 
no  perdones  su  maldad,  ni  raigas  su  pe- 
cado de  delante  de  tu  rostro ;  y  tropie- 
cen delante  de  tí:  haz  con  ellos  en  el 
tiempo  de  tn  furor. 

CAPITULO  XIX. 

Por  un  dmboio  4  figura  de  una  botija  de  barro  que 
Dio*  manda  al  profeta  que  quiebre  en  Thopketh  de- 
lante de  alguno*  de  lo*  del  Senado,  le*  predice  el 
quebrantamiento  y  asolación  de  Jeruaalem  por  tu* 
pecado*  y  ineorregibüidad. 

ASÍ  dfyo  Jehova:  Vé,  y  compra  un 
A  barril  de  barro  del  ollero,  y  UeVa 
contigo  alguno  de  los  ancianos  del  pue- 
blo, y  de  los  ancianos  de  los  sacerdotes : 

2  Y  saldrás  al  valle  de  Ben-hlnnon  que 
660 


está  á  la  entrada  de  la  puerta  oriental,  y 
pregonarás  allí  las  palabras  que  yo  te  ha- 
blaré. 

8  Dirás  pues:  Oid  palabra  de  Jehova, 
ó !  reyes  de  Judo,  y  moradores  de  Jerti- 
saletn :  Así  dice  Jehova  de  los  ejércitos, 
Dios  de  Israel:  He  aquí  que  yo  traigo 
mal  sobre  este  lugar,  tal  que  quien  lo 
oyere,  le  retiñan  las  orejas: 

4  Porque  me  dejaron,  y  enagenaron  este 
lugar,  y  ofrecieron  perfumes  en  él  á  dio- 
ses ágenos,  los  cuales  ellos  no  habían 
conocido,  ni  sus  padres,  ni  los  reyes  do 
Jnda;  y  hinchieron  esté*  lugar  de  sangre 
de  inocentes. 

5  Y  edificaron  altos  á  Banal,  para  que- 
mar con  fuego  sus  hijos  en  holocaustos, 
al  mismo  Bahal :  cosa  que  no  les  mandé, 
ni  hablé,  ni  me  vino  al  pensamiento. 

6  Por  tanto  he  aquí  que  vienen  dias,  di- 
jo Jehova,  que  este  lugar  no  se  llamará 
mas  Thopheth,  y  valle  de  Ben-hinnon, 
mas  valle  de  la  matanza. 

7  Y  desvaneceré  el  consejo  de  Jnda  y 
de  Jerusalem  en  este  lugar,  y  hacerles 
he  que  caigan  á  cuchillo  delante  de  sus 
enemigos,  y  en  las  manos  de  los  que  bus- 
can sus  almas ;  y  daré  sus  cuerpos  para 
comida  de  las  aves,  del  cielo,  y  de  las  bes- 
tias de  la  tierra. 

8  Y  pondré  á  esta  ciudad  por  espanto  y 
silbo :  todo  aquel  que  pasare  por  ella  so 
maravillará,  y .  silbará  sobre  todas  sos 
plagas. 

9  Y  hacerles  he  comer  la  carne  de  sus 
hijos,  y  la  carne  de  sus  hijas ;  y  cada  uno 
comerá  la  carne  de  su  amigo  en  el  céreo 
y  en  la  angostura  con  que  los  estrecha- 
rán sus  enemigos,  y  los  que  buscan  sus 
almas. 

10  Y  quebrarás  el  barril  delante  de  loa 
ojos  de  los  varones  que  van  contigo ; 

11  Y  decirles  has :  Asi  d$o  Jehova  de 
los  ejércitos:  Así  quebrantaré  á  este 
pueblo,  y  á  esta  ciudad,  como  quien 
quiebra  un  vaso  de  barro,  que  no  se  pue- 
de mas  restaurar ;  y  en  Thopheth  se  en- 
terrarán, porque  no  habrá  otro  lugar  pa- 
ra enterrar. 

12  Así  haré  á  este  lugar,  dice  Jehova,  y 
á  sus  moradores,  poniendo  esta  ciudad 
como  Thopheth. 

13  Y  las  casas  de  Jerusalem,  y  las  casas 
de  los  reyes  de  Jnda  serán  como  el  lugar 
de  Thopheth,  inmundas,  por  todas  las 
casas  sobre  cuyos  tejados  ofrecieron  per- 
fumes á  todo  el  ejército  del  cielo,  y  ver- 
tieron derramadoras  á  dioses  ágenos. 


JEREMÍAS. 


14  T  volvió  Jeremías  de  Thopheth, 
donde  le  envió  Jehova  á  profetizar;  y 
paróse  en  el  patio  de  la  casa  de  Jehova, 
y  dyo  á  todo  el  pueblo : 

15  Así  dijo  Jehova  de  los  ejércitos,  Dios 
de  Israel :  He  aquí  qite  yo  traigo  sobre 
esta  ciudad,  y  sobre  todas  sus  ciudades 
todo  el  mol  que  hablé  contra  ella ;  por-' 
que  endurecieron  su  cerviz,  para  no  oír 
mis  palabras. 

CAPITULO  XX. 

Phamw  Sumo  tactrdote  Mere  y  encarcela  d  Jeremía» 
por  «tu  profecian,  y  él  con  contando  profética  lo* 
confirma  denunciándote  d  el  también  tu  cautividad 
y  muerte  y  de  lo»  tuyo».  11.  Quéjate  el  profeta  d 
Dio»  de  tm  injuria».  111.  E»  tingnimrmente  contola- 
do  de  él.  ir.  Vuelve  aquejarte  peor  que  ante»  mal- 
diciendo «u  nacimiento. 

Y  PHASUR,  sacerdote,  tatfo  de  Im- 
mer,  que  presidia  por  principe  en 
la  casa  de  Jehova,  oyó  á  Jeremías  que 
profetizaba  estas  palabras. 

2  Y  hirió  Phasur  á  Jeremías  profeta,  y 
púsole  en  el  calabozo,  que  estaba  á  la 
puerta  de  Benjamín  en  lo  alto,  la  cual 
está  en  la  casa  de  Jehova. 

8  Y  el  día  siguiente  Phasur  sacó  á  Jere- 
mías del  calabozo;  y  dijolo  Jeremías: 
No  ha  llamado  Jehova  tu  nombre  Pha- 
sur,  mas  Magor-missabid. 

4  Porque  así  djjo  Jehova:  He  aquí  que 
yo  te  pondré  en  espanto,  á  tí  y  á  todos 
los  que  bien  te  quieren,  y  caerán  por  la 
espada  de  sus  enemigos,  y  tus  ojos  lo 
verán ;  y  á  todo  Juda  entregaré  en  manb 
del  rey  de  Babylonia,  y  transportarlos 
ha  en  .Babylonia,  y  herirlos  ha  á  cu- 
chillo. 

5  Y  daré  toda  la  sustancia  de  esta  ciu- 
dad, y  todo  su  trabajo,  y  todas  sus  cosas 
preciosas,  y  todos  los  tesoros  de  los 
reyes  de  Juda  daré  en  mano  de  sus  ene- 
migos, y  saquearlos  han;  y  tomarlos 
han,  y  traerlos  han  en  Babylonia. 

6  Y  tú,  Phasur,  y  todos  los  moradores 
de  tu  casa  iréis  cautivos,  y  en  Babylonia 
entrarás,  y  allá  morirás,  y  allá  serás  en- 
terrado, tú  y  todos  los  que  bien  te  quie- 
ren, á  los  cuales  has  profetizado  con 
mentira. 

7  ?  Engáñateme,  ó!  Jehova,  y  enga- 
ñado soy:  mas  fuerte  has  sido  que  yo,  y 
roe  venciste :  cada  dia  he  sido  escarneci- 
do, cada  uno  burla  de  mí : 

8  Porque  desde 'que  hablo,  doy  voces, 
grito  violencia  y  destrucción ;  porque  la 
palabra  de  Jehova  me  ha  sido  para  afren- 
ta y  escarnio  cada  día. 

&  Y  dtfe:  No  me  acordaré  mas  de  él,  ni 


mas  hablaré  en  su  nombre.  Y  fué  en  mi 
corazón  como  un  fuego  ardiente  metido 
en  mis  huesos :  trabajé  por  sufrirle,  y  no 
pude : • 

10  Porque  oí  4a  murmuración  de  mu- 
chos, temor  de  todas  partes :  Denunciad, 
y  denunciaremos.  Todos  mis  amigos 
miraban,  si  cojearla:  Quizá  se  engañará, 
y  prevaleceremos  contra  él,  y  tomare- 
mos de  él  nuestra  venganza. 

11  1T  Mas  Jehova  está  conmigo  como 
poderoso  gigante ;  por  tanto  los  que  me 
persiguen  tropezarán,  y  no  prevalecerán : 
serán  avergonzados  en  gran  manera,  por- 
que no  prosperarán:  tendrán  perpetua 
vergüenza,  que  nunca  se  olvidará. 

12  O !  Jehova  de  los  ejércitos,  que  son- 
das lo  justo,  que  ves  los  ríñones  y  el  co- 
razón, vea  yo  tu  venganza  de  ellos,  por- 
que á  tí  descubrí  mi  causa. 

13  Cantad  á  Jehova:  load  á  Jehova; 
porque  escapó  el  alma  del  pobre  de  ma- 
no de  los  malignos. 

14  f  Maldito  sea  el  día  en  que  nací :  el 
dia  que  mi  madre  me  parió  no  sea  ben- 
dito. 

15  Maldito  sea  el  hombre  que  dló  nue- 
vas á  mi  padre,  diciendo:  Nací  do  te  ha 
htfo  varón :  alegrando  le  hizo  alegrar. 

16  Y  sea  el  tal  hombre  como  las  ciuda- 
des que  asoló  Jehova,  y  no  se  arrepintió ; 
y  oiga  gritos  de  mañana,  y  voces  á  medio- 
día. 

17  ¿Por  qué  no  me  mató  en  el  vientre, 
y.  mi  madre  me  hubiera  sido  mi  sepul- 
cro, y  su  vientre  concebimiento  perpe- 
tuo? 

18  ¿Para  qué  salí  del  vientre?  ¿para 
ver  trabajo  y  dolor,  y  que  mis  días  se 
gastasen  en  vergüenza  ? 

CAPITULO  XXL 

Enviando  el  rey  Bedecia»  d  contultar  d  Jeremia» 
acerca  de  la  guerra  con  loe  Babylonia»,  él  retponde 
porjtalabra  de  Dio»,  que  la- ciudad  tria  entrada  de 
lo»  CkaJdeo»,  y  que  el  rey  y  lo»  de  tu  cata  vendrían 
en  poiler  de  lo»  Babylonio»  ;  y  que  lo»  que  del  pueblo 
quitieten  talir  y  darte  d  ello»,  te  ealvarían:  tna»  la» 
que  no  te  dicten,  perecerían. 

PALABRA  que  fué  á  Jeremías  de  Je- 
hova cuando  el  rey  8edecias  en' 
vio  á  él  á  Phasur,  hijo  de  Melchias,  /  á 
Sophonias,  sacerdote,  hijo  de  Maasias, 
que  le  dijesen : 

2  Pregunta  ahora  por  nosotros  á  Jeho- 
va, porque  Nabuchodonosor,  rey  de  Ba- 
bylonia, hace  guerra  contra  nosotros: 
quizá  Jehova  hará  con  nosotros  según 
todas  sus  maravillas,  y  se  Irá  de  sobre 
nosotros.     Digitiz 

061 


JEREMÍAS. 


8  T  Jeremías  les  dtf  o :  Diréis  así  á  Se- 
déelas: 

4  Asi  dyo  Jehova,  Dios  de  Israel :  He 
aquí  que  yo  vuelvo  las  armas  de  guerra 
que  están  en  vuestras  manos,  y  con  que 
vosotros  peleáis  con  el  rey  de  Babylo- 
nia ;  y  los  Chaldeos  que  os  tienen  cerca- 
dos faera  de  la  muralla,  yo  los  juntaré 
en  medio  de  esta  ciudad. 

5  Y  pelearé  coutra  vosotros  con  mano 
airada,  y  con  brazo  fuerte,  y  con  furor,  y 
enojo,  y  ira  grande. 

6  Y  heriré  los  moradores  de  esta  du- 
dad; y  los  hombres,  y  las  bestias  de 
grande  pestilencia  morirán. 

7  Y  después,  asi  dijo  Jehova:  Entrega- 
ré á  Sedecias,  rey  de  Juda,  y  á  sus  cria- 
dos, y  al  pueblo,  y  los  que  quedaren,  en 
la  ciudad  de  la  pestilencia,  y  de  la  espa- 
da, y  del  hambre,  en  mano  de  Nabucho- 
donosor,  rey  de  Babylonia,  y  en  mano  de 
sus  enemigos,  y  en  mano  de  los  que  bus- 
can sus  almas,  y  herirlos  ha  á  filo  de 
espada:  no  los  perdonará,  ni  los  recibi- 
rá á  merced,  ni  habrá  de  ellos  misericor- 
dia. 

8  Y  á  este  pueblo  dirás :  Así  dtyo  Je- 
hova: lio  aqui  que  yo  pongo  delante  de 
vosotros  camino  de  vida,  y  camino  de 
muerte. 

9  El  que  se  quedaré  en  esta  ciudad, 
morirá  á  cuchillo,  ó  de  hambre,  ó  de 
pestilencia:  mas  el  que  saliere,  y  so  pa- 
sara á  los  Chaldeos  que  os  tienen  cerca- 
dos, 'vivirá,  y  su  vida  le  será  por  des- 
pojo. 

10  Porque  mi  rostro  he  puesto  contra 
esta  ciudad  para  mal,  y  no  para  bien,  di- 
ce Jehova :  en  mano  del  rey  de  Babylo- 
nia será  entregada,  y  quemarla  ha  á 
fuego. 

11  Y  á  la  casa  del  rey  de  Juda  dirás: 
Oíd  palabra  de  Jehova : 

12  Casa  de  David,  así  dijo  Jehova:  Juz- 
gad de  mañana  juicio,  y  librad  el  opri- 
mido de  mano  del  opresor;  porque  mi 
ira  no  salga  como  fuego,  y  se  encienda, 
y  no  haya  quien  apague,  por  la  maldad 
tle  vuestras  obras. 

13  He  aquí,  yo  á  ti,  moradora  del  valle 
de  la  piedra  de  la  llanura,  dice  Jehova: 
los  que  decís:  ¿Quién  subirá  contra  no- 
sotros? y  ¿quién  entrará  en  nuestras 
moradas? 

14  Y  visitaros  he  conforme  al  fruto  de 
vuestras  obras,  dijo  Jehova;  y  haré  en- 
cender fuego  en  su  breña,  y  consumirá 
todo  lo  que  está  al  derredor  de  ella. 

601 


CAPITULO  XXIL 

Llama  el  profeta  al  rey  y  d  **  can  d  la  observancia 
de  la  ley  de  Dio*  si  quieren  evitar  la  calamidad: 
donde  no,  intímale»  la»  pena»  de  la  ley.  11.  Predice 
al  rey  tu  cautiverio  y  muerte  afrentom  por  no  haber 
seguido  la  templanza  y  piedad  de  Jornia»  $u  padre. 

ASÍ  dijo  Jehova:  Desciende  á  la  casa 
-  del  rey  de  Juda,  y  habla  allí  esta 
palabra, 

2  Y  di :  Oye  palabra  de  Jehova,  ó !  rey 
de  Judo,  que  estas  asentado  sobre  el 
trono  de  David :  tú,  y  tus  criados,  y  tu 
pueblo,  que  entran  por  estas  puertas. 

3  Así  dUo  Jehova :  Haced  juicio  y  jus- 
ticia, y  librad  al  oprimido  de  mano  del 
opresor,  y  no  engañéis  ni  robéis  al  ex- 
trangero,  ni  al  huérfano,  ni  á  la  viuda,  ni 
derraméis  sangre  inocente  en  este  lugar. 

4  Porque  si  haciendo  hiciereis  esta  pa- 
labra, entrarán  por  las  puertas  de  esta 
casa  los  reyes  sentados  por  David  sobre ' 
su  trono,  cabalgando  en  carro  y  en  caba- 
llos, él,  y  sus  criados,  y  su  pueblo. 

5  Y  si  no  oyereis  estas  palabras,  por  mí 
juré,  dijo  Jehova,  que  esta  casa  será  de- 
sierta, 

6  Porque  asi  dtyo  Jehova  sobre  la  casa 
del  rey  de  Juda :  Galaad,  tú  ami,  ó !  ca- 
beza del  Líbano,  si  yo  no  te  pusiere  en 
soledad,  y  ciudades  inhabitables. 

7  Y  señalaré  contra  tí  disipadores,  cada 
uno  con  sus  armas,  y  cortaran  tus  cedros 
escogidos,  y  echarlos  han  en  el  fuego. 

8  Y  muchas  naciones  pasarán  jnnto  á 
esta  ciudad,  y  dirán  cada  uno  á  su  com- 
pañero :  ¿  Por  qué  lo  hizo  así  Jehova  con 
esta  grande  ciudad  ? 

9  Y  dirán:  Porque  dejaron  el  concierto 
de  Jehova  su  Dios,  y  adorardn  dioses 
ágenos,  y  les  sirvieron. 

10  No  lloréis  al  muerto,  ni  hayáis  com- 
pasión de  él,  llorando  llorad  por  el  que 
vá?  por  que  no  volverá  jamas ;  m  verá  Ja 
tierra  donde  nació. 

11  Porque  así  dtyo  Jehova  de  Sellum, 
hijo  de  Josias,  rey  de  Juda,  que  reina  por 
Josias,  su  padre :  El  que  saliere  de  este 
lugar,  no  volverá  acá  mas : 

12  Antes  en  el  lugar  adonde  le  traspor- 
taren, morirá,  y  no  verá  mas  esta  tierra, 

13  j  Ay  del  que  edifica  su  casa,  y  no  en 
justicia;  y  sus  salas,  y  no  en  juicio ;  sir- 
viéndose de  su  prójimo  de  balde,  y  no 
dándole  el  xalario  de  su  trabajo ! 

14  Que  dice:  Edificaré  para  m  i  casa  es- 
paciosa, y  airosas  salas ;  y  le  abTe  venta- 
nas, y  la  cobre  de  cedro,y  la  pinta  de  ber- 

mAU°Z\      ^DigitizedbyCX  l  Aa  ^ 

15  ¿Beiaarés,  porque  te  esre**  de  es- 


JEREMÍAS. 


drot  ¿Tu  padre  no  comió  y  bebió,  y 
hizo  juicio  y  justicia,  y  entonces  le  fue* 
bien? 

16  Juzgó  la  causa  del  afligido  y  del  me- 
nesteroso, y  entonces  estuvo  bien :  ¿  no  es 
esto  conocerme  á  mi,  d\)o  Jehova? 

17  Mas  tus  ojos  y  tu  corazón  no  son 
sino  á  tu  avaricia,  y  á  derramar  la  san- 
gre inocente,  y  á  opresión,  y  á  nacer 
agravio. 

18  Por  tanto  asi  <Ujo  Jenova  de  Joadm, 
bija  de  Josias,  rey  de  Juda:  No  le  llora- 
rán: ¡  Ay  hermano  mió !  ¡y ay  hermana! 
no  le  lloraran:  ¡Ay  Señor  i  ¡ay  de  su 
grandeza  l 

19  En  sepultura  de  asno  será  enterrado, 
arrastrándole  y  echándole  fuera  de  las 
puertas  de  Jerusalem, 

20  Sube  al  Líbano,  y  clama,  y  en  Basan 
da  tu  voz,  y  grita  hacia  todas  partes; 
porque  todos  tus  enamorados  son  que- 
brantados. 

21  Hablé  á  tí  en  tus  prosperidades :  di- 
jiste: No  oiré.  Este  fué  tu  camino  desde 
tu  juventud,  que  nunca  oíste  mi  voz. 

22  A  todos  tus  pastores  pacerá  el  vien- 
to, y  tus  enamorados  irán  en  cautividad. 
Entonces  te  avergonzarás,  y  te  confun- 
dirás á  causa  de  toda  tu  malicia. 

23  Habitaste  en  el  Líbano:  hiciste  tu 
nido  en  los  cedros:  ¡cuan  amada  serás 
cuando  te  vinieren  dolores,  dolor  como 

'  de  muger  que  está  de  parto  1 

24  Vivo  yo,  dijo  Jenova,  que  si  Ce- 
nias, liyo  de  Joacim,  rey  de  Juda,  fuera 
anillo  en  mi  mano  diestra,  que  de  allí  te 
arrancaré. 

25  Y  te  entregaré  en  mano  de  los  que 
buscan  tu  alma,  y  en  manó  de  aquellos 
cuya  vista  temes :  y  en  mano  de  Nabu- 
chodonosor,  rey  de  Babylonia,  y  en  mano 
de  los  Chaldeos. 

28  T  hacerte  he  trasportar,  á  tí  y  á  tu 
madre  que  te  parió,  á  tierra  agena  en  la 
cual  no  nacisteis,  y  allá  moriréis. 

27  Y  á  la  tierra  á  la  cual  ellos  levantan 
su  alma  para  tornar  allá,  no  volverán  allá. 

28  ¿Es  este  hombre  Conias  un  ídolo 
Til,  quebrado  ?  ¿  vaso  con  que  nadie  se 
deleita?  ¿Por  qué  fueron  arrojados  él 
y  su  generación?  ¿fueron  echados  á 
tierra  que  no  conocieron  ? 

29  i  O  tierra,  tierra,  tierra!  oye  palabra 
de  Jenova. 

SO  Así  dijo  Jehova:  Escribid  este  va- 
ron  privado  de  generación:  hombre 
á  quien  nada  sucederá  prósperamente  en 
todos  loa  dka  de  su  vida;  porgue  ningún 


hombre  de  su  simiente  que  se  i 
sobre  el  trono  de  David,  y  que  se  ense- 
ñoreare sobre  Juda,  jamas  será  dichoso. 

capitulo  xxra. 

Contra  lo*  impío»  reye»  y  taceraote*  <¡m  fueron  cauta 
de  hx  corrupción  del  pueblo,  y  por  tanto  de  tu  ruina* 
II.  Promete  la  reñida  del  Metió»  para  rettauracion 
de  tu  iffletia,  cuya  permaná  y  naturaleza  divina  y 
humana  y  ministerio  deterib*.  III.  Contra  lo*  faltos 
profeta*  y  tu*  profecía**  por  *infaoca*im*ede*cribe 
la  naturaleza  y  *ei¡alet  cierta*  de  la  verdadera  pa- 
labra de  Dio*.  TV.  Contra  fot  que  en  el  pueblo  uta- 
han  por  oteando  de  la*  divina*  mnummm*  «te  eetm. 
palabra,  carga  de  Jehova  ¡te. 

J  A  Y  de  los  pastores  que  desperdician 
A  J\.  y  derraman  las  ovejas  de  mi  maja- 
da! dijo  Jehova. 

2  Por  tanto,  así  dijo  Jehova  Dios  de  Is- 
rael á  los  pastores  que  apacientan  mi 
pueblo :  Vosotros  derramasteis  mis  ove- 
jas,, y  las  amontasteis,  y  no  las  visitas- 
teis :  he  aquí  que  yo  visito  sobre  vosotros 
la  maldad  de  vuestras  obras,  d\]o  Jehova. 

3  Y  yo  recogeré  el  resto  de  mis  ovejas 
de  todas  las  tierras  donde  las  eché,  y  ha- 
cerlas he  volver  á  sus  moradas ;  y  crece- 
rán, y  multiplicarse  han. 

4  Y  pondré  sobre  ellas  pastores  que  las 
apacienten;  y  no  temerán  mas,  ni  ten- 
drán miedo,  ni  serán  menoscabadas,  dijo 
Jehova. 

5  He  aquí  que  vienen  dias,  dijo  Jehova, 
y  despertaré  á  David  renuevo  justo,  y 
reinará  rey,  el  cual  será  dichoso,  y  hará 
juicio  y  justicia  en  la  tierra. 

6  En  sus  días  será  salvo  Juda,  y  Israel 
habitará  confiado ;  y  este  será  6u  nombro 
que  le  llamarán,  Jehova  justicia,  nüxs- 
tbá. 

7  Por  tanto,  he  aquí  que  vienen  dias, 
d\jo  Jehova,  y  no  dirán  mas:  Vive  Je- 
hova que  hizo  subir  los  lujos  de  Israel 
de  la  tierra  de  Egypto : 

8  Mas :  Vive  Jehova  que  hizo  subir,  y 
trujo  la  simiente  de  la  casa  de  Israel  de 
tierra  del  aquilón,  y  de  todas  las  tierras 
á  donde  los  echó;  y  habitarán  en  su 
tierra. 

9  A  causa  de  los  profetas  mi  corazón  es 
quebrantado  en  medio  de  mi,  todos  mis 
huesos  tiemblan :  estuve  como  hombro 
borracho,  y  como  hombre  á  quien  ense- 
ñoreo el  vino,  delante  de  Jehova,  y  de- 
lante de  las  palabras  de  su  santidad. 

10  Porque  la  tierra  es  llena  de  adúlte- 
ros, porque  á  causa  del  juramento  la 
tierra  es  desierta:  las  cabanas  del  de- 
sierto se  secaron ;  y  la  carrera  de  ellos 
fué  mala,  su  fortaleza  no  derecha. 

U  Porque  así  el  profeta  como  el  sacer- 
068 


JEREMÍAS. 


doto  ton  fingidos :  aun  en  mi  casa  bailé 
su  maldad,  dfyo  Jehova. 
m  12  Por  tanto  su  camino  les  será  co- 
mo resbaladeros  en  oscuridad :  serán 
rempujados,  y  caerán  en  él ;  porque  yo 
traeré  sobre  ellos  mal,  año  de  bu  visita- 
ción, dice  Jehova. 

13  Y  en  los  profetas  de  Samarla  vi  bo- 
bcria:  profetizaban  en  Banal,  y  hicieron 
errar  á  mi  pueblo  Israel. 

1-4  Y  en  los  profetas  do  Jerusalem  vi 
torpezas:  cometían  adulterios,  y  cami- 
naban por  mentira,  y  esforzaban  las  ma- 
nos de  los  malos,  porque  ninguno  se 
convertiese  do  su  malieia :  tornáronseme 
todos  olios  como  los  moradores  de  So- 
doma,  y  sus  moradores  como  Gomorra. 

15  Por  tanto  así  dijo  Jehova  de  loa 
ejércitos  contra  aquellos  profetas:  He 
aquí  que  yo  les  hago  comer  ajenjo,  y  les 
haré  beber  aguas  de  hiél ;  porque  de  los 
profetas  de  Jerusalem  salió  la  hipocresía 
sobre  toda  la  tierra. 

16  Así  djjo  Jehova  de  loe  ejércitos :  No 
escuchéis  las  palabras  de  los  profetas 
que  os  profetizan :  os  hacen  desvanecer, 
hablan  visión  de  su  corazón,  no  de  la 
boca  de  Jehova. 

17  Dicen  atrevidamente  á  los  que  me 
airan :  Jehova  dijo :  Paz  tendréis.  Y  á 
cualquiera  que  camina  tras  la  imagina- 
ción de  su  corazón,  dijeron :  No  vendrá 
mal  sobre  vosotros. 

18  Porque  ¿  quién  estuvo  en  el  secreto 
de  Jehova,  y  vio,  y  oyó  su  palabra? 
¿  quién  estuvo  atento  á  su  palabra,  y  oyó  ? 

19  He  aquí  que  la  tempestad  de  Jehova 
saldrá  con  faror;  y  la  tempestad  que 

•  está  aparejada,  sobre  la  cabeza  de  los 
malos  caerá. 

20  No  se  apartará  el  furor  de  Jehova, 
hasta  tanto  que  haya  hecho,  y  hasta  tan- 
to que  haya  confirmado  los  pensamien- 
tos de  su  corazón :  en  lo  postrero  de  los 
dias  la  entenderéis  con  entendimiento. 

21  No  envié  yo  aquellos  profetas,  y  ellos 
corrían :  yo  no  les  hablé,  y  ellos  profeti- 
zaban. 

22  Y  si  ellos  hubieran  estado  en  mi  se- 
creto, también  hubieran  hecho  oir  mis 
palabras  á  mi  pueblo,  y  los  hubieran  he- 
cho volver  de  su  mal  camino,  y  de  la 
maldad  de  sus  obras. 

23  ¿Soy  yo  Dios  de  cerca,  dijo  Jehova, 
y  no  Dios  de  lejos? 

24  ¿Esconderse  ha  alguno  en  esconde- 
deros que  yo  no  le  vea,  dtfo  Jehova  ?  ¿no 
hincho  yo  el  cielo  y  la  tierra,  dijo  Jehova? 

664 


25  Yo  oí  lo  que  aque&os  profetas  dije- 
ron profetizando  mentira  en  mi  nombre, 
diciendo:  Soné, sofié. 

26  ¿Hasta  cuándo  será  esto  en  el  cora- 
zón de  los  profetas  que  profetizan  men- 
tira, y  que  profetizan  el  engaño  de  su 
corazón? 

27  No  piensan  como  hacen  olvidar  mi 
pueblo  de  mi  nombre  con  sos  sueltos 
que  cada  uñó  cuenta  á  su  compañero, 
como  bus  padres  se  olvidaron  de  mi 
nombre  por  Banal. 

28  £1  profeta  con  quien  mere  suefio, 
cuente  sueño;  y  con  el  que  mere  mi 
palabra,  cuento  mi  palabra  verdadero. 
¿  Qué  tiene  la  paja  con  el  trigo,  dtyo  Je- 
hova? 

29  ¿Mi  palabra  no  es  como  el  mego, 
dice  Jehova^y  como  martillo  qne  que- 
branta la  piedra  ? 

30  Por  tanto,  Jie  aquí,  yo  contra  los  pro- 
fetas, dice  Jehova,  que  hurtan  mis  pala- 
bras, cada  uno  de  su  mas  cercano. 

81  He  aquí,  yo  contra  los  profetas,  dice 
Jehova,  que  endulzan  sus  lenguas,  y  di- 
cen: Dijo. 

82  He  aquí,  yo  contra  los  qne  profetizan 
sueños  mentirosos,  dice  Jehova,  y  los 
contaron,  y  hicieron  errar  mi  pueblo  con 
sus  mentiras  y  con  sus  lisonjas ;  y  yo  no 
los  envié,  ni  les  mandé;  y  ningún  prove- 
cho hicieron  á  este  pueblo,  dtyo  Jehova. 

83  Y  cuando  te  preguntare  este  pueblo, 
ó  el  profeta,  ó  el  sacerdote,  diciendo: 
¿Qué  es  la  carga  de  Jehova?  decirles 
has:  ¿Qué  carga?  Dejaros  he,  dtyo  Je- 
hova, 

84  X  &  profeta,  y  el  sacerdote,  y  el  pue- 
blo que  dijere :  Carga  de  Jehova:  yo  vi- 
sitaré sobre  el  tal  hombre,  y  sobre  su 


85  Asi  diréis  cada  cual  ásu  compañero, 
y  cada  cual  á  su  hermano ;  ¿  Qué  respon- 
dió Jehova?  ¿y  qué  habló  Jehova? 

86  Y  nunca  mas  os  vendrá  á  la  memo- 
ria carga  de  Jehova;  porque  la  palabra 
de  cada  uno  le  será  por  carga;  pues  per- 
vertisteis las  palabras  del  Dios  viviente, 
Jehova  de  los  ejércitos,  Dios  nuestro. 

87  Asi  dirás  al  profeta:  ¿Qué  te  res- 
pondió Jehova,  y  que  habló  Jehova  ? 

88  Y  si  diereis:  Carga  de  Jehova:  Por 
tanto  asi  dijo  Jehova:  Porque  dijisteis 
esta  palabra,  carga  de  Jehova,  habiendo 
enviado  á  vosotros,  diciendo:  No  dígala, 
Carga  de  Jehova: 

89  Por  tanto,  he  aquí,  que  yo  os  olvi- 
daré olvidando;  y  os  arrancará  de  mi  pre- 


JEREMÍAS. 


seoeia,  y  ala  elu^ad  que  os  día  vosotros 
y  á  vuestros  padres. 
40  T  doré  sobre  vosotros  vergüeña*  per- 
petua, y  confusiones  eternas,  qne  nunca 
las  raiga  olvido. 

CAPITULO  XXIV. 

Por  mh  Mura  ó  timbólo  de  d oe  ceetme  me  himn\  nm 
de  muy  bueno»,  y  otra  de  muy  malo*,  entena  Dioe  al 
profeta  la  condición  de  loe  piadoso*  y  délo»  implo» 
en  el  destierro, 

MOSTRÓME  Jehova,  y  be  aqtrí  dos 
cestas  de  higos  puestas  delante  del 
templo  de  Jehova,  después  de  haber  tras- 
portado Nabuchodonosor,  rey  de  Baby- 
lonla, á  Jechonlas,  hijo  de  Joaclra,  rey  de 
Jada,  y  á  los  principes  de  Jada,  y  á  1os 
oficiales  y  cerrajeros  de  Jernsalem,  y 
haberlos  llevado  á  Babylonla. 

2  La  una  cesta  tenia  higos  muy  buenos, 
como  brevas ;  y  la  otra  cesta  tenia  higos 
muy  maloB,  que  no  se  podían  comer  de 
malos. 

S  T  dejóme  Jehova:  ¿Qué  ves  tú.  Je- 
remías ?  Y  dije :  Higos,  higos  buenos ; 
muy  buenos;  y  malos,  muy  malos,,  que 
de  malos  no  se  pueden  comer. 

4  T  fué  á  mi  palabra  de  Jehova,  di- 
ciendo: 

5  Asi  dijo  Jehova  Dios  de  Israel :  Co- 
mo á  estos  buenos  higos,  asi  conoceré  el 
trasportamiento  de  Jnda,  al  cual  eché  de 
este  lugar  á  tierra  de  Chaldeos,  para  bien. 

0  Porque  pondré  mis  ojos  sobre  ellos 
para  bien ;  y  volverlos  he  á  esta  tierra,  y 
edificarlos  he,  y  no  los  destruiré :  plan- 
tarlos he,  y  no  los  arrancaré. 

7  T  darles  he  corazon-para  que  me  co- 
nozcan, que  yo  soy  Jehova ;  y  serme  han 
por  pueblo,  y  yo  lee  seré  á  ellos  por 
Dios ;  porque  se  volverán  á  mi  de  todo 
su  corazón. 

8  T  como  los  malos  higos,  que  de  ma- 
los no  se  pueden  comer,  asi  dijo  Jehova, 
doré  á  Sedéelas,  rey  de  Juda,  y  á  sus 
príncipes,  y  al  resto  de  Jerusalem  que 
quedaron  en  esta  tierra,  y  que  moran  en 
la  tierra  de  Egypto. 

9  T  darlos  he  por  escarnio,  por  mal  á 
todos  los  reinos  de  la  tierra:  por  infa- 
mia, y  por  ejemplo,  y  por  reirán,  y  por 
maldición  á  todos  los  lugares  donde  yo 
los  arrojaré.  • 

10  T  enviaré  en  ellos  espada,  hambre, 
y  pestilencia,  hasta  que  sean  acabados 
de  sobre  la  tierra  que  les  di  á  ellos  y  á 
sus  padres. 

CAPITULO  XXV. 

Protesta  el  profeta  al  pueblo  la  diligencia  que  Dio»  ha 
pmeto  para  oottperttrtoe  á  mídela  iáeeaeria,  y  lo 


poeoqmm»  k*eqprv*memaele^pm'loemUeÍeeédme- 

terminado  de  entregarlo»  d  lo»  Chaldeoe  donde  Mta- 
rdn  cautivo»  por  setenta  año»,  lo»  cuales  cumplido» 
te»  promete  tuertad.  II.  Profetisa  grande»  calami-  „ 
dade»  d  todo»  lo»  reino»  en  particular  por  mano  del 
monarca  de  Jtabylonia,  al  cual  también  te  le  predice 
dlapoetretundna. 

PALABRA  que  fué  á  Jeremías  de  toda 
el  pueblo  de  Juda,  en  el  ano  cuarto 
de  Joacim,  tyjo  de  Joslas,  rey  de  Juda, 
el  cual  es  el  ano  primero  de  Nabuchodo- 
nosor, rey  de  Babylonla 

2  Lo  que  habló  Jeremías  profeta  á  todo 
el  pueblo  de  Juda,  y  á  todos  los  morado- 
res de-Jerusalem,  diciendo : 

8  Desde  el  ano  trece  de  Joslas,  hijo  de 
Amon,  rey  de  Juda,  hasta  este  dia,  que 
son  veinte  y  tres  años,  fué  á  mi*  palabra 
de  Jehova,  la  eual  hablé  á  vosotros,  ma- 
drugando y  hablando,  y  no  oísteis. 

4  Y  envió  Jehova  á  vosotros  todos  sus 
siervos  profetas,  madrugando  y  enviando, 
y  no  oísteis,  ni  abajasteis  vuestra  oreja 
paraoir; 

5  Diciendo :  Volveos  ahora  os  vuestro 
mal  camino,  y  de  la  maldad  de  vuestras 
obras,  y  morad  sobre  la  tierra  que  os  dio 
Jehova,  á  vosotros  y  á  vuestros  padres 
para  siempre ; 

6  Y  no  caminéis  en  pos  de  dioses  age- 
nos,  sirviéndoles  y  encorvándoos  á  ellos ; 
ni  me  provoquéis  á  ira  con. la  obra  de 
vuestras  manos,  y  no  os  haré  maL 

7  Y  no  me  oísteis,  cUJo  Jehova,  para 
provocarme  á  ira  con  la  obra  de  vuestras 
manos,  para  mal  vuestro. 

8  Por  tanto  asi  dtyo  Jehova  de  los  ejér- 
citos :  Porque  no  oísteis  mis  palabras, 

9  He  aquí  que  yo  enviaré,  y  tomaré  to- 
dos los  linages  del  aquilón,  dice  Jehova, 
y  á  Nabuchodonosor,  rey  de  Babylonla, 
mi  siervo,  y  traerlos  he  contra  esta  tier- 
ra, y  contra  sus  moradores,  y  contra  to- 
das estas  naciones  al  derredor;  y  matar- 
los he,  y  ponerlos  he  por  escarnio,  y  por 
silbo,  y  en  soledades  perpetuas. 

10  Y  haré  perder  de  entre  ellos  voz  de 
gozo,  y  voz  de  alegría,  voz  de  desposa- 
do, y  voz  de  desposada,  voz  de  muelas, 
y  luz  de  antorcha. 

11  Y  toda  esta  tierra  seca  puesta  en  so- 
ledad, en  espanto ;  y  servirán  estas  nacio- 
nes al  rey  de  Babylonia  setenta  anos : 

12  Y  será  que  cuando  fueren  cumplidos 
los  setenta  años,  visitaré  sobre  el,rey  de 
Babylonla,  y  sobre  aquella  nación  su 
maldad,  d(jo  Jehova,  y  sobre  la  tierra  de 
los  Chaldeos ;  y  yo  la  pondré  en  desier- 
tos para  siempre. 

13  Y  traeré  sobre  aquella  tierra  todas 

ees 


JEREMÍAS. 


mis  palabras  que  he  hablado  contra  ella, 
con  todo  lo  qne  está  escrito  en  este  libro, 
profetizado  por  Jeremías,  contra  todas 
las  naciones. 

14  H  Porque  se  servirán  también  de 
ellos  machas  naciones,  y  reyes  grandes ; 
y  yo  les  pagaré  conforme  á  bu  obra,  y 
conforme  á  la  obra  de  sus  manos. 
i  15  Porque  asi  me  d^jo  Jehova  Dios  do 
Israel :  Toma  de  mi  mano  el  vaso  del  vi- 
no de  este  furor,  y  da  de  beber  de  él  á 
todas  las  naciones  á  las  cuales  yo  te  en- 
vió. 

1$  Y  beberán,  y  temblarán,  y  enloque- 
cerán delante  de  la  espada  que  yo  envió 
entre  ellos. 

17  T  tomé  el  vaso  de  la  mano  de  Je- 
hova, y  di  de  beber  á  todas  las  naciones 
á  las  cuales  me  envió  Jehova: 

18  A  Jerusalem,  y  á  las  ciudades  de  Ju- 
da, y  á  sus  reyes,  y  sus  príncipes,  para 
que  yo  las  pusiese  en  soledad,  eu  escar- 
nio, y  en  subo  y  en  maldición,  como  este 
dia: 

19  A  Pharaon,  rey  de  Egypto,  y  á  sus 
siervos,  y  á  sus  principes,  y  á  todo  su 
pueblo : 

20  Y  á  toda  la  mistura;  y  á  todos  los 
reyes  de  tierra  de  Hus ;  y  á  todos  los 
reyes  de  tierra  de  Paiestbina,  y  á  Ascalon, 
y  Gaza,  y  Accaron,  y  á  la  resta  de  Azoto : 

21  A  Bdom,  y  Moab,  y  á  los  htfos  de 
Aramon: 

23  Y  á  todos  los  reyes  de  Tyro,  y  á  to- 
dos los  reyes  de  Sidon,  y  á  los  reyes  de 
las  telas  que  están  de  ese  cabo  de  la  mar: 

28  Y  á  Dedan,  y  Thema,  y  Buz,  y  á  to- 
dos los  que,  están  al  cabo  del  mundo : 

24  Y  á  todos  los  reyes  de  Arabia,  y  á 
todos  los  reyes  de  la  Arabia  que  habita 
en  el  desierto : 

25  Y  á  todos  los  reyes  de  Zambri,  y  á 
todos  los  reyes  de  Elam,  y  á  todos  los 
reyes  de  Media: 

26  Y  á  todos  los  reyes  del  aquilón,  los 
de  cerca  y  los  de  lejos,  los  unos  de  los 
otros;  y  á  todos  los  reinos  de  la  tierra 
qne  están  sobre  la  haz  de  la  tierra,  y  el 
rey  de  Sesach  beberá  después  de  ellos. 

27  Decirles  has  pues :  Así  dijo  Jehova 
de  los  ejércitos,  Dios  de  Israel :  Bebed,  y 
emborrachaos,  y  vomitad,  y  caed,  y  no 
os  levantéis  delante  de  la  espada  que  yo 
envió  entre  vosotros. 

28  Y  será  que  si  no  quiiieren  tomar  el 
vaso  de  tu  mano  para  beber,  decirles  has : 
Así  dijo  Jehova  de  los  ejercites :  JJebien- 
do  bebed. 

m 


29  Porque  he  aojü  que  ala  dudad  sobre 
la  cual  es  llamado  mi  nombre  yo  comien- 
zo á  hacer  mal,  ¿y  vosotros  solos  seréis 
absucltos  ?  No  serete  absueltos ;  porque 
espada  traigo  sobre  todos  los  moradores 
de  la  tierra,  dijo  Jehova  de  los  ejércitos. 

SO  Tú  pues  profetizarás  á  ellos  todas 
estas  palabras,  y  decirles  has:  Jehova 
bramará  como  leotí  de  lo  alto,  y  de  la  mo- 
rada de  su  santidad  dará  su  voz:  bra- 
mando bramará  Bobrc  su  morada,  canción 
de  lagareros  cantará  á  todos  los  morado- 
res  de  la  tierra, 

31  Llegó  el  estruendo  hasta  el  cabo  de 
la  tierra;  porque  juicio  de  Jehova  con 
las  naciones :  él  es  el  Juez  de  toda  carne : 
los  impíos  entregará  á  la  espada,  d\jo  Je- 
hova. 

32  Así  dijo  Jehova  de  los  ejércitos :  He 
aquí  que  el  mal  sale  de  nación  en  nación, 
y  grande  tempestad  se  levantará  de  los 
fines  de  la  tierra. 

33  Y  serán  muertos  de  Jehova  en  aquel 
dia  desde  el  un  cabo  de  la  tierra  hasta  el 
otro  cabo :  no  se  endecharán,  ni  se  coge- 
rán, ni  se  enterrarán :  como  estiércol  se- 
rán sobre  la  haz  de  la  tierra. 

34  Aullad,  pastores,  y  clamad,  y  rebol - 
caos  en  el  polvo,  los  mayorales  del  bato ; 
porque  vuestros  dios  son  cumplidos  para 
ser  degollados,  y  esparcidos  vosotros; 
y  caeréis  como  vaso  de  codicia. 

35  Y  la  huida  se  perderá  de  los  pastores ; 
y  el  escapamiento,  de  los  mayorales  del 
hato. 

36  Voz  de  la  grita  de  los  pastores,  y 
au¡lido  de  los  mayorales  del  hato  *t  oirá; 
porque  Jebova  asoló  sus  mojadas.* 

37  Y  las  majadas  pacíficas  serán  taladas, 
por  la  ira  del  furor  de  Jebova. 

38  Desamparó  como  leoncillo  su  mora- 
da ;  porque  la  tierra  de  ellos  fué  asolada 
por  la  ira  del  opresor,  y  por  el  enojo  de 
su  furor. 

CAPÍTULO  XXVI. 

Buimando  el  profeta  al  pueblo  la  atotacion  de  fcr  e&wfod 
y  del  templo  por  mm  mewdu+m  aau»adopmra  wtorir 
por  lo»  profeta*,  tacerdote*,  y  el  puebla,  ato*  defen- 
diendo el  dicho  con  conxtancia,  lotjuece»  lo  ahntthren. 
//.  El  rey  Joacim  hace  morirá  otro  projñeta  que  pro- 
Jfetfaota  lo  mimmo,haciémdoi*  traer  dm  Egipto  aowme 
te  había  huido.      » 

EN  el  principio  del  reino  de  Joacim, 
hijo  de  Josias,  rey  de  Juda,  fué  esta 
palabra  de  Jehova,  diciendo : 
2  Así  dijo  Jehova:  Ponte  en  el  patio 
de  la  casa  de  Jehova,  y  habla  á  todas  las 
ciudades  de  Juda,  que  vienen  para  adorar 
en  la  casa  de  Jebova,  todas  las  palabras 


JEREMÍAS* 


que  yo  te  mandé  que  lee  hablases:  no 
detengas  palabra. 

3  Quizás  oirán,  y  ee  tornarán  cada  uno 
de  su  mal  camino ;  y  arrepentirme  he  yo 
del  mal  que  pienso  hacerles,  por  la  mal- 
dad de  sns  obras.  • 

4  Decirles  has :  Asi  djjo  JehoTa :  SI  no 
me  oyereis  para  andar  en  mi  ley,  la  cual 
di  delante  de  Tosotros, 

5  Para  oir  á  las  palabras  de  mis  sierros 
los  profetas  que  yo  os  envió,  madrugan- 
do y  enviando,  á  los  cuales  no  habéis 
oido : 

6  To  pondré  esta  casa  como  811o,  y  da- 
ré esta  ciudad  en  maldición  á  todas  las 
naciones  do  la  tierra. 

7  T  oyeron  los  sacerdotes,  y  los  profe- 
tas, y  todo  el  pueblo,  á  Jeremías  hablar 
estas  palabras  en  la  casa  de  Jehova. 

8  T  fué  que  acabando  de  hablar  Jere- 
mías todo  lo  que  Jehova  le  habla  manda- 
do que  hablase  á  todo  el  pueblo,  los  sa- 
cerdotes, y  los  profetas,  y  todo  el  pueblo 
le  echaron  mano,  diciendo :  "Muerte  mo- 
rirás. 

9  ¿  Por  qué  profetizaste  en  nombre  de 
Jehova,  diciendo:  Esta  casa  será  como 
Silo ;  y  esta  ciudad  será  asolada  hasta  no 
quedar  morador?  Y  todo  el  pueblo  so 
juntó  contra  Jeremías  en  la  cala  de  Je- 
hova. 

10  T  los  principes  de  Juda  oyeron  estas 
cosas,  y  subieron  de  casa  del  rey  á  la  casa 
de  Jehova,  y  asentáronse  en  la  entrada 
de  la  puerta  nueva  de  Jehova. 

11  Y  hablaron  los  sacerdotes  y  los  pro- 
fetas á  los  principes,  y  á  todo  el  pueblo, 
diciendo :  En  pena  de  muerte  ha  incur- 
rido este  hombre,  porque  profetizó  con- 
tra esta  ciullad,  como  vosotros  habéis 
oido  con  vuestros  oídos. 

12  Y  habló  Jeremías  á  todos  los  princi- 
pes, y  á  todo  el  pueblo,  diciendo :  Jehova 

*  me  envió  que  profetizase  contra  esta  casa, 
y  contra  esta  dudad,  todas  las  palabras 
que  habéis  oído. 

13  Y  ahora  mejorad  vuestros  caminos, 
y  vuestras  obras,  y  oid  la  voz  de  Jehova 
vuestro  Dios ;  y  arrepentirse  ha  Jehova 
del  mal  que  ha  hablado  contra  voso- 
tros. 

14  En  lo  que  á  mi  toca,  he  aqui,  estoy 
en  vuestras  manos,  haced  de  mi  como 
mejor  y  mas  recto  os  pareciere : 

15  Mas  sabed  do  cierto,  quo  si  me  ma- 
tareis, sangre  inocente  echareis  sobre  vo- 
sotros, y  sobre  esta  ciudad,  y  sobre  sns 
moradora;  porque,  en  verdad,  Jetara* 


me  envió  á  vosotros,  para  que  dtyeee  to- 
das estas  palabree  en  vuestros  oídos. 

16  Y  dijeron  los  principes  y  todo  el  pue- 
blo á  los  sacerdotes  y  profetas:  No  ha 
incurrido  este  hombre  en  pena  de  muer- 
te, porque  en  nombre  de  Jehova  nuestro 
Dios  ha  hablado  á  nosotros. 

17  Y  levantáronse  alguno»  de  los  an- 
cianos de  la  tierra,  y  hablaron  á  toda  la 
congregación  del  pueblo,  diciendo : 

18  Mlcheas  de  Morastbl  profetizó  en 
tiempo  de  Ezechlas,  rey  de  Jnda,  y  habló 
á  todo  el  pueblo  de  Juda,  diciendo :  Aei 
dijo  Jehova  de  loe  ejércitos :  8ion  será 
arada  como  campo,  y  Jerusalem  será 
montones,  y  el  monte  del  templo  en 
cumbres  de  bosque. 

19  ¿Matáronle  luego  Ezechlas,  rey  do 
Juda,  y  todo  Juda ?  ¿No  temió  á  Jeho- 
va, y  oró  á  la  faz  de  Jehova,  y  Jehova' se 
arrepintió  del  mal  que  habla,  hablado 
contra  ellos ?  ¿Y  nosotros  haremos  tan 
grande  mal  contra  nuestras  almas? 

20  í  Hubo  también  un -hombre  quo 
profetizaba  en  nombre  de  Jehova,  Urias, 
hijo  de  Semei,  de  Cariath-Jarim,  el  cual 
profetizó  contra  esta  dudad,  y  contra 
esta  tierra  conforme  á  todas  las  palabras 
de  Jeremías. 

21  Y  oyó  el  rey  Joacim,  y  todos  sus  va- 
lientes, y  todos  sus  principes  sus  pala- 
bras, y  el  rey  procuró  de  matarle:  lo 
cual  entendiendo  Urias,  tuvo  temor,  y 
huyó,  y  se  metió  en  Egypto. 

22  Y  el  rey  Joacim  envió  hombres  en 
Egypto,  á  Elnathan,  hijo  de  Achor,  y 
otros  hombres  con  él  á  Egypto,    >      # 

23  Los  cuales  sacaron  á  Urias  ée  Egypto, 
y  le  trajeron  al  rey  Joacim,  y  hirióle  á 
cuchillo,  y  echó  su  cuerpo  en  los  sepu!* 
cros  del  vulgo. 

24  La  mano  empero  de  Ahicam,  hijo  do 
Sapban,  era  con  Jeremías,  porque  no  le 
entregasen  en  las  manos  del  pueblo  para 
matarle. 

capitulo  xxvn. 

Aviia  el  profeta  de  parte  de  Dloe  d  loereye»  cantar» 
cano»  que  ee  den  al  rey  de  BabyUmia  ñ  quieren  que* 
darxen  eme  tierras.  11.  Lo  minino  hace  de  nuevo  at 
rey  de  Juda,  y  d  loe  $acentc4e*%  requMéndok»  que 
no  crean  d  lee  profeta*  que  le»  pereuaden  otra  cota. 

EN  el  principio  del  reino  de  Joacim, 
btyo  de  Joslas,'rcy  de  Juda,  rae  de 
Jehova  esta  palabra  á  Jeremías,  diciendp : . 
2  Jehova  me  dijo  asi :  Házte  irnos  co- 
yundas y  yugos,  y  pónlos  sobre  tu  cuello. 
8  Y  enviarlos  has  al  rey  de  Edoro,  y  al 
rey  de  Moab,  y  al  rey  de  loe  hijos  de 
Ammon,  y  al  rey  de  Tyro,  y  al  rey  de  81- 
«I 


JEREMÍAS. 


don  por  mano  de  los  embajadores  que 
Tienen  á  Jerusalem  á  Sedéelos,  rej  de 
Jada. 

4  Y  mandarles  has  que  digan  á  sus  se- 
ñores :  Asi  dijo  Jehova  de  los  ejércitos, 
Dios  de  Israel :  Así  diréis  á  vuestros  se- 
ñores : 

5  Yo  hice  la  tierra,  el  hombre  y  las  bes- 
tias que  están  sobre  la  haz  de  la  tierra, 
con  mi  grande  potencia,  y  con  mi  brazo 
extendido  \  y  la  di  á  quien  me  plugo. 

6  Y  ahora  yo  he  dado  todas  estas  tierras 
en  mano  de  Nabuchodonosor,  rey  de  Ba- 
bylonia, mi  siervo,  y  aun  las  bestias  del 
campo  le  he  dado  para  que  le  sirvan. 

7  Y  servirle  han  todas  las  naciones,  á 
él,  y  a  su  hijo,  y  al  hijo  de  su  hijo,  hasta 
que  venga  también  el  tiempo  de  su  mis- 
ma tierra ;  y  servirle  han  muchas  nacio- 
nes, y  reyes  grandes. 

8  Y  será  que  la  nación  y  el  reino  que 
no  le  sirviere,  es  á  saber,  á  Nabuchodono- 
sor,  rey  de  Babylonia,  y  que  no  pusiere 
su  cuello  ■  debajo  del  yugo  del  rey  de 
Babylonia,  con  espada,  y  con  hambre,  y 
con  pestilencia  visitaré  á  la  tal  nación, 
dice  Jehova,  hasta  que  yo  los  acabe  por 
su  mano. 

9  Y  vosotros  no  oigáis  á  vuestros  pro- 
fetas, ni  á  vuestros  adivinos,  ni  á  vues- 
tros sueños,  ni  á  vuestros  agoreros,  ni  á 
vuestros  encantadores,  que  os  hablan,  di- 
ciendo :  No  serviréis  al  rey  de  Babylonia. 

10  Porque  ellos  os  profetizan  mentira, 
por  haceros  alejar  de  vuestra  tierra,  y 
para  que  yo  os  arroje,  y  perezcáis. 

1J,  Mas  la  nación  que  metiere  su  cuello 
al  yugo  del  rey  de  Babylonia,  y  le  sir- 
viere, hacerla  he  dejar  en  su  tierra,  dijo 
Jehova,  y  labrarla  ha,  y  morará  en  ella, 

12  Tf  Y  hablé  también  á  Sedecias,  rey 
de  Juda,  conforme  á  todas  estas  pala- 
bras, diciendo:  Meted  vuestros  cuellos 
al  yugo  del  rey  de  Babylonia,  y  servidle 
á  él  y  á  su  pueblo,  y  vivid.   . 

13  ¿  Por  qué  moriréis,  tú  y  tu  pueblo  á 
espada,  hambre,  y  pestilencia,  de  la  ma- 
nera que  ha  dicho  Jehova  á  la  nación 
que  no  sirviere  al  rey  de  Babylonia  ? 

14  No  oigáis  los  palabras  de  los  profe- 
tas que  Os  hablan,  diciendo:  No  servi- 
réis al  rey  de  Babylonia,  porque  os  pro- 
fetizan mentira. 

15  Porque  yo  no  los  envié,  dice  Jehova, 
y  ellos  profetizan  en  mi  nombre  falsa- 
mente para  que  yo  os  arroje,  y  perez- 
cáis, vosotros  y  los  profetas  que  os  pro- 
fetizan. 

66» 


16  A  los  sacerdotes  también  hablé,  y  á 
todo  este  pueblo,  diciendo:  Asi  dijo 
Jehova :  No  oigáis  las  palabras  de  vues- 
tros profetas  que  os  profetizan,  dicien- 
do :  He  aquí  que  los  vasos  de  la  casa  de 
Jehova  volverán  de  Babylonia  ahora 
presto ;  porque  os  profetizan  mentira. 

17  No  los  oigáis :  servid  al  rey  de  Ba- 
bylonia, y  vivid ;  ¿  por  qué  será  desierta 
esta  ciudad  ? 

18  Y  si  ellos  aon  profetas,  y  si  es  con 
ellos  palabra  de  Jehova,  oren  ahora  á  Je- 
hova de  los  ejércitos,  que  los  vasos  que 
han  quedado  en  la  casa  de  Jehova,  y  en 
la  casa  del  rey  de  Juda,  y  en  Jerusalem, 
no  vengan  á  Babylonia. 

19  Porque  así  dtfo  Jehova  de  los  ejérci- 
tos, de  aquellas  columnas,  y  del  mar,  y 
de  las  basas,  y  del  resto  de  los  vasos  que 
quedan  en  esta  ciudad, 

20  Que  Nabuchodonosor,  rey  de  Baby- 
lonia, no  quitó,  cuando  trasportó  de  Je- 
rusalem en  Babylonia  á  Jechonias,  h\jo 
de  Joacim,"rey  de  Juda,  y  á  todos  los 
nobles  de  Juda,  y  de  Jerusalem : 

21  Asi  pues  .dtfo  Jehova  de  los  ejercí- ' 
tos,  Dios  de  Israel,  de  los  vasos  que  que- 
daron en  la  casa  de  Jehova,  y  en  la  casa 
del  rey  de  Juda,  y  de  Jerusalem : 

22  A  Babylonia  serán  trasportados,  y 
allí  estarán  hasta  el  dia  en  que  yo  los  vi- 
sitaré, dtfo  Jehova;  y  después  los  haré 
subir,  y  tornarlos  he  á  este  lugar. 

CAPITULO  XXVIII. 

Jlancmia»  profeta  faho  contradice  d  Jeremía*  en  la 
profecía  de  la  cautividad  de  Babilonia.  11.  Je- 
remía* por  avim  de  Dioe  te  vuelre  d  contradecir,  y 
le  amenaza  que  moriría  en  aquel  año  por  haber  *•- 
Hado  falta  profecía,  lo  cual  le  aviene. 

Y  ACONTECIÓ  en  el  mismo  año,  en 
el  principio  del  reino  *de  Sedéelas, 
rey  de  Juda,  en  el  año  cuarto,  en  el  quin- 
to mes,  que  me  habló  Hananias,  hijo  de 
Azur,  profeta,  que  era  en  Gabaon,  en  la  t 
casa  de  Jehova,  delante  de  los  sacerdo- 
tes, y  de  todo  el  pueblo,  diciendo : 

2  Así  habló  Jehova  de  los  ejércitos, 
Dios  de  Israel,  diciendo:  Quebranté  el 
yugo  del  rey  de  Babylonia 

3  Dentro  de  dos  años  de  dias  tornaré  á 
este  lugar  todos  los  vasos  de  la  casa  de 
Jehova,  que  llevó  de  este  lugar  Nabu- 
chodonosor, rey  de  Babylonia,  para  me- 
terlos en  Babylonia. 

4  Y  yo  tornaré  á  este  lugar  á  Jechonias, 
hJJo  de  Joacim,  rey  de  Juda,  y  á  todos 
los  trasportados  de  Juda  qne  entraron 
en  Babylonia,  dice  Jehova ;  porque  yo 
quebranté  el  yugo  del  rey  de  Babylonia. 


JEREMÍAS. 


5  T  djjo  Jeremiae  profeta  á  Hanaiüa* 
profeta,  delante  de  loe  sacerdotes,  y  de- 
lante de  todo  el  pueblo  que  estaba  en  la 
casa  de  Jehova : 

6  Dfyo  pues  Jeremías  profeta:  Amen, 
así  lo  haga  Jehoya :  confirme  Jehova  tus 
palabras  con  las  cuales  profetizaste,  que 
los  vasos  de  la  casa  de  Jehova,  y  todos 
los  trasportados,  han  de  ser  tornados  de 
Babylonia  á  este  lagar. 

7  Con  todo  eso  oye  ahora  esta  palabra 
que  yo  hablo  en  tus  oídos,  y  en  los  oí- 
dos de  todo  el  pueblo. 

8  Los  profetas  que  fueron  antes  de  mi, 
y  antes  de  ti,  en  tiempos  pasados  profe- 
tizaron sobre  muchas  tierras  y  grandes 
reinos,  de  guerra,  y  de  aflicción,  y  de 
pestilencia. 

9  £1  profeta  que  profetizó  de  paz,  cuan- 
do viniere  la  palabra  del  profeta,  será 
conocido  el  profesa  que  Jehova  lo  envió 
con  verdad. 

10  T  Hananias  profeta  quitó  el  yugo  del 
cuello  de  Jeremías  profeta,  y  Jo  quebró. 

11  Y  habló  Hananias  en  presencia  de 
.todo  er  pueblo,  diciendo:  Así  dy  o  Jeho- 
va :  De  esta  manera  quebraré  el  yugo  de 
Nabuchodonosor,  rey  de  Babylonia,  del 
cuello  de  todas  las  naciones  dentro  de  dos 
años  de  dias.  T  fuese  Jeremías  su  camino. 

12  f  Y  después  que  Hananias  profeta 
quebró  el  yugo  del  cuello  de  Jeremías 
profeta,  fué  palabra  de  Jehova  á  Jere- 
mías, diciendo: 

13  Vé,  y  habla  á  Hananias,  diciendo : 
Asi  dijo  Jehova:  Yugos  de  madera  que- 
braste, mas  por  ellos  harás  yugos  de 
hierro. 

14  Porque  así  dtyo  Jehova  de  los  ejérr 
cttos,  Dios  de  Israel:  Yugo  de  hier- 
ro puse  sobre  el  cuello  de  todas  estas 
naciones,  para  que  sirvan  á  Nabuchodo- 
nosor,  rey  de  Babylonia,  y  servirle  han ; 
y  aun  también  le  he  dado  las  bestias  del 
campo. 

15  Entonces  dijo  Jeremías  profeta  á 
Hananias  profeta:  Ahora  oye  Hananias : 
Jehova  no  te  envió,  y  tú  hiciste  á  este 
pueblo  confiar  en  mentira. 

16  Por  tanto  asi  dijo  Jehova :  He  aquí 
que  yo  te  envío  de  sobre  la  haz  de  la 
tierra,  y  en  este  año  morirás;  porque 
hablaste  rebelión  contra  Jehova. 

17  Y  en  el  mismo  afio  murió  Hananias 
en  el  mes  séptimo. 

CAPITULO  XXIX- 

Xscribe  Jeremía*  desde  Jerusalem  d  loe  cautivo*  de 
Bctlkm&ooifr  temado*  enlafédesajprofeciaytf 


consolándolos  con  la  prometa  de  la  Ubertmd.  JLU» 
Jobo  profeta  escribe  contra  él  desde  Babilonia  oí 
memo  sacerdote,  y  e%  imstrtaye  dios  de  la  cawtivtdad 
comerás*  falsa  prefería. 

Y  ESTAS  »on  las  palabras  de  la  carta 
que  Jeremías  profeta  envió  de  Jeru- 
salem  á  los  ancianos  que  habían  queda- 
do de  los  trasportados,  y  á  los  sacerdqr 
tes,  y  profetas,  y  á  todo  el  pueblo  que 
Nabuchodonosor  llevó  cautivo  de  Jeru- 
salem, á  Babylonia : 

2  Después  que  salió  el  rey  Jechonias,  y 
la  reina,  y  los  de  palacio,  y  los  príncipes 
de  Juda  y  de  Jerusalem,  y  los  artífices, 
y  los  ingenieros  de  Jerusalem : 

3  Por  mano  de  Elasa,  htyo  de  Sapha,  y 
de  Quinarias,  hijo  de  Elcias,  los  cuales 
envió  Sedéelas,  rey  de  Juda,  en  Babylo- 
nia á  Nabuchodonosor,  rey  de  Babylo- 
nia, diciendo : 

4  Así  dijo  Jehova  de  los  ejércitos,  Dios 
de  Israel,  á  todos  los  de  la  cautividad 
que  hice  trasportar  de  Jerusalem  en 
Babylonia : 

5  Edificad  casas,  y  morad;  y  plantad 
huertos,  y  comed  del  fruto  de  ellos. 

6  Cásaos,  y  engendrad  htyos  y  hija*,  dad 
mugeres  á  vuestros  hijos,  y  dad  mandos 
á  vríestras  hijas  para  que  paran  hjjos  y 
bjjas;  y  multiplicaos  allá,  y  no  os  ha- 
gáis pocos. 

7  Y  procurad  la  paz  de  la  ciudad  á  la 
cual  os  hice  traspasar,  y  rogad  por  ella 
á  Jehova,  porque  en  su  paz  tendréis  tam- 
bién vosotros  paz. 

8  Porque  asi  d\jo  Jehova  de  los  ejérci- 
tos, Dios  de  Israel :  No  os  engañen  vues- 
tros profetas  que  están  entre  vosotros,  ni 
vuestros  adivinos,  ni  miréis  á  vuestros 
sueños  que  soñáis. 

9  Porque  falsamente  os  profetizan  ellos 
en  mi  nombre :  no  los  envié,  dijo  Jehova, 

10  Porque  asi  dijo  Jehova :  Cuando  en 
Babylonia  se   cumplieren   los   setenta 
años,  yo  os  visitaré,  y  despertaré  sobre . 
vosotros  mi  palabra  buena,  para  torna- 
ros á  este  lugar. 

11  Porque  yo  sé  los  pensamientos  que 
yo  pienso  de  vosotros,  dtfo  Jehova,  pen- 
samientos de  paz,  y  no  de  mal,  para  da- 
ros el  fin  que  esperáis. 

12  Entonces  me  invocaréis,  y  andaréis : 
oraréis  á  mí,  y  yo  os  oiré. 

13  Y  buscarme  heis,  y  hallaréis;  porque 
me  buscaréis  de  todo  vuestro  corazón. 

14  Y  seré  hallado  de  vosotros,  d\Jo  Je- 
hova, y  tornaré  vuestra  cautividad;  y 
juntaros  he  de  todas  las  naciones,  y  de 
todos  los  lugares  donde  os  arrojé,  dyp 


JEREMÍAS. 


Jehova,  y  haceros  he  volver  al  lugar  do 
donde  os  hice  traspasar; 

15  Porque  dijisteis :  Jehova  no  desper- 
tó profetas  en  Bahylouia. 

16  Porque  así  dijo  Jehova  del  rey  que 
está  asentado  sobre  el  trono  de  David,  y 
do  todo  el  pueblo  que  mora  en  esta  ciu- 
dad, vuestros  hermanos,  que  no  salieron 
con  vosotros  en  la  cautividad. 

17  Asi  dyo  Jehova  de  los  ejércitos :  He 
aquí  eva  yo  envió  contra  ellos  espada, 
hambre,  y  pestilencia;  y  ponerlos  he 
como  los  malos  higos,  que  de  malos  no 
se  pueden  comer. 

18  T  perseguirlos  he  con  espada,  con 
hambre  y  con  pestilencia;  y  darlos  ho 
por  escarnio  á  todos  los  reinos  de  la  tier- 
ra, por  maldición,  y  por  espanto,  y  por 
silbo,  y  por  afrenta  á  todas  las  naciones 
á  las  cuales  los  arrojé. 

19  Porque  no  oyeron  mis  palabras,  di- 
jo Jehova,  que  les  envié*  por  mis  siervos 
los  profetas,  madrugando  y  enviando ;  y 
no  oísteis,  dtyo  Jehova. 

20  OM  pues  vosotros  palabra  de  Jeho- 
va, todos  los  trasportados  que  eché  de 
Jerusalem  en  Babylonla : 

21  -Así  dijo  Jehova  de  los  ejércitos,  tttos 
de  Israel,  de  Achab,  hijo  de  Coitos,  y  de 
Sedecias,  hijo  de  Moaslas,  que  os  profe- 
tizan en  mi  nombre  falsamente :  He  aquí 
qtts  yo  los  entrego  en  mano  de  Nabucho- 
donosor,  rey  de  Babylonla,  y  él  los  he- 
rirá delante  de  vuestros  ojos. 

33  T  todos  los  trasportados  de  Juda 
que  atdn  en  Babylonla,  tomarán  de  ellos 
maldición,  diciendo:  Póngate,  Jehova, 
como  á  Sedéelas,  y  como  á  Achab,  los 
cuales  quemó  en  fuego  el  rey  de  Baby- 


28  Porque  hicieron  maldad  en  Israel,  y 

cometieron  adulterio  con  las  mugeres  de 

sus  prójimos,  y  hablaron  palabra  firisa- 

•  mente  en  mi  nombre,  que  no  les  mandé : 

lo  cual  yo  sé,  y  soy  testigo,  dfjo  Jehova, 

24  ?  Y  á  Semeias  de  Nehelam  habla- 
rás, diciendo: 

25  Asi  habló  Jehova  de  los  ejércitos, 
Dios  de  Israel,  diciendo :  Porque  envias- 
te cartas  en  tu  nombre  á  todo  el  pueblo 
que  este*  en  Jerusalem,  y  á  Sopbonias 
sacerdote,  hijo  de  Maaaias,  y  á  todos  los 
sacerdotes,  diciendo : 

26  Jehova  te  paso  por  sacerdote  en  lu- 
gar de  Joteda  sacerdote,  para  que  presi- 
dáis en  la  casa  de  Jehova  sobre  todo 
hombre  furioso  y  proíetaate,  poniéndo- 
le en  el  calabozo,  y  en  el  brete. 

M0 


87  ¿Y  ahora  por  qué  no  reprendiste á 
Jeremías  de  Anathoth,  que  os  profetiza, 
faltamente  t 

28  Porque  por  eso  envió  á  nosotros  en 
Babylonla,  diciendo:  Largo  et  d  cauti- 
verio: edificad  casas,  y  morad:  plantad 
huertos,  y  comed  el  fruto  de  ellos. 

29  Y  Sopbonias  sacerdote  habla  leído 
esta  carta  á  oídos  de  Jeremías  proteta. 

SO  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  Jeremías, 
diciendo : 

81  Envía  á  toda  la  transmigración  á  de- 
cir :  Así  dijo  Jehova  de  8emelas  de  Nehe- 
lam :  Porque  os  profetizó  Sometas,  y  yo 
no  le  envié,  y  os  hizo  confiar  sobre  men- 
tira: 

82  Por  tanto  asi  dijo  Jehova:  He  aquí 
que  yo  visito  sobre  8emeias  de  Nehektm, 
y  sobre  su  generación :  no  tendrá  varón 
que  more  entre  este  pueblo,  ni  verá 
aquel  bien  que  yo  hago  á  mi  pueblo,  di- 
jo Jehova,  porque  rebelión  ha  hablado 
contra  Jehova* 

CAPITULO  XXX 

Profetiza  la  libertad  de  la  cautividad  de  MabyUmia. 
y  en  figura  de  ella  la  espiritual  de  la  fefcttd,  yfcf 
venida  y  wtimtUrioe  del  Metía», 

PALABRA  que  fué  á  Jeremías  de  Je- 
hova, diciendo :  Así  habló  Jehova 
Dios  de  Israel,  diciendo : 

2  Escríbete  en  un  libro  todas  las  pala- 
bras que  te  he  hablado. 

8  Porque  he  aqui  que  vienen  días,  dtyo 
Jehova,  en  que  tornaré  la  emotividad  de 
mi  pueblo  Israel  y  Juda,  dijo  Jehova';  y 
hacerlos  he  volver  á  la  tierra  que  di  á 
sus  padres,  y  poseerla  han. 

4  Estas  pues  ton  las  palabras  que  habló 
Jehova  acerca  de  Israel  y  de  Juda : 

6  Porque  asi  dijo  Jehova :  Hemos  oído 
voz  de  temblor:  espanto,  y  no  paz. 

6  Preguntad  ahora,  y  mirad  si  pare  el 
varón ;  porque  vi  que  todo  hombre  te- 
nia las  manos  sobre  sus  lomos,  como 
muger  de  parto,  y  todos  rostros  se  tor- 
naron amarillos. 

7  ¡Ay!  porque  grande  «t  aquel  día,  tan- 
to que  no  haya  otro  semejante  á  él;  y 
tiempo  de  angustia  para  Jacob,  mas  de 
ella  será  librado. 

8  Y  será  en  aquel  día,  dice  Jehova  de 
los  ejércitos,  fue  yo  quebraré  en  yugo  de 
tu  cuello,  y  romperé  tus  coyundas,  y  ex- 
traaos no  le  volverán  mas  á  poner  en 
servidumbre : 

9  Mas  servirán  á  Jehova  su  Dios,  y  á 
David  su  rey,  el  cual  los  levantaré. 

10  Tá  pasa,  siervo  mío  Jacob,  so  te- 


JEREMÍAS. 


mM,  ¿toe  Jeto**,  ni  te  atemorices,  Is- 
rael, porque  be  aquí  que  yo  soy  el  que 
te  salvo  de  lejos,  y  á  tu  tira  lente  de  la 
tierra  de  su  cautividad ;  y  Jacob  tornará, 
y  descansará,  y  sosegará,  y  no  habrá 
quien  espante : 

11  Porqne  yo  mré  contigo,  dice  Jehova, 
para  salvarte,  y  haré  consumación  en  to- 
das las  naciones  en  las  cuales  te  esparcí : 
en  ti  empero  no  haré  consumación,  mas 
castigarte  he  con  juicio,  ni  te  talaré  del 
todo. 

12  Porqne  asi  dijo  Jehova :  Desahucia- 
do «  tu  quebrantamiento,  y  dificultosa 
tu  llaga. 

13  No  hay  quien  te  ponga  salud:  no 
hay  para  ti  cura  ni  medecinas. 

14  Todos  tus  enamorados  te  olvidaron, 
no  te  bascan;  porque  de  herida  de  ene- 
migo te  herí,  de  azote  de  cruel,  á  causa 
de  la  multitud  de  tu  maldad,  y  de  Ja  mul- 
titud de  tos  pecados. 

15  ¿  Por  qné  gritas  á  causa  de  tu  que- 
brantamiento ?  desahuciado  es  tu  dolor; 
porque  por  la  multitud  de  tu  iniquidad,  y 
de  tus  muchos  pecados  te  he  hecho  esto. 

16  Por  tanto  todos  los  que  te  consu- 
men, serán  consumidos,  y  todos  tus  afli- 
gidores,  todos  Irán  en  cautividad,  y  los 
que  te  pisaron,  serán  pisados,  y  á  todos 
les  que  hicieron  presa  de  ti,  daré  en 
presa. 

17  Porque  yo  haré  venir  sanidad  para 
ti,  y  de  tus  heridas  te  sanaré,  dijo  Jcho- 
va;  porque  Arrojada  te  llamaron:  Esta 
es  Skm,  no  hay  quien  la  busque. 

18  Asi  dijo  Jebova:  He  aqui  que  yo 
hago  tornar  la  cautividad  de  las  tiendas 
de  Jacob,  y  de  sus  tiendas  habré  miseri- 
cordia ;  y  la  ciudad  se  edificará  sobre  su 
collado ;  y  d  palacio  será  asentado  con- 
forme á  su  costumbre. 

lt  T  saldrá  de  eilos  alabanza,  y  vos  de 
gente  que  está-  en  regocijo ;  y  multipli- 
carlos he,  y  no  serán  disminuidos :  mul- 
tiplicarlos he,  y  no  serán  disminuidos. 

SO  T  serán  sus  hijos  como  de  primero, 
y  su  congregación  delante  de  mi  será 
confirmada ;  y  visitaré  á  todos  sus  opre- 
sores. 

21  T  será  su  Tuerte  de  él,  y  su  Enseño- 
reador  de  en  medio  de  él  saldrá,  y  hacer- 
le lie  allegar  cerca,  y  acercarse  ha  á  mi ; 
porque  ¿  quién  es  aquel  que  ablandó  su 
corazón  para  llegarse  á  mi,  dfyo  Jebova? 

22  T  Bermeheispot  pueblo,  y  yo  seré  & 
vosotros  por  Dios. 

2B  He  aquí  que  la  tempestad  de  Jebova 


sale  eon  furor;  la  tempestad  que  se  apa- 
reja, sobre  la  cabeza  de  los  impíos  repo- 
sará. 

24  No  se  volverá  la  ira  del  enojo  de  Je- 
bova, hasta  que  baya  hecho,  y  haya  cum- 
plido los  pensamientos  de  su  corazón. 
En  el  fin  de  los  dios  entenderéis  esto. 
CAPITULO  XXXI. 

E*  el  mismo  arpummio  del  capítulo  preotiemU. 

EN  aquel  tiempo,  dijo  Jebova,  yo  seré 
por  Dios  á  todos  los  linages  de  Is- 
rael, y  ellos  me  serán  á  mí  por  pueblo. 

2  Asi  d|jo  Jehova:  Halló  gracia  en  el 
desierto  el  pueblo,  los  que  escaparon  de 
la  espada ».  anduvo  por  hacer  hallar  repo- 
so á  Israel 

8  Jehova  se  manifestó  á  mi  ya  mucho 
tiempo  ha,  diciendo :  Con  amor  eterno 
te  amé:  por  tanto  te  suporté  con  mise- 
ricordia. 

4  Aun  te  edificaré,  y  serás  edificada, 
virgen  de  Israel:  aun  serás  adornada 
con  tus  panderos,  y  saldrás  en  corro  de 
danzantes.  "^ 

5  Aun  plantarás  vinas  en  los  montes  de 
Samaría:  plantarán  los  plantadores,  y 
profanarán. 

6  Porque  habrá  dia  en  que  clamarán 
los  guardas  en  el  monte  de  Ephrsim: 
Levantaos  y  subamos  en  Sion  á  Jehova 
nuestro  Dios. 

7  Porque  así  dtyo  Jehova :  Alegraos  en 
Jacob  con  alegría,  y  jubilad  en  la  cabeza 
de  los  naciones,  haced  oir,  alabad,  y  de- 
cid :  Salva,  ó !  Jehova,  tu  pueblo,  el  resto 
de  Israel 

8  He  aquí  que  yo  los  torno  de  tierra  del 
aquilón,  y  los  juntaré  de  los  fines  de  la 
tierra:  habrá  entre  ellos  ciegos  y  cojos, 
y  mugeres  preñadas  y  paridas  junta- 
mente: en  grande  compañía  tornarán 
acá. 

9  Irán  con  lloro,  mas  con  misericor- 
dias los  haré  volver,  y  hacerlos  he  andar 
junto  á  arroyos  de  aguas,  por  camino  de- 
recho en  el  cual  no  tropezarán ;  porque 
seré  á  Israel  por  padre,  y  Ephraim  mrá 
mi  primogénito. 

10  OW  palabra  de  Jehova,  ó!  naciones, 
y  hacédlo  saber  etf  las  islas  que  están  le- 
jos, y  decid :  El  que  esparció  á  Israel,  le 
juntará,  y  le  guardará,  como  pastor  á  su 
ganado. 

11  Porque  Jehova  redimió  á  Jacob,  re- 
dimióle de  mano  del  mas  fuerte  que  él 

12  Y  vendrán,  y  harán  alabanzas  en  10  . 
sito  de  Sion,  y  correrán  al  bien  de  Jeho- 
va, al  pan,  y  al  vino,  y  al  aceite,  al  gana. 

#S1 


JEREMÍAS. 


do  da  las  ovejas  y  de  las  Tacas ;  y  su  al- 
ma será  como  huerto  de  riego,  ni  nunca 
mas  tendrán  dolor. 

13  Entonces  la  virgen  se  holgará  en  la 
danza,  los  mozos  y  los  viejos  juntamen- 
te;  y  so  lloro  tornare  en  gozo,  y  conso- 
larlos he,  y  alegrarlos  he  de  su  dolor. 

14  T  el  alma  del  sacerdote  embriagaré 
de  grosura,  y  mi  pueblo  será  harto  do 
mi  bien,  d\jo  ¿chova. 

Í5  Asi  djjo  Jehova :  Voz  fné  oida  en  lo 
alto,  llanto,  y  lloro  de  amarguras :  Ra- 
chcl  que  lamenta  por  sus  hijos,  no  quiso 
ser  consolada  de  sus  hijos,  porque  pere- 
cieron. 

16  Asi  dijo  Jehova :  Reprime  tu  voz  del 
llanto,  y  tus  ojos  de  las  lágrimas ;  por- 
que salario  hay  para  tu  obra,  dice  Jeho- 
va; y  volverán  de  la  tierra  del  enemigo. 

17  Esperanza  también  hay  para  tu  Un, 
dice  Jehova,  y  los  htyos  volverán  á  su 
término. 

18  Oyendo  oi  á  Ephralm  que  se  lamen- 
taba: Azotástemc,  y  fui  azotado  como 
novillo  no  domado :  tórname,  y  seré  tor- 
nado ;  porque  tú  eres  Jehova  mi  Dios. 

19  Porque  después  que  me  convertí, 
tuve  arrepentimiento ;  y  después  que  me 
conocí,  herí  el  muslo:  confundlme  y 
tuve  vergüenza;  porque  llevé  la  ver- 
güenza de  mis  mocedades. 

20  ¿  No  es  Ephralm  hijo  precioso  para 
mí?  ¿no  es  para  mi  niño  de  placer?  Con 
todo  eso  desde  que  hablé  de  él,  acordán- 
dome me  acordaré  todavia:  por  tanto 
mis  entrañas  se  como  vieron  sobre  él, 
compadeciendo  me  compadeceré  de  él, 
dice  Jehova. 

21  Establécete  señales,  ponte  majanos 
altos,  nota  atentamente  la  calzada,  el  ca- 
mino por  donde  veniste:  vuélvete,  vir- 
gen de  Israel,  vuélvete  á  estas  tus  ciu- 
dades. 

22  ¿Hasta  cuándo  andarás  vagabunda, 
ó!  tuja  contumaz?  Porque  Jehova  crea- 
rá una  cosa  nueva  sobre  la  tierra :  Una 
Hembra  Rodeará  al  Varón. 

23  Asi  dijo  Jehova  de  los  ejércitos,  Dios 
de  Israel :  Aun  dirán  esta  palabra  en  la 
tierra  de  Jada,  y  en  sus  ciudades,  cuando 
yo  convertiré  su  cautividad:  Jehova  te 
bendiga,  ó !  morada  de  justicia,  ó !  mon- 
te santo. 

24  Y  morarán  en  ella  Juda,  y  todas  sus 
ciudades,  también  labradores,  y  los  que 
van  con  rebano. 

25  Porque  embriagué  el  alma  cansada, 
y  toda  alma  entristecida  henchí 

679 


26  Por  esto  me  despertó,  y  vi,  y  mi  i 
fio  me  fué  sabroso. 

27  He  aquí  que  vienen  dias,  <ujo  Jobo- 
va,  y  sembraré  la  casa  de  Israel,  y  la  ca- 
sa de  Juda  de  simiente  do  hombre,  y  de 
simiente  de  animal. 

28  T  será  qae  como  tuvo  cuidado  do 
ellos  para  arrancar,  y  derribar,  y  trastor- 
nar, y  perder,  y  afligir;  asi  tendré  cuida- 
do de  ellos  para  edificar,  y  plantar,  d|jo 
Jehova. 

29  En  aquellos  dias  no  dirán  mas :  Los 
padres  comieron  las  uvas  acedas,  y  loa 
dientes  de  los  lujos  tienen  la  dentera. 

30  Mas  cada  cual  morirá  por  su  mal- 
dad: los  dientes  de  todo  hombre  que 
comiere  las  uvas  acedas  tendrán  la  den- 
tera. 

♦31  He  aquí  que  vienen  dias,  d|j*  Jeho- 
va, en  los  cuales  haré  xuavo  concierto 
con  la  casa  de  Jacob,  y  con  la  casa  de 
Juda: 

82  No  como  el  concierto  que  hice  con 
sus  padres  el  dia  que  tomé  6u  mano  para 
sacarlos  de  tierra  de  Egy  to ;  porque  ellos 
invalidaron  mi  concierto,  y  yo  me  ense- 
ñoreé de  ellos,  cUJo  Jehova. 

88  Mas  este  es  el  concierto  que  haré 
con  la  casa  de  Israel  después  de  aquellos 
dias,  dijo  Jehova:  Daré  mi  ley  dentro 
de  ellos,  y  escribirla  he  en  su  corazón ; 
y  seré  yo  á  ellos  por  Dios,  y  ellos  me  se- 
rán á  mi  por  pueblo. 

34  Y  no  enseñará  mas  ninguno  á  sm 
prójimo,  ni  ninguno  á  su  hermano,  di- 
ciendo :  Conoced  á  Jehova;  porque  to- 
dos me  conocerán  desde  el  mas  chiquito 
de  ellos  hasta  el  mas  grande,  cUjo  Jeho- 
va; porque  perdonaré  su  maldad,  y  no 
me  acordaré  mas  do  su  pecado. 

85  Asi  dijo  Jehova,  que  da  el  sol  para 
luz  del  dia,  las  leyes  de  la  luna  y  de  las 
estrellas  para  luz  de  la  noche;  que  parte 
la  mar,  y  sus  ondas  braman ;  Jehova  do 
los  ejércitos  et  su  nombre. 

86  81  estas  leyes  faltaren  delante  de  mi, 
dijo  Jehova,  también  la  simiente  de  Is- 
rael faltará  para  no  ser  nación  delante  de 
mí  todos  los  dias. 

87  Asi  cUjo  Jehova:  81  los  cielos  arriba 
se  pueden  medir,  y  abajo  buscarse  los 
fundamentos  de  la  tierra,  también  yo 
desecharé  toda  la  simiente  de  Israel  por 
todo  lo  que  hicieron,  cUjo  Jehova 

88  He  aquí  que  vienen  dias,  dtyo  Jeho- 
va, y  la  cindad  será  edificada  á  Jehova, 
desde  la  torre  de  Hananed  hasta  la  puer- 
ta del  r4noonSigitized  bv 


JEREMÍAS. 


89  Y  saldrá  mu  afolante  el  cordel  de 
la  medida  delante  de  él  sobre  el  collado 
de  Garob,  y  cercará  á  Goatha: 

40  Y  á  todo  el  ralle  de  loa  cuerpos 
muertos,  y  de  la  ceniza,  y  todas  las  lla- 
nuras hasta  el  arroyo  de  cedrón,  basta  la 
esquina  de  la  puerta  de  los  caballos  al 
oriente,  santo  á  Jehova:  no  será  arran- 
cado, ni  destruido  mas  para  siempre. 

CAPITULO  XXXIL 

Jeremías  atando  pre$o  por  mandado  del  rey,  porque 
predicaba  la  asolación  de  la  ciudad  vía  cautividad 
del  rejf%  compra  wm  heredad  coa  la  solemnidad 
acostumbraos  en  Mmbolo  w  *e*tunomo  dé  ¡a  restitu- 
ción de  la  tierra  en  su primera  libertad.  II.  Promete 
Dio*  tn  remo  espiritual  y  la  exhibición  del  tfmvo 


PALABRA  que  fué  á  Jeremías  de  Jebe- 
ra el  décimo  año  de  8edecias,  rey 
de  Jada,  el  mismo  es  el  décimo  octavo 
alio  de  Nabucbodonosor. 

2  Y  entonces  el  ejército  del  rey  de  Ba- 
bylonia tenia  cercada  á  Jerusalem ;  y  el 
profeta  Jeremías  estaba  preso  en  el  patio 
de  la  guarda  que  estaba  en  la  casa  del  rey 
de  Jada. 

8  Que  Sedéelas,  rey  de  Juda  le  habla 
echado  preso,  diciendo:  ¿Por  qué  pro- 
fetisas tú,  diciendo:  Asi  dijo  Jehova: 
He  aqui  que  yo  entrego  esta  ciudad  en 
mano  del  rey  do  Babylonia,  y  tomarla  ha  ? 

4  Y  Sedéelas,  rey  de  Juda  no  escapará 
de  la  mano  de  los  Chalacos:  mas  de 
cierto  será  entregado  en  mano  del  rey  de 
Babylonia,  y  su  boca  hablará  con  su  bo- 
ca, y  sus  ojos  verán  sus  ojos. 

5  Y  hará  reñir  en  Babylonia  á  Sedéelas, 
y  allá  estará  hasta  que  yo  le  visite,  dijo 
Jehova,  Si  peleareis  con  los  Chaldeos, 
no  os  sucederá  bien. 

6  Y  dijo  Jeremías :  Palabra  de  Jehova 
fué  &  mi,  diciendo:^ 

7  He  aqui  que  Hanameel,  btfo  de  Sellum 
tn  tío,  r lene  á  ti,  diciendo:  Cómprame 
mi  heredad  que  ettd  en  Anathoth,  por- 
que tú  tienes  derecho  á  ella  para  com- 
prarla. 

8  Y  vino  á  mi  Hanameel,  hijo  de  mi 
tio,  conforme  á  la  palabra  de  Jehova,  al 
patio  de  la  guarda,  y  díjome:  Compra 
ahora  mi  heredad  que  está  en  Anathoth, 
en  tierra  de  Ben-jamin ;  porque  tuyo  es 
el  derecho  de  la  herencia,  y  á  ti  compete 
la  redención:  cómprala  para  ti.  Enton- 
ces conocí  que  era  palabra  de  Jehova. 

9  Y  compré  la  heredad  de  Hanameel, 
htyo  de  mi  tío,  la  cual  estaba  en  Ana- 
thoth; y  pésele  el  dinero,  siete  sidos  y 
dles  monedé*  de  plata. 

Bpan.  43 


10  Y  escribí  la  carta,  y  séllela,  y  hice 
atestiguar  á  testigos,  y  pesé  el  dinero 
con  balansa ; 

11  Y  tomé  la  carta  de  la  venta  sellada, 
Btgun  el  derecho  y  costumbres,  y  el  tras- 
lado abierto. 

13  Y  di  la  carta  de  venta  á  Baruch,  hijo 
de  Nerl,  htyo  de  Maasios,  delante  de  Ha- 
nameel, el  Mjo  de  mi  tio,  y  delante  de 
los  testigos  que  estaban  escritos  en  la 
carta  de  venta,  delante  de  todos  los  Ju- 
díos que  estaban  en  el  patio  de  la  guarda. 

13  Y  mandé  á  Baruch  delante  de  ellos, 
diciendo : 

14  Asi  dijo  Jehova  de  los  ejércitos, 
Dios  de  Israel :  Toma  estas  cartas,  esta 
carta  de  venta,  la  sellada,  y  esta  fus  es  la 
carta  abierta,  y  ponías  en  un  vaso  de  bar- 
ro, para  que  se  guarden  muchos  dias. 

15  Porque  asi  dijo  Jehova  de  los  ejérci- 
tos, Dios  de  Israel:  Aun  se  comprarán  y 
venderán  casas,  y  heredades,  y  viñas,  en 
esta  tierra. 

16  Y  después  que  di  la  carta  de  venta  á 
Baruch,  h{jo  de  Neri,  oré  á  Jehova,  di- 
ciendo : 

17  ¡Ah,  Señor  Jebova!  he  aqui  que  tu 
hiciste  el  cielo  y  la  tierra  cou  tu  gran 
poder,  y  con  tu  brazo  extendido,  ni  hay 
nada  que  se  te  esconda : 

18  Que  haces  misericordia  en  millares, 
y  vuelves  la  maldad  de  los  padres  en  el 
seno  de  sus  hijos  después  de  ellos :  Dios 
Grande,  Poderoso,  Jehova  de  los  ejérci- 
tos es  su  nombre. 

19  Grande  en  consejo,  y  magnífico  en 
hechos ;  porque  tus  ojos  están  abiertos 
sobre  todos  los  caminos  de  los  hijos  de 
los  hombres,  para  dar  á  cada  uno  según 
sus  caminos,  y  según  el  fruto  de  sus 
obras: 

20  Que  pusiste  señales  y  portentos  en 
tierra  de  Egypto  hasta  este  dia,  y  en  Is- 
rael, y  en  el  hombre ;  y  hiciste  para  ti 
nombre  cual  es  este  día : 

21  Y  sacaste  tu  pueblo  Israel  de  tierra 
de  Egypto  con  señales  y  portentos,  y 
con  mano  fuerte,  y  brazo  extendido,  y 
con  espanto  grande : 

22  Y  les  diste  esta  tierra,  de  la  cual  ju- 
raste á  sus  padres  que  se  la  darlas,  tier- 
ra que  corre  leche  y  miel. 

23  Y  entraron,  y  poseyéronla;  y  no 
oyeron  tu  voz,  ni  anduvieron  en  tu  ley ; 
nada  de  lo  que  les  mandaste  que  hicie- 
sen, hicieron:  por  tanto  hiciste  venir 
sobre  ellos  todo  este  mal. 

24  He  aqui  que  con  trabucos  han  entra- 

678 


JEREMÍAS. 


fio  la  ciudad  para  tomarla;  y  la  ciudad 
es  entregada  en  mano  de  los  Cbaldeos 
que  pelean  contra  ella  delante  de  la  es- 
pada, y  de  la  hambre,  y  de  la  pestilen- 
cia;  y  lo  que  tú  dijiste  íué,  y  he  aquí  que 
tú  los  yes. 

25  Y  tú,  Señor  Jehova,  me  dtylste  á  mí : 
Cómprate  la  heredad  por  dinero,  y  haz 
testigos;  y  la  ciudad  es  entregada  en 
mano  de  Chaldeos. 

i  26  T  fué  palabra  de  Jehoya  á  Jeremías, 
diciendo: 

37  He  aquí  que  yo  soy  Jehoya,  Dios  de 
toda  carne:  ¿encubrírseme  ha  á  mí  al- 
guna cosa? 

8S  Por  tanto  asi  dijo  Jehoya :  He  aquí 
que  yo^strego  esta  ciudad  en  mano  de 
Chaldeos,  y  en  mano  de  Nabuehodono- 
sor,  rey  de  Babylpnia,  y  tomarla  ha: 

39  T  yendrán  los  Chaldeos  que  com- 
baten esta  ciudad,  y  encenderán  esta 
cmdad  á  fuego,  y  quemarla  han,  y  las 
casas  sobre  cuyas  azoteas  ofrecieron  sa- 
humerios á  Babel,  y  derramaron  derra- 
maduras  á  dioses  ágenos  para  provocar- 
me aira. 

80  Porque  los  hfyos  de  Israel,  y  los  hi- 
jos de  Jada  solamente  hicieron  lo  malo 
delante  de  mis  ojos  desde  su  juventud ; 
porque  los  hfyos  de  Israel  solamente  me 
provocaron  á  ira  con  la  obra  de  sus  ma- 
nos, dtyo  Jehqva. 

81  Porque  para  enojo  mío,  y  para  1ra 
mia  me  ha  sido  esta  dudad,  desde  el 
día  que  la  edificaron  hasta  hoy;  para 
que  la  haga  quitar  de  mi  presencia : 

83  Por  toda  la  maldad  de  los  hUos  de 
Israel,  y  de  los  hijos  de  Juda,  que  han 
hecho  para  enojarme,  ellos,  sus  reyes, 
sus  príncipes,  sus  sacerdotes,  y  sus  pro- 
fetas, y  los  varones  de  Juda,  y  los  mora- 
dores de  Jerusalem. 

83  T  volviéronme  la  cerviz,  y  no  el  ros- 
tro ;  y  cuando  los  ensenaba,  madrugan- 
do y  ensenando,  no  oyeron  para  recibir 
castigo. 

84  Antes  asentaron  sus  abominaciones 
en  la  casa  sobre  la  cual  es  llamado  mi 
nombre,  contaminándola, 

85  T  edificaron  altares  á  Banal  los  cua- 
les están  en  el  valle  de  Ben-hinnon,  para 
hacer  posar  sus  hijos  y  sus  hijas  á  Mo- 
loch :  lo  cual  no  les  mandé,  ni  me  vino 
al  pensamiento  que  hiciesen  esta  abomi- 
nación, para  hacer  pecar  á  Juda, 

86  Y  por  tanto  ahora,  asi  dice  Jehova 
Píos  de  Israel  á  esta  ciudad,  de  la  cual 
vosotros  decís :  Será  entregada  en  mano 

674 


del  rey  de  Babylonía  á  espada)  á  hambre, 
y  á  pestilencia : 

87  He  aquí  que  yo  los  junto  de  todas 
las  tierras  á  las  cuales  los  eché  con  mi 
luror,  y  con  mi  enojo,  y  sana  grande ;  y 
hacerlos  he  tornar  á  este  lugar,  y  hacer- 
los he  habitar  seguramente. 

88  ^  T  serme  han  ello*  d  mi  por  pueblo, 
y  yo  á  ellos  seré  por  Dios. 

88  Y  darles  he  un  corazón  y  un  camino, 
para  que  me  teman  perpetuamente,  para 
que  hayan  bien,  ellos,  y  sus  hijos  después 
de  ellos. 

40  Y  haré  con  ellos  concierto  eterno, 
que  no  tornaré  atrás  de  les  hacer  bien ; 
y  daré  mi  temor  cu  su  corazón,  para  que 
no  se  aparten  de  mi. 

41  Y  alegrarme  he  con  ellos  haciéndoles 
bien,  y  plantarlos  he  en  esta  tierra  con 
verdad,  de  todo  mi  corazón,  y  de  toda 
mi  alma, 

43  Porque  así  dijo  Jehova:  Como  truje 
sobre  este  pueblo  todo  este  grande  mal, 
asi  traeré  sobre  ellos  lodo  el  bien  que 
hablo  sobre  ellos. 

48  Y  poseerán  heredad  en  esta  tierra  de 
la  cual  vosotros  decís :  Está  desierta,  sin 
hombres,  y  sin  animales:  es  entregada 
en  mano  de  Chaldeos. 

44  Heredades  comprarán  por  dinero,  y 
harán  carta,  y  sellarla  han,  y  harán  testi- 
gos en  tierra  de  Ben*jamin,  y  en  los  al 
derredores  de  Jerusalem,  y  en  las  ciuda- 
des de  Juda,  y  en  las  ciudades  de  las 
montañas,  y  en  las  ciudades  de  los  cam- 
pos, y  en  las  ciudades  jqueerfdw  ai  medio- 
día; porque  yo  haré  tornar  su  cautivi- 
dad, dice  Jehova. 

capitulo  xxxm. 

Ctmté*4n*i  la  prqfrcéa  de  ¡a  axkéVician  éet  IFatto 
Testamento,  de  la  multiplicación  y  eternidad  del 
reino  del  Mema»  dempne»  de  la  reducción  del  puebio 
detaextutMMdtMntonia. 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  á  Jeremías 
la  segunda  vez,  estando  él  aun  preso 
en  el  patio  de  la  guarda,  diciendo : 
2  Así  dijo  Jehova  que  la  hace,  Jehova 
que  la  fottrm  para  afirmarla,  Jehova  m 
su  nombre : 

8  Clama  á  mi,  y  responderte  he,  y  en- 
senarte he  cosas  grandes  y  dificultosas 
que  tú  no  sabes. 

4  Porque  asi  dijo  Jehova  Dios  de  Israel 
de  las  casas  de  esta  ciudad,  y  de  las  casas 
de  los  reyes  de  Juda,  derribadas  con  tra- 
bucos y  con  espada: 

5  Porque  vinieron  para  palear  eon  lo* 
Chaldeos,  para  henchirlas  de  cuerpos  de 
hombres  muertos^  á  @^gfcf»  htíA 


JEREMÍAS. 


con  mi  furor,  y  con  mi  i»;  y  porque  a* 
condí  mi  rostro  de  esta  dudad  á  «sosa 
de  toda  su  malicia  i 

6  He  aquí  que  yo  le  bago  subir  sanidad 
y  medicina;  y  curarlos  he,  y  revelarles 
be  multitud  de  pea  y  de  verdad. 

7  T  haré  volver  la  cautividad  de  Juda, 
y  la  cautividad  de  Israel,  y  edificarlos  he 
como  al  principio. 

8  Y  limpiarles  he  de  toda  su  maldad 
con  que  pecaron  contra  mi,  y  perdonaré 
todos  sus  pecados  con  que  pecaron  con- 
tra mi,  y  con  que  rebelaron  contra  mí» 

9  Y  me  será  á  mi  por  nombre  de  gozo, 
de  alábanse,  y  de  gloria  entre  todas  las 
naciones  de  la  tierra,  que  oyeron  todo  el 
bien  que  yo  les  hago;  y  temerán,  y  tem- 
blarán de  todo  el  bien,  y  de  toda  la  paz, 
que  yo  les  haré. 

10-  Asi  d\j o  Jehova :  Aun  en  este  lugar, 
del  cual  decís  que  está  desierto,  sin  hom- 
bres, y  sin  animales,  se  oirá  en  las  ciu- 
dades de  Juda,  y  en  las  calles  de  Jerusa- 
lem, que  están  asoladas  sin  hombre,  y 
ein  morador,  y  sin  animal, 

11  Vos  de  gozo*  y  vos  de  alegría,  voz 
do  desposado,  y  vos  de  desposada,  voz 
de  los  que  digan :  Confesad  á  Jehova  de 
los  ejércitos,  porque  es  bueno  Jehova, 
porque  para  siempre  e»  su  misericordia : 
de  los  que  traigan  alaban»  á  la  casa  de 
Jehova*,  porque  tomaré  á  traer  la  cauti- 
vidad de  la  tierra  como  al  principio,  dtyo 
Jehova, 

12  Asi  dijo  Jehova  de  los  ejércitos: 
Aun  en  este  lugar  desierto,  sin  hombre, 
y  sin  animal,  y  en  todas  sus  ciudades, 
habrá  cabana  de  pastores  que  hagan  te- 
ner majada  á  ganados. 

13  En  las  ciudades  de  las  montañas,  en 
las  ciudades  de  los  campos,  y  en  las  ciu- 
dades que  están  al  mediodía,  y  en  tierra 
de  Asn-jamln,  y  al  rededor  de  Jerusa- 
lem,  y  en  las  ciudades  de  Jada  aun  pa- 
sarán ganados  por  las  manos  de  los  con- 
tadores, <UJo  Jehova, 

■  14  He  aqui  que  vienen  días,  dtyo  Jeho- 
va, en  que  yo  confirmaré  la  palabra  bue- 
na que  he  hablado  á  la  casa  de  Israel,  y  á 
la  casa  de  Jada. 

15  En  aquellos  dias,  y  en  aquel  tiempo 
haré  producir  á  David  Pimpollo  de  justi- 
cia, y  hará  juicio  y  justicia  cu  la  tierra. 

16  En  aquellos  dias  Juda  scrá-salvo,  y 
Jerusalem  habitará  seguramente,  y  esto 
mrd  lo  que  la  llamará :  Jehova  justicia 

VUESTRA. 

.17  Ponina  asi  dijo  Jehova;  No  Aliará 


4  David  varón  que  se  asiente  sobre  el 
trono  de  la  casa  de  Israel 
.18  Y  de  los  sacerdotes  y  Levitas  í  No 
faltará  varón  que  delante  de  mi  presen- 
cia ofrezca  holocausto,  y  encienda  pre- 
sente, y  que  haga  sacrificio  todos  los  dias. 

19  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  Jeremías, 
diciendo : 

20  Azi  dtfo  Jehova;  Si  pudiereis  invali- 
dar mi  concierto  con  el  dia,  y  mi  con- 
cierto con  la  noche,  para  que  no  haya  dia 
ni  noche  á  su  tiempo : 

21  Así  se  podrá  invalidar  mi  concierto 
con  mi  siervo  David,  para  que  deje  de 
tener  htyo  que  reine  sobre  su  trono,  y  con 
los  Levitas  y  sacerdotes  mis  ministros. 

28  Como  no  puede  ser  contado  el  ejér- 
cito del  cielo,  ni  la  arena  de  la  mar  se 
puede  medir,  asi  multiplicaré  la  simiente 
de  David  mi  siervo,  y  los  Levitas  que 
ministran  á  mí* 

23  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  Jeremías, 
diciendo: 

24  i  No  has  vteto  lo  que  habla  este  pue- 
blo, diciendo :  Dos  familias  que  Jehova 
escogió  ha  desechado ;  y  han  tenido  en 
poco  mi  pueblo  hasta  no  tenerlos  mas 
por  nación  ? 

25  Asi  dijo  Jehova;  81  mi  concierto  no 
permaneciere  con  el  dia  y  la  noche,  y  si  yo 
no  he  puesto  las  leyes  del  cielo  y  de  la 
tierra; 

26  También  desecharé  la  simiente  de 
Jacob,  y  de  David  mi  siervo,  para  no  to- 
mar de  su  simiente  quien  sea  señor  sobre 
la  simiente  de  Abraham,  de  Isaac,  y  de 
Jacob;  porque  haré  volver  su  cautivi- 
dad, y  habré  do  ellos  misericordia. 

CAPITULO  XXXIV. 

Predice  el  profeta  eaprieion  y  cautiverio  al  rey  Sede- 
da»  con  la  toma  y  asolamiento  de  la  ciudad.  II.  El 
rey  y  Jo*  principe»  habiendo  concedido  libertada  loe 
eiejvot  lÉ^bteoeton^  tmBntne  jutwnento  con/anne  a  la 
fcy  por  la  pereuaeion  de  «/erarios,  te  arrepienten  y 
toe  vuelven  d  tomar :  por  lo  cual  el  profeta  lo»  ame- 
nana  con  muerte  y  cautividad  y  extremo  agotamiento 
de  la  ciudad  por  loe  Babyionio*. 

PALABRA  que  fué  á  Jeremías  de  Je- 
hova, (cuando  Nabuchodonosor,  rey 
de  Babyionio,  y  todo  su  ejército,  y  todos 
los  reinos  de  la  tierra  del  señorío  de  en 
mauo,  y  todos  los  pueblos,  peleaban 
contra  Jerusalem,  y  contra  todas  sus 
ciudades,)  diciendo. 

2  Así  dijo  Jehova  Dios  de  Israel :  Vé,  y 
habla,  á  Sedéelas,  rey  de  Juda,  y  dile : 
Así  dijo  Jehova :  Ho  aquí  que  yo  entrego 
esta  ciudad  en  mano  del  rey  do  Babylo- 
nia,  y  encender la  ha  á  fuego. 


JEREMÍAS. 


3  Y  tú  no  escaparás  de  bu  mano,  mas 
de  cierto  serás  preso,  y  en  su  mano  serás 
entregado,  y  tus  ojos  verán  los  ojos  del 
rey  de  Babylonia,  y  su  boca  hablará  á  tu 
boca,  y  en  Babylonla  entrarás. 

4  Con  todo  eso  oye  palabra  do  Jehova, 
Sedéelas,  rey  de  Juda:  Así  dijo  Jehova 
.de  tí :  No  morirás  á  cuchillo : 

6  En  pac  morirás,  y  conforme  las  que- 
mas de  tus  padres,  los  reyes  primeros, 
que  fueron  antes  de  tí,  así  quemarán  por 
tí,  y  ¡  Ay  Señor !  te  endecharán;  porque 
yo  hablé  palabra,  dtyo  Jehova. 

6  Y  habló  Jeremías  profeta  á  Sedéelas, 
rey  de  Juda,  todas  estas  palabras  en  Je- 
rusaleuL 

7  Y  el  ejército  del  rey  de  Babylonla  pe- 
leaba contra  Jerusalem,  y  contra  todas 
las  ciudades  de  Juda  que  hablan  queda- 
do, contra  Lachis,  y  contra  Azcca;  por- 
que de  las  ciudades  fuertes  de  Juda  estas 
hablan  quedado. 

8  1T  Palabra  que  fué  á  Jeremías  de  Je- 
hova, después  que  Sedéelas  hizo  con- 
cierto con  todo  el  pueblo  en  Jerusalem, 
para  denunciarles  libertad : 

0  Que  cada  uno  dejase  su  siervo,  y  cada 
uno  su  sierva,  Hebreo  y  Hebrea,  libres, 
que  ninguno  usase  de  los  Judíos  sus  her- 
manos como  do  siervos. 

10  Y  oyeron  todos  los  príncipes,  y  todo 
el  pueblo,  que  hablan  venido  en  el  con- 
cierto, para  dejar  cada  uno  su  siervo,  y 
cada  uno  6u  siena  libres,  que  ninguno 
usase  mas  de  ellos  como  de  siervos: 
oyeron,  y  dejáronlos. 

11  Mas  después  se  arrepintieron,  y  tor- 
naron los  siervos  y  las  slervas  que  ha- 
blan dejado  libres,  y  sujetáronlos  por 
siervos  y  por  slervas. 

12  Y  íué  palabra  de  Jehova  á  Jeremías 
de  por  Jehova,  diciendo : 

13  Asi  dice  Jehova  Dios  de  Israel :  Yo 
hlco  concierto  con  vuestros  padres  el  dia 
que  los  saqué  de  tierra  do  Egypto,  de 
casa  de  siervos,  diciendo: 

14  Al  cabo  de  siete  anos  dejaréis  cada 
uno  su  hermano  Hebreo,  que  te  mere 
vendido ;  y  servirte  lia  seis  años,  y  en- 
viarle has  de  ti  libre ;  y  vuestros  padres 
no  me  oyeron,  ni  abajaron  su  oreja. 

15  Y  os  habláis  convertido  hoy,  y  ha- 
bláis hecho  lo  recto  delante  do  mis  ojos, 
pregonando  cada  uno  libertad  á  su  pró- 
jimo, y  habláis  hecho  concierto  en  mi 
presencia,  en  la  casa  sobre  la  cual  es  lla- 
mado mi  nombre. 

16  Y  os  tomasteis,  y  contaminasteis  mi 


nombre,  y  tornasteis  á  tomar  cada  uno  su 
siervo,  y  tada  uno  su  sierva,  que  habláis 
dejado  libres  á  su  voluntad ;  y  los  sujetas- 
teis para  que  os  sean  siervos,  y  siervos. 

17  Por  tanto  asi  dijo  Jehova :  Vosotros 
no  me  oísteis  á  mi,  para  que  pregonaseis 
libertad  cada  uno  á  su  hermano,  y  cada, 
uno  á  su  compañero:  he  aquí  que  yo  os 
pregono  libertad,  dtfo  Jehova,  á  espada, 
y  á  pestilencia,  y  á  hambre;  y  poneros 
he  por  espanto  á  todos  los  reinos  de  la 
tierra. 

18  Y  entregará  á  los  hombres  que  tas- 
pasaron  mi  concierto,  que  no  hicieron 
firmes  las  palabras  del  concierto  que  ce- 
lebraron en  mi  presencia,  con  el  becerra 
que  partieron  en  dos  partes,  y  pasaron 
por  medio  de  sus  partes ; 

19  A  los  príncipes  de  Juda,  y  á  loa 
príncipes  de  Jerusalem,  á  los  de  palacio, 
y  á  los  Sacerdotes,  y  á  todo  el  pueblo  de 
la  tierra,  que  pasaron  entre  las  partes  del 
becerro : 

20  Entregarlos  he  en  mano  de  sus  ene- 
migos, y  en  mano  de  los  que  buscan  su 
alma;  ysus  cuerpos  muertos  serán  país 
comida  de  las  aves  del  cielo,  y  de  las  bes- 
tias de  la  tierra. 

21  Y  á  Sedéelas,  rey  de  Juda,  y  á  sus 
principes,  entregaré  en  mano  de  sus  ene- 
migos, y  en  mano  do  los  que  buscan  au 
alma,  y  en  mano  del  ejército  del  rey  de 
Babylonla,  que.se  fueron  de  vosotros. 

22  He  aqní  que  yo  mando,  dijo  Jebova, 
y  hacerlos  he  volver  á  está  dudad,  y  pe- 
learán contra  ella,  y  tomarla  han,  y  en- 
cenderla han  á  ruego ;  y  daré  las  ciudades 
de  Juda  en  soledad,  hasta  no  quedar 
morador. 

CAPITULO  XXXV. 

Por  la  obediencia  de  los  Rechabitas  d  lo»  mandamien- 
tos de  $u  padre,  que  les  mandó  que  se  abstuviesen  da 
«feo, de  aarienltmra\dm  vimir  en  casas,  %*,  refto*  I» 
hicieron,  redargioje  el  profeta  la  desobediencia  de 
tu  pueblo,  ave  mandándole  Dio*  mandamientos  saht- 
dábte*,  no  los  tignié,  y  d  los  Rechabitas  promete  per- 
pétuütad  en  la  casa  de  Dios* 

PALABRA  que  fué  á  Jeremías  de  Je- 
hova en  dias  de  Joaclm,  hijo  de  Jo- 
sias,  rey  de  Juda,  diciendo : 

2  Vé  á  casa  de  los  Rechabltas,  y  habla 
con  ellos,  y  mételos  en  la  casa  de  Jeho- 
va, en  una  de  las  cámaras,  y  darles  has  á 
beber  vino. 

3  Y  tomé  á  Jezonlas,  hijo  de  Jeremías, 
mjo  de  Habsanlas,  y  á  sus  hermanos,  y  a 
todos  sus  hjjos,  y  á  toda  la  familia  de 
los  Rechabltas : 

a  Y  metilos  en  la  casa  de  Jehova,  en  la 


JEREMÍAS. 


cámara  de  los  hfyos  de  Heneo,  hijo  de 
Jegedelias,  varón  de  Dios,  le  eoel  estaba 
Jauto  á  la  cámara  de  los  principes,  que 
estaba  sobre  la  cámara  de  Maasias,  hijo 
de  Sellum,  guarda  de  los  rasos. 

5  T  pose  delante  de  los  hijos  de  la  fa- 
milia de  los  Rechabltas  tazas,  y  copas 
llenas  de  vino,  y  dueles :  Bebed  riño : 

6  Y  ellos  dijeron :  No  beberemos  vino, 
porque  Jonadab,  hijo  de  Rechab,  nuestro 
padre,  nos  mandó,  diciendo:  Ño  bebe- 
réis vino,  v  oso  tros,  ni  vuestros  h^os 
perpetuamente : 

7  NI  edificareis  casa,  ni  sembrareis  se* 
m entera,  ni  plantaréis  viña,  ni  la  ten- 
dréis: mas  moraréis  en  tiendas  todos 
vuestros  dias,  para  que  viváis  muchos 
dias  sobre  la  has  de  la  tierra,  donde  vo- 
sotros peregrináis. 

8  T  nosotros  obedecimos  á  la  voz  de 
Jonadab*  nuestro  padre,  hijo  do  Rechab, 
en  todas  las  cosas  que  nos  mandó,  para 
bo  beber  vino  en  todos  nuestros  dias, 
nosotros,  ni  nuestras  mujeres,  ni  nues- 
tros hijos,  ni  nuestras  hijos : 

9  T  para  no  edificar  casas  para  nuestra 
morada,  y  para  no  tener  vina,  ni  here- 
dad, ni  sementera: 

10  Mas  moramos  en  tiendas,  y  obedeci- 
mos,, y  hicimos  conforme  á  todas  las 
cosas  que  nos  mandó  Jonadab  nuestro 
padre. 

11  T  aconteció  que  cuando  subió  Na- 
Duchodonosor,  rey  de  Babylonia,  á  la 
tierra,  dtyimos:  Venid,  y  entrémosnos 
en  Jerusalem  delante  del  ejército  de  los 
Cbahteos,  y  delante  del  ejército  de  los 
de  Syria ;  y  nos  quedamos  en  Jerusalem. 

13  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  Jeremías, 
diciendo : 

18  Asi  dijo  Jehova  de  los  ejércitos,  Dios 
de  Israel :  Vé,  y  di  á  los  varones  do  Juda, 
y  á  los  moradores  de  Jerusalem?  ¿Nunca 
recibiréis  castigo,  obedeciendo  á  mis  pa- 
labras, dtyo  Jehova? 

14  Fuá  firme  la  palabra  de  Jonadab,  hijo 
de  Rechab,  el  cual  mandó  á  sus  hijos  que 
no  bebiesen  vino,  y  no  lo  han  bebido 
hasta  hoy,  por  obedecer  al  mandamiento 
de  su  padre ;  y  yo  os  he  hablado  á  voso- 
tros, madrugando  y  hablando,  y  no  me 
habéis  oído. 

15  Y  envié  á  vosotros  á  todos  mis  sier- 
vos los  profetas,  madrugando  y  envian- 
do, diciendo :  Tornaos  ahora,  cada  uno 
de  su  mal  camino,  y  enmendad  vuestras 
obras,  y  no  vayáis  tras  dioses  ágenos  para 
servirles»  y  vivid  en  la  tierra  que  di  á  vo- 


sotros, y  á  vuestros  padres;  y  nunca  aba- 
jasteis vuestra  oreja,  ni  me  oísteis. 

16  Ciertamente  los  hijos  de  Jonadab, 
hijo  de  Rechab,  tuvieron  por  firme  el 
mandamiento  que  su  padre  les  mandó, 
y  este  pueblo  no  me  obedeció  a  mi. 

17  Por  tanto  asi  dijo  Jehova  Dios  de 
los  ejércitos,  Dios  de  Israel :  He  aqui  que 
yo  traigo  sobre  Juda,  y  sobre  todos  los 
moradores  de  Jerusalem,  todo  el  mal 
que  hablé  sobre  ellos ;  porque  les  hablé, 
y  no  oyeron :  los  llamé,  y  no  respondie- 
ron. 

18  Y  dijo  Jeremías  á  la  familia  de  los 
Rechabltas :  Asi  dijo  Jehova  de  los  ejér- 
citos, Dios  de  Israel :  Porque  obedecis- 
teis al  mandamiento  de  Jonadab  vuestro 
padre,  y  guardasteis  todos  sus  manda- 
mientos, y  hicisteis  conformo  á  todas 
las  cosos  que  os  mandó: 

19  Por  tanto  asi  dijo  Jehova  de  los 
ejércitos,  Dios  de  Israel:  No  faltará 
varón  de  Jonadab,  hijo  do  Rechab,  que 
esté  en  mi  presencia  todos  los  dias. 

CAPITULO  XXXVI. 

Alando  preso  Jeremía»  envía  por  Baruch  m  profoota 
escrita,  para  que  la  leyese  en  el  templo  públicamen- 
te; y  oyéndola  lo»  principe»  lo  hacen  saber  al  rey  : 
el  cual  naoñ  traer  el  emérito  y  leyéndote  delante  de 
H,  él  mismo  lo  rompe  y  quema,  y  manda  prender  4 
Baruch  y  d  Jeremía»,  mas  Dio*  lo»  esconde,  y  hace 
d  Jeremía»  que  vuelva  d  eterdir  en  otro  cuaderno  lo 
que  estaba  en  el  que  el  rey  quemó,  y  mucho  ma*. 

Y  ACONTECIÓ  en  el  cuarto  afio  de 
Joacim,  hijo  de  Joslos,  rey  de  Juda, 
que  fué  esta  palabra  á  Jeremías  de  Je- 
hova, diciendo: 

2  Tómate  un  envoltorio  -do  libro,  y  es- 
cribe en  él  todas  las  palabras  que  te  he 
hablado  contra  Israel  y  contra  Juda,  y 
contra  todas  las  naciones,  desde  el  día 
que  comencé  á  hablarte,  desde  los  dias 
de  Josias  hasta  hoy : 

3  Quizá  oirá  la  casa  de  Juda  todo  el 
mal  que  yo  pienso  hacerles,  para  que  se 
torne  cada  uno  de  su  mal  camino,  y  yo 
les  perdone  su  maldad  y  su  pecada 

4  Y  llamó  Jeremías  á  Bantch,  hijo  de 
Nerias,  y  escribió  Baruch  de  la  boca  de 
Jeremías  en  un  envoltorio  de  libro  to- 
das las  palabras  que  Jehova  le  habla 
hablado. 

5  Y  mandó  Jeremías  á  Baruch,  dicien- 
do :  Yo  estoy  preso :  no  puedo  entrar  á 
la  casa  de  Jehova. 

6  Entra  tú  pues,  y  lee  de  este  envolto- 
rio, que  escribiste  de  mi  boca,  las  pala- 
bras de  Jehova,  en  oídos  del  pueblo,  en 
la  eaaa  de  Jehova  el  día  del  ayuno;  y 


JEREMÍAS. 


también  en  oídos  de  todo  Judo,  qne  Tie- 
nen de  sus  ciudades,  leerlas  has. 

7  Quizá  caerá  oración  de  ellos  en  .la 
presencia  de  Jehova,  y  se  tornarán  cada 
udo  de  su  mal  camino ;  porque  grande 
es  el  furor,  y  la  ira  que  ha  hablado  Je- 
hova contra  este  pueblo. 

8  T  Baruch,  hijo  de  Nerlaa,  hizo  con- 
forme á  todas  las  cosas  que  le  mandó 
Jeremías  profeta,  leyendo  en  el  libro  las 
palabras  de  Jehova  en  la  casa  de  Jehova. 

9  Y  aconteció  en  el  año  quinto  do  Joa- 
•cim,  htyo  de  Josias,  rey  de  Juda,  en  el 

mes  noveno,  que  pregonaron  ayuno  en 
la  presencia  de  Jehova  á  todo  el  pneblo 
de  Jerusalem,  y  á  todo  el  pueblo  que  ve- 
nia de  las  ciudades  de  Juda  á  Jerusalem. 

10  T  Baruch  leyó  en  el  libro  las  pala* 
bras  de  Jeremías  en  la  casa  de  Jehova 
en  la  cámara  de  Oamarias,  hijo  de  Sa- 
phan, escriba,  en  el  patio  de  arriba,  á  la 
entrada  de  la  puerta  nueva  de  la  casa  de 
Jehova,  en  oídos  de  todo  el  pueblo. 

11  Y  oyendo  Mieheas,  hJJo  de  Oamarias, 
hijo  de  Saphan,  todas  las  palabras  de  Je- 
hova del  libro, 

12  Descendió  á  la  casa  del  rey  á  la  cá- 
mara del  escriba,  y  he  aqui  que  todos 
los  principes  estaban  allí  sentados,  En- 
sarna escriba,  y  Dalaias,  hijo  de  Semeias, 
y  Elnathan,  hijo  de  Achobor,  y  Gama- 
rías,  hijo  de  Saphan,  y  Sedéelas,  hijo  de 
fíananiss,  y  todos  los  principes. 

13  T  contóles  Mlcheas  todas  las  pala- 
bras que  habla  oído,  leyendo  Baruch  en 
el  libro  en  oídos  del  pueblo. 

14  T  todos  los  principes  enviaron  á  Je- 
hndi, lujo  de  Nathattlas,  hijo  do  Sele- 
mias,  hijo  de  Chusi,  para  que  dijese  á 
Baruch :  Toma  el  envoltorio  en  que  leís- 
te á  oidos  del  pueblo,  y  ven  acá,  Y  Ba- 
ruch, hfyo  de  Nerias,  tomó  el  envoltorio 
en  su  mano,  y  vino  á  ellos. 

15  T  dijéronle:  Siéntate  ahora,  y  léelo 
en  nuestros  oidos.  T  leyó  Baruch  en 
sus  oidos. 

16  T  lúe*  que  como  oyeron  todas  aque- 
llas palabras,  cada  uno  se  volvió  espan- 
tado á  su  compañero,  y  dijeren  á  Ba- 
ruch :  sin  duda  contaremos  al  rey  todas 
estas  palabras. 

17  T  preguntaron  al  mismo  Baruch, 
diciendo :  Cuéntanos  ahora  como  escri- 
biste de  su  boca  todas  estas  palabras. 

18  T  Baruch  les  dtfo :  Ei  me  dictaba  de 
su  boea  todas  estas  palabras,  y  yo  escri- 
bía con  tinta  en  el  libro. 

lft  Y  los  príncipes  átferon  á  Baruch: 
«19 


Vé,  y  escóndete  tú,  y  Jeremías,  y  nadie 
sepa  donde  estáis. 

20  T  entraron  al  rey  al  patio  habiendo 
depositado  el  envoltorio  en  la  cámara 
de  Elisama  escriba,  y  contaron  en  loa 
oídos  del  rey  todas  estas  palabras. 

21  Y  el  rey  envió  á  Jehndi  que  tomase 
el  envoltorio,  el  cual  lo  tomó  de  la  cá- 
mara de  Elisama  escriba,  y  leyó  en  él 
Jehndi  en  oídos  del  rey,  y  en  oídos  do 
todos  los  principes  que  estaban  junto  al 
re*. 

22  Y  el  rey  estaba  en  la  casa  del  Invier- 
no en  él  mes  noveno,  y  habla  un  brasero 
ardiendo  delante  de  éL 

28  Y  fué  que  como  Jehndi  hubo  leído 
tres  versos  ó  cuatro,  lo  rompió  con  un 
cuchillo  de  escribanía,  y  echólo  en  el 
fuego  que  estaba  en  el  brasero,  basta 
que  todo  este  envoltorio  se  consumió 
sobre  el  fuego  que  estaba  en  el  brasero. 

24  Y  no  hubieron  temor,  ni  rompieron 
sus  vestidos,  el  rey  y  todos  sus  sierros 
que  oyeron  todas  estas  palabras. 

25  Y  aun  Elnathan,  y  Dalaias,  y  Oa- 
marias rogaron  al  rey  que  no  quemase 
aquel  envoltorio,  y  no  los  quiso  oír. 

26  Antes  mandó  el  rey  á  Jeremeel,  hijo 
do  Amelech,  y  á  Bandas,  hijo  de  Xzriel, 
y  á  Selemias,  lujo  de  Abdeel,  que  pren- 
diesen á  Baruch  el  escribano,  y  á  Jere- 
mías profeta :  mas  Jehova  los  escondió. 

27  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  Jeremías 
después  que  el  rey  quemó  el  envoltorio, 
las  palabras  que  Baruch  habla  escrito  da 
la  boea  de  Jeremías,  diciendo : 

98  Vuelve,  tómate  otro  envoltorio,  y 
escribe  en  él  todas  las  palabras  primerea» 
que  estaban  en  el  primer  envoltorio,  quo 
quemó  Joacim,  rey  de  Juda. 

90  Y  á  Joacim,  rey  de  Judo,  dirás:  Asi 
dQo  Jehova :  Tu  quemaste  este  envolto- 
rio, diciendo :  ¿  Por  qué  escribiste  en  él, 
diciendo :  De  cierto  vendrá  el  rey  de  Be» 
bylonia,  y  destruirá  esta  tierra,  y  hará 
quo  no  queden  en  ella  hombrea  ni  ani- 
males? 

80  Por  tanto  asi  dijo  Jehova  á  Joacim, 
rey  de  Juda:  No  tendrá  quien  se  asienta 
sobre  el  trono  de  David;  y  sn  cuerpo 
será  echado  al  calor  del  dio,  y  al  hielo 
de  la  noche. 

81  Y  visitaré  sobre  él,  y  sobre  su  si- 
miente, y  sobre  sus  siervos,  sn  maldad ; 
y  traeré  sobre  ellos,  y  sobre  los  morado- 
res de  Jerusalem,  y  sobre  loa  varones  da 
Juda,  todo  el  mal  qne  las  he  dicho;  y 
no  oyeron* 


JEREMÍAS. 


89  T  Jeremías  tomó  otro  envoltorio,  y 
dlólo  A  Barueh,  hfyo  dé  Nerlas,  «acriba 
no,  y  escribió  en  él  de  la  boca  de  Jere- 
mías todas  las  palabras  del  libro  que 
quemó  en  el  fuego  Joadm,  rey  de  Jada; 
y  aun  fueron  añadidas  sobre  ellas  mu- 
chas otras  palabras  semejantes. 

capitulo  xxxvn. 

Tenacee  lo*  Chaldeo*  del  cerco  de  Jerutaiem  por  la 
yanta  de  que  Pharaemreyd*  Kenu*mvem*am*Karro 
da  Jerutaiem,  Jeremia*  **  tale  de  la  ciudad  para 
irte  d  M  viSLa  Anathoth;  y  tañendo  el  capitán  de  la 
guardia  de  una  puerta  le  achaca  que  te  va  d  loe 
—   --     ,y  munam  A  U  niega  conetatmsmente  ee 


hecho  anotar  de  he  principe*,  y  echado  en  urna  moa- 
morra.  II.  De  alH  le  hace  tacar  el  rey  en  secreto,  y 
él  le  confirma  la  projeck*  de  tu  cautividad;  vpor 
mnemdado  del  rep  m  le  da  pan,  y  cdroet  mu  larga. 

Y  REINO  el  rey  Sedéelas,  m>  de 
Joslas,  en  lugar  de  Conias,  hjjo 
de  Joacini,  al  cual  Nabuchodonosor,  rey 
de  Babylonla,  habla  constituido  por*  rsy 
en  la  tierra  de  Juda. 

3  Y  no  obedeció  él,  ni  sus  siervos,  ni  el 
pueblo  de  la  tierra  á  las  palabras  de  Je- 
hora,  que  dtyo  por  el  profeta  Jeremías. 

8  Envié  pues  el  rey  Sedéelas  á  Juchal, 
hUo  de  Selerolas,  y  á  Sophonias,  hijo  de 
Másalas  sacerdote,  á  Jeremías  profeta, 
para  que  le  dijesen :  Ruega  ahora  por 
nosotros  A  Jehova  nuestro  Dios. 

4  (T  Jeremías  entraba  y  salia  en  medio 
del  pueble,  porque  no  le  hablan  puesto 
en  la  casa  de  la  cárcel 

5  T  como  el  ejército  de  Fharaon  hubo 
salido  deEgypto,  y  Tino  la  fama  de  ellos  á 
oidos  délos  Cbaldeos,  que  tenían  cercada 
á  Jerusalem,  se  partieron  de  Jerusalem.) 

6  Entonces  fué  palabra  de  Jehova  á  Je- 
remías profeta,  diciendo : 

7  Asi  óHJo  Jehova  Dios  de  Israel:  Di- 
réis asi  al  rey  de  Juda  que  os  envió  á 
mi,  para  que  me  preguntaseis :  He  aquí 
que  el  ejército  de  Fharaon,  que  habla 
salido  en  vuestro  socorro,  se  volvió  á  su 
tierra  en  Egypto. 

8  T  tornarán  los  Cbaldeos,  y  combati- 
rán esta  ciudad,  y  tomarla  han,  y  meter- 
la han  á  fuego. 

9  Asi  dtyo  Jehova:  No  engalléis  vues- 
tras almas,  diciendo  í  Sin  duda  los  Cbal- 
deos se  han  ido  de  nosotros;  porque 
no  se*  irán. 

10  Porque  aunque  vosotros  hirieseis  to- 
do el  ejército  de  los  Cbaldeos  que  pelean 
con  vosotros,  y  quedasen  de  ellos  hom- 
bres alanceados,  eada  uno  se  levantará 
de  su  tienclft,  y  pondrán  á  fuego  esta 
ciudad, 

11  T  aconteció  que  como  el  ejército  de 


los  Cbaldeos  se  fué  de  Jerusalem  á  causa 
del  ejército  de  Fharaon, 

12  Jeremías  se  salió  de  Jerusalem  para 
lree  á  tierra  de  Benjamín,  para  escabu- 
llirse do  allí,  de  en  medio  del  pueblo. 

13  T  cuando  fué  á  la  puerta  de  Ben- 
jamín, estaba  allí  un  prepósito  que  so 
llamaba  Jertas,  hijo  de  Selemias,  hijo  de 
Hananias :  esté  prendió  á  Jeremías  pro- 
feta, diciendo;  Tú  te  acuestas  á  los 
Cbaldeos. 

14  T  Jeremías  dtyo:  E»  falso,  no  me 
acuesto  á  los  Chaldeoe.  Mas  él  no  le 
escuchó,  antes  prendió  Jertas  á  Jere- 
mías, y  trujóle  delante  de  los  principes. 

15  T  los  principes  so  airaron  contra 
Jeremias,  y  azotáronle,  y  pusiéronle  en 
la  casa  de  la  cárcel,  en  casa  de  Jonathan 
escriba;  porque  aquella  hablan  hecho 
casa  de  cárcel 

16  Siendo  pues  entrado  Jeremias  en  la 
casa  de  la  mazmorra,  y  en  las  camarillas 
de  la  prisión,  y  habiendo  estado  allá  Jere- 
mías por  muchos  días, 

17  T  El  rey  Sedecias  envió,  y  le  sacó ; 
y  preguntóle  el  rey  escondidamente  en 
su  casa,  y  dijo:  ¿Es  palabra  de  Jehova? 
y  Jeremias  dijo:  Es.  Y  dijo  mas:  En 
mano  del  rey  de  Babylonla  serás  entre- 
gado. 

18  Y  dtyo  Jeremias  al  rey  Sedéelas: 
¿Én  qué  pequé  contra  ti,  y  contra  tus 
siervos,  y  contra  este  pueblo,  porque 
me  pusieseis  en  la  casa  de  la  cárcel  f 

19  Y  ¿adonde  están  vuestros  profetas, 
que  os  profetizaban,  diciendo :  No  ven- 
drá el  rey  de  Babylonla  coptra  vosotros, 
ni  contra  esta  tierra  ? 

20  Ahora  pues  oye,  ruego,  mi  Sefior  el 
rey:  Caiga  ahora  mi  ruego  delante  de  ti, 
y  no  me  hagas  volver  en  Casa  de  Jona- 
than escriba,  porque  no  mé  muera  alli. 

21  Y  mandó  el  rey  Sedecias,  y  deposi- 
taron á  Jeremias  en  el  patio  de  la  guar- 
da, haciéndole  dar  una  torta  de  pon  al 
dia,  de  la  plaza  de  los  panaderos,  hasta 
que  todo  el  pan  de  la  ciudad  se  gastase. 
Y  quedó  Jeremias  en  el  patio  de  la 
guarda. 

capitulo  xxxvra. 

Jeremía*  es  echado  en  una  mazmorra  cenagosa  por  loe 
principe*  con  consentimiento  del  rey,  porque  per- 
madia  al  pueblo  que  *e  diese  d  lo*  Chaldeo*.  IL 
Abde-mdech  Ethiope  criado  del  rey,  ruega  por él,  y 
le  taca  de  allí.  777.  El  rey  le  halla  en  secreto,  y  él 
¡e  persuade  d  que  te  dé  con  tiempo  d  lo*  Chaldeo»,  si 
quiere  evitar  *u  extrema  calamidad,  y  la  de  la  ciu- 
dad y  de  todo  *u  pueblo. 

Y  OYÓ  Saphacias,  htfo  de  Mathan,  y 
Gedelias,  hjjo  de  Fhasur,  y  Juchal 
679 


JEREMÍAS, 


lujo  de  Selemlas,  y  Phasur,  lujo  de  Met- 
chías,  las  palabras  que  Jeromiaa  hablaba 
á  todo  el  pueblo,  diciendo : 

2  Así  dtyo  Jehova:  El  que  se  quedare 
cu  esta  ciudad  morirá  á  cuchillo,  á  ham- 
bre, y  á  pestilencia:  mas  ci  que  se  salie- 
re á  los  Chaldeos  vivirá,  y  su  vida  le  será 
por  despojo,  y  vivirá. 

3  Así  dijo  Jebova:  Entregando  será 
entregada  esta  ciudad  en  mano  del  ejér- 
cito del  rey  de  Babylonia,  y  tomarla  ha. 

4  Y  dijeron  los  príncipes  al  rey:  Muera 
ahora  este  hombre ;  porque  de  esta  ma- 
nera desmaya  las  manos  délos  varones 
de  guerra,  que  han  quedado  en  esta  ciu- 
dad, y  las  manos  de  todo  el  pueblo,  Do- 
blándoles tales  palabras;  porque  este 
hombre  no  busca  la  paz  do  este  pueblo, 
mas  el  mal. 

5  Y  dijo  el  rey  Sedéelas :  Hele  ahí :  en 
vuestras  manos  está :  que  el  rey  no  po- 
drá contra  vosotros  nada. 

6  Y  ellos  tomaron  á  Jeremías,  y  lucié- 
ronle echar  en  la  mazmorra  de  Mclcblas, 
hijo  de  Amelech,  que  estaba  en  el  patio 
de  la  guarda;  y  metieron  á  Jeremías 
con  sogas.  Y  en  la  mazmorra  no  habia 
agua,  si  no  cieno ;  y  hundióse  Jeremías 
en  el  cieno. 

7  T  Y  oyendo  Abdc-melcch  Ethiope, 
hombre  eunuco  que  estaba  en  casa  del 
rey,  que  hablan  puesto  á  Jeremías  en  la 
mazmorra,  y  estando  sentado  el  rey  á  la 
puerta  de  Ben-jamin, 

8  Abde-melech  salió  de  casa  del  rey,  y 
habló  al  rey,  diciendo : 

9  Mi  señor  el  rey,  mal  hicieron  estos 
varones  en  todo  lo  que  han  hecho  con 
Jeremías  profeta,  al  cual  hicieron  echar 
en  la  mazmorra ;  porque  allí  se  morirá 
de  hambre ;  porque  no  hay  mas  pan  en 
la  ciudad. 

10  Y  mandó  el  rey  al  mismo  Abde-me- 
lech Ethiope,  diciendo :  Toma  en  tu  po- 
der treinta  hombres  de  aquí,  y  haz  sacar 
á  Jeremías  profeta  de  la  mazmorra  antes 
que  muera, 

11  Y  tomó  Abde-melech  en  su  poder 
hombres,  y  entró  á  la  casa  del  rey  al  lu- 
gar debajo  de  la  tesorería,  y  tomó  de  allí 
trapos  viejos,  traídos,  y  viejos,  rotos,  y 
echólos  á  Jeremías  con  sogas  en  la  maz- 
morra. 

12  Y  dijo  Abde-melech  Ethiope  á  Jere- 
mías: Pon  ahora  esos  trapos  viejos,  traí- 
dos, y  rotos,  debajo  de  los  sobacos  de 
tus  brazos  debajo  de  las  sogas.  Y  hizolo 
así  Jeremías. 

680 


l&Ysacaam  á  Jeremías  eon  sogas,  y 
subiéronle  de  la  mazmorra;  y  quedó  Je- 
remías en  el  patio  de  la  guarda. 

14  1  Y  envió  el  rey  Sedéelas,  y  hizo 
traer  á  si  á  Jeremías  profeta  á  la  tercera 
entrada  que  estaba  en  la  casa  de  Jehova; 
y  dijo  el  rey  á  Jeremías:  Preguntóte 
una  palabra:  no  me  encubras  ninguna 
cosa. 

15  Y  Jeremías  dijo  á -Sedéelas:  ¿Si  te 
lo  denunciare,  matando  no  me  matarás  ? 
y  si  le  diere  consejo,  no  me  escucharas. 

16  Y  juró  el  rey  Sedéelas  en  secreto  á 
Jeremías,  diciendo:  Vive  Jehova  que 
nos  hizo  esta  alma,  que  no  te  mataré, 
ni  te  entregaré  en  maso  de  estos  varones 
que  buscan  tu  alma. 

17  Y  dtyo  Jeremías  a  Sedéelas:  Asi  d$o 
Jehova  Dios  de  los  ejércitos,  Dios  de  Is- 
rael! 81  saliendo  salieres  á  los  principes 
del  rey  de  Babylonia,  tu  alma  vivirá,  y 
esta  ciudad  no  será  metida  á  fuego,  y 
vivirás  tú,  y  tu  casa : 

18  Mas  si  no  salieres  á  los  príncipes  del 
rey  do  Babylonia,  esta  ciudad  será  entre- 
gada en  mano  de  los  Cbaldeos,  y  meter- 
la han  á  fuego,  y  tú  no  escaparas  de  sus 
manos, 

19  Y  d\jo  el  rey  Sedéelas  á  Jeremías : 
Temóme  á  causa  de  los  Judios  que  se 
acostaron  á  los  Cbaldeos,  que  no  me  en* 
tregüen  en  sus  manos,  y  me  escarnez- 
can. 

20  Y  cüjo  Jeremías :  No  te  entregarán. 
Oye  ahora  la  voz  de  Jehova  que  yo  te 
hablo,  y  habrás  bien,  y  vivirá  tu  alma, 

21  Y  si  no  quisieres  salir,  esta  ce  la  pa- 
labra que  me  ha  mostrado  Jehova : 

22  Y  he  aquí  que  todas  las  muge  rea  que 
han  quedado  en  casa  del  rey  de  Juda, 
son  sacadas  á  los  príncipes  del  rey  de 
Babylonia;  y  ellas  mismas  dirán:  En- 
gañáronte, y  pudieron  mas  que  tú  tus 
amigos :  atollaron  en  el  cieno  tus  pies, 
volviéronse  atrás. 

23  Y  á  todas  tus  mugeres  y  tus  hijos 
sacarán  á  los  Chaldeos,  y  tú  también  no 
escaparás  de  sus  manos :  mas  por  mano 
del  rey  de  Babylonia  serás  preso,  y  á  es- 
ta ciudad  quemarás  á  fuego. 

24  Y  dijo  Scdccias  á  Jeremías:  Nadie 
sepa  estas  palabras,  y  no  morirás. 

25  Y  si  los  príncipes  oyeren,  que  yo  he 
hablado  contigo,  y  vinieren  á  tí,  y  te  di- 
jeren: Pecláranos  ahora  qué  hablaste 
con  el  rey :  no  nos  lo  encubras,  y  no  te 
mataremos ;  y  qué  te  dyo  el  rey : 

26  Decirles  has:  Supliqué  al  rey  que 


JEREMÍAS. 


no  me  hiciese  tornar  en  en»  de  Jona- 
than,  porque  no  me  muriese  allí. 

27  Y  vinieron  todos  los  principes  á  Je- 
remías, y  preguntáronle ;  y  ¿1  les  res- 
pondió conforme  á  todo  lo  que  el  rey  le 
habla  mandado ;  y  dejáronse  de  él,  por- 
que no  fué  oído  el  negocio. 

98  T  Jeremías  quedó  en  el  patio  de  la 
guarda  hasta  el  día  que  fué  tomada  Je- 
rnsalem ;  y  *Üi  estaba  cuando  fué  toma- 
da Jorusalem. 

CAPITULO  XXXIX. 

Jmrmmism  en  tornad*  de  loe  Chaleco»  y  puntea  é  fas- 
to: kmpsndoss  el  repctm  lee smpo* es  temado  pacido 
dejante  del  rep  de  Babplonia,  el  cual  despees  de  ha- 
ber demoOddole  eme  kifoe  y  sus  principe*  delante  de 
e%m\sema  he  ojo*,  p  I*  enoia  apritionenié  d  Bahplo- 
nim.  Jí.  Jeremía»  ee  sacado  de  Im  cárcel  y  pmeto  en 
motrtad  per  mandado  del  re*  de  Babilonia.  IJL 
Dios  escapa  del  peligro  á  Jbde-meieck  Btkiope  por 


EN  el  noveno  año  de  Sedéelas,  rey  de 
Jada,  en  el  mes  décimo,  Tino  Na- 
buebodonosor,  rey  de  Babylonla,  con  to- 
do su  ejército  contra  Jerusalem,  y  cer- 
cáronla. 

2  Y  en  el  undécimo  año  de  Sedéelas,  en 
el  mes  cuarto,  á  los  nueve  del  mes,  fué 
rota  la  ciudad  : 

8  Y  entraron  todos  los  principes  del 
rey  de  Babylonla,  y  asentaron  á  la  puer- 
ta del  medio,  Nergal-sarezer,  Samgar- 
nebo,  Sarsechim,  Rabeares,  Nergal-sare- 
ser,  Rabmag,  y  todos  los  demás  princi- 
pes del  rey  de  Babylonla. 

4  Y  fué,  que  riéndolos  Sedéelas,  rey  de 
Juda,  y  todos  los  varones  de  guerra, 
huyeron ;  y  saliéronse  de  noche  de  la 
ciudad  por  el  camino  de  la  huerta  del 
rey,  por  la  puerta  de  entre  los  dos  mu- 
ros ;  y  salió  por  el  camino  del  desierto. 

5  lías  el  ejército  de  los  Chaideos  los 
siguió,  y  alcanzaron  á  Sedéelas  en  los 
llanos  de  Jericho ;  y  tomáronle,  y  htoié- 
ronle  subir  á  Nabuchodonosor,  rey  de 
Babylookt,  en  Reblatha,  en  tierra  de 
Emath,  y  le  sentenció. 

6"  Y  degolló  el  rey  de  Babylonla  los  hi- 
jos de  8edecias  en  su  presencia  en  Reb- 
latha, y  á  todos  los  nobles  de  Juda  de- 
golló el  rey  de  Babylonla. 

7  Y  sacó  los  ojos  al  rey  Sedéelas,  y 
aprisionóle  en  grillos  para  llevarle  á  Ba- 
bylonla. 

8  Y  ios  Chaldeos  pusieron  á  fuego  la 
casa  del  rey,  y  las  casas  del  pueblo,  y 
derribaron  los  muros  de  Jerusalem. 

9  Y  la  resta  del  pueblo  que  habla  que% 
dado  en  la  ciudad,  y  los  que  se  hablan 
acontado  á  el,  y  todo  el  resto  del  pueblo 


que  habla  quedado,  traspasó  Nabuzar-» 
dan,  espitan  de  la  guarda,  en  Babylonla. 

10  Y  del  vulgo  de  los  pobres  que  no 
tenían  nada,  biso  quedar  Nabuzardan, 
capitán  de  la  guarda,  en  tierra  de  Juda; 
y  dióles  entonces  vinas  y  heredades. 

11  *f  Y  Nabuchodonosor  habla  manda- 
do acerca  de  Jeremías  por  Nabusardan, 
capitán  de  la  guarda,  diciendo : 

12  Tómale,  y  pon  sobre  él  tus  ojos,  y 
no  le  hagas  mal  ninguno,  antes  harás 
con  él  como  él  te  dijere. 

13  Y  envió  Nabusardan,  capitán  de  la 
guarda,  y  Nabusezbaz,  Rabeares,  y  Ne- 
regel,  y  Sereser,  y  Rabmag,  y  todos  los 
principes  del  rey  de  Babylonla. 

14  Y  enviaron,  y  tomaron  á  Jeremías 
del  patio  de  la  guarda,  y  entregáronle  á 
Godollas,  hijo  de  Ahicam,  hijo  de  8a- 
phan,  para  que  le  sacase  á  casa;  y  virio 
entre  el  pueblo. 

15  T  Y  habla  sido  palabra  de  Jehova  á 
Jeremías,  estando  preso  en  el  patio  de 
la  guarda,  diciendo : 

16  Yé,  y  habla  á  Abde-melech  Ethiope, 
diciendo :  Asi  dtfo  Jehova  de  los  ejérci- 
tos, Dios  de  Israel :  He  aquí  tpst  yo  trai- 
go mis  palabras  sobre  esta  ciudad  para 
mal,  y  no  para  bien ;  y  serán  en  tu  pre- 
sencia aquel  día. 

17  Y  en  aquel  día  yo  te  libraré,  dfyo  Je- 
hora,  y  no  serás  entregado  en  mano  de 
aquellos  de  quien  tú  tienes  temor ;  por- 
que escapando  te  escaparé,  y  no  caerás  á 
espada,  y  tu  vida  te  será  por  despojo, 
porque  tuviste  confianza  en  mi,  dQo  Je- 
hova. 

CAPITULO  XL. 

Jeremías  es  puesto  en  libertad  por  el  capitán  de  la 
ouarda  del  rep  de  Jtabpfonsn;  y  le  da  done*  y  li- 
bertad qm  «aya  monde  quisiere.  II.  Qmedando  Go~ 
dolias  por  el  rey  de  Babilonia  por  gobernador  de  la 
tierra  de  Jnda,  le  e*  dado  avisó  que  Ismael  le  quiere 
matar,  peino  cree  al  aviso. 

PALABRA  que  rae  á  Jeremías  de  Je-* 
hova  después  que  Nabuzardan,  ca- 
pitán de  la  guarda,  le  envió  desde  Rama, 
cuando  le  tomó  que  estaba  preso  con  es- 
posas entre  toda  la  transmigración  de 
Jerusalem,  y  de  Juda,  que  iban  cautivos 
á  Babylonla. 

2  Y  el  capitán  de  la  guarda  tomó  á  Je- 
remías, y  díjole :  Jehova  tu  Dios  habló 
este  mal  contra  este  lugar; 

8  Y  trujólo,  y  hizo  Jehova  según  que 
habla  dicho;  porque  pecasteis  contra 
Jehova,  y  no  oísteis  su  voz,  por  tanto  os 
ha  venido  esto. 

4  Y  ahora  yo  te  he  soltado  hoy  de  las 

«i 


JEREMÍAS. 


esposas  que  tote*  en  tus  maso»:  si  te 
esta  bien  Teñir  conmigo  á  Babylonia, 
Ten,  y  yo  pondré  mis  ojos  sobre  ti.  Y 
si  no  te  está  bien  venir  conmigo  á  Baby- 
lonia, déjalo.  Mira,  toda  la  tierra  está 
delante  de  tí ;  á  lo  que  mejor  y  mas  có- 
modo te  pareciere  ir,  vé. 
6  Y  aun  él  no  habia  respondido  que  se 
volverla,  cuando  él  le  d$o:  Vuélvete  á 
Godolias,  htyo  de  Ahieain,  hUo  de  8a- 
phan,  al  cual  el  rey  de  Babylonia  na 
puesto  sobre  todas  las  ciudades  de  Judo, 
y  vive  con  él  en  medio  del  pueblo,  ó 
adonde  te  pareciere  mas  cómodo  de  ir, 
vé.  Y  dióle  el  capitán  de  la  guarda  pre- 
sentes y  dones,  y  le  envió. 

6  Y  vino  Jeremías  á  Godolias,  hijo  de 
Ahicam,  á  Masphath,  y  moró  con  él  en 
medio  del  pueblo  que  habla  quedado  en 
)a  tierra. 

7  Y  todos  los  principes  del  ejército  que 
estaban,  por  el  campo,  ellos  y  sus  nom- 
bres, oyeron  como  el  rey  de  Babylonia 
habla  puesto  á  Godolias,  h^o  de  Ahicam, 
sobre  la  tierra,  y  que  le  habla  encomen- 
dado los  hombres,  y  las  mugeres,  y  los 
niños,  y  los  pobres  de  la  tierra,  los  que 
no  fueron  traspasados  en  Babylonia, 

8  Y  vinieron  á  Godolias  en  Maspnath, 
es  á  saber,  Ismael,  htyo  de  Kathanias,  y 
Jobanan,  y  Jonathan,  hijos  de  Caree,  y 
Sernas,  atyo  de  Tanehumetb,  y  los  hijos 
de  Ophi,  Nethophathlta,  y  iezonias,  h^o 
de  Maachatbi,  ellos  y  sus  hombres. 

t>  Y  juróles  Godolias,  htfo  de  Ahicam, 
hijo  de  Saphan,  á  ellos  y  á  sus  hombres, 
diciendo :  No  tengáis  temor  de  servir  á 
los  Chaldeo8 :  habitad  en  la  tierra,  y  ser- 
vid al  rey  de  Babylonia,  y  habréis  bien. 

10  Y  veis  aquí  que  yo  habito  en  Mas- 
pnath para  estar  delante  de  los  Chaldeos 
que  vendrán  á  .nosotros  j  y  vosotros  co- 
ged el  -vino,  y  el  pan,  y  el  aceite,  y  pe- 
inadlo en  vuestros  almacenes,  y  quedaos 

en  vuestras  ciudades  que  habéis  tomada. 

11  Y  asimismo  todos  los  Judios  que 
eetaban  en  Moab,  y  entre  los  hijos  de 
Ammon,  y  en  Edem,  y  los  que  estaban 
en  todas  las  tierras,  oyeron  decir  como 
el  rey  de  Babylonia  habia  concedido  res- 
to de  Juda,  que  habia  puesto  sobre  ellos 
á  Godolias,  isjo  de  Ahicam,  hijo  de  Sa- 
phan. 

12  Y  tornáronse  todos  los  Judios  de 
todas  las  partes  adonde  hablan  sido  echa- 
dos, y  vinieron  eu  tierra  de  Juda  á  Go- 
dolias en  Maspnath,  y  cogieron  vino  y 
muy  mucho  pan, 

6tt 


13  Y  Johanaa,  htfo  de  Caree,  y  todos 
los  príncipes  de  los  ejércitos  que  ettabam 
en  el  campo,  vinieron  á  Godolias  en 
Afasphat.' 

14  H  Y  dUéronle:  ¿No  sabes  de  cierto 
como  Baalls,  rey  de  los  htyos  de  Ammon, 
ha  enviado  á  Ismael,  mjo  de  Nathaaias 
para  matarte?  Mas  Godolias,  fetyo  de 
Ahicam,  no  los  creyó. 

15  Y  Johanan  hJjo  de  Caree,  habló  4 
Godolias  en  secreto  en  Maspnath,  dicien- 
do :  Yo  iré  ahora,  y  heriré  á  Ismael,  hi- 
jo de  Natbanias,  y  hombre  no  lo  sabrá; 
¿por  qué  te  ha  de  matar,  y  todos  los  Ju- 
díos que  se  han  recogido  á  tí  se  derra- 
marán, y  perecerá  la  resta  de  Juda? 

16  Y  Godolias,  htyo  de  Ahleam,  dijo  á 
Johanan,  h\)o  de  Coree:  No  hagas  es- 
to; porque  íalso  es  lo  que  tú  dices  de 


CAPITULO  XLL 

¿■«Mímate  4  traición  4  Oodoüa*,  p  kmem  Xmtb- 
stores  crueldades,  y  toma  consigo  d  ios  qm  ftriiri 
quedado  para  ttevartés  d  la  tierra  do  tos  Ammatsf- 
las.    II.  Johanan  Je  sisme,  w  h  quila  lo  #—»,  y4« 

Y  ACONTECIÓ  en  el  mes  séptimo 
que  vino  Ismael,  htyo  deNathaniaa» 
hijo  de  Ellsama,  de  la  simiente  real,  y 
alguno*  príncipes  del  rey,  y  diez  hom- 
bres eon  él,  á  Godolias,  h^o  de  Ahicam, 
en  Masphath,  y  comieron  allí  pan  juntos 
en  Maspnath. 

2  Y  levantóse  Ismael,  hijo  de  Natha- 
nias,  y  los  diez  hombres  que  estaban  con 
él,  y  hirieron  á  cuchillo  á  Godolias,  bUo 
de  Ahicam,  hijo  de  8apban,  ai  cual  habla 
puesto  el  rey  de  Babylonia  sobre  la  tier- 
ra, y  le  mató. 

3  Asimismo,  hirió  Ismael  á  todos  los 
Judios  que  estaban  con  él,  con  Godolias, 
en  Maspbatb,  y  á  los  soldados  Chaldeos 
que  se  hallaron  allí. 

4  Y  toó  que  un  dia  después  que  mató  á 
Godolias,  y  no  lo  supo  hombre» 

5  Vinieron  hombres  de  Sichem,  y  de 
Silo,  y  de  Samarla,  ochenta  hombres, 
raida  la  barba,  y  rotas  las  ropas,  y  arana- 
dos  ;  y  traían  en  sus  manos  presente  y 
perfume  para  llevar  en  la  casa  de  Jehova, 

6  Y  sallóles  al  encuentro  de  Masphath 
Ismael,  bUo  de  Natnsnias,  yendo  andan- 
do y  llorando ;  y  aconteció  que  como  los 
encontró,  les  dijo :  Venid  á  Godolias,  hi- 
jo de  Ahicam, 

7  Y  fué  que  cuando  vinieron  en  medio 
,dc  la  ciudad,  Ismael,  bijo  de  Nathanias, 
ios  degolló,  y  loe  echó  en  medio  de  un  ai- 
gibe»  él  f  loa  varones  que  «toen»  coa  ék 


JEREMÍAS. 


8  T  fueron  hallados  dies  hombres  en- 
tre ellos  que  dijeron  á  Ismael :  No  nos 
mates,  porque  tenemos  en  el  campo  te- 
soros de  trigos,  y  cebadas,  y  aceite,  y 
miel ;  y  los  dejó,  y  no  los  mató  entre  sus 
hermanos. 

9  Y  el  alglbe  en  que  echó  Ismael  todos 
los  cuerpos  de  los  varones  que  hirió  por 
causa  de  Godoltót,  era  el  mismo  qne  ha- 
bla hecho  el  rey  Asa  por  eansa  de  Baasa, 
rey  de  Israel :  este  hinchió  de  muertos 
Ismael,  hijo  de  Nathanlas. 

10  T  llevó  cautivo  Ismael  á  todo  el  res- 
to del  pueblo  qne  «ateos  en  Masphath, 
las  hijas  del  rey,  y  á  todo  el  pueblo  qne 
habla  qnedado  en  Masphath,  qne  Nabu* 
sardan,  capitán  de  la  guarda,  habla  en- 
cargado á  Godollas,  hijo  de  Ahlcam,  y 
llevólos  cautivos  Ismael,  mjo  de  Natba- 
nlas, y  fuese  para  pasarse  A  los  h^os  de 
Ammon. 

11  ^  Y  oyó  Johanan,  hfyo  de  Caree,  y 
todos  los  principes  de  los  ejército»  qne 
tetaban  con  él,  todo  el  mal  que  hizo  Is- 
mael, htyo  de  Nathanlas. 

12  Y  tomaron  todos  los  varones,  y 
fheron  para  pelear  con  Ismael,'  hijo  de 
Nathanlas,  y  halláronle  junto  á  aguas 
muchas  que  et  en  Oabaon. 

18  Y  aconteció  qne  como  todo  el  pue- 
blo que  estaba  con  Ismael  oyó  á  Johanan, 
hijo  de  Caree,  y  á  todos  los  principes  de 
los  ejércitos  que  venían  con  él,  se  alegra- 
ron. 

14  Y  todo  el  pueblo  qne  Ismael  habla 
traído  eantlvo  de  Masphath,  tornáronse, 
y  volvieron,  y  fuéronse  á  Johauau,  rojo 
de  Caree. 

15  Mas  Ismael,  hijo  de  Nathautas,  se 
escapó  delante  de  Johanan  con  ocho  va- 
rones, y  fuese  á  los  hijos  de  Ammon. 

10  Y  Johanan,  hijo  de  Caree,  y  todos 
Ice  principes  de  los  ejércitos  que  con  él 
ataban,  tomaron  todo  el  resto  del  pue- 
blo que  hablan  tornado  de  Ismael,  hijo 
de  Nathanlas,  de  Masphath,  después  qne 
htrió  á  Godollas,  hijo  de  Ahlcam,  hom- 
bres de  guerra,  y  mtigeres,  y  ntflos,  y  los 
eunucos  que  él  habla  tornado  de  Oa- 
baon. 

17  Y  fueron,  y  habitaron,  en  Geruth- 
chlmham,  que  es  cerca  de  Beth-lehem, 
para  partirse,  y  meterse  en  Egypto, 

18  Por  causa  de  los  Chaideos ;  porque 
temían  á  causa  de  ellos,  por  haber  heri- 
do Ismael,  bljo  de  Nathanlas,  á  Godollas, 
fetyo  te  Ahlcam,  al  cual  el  rey  de  Babyto- 
nia  habla  puesto  sobre  la  tierra, 


CAPITULO  XLTL 

El  pueblo  f  los  principes  requieren  d  JeremUm  que  ore 
por  ellos  d  Dios,  y  le  consulte  para  sdser  i»  que  ha- 
rén; y  éllts  ñapead*  qm  la  voluntad  de  Dios  se- 
que se  queden  en  la  tierra;  y  no  se  pasen  d  Egipto, 
como  lo  pensaban  hacer,  si  no  quieren  morir  aÚd  ma- 
la muerte,  incurriendo  en  ira  de  JHem  de  nuevo,  por 


Y  VINIERON  todos  los  principes  de 
los  ejércitos,  y  Johanan,  htyo  de 
Caree,  y  Jesonlas,  hijo  de  Osólas,  y  to- 
do el  pueblo  desde  el  menor  basta  el 
mayor. 

2  Y  dfyeron  á  Jeremías  profeta:  Caiga 
ahora  nuestro  ruego  delante  de  ti,  y  rue- 
ga por  nosotros  á  Jehova  tu  Dios  por  to- 
do este  reato;  porque  habernos  qneda- 
do unos  pocos  de  muchos,  como  tus  ojos 
nos  ven: 

8  Para  que  Jehova  tu  Dios  nos  ensene 
camino  por  donde  vamos,  y  lotique  he- 
mos de  hacer. 

4  Y  Jeremías  profeta  les  cujo:  Ya  he 
oído:  he  aqui  oro  á  Jehova  vuestro  Dios 
como  habéis  dicho ;  y  será  que  todo  lo 
que  Jehova  os  respondiere,  os  ensenaré: 
no  os  dejaré  palabra. 

5  Y  ellos  dtyeron  á  Jeremía* :  Jehova 
sea  entre  nosotros  testigo  de  la  verdad 
y  do  la  lealtad,  si  no  hiciéremos  conforme 
á  todo  aquello  para  lo  cual  Jehova  tu 
Dios  te  enviare  á  nosotros. 

ó  Ora  «as  bueno,  oía  malo,  á  la  vos  de 
Jehova  nuestro  Dios,  al  cual  te  envia- 
mos, obedeceremos;  porque  obedecien- 
do á  la  voz  de  Jehova  nuestro  Dios,  luya- 
mos bien. 

7  Y  aconteció  que  á  cabo  de  dles  días 
fué  palabra  de  Jehova  á  Jeremías. 

8  Y  llamó  a  Johanan,  hfyo  de  Caree,  y  é 
todos  los  principes  de  los  >ejereitos  qne 
«miaban  con  él,  y  á  todo  el  pueblo  desde 
el  menor  hasta  el  mayor, 

9  Y  acoles:  Asi  dtfo  Jehova  Dios  de 
Israel  al  cual  me  enviasteis  para  que  hi- 
ciese caer  vuestros  ruegos  en  sn  presen- 
cia: 

10  81  quedando  os  quedareis  en  esta 
tierra,  edificaros  he,  y  no  os  destruiré: 
plantaros  he,  y  no  arranearé;  porque  ar- 
repentido estoy  del  mal  que  os  he  hecho. 

11  No  temáis  de  la  presencia  del  rey  de 
Babylonia,  de  cuya  presencia  tenéis  te- 
mor :  no  temáis  de  su  presencia,  dijo  Je- 
hova, porque  con  vosotros  estoy  yo  para 
salvaros,  y  libraros  de  su  mano. 

12  Y  daros  he  misericordias,  y  habrá 
misericordia  de  vosotros,  y  haceros  ha 
moni  en  vuestra  tierra. 


JEREMÍAS. 


18  T  ti  dijereis:  No  moraremos  en  esta 
tierra,  no  obedeciendo  á  la  toz  de  Je- 
tara vuestro  Dios, 

14  Diciendo:  No:  antes  nos  entrare- 
mos en  tierra  de  Egypto,  en  la  cnal  no 
veremos  guerra,  ni  oiremos  sonido  de 
trompeta,  ni  tendremos  hambre  de  pan ; 
y  allá  moraremos : 

15  Ahora,  pues,  por  tanto  oid  palabra 
de  Jehova,  residuos  de  Jnda:  Asi  dtyo 
Jehova  de  los  ejércitos,  Dios  de  Israel: 
Si  vosotros  volvierais  vuestros  rostros 
para  entrar  en  Bgypto,  y  entrareis  para 
peregrinar  allá: 

16  Será  que  la  espada  que  teméis,  allá 
en  tierra  de  Bgypto  os  comprenderá;  y 
la  hambre  de  que  tenéis  temor,  allá  en 
Egypto  se  os  pegará ;  y  allá  moriréis. 

17  Y  será  que  todos  los  varones  que 
toraafeoosus  rostros  para  entrarse  en 
Egypto  para  peregrinar  allá,  morirán  á 
espada,  á  hambre,  y  á  pestilencia:  ni  ha- 
brá de  ellos  quien  quede  vivo,  ni  quien 
escape  delante  del  mal  que  yo  traigo  so- 
bre ellos. 

18  Porque  así  dtf  o  Jebova  de  los  ejérci- 
tos, Dios  de  Israel:  Como  se  derramó 
mi  enojo  y  mi  Ira  sobre  los  moradores 
de  Jerusalem,  asá  se  derramará  mi  Ira 
sobre  vosotros,  cuando  entrareis  en  Egyp- 
to; y  seréis  por  juramento,  y  por  espan- 
to, y  por  maldición,  y  por  afrenta,  y  no 
veréis  mas  este  lugar. 

10  Jehova  habló  sobre  vosotros,  ó  I  re- 
siduos de  Juda:  No  entréis  en  Egypto: 
sabiendo  sabed  que  os  aviso  hoy. 

20  ¿  Por  qué  hicisteis  errar  vuestras  al- 
mas? Porque  vosotros  me  enviasteis  á 
Jehova  vuestro  Dios,  diciendo :  Ora  por 
nosotros  á  Jebova  nuestro  Dioa,  y  con- 
forme á  todas  las  cosas  que  Jehova  nues- 
tro Dios  dyere,  asi  nos  lo  has  saber,  y 
hacerlo  hemos. 

21  T  héoslo  denunciado  hoy,  y  no  obe- 
decisteis á  la  vos  de  Jobova  vuestro  Dios, 
ni  á  todas  las  cosas  por  las  cuales  me  en- 
vió á  vosotros. 

22  Ahora  pues,  sabiendo  sabed  que  á 
espada,  y  á  hambre,  y  á  pestilencia  mo- 
riréis en  el  lugar  donde  deseasteis  entrar 
para  peregrinar  allá. 

CAPITULO  XLm. 

Lt»  principo  m  creando  ai  mrito  gtié  te$  daba  J»r9- 
mía*  dé  parta  de  Dio*,  toman  d  todo  el  jrwMn.  y 
*e  patán  con  él  d  Egvpto.  TI.  Llegado*  H  Eaypto% 
Jeremía*  le»  predice  que  el  rry  de  Babilonia  ven- 
dría tabre  Bgwpto  y  lo  teammria  fe. 

Y  ACONTECIÓ  que  como  Jeremías 
acabó  de  hablar  á  todo  el  pueblo 
0M 


todas  las  palabras  de  Jebova  Dioa  de 
ellos,  por  las  cuales  Jehova  Dios  de  ellos 
le  habla  enviado  á  ellos,  a  á  saber,  todas 
estas  palabras : 

2  Dijo  Asarlas,  htyo  de  Osólas,  y  Joha- 
nan,  hijo  de  Caree,  y  todos  los  varones 
soberbios,  dieron  á  Jeremías :  Mentira 
dices:  No  te  envió  Jehova  nuestro  Dioa 
para  decir:  No  entréis  en  Egypto  para 
peregrinar  allá 

3  Mas  Baruch,  htyo  de  Neriás,  te  Incita 
contra  nosotros,  para  entregarnos  en 
mano  de  los  Ohaldeos,  para  matamos,  y 
para  hacernos  traspasar  en  Babyloata. 

4  Y  no  oyó  Jobanan,  hijo  de  Caree,  y 
todos  los  principes  de  los  ejércitos,  y 
todo  el  pueblo,  á  la  vos  de  Jehova  para 
quedarse  en  tierra  de  Jada. 

5  Y  tomó  Jobanan,  hijo  de  Caree,  y  to- 
dos los  principes  de  les  ejércitos,  á  todo 
el  resto  de  Juda,  que  hablan  vuelto  do 
todas  lss  naciones  adonde  hablan  sido 
echados  para  morar  en  tierra  de  Juda; 

6  Hombres,  y  mugerea,  y  niños,  y  las 
hijas  del  rey,  y  toda  alma  que  habla  do- 
jado  Nabuzardan,  capitán  de  la  guarda, 
con  Goaollas,  htyo  de  Ahicam,  hijo  do 
Saphan,  y  á  Jeremías  profeta,  y  á  Ba- 
ruch, htyo  de  Norias. 

7  Y  vinieron  á  tierra  de  Egypto ;  por- 
que no  oyeron  la  vos  de  Jebova,  y  vinie- 
ron basta  Thaphnes. 

8  1  Y  fué  palabra  de  Jebova  á  Jeremías 
en  Thaphnes,  diciendo : 

0  Toma  con  tu  mano  piedras  grandes, 
y  cúbrelas  de  barro  en  un  horno  de  la- 
drillos que  ettd  á  la  puerta  de  la  casa  de 
Pharaon  en  Thaphnes,  á  vista  de  hom- 
bres Judios; 

10  Y  dlles :  Asi  dtfo  Jobova  de  loa 
ejércitos,  Dios  do  Israel:  He  aqm  que 
yo  envió,  y  tomaré  á  Naboehodonosor, 
rey  de  Babykmla,  mi  siervo,  y  pondré  bu 
trono  sobre  estas  piedras  que  escondí; 
y  tenderá  sn  tienda  rica  sobre  ellas. 

11  Y  vendrá,  y  herirá  la  tierra  de  Egyp- 
to, los  que  á  muerte  á  muerte,  y  los  que 
á  cautiverio  á  cautiverio,  y  los  que  á  cu- 
chillo á  cuchillo. 

12  Y  pondré  fuego  á  las  casas  de  loa 
dioses  de  Egypto,  y  quemarlas  ha,  y  á 
ellos  llevará  cautivos ;  y  él  se  vestirá  la 
tierra  de  Egypto,  como  el  pastor  se  viste 
su  capa,  y  saldrá  de  allá  en  pan, 

13  Y  quebrará  las  estatuas  de  Betb- 
semes,  que  m  en  tierra  de  Bgypto,  y  las 
casas  de  los  dioses  de  Egypto  quemará 

á  lUOgO.  ¡zed^by^ 


JEREMÍAS. 


CAPITULO  XMV. 

Reprendiendo  el  profeta  km  idolaérias  del  jMaftfc  4* 
Juila  en  Egypto,  todo  el  pueblo,  y  singularmente 
las  mugeres  se  le  oponen,  y  afirman  que  proseguí' 
rds\  en  ellas  alegando  la  vieja  costumbre,  la  autori- 
dad de  tm  martelo*,  el  ejemplo  de  mu  primeipee  te. 
y  atribuyendo  d  haberlas  dejado  alguna  vez  toda» 
las  calamidades  que  les  habían  sobrevenido,  II.  El 
profeta  les  concede  ser  verdad  lo  qve  alegan,  ma» 
que  por  oso  loe  ka  ochado  Dioe  do  eu  tierra  #v.  y  por 
el  mismo  caso  aun  lo»  castigará;  y  en  señal  de  ello 
les  predice  la  ruina  de  Fharaon  por  mano  del  rey 
de  Babylonia. 

PALABRA  que  fué  4  Jeremías  acerca 
de  todos  loe  Judíos  qne  moraban  en 
1a  tierra  de  Egypto,  qne  moraban  en 
Magdad,  y  en  Thaphnes,  y  enNoph,y  en 
tierra  de  Phathures,  diciendo: 
2  Asi  dtfo  Jehova  de  los  ejércitos,  Dios 
ée  Israel :  Vosotros,  habéis  visto  todo  el 
mal  qne  troje  sobre  Jernsalem,  y  sobre 
todas  las  eindades  de  Jada;  y  be  aquí 
qne  eHas  están  el  dia  de  boy  asoladas,  ni 
hay  en  ellas  morador, 

5  A  canea  de  la  maldad  de  ellos  qne 
hicieron,  para  hacerme  enojar,  yendo  á 
ofrecer  sahumerios,  honrando  dioses  age- 
nos,  qne  ellos  no  conocieron,  vosotros 
ni  vuestros  padres. 

4  T  envié  á  vosotros  á  todos  mis  sier- 
vos profetas,  madrugando  y  enviando»  y 
diciendo :  No  bagáis  ahora  esta  eosa  abo- 
minable que  yo  aborrezco. 

6  T  no  oyeron,  ni  abajaron  su  oreja 
para  convertirse  de  su  maldad,  para  no 
ofrecer  sahumerios  á  dioses  ágenos. 

6  Y  derramóse  mi  saña  y  mi  furor,  y 
encendióse  en  las  ciudades  de  Jada,  y  en 
las  calles  de  Jernsalem,  y  tornáronse  en 
soledad,  y  en  destrucción,  como  parece 
boy. 

7  Ahora  pues,  así  dfyo  Jebova  de  los 
ejércitos,  ¿ios  de  Israel :  ¿  Por  qué  ha- 
céis tan  grande  mal  contra  vuestras  almas 
para  ser  talados,  varón  y  muger,  ntfio  y 
mamante  de  en  medio  de  Jada,  para  que 
no  os  dejéis  residuos ; 

8  Para  hacerme  enojar  por  las  obras  de 
vocetros  manos,  ofreciendo  sahumerios 
á  dioses  ágenos  en  la  tierra  de  Bgypto,  á 
donde  habéis  entrado  para  morar,  para 
qne  os  acabéis,  y  seáis  por  maldición,  y 
por  vergüenza  á  todas  las  naciones  de  la 
tierra? 

9  ¿  Habéis  os  olvidado  de  los  maldades 
de  vuestros  padres,  y  de  las  maldades  de 
los  reyes  de  Jada,  y  de  las  maldades  de 
sas  mugeres,  y  de  vuestras  maldades,  y 
de  las  maldades  do  vuestras  mugeres  que 
hicieron  en  tierra  de  Jada,  y  en  las  calles 
de  Jernsalem  t 


10  No  se  han  quebrantado  hasta  el  día 
de  boy,  ni  han  tenido  temor,  ni  han  ca- 
minado en  mi  ley,  ni  en  mis  derechos 
que  di  delante  de  vosotros,  y  delante  de 
vuestros  padres. 

11  Por  tanto  asi  djjo  Jehova  de  los  ejér- 
citos, Dios  ée  Israel:  He  aquí  que  yo 
pongo  mi  rostro  en  vosotros  para  mal)  y 
para  acabar  á  todo  Jada. 

19  T  tomaré  al  resto  de  Jndaque  pu- 
sieron sus  rostros  pava  antear  en  tierra 
de  Egypto  pata  morar  allá,  y  todos  se- 
rán consumidos . en  tierra  de  Egypto; 
caerán  á  cuchillo,  serán  consumidos  de 
hambre,  desde  el  mas  pequeño  hasta  el 
mayor:  á  cuchillo  y  á  hambre  morirán, 
y  serán  por  Juramento,  y  por  espanto,  y 
por  maldición,  y  por  afrenta. 

18  Y  visitaré  á  los  que  moran  en  tierra 
de  Egypto,  como  visité  4  Jernsalem,  con 
espada,  y  con  hambre,  y  con  pestilencia. 

14  Y  no  habrá  quien  escape,  ni  quien 
quede  vivo  del  resto  do  Jada,  que  en* 
traron  en  tierra  de  Egypto  para  morar 
allá,  para  volver  á  la  tierra  de  Jada,  por 
la  cual  ellos  suspiran  por  volver  para 
habitar  allá;  porque  no  volverán,  si  no 
los  que  escaparen. 

15  t  Y  respondieron  al  mismo  Jeremías 
todos  los  que  sabían  que  sus  mugeres 
hablan  ofrecido  sahumerios  á  dioses  age- 
nos,  y  todas  tes  mugeres  que  estaban 
presentes,  una  grande  compañía,  y  todo 
el  pueblo  que  habitaba  en  tierra  de  Egyp- 
to en  Pbathures,  diciendo : 

10  La  paltibra  que  nos  has  hablado  en 
nombre  de  Jehova,  no  olmos  de  ri  i 

17  Antes  haremos  de  hecho  toda  pala* 
bra  que  ha  salido  de  nuestra  boca  para 
ofrecer  sahumerios  á  la  rema  del  délo,  y 
derramándole  derramadoras  como  habe- 
rnos hecho  nosotros,  y  nuestros  padres, 
nuestros  reyes,  y  nuestros  principes,  en 
km  ciudades  de  Jada,  y  en  las  plazas  do 
Jernsalem,  y  luimos  hartos  de  pan,  y  fui- 
mos alegres,  y  nunca  vimos  mal. 

18  Mas  desde  que  cesamos  de  ofrecer 
sahumerios  á  la  reina  del  cielo,  y  de  der- 
ramarle derramadoras,  nos  taha  todo,  y 
á  cuchillo,  y  á  hambre  somos  consumi- 
dos. 

19  Y  cuando  nosotros  ofrecimos  sahu- 
merios á  la  reina  del  cielo,  y  le  derrama- 
mos derramadoras,  ¿hlcimosle  sin  nues- 
tros maridos  tortas  para  alegraría,  y  der- 
ramárnosle derramaduras  ? 

20  Y  hablo  Jeremías  á  todo  el  pueblo  á 
loshombresjyáksmogere^yátodala 

«5 


JEREMÍAS. 


plebe  qme  le  hablan  respondide  esto,  di- 
ciendo. 

21  ¿No  se  ha  acordado  Jehova,  y  no  ha 
Tenido  á  su  memoria  el  sahumerio  que 
ofrecisteis  en  las  ciudades  de  Judo,  y  en 
las  platas  de  Jerusalem,  vosotros,  y  vues- 
tros padres,  vuestros  reyes,  y  vuestros 
principes,  y  el  pueblo  de  la  tierra? 

22  Y  no  pudo  sufrir  mas  Jehova  á  causa 
de  la  maldad  de  vuestras  obras,  á  causa 
de  las  abominaciones  qme  habláis  he- 
cho :  por  tanto  vuestra  tierra  fué  en  aso- 
lamiento, y  en  espanto,  y  en  maldición, 
hasta  no  quedar  morador,  como  partee 
hoy. 

88  Porque  ofrecisteis  sahumerios,  y  pe- 
casteis contra  Jehova,  y  no  oísteis  la  vos 
de  Jehova,  ni  anduvisteis  en  su  ley,  ni 
en  sus  derechos,  ni  en  sus  testimonios  : 
por  tanto  ha  venido  sobre  vosotros  este 
mal,  eomo  partee  hoy. 

2*  Y  alto  Jeremías  á  todo  el  pueblo,  y  á 
todas  las  mugeres :  Oíd  palabra  de  Jeho- 
va, todo  Juda,  los  que  estafe  en  tierra  de 
ifripto» 

25  Asi  habló  Jehova  Dios  de  los  ejérci- 
tos, Dios  de  Jsrael,  diciendo:  Vosotros, 
y  vuestros  mugeres  hablasteis  con  vues- 
tro boca,  y  curaplísteielo  con  vuestras 
manos,  diciendo:  Haremos  de  hecho 
nuestros  votos  que  votamos  de  ofrecer 
sahumerios  á  la  reina  del  délo,  y  de 
derramarle  derramadoras :  confirmando 
confirmáis  vuestros  votos,  y  haciendo 
hacéis  vuestros  votos. 

26  Por  tanto  oíd  palabra  de  Jehova,  to- 
do Juda  los  que  habitáis  en  tierra  de 
Egypto:  He  aquí-?**  yo  Juré  por  mi 
grande  nombre,  d^o  Jehova,  que  mi 
nombre  no  sera  mas  invocado  en  la 
boca  de  ningún  varón  Judio,  que  diga, 
Vive  el  8efior  Jehova,  en  toda  la  tierra 
de  Egypto. 

27  He  aqui  que  yo  velo  sobre  ellos  para 
mal,  y  no  para  bien ;  y  todos  los  varones 
de  Juda  que  están  en  tierra  de  Egypto, 
serán  consumidos  á  cuchillo,  y  á  hambre, 
hasta  que  sean  consumidos. 

28  Y  los  que  escaparen  del  cuchillo,  vol- 
verán de  tierra,  de  Egypto  á  tierra  de  Ju- 
da, pocos  hombres,  para  que  sepan  to- 
dos los  residuos  de  Juda,  que  han  en- 
trado en  Egypto  para  morar  allí,  la  pala- 
bra de  quien  ha  de  permanecer,  la  mia, 
ó  la  suya. 

29  Y  esto  tendréis  por  señal,  dice  Jeho- 
va, de  que  os  visito  en  este  lugar,  paro 
que  sepsis  que  permaneciendo  permane- 

686 


cerón  mis  palabfas  paro  mal  sobre  toso- 

tros. 

80  Asi  dtyo  Jehova:  He  aqui  que  yo  en 
trego  á  Pharaon-hopbra,  rey  de  Egypto, 
en  mano  de  sus  enemigos,  y  en  inaoo  de 
los  que  buscan  su  alma;  como  entre- 
gué á  8edecias,  rey  de  Juda,  en  mano  de 
Nabuchodonosor,  rey  de  Babyloni*»  aa 
enemigo,  y  que  buscaba  su  alma, 

CAPITULO  XLV. 
Jbmmmmaet  *****  *  parte  dm  JMm  *  Murwe*  m 
escribiente  qm  Ueve  con  paciencia  napérdidmm  par» 
ticulare»  en  la  calamidad  comvm,  y  qme  te  comiente 

tM  Ont  Cf  M  COtt$tTVOnl  M  VtOm  étOnd 6  MntOV  *• 


PALABRA  que  habló  Jeremías  pro- 
feta á  Baruch,  hijo  de  Norias,  cuando 
escribía  en  el  libro  estas  palabras  de  la 
boca  de  Jeremías,  el  ano  cuarto  de  Joe- 
cim,  hUo  de  Josias,  rey  de  Juda,  diciendo; 

2  Asi  dÜo  Jehova  Dios  de  Israel  á  tí, 
Baruch: 

2  Dijiste :  \  Ay  de  mi  ahora!  poruña  me 
ha  añadido  Jehova  tnstesa  sobre  mi  do- 
lor: trabajó  con  mi  gemido,  y  no  he  ha- 
llado descanso. 

4  Decirle  has  asi :  Asi  dtfo  Jehova:  He 
aqui  que  yo  destruyo  los  que  edifiqué,  y 
arranco  los  que  planté,  y  toda  esta  tierra, 

6  l  Y  tú  buscas  para  ti  grandezas?  No 
busques ;  porque  he  aqui  que  yo  traigo 
mal  sobre  toda  carne,  dtyo  Jehova,  y  á  ti 
darte  he  tu  vida  por  despojo  en  todos 
los  lugares  donde  fueres. 

CAPITULO  XLYI. 

Pro/Man  la  derecho  del  tj*rc+o  de  Bgpmtmf  de  M 
rey  par  Im  Btdtpkmipe*  eom  premmmderetéitmeénu 
11.  Órnemela  d  la  igleeia  de  lat  piadoso»  en  tanta»  ea» 
Jamtdade»,  prometiéndole»  libertad  de  m  cavtiri- 
dad,  y  qme  volveren  d  m  fierro;  porque  a— y  la* 


PALABRA  que  rae  á  Jeramias  profeta 
de  Jehova  contra  las  gentes. 

2  A  Egypto:  contra  el  ejército  de  ?he* 
raon-neohao,  rey  de  Egypto,  que  estaba 
cerca  del  rio  Euphrates  en  Charchas**, 
al  cual  hirió  Nabuchodonosor,  rey  de 
Babylonia,  el  ano  cuarto  de  Joeóim,  lujo 
de  Josias,  rey  de  Juda. 

8  Aparejad  escudo  y  pavés,  y  venid  á 
la  guerra. 

4  Uncid  caballos,  y  subid  los  caballe- 
ros, y  poneos  con  capacetes:  limpiad 
las  lanzas,  vestios  de  lorigas. 

a  ¿Por  qué  los  vi  medrosos,  tornan- 
do atrás?  y  sus  valientes  fueron  deshe- 
chos, y  huyeron  á  rass  huir  sin  volver  4 
mirar  aini*¿  miedo  de  todas  partea,  dtyo 
Jebova» 


JEREMÍAS. 


Mente:  al  aquilón  Junto  á  la  ribera  del 
Suphrates  tropearon,  7  cayeron. 

7  ¿Quién  «t  este,  que  como  rio  sube,  y 
cuyas  aguas  se  mueven  como  ríos  ? 

8  Egypto  como  rio  se  hincha,  y  las 
aguas  se  mueven  como  rio»,  y  dijo :  Su- 
biré cubriré  la  tierra,  destruiré  la  du- 
dad, y  los  que  en  ella  moran. 

9  Subid  caballos,  y  alborotaos  carros,  7 
salgan  los  valientes :  los  Ethlopes,  7  los 
de  Libia  que  toman  escudo,  7  los  de  li- 
dia que  toman  7  entesan  arco. 

10  Mas  ese  día  mrá  á  Jehova  Dios  de 
los  ejércitos  dia  de  venganza,  para  ven- 
garse, de  sus  enemigos ;  7  la  espada  tra- 
gará, 7  se  hartará,  7  se  embriagará  de  la 
emngre  de  ellos;  porque  matanza  eerúk 
Jehova  Dios  de  los  ejércitos  en  tierra  del 
aquilón  al  rio  Euphrate*. 

11  Sube  á  Galaad,  7  toma  bálsamo,  vir- 
gen hija  de  Egypto:  jx>r  demás  multi- 
plicaras medicinas :  no  hay  cura  para  tí. 

19  Las  naciones  oyeron  tu  vergüeñas,  7 
tu  clamor  •hinchió  la  tierra;  porque  fuer- 
te se  encontró  con  inerte,  7  cayeron 
ambos  juntos. 

13  1Í  Palabra  que  habló  Jehova  á  Jere- 
mías profeta  acerca  de  la  venida  de  Na* 
buchodonosor,  rey  de  Babylonia,  pora 
herir  la  tierra  de  Egypto. 

14  Denunciad  en  Egypto,  7  haced  saber 
en  Magdalo:  haced  saber  también  en 
Hemphis,  7  en  Thaphnes,  decid :  Está 
quedo,  7  aparéjate;  porque  espada  ha 
de  tragar  tu  comarca. 

16  ¿  Por  qué  ha  sido  derribado  tu  fuer- 
te? no  se  pudo  tener,  porque  Jehova  le 
rempujó. 

16  Multiplicó  los  caldos :  cada  uno  tam- 
bién ca7ó  sobre  su  compañero,  7  dije- 
ron :  Levántate,  7  volvámosnos  á  nues- 
tro pueblo,  7  á  la  tierra  de  nuestro  naci- 
miento, de  delante  de  la  espada  vence- 
dora. 

17  Clamaron  allí,  Pharaon,  rey  de  Egyp- 
to, rey  de  revuelta:  dejó  pasar  el  tiempo 
señalado. 

18  Vivo  yo,  dice  el  Rey,  Jehova  de  los 
ejércitos  es  su  nombre,  que  como  Tha- 
bor  entre  los  montes,  7  como  Carmelo 
en  la  mar,  asi  vendrá. 

19  Házte  vasos  de  transmigración,  mo- 
radora btya  de  Egypto;  porque Mempbis 
será  por  yermo,  y  será  asolada  hasta  no 
quedar  morador. 

20  Becerra  hermosa  Egypto:  destruo» 
don  del  aquilón  viene,  viene. 

SI  fine  toldados  también  en  medio  de 


eOa  como  becerros  engordados:  que 
también  ellos  se  volvieron,  huyeron  to- 
dos sin  pararse ;  porque  el  dia  de  su 
quebrantamiento  vino  sobre  ellos,  el 
tiempo  de  su  visitación. 

22  Su  vos  irá  como  de  serpiente ;  por- 
que con  ejército  vendrán,  7  eon  hachas 
vienen  á  ella  como  cortadores  de  lefia. 

28  Cortaron  su  monte,  dice  Jehova, 
porque  no  podrán  ser  contados ;  porque 
serán  mas  que  langostas,  ni  tendrán  nó> 
mero. 

24  Avergonzóse  la  feQa  de  Egypto :  se- 
rá entregada  en  mano  del  pueblo  del 
aquilón. 

¿I  Dijo  Jehova  de  los  ejércitos,  IMos  de 
Israel :  He  aqui  que  yo  visito  al  pueblo 
de  Alejandría,  y  á  Pharaon,  y  á  Egypto, 
y  á  sus  dioses,  y  á  sus  reyes ;  y  á  Pha- 
raon, y  á  los  que  en  él  confian. 

20  Y  entregarlos  he  en  mano  de  los 
que  buscan  su  alma,  y  en  mano  de  Na* 
buchodonosor,  rey  de  Babylonia,  y  en 
mano  de  sus  siervos ;  y  después  será  ha- 
bitada como  en  los  dias  pasados,  dQo 
Jehova. 

27  1  T  tú  no  temas,  siervo  mío  Jacob, 
y  no  desmayes  Israel;  porque  he  aquí 
que  yo  te  salvo  de  lejos,  y  á  tu  simiente 
de  la  tierra  de  su  cautividad.  Y  volverá 
Jacob,  y  descansará,  y  será  prosperado,  7 
no  habrá  quien  le  espante. 

28  Tú,  mi  siervo  Jacob,  no  temas,  diee 
Jehova,  porque  contigo  eoy  yo;  porque 
haré  consumación  en  todas  las  naciones 
á  las  cuales  te  echaré :  mas  en  tí  no  ha- 
ré .consumación :  mas  castigarte  he  con 
juicio,  y  talando  no  te  talaré.  * 

CAPITULÓ  XLVn. 

Profetiza  la  dettrueeion  de  lo§  PaU»timo4  por  1o$ 


PALABRA  de  Jehova  que  fué  á  Jere- 
mías profeta  acerca  de  los  Palesti- 
nos, antes  que  Pharaon  hiriese  á  Gaza. 

2  Asi  djjo  Jehova :  He  aqui  que  suben 
aguas  de  la  parte  del  aquilón,  y  tornarse 
han  en  arroyo,  y  alagaran  la  tierra,  y  su 
plenitud,  ciudades  y  moradores  do  ellas ; 
y  los  hombres  clamarán,  y  todo  morador 
de  la  tierra  aullará, 

8  Por  el  sonido  de  las  uñas  do  sus  fuer- 
tes cabcdkx,  por  el  alboroto  de  sus  carros, 
por  el  estruendo  de  sus  ruedas :  los  po- 
dres no  miraron  á  los  htfos  por  la  flaque- 
za de  las  manos :  * 

4  Por  el  día  que  viene  para  destrucción 

de  todos  los  Palestinos,  para  talar  á  Ty* 

ro,  y  á  Sidon,  á  todo  ayudador  que  que- 

«7 


JEREMÍAS. 


dóvivo;  porque  Jehova  destruye  á  los  Pa- 
lestinos, al  reato  de  la  isla  de  Capadocia. 

5  Sobre  Gaza  vino  mesadura,  Ascalon 
fué  cortada»  y  el  resto  de  su  valle:  ¿has- 
ta cuándo'  te  arañarás  ? 

6  O!  cuchillo  de  Jehova,  ¿hasta  cuándo 
no  reposarás  ?  Métete  en  tu  vaina,  re- 
posa, y  calla. 

7  ¿Cómo  reposarás?  porque  Jehova  le 
ha  enviado  en  Ascalon,  y  á  la  ribera  de 
k  mar,  allí  le  puso. 

CAPITULO  XLVni. 

Con  particular  elegancia  y  vopia  predice  y  describe 
ia  destrucción  de  Moab  por  loe  Chaldeos\  por  haber 
sido  perpetuos  émulo»  del  pueblo  de  Dios.  Con  todo 
eeo  m  le  da  eeperamxa  de  restauración  en  Cristo. 
Conferirse  ha  este  capitulo  con  el  15,  y  10:  de  Isaías, 
do  donde  hay  muchas  sentencias  tomadas  ad  verbum 
por  ser  el  mismo  argumente. 

DE  Moab :  Asi  dtyo  Jehova  de  los 
ejércitos,  Dios  de  Israel:  ¡Ay  de 
Nebol  que  fué  destruida,  fué  avergonaa- 
da:  Caríathaim  fué  tomada:  fué  confusa 
Misgab,  y  desmayó. 

2  No  se  alabará  ya  mas  Moab :  de  He- 
sebón  pensaron  mal :  Venid,  y  quitémos- 
la de  entre  las  naciones.  También  tú, 
Madmen,  serás  cortada,  espada  irá  tras  tí. 

8  Voz  de  clamor  de  Oronaim :  destruc- 
ción, y  gran  quebrantamiento. 

-  4  Moab  fué  quebrantada:  hicieron  que 
se  oyese  el  clamor  de  sus  pequeños. 

5  Porque  á  la  subida  de  Luith  con  lloro 
subirá  el  que  llora ;  porque  á  la  descendi- 
da de  Oronaim  los  enemigos  oyeron  cla- 
mor de  quebranto : 

6  Huid,  escapad  vuestra  vida,  y  sean 
como  retama  en  el  desierto. 

7  Porque  por  cuanto  confiaste  en  tas 
haciendas,  y  en  tus  tesoros,  tú  también 
serás  tomada;  y  Cbamos  saldrá  en  cau- 
tiverio,'los  sacerdotes,  y  sus  principes 
juntamente. 

8  Y  vendrá  destruidor  á  cada  una  de 
las  ciudades,  y  ninguna  ciudad  escapará; 
y  perderse  ha  el  valle,  y  destruirse  ha  la 
campiña,  como  dyo  Jehova. 

9  Dad  alas  á  Moab,  para  que  volando 
vuele;  y  sus  ciudades  serán  desiertas 
hasta  no  quedar  en  ellas  morador. 

10  Maldito  el  que  hiciere  engañosamen- 
te la  obra  de  Jehova;  y  maldito  el  que 
detuviere  su  espada  de  la  sangre. 

11  Quieto  estuvo  Moab  desde  su  moce- 
dad, y  él  ha  estado  reposado  sobre  sus 
heces,  ni  fué  trasegado  de  vaso  en  vaso, 
ni  nunca  fué  .en  cautividad :  por  tanto 
quedó  su  sabor  en  él,  y  su  olor  no  se 
ha  trocado. 

m 


13  Por  tanto,  he  aquí  quo  vienen  dias, 
d|Jo  Jehova,  en  que  yo  le  enviaré  traspor- 
tadores  que  le  harán  trasportar;  y  vacian 
rán  sus  vagos,  y  romperán  sus  odres. 

13  T  Moab  so  avergonzará  de  Chamos, 
de  la  manera  que  la  casa  de  Israel  se 
avergonzó  de  Beth-el  su  confianza, 

14  ¿Cómo  diréis:  Valientes  somos,  y 
robustos  hombres  para  la  guerra? 

15  Destruido  fué  Moab,  y  sus  ciudades 
asoló;  y  sus  escogidos  mancebos  des- 
cendieron al  degolladero,  dijo  el  rey, 
Jehova  de  los  ejércitos  et  su  nombre. 

16  Cercano  ettd  el  quebrantamiento  de 
Mpab  para  venir;  y  su  mal  se  apresura 
mucho. 

17  Compadeceos  de  él  todos  los  que 
estai*  al  derredor  de  él ;  y  todos  los  que 
sabéis  su  nombre,  decid :  ¡  Cómo  se  que- 
bró la  vara  de  fortaleza,  el  báculo  de  her- 
mosura! 

18  Desciende  de  la  gloría,  siéntate  en 
seco,  moradora  hija  de  Dibon ;  porque  el 
destruidor  de  Moab  subió  contra  ti,  di- 
sipó tus  fortalezas. 

19  Párate  en  el  camino,  y  mira,  ó  I  mo- 
radora de  Aroer:  pregunta  á  Ja  que  va 
huyendo,  y  á  la  que  escapó;  Dile:  ¿Qué 
ha  acontecido  ? 

20  Avergonzóse  Moab,  porque  fué  que- 
brantado: aullad,  y  clamad:  denunciad 
en  Arnon  que  Moab  es  destruido, 

21  Y  que  vino  Juicio  sobre  la  tierra  de 
la  campiña;  sobre  Helon,  y  sobre  Jasa, 
y  sobre  Mephaatb, 

22  T  sobre  Dibon,  y  sobre  Nebo,  y  so- 
bre Beth-diblathaim, 

23  T  sobre  Caríathaim,  y  sobre  Beth- 
gamul,  y  sobre  Beth-maon, 

24  Y  sobre  Cariota,  y  sobre  Bosra,  y 
sobre  todas  las  ciudades  de  tierra  de 
Moab,  las  de  lejos,  y  las  de  cerca. 

25  Cortado  es  el  cuerno  de  Moab,  y  sm 
brazo  quebrantado,  dijo  Jehova. 

26  Embriagedle,  porque  contra  Jehova 
se  engrandeció;  y  revuélquese  Moab  so- 
bre su  vómito,  y  sea  por  escarnio  tam- 
bién él. 

27  ¿Y  no  te  fué  á  tí  Israel  por  escarnio, 
como  si  le  tomaran  entre  ladrones?  por- 
que desde  que  hablaste  de  él  te  has  mo- 
vido. 

28  Desamparad  las  ciudades,  y  habitad 
en  peñascos,  ó!  moradores  de  Mosb;  y 
sed  como  la  paloma  que  nace  nido  de- 
trás de  la  boca  de  la  caverna, 

29  Oído  hemos  la  soberbia  de  Moab, 
que  es  muy  soberbio;  §u  binohacon,  y 


JEREMÍAS. 


su  soberbia^  y,  su,  altive*,  1a  altura  de  su 
corazón, 

80  Yo  conozco,  dice  Jehova,  bu  Ira,  y 
sin  verdad,  sus  mentiras,  no  harán  así 

31  Por  tanto  yo  aullaré  sobre  Moab,  y 
sobre  todo  Moab  haré  clamor,  y  sobre 
los  varones  de  Clrheres  gemiré. 

82  Con  lloro  de  Jazer  uorarápor  ti,  6! 
vid  de  Sabama:  tus  ramos  pasaron  la 
mar,  basta  la  mar  de  Jazer  Ucearon :  so- 
bre tu  agosto,  y  sobre  tu  vendimia  vino 
destruidor. 

88  Y  será  cortada  la  alegría,  y  el  rego- 
cijo de  los  campos  labrados,  y  de  la  tier- 
ra de  Moab ;  y  haré  cesar  el  vino  de  los 
lagares,  no  pisarán  con  canción :  la  can- 
ción, no  será  canción. 

84  El  clamor,  desde  Kesebon  basta 
Eleale:  hasta  Jasa  dieron  su  voz:  desde 
Segor  hasta  Oronaim,  becerra  de  tres 
años ;  porque  también  las  aguas  de  Ním- 
rim  serán  destruidas. 

85  Y  haré  cesar  de  Moab,  dice  Jehova, 
quien  sacrifique  en  altar,  y  quien  ofrezr 
ca  sahumerio  á  sus  dioses. 

86  Por  tanto  mi  corazón,  por  causa  de 
Móab,  resonará  como  flautas;  y  mi  co- 
razón, por  causa  de  los  varones  de  Clr- 
heres, resonará  como  flautas ;  porque  las 
riquezas  que  hizo,  perecieron. 

87  Porque  en  toda  cabeza  habrá  calva, 
y  toda  barba  será  menoscabada;  y  sobre 
todas  manos  rasguños,  y  sacos  sobre  to- 
dos lomos. 

88  Sobre  todas  las  techumbres  de  Moab, 
y  en  sus  calles,  todo  el  terd  llanto;  por- 
que yo  qnebranté  á  Moab  como  á  vaso 
que  no  agrada  dijo  Jehova. 

89  ¡  Cómo  ha  sido  quebrantado !  aullad  : 
l  cómo  volvió  la  cerviz  Moab,  y  fué  aver- 
gonzado !  Y  fué  Moab  en  escarnio,  y  en 
espanto  á  todos  los  que  están  en  bus  al 
derr  odores. 

40  Porque  así  dijo  Jehova:  He  aquí 
•que  como  águila  volará,  y  extenderá  sus 

alas  á  Moab. 

41  Tomadas  son  las  ciudades,  y  toma- 
das son  las  fortalezas ;  y  ser4  aquel  día 
el  corazón  de  los  valientes  de  Moab  co- 
mo el  corazón  de  mnger.  en  angustias. 

43  Y  Moab  será  destruido  para  mas  no 
ser  pueblo ;  porque  se  engrandeció  con- 
tra Jehova, 

48  Miedo»  y  hoyo,  y  lazo  sobre  tí,  ó! 
morador  de  Moab,  dijo  ¿chova. 

44  El  que  huyere  del  miedo,  caerá  en 
el  hoyo;  y  el  que  saliere  del  hoyo,  será 
preso  del  lazo ;  porque  yo  traeré  sobre 

flpan.  44 


éL  sobre  ftoaj^  el  afip  d,e  an  yisijta^on, 
dflo  Jehova. 

45  A  la  sombra  de  Hesebon  bo  pararon 
los  que  huían  de  la  fuerza ;  porque  salló 
fuego  de  Kesebon,  y  llama  de  en  medio 
de  Sehon,  y  quemó  el  rincón  de  Moab,  y 
la  mollera  de  los  hijos  revoltosos. 

46  ¡Ay  de  tí,  Moab!  pereció  el  pueblo 
de  Chamos;  porque  tus  hijos  fueron 
presos  en  cautividad,  y  tus  bijas  en  cau- 
tiverio.' 

47  Y  haré  tornar  el  cautiverio  de  ttoab 
en  lo  postrero  de  los  tiempos,  dijo  Jebe* 
va.    Hasta  aquí  es  el  juicio  de  Moab. 

CAWTÜIX)  XLJX 

de  la  trQm4*  Q*d,d1<i  cwú  prttGMHm  cfcrwto; 
Jtoet.ll.  ti.  Ckmtrm  fat  Afamo*.  ULOrntraDo- 
mmco  y  $*  ti*rm>  IV.  Oomtr*  1m  d*  Ckdmr,  ó  tm 
A**»,  y  «m  n^fimef  *t  orí**..  r.,tiaMrft 
iMPtrta». 

DE  los  hijos  de  Ammon :  Así  düo  Je- 
hova :  ¿  No  tiene  hijos  Israel  f  ¿  No 
tiene  heredero?  ¿Por  qué  tomó  como 
por  heredad  el  rey  de  ellos  á  Gad^  y  su 
pueblo  habitó  en  sus  ciudades  ? 
%  Por  tanto  he  aquí,  vienen  días,  '¿fio 
Jebova,  en  que  haré  oír  en  Rabbath  de 
los  hijos  de  Ammon  clamor  de  guerra; 
y  será  puesto  en  montón  de  asolamiento, 
y  sus  ciudades  serán  puestas  á  fue^o,  j 
Israel  tomará  por  heredad  á  los  que  loa 
tomaron  á  ellos,  dijo  Jehova. 

3  Aulla,  ó!  Hesebon,  porque  destruida 
es  Hai:  clamad,  hijas  de  Rabbath,  ves- 
tios de  sacos,  endechad,  y  rodead  por 
los  vallados';  porque  el  rey  do  ellos  fué 
en  cautividad,  sus  sacerdotes,  y  sus  prin- 
cipes juntamente. 

4  ¿Por  qué  te  glorias  de  los  valles?  tu 
valle  se  escurrió,  ó!  hija  contumaz,  la 
que  confia  en  bus  tesoros,  la  que  dice : 
¿  Quién  vendrá  contra  mi  í 

5  He  aquí,  yo  traigo  sobre  ti  espanto, 
dice  el  Señor  Jehova  de  los  ejércitos,  de 
todos  tus  al  derredores,  y  seréis  lanzados 
cada  uno  delante  de  bu  rostro,  y  no  ha- 
brá quien  recoja  al  vagabundo. 

6  Y  después  de  esto  haré  tornar  la  cau- 
tividad de  los  hijos  de  Ammon,  dtyo  Je- 
hova. 

7  \  De  Edom :  Así  dijo  Jehova  de  loa 
ejércitos:  ¿No  hay  mas  sabiduría  en 
Theman?  ¿Ha  perecido  el  consejo  en 
los  6ábios?  ¿corrompióse  su  sabidu- 
ría? 

8  Huid  volveos,  escondeos  en  simas  pa- 
ra estar,  óT  moradores  de  Dedan ;  por- 
que el  quebrantamiento  de  Esau  traeré 

689      * 


JEREMÍAS. 


sobre  él,  al  tiempo  que  le  tengo  de  vi- 
sitar. 

9  Si  vendimiadores  vinieran  contra  tí, 
¿no  dejarán  rebuscos  ?  Si  ladrones  do  no- 
che^ tomarán  lo  que  hubieran  menester. 

10  Mas  yo  desnudaré  á  Esau,  descubriré 
sus  escondrijos,  no  se  podrá  esconder : 
será  destruida  su  simiente,  y  sus  herma- 
nos, y  sus  vecinos ;  y  no  será. 

íl  Deja  tus  huérfanos,  yo  los  criaré ;  y 
tus  viudas  sobre  mí  se  confiarán. 

12  Porque  así  d^o  Jehova :  lie  aquí  que 
los  que  no  estaban  condenados  á  beber 
del  cáliz, bebiendo  beberán,  ¿y  tú,  absol- 
viendo serás  ábsuelto  ?  no  serás  absuel- 
to :  más,  bebiendo  beberás. 

18  "Porque  por  mí  Juré,  dflo  Jehova,  que 
en  asolamiento,  en  vergüenza,  en  sole- 
dad, y  en  maldición  será  Bosra;  y  todas 
sus  ciudades  serán  en  asolamientos  per- 
petuos.    *    '  ! 

Í4  La  fama  oí,  que  de  parte  de  ¿chova 
habla  sido  enviado  mensajero  á  las  gen- 
tes, diciendo:  Juntaos,  y  venid  coutra 
ella,  y  levantaos  á  la  batalla. 

J8  Porque,  he  aquí  que  pequeño  te  he 
puesto  entregas  gentes,  menospreciado 
enlrc  los  hombres. 

18  Ta  arrogancia  te  engañó,  y  la  sober- 
bia de  tu  corazón :  que  habitas  en  caver- 
nas dé  peñas,  que  tienes  la  altura  del 
monte:  aunque  alces,  como  águila  tu 
nido,  de  allí,  te  haré  descender,  djjo  Je- 
hova,    .  ( 

17  YseráE&om  en  asolamiento:  todo 
aquel  queposare  por  ella  se  espantará,  y 
silbará  sobre  todas  sus  plagas. 

18  Como  cu,  el  trastornamicnto  do  So- 
doma,  y  de  Oomorrba,  y  de  sus  ciudades 
vecinas,  seré,  dijo  Jehova:  no  morará 
allí  nadie,  ni  la  habitará  hyo  de  hombre. 

10  lie  aquí  que  como  lcon  subirá  de  la 
hinchazón  del  Jordán  á  la  morada  fuer- 
te ;  porque  haré  reposo,  y  hacerle  he  cor- 
-rer  de  sobre  ella;  y  al  que  fuere  escogi- 
do la  encargaré;  porque,  ¿quién  es  se- 
mejante á  mí?  ¿6  quién  me  emplazará? 
I  ó  quién  será  aquel  pastor  que  me  osará 
resistir? 

20  Por  tanto  oid  el  consejo  de  Jehova, 
que  na  acordado  sobre  Edom;  y  sus 
pensamientos  que  ha  pensado  sobre  los 
moradores  de  Theman :  Ciertamente  los 
mas  pequeños  del  hato  los  arrastrarán,  y 
destruirán  sus  moradas  con  ellos. 

21  Del  estruendo  de  la  caída  de  ellos  la 
tierra  tembló,  y  el  grito  de  su  voz  se 
oyó  en  el  mar  jjermejo. 

090 


22  He  aquí  que  como  águila  subirá,  y 
volará;  y  extenderá  sus  alas  sobre  Bo»- 
ra;  y  el  corazón  de  los  valientes  de 
Edom  será  en  aquel  día  como  el  coraron 
de  muger  en  angustias. 

23  %  De  Damasco :  Avergonzóse  Eniath, 
y  Arphad,  porque  oyeron  malas  nuevas  : 
derritiéronse  en  aguas  de  desmayo,  no 
pueden  asosegarse. 

24  Desmayóse  Damasco,  volvióse  para 
huir*  y  le  tomó  temblor :  angustia  y  do- 
lores le  tomaron,  como  de  muger  que 
está  de  parto. 

25  ¡  Cómo  no  dejaron  á  la  ciudad  de  ala- 
banza, ciudad  de  mi  gozo ! 

26  Por  tanto  sus  mancebos  caerán  en 
sus  plazas,  y  todos  los  hombres  de  guer- 
ra morirán  en  aquel  dia,  dijo  Jehova  de 
los  ejércitos. 

27  Y  haré  encender  fuego  en  el  muro 
dé  Damasco,  y  consumirá  las  casas  do 
Benadad.    , 

28  H  De  Cedar,  y  de  los  reinos  de  Asor, 
los  cuales  hirió  Nabuchodonosor,  rey  de 
Babylonia:  Asi  dijo  Jehova:  Lcvaniáos, 
subid  contra  Cedar,  y  destruid  los  hJjos 
de  Cedem. 

29  Sus  tiendas  y  sus  ganados  tomarán* 
sus  cortinas,  y  todos  6us  vasos,  y  bus  ca- 
mellos tomarán  para  sí ;  y  llamarán  con- 
tra ellos  miedo  al  derredor.         ,    , 

30  Huid,  alejaos  pauy  lejos,  meteos  en 
simas  para  estar,  ó !  moradores  do  Asor, 
dyo  Jehova ;  porque  tomó  consejo  con- 
tra vosotros  Nabuchodonosor,  rey  de  Ba- 
bylonia, y  pensó  contra  vosotros  pensa- 
miento. 

31  Levantaos,  subid  á  nación  pacífica 
que  vive  seguramente,  dice  Jehova,  que 
ni  tienen  puertas,  ni  cerrojos ;  que  viven 
solos. 

82  T  serán  sus  camellos  por  presa,  y  la 
multitud  de¡ sus  ganados  por  despojo; 
y  esparcirlos  he  por  todos  vientos,  echa-# 
dos  hasta  el  postrer  rincón;  y  de  todos* 
sus  lados  les  traeré  su  ruina,  dijo  Jehova. 

33  Y  Asor  será  morada  de  dragones,  . 
soledad  para  siempre:  ninguno  morará 
alli,  ni  h^o  de  hombre  la  habitará. , 

84  t  Palabra  de  Jehova  que  iu£  á  Jere-  ' 
mías  profeta  á  cerca  do  Elam,  en  el  prin- 
cipio del  reino  'de -Sedéelas,  rey  de  Juda, 
diciendo.: 

85  Así  dtfo  Jehova  de  los  ejércitos :  He 
aquí  que  yo  quiebro  el  arco  do  Elam, 
principio  de  su  fortaleza, 

36  *t  traeré  sobre  Elam  los  cuatro  vien- 
tos de  los  cuatro  cantónos  del  cielo,  y 


JEREMÍAS. 


ablentarlos  be  á  tódoi  «tos  Vtetítos,  ni 
habí*  nación  adonde  no  vengan  eitran- 
geros  de  Blata. 

Sf  T  haré  que  Slam  naya  temor  delante 
4e  ana  enemigo»,  y  delante  de  los  que 
ñuscan  su  alma,  y  traerá  sobre  etlée  mal, 
y  el  furor  de  mi  enojo,  drjo  Jénova;  y 
enviaré  en  pos  de  ellos  espada  hasta  qne 
los  aoábe. 

88  Y  pondré  mi  trono  en  Elam,  y  des- 
truiré déaHl  rey  y  principes,  dflo  Jehova. 

89  Mas  acontecerá  en  lo  postrero  de  los 
días,  qne  haré  tornar  la  cautividad  de 
lRam,  4fyo  Jehova. 

CAPITULO  L. 

Predice  ta  tuólacton  ée  Babilonia  y  dé  toda  tu  Jfo- 


*>ixr)ia.y  irania  *t  cljm&o  da  Dio».    IL  La  li- 
bertad dclputUo  Jwtdico,  y  Ja  data  del  Xuevo  Tu- 

PAIiABKA  qtté  habló  Jehova  contra 
Babylonla,  ^contra  la  tierra  de  los 
Cnaídeos,  por  mano  de  JerenHas  profeta. 

2  Denunciad  en  las  naciones,  y  haced 
saber  i  levanta*  tJMirbtén  bandera :  naced 
saber,  y  no  encubráis :  decid :  Tontada  es 
Baéyionia,  avergonzado  es  Bel,  deshe- 
cho es  Merodaeh,  avergtmSada*  son  sus 
esculturas,  quebrados  £»' sus  1 Solos. 

8  Ponqué  subió  contra  ella  nacton  de  la 
paree  del  aquilón,  la'euat  pondrá  su  tier- 
ra en  asolamiento;  y  no  na&rá  quien  en 
ettaJ  more:  ni  hombre  ni  animal  se  mo- 
vieron,  se  fueron. 

4  t  En  aquellos  dffle,  y  en  aquél' tiem- 
po, dfoe  Jehova,  vendrán  los  hfybs  de  fs- 
ruel,  ellos;  y  los  hy os  de  Juda  juntamen- 
te, irán  andando  y -llorando,  y  buscarán 
é  Jehova  su  Dios.  . 

5  Por  el  camino  de  Sion  preguntaran, 
alH  enderezarán  sus  rostros:  Venid,  y 
juntaos  á  Jehova  con  concierto  eterno, 
que-"  jamas  se  ponga  en  el  olvido. 

0  Ovejas* perdidas  toeron  mi  pueblo,  bus 
,  pastores  las  hicieron  errar,  por  los  mon- 
tes las  descarriaron:  anduvieron  de  mon- 
te en  collado,  olvidáronse  de  sus  maja- 
das. 

7  Todos  los  que  los  hallaban,  •  los  co- 
mían; y  sus  enemigos  decían:  No  pe- 
caremos ;  porque  «Dos  pecaron  á  Jehova, 
morada  de  justicia,  y  esperanza  de  sus 
padrea  Jehova, 

8  Huid  de  en  medio  de  Babylonia,  y  sa- 
na de  tierra  de  Chaldeos;  ysefe  como 
los  mansos,  delante  del  ganado:        * 

9  t  Porque  he  aquí  que  yo  desparto,  y 
hago  subir  eontra  Babyloftla  cfagreea- 
eta»  de  grandes  naciones  de  la  tierra  del 


aquilón ;  y  desde  allí  so  aparejarán  con- 
tra ^efla,  y  será  tomada:  sus  flechas,  co- 
mo de  valiente  diestro,  no  se  tornará  en 
Vano. 

10  Y  la  tierra  dé  los  Cnaídeos  será  por 
presa:  todos los  que  la  saquearen,  sal- 
drán hartos,  drjo  Jehova. 

11  Porque  os  alegrasteis,  porque  os  go- 
zasteis destruyendo  mi  heredad ;  porque 
os  henchísteis  como  becerra  de  renue- 
vos, y  relinchasteis  como  caballos : 

13  Vuestra  madre  se  avergonzó  mucho, 
afrentóse  la  que  os  engendró.  Veis  aquí 
las  postrimerías '  de  las  naciones,  desier- 
to, sequedad,  y  páramo. 

18  Por  la  Ira  dé  Jehova  no  Be  habitará, 
mas  será  asolada  toda  ella :  todo  hombre 
que  pasare  por  Babylonia  sé  asombrará, 
y  silbará  sobre  todas  sus  plagas. 

14  Apercibios  contra  Babylonia  al  der- 
redor :  todos  los  que  entesáis  arcos  tirad 
contra  ella :  no  os  duelan  las  saetas,  por- 
que pecó  contra  Jehova. 

lfe  Gritad  contra  ella  en  derredor:  Dio 
su  mano,  caldo  han  sus  fundamentos, 
derribados  son  sus  muros ;  porque  ven- 
ganza es  de  Jehova.  Tomad  Venganza 
de  ella:  haced  con  ella  como  ella  nina* 

16  Talad  de  Babylonia  sembrador,  y  el 
qué  tiene  hoz  eri  tiempo  de  la  siega :  de- 
lante de  la  espada  forzadora  cada  uno 
volverá  el  rostro  hacia  su  pueblo,  cada 
uno  huirá  hacia  su  tierra. 

17  Ganado  descarriado  ha  sido  Israel, 
leones  le  amontaron :  el  rey  de  Assyrialo 
tragó  el  primero,  este  Nabuchodonosor, 
rey  de  Babylonia,  lo  desosó  el  postrero. 

18  Por  tanto  asi  drjo '  Jehova  de  los 
ejércitos,  Dios  de  Israel:  He  aquí  que 
yo  visito  al  rey  de  Babylonia,  y  á  su  tier- 
ra, como  visitó  al  rey  de  Assyria, 

19  T  tomaré  á  traer  á  Israel  á  su  mora- 
da, y  pacerá  al  Carmelo,  y  á  Basan ;  y  en 
el  monte  de  Efphraim,  y  de  Galaad  se 
hartará  su  aliña; 

20  En  aquellos  días,  y  en  aquel  tiempo, 
dijo  Jehova,  la  maldad  de  Israel  será  bus- 
cada, y  no  parecerá;  y  los  pecados  do 
Jtrda,  y  no  se  hallarán ;  porque  perdo- 
naré á  los  qué  tyo  hubiere  desjado. 

31  éube  cohtra  la  tierra  de  coUtuina- 
ces,  contra  ella,  y  contra  los  moradores 
de  la  visitación.  Destruye,  y  mata  en 
pos'  de  ellos,  .dtjb  Jehova;  y  haz  con- 
forme á  tbdoí  lo  que  yo  te  he  mandado. 

22  Estruendo  de  guerra  en  la  tierra,  y 
quebrantamiento  grande. 

28  ¿Cómo  lué  cortado  y  quebrado  el 


mnnniMa, 


martillo  de  toda  1»  tierral  ¿Ganw  a* 
tornó  Babylonia  on  desierto  entre  las  na- 
ciones? 

84  Púsote  lazos,  y  aun  fuiste  tomad*, 
ól  Babylonia,  y  tú  no  lo  supiste;  fuiste 
hallada,  y  aun  presa,  porque  provocaste 
á  Jehova. 

2$  Abrió  Jehova  su  tesoro,  y  sacó  ios 
vesos  de  su  furor;  porque  esta  es.  obra 
.de  Jehova  Dios  de  Jos  ejércitos  en  la 
tierra  de  Cháleteos, 

2i  Venid  contra  ella  desde  el  caboefeia 
tierw :  abrid  sus  alfolíes  i  bolladla  oomp 
á  parva,  y  destruidla;  no  le  queden  re- 
siduos. 

27  Matad  A  todos  sos  novillos,  vayan  al 
matadero :  ¡ay  de  ello*!  que  venido  es  su 
día,  el  tiempo  de  su  visitación. 

28  Voz  de  los  que  huyen  y  escapan  de 
la  tierra  de  Babylonia  m  oye,  para  que 
den  las  nuevo*  en  Sion  de  la  vonganznde 
Jghova  nuestro  Dios,  de  la  venganza  de 
su  templo. 

99  Haced  Juncar  sobro  $ahylouia  fle- 
cheros, 4  todos  los  que  entesan  aroo: 
asentad  campo  sobre  ella  al  derredor,  no 
escape  de  cUa  ninguno:  pagedle  según 
BUjObia;  conforme  4  toó>  lo  que  ella  bi- 
zohaced  con  ella;  porque  contra  Jeho- 
va se  ensoberbeció,  contra  el  Santo  de 
Israel 

SO  Por  tanto  sus  mancebos  caerán  en 
sus  plazas,  y  todos  sus  nombres  de 
guerra  «eran  talados  en  aquel  día,  dijo 
Jehova. 

31  He  aqui  yo  contra  ti,  ól  soberbio, 
dijo  ol  Seífbr  Jehova  de  los  ejércitos,  por- 
que tu  día  es  venido,  el  tiempo  en  que 
te  visitaré. 

33  Y  el  soberbio  tropezara,  y  caerá,  y 
no  tendrá  quien  le  levante ;  y  encenderé 
fuego  en  sus  ciudades,  y  quemará  todos 
sus  al  derredores. 

33  Asi  dijo  Jehova  de  los  ejércitos; 
Oprimidos  fueron  los  bfyos  de  Israel,  y 
los  hijos  de  Jada  juntamente;  y  todos 
los  que  los  tomaron  cautivos,  se  los  re- 
tuYieron:  no  los  quisieron  soltar. 

di  £1  Redentor  de  ellos  es  el  fuerte,  Je- 
hova  de  los  ejércitos  et  su  nombro:  plei- 
teando pleiteará  su  pleito  para  hacer 
quietar  la  tierra»  y  turbar  los  moradores 
de  Babylonia. 

85  Espada  sobro  los  Chaldeoa,  dijo  Je- 
hova, y  sobro  los  moradores  de  Babylo- 
nia, y  sobre  ana  principes,  y  sobre  sus 
sabios. 

3u  Espada  sobre  los  a#itao*,  y  ew> 

m 


serán  quebrantados» 

37  aspada  sobre  sus  oafrajiosb  jf  ooj- 
bresusoanos»ys0fr^^o^eivolgDOjue 
está  en  moó>a  da  ella»  y  aeran  cono 
mugares:  aspeo*  s^^  bus  tosoroa,  y  ae- 
ran saqueados. 

88  Sequedad  sobro  an*  aguan,  y  sésamo 
han ;  porque  tierra  es  de  esculturas»  y 
en  Ídolos  enloqueces*  • 

99  Por  tanto  morarán  bestias  montéeos 
con  gatoai  ñaparán  también  en  cUa  po- 
llos de  avestruz,  ni  mea  scjfá  poblada  pa- 
ra siempre,  ni  se  habitaste  aceración 
en  generación*  ^      •  > 

40  Qomo  en  el  ti^tornamiontodfilttfia 
áfiodonta,  y  á  fiosapishayy  á  sos-  emi» 
d»  vecinas,  dtyo  Jehova,  no  morará  allí 
hombre,  ni  lujo  de  hombre  la  habitará. 

41  He  aquí  que  «*  paablo  riego.  o>#s 
pqrte  del  esjuijon,*  eaaa  gran  naojoig? 
muchos  wyesae  levantarán  de  los  Mes 
do  la  tierra; 

43  fliTQ  y  lane>  toncarán,  serán  frutas, 
y  no  te»¿án  piedad;  si  tropel  sonará 
oomoila  mar%.y  cajfra^nráa  aohre  oaballoe* 
apereebirse  han  como  honiore  á  Ja  ¿o- 
lea  copara  ti,  <¿  felfe  da  BefcylonJn» 

48  Oyósuiflnn*eVr«ydeWb$l0uia,jr 
sna  manos  se  deaaoynPtaron,  iwguaUa  le 
tomó,  dolor  como  4o  muger  de  parto, 

44  He  aqni  que  como  león  subirá  do  la 
hinchazón  del  Jordán  ala  morada  Aleó- 
te; porque  haré  reposo,  y  hacerle  he 
correr  de  sobro  ella*  y-  a)  aja*  Jtoejeeteaeo- 
gido  la  encargará;  porque  ¿  quién  eses- 
mejante  á  mí  ?  ¿ó  quién  me  emplazará? 
i  ó  quién  será  aquel  pastor  ojeo  W^oserá 
resistir? 

45  Por  tanto  oíd  ol  conseje  do  Jeho- 
va, que  ha  acordado  sobro  Bafcylonja,  y 
sns  pensamientos  que  Iva  penando  sonto 
la  t lerna  de  loe  GhaWeoay  Ciodamonto 
los  mas  pequeños  del  bato  loa  araste-. 
jan,  y  destruirán  sus  moradas  con  eHoa. 

46  Del  grito  de  lo  toma  da  Bnfcylonjn.la 
tierra  tembló ;  y  el  clamor  se  oyó 
Isa  naciónos» 

CAPITULO  IX 

Omtínúan laprqfvia «m** Bmtgimim.  JLIm* 
clprqf€tadaporeecrÜQd3araía$0*n 


«a 
9  + 


'  yo  lo- 


dei  rey  Sedería»  para  qme  la  «efe  en  el 
llegado  d  Jtábykmta  en  presagio  dé  m 

ASÍ  dUo  Jehova:  He  aqui  que 
-n-  yanto  sobro  Babylonia,  y 
meredpcea,  quo  de  eomaon  so  levantan 
oontra  mi,  un  viento  destruidor 


JtfRtftflAé: 


ti^tre  w  aventón,  y^nctarscn  ttí  tierra;  por- 
que serán  contra  ella  de  todas  pastos  en 
ti  dta  del  mal 

8  Dirtf  il  flechero  que  entesa  sn  arco,  y 
al  que  se  pone  orgulloso  con  «ti  loriga: 
Ko  perdonéis  á  sus  mancebos ;  destmid 
iodo  sn  ejército. 

4  Y  caerán  muertos  en  la  tierra  de  los 
Chatdeos,  y  alanceados  en  sns  calles. 

5  Porque  no  ha  enviudado  Israel  y  Ja- 
da de  sn  Dios,  Jehova  de  los  ejércitos, 
aunque  sn  tierra  fué  llena  de  pecado  al 
Santo  de  Israel 

6  Hnld  de  en  medio  de  Babylonla,  y  es- 
capad cada  nnO  sn  alma,  porque  no  pe- 
rezcáis &  cansa  de  SU  maldad ;  porque  el 
tiempo  *  de  venganza  de  ¿chova:  darle 
ha  sn  paro. 

7  Taso  de  otó  fin*  Babylonla  en  la  mano 
de  Jéhova,  que  embriaga  toda  la  tierra: 
de  sü  tino  bebieron  las  naciones,  por 
tanto  enloquecerán  las  naciones. 

8  En  un  momento  cayó  Babylonla,  y  se 
quebrantó:  añilad  sobre  ella:  tomad 
bálsamo  para  sn  dolor:  quisa  sanará. 

9  Curamos  á  Babylonla,  y  no  sanó :  de- 
jadla, y  vamonos  cada  uno  á  su  tierra; 
porque  llegado  ha  hasta  el  cielo  su  jui- 
cio ;  y  ateádose  ha  hasta  las  nubes. 

10  Jéhova  sacó  á  luí  nuestras  Justicias : 
venid,  y  contemos  en  Sion  la  obra  de 
Jehova  nuestro  Dios. 

11  Limpiad  las  saetas,  embragad  los  es- 
cudos :  despertado  ha  Jehova  el  espíritu 
de  los  reyes  de  Media,  porque  contra 
Babylonla  ¿t  sn  pensamiento  para  des- 
truirla; porque  vengan»  e*  de  Jéhova, 
vengan**  e¿  de  sn  templo. 

12  Levantad  bandera  sobre  los  muros 
de  Babylonla:  fortificad  la  guarda,  po- 
ned guardas:  aparejad  celadas;  porque 
aun  pensó  Jéhova,  y  aun  puso  en  efecto 
lo  que  d\Jo  sobre  los  moradores  de  Ba- 
bylonla. 

18  La  que  moras  entre  mnehas  aguas, 
rica  de  tesoros,  Venido  ha  tu  ftn,  la  me- 
dida de  tu  codicia. 

14  Jehova  de  los  ejércitos  Juró  por  Si 
mismo:  Si  no  te  hinchiere  de  hombres 
como  de  langostas,  y  Cantarán  sobre  ti 
canción  de  lagarera. 

15  £1  que  hace  la  tierra  con  su  forta- 
leza, el  que  afirma  el  mundo  con  su  sa- 
biduría, y  extiende  los  cielos  con  sn 
prudencia. 

18  £1  que  da  con  vos  multitud  de  aguas 
del  cielo :  después  él  hace  subir  las  nu- 
bes de  lo  postrero  do  la  tierra:  hace  ro- 


tátnpegfos  COtt;  la  ñufla,  y  saca  el  viento 
de  sus  tesoros. 

17  Todo  hombre  se  enloquece  á  eslef 
sabiduría:  todo  platero  se  avergüenza 
de  la  escultura,  porque  mentira  es  su 
vaciadizo,  que  no  tienen  espíritu. 

18  Vanidad  son,  y  obra  de  escarnios,  en 
el  tiempo  de  sn  visitación  perecerán. 

19  No  et  como  ellos  la  parte  de  Jacob  ¿ 
porque  el  a  él  íbrmador  de  todo :  y  2* 
rad  m  la  vara  de  su  heredad:  Jehova  de 
los  ejércitos  es  sn  nombre. 

90  Martillo  me  sois,  ó!  armas  de  guer- 
ra, y  por  ti  quebrantaré  nadónos;  y  por 
ti  desharé  reinos ; 

21  T  por  ti  quebrantaré  caballos  y  sua 
caballeros;  y  por  ti  quebrantaré  carros 
y  los  que  en  ellos  suben ; 

aa  T  por  ti  quebrantaré  varones  y  tira* 
geres ;  y  por  ti  quebrantaré  viejos  y  mo¡ 
zos;  y  por  ti  quebrantara  mancebos  y 
vírgenes; 

28  T  por  ti  quebrantaré  id  paBtor  y  á 
su  manada;  por  ti  quebrantaré  labrado- 
res y  sus  yuntas ;  y  por  ti  quebrantaré 
duques  y  principes. 

24  T  pagaré  á  Babylonla,  y  á  todos  los 
moradores  de  Chaldea,  todo  el  mal.  de 
ellos,  que  hicieron  en  Bion  delante  do 
vuestros  ojos,  dijo  Jehova. 

26  He  aquí  yo  contra  tí,  ó!  monte  des* 
traidor,  dyo  Jehova,  que  destruíste  toda 
la  tierra;  y  extenderé  mi  mano  sobre  tí, 
y  hacerte  he  rodar  de  las  penas,  y  tor- 
narte he  monte  quemado. 

96  T  nadie  tomará  de  tí  piedra  para  es- 
quina, ni  ptedra  para  cimiento ;  porque 
en  perpetuos  asolamientos  serás,  dijo 
Jehova. 

27  Alzad  bandera  en  la  tierra,  tocad 
trompeta  en  las  naciones,  apercebid  na- 
ciones contra  ella,  Juntad  contra  ella  los 
reinos  de  Ararat,  de  Minnl,  y  de  Ascc- 
nes:  señalad  contra  ella  capitán,  haced 
subir  cabafios  como  langostas  eriza- 
das. 

28  Apercebid  contra  eHa  naciones:  á 
reyes  de  liedla,  á  sus  capitanes,  y  á  to- 
dos sus  príncipes,  y  á  toda  la  tierra  de 
su  señorío. 

29  Y  temblará  la  tierra,  y  afligirse  ^ha; 
porque  confirmado  es  contra  Babylonla 
todo  el  pensamiento  de  Jehova,  para 
poner  la  tierra  de  Babylonia  en  soledad, 
y  que  no  haya  morador. 

80  Los  valientes  de  Babylonia  dejaron 

de  pelear,  estuviéronse  en  los  fuertes : 

faltóles  so  ftrtaleza:  tornáronse  como 

008 


JEREMÍAS, 


mugares:  encendieron  Vbtemnigo*  sus 
casas,  quebraron  sus  cerrojos, 
31  Correo  se  encontrará  con  correo,  y 
mensajero  se  encontrará  con  mensajero, 
para  dar  las  nuevas  al  rey  de  Babylonia, 
que  bu  dudad  es  tomada  por  todas  par- 
tes: 

82  Y  los  vados  fueron  tomados,  y  los 
carrizos  fueron  quemados  á  fuego,  y  los 
hombres  do  guerra  se  asombraron. 

83  Porque  asi  dtyo  Jehova  de  los  ejérci- 
tos, Dios  de  Israel :  la  luja  de  Babylonia 
es  como  parva,  tiempo  es  ya  do  trillarla: 
de  aquí  á  un  poco  le  vendrá  el  tiempo 
de  la  siega. 

34  Comióme,  y  desmenuzóme  Nabn- 
chodonosor,  rey  de  Babylonia:  paróme 
como  vaso  vacio :  tragóme  como  dragón : 
hinchió  su  vientre  do  mis  delicadezas,  y 
me  echó. 

85  Mi  robo  y  mi  carne  está  en  Babylo- 
nia, dirá  la  moradora  de  Slon ;  y  mi  san- 
gre en  los  moradores  do  Chaldca,  dirá 
Jcrusalem. 

86  Por  tanto  asi  <Ujo  Jehova :  He  aquí 
que  yo  juzgo  tu  causa,  y  vengaré  tu  Ven- 
ganza; y  secaré  su  mar,  y  haré  que  que- 
de seca  su  corriente. 

37  Y  será  Babylonia  en  majanos  mora- 
da do  dragones,  espanto,  y  silbo,  sin 
morador. 

88  A  una  bramarán  como  leones :  bra- 
marán como  cachorros  de  leones. 

89  En  su  calor  les  pondré  sus  banque- 
tes; y  haréles  que  se  embriaguen  para 
que  se  alegren,  y  duerman  eterno  sue- 
ño, y  no  despierten,  dijo  Jehova. 

40  Hacerlos  he  traer  como  corderos  al 
matadero,  como  carneros  con  machos 
de  cabrio. 

41  ¿Como  fué  presa  Sesach,  y  fué  to- 
mada la  que  era  alabada  por  toda  la  tier- 
ra ?  ¿  Cómo  fué  por  espanto  Babylonia 
entre  las  naciones  ? 

42  Subió  la  mar  sobre  Babylonia,  de  la 
multitud  de  sus  ondas  fué  cubierta. 

43  Sus  ciudades  fueron  asoladas,  la  tier- 
ra seca  y  desierta,  tierra  que  no  morará 
en  ella  nadie,  ni  pasará  por  ella  htfo  de 
hombre. 

44  Y  visitaré  á  Bel  en  Babylonia,  y  sa- 
caré de  su  boca  lo  que  ha  tragado ;  y  na- 
ciones no  vendrán  mas  á  el;  y  el  muro 
do  Babylonia  caerá. 

45  Salid  de  en  medio  de  ella,  pueblo 
mió,  y  escapad  cada  uno  su  vida  de  la 
ira  del  furor  de  Jehova. 

40  Y  porque  no  se  enternezca  vuestro 
004 


coiaeoj^ytemais^ácansftdelafemaque 
se  oirá  por  la  tierra:  en  un  año  venará 
la  fama,  y  después  en  otro  año  el  rumor, 
y  luego  vendrá  la  violencia  en  la  tierra,  y 
el  enseñoreador  sobre  el  que  enseñorea» 

47  Por  tanto  he  aquí  que  vienen  día» 
que  yo  visitaré  las  esculturas  de  Babylo- 
nia, y  toda  su  tierra  se  avergonzará,  y 
todos  sus  muertos  caerán  en  medio  do 
ella, 

48  Y  los  cielos,  y  la  tierra,  y  todo  lo  que 
en  ellos  está,  dirán  alabanzas  sobre  Baby- 
lonia; porque  de  la  parte  del  aquilón  ven- 
drán sobro  ella  destruidores,  dijo  Jehova* 

49  Pues  que  Babylonia  fué  causa  que 
cayesen  muertos  de  Israel,  también  pof 
causa  de  Babylonia  cayeron  muertos  d> 
toda  la  tierra. 

50  Los  que  escapasteis  de  la  espada,  an- 
dad, no  os  detengáis :  acordaos  por  mu?» 
chos  dias  de  Jehova,  y  acordaos  de  Je* 
rusalem. 

51  Estamos  avergonzados,  porque  oí* 
mos  la  afrenta :  cubrió  vergüenza  nnea* 
tros  rostros,  porque  vinieron  extrange* 
ros  contra  los  santuarios  de  la  casa  de 
Jehova. 

52  Por  tanto,  he  aqui,  vienen  dias,  cajo* 
Jehova,  que  yo  visitaré  sus  escuíturasf 
y  en  toda  su  tierra  gemirá  herido  do 
muerte. 

53  Si  se  subiese  Babylonia  al  cielo,  y  al 
fortaleciere  en  lo  [alto  su  fuerza,  de  mi 
vendrán  á  ella  destruidores,  dijo  Jehova. 

54  Sonido  de  grito  do  Babylonia,  y  que* 
brantamiento  grande  do  la  tierra  de  loa 
Chaldeos. 

55  Porque  Jehova  destruye  á  Babylo- 
nia, y  quitará  de  ella  el  mucho  estruen- 
do; y  bramarán  sus  ondas:  como  ma- 
chas aguas  será  el  sonido  de  la  voz  de 
ellos: 

56  Porque  vino  contra  ella,  contra  Ba* 
bylonia,  destruidor,  y  sus  valientes  fue- 
ron presos,  el  arco  de  ellos  fué  quebra- 
do ;  porque  el  Dios  de  pagas  Jehova  pa- 
gará pagando. 

57  Y  embriagaré  sus  principes,  y  sus 
sabios,  sus  capitanes,  y  sus  nobles,  y  sus 
fuertes ;  y  dormirán  sueño  eterno,  y  no 
despertarán,  dice  el  Rey,  Jehova  de  los 
ejércitos  es  su  nombre. 

58  Asi  dijo  Jehova  de  los  ejércitos :  El 
muro  ancho  de  Babylonia  derribando 
será  derribado,  y  sus  altas  puertas  serán 
quemadas  á  fuego ;  y  trabajarán  pueblos 
y  naciones  en  vano  en  el  fregó,  y  can- 
sarsohan. 


jeremías. 


59  1"  Palabra  que  enrió  Jeremías  profe- 
ta á  Ssraias,  hflo  de  Nerias,  htfo  de  Más- 
alas, cuando  iba  con  Sedéelas,  rey  de 
Judia,  á  Bábylonla,  el  coarto  año  de  sn 
reino;  y  era  8aralas  el  principal  cama- 
rero. 

60  T  escribió  Jeremías  en  un  libro  to- 
do el  mal  que  habla  de  reñir  sobre  Ba- 
bylonia:  todas  las  palabras  que  están 
escritas  contra  Bábylonla. 

01  Y  dijo  Jeremías  ¿  Baratas :  Cuando 
llegares  á  Bábylonla,  y  vieres,  y  leyeres 
todas  estas  cosas, 

63  Dirás:  Jehova,  tú  delate  contra  este 
lugar  que  lo  hablas  de  talar,  hasta  no 
quedar  en  el  morador,  ni  hombre,  ni  ani- 
mal, mas  que  para  siempre  ha  de  ser 
asolado. 

63  Y  será  que  cuando  acabares  de  leer 
este  libro,  atarle  has  una  piedra,  y  echar- 
lo has  en  medio  del  Euphrates; 

64  Y  dirás :  Asi  será  anegada  Bábylo- 
nla, y  no  se  levantará  del  mal  que  yo 
traigo  sobre  ella :  y  cansarse  han.  Has- 
ta aquí  son  las  palabras  de  Jeremías. 

CAPITULO  LIL 

MmaapmHda  el  profeta  el  intento  y  cmmpkmiento  de  to- 
da ni  profecía,  que  fué  la  toma  y  asolación  de  ¡a 
eimdaA,  del  templo,  la  presa  del  rey  y  la  muerte  de 
mu  hifoe  y  de  sus  príncipes,  y  el  trasportamiento  del 
pueblo  y  de*  toe  mgrado*  vaeoe  en  Babnknda.  U. 
Joaein  rey  de  Jnda  ee  tacado  de  la  odreel  por  Na- 
bmchodonotor,  y  puesto  en  honra  en  su  cautividad. 

ERA  Sedéelas  de  edad  de  veinte  y  un 
afios  cuando  comenzó  á  reinar;  y 
reinó  once  afios  en  Jerusalem.  Bu  ma- 
dre se  llamaba  Amltal,  htfa  de  Jeremías 
deLobna. 

2  Y  hizo  lo  malo  en  los  ojos  de  Jehova, 
conforme  á  todo  lo  que  hizo  Joacim. 

S  Porque  á  causa  de  la  ira  que'tuvo  Je- 
hova contra  Jerusalem,  y  Juda,  hasta 
echarlos  de  su  presencia,  Sedéelas  re- 
beló contra  el  rey  de  Bábylonla. 

4  Aconteció  pues  á  los  nueve  afios  de 
su  reino,  en  el  mes  décimo,  á  los  diez 
días  del  mes,  que  vino  Nabuchodonosor, 
rey  de  Bábylonla,  él  y  todo  su  ejército 
contra  Jerusalem,  y  asentaron  sobre  ella 
campo,  y  edificaron  sobre  ella  bastiones 
de  todas  partes. 

5  Y  estuvo  cercada  la  ciudad  hasta  el 
undécimo  ano  del  rey  Sedéelas. 

6  En  el  mes  cuarto,  á  los  nueve  del 
mes,  prevaleció  la  hambre  en  la  ciudad 
hasta  no  haber  pan  para  el  pueblo  de  la 
tierra. 

7*  Y  fué  entrada  la  ciudad,  y  todos  los 
hombres  do  guerra  huyeron,  y  saliéron- 


se de  la  dudadle  noche  por  el  camino 
del  postigo  que  está  entre  los  dos  muros, 
que  estaban  cerca  del  jardín  del  rey,  y 
filáronse  por  el  camino  del  desierto,  es- 
tando aun  los  Chaldeos  junto  á  la  ciu- 
dad al  derredor. 

8  Y  el  ejército  de  los  Chaldeos  siguió 
al  rey,  y  alcanzaron  á  Sedéelas  en  los  lla- 
nos de  Jericho,  y  todo  su  ejército  se  es- 
parció de  él 

9  Prendieron  pues  al  rey,  y  luciéronle 
venir  al  rey  de  Bábylonla  en  Reblatha 
en  tierra  de  Emath ;  y  pronunció  contra 
el  sentencia. 

10  Y  degolló  el  rey  de  Bábylonla  á  los 
htfos  de  Sederías  delante  de  sus  ojos,  y 
también  degolló  á  todos  los  principes 
de  Juda  en  Reblatha. 

11  A  Sedéelas,  empero  sacó  los  ojos,  y 
púsole  en  grillos,  y  hízole  el  rey  de  Bá- 
bylonla traerá  Bábylonla;  y  púsole  en  la 
casa  de  la  cárcel  hasta  el  día  que  murió. 

12  Y  en  el  mea  quinto  á  los  diez  del 
mes,  que  era  este  afio  el  afio  diez  y  nueve 
del  reino  de  Nabuchodonosor,  rey  de 
Bábylonla,  vino  á  Jerusalem  Nabttzar- 
dan,  capitán  de  la  guarda,  que  solía  estar 
delante  del  rey  de  Bábylonla.*  ■ 

13  Y  encendió  á  fuego  la  casa  de  Jeho- 
va, y  la  casa  del  rey,  y  todas  las  casas  de 
Jerusalem ;  y  toda  grande  casa  quemó  á 
fuego. 

14  Y  todo  el  ejército  de  los  Chaldeos, 
que  venia  con  el  capitán  de  la  guarda, 
destruyó  todos  los  muros  de  Jerusalem 
en  derredor. 

15  Y  hizo  traspasar  Nabuzardan,  capi- 
tán de  la  guarda,  los  pobres  del  pueblo, 
y  toda  la  otra  gente  vulgar  que  hablan 
quedado  en  la  ciudad,  y  los  fugitivos, 
que  se  hablan  huido  al  rey  de  Bábylo- 
nla, y  todo  el  resto  de  la  multitud  vul- 
gar. 

16  Mas  de  los  pobres  de  la  tierra  dejó 
Nabuzardan,  capitán  de  la  guarda,  para 
viñeros  y  labradores. 

17  Y  los  Chaldeos  quebraron  las  colum- 
nas de,  metal  que  estaban  en  la  casa  do 
Jehova,  y  las  basas,  y  el  mar  de  metal, 
que  estaba  en  la  casa  de  Jehova;  y  lleva* 
ron  todo  el  metal  á  Babilonia. 

18  Llevaron  también  los  calderos,  y  los 
badiles,  y  los  salterios,  y  las  te/as,  y  ¿los 
cucharones,  y  todos  los  vasos  de  metal 
con  que  se  servían ; 

19  Y  las  copas,  y  Incensarios,  y  lebri- 
llos, y  ollas,  y  candeleros,  y  escudillas,  y 
tasas:  lo  que  de  oro  de  oro,  y  lo  que  do 

695 


LAMENTACIONES. 


ffttta  fo  plata,  llevó  el  capitán  de  la 
¿narda: 

90  Dos  cólnmnas,  un  mar,  y  doce 
bueyes  de  metal  que  estaban  debajo  de 
las  basas,  que  Meo  el  rey  Salomón  en  la 
casa  de  Jehova:  no  se  podía  pesar  el 
metal  de  todos  estos  Tasos. 

21  Cuanto  á  las  columnas,  la  altura  de  la 
Una  columna  era  diez  y  ocho  codos,  y 
una  cnerda  de  doce  codos  la  cercaba  de 
cuatro  dedos  de  grueso  de  vaciadizo, 
.  93  T  el  capitel  ae  metal  que  estaba  so- 
bre olla  era  de  altura  de  cinco  codos,  y 
habí*  una  red,  y  granadas  en  el  capitel  al 
derredor,  todo  de  metal;  y  otro  tanto 
era  lo  de  la  segunda  columna  con  sus 
granadas. 

28  Habla  noventa  y  seis  granadas  en 
cada  orden:  todas  ellas  eran  ciento  so- 
bre la  red  al  derredor. 

21  Tomó  también  el  capitán  de  la  guar- 
da á  Bátalas  sacerdote  principal,  y  4  So- 
phonlas  segundo  sacerdote,  y  tres  guar- 
das de  la  puerta: 

95  Y  de  la  dudad  tomó  un  eunuco  que 
era  capitán  sobre  los  hombres  de  guerra, 
y  siete  hombres  de  los  que  Telan  la  cara 
del  rey,  que  se  hallaron  en  la  dudad,  y 
el  principal  escribano  de  la  guerra  que 
cogía  al  pueblo  dé  m  tierra  para  la  guer- 
ra, f  sesenta  varones  del  vulgo  de  la  tier- 
ra, que  se  hallaron  dentro  de  la  ciudad ; 

20  Tomólos  N&biuardan,  capitán  de  la 


guarda,  y  trujólos  al  rey  ae  Babylonia  á 
Reblatha. 

27  Y  el  rey  de  Babylonia  los  hirió,  y  los 
mató  en  Reblatha  en  tierra  de  EmaUi ;  j 
Jada  fué  trasportado  de  su  tierra. 

28  Este  es  el  pueblo  que  üabuenodo- 
nosor  hizo  traspasar  en  el  ano  séptimo* 
tres  mil  y  veinte  y  tres  Judíos.   . 

29  En  el  año  diez  y  ocho  Nabúchodo- 
nosorhizo  traspasar  de  Jeruealem  ocho- 
cientas y  treinta  y  dos  personas, 

SO  El  ano  veinte  y  tres  de  Nabucho- 
donosor,  traspasó  Nabuzardan,  capitán 
de  la  guarda»  setecientas  y  cuarenta  y  cin- 
co personas  de  los  Judíos:  todas  las  per- 
sonas so»  cuatro  mu  y  seiscientas. 

81  T  acaeció  que  en  el  año  treinta  y 
siete  de  la  cautividad  de  Joadn,  rey  de 
Juda,  en  el  mes  doceno  á  los  veinte  j 
cinco  del  mes,  EvQ-merodach,  rey  de  Ba- 
bylonia, en  el  aflo  primero  de  su  reino, 
alzó  la  cabeza  de  Joacin,  rey  de  Jada,  y 
le  sacó  de  la  casa  de  la  cárcel. 

33  T  habló  •con  él  amigablemente,  y 
hizo  poner  su  trono  sobre  los  tronos  de 
los  reyes  que  estaban  con  él  en  Babylonia. 

88  Y  Úsete  mudar  las  ropas  de  su  cár- 
cel, y  comía  pan  delante  de  él  siempre 
todos  los  dias  de  su  vida. 

84  Y 'continuamente  se  le  daba  radon 
por  el  rey  de  Babylonia,  cada  cosa  en  sn 
día,  todos  los  dias  de  su  vida,  hasta  el  día 
que  murió. 


LAS 


LAMENTACIONES  DE  JEREMÍAS. 


CAPITULO  L 

StUUcha  p*  el  pn^Hg  Ja  tmi*s  pm  ~~  .■«— .  — — 
ieo*r*m* 4  U  «**  A  tyo  c+ptítdo*,  90  en  *k  m 
jwwftlo  oamtmm  ¡m  a$otaeitm  é$  mpmtHa^p  tütjmimr 
mm**4«Jtnm*Um,lr1m  o«imii  ét  eUm;  p  movido 
4  arrepentimiento  pidiem  4  JHo» 


Kf. 


101ÍO  esta  asentada  sola  la  ciudad 
'  dftfat  poDslosal  la  grande  entre  las 
naciones  es  vuelta  como  viuda:  la  Se- 
ñora de  provincias  es  hecha  tributaria. 
2  Uorarfdo  llorará  en  la  noche,  y  sus 
lágrimas  en  sus  mejillas :  no  tiene  quien 
la  consuele  de  todos  sus  amadores;  to- 
dos sus  amigos  le  faltaron,  volviéronsele 
enemigos. 

8  Juda  íxbÓ  en  cautividad  á  causa  de  la 
698 


aflicción,  y  de  la  grandeza  de  servidum- 
bre :  ella  moró  entre  las  gentes,  y  no 
halló  descanso:  todos  sus  perseguidores 
la  alcanzaron  entre  estrechuras. 

4  Las  calzadas  de  Slon  tienen  luto»  por- 
que no  hay  quien  venga  á  las  solemnida- 
des: todas  sus  puertas  son  asoladas:  sus 
sacerdotes  gimen,  sus  vírgenes  pfl'gVWt 
y  ella  tiene  amargura. 

5  Sus  enemigos  son  hechos  cabeza,  sus 
aborrecedores  fueron  prosperados;  por- 
que Jehova  la  afligió  por  la  multitud  de 
sus  rebellones :  sus  niños  fueron  en  cau- 
tividad delante  del  enemigo. 

8  Fuese  de  la  luja  de  Slon  toda  su  her- 
mosura :  sus  principes  fueron  como  cler- 


LAMENTACIONES. 


ye*  que  ño  bailaron  pasto ;  y  anduvieron 
sin  fortaleza  delante  del  perseguidor. 

7  Jerusalem,  cnando  bu  pueblo  cayó  en 
la  mano  del  enemigo,  y  no  hubo  quien 
le  ayudase,  entonces  se  acordó  de  los  días 
de  su  aflicción,  y  de  sus  rebeliones,  y  de 
tedas  sus  cosas  deseables  que  tuvo  des- 
de loa  tiempos  antiguos :  miráronla  los 
enemigos,  y  escarnecieron  de  sus  sába- 
dos. 

8  Pecado  pecó  Jerusalem,  por  lo  cual 
ella  ha  sido  removida :  todos  los  que  an- 
tee la  honraban,  la  menospreciaron,  por- 
que vieron  su  vergüenza :  ella  también 
suspira,  y  es  vuelta  «tras. 

.  9  Sus  Inmundicias  trujo  en  sus  laidas, 
no  se  acordó  de  su  postrimería:  por 
tanto  ella  na  descendido  maravQlosa- 
mente,  no  tiene  consolador.  Mira,  Ól 
Jehova,  mi  aflicción,  porque  el  enemigo 
ge  ha  engrandecido. 

10  Extendió  su  mano  el  enemigo  á  to- 
das sus  cosas  preciosas;  y  ella  vio  á  las 
gentes  entrar  en  su  santuario,  de  las 
cuales  mandaste  que  no  entrasen  en  tu 
congregación. 

11  Toda  su  pueblo  buscó  su  pan  suspi- 
rando, dieron  por  la  comida  todas  sus 
cosas  preciosas  para  refocilar  el  altea. 
Mira,  ó  l  Jehova,  y  ve,  que  soy  tornada 

TIL 

18  No  os  tea  tnóUtto  todos  los  que  pa- 
gáis por  el  camino,  mirad,  y  ved,  ai  hay 
dolor  como  mi  dolor,  que  me  ha  venido ; 
porque  Jehova  me  ha  angustiado  en  el 
41a  de  la  ira  de  su  furor* 

15  Desde  lo  alto  envió  luego  en  mis 
huesos,  el  cual  se  enseñoreó :  extendió 
*eá  á  mis  pies*  temóme  atrás,  púsome 
«solada,  y  entristecida  todo  el  día. 

14  El  yugo  de  mis  rebeliones  está  liga- 
do en  su  mano,  entretejidas  han  subido 
sobre  mi  cervls  í  ha  hecho  caer  mis  fuer- 
ana: háme  entregado  el  Señor  en  manos 
de  donde  no  podré  levantarme. 
.  15  El  Beftor  ha  hollado  todos  mis  Aler- 
tes en  medio  de  mí :  llamó  contra  mi 
eompaftfa  para  quebrantar  mis  mance- 
bos :  lagar  ha  pisado  el  Señor  á  la  virgen 
hQade  Juda. 

16  Por  esta  causa  yo  lloro:  mis  ojos, 
mis  ojos  derribemnguas ;  porque  se  alejó 
de  mi  consolador  que  dé  reposo  á  mi  al- 
ma: mis  hfyos  son  destruidos,  porque  el 
enemigo  prevalecí^. 

.  17  Sion  extendió  sus  manos,  no  tiene 
consolador:  Jehova  dio  mandamiento 
contra  Jacob,  que  sus  enemigoó  le  cerca- 


sen: Jerusalem  fué  «n  abominación  en- 
tre ellos. 

18  jehova  es  justo,  que  yo  contra  su 
boca  rebelé.  Oíd  ahora  todos  los  pue- 
blos, y  ved  mi  dolor :  mis  vírgenes  y  mis 
mancebos  fueron  en  cautividad. 

19  Di  Voces  á  mis  amadores,  mas  ellos 
me  han  engañado :  mis  sacerdotes  y  mis 
ancianos,  en  la  ciudad  perecieron,  bus- 
cando comida  para  si  con  que  entretener 
su  vida. 

90  Mira,  Ól  Jehova,  que  estoy  atribula- 
da, mis  entrañas  rugen,  mi  corazón  está 
trastornado  en  medio  de  mi ;  porqne  re- 
belé recelando :  de  íbera  me  deshijó  la 
espada,  de  dentro  parece  una  muerte : 

21  Oyeron  que  gemía,  y  no  hay  conso- 
lador para  mi  í  todos  mis  enemigos,  oido 
mi  mal,  se  holgaron,  porque  tú  lo  hi- 
ciste :  irujiste  el  dia  que  señalaste :  mas 
serán  como  yo. 

22  Entre  delante  de  ti  toda  su  maldad, 
y  haz  con  ellos  como  hiélate  conmigo 
por  todas  mis  rebellones;  porque  mu- 
chos »on  mis  suspiros,  y  mi  corazón  tttd 
doloroso.  

CAHTÜLÓIt 

Qmtútma  lo  éádecka. 

(JMO  oscureció  el  Señor  en  su  ftaror 
á  la  htfa  de  Sion!  derribó  del  délo 
á  la  tierra  la  hermosura  de  Israel,  y  no 
se  acordó  del  estrado  de  sus  plés  en  el 
dia  de  su  íbror, 

2  Destruyó  el  Señor,  y  no  perdonó: 
destruyó  en  su  furor  todas  las  tienda* 
de  Jacob :  echó  por  tierra  las  fortalezas 
de  la  htfa  de  Juda,  contaminó  el  reino,  y 
sus  principes. 

3  Cortó  con  la  Ira  de  su  furor  todo  él 
cuerno  de  Israel:  hizo  volver  afras  su 
diestra  delante  del  enemigo;  y  encen- 
dióse en  Jacob  como  llama  dé  fuego,  ar- 
dió en  derredor. 

4  Entesó  su  arco  como  enemigo,  afirmó 
su  mano  derecha  como  adversario,  y  ma- 
tó toda  cosa  hermosa  á  la  vista  en  la 
tienda  de  la  htya  de  Sion :  derramó  como 
fuego  su  enojo. 

5  Fué  el  Seño*  cómo  enemigo:  des- 
truyó á  Israel,  destruyó  todos  sus  pala- 
cios :  disipó  sus  fortalezas,  y  multiplicó 
en  la  htfa  de  Juda  la  tristeza  y  lamenta- 
ción. 

6  T  traspasó  cerno  de  huerto  su  cabana, 
destruyó  su  congregación :  hizo  olvidar 
Jehova  en  Sion  solemnidades  y  sábados; 
y  desechó  en  la  ira  de  bu  furor  rey  y  sa- 
cerdote. 


iCc 


LAMENTACIONES. 


7  Desechó  el  Señor  su  altar,  menospre- 
ció su  santuario :  entregó  en  la  mano  del 
enemigo  los  muros  de  sus  palacios :  die- 
ron grita  en  la  casa  de  Jehova  como  en 
dia  de  fiesta. 

8  Jehova  determinó  de  destruir  el  muro 
de  la  htfa  de  Slon,  extendió  el  cordel :  no 
retrujo  su  mano  de  destruir :  enlatóse  el 
antemuro  y  el  muro,  fueron  destruidos 
juntamente. 

9  Sus  puertas  fueron  echadas  por  tier- 
ra: destruyó  y  quebrantó  sns  cerrojos: 
su  rey,  y  sus  príncipes  ton  Uewtdo*  entre 
las  gentes:  no  hay  ley:  bus  profetas 
tampoco  hallaron  vision.de  Jehova. 

10  Asentáronse  en  tierra,  callaron  los 
ancianos  de  la  h\Ja  de  Sion:  echaron 
polvo  sobre  sus  cabezas,  ciñéronse  de 
socos:  los  h\Jas  de  Jerusalem  abajaron 
sus  cabezas  á  tierra. 

11  Mis  ojos  se  cegaron  de  lagrimas,  ru- 
gieron mis  entronas,  mi  hígado  se  derra- 
mó por  tierra  por  el  quebrantamiento  de 
la  hija  de  mi  pueblo,  desfalleciendo  el 
niño,  y  el  que  mamaba  en  los  plazas  de 
la  ciudad. 

12  Decían* 6  sus  madres:  ¿Dónde  está 
el  trigo,  y  el  vino?  desfalleciendo  como 
muertos  en  las  calles  de  la  ciudad,  der- 
ramando bus  olmas  en  el  regazo  de  sus 
madres. 

13  ¿Qué  testigo  te  traeré,  ó  á  quién  te 
haré  semejante,  ó!  mja  de  Jerusalem ? 
¿A  quién  te  compararé  para  consolarte, 
ó!  virgen  m>  de  Sion?  porque  grande 
es  tu  quebrantamiento  como  la  mar: 
¿  quién  te  medicinará  ? 

14  Tns  profetas  te  predicaron  vanidad 
y  Insensatez,  y  no  descubrieron  tu  pe- 
cado para  estorbar  tu  cautiverio :  predi- 
cáronte profecías  vanas,  y  digresiones. 

15  Todos  los  que  pasaban  por  el  cami- 
no, batieron  las  manos  sobre  tí :  silba- 
ron, y  movieron  sus  cabezas  sobre  la 
luja  de  Jerusalem:  ¿Es  esta  la  ciudad 
que  decían  de  perfecta  hermosura,  el 
gozo  de  toda  la  tierra? 

16  Todos  tus  enemigos  abrieron  sobre 
ti  su  boca,  y  silbaron,  y  batieron  los 
dientes,  y  dtyeron:  Traguemos:  que 
cierto  este  es  el  dia  que  esperábamos: 
hallárnoslo,  vímosío. 

17  Jehova  hizo  lo  que  determinó :  cum- 
plió su  palabra  que  ólm  habla  mandado 
desde  tiempo  antiguo:  destruyó,  y  no 
perdonó,  y  alegró  sobre  tí  al  enemigo ; 
y  enalteció  el  cuerno  de  tus  adversarios. 

18  £1  corazón  de  ellos  daba  voces  al 

098 


Sefior :  O  l  muro  de  la  hija  de  8Íon,  echa. 
lágrimas  como  un  arroyo  dia  y  noche  : 
no  descanses ;  ni  cesen  las  niñas  de  tus 
ojos. 

19  Levántate,  da  voces  en  la  noche,  en 
el  principio  de  las  velas :  derrama  como 
agua  tu  corazón  delante  de  la  presencia 
del  Señor:  alza  tns  manos  á  él  por  la 
vida  de  tus  pequefiitos  que  desfallecen 
de  hambre  en  los  principios  de  todas  las 
calles. 

20  Mira,  ó !  Jehova;  y  considera  á  quien 
has  vendimiado  así.  ¿Comen  las  mu- 
geres  su  fruto,  los  pequefiitos  de  sus 
crias?  ¿Mátase  en  el  santuario  del  Se- 
ñor el  sacerdote,  y  el  profeta? 

21  Niños  y  viejos  yacían  por  tierra  por 
los  calles :  mis  vírgenes  y  mis  mancebos 
cayeron  á  cochillo :  mataste  en  el  dio  de 
tu  furor,  degollaste,  no  perdonaste. 

22  Llamaste,  como  á  dia  de  solemnidad, 
mis  temores  de  al  derredor:  ni  hubo  en 
el  dia  del  furor  de  Jehova  quien  escapa- 
se, ni  quedase  vivo :  los  que  crié  yman- 
tuve,  mi  enemigo  los  acabó. 

'  CAPITULO  m. 

Deplora  ti  profeta  la  calamidad  que  le  fióme  en  su  vo- 
cación. Como  lo  hizo  especialmente  em  et  copitalo, 
S9.  de  su  profecía,  donde  parece  que  responde  eos» 
tratado,  ILAlfinee  humilla  delante  <Í€  Dio*  aten- 
tando tufé  p  su  esperanza  en  él,  y  predicando  sus 
continuas  misericordias.  IIL  Con  esta  ocasión  hace 
urna  doctísima  digresión  de  la  esperanza  en  D*a*,w 
del  oficio  y  déla  suerte  del  fue  de  verdad  profesare 
piedad,  con  el  cual  tratado  corrige  las  quejas  mal 
sonantes  del  principio.  IV.  Al  nmismo  pivpeeito  de- 
dora  te  clemencia  de  Dios  en  ¡os  anotes  de  loe  man»;  y 
que  si  a/Hge,  no  es  porque  sea  cruel  ó  tirano  :  mas  par' 
que  los  pecados  de  los  hombres  provocan  asi  su  Jus- 
ticia. V.DeaguidesetendemupdpiopisitodtumuM 
nar  el  opte uretstno  ole  toe  qug&mcgau  la  dionea  pro» 
videncia,  con  que  también  corrige  los  conceptos  de 
sus  quejas:  concluyendo  con  llamar  d  los  que  Dios 
acota  d  la  consideración  de  sus  pecados,  p  d  con- 
Jktrmelpenmmisericordiatcomoe^bm^silohnee, 
recitando  los  atoles  de  su  pueblo,  p  pidiendo  dDioe 
que  vuelva  por  él  contra  sus  enemigos. 

YO  noy  un  hombre  que  vio  aflicción 
en  la  vara  de  su  enojo. 
2  Guióme,  y  me  llevó  en  tinieblas,  mas 
no  en  luz. 

8  Ciertamente  contra  mí  volvió,  y  re- 
volvió su  mano  todo  el  dia. 

4  Hizo  envejecer  mi  carne  y  mi  piel : 
quebrantó  mis  huesos. 

5  Edificó  contra  mi,  y  cercóme  de  tóxi- 
co, y  de  trabajo. 

6  Asentóme  en  oscuridades  como  los 
muertos  para  siempre. 

7  Cercóme  de  seto,  y  no  saldré :  agravé 
mis  grillos. 

8  Aun  cuando  clamé,  y  di  Toces,  cerró 
mi  oración.  D¡git¡zed  by  v; 


LAMENTACIONES. 


9  Cercó  de  seto  mis  caminos  &  piedra 
tajada:  torció  mis  senderos. 

10  Oso  que  asecha  fué  para  mi,  león  en 
escondrijos.  * 

11  Torció  mis  caminos,  y  despedazó- 
me: tornóme  asolado. 

12  Su  arco  entesó,  y  púsome  como 
blanco  á  la  saeta. 

18  Hizo  entrar  en  mis  ríñones  la  saetas 
de  BtL  atyaba. 

14  Fui  escarnio  á  todo  mi  pueblo,  can- 
ción de  ellos  todos  los  dias. 

15  Hartóme  de  amarguras,  embriagóme 
de  ajenjos. 

16  Quebróme  los  dientes  con  cascajo, 
cubrióme  de  ceniza.  • 

17  Y  mi  alma  se  alejó  de  la  paz,  olvíde- 
me del  bien. 

18  Y  d\)c:  Pereció  mi  fortaleza,  y  mi 
esperanza  de  Jehova 

19  T  Acuérdate  de  mi  aflicción,  y  de  mi 
abatimiento,  del  ajenjo,  y  de  la  hiél. 

20  Acordándose  se  acordará,  porque  mi 
alma  es  humillada  en  mi. 

21  Esto  reduciré  á mi  corazón;  por  tan- 
to esperaré. 

22  Misericordias  de  Jehova  aon,  que  no 
somos  consumidos ;  porque  sus  miseri- 
cordias nunca  desfallecieron. 

23  Nuevas  cada  mañana :  grande  es  tu  fé. 

24  %  Mi  parte  es  Jehova,  dijo  mi  alma : 
por  tanto  á  61  esperaré. 

25  Bueno  es  Jehova  á  los  que  en  él  es- 
peran, al  alma  que  le  buscare. 

26  Bueno  es  eperar  callando  en  la  sa- 
lud de  Jehova. 

27  Bueno  es  al  varón,  si  llevare  el  yugo 
desde  su  mocedad. 

28  Asentarse  ha  solo,  y  callará ;  porque 
llevó  sobre  si. 

29  f  ondrá  su  boca  en  el  polvo,  si  quizá 
habrá  esperanza.    . 

80  Dará  la  mejilla  al  que  le  hiriere : 
hartarse  ha  de  afrenta. 

81  Y  Porque  el  Sefior  no  desechará  pa- 
ra siempre.  • 

32  Antes  si  afligiere,  también  se  com- 
padecerá según  la  multitud  de  sus  mise- 
ricordias. * 

88  Porque  no  aflige,  ni  congoja  de  Su 
corazón  á  los  htfos  de  los  hombres. 

84  Para  desmenuzar  debajo  de  sus  pies 
todos  los  encarcelados  de  la  tierra ; 
.  85  Para  hacer  apartar  el  derecho  del 
hombre  delante  de  la  presencia  del  Altí- 
simo; 

86  Para  trastornar  al  hombre  en  su  cau- 
sa, el  Sefior  no  lo  sabe. 


87  7  ¿Quién  terd  pue$  aquel  que  diga, 
que  vino  algo  que  el  Sefior  no  mangó  ? 

88  ¿De  la  boca  del  Altísimo  no  saldrá 
malo  ni  bueno  ? 

39  ¿Por  qué  pues  tiene  dolor  el  hombre 
viviente,  el  hombre  en  su  pecado  ? 

40  Escudriñemos  nuestros  caminos,  y 
busquemos,  y  volvámosnos  á  Jehova» 

41  Levantemos  nuestros  corazones  con 
las  manos  á  Dios  en  los  cielos. 

&  Nosotros  habernos  rebelado,  y  fui- 
mos desleales:  por  tanto  tú  no  perdo» 
naste. 

43  Tendiste  la  Ira,  y  perseguírtenos; 
mataste,  no  perdonaste. 

44  Cubristete  de  nube,  porque  no  pasa- 
se la  oración. 

45  Raedura  y  abominación  nos  tornaste 
en  medio  de  los  pueblos. 

46  Todos  nuestros  enemigos  abrieron 
sobre  nosotros  su  boca. 

47  Temor,  y  lazo  fué  á  nosotros,  asóla* 
miento,  y  quebrantamiento. 

48  Ríos  de  aguas  echan  mis  ojos  por  el 
quebrantamiento  de  la  mja  de  mi  pue- 
blo. 

49  Mis  ojos  destilan,  y  no  cesan ;  por- 
que no  hay  relajación, 

50  Hasta  que  Jehova  mire,  y  vea  desdé 
los  cielos. 

51  Mis  ojos  contristaron  á  mi  olma  por 
todas  las  mjas  de  mi  ciudad. 

52  Cazando  me  cazaron  mis  enemigos 
como  á  ave,  sin  porqué. 

58  Ataron  mi  vida  en  mazmorra,  y  pu- 
sieron piedra  sobre  mi 

54  Aguas  vinieron  de  avenida  sobre  mi 
cabeza:  yo  dtfe:  Muerto  soy. 

55  Invoqué  tu  nombre,  ó !  Jehova,  des- 
de la  cárcel  profunda. 

56  Oiste  mi  voz :  no  escondas  tu  oreja 
á  mi  clamor,  para  que  yo  respire. 

57  Acercástete  el  dis,  que  te  invoqué : 
dtfiste :  No  temas. 

58  Pleiteaste,  Sefior,  la  causa  de  mi  al- 
ma, redimiste  mi  vida. 

59  Tú  has  visto,  ó !  Jehova,  mi  sin  ra- 
zón :  pleitea  mi  causa. 

60  Tú  has  visto  toda  su  venganza,  to- 
dos sus  pensamientos  contra  mi 

61  Tu  has  oído  la  afrenta  de  ellos,  ó! 
Jehova,  todos  sus  pensamientos  contra 
mi: 

62  Los  dichos  de  los  que  se  levantaron 
contra  mi,  y  su  pensamiento  contra  mi 
siempre. 

63  Su  sentarse,  y  su  levantaieo  mira: 
yo  wy  su  canción. 

090       >ogie 


LAMENTACIONES. 


fc*  fágales  jwga,  6!  Jehova,  Según  la 
obra  desús  manos. 

05  Dales  ansia  de  corazón,  ¿Mies  tu  mal- 
dición. 

66  Persígnelos  en  furor,  v  quebrántalos 
de  debajo  de  los  cielos,  ó!  Jehova. 

-CáOTTOLO  IY. 
Otrri¿Mfcdb«<fa  la  eeimtémá «V Mnééknm ** *o 
empataron  ámti$*mt*t  emlm  *r«w»  4  *****  y 
4cJ<U>rM*Nirf«irar.   XI  Oommtia  aljmdtomm*' 
i  de  íAertad,  y  amenaza  *  Xh**ea. 

1ÓMO  se  ha  oscurecido  el  oto,  el 
bncn  oro  se  ha  trocado!  las  pie- 
dras del  santuario  son  esparcidas  por 
las  encrucijadas  de  todas  las  calles. 
2  tiOS  hijos  de  Slon  preciados,  y  esti- 
mados mas  qne  el  oro  puro,  \  cómo  son 
tenidos  por  vasos  de  barro,  obra  de  ma- 
nos del  ollero ! 

6  Aun  las  serpientes  sacan  la  teta,  dan 
de  mamar  á  sus  chiquitos:  la  hfja  de  mi 
pueblo  cruel,  como  los  avestruces  en  el 
desierto. 

4  La  lengua  del  tdfio  de  teta  de  sed  se 
pegó  á  su  paladar:  loa  chiquitos  pidie- 
ron pan,  no  hubo  quien  se  lo  partiese. 

5  Loa  que  comían  delicadamente  roe- 
ron  asolados  en  las  calles :  los  que  se  cria- 
ron cñ  carmesí  abrazaron  los  estiércoles. 

6  Y  aumentóse  la  inquldad  de  la  hija 
de  mi  pueblo  mas  que  el  pecado  de  So- 
doma,  que  roo  trastornada  en  un  mo- 
mento, y  no  asentaron  sobre  ella  com- 
pañías. 

Í  Boa  Kazareoe  fueron  blancos  mas  <Jtie 
la  nieve,  mas  resplandecientes  que  la  le- 
che: su  compostura  mas  encendida  que 
las  piedras  preciosas  cortadas  del  za- 
firo. 

8  Oscura  mas  que  la  negregura  es  la 
forma  de  ellos :  no  los  conocen  por  las 
calles :  su  cuero  está  pegado  á  sus  hue- 
sos, seco  como  un  palo. 

9  Mas  dichosos  'fueron  los  muertos  á 
espada,  que  los  muertos  de  la  hambre ; 
porque  estos  murieron  poco  á  poco  por 
jaita  de  los  frutos  de  la  tierra. 

10  Las  manos  de  las  mugeres  piadosas 
cocieron  á  sus  hfyos:  fuéronles  comida 
en  el  quebrantamiento  de  la  htya  de  mi 
pueblo. 

11  Cumplió  Jehova  su  enojo :  derramó 
el  calor  de  su  1ra ;  y  encendió  fuego  en 
filón,  que  consumió  sus  fundamentos. 

13  Nunca  los  reyes  de  la  tierra,  ni  todos 
los  qne  habitan  el  mundo  creyeron,  que 
él  enemigo,  y  el  adversarlo  entrara  por 
las  puertas  de  Jerusalem. 

Toa 


ÍS  dorios  pecado*  de  sus  profetas, fcOr 
las  maldades  de  sus  sacerdotes,  derrama- 
ron en  medio  de  ella  la  sanare  de  los 
justos.         * 

14  Titubearon  ciegos  en  las  calles :  fue- 
ron contaminados  ch  sangre,  que  no  pu- 
diesen tocar  á  sus  vestiduras. 

15  Dábanles  voces:  Apartaos,  et  In- 
mundo, apartaos,  apartaos,  no  toquéis ; 
porque  eran  contaminados;  jdetde  que 
fueron  traspasados,  dijeron  entre  las  na- 
ciones :  Nunca  mas  morarán. 

16  La  Ira  de  Jehova  los  apartó :  nunca 
mas  los  mirará ;  porque  no  reverenciaron 
la  presencia  de  los  sacerdotes,  de  los  vie- 
jos no  tuvieron  compasión. 

17  Aun  nos  han  des&lleddo  nuestros 
ojos  tras  nuestro  vano  socorro:  con 
nuestra  esperanza  esperamos  nación  que 
no  puede  salvar. 

18  Cazáronnos  nuestros  pasos,  que  no 
anduviésemos  por  nuestras  calles :  acerv 
cose  nuestro  fin,  cumpliéronse  nuestras 
dias ;  porque  uuestro  fin  vino. 

19  Ligeros  fueron  nuestros  persegui- 
dores, mas  que  las  águilas  del  délo :  so- 
bre los  montes  nos  persiguieron,  en  el 
desierto  nos  espiaron. 

20  El  resuello  de  nuestras  naricea,  el 
ungido  de  Jehova  roe  preso  en  sus  ho- 
yos, de  quien  hablamos  dicho:  En  su 
sombra  tendremos  vida  entre  las  gen- 
tes. 

21  Y  Gózate,  y  alégrate,  htya  de  Ed&m, 
la  que  habitas  en  tierra  de  Hus:  aun 
hasta  ti  pasará  el  cáliz:  embriagarte  has, 
y  vomitarás. 

23  Cumplido  es  tu  castigo,  ó!  hr¿a~de 
Slon:  nunca  msste  hará  trasportar:  vi- 
sitará tu  iniquidad,  ó!  htya  de  Edoin: 
descubrirá  tus  pecados.  • 

CAPÍTULO  V. 


aalOHtid&i  dt  fu  mmUo  W  -fif  < 

Mtvidwmb*,  pid»  d  Dio»  qm  rtstitvtfad  mpméOa 

cu  m  primera  ^ot  ia» 

ACflTÉRÜATE,  ót  Jehova,  ¿*  lo  <íno 
A  nos  ha  venteo :  vé,  y  mira  nuestra 
vergüenza. 

2  Nuestra  heredad  se  ha  vuelto  á  ex- 
traños, nuestras  casas  a  forasteros. 

8  Huérfanos  somos  sin  padre :  muestras 
madres  como  viudas. 

4  Nuestra  agua  bebemos  por  dinero, 
nuestra  lena  compramos  por  precio. 

5  Sobre  nuestra  cerviz  padecemos  per- 
secución; cansámosnos.  y  no  baj  ¿ara 
nosotros  &<*cmó^^^3^ 


«  A  Jtota  dfyno*  la  ww^y ^^jr- 
rio,pera  hartarnos  de  pan. 

7  Nuestros  padres  pecaron,  y  son  muer- 
tos; y  nosotros  llevamos  sus  castigos. 

8  Siervos  se  enseñorearon  de  nosotros : 
no  hubo  quien  nos  librase  de  su  mano.. 

9  Con  d  peligro  de  nuestras  vidas  traía- 
mos nuestro  pon  delante  de  la  espada 
tol  desierto. 

10  Nuestros  cueros  so  ennegrecieron 
como  un  horno  á  causa  del  ardor  de  la 
tambre* 

11  Afligieron  á  las  mugeres  en  Slon¿  á 
las  vírgenes  en  las  ciudades  de  Juda, 

13  Alos  principes  colgaron  con  suma- 
no  :  no  reverenciaron  los  rostros  do  Jos 
Tiesos. 

13  lievaron  los  mozos  á  moler,  y  los 
muchachos  desfallecieron  en  la  leña, 
'  14  Los  ancianos  cesaron  de  la  puerta, 
los  mancebos  de  sus  canciones. 


15  Casa  al  sosa  .4a  nnestoQ.*co»nsa. 
nuestro  coceo  se  torno  efl,  luto, 

16  Cayó  la  cprona  de  nuestra  cabeza: 
l  ay  ahora  de  nosotros !  porque  pecamos. 

17  Por  esto  fué  entristecido  nuestro  co- 
razón, por  esto-se  entenebrecieron  nues- 
tros ojos» 

18  Por  el  monte  de  Slpn  que  es  asola- 
do, zonas  andan  en  él 

19  Has  tú,  Johova,  para  siempre  per- 
manecerás: tu  trono  de  generación  en 
generación. 

20  ¿Por  qué  te  olvidarás  para  siempre 
de  nosotros  ?  ¿  dejarnos  has  por  luengos 
dias? 

21  Vuélvenos*  ó  t  Jehoya,  á  tí,  y  vol- 
yernos  hemos:  renueva  nuestros  dias 
como  al  principio. 

22  Porque  desechando  nos  has  desecha- 
do: háste  airado  contra  nosotros  eugran 
manera*  . 


£A  PftOFECIA  DE  EZEQTJIEL. 


CAPÍTULO  I. 

JHüMiaw  Dtottd  profeta  en  tal  apariencia cnaJ era 
ta  Ommamaokm  entonces  de  m  vmoatimiama  é  f 
pmbbma*mlut0d*p*r«lwM4io4e  mley  y  por 
el  samado  ministerio  de  sus  profetas  cuyos  oficio»  y 
cualidades  describe  en  la  descripción  del carro  sobre 
elcualtmeteetrm  su  majestad,  y  de  las  Jfrsraé  dm  lee 

TtvWave  i  los  treinta  años,  en  el 
vm  cuarto,  á  los  cinco  del  mes,  es- 
tando yo  en  medio  de  los  trasportados 
Junto  al  rio  de  Chobar,  los  cielos  se 
abrieron,  y  vi  visiones  de  Dios. 
3  A  los  cinco  del  mes*  que  fué  en  el 
quinto  ano  de  la  transmigración  del  rey 
Joacin) 

3  Fué  palabra  de  ¿chova  á  Ezequiel 
sacerdote,  hi¿0  de  Bnzi,  en  la  tierra  de 
los  Chaldeos.  junto  al  rio  de  Chobar;  y 
fué  allí  sobre  él  la  mano  de  Jehova. 

4  Y  miró,  y,  he  aquí,  un  viento  tempes- 
tuoso venía  de  la  parie  del  aquilón,  y 
una  gran  nube,  y  un  fuego,  que  venia  re- 
volviéndose, y  tenia  al  derredor  de  si  un 
resplandor,  y  en  medio  del  fuego  una 
cosa  que  parecía  como  de  ámbar. 

5  T  en  medio  de  ella  venia  una  figura 
¿e  cuatro  animales ;  y  este  era  su  pare- 
cer :  TuUna  en  ellos  una  figura  de  hombre. 

£  tf  cada  una  tenia  cuatro  rostros.^ 
cuatro  alas.  í 

7  X  loa  pié»  do  ellos  eran  derechos,  y 


la  planta  de  sus  pies  como  la  planta  de 
pié  de  becerro ;  y  centelleaban  que  pare' 
clan  metal  acicalado. 

8  Y  tenían  manos  de  hombre  debajo  do 
sus  alas  todos  cuatro;  y  sus  rostros,  y 
sus  alas  en  todos  cuatro. 

9  Con  las  alas  se  juntaban  el  uno  al 
otro :  no  se  volvían  cuando  andaban,  ca- 
da uno  caminaba  en  derecho  de  su  rostro. 

10  Y  la  figura  do  sus  rostros  era  rostros 
de  hombre,  y  rostros  de  león  á  la  parto 
derecha  en  todos  cuatro;  y  rostros  de 
buey  á  la  izquierda  en  todos  cuatro ;  y 
rostros  de  águila  en  todos  cuatro. 

11  Tales  pues  eran  sus  rostros :  mas  sus 
alas  tenían  extendidas  por  encima  cada 
uno  dos,  las  cuales  se  juntaban;  y  las 
otras  dos  cubrían  sus  cuerpos. 

12  Y  cada  uno  caminaba  en  derecho 
de  su  rostro :  hacia  donde  el  Espíritu  era 
que  anduviesen,  andaban:  no  se  volvían, 
cuando  andaban. 

13  Y  la  semejanza  de  los  animales,  su 
parecer,  era  como  de  carbones  de  fuego 
encendidos,  como  parecer  de  hachas  en- 
cendidas: él  fuego  discurría  entre  los  ani- 
males, y  el  resplandor  del  fuego ;  y  del 
fuego  sallan  relámpagos. 

14  Y  los  animales  corrían,,  y  tornaban 
que  parecían  relámpagos. 


EZEQUlfeL. 


15  Y  estando  yo  mirando  los  animales, 
he  aqní  una  rueda  en  la  tierra,  con  sus 
cuatro  caras  junto  á  los  animales. 

16  Y  el  parecer  de  las  ruedas,  y  su  he- 
chura, parecía  de  Thareis.  Y  toda*  cuatro 
tenianuuck  misma  semejanza:  su  parecer, 
y  su  hechura,  como  es  una  rueda  en  me- 
dio de  otra  rueda. 

17  Cuando  andaban,  andaban  sobre  sus 
cuatro  costados :  no  bo  roldan  cuando 
andaban. 

18  Y  sus  costillas  eran  altas,  y  temero- 
sas, y  llenas  de  ojos  al  derredor,  en  todtu 
cuatro. 

19  Y  cuando  los  animales  andaban,  las 
ruedas  andaban  junto  á  ellos ;  y  cuando 
los  animales  se  levantaban  de  la  tierra, 
las  ruedas  se  levantaban.  • 

20  Hacia  donde  el  Espíritu  era  que  an- 
duviesen, andaban:  hacia  donde  era  el 
Espíritu  que  anduviesen,  las  ruedas  tam- 
bién se  levantaban  tras  ellos ;  porque  el 
espíritu  do  los  animales  estaba  en  las' 
ruedas. 

21  Cfumfio  ellcp  andaban,  aneaban  etitu} 
y  chafado'  ellos  6e  paraban,  se  paraban 
días;  y  cuando  se  levantaban  de  la  tier- 
ra, los  ruedas  se  levantaban  tras  ellos ; 
porque  el  espíritu  de  los  animales  esta- 
ba cu  las  ruedas. 

$2  Y  sobro  las  cabezas  de  cada  animal 
parcela  un  cxtcndlmiento  á  manera  de 
ertetal,  maravilloso,  extendido  encima 
sobre  sus  cabezas. 

28  Y  debajo  del  entendimiento  estaban 
las  alas  de  cIIob  derechas  la  una  á  la  otra, 
á  cada  uno  dos ;  y  otras  dos  con  que  se 
cubrían  sus  cuerpos. 

24  Y  oí  el  sonido  de  sus  alas,  como  so- 
nido de  muchas  aguas,  como  la  voz  del 
Omnipotente:  cuando  andaban,  la  voz 
de  la  palabra,  como  la  voz  de  un  ejérci- 
to :  cuando  se  paraban,  aflojaban  sus  alas; 

25  Y  oíase  voz  de  arriba  del  entendi- 
miento, que  estaba  sobre  sus  cabezas: 
cuando  se  paraban,  aflojaban  sus  alas. 

26  Y  sobre  el  extcndimlento  que  estaba 
sobre  sus  cabezas  habla  una  figura  de  un 
trono  que  parecía  de  piedra  de  zafiro; 
y  sobre  la  figura  del  trono  habla  una  se- 
mejanza que  parecía  de  hombre  sobre  él 
encima. 

27  Y  vi  una  cosa  que  parecía  como  áe 
ámbar,  que  parecía  que  habla  fuego  den- 
tro de  ella,  la  cual  se  vela  desde  sus  lo- 
mos para  arriba;  y  desde  sus  lomos  para 
abajo,  vi  que  parecía  como  mego,  y  que 
tenia  resplandor  al  derredor. 

702 


28  Qtte  parecía  al  arco  del  délo  que 
está  en  las  nubes  el  día  que  Hueve,  así 
era  el  parecer  del  resplandor  al  derre- 
dor. 

29  Esta  era  la  visión  de  la  semejanza  de 
la  ¿loria  de  Jehova;  y  yo  vi,  y  cal  sobre 
mi  rostro,  y  oí  voz  que  hablaba. 

CAPITULO  H.  " 

Etequiele*  Uammdo  de  Dio*,  de  aqueaa  visión  de  m 
gloria, parm  denunciar  dio» de  supwsSm  mutuas  ca- 
lamidades, avisándole  d«  la  rebelión  qm  en  eMoeex- 

YDÍJOME:  Htfo  del  hombre,  está 
sobre  tus  pies,  y  hablaré  contigo. 

2  Y  entró  espíritu  en  mi  después  que 
me  habló ;  y  me  afirmó  sobre  mis  píes, 
y  oí  al  que  me  hablaba. 

3  Y  di}ome:  Htyo  del  hombre,  yo  te 
envió  á  los  hijos  do  Israel,  á  gentes  re- 
beldes, que  se  rebelaron  contra  mí :  ellos 
y  sus  padres  bo  rebelaron  contra  mi,  has- 
ta este  mismo  día. 

4  Y  á  hijos  duros  de  rostros,  y  fuertes» 
de  corazón  yo  te  envió ;  y  decirles  has : 
Así  dtfo  el  Sefior  Jehova. 

5+Yfcllo)»  no  #Mát/ii  *tsará¿,  pdfrque 
son  casa'  rebelde:  mas  ¿onecerán  que 
hubo  profeta  entre  ellos. 

6  Y  tú,  ó !  hijo  del  hombre,  no  temas  do 
ellos,  ni  hayas  miedo  de  sus  palabras, 
porque  son  rebeldes ;  y  espinos  «¿om  con- 
tigo, y  tu  moras  con  abrojos :  no  hayas 
miedo  de  sus  palabras,  ni  temas  delante 
de  ellos,  porque  son  casa  rebelde. 

7  Hablarles  has  mis  palabras,  mas  no 
oirán,  ni  cesarán,  porque  son  rebelde* 

8  Mas  tú,  hijo  del  hombre,  oye  lo  que 
yo  te  hablo:  No  seas  rebelde  como  la 
casa  rebelde:  abre  tu  boca,  y  come  lo 
queyo  te  doy. 

9  Y  miré, y,  he  aquí,t*nd  mano  me  fué 
enviada,  y  en  ella  habla  un  libro  envuelto. 

10  Y  extendióle  delante  de  mi,  y  estaba 
escrito  delante  y  detrás;  y  estaban  en  él 
escritas  endechas,  y  lamentación,  y  ayes. 

CAPITULO  m. 

Recita  el  profeta  masen  particular  m  rocarhn  pmi- 
sutn  asma  Dios  primtrassense  U  llamó.  S.  I*  kmemo 
el  corason  de  su  palabra.  Z.  le  envió  d  predicar  d 
loe  suyos  con  poca  esperwtsa  de  fruto.  4.  le  armó  de 
constancia  en  tan  laboriosa  empresa.  &  le  metra** 
da  la  nona  de  m  ssgas4om,e»  4  saber,  que  la  ukwim 
de  Jehova  dasantparetba  m  templo  tfc.  II.  Venida 
el  profeta  d  loe  de  su  pueblo.  Dio*  prosigue  con  ¿7  m 
particular  Instrucción  poniéndole  las  leyes  u  reptas 
de  m  ministerio.  US.  Vuohn  Días  d  mostrársele,  9 
mándale  que  se  encierre  en  su  casat  pos  que  he  dé 
su  pueblo  le  quieren  prender,  u  avisóle  que  no  hatee 
hasta  que  él  sé  lo  manee. 

YDÍJOME :  Htyo  del  hombre,  come 
lo  que  hallares:  come  este  envol- 
torio; y  vé,  y  habla  ¿  la  casa  do  Israel. 


EZEQU1EL. 


2  T  abrí  tnl  boca,  y  hizome  comer 
aquel  envoltorio. 

8  T  díjome:  Hijo  del  hombre,  haz  á  tu 
vientre  que  coma,  y  hinche  tus  entrañas 
de  este  envoltorio  que  yo  te  doy.  Y  lo 
comí,  y  fué  en  mi  boca  dulce  como  miel. 

4  Y  díjome:  Htfo  del  hombre,  vé,  y 
entra  á  la  casa  de  Israel,  y*  habla  á  ellos 
con  mis  palabras : 

5  Porque  no  eres  enviado  á  pueblo  de 
profunda  habla,  ni  de  lengua  difícil,  tino 
ala  esa  de  Israel: 

6  No  á  muchos  pueblos,  de  profunda 
habla,  ni  de  lengua  difícil,  cuyas  ps|a-  - 
bras  no  entiendas ;  y  si  á  ellos  te  envia- 
ra, ellos  te  oyeran. 

7  Mas  loé  de  la  casa  de  Israel,  no  te 
querrán  oír,  porque  no  me  quieren  oir  á 
mi ;  porque  toda  la  casa  de  Israel  son 
fuertes  de  frente,  y  duros  de  corazón. 

8  He  aquí  que  yo.  he  hecho  tu  rostro 
fuerte  contra  los  rostros  de  ellos,  y  tu 
frente  fuerte  contra  su  frente. 

9  Como  diamante,  mas  fuerte  que  pe- 
dernal he  hecho  tu  frente:  no  los  temas, 
ni  hayas  miedo  delante  de  ellos,  porque 
casa  rebelde  es. 

10  Y  díjome:  mjo  del  hombre,  todas 
mis  palabras  que  yo  te  hablaré,  toma 
en  tu  corazón,  y  oye  con  tus  oídos ; 

11  Y  vé,  y  entra  á  los  trasportados,  á 
los  hombres  de  tu  pueblo;  y  hablarles 
has,  y  decirles  has:  Asi  dijo  el  Señor 
Jehova :  no  oirán,  ni  cesarán. 

12  Y  el  Espíritu  me  levantó,  y  oi  de- 
trás de  mi  una  voz  de  grande  estruendo 
dé  la  bendita  gloria  de  Jehova,  que  se  iba 
de  su  lugar; 

13  Y  el  sonido  de  las  alas  de  los  anima- 
les que  se  juntaban  la  una  con  la  otra,  y 
el  sonido  do  las  ruedas  delante  de  ellos, 
y  sonido  de  grande  estruendo. 

14  Y  el  Espíritu  me  levantó,  y  me  to- 
mó; y  me  fué  amargo  con  el  desconten- 
to de  mi  espíritu,  porque  la  mano  de 
Jehova  era  fuerte  sobre  mi. 

15  í  Y  vine  á  los  trasportados  en  The- 
labib,  que  moraban  junto  al  rio  de  Cho- 
bar ;  y  asenté  donde  ellos  estaban  asen- 
tados:, allí  asenté  siete  dios  atónito  en- 
tre ellos. 

IB  Y  aconteció  que  al  cabo  de  los  siete 
dias  fué  á  mi  palabra  do  Jehova,  di- 
ciendo:   . 

17  Hyo  del  hombre,  yo  te  be  puesto 
por  atalaya  á  la  casa  de  Israel:  oirás, 
pues,  tú  la  palabra  de  mi  boca,  y  amo- 
nestarlos has  de  mi  parte. 


18  Cuando  yo  dijere  al  implo:  Huerto 
morirás ;  y  tú  no  le  amonestares,  ni  le 
hablares,  para  que  el  impío  sea  amones- 
tado de  su  mal  camino;  para  que  viva,  el 
impío  morirá  por  su  maldad:  mas  su 
sangre  demandaré  de  tu  mano.    * 

19  X  si  tú  amonestares  al  impío,  y  él 
no  se  convertiere  de  su  impiedad,  y  de 
su  mal  camino,  él  morirá  por  su  maldad ; 
y  tú  escapaste  tu  alma. 

20  Y  cuando  el  justo  se  apartare  de  su 
justicia,  y  hiciere  maldad,  y  yo  pusiere 
tropiezo  delante  de  él,  él  morirá,  porque 
tú  no  le  amonestaste:  en  su  pecado  mo- 
rirá, ni  6U8  justicias  que  hizo  vendrán  en 
memoria:  mas  su  sangre  demandaré  do 
tu  mano. 

21  Y  si  al  justo  amonestares,  para  que 
el  jusjto  no  pequé,  y  no  pecare,  viviendo 
vivirá,  porque  fué  amonestado ;  y  tú  es- 
capaste tu  alma. 

22  t  Y  fué  allí  la  mano  de  Jehova  so- 
bre mí,  y  díjome :  Levántate,  y  sal  al 
campo ;  y  allí  hablaré  contigo. 

23  Y  levánteme,  y  salí  al  cajnpo ;  y  he 
aquí  que  allí  estaba  la  gloria  de  Jehova, 
como  la  gloria  que  habla  visto  junto  al 
rio  de  Chobar ;  y  cal  sobre  mi  rostro. 

24  Entonces  entró  espíritu  en  mí,  y  me 
afirmó  sobre  mis  pies,  y  me  habló,  y  dí- 
jome: Entra,  y  enciérrate  dentro  de  tu 
casa 

25  Y  tú,  ó!  h^o  del  hombre,  he  aquí 
que  pondrán  sobro  tí  cuerdas,  y  con 
ellas  te  ligarán:  no  salgas  pues  entre 
ellos. 

26  Y  haré  apegar  tu  lengua  á  tu  paladar, 
y  serás  mudo,  porque  no  loe  reprendas; 
porque  son  casa  rebelde. 

27  Mas  cuando  yo  te  hubiere  hablado, 
yo  abriré  tu  boca,  y  decirles  has :  Así  di- 
jo el  Señor  Jehova:  el  que  oye,  oiga;  y 
el  que  cesa,  cese;  porque  casa  rebelde 
son. 

CAPITULO  IV. 

Da  Dtoe  al  profeta  un  símbolo  á  figura  del  careo  de 
.  Jerusalempor  los  CKaldeos.  II.  Mándale  que  duer- 
ma 390  día*.  sobre  el  un  todo  en  figura  de-otroe  tan- 
to» año*,  que  el  reino  de  las  diee  tribus  durmió  en  su 
idolatría;  p  cuarenta  sobre  el  otro,  en  figura  de  loe 
años,  que  Jnda  durmió  en  la  suya.  HT.  Ítem,  que  co- 
ma supon  por  cierto  peso  cocido  en  ceniea  de  boM- 
gasj  p  beba  su  agua  por  medida,  en  símbolo  de  la 
hambre  psedp  ealamidadt  que  loe  de  Jenoalempa- 
sarian  en  el  cerco. 

Y  TÚ,  ó4  hijo  del  hombre,  tómate  un 
adobe,  y  pónlo  delante  de  tí,  y 
pinta  sobre  él  la  ciudad  de  Jerusalem : 
2  Y  pondrás  contra  ella  cerco,  y  edifi- 
carás contra  ella  fortaleza,  y  sacarás  con- 
703 


KZSW/i^If 


tra  ella  bajuarte,  y  afrentarás  delante  de 
ella  campo,  y  pondrás  contra  ella  batido- 
res ai  derredor. 

8  Y  tú,  tómate  una  sartén  de  hierro,  y 
ponerla  has  en  logar  de  muro  de  hierro 
entre  tí  y  la  ciudad ;  y  afirmarás  tu  ros- 
ero contra  ella,  y  será  en  lugar  de  cerco, 
y  cercarla  has.  Es  sefial  á  la  casa.de  Is- 
rael. 

4  ?  Y  tú  dormirás  sobre  tu  lado  Izquier- 
do, v  pondrás  sobre  él  la  maldad  de  la 
casa  de  Israel:  el  número  de  los  alas 
que  dormirás  sobre  él,  llevarás  sobre  H 
la  maldad  de  ellos. 

5  Yo  te  he  dado  los  afios  de  su  maldad 
por  el  número  de  los  días,  trescientos  y 
noventa  días ;  y  llevarás  sobre  ti  la  mal- 
dad de  la  casa  de  Israel. 

G  Y  cumplidos  estos,  dormirás  sobre  tu 
lado  derecho  segunda  vez ;  y  llevarás  so? 
bre  tí  la  maldad  de  la  casa  de  Juda  cua- 
renta días,  día  por  año,  día  por  afio  te  lo 
he  dado. 

7  1f  Y"  al  cerco  de  Jerusalem  afirmarás 
tu  rostro,  y  descubierto  tu  brazo,  profe- 
tizarás contra  ella. 

8  Y  he  aquí  que  yo  puse  sobre  ti  cuer- 
das, y  no  te  tornarás  del  un  tu  lado  al 
otro  lado,  hasta  que  hayas  cumplido  los 
días  de  tu  cerco. 

9  Y  tú  tómate  trigo,  y  cebada,  y  habas, 
y  lentejas,  y  inflo,  y  avena,  y  pónlo  en  un 
vaso,  y  házte  pan  de  ello  el  número  de 
los  dios  que  durmieres  sobre  tu  lado : 
trescientos  y  noventa  días  comerás  de  él. 

10  Y  la  comida  que  has  de  comer  será 
por  peso  de  veinte  siclos  al  día :  de  tiem- 
po á  tiempo  lo  comerás. 

11  Y  beberás  el  agua  por  medida,  la 
sexta  parte  de  un  hiu :  de  tiempo  á  tiem- 
po beberás. 

13  Y  comerás  pan  de  cebada  cocido  de* 
najo  de  la  ceniza ;  y  cocerlo  has  con  los 
estiércoles  que  salen  del  hombre,  de- 
lante de  los  ojos  de  ellos. 

18  Y  dtyo  JehoYa:  Asi  comerán  los  hi- 
jos de  Israel  bu  pan  inmundo  entre  las 
gentes,  á  las  cuales  yo  los  lanzaré  allá. 

14  Y  djje:  j  Ay,  Señor  Jehova!  he  aquí 
que  mi  alma  no  es  Inmunda,  ni  nunca 
desde  mi  mocedad  hasta  este  tiempo 
comí  cosa  mortecina,  ni  despedazada,  ni 
nunca  en  mi  boca  entró  carne  Inmunda. 

15  Y  respondióme :  He  aqui,  te  doy  es- 
tiércoles de  bueyes  en  logar  de  los  estiér- 
coles de  hombre ;  y  harás  tu  pan  con 
ellos. 

16  Y  dtyomo:  Hflo  del  hombre,  he  aquí 

704 


£ttf  yo  quebranto  laf  fuerza  4el  pan  en  je- 
rusalem; y  comerán  el  pan  por  peso^  y 
con  angustia ;  y  beberán  el  agua  por  me- 
dida, y  con  espanto ; 
17  Porque  les  faltará  el  pan  y  el  agua,  y 
espantarse  han  los  unos  con  los  otros ;  y 
desmayarse  han  por  su  maldad. 

OAPH37LO  V. 

Manda  Dkn  ai  profeta  qmmraaMdmmMmttls%9^ 
y  Ja  barba,  w  am  d e  loe  pelo*  kaaa  trt»  par+t^i* 
iota  de  fac  cmk$  queme,  la  otra  pique  can  un  <?»- 
dalia,  ta  otra  aan»  mi  «fe**  »c,  mm  tinéth  4a  % 
diversidad  de  calamidad**  a*  au$  UtdamumH* 
ostión  repartidos,  tfc+ 

Y  TÚ,  ól  h(jo  del  hombre,  tómale  tus 
cuchillo  agudo,  ww  novaba  4e  bar- 
bero :  esta  te  toma,  y  hazla  pasar  sobre 
tu  cabeza  y  \u  barba ;  y  tómate  un  yeso 
de  balanzas,  y  repártelos, 

2  La  tercera  parte  quemarás  con  fuego 
en  medio  de  la  ciudad,  cuando  se  cnm.- 
pUcrcn  los  dias  de}  cercó ;  y  tomaras  la 
otra  tercera  parte,  y  Retirás  con  cuchilla 
al  derredor  de  olla;  y  la  otra  teroc rapan- 
te esparcirás  ai  viento ;  y  yo  desvainaré 
espada  en  pos.de  eUos. 

3  Y  tomarás  de  allí  unos  pocos  por 
cuento,  y  atarlos  has  en  el  canto  de  tn 
ropa. 

4  Y  tomarás  otra  vez  do  eüos,  y  echar- 
los has  en  mitad  del  fuego,  y  quemarlos 
has  en  el  fuego :  de  allí  saldrá  el  luego 
en  toda  la  cosa  de  Israel. 

5  Asi  dijo  el  Sefior  Jehova :  Esta  es  Je- 
rusalem :  yo  la  he  puesto  én  medio  de 
los  naciones,  y  las  tierras  al  derredor  de 
ella. 

6  Y  ella  rundo  mis  juicios  y  mis  orde- 
nanzas en  impiedad  mas  que  los  nacio- 
nes, y  mas  que  los  tierras  que  están  al 
derredor  de  ella ;  porque  desecharon  mis 
juicios,  y  mis  mandamientos,  y  no  andu- 
vieron en  ellos. 

7  Por  tanto  asi  dQo  el  Sefior  Jehova : 
Por  haberos  yo  multiplicado  mas  que  á 
las  naciones  que  están  al  derredor  de 
vosotros,  no  habéis  andado  en  mis  man- 
damientos, ni  habéis  hecho  sqpm  mis 
leyes,  ni  aun  según  los  leyes  de  los  na- 
ciones que  están  al  rededor  de  vosotros 
habéis  hecho : 

8  Por  tanto  asi  dflo  el  8efior  Jehovaj 
He  aqui,  yo  contra  tí :  si,  yo ;  y  haré  jui- 
cios en  medio  de  tí  delante  do  los  ojos 
de  las  naciones. 

9  Y  haré  en  ti  lo  que  nunca  hice,  ni  ja- 
mas haré  cosa  semejante,  4  cansa,  de  to- 
das tus  abominaciones. 

10  Por  tauto  loe  padres  ceipufti  4  lo. 


BZEQUIBL. 


lujos  en  medio  de  ti,  y  toe  hijo»  come- 
rán á  sus  padres ;  y  haré  en  ti  juicios ;  y 
aventaré  toda  tu  resta  hada  todas  partes. 

11  Por  tanto  vivo  yo,  dijo  el  Señor  Je- 
hova, si  por  haber  tú  violado  mi  santua- 
rio con  todas  tus  contaminaciones,  y  con 
todas  tus  abominaciones,  no  te  quebran- 
taré yo  también :  ni  mi  ojo  perdonará,  ni 
en  yo  habré  misericordia. 

12  La  tercera  parte  de  tí  morirá  de  pes- 
tilencia, y  será  consumida  de  hambre  en 
medio  de  tí ;  y  la  tercera  parte  caerá  á 
espada  al  rededor  de  ti ;  y  á  la  tercera 
parte  esparciré  en  todos  los  vientos,  y 
tras  de  ellos  desvainaré  espada. 

13  Y  acabarse  ha  mi  furor,  y  haré  que 
cese  en  ellos  mi  enojo,  y  tomaré  consue- 
lo ;  y  sabrán  que  yo  Jehova  habré  habla- 
do en  mi  telo,  cuando  habré  cumplido 
en  ellos  mi  enojo. 

14  T  tornarte  he  en  desierto,  y  en  ver- 
güenza entre  las  naciones  que  están  al 
rededor  de  ti,  delante  de  los  ojos  de  to- 
do pasante. 

15  Y  serás  vergüenza,  y  deshonra,  y  cas- 
tigo, y  espasto  á  las  naciones  que  están 
al  derredor  de  ti,  cuando  yo  hiciere  en 
ti  juicios  en  furor  y  ira,  y  en  reprensio- 
nes de  ira.    Yo  Jehova  be  hablado. 

16  Cuando  yo  echaré  las  malas  saetas 
de  la  hambre  en  ellos,  que  serán  para 
destrucción,  las  cuales  yo  enviaré  para 
destruiros,  y  aumentaré  la  hambre  sobre 
vosotros,  y  quebrantaré  entre  vosotros, 
la  fuerza  del  pan ; 

17  Y  enviaré  sobre  vosotros  hambre,  y 
malas  bestias  que  te  destruirán ;  y  pes- 
tilencia, y  sangre  pasará  por  ti,  y  mete- 
ré sobre  ti  espada:  Yo  Jehova  be  ha- 
blado. 

CAPITULO  VI. 

Sécela  DU>$  al  profeta  la  atolacio*  de  m  pmeNo,  del 
cual  aum  dejará  retidme  que  te  eonriertan  del  en 
tm  cautiverio. 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  á  mí,  di- 
ciendo : 

3  Hijo  del  hombre,  pon  tu  rostro  hacia 
los  montes  de  Israel,  y  profetiza  contra 
dios; 

8  Y  dirás:  Montes  de  Israel,  oid  pala- 
bra del  Señor  Jehova:  Asi  dtyo  el  Señor 
Jehova  á  los  montes  y  á  los  collados,  á 
los  arroyos  y  á  los  valles :  He  aquí  que 
yo,  yo,  hago  venir  sobre  vosotros  espa- 
da, y  destruiré  vuestros  altos. 

4  Y  vuestros  altares  serán  asolados,  y 
vuestras  Imágenes  del  sol  serán  quebra- 
das ;  y  haré  que  caigan  vuestros  muer- 
tos delante  de  vuestros  ídolos. 

Span.  45 


5  Y  pondré  los  cuerpos  muertos  de  loe 
lujos  de  Israel  delante  de  sus  ídolos,  y 
vuestros  huesos  esparciré  en  derredor  de 
vuestros  altares. 

6  En  todas  vuestras  habitaciones  las 
ciudades  serán  desiertas,  y  los  sitos  se- 
rán asolados,  para  que  sean  asolados  y  se 
hagan  desiertos  vuestros  altares;  y  vues- 
tros ídolos  serán  quebrados,  y  cesarán ; 
y  vuestras  Imágenes  del  sol  serán  des- 
truidas, y  serán  deshechas  vuestras  obras. 

7  Y  muertos  caerán  en  medio  de  voso* 
tros,  y  sabréis  que  soy  Jehova. 

8  Y  dejaré  que  haya  de  vosotros  quien 
escape  de  la  espada  entre  las  naciones, 
cuando  fuereis  esparcidos  por  las  tierras. 

9  Y  acordarse  han  de  mi,  los  que  de  vo- 
sotros escaparen  entre  las  naciones,  entre 
las  cuales  serán  cautivos ;  porque  yo  me 
quebranté  á  causa  de  su  corazón  forni- 
cario, que  se  apartó  de  mí,  y  á  causa  de 
sus  ojos,  que  fornicaron  tras  sus  ídolos; 
y  serán  confusos  en  su  misma  presencial 
á  causa  de  los  males  que  hicieron  en  to- 
das sus  abominaciones. 

10  Y  sabrán  que  yo  soy  Jehova,  y  que 
no  en  vano  dije  que  les  habla  de  hacer 
esternal. 

11  Asi  dijo  el  Señor  Jehova:  Hiere  con 
tu  mano,  y  patea  con  tu  pié,  y  di :  \  Ay, 
por  todas  las  abominaciones  de  los  ma- 
les de  la  casa  de  Israel!  porque  con  es- 
pada, y  con  hambre,  y  con  pestilencia 
caerán. 

13  £1  que  estuviere  lejos,  morirá  de 
pestilencia;  y  el  que  estuviere  cerca, 
caerá  con  espada;  y  el  que  quedare,  y  el 
cercado,  morirá  de  hambre ;  y  cumpliré 
en  ellos  mi  enojo. 

13  Y  sabréis  que  yo  soy  Jehova,  cuando 
sus  muertos  estarán  en  medio  de  eme 
ídolos,  en  derredor  de  sus  altares,  en  to- 
do collado  alto,  y  en  todas  las  cumbres 
de  los  montes,  y  debajo  de  todo  árbol 
sombrío,  y  debajo  de  toda  encina  espor 
sa,  y  en  todo  lugar  donde  dieron,  olor 
suave  á  todos  sus  ídolos. 

14  Y  extenderé  mi  mano  sobre  ettoe,  j 
tornaré  la  tierra  asolada,  y  espantosa, 
desde  el  desierto  de  Deblatha  hasta  todas 
sus  habitaciones;  y  sabrán  que  yo  eoy 
Jehova. 

CAPITULO  VIL      • 

Proeiove  Dio*  en  revelar  al  profeta  leu  p*rtía*larid*~ 
de»  de  la  calamidad  de  m  pueblo. 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  á  mí,  di- 
ciendo : 
2  Y  tú,  6!  mjo  del  hombre,  asi  dUo^U 
706 


EZEQUISL, 


Sefior  Jehova  á  la  tierra  <W  Israel :  El  fin, 
el  fin  Tiene  sobre  los  cuatro  cantones 
de  la  tierra. 

3  Ahora  será  el  fin  sobre  tí ;  y  enviaré 
sobre  ti  mi  furor,  y  Juzgarte  he  según 
tus  caminos,  y  pondré  sobre  ti  todas  tus 
abominaciones. 

4  T  mi  ojo  no  te  perdonará,  ni  tendré 
misericordia:  mas  tus  caminos  pondré 
sobre  ti,  y  tus  abominaciones  estaran  en 
medio  de  ti;  y  sabréis  que  yo  éoy  Je- 
hora. 

5  Así  dijo  el  Señor  Jehova :  Un  mal,  hé 
aquí  que  viene  un  mal. 

6  El  fin  viene,  el  fin  viene:  despertá- 
dose  ha  contra  tí :  he  aqui  que  viene. 

7  La  mañana  viene  para  ti,  ó  t  morador 
de  la  tierra;  el  tiempo  viene,  cercano  es 
el  dia  del  alboroto,  y  no  será  eco  de  los 
montes. 

8  Ahora  presto  derraman?  mi  ira  sobre 
tí,  y  cumpliré  en  Ti  mi  furor;  y  juzgarte 
he  según  tus  caminos,  y  pondré  sobre  tí 
todas  tus  abominaciones. 

9  Y  mi  ojo  no  perdonará,  ni  habré  mi- 
sericordia: según  tus  caminos  pondré 
sobre  tí,  y  tus  abominaciones  serán  en 
medio  de  ti ;  y  sabréis  que  yo  soy  Jehova 
que  hiero. 

10  fie  aqui  el  día,  he  aqui  que  viene,  la 
mañana  ha  salido:  florecido  ha  el  bácu- 
lo: reverdecido  ha  la  soberbia. 

11  La  violencia  se  ba  levantado  en  vara 
de  impiedad :  ni  de  ellos,  ni  de  sus  ri- 
quezas, ni  de  lo  de  ellos  quedará  nada,  ni 
aun  habrá  lamentación  por  ellos. 

13  El  tiempo  es  venido,  allegóse  el  dia. 
El  que  compra,  no  se  huelgue;  y  el  que 
vende,  no  llore ;  porque  la  ira  ettá  sobre 
toda  su  multitud. 

•18  Porque  el  que  vende  no  tornará  á  la 
venta,  aunque  queden  vivos ;  porque  la 
Vision  tt  dada  sobre  toda  su  multitud, 
no  se  cancelará;  y  ninguno  en  su  iniqui- 
dad de  su  vida  se  esforzará. 

14  Tocarán  trompeta,  y  aparejarán  to- 
das las  cosas,  y  no  habrá  quien  vaya  á  la 
batalla;  porque  mi  ira  está  sobre  toda  su 
multitud. 

15  De  raerá  espada,  de  dentro  pestilen- 
cia y  hambre.  El  que  estwitre  en  el 
campo,  morirá  á  cuchillo ;  y  al  que  estu- 
viere en  la  ciudad,  hambre  y  pestilencia 
le  consumirá. 

16  Y  los  que  escaparen  de  ellos,  estarán 
sobre  los  montes  como  palomas  de  los 
valles,  gimiendo  todos,  cada  uno  por  su 
iniquidad. 

706 


17  Todas  manos  serán  descoyuntadas^ 
y  todas  rodillas  se  escurrirán  en  aguas. 

18  Y  ceñirse  han  de  sacos,  y  cubrirlos 
ha  temblor;  y  en  todo  rostro  habrá  ver- 
güenza, y  en  todas  sus  ¿abenas  peladura. 

p*l^  Arrojarán  su  plata  por  las  calles,  n* 
su  oro  lejos :  su  plata,  ni  su  oro,  no  los 
podrá  librar  en  el  dia  del  raroc  de  Jebe» 
va :  no  hartarán  su  alma,  ni  henchirán 
bus  entrañas;  porque  será  calda  por  su 


20  Porque  la  gloria  de  su  ornamento 
pusieron  en  soberbia ;  y  hicieron  en  ella 
imágenes  de  sus  abominaciones,  de  sus) 
estatuas :  por  tanto  se  la  torné  á  ellos 
en  alejamiento ; 

21  Y  en  mano  de  extrafloe-la  entregué 
para  ser  saqueada,  y  en  despojos  ales 
impíos  de  la  tierra,  y  contaminarla  han» 

23  Y  apartaré  de  ellos  mi  rostro,  y  vio- 
laron mi  secreto,  y  entrarán  en  él  des- 
truidores, y  contaminarlo  han. 

23  Has  uiia  cadena;  porque  la  tierra  es 
llena  de  juicio  de  sangres,  y  la  ciudad  es 
llena  de  violencia. 

24  Yo  pues  traeré  los  mas  malos  de  to- 
das las  gentes,  los  cuales  poseerán  sos 
casas;  y  haré  cesar  la  soberbia  de  los  po- 
derosos, y  sus  santuarios  serán  profana- 
dos. 

25  Destrucción  viene,  y  buscarán  lapas, 
yw>  m  hallará. 

26  Quebrantamiento  sobre  quebranta- 
miento vendrá,  y  oido  sobre  oklo;  y  bus- 
carán visión  del  profeta,  y  la  ley  pernos* 
rá  del  sacerdote,  y  el  consejo  de  los  án- 
danos. 

27  El  rey  se  enlutará,  y  el  príncipe  se 
vestirá  de  asolamiento,  y  las  manos  del 
pueblo  de  la  tierra  serán  conturbadas. 
Según  su  camino  haré  con  ellos,  y  con 
los  juicios  de  ellos  los  juzgaré;  y  sabrán 
que  yo  toy  Jehova. 

CAPITULO  VHt 

Muettra  Dio»  en  vitiom  dicena»  enerle»  «fe  «taniro- 
Ue»  idolatría»  que  m  pueblo  cometía  en  el  templo  do 
Jenualem,  porta»  eualm  lo»  amenosa  con  korrtjlm 


Y  ACONTECIÓ  en  el  sexto  afio,  en  el 
m¿* sexto,  áloe  cinco  del  mes,  qm 
yo  estaba  sentado  en  mi  easa,  y  los  an- 
cianos de  Juda  estaban  sentados  delante 
de  mi,  y  allí  cayó  sobre  mí  la  mano  del 
Señor  Jehova. 

2  Y  miré,  y  he  aqui  una  semejanza  que 
parecía  de  fuego :  desde  donde  parecían 
sus  lomos  para  abajo,  era  mego ;  y  desde 
sus  lomos  arriba  pareóla  como  w*  res- 
plandor, como  la  vista  de  «s  ámhax. 


EZ8QUIEL, 


>  Y aanefla  semejanza  altadlo  le  ma- 
no, y  tomóme  por  las  guedejas  de  mi  ca- 
beza; y  el  Espirita  me  alzo  entre  el  cie- 
lo y  la  tierra,  y  llevóme  ó  Jeruaalem  en 
visiones  de  Dio»,  á  la  entrada  de  la  puer- 
ta de  adentro  que  mira  hacia  el  aquilón, 
donde  ataba  (a  habitación  de  la  imagen 
del  zek>,  la  que  hada  sotar. 

4  Y  be  aquí  qne  allí  estaba  la  gloria  del 
Dk»  de  Israel,  como  Invistan  que  yo  ha- 
bla fisto  en  el  campo. 

5  y  díjome:  Htyo  del  hombre,  alza  aho- 
ra tos  ojos  camino  del  aquilón.  Y  alcé 
mis  o)os  camino  del  aquilón,  y  he  aqui 
al  aquilón,  junto  á  la  puerta  del  altar,  la 
imagen  del  zelo  en  la  entrada. 

<J  Y  dtyome:  Htfo  del  hombre,  ¿no  res 
lo  que  estos  hacen :  las  grandes  abomi- 
naciones que  la  casa  de  Israel  hace  aqui 
para  alejarme  de  mi  santuario?  mas 
vuélvete  aun,  y  verás  abominaciones 
mayores. 

7  Y  llevóme  á  la  entrada  del  patio,  y 
miré,  y  he  aquí  un  agujero  que  estaba  en 
la  pared. 

8  Y  díjome :  Htyo  del  hombre,  cava 
ahora  en  la  pared.  Y  cavé  en  la  pared, 
y  he  aquí  una  puerta. 

0  Y  dtyome :  Entra,  y  vé  las  malas  abo- 
minaciones que  estos  haeen  allí. 

10  Y  entré,  y  miré,  y  he  aquí  imágenes 
de  todas  serpientes  y  animales :  la  abo- 
minaeion,  y  todos  los  ídolos  de  la  casa  de 
Israel,  que  estaban  pintados  en  la  pared 
al  derredor. 

U  Y  setenta  varones  de  los  ancianos  de 
la  casa  de  Israel,  y  Jezonias,  mjo  de  Se- 
ptum, estaba  en  medio  de  ellos,  los  cua- 
les estaban  delante  de  ellos,  cada  uno 
•en  su  incensario  en  su  mano ;  y  espe- 
sura de  niebla  del  sahumerio  que  subía. 

12  Y  díjome:  Hijo  del  hombre,  ¿has 
visto  las  cosas  que  los  aneianoe  de  la 
casa  de  Israel  hacen  en  tinieblas,  cada 
uno  en  las  cámaras  de  su  pintura?  Por- 
que dicen:  No  nos  vé  Jehova:  Jehova 
ha  dejado  la  tierra. 

18  Y  dgome:  Vuélvete  aun,  verás  abo- 
minaciones mayores,  que  hacen  estos. 

14  Y  llevóme  á  la  entrada  de  la  puerta 
de  la  casa  de  Jehova,  que  está  al  aqui- 
lón ;  y  be  aquí  mugeres  que  estaban  allí 
sentadas  endechando  á  Thammuz. 

15  Y  dtyome:  ¿No  ves,  mjo  del  hom- 
bre? Vuélvete  aun,  verás  abominaciones 
mayores  que  estas. 

16  Y  metióme  en  el  patio  de  adentro  de 
la  cata  de  Jehova;  y  he  aqui  junto  á  la 


entrada  del  templo  de  Jehova,  entre  la 
entrada  y  el  altar,  como  veinte  y  cinco 
varones,  sus  traseras  vudtaa  al  templo  de 
Jehova,  y  sus  rostros  al  oriente,  y  se  en- 
corvaban al  nacimiento  del  sol. 

17  Y  díjome:  ¿No  has  visto,  mjo  del 
[hombre?  ¿£s  cosa  liviana  para  la  casa  de 
T  Juda  hacer  las  abominaciones  que  hacen 

aquí?  después  que  han  henchido  la  tierra 
de  maldad,  y  se  tomaron  á  irritarme,  he 
aquí  que  ponen  mxLor  á  sus  narices. 

18  Pues  también  yo  haré  en  mi  furor, 
no  perdonará  mi  ojo,,  ni  tendré  miseri- 
cordia ;  y  gritarán  á  mis  orejas  con  gran 
voc,  y  no  los  oiré. 

CAPITULO  IX. 

JAteatra  Dío*  al  profeta  «t  la  mümm  HWm  el  cmtigo 
qm  kmrd  em  kHkMtmtratdkko*,  1 1  m  mmdo  ¡otpitf 


Y  CLAMÓ  en  mis  orejas  con  gran  vos, 
diciendo:  Las  visitaciones  de  la  ciu- 
dad han  llegado,  y  cada  uno  trae  en  su 
mano  su  instrumento  para  destruir. 

3  Y  be  aquí  que  seis  varones  venían  de 
camino  de  la  puerta  de  arriba  que  está 
vuelta  al  aquilón,  y  cada  uno  traia  en  sn 
mano  su  instrumento  para  destruir;  y 
entre  ellos  habia  un  varón  vestido  de 
lienzos,  el  cual  traia  á  su  cinta  tasa  es- 
cribanía de  escribano ;  y  entrados,  pará- 
ronse junto  al  altar  de  metal. 

8  Y  la  gloria  del  Dios  de  Israel  se  alzó 
de  sobre  el  querubín,  sobre  el  cual  habla 
estado,  al  umbral  de  la  casa;  y  llamó  al 
varón  vestido  de  lienzos,  que  tenia  á  su 
cinta  la  escribanía  de  escribano. 

4  Y  díjole  Jehova:  Pasa  por  medio  de 
la  cuidad,  por  medio  de  Jerusalem,  y  se- 
ñala con  una  leftal  en  las  frentes  á  los 
varones'que  gimen,  y  que  claman  á  cau- 
sa de  todas  las  abominaciones  que  se  ha- 
cen en  medio  de  ella. 

5  Y dyo  á los  otros  á mis  oídos:  Pasad 
por  la  ciudad  en  pos  de  él,  y  herid :  no 
perdone  vuestro  ojo,  ni  tengáis  miseri- 
cordia. 

0  Viejos,  mozos,  y  vírgenes,  niños,  y 
mugeres  matad,  hasta  que  no  quede  nin- 
guno :  mas  á  todo  hombre  sobre  el  cual 
hubiere  sefial,  no  llegaréis;  y  comenza- 
réis desde  mi  santuario.  Y  comenzaron 
desde  los  varones  ancianos  que  estaban 
delante  del  templa 

7  Y  dijoles :  Contaminad  la  casa,  y  hen- 
chid los  patios  de  muertos :  salid.  Y  sa- 
lieron, y  hirieron  en  la  ciudad.  * 

8  Y  aconteció,  qne  habiéndolos  herido, 
yo  .quedé,  y  póstreme  sobre  mi  rostro, 

707 


EZEQUIEL, 


yclamé,ydge:  An,  SeMr  Jehóva,  ¿has 
de  destruir  todo  el  resto  de  Israel,  der- 
ramando tu  furor  sobre  Jemsalemr 

9  T  cUJome :  La  maldad  de  la  casa  de 
Israel  y  de  Jada  es  grande  ¿maravilla; 
porque  la  tierra  es  llena  de  sangres,  y  la 
ciudad  es  Uena  de  perversidad ;  porque 
han  dicho:  Dejado  ha  Jehova  la  tierra,  y 
Jehova  no  ve. 

10  Y  yo  también,  no  perdónale  mi  ojo, 
ni  tendré  misericordia:  el  camtno  de 
ellos  tomaré  sobre  su  cabeza. 

11  T  he  aquí  que  el  varón  vestido  de 
llenaos,  qnetotin  la  escribanía  á  sn  chita, 
respondió  nna  palabra, diciendo:  Hecho 
he  conforme  i.  todo  lo  que  me  mandaste. 

CAPITULO  X. 

Vu«lmdmo*rar  Dio*  al  prejeta  la  visión  de  dude 
su  majestad  arriba  recitada  capitulo  l.enel  tampio 
de  Jefutatem*  mottrdndole  que  lo  deja :  donde  pa- 
rece que  et  profeta  se  reforma  de  algunas  partíeu- 
lmridade4<U  la  vido*  primera. 

Y  MIRÉ,  y  he  aquí  sobre  el  extendi- 
miento  que  estaba  sobre  la  cabesa 
de  los  querubines,  cotn#  una  piedra  de 
zafiro,  que  parecía  como  semejanza  de 
un  trono,  que  se  mostró  sobre  ellos. 

2  Y  drjo  al  varón  vestido  de  lienzos: 
díjoie:  Entra  en  medio  de  las  ruedas  de- 
bajo de  los  querubines,  y  hinehe  tus  ma- 
nos de  carbones  encendidos  do  entre  los 
querubines,  y  derrama  sobre  la  ciudad. 
Y  entró  delante  de  mis  ojos. 

8  Y  los  querubines  estaban  á  es  mano 
derecha  de  la  casa  cuando  este  varón  en- 
tró; y  una  nube  henchía  ei  patío  de  á 
dentro. 

4  Y  1»  gloria  de  Jehova  se  habla  alzado 
del  querubín  al  umbral  de  la  puerta;  y 
la  casa  rae  llena  de  la  nube,  y  el  patio  se 
hinchió  del  resplandor  de  la  gloria  de 
Jehova» 

5  Y  el  estruendo  de  las  alas  de  los  que- 
rubines se  oyó  hasta  el  patío  de  afuera, 
como  la  voz  del  Dios  Omnipotente  cuan- 
do hsMa. 

0  Y  aconteció,  que  como  mandó  al  va- 
rón vestido  de  lienzos,  diciendo :  Toma 
ruego  de  entre  las  ruedas,  de  entre  los 
querubines:  éí  entvó,  y  se  paró  entre  las 


7  Y  un  querubín  extendió  su  mano  de 
entre  les  querubines  al  ruego  que  ataba 
entre  los  querubines ;  y  tomó,  y  puso  en 
las  palmas  del  que  estaba  vestido  de  lien- 
zos, el  cual  lo  tomó,  y  sallóse. 

8  ¥  apareció  en  los  querubines  la  figura 
de  una  mano  humana  debajo  desús  alas. 

0  Y  nüróyyhe  aquí  cuatro  ruedas  junto 
*6 


á  tos  querubines  j  junto  A  cada  querubín 
habla  una  rueda,  y  el  parecer  de  las  mo- 
das ara  como  parecer  de  piedra  de  Thar- 
sis. 

10  Y  el  parecer  de  ellas,  todas  cuatro 
eran  de  una  manera,  como  si  mera  una 
en  medio  de  otra. 

11  Cuando  andaban,  sobre  aus  cuatro 
costados  andaban,  no  so  tornaban  cuan- 
do andaban:  mas  al  lugar  donde  se  toI- 
vla  el  primero,  en  pos  de  él  iban,  ni  so 
tornaban  cuando  andaban. 

19  Y  toda  su  carne,  y  sus  costillas,  y 
sus  manos,  y  sus  alas,  y  las  ruedas,  estaba 
Heno  de  ojos  ai  derredor  en  sus  cuatro 
ruedas. 

13  A  la»  ruedan,  é  ellas,  fué  clamado  en 
mis  oídos:  Rueda. 

14  Y  cada  uno  tenia  cuatro  rostros :  el 
primer  rostro  era  de  querubín :  el  se- 
gundo rostro  era  de  hombre:  el  tercer 
rostro,  de  león:  el  cuarto  rostro,  de 
águila. 

15  Y  levantáronse  los  querubines :  es- 
tos son  los  animales  que  vi  en  efrlo  do 
Chobar. 

10  Y  cuando  los  querubines  andaban, 
andaban  las  ruedas  junto  con  ellos;  y 
cuando  los  querubines  alzaban  sus  alan, 
para  alzarse  de  la  tierra,  las  ruedas  tam- 
bién no  se  volvían  de  junto  á  ellos. 

17  Cuando  se  paraban  ellos,  se  paraban; 
y  cuando  se  alzaban  ellos,  se  alzaban  con 
ellos,  porque  el  espíritu  de  tos  animales 
estaba  en  ellas. 

IB  Y  la  gloria  do  Jehova  se  salló  de  so- 
bre el  umbral  de  la  casa,  y  paró  sobre  Ion 
querubines. 

19  Y  alzando  los  querubines  sus  alaa, 
alzáronse  de  la  tierra  delante  de  mía 
ojos:  cuando  ellos  sanan,  también  lan 
ruedas  estaban  delante  de  dios ;  y  pará- 
ronse á  la  entrada  de  la  puerta  oriental 
de  la  casa  de  Jehova,  y  la  gloria  del  Dios 
de  Israel  encima  de  sobre  ellos. 

90  Estos  eran  los  animales  que  vi  de- 
bajo del  Dios  de  Israel  en  el  rio  de  Cho* 
bar;  y  conocí  que  eran  querubines. 

21  Cada  uno  tenia  cuatro  rostros,  y  ca- 
da uno  cuatro  alas,  y  figura  de  manos 
humanas  debajo  de  sus  alas. 

íd  Y  la  figura  de  sus  rostros,  eran  loa 
rostros  que  vi  junto  al  rio  de  Chobar,  sn 
parecer;  y  su  ser:  cada  uno  caminaba 
en  derecho  de  su  rostro. 

CAPITULO  XI. 

Profetixando  el  projeta  en  visión,  dio*  que  en  Jerusa- 
«M  Dan  fe*  Aflcta 


KZEQUTBL. 


e  ti  profeta  d  la  ira 
de  Dios,  él  carga  ¡a  culpa  de  su  rigor  d  loe  burlado- 
re».  II.  Cbn  cuta  ocasión  Dios  prometo  su  Jnvor  d 
¡oíanla  cautiriaad,ysutibertaa\ytrae  ella  la  re* 
Jbrmncion  de  su  pueblo  par  m  evangelio  ei  cual  obra- 
rla renovado*  de  todo  el  hombtr.  IH.  Ve  el  pro- 
feta  partir*»  fa  gloria  de  Dios  de  Jeruealem,  y  Dios 
hwuetoe  al 


YÍL  espirito  me  levantó,  y  me  me- 
tió por  fe.  puerta  oriental  de  la  caí* 
do  Jehova,  la  cual  mira  bada  el  oriente ; 
y  lie  aqui  en  la  entrada  de  la  puerta  veinte 
y  elñco  varones,  entre  loa  ctutleB  vi  á  Je- 
zonias,  hijo  de  Azur,  y  á  Phelcias,  hflo 
de  Báñalas,  principes  del  pueblo. 
2  YdSjome:  Hijo  del  hombre,  estos  son 
los  nombres  que  piensan  perversidad,  y 
aconsejan  mal  consejo  en  esta  ciudad, 
S  Los  que  dicen:  No  trá  tan  presto: 
edifiquemos  casas :  esta  seré  la  caldera,  y 
nosotros  la  earne. 

4  Por  tanto  profetiza  contra  ellos :  pro- 
fetiza, htyo  del  hombre. 

5  Y  cayó  sobre  mi  el  Espíritu  de  Jebo- 
va, y  dijome :  Di :  Abí  dtyo  Jehova :  Asi 
habéis  hablado,  61  casa  de  Israel,  y  las 
cosas  que  saben  á  vuestro  espíritu  yo  las 
be  entendido. 

ti  Habéis  multiplicado  vuestros  muer- 
tes en  esta  ciudad,  y  habéis  henchido  de 
muertos  sus  calles. 

7  Por  tanto  asi  dfyo  el  Seftor  Jehova: 
Vuestros  muertos  que  habéis  puesto  en 
medio  de  ella,  esos  son  la  carne,  y  ella 
es  la  caldera:  mas  á  vosotros  yo  os  saca- 
ré de  en  medio  de  ella. 

8  Espada  habéis  temido,  y  eapada  traeré 
sobre  vosotros,  dtyo  el  Ssfior  Jehova. 

9  Y  yo  06  sacaré  de  en  medio  de  ella,  y 
os  entregaré  en  mano  de  extraños,  y  yo 
haré  juicios  en  vosotros. 

tO  A  espada  caeréis :  en  el  término  de 
Israel  os  juzgaré,  y  sabréis  que  yo  soy 
Jehova. 

11  Esta  no  os  será  por  caldera,  ni  voso- 
tros seréis  en  medio  de  ella  por  la  carne : 
en  el  término  de  Israel  os  tengo  de  juz- 
gar. 

12  Y  sabréis  que  yo  *oy  Jehova,  porque 
no  habéis  andado  en  mis  ordenanzas,  ni 
habéis  hecho  tegun  mis  juicios :  mas  se- 
gún los  juicios  de  las  gentes  que  están 
en  vuestros  al  derredores  habéis  hecho. 

IB  Y  aconteció  que  estando  yo  profeti- 
zando, Phelcias,  mjo  de  Banaias,  murió. 
Y  cal  sobre  mi  rostro,  y  clamé  con 
grande  voz,  y  dijo :  \  Ah,  Sefior  Jebova ! 
¿haces  tú  consumación  del  resto  de 
Israel? 


Vi  Y  rae  palabra  de  Jehova  á  mi,  di- 
ciendo: 

15  Hijo  del  hombre,  tus  hermanos,  tus 
hermanos,  los  hombres  de  tu  parentescos 
y  toda  la  casa  de  Israel,  toda  ella:  á 
quien  dijeron  los  moradores  de  Jemsa- 
lcm?  Aléjaos  de  Jehova:  á  nosotros  es 
dada  la  tierra  en  posesión. 

16  ^  Por  tanto  di:  Asidlo  el  Beñor  Je- 
hova :  Aunque  los  he  echado  lejos  entre 
las  gentes,  y  los  he  esparcido  por  las  tica- 
ras,  con  todo  eso  les  seré  por  un  pequeño 
santuario  en  las  tierras  donde  vinieren» 

17  Por  tanto  di :  Asi  dijo  el  Settor  Jeho- 
va :  Yo  os  congregaré  de  los  pueblos,  y 
os  apañaré  de  las  tierras  en  las  cuales 
estáis  esparcidos,  y  os  daré  la  tierra  de 
Israel. 

18  Y  vendrán  allá,  y  quitarán  de  ella 
todas  sus  contaminaciones,  y  todas  sus 
abominaciones. 

19  T  darles  he  un  corazón,  y  espirita 
nuevo  daré  en  sus  entrañas;  y  quitaré 
el  corazón  de  piedra  de  su  carne,  y  dar- 
les he  corazón  de  earne ; 

20  Para  que  anden  en  mis  ordenanza», 
y  guarden  mis  juicios,  y  los  hagan ;  y  me 
sean  d  mi  por  pueblo,  y  yo  ía  sea  á  ellos 
por  Dios. 

21  Y  aquellos  cuyo  corazón  anda  «2  co- 
razón de  sus  eontamataeiones,  y  de  sus 
abominaciones,  yo  daré  su  camino  sobre 
su  cabeza,  dtyo  el  Señor  Jehova. 

22  ?  Y  los  querubines  alsaroa  sus  alas, 
y  las  ruedas  en  pos  de  ellos;  y  la  gloria 
del  Dios  de  Israel  sobre  ellos  encima. 

23  Y  la  gloria  de  Jehova  se  rae  de  en 
medio  de  la  ciudad,  y  paró  sobre  el 
monte  que  está  al  oriente  de  la  dudad. 

24  Y  el  espíritu  me  levantó,  y  me  tor- 
nó á  traer  en  la  tierra  de  los  Chaldeos,  á 
los  trasportados,  en  víbÍo*  del  Espirita 
de  Dios ;  y  partióse  de  mi  la  visión  que 
habia  visto. 

25  Y  hablé  á  los  trasportados  todas  las 
palabras  de  Jehova,  que  él  me  habla 
mostrado. 

CAPITULO  xn. 

Enlaperee^MdelpPe^esadmJMoesuuheeawJlgurmcd 
reg  Sededas  g  d  su  pueblo  de  su  huida  de  Jerusalem, 
y  de  su  prisión.  II.  Que  la  calamidad  y  espanto  de 
las  gentes  en  eua  serla  grande.  Oí.  Que  seria  prestot 
contra  la  opinión  de  U»  burladores  de  los  prq/Mms. 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  á  mi,  di- 
ciendo : 
2  Hijo  del  hombre,  tú  habitas  en  medio 
de  casa  rebelde,  los  cuales  tienen  ojos 
para  ver,  y  no  ven :  tienen  orejas  para 
oír,  y  tt>  oyen;  porque  son  casa  rebelde. 
TOO 


EZEQUIEL. 


3  Por  tanto  tú,  6 !  hijo  del  hombre,  ház- 
te aparejos  de  partida,  y  pártete  de  dia 
delante  de  sus  ojos ;  y  pasarte  has  de  tu 
logar  á  otro  lugar  delante  de  sus  ojos : 
quizá  verán,  porque  son  casa  rebelde. 

4  Y  sacarás  tus  aparejos,  como  aparejos 
de  partida,  de  dia  delante  de  sus  ojos : 
mas  tú  saldrás  á  la  tarde  delante  de  sus 
ojos,  como  quien  sale  para  partirse. 

5  Delante  de  sus  ojos  horadarás  la  pa- 
red, y  saldrás  por  ella. 

6  Delante  de  sus  ojos  llevarás  sobre  tus 
hombros,  sacarás  de  noche :  cubrirás  tu 
rostro,  y  no  mirarás  la  tierra;  porque  en 
señal  te  be  dado  á  la  casa  de  Israel. 

7  Y  yo  lo  hice  asi  de  la  manera  que  me 
fué  mandado :  saqué  mis  aparatos  de  dia, 
como  aparatos  de  partida,  y  á  la  tarde 
horadé  la  pared  á  mano :  salí  de  noche : 
llevé  sobre  los  hombros  delante  de  sus 
ojos, 

8  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  mi  por  la 
mañana,  diciendo : 

9  Hijo  del  hombre,  ¿nunca  te  dijeron  los 
de  la  casa  de  Israel,  aquella  casa  rebelde : 
Qué  haces  ? 

10  Diles  pues:  Asi  dijo  el  Señor  Jeho- 
va: Al  principe  que  está  en  Jerusalem  es 
esta  profecía  grave,  y  á  toda  la  casa  de 
Israel  que  está  en  medio  de  ellos. 

11  Diles:  Yo  soy  vuestra  señal:  como 
yo  hice,  asi  les  harán  á  ellos:  en  tras- 
puesta, en  cautividad  irán : 

18  Y  el  principe  qne  está  en  medio  de 
ellos  llevará  á  cuestas  de  noche,  y  saldrá : 
horadarán  la  pared  para  sacarle  por  ella: 
cubrirá  su  rostro  por  no  ver  con  sus 
ojos  la  tierra. 

13  Mas  yo  extenderé  mi  red  sobre  él,  y 
será  preso  de  mi  red,  y  traerle  hé  á  Ba- 
bylonia,  á  tierra  dé  Chaldeos :  mas  no  la 
verá,  y  allá  morirá. 

14  Y  á  todos  los  que  estuvieren  al  re- 
dedor de  él  para  su  ayuda,  y  á  todas  sus 
compañías  esparciré  á  todo  viento,  y 
desvainaré  espada  en  pos  de  ellos. 

15  Y  sabrán  que  yo  soy  Jehova,  cuando 
los  esparciere  entre  las  naciones;  y  yo 
los  esparciré  por  la  tierra. 

16  Y  haré  que  queden  de  ellos  pocos 
en  número  de  la  espada,  y  de  la  hambre, 
y  de  la  pestilencia,  para  que  cuenten  to- 
das sus  abominaciones  entre  las  gentes 
adonde  llegaren;  y  sabrán  que  yo  éoy 
Jehova. 

17  %  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  mi,  di- 
ciendo : 

18  HJtf  o  del  hombre,  come  tu  pon  con 

710 


temblor,  y  bebe  tus  aguas  con  extremo- 
cimiento,  y  con  angustia. 

19  Y  dirás  al  pueblo  de  la  tierra :  Asi 
dtyo  el  Señor  Jehova  sobre  los  morado- 
res de  Jerusalem,  sobre  la  tierra  de  Is- 
rael: Su  pan  comerán  con  temor,  y  con 
espanto  beberán  sus  aguas;  porque  su 
tierra  será  asolada  de  su  multitud,  por 
la  maldad  de  todos  los  que  en  ella  mo- 
ran. 

20  Y  las  ciudades  habitadas  serán  aso- 
ladas, y  la  tierra  será  desierta;  y  sabréis 
que  yo  soy  Jehova. 

21  í  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  mi,  di- 
ciendo: 

22  Hijo  del  hombre,  ¿  qué  refrán  es  esto 
que  tenéis  vosotros  en  la  tierra  de  Israel, 
diciendo:  Alargarse  han  los  dias,  y  pere- 
cerá toda  visión? 

23  Por  tanto  diles:  Asi  dijo  el  Señor 
Jehova :  Yo  hice  cesar  este  refrán,  ni  re- 
franearán  mas  este  refrán  en  Israel :  mas 
decirles  has:  Acercádose  han  aquellos 
dias,  y  la  cosa  de  toda  visión. 

24  Porque  no  habrá  mas  alguna  visión 
vana,  ni  habrá  adivinación  de  lisongero 
en  medio  de  la  casa  de  Israel 

25  Porque  yo  Jehova  hablaré:  la  pala- 
bra que  yo  hablare,  se  hará:  no  se  dila- 
tará mas;  antes  en  vuestros  dias,  casa 
rebelde,  hablaré  palabra,  y  la  cumpliré, 
dtyo  el  8efior  Jehova. 

26  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  mi,  di- 
ciendo: 

27  Hijo  del  hombre,  he  aqni  que  he  de 
la  casa  de  Israel,  dicen :  La  visión  que 
este  ve  et  para  muchos  dias,  y  para  luen- 
gos tiempos  profetiza  este. 

28  Por  tanto  diles:  Asi  dtfo  el  Señor 
Jehova:  No  so  dilatarán  mas  todas  mis 
palabras:  la  palabra  que  hablare,  se  ha- 
rá, dJJo  el  Señor  Jehova. 

CAPITULO  xm. 

Ckmtra  los  falsos  profetas  hombres  pwsumereeam  £• 
songeando  al  pueblo  en  su»  pecados  le  aseglaraban  és 
las  calamidades  cercanas  que  los  verdaderos  les  de- 
motocioflii» 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  á  mi,  di- 
ciendo : 
2  Hijo  del  hombre,  profetiza  contra  los 
profetas  de  Israel  que  profetizan ;  y  di  á 
los  que  profetizan  de  su  corazón:  Oid 
palabra  de  Jehova: 

8  Asi  dtyo  el  Señor  Jehova:  ]  Ay  de  los 
profetas  ignorantes,  que  andan  en  pos 
de  su  espíritu,  y  nada  vieron ! 

4  Como  zorras  en  los  desiertos  fueron 
tus  profetas,  ó!  Israel. 

5  Nunca  subisteis  á  los  portffloe,  ni 

DigitizedbyV  -r       * 


EZEQUIEL. 


echasteis  rallado  sobre  la  cas*  de  Israel, 
estando  en  la  batalla  en  el  día  de  Jehova. 

6  Vieron  vanidad,  y  adivinación  de 
mentira.  Dicen:  Dijo  Jehova:  y  nunca 
Jehova  loa  envió ;  y  nacen  esperar  para 
confirmar  la  palabra. 

7  ¿No  habéis  visto  visión  vana?  ¿y  no 
habéis  dicho  adivinación  de  mentira?  ¿y 
decís:  Dijo  Jehova:  no  habiendo  yo  ha- 
blado? 

8  Per  tanto  así  dijo  el  Señor  Jehova: 
Por  cuanto  vosotros  habéis  hablado  va- 
nidad, y  habéis  visto  mentira :  por  tanto 
he  aquí  que  yo  á  vosotros,  dijo  el  Señor 
Jehova. 

9  X  será  mi  mano  contra  los  profetas 
que  ven  vanidad,  y  adivinan  mentira:  no 
serán  en  la  congregación  de  mi  pueblo, 
ni  serán  escritos  en  el  libro  de  la  casa  de 
Israel,  ni  volverán  á  la  tierra  de  Israel ; 
y  sabréis  que  yo  wy  el  Señor  Jehova. 

10  Por  tanto,  y  por  cuanto  engañaron 
mi  pueblo,  diciendo:  Paz,  no  habiendo 
paz;  y  el  uno  edificaba  la  pared,  y  he 
aquí  que  los  otros  la  embarraban  coa 
lodo  suelto. 

11  Di  á  los  embarradores  con  lodo  suel- 
to, que  caerá:  vendrá  lluvia  en  avenida, 
y  daré  piedras  de  granizo  que  la  hagan 
caer,  y  viento  tempestuoso  la  romperá. 

12  Y  he  aquí  que  la  pajed  cayó.  No  os 
dirán  entonce»:  ¿Dónde  está  la  embarra- 
dura con  qne  embarrasteis  ? 

13  Por  tanto  así  dijo  el  Señor  Jehova : 
Y  yo  haré  que  la  rompa  viento  tempes- 
tuoso con  mi  ira,  y  lluvia  en  avenida 
venga  con  mi  furor,  y  piedras  de  grani- 
zo con  mi  enojo  para  consumir. 

lá  Y  derribaré  la  pared  que  vosotros 
embarrasteis  con  lodo  suelto,  y  hacerla 
he  llegar  á  tierra,  y  será  descubierto  su 
cimiento,  y  caerá,  y  seréis  consumidos 
en  medio  do  ella;  y  sabréis  que  yo  soy 
Jehova» 

15  Y  cumpliré  mi  furor  en  la  pared,  y 
en  los  que  la  embarraron  con  lodo  suel- 
to, y  deciros  he:  No  parece  la  pared,  ni 
parecen  los  que  la  embarraron : 

16  Los  profetas  de  Israel  que  profeti- 
zan, á  Jerusatam,  y  ven  para  ella  visión 
de  paz,  no  habiendo  paz,  dijo  el  Señor 
Jehova. 

17  Y  tú,  ó!  h\jo  del  bombre,  pon  tu 
rostro  á  las  lujas  de  tu  pueblo,  que  pro- 
fetizan de  su  corazón,  y  profetiza  contra 
ellas, 

18  Y  di:  Asi  dijo  el  Señor  Jehova:  ¡Ay 
de  aquellas  que  cosen  cojinetes  á  todos 


codos  de  manos,  y  hacen  veletas  sobre 
la  cabeza  de  toda  edad,  para  cazar  las 
almas!  ¿Habéis  de  cazar  las  almas  de 
mi  pueblo?  ¿y  habéis  de  dar  vida  á  las 
almas  para  vosotros? 

19  ¿  Y  habéisme  de  contaminar  en  mi 
pueblo  por  puños  de  cebada,  y  por  pe- 
dazos de  pan,  matando  las  almas  que  no 
mueren,  y  dando  vida  á  las  almas  que 
no  vivirán,  mintiendo  á  mi  pueblo  que 
oye  mentira? 

20  Por  tanto  así  dyo  el  Señor  Jehova: 
He  aquí  que  yo  á  vuestros  cojinetes,  con 
que  cazáis  allí  las  almas  volaudo :  yo  los 
arrancaré  de  vueátros  brazos,  y  enviaré 
las  almas  que  cazáis,  las  almas  volando. 

21  Y  romperé  vuestras  veletas,  y  libra- 
ré mi  pueblo  de  vuestra  mano,  y  no  es- 
tarán mas  en  vuestra  mano  para  caza;  y 
sabréis  que  yo  soy  Jehova. 

22  Por  cuanto  entristecisteis  el  corazón 
del  justo  con  mentirá,  al  cual  yo  no  en- 
tristecí; y  esforzasteis  las  manos  del 
impío,  para  que  no  se  apartase  de  su 
mal  camino  dándole  vida : 

.  23  Por  tanto  no  veréis  vanidad,  ni  mas 
adivinaréis  adivinación ;  y  libraré  mi 
pueblo  de  vuestra  mano ;  y  sabréis  que 
yo  noy  Jehova. 

CAPITULO  XIV. 

Contra  lo»  idólatra»  hipócrita»  y  lo»  profeta»  que  les 
respondiesen  d  su  toamtad.  II.  Amenosa  ú  Jerusa- 
¡cm  con  mmsrra^  hambre,  mojas  bestias,  vpesttíencia: 
de  la»  cuale»  calamidades  promete  que  escaparán  • 
alguno»  piadoso»  que  vendrían  al  cautiverio  con  los 
demos,  con  cupo  piadoso  ejemplo  los  cautivos  serian 
consolados,  y  verían  los  /ruto»  útilísimo»  de  su  afiic- 
cion*yel  consejo  de  Dios  en  oüo. 

Y  VINIERON  á  mí  algunos  de  los 
ancianos  de  Israel,  y  sentáronse  de- 
lante de  mi. 

2  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  mi,  dicien- 
do: 

3  Hijo  del  hombre,  estos  hombres  han 
levantado  sus  ídolos  sobre  su  corazón ; 
y  el  tropezadero  de  6U  maldad  han 
puesto  delante  de  su  rostro:  ¿cuándo 
me  preguntaren,  téngoles  de  responder  ? 

4  Por  tanto  habíales,  y  decirles  has: 
Así  dyo  el  Señor  Jehova:  Cualquiera 
hombre  de  la  casa  de  Israel,  que  hubiere 
levantado  sus  ídolos  sobre  su  corazón,  y 
hubiere  puesto  el  tropezadero  de  su  mal- 
dad delante  de  su  rostro,  y  viniere  al 
profeta,  yo  Jehova  responderé  al  que  asi 
viniere  en  la  multitud  de  sus  ídolos ; 

5  Para  tomar  á  la  «pasa  de  Israel  en  su 
corazón,  que  se  han  apartado  de  mi  to- 
dos ellos  en  sus  ídolos. 

6  P«r  tanto  di  4  I»  wadeUrad:  ¿si 


E2EQU1BL. 


dijo  el  Sefior  Jehova:  Convertios,  y  ha- 
ced que  se  conviertan  de  vuestros  Ído- 
los ;  y  de  todas  vuestras  abominaciones 
apartad  vuestros  rostros. 

7  Porque  cualquiera  hombre  de  la  cosa 
de  Israel,  y  de  los  extrongeros  que  mo- 
ran en  Israel,  que  se  hubiere  apartado 
de  andar  en  pos  de  mí,  y  hubiere  levan- 
tado sus  Ídolos  en  su  corazón,  y  hubiere 
puesto  delante  de  su  rostro  el  tropeza- 
dero de  su  maldad,  y  viniere  al  profeta 
para  preguntarle  por  mi,  yo  Jehova  le 
responderé  por  mi. 

8  Y  yo  pondré  mi  rostro  contra  aquel 
varón,  y  le  pondré  por  señal,  y  por  re- 
franes, y  yole  cortaré  de  entre  mi  pue- 
blo ;  y  sabréis  que  yo  soy  Jehova. 

9  T  el  profeta  cuando  fuere  engañado, 
y  hablare  palabra,  yo  Jehova  engañé  el 
tal  profeta ;  y  yo  extenderé  mi  mano  so- 
bre él,  y  le  raeré  de  en  medio  de  mi  pue- 
blo de  Israel 

10  Y  llevarán  sn  maldad:  como  la  mal- 
dad del  que  pregunta,  asi  será  la  maldad 
del  profeta : 

11  Porque  no  yerren  mas  lotdela,  casa 
de  Israel  de  en  pos  de  mi,  ni  mas  se  con- 
taminen en  todas  sos  rebeliones ;  y  me 
sean  á  mi  por  pueblo,  y  yo  les  sea  á  éUos 
por  Dios,  cUJo  el  Señor  Jehova. 

12  t  T  fué  palabra  de  Jehova  á  mi,  di- 
ciendo : 

13  Hyo  del  hombre,  la  tierra,  cuando 
pecare  contra  mi  rebelando  de  rebelión, 
y  extendiera  yo  mi  mano  sobre  ella,  y  le 
quebrantare  la  fuerza  del  pan,  y  enviare 
en  ella  hambre,  y  talare  de  ella  hombres 
y  bestias; 

14  Si  estuvieren  en  medio  de  ella  estos 
tres  varones,  Noe,  Daniel,  y  Job,  ellos 
por  su  justicia  librarán  su  vida,' dijo  el 
Señor  Jehova. 

15  Y  si  hiciere  pasar  mala  bestia  por  la 
tierra,  y  la  asolare,  y  fuere  asolada  que 
no  haya  quien  pase  á  causa  de  la  bestia, 

16  Y  estos  tres  varones  estuvieren  en 
medio  de  ella,  vivo  yo,  dijo  el  Señor  Je- 
hova» ni  á  sus  lujos,  ni  á  sus  hijos  libra- 
rán :  ellos  Bolos  serán  libres,  y  la  tierra 

.  será  asolada. 

»  17  O  si  yo  trajere  espada  sobre  la  tier- 
ra, y  dijere:  Espado,  posa  por  la  tierra; 
y  hiciere  talar  de  ella  hombres  y  bestias, 

18  Y  estos  tres  varones  estuvieren  en 
medio  de  ella,  vivo*yo,  dijo  el  Señor  Je- 
hova, no»  librarán  sus  hijos,  ni  sus  htyos : 
ellos  solos  serán  Ubres. 

19  O  si  pestilencia  enviare  sobre  esa 

713 


tierra,  y  derramare  mi  Ira  sobre  ella  en 
sangre  para  talar  de  ella  hombres  y  bes- 
tias, 

20  Y  estuvieren  en  medio  de  ella  Noe, 
y  Daniel,  y  Job,  vivo  yo,  dtfo  el  Señor 
Jehova,  no  librarán  á  sn  mjo,  ni  á  sn  hi- 
ja :  ellos  por  su  justicia  librarán  sn  vida. 

21  Por  lo  cual  asi  cujo  el  Señor  Jehova: 
¿  Cuánto  «as,  si  mis  cuatro  malos  juicio*, 
espada,  y  hambre,  y  mala  bestia,  y  pes- 
tilencia, enviare  contra  Jerusalem,  para 
talar  de  ella  hombres  y  bestias  ? 

22  Y  he  aquí  que  quedará  en  ella  algu- 
na resta  de  los  cuales  serán  llevados  cap- 
tivos sus  hijos  y  sus  mjas :  he  aquí  que 
ellos  entrarán  á  vosotros,  y  veréis  su  ca- 
mino, y  sus  hechos;  y  tomaréis  conso- 
lación del  mal  que  hice  venir  sobre  Je- 
rusalem,  de  todas  las  cosas  que  yo  traje 
sobre  ello. 

23  Y  consolaros  han  cuando  viereis  sn 
camino  y  sus  hechos ;  y  conoceréis  ene 
no  sin  cansa  habré  hecho  todo  lo  que 
habré  hecho  en  ella,  dijo  el  Señor  Jehova. 

CAPITULO  XV. 

Muestra  Dios  al  profeta  la  asolado*  del  reiap  dé  Ja- 
datpor  comparación  d  la  de  las  diez  tribus*  cuya 
reino  asoló  por  ser  inútil,  como  la  madera  del  sor* 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  á  mi,  di- 
ciendo :    u 

2  Hjjo  del  hombre,  ¿  qué  es  el  polo  de 
la  vid  mas  que  todo  palo  ?  ¿  ei  sarmiento, 
qué  es  entre  los  maderos  del  monte  ? 

3  ¿Tomarán  de  él  madera  para,  hacer 
alguna  obra?  ¿  Tomarán  de  éi  una  esta- 
ca para  colgar  de  ella  algún  vaso? 

4  He  aquí  que  es  puesto  en  el  fuego 
para  ser  consumido,  sus  dos  cabos  con- 
sumió el  ruego,  y  la  parte  del  medio  se 
quemó:  ¿aprovechará  para  alguna  obra? 

5  He  aquí  que  cuando  estoba  entero, 
no  era  para  alguna  obra,  ¿  cuánto  menoa 
después  que  el  fuego  lo  hubiere  consu- 
mido, y  fuere  quemado ?  ¿será  mas  para 
alguna  obra? 

6  Por  tanto  asi  dijo  el  Señor  Jehova: 
Como  el  polo  de  la  vid  entre  los  made- 
ros del  monte,  el  cual  yo  entregué  al 
fuego,  para  que  lo  consuma,  asi  he  entre- 
gado a  los  moradores  de  Jerusalem. 

7  Y  pondré  mi  rostro  contra  ellos ;  de 
un  fuego  salieron,  y  otro  fuego  los  con- 
sumirá; y  sabréis  que  yo  muy  Jehova, 
coando  yo  pusiere  «al  rostro  eontra  ellos. 

8  Y  tornaré  la  tierra  en  asolación,  por 
cuanto  rebelaron  eon  rebellón,  dfyo  el 
Señor  Jeh0*eB¡g¡,¡Zedby 


EZBQUIBL, 


delante  de  toe  ajo*  toe  beneficio*  que  le  ha  hacho  de** 
de  tu  nacimiento,  qmfné  la  vocación  de  Jbraham, 
haeta  darle  te  tierra  depromieion,  de  otra  parte  eme 
*******  viejm  y  mtevat,  com  la  cual  modo»  /■*<*• 
ca  JXoe  m  ira  para  con  é%w¡*  cama  deltaetía* 
con  que  de  preeente  le  amenaza  que  ee  despojarle  de 
toda  aqmtta  dignidad,  y  ponerle  en  poder  de  loe 
GMMap»  IL  I*ro  oye  no  q>míére  dejarte  del  to<k>, 
date*  te  promete  eurepenibajente  y  nmtm  eoneierto 
por  en  evangelio,  en  el  cual  te  mírva  de  corazón.  JBe 
unavioa  imagen  del  ornado  del  hombre,  antee  de  *u 


Y  FUÉ  palabra  de  Jehove  á  mi,  di- 
ciendo: 
3  Hfyo  del  hombre,  notifica  á  Jerusalem 
ene  abominaciones ; 

3  Y  dirás :  Asi  dtyo  el  Señor  Jehoy»  so- 
bre Jemealem:  Tu  habitación,  y  tu  rasa, 
fué  de  la  tierra  de  Chanaan :  tu  padre, 
Amorrheo;  7  tu  madre,  Hethea. 

4  Y  tn  nacimiento :  el  día  que  naciste, 
no  fué  cortado  tu  ombligo,  ni  fuete  la- 
vada con  aguas,  para  ablandarte,  ni  sala- 
da con  sal,  ni  fuiste  enruelta  con  fajas. 

5  No  hubo  ojo  que  se  compadeciese  de 
ti,  para  hacerte  algo  de  esto,  habiendo 
de  tí  misericordia:  mas  fuiste  echada 
sobre  la  haz  del  campo,  con  menospre- 
cio do  tu  Vida,  en  el  día  que  naciste. 

0  Y  yo  pasó  junto  á  ti,  y  te  vi  revolca- 
da en  tus  sangres;  y  te  dije :  En  tus  san- 
gres vivirás:  díjete:  En  tus  sangres  vi- 
virás. 

7  En  millares,  como  la  yerba  del  cam- 
po, te  hice  multiplicar,  y  fuiste  aumen- 
tada, y.  engrandecida;  y  venirte  á  sor 
adornada  grandemente :  los  pechos  cre- 
cieron, y  tu  pelo  reverdeció ;  y  tú  eMa* 
fot  desnuda  y  descubierta. 

8  Y  yo  pasé  junto  á  tí,  y  te  miré,  y  he 
aquí  que  tu  tiempo  eró  tiempo  de  amo- 
res ;  y  extendí  mi  manto  sobre  ti,  y  cu- 
brí tu  desnudez;  y  te  di  juras,  y  entre 
en  concierto  contigo,  dijo  el  Señor  Je- 
hova,  y  fuiste  mia. 

0  Y  lávete  con  aguas,  y  lavé  tus  san- 
gres do  encima  de  tí,  y  ungíte  oon  ólsja* 

10  Y  vestáte  de  bordadora,  y  calcete  de 
tejón,  y  cenite  de  lino,  y  te  vestí  de 
sedo, 

11  Y  adórnete  de  ornamentos,  y  puse 
ajorcas  en  tus  brazos,  y  collar  á  tn  enello. 

19  Y  puse  cerquillos  sobre  tus  narices,  y 
zarcillos  en  tus  orejas,  y  diadema  de  her- 
mosura en  tu  cabeza. 

18  Y  fuiste  adornada  de  oro  y  de  plata, 
y  tu  venido  fué  lino,  y  seda,  y  bordado- 
ra; comiste  flon  de  harina  de  trigo,  y 
miel,  y  aceite;  y  fútete  heiweada  en 


gran  manen,  en  gran  manera;  y  has 
prosperado  hasta  reinar. 
14  Y  te  salió  nombradla  entre  las  gen- 
tes á  causa  de  tu  hermosura,  porque 
era  perfecta,  á  causa  de  mi  hermosura 
que  yo  puse  sobre  ti,  dtyo  el  Señor  Je- 
hova, 

16  Mas  confiaste  en  tu  hermosura,  y 
fornicaste  á  causa  de  tu  nombradla,  y 
derramaste  tus  fornicaciones  á  cuantos 
pasaron :  suya  eras. 

1G  Y  tomaste  de  tus  vestidos,  y  hiciste- 
te  altares  de  diversos  colores,  y  forni- 
caste en  ellos:  no  vendrá,  ni  será  cosa 
semejante. 

17  Y  tomaste  los  vasos  de  tu  hermosu- 
ra de  mi  oro  y  de  mi  plata,  que  yo  te  ha- 
bla dado,  y  hicistete  Imágenes  de  hom- 
bre, y  fornicaste  con  ellos. 

18  Y  tomaste  tus  vestidos  de  diversos 
coloree,  y  cubrírtelas ;  y  mi  aceite,  y  mi 
perfume  pusiste  delante  de  ellas. 

10  Y  mi  pan,  que  yo  te  habla  dado,  la 
flor  de  la  harina,  y  él  aceite,  y  la  miel, 
con  que  te  mantuve,  pusiste  delante  de 
ellas  para  olor  suave;  y  fué  otí,  dijo  el 
Señor  Jchova. 

80  Demás  de  esto,  tomaste  tus  lujos  y 
tus  hrjas,  que  me  hablas  engendrado ;  y 
los  sacrificaste  á  ellas  para  consumación. 
¿  Es  poco,  ato  de  tus  fornicaciones  ? 

21  Y  sacrificaste  mis  h^jos,  y  díatelos 
para  que  los  hiciesen  pasar  á  ellas. 

22  Y  con  todas  tus  abominaciones  y  tus 
fornicaciones  no  to  has  acordado  de  los 
días  de  tu  mocedad,  cuando  estabas  des- 
nuda y  descubierta:  envuelta  en  tus 
sangres  estabas.      * 

28  Y  fué  que  después  de  toda  tu  mal- 
dad» (¡  ay>  ay  de  ti  •  dijo  el  Señor  Jehova,) 

24  Sdificáetete  alto,  y  hicistete  altar 
en  todas  las  plazas. 

25  Eu  toda  cabeza  de  camino  edificaste 
tu  sitar,  y  tornaste  abominable  tu  her- 
mosura, y  abriste  tus  pies  á  enantos 
pasaban,  y  multiplicaste  tus  fornica- 
ciones. 

26  Y  fornicaste  con  los  hijos  de  Egypto 
tos  vecinos,  de  grandes  carnes;  y  au- 
mentaste tus  fornicaciones  para  enojar- 
me. 

27  Por  tanto  he  aqut  que  yo  extendí  mi 
mano  sobre  tí,  y  disminuí  tu  libertad ;  y 
te  entregué  á  la  voluntad  de  las  hijas  de 
los  Philistheos  que  te  aborrecen,  las  cua- 
les se  avergüenzan  de  tu  cammo  tan 
deshonesto. 

28  Fornicaste  también  con  los  hrjoe  de 

)igit¡zedf 


BZBQUIBL. 


Assur  por  no  haberte  hartado;  y  forni- 
caste  con  ellos,  y  tampoco  te  hartaste, 

20  Mas  multiplicaste  tu  fornicación  en 
la  tierra  de  Chanaan,  y  de  los  Cbaldeos : 
ni  tampoco  con  esto  te  hartaste. 

90  ¡Cuan  inconstante  es  tu  corazón,  di- 

I  jo  el  Señor  Jehova,  habiendo  hecho  to- 
das estas  cosas,  obras  de  una  poderosa 
ramera! 
81  Edificando  tus  altares  en  cabeza  de 
todo  camino,  y  haciendo  tus  altares  en 
todas  las  plazas ;  y  no  fuiste  semejante  á 
ramera,  menospreciando  el  salario: 
83  Mu  como,  muger  adúltera,  que  en  lu- 
gar de  su  marido  recibe  á  ágenos. 
83  A  todas  las  rameras  dan  dones :  mas 
tú  diste  tus  dones  á  todos  tus  enamora- 
dos ;  y  les  diste  presentes,  porque  entra- 
sen á  ti  de  todas  partes  por  tus  fornica- 
ciones. 

81  Y  ha  sido  en  ti  al  contrario  de  las 
mugeres  en  tos  fornicaciones,  ni  nunca 
después  de  ti  ttrá  atí  fornicado ;  porque 
en  dar  tú  dones,  y  no  ser  dados  dones  á 
ti,  ha  sido  al  contrario. 

85  Por  tanto,  ramera,  oye  palabra  de 
Jehova. 

86  Asi  dijo'  el  Señor  Jehova:  Por  cnan- 
to han  sido  descubiertas  tus  vergüenzas, 
y  tu  confusión  ha  sido  manifestada  á  tus 
enamorados  en  tus  fornicaciones,  y  á  los 
ídolos  de  tus  abominaciones,  y  en  la 
sangre  de  tus  h^os,  los  cuales  les  diste: 

87  Por  tanto  he  aquí  que  yo  junto  to- 
dos tus  enamorados  con  los  cuales  to- 
maste placer,  y  todos  los  que  amaste, 
con  todos  los  que  aborreciste;  y  juntar- 
los he  contra  tí  al  derredor,  y  descubrir- 
les he  tu  vergüenza,  y  verán  toda  tu  ver- 
güenza. 

88  Y  yo  te  juzgaré  por  las  leyes  de  las 
adúlteras,  y  délas  que  derraman  sangre; 
y  te  daré  en  sangre  de  ira  y  de  zelo. 

89  Y  darte  be  en  la  mano  de  ellos,  y 
destruirán  tu  alto,  y  derribarán  tus  alta- 
res, y  hacerte  han  desnudar  de  tus  ropas, 
y  llevarán  los  vasos  de  tu  gloria,  y  dejar- 
te han  desnuda  y  descubierta. 

40  Y  harán  subir  contra  ti  la  compañía, 
y  apedrearte  han  á  piedra,  y  travesarte 
han  con  sus  espadas. 

41  Y  quemarán  tus  casas  á  fuego,  y  ha- 
rán en  ti  juicios  á  ojos  de  muchas  mu- 
geres ;  y  hacerte  he  cesar  de  ser  ramera, 
ni  tampoco  darás  mas  don. 

43  Y  haré  reposar  mi  ira  sobre  tí ;  y  mi 
zelo  se  apartará  de  tí,  y  descansaré  de 
mas  enojarme, 

714 


48  Por  cnanto  no  te  acordaste  de  loa 
dias  de  tu  mocedad,  y  me  provocaste  á 
ira  en  todo  esto :  yo  pues,  también,  be 
aquí  que  he  tornado  tu  camino  sobre  tu 
cabeza,  dtyo  el  Señor  Jehova,  y  nunca 
has  pensado  sobre  todas  tus  abomina- 
clones. 

44  He  aquí  que  todo  proverbiador  hará 
de  tí  proverbio,  diciendo:  Como  la  ma- 
dre, tal  su  htya. 

45  HUa  de  tu  madre  erte  tú,  que  dese- 
chó á  su  marido,  y  á  sus  htyos ;  y  herma- 
na de  tus  hermanas  eret  tú,  que  desecha- 
ron á  sus  maridos,  y  á  sus  lujos.  Vues- 
tra madre,  Hetea,  y  vuestro  padre,  Amor- 
rheo. 

46  Y  tu  hermana  mayor  es  Samarla  y 
sus  h{jaa,  la  cual  habita  á  tu  mano  iz- 
quierda ;  y  tu  hermana  la  menor  que  tú 
et  Sodoma  y  sus  lujas,  la  cual  habita  á  tu 
mano  derecha. 

47  Y  aun  no  anduviste  en  sus  caminos, 
ni  hiciste  según  sus  abominaciones,  co- 
mo que  etto  fuera  poco  y  muy  poco ;  an- 
tes te  corrompiste  mas  que  ellas  en  to- 
dos tus  caminos. 

48  Vivo  yo,  dijo  el  Señor  Jehova,  nun- 
ca Sodoma,  tu  hermana  y  sus  lujas,  hizo 
como  hiciste  tú  y  tus  htyas. 

49  He  aquí  que  esta  fué  la.  maldad  de 
Sodoma  tu  hermana :  soberbia,  hartura 
de  pan,  y  abundancia  de  ociosidad  tuvo 
ella  y  sus  lujas ;  y  la  mano  del  afligido  y 
del  menesteroso  nunca  esforzó» 

50  Y  ensoberbeciéronse^  y  hleieaoa  abo- 
minación delante  de  mi,  y  las  quité  no- 
mo fc>  vi. 

51  Y  Samaría  nunca  pecó  tanto  como  la 
mitad  de  tus  pecados ;  porque  tú  multi- 
plicaste tus  abominaciones  mes  que  ellas, 
y  justificaste  á  tus  hermanas  con  todas 
tus  abominaciones  qne  hiciste. 

53  Tú  también  puet  lleva  tu  vergüeña*, 
que  juzgaste  á  tus  hermanas  en  tus  pe- 
cados que  hiciste  mas  abominables  que 
ellas :  mas  justas  son  que  tú :  avergüén- 
zate pues  tú  también,  y  lleva  tu  confu- 
sión :  pues  que  has  justificado  á  tus  her- 
manas. 

68  Yo  pues  haré  tornar  sus  cautivos,  los 
cautivos  de  Sodoma  y  de  sus  lujas,  y  los 
cautivos  de  Samaría  y  de  sus  hfyas,  y  los 
cautivos  de  tus  cautiverios  entre  ellas : 

54  Para  que  tú  lleves  tu  confusión,  y  te 
avergüenoes  de  todo  lo  que  has  hecho, 
dándoles  tu  consuelo. 

55  Y  tus  hermanas,  Sodoma  y  sus  htyas, 
y  Samada  y  ana  lujas,  volverán  á  sus 


EZEQUIEL. 


primerias:  tú  también  y  tos  hijas  vol- 
vereis á  vuestras  primerias. 
66  Sodoma  tu  hermana  no  fué  nombra- 
da en  tu  boca  en  el  tiempo  de  tus  sober- 
bias, 

57  Antes  que  tu  maldad  se  descubriese, 
como  en  el  tiempo  de  la  vergüenza  de 
las  hijas  de  Syrla,  y  de  todas  las  hijas  de 
los  PhfUstheos  al  derredor,  que  te  me- 
nosprecian en  derredor. 

58  Tú  has  llevado  tu  enormidad  y  tus 
abominaciones,  djjo  Je-hora. 

59  T  Porque  asi  dijo  el  Sefior  Jehova: 
¿  Haré  yo  contigo  como  tú  hiciste,  que 
menospreciaste  el  juramento,  para  inva- 
lidar el  concierto  ? 

60  Antes  yo  tendré*  memoria  de  mi  con- 
cierto, que  concerté  contigo  en  los  dias 
de  tu  mocedad ;  y  yo  te  confirmaré  un 
concierto  sempiterno. 

61  T  acordarte  has  de  tus  caminos,  y 
avergonzarte  has,  cuando  recibirás  á  tus 
hermanas  tas  mayores  que  tú,  con  las 
menores  que  tú,  tas  cuales  yo  te  daré  por 
hijas :  mas  no  por  tu  concierto. 

63  Y  confirmaré  ral  concierto  contigo, 
y  sabrás  que  yo  ny  Jehova : 

66  Para  que  te  acuerdes,  y  te  avergüen- 
ces,  y  que  nunca  mas  abras  la  boca  á 
causa  de  tu  vergüenza,  cuando  me  apla- 
care para  contigo  de  todo  lo  que  hiciste, 
dtyo  el  Sefior  Jehova. 

capitulo  xvn. 


f»r  «  imée  d*  Di—,  Im  relmUon  del  rep  Sederiae, 
confina  Jfdimekodonotor,  y  eu  cattígo;  y  predice  ¡a 
%$Ut*racio»  del  reino  en  Grieto. 

Y  FUÉ  palabra  do  Jehova  á  mí,  di- 
ciendo : 

2  Hijo  del  hombre,  propon  una  figura, 
y  compon  una  parábola  á  la  casa  de  Is- 
rael; 

8  Y  dirás :  Así  dijo  el  Sefior  Jehova : 
Vha  grande  águila,  de  grandes  alas,  y  de 
luengos  miembros,  llena  de  pluma  de 
diversos  colores  vino  al  Líbano,  y  tomó 
el  cogollo  del  cedro. 

4  Arrancó  el  principal  de  sus  renuevos, 
y  trujólo  á  la  tierra  de  mercaderes,  y  pú- 
solo en  la  ciudad  de  los  negociantes. 

5  Y  tomó  de  la  simiente  de  la  tierra,  y 
púsola  en  un  campo  bueno  para  sem- 
brar, plantóla  junto  á  grandes  aguas,  pú- 
sola como  un  sauce, 

6  Y  reverdeció,  y  Mzosetma  vid  de  mu- 
cha rama,  baja  de  estatura,  que  sus  ra- 
mas la  miraban,  y  sus  raices  ataban  de- 
bajo de  ella :  asi  que  se  hizo  una  vid,  y 
hizo  sarmientos,  y  echó  mugrones. 


7  Y  fué  otra  grande  águila,  de  grandes 
alas,  y  de  muchas  plumas;  y  he  aquí 
que  esta  vid  juntó  cerca  de  ella  sus  rai- 
ces, y  extendió  hacia  ella  sus  ramos,  pa- 
ra ser  regada  de  ella  por  los  surcos  de  su 
plantación. 

8En«n  buen  campo  junto  á  muchas 
aguas  rae  plantada,  para  que  hiciese  ra- 
mos, y  llevase  fruto,  y  para  que  fuese 
vid  raerte. 

9  DI :  Asi  dijo  el  Sefior  Jehova:  ¿Será 
prosperada?  ¿  No  arrancará  sus  ralees^ 
y  destruirá  su  fruto,  y  secarse  ha?  To- 
das las  hojas  de  su  verdura  secará,  y,  no 
con  gran  brazo,  ni  con  mucha  gente, 
arrancándola  de  sus  raices. 

10  Y  he  aquí  que  ella  está  plantada: 
¿será  prosperada?  ¿Cuándo  el  viento 
solano  la  tocare,  no  se  secará  del  todo? 
En  los  surcos  de  su  verdura  se  secará. 

11  Y  rae  palabra  de  Jehova  á  mi,  di- 
ciendo: 

13  Di  ahora  á  la  casa  rebelde:  ¿  No  nsf 
beis  entendido  que  significan  estas  co- 
sas? Di :  He  aquí  que  el  rey  de  Baby- 
lonia  vino  á  Jerusalem,  y  tomó  tu  rey  y 
sus  príncipes,  y  trujólos  consigo  en  Ba- 
bylonia. 

13  Y  tomó  de  la  simiente  del  reino,  y 
hizo  con  él  alianza,  y  trujóle  el  juramen- 
to ;  y  tomó  los  fuertes  de  la  tierra, 

14  Para  que  el  reino  fuese  abajado,  y  no 
se  levantase :  mas  que  guardase  su  alian- 
za, y  estuviese  en  ella. 

15  Y  rebeló  contra  él  enviando  sus  em- 
bajadores en  Egypto,  para  que  le  diese 
caballos,  y  mucha  gente.  ¿El  que  es- 
tas cosas  hizo,  será  prosperado?  ¿esca- 
pará ?  ¿  Y  él  que  rompió  la  alianza,  po- 
dra huir?  * 

16  Vivo  yo,  dtfo  el  Sefior  Jehova,  que 
en  medio  de  Babylonia  morirá :  en  el  lu? 
gar  del  rey,  que  le  hizo  reinar,  cuyo  ju- 
ramento menospreció,  y  cuya  alianza 
con  él  hecha  rompió. 

17  Y  no  con  grande  ejército,  ni  con 
mucha  compartía  hará  con  él  Pharaon  en 
la  batalla,  fundando  baluarte,  y  edifican- 
do bastiones,  para  cortar  muchas  vidas. 

18  Y  menospreció  el  juramento  para 
Invalidar  el  concierto,  y  he  aquí  que  dló 
su  mano,  y  hizo  todas  estas  cosas :  no 
escapará. 

19  Por  tanto  asi  dfyo  el  Sefior  Jehova: 
Vivo  yo,  que  el  juramento  mk)  que  me- 
nospreció, y  mi  concierto  que  invalidó, 
tornaré  sobre  su  cabeza. 

20  Y  extenderé  sobre  él  aireé,  y  será 

715 


EZEQUIEL. 


preso  en  mi,  red ;  y  hacerle  he  reñir  en 
Babylonia,  y  allí  estaré  á  jaldo  con  él, 
por  sn  rebelión,  con  qne  rebeló  contra 
mí. 

21  Y  todos  sos  fugitivos,  con  todos  sns 
ejércitos,  caerán  á  cochillo;  y  los  que 
quedaren,  serán  esparcidos  a  todo  Tien- 
to ;  y  sabréis  que  yo  Jehova  he  hablada 

32  Asi  dijo  el  Señor  Jehova:  T  tomaré 
yo  del  cogollo  de  aquel  cedro  alto,  y  po- 
nerlo he:  del  principal  de  sus  renuevos 
cortaré  uu  tallo,  y  plantarlo  he  yo  sobre 
d  monte  alto  y  sublime. 

98  En  el  monte  alto  do  Israel  lo  plan- 
taré, y  sisará  ramos,  y  hará  fruto;  y  ha- 
cerse ha  cedro  magnifico,  y  habitarán  de- 
bajo de  él  todas  las  aves,  toda  cosa  que 
vuela  habitará  á  la  sombra  de  sus  ramos. 

24  T  sabrán  todos  los  árboles  del  cam- 
po, que  yo  Jehova  abajé  el  árbol  subli- 
me, levanté  el  árbol  bajo,  hice  secar  el 
árbol  verde,  y  hice  reverdecer  el  árbol 
seca    Yo  Jehova  hablé,  y  hice. 

capitulo  xvm. 

J&  pueblo  hipócrita  no  haUando  en  si  y  en  su  corrup- 
ción mérito»  de  tan  duro»  castigo*,  quejábate  de  Dio* 
que  castigaba  (d  su  parecer)  en  ello»  lo»  pecado»  de 
tu»  antepesados,  y  traían  ya  esto  en  común  prover- 
bio. Contra  ceta  blasfema  opinión  disputa  aguí  el 
profeta  enseñando  que  ni  la  justicia  del  Justo  pondrá 
en  grada  con  Dio»  al  pecador  padre  ó  hijo,  niel 
pecado  del  pecador  pondrá  en  su  desgracia  al  justo 
padre  óhyp:  mas  que  cada  uno  tura  reputado  por 
su  justicia,  ó  injusticia,  y  pagado  conforme  á  ella : 
por  tanto  que  cada  uno  procure  apartase  del  peca- 
do, y  llegarst  á  Dios,  $c. 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  á  mi,  di- 
ciendo: 

2  ¿Qué  habéis  vosotros,  vosotros  que 
refraneais  este  refrán  sobre  la  tierra  de 
Israel,  diciendo:  Los  padres  comieron 
el  agraz,  y  los  dientes  de  los  hijos  tienen 
la  dentera  ? 

3  Vivo  yo,  d\jo  el  Señor  Jehova,  que 
nunca  mas  tendréis  porqué  refranear  este 
refrán  en  Israel. 

4  He  aqui  que  todas  las  almas  son  mías : 
como  el  alma  del  padre,  así  el  alma  del 
htyo,  mias  son :  el  alma  que  pecare,  esa 
morirá. 

5  Y  el  hombre  que  fuere  justo,  y  hicie- 
re juicio  y  justicia : 

6  Que  no  comiere  sobre  los  montes,  ni 
alzare  sus  ojos  á  los  Ídolos  de  la  casa  de 
Israel,  ni  violare  la  muger  de  su  prójimo 

•ni  llegare  4  la  muger  en  su  mes, 

7  Ni  oprimiere  á  ninguno:  al  deudor 
tornare  su  prenda,  no  robare  robo,  diere 
de  su  pan  al  hambriento,  y  cubriere  al 
desmido  oo»  vestido: 

716 


8  No  diere  á  logro,  ni  recibiere  mas  «fe 
lo  que  hubiere  dado:  de  la  maldad  retra- 
jere su  mano :  juicio  de  verdad  hiciere 
entre  hombre  y  hombre : 

9  En  mis  ordenanzas  caminare,  y  guar- 
dare mis  derechos  para  hacer  eegun  ver- 
dad: este  «s  justo:  este  vivirá,  dtyo  el 
Señor  Jehova. 

10  Y  «i  engendrare  hijo  ladrón,  derra- 
mador de  sangre,  ó  que  haga  alguna 
cosa  de  estas, 

11  Y  que  no  haga  todas  las  demás; 
antes  comiere  sobre  los  montes,  ó  viola- 
re la  muger  de  su  prójimo, 

12  Al  pobre,  y  menesteroso  oprimiere, 
robare  robos,  ó  no  tornare  la  prenda,  6 
alsare  sus  ojos  á  los  ¿dolos,  ó  hiciere 
abominación, 

18  Diere  á  usura,  y  recibiere  mas  de  lo 
que  dio,  ¿  este  vivirá?  No  vivirá.  ¿To- 
das estas  abominaciones  hizo?  muerte 
morirá:  su  sangre  será  sobre  él. 

14  Y  si  engendrare  mjo,  el  cual  viere 
todos  loa  pecados  que  su  padre  hizo,  y 
viéndolos,  no  hiciere  como  ellos  i 

15  No  comiere  sobre  los  montes,  ni  al- 
zare sns  ojos  á  los  ídolos  de  la  casa  de 
Israel :  la  muger  de  su  prójimo  no  violare, 

16  Ni  oprimiere  á  nadie :  la  prenda  no 
empeñare,  ni  robare  robos:  al  hambrien- 
to diere  de  su  pan,  y  cubriere  de  vestido 
al  desnudo : 

17  Apartare  su  roano  del  pobre:  usura, 
ni  mas  de  lo  que  dÁó,  no  recibiere,  hiciere 
eegun  mis  derechos,  anduviere  en  nafa 
ordenanzas :  este  no  morirá  por  la  mal- 
dad de  su  padre:  viviendo  vivirá. 

18  Su  padre,  por  cuanto  hiño  agravio, 
robó  robo  del  hermano,  y  hizo  en  medio  * 
de  su  pueblo  lo  que  no  es  bueno,  he 
aqui  que  él  morirá  por  su  maldad. 

10  Y  si  diereis:  ¿Por  qué  el  mijo  no 
llevará  por  el  pecado  de  su  padre?  Por- 
que el  lujo  hizo  juicio  y  justicia,  guardó 
todas  mis  ordenanzas,  y  hizo  eegun  ellas: 
viviendo  vivirá. 

20  El  alma  que  pecare,  esa  morirá:  el 
btfo  no  llevará  por  el  pecada  del  padre, 
ni  el  padre  llevará  por  el  pecado  del  hi- 
jo :  la  justicia  del  justo  será  sobre  él,  y 
la  impiedad  del  impío  será  sobre  él 

21  Mas  el  impío,  si  se  apartare  de  to- 
dos sus  pecados  que  hizo,  y  guardare 
todas  mis  ordenamas,  y  hiciere  juicio 
y  justicia,  viviendo  vivirá:  no  morirá. 

22  Todas  sus  rebeliones  que  cometió, 
no  le  vendrán  en  memoria:  por  en  jua- 
ticia  que  hizo  vivirá. 


EZBQUIEL. 


28  ¿Quiero  yo  la  marte  del  impío? 
dijo  el  Señor  Jehova.  ¿  No  vivirá,  si  se 
apartare  de  sos  caminos  ? 

24  Mae  si  el  justo  se  apartare  de  su  jus- 
ticia, y  hiciere  maldad,  y  hiciere  confor- 
me á  todas  las  abominaciones,  que  el 
impío  hizo,  ¿vivirá  él?  Todas  las  jus- 
ticias que  hizo  no  vendrán  en  mema- 
rie:  por  sa  rebelión  con  que  rebeló,  y 
por  su  pecado  que  pecó,  por  ellos  mo- 
rirá. 

25  Y  si  diereis :  No  es  derecho  el  ca- 
mino del  Señor.  Oíd  ahora  casa  de  Is- 
rael: ¿No  es  derecho  mi  camino?  ¿NO 
son  ante*  torcidos  vuestros  caminos  ? 

26  Apartándose  el  justo  de  su  justicia, 
y  haciendo  iniquidad,  él  morirá  por  ello : 
por  su  iniquidad  que  hiso,  morirá. 

07  T  apartándose  el  impío  de  su  impie- 
dad que  hizo,  y  haciendo  juicio  y  justi- 
cia, hará  vivir  su  alma. 

28  Porque  miró,  y  apartóse  de  todas 
sus  rebeliones  que  hizo,  viviendo  vivirá, 
do  morirá. 

20  Y  si  dieren  ios  de  la  casa  de  Israel: 
No  es  derecho  el  camino  del  Señor.  ¿  No 
son  derechos  mis  caminos,  casa  de  Is- 
mael? Cierto  vuestros  caminos  no  son 
derechos. 

89  Por  tanto  yo  os  juzgaré  á  eada  uno 
según  sus  caminos,  ól  casa  de  Israel, 
dijo  el  Señor  Jehova.  Convertios,  y  ha- 
ced convertir  de  todas  vuestras  iniqui- 
dades ;  y  no  os  será  la  iniquidad  cansa 
dentina. 

91  Echad  de  vosotros  todas  vuestras 
iniquidades  con  que  habéis  rebelado,  y 
haceos  corazón  nuevo,  y  espíritu  nuevo. 
¿  Y  por  qué  moriréis,  casa  de  Israel? 

82  Que  no  quiero  la  muerte  del  que 
muere,  dijo  el  Señor  Jehova:  haced 
pues  convertir,  y  viviréis. 

CAPITULO  XIX. 

Comprende  el  prqfeta  (por  mandado  de  Dio»)  en  «m 
endecha  te  historia  de  la  nema  de  Jerueeñem,  y  del 
reino,  comonwando  deede  su  amanea  con  los  reyes 
comarcano*,  y  de  la  imitación  de  ata  costumbres. 
Describe  ta  cautivad  del  rey  Joachaz,  y  de  Joacin, 
y  al  fin  la  de  Sederías,  con  te  mearte  de  sus  hijos  y 


Y  TÚ  levanta  e$ta  endecha  sobre  los 
principes  de  Israel, 
2  Y  dirás:   ¿Cómo  se  echó  entre  los 
leones  tu  madre  la  leona :  entre  los  leon- 
cillos  crió  sus  cachorros? 
8  Y  hizo  subir  ano  de  sus  cachorros : 
vino  á  ser  leonclllo,  y  aprendió  á  pren- 
der presa,  y  á  comer  hombres. 
4  Y  las  naciones  oyetón  do  ól;  Xu¿  to- 


mado son  el  lazo  de  ellas,  y  trnjeconle 
eon  grillos  á  la  tierra  de  Egypto. 

5  Y  viendo  que  habla  esperado  mucho 
tiempo,'  y  que  se  perdia  su  esperanza, 
tomó  otro  de  sus  cachorros,  y  púsole  * 
por  leonclllo. 

6  Y  él  andaba  entre  los  leones,  hízose 
leonclllo,  aprendió  á  prender  presa,  co- 
mió hombres. 

7  Y  conoció  suestadas,  y  asoló  sus  ciu- 
dades ;  y  la  tierra,  y  su  abundancia  fué  < 
asolada  de  la  voz  de  su  bramido. 

8  Y  dieron  sobr%  él  las  gentes  de  las 
provincias  de  al  derredor ;  y  extendieron 
sobre  él  su  red :  fué  preso  en  su  hoyo. 

9  Y  pusiéronle  en  cárcel  con  cadenas» 
y  trujáronle  al  rey  de  Babylonia :  metié- 
ronle en  fortalezas,  que  su  vos  no  se 
oyese  mas  sobre  los  montes  de  Israel. 

10  Tu  madre  fué  como  una  vid  en  tu 
sangre,  plantada  junto  á  aguas,  haciendo 
fruto,  y  echando  ramas  á  causa  de  las 
muchas  aguas. 

11  Y  ella  tuvo  varas  fuertes -para  cetros 
de  señores,  y  su  estatura  se  levantó  en- 
cima entre  las  ramas;  y  fué  vista  con  su 
altura,  y  con  la  multitud  de  sus  ramos. 

12  Y  fué  arrancada  con  ira,  derribada 
en  tierra,  y  viento  solano  secó  su  frutó : 
fueron  quebradas  $tu  rama*,  y  secáronse : 
la  varando  su  fuerza  consumió  mego. 

18  Y  ahora  es  plantada  en  el  desierto, 
en  tierra  de  sequedad  y  de  sequera. 

14  Y  salió  fuego  déla  vara  de  sus  ramos 
que  consumió  su  fruto,  y  no  quedó  en  ella 
vara  fuerte,  cetro  para  enseñorea*.  En- 
decha es,  y  de  endecha  servirá. 

CAPITULO  XX. 

Por  mandado  de  Píos  el  profeta  propone  d  cierta» 
andemos  de  su  pueblo,  fe  le  wenkm  4  oonsmitar  en 
persona  de  todo  si  pueblo,  las  muchas  vece*  que  eme 
antepasados  se  rebelaron  contra  Dios  en  el  desierto  y 
después,  y  los  castigos  que  en  ellos  hito,  aunque  siem- 
pre con  misericordia,  lí.  Aplicando  la  nmvacum 
d  los  presentas  lee  denuncia,  fue  pues  eüos  no  son 
mejores  que  sus  padres,  él  también  los  castigará 
confbrme  d  las  amenazas  de  su  ley.  771.  Empero 
que  atembo  del  ometigs,  remogerd  saieiaim,  d  lacueü 
dard  verdadero  conocimiento  de  su  pecado,  y  de  si 
mismo,  y  asi  la  amará  y  le  dará  grada  con  que  le 
haga  agradables  servicios.  Es  la  promesa  del  Itue- 
ua  Téstame***.  IV.  MdndmU  qm  con  una  parábo- 
la intime  aun  dJmiaa  su  deetrueeion. 

Y  ACONTECIÓ  en  el  año  séptimo, 
en  el  m$$  quinto,  á  los  diez  del 
mes,  que  vinieron  algunos  de  los  ancia- 
nos de  Israel  á  consultar  á  Jehova,  y 
asentáronse  delante  de  mí. 
2  Y  fhé  palabra  do  Jehova  á  mí,  di- 
ciendo: 

8  mjo  del  hombre,  habla  á  loaancia- 
717 


EZEQUIBL. 


sos  de  Israel,  y  dílet:  Asi  dijo  el  Sefior 
Jehova :  ¿  A  consaltarme  venia  Toaotros  f 
Vivo  yo,  que  yo  no  os  responderé,  dfyo 
el  Sefior  Jehova, 

4  ¿  Quiéreslos  juzgar  tú,  quiéreslos  jua- 
gar, h|jo  del  hombre?  notifícales  las 
abominaciones  de  sus  padres : 

5  Y  díles:  Asi  dtyo  el  Señor  Jehova: 
£1  día  que  escogí  á  Israel,  y  que  alcé  mi 
mano  por  la  simiente  {e  la  casa  de  Jacob, 
y  que  fué  conocido  de  ellos  en  la  tierra 
de  Egypto,  que  alcé  mi  mano  á  ellos, 
diciendo :  Yo  $oy  JehoVa  vuestro  Dios : 

6  Aquel  dia  que  les  alcé  mi  mano,  que 
los  sacarla  de  la  tierra  de  Egypto,  á  la 
tierra  que  les  habla  proveído,  que  corre 
leche  y  miel,  que  es  la  mas  hermosa  de 
todas  las  tierras : 

7  Entonces  les  dtye :  Cada  uno  eche  de 
si  las  abominaciones  de  sus  ojos,  y  no 
os  contaminéis  en  loe  ídolos  de  Egypto, 
yo  soy  Jehova  vuestro  Dios. 

8  Y  ellos  se  rebelaron  contra  mi,  y  no 
quisieron  obedecerme:  no  echó  de  si 
cada  uno  las  abominaciones  de  sus  ojos, 
ni  dejaron  los  Ídolos  de  Egypto ;  y  dfje 
que  derramaría  mi  ira  sobre  ellos  para 
cumplir  mi  enojo  en  ellos  en  medio  de 
la  tierra  de  Egypto. 

9  Mas  hice  á  causa  de  mi  nombre,  por- 
que no  se  infamaae  en  los  ojos»  de  las 
gentes,  en  medio  de  las  cuales  estaban, 
en  cuyos  ojos  Alé  conocido  de  ellos,  pa- 
ra sacarlos  de  tierra  de  Egypto. 

10  Y  saquélos  de  la  tierra  de  Egypto,  y 
trújelos  al  desierto ; 

11  Y  diles  mis  ordenanzas,  y  decláreles 
mis  derechos,  los  cuales  el  hombre  que 
los  hiciere,  vivirá  por  ellos. 

12  Y  díles  también  mis  sábados  que 
fuesen  por  señal  entre  mi  y  ellos,  porque 
supiesen  que  yo  *¡y  Jehova  que  los  san- 
tifico. 

13  Y  rebelaron  contra  mi  la  casa  de  Is- 
rael en  el  desierto,  no  anduvieron  en 
mis  ordenanzas,  y  desecharon  mis  dere- 
chos, los  cuales  el  hombre  que  los  hicie- 
re, vivirá  por  ellos ;  y  mis  sábados  pro- 
fanaron en  gran  manera;  y  dtye  que  ha- 
bla de  derramar  sobre  ellos  mi  ira  en  el 
desierto,  para  consumirlos. 

14  Mas  hice  á  causa  de  mi  nombre,  por- 
que no  se  infamase  delante  de  los  ojos 
de  las  gentes,  delante  de  cuyos  ojos  los 
saqué. 

15  Y  también  yo  les  alcé  mi  mano  en 
el  desierto,  que  no  los  metería  en  la  tier- 
ra que  te  di,  que  corre  leche  y  miel,  que 

718 


es  la  sosa  hermosa  de  todas  las  tiesv 
rae: 

16  Porque  desecharon  mis  derechos»  y 
no  anduvieron  en  mis  ordenanzas,  y  mis 
sábados  profanaron;  porque  tras  sos 
ídolos  iba  su  corazón. 

17  Y  perdonólos  mi  ojo,  no  los  matan- 
do, ni  los  consumí  en  el  desierto. 

18  Mas  dijo  en  el  desierto  ásus  hijos: 
No  ándela  en  las  ordenanzas  de  vuestros 
padres,  ni  guardéis  sus  leyes,  ni  os  con- 
taminéis en  sus  Ídolos. 

19  Yo  «off  Jehova  vuestro  Dios :  andad 
en  mis  ordenanzas,  y  guardad  mis  dere- 
chos, y  haoédlos ; 

29  Y  santificad  mis  sábados,  y  sean  por 
señal  entre  mi  y  vosotros ;  para  que  se- 
páis que  yo  toy  Jehova  vuestro  Dios. 

21  Y  los  hijos  se  rebelaron  contra  mi : 
no  anduvieron  en  mis  ordenanzas,  ni 
guardaron  mis  derechos  para  hacerles, 
los  cuales  el  hombre  que  los  hiciere,  vi- 
virá por  ellos :  profanaron  mis  sábados. 
Y  dtyc,  que  derramarla  mi  ira  sobre  ellos, 
para  cumplir  mi  enojo  en  ellos  en  el  de- 
sierto. 

22  Mas  retraje  mi  mano,  y  hice  por 
causa  de  mi  nombre,  porque  no  se  Infa- 
mase en  los  ojos  de  las  gentes,  delante 
de  cuyos  ojos  los  saqué*. 

28  Y  también,  yo  les  alcé  mi  mano  en 
el  desierto,  que  los  esparcirla  entre  las 
gentes,  y  que  los  aventarla  por  las  tier- 
ras: 

24  Porque  no  hicieron  mis  derechos,  y 
desecharon  mía  ordenanzas,  y  profana- 
ron mía  sábados,  y  tras  los  ídolos  de  sus 
padres  se  les  fueron  sus  ojos. 

25  Y  también  yo  les  di  ordenanzas  no 
bnenaa,  y  derechos  por  los  cuales  no  vi- 
virán. 

26  Y  contamínelos  en  sus  ofrendas,  ha- 
ciendo pasar  todo  primogénito,  para  ha- 
cerle asolar,  porque  supiesen  que  yo  soy 
Jehova. 

27  1Í  Por  tanto,  hijo  del  hombre,  habla 
á  la  casa  de  Israel,  y  díles :  Así  dtyo  el 
Sefior  Jehova :  Aun  en  esto  me  afrenta- 
ron vuestros  padres  cuando  rebelaron 
contra  mí  rebelión : 

28  Porque  yo  loa  metí  en  la  tierra,  so- 
bre la  cual  yo  habla  alzado  mi  mano  que 
les  habla  de  dar;  y  miraron  á  todo  colla- 
do alto,  y  á  todo  árbol  espeso;  y  allí 
sacrificaron  sus  sacrifico*,  y  allí  dieron 
la  Ira  de  sus  ofrendas,  y  allí  pusieron  el 
olor  de  su  suavidad,  y  allí  derramaron 
tus  derramadora 


EZBQUIEL. 


88  Y  ji*  les  d$e :  4  Qué  »  este  alto,  que 
vosotros  Tenis  allí  ?  Y  fué  llamado  su 
nombre  Bamah,  basta  el  día  de  hoy. 

HO  Por  tanto  di  á  la  casa  de  Israel :  Asi 
drjo  el  Seflor  Jehova :  ¿  No  os  contami- 
náis vosotros  á  la  manera  de  vuestros  pa- 
dres, y  fornicáis  tras  sus  abominaciones? 

81  Porque  ofreciendo  vuestras  ofren- 
das, haciendo  pasar  vuestros  hrjos  por 
el  fuego,  os  habéis  contaminado,  con  to- 
dos vuestros  Ídolos  basta  hoy:  ¿y  res- 
ponderos he  yo,  casa  de  Israel?  Vivo 
yo,  dijo  el  Sefior  Jehova,  qne  no  os  res- 
ponderé. 

83  Y  lo  qne  pensasteis,  no  será;  porqne 
deeist  Beamos  como  las  gentes,  como 
las  familias  de  las  naciones,  sirviendo  á 
la  madera,  y  á  la  piedra. 

88  Vivo  yo,  dflo  el  Seflor  Jehova,  qne 
con  mano  fuerte,  y  brazo  extendido,  y 
enojo  derramado  tengo  de  reinar  sobre 
vosotros. 

84  Y  os  sacaré  do  entre  los  pueblos,  y 
os  juntaré  de  las  tierras  en  que  estáis 
esparcidos,  con  mano  fuerte,  y  brazo 
extendido,  y  enojo  derramado. 

85  Y  traeros  he  al  desierto  de  pueblos, 
y  allí  litigaré  con  vosotros  cara  a  cara. 

08  Gomo  lKágué  con  vuestros  padres  en 
el  desierto  de  la  tierra  de  Egypto,  asi  liti- 
garé con  vosotros,  dijo  el  Señor  Jehova, 

87  Yhaceros  he  pasar  debajo  de  vara,  y 
traeros  he  en  vinculo  de  concierto. 

88  Y  apartaré  de  entre  vosotros  los  re- 
beldes, y  los  qne  se  rebelaron  contra  mi : 
de  la  tierra  de-éus  destierros  los  sacaré, 
y  á  la  tierra  de  Israel  no  vendrán ;  y  sa- 
bréis que  yo  $oy  Jehova. 

89  ^  Y  vosotros,  ó!  casa  de  Israel,  asi 
dfyo  el  Sefior  Jehova:  Andad  cada  uno 
tras  sus  Ídolos,  y  servidles,  pues  que  á 
mi  no  me  obedecéis;  y  no  profanéis  mas 
mi  santo  nombre  con  vuestras  ofrendas, 
y  con  vuestros  Ídolos. 

40  Porque  en  el  monte  de  mi  santidad, 
en  el  alto  monte  de  Israel,  dtfo  el  Sefior 
Jehova,  allí  me  servirá  á  mi  toda  la  casa 
de  Israel,  toda  ella,  en  la  tierra:  allí  los 
querré,  y  allí  demandaré  vuestras  ofren- 
das, y  las  primicias  de  vuestros  dones, 
con  todas  vuestras  santificaciones. 

41  Con  olor  de  suavidad  os  querré, 
cuando  os  hubiere  sacado  de  entre  los 
pueblos,  y  os  hubiere  juntado  de  las  tier- 
ras en  que  estáis  esparcidos ;  y  seré  san- 
tificado en  vosotros  en  los  ojos  de  las 

42  Y  sabréis  que  yo  soy  Jehova,  cuando 


os  hubiere  metido  en  la  tierra  de  Israel, 
en  la  tierra  por  la  cual  alcé  mi  mano,  que 
la  darla  á  vuestros  padres. 

43  Y  allí  os  acordaréis  de  vuestros  ca- 
minos, y  de  todos  vuestros  hechos  en 
que  os  contaminasteis;  y  seréis  confu- 
sos en  vuestra  miama  presencia,  por  to- 
dos vuestros  males  que  hicisteis. 

44  Y  sabréis  que  yo  soy  Jehova,  cuando 
hiciere  con  vosotros  por  causa  de  mi 
nombre,  no  según  vuestros  caminos  ma- 
los, ni  según  vuestras  obras  corruptas,  ó  ( 
casa  de  Israel,  dtyo  el  Sefior  Jehova. 

45  t  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  mí,  di- 
ciendo : 

46  Hfyo  del  hombre,  pon  tu  rostro  ha- 
cia el  mediodía,  y  gotea  al  mediodía,  y 
profetiza  contra  el  bosque  de  la  campiña 
del  mediodía. 

47  Y  dirás  ai  bosque  del  mediodía :  Oye 
palabra  de  Jejiova :  Así  d^jo  el  Sefior  Je- 
hova: He  aquí  que  yo  enciendo  en  tí 
mego,  el  cual  consumirá  en  ti  todo  árbol 
verde,  y  todo  árbol  seco:  no  se  apagará 
la  llama  del  fuego,  y  serán  quemados  en 
ella  todos  rostros,  desde  el  mediodía 
hasta  el  aquilón. 

48  Y  verá  toda  carne  que  yo  Jehova  lo 
encendí:  no  se  apagará. 

40  Y  dtye:  ¡  Ah,  Sefior  Jehova!  ellos  me 
dicen :  ¿  No  refranea  este  refranes  ? 

CAPITULO  XXI. 

Manda  Dio»  al  profeta  que  denuncie  la  asolación  do 
Jerutalem  por  Jfakmckodonotor.  11.  Ba  una  pin- 
tura le  da  el  timbólo  dé  la  venida  del  ejército  de  lo» 
Chaldeo»  tobre  ella.  111.  Contra  Sedeeia»  rey  de  Ju- 
do, porque  quebrantó  el  Juramento  al  rogé»  Baboio- 
/tia.  IV.  Contra  km  Ammonita», 

Y  FUÉ  palabra,  de  Jehova  á  mí,  di- 
ciendo.: 
2  Hijo  del  hombre,  pon  tu  rostro  con- 
tra Jerusalem,  y  gotea  sobre  los  santua- 
rios, y  profetiza  sobre  la  tierra  de  Israel. 
8  Y  dirás  á  la  tierra  de  Israel :  Asi  dijo 
Jehova :  He  aquí  que  yo  contra  tí ;  y  yo 
sacaré  mi  espada  de  su  vaina,  y  talaré  de 
ti  al  justo,  y  al  impío :     - 

4  Y  por  cnanto  talaré  de  tí  al  justo  y  al 
impío,  por  tanto  mi  espada  saldrá  de  su 
vaina  contra  toda  carne,  desde  el  medio- 
día hasta  el  aquilón : 

5  Y  sabrá  toda  carne  que  yo  Jehova  sa- 
qué mi  espada  de  su  vaina :  no  volverá 
mas. 

6  Y  tú,  btfo  del  hombre,  gime  con  que- 
brantamiento de  tus  lomos,  y  con  amar- 
gura: gime  delante  de  los  ojos  de  ellos. 

7  Y  será,  que  cuando  te  dijeren :  ¿  por 
qué  gimes  tú?  dirás :  Por  la  fama  que 

719 


EZKQUIBL. 


viene  ff  todo  corazón  se  desleirá,  y  to- 
das manos  se  enflaquecerán,  y  todo  espi- 
rita se  angustiará,  y  todas  rodillas  se 
irán  en  aguas :  he  aquí  qne  Tiene,  y  na- 
cerse na,  dijo  el  Señor  Jehova. 

8  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  mi,  di- 
ciendo : 

9  H|jo  del  hombre,  profetiza,  y  di :  Asi 
dfyo  el  Señor Jehova :  Di :  La  espadóla  es- 
pada está  aguzada;  y  aun  está  acicalada: 

10  Paro  degollar  victima»  está  aguzada, 
para  que  relumbre  está  acicalada.  ¿  Ale* 
grarnoa  hemos  ?  á  la  vara  de  mi  lujo  me- 
nospreciando todo  árbol. 

11  T  dióla  á  acicalar  para  tener  en  la 
mano:  la  espada  está  aguzada,  y  ella  está 
acicalada  para  entregarla  en  mano  del 
matador. 

12  Clama,  y  aulla,  óí  lujo  del  hombre, 
porque  esta  será  sobre  mi  pueblo,  esta 
será  sobre  todos  los  principes  de  Israel : 
temores  de  espada  serán  á  mi  pueblo : 
por  tanto  hiere  el  muslo : 

13  Por  que  tila  terá  prueba.  ¿  Y  qué  ¿o- 
ria,  si  no  menospreciase  la  rara?  dtfo  el 
Señor  Jehova. 

14  Tú  pues,  lujo  del  hombre,  profetiza, 
y  bate  una  mano  con  otra,  y  dóblese  la 
espada  la  tercera  «cr,  la  espada  de  muer- 
tos: esta  es  espada  de  gran  matanza  que 
los  penetrará, 

15  Para  que  el  corazón  se  deslia,  y  los 
tropezones  se  multipliquen.  En  todas 
las  puertas  de  ellos  he  dado  espanto 
de  espada:  ¡ay!  que  es  hecha  para  que 
relumbre,  y  es  aderezada  para  degollar. 

16  Ponte  á  una  parte,  ponte  á  la  dies- 
tra, ó  ponte  á  la  siniestra,  hacia  donde 
tu  rostro  se  determinare. 

17  Y  yo  también  batiré  mi  mano  con 
mi  mano,  y  haré  descansar  mi  ira.  Yo 
Jehova  he  hablado. 

18  Y  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  mí,  di- 
ciendo : 

19  Y  tú,  lujo  del  hombre,  señálate  dos 
caminos  por  donde  renga  la  espada  del 
rey  de  Babylonia :  de  una  misma  tierra 
salgan  ambos ;  y  haz  un  ejército :  en  el 
principio  del  camino  de  la  ciudad  lo 
harás. 

20  £1  camino  señalarás  por  donde  ven- 
ga la  espada  á  Rabbato  de  loa  hijos  de 
Ammon,  y  á  Juda  en  Jerusalem  la  fuerte. 

21  Porque  el  rey  de  Babylonia  se  paró 
en  una  encrucijada,  al  principio  de  dos 
caminos,  para  adivinar  adivinación  aci- 
caló saetas:  consultó  en  Ídolos,  miró  el 


720 


20  La  adivinación  fué  á  su  malte  dere- 
cho, sobre  Jerusalem,  para  poner  capis*» 
nes,  para  abrir  la  boca  ala  matanza,  paca 
levantar  la  voz  en  grito,  para  poner  in- 
genios contra  las  puertas,  para  fundar 
baluarte,  y  edificar  fuerte. 

28  Y  series  ha  como  quien  adivina  mea* 
tira  en  sus  ojos,  por  e$ter  juramentados 
con  juramentos  á  ellos :  mas  él  trae  á  1* 
memoria  la  maldad,  para  prenderlos. 

24  Por  tanto  asi  ojo  el  Señor  Jehova; 
Por  cuanto  habéis  hecho  venir  en  me* 
moría  vuestras  maldades,  manifestando 
vuestras  traiciones,  y  descubriendo  vues- 
tros pecados  en  todas  vuestras  obras: 
por  cuanto  habéis  venido  en  memoria, 
seréis  tomados  á  mano. 

25  ?  Y  tú,  profimo  y  impío  principe  da 
Israel,  cuyo  día  vino  en  el  tiempo  de  ka 
consumación  de  la  maldad, 

26  Asi  cüjo  el  Señor  Jehova:  Quita  la 
mitra,  quita  la  corona:  esta  no  $*rd 
siempre  esta:  al  najo  alzaré,  y  al  alto 
abajaré. 

27  Del  revea,  del  revés,  del  revés  la  tor- 
naré ;  y  no  será  esta  mas,  hasta  que  ven* 
ga  aquel  cuyo  es  el  derecho,  y  a«  la  en- 
tregaré. 

28YYtúhUo  del  hombre  profetiza,  y 
dirás:  Asi  dtyo  el  Señor  Jehova  sobre  loa 
hijos  de  Ammon,  y  su  vergüenza:  dirás 
pues :  La  espada,  la  espada  está  desvai- 
nada para  degollar,  acicalada  para  consu- 
mir con  resplandor. 

20  Profetizante  vanidad,  adivinante 
mentira,  para  entregarte  con  los  ene* 
líos  de  los  maloa  sentenciados  á  muerte, 
cuyo  día  vino  en  tiempo  de  la  consuma* 
don  de  la  maldad. 

80  ¿Tornarla  he  á  su  vaina?  En  el  luga» 
donde  te  criaste,  en  la  tierra  donde  has 
vivido  te  tengo  de  juzgar. 

81  Y  derramaré  sobre  ti  mi  ira:  el  fue* 
go  de  mi  enojo  haré  encender  sobre  ti,  y 
yo  te  entregaré  en  mano  de  hombres  te- 
merarios, artífices  de  destrucción. 

82  Del  fuego  serás  para  ser  consumida» 
tu  sangre  será  en  medio  de  la  tierra:  no 
habrá  mas  memoria  da  ti;  porque  yo 
Jenova  he  hablado. 

CAPITULO  xxn. 

Pone  el  profeta,  por  mandado  de  Dio»,  la  acusación 
á  Jerusalem,  y  Mcele  los  corvos  especiales  por  loe 
emoles  la  castigará  tan  dwammtt. 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  á  mi,  di- 
ciendo: 
2  Y  tú,  ó !  lujo  del  hombre,  ¿  no  juaga- 
rás tu,  no  juzgarás  tú  á  la  ciudad  deesa- 


EZEQÜIÉL. 


radon  de  la  sangre?  y  le  mostrarás  to- 
das sos  abominaciones, 
8  T  dirás:  Asi  dijo  el  Sefior  Jehova: 
Ciudad  derramadora  de  sangre  en  medio 
de  sí,  para  que  venga  su  hora ;  y  que  hi- 
zo ídolos  contra  sí  misma,  para  contami- 
narse. 

4  En  tu  sangre  que  derramaste,  pecas- 
te;  y  en  tus  ídolos  que  hiciste,  te  conta- 
minaste ;  y  has  hecho  acercar  tus  dios,  y 
has  llegado  á  tus  años :  por  tanto  te  he 
dado  en  vergüenza  á  las  gentes,  y  en  es- 
carnio á  todas  las  tierras. 

5  Las  que  están  cerca,  y  las  que  están 
lejos  de  ti,  se  reirán  de  ti :  sucia  te  lla- 
marán de  nombre,  y  grande  en  quebran- 
tamiento. 

6  He  aquí  que  los  principes  de  Israel, 
cada  uno  según  su  poder,  fueron  en  ti 
para  derramar  sangre. 

7  Al  podre  y  á  la  madre  despreciaron 
en  tí :  con  el  extrangero  trataron  con  ca- 
lumnia en  medio  de  ti :  al  huérfano  y  á 
la  viuda  despojaron  en  tí. 

8  Mis  santuarios  menospreciaste,  y  mis 
sábados  ensuciaste. 

,9  Malsines  hubo  en  tí  para  derramar 
sangre ;  y  sobre  los  montes  comieron  en 
ti:  hicieron  suciedades  en  medio  de  ti. 

10  La  desnudes  del  padre  descubrieron 
en  tí :  la  inmunda  de  menstruo  forzaron 
en  tí. 

11  Y  cada  uno  hizo  abomlnacioiroan  la 
muger  de  su  prójimo ;  y  cada  uno  conta- 
minó su  nuera  torpemente ;  y  cada  uno 
forzó  en  tí  á  su  hermana,  hija  de  su  padre. 

12  Precio  recibieron  en  ti  para  derra- 
mar sangre:  usura  y  logro  tomaste ;  yá 
tus  prójimos  defraudaste  con  violencia : 
olvidástete  de  mí,  dijo  el  8efior  Jehova. 

18  Y  he  aquí  que  herí  mi  mano  á  causa 
de  tu  avaricia  que  cometiste,  y  á  causa  de 
tus  sangres  que  fueron  en  medio  de  tí. 

H  ¿  Estará  firme  tu  corazón?  ¿tus  ma- 
nos serán  fuertes  en  los  dias  que  yo  haré 
contigo  ?   Yo  Jehova  hablé,  y  haré. 

16  Y  yo  te  esparciré  por  las  gentes,  y  te 
aventaré  por  las  tierras,  y  haré  fenecer 
de  tí  tu  inmundicia. 

16  Y  tomarás  heredad  en  ti  en  los  ojos 
de  las  gentes,  y  sabrás  que  yo  aoy  Jehova, 

17  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  mí,  di- 
ciendo : 

18  Hijo  del  hombre,  la  casa  de  Isral  se 
me  han  tornado  en  escoria;  todos  ellos 
como  metal,  y  estaño,  y  hierro,  plomo  en 
media  del  homo,  escorias  de  plata  se 
tornaron. 

Bpan.  46 


19  Por  tanto  asi  djjo  el  Seflor  Jehova: 
Por  cuanto  todos  vosotros  os  habéis  tor- 
nado en  escorias,  por  tanto,  he  aquí  que 
yo  os  junto  en  medio  de  Jerusalem. 

90  Como  quien  junta  plata,  y  metal,  y 
hierro,  y  plomo,  y  estaño  en  medio  del 
horno,  para  encender  fuego  en  él  para 
fundir :  asi  os  juntaré  en  mi  furor,  y  ea 
mi  ira ;  y  haré  reposar,  y  fundiros  he. 

21  Yo  os  juntaré,  y  soplaré  sobre  voso- 
tros en  el  mego  de  mi  furor;  y  seréis 
fundidos  en  medio  de  éX 

22  Como  se  funde  la  plata  en  medio  del 
horno,  asi  sercis  fundidos  en  medio  de 
él ;  y  sabréis  que  yo  Jehova  habré  derra- 
mado mi  enojo  sobre  vosotros. 

23  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  mí,  di- 
ciendo: 

24  Htyo  del  hombre,  di  á  ella:  Tú,  tier- 
ra, eres  no  limpia,  ni  rociada  con  lluvia 
en  el  dia  del  furor. 

25  La  conjuración  de  sus  profetas  en 
medio  de  ella,  como  león  bramando  que 
arrebata  presa:  tragaron  almas,  tomaron 
haciendas  y  honra,  aumentaron  sus  viu- 
das en  medio  de  ella. 

26  Sus  sacerdotes  hurtaron  mi  ley,  y 
contaminaron  mis  santuarios :  entre  san- 
to y  profano  no  hicieron  diferencia,  ni  en- 
tre inmundo  y  limpio  hicieron  diferen- 
cia, y  de  mis  sábados  escondieron  sus 
ojos,  y  yo  era  profanado  en  medio  de 
ellos. 

27  Sus  príncipes  en  medio  de  ella,  co- 
mo lobos  que  arrebatan  presa,  derra- 
mando sangre,  para  destruir  las  almas, 
para  seguir  la  avaricia. 

28  Y  sus  profetas  los  embarraban  con 
lodo  suelto,  profetizándoles  vanidad,  y 
adivinándoles  mentira,  diciendo :  Así  di- 
jo el  Sefior  Jehova;  y  Jehova  no  habla 
hablado. 

29  El  pueblo  de  la  tierra  oprimía  de 
opresión,  y  robaba  robo ;  y  al  afligido  y 
menesteroso  hacían  violencia,  y  al  ex- 
trangero oprimían  6ln  derecho. 

80  Y  buBqué  de  ellos  hombre  que  hi- 
ciese vallado,  y  que  se  pusiese  al  porti- 
llo delante  de  mi  por  la  tierra,  para  que 
yo  no  la  destruyese,  y  no  lo  hallé. 

31  Por  tanto  derramé  sobre  ellos  mi  ira, 
con  el  fuego  de  mi  ira  los  consumí ;  y  di 
el  camino  de  ellos  sobre  su  cabeza,  dijo 
el  Sefior  Jehova. 

capitulo  xxm. 

Con  tota  perpetua  pardtola  recitad  profeta  la»  ido* 
latrías,  y  inmundicia»,  y  la»  ligas  conloé  pmbio*  ex» 
tramgcrcc,  contra  fahy  de  Dio*  étl  mm»  de  Mram\ 


EZEQUIEL. 


a  del  d*  Judo  primero  M  <t*  JmmL,  y  el  cantiga 
con  qm  Diee  lo  a$otó :  para  moetrar  que  no  habitud o 
eecarmentado  en  él,  antee  habiendo  hecho  mucho 
peor  deepuee,Juetamentt  merece  el  misma  caetioo,  y 
ad  ee  le  intima, 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  á  mi,  di- 
ciendo : 

2  Hijo  del  hombre,  hubo  doa  mugercs 
lujas  de  una  madre, 

3  Las  cuales  fornicaron  en  Egypto :  en 
sus  mocedades  fornicaron.  Allí  fueron 
apretados  bus  pechos,  y  allí  fueron  es- 
trujados Iob  pechos  de  su  virginidad. 

4  T  llamábanse,  Aholah  la  mayor,  y 
Aholibah  su  hermana,  las  cuales  fueron 
mías,  y  parieron  lujos  y  lujas ;  y  llamá- 
banse, Samarla,  Aholah,  y  Jerusalem, 
Aholibah, 

5  Y  Aholah  cometió  fornicación  en  mi 
poder;  y  enamoróse  de  sus  enamorados, 
los  Assyrios  sus  vecinos. 

6  Vestidos  de  cárdeno,  capitanes,  y 
principes,  mancebos  para  codiciar  to- 
dos, caballeros  que  andaban  á  caballo. 

7  Y  puso  sus  fornicaciones  con  ellos, 
con  todos  los  mas  escogidos  de  los  lujos 
de  los  Assyrios,  y  con  todos  aquellos  de 
qnlen  se  enamoró :  con  todos  los  Ídolos 
de  ellos  se  contaminó. 

8  Y  no  dejó  sus  fornicaciones  de  Egyp- 
to; porque  con  ella  se  echaron  en  su 
mocedad,  y  ellos  apretaron  Iob  pechos 
de  su  virginidad,  y  derramaron  sobre 
ella  su  fornicación. 

9  Por  lo  cual  la  entregué  en  mano  de 
sus  enamorados,  en  mano  de  los  lujos  de 
los  Assyrios,  de  quien  se  enamoró. 

10  Ellos  descubrieron  sus  vergüenzas, 
tomaron  bus  lujos,  y  sus  hfyas,  y  á  ella 
mataron  á  cuchillo ;  y  fué  nombre  á  las 
mugere8;  y  hicieron  en  ella  jaldos. 

11  Y  violo  su  hermana  Aholibah,  y  cor- 
rompió bu  amor  mas  que  ella;  y  sus  for- 
nicaciones, mas  que  las  fornicaciones  de 
su  hermana. 

Id  De  los  lujos  de  los  Assyrios  sus  ve- 
cinos Be  enamoró,  capitanes,  y  principes, 
vestidos  en  perfección,  caballeros  que 
andan  á  caballo,  todos  ellos  mancebos 
de  codiciar. 

13  Y  vi  que  se  habla  contaminado,  y 
que  un  camino  era  él  de  ambas. 

14  Y  aumentó  sus  fornicaciones,  y  cuan- 
do vio  unos  hombres  pintados  en  la  pa- 
red, imágenes  de  los  Chaldeos,  pintadas 
de  bermellón, 

15  Cefildos  de  talabartes  por  sus  lomos, 
y  mitras  pintadas  en  sus  cabezas :  todos 
ellos  tenían,  parecer  de  capitanes,  á  la 

7» 


manera  de  los  hombres  de  Babylonia,  na- 
cidos en  tierra  de  Chaldeos : 

16  Enamoróse  de  ellos  en  viéndolos,  y 
envióles  mensageros  en  la  tierra  de  loa 
Chaldeos. 

17  Y  entraron  á  ella  los  hombres  de 
Babylonia  á  la  cama  de  los  amores,  y 
contamináronla  con  su  fornicación;  y 
ella  también  se  contaminó  con  ellos,  y 
bu  deseo  se  hartó  de  ellos. 

18  Y  desnudó  sus  fornicaciones,  y  dea- 
cubrió  sus  vergüenzas:  por  lo  cual  mi 
alma  bc  harto  de  ella,  como  se  habla  ya 
hartado  mi  alma  de  bu  hermana. 

19  Y  multiplicó  sus  fornicaciones  tra- 
yendo en  memoria  los  dias  de  su  moce- 
dad, en  los  cuales  habla  fornicado  en  la 
tierra  de  Egypto. 

20  Y  enamoróse  de  sus  rufianes,  cuya 
carne  es  como  carne  de  asnos,  y  euyo  flu- 
jo, como  flujo  de  caballos. 

21  Y  tornaste  á  la  memoria  la  suciedad 
de  tu  mocedad,  cuando  estrujaron  tus 
pechos  en  Egypto,  por  pechos  de  tu  mo- 
cedad. 

22  Por  tanto,  Aholibah,  así  dtfo  el  Se- 
ñor Jehova :  He  aqui  que  yo  despierto 
tus  enamorados  contra  ti,  de  los  cuales 
Be  hartó  tu  deseo ;  y  yo  les  haré  que  ven- 
gan contra  tí  en  derredor : 

23  Los  de  Babylonia,  y  todos  los  Chal- 
deos, mayordomos,  y  principes,  y  capi- 
tanes, todos  los  de  Assyria  con  ellos, 
mancebos  de  codiciar,  capitanes,  y  prin- 
cipes, todos  ellos,  nobles,  y  principales,, 
que  cabalgan  á  caballo,  todos  ellos : 

24  Y  vendrán  sobre  ti  carros,  carretas, 
y  ruedas,  y  multitud  de  pueblos :  escu- 
dos, y  pavesas,  y  capacetes  pondrá  con- 
tra tí  en  derredor;  y  yo  daré  el  Juicio 
delante  de  ellos,  y  por  sus  leyes  te  jua- 
garán. 

25  Y  pondré  mi  zelo  contra  ti,  y  harán 
contigo  con  furor :  quitarte  han  tu  naris, 
y  tus  orejas;  y  lo  que  te  quedare,  caerá 
á  cuchillo :  ellos  tomarán  tus  hijos  y  tus 
hijas ;  y  lo  que  te  quedare  consumirá  el 
mego. 

26  Y  desnudarte  han  de  tus  vestidos,  y 
tomarán  los  vasos  de  tu  gloria 

27  Y  haré  cesar  de  ti  tu  suciedad,  y  tu 
fornicación  de  la  tierra  de  Egypto:  ni 
mas  levantarás  á  ellos  tus  ojos,  ni  nunca 
mas  te  acordarás  de  Egypto. 

28  Porque  asi  cujo  el  Señor  Jcbovm :  Ha 
aqui  que  yo  te  entrego  en  mano  de  aque- 
llos quo  tú  aborreciste,  en  mano  desque- 
líos  de  los  cuales  se  hartó  tu  deseo. 


EZEQUIEL. 


29  Lofl  críales  harán  contigo  con  odio,  y 
tomarán  todo  lo  que  tú  trabajaste,  y  de- 
jarte han  desnuda  y  descubierta ;  y  des- 
cubrirse ha  la  torpeza  de  tus  fornicacio- 
nes, y  tu  suciedad,  y  tus  fornicaciones. 

SO  Estas  cosas  se  harán  contigo,  porque 
fornicaste  en  pos  de  las  gentes,  con  las 
cuales  te  contaminaste  en  sus  ídolos. 

31  En  el  camino  de  tu  hermana  andu- 
viste: yo  pues  pondré  su  cáliz  en  tu 
mano. 

33  Así  dijo  el  Señor  Jehova:  £1  cáliz 
de  tu  hermana  beberás,  hondo  y  ancho : 
será  que  las  gentes  te  mofarán,  y  te  es- 
carnecerán :  grande  será  d  cáliz  en  que 
quepa  mucho. 

83  Serás  llena  de  embriaguez,  y  de  do- 
lor :  cáliz  do  soledad  y  de  asolamiento, 
cáliz  al  fin  de  tu  hermana  Samaría. 

84  Beberlo  has  pues,  y  agotarlo  has,  y 
quebrarás  sus  tiestos,  y  tus  pechos  arran- 
carás; porque  yo  he  hablado,  dijo  el  Se- 
ñor Jehova. 

85  Por  tanto  asi  d$jo  el  Seflor  Jehova: 
Por  cuanto  te  has  olvidado  de  mí,  y  me 
has  echado  tras  tus  espaldas,  lleva  pues 
tú  también  tu  suciedad,  y  tus  fornica- 
ciones. 

36  Y  di  jome  Jehova:  Hjjo  del  hombre, 
¿no  juzgarás  tú  á  Aholah,  y  á  Aholibah, 
y  les  denunciarás  sus  abominaciones  ? 

37  Porque  han  adulterado,  y  hay  sangre 
en  sus  manos,  y  han  fornicado  con  sus 
ídolos ;  y  aun  sus  hijos  que  me  hablan 
engendrado,  hicieron  pasar  á  ellos,  que- 
mándolos. 

88  Aun  esto  mas  me  hicieron:  conta- 
minaron mi  santuario  en  aquel  dia,  y 
profanaron  mis  sábados. 

39  T  habiendo  sacrificado  sus  hijos  á 
sus  ídolos,  entra  vanee  en  mi  santuario  el 
mismo  dia  para  contaminarlo ;  y  he  aquí 
que  así  hicieron  en  medio  de  mi  casa. 

40  T  cuanto  mas,  que  enviaron  por  los 
hombres  que  vienen  de  lejos,  á  los  cua- 
les había  sido  enviado  mensagero ;  y  he 
aquí  que  vinieron ;  y  por  amor  de  cIIob 
te  lavaste,  y  alcoholaste  tus  ojos,  y  te 
ataviaste  de  atavíos ; 

41  Y  te  sentaste  sobre  lecho  honroso,  y 
fué  adornada  mesa  delante  de  él,  y  pu- 
siste sobre  ella  mi  perfume  y  mi  óleo. 

42  Y  oyÓ6e  en  ella  voz  de  compañía  pa- 
cifica; y  con  los  varones  fueron  traídos 
los  sábeos  del  desierto  para  multiplicar 
los  homares;  y  pusieron- manillas  sobre 
bus  manos,  y  corona  de  gloria  sobre  sus 
cabezas. 


43  Y  dije  á  la  envejecida  en  adulterios : 
Ahora  fenecerán  sus  fornicaciones,  y  ella. 

44  Porque  vinieron  á  ella  como  quien 
viene  á  muger  ramera :  así  vinieron  á  las 
sucias  mugeres  Aholah  y  Aholibah. 

45  Y  hombres  justos  las  juzgarán  por 
la  ley  de  las  adúlteras,  y  por  la  ley  de  las 
que  derraman  sangre ;  porque  son  adúl- 
teras, y  hay  sangres  en  sus  manos. 

46  Porque  así  dijo  el  Señor  Jehova:  Yo 
haré  subir  contra  ellas  compañías,  y  yo 
las  entregaré  en  alboroto,  y  en  rapiña. 

47  Y  la  compañía  las  apedreará  á  pie- 
dra, y  acuchillarlas  han  con  sus  espadas : 
matarán  á  sus  h\jos  y  á  sus  hijas,  y  sus 
casas  quemarán  á  fuego. 

48  Y  haré  fenecer  la  suciedad  de  la  tier- 
ra, y  todas  las  mugeres  escarmentarán,  y 
no  harán  según  vuestra  suciedad. 

49  Y  pondrán  sobre  vosotras  vuestra 
suciedad,  y  llevaréis  los  pecados  do  vues- 
tros ídolos :  y  sabréis  que  yo  soy  el  Se- 
ñor Jehova. 

CAPITULO  XXIV. 

Con  Otra  parábola  entena  d  JenuaJem  la  calamidad 
que  pasarían  en  el  cerco,  y  la  manera  como  el  rey  y 
lo*  tuyo*  talarían,  huyendo  rín  orden  ni  concierto,  en 
cmstigjo  de  na  idolatría»,  y  mnyularmentt  dm  la  tom- 
are de  lo*  inocente*  que  descabezaron  en  tu*  picota*, 
y  quemaron  en  tu*  quemadero*  tfc. 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  á  mí  en  el 
noveno  año,  en  el  mes  décimo,  á  los 
diez  del  mes,  diciendo : 
%  Hyo  del  hombre,  escríbete  el  nom- 
bre de  este  dia,  de  este  mismo  dia;  por- 
que el  rey  de  Babylonia  se  fortificó  sobre 
Jeru8alem  este  mismo  dia, 

3  Y  habla  á  la  casa  de  rebelión  por  pa- 
rábola, y  díles :  Así  dijo  el  8efior  Jeho- 
va :  Pon  una  olla :  pónla,  y  echa  también 
en  ella  agua. 

4  Junta  sus  piezas  de  oarnc  en  ella,  to- 
das buenas  piezas,  pierna  y  espalda :  hín- 
chela de  huesos  escogidos. 

5  Toma  una  oveja  escogida,  y  también 
enciende  los  huesos  debajo  de  ella :  haz 
que  hierva  sus  hervores,  coced  también 
sus  huesos  dentro  de  ella. 

6  Por  tanto  asi  dijo  el  Señor  Jehova: 
¡  Ay  de  la  ciudad  de  sangres,  de  la  olla 
no  espumada,  y  que  su  espuma  no  salió 
de  ella!  Por  sus  piezas,  por  sus  piezas 
la  saca :  no  caiga  sobre  ella  suerte. 

7  Porque  su  sangre  fué  en  medio  de 
ella :  sobre  la  cima  de  la  piedra  la  puso : 
no  la  derramó  sobre  la  tierra,  para  que 
fuese  cubierta  con  polvo. 

8  Para  hacer  subir  la  ira,  para  hacer 
venganza,  yo  puse  su  sangré  sobre  el  lu- 

72S 


EZEQUIEL. 


gar  alto  de  la.  piedra,  porque  no  sea  cu- 
bierta. 

9  Por  tanto  así  dtfo  el  Señor  Jehova: 
1  Ay  de  la  ciudad  de  sangres !  También 
yo  pues  haré  gran  hoguera: 

10  Multiplicando  la  lefia,  encendiendo 
el  fuego,  consumiendo  la  carne,  y  ha- 
ciendo la  salsa;  y  los  huesos  serán  que- 
mados. 

11  Y  asentándola  vacía  sobre  sus  bra- 
sas, para  que  se  caliente,  y  se  queme  su 
hondón,  y  se  funda  en  ella  su  suciedad,  y 
8c  consuma  su  espuma. 

12  En  fraudes  se  cansó,  ni  nunca  salió 
de  ella  bu  mucha  espuma :  en  fuego  será 
consumida  su  espuma. 

13  En  tu  suciedad  mala  fenecerás;  por- 
que  te  limpié,  y  no  te  limpiaste  tú  de  tu 
suciedad:  nunca  mas  te  limpiarás,  hasta 
qne  yo  haga  descansar  mi  ira  sobre  tí. 

14  Yo  Jehova  hablé :  vino,  y  hice :  no 
me  tornaré  atrás,  ni  habré  misericordia, 
ni  me  arrepentiré :  según  tus  caminos  y 
tus  obras  te  juzgarán,  dijo  el  Señor  Je- 
hova. 

15  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  mí,  di- 
ciendo : 

16  Hijo  del  hombre,  he  aquí  que  yo  te 
quito  por  muerte  el  deseo  de  tus  ojos : 
no  endeches,  ni  llores,  ni  te  venga  lá- 
grima. 

17  Repósate  de  gemir,  ni  hagas  luto  de 
mortuorios:  ata  tu  bonete  sobre  tí,  y 
pon  tus  zapatos  en  tns  pies ;  y  no  te  cu- 
bras con  rebozo,  ni  comas  pan  de  hom- 
bres. 

18  Y  hablé  al  pueblo  por  la  mañana,  y 
á  la  tarde  murió  mi  muger ;  y  á  la  ma- 
ñana hice  como  me  fné  mandado. 

19  Y  el  pueblo  me  dijo :  ¿No  nos  ense- 
ñarás qué  nos  significan  estas  cosas,  que 
tú  haces? 

20  Y  yo  les  dije :  Palabra  deJehova  fué 
á  mí,  diciendo : 

21  Di  á  la  casa  de  Israel :  Así  dijo  el 
Señor  Dios :  He  aquí  que  yo  contamino 
mi  santuario,  la  soberbia  de  vuestra  for- 
taleza, el  deseo  de  vuestros  ojos,  y  el  re- 
galo de  vuestra  alma :  vuestros  hjjos,  y 
vuestras  hijos  que  dejasteis,  caerán  á  cu- 
chillo. 

22  Y  haréis  de  la  manera  que  yo  hice : 
no  os  cubriréis  con  rebozo,  ni  comeréis 
pan  de  hombres. 

23  Y  vuestros  bonetes  estarán  sobre 
vuestras  cabezas,  y  vuestros  zapatos  en 
vuestros  pies :  no  endecharéis  ni  llora- 
réis: mas  consumiros  hela  á  causa  de 

724 


vuestras  maldades,  y  gemiréis  tinos  coa 
otros. 

24  Y  seros  ha  Ezequiel  en  portento : 
según  todas  las  cosas  que  él  hizo,  haréis : 
en  viniendo  esto,  entonces  sabréis  que 
yo  toy  el  Señor  Jehova. 

25  Y  tú,  hijo  del  hombre,  el  día  que  yo 
quitaré  de  ellos  su  fortaleza,  el  gozo  de 
su  gloria,  el  deseo  de  sus  ojos,  y  el  cui- 
dado de  sus  almas,  sus  hijos  y  sus  hijas; 

26  Ese  dia  vendrá  á  tí  un  escapado,  pa- 
ra traer  las  nuevas. 

27  En  aquel  dia  se  abrirá  tu  boca  con 
el  escapado ;  y  hablarás,  y  no  estarás  mas 
mudo ;  y  serles  has  en  portento ;  y  sa- 
brán que  yo  soy  Jehova. 

CAPITULO  XXV. 

Contra  lo$  Ammouita*,  Moabittu,  khpneoe  y  PaieMM- 
nos,  por  haberte  hallado  en  el  campo  de  loe  t%ak/eot 
contra  Jcmtalem  en  tu  toma,  y  haberte  habido  con 
ella  cruelmente. 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  á  mí,  di- 
ciendo :     # 

2  Hijo  del  hombre,  pon  tu  rostro  hacia 
los  hijos  de  Ammon,  y  profetiza  sobre 
ellos. 

3  Y  dirás  á  los  hijos  de  Ammon :  Oid 
palabra  del  Señor  Jehova:  Así  dtyo  el 
Señor  Jehova:  Por  cuanto  dijiste:  Ha- 
la, sobre  mi  santuario,  que  fué  profana- 
do ;  y  sobre  la  tierra  de  Israel,  que  fué 
asolada;  y  sobre  la  casa  de  Juda,  porque 
anduvieron  á  cautividad : 

4  Por  tanto  he  aquí  que  yo  te  entrego 
á  los  orientales  por  heredad ;  y  pondrán 
sus  palacios  en  tí,  y  pondrán  eh  tí  sus 
tiendas :  ellos  comerán  tus  sementeras, 
y  beberán  tu  leche. 

5  Y  pondré  á  Rabbath  por  habitación 
de  camellos,  y  á  los  hijos  de  Ammon  por 
majada  de  ovejas ;  y  sabréis  que  yo  *oy 
Jehova. 

0  Porque  así  djjo  el  Señor  Jehova :  Por 
cuanto  tú  batiste  tus  manos,  y  pateaste, 
y  te  gozaste  de  ánimo  en  todo  tu  menos- 
precio sobre  la  tierra  de  Israel : 

7  Por  tanto  he  aquí  que  yo  extendí  mí 
mano  sobre  tí,  y  yo  te  entregaré  á  las 
gentes  para  ser  saqueada ;  y  yo  te  cortaré 
de  entro  los  pueblos,  y  te  destruiré  de 
entre  las  tierras :  yo  te  raeré,  y  sabrás 
que  yo  soy  Jehova. 

8  Así  dtfo  el  Señor  Jehova :  Por  cnanto 
dijo  Moab  y  Seir:  He  aquí,  la  casa  de 
Juda  es  como  todas  las  gentes. 

9  Por  tanto  he^aquí  que  yo  abro  el  lado 
de  Moab  desde  las  ciudades,  desde  sus  ciu- 
dades que  «sfcfe  en  su  fin,  las  tierras  de- 


EZEQUIEL. 


seables  de  Beth-Jesimoth,  y  Bahal-me- 
hon,  y  Carlathaim, 

10  Los  htyos  del  oriente  contra  los  htfos 
de  Ammon ;  y  yo  la  entregaré  por  here- 
dad, para  que  no  baya  mas  memoria  de 
los  hijos  de  Ammon  entre  las  naciones. 

11  También  en  Moáb  haré  juicios;  y 
sabrán  que  yo  9oy  Jehova. 

12  Así  dijo  el  Sefior  Jehova :  Por  lo  que 
hizo  Edom  cuando  hizo  venganza  con- 
tra la  casa  de  Juda,  que  pecaron  pecan- 
do, y  se  vengaron  de  ellos: 

13  Por  tanto  asi  dQo  el  Sefior  Jehova : 
To  también  extenderé  mi  mano  sobre 
Edom,  y  talaré  de  ella  hombres  y  bestias, 
y  la  asolaré:  desde  Theman  y-  Dedan 
caerán  á  cuchillo. 

14  Y  pondré  mi  yenganza  en  Edom  por 
la  mano  de  mi  pueblo  Israel;  y  harán  en 
Edom  según  mi  enojo,  y  según  mi  ira; 
y  conocerán  mi  yenganza,  dijo  el  Sefior 
Jehova. 

15  Así  dijo  el  Señor  Jehova:  Por  lo  que 
hicieron  los  Palesthinos  con  venganza, 
cuando  hicieron  venganza  con  menos- 
precio de  ánimo,  hasta  destrucción  de 
enemistades  perpetuas : 

16  Por  tanto  así  dijo  el  Sefior  Jehova : 
He  aquí  que  yo  extiendo  mi  mano  sobre 
los  Palesthinos,  y  talaré  los  Oeretheos,  y 
destruiré  el  resto  de  la  ribera  de  la  mar. 

17  Y  haré  en  ellos  grandes  venganzas 
con  reprensiones  de  ira;  y  sabrán  que 
yo  soy  Jehova,  cuando  diere  mi  vengan- 
za en  ellos. 

CAPITULO  XXVI. 

Tor  la  misma  razan  intima  d  Tyro  su  ruina  y  asola- 
ción total  sin  esperanza  de  su  restauración  en  nm- 
gmnUsmp».  Lo  cual  so  entenderá  do  la  vieja  Tyro 
que  estaba  en  el  continente,  y  habiendo  sido  destrui- 
da una  vez,  Alejandro  se  sirvió  de  sus  ruinas  en  el 
combate  dé  la  nueva  Tyro  (que  después  se  edificó 
dentro  de  la  mar)  para  cerrar  el  estrecho*  porque 
aquello  faltaba  para  el  cumplimiento  de  esta  profe- 
cía, como  esta  v.  12.  y  20.  y  21.  Ni  esta  profecía  es 
contraria  día  de  haiasTÜ.  que  le  promete  restaura- 
ción; porque  la  restauración  no  Jkéem  el  mismo  lu- 
jar donde  estaba  dntes,  si  no  dentro  de  la  mar,  y 
asi  ambas  profecías,  aunque  al  parecer  contrarías, 


Y  ACONTECIÓ  en  el  undécimo  ano, 
en  el  primero  del  mes,  que  fué  pa- 
labra de  Jehova  á  mí,  diciendo : 

2  Hijo  del  hombre,  por  cuanto  Tyro  di- 
jo sobre  Jerusalem:  Hala,  quebrantada 
es  la  que  era  puerta  de  los  pueblos :  á  mí 
se  convirtió:  seré  llena,  ella  desierta: 

8  Por  tanto  asi  dijo  el  Sefior  Jehova: 
He  aquí  que  yo  contra  ti,  6 !-  Tyro;  y 
haré  subir  contra  ti  muchas  naciones, 
•  como  la  mar  haee  sabir  sus  ondas, 


4  Y  disiparán  los  muros  deTyro,  y  des- 
truirán sus  torres,  y  sacaré  de  ella  su 
polvo,  y  ponerla  he  en  la  altura  de  la 
piedra. 

5  Tendedero  de  redes  será  en  medio 
de  la  mar;  porque  yo  he  hablado,  dtyo 
el  Sefior  Jehova ;  y  será  soqueada  de  las 
naciones. 

6  Y  sus  lujas  que  están  en  el  campo, 
serán  muertas  á  cuchillo;  y  sabrán  que 
yo  eoy  Jehova. 

7  Porque  asi  dijo  el  Sefior  Jehova:  He 
aquí  que  yo  traigo  contra  Tyro  á  Nabu- 
chodonosor,  rey  de  Babylonia,  de  la  parte 
del  aquilón,  rey  de  reyes,  con  caballos,  y 
carros,  y  caballeros,  y  componías,  y  mu- 
cho pueblo. 

8  Tus  hijas  que  están  en  el  campo,  ma- 
tará á  cuchillo,  y  pondrá  contra  tí  inge- 
nios, y  fundará  contra  tí  baluarte,  y  afir- 
mará contra  ti  escudo. 

9  Y  pondrá  contra  ella  trabucos,  contra 
tus  muros,  y  tus  torres  destruirá  con 
sus  martillos. 

10  Con  la  multitud  de  sus  caballos  te 
cubrirá  el  polvo  de  ellos :  con  el  estruen- 
do de  los  caballeros,  y  de  las  ruedas,  y 
de  los  carros  temblarán  tus  muros,  cuan- 
do entrare  por  tus  puertas  como  por. 
portillos  de  ciudad  destruida. 

11  Con  las  unas  de  sus  caballos  hollará 
todas  tus  calles;  á  tu  pueblo  pasará  á 
cuchillo ;  y  las  estatuas  de  tu  fortaleza 
descenderán  á  tierra. 

12  Y  robarán  tus  riquezas,  y  saquearán 
tus  mercaderías,  y  destruirán  tus  mu- 
ros ;  y  tus  casas  preciosas  destruirán ;  y 
tus.  piedras,  y  tu  madera,  y  tu  polvo 
pondrán  en  medio  de  las  aguas. 

13  Y  haré  cesar  el  estruendo  de  tus 
canciones,  y  el  son  de  tus  vihuelas  no 
se  oirá  mas. 

14  Y  te  pondré  como  altura  de  piedra  : 
tendedero  de  redes  serás,  ni  nunca  mas 
serás  edificada;  porque  yo  Jehova  he 
hablado,  dtfo  el  Sefior  Jehova. 

15  Asi  dtyo  el  Señor  Jehova  á  Tyro: 
Ciertamente  del  estruendo  de  tu  calda, 
cuando  gritarán  los  heridos,  cuando  la 
matanza  será  hecha  en  medio  de  tí,  las 
islas  temblarán. 

16  Y  todos  los  príncipes  de  la  mar  des- 
cenderán de  sus  tronos,  y  quitarán  sus 
mantos,  y  desnudarán  sus  ropas  borda- 
das; vestirse  han  de  espantos,  sentarse 
han  sobre  la  tierra,  y  empavorecerse  han 
á  cada  momento,  y  estarán  atónitos  so- 
bra tL 

7» 


EZEQUIEL. 


1?  T  levantarán  sobre  ti  endecha*,  7 
dirán  sobre  tí :  ¿  Cómo  pereciste,  pobla- 
da en  las  mares,  ciudad  que  fue*  alabada, 
que  fué  fuerte  en  la  mar,  ella  y  sus  mo- 
radores que  ponían  su  espanto  á  todos 
sus  moradores  ? 

28  Ahora  se  espaYorecerán  las  islas  el 
día  de  tu  calda ;  y  espantarse  han  de  tu 
salina  las  islas  qsMesfcfo  en  la  mar.  - 

19  Porque  así  cnjo  el  Señor  Jehova: 
Yo  te  tornaré  ciudad  asolada,  como  las 
dudadas  que  no  se  habitan :  ye  haré  su- 
bir sobre  tí  el  abismo,  y  las  muchas 
aguas  te  cubrirán. 

20  Y  te  haré  descender  con  los  que  des- 
cienden al  sepulcro,  con  el  pueblo  «del 
siglo ;  y  te  pondré  en  lo  mas  bajo  de  la 
tierra,  como  los  desiertos  antiguos,  con 
ios  que  descienden  al  sepulcro,  porque 
nunca  mas  seas  poblada ;  y  yo  daré  glo- 
ria en  la  tierra  de  los  vivientes. 

21  Yo  te  tornase  en  nada,  y  no  serás;  y 
serás  buscada,  y  nunca  mas  serás  hallada, 
djjo  el  Señor  Jehova. 

capitulo  xxvn. 

BecUalagtoriadt  lyra,  por  la  parábola  de  tata  her- 
mosa galera:  su»  riqueza*,  su»  contrataciones,  los 
pueblos  que  con  ella  contrataban,  y  en  que  tuerte*  de 
mercaderias,  para  mayor  encarecimiento  de  tu 


Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  a  mi,  di- 
ciendo : 

2  Y  tú,  h|jo  del  hombre,  levanta  ende- 
chas sobre  Tyro. 

8  Y  dirás  á  Tyro,  la  que  habita  á  los 
puertos  de  la  mar,  la  mercadera  de  los 
pueblos,  de  muchas  islas:  Asi  dijo  el 
Señor  Jehova:  Tyro,  tú  has  dicho:  Yo 
.soy  de  perfecta  hermosura : 

4  En  el  corazón  de  las  mares  están  tus 
términos :  los  que  te  edificaron,  acaba- 
ion  tu  hermosura. 

6  De  hayas  del  monte  Senir  te  fabrica- 
ron todas  las  tillas :  tomaron  cedros  del 
Líbano  para  hacerte  el  mástil : 

0  J>e  oastafios  del  Basan  hicieron  tus 
remos:  compañía  de  Assyrios  biso  tus 
bancos  de  macal  délas  islas  de  Eithim : 

7  De  fino  lino  bordado  de  Egypto  fué 
<tu  cortina,  pan  qae  te  sirviese  de  vela: 
de  cárdeno  y  grana  de  las  islas  de  Ensah 
fué  tu  toldo. 

8  Los  moradores  de  Bidón  y  de  Armad 
fueron  tus  remeros :  tus  sabios,  61  Tyro, 
estaban  en  tí,  ellos  fueron  tus  pilotos. 

0  Los  ancianos  de  Gebal  y  sus  sabios 
repararon  tus  hendeduras :  todas  las  ga- 
leras de  la  mar,  y  los  remeros  de  ellas 
fueron  en  ti  para  negociar  tus  negocios. 
7» 


10  Persas,  y  Lydos,  y  Aphrioanoa,  fue- 
ron en  tu  ejército  tus  hombres  de  guer- 
ra: escudos  y  capacetes  colgaron  en  ti : 
ellos  te  dieron  tu  honra. 

11  Los  lujos  de  Amad  con  tu  ejército 
estuvieron  sobre  tus  muros  al  rededor, 
y  los  Pygmeos  en  tus  torres :  colgaron 
sus  escudos  sobre  tus  muros  al  derre- 
dor: ellos  acabaron  tu  hermosura. 

12  Tharsis  tu  mercadera,  á  causa  de  la 
multitud  do  todas  riquezas  en  plata, 
hierro,  estaño,  y  plomo,  dio  en  tus  fe- 
rias. * 

IB  Grecia,  Tuba!,  y  Mesec,  tus  mercade- 
res, con  hombres,  y  con  vasos  de  metal 
dieron. en  tus  ferias. 

14  De  la  casa  de  Thogorma,  caballos,  y 
caballeros,  y  mulos,  dieron  en  tu  mer- 
cado. 

15  Los  lujos  de  Dedan  tus  negociantes : 
muchas  islas  mercadería  de  tu  mano: 
cuernos  de  marfil,  y  pavos  te  dieron  en 
presente. 

16  Syria  tu  mercadera  por  la  multitud 
de  tus  hechuras  con  carbúnculos,  gra- 
nas, y  vestidos  bordados,  y  linos  finos, 
y  corales,  y  perlas,  dio  en  tus  ferias. 

17  Juda,  y  la  tierra  de  Israel,  tus  mer- 
caderes con  trigos,  Minith,  Pannag,  j 
miel,  y  aceite,  y  triaca  dieron  en  tu  mer- 
cado. 

18  Damasco  tu  mercadera  por  la  multi- 
tud de  tus  hechuras,  por  la  abundancia 
de  todas  riquezas,  con  vino  de  Holbon, 
y  lana  blanca. 

19  Y  Dan,  y  Grecia,  y  Mozel,  dieron  en 
tus  ferias :  hierro  limpio,  cafiafístula,  y 
caña  aromática  fué  en  tu  mercado. 

20  Dedan  tu  mercadera  con  panos  pre- 
ciosos para  carros. 

21  Arabia  y  todos  los  principes  de  Ce- 
dar  mercaderes  de  tu  mano  en  corderos, 
y  carneros,  y  machos  de  cabrio,  en  estas 
cosas  fueron  tus  mercaderes. 

22  Los  mercaderes  de  fiaba  y  de  Resma 
fueron  tus  mercaderes  con  lo  principal 
de  toda  especiería,  y  toda  piedra  precio- 
sa, y  oro,  dieron  en  tus  ferias. 

23  Harán,  y  Chenne,  y  Heden :  los  mer- 
caderes de  Saba,  y  Assyria,  y  Chelma, 

fu«ron  en  tu  mercadería. 

24  Estos  fueron  tus  mercaderes  en  to- 
das suertes  de  cosas:  en  mantos  de  cár- 
deno, y  bordados,  y  en  cajas  de  ropas 
preciosas,  juntas* eon  cordones,  y  en  co- 
llares en  tu  negociación. 

26  Las  naos  de  Tharsis,  tus  cuádralos 
futrou  en  tu  negociación,  y  fuiste  Uaná, 


BZEQUIKL. 


y  fuiste  multipUcadaengranin«»er*.en 
medio  de  las  maree. 

96  En  amebas  aguas  te  trajeron  tas  re- 
meros: viento  solano  te  quebrantó  en 
medio  de  las  mares. 

27  Tos  riquezas,  y  tos  mercaderías,  y 
la  negociación,  tos  remeros,  y  tos  pilo- 
tas, los  reparadores  de  tos  hendeduras, 
y  los  negociantes  de  tus  negocios,  y  to- 
dos tus  hombres  de  guerra  quejaron 
en  ti,  y  toda  tu  compañía  que  ettd  en 
medio  de  ti,  caerán  en  medio  de  las  ma- 
res el  dia  de  tu  eaida. 

28  Al  estruendo  de  las  Toces  de  tus 
marineros  temblarán  los  ejidos. 

29  X  descenderán  de  sus  naves  todos 
los  que  toman  remo :  remeros,  y  todos 
■los  pilotos  de  la  mar  se  pararán  sobre  la 
tierra: 

40  Y  harán  oír  su  ves  sobre  tí,  y  grita- 
rán amargamente,  y  echarán  polvo  sobre 
sus  cabezas,  y  revolearse  han  en  la  ce- 
niza. 

81  Y  harán  por  ti  calva,  y  ceñirse  han 
-de  sacos,  y  endecharán  por  ti  endechas 
amargas  con  amargura  de  alma. 

82  Y  levantarán  sobre  ti  endechas  en 
'«us  lamentaciones,  y  endecharán  sobre 

•ti ;  ¿Quién  como  Tyro,  cortada  en  medio 
de  la  mar  f 

83  Guando  tus  mercaderías  sallan  de 
las  mares,  hartabas  muchos  pueblos: 
los  reyes  de  la  tierra  enriqueciste  con  la 
multitud  de  tus  riquezas,  y  de  tus  con- 
trataciones. * 

44  En  el  tiempo  que  serás  quebrantada 
de  las  mares,  en  los  profundos  de  las 
aguas,  tu  contratación  y  toda  tu  compa- 
ñía caerán  en  medio  de  tí. 

85  Todos  los  moradores  de  ks  islas  se 
maravillarán  sobre  ti,  y  sus  reyes  tembla- 
rán de  temblor:  turbarse  han  en  sus 
rostros. 

36  Los  mercaderes  en  los  pueblos  sil- 
•basáa  sobre  ti :  conturbada  miste,  mas 
nunca  mas  serás  para  siempre» 

CAPITULO  XXVill. 

Contra  el  rey  de  Tyro.  JL  Endecha  que  San le  mam- 
da  castor,  en  que  por  la  comparación  de  Adam  en 
•»  primer  estado,  y  por  la  ahuion  d  toa  querubines 
oye  Ueoobanet  carro  de  la  gloria  de  Dio*,  como  al 
aduno  profeta  Jai  mnmrxidv.pémta  y  declara  ¡m  vo- 
cacion  y  oficio  de  loe  reyes  en  el  mundo:  del  cual 
por  haber  /altado,  le  amenaza  con  muerte  ignomi- 
nioga.  m.  Contra  8Umn.  IV.  Predice  la  reotítu- 
cioudelpumUedeDioe. 

Y  FUÉ  palabra  de  .Jehova  á  mi,  di- 
ciendo: 
2  Hyo  del  hombre,  di  al  príncipe  do 
Tyro;  Asi  dtto  el  tenor  Jehov»;  Por 


ensarto  se  ouaHeeió  tu  coi****,  y  dijiste: 
Yo  miy  Dios,  en  el  asiento  de  Dios  estoy 
sentado  en  medio  de  las  mares,  siendo 
tú  hombre,  y  no  Dios ;  y  pusiste  tu  co- 
razón como  coraron  de  Dios : 

8  He  aqui  que  tt  eres  mas  sabio  qne 
Daniel:  nada  hay  asalto  que  á  si  sea 
oculto: 

4  Con  tu  sabiduría,  y  con  tu  prudencia 
te  has  juntado  riquesas,  y  has  adquirido 
oro  y  plata  en  tus  tesoros ; 

6  Con  la  multitud  de  sabiduría  en  tu 
contratación  has  multiplicado  tus  rique- 
sas; y  á  cansa  de  tos  riquezas  se  ha 
enaltecido  tu  corazón. 

6  Por  tanto  asi  d$o  el  Beflor  Jehova: 
Por  cuanto  pusiste  tu  corazón  como  co- 
raron de  Dios : 

7  Por  tanto  he  aqui  que  yo  traigo  sobre 
ti  extraños,  los  fuertes  de  las  naciones, 
que  desvainarán  sus  espadas  contra  la 
hermosura  de  tu  sabiduría,  y  ensuciaran 
tu  resplandor. 

8  En  la  sepultura  te  harán  descender, 
y  morirás  de  las  muertes  de  los  que 
mueren  en  medio  de  las  mares. 

9  ¿Hablarás  delante  de  tu  matador,  di- 
ciendo: Yo  soy  Dios?  Tú  hombre  asrd», 
y  no  Dios,  en  la  mano  de  tu  matador. 

10  De  muertes  de  incircuncisos  mori- 
rás por  mano  de  extraños;  porque  yo 
he  hablado,  dfyo  el  Señor  Jehova. 

11  H  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  mi,  di- 
ciendo:    * 

12  Hijo  del  hombre,  levanta  endechas 
sobre  el  rey  de  Tyro,  y  decirle  has :  asi 
<Ujo  el  Beflor  Jehova:  Tú  sellas  la  suma, 
lleno  nc  sabiduría,  y  acabado  de  hermo- 
sura. 

13  Sn  Heden,  en  el  huerto  de  Dios,  es- 
tuviste: toda  piedra  preciosa  fué  tu  ves- 
tidura: sardio,  topacio,  diamante,  tur- 
quesa, ónix,  y  berilo,  zafiro,  carbúnculo, 
y  esmeralda,  y  oro :  las  obras  de  tus 
atambores  y  de  tus  pífanos  estuvieron 
apercibidas  en  ti  el  dia  que  fuiste  creado. 

14  Tú,  querubín  grande,  que  cubra,  y 
yo  te  puse :  en  el  santo  monte  de  Dios 
estuviste :  en  medio  de  piedras  de  ruego 
anduviste. 

15  Acabado  eras  en  todos  tus  caminos 
desde  el  dia  que  fuiste  creado,  hasta  que 
se  halló  maldad  en  ti. 

16  A  causa  de  la  multitud  de  tu  con- 
tratación, miste  lleno  de  iniquidad,  y  pe- 
caste; y  yo  te  eché  del  monte  de  Dios, 
y  te  echó  á  mal  de  entre  las  piedras  de 
jCuego,  él  querubín  que  cubre, 

997 


EZEQUIEL. 


17  Eiieltoeiüwtucoranouácausadete 
hermosura,  corrompiste  tu  sabiduría  á 
cansa  de  tu  resplandor:  yo  te  arrojaré 
por  tierra:  delante  de  los  reyes  te  pon- 
dré para  que  miren  en  ti. 

18  Con  la  multltu^de  tus  maldades, 
y  con  la  Iniquidad  Se  tu  contratación 
ensuciaste  tn  santuario:  yo  pues  saqué 
luego  de  en  medio  de  ti,  el  cual  te  con- 
sumió ;  y  te  puse  en  ceniza  sobre  la  tier- 
ra en  los  ojos  de  todos  los  que  te  miran. 

19  Todos  los  que  te  conocieron  en  los 
pueblos,  se  inararillarán  sobre  ti :  con- 
turbado fuiste,  y  nunca  mas  serás  para 
siempre. 

SO  i  Y  fué  palabra  de  Johora  á-mi,  di- 
ciendo: 

21  Htyo  del  hombre,  pon  tu  rostro  so- 
bre Sidon,  y  profetiza  contra  ella; 

2*  Y  dirás:  Asi  ch>  el  Señor  Jehova: 
He  aqui,  yo  contra  ti,  ó!  8ldon,  y  seré 
glorificado  en  medio  de  ti;  y  sabrán  que 
yo  $oy  Jehova,  cuando  hiciere  en  ella 
juicios,  y  me  santificare  en  ella. 

28  Y  enTiaré  en  ella  pestilencia  y  san- 
gre en  sus  plazas,  y  caerán  muertos  en 
medio  de  ella  con  espada  contra  ella  al 
derredor:  y  sabrán  que  yo  soy  Jchora. 

24  Y  nunca  mas  será  á  la  casa  de  Israel 
espino  que  le  punce,  ni  espino  que  le  dé 
dolor,  en  todos  los  al  derredores  de  los 
que  los  menosprecian;  y  sabrán  que  yo 
m>y  Jebera, 

25  1T  Asi  dtyo  el  Señor  Jehora:  Cuando 
juntaré  la  easa  de  Israel  de  los  pueblos 
entre  los  cuales  están  esparcidos,  y  en 
ellos  me  santificaré  en  los  ojos  de  las 
gentes,  habitarán  sobre  su  tierra,  la  cual 
di  á  mi  sierro  Jacob. 

96  Y  habitarán  sobre  ella  seguros;  y 
edificarán  casas,  y  plantarán  viña»,  y  ba- 
bearán confiadamente,  cuando  yo  haré 
Juicios  en  todos  los  que  los  saquean  en 
sus  al  derredores;  y  sabrán  que  yo  soy 
Jebera  su  Dios. 

CAPITULO  XXIX. 

Contra  Pharaon  rtp  de  Bafpto  y  tu  tierra,  por  haber 
•ido  oonjodoremhn  de  km  Jodio»,  m  dédotet  apoda 
contra  lo»  ChoAdeo».  11.  Con  el  despojo  de  Egipto 
ordena  Dio»  que  fea  pagado  el  ejército  de  lo»  Chat- 
deo»  por  toe  trabajo»  qm  potaron  en  el  céreo  do 
Tpro  manado»  aMdporDio*. 

EN  el  alia  décimo,  en  ti  mm  décimo, 
á  los  doce  del  mes,  fué  palabra  de 
Jehora  á  mi,  diciendo: 
2  Hijo  del  hombre,  pon  tu  rostro  con- 
tra Pharaon  rey  de  Egypto;  y  profetisa 
contra  él,  y  contra  todo  Egypto. 
8  Habla,ydi:  Así  dijo  «1  Señor  Jahora, 
726 


He  eeni»  yo  contra  ti,  Pharaon,  rey  de 
Egypto,  el  gran  dragón  que  duerme  en 
medio  de  sus  rios,  que  dijo :  Mió  es  mi 
rio,  y  yo  me  lo  hice. 

4  Yo  pues  pondré  anzuelos  en  tus  me- 
jillas, y  pegaré  los  peces  de  tus  rios  á  tus 
escamas,  y  yo  te  sacaré  de  en  medio  de 
tus  rios,  y  todos  los  peces  de  tus  rios 
saldrán  pegados  á  tus  escamas. 

5  Y  dejarte  he  en  el  desierto,  á  ti  y  á 
todos  los  peces  de  tus  rios:  sobre  la  has 
del  campo  caerás ;  no  serás  recogido,  ni 
serás  juntado :  á  las  bestias  de  la  tierra, 
y  á  las  ares  del  cielo  te  he  dado  por  eo- 


6  Y  sabrán  todos  los  moradores  do 
Egypto  que  yo  aop  Jehova:  por  cuanto 
fueron  bordón  de  cana  á  la  casa  de 
Israel. 

7  Cuando  te  tomaren  con  la  mano,  te 
quebrarás,  y  les  romperás  todo  el  hom- 
bro ;  y  cuando  se  recostaren  sobre  ti,  te 
quebrarás,  y  hacerles  has  parar  todos  los 
ríñones. 

8  Por  tanto  asi  dijo  el  Sefior  Jebera: 
He  aqui  que  yo  traigo  contra  ti  espada, 
y  talaré  de  ti  hombres,  y  bestias. 

9  Y  la  tierra  de  Egypto  será  asolada  y 
desierta;  y  sabrán  que  yo  soy  Jehora; 
porque  dijo:  Mi  rio,  y  yo  lo  hice.' 

10  Por  tanto  he  aqui  yo  contra  ti,  y  á 
tus  rios ;  y  pondré  la  tierra  de  Egypto 
en  asolamientos  de  la  soledad  del  desier- 
to :  desde  la  torre  de  Serenen,  hasta  el 
término  de  Etbiopla. 

11  No  pasará  por  ella  pié  de  hombre, 
ni  pié  de  bestia  pasará  por  ella,  ni  será 
habitada  per  cuarenta  «ños. 

12  Y  pondré  á  la  tierra  de  Egypto  en 
soledad  entre  las  tierras  asoladas,  y  sus 
ciudades  entre  las  ciudades  destruidas 
Berán  asoladas  por  cuarenta  anos;  y  es- 
parciré á  Egypto  entre  los  naciones,  y 
aventarlos  he  por  las  tierras. 

18  Porque  asi  dtyo  el  Sefior  Jehora:  Al 
fin  de  cuarenta  anos  juntaré  é  Egypto  de 
los  pueblos  entre  los  cuales  lucren  es- 
parcidos. 

14  Y  tornaré  á  traer  los  cautivos  de 
Egypto:  yo  los  tomaré  á  la  tierra  de 
Phathures,  ala  tierra  de  su  habitación; 
y  allí  serán  reino  bajo. 

15  En  comparación  de  los  otros  reinos 
será  humilde,  ni  mas  se  alzará  sobre  las 
naciones;  porque  yo  los  disminuiré  para 
que  no  se  enseñoreen  en  las  naciones. 

16  Y  no  será  mas  á  la  casa  de  Israel  por 


que  naga  aeoraer  el 


EZEQUIEL. 


mirando  «ti  pos  de  efion ;  y  stftffin  que 
yo  soy  el  Señor  Jehova. 

17  ^  Y  aconteció  en  el  año  Teiiite  y  sie- 
te, en  el  mes  primero,  al  primero  del 
mes,  qne  rae*  palabra  de  Jehova  á  mí,  di- 
ciendo: 

1S  Hfyo  del  hombre,  Nabuchodonosor, 
rey  de  Babylonia,  hizo  servir  á  su  ejérci- 
to grande  servidumbre  contra  Tyro :  to- 
da caben  se  descabelló,  y  todo  hombro 
se  peló ;  y  ni  para  él  ni  para  en  ejército 
nabo  paga  de  Tyro,  por  la  servidumbre 
qne  sirvió  contra  ella. 

19  Por  tanto  asi  dijo  el  Señor  Jehova : 
He  aqui  qne  yo  doy  á  Nabnchodonoeor, 
rey  de  Babylonia,  la  tierra  de  Egypto ;  y 
él  tomará  su  multitud,  y  despojará  sns 
despojos,  y  robará  su  presa,  y  habrá  pa- 
ga para  su  ejército. 

80  Bjt  su  trabajo  con  que  sirvió  en  ella 
yo  le  he  dado  la  tierra  de  Egypto ;  por- 
que hicieron  por  mi,  dijo  el  Señor  Je- 
hova. 

21  En  aquel  tiempo  haré  reverdecer  el 
cuerno  á  la  casa  de  Israel,  y  yo  te  daré 
abertura  de  boca  en  medio  de  ellos ;  y 
sabrán  que  yo  soy  Jehova, 

CAPITULO  XXX. 

Atm  contra   Rgypto  y  m  ray. 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  á  mí,  di- 
ciendo: 

2  Hijo  del  hombre,  profetiza,  y  di :  Asi 
dijo  el  Señor  Jehova:  Aullad,  jay  del 
dial 

8  Porque  cerca  está  el  ola,  que  cerca 
está  el  dia  del  Señor ;  día  de  nublado : 
día  de  las  gentes  será. 

4  Y  vendrá  espada  en  Egypto,  y  habrá 
miedo  en  Ethlopla,  cuando  caerán  heri- 
dos en  Egypto,  y  tomarán  su  multitud, 
y  serán  destruidos  sus  fundamentos. 

6  Ethiopia,  y  Lybia,  y  Lydia,  y  todo  el 
vulgo,  y  Chnb,  y  los  hijos  de  la  tierra  de 
la  liga  caerán  con  ellos  á  cuchillo. 

6  Asi  dijo  Jehova:  También  caerán  los 
que  sustentan  á  Egypto ;  y  la  altivez  de 
su  fortaleza  caerá:  desde  la  torre  de 
Seveneh  caerán  en  él  á  cuchillo,  dijo  el 
Señor  Jehova. 

7  T  serán  asolados  entre  las  tierras  aso- 
ladas; y  sus  ciudades  serán  entre  las 
ciudades  desiertas. 

8  Y  sabrán  que  yo  soy  Jehova,  cuando 
yo  pusiere  mego  á  Egypto,  y  fueren  que- 
brantados todos  sus  ayudadores. 

9  En  aquel  tiempo  saldrán  mensageros 
de  delante  de  mí  en  navios  á  espantar  á 
Ethlopla  la  confiada;  y  tendían  espanto 


come'  en  el  día  de  Egypto*  porque  he 
aquí  que  viene. 

10  Así  dijo  el  Señor  Jehova :  Haré  ce- 
sar la  multitud  de  Egypto  por  mano  de 
Nabuehodonosor,  rey  de  Babylonia: 

11  El,  y  su  pueblo¿con  él,  los  mas  fuer- 
tes de  las  naciones  serán  traídos  á  des- 
truir la  tierra;  y  desvainarán  sus  espadas 
sobre  Egypto ;  y  henchirán  la  tierra  de 
muertos. 

12  Y  secaré  los  rios,  y  entregaré  la  tier- 
ra en  mano  de  malos,  y  destruiré  la  tier- 
ra y  su  plentitud  por  mano  de  extrange- 
ros :  yo  Jehova  he  hablado. 

13  Así  dijo  el  Señor  Jehova :  Y  destrui- 
ré las  imágenes,  y  haré  cesar  los  ídolos 
de  Memphis,  y  no  habrá  mas  capitán  de 
la  tierra  de  Egypto,  y  pondré  temor  en 
la  tierra  de  Egypto. 

14  Y  asolaré  á  Phathnres,  y  pondré  fue- 
go á  Thaphnes,  y  haré  juicios  en  No. 

15  Y  derramaré  mi  ira  sobre  Pelusio,  la 
fuerza  de  Egypto,  y  talaré  la  multitud  de 
No. 

16  Y  pondré  fuego  á  Egypto :  Pelusio 
•tendrá  gran  dolor,  y  No  será  rota,  y 
Memphis  tendrá  continas  angustias. 

17  Los  mancebos  de  Heliopoüs  y  de 
Pubastl  caerán  á  cuchillo,  y  ellas  Irán  en 
cautividad. 

18  Y  en  Thaphnes  será  prohibido  el  día, 
quebrantando  yo  allí  las  barras  de  Egyp- 
to ;  y  allí  cesará  la  soberbia  de  su  forta- 
leza: nublado  la  cubrirá,  y  loe  morado- 
res de  sub  aldeas  irán  en  cautividad. 

19  Y  haré  juicios  en  Egypto;  y  sabrán 
que  yo  soy  Jehova. 

20  «fl  Y  aconteció  en  el  año  undécimo, 
en  el  mes  primero,  á  loe  siete  del  mes, 
que  fué  palabra  de  Jehova  á  mí,  diciendo : 

di  Hfyo  del  hombre,  yo  he  quebranta- 
do el  brazo  de  Pharaon,  rey  de  Egypto; 
y  he  aqui  que  no  ha  sido  vendado,  para 
que  se  le  pongan  medicinas,  para  que  se 
lo  ponga  venda  para  ligarle,  para  esfor- 
zarle á  que  pueda  tener  espada. 

22  Por  tanto  asi  djjo  el  Señor  Jehova: 
He  aquí  que  yo  vengo  á  Pharaon,  rey  de 
Egypto,  y  quebraré  sus  brazos  fuertes ; 
y  quebrado  es ;  y  haré  que  la  espada  se 
le  caiga  de  la  mano. 

23  Y  esparciré  entre  las  naciones  & 
Egypto,  y  aventarlos  he  por  las  tierras. 

24  Y  fortificaré  los  brazos  del  rey  de 
Babylonia,  y  daré  mt  espada  en  su  ma- 
no ;  y  quebraré  los  brazos  de  Pharaon, 
y  delante  de  él  gemirá  con  gemidos  ds 
herido  d*  muerte. 

789 


KZEQUIEL. 


25  Y  fortificaré  tas  breaos  del  rey  de 
Babylonia,  y  los  brazos  de  Pharaon  cae- 
rán ;  y  sabrán  que  yo  eoy  Jehova,  ovan- 
do yo  diere  mi  espada  en  la  mano  del 
rey  de  Babylonia,  y  él  la  extendiera  so- 
bre la  tierra  de  Egypto, 

26  T  espareiré  á  Egypto  entre  las  na- 
ciones, y  aventarlos  he  por  las  tierras ;  y 
sabrán  que  yo  soy  Jehova. 

CAPITULO  XXXL 

Contra  el  rey  de  £¡jypto,  cuya  gloría  describe  con  una 
perpetua  alegoría,  para  mayor  enoarooüniento  de 


Y  ACONTECIÓ  en  el  ano  onceno,  en 
el  me»  tercero,  al  primero  del  mes, 
que  fué  palabra  de  Jehova  A  mí,  diciendo : 

2  Htyo  del  hombread!  á  Pharaon,  rey  de 
Egypto,  y  á  su  pueblo:  ¿A  quién  te 
compareste  en  tu  grandeza? 

3  He  aquí  el  Assur,  cedro  en  el  Líbano, 
hermoso  en  ramas,  y  sombrío  con  -sus 
ramos,  y  alto  en  grandeza,  y  su  copa  fué 

.  entre  la  espesura. 

4  Las  aguas  le  hicieron  crecer,  el  abis- 
mo le  encumbró:  sus  ríos  iban  al  der- 
redor de  su  pié,  y  á  todos  los  árboles  del 
campo  enviaba  sus  corrientes. 

6  Por  tanto  se  encumbró  su  Altura  so- 
bre todos  los  árboles  del  campo,  y  sus 
ramos  se  multiplicaron,  y  sus  ramas  se 
alongaron  á  causa  de  sus  muchas  aguas 
que  enviaba. 

6  En  sus  ramas  hacían  nido  todas  las 
aves  del  cielo,  y  debajo  de  sus  ramas  pa- 
rían todas  las  bestias  del  campo,  y  á  su 
sombra  habitaban  ranchas  naciones. 

7  Hizose  hermoso  en  su  grandeza  con 
la  longura  de  sus  ramas ;  porque  su  raíz 
estaba  Junto  á  las  muchas  aguas. 

8  Los  cedros  no  lo  cubrieron  en  el 
huerto  de  Dios :  hayas  no  fueron  seme- 
jantes á  sus  ramas,  ni  castaños  fueron 
semejantes  á  sus  ramo?:  ningún  árbol 
en  el  huerto  de  Dios  £uó  semejante  á  él 
en  su  hermosura. 

9  Yo  le  hice  hermosa  con  la  multitud 
de  sus  ramas;  y  todos  los  árboles  de 
Heden,  que  estaban  en  el  huerto  de  Dios, 
tuvieron  envidia  de  éX 

10  Por  tanto  asi  dijo  el  Señor  Jehova: 
Por  cuanto  te  encumbraste  en  altura,  y 
puso  su  cumbre  entre  la  espesura,  y  su 
corazón  se  elevó  con  su  altura, 

11  Yo  le  entregué  en  mano  del  fnorte 
de  las  gentes,  él  le  tratará:  por  su  im- 
piedad le  derribó. 

12  Y  extraños  le  cortarán,  los  fuertes 
de  las  naciones,  y  dejarlo  han:  sus  ra- 


mas caerán  sobre  los  montes,  y  por  to- 
dos los  valles,  y  por  todos  los  arroyos  de 
la  tierra  serán  quebrados  sus  ramos ;  y 
iree  han  de  6U  sombra  todos  los  pueblos 
de  la  tierra,  y  dejarle  han. 

13  Sobre  su  ruina  habitarán  todas  las 
aves  del  cielo,  y  sobre  sus  ramas  estarán 
todas  las  bestias  del  campo. 

14  Porque  no  se  eleven  en  su  altura  to- 
dos los  árboles  de  las  aguas,  ni  pongan 
su  eumbre  entre  las  espesuras,  ni  en  eos 
ramas  se  paren  en  su  altura  todos  los 
que  beben  aguas;  porque  todos  serán 
entregados  á  muerte,  á  la  tierra  baja,  en 
medio  de  los  hijos  de  los  hombres,  con 
los  que  descienden  á  la  sepultura. 

15  Así  dijo  el  Señor  Jehova:  Eldiaqu* 
descendió  al  infierno,  hice  hacer  luto,  hi- 
ce cubrir  por  él  el  abismo,  y  detuve  sus 
ríos ;  y  las  muchas  aguas  fueron  deteni- 
das; y  ai  Líbano  cubrí  de  tinieblas  por 
él,  y  todos  los  árboles  del  campo  ae  des- 
mayaron. 

16  Del  estruendo  de  su  cuida  hice  tem- 
blar las  naciones,  cuando  le  hice  descen- 
der al  infierno  con  los  que  descienden  á 
la  sepultura ;  y  todos  los  árboles  de  He- 
den escogidos,  y  los  mejores  del  Líbano, 
todos  los  que  beben  aguas,  tomaron  con- 
solación en  la  tierra  baja. 

17  También  ellos  descendieron  con  él 
al  infierno  con  los  muertos  á  cuchillo, 
loe  que  fueron  su  brazo,  los  que  estuvieron 
á  su  sombra  en  medio  de  las  gentes. 

18  ¿  A  quién  pues  te  has  comparado  así 
en  gloria  y  en  grandeza  entre  los  árboles 
de  Heden?  Serás  pues  derribado  con 
los  árboles  de  Heden  en  la  tierra  baja: 
entre  los  incircuncisos  yacerás  con  los 
muertos  á  cuchillo.  Este  et  Plumón  y 
todo  su  pueblo,  dtyo  el  Señor  Jehova. 

capitulo  xxxn. 

Con  otra pardbola  semejante  día  de  haiat  14.  ende- 
cha el  profeta  la  muerte  y  sepultura  de  Pharaon  f 
de  m  pueblo  haoiend o  un  htengo  cald  lago  de  tea  rege* 
p  reino*  que  Dio*  ha  destruido  por  haberte  hecho  te- 
merosos en  el  mundo,  (ó  en  el  pueblo  de  Dio»  según 
otro»)  al  cabo  do  lea  cuales  pono  d  Pharaon  con  m 
pueblo  tfe, 

Y  ACONTECIÓ  en  el  afio  duodéci- 
mo, en  el  mea  duodécimo,  al  pri- 
mero del  mes,  que  fué  palabra  de  Jeho- 
va á  mi,  diciendo : 

2  Htyo  del  hombre,  levanta  endechas 
sobre  Pharaon,  rey  de  Egypto,  y  dile :  A 
leoncillo  de  naciones  eres  semejante,  y 
eres  como  la  ballena  en  las  mares:  que 
sacabas  tus  ríes,  y  enturbiabas  las  aguas 
con  tus  pies,  y  bollabas  sus  títomm» 


EZBQUIfiL. 


8  Asá  dijo  el  Señor  Jehova;  Rtextea- 
deré  sobre  ti  mi  red  con  congregación 
de  macho»  pueblo*,  y  hacerte  han  subir 
con  mi  red. 

4  Y  te  dejaré  en  tierra :  yo  te  echaré  so- 
bre la  haz  del  tampo,  y  haré  que  se 
asienten  sobre  ti  todas  las  aves~4el 
cielo,  y  hartaré  de  ti  las  bestias  de  toda 
la  tierra. 

5  Y  pondré  tus  carnes  sobre  los  mon- 
tes, y  henchiré  los  Talles  de  tu  altura. 

6  Y  regaré  la  tierra  donde  tu  nadas  de 
tu  sangre,  hasta  los  montes,  y  los  arroyos 
se  henchirán  de  ti 

7  Y  cuando  te  mataré  cubriré  los  cie- 
los; y  haré  entenebrecer  sus  estrellas: 
el  sol  cubriré  con  nublado,  y  la  luna  no 
hará  resplandecer  su  luz. 

8  Todas  las  lumbreras  de  luz  haré  en- 
tenebrecer en  el  cielo  por  ti,  y  pondré 
tinieblas  sobre  tn  tierra,  cujo  el  Señor 
Jehova. 

9  Y  entristeceré  el  corazón  de  muchos 
pueblos,  cuando  llevaré  en  las  naciones 
tn  quebrantamiento,  por  las  tierras  que 
no  conociste. 

10  Y  haré  atónitos,  sobre  ti  machos 
pueblos;  y  sus  reyes  sobre  ti  tendrán 
horror  grande,  cuando  haré  resplande- 
cer mi  espada  delante  de  sus  rostros,  y 
todos  se  despavorirán  en  sus  ánimos  á 
cada  momento  en  el  dia  de  tu  calda. 

11  Porque  asi  cujo  el  Señor  Jehova:  La 
espada  del  rey  de  Babylonia  te  vendrá. 

12  A  espadas  de  fuertes  haré  caer  tn 
pueblo,  todos  ellos  darán  los  fuertes  de 
las  naciones ;  y  destruirán  la  soberbia  de 
Egypto,  y  toda  su  multitudserá  deshecha. 

13  Todas  sus  bestias  destruiré  de  sobre 
las  muchas  aguas;  ni  mas  las  enturbiará 
pié  de  hombre,  ni^inaa  de  bestias  las  en- 
turbiarán. 

14  Entonces  haré  hundir  sus  aguas,  y 
haré  ir  sus  ríos  como  aceite,  dijo  el  Se- 
ñor Jehova. 

15  Cuando  asolaré  la  tierra  de  Egypto, 
y  la  tierra  fuero  asolada  de  su  plenitud, 
cuando  heriré  á  todos  los  que  en  ella 
moran,  sabrán  que  yo  soy  Jehova. 

16  Esta  es  la  endecha,  y  cantarla  ham : 
las  hyas  de  las  naciones  la  cantarán :  en- 
decharán sobre  Egypto,  y  sobre  toda  su 
multitud,  cujo  el  Señor  Jehova. 

17  ^  Y  aconteció  en  el  ano  duodécimo, 
á  los  quince  del  mes,  que  fué  palabra  de 
Jehova  á  mí,  diciendo  ¡ 

18  Htyo  del  hombre,  endecha  sobra  la 
multitud  de  Egypto»^  despénale  A  éVy 


¿las  vüfea  de  las  nadóse*  fuertes,  en  la 
tierra  de  los  profundos,  con  los  que  des- 
cienden á  la  sepultura. 

19  Porque  eres  tan  hermoso,  desciende, 
y  yaeeoon  los  incircuncisos. 

20  Entre  los  muertos  á  espada  caerán: 
ala  espada  es  entregado:  traédleáél,y 
á  todos  sus  pueblos. 

21  Hablarán  á  él  tos  fuertes  de  los  fuer- 
tes de  en  medio  del  infierno,  con  los  que 
le  ayudaron,  que  descendieron,  y  yacie- 
ron con  los  incircuncisos  muertos  á  cu- 
chillo. 

22  Allí  el  Assur  con  toda  su  multitud : 
sus  sepulcros  estarán  en  sus  al  donado- 
res, todos  ellos  muertos  á  cuchillo. 

28  Sus  sepulcros  fueron  puestos  á  los 
lados  del  sepulcro,  y  su  multitud  está 
por  los  al  derreáores  de  su  sepulcro: 
todos  ellos  cayeron  muertos  á  cuchillo, 
los  cuales  pusieron  miedo  en  la  tierra 
de  los  vivientes. 

24  Allí  Elara  y  toda  su  multitud  por 
los  al  derredores  de  su  sepulcro :  todos 
ellos  cayeron  muertos  á  cuchillo,  los 
cuales  descendieron  incircuncisos  á  la 
tierra  de  los  profundos,  que  pusieron:  su 
temor  en  la  tierra  de  los  vivientes,  y  lle- 
varon su  vergüenza  con  los  que  descien- 
den al  sepulcro. 

25  En  medio  de  los  muertos  le  pusie- 
ron cama  con  toda  su  multitud,  por  sus 
al  derredores  sus  sepulcros:  todos  ellos 
incircuncisos  muertos  á  cuchillo,  por- 
que fué  puesto  su  espanto  en  la  tierra 
de  los  vivientes,  y  llevaron  su  vergüen- 
za con  los  que  descienden  al  sepulcro: 
en  medio  de  los  muertos  fué  puesto. 

26  Allí  Mesech  y  Tubal,  y  toda  su  mul- 
titud, sus  sepulcros  en  sus  al  derredo- 
res: todos  ellos  incircuncisos  muertos  4 
cuchillo,  porque  dieron  su  temor  en  la 
tierra  de  los  vivientes. 

27  Y  no  yacerán  con  los  fuertes  que 
cayeron  de  los  IncircuMuaos,  los  cuales 
descendieron  al  infierno  con  sus  armas 
de  guerra,  y  pusieron  sus  espadas  debajo 
de  sus  cabezas;  mas  sus  pecados  estarán 
sobre  sus  huesos;  porque  fueren  terror 
de  fuertes  en  la  tierra  de  los  videntes. 

28  lias  tú  entre  los  incircuncisos  serás 
quebrantado,  y  yacerás  con  los  muertos^ 
á  cuchillo. 

20  Alli  Idumea,  sus  reyes,  y  todos  sus 
principes,  los  cuales  con  su  fortaleza 
fueron  puestos  con  los  muertos  á  cuchi- 
llo ;  ellos  yacerán  con  los  incircuncisos, 
j  non,  los  un*  descienden  *¿  «cranJiro. 
791 


ÉZEQUIEL. 


.  80  Allí  loe  principes  del  aquilón,  todos 
ellos,  7  todos  loe  de  Sldon,  que  con  su 
terror  descendieron  con  los  muertos, 
avergonzados,  de  sn  fortaleza,  también 
yacieron  incircuncisos  con  los  muertos 
á  cuchillo ;  y  llevaron  su  vergüenza  con 
los  que  descienden  al  sepulcro. 

81  A  estos  verá  Pharaon,  y  consolarse 
ha  sobre  toda  su  multitud:  muerto  á 
onchiUo  Pharaon,  y  todo  su  ejército,  di- 
jo el  Señor  Jehova. 

82  Porque  yo  puse  mi  terror  en  la  tier- 
ra de  los  vivientes,  también  yacerá  entre 
los  incircuncisos  con  los  muertos  á  cu- 
chillo, Pharaon  y  toda  sn  multitud,  dijo 
el  Señor  Jehova. 

capitulo  xxxm. 

El  ministerio  del  verdadero  profeta,  por  la  semejanza 
del  atalaya,  demandar  al  pueblo  tm  pecado»  y  el 
otuÉÍQ9  de  ellos;  y  el  del  piadoso  pueblo,  ereorU  y 
guardarte,  II.  Cada  uno  viviré  por  su  presente 
Justicia,  ó  morirá  por  su  presente  iniquidad.  III. 
Vténenle  al  profeta  las  nuevas  de  la  toma  de  Jeru- 
ealenuy  Dios  le  da  ánimo  para  predicar  con  mas 
libertad  con  el  cumplimiento  de  su  profecía.  IV. 
Contra  lo»  que  no  creían  d  las  denunciaciones  de  la 
cautividad,  y  se  burlaban  de  lo»  profetas. 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  á  mf,  di- 
ciendo: 

8  HQo  del  hombre,  habla  á  los  lujos  de 
tu  pueblo,  y  diles:  Cuando  yo  trajere 
espada  sobre  la  tierra,  y  el  pueblo  de  la 
tierra  tomaré,  un  hombre  de  sus  térmi- 
nos, y  se  le  pusiere  por  atalaya; 

8  Y  él  viere  venir  la  espada  sobre  la 
tierra,  y  tocare  corneta,  y  avisare  al  pue- 
blo: 

4  Cualquiera  que  oyere  el  son  de  la 
corneta,  y  no  se  apercibiere,  y  viniere 
la  espada,  y  le  tomare,  su  sangre  será 
sobre  su  cabeza. 

5  ¿El  son  de  la  corneta  oyó,  y  no  se 
apercibió  ?  su  sangre  será  sobre  él :  mas 
el  que  se  apercibiere,  su  vida  escapó, 

0  Mas  si  el  atalaya  viere  venir  la  espada, 
y  no  tocare  la  corneta,  y  d  pueblo  no  se 
apercibiere,  y  viniere  la  espada,  y  tomare 
de  él  alguno,  él  por  causa  de  su  pecado 
fué  tomado:  mas  su  sangre  yo  la  deman- 
daré de  la  mano  del  atalaya. 

7  Tú  pues,  hty©  del  hombre,  yo  te  he 
puesto  por  atalaya  á  la  casa  de  Israel,  y 
oirás  la  palabra  de  mi  boca,  y  apercebir- 

'#Ios  has  de  mi  parte. 

8  Diciendo  yo  al  impío :  Impio,  muer- 
te morirás ;  y  tú  no  hablares  para  que 
se  guardé  el  -impio  de  su  camino,  el  im- 
pio morirá  por  su  pecado,  mas  su  sangre 
yo  la  demandaré  de  tu  mano, 

9  T  «1*4  avisares  al  impio  deeucanri- 

782 


no,  para  que  se  aparte  do  él,  y  él  no  se 
apartare  de  su  camino,  él  morirá  por  su 
pecado,  y  tú  escapaste  tu  alma. 

10  Tú  pues,  hijo  del  hombre,  di  á  la 
casa  de  Israel :  Vómitos  habéis  hablado 
asi,  diciendo:  Nuestras  rebeliones  y 
nuestros  pecados  están  sobre  nosotros, 
y  á  causa  de  ellos  somos  consumidos ; 
¿  Cómo  pues  viviremos  ? 

11  Diles :  Vivo  yo,  dtfo  el  Señor  Jeho- 
va, que  no  quiero  la  muerte  del  implo, 
si  no  que  se  torne  el  impio  de  su  camino, 
y  que  viva.  Volveos,  volveos  de-  vues- 
tros malos  caminos:  ¿y  por  qué  mori- 
réis, ó!  casa  de  Israel? 

12  t  T  tú,  ó!  hijo  del  hombre,  di  á  los 
lujos  de  tu  pueblo :  La  justicia  del  justo 
no  le  escapará  el  dia  que  se  rebelare ;  y 
la  impiedad  del  impío  no  le  será  estorbo 
el  día  que  se  volviere  de  su  Impiedad ; 
y  el  justo  no  podrá  vivir  por  su  justicia 
el  dia  que  pecare. 

18  Diciendo  yo  al  justo :  Viviendo  vi- 
virá; y  él,  confiado  en  su  justicia,  hi- 
ciere iniquidad,  todas  sus  justicias  no 
vendrán  en  memoria:  mas  por  su  ini- 
quidad que  hizo,  morirá. 

14  Y  diciendo  yo  al  impio :  Muriendo 
morirás ;  y  él  se  volviere  de  su  pecado, 
y  hiciere  juicio  y  justicia ; 

16  Si  el  impio  restituyere  la  prenda, 
volviere  lo  que  hubiere  robado,  en  las 
ordenanzas  de  vida  caminare,  no  hacien- 
do iniquidad :  viviendo  vivirá,  y  no  mo- 
rirá. 

10  Todos  sus  pecados  que  pecó  no  lo 
vendrán  en  memoria:  ¿hizo  Juicio  y 
justicia  f  viviendo  vivirá. 

17  T  dirán  los  hijos  de  tu  pueblo :  No 
es  recta  la  via  del  Señor:  la  via  de  ellos 
es  la  que  no  es  recta* 

18  Cuando  el  justo  se  apartare  de  sn 
justicia  y  hiciere  iniquidad,  morirá  por 
ello. 

lfr  Y  cuando  el  impio  se  apartare  de  su 
impiedad  y  hiciere  juicio  y  justicia,  vivi- 
rá por  ello. 

20  Y  dijisteis :  No  es  recta  la  via  del 
Señor.  Yo  os  juzgaré,  ó !  casa  de  Israel, 
á  cada  uno  conforme  a  sus  caminos, 

21  T  Y  aconteció  en  el  año  duodécimo 
de  nuestro  cautiverio,  en  el  mes  décimo, 
á  los  cinco  del  raes,  que  vino  á  mi  un 
escapado  de  Jerusalem,  diciendo :  la  du- 
dad ha  sido  herida. 

22  Y  la  mano  de  Jehova  habla  sido  so- 
bre mi  la  tarde  antes  que  el  escapado 
viniese,  y  habla  abierto  mi  boca,  hasta 


E2BQUIBL. 


que  vino  A  mí  por  1*  maltona;  y  abrió 
mi  boca,  7  nunca  mas  calló. 

23  T  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  mí,  di- 
ciendo: 

24  Htfo  del  hombre»  los  qne  habitan 
estos  desiertos  en  la  tierra  de  Israel,  ha- 
blando dicen:  Abraham  era  uno,  7  po- 
sejó  la  tierra;  pues  nosotros  muchos,  á 
nosotros  es  dada  la  tierra  en  posesión. 

95  Por  tanto  diles :  Así  dijo  el  Señor 
Jehova:  Con  sangre  comeréis,  7  á  vues- 
tros ídolos  alzaréis  vuestros  ojos,  7  san- 
gre derramaréis :  ¿  7  poseeréis  esta  tierra  ? 

25  Estuvisteis  sobre  vuestras  espadas, 
hicisteis  abominación,  7  cada  uno  con- 
taminasteis la  muger  de  su  prójimo :  ¿7 
poseeréis  esta  tierra? 

27  Les  dirás  asi:  Así  dijo  el  Señor  Jo- 
bo va:  Vivo  70  que  los  que  estén  en  los 
desiertos,  caerán  á  cuchillo ;  7  al  que  es- 
tuviere sobra  la  has  del  campo  entregaré 
á  las  bestias,  que  lo  traguen ;  7  los  que 
estuvieren  en  las  fortalesas  7  en  las  cue- 
vas, de  pestilencia  morirán. 

28  Y  pondré  la  tierra  en  desierto  7  en 
soledad,  7  cesará  la  soberbia  de  su  forta- 
leca;  7  los  montes  de  Israel  serán  asola- 
dos, que  no  haya  quien  pase. 

29  Y  sabrán  que  70  toy  Jehova,  cuando 
pusiere  la  tierra  en  soledad  7  desierto, 
por  todas  sus  abominaciones  que  han 
hecho. 

80  Y  tu,  ó!  hijo  del  hombre,  los  hijo* 
de  tu  pueblo  se  mona  de  tí  junto  á  las 
paredes,  7  á  las  puertas  de  las  casas,  7 
habla  el  ano  con  el  otro,  cada  uno  con 
su  hermano,  diciendo :  Venid  ahora,  7 
oíd  qué  palabra  que  sale  de  Jehova. 

31  Y  vendrán  á  ti  como  venida  de  pue- 
blo, 7  asentarse  han  delante  de  tí  mi  pue- 
blo, 7  oirán  tus  palabras,  7  no  las  harán : 
antes  hacen  escarnios  con  sus  bocas,  7  el 
corasen  de  ellos  anda  en  pos  de  su  ava- 
ricia. 

32  Y  he  aquí  que  tú  ere»  á  ellos  como 
canción  de  amores,  gracioso  de  voz  7 
que  canta  bien:  7  oirán  tus  palabras, 
mas  no  las  harán. 

83  Mas  cuando  ello  viniere,  he  aquí  que 
viene,sabrán  que  hubo  profetaentreellos. 

CAPITULO  XXXIV. 


delpmUo  de  Dio»  por  pmrdbota  del  paetor  y  de  la» 
oveja»,  por  cuita  avaricia  y  mala  doctrina  el  pueblo 
te  derramó  d  mu  idolatría»,  y  de  attl  en  su  cautive- 
rio :  por  remedio  de  lo  cual  promete  la  vemtdm  del 
Jtuéwty  el  weewo  oeneiertOr 

Y  FUÉ  palabra  do  Jehova  á  mi,  di- 
ciendp: 


2  Hijo  del  nombra,  pmfrtisa  contra  los 
pastores  de  Israel :  profetisa,  7  dües  á 
los  pastores:  Asi  dtfo  el  Señor  Jehova: 
¡  Ay  de  loe  pastores  de  Israel,  que  apa- 
cientan á  sí  mismos!  Los  pastores  no 
apacientan  las  ovejas. 

8  Coméis  la  leche,  7  os  vestis  de  la  la- 
na, la  gruesa  degolláis,  no  apacentáis  las 
ovejas, 

4  No  esforzasteis  las  flacas,  ni  curasteis 
la  enferma:  no  ligasteis  la  perniquebra- 
da, no  tornasteis  la  amontada,  ni  bus- 
casteis la  perdida :  mas  os  enseñoreasteis 
de  ellas  con  dureza,  7  con  violencia. 

5  Y  están  derramadas  por  frita  de  pas- 
tor; 7  fueron  para  ser  comidas  do  toda 
bestia  del  campo,  7  fueron  esparci- 
das. 

6  Y  anduvieron  perdidas  mis  ovejas 
por  todos  los  montes,  7  en  todo  coHado 
alto ;  7  en  toda  la  haz  de  la  tierra  fueron 
derramadas  mis  ovejas,  7  no  hubo  quien 
buscase,  ni  quien  requiriese. 

7  Por  tanto,  pastores,  oid  palabra  de 
Jehova : 

8  Vivo  70,  dijo  el  Señor  Jehova,  si  no 
por  cuanto  mi  rebaño  fué  para  ser  roba- 
do, 7  mis  ovejas  fueron  para  ser  comidas 
de  toda  bestia  del  campo,  sin  pastor ;  ni 
mis  pastores  buscaron  mis  ovejas,  mas 
los  pastores  se  apacentaron  á  sí  mismos, 
7  no  apacentaron  mis  ovejas : 

0  Por  tanto,  6!  pastores,  oid  palabra 
de  Jehova: 

10  Así  dijo  el  Señor  Jehova:  He  aqui 
que  70  á  los  pastores;  7  requiriré  mis 
ovejas  de  su  mano,  7  yo  los  haré  dejar  de 
apacentar  las  ovejos,  ni  mas  los  pastores 
se  apacentarán  á  sí  mismos ;  7  yo  esca- 
paré mis  ovejss  de  sus  bocas,  ni  mas  les 
serán  por  comida. 

11  Porque  así  dijo  el  Señor  Jehova: 
He  aquí  que  70,  70,  requiriré  mis  ovejas, 
7  las  reconoceré. 

12  Como  reconoce  su  rebaño  el  pastor 
el  dia  que  está  en  medio  de  sus  ovejas 
esparcidas ;  así  reconoceré  mis  ovejas,  7 
las  escaparé  de  todos  los  lugares  en  que 
fueron  esparcidas  el  dia  del  nublado  7 
de  la  oscuridad. 

13  Y  yo  las  sacaré  de  los  pueblos,  7 
las  juntaré  de  las  tierras ;  7  las  meteré 
en  su  tierra,  7  las  apacentaré  en  los  mon- 
tes da  Israel,  por  las  riberas,  7  en  todas 
las  habitaciones  de  la  tierra. 

14  £n  buenos  pastos  las  apacentaré,  7 
en  los  altos  montes  de  Israel  será  su  ma- 
jada: allí  dormirán  en  buena  majada,  7 

788 


EZEQUIEL, 


€ii  pistos  graeseft  serán  apacentadas '  en 
lee  montes  de  Israel. 

15  To  apacentaré  mis  orejas,  y  yo  lee 
haré  tener  majada,  dijo  el  Señor  Jehova. 

W  Yo  buscaré  la  perdida,  y  tornaré  la 
amontada,  y  ligaré  la  perniquebrada,  y 
esforzaré  la  enferma :  mas  á  la  gruesa,  y 
á  la  inerte  destruiré :  yo  las  apacentaré 
en  juicio. 

17  Mas  vosotras  ovejas  mías,  asi  dfyo  el 
Señor  Jehova:  He  aqui  que  yo  juago 
entre  oveja  y  oveja,  los  carneros  y  los 
machos  de  cabrio. 

18  ¿Poco  os  es  que  comáis  los  bue- 
nos pastos,  sino  que  también  holléis  con 
vuestros  pies  lo  que  queda  de  vuestros 
pastos,  y  que  bebáis  las  profundas  aguas, 
sino  que  también  las  que  quedan  holléis 
con  vuestros  pies  f 

19  T  mis  ovejas  coman  la  rcholladnra 
de  vuestros  pies,  y  la  reholladura  de 
vuestros  pies  beban. 

80  Por  tonto  el  Señor  Jehova  dijo  asi  é 
ellos :  He  aquí  que  yo,  yo,  juzgaré  entre 
la  oveja  gruesa  y  la  oveja  flaca : 

31  Por  cuanto  rempujasteis  con  el  lado 
y  con  el  hombro,  y  acorneasteis  con 
vuestros  cuernos  á  todas  las  flacas,  hasta 
que  las  esparcisteis  fuera. 

88  To  salvaré  á  mis  ovejas,  y  nunca 
mas  serán  en  rapiña;  y  juzgaré  entre 
oveja  y  oveja. 

88  Y  despertaré  sobre  ellas  un  pastor, 
y  él  lss  apacentará,  á  mi  siervo  David : 
él  las  apacentará,  y  él  les  será  por  pas- 
tor. 

94  Y  yo  Jehova  les  seré  por  Dios,  y  mi 
siervo  David  príncipe  en  medio  de  ellos. 
Yo  Jehova  he  hablado. 

85  Y  concertaré  con  ellos  concierto  de 
paz;  y  haré  cesar  de  la  tierra  las  malas 
bestias ;  y  habitarán  en  el  desierto  segu- 
ramente, y  dormirán  en  los  bosques. 

86  Y  daré  á  ellas,  y  á  los  al  derredores 
de  mi  collado  bendición;  y  haré  des- 
cender la  lluvia  en  su  tiempo :  lluvias  de 
bendición  serán. 

87  Y  el  árbol  del  campo  dará  su  fruto, 
y  la  tierra  dará  su  fruto,  y  estarán  sobre 
su  tierra  seguramente;  y  sabrán  que  yo 
muy  Jehova,  cuando  yo  quebraré  las  coyun- 
das de  su  yugo,  y  los  libraré  de  mano  de 
los  qhe  se  sirven  de  ellos. 

88  Y  no  serán  mas  presa  de  las  gentes, 
y  las  bestias  de  la  tierra  nunca  mas  las 
comerán;  y  habitarán  seguramente,  y 
no  habrá  quien  espante. 

89  Y  despertarles  he  ww  Planta  por 

1*4 


nombre,  ni  usas  serán  cous unidos  do 
hambre  en  la  tierra,  y  no  serán  mas  aver- 
gonzados de  las  gentes. 

80  Y  sabrán  que  yo  su  Dios  Jehova  woy 
con  ellos,  y  ellos  mm  mi  pueblo,  la  casa 
de  Israel,  dijo  el  Señor  Jehova. 

81  Y  vosotras  ovejas  mias,  ovejas  de 
mi  pasto,  vosotros  mto  hombres:  yo 
vuestro  Dios,  dtyo  el  Señor  Jehova. 

CAPITULO  XXXV. 

Contra  Idumea  por  haber*  hallado  con  lo»  Chaldeom 
contra  Jerutalem,  y  haber  pretendido  poseer  m 
tierra. 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  á  mi,  di- 
ciendo : 
8  Hfyo  del  hombre,  pon  tu  rostro  hada 
el  monte  de  Seir;  y  profetiza  contra  él, 

8  Y  dile :  Asi  dtyo  el  Señor  Jehova :  He 
aqui  que  yo  contra  ti,  6 !  monte  de  Selr; 
y  extenderé  mi  mano  contra  ti,  y  te  pon- 
dré en  asolamiento,  y  en  soledad. 

4  A  tus  ciudades  asolaré,  y  tú  serás  aso» 
lado;  y  sabrás  que  yo  eoy  Jehova. 

5  Por  cuanto  tuviste  enemistades  per- 
petuas, y  esparciste  los  hijos  de  Israel  á 
poder  de  espada  en  el  tiempo  de  su 
aflicción,  en  el  tiempo  extremamente 
malo: 

0  Por  tanto  vivo  yo,  djjo  el  Sello?  Jeho- 
va, que  para  sangre  te  disputaré,  y  san- 
gre te  perseguirá;  y  si  no  aborrecieres 
la  sangre,  sangre  te  perseguirá. 

7  Y  pondré  al  monte  de  Seir  en  asola- 
miento, y  en  soledad,  y  cortaré  de  él  pa- 
sante y  voivlente. 

S  Y  henchiré  sus  montes  de  sus  muer- 
tos en  tus  collados,  y  en  tus  valles,  y  en 
todos  tus  arroyos:  muertos  á  cuchillo 
caerán  en  ellos. 

9  To  te  pondré  en  asolamientos  perpe- 
tuos, y  tus  ciudades  nunca  mas  se  restau- 
rarán ;  y  sabréis  que  yo  muy  Jehova. 

10  Por  cnanto  dijiste:  Las  dos  naciones, 
y  las  dos  tierras  serán  mías,  y  poseerlas 
hemos,  estando  alK  Jehova : 

11  Por  tanto  vivo  yo,  dflo  el  Sefior  Je- 
hova: Yo  haré  conforme  á  tn  ira,  y  con- 
forme á  tu  zelo  con  que  tú  hiciste,  á  causa 
de  tus  enemistades  con  ellos :  y  seré  co- 
nocido en  ellos  cuando  te  juagaré. 

18  Y  sabrás  que  yo  Jehova  he  oido  to- 
das tus  injurias  que  dtylste  contra  loa 
montes  de  Israel,  diciendo :  Destruidos 
son;  á  nosotros  son  entregados  para 
comer. 

18  Y  os  engrandecisteis  contra  mi  con 
vuestra  boca,  y  multiplicasteis  sobre  mi 
vuestras  palabras:  Yolooi  • 


&KBQUUHL 


14  Así  d|o  el  Señor  ¿«aova:  Asi  te 
alegrará  toda  la  tierra,  cuando  yo  te  haré 
soledad. 

16  Como  te  alegraste  tú  sobre  la  heredad 
de  la  caaa.de  Israel,  porque  roe  asolada; 
así  te  haré  á  ti :  asolado  será  el  monte 
de  Selr,  y  teda  Idumea,  toda  ella;  y  sa- 
brán que  yo  wy  Jehova. 

CAPITULO  XXXVI. 

Prometo  la  remtitmkm  del  pmmbtoJmddieo  en  m  tiara, 
la  eenida  del  Muios*  la  «zAOfeto»  del  JTmvo  Tes- 
tamento, cuyo*  e/ectat  terdn  verdadero  arrepenti- 
miento, regeneración^  perpetua  obediencia  de  la  ley 
de  Dio*,pax,  eternidad  en  el  reino, 

Y  TÚ,  6!  hijo  del  hombre,  profetisa 
sobre  los  montes  de  Israel,  y  di : 
Montes  de  Israel,  oid  palabra  de  Jehova. 

2  Así  dijo  el  Sefior  Jehova :  Por  cnanto 
el  enemigo  dijo  sobre  vosotros:  Hala; 
también  las  altaras  perpetuas  nos  han 
sido  por  heredad : 

8  Por  tanto  profetiza*  y  di :  Asi  dijo  el 
Señor  Jehova:  Por  cuanto,  por  cuanto 
asolándoos  y  tragándoos  de  todas  partes, 
para  que  fueseis  heredad  á  las  otras  gen- 
tos,  habéis  6ubldo  en  bocas  de  lenguas,  y 
infamia  del  pueblo : 

4  Por  tanto,  montes  de  Israel,  oid  pala- 
bra del  Sefior  Jehova:  Así  dijo  el  Señor 
Jehova  á  los  montes,  y  á  los  collados,  á 
los  arroyos,  y  á  los  valles,  á  las  ruinas  y 
asolamientos,  y  á  las  ciudades  desampa- 
radas que  fueron  puestas  á  saco,  y  en  es- 
carnio á  las  otras  gentes  al  derredor : 

5  Por  tanto  asi  dflo  el  Señor  Jehova: 
Si  no  he  hablado  en  el  fuego  de  mi  zelo 
Contra  las  demás  gentes,  y  contra  toda 
Idumea,  que  se  pusieron  mi  tierra  por 
heredad  con  alegría  de  todo  corazón, 
con  menosprecio  de  ánimo  echándola  á 


6  Por  tanto  profetiza  sobre  la  tierra 
de  Israel,  y  di  á  los  montes  y  á  los  colla- 
dos, á  los  arroyos  y  á  los  valles:  Aeí  dijo 
el  Sefior  Jehova:  He aqui  que  en  mi  zelo, 
y  en  mi  furor  he  hablado,  por  cnanto  ha* 
beis  llevado  la  injuria  de  las  gentes : 

7  Por  tanto  asi  dijo  el  Sefior  Jehova: 
Yo  he  alzado  mi  mano,  que  las  gentes 
que  os  están  al  derredor  llevarán  su  ver- 
güenza. 

8  Y  vosotros,  6 !  montes  de  Israel,  da- 
réis vuestros  ramos,  y  llevaréis  vuestro 
fruto  á  mi  pueblo  Israel ;  porque  cerca 
están  para  venir. 

fe  Porque  he  aquí  que*  yo  á  vosotros ;  y 
me  volveré  á  vosotros,  y  seréis  labrados 
y  sembrados. 

10  Y  haré  multiplicar  sobre  vosotros 


hombrea  4  toda  la  eaaa  de  Israel,  toda^ 
y  habitarse  han  las  ciudades,  y  las  ruinas 
serán  edificadas. 

11  Y  multiplicaré  sobre  vosotros  hom- 
brea y  bestias,  y  serán  multiplicados,  y 
crecerán;  y  haceros  he  que  moréis  como 
solíais  antiguamente,  y  haceros  he  mas 
bien  que  en  vuestros  principios;  y  sa- 
bréis que  yo  $oy  Jehova. 

12  Y  haré  andar  hombres  sobre  voso- 
tros, á  mi  pueblo  Israel,  y  poseerte  han* 
y  serles  has  por  heredad;  y  nunca  mas 
les  matarás  los  hijos. 

13  A6i  dijo  el  Sefior  Jehova :  Por  cuan- 
to dicen  de  vosotros :  Comedora  de  hom- 
bres, y  matadora  de  los  hijos  de  tus  gen- 
tes has  sido : 

14  Por  tanto  no  comerás  mas  hombree* 
y  nunca  mas  matarás  los  hijos  á  tus  gen- 
tes, dfyo  el  Sefior  Jehova. 

15  Y  nunca  mas  te  haré  oir  injuria  de 
las  gentes,  ni  mas  llevarás  denuestos  de 
pueblos,  ni  mas  matarás  los  hijos  á  tus 
gentes,  dijo  el  Sefior  Jehova. 

16  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  mí,  di- 
ciendo : 

17  Hijo  del  hombre,  la  casa  de  Israel 
qne  moran  en  su  tierra,  la  han  contami- 
nado con  sus  caminos  y  con  sus  obras : 
como  inmundicia  de  monstruosa  fué  su 
camino  delante  de  mi. 

18»  Y  derramé  mi  ira  spbre  ellos  por  las 
sangres  que  ellos  derramaron  sobre  la 
tierra;  y  con  sus  ídolos  la  contaminaron* 

19  Y  yo  los  esparcí  por  las  gentes,  y 
fueron  aventados  por  las  tierras:  coa- 
forme  á  sus  caminos,  y  conforme  á  sus 
obras  los  juzgué. 

20  Y  entrados  á  las  gentes  donde  vinie- 
ron, contaminaron  mi  santo  nombre,  di- 
ciéndose de  ellos :  Pueblo  de  Jehova  son. 
estos;  y  de  su  tierra:  De  él  salieron. 

21  Y  tuve  mancilla  de  mi  santo  nombre, 
al  cual  contaminaron  la  casa  de  Israel  en 
las  gentes  adonde  vinieron. 

22  Por  tanto  di  á  la  casa  de  Israel :  Así 
dijo  el  Sefior  Jehova:  No  lo  hago  por 
vosotros,  ó !  casa  de  Israel,  mas  por  cau- 
sa do  mi  santo  nombre,  el  cual  vosotros 
contaminasteis  en  las  gentes  adonde  ve- 
nistels.  . 

23  Y  santificaré  mi  grande  nombre  con- 
taminado en  las  gentes,  el  cual  vosotroa 
contaminasteis  entre  ellas ;  y  sabrán  las 
gentes  que  yo  soy  Jehova,  dQo  el  Sefior 
Jehova,  cuando  fuere  santificado  en  vo* 
sotros  delante  de  vuestros  ojos. 

24  Y  yo  os  tomaré  de  las  gentes,  y  os 

79Bt 


EZEQUIEL. 


Juntaré  de  todas  las  tierra*,  y  os  traeré  á 
vuestra  tierra. 

25  Y  esparciré  sobre  vosotros  agua  lim- 
pia, y  seréis  limpiados  de  todas  vuestras 
inmundicias,  7  de  todos  vuestros  ídolos 
os  limpiaré. 

26  T  os  daré  corazón  nuevo,  y  pondré 
espíritu  nuevo  dentro  de  vosotros;  y 
quitaré  de  vuestra  carne  el  corazón  de 
piedra,  y  daros  he  corazón  de  carne/ 

27  T  pondré  dentro  de  vosotros  mi  Es- 
píritu, y  haré  que  andéis  en  mis  manda- 
mientos, y  guardéis  mis  derechos,  y  los 
hagáis. 

28  Y  habitaréis  en  la  tierra  que  di  á 
vuestros  padres;  y  vosotros  me  seréis 
por  pueblo,  y  yo  seré  á  vosotros  por 
Dios. 

29  Y  os  guardaré  de  todas  vuestras  in- 
mundicias ;  y  llamaré  al  trigo,  y  lo  mul- 
tiplicaré, y  no  os  daré  hambre. 

80  Y  multiplicaré  el  fruto  de  los  árbo- 
les, y  el  fruto  de  los  campos,  porque 
nunca  mas  recibáis  oprobrio  de  hambre 
en  las  gentes. 

31  Y  acordaros  hcis  de  vuestros  malos 
caminos,  y  de  vuestras  obras  que  no  fue- 
ron buenas,  y  seréis  confusos  en  vuestra 
misma  presencia  por  vuestras  iniquida- 
des, y  por  vuestras  abominaciones. 

82  No  lo  hago  yo  por  vosotros,  dijo  el 
Señor  Jehova,  séaos  notorio:  avergon- 
zaos, y  confundios  de  vuestras  Iniquida- 
des, casa  de  Israel. 

83  Asi  dijo  el  Señor  Jehova :  El  dia  que 
os  limpiaré  de  todas  vuestras  iniquida- 
des, haré  también  habitar  las  ciudades,  y 
las  asoladas  serán  edificadas. 

84  Y  la  tierra  asolada  será  labrada  en 
lugar  de  haber  sido  asolada  en  ojos  de 
todos  los  que  pasaron : 

85  Los  cuales  dfyeron :  Esta  tierra  aso- 
lada, fué  como  huerto  de  Edén ;  y  estas 
ciudades  desiertas,  y  asoladas,  y  arruina- 
das, fortalecidas  estuvieron. 

36  Y  las  gentes  que  fueron  dejadas  en 
vuestros  al  derredores  sabrán  que  yo  Je- 
hova edifiqué  las  derribadas,  y  planté  las 
asoladas :  yo  Jehova  hablé,  y  hice. 

87  Así  dijo  el  Señor  Jehova:  Aun  en 
esto  seré  requerido  de  la  casa  de  Israel 
para  hacer  á  ellos:  yo  los  multiplicaré 
de  hombres  como  de  ovejas. 

88  Como  las  ovejas  santas,  como  las 
ovejas  de  Jerusalem  en  sus  solemnida- 
des, así  las  ciudades  desiertas  serán  lle- 
nas de  rebaños  de  hombres;  y  sabrán 
que  yo  soy  Jehova. 

78$ 


CAPITULO  XXXVIL 

Baelwtbmo  argumento  del  capitulo  prteudtmte. 

Y  LA  mano  de  Jehova  fué  sobre  mí, 
y  sacóme  en  Espíritu  de  Jehova, 
y  púsome  en  medio  de  un  campo,  que 
estaba  lleno  de  huesos. 

2  Y  hízome  pasar  cerca  de  ellos  al  der- 
redor al  derredor;  y  he  aquí  que  eran 
muy  muchos  sobre  la  haz  del  campo,  y 
cierto  secos  en  gran  manera. 

3  Y  dijome:  Hijo  del  hombre,  ¿vivirán 
estos  huesos?  y  d$Jc:  Señor  Jehova  tú 
lo  sabes. 

4  Y  dijome :  Profetiza  sobre  estos  hue- 
sos, y  díles :  Huesos  secos,  oid  palabra 
de  Jehova. 

5  Así  djjo  el  Señor  Jehova  á  estos  hue- 
sos: He  aquí  que  yo  hago  entrar  espíritu 
en  vosotros,  y  viviréis. 

6  Y  pondré  nervios  sobre  vosotros,  y 
haré  subir  sobre  vosotros  carne,  y  haré 
encorar  sobre  vosotros  cuero,  y  pondré 
espíritu  en  vosotros,  y  viviréis ;  y  sabréis 
que  yo  soy  Jehova. 

7  Y  profeticé  como  me  fué  mandado ; 
y  hubo  un  estruendo  en  profetizando  yo ; 
y  he  aquí  un.  temblor,  y  los  huesos  se 
llegaron  cada  hueso  á  su  hueso. 

8  Y  miré,  y  he  aquí  nervios  sobro  ellos, 
y  la  carne  subió,  y  encoró  cuero  por  ci- 
ma de  ellos :  mas  no  había  en  ellos  espí- 
ritu. 

9  Y  díjomo :  Profetiza  al  espíritu,  pro- 
fetiza, mjo  del  hombre,  y  di  al  espíritu : 
Asi  dijo  el  Señor  Jehova :  Espíritu,  ven 
de  los  cuatro  vientos,  y  sopla  sobre  es- 
tos muertos,  y  vivirán. 

10  Y  profeticé  como  me  mandó ;  y  en- 
tró espíritu  en  ellos,  y  vivieron :  y  estu- 
vieron sobre  sus  pies,  un  grande  ejército 
muy  mucho. 

11  Y  dijome :  Hijo  del  hombre,  todos 
estos  huesos  son  la  casa  de  Israel:  he 
aquí  que  ellos  dicen:  Nuestros  huesos 
se  secaron,  y  pereció  nuestra  esperanza, 
y  en  nosotros  mismos  somos  talados. 

12  Por  tanto  profetiza,  y  díles :  Asi  dijo 
el  Señor  Jehova :  He  aquí  que  yo  abro 
vuestros  sepulcros,  y  os  haré  subir  de 
vuestras  sepulturas,  pueblo  mió,  y  os 
traeré  á  la  tierra  de  Israel. 

13  Y  sabréis  que  yo  soy  Jehova,  cuando 
abriere  vuestros  sepulcros,  y  os  sacare  de 
vuestras  sepulturas,  pueblo  mió. 

14  Y  pondré  mi  Espíritu  en  vosotros,/ 
viviréis,  y  yo  os  haré  reposar  sobre  vues- 
tra tierra ;  y  sabréis  que  yo  Jehova  hablé 
y  hice:  d^o  Jehova. 

Digitized  by  VjOOQIC 


EZEQUIEL. 


15  T  fW  palabra  46  Jehova  á  mi,  di- 
ciendo : 

16  Tú  pues,  hijo  del  hombre,  tomate  un 
pelo,  y  escribe  en  él  á  Juda,  y  á  los  hijos 
de  Israel  eos  compañeros.  Toma  des- 
pués otro  palo,  y  escribe  en  él  á  Joseph 
palo  de  Ephralm,  y  á  toda  la  casa  de  Is- 
rael sns  companeros. 

17  Y  júntalos  el  tino  con  eft  otro,  qae 
sean  en  nno ;  y  serán  nno  en  tn  mano. 

18  Y  cuando  te  hablaren  los  hijos  de  tn 
pneblo,  diciendo :  ¿  No  nos  ensenarás  qne 
te  significan  estas  cosas  ? 

19  Habíales :  Asi  dijo  el  Señor  Jehova: 
He  aqni  qne  yo  tomo  el  palo  de  Joseph 
qne  está  en  la  mano  de  Ephralm,  y  á  las 
tribus  de  Israel  sos  compañeros,  y  yo  los 

'  pondré  con  él,  es  á  eaber,  con  el  palo  de 
Juda;  y  los  haré  nn  palo,  y  serán  uno 
en  mi  mano. 

20  Y  los  palos  sobre  que  escribieres, 
estarán  en  tn  mano  delante  de  sus 
ojos; 

21  Y  decirles  has :  Asi  dijo  el  Sefior  Je- 
hora:  He  aqni  que  yo  tomo  á  los  hijos 
de  Israel  de  entre  las  gentes  á  las  cuales 
fueron,  y  los  juntaré  de  todas  partes,  y 
los  traeré  á  su  tierra. 

23  Y  los  haré  una  nación  en  la  tierra,  en 
los  montes  de  Israel;  y  un  rey  será  á  to- 
dos ellos  por  rey:  ni  nunca  mas  serán 
dos  naciones,  ni  nunca  mas  serán  mas 
partidos  en  dos  reinos. 

28  Ni  roas  se  contaminarán  con  sus  ído- 
los, y  con  sus  abominaciones,  y  con  to- 
das sus  rebeliones ;  y  los  salvaré  de  todas 
sus  habitaciones  en  las  cuales  pecaron ; 
y  yo  los  limpiaré,  y  á  mí  serán  por  pue- 
blo, y  yo  á  ellos  por  Dios. 

24  Y  mi  siervo  David  será  rey  sobre 
ellos,  y  á  todos  ellos  será  un  pastor;  y 
andarán  en  mis  derechos,  y  mis  ordenan- 
zas guardarán,  y  hacerlas  han. 

25  Y  habitarán  sobre  la  tierra  que  di  á 
mi  siervo  Jacob,  en  la  cual  habitaron 
vuestros  padres:  sobre  ella  habitarán 
ellos,  y  sus  hrjos,  y  los  lujos  de  sns  hijos 
para  siempre ;  y  mi  siervo  David  les  será 
príncipe  para  siempre. 

26  Y' concertaré  con  ellos  concierto  de 
paz,  concierto  perpetuo  será  con  ellos ; 
y  yo  los  pondré,  y  los  multiplicaré,  y 
pondré  mi  santuario  entre  ellos  para 
siempre. 

27  Y  estará  en  ellos  mf  tabernáculo ;  y 
seré  á  ellos  por  Dios,  y  ellos  me  serán  d 
mí  por  pueblo. 

28  Y  sabrán  las  gentes  qne  yo  Jehova 
Spau.  4T 


santifico  á  Israel,  estando  mi  santuario 
entre  ellos  para  siempre. 

CAPITULO  XXXV11L 

Profecía  rf<  la»  guerra*  y  victoria*  que  ternaria  ttpné- 
bUfJmddifd**pm*d9vm*l*o  é»  fe  BmttMJmdém 
tierra, contra  lo* tmoetore»  de  Alandro  fpe  jonn»- 
dridn  d  in&tietar. 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  á  mí,  di- 
ciendo : 

2  HQo  del  hombre,  pon  tu  rostro  contra 
Gog  en  tierra  de  Magog,  príncipe  de  la 
cabecera  de  Mesecb,  y  Tubal,  y  profetisa 
sobre  él, 

3  Y  di:  Asi  dijo  el  Sefior  Jehova:  He 
aquí  que  yo  á  ti,  Gog,  principe  de  la  ca- 
becera de  Mesech,  y  Tubal. 

4  Y  yo  te  quebrantaré,  y  pondré  anzue- 
los en  tus  quijadas,  y  sacarte  he,  á  tí,  y 
á  todo  tu  ejército,  tus  caballos  y  tus  ca- 
balleros vestidos  de  todo,  todos  ellos: 
grande  multitud  cotí  pavéses  y  escudos, 
teniendo  espadas  todos  ellos. 

5  Persla,  y  Ethiopla,  y  Llbya  con  ellos, 
todos  ellos  con  escudos  y  almetes. 

6  Gomer,  y  todas  sus  compañías,  la  ca- 
sa de  Thogorma,  que  habitan  á  los  lados 
del  norte,  y  todas  sus  compañías,  pue- 
blos muchos  contigo. 

7  Aparéjate,  y  apercíbete  tú,  y  toda  tu 
multitud,  que  se  han  juntado  a  tí,  y  seles 
por  guarda. 

8  De  aquí  á  muchos  dias  tú  serás  visi- 
tado :  á  cabo  de  años  vendrás  á  la  tier- 
ra quebrantada  por  espada,  juntada  de 
muchos  pueblos,  á  los  montes  de  Israel, 
que  siempre  fueron  para  asolamiento ;  y« 
ella  de  pueblos  fué  sacada,  y  todos  ellos 
morarán  confiadamente. 

9  Y  tú  subirás :  vendrás  como  tempes- 
tad, como  nublado  para  cubrir  la  tierra: 
serás  tú,  y  todas  tus  compañías,  y  mu- 
chos pueblos  contigo. 

10  Así  dijo  el  Señor  Jehova :  Y  será  en 
aquel  día,  que  subirán  palabras  en  tu  co- 
razón, y  pensarás  pensamiento  malo, 

11  Y  dirás :  Subiré  contra  tierra  de  al- 
deas, vendré  contra  reposadas,  y  que  ha- 
bitan confiadamente:  todos  estos  habi- 
tan sin  muro,  no  tienen  cerraduras  ni 
puertas : 

12  Para  despojar  despojos,  y  para  to- 
mar presa,  para  tornar  tu  mano  sobre 
las  tierras  desiertas  ya  pobladas,  y  sobre 
el  pueblo  recogido  de  las  naciones,  que 
ya  hace  ganados  y  posesiones,  y  que  mo- 
ran en  el  ombligo  de  la  tierra. 

18  Saba  y  Dedan,  y  los  mercaderes  de 

Tharsis,  y  todos  sus  leondllos  te  dirán : 

i  Has  venido  á  despojar  despojos  ?.¿  has 

787 


EZEQUIEL. 


Juntado  tu  multitud  para  tomar  presa, 
para  quitar  plata  y  oro,  para  tomar  ga- 
nados y  posesiones,  para  despojar  gran- 
des despojos? 

14  Por  tanto  profetiza,  htfo  del  hombre, 
y  di  á  Gog:  Asi  djjo  el  Señor  Jehova:  En 
aquel  tiempo,  cuando  mi  pueblo  Israel 
habitará  seguramente,  no  lo  sabrás  tú  t 

16  Y  Tendrás  de  tu  lugar,  de  las  partes 
del  norte,  tu,  y  muchos  pueblos  contigo, 
todos  ellos  á  caballo,  grande  compañía, 
y  mncho  ejército : 

10  T  subirás  contra  mi  pueblo  Israel, 
como  nublado  para  cubrir  la  tierra:  será 
esto  al  cabo  de  los  dias ;  y  yo  te  traeré 
sobre  mi  tierra,  para  que  las  gentes  me 
conozcan,  cuando  fuere  santificado  en  ti 
delante  de  sus  ojos,  6 !  Gog. 

17  Asi  dtyo  el  Señor  Jehova:  ¿No  eres 
tú  aquel  de  quien  yo  hablé  en  los  dias 
antiguos  por  mis  sierros  los  profetas  de 
Israel,  qne  profetizaron  en  aquellos 
tiempos,  que  yo  te  habla  de  traer  sobre 
ellos? 

18  T  será  en  aquel  tiempo,  cuando  ven- 
drá Gog  contra  la  tierra  de  Israel,  djjo  el 
Señor  Jehova,  qne  mi  ira  subirá  por  mi 
enojo. 

19  Porque  he  hablado  en  mi  zelo,  y  en 
el  fnego  de  mi  ira,  que  en  aquel  tiempo 
habrá  gran  temblor  sobre  la  tierra  de 
Israel: 

20  Que  los  peces  de  la  mar,  y  las  aves 
del  cielo,  y  las  bestias  del  campo,  y  toda 
serpiente  que  anda  arrastrando  sobre  la 
tierra,  y  todos  los  hombres  que  están 
sobre  la  haz  de  la  tierra,  temblarán  de- 
lante de  mi  presencia;  y  los  montes  se 
arruinarán,  y  los  escalones  caerán,  y  todo 
muro  caerá  á  tierra. 

21  T  en  todos  mis  montes  llamaré  es- 
pada contra  él,  dyo  el  Señor  Jehova :  la 
espada  de  cada  cual  será  contra  su  her- 
mano. 

22  T  yo  litigaré  con  él  con  pestilencia, 
y  con  sangre;  y  haré  llover  turbión  de 
lluvia,  y  piedras  de  granizo,  fuego  y 
azufre  sobre  él,  y  sobre  sus  compafiias, 
y  sobre  los  muchos  pueblos  que  serán 
conéL 

23  T  seré  engrandecido  y  santificado,  y 
seré  conocido  en  ojos  de  muchas  nacio- 
nes y  sabrán  que  yo  soy  Jehova. 

CAPITULO  XXXIX. 

QmtiMáem  la  pr oficia  contra  Oop. 

Y  TÚ,  61  hijo  del  hombre,  profetisa 
contra  Gog,  y  di :  Asi  dijo  el  Señor 
Jehova:  He  aquí  que  yo  á  tí,  61  Gog, 
788 


principa  da  la  embeeexa  da  Ifssecfti,  y 

TubaL 

2  Y  yo  te  quebrantaré,  y  te  eextaré,  j 
te  haré  subir  de  las  partes  del  norte,  j 
te  traeré  sobre  los  montea  da  Israel» 

8  T  sacaré  tu  arco  de  tu  mano  izquier- 
da, y  derribaré  tus  saetas  de  tu  mano 
derecha. 

4  Sobre  loe  montes  de  Israel  caerás  tú, 
y  todas  tus  compañías,  y  los  pueblos  que 
fueren  contigo:  á  toda  ave  y  á  toda  cosas 
que  vuela,  y  á  las  bestias  del  campo,  te 
he  dado  por  comida. 

5  Sobre  la  haz  del  campo  caerás;  por- 
que yo  habló,  dtfo  el  Señor  Jehova. 

6  T  enviaré  fuego  en  Magog,  y  en  los 
que  moran  seguramente  en  las  islas;  y 
sabrán  que  yo  $oy  Jehova. 

7  Y  haré  notorio  mi  santo  nombre  en 
medio  de  mi  pueblo  Israel,  y  nunca  mas 
contaminaré  mi  santo  nombre;  y  las 
gentes  sabrán  que  yo  soy  Jehova,  Santo 
en  Israel. 

8  He  aqui  que  vine,  y  me,  dtyo  el  Señor 
Jehova :  este  ea  el  dia  del  cual  yo  habla. 

9  Y  los  moradores  de  las  ciudades  da 
Israel  saldrán,  y  encenderán,  y  quema- 
rán armas,  y  escudos,  y  pavésea,  arcos,  j 
saetas,  y  bastones  de  mano,  y  lanzas;  y 
quemarlas  han  en  fuego  por  siete  anos. 

10  Y  no  traerán  lena  del  campo,  ni 
cortarán  de  los  bosques:  mas  las  armas 
quemarán  en  el  fuego;  y  despojarán  á 
sus  despojadores,  y  robarán  á  sus  roba- 
dores, dijo  el  Sefior  Jehova. 

11  Y  será  en  aquel  tiempo,  qm  yo  daré 
á  Gog  lugar  para  sepulcro  allí  en  Israel, 
el  valle  de  los  que  pasan  al  oriente  de  la 
mar :  él  hará*  tapar  lo»  naricea  á  los  qne 
pasaren ;  y  allí  enterrarán  á  Gog,  y  á  to- 
da su  multitud ;  y  llamarle  han;  el  valle 
de  Hamon-gog. 

12  Y  la  casa  de  Israel  loa  enterrarán 
por  siete  meses  para  limpiar  la  tierra. 

13  Enterrarlos  han  todo  el  pueblo  de 

la  tierra;  y  será  á  ellos  en  nombre  el      J 
dia  que  yo  fuere  glorificado,  djjo  el  Se- 
fior Jehova. 

%  14  Y  cogerán  hombres  de  jornal,  que 
pasen  por  la  tierra  enterrando  con  los 
que  pasaren,  á  los  que  quedaron  sobre 
la  haz  de  la  tierra,  para  limpiarla:  al  ca- 
bo de  siete  meses  buscarán. 
15  Y  pasarán  los  que  irán  por  la  tierra, 
y  el  que  viere  los  huesos  de  algún,  hom- 
bre, edificará  junto  á  ellos  un  mojón, 
hasta  que  loe  enUerren  los  enterradoras 
da  Gog  en  el  valla  de  üamon^gog. 


EZEQUIEL. 


10  T  también  el  nombra  de  la  ciudad 
aeré  Hamonah,  y  limpiarán  la  tierra. 

17  Y  tú,  htyo  del  hombre,  asi  d|Jo  el 
Sefior  Jebova:  Di  á  la*  área»  á  todo  vo- 
lé til,  y  á  toda  bestia  del  campo  j  Juntaos, 
y  reñid :  recogeos  de  todas  partes  á  mi 
sacrificio  qne  os  sacrifico,  un  sacrificio 
grande,  sobre  los  montes  de  Israel;  y 
comeréis  carne,  y  beberéis  sangre. 

18  Carne  de  inertes  comeréis,  y  bebe- 
réis sangre  de  principes  de  la  tierra:  de 
carneros,  de  corderos,  de  machos  de  ca- 
brio, de  bueyes,  de  toros,  todos  engor- 
dados en  Basan. 

19  Y  comeréis  sebo  á  hartura,  y  bebe- 
réis sangre  A  embriagues,  de  mi  sacrificio 
qne  yo  os  sacrifiqué. 

20  Y  hartaros  neis  sobre  mi  mesa,  de 
caballos,  y  de  carros  fuertes,  y  de  todos 
hombres  de  guerra,  dijo  el  Sefior  Jehova. 

21  Y  pondré  mi  gloria  en  las  gentes,  y 
todas  las  gentes  verán  mi  juicio  que  hi- 
ce, y  mi  mano  que  puse  en  ellos. 

23  Y  sabrá  la  casa  de  Israel,  desde  aquel 
dia  en  adelante,  que  yo  noy  Jehova  su 
Dios. 

23  Y  sabrán  las  gentes  que  la  casa  de 
Israel  fué  llevada  cautiva  por  su  pecado, 
por  cnanto  sé  rebelaron  contra  mi,  y  yo 
escondí  de  ellos  mi  rostro,  y  los  entre- 
gué en  mano  de  ene  enemigos,  y  caye- 
ron todos  á  cuchillo. 

24  Conforme  á  su  inmundicia,  y  confor- 
me á  sus  rebeliones  hice  con  ellos,  y  es- 
condí de  ellos  mi  rostro. 

26  Por  tanto  así  cüjo  el  Sefior  Jehova: 
Ahora  volveré  la  cautividad  do  Jacob,  y 
habré  misericordia  de  toda  la  casa  do 
Israel ;  y  zelaré  por  mi  santo  nombre. 

2fi  Y  ellos  llerarán  su  vergüenza,  y  to- 
da su  rebelión  con  qne  rebelaron  contra 
mi,  cuando  habitaban  en  su  tierra  segu- 
ramente, y  no  habla  quien  los  espantase : 

27  Cuando  los  volveré  de  los  pueblos, 
y  los  juntaré  de  las  tierras  de  sus  enemi- 
gos, y  (aere  santificado  en  ellos  en  ojos 
de  muehas  naciones. 

28  Y  sabrán  qne  yo  soy  Jehova  su  Dios, 
cuando  los  hubiere  hecho  pasar  en  las 
gentes,  y  los  juntare  sobre  su  tierra,  ni 
de  ellos  dejaré  mas  allá. 

20  Ni  mus  esconderé  de  ellos  mi  ros- 
tro, porque  mi  Espíritu  derramé  sobre  la 
casa  de  Israel,  dtyo  el  Sefior  Jehova. 
CAPITULO  XL.  • 

Me  el  miento  dia  qm  Jermeakm  /W  tomada  la  postre- 
ra vez  de  lo»  Chahleoe,  catorce  año»  detpne»  e»  mos- 
trada d  Ezeqiriel  la  reedificación  del  templo,  qvm 
deepmefmi  hecha  por  JbrptewJ  y  Jama.   ILLa» 


del  primer  patio,  de  mmpmrlat,  p  _ 
Til.  La»  del  eeavndo  patio.  IV.  La»  del  tercero.  V. 
La  portada  principal  del  templo  dentro  deéL  Be 
tom  de  la  leetammJon  de  la  tatema. 

EN  el  año  veinte  y  cinco  de  nuestro 
cautiverio,  al  principio  del  ano,  á 
los  diez  del  mes,  á  los  catorce  anos  des- 
pués que  la  ciudad  fué  herida,  en  aquel 
mismo  día,  fué  sobre  mí  la  mano  de  Je- 
hova, y  llevóme  allá. 

2  En  visiones  de  Dios  me  llevó  á  la 
tierra  de  Israel,  y  púsome  sobre  un  mon- 
te muy  alto,  sobre  el  cual  estaba  como 
edificio  de  una  ciudad  al  mediodía. 

8  Y  llevóme  allí,  y  he  aquí  un  varón 
cuyo  aspecto  era,  como  aspecto  de  me- 
tal, y  tenia  un  cordel  de  lino  en  su  ma- 
no, y  una  caña  de  medir;  el  cual  estaba 
á  la  puerta. 

4  Y  aquel  varón  me  habló:  Hyo  del 
hombre,  mira  de  tus  ojos,  y  oye  de  tus 
oidos,  y  pon  tu  corazón  á  todas  las  cosas 
que  te  muestro ;  porque  para  que  yo  te 
mostrase  eres  traído  aquí :  cuenta  todo 
lo  que  ves  á  la  casa  de  Israel. 

5  Tí  Y  he  aquí  un  muro  fuera  de  la  casa 
al  derredor;  y  la  caña  de  medir  que 
aquel  varón  tenia  en  la  mano  era  de  seis 
codos,  de  á  codo  y  palmo;  y  midió  la 
anchura  del  edificio  de  una  caña,  y  la  al- 
tura de  otra  caña. 

6  Y  vino  á  la  puerta,  la  haz  do  la  cual 
era  hacia  el  oriente,  y  subió  por  sus  gra- 
das, y  midió  el  un  poste  de  la  puerta  de 
una  caña  en  anchura,  y  el  otro  poste  de 
otra  caña  en  anchura. 

7  Y  cada  cámara,  de  una  cafia  en  longi- 
tud, y  de  otra  caña  en  anchura ;  y  entre 
las  cámaras  dejó  cinco  codos  en  anchura; 
y  cada  poste  de  la  puerta  junto  á  la  en- 
trada de  la  puerta  por  de  dentro,  una 
caña. 

8  Y  midió  la  entrada  do  la  puerta  por 
de  dentro,  do  una  caña. 

0  Y  midió  la  entrada  del  portal  de  ocho 
codos,  y  sus  postes  de  dos  codos,  y  la 
entrada  del  portal  por  de  dentro. 

10  Y  la  puerta  de  hacia  el  oriente  tenia 
tres  cámaras  de  cada  parte,  todas  tres  de 
una  medida;  y  los  portales  do  cada  parte 
de  una  medida. 

11  Y  midió  la  anchura  de  la  entrada  del 
portal  do  la  puerta  de  diez  codos:  la 
longitud  del  portal  de  trece  codos. 

12  Y  el  espacio  de  delante  de  las  cáma- 
ras, do  un  codo  de  la  una  parte,  y  de 
otro  codo  de  la  otra;  y  cada  cámara  te- 
nia seis  codos  de  una  parte,  y  seis  codos 

byGÓOC 


de  otra, 


Digitized  b 


789 


Dgle 


EZEQUIEL. 


13  T  midió  Id  puerta  desde  la  techum- 
bre de  la  una  cámara  hasta  bu  techum- 
bre, de  anchura  de  veinte  y  cinco  codos 
puerta  contra  puerta. 

14  T  hiso  los  portales  de  sesenta  codos, 
cada  portal  del  patio,  7  del  portal  todo 
al  derredor. 

15  7  desde  la  delantera  do  la  puerta  de 
la  entrada  hasta  la  delantera  de  la  en- 
trada de  la  puerta  de  dentro,  cincuenta 
codos. 

16  Y  había  ventanas  estrechas  cu  las 
cámaras,  7  en  sus  portales  por  de  dentro 
de  la  puerta  al  derredor,  7  asimismo  en 
los  arcos ;  7  las  ventanas  estaban  al  der- 
redor por  de  dentro,  7  en  eada  poste  es- 
toban  esculpidas  palmas. 

17  ^  Y  llevóme  al  patio  de  afuera,  7  he 
aquí  cámaras,  7  solado  hecho  al  patio 
todo  en  derredor;  treinta  cámaras  habia 
en  aquel  patio. 

18  Y  estaba  solado  al  lado  de  las  puer- 
tas delante  de  la  longitud  de  los  portales 
solado  abajo. 

10  Y  midió  la  anchura  desde  la  delante- 
ra de  la  puerta  de  abajo,  hasta  la  delan- 
tera del  patio  de  dentro  por  de  fuera,  de 
cien  codos  hacia  el  oriente  7  el  norte. 

90  Y  de  la  puerta  que  estaba  hacia  el 
norte  en  el  patio  de  afuera,  midió  su  lon- 
gitud 7  su  anchura. 

21  Y  sus  cámaras,  tres  de  una  parte,  7 
tres  de  otra,  7  sus  postes,  7  sus  arcos 
eran  como  la  medida  de  la  puerta  prime- 
ra, cincuenta  codos  su  longitud,  7  su  an- 
chura de  veinte  7  cinco  codos. 

22  Y  sus  ventanas,  7  sos  arcos,  7  sus 
palmas  eran  conforme  á  la  medida  de  la 
puerta  que  estaba  hacia  el  oriente ;  7  su- 
bían á  ella  por  siete  gradas,  7  sus  arcos 
delante  de  ellas. 

98  Y  la  tma  puerta  del  patio  de  adentro 
estaba  en  frente  de  la  otra  puerta  al  nor- 
te, 7  al  oriente;  7  midió  de  puerta  á 
puerta  cien  codos. 

24  Y  llevóme  hacia  el  mediodía,  7  he 
aquí  una  puerta  hacia  el  mediodía;  7 
midió  sus  portales  7  sus  arcos  conforme 
á  estas  medidas  dicha*. 

25  Y  tenia  sus  ventanas,  7  sus  arcos  al 
derredor,  como  las  ventanas  ya  dichas: 
la  longitud  era  de  cincuenta  codos,  7  la 
anchura  de  veinte  7  cinco  codos. 

26  Y  sus  gradas  eran  siete  gradas,  7  sus 
arcos  delante  do  ellas ;  7  tenia  palmas, 
una  de  una  parte,  7  otra  en  sus  postes. 

27  Y  tal  érala  puerta  -de  hacia  el  medio- 
día, del  patio  de  dentro;  7  midió  de 

740 


puerta  á  puerta  hacia  el  mediodía  cien 
codos. 

28  %  Y  metióme  en  el  patio  do  mas 
adentro  4  la  puerta  del  mediodía ;  7  mi- 
dió la  puerta  del  mediodía  conforme  4 
estas  medidas  dichas : 

29  Y  sus  cámaras,  7  sus  postes,  7  sus 
arcos  eran  conforme  4  estas  medidas  di- 
chas; 7  tenia  sus  ventanas,  7  sus  áreos  al 
derredor:  la  longitud  era  de  cincuenta 
codos,  7  la  anchura  de  veinte  7  cinco 
codos. 

90  Y  tenia  arcos  al  derredor  de  longitud 
de  veinte  7  cinco  codos,  7  la  enchufa  de 
cinco  codos. 

81  Y  sus  arcos  eftiem  al  patio,  7  pahua* 
á  eada  uno  de  sus  postes;  7  sus  gradas 
eran  ocho  gradas. 

82  Y  llevóme  al  patio  adentre  hada  el 
oriente,  7.  midió  la  puerta  conforme  4 
estas  medidas  dishas. 

88  Y  sus  cámaras,  7  sus  postes,  7  sus 
arcos  conforme  á  estas  medidas  dichas; 
7  tenia  sus  ventanas,  7  sus  aróos  al  derre- 
dor :  la  longitud  de  cincuenta  codos,  7 
la  anchura  de  veinte  7  cinco  codos. 

84  Y  sus  arcos  afuera  al  patio,  y  palmae 
á  cada  tms  de  sus  poetes  de  una  parte  y 
de  otra;  7  sus  gradas  eran  ocho  gradas. 

85  Y  llevóme  4  la  puerta  del  norte,  y 
midió  conforme  4  estas  medidas  dichas, 

86  Sus  cámaras,  7  sus  postes,  7  sus  ar- 
cos, 7  sus  ventanas  al  derredor:  la  lon- 
gitud de  cincuenta  codos,  7  la  anchura 
de  veinte  7  cinco  codos. 

87  Y  sus  postes  afuera  al  patio,  7  pal- 
mas á  cada  uno  de  sus  postes  de  una 
parte  7  de  otra;  7  sus  gradas  eran  ocho 
gradas. 

88  Y  habia  alh  una  cámara,  7  su  puerta 
con  postes  de  portales:  allí  lavaran  el 
holocausto. 

89  Y  en  la  entrada  de  la  puerta  habia 
dos  mesas  de  la  una  parte,  7  otras  dos 
de  la  otra,  para  degollar  sobre  ellas  el 
holocausto,  7  la  expiación,  7  el  pecado. 

40  Y  al  lado  por  de  Ibera  de  las  gradas, 
á  la  entrada  de  la  puerta  del  norte  habia 
dos  mesas ;  7  al  otro  lado  que  estaba  4 
la  entrada  de  la  puerta  otras  dos  mesas : 

41  Cuatro  mesas  de  launa  parte,  y  otras 
cuatro  mesas  de  la  otra  parte :  habia  4  ca- 
da lado  de  esta  puerta  ocho  mesas,  sobre 
las  cuales  degollarán, 

43  JT  lúa  cuatro  de  estas  mesas  para  el 
holocausto  eran  de  piedras  labradas,  de 
longitud  de  un  codo  7  medio,  y  de  an- 
chura de  otro  codo  7  medio,  7  de  altura 


EZKQUIEL. 


deuneodo:  sobre  estas  pondrán  las  her- 
ramientas con  qne  degollarán  el  bolo* 
consto  y  el  sacrificio. 

43  T  habia  ganchos  de  un  palmo  apare- 
jados de  dentro  todo  al  derredor;  y  so- 
bre las  mesas  la  carne  de  la  ofrenda. 

44  Y  de  fuera  de  la  pnerta  de  la  parte 
de  adentro,  en  el  patio  de  adentro  á  la 
parte  qne  estaba  al  lado  de  la  pnerta  del 
norte,  ataban  las  cámaras  de  los  can* 
torea»  las  cuales  miraban  hacia  el  medio- 
día: una  eetaba  al  lado  de  la  pnerta  del 
oriente  que  miraba  hacia  el  norte. 

45  T  dijome :  Esta  cámara  qne  mira 
hacia  el  mediodía  será  de  los  sacerdotes 
que  tienen  la  guarda  del  templo. 

46  Y  la  cámara  qne  mira  hacia  el  norte 
eerd  de  los  sacerdotes  qne  tienen  la  guar- 
da del  altar:  estos  eon  los  lujos  de  8a- 
doc,  los  cuales  son  llamados  de  los  htfos 
de  Levi  al  Señor,  para  mküstsarle. 

47  Y  midió  el  patio,  la  longitud  de  cien 
eodos,  y  la  anchura  de  oíros  cien  codos, 

'  cuadrado :  y  habla  un  altar  delante  del 
templo. 

48  1  Y  llevóme  á  la  entrada  del  templo, 
y  midió  cada  poste  de  la  entrada,  cinco 

;  eodos  de  una  parte,  y  cinco  codos  de 
1  otra;  y  la  anchura  de  la  puerta  tres  co- 
dos de  una  parte,  y  tres  codos  de  otra. 
40  La  longitud  de  la  portada  veinte  co- 
!  dos,  y  la  anchura  once  codos,  á  la  cual 
subían  por  gradas;  y  habia  columnas 
junto  á  los  postes,  una  de  una  parte,  y 
otra  de  otra. 

CAPITULO  XLI. 

Prosigue  las  medida*  y  ornamento  del  edificio  del 
templo  p  de  mm  portada»  y  logare*  d  él  pertenecien- 
te*. 

Y  METIÓME  en  el  templo,  y  midió 
les  poetes,  la  anchura  era  de  seis 
codos  de  una  parte,  y  seis  codos  de  otra, 
la  anchura  del  arco. 
3  Y  la  anchura  de  coda  pnerta  ira  de 
cues  codos ;  y  los  lados  de  la  puerta  de 
cinco  codos  de  una  porte,  y  cinco  de 
otra.  Y  midió  su  longitud  de  cuarenta 
eodos,  y  la  anchura  de  veinte  codos. 

3  Y  entró  dentro,  y  midió  eada  poste 
de  la  pnerta  de  dos  codos,  y  la  puerta  de 
seis  codos,  y  la  anchura  de  la  entrada  de 
siete  codos. 

4  Y  midió  su  longitud  de  veinte  codos, 
y  la  anchura  de  veinte  oodos  delante  del 
templo :  y  díjome;  Este  si  d  lugar  santí- 
simo, 

5  Y  midió  el  muro  de  la  casa  de  seis 
eodos,  y  la  anchura  de  las  cámaras  de 


cuatro  codos  en  torno  de  la  casa  al  der- 
redor. 

O  Y  las  cámaras  eran  cámara  sobre  cá- 
mara, treinta  y  tres  por  orden;  y  entra» 
ban  can*  en  la  pared  de  la  casa  al  der- 
redor sobre  qne  tos  cámaras  estribasen, 
y  no  estribasen  en  la  pared  de  1»  casa. 

7  Y  labia  mayor  anchura  y  vuelta  en 
las  cámaras  alo  mas  alto;  y  el  caracol  do 
la  casa  gubia  muy  alto  al  derredor  por  de 
dentro  de  la  casa,  por  tanto  la  casa  tenia 
mas  anchura  arriba;  y  de  la  cámara  baja 
se  sabia  á  las  mas  sita  por  la  del  medio. 

8  Y  miré  la  aHnra  de  la  casa  al  derre- 
dor; y  los  cimientos  de  las  cámaras  eran 
una  cafia  entera  de  sais  eodos  de  gran- 
dor. 

9  Y  la  anchura  de  la  pared  de  afuera 
de  las  cámaras  era  de  cinco  codos,  y  el 
espacio  que  quedaba  de  las  cámaras  de 
la  casa  por  de  dentro. 

10  Y  dentro  de  las  cámaras  habia  an- 
chura de  veinte  eodos  al  derredor  de  la 
casa,  por  todos  lados. 

11  Y  la  puerta  de  cada  cámara  eolia  al 
espacio  que  quedaba :  otra  puerta  hacia 
el  norte,  y  otra  puerta  hacia  el  medio- 
día;  y  la  anchura  del  espacio  que  que- 
daba era  de  cinco  codos  por  todo  al  der- 
redor. 

12  Y  el  edificio  que  estaba  delante  del 
apartamiento  al  lado  de  hada  el  occiden- 
te era  de  setenta  codos;  y  la  pared  del 
edificio  de  cinco  codos  de  anchura  al  der- 
redor, y  la  longitud  de  noventa  codos, 

1&-  Y  midió  la  casa,  la  longitud  de  cien 
codos,  y  el  apartamiento,  y  el  edificio,  y 
sus  paredes  de  longitud  de  cien  codos. 

14  Y  la  anchura  de  la  delantera  de  la 
casa,  y  del  apartamiento  al  oriente,  de 
cien  codos. 

ft  Y  midió  la  longitud  del  edificio  que 
estaba  delante  del  apartamiento  que  es-, 
taba  detrás  de  #,  y  las  cámaras  de  una 
parte  y  otra,  cien  codos,  y  el  templo  de 
dentro,  y  los  portales  del  patio. 

16  Los  umbrales,  y  las  ventanas  estre- 
chas, y  las  cámaras,  tres  en  derredor  ala 
parte  delantera,  todo  era  cubierto  de  ma- 
dera al  derredor  desde  la  tierra  basta  tos 
ventanas,  y  las  ventanas  también  cubier- 
tas. . 

17  Encima  de  sobre  la  puerta,  y  hasta 
la  casa  de  dentro  y  de  fuera,  y  toda  la 
pared  en  derredor,  por  de  dentro  y  por 
de  fuera  midió. 

18  Y  la  pared  era  hecha  do  querubines, 
y  de  palmas,  entre  querubín  y  querubín 

TU 


EZEQUIEL. 


una  palma;  y  cada  querubín  tenia  dos 
rostros: 

19  El  un  rostro  de  hombre  hacia  la  pal- 
ma de  la  una  parte,  y  el  otro  rostro  de 
león  hacia  la  otra  palma  de  la  otra  parte, 
por  toda  la  casa  al  derredor. 

20  Desde  la  tierra  hasta  encima  de  la 
puerta  estaba  hecho  de  querubines  y  de 
palmas,  y  por  la  pared  del  templo. 

21  Cada  poste  del  templo  era  cuadra- 
do, y  la  delantera  del  santuario  era  como 
la  otra  delantera. 

28  La  altura  del  altar  de  madera  era  de 
tres  codos,  y  su  longitud  de  dos  codos ; 
y  sus  esquinas,  y  su  longitud,  y  sus  pa- 
redes eran  de  madera.  T  díjome :  Es- 
ta es  la  mesa  que  está  delante  de  Jehova. 

28  Y  el  templo  y  el  santuario  tenían  dos 
portadas. 

24  Y  en  cada  portada  había  dos  puertas, 
dos  puertas  que  se  volvían :  dos  puertas 
en  la  una  portada,  y  otras  dos  en  la  otra. 

25  Y  estaban  hechos  en  las  puertas  del 
templo  querubines  y  palmas,  como  es- 
taban hechos  en  las  paredes;  y  habla 
una  viga  de  madera  sobre  la  delantera 
de  la  entrada  por  de  fuera. 

26  Y  habla  ventanas  estrechas,  y  palmas 
de  una  parte  y  de  otra  por  los  lados  de 
la  entrada,  y  de  la  casa,  y  por  las  vigas. 

CAPITULO  XTJI. 

Protigm  en  ku  mitmoM  medidat. 

Y  SACÓME  al  patio  de  afuera  hada 
el  norte,  y  trujóme  á  la  cámara  que 
ataba  delante  del  espacio  que  quedaba 
delante  del  edificio  de  hacia  el  norte. 

2  Por  delante  de  la  puerta  del  norte  la 
longitud  era  de  den  codos,  y  la  anchura 
de  dncuenta  codos, 

8  Contra  los  vdnte  codo*  que  estaban  en 
el  patio  de  adentro,  y  contra  el  solada 
que  tetaba  en  el  patio  de  afuera,  donde  es- 
taban las  cámaras,  las  unas  en  frente  de 
las  otras,  de  tres  en  tres. 

4  Y  delante  de  las  cámaras  el  paseadero 
de  dies  codos  de  anchura,  á  la  parte  de 
adentro,  hacia  el  un  codo ;  y  sus  puer- 
tas hada  d  norte. 

5  Y  las  cámaras  nías  altas  eran  mat  es- 
trechas; porque  las  cámaras  ma$  alta» 
quitaban  de  las  otras,  de  las  bajas  y  de 
las  de  en  medio  del  edificio. 

6  Porque  eran  de  tres  en  tres;  y  no  te- 
nían columnas  como  las  columnas  de  los 
patios:  por  tanto  eran  mas  estrechas  que 
las  de  abajo,  y  las  dd  medio  desde  la 
tierra» 

740 


7  Y  el  muro  que  estaba  afuera  delante 
de  las  cámaras,  hacia  el  patio  afuera  de- 
lante de  las  cámaras,  era  de  longitud  de 
dncuenta  codos. 

8  Porque  la  longitud  de  las  cámaras  dd 
patio  de  arnera  era  de'  cincuenta  codos; 
y  delante  de  la  delantera  dd  templo  ha- 
bía cien  codos. 

9  Y  abajo  de  las  cámaras  estaba  la  en- 
trada dd  templo  del  oriento,  entrando  en 
él  del  patio  de  amera. 

10  A  la  larga  del  muro  dd  patio  hacia 
d  oriente  delante  de  la  lonja,  y  delante 
del  edificio  eetaban  las  cámaras. 

11  Y  el  paseadero  que  estaba  delante  de 
ellos  era  semejante  al  de  las  cámaras  que 
eetaban  hacia  el  norte:  conforme  á  su 
longitud  asimismo  su  anchura,  y  todas 
sus  salidas,  conforme  á  sus  puertas,  y 
conforme  á  sus  entradas. 

12  Y  conforme  á  las  puertas  de  las  cá- 
maras que  eetaban  hada  el  mediodía  á  la 
puerta  que  eolia  al  principio  dd  camino, 
del  camino  delante  del  muro  hermoso, 
que  estaba  hacia  el  oriente  á  los  que  en- 
tran. 

18  Y  díjome:  Las  cámaras  del  norte,  y 
las  del  mediodía,  que  están  delante  de  la 
lonja,  son  cámaras  santas,  en  las  cuales 
los  sacerdotes  que  se  acercan  á  Jehova 
comerán /las  santas  ofrendas:  allí  pon- 
drán las  santas  ofrendas,  y  el  presente,  y 
la  expiación,  y  el  sacrificio  por  él  pecado ; 
porque  d  lugar  es  santa 

14  Cuando  los  sacerdotes  entraren,  no 
saldrán  del  lugar  santo  al  patio  de  afue- 
ra: mas  allí  dejarán  sus  vestfmentos  con 
que  ministrarán,  porque  son  santos;  y 
vestirse  han  otros  vestidos,  y  asi  se  alle- 
garán á  lo  que  es  dd  puebla 

15  Y  acabó  las  medidas  de  la  casa  de 
adentro,  y  sacóme  por  el  camino  de  la 
puerta  que  miraba  hacia  d  oriente,  y  lo 
midió  todo  en  derredor. 

16  Midió  el  lado  oriental  con  la  cana  de 
medir,  quinientas  canas  de  la  cana  de 
medir  al  derredor. 

17  Midió  d  lado  del  norte,  quinientas 
canas  de  la  cana  de  medir  al  derredor. 

18  Midió  el  lado  del  mediodía,  quinien- 
tas canas  de  la  cana  de  medir. 

10  Rodeó  al  lado  del  occidente,  y  midió 
quinientas  cafias  de  la  cana  de  medir. 

20  A  los  cuatro  lados  lo  midió :  tuvo  d 
muro  todo  d  derredor  quinientas  canas 
de  longitud,  y  quinientas  cafias  de  an- 
chura, para  hacer  apartamiento  entro  d 
santuario,  y  d  lugar  profano. 


EZEQUIEL. 


CAPITULO  XLÜL 

Ve  «2  profeta  la  gloria  de  Dio»  qm  loma  la  pomaion 
del  muevo  templo  ¡/promete  de  permanecer  enéí,  ti 
t»  pueblo  m  llegare  d  U  con  verdadero  arrepentí- 
miento  y  fi.  IL  La  trana  del  altar  del  holocanttow 
em  lego»  g  rita»  para  «apiario,  em  la  expiación  g 
coneagraeion  de  lo»  taeerdotm  %}c 

Y  LLEVÓME  á  1»  puerta,  d  la  puerta 
que  mira  hacia  el  oriente, 
B  2  Y  he  aquí  la  gloria  del  Dios  de  Israel, 
que  Tenia  de  hada  d  oriente ;  y  su  soni- 
do era  eomo  d  sonido  de  muchas  aguas, 
y  la  tierra  resplandecía  á  causa  de  su 
gloria. 

8  Y  la  visión  que  tí  era  como  la  Tision, 
como  aquella  Tision  que  tí,  cuando  vine 
para  destruir  la  ciudad;  y  las  visiones 
eran  como  la  Tision  que  tí  Junto  al  fio 
de  Chobar ;  y  caí  sobre  mi  rostro. 

4  Y  la  gloria  de  Jehova  entró  en  la  casa 
por  la  Tia  de  la  puerta  que  tenia  la  haz 
camino  dd  oriente. 

5  Y  alióme  d  Espirita,  y  metióme  en 
el  patio  de  adentro;  y  he  aquí  que  la 
gloria  de  Jehova  hinchió  la  casa. 

6  Y  oí  uno  que  me  hablaba  desde  la  ca- 
sa; y  un  varón  estaba  junto  á  mí, 

7  Y  cUjome :  Htfo  dd  hombre,  este  es  el 
lugar  de  mi  asiento,  y  d  lugar  de  las 
plantas  de  mis  pies,  en  el  cual  habitaré 
entre  los  hijos  de  Israel  para  siempre ;  y 
nunca  mas  la  casa  de  Israel  contaminará 
mi  santo  nombre,  ellos  y  sus  reyes,  con 
sus  fornicaciones,  y  con  los  cuerpos 
muertos  de  sus  reyes,  en  sus  altares. 

8  Poniendo  ellos  su  umbral  junto  á  mi 
umbral,  y  su  poste  junto  á  mi  poste,  y 
una  pared  entre  mí  y  ellos,  contamina- 
ron mi  santo  nombre  con  sus  abomina- 
ciones que  lucieron,  y  yo  los  consumí  en 
mi  furor. 

9  Ahora  echarán  lejos  de  mi  su  fornica- 
don,  y  los  cuerpos  muertos  de  sus  reyes, 
y  habitaré  en  medio  de  ellos  para  siempre. 

10  Tú  pues,  mjo  del  hombre,  anuncia 
á  la  casa  de  Israel  esta  casa,  y  avergüén- 
cense de  sus  pecados,  y  midan  la  traza. 

11  Y  si  se  avergonzaren  de  todo  lo  que 
han  hecho,  hazles  entender  la  figura  de  la 
casa,  y  su  traza,  y  sus  salidas,  y  sus  entra- 
das, y  todas  sus  figuras,  y  todas  sus  des- 
cripdones,  y  todas  sus  pinturas,  y  todas 
sus  leyes;  y  descríbelo  delante  de  sus 
ojos,  y  guarden  toda  su  forma,  y  todas 
sus  leyes,  y  háganlas. 

12  Esta  es  la  ley  do  la  casa:  Sobre  la 
cumbre  del  monte  otra  edificada:  todo 
su  término  al  derredor  será  santísimo : 
he  aquí  que  esta  es  la  ley  de  la  casa. 


13  H  Y  estas  $m  las  medidas  dd  altar 
en  codos :  d  codo  de  á  codo  y  palmo. 
El  medio  de  un  codo,  y  de  un  codo  la 
anchura;  y  su  término,  que  estaba  sobre 
su  borde  al  derredor,  de  un  palmo;  y 
esta  es  la  altura  del  altar. 

14  Y  desde«el  medio  de  la  tierra  hasta 
d  lugar  de  abajo  habla  dos  codos,  y  la 
anchura  de  un  codo;  y  desde  d  lugar 
menor  hasta  el  lugar  mayor  habia  cuatro 
codos,  y  la  anchura  de  uu  codo. 

15  Y  el  altar  era  de  cuatro  codos,  y  en- 
cima del  altar  habia  cuatro  cuernos. 

16  Y  d  altar  tenia  doce  codos  en  longi- 
tud, y  doce  en  anchura,  cuadrado  á  sus 
cuatro  lados. 

17  Y  el  patio  era  de  catorce  codos  de 
longitud,  y  catorce  de  anchura  en  sus 
cuatro  lados ;  y  d  término  que  tenia  al 
derredor  era  de  medio  codo,  el  medio 
que  tenia  era  de  un  codo  al  derredor,  y 
sus  gradas  estaban  al  oriente. 

18  Y  dijome:  IUjo  del  hombre,  así  di- 
jo d  Señor  Jehova:  Estas  son  las  leyes 
dd  altar  d  dia  que  él  será  hecho,  para 
ofrecer  sobre  él  holocausto,  y  para  es- 
parcir sobre  él  sangre. 

10  Darás  á  los  sacerdotes  Levitas,  que 
son  del  linage  de  Sadoc,  que  son  allega- 
dos á  mí,  dtfo  el  Señor  Jehova,  para  mi- 
nistrarme, un  becerro  lujo  de  vaca  para 
expiación. 

20  Y  tomarás  de  su  sangre,  y  pondrás 
en  sus  cuatro  cuernos,  y  en  las  cuatro 
esquinas  del  patio,  y  en  d  término  al 
derredor,  y  limpiarlo  has,  y  expiarlo  has. 

21  Y  tomarás  d  becerro  de  la  expéadon, 
y  quemarle  ha  conforme  á  la  ley  de  la 
casa,  fuera  dd  santuario. 

23  Y  d  segundo  dia  ofrecerás  un  macho 
de  cabrío  sin  tacha  para  expiación;  y  ex- 
piarán d  altar  como  lo  expiaron  con  el 
becerra 

28  Cuando  acabares  de  expiar,  ofrecerás 
un  becerro  hijo  de  vaca  entero,  y  un  car- 
nero entero  de  la  manada. 

24  Y  ofrecerlos  has  delante  de  Jehova; 
y  los  sacerdotes  echarán  sobre  dios  sal, 
y  ofrecerlos  han  en  holocausto  á  Jehova. 

25  Siete  días  sacrificarás  d  macho  ca- 
brío de  la  expiación  cada  dia;  y  el  be- 
cerro lujo  de  vaca,  y  d  carnero  de  la 
manada  enteros  sacrificarán. 

26  Siete  dios  expiarán  d  altar,  y  lo  lim- 
piarán, y  henchirán  sus  manos. 

27  Y  acabados  estos  dias,  d  octavo  dia, 
y  desde  en  adelante,  sacrificarán  los  sa- 
cerdotes sobre  el  altar  vuestros  hofo- 

743 


EZEQUIEL. 


canatos,  y  vuestros  fociflcos;  y  serme 
beis  aceptos,  dijo  el  Señor  Jehova. 

CAPITULO  XLIV. 

Manda  Dios  al  profeta  que  con  grande  atención  note 
lo  que  le  es  mostrado,  especialmente  ¡a»  trosas,  entra- 
da» y  taUda»  del  templo,  para  que  lo  pueda  recitar 
todo  al  pueblo  convertido.  JL  Dicele  que  por  el  üe- 
pHtimo  ministerio,  de  su  sacerdocio  se  vino  d  corrom- 
per su  culto;  v  castigad  lo»  sacerdotes  y  Levitas  que 
condescendieron  d  la  corrupción,  deponiéndolos  del 
ministerio,  y  poniéndolos  en  lo»  bajo»  servicios  del 
templo.  JU.  Repto  las  leyes  de  ¡os  sacerdotes  asi  en 
su  ministerio  como  en  su  vida,  y  loe  deremkos  de  su 
sustento  conjbrme  d  la  ley. 

Y  TORNÓME  hacia  la  puerta  del  san- 
tuario de  afuera,  la  cual  mira  hacia 
el  oriente,  la  cual  estaba  cerrada. 

2  Y  di  jome  Jehova:  Esta  puerta  será 
cerrada :  no  se  abrirá,  ni  entrará  por  ella 
hombre;  porque  Jehora  Dios  de  Israel 
entró  por  ella,  y  será  cerrada. 

3  El  principe,  el  principe,  el  se  asentará 
en  ella  para  comer  pan  delante  de  Jehora : 
por  el  camino  de  la  entrada  de  la  puerta 
entrará,  y  por  el  camino  de  ella  saldrá. 

4  T  llevóme  hacia  la  puerta  del  norte 
por  delante  de  la  casa,  y  miré,  y  he  aqui 
que  la  gloria  de  Jehora  habla  henchido 
la  casa  de  Jehora ;  y  caí  sobre  mi  rostro. 

5  T  díjome  Jehora :  Hijo  del  hombre, 
pon  tu  corazón,  y  mira  con  tus  ojos,  y 
oye  con  tus  oidos  todo  lo  que  yo  hablo 
contigo  de  todas  las  ordenanzas  de  la 
casa  de  Jehora,  y  de  todas  sus  leyes ;  y 
pon  tu  corazón  á  las  entradas  de  la  casa, 
y  á  todas  las  salidas  del  santuario. 

6  f  Y  dirás  á  la  rebelde,  á  la  casa  de 
Israel:  Así  dijo  el  Señor  Jehora:  Os 
basten  todas  ruestras  abominaciones,  ó ! 
casa  de  Israel : 

7  De  haber  vosotros  traído  extrange- 
ros,  incircuncisos  de  corazón,  y  incircun- 
cisos de  carne,  para  estar  en  mi  santua- 
rio, para  contaminar  mi  casa:  de  haber 
ofrecido  mi  pan,  el  sebo,  y  la  sangre ;  y 
invalidaron  mi  concierto  por  todas  vues- 
tras abominaciones. 

8  Y  no  guardasteis  la  observancia  de 
mis  santificaciones,  mas  vosotro*  os  pu- 
sisteis guardas  de  mi  observancia  en  mi 
santuario» 

9  Asi  dijo  el  Señor  Jehova:  Ningún 
hijo  de  extrangero  incircunciso  de  cora- 
zón, y  incircunciso  de  carne,  entrará  en 
mi  santuario,  de  todos  los  hyos  de  extran- 
geros  que  están  entre  los  lujos  de  Israel. 

10  Y  los  Levitas  que  se  apartaron  lejos 
de  mí  cuando  Israel  erró,  el  cual  erró 
apartando*  de  mí  en  pos  de  sus  ídolos, 
llevarán  su  iniquidad. 

m 


11  Y  serán  ministro*  6n  tul  santuario, 
porteros  á  las  puertas  de  la  casa,  y  sir- 
vientes en  la  casa :  ellos  matarán  el  ho- 
locausto y  la  víctima  al  pueblo,  y  ellos 
estarán  delante  de  ellos  para  servirles ; 

12  Por  cuanto  les  sirvieron  delante  de 
sus  ídolos,  y  fueron  á  la  casa  de  Israel  por 
tropezadero  de  maldad:  por  tanto  yo 
alcé  mi  mano  acerca  de  ellos,  dijo  el  Se- 
ñor Jehova,  que  Devarán  su  iniquidad. 

18  No  serán  allegados  á  mi  para  serme 
sacerdotes,  ni  se  allegarán  á  ninguna  de 
mis  santificaciones,  á  las  santidades  de 
santidades :  mas  llevarán  su  vergüenza, 
y  sus  abominaciones  que  hicieron. 

14  Y  yo  los  pondré  por  guardas  de  la 
guarda  do  la  casa,  y  en  todo  su  servicio, 
y  en  todas  las  cosas  que  en  ella  se  hicie- 
ren. 

15  Mas  los  sacerdotes  Levitas,  hijos  de 
Sadoc,  que  guardaron  la  obsérvasela  de 
mi  santuario ;  cuando  los  lujos  de  Israel 
erraron  apartándote  de  mi,  ellos  serán 
allegados  á  mi  para  ministrarme,  y  estst- 
rán  delante  de  mi,  para  ofrecerme  el  sebo 
y  la  sangre,  djjo  el  Señor  Jehova. 

16  Ellos  entraran  en  mi  santuario,  y 
ellos  se  allegarán  á  mi  mesa  para  minis- 
trarme, y  guardarán  mi  observancia. 

17  %  Y  será,  que  cuando  entraren  porjas 
puertas  del  patio  de  adentro,  se  vestirán 
de  vestimientos  de  lino :  no  subirá  so- 
bre ellos  lana  cuando  ministraren  en  las 
puertas  del  patio  de  adentro,  y  adentro, 

18  Mitras  de  lino  tendrán  en  sus  cabe- 
zas, y  pañetes  de  lino  en  sus  lomos :  no 
se  ceñirán  por  los  sudaderos. 

19  Y  cuando  salieren  al  patio  de  afuera, 
al  patio  de  afuera  al  pueblo,  desanudarse 
han  de  sus  vestimentos  con  que  minis- 
traron, y  dejarlos  han  en  las  cámaras  del 
santuario ;  y  vestirse  han  de  otros  vesti- 
dos, y  no  santificarán  el  pueblo  con  sus 
vestimentos. 

20  Y  no  raparán  su  cabeza,  ni  dejarán 
crecer  el  cabello,  mas  trasquilando  tras- 
quilarán sus  cabezas. 

21 Y  ninguno  do  los  sacerdotes  beberá 
vino  cuando  hubieren  de  entrar  en  el  pa- 
tio de  adentro. 

22  NI  viuda,  ni  repudiada  se  tomarán 
por  mugeres :  mas  tomarán  vírgenes  del 
llnagc  de  la  casa  de  Israel ;  ó  viuda,  que 
fuere  viuda  de  sacerdote. 

28  Y  enseñarán  á  mi  pueblo  á  hacer  di- 
ferencia entre  lo  santo  y  lo  profimo ;  y 
entre  lo  limpio  y  lo  no  limpio  les  ense- 
ñarán á  discernir. 


EZEQUIEL. 


94  Y  en  el  pleito  ellos  eetarán  para  juz- 
gar: por  mis  derechos  lo  juzgarán;  y 
mis  leyes  y  mis  decretos  guardarán  en 
todas  mis  solemnidades,  y  mis  sábados 
santificarán. 

85  Y  á  hombre  muerto  no  entrará  d  sa- 
cerdote para  contaminarse:*  mas  sobre 
padre,  ó  madre,  ó  hUo,  6  hija,  hermano, 
6  hermana,  que  no  haya  tenido  marido, 
ae  contaminará. 

96  Y  después  de  sn  expiación,  contarle 
han  aun  siete  días. 

97  Y  el  día  que  entrare  al  santuario,  al 
patio  de  adentro,  para  ministrar  en  el 
santuario,  ofrecerá  su  expiación,  dflo  el 
Sefior  Jehova. 

26  Y  esto  será  á  ellos  por  heredad :  yo 
aeré  éu  heredad ;  y  no  les  daréis  posesión 
en  Israel :  yo  soy  su  posesión. 

99  El  presente,  y  d  sacrificio  por  la  ex- 
piación, y  por  el  pecado  comerán;  y  to- 
da cosa  dedicada  d  Dios  en  Israel,  será  de 
ellos. 

SO  Y  las  primicias  de  todos  primeros 
fruto*  de  todo,  y  toda  ofrenda  de  todo  lo 
que  se  ofreciere  de  todas  ruestras  ofren- 
das será  de  los  sacerdotes ;  y  las  primi- 
cias de  todas  vuestras  masas  daréis  al 
sacerdote,  para  que  haga  reposar  la  ben- 
dición en  vacstras  casas. 

81  Ninguna  cosa  mortecina,  ni  arre- 
batada, asi  de  aves  como  de  animales, 
comerán  los  sacerdotes. 

CAPITULO  XLV. 

Señala  lo*  repartimiento*  del  tmeloytitío  al  edificio 
M  tmmmio,  mi  pmimeio  real,  y  día  dudad.  Il.Xe- 
Jorma  el  tetado  noUiico  confort»*  d  ¡aleude  Mou- 
tes.  1U.  AHmismo  alguna*  cota»  tocante*  al  culto  : 
en  que  detna  de  haber  gran  corrupción. 

T  CU  ANDO  partiereis  por  suertes  la 
tierra  en  heredad,  apartaréis  una 
suerte  para  Jehora  que  le  consagréis  en 
la  tierra,  de  longitud  de  veinte  y  cinco 
mil  caña»  de  medir,  y  de  anchura  de  diez 
-  mil :  esto  será  santificado  en  todo  sn  tér- 
mino al  derredor. 

9  De  esto  serán  para  el  santuario  las 
quinientas  y  quinientas  cañas  en  cuadro 
al  derredor :  el  cual  tendrá  sn  ejido  de 
cincuenta  codos  al  derredor. 

8  Y  de  esta  medida  medirás  en  longitud 
veinte  y  cinco  mil  cañas,  y  en  anchura 
diez  mil:  en  lo  cual  estará  el  santuario, 
el  santuario  de  santuarios. 

4  Lo  consagrado  de  esta  tierra  será  para 
los  sacerdotes  ministros  del  santuario, 
que  son  allegados  para  ministrar  á  Jeho- 
va;  y  serles  ha  lugar  para  hacer  casas,  y 
el  santuario  para  santuario. 


5  Y  e^rot  veinte  y  cinco  mil  de  longitud, 
y  días  mil  de  anchura,  lo  cual  será  para 
los  Levitas  ministros  de  la  casa,  en  po- 
sesión da  veinte  cámaras. 

0  Y  pava  la  posesión  de  la  ciudad  daréis 
cinco  mil  de  anchura,  y  veinte  y  cinco 
mil  de  longitud  delante  da  lo  que  se' 
apartó  para  el  ¿antearla:  esto  será  para 
toda  la  casa  de  IsraeL 

7  Y  la  parte  del  principe  será  junto  al 
apartamiento  del  santuario  de  la  una 
parte  y  de  la  otra,  y  junto  á  la  posesión 
de  la  ciudad,  delante  del  apartamiento 
del  santuario,  y  delante  de  la  posesión  de 
la  ciudad,  desde  el  rincón  occidental  que 
eetd  hacia  el  occidente,  hasta  el  rincón 
del  oriental  que  eetd  hacia  el  oriente;  y 
la  longitud  será  de  la  una  parte  ala  otra, 
desde  el  rincón  del  occidente  hasta  el 
rincón  del  oriente. 

8  Esta  tierra  tendrá  en  posesión  en  Is- 
rael, y  nunea  mas  mis  principes  oprimi- 
rán mi  pueblo :  mas  darán  la  tierra  á  la 
casa  de  Israel  por  sus  tribus. 

9  Asi  dtyo  el  Sefior  Jehova:  Básteos  ya, 
ó !  principes  de  Israel :  quitad  la  violen- 
cia y  la  rapiña:  haced  juicio  y  justicia : 
quitad  vuestras  imposiciones  de  sobre 
mi  pueblo,  djjo  el  Sefior  Jehova. 

10  U  Peso  de  justicia,  y  epha  de  justicia, 
y  batho  de  justicia,  tendréis. 

11  £1  cpha  y  el  batho  serán  de  una  mis- 
ma medida,  que  el  batho  tenga  la  décima 
parte  del  homer,  y  la  décima  parte  del 
homer  el  epha :  el  homer  tendrá  tam- 
bién *a  igualdad. 

12  Y  el  siclo  seré  de  veinte  gerahs: 
veinte  sidos,  y  veinte  y  cinco  sidos,  y 
quince  sidos  os  será  una  mina. 

13  Esta  será  la  ofrenda  que  ofreceréis : 
la  sexta  parte  de  un  epha  de  homer  del 
trigo,  y  la  sexta  parte  de  un  epha  de  ho- 
mer de  la  cebada. 

14  T  Y  la  ordenanza  del  aceite  serd  que 
ofreceréis  un  batho  de  aceite,  que  es  la  dé- 
cima parte  de  un  coro :  diez  bathos  ha- 
rán un  homer;  porque  diez  bathos  son 
un  homer. 

15  Y  una  cordera  de  la  manada  de  dos- 
cientas, de  las  gruesas  de  Israel,  para 
sacrifldo,  y  para  holocausto,  y  para  pa- 
rifico*, para  ser  expiados,  dijo  d  Sefior 
Jehova. 

16  Todo  el  pueblo  de  la  tierra  será  obli- 
gado á  esta  ofrenda  para  el  prindpe  de 
IsraeL        < 

17  Has  dd  prindpe  será  la  obligación  de 
dar  d  holocausto,  y  el  sacrifldo,  y  la  der- 

745 


EZEQUIEL. 


remadura  en  las  solemnidades,  y -en  las 
lonas  nuevas,  y  en  los  sábados,  y  en  to- 
das las  fiestas  de  la  casa  de  Israel:  el 
hará  la  expiación,  y  el  presente»  y  el  ho- 
locausto, y  los  pacíficos,  para  expiar  la 
casa  de  Israel. 

'  18  Así  dijo  el  Señor  Jehova:  £1  me* 
primero,  al  primero  del  mes,  tomarás  un 
becerro  htfo  de  Taca  entero,  y  expiarás 
el  santuario. 

19  Y  el  sacerdote  tomará  de  la  sangre 
del  becerro  de  la  expiación,  y  pondrá  so- 
bre loe  postes  de  la  casa,  y  sobre  los  cua- 
tro rincones  del  patio  del  altar,  y  sobre 
los  postes  de  las  puertas  del  patio  de 
adentro. 

20  Así  harás  hatta  el  séptimo  dia  del 
mes  por  los  errados  y  engañados ;  y  ex- 
piarás la  casa. 

21  £1  mea  primero,  á  los  catorce  dias 
del  mes,  tendréis  la  pascua,  que  eerd  fies- 
ta de  siete  dias :  comerse  ha  pan  sin  le- 
vadura. 

22  T  aquel  dia  el  príncipe  sacrificará 
por  sí,  y  por  todo  el  pneblo  de  la  tierra, 
un  becerro  por  el  pecado. 

28  Y  en  iodo*  los  siete  dias  de  la  solem- 
nidad hará  holocausto  á  Jehova  de  siete 
becerros  y  siete  carneros  enteros,  cada 
día  en  siete  dias ;  y  por  el  pecado  un  ma- 
cho de  cabrío  cada  dia. 

24  Y  con  cada  becerro,  presente  de  un 
epha  de  flor  de  harina,  y  con  cada  carnero 
otro  epha;  y  por  cada  epha  un  hin  de 
aceite. 

25  En  el  mes  séptimo,  á  los  quince  del 
mes,  en  la  fiesta  hará  otro  tanto  como  en 
estos  siete  dias,  cuanto  á  la  expiación,  y 
cuanto  al  holocausto,  y  cuanto  al  pre- 
sente, y  cuanto  al  aceite. 

CAPITULO  XLVI. 

Protiam  en  la  reformación  del  culta.   ZF.  La»  cocina» 
del  templo, 

ASÍ  dtfo  el  Señor  Jehova:  la  puerta 
-£a-  del  patio  de  adentro,  que  mira  al 
oriente,  será  cerrada  los  seis  días  de  tra- 
bajo; y  el  dia  del  sábado  se  abrirá,  y  asi- 
miemo  se  abrirá  el  dia  de  la  nueva  luna. 

2  Y  el  príncipe  entrará  de  afuera  por  el 
camino  del  portal  de  la  puerta,  y  estará 
al  umbral  de  la  puerta,  (y  los  sacerdotes 
harán  su  holocausto  y  sus  pacíficos ;)  y 
inclinarse  ha  á  la  entrada  de  la  puerta,  y 
saldrá:  mas  la  puerta  no  se  cerrará  basta 
la  tarde. 

8  Y  el  pueblo  de  la  tierra  se  inclinará 
delante  de  Jehova  á  la  entrada  de  la  puer- 
ta en  los  sábados,  y  en  las  nuevas  lunas. 
746 


4  Y  el  holocausto  que  el  principe  ofre- 
cerá á  Jehova  el  día  del  sábado,  eerd  seis 
corderos  enteros,  y  un  carnero  entero ; 

5  Y  presente,  un  epha  de  flor  de  harina 
con  cada  carnero ;  y  con  cada  cordero, 
presente  don  de  su  mano ;  y  un  hin  do 
aceite  con  el  epha. 

6  Mas  el  dia  de  la  nueva  lana  ofrecerá 
un  becerro  htfo  de  vaca  entero,  y  seis 
corderos,  y  un  carnero :  serán  enteros. 

7  Y  hará  presente  de  un  epha  de  flor  de 
harina  con  el  becerro ;  y  otro  epha  con 
cada  carnero:  mas  .con  los  corderos,  con- 
forme á  su  facultad ;  y  un  hin  de  aceite 
con  cada  epha. 

8  Y  cuando  el  príncipe  entrare,  entrará 
por  el  camino  del  portal  de  Ja  puerta,  y 
por  el  mismo  camino  saldrá. 

9  Mas  cuando  el  pueblo  de  la  tierra  en- 
trare delante  de  Jehova  en  las  fiestas,  el 
que  entrare  por  la  puerta  del  norte,  sal- 
drá por  la  puerta  del  mediodía ;  y.  el  que 
entrare  por  la  puerta  del  mediodia,  sal- 
drá por  la  puerta  del  norte :  no  volverá 
por  la  puerta  por  donde  entró,  mas  sal- 
drá por  ladeen  frente  de  ella. 

10  Y  el  príncipe,  cuando  ellos  entraren, 
él  entrará  en  medio  de  ellos :  mas  cuan- 
do ellos  hubieren  salido,  él  saldrá. 

11  Y  en  las  fiestas,  y  en  las  solemnida- 
des, será  el  presente  un  epha  de  flor  de 
harina  con  cada  becerro,  y  otro  epha  con 
cada  carnero;  y  con  los  corderos,  lo  que 
le  parciere ;  y  un  hin  de  aceite  con  cada 
epha. 

12  Mas  cuando  el  principe  libremente 
hiciere  holocausto,  ó  pacíficos  á  Jehova, 
abrirle  han  la  puerta,  que  mira  al  orien- 
te, y  hará  su  holocausto,  y  sus  pacífieos, 
como  hace  en  el  dia  del  sábado :  después 
saldrá,  y  cerrarán  la  puerta  después  que 
saliere. 

13  Y  sacrificarás  á  Jehova  cada  dia  en 
holocausto  un  cordero  de  un  ano  entero :  - 
cada  mañana  lo  sacrificarás. 

14  Y  harás  con  el  presente  todas  las 
mañanas,  la  sexta  parte  de  un  epha  de 
flor  de  harina,  y  la  tercera  parte  de  un 
hin  de  aceite  para  mezclar  con  la  flor  do 
harina:  «rio  eerd  presente  para  Jehova 
continuamente  por  estatuto  perpetuo. 

15  Y  sacrificarán  el  cordero,  y  el  pre- 
sente, y  el  aceite  todas  las  mañanas  en 
holocausto  continuo. 

16  Asi  dijo  el  Señor  Jehova:  Si  el  prín- 
cipe diere  algún  don  de  su  heredad  á  al- 
guno de  sus  hijos,  será  de  ellos;  pose- 
sión, de  ellos  será  por  herencia. 


BZBQU1EL* 


17  M as  ti  dé  su  heredad  ¿foro  don  á  al- 
guno de  tus  sierro*,  aera  de  él  hasta  el 
año  de  libertad,  y  volverá  al  prioclpe: 
mas  su  herencia  de  ana  lujos  será. 

18  Y  el  principe  no  tomará  nada  de  la 
herencia  del  pueblo,  por  no  defraudarlo» 
de  an  posesión.  De  lo  qne  él  posee,  dará 
herenoU  á  ana  lujos ;  porque  mi  pueblo 
no  sea  echado  cada  uno  de  su  posesión, 

19  t  T  metióme  por  la  entrada  que  es- 
taba hada  la  puerta  á  las  cámaras  santaa 
de  los  sacerdotes,  las  cuales  miraban  al 
norte;  y  habia  allí  un  lugar  á  los  lados 
del  occidente. 

20  Y  dijome :  Este  es  el  lagar  donde 
los  sacerdotes  cocerán  el  sacrificio  por  d 
pecado,  y  por  la  expiación;  olli  cocerán 
el  presente  por  no  sacarlo  al  patio  de 
amera,  para  santificar  el  pueblo. 

21  Luego  me  sacó  al  patio  de  amera,  y 
trujóme  por  los  cuatro  rincones  del  pa- 
lio ;  y  en  cada  rincón  habia  un  patio. 

22  En  los  cuatro  rincones  del  patio  ha- 
bia patios  jautos  de  cuarenta  codo*  de 
longitud,  y  de  treinta  de  anchura:  te- 
nían una  misma  medida  todos  cuatro  á 
los  rincones. 

28  Y  habia  una  pared  al  derredor  de 
ellos,  al  derredor  de  todos  cuatro;  y  ha- 
bla chimeneas  hechas  abajo  de  las  pare- 
des al  derredor. 

24  Y  dijome:  Estas  son  las  casas  de 
los  cocineros,  donde  los  servidores  de  la 
casa  cocerán  el  sacrificio  del  pueblo. 

CAPITULO  XLVH. 

Muestra  Dios  al  profeta  la»  agua*  que  tale»  del  nuevo 
tempio  y  lo*  arbole*  fructífero*  y  medicínale*  de  sm 
ribera*:  la*  cumies  entrando  en  el  lago  de  Sodoma 
tañarían  sus  agua»  y  la»  volverían  fértiles  de  pesca-' 
do;  ven* laguna* v charco* en salinas.  II.  instituye 
nuevo  repartimiento  de  la  tierra  de  promisión,  con 
nuevo*  y  ma*  amplio*  término*,  d  cuya  heredad  el 
extrangero  (empero  avecindado  ya  en  el  pueblo  de 
Dio*)  seria  admütído  en  igual  derecho  con  el  na- 
tural, 

YHlZOME  tornar  á  la  entrada  de  la 
casa;  y  he  aqní  aguas  que  sallan  de 
debajo  del  umbral  de  la  casa  hacia  el 
oriente ;  porque  la  haz  de  la  casa  miaba 
al  oriente;  y  las  aguas  descendían  de 
debajo,  hacia  el  lado  derecho  de  la  casa, 
al  mediodía  del  altar. 

2  Y  sacóme  por  el  camino  de  la  puerta 
del  norte,  y  hizome  rodear  por  el  cami- 
no fuera  de  la  puerta  por  de  mera  al  ca- 
mino de  la  que  mira  al  oriente ;  y  he 
aqui  las  aguas  que  sallan  al  lado  dere- 
cho. 

3  Y  saliendo  el  varón  hacia  el  oriente 
tenia  un  cordel  en  su  mano;  y  midió 


mil  codos,  y  bisóme  pasar  por  las 
hasta  loe  tobillo* 

4  Y  midió  otro*  mil,  y  hizome  pasar 
por  las  aguas  hasta  las  rodillas.  Y  mi- 
dió oíros  mil,  y  hizome  pasar  por  las 
aguas  hasta  loa  lomos. 

5  Y  midió  otro*  mil,  y  üm  ya  el  arroyo 
que  yo  no  podia  pasar ;  porque  las  aguas 
se  hablan  alzado,  y  el  arroyo  no  se  podia 
pasar  si  no  á  nada 

6  Y  djjome :  ¿Hijo  del  hombre,  has  vis- 
to ?  Y  trujóme,  y  hizome  tomar  por  la 
ribera  del  arroyo. 

7  Y  tornando  yo,  he  aquí  en  la  ribera 
del  arroyo  que  habia  árbolesfauy  muchos 
de  la  una  parte,  y  de  la  otra. 

8  Y  díjome :  Estas  aguas  salen  á  la  re- 
gión del  oriente,  y  descenderán  á  la  cam- 
paña, y  entrarán  en  la  mar,  en  la  mar  de 
las  aguas  apartadas ;  y  las  aguas  recibi- 
rán sanidad. 

9  Y  será  que  toda  alma  viviente  que 
nadare  Dor  donde  quiera  que  entraren 
estos  dos  arroyos  vivirá;  y  habrá  mu- 
chos peces  en  gran  manera  por  haber 
entrado  estas  aguas  allá,  y  recibirán  sa- 
nidad, y  vivirá  todo  lo  que  entrare  en 
este  arroyo. 

10  Y  será  que  junto  á  él  estarán  pesca- 
dores, y  desde  Engadl  hasta  Engallm  se- 
rá tendedero  de  redes :  en  su  manera  se- 
tjl  su  pescado  como  el  pescado  de  la  gran 
mar,  mucho  en  gran  manera. 

11  Sus  charcos  y  sns  lagunas  no  se  sa- 
narán :  quedarán  para  salinas. 

12  Y  junto  al  arroyo  en  su  ribera  de 
una  parte  y  de  otra  crecerá  todo  árbsd 
ds fruto  de  comer:  su  hoja  nunca  caerá, 
ni  su  fruto  faltará :  á  sus  meses  madura- 
rá, porque  sus  aguas  salen  del  santuario; 
y  su  fruto  será  para  comer,  y  su  hoja 
para  medicina. 

13  S  Y  dijo  el  Señor  Jehova :  Este  es 
el  término  en  que  partiréis  la  tierra  en 
heredad  entre  las  doce  tribus  de  Israel : 
Joseph  dos  partes.  -^ 

14  Y  heredarla  neis  asi  los  unos  como 
los  otros ;  pues  por  ella  alcé  mi  mano 
que  la  habia  de  dar  á  vuestros  padres : 
por  tanto  esta  tierra,  os  caerá  en  heredad. 

15  Y  este  es  el  término  de  la  tierra  hacia 
la  parte  del  norte:  Desde  la  gran  mar 
camino  de  Hethalon  viniendo  en  Sedada, 

16  Ematb,  Berotha,  Sabarim,  que  son 
entre  el  término  de  Damasco,  y  el  té*- 
mino  de  Emath:  Haserhathicon,  que  es 
en  el  término  de  Hauran. 

17  Y  será  el  término  del  norte  desde  la 

747 


EZEQUIEL. 


mar  de  Haser-enan  al  término  de  Damas- 
co al  norte ;  y  al  término  de  Emath  al 
lado  del  norte. 

18  Al  lado  del  oriente,  por  medio  de 
Hauran,  y  de  Damasco,  y  de  Galaad,  y 
de  la  tierra  de  Israel,  al  Jordán:  «ato 
mediréis  de  término  hasta  la  mar  del 
oriente. 

10  Y  al  lado  del  mediodía,  hacia  el  me- 
diodía, desde  Tbamar  basta  las  aguas  de 
las  rencillas :  desde  Cades  y  el  arroyo 
hasta  la  gran  mar;  y  teto  será  al  lado  del 
mediodía,  al  mediodía. 

20  Y  al  lado  del  occidente,  la  gran  mar 
el  un  término,  hasta  en  derecho  para  re- 
ñir en  Emath.  Este  «mí  el  lado  del  occi- 
dente. 

21  Y  partiréis  esta  tierra  entre  Tosotros 
por  las  tribus  de  Israel. 

22  Y  será  qne  echaréis  sobre  ella  suer- 
tes por  herencia  para  vosotros,  y  para 
los  extranjeros  que  peregrinan  entre  vo- 
sotros, que  entre  vosotros  han  engendra- 
do hijos ;  y  tenerlos  heis  como  naturales 
entre  loa  hijos  de  Israel:  odiarán  suertes 
con  vosotros,  para  heredarse  entre  las 
tribus  de  Israel 

28  Y  será  que  en  la  tribu  en  que  pere- 
grinare el  extranjero,  allí  le  daréis  su 
heredad,  dijo  el  Señor  Jehova 

CAPITULO  XLVIIL 

La  dhrition  de  la  tierra  en  particular  teñalando  m 
tuerte  d  cada  tribu.  1L  ha»  tuerte*  del  templo,  de 
lo»  tacerdotet  de  loe  Levita*  de  la  ciudad,  del repen 
medio  de  la  tierra.  III.  La  trata  de  la  ciudad  y  tut 
doce  puerta»  llamada»  de  la»  doce  tribu*,  y  tu  nuevo 


YE8TOS  son  los  nombres  de  las  tri- 
bus :  Desde  la  parte  del  norte  por 
la  via  de  Hethalon  viniendo  á  Emath, 
Haser-enan,  al  término  de  Damasco,  al 
norte,  al  término  de  Emath :  tendrá  Dan 
una  parte  desde  la  parte  del  oriente  has- 
ta la  mar. 

2  Y  junto  al  término  de  Dan,  desde  la 
parte  del  oriente  hasta  la  parte  de  la 
mar,  Uncirá  Asser  una  parte. 

3  Y  junto  al  término  de  Asser,  desde  la 
parte  del  oriente  hasta  la  parte  de  la 
mar,  tendrá  Nephthall  otra. 

4  Y  junto  al  término  de  Nephthall,  des- 
de la  parte  del  oriente  hasta  la  parte  de 
la  mar,  Hanasses  otra. 

5  Y  junto  al  término  de  Manasses,  des- 
de la  parte  del  oriente  hasta  la  parte  de 
la  mar,  Ephraim  otra. 

6  Y  janto  al  término  de  Ephraim,  des- 
de la  parte  del  oriente  hasta  la  parte  de 
la  mar,  Rubén  otra. 

748 


7  Y  junto  al  término  de  Rnben,  desde 
la  parto  del  oriente  hasta  la  parte  de  la 
mar,  Juda  otra. 

8  Y  junto  al  término  de  Juda,  desde  la 
parte  del  oriente  basta  la  parte  de  la 
mar,  será  la  suerte  que  apartaréis  de 
vétete  y  cinco  mil  cañas  de  anchura  y  de 
longitud,  como  cualquiera  de  las  otras 
partes,  es  á  saber,  desde  la  parte  del 
oriente  hasta  la  parte  de  la  mar ;  y  el 
santuario  estará  en  medio  de  ella. 

9  La  suerte  que  apartaréis  para  Jehova 
será  de  longitud  de  veinte  y  cinco  mil 
cañas,  y  de  anchura  de  diez  mil. 

10  Y  allí  será  la  suerte  santa  de  los  sa- 
cerdotes de  veinte  y  cinco  mil  caña*  al 
norte,  y  de  diez  mil  de  anchura  al  occi- 
dente, y  al  oriente  de  diez  mil  de  anchu- 
ra, y  al  mediodía  de  longitud  de  veinte 
y  cinco  mil;  y  el  santuario  de  Jehova 
estará  en  medio  de  ella. 

11  Los  sacerdotes  santificados  de  los 
hijos  de  Badoc,  que  guardaron  mi  obser- 
vancia, que  no  erraron,  cuando  erraron 
los  hfyos  de  Israel,  como  erraron  los  Le- 
vitas: 

12  Ellos  tendrán  por  stierte  apartada  en 
la  partición  de  la  tierra  la  parte  santísi- 
ma, junto  al  término  de  los  Levitas. 

18  Y  la  de  los  Levitas  será  delante  del 
término  de  los  sacerdotes,  de  veinte  y 
cinco  mil  caña»  de  longitud,  y  de  diez 
mil  de  anchura:  toda  la  longitud  de 
veinte  y  cinco  mil,  y  la  anchura  de  diez 
mil 

14  No  venderán  de  ello,  ni  trocarán,  ni 
traspasarán  las  primicias  de  la  tierra, 
porque  es  consagrado  á  Jehova 

15  Y  los  cinco  mil  cañas  de  anchura 
que  quedan  delante  de  las  veinte  y  cinco 
mil,  serán  profanas  para  la  ciudad,  para 
habitación,  y  para  qjido ;  y  la  ciudad  es- 
tará en  medio. 

16  Y  estas  serán  sus  medidas :  A  la  par- 
te del  norte  cuatro  mil  y  quinientas  ca- 
ña*; y  á  la  parte  del  mediodía  cuatro 
mil  y  quinientas ;  y  á  la  parte  del  orien- 
te cuatro  mu  y  quinientas ;  y  á  la  parte 
del  occidente  cuatro  mil  y  quinientas. 

17  Y  el  ejido  de  la  ciudad  estará  al  nor- 
te de  doscientas  y  cincuenta  cañas,  y  al 
mediodía  de  doscientas  y  cincuenta,  y  al 
oriente  de  doscientas  y  cincuenta,  y  al 
occidente  do  doscientas  y  cincuenta 

18  Y  lo  que  quedare  de  longitud  de- 
lante de  la  suerte  santa,  que  son  diez  mil 
cañas  al  oriente,  y  diez  mil  al  occidente, 
que  será  lo  que  quedare  delante  de  la  suer- 


DANIEL, 


te  Muta,  será  par»  semkrar  pan  para  loa 
que  sirven  á  la  ciudad. 

19  T  los  que  servirán  á  la  ciudad,  serán 
de  todas  las  tribus  de  Israel 

20  Toda  la  apartadura  de  veinte  y  cin- 
co mil  canas,  y  otra*  veinte  y  cinco  mil 
en  cuadro  apartaréis  por  suerte  para  el 
santuario,  y  para  la  posesión  de  la  du- 
dad. 

21  T  del  principe  será  lo  que  quedare 
de  la  una  parte  y  de  la  otra  de  la  suerte 
santa,  y  de  la  posesión  de  la  ciudad,  es  á 
saber,  delante  de  las  veinte  y  cinco  mil 
cañas  de  la  suerte  sarda  hasta  el  término 
oriental;  y  al  occidente  delante  de  las 
veinte  y  cinco  mil  hasta  el  término  occi- 
dental, delante  de  las  partes  dichas  será 
del  principe ;  y  será  suerte  santa,  y  el  san- 
tuario de  la  casa  estará  en  medio  de  ella. 

22  Y  desde  la  posesión  de  los  Levitas*  y 
desde  la  posesión  de  la  dudad,  en  medio 
estará  lo  que  pertenecerá  al  principe: 
entre  el  término  de  Juda,  y  el  término 
de  Ben-jamin  estará  la  suerte  del  principe. 

23  Y  la  resta  de  las  tribus,  desde  la 
parte  del  oriente  hasta  la  parte  de  la 
mar,  Ben-jamin  tendrá  una  parte. 

24  Y  junto  al  término  de  Ben-jamin, 
desde  la  parte  del  oriente  basta  la  parte 
de  la  mar,  Simeón  otra. 

29  Y  junto  al  término  de  Simeón,  desde 
la  parte  dd  oriente  hasta  la  parte  de  la 
mar,  Isachar  otra. 

26  Y  jnnto  al  término  de  Isachar,  des- 
de la  parte  del  oriente  hasta  la  parte  de 
la  mar,  Zabulón  otra. 


27  Y  junto  al  término  de  Zabulón,  des- 
de la  parte  dd  oriente  hasta  la  parte  de 
la  mar,  Gad  otra. 

28  Y  junto  al  término  de  Gad  á  la  parte 
dd  mediodía,  al  mediodía,  será  el  térmi- 
no desde  Thamar  hasta  las  aguas  de  las 
rencillas,  y  desde  Cades  y  el  arroyo  hasta 
la  gran  mar. 

29  Esta  es  la  tierra  que  partiréis  por 
suertes  en  heredad  á  las  tribus  de  Israel; 
y  estas  son  sus  partes,  dijo  d  Señor  Je» 
nova, 

80  Y  estas  son  las  salidas  de  la  ciudad  á 
la  parte  dd  norte,  cuatro  mil  y  quinien- 
tas canas  por  medida. 

31  Y  las  puertas  de  la  dudad  serán  se- 
gún los  nombres  de  las  tribus  de  Israd : 
las  tres  puertas  al  norte,  la  puerta  de 
Rubén  una,  la  puerta  de  Juda  otra,  la 
puerta  de  Lev!  otra. 

32  Y  á  la  parte  dd  oriente,  cuatro  mil 
y  quinientas  cañas,  y  tres  puertas:  la 
puerta  de  Joseph  una,  la  puerta  de  Ben- 
jamin  otra,  la  puerta  de  Dan  otra. 

33  Y  á  la  parte  del  mediodía,  cuatro  mil 
y  quinientas  cañas  por  medida,  y  tres 
puertas:  la  puerta  de  Simeón  una,  la 
puerta  de  Isachar  otra,  la  puerta  de  Za- 
bulón otra. 

34  Y  á  la  parte  del  ocddente,  cuatro 
mil  y  quinientas  cañas,  y  sus  tres  puer- 
tas :  la  puerta  de  Gad  una,  la  puerta  de 
Asser  otra,  la  puerta  de  Nephtbali  otra. 

35  En  derredor  diez  y  ocho  mil  cañas: 
y  el  nombre  da  la  dudad  desde  aquel 
día  será  Jehova  Allí 


LA  PROFECÍA  DE  DANIEL. 


CAPITULO  L 

Datad  w  sm  compañera*  eiend o  —cogido*  de  entre  loe 
cautivo*  de  Jerutalem  ton  criado*  y  «mellado*  Uso» 
raímente  para  el  servicio  del  rey  de  Babilonia,  y 
guardándote  de  contaminar»*  en  la*  vianda*  contra 
la  ley.  Dio*  le*  da  tabiduria  y  arada  delante  del 
rey,  mas  que  d  ninguno  de  todo*  tu*  tdbios,  especial- 
mente d  Daniel,  y  te  quedan  en  *u  temido. 

EN  el  ano  tercero  del  reino  de  Joacim, 
rey  de  Juda,  vino  Nabucbodonosor, 
rey  de  Babylonia,  á  Jerusalem,  y  cercóla. 
2  Y  d  señor  entregó  en  sus  manos  á 
Joacim,  rey  de  Juda,  y  parte  de  loe  va- 
sos de  la  casa  de  Dios,  y  trujólos  á  tierra 
de  Sennaar  á  la  casa  de  su  dios ;  y  metió 
los  vasos  en  la  casa  dd  tesoro  de  su  dios. 


8  Y  d\jo  d  rey  á  Aspenez  príncipe  de 
sus  eunucos,  que  trújese  de  los  hijos  de 
Israd,  del  linagereal,  y  de  los  prindpes; 

4  Muchachos  en  quien  no  hubiese  al- 
guna mácula,  y  de  buen  parecer,  y  ense- 
ñados en  toda  sabiduría,  y  sabios  en 
ciencia,  y  de  buen  entendimiento,  y  que 
tuviesen  fuerzas  para  estar  en  el  palacio 
del  rey,  y  que  les  enseñase  las  letras  y  la 
lengua  do  los  Chaldeos. 

5  Y  señalóles  el  rey  radon  para  cada 
día,  de  la  ración  de  la  comida  del  rey,  y 
del  vino  de  su  beber;  que  los  criase 
tres  años,  para  quo  al  fin  de  ellos  estu- 
viesen delante  dd  rey. 

749 


DANIEL. 


6  Y  íberon  entre  ellos  de  los  hijos  de 
Juda,  Daniel,  Ananias,  Misael,  y  Alarios  : 

7  A  los  cuales  el  principe  de  loe  eunu- 
cos puso  nombres.  T  puso  á  Daniel, 
Balthasar ;  y  á  Ananias,  Sldrach ;  y  á  Mi- 
ase!, Mlsach ;  y  á  Asarlas,  Abdenago. 

8  Y  Daniel  propuso  en  bu  corazón  de 
no  contaminarse  en  la  ración  de  la  ce- 
mida  del  rey,  y  en  el  Tino  de  su  beber ; 
y  pidió  al  principe  de  los  eunucos  de  no 
se  contaminar. 

9  (Y  puso  Dios  á  Daniel  en  gracia,  y  en 
buena  voluntad  con  el  principe  de  los 
eunucos.) 

10  Y  djjo  el  principe  de  los  eunucos  á 
Daniel :  Tengo  temor  de  mi  señor  el  rey, 
que  señaló  yuestra  comida,  y  vuestra  be- 
bida: el  cual  porque  verá  vuestros  ros- 
tros mas  tristes  que  los  de  los  mucha- 
chos que  son  semejantes  á  vosotros,  con- 
denaréis para  con  el  rey  mi  cabeza. 

11  Y  Daniel  á\}o  á  Malasar,  que  era  se- 
ñalado por  el  príncipe  de  los  eunucos 
sobre  Daniel,  Ananias,  Misael,  y  Asa- 
rlos: 

12  Prueba,  yo  te  ruego,  tus  siervos  diez 
dias,  y  dennos  de  las  legumbres  á  co- 
mer, y  agua  á  beber : 

13  Y  parezcan  delante  de  tí  nuestros 
rostros,  y  los  rostros  de  los  muchachos 
que  comen  de  la  ración  de  la  comida  del 
rey,  y  según  que  vieres,  harás  con  tus 
sierros. 

14  Consintió  pues  con  ellos  en  esto,  y 
probó  con  ellos  diez  dias. 

15  Y  al  cabo  de  los  diez  días  pareció  el 
rostro  de  ellos  mejor,  y  mas  gordo  de 
carne  que  los  otros  muchachos,  que  co- 
mían de  la  ración  de  la  comida  del  rey. 

10  Y  fué,  que  Malasar  tomaba  la  radon 
de  la  comida  de  ellos,  y  el  vino  de  su  be- 
ber, y  dábales  legumbres. 

17  Y  á  estos  cuatro  muchachos  dióles 
Dios  conocimiento,  y  inteligencia  en  to- 
das letras  y  ciencia:  mas  Daniel  tuvo 
entendimiento  en  toda  visión  y  sueños. 

18  Pasados  pues  los  dias  al  fin  de  los 
cuales  djjo  el  rey  que  los  trajesen,  el 
príncipe  de  los  eunucos  los  trujo  delante 
de  Nabuchodonosor. 

19  Y  el  rey  habló  con  ellos,  y  no  fué* 
hallado  entre  todos  ellos  otro  como  Da- 
niel, Ananias,  Misael,  y  Azarias;  y  estu- 
vieron delante  del  rey. 

20  Y  en  todo  negocio  de  sabiduría  y  in- 
teligencia que  el  rey  les  demandó,  los 
halló  diez  veces  sobre  todos  los  magos  y 
astrólogos  que  habla  en  todo  tu  reino. 

750 


21  Y  faé  Daniel  hoto  el  «fio  primero 

del  rey  Cyro. 

CAPITULO  n. 

Habiendo  tañado  yabuchodonotor  un  eueho  díohux,  y 
habiéndeeel»  olvidado,  y  no  habiendo  en  BabgUmia 
edbioqueee  lo  pmHem  acordar  para  dec&nrmrmwéh, 
Daniel  «e  présenlo,  y  le  reduce  día  memoria  porra- 
velación  de  Dio*,  no  tolo  el  eueho,  ma»  aun  la»  oca» 
eione»  deéL  ILLa  declaración  del  eueho  era,  que 
en  figura  de  una  eetatua  de  dicerta»  materia*,  le 
pinta  Dio»  tre»  monarquía»,  que  habían  de  euceder 
dttpue»  de  la  de  lo»  Cha¡d*e*(d»abert  la  de  lo»  Per- 
las, la  de  lo»  Griego»,  y  lade  lo»  Romano»)  y  tu» Jar* 
tuna»;  gqueen  elprogreeo  de  Ja  cuarta  aparecería 
el  reino  de  Cristo  gloriólo,  que  naciendo  de  wtmg 
bajo  principio,  y  *in  ninguna  fuerza  ni  apariencia 
humana,  abatiría  toda  la  gloria  del  mundo,  y  crece" 
ria  en  inmenta  y  eterna  gloria. 

Y  EN  el  segundo  año  del  reino  de 
Nabuchodonosor,  soñó  Nabucho- 
donosor  sueños,  y  su  espíritu  se  que- 
brantó, y  su  sueno  se  huyó  de  éL 

2  Y  mandó  el  rey  llamar  magos,  astró- 
logos, y  encantadores,  y  Chaldeos,  para 
que  enseñasen  al  rey  sus  sueños:  los 
cuales  vinieron,  y  se  presentaron  delante 
del  rey. 

8  Y  el  rey  les  dijo :  He  soñado  un  sue- 
ño, y  mi  espíritu  se  ha  quebrantado  por 
saber  el  sueño. 

4  Y  los  Chaldeos  hablaron  al  rey  en  8y- 
riaco:  Rey,  para  siempre  vive:  Di  el 
sueño  á  tus  siervos,  y  mostraremos  la 
declaración. 

5  £1  rey  respondió,  y  dijo  á  los  Chal- 
deos :  £1  negocio  se  me  Aló  de  la  memo- 
ria: si  no  me  mostráis  el  sueño  y  su  de- 
claración, seréis  hechos  cuartos,  y  vues- 
tras casas  serán  puestas  por  muladares. 

6  Y  si  mostrareis  el  sueño  y  su  decla- 
ración, recibiréis  de  mi  dones,  y  merce- 
des, y  grande  honra:  por  tanto  mostrád- 
me  el  sueño,  y  su  declaración. 

7  Respondieron  la  segunda  vez,  f  dije- 
ron :  Diga  el  rey  el  sueño  á  sus  siervos, 
y  mostraremos  su  declaración, 

8  El  rey  respondió,  y  dtfo :  Yo  conozco 
ciertamente  que  vosotros  ponéis  dila- 
ciones, porque  veis  que  el  nogocio  se 
me  ha  ido  de  la  memoria. 

9  Si  no  me  mostráis  el  sueño,  una  sola 
sentencia  será  de  vosotros.  Ciertam ente 
respuesta  mentirosa  y  perversa  que  de- 
cir delante  de  mí  aparejáis  vosotros,  en- 
tre tanto  que  se  muda  el  tiempo:  por 
tanto  decidme  el  sueño,  para  que  yo  en- 
tienda que  me  podéis  mostrar  su  decla- 
ración. 

10  Loe  Chaldeos  respondieron  delante 
del  rey,  y  dieron :  No  hay  hombre  so- 
bre la  tierra  que  pueda  declarar  el  negó- 


DANIEL* 


ció  4*1  rey :  además  de  esto,  ningún  rey, 
principe,  ni  tenor  preguntó  cosa  seme- 
jante á  ningún  mago,  ni  astrólogo,  ni 
Chaldeo. 

U  Finalmente  el  negocio  que  el  rey 
demanda  es  singular,  ni  hay  quien  lo 
pueda  declarar  delante  del  rey,  salvo  los 
dioses,  cuya,  morada  no  es  con  la  carne. 

13  Por  esto  el  rey  con  ira  y  con  grande 
enojo  mandó  que  matasen  á  todos  los 
sabios  de  Babylonla. 

13  T  el  mandamiento  se  publicó,  y  los 
sabios  eran  llevados  á  la  muerte ;  y  bus- 
caron á  Daniel,  y  á  sus  compañeros  para 
matarlos. 

14  Entonces  Daniel  habló  avisada  y  pru- 
dentemente á  Arioch,  capitán  do  los  de 
la  guarda  del  rey,  que  habla  salido  para 
matar  los  sabios  de  Babylonla. 

15  Habló,  y  dijo  á  Arioch,  capitán  del 
rey*  ¿Qué  es  la  causa  que  este  manda- 
miento se  publica  de  parte  del  rey  tan 
apresuradamente?  Entonces  Arioch  de- 
claró el  negocio  á  DanleL 

16  Y  Daniel  entró,  y- pidió  al  rey  que  le 
diese  tiempo,  y  que  él  mostrarla  al  rey 
la  declaración. 

17  Entonces  Daniel  se  fué  á  su  casa;  y 
declaró  el  negocio  á  Ananias,  Misael,  y 
Azarias  sus  compañeros ; 

18  Para  demandar  misericordias  del 
Dios  del  délo  sobre  este  misterio,  y  que 
Daniel  y  sus  compañeros  no  pereciesen 
cou  los  otros  sabios  de  Babylonia. 

19  Entonces  el  misterio  fué  revelado  á 
Daniel  en  visión  de  noche :  por  lo  cual 
Daniel  bendijo  al  Dios  del  cielo ; 

20  T  Daniel  habló,  y  dijo:  Sea  bendito 
el  nombre  de  Dios  de  siglo  hasta  siglo ; 
porque  suya  es  la  sabiduría  y  la  fortaleza.  1 

21  T  él  es  el  que  muda  los  tiempos,  y 
las  oportunidades:  quita  reyes,  y  pone 
reyes :  da  la  sabiduría  á  los  sabios,  y  la 
ciencia  á  los  entendidos : 

22  El  revela  lo  profundo  y  lo  escondi- 
do :  conoce  lo  que  está  en  tinieblas,  y  la 
luz  mora  con  él. 

23  A  tí,  ó !  Dios  de  mis  padres,  te  doy 
las  gracias,  y  te  alabo,  que  me  diste  sa- 
biduría y  fortaleza;  y  ahora  me  ense- 
naste lo  que  te  pedímos,  porque  nos  en- 
senaste el  negocio  del  rey. 

24  Después  de  esto  Daniel  entró  á 
Arioch,  al  cual  el  rey  habla  puesto  para 
matará  los  sabios  de  Babylonla:  fué  y 
díjole  así :  No  mates  los  sabios  de  Baby- 
lonla: méteme  delante  del  rey,  que  yo 
mostraré  al  rey  la  declaración. 


26  Entonces  Arioch  metió  prestamente 
á  Daniel  delante  del  rey,  y  díjole  asi: 
Un  varón  de  los  trasportados  de  Juda  he 
hallado,  el  cual  declarará  al  rey  la  Ínter* 
pretacion. 

25  Respondió  el  rey,  y  dijo  á  Daniel, 
(al  cual  llamaban Balthasar:)  ¿Podrás  tú 
hacerme  entender  el  suefio  que  vi,  y  su 
declaración  ? 

27  Daniel  respondió  delante  del  rey,  y 
dijo :  El  misterio  que  el  rey  demanda,  ni ' 
sabios,  ni  astrólogos,  ni  magos,  ni  adivi- 
nos lo  pueden  enseñar  al  rey. 

28  Mas  hay  un  Dios  en  los  délos  el  cual 
revela  los  misterios ;  y  él  ha  hecho  saber 
al  rey  Nabuchodonosor  lo  que  ha  de 
acontecer  á  cabo  de  días.  Tu  suefio,  y 
las  visiones  de  tu  cabeza  sobre  tu  cama, 
es  esto : 

29  Tú,  ó !  rey,  en  tu  cama,  tus  pensa- 
mientos subieron  por  saber  lo  que  habfa 
de  ser  en  lo  porvenir ;  y  el  que  revela 
los  misterios,  te  mostró  lo  que  ha  de  ser. 

80  Y  á  mi,  no  por  la  sabiduría  que  en 
mi  hay  mas  que  en  todos  los  vivientes, 
ha  sido  revelado  este  misterio,  mas  para 
que  yo  notifique  ai  rey  la  declaración,  y 
que  entendieses  los  pensamientos  de  tu 
corazón. 

81  Tú,  ó  f  rey,  velas,  y  he  aquí  una  gran- 
de imagen.  Esta  imagen,  que  era  muy 
grande,  y  cuya  gloria  era  muy  sublime, 
estaba  en  pié  delante  de  ti,  y  su  vista  era 
terrible. 

82  La  cabeza  de  esta  imagen  era  de  fino 
oro :  sus  pechos  y  sus  brazos  de  plata : 
su  vientre  y  sus  muslos  de  metal : 

83  Sos  piernas  de  hierro :  sus  pies  en 
parte  de  hierro,  y  en  parte  de  barro  co- 
cido. 

84  Estabas  mirando,  hasta  que  una  pie- 
dra fué  cortada,  no  con  roanos,  la  cual 
hirió  á  la  imagen  en  sos  pies  de  hierro 
y  de  barro  cocido,  y  los  desmenuzó. 

86  Entonces  fué  también  desmenuzado 
el  hierro,  el  barro  cocido,  el  metal,  la 
plata,  y  el  oro,  y  se  tornaron  como  tamo 
de  las  eras  del  verano ;  y  levantólos  el 
viento,  y  nunca  mas  se  les  halló  lugar. 
Mas  la  piedra  que  hirió  á  la  imagen,  fué 
hecha  un  gran  monte,  que  hinchió  toda 
la  tierra. 

86  1  Este  «t  el  suefio:  la  declaración 
de  él  diremos  también  en  la  presencia 
del  rey. 

37  Tú,  ó !  rey,  eres  rey  de  reyes ;  por- 
que el  Dios  del  délo  te  ha  dado  el  reino, 
la  potencia,  y  la  fortaleza,  y  lamagestad. 
751 


DANIEL. 


88  Y  todo  lo  que  habitan  lujos  de  hom- 
bres, bestias  del  campo,  y  ares  del  cielo, 
ka  entregado  en  tu  mano ;  y  te  ha  hecho 
ensefiorear  sobre  todo  ello :  tú  eres  aque- 
lla cabeza  de  oro. 

89  Y  después  de  ti  se  levantará  otro 
reino  menor  que  tú ;  y  otro  tercero  rei- 
no de  metal,  el  cual  se  enseñoreará  de 
toda  la  tierra. 

40  Y  el  reino  cuarto  será  fuerte  como 
'hierro;  y  como  el  hierro  desmenuza,  y 

doma  todas  las  cosas,  y  como  el  hierro 
que  quebranta  todas  estas  cosas,  desme- 
nuzará y  quebrantará. 

41  Y  lo  qne  Tiste  los  pies  y  los  dedos 
en  parte  de  barro  cocido  de  ollero,  y  en 
parte  de  hierro,  el  reino  será  diviso,  y 
habrá  en  él  algo  de  fortaleza  de  hierro, 
de  la  manera  que  viste  el  hierro  mezcla- 
do con  el  tiesto  de  barro. 

43  Y  los  dedos  de  los  pies  en  parte  de 
hierro,  y  en  parte  de  barro  cocido,  en  parte 
el  reino  será  raerte,  y  en  parte  será  frágil. 

48  Cuanto  á  lo  que  Tiste  el  hierro  mez- 
clado con  tiesto  de  barro,  mezclarse  han 
con  simiente  humana:  mas  no  se  pega- 
rán el  uno  con  el  otro,  como  el  hierro 
no  se  mezcla  con  el  tiesto. 

44  Mas  cu  los  dias  de  estos  reyes  el 
Dios  del  cielo  levantará  un  reino  que 
eternalmente  no  se  corromperá;  y  este 
reino  no  será  dejado  á  otro  pueblo:  el 
cual  desmenuzará,  y  consumirá  todos  es- 
tos reinos,  y  él  permanecerá  para  siem- 
pre. 

45  De  la  manera  que  Tiste  que  del  mon- 
te rae  cortada  una  piedra,  que  no  con 
manos,  desmenuzó  al  hierro,  al  metal,  al 
tiesto,  á  la  plata,  y  al  oro,  el  Dios  grande 
mostró  al  rey  lo  que  ha  de  acontecer  en 
lo  porvenir.  Y  el  sueño  es  verdadero, 
y  fiel  su  declaración. 

46  Entonces  el  rey  Nabuchodonosor 
cayó  sobre  su  rostro,  y  humillóse  á  Da- 
niel, y  mandó  que  le  sacrificasen  presen- 
tes y  perfumes. 

47  El  rey  habló  á  Daniel,  y  dyo:  Cier- 
tamente qne  el  Dios  vuestro  es  Dios  de 
dioses,  y  el  Seflor  de  los  reyes,  y  el  des- 
cubridor de  los  misterios,  pues  pudiste 
revelar  este  misterio. 

48  Entonces  el  rey  magnificó  á  Daniel, 
y  le  dio  muchos  y  grandes  dones,  y  pú- 
sole por  gobernador  do  toda  la  provincia 
de  Babylonia,  y  por  principe  de  los  go- 
bernadores sobre  todos  los  sabios  de 
Babylonia. 

40  Y  Daniel  demandó  del  rey,  y  él  puso 
758 


sobre  los  negocios  de  la  provincia  de 
Babylonia  á  Sidrach,  Misach,  y  Abdena- 
go  :*y  Daniel  á  la  puerta  del  rey. 

CAPITULO  m. 

Sidrach,  JftsodL  y  Abdenago  compañero*  de  Daniel, 
jtor  guardar$eVmpio9  de  idolatría,  ton  echado»  per 
mandado  de  NaJmokodonoeor  en  mt  homo  ardienda, 
el  fuego  del  cual  gvemó,  d  he  verdugo*  quedando 
ello»  tono»  v  $U  tocarle*  el  fuego.  IL  Netmchmdo- 
notor  visto  el  milagro  loe  manda  *alirt  y  otaba  ai 
Dio»  de  eüo*,  y  loe  ennoblece  en  tu  reino. 

EL  rey  Nabuchodonosor  hizo  una  es- 
tatua de  oro,  la  altura  de  la  cual  era 
de  sesenta  codos,  su  anchura  de  seis  co- 
dos: levantóla  en  el  campo  de  Dura,  en 
la  provincia  de  Babylonia. 

2  Y  envió  el  rey  Nabuchodonosor  á  jun- 
tar los  grandes,  los  asistentes  y  capita- 
nes :  oidores,  receptores,  los  del  conse- 
jo, presidentes,  y  á  todos  los  goberna- 
dores de  las  proTindas,  para  que  vinie- 
sen á  la  dedicación  de  la  estatua,  que  el 
rey  Nabuchodonosor  habla  levantada 

8  Y  fueron  congregados  los  grandes» 
los  asistentes,  y  capitanes,  los  oidores, 
receptores,  los  del  consejo,  los  presi- 
dentes, y  todos  los  gobernadores  de  las 
provincias,  a  la  dedicación  de  la  estatua 
que  el  rey  Nabuchodonosor  había  levan- 
tado ;  y  estaban  en  pié  delante  de  la  es- 
tatua que  habla  levantado  el  rey  Nabu- 
chodonosor. 

4  Y  el  pregonero  pregonaba  á  alta  voz: 
Mándase  á  vosotros,  pueblos,  naciones, 
y  lenguajes : 

5  En  oyendo  el  son  de  la  bocina,  del 
pinino,  del  atambor,  de  la  arpa,  del  salte- 
rio, de  la  sinfonía,  y  de  todo  instrumen- 
to músico,  os  postraréis,  y  adoraréis  la 
estatua  de  oro  que  el  rey  Nabuchodono- 
sor ha  levantado. 

6  Y  cualquiera  que  no  se  prostrare,  y 
la.  adorare,  en  la  misma  hora  será  echa- 
do dentro  del  horno  do  fuego  ardiendo. 

7  Por  lo  cual  en  oyendo  todos  los  pue- 
blos el  son  de  la  bocina,  del  pífano,  del 
atambor,  de  la  arpa,  del  salterio,  de  la 
sinfonía,  y  de  todo  instrumento  músico, 
todos  los  pueblos,  naciones,  y  lenguajes 
se  postraron,  y  adoraron  la  estatua  de  oro 
que  el  rey  Nabuchodonosor  habla  levan- 
tado. 

8  Por  esto  en  el  mismo  tiempo  ákjwxm 
varones  Chaldeos  se  llegaron,  y  denun- 
ciaron de  los  Judíos : 

9  Hablando,  y  diciendo  al  rey  Nabucho- 
donosor: Rey,  para  siempre  viva. 

10  Tú,  6  i  rey,  pusiste  ley,  que  todo 
hombre  en  oyendo  el  son  de  la  bocina, 


DANIEL. 


del  pífano,  del  atambor  do  la  arpa,  del 
salterio,  de  la  sinfonía,  y  de  todo  Instru- 
mento músico,  se  postrase  y  adorase  la 
estatua  de  oro : 

11  Y  el  que  no  se  postrase,  y  la  adora* 
se,  fuese  echado  dentro  del  horno  de 
fuego  ardiendo. 

12  Hay  unos  varones  Judíos,  los  cuales 
tú  pusiste  sobre  loe  negocios  de  la  pro- 
vincia de  Babylonla,  Sidrach,  Misach,  y 
Abdcnago :  estos  varones,  6 !  rey,  no  han 
hecho  cuenta  de  ti :  no  adoran  tus  dio- 
ses, no  adoran  la  estatua  de  oro,  que  tú 
levantaste. 

13  Entonces  Nábuchodonosor  dtyo  con 
Ira  y  con  enojo,  que  trujesen  á  Sidrach, 
Misach,  y  Abdenago :  luego  estos  varo- 
nes fueron  traídos  delante  del  rey. 

14  Habló  Nábuchodonosor,  y  díjoles: 
¿Es  verdad,  Sidrach,  Misach,  y  Abdena- 
go, que  vosotros  no  honráis  á  mi  dios,  ni 
adoráis  la  estatua  de  oro  que  yo  levanté? 

15  Ahora  pues,  ¿  estáis  prestos  para  que 
en  oyendo  el  son  de  la  bocina,  del  pífa- 
no, del  atambor,  de  la  arpa,  del  salterio, 
de  la  sinfonía,  y  de  todo  instrumento 
músico,  os  postréis,  y  adoréis  la  estatua 
que  yo  hice  ?  Porque  si  no  la  adorareis, 
en  la  misma  hora  seréis  echados  en  me- 
dio del  horno  de  fuego  ardiendo:  ¿Y 
qué  dios  será  aquel  que  os  libre  de  mis 
manos  ? 

16  Sidrach,  Mlsaeh,  y  Abdenago  res- 
pondieron, y  dijeron  al  rey  Nábuchodo- 
nosor: No  curamos  de  responderte  so- 
bre este  negocio. 

17  He  aquí  nuestro  Dios,  á  quien  hon- 
ramos, puede  librarnos  del  horno  de  fue- 
go ardiendo;  y  de  tu  mano,  6!  rey,  nos 
librará. 

18  T  si  no :  Sepas,  ó!  rey,  que  tu  dios 
no  adoraremos,  y  la  estatua  que  tú  le- 
vantaste no  honraremos. 

19  Entonces  Nábuchodonosor  fué  lle- 
no de  ira,  y  la  figura  de  su  rostro  se  de- 
mudó sobre  Sidrach,  Misach,  y  Abdena- 
go :  habló,  y  mandó  que  el  horno  se  en- 
cendiese siete  veces  tanto  de  lo  que  cada 
ves  solía. 

20  Y  mandó  á  hombres  valientes  en 
fuerza  que  estaban  en  su  ejército,  que 
atasen  á  Sidrach,  Misach,  y  Abdenago, 
para  echarlos  en  el  horno  de  fnrgo  ar- 
diendo. 

21  Entonces  estos  varones  fueron  ata- 
dos con  sus  mantos,  y  sus  calzas,  y  sus 
turbantes,  y  sus  vestidos,  y  fueron  echa- 
dos dentro  del  homo  de  fuego  ardiendo. 
Span.  48 


22  Porque  la  palabra  del  rey  daba  prie- 
sa, y  habla  procurado  que  se  enciendic- 
se  mucho.  La  llama  del  mego  mató  á 
aquellos  hombres  que  habían  alzado  á 
Sidrach,  Misach,  y  Abdenago. 

23  Y  estos  tres  varones  Sidrach,  Mi- 
sach, y  Abdenago  cayeron  atados  dentro 
del  horno  de  fuego  ardiendo. 

24  1T  Entonces  el  rey  Nábuchodonosor 
se  espantó,  y  se  levantó  apriesa,  y  habló, 
y  dyo  á  los  de  su  consejo:  ¿No  echamos 
tres  varones  atados  dentro  del  fuego? 
Ellos  respondieron,  y  dijeron  al  rey :  Ea 
verdad,  ó !  rey. 

25  Respondió,  y  dijo :  He  aquí  que  yo 
veo  cuatro  varones  sueltos,  que  se  pa* 
sean  en  medio  del  fuego ;  y  ningún  da- 
ño hay  en  ellos ;  y  el  parecer  del  cuarto 
es  semejante  á  hijo  de  Dios. 

26  Entonces  allegóse  Nábuchodonosor 
á  la  puerta  del  horno  de  fuego  ardien- 
do, y  habló,  y  dtfo :  Sidrach,  Misach,  y 
Abdenago,  siervos  del  Alto  Dios,  salid, 
y  venid.  Entonces  Sidrach,  Misach,  y 
Abdenago  salieron  de  en  medio  del 
fuego. 

27  Y  Juntáronse  los  grandes,  los  gober- 
nadores, y  los  capitanes,  y  los  del  con- 
sejo del  rey  para  mirar  estos  varones, 
como  el  fuego  no  se  enseñoreó  de  sus 
cuerpos:  ni  cabello  de  sus  cabezas  fué 
quemado,  ni  sus  ropas  se  mudaron,  ni 
olor  de  fuego  pasó  por  ellos. 

28  Nábuchodonosor  habló,  y  djjo :  Ben- 
dito el  Dios  de  ellos,  de  Sidrach,  Misach, 
y  Abdenago,  que  envió  su  ángel,  y  libró 
sus  siervos  que  esperaron  en  él,  y  el 
mandamiento  del  rey  mudaron,  y  entre- 
garon sus  cuerpos  antes  que  sirviesen 
ni  adorasen  otro  dios  que  su  Dios. 

29  Por  mí  pues  se  pone  decreto,  que 
todo  pueblo,  nación,  ó  lenguaje  que  di- 
jere blasfemia  contra  el  Dios  de  Sidrach, 
Misach,  y  Abdenago,  sea  descuartizado, 
y  su  casa  sea  puesta  por  muladar:  por 
cuanto  no  hay  Dios  que  pueda  librar 
como  este. 

80  Entonces  el  rey  ennobleció  á  Sid- 
rach, Misach,  y  Abdenago  en  la  provin- 
cia de  Babylonia. 

CAPITULO  IV. 

Continua  Kabuchodonotor  tu  confesión  pública  de  la» 
grandeza*  de  Dioe  experimentada*  por  ¿l,  contando 
como  debajo  de  la  figura  de  un  prórjiero  y  glorioto 
árbol,  él  toñó,  tu  depoticion  del  reino,  u  que  había 
de  ter  echado  con  la»  batía»  por  tu  toberbia,  ma» 
detente»  de  ticte  año»  teña  rettituido,  el  cual  sueño 
le  fué  declarado  por  Daniel,  y  dude  d  poco»  dio» 
fué  todo  en  61  ejecutado.  \ 

753 


,  y  dudé  d  poco»  dio» 


DANIEL. 


NABtJCHO D0N080R  rey  á  todos  tos 
pueblos,  naciones,  y  lenguajes  que 
moran  en  toda  la  tierra,  paz  os  sea  mul- 
tiplicada. 

2  Las  señales  y  milagros  que  el  Alto 
Dios  ha  hecho  conmigo,  conviene  que 
yo  las  publique. 

3  ¿Cuan  grandes  son  sus  señales,  y 
cuan  fuertes  sus  maravillas  ?  Su  reino, 
reino  sempiterno,  y  su  señorío  hasta  ge- 
neración y  generación. 

4  Yo  Nabochodooosor  estaba  quieto  en 
mi  casa,  y  florido  en  mi  palacio. 

5  Vi  un  sueño  que  me  espantó;  y  las 
imaginaciones  y  visiones  de  mi  cabeza 
me  turbaron  en  mi  cama. 

6  Por  lo  cual  yo  puse  mandamiento 
para  hacer  venir  delante  de  mi  todos  los 
sabios  de  Babylonia,  que  me  mostrasen 
la  declaración  del  sueño. 

7  Y  vinieron  magos,  astrólogos,  Chál- 
eteos, y  adivinos,  y  dije  el  sueño  delante 
de  ellos:  mas  nunca  me  mostraron  sn 
declaración : 

8  Hasta  tanto  que  entró  delante  de  mí 
Daniel,  cuyo  nombre  es  Balthasar,  como 
el  nombre  de  mi  Dios,  y  en  el  cual  hay 
espíritu  de  los  dioses  santos ;  y  djje  el 
sueño  delante  de  él,  diciendo: 

9  Balthasar,  principe  de  los  magos,  yo 
he  entendido  que  hay  en  ti  espíritu  de 
los  dioses  santos,  y  que  ningún  misterio 
se  te  esconde ;  dime  las  visiones  de  mi 
sueño  que  he  visto,  y  su  declaración.    . 

10  Las  visiones  de  mi  cabeza  en  mi  ca- 
ma, eran:  Parecíame  que  vela  un  árbol 
en  medio  de  la  tierra  cuya  altura  era 
grande. 

11  Crecía  este  árbol,  y  hacíase  fuerte,  y 
su  altura  llegaba  hasta  el  cielo;  y  su 
vista  hasta  el  cabo  de  toda  la  tierra. 

12  Su  copa  era  hermosa,  y  bu  fruto  en 
abundancia,  y  para  todos  fwbia  en  él 
mantenimiento.  Debajo  de  él  se  ponían 
á  la  sombra  las  bestias  del  campo,  y  en 
sus  ramas  hacían  morada  las  aves  del 
ciclo,  y  toda  carne  se  mantenía  de  éi 

13  Vela  en  las  visiones  de  mi  cabeza  en 
mi  cama,  y  be  aquí  que  un  velador  y 
santo  descendía  del. cielo; 

14  Y  clamaba  fuertemente,  y  decia  así : 
Cortad  el  árbol,  y  desmochad  sus  ramas: 
derribad  su  copa,  y  derramad  su  fruto : 
vayanse  las  bestias  que  están  debajo  de 
él,  y  las  aves  de  sus  ramas : 

15  Mas  el  tronco  de  sus  raices  dejaréis 
en  la  tierra,  y  con  atadura  de  hierro  y 
de  metal  quede  atado  en  la  yerba  del  cam- 

754 


po,  y  sea  mojado  con  el  rodo  del  délo, 
y  su  vivienda  sea  con  las  bestias  en  la 
yerba  de  la  tierra : 

16  Su  corazón  sea  mudado  de  coraron 
de  hombre,  y  séale  dado  corazón  de  bes- 
tia ;  y  pasen  sobre  él  siete  tiempos. 

17  Por  sentencia  de  los  veladores  m 
acuerda  el  negocio,  y  por  dicho  de  santos 
la  demanda;  para  que  conozcan  los  vi- 
vientes que  el  Altísimo  se  enseñorea  del 
reino  de  los  hombres,  y  á  quien  él  quie- 
re lo  dá,  y  constituye  sobre  él  al  mas  ba- 
jo de  los  hombres. 

18  Este  sueño  vi  yo  el  rey  Nabucho- 
donoeor:  mas  tú,  Balthasar,  dirás  la  de- 
claración de  él;  porque  todos  los  sabios 
de  mi  reino  nunca  pudieron  mostrarme 
su  interpretación :  mas  tú  puedes,  por- 
que hay  en  tí  espíritu  de  los  dioses  san- 
tos. 

19  Entonces  Daniel,  cuyo  nombre  era 
Balthasar,  estuvo  callando  casi  una  hora, 
y  sus  pensamientos  le  espantaban.  El 
rey  entonces  habló,  y  djjo :  Balthasar,  el 
sueño  ni  su  declaración  no  te  espanten. 
Respondió  Balthasar,  y  dijo :  Señor  mió, 
el  sueño  sea  para  tus  enemigos,  y  su  de- 
claración para  los  que  mal  te  quieren. 

20  El  árbol  que  viste,  que  crecía  y  se 
hacia  fuerte,  y  que  su  altura  llegaba 
hasta  el  ciclo,  y  su  vista  por  toda  la 
tierra; 

21  Y  su  copa  era  hermosa,  y  su  fruto 
en  abundancia,  y  quo  para  todos  habia 
mantenimiento  en  él :  debajo  de  él  mo- 
raban las  bestias  del  campo,  y  en  sus  ra- 
mas habitaban  las  aves  del  cielo: 

22  Tú  mismo  eres,  6 !  rey,  que  creciste, 
y  te  hiciste  fuerte ;  y  tu  grandeza  creció, 
y  ha  llegado  hasta  el  cielo,  y  tu  señorío 
hasta  el  cabo  de  la  tierra. 

28  Y  cuanto  á  lo  que  el  rey  vio,  un  ve- 
lador y  santo  que  descendía  del  cielo,  y 
decia:  Cortad  el  árbol,  destruidlo:  mas 
el  tronco  de  sus  raices  dejaréis  en  la 
tierra,  y  con  atadura  de  hierro  y  de  me- 
tal quede  atado  en  la  yerba  del  campo,  y 
sea  mojado  con  el  rodo  del  cielo,  y  su 
vivienda  sea  con  las  bestias  del  campo, 
basta  que  pasen  sobre  él  siete  tiempos: 

24  E6ta  es  la  declaración,  ó!  rey,  y  la 
sentencia  del  Altísimo,  que  ha  venido  so- 
bre el  rey  mi  Señor. 

25  Que  té  echarán  de  entre  los  hom- 
bres, y  con  las  bestias  del  campo  será  tu 
morada,  y  con  yerba  del  campo  te  apa- 
centarán como  á  los  bueyes,  v  con  rocío 
del  cielo  serás  teñido;  y  siete  tiempos 


DANIEL. 


•ote»  ti,  hasta  que  entfenfes 
que  el  Altísimo  se  enseñorea  del  reine 
de  los  hombres,  y  que  á  quien  él  quie- 
re, lo  dará. 

26  Y  lo  que  dijeron,  qne  dejasen  en  la 
tierra  el  tronco  de  las  raices  del  mismo 
árbol :  tn  reino  so  te  quedará  firme,  pa- 
ra qne  entiendas  qne  el  sefiorio  es  en  los 
cielos. 

87  Por  tanto,  61  rey,  aprueba  mi  con- 
sejo, y  redime  tus  pecados  con  justicia, 
y  tus  iniquidades  con  misericordias  de 
los  pobres:  he  aquí  la  medicina  de  tn 
pecado. 

88  Todo  Tino  sobre  el  rey  Nabuchodo- 
nosor. 

90  Al  cabo  de  doce  meses  andándose 
paseando  sobre  el  palacio  del  reino  de 
Babyionio, 

80  Habló  el  rey,  y  dijo:  ¿No  es  esta  la 
gran  Babylonia,  que  yo  edifiqué  para 
casa  del  reino,  con  la  fuerza  de  mi  for- 
taleza, y  para  gloria  de  mi  grandeza? 

81  Aun  estaba  la  palabra  en  la  boca  del 
rey,  cuando  cae  una  voz  del  cielo :  A  tí 
dicen,  rey  Nabuchodonosor:  El  reino 
es  transpasado  de  ti : 

83  Y  de  entre  los  hombres  te  echan,  y 
con  las  bestias  del  campo  *erd  tu  mora- 
da, y  como  á  los  bueyes  te  apacentarán ; 
y  siete  tiempos  pasaran  sobre  ti,  hasta 
que  conozcas  que  el  Altísimo  se  enseño- 
rea en  el  reino  de  los  hombres,  y  á  quien 
él  quisiere  lo  dará. 

83  En  la  misma  hora  se  cumplió  la  pala- 
bra sobre  Nabuchodonosor,  y  fué  echado 
de  entre  los  hombres,  y  comía  yerba 
como  los  bueyes,  y  su  cuerpo  se  tenia 
con  el  rodo  del  cielo,  hasta  qne  su  pelo 
creció  como  de  águila,  y  sus  unas*  como 
de  ares. 

84  Mas  al  fin  del  tiempo,  yo  Nabucho- 
donosor, aleé  mis  ojos  al  cielo,  y  mi 
sentido  me  fué  vuelto,  y  bendije  al  Al- 
tísimo, y  alabé,  y  glorifiqué  al  que  vive 
para  siempre ;  porque  su  sefiorio  es  sem- 
piterno, y  su  reino  por  todas  las  edades : 

86  Y  todos  los  moradores  de  la  tierra 
por  nada  son  contados ;  y  en  el  ejército 
del  cielo,  y  en  los  moradores  de  la  tierra 
hace  según  bu  voluntad,  ni  hay  quien  lo 
estorbe  con  su  mano,  y  lo  diga:  ¿Qué 
haces? 

86  En  el  mismo  tiempo  mi  sentido  me 
fué  vuelto,  y  torné  á  la  magostad  de  mi 
reino :  mi  hermosura  y  mi  grandeza  vol- 
vió sobre  mí ;  y  mis  gobernadores  y  mis 
grandes  me  buscaron,  y  fui  restituido 


m  mi  reino,  y  mayor  grandeta  me  faé 
añadida. 

87  Ahora  yo  Natachodouoser  alabo, 
engrandezco,  y  glorifico  al  Rey  del  dolo, 
poique  todas  sus  obro»  son  verdad,  y  sus 
caminos  juicio;  y  á  los  qne  andan  con 
soberbia  puedo  humillar, 

CAPITULO  V.  _m_M 

FOT  KM  tMCt  hM  ntilOffTOtCÍ  tt  OSIIlUfCKMftt  MI  MDM^ 

don  mi  rey  de  Babvlemim  por  haber  pro/amado  h» 
eagradoe  voto»  del  templo,  y  por  m  eoberbia  estando 
cercado  de  los  Per$a$;  jf  Daniel  le  declara  la  ee~ 


EL  rey  Balaasar  hizo  un  grande  ban- 
quete á  mil  de  sus  príncipes,  y  con- 
tra todos  mil  bebía  vino» 

2  Balaasar  mandó  con  el  gusto  del  vino, 
que  trajesen  los  vasos  de  oro  y  de  plata 
que  Nabueflodonosor  su  padre  trujo  del 
templo  de  Jerusalem,  para  que  bebiesen 
con  ellos  d  rey,  y  sus  prindpes,  sus  mu- 
geres,  y  sus  concubinas. 

8  Entonces  fueron  traídos  los  vasos  de 
oro  que  hablan  traído  del  templo,  de  la 
cosa  de  Dios  qne  estaba  en  Jerusalenj,  y 
bebieron  con  ellos  el  rey,  y  sus  prind- 
pes, sus  mugeres,  y  sos  concubinas. 

4  Bebieron  vino,  y  alabaron  á  los  dioses 
de  oro,  y  de  plata,  de  metal,  de  hierro, 
de  madera,  y  de  piedra. 

5  En  aquella  misma  hora  salieron  unos 
dedos  de  mano  de  hombre,  y  escribían 
delante  del  candelero,  sobre  lo  encalado 
de  la  pared  del  palacio  real;  y  el  rey  veta 
la  palma  de  la  mano  que  escribía. 

6  Entonces  el  rey  se  demudó  de  su  co- 
lor, y  sus  pensamientos  le  turbaron,  y 
las  coyunturas  de  sus  lomos  se  desco- 
yuntaron, y  sus  rodillas  se  batían  la  una 
con  la  otra, 

7  El  rey  clamó  á  alta  voz  que  hiciesen 
venir  magos,  Chaldeos,  y  adivinos.  Ha- 
bló el  rey,  y  dijo  á  los  sabios  de  Babylo- 
nia: Cualquiera  que  leyere  esta  escritu- 
ra, y  me  mostrare  su  declaradon,  será 
vestido  de  púrpura,  y  tendrá  collar  de 
oro  á  su  cuello,  y  en  el  reino  se  enseño- 
reará el  tercero. 

8  Entonces  fueron  metidos  todos  los 
sabios  del  rey,  y  no  pudieron  leer  4a  es- 
crituro, ni  mostrar  al  rey  su  declaración. 

0  Entonces  el  rey  Balsasar  fué  muy  tur- 
bado, y  sos  colores  se  le  mndaron,  y  sus 
príncipes  se  alteraron. 

10  La  reina,  por  las  palabras  dd  rey  y 
de  sus  príncipes,  entró  á  la  sala  del  ban- 
quete :  habló  la  reina,  y  dtfo :  Rey,  para 
siempre  vive :  no  te  asombren  tas  pensa- 
mientos, ni  tus  colores  se  demuden, 
756 


DAN  I  BU 


11  En  ta  nina  hay  nn  varón  en  el  cual 
mora  el  espirita  de  los  dioses  santos»  y 
en  los  dios  de  ta  pudre  sé  bailó  en  él 
lumbre,  y  inteligencia,  y  sabiduría,  co- 
mo ciencia  de  los  dioses;  si  cual  elfey 
Nabuefeodonosor  tu  'padre  constituyó 
principe  sobre  todos  los  magos,  astró- 
logos, Chaldeos,  y  adivinos:  el  rey  tu 
padre. 

13  Por  cuanto  fué  hallado  en  él  mayor 
espíritu,  y  ciencia,  y  entendimiento,  de- 
clarando sueno*,  y  desatando  preguntas, 
y  soltando  dudas,  «f  á  saber,  en  Daniel,  al 
cual  el  rey  posa  nombre  Balthasar :  llá- 
mese pues  ahora  Daniel,  y  él  mostrará  la 
declaración, 

13  Entonces  Daniel  fué  traído  delante 
del  rey.  Y  habló  el  rey,  y  d$o  á  Daniel : 
¿Eres  ta  aquel  Daniel  do  los  lujos  de  la 
cautividad  de  Judo,  que  mi  padre  trujo 
de  Juda? 

14  To  he  oido  de  ti,  que  el  espíritu  do 
los  dioses  santos  esta  en  tí,  y  que  en 
ti  se  halló  lumbre,  y  entendimiento,  y 
mayor  sabiduría. 

15  Tabora  fueron  traídos  delante  de  mí 
sabios,  astrólogos,  que  leyesen  esta  escri- 
tura, y  me  mostrasen.su  declaración ;  y 
no  han  podido  mostrar  la  declaración 
del  negocio. 

16  Y  yo  he  oido  de  tí,  que  puedes  de- 
clarar las  dudas,  y  desatar  dificultades. 
Sí  ahora  pudieres  leer  esta  escritura,  y 
mostrarme  su  declaración,  seras  vestido 
de  púrpura,  y  collar  de  oro  aera  puedo  en 
tu  cuello,  y  en  el  reino  serás  el  tercer 
señor. 

17  Entonces  Daniel  respondió,  y  dyo 
delante  del  rey :  Tus  dones  séanse  para 
tí,  y  tus  presentes  dalos  á  otro.  La  es- 
critura yo  la  leeré  al  rey,  y  le  mostraré 
la  declaración. 

18  El  Altísimo  Dios,  ó!  rey,  dio  á  Nabu- 
chodonosor  tu  padre  el  reino,  y  la  gran- 
deza, y  la  gloria,  y  la  hermosura. 

19  Y  por  la  grandeza  que  lo  dio,  todos 
los  pueblos,  naciones,  y  lenguajes  tem- 
blaban y  temían  delante  de  él  Los  quo 
él  quería,  mataba;  y  á  los  que  quería, 
daba  vida:  los  que  quería,  engrandecía; 
y  los  que  quería,  abajaba. 

20  Mas  cuando  su  corazón  so  ensober- 
beció, y  bu  espíritu  se  endureció  en  alti- 
vez, fué  depuesto  del  trono  de  su  reino, 
y  traspasaron  de  él  la  gloria. 

21  Y  fué  echado  de  entre  los  hijos  de 
los  hombres;  y  su  corazón  íué  puesto 
con  las  bestias,  y  con  los  asnos  monteses 

?56 


íué  su  morada:  yerba  como  á  buey  le 
hicieron  comer,  y  su  cuerpo  fué  teñido 
con  el  rocío  del  cielo ;  hasta  que  conoció 
que  "el  Altísimo  Dios  se  enseñorea  del 
reino  de  los  hombres,  y  al  que  quisiere, 
pondrá  sobre  él. 

22  Y  tú  su  lujo,  Balsasar,  no  humillaste 
tu  corazón,  sabiendo  todo  esto ; 

23  Y  contra  el  Señor  del  cielo  te  has  en- 
soberbecido ;  y  hiciste  traer  delante  de 
ti  los  vasos  de  su  casa,  y  tú,  y  tus  prínci- 
pes, tus  mugares,  y  tus  concubinas,  be- 
bisteis vino  en  ellos :  ademas  de  esto,  á 
dioses  de  plata,  y  de  oro,  de  metal,  do 
hierro,  de  madera,  y  de  piedra,  que  ni 
ven,  ni  oyen,  ni  saben,  diste  alabanza;  y 
al  Dios,  en  cuya  mano  está  tu  vida,  y  son 
todos  tus  caminos,  nunca  honraste. 

24  Entonces  de  su  presencia  fué  envia- 
da la  palma  de  la  mano,  que  esculpió 
esta  escritura. 

25  Y  la  escritura  que  esculpió  es  Mkke, 
Mene,  Tekel,  ÜPiiAnsaií. 

26  La  declaración  del  negocio  es :  Me- 
ne: Contó  Dios  tu  reino,  j  bale  acabado. 

27  Tkkkl  :  Pesado  has  sido  en  balanza, 
y  fuiste  hallado  falto. 

28  Peses  :  Tu  reino  fué  rompido,  y  es 
dado  á  Mcdos  y  Persas. 

29  Entonces,  mandándolo  Balsasar,  vis- 
tieron á  Daniel  de  púrpura,  y  en  su  cue- 
llo, fué  puesto  un  collar  de  oro,  y  prego- 
naron de  él,  que  fuese  el  tercer  señor  en 
el  reino. 

30  La  misma  noche  fué  muerto  Balta- 
sar, rey  'de  los. Chaldeos. 

31  Y  Darío  de  Media  tomó  el  reino, 
siendo  de  sesenta  y  dos  años. 

CAPITULO  VI. 

Daniel  calumniado  y  acmado  ron  enrtiKa  ift»  h*  prín- 
cipes de  Darío  es  echado  en  el  fono  de  loe  letmesipoM- 
que  oraba <i  Dios  contra  el  edicto  carihm  del  ng, 
ma*  Dios  le  libra,  y  .wi  cnlanmiadore*  i*or  femtizmia 
del  rey.  ton  echados  d  toe  leone*.  It.  El  rep,  ruto  el 
milagro  manda  por  pébtíoo  edicto  orne  d  Dñm  dm 
Daniel  sea  honrado  en  toda  su  tierra. 

PARECIÓ  bien  á  Dorio  de  constituir 
sobro  el  reino  ciento  y  veinte  go- 
bernadores, que  estuviesen  en  todo  el 
reino. 

2  Y  sobre  ellos  tres  presidentes,  de  los 
cuales  Daniel  era  el  uno,  á  los  cuales  es- 
tos gobernadores  diesen  cuenta,  porque 
el  rey  no  recibiese  daño. 

3  Entonces  el  mismo  Daniel  era  supe- 
rior á  estos  gobernadores  y  presidentes, 
por  que  habia  en  él  mas  abundancia  de 
espíritu;  y  el  rey  pensaba  de  ponerle 
sobro  todo  el  reino.  * 

Digitized  by  VjOOQIC 


DANIEL. 


4  Entonces  los  piesMsjutos,  y  goberna*- 
dores  bascaban  ocasiones  contra  Daniel 
por  parte  de*  reino :  mas  no  podían  ba- 
ilar alguna  ocasión  6  falta,  porque  él  era 
fiel,  y  ningún  rielo  ni  falta  fué  bailado 
en  él. 
0  6  Entonces  estos  rarones  dQeront  Nan- 
ea bailaremos  contra  este  Daniel  alguna 
ocasión,  si  no  la  bailamos  contra  él  en  la 
ley  de  su  Dios. 

6  Entonces  estos  gobernadores  y  presi- 
dentes se  juntaron  delante  del  rey,  y  le 
dijeron  así :  Rey  Darío,  para  siempre  vive. 

7  Todos  los  presidentes  del  reino,  ma- 
gistrados, gobernadores,  grandes,  y  capi- 
tanes, ban  acordado  por  consejo  de  pro- 
mulgar un  edicto  real,  y  confirmarle: 
Qae  cualquiera  que  deman^re  petición 

'  de  cualquier  dios  ó  hombre  por  espacio 
de  treinta  días,  si  no  de  ti,  ó !  rey,  sea 
echado  en  el  foso  de  los  leones. 

8  Ahora  6!  rey,  confirma  el  edicto,  y 
firma  la  escrituro,  para  que  no  se  pueda 
rondar,  conforme  á  la  ley  de  Media  y  de 
Persia,  que  nó  se  quebranta. 

9  Por  esta  causa  el  rey  Darlo  firmó  la 
escritura  y  el  edicto. 

10  Y  Daniel  cuando  supo  que  la  escri- 
tura estaba  firmada,  entróse  en  su  casa,  y 
abiertas  las  ventanas  de  su  cenadero,  que 
estaban  hacia  Jerusalem,  niñeábase  de 
rodillas  tres  veces  al  día ;  y  oraba,  y  daba 
gracias  delante  de  su  Dios,  como  lo  solía 
hacer  antes. 

11  Entonces  aquellos  varones  se  junta- 
ron, y  hallaron  á  Daniel  orando  y  rogan- 
do delante  de  su  Dios. 

12  Entonces  llegáronse,  y  hablaron  de- 
lante del  rey  del  edicto  real,  diciendo:  ¿  No 
confirmaste  edicto,  que  cualquiera  que 
pidiere  á  cualquier  dios  ó  hombre  por 
espacio  de  treinta  días,  si  no  á  ti,  ó  1  rey, 
fuese  echado  en  el'  foso  de  los  leones? 
Respondió  el  rey,  y  dfyo :  Verdad  es,  con- 
forme á  la  ley  de  Media  y  de  Persia,  que 
no  se  quebranta. 

18  Entonces  respondieron,  y  dtyeron  de- 
lante del  rey:  Daniel  que  es  de  los  hljoe 
de  la  cautividad  de  los  Judíos,  no  ha  he- 
cho cuenta  de  ti,  ót  rey,  ni  del  edicto 
que  confirmaste;  antes  tres  veces  al  día 
pide  su  petición.* 

14  El  rey  entonces,  oyendo  el  negocio, 
pesóle  en  grande  manera,  y  sobre  Daniel 
puso  cuidado  para  escaparle ;  y  hasta  que 
el  sol  fué  puesto  trabajó  por  escaparle. 

16  Entonces  aquellos  varones  se  junta- 
ron cerca  del  rey,  y  dieron  al  rey:  Se*  I 


pas,  ó  t  rey,  que  es  ley  de  Media  y  de 
Persia,  que  ningún  decreto  ó  ordenanza 
que  el  rey  confirmare  pueda  ser  mudada. 

16  Entonces  el  rey  mandó,  y  trujeroa  á 
Daniel,  y  echáronle  en  el  foso  de  los  leo- 
nes. Y  hablando  el  rey,  dijo  á  Daniel : 
El  Dios  tuyo,  á  quien  tú  continuamente 
sirves,  él  te  libre. 

17  Y  fué  traída  una  piedra,  y  fué  puesta 
sobre  la  puerta  del  foso,  la  cual  el  rey 
selló  con  su  anillo,  y  con  el  anillo  de  sos 
príncipes,  porque  la  voluntad  no  se  mu- 
dase para  con  DanieL 

18  Entonces  el  rey  se  rae  á  su  palacio, 
y  acostóse  ayuno,  ni  instrumentos  de 
música  fueron  traídos  delante  de  él;  y 
su  sueño  se  huyó  de  éL 

19  El  rey  entonces  se  levantó  de  maña- 
na en  amaneciendo,  y  vino  apriesa  al 
foso  de  los  leones. 

20  Y  llegándose  cérea  del  foso  llamé  á 
voces  á  Daniel  con  voz  triste ;  y  hablan- 
do el  rey,  dijo  á  Daniel :  DanieL,  siervo 
del  Daos  viviente,  el  Dios  tnyo,  á  quien 
tú  continuamente  sirves,  ¿háte  podido 
librar  de  los  leones? 

21  Entonces  Daniel  habló  con  el  rey,  y 
dijo:  Rey,  para  siempre  vive: 

22  El  Dios  mió  envió  bu  ángel,  el  cual 
cerró  la  boca  de  los  leones,  porque  no 
me  hiciesen  mal ;  porqué  delante  de  él 
se  halló  justicia  en  mi ;  y  aun  delante  de 
ti,  ó!  rey,  yo  no  he  hecho  lo  que  no  de- 
biese. 

28  Entonces  el  rey  fué  en  gmnde  ma- 
nera alegre  con  él;  y  mandó  sacar  á 
Daniel  del  foso ;  y  Daniel  filó  sacado  £el 
foso,  y  ninguna  lesión  se  halló  «n  él,  por- 
que creyó  en  su  Dios. 

2á  Y  mandándolo  el  rey,  marón  traídos 
aquellos  varones  que  hablan  acusado  á 
Daniel,  y  fueron  echados  en  el  foso  de 
los  leones,  ellos,  sus  hijos,  y  sus  muge- 
res  ;  y  aun  no  hablan  llegado  al  suelo  del 
foso,  cuando  los  leones  se  apoderaron  de 
ellos,  y  quebrantaron  todos  sus  huesos. 

26  f  Entonces  el  rey  Darlo  escribió: 
A  todos  los  pueblos,  naciones,  y  lengua- 
jes, que  habitan  en  toda  la  tierra,  pas  os 
sea  multiplicada. 

26  De  parte  mia  es  puesta  ordenanza, 
que  en  todo  el  señorío  de  mi  reino  todos 
teman  y  tiemblen  de  la  presencia  del  Dios 
de  Daniel ;  porque  él  es  Dios  viviente,  y 
permaneciente  por  todos  los  siglos;  y 
su  reino  que  no  se  deshará,  y  su  señorío 
hasta  la  fin: 

27  Que  escapa,  y  libra,  y  hace  señales  y 

757 


DANIEL. 


maravilla*  en  el  cielo,  y  en  la  tierra:  el 
cual  libró  á  Daniel  del  poder  de  los 
leones. 

28  T  este  Daniel  fué  prosperado  du- 
rante el  reino  de  Darlo,  y  durante  el  rei- 
no de  Cyro,  Persa, 

CAPITULO  VIL 

En  la  visión  de  las  antro  bertas  son  mostrados  d 
Daniel  cuatro  reinos  en  los  cuales  el  pueblo  de  Dios 
habia  sido,  era,  u  había  de  ser  aj^n^:m  d  saber 

Infesto,  el  del  mismo  Babasar,  el  de  Darío,  «  ge- 
neralmente la  monarquía  de  los  Persas,  y  el  de  Ale- 
jandro, de  donde  había  de  memV  Antiocke  por  quien 
emaulumonU Dioehemm ée ser tJmgnhvmenM  bias- 
Jemado,  su  culto  profanado,  y  su  pueblo  ajtigido. 
TI.  La  relajación  de  las  aflicciones  en  el  tiempo  de 
loeMachabeos.  BL  Tía  venida  del  Mesías  que  desde 
d  poco  se  stgedria, 

EN  el  primer  alo  de  Balsasar,  rey  de 
Babylonia,  Daniel  vio  un  sueño,  y 
visiones  de  su  cabeza  en  su  cama:  luego 
escribió  el  sueno,  y  notó  la  suma  de  los 


9  Habló  Daniel,  y  dtfo:  Yo  veia  en  mi 
vision  siendo  de  noche,  y  he  aquí  que  los 
cuatro  vientos  del  cielo  combatían  la 
gran  mar. 

3  T  cuatro  bestias  grandes,  diferentes 
la  una  de  la  otra,  subian  de  la  mar. 

4  La  primera  era  como  león,  y  tenia 
alas  de  águila»  Yo  estaba  mirando  hasta 
tanto  une  sus  alas  fueron  arrancadas,  y 
fué  quitada  de  la  tierra;  y  púsose  en- 
hiesta sobre  los  pies  á  manera  de  hom- 
bre, y  fuéle  dado  corazón  de  hombre. 

5  Y  he  aquí  otra  segunda  bestia,  seme- 
jante á  un  oso,  la  cual  se  puso  al  un  lado ; 
y  tenia  en  su  boca  tres  costillas  entre  sus 
dientes,  y  fuéle  dicho  así:  Levántate, 
traga  carne  mucha. 

6  Después  de  esto  yo  miraba,  y  he  aquí 
otra  semejante  á  un  tigre;  y  tenia  cua- 
tro alas  de  ave  en  sus  espaldas:  tenia 
también  esta  bestia  cuatro  cabezas,  y 
Aróla  dada  potestad. 

7  Después  de  esto  yo  miraba  en  las  vi- 
siones de  la  noche;  y  he  aquí  la  cuarta 
bestia  espantable,  y  temerosa,  y  en  gran- 
ee manera  fuerte:  la  cual  tenia  unos 
dientes  grandes  de  hierro.  Tragaba  y 
desmenuzaba,  y  las  sobras  hollaba  con 
sus  pies;  y  era  muy  diferente  de  todas 
las  bestias  que  hablan  sido  antes  de  ella, 
y  tenia  diea  cuernos. 

8  Estando  yo  contemplando  los  cuer- 
nos, he  aquí  que  otro  cuerno  pequeño  su- 
bía entre  ellos,  y  delante  de  él  fueron 
arrancados  tres  cuernos  de  los  primeros; 
y  he  aquí  que  en  este  cuerno  habla  ojos, 


oomo  ojos  de  hombre,  y  una  boca  que 
hablaba  grandezas. 

9  Estuve  mirando,  hasta  que  fueron 
traídos  tronos,  y  el  Anciano  de  días  ae 
asentó:  su  vestido  era  blanco  como  la 
nieve,  y  el  pelo  de  su  cabeza  como  lana 
limpia :  su  trono  de  llama  de  fuego,  sus* 
ruedas  fuego  ardienta 

10  Un  rio  de  mego  procedía,  y  salla  de 
delante  de  él ;  millares  de  millares  le  ser- 
vían, y  millones  de  millones  asistían  de- 
lante de  él:  si  Juez  se  asentó,  y  los  libros 
se  abrieron. 

11  Yo  entonces  miraba  á  causa  de  la  voz 
de  las  grandes  palabras  que  hablaba  el 
cuerno :  miraba,  hasta  tanto  que  mata- 
ron la  bestia,  y  su  cuerpo  fué*  deshecho, 
y  eutregadojpara  ser  quemado  en  el  fuego. 

Id  Habfaniambien  quitado  á  las  otras 
bestias  su  señorío,  porque  les  habla  sido 
dado  longura  de  vida  hasta  cierto  tiempo. 

13  Vela  en  la  vision  de  la  noche,  he  aquí 
en  las  nubes  del  cielo,  como  un  HUo  de 
hombre  que  venia;  y  llegó  hasta  el  An- 
ciano de  dias,  y  hicléronle  llegar  delante 
de  él. 

14  Y  fuéle  dado  señorío,  y  gloria,  y  rei- 
no ;  y  todos  los  pueblos,  naciones,  y  len- 
guajes le  sirvieron :  su  señorío,  señorío 
eterno,  que  no  será  transitorio ;  y  su  rei- 
no, que  no  se  corromperá. 

15  Mi  espíritu  fué  turbado,  yo  Daniel, 
en  medio  de  mi  cuerpo,  y  las  visiones  de 
mi  cabeza  me  asombraron. 

16  Lleguéjne  á  nno  de  los  que  asistían, 
y  pregúntele  la  verdad  acerca  de  todo  es- 
to. Y  hablóme,  y  declaróme  la  Interpre- 
tación de  los  negocios. 

17  Estas  grandes  bestias,  las  «nales  son 
cuatro,  cuatro  reyes  son,  que  se  levanta- 
rán en  la  tierra. 

18  Y  tomarán  el  reino  de  los  santos  al- 
tos, y  poseerán  el  reino  hasta  el  siglo,  y 
hasta  el  siglo  de  los  siglos. 

19  Entonces  tuve  deseo  de  saber  la  ver- 
dad acerca  de  la  cuarta  bestia,  que  tan 
diferente  era  de  todas  las  otras,  espanta- 
ble en  gran  manera,  que  tenia  dientes  de 
hierro,  y  sus  unas  eran  de  metal:  gmo 
tragaba  y  desmenuzaba,  y  las  sobras  ho- 
llaba con  sus  pies : 

20  También  de  los  diez  cuernos,  que 
estaban  en  su  cabeza;  y  del  otro  que  ha- 
bla subido,  de  delante  del  cual  hablan 
caldo  tres;  y  este  mismo  cuerno  tenia 
ojos,  y  boca  que  hablaba  grandezas,  y  su 
parecer  era  mayor  que  de  ninguno  de 
M§  compañeros,  i  bV  V 


DANIEL. 


21  T  vela  que  este  cuerno  hada  guerra 
contra  los  santos,  y  los  venda, 

29  Hasta  tanto  qne  Tino  el  Anciano  de 
días,  y  qne  se  dio  el  Juicio  á  loe  santos 
del  Altísimo;  y  vino  el  tiempo,  y  los 
santos  poseyeron  el  reino. 

96  Dflo  asi :  La  coarta  bestia  será  un 
cuarto  rey  en  la  tierra,  el  cual  será  mas 
grande  que  todos  los  otros  reinos;  yá 
toda  la  tierra  tragará,  y  trillarla  ha,  y 
desmenuzarla  ha. 

94  Y  los  diez  cuernos,  que  de  aquel 
reino  se  levantarán,  diez  reyes,  y  tras 
ellos  se  levantará  otro,  el  cual  será  ma- 
yor que  los  primeros ;  y  á  tras  reyes  der- 
ribará. 

96  T  hablará  palabras  contra  el  Altísi- 
mo, x  los  santos  del  Altísimo  quebran- 
tará, y  pensará  de  mudar  los  tiempos,  y 
la  ley ;  y  serán  entregados  en  su  mano 
hasta  tiempo,  y  tiempos,  y  el  medio  de 
un  tiempo. 

26  T  asentarse  ha  el  juez,  y  traspasarán 
su  señorío,  para  destruir,  y  para  echar  á 
perder  hasta  el  fin ; 

27  T  que  el  reino,  y  el  señorío,  y  la  ma- 
jestad de  los  remos,  debajo  de  todo  el 
cielo  sea  dado  al  santo  pueblo  del  Altísi- 
mo :  su  reino,  reino  aera  eterno,  y  todos 
los  señoríos  le  serrlrán,jrle  obedecerán. 

28  Hasta  aqui  fué  el  fin  de  ]a  plática. 
To  Daniel,  mucho  me  turbaron  mis  pen- 
samientos, y  mi  rostro  se  rae  mudó: 
mas  el  nogocio,  guárdelo  en  mi  corazón. 

CAPITULO  VIIL 

I*  vimUm  déla  bojeMa  entre  ei  cernerán  ti  macAooa- 
brío  es  mostrada  d  Daniel,  por  la  cual  se  le  declara 
la  monarquía  de  loe  Tena»  y  la  postrera  victoria  de 
jUsJanétv  eomtrm  Darlo  eemqm  traspasa  su  manar 
motadlas  Griego»:  la  venida  de  Antiocho  emartee, 
y  su  prosperidad  contra  el  pueblo  de  Dios,  y  su  fin. 
Otros  lo  entienden  del  imperio  Romano. 

EN  el  ano  tercero  del  reino  del  rey 
Balsasar,  me  apareció  una  visión,  á 
mí  Daniel,  después  de  aquella  que  me 
apareció  antes. 

2  Vi  en  visión,  y  aconteció  cuando  tí, 
que  yo  estaba  en  Busan,  que  es  cabecera 
del  reino,  en  la  provincia  de  Persia :  asi 
qne  rl  en  aquella  visión,  estando  junto 
alrlo  Ulat 

8  Y  alcé  mis  ojos,  y  miré,  y  he  aquí  un 
carnero  que  estaba  delante  del  rio,  el 
cual  tenia  dos  cuernos,  y  aunque  eran  al- 
tos, el  uno  era  mas  alto  que  el  otro ;  y 
el  que  era  mas  alto  subía  á  la  postre. 

4  Vi  que  el  carnero  hería  con  los  cuer- 
nos al  poniente,  al  norte,  y  al  mediodía, 
y  que  ninguna  bestU  podía  parar  delante 


de  él,  ni  habla  quien  escapase  de  su  ma- 
no ;  y  bada  conforme  á  su  voluntad,  y 
cada  día  se  hacia  mas  grande. 
6  Y  estando  yo  considerando,  he  aquí, 
un  macho  de  cabrío  venia  de  la  parte  del 
poniente  sobre  la  haz  de  toda  la  tierra, 
el  cual  no  tocaba  la  tierra ;  y  tenia  aquel 
macho  cabrío  un  cuerno  de  ver  entre 
sus  ojos. 

6  Y  venia  hasta  el  carnero  que  tenia  los 
dos  cuernos,  al  cual  yo  habla  visto  que 
estaba  delante  del  rio;  y  corrió  contra 
él  con  la  Ira  de  su  fortaleza. 

7  Y  le  vi  que  llegaba  junto  al  carne- 
ro, y  levantóse  contra  él,  y  hirióle,  y  que- 
bró sus  dos  cuernos ;  porque  en  el  car- 
nero no  habla  fuerzas  para  parar  delante 
de  él ;  y  derribóle  en  tierra,  y  hollóle,  ni 
hubo  quien  librase  al  carnero  de  su 
mano. 

8  Y  el  macho  de  cabrio  se  engrandeció 
en  gran  manera;  y  estando  en  su  mayor 
fuerza,  aquel  gran  cuerno  fué  quebrado; 
y  subieron  en  su  lugar  otros  cuatro  ma- 
ravillosos hacia  los  cuatro  vientos  del 
délo. 

9  Y  del  uno  de  ellos  salió  un  cuerno 
pequeño,  d  cual  credo  mucho  al  medio- 
día, y  al  oriente,  hacia  la  tierra  deseable. 

10  Y  engrandecíase  hasta  el  ejérdto  del 
délo,  y  parte  del  ejérdto  y  de  las  estre- 
llas echó  por  tierra,  y  las  holló. 

11  Y  hasta  d  emperador  del  ejército  se 
engrandeció ;  y  por  él  fué  quitado  el  con- 
tinuo eatrifleiOy  y  d  lugar  de  su  santua- 
rio fué  echado  por  tierra. 

12  Y  el  ejérdto  rae  entregado  á  causa 
del  continuo  eacrtjlcio,  á  cansa  de  la  pre- 
varicación ;  y  echó  por  tierra  la  verdad ; 
y  hizo  todo  lo  que  quiso,  y  sucedióle  prós- 
peramente. 

13  Y  oí  un  santo  que  hablaba,  y  otro  de 
los  santos  dtyo  á  un  otro  que  hablaba: 
¿  Hasta  cuándo  durará  la  visión  dd  con- 
tinuo taeriflciO)  y  la  prevarieadon  asola- 
do», que  pone  d  santuario  y  d  ejército 
para  ser  hollado? 

14  Y  él  me  dflo :  Hasta  tarde  y  mañana 
dosmUytresdentos;  y  d  santuario  será 
justificado. 

15  Y  acaedó  que  estando  yo  Daniel  con* 
siderando  la  visión,  y  buscando  su  en- 
tendimiento, he  aqui  qne  como  una  se- 
mejanza de  hombre  se  puso  delante  de 
mi. 

16  Y  oí  una  voz  de  hombre  entre  TJlai, 
que  alzó  la  voz,  y  dflo:  Gabriel*  ensena 

759 


DANIEL. 


17  T  Tino  cerca  de  deudo  yo  estaba;  y 
con  su  venida  me  asombré,  y  cal  sobre, 
ini  rostro;  y  él  me  dyo:  Entiende,  lujo 
del  hombre,  porque  al  tiempo  la  visión 
se  cumplirá. 

18  Y  estando  él  hablando  conmigo,  caí 
dormido  en  tierra  sobre  mi  rostro ;  y  él 
me  tocó,  y  hízomc  estar  en  pié. 

19  T  dijo :  He  aquí  que  yo  te  ensenaré 
lo  que  ha  de  venir  en  el  fin  de  la  ira ; 
porque  al  tiempo  se  cumplirá. 

20  Aquel  carnero  que  viste,  que  tenia 
cuernos,  son  los  reyes  do  Media  y  de 
Pcrsia; 

21  Y  el  macho  cabrio,  el  macho  cabrio, 
el  rey  de  Grecia;  y  el  cuerno  grande  que 
tenia  entre  sus  ojos,  es  el  rey  primero : 

22  Y  que  fué  quebrado,  y  sucedieron 
cuatro  en  su  lugar,  significa  que  cuatro 
reinos  sucederán  de  la  misma  nación, 
mas  no  en  la  fortaleza'de  él. 

23  Mas  al  cabo  del  imperio  de  estos, 
cuando  los  prevaricadorea.se  cumplirán, 
levantarse  ha  un  rey  fuerte  de  cara,  y  en- 
tendido en  dudas. 

24  Y  su  fortaleza  se  fortalecerá,  mas  no 
con  fuerza  suya;  y  destruirá  maravillo- 
samente, y  sucederle  ha  prósperamente; 
y  hará  á  su  voluntad,  y  destruirá  fuertes, 
y  al  pueblo  de  los  santos. 

25  Y  con  su  entendimiento  hará  pros- 
perar el  engaño  en  su  mano ;  y  en  su  co- 
razón se  engrandecerá,  y  con  paz  des- 
truirá á  muchos ;  y  contra  el  principe  de 
los  principes  se  levantará;  y  sin  mano 
será  quebrantado. 

20  Y  la  visión  de  la  tarde  y  de  la  manar 
na  que  está  dicha,  es  verdadera;  y  tú, 
guarda  la  visión,  porque  es  para  muchos 
dias. 

27  Y  yo  Daniel  fui  quebrantado,  y  es- 
tuve enfermo  algunos  días;  y  cuando 
convalecí,  hice  el  negocio  del  rey ;  y  es- 
taba espantado  acerca  de  la  visión,  y  no 
habla  quien  la  entendiese. 

CAPITULO  IX. 
OoneideiTtndo  Daniel  Ueaarm  ya  ti  phuo  de  to  ctmH- 
vidad  de  em  pueblo  tenahmdo  por  Jeremía*,  ora  d 
Dtotyor  el  perdón  del  pecado  del  pueblo  y  por  $u 
rewHtncion.  JT.  Orando  él,  lee*  revelado  el  tiempo 
de  la  venida  del  Me*Uu(qm  era  la  verdadera  rend- 
$Jond*y  loe  pecado*  y  la  verdadera  libertad)  en  quien 
Dio»  había  de  cerrar  todo  el  Viejo  Testamento  con  el 
cnmpUmtento  de  sus  prometa*, item m muerte,  ylaab- 
yeceten,  y  emdaemiemto  del  pmebío  Judaico  por  toe 


EN  el  año  primero  de  Darío,  htfo  de 
ABsnero,  de  la  nación  de  loe  Medos, 
el  cual  fué  puesto  por  rey  sobre  el  reino 
de  los  Chaldeos : 

760 


2  En  el  ano  pri&ero  de  en  reino,  yo 
Daniel  miró  atentamente  en  loe  libros  el 
número  de  los  años  del  cual  habló  Jebo- 
va  al  profeta  Jeremías,  que  habia  de  fe- 
necer la  asolación  de  Jerusalem  en  se- 
tenta años. 

3  Y  volví  mi  rostro  al  Señor  Dios,  bus- 
cándolo en  oración,  y  ruego,  en  ayuno,  y 
cilicio,  y  ceniza. 

4  Y  oré  á  Jehova  mi  Dios,  y  confesé,  y 
dije :  Ahora,  Señor,  Dios  grande,  digno 
do  ser  temido,  que  guardas  el  concierto 
y  la  misericordia  con  los  que  te  aman,  y 
guardan  tus  mandamientos. 

5  Hemos  pecado,  hemos  hecho  Iniqui- 
dad, hemos  hecho  impíamente,  y  hemos 
sido  rebeldes,  y  nos  hornos  apartado  de 
tus  mandamientos,  y  de  tus  juicios. 

6  No  hemos  obedecido  á  tus  siervos  loe 
profetas  que  en  tu  nombro  hablaron  á 
nuestros  reyes,  y  á  nuestros  príncipes,  á 
nuestros  padree,  y  á  todo  el  pueblo  déla 
tierra. 

7  Tuya  es,  Señor,  la  justicia,  y  nuestra 
la  confusión  de  rostro,  como  el  día  de 
hoy  es  á  todo  hombre  de  Juda,  y  á  los 
moradores  do  Jerusalem,  y  á  todo  Israel, 
á  los  de  cerca,  y  á  los  de  lejos,  en  todas  las 
tierras  donde  los  has  echado,  á  cansa  de 
su  rebelión  con  que  rebelaron  contra  tí. 

8  O !  Jehova,  nuestra  es  la  confusión  de 
rostro:  de  nuestros  reyes,  de  nuestros 
príncipes,  y  de  nuestros  padres,  porque 
pecamos  á  ti. 

0  Do  Jehova  nuestro  Dios  es  el  tener 
misericordia,  y  el  perdonar,  aunque  no- 
sotros nos  rebelamos  contra  él. 

10  Y  no  obedecimos  á  la  voz  de  Jehova 
nuestro  Dios  para  andar  por  sus  leyes, 
las  cuales  él  dio  delante  de  nosotros  por 
mano  de  sus  siervos  los  profetas. 

11  Y  todo  Israel  traspasó  tu  ley,  apas- 
tándose por  no  oir  tu  voz :  por  lo  cual 
la  maldición  y  la  jura  que  está  escrita  en 
la  ley  de  Moyscs,  siervo  de  Dios,  ha  des- 
tilado sobre  nosotros,  porque  pecamos 
contra  él. 

12  Y  él  afirmó  su  palabra  que  habló  so- 
bre nosotros,  y  sobre  nuestros  jueces, 
que  nos  gobernaron,  trayendo  sobre  no- 
sotros tan  grande  mal:  que  nunca  fue 
hecho  debajo  del  cielo,  cual  el  que  fué 
hecho  en  Jerusalem. 

13  Como  está  escrito  en  la  ley  de  Moy- 
ses,  todo  aquel  mal  vino  sobre  nosotros: 
y  nunca,  rogamos  ala  faz  de  «Jehova  nues- 
tro Dios,  para  convertimos  de  i 
maldades,  y  entender  tu  verdad. 


DANIBI» 


14  T  apresúrese  Jehova  sobre  él  casti- 
go, y  trujólo  sobro  nosotros ;  porque  m 
jnsto  Jehova  nuestro  Dios  en  todas  sns 
obras  que  hizo,  porque  no  obedecimos  á 

MITOS. 

15  Ahora  pnes  Sefior  Dios  nuestro,  que 
sacaste  tu  pueblo  de  la  tierra  de  Egypto 
con  mano  poderosa,  y  ganaste  para  tí 
nombre  como  este  día,  pecamos,  impía- 
mente hemos  hecha 

W  O !  Sefior,  según  todas  tus  Justicias, 
apártese  ahora  tu  ira  y  tu  furor  de  sobre 
tu  ciudad  Jerusalem,  tu  santo  monte; 
porque  á  causa  de  nuestros  pecados,  y 
por  la  maldad  de  nuestros  padres,  Jeru- 
salem y  tu  pueblo  es  dado  en  vergüenza  á 
todos  ntfestros  al  derredores. 

17  Ahora  pues  Dios  nuestro,  oye  la  ora- 
ción de  tu  siervo,  y  sus  ruegos ;  y  haz 
que  tu  rostro  resplandezca  sobre  tu  san- 
tuario asolado,  por  el  Sefior. 

18  Inclina,  6 !  Dios  mió,  tu  oreja,  y  oye : 
abre  tus  ojos,  y  mira  nuestros  asolamien- 
tos, y  la  ciudad,  sobre  la  cual  es  llamado 
tu  nombre;  porque  no  confiados  en  nues- 
tras justicias  derramamos  nuestros  rue- 
gos delante  de  tu  presencia,  mas  en  tus 
muchas  misericordias. 

19  Oye,  Sefior:  Perdona,  8efior:  Está, 
atento,  Sefior,  y  haz :  no  pongas  dilación 
por  ti  mismo,  Dios  mió ;  porque  tu  nom- 
bres es  llamado  sobre  tu  ciudad,  y  sobre 
tu  pueblo. 

20  ?  Aun  estaba  hablando,  y  orando,  y 
confesaba  mi  pecado,  y  el  pecado  de  mi 
pueblo  Israel,  y  derramaba  mi  ruego  de- 
lante de  Jehova  mi  Dios,  por  el  monte 
santo  de  mi  Dios  : 

di  Aun  estaba  hablando  en  oración,  y 
aquel  varón  Gabriel,  al  cual  habla  visto 
en  vision  al  principio,  volando  con  vue- 
lo me  tocó,  como  á  la  hora  del  sacrificio 
de  la  tarde. 

23  T  hizome  entender,  y  habló  conmi- 
go, y  d|jo :  Daniel,  ahora  he  salido  para 
hacerte  entender  la  declaración. 

28  Al  principio  de  tus  ruegos  salió  la 
palabra,  f  yo  he  venido  para  ensenárte- 
la, porque  tú  ere*  varón  de  deseos.  En- 
tiende pues  la  palabra,  y  entiende  la  vi- 
sión. 

24  Setenta  semanas  están  determinadas 
sobre  tu  pueblo,  y  sobre  tu  santa  ciu- 
dad, para  fenecer  la  prevaricación,  y  con- 
cluir el  pecado,  y  expiar  la  Iniquidad,  y 
para  traer  la  justicia  de  los  siglos,  y  pava 
sellar  la  visión  y  la  profecía,  y  ungir  la 
santidad  de  santidades. 


25  Sepes  jmes^  y  (atiendas,  que  desde  la 
salida  de  la  palabra  para  hacer  volver  d 
pmébhj  y  edificar  á  Jerusalem,  hasta  el 
Mesías  Principe  habrá  siete  semanas,  se* 
senta  y  dos  semanas;  entre  tanto  so  tor- 
nará á  edificar  la  placa,  y  el  muro  en 
tiempos  angustiosos. 

28  Y  después  de  las  sesenta  y  dos  se- 
manas el  Mesías  será  muerto,  y  no  por 
sí;  y  el  pueblo  príncipe  viniendo  des- 
truirá la  dudad,  y  el  santuario,  cuyo  fin 
wrrf  «orno  con  avcnida<fc«p«MM.*  hasta  que 
al  fin  de  la  guerra  sea  talada  con  asola- 
miento. 

27  Y  en  otra  semana  -confirmará  el 
concierto  á  muchos:  á  la  mitad  de. la 
semana  hará  cesar  el  sacrificio,  y  el  pre- 
sente ;  y  á  causa  del  ala  de  las  abomina- 
ciones vendrá  asolamiento,  hasta  que  per- 
fecto acabamiento  se  derrame  sobre  el 
puébb  asolado. 

CAPITULO  X. 

Un  varo*  dé  admirable  aspecto  (es  CHMO  por  cvjo 
hábito  te  describen  ene  aialittndet  y  minieterioe)  es 
muestra  d  Damiet;  y  espantado  Daniel  de  en  Hsta, 
él  le  conforta,  y  le  comienza  de  declarar  la  canea 
de  tu  venida, 

EN  el  tercer  ano  de  Cyro,  rey  de  Per- 
sia,  fué  revelada  palabra  á  Daniel 
cuyo  nombre  era  Balthasar;  y  la  palabra 
era  verdadera,  y  el  plazo  grande :  la  cual 
palabra  él  entendió,  y  tuvo  inteligencia 
en  la  visión. 

2  En  aquellos  dias  yo  Daniel  me  con* 
triste  tres  semanas  de  tiempo. 

8  No  comí  pan  delicado,  ni  carne  ni  vi* 
no  entró  en  mi  boca,  ni  me  unté  con 
ungüento,  hasta  que  se  cumplieron  tres 
semanas  de  días. 

4  Y  á  los  veinte  y  cuatro  días  del  mes 
primero,  yo  estaba  á  la  orilla  del  gran  rio 
Hidekel: 

5  Y  alzando  mis  ojos  miré,  y  he  aquí 
un  varón  vestido  de  lienzos,  y  ceñidos 
sus  lomos  de  oro  muy  fino : 

6  Y  su  cuerpo  era  como  Tharsis,  y  su 
rostro  paréela  un  relámpago,  y  sus  ojos 
como  antorchas  de  fuego,  y  sus  brazos  y 
sus  pies  como  de  color  de  metal  resplan- 
deciente; y  la  vos  de  sus  palabras,  como 
vos  de  a\gmn  ejercita 

7  Y  yo  Daniel  solo  vi  aquella  vision ; 
y  los  varones  que  tetaban  conmigo  no  la 
vieron:  mas  cayó  sobre  ellos  un  gran 
temor,  y  huyeron,  y  escondiéronse. 

8  Y  quedé  yo  solo,  y  vi  esta  gran  vision, 
y  no  quedó  en  mi  esfuerzo,  antes  mi 
fuerza  se  me  trocó  en  desmayo,  sin  re- 
tener alguna  fuerza. 

701 


DANIEL. 


9  Y  oí  1a  toa  de  bus  palabras;  y  como 
oí  la  toa  de  i«  palabras,  yo  fui  adorme- 
cido sobre  mi  rostro,  y  mi  rostro  en 
tierra. 

10  Y  he  aquí  que  una  mano  me  tocó,  y 
hizo  que  me  moviese  sobre  mis  rodillas, 
y  sobre  las  palmas  de  mis  manos. 

11  T  díjome :  Daniel,  varón  de  deseos, 
está  atento  á  las  palabras  que  yo  te  ha- 
blaré, y  levántate  sobre  tus  pies ;  porque 
yo  soy  enviado  ahora  á  ti:  Y  estando  ha- 
blando conmigo  esto,  yo  estaba  tem- 
blando. 

12  Y  díjorae:  Daniel,  no  temas;  porque 
desde  el  primer  día  que  diste  tu  cora- 
zón á  entender,  y  á  afligirte  en  la  pre- 
sencia de  tu  Dios,  son  oídas  tus  pala- 
bras ;  y  yo  soy  venido  á  causa  de  tus 
palabras. 

13  Mas  el  principe  del  reino  de  Persia 
se  puso  contra  mi  veinte  y  un  días ;  y 
he  aquí  que  Michael  uno  de  los  princi- 
pales principes  vino  para  ayudarme,  y 
yo  quedó  allí  con  los  reyes  de  Persia. 

14  Y  soy  venido  para  hacerte  saber  lo 
que  ha  de  venir  á  tu  pueblo  en  los  pos- 
treros días;  porque  aun  habrá  visión 
por  dgunot  días. . 

15  Y  estando  hablando  conmigo  seme- 
jantes palabras,  puse  mis  ojos  en  tierra, 
y  enmudecí 

10  Y  he  aquí  como  una  semejanza  de 
hombre,  que  tocó  mis  labios ;  y  abrí  mi 
boca,  y  hablé,  y  dije  á  aquel  que  estaba 
delante  de  mi :  Señor  mío,  con  la  visión 
se  trastornaron  mis  dolores  sobre  mi,  y 
no  me  quedó  mena. 

17  ¿Cómo  pues  podrá  el  siervo  de  este 
mi  Señor  hablar  con  este  mi  Señor?  por- 
que en  este  instante  me  fritó  la  mensa, 
y  no  me  quedó  aliento. 

18  Y  aquella  como  semejanza  de  hom- 
bre me  tocó  otra  vez,  y  me  conforto, 

19  Y  me  dtfo :  Varón  de  deseos,  no  te- 
mas: paz  á  ti :  ten  buen  ánimo,  y  esfuér- 
zate. Y  hablando  él  conmigo  jro  me  es- 
forcé, y  cuje:  Hable  mi  Señor,  porque 
eaforsádonte  has, 

90  Y  <HJo:  ¿Sabes  por  qué  he  venido  á 
ti?  porque  luego  tengo  de  volver  para 
pelear  con  el  principe  de  tos  Persas ;  y 
en  saliendo  yo,  luego  viene  el  príncipe 
de  Greda* 

21  Empero  yo  te  declararé  lo  que  es- 
tá escrito  en  la  escritura  de  verdad;  y 
ninguno  hay  que  se  esfuerce  conmigo 
en  estos  napas*»,  si  no  Mfchael  vuestro 
principe. 


CAPITULO  XI. 


JJasnel,  enséñale  el  principado  de  la  monarquia  de 
los  Persas,  y  tu  fin  en  Alejandro,  el  cual  muerto,  su 
teHorio  seria  repartido  entre  cuatro,  cuyas  penden- 
cia»  describe  largamente,  especialmente  emtre  te* 
reyes  de  Egypto,  y  loe  de  la  Asia  menor,  hasta  venar 
d  Antiocko  el  ilustre  (al  cual  con  mayor  verdad  d 
Uama  el  vU)  y  dios  males  que  kixo  en  la  tierra  da 
Jadea,  II.  Y  porque  este  en  sm  actos  tuvo  fiaurm 
y  oficio  del  verdadero  antecristo,  en  la  deocripciom 
de  sus  impiedades  el  Espíritu  Santo  (por  ventura  ex- 
cediendo de  la  figura,  como  otras  veces  suele,)  pinta 
alemnat  especiales  condiciones  y  notas  del  verdade- 
ro antecristo,  para  que  donde  quiera  que  aparecéerm 
en  el  mundo,  no  te  pueda  esconder  de  los  que  le  co- 
nocieren por  estas  teñas,  III.  Vuelve  d  la  narra- 
ción as  Autioaho,  oomo  perseverando  en  su  oruttaaa 
con  el  pueblo  de  Dios,  y  volviendo  d  sus  latrocinios 
contra  Egypto,fué  impedido  del  imperio  Romano, 
el  cual  al  fin  enviando  mt  fuerzas  deshieo  d  Antíc- 
cko,  tomó  toda  fe  tierra  y  entre  todo  f»  demás  á 
Jerusalem. 

Y  EN  el  ano  primero  de  Darlo,  el  de 
Media,  yo  estuve  para  animarle,  y 
fortalecerle. 

2  Y  ahora  yo  te  mostraré  la  verdad: 
He  aquí  que  aun  tres  reyes  estarán  en 
Persia;  y  el  cuarto  se  enriquecerá  de 
grandes  riquezas,  mas  que  todos ;  y  for- 
tificándose con  sus  riquezas,  despertará 
á  todos  contra  el  reino  de  Grecia. 

8  Y  levantarse  ha  un  rey  valiente,  el 
cual  se  enseñoreará  sobre  gran  señorío, 
y  hará  á  su  voluntad. 

4  Y  cuando  se  hubiere  enseñoreado,  su 
reino  será  quebrantado,  y  será  partido 
en  los  cuatro  vientos  del  cielo,  y  no  á 
su  descendiente,  ni  según  ei  señorío  con 
que  él  se  enseñoreó ;  porque  su  reino  se- 
rá arrancado,  y  para  otros  fuera  de  estos. 

5  Y  hacerse  ha  raerte  el  rey  del  medio- 
día y  de  sus  principados,  y  sobrepujarle 
ha,  y  apoderarse  ha,  y  su  señorío  otra 
grande  señorío. 

6  Mas  al  cabo  de  alguno*  anos  se  con- 
certarán, y  la  hJja  del  rey  del  mediodía 
vendrá  al  rey  del  norte,  para  hacer  los 
conciertos:  Mas  no  tendrá  fuerzade  bra- 
zo, ni  permanecerá  él,  ni  su  brazo.  Por- 
que ella  será  entregada,  y  los  que  la 
hubieren  traído,  y  su  padre,  y  los  que 
estaban  de  su  parte  en  aquellos  días* 

7  Mas  del  renuevo  de  sus  raices  se  le- 
vantará sobre  su  silla,  y  vendrá  al  ejérci- 
to, y  entrará  en  la  fortaleza  del  rey  del 
norte,  y  hará  en  ellos  á  m  *obf*taa\  y 
corroborarse  ha. 

8  Y  aun  los  dioses  de  ellos,  con  ana 
principes,  eon  sus  vasos  preciosos  de 
psata  y  de  oro,  llevará  cautivos  á  Egyp- 
to.  Y  r^or  olamos  anoa  él  se  i 
contra  el  rey  del  norte» 


DANIEL. 


9  T  vendrá  en. el  reino  el  rey  del  me- 
diodía, y  volverá  á  su  tierra, 

10  Mu  sus  lujos  ee  airarán,  y  juntarán 
multitud  de  machos  ejércitos,  y  vendrá 
á  gran  priesa,  y  inundará,  y  pasará,  y 
tornará,  y  llegará  cen  ira  hasta  sn  forta- 


11  Por  lo  cual  el  rey  del  mediodía  se 
enojará,  y  saldrá,  y  peleará  con  el  mis- 
mo rey  del  norte ;  y  pondrá  en  campo 
gran  multitud,  y  toda  aquella  multitud 
será  entregada  en  su  mana 

13  Por  lo  cual  la  multitud  se  ensober- 
becerá, elevarse  ha  su  corazón,  y  derri- 
bará muchos  mulares,  y  no  prevalecerá. 

13  Y  volverá  el  rey  del  norte,  y  pondrá 
en  campo  mayor  multitud  que  primero; 
y  al  cabo  del  tiempo  de  algunos  anos 
vendrá  á  gran  priesa  con  grande  ejército, 
y  con  muchas  riquezas. 

14  Mas  en  aquellos  tiempos  muchos  se 
levantarán  contra  el  rey  del  mediodía ; 
y  hijos  de  disipadores  de  tu  pueblo  se 
levantarán  pora  confirmar  la  profecía,  y 
caerán. 

15  T  vendrá  el  rey  del  norte,  y  mudará 
baluartes,  y  tomará  la  ciudad  raerte,  y 
los  bracos  del  mediodía  no  podran  per- 
manecer, ni  su  pueblo  escogido,  ni  ha- 
brá fortaleza  que  pueda  resistir. 

16  T  el  que  vendrá  contra  él,  hará  á  su 
-voluntad,  ni  habrá  quien  se  le  pueda  pa- 
rar delante ;  y  esteraren  la  tierra  desea- 
ble, kt  cual  será  consumida  en  su  poder. 

17  Y  pondrá  su  rostro  para  venir  con 
la  potencia  de  todo  su  reino,  y  hará 
con  él  cosas  rectas,  y  darle  ha  una  bija 
de  su*  mugeres  para  trastornarla:  mas 
no  estará,  ni  será  por  4L 

18  Volverá  después  su  rostro  á  las  islas, 
y  tomará  muchas ;  y  un  principe  le  hará 
parar  sn  vergüenza,  y  aun  volverá  sobre 
él  sn  vergüenza. 

10  De  aquí  volverá  su  rostro  á  las  for- 
talezas de  sn  tierra;  y  tropezara,  y  cae- 
rá, y  no  parecerá  mas. 

30  Mas  sucedará  en  sn  silla  quien  qui- 
tará las  exacciones,  d  cuál  será  gloria  del 
reino :  mas  en  pocos  días  será  quebran- 
tado, no  en  enojo,  ni  en  batalla. 

SI  Y  sucederá  en  su  lugar  un  vil,  al 
cual  no  darán  la  honra  del  remo :  mas 
vendrá  con  paz,  y  tomará  el  reino  con 
halagos. 

23  Y  los  brazos  serán  inundados  de 
inundación  delante  de  él;  y  serán  que- 
brantados, y  aun  también  el  capitán  del 
concierta 


38  Y  después  de  los  conciertos  con  él, 
él  hará  engaño;  y  subirá,  y  saldrá  ven- 
cedor con  poca  gentes 

34  Estando  la  provincia  en  paz,  y  en 
abundancia,  entrará,  y  hará  lo  que  nun- 
ca hicieron  sus  padres,  ni  los  padres  de 
sus  padres:  presa,  y  despojos,  y  riqueza 
repartirá  á  sus  soldados;  y  contra  las 
fortalezas  pensará  con  sus  pensamien- 
tos; y  esto  por  tiempo. 

35  Y  despertará  sus  fuerzas  y  su  cora- 
zón contra  el  rey  del  mediodía  eon  gran- 
de ejército ;  y  el  rey  del  mediodía  será 
provocado  á  la  guerra  con  grande  ejérci- 
to y  muy  raerte:  mas  no  prevalecerá, 
porque  le  harán  traición. 

30  Y  los  que  comerán  su  pan,  le  que- 
brantarán ;  y  su  ejército  será  destruido, 
y  caerán  muchos  muertos. 

37  Y  el  corazón  de  estos  dos  reyes  será 
para  hacerse  mal ;  y  en  una  misma  mesa 
tratarán  mentira :  mas  no  servirá  de  na- 
da ;  porque  el  plazo  aun  no  es  llegado. 

38  Y  volverse  ha  á  su  tierra  con  grande 
riqueza;  y  su  corazón  aerd  contra  él  san- 
to concierto;  y  hará,  y  volverse  ha  á  su 
tierra. 

39  Al  tiempo  señalado  tornará  al  medio- 
día: mas  no  será  la  postrera  venida  como 
la  primera. 

80  Porque  vendrán  contra  él  naves  do 
Chltbim ;  y  él  se  contristará,  y  tornarse 
ha,  y  enojarse  ha  contra  el  santo  con- 
cierto, y  hará;  y  volverse  ha,  y  pensará 
contra  loe  que  habrán  desamparado  el 
santo  concierto. 

81  Y  serán  puestos  brazos  de  su  parte, 
y  contaminarán  el  santuario  de  fortale- 
za; y  quitarán  el  continuo  KiaiflciOy  y 
pondrán  la  abominación  espantosa. 

82  Y  con  lisonjas  hará  pecar  á  los  vio- 
ladores del  concierto :  mas  el  pueblo  que 
conoce  áju  Dios  se  esforzará,  y  hará. 

88  Y  los  sabios  del  pueblo  darán  sabi- 
duría á  muchos ;  y  morirán  á  cuchillo, 
á  niego,  y  cautividad,  y  saco,  por  alguno* 
dks. 

84  Y  en  su  caer  serán  ayudados  de  pe- 
queño socorro;  y  muchos  se  juntarán 
con  ellos  con  lisonjas. 

85  Mas  de  los  sabios  caerán,  para  ser 
purgados,  y  limpiados,  y  emblanqueci- 
dos, hasta^l  tiempo  determinado ;  por- 
que aun  para  esto  hay  plazo. 

86  Y  el  rey  hará  á  su  voluntad;  y  en 
soberbecerse  ha,  y  engrandecerse  ha  so- 
bre todo  dios;  y  contra  el  Dios  de  los 
dioses  hablará  maravillas,  y  será  pros- 

768 


DANIEL. 


perado,  hasta  que  la  ka  sea  acabada; 
porque  hecha  está  determinación. 

37  \  Y  del  Dios  de  sus  padres  no  hará 
caso,  ni  del  amor  de  las  mugeres :  ni  so 
cuidará  de  Dios  alguno;  porque  sobre 
todo  so  engrandecerá. 

38  Mas  al  dios  Manaim  honrará  en  su 
lugar,  dios  que  sus  padres  no  conocie- 
ron :  honrarle  ha  con  oro,  y  plata,  y  pie- 
dras preciosas,  y  con  cosas  do  gran  precia 

39  Y  con  el  dios  ageno  que  conocerá, 
hará  castillos  fuertes,  ensanchará  su  glo- 
ria, y  hacerlos  ha  señores  sobre  muchos, 
y  repartirá  la  tierra  por  precio. 

40  T  Mas  al  cabo  del  tiempo  el  rey  del 
mediodía  se  acorneará  con  él,  y  el  rey 
del  norte  levantará  contra  él  tempestad, 
con  carros,  y  gente  de  á  caballo,  y  mu- 
chos navios ;  y  entrará  por  las  tierras,  y 
inundará,  y  pasará. 

41  Y  vendrá  en  la  tierra  deseable,  y 
muchas  provincias  caerán :  mas  estas  es- 
caparán de  su  mano,  Edom,  y  Moab,  y 
lo  primero  de  los  hUos  de  Ammon. 

43  Y  extenderá  su  mano  á  las  tierras;  y 
la  tierra  de  Egypto  no  escapará. 

43  Y  apoderarse  ha  de  los  tesoros  de 
oro  y  plata,  y  de  todas  las  cosas  precio- 
sas de  Egypto,  de  Lybia,  y  Ethiopia  por 
donde  pasará. 

44  Mas  nuevas  de  oriente  y  del  norte 
lo  espantarán ;  y  saldrá  con  grande  ira 
para  destruir  y  matar  muchos. 

45  Y  plantará  las  tiendas  de  su  palacio 
entre  los  mares,  en  el  monte  deseable 
del  santuario;  y  vendrá  hasta  su  fin,  y 
no  tendrá  quien  le  ayude. 

CAPITULO  XIL 

Continuando**  la  revelación,  declárate  ¡a  manifesta- 
ción de  Crido  en  carne  y  de  su  evangelio,  entre  la 
cual  w  la  consumación  del  ligio  y  la  Jbtal  returree- 
o  en  la  iglesia. 


una*  rece*  moa  la  impiedad,  otra»  vece»  el  conoci- 
miento de  Dio*.  IJ.  Preguntando  el  projeta  de  la 
contumacion  del  ligio,  no  lee*  revelado,  ma*  dieeee 
le  el  plaso  de  la  corrupción  del  cuuoehtde  la  tira- 
nía de  Antiocho  hasta  m  restitución  por  lo*  Macha- 
beos:  acortando  el  plato  que  arriba  le  puto  capitulo 
8.  14.  por  la  tolerancia  de  loe  piadoso*,  como  co- 
ntunmente  lo  suele  Dio»  hacer  en  tale*  caso*. 

MAS  cu  aquel  tiempo  Michael  el  gran 
príncipe,  que  está  por  los  mjos  de 
tu  pueblo,  se  levantará;  y  será  tiempo 
764 


de  angustia,  cual  sunca  fué  después  que 
hubo  gente  basta  entonces :  mas  cu  aquel 
tiempo  tu  pueblo  escapará,  es  d  saber,  ton 
dos  los  que  se  hallaren  escritos  en  el  lie 
bro. 

2  Y  muchos  de  los  que  duermen  en  el 
polvo  de  la  tierra  serán  despertados,  unos 
para  vida  eterna,  y  otros  para  vergüen- 
za, y  confusión  perpetua, 

3  Y  los  entendidos  resplandecerán,  co- 
mo el  resplandor  del  firmamento;  y  los 
que  enseñan  á  justicia  la  multitud,  como 
los  estrellas  á  perpetua,  eternidad. 

4  Tú  pues,  Daniel,  cierra  las  palabras, 
y  sella  el  libro  hasta  el  tiempo  del  fin : 
pasarán  muchos,  y  multiplicarse  ha  la 
ciencia. 

5  Y  yo  Daniel  miré,  y  he  aqui  otros  dos 
que  estaban,  el  uno  de  esta  parte  á  la 
orilla  del  rio,  y  el  otro  de  la  otra  parte,  á 
la  orilla  del  rio. 

6  Y  uno  dijo  al  varón  vestido  de  lien- 
zos, que  estaba  sobre  las  aguas  del  rio : 
i  Cuándo  será  el  fin  de  las  maravillas  ! 

7  Y  oi  al  varón  vestido  de  lienzos  que 
estaba  sobre  las  aguas  del  rio,  el  cual  al- 
zó su  diestra  y  su  siniestra  al  cielo,  y  ju- 
ró por  el  Viviente  en  los  siglos :  Que  por 
tiempo,  tiempos,  y  la  mitad ;  y  cuando  so 
acabare  el  esparcimiento  del  escuadrón 
del  pueblo  santo,  todas  estas  cosas  serán 
cumplidas. 

8  \  Y  yo  oí,  mas* no  entendí;  y  dye: 
Señor  mió,  ¿qué  es  el  cumplimiento  de 
estas  cosas? 

9  Y  dijo :  Anda,  Daniel,  que  estas  pa- 
labras serán  cerradas  y  selladas  hasta  el 
tiempo  del  cumplimiento. 

10  Muchos  serán  limpios,  y  emblanque- 
cidos, y  purgados ;  y  impíos  se  empeo- 
rarán, y  ninguno  de  los  impíos  entende- 
rá: mas  entenderán  los  entendidos. 

11  Mas  desde  el  tiempo  que  fuere  qui- 
tado el  continuo  aovrfyfeie,  hasta  la  abo- 
minación espantosa,  habrá  mil  y  doaden* 
tos  y  noventa  dios. 

Id  Bienaventurado  el  qne  esperare,  y 
llegare  basta  mil  y  trescientos  y  treinta 
y  cinco  días. 

13  Y  tú  irás  á  el  fin,  y  reposarás,  y  levan- 
tarte has  en  tu  suerte  al  fin  de  los  diat. 


Digitized  by  VjOOglC 


LAS  PROFECÍAS  DE  OSEAS. 


CAPITULO  I. 

El  castigo  y  abyección  del  reino  de  Israel,  y  general- 
memte  del  pueblo  camal  por  su  apoetasía.  II.  La 
elección  de  los  Gentiles  d  la  smrte  dichosa  de  pueblo 
de  Dios,  en  el  cual  se  camparían  la*  promesas  de  la 

multiplicación, 

PALABRA  de  Jchova  que  fué  á  Oseas, 
HJo  de  Becri,  en  dias  de  Ozias,  Joa- 
than,  Achaz,  Ezechias,  reyes  de  Juda ;  y 
en  dios  de  Jcroboam,  hijo  de  Joas,  rey 
de  Israel. 

2  £1  principio  de  la  palabra  de  Jehova 
con  Oseas.  T  dtfo  Jebova  á  Oseas :  Vé, 
tómate  una  muger  fornicaria,  y  hijos 
do  fornicaciones ;  porqne  la  tierra  for- 
nicará fornicando  do  en  pos  de  Je- 
bova. 

3  Y  fué,  y  tomó  á  Gomer,  hjja  de  Di- 
blaim,  la  cual  concibió,  y  lo  parió  un 
bijo. 

4  Y  díjolc  Jehova :  Pónle  por  nombre 
Jezrael ;  porque  de  aquí  á  poco  yo  visi- 
taré los  sangres  de  Jezrael  sobre  la  casa 
de  Jehu,  y  haré  cesar  el  reino  do  la  cosa 
de  Israel. 

5  Y  acaecerá  que  en  aquel  día  yo  que- 
braré el  arco  de  Israel  en  el  valle  de  Jez- 
rael. 

6  Y  concibió  aun,  y  parió  una  bija ;  y 
díjole:  Pónlo  por  nombre  Lo-ruhama; 
porque  nunca  mas  tendré  misericordia 
do  la  casa  de  Israel,  mas  del  todo  los  qui- 
taré. 

7  Y  de  la  casa  do  Juda  tendré  miseri- 
cordia, y  salvarlos  be  en  Jehova  su  Dios ; 
y  no  los  salvaré  con  arco,  ni  con  espada, 
ni  con  batalla,  ni  con  caballos,  ni  caba- 
lleros. 

8  Y  después  de  haber  destetado  á  Lo- 
ruhama,  concibió,  y  parió  un  hijo. 

9  Y  d\)o :  Pónle  por  nombre  Lo-ammi ; 
porque  vosotros  no  tois  mi  pueblo,  ni  yo 
seré  vuestro. 

10  í  Y  será  el  número  de  los  hijos  de 
Israel  como  la  arena  de  la  mar,  que  ni 
se  puedo  medir  ni  contar.  Y  será  que 
donde  se  les  decia:  Vosotros  no  «o£«ml 
pueblo ;  les  sea  dicho :  Ilijos  del  Dios 
viviente. 

11  Y  los  hijos  de  Juda  y  de  Israel  serán 
congregados  en  uno,  y  levantarán  para 
sí  una  cabeza,  y  subirán  de  la  tierra; 
porqne  el  día  de  Jezrael  es  grande. 


CAPITULO  n. 

Prosiguiendo  en  la  aUgoria  recita  las  anua  $  de  la  ab~ 
peccion  del  pueblo.  IL  Prosees*  te  reformación  do 
su  iglesia  y  la  retsam  adon  de  su  prosperidad  en  I 
Cristo. 

DECID  á  vuestros  hermanos:  Am- 
ml;  y  á  vuestras  hermanos:  Ru- 
hnma. 

2  Pleitead  con  vuestra  madre,  pleitead; 
porque  ella  no  es  mi  muger,  ni  yo  su  ma- 
rido; y  quite  sus  fornicaciones  de  su 
rostro,  y  sus  adulterios  de  entre  sus  pe- 
chos : 

3  Porque  yo  no  la  despoje  desnuda,  y  la 
haga  tornar  como  el  día  en  que  nació,  y 
la  ponga  como  un  desierto,  y  la  ponga 
como  tierra  seca,  y  la  mate  de  sed. 

4  Ni  tendré  misericordia  de  sus  hijos ; 
porque  son  hijos  de  fornicaciones. 

5  Porque  su  madre  fornicó:  avergon- 
zóse la  que  los  engendró,  porque  dyo : 
Iré  tras  mis  enamorados,  que  rae  dan  mi 
pan  y  mi  aguo,  mi  lana  y  mi  lino,  mi 
aceite  y  mi  bebida. 

6  Por  tanto  he  aquí  que  yo  cerco  tu  ca- 
mino con  espinas,  y  cercaré  con  seto,  y 
no  hallará  sus  caminos.  N 

7  Y  seguirá  sus  enamorados,  y  no  los 
alcalizará :  buscarlos  ha,  y  no  los  halla- 
rá: entonces  dirá:  Iré,  y  volverme  he  á 
mi  primer  marido ;  porque  mejor  me  iba 
entonces  que  ahora. 

8  Y  ella  no  sabia  que  yo  le  daba  el  tri- 
go, y  el  vino,  y  el  aceite ;  y  les  multipli- 
qué la  plata  y  el  oro  con  que  hicieron  á 
Bahal. 

0  Por  tanto  yo  tornaré,  y  tomaré  mi 
trigo  á  su  tiempo,  y  mi  vino  á  su  sazón, 
y  quitaré  mi  lana  y  mi  lino,  que  habla 
dado  para  cubrir  su  desnudez. 

10  Y  ahora  yo  descubriré  su  Yflcza  de- 
lante de  los  ojos  de  sus  enamorados,  y 
nadie  la  escapará  de  mi  mano. 

11  Y  haré  cesar  todo  su  gozo,  su  fiesta, 
su  nueva  luna,  y  su  sábado,  y  todos  sus 
festividades. 

12  Y  haré  talar  su  vid  y  su  higuera,  de 
que  ha  dicho:  Mi  salario  mo  son,  que 
me  han  dado  mis  enamorados.  Y  poner- 
las he  por  monte,  y  comerlas  han  las 
bestias  del  campo. 

la  Y  visitaré  sobre  ella  los  tiempos  de 

los  Bañóles,  á  los  cuales  incensaba,  y 

785 


OSEAS. 


adornábase  de  bus  zarcillos  y  de  sus 
joyeles,  y  se  Iba  tras  sus  enamorados,  ol- 
vidada de  mí,  dice  Jehova. 

14  1  Por  tanto  he  aquí  que  yo  la  indu- 
ciré, y  la  llevaré  al  desierto,  y  hablaré  á 
su  corazón. 

15  T  darle  he  sus  vinas  desde  allí,  y  el 
valle  de  Achor  en  puerta  de  esperanza; 
y  allí  cantará  como  en  los  tiempos  de  su 
juventud,  y  como  en  el  dta  de  su  subida 
de  la  tierra  de  Egypto. 

16  Y  será  que  en  aquel  tiempo,  dice  Je- 
hova, me  llamarás :  Marido  mió ;  y  nun- 
ca mas  me  llamarás :  BahalL 

17  Porque  quitaré  de  su  boca  los  nom- 
bres de  los  Banales,  y  nunca  mas  serán 
mentados  por  su  nombre. 

18  Y  haré  por  ellos  concierto  en  aquel 
tiempo  con  las  bestias  del  campo,  y  con 
las  aves  del  cielo,  y  con  las  serpientes 
de  la  tierra;  y  quebraré  arco,  y  espada, 
y  batalla  de  la  tierra,  y  hacerlos  he  dor- 
mir segnroB. 

19  Y  desposarte  he  conmigo  para  siem- 
pre; desposarte  he  conmigo  en  justicia, 
y  juicio,  y  misericordia,  y  miseraciones. 

20  Y  desposarte  he  conmigo  en  fé,  y 
conocerás  á  Jehova. 

21  Y  será  que  en  aquel  tiempo  yo  res- 
ponderé, dice  Jehova,  yo  responderé  á 
los  cielos,  y  ellos  responderán  á  la 
tierra. 

23  Y  la  tierra  responderá  al  trigo,  v  al 
vino,  y  al  aceite;  y  ellos  responderán  á 
JczracL 

28  Y  sembrarla  he  para  mí  en  la  tierra, 
y  habré  misericordia  de  Lo-ruhama;  y 
diré  á  Lo-emml:  Pueblo  mió  tú;  y  él 
dirá:  Diosmio. 

CAPITULO  m. 

Prq/eHta  con  otro  timbólo  de  la  misma  alegoría  lam- 
funáaeAueccion  del  pueblo  de  Israel  carnal  después 
de  la  venida  del  Metió»,  y  déla  reformación  dicha 
en  el  capitulo  precedente.  1L  Ítem,  tu  conversión  ai 
cabo  de  machos  tiempos. 

Y  Dí  JOME  Jehova :  Vé  aun  otra  vez, 
y  ama  una  muger  amada  de  su  com- 
pañero, y  adúltera,  como  el  amor  de  Je- 
hova con  los  hijos  de  Israel,  los  cuales 
miran  á  dioses  ágenos,  y  aman  frascos  de 
vino. 

2  Y  la  compré  para  mi  por  quince  di- 
ñeros  de  plata,  y  un  homcr  y  medio  de 
cebada. 

3  Y  díjelo:  Tú  estarás  por  mía  muchos 
días :  no  fornicarás,  ni  tomarás  otro  va- 
ron  ;  ni  tampoco  yo  vendré  á  tí. 

4  Porque  muchos  días  estarán  los  hijos 
de  Israel  sin  rey,  y  sin  señor,  y  sin  sacri- 

766 


ficto,  y  sin  estatua,  y  sin  ephod,  y  sin 
teraphlm. 

5  H  Después  volverán  los  htyos  de  Is- 
rael, y  buscarán  á  Jehova  su  Dios,  y  á 
David  su  rey ;  y  temerán  á  Jehova,  y  á 
su  bondad  en  él  fin  de  los  dias. 
CAPITULO  IV, 

Recita  algunos  de  los  pecados  del  pueblo,  por  los  cua- 
les Dios  los  transportaría  de  su  tierra.  Parece  ser 
una  sola  plática  continuada  hasta  el  fin  de  Meo  el 

OÍD  palabra  de  Jehova,  hijos  de  Is- 
rael ;  porque  Jehova  pleitea  con  loa 
moradores  de  la  tierra ;  porque  no  hay 
verdad,  ni  misericordia,  ni  conocimiento 
de  Dios  en  la  tierra. 

2  Perjurar,  y  mentir,  y  matar,  y  hurtar, 
y  adulterar  prevalecieron,  y  sangres  se 
tocaron  contra  sangres. 

3  Por  lo  cual  la  tierra  se  enlutará,  y  se- 
rá talado  todo  morador  de  ella,  con  las 
bestias  del  campo,  y  las  aves  del  cielo ; 
y  aun  los  peces  de  la  mar  serán  cogidos. 

4  Ciertamente  hombre  no  contienda  ni 
reprenda  á  hombre ;  porque  tu  pueblo 
es  como  los  que  resisten  al  sacerdote. 

5  Caerás  pues  en  este  dia,  y  caerá  tam- 
bién contigo  el  profeta  de  noche;  y  á  tu 
madre  talaré. 

6  Mi  pueblo  fué  talado,  porque  le  faltó 
sabiduría.  Porque  tú  desechaste  la  sa- 
biduría, yo  te  echaré  del  sacerdocio;  y 
pues  que  olvidaste  la  ley  de  tu  Dios,  tam- 
bién yo  me  olvidaré  de  tus  h^jos. 

7  Conforme  á  su  grandeza  así  pecaron 
contra  mi :  yo  pues  también  trocaré  su 
honra  en  vergüenza, 

8  Comen  del  pecado  de  mi  pueblo,  y  en 
su  maldad  levantan  su  alma. 

9  Y  tal  será  el  pueblo  como  el  sacerdo- 
te ;  y  visitaré  .sobre  él  sus  caminos,  y  pa- 
garle he  conforme  á  sus  obras. 

10  Y  comerán,  mas  no  se  hartarán :  for- 
nicarán, mns  no  se  aumentarán,  porque 
dejaron  de  guardar  á  Jehova. 

11  Fornicación,  y  vino,  y  mosto  quitan 
el  corazón. 

12  Mi  pueblo  en  su  madera  pregunta,  y 
su  palo  le  responde ;  porque  espíritu  de 
fornicaciones  le  engañó,  y  fornicaron  de- 
bajo de  sus  dioses. 

13  Sobre  los  cabezos  de  los  montes  sa- 
crificaron, y  sobre  los  collados  incensa- 
ron :  debajo  de  encinas,  y  álamos,  y  ol- 
mos que  tuviesen  buena  sombra:  por 
tanto  vuestras  hijas  fornicarán,  y  vues- 
tras nueras  adulterarán. 

14  No  visitaré  sobre  vuestras  hijas  cuan- 
do fornicaren,  ni  sobre  vuestras  nueras 


OSEAS. 


cuando  adulteraren ;  porque  ellos  ofte- 
cen  con  las  rameras,  y  con  los  unía»  mu- 
geres  sacrifican :  por  tautp  el  pueblo  sin 
entendimiento  caerá* 

15  SI  fornicares  tá,  Israel,  á  ¡o  menos  no 
peque  Jada ;  y  no  entréis  en  Galgala,  ni 
subáis  á  Beth-aven,  ni  juréis :  Vive  Je- 
hova. 

lo  Porque  como  becerra  cerrera  revacó 
Israel:  apaciéntalos  ahora Jehova, como 
á  carneros  en  anchura. 

17  Ephraim  es  dado  á  Ídolos,  d^ale. 

18  Sil  bebida  se  corrompió,  fornicando 
fornicaron,  amaron  los  dones :  lo  c%uA  es 
afrenta  de  sus  principes. 

19  Atóla  el  Tiento  en  sos  alas,  y  de  sus 
sacrificios  serán  avergonzados. 

CAPITULO  V. 

Contra  los  pastores  del  pueblo  que  fueron  cauta  de  su 
apoetasía.  11.  Prosigue  en  toe  cargo*  del  pueblo,  y 
ai  la  denunciación  de  en  calamidad,  trae  la  cual 
esemieerimnm  pecado,  u  $e  mese*  km  d  Din. 

SACERDOTES,  oíd  esto,  y  estad  aten- 
tos,  casa  de  Israel,  y  casa  del  rey,  es- 
cuchad; porque  á  vosotros  es  el  Juicio; 
porque  habéis  sido  lazo  en  Maspbad,  y 
red  extendida  sobre  Tabor. 

8  T  mentando  sacrificios  han  bajado 
hasta  el  profundo,  y  yo  la  corrección  de 
todos  ellos. 

8  f  Yo  eonoseo  á  Ephraim,  y  Israel  no 
me  es  ignorado ;  porque  ahora  has  for- 
nicado, ó !  Ephraim,  y  se  ha  contamina- 
do Israel. 

4  No  pondrán  sus  pensamientos  en  vol- 
verse á  su  Dios,  porque  espíritu  de  for- 
nicación está  en  medio  de  ellos,  y  no 
conocen  á  Jehova. 

5  Y  la  eoberWa  de  Israel  le  desmentirá 
en  su  cata ;  y  Israel  y  Ephraim  tropeza- 
rán en  su  pecado,*  tropezará  también 
con  elloe  Juda, 

6  Con  sus  ovejas,  y  con  sus  vacas  anda- 
rán buscando  á  Jehova,  y  no  le  hallarán : 
apartóse  de  ellos. 

7  Contra  Jehova  se  rebelaron,  porque 
engendraron  hfyos  extraños:  ahora  los 
devorará  mes  con  sus  heredades. 

8  Tocad  bocina  en  Gabaa,  trompeta  en 
Rama:  sonad  atambor  en  Beth-aven, 
tras  ti,  ó  I  Ben-jamin. 

0  Ephraim  será  asolado  el  día  del  casti- 
go :  en  las  tribus  de  Israel  hice  conocer 
mi  verdad. 

10  Los  principes  de  Juda  fueron  como 
los  que  traspasan  mojones:  derramaré 
petes  sobre  elloe,  como  agua,  mi  ira. 

11  Calumniado  Ephuaim,  quebrantado 


en  Juicio,  porque  quiso  andar  tras  mea- 


13  Y  yo  seré  como  polilla  á  Ephraim,  y 
como  carcoma  á  la  casa  de  Juda. 

13  Y  verá  Ephraim  su  enfermedad,  y 
{uda  su  llaga ;  y  irá  Ephraim  al  Assur,  y 
enviará  al  rey  de  Jareb  i  mas  él  no  os  po- 
drá sanar,  ni  os  curará  la  llaga. 

14  Porque  yo  seré  eomo  león  á Ephraim, 
y  como  cachorro  de  león  á  la  casa  de  Ju- 
da: yo,  yo  arrebataré,  y  andaré:  temaré, 
y  no  habrá  quien  escape. 

lo  Andaré,  y  tornaré  á  mi  lugar,  hasta 
que  conozcan  su  pecado,  y  busquen  mi 
fas:  en  su  angustia  madruguen  á  mi 

CAPITULO  VI. 

Prosiguendo,  describe  Dios  su  verdadera  i 


Y] 


de  su  pueblo,  y  la  misericordia  con  que  los  recibiría 
d  arrepentimiento,  declarando  ser  esta  conversión 
lo  que  pretendió  ensuleg  y  en  todo  el  ministerio  pro- 
/ético.   1L  Vuesoe  d  las  acumelmu. 

EN1D,  y  tornémosnos  á  Jehova,  que 
él  arrebató,  y  curarnos  ha:  hirió,  y 
vendarnos  ha. 

2  Darnos  ha  vida  después  de  dos  dios: 
al  tercero  dia  nos  resucitará,  y  viviremos 
delante  de  éL 

8  Y  conoceremos:  proseguiremos  en 
conocer  á  Jehova :  como  el  alba,  está 
aparejada  su  salida,  y  vendrán  á  nosotros 
como  la  lluvia :  como  la  lluvia  tardía  y 
temprana  á  la  tierra. 

4  ¿Qué haré  á ti, Ephraim?  ¿Qnéhare 
á  ti,  Juda?  Vuestra  misericordia,  como 
la  nube  de  la  mañano,  y  como*  el  rocío 
que  viene  á  la  madrugada. 

5  Por  esta  causa  corté  con  los  profetas, 
con  las  palabras  de  mi  boca  los  maté; 
porque  tus  juicios  fuesen  como  luz  que 
sale. 

6  Porque  misericordia  quise,  y  no  sacri- 
ficio ;  y  conocimiento  de  Dios,  mas  que 
holocaustos. 

7  \  Y  ellos  transpasaron  el  concierto 
como  de  hombre :  allí  se  rebelaron  con- 
tra mi,   * 

8  Qalaad,  ciudad  de  obradores  de  ini- 
quidad, ensuciada  de  sangre. 

0  Y  como  ladrones  que  esperan  á  algún 
varón,  cuadrilla  de  sacerdotes  de  común 
acuerdo  mata  en  el  camino ;  porque  po- 
nen en  efecto  la  abominación. 

10  En  la  casa  de  Israel  vi  suciedad: 
allí  fornicó  Ephraim,  se  contaminó  Is- 
rael. 

11  También  Juda  puso  en  ti  una  planta, 
habiendo  yo  vuelto  la  cautividad  de  mi 
puebla 

TO7 


la  cautividad  < 

i  by  VjODQ  IC 


OSEAS, 


CAPITULO  VH: 


Prosigue  m  recitar  ku  maldades  g  idolmtrí*  éo  fte 
diez  trHm$  y  m  castigo, 

ESTANDO  yo  curaudo  á  Iscael,  descu- 
brióse la  iniquidad  do  Ephraim,  y 
las  maldades  de  Samarla;  porque  obra- 
ron engaño ;  y  el  ladrón  Tiene :  despoja 
el  salteador  de  fuera. 

2  Y  no  dicen  en  bu  corazón,  que  tengo 
en  la  memoria  toda  su  maldad:  ahora 
puss  los  rodearán  sus  obras :  delante  de 
mi  presencia  están. 

S  Con  su  maldad  alegran  al  rey,  y  á  los 
príncipes  con  sus  mentiras. 

4  Todos  ellos  adúlteros,  como  horno 
encendido  por  el  hornero :  d  cual  cesará 
de  despertar  después  que  esté  hecha  la 
masa,  hasta  que  esté  leuda. 

5  El  día  de  nuestro  rey  los  principes  le 
hicieron  enfermar  con  cuero  de  vino: 
extendió  bu  mauo  con  los  burladores. 

6  Porque  aplicaron,  como  horno,  su  co- 
razón asechando ;  toda  la  noche  duerme 
su  hornero :  á  la  mañana  está  tu  horno 
encendido  como  llama  de  fuego. 

7  Todos  ellos  hierven  como  un  horno ; 
y  comieron  á  sus  jueces :  cayeron  todos 
sus  reyes :  no  hay  entre  ellos  quien  cla- 
me á  mi 

8  Ephraim  se  envolvió  con  los  pueblos: 
Ephrsim  fue"  torta  no  vuelta. 

9  Comieron  extraños  su  sustancia,  y  él 
no  lo  sapo ;  y  aun  vejez  se  luv  esparcido 
por  él,  y  él  no  lo  entendió. 

10  Y  la.  soberbia  de  Israel  testificará 
contra  él  en  su  cara;  y  no  se  tornaron  á 
Jehova  su  Dios,  ni  le  buscaron  con  todo 
esto. 

U  Y  lué  Ephraim  como  paloma,  en- 
gañada sin  entendimiento :  llamaran  á 
Egypto,  Irán  al  Assnr. 

13  Cuando  fueren,  extenderé  sobre  ellos 
mi  red,  hacerlos  he  caer  como  aves  del 
cielo :  castigarlos  he  conforme  á  lo  que 
se  ha  oído  en  sus  congregaciones. 

13  ¡Ay  do  ellos!  porque  se  apartaron 
de  mi:  destrucción  sobre  ellos;  porque 
se  rebelaron  contra  mí :  yo  ios  redomí,  y 
ellos  hablaron  contra  mí  mentiras. 

14  Y  no  clamaron  á  mi  con  su  corazón, 
cuando  aullaron  sobre  sus  camas :  para 
el  trigo  y  el  mosto  so  congregaron :  se 
rebelaron  contra  mi. 

15  Y  yo  loé  cefii,  esforcé  sus  brazos,  y 
contra  mí  pensaron  maL 

16  Tornáronse,  ína*  no  al  Altísimo:  fue- 
ron como  arco  engañoso:  cayeron  sus 
principes  á  cuchillo  por  la  soberbia  de  su 


tagua:  este  sntf  su  escarnio  en  la  tierra 
de  Egypto. 

CAPITULO  vm. 

Profetiza  la  venida  de  h*  AsgHos  mure  Sentaría.  If. 
£spiteh$  sué  pecado»  viejo*  do  haberte  apartado  do 
ia  cata  de  David,  y  para  mayor  seguridad  del  rei- 
no haber  instituido  sus  idolatrías,  que  tanto  Jaita- 
Han  de  afirmarles  el  reino,  que  dates  serian  ocasión 
de  su  asolamiento. 

PON  á  tu  boca  trompeta,  como  águila, 
contra  la  casa  do  Jehova,  porque 
traspasaron  mi  concierto,  y  contra  mi 
ley  se  rebelaron. 

2  A  mí  clamarán  Israel:  Píos  mió,  te 
conocimos, 

3  Desamparó  Israel  el  bien:  enemigóle 
perseguirá. 

4  í  Ellos  hicieron  reinar,  mas  no  por 
mí :  constituyeron  príncipe,  mas  yo  no 
lo  supe :  de  su  plata,  y  de  su  oro  hicieron 
ídolos  para  si,  para  ser  talados. 

5  Tu  becerro,  ó !  Samarla,  te  hizo  ale- 
jar :  mi  enojo  se  encendió  contra  ellos, 
hasta  que  no  pudieron  akantar  inocencia» 

6  Porque  de  Israel «,  y  artífice  lo  hizo, 
que  no  es  Dios;  poique  en  pedazos  eecá 
deshecho  el  becerro  de  Samarla, 

7  Porque  sembraron  viento,  y  torbelli- 
no segarán:  no  tendrán  mies,  ni  el  fruto 
hará  harina:  si  la  hiciere,  extraños  la 
tragarán. 

8  Será  tragado  Israel :  presto  serán  feni- 
cio* entre  las  gentes  como  vaso  en  que 
no  hay  contentamiento. 

0  Porque  ellos  subieron  á  Assnr,  sene 
montes  para  sí  solo:  Ephraim  con  sala- 
rio alquiló  armadores. 

10  Aunque  alquilen  á  las  naciones,  aho- 
ra las  juntaré ;  y  serán  un  poco  afligidos 
por  la  carga  del  rey,  y  de  los  principen. 

11  Porque  multiplicó  Ephraim  altares 
para  pecar,  tuvo  altares  para  pecar. 

12  Escribíle  las  grandezas  de  mi  ley, ' 
fueron  tenidas  por  cosas  agenes. 

- 13  Los  sacrificios  de  mis  dones,  sacrifi- 
caron carne,  y  comieron,  Jehova  no  los 
quiso:  ahora  se  acordara  de  su  iniqui- 
dad, y  visitará  su  pecado :  ellos  tornarán 
á  Egypto. 

14  Olvidó  pues  Israel  á  su  Hacedor,  y 
edificó  templos,  y  Juda  multiplicó  ciu- 
dades fuertes :  y  yo  meteré  fuego  en  sus 
ciudades,  el  cual  devorará  sus  palacios. 
CAPITULO  IX. 

Prosigue  en  el  mismo  argumento. 

O  te  alegres,  ó!  Israel,  hasta  saltar 
degaso  como  los  pueblos;  pues  has 
fornicado  de  tu  Dios :  amaste  salario  4* 
ramera  por  todas  las  eras  de  triga 


Nc 


OSEAS. 


2  La  en,  y  él  lagar  no  los  mantendrá: 
el  mosto  les  mentirá» 

8  No  quedarán  en  la  tierra  de  Jehova: 
mas  volverá  Ephraim  á  Egypto,  y  á 
Asyria,  donde  comerán  vianda  inmunda. 
'  4  No  derramarán  vino  á  Jehova,  ni  él 
tomará  contento  en  sus  sacrificios :  co- 
mo pan  de  enlutados  les  wrtfe»  á  ellos ; 
todos  los  qne  comieren  de  él,  serán  in- 
mundos ;  porque  su  pan  por  su  alma  no 
entrará  en  la  casa  de  Jehova. 

5  i  Qué  haréis  el  dia  de  la  solemnidad, 
y  el  día  de  la  fiesta  de  Jehova  t 

6  Porque  he  aqui  que  ellos  se  fueron 
después  de  #»  destrucción :  Egypto  los 
cogerá,  Memphis  los  enterrará,  espino 
poseerá  por  heredad  lo  deseable  de  su 
plata,  hortiga  encera  en  sus  moradas. 

7  Vinieron  los  días  de  la  visitación,  vi- 
nieron los  días  de  la  paga :  conocerá  Is- 
rael :  insensato  el  profeta,  furioso  el  va- 
ron  de  espíritu,  á  causa  de  la  multitud 
de  tu  maldad,  y  grande  odio. 

8  £1  atalaya  de  Ephraim  para  con  mi 
Dios,  es  á  soto»,  el  profeta,  es  lazo  de  ca- 
zador en  todos  sus  caminos,  odio  en  la 
casa  de  su  Dios. 

9  Llegaron  al  profundo,  corrompiéron- 
se, como  en  los  días  de  Gabaa:  ahora  se 
acordará  de  su  iniquidad,  visitará  su  pe- 
cado. 

10  Gomo  uvas  en  el  desierto  hallé  á  Is- 
rael: como  la  fruta  temprana  de  la  higue- 
ra en  su  principio  vi  a  vuestros  padres ; 
y  ellos  entraron  á  Bahal-pehor,  y  se  apar- 
taron para  vergüenza,  y  luciéronse  abo- 
minables como  su  amor. 

11  Ephraim,  volará,  como  ave,  su  glo- 
ria desde  el  nacimiento,  6,  desde  el  vien- 
tre, ó  desde  el  concebimiento. 

12  T  si  llegaren  á  grandes  á  sus  hijos, 
yo  los  quitaré  de  entrcflos  hombres;  por- 
que también,  ¡ay  de  ellos,  cuando  de 
ellos  me  apartare ! 

13  Ephraim,  según  Veo,  es  temíante  á 
Tyro  asentada  en  lugar  ddeUoso:  roas 
Ephraim  sacará  sus  lujos  al  matador. 

14  Dales,  ó !  Jehova,  lo  qne  les  has  de 
dar:  dales  matriz  amovedera,  y  secos 
pechos.  # 

15  Tofa  la  maldad  de  ellos  fué  en  Gal- 
gala  ;  porque  allí  tomé  con  ellos  odio  por 
la  malicia  de  sus  obras :  echarlos  he  de 
mi  casa :  nunca  mas  los  amaré,  todos  sus 
principes  son  desleales. 

16  Ephraim  fué  herido,  su  cepa  se  secó : 
no  hará  mas  fruto:  aunque  engendren, 
yo  mataré  lo  deseable  de  en  vientre. 

Bpan.  49 


17  MI  Dios  los  desechará,  porque  ellos 
no  le  oyeron ;  y  serán  vagabundos  entre 
las  naciones. 

CAPITULO  X. 

PrOtoQHé  €H  ti  IñitfñO  OTffUMttttO. 

LA  vid  vacia  á  Israel,  haciendo  fruto 
para  él:  conforme  á  la  multiplica- 
ción de  su  fruto,  multiplicó  altares :  con- 
forme á  la  bondad  de  su  tierra,  mejora- 
ron sus  estatuas. 

2  Apartóse  su  corazón.  Ahora  serán 
convencidos :  él  quebrantará  sus  altares, 
asolará  sus  estatuas. 

8  Porque  ahora  dirán :  No  tenemos  rey, 
porque  no  temimos  á  Jehova;  y  el  rey, 
¿  qué  nos  hará  ? 

4  Hablaron  palabras  jurando  en  vano, 
haciendo  alianza ;  y  el  juicio  florecerá  en 
los  surcos  del  campo  como  ajenjo. 

5  Por  las  becerras  de  Beth-aven  serán 
atemorizados  los  moradores  de  Sama- 
rla ;  porque  su  pueblo  lamentará  por  su 
causa;  y  sus  sacerdotes  se  alegrarán  á 
cansa  del,  por  su  gloria  que  será  perdida. 

6  Y  aun  también  será  él  llevado  en 
Asyrta  en  presente  al  rey  de  Jareb: 
Ephraim  será  avergonzado,  Israel  será 
confuso  de  sn  consejo. 

7  De  Samarla  fué  cortado  su  rey,  como 
la  espuma  sobre  las  haces  de  las  aguas. 

8  Y  los  altares  de  Aven  serán  destrui- 
dos, el  pecado  de  Israel :  crecerá  sobre 
sus  altares  espino  y  cardo,  y  dirán  á  los 
montes:  Cubridnos;  y  á  los  collados: 
Caed  sobre  nosotros. 

9  Desde  los  días  de  Gabaa  has  pecado, 
ó  I  Israel :  allí  estuvieron :  no  los  tomó 
la  batalla  en  Gabaa  contra  loe  inicuos. 

10  Yo  los  castigaré  como  deseo ;  y  pue- 
blos se  juntarán  sobre  ellos  cuando  serán 
atados  en  sus  dos  surcos. 

11  Ephraim,  becerra  domada  amadora 
del  trillar :  mas  yo  pasaré  sobre  la  her- 
mosura de  su  pescuezo :  yo  haré  llevar 
yugo  á  Ephraim,  arará  Juda,  quebrará 
sus  terrones  Jacob. 

12  8embradpara vosotros  ajusticia,  se- 
gad para  vosotros  á  misericordia,  arad 
para  vosotros  arada;  porque  el  tiempo 
es  de  buscar  á  Jehova  hasta  que  venga, 
y  os  ensene  justicia. 

13  Habéis  arado  impiedad,  segasteis  Ini- 
quidad, comeréis  fruto  de  mentira;  por- 
que confiaste  en  tu  camino,  en  la  mul- 
titud de  tus  fuertes. 

14  Por  tanto  en  tus  pueblos  se  levanta- 
rá alboroto,  y  todas  tus  fortalezas  serán 
destruidas,  como  en  la  deshecha  de  Sal- 

709 


OS  RAS. 


mana m  Beth-arbel  el  dia  da  la  batalla: 
la  madre  fué  arrojada  sobre  los  lujo*. 
15  Asi  hará  á  vosotros  Beth-el  por  la 
maldad  de  vuestra  maldad :  en  la  maña- 
na cortando  aera  cortado  el  rey  de  Israel. 

CAPITULO  XL 

PrOSÍguleSSM0  ti  mismo  iStSUntO  TVtaSCe  d  l<É  memoria  Id 

elección  que  hizo  de  su  pueblo  en  Egypto  sacándolo 
de  attd  y  pastoreándole  por  el  desierto  por  el  solicito 
y  piadoso  ministerio  de  Moyses,  y  en  virtud  de  ajíiel 
antiguo  amor  promete  que  no  ¡o  destruirá  del  iodo: 
E»  lo  ajes  está  en  -bofas  68. 7.  te. 

CUANDO  Israel  era  muchacho,  yo  le 
amé,  y  de  Egypto  llamé  á  mi  hrjo. 

2  Clamaban  á  ellos,  así  ellos  se  loan  de 
sn  presencia :  á  loa  Banales  sacrificaban, 
y  ú  las  esculturas  ofrecían  sahumerios. 

3  Yo  con  todo  eso  guiaba  en  pies  al  mis- 
mo Ephraim :  levantólos  en  sus  brazos, 
y  no  conocieron  que  yo  los  procuraba. 

4  Con  cuerdas  humanas  los  truje,  con 
cuerdas  de  amor;  y  fui  para  ellos  como 
los  que  alzan  el  yugo  sobre  sus  mejillas, 
y  llegué  hacia  él  la  comida. 

5  No  tornará  á  tierra  de  Egypto,  mas 
el  mismo  Assur  será  su  rey,  porque  no 
ae  quisieron  convertir. 

6  Y  caerá  espada  sobre  sus  ciudades,, y 
consumirá  sus  aldeas ;  consumirlas  ha  á 
causa  de  aña  consejos. 

7  Mas  mi  pueblo  mtd  colgado  de  la  re- 
belión contra  mi;  y  aunque  le  llaman  al 
Altísimo,  de  ninguno  de  todos  es  ensal- 
zado. 

8  ¿Cómo  te  dejaré,  Ephraim !  ¿cómo  te 
entregaré,  Israel?  ¿cómo  te  pondré  co- 
mo Adama,  y  te  tornaré  como  Seboini  ? 
Mi  corazón  se  revuelve  dentro  de  mi, 
todos  mis  arrepentimientos  son  encen- 
didos. 

9  No  ejecutaré  la  ira  de  mi  furor;  no 
me  volveré  para  destruir  á  Ephraim; 
porque  Dina  «yyy  no  hombre:  Santo  en 
medio  de  tí,  y  no  entraré  en  ciudad* 

10  En  pos  de  Jehova  caminarán:  el 
bramará  como  león,  él  cierto  bramará, 
y  los  lujos  del  occidente  temblarán. 

11  Temblarán  como  ave  ¡os  de  Egypto,  y 
como  paloma  fot  de  la  tierra  de  Asyria; 
y  ponerlos  he  en  sus  casas,  dijo  Jehova. 

12  Cercóme  con  mentira  Ephraim,  y 
con  engaño  la  casa  de  Israel.  Juda  aun 
domina  con  Dios,  y  con  los  santos  es 
fiel. 

capitulo  xn. 

ReiHta  la  ingratitud  del  puobeodh*  benefioios  receU- 
do^porlacmolmkakeemodmr^éoledeemigo. 

EPHRAIM  as  apacentado  del  viento, 
y  signe  al  solano;  mentira  y  dee- 
770 


trúcele*  enmanta  eaoifahnmente;  por- 
que hicieron  alianza  con  loa  Aayréos,  y 
aceite  se  lleva  á  Egypto. 

2  Pleito  tiene  Jehova  con  Juda,  pan 
visitar  á  Jacob  conforme  á  sus  caminoe : 
pagarle  ha  conforme  á  sus  obras. 

3  En  el  vientre  tomó  por  el  calcañar  á 
su  hermano;  y  con  su  fortaleza  venció 
al  Ángel: 

4  Y  venció  al  Ángel,  y  prevaleció:  llo- 
ró, y  rogólo:  en  Beto-ai  le  halló,  y  alM 
habló  con  nosotros. 

5  Mas  Jehova  «t  Dioe  de  loa  ejércitos, 
Jehova  m  an  memorial. 

6  Tú  pues  á*u  Dios  U  convierte,  guar- 
da misericordia  y  juicio,  y  en  tu  Dioa 
espera  siempre. 

7  Mercader  que  tiene  en  an  mano  peso 
felso,  amador  de  opresión. 

8  Y  <U)o  Ephraim :  Ciertamente  ya  he 
enriquecido:  hallado  he  riquezas  para 
mi:  nadie  hallará  en  mi  iniquidad,  ni 
pecado  en  todos  mis  trabajos. 

0  Yo  pues  9oy  Jehova  tu  Dios  desde  la 
tierra  de  Egypto*  aun  te  hará  morar  en 
tiendas,  como  en  los  dias  de  la  fiesta. 

10  Y  hablé  á  los  profetas,  y  yo  aniñen- 
té  la  profecía;  y  por  mano  de  loa  profe- 
tas puse  semejanzas, 

11  ¿Galaad  no  <«  iniquidad.?  Cierto- 
mente  vanidad  han  sido :  en  Galaad  an> 
orificaron  bueyes;  y  aun  ana  altares  co- 
mo montones  en  los  surcos  del  campo. 

12  Y  Jacob  huyó  en  la  tierra  de  Arana, 
y  sirvió  Israel  por  tu  mnger,  y  por  a» 
muger  lúe*  pastor. 

13  Y  por  profeta  hizo  subir  Jefcovo  á 
Israel  de  Egypto,  y  por  profeta  iutf  guar- 
dado. 

14  Enojó  Ephraim  é  JHm  con  amargó- 
las i  por  tanto  sus  sangre»  se  derramarán 
sobre  él,  y  su  Señor  le  pagará  an  ret- 
güenza. 

capitulo  xm. 

Prosigue  en  el  mismo  prepósito.  II.  Prometiendo  re- 
medió d  tantas  calamidades  por  la  mano  del  Metía*, 
profetisa  su  victoria  de  la  muerU  y  del mpmlav,  y 
el  trtumfo  de  sus  enemigos, 

CUANDO  Ephraim  hablaba,  todo*  te- 
nían temor:  fué  ensalzado  en  Is- 
rael: mas  pechen  Baba!,  y  murió. 

2  Y  ahora  anadiaron  á  su  pecado,  y  hi- 
cieron para  si  vaciadizo  de  su  plata  según 
su  entendimiento :  Ídolos,  obra  de  artí- 
fices todo  .«tto,  de  los  cuales  ellos  man- 
dan á  los  hombrea  que  sacrifican,  que 
besen  loa  becerros. 

3  Por  tanto  serán  como  la  niebla  de  la 
mañana,  y  como  el  rocío  de  la  i 


JO  EL. 


da  qu»  *e  puta:  como  ei  taño  qne  la 
tempestad  lanza  de  la  era,  y  como  el  ho- 
mo que  sale  por  la  ventana. 

4  Mm  yo  toy  Jehova  tu  Dios  desde  la 
tierra  de  Egypto :  por  tanto  no  conoce- 
rás otro  Dios  fuera  de  mí,  no  otro  salva- 
dor si  no  á  mi 

5  Yo  te  conocí  en  el  desierto,  en  tierra 
de  sequedades. 

6  Enana  pastos  ae  hartaron,  hurtáron- 
se, y  ensoberbecióse  sm  corazón,  por  as- 
ta cansa  se  olvidaron  de  mi. 

7  Por  tanto  posaré  para  ellos  como  león, 
como  tigre  que  asecha  cerca  del  camino. 

8  Como  oso  qne  ha  perdido  los  btyos 
loa  encontraré,  y  les  romperé  las  telas  de 
an  cohibo»  ;  y  allí  loa  tragaré  como  león : 
bestia  del  campo  los  despedacará. 

<f  Echóte  á  perder,  6!  Israel,  tu  idolar 
tfia:  mas  en  mi  eetd  tu  ayuda. 

10  ¿  En  dónde  está  tu  rey,  para  qne  te 
guarde  con  todas  tus  ciudades?  ¿y  tus 
jueces,  de  los  cuales  cujlete:  Dame  rey, 
y  príncipes? 

11  Díte  rey  en  mi  furor,  y  le  quité  en 
mitra. 

12  Atada  e&td  la  maldad  de  Ephraim :  su 
pecado  flstd  guardado. 

13  Dolores  de  muger  de  parto  le  Ten- 
drán :  es  un  hijo  ignorante,  qne  de  otra 
imamera  no  estuviera  tanto  tiempo  en  el 
rompimiento  de  los  hijos. 

14  í  De  la  mano  del  sepulcro  los  redi- 
miré, de  la  muerto  los  libraré.  \  6  muer- 
te !  yo  seré  tu  mortandad ;  y  seré  tn  des- 
trucción, ¡ó  sepulcro!  Arrepentimiento 
será  escondido  de  mis  ojos. 

15  Porque  el  fructificará  entre  los  her- 
manos :  vendrá  el  solano,  viento  de  Je- 
hova, subiendo  de  la  parte  del  desierto, 
y  secarse  ha  su  vena,  y  secarse  ha  sm 
manadero  i  él  saqueará  el  tesoro  de  todas 
las  alhajas  de  codicia. 


CAPITULO  XÍV. 

Cbncnifw  tova  la  ptdttctt  resvenusndo  fc>  4mm0  sm  fw  el 
reino de  km  diet  tHtms  pmmrian  la  d$*h  imfou  sen- 
tenciada. II.  Que  por  el  medio  de  este  toóte  mucho* 
$e  convertirían  de  mi»  impiedades  al  verdadero  Dio». 
III.  El  cual  lo»  recttmHa,  limpiaria,  amorta  y  pro»* 
peraria  de  eterna  prosperidad  en  Cristo. 

SAMARÍA  será  asolada  porque  se  re- 
beló contra  su  DioS:  caerán  á  cu- 
chillo :  sus  niños  serán  estrellados,  y  sus 
preñadas  serán  abiertas. 

3  t  Conviértete,  61  Israel,  á  Jehova  tn 
Dios;  porque  por  tu  pecado  has  caldo, 

8  Tomad  con  vosotros  palabras,  y  con- 
vertios á  Jehova,  y  decidle:  Qoita  toda 
iniquidad,  y  recibe  el  bien;  y  pagaremos 
becerros  de  nuestros  labios. 

4  No  nos  librará  Assnr,  no  subiremos 
sobre  caballo,  ni  nunca  mas  diremos  á 
la  obra  de  nuestras  manos:  Dioses  núes* 
tros ;  porque  por  tí  el  haérfeno  alcanza- 
rá misericordia. 

6  ^  Yo  medicinaré  su  rebelión,  amar- 
los he  de  voluntad;  porque  mi  furor  se 
quitó  de  ellos. 

6  Yo  seré  á  Israel  oomo  rocío:  el  flo- 
recerá, como  lirio,  y  extenderá  sus  rai- 
ces, como  el  Líbano. 

7  Extenderse  han  sus  ramos,  y  será  su 
gloria  como  la  de  la  oliva,  y  olerá  como 
el  Líbano. 

8  Volverán  los  que  se  sentaren  debajo 
de  su  sombra:  serán  vivificados  como 
trigo,  y  florecerán  como  la  vid :  su  olor, 
como  dé  vino  del  Líbaao. 

9  Ephraim  entonces  diré:  ¿Qué  mas 
tendré  ya  con  los  ídolos?  Yo  le  oiré,  y 
miraré:  yo  tere  d  él  como  la  haya  verde: 
tu  fruto  es  hallado  de  mi. 

10  ¿Quién  es  sabio  para  que  entienda 
esto;  y  prudente  para  que  lo  sepa?  Por- 
que los  caminos  de  Jehova  son  derechos, 
y  los  justos  andarán  por  ellos:  mas  loa 
rebeldes  caerán  en  ellos. 


LA  PROFECÍA  DE  JOEL. 


CAPITULO  I. 

JPra/kmita  mm  insigne  calamidad  de  seca  y  hambre  y 
destrucción  de  lo»  fruto»  de  la  tierra  por  mala»  sa- 
bandijas. Por  ventura  es  la  que  también  lamenta 
Jeremías  14.  ó,  fa  9110  vino  en  Israel  en  tiempo  de 
AchmbwdeEUa».  LJtey,17. 

T>  ALABEA  de  Jehova  que  rué  á  Joel, 
<X    htfodePhatmeL 
3  Oíd  esto,  viejos,  y  escuchad,  todos 


los  moradores  de  la  tierra.  ¿  Ha  aconte- 
cido esto  en  vuefcros  dias,  ó  en  los  días 
de  vuestros  padres  ? 

8  De  esto  contaréis  á  vuestros  hijos,  y 
vuestros  hijos  á  sus  hAJos;  y  sus  h^jos 
á  la  otra  generación. 

éLo^aaqnedódefeonga'ittsaw  co- 
mió la  langotta,  yk>  qne  nnedó  de  la 


JOEL. 


langosta  comió  él  pulgón,  y  lo  que  que- 
dó del  pulgón  comió  el  revoltón. 

5  Despertad,  borrachos,  y  llorad:  au- 
llad, todos  los  que  bebéis  vino,  á  causa 
del  mosto;  porque  os  es  quitado  de  vues- 
tra boca. 

6  Porque  gente  subió  á  mi  tierra,  raer- 
te<  y  sin  número:  sus  dientes,  dientes 
de  león ;  y  sus  muelas,  de  león. 

7  Asoló  mi  vid,  y  descortezó  mi  higue- 
ra: desnudando  la  desnudó,  y  derribó: 
sus  ramas  quedaron  blancos. 

8  Llora  tú  como  muger  moza  vestida  de 
saco  por  el  marido  de  su  juventud. 

9  Pereció  el  presente  y  la  derramadora 
de  la  casa  de  J chova:  los  sacerdotes  mi- 
nistros de  Jehova  pusieron  luto. 

10  £1  campo  fué  destruido,  la  tierra  se 
enlutó;  porque  el  trigo  fué  destruido, 
el  mosto  se  secó,  el  aceite  pereció. 

11  Avergonzaos,  labradores,  aullad,  vi- 
fieros,  por  el  trigo  y  la  cebada ;  porque 
la  mies  del  campo  se  perdió. 

13  Secóse  la  vid,  y  la  higuera  pereció, 
el  granado  también,  la  palma,  y  el  man- 
zano: todos  los  árboles  del  campo  se 
secaron :  por  lo  cual  el  gozo  se  secó  de 
los  hyos  de  los  hombres. 

18  Ceflioe,  y  lamentad,  sacerdotes : 
aullad,  ministros  del  altar:  venid,  dor- 
mid en  sacos,  ministros  de  mi  Dios; 
porque  quitado  es  de  la  casa  de  vuestro 
Dios  el  presente  y  la  derramadora. 

14  Pregonad  ayuno,  llamad  á  congre- 
gación, congregad  los  ancianos,  y  todos 
los  moradores  de  la  tierra  en  la  casa  de 
Jehova  vuestro  Dios,  y  clamad  á  Jehova 

15  ¡Ay  al  dial  porque  cercano  «ató  el 
di»  de  Jehova;  y  vendrá  como  destruc- 
ción heehm  por  Todopoderoso. 

16  ¿El  mantenimiento,  no  es  quitado 
de  delante  de  nuestros  ojos :  la  alegría, 
y  el  placer  de  la  casa  de  nuestro  Dios? 

17  £1  grano  se  pudrió  debajo  de  sus 
terrones,  los  bastimentos  fueron  asola- 
dos, los  alfolies  destruidos;  porque  el 
trigo  se  secó. 

18  ¡Cuánto  gimieron  las  bestias!  ¡cuan 
atajados  anduvieron  los  batos  de  los 
bueyes,  porque  no  tuvieron  pastos  ! 
también  los  rebaños  de  las  ovejas  fueron 
asolados. 

19  A  ti,  ó!  Jehova,  clamaré;  porque 
fuego  consumió  las  cabanas  del  desier- 
to, y  llama  abrasó  todos  los  árboles  del 
campo. 

20  Las  bestias  del  campo  también  bra- 
marán á  ti;  porque  se  secaron  los  ar- 

—  .778 


royos  de  las  aguas,  y  las  cabanas  del  de- 
sierto consumió  mego. 

CAPITULO  IL  

Avisa  el  profeta  que  se  hagan  solemnes  convocaciones, 
y  que  con  toda  humildad  y  arrepentimiento  procu- 
ren aplacar  la  ira  divina  contra  la  plaga  de  la  lan- 
QoMa,  cuyo  parecer  y  Ingenio  y  efecto»  describe.  JT.  • 
Promete  misericordia  de  parte  de  Dios  contra  la 
presmte  plaga.  IIÍ.  Y  de  la  temporal  prosperidad 
pasa  d  las  promesas  del  espíritu  que  por  Cristo  m 
había  de  dar  en  el  Nuevo  Testamento.  IV.  La  de»» 
tracción  de  los  enemigos  asi  pueblo  de  Dios. 

TOCAD  trompeta  en  Sion,  y  pregonad 
en  mi  santo  monte:  tiemblen  todos 
los  moradores  de  la  tierra;  porque  viene 
el  dia  de  Jehova,  porque  cercano  está. 

2  Dia  de  tinieblas  y  de  oscuridad :  día 
de  nube  y  de  sombra:  como  el  alba  que 
se  derrama  sobre  los  montes,  nn  pueblo 
grande  y  fuerte,  nunca  desde  él  principio 
del  siglo  fué  su  semejante,  ni  despues*de 
él  será  jamás  en  años  de  generación  y 
generación. 

3  Delante  de  él  consumirá  niego,  detrás 
de  él  abrasará  llama:  como  el  huerto  de 
Edcn  terd  la  tierra  delante  de  él,  y  de- 
trás de  él,  como  desierto  asolado :  ni  tam- 
poco habrá  quien  de  él  escape. 

4  Su  parecer,  como  parecer  de  caballos, 
y  cpmo  gente  de  á  caballo  correrán. 

5  Como  estruendo  de  carros  saltarán 
sobre  las  cumbres  de  los  montes :  como 
sonido  de  llama  de  fuego  que  consume 
rastrojos,  como  algún  fuerte  pueblo  apa- 
rejado para  la  batalla. 

6  Delante  de  él  temerán  los  pueblos: 
todas  las  caras  se  pararán  negras. 

7  Como  valientes  correrán :  como  hom- 
bres de  guerra  subirán  la  muralla;  y 
cada  cual  irá  en  sus  caminos,  y  no  tor- 
cerán sus  sendas. 

8  Ninguno  apretará  á  su  compañero, 
cada  uno  irá  por  su  carrera;  y  sobre  la 
misma  espada  se  arrojarán,  y  no  se  he- 
rirán. 

9  Irán  por  la  ciudad,  correrán  por  el 
muro,  subirán  por  las  casas,  entrarán 
por  las  ventanas  á  manera  de  ladrones. 

10  Delante  de  él  temblará  la  tierra,  los 
cielos  se  estremecerán :  el  sol  y  la  luna 
se  oscurecerán,  y  las  estrellas  retraerán 
su  n»plandor. 

11  Y  Jehova  dará  bu  voz  delante  de  su 
ejército,  porque  muchos  son  sus  reales, 
y  mertes,  que  ponen  en  efecto  su  pala- 
bra; porque  grande  es  el  dia  de  Jehova, 
y  muy  terrible,  ¿y  quién  lo  podrá  sufrir? 

13  Y  también  ahora,  dflo  Jehova:  Con- 
vertios á  mi  con  todo  vuestro  corazón, 
con  ayuno,  y  lloro,  y  llanto. 


JOEL. 


13  T  romped  vuestro  corazón,  y  no 
vuestros  vestido»,  y  convertios  á  Jehova 
ruestro  Dio»,  porque  misericordioso  es 
y  clemente,  luengo  de  iras  y  grande  en 
misericordia,  y  que  se  arrepiente  del 
castigo. 

14  ¿Quién  sabe  si  se  convertirá,  y  se 
arrepentirá,  y  dejará  bendición  tras  de 
él,  presente  y  derramadora  para  Jehova 
vuestro  Dios  ? 

15  Tocad  trompeta  en  8lon,  pregonad 
ayuno,  llamad  á  congregación. 

16  Congregad  el  pueblo,  pregonad  con- 
gregación, juntad  los  viejos,  congregad 
los  nlfios,  y  los  que  maman :  salga  de  su 
cámara  el  novio,  y  la  novia  de  su  tá- 
lamo. 

IR  Entre  la  entrada  y  el  altar  lloren  los 
sacerdotes,  ministros  de  Jehova,  y  di- 
gan :  Perdona,  6 !  Jehova,  á  tu  pueblo,  y 
no  pongas  en  vergüenza  tu  heredad,  pa- 
ra que  las  gentes  se  enseñoreen  de  ella: 
¿por  qué  han  de  decir  entre  los  pueblos: 
Dónde  está  su  Dios  f 

18  1 Y  Jehova  zelará  su  tierra,  y  per- 
donará á  su  pueblo. 

19  Y  responderá  Jehova,  y  dirá  á  su 
pueblo :  He  aquí  que  yo  os  envió  pan,  y 
mosto,  y  aceite ;  y  seréis  hartos  de  ellos, 
y  nunca  mas  os  pondré  en  vergüenza 
entre  las  gentes. 

20  Y  haré  alejar  de  vosotros  al  aquilo- 
nar, y  echarlo  he  en  la  tierra  seca  y  desier- 
ta: su  haz  será  hacia  el  mar  oriental,  y 
su  fin  al  mar  occidental ;  y  subirá  su  he- 
dor, y  subirá  su  podrición,  porque  hizo 
grandes  cosas. 

21  Tierra,  no  temas :  alégrate,  y  góza- 
te ;  porque  Jehova  hizo  grandes  cosas. 

23  Animales  del  campo,  no  temáis;  por- 
que los  pastos  del  desierto  reverdecerán, 
porque  los  árboles  llevarán  su  fruto,  la 
higuera  y  la  vid  darán  6us  frutos. 

23  Vosotros  también  hijos  de  8Íon,  ale- 
graos y  regocty&os  en  Jehova  vuestro 
Dios ;  porque  os  dará  ensenador  de  jus- 
ticia; y  hará  descender  sobre  vosotros 
lluvia  temprana  y  tardía  como  al  princi- 
pio. 

24  Y  las  eras  se  henchirán  de  trigo ;  y 
los  lagares  rebosarán  de  vino  y  aceite. 

25  Y  restituiros  he  los  afios  que  comió 
la  oruga,  la  langosta,  el  pulgón,  el  revol- 
tón, mi  grande  ejército  que  envié  contra 
vosotros. 

26  Y  comeréis  nasta  hartaros ;  y  alaba- 
réis él  nombre  de  Jehova  vuestro  Dios, 
el  cual  hizo  mantillas  con  vosotros;  y 


mi  pueblo  no  será  para  siempre  aver- 
gonzado. 

27  Y  conoceréis  que  en  medio  de  Israel 
estoy  yo,  y  que  yo  soy  Jehova  vuestro 
Dios,  y  no  hay  otro ;  y  mi  pueblo  no  se- 
rá para  siempre  avergonzado. 

28  ?  Y  será  que  después  de  esto,  der- 
ramaré mi  espíritu  sobre  toda  carne,  y 
profetizarán  vuestros  htjos  y  vuesf  ras  hi- 
jas, vuestros  viejos  sonarán  sueños,  y 
vuestros  mancebos  verán  visiones. 

29  Y  aun  también  sobre  las  siervos,  y 
sobre  las  siervos  derramaré  mi  espíritu 
en  aquellos  días. 

80  1  Y  daré  prodigios  en  el  cielo  y  en 
la  tierra,  sangre,  y  fuego,  y  columnas  de 
humo. 

31  £1  sol  se  tornará  en  tinieblas,  y  la 
luna  en  sangre,  antes  que  venga  el  día 
grande  y  espantoso  de  Jehova. 

32  Y  será  que  cualquiera  que  invocare 
el  nombre  de  Jehova,  escapará;  porque 
en  el  monte  de  Bion,  y  en  Jernsalem, 
habrá  salvación,  como  Jehova  ha  dicho, 
y  en  los  que  habrán  quedado,  á  los  cua- 
les Jehova  habrá  llamado. 

capitulo  ra. 

Froeigue  en  la  pro/ecia  de  ta  denunciación  de  la  dee- 
truecion  de  toe  enemigo»  del  pueblo  de  Dime  demjmee 
de  em  libertad.  Parece  eer  lo  mismo  qrn  Exeqmiel 
profetitó  capitulo  38,*S9.  *  Daniel  11.  ILLaproe- 
peridaú  eterna  de  la  igUeia, 

PORQUE  be  aquí  que  en  aquellos 
días,  y  en  aquel  tiempo  eo  que  haré 
tornar  la  cautividad  de  Juda  y  de  Jern- 
salem, 

2  Juntaré  todas  las  naciones,  y  las  haré 
descender  en  el  valle  de  Josapbat,  y  allí 
entraré  en  juicio  con  ellos  á  cansa  de 
mi  pueblo,  y  de  Israel  mi  heredad,  á  los 
cuales  esparcieron  entre  las  naciones,  y 
partieron  mi  tierra; 

8  Y  echaron  suertes  sobre  mi  pueblo,  y 
á  los  niflos  dieron  por  rameras,  y  las  ñi- 
flas vendieron  por  vino  para  beber. 

4  Y  también,  ¿  qué  tengo  yo  ptsser  con 
vosotras,  Tyro  y  Sidon,  y  todos  los  tér- 
minos de  Palesthina?  ¿Me  pagáis  f  Y 
si  me  pagáis,  presto,  en  breve  os  volveré 
la  paga  sobre  vuestra  cabeza, 

6  Porque  habéis  llevado  mi  plata  y  mi 
oro,  y  mis  cosas  preciosas  y  hermosas 
metisteis  en  vuestros  templos. 

6  Y  los  htyos  de  Juda,  y  los  htfos  de  Je~ 
rusalem  vendisteis  á  los  hfyos  de  los 
Griegos  por  alejarlos  de  sus  términos. 

7  He  aquí  que  yo  los  despertaré  del  lu- 
gar donde  los  vendisteis ;  y  volveré  vues- 
tra paga  sobre  vuestra  eabexa. 

TT8 


AMOS. 


8  7  venderé  vuestros  htyoe  y  vuestras 
hijas  en  la  mano  de  los  hijo»  de  Juda ;  y 
ellos  los  venderán  á  los  Babeos,  nación 
aportada ;  porque  Jehova  ha  hablado. 

9  Pregonad  esto  entre  las  gentes,  divul- 
gad guerra,  despertad  á  los  valientes,  lle- 
gúense, vengan  todos  los  hombres  de 
guerra: 

10  Haced  espadas  de  vuestros  andones, 
7  laucas  de  vuestras  hoces:  diga  el  taco: 
Fuerte  soy. 

11  Juntaos,  y  venid  todas  las  gentes  de 
al  derredor,  y  congregaos :  haz  venir  alli, 
ó !  Jehova,  tus  fuertes. 

12  Las  gentes  se  despierten,  y  suban  al 
valle  de  Josaphat ;  porque  allí  me  asen- 
taré para  juzgar  todas  las  gentes  de  al 
derredor.    • 

18  Echad  la  boa,  porque  la  mies  está  ya 
madura.  Venid,  descended ;  porque  ya 
el  lagar  esta  llenó,  ya  rebosan  las  premí- 
emelas ;  porque  mucha  es  ya  va.  maldad. 

14  Muchos  pueblos  we  Juntarán  en  el 
ralle  del  cortamiento;  porque  cercano 
ata  el  día  da  Jehova  en  el  valle  del  cor- 
tamiento. 


15  El  sol  y  la  luna,  se  pacateces*»»  y  las 
estrellas  retraerán  su  resplandor. 

16  T  Jehova  bramará  desde  Sion,  y  des- 
de Jerusalem  dará  su  voz ;  y  los  cielos  y 
la  tierra  temblarán ;  mas  Jebova  mará  la 
esperanza  de  su  pueblo,  y  la  fortaleza  de 
los  htyos  de  Israel. 

17  T  conoceréis  que  yo  soy  Jehova  vues- 
tro Dios,  que  habito  en  SKon,  monte  de 
mi  santidad ;  y  será  Jerusalem  santa,  y 
extraño*  no  pesarán  mas  por  ella. 

18  1  Y  será  en  aquel  tiempo,  que  los 
montes  destilarán  mosto,  y  loa  collados 
correrán  leche,  y  todos  los  arroyos  de 
Juda  correrán  aguas ;  y  saldrá  una  fuente 
de  la  casa  de  Jehova,  y  regará  el  valle 
de  Sitira. 

10  Egypto  será  destruido,  y  Edom  será 
vuelto  en  desierto  de  soledad,  por  la  in- 
juria de  los  hijos  de  Juda;  porque  der- 
ramaron en  su  tierra  la  sangre  inocente. 

20  Mas  Juda  para  siempre  será  habita- 
da, y  Jerusalem  en  generación  y  genera- 
ción. 

21  T  limpiaré  la  sangre  de  fot  qm  no 
limpié,  y  Jehova  mora  en  Sion. 


LA  PROFECÍA  DE  AMOS. 


CAPITULO  L 

Amos  pastor  de  Thecua  es  llamado  d  pro/tuzar  coa- 
ira  el  reina  de  la*  dien  tribus;  u  comienza  m  profe- 
cía intimando  destrucción  d  Damasco.  II.  A  los 
Pnksikinos.  IÍL  A  TVr»,  por  haber  todo»  mudado 
d  lee  Momees  oomtra  Jmrael  do  dendt  cerntivarou 
grande  «Amera  do  pueblo.  IV.  A  los  mismos  ldu- 
meos,  por  haber  tenido  perpetuas  enemistades  con 
Israel  violando  él  derecho  natural  de  hermano*.    V. 

LAS  palabras  ée  Amos,  que  fuá  entre 
los  pastoree  de  Thecua,  las  cuales 
vio  sobre  Israel  en  días  de  Oslas,  rey  de 
Juda,  y  en  días  de  Jeroboam,  htyo  de 
Joas,  rey  de  Israel,  dos  anos  antes  del 
terremoto. 

2  Y  dtfo:  Jehova  bramará  desde  Sion, 
y  desde  Jerusalem  dará  su  voz,  y  las  ha- 
bitaciones de  loe  pastores  pondrán  luto, 
y  la  cumbre  del  Oanselo  se  secará. 

8  Asi  dtf©  Jehova:  Por  tres  pecados 
de  Damasco,  y  por  el  cuarto,  no  la  con- 
vertiré; porque  trillaron  con  trillos  de 
hierro  á  Galaad. 

á  Y  meteré  fuego  en  la  casa  de  Hazad, 
y  consumirá  los  palacios  de  Ben-adad. 

5  Y  quebrar*  la  basta  de  TfnmnnriT  y 


talaré  los  moradores  de  Bicatb-aven,  y 
los  gobernadores  de  Beth-eden;  y  el  pue- 
blo de  Sarria  será  traspasado  en  Klr,  dijo 
Jehova. 

6  T  Asi  djjo  Jehova:  Por  tres  pecados 
de  Gaza,  y  por  el  cuarto,  no  la  converti- 
ré ;  porque  llevó  cautiva  una  cautividad 
entera  para  entregarlos  á  Edom. 

7  Y  meteré  fuego  en  el  muro  de  Gaza, 
y  quemará  sus  palacios. 

8  Y  talaré  los  moradores  de  Azoto,  y 
los  gobernadores  de  Ascalon ;  y  tornaré 
mi  mano  sobre  Accaron,  y  los  residuo*  de 
los  Pakethinos  perecerán,  dijo  el  Señor 
Jehova. 

»  %  Así  dijo  Jehova:  Por  tres  pecados 
de  Tyro*  y  por  el  cuarto,  no  la  converti- 
ré; porque  entregaron  la  cautividad  en- 
tera á  Edom,  y  no  se  acordaron  del  con- 
cierto de  hermanos. 

10  Y  meteré  mego  en  el  muro  de  Tyro» 
y  consumirá  sus  palacios. 

11  f  Asidlo  Jehova:  Por  tres  pecados 
de  Edom,  y  por  el  cuarto,  no  la  conver- 
tiré;  porque  persígalo  i  cuchillo  á  su 


AMOS. 


hermano,  y  rompí*  bu  misericordias;  y 
con  sm  fusor  le  ha  robado  siempre,  y  ha 
guardado  «1  enefo  perpetuamente. 

12  T  meteré  fuego  en  Theman,  y  con- 
sumirá los  palacios  de  Bosm.     * 

18  \  Asi  dtyo  Jehova :  Por  tres  pecados 
de  los  lujos  de  Amon,  y  por  el  cuarto,  no 
los  convertiré;  porque  rompieron  los 
montes  de  Galaad,  para  ensanchar  su 
tésmino. 

14  T  entenderé,  luego  en  el  muro  de 
Rabba,  y  consumirá  sus  palacios  cuma 
eon  estruendo  en  día  de  batalla,  oomo  con 
tempestad  en  dia  tempestuoso. 

15  Y  su  rey  Irá  en  cautividad,  él  y  sus 
principes  todos,  dijo  Jebova. 

CAPITULO  n. 

Promimimtímanéoi—  nU*mo*cmmngo*:  álméMoabi- 
ta*  por  haber  mdo  inhumano*  con  *u*  enemigo*.  II. 
Contra  Judo,  por  haber  violado  en  mucha*  manera* 
el  divino  concierto. 

ASÍ  dijo  Jehova:  Por  tres  pecados  de 
A  Moab,  y  por  el  cuarto,  no  le  con- 
vertiré; porque  quemo  loa  huesos  del 
rey  de  Idumea  hasta  tornarlos  en  cal 

£  T  meteré  fuego  en  Moab,  y  consumi- 
rá los  palacios  de  Carlota,  y.  morirá 
Moab,  en  alboroto,  en  estrépito,  y  soni- 
do de  trompeta. 

8  T  quitaré  el  jnes  de  en  medio  de  él, 
y  á  todos  sus  principes  mataré  con  él, 
dtyo  Jehova. 

4  Y  Asi  dyo  Jehova :  Por  tres  pecados 
de  Jada,  y  por  el  cuarto,  no  la  converti- 
ré ;  porque  menospreciaron  la  ley  de  Je- 
hova* y  no  guardaron  sus  ordenan*»; 
y  sus  mentiras  los  hicieron  errar,  en  pos 
de  las  cuales  anduvieron  sus  padres. 

6  T  meteré  fuego  en  Judas,  el  cual  con- 
sumirá los  palacios  de  Jerusalem. 

6  Asi  dtyo  Jehova:  Por  tres  pecados  de 
Israel,  y  por  el  cuarto,  no  le  convertiré; 
porque  vendteron  por  dinero  al  jacto,  y 
al  pobre  por  un  par  de  espatos : 

7  Que  anhelan  porque  haya  un.  polvo 
de  tierra  sobre  la  caneen,  de  los  pobres,  y 
tuerces  la  carrera  de  los  humildes;  y  el 
hombro  y  su  padre  entraron  á  «na  moza, 
profanando  mi  santo  nombre. 

8  T  sobre  las  ropas  empeñadas  se  acues- 
tan junto  á  cualquier  altar;  y  el  vino  de 
los  penados  beben  enla  casa  desús  dioses. 

9  Y  yo  ^destruí  el  Amorrheo  delante  de 
ellos,  cuya  altura  era  oomo  la  altura  de 
los  cedros,  y  inerte  como  un  alcornoque ; 
y  destruí  su  fruto  arriba,  y  ana  raices 
abajo. 

1 10  Y  yo  os  hice  á  vosotros  subir  de  la 
tierra  do  Bgyptc>  y  trújeos  por  el  desier- 


to- cuarenta  anos,  nata  que  poseyeseis  la 
tierra  del  Amorrheo. 

11  Y  levanté  de  vuestros  hyos  para  pro- 
fetas, y  de  vuestros  mancebos  para  que 
fuesen  Nazarees:  ¿No  es  esto  asi,  hijos 
de  Israel  ?  dyo  Jehova. 

12  Y  vosotros  distes  de  beber  vino  á  los 
Nazareo*,  y  á  los  profetas  mandasteis, 
diciendo:  No  profeticéis. 

13  Pues  he  aqni  que  yo  os  apretaré  en 
vuestro  lugar,  como  se  aprieta  el  carro 
lleno  de  haces. 

14  Y  la  buida  perecerá  del  ligero,  y  el 
raerte  no  esforzará  á  su  fuerza,  ni  el  va- 
liente escapará  su  vida. 

15  Y  el  que  toma  el  arco  no  estará  en 
pié,  ni  el  ligero  de  pies  escapará,  ni  el 
que  cabalga  en  caballo  escapará  su  vida. 

16  £1  esforzado  entre  esforzados,  aquel 
dia  huirá  desnudo,  dijo  Jehova. 

CAPITULO  m. 

A  loe  brmUta*  de  *u  pueblo,  d  los  cítale*  proteeta  *u 
deetruccion,  por  *u  impiedad. 

OÍD  esta  palabra  que  ka  hablado  Je- 
hova contra  vosotros,  hyos  de  Is- 
rael :  contra  toda  la  familia  que  hice  sa- 
bir de  la  tierra  de  Egypto.  Dice  asi : 
3  A  vosotros  solamente  he  conocido  de 
todas  las  familias  de  la  tierra,  por  tanto 
visitaré  contra  vosotros  todas  vuestras 
maldades. 

3  ¿Andarán  dos  Juntos,  si  no  estuvie- 
ren de  concierto?    ' 

4  ¿Bramará  en  el  monte  el  león,  sin 
hacer  presa?  ¿el  leoncillo  dará  su  bra- 
mido desde  su  morada,  si  no  pceadlere  ? 

5  ¿  Caerá  el  aVe  en  el  hito  de  la  tierra, 
sin  haber  armador  ?  ¿  Alzarse  ha  el  lazo 
de  la  tierra,  si  no  se  ha  prendido  algo  ? 

6  ¿Tocarse  ha  la  trompeta  en  la  du- 
dad, y  el  pueblo  no  se  alborotará  ?  ¿  Ha- 
brá algún  mal  en  la  ciudad,  el  cual  Jeho- 
va no  haya  hecho  ? 

7  Porquo  no  hará  nada  el  Señor  Jehova, 
sin  que  revele  su  secreto  á  sus  siervos 
los  profetas. 

8  Bramando  ei  león,  ¿  quién  no  teme- 
rá? hablando  el  Señor  Jehova,  ¿quién 
no  profetizará? 

9  Haced  pregonar  sobre  los  palacios  de 
Azoto,  y  sobre  los  palacios  de  tierra  de 
Egypto,  y  decid:  Congregaos  sobre  los 
montea  de  Samarla,  y  ved  muchas  opre- 
siones en  medio  de  ella,  y  muchat  violen- 
cias en  medio  de  ella. 

10  Y  no  saben  hacer  lo  recto,  dyo  Je- 
hova, atesorando  rapiñas  y  despojos  en 

775 


AMOS. 


O1 


11  Por  Unto  el  Señor  JehoYa  dtyo  asi : 
Enemigo  vendrá  que  cercará  la  tierra;  y 
derribará  de  ti  tu  fortaleza,  j  tos  pala- 
cios serán  saqueados. 

12  Asi  <üjo  Jehova :  De  la  manera  que 
el  pastor  escapa  de  la  boca  del  león  dos 
piernas,  ó  la  punta  de  una  oreja,  así  es- 
caparán loa  htyot  de  Israel,  que  moran 
en  Samarla,  al  rincón  de  la  cama,  7  al 
canto  del  lecho. 

18  Oid,  7  protestad  en  la  casa  de  Jacob, 
d\)o  Jehova,  Dios  de  los  ejércitos; 

14  Que  el  día  que  visitaré  las  rebeliones 
de  Israel  sobre  él,  visitaré  también  sobre 
los  altares  de  Betk-el;  7  serán  cortados 
los  cuernos  del  altar,  7  caerán  á  tierra. 

15  T  beriré  la  casa  del  invierno  con  la 
casa  del  verano,  7  las  casas  de  marfil  pe- 
recerán ;  7  muchas  casas  serán  taladas, 
dijo  Jehova. 

CAPITULO  IV. 

Contra  loe  impío»  principes  g  jueces  de  su  pueblo  en- 
gordados con  cohechos  g  con  perversión  dt  la  justi- 
cia de  Ion  pobres.  II.  Jtfjlere  loe  muchos  castigos 
con  que  Dios  tos  ha  querido  corregir,  los  cuales  to- 
dos  fueron  frustrados. 

iID  esta  palabra,  vacas  de  Basan, 
que  estol*  en  el  monte  de  Samarla, 
que  oprimís  los  pobres:  que  quebran- 
táis los  menesterosos :  que  decís  á  sus 
señores :  Traed  7  beberemos. 

2  £1  Señor  Jehova  juró  por  su  santidad, 
que  he  aquí  vienen  días  sobre  vosotros 
en  que  os  llevará  en*  anzudos,  7  á  vues- 
tros descendientes  en  barquillos  de  pes- 
cador. 

3  T  saldrán  por  los  portillos  la  una  en 
pos  de  la  ota»,  7  seréis  echadas  del  pala- 
cio, dyo  Jehova. 

4  Id  á  Betb-el,  7  reMad  en  Galgala: 
aumentad  la  rebelión,  7  traed  de  maña- 
na vuestros  sacrificios,  7  vuestros  diez- 
mos cada  tres  anos. 

5  T  ofreced  sacrificio  de  acción  de  gra- 
das con  pan  leudo,  7  pregonad  taeriflcio*. 
voluntarios,  pregonad :  pues  que  asi  que- 
réis, hijos  de  Israel,  dijo  el  Señor  Jehova. 

6  Í  Yo  también  os  di  limpieza  de  dien- 
tes en  todas  vuestras  dudados,  7  frita  de 
pan  en  todos  vuestros  pueblos;, 7  no  os 
tornasteis  á  mi,  dtyo  Jehova. 

7  T  también  70  os  detuve  la  lluvia  tres 
meses  antes  de  la  segada;  7  hice  llover 
sobre  una  ciudad,  7  sobre  otra  dudad  no 
hice  llover :  sobre  una  parte  llovió,  7  la 
parte  sobre  la  cual  no  llovió,  se  secó. 

8  Y  venían  dos,  tres  dudadas  á  una 
dudad  para  beber  agua,  7  no  se  harta- 
ban; 7  no  os  tornasteis  á  mí,  dyo  Jehova. 

77& 


9  Herios  con  viento  sol— o,  y  oruga, 
vuestros  muchos  huertos,  7  vuestras  vi- 
nas, 7  vuestros  higuerales;  7  vuestros 
olivares  comió  la  langosta;  7  nunca  os 
tornasteis  á  mi,  dtyo  Jehova, 

10  Envié  en  vosotros  mortandad  en  el 
camino  de  Bgvpto:  maté  á  cuchillo 
vuestros  mancebos,  con  cautiverio  de 
vuestros  caballos ;  7  hice  subir  el  hedor 
de  vuestros  reales  hasta  vuestras  nari- 
ces ;  7  nunca  os  tornasteis  á  mi,  dQo  Je- 
hova. 

11  Trastórneos,  como  cuando  Dios  tras- 
tornó á  Sodoma  7  á  Gomorrn*,  7  Ases- 
téis como  tizón  escapado  del  ruego; "7 
nunca  os  tornasteis  á  mi,  dijo  Jehova. 

12  Por  tanto  de  esta  manera  haré  á  ti, 
ó!  Israel;  7  porque  te  he  de  hacer  esto, 
aparéjate  para  venir  al  encuentro  á  tu 
Dios,  ó !  Israel. 

13  Porque  he  aquí,  el  qne  forma  los 
montes,  7  cria  el  viento,  7  denuncia  al 
hombre  su  pensamiento  ?  el  que  hace  á 
las  tinieblas  mañana,  7  pasa  sobre  las  al* 
taras  de  la  tierra,  Jehova  Dios  de  los 
ejércitos,  es  su  nombre. 

CAPITULO  V. 

Prosigue  la  denunciación  de  la  destrucción  del  putbh 
y  sm  cautiverio  en  AmyHa  si  no  se  convirtieren. 

ID  esta  palabra,  porque  70  levanto 
endecha  sobre  vosotros,  casa  de  Is- 
rael. 

2  Ca7Ó,  nunca  mas  se  levantará  la  vir- 
gen de  Israel:  fué  dejada  sobro  su  tierra, 
no  ha7  quien  la  levante.  * 

3  Porque  asi  dijo  el  Señor  Jehova:  la 
ciodad  qne  sacaba  mil,  quedará  con  den- 
tó; y  la  que  sacaba  ciento,  quedará  con 
diez  en  la  casa  de  Israel. 

4  Porque  asi  dijo  Jehova  á  la  casa  de 
Israel :  Buscádme,  7  vivid. 

5  Y  no  busquéis  á  Beth-el,  ni  entréis 
en  Galgala,  ni  paséis  á  Beer-seba;  por* 
que  Galgala  será  llevada  en  cautividad,  y 
Beth-el  será  deshecha. 

6  Buscad  á  Jehova,  7  vivid ;  porque  no 
hienda,  como  ruego,  á  la  casa  de  Joseph, 
7  la  consuma,  7  no  haya  en  Beth-el  quien 
lo  apague. 

7  Que  convierten  en  ajenjo  el  juicio,  7 
dejan  en  tierra  la  justicia. 

8  Bl  que  hace  el  Arcturo  7  el  Orion,  7 
las  tinieblas  vuelve  en  mañana,  7  hace 
oscurecer  el  dia  en  noche :  d  qne  llama 
á  las  aguas  de  la  mar,  7  las  derrama 
sobre  la  haz  de  la  tierra,  Jebova  es  su 
nombre. 

9  £1  que  da  esfuerzo  al  robador  sobre 


O1 


AMOS. 


el  Asirte,  7  que  el  robador  venga  contra 
la  fortaleza. 

10  Aborrecieron  en  la  pnerta  al  re- 
prensor, 7  al  que  hablaba  lo  recto  abo- 
minaron. 

11  Por  tanto  por  vuestro  molestar  al 
pobre,  7  recibís  de  él  carga  de  trigo, 
edificasteis  casas  de  sillares,  mas  no  las 
habitaréis:  plantasteis  hermosas  vinas, 
mas  no  beberéis  el  vino  de  ellas. 

12  Porque  sabido  he  vuestras  muchas 
rebeliones,  7  vuestros  gruesos  pecados: 
que  afligen  al  justo,  7  reciben  cohecho, 
7  á  los  pobres  en  la  puerta  hacen  perder 


13  Por  lo  cual  el  prudente  en  tal  tiem- 
po calla,  porque  el  tiempo  es  malo. 

14  Buscad  lo  bueno,  7  do  lo  nudo,  para 
que  viráis;  porque  asi  será  con  vosotros 
Jchova  Dios  de  los  ejércitos,  como  decís. 

15  Aborreced  el  mal,  7  amad  el  bien,  7 
poned  juicio  en  la  puerta :  quizá  Jehova 
Dios  de  los  ejércitos  habrá  piedad  de  la 
resta  de  Joseph. 

16  Por  tanto  así  dtyo  Jehova  Dios  de 
los  ejércitos,  el  Señor :  En  todas  las  pla- 
zas habrá  llanto,  7  en  todas  las  calles  di- 
rán ;  ¡  A7,  ay !  y  al  labrador  llamarán  á 
lloro,  7  á  endecha,  á  los  que  supieren 
endechar. 

17  T  en  todas  ks  vinas  habrá  llanto, 
porque  pasaré  por  medio  de  ti,  dtyo  Je- 
hova. 

18  i  A7  de  los  que  desean  el  día  de  Je- 
hova I  ¿para  qué  queréis  este  dia  de  Je- 
hova ?    Tinieblas,  7  no  luz. 

19  Como  el  que  hnye  de  delante  del 
león,  7  se  topa  con  el  oso ;  6,  si  entrare 
en  casa,  7  arrime  su  mano  á  la  pared,  7 
lo  muerda  la  culebra. 

20  ¿El  dia  de  Jehova,  no  «t  tinieblas, 
7  no  luz:  oscuridad,  que  no  tiene  res- 
plandor? 

31  Aborrecí,  abosalné  vuestras  solem- 
nidades, 7  no  me  darán  buen  olor  vues- 
tras congregaciones. 

22  Y  si  me  ofreciereis  holocaustos  7 
vuestros  presentes,  no  los  recebiré:  ni 
miraré  á  los  mcriftekm  pacíficos  de  vues- 
tros engordados. 

28  Quita  de  mi  la  multitud  de  tus  can- 
tares; 7  las  salmodias  de  tus  instrumen- 
tos no  oiré. 

24  Y  corra  como  las  aguas  el  juicio,  7 
la  justicia  como  arro70  impetuoso. 

25  ¿Habéisme  ofrecido  sacrificios  7  pre- 
sente en  el  desierto  en  cuarenta  anos, 
casadelsrael?  | 


IAT 


26  Y  ofrecisteis  á  Steuth,  vuestro  rey,  7 
á  Chion,  vuestros  ídolos,  estrella  de 
vuestros  dioses  que  os  hecisteis. 

27  Haréos  pues  trasportar  de  ese  cabo 
de  Damasco,  dijo  Jehova,  Dios  de  los 
ejércitos  es  su  nombre. 

CAPITULO  VI. 

Protiffm  en  el  mi$mo  intento. 

Y  de  los  reposados  en  Sion,  7  de  los 
confiados  en  el  monte  de  Samarla, 
nombrados  entre  las  mismas  naciones 
principales,  las  cuales  vendrán  sobre 
ellos,  ó!  casa  de  Israel  1 

2  Passn  á  Chálanos,  7  mirad;  7  de 
allí  id  á  la  gran  Emath ;  7  descended  á 
Geth  de  los  Haleethinos,  ¿si  son  aquellos 
reinos  mejores  que  estos  reinos?  ¿si  su 
término  es  mayor  que  vuestro  término? 

8  Los  que  dilatáis  el  dia  malo,  7  acer- 
cáis la  silla  de  iniquidad : 

4  Los  que  duermen  en  camas  de  marfil, 
7  se  extienden  sobre  sus  lechos,  7  comen 
los  corderos  del  rebano,  7  los  becerros 
de  en  medio  del  engordadero: 

5  Los  que  hacen  de  garganta  al  son  de 
la  flauta,  7  inventan  instrumentos  músi- 
cos, como  David : 

6  Los  que  beben  vino  en  tazones,  7  se 
ungen  con  los  ungüentos  mas  preciosos, 
ni  se  afligen  por  el  quebrantamiento  de 
Joseph. 

7  Por  tanto  ahora  pasarán  en  el  princi- 
pio de  los  que  pasaren;  7  se  acercará  el 
lloro  de  los  extendidos. 

8  El  Señor  Jehova  juró  por  su  alma, 
Jehova  Dios  de  los  ejércitos  dtyo :  Ten- 
go eu  abominación  la  grandeza  de  Jacob, 
7  sus  palacios  aborrezco;  7  la  ciudad,  7 
su  plenitud  entregaré  al  enemigo. 

9  Y  acontecerá  que  si  diez  hombres 
quedaren  en  una  casa,  morirán. 

10  Y  su  tio  tomará  á  ceda  uno,  7  le 
quemará,  para  sacar  los  huesos  de  casa; 
7  dirá  al  que  estará  en  los  rincones  de  la 
casa:  ¿Hay  aun  alguno  contigo?  7  dirá: 
No.  Y  dirá:  Calla,  que  no  convierte  ha- 
cer memoria  del  nombre  de  Jehova. 

11  Porque  he  aquí  que  Jehova  manda- 
rá, 7  herirá  de  hendeduras  la  casa  mayor; 
7  la  casa  menor  de  aberturas. 

12  ¿Correrán  los  eaballos  por  las  pie- 
dras? ¿ ararán  con  vacas ?  ¿por  qué  ha- 
béis vosotros  tornado  el  juicio  en  vene- 
no, 7  el  fruto  de  justicia  en  ajenjo  ? 

18  Los  que  os  alegráis  en  nada:  los  que 
decís:  ¿Nosotros  no  nos  tomamos  cuer- 
nos con  nuestra  fortaleza? 

14  Porque  he  aquí  que  70  levantaré  so- 
777 


AMOS. 


bre vosearon,  ói  oasa  de  Israel,  dQo  Jeho- 
va Dios  de  los  ejércitos,  nación,  que  os 
apretará,  desde  la  entrada  de  Emath,  has- 
ta el  arroyo  del  desierto. 

CAPITULO  VII. 

Muestra  Dios  al  profeta  por  tres  visiones  de  tres  pla- 
gas que  envía  sobre  Israel,  como  comenzando  él  mu- 
chas  veces  d  castigar  su  pueblo,  por  la  oración  de 
sus  sierros  detuvo  el  castigo,  hasta  que  al  Jim  vista  su 
incorregOnTidad,  leásuela  del  todo.  11.  Amasias  na- 
eerámH  do  ese  idoktsds  Jttfr-et,  importunado  de  la 
profecía  de  Amos,  por  una  parte  denuncia  de  él  al 
rey  acusándole  de  rebelde,  y  por  otra  le  aconseja 
e^m  psu*  A  tierra  de  Juda  donde  nritfeti*oria$i* 
peligro:  mas  él  le  responde. 

EL  Sefior  Jehova  me  mostró  asi ;  y  he 
aquí  qne  él  criaba  langostas  al  prin- 
cipio qne  comenzaba  á  erecer  el  heno 
tardía.  Y  he  aquí  qne  el  heno  tardío  are- 
eió  después  de  las  segadas  del  rey. 
m  Y  acaeció  qne  como  acabó  de  comer 
la  yerba  de  la  tierra,  yo  dfye :  Señor  Je- 
hova» perdona  ahora:  ¿quién  levantará 
á  Jacob  ?  porqne  es  pequeña 

3  Arrepintióse  Jehova  de  esto:  no  será, 
dtyo  Jehova, 

4  £1  Sefior  Jehova  deepue»  me  mostró 
asi ;  y  be  aqai  qne  llamaba  para  juzgar 
por  niego  el  Sefior  Jehova :  y  consumió 
un  gran  abismo,  y  consumió  la  parte. 

5  Y  dtye:  Sefior  Jehova,  cesa  ahora: 
¿quién  levantará  á  Jacob?  porque  es 
pequeño. 

6  Arrepintióse  Jehova  de  esto :  Tam- 
poco esto  no  será,  dtyo  el  Sefior  Jehova. 

7  Enseñóme  también,  asi :  He  aquí  que 
el  Sefior  estaba  sobre  un  muro  edificado 
A  plomo  de  albanil;  y  tenia  en  su  mano 
un  plomo  de  albafiU. 

8  Jehova  entonces  me  dtfo:  ¿Qué  ves 
Amos?  Y  dye:  Un  plomo  de  albanil. 
Y  el  Sefior  dijo:  He  aquí  que  yo  pongo 
plomo  de  albanil  en  medio  de  mi  pueblo 
Israel:  nunca  mas  le  pasaré. 

0  Y  los  altares  de  Isaac  serán  destrui- 
dos, y  los  santuarios  de  Israel  serán  aso- 
lados, y  levantarme  he  con  espada  sobre 
la  casa  de  Jerobeam. 

10  ^  Entonces  Amasias  sacerdote  de 
Beth-el  envió  á  decir  á  Jeroboam,  rey  de 
Israel:  Amos  ha  conjurado  contra  ti  en 
medio  de  la  casa  de  Israel :  la  tierra  no 
puede  ya  sufrir  todas  sus  palabras. 

11  Porqne  asi  ha  dicho  Amos:  Jero- 
boam morirá  á  cuchillo;  y  Israel  pasará 
de  su  tierra  en  cautividad. 

13  Y  Amasias  dtfo  á  Amos:  Vidente, 
vete,  y  huye  á  tierra  de  Juda,  y  come 
allá  tu  pan,  y  profetisa  allá. 

13  Y  no  profetice*  mas  en  Beth-el;  por 
778 


del  rey,  y  cabecera  del 


qne  es  \ 
reino. 

14  Y  Amos  respondió,  y  étyo  á  Amasias : 
No  soy  profeta,  nt  soy  hijo  de  profeta: 
mas  soy  boyero,  y  cogedor  de  cabrahi- 
gos. 

15  Y  Jehova  me  tomó  de  tras  el  gana- 
do; y  dtyome  Jehova:  Vé,  y  profetisa  á 
mi  pueblo  Israel. 

16  Ahora  pues,  oye  palabra  de  Jehova: 
Tú.  dices :  No  profetices  contra  Israel,  ni 
hables  contra  la  casa  de  Isaac 

17  Por  tanto  asi  cujo  Jehova:  Tu  nm- 
ger  fornicará  en  la  ciudad,  y  tus  htfos  y 
tus  hijas  caerán  á  cuchillo,  y  tu  tierra 
será  partida  por  suertes ;  y  tu  morirás 
en  tierra  inmunda ;  y  Israel  será,  traspa- 
sado de  su  tierra. 

capitulo  vm. 

Por  te  vistan  de  uncanastiOo  de  fruta  madura  éa 
Dio»  d  entender  alprojsta ove  su, jnuih  estd-gam**- 
duro  g  sazonado  de  pecado*  para  ser  cogido  g  tras- 
portado de  su  tierra.  11.  Recitados  de  nuevo  loo 
pecados  acl  pueblo,  gtnmnueuia  Anraift'CSMMWRNf, 
amenosa  con  hambre  g  raridad  depalutva  de  Dios. 

JEHOVA  me  enseñó  asi;  y  he  aquí 
un  canastillo  de  fruta  de  verano. 

2  Y  cujo:  ¿Qué  ves  Amos?  Y  dije: 
Un  canastillo  de  fruta  de  verano.  Y  Je- 
hova me  cujo:  Venido  ha  el  fin  sobre 
mi  pueblo  Israel :  nunca  mas  le  pasaré. 

3  Y  los  cantores  del  templo  aullarán 
en  aquel  dia,  cujo  el  Sefior  Jehova:  los 
cuerpos  muertos  serán  aumentados  en 
todo  lugar,  echados  en  silencio. 

4  Oíd  esto  los  qne  tragáis  los  menes- 
terosos, y  taláis  los  pobres  de  la  tierra, 

5  Diciendo:  Guando  pasare  el  mes, 
venderemos  el  trigo;  y  patada  la  sema- 
na, abriremos  el  pan;  y  achicaremos  la 
medida,  y  engrandeceremos  el  precio,  y 
falsearemos  el  peso  engañoso. 

6  Y  compraremos  los  pobres  por  dine- 
ro, y  los  necesitados  por  un  par  de  za- 
patos; y  venderemos  las  aechaduras 
del  trigo. 

7  Jehova  juró  por  la  gloria  de  Jacob: 
Que  no  me  olvidaré  para  siempre  de  to- 
das sus  obras. 

8  f  ¿No  se  ha  de  estremecer  la  tierra 
sobre  esto?  ¿y  todo  habitador  de  ella, 
no  llorará?  y  toda  subirá  como  ««  rio, 
y  será  arrojada,  y  será  hundida  como  el 
rio  de  Egypto. 

9  Y  acaecerá  en  aquel  dia,  dijo  el  Se- 
fior Jehova,  qne  haré  que  se  ponga  el  sol 
al  mediodía,  y  la  tierra  cubriré  de  tinie- 
blas en  el  dia  claro,    sr* 

10  Y  tornaré  vuestras  fiestas  col  Hoeey y 


AMOS. 


todos  vnestros  cantares  en  endechas,  y 
haré  poner  saco  sobre  todos  lomos,  y 
peladora  sobre  toda  cabeza;  y  tornaría 
he  como  en  llanto  de  unigénito,  sn  pos- 
trimería tomo  día  amargo. 

11  He  aquí  que  vienen  días,  dtyo  el  Se- 
ñor Jehova,  en  los  cuales  enriaré  ham- 
bre en  la  tierra:  no  hambre  de  pan,  ni 
sed  de  agua,  mas  de  oír  palabra  de  Je- 
hora. 

12  T  Irán  vagabundos  desde  la  una  mar 
hasta  la  otra  mar :  desde  el  norte  hasta 
el  oriente  discurrirán  buscando  palabra 
de  Jehova,  y  no  la  hallarán. 

13  Eu  aquel  tiempo  las  doncellas  her- 
mosas, y  los  mancebos  desmayarán  de 
sed. 

14  Los  que  juran  por  el  pecado  de  Sa- 
marla, y  dicen :  Vive  tú,  Dios  de  Dan ; 
y:  Vive  el  camino  de  Beer-eeba:  caerán, 
y  nunca  mas  se  levantarán. 

CAPITULO  IX. 

Prodgm  en  la  denunciación  de  la  asolación  del  reino 
con  la  muerte  del  rey  y  de  lo*  grande*,  ¡re.  H.  übn- 
ebntem profecía  con  ¡a  prometa  ont  Dio»  hace  de 
la  rettauradon  de  tu  igleeia,  4  la  emt  promete  feU- 
cidad  m  eegvridad  eterna, 

VI  al  Señor  que  estaba  sobre  el  altar, 
y  dijo:  Hiere  el  umbral,  y  estre- 
mézcanse las  puertas ;  y  córtalos  en  pie- 
zas la  cabeza  de  todos;  y  el  postrero  de 
ellos  mataré  á  cuchillo:    no  habrá  de 
ellos  quien  huya,  ni  quien  escape. 
2  SI  cavaren  hasta  el  Infierno,  de  allá 
los  tomará  mi  mano ;  y  si  subieren  hasta 
el  cielo,  de  allá  los  haré  descender : 
8  T  si  se  escondieren  en  la  cumbre  del 
Carmelo,  allí  los  buscaré,  y  los  tomaré ; 
y  si  se  escondieren  de  delante  de  mis 
.  ojos  en  el  profundo  de  la  mar,  allí  man- 
daré á  la  culebra,  y  morderlos  ha : 

4  Y  si  fueren  en  cautiverio  delante  de 
sus  enemigos,  allí  mandaré  á  la  espada, 
y  matarlos  ha ;  y  pondré  sobre  ellos  mis 
ojos  pora  mal,  y  no  para  bien.* 

5  El  Señor  Jehova  de  los  ejércitos,  que 
toca  la  tierra,  y  se  derretirá,  y  llorarán 
todos  los  que  en  ella  moran ;  y  subirá 


toda  como  un  rio,  y  será  hundida  como 
el  rio  de  Egypto. 

6  El  edificó  en  el  cielo  sus  grados,  y  su 
conjunto  fundó  sobre  la- tierra:  él  llama 
las  aguas  de  la  mar,  y  \m  de/rama  sobre 
la  haz  de  la  tierra :  Jehova  es  su  nombre. 

7  Htyos  de  Israel,  ¿  no  me  sois  vosotros 
como  htyos  de  Ethiopes?  dijo  Jehova: 
j  No  hice  yo  subir  á  Israel  de  la  tierra  de 
Egypto,  y  á  los  PalesthlnoB  de  Caphthor, 
yálosSyrosdeEir? 

8  He  aquí  que  los  ojos  del  Seftor  Jeho- 
va e*tdn  contra  el  reino  pecador ;  y  yo  le 
asolaré  do  la  haz  de  la  tierra :  mas  no 
destruiré  del  todo  la  casa  de  Jacob,  dQo 
Jehova. 

9  Porque  he  aquí  que  yo  mandaré,  y 
haré  que  la  easa  de  Israel  sea  zarandada 
en  todas  las  naciones,  como  se  zaranda 
él  grano  en  un  harnero,  y  no  cae  una.chi- 
nica  eu  la  tierra. 

10  A  espada  morirán  todos  los  pecado- 
res de  mi  pueblo,  que  dicen :  No  se  acer- 
cará, ni  se  anticipará  el  mal  por  causa 
nuestra. 

11  Eu  aquel  día  yo  levantaré  la  cabana 
de  David  calda,  y  cerraré  sub  portillos,  y 
levantaré  sus  ruinas,  y  edificarle  he  co- 
mo en  el  tiempo  pasado : 

12  Para  que  aquellos  sobre  los  cuales 
es  llamado  mi  nombre,  posean  la  resta 
de  Idumea,  y  á  todas  las  naciones,  dijo 
Jehova  que  hace  esto. 

13  H  He  aquí  que  vienen  días,  cUjo  Je- 
hova, en  que  el  que  ara  se  llegará  al  se- 
gador, y  el  pisador  de  las  uvas  al  que 
lleva  la  simiente ;  y  los  montes  destila- 
rán mosto,  y  todos  los  collados  se  derre- 
tirán. 

14  Y  tornaré  el  cautiverio  de  mi  pue- 
blo Israel ;  y  edificarán  las  ciudades  aso- 
ladas, y  habitarlas  han ;  y  plantarán  vi- 
ñas, y  beberán  el  vino  de  ellas ;  y  harán 
huertos,  y  comerán  el  fruto  de  ellos. 

16  Y  plantarlos  he  sobre  su  tierra,  y 

nunca  mas  serán  arrancados  de  su  tierra, 

la  cual  yo  les  di,  dijo  Jehova  Dios  tuyo. 

779 


Digitized  by  VjOOglC 


LA  PROFECÍA  DE  ABDIAS. 


CAPITULO  L 

Parece  hetm-projotiaado  Abdim  muy  poco  deupmtt  de 
la  cautividad  del  pueblo  Judaico  en  Babilonia,  y 
por  uentura  ante»  de  la  potrera  y  total  tranmnigra- 
cion.  Particularmente  denuncia  total  aeoamniento 
dlmtdwmeem,  por  haber  violado  el  derecho  natural 
de  hermandad  con  loe  Judio»,  ayudando  d  loe  Ba- 
bvlonio*,  y  aun  {como  ettd,  Salmo  137, 7,)  no  tiendo 
de  loe  poetreroe  en  la  entidad.  II.  Prométete  la 
reducción  del  pueblo  de  BabuUnda,  y  por  figura  de 
ello  la  verdadera  libertad  de  la  igleeia,  y  el  trimm/b 
del  reino  de  CrUto  eobr*  todot  eu$  opreeoree. 

VISION  de  Abdias.  El  Sefior  Jehova 
dyo  asi  á  Edom :  Oido  habernos  el 
pregón  de  Jehova,  y  mensajero  es  en- 
viado en  las  gentes :  Levantaos,  y  levan- 
témosnos contra  ella  en  batalla. 

2  He  aqni  que  pequeño  te  be  hecho  en- 
tre las  gentes,  abatido  serás  tú  en  gran 
manera. 

8  La  soberbia  do  tn  corazón  te  ha  en- 
gañado, que  moras  en  las  hendeduras  de 
las  peñas,  en  tu  altísima  morada:  que 
dices  en  tu  corazón :  ¿  Quién  me  derri- 
bará á  tierra  ? 

4  Si  te  encaramares  como  águila,  y  si 
entre  las  estrellas  pusieres  tu  nido,  de 
allí  te  derribaré,  dtfo  Jehova. 

5  ¿Entraron  ladrones  á  ti,  ó  robadores 
de  noche  ?  ¿  Cómo  has  sido  destruido  ? 
¿  No  hurtaran  lo  que  les  bastaba ?  Pues 
si  entraran  á  ti  vendimiadores,  aun  de- 
jaran cencerrones. 

0  i  Cómo  fueron  escudriñadas  las  cosas 
de  Esau !  sus  cosas  muy  escondidas  fue- 
ron muy  buscadas. 

7  Hasta  el  punto  te  llegaron :  todos  tus 
aliados  te  han  engañado:  tus  pacíficos 
prevalecieron  contra  ti :  los  qué  comian 
tu  pan,  pusieron  la  llaga  debajo  de  ti : 
no  hay  en  él  entendimiento. 

8  i  No  haré  que  perezcan  en  aquel  dia, 
dijo  Jehova,  los  sabios  de  Edom,  y  la 
prudencia  del  monte  de  Esau  ? 

9  Y  tus  valientes,  6!  Theman,  serán 
quebrantados;  por  que  todo  hombre 
será  talado  del  monte  de  Esau  por  el 
«strago. 

10  Por  la  injuria  de  tu  hermano  Jacob, 
te  cubrirá  vergüenza,  y  serás  talado  para 
siempre. 

780 


11  El  dia  que  estando  tú  delante,  lleva- 
ban extraños  cautivos  su  ejército,  y  loa 
extraños  entraban  po/  sus  puertas,  y 
echaban  suertes  sobre  Jerusalem,  tú  tam- 
bién eras  como  uno  de  ellos. 

12  No  hablas  tú  de  ver  el  día  de  tu  her- 
mano, el  día  en  que  fué  cnagenado :  ni 
te  hablas  de  alegrar  de  los  hijos  de  Juda 
el  dia  que  se  perdieron :  ni  hablas  de  en- 
sanchar tu  boca  el  dia  de  la  angustia : 

13  Ni  hablas  de  entrar  por  la  puerta  de 
mi  pueblo  el  dia  de  su  quebrantamiento : 
ni  hablas  tú  tampoco  de  ver  su  mal  el 
dia  de  su  quebrantamiento :  ni  se  hablan 
do  meter  tus  manos  en  sus  bienes  el  día 
de  su  quebrantamiento : 

14  Ni  hablas  de  pararte  á  las  encruci- 
jadas para  matar  los  que  de  ellos  escapa- 
ran :  ni  habias  de  entregar  tú  los  que 
quedaban  en  el  día  de  la  angustia. 

15  Porque  el  día  de  Jehova  está  cerca- 
no sobre  todas  las  gentes :  como  tu  hi- 
ciste, se  hará  contigo :  tu  galardón  vol- 
verá sobre  tu  cabeza. 

16  De  la  manera  que  vosotros  bebisteis 
en  mi  santo  monte,  beberán  todas  las 
gentes  continuamente :  beberán,  y  engu- 
llirán, y  serán  como  si  no  hubieran  sido, 

17  Mas  en  el  monte  de  Slon  habrá  sal- 
vamento, y  será  santidad ;  y  la  casa  de 
Jacob  poseerá  sus  posesiones. 

18  Y  la  casa  de  Jacob  será  luego,  y  la  * 
casa  de  Joseph  será  llama,  y  la  casa  de 
Esau  estopa,  y  quemarlos  han,  y  consu- 
mirlos han :  ni  quedará  residuo  en  la  ca- 
sa de  Esau;  porque  Jehova  habló. 

19  Y  los  del  mediodía  poseerán  el  mon- 
te de  Esau,  y  los  llanos  de  los  Palesti- 
nos, poseerán  también  los  campos  de 
Ephraim,  y  los  campos  de  Samarla;  y 
Ben-Jamin  á  Galaad. 

20  Y  los  cautivos  de  aqueste  ejército 
de  los  hijos  de  Israel/  que  estarán  entre 
los  Chananeos  hasta  Sarepta,  y  los  cau- 
tivos de  Jerusalem  que  estarán  en  Sepba» 
rad  poseerán  las  ciudades  del  mediodía. 

21  Y  vendrán  salvadores  al  monte  de 
Slon  para  Juzgar  al  monte  de  Esau,  y  el 
reino  será  de  Jehova, 

Digitized  by  VjOOQIC 


LA  PROFECÍA  DE  JOÑAS. 


CAPITULO  L 

JJngéname  Jema»  de  Jadea  d  Tharsi»  por  no  ir  d 
predicar  d  Nbxive  donde  Dio»  I»  cumiaba,  g  enrien- 
do Dice  km  grande  tempestad  en  la  mar,  lo»  qm 
le  llevaban  en  tu  navio  conocen  por  tuerte  (groando- 
kaeila  providencia  de  Dio»)  terélla  cauta  de  la 
NfnUnrf, cama emití»»  m  can/enilmgo,  g  porta 
mioma  teniendo  ello»  le  echaron  d  la  mar,  y  la  tem- 
pestad cerní,  lo  cual  (junto  con  lo  qm  Joña»  le»  había 
dicho)  fué  cama  qm  ettoe  eonocieten  g  adorcmn  al 


Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  á  Joñas, 
hijo  de  Amathi,  diciendo : 

2  Levántate,  y  vé  á  Ninive,  ciudad 
grande,  y  pregona  contra  ella;  porque 
su  maldad  ha  subido  delante  de  mi. 

8  Y  Joñas  se  levantó  para  huir  de  la 
presencia  de  Jehova  á  Tharsis,  y  descen- 
dió á  Joppe;  y  halló  un  navio  que  se 
partía  para  Tharsis,  y  pagándole  su  pa- 
saje entró  en  él  para  irse  con  ellos  á 
Tharsis,  de  delante  de  Jehova. 

4  Mas  Jehova  hizo  levantar  un  gran 
viento  en4a  mar,  y  hízose  una  gran  tem- 
pestad en  la  mar,  que  la  nao  pensó  ser 
quebrada. 

5  Y  los  marineros  tuvieron  temor,  y 
cada  uno  llamaba  á  su  dios ;  y  echaron  á 
la  mar  el  cargamento  que  llevaban  en  la 
nao,  para  descargarla  de  ello.  Joñas  em- 
pero se  habla  descendido  á  los  costados 
de  la  nao,  y  se  habia  echado  á  dormir. 

6  Y  el  maestre  de  la  nao  se  llegó  á  él,  y 
ledtyo:  ¿Qué  tienes  dormilón?  Leván- 
tate, y  clama  á  tu  dios,  quizá  él  habrá 
compasión  de  nosotros,  y  no  perecere- 
mos. 

7  Y  dieron  cada  uno  á  su  compañero : 
Venid,  y  echemos  suertes,  para  saber 
por  quien  nos  ha  venido  este  maL  Y 
echaron  suertes,  y  la  suerte  cayó  sobre 
Joñas. 

8  Y  ellos  le  dieron:  Decláranos  ahora, 
l  por  qué  nos  ha  venido  este  mal  ?  ¿  Qué 
oficio  tienes,  y  de  dónde  vienes,  cual  es 
tu  tierra,  y  de  qué  pueblo  eres  ? 

9  Y  él  les  respondió :  Hebreo  soy,  y  á 
Jehova  Dios  de  los  cielos  temo,  que  hi- 
zo la  mar  y  la  tierra. 

10  Y  aquellos  hombres  temieron  de 
gran  temor,  y  le  dijeron :  ¿  Por  qué  hi- 
ciste esto?  Porque  ellos  entendieron 
que  huía  de  delante  de  Jehova ;  porque 
él  se  lo  habla  declarado. 


11  Y  dtyéronle:  ¿Qué  te  haremos,  para 
que  la  mar  se  nos  quiete  ?  porque  la  mar 
iba,  y  se  embravecía. 

12  El  les  respondió :  Tomadme,  y  echad- 
me á  la  mar,  y  la  mar  se  os  quietará; 
porque  yo  sé  que  por  mi  ha  venido  so- 
bre vosotros  esta  grande  tempestad. 

13  Y  aquellos  hombres  trabajaron  por 
tornar  la  nao  á  tierra,  mas  no  puedleron ; 
porque  la  mar  iba  y  se  embravecía  sobre 
ellos. 

14  Y  clamaron  á  Jehova,  y  dfyeron :  Ro- 
gárnoste ahora,  Jehova,  que  no  perezca- 
mos nosotros  por  la  vida  de  aqueste 
hombre,  ni  pongas  sobre  nosotros  san- 
gre inocente;  porque  tú,  Jehova,  has 
hecho  como  has  querido. 

15  Y  tomaron  á  Joñas,  y  echáronle  á  la 
mar;  y  |a  mar  se  quietó  de  su  ira. 

16  Y  temieron  aquello*  hombres  á  Jeho- 
va con  gran  temor;  y  ofrecieron  sacrifi- 
cio á  Jehova,  y  prometieron  votos. 

CAPITULO  II. 

Por  providencia  de  Dio»  un  gran  pe»  traga  d  Joña», 
echado  en  la  mar,  g  detone»  de  tre»  dio»  té  vomita 
de  la  eual  maravilla 


Joña»  alaba  g  glorifica  d  Dio»  en  una  camión  f  en  la 
cual  cuenta  la  hittoria-  de  tu  admirable  libertad, 
para  ejemplo  de  qm  de  Dio»  m  pida  la  talud,  y  d 
oleólo  te  déla  ploma  de  eiku 

MAS  Jehova  habla  aparejado  un  gran 
pez,  que  tragase  á  Joñas ;  y  estuvo 
Joñas  en  el  vientre  del  pez  tres  .dias  y 
tres  noches. 

2  Y  oró  Joñas  desde  el  vientre  del  pez 
á  Jehova  su  Dios, 

3  Y  dtfo:  Clamé  de  mi  tribulación  á 
Jehova,  y  él  me  oyó:  del  vientre  del  in- 
fierno clamé,  y  ótete  mi  vos. 

4  Eehásteme  en  el  profundo,  en  medio 
de  las  mares,  y  la  corriente  me  rodeó : 
todas  tus  ondas  y  tus  olas  pasaron  sobre 
mí. 

5  Y  yo  dtye :  Echado  soy  de  delante  de 
tus  ojos,  mas  aun  veré  el  templo  santo 
tuyo. 

6  Las  aguas  me  rodearon  hasta  el  alma, 
el  abismo  me  rodeó,  el  Junco  se  engue- 
dejó  á  mi  cabeza. 

7  Descendí  á  las  raices  de  los  montes  ¿ 
la  tierra  echó  sus  cerraduras  sobre  mi  pa- 
ra siempre :  mas  tú  sacaste  mi  vida  de  la 
sepultura,  ó !  Jehova  Dios  mió. 

781 


JOÑAS. 


p  Cuando  mi  alma  desfallecía  en  mi, 
me  acordé  de  Jehova ;  y  mi  oración  en- 
tró hasta  ti  en  tu  *anto  temido* 

0  Los  que  guardan  las'  vanidades  ranas, 
su  misericordia  desamparan. 

10  Yo  empero  con  voz  de  alabanza  te 
sacrificaré:  pagaré  lo  que  prometí:  á 
Jehova  ata  el  salvamento. 

11  Y  mandó  Jehova  al  pea,  7  vomitó  á 
Joñas  en  tierra, 

CAPITULO  m 

glofrepeilHmimtoüisiffM  de  los  de  Ninive  d  Ut  pre- 
eHoadan  de  JonOS. 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehova.  segunda 
ves  á  Jonaa,  diciendo : 

2  Levántate,  y  vé  á  Ninive  aquella  gran 
ciudad,  y  pregona  en  ella  el  pregón  que 
yo  te  diré. 

3  Y  levantóse  Joñas,  y  fué  á  Nlnive, 
conforme  á  la  palabra  de  Jehova.  Y  Ni- 
nive  era  ciudad  grande  en  gran  manera, 
de  tres  diaa  de  camino. 

4  Y  comenzó  Joñas  á  entrar  por  la  ciu- 
dad camino  de  un  día,  y  pregonaba,  di- 
ciendo :  De  aquí  á  cuarenta  diaa  Nlnive 
seca  destruida. 

5  Y  loa  varones  de  Ninive  creyeron  á 
Dios ;  y  pregonaron  ayuno,  y  vistiéronse 
de  sacos,  desde  el  mayor  de  ellos  hasta 
el  menor  de  ellos. 

6  Y  llegó  el  negocio  hasta  el  rey  de  Ni- 
nive, y  levantóse  de  su  trono,  y  echó  de 
sí  su  vestido,  y  cubrióse  de  saco,  y  asen- 
tóse sobre  ceniza. 

7  Y  hizo  pregonar,  y  decir :  En  Ninive, 
por  mandado  del  rey,  y  de  sus  grandes, 
diciendo:  Hombres  y  animales,  bueyes 
y  ovejas,  no  guatea  cosa,  ni  ae  lea  dé 
pasto,  ni  beban  agua. 

S  Y  loe  hambrea»?  toe  animales  se  en- 
bran  de  sacos,  y  clamen  A  Dios  fuerte- 
mente*, y  ca4aunoi£  convierto  de  bu  mal 
camino,  de  la  sapífia  qneeafcteasus  manos. 

9  ¿ Quién  sabe  sise  convertirá,  y  se  ar- 
repentirá DM ;  y  ae  convertirá  del  ftiror 
de  su  ira,  y  no  pereceremos? 

10  Y  vio  Dios  lo  que  hicieron,  porque 
se  convirtieron  de  su  mal  camino ;  y  ar- 
repintióse del  mal  que  habla  dicho  qne 
lea  habla  de  hacer,  y  no  lo  hizo. 

CAPITULO  IV. 

Jónos,  (Hito  qne  Déos  habiendo  misericordia  de  los  de 

Jfinimtemdemrmiamrímied,  como  el  habia  predi- 

783 


codo)  m  e*c&x:  eme  Dio»  h  faUripn  por  el  sJampU 
de  ma  calabacera,  qm  habiéndotele  secado,  y  «¿a- 
¡Undolé ét nmtcko,!**  le  muestra  ron  dMntoiwn 
ra^iméimdtbím  momead  pitdad  dé  tatas  mUJare» 
de  niño»,  qm  estaban  en  Xinive+gm  aun  no  sabían 
pecar. 

YÁ  Joñas  le  pesó  de  gran  pesar,  y  ae 
enojó. 
2  Y  oró  á  Jehova,  y  dijo :  Ahora,  Jeho- 
va, ¿no  es  esto  lo  que  yo  decía  estando 
en  mi  tierra,  por  lo  cual  previne  huyén- 
dome á  Tbarsis  ?  Porque  yo  sabia  qne 
tú  eres  Dios  clemente  y  piadoso,  tardo 
á  enojarte,  y  de  grande  misericordia,  y 
que  te  arrepientes  del  mal. 

8  Ahora  pues,  Jehova,  ruégote  que  me 
mates;  porque  mejor  me  es  la  muerte 
que  la  vida. 

4  Y  Jehova  le  dijo  e  ¿Haces  tá  Man  de 
enojarte  tanto  f 

5  Y  salióse  Jonaa  de  la  ciudad,  y  asenté 
hacia  el  oriente  de  la  ciudad ;  y  hleose 
allí  una  choza,  y  asentóse  debajo  de  ella 
á  la  sombra,  hasta  ver  que  serla  de  ht 
ciudad. 

6  Y  preparó  Jehova  Dios  una  calabace- 
ra, la  cual  creció  sobre  Joñas,  para  qne  hi- 
ciese sodfbra  sobre  su  cabeza,  y  le  de- 
fendiese de  su  mal;  y  Joñas  se  alegró 
grandemente  por  la  calabacera. 

7  Y  el  mismo  Dios  preparó  n»  gusano 
en  viniendo  la  mañana  del  día  siguien- 
te, el  cual  birló  á  la  calabacera,  y  se 
secó. 

6  Y  acaeció  que  en  saliendo  et  sol  pre- 
paró Dios  un  viento  solano  grande ;  y  el 
sol  hirió  á  Joñas  en  la  cabeza,  y  desma- 
yábase ;  y  pedia  á  su  alma  la  muerte,  di- 
ciendo :  Mejor  seria  para  mi  la  muerte 
que  mi  vida. 

9  Entonces  dijo  Dios  á  Joñas :  {Tanto 
te  enojas  por  la  calabacera?  Y  él  res- 
pondió :  lincho  me  enojo,  beata  desear 
la  muerte, 

10  Y  dijo  Jehova:  ¿Tuviste  tu  piedad 
de  la  calabacera  en  la  cusí  no  trafjujaate, 
ni  tú  la  hiciste  crecer,  que  en  espado  de 
una  noche  nació,  y  en  espado  de  otra 
noche  pereció : 

11  Y  no  tendré  yo  piedad  de  Ninive 
aquella  grande  ciudad,  donde  hay  mas 
de  dentó  y  veinte  mil  hombres,  que  no 
conocen  su  mano  derecha  ni  su  mano 
izquierda,  y  muchos  animales? 


Digitized  by  LjOOglC 


LA  PROFECÍA  DE   MICHEAS. 


CAPITULO  L 

Predice  la*  calamidade*  que  vimieron  al  reino  de  la* 
diet  trüm  por  lo*  Asyrio*  hasta  »er  finalmente  tras- 
portado* de  *m  tierra:  con  te  total  ruina  de  tu  reino 
por  *u*  pecado*,  Jttm  la  parte  do  —tm  calamidad 
que  aleante  d  Judea  y  d  Jermatemu 

PALABRA  de  febova  que  filé  á  Mi- 
élicas de  Morasthi  en  dios  de  Joa- 
than,  Achaz,  y  Ezcchias,  reyes  de  Jada: 
lo  que  vio  sobre  Samarla,  y  Jerusalem. 

2  Oid  todos  los  poebloe :  tierra*  y  todo 
lo  que  en  ella  hay,  está  atenta;  y  el  Se- 
ñor Jehova,  el  Señor  desde  sa  santo  tem- 
plo sea  testigo  contra  vosotros. 

8  Porqne  he  aqni  qne  Jehova  sale  de  sn 
lugar,  y  descenderá,  y  hollará  sobre  las 
altaras  de  la  tierra. 

4  Y  debajo  de  él  se  derretirán  los  mon- 
tes, y  los  valles  se  henderán,  como  la  cera' 
delante  del  fuego,  y  como  las  aguas  que 
corren  cuesta  abajo. 

5  Todo  esto  por  la  rebelión  de  Jacob,  y 
por  los  pecados  de  la  casa  de  Israel. 
i  Qué  es  la  rebelión  do  Jacob?  ¿No  es 
Samarla  ?  ¿  Y  cuales  son  los  excelsos  de 
Juda  ?    i  No  es  Jerusalem  ? 

6  Pondré  pnes  á  Samarla  en  majanos  de 
heredad,  en  tierras  de  viñas ;  y  derrama- 
ré sus  piedras  por  el  valle,  y  descubriré 
sus  fundamentos. 

7  Y  todas  sus  escrutaras  serán  quebra- 
das, y  todos  sus  dones  serán  quemados 
en  fuego;  y  asolaré  todos  sus  ídolos; 
porqne  de  dones  de  rameras  se  juntó,  y 
á  dones  de  ramera*  volverán. 

8  Por  tanto  lamentaré,  y  aullaré:  an- 
daré despojado,  y  desnudo ;  y  haré  llanto 
como  de  dragonea,  y  lamentación  como 
de  los  lujos  del  avestruz. 

9  Porque  sn  llaga  «t  ¿olorosa,  que  llegó 
hasta  Juda:  llegó  hasta  la  puerta  de  mi 
pueblo,  hasta  Jerusalem. 

10  No  ¡o  digáis  en  Geth,  ni  lloréis  mu- 
cho :  revuéleate  en  el  polvo  por  Betha- 
pbra. 

11  Pásate  desnuda  con  vergüenza,  ó! 
moradora  de  Saphir:  la  moradora  de 
Saanan  no  salió  al  llanto  de  Beth-haesel : 
tomará  de  vosotros  su  tardanza. 

12  Porque  la  moradora  de  Maroth  tuvo 
dolor  por  el  bien ;  porque  el  mal  descen- 
dió de  Jehova  hasta  la  puerta  de  Jeru- 
salem. 


18  Unce  al  carro  dromedarios,  ó!  roo 
radora  de  Lachie,  que  fuiste  principio  de 
pecado  á  la  htfa  do  Sion;  porqne  en  ti 
se  inventaron  las  rebeliones  de  Israel. 

14  Por  tanto  tú  darás  dones  á  Mareseth 
en  Geth:  las  casas  de  Achzib  ssrrfa  en 
mentira  á  los  reyes  de  Israel 

15  Aun  te  traeré  heredero,  ó!  moradora 
de  Maresah :  la  gloria  de  Israel  vendrá 
hasta  Odollam. 

16  Mésate,  y  trasquílate  por  los  hijos 
de  tus  delicias:  ensancha  tu  calva  como 
águila;  porque  fueron  trasportados  de  ti. 

CAPITULO  II. 

Predio*  dio*  Judio*  la  cautividad  de  Jtabuionia  por 
*u  tiranía  y  opresión  de  h*  pequeño*,  lí.  Ítem  tu 
libertad,  y  vuelta  d  la  tierra  por  la  conducta  de 
Crttio. 

J  A  Y  de  los  que  piensan  iniquidad,  y  de 
%J\  los  que  fabrican  el  mal  en  sus  ca- 
mas! y  cuando  viene  la  mañana  lo  ponen 
en  abra,  porque  tienen  en  su  mano  el 
poder. 

2  Y  codiciaron  las  neredadee,  y  las  ro- 
baron ;  y  casas,  y  las  tomaron:  oprimió* 
ron  al  hombre  y  á  su  casa,  al  hombre  y 
asa  heredad, 

3  Por  tanto  asi  dijo  Jehova:  He  aqui 
que  yo  pienso  mal  sobre  esta  familia,  del 
cual  no  sacaréis  vuestros  cuellos,  ni  an- 
daréis enhiestos,  porque  el  tiempo  será 
mala 

4  En  aquel  tiempo  es  levantará  sobre 
vosotros  refrán,  y  se  endechará  enhena 
de  lamentación,  diciendo :  Del  todo  lui- 
mos destruidos  t  trocó  la  parte  de  mi 
pueblo :  ¡cómo  nos  quitó  nuestros  ean> 
pos  l  dio,  lo»  repartió  d  oíros. 

5  Por  tanto  no  tendrás  quien  eche  cor- 
del para  suerte  en  la  congregación  de 
Jehova. 

6  No  profeticéis,  los  que  profetizáis,  no 
les  profeticen  que  los  ha  de  comprender 
vergüenza. 

7  La  que  te  dices,  casa  de  Jacob :  ¿  Háse 
acortado  el  Espíritu  de  Jehova?  ¿son 
estas  sus  obras?  ¿Mis  palabras  no  hacen 
bien  al  que  camina  derechamente  f 

8  El  que  ayer  era  mi  pueblo  se  ha  le- 
vantado como  enemigo  tras  la  vestidura: 
quitasteis  las  capas  atrevidamente  á  los 
que  pasaban,  como  los  que  vuelven  de  la 

SWW*  DigitizedbvGoOgle 


M1CHEAS. 


9  A  las  mugeres  de  mi  pueblo  echasteis 
fuera  de  las  casas  de  sus  deleites :  á  sus 
niños  quitasteis  mi  perpetua  alabanza. 

10  Levantaos,  y  andad :  que  no  es  esta 
la  holganza;  porque  extú  contaminada, 
corrompióse,  y  de  grande  corrupción. 

11  8i  hubiere  alguno  que  ande  con  el 
Viento,  y  mienta  mentiras,  diciendo:  Yo 
te  profetizaré,  por  riño,  y  por  sidra :  este 
tal  será  profeta  á  este  pueblo. 

Id  1  Juntando  te  juntaré  todo,  6!  Ja- 
cob: recogiendo  recogeré  la  resta  de 
Israel :  ponerle  he  junto  como  ovejas  de 
Bosrah,  como  rebaño  en  mitad  de  su 
majada:  harán  estruendo  por  la  multitud 
de  los  hombres. 

1$  Subirá  rompedor  delante  de  ellos: 
romperán,  y  pasarán  la  puerta,  y  saldrán 
por  ella ;  y  su  rey  pasará  delante  de  ellos, 
Jehova  por  su  cabeza. 

CAPITULO  m. 

Cbirtra  lo*  impío»,  tirano*,  u  atar—  magistrados  del 
pueblo  de  Dio»  vanamente  asegurados  con  el  titulo 
de  pueblo  de  Dio*,  predice  la  ruina  de  Jerusalem  p 
del  templo. 

Y  DI  JE :  Oíd  ahora,  principes  de  Ja- 
cob, y  cabezas  de  la  casa  de  Israel : 
¿  No  pertenecía  á  vosotros  saber  el  dere- 
cho? 

9  Que  aborrecen  lo  bueno,  y  aman  lo 
malo :  que  les  roban  su  cuero,  y  su  carne 
de  sobre  sus  huesos. 

8  Y  que  comen  la  carne  de  mi  pueblo, 
y  les  desuellan  su  cuero  de  sobre  ellos,  y 
les  quebrantan  sus  huesos,  y  los  rompen 
como  para  echar  en  caldero,  y  como  car- 
nes en  olla. 

4  Entonces  clamarán  á  Jehova,  y  no  les 
responderá:  antes  esconderá  de  ellos  su 
rostan  en  aquel  tiempo,. como  ellos  hi- 
cieron malas  obras. 

5  Asi  dtjo  Jehova  de  los  profetas,  que 
hacen  errar  mi  pueblo,  que  muerden  con 
sus  dientes,  y  claman  paz;  y  al  que  no 
les  diere  que  coman,  aplazan  contra  él 
batalla. 

6  Por  tanto  de  la  profecía  se  os  hará 
noche,  y  oscuridad  del  adivinar;  y  sobre 
estos  profetas  se  pondrá  el  sol,  y  el  dia  se 
entenebrecerá  sobre  ellos. 

7  Y  avergonzarse  han  los  profetas,  y 
confundirse  han  los  adivinos,  y  ellos  to- 
dos cubrirán  su  labio;  porque  no  ten- 
drán respuesta  de  Dios. 

8  Yo  empero  soy  lleno  de  fuerza  del 
Espíritu  de  Jehova,  y  de  juicio,  y  de  for- 
taleza; para  denunciar  á  Jacob  su  rebe- 
lión, y  á  Israel  su  pecado. 

0  Oid  ahora  esto,  cabes»  de  la  casa  de 
784 


Jacob,  y  capitanes  de  la  casa  de  Israel, 
que  abomináis  el  juicio,  y  pervertís  todo 
el  derecho: 

10  Que  edificáis  á  Sion  con  sangre,  y  á 
Jerusalem  con  injusticia : 

11  Sus  cabezas  juzgan  por  cohecho,  y 
sus  sacerdotes  enseñan  por  precio,  y  sos 
profetas  ad  i  vi  dan  por  dinero;  y  arríman- 
se  á  Jehova,  diciendo :  ¿  No  está  Jehova, 
entre  nosotros?  No  vendrá  mal  sobre 
nosotros. 

12  Por  tanto  á  caus\  de  vosotros  Sion 
será  arada  como  campo,  y  Jerusalem  será 
majanos,  y  el  monte  de  la  casa  como  cum- 
bres de  breña. 

CAPITULO  IV. 

Prosperidad  del  reino  de  Cristo  tabre  toda»  las  mo- 
narquía» del  mundo,  depues  de  la  asolación  de  la 
Jerusalem  terrena.  II.  Vámosla  d  Jermmmfemicmehn  » 
decir  á  la  iglesia  de  loe  piadosos)  en  la  nufmméJsmt 
de  su  destrucción  por  los  fíabplonios,  prometiéndote 
libertad  por  su  mano,  $  vmganaa  de  so»  enetntgo: 

Y  ACONTECERÁ  en  los  postreros 
tiempos,  que  el  monte  de  la  casa  de 
Jehova  será  constituido  por  cabecera  de 
montes,  y  mas  alto  que  todo*  los  colla- 
dos, y  correrán  á  él  pueblos. 
2  Y  vendrán  muchas  naciones,  y  dirán : 
Venid,  y  subamos  al  monte  de  Jehova,  y 
á  la  casa  del  Dios  de  Jacob ;  y  ensenar- 
nos ha  en  sus  caminos,  y  andaremos  por 
sus  veredas,  porque  de  Sion  saldrá  la  ley, 
y  de  Jerusalem  la  palabra  de  Jehova. 
8  Y  juzgará  entre  muchos  pueblos,  y 
corregirá  á  fuertes  naciones  basta  muy 
lejos;  y  martillarán  sus  espadas  para 
azadones,  y  sus  lanzas  para  hoces:  no 
alzará  espada  nación  contra  nación,  ni 
mas  se  ensayarán  para  la  guerra. 

4  Y  cada  uno  se  sentará  debajo  de  su 
vid,  y  debajo  de  su  higuera,  y  no  habrá 
quien  amedriento ;  porque  la  boca  de  Je- 
hova de  los  ejércitos  habló. 

5  Porque  todos  los  pueblos  andarán 
cada  uno  en  el  nombre  de  sus  dioses: 
mas  nosotros  andaremos  en  el  nombre 
de  Jehova  nuestro  Dios  para  siempre  y 
eternamente. 

6  En  aquel  día,  dijo  Jehova,  juntaré  la 
coja,  y  recogeré  la  amontada,  y  á  la  que 
maltrató. 

7  Y  pondré  á  la  coja  para  sucesión,  y  á 
la  descarriada  para  nación  robusta;  y  Je- 
hova reinará  sobre  ellos  en  el  monte  de 
Sion  desde  ahora  para  siempre. 

8  Y  tú,  ó!  torre  del  rebaño,  la  forta- 
leza de  la  hija*  de  Sion  vendrá  hasta  ti ; 
y  vendrá  el  señorío  primero,  el  reino  á 
la  luja  de  Jerusalem. 


MICHEAS. 


9  1  ¿Ahora  por  qué  grites  tanto?  ¿No 
hay  rey  en  ti?  ¿Pereció  tu  consejero, 
que  te  ha  tomado  dolor  como  de  muger 
departo? 

10  Duélete,  y  gime,  hl)a  de  Sion,  como 
muger  de  parto,  porque  ahora  saldrás  de 
la  ciudad,  y  morarás  en  el  campo,  y  Ten- 
drás hasta  Babylonla:  allí  serás  librada, 
allí  te  redimirá  Jehova  de  la  mano  de 
tus  enemigos. 

11  Ahora  empero  se  han  juntado  mu- 
chas naciones  sobre  tí,  y  dicen :  Pecará, 
y  nuestros  ojos  verán  á  Sion, 

12  Mas  ellos  no  conocieron  los  pensa- 
mientos de  Jehova,  ni  entendieron  su 
consejo :  por  lo  cual  los  juntó  como  ga- 
villas en  la  era. 

13  Levántate,  y  trilla,  bija  de  Sion,  por- 
que tu  cuerno  tornaré  de  hierro,  y  tus 
unas  de  metal ;  y  desmenuzarás  muchos 
pueblos,  y  consagraré  á  Jehova  sus  ro- 
bos, y  sus  riquezas  al  Señor  de  toda  la 
tierra. 

CAPITULO  V. 

Predícese  después  del  tmutivet  io  de  Babghmln  la  na- 
tividad  temporal  del  Mena»,  señalando  el  legar,  en 
Betk4ekem  de  Ephrata.  La  prosperidad,  aumen- 
to, f  victoria  de  *u  glorioso  reino  more  todo»  lo*  ene- 
migo» de  tu  pueblo,  la  seguridad,  paz  y  confianza 
con  que  lo»  mugo*  vMrdn  debajo  de  en  potarla, 
reformado»  de  toda  tupertticion,  idolatría,  y  fabo 
conocimiento  de  Dio». 

AHORA  serás  cercada  de  ejércitos,  hi- 
ja de  ejércitos :  se  pondrá  cerco  so- 
bre nosotros :  herirán  con  vara  sobre  la 
quijada  al  juez  de  Israel. 

2  Mas  tú,  Betb-lebem  Ephratha,  peque- 
ña para  ser  en  los  minares  de  Juda,  de  ti 
me  saldrá  el  que  será  Señor  en  Israel ;  y 
sus  salidas  son  desde  el  principio,  desde 
los  dias  de  la  eternidad. 

3  Por  tanto  entregarlos  ha  hasta  el 
tiempo  que  para  la  que  está  de  parto ;  y 
la  resta  de  sus  hermanos  se  tornarán  con 
los  bflos  de  Israel. 

4  Y  estará,  y  apacentará  con  fortaleza 
de  Jehova,  con  grandeza  del  nombre  de 
Jehova  su  Dios,  y  asentarán;  porque 
ahora  será  engrandecido  hasta  los  fines 
de  la  tierra. 

5  Y  este  será  paz:  Assnr  cuando  viniere 
en  nuestra  tierra,  y  cuando  pisare  nues- 
tros palacios,  entonces  levantarnos  he- 
mos contra  él  siete  pastores,  y  ocho 
hombres  principales, 

6"  Que  pazcan  la  tierra  de  Assur  acuchi- 
llo, y  la  tierra  de  Nlrarod  con  sus  espa- 
das ;  y  librará  del  Assur  cuando  viniere 
contra  nuestra  tierra,  y  hollare  nuestros 
términos. 
Span.  50 


7  Y  será  la  reata  de  Jacob  en  medio  de 
muchos  pueblos,  como  el  rocío  de  Jeho- 
va, como  las  lluvias  sobre  la  yerba,  las 
cuales  no  esperaba  ya  varón,  ni  espera- 
ban htyos  de  hombres. 

8  Y  será  la  resta  de  Jacob  entre  las 
gentes,  en  medio  de  mochos  pueblos, 
como  el  león  entre  las  bestias  de  la  mon- 
tana, como  el  cachorro  del  león  entre  las 
manadas  de  las  ovejas;  el  cual  si  pasare, 
y  hollare,  y  arrebatare,  no  hay  quien 
escape. 

0  Tu  mano  se  ensalzará  sobre  tus  ene- 
migos, y  todos  tus  adversarios  serán  ta* 
lados. 

10  Y  acontecerá  en  aquel  dia,  dijo  Je- 
hova,. que  haré  matar  tus  caballos  de 
en  medio  de  ti,  y  tus  carros  haré  des- 
truir. 

11  Y  haré  destruir  las  ciudades  de  tu 
tierra,  y  haré  destruir  todas  tus  fortale- 
zas. 

12  Y  haré  destruir  de  tu  mano  las  he- 
chicerías; y  agoreros  no  se  hallarán 
en  tí. 

13  Y  haré  destruir  tus  esculturas,  y  tus 
imágenes  de  en  medio  de  ti*,  y  nunca 
más  te  Inclinarás  ala  obra  de  tus  manos. 

14  Y  arrancaré  tus  bosques  de  en  me- 
dio de  ti,  y  destruiré  tus  ciudades. 

15  Y  con  Ira  y  con  furor  haré  venganza 
de  las  gentes  que  no  oyeron . 

CAPITULO  VI. 

Discepta  con  el  pueblo  mottrdndote  tu  ingratitud  : 
epátale»  la  rama  confianza  en  lo»  sacrificios,  decla- 
rando que  humildad,  piadosa  vida,  g  hacer  miseri- 
cordia e»  lo  que  d  Dio»  agrada.  TI.  ñecUale  tu* 
iniquidades,  g  idolatría»  en  opuesto  de  lo  que  ha  di- 
eko  que  Dio»  quiere,  por  la»  cuate»  le»  intima  loo 
maldiciones  de  la  leg,  DeuL  98.  el  mismo  argumento 
del  capitulo  L.  de  Isaías. 

OÍD  ahora  lo  que  dice  Jehova:  Leván- 
tate, pleitea  con  los  montes,  y  oi- 
gan los  collados  tu  voz. 

2  Oid  montes  el  pleito  de  Jehova,  y 
fuertes  fundamentos  de  la  tierra;  porque 
Jehova  tiene  pleito  con  su  pueblo,  y  con 
Israel  altercará. 

3  Pueblo  mió,  ¿qué  te  he  hecho,  ó  en 
qué  te  he  molestado?  Responde  con- 
tra mí. 

4  Porque  te  hice  subir  de  la  tierra  de 
Egypto,  y  de  la  casa  de  siervos  te  redimí ; 
y  envió  delante  de  tí  á  Moyees,  y  á  Aaron, 
y  á  María 

5  Pueblo  mío,  acuérdate  ahora  qué 
aconsejó  Balac,  rey  de  Moab,  y  qué  le 
respondió  Balaam,  hijo  de  Beor,  desde 
Sétim  hasta  Galgala ;  para  que  conozcas 
las  justicias  de  Jehova, 

785 


MICHEAS. 


•  ¿Conloé  prevendré  á  Jehova,  y  «do- 
raré al  Dios  Alto?  ¿Prevenirle  he  con 
holocausto©,  con  becerros  de  un  año  ? 

7  ¿Agradarse  ha  Jehova  de  millares  de 
carneros?  ¿ De  diez  mil  arroyos  de  acei- 
te? ¿Daré  mi  primogénito  por  mi  re- 
belión? ¿el  fruto  de  mi  vientre  por  el 
pecado  de  mi  alma? 

8  O !  hombre,  declarado  te  na  qué  sea 
lo  bueno,  y  qné  pida  de  ti  Jehova:  Sola- 
mente haoer  juicio,  y  amar  misericordia, 
y  humillarte  para  andar  con  tu  Dios. 

9  La  vos  de  Jehova  clama  á  la  ciudad, 
y  la  sabiduría  verá  tu  nombre.  Oíd  la 
vara,  y  á  quien  la  establece. 

10  1  ¿Hsy  ann  en  casa  del  implo  teso- 
ros de  impiedad,  y  medida  pequeña  de- 
testable? 

11  ¿Seré  limpio  con  peso  falso,  y  con 
bolsa  de  pesas  engañosas  ? 

12  Con  que  sus  ricos  se  hinchieron  de 
rapiña,  y  bus  moradores  hablaron  men- 
tira, y  su  lengua  engañosa  en  su  boca. 

18  Asi  yo  también  te  enflaquecí  hirién- 
dote, asolándote  por  tus  pecados. 

14  Tú  comerás,  y  no  te  hartarás,  y  tu 
abatamienta  eerá  en  medio  de  ti;  y  en- 
gendrarás, y  no  parirá;  y  lo  que  parirá 
á  la  espada  daré. 

15  Tú  sembrarás,  mas  no  segarás:  pisa- 
rás olivas,  mss  no  te  untarás  con  el  acei- 
te ;  y  mosto,  mss  no  beberás  el  vino. 

'  16  Porque  los  mandamientos  de  Amri 
se  guardaron,  y  toda  obra  de  la  casa  de 
Achab;  y  en  los  consejos  de  ellos  andu- 
visteis, para  que  yo  te  diese  en  asola- 
miento, y  tus  moradores  para  ser  silba- 
dos: y  llevaréis  el  oprobio  de  mi  pueblo. 

CAPITULO  VIL 

Qmejdm  el  projeta  de  Urmridod<h  loe  piadomoe,u  de 
la  abundancia  de  ía  iniquidad  w  perfidia  de  loe  de 
$m  tiempo*,  ¡L  Introduce  d  la  igleeia  de  lo»  piado- 
toe  aJUaida  que  te  contuela  uet/uerta  en  la  eeperom- 
cavar  tiene  en  IMot  de  *u  rettmuraokm  contrata 
iemleneiadeJaeanaBa  del  mando  qm  la  ajtíaeute 
burla  de  tus  esperantos,  la  cual  restauración  glorio- 
sa predice.  111.  Sobre  esta  prometa  ora  el  profeta 
por  la  venida  del  Mesías,  u  la  restauración  de  tu 
pueblo,  kc. 

7  A  Y  de  mi !  que  he  sido  como  cuando 
*jl\.  han  cogido  los  frutos  del  verano, 
como  cuando  han  rebuscado  después  de 
la  vendimia,  que  no  queda  racimo  para 
comer:  mi  alma  deseó  primeros  fru- 
tos. 

2  Faltó  el  misericordioso  de  la  tierra: 
recto  no  hay  entre  los  hombres :  todos 
asechan  á  la  sangre:  cada  cual  arma  red 
á  su  hermano. 

3  Para  perfldonar  la  maldad  con  sus 

786 


manos,  el  príncipe  demanda,  y  el  Jfcea 
juaga  por  la  paga;  y  el  grande  habla 
el  quebranto  de  su  alma,  y  la  fortale- 
cen. 

4  £1  mejer  de  ellos  es  como  el  cam- 
brón :  el  mas  recto,  como  zarzal :  el  dia  de 
tus  atalayas,  tu  visitación,  viene :  ahora 
será  su  confusión. 

5  No  creáis  en  amigo,  ni  confiéis  en 
principe:  de  la  que  duerme  á  tu  lado 
guarda  no  abras  tu  boca. 

6  Porque  el  lujo  deshonra  al  padre,  la 
hija  se  levanta  contra  la  madre,  la  nuera 
contra  su  suegra,  y  los  enemigos  del 
hombre  ton  los  de  su  casa, 

7  Yo  empero  á  Jehova  esperaré,  espe- 
raré al  Dios  de  mi  salud,  el  Dios  mió  me 
oirá. 

8  %  Tú,  mi  enemiga,  no  te  huelguee 
de  mi;  porque  si  caí,  levantarme  he: 
si  morare  en  tinieblas,  Jehova  a?  mi 
luz. 

9  La  ira  de  Jehova  suportaré,  porque 
pequé  á  él :  hasta  que  juzgue  mi  cansa, 
y  haga  mi  Juicio :  él  me  sacará  á  luz,  ve- 
ré bu  justicia. 

10  Y  mi  enemiga  verá,  y  cubrirla  ha 
vergüenza:  la  que  me  decía:  ¿Dónde 
está  Jehova  tu  Dios  ?  Mis  ojos  la  verán : 
ahora  será  hollada  como  lodo  de  las  ca- 
lles. 

11  £1  dia  en  que  se  edificarán  tus  cer- 
cas, aquel  día  será  alejado  el  manda- 
miento. 

12  En  ese  dia  vendrá  hasta  ti  desde 
Asyria,  y  las  cludtdes  fuertes;  y  desde 
las  ciudades  fuertes  hasta  el  rio;  y  de 
mar  á  mar,  y  de  monte  á  monte. 

13  Y  la  tierra  con  sus  moradores  será 
asolada  por  el  fruto  de  sus  obras. 

14  H  Apacienta  tu  pueblo  con  tu  caya- 
do :  el  rebaño  de  tu  heredad,  que  mora 
solo  en  la  montaña,  en  medio  del  Car- 
melo :  pazcan  á  Basan  y  á  Ottlaad  como 
en  el  tiempo  pasado. 

15  Yo  le  mostraré  maravillas  como  el 
dia  que  saliste  de  Egypto. 

16  Las  naciones  verán,  y  avergonzarse 
han  de  todas  sus  valentías :  pondrán  la 
mano  sobre  su  boca,  sus  orejas  Be  ensor- 
decerán. 

17  Lamerán  el  polvo  como  la  culebra, 
como  las  serpientes  de  la  tierra:  tem- 
blarán en  sus  encerramientos:  de  Je- 
hova nuestro  Dios  se  despavorirán,  y 
temerán  de  ti 

18  ¿Qué  Dios  como  tú,  que  perdonas 


la  maldad,  y  que 


NAHÜM. 


con  el  resto  de  su  heredad?    No 
para  siempre  bu  enojo,  porque  es  ama- 
dor de  misericordia. 
19  El  tornará,  él  tendrá  misericordia 
de  nosotros,  él  sujetará  nuestras  iniqui- 


dades, y  eebará  en  los  profundos  de  la 
mar  todos  nuestros  pecados. 
20  Darás  la  verdad  á  Jacob,  y  á  Abra- 
bam  la  misericordia,  que  juraste  á  núes* 
tros  padres  desde  tiempos  antiguos. 


NAHUM   PROFETA. 


CAPITULO  L 

JR  castigo  de  JSTmivc  y  de  toda  la  monarquUt  dé  los 
Asyrios  por  haber  ajligido  al  pueblo  de  Dios  y  rm- 
gelarmente  fo  muerte  de  Sennacheria,  de  donde  pa- 
rece haber  eido  esta  profecía  en  tiempo  de  Exechia* 
ydehaias.   %  Beyes  IB. 

C*1  ARGA  de  Nlnive.  Libro  de  la  visión 
J  de  Nahum  de  Elcesia. 

2  Dios  celoso,  y  vengador  Jehova,  ven- 
gador Jehova,  y  Señor  de  ira.  Jehova 
que  se  venga  de  sus  adversarios,  y  que 
guarda  s*tnojo  á  sus  enemigos. 

8  Jehova  luengo  de  iras,  y  grande  en 
poder,  y  absolviendo  no  absolverá.  Je- 
hova, cuyo  camino  es  en  tempestad  y  tur- 
bión, y  las  nubes  son  el  polvo  de  sus  pies. 

4  Que  amenaza  á  la  mar,  y  la  hace  se- 
car, y  hace  secar  todos  los  rios :  Basan 
fué  destruido,  y  el  Carmelo,  y  la  flor  del 
Líbano  rae  destruida, 

6  Los  montes  tiemblan  de  él,  y  loe  co- 
liados se  deslien ;  y  la  tierra  se  abrasa 
delante  de  su  presencia,  y  el  mundo,  y 
todos  los  que  en  él  habitan. 

6  4  Quién  permanecerá  delante  de  su 
1ra?  ¿7  quién  quedará  en  pié  en  el  furor 
de  su  enojo?  bu  ira  se  derrama  como 
fuego,  y  las  penas  se  rompen  por  él. 

7  Bueno  es  Jehova  para  fortaleza  en  el 
día  de  la  angustia;  y  que  conoce  á  los 
qus  en  él  confian. 

8  T  con  Inundación  pasante  hará  con- 
sumación de  su  lugar;  y  tinieblas  per- 
seguirán sus  enemigos. 

9  ¿Qué  pensáis  contra  Jehova?  El  ha- 
ce consumación:  no  se  levantará  dos 
veces  la  tribulación. 

10  Porque  como  espinas  entretejidas, 
cuando  ios  borrachos  se  emborracharán, 
serán  consumidos  del  fuego,  como  las 
estopas  llenas  de  sequedad. 

11  De  ti  salió  el  que  pensó  mal  contra 
Jehova,  consultor  implo. 

12  Asi  dtfo  Jehova:  Aunque  reposo 
tengan,  y  asi  muchos  eomo  ton  asi  serán 
talados,  y  pasará;  y  si  te  afligí,  no  te 
afligiré 


13  Porque  ahora  quebraré  su  yugo  de 
sobre  ti,  romperé  tus  coyundas. 

14  T  mandará  Jehova  acerca  de  ti,  que 
nunca  mas  sea  sembrado  alguno  de  tu 
nombre :  de  la  casa  de  tu  dios  talaré  es* 
cultura,  y  vaciadizo :  allí  pondré  tu  se- 
pulcro, porque  fuiste  vil. 

15  He  aqui  que  sobre  los  montes  eatán 
ya  los  pies  del  que  trae  las  albricias,  del 
que  pregona  la  paz:  celebra,  ó!  Judo, 
tus  fiestas,  cumple  tus  votos;  porque 
nunca  mas  pasará  por  tí  el  impío :  todo 
él  fué  talado. 

CAPTTTTLO  TI. 

FrOfetteTa  mas  en  jmi>  ttcutut  te  destrucción  ejs  iwnfvc 
y  de  la  monarqnia  de  km  Asyrios  por  loe  Ckmi- 
déos, 

SUBIÓ  destruidor  contra  ti:  guarda 
la  fortaleza,  mira  el  camino,  fortiüca 
los  lomos,  fortalece  mucho  la  fuerza. 

2  Porque  Jehova  tornará  a*í  la  gloria 
de  Jacob  como  la  gloria  de  Israel;  por- 
que los  vaciaron  vaciadores,  y  hirieron 
sus  mugrones. 

3  El  escudo  de  sus  valientes  será  ber- 
mejo, los  varones  de  su  ejército  vestidos 
de  grana:  el  carro  como  fuego  de  ha- 
chas :  el  día  que  se  aparejará,  las  hayas 
temblarán. 

4  Los  carros  harán  locuras  en  las  pla- 
zas, discurrirán  por  las  calles  sus  rostros 
como  hachas:  correrán  como  relámpa- 
gos. 

5  El  se  acordará  de  sus  valientes,  an- 
dando tropezarán  cuando  se  apresuraren 
á  su  maro,  y  la  cubierta  se  aparejare. 

6  Las  puertas  de  los  ríos  se  abrirán,  y 
el  palacio  será  destruida 

7  Y  la  reina  fué  cautiva,  mandarle  han 
que  suba;  y  sus  criadas  la  llevarán,  gi- 
miendo como  palomas,  batiendo  sus  pe- 
chos. 

8  Y  fué  Ninive  de  tiempo  antiguo  co- 
mo estanque  de  aguas :  mas  ellos  ahora 
huyen:  Parad,  parad;  y  ninguno  mira. 

9  Saquead  plata,  saquead  oro :  no  hay 


NAftUM. 


fin  de  las  riquezas :  honra,  mas  que  to- 
do ajuar  de  codicia. 

10  Vacía,  y  agotada,  y  despedazada  qite- 
dard,  y  el  corazón  derretido :  batimiento 
de  rodillas,  y  dolor  en  todos  ríñones ;  y 
las  haces  de  todos  ellos  tomarán  negrura. 

11  ¿  Qué  es  de  la  mocada  de  los  leones, 
y  de  la  mojada  de  los  cachorros  de  leo- 
nes, donde  se  recogía  el  lébn  f  \¿  leona, 
y  los  cachorros  del  león;  y  no  habla 
quleu  les  pusiese  miedo  ? 

12  El  león  arrebataba  asaz  para  sus  ca- 
chorros, y  ahogaba  para  sus  leonas;  y 
henchía  de  presa  sus  cavernas,  y  de  robo 
sus  moradas. 

18  He  aqoi  yo  hablo  á  tí,  d!Jo  Jchova 
de  los  ejércitos,  que  encenderé  con  humo 
tus  carros,  y  á  tas  leoncillos  tragará  es- 
pada; y  raeré  de  la  tierra  tu  robo,  y  nun- 
ca mas  se  oirá  toz  de  tus  embajadores. 
CAPITULO  in. 

Contin&am  la  plática. 

T  A  Y  de  la  ciudad  de  sangres!  toda 
1  jl\.  llena  de  mentirá  y  de  rapiña,  no 
se  aparta  de  eüa  robo. 

2  Sonido  de  acote,  y  estruendo  de  mo- 
vimiento de  ruedas,  y  caballo  atropells- 
dor,  y  carro  saltador  se  oirá  en  H. 

8  Caballero  enhiesto,  y  resplandor  de 
espado,  y  resplandor  de  lanza;  y  multi- 
tud de  muertos,  y  multitud  de  cuerpos ; 
y  en  sus  cuerpos  no  habrá  fin,  y  en  sns 
cuerpos  tropezarán. 

4  Por  la  multitud  de  las  fornicaciones 
de  la  ramera  de  hermosa  grada,  maes- 
tra de  hechizos,  que  vende  los  naciones 
con  sus  fornicaciones,  y  los  pueblos  con 
sus  hechizos. 

5  He  aquí  yo  á  tí,  dijo  Jehova  de  los 
ejércitos,  que  yo  descubriré  tus  faldas 
en  tu  haz,  y  mostraré  á  las  naciones  tu 
desnudez,  y  á  los  reinos  tu  vergüenza, ' 

6  Y  echaré  sobre  ti  suciedades,  y  aver- 
gonzarte he;  y  ponerte  he  como  estiércol. 

7  Y  será  que  todos  los  que  te  vieren,  se 
apartarán  de  tí,  y  dirán :  Ninlve  es  asola- 
da, ¿quién  se  compadecerá  de  ella? 
i  Dónde  te  buscaré  consoladores? 

783 


8  ¿Eres  tú  mejor  que  No  la  populosa, 
que  está  asentada  entre  rios,  cercada  de 
aguas,  su  baluarte  es  la  mar:  de  mar  es  su 
muralla? 

9  Ethiopia  su  fortaleza,  y  Egypto  sin 
término:  África  y  Lybia  fueron  en  tu 
ayuda. 

10  También  ella  foé  en  cautividad,  en 
cautividad:  también  sus  chiquitos  fue- 
ron estrellados  por  las  encructfadas  do 
todas  las  calles;  y  sobre  sus  honrados 
echaron  suertes,  y  todos  sus  nobles  fue- 
ron aprisionados  con  grillos. 

11  Tú  también  serás  emborrachada,  se- 
rás encerrada :  tú  también  buscarás  for- 
taleza á  causa  del  enemigo. 

12  Todas  tas  fortalezas  son  como  higos 
y  brevas :  que  si  las  remecen,  caen  en  1* 
boca  del  que  los  ha  de  comer. 

18  He  aquí  que  tu  pueblo  será. como 
mugeres  en  medio  de  tí :  las  puertas  de 
tu  tierra  abriendo  se  abrirán  atas  ene- 
migos, fuego  consumirá  tus  barras. 

14  Provéete  de  agua  para  el  cerco,  for- 
tifica tus  fortalezas,  entra  en  el  lodo,  pisa 
el  barro,  fortifica  el  horno. 

15  Allí  te  consumirá  el  mego,  te  talará 
la  espada,  tragará  como  pulgón :  multi- 
plícate como  pulgón,  multiplícate  como 
langosta. 

16  Multiplicaste  tus  mercaderes  mar 
que  las  estrellas  del  cielo :  el  pulgón  hi- 
zo presa,  y  voló. 

17  Tus  principes  serán  como  langos- 
tas, y  tus  grandes  como  langostas  de 
langostas  que  se  asientan  en  vallados 
en  día  de  frío:  salido  el  sol  se  modan, 
y  no  se  conoce  el  lugar  donde  estuvie- 
ron. 

18  Durmieron  tas  pastores,  ó?  rey  de 
Asyria,  reposaron  tus  valientes :  tu  pue- 
blo se  derramó  por  los  montes,  y  no  hay 
quien  le  Junte. 

19  No  hay  cura  para  tu  quebradura:  tu 
herida  se  encrudeció:  todos  los  que  oye- 
ren tu  fama,  batirán  las  manos  sobre  ti ; 
porque,  ¿  sobre  quién  no  pasó  continua- 
mente tu  malicia? 


Digitized  by  LjOOglC 


LA  PROFECÍA  DE  HABACÜC. 


CAPITULO  I. 

Habiendo  de  profetizar  Habacuc  la  cautividad  del  pue- 
blo Jmltleio  por  lo*  Dabylonios,  comienaa  tu  profe- 
cía quejándote  d  Dios  de  que  nunca  le  da  que  profe- 
tice, ti  no  calamidad**  w  vejaciowet  de  tu  pueblo,  en 
la»  cualet  él  permite  que  con  tanta  licencia  toe  im- 
pío* monarca*  del  mundo  le  ajifan,  de  donde  viene 
que  el  mundo  dude  de  tu  providencia,  y  dejado  el 
temor  de  Dio*  y  *u  lew,  tome  por  leve*  de  tu*  empre- 
*a*  tu  voluntad  y  fuerza*  :  d  la*  cualet  tola*  atribuya 
lo  ganado,  ni  nunca  te  harte  de  moltttar  el  mundo. 

LA  carga  que  vio  Habacuc  profeta. 
2  ¿Hasta  cuándo,  6!  Jehova,  cla- 
maré, y  no  oirás?  ¿daré  Toces  á  ti  á 
causa  de  la  violencia,  y  no  salvarás  ? 

3  ¿  Por  qué  me  haces  ver  Iniquidad,  y 
haces  que  mire  molestia,  y  qne  saco  y 
violencia  esté  delante  de  mí,  y  haya  quien 
levante  pleito  y  contienda? 

4.  Por  lo  cual  la  ley  es  debilitada,  y  el 
juicio  no  sale  perpetuo;  porque  el  im- 
pío calumnia  al  justo:  á  esta  causa  el 
juicio  sale  torcido. 

5  Mirad  en  las  gentes,  y  ved,  y  mara- 
villaos, maravillaos;  porque  obra  será 
hecha  en  vuestros  días,  que  cuando  se 
os  contare,  no  la  creeréis. 

6  Porque  he  aquí  que  yo  levanto  los 
Chaldcos,  nación  amarga  y  presurosa, 
que  camina  por  la  anchura  de  la  tierra 
para  poseer  las  habitaciones  agenas. 

7  Espantosa  y  terrible,  de  ella  misma 
saldrá  su  derecho  y  su  grandeza. 

8  T  serán  sus  caballos  mas  ligeros  que 
tigres,  y  mas  agudos  que  lobos  de  tarde; 
y  6us  caballeros  se  multiplicarán:  ven- 
drán de  lejos  sus  caballeros,  y  volarán 
como  águilas  que  se  apresuran  á  la  co- 
mida. 

0  Toda  ella  vendrá  á  la  presa :  delante 
de  sus  caras  viento  solano ;  y  ayuntará 
cautivos  como  arena.     * 

10  T  él  escarnecerá  de  los  reyes,  y  de 
los  príncipes  hará  burla:  él  se  reirá  de 
toda  fortaleza,  y  a mon tañara  polvo,  y  la 
tomará. 

11  Entonces  él  mudará  espíritu,  y  tras- 
pasará, y  pecará  atribuyendo  esta  su  po- 
tencia á  su  dios. 

12  ¿No  eres  tú  desde  el  principio,  6! 
Jehova,  Dios  mió,  santo  mió  ?  no  mori- 
remos, 6 !  Jehova :  para  juicio  le  pusiste, 
y  fuerte  le  fundaste  para  castigar. 

'  13  Limpio  de  ojos  par»  no  ver  el  mal: 


ni  podrás  ver  la  molestia:  ¿por  qué  ves 
los  menosprecladores,  y  callas,  cuando 
destruye  el  impío  al  mas  justo  que  él  ? 

14  ¿  Y  haces  que  los  hombres  seo»  como 
los  peces  de  la  mar,  y  eomo  reptiles  que 
no  tienen  señor? 

15  Sacará  á  todos  con  su  anzuelo,  apa- 
ñarlos ha  con  su  aljanaya,  y  juntarlos  ha 
con  su  red :  por  lo  cual  él  se  holgará,  y 
hará  alegrías. 

16  Por  esto  sacrificará  á  su  aJJanaja,  y 
á  su  red  ofrecerá  sahumerios;  porque 
con  ellas  engordó  su  porción,  y  engrasó 
su  comida. 

17  ¿Vaciará  por  eso  su  red,  ó  tendrá 
piedad  de  matar  naciones  continua- 
mente ? 

CAPITULO  IL 

Habiendo  él  profeta  propuesto  d  Dio*  tu  cuestión  acer- 
ca de  eu  providencia  de  la  vejación  que  tu  pueblo 
padece  de  loe  impío*,  firme  en  tu  vocación  espera  do 
él  retpuesta :  la  cual  recibe ;  que  aunque  la  prospe- 
ridad del  Jtabylonio  pecador  Jlorezra  por  algún 
tiempo,  su  ruina  rendrd  muy  cierta  :  de  la  cual  no  te 
hpranfn  eu*  Ídolo»,  ffc.,  y  elpiadoto  en  tu  piedad  te- 
rd  conservado  en  medio  de  todo*  malet. 

SOBRE  mi  guarda  estaré,  y  sobre  la 
fortaleza  aiirmaré  el  pié,  y  atalayaré 
para  ver  qué  hablará  en  mi,  y  qué  tengo 
de  responder  á  mi  pregunta. 

2  Y  Jehova  me  respondió,  y  dijo :  Es- 
cribe la  visión,  y  declárala  en  tablas,  pa- 
ra que  corra  el  que  leyere  en  ella. 

8  Porque  la  visión  aun  tardará  por 
tiempo :  mas  al  fin  hablará,  y  no  menti- 
rá. Si  se  tardare,  espéralo :  que  sin  du- 
da vendrá,  no  tardará. 

4  He  aquí  que  se  enorgullece  aquel 
cuya  alma  no  es  derecha  en  él :  mas  el 
justo  en  su  fé  vivirá. 

5  Cuanto  mas  que  el  dado  al  vino,  tras- 
pasador, hombre  soberbio,  no  permane- 
cerá: que  ensanchó  como  un  osario  su 
alma,  y  es  como  la  muerte  que  no  se 
hartará:  roas  congregó  á  sí  todas  las 
naciones,  y  amontonó  á  sí  todos  los  pue- 
blos. 

6  ¿No  han  de  levantar  todos  estos  so- 
bre él  parábola,  y  adivinanzas  de  él  ?  y  di- 
rán:  ¡  Ay  del  que  multiplicó  de  lo  que  no 
era  suyo!  ¿Y  hasta  cuándo  había  de 
amontonar  sobre  bí  espeso  lodo  ? 

7  ¿  No  se  levantarán  de  repente  los  que 
te  han  de  morder,  y  se  despertarán  los 

789 


HABACUC. 


que  te  han  de  quitar  de  tu  logar,  y  serás 
á  elloe  por  rapiña  ? 

8  Porque  tú.  despojaste  muchas  nacio- 
nes, todos  los  otros  pueblos  te  despoja- 
rán, á  causa  de  las  .sangres  humanas,  y 
robos  de  la  tierra,  de  las  ciudades,  y  de 
todos  los  que  moraban  en  ellas. 

9  i  Ay  del  que  codicia  la  mala  codicia 
para  su  casa,  por  poner  en  alto  su  nido, 
por  escaparse  del  poder  del  mal! 

19  Tomaste  consejo  vergonzoso  para  tu 
casa,  asolaste  muchos  pueblos,  y  pecaste 
contra  tu  vida. 

11  Porque  la  piedra  del  muro  clamará, 
y  la  tabla  del  maderado  le  responderá. 

12  ¡Ay  del  que  edifica  la  ciudad  con 
sangres,  y  del  que  Aínda  la  villa  con  ini- 
quidad! 

13  ¿  Esto,  no  es  de  Jehova  de  los  ejérci- 
tos? por  tanto  pueblos  trabajarán  en  el 
fa*g°i  y  gentes  se  fatigarán  en  vano. 

14  Porque  la  tierra  será  llena  de  cono* 
cimiento  de  la  gloria  de  Jehova,  como 
las  aguas  cubren  la  mar. 

15  ¡  Ay  del  que  da  de  beber  á  su  com- 
pañero, del  que  allegas  cerca  tu  odre,  y 
emborrachas  para  mirar  d&pun  sus  des- 
nudeces ! 

ltt  fiaste  hartado  de  deshonra  mas  que 
de  honra :  bebe  tú  también ;  y  serás  des- 
cubierto: el  cáliz  de  la  mano  derecha 
de  Jehova  volverá  sobre  tí,  y  vómito  de 
afrenta  caerá  sobre  tu  gloria. 

17  Porque  la  rapiña  del  Líbano  caerá 
sobre  ti,  y  la  destrucciou  de  las  fieras  lo 
quebrantará,  á  causa  de  las  sangres  hu- 
manas, y  del  robo  de  la  tierra,  de  las 
ciudades,  y  de  todos  los  que  moraban  en 
ellas. 

18  ¿De  qué  sirve  la  escultura  que  es- 
culpió el  que  la  hizo;  y  el  vaciadizo 
que  ensena  mentira,  que  confie  el  ha- 
cedor en  su  obra  haciendo  imágenes 
mudas? 

19  ¡Aydel  que  dice  al  palo:  Despiér- 
tate; y  á  la  piedra  muda:  Recuerda! 
¿  El  ha  de  ensenar?  He  aqui  que  él  es* 
tá  cubierto  de  oro  y  plata,  y  no  hay  es- 
píritu dentro  de  éL 

20  Mas  Jehova  en  su  santo  templo,  ca- 
lle delante  de  él  toda  la  tierra. 

CAPITULO  III. 

EX  profeta,  recibida  la  respuesta  de  Dio»  dicha,  para 
confirmar  d  la  igttria  en  la  eaperanta  del  cumplí' 
miento  d*  ella,  hace  vna  canciun  en  ove  pillé  d  Skot 
que  lo  acelere.  Repite  en  confirmación  de  «ata  fé 
lo* /amorte  con  ame  Dio*  macó  d  tu  pueblo  de  Egipto, 
U  abrióla  mar»  ¡o$  rio*,  peleó  por  él  en  el  camino 
uemlrn  Hura*  uvemiekm,  §tméuéoh  miempn  vko* 
790 


torio*  maratiOoom  haHm  darU  te  nomfm  ét  te 
«erro.  ¡1.  Qmette»  ejemplo* m  ee/meram  el  emperna* 
loa  calamidad**  que  habían  de  venir  por  el  Babedo- 
nioeneu  tierra,  y  mi  Injertad. 

ORACIÓN  de  Uabacuc  profeta  por  las 
ignorancias. 

2  O !  Jehova,  oido  he  tu  palabra,  y  te- 
mi  :  ó !  Jehova,  aviva  tu  obra  en  medio 
de  los  tiempos,  en  medio  de  los  tiempos 
básla  conocer:  en  la  ira  acuérdate  de  la 
misericordia. 

3  Dios  vendrá  de  Tbeman,  y  el  santo 
del  monte  de  Pharan.  Selah.  Su  gloria 
cubrió  los  cielos,  y  la  tierra  se  hinchió 
de  su  alabanza. 

4  Y  el  resplandor  fué  como  la  luz,  cuer- 
nos le  sallan  de  la  mano,  y  allí  estaba  es- 
condida su  fortaleza. 

5  Delante  de  su  rostro  iba  mortandad, 
y  de  sus  pies  salla  carbúnculo. 

0  Paróse,  y  midió  la  tierra :  miró,  y  hizo 
salir  las  naciones ;  y  los  mont  es  antiguos 
fueron  desmenuzados,  los  collados  anti- 
guos, los  caminos  del  mundo  se  humi- 
llaron á  éL 

7  Por  uada  vi  las  tiendas  de  Chusan,  Isa 
tiendas  de  la  tierra  de  Median  temblaron. 

8  ¿  Airóse  Jehova  contra  los  ríos  ?  ¿  con- 
tra los  ríos  fué  tu  enojo  ?  ¿  Tu  Ira  fné 
contra  la  mar,  cuando  subiste  sobre  tus 
caballos,  y  sobre  tus  carros  de  salud? 

9  Descubriéndose  se  descubrió  tu  arco, 
y  los  juramentos  de  las  tribus,  palabra 
eterna :  cuando  partiste  la  tierra  con  ríos. 

10  Viéronte,  y  hubieron  temor  los  mon- 
tes :  la  inundación  de  las  aguas  pasó:  el 
abismo  dló  su  voz,  la  hondura  alzó  sus 
manos. 

11  £1  sol,  y  la  luna  se  pararon  en  su  es- 
tancia :  á.  la  luz  de  tus  saetas  anduvie- 
ron, y  al  resplandor  de  tu  resplandecien- 
te lanza. 

12  Con  Ira  hollaste  la  tierra,  con  furor 
trillaste  las  gentes. 

13  8aUste  para  salvar  tu  pneblo,  para 
salvar  con  tu  ungido.  Traspasaste  la 
cabeza  de  la  casa  del  Implo,  desnudando 
el  cimiento  hasta  el  cuello.    Selah. 

14  Horadaste  con  sus  báculos  las  cabe- 
zas de  sus  villas,  que  como  tempestad 
acometieron  para  derramarme:  su  or- 
gullo era  como  para  tragar  pobre  encu- 
biertamente. 

15  Hiciste  camino  en  la  mar  á  tus  ca- 
ballos, por  mouton  de  grandes  aguas. 

16  T  Oi,  y  tembló  mi  vientre:  á  la  voz 
se  batieron  mis  labios :  podrición  se  en- 
tró en  mis  huesos,  y  en  mi  asiento  me 
esUemeci,  para  reposar  en  el  dia  de  la 


SOPHONIAS. 


,  cuando  vinieren  al  pueblo  para 
destruirte. 

17  Porque  la  higuera  no  florecerá,  ni  en 
las  vides  habrá  fruto :  la  obra  de  la  oliva 
mentirá,  y  los  labrados  no  harán  mante- 
nimiento :  las  ovejas  serán  taladas  de  la 
majada,  y  en  los  corrales  no  habrá  vacas: 


18  To  empero  en  Jebera  me  alegraré, 
y  en  el  Dios  de  mi  salud  me  gozaré. 

1^  Jehova  el  8efior  e»  mi  fortaleza,  el 
cual  pondrá  mis  pies  como  de  ciervas ; 
y  sobre  mis  alturas  me  hará  andar  vic- 
torioso en  mis  instrumentos  de  mú- 


LA  PROFECÍA  DE  SOPHONIAS. 


CAPITULO  L 

Predice  la  mima  de  Jemealem  y  de  todo  el  reino  por 


PALABRA  de  Jehova  que  fué  á  8o- 
phonias,  mjo  de  Chusl,  mjo  de  Go- 
dollas,  hijo  de  Amarías,  htyo  de  Ezechias, 
en  días  de  Joslas,  htyo  de  Ammon,  rey 
de  Juda. 

3  Destruyendo  destruiré  todas  las  cosas 
de  sobre  la  haz  de  la  tierra,  dijo  Jehova: 

8  Destruiré  los  hombres,  y  las  bestias : 
destruiré  las  aves  del  cielo,  y  los  peces 
de  la  mar ;  y  los  impios  tropezarán ;  y 
talaré  los  hombres  de  sobre  lá  haz  de  la 
tierra,  dtyo  Jehova. 

4  T  extenderé  mi  mano  sobre  Juda,  y 
sobre  todos  los  moradores  de  Jerusa- 
lem ;  y  talaré  de  este  lugar  la  resta  de 
Banal,  y  el  nombre  de  su$  camorreo», 
con  «ux  sacerdotes ; 

5  Y  á  los  qoe  se  inclinan  sobre  los  te- 
Jados  al  ejército  del  cielo,  y  á  los  que  se 
inclinan,  jurando  por  Jehova,  y  jurando 
por  su  rey. 

6  Y  los  que  tornan  atrás  de  en  pos  de 
Jehova,  y  los  que  no  buscaron  á  Jehova, 
ni  preguntaron  por  éL 

7  CaUa  delante  de  la  presencia  del  Se- 
ñor Jehova,  porque  el  día  de  Jehova  está 
cercano;  porque  Jehova  ha  aparejado 
sacrificio,  prevenido  ha  sus  convidados. 

8  Y  será  que  en  el  día  del  sacrificio  de 
Jehova,  haré  visitación  sobre  los  prínci- 
pes, y  sobre  los  htyos  del  rey,  y  sobre  to- 
dos los  que  visten  vestido  extraño. 

9  Y  en  aquel  dia  haré  visitación  sobre 
todos  los  que  saltan  la  puerta,  los  que 
hinchen  de  robo  y  de  engaño  las  casas 
de  sus  señores. 

10  Y  habrá  en  aquel  dia,  dice  Jehova, 
voz  de  clamor  desde  la  puerta  del  pesca- 
do, y  aullido  desde  la  escuela,  y  grande 
quebrantamiento  desde  los  collados. 

11  Aullad  moradores  de  Machtes,  por- 


que  todo  el  pueolo  que  mercaba,  es  tala- 
do :  talados  son  todos  los  que  o*  traían 
plata. 

12  Y  será  en  aquel  tiempo,  que  yo  es- 
cudriñaré á  Jerusalem  con  antorchas ;  y 
haré  visitación  sobre  los  hombres  que 
están  sentados  sobre  sus  heces,  los  cua- 
les dicen  en  su  corazón :  Jehova  ni  hará 
bien  ni  mal. 

13  Y  será  saqueada  su  hacienda,  y  sus 
casas  asoladas;  y  edificarán  casas,  mas 
no  las  morarán ;  y  plantarán  viñas,  mas 
no  beberán  el  vino  de  ellas. 

14  Cercano  ettá  el  día  grande  de  Jeho- 
va, cercano,  y  muy  presuroso :  voz  amar- 
ga del  dia  de  Jehova:  gritará  allí  el  Tá- 
llente. 

15  Día  de  ira  aquel  dia,  día  de  angustia 
y  de  aprieto :  dia  de  alboroto  y  de  asola- 
miento, día  de  tinieblas  y  de  oscuridad, 
dia  de  nublado  y  de  entenebreeimiento : 

16  Dia  de  trompeta  y  de  algazara  sobre 
las  ciudades  fuertes,  y  sobre  las  torres 
altas. 

17  Y  atribularé  los  hombres,  y  anda- 
rán como  ciegos,  porque  pecaron  á  Je- 
hova; y  su  sangre  será  derramada  como 
polvo,  y  su  caruercomo  estiércol. 

18  Ni  su  plata,  ni  bu  oro  los  podrá  li- 
brar en  el  día  de  la  ira  de  Jehova;  por- 
que toda  la  tierra  será  consumida  con  el 
fuego  de  su  zelo;  porque  ciertamente 
consumación  apresurada  hará  con  todos 
los  moradores  de  la  tierra. 

CAPITULO  n. 

iÁama  aX  pueblo  d  reconocimiento  p  d  arrepentimiento 
de  ene  pecado»,  y  d  he  piadome  exhorta  dqne  oren 
d  Dio»  aneen  el  tiempo  de  Im  calamidad  leo  guarde. 
U.  Predice  grate  caetigo  de  JXoeeobre  loe  enemigo» 
de  fupue'Jo,  y  etngnlarrnenU  eoare  Jfinive  y  Ja  mo- 
narqmiu  de  loe  Jügrioe, 

T79CÜDRISÁ08,  y  escudrinad,  nación 
J-i  no  amable. 

2  Antes  que  el  decreto  para,  y  que  tais 
como  el  tamo  que  pasa  en  un  cha,  antes 


Digiti 


*»£«>•»•». 


SOPHONiAS* 


que  Tenga  sobre  vosotros  la  ira  del  furor 
de  Jehova,  antes  que  venga  sobre  voso- 
tros el  día  de  la  ira  de  Jebova, 
8  Buscad  á  Jebova  todos  los  humildes 
de  la  tierra,  que  pusisteis  en  obra  su  jui- 
cio: buscad  justicia,  buscad  humildad: 
quizá,  seréis  guardados  el  dia  del  enojo 
de  Jehova. 

4  Porque  Gara  será  desamparada,  y  As- 
calon  será  asolada :  A  Azoto  en  el  medio  dia 
saquearán,  y  Accaron  será  desarraigada. 

5  ¡  Ay  de  los  que  moran  á  la  parte  de  la 
mar,  de  la  nación  de  Cheretim  l  la  pala- 
bra de  Jebova  es  contra  vosotros,  Cha- 
naan,  tierra  de  Palestbinos,  que  te  haré 
destruir  hasta  no  quedar  morador. 

6  Y  será  la  parte  de  la  mar  por  mora- 
das de  cabanas  de  pastores,  y  corrales 
de  ovejas. 

7  Y  será  la  parte  para  el  resto  de  la  ca- 
sa de  Juda,  en  ellos  apacentarán :  en  los 
casas  de  Ascalon  dormirán  á  la  noche ; 
porque  Jehova  su  Dios,  los  visitará,  y 
tornará  sus  cautivos. 

8  Yo  oí  las  afrentas  de  Moob,  y  los  de- 
nuestos de  los  hjjos  de  Ammon  con  que 
deshonraron  á  mi  pueblo,  y  se  engran- 
decieron sobre  su  término. 

9  Por  tanto,  vivo  yo,  dijo  Jehova  de  los 
ejércitos,  Dios  de  Israel,  que  Moab  será 
como  Sodoma,  y  los  hijos  de  Ammon 
como  Gomorrha,  campo  de  hortigas,  y 
mina  de  sal,  y  asolamiento  perpetuo :  el 
resto  de  mi  pueblo*  los  saqueará,  y  el 
resto  de  mi  gcote  los  heredará. 

10  Esto  les  vendrá  por  su  soberbia,  por- 
que afrentaron,  y  se  engrandecieron  con- 
tra el  pueblo  de  Jehova  de  los  ejércitos. 

11  Terrible  terd  Jehova  contra  ellos, 
porque  enflaqueció  á  todos  los  dioses  de 
la  tierra ;  y  cada  uno  desde  su  lugar  se 
inclinará  á  él,  todas  las  islas  do  las  gentes, 

12  Vosotros  también,  los  de  Etniopia, 
seréis  muertos  con  mi  espada. 

13  Y  extenderá  su  mano  sobre  el  aqui- 
lón, y  destruirá  al  Assur,  y  pondrá  á  Ni- 
nlve  en  asolamiento,  y  en  secadal  como 
un  desierto. 

14  Y  rebatios  de  ganado  harán  en  ella 
majada,  todas  las  bestias  de  las  nacio- 
nes: onocrótalo  también,  y  erizo  tam- 
bién dormirán  en  sus  umbrales:  voz 
cantará  en  las  ventanas,  y  asolación  será 
en  las  puertas,  porque  su  moderación  de 
cedro  será  descubierta. 

15  Esta  es  la  ciudad  alegre,  que  estaba 
confiada:  la  que  decía  en  su  corazón: 
YaWi  y  no  hay  mas.  iCómo  íué  torna* 

702 


da  en  asolamiento,  en  cama  de  beatiw ! 
cualquiera  que  pasare  junto  á  ella,  silba- 
rá, meneará  su  masa 

CAPITULO  IIL 

Recita  los  principóle*  petado»  de  Jertaalem  y  de  mu 
pvefJo,  lo*  castigo*  con  que  le  castigó  y  tu  incorreffi- 
btiVad,  por  ¡a  cual  le  predio*  tu  de-truecum  per 
le*  Ckaldeo*.  IL  ÜMwrh  d  lo»  piadoso*  com  te 
prometa  del  Nuevo  Testamento  cupo»  particular** 
condicione*  describe:  prometiendo  asimismo  la  Tra- 
ducción del  pueblo  d*  la  cautividad  4*  Jlmbmttmia.  y 
la  venganza  de  su»  enemigo». 

?  AY  de  la  ciudad  ensuciada,  y  contsv- 
*Jl\  minada»  oprtmldora! 

2  No  oyó  voz,  ni  recibió  el  castigo :  no 
se  confió  de  Jehova,  no  se  acercó  á  sa 
Dios.  • 

8  Sus  principes  en  medio  de  ella  son 
leones  bramadores :  sus  jueces,  lobos  de 
tarde  que  no  dejan  hueso  para  la  ma- 
ñana. 

4  Sus  profetas,  livianos,  varones  preva- 
ricadores :  sus  sacerdotes  contaminaron 
el  santuario,  falsaron  la  ley. 

5  Jehova,  justo  en  medio  de  ella,  no 
hará  iniquidad:  de  mañana  de  mañana 
sacará  á  luz  su  juicio,  nunca  falta:  ni 
por  eso  el  nerverso  tiene  vergüenza. 

6  Hice  talar  naciones,  sus  castillos  pon 
asolados :  hice  desiertos  sus  calles,  hasta 
no  quedar  quien  pase :  sus  ciudades  son 
asoladas  hasta  no  quedar  hombre,  hasta 
no  quedar  morador, 

7  Diciendo:  Ciertamente  ahora  me  te- 
merás :  recibirás  castigo,  y  no  será  der- 
ribada su  habitación :  todo  lo  cual  yo  en- 
vié sobre  ella :  mas  ellos  se  levantaron 
de  mañana,  y  corrompieron  todas  sus 
obras. 

8  Por  tanto  esperadme,  dijo  Jehova,  al 
dia  que  me  levantaré  al  despojo;  por- 
que mi  determinación  et  de  congregar 
naciones,  de  juntar  reinos,  de  derramar 
sobre  ellos  mi  enojo,  toda  la  ira  de  mi 
furor ;  porque  del  fuego  de  mi  zelo  será 
consumida  toda  la  tierra. 

9  \  Porque  entonces  yo  volveré  á  los 
pueblos  el  labio  limpio,  para  que  todos 
invoquen  el  nombre  de  Jehova,  para  que 
le  sirvan  de  uu  consentimiento* 

10  De  esa  parte  de  los  ríos  de  Ethio- 
pia,  suplicarán  á  mí:  la  compañía  de 
mis  esparcidos  me  traerá  presente. 

11  En  aquel  dia  no  te  avergonzarás  de 
ninguna  de  tus  obras  con  los  cuales  re- 
belaste contra  mi;  porque  entonces  qui- 
taré de  en  medio  de  ti  los  que  se  alegran 
en  tu  soberbia:  ni  nunca  mas  te  enso- 
berbecerás del  monte  de  mi  santidad. 

13  Ydejaré  en  medio  de  tí  un  pueblo 


AGGEO. 


bandida  y  potare,  los  euales  esperarte 
eo  el  nombre  de  Jehova. 

13  £1  resto  de  Israel  no  hará  Iniquidad 
ni  dirá  mentira,  ni  en  boca  de  ellos  se 
bailará  lengua  engañosa;  porque  ellos 
serán  apacentados,  y  dormirán,  y  no  ha- 
brá quien  los  espante. 

14  Canta,  ó!  hija  de  Sion :  jubilad,  ó! 
Israel :  gózate,  y  regocíjate  de  todo  co- 
razón, 6 !  bija  de  Jerusalem. 

15  Jehova  alejó  tus  juicios,  echó  fuera 
tu  enemigo :  Jehova  es  rey  de  Israel  en 
medio  de  ti,  nunca  mas  verás  mal 

16  En  aquel  tiempo  se  dirá  á  Jeruss- 
lem:  JJo  temas:  á  Sion:  No  se  enfla- 
quezcan tus  manos. 

17  Jehova  uta  en  medio  de  ti  poderoso, 


él  salvará:  alegrarse  ha  sobre  ti  con 
alegría:  callará  de  amor:  regocijarse  ha 
sobre  tí  con  cantar. 

18  Los  fastidiados  por  causa  del  tiempo 
juntaré:  tuyos  fueron:  carga  de  confu- 
sión vino  sobre  ella. 

19  He  aqui  que  yo  apremiaré  todos  tus 
,  afiladores  en  aquel  tiempo ;  y  salvaré 

la  coja,  y  recogeré  la' descarriada;  y  po- 
nerlos he  por  alabanza,  y  por  renombre 
en  toda  la  tierra  de  su  confusión. 

20  En  aquel  tiempo  yo  os  traeré,  en 
aquel  tiempo  yo  os  congregaré ;  porque 
yo  os  daré  por  renombre,  y  por  alabanza 
entre  todos  los  pueblos  de  la  tierra, 
cuando  tornaré  vuestros  cautivos  delan- 
te de  vuestros  ojos,  cUjo  Jehova. 


LA  PROFECÍA  DE  AGGEO. 


CAPITULO  I. 

Atentado  ya  «I  pmebto  Judaico  en  Jeruemlem  vuelta* 
de  la  cautividad  de  Babykmia,  H  profeta  Aogeo  fe 
reprende  y  amenaza,  porque  no  puntaban  en  reedi- 
ficar el  templo.  Tí.  Lo»  góbernadoret  del  pueblo  y 
todo  el  pueblo  obedece  d  la*  palabra»  del  profeta,  y 

'  el  edi/lcio  te  oomtenna. 

EN  el  año  segundo  del  rey  Darlo,  en 
el  mes  sexto,  en  el  primer  ola  del 
mes,  fué  palabra  de  Jehova  por  mano 
del  profeta  Aggeo,  á  Zorobabel,  hijo  de 
Salai^iel,  gobernador  de  Jada;  y  á  Jo- 
sué, hUo  de  Josedec,  gran  sacerdote,  di- 
ciendo : 

2  Jehova  de  los  ejércitos  habla  asi,  di- 
ciendo :  Este  pueblo  dice :  No  es  aun 
venido  el  tiempo,  el  tiempo  de  la  easa 
de  Jehova  para  edificarse. 

8  Fuá  pues  palabra  de  Jehova  por  ma- 
no del  profeta  Aggeo,  diciendo : 

4  ¿Tenéis  vosotros  tiempo,  vosotros, 
para  morar  en  vuestras  casas  dobladas, 
y  esta  casa  será  desierta? 

5  Pues  asi  dUo  Jehova  de  los  ejérci- 
tos :  Pensad  bien  sobre  vuestros  cami- 
nos: 

6  Sembráis  mucho,  y  encerráis  poco: 
coméis,  y  no  os  hartáis :  bebéis,  y  no  os 
embriagáis:  os  vestís,  y  no  os  calentáis; 
y  el  que  anda  á  jornal,  ^recibe  su  jornal 
en  trapo  horadado. 

7  Asi  dijo  Jehova  de  los  ejércitos:  Pen- 
sad bien  sobre  vuestros  caminos. 

8.  Subid  al  monte,  y  traed  madera,  y 
edificad  la  casa;  y  pondré  en  ella  mi  vo- 


luntad, y  honrarme  he  con  «So,  dtyo  Je- 
hova. 

9  Miraréis  á  mucho,  y  hallareis  poco ; 
y  encerraréis  en  cosa,  y  yo  lo  soplaré. 
¿Porqué?  dijo  Jehova  de  los  ejércitos. 
Por  cuanto  mi  easa  está  desierta,  y  cada 
uno  de  vosotros  corre  á  su  casa. 

10  Por  esto  se  detuvo  la  lluvia  de  los 
cielos  sobre  vosotros,  y  la  tierra  detuvo 
sus  frutos. 

11  Y  llamé  á  la  sequedad  sobre  esta 
tierra,  y  sobre  los  montes,  y  sobre  el 
trigo,  y  sobre  el  vino,  y  sobre  el  aceite, 
y  sobre  todo  lo  que  la  tierra  produce;  y 
sobre  los  hombres,  y  sobre  las  bestias,  y 
sobre  todo  trabajo  de  manos. 

19  ?  T  oyó  Zorobabel,  b^jo  de  Salathiel, 
y  Josué,  hijo  de  Josedec,  gran  sacerdote, 
y  todo  el  demás  pueblo  la  voz  de  Jehova 
su  Dios,  y  las  palabras  del  profeta  Aggeo, 
como  le  habla  enviado  Jehova  el  Dios 
de  ellos;  y  temió  el  pueblo  delante  de 
Jehova. 

18  Y  habló  Aggeo  embajador  de  Jeho- 
va en  la  embajada  de  Jehova  al  pue- 
blo, diciendo:  Yo  con  vosotros,  <Ujo 
Jehova. 

14  Y  despertó  Jehova  el  espíritu  do 
Zorobabel,  hijo  de  Salathiel,  gobernador 
de  Jada,  y  el  espirito  de  Josué,  hijo  de 
Josedec,  gran  sacerdote,  y  el  espíritu  de 
todo  el  resto  del  pueblo,  y  vinieron,  y 
hicieron  obre  en  la  casa  do  Jehova  de 
loe^rclto..uDI^ 


AGGEO. 


15  En  el  día  veinte  y  cuatro  del  mes 
sexto,  en  el  segundo  ano  del  rey  Darlo. 
CAPITULO  n. 

Exhortando  el  profeta  de  parte  de  Dtoe  d  loe  gober- 
nmdoree  del  pueblo  d  te  prosecución  del  edificio  del 
templo,  lee  da  expreea  promesa  que  atmqme  aquella 
cata  no  eea  tan  espléndida  de  oro  y  plata  como  la 
primera,  Dtoe  te  noria  $tn  comparación  mucho  ma$ 
glorioea  con  la  venida  y  presencia  de  en  Mesías, 
cuita  venida  seria  con  alboroto  de  todo  el  mundo  tfc. 
J7.  Vuelve  d  exhortarles  d  la  prosecución  del  edificio 
prometiémioh»  asistencia  de  Dios,  y  prosperidad  en 
sus  temporales,  DI  Vuelve  d  dar  promesa  de  la  «w- 
nida  del  Mesías,  cuyo  reino  triumfaria  de  todas  las 
monarquías  y  fuerzas  humanas. 

EN  el  mes  séptimo,  á  los  veinte  y 
uno,  rae  palabra  de  Jehova  por 
mano  del  profeta  Aggeo,  diciendo : 

2  Habla  ahora  á  Z  oro  babel,  hijo  de  8a- 
lathiel,  gobernador  de  Juda,  y  á  Josué, 
hijo  de  Josedcc,  gran  sacerdote,  y  al  res- 
to del  pueblo,  diciendo : 

8  ¿Quién  ha  quedado  entre  vosotros 
que  haya  vteto  esta  casa  en  sn  primera 
gloria,  y  cuál  ahora  la  veis ?  ¿Ella  no  es 
como  nada  delante  de  vuestros  ojos  ? 

4  Ahora  pues,  esfuérzate,  Zorobabel, 
dijo  Jehova:  esfuérzate  también,  Josué, 
hfyo  de  Josedcc,  gran  sacerdote;  y  es- 
fuérzate todo  el  pueblo  de  esta  tierra, 
díJo  Jehova,  y  obrad;  porque  yo  soy  con 
vosotros,  dijo  Jehova  de  los  ejércitos. 

6  La  palabra  que  concerté  con  vosotros 
en  vuestra  salida  de  Egypto,  y  mi  Espí- 
ritu está  en  medio  de  vosotros :  no  te- 


6  Porque  asf  dijo  Jehova  de  los  ejérci- 
tos: De  aquí  á  poco  yo  liaré  temblar  los 
ciclos,  y  la  tierra,  y  la  mar,  y  Ht  seca. 

7  T  haré  temblar  á  todas  nociones,  y 
vendrá  el  Deseado  de  todas  las  naciones ; 
y  henchiré  esta  casa  de  gloria,  dijo  Je- 
hova de  los  ejércitos. 

8  Mía  es  la  plata,  y  mió  es  el  oro,  dijo 
Jehova  de  los  ejércitos. 

9  La  gloria  de  aquesta  casa  postrera 
será  mayor  que  la  de  la  primera,  dfyo 
Jehova  de  los  ejércitos;  y  daré  paz  en 
este  lugar,  dtyo  Jehova  de  los  ejércitos. 

10  1T  En  veinte  y  cuatro  del  noveno 
mes,  en  el  Begundo  ano  de  Darlo,  fué  pa- 
labra de  Jehova  por  mano  del  profeta 
Aggeo,  diciendo : 

11  Asi  dijo  Jehova  de  los  ejércitos: 
Ahora  pregunta  á  los  sacerdotes  acerca 
de  la  ley,  diciendo : 

12  ¿81  llevare  alguno  las  carnes  sagra- 
das en  el  canto  de  su  ropa,  y  con  el  can- 

7W 


todem  capa  tocare  el  pan,  6  la  vianda,  6 
el  vino,  ó  el  aceite,  6. otra  cualquiera 
comida,  será  eantif cade?  Y  respondie- 
ron los  sacerdotes,  y  dijeron :  No. 

13  T  díjo  Aggeo:  ¿Si  algún  inmundo 
á  cansa  de  cuerpo  muerto  tocare  alguna 
cosa  de  estas,  será  Inmunda?  Y  respon- 
dieron los  sacerdotes,  y  dijeron:  Inmun- 
da será. 

14  Y  respondió  Aggeo,  y  dtyo :  Así  cate 
pueblo,  y  esta  nación  es  delante  de  mi, 
d\j o  Jehova;  y  asimismo  toda  obra  de  sus 
manos,  y  todo  lo  que  aquí  ofrecen,  es 
inmundo. 

15  Ahora  pues  poned  vuestro  aorazon 
desde  este  día  en  adelante.  Antes  que 
pusiesen  piedra  sobre  piedra  en  el  tem- 
plo de  Jehova: 

16  Antes  que  fuesen,  venían  al  montón 
de  veinte  hanegas,  y  habia  diez:  venían 
al  lagar  para  sacar  cincuenta  «¿Miaros  del 
lagar,  y  habia  veinte. 

17  Herios  con  viento  solano,  y  con  ti- 
zoncillo, y  con  granizo,  d  vosotros,  y  á 
toda  obra  de  vuestras  manos,  como  ai 
no  fuerais  mios,  cujo  Jehova: 

18  Poned  pues  ahora  vuestro  corazón 
desde  este  dia  en  adelante,  es  d  saber,  des- 
de el  dia  veinte  y  cuatro  del  noveno 
mes,  que  es  desde  el  dia  que  se  echó  el  ci- 
miento al  templo  de  Jehova,  poned  vues- 
tro corazón. 

19  ¿La  simiente  no  está  aun  en  el  gra- 
nero? ni  aun  la  vid,  ni  la  higuera,  ni  el 
granado,  ni  el  árbol  de  la  oliva  ha^aieti- 
do :  mas  desde  aqueste  día  daré  bendi- 
ción. 

20  1 Y  fué  palabra  de  Jehova  la  segun- 
da vez  á  Aggeo  á  los  veinte  y  cuatro  del 
mismo  mes,  diciendo : 

21  Habla  á  Zorobabel,  gobernador  de 
Juda,  diciendo:  Yo  hago  temblar  los 
cielos  y  la  tierra; 

28  Y  trastornaré  el  trono  de  los  reinos, 
y  destruiré  la  fuerza  del  reino  de  las 
gentes;  y  trastornaré  el  carro  y  los  que 
en  él  suben,  y  descenderán  los  caballos 
y  los  que  en  ellos  suben,  cada  cual  con 
la  espada  de  su  hermano. 

28  En  aquel  dia,  dice  Jehova  de  los 
ejércitos,  te  tomaré,  ó!  Zorobabel,  hijo 
de  Salathiel,  siervo  mío,  dijo  Jehova,  y 
ponerte  he  comp  anillo  de  sellar;  por- 
que yo  te  escogí,  dice  Jehova  de  los 
ejércitos. 


Digitized  by  VjOOglC 


ZACHARIAS   PROFETA. 


CAPITULO  I. 

Exhorta  al  pueblo  d  arrepentimiento.    II.  Prometa 
Dios  (i  su  iglesia  su  restauración.   W.  Y  la  ruinad* 


EN  el  mes  octavo,  en  el  ano  segundo 
de  Darío,  fué  palabra  de  Jehova  á 
Zaeharias  profesa,  htyo  de  Barachias,  hUo 
de  Addo,  diciendo: 

2  Airóse  Jebova  con  Ira  centra  vuestros 
padres. 

3  Decirte»  tías  pues:  Asi  dijo  Jebova 
de  los  ejércitos:  Volveos  á  mí,  dtyo  Je- 
hora  de  tos  ejército*,  y  yo  me  roiveró  á 
vosotros,  dtfo  Jehova  de  los  ejércitos. 

4  No  seáis  como  vuestros  padrea,  á  los 
cualea  dieron  voces  aquellos  profetas  pri- 
meros, diciendo:  Asi  dtyo  Jebova  de  los 
ejércitos :  Volveos  ahora  de  vuestros  ma- 
los caminos,  y  de  vuestras  malas  obras; 
y  nunca  oyeron,  ni  me  escucharon,  dtfo 
Jebova. 

5  ¿Vuestros  padres,  dónde  están?  ¿y 
los  profetas,  han  de  vivir  para  sieuv- 
pre? 

6  Con  todo  esto,  mis  palabras,  y  mis  or- 
denanzas que  mandé  á  mis  siervos  los 
profetas,  ¿no  comprendieron  á vuestros 
padres?  los  cuales  se  volvieron,  y  die- 
ron :  Como  Jebova  de  tos  ejércitos  pensó 
tratarnos  conforme  á  nuestros  caminos, 
y  conforme  á  nuestras  obras,  asi  lo  biso 
con  nosotros. 

7  f  Aios  veinte  y  cuatro  del  mes  once- 
no, qne  es  el  mes  de  Sebatb,  en  el  ano 
segundo  de  Darlo,  fué  palabra  de  Jehova 
á  Zaehartas  profeta,  hijo  de  Baracbias, 
bflo  de  Addo,  diciendo :        * 

8  Vi  una  noehe,y  he  aquí  un  varón  que 
cabalgaba  sobre  un  caballo  bermejo,  el 
cual  estaba  entro  tos  arrayanes  que  están 
en  la  hondura;  y  detrás  de  él  ataban  ca- 
ballos bermejos,  overos,  y  blancos. 

9  Y  yo  dfye:  ¿Quién  ton  estes,  Señor 
mió?  y  dfjome  el  ángel  que  nublaba  con- 
migo :  To  te  ensenaré  quién  ton  estos. 

^  10  Y  aquel  varón  que  estaba  entre  los 
arrayanes  respondió,  y  dtfo:  Estos  ton 
los  qne  Jebova  ha  enviado,  para  que  an- 
den la  tierra. 

11  Y  ellos  hablaron  á  aquel  ángel  de  Je- 
hova, que  estaba  entre  los  arrayanes,  y 
dyemn:  fiamos  andado  la  tierra,  y  he 


'aquí  que  toda  la  tierra  está  repasada  y 
quieta. 

12  Y  respondió  el  ángel  de  Jehova,  y 
dijo:  O!  Jehova  de  toa  ejércitos,  ¿basta 
cuándo  no  habrás  piedad  de  Jerusalem,  y 
de  las  ciudades  de  Juda,  con  las  cuales 
has  estado  airado  ya  bu  setenta  anos  ? 

18  Y  Jehova  respondió  buenas  palabras, 
palabras  consolaioiias  á  aquel  ángel  qne 
hablaba  conmigo. 

14  Y  dUome  el  ángel  que  hablaba  con- 
migo: Clama,  diciendo:  Asi  dijo  Jehova. 
de  los  ejércitos:  Zelé  á  Jerusalem,  y  á 
Slon  con  gran  zelo ; 

16  Y  con  grande  enojo  estoy  airado  con- 
tra las  gentes  que  están  reposadas;  por- 
que yo  estaba  enojado  un  poco,  y  ellos 
ayudaron  para  el  mal. 

16  Por  tanto  asi  dtfo  Jebova :  To  me  he 
tomado  á  Jerusalem  con  miseraciones : 
mi  casa  será  edificada  en  ella,  dice  Jebo- 
va de  tos  ejécritos,  y  cordel  de  albanil 
será  tendido  sobre  Jerusalem. 

17  Clama  aun,  diciendo :  Asi  dice  Je- 
hova de  tos  ejércitos;  Aun  serán  mis 
ciudades  esparcidas  por  la  abundancia 
del  bien ;  y  aun  consolará  Jebovaá&ion, 
y  escogerá  aun  á  Jerusalem. 

18  Y  alcé  mis  ojos,  y  miré*  y  be  aqui 
cuatro  cuernos* 

19  Y  d\Je  al  ángel  que  hablaba  conmi- 
go: ¿Qué  ton  estos?  y  respondióme: 
Éstos  son  los  cuernos  qne  avontaeon  á 
Juda,  á  Israel,  y  á  Jerusalem. 

20  Y  mostróme  Jebova  cuatro  curpln- 
teros. 

21  Y  yo  dtfe :  ¿  Qué  vienen  estos  á  ha- 
cer? Y  respondióme,  diciendo:  Estos 
son  los  cuernos  que  aventaron  á  Juda, 
tanto  que  ninguno  alzó  su  cabeza;  y  es- 
tos han  venido  para  hacerlos  temblar,  y 
para  derribar  los  cuernos  de  las  gentes, 
que  alzaron  el  cuerno  sobre  la  tierra  de 
Juda  para  aventarla. 

CAPITULO  n. 

Es  mostrada  al  profeta  la  restauración  gloriom  del 
reino  de  Cristo  u  m  amputad,  en  ha  f  gara  de  ia  Je- 


YALCÉ  mis  ojos,  y  miré,  y  he  aquí 
un  varón  que  tenia  en  su  mano  un 
cordal  de  medir. 
2  Yódele:  ¿Wnde  vas?    Y  él  me  res- 


ZAGHARIAS. 


pondló :  A  medir  á  Jerusalem,  pan  ver 
cuanta  es  su  anchura,  y  cuanta  es  su  lon- 
gitud.     ■ 

3  Y  hé  aquí,  que  salla  aquel  ángel  que 
hablaba  conmigo,  y  otro  ángel  le  salla  al 
encuentro, 

4  Y  dejóle:  Corre,  habla  á  este  moro,* 
diciendo :  Sin  muros  será  habitada  Jeru- 
salem á  cansa  de  la  multitud  de  los  hom- 
brea, y  de  las  bestias,  que  miarán  en  me- 
dio de  ella. 

6  Yo  seré  á  ella,  dijo  Jehova,  muro  de 
fuego  en  derredor,  y  seré  por  gloria  en 
medio  de  ella. 

8  ¡Oh,  oh!  Huid  de  la  tierra  del  aqui- 
lón dice  Jebova ;  porque  por  tos  cuatro 
Tientos  de  los  délos  os  esparcí,  dfyo  Je- 
bova. 

7  Ot  Sion,  la  que  moras  con  la  hfya  de 
Babylonla,  escápate. 

8  Porque  asi  dfyo  Jehova  de  los  ejérci- 
tos; Despoje  de  la  gloria  él  me  enviará 
á  las  naciones,  que  os  despojaron ;  por- 
que el  que  os  toca,  toca  á  la  nina  de  su 
ojo. 

9  Porque  he  aquí  que  yo  alzo  mi  mano 
sobre  ellos,  y  serán  despojo  á  sns  sier- 
vos ;  y  sabréis  qne  Jebova  de  los  ejérci- 
tos me  envió. 

10  Canta,  y  alégrate,  hija  de  Sion ;  por- 
que he  aqni  que  vengo;  y  moraré  en 
medio  de  ti,  dtyo  Jebova. 

11  Y  allegarse  han  machas  naciones  á 
Jebova  en  aquel  dia,  y  serme  han  por 
pueblo,  y  moraré  en  medio  de  ti ;  y  en- 
tonces conocerás  que  Jebova  de  los  ejér- 
citos me  ha  enviado  á  tí : 

19  Y  Jehova  poseerá  á  Juda  su  heredad 
en  la  tierra  santa,  y  escogerá  aun  á  Jeru- 
salem. 

18  Calle  toda  carne  delante  de  Jehova; 
porque  él  se  ha  despertado  de  su  santa 
morada. 

CAPITULO  m. 

Muestra  Dios  al  profeta  en  la  figura  de  Jante  el  gran 
sacerdote  la  restitución  del  sacerdocio  f  culto  d 
pssarde  Satdn  qmiokabia  todo  tan  aaohsds.  II. 
Prométese  la  venida  del  Mesías,  cuma,  sabiduría  y 
providencia  v  firmeza  se  declara  por  la  ri*ion  de 
una  piedra  labrada  de.  mano  de  Dios  con  siete  ojos : 
la  justicia  y  reposo  ove  por  tí  habría  en  su  pueblo. 

Y  MOSTRÓME  á  Josué  el  gran  sa- 
cerdote, el  cual  estaba  delante  del 
ángel  de  Jehova;  y  Satán  estaba  á  su 
mano  derecha  para  serle  adversarlo. 
2  Y  <Hjo  Jehova  á  Satán :  Jehova  te  cas- 
tigue, ó !  Satán :  Jehova,  que  ha  escogido 
á  Jeruaalem  te  castigue:  ¿No  es  este 
tizón  escapado  del  incendio  ? 
7» 


8  Y  Josué  estaba  vestido  de  veetimen- 
tos  viles,  y  estaba  delante  del  ángel 

4  YbaWÓ,  y»  dijo  á  los  que  estaban  de- 
lante tic  si,  diciendo :  Quitadle  esos  vea- 
Unientes  viles.  Y  á  él  dijo :  Mira  que 
he  hecho  pasar  tu  pecado  de  ti,  y  te  he 
hecho  vestir  de  ropas  nuevas. 

5  Y  dije:  Pongan  mitra  limpia  sobre 
su  cabeza.  Y  pusieron  una  mitra  lim- 
pia sobre  su  cabeza,  y  vistiéronle  de 
ropas.  Y  el  ángel  de  Jehova  estaba  en 
pié. 

6  Y  el  ángel  de  Jehova  protestó  al 
mismo  Josué,  diciendo : 

7  Asi  diee  Jehova  délos  ejércitos:  81 
anduvieres  por  mis  caminos,  y  si  guar- 
dares mi  observancia,  también  tú  gober- 
narás mi  casa,  también  tú  guardarás  mis 
patios ;  y  entre  estos  qne  aquí  están  te 
daré  plaza, 

8  f  Escucha  pues  abona  Josué,  gran  sa- 
cerdote, tú  y  tus  amigos  que  se  sientan 
delante  de  tí,  porque  son  varones  prodi- 
giosos :  He  aquí  que  yo  traigo,  á  mi  sier- 
vo RENUEVO. 

9  Porque  he  aquí  aquella  piedra  que 
puse  delante  de  Josué,  sobre  2a  cual  una 
piedra  hay  siete  ojos :  he  aquí  que  yo 
esculpiré  su  escultura,  dice  Jehova  de 
los  ejércitos,  y  quitaré  el  pecado  de  la 
tierra  en  un  día. 

10  En  aquel  día,  dtoe  Jehova  de  loa 
ejércitos,  cada  uno  de  vosotros  llamará 
á  su  campanero  debajo  de  su  vid,  y  de- 
bajo de  su  higuera. 

CAPITULO  IV. 

En  la  vvdon  de  un  candelera  y  na  lamparas  u  mas 
aceitero*,  u  de  dos  olivas  que  destilan  el  óleo  con 
que  la  lúa,  do  las  Irimmaras  os  mntretmida,  muestra 
Dios  al  profeta^  mrotidencia  en  su  tatemo  admümio" 
trada  por  el  medio  de  sus  fieles  ministros,  del  núme- 
ro de  los  cuales  dice  ser  Zorobébel,  por  cuma  mana 
habUdsmrreodifieadoolteotmU. 

YVOWHÓ  el  ángel  que  habíanla  con- 
migo, y  despertóme,'  como  un  hom- 
bre que  es  despertado  de  ett  suefto, 

8  Y  dijome:  ¿Qué  ves?  Y  respondí: 
Vi,  y  he  aqni  un  eaadelero  todo  de  oro, 
y  su  bacía,  sobre  su  cabeza,  y  sua  siete 
lámparas  sobre  él,  siete ;  y  las  lámparas 
que  mitán  sobre  su  cabeza,  tienen  siete 
vasos.* 

8  Y  dos  olivas  esfcfrt  sobre  él,  la  una  á 
la  mano  derecha  de  la  bada,  y  la  otra  á 
su  mano  izquierda. 

4  Y  hablé,  y  d|je  á  aquel  ángel  qne  ha- 
blaba conmigo,  diciendo  i  ¿Qué  es  esto, 
Sefiermto? 

5  Y  aouel  ángel  quahabiaha  «migo. 


ZACHARIASv 


napcméito,  y  dtfomeí  |lfo  sebes  que  es 
esto  ?  Y  dQe :  No»  Beflbr  mío. 
•  Entonces  respondió,  y  me  bebió,  <B- 
eieudo :  Seta  es  palabra  de  Jebova  á  Zo- 
robabel en  que  ee  dice :  No  con  ejército, 
ai  con  fuerza:  mee  con  mi  Espirite,  dijo 
Jebova  de  los  ejércitos. 

7  {Quién  eres  tú,  61  gran  monte,  de- 
lante de  Zorobabel  ?  en  llanura.  El  sa- 
cará Ja  primera  piedra  con  algazaras : 
Orada,  gracia  á  ella. 

8  Y  lué  palabra  de  Jebova  á  mi,  di- 
ciendo: 

0  Las  manos  de  Zorobabel  cebarán  el 
fundamento  á  esta  casa,  y  sus  manos  la 
acabarán ;  y  conocerás  que  Jebova  de  loe 
ejércitos  me  enrió"  á  "vosotros. 

10  Porque  los  que  menospreciaron  el 
dia  de  loe  pequefios  primeipüx,  se  alegra- 
rán, y  verán  la  piedra  de  estaño  en  la 
mano  de  Zorobabel.  Aquellas  siete  txm 
los  o)os  ée  Jebova  extendidos  por  toda 
la  tierra. 

11  Hablé  mas,  y  dijele:  ¿Qué  *ign\flean 
estas  dos  olivas  á  la  mano  derecha  del 
eandelero,  y  á  su  mano  Izquierda? 

12  T  bable  la  segunda  ves,  y  le  dfye: 
l  Qué  *tgnfflcan  las  dos  ramas  de  olivas 
que  etMén  en  los  vasos  de  oro,  que  revier- 
ten de  si  oro  ? 

18  T  respondióme,  diciendo:  ¿No sa- 
bes qué  es  esto  ?   Y  dyc:  Sefior  mío,  no. 

14  Y  él  dijo :  Estos  dos  btyos  de  aceite 
ton  los  que  están  delante  del  Sefior  de 
toda  la  tierra. 

CAPITULO  V. 

Maostra  Dios  ol  profeta  en  ana  figura  H  castigo  do 
lo»  saqueadores  del  pueblo  de  Dio*,  9  do  loo  hipócri- 
ta*.   11.  En  otra,  el  castigo  do  loo  (AaUooo,  singu- 


Y  TÓRNEME,  y  alcé  mis  ojos,  y  mi- 
ré, y  he  aqui  un  volumen  que  vo- 
laba. 

9  Y  dtyotne.  ¿Qué  ves?  Y-respondi: 
Veo  un  volumen  vetante  de  veinte  co- 
dos de  largo,  y  diez  codos  en  ancho. 

3  Y  dijome :  Esta  es  la  maldición  que 
sale  sobre  la  haz  de  toda  la  tierra;  por- 
que todo  aquel  que  harta,  (como  etéá  de 
la  una  parte  del  volumen)  será  destruido ; 
y  todo  aquel  que  Jura,  (como  está  de  la 
otra  parte  del  volumen)  será  destruido. 

4  Yo  la  sacaré,  dfyo  Jebova  de  los  ejér- 
citos, y  vendrá  á  la  easa  del  ladrón,  y  á  la 
easa  del  que  Jura  en  m!  nombre  (atea- 
mente ;  y  permanecerá  en  medio  de  su 
easa,  y  consumirla  ha,  con  sus  maderas, 
y  sus  piedras. 

5  Y  salió  aquel  ángel  fie  hablaba  coz> 


migo,  yéteme*  Alza  abura  tus  ojos,  y 
mira  que  es  esto  que  sale. 
G  Y  dije:  ¿Qué  es?   Yél  cnjo:  Estaos 
la  medida  que  sale.    Y  dijo:  Este  es  el 
ojo  que  los  mira  en  toda  la  tierra. 

7  Y  he  aqui  que  traían  un  talento  de 
plomo,  y  una  muger  estaba  asentada  en 
medio  de  aquella  medida. 

8  Y  dijo :  Esta  en  la  maldad,  y  la  echó 
dentro  de  la  medida,  y  sobó  la  piedra  de 
plomo  en  su  boca.  ¿ 

9  Y  alcé  mis  ojos,  y  miré,  y  be  aqui  dos  " 
mugeres  que  sallan,  y  traían  viento  en 
sus  alas,  y  tenían  alas  como  de  cigüeña; 

y  alzaron  la  medida  entre  la  tierra  y  loe 
cielos. 

K)  Y  dije  á  aquel  ángel  que  hablaba 
conmigo:  ¿Dónde  llevan  estas  la  me- 
dida? 

11  Y  él  me  respondió :  Para  que  le  sea 
edificada  casa  en  tierra  de  Seenaar,  y 
será  asentada,  y  puesta  aHi  sobre  su 
asiento. 

CAPITULO  VL 

La  visúm  do  loo  omatro  corroo.    JL  Jmimm  Dkm  om 

singular  favor  y  promesas  gloriosa*  d  Jome  el  gran 
sacerdote  por  el  profeta  en  figura  de  Cristo  para  la 
restauración  do  su  testpio* 

Y  TÓRNEME,  y  alcé  mis  ojos,  y  mi- 
ré, y  he  aqui  cuatro  carros  que  sa- 
lían de  entre  dos  montes;  y  aquellos 
montes  eran  de  metal. 

2  En  el  primer  carro  habla  caballos  ber- 
mejos, y  en  el  segundo  carro  caballos 
negros,  ■ 

3  Y  en  el  tercer  carro,  caballos  blancos, 
y  en  el  cuarto  carro  caballos  overos,  ru- 
cios rodados. 

4  Y  respondí,  y  dtye  al  ángel  que  ha- 
blaba conmigo:  Señor  mió,  ¿qué  es 
esto? 

5  Y  el  ángel  me  respondió,  y  díjorac: 
Estos  ton  los  cuatro  vientos  de  los  cic- 
los, que  salen  de  donde  están  delante  del 
Señor  de  toda  la  tierra. 

6  En  el  que  estaban  los  caballos  negros, 
salieron  hacia  la  tierra  del  aquilón;  y 
los  blancos  salieron  tras  ellos;  y  los 
overos  salieron  hacia  la  tierra  del  me- 
diodía. 

'  7  Y  los  rucios  salieron,  y  procuraron 
de  ir  á  andar  la  tierra.  Y  dijo:  Id,  an- 
dad la  tierra ;  y  anduvieron  la  tierra. 

8  Y  me  llamó,  y  hablóme,  diciendo: 
Mira,  los  que  salieron  bada  la  tierra  del 
aquilón,  hicieron  reposar  mi  Espíritu  en 
la  tierra  del  aquilón. 

9  1 Y  fué  palabra  de  Jebova  á  mi,  di- 
deudo: 

7V7 


ZACHARIAS. 


10  Toma  dele»  que  iommron  del  omH- 
yerio,  u  á  saber,  délo*  del  Unage  de  Hol- 
dai,  y  de  Tobías,  y  de  Idaia,  y  vendrás 
tú  en  aquel  dia,  y  entrarás  en  cesa  de 
Josiss,  htyo  de  Sopáoslas,  loe  cuales  vol- 
vieron  de  Babytooia: 

11  Y  tomarás  plata  y  oro,  y  tenas  coro- 
na*, y  ponerlas  has  en  la  cabeza  de  Jo- 
sué, hjjo  de  Josedee,  el  gran  sacerdote. 

12  Y  hablarle  bes,  diciendo:  Asi  habló 
Jehova  de  los  ejércitos,  diciendo:  He 
aquí  el  varón  cuyo  nombre  es  RENUE- 
VO» el  cual  retoñecerá  de  debajo  de  si,  y 
edificara  el  templo  áe  Jehova, 

13  £1  educará  el  templo  de  Jehova,  y 
él  llevará  gloria,  y  se  asentará,  y  domi- 
nará en  su  trono;  y  será  sacerdote  en  su 
trono;  y  consejo  de  paz  será  entre  am- 
bos á  dos. 

14  Y  Helen,  y  Tornee,  y  Idaia,  y  Henei, 
mjo  de  Sopboniaa,  tendrán  coronas  por 
memorial  en  el  templo  de  Jehova. 

15  Y  los  que  están  lejos  vendrán,  y  edi- 
ficarán en  el  templo  de  Jehova ;  y  cono- 
ceréis qne  Jehova  de  los  ejércitos  me  ha 
enviado  á  vosotros;  y  será,  si  oyendo 
oyereis  la  voz  de  Jehova  vuestro  Dios. 

CAPITULO  TH. 

Enviando  loe  que  aun  citaban  en  Babylonia  d  Jerusa- 
lemdconmtttnr  é  Jo»  eaecrdote»  y  pra/kta»,  ti  aun 
celebrarían  con  ayuno  y  lato  «l  dia  do  la  asoksoion 
del  templo  y  de  «k  total  cautiverio,  visto  que  ya  el 
plato  de  los  T0  años  que  Dio»  les  había  señalado  por 
Jeremía» (copiado  85.  ll.)«r«  cumplido,  y  Dio»  ha 
comenzaba  d  dar  tétales  cierta»  de  $m  demencia 
con  la  reedificación  del  templo  ifc.  el  profeta  le» 
trae  d  la  memoria  como  Ion  castioos  pasado»  habían 
sido  cumplimiento  de  km  amenaza»  de  Dio»  contra 
lo»  que  no  habían  querido  oir  d  mu  profeta*. 

Y  ACONTECIÓ  que  en  el  ano  cuarto 
del  rey  Darlo  fué  palabra  de  Jehova 
á  Zacharias,  á  los  cuatro  del  mes  nove- 
no, que  es  Caslea : 

2  Cuando  fué  enviado  á  la  casa  de  Dios 
Sarasar,  y  Rogommelech,  con  sus  varo- 
nes, á  orar  á  la  faz  de  Jehova : 

3  Y  á  decir  á  los-  sacerdotes  qne  esta- 
ban en  la  casa  de  Jehova  de  los  ejércitos, 
y  á  los  profetas,  diciendo:  ¿Lloraremos 
en  el  mes  quinto?  ¿haremos  abstinen- 
cia como  habernos  hecho  ya  algunos 
anos? 

4  Y  fué  palabra  de  Jehova  de  los  ejér- 
citos á  mi,  diciendo: 

5  Habla  á  todo  el  pueblo  de  esta  co- 
marca, y  á  los  sacerdotes,  diciendo: 
Cuandp  ayunasteis  y  llorasteis  en  el 
quinto,  y  en  el  séptimo  me*  estos  seten- 
ta, años,  ¿habéis  ayunado  ayuno  para 
mi? 


d  Y  cuando  coméis,  y  bebéis,  ¿no  co- 
méis y  bebéis  para  vosotros  ? 

7  ¿  No  son  estas  tes  palabras,  que  pre- 
gonó Jehova  por  mano  de  los  profeta* 
primeros,  cuando  Jernsalem  estaba  ha- 
bitada y  quieta,  y  ovando  ene  ciudades  cu 
sus  al  derredor©*,  y  el  mediodía,  y  ls> 
campiña,  se  habitaban  ? 

8  Y  fué  palabra  de  Jehova  á  Zacharias, 
diciendo: 

9  Asi  habló  Jehova  de  los  ejércitos,  di- 
ciendo: Juagad  Juicio  verdadero,  y  na- 
ced misericordia  y  piedad  cada  cual  con 
su  hermano: 

10  No  agraviéis  la  viuda,  ni  al  huérnv 
no,  ni  al  extraugero,  ni  al  pobre :  ni  nin- 
guno piensa  mal  en  su  corazón  contra 
su  hermano, 

11  Y  no  quisieron  escachar,  antes  die- 
ron hombro  rebelador,  y  agravaron  sus 
orejas  para  no  oír 

12  Y  pusieron  su  corazón  come  diaman- 
te para  no  oir  la  ley,  ni  las  palabras  qua 
Jehova  de  los  ejércitos  enviaba  por  su 
Espíritu,  por  mano  de  los-  profeta»  pri- 
meros ;  y  fué  hecho  grande  castigo  por 
Jehova  de  los  ejércitos» 

13  Y  aconteció,  qne  como  él  clamo,  y 
no  oyeron,  asi  ellos  clamaron,  y  yo  no  oí, 
djjo  Jehova  de  los  ejércitos. 

14  Y  esparmlos  con  torbellino  por  to- 
das las  naciones  que  ellos  no  conocie- 
ron; y  la  tierra  fué  asolada  detrás  de 
ellos  de  yentes  y  visión  tes;  y  la  tierra 
deseable  tornaron  en  asolamiento. 

CAPITULO  ym.  _ 

Responde  a  la  pregunta  et/e*zduetoios,  y  a<dudemjope*s» 
meta»  de  m  entera  twtertad  que  lee  dnn  coreana 
con  grande  gloria,  para  la  cual  le»  demanda  fé.  JL 
Y  para  conservarse  en  eBa,  después  de  remHtnwmmen 
la  tierra,  piadosa  vida. 

Y  FUÉ  palabra  de  Jehova  de  los  ejér- 
citos, diciendo : 

2  Asi  d\¡o  Jehova  de  los  ejércitos :  Yo 
zelé  á  Sion  de  gran,  zelo,  y  con  grande 
ira  la  zelé. 

8  Asi  dyo  Jehova:  7o torné  áSion.y 
moraré  en  medio  de  Jernsalem ;  y  Jera* 
salem  se  llamará  ciudad  de  verdad,  y  el 
monte  de  Jehova  de  los  ejércitos,  monte 
de  santidad. 

4  Asi  xüjo  Jehova  de  los  ejércitos: 
Aun  han  de  morar  viejos  y  viejas  en  las 
plazas  de  Jernsalem  ;  y  cada  cual  feaéYd 
bordón  en  su  mano  por  la  multitud  da 
los  días» 

5  Y  las  eslíes  de  la  ciudad  sarán  llenas 
de  muchachos  y  muchachas,  que  jmm- 
rán  en  sus  palles»     .s-^ 

Digitized  by  VjOOQIC 


ZACEARÍAS, 


6  Afi  dice  Jehova  d*  los  eJézeHos:  84 
esto  parecerá  dificultoso  delante  de  loe 
ojos  del  resto  de  este  pueblo  en  aqmellos 
días,  también  será  dificultoso  delante  de 
mis  ojos,  dijo  Jehova  de  loe  ejércitos. 

7  Asi  dtyo  JeboTa  de  loe  ejércitos:  He 
aqui  qne  yo  salvo  mi  pueblo  de  la  tierra 
del  oriente,  7  de  la  tierra  donde  se  pone 
el  sol 

8  Y  traerlos  be,  7  habitarán  en  medio 
de  Jeruealcm,  7  serme  han  por  pueblo,  7 
70  seré  á  ellos  por  Dios  con  verdad  y  con 
justicia. 

9  Asi  dijo  Jehova  de  los  ejércitos :  Es- 
fuércense vuestras  manos  de- vosotros, 
los  que  oís  en  estos  dias  estas  palabras 
déla  boca  de  los  profetas,  desde  el  dia 
que  se  echó  el  cimiento  A  la  casa'de  Je- 
hova de  los  ejércitos,  para  edificar  el 
templo. 

10  Porque  antes  de  estos  dias  ao  ha  ha* 
bido  paga  de  hombre,  ni  paga  de  bestia, 
ni  hubo  paz  alguna  para  entrante  ni  para 
saliente,  á  causa  de  la  angustia;  porque 
70  incité  todos  los  hombres,  cada  cual 
contra  su  compañera. 

11  Mas  ahora  no  haré  con  el  resto  de 
este  pueblo  como  en  aquellos  dias  pasa- 
dos, dyo  Jehova  de  los  ejércitos. 

12  Porque  la  simiente  de  la  pas  quedar 
rá:  la  vid  dará  su  fruto,  y  la  tierra  dará 
su  fruto,  7  loe  cielos  darán  su  rodo ;  7 
haré  que  el  resto  de  este  pueblo  posea 
iodo  esto. 

13  T  será  que  como  fuisteis  maldición 
entre  las  gentes,  ó !  casa  de  Juda,  y  ca- 
sa de  Israel,  así  os  salvaré,  para  qne 
seáis  bendición.  No  temáis,  mas  esfuér- 
cense vuestras  manos. 

14  Porque  asi  dtfo  Jehova  de  los  ejérci- 
tos: Como  pensé  haceros  mal,  cuando 
vuestros  padres  me  provocaron  á  ira, 
«itfo  Jehova  de  los  ejércitos,  y  no  me  ar- 
repentí; 

15  Asi  tornando  he  pensado  de  hacer 
bien  á  Jcrusalem,  y  á  la  casa  de  Juda  en 
estos  dios:  no  temáis. 

16  t  Estas  son  las  cosas  que  haréis : 
Hablad  verdad  cada  cual  con  su  prójimo ; 
juzgad  en  vuestras  puertas  verdad  y  jui- 
cio de  paz: 

17  Y  ninguno  de  vosotros  piense  mal 
en  su  corazón  contra  su  prójimo;  ni 
améis  juramento  falso ;  porque  todas  es- 
tas cosas  son  las  que  yo  aborrezco,  djjo 
Jehova, 

18  T  fué  palabra  de  Jehova  de  los  ejér- 
citos á  mí,  diciendo; 


1»  Asi  d^jo  Jehova  de  los  ejéesÉ tos:  El 
ayuno  del  cuarto  ****,  y  el  ayuno  del 
quinto,  y  el  ayuno  del  séptimo,  y  el  ayu- 
no del  décimo  se  tomará  á  la  casa  de  Ju- 
da en  gozo,  y  en  alegría,  y  en  solemni- 
dades festivo*.  Amad  pues  verdad,  y  paz. 

30  Asi  dijo  Jehova  de  tos  ejércitos:  Aun 
vendrán  pueblos,  y  moradores  de  ma- 
chas ciudades. 

81  Y  vendrán  los  mofadores  de  la  una 
á  la  otra,  y  dirán :  Vamos  para  orar  á  la 
faz  de  Jehova,  y  busquemos  á  Jehova  de 
los  ejércitos.    Yo  también  Iré. 

23  Y  vendrán  muchos  pueblos,  y  fuer- 
tes naciones  á  buscar  á  Jehova  de  los 
ejércitos  en  Jerusalem,  y  á  orar  á  le  las 
de  Jehova. 

28  Asi  dUo  Jehova  de  los  ejércitos:  En 
aquellos  días  acontecerá  que  dies  varones 
de  todas  los  lenguas  de  las  naciones  tra- 
barán de  la  halda  del  varón  Judio,  di- 
ciendo :  Vamos  con  vosotros,  porque  he* 
mos  oído,  que  Dios  es  eos  vosotros. 
CAPITULO  IX. 

M^PO»igUweU9a  On  ta  reOpueewa  a  90*  t»WMtwO0  fBff  0W»  Ce* 

f<iwm  ra  Bahgionia  projetixa  cJeearuocioui  •  tana»  ttt 
enemigo»  de  m  pueblo  que  estaban  eneusal  derredo- 
ree,  d  Sgria,  d  Bmatn,  4  Twro,4  Mrfon,  d  lo»  Palée- 
thim*,  de  loe emole» promete  que  aigmn i ■  m  luwwif» 
rdnd  $m  pueblo.  //.  IWfot  la  reñida  t/ttMcéimtde+ 
cribiéndola  ron  tota*  la»  circttnrtancku  de  kumit- 
dad  con  que  lo*  euemgeiieta»  cuentan  que  entró  en 
Jerutoicm,  la  propagación  de  cago  reino  glorwooo  ec- 
ra\  no  con  arma»  (ka  emole»  date»  destruiré  efe  tu 
pueblo)  ma»  con  la  predicación  del  evangelio  de  pax. 
11  í.  Denuncia  H  fo  congregación  de  lo»  Judió»  de 
Bubulouiu  $u  Hartad  en  virtud  del  coacierto  de 
Dio»,  d  loe  cmale»  exhorta  d  gue  m  tengan  d  Jt  moa 
lem,  donde  k»  promete  doblado»  biene*  de  lo  qne  tu- 
vierondamm\  amparo  de  Diee,guioiorkt  de  *u»  ene- 


CAROA  de  la  palabra  de  Jehova  con- 
tra tierra  de  Hadrach,  y  de  Damas* 
cosu reposo;  porque á  Jehova  siCd»  trust* 
loe  los  ojos  de  los  hombres,  y  de  todas 
las  tribus  de  Israel, 

2  Y  también  Emath  tendrá  término  en 
ella ;  Tyro,  y  Sidon,  aunque  muy  sabia 
sea: 

8  Porque  Tyro  se  edificó  fortaleza: 
amontonó  plata  como  polvo,  y  oro  como 
lodo  de  le¿  calles. 

4  He  aquí  que  el  Señor  la  empobrecerá, 
y  herirá  en  la  mar  su  fortaleza,  y  ella  se- 
rá consumida  de  fuego. 

5  Ascolon  verá,  y  temerá:  Gaza  tam- 
bién dolerse  ha  en  gran  manera,  también 
Accaron;  porque  su  esperanza  será  aver- 
gonzada; y  de  Gaza  se.  perderá  el  rey,  y 
Ascalon  no  se  habitará. 

0  Y  habitará  en  Azoto  extrangero,  y  yo 
talaré  la  soberbia  de  los  Palesthinos. 

Digitized^GC 


ZAGHABIAS, 


7  Y  yo  quitaré  sus  sangres  de  en  boca, 
y  sus  abominaciones  de  sus  dientes;  y 
quedarán  ellos  también  para  nuestro 
Dios,  y  serán  como  capitanes  en  Juda,  y 
Accaron  como  el  Jebuseo. 

8  Y  seré  como  real  de  ejército  á  mi  casa, 
del  que  va  y  del  que  viene,  ni  mas  pasa- 
rá sobre  ellos  angustiador;  porque  ahora 
miré  con  mis  ojos. 

9  %  Alégrate  mucho,  hija  de  Sion,  jubi- 
la, hija  de  Jerusalem.  He  aquí  que  tu 
Bey  Tendrá  á  ti,  Justo  y  Salvador,  pobre 
y  cabalgando  sobre  un  asno,  y  sobre  un 
pollino  lujo  de  asna. 

Í0  Y  de  Epbralm  talaré  los  carros,  y  los 
caballos  de  Jerusalem;  y  los  arcos  de 
guerra  serán  quebrados ;  y  hablará  paz  á 
las  gentes ;  y  su  señorío  mrá  de  mar  á 
mar,  y  desde  el  rio  hasta  los  fines  de  la 
tierra. 

11  \  Y  tú  también  por  la  sangre  de  tu 
concierto  serás  salva,  yo  he  sacado  tus 
presos  del  aljibe  en  que  no  hay  agua. 
.  12  Tornaos  á  la  fortaleza,  ó !  presos  de 
esperanza :  hoy  también  os  anuncio  que 
os  daré  doblado. 

13  Porque  yo  entesé  para  mi  á  Juda  co- 
mo arco :  henchí  á  Ephraim,  y  desperta- 
ré tus  hijos,  6 !  Sion,  contra  tus  bljoe,  ó ! 
Grecia;  y  ponerte  he  como  espada  de 
valiente. 

14  Y  Jehova  será  visto  sobre  ellos,  y  su 
dardo  saldrá  como  relámpago;  y  el  Se- 
ñor Jehova  tocará  trompeta,  y  irá  como 
torbellinos  del  austro. 

15  Jehova  de  los  ejércitos  los  amparará, 
y  tragarán,  y  sujetarlos  han  á  los  pie- 
dras de  la  honda;  y  beberán,  y  harán  bra- 
midos como  tomado*  del  vino,  y  henchir- 
se han  como  un  cuenco,  ó  como  los  la- 
dos del  altar. 

16  Y  salvarlos  ha  en  aquel  día  el  Dios 
de  ellos  Jehova  como  á  rebaño  de  su 
pueblo ;  porque  serán  engrandecidos  en 
su  tierra  como  piedras  predotas  de  co- 
rona. 

17  Porque  ¿cuánta  es  su  bondad,  y 
cuánta  su  hermosura?  El  trí^p  alegrará 
á  los  mancebos,  y  el  vino  á  las  doncellas. 

CAPITULO  X. 

Dttpum  qm  ka  hecho  la*  prometa»  Outtree  del  Metió* 
g  de  tu  giorioto  reino,  exhorta  á  qm  demanden  con 
imtancia  tu  cumplimiento  por  mombre  de  Otaria  á 
Dio*,  prometiendo  qm  él  la  enviará  con  grande  glo- 
ria como  lo  ha  prometido,  ¡re.  Detcribe  arímUmo 
*m  admirable*  ejectouen  loe  mqfoe  g  la  victoria  de 
em  glorioeo  reino. 

DEMANDAD  á  Jehova  lluvia  en  la 
sazón  Urdía,  y  Jehova  hará  relám- 


pagos, y  datos  ha  Unvia  de  agía,  y  yerba 
en  ei  campo  á  cada  nao. 
2  Porque  las  imágenes  han  hablado  va- 
nidad, y  los  adivinos  han  visto  mentira, 
y  han  hablado  sueños  vanos,  en  vano 
consuelan:  por  lo  cual  ellos  se  fueron 
como  ovejas,  fueron  humillados  porque 
no  tuvieron,  pastor. 

5  Contra  los  pastores  se  ha  encendido 
mi  enojo,  y  yo  visitaré  los  machos  ca- 
bríos; porque  Jehova  de  los  ejércitos 
visitará  su  rebaño,  la  casa  de  Juda,  y  tor- 
narlos ha  como  su  caballo  de  honor  en 
la  guerra. 

4  De  él  hará  rincón,  de  él  estaca;  de  él 
arco  de  guerra,  de  él  saldrá  también  to- 
do angustiador. 

o  Y  Serán  como  valientes,  que  pisan  el 
lodo  de  las  calles,  en  la  batalla;  y  pelearán, 
porque  Jehova  mrá  con  ellos ;  y  los  que 
cabalgan  en  caballos  serán  avergonzados. 

6  Porque  yo  fortificaré  la  casa  de  Juda, 
y  guardaré  la  casa  de  Joseph,  y  tornarlos 
he,  porque  tuve  piedad  de  ellos ;  y  serán, 
como  si  no  los  hubiera  desechado ;  por- 
que yo  soy  Jehova  su  Dios  que  los  oiré. 

7  Y  será  Ephraim  como  valiente,  y  ale- 
grarse^ha  su  corazón  como  de  vino :  sus 
lujos  también  verán,  y  se  alegrarán :  bu 
corazón  se  gozará  en  Jehova. 

8  To  les  silbaré,  y  los  juntaré,  porque 
yo  los  he  redimido ;  y  serán  multiplica- 
dos, como  fueron  multiplicados. 

0  Y  sembrarlos  he  entre  los  pueblos,  y 
en  las  regiones  remotas  se  hará  mención 
de  mi;  y  vivirán  con  sus  lujos,  y  tor- 
narán. 

10  Porque  yo  los  tornaré  de  la  tierra  de 
Egypto,  y  de  la  Asyria  los  congregaré ; 
y  traerlos  he  á  la  tierra  de  Oalaad  y  del 
Líbano,  ni  aun  les  bastará. 

11  Y  la  tribulación  se  pasará  á  la  mar,  y 
en  la  mar  herirá  á  las  ondas,  y  todas  las 
honduras  del  rio  se  secarán ;  y  la  sober- 
bia del  Assur  será  derribada,  y  el  cetro 
de  Egypto  se  perderá. 

12  Y  fortificarlos  he  en  Jehova,  y  en  su 
nombre  caminarán,  dice  Jehova, 


CAPITULO  XL 

Detpuet  de  haber  profetizado  en  el  precédeme* 
tuto  la  remida  del  Mena*  ttc.  prq/etita  em  e* 
tal  raima  delpmhlo  Juádico  que  ee  teguhia 
por  no  haberíe  recibido  tegtm  que  ei  padre  le 
gó  el  minitterio.  Ante*  persiguieron  loe 
del  te  llegaron.    II  Da  man  particular  ratón 
atotacion  del  pueblo,  tomando  la  hietoria 
atrdt,  4  taber,  porqm  habiéndolo*  poMoreaóo 
potado  con  mana  diligencia  y  mtamidad  cemji 
Imt  condicione*  de  *u  tanto  concierto,  eüoete 
tmrom  éeéloon  mhm  ecmniomn  demleg.   UL 


eete  kxw- 


deta 


emht 

d 


2AG  HABÍAS. 


pastoria  que  venido  el  mismo  Dios  en  su  Matate 
pastorearlos  en  su  misma  persona,  vendieron  g  com- 
praron la  persona  g  mminimterio  inestimable  por  tan 
uü  precio  como  fueron,  treinta  piezas  de  moneda, 
donde  por  tan  gran  menosprecio,  IMos  acabó  de  que- 
brar su  concierto  con  el  Israel  camal,  contentándo- 
se con  los  pocos  residuos  de  loe  piadosos  quede  tanta 
corrupción  se  pudieron  recoger.  IV.  Pasad  delante 
profetizando  la  corrupción  qm  también  se  había  de 
seguir  en  la  iglesia  Cristiana,  introducida  por  las 
malas  artes  de  un  mal  pastor,  cugavtolencia g ro- 
boe  describe*  g  ai  cabo,  su  ruma. 

?  f\  LÍBANO !  abre  tus  puertas,  y  que- 
•  \J  me  fuego  tus  cedros. 

2  Aulla,  6!  baya,  porque  el  cedro  cayó, 
porque  los  magnifico»  son  talados.  Au- 
llad, alcornoques  de  Basan,  porque  el 
fuerte  monte  es  derribado. 

S  Yoz  de  aullido  de  pastores  a*  oyó; 
porque  sa  magnificencia  es  asolada:  es- 
truendo de  bramido  de  cachorros  de  leo- 
nes, poique  la  soberbia  del  Jordán  es 
asolada.   . 

4  Asi  dijo  Jehova  mi  Dios:  Apacienta 
las  ovejas  de  la  matanza; 

5  Las  cuales  mataban  bus  compradores, 
y  no  se  culpaban;  y  el  que  las  vendía, 
decia:  Bendito  tea  Jehova,  que  he  enri- 
quecido :  ni  sus  pastores  tenían  de  ellas 
piedad. 

6  Por  tanto  no  tendré  piedad  mas  de 
los  moradores  de  la  tierra,  dice  Jehova ; 
porque  he  aquí  que  yo  entregaré  los 
hombres,  cada  cual  en  mano  de  su  com- 
pañero, y  en  mano  de  su  rey;  y  quebran- 
tarán la  tierra,  y  yo  no  libraré  de  sus 
manos. 

7  T  apacentaré  las  ovejas  de  la  matan- 
za, es  ¿  saber,  los  pobres  del  rebaño.  Y 
porque  me  tomé  dos  cayados,  al  uno 
puse  por  nombre  Noam  Suavidad,  y  al 
otro  HtíboUm  Ataduras;  y  apacenté  las 
ovejas. 

8  T  hice  matar  tres  pastores  en  un  mes, 
y  mi  alma  se  angustió  por  ellos,  también 
el  alma  de  ellos  me  aborreció  á  mi. 

9  T  dtye:  No  os  apacentaré  mas;  la  que 
muriere,  muera;  y  la  que  se  perdiere,  se 
pierda;  y  las  que  quedaren,  que  cada 
una  coma  la  carne  de  su  compañera. 

10  T  tomé  mi  cayado  Nbam  8uavidad,  y 
lo  quebró,  para  deshacer  mi  concierto 
que  concerté  con  todos  loa  pueblos. 

11  T  rao  deshecho  en  ese  dia,  y  asi  co- 
nocieron los  pobres  del  rebano  que  mi- 
ran á  mi,  que  era  palabra  de  Jehova. 

12  f  Y  dijeles :  81  os  parece  bien,  dadme 
mi  salario ;  y  si  no,  dejadlo.  Y  aprecia- 
ron mi  salario  en  treinta  pitxa»  de  plata. 

18  Y  dijome  Jehova:  Échalo  al  teso- 
flpan.  51 


rero,  hermoso  precio  con  que  me  han 
apreciado.  Y  tomé  las  treinta  pian»  de 
plata,  y  échelas  en  la  cosa  de  Jehova  al 
tesorero. 

14  Y  quebré  el  otro  mi  cayado  HobéUm 
Ataduras,  para  romper  la  hermandad  en- 
tre Juda  y  Israel 

19  T  Y  dtyome  Jehova:  Tómate  aun 
bato  de  pastor  insensato. 

10  Porque  he  aquí  que  yo  levanto  pas- 
tor en  la  tierra,  que  no  visitará  las  perdi- 
das,, no  buscará  la  pequeña,  no  curará  la 
perniquebrada,  ni  llevará  á  cuestas  la 
cansada:  mas  comerse  ha  la  carne  de  la 
gruesa,  y  romperá  sus  unas. 

17  Mal  haya  el  pastor  de  nada,  que  deja 
el  ganado :  espada  sobre  su  brazo,  y  so- 
bre su  ojo  derecho:  secándose  se  Berará 
su  brazo,  y  su  ojo  derecho  oscureciéndo- 
se será  oscurecido. 

CAPITULO  xn. 

Prafrtíza  el  castigo  del  pueblo  Judaico  gelde  todo  el 
mundo  que  se  opusiere  d  la  gloria  de  la  iglesia  Cris- 
tiana, cuga  gloria  g  prosperidad  describe.  II.  La 
conversión  del  pueblo  Judaico  d  Cristo,  g  su  grande 
g  solemne  arrepentimiento  por  haber  desechado  al 
Mesías  cuando  les  vino. 

CARGA  de  la  palabra  de  Jehova  sobre 
Israel.  Dijo  Jehova,  el  que  extien- 
do los  cielos,  y  funda  la  tierra,  y  forma 
el  espíritu  del  hombre  dentro  de  él : 

2  He  aquí  que  yo  pongo  á  Jerusalem 
por  voso  do  veneno  á  todos  los  pueblos 
al  derredor,  y  también  á  Juda  la  atol  se- 
rá en  el  cerco  contra  Jerusalem. 

3  Y  será  en  aquel  día,  que  yo  pondré  á 
Jerusalem  por  piedra  pesada  á  todos  los 
pueblos:  todos  los  que  se  la  cargaren, 
despedazando  serán  despedazados ;  y  to- 
das los  naciones  de  la  tierra  se  juntarán 
contra  ella. 

4  En  aquel  día,  cttjo  Jehova,  heriré  con 
aturdimiento  á  todo  caballo,  y  con  lo- 
cura al  que  sube  en  él :  mas  sobre  la  ca- 
sa de  Juda  abriré  inte  ojos,  y  á  todo  ca- 
ballo de  los  pueblos  heriré  .con  ceguem. 

5  Y  los  capitanes  de  Juda  dirán  en  su 
corazón:  MI  fuerza  ton  los  moradores 
de  Jerusalem  en  Jehova  de  los  ejércitos 
su  Dios. 

6  Sn  aquel  dia  pondré  los  capitanes  de 
Juda  como  un  brasero  de  mego  en  lefia, 
y  como  una  hacha  de  ruego  en  gavillas ; 
y  consumirá  á  diestro  y  á  siniestro  todos 
los  pueblos  al  derredor,  y  Jerusalem 
será  habitada  otra  ves  en  su  lugar,  en 
Jerusalem. 

7  Y  guardará  Jehova  las  tiendas  de  Ju- 
da «mto  en  el  principio,  porque  la  gloria 


SACHARÍAS, 


da  1»  cm&  de  David,  7  del  morador  da 
Jerusalem  no  se  engrandecerá  saina 
Juda, 

8  En  aquel  dia  Jehova  defenderá  ai  mo- 
rador de  Jerusalem ;  7  el  que  entre  ellos 
fuere  flaco  en  aquel  tiempo,  será  como 
David;  7  la  casa  de  David,  como  Dios, 
como»  dángel  de  Jehova  delante  de  ellos. 

9  Y  será,  que  ea  aquel  día  yo  procu- 
raré quebrantar  todas  las  naciones  que 
vinieren  contra  Jernsalem. 

10  1  Y  derramará  sobre  la  casa  de.  Da* 
vid,  7  sobre  los  moradores  de  Jerusatem, 
Espíritu  de  gracia  7  de  oración :  mirarán 
en  mí,  á  quien  traspasaron ;  7  harán  llan- 
to sobre  él,  como  llanto  qiutehaoe  sobre 
unigénito,  afligiéndose  sobre  él  como 
quien  se  aflige  sobre  primogénito. 

11  En  aquel  día  babrá  gran  llanto  en 
Jernsalem,  como  el  llanto  de  Adedre» 
mon  en  el  valle  de  Mag^edon. 

12  Y  la  tierra  lamentará:  cada  linaga 
de  por  si:  el  llnage  de  la  casa  de  David 
por  6S,  7  sus  m  ngeres  por  si :  el  llnage 
de  la  casa  de  Nathan  por  si,  7  sus  muge- 
res  por  si : 

18  EL  llnage  de  la  casa  de  Le  vi  por  si,  y 
sus  mugares  por  si:  el  Unage  de  Semet 
por  si,  7  sus  mugiere*  por  sí : 

14  Todos  los  otros  ttnages,  los  Unagat 
peí  sí,  7  sus  mugeres  por  si 
CAPITULO  XIIL 

La  amméancia  de  perdón  g  esrmtoeiou  de  pecado*  que 
habría  en  Imigiesia pos  la  f4<»  tría*:  asimismo  la 
abundancia  de  luz  de  Dios  que  impediría  el  tugar  al 
falto  profeta  y  te  descubriría  luego.  11.  La  per- 
swutáon que enlaiaussia se  levantaría  comentando 
de  la  persona  del  miaño  Cristo,  d  causa  de  la  «val 
la»  do»  parte»  de  ella  de  tre»  perecería,  u  loe  qm 
quedamm  aun  serían  todavía  probado»  con.  cruz  pa- 
s*qmsnfé»ua>déckerada, 

EN  aquel  tiempo  habrá  manadero 
abierto  para  la  casa  de  David,  y  pa- 
ra loa  moradores  de  Jernsalem,  contra 
el  pecado,  7  contra  el  menstruo. 

2  Y  será  en  aquel  dia,  dQe  Jehova  de 
loa  ejercitase,  que  «alaré  de  la  tierra  los 
nombres  da  las  imágenes,  7  nunca  mas 
venara»  en  memoria;  7  también  haré 
talar  de  la- tierra  los  profetas,  7  espíritu 
de  Inmundicia.  ' 

8'  Y  aseé  ajo*  enando  alguno  mas  pro- 
ieutaanu,  decirle  ham  sm  padre  7  su  me» 
dre,  ouj»  n>  anganávaiuii:  Ka-  vivirás, 
pesque  hablases  mentira,  en-  el  nombre 
de  Jetaras  7  s»  paire  7  su  madre  que* 
le  eueuadmsoa,  lealanoeasán  enando 
profetizare. 

4  Y  seta  en  aquel  tiempo,  que  todos 
de  se  1* 


se  vestirán  de  manto  velloso  para  mentir. 

5  Y  dirá:  No  S07  profeta:  labrador 
S07  de  la  tierra;  porque  ato  aprendí  del 
hombre  desde  mi  juventud. 

6  Y  preguntarle  han:  ¿Qué  heridas  son 
estas  que  tienes  en  tus  manos?  Y  él  res- 
ponderá: Con  estas  fui  herido  en  cana 
de  mia  amigos. 

7  T  ¡O  espada!  despiértate  soUre  el 
pastor,  7  sobre  el  hombre  que  ftoé  tul 
compañero,  dijo  Jehova  de  lee  ejércitos  ^ 
hiere  al  pastor,  7  «ominarse  han  lea-ove- 
jas; 7  tornaré  mi  mano  sobre  los  Chi- 
quitos. 

8  Y  acontecerá  en  toda  la  tierra,  drjo 
Jehova,  que  tes  dos  partea  serán  taladas 
en  ella,  7  se  perderán ;  7  la  tercera  que- 
dará en  ella. 

9  Y  meteré  en  el  ftoego  le  tercera  parte, 
7  fundirlos  be  como  se  funde  la  plata,  y 
probarlos  he  como  se  prueba  el  oro:  Si 
invocará  mi  nombre,  7  70  lo  einé,  7  diré* 
Mi  pueblo  es;  7 él  dirá:  Jeaora^vmf  Blos. 

CAPITULO  XIV. 

Predice  la  jruma  de  Jerusalem  u  del  puebla  JutUUcm 
por  lo»  Romano*.  11.  Tía  propagación  del  evange- 
lio que  había  de  salir  de  ella  A  todo  el  mundo,  g  la 
ampMcacfr»  gioríeem  ge  ja  igUeia<\'étmmu  par 
todo  él,  amenazando  de  grave»  perno»  d  lo*  que  la 
fueren  rebeldes.    HL  Abundará  en  etta  santidad  p 


HE  aqui'que  el  día  de  Jehova  viene, 
7  tus  despojos  serán  repartidos  es 
medio  de  ti 

2  Porque  yo  reuniré  todas  las  •nadones 
en  batalla  contra  Jerusalem ;  7  la  ciudad 
será  temada,  7  las  casas  serán  saqueadas, 
7  las  mugeres  serán  forradas;  7  la  mi- 
tad de  la  dudad  Irá  en  cauttvidud :  mes 
el  resto  del  pueblo  no  será  talado  de  la 
ciudad. 

8  Y  salará  Jehova,  7  peleara;  con*  aque- 
llas naciones,  como  peleó  el  dta  déla  ba- 
talla, 

4  Y  afirmarse  han  sus  pies  en  aquel  día 
sobre  el  monte  de  las  olivas,  que  está  eét 
frente  de  Jerusalem  á  la  parte  del  orien- 
te; 7  el  monte  de  tes  olivas  se  partirá 
por  medio  de  si  hacia  el  oriente  7  hada 
el  occidente,  un  nwrf  grande  veHe;  7  la 
mitad  del  mente  se  apartará  Vicia  et 
norte}  7  teetramitad  nÍW*er  medledtá. 

$■  Y antrefeal valle-de  ros  mentes; por* 
que  el  valle  délo»  montes  Mugar*  has- 
ta Hasai:  Y  huiréis  de  la  manera  que 
huísteis  por  causa  del  terremoto  en  loa 
días  de  Oslas,  rqr  de  Juda;  7  vendía  Je- 
hevanrfDlce,7todojsiissalíto«coia,dk> 


BtfALACHTAff. 


v  i  SjCoBtéMra  SJBC  611  CSC  oh  HO  habrá 

los  clara,  ni  oscura. 

7  Y  será  ira  día,  el  cual  en  conocido  de 
Jehova,  que  ni  será  día,  ni  noche :  mas 
acontecerá  que  al  tiempo  de  la  tarde  ha- 
brá loa. 

%  %  Acontecerá  también  en  aquel  día, 
qne  saldrán  de  Jernsalem  agnaa  vtvas : 
la  mitad  de  ellas  bada  la  mar  oriental,  y 
la  otra?  mitad  nada  la  mar  ocddental,  en 
verano  y  en  invierno. 

*  Y  Jebera  será  rey  sobre  toda  la  tier- 
ra. En  aqnel  día  Jebera  será  nno,  y  sn 
nombre  nno. 

10  Y  toda  la  tierra  será  tornada  como 
Usarara  desde  Gabaa  basta  Remmon  al 
mediodía  de  Jennalem ;  y  será  enalteci- 
da, y  habitarse  ha  en  su  logar  desde  la 
puerta  de  Benjamín  hasta  el  lagar  de  la 
peería  primera,  basta  la  pnerta  de  los 
rincones;  y  desde  la  torre  de  Hananeel 
hasta  los  lagares  del  rey. 

H  Y  nMinrán  en  ella,  y  minea  mas  habrá 
destrucción;  y  Jernsalem  estará  connada. 

13  Y  esta  será  la  plaga  con  que  Jehora 
herirá  todos  los  pnéblos  que  pelearon 
contra  Jernsalem :  La  carne  de  ellos  se 
derretirá,  y  estando  ellos  sobre  sus  pies 
se  derretirán  sns  ojos  en  sus  agujeros,  y 
su  lengua  se  les"  derretirá  en  en  boca. 

18  Y  acontecerá  en  aquel  día  que  habrá 
en  ellos  gran  quebrantamiento  de  parte 
de  Jehora;  porque  trabará  hombre  de  la 
mano  de  su  compelí  ero,  y  será  cortada  su 
mano  sobre  la  mano  de  sn  companero. 

14  Y  Juda  también  peleará  contra  Je- 
i ;  y  serán  reunidas  las  riquezas 


de  todas  ms  gentes  de  al  fterrlftor,  oro, 
y  plata,  y  ropos  de  vestir  en  grande  abun- 
dancia. 

15  Y  tal  como  esta  será  la  plaga  de  los 
caballos,  de  los  mulos,  de  los  camellos, 
y  de  los  asnos,  y  de  todas  las  bestias  que 
esturieron  en  los  ejércitos. 

16  Y  todos  los  que  quedaren  de  las  na- 
ciones que  vinieron  contra  Jernsalem, 
subirán  de  alio  en  ano  á  adorar  al  rey, 
Jehova  de  los  ejércitos,  y  á-  celebrar  la 
fiesta  de  las  cabanas.  * 

17  Y  acontecerá  que  los  de  las  familias 
de"  la  tierra  que  no  6 n  Dieren  á  Jernsalem, 
á  adorar  al  rey,  Jehova  de  los  ejércitos, 
no  vendrá  sobre  ellos  lluvia. 

18  Y  si  la  familia  de  Egypto  no  subiere, 
y  no  viniere,  no  vendrá  sobre  ellos  la 
lluvia;  antee  vendrá  sobre  elloe  la  plaga 
con  que  Jehova  herirá  las  gentes  que 
no  subieren  á  celebrar  la  fiesta  de  las 
cabanas. 

19  Esta  será  la  pena  del  pecado  de 
Egypto,  y  del  pecado  de  todas  las  nacio- 
nes, que  no  subieren  á  celebrar  la  fiesta 
de  las  cabanas. 

30  1  En  aquel  tiempo  estará  esculpido 
sobre  las  campanillas  de  los  caballos: 
SANTIDAD  Á  JEHOVA.  Y  las  ollas 
en  la  casa  de  Jehova  serán  como  las  co- 
pas que  están  delante  del  altar. 

31  Y  será  toda  olla  en  Jernsalem  y  en 
Juda  santidad  á  Jehova  de  los  ejércitos; 
y  todos  los  que  sacrificaren,  vendrán,  y 
tomarán  de  días,  y  cocerán  en  ellas ;  y 
no  habrá  mas  mercader  en  la  casa  de 
Jehova  de  los  ejérdtos  en  aqud  tiempo. 


LA  PROFECÍA  DE  MALACHIAS. 


CAPÍTULO  L 

Dtm  par  t*  profita  eaMere  á  m  pueblo  la  elección  ame 
kixxhéltáUxcmamertap—diocmJtelaormUei- 
míento.  1L  Contra  Im  ovan»  ministros  del  templo  ; 
y  contra  1o$  que  ofreció*  en  sacrificio  por  avaricia 
I»  peor  áem  rebano, 

CAR0A  de  la  palabra  de  Jehova  con- 
tra Israel  por  mana  dé  Mnlschias. 
0  Yo  os  amé,  dtyo  Jefaova;  y  dijisteis: 
¿Sn  qué1  ttos  amaste f    ¿Essu  no  era 
hermano  de  Jacob,  dijo  «rehova,  y  amé  á 
JacOb, 

8  Y  á  Bsau  aborrecí,  y  torné  sns  mon- 
tes en  asolamiento,  y  su  posesión  para 
loadfagoiieaW^toalértof 


4  Cuando  dijere  Edom:  Empobrecido 
nos  hemos :  tornemos,  y  edifiquemos  lo 
arruinado ;  asi  dtyo  Jehova  de  los  ejérci- 
tos :  Ellos  edificarán,  y  yo  destruiré;  y 
llamarles  han:  Provincia  de  impiedad, 
y  pueblo  contra  quien  Jehova  se  airó 
para  siempre. 

5  Y  vuestros  ojos  lo  verán,  y  direta: 
Sea  Jehova  engrandecido  sobre  la  pro- 
vincia de  Israel 

6  El  hfló  honro  al  padre,  y  el  siervo  á 
sn  señor ;  y  si  yo  soy  padre,  ¿  qué  es  de 
nÜ honra?  Y  si  soy  séfior,  ¿qué  es  de 
«Hemorf  *»«£  le  <J*dto.  «Jo 


MALA€|iIA8. 


á- vosotros  lo»  sacerdotes,  que  menos- 
preciáis mi  nombre:  mas  diréis:  ¿En 
qué  habernos  menospreciado  tu  nom- 
bre? 

7  TI  Que  ofrecéis  sobre  mi  altar  pan  in- 
mundo, y  dijisteis :  ¿  En  qué  te  habernos 
ensuciado  ?  En  que  decís :  La  mesa  de 
Jehova  es  viL 

8  T  cuando  ofrecéis  el  animal  ciego  pa- 
ra sacrificar,  ¿no  es  malo?  y  cuando 
ofreceréis  el  cojo  ó  enfermo,  ¿  no  es  ma- 
lo ?  Preséntale  pues  á  tu  principe,  á  ver 
si  le  htrás  placer,  ó  si  le  serás  acepto,  di- 
jo Jehova  de  los  ejércitos. 

9  Ahora  pues  orad  á  la  faz  de  Dios,  y  el 
habrá  piedad  de  nosotros :  esto  de  vues- 
tra mano  vino.  ¿Habéis  de  serle  agra- 
dables ?  dijo  Jehova  de  los  ejércitos. 

10  ¿  Quién  también  hay  de  vosotros  que 
cierre  las  puertas,  ó  alumbre  mi  altar  de 
balde?  Yo  no  recibo  contentamiento 
en  vosotros,  dijo  Jehova  de  los  ejércitos, 
ni  de  vuestra  mano  me  será  agradable  la 
ofrenda. 

11  Porque  desde  donde  el  sol  nace  has- 
ta donde  se  pone,  mi  nombre  será  grande 
entre  las  gentes ;  y  en  todo  lugar  se  ofre- 
cerá á  mi  nombre  perfume  y  ofrenda 
pura;  porque  grande  serrf  mi  nombre 
entre  las  gentes,  dice  Jehova  de  los 
ejércitos. 

12  T  vosotros  le  amenguáis  cuando  de- 
cís :  Inmunda  es  la  mesa  de  Jehova ;  y 
cuando  hablan :  Vil  es  su  alimento. 

18  Y  decis :  ¡  O  qué  trabajo !  y  lo  dese- 
chasteis, dtyo  Jehova  de  los  ejércitos ;  y 
t  rujia  tete  hurtado,  ó  cojo,  ó  enfermo,  y 
ofrecisteis  ofrenda :  ¿  Ha  de  serme  acep- 
to de  vuestra  mano  ?  dijo  Jehova. 

14  Maldito  el  engañoso,  que  tiene  ma- 
cho en  su  rebaño,  y  promete,  y  sacrifica 
corrompido  á  Jehova;  porque  yo  aoy 
gran  Rey,  dijo  Jehova  de  los  ejércitos,  y 
mi  nombre  es  espantoso  entre  las  gentes. 

CAPITULO  IL 

Proeigm  contra  lo»  impío*  $acerdote$  zahiriéndole*  la 
fmndacion  del  eaceréoeio  tebre  ma  prometan  y  la» 
_  condiciono»  w<rfcw*  de  él  IL  Controlo*  toberbiot 
ZJL  Contra  loe  almo*  del  matrimonio.  A  tober  tr—, 
el  primero  catarte  conddóTatra.  ver.  11. 12.  el  2.  te- 
nor nmthtn  mnoere*.  ver.  14. 1S,*«J  Si  repudiar  su 
•ntoertxr.H.  IV.  Contra  loe  neoaaore*  déla  4iri- 
no  providencia. 

AHORA  pues,  ó!  sacerdotes,  á  voso- 
J-V.  tros  «f  este  mandamiento. 

2  Si  no  oyereis,  y  si  no  acordareis  de  dar 
gloria  á  mi  nombre,  dijo  Jehova  de  los 
ejércitos,  enviaré  maldición  sobre  voso- 
tros; y  maldeciré  vuestra»  bendiciones. 
804  ^ 


y  aun  tas  ¿w  mejdeeido;  f srtne  »opo- 

neis  e*¡o  en  vuestro  corazón. 
8  He  aqni  qué  yo  os  corrompo  la  se- 
mentera, y  esparciré  el  estiércol  sobre 
vuestras  haces,  él  estiércol  de  vuestra* 
solemnidades,  y  él  os  traerá  á  sí. 

4  T  sabréis  que  yo  os  envié  este  man- 
damiento, haciendo  mi  concierto  coa 
Levi,  dtyo  Jehova  de  loe  ejércitos, 

5  Mi  concierto  Iné  con  él  de  vida  j  de 
paz,  las  cuales  cosas  yo  le  di  por  el  4c- 
mor;  porque  me  temió»  y  delante  de  mi 
nombre  estuvo  humillado. 

6  La  ley  de  verdad  estuvo  en  su  boca,  y 
iniquidad  nunca  fué  hallada  en  sus  la- 
bios: en  paz,  y  en  justicia  anduvo  con- 
migo, y  de  la  iniquidad  hizo  apartar  á 
muchos. 

7  Porque  los  labios  del  sacerdote-  goar- 
daráu  la  sabiduría,  y  de  su  boca  busca- 
rán la  ley ;  porque  menssgero  es  de  Je- 
hova de  los  ejércitos. 

8  Mas  vosotros  os  habéis  apartado  del 
camino  habéis  hecho  tropezar  á  machos 
en  la  ley :  habéis  corrompido  el  concier- 
to de  Lovi,  dijo  Jehova  de  los  ejércitos. 

0  Y  yo  también  os  torné  viles  y  bajos  á 
todo  el  pueblo,  como  vosotros  no  guar- 
dasteis mis  caminos,  y  en  la  -*sy  tenéis 
acepción  de  personas. 

10  K  ¿  No  tenemos  todos  un  mismo  pa- 
dre? ¿No  nos  crió  un  mismo  Dios? 
¿  Por  qué  menospreciaremos  cada  une  á 
su  hermano,  quebrantando  el  coacierto 
de  nuesjtros  padres? 

11  Tí  Prevaricó  Jada,  y  en  Israel,  y  en 
Jerusalem  ha  sido  cometida  abomina- 
ción; porque  Juda  contaminó  la  santi- 
dad de  Jehova,  amando  y  casándose  con 
btfa  de  dios  extraño. 

12  Jehova  talará  de  las  tiendas  de  Jacob 
al  hombre  que  hiciere  esto,  al  que  vela, 
y  al  que  responde,  y  al  que  ofrece  pre- 
sente á  Jehova  de  los  ejércitos. 

13  Y  esta  otra  ves  haréis  cubrir  el  altar 
de  Jehova  de  lágrimas,  de  llanto,  y  de 
clamor ;  porque  yo  no  miraré  mas  á  pre- 
sente, para  tomar  ofrenda  voluntaria  de 
vuestra  mano. 

14  Y  diréis:  ¿Por  qué?  Porque  Jeho- 
va na  eontestadq  entre  ti  y  la  mugar  de 
tu  mocedad,  contra  la  cual  tú  has  sido 
desleal,  siendo  ella  tu  compañera,  y  la 
muger  de  tu  concierto. 

15  ¿No  hizo  él  uno,  habiendo  en  él 
abundancia  de  espíritu?  ¿Y  por  qué 
uno?  Procurando  simiente  de  Dios. 
Guardaos  pues  en  vuestros  eenlrttns»  y 


MALACH1AS. 


contra  la  mugeT  de  vuestra  mocedad  no 
seáis  desleales. 

16  Porque  Jehova  Dios  de  Israel  ha  di- 
cho que  él  aborrece  que  sea  enviada ;  y 
cubra  la  iniquidad  con  su  vestido,  dijo  Je- 
hova de  los  ejércitos,  Guardaos  pues  en 
vuestros  espíritus,  y  no  seáis  desleales. 

17  1T  Habéis  hecho  cansar  á  Jehova  con 
vuestras  palabras.  Y  diréis:  ¿En  qué 
le  hemos  cansado  ?  Cuándo  decís :  Cual- 
quiera que  mal  hace,  agrada  á  Jehova,  y  en 
loa  tales  toma  contentamiento :  de  otra 
manera,  ¿dónde  está  el  Dios  de  juicio ? 

CAPITULO  HL 

Profetisa  la  venida  del  Bautista  precursor  del  Mesia», 
y  la  del  Mesia*  luego  tro»  d,r«  ministerio  que  mrd 
dmr  el  Nuevo  Testamento,  repurgar  el  dirimo  emito, 
jf  argüir  al  mundo  de  pecado.  II.  Exhorta  al  pue- 
blo d  arrepentimiento,  prometiendo  mejore»  tiempo*. 
Iff.  Vuehse  d  redargüir  mas  en  particular  d  loene- 
gadores  de  la  divina  providencia. 

HE  aquí  que  yo  envió  mi  Mensagero, 
el  cual  barrerá  el  camino  delante 
de  mi;  y  luego  vendrá  á  su  templo  el 
Señor  á  quien  vosotros  buscáis;  y  el 
mensagero  del  concierto  á  quien  voso- 
tros deseáis :  He  aquí  que  viene,  dijo  Je- 
hova de  los  ejércitos. 

2  ¿Y quien  podrá  sufrir  el  tiempo  de 
su  venida?  ¿ó,  quién  podrá  estar  cuan- 
do él  se  mostrará  ?  Porque1  él  terá  co- 
mo fuego  purgante,  y  como  jabón  de  la- 
vadores. 

3  Y  asentarse  ha  para  afinar  y  limpiar 
la  plata;  porque  limpiará  los  hijos  de 
Levi :  afinarlos  ha  como  á  oro,  y  como  á 
plata,  y  ofrecerán  á  Jehova  presente  con 
justicia, 

4  Y  será  suave  á  Jehova  el  presente 
de  Juda  y  de  Jerusalem  como  en  los 
dias  pasados,  y  como  en  los  anos  an- 
tiguos. 

5  Y  llegarme  he  á  vosotros  á  juicio,  y 
seré  testigo  apresurado  contra  los  he- 
chiceros, y  adúlteros ;  y  contra  los  que 
juran  mentira  y  los  que  detienen  el  sa- 
lario del  Jornalero,  de  la  viuda,  y  del 
huérfano ;  y  los  que  hacen  agravio  al  ex- 
trangero,  no  teniendo  temor  de  mí,  dijo 
Jehova  de  los  ejércitos. 

6  Porque  yo  9oy  Jehova,  no  me  he  mu- 
dado; y  vosotros,  h^jos  de  Jacob,  no  ha- 
béis sido  consumidos. 

7  %  Desde  los  dias  de  vuestros  padres 
os  habéis  apartado  de  mis  leyes,  y  nunca 
las  guardasteis :  Tornaos  á  mi,  y  yo  me 
tornaré  A  vosotros,  dtyo  Jehova  de  los 
ejército*.  Y  dijisteis:  ¿En  qué  hemos 
de  tornar? 


8  ¿  Robará  el  hombre  á  Dios  ?  Porque 
vosotros  me  habéis  robado.  Y  dijisteis : 
¿  En  qué  te  hemos  robado  ?  En  los  diez- 
mos y  las  ofrendas. 

9  Malditos  sois  de  maldición,  que  voso- 
tros me  habéis  robado :  toda  la  nación. 

10  Traed  todos  I09  diezmos  al  alfolí,  y 
haya  alimento  en  mi  casa;  y  probad  me 
ahora  en  esto,  dijo  Jehova  de  los  ejérci- 
tos, y  veréis  si  yo  no  os  abriré  las  venta- 
nas de  los  cielos,  y  vaciaré  sobre  voso- 
tros bendición,  basta  que  no  os  quepa, 

11  Y  amenazaré  por  vosotros  al  traga- 
dor,  y  no  os  corromperá  el  fruto  de  la 
tierra :  ni  la  vid  en  el  campo  os  aborta- 
rá, dijo  Jehova  de  los  ejércitos. 

12  Y  todas  las  naciones  os  dirán :  Bie- 
naventurados ;  porque  seréis  tierra  de- 
seable, dijo  Jehova  de  los  ejércitos. 

13  U  Vuestras  palabras  han  prevalecido 
contra  mi,  dtfo  Jehova.  Y  dijisteis: 
¿  Qué  hemos  hablado  contra  ti  ? 

14  Habéis  dicho :  Por  demás  es  servir  á 
Dios :  ¿y  qué  aprovecha,  que  guardemos 
su  ley,  y  que  andemos  tristes  delante  de 
Jehova  de  los  ejércitos  ? 

15  Decimos  pues  ahora,  que  bienaven- 
turados los  soberbios;  y  aun,  que  los 
que  hacen  impiedad  son  los  prospera- 
dos; y  mas,  los  que  tentaron  á  Dios  es- 
caparon. 

16  Entonces  los  que  temen  á  Jehova 
hablaron  cada  uno  á  su  compañero.  Y 
Jehova  escuchó,  y  oyó,  y  fué  escrito  li- 
bro do  memoria  delante  de  él  para  los 
que  temen  á  Jehova,  y  para  los  que  pien- 
san en  su  nombre. 

17  Y  serán  míos,  dijo  Jehova  de  los 
ejércitos,  en  el  día  que  yo  tengo  de  ha- 
cer tesoro,  y  perdonarles  he,  como  el 
hombre  que  perdona  á  su  mjo  que  le 
sirve. 

18  Y  convertiros  neis,  y  haréis  diferen- 
cia entre  el  justo  y  el  molo,  entre  el  que 
sirve  á  Dios,  y  el  que  no  le  sirvió. 

CAPITULO  IV. 

Profetisa  cual  habia  de  $er  el  Mesia»  en  el  mundo  pa- 
ra lo$  malo».  11.  Para  lo»  piadoso»,  cuya  victoria 
del  mundo  les  anuncia.  111.  Remítelos  d  la  obser- 
vancia de  la  ley  como  dando  fin  d  las  profecia»  del 
Mesia»  por  estar  tu  venida  ya  tan  cerca.  1 V.  Vuelve 
d  prometer  la  venida  del  Bautista  en  espíritu  y  po- 
tencia de  Elias  para  que  preparase  los  ánimo»  con  ■ 
paz  y  concordia  d  recibir  al  Mesia».  Continúase 
singularmente  con  el  fin  de  efe  capitulo,  luego,  la 
historia  del  evangelio  según  S.  Lucas. 

PORQUE  he  aquí  que  viene  el  dia  ar- 
diente como  un  horno,  y  todos  los 
soberbios,  y  todos  los  que  hacen  maldad 
serán  estopa;  y  aquél  dia  que  vendrá, 
805 


MALACHIAS. 


los  abrasará,  dito  Jenova  de  los  ejérci- 
tos, el  cusí  no  leí  dejará  ni  raíz  ni  rama. 

2  H  Mas  á  vosotros  los  que  teméis  mi 
nombre,  nacerá  el  sol  de  justicia,  y  en 
sus  alas  traerá  salud ;  y  saldréis,  y  crece- 
réis como  becerros  de  cebadero. 

8  T  hollaréis  á  los  malos,  los  cuales  se- 
rán ceniza  debajo  de  las  plantas  de  vues- 
tros pies  en  el  ola  que  yo  bago,  dijo  Je- 
hova  de  los  ejércitos. 
806 


4  TT  Acordaos  de  la  ley  de  Hoys.es  mi 
6Íerro,  ai  cual  encargué  en  Horeb  orde- 
nanzas y  derechos  sobre  todo  Israel 

5  í  He  aquí  que  yo  os  envió  á  Elias  el 
profeta,  antes  que  venga  el  día  de  Jeho- 
va.  grande  y  terrible. 

6  £1  convertirá  el  corazón  de  loe  pa- 
dres á  los  hyos,  y  el  corazón  de  los  lujos 
á  los  padres;  porque  yo  no  venga,  y 
hiera  la  tierra  con  destrucción. 


FIN    DBL    VIEJO    TESTAMENTO. 


Digitized  by  VjOOglC 


I  i 


I, 


ategtfiro  be  familia. 


Digitized  by  VjOOQIC 


9tegtftro  be  ftamitia. 


Digitized  by  VjOOQIC 


Síegtftro  be  gamtlta. 


Digitized  by  LjOOQIC 


Digitized  by  VjOOQIC 


EL 


NUEVO  TESTAMENTO 


DE    NUEbTUO 


SEÑOR  Y  SALVADOR  JESUCRISTO: 


VERSIÓN  DE  CIPRIANO  DE  VALERA: 


REVISADA  Y  CORREGIDA. 


IMPRESA  POR  LA 
SOCIEDAD   AMERICANA  DE  LA  BIBLIA 
NUEVA  YORK:     • 


[Spantsh.  Minian  ttmo,]  18  70. 

Digitized  by  VjOOglC 


Digitized  by  LjOOglC 


EL  EVANGELIO  DE  NUESTRO  SEÑOR  JESU  CRISTO 

SBGUIÍ 


SAN   MATEO. 


CAPITULO  L 

SI  Imam»  9  áewendtntia  de  Críelo  de  loe  padre»  m- 
gun  la  cante.  //.  Su  concepción  por  el  Etpirüu 
Santo,  y  tu  nacimiento  de  una  virgen  conforme  d  la 
pro/eHadeéL 

LIBRO   de   la   generación   de  Jera 
Cristo,  hijo  de  David,  lujo  de  Abra- 
ham. 

2  Abraham  engendró  á  Isaac ;  y  Isaac 
engendró  á  Jacob ;  y  Jacob  engendró  4 
Judas,  7  á  sus  hermanos ; 

3  T  Jadas  engendró  de Thamar  áPhares 
y  á  Zara;  7  Phares  engendró  á  Eerora ; 
y  Esróm  engendró  á  Aram ; 

4  Y  Aram  engendró  á  Amtnadab ;  7 
Aminadab  engendró  á  Naason ;  7  Naason 
engendró  á  Salmón ; 

5  Y  Salmón  engendró  de  Baab  á  Booz; 
y  Booz  engendró  de  BmtháObed;  yQbed 
engendró  á  Jesse ; 

ft  Y  Jesse  engendró  al  rey  David ;  7  el 
rey  David  engendró  á  Salomón  de  la  que 
fué  muger  de  Urias; 

7  Y  Salomón  engendró  á  Roboam;  7 
Roboam  engendró  á  £bia ;  7  Abia  engen- 
dró á  Asa  ^ 

8  Y  Asa  engendró  á  Josaphat ;  7  Josa* 
phat  engendró  á  Joram ;  7  Joram  engen- 
dró áOzlas; 

9  Y  Ozias  engendró  á  Joatbam ;  7  Joa- 
tbam  engendró  áAcboz;  7  Achaz  engen- 
dró áEsechias; 

10  Y  Ezechlas  engendró  á  Manasses ;  7 
Manasses  engendró  á  Amon;  7  Amon 
engendró  á  Josias ; 

11 Y  Josias  engendró  [á  Joaetm ;  y  Joa- 
clm  engendró]  á  Jecnonlas,  y  á  sns  her- 
manos, en  la  transmigración  de  Babylo- 
nla; 

12  Y  después  de  la  transmigración  de 
Babylonia,  Jechonias  engendró  á  Sala- 
Uüel ;  y  Salathlel  engendró  á  Zorobabel ; 

1S  Y  Zorobabel  engendró  á  Abind ;  y 
Abind  engendró  á  Ettaclm;  y  Eliacim 
engendró  á  Azor; 

14  Y  Azor  engendró  á  Sadoe ;  y  Sadoo 
engendró  áAchim;  y  Achim  engendró  á 
Eliud; 

15  Y  XMkd  engendro  á  Henear ;  y  Elea- 


zar  engendró  á  Mathan;  y  Matos*  en- 
gendró á  Jacob ; 

16  Y  Jacob  engendró  á  Joseph  marido 
de  María,  de  la  cual  nació  Jzsus,  el  cnal 
es  llamado  el  Chisto.  .    . 

17  De  manera  que  todas  las  generaciones 
desde  Abraham  hasta  David,  «0»  catorce 
generaciones;  y  desde  David  hasta  la 
transmigración  de  Bnbyionia,  catorce 
generaciones ;  y  desde  la  transmigración 
de  Babylonia  hasta  Cristo,  catorce  gene- 
raciones. 

18  H  Y  el  nacimiento  de  Jesu  Cristo 
rae  asi:  Que  estando  Maria  sn  madre 
desposada  con  Joseph,  antes  que  hubie- 
sen estado  juntos,  se  halló  haber  conce- 
bido del  Espíritu  Santo. 

19  Y  Joseph  su  marido,  como  era  Juste, 
y  no  quisiese  exponerla  á  la  mnunia, 
quiso  dejarla  secretamente. 

20  Y  pensando  él  en  esto,  he  aquí,  que 
el  ángel  del  Señor  le  aparece  en  sueños, 
diciendo :  Joseph,  lujo  de  David,  no  te- 
mas de  recibir  á  Maria  tu  muger;  porque 
lo  que  en  ella  es  engendrado,  del  Espí- 
ritu Santo  es. 

SI  Y  parirá  un  htyo,  y  llamarás  su  nom- 
bre Jesús:  porque  él  salvará  á  su  pueblo 
de  sus  pecados. 

22  Todo  esto  aconteció  para  que  ¿e 
cumpliese  lo  que  habla  hablado  el  Señor 
por  el  profeta,  que  dtyo : 

23  He  aquí,  una  virgen  eoneebiri,  y 
parirá  un  htfo,  y  llamarán  su  nombre 
Emmanuel,  que  interpretado  quiere  de- ' 
cir:  Dios  con  nosotros. : 

24  Y  despertado  Joseph  del  suefio,  hizo 
como  el  ángel  del  Señor  le  habla  man- 
dsUo,  y  recibió  á  su  muger. 

25  Y  no  la  conoció  hasta  que  parió  á  su 
Hijo  primogénito;  y  llamó  su. nombre 
Jksus. 

CAPITULO  n. 

Lo»  Mago*  entenado»  de  Dio»  vienen  de  la»  parte»  del 
oriente  en  tnttca  de  Cristo  d  Jerutalem,  donde  por 
instrucción  del  rey  Rerode*,  y  de  he  edbiee  dclpmc- 
Uo  entienden  que  en  BetkUkm*  mama  de  nacer ,  v 
porttíotoIM.lekMlUm^yxuiorco^yleo/recfndontM. 
H.  Son  avitadoe  dé  lKoe  de  no  volver  d  Herode*. 
HL  El  cual  viéndote  burlad*  4»  »W»e, per  matar  ai 
3 


SAN  MATEO. 


Ukern  y  m  corea  do  do»  año*  abafo.  IV.  M*m 
Dio*  habiaya  escapado  dmjMrsúu  haciendo  retirar 
úJmpk  oom  tí  miño  o  tautadr*  d  Rñtpto  ton  tiem- 
po; donde  eetd  hasta  que  Dio*  fe  avisa  que  vuelva  : 
y  vuelto  Kabita  en  Jíaxaretk. 

Y  COMO  fné  nacido  Jesús  en  Beth- 
lefaem  de  Jndea  en  dluf  <W  rey 
Herodes,  he  aquí,  cu*  -Magos  vinieron 
del  oriente  á  Jerusalem, 

2  Diciendo :  ¿  Dónde  está  el  rey  de  ios 
Jud*n\  qn*  ha  nacido?  Bn^un» 
trolla  hemos  visto  en  el  oriente,  y  Teñi- 
mos á  adorarle. 

SYoyendoeslselses/Berodsssettfbóy 
y  toda  Jesnsalem  coa  óL 

4  Y  convocases  usdosk>STjríacip€S  de 
los  sacerdotes,  y  los  escribas  del  pueblo, 
les  pregunto  donde  habla  de  nacer  el 
Cristo. 

5  T  eHoa  le  dfyeron:  En  Bethlenem  de 
Jadea;  porque  asi  está  escrito  por  el 
profeta: 

0  T  tú,  Beihleheut,  tierra  de  Jnda,  no 
eres  muy  pequeña  entre  los  principes  de 
Jnda;  porque  de  tí  saldrá  el  Caudillo, 
que  apacentará  á  mi  pueblo  IsraeL 

7  Entonces  Herodes,  llamados  los  Ma- 
go* en  secreto,  entendió  de  eHos  dtt- 
gentementé  el  tiempo  del  aparecimiento 
de  la  estrella. 

8  Y  enriendóles  á  Bethlenem,  dijo: 
Andad  allá,  y  preguntad  eon  diligencia 
por  el  niño ;  y  después  que  U  hallareis, 
hacédmelo  saber,  para  que  yo  renga  j 
le  adore. 

9  Y  ellos,  habiendo  oido  al  rey,  se  fue- 
ron; y  he  aqui,  que  la  estrella,  que  ha- 
blan visto  en  si  oriente,  iba  delante  de 
ellos,  hasta  que  llegando,  se  puso  sobre 
donde  estaba  el  niño. 

10  Y  vista  la  estrella,  se  regocijaron 
mucho  de  gran  gozo. 

11  Y  entesado  en  la  casa,  hallaron  al 
nifto  eon  su  madre  Marta,  y  postran- 

'  dése,  le  adoraron,  y  abriendo  sus  teso- 
ros, le  ofrecieron  dones,  oro,  y  incienso, 
y  mirra, 

12  T  Y  siendo  avisados  por  revelación 
en  sueños,  qus  no  volviesen  á  Herodes, 
se  volvieron  á  su  tierra  por  otro  ca- 
mino. 

13  Y  partidos  ellos,  he  aqui,  el  ángel 
del  Señor  aparece  en  sueños  á  Joscph, 
diciendo :  Levántate,  y  toma  al  niño,  y 
á  su  madre,  y  huye  á  Egypto,  y  estáte 
allá,  hasta  qué  yo  te  fe  diga;  porque  ha 
de  acontecer  que  Herodes  buscará  al 
alaoperaTnsJjftltv 

4 


14  Y  levantándose  él,  tomó  al  niño  y 
á  su  madre  de  noche,  y  se  fue*  á  Egypto ; 

10  Y'  estuvo  allá  tosía  ls  muerte  do 
Herodes,  para  que  se  cumpliese  lo  quo 
habla  hablado  el  Señor  por  el  profeta, 
que  dijo :  De  Egypto  llamé  á  mi  Htyo. 

16  *¡  Herodes  entonces,  como  se  vio 
burlado  deles  "Magos,  se  enojó  mucho ;  y 
envió,  y  mató  todos  los  niños  que  habla 
en  Bethlehem,  y  en  todos  sus  términos, 
de  edad  de  dos  anos  ahajo,  conformo 
al  tiempo  que  habla  entendido  un  Ion 
Mogos. 

17  Entonces  se  cumplió  lo  que  toé  di- 
cho por  el  profeta  Jeremías,  que  djjo : 

18  Vos  fué  oida  en  Basas,  lamenta- 
clon,  y  lloro,  y  gemido  grande :  Raehel 
qoe  llora  sus  mjoe,  y  no  quino  ser  con- 
solada, porque  parecieron. 

19  *¡  Mas  muerto  Herodes,  he  aqui,  el 
ángel  del  Señor  aparece  en  aneftos  á 
Joseph  en  Egypto, 

20  Diciendo :  Levántate,  y  toma  al  nfita, 
y  á  Su  madre,  y  vete  á  tierra  dolarse!; 
que  muertos  non  los  que  procuraban  la 
muerte  del  niño. 

SI  Entonces  él  so  levantó,  j  temé  al 
nao,  y  á  su  meetas,  y  vínose  4  tierra  do 
Israel. 

22  Y  oyendo  que  Arqueten  reinaba  en 
Jndea  por  Herodes  su  padre,  tuvo  tensor 
ds  ir  allá;  mas  amonestado  por  revela- 
ción en  sueños,  se  rué  á  tos  paites  de 
(Miles.  * 

23  Y  vino,  y  habitó  en  la  ciudad  que  so 
llama  Nsxarotb;  para  que  se  cumpliese 
lo  que  me  dicho  por  los  profetas,  que 
habla  ds  ser  llamado  Nazarena 

CAHTTJLOin. 

AMWMsyKMMOr  *m  €^mho(  oonjomt*  o¡  tetsuro^h* 
c4a»iprtpattlo»faimo*€tttp»obbempM*Nmwl*m 
V  bautismo  de  arrtptntimitntoparm,  rocAmré  €rum\ 
cuya  venido  y  virtud  declara.  77.  Cristo  es  taitfCv 
dopéreXwel Podre r<rtE*p*rttu  Semto  ie  dem  tto- 


YEN  aquellos  antevino  Jnsn  el  Bau- 
tista, pilcando  en  el  desietto  de 
Judea, 

2  Y  diciendo:  Arrepentios;  que  el  rei- 
no de  los  cielos  se  aceres. 

8  Porque  este  es  aquel  del  cual  fné  dicho 
por  el  profeta  Isaías,  que  dtyo:  Vos  dd 
que  clama  en  el  desierto:  Aparejad  el  ca- 
mino del  Señor:  enderesad  sus  veredas. 

4  Y  tenia  Juan  su  vestido  de  polos  da 
camellos,  y  una  data  do  enero  ni  rede- 
dor de  sus  lomos;  ysusjoatidaoralsn- 
gostas,  y  miel  montea. 

*  totoncaasslfrá41|ira*»|em^ytofts 


$¿K  mxna 


Juá^jtoda^nfovJM^fcaiderador 
del  Jordán, 

6  T  eran  bautizados  por  él  en  «1  Jordán, 
confesando  sus  pecados. 

7  Y  viendo  él  muchos  de  los  Fariseos  y 
de  les.Sadduceos,  que  Tenían  á  su  bau- 
tismo, les  decía:  Generación  de  víboras, 
¿  quién  ¿>s  ha  enseñado  á  huir  de  la  Ira 
que  vendrá? 

8  Haced  pues  frutos  dignos  de  arrepen- 
timiento. 

9  Y  no  penséis  en  deciros :  A  Abraham 
tenemos  por  padre ;  porque  yo  os  digo, 
que  puede  Dios  despertar  hijos  á  Abra- 
ham aun  de  estas  piedras. 

10  Ahora,  ya  también  la  hacha  está 
puesta  á  la  raiz  de  los  árboles ;  y  todo 
árbol  que  no  hace  buen  fruto,  es  cortado, 
y  echado  en  el  fuego. 

11  Yo  á  la  verdad  os  bautizo  en  agua 
para  arrepentimiento ;  mas  el  que  viene 
en  pos  de  mi,  mas  poderoso  es  que  yo ; 
los  Espatos  del  cual  yo  no  soy  digno  de 
llevar :  él  os  bautizará  con  Espíritu  San- 
to y  fuego. 

12  8u  aventador  está  en  su  mano,  y 
aventará  su  era,  y  allegará  su  trigo  en 
el  alfolí,  y  quemará  la  paja  en  fuego  que 
nunca  se  apagará. 

13  %  Entonces  Jesús  vino  de  Galilea  á 
Juan  al  Jordán,  para  ser  bautizado  por  éX 

14  Mas  Juan  le  resistía  mucho,  dicien- 
do :  Yo  he  menester  de  ser  bautizado 
por  ti,  ¿y  tú  vienes  á  mí  f 

15  Empero  respondiendo  Jesús  le  dijo : 
Deja  ahora;  porque  así  nos  conviene 
cumplir  toda  justicia.    Entonces  le  dejó. 

16  Y  Jesús  después  que  fué  bautizado» 
subió  luego  del  agua»  y,  he  aquí,  los  cie- 
los le  fueron  abiertos,  y  vio  al  Espíritu 
de  Dios  que  descendía  como  paloma,  j 
venia  sobre  él ; 

17  Y,  he  aquí,  una  voz  de  los  ciclos  que 
decía;  Este  es  mi  hyo  amado,  en  el  cual 
tengo  contentamiento* 

CAPITULO  IV. 

Cristo  retirándose  al  desierto  después  de  su  bautismo 
ayuna  cuarenta  dios  y  cuarenta  noches,  y  es  tentado 
del  diablo,  1.  de  desesperación  en  m  hambre,  S.  de 
temeridad  en  su  vocmokm,  8.  de  mmtrioia,  y  ambi- 
ción junta  oon  idolatría  ;  mas  todo  lo  vence  con  pa- 
labra de  Dios  dando  d  tos  siiyos  como  un  ensaye 
dé  suémae  psUmroens  tentaciones,  y  del  modo  como 
vencerán  por  él  U.  I*  primera  salida  den  predi- 
cación hinchiendo  de  luz  y  de  saludes  del  cielo  toda 
la  tierra  Urna  de  tinieblas.  Til.  Llama  d  Pedro,  d 
Mntrm,  é  Sarntimpo  p  Ú  Juan:  km  cuahm  dejadas 
'~fiy  *r*  m —  fr  ríjwti,  tff 

ENTONCES  Jesús  fué  llevado  por  el 
Espíritu  al  desierto,  paca  s¿r  tenia* 
do  Ael  ¿labio. 


2  Y  habiendo  ajamado  cnaren¿*  ¿fe*  y 
cuarenta  noches,  después  tuvo  hambre. 

3  Y  llegándose  á  él  el  tentador»  dtyo :  Si 
eres  Hijo  de  Dios,  di  que  estas  piedras  se 
hagan  pan. 

4  Mas  él  respondiendo,  dijo:  Escrito 
está :  No  con  solo  el  pan  vivirá  el  hom- 
bre ;  mas  con  toda  palabra  que  sale  por 
la  boca  de  Dios. 

5  Entonces  el  diablo  le  pasa  á  la  santa 
ciudad ;  y  le  puso  sobre  las  almenas  del 
templo, 

6  Y  le  dy o :  Si  eres  Hijo  de  Dios,  échate 
de  aquí  abajo:  que  escrito  está:  Que  á 
sus  ángeles  te  encomendará;  y  te  alza- 
rán en  «u*  manos»  para  que  nunca  hieras 
tu  pié  en  piedra. 

7  Jesús  le  dijo :  También  está  escrito : 
No  tentarás  al  Señor  tu  Dios. 

8  Otra  vez  le  pasa  el  diablo  á  un  monte 
muy  alto,  y  le  muestra  todos  los  reinos 
del  mundo,  y  sd  gloria, 

9  Y  le  dice:  Todo  esto  te  daré,  si  pos- 
trado me  adorares. 

10  Entonces  Jesús  le  áiee:  Vete,  Ba- 
tanas; que  escrito  está:  Al  Señor  tu 
Dios  adorarás,  y  á  él  solo  servirás. 

11  El  diablo  entonces  le  dejé:  y,he*a*i, 
los  ángeles  llegaron,  y  le  servían. 

12  %  Mas  oyendo  Jesús  que  Juan  estaba 
preso,  se  volvió  á  Galilea ; 

13  Y  dejando  á  Nazaretb,  vino,  y  habitó 
en  Capernaum,  dudad  marítima,  en  los 
confines  de  Zabulón  y  de  Nephthalim ; 

14  {ara  que  se  cumpliese  lo  que  fué 
dicho  por  el  profeta  Isaías,  que  dijo : 

15  La  tierra  de  Zabulón,  y  la  tíerta  de 
Nephthalím,  camino  de  la  mar,  de  la 
otra  parte  del  Jordán»  Galilea  de  loa 
Gentiles, 

16  Pueblo  asentado  en  tinieblas,  vio 
gran  luz,  y  á  los  asentados  en  reglón  y 
sombra  de  muerte,  luz  les  esclareció. 

17  Desde  entonces  oomenzó  Jesús  á 
predicar,  y  á  decir :  Arrepentios ;  que  el 
reino  de  los  cielos  se  ha  acercado. 

18  1T  Y  andando  Jesús  junto  á  la  mar 
de  Galilea  vio  á  dos  hermanos,  Simón, 
que  es  llamado  Pedro,  y  Andrés  su  her- 
mano, que  echaban  la  red  en  la  mar; 
porque  eran  pescadores. 

19  Y  díceles:  Venid  en  pos  de  mí,  y 
haceros  he  pescadores  de  hombres. 

20  Ellos  entonces,  dejando  luego  las 
redes,  le  siguieron. 

21  Y  pasando  de  allí,  vio  otros  dos  her- 
manos, Santiago,  Atfo  de  Zebedeo,  y  Juan 
•utomano,  en  la  nave  coa  Zebedeo  so 


SA*N  tf  ATBO. 


padre,  'que*^euieiidabeu  sus  redes  ;  y  los 
llamó. 

22  T  eHos  luego,  dejando  1»  nave,  y  á 
bu  padre,  le  siguieron. 

28  T  rodeó  Jes  os  á  toda  Galilea  ense- 
ñando en  las  sinagogas  de  ellos,  y  predi- 
cando el  evangelio  del  reino,  y  sanando 
toda  enfermedad,  y  toda  dolencia  en  el 
puebla 

24  T  corría  su  lama  por  toda  la  6yfia ; 
y  traían  á  él  todos  los  que  tenían  mal, 
los  tomados  de  diversas  enfermedades  y 
tormentos,  y  los  endemoniados,  y  lunáti- 
cos, y  paralíticos ;  y  los  sanaba. 

25  Y  le  seguían  grandes  multitudes  de 
pueblo  de  Galilea,  y  de  Decapolis,  y  de 
Jerusalem,  y  de  Judea,  y  de  la  otra  parte 
del  Jordán. 

CAPITULO  V. 

Comienza  la  doctrina  de  Grillo :  m  primer  discurso 
en  que  ensePiadsm  discípulos  cual  sea  la  verdadera 
bienaventuranza pari*  parparte,  la  etmü  soknuente 
competed  fot  qmU  signen,  dios  cuales  aplica  ciertos 
títulos  propios,  unos  que  declaran  elingenio  de  ellos  y 
de  su  nueva  naturaleeaen  Cristo:  eomo  son,mansee, 
Justos,  unmtio»dÍosos,  Inopias  de  animo, pacifica- 
dores. Otros  declaran  m  suerte  inevitable  en  el  mun- 
do: como  son,  pobre»  tristes,  ó  lloroso*,  perseguidos, 
maldecidos,  calumniados  del  mundo,  d  los  cuales 

de  la  gloriosa  suerte  que  tienen  en  Dios,  hechos  com- 
pañeros de  los  profetas  y  piadosos  anunciadores  de 
la  verdad,  que  les  precedieron.  II.  llamándole*  sal 
f  lu*  del  mundo,  leo  deeiarom  ministerio  en  el  mun- 
do en  la  predicación  de  la  profesión  dicha,  u  le» 
avisa  de  lo  contrario  d  su  ministerio  para  ove  se 
guarden  de  ello.  III.  La  sal  y  luxcon  que  quiere  que 
saseue  ahornaren  el  mando,  sala  leu  de  Dios,  la  cual 
no  quiere  invalidar,  porque  es  eterna,  antes  dice  ser 
venido  para  que  por  él  se  le  dé  su  verdaderotumplir 
miento.  IV.  Para  lo  cual  ante  todas  cosa»  se  reque- 
ría que  ella  fuese  restaurada  en  m  verdadero  sen- 
tido: lo  cual  {como  el  verdadero  intérprete  de  ella) 
comienza  d  hacer  parte  por  parte. 

Y  VIENDO  Jeeue  las  multitudes,  su- 
bió á  un  monte ;  y  sentándose  él,  se 
llegaron  á  él  sus  discípulos. 
2i  abriendo  él  su  boca,  les  ensenaba, 
diciendo!    * 

8  Bienaventurados  los  pobres  en  espí- 
ritu ;  porque  de  ellos  es  el  reino  de  los 
cielos. 

4  Bienaventurados  los  tristes;  porque 
ellos  recibirán  consolación. 

5  Bienaventurados  los  mansos;  porque 
ellos  recibirán  la  tierra  por  heredad. 

6  Bienaventurados  los  que  tienen  ham- 
bre y  sed  de  justicia;  porque  ellos  serán 
hartos. 

7  Bienaventurados  los  misericordiosos ; 
porque  ellos  alcanzarán  misericordia. 

8  Bienaventurados  los  de  limpio  cora- 
son  ;  porque  ellos  verán  á  Dios. 

9  Bluwtfimdos  ios  pacificadores; 

0 


fagot  de 

Dios. 

10  Bienaventurados  los  que  padecen 
persecución  por  "causa  de  la  justicia; 
porque  de  ellos  es  el  reino  de  los  cielos. 

11  Bienaventurados  sois,  cuaudó-ostnal- 
dtycren,  y  os  persiguieren,  y  dijeren  de 
vosotros  todo  mal  por  mi  causa,  min- 
tiendo. 

12  Regocijaos  y  alegraos ;  porque  vues- 
tro galardón  es  grande  en  los  cielos;  que 
así  persiguieron  á  los  profetas  que  fue- 
ron entes  de  vosotros. 

18  T  Vosotros  sois  la  sal  de  la  tierra ;  y 
si  la  sal  perdieA  eu  sabor,  ¿con  qué  será 
salada?  no  raJSVinas  para  nada ;  sino  que 
sea  echada  ibera,  y  sea  hollada  de  los 
hombres. 

14  Vosotros  sois  la  luz  del  mundo.  La 
ciudad  asentada  sobre'  el  monte  no  se 
puede  esconder. 

15  NI  se  enciende  la  luz,  y  se  pone  de- 
bajo de  un  almud,  sino  en  el  caudelero, 
y  alumbra  á  todos  los  que  están  en  casa. 

16  Asi  pues  alumbre  vuestra  los  delante 
de  los  hombres,  para  que  vean  vuestras 
obras  buenas,  y  glorifiquen  á  vuestro  Pa- 
dre que  está  en  los  cielos. 

17  *¡  No  penséis  que  he  venido  para  in- 
validar la  ley,  ó  los  profetas:  no  he  ve- 
nido para  invalidarlos,  sino  para  cumplir- 
los. 

18  Porque  de  cierto  os  digo,  que  hasta 
que  perezca  el  cielo  y  la  tierra,  ni  una 
jota,  ni  un  tilde  perecerá  de  la  ley,  sin 
que  todss  las  cosas  sean  cumplidas. 

10  De  manera  que  cualquiera  que  que- 
brantare uno  de  estos  mandamientos 
muy  pequeños,  y  asi  ensenare  á  los  hom- 
bres, muv  pequeño  será  llamado  en  el 
remo  de  los  cielos ;  mas  cualquiera  que 
loe  hiciere,  y  ensenare,  este  será  llamado 
grande  en  el  reino  de  los  cielos. 

20  Porque  yo  os  digo,  que  si  vuestra 
justicia  no  fuere  mayor  que  la  de  los  es- 
cribas y  de  los  Fariseos,  no  entraréis  en 
el  reino  de  los  cielos. 

21  T  Oisteis  que  fué  dicho  á  los  anti- 
guos :  No  matarás ;  mas  cualquiera  que 
matare,  estará  expuesto  ajuicio. 

22  To  pues  os  digo,  que  cualquiera  que 
se  enojare  sin  razón  con  su  hermano, 
estará  expuesto  á  juicio;  y  cualquiera 
que  dljare  á  su  hermano:  Raes,  sata* 
rá  expuesto  al  conetHo;  y  cualquiera 
que  á  t%t  hermetno  dfyere :  Insensato*  ci- 
tará üjipistu  aHuejro  del  infierno. 

28  Por  tanto  si  trajeres  tu  pirgurta  #4 


SAN  BfefcTBO. 


aks<\  y  siM  te  asestaras,  que  te> 
tiene  algo  contra  tí, 

24  Deja  allí  tu  presente  dejante  del  al- 
tar,  y  vé:  vuelve  primero  en  amistad 
con  tu  hermano,  y  entonces  vó,  y  ofrece 
tu  presente. 

35  Ponte  de  acuerdo  con  tu  adversario 
presto,  entre  tanto  que  estás  con  él  en 
el  camino ;  porque  no  acontezca  que  el 
adversario  te  entregue  al  juez,  y  el  juez 
te  entregue  al  ministro ;  y  seas  senado 
en  prisión.    . 

26  De  cierto  te  digo,  que  no  saldrás  de 
alli,  hasta  que  pagues  el  postrer  cornado. 

27  ?  Ótetele  que  fué  dicho  á  los  anti- 
guos :  No  cometerás  adulterio : 

26  To  pues  os  digo,  que  cualquiera  que 
mira  á  una  muger  para  codiciarla,  ya 
adulteró  con  ella  en  su  corazón. 

29  Por  tanto  si  tu  ojo  derecho  te  fuere 
ocasión  de  caer,  sácale,  y  échale  de  ti ; 
que  mejor  te  es,  que  se  pierda  uno  de 
tus  miembros,  que  no  que  todo  tu  cuer- 
po sea  echado  al  infierno. 

80  Y  si  tu  mano  derecha  te  fuere  oss> 
sion  de  caer,  córtala,  y  échala  de  tLr'que 
mejor  te  es,  que  se  pierda  uno  de  tus 
miembros,  que  no  que  todo  tu  cuerpo 
sea  echado  al  infierno. 

31  ?  También  fué  dicho:  Cualquiera 
que  despidiere  á  su  muger,  déle  carta  de 
divorcio : 

83  Mas  yo  os  digo,  que  el  que  despi- 
diere á  su  muger,  á  no  ser  por  cansa  de 
fornicación,  hace  que  ella  adultere  ;*y  el 
que  se  casare  con  la  despedida,  comete 
adulterio. 

88  T  También  oísteis  que  fué  diefao  á 
los  antiguos:  No  te  perjurarás;  mas 
cumplirás  al  Señor  tus  juramentos, 

84  To  pues  os  digo :  No  juréis  en  nin- 
guna manera; , ni  por  el  «lelo,  porque  es 
el  trono  de  Dios ; 

85  Ni  por  la  tierra,  porque  es  el  estrado 
de  sus  pies ;  ni  por  Jerusalem,  porque  es 
la  ciudad  del  gran  Rey. 

86  NI  por  tu  cabeza  jurarás;  porque 
no  puedes  hacer  un  cabello  blanco  ó 
negro.     - 

87  Mas  sea  vuestro  hablar,  Si,  si:  No, 
no;  porque  lo  que  es  mas  de  esto,  de 
mal  procede. 

88  T  Oísteis  que  fué  dicho  á  los  anti- 
guos :  Ojo  por  ojo ;  y  diente  por  diente : 

89  Mas  yo  os  digo:  que  no  resistáis  al 
mal :  antes  á  cualquiera  que  te  hiriere  en 
tu  mejilla  derecha,  vuélvelo  también  la 


40  Y  al  une  ipkk*€pommU  4  piejo,  y 
tomarte  tu  ropa,  déjale  también  la  capa. 

41  Y  á  cualquiera  que  te  ióxsare  á  ir 
una  milla,  vé  con  él  dos. 

42  Ai  que  te  pidiere,  dale;  y  al  que 
quisiere  tomar  de  ti  prestado,  no  le  re- 
huses. 

43  K  Oísteis  que  fué  dicho:  Amarás  á 
tu  prójimo ;  y  aborrecerás  á  tu  enemjgp. 

44  Yo  pues  os. digo:  Amad  á  vuestros 
-enemigos :  bendecid  á  los  que  os  maldi- 
cen :  haced  bien  á  los  que  os  aborrecen, 
y  orad  por  los  que  os  calumnian  y  os 
persiguen; 

45  Para  que  seáis  ujos  de  vuestro  Padre 
que  está  en  los  cielos :  que  hace  que  su 
sol  salga  sobre  malos  y  buenos ;  y  llueve 
sobre  justos  y  injustos. 

46  Porque  si  amareis  á  los  que  os  aman, 
¿qué  galardop  tendréis  ?  ¿No  hacen  tam- 
bién lo  mismo  los  publícanos  ? 

47  Y  si  saludareis  á  vuestros  hermanos 
solamente,  ¿qué*  hacéis  de  mas?  ¿No  ha- 
cen también  asi  los  publícanos  ? 

48 -Sed  pues  vosotros  perfectos,  como 
vuestro  Padre  que  está  en  los  cielos  es 
perfecto. 

CAPITULO  VI. 

Prosigue  ma»  en  especial  en  la  purificación  de  la  ««** 
dadera  doctrina  de  la  ley  y  de  la»  piadosa»  oftrtt, 
siemps^eomo  comenzó,  contraponiendo  las  obra»  de 
loe  hipócrita*.  De  la  limosna.  TI.  De  la  oración,  y 
del  perdonar  con  facilidad  la»  o/enea»  a  lo»  herma- 
no*. ///.  Del  amato.  IV.  El  primero  y  tolo  estudio 
deipimdato  evangélico,  adquirirverdadera  y  vivafé* 
y  procurar  tu  aumento  abnegada  toda  ^avaricia, 
pospuesto  y  mortificado  todo  cuidado  congojoso  del 
eumteuta,  el  cwal  el  Padre  celestial  tiene  tomado  toare 
d,tfc 

IRAS)  que  no  hagáis  vuestra  limos- 
na delante  de  los  hombres,  para  que 
seáis  en  hados  de  ellos:  de  otra  manera 
no  tenéis  galardón  de  vuestro  Padre  que 
está  en  ios  cielos. 

2  Pues  cuando  haces  limosna,  no  hagas 
tocar  trompeta  delante  de  ti,  como  hacen 
los  hipócritas  en  las  sinagogas,  y  en  las 
plazas,  para  ser  estimados  de  los  hom- 
bres: de  cierto  os  digo  que  ya  tienen  su 
galardón. 

8  Mas  cuando  tú  haces  limosna,  no  sepa 
tu  izquierda  lo  que  hace  tu  derecha, 

4  Que  sea  tu  limosna  en  secreto;  y  tu 
Padre,  que  ve  en  lo  soneto,  él  te  recom- 
pensará en  lo  público. 

5  1T  Y  cuando  orares,  no  seas  como  los 
hipócritas;  porque  ellos  aman  el  oraren 
las  sinagogas,  y  en  las  esquinas  de  las 
calles  en  pié ;  para  que  sean  vistos.  Do 
alerto  que  ya  tienen  su  galardón. 

? 


M1 


SAN  MATBa. 


0  Mes  tñ,  cuando  orares,  entra  en  "tu 
cámara,  y  cerrada-  tu  puerta,  ora  á  tu 
Padre  que  está  en  lo  escondido;  y  tu 
Padre,  que  ve  en  lo  escondido,  te  re- 
compensará en  lo  público. 

7  Y  orando,  no  habléis  inútilmente,  co- 
mo los  paganos,  que  piensan  que  por  su 
partería  serán  oídos. 

8  No  os  hagáis  pues  semejantes  á  ellos; 
porque  vuestro  Padre  sabe  de  que  cosas 
tenéis  necesidad,  antes  que  vosotros  le' 
pidáis. 

9  Vosotros,  pues,  oraréis  así:  Padre 
nuestro,  que  estás  en  los  cielos:  sea 
santificado  tu  nombre. 

10  Venga  tu  reino :  sea  hecha  tu  volun- 
tad, como  en  el  cielo,  asi  también  en  la 
tierra. 

11  Danos  hoy  nuestro  pan  cotidiano. 

12  T  perdónanos  nuestras  deudas,  como 
también  nosotros  perdonamos  á  nuestros 
deudores. 

18  T  no  nos  metas  en  tentación,  mas 
líbranos  de  mal;  porque  tuyo  es  el  reino, 
y  el  poder,  y  la  gloria,  por  todo»  los  si- 
glos.   Amen. 

14  Porque  si  perdonareis  á  los  hombres 
sus  ofensas,  os  perdonará  también  á  vo- 
sotros vuestro  Padre  celestial 

15  Mas  si  no  perdonareis  á  los  hombres 
sus  ofensas,- tampoco  vuestro  Padre  os 
perdonará  vuestras  ofensas. 

16  \  T  cuando  ayunáis,  no  seáis  como 
los  hipócritas,  austeros:  que  demudan 
sus  rostros  para  parecer  á  los  hombres 
que  ayunan*  De  cierto  os  digo,  que  ya 
tienen  su  galardón. 

17  Mas  tú,  cuando  ayunas,  unge  tu  ca- 
bera, y  lava  tu  rostro, 

18  Para  no  parecer  á  los  hombrea  que 
ayunas,  sino  á  tu  Adre  que  está  en  lo 
escondido ;  y  tu  Padre  que  ve  en  lo  es- 
condido, te  recompensará  en  lo  público. 

19  \  No  hagáis  tesoros  en  la  tierra, 
dónde  la  poffila  y  el  orin  corrompe,  y 
dónde  ladrones  minan,  y  hurtan ; 

20  Mas  haceos  tesoros  en  el  délo,  donde 
ni  polilla  ni  orin  covompe,  y  donde  la- 
drones no  minan,  ni  hurtan. 

31  Porque'  donde  estuviere  vuestro  te- 
soro, allí  estará  vuestro-  corazón. 

»  La  tas  del  cuerpo  ea  el  ojo:  asi  qué 
si  tu  ojo  raeré  sincero,  todo  tu  cuerpo 
seTá' luminoso. 

28  Mas  si  tu  ojo  meta  malo,  torta  tu 
cuerpo  será  tenebroso.    Asi  <{«•  si  la 
lúa  que  en  tfr  hay,  so* tmleofe»,  ¿cuán- 
tas MftffUat  mismas  taféala»? 
8 


porque  ó  aborrecerá  al  uno,  y  amará  al 
otro ;  ó  se  llegará  al  Uno,  y  menospre- 
ciará al  otro.  No  podéis  servir  á  Dtos,  y 
á  las  riquezas. 

25  Por  tanto  os  digo :  No  os  congojéis 
por  vuestra  vida,  qué  liabeis  de  comer,  ó 
qué  habéis  de  beber;  ni  por  vuestro 
cuerpo,  qué  habéis  de  vestir.  ¿Xa  vida 
no  es  mas  que  el  aumento,  y  ef  cuerpo 
que  el  vestido  ? 

26  Mirad  á  las  aves  del  cielo,  que  m» 
siembran,  ni  siegan,  ni  aHegau  en  al- 
folies ;  y  vuestro  Padre  celestial  las  ali- 
menta. ¿  No  sois  -vosotros  mucho  mejo- 
res que  ellas  t 

27  ¿Mas  quién  de  vosotros,  por  mucho 
que  se  congoje,  podrá  añadir  á  su  esta- 
tura un  codo? 

28  T  por  el  vestido,  ¿  por  qué  os  con* 
gojals  ?  Aprended  de  los  lirios  del  can*, 
po,  como  crecen :  no  trabajan,  ni  Hilan : 

29  Mas  os  digo,  que  ni  aun  Salomón 
con  toda  su  gloria  rué  vestido  asi  como 
uno  de  ellos. 

80  Y  si  la  yerba  del  campo,  c¿ne  hoj  ea, 
y  mañana  es  echada  en  el  horno,  Dios  In- 
viste asi,  ¿no  hará  mucho  mas  á  voso- 
tros, hombres  de  poca  <$• 

81  No  os  congojéis,  pues,  diciendo: 
¿Qué  comeremos,  ó  qué  beberemos,  6 
con  qué  nos  cubriremos  ? 

88  (Porque  loa  Gentiles  buscan  todas 
estas  eosas;)  porque  vuestro  Padre  ce- 
lestial sabe  que  de  todas  estas  cosas  te- 
néis necesidad. 

88  Mas  buscad  primeramente  el  reino 
de  Dios,  y  su  justicia ;  y  todas  estas  cosaa 
os  serán  afiadfdas. 

84  Asi  que,  no  os  congojéis  por  lo  de 
mañana;  que  el  mañana  traerá  su  con- 
goja: basta  al  día  su  aflicción. 

CAPITULO  VIL 

Prosiguiendo  en  «I  miau»  diteurto,  desciende  á  dar 
algunos  precepto»  mas  particulares,  como:  I.  de  ta 
modestia  en  el  juzgar  del  prójimo  contra  fct  hipé- 
ortsas,  í  da  ia  prudencia  en  la  dispensación  da  ta 
eagrada  doctrina.  II.  Exhorta  4  la  oración.  Uí 
Suma  de  toda  ta  ley  de  ta  caridad.  TV.  Exhorta 
d  recibir  el  evangelio.  V.  A  gnardarsmde  HsfOhm 
mmñmdorm,gtmimn*o  onrtopm  si  mal  t ton  cono- 
cidos. VL  El  gm  redó»  de  ánimo  la  doctrina  jal 
evangelio,  por  etla  vena  toda  tentación:  ol  *<¡p¿» 
crita  perece  en  ella. 

Na  Juzgúete-  porque  también  no  icais 
juagada*. 
8  Poruña  con  el  Juicio  edtt  que  Jttsjafe, 
serete  juagados ;  y  con  la  medida  que  me- 
dís, con.  eMa  es  vcAveráBA  tteaUv 
8  T  ¿porqué  miras  la  arista  que 481* 


SAN  MAf  1©. 


6tt  SI  9§0  CjS  til  IWfmSnO;  yB©*  NMotn 
ver  la  viga  que  está  en  tu  ojo  ? 

4  O  ¿ eómo  dirás  á  tu  hermano:  Deja, 
echaré  de  tn  ojo  la  arista ;  y,  he  aquí,  «na 
viga  en tn  ojo? 

5  |  Hipócrita !  echa  primero  la  Yiga  de  tn 
ojo;  y  entonces  veras  claramente  pora 
echar  la  arista  del  ojo  de  tn  hermano. 

6  No  deis  lo  santo  á  los  perros;  ni 
echéis  Tnestras  perlas  delante  de  tos 
puercos;  porque  no  las  rehnellen  con 
sus  pies,  y  vuelvan,  y  os  despedacen. 

7  %  ^edtd,  7  se  os  dará:  Roscad,  y  ha- 
llaréis: llamad,  y  se  os  abrirá. 

8  Porque  cualquiera  qne  pide,  recibe; 
y  el  qne  busca,  halla;  y  al  qne  llamo, se 
le  abrirá. 

9  ¿Qué  hombre  hay  de  YosptroB,  á 
quien  si  su  hjjo  pidiere  pan,  le  dará  una 
piedra"  - 

10  i  O  si  Impidiere  un  pea,  le  dará  una 
serpiente? 

11  Pues,  si  vosotros,  siendo  matos,  sa- 
béis dar  buenas  dádivas  á  vuestros  hijos, 
Vuestro  Padre  que  está  en  tos  délos, 
¿cuánto  mas  dará  buenas  cosas á  tos  que 
te  piden? 

13  V  Así  que,  todas  las  cosas  qne  quer- 
ríais que  los  hombres  hiciesen  con  voso- 
tros, asi  también  haced  vosotros-  con 
ellos ;  porque  esta  es  la  ley,  y  los  pro» 
tetas. 

18  ?  Entrad  por  la  puerta  estrecha; 
porque  aneha  et  la  puerta,  y  espacioso 
el  camino  que  lleva  á  perdición:;  y  los 
que  van  por  é^  son  muchos. 

14  Porque  la  puerta  es  estrecha,  y  an- 
gosto el  camino  que  lleva  á  la  vida;  y 
pocos  son  loa  qne  lo  hallan. 

15  T  Guardaos  de  los  láteos  profetas, 
que  vienen  á  vosotros  con  vestidos  de 
ovejas ;  mas  interiormente  son  tobos  ro- 
badores. 

10  Por  sus  frutos  los  conoceréis.  ¿Co- 
gensenvas  de  los  espinos,  6  higos  de  las 
cambroneras  ? 

17  De  esta-  manera,  todo  buen  árbol 
lleva  buenos  frutos ;  mas  el  árbol  carco- 
mido lleva  malos  frutos.   . 

IB  No  puede  el  buen  árbof  llevar  matos 
frutos;  ni  el  árbol  carcomido  llevar  bue- 
nos frutos. 

19  Todo  árbol  que  no  lleva  bueri  fruto, 
cortase,  y  échase  en  el  ruegoc 

90  Asi  que  por  sus  frutos  tos  conoce- 
réis. 

91  17o  cualquiera  que  me  dice?  Seflor» 
Scfior,  entrará,  en  el  reino  de  lotcktog; 


mas  él  qne  nenie  la  vovtrfinm  de  mi 
Padre  que  está  en  los  cielos. 
38  Muchos  me  dirán  en  aquel  día :  Se- 
ñor, 8efloi\  ¿no  profetizamos  en  tu  nom- 
bre, y  en  tu  nombre  echamos  demonios, 
y  en  tu  nombre  hicimos  muchas  gran- 
dezas? 

93  T  entonces  les  confesaré:  Nunca  os 
conocí:  apartaos  de  mi,  obradores  de 
maldad. 

94  H  Pues,  cualquiera  que  me  oye  estas 
palabras,  y  las  hace,  compararle  he  al  va- 
ron  prudente  que  edificó  su  casa  sobre 
rocat 

95  T  descendió  lluvia,  y  vinieron  rfoe, 
y  soplaron  vientos,  y  combatieron  aque- 
lla casa,  y  no  cayó ;  porque  estaba  fun- 
dada sobre  roca. 

2fr  Y  cualquiera  que  mcbye  estas  pala- 
bras, y  no  las  hace,  compararle  he  al 
varón  insensato,  que  edificó  su  casa  so- 
bre arena: 

9T  Y  descendió  lluvia,  y*  vinieron  ríos, 
y  soplaron  vientos,  y  hicieron  Ímpetu 
en  aquella  casa,  y  cayó ;  y  fué  su  ruina 
grande. 

98  Y  fué  que  como  Jesús  acabó  estas 
palabras,  las  gentes  se  espantaban  de  su 
doctrina: 

99  Porque  los  ensefiába  como  quien 
tiene  autoridad,  y  no  como  tos  escribas. 

CAPITULO  VHT. 

Limpia  Cristo  d  vn  leproso.  11.  Sanad  Vn  siervo  del 
mutu  ion,  emprn  fi  alaba.  Jli.  Semadkttaeprade 
Pedro 9 d oíros machos enfermas,    IV.MeJkusadun 


escriba,  ó  doctor  de  la  ley,  ti  cual  te  o/retía  d  se- 
ffitnie;  y  amo  tu  tutdisctpuwe~,quecon  ptet&xtóde 
piedad  te  averia  separar  de  di  par  emmwam\  mamé* 
ane  te  quede,  V,  Amanta  la  tempestad  en  et  mar. 
VI.  Sana  d  dos  endemoniados  en  la  tierra  de  los 


Y  COMO  descendW«%VM«  del  monte, 
seguíanle  grandes  multitudes: 

9  Y,  heaquí,  un  leproso  vino,  y  féudoró, 
diciendo :  8enor,  si  quisieres,  puedes  lim- 
piarme. 

8  Y  extendiendo  Jesús  mt  mancyle  focó, 
díclerJflor  Quiero:  Sé  limpio.  Y  luego  su 
lepra  fué  limpiada. 

4  Entonces  Jesús  le  dijo:  MTra,  no  lo 
digas-  á  nadie;  mas- vé,  muéstrate  al  ss> 
cerdotef  y  ofrece  el  presente  que  mandó 
Moyses,  para  que  les  conste; 

O*  i  z*  entrando'  Jesús  en  Cspcrnaum, 
iuitonrér  un*  centurión^  rogándole, 

6  Y  diciendo:  SeKor,  mi  criado  está 
echado  en -casa  paralitico,  gravemente 
atormentado. 

7  Y  Jesús 
sanaré 


'le  dtfo:  Ye-  vendré¿  y  le 

Digitized  by  VaUUy  le 


SAN  ACATE  O. 


8  Yrejgoadt¿cUes*ni4sjnt  yd^o;  k}$> 
flor,  no  soy  digno  qne  entres  debajo  de 
mi  techumbre ;  'mas  solamente  di  con  la 
palabra,  7  mi  criado  sanará. 

0  Porque  también  yo  soy  hombre  de- 
bajo do  potestad ;  y  tengo  debajo  de  mi 
potestad  soldados ;  y  digo  á  este :  Vé,  y 
va;  y  al  otro :  Ven,  y  Tiene;  y  álni  sier- 
vo :  Has  esto,  y  lo  hace, 

10  T  oyéndolo  Jesús,  se  maravilló;  y 
dUo  á  los  qne  le  seguían:  De  cierto  os 
digo,  que  ni  aun  en  Israel  he  hallado 
tanta  & 

11  Y  yo  os  digo,  que  vendrán  muchos 
del  oriente,  y  del  occidente,  y  se  asenta- 
rán con  Abrabam,  y  Isaac,  y  Jacob,  en 
el  reinóle  los  cielos ; 

12  Has  los  hijos  del  reino  serán  echados 
en  las  tinieblas  de  arnera:  allí  será  el 
llanto,  y  el  crujir  de  dientes. 

13  Entonces  Jesús  dtyo  al  centurión: 
Vé,  y  como  creíste,  <ui  sea  hecho  con- 
tigo, Y  su  criado  fué*  sano  en  el  mismo 
momento. 

14  t  Y  vino  Jesús  á  casa  de  Pedro,  y 
vio  á  su  suegra  echada  en  la  cama,  y  con 
fiebre. 

15  Y  tocó  su  mano,  y  la  fiebre  la  dejó ; 
y  ella  se  levantó,  y  les  servia. 

16  Y  como  fué  ya  tarde;  trajeron  á  él 
muchos  endemoniados,  y  echó  de  dios 
los  demonios  con  *u  palabra,  y  sanó  to- 
dos los  enfermos ; 

17  Para  qne  se  cumpliese  lo  que  fué 
dicho  por  el  profeta  Isaías,  que  dijo :  £1 
tomó  nuestras  enfermedades,  y  llevó 
nmatraé  dolencias. 

18  í  Y  viendo  Jesús  grandes  multitudes 
al  rededor  de  sí,  mandó  que  se  mesen  á 
la  otra  parte del  logo* 

19  Y  llegóse  un  escriba,  y  dijole: 
Maestro,  seguirte  he  donde  quiera  que 
fuetes. 

20  Y  Jesús  le  dyo:  Las  sorras  tienen 
cavernas,  y  las  aves  del  cielo  nidos ;  mas 
el  Htyo  del  hombre  00  tiene  donde  re- 
costar tu  cabeza. 

21  Y  otro  de  sus  discípulos  le  cujo: 
Befior,  dame  lioencia  que  vaya  primero, 
y  entierro  á  mi  padre. 

22  Y  Jesús  le  d\Jo:  Sigúeme,  y  deja 
que  los  muertos  entierren  á  sus  muertos. 

23  ^  Y  entrando  él  en  una  nave,  sos 
discípulos  le  siguieron. 

24  Y,  he  squi,  fhé  hecho  en  la  mar  un 
gran  movimiento,  de  manera  que  la  nave 
se  cubría  de  las  ondas ;  y  él  dormía. 

25  Y  llegándose  sus  discípulos  le  des- 

10 


1,  flinlfindo :  fletes,  fletamos,  pe- 
recemos. 

26  Y  ¿les  dice:  ¿Porqué  teméis,  hom- 
bres de  poca  íé?  .  Entonces  levantado 
reprendió  á  los  vientos  y  á  la  mar;  y  fué 
grande  bonanza. 

27  Y  los  hombres  se  maravillaron,  di- 
ciendo :  i  Qué  hombre  es  este,  que  aun 
los  vientos  y  la  mar  le  obedecen? 

28  ^  Y  como  él  llegó  á  la  otra  parte  en 
el  territorio  dé  las  Gergesenos ;  le  vinie- 
ron al  encuentro  dos  endemoniados  que 
sallan  de  los  sepulcros,  fieros  en  gran 
manera,  asi*que  nadie  podía  pasar  por 
aquel  camino. 

29  Y, he aqui, clamaron, diciendo:  ¿Qué 
tenemos  contigo,  Jesús,  Hijo  de  Dios? 
¿  Has  venido  ya  acá  á  molestarnos  antes 
de  tiempo  f 

80  Y  estaba  lejos  de  ellos  un  hato  de 
muchos  puercos  paciendo.  #a 

31  Y  los  demonios  le  rogaron,  diciendo: 
Si  nos  echas,  permítanos  qne  vayamos 
en  aquel  hato  de  puercos. 

82Y<fllesdtfo:  Id.  Y  ellos  salidos,  se 
fueron  al  hato  de  los  puercos;  y,  he 
squi,  todo  el  hato  de  los  puercos  se  pre- 
cipitó de  un  despeñadero  en  la  mar;  y 
murieron  en  las  aguas. 

33  Y  los  porqueros  huyeron,  y  viniendo 
á  la  ciudad,  contaron  todas  las  cosas,  y  - 
lo  'que  habla  pasado  con  los  endemo- 
niados. 

34  Y,  he  aquí,  toda  la  ciudad  salió  á  en- 
contrar á  Jesús ;  y  cuando  le  vieron,  le 
rogaban  que  se  fuese  de  sus  términos. 

CAPITULO  IX. 

Sana  OUt o  d  w»  paraHHco  m  prueba  contra  lo»  «w** 
te*,  qne  tiene  pottetaú  de  perdonar  mocado».  H. 
Llama  A  Mdtm»  pmbliatm**  el  cual  U  ofam¡  *  """ 
ponde  d  lo*  Farimoe  que  le  calumniaban  ******]*? 
y  bébia  con  publtcanoe  y  pecador*»,  til.  XiifomU 
dlmdimHpnmedo  Juwnom  ht  premunían:  i  ***** 
m»  diacipulo»  no  ayunan,  como  ellas  y  lo»  Jnrimvmf 
IV. Reeucitadnna  kifadetm primípaU ¡/ ***<*• 
mino  tana  d  una  muger  de  un  antiguo  jUfo  de  am- 
an. V.  Sama  é  dm  amato,  VL  Sama  4  m  ende- 
moniado mudo,  tfc. 

ENTONCES  entrando  en  una  nave, 
pasó  á  la  otea  parte,  y  vino  á  •» 
ciudad. 

2  Y,  he  aquí,  le  trajeron  un  paralítico 
echado  en  una  cama;  y  viendo  Jesús  la 
fé  de  ellos,  dtyo  al  paralitico :  Confia,  Wr*>¡ 
tus  pecados  te  son  perdonados, 

8  Y,  he  aqui,  algunos  de  los  escribas 
decían  dentro  de  si :  Este  blasfema. 

4  Y  viendo  Jesús  sus  pensamientos, 
dtfo:  ¿Por  qué  pensáis  mal  en  vuestros 

Digitized  by  VjOOQIC 


SAJ*  MATH(X 


doe tetón  perdonado*;  6  decir:  Leván- 
tate, y  anda? 

6  Pues  para  qne  sepáis  qne  el  H$e  del 
hombre  tiene  potestad  en  la  tierra  de 
perdonar  pecados,  (dice  entonces  al  pa- 
ralítico:) Levántate,  toma  tn  cama,  y 
Tete  á  tn  casa, 

7  Entonces  él  se  levanté,  y  se  loó  á  sn 


8  Y  las  gentes  viéndolo,  se  maravilla- 
ron, y  glorificaron  á  Pies,  no*  nublase 
dado  tal  potestad  4  hombres. 

9  %  Y  pasando  Jesns  de  allí,  rió  4  na 
hombre,  qne  estaba  sentado  al  banco  de 
los  tributos,  el  cual  se  llamaba  Mateo, 
y  dícele:  8ígueme.  X  se  levanto,  y  le 
siguió» 

10  Y  aconteció  que  estando  41  sentado 
4  comer  en  la  casa,  he  aqni,  que  muchos 
publícanos  y  pecadores,  que  hablan  ve- 
nido, se  sentaron  juntamente  4  la  mesa 
con  Jesns  y  sus  discípulos. 

11  X  viendo  arfe  los  Fariseos,  dieron  4 
ana  discípulos:  4 Por  qué  eome  vuestro 
Maestro  con  los  pnhllnanos  y  pecadores? 

12  Xoféndejo  Jesns,  les  dUo:  Los  qne 
están  sanos,  no  tienen  necesidad  de  mé- 
dico ;  sino  loa  enfermos. 

13  Andad,  antes  aprended  que  cosa  es : 
Misericordia  quiero,  y  no  sacrificio :  Pon- 
qué no  be  venido  4  llamar  los  Justos, 
sino  los  pecadores  á  arrepentimiento. 

14  H  Entonces  los  discípulos  de  Juan 
vienen  4  él,  diciendo:  ¿Por  qué  noso- 
tros y  los  Fariseos  ayunamos  muchas 
veces,  y  tus  discípulos  no  ayunan  ? 

15  X  les  dtyo  Jesús:  ¿Pueden  los  que 
están  de  bodas  tener  loto  entre  tanto 
que  el  esposo  está  con  ellos  ?  Mas  Ten- 
drán dias,  cuando  el  esposo  será  quitado 
de  ellos,  y  entonces  ayunarán. 

16  Nadie  echa  remiendo  de  paño  nuevo 
en  vestido  viejo ;  porque  el  tal  remiendo 
tira  del  vestido,  y  se  hace  peor  rotura. 

17  Ni  echan  vino  nuevo  en  eneros  vie- 
jos ;  de  otra  manera  loa  cueros  se  rom- 
pen, y  el  vino  se  derrama,  y  se  pierden 
los  cueros ;  mas  echan  el  vino  nuevo  en 
cueros  nuevos;  y  lo  uno  y  lo  otro  ae 
conserva  juntamente. 

18  T  Hablando  él  estas  cosas  4  ellos,  he 
aquí,  cierto  principal  vino,  y  le  adoró,  di- 
ciendo: Mi  mja  es  muerta  poco  na;  mas 
ven,  y  pon  tn  mano  sobre  ella,  y  vivirá. 

19  X  se  levantó  Jesns,  y  le  siguió,  y  sus 
discípulos. 

20  X,  he  aquí,  una  muger  enJerma  de 
Span.  52 


fisgo  de  sangra  deee  anos  nenie,  llegan* 
dose  por  detrás,  tocó  la  fimbria  de  bu 
vestido; 

21  Porque  decía  entre  si :  81  tocare  so- 
lamente au  vestido,  aeré  sana. 

22  Mas  Jeaus  volviéndose,  y  mirándola, 
dijo :  Confia,  hija,  tn  fé  te  na  sanado.  X 
la  muger  fué  sana  desde  aquella  hora. 

28  Y  venido  Jesns  á  casa  del  principal, 
viendo  los  tañedores  de  fiantes,  y  el  gen- 
tío que  hacia  bollicie, 

24  Dientas:  Apartase,  qne  la  joven  no 
ca  muerta;  sino  qne  duerme.  X  se  tan?» 
UbandeéL 

25  X  como  la  gente  fué  echada  fuera, 
entro,  y  la  tomo  de  la  mano;  y  la  joven 
ae  levanto. 

26  X  aalió  cata  lama  por  toda  aquella 
tierra. 

27  Y  pesando  Jesns  de  alli,  le  siguieron 
dos  ciegos  dando  vocea,  y  diciendo:  Ten 
misericordia  de  nosotros,  Hijo  de  David. 

28  Y  venido  é casa,  vinieron  4 ellos  cie- 
gos; y  Jesns  lea  dice:  4  Creéis  que  puede 
hacer  esto  T    fiUes  dteen;  Si,  Señor. 

20  Birtouces  teco  los  ojos  deeliee,  dicien- 
do: Coufojmeáveeatmfteeaenheebo; 

80  Y  los  ojos  de  ellos  Alerón  aMcrtos; 
y  Jesns  lea  encargóf^ywroaaaaento,  dicien- 
do :  Mirad,  otie  nadie  ¡o  Sepa, 

81  Mas  ellos  salidos,  divulgaron  sn  tima 
por  toda  aquella  tierra, 

82  %  Y  saliendo. ellos,  he  aquí,  le  traje- 
ron un  hombre  mudo,  endemoniada 

88  Y  echado  fuera  el  demonio,  el  modo 
habló.  Y  loa  gentes  se  maravillaron, 
diciendo:  Nunca  ha  sido  vista  eosa  seme- 
jante en  Israel. 

84  Mas  los  Fariseos  decían:  Por  el  prin- 
cipe do  los  demonios  echa  fuera  los  de- 


89  Y  rodeaba  Jesús  por  todas  las  ciu- 
dades y  aldeas,  ensoñando  en  las  sina- 
gogas de  ellos,  y  predicando  el  evangelio 
del  reino,  y  sanando  toda  enfermedad,  y 
toda  dolencia  en  el  pueblo. 

88  Y  viendo  las  multitudes,  tuvo  mise- 
ricordia de  ellas;  que  eran  derramados  y 
esparcidos,  como  ovejas  qne  no  tienen 
pastor. 

87  Entonóos  dice  4  sus  discípulos:  A 
la  verdad  la  mies  es  mucha;  mas  los 
obreros,  pocos. 

88  Rogad  pues  al  Señor  de  la  mies,  que 
envíe  obreros  4  su  mies. 

CAPITULO  X. 

etSHhftémut/ocedttctfmh»:  dlotemáleio 


án  f  tanta 


^¿^Qmfgt 


SAN  HATEO. 


instruidos  écM  9*  *m  áamMinrimfii94  !■*>  mmdm 
poder  celestial  para  tañar  toda»  enfermedades  en 
testimonio  de  la  verdad  de  su  doctrina:  asimismo  tes 
da  reglas  de  como  se  han  de  haber  asi  con  lo»  eue  los 
recibieren,  como  can  loe  mes  he  desecharen,  armán- 
dolos con  temor  ufé  de  la  divina  providencia  eastr 
tra  los  peligros  de  su  vocación,  y  avisándoles  del 
fuego  p  alboroto  orne  con  tu  predicación  venéria  en 
el  mundo  por  la  rebelión  del  impio  mandé,  que  no 
luego  la  querrá  recibir,  fe. 

ENTONCES  llamando  á  sus  doce  dis- 
cípulos, )qé  dio  potestad  contra  lo* 
A  espiritas  inmundos,  par*  que  los  echa- 
sen fuera,  y  sanases*  toes-  enJermedadf  y 
toda  dolenciev-  . 

2  Y  los  nombres  de  los  doce  Apostóles 
son.  estos  j  £1  primero,  ¿timan,  qüo  es 
llamado  Pedro,  y  Andrea,  es  hermane: 
Santiago,  hijo  de  Zebedeo,  y  Joan  sn 
hermane: 

8  Felipe,  y  Bartolomé:  Tomas,  y  Ma- 
leo el  p&bilcaflo:  fie*tiagovA0»*eAlfeo, 
y  Lebeo,  que  tenia  el  sobrenombre  de 
Tadeo: 

4  Simoo  de  Cana,  y  Jadas  Iscariote, 
<qne  también  le  entrego. 

5  Estosdoee  envió  Jesús,  á  los  cuales 
dio  mansa miento»  diciendo!  Por  el  ea- 
minoi  de  les-  Gentiles  oe  iretsv  y  en  etn- 
dad  de  flamaritanoe  no  entréis : 

0  Mas  id  ¿ates  á  lee  orejee  perdidas  de 
la  casa  de  Israel 

7  Y  yendo,  predicad,  dideodo :  El  reino 
de  los  cielos  ha  llegado. 

S  Sanad  enfermos,  limpiad  leprosos, 
resucitad  muertos,  echad  fuera  demo- 
nios :  de.  gracia  recibisteis,  dad  de  gra- 
cia. 

9  No  proveáis  oro,  ni-  plata,  ni'  dinero 
en  vnestras  bolsas, 

10  Ni  alforja  par»  el  camino,  ni  dos  ro- 
pas de  vestir,  ni  aapatos,'  ni  bordón; 
porque^l  obrero  digno  es  de  su  aumento. 

11  Mas  en  cnatqetem  candad  6  aldea, 
donde  entrareis,  buscad  mu  dlttsefeste 
quien  sen  en  ella  digno,  y  morad  allí 
hasta  qne  salgáis. 

12  Y  entrando  en  la  casa,  saludadla. 

13  Y  si  la  casa  foere  digna,  qne  vuestra 
pas  venga  sobre  ella;  mas  si  no  fuere 
digna,  qne  vuestra  pas  vuelva  sobre  vo- 
sotros. . 

14  Y  cualquiera  que  no  os  recibiere,  ni 
oyere  vuestras  palabras,  salid  de  aquella 
casa  6  ciudad,  y  sacudid  el  polvo  de 
vuestros  pies. 

15  De  cierto  oa digo;  Que d <**t*go  será 
mas  tolerable  á  la  tierra  de  Sodoma,  y 
de  Gomorrha  en  el  día  del  juick>>  que  á 
aquella  ciudad. 

12 


dA  ffeaqai,  yo>oscttvs%  reame  á  ovejas 
en  medio  de  lobos ;  sed  poe>  prudentes 

como  serpientes,  y  sencillos  como  pev- 


17  Y  guardaos  de  los  hombres ;  porque 
es  entregaran  á  los  concilios,  y  en  sos 
sinagogas  os  acotarán. 

18  Y  aun  ante  gobernadores,  y  reyes 
seréis  llevados  por  causa  de  mi,  pora, 
testimonio  contra  ellos,  y  los  Gentiles. 

19  Mas  cuando  os  entregaren,  no  .os 
congojéis  como,  4  qué  bébete  de  hablar ; 
porque  en  aquella  hora  os  será  dado  que 
habléis. 

80  Porque  no  sois  vosotros  Tos  que 
h*fetafs,-etao  el  Espíritu  de  vuestro  Pa- 
dre, que  habla  en:vosotros. 

21  El  hermano  entregará  al  hermano  i 
la  muerte;  y  el  padre  al  htfo;  y  los  hijos 
se  levantarán  contra' tos  padres,  y  loe 
harán  morir. 

38  Y  serete  aborrecidos  de  todos  por 
causa  de  mi  nombre ;  mas  e!  que  to  so- 
portare ha»tá'el  Uto,  este  Será  salto.* 

28  Mas  cuando  os  persiguieren  en  esta 
ciudad,  huid  ais  otra;  porque  de  cierto 
os  digo,  qu4  no  acabareis  de  andar  todas 
las  eiedades  de  Israel,  que  no  renga  el 
Hijo  del  hombre. 

«4  El  discípulo  no  es  mas  que  «u  toes- 
tro,  ni  el  siervo  mas  que  su  Sefior. 

86  Bástele  al  diseítftilo  ser  como  su 
Maestro,  y  al  sierro  como  su  fieflor:  si 
al  interno  padre  de  faraifias  llamaron  Becl- 
sebub,  ¿cnanto  mas  á  los  de  su  enea? 

136  Asi  que  no  los  remáis;  porque  nada 
hay  encubierto,  que  no  haya  de  ser  mani- 
festado; y  nadA'Ocxñto  que  bO  haya  de 
saberse. 

8?  Loque  os  digo  en  tinieblas,  decidlo 
en  luu;  y  lo  que  Oís  á  la  oreja,  predi- 
cada desde  los  tejados. 

88  Y  no  tengáis  miedo  de  los  que  ma- 
tan el  cuerpo,  mas  al  alma  no  pueden 
matar:  temed  antes  á  aquel  que  puede 
destruir  el  alma  y  el  cuerpo  en  el  Infier- 
no. 

29  ¿No  se  venden  dos  pajarillos  por 
Una  blanca?  Y  uno  de  ellos  no  caerá  á 
tierra  sin  vuestro  Padre. 

80  Y  vuestros  cabellos  tamben,  todos 
están  contados. 

81  No  temáis  pues:  mas  válete  voso- 
tros que  muchos  pajárfllos. 

89  Pues  cualquiera  que  me  confesare 
delante  de  los  hombres,  le  x^nfesaré  yo 
también  delante  de  mi  Padre,  que  está, 
«iwtfctosPto^y 


SAN  MATEO. 


U  Y  eua^alemaUttm*  aterre  delante 
de  lee  hombree,  le  negaré  yo  también 
delante  de  mi  Padre,  que  está  en  los 
cielos. 

84  No  penséis  que  he  venido  pera  me- 
ter paz  en  la  tierra :  no  be  venido  para 
meter  pea,  sino  espada. 

35  Porque  he  venido  para  poner  en  di- 
sentáen  al  hombre  contra  su  padre*  y  á 
la  hija  contra  sn  madre,  y  á  la  nuera  con- 
«ra.au  suegra, 

36  Y  los  enemigos  del  hombre  tere* 
los  de  su  enea. 

37  £1  que  ama  á  padre  ó  á  madre  mas 
que  A  má»  no  es  digno  de  rol ;  y  el  qUe 
ama  á  htyo  ó  á  hija  mas  qne  á  mi,  no  es 
digno  de  mi. 

8*  Y  el  que  no  toma  su  cree  y  sigue 
en  pos  de  mi,  no  es  digno  do  mi 

39  El  qae  hallare  su  vida,  la  perderá; 
y  el  que  perdiere  su  vWa  por  causa  de 
mí,  la  hallará. 

40  £1  que  os  recibe  á  vosotros,  á  mi 
recibe;  y. ai  -eme  á  mí  recebe,-  recibe  al 
que  me  ouvéé. 

41  £1  quo  recibe  á  un  profeta  en  uouv 
fcrode  profeta,  galardón  de  profeta  reci- 
birá; y  el  que  recibo  á  un  justo  en  nona* 
too  de  justen  galardón  de  justo-  recibirá. 

4*\  Y  cualquiera  «rae  «Bar*  á  uno  de  es- 
tos pcqoe&kos  un  jarro  deeyua  fría  sola- 
mente^ eu*nombre  de  discípulo,  de  cierto 
os  digo,  que  no  perderá  su  galardón. 

CAPITULO  XJ, 

Enriando  el  Bautista  d  preguntar  á  Cristo  si  eré  el 
Mttriaf,  en  respuesta  remite  d  Juan  jior  la  relación. 
4em*ékeíj*áo$éht  smtmkraeioñ  ée  tm  obras  eo- 
mQd#*—kgiti*nmé*Mtmm.  Kftmeiara  ¿la* 
multitudes  el  ministerio  del  Bautista  m  respecto  de 
si.  III.  Censura  u  amenaza  d  tos  que  note  reciben. 
ir.iéld9rwlmTr\*»*aium*i*¡  «I  tmnvji  admirable  <te 
la  providencia  dial  Fmjdb*.  par  amja  df*gnu*n*Mm 
viene  míelos  sabios  y  poderosos  del  mundo  seem  oxe- 
aos al  misterio  del  evannrtlo,  v  m  comunique  d  tos 
baja»  mu  él;  d  esa  méate*  exhorta  é  *m  fe  reama* 
u  imiten,  declarando  el  ingenia  eje  sueyanattio. 

Y  ACONTECIÓ,  qne  acabando  Jesús 
de  dar  mandamientos  á  sus  doce 
discípulos,  so  fue*  de  aill  á  ensenar  y  á 
predicar  en  las  ciudades  de  ellos. 

2  Y  oyendo  Juan  en  la  prisión  los  he- 
chos de  Cristo,  enviólo  dos  de  sus  discí- 
pulos, 

3  Diciendo:  ¿Eres  tú  aquel  que  babia 
do  venir,  ó  esperaremos  á  otro  ? 

4  Y  respondiendo  Jesús,,  toa.  dtyo ;  Id, 
haced  aabejú  Juan  las  cosas  que  ote  y 
Vi  ' 


5  Los  ciegos  ven,  y  loa  cojos  andan: 
loa  leprosos  son  limpiados,  y  lo*  sordos 


oyen :  lea  muertes  son  resucitados,  y  á 
los  pobres  es  anunciado  el  evangelio, 
o"  Y  bienaveniurado  es  el  que  no  fuere 
escandalizado  en  mi 

7  ^  Y  idos  ellos,  comenaó  Jesús  á  decir 
de  Juan  alas  multitudes:  ¿  Qué  salisteis 
á  ver  al  desierto?  ¿  una  cafta  que  es  me- 
neada del  viento? 

8  O  ¿qué  saliste»  á  ver?,  ¿un  hombre 
vestido  de  ropas  delicadas?  He  aquí, 
loe  que  traen  rejáis  delicadas,  en  las  cosas 
de  tos  reyes  están. 

9  O  ¿qué  salisteis  á  ver?  ¿profeta? 
Ciertamente  os  digo,  y  mas  que  profeta. 

10  Porque  este  es  de  quien  está  escrito : 
He  aquí,  yo  envió  mi  roensagero  delante 
de  tu  me,  quo  aparejará  tu  camino  de- 
lante de  ti.  # 

11  Do  cierto  os  digo,  que  no  se  levantó 
entre  los  que  nacen  de  nmjseree  otro 
mayor  que  Juan  el  Bautista  i  mas  el  que 
es  muy  pequeño  en  d  reino  de  loé  cie- 
los, mayores  que  él 

12  Y  desde  los  días  de  Jnnn  el  Bautista 
hasta  ahora  al  reme  de  los  cielos  se  buce 
faena;  y  tos  valientes  lo  arrebatan. 

18  Porque  todos  tos  profetas,  y  la  ley, 
hasta  Juan  profetizaron} 

14  Y  si  queréis  recibiris*  él  ea  aquel 
Elias  que  habla  de  venir. 

15  El  que  tiene  ©idee  pero  oir,  oiga. 

16  T  ¿Cas  ¿a  quién  compararé  esta  ge-     * 
neratrton?    Es  semejante  á  toe  mucha- 
chos que  se,  Aentan  en  las  plañís,  y  dan 
voces  á  sus  compañeros, 

17  Y  dicen :  Os  tañímos  Ésuta,  y  no  bal' 
Jasteis :  os  endechamos,  y  no  lamentas- 
teis. 

18  Porque  trae  Juan  que  ni  comía  ni 
bebía,  y  dicen:  Demonio  tiene. 

10  Vino  el  Hijo  del  hosabre,  que  come 
y  bebe,  y  dicen :  He  aquí  un  hombre  co- 
milón, y  bebedor  de  vino,  amigo  do  pu- 
blicónos v  de  pecadores.  Mas.  la  sabidu- 
ría es  justificada  de  sus  hijos* 

20  Entonces  comenaó  á  auherk  á  las 
ciudades  en  las  cuales  hablan  sido  hechas 
muy  muchas  de  sus  maravillas,  porque 
no  so  habían  arrepentido,  diciejuto: 

21  ¡  Ay  de  tí,  Conudn !  ¡  Ay  de  tí,  Beth- 
aaidal  porque  si  eu  Tjro  y  en  Bidón  se 
hubieran  hecho  las  maravillas  que  han 
sido  hechas  en  vosotras,  ya  mucho  ha 
que  ae  hubieran  arrepentido  en  saco  y 
eacejdm» 

,88  Por  tanto  i»  os  digo,  ow  aTyroyá 
BUtos»  será  mas  télemele  d  eaenjo  en  el 
día  del  juicio,  que  á  vosotras. 
lt 


SAN  MATBO. 


38  T  tú,CtapenuMA,  «Tic  eres  levantada 
hasta  el  cielo,  hasta  los  infierno*  serás 
abajada;  porque  el  en  8odoma  se  hubie- 
sen hecho  las  maravillas  qne  han  sido 
hechas  en  tí,  hubieran  permanecido  has- 
ta el  día  de  hoy. 

24  Por  tanto  yo  os  digo,  que  á  la  tierra 
de  Sodoma  será  mas  tolerable  d  castigo 
en  el  día  del  juicio,  que  á  ti 

25  í  En  aquel  tiempo  respondiendo 
Jesús,  dijo :  Gracias  te  doy,  Podre,  Señor 
del  cielo  y  de  la  tierra,  porque  escon- 
diste estas  cosas  á  los  sabios  y  entendi- 
dos, y  las  bas  revelado  á  los  niños. 

26  Asi,  Padre,  pues  que  así  agradó  á 
tus  ojos. 

27  Todas  las  cosas  me  son  entregadas 
por  mi  Padrc¿  y  nadie  conoció  al  Hijo, 
sino  el  Padre :  ni  al  Padre  conoció  algu- 
no, sino  et  Hijo,  y  aqud  á  quien  el  Hijo 
le  quisiere  revelar. 

28  Venid  á  mi,  todos  los  qne  estáis  tra- 
bajados, y  cargados,  que  yo  os  haré  dea- 
cansar. 

29  Llevad  mi  yugo  sobre  vosotros,  y 
aprended  de  mi,  que  soy  manso  y  hu- 
milde de  coraaon ;  y  hallaréis  descanso 
para  vuestras  almas. 

80  Porque  mi  yugo  es  suave,  y  ligera 
mi  carga. 

CAPITULO  XIL 

Defiende  de  la  calumnia  de  lo»  Fariteot  d  tm  dueipu- 
¡o»  que  neceeüado»  aela  kmnbre  togiam  «epimuten 
tdbado  para  comer.  II.  ¿Sana  em>  filiado  d  uno  que 
tenia  una  mano  teca,  y  prueba,  contra  la»  calumnian 
de  lo*  Fariteo»  g  eteriba»,  qm  e»  Ueito  enalbado  ha- 
cer bien  al  prójimo*  UL  Sana  d  n%  endemoniado 
ciego  g  mudo  ;  g  defiende  la  obra  de  Dio*  contra  la» 
calumnian  de  lo»  Fariteo»  que  decían  »er  obra  del 
diablo  contra  el  convencimiento  de  mt»  conciencia», 
9  declara  et  tal  potado  mer  de  tugo  irramieQU  por 
mr  contra  el  Espíritu  Sanio,  IV.  A  otro»  de  lo» 
mUmoe  qne  te  pidieron  tened  {para  confirmación  de 
tu  «faftaii  io)  rtepmnemqmmreim*  ectionjjkjurada 
enJotmu,lfc,)io»erin;  flmdenuncéampeoremtmdo. 
V.  Declara  cuan  caro»  y  conjunto»  le  ton,  lo»  que  d 
el  te  allegan. 

ES  aquel  tiempo  Iba  Jesús  por  entre 
los  panes  en  sábado ;  y  sus  discípu- 
los tenían  hambre,  y  comenzaron  á  co- 
ger espigas,  y  á  comer. 

2  Y  viéndote  los  Fariseos,  le  dieron : 
nc  aqui,  tus  discípulos  hacen  lo  qne  no 
es  licito  hacer  en  sábado. 

3  Y  él  les  dtyo:  ¿No  habéis  leído,  qoé 
hizo  David,  teniendo  hambre  él,  y  los  que 
estaban  con  él  t     ' 

4  ¿Cómo  entró  en  la  casa  de  Dios,  y 
comió  los  panes  de  la  proposición,  que 
no  le  era  lícito  comer  de  ellos,  ni  álos 
que  estaban  con  él,  sino  á  solos  los  safe* 
dotes  f 

14 


8  O  ¿no  habéis  lei«o  e«  la  ley,  <r*e  loa 
sábados  en  el  templo  loa  sacerdote»  pro- 
fanan el  sábado,  y  soto  sin  culpa  f 

6  Pues  yo  os  digo,  que  uno  mayor  que 
el  templo  está  aqut 

7  Mas  el  supieseis  qué  es :  Misericordia 
quiero,  y  no  sacrificio,  no  condesaríais  á 
los  inocentes. 

8  Porque  Sefibr  es  anm  del  sábado  el 
Htfo  del  hombre. 

9  1T  Y  partiéndose  de  allí,  vino  4  la  si- 
nagoga de  ellos, 

10  Y,  he  aquí,  habla  allí  uno  ene  tenia 
una  mano  seca;  y  le  preguntaron,  41- 
dendoT  ¿Esbelto  curaren  sábado*  por 
acusarle. 

11  Y  él  les  dijo:  ¿Qué  housbre  habrá 
de  vosotrois  qne  tenga  una  oveja»  y  si 
cayere  esta  en  una' fosa  en  sábado,  no  le 
eche  mono,  y  la  levanto  t 

12  ¿Pues  enánto  mas  vale  un  hombre 
que  una  oveja  ?  Así  que  lícito  es  en  los 
sábados  hacer  bien. 

13  Entonces  drjo  á  aquel  hombre:  Ex- 
tiendo tu  mano.  Y  él  la  extendió,  7  le 
fué  restituida  sana  como  la  eirá, 

14  Y  salidos  los  Fariseo*  consultaron 
contra  él  para  obstruirte. 

15  Mas1  safcsér  stefo  Josas,  se  apartó  de 
allí ;  y  le  siguieron  grandes  mnttisudes, 
y  sanaba  á  todos. 

16  Y  él  les  mandó  Wyaensniamte,  qne 
no  lo  descubriesen; 

17  Para  que  se  cumpliese  lo  que  estaba 
dicho  por  el  profeta  Isaías,  que  dijo : 

18  He  aqui  mi  siervo,  al  cual  he  esco- 
gido; mi  amado,  en  el  cual  se  agrada  tul 
alma:  pondré  mi  Espíritu  sobre  él,  y  á 
los  Gentiles  anunciará  juicio, 

19  No  contenderá,  ni  voceará*  ni  nadie 
oirá  en  las  eslíes  su  voz:  • 

20  La  cafia  cascada  no  quebrará ;  y  el  pá- 
bilo que  humea  no  apagará,  hasta  que 
saque  á  victoria  el  Juicio ; 

21  Y  en  su  nombre  esperarán  los  Gen- 
tiles. 

22  1  Entonces  fué  traído  á  él  un  ende- 
moniado, ciego  y  modo;  y  le  sanó,  de 
tal  manera  que  el  ciego  y  mudo  hablaba 
y  vela. 

23  Y  todo  el  pueblo  estaba  fuera  de  sí, 
y  decía :  ¿  Es  este  aquel  Hijo  de  David  ? 

24  Mas  los  Fariseos,  oyéndolo,  decían : 
Este  no  echa  fuera  loe  demonios,  sino 
por  Beelaebnb,  principe  délos  demonios. 

25  Y  Jesús,  como  sabia  los  pensam  lentes 
os  ellos,  les  dtyo :  TVhIo  reino  dividido 


SAIf  /MATEO. 


dsd  6  cana,  suvis^  contra  ai  mioma,  no 


36  Y  si  Satanás  echa  fuma  á  Satanás, 
contra  ti  mismo  está  dividido :  ¿  cómo, 
pues,  permanecerá  su  reino  ? 

517  Y  si  yo  por  Beelaebub  echo  fuera  los 
demonios*  ¿  vuestros  hijos,  por  quién  los 
echona    Par  tanto  ellos  serán  vuestros 


Y  si  por  el  Espíritu  de  Días  jo  echo 
fuera  los  demonios,  ciertamente  na  lle- 
gado á  vosotros  el  reino  de  Dios. 

29  Ponqué  «cómo  puede  alguno  entrar 
en  laeess.  del  valiente,  y  saquear  sus  al- 
najas,  si  primero  no  prendiera  al  va- 
liente? y  entonces  saqueará  su  coso. 

SO  El  que  no  es  conmigo,  contra  mi  es ; 
y  el  que  conmigo  no  coge,  defama. 

81  Por  tanto  os  digo:  Todo  pecado  y 
blasfemia  será  perdonado  á  los  hombres ; 
mus  la  blasfemia  del  Espirite  no  será 
perdonada  dios  hombres. 

82  Y  cualquiera  que  hablare  contra  el 
H))e  del  hombre,  le  será  perdonado; 
mas  cualquiera  que  hablare  contra  el 
Espíritu  Santo,  no  le  será  perdonado,  ni 
en  este  siglo»  ni  en  el  venidero» 

83  O  haced  el  árbol  bueno,  y  su  fruto 
bueno ;  ó  haced  el  árbol  carcomido,  y  su 
fruto  podrido;  porque  por  «m  fruto  es 
conocido  el  árbol. 

dé  ¡O  generación  de  víboras l  ¿como 
podéis  hablar  bien,  siendo  malos  ?  por- 
que de  la  abundancia  del  corasen  habla 
la  boca. 

36  El  buen  hombre  del  buen  tesoro  del 
ooroson  soca  buenas  cosas;  y  el  mal  hom- 
bre del  mol  tesoro  soca  malos  cosas, 

86  Mas  yo  ofdigo,  que  toda  palabra 
ociosa  que  hablaren  los  hombres,  de  ella 
darán  cuenta  en  el  din  del  juicio. 

87  Porque  por  tus  palabras  serás  Justi- 
ficado, y  por  tus  palabras  serás  conde- 
nado. 

S8  1  Entonces  respondieron  unos  de 
los  escribas  y  de  los  Fariseos,  diciendo : 
Maestro,  deseamos  ver  de  ti  señal. 

80  Y  él  respondió*  y  les  dtyo :  La  gene- 
ración  mola  y  adulterina  demanda  señal ; 
mas  señal  no  le  será  dado,  sino  la  señal 
de  Joñas  el  profeta, 

40  Porque  como  estuvo  Joñas  en  el 
vientre  de  la  ballena  tres  dios  y  tres  no- 
ches, asi  estará  el  Htfo  del  hombre  en  el 
.eoroson  de  lo  tierra  tres  dias  y  tres  no- 
ches. 

41  Los  de  Ninive  se  levantarán  en  jui- 
cio coa  esta  e^nerectan,  y  la  condena- 


rán.) pesque  ellos  se  aneplntievon  á  la 
predicación  de  Jones;  y,  he  aquí,  «no 
mayor  que  Jones  en  este  lugar. 

42  La  reina  del  austro  Be  levantará  en 
juicio  con  esta  generación,  y  la  conde- 
nará ;  porque  vino  de  los  fines  de  la  tier- 
ra para  oir  la  sabiduría  de  Salomón;  y, 
he  aquí,  tmo  mayor  que  Salomón  en  este 
lugor> 

43  Cuando  el  espíritu  inmundo  ha  sali- 
do del  hombre,  anda  por  lugares  secos, 
buscando  reposo;  y  no  hollándole, 

44  Entonces  dice :  Me  volveré  á  mi  ca- 
so, de  donde  salí.  Y  cuando  viene,  la 
halla  desocupado,  barrida,  y  adornada. 

45  Entonces  va,  y  toma  consigo  otros 
siete  espíritus  peores  que  él,  y  entrados 
moran  allí ;  y  son  peores  las  postrime- 
rías del  tal  hombre,  qué*sus  primerias. 
Así  también  acontecerá  á  esta  genera- 
ción mala. 

46  \  Y  estando  él  aun  hablando  al  pue- 
blo, he  aquí,  tu  madre  y  sus  hermanos 
estaban  fuera,  que  le  querían  hablar. 

47  Y  le  dijo  uno :  He  aquí,  tu  madre  y 
tus  hermanos  están  fuero,  que  te  quie- 
ren hablar. 

48  Y  respondiendo  él  al  que  le  decía 
auto,  dijo :  ¿  Quién  es  mi  msdre,  y  quiénes 
son  mis  hermanos  ? 

48  Y  extendiendo  su  mano  hacia  sus 
discípulos,  dijo:  He  aquí  mi  madre, y 
mis  hermanos. 

50  Porque  todo  aquel  que  hiciere  la  vch 
luntad  de  mi  Podre,  que  está  en  los  cie- 
los, ese  es  mi  hermano,  y  hermana,  y 
madre. 

CAPITULO  XIIL 

Porta  parábola  de  ta  «infante  p  del  sembrador  epssMa 
el  Señor  los  diversos  suceso*  dt  la  prediettetuti.  del 
Evempslio  en  los  que  la  oven  a$t  en  mal  como  en 
bien,  como  Umisuu»  la  decmuxtdsmdiMSipulos.  lt\ 
Ptr  otra  parábola  toz*bUn(U  la  *Hr*cuUuracn*eAa 
como  no  todo  lo  ove  en  la  iglesia  te  siembra  e*  luego 
buena  simiente:  el  diablo  siembra  también  en  ella 
sus  citanos,  las  cumies  nanea  se  jmsdenbien  desar- 
raigar durante  este  siglo  por  manos  de  hombre»  sin 
daño  del  trigo,  ¡fe.  la  cual  el  Señor  también  declara  * 
dsusdiscipuhs.  111.  Con  otra  de  la  simiente  de  la 
mostaza  declara  la  naturaleza  del  reino  de  Cristo 
que  de  muy  peqjmdU*  principie*  viene  en  prospero  au- 
mento. 1 V.  Con  otra  de  la  levadura  declara  to  mismo 
de  la  naturamea  del  Evangelio.  V.  Con  otras  dos, 
cuan  precioso  v  de  suficiente  consenso  es  mi  qm  de 
verdad  le  halla.  Vt  Con  otra,  de  la  red  echada 
en  la  mar,  tfc.  la  condición  dt  la  iglesia  externa  re- 
cogida  con  la  predicación  del  Mvattgeho,  en  la  eual 
comunuxxrdn Mpócrüas* /lele* )u**qv* mía  con- 
sumación del  siglo  Dio*  apure  los  unos  y  los  otros. 
VTl.  Venido  Cristo  dpredicardsu  ciudad  de  Naza- 
rea, los  de  te  ciudad  m  eseandaUaan  en  su  bajeza, 
y  no  le  reciben, 

Y  AQUEL  día,  saliendo  Jesús  de  casa, 
se  sentó  junto  á  lo  mor. 


9AN  M'ATKO. 


8Tm  anegaron  á  él  grandes  mata- 
tudos; y  entrándose  él  en  un*  narre,  se 
sentó,  y  toda  la  mmttitnd  estaba  en  te 
ribera. 

8  T  les  habló  muchas  cosas  por  parábo- 
la», diciendo :  He  aquí,  el  que  sembraba 
sattó  á  sembrar. 

4  T  «amblando,  parte  de  la  sfeRfenfe  «yo 
janto  al  camino,  y  vinieron  las  aves,  y 
la  comieron. 

5  T  parte  cayó  en  pedregales,  donde  no 
tenia  amena  tierra;  y  mefto  torga,  por- 
que no  tenia  tierra  profunda: 

G  Mas  en  saUendé  el  sol,  se  quemó,  y 
se  seco,  porque  no  tenia  rata. 

7  T  parte  cayo  entre  espinas,  y  tes  es- 
pinas ereeieron,  y  la  ahogaron. 

8  T  parte  cayó  en  buena  tierra,  y  dio 
froto;  uno  de  &  ciento,  y  otro  de  á  se- 
senta, y  otro  de  á  treinta. 

0  Quien  tiene  oidos  para  oír,  oiga. 

10  Sntonces  llegándose  los  discípulos, 
ledtyeroa:  ¿Por  qué  les  hablas  por  pará- 
bolas f 

11  T  él  respondiendo,  les  dijo :  Porque 
á  vosotros  es  concedido  saber  loe  miste- 
rios del  reino  de  los  cielos,  mas  á  ellos 
no  es  concedido. 

Id  Porque  á  cualquiera  que  tiene,  se  le 
dará,  y  tendrá  mas ;  mas  al  que  no  tiene, 
-  aun  lo  que  tiene  le  será  quitada 

18  Por  eso  les  hablo  por  parábola»; 
porque  viendo  no  ven,  y  oyendo  no  oyen, 
pi  entienden. 

14  De  manera  que  se  cumple  en  ellos  la 
profecía  de  ízalas,  qos  dios:  De  oído  oi- 
réis, y  no  entenderéis ;  y  viendo  veréis, 
y  no  percibiré!*. 

15  Porqne  el  corazón  de  este  pueblo  está 
engrosado,  y  de  los  oidos  oyen  pesada- 
mente, y  de  sus  ojos  guiñan ;  para  que 
no  vean  de  los  ojos,  y  oigan  de  los  oídos, 
y  del  corazón  entiendan,  y  se  conviertan, 
y  yo  los  sane. 

16  Mas  bienaventurados  vuestros  ojos, 
porque  ven;  y  vuestros  oídos,  porque 

1  oyen. 

17  Porque  de  cierto  os  digo,  que  mu- 
chos profetas  y  justos  desearon  ver  lo 
que  vomXrm  veis,  y  no  fe  vieron;  y  oir 
lo  que  voaotroí  oís,  y  no  lo  oyeron. 

,    18  Oid  pues  vosotros  la  parábola  del 
que  siembra. 

10  Oyendo  cualquiera  la  palabra  del  rei- 
no, y  no  entendiéndolo,  viene  el  Malo,  y 
arrebata  lo  que  fué  sembrado  en  su  co- 
razón. Bate  es  el  que  fué  sembrado 
Junto  al  "fimlno-, 

1* 


•0  Tai  que  «a* 
gales,  este  es*  el  que  oye  la  palabra,  y 
luego  m  reetba  con  gtoatx 

21  Mas  no  tiene  rala  en  sí,  antes  es  teta» 
poral ;  porqne  venida  la  aflicción  ó  la  per- 
secución por  la  palabra,  luego  se  ofende. 

33  T  el  que  fué  sembrada  en  cáptese, 
este  es  el  que  oye  la  palabra;  mas  la 
congoja  de  este  siglo  y  el  engaño  dates 
riquezas  ahogan  la  palabra,  y  viene  á 
quedar  sin  irato. 

23  Mas  el  que  fué  sembrado  en  buena 
tierra,  este  es  el  que  oye  y  entiende  la 
palabra,  el  que  también  da  el  fruto;  y- 
lleva  uno  á  ciento,  y  otro  á  ementa,  y 
otro  á  treinta. 

94  ^  Otra  parábola  les  pi  ayuno,  dicien- 
do: £1  remo  de  los  eietoe  ea  semejante 
á  un  hombre  que  siembra  buena  simiente 
en  su  campo.  , 

35  Mas  durmiendo  les  hombres,  tmo 
su  enemigo,  y  sembró  cmafta  entre  el 
trigo,  y  se  fué. 

id  T  como  la  yerba  sattó*  y  htso-fruto, 
entonces  la  cizaña  pareció  también. 

37  T  negándose  los  siervos  det  padre 
de  familias,  le  dijeron:  Señor,  ¿no sem- 
braste buena  simiente  en  tu  campo? 
¿Paos  de  donde  tiene  cizaña? 

88  Y  él  tes  «ajo:  Algún  enemigo  ha 
hecho  esto.  T  los  siervos  le  dieron: 
¿  Pues  quieres  que  vayamos,  y  te  coja- 
mos? 

30  Télalo:  No;  poruña-  cogiendo  te 
cizalla,  no  arranquéis  también  con  alte 
el  trigo. 

80  Dejad  erecer  Juntamente  lo  uno  y  tu 
otro  hasta  te  siega;  y  al  Hampo  de  la  sie* 
ga  yo  dirá  d  los  segadores:  Coged  pri- 
mero la  cizalla,  y  atadla  en  laanojosptrs 
quemarla;  mas  al  trigo  allegedlo  en  nft 
altott. 

81  t  Otra  parábola  les  propuso,  dtefen* 
do :  £1  reino  de  los  ciclos  es  semejante 
al  grano  de  mostaza,  que  tomándolo  al- 
guno lo  sembró  en  su  campo: 

83  El  cual  á  la  verdad  es  el  mas  pequd- 
fio  de  todas  tes  simientes;'  mas  cuando 
ha  crecido,  es  el  mayor  de  tasar  tes  hor- 
talizas; y  ae  hace  árbol,  que  vienen  tes 
aves  del  cielo,  y  hacen  nidos  en  sus 
ramas. 

38  ?  Otra  paranoia  les  dijo:  El  refno 
de  los  délos  es  semejante  á  la  levadura, 
que  tomándola  una  mugar,  la  esconde 
en  tres  medidas  de  harina,  hasta  que  la* 
do  se  leuda. 

na  Toda  esto  asmé  Jaros  yor  patáb» 


SAW  HATfcBO. 


lee.  á  l»  miiütnd  c  ynejinles  hebet  sm 
parábola»  i 

85  Pare  que  se  cumpliese  lo  qnt  toé 
dicho  por  el  profeta,  que  dtyo :  Abriré  en 
parábolas  mi  boca:  rebosaré  cosas  es* 
condidas  desde  la  fundación  del  mando. 

36  %  Entonces,  enviadas  las  multitudes, 
Jesús  te  Tino  á  casa;  y  llegándose  á  él 
ana  dlsoipoloe,  le  dijeron :  Decidíanos  la 
parábala  de  la  emana  del  campo. 

«7  Y  rasponeando  él,  lea  dijo:  El  eme 
siembra  la  buena  elemente  es  el  Hija  del 
nombra. 

88  Bl  campo  es  el  mando;  la  buena  si- 
miente son  los  h#os  del  reino;  y  la  ci- 
zaña son  los  hijos  del  Malo; 

30  El  enemigo  que  la  sembró,  es  el  Dia- 
blo; la  siega  es  el  fin  del  manda;  y  loa 
segadores  son  los  ángeles. 

40  De  manera  que  como  es  cogida  la 
cizaña,  y  quemada  á  fuego,  asi  será  en  el 
Un  de  este  siglo. 

41  Enviará  el  Htyo  del  hombre  sus  ás- 
gales, y  cogerán  de  su  reino  todos  los 
estorbos,  y  los  quo  hacen  iniquidad ; 

42  Y  los  echarán  en  el  horno  de  fue- 
go: allí  será  el  lloro,  y  el  erngir  de 
dientes. 

43  Entonces  los  justos  resplandecerán, 
como  el  sol,  en  ol  reino  de  su  Padre.  El 
que  tiene  oídos  para  oír,  oiga, 

44  Y  También  ei  reino  de  los  cielos  es 
semejante  al  tesoro  escondido  en  na 
campo,  el  cual  hallado,  el  nombre  lo 
encubre;  y  de  gozó  de  41,  va,  y  vende 
todo  lo  que  tiene,  y  compra  aquel 
campe, 

46  Asimismo  el  reino  de  los  cielos  es 
semejante  á  un  nombra  tmUnte,  que 
busca  buenas  perlas  i 

46  Que  hallando  una  preciosa  perla,  finó, 
y  vendió  todo  lo  que  tenia,  y  la  oemv 
pró.  • 

47  T  También  el  reino  de  los  cielos  es 
semejante  á  una  red,  que  echada  en  la 
mar»  coge  de  todas  suertes : 

48  J^onelaiendo  llena,  fcaaenasn  ala 
orilla;  y  sentados  cogieron  lo  bueno  en 
vasija*,  y  lo  malo  eehaaon  fuera, 

40  Asi  será  en  el  fin  del  eiglo :  Baldean1 
lea  ángeles,  y  apartaren  á  loa  maioside 
entre  los  Justos, 

60  Y  los  hecharán  casi  horno  del  fuego: 
allí  será  el  lloro*  y  el  etugir  de  dientes. 

51  Díeelee  Jesús;  jHebek  entendido 
todas  estas  cosas  ?  Ellos  responden :  Si, 
8eflor. 

58  Y  él  las dtfo:  ?«r  eso  todo  escriba 


deesa  en  al  miso  de  loa  cielos  es  neme- 
jante  á  un  padre  de  familia,  que  saca  de 
su  tesoro  cosas  nuevas  y  cosas  viejas. 
63  ü  Y  aconteció  que  acabando  Jesús 
estas  parábolas,  pasó  de  alli 

54  Y  venido  á  su  tierra,  les  ensenó  en  la 
sinagoga  de  ellos,  do  tal  manera  que  ellos 
estaban  fuera  de  si,  y  deciaa:  ¿De  dónde 
tiene  este  esta  sabiduría,  y  anas  mam  vi- 
llas? 

55  ¿Noce  este  el  mje del  carpintero? 
¿  No  se  llama  su  madre  alaria;  y  sus  her- 
manos,, Santiago,  y  Josas,  y  flemón,  y 
Judas? 

56  ¿Y  no  están  todas  siw  heruaanas  con 
nosotros?  ¿De  dónde  pues  tiene  este 
todo  esto? 

57  Y  se  eecsndalizaban  en  él ;  mas  Jesús 
les  dUo  3  No  hay  profeta  sin  honra,  sino 
en  su  tierra,  y  .en  su  casa. 

58  Y  no  bino  alo*  muchas  maravillas,  á 
causa  de  la  incredulidad  de  ellos* 

CAPITULO  XIV. 

la  mmrtedH  ¿Tomista  par  tíerodesépeMeismdesu 
manceba  mvmer  de  tu  hermano,  y  en  premia  del  baile 
de  su  hija.  TI.  Crtfto  en  el  desierto  harta  de  cinco 
pernea  ftr  do»  peem  fo  fronde  muJtHsid  om  le  habla  $e- 
snúda.  UL  Viemé  lo*  dñeípd*  andando  mbrelm 
mar  estando  eUom  en  tomento,  donde  Pedro  viniendo 
d  él  sobre  las  agua*  es  casi  anegado  por  falta  de  fé; 
ma*  él  U  libro*  *c. 

EN  aquel  tiempo  Heredes  el  Tetrarca 
oyó  la  fama  de  Jesús ; 

2  Y  dijo  á  sus  criados:  Este  es  Juan  el 
Bautista!  él  ha  resucitado  de  entre  los 
muertos,  y  por  eso  virtudes  obran  en  él. 

3  Porque  Heredes  habla  prendido  á 
Juan,  y  la  habla  aprisionado,  y  puesto 
ea  la  oáreol,  por -causa  de  Herod|asv  wu- 
ger  de  Felipe  su  hermana 

4  Porque  Juan  le  decía:  No  te  es  licito 
tenerkui 

5  Y  anecia  niamrle,  mas  tenia  miedo 
de  la  multitud ;  porque  le  tenían  como 
á  profeta. 

6  Y  celebrándose  el  dia  del  naoisnieuto 
de  Herodes,  la  htfa  de  Herodlas  dañan 
en  medio,  y  agradó  á  Herodes. 

7  Y  prometió  con  juramento  de  darle 
todo  lo  que  pidiese. 

8  Y  elle,  instruida  primeto  de  en  me- 
dra, dijo:  Dama  aquí  en  un  plata  la  ca- 
beza de  Juan  el  Bautista. 

0  Entonce*  el  rey  se  entristeció:  rosa 
por  el  juramento,  y  por  los  que  estañan 
juntamente  á  la  mesa,  mandó  que  se  U 
diese. 

10  Y  enviando,  degolló  á  Juan  en  la 
cárcel. 

11  Y  fué  traída  su  caben  as  nn  plata, 


S  Alfil  MATBO. 


y  daéaá  temóla;  y  «8a  1»  presentó  á  su 
madre. 

13  Entonces  sus  discípulos  llegaron,  y 
tomaron  el  cuerpo,  y  le  enterraron;  y 
fueron,  y  dieron  los  nuevas  á  Jesús. 

13  Y  oyéndolo  Jesús,  Be  retiró  de  allí  en 
una  nave  á  un  logar  desierto  apartado ; 
y  cuando  el  pueblo  lo  oyó*  le  siguió  á  pié 
de  las  dudados. 

14  %  Y  saliendo  Jesús,  vio  una  gran 
multitud;  y  tuvo  misericordia  de  ellos, 
y  sanó  los  que  de  ellos  habla  enfermo*. 

15  T  cuando  fué  la  tarde  del  día,  se  lle- 
garon á  él  bus  discípulos,  diciendo:  £1 
lugar  es  desierto,  y  el  tiempo  es  ya  pasa- 
do :  envía  las  multitudes,  que  se  vayan  por 
las  aldeas,  y  compren  para  si  do  comer. 

16  T  Jesús  les  dijo :  No  tienen  necesi- 
dad de  irse:  dadles  vosotros  de  comer. 

17  T  ellos  dijeron :  No  -tenemos  aquí 
sino  cinco  panes  y  dos  peces, 

18  T  él  les  dtfo:  Traédmelos  acá. 

19  T  mandando  á  las  multitudes  recos- 
tarse sobre  la  yerba,  y  tomando  loe  cinco 
panes  y  los  dos  peces,  alzando  los  ojos 
al  cielo,  bendyo;  y  rompiendo  los  panes, 
los  dio  á  los  discípulos,  y  los  discípulos 
á  las  multitudes. 

20  T  comieron  todos,  y  se  hartaron ;  y 
aliaron  lo  que  sobró,  los  pedasos,  doce 
esportones  llenos. 

ti  Y  los  que  comieron  fueron  varones 
como  cinco  mil,  sin  las  mugares  y  mu- 
chachos. 

22  \  Y  luego  Jesús  Uno  á  sus  discípu- 
los entrar  en  la  nave,  y  ir  delante  de  él  á 
la  otra  parte  4d  Jopo,  entre  tanto  que  el 
despedía  las  multitudes. 

28  Y  despedidas  las  multitudes,  subió 
en  un  monte  apartado  á  orar.  Y  como 
fué  la  tarde  del  dia,  estaba  allí  solo. 

24  Y  ya  la  nave  estaba  en  medio  de  la 
mar,  atormentada  de  las  ondas ;  porque 
el  viento  era  contrario. 

26  Mas  á  la  cuarta  vela  de  la  noche 
Jesús  fué  á  ellos  andando  sobre  la  mar. 

26  Y  los  discípulos,  viéndole  andar  so- 
bre la  mar,  se  turbaron,  diciendo:  Fan- 
tasma es;  y  dieron  voces  de  miedo. 

27  Mas  luego  Jesús  les  habló,  diciendo: 
Aseguraos :  yo  soy,  no  tengáis  miedo. 

26  Entonces  le  respondió  Pedro,  y  dQo: 
Señor,  si  td  eres,  manda  que  yo  venga  á 
ti  sobre  las  aguas. 

29  Y  él  dijo :  Ven.  Y  descendiendo  Pe- 
dro de  la  nave,  anduvo  sobre  las  aguas 
para  venir  á  Jesús. 

80  Mas  viendo  el  viento  tuerte,  tuvo 
18 


miedo;  y  eetMMtodriM  i  hemdir,  dsó 
voces,  diciendo :  Sefior,  sálvame. 

81  Y  luego  Jesús  extendiendo  la  mano, 
travo  de  él,  y  le  dice:  Hombre  de  poca 
**\  ¿  por  que"  dudaste  ? 

83  Y  como  ellos  entraron  en  lañare,  el 
viento  reposó. 

83  Entonces  loeque  estaban  en  la  nave, 
viniere*,  y  le  adoraron,  diciendo:  Ver- 
daderamente eres  tú  el  Hijo  de  Bles. 

84  Y  llegando  á  la  otra  parte,  vinieron, 
á  la  tierra  de  Geunesaiet, 

85  Y  como  le  conocieron  los  varones  de 
aquel  lugar,  enviaron  por  toda  aquella 
tierra  al  derredor,  y  trajeron  á  el  todos 
los  enfermos. 

86  Y  le  rogahnn  que  solamente  tocasen 
el  borde  de  bu  manto;  y  todos  los  que 
lo  tocaron,  fueron  salvos. 

CAPITULO  XV. 

Defiende  el  Señor  d  sus  discípulos  de  los  escribas  j 
Fariteoe  que  loe  calumniaban  de  qnebrantadoret  de 
fot  trmHcUmre  de  km  padree,  porgue  no  te  lavaban 
Im  momos  habiendo  de  comer;  y  loe  in*\\mt  étiam 
tea,  y  de  donde  nazca  rl  tentadero  j*cado.  II.  Sana 
d  la  fdja  de  la  mvger  Cañonea  anéente  por  la  rehe- 
mente  oración  ptonteancia  defé  de  m  madre.  IH. 
Otra  ven  da  de  comer  en  mi  deeierto  ú  la  multitud 
que  le  había  seguido,  de-  siete  panes  y  algunos  pe- 
ces^tte. 

ENTONCES  llegaron  á  Jesús  ciertos 
escribas  y  Fariseos  de  Jerusalem, 
diciendo : 

2  ¿  Por  qué  tus  discípulos  traspasan  la 
tradición  de  los  ándanos?  porque  no 
lavan  sus  manos  cuando  comen  pan. 

8  Y  él  respondiéndoles  dflo:  ¿Porqué 
también  vosotros  traspasáis  el  manda- 
miento de  Dios  por  vuestra  tradición? 

4  Porque  Dios  mondó,  diciendo:  Hon- 
ra é  tu  padre  y  á  tu  madre;  y:  El  que 
maldijere  á  padre  ó  á  madre,  muera  de 
muerte, 

6  Mas  vosotros  deds :  Cualquiera  que 
dijere  á  m  padre  ó  á  tu  madre:  Toda 
ofrenda  mía  é  ti  aprovechará ; 

6  Y  no  honrare  á  su  podre  ó  á  su  ma- 
dre,«errf  libre.  Asi  habéis  Invalidado. el 
mandamiento  de  Dios  por  vuestra  tra- 
dición. 

7  Hipócritas,  bien  profetlsó  de  vosotros 
Isaías,  diciendo  j 

8  Este  pueblo  con  su  boca  se  acerca  á 
mi,  y  con  tus  labios  me  honra;  mas  su 
corazón  lejos  está  de  uL 

2  Mas  en  vano  me  honran  .ensenando 
tomo  doctrinas,  mandamientos  de  hom- 
bres. 

10  Y  llamando  á  sí  á  la  multitud,  les 
dtyo:  Oíd»  y  entended. 


9AN  MATQOt 


U  &>ln  4a*  entra  enUhoc»eoatas*V 
na  «I  hombre^  mas  lo  que  «ale  de  1*  Iraca, 
esto  contamina  al  hombre. 

12  Entonces  llegándose  so*  discípulos, 
le  dijeron :  ¿Sabes  que  los  Fariseos  oyen* 
do  está  palabra  se  ofendieron  ? 

13  Mas  respondiendo  él,  d\Jo:  Toda 
planta  que  no  planto  mi  Padre  celestial 
será  desarraigada. 

14  Dejadlos:  gulas  son  ciegos  de  de» 
gos ;  y  si  el  ciego  guiare  al  ciego,  ambos 
caerán  en  el  aojo. 

15  Y  respondiendo  Pedro,  le  dtfo:  De» 
cláranos  esta  parábola. 

16  T  Jesns  dijo:  ¿Aon  también  voso- 
tros sois  sin  entendimiento  f 

17  i  No  entendéis  ana,  que  todo  lo  qne 
entra  en  la  boca,  va  ai  vientre,  y  es  echa- 
do en  la  necesaria  1 

18  Mas  lo  qne  sale  de  la  boca,  del  mis- 
mo corazón  sale,  y  esto  contamina  al 
hombre. 

19  Porque  del  corazón  salen  los  malos 
pensamiento*,  muertes,  adulterios,  for- 
nicaciones, hurtos,  falsos  testimonios, 
blasfemias* 

20  Estas  comu  son  las  que  contaminan 
al  hombre;  que  comer  con  las  manos 
por  lavar  no  contamina  al  hombre, 

21  t  Y  saliendo  Jesús  de  allí,  se  fué  á 
las  partes  de  Tyro  y  de  8idon. 

.  2Í  Y,  he  aquí,  una  muger  Cananea,  que 
había  salido  de  aquellos  términos,  clama- 
ba, diciéndole;  Señor,  Htfo  de  David, 
ten  misericordia  de  mí :  mi  hUa  es  mala- 
mente atormentada  del  demonio. 

23  Mas  él  no  le  respondió  palabra.  En- 
tonces llegándose  sus  discípulos,  le  ro- 
garon, diciendo :  Envíala,  qne  da  voces 
tras  nosotros. 

24  T  él  respondiendo,  dijo :  No  soy  en- 
riado sino  alas  ovejas  perdidas  de  )a 
casa  de  Israel. 

25  Entonces  ella  vino,  y  le  adoro,  dicien- 
do: 8enor,  socórreme. 

26  Y  respondiendo  él,  dijo :  No  es  bien 
tomar  el  pan  de  los  lujos,  y  echado  á  los 
perrillos, 

27  Y  ella  d\Jo:  Asi  es  Señor;  pero  los 
perros  comen  de  las  migajas  que  caen  de 
la  mesa  de  sus  señores. 

28  Entonces  respondiendo  Jejos,  dijo : 
¡O  muger!  grande  st  tu  fé:  sea  hecho 
contigo  como  quieres.  T  fué  sana  su 
hija  desde  aquella  hora. 

29  t  Y  partido  Jesús  de  allí,  vino  junto 
al  mar  de  Galilea;  y  sableado  en  uh 
monte,  se  tentó  allí. 


40  Y  llegaron  á  él  grandes  multitudes, 
que  tenían  consigo  cojos,  ciegos,  mudos, 
mancos,  y  otros  muchos  «termes,  y  los 
echaron  á  los  pies  de  Jesús,  y  los  sanó : 

81  De  tal  manera,  que  las  multitudes  se 
maravillaron,  viendo  hablar  los  mudos, 
los  mancos  sanos,  andar  los  cojos,  ver 
los  ciegos ;  y  glorificaron  aliños  de  Israel. 

82  Y  Jesús  llamando  á  sns  discípulos, 
dtyo:  Tengo  misericordia  de  la  multitud, 
que  ya  haca  tres  dios  qm  perseveran  con- 
migo, y  no  tienen  qjue  comer;  y  enviar* 
los  ayunos  no  quiero;  porqjue  na  des- 
mayen en  el  camino. 

83  Entonces  sus  discípulos  le  diñen: 
l Dónde  tenemos  nosotros  tantos  panes 
en  el  desierto,  que  hartemos  tan  gran 
multitud? 

34  Y  Jesús  les  dice:  ¿Cuántos  panes 
tenéis  ?  Y  ellos  dieron :  Siete,  y  unos 
pocos  pececUlos, 

85  Y  mandó  á  las  multitudes  que  se 
recostasen  en  tierra, 

36  Y  tomando  los  siete  panes  y  los  pe- 
ces, dando  gracias,  fot  rompió,  y  dio  á 
sus  discípulos,  y  los  discípulos  á  la  mul- 
titud. 

87  Y  comieron  todos,  y  se  hartaron ;  y 
alzaron  lo  que  sobró  de  los  pedazos,  siete 
espuertas  llenas. 

88  Y  eran  los  que  hablan  comido  cua- 
tro mil  varones,  sin  las  mugeres  y  los 
niños. 

89  Entonces  despedidas  lss  multitudes, 
subió  en  una  nave»  y  vino  á  los  términos 
deMagdala. 

CAPITULO  XVL 

Otra  ven  U  piden  —SI  loe  J^m  iwi  i  y  Sadmctm,  y  A 
les  responde  lo  mismo  que  dntem,  capitulo  11  v.&.  JL 
Avisa  d  sus  discípulos  que  me  guarden  de  la  doctrina 
éfUo+trc.  II!.  Preguntándoles  que  senHm  do  él  el 
wtd^A,0Um$nthJ»ulmmm:p[t0iw\im*iñJtm»$nfía>K 
ellos,  Pedro  responde  confesando  m  divinidad,  hu- 
manidad, y  ministerio,  cuita  contesto*  el  Señor 
aprnoom,  y  promete  Jmwidar  sobos  ekmtutmUotm  per* 
pétuameute,  en  la eualperpdtuamenU  remidan  la*  ¡la* 
ves  del  reino  de  los  cielos  en  el  ministerio  apostólico. 
IV.  Revelándoles  el  misterio  de  su  muerte,  y  corri- 
ftemdole  Podro  et  1»  reprendo  emramente,  exJmrmm- 
do  d  oadamnod  ton wr  su  ero*  veeauárU,  te 

Y  LLEGÁNDOSE  los  Fariseos  y  los 
Sedúceos,  tentando,  le  pedían  que 
les  mostrase  señal  del  cielo. 

2  Mas  él  respondiendo,  les  dtyo:  Cuan- 
do es  la  tarde  del  die,  decís:  Buen  tiem- 
po hará;  porque  el  cielo  tiene  arreboles. 

8  Yálamafiana:  Hoy  habrá  tempestad; 
porque,  tiene  arreboles  el  cielo  triste. 
Hipócritas,  que  sabéis  nacer  diferencia 
en  la  íaz  del  cielo ;  ¿y  en  las  señales  de 


SAN  MATR4& 


4-  La  gflasr  anisa  mala  y  aduBeriD»  de- 
manda señal;  raae  señala*  fe  aera  nada, 
stnoleeenalste  Joña»  el  profeta.  T# 
jándolee  ae  fué. 

5  1  T  venido»  ana  discípulos  á  la  otra 
parte  dd  fcye,  **  Rabian  olvidado  de  to- 
mar pao. 

6  Y  Jesús  lea  dtyos  Mirad,  y  guardaos 
de  la  levadme  de  lee  fariseos,  y  de  lea 


7  T  e»ee  peaaaeaa  dentro  de  ai,  dfciea- 
de  t  Juta  at  parque no  tomamos  pan. 

«Yeatea*a*a4oleJeeus,tcedtfa:  ¿Qué 
penaala  dentro  de  vosotros,  hombrea  de 
paca  té,  que  ao  tomasteis  paaf 

•  ¿  M o  eaaendeie  aaa^oi  ee  acordele  de 
loa  olaeo  paaat  «Ore  oiaco  mtl  varones,  y 
cuántos  esportones  tomasteis  ? 

10  ¿NI  de  los  siete  panes  entre  caatro 
mu,  y  cuántas  espuertas  tomasteis? 

11  ¿  Como  ?  ¿  No  enteaéeie  que  no  por 
el  pan  oa  dtfo,  que  os  guárdasete  de  la 
levadura  de  los  Fariseos,  y  de  loa  Sedá- 


is Bntoaees  entendieron  que  no  les  ha- 
bla dicho  que  ae  guardasen  de  levadora 
de  pan,  sino  de  la  doctrina  de  los  Farl- 
seos,  y  de  les  caduceos. 

13  %  Y  viniendo  Jesús  á  Isa  partes  de 
Cesárea  de  Filipo,  preguntó  á  sus  dtecí- 
pules,  aleteado:  ¿Quién  dicen  los  hom- 
bres qae  ea  el  Htyo  del  hombre  f 

14  T  ellos  dtyeron :  Unos :  Juan  el  Bau- 
tista; y  otros  t  Elias;  y  otros:  Jeremías, 
é  alguno  de  lee  profetas» 

15  Díoeles  él:  ¿Y  vosotros,  quién  de- 
cís que  soy  t 

1<I  T  respondiendo  Btmon  Pedro,  dijo: 
Tú  eres  el  Cristo,  el  HJJo  del  Píos  vi- 
viente. 

17  Batoaees  respondiendo  Jesús,  le  di- 
jo :  Bienaventurado  eres,  81mon,  lujo  de 
Joñas;  porque  ao  te  lo  reveló  carne  al 
sangre,  amo  mi  Padre  que  está  en  los 
cielos. 

18  Y  yo  también  te  diga,  qae  tú  eres 
Pedro;  y  «obre  «ata  roca  edificaré  mi 
Iglesia;  y  la»  puertas  del  infierno  ao 
piaietscsfáii  contra  ella. 

IV  Y  é  Ü  daré  toe  llaves  del  reino  de  lea 
dalos-,  que  todo  lo  que  ligarse  ea  la 
tierra,  «esa  ligado  en  lea  cielos;  y  toda 
la  que  desatares  en  la  tierra,  aera  deas* 
tado  en  loa  cielos. 

SO  Bntoaeea  mandó  á  sus-  discípulos 
que  á  nadie  dfyeeea  que  al  era  Jesús  el 
Cristo, 

31 1  Desde  aquel  tlsmpo  oesnans6  Je- 
fifi 


aaa-  é  declarar  á  ene -•  dtoerp»!o»i  aaa 
eowveaia  tr  él  á*  Jeruialam,  y  padecer 
muchas  cosae  de  loa  anentaoe,  y  de  loa 
principes  de  fes  sacerdotes,  y  de  loa  es- 
cribas, y  aer  muerto,  y  resucitar  al  ter- 
cero día. 

29  Y  Pedro,  tomándole  á  parte,  comen- 
aó  á  rapreaderle,  diciendo:  Beaor,  ten 
compasión  de  ti:  en  ninguna  manera 
esto  te  acóntese». 

98  Bneoaeea  él  vaMéadoee,  dtfo  á  Po- 
dro: Quítate  de  delante  étt  nri,  Batanea  i 
escándalo  me  eres;  porque  no  entiendes 
lo  que  es  de  Dio©,  sino  fe>  que  «e  ato  fea 
hombres. 

24  Entonces  Jesús  dtjo  á  sus  discípu- 
los: 61  alguno  quiere' venir  en  pee -de 
mi,  niegúese  á  si  mismo,  y  tama  su  croa, 
y  sígame. 

25  Porque  cualquiera  que  quisiera  sal- 
var su  vio*,  la  perderá ;  y  cualquiera  que 
perdiere  su  vida  por  causa  de  mi,  la  ha* 
liará. 

80  Porque,  ¿deque  aprovecha  aMmuv 
ore,  si  graageare  todo  el  mundo,  y  per- 
diere au  alma?  ¿O,  qué  recompensa 
dará  el  hombre  por  su  alma? 

27  Porque  el  Hfyo  del  hombre  vendrá 
en  la  gloria  de  su  Padre  con  su»  ángeles ; 
y  entonces  pagará  á  cada  uno  conforme 
á  sus  obras. 

28  De  cierto  ea  diga,  ew  hay  algunoa 
de  loa  que  están  aquí,  que»  no  gustarán 
la  muerte,  basta  que  hayan  viseo  al  Htyo 
del  hombre  viniendo  en  au  remo. 

CAPITULO  XVtl. 

JSl  Señor  m  muestra  Á  mn  tres  difcipnío*  glorio»  y 
t*l,  cmmt  h  ttptimmo»  orne  rotee»*.  U.  Sama  4  nn 
«mt*momimdo>mi  malsm  ttytcifmt—  por  Jmitmd*  fé 
no  habían  podido  sanar.  JIL  Paga,  ti  trjknjo  4 
Vetar  por  evitar  él  escándalo  en  lo  temporal,  no  ob- 
eatntsomomn  perderé***  humano  4  era  Hbre  dé  éL 

YDE8PÜE8  de  seis  dms  Jesús  toma 
á  Pedro,  y  á  Santiago,  y  á  Juan  su 
hermane,  y  fea  saca  á  parta  á  un  monte 
alto. 

2  Y  se  transfiguró  delante  de  ellos;  y 
resplandeció  un  rostro  como  al  sol;  y 
sus  vestidos  brillantes  como  la  lu& 

8  Y,  he  aquí,  les  aparecieron  Moyas»  y 
Bhsa,  aaotenda  coa  él. 

4  Y  respondiendo  Podra,  dijo  á  Jesús: 
fieficr,  bien  es  que  nci  quedemos  aqui : 
si  quieres,  hagamos  aquí  tres  cabaaas ; 
para  ti  una,  y  par»  If oyees  otra,  y  par» 
Elias  otra, 

6  Estando  aun  hablando  él,  be  aqui,  un» 
nube  de  lúa  oa*  los  cubrió;  y,  he  aquí, 
un»  vea  de  la  ante,  que  d$o:  Urteesad 


S4N  MATfcO. 


Hfy»  «ando,  ea  el  cual  tMM  contenta- 
miento: á&oM. 

6  T  oyendo  esto  los  discípulos,  cayeron 
sobre  sus  rostros,  y  temieron  en  gran 


7  Entonces  Jesús  negando,  les  tocó,  y 
étyo:  Levantaos,  j  no  temáis. 

8  Y  atoando  s8m  sos  ojos,  á  nadie  vie- 
ron, sino  *  solé  Jesús. 

9  i  contó  descendieron  del  monte,  les 
mandó «fasns,  diciendo:  Ko  digáis  ana- 
die la  rision,  hasta  que  el  Htfo  dd4iom» 
bre  resuelle  de  les  muertos.      "-»  '  «* 

\%  Entonces  sus  dlscipnlos  le  p^ugu* 
taron, diciendo:  ¿Porqué  pues  dice» los 
escribas,  que  es  menester  que  Elisa  veu-g 
ga  primero? 

11  Y  respondiendo  Jesús,  los  dfjor  A 
la  verdad  Elias  Tendrá  primero,  y  resti- 
tuirá todas  las  cosas. 

19  Mas  os  digo,  que  ya  vino  Elias,  y 
no  le  conocieron :  antes  hicieron  en  él 
todo  lo  que  quisieron.  Asi  también  el 
Htfo  del  nombre  padecerá  de  ellos. 

13  Los  discípulos  entonces  entendieron 
que  les  hablaba  de  Juan  el  Bautista 

14  1  Y  como  ellos  llegaron  á  la  multi- 
tud, Tino  á  él  un  hombro  hincándosele 
de  rodillas, 

15  Y  diciendo :  Señor,  ten  misericordia 
de  mi  hQo,  que  es  lnnálico,  y  padece  ma- 
lamente; porque  muchas  Teces  cae  en 
el  luego,  y  muchas  en  el  agua 

16  Y  le  he  presentado  á  tus  discípulos, 
y  no  le  han  podido  sanar. 

17  Y  respondiendo  Jesús,  dijo  r  \  O  ge- 
neración innel  y  perversa!  ¿hasta  cuán- 
do tengo  de  estar  con  vosotros?  ¿has- 
ta cuándo  os  tengo  de  sufrir?  Traéd- 
mele acá. 

18  Y  reprendió  Jesús  al  demonio,  y  salió 
de  él;  y  el  moco  fué  sano  desde  aquella 
hora. 

10  Entonces  llegándose  los  discípulos 
á  Jesús  aparte, dieron:  ¿Por  qué  noso- 
tros no  le  pudimos  echar  fuera? 

20  Y  Jesús  les  ¿ujo:  Por  vuestra  Infide- 
lidad ;  porque  de  cierto  os  digo*  que  si 
tuviereis  fé  como  un  grano  de  mosta- 
an,  direJe  á  este  montee  Pásate  de  aquí 
allá,  y  ae  pasará;  y  nada  os  será  Im- 
posible; 

fit  Mas  este  género  de  demento*  no  sale 
sino  por  oración  y  ayuno. 

23  H  Y  estando  ellos  en  Galilea,  les  di}o 
Jesús :  XI  hijo  del  nombre  será  entre- 
gado en  manos  de  hombres ; 

m  Y  le  mataran;  mas  al  tareero  din 


reeueftará.  Y  «fot  su  entrUtueteron  en 
gran  manera. 

24  Y  como  llegaron  á  Oapernaum,  vi- 
nieron á  Pedro  los  que  cobraban  las  dos 
d raemos,  y  dijeron:  ¿Vuestro  maestro 
no  paga  las  dos  dracmfcp  ? 

25  Yodice:  8i.  Y  entrado  él  en  casa, 
Jesús  le  habló  antes,  diciendo:  ¿Qué  te 
parece.  Simen?  |  Los  rdyes  de  la  tierra, 
do  quién  cobran  los  tributos,  ó  el  cense? 
¿  de  sus  nfloe,  ó  <le  loa  extraños  ? 

•Jf  Pedro  le  dice:  De  les  estonios.  JH> 
date  entone**  Jesús  r  Luego  francos  son 
tosfctjoa. 

27  Mas  porque  no  los  ofendamos,  véá  la 
mar,  y  echa  el  anzuelo,  y  el  primer  pez 
que  viniere,  tómate,  y  abierta  #u  boca  ha- 
llaras un  estatero,  dásele  por  mi,  y  por  tí. 
CAPITULO  xvm. 

Eneeña  tí  Beñorque  S>  entrada  on  M  igleom  p  retiro 
papar  mydoéerakmnñUonU  9  lm  dionifimf  y  eeiimm 
que  él  hoce  de  el  que  tul  hubiere  entrado,  estiman- 
dote  en  parte  o  encomendándole  como  é  mt  propria 
poreooa?  1.  porque  loe  éngeme  é  Dan  Jmmtíiare», 
eonmundoietroe:  i. porque*  mioma  Jt  vémébue- 
car,  (como  el  piado*»  poetar  d  m  oreja  perdida) 
y  mt  goza  monamente  de  haberle  hallado.  TT.  Por 
tanto,  agí  del  que  le  eocandalixare,  ó  donaire.  ItA 
Btnmia  el  remedio  ame  m  pondo*  paria  dmeipVma 
ecle*vi$Hca,  cuando  loe  uno»  hermano»  ofendieren  d 
lo»  otroe:  o  de  que  rigor  te  ueard  con  él  contumaz  A 
la  iglesia.    IV.  Donde  como  eto  pernada*  U*i*m  la 


,  m  eeñmla  m  autoridad  oeleotiolpor 
prtndir  él  en  ella.  V.  ProñguUndo  en  el  dicho  or- 
den de  la  fraterna  corrección,  declararé  tndemanda 
do  Podro,  que  en  el  perdonar  eU  mm  hormemo»  d  km 
e  arrepentido»  ningunu  tema  ha  do  hoorr  de 


veoe»  ni  de  cualidad,  porque  ninguna  turo  Dio*  para 
con  noéotroe,  lo  cual  ampUftea  por  mn«  elegante  pa- 


E* 


aquel  tiempo  se  llegáronlos  dis- 
cípulos á  Jesús,  diciendo:  ¿Quién 
es  el  mayor  en  el  nano  do  los  cielos t 

2  Y  llamando  Jesús  áñua  niño,  le  puso 
en  medio  de  ellos, 

$  Ydtyot  De  cierto  os  digo,  que  sino  oe 
convirtiereis,  y  os  hiciereis  como  niños, 
no  entraréis  en  el  reino  de  los  délas. 

4  Asi  que  cualquiera  que  se  humillare, 
como. este  niño,  este  es  el  mayor  en  el 
reino  de  los  cielos.  i 

6  Y  cualquiera  qno  recibiere  á  un  tal 
niño  en  mi  nombre,  á  mi  recibe. 

6  ^  Y  cualquiera  que  ofendiere  á  algu* 
no  de  estos  pequeños,  que  oreen  en  mi, 
mejor  le  serta  que  lo  lucra  colgada  del 
cuello  una  piedra  de  molino  de  asno,  y 
que  fuese  anegado  en  el  profundo  da  la 
mar. 

7  j  Ay  del  mundo  por  los  escándalos  1 
porque  necesario  es  que  vengan  escán- 
dalos; mas  iay  de  aquel  hombre,  por  el 
cual  viene  el  escándalo! 


&A.N  AtATKO. 


8  Fot  tonto,  al  tu  nuoo  6  tu  fié  te 
fuere  ocasión  de  caer,  córtalo»  y  écaeiaf 
de  ti :  mejor  te  es  entrar  cojo  ó  masco 
á  la  vida,  que  teniendo  dos  manos  ó  dos 
pies  ser  echado  al  fuego  eterno. 

9  Y  si  tu  ojo  te  es  ocasión  de  caer, 
sácale,  y  échate  de  ti ;  que  mtjor  te  es 
entrar  con  un  ojo  en  la  vida,  que  tenien- 
do dos  ojos  ser  echado  al  fuego  del  in- 
fierna 

10  Mirad  no  tengáis  en  poco  á  alguno 
de  estos  pequeños;  porque  yo  os  digo 
que  ana  ángeles  en  loé  cielos  ven  wksni 
pre  el  rostro  de  mi  Padre,  que  está  en  los 
dele* 

11  Porque  el  Htyo  del  nombre  es  venido 
para  salvar  lo  que  se  había  perdido. 

Id  ¿Qué  os  parece?  Si  tuviese  algún 
hombre  cien  ovejas,  y  se  perdiese  una 
de  ellas,  ¿no  iría  por  los  montes,  deja- 
das las  noventa  y  nueve,  á  buscar  la  que 
se  habla  perdido  t 

13  T  ai  aconteciese  hallarla,  de  cierto 
os  digo,  que  mas  se  goza  de  aquella,  que 
de  las  noventa  y  nueve  que  no  se  per- 
dieron. 

14  Asi  no  es  la  voluntad  de  vuestro 
Padre,  que  está  en  los  cielos,  que  se 
pierda  uno  de  estos  pequeños. 

15  H  Por  tanto  si  tu  hermano  pecare  con- 
tra ti,  vé, y  redargúyele  entre  ti  y  él  solo : 
si  te  oyere,  ganado  has  á  tu  hermano. 

10  Mas,  si  no  te  oyere,  toma  aun  contigo 
uno  ó  dos,  para  que  en  boca  de  dos  6  de 
tres  testigos  conste  toda  palabra. 

17  T  sino. oyere  á  ellos,  dito  á  la  iglesia; 
y  si  no  oyere  á  la  iglesia  ténle  por  un 
gentil,  y  un  publioanow 

18  Pe  cierto  os  digo,  qut  todo  lo  que 
ligareis  en  la  tierra,  será  ligado  en  el  cie- 
lo; y  toéo  lo  que  desatareis  en  la  tierra, 
será  desatado  en  el  délo. 

19  Dígoos  ademas,  que  si  dos  de  voso* 
tros  convinieren  sobre  la  tierra,  tocante 
ácnalqoieracoeaquepidieren,  les  será  he- 
cho por  mi  Padre,  que  está  en  los  cielos. 

SO  Poique  donde  están  dos  ó  tres  con- 
gregados en  mi  nombre,  allí  estoy  yo  en 
medio  de  ellos. 

21  Y  Entonces  Pedro  llegándose  á  él, 
dijo :  Señor,  j  cuántas  veces  perdonaré 
á  mi  hermano  que  pecare  contra  mi? 
¿hasta  siete? 

22  Jesús  le  dice :  No  te  digo  hasta  siete, 
mas  aun  hasta  setenta  veces  siete. 

23  Por  lo  cual  el  reino  de  los  cielos  es 
semejante  á  un  hombre  rey,  que  quiso 
nacer  cuentas  con  sus  siervos. 


di  X  coiuanisndo  A  hacer  anemias,  le 
fué  presentado  uno  que  la  debía  diez  mil 
talentos. 

25  Mas  á  este,  no  podiendo  pagar,  man- 
dó su  señor  vender  á  él,  y  á  su  muger,  y 
hijos,  con  todo  lo  que  tenia,  y  pagar. 

26  Entonces  aquel  siervo  postrado  le 
rogaba,  diciendo ;  Señor,  deten  la  ira  pa- 
ra conmigo,  y  todo  te  lo  pagaré. 

27  Ei  señor  de  aquel  siervo  movido  á 
misericordia,  le  soltó»  y.  le  perdonó  la 


28  T  saliendo  aquel  siervo,  halló  á  uno 
4e  ene 'Compañeros,  qne  le  debía  den 
Aspados ;  y  trabando  de  él,  le  ahogaba, 
diciendo ;  Paga  lo  que  debes, 
9  29  Entonces  su  compañero,  postrándose 
á  sus  pies,  le  rogaba,  diciendo:  Deten  la 
ira  para  conmigo,  y  todo  te  lo  pega*& 

90  Mas  él  no  quiso,  sino  fué,  y  le  echó 
en  la  cárcel  hasta  que  pagase  la  deuda. 

31  T  viendo  sus  compañeros  lo  que  pa- 
saba, se  entristecieron  mucho,  y  vinien- 
do declararon  á  su  señor  teeV>  lo  qne 
habla  pasado'. 

32  Entonces  llamándole  su  señor,  le 
dice :  Mal  siervo,  toda  aquella  deuda  te 
perdoné,  porque  me  rogaste :. 

33  ¿No  te  convenia  también  á  tí  tener 
misericordia  de  tu  compañero,  como 
también  yo  tuve  misericordia  de  ti  1 

34  Entonces  su  sefior  enojado  le  entre- 
ga á  los  verdugos,  hasta  que  pagase  todo 
lo  que  le  debía. 

35  Asi  también  hará  con  vosotros  mi 
Padre  celestial,  si  no  perdonareis  de 
vuestros  corazones  cada  uno  á  su  her- 
mano sus  ofensas. 

CAPITULO  XIX. 

Disputa  el  Señor  con  los  Fariseos  de  lot  divorcie*  de 
la  ley,  y  de  la  obligación  del  matrimonio  con  una 
legitima  muger  retfutiAmfoto  d  m  primera  éseUm*- 
cion,  Snatám  d  sus diecÍ*nde*por  ocmSfw,  auend  my- 
dos  son  kdbücspara  contraer  matrimonio,  ni  todos  lo 
pueden  dejar  de  contraer  por  m  arbitrio  ;  par  tanto, 
que  cnanto  d  esto  cmda  uno  se  mddapor  eos  demeoque 
tuviere  de  Dios,*  la  condición  do  su  vocación.  JJ. 
Otra  rex  vuelve  d  poner  d  los  niño*  por  ejemplo  de 
tos  que  entran  en  m  iglesia.  Ifí.  Tienta  d'un  rico 
qne  se  e/recta  dseouiHe,  con  mandarle  en*  deje  lo 
que  tiene,  qc^q  él  al  cabo  m  despide  triste:  doce» 
sion  de  lo  cual  enseña  la  grande  dificultad  con  que 
tos  ricos  entrarían  d  la  verdadera  pro/eetou  del 
enemgeeio,  u  el  granee  w  incomparable  ntimm  qm 
tendrán  loe  que  por  su  nombre  dejaron  afea. 

Y  ACONTECIÓ,  qu$  acabando  Jesús 
estas  palabras,  se  retiró  de-Galilea, 
y  vino  á  los  términos  de  Juden,  pasado 
el  Jordán. 

2  Y  le  siguieron  grandes  multitudes, 
ylossanóallL  /^ 

3  Entonces.se  llegaron  á  él  ios  Fari- 


ÍAN  MATEO 


seos,  tentá^ole, y  deciéndole:  ¿Es  licito 
al  hombre  despedirá  bu  muger  por  cual- 
qaiera  cansa? 

4  T  él  respondiendo,  les  dtyo:  ¿No  ha- 
béis leído  que  el  que  los  hizo  al  princi- 
pio, macho  y  hembra  los  hizo, 

5  Y  dijo :  Por  tanto  el  hombre  dejará 
padre  y  madre,  y  se  unirá  á  su  muger, 
y  serán  dos  en  una  carne  ? 

0  Asi  que  no  son  ya  mas  dos,  sino  una 
carne.  Por  tanto  lo  que  Dios  junto,  no 
lo  aparte  el  hombre. 

7  Díccnle :  ¿Por  qué  pues  Moyses  man- 
dó dar  carta  de  divorcio,  y  despedirla? 
'8  Dijoles:  Por  la  dureza  de  vuestro  co- 
razón Moyses  os  permitió  despedir  vues- 
tras mugeres;  mas  al  principio  no  fué 
asi. 

9  T  yo  os  digo,  que  cualquiera  que  des- 
pidiere á  su  muger,  sino  fuere  por  forni- 
cación, y  se  casare  eon  otra,  adultera;  y 
el  que  se  casare  con  la  despedida,  adul- 
tera. 

*  10  Dfcenle  sus  discípulos:  8t así  es  la 
condición  del  hombre  con  su  muger,  no 
conviene  casarse. 

11  Entonces  él  les  dtyo :  No  todos  son 
capaces  de  recibir  este  dicho :  sino  aque- 
llo* á  quien  es  dado. 

13  Porque  hay  eunucos,  que  nacieron 
asi  del  vientre  de  su  madre ;  y  hay  eunu- 
cos, que  han  sido  hechos  eunneos  por 
los'hombres  *,  y  hay  eunucos,  que  se  han 
hecho  eunucos  á  si  mismos  por  causa  del 
remo  de  Tos  cielos.  El  que  puede  reci- 
bir^ recíbalo. 

13  ^  Entonces  le  fueron  presentados 
unes  niños,  para  que  pusiese  las  manos 
sobre  ellos,  y  orase ;  y  los  discípulos  les 
riñeron. 

14  Mas  Jesús  dtyo:  Dejad  é  los  nlftos, 
y  no  les  Impidáis  de  venir  á  mi ;  porque 
de  los  tales  es  el  reino  de  los  cielos. 

15  T  habiendo  puesto  sobre  ellos  las 
manos*,  se  partió 'de  allí. 

10  Y  T,  be  aquí,  uno  llegándose,  le  di- 
jo: Maestro  bueno,  ¿  qué  bien  haré,  para 
tener  la  vida  eterna? 

17  Y  él  le  d|jo :  ¿Por  qué  me  dices  bue- 
no? Ninguno  es  bueno  sino  uno,  es  á 
saber.  Dios.  Mas  si  quieres  entrar  en  la 
vida,  guarda  los  mandamientos. 

18  Dtcele:  ¿Cuáles?  Y  Jesús  dijo: 
No  matarás :  No  adulterarás :  No  hurta- 
rás :  No  dirás  folio  testimonio: 

19  Honra  á  tu  padre  y  á  tu  madrt  :%Y, 
amarás  á  tu  prójimo,  como  á  tí  mismo. 

»  Dfotto  el  mancebo?  Todo  esto  guar- 


dé desde  mi  mocedad:  ¿Qué  mas  me 
falta? 

21  Dicele  Jesús :  Si  quieres  ser  perfecto, 
anda,  vende  lo  que  tienes,  y  dato  á  los 
pobres;  y  tendrás  tesoro  en  el  cielo;  y 
ven,  y  síirueme. 

22  Y  oyendo  el  mancebo  esta  palabra, 
se  fué  triste ;  porque  tenia  muchas  po- 
sesiones. 

26  Entonces  Jesús  dijo  á  sus  discípu- 
los :  De  cierto  os  digo,  que  el  rico  dift- 
cilmente  entrará  en  el  reino  de  los  defos. 

24  Y  ademas  os  digo,  que  mas  ludí  es 
pasar  un  camello  por  el  ojo  de  una  agu- 
ja, que  él  rico  entrar  en  el  reino  de  Dios. 

26  Sus  discípulos  oyendo  está»  cosas  se 
espantaron  en  gran  manera,  diciendo: 
¿  Quién  pues  podrá  ser  salvo  ? 

20  Y  mirándolos  Jesús,  les  dfyo^^eer- 
ca  de  los  hombres  imposible- es  esto; 
mas  acerca  de  Dios  todo  es  posible. 

27  Entonces  respondiendo  Podro,  le 
dijo:  He  aquí,  nosotros  hemos  dejado 
todo,  y  te  hemos  seguido,  ¿qué  pues 
tendremos? 

98  Y  Jesús  les  dijo :  De  cierto  os  oigo, 
que  vosotros  que  me  habéis  seguido, 
cuando  en  la  regeneración  se  asentará  el 
Hijo  del  hombre  en  el  trono  de  su  glo- 
ria, vosotros  también  os  sentaréis  sobre 
doce  tronos,  para  juagar  á  las  doce- tribus 
de  Israel. 

29  Y  cualquiera  que  dejare  casas,  ó  her- 
manos, ó  hermanas,  6  patas,  ó 'madre,  ó 
muger,  ó  hijos,  6-  tierras.por  mi  hombre, 
recibirá  den  veces  tanto,  y  la'vMa  eter- 
na tendrá  por  herencia. 

90  Mas  muchos  qyté-mm  primeros  serán 
postreros;yio»postreros,  primeros. 
CAPITULO  XX. 

tnuamekoere^Ae^m^hmmm^enM/Udeloup^ 
tuto  precedente,  d  saber,  que  no  todo»  los  que  te  pensa- 
rían $er  toe  primero»  en'ttt  toiétia,  at  ftn  quedarían 
en  eemnt  ni todm  los  ornea rm  jámalas  nm  esesnpm 
Jntemm  de  eltoyoiji*  •M*darianh/ueratjn)t-um4a  pre- 
dicación externa  del  evangelio  d  mudos  me  comn- 
nica,  mas  la  elección  de  Dio»  no  d  tanto*.  17.  Lle- 
gando «croa  de  Jormalem  domkwu  4  mus  ditctBmtos 
su  muerte  con  las  circunstancias  de  ella,  u  m  resur- 
rección. 111.  A  ocasión  de  la  jieticion  de  los  hijos 
de  Zebedeo  por  intercesión  de  su  madre,  declara  el 
Señor  qm  tos  primacías  em  m  Igimjn  mm  al  rere» 
de  la»  del  mundo, U  sabérnoslas  por  dominar,  IfC. 
las  otras  por  servir,  frc.  Ir.  Sana  d  dos  ciegos  jun- 
to4 a  Jcftco. 

PORQUE  el  reino  de  los  cielos  os 
semejante  á  un  hombre,  padre  de 
familias,  que  salió  por  la  mañana  á  coger 
peonen  para  su  villa. 
2  Y  concertado'  con  los'peblfW  por  ton 
donarlo  al  dia,  ios  ettrló  á  su  fifia 
28 


SAN  Mí  ATEO. 


a  T  saliendo  orna  de  la  boa*  de  tan 
tres,  vio  otros  que  estaban  en  la  plana 
ociosos, 

4  Y  les  dijo :  Id  también  vosotros  á  mi 
Tina,  y  os  daré  lo  que  fuere  justo.  Y 
ellos  íueron. 

5  Salió  otra  Tes  cerca  de  las  seis  y  de 
las  nueve  horas,  y  biso  lo  misma 

6  Y  saliendo  cerca  de  las  once  botas, 
bailé  «tros  que  estaban  ociosos,  y  les 
dijo:  ¿Por  qué  estáis  aquí  todo  el  día 
ociosos? 

7  Dieenl*  eflo*.-  Porque  nadie  nos  ba 
cogido.  Diceles:  Id  también  vosotros 
á  la  yiia,  y  recibiréis  loque  fuere  justa 

8  Y  cuando  fué  la  tarde  del  dio,  el  se- 
ñor de  la  vina  dtyo  á  su  administrador: 
Llama  los  peones,  y  págales  el  jornal, 
iiiiisJsjhujIii  t;t»de  los postreros  bástalos 
primeros. 

9  Y  viniendo  los  que  Jtabian.pmido  cer- 
ca de  las  once  boros,  recibieron  cada  uno 
undenarie, 

10  Y  viniendo  también  los  primeros, 
pensaron  que  hablan  de  recibir  mas; 
pero  también. ellos  recibieron  cada  uno 
un  donarlo. 

11  Y  tomándole,  murmuraban  contra  «1 
padre  de  la  fina Uia» 

12  Diciendo;  Estos  postreros  solo  han 
trabajado  una  hora,  y  los  bas  becbo  igua- 
les á  nosotros,  que  hemos  llevado  la  car- 
ga, y  cloolor  del  duw 

13  Y  el  respondiendo  dijo  á  uno  de 
ellas :  Amigo,  no  te  bago  agravio.  ¿  No 
te  concertaste  conmigo  por  un  donarlo  ? 

14  Toma  \oque»  tuyo,  y  vete.;-  ye  quie- 
ro dar  ásate  postrero  como  á  ti. 

15  i  ífo  me  es  licito  á  nú  hacer  lo  que 
quiero  en  mis  cosas  V  ¿O  es  molo  tu 
ojo*  porque  yo  soy  bueno? 

tB  Asi  los  primeros  serán  postreros;  y 
los  postreros  primeros ;  porque  muchos 
e*Jn  Maznados,  mas  pocos  escogidos* 

17  T  Y  subiendo  Jesús  á  Jerusalem,  to- 
mó sus  doce  discípulos  aparte  en  el  ca- 
mino, y  lesdtyo: 

18  He  aqni,  subimos  á  Jerusalem,  y  el 
Htyo  del  hombre  será  entregado  i  los 
prhieipes  de  los  sacerdotes,  y  á  los  es- 
cribas, y  le  condenarán  á  muerte, 

19  Y  le  entregarán  á  los  Gentiles,  pora 
que  U  escarnezcan,  y  azoten,  y  eme*- 
flquen ;  mas  al  tercero  dia  resucitará, 

80  Entonces  se  llegó  á  #  la  madre  de 
los  hijos  de  Zebedeo  eon  sus  hijos,  «do* 
sendo,  y  pidiéndole  algo 

aiYaitodttoi  ¿Qaé  quieres?  XU*U 
94 


djfo:  Di  que*e  asienten  estos  don  ngoe 
míos,  el  unftá  tu  mano  derecha,  y  el  otro 

á  tu  izquierda,  en  tu  reino. 

22  Entonces  Jesús  respondiendo,  dijo : 
No  sabéis  lo  que  pedis.  ¿  Podéis  beber 
de  la  copa  de  que  yo  tengo  que  beber ; 
y  ser  bautizados  del  bautismo  de  que 
yo  soy  bautizado?  Dicen  «Bes;  Pode- 
mos. 

23  El  les  dice:  A  la  verdad  de  mi  cope 
beberéis;  y  del  bautismo  de  que  yo  soy 
bautizado,  seréis  bautizados ;  mas  senta- 
ros á  mi  mano  derecha,  y  á  mi  izquierda, 
no  es  mió  darlo,  sino  á  los  que  está  apa- 
rejado por  mi  Padre. 

24  \  Y  como  ios  diez  oyeron  este,  se 
enojaron  de  los  dos  hermanos. 

25  Entonces  Jesús  llamándolos,  dflo: 
Ya  sabéis  qoo  los  principes  de  los  des- 
tiles se  enseñorean  sobre  ellos ;  y  los  que 
son  grandes  ejercen  sobra  ellos  potes- 
tad. 

26  Mas  entre  vosotros  no  será  así ;  sino 
el  que  entro  vosotros  quisiere  hacerse 
grande»  será  vuestro  servidor; 

27  Y  el  que  entre  vosotros  quisiera  ser 
el  primero,  será  vuestro  siervo ; 

28  Asi  como  el  Htfo  del  hombre  no  vi- 
no para  ser  servido,  sino  para  servir,  y 
para  dar  su  vida  en  rescate  por  muchos. 

29  1  Entonces  saliendo  ellos  de  Jeri- 
co,  le  seguía  una  gran  multitud. 

30  Y,  he  aquí,  dos  ciegos  sentados  juat- 
to  al  camino,  como  oyeron  que  Jeeon 
pasaba,  clamaron,  diciendo :  Señor,  Hijo 
de  David,  ten  misericordia  de  nosotros. 

31  Y  la  multitud  ies  renia  para  que  ca- 
llasen ;  mas  ellos  clamaban  mas,  dicien- 
do :  Señor,  HJjo  de  David,  ten  miseri- 
cordia de  nosotros. 

3%  Y  parándose  Jesús,  los  llamóy  y  di- 
jo: 4 Qué  queréis osm haga  por  vosotros? 

33  Dicenle  eHot:  8ener,  que  sean  abier- 
tos nuestros  ojos. 

34  Entonces  Jesús  teniéndoles  misert-  " 
cordia,  tocó  los  ojos  de  ellos,  y  luego  sus 
ojos  recibieron  la  vista,  y  le  siguieron. 

CAPITULO  XXI. 

Bmoéej  SeUorem  entrada reolen  Jmmenhm  tn^Ui 
d  la  naturaleza  de  en reino, y  d  la* proft timé* eUn, 
1T.  Repnrga  el  templo,  y  da  en  él  etmidoát*.  JJL 
Snój'anee  loe  principe*  de  loe  eacerdotee  y  te»  *e- 
toree  de  la  fe*  de  toa  admmmtíemr*  Oe  loe  mitfoe  en 
fioria  «ya.  y  él  le*  reeponde.  IV.  Por  el  ifiiliw 
de  la  higuera  ipie  d  en  maldición,  ee  eeeA,  poromt  90 
te  hmUi  frvk>,  «fonr Ana  cnot  era,  v  haben  éeeerol 
estado  del  pmBojmétiioo.  V.  Loemmmemttr+m 
peí  femada  de  JermalemM  pitiem  fin»  ée  m  rom- 
don  ea7*nmÍo*amenl9,  y  ontríendo  e%  éarmAo  por 
tiene»  priymtoe,  p  né  40***0%  o9m  t [\mmn4\i  4 
«aa*e>do**ft*v*¡.   FAJ" 


san  M*vea 


taxtUiad.  VJL  Y  por  otra  ío^uc  cfc>»  Je  AoMbí 
acHUttfntttfo  <k  tifncoúwtt,  f  te  £it£  ¿nb*  haritutlte 
ét>w*<xu*0<><l*£)t~qm»obr*etíc*ixmtria. 

Y  COMO  se  acarearon  á  Jeruealcra, 
j  vinieron  á  Betbpbage,  al  monte 
de  las  Olivas,  entonees  Je»»  envió  dos 
discípulos, 

9  Dicléndoles:  Id  á  1a  aldea  que  está 
dolante  dn  vosotros,  y  luego  hellarési 
una  asna  atada,  y  un  pollino  coa  «Ua¡ 
deeetád¿e\  y  WsrVinWrw 

3  Y  si  algún»  os  dtfereaJgo,  decid :  El 
Señor  las  na  menester-;  y  luego  loa  de- 
jará. 

4  T  todo  esto  fué  hecho,  para  que  se 
cjunmUeeo  4o  que  toó  -dicto  por  el  pro- 
feta, que  dyo: 

*  Decid  á  lahÚa  deflion:  He  aqut,  tu 
Rey  te  viene,  Manso,  -y  sentado  tabre 
uua  asna  y  na  pollino,  bJfyo  de  o* anuí  4$ 
yugo» 

O  Y  los  discípulos  fuero»,  y  hideien 
como  Jesús  tes  mandó. 

7  Y  trajeron  el  asna  y  el  poUimo,  y  pa- 
sieron  sobra  ellos  ana  mantos,  y  se  sentó 
sobre  aUoa.  j  -  Y 

&  Y  snuy  macha  gante  tendían  sus  raen* 
tos  en  -al  camina ;  y  otras  cortaban  ra- 
mos de  los  arboles,  y  los  tendian  por  el 
camino»  •  i 

O  Y  las  multitudes  que  iban  delante,  y 
las  que  iban  detrás  aclamaban,  dicien- 
do: Hosanna  al  Utfo  da  David :  Bendito 
el  que  viene  en  «1  nombre  del  Befior: 
Hosanna  en  las  alturas. 

10  Y  entrando  A  en  Jerusalem,  toda  la 
dudad  ea alborotó,  dkftenéot  ¿Qnien.es 
este? 

U  Y  Isa  mnltHudes,  deciim:  fisto  as 
Joans,  el  profeta,  do  Nanorethvde  tiejitaa. 

12  f  Y  entró  Jesús  en  eUesnplo  de  Dios, 
y  echa  fnere1  todos  los  «na  Tendías  y 
cosepraben  en  ai  templo,  y  trastornó  las 
mesas  de  los  cambiadores,  y  las  aulas  de 
los  que  vendían  palomas. 

18  Y  les  diee:  Escrito  está:  Mi  casa, 
casa  da  oración  seca  llamada;  mas  voso- 
tros cueva  de  ladrones  lañabais  hecho. 

14  Entonces  vinieron  á  él  ciegos  y  co- 
jos en  el  templo,  y  losmanó. 

15  H  Mas  los  principes  de  los  sacer- 
dotes y  los  escribas,  viendo  las  maravi- 
llas que  hacia,  y  loa  muchachos  adaman- 
do en  el  templo,  y  diciendo:  Hosanna 
al  Hijo  <te  David :  se  enajenan, 

16  Y  le  dMeron.)  *0yeelojnue  estos 
dicen?  Y  Jesús  les  diee:  Si:  ¿Nuoto 
leísteis;  Del*  bocsr-,de  loa  aiftoe,  y 


datos 


naciaccionasW  la  ala* 


17  Y  dejándolos,  se  salió  fuera  da  la  du- 
dad á  Betuania;  y  posó-allí. 

18  í  Y  por  la  monona  volviendo  á  la 
ciudad,  tuvo  hambre. 

19  Y  viendo  una  higuera  cérea  del  ca- 
mino, vino  á  ella,  y  no  halló  nada  en 
ella,  sino  hojas  solamente;  y  le  dijo: 
Nunca  mas  nanea  de  ti  fruto  para  sien* 
prc.    Y  luego  la  higuera  se  secó. 

30  Entonóos  viendo  esto  los  discípulos, 
inavavUledoadeeian;  ¡Cómo  se  secó  lue- 
go la  higuera  I 

.91  Y  respondiendo  Jesús,  les  dijo  ?  J>e 
eiorto  os  digo,  que  si  tupierais  fé>  y  no 
dudareis,  no  solo  harcis  esto  de  la  higue- 
ra, mus  si  á  este  mouU  diereis:  Quítate, 
y  échate  es  la  mor*  aera  hecho.  .<    %. 

*3  Y  todo  lo  que  pidiereis  oon  onscion 
creyendo*  4» reei álcela»  •    • 

23  U  Y- opino  vino  al  templo,  lea  prín- 
cipes de  los  sacerdotes,  y  los  ancianos 
del  pueblo  licuaron  á  áj»  cuando  caí  aba 
euse$an4a,  diciendo:  ¿Coa  qué  Mtetri- 
dad  negé»  esto?  ¿y  quién  tacú» asta aur 
terkladt 

34  Y  respondiendo  JMusyles.a^o^Yo 
también  os  preguntaré  una,  pakora-;  la 
cual  si  me  diereis,  también  yo .os, diré 
eon  qué  autoridad  hago  esto* 

2»  £1  kantismo  <de  Juan,  ¿de  dónde  ene? 
¿del  cielo,  ó  de  los  hombres?  Ellos  en- 
tonces pensaron  entre  si» -diciendo :  81 
dyeremos :  Del  4ielo{  nos  dina;  ¿Por 
qué  pues  no  le  creísteis  f    ,     . 

96  YsldQesamosj  BeJoe  hombres;  te- 
memos al  pueblo;  ponjao  todoe-tienan 
á  Juan  por  pasmu» 

#T  Y  respondiendo  á-  Je#us,diJcronr  No 
sabemos.  Y  él  tamoiestJeftdÚo-i  ¿ty?o 
os  diré  con  qué  autoridad  hago  nato.  • 

48  TMas»  ¿oné  es-parece*  Un  hom- 
hre  tenia  dos-htfos»  y  llegando  al  prime- 
ro, le  dUo:  nt^o,  vé  hoy  a  trabajar  en 
mi  vina, 

28  Y  respondiendo  él,  dtyo  t  No  quiero : 
mas  después  arrepentido,  fué. 

30  Y  llegando  al  otro,  le  d$o  de  la  mis- 
ma manera;  y  respondiendo  él*  dijo: 
Yo,  8eftor,  voy  ;  y  no  foé. 

31  ¿Cuál  de  los  dos  hizo  la  voluntad  del 
padre?  Dicen  ellos:  £1  primero.  Di- 
celes Jesús :  De  cierto  os  dtgo,  que  los 
publícanos,  y  las  rameras  os  van  delante 
al  saina  de  Dios* 

90  PoTtmo,vhio  d  vosotros  Juan  porria 

de  justicia»  y  no  le  crcjstels;  y  loa  pn- 

S5 


8AN  MATEO 


bttcanos, y  las Tumores w eroy orón ;  y  ▼o- 
sotroe  Tiendo  esto  nunca  os  arrepentisteis 
para  creerle. 

83  T  Oid  otra  parábola:  Fué  un  hom- 
bre, padre  de  ftuntltas,  el  cual  plantó  una 
Tifia,  y  la  cercó  de  rallncjo,  y  rondó  en 
ella  lagar,  y  edificó  torre,  y  la  dló  á  ren- 
ta á- labradores,  y  se  partió  lejos. 

84  T  cuando  se  acercó  el  tiempo  do  los 
frutos,  envió  sus  sierros  á  Id*  labradores, 
para  que  recibiesen  sus  frutos. 

85  Mas  los  labradores,  tomando  los  sier- 
vos, al  nao  hirieron,  y  al  otro  mataron, 
y  al  otro  apedrearon. 

86  Envió  otra  ves  otros  siervos  mas  que 
los  primeros ;  y  hicieron  coa  ellos  de  la 
mfsma  manera. 

87  T  á  la  postre  les  envió  su  hijo,  dicien- 
do :  Tendrán  respeto  á  mi  btyo. 

88  Mas  los  labradores,  viendo  el  htfo,  4\- 
jeron  entre  si :  Este  es  el  heredero:  venid, 
matémosle,  y  tomemos  su  herencia. 

89  T  tomado,  le  echaron  fuera  de  la  vi- 
na, y  U  mataron. 

40  Pues  cuando  viniere  el  señor  de  la 
villa,  ¿qué  hará  á  aquellos  labradores*? 

41  Díeenledfat;  A  los  malos  destruirá 
malamente;  y  m  vina  dará  á  renta  á  otros 
labradores,  que  le  paguen  el  fruto  á  sus 
tiempos. 

43  Diceles  Jesús:  ¿Nunca  leísteis  en 
las  Escrituras:  La  piedra  que  desecha- 
ron los  que  edificaban,  esta  fué'  hecha 
por  cabeza  da  la  esquina:  por  el  Sefior 
es  hecho  esto,  y  es  sosa  maravillosa  en 
nuestros  ojos? 

48  Por  tanto  os  digo,  que  el  reino  de 
Dios  será  quitado  de  vosotros,  y  será 
dado  á  gente  que  haga  el  fruto  de  él. 

44  T  el  que  cayere  sobre  esta  piedra, 
será  quebrantado;  y  sobre  quien  éttm  ca- 
yere, desmenusurle  ha. 

48  T  oyendo  los  principes  do  los  sacer- 
dotes y  los  Fariseos  sus  parábolas,  en- 
tendieron que  hablaba  de  ellos. 

46  T  buscando  como  echarle  mano,  te» 
mferoa  al  pueblo ;  porque  le  tenían  por 
profeta, 

CAPITULO  xxn. 

Por  otra  yorStoto,  m  am  le»  pinta  la  condición  dmt 
evangelio,  le»  declara  también  m  eetadesp  tmeetopor 
haberle  rehuiado,  y  añmismo  el  estado  de  lo»  que  con 
bipocretia  y  $in  fé  vira  entraren  d  él  II. 
temledettrStmm  de  Cerner  por  h 
arle,  ULLee  Sadmaee*  le 
boy  reemrreccion  ;  ma$  él  le*  meeitra  $u  ignorancia 
en  w  propio  argumento,  y  lee  prueba  la  resurrección 
con  eoom^outaéo  oe  ta  eeer\eura\  a%  enan  vHM  anoawa 
bmiumcÍSm.  IV,  AoeméeenU  lee  Farieem  en  die- 
pmta,  y  ét  le»  retmomde  d  m  pregunta;  y  bm  prueba 
éMUEectitmraU»He4nidaddelM»eie»u 

96 


YiaSPtmBIElflX)  Jera,  fet  volvió 
á  hablar  en  parábolas,  diciendo : 
2  £1  reino  de  los  cielos  es  semejante  á 
un  hombre  rey,  que  biso  bodas  á  su  htfo. 
8  Y  envió  sus  sierros  para  que  llamasen 
áloe  convidados  alas  bodas;  mas  no  qui- 
sieron venir. 

4  Volvió  á  enviar  otros  siervos,  dicien- 
do: Decida  los  convidados:  He  aquí,  mi 
comida  he  aparejado,  mis  toros  y  anima- 
les engordados  so»  ttsjerton,  y  todo  está 
aparejado :  venid  A  las  bodas. 

5  Mas  ellos  no  hicieron  caso,  y  se  fue- 
ron, uno  á  su  labranza,  y  otro  á  sus  ne- 
gocios; 

6  T  otros,  tomando  sus  siervos,  afron- 
táronlos, y  matáronlos.. 

7  Y  el  rey,  oyondo  sata,  se  enojó;  y  en- 
viando sus  ejércitos,  destruyó  á  aquellos 
homicidas,  y  puso  á  fuego  su  dudad. 

8  Entonces  dice  á  sus  siervos :  Las  bo- 
das á  la  verted  están  aparejadas;  mas 
los  qne  eran  llamados,  no  eran  dignos. 

•  Id  pues  á  los  salteas  de  los  caminos, 
y  Mamada  las  bodas  á  cuantos  hallareis. 

10  Y  saliendo  los  siervos  por  los  camf» 
nos,  Juntaron  todos  los  que  hallaron  Jun- 
tamente malos  y  buenos;  y  las  bodas 
fueron  llenas  de  convidados. 
.  11  Y  entró  el  rey  para  Ter  los  convida- 
dos, y  v»  alli  un  hombro  no  vestido  do 
vestido  de  boda. 

19  Y  le  dijo:  Amigo,  ¿cómo  entraste 
acá  no  teniendo  vestido  de  boda?  Y  á 
él  se  le  cerró  la  boca. 

18  Entonces  el  rey  dijo  á  los  que  ser- 
vían: Atado  de  pies  y  de  manos,  tomad- 
le, y  echadle  en  las  tinieblas  de  á  fuera: 
alli  será  el  lloro,  y  el  crujir  de  dientes. 

14  Porque  muchos  son  llamados;  mas 
pocos  escogidos. 

16  T  Entonces  idos  los  Fariseos,  con- 
sultaron como  le  tomarían  en  •Jbjrnn* 
palabra, 

16  Y  envían  á  él  sus  discípulos,  con  los 
de  Herodes,  diciendo :  Maestro,  sabemos 
que  eres  amador  de  verdad,  y  que  ense- 
nas con  verdad  el  camino  dé  Dios ;  y  que 
no  te  cuidas  de  nadie ;  porque  no  tienes 
acepción  de  persona  de  hombres : 

17  Dinos  pues,  ¿qué  te  parece?  ¿Es 
lícito  dar  tributo  á  Cesar,  ó  no  ? 

18  Mas  Jesús,  entendida  su  malicia,  &* 
dice :  ¿  Por  qué  me  tentáis,  hipócritas  ? 

19  Mostredme  la  moneda  del  tributo. 
Y  ellos  lo  presentaron  un  donarlo. 

20  Entonces  les  dice:  jCúya  es  esta 
figura,  y  lo  qusestá  encima  escrito? 


*AN  MATBa 


21 J^  le  dicen:  De  Cesar.  Y  les  dice: 
Pagad,  pues,  á  Cesar  lo  que  ea  de  Cesar, 
y  á  Dios,  lo  que  ea  de  Dios. 

22  Y  oyendo  esto  ae  maravillaron,  yde- 
járonle,  y  ae  fueron. 

23  J  Aquel  dia  llegaron  á  él  loe  Sedú- 
ceos, que  dicen  no  haber  resurrección,  y 
le  preguntaron, 

24  Diciendo:  Maestro,  Moyaea  dtfo:  Si 
alguno  muriere  ain  hijos,  su  hermano  ae 
case  con  su  muger,  y  despertará  simiente 
á  bu  hermano. 

25  Fueron,  pues,  entre  nosotros  siete 
hermanos ;  y  el  primero  tomó  muger,  y 
murió;  y  no  teniendo  generación,  dejó 
au  muger  á  su  hermano. 

26  De  la  misma  manera  también  el  se- 
gundo, y  el  tercero,  hasta  loa  siete. 

27  T  después  de  todos  murió  también 
la  muger. 

28  En  la  resurrección,  pues,  ¿  cuya  de  loe 
siete  será  la  muger?  porque  todos  la  tu- 
vieron. 

29  Entonces  respondiendo  Jesús,  les 
dtyo  :  Erráis,  ignorando  las  escrituras,  y 
el  poder  de  Dios. 

SO  Porque  en  la  resurrección,  ni  se  ca- 
san, ni  se  dan  on  matrimonio ;  mas  son 
como  los  ángeles  de  Dios  en  el  cielo. 

31  T  de  la  resurrección  de  los  muertos, 
¿no  habéis  leído  lo  que  es  dicho  por 
Dios  á  vosotros,  que  dice : 

32  Yo  soy  el  Dios  de  Abrabam,  y  el 
Dios  de  Isaac,  y  el  Dios  de  Jacotf?  Dios 
no  es  Dios  de  los  muertos,  sino  de  loe 
que  viven. 

33  Y  oyendo  ato  las  multitudes  estaban 
fuera  de  sí  de  su  doctrina. 

31  U  Entonces  los  Fariseos,  oyendo  que 
habla  cerrado  la  boca  4  los  Saduceos,  se 
juntaron  auna; 

35  Y  preguntó  uno  de  ellos,  intérprete 
de  la  ley,  tentándole,  y  diciendo : 

36  Maestro,  ¿cuál  es  el  mandamiento 
grande  en  la  ley? 

37  Y  Jesús  le  dflo :  Amarás  al  Sefior  tu 
Dios  de  todo  tu  eorason,  y  de  toda  tu 
alma,  y  de  toda  tu  mente. 

38  Este  es  el  primero  y  el  grande  man- 
damiento. 

89  Y  el  segundo  «t  semejante  á  este: 
Amarás  á  tu  prójimo  como  á  tí  mismo. 

40  De  estos  dos  mandamientos  depende 
toda  la  ley,  y  los  profetas. 

41  Y  estando  juntos  los  Fariseos,  Jesús 
les  preguntó, 

42  Diciendo:  ¿Qué  os  parece  del  Cristo? 
I  Cuyo  hijo  es  ?  Dícenle  eOot:  De  David. 
Span.  53 


48  El  les  di«e:  Pues,  ¿cómo  DétM  en 
Espíritu  le  llama  8efior,  diciendo : 

44  D$o  el  Señor  á  mi  Señor:  Asién- 
tate á  mi  diestra,  entre  tanto  que  pongo 
toe  enemigos  por  estrado  de  tus  pies? 

45  Pues  si  David  le  llama  Señor,  ¿cómo 
es  su  hijo  ? 

46  Y  nadie  le  podia  responder  palabra: 
ni  osó  alguno  desde  aquel  día  pregun- 
tarle mas. 

.      CAPITULO  TLXUL 

XMNMTftl  SCmOT  tn  n^pOCrOSsa  wO  WjrBnMI^  |f  STOC^ 

toree  delalegtg  les  hace  gravisimos  cargo».  Life 
estrechadores  de  las  conciencia»  de  lo»  otro»  g  liber- 
tado» de  la»  msgae.  i..  De  ambicie**».  8.  De  saber» 
Nn.  4.  Ds  estorbadores  de  ta  gloria  de  Dios  p  de  la 
talud  de  lo»  hombre».  &  De  avaro»  g  comUome»  d 
Hüdo  de  tantídad.  S.  De  corrompedorc»  de  mi  dit- 
eipulas.  f.  De  ignorante»  de  la  religión  de  que  te 
profesan  maestros.  &  De  emmeretioioeot  g  de  juicio 
pervertído.  9.  De  estudioso»  de  la  exterior  compos- 
tura^ teniendo  lo»  ánimos  llenos  de  toda  inmundicia. 
10.  De  matadores  de  toe  profetas,  partícipe*  <de  loe 


pasados,  g  perpetradores  de  los  nuevos  en  los  piado- 
sos de  nu  tiempos.  Por  lo  cuat  d  eOot  intima  eter- 
na» miserias,  g  d  la  ciudad  g  nación  por  kaUrlos 


ENTONCES  Jesús  hablo-  á  la  multi- 
tud, y  á  sus  discípulos, 

2  Diciendo:  Sobre  la  cátedra  de  Moy- 
ses  se  asientan  los  escribas  y  los  Fari- 
seos: 

3  Asi  que  todo  lo  que  os  dijeren  que 
guardéis,  guardádfo,  y  hacédfe;  mas  no 
hagáis  conforme  áeus  obras;  porque  di- 
cen y  no  hacen. 

4  Porque  atan  cargas  pesadas,  y  difíciles 
de  llevar,  y  ¡es  ponen  sobre  los  hombros 
de  los  hombres ;  mas  ni  aun  con  su  dedo 
las  quieren  mover. 

5  Antes  todas  sus  obras  hacen  para  ser 
mirados  de  loa  hombres ;  porque  ensan- 
chan sus  filacterias,  y  extienden  los  fle- 
cos de  sus  mantos, 

6  Y  aman  los  primeros  asientos  en  las 
cenas,  y  las  primeras  sillas  en  las  sina- 
gogas, 

7  Y  Us  salutaciones  en  las  planas,  y  ser 
llamados  de  los  hombres,  Babbi,  BabbL 

8  Mas  vosotros,  no  queráis  ser  llamados 
Rabbies ;  porque  uno  es  vuestro  Maestro, 
el  Cristo,  y  todos  vosotros  sois  herma- 
nos. 

9  Y  vuestro  Padre  no  llaméis  á  nadie 
en  la  tierra;  porque  uno  es  vuestro  Pa- 
dre, el  cual  está  en  los  cielos. 

10  Ni  os  llaméis  doctores;  porque  uno 
es  vuestro  Doctor,  el  Cristo. 

11  Mas.  el  que  es  el  mayor  de  vosotros, 
sea  vuestro  siervo. 

12  Porque  el  que  se  enalteciere  será 

ed  tg^J* 


SAN  MATEO. 


humillado;  y  él  que  se  humillare  será 
enaltecido. 

18  Has  |ay  de  vosotros,  escribas  y  Inri- 
seos,  hipócritas!  porque  cerráis  el  reino 
de  los  cielos  delante  de  los  hombres; 
que  nf  vosotros  entráis,  ni  á  los  que  en- 
tran dejais  entrar. 

14  i  Ay  de  Tosotros,  escribas  y  Fariseos, 
hipócritas  1  porquo  devoráis  las  casas  de 
las  viudas  con  color  de  larga  oración; 
por  esto  llevaréis  mas  grave  juicio. 

15  i  Ay  de  vosotros,  escribas  y  Fariseos, 
hipócritas !  porque  rodeáis  la  mar  y  la 

atierra  por  hacer  un  prosélito ;  y  cuaudo 
mere  hecho,  le  hacéis  ntyo  del  infierno 
dos  veces  mas  que  vosotros. 

16  ]  Ay  de  vosotros,  guias  ciegos  I  que 
decis :  Cualquiera  que  jurare  por  el  tem- 
plo, es  nada;  mas  cualquiera  que  jurare 
por  el  oro  del  templo,  deudor  es. 

17  | Insensatos  y  ciegos!  porque,  ¿cuál 
es  mayor,  el  oro,  ó  el  templo  que  santi- 
fica al  oro  ? 

18  Y,  cualquiera  que  jurare  por  el  altar, 
es  nada;  mas  cualquiera  que  jurare  por 
el  presente  que  está  sobre  él,  deudor  es. 

19  ¡Insensatos  y  ciegos  1  porque,  ¿cuál 
es  mayor,  el  presente,  6  el  altar  que  san- 
tifica al  presente? 

20  Pues  el  que  jurare  por  el  altar,  jura 
por  el,  y  por  todo  lo  que  mtd  sobre  él. 

81  Y  el  que  jurare  por  el  templo,  jura 
por  él,  y  por  el  que  habita  en  él. 

33  Y  el  que  jurare  por  el  cielo,  Jura  por 
el  trono  de  Dios,  y  por  el  que  está  senta- 
do sobre  él. 

33  ¡Ay  de  vosotros,  escribas  y  Fariseos, 
hipócritas !  porque  diézmale  la  menta,  y 
el  eneldo,  y  el  comino,  y  dejasteis  lo  que 
es  lo  mas  grave  de  la  ley,  e$  d  $aber,  el 
juicio,  y  la  misericordia,  y  la  fé.  Esto  era 
menester  hacer,  y  no  dejar  lo  otro. 

34  {Guias  ciegos!  que  coláis  el  mos- 
quito, mas  tragáis  el  camello. 

86  ]  Ay  de  vosotros,  escribas  y  Fariseos, 
hipócritas  í  perqué  limpiáis  lo  qtte  mtá  de 
fuera  del  vaso,  ó  del  plato ;  mas  de  dentro 
está  todo  lleno  de  robo  y  de  injusticia. 

89  (Fariseo  ciego!  limpia  primero  lo 
que  está  dentro  del  vaso  y  del  plato,  para 
que  también  lo  que  está  de  mera  se  haga 
limpio. 

37  i  Ay  de  vosotros,  escribas  y  Fariseos, 
hipócritas!  porque  sois  semejantes  á  se- 
pulcros blanqueados,  que  de  mera,  á  la 
verdad,  se  muestran  hermosos  j  mas  do 
dentro  están  llenos  de  huesos  de  muer- 
tos, y  de  toda  suciedad. 


88  Asi  también  vosotros,  de  lucra,  á  ta 
verdad, os  mostráis  justos  a  los  hombres ; 
mas  de  dentro,  Henos  estáis  de  hipocre- 
sía y  iniquidad. 

30  ¡  Ay  de  vosotros,  escribas  y  Fariseos, 
hipócritas!  porque  edificáis  los  sepul- 
cros de  los  profetas,  y  adornáis  los  mo- 
numentos de  los  justos, 

80  Y  decis:  81  fuéramos  en  los  dias  de 
nuestros  padres,  no  hubiéramos  sido  sus 
compañero*  en  la  sangre  de  los  pro- 
fetas. 

81  Asi  que  testimonio  dais  á  vosotros  „ 
mismos  que  «sois  hijos  de  aquellos  que 
mataron  á  los  profetas. 

83  Vosotros  también  henchid  la  medida 
de  vuestros  padres. 

88  ]  Serpientes;  generación  de  víboras  1 
l  cómo  evitaréis  el  juicio  del  Infierno? 

84  Por  tanto,  he  aqni,  yo  envió  á  voso- 
tros profetas,  y  sabios,  y  escribas;  y  de 
ellos  unos  mataréis  y  crucificaréis ;  y  otrtm 
de  ellos  azotaréis  en  vuestras  sinagogas, 
y  perseguiréis  de  ciudad  en  ciudad ; 

85  Para  que  venga  sobre  vosotros  toda 
la  sangre  justa  que  se  ha  derramado  so- 
bre la  tierra,  desde  la  sangre  de  Abel  el 
justo,  hasta  la  sangre  de  Zacharias,  hijo 
de  Bárdenlas,  al  cual  matasteis  entre  el 
templo  y  el  altar. 

86  De  cierto  os  digo,  que  todo  esto  ven- 
drá sobre  esta  generación. 

37  jJerusalcm!  j  Jerusalem!  que  ma- 
tas los  profetas,  y  apedreas  áloe  que  son 
enviados  á  ti,  cuántas  veces  quise  juntar 
tus  hijos,  como  la  gallina  junta  sus  po- 
llos debajo  de  las  alas,  y  no  quisiste. 

38  He  aqui,  vuestra  casa  os  es  dejada 
desierta. 

89  Porque  yo  os  digo,  que  desde  ahora 
no  me  veréis,  hasta  que  digáis :  Bendito 
el  que  viene  en  el  nombre  del  Señor. 

CAPITULO  XXIV. 

Predice  el  Señor  d  sus  discipuloe  la  damruoeiem  del 
templo.  II.  Preguntándole  ello*  el  cuando,  ude  tu 
venida,  primeramente  él  les  da  un  avino  general  de 
lo  que  acontecería  en  ei  mando  durante  ta  prommtva 
don  demevamgelio  acerca  de  ella  hasta  el  Ja  del 
siglo.  J2L  Luego  lee  da  la»  señales  que  observaren 
de  ta  destrucción  de  Jerusalem,  tfc.  v  ¡es  avisa  de  lo 

„  que  han  de  hacer ;  por  el  cual  aviso  ee  de  creer  qm 
se  conservó  la  iglesia  después*  IF.  Fuente  H  prose- 
guir el  propósito  de  lo  que  acontecerá  en  la  propaga- 
ción de  la  iglesia  hasta  el  fin,  avisando  de  toque  lo» 
•4o*osmkarAup<tra  no  ser  engañados  de  k*f  ojeos 
Oistos.  F.Predim  ha*  sehae  de  su  segundo  euhm+ 
miento,  de  la  consumación  delstglo,  del  reeoatmiem- 
1o  de  ta  iglesia  p  de  su  total  v  final  restauración. 
VL  Del  tiempo.  VII.  Amonesta  desoque  cada  uno 
harúemjtrotemso,dsmber^serehltgenmg/tol  en  su  vo- 
cación, uno  endurecerse  sobre  mm  cavspmMremeMei 
wsmisterio  del  Señar» 


SAíN  HAT^Qv 


Y  SALIDO  Jesús  del  Umplo,  altóse; 
y  8e  llegaron  bus  discípulos,  pora 
mostrarle  los  edificios  del  templo. 

2  Y  respondiendo  él, les  dijo:  ¿Veis to- 
do esto  ?  De  cierto  oa  digo,  que  no  será 
dejada  aquí  piedra  sobre  piedra  que  no 
sea  derribada. 

3  H  I  sentándose  él  en  el  monte  de  las 
Olivas,  se  llegaron  á  él  los  discípulos  á 
parte,  diciendo :  Díaos  cuando  serán  es- 
tos cosas,  y  qué  señal  Jmbrá  de  tu  veni- 
da, y  del  fln  del  siglo. 

4  Y  respondiendo  Jesús,  les  d\Jo:  Mi- 
rad que  nadie  os  engañe. 

5  Porque  vendrán  muchos  en  mi  nom- 
bre, diciendo :  Yo  soy  el  Cristo  ;  y  á  mu- 
chos engañarán. 

6  Y  oiréis  guerras  y  rumores  de  guer- 
ras :  mirad- que  no  os  turbéis;  porque  es 
menester  que  todo  uto  acontezca  i  mas 
«un  no  es  el  fin. 

7  Porque  se  levantará  nación  contra  na- 
ción, y  reino  contra  reino ;  y  serán  pes- 
tilencias, y  hambres,  y  terremotos  por 
los  lugares. 

8  Y  todas  estas  cosas,  principio  de  do- 
lores. 

9  Entonces  os  entregarán  para  ser  afli- 
gidos; y  os  matarán;  y  seréis  aborreci- 
dos de  todas  naciones,  por  causa  de  mi 
nombre. 

10  Y  muchos  entonces  serán  escandali- 
zados ;  y  se  entregarán  unos  á  otros ;  y 
unos  á  otros  se  aborrecerán. 

11  Y  muchos  falsos  profetas  se  levanta- 
rán, y  engañarán  á  muchos. 

12  Y  por  haberse  multiplicado  la  mal- 
dad, el  amor  de  muchos  se  resfriará. 

13  Mas  el  que  perseverare  hasta  el  fin, 
este  será  salvo. 

14  Y  será  predicado  este  evangelio  del 
reino  en  todo  el  mundo,  por  testimonio 
á  todas  las  naciones,  y  entonces  vendrá 
el  fin. 

15  H  Por  tanto  cuando  viereis  la  abo- 
minación de  asolamiento,  que  fué  dicha 
por  Daniel  el  profeta,  que  estará  en  el 
lugar  santo,  el  que  lee,  entienda. 

16  Eutonces  los  que  «fluvial  en  Judea, 
huyan  á  los  montes;  m 

17  Y  el  que  sobre  la  techumbre,  no  des- 
cienda á  tomar  algo  de  su  casa ; 

18  Y  el  que  en  el  campo,  no  vuelva  atrás 
á  tomar  sus  ropas. 

19  Mas  jay  do  las  preñadas,  y  de  las  que 
crian  en  aquellos  dias ! 

20  Orad  pues  que  vuestra  huida  no  Bea 
bu  invierno,  ni  en  dia  de  sábado. 


21  Potan*  habrá  entonces  gcande  aflic- 
ción, cual  no  fué  desde  el  principio  del . 
mundo  hasta  ahora,  ni  será. 

22  Y  si  aquellos  dias  no  fuesen  acorta- 
dos, ninguna  carne  seria  salva;  mas  por 
causa  de  los  escogidos,  aquellos  dias  se- 
rán acortados. 

23  \  Entonces  si  alguien  os  dijere:*  He 
aquí,  ata  el  Cristo,  ó  allí ;  no  creáis. 

24  Porque  se  levantaran  frisos  Cristos, 
y  falsos  profetas;  y  darán  señales  gran- 
des y  prodigios,  de  tal  manera  que  en- 
gañarán, si  «  posible,  aun  á  los  escogi- 
dos. 

25  He  aquí,  os  lo  he  dicho  antes.. 

26  Asi  que  si  os  dijeren :  He  aquífen  el 
desierto  está;  no  salgáis.  He  aquí,  en 
las  cámaras ;  no  creáis. 

27  Porque  como  relámpago  que  sale 
del  oriente,  y  se  muestra  hasta  el  occi- 
dente, así  será  también  la  venida  del  Eütfo 
del  hombre. 

28  Porque  donde  quiera  que  estuviere 
el  cuerpo  muerto,  allí  se  ¿untarán  tam- 
bién las  águilas. 

20  \  Y  luego  después  de  la  aflicción  de 
aquellos  dias,  el  sol  se  oscurecerá ;  y  la 
luna  no  dará  su  lumbre ;  y  las  estrellas 
caerán  del  cielo;  y  las  virtudes  de  los' 
cielos  serán  conmovidas. 

30  Y  entonces  se  mostrará  la  señal  del 
Hijo  del  hombre  en  el  cielo,  y  entonces 
lamentarán  todas  las  tribus  de  la  tierra; 
y  vejan  al  Hijo  del  hombre  que  vendrá 
sobre  las  nubes  del  cielo,  con  poder  y 
grande  gloria» 

31  Y  enviará  sus  ángeles  con  trompeta 
y  gran  voz;  y  ¿untarán  sus  escogidos 
de  los  cuatro  vientos,  del  un  cabo  del 
cielo  hasta  el  otro. 

32  De  la  higuera  aprended  la  compara- 
ción :4  Cuando  ya  su  rama  se  enternece, 
y  las  hojas  brotan,  sabéis  que  el  verano 
eg&i  cerca. 

33  Así  también  vosotros,  cuando  viereis 
todas  estos  cosas,  sabed  que  está  cerca- 
ño,  á  las  puertas. . 

34  De  cierto  os  digo,  que  no  pasará  esta 
generación  que  todas  estas  cosas  no  acon- 
tezcan. 

35  El  cielo  y  la  tierra  perecerán,  mas 
mis  palabras  no  perecerán. 

36  1T  Mas  del  dia  6  hora,  nadie  lo  sabe, 
ni  aun  los  ángeles  de  los  cielos,  sino  mi 
Padre  sola 

87  Mas  como  los  dias  de  Noe,  así  será  la 
venida  del  Hijo  del  hombre. 
38  Porque  como  en  los  dias  antes  del 
29 


SAN  MATEO. 


diluvio  estaban  comiendo  y  bebiendo, 
-  tomando  mugeres,  y  dándolas  en  raatrt 
raonio,  hasta  el  día  que  Noe  entró  en  el 
aren, 

89  T  no  conocieron  hasta  que  Tino  el 
diluvio,  y  loa  lloró  á  todos;  así  será 
tan\bien  la  venida  del  Htyo  del  hombre. 

40  Entonces  estarán  dos  en  el  campo ; 
uno  será  tomado,  y  otro  será  dejado : 

41  Dos  muyeres  moliendo  á  un  molini- 
llo ;  la  una  será  tomada,  y  la  otra  será 
dejada. 

43  1  Velad  pues,  porque  no  sabéis  á 
que  hora  ha  de  venir  vuestro  señor. 

48  Esto  empero  sabed,  que  si  el  padre 
de  familias  supiese  á  cual  vela  el  ladrón 
habla  de  venir,  velarla,  y  no  dejaría  mi- 
nar su  casa. 

44  Por  tanto  también  vosotros  estad 
apercibidos;  porqne  el  Hfyo  del  hom- 
bre ha  de  venir  á  la  hora  que  no  pensáis. 

45  ¿  Quién  pues  es  el  siervo  fiel  y  pru- 
dente, al  cual  su  Señor  puso  sobre  su  fa- 
milia, pora  que  les  dé  alimento  á  tiempo? 

46  Bienaventurado  aquel  siervo,  al  cual, 
cuando  su  Señor  viniere,  le  hallare  ha- 
ciendo así. 

47  De  cierto  os  digo,  que  sobre  todos 
sus  bienes  le  pondrá. 

48  Mas  si  aquel  siervo  malo  dtyere  en 
su  corazón :  Mi  señor  se  tarda  de  venir; 

49  T  comenzare  á  herir  sus  compañe- 
ros, y  aun  á  comer  y  beber  con  los  bor- 
rachos : 

50  Vendrá  el  Señor  de  aquel  siervo  el 
dia  que  él  no  espera,  y  á  la  hora  que  él  no 
sabe, 

51  Y  le  apartará,  y  pondrá  su  parte  con 
los  hipócritas :  allí  será  el  lloro,  y  el  cru- 
jir de  dientes. 

CAPITULO  XXV. 

Continuando  el  propéeüo  del  fin  del  precede*/*  capi- 
tulo con,  una  elegante  parábola  describe  la  negligen- 
cia que  puede  haber  en  los  profesare*  de  la  piedad ',  y 
singularmente  en  lo»  ministros,  la  cual  con  ninguna 
emprestad*  diligencia  podran  restaurar;  y  la  dili- 
gencia que  tendrán,  d  la  cual  exhorta  de  nuevo,  y 
tanto  mas  cuanto  el  dia  de  su  vénula  es  ignorado  de 
todos.  11.  Qm  otra  les  exhorta  día  mismd ddigen- 
eia  en  emplearon*  done*.  W.  Describe  su  venida  al 
Juicio,  9  el  apartamiento  que  entonces  se  hará  de  los 
buenos  y  de  los  malo*,  el  lugar  que  se  dará  á  los  uno* 
y  dio*  otros,  las  sentencias  y  las  camas  de  eUat. 

ENTONCES  el  reino  de  los  cielos  será 
semejante  á  diez  vírgenes,  que  to- 
mando sus  lámparas,  salieron  á  recibir 
al  esposo. 

2  Y  las  cinco  de  ellas  eran  prudentes, 
y  las  cinco  insensatas. 
8  Las  que  eran  insensatas,  tomando  sus 
lámparas,  no  tomaron  aceite  consigo. 
80 


4  Mas  las  prudentes  tomaron  aceite  én 
sus  vasos,  juntamente  con  sus  lámpara*. 

5  Y  fardándose  el  esposo,  cabecearon 
todas,  y  se  durmieron. 

6  Y  a  la  media  noche  fué  oído  un  cla- 
mor, que  decía :  He  aquí,  al  esposo  Tie- 
ne, salid  á  recibirle. 

7  Entonces  todas  aquellas  vírgenes  se 
levantaron,  y  aderezaron  sus  lámparas. 

8  Y  las  insensatas  dijeron  á  las  pru- 
dentes :  Dadnos  de  vuestro  aceite,  por- 
que nuestras  lámparas  se  apagan. 

9  Mas  los  prudentes  respondieron,  di- 
ciendo :  Porque  no  nos  falte  á  nosotras 
y  á  vosotras,  id  antes  á  los  que  renden, 
y  comprad  para  vosotras. 

10  Y  idas  ellas  á  comprar,  vino  et  espo- 
so; y  las  que  estaban  apercibidas,  en- 
traron con  él  á  las  bodas ;  y  se  cerró  la 
puerta.    r 

11  Y  después  vinieron  también  las  otras 
vírgenes,  diciendo:  Señor,  señor,  ábre- 
nos. 

13  Mas  respondiendo  él,  dijo :  De  cier- 
to os  digo,  que  no  os  conozco. 

13  Velad  pues,  porque  no  sabéis  ei  dia 
ni  la  hora,  en  la  cual  el  Htfo  del  hombre 
ha  de  venir. 

14  t  Porque  d  reino  de  he  eíeUm  e*  como 
un  hombre  que  partiéndose  lejos,  llamó 
á  sus  siervos,  y  les  entregó  sus  bienes. 

15  Y  á  este  dló  cinco  talentos,  y  al  otro 
dos,  y  al  otro  uno ;  á  cada  uno  conforme 
á  su  facultad,  y  se  partió  luego  lejos. 

16  Y  partido  él,  el  que  habla  recibido 
cinco  talentos,  grangeó  con  ellos,  y  hizo 
otros  cinco  talentos. 

17  Semejantemente  también  el  que  fcaNs 
reeüríthe  dos,  ganó  también  él  otros  dos. 

18  Mas  el  que  habla  recibido  uno,  fué, 
y  cavó  en  la  tierra,  y  escondió  el  dinero 
de  su  señor. 

19  Y  después  de  mucho  tiempo  vino  el 
señor  de  aquellos  siervos,  y  hizo  cuentas 
con  ellos. 

90  Y  llegando  el  que  había  recibido 
cinco  talentos,  trajo  otros  cinco  talentos, 
diciendo:  Señor,  cinco  talentos  me  en- 
tregaste; he  aquí,  otros  cinco  talentos 
*e  ganado  con  ellos. 

di  Y  su  señor  le  dfyo :  Bien  está,  buen 
siervo  y  fiel :  sobre  poco  has  sido  fiel, 
sobre  mucho  te  pondré :  entra  en  el  go- 
zo de  tu  señor. 

22  Y  llegando  también  el  que  habla 
recibido  dos  talentos,  dtfo:  Señor,  dos 
talentos  me  entregaste;  he  aquí,  otros 
dos  talentos  he  ganado  sobre  ellos, 


&AN  MATBO. 


88  0a  sajlcc  lo  dijo:  Bien  art*\  buen 
fierro  y  fiel:  sobre  poeo  bastido  ie^  so- 
bre mucho  te  pondré:  entra  en  el  gozo 
de  tu  señor. 

$4  T  llegando  también  el  que  habla  re- 
cibido un  talento,  dtyo:  Befior,  yo  te 
conocía  que  eres  hombre  duro,  que  ale- 
gra donde  no  sembraste  y  coges  donde 
no  derramaste : 

95  Por  tanto  tuve  miedo,  y  raí,  y  escon- 
dí tu  talento  en  la  tierra:  he  aquí,  tienes 
lo  que  e§  tuyo. 

96  Y  respondiendo  su  señor,  le  dijo: 
Mal  siervo  y  negligente,  sabias  que  sie- 
go donde  no  sembré,  y  que  cojo  donde 
no  derramé. 

27  Por  tanto  te  convenía  dar  mi  dinero 
á  los  banqueros,  y  viniendo  yo,  recibiera 
fc>  qm  et  mió  con  usura. 

28  Quitadlo  pues  el  talento,  y  dádto  al 
que  tiene  diea  talentos. 

99  Porque  á  cualquiera  que  tuviere  le 
•era  dado,  y  tendrá  mas ;  pero  al  que  no 
tuviere,  aun  lo  que  tiene  le  será  qui- 
tado. 

80  Y  al  siervo  inútil  echadle  en  las  ti- 
nieblas de  á  fuera :  allí  será  el  llorar,  y  el 
crujir  de  dientes. 

81  Y  Cuando  el  Htyo  del  hombre  vendrá 
en  su  gloria,  y  todos  los  santos  ángeles 
eon  él,  entonces  se  sentará  sobre  el  tro- 
no de  su  gloria. 

89  Y  serán  juntadas  delante  de  él  to- 
das las  naciones,  y  los  apartará  los  unos 
de  loe  otros,  como  aparta  el  pastor  las 
ovejas  do  los  cabritos ;  • 

88  Y  pondrá  los  ovejas  á  su  derecha,  y 
los  cabritos  á  la  izquierda. 

84  Entonces  el  Rey  dirá  á  los  que  esta- 
rán á  su  derecha:  Venid,  benditos  de  mi 
Padre,  poseed  el  reino  aparejado  para  vo- 
sotros desde  la  fundación  del  mundo ; 

86  Porque  tuve  hambre,  y  me  disteis 
de  comer:  tuve  sed,  y  me  disteis  de  be- 
ber :  raí  extrangero,  y  me  recogisteis : 

8t  Desnudo,  y  me  cubristeis :  enfermo, 
y  me  visitasteis :  estuve  en  la  cárcel,  y 
vinisteis  á  mi. 

87  Bntonces  los  justos  le  responderán, 
diciendo:  Señor,  ¿cuándo  te  vimos  ham- 
briento, y  le  sustentamos?  ¿ó  sediento, 
y  ie  dimos  de  beber? 

86  i  Cuándo  te  vimos  extrangero,  y  te 
recogimos?  ¿6  desnudo,  y  te  cubrimos? 

89  ¿  O  cuándo  te  vimos  enfermo,  6  en 
la  cárcel,  y  vinimos  4  ti  ? 

40  Y  respondiendo  el  Rey,  les  dirá:  De 
Cierto  os  digo,  qae  en  cuanto  tobjetetcés 


á  uno  de  estos  mis  hermanos  peqnefiltos, 
á  mí  lo  hicisteis. 

41  1f  Entonces  dirá  también  á  los  que 
estarán  á  la  izquierda :  Idos  de  mi,  maldi- 
tos, al  fuego  eterno,  que  está  aparejado 
para  el  diablo  y  sus  ángeles ; 

49  Porque  tuve  hambre,  y  no  me  dis- 
teis de  comer :  tuve  sed,  y  no  me  disteis 
de  beber: 

48  Fui  extrangero,  y  no  me  recogisteis: 
desnudo,  y  no  me  cubristeis :  enfermo,  y 
en  la  cárcel  estuve,  y  no  me  visitasteis. 

44  Entonces  también  ellos  le  responde- 
rán, diciendo :  Befior,  ¿  cuándo  te  vimos 
hambriento,  ó  sediento,  ó  extrangero,  ó 
desnudo,  ó  enfermo,  ó  en  la  cárcel,  y  no 
te  servimos? 

45  Entonces  les  responderá,  diciendo: 
De  cierto  os  digo,  que  en  cuanto  no  lo 
hicisteis  á  uno  de  estos  pequefiitos,  ni  á 
mi  lo  hicisteis. 

46  Y  irán  estos  al  suplicio  eterno,  y  los 
justos  á4a  vida  eterna. 

CAPITULO  XXVL 

La  postrera  consulta  de  los  muérdete»  y  escribas  con- 
tra el  Señor.  2.  Es  uncido,  y  ataba  y  defiende  d  la 
tnuger  que  te  ungió.  3.  Es  vendido  par  Judas.  4. 
Instituye  la  sania  den*.  L  Predice  d  los  discípulos 
su  Jtaquexa  de  fé  cuando  te  viesen  preso,  tfc.  & 
Viene  al  huerto  donde  ora  por  tres  veces  al  Padre,  y 
exhorta  d  sus  discípulos  d  que  tufen,  y  oren.  7.  Es 
entregado  por  Judas,  y  preso  y  traído  d  la  casa  del 
pontífice  Caifas,  donde  es  preguntado,  y  se  toma  su 
acusación,  y  es  injuriado.  8.  Y  negado  tres  veces 
de  Pedro,  ¡te. 

Y  ACONTECIÓ  que  como  hubo  aca- 
bado Jesús  todas  estas  palabras, 
dijo  á  sus  discípulos : 

2  Sabéis  que  dentro  de  dos  días  se  hace 
la  pascua;  y  el  Hijo  del  hombre  es  en- 
tregado para  ser  crucificado. 

8  Entonces  los  príncipes  de  los  sacer- 
dotes, y  los  escribas,  y  los  ancianos  del 
pueblo  se  juntaron  en  el  palacio  del  su- 
mo sacerdote,  el  coal  se  llamaba  Caifas. 

4  Y  tuvieron  consejo  para  prender  por 
engaño  á  Jesús,  y  matarte. 

5  Y  decían:  No  en  el  <Ma  de  la  fiesta, 
porque  no  se  haga  alboroto  en  el  pueblo. 

6  i  í  estando  Jesús  en  Bothanla,  en 
casa  de  Simon^l  leproso, 

7  Vino  á  él  una  muger,  con  un  vaso  de 
alabastro  de  ungüento  de  gran  precio,  y 
lo  derramó  sobre  la  cabeza  de  el,  estando 
sentado  á  la  meta  : 

8  Lo  cual  viendo  flus  discípulos,  se  eno- 
jaron, diciendo:  ¿Por  qué  so  pierde  esto? 

9  Porque  este  ungüento  se  podía  ven- 
der por  gran  precio,  y  darse  á  los  pobres. 

lOYeiitandtedoloJesuSjlesdijo:  ¿Por 
81 


SAN  MATEO. 


qué  dais  pena  á  ata  muger?  porque  ha 
hecho  buena  obra  para  conmigo. 

11  Porque  siempre  tenéis  pobres  con 
vosotros ;  mas  á  mí  no  siempre  me  tenéis. 

12  Porgue  echando  este  ungüento  sobre 
mi  cuerpo,  para  sepultarme  lo  ha  hecha 

13  De  cierto  os  digo,  qus  donde  quiera 
que  este  evangelio  fuere  predicado  en 
todo  el  mundo,  también  será  dicho  para 
memoria  de  ella  lo  que  esta  ha  hecho. 

14  ^  Entonces  uno  de  los  doce,  que  se 
llamaba  Judas  Iscariote,  fué  á  los  prín- 
cipes de  los  sacerdotes, 

15  T  les  dtyo :  ¿  Qué  me  queréis  dar,  y 
yo  os  le  entregaré  ?  T  ellos  le  señalaron 
treinta  piezas  de  plata. 

16  Y  desde  entonces  buscaba  oportuni- 
dad para  entregarle. 

17  íí  Y  el  primer  dia  de  la  fletta  de  los 
panes  sin  levad  ora,  vinieron  los  discípulos 
á  Jesús,  dicléndole:  ¿Dónde  quieres  que 
te  aderecemos  para  comer  la  pascua  ? 

18  Y  él  dijo:  Id  á la  ciudad  á  enm  de  tal 
hombre,  y  decidle :  El  Maestro  dice :  Mi 
tiempo  está  cerca:  en  tu  casa  haré  la 
pascua  con  mis  discípulos. 

19  Y  los  discípulos  hicieron  como  Jesús 
les  mandó,  y  aderezaron  la  pascua. 

20  Y  como  fué  la  tarde  del  dia,  se  sentó 
á  la  mesa  con  los  doce. 

21  Y  comiendo  ello*,  dijo:  De  cierto 
os  digo,  que  uno  de  vosotros  me  ha  de 
entregar. 

22  Y  dios  entristecidos  en  gran  mane- 
ra, comenzó  cada  uno  de  ellos  á  decirle : 
¿Soy  yo,  Señor? 

23  Entonces  él  respondiendo,  dtyo :  El 
que  mete  la  mano  conmigo  en  el  plato, 
este  me  ha  de  entregar. 

24  A  la  verdad  el  Hijo  del  hombre  va,  co- 
mo está  escrito  de  él;  mas  ¡ay  de  aquel 
hombre  por  quien  el  Hijo  del  hombre  es 
entregado  1  bueno  le  fuera  al  tal  hombre 
no  haber  nacido. 

25  Entonces  respondiendo  Judas,  que 
le  entregaba,  d^o :  ¿  Soy  yo  quizá  Maes- 
tro ?    Díceie :  Tú  ío  has  dicho. 

26  Y  comiendo  ellos,  tomó  Jesús  el  pan, 
y  habiendo  dado  gradas  lo  rompió,  y  dio 
á  sus  discípulos,  y  cujo :  Tomad,  comed : 
este  es  mi  cuerpo. 

27  Y  tomando  la  copa,  y  hechas  gracias, 
diól es,  diciendo :  Bebed  de  ella  todos. 

28  Porque  esta  es  mi  sangre  del  Nuevo 
Testamento,  la  cual  es  derramada  por 
muchos  para  remisión  de  los  pecados. 

29  Y  os  digo,  qm  desde  ahora  no  beberé 
mas  de  este  fruto  de  la  vid,  hasta  aquel 


día,  cuando  lo  tengo  de  beber  suevo  con 
vosotros  en  el  reino  de  mi  Padre. 

80  Y  cuando  hubieron  cantado  un  him- 
no, salieron  al  monte  de  las  Olivas. 

31  1  Entonces  Jesús  les  dice:  Todos 
vosotros  seréis  escandalizados  en  mi  esta 
noche;  porque  escrito  está:  Heriré  al 
pastor,  y  se  descarriarán  las  ovejas  de  la 
manada. 

82  Mas  después  que  haya  resucitado, 
iré  delante  de  vosotros  á  Galilea. 

33  Y  respondiendo  Pedro,  le  dtfo :  Aun- 
que todos  sean  escandalizados  en  tí^yo 
nunca  seré  escandalizado. 

34  Jesús  le  dice :  De  cierto  te  digo,  que 
esta  noche,  antes  que  el  gallo  cante,  me 
negarás  tres  veces. 

85  Dicele  Pedro :  Aunque  me  sea  me- 
nester morir  contigo,  no  te  negaré.  Y 
todos  los  discípulos  dijeron  lo  mismo. 

36  1  Entonces  llegó  Jesús  con  ellos  al 
huerto,  que  se  llama  Gethsemaue,  y  dice 
á  sus  discípulos :  Sentaos  aquí,  hasta  que 
vaya  allí,  y  ore. 

37  Y  tomando  á  Pedro,  y  á  los  dos  hi- 
jos de  Zebedeo,  comenzó  á  entristecerse, 
y  á  angustiarse  cu  gran  manera. 

38  Entonces  Jesús  les  dice:  MI  alma 
está  muy  triste  hasta  la  muerte :  quedaos 
aqui,  y  velad  conmiga 

89  Y  yéndose  un  poco  mas  adelante, 
se  postró  sobre  su  rostro,  orando,  y  di- 
ciendo: Padre  mió,  si  es  posible,  pase 
de  mí  esta  copa:  empero  no  como  yo 
quiero,  mas  como  t\\. 

40  Y  vino  á  sus  discípulos,  y  los  halló 
durmiendo;  y dtyoá Pedro:  ¡Qué!  ¿No 
habéis  podido  velar  conmigo  una  hora? 

41  Velad  y  orad,  para  que  no  entréis  en 
tentación :  el  espíritu  á  la  verdad  está 
presto,  mas  la  carne  enferma. 

42  Otra  vez,  fué  segunda  vez,  y  oró, 
diciendo :  Padre  mió,  si  no  puede  esta 
copa  pasar  de  mí  sin  que  yo  la  beba, 
hágase  tu  voluntad. 

43  Y  vino,  y  les  halló  otra  vez  durmien- 
do ;  porque  los  ojos  de  ellos  eran  agra- 
vados. 

44  Y  dejándolos,  fué  otra  vez,  y  oró 
tercera  vez,  diciendo  los  mismas  pala- 
bras. 

45  Entonces  vino  á  sus  discípulos,  y  les 
dice :  Dormid  ya,  y  descansad :  ho  aqui, 
ha  llegado  la  hora,  y  el  Hijo  del  hombro 
es  entregado  en  manos  de  pecadores. 

46  Levantaos,  vamos:  he  aqui,  ha  lle- 
gado el  que  roe  entrega. 

4R  1 Y  hablando  aun  d,  be  t*pa\  Jadas, 


SAN  MATEO. 


«no  d*  les  doce,  fin©,  y  ton  él  una  gran- 
ee multitud,  con  espadas  y  palos,  de  parte 
de  loa  principes  de  los  sacerdotes,  y  de 
los  ancianos  del  pueblo. 

48  Y  el  que  le  entregaba  les  habla  dado 
señal,  diciendo :  Al  que  yo  besare,  aquel 
es:  tenadle  bien. 

40  Y  mego  que  llegó  á  Jesús,  cujo:  Ten* 
gas  goso,  Maestro.    Y  le  beso. 

90  Y  Jesús  le  dijo:  ¿Amigos  á  qué  Tie- 
nes ?  Entonces  llagaron,  y  echaron  ma- 
no á  Jesús,  y  le  prendieron. 

61  Y,  he  aquí,  uno  de  los  que  estaban 
con  Jesús,  extendiendo  la  mano,  sacó  sn 
espada,  y  hiriendo  á  un  sierro  del  sumo 
sacerdote,  le  quitó  una  oreja. 

52  Entonces  Jesús  le  dice :  Vuelve  tu 
espada  á  su  lugar ;  porque  todos  los  que 
tomaren  espada,  á  espada  perecerán. 

58  O  ¿  piensas  que  no  puedo  ahora  orar 
á  mi  Padre,  y  él  me  darla  mas  de  doce 
legiones  de  angeles  ?    • 

54  Más  ¿  cómo  se  cumplirían  entonces 
las  escrituras,  de  que  así  es  menester  que 
sea  hecho  ? 

55  En  aquella  hora  dijo  Jesús  á  la  mul- 
titud :  Como  á  ladrón  habéis  salido  con 
espadas  y  con  palos  á  prenderme :  cada 
día  me  sentaba  con  vosotros  ensenando 
en  el  templo,  y  no  me  prendisteis. 

66  Mas  todo  esto  se  hace,  para  que  se 
cumplan  las  escrituras  de  los  profetas. 
Entonces  todos  los  discípulos  huyeron, 
dejándole. 

57  Y  ellos,  prendido  Jesús,  le  trajeron 
á  Caifas  sumo  sacerdote,  donde  los  escri- 
bas y  Los  ancianos  estaban  juntos. 

68  Mas  Pedro  le  seguía  de  lejos  hasta 
el  patio  del  sumo  sacerdote ;  y  entrado 
dentro,  se  estaba  sentado  con  los  cria- 
dos, pora  ver  el  fin. 

59  Y  los  principes  de  los  sacerdotes,  y 
los  ancianos,  y  todo  el  concilio  busca- 
ban átffun  falso  testimonio*  contra  Jesús, 
para  entregarle  á  la  muerte ; 

60  Y  nohallabsn :  y  aunquemuebostesti- 
go*  falsos  se  llegaban,  no  lo  hallaron.  Mas 
á  la  postre  vinieron  dos  testigos  falsos, 

61  Que  dtyeron:  Este  dijo:  Puedo  der- 
ribar el  templo  de  Dios,  y  reedificarle  en 
tres  días. 

63  Y  levantándose  el  sumo  sacerdote, 
le  dijo:  ¿No  respondes  nada?  ¿Qué  tes- 
tifican estos  contra  ti  ? 

63  Mas  Jesús  callaba.  Y  respondiendo 
el  sumo  sacerdote,  le  dtyo :  Te  conjuro 
por  el  Dios  viviente,  que  nos  digas,  si 
eres  tú  el  Cristo,  Htyo  de  Dios. 


64  Jesús  ln  dice:  Tuto  has  dicho.  Y 
aun  os  digo,  que  de  aqui  á  poco  habéis 
de  ver  al  Hijo  del  hombre  asentado  á 
la  diestra  del  poder  de  Dioe,  y  viniendo 
sobre  las  nubes  del  cielo. 

65  Entonces  el  sumo  sacerdote  rasgó 
sus  vestiduras,  diciendo :  Blasfemado  ha: 
¿qué  mas  necesidad  tenemos  de  testi- 
gos? Heaqui,  ahora  habéis  oido  su  blas- 
femia. 

66  ¿Qué  os  parece?  Y  respondiendo 
ellos  dfyeron :  Culpado  es  de  muerte. 

67  Entonces  le  escupieron  en  su  rostro, 
y  le  dieron  de  bofetadas,  y  otros  le  he- 
rían á  puñadas, 

68  Diciendo:  Profetízanos,  oh  Cristo, 
quién  es  el  que  te  ha  herido. 

60  T  Y  Pedro  estaba  sentado  fuera  en 
el  patio ;  y  se  llegó  á  él  una  criada,  di- 
ciendo: Y  tú  con  Jesús  el  Galileo  esta- 
bas. 

70  Mas  él  negó  delante  de  todos,  dicien- 
do: No  sé  lo  que  dices. 

71  Y  saliendo  á  la  puerta,  le  vio  otra,  y 
dtfo  áloe  que  estaban  allí:  También  este 
estaba  con  Jesús  Nazareno. 

72  Y  negé  otra  vez  con  juramento,  di- 
ciendo: No  conozco  á  ese  hombre. 

78  Y  después  de  un  poco  se  allegaron 
los  que  por  allí  estaban,  y  dQeron  á  Pe- 
dro: Verdaderamente  también  tú  eres 
uno  de  ellos;  porque  aun  tu  habla  te 
hace  manifiesto. 

74  Entonces  comenzó  á  echarse  maldi- 
ciones, y  á  jurar,  diciendo:  No  conozco 
á  ern  hombre.    Y  el  gallo  cantó  luego. 

75  Y  se  aeordó  Pedro  de  las  palabras 
de  Jesús,  que  le  dijo :  Antes  que  cante  el 
gallo,  me  negaras  tres  veces.  Y  salién- 
dose mera,  lloró  amargamente. 

capitulo  xxvn. 

Jg  mol  arrepentimiento  de  Judas  vista  la  condenación 
del  Señor.  %  Preeentado  el  Señor  delante  de  Pilo- 
to, p  acatado  de  mecha*  calumnio*  no  responde.  3. 
El  pueblo  persuadido  por  loe  sacerdotes  escoge  para 
libertad  al  ladrón  Barrabas,  p  pide  qm  Cristo  tea 
crucificado;  w  Füato  le  condena  contra  el  testimo- 
nio de su  propia  conciencia  p  contra  el  de  snmuger, 
pélpueblo  toma  sobre  el  p sobre  su  posteridad  la  culpa 
de  aquella  inicua  sentencia.  4~8enmmciado,eotoma- 
éo  por  k*  soldados  p  escarnecido  en  diversas  mane- 
ras; y  crucificado  entre  dos  malhechores,  reparten 
los  soldados  sus  ropas  en  cumplimiento  de  las  pro/e- 
ciae,pamnenn*cruue*  escarnecido  detodee.  B.Asu 
muerte  se  entenebrece  el  mundo,  se  rompe  el  velo  del 
templo,  se  abren  los  sepulcros,  resucitan  los  muertos, 
4-e.  6.  Es  quitado  de  la  Cruz  p  sepultado  honrada- 
tnenteperJoeephdeArimathea,ttc. 

Y  VENIDA  la  mañana,  entraron  en 
consejo  todos  los  príncipes  de  los 
sacerdotes,  y  los  ancianos  del  pueblo, 
contra  Joans,  para  entregarle  á  muerte. 
» 


SAN  MATEO 


2  TU  ttewon  atado,  y  le  entregaron  á 
Pondo  Pílelo  presidente 

8  Entonces  Judas,  el  que  le  habla  en* 
tregado,  Tiendo  que  era  condenado,  vol- 
vió arrepentido  las  treinta  plesas  de  pla- 
ta á  los  principes  de  los  sacerdotes,  y  á 
los  ancianos, 

4  Diciendo:  Pone  pecado  entregando 
la  sangre  inocente,  lias  etica  dijeron: 
¿Que*  te no$  da á nosotros?    Viéraslotu. 

5  Y  arrojando  las  plecas  de  plata  al 
templo,  se  partió,  y  fué,  y  se  ahorcó. 

6  T  los  principes  de  los  sacerdotes,  to- 
mando las  plesas  de  plata,  dtyeron :  No 
es  licito  echarlas  en  el  tesoro*  porque  es 
precio  de  sangre. 

7  Mas  habido  consejo,  compraron  con 
ellas  el  campo  del  Ollero,  por  sepultura 
para  los  extrangeros. 

8  Por  lo  cual  Aló  Hamado  aquel  campo: 
Campo  de  sangre,  hasta  el  día  de  hoy. 

9  Entonces  se  cumplió  lo  que  fué  dieho 
por  el  profeta  Jeremías,  que  dtfo :  Y  to- 
maron las  treinta  piesas  de  plata,  precio 
del  apreciado,  que  me"  apreciado  por  los 
htyos  de  Israel; 

10  Y  las  dieron  para  comprar  el  campo 
del  Ollero,  como  me  ordenó  el  Señor. 

11  f  Y  Jesús  esturo  delante  del  presi- 
dente, y  el  presidente  le  preguntó,  di* 
alendo:  ¿Eres  tú  el  rejr  ¿e  los  Judíos? 
Y  Jesnsledjjo:  Tufo  dices. 

12  Y  siendo  acusado  por  los  principes 
de  los  sacerdotes,  y  por  los  ancianos, 
nada  respondió. 

13  Piloto  entonces  le  dice:  4 No  oyes 
cuántas  cosas  testifican  contra  ti? 

14  Y  no  le  respondió  ni  una  palabra,  de 
tal  manera  que  el  presidente  se  maravi- 
llaba  mucha 

15  1T  Y  en  d  dia  dfi  la  fiesta  acostum- 
braba el  presidente  soltar  al  pueblo  un 
preso  cual  quisiesen. 

16  Y  tenían  entonces  un  preso  lamoso, 
que  se  llamaba  Barrabas. 

17  Y  Juntos  ellos,  les  dijo  Pflato:  ¿Cuál 
queréis  que  os  suelte?  ¿ á  Barrabas,  ó  á 
Jesús,  qne  es  llamado  el  Cristo  ? 

18  Porque  sabia  que  por  envidia  le  ha- 
blan entregado. 

19  Y  estando  él  sentado  en  el  tribunal, 
su  muger  envió  á  él,  diciendo:  No  ten- 
gas que  ver  con  aquel  Justo ;  porque  hoy 
he  padecido  muchas  cosas  en  sueños  por 
causa  de  éL 

20  Mas  los  principes  de  los  sacerdotes, 
y  los  andsnos/persuadleron  al  pueblo^ 
que  pidiese  4  Barrabas,  y  4  Joans  metate» 

U 


9a  Y  1  esnondieudo  -  #1  pcesldetiie,  lea) 
dfyo:  ¿Cuál  délos  dos  queréis  qne  oa 
suelte?    Y  ellos  cUJeron:  A  Barrabas. 

22  Pilato  les  dijo:  ¿Qué  pues  haré  de 
Jesús  que  es  llamado  el  Cristo?  Dicen- 
le  todos  j  Sen  crucificado. 

28  Y  el  presidente  les  drjo:  Pues  4 qué 
malhahecho?  Mas  ellos  aseaban  mas 
el  grito,  diciendo :  Sea  crucificado, 

24  Y  viendo  Pilato  qne  nada  aprove- 
chaba, antes  se  hada  mas  alboroto,  to- 
mando agua  lavó  *hs  manos  delante  del 
pueblo,  diciendo:  Inocente  soy  yo  de  la 
sangre  de  cate  justo:  védfo  vosotros. 

26  Y  respondiendo  todo  el  pueblo,  dtfo: 
Su  sangre  ma  sobre  nosotros,  y  sobro 
nuestros  h^jos. 

26  Entonces  les  soltó  á  Barrabas;  y  ha- 
biendo «rotado  á  Jesús,  fe  entrego  pasa 
ser  crucificado. 

27  T  Entonces  los  soldados  del  presi- 
dente llevando  á  Jesús  al  pretorio,  Jun* 
taron  á  él  toda  la  cuadrilla. 

26  Y  desnudándole,  echáronle  en  cuna 
un  manto  de  grana. 

29  Y  pusieron  sobre  su  cabeza  una  co- 
rona tejida  de  espinas,  y  una  cana  en 
su  mano  derecha;  y  hincando  la  rodilla 
delante  de  él,  burlaban  de  él,  diciendo  1 
Tengas  gozo,  rey  de  los  Jndios. 

80  Y  escupiendo  en  entornaron  la  cana, 
y  le  herían  en  la  cabeza. 

21  Y  después  que  le  hubieron  escarno» 
cido,  le  desnadaron  el  manto,  y  le  vis- 
tieron de  sus  vestidos,  y  le  llevaron  para 
crucificaría 

82  Y  saliendo,  hallaron  á  un  Cyreneo 
que  bu  llamaba  Bimon :  á  este  cargaren 
para  que  llevase  su  cruz. 

88  Y  como  llegaron  al  lugar  que  se  lia* 
ma  Golgotha,  qne  quiere  decir,  el  lugar 
de  la  Calavera, 

84  Le  dieron  á  beber  vinagre  mez- 
clado con  niel;  y  gustando,  no  quiso  bo> 
berlo. 

85  Y  después  que  le  hubieron  crucifi- 
cado, repartieron  sus  vestidos,  echando 
suertes;  para  que  se  cumpliese  lo  ojuo 
rué  dicho  por  d  profeta:  Be  repartieron 
mis  vestidos,  y  sobre  mi  ropa  echaron 
suertes. 

86  Y  le  guardaban,  sentados  alli. 

87  Y  pusieron  sobre  su  cabeza  su  causa 
escrita:  ESTE  EB  JE8U8,  EL  REY 
DE  LOB  JUDÍOS. 

88  Entonces  craeifiearon  con  él  den  la- 
dronee 1  uno  á  la  derecha,  y  otro  á  la 
izquierda*       D¡g¡t¡zedbyG 


SAN  MATEO, 


meneando  sus  cabeas, 

40  T  dietendo:  Tú;  el  que  derribas  el 
templo,  y  en  tres  días  lo  reedificas,  sál- 
vate á  tí  mismo.  Si  eres  Htfo  de  Dios, 
desciende  de  la  cruz. 

41  De  esta  manera  también  los  prínci- 
pes de  los  sacerdotes  escarneciendo,  coa 
los  escribas,  y  los  Fariseos,  y  los  sacia» 
nos,  decian: 

49  A  otros  salvó,  á  si  no  se  pnede  salvar. 
Si  es  el  rey  de  Israel,  descienda  ahora  de 
la  eras,  y  creeremos  en  é% 

43  Confió  en  Dios :  líbrele  añora,  si  le 
quiere;  porque  na  dicho:  Bey  Htyo  de 
Dios. 

44  Lo  mismo  también  le  saherian  los 
ladrones  qne  estaban  crucificados  con  él. 

46  Y  Y  desde  la  hora  de  sexta  fueron 
tinieblas  sobre  toda  la  tierra,  basta  la 
hora  de  nona. 

46  Y  cerca  de  la  hora  de  nona  Jesús  ex- 
clamó con  gran  ve*,  diciendo :  £li,  BU, 
¿lamma  sabacbthanií  esto  es:  Dios  mió, 
Dios  mió,  ¿por  qué  me  has  desampa- 
rado? 

47  Y  algunos  de  los  que  estaban  allí, 
oyéndote,  declan :  A  Elias  llama  este. 

48  Y  luego  corriendo  uno  de  ellos  tomó 
una  esponja,  y  la  hinchió  de  vinagre,  y 
poniéndola  en  una  cata,  1*  daba  pan» 
que  bebiese. 

4©  Y  los  otros  decían :  Deja,  veamos  si 
vendrá  Ellas  á  librarle. 

50  Mas  Jesús  habiendo  otra  vez  excla- 
mado con  grande  voz,  dio  el  espíritu. 

51  Y,  he  aquí,  el  velo  del  temple  se 
rompió  en  dos,  de  alto  á  bajo;  y  la  tierra 
se  movió,  y  las  piedras  se  hendieron; 

63  Y  los  sepulcros  se  abrieron;  y  ma- 
chos cuerpos  de  santos,  que  hablan  dor- 
mido, se  levantaron. 

58  Y  salidos  de  los  sepulcros,  después 
de  su  resurrección,  vinieron  á  la  santa 
ciudad,  y  aparecieron  á  muchos. 

54  Y  el  centurión,  y  los  que  estaban 
con  A  guardando  á  Jesús,  visto  el  terre- 
moto, y  las  cosas  que  hablan  sido  hechas, 
temieron  en  gran  manera,  diciendo :  Ver- 
daderamente Htyo  de  Dios  era  este. 

56  Y  estaban  allí  muchas  mugeres  mi- 
rando de  lejos,  las.  cuales  hablan  seguido 
de  Galilea  á  Jesús,  sirviéndole : 

56  Entre  las  cuales  era  Marta,  Magdalena, 
y  Maria  madre  de  Santiago  y  de  Joses,  y 
la  madre  de  los  bfyos  de  Zebedeo. 

5T  T  Y  como  fué  la  tarde  del  día,  vmo 
un  hombre  rico  do  Arimatbee,  llamado 


Jetean,  el  «nal  también  era  discípulo  de 
Jesús. 

56  Este  llegó  á  Pilato,  y  pidió  el  cuerpo 
de  Jesús.  Entonces  Pilato  mandó  que 
el  cuerpo  se  le  diese. 

59  Y  tomando  Joseph  el  cuerpo,  lo  en- 
volvió en  una  sábana  limpia, 

#0  Y  lo  puso  en  un  señalero  suyo  nue- 
vo, qne  habla  labrado  en  la  roca;  y  re* 
vuelta  una  grande  piedra  á  la  puerta  del 
sepulcro;  se  fuá. 

61  Y  estaban  allí  Maria  Magdalena,  y  la 
otra  María,  sentadas  delante  del  ecpul? 
ere. 

68  Y  el  siguiente  día,  que  era  e?  dta  des- 
pués de  la  preparación,  se  juntaron  los 
príncipes  de  los  sacerdotes  y  los  Fariseos 
áPtlato, 

6*  Diciendo:  Sefiorynoeaoordamoaque 
aquel  engañador  dtyo,  viviendo  aun :  Des- 
pués del  tercero  día  resucitaré. 

64  Manda,  núes,  asegurar  el  sepulcro 
hasta  el  dia  tercero ;  porque  no  vengan 
sus  discípulos  de  noche,  y  le  hurten,  y 
digan  al  pueblo :  Resucitó  de  los  muer- 
tos ;  y  será  el  postrer  error  peor  que  d 
primero. 

65  Díceles  Pilato:  La  guardia  tenéis: 
id,  aseguradlo  como  sabéis. 

66  Y  yendo  ellos,  aseguraron  el  sepul- 
cro con  la  guardia»  sellando  la  piedra.     • 

CAPITULO  XXVIIL 

MStSMUta  Oí  Señor  tfiül  mttOlñtHttf  y  MIMCNM  IOS  <ín- 

gelesm  resurrección  d  las  mugares  que  «tafea  d  vi- 
sitar su  sepulcro,  d  las  cuales  también  se  muestra*  y 
Us  manda  que  den  ku  nuevas  d  h*  discípulos.  Z7. 
Las  guáralas  de%  sepulcro  Mal  teewsmonto  ••  m  tu» 
surrección  dol  Señor  d  las  sacerdotes,  u  ellos  km 
sobornan  con  dmerospara  que  digan  de  otra  mane- 
ra, Et  Señor  se  muestra  d  sus  sHscipuios  en  GaWea, 
9  tes  acetar*,  m  autoridad,  w  ka  tumi»  per  toé*  el 
mundo  d  predicar  su  evangelio. 

EN  el  fin  del  sábado,  asi  como  11» 
amaneciendo  el  primer  dio  de  la  se- 
mana, vino  Maria  Magdalena,  y  la  otra 
Maria,  á  ver  el  sepulcro. 

2  Y,  he  aquí,  fué  hecho  un  gran  terre» 
moto;  porque  el  ángel  del  Señor  dea* 
cendiendo  del  cielo  y  llegando,  habla 
revuelto  la  piedra  do  la  puerta  éd  $epul- 
croy  y  estaba  sentado  sobre  ella* 

8  Y  su  aspecto  era  como  un  relámpa- 
go;  y  su  vestido  blanco  como  la  nieve. 

4  Y  del  miedo  de  él  los  guardas  tem- 
blaron, y  fueron  vuoltos  como  muertos. 

5  Y  respondiendo  el  ángel,  <U)o  á  las 
mugeres:  No  temáis  vosotras;  porque 
yo  sé  que  buscáis  á  Jesús,  el  que  fuá  en* 
cimoado.  .  i 

6  No  está  aquí;  porque  ha  resucitado, 

89 


SAN  MARCOS. 


nomo  dfyo.    Venid,  ved  el  lagar  donde 
fué  puesto  el  Señor ; 

7  T  presto  id,  decid  á  bus  discipuloe, 
que  ha  resucitado  de  los  muertos ;  y,  he 
aquí,  os  espera  en  Galilea :  allí  le  veréis : 
he  aquí,  os  lo  he  dicha 

8  Entonces  ellas  saliendo  del  sepulcro 
con  temor  y  gran  goso,  fueron  corriendo 
á  dar  las  nueras  á  sus  discipuloe.  T 
yendo  á  darlas  nueyas  á  sus  discípulos, 

9  He  aquí,  Jesús  les  sale  al  encuentro, 
diciendo:  Tengáis  gozo.  Y  ellas  se  llega- 
ron, y  trabaron  de  sus  píos,  y  le  adoraron. 

10  Entonces  Jesús  les  dice :  No  temáis, 
id,  dad  las  nuevas  á  mis*  hermanos,  para 
que  vayan  á  Galilea;  y  allá  me  verán. 

11  H  Y  yendo  ellas,  he  aquí,  unos  de 
la  guardia  vinieron  á  la  ciudad,  y  dieron 
aviso  á  los  principes  de  los  sacerdotes 
de  todas  las  cosas  que  habían  acontecido. 

12  Y  juntados  con  los  ándanos,  habido 
consejo,  dieron  mucho  dinero  alca  sol- 


18  Diciendo ;  Decid ;  Sus  discípulos  vi- 


nieron de  noches  y  le  hurtaron,  durmien- 
do nosotros. 

14  Y  si  esto  fuere*  oído  del  presidente, 
nosotros  le  persuadiremos,  y  os  haremos 
seguros. 

15  Y  ellos,  tomado  el  dinero,  hicieron 
oomo  estaban  instruidos ;  y  este  dicho 
ha  sido  divulgado  entre  los  Judíos  hasta 
el  dia  de  hoy. 

16  H  Mas  los  once  discípulos  se  fueron 
á  Galilea,  al  monte,  donde  Jesús  les  ha- 
bía ordenado. 

17  Y  como  le  vieron,  le  adoraron ;  mas 
algunos  dudaban. 

18  Y  llegando  Jesús,  les  hablo,  (Mcieo. 
do :  Toda  potestad  me  es  dada  en  el  dé- 
lo y  en  la  tierra. 

10  Por  tanto  id,  ensenad  á  todas  las  na- 
ciones, bautizándoles  en  d  nombre  dd 
Padre,  y  dd  Hjjo,  y  del  Espíritu  Santo : 

20  Enseñándoles  que  guarden  todas  las 
cosas  que  os  he  mandado ;  y,  he  aquí,  yo 
estoy  con  vosotros  todos  los  dias,  hasta 
d  fin  dd  siglo.    Amen. 


EL  EVANGELIO  DE  NUESTRO  SEÑOR  JESÜ  CRISTO 

SEGÚN 

SAN   MARCOS. 


CAPITULO  L 

De  la  predicación  p  bautiemo  del  BauUeta  p  de  m 
aueteridad  de  vida,  2.  Jemte  ee  bautizado  por  ¿Z,  p 
deepue»  Untado.  3.  La  vocación  de  Pedro,  Andrés, 
9  loe  hijee  de  Zebedeo.  4.  Predica  en  lew  tinagogae 
de  Galilea,  p  tana  enfermo*  de  divereae  enferme- 
dadee, 

PRINCIPIO  dd  Evangelio  de  Jesu 
Cristo,  Htfo  de  Dios. 
9  Come  está  escrito  en  los  profetas: 
He  aqui,  yo  envió  á  mi  mensagero  de- 
lante de  tu  iaz,  que  apareje  tu  camino 
delante  de  tí. 

3  Voz  dd  que  clama  en  el  desierto: 
Aparejad  el  camino  dd  Señor:  haced 
derechas  sus  veredas. 

4  Bautizaba  Juan  en  d  desierto,  y  pre- 
dicaba d  bautismo  de  arrepentimiento 
para  remisión  de  pecados. 

5  Y  salla  á  él  todo  el  pais  de  Judea,  y 
los  de  Jerusdem ;  y  eran  todos  bautiza- 
dos por  él  en  el  rio  dd  Jordán,  confesan- 
do sus  pecados. 

0  Y  Juan  andaba  vestido  de  pelos  do 
camello,  y  con  un  cinto  do  cuero  alrede- 


dor de  sub  lomos;  y  comía  langostas,  y 
mid  montes* 

7  Y  predicaba,  diciendo :  Viene  en  pos 
de  mi  d  que  es  mss  poderoso  que  yo,  si 
cual  no  soy  digno  de  desatar  encorvado 
la  correa  de  sus  zapatos. 

8  Yo  á  la  verdad  os  he  bautizado  con 
agua ;  mas  él  os  bautizará  con  d  Espí- 
ritu Santo. 

9  \  Y  aconteció  en  aquellos  dias,  que 
Jesús  vino  de  Nasareth  de  Galilea,  y  fué 
bautizado  por  Juan  en  d  Jordán. 

10  Y  luego,  subiendo  del  agua,  vio 
abrirse  los  ddos,  y  d  Espíritu,  como 
paloma,  que  descendía  sobre  él. 

11  Y  vino  una  voz  de  los  cídos,  fue  de- 
cía:. Tú  eres  mi  Hijo  amado ;  en  ti  tomo 
contentamiento. 

12  Y  luego  el  Espíritu  le  Impele  al  de- 
sierto. 

13  Y  estuvo  allí  en  el  desierto  cuarenta 
dias ;  y  era  tentado  de  Satanás;  y  estaba 
con  las  fieras ;  y  los  ángeles  le  servían. 

U  1  Masdoípus*  o,ueJnjuJu4  catre- 


SAN  M/AlROOS. 


gado,  Jesús  vine-á  Gaattsa,  pmUeaado  el 
evangelio  del  reino  de  Dios, 
19  T  diciendo :  £1  tiempo  es  cumplido ; 
y  el  reino  de  Dios  está  cerca:  Arrepen- 
tios, y  creed  el  Evangelio. 

16  Y  andando  Junto  a  la  mar  de  Galilea! 
vio  á  Simón,  y  á  Andrés  sn  hermano,  que 
echaban  la  ved  en  la  asar,  porqne  eran 
pescadores. 

17  Y  les  dijo  Jesús :  Venid  en  pos  de 
mi,  y  haré  qne  seáis  pescadores  de  nom- 
bres. 

18  Y  luego,  dejadas  sns  redes,  le  siguie- 
ron. 

19  Y  pasando  de  allí  nn  poca  mas  ade- 
lante, vio  á  Santiago,  hijo  de  Zebedeo,  y 
á  Juan  sa  hermano,  también  ellos  en  la 
nave,  qne  aderezaban  las  redesr 

•20  Y  luego  los  llamó;  y  dejando  á  mu 
padre  Zebedeo  en  la  nave  con  los  jor- 
naleros, fueron  en  pos  de  ÓL 
21  t  Y  entraron  en  Capernaum;  y  lue- 
go los  sábados  entrando  en  la  sinagoga 
enseñaba. 

23  Y  se  pasmaban  de  sn  doctrina;  por- 
qne los  enseñaba  como  quien  tiene  au- 
toridad, y  no  como  los  escribas. 

28  Y  habia  en  la  sinagoga  de  ellos  un 
hombre  con  espíritu  inmundo,  el  cual 
dio  voces, 

24  Diciendo:  ¡Ahí  ¿Qué  tenemos  no- 
sotros qne  ver  contigo,  Jesús  Nazareno  ? 
¿Has  venido  á  destruirnos?  Te  conoz- 
co quien  eres,  eres  el  Santo  de  Dios. 

25  Y  rinlóle  Jesús,  diciendo:  Enmu- 
dece, y  sil  de  éi 

26  Y  haciéndole  pedazos  el  espíritu  in- 
mundo, y  clamando  á  gran  voz,  salió  de  él. 

27  Y  todos  se  maravillaron,  de  tal  ma- 
nera que  inquirían  entre  sí,  diciendo: 
4  Qué  es  esto  y  ¿  Qué  nueva  doctrina  es 
esta,  que  con  autoridad  aun  á  los  espí- 
ritus inmundos  manda,  y  le  obedecen  f 

28  Y  lnego  se  divulgó  su  fitina  por  todo 
el  pais  al  derredor  de  la  Galilea. 

29  Y  luego  salidos  de  la  sinagoga,  vi- 
nieron á  casa  de  Simón  y  de  Andrés,  con 
Santiago  y  Juan. 

80  Y  la  suegra  de  Simón  estaba  acos- 
tada con  calentura;  y  le  dijeron  lnego 
de  ella. 

81  Entonces  llegando  él,  la  tomó  de  su 
mano,  y  la  levanto;  y  luego  la  dejó  la  ca- 
lentura, y  les  servía. 

82  Y  cuando  fue"  la  tarde,  como  el  sol 
se  puso,  traían  á  él  todos  los  que  tenían 
mal,  y  endemoniados. 

«8  Y  toda  la  ctafectae  Juntó  ala  puerta, 


J4  Y  sanó  &  muchos  que  estaban  enfer- 
mos de  diversas  enfermedades;  y  echó 
mera  muchos  demonios;  y  no  dejaba 
hallar  á  los  demonios  aporque  le  cono- 
cían. 

85  Y  levantándose  muy  de  mañana,  aun 
muy  de  noche,  salió,  y  se  fué  á  un  lugar 
desierto,  y  allí  oraba. 

86  Y  le  siguió  Simen,  y  los  que  estaban 
con  él 

87  Y  hallándole,  le  dicen:  Todos  te 


88  Y  les  dice :  Vamos  á  las  aldeas  veci- 
nas, para  que  predique  también  allí; 
porqne  para  esto  he  venido. 

80  Y  predicaba  en  las  sinagogas  de 
ellos  en  toda  la  Galilea,  y  echaba  f  ñera 
los  demonios. 

40  Y  un  leproso  vino  á  él,  rogándole ; 
y  hincada  la  rodilla,  le  dice :  Si  quieres, 
puedes  limpiarme. 

41  Y  Jesús  teniendo  misericordia  de  él, 
extendió  m  mano,  y  le  tocó,  y  le  dice: 
Quiero,  sé  limpio. 

42  Y  habiendo  él  dicho  esto,  luego  la 
lepra  se  fué  de  él,  y  fué  limpio. 

48  Y  le  encargo  estrechamente,  y  luego 
le  hecho, 

44  Y  le  dice :  Mlrae*#  no  digas  á  nadie 
nada;  sino  vé,  muéstrate  al  sacerdote,  y 
ofrece  por  tn  limpieza  lo  que  Moyses 
mandó  para  que  les  conste. 

45  Y  él  salido,  comenzó-  á  publicar,  y  á 
divulgar  grandemente  el  negocio,  de  ma- 
nera que  ya  Jesús  no  podia  entrar  mani- 
fiestamente en  la  dudad;  mas  estaba 
mera  en  los  lugares  desiertos,  y  venían  á 
él  de  todas  partes* 

CAPITULO  n. 

Sana  d  un  paralitico  en  sábados  tre  2.  La  vocaoion 
de  Mateo,  tfc.  .3.  Da  razón  por  quétutditcipulo*  no 
ayunan,  ni  dios  Faritmou  e»  dado  creer  al  Bvanpe- 
lio.  ¿2»i  te  fepftwMi  piante  rfci  «*«*>,%** 

Y  ENTRÓ  otra  ves  en  Capernaum 
después  de  alguno*  diss;  y  se  oyó 
que  estaba  en  casa. 

2  Y  lnego  se  juntaron  á  él  muchos,  que 
ya  no  cabían  ni  ann  al  contorno  de  la 
puerta;  y  les  predicaba  la  palabra. 
8  Entonces  vinieron  á  él  uno*  trayendo 
un  paralitico,  que  era  traído  de  cuatro. 

4  Y  como  no  podían  llegar  á  él  á  causa 
de  la  multitud,  descubrieron  la  techum- 
bre donde  estaba,  y  habiéndola  deste- 
chado, bajaron  el  lecho  en  que  el  paralí- 
tico estaba  echado. 

5  Y  viendo  Jesús  la  fé  do  ellos,  dice  al 


SAN  M ARÓOS. 


•  T  estaban  allí  sentado*  algunos  áe 
los  escribas,  los  cusios  pensando  en  sus 
corazones, 

7  Declan :  ¿  Pof  qué  habla  este  blasfe- 
mias ?  ¿  Quién  puede  perdonar  pecados, 
sino  solo  Dios  ? 

8  Y  conociendo  luego  Jesús  en  su  espí- 
ritu que  pensaban  esto  dentro  de  si, 
les  dijo :  ¿  Por  qué  pensáis  estas  cosas  en 
vuestros  corazones  ? 

9  ¿Cuál  es  mas  mcil:  Decir  al  parali- 
tico: Tus  pecados  te  son  perdonados; 
ó  decirle :  Levántate,  7  toma  tu  lecho, 
7  anda? 

10  Pues  porque  sepáis  que  el  Htyo  del 
hombre  tiene  potestad  en  la  tierra  de 
perdonar  tos  pecados,  (dice  al  paralitico  t) 

11  A  tí  digo :  Levántate,  7  toma  tu  le* 
cho,  7  Tete  á  tu  casa. 

12  Entonces  *7  se  levantó  luego;  7 
tomando  su  lecho,  se  sallé  delante  de 
todos,  de  manera  que  todos  quedaron 
atónitos,  7  glorificaron  á  Dios,  diciendo : 
Nunca  tal  hemos  visto. 

13  t  Y  volvió  á  salir  á  la  mar,  7  toda  la 
multitud  venia  á  él,  7  les  ensenaba. 

14  Y  pasando  vio  á  Levt,  hty>  de  Alteo, 
sentado  al  banco  de  los  tributos,  7  le  dice : 
Sígneme,    Y  levantándose,  le  siguió. 

15  Y  aconteció,  que  estando  Jesús  á  la 
mesa  en  casa  de  él,  muchos  publícanos 
7  pecadores  se  sentaban  también  Junta- 
mente con  Jesús,  7  eou  sus  discípulos ; 
porque  habla  muchos,  7  le  seguían. 

16  Y  los  escribas  7  los  Fariseos,  vién- 
dole comer  con  publícanos,  7  con  peca- 
dores, dieron  á  sus  discípulos :  ¿  Qné  es 
esto,  que  vueatro  Jfossfro  como  7  bebe 
con  publícanos,  7  con  pecadores  ? 

17  Y  oyéndolo  Jesús,  les  dice :  Los  Baños 
no  tienen  necesidad  do  médico,  sino  los 
que  tienen  mal.  No  be  venido  á  llamar 
á  los  Justos,  mas  los  pecadores  á  arre- 
pentimiento. 

18  T  Y  los  discípulos  de  Juan,  7  tos  de 
los  Fariseos  ayunaban}  7  vtenen,  7  le 
dicen :  ¿  Por  qué  los  discípulos  de  Juan, 
7  tos  de  los  Fariseos  ayunan ;  7  tus  dis- 
cípulos no  avunan  T 

19  Y  Jesús  les  dice :  No  pueden  ayunar 
los  que  son  de  bodas,  cuando  el  esposo 
está  con  ellos:  entre  tanto  que  tienen 
consigo  al  esposo  no  pueden  ayunar. 

90  Mas  vendrán  días,  cuando  el  esposo 
será  quitado  de  ellos;  7  entonces  en 
aquellos  días  ayunarán. 

81  Itadle  eefe*  ftmlwido  de  paño  nuevo 

en  vestido  viejo ;  de  otra  manera  el  mis* 

SÍ 


mo  reariendo  nuevo  tira  del  viejo,  7  so 
hace  peor  rotura 

99  NI  nadie  ocha  vino  nuevo  en  odres 
viejos;  do  otra  manera  el  vino  nuevo 
rompe  los  odres,  7  se  derrama  el  vino,  7 
los  odres  se  pierden ;  mas  el  vino  nuevo 
en  odres  nuevos  se  ha  de  echar. 

MU  aconteció,  que  pasando  él  por 
los  sembrados  en  sábado,  sus  discípulos 
andando  cosaenearon  á  arrancar  espigas. 

te  Entonces  loe  Fariseos  le  dijeron:  He 
aquí ,  ¿  por  qné  hacen  en  sábado  lo  que 
no  es  licito  f 

25  Y  él  los  dijo:  ¿Nunca  leísteis  fué 
hlao  David  cuando  tuvo  necesidad,  7  tu- 
vo hambre,  el  7  los  que  estaban  con  él  t 

26  ¿Cómo  entró  en  la  casa  de  Dios, 
siendo  AMathar  sumo  sacerdote,  7  comió 
loe  panes  de  la  proposición,  de  loa  coales 
no  es  licito  comer,  sino  á  los  sacerdotes, 
7  aun  dio  á  los  que  estaban  con  el  ? 

97  Díjole*  también :  El  sábado  por 
cansa  del  hombre  fue*  hecho  5  no  el  hom- 
bre por  cansa  del  sábado. 

28  Asi  que  el  Hgo  del  hombre  Señor  es 
también  del  sábado. 

CAPITULO  m. 

Sana  en  sábado  d  uno  orne  tenia  urna  mano  seca,  »  osm- 
J\aalacalunmi+<k**4 tarto*** acerca  déla  mtar- 
da  del  sábado.  2.  Sana  diversas  enfermedades.  2. 
Instituye  el  apostolado  en  sus  discípulo».  4.  Sus  pa- 
Heñios  te  mmtrnn  para  ponerte  d  recamé*  poeqm  te 
fiemen  par  fnera  da  si.  &  Loe  Fárfara»  atríbmpm  d, 
Beelsebub  ene  vibras  admirables,  y  él  los  eon/kia  y 
amenaza.  G.  Declara  cudn  caros  le  sean  loe  que  d  eZ 
pdsmdoam-immseUegem. 

Y  OTRA  vez  entró  en  la  sinagoga;  7 
habla  allí  un  hombre  que  tenia  una 
mano  seca, 

2  Y  le  acechaban,  si  en  sábado  le  sana- 
rla, para  acusarle. 

8  Entonces  dijo  al  hombre  que  tenia  la 
mano  seca:  Levántate  en  medio. 

4  Y  les  dice:  ¿Es  lícito  hacer  bien  en 
sábados,  ó  hacer  mal?  ¿salvar  m  vida, 
ó  matar?    Mas  ellos  callaban. 

5  Y  mirándolos  en  derredor  con  enojo, 
condoleciéndose  de  la  durem  de  su  cora- 
non,  dice  al  hombre :  Extiende  tu  anana. 
Y  la  extendió,  7  su  mano  toé  restituida 
sana  como  la  otra. 

0  Entonces  saliendo  los  Fariseos  toma* 
ron  consejo  con  los  Herodianos  contra 
él,  para  matarla 

T  t  Mas  Jesús  se  apartó  á  la  mar  con 
sus  discípulos ;  7  le  siguió  una  gran  mul- 
titud de  Galilea,  7  de  Jadea, 

8  Y  de  Jemsalem,  7  de  Idnroen,  7  áe  la 
otra  parte  del  Jordán ;  7  de  los  que  mo- 
ni rodador  de  Tyn  y  dn  fildoa, 


SAN  MARCOS. 


cosas  hacia,  vinieron  á  éL 

9  Y  dtyo  ¿  sus  discípulos  que  una  nave- 
cilla le  estuviese  siempre  apercibida,  por 
cansa  de  la  multitud,  para  que  no  le  opri- 
miesen. 

10  Porque  bable  sanado  á  muchos,  de 
tal  manera  qee  salan  sobre  él,  osantes 
tenían  plagas,  por  tocarle. 

11  Y  los  espiritas  tamandoa»  en  vién- 
dote, se  posteaban  delante  de  él,  y  daban 
tocos,  diciendo:  T£  eres  el  Htyo  de  Dios. 

13  Mas  él  les  renia  mocho  que  no  le 
manifestasen. 

13  Y  sabio  si  monte,  y  llamó  á  H  tos 
qne  él  quiao ;  y  Yinieron  á  éL 

14  H  Y  ordenó  á  doce  para  qne  estuvie- 
sen  con  él,  y  paca  enviarlos  á  predicar ; 

15  Y  qne  tnylesen  potestad  ds  sanar  en- 
fermedades, y  de  echar  fuera  demonios : 

16"  A  Simón,  al  casi  puso  por  sobre- 
nombre Pedro; 

17  Y  á  Santiago,  A#o  de  Zebedee,  y  á 
Joan  hermano  de  Santiago,  y  les  paso 
por  sobrenombre  Boanerges,  que  es,  Mi- 
jos de  trueno; 

18  Y  á  Andrés,  y  a  Felipe,  y  á  Barto- 
lomé, y  á  Mateo,  y  á  Tomas,  y  á  Santiago, 
Atfe  de  Alfeo,  y  á  Tsdeo,  y  á  Simón  el 
Cananeo, 

Id  Y  á  Judas  Iscariote,  el  qne  le  entre- 
gó; y  vinieron  á  casa. 

20  t  Y  otra  ves  se  juntó  la  multitud, 
de  tal  manera  que  ello»  ni  aun  podían 
comer  pan. 

31  Y  como  to  oyeron  los  suyos,  vinieron 
para  prenderle ;  porque  declan :  Bctálue- 
mdesi. 

33  1  Y  los  escribas  que  hablan  venido 
de  Jerusalem,  decían  que  tenia  á  Beel- 
eebub,  y  que  por  el  principe  de  los  de- 
monios echaba  fuera  tos  demonios. 

33  Y  llamándoles,  les  dflo  por  parábo- 
las: ¿  Cómo  puede  Satanás  echar  fuera  á 
Satanás  f 

84  Y  ai  un  reino  centra  si  mismo  fuere 
dividido,  no  puede  permanecer  el  tal 
reino. 

25  Y  si  una  casa  fuere  dividida  contra 
si  miasma,  no  puede  permanecer  m  tal 


36  Y  si  Satanás  se  levantare  contra  sí' 
mismo,  y  fuere  dividido,  no  puede  per- 
manecer; mas  tiene  fin. 

37  Nadie  puede  saquear  isa  alhojas  del 
valiente  entrando  en  su  casa,  si  antes  no 
atare  al  valiente;  y  entonces  saqueará 


2b  De  cierto  os  digo,?*»  teñan  los  pe- 
cados serán  perdonados  á  los  lujos  de 
los  hombres,  y  las  blasfemias  cuales- 
quiera con  que  blasfemaren : 

30  Mas  cualquiera  que  blasfemare  con- 
tra el  Espíritu  Santo,  no  tiene  perdón 
para  siempre ;  mas  está  expuesto  á  juicio 
eterno. 

30  Porque  declan:  Tiene  espirita  in- 
munda 

31  t  Vienen  pues  sus  hermanos  y  su 
madre,  y  estando  de  fuera,  enviaron  á  él 
llamándole. 

.82  Y  la  multitud  estaba  asentada  al 
rededor  de  él,  y  le  dieron :  He  aqai,  tu 
madre  y  tus  hermanes  te  buscan  fuera, 

83  Y  él  les  respondió,  dkiendo:  ¿Quién 
es  mi  madre,  y  mis  hermanos  t 

84  Y  mirando  al  derredor  á  los  ene 
estaban  sentados  en  derredor  de  él,  d¿o: 
He  aqui  mi  madre,  y  mis  hermanos. 

85  Porque  cnalqaieía  que  hiciere  la  vo- 
luntad de  Dios,  este  es  mi  hermane,  y 
mi  hermana,  y  mi  medra 

CAPITULO  IV. 

Con  dicerta»  ttmtjanxaM  enseña  la  condición  del  eran- 
atUo  y  de  mt  trino.  4.  Manda  é  Jm  wtudo»  y  d  ta 
wnuj\  f  l»  okodeotm 

Y  OTRA  ven  comenzó  á  ensenar  jun- 
to á  la  mar,  y  se  juntó  á  él  una  gran 
multitud,  tanto  qae  entrándose  él  en  un 
barco,  se  sentó  en  la  mar,  y  toda  la  mul- 
titud estaba  en  tierra  juntó  á  la  mar. 

3  Y  les  ensenaba  por  paranoias  muchas 
cesas,  y  les  decae  en  sn  doctrina: 

8  Oid:  He  aquí,  el  que  sembraba  sallé 
á  sembrar. 

4  Y  aconteció  sembrando,  qne  una  parte 
cayó  junto  al  camino;  y  vinieren  ms  aves 
del  cielo,  y  la  tragaron. 

¿>  Y  otra  partecayó  en  pedregales,  donde 
no  tenia  mucha  tierra;  y  luego  nació, 
porque  no  tenia  la  tierra  protunda. 

6  Mas,  salido  el  sol,  se  quemó ;  y  por 
cuanto  no  tenia  rais  se  secó. 

7  Y  otra  parte  cayó  en  espinas;  f  cre- 
cieron las  espinas,  y  la  ahogaron,  y  no 
dio  fruto. 

8  Y  otra  parte  cayó  en  buena  tierra,  y 
dio  ñuto,  qae  subió  y  creció ;  y  llevó  uno 
á  treinta,  y  otro  á  sesenta,  y  otro  á  ciento. 

•  Entonces  lea  dty o:  Blque  tiene  ©idos 
para  oir,  oiga. 

10  Y  cuando  estuvo  solo  le  pregunta- 
ron, los  qus  estaban  si  rededor  de  el  con 
los  doce,  de  la  parábola. 

11  Ylesdtfo:  A  vosotros  es  dado  saber 
elatisterio  del  reino  de  Dios;  másalos 

83 


SAN  MARCOS. 


que  está*  tuera,  porfarábokase  lei  hace 
todo; 

12  Para  que  Tiendo,  vean  y  no  Tean ;  y 
oyendo,  oigan  y  no  entiendan;  porque 
no  te  conviertan,  y  lea  aeaa  perdonados 
mu  pocnáoa. 

18  Y  leadlo:  ¿NoaaboU  esto  pazábo- 
la?  4  Cómo  pues  entenderéis  todas  las 
parábolas  f 

14  £1  quo  siembra  siembra  la  palabra. 

15  T  estos  son  los  de  junto  al  camino, 
en  loa  que  Ja  palabra  ea  sembrada;  mas 
despnes  que  la  oyeron,  luego  Tiene  Seta- 
méMy.  y  quisa  la  palabra  que  fué  sembrada 
en  sus  corazones, 

16  Y  aalaaiemo  estos  son  los  que  son 
sembradas  en  pedregales;  loa  que  cuan- 
do han  oído  la  palabra,  luego  la  reciben 
oongoco; 

17  Mas  no  tienen  mis  en  sá,  antes  son 
temporales ;  que  en  levantándose  la  tri- 
bulación, ó  la  penteeneson  por  cansa  de 
la  palabra,  luego  ae  escandalizan. 

18  Y  estos  son  los  que  son  sembrados 
entre  espinas ;  los  que  oyen  la  palabra; 

19  Mas  las  congojas  de  este  siglo,  y  el 
engaño  de  las  riquezas,  y  las  codicias  que 
hay  en  las  otras  cosas,  entrando  ahogan 
la  palabra,  y  Tiene  á  quedar  sin  fruto.  / 

20  Y  estos  son  los  -que  fueron  sembra- 
dos en  buena  tierra;  los  que  oyen  la  pa- 
labra, y  Ja  reciben,  y  nacen  fruto,  uno  á 
treinta,  otro  á  sesenta,  otro  á  dentó. 

21  Dijoles  también:  4  Viene  la  luz  para 
ser  puesto  debajo  de  un  almud,  6  debajo 
de  la  cama?  4  No  crian*  para  ser  puesta 
en  el  candelera  f 

22  Porque  no  hay  nada  oculto  que  no 
haya  do  ser  manifestado ;  ni  secreto,  que 
no  haya  de  Teñir  en  descubierto. 

22  Al  alguno  tiene  oídos  para  oir,  oiga. 

24  Dejóles  también:  Mirad  k>  que  ola: 
Con  la  medida  que  medís,  os  medirán 
otros ;  y  será  añadido  á  Tosotroa  los  que 
ole. 

25  Porque  al  que  tiene,  le  será  dado  ;>  y 
al  que  no  tiene,  aun  lo  que  tiene  le  será 
quitado. 

20  Decia  mas :  Asi  es  el  reino  do  Dios, 
como  st  un  hombre  echase  simiente  en 
la  tierra; 

27  Y  durmiese  y  se  lerantase  de  noche 
y  de  día,  y  la  simiente  brotase  y  creciese 
como  él  no  sabe. 

28  Porque  la  tierra  de  suyo  frutlnea, 
primero  yerba,  luego  espiga,  después 
grano  lleno  en  la  espiga. 

22  Y  cuando  el  fruto  mete  producido, 
40 


luuga  se  úsete  la  bou,  porque  la  siega  ea 
llegada. 

80  También  decia:  4  A  qué  baremos  se- 
mejante el  reino  de  Dios?  46  con  qué 
parábola  le  cosapsznrumos  I 

81  Ea  como  el  grano  de  la  mostaza,  que 
cuando  es  sembrado  en  tierra  es  el  mas 
pequeño  de  todas  las  simientes  que  hay 
en  la  tierra; 

82  Mas  cuando  fuere  sembrado,  sube,  y 
se.  hace  la  mayor  de  iodas  las  legum- 
bres; y  hace  grandes 'ramas,  do  tal  ma- 
nera que  las  aves  del  cielo  puedan  hacer 
nidos  debajo  desu  sombra. 

88  Y  con  muchas  tales  parábolas  les 
hablaba  la  palabra,  conforme  á  lo  que 
podían  oir. 

84  Y  sin  parábola  no  les  hablaba;  mas 
á  sus  discípulos  en  particular  declaraba 
todo. 

86  Y  les  d^o  aquel  dia,  cuando  fué  tar- 
de: Pasemos  á  la  otra  parte. 

86  Y  enviada  la  multitud,  le  tomaron 
asi  como  estaba  en  la  nave,  y  habla  tam- 
bién con  él  otros  bamuinhuelos. 

37  Y  se  levantó  una  grande  tempestad 
de  Tiento,  y  echábalas  ondas  en  la  nare, 
de  tal  manera  que  ya  se  llenaba. 

88  Y  él  estaba  en  la  popa  durmiendo 
sobre  un  cabezal ;  y  le  despertaron,  y  le 
dicen:  4 Maestro,  no  te  Importa  nada 
que  perezcamos  ? 

80  Y  levantándose  él,  rifiió  al  Tiento,  7 
<ujo  á  la  mar:  Galla,  enmudece.  Y  cesó 
el  Tiento ;  y  fué  hecha  grande  bonanza. 

40  Y  á  ellos  dtyo:  ¿Porqué  estala  tan 
medrosos  ?  4  Gomo  es  que  no  tenéis  té  t 

41  Y  temieron  con  gran  temor,  y  de- 
cían el  uno  al  otro :  4  Quién  es  este,  que 
aun  el  viento  y  la  mar  le  obedecen? 

CAPITULO  V. 

EckaJUrad**mkombnfnt**jm*r¿mtM*ieo+mdm 

demonio*.  3.  Sama  d  una  ntuger  de  «a»  antiguo  Jtyo 
de  tingre,  yendo  d  tomar  d  ia  hija  de  un  príncipe  dft 
Htmagogeu   8.  A  fcf emú rernteitm. 

Y  VINIERON  á  la  otra  parte  déla 
mar  ala  provincia  de  lceCtadaienen. 
2  Y  salido  él  de  la  nare,  mego  le  sallé  al 
encuentro  un  hombre  de  los  sepulcros 
con  un  espíritu  inmundo, 
8  Que  tenia  su  morada  en  loe  sepulcros, 
y  ni  aun  con  cadenas  le  podía  alguien 
atar; 

4  Porque  muchas  Teces  habla  sido  asa- 
do con  grillos  y  cadenas,  mas  las  *Him 
hablan  sido  hechas  peñazos  por  él,  y  los 
grillos  desmenuzados;  y  nadie  le  pedia 
domar. 

5  Y  siempre  de  dia  y  de  noche  sudaba 


SAN  MARCOS. 


dando  toces  en  los  montes  y  en  los  se- 
pulcros, y  hiriéndose  con  piedras. 

6  T  como  tío  á  Jesús  de  lejos,  corrió, 
y  le  adoró ; 

7  T  clamando  á  gran  tos,  dtyo :  ¿  Qué 
tengo  yo  que  ver  contigo,  Jesns,  HQo 
del  Dios  Altísimo  f  Te  conjuro  por  Dios 
que  no  me  atormentes. 

S  Porque  le  decía :  Sal  de  este  hombre, 
espíritu  inmundo. 

9  T  le  preguntó:  ¿Cómo  te  llamas? 
Y  respondió,  diciendo :  Legión  me  lla- 
mo ;  porque  stfmos  muchos. 

10  T  le  rogaba  mucho  que  no  los  echase 
fuera  de  aquel  pais. 

11  Y  estaba  allí  cérea  de  los  montes  una 
grande  manada  de  puercos  paciendo. 

13  T  le  rogaron  todos  aquellos  demo- 
nios, diciendo :  Enríanos  á  los  puercos 
para  que  entremos  en  ellos. 

18  T  les  permitió  luego  Jesús ;  y  sallen- 
do  aquellos  cspirituB  inmundos,  entraron 
en  los  puercos;  y  la  manada  se  precipitó 
con  Impetuosidad  por  un  despeñadero 
en  la  mar,  y  eran  como  dos  mil,  y  se  aho- 
garon en  la  mar. 

14  Y  los  que  apacentaban  los  puercos 
huyeron,  y  dieron  aviso  en  la  ciudad  y 
en  los  campos.  Y  salieron  para  ver  que 
era  aquello  que  habia  acontecido. 

15  Y  Tienen  á  Jesús,  y  Ten  al  que  habla 
sido  atormentado  del  demonio,  sentado, 
y  Testido,  y  en  seso  el  que  habla  tenido 
la  legión;  y  tUTieron  temor. 

10  Y  les  contaron  los  que  lo  hablan  vls- 
to,  como  habla  acontecido  al  que  habla 
tenido  el  demonio,  y  lo  de  los  puercos. 

17  Y  comenzaron  á  rogarle  que  se  fuese 
de  loe  términos  do  ellos. 

18  Y  entrando  él  en  la  nave,  le  rogaba 
el  que  habla  sido  fatigado  del  demonio, 
para  estar  con  él. 

_p  Mas  Jesús  no  lo  permitió,  sino  le 
dijo :  Vete  á  tu  casa  á  los  tuyos,  y  cuén- 
tales cuan  grandes  cosas  ei  8efior  ha 
hecho  contigo,  y  como  ha  tenido  miseri- 
cordia de  ti. 

20  Y  6e  fué,  y  comenzó  á  publicar  en 
Decapolis  cuan  grandes  cosas  Jesns  ha- 
bla hecho  con  él ;  y  todos  se  maravilla- 
ban. 

21  t  Y  pasando  otra  Tez  Jesús  en  una 
nave  A  la  otra  parte,  se  juntó  á  él  una 
gran  multitud ;  y  estaba  junto  á  la  mar. 

08  Y  vino 'uno  de  los  principes  de  la 
sinagoga  llamado  Jalro;  y  como  le  tío, 
se  postró  á  sus  pies, 

28  Y  le  rogaba  mocho,  diciendo:  MI 


hfya  está  &  H  muerte:  Vén  y  pan  las 
manos  sobre  ella,  para  que  sea  sano,  y 
Tirira. 

94  Y  fué  con  él,  y  le  siguia  mucha  gen- 
te, y  le  apretaban. 

25  Y  una  mugar  que  estaba  con  flujo  de 
sangre  doce  afios  hacia, 

20  Y  habla  sufrido  rancho  de  muchos 
médicos,  y  habla  gastado  todo  lo  que 
tenia,  y  nada  habla  aprovechado,  antes 
le  iba  peor,  * 

27  Gomo  oyó  kaNar  de  Jesús,  vtno  enfre 
el  gentío  por  detrás,  y  tocó  su  vestida. 

28  Porque  decía:  81  yo  tocare  tan  sola- 
mente su  Testido,  quedaré  sana. 

20  Y  luego  la  fuente  de  su  sangre  se 
secó,  y  sintió  en  «m  cuerpo  que  «stoba 
sana  de  aquel  azote. 

90  Y  Jesús  luego  conociendo  en  si  mis- 
mo la  virtud  que  habla  salido  de  el,  vol- 
viéndose hada  el  gentío,  dijo:  ¿Quién 
ha  tocado  rafe  vestidos? 

81  Y  le  dijeron  sus  discípulos :  Ves  que 
la  maltiUd  te  aprieta,  y  dices:  g Quién 
me  ha  tófado? 

88  Y  él  miraba  al  rededor  por  ver  á  la 
que  habla  hecho  esto.  * 

88  Entonces  la  muger  temiendo  y  tem- 
blando, sabiendo  lo  que  en  si  habla  sido 
hecho,  Tino,  y  se  postró  delante  de  él,  y 
le  drjo  toda  la  verdad. 

84  Y  él  ledfyo:  Hijo,  tu  fé  te  ha  hecho 
sana ;  vé  en  paz,  y  queda  sana  de  tu  azote. 

95  t  Hablando  aun  él,  vinieron  de  cata 
del  príncipe  de  la  sinagoga,  diciendo :  Tu 
hija  es  muerta :  ¿  para  qué  fatigas  mas  al 
Maestro? 

80  Mas  Jesns  luego,  en  oyendo  esta  ra- 
zón que  se  decía,  dtyo  al  principe  de  la 
sinagoga :  No  temas :  cree  solamente. 

87  Y  no  permitió  que  alguno  viniese 
tras  él,  sino  Pedro,  y  Santiago,  y  Juan 
hermano  de  Santiago. 

88  Y  vino  á  casa  del  principe  de  la  sina- 
goga, y  vló  el  alboroto,  y  los  que  llora- 
ban y  gemian  mucho. 

89  Y  entrado,  les  dlco :  ¿  Por  qué  os  al- 
borotáis, y  lloráis :  La  joven  no  es  muer- 
ta, sino  que  duerme. 

40  Y  hadan  burla  de  él ;  mas  él,  echa- 
dos fuera  todos,  toma  al  podro  y  A  la 
madre  de  la  joven,  y  A  roe  que  estaban 
con  él,  y  entra  donde  estaba  la  joven 
echada. 

41  Y  tomando  la  mono  de  la  joven,  le 
dice:  Talitha  cumi;  que  quiere  decir: 
Joven,  á  tí  digo,  levántate. 

42  Y  luego  la  joven  se  levantó,  y  anda- 

41 


SAN  MARCOS. 


>*;  porque  era  de  doce  año* :  y  se  espan- 
taron de  garande  espanta 
43  Mas  él  les  encargo  estrechamente 
que  nadie  lo  supiese;  y  d$o  que  diesen 
de  comer  á  la  joven. 

CAPITULO  TL 

Cristo  en  m  tierra  no  petede  hacer  orondee  maroefitae 
poreamcrtehdidmddesmveeimoe.  i.  Envíalos  dis- 
cipmlosd  predicar,  i.  El  insensato Juicio  de  Merodee 
acerca  de  Critto,  y  la  muerte  del  Bautista.  4.  Harta 
d  la  mubitmd  en  el  desierto.  B.  Viene  d  loe  diselpidoe 
andando  tobre  ¡a  mar.   totkma  muckoe  en/mrmem, 

Y  SALIÓ  deiUK,yvinoá  su  tierra;  y 
le  siguieron  sos  discípulos, 

2  Y  llegado  el  sábado,  comentó  á  ense- 
ñar en  la  sinagoga;  y  muchos  oyéndote 
estaban  atónitos,  diciendo :  ¿  De  dónde 
tieneseste  estas  cosas?  ¿Y  qué  sabiduría 
es  esta  que  le  es  dada,  que  tales  maravi- 
llas son  hechas  por  sus  manos  ? 

8  ¿No  es  este  el  carpintero,  hUo  de 
María,  hermano  de  Santiago,  y  de  Josas, 
y  de  Judas,  y  de  Simón  ?  ¿  No  están  tam- 
bién aquí  con  nosotros  sus  hermanas  ? 
Y  se  escandalizaban  en  éL      ^ 

4  Mas  Jesús  les  decía :  No  fflry  profeta 
deshonrado  sino  en  sn  tierra,  y  entre  sus 
parientes,  y  en  su  casa. 

6  Y  no  pudo  allí  hacer  alguna  maravi- 
lla: solamente  que  sanó  unos  pocos  en- 
fermos, poniendo  sobre  ellos  lss  manos. 

6  Y  estaba  maravillado  de  la  increduli- 
dad de  ellos ;  y  rodeaba  las  aldeas  de  al 
derredor  ensenando. 

7  f  Y  llamó  á  los  doce,  y  comenzó  á 
enviarlos  de  dos  en  dos,  y  les  dio  potes- 
tad sobre  los  espíritus  inmundos ; 

8  Y  les  mandó*  que  no  llevasen  nada 
para  el  camino,  sino  solamente  un  bor- 
dón ;  ni  alforja,  ni  pan,  ni  dinero  en  la 
bolsa; 

9  Mas  que  calcasen  sandalias;  y  no 
vistiesen  dos  ropas. 

10  Y  les  deda :  En  cualquier  casa  que 
entrareis,  posad  allí  hasta  que  salgáis  de 
aquel  lugar. 

11  Y  todos  aquellos  que  no  os  recibie- 
ren, ni  os  oyeren,  saliendo  de  allí,  sacu- 
did el  polvo  que  está  debajo  de  vuestros 
pies  en  testimonio  contra  ellos.  De  eier- 
ta,os  digo,  que  mas  tolerable  será  d  con- 
tigo de  Sodoma,  ó  de  Gomorrhaen  el  dia 
del  juicio,  que  ¿1  de  aquella  ciudad. 

1^  Y  saliendo  predicaban,  que  se  arre- 
pintiesen los  hombres. 

13  Y  echaban  fuera  muchos  demonios, 
y  ungían  con  aceite  á  muchos  enfermos, 
y  sanaban. 

M  1  Y  oyó  el  rey  Herodes  ¡afama  de 
40 


Jmm,  porque  su  nombre  era  hecho  noto- 
rio, y  dijo:  Juan  el  Bautista  ha  resuci- 
tado de  los  muertos ;  y  por  tanto  virtu- 
des obran  en  éL 

10  Otros  decían:  Elias  es.  Y  otros  de- 
cían :  Profeta  es ;  ó  alguno  de  los  pro- 
fetas* 

16  Y  oyéndolo  Herodes,  djjo:  Este  es 
Juan  el  que  yo  degollé :  él  ha  resucitado 
de  los  muertos. 

17  Porque  el  mismo  Herodes  habla  en 
viado  y  prendido  á  Juan,  y  le  habla  apri- 
sionado en  la  cárcel  á  causa  de  Herodias, 
muger  de  Felipe  su  hermano;  porque 
la  habla  tomado  por  muger.  - 

18  Porque  Juan  decía  á  Herodes :  No 
te  es  licito  tener  la  muger  de  tu  hermano. 

19  -Por  tanto  Herodias  le  tenia  ojeriza, 
y  deseaba  matarle;  mas  no  podía ; 

20  Porque  Herodes  temía  á  Juan,  cono- 
ciéndole por  varón  Justo  y  santo ;  y  le 
tenia  respeto,  y  obedeciéndole  hacia  mu- 
chas cosas ;  y  le  ola  de  buena  gana. 

21  Y  viniendo  un  dia  oportuno,  en  que 
Herodes,  en  la  fiesta  de  su  nacimiento, 
hacia  cena  á  sus  principes  y  tribunos,  y 
á  los  principales  de  Galilea, 

22  Y  entrando  la  h^a  de  Herodias,  y 
danzando,  y  agradando  á  Herodes,  y  á 
los  que  estaban  con  él  á  la  mesa,  el  rey 
dtyo  ala  meza:  Pídeme  lo  que  quisieres, 
que  yo  te  lo  daré. 

28  Y  le  juró :  Todo  lo  que  me  pidieres 
te  daré  hasta  la  mitad  de  mi  reino. 

24  Y  saliendo  ella,  dijo  á  su  madre: 
¿Qué  pediré?  Y  cito  djjo:  La  cabezada 
Juan  el  Bautista, 

25  Entonces  éUa  entró  prestamente  al 
rey,  y  pidió,  diciendo :  Quiero  que  ahora 
luego  me  des  en  un  plato  la  cabeza  de 
Juan  el  Bautista. 

26  Y  el  rey  se  entristeció  mucho;  mm 
á  causa  del  juramento,  y  de  los  que  esta- 
ban con  él  á  la  mesa,  no  quiso  negarseA 

27  Y  luego  el  rey,  enviando  uno  de  la 
guardia,  mandó  que  fuese  tímida  su  ca- 
beza. El  cual  fué,  y  lé  degolló  en  la 
cárcel. 

28  Y  trajo  su  cabe»  en  un  plato,  y  h 
dio  á  la  moza,  y  la  moza  la  dio  á  sn  ma- 
dre. 

20  Y  oyéndolo  sus  discípulos,  vinieron, 
y  tomaron  su  cuerpo,  y  le  pusieron  en  un 
sepulcro. 

80  í  Y  los  apóstoles  se  juntaron  á  Je- 
sús, y  le  contaron  todo  lo  qoe  habita 
hecho,  y  lo  que  habian  ensenada 

61  Y*7k»<ujo:  Venid  vosotros  á  partí 


SAN  MARCOS. 


*  «a  logar  desierto,  y  reposad  «a  poco; 
porque  eran  muchos  loe  que  iban  y  ve- 
nían, que  ai  aun  tenían  lugar  de  comer. 

82  Y  te  fueron  eu  una  nave  á  un  lugar 
desierto  á  parte. 

33  T  loe  vieron  ir  mochos,  y  lo  cono- 
cieron; y  concurrieron  allá  muchos  á 
pié  do  las  ciudades,  y  vinieron  antes  qne 
ellos,  y  se  juntaron  á  éL 

84  Y  saliendo  Jesús  vio  vita  grande  mul- 
titud, y  tuvo  misericordia  de  ellos,  por- 
que eran  como  ovejas  sin  postor;  y  les 
comenzó  á  enseñar  muchas  cosas. 

35  Y  como  ya  fuá  el  día  muy  entrado, 
sus  discípulos  llegaron  á  él,  diciendo: 
£1  lugar  es  desierto,  y  el  día  es  ya  muy 
entrado, 

36  Envíalos  pora  que  vayan  á  los  corti- 
jos y  aldeas  de  al  derredor,  y  compren 
para  sí  pan,  porque  no  tienen  que  comer. 

87  Y  respondiendo  él,  les  dtfo :  Dadles 
de  comer  vosotros ;  y  le  dieron :  ¿  Qué? 
¿  iremos  á  comprar  pan  por  doscientos 
denarlos,  para  darles  de  comer  t 

38  Y  él  les  dice:  ¿Cuántos  panes  te- 
néis? Id,  y  véalo.  Y  sabiéndolo  ellos, 
dieron :  Cinco,  y  dos  peces. 

89  Y  les  mandó  que  hiciesen  recostar  á 
todos  por  ranchos  sobre  la  yerba  verde. 

40  Y  se  recostaron  por  partes,  por  ran- 
chos, de  ciento  en  ciento,  y  de  cincuenta 
en  cincuenta. 

41  Y  tomados  los  cinco  panes  y  los  dos 
peces,  mirando  al  ciclo,  bendUo,  y  rom- 
pió los  panes,  y  dio  á  sus  discípulos  para 
que  les  pusiesen  delante.  Y  los  dos  pe- 
ces repartió  entre  todos. 

43  Y  comieron  todos,  y  se  hartaron. 

43  Y  alearon  de  los  pedaaos  doce  espor- 
tones llenos,  y  de  los  peces. 

44  Y  eran  los  que  comieron  de  los  pa- 
nes cinco  mil  varones. 

43  U  Y  luego  dio  priesa  á  sus  discípu- 
los á  subir  en  la  nave,  y  ir  delante  do  él 
á  la  otra  parte  á  Betbsaida,  entre  tanto 
qne  él  despedía  la  multitud. 

46  Y  después  que  los  hubo  despedido, 
se  fué  al  monte  á  orar. 

47  Y  como  fué  la  tarde,  la  nave  estaba 
en  medio  de  la  mar,  y  él  solo  en  tierra. 

48  Y  los  vio  qne  se  trabajaban  navegan- 
do, porque  el  viento  les  era  contrario ;  y 
cerca  de  la  cuarta  vela  de  la  noche  vino 
á  ellos  andando  sobre  la  mar,  y  quería 
pasarlos. 

49  Y  viéndole  ellos,  qne  andaba  sobre 
la  mar,  pensaren  que  era  fantasma,  y 
dieron  voces; 

gpan.  54 


50  Porque  todos  Je  vetan,  y  se  turba- 
ron. Mas  luego  habló  con  ellos,  y  les 
dtfo:  Aseguraos,  yo  soy:  no  tengáis 
miedo. 

51  Y  subió  á  ellos  en  la  nave,  y  el  viento 
reposó,  y  eüo$  en  gran  manera  estaban 
fuera  de  si,  y  se  maravillaban ; 

53  Porque  aun  no  entendían  el  milagro 
de  los  panes ;  porque  sus  consone*  esta- 
ban endurecidos. 

58  U  Y  cuando  fueron  á  la  otra  parte, 
vinieron  á  tierra  de  Qenneaaret,  y  toma- 
ron puerta 

54  Y  saliendo  ellos  de  la  nave,  luego  le 
conocieron. 

55  Y  corriendo  por  toda  la  tierra  de  al 
derredor,  comenzaron  á  traer  de  todas 
partes  enfermos  en  lechos,  eomo  oyeron 
que  estaba  allí. 

56  Y  donde  quiera  que*  entraba,  en  al- 
deas, ó  ciudades,  ó  heredades,  ponían 
en  las  calles  los  que  estaban  enfermos,  y 
le  rogaban  que  tocasen  siquiera  el  borde 
de  su  vestido,  y  todos  los  que  le  tocaban 
quedaron  sanos. 

CAPITULO  VIL 

Del-vator  de  toe  humana»  tradicionet  en  ratón  del 
divino  culto,  mayormente  cuando  mm  contra  el  mi»- 
damiento  dé  Dio»,  &  La  comida  no  eonlambtm  al 
hombre,  mino  el  pecado  cuya  fuente  e$  el  coraton  car- 
nal S,  La /ü  de  la  Cañonea,  cuna  h(fa  endemonia- 
da tana  et  Señor,  i.  Berna  é  un  endemoniado  tordo 
y  mudo* 

Y  SE  juntaron  á  él  los  Fariseos,  y  al- 
gunos de  los  escribas  que  habían 
venido  de  Jerusalem. 

2  Los  cuales  viendo  á  algunos  de  sus 
discípulos  comer  pan  con  manos  comu- 
nes, es  á  saber,  por  lavar,  los  condenaban. 

8  Porque  los  Fariseos,  y  todos  los  Ju- 
díos, teniendo  la  tradición  de  loe  anda- 
nos,  si  muchas  veces  no  se  lavan  las 
manos,  no  comen ; 

4  Y  volviendo  do  la  plaza,  si  no  se  lava- 
ren, no  comen;  y  otras  muchos  cosas 
hay  que  han  recibido  para  guardar,  como 
el  lavar  do  las  copas,  y  do  los  jarros,  y  de 
los  vasos  de  metal,  y  de  los  lechos. 

5  Y  lo  preguntaron  los  Fariseos  y  los 
escribas :  ¿  Por  qué  tus  discípulos  no  an- 
dan conforme  á  la  tradición  de  los  ancia- 
nos, mas  comen  pan  con  las  manos  por 
lavar? 

6  Y  respondiendo  él,  les  dtyo :  Hipócri- 
tas, bien  profetizó  de  vosotros  Isaías, 
como  está  escrito :  Esto  pueblo  con  los 
labios  me  honra,  mas  su  corazón  lejos 
está  de  mi. 

7  Mas  en  vsno  mOionran,  ensenando 


SAN  MAROOS. 


como  doctrinas,  mandamiento*  de  hom- 
bres. 

8  Porque  dejando  el  mandamiento  de 
Dios,  tenéis  la  tradición  de  los  hombres : 
como  el  lavar  de  los  jarros,  y  de  las  co- 
pas; y  hacéis  muchas  otras  cosas  seme- 
jantes á  estas. 

9  Les  decía  también:  Bien  invalidáis 
el  mandamiento  de  Dios  para  guardar 
vuestra  tradición. 

10  Porque  Moyses  dflo :  Honra  á  tu  pa- 
dre y  á  tu  madre ;  y :  El  que  maldijere  al 
padre  ó  á  la  madre  muera  de  muerte. 

11  Y  vosotros  decis :  81  el  hombre  di- 
jere á  su  padre  ó  á  su  madre :  £1  corban 
(que  quiere  decir,  don  mió)  á  tí  aprove- 
chará ;  quedará  libre. 

12  Y  no  le  dejáis  mas  hacer  nada  por  su 
padre,  ó  por  su  madre ; 

18  Invalidando  la  palabra  de  Dios  con 
vuestra  tradición  que  disteis ;  y  muchas 
cosas  hacéis  semejantes  á  estas. 

14  %  Y  ñamando  á  toda  la  multitud, 
les  djjo :  Oídme  todos,  y  entended. 

15  Nada  hay  fuera  del  hombre  que  en- 
trando en  él,  le  pueda  contaminar;  mas 
lo  que  sale  do  él,  aquello  es  lo  que  con- 
tamina al  hombre. 

16  SI  alguno  tiene  oídos  para  oir,  oiga. 

17  Y  entrándose,  dejada  la  multitud,  en 
casa,  le  preguntaron  sus  discípulos  de  la 
parábola. 

18  Y  les  dice :  ¿  Asi  también  vosotuos 
sois  sin  entendimiento ?  ¿No  entendéis 
que  todo  lo  de  fuera  que  entra  en  el 
hombre,  no  le  puede  contaminar  ? 

19  Porque  no  entra  en  su  corazón,  6tno 
en  el  vientre ;  y  sale  á  la  secreta,  pur- 
gando todas  las  viandas. 

20  Y  decía:  Lo  que  del  hombre  sale, 
aquello  contamina  al  hombre. 

21  Porque  de  dentro,  del  corazón  de 
los  hombres,  salen  los  malos  pensamien- 
tos, los  adulterios,  las  fornicaciones,  los 
homicidios, 

22  Los  hurtos,  las  avaricias,  las  malda- 
des, el  engaño,  la  lujuria,  el  ojo  maligno, 
la  blasfemia,  la  soberbia,  la  insensatez. 

28  Todas  estas  maldades  de  dentro  sa- 
len, y  contaminan  al  hombre. 

24  T  Y  levantándose  de  allí,  se  fué  á 
los  términos  de  Tyro  y  de  Bidón,  y  en- 
trando en  casa  quiso  que  nadie  lo  su- 
piese ;  mas  no  pudo  esconderse. 

25  Porque  una  mnger,  coya  hija  tenia 
'  un  espíritu  inmundo,  luego  que  oyó  de 

él  vino,  y  se  echó  á  sus  pies. 

26  Y  la  mnger  era  Griega,  Byrophenisa 

44 


de  nación,  y  le  rogaba  que  echase  fuer» 
de  su  hija  al  demonto. 

27  Mas  Jesús  le  dijo :  Deja  primero-har- 
terse  los  híjoe ;  porque  no  es  bien  tomar 
el  pan  de  los  hijos,  y  echarfo  á  los  perros. 

28  Y  respondió  ella,  y  le  dtfo :  81,  Sefior, 
pero  los  perros  debajo  de  la  mesa'  comen 
de  las  migajas  de  los  htyos. 

20  Entonces  le  dice :  Por  esta  palabra, 
vé :  el  demonio  ha  salido  de  tu  hija. 

80  Y  como  fué  á  su  casa,  halló  que  el 
demonio  habia  salido,  y  á  la  hija  echada 
sobre  la  cama. 

81  í  Y  volviendo  á  salir  de  los  térmi- 
nos de  Tyro  y  de  Bidón,  vino  á  la  mar  do 
Galilea  por  en  medio  de  los  términos  de 
Decapolis. 

82  Y  lo  traen  un  sordoy  tartamudo,  y 
le  ruegan  que  le  ponga  la  mano  encima. 

88  Y  tomándole  de  la  multitud  á  parte, 
metió  sus  dedos  en  las  orejas  de  él,  y 
escupiendo  tocó  su  lengua. 

84  Y  mirando  al  cielo  gimió,  y  dijo: 
Ephphatha;  es  decir:  Sé  abierto. 

85  Y  luego  fueron  abiertos  sus  oídos; 
y  fué  desatada  la  ligadura  do  su  lengua, 
y  hablaba  bien. 

86  Y" les  mandó  que  no  lo  dijesen  á  na- 
die ;  mas  cuanto  mas  les  mandaba,  lanto 
mas  y  mas  lo  divulgaban ; 

87  Y  en  grande  manera  se  espantaban, 
diciendo :  Bien  lo  ha  hecho  todo :  hace 
á  los  sordos  oír,  y  &  los  mudos  hablar. 

capitulo  vni. 

Sarta  otra  res  d  la  multitud  en  el  desierto  con  pocos 
pane*,  tfc.  2-  í>emdndanle  tos  Fariseo*  señal,  ttc. 
8.  Avisa  d  sus  discipmlo*  que  se  ojuardm  de  la  doc- 
trina farisaica  g  de  la  de  Herodet  porqué  ambas, 
aunque  por  direrms  caminos, pretendían  la  abolición 
de  Cristo.  4.  Sana  d  un  ciego.  5.  Examinada  la 
fé  que  sus  discípulo*  tenían  de  $%  lee  recela  su  muer- 
te g  resurrección,  y  la  necesidad  de  ello,  g  exhorta  d 
m  imitación  d  loe  que  le  quisieren  seguir,  tfé. 

EN  aquellos  días,  como  hubo  una  muy 
grande  multitud  de  gmte,  y  no  te- 
nían que  comer,  Jesús  llamó  á  sus  discí- 
pulos, y  les  dijo : 

2  Tengo  misericordia  de  la  multitud, 
porque  ya  liace  tres  días  que  están  con- 
migo ;  y  no  tienen  que  comer. 

8  Y  si  los  envió  en  ayunas  á  sus  casas, 
desmayarán  en  el  camino ;  porque  algu- 
nos de  ellos  han  venido  de  lejos. 

4  Y  sus  discípulos  le  respondieron: 
¿  De  dónde  podrá  alguien  hartar  á  estos 
de  pan  aquí  en  el  desierto? 

5  Y  les  preguntó :  ¿  Cuántos  panes  te- 
néis?   Y  ellos  dijeron :  Siete. 

6  Entonces  mandó  á  la  multitud  que  se 
recostasen  sobre  la  tierra;  y  tomando 


SAN  MARCOS. 


loé  siete  panes,  habiendo  dado  gracias, 
¿os  rompió,  y  dio  á  sos  discípulos  para 
que  los  pusiesen  delante ;  y  fas  pusieron 
delante  a  la  multitud. 

7  Tenían  también  unos  pocos  pececi- 
llos,  y  habiendo  bendecido,  djjo  que  tam- 
bién *  los  pusiesen  delante. 

8  Y*  comieron,  y  se  hartaron,  y  levan- 
taron de  los  pedazos  que  hablan  sobrado, 
siete  espuertas. 

9  T  eran  los  que  comieron,  como  cua- 
tro mil;  y  los  despidió. 

10  I  Y  luego  entrando  en  la  nave  con 
sus  discípulos,  vluo  á  las  partes  de  Dal- 
manutna. 

11  Y  vinieron  los  Fariseos,  y  comenza- 
ron á  altercar  con  él,  demandándole  señal 
del  cielo,  tentándole. 

12  T  gimiendo  profundamente  en  sn 
espíritu,  dice :  ¿  Por  qué  pide  señal  esta 
generación  ?  De  cierto  os  digo,  que  no 
se  dará  señal  á  esta  generación. 

1S  T  dejándoles,  volvió  á  entrar  en  la 
nave,  y  se  fué  á  la  otra  parte. 

14  5  Y  ío*  discipulos  se  hablan  olvidado 
de  tomar  pan,  y  no  tenían  sino  un  pan 
consigo  en  la  nave. 

15  Y  les  mandó,  diciendo:  Mirad, guar- 
daos de  la  levadura  de  los  Fariseos,  y  de 
la  levadura  de  Heredes. 

18  Y  discurrían  entre  si,  diciendo :  Et 
porque  no  tenemos  pan. 

17  Y  como  Jesús  lo  entendió,  les  dice : 
¿Qué  discurrís,  porque  no  tenéis  pan? 
¿No  consideráis,  ni  entendéis?  ¿Aun 
tenéis  endurecido  vuestro  corazón  ? 

18  ¿Teniendo  ojos  no  veis,  y  teniendo 
oídos  no  oís  ?    ¿  Y  no  os  acordáis  ? 

19  Cuando  rompí  los  cinco  panes  en- 
tre cinco  mil,  ¿  cuántas  espuertas  llenas 
de  los  pedazos  alzasteis  ?  Y  ellos  die- 
ron: Doce. 

20  Y  cuando  los  siete  pane*  entre  cua- 
tro mil,  ¿  cuántas  espuertas  llenas  de  los 
pedazos  alzasteis  ?  Y  ellos  dijeron :  Siete. 

21  Y  les  dijo :  ¿Cómo  aun  no  entendéis  ? 

22  t  Y  vino  á  Bethsaida,  y  le  traen  nn 
ciego,  y  le  ruegan  que  le  tocase. 

23  Entonces  tomando  al  ciego  de  la 
mano,  le  sacó  fuera  de  la  aldea,  y  escu- 
piendo en  sus  ojos,  y  poniéndole  las  ma- 
nos encima,  le  preguntó,  si  vela  algo. 

24  Y  él  mirando,  dtfo :  Veo  los  hombres 
como  árboles  que  andan. 

25  Luego  le  puso  otra  Tez  las  manos 
sobre  sus  ojos,  y  le  hizo  que  mirase;  y 
quedó  restituido,  y  rió  de  lejos  y  clara- 
mente á  todos. 


26  Y  le  envió  á  su  casa,  diciendo:  No 
entres  en  la  aldea,  ni  lo  digas  á  nadie  en 
la  aldea. 

27  T  Y  salló  Jesús  y  sus  discípulos  por 
las  aldeas  de  Cesárea  de  Filipo.  Y  en  el 
camino  preguntó  á  sus  discípulos,  di- 
ciéndoles:  ¿Quién  dicen  los  hombres 
que  soy  yo? 

28  Y  ellos  respondieron :  Juan  el  Bau- 
tista; y  otros*:  Elias;  y  otros:  Alguno 
de  los  profetas. 

29  Entonces  él  les  dice:  ¿Y  vosotros, 
quién  decís  que  soy  yo  ?  Y  respondien- 
do Pedro  le  dice :  Tú  eres  el  Cristo. 

90  Y  mandóles  con  rigor  que  á  ningu- 
na dijesen  esto  de  él. 

81  Y  edmenzó  á  ensenarles,  que  era 
menester  qne  el  Hijo  del  hombre  pade- 
ciese mucho,  y  ser  reprobado  de  los  an- 
cianos, y  de  los  principes  de  los  sacer- 
dotes, y  de  los  escribas,  y  ser  muerto,  y 
resucitar  después  de  tres  días. 

82  Y  claramente  decia  esta  palabra.  En- 
toncesPedro  le  tomó,y  le  comenzó  á  reñir. 

33  Y  él,  volviéndose,  y  mirando  á  sus 
discípulos,  riflló  á Pedro, diciendo:  Apár- 
tate de  mi,  Satanás ;  porque  no  sabes  las 
cosas  que  son  de  Dios,  sino  las  que  son 
de  los  hombres. 

84  Y  llamando  á  la  multitud  con  sus 
discípulos,  les  dijo :  Cualquiera  que  qui- 
siere venir  en  pos  de  mí,  niegúese  á  si 
mismo,  y  tome  su  cruz,  y  sígame. 

35  Porque  el  que  quisiere  salvar  su  vi- 
da, la  perderá;  y  el  que  perdiere  su  vida 
por  causa  de  mi  y  del  Evangelio,  este  la 
salvará. 

36  Porque  ¿  qué  aprovechará  al  hombro 
si  grangeare  todo  el  mundo,  y  pierde  su 
alma? 

87  i  O  qué  recompensa  dará  el  hombre 
por  su  alma? 

38  Porque  el  que  se  avergonzare  de  mi 
y  de  mis  palabras  en  esta  generación 
adulterina  y  pecadora,  el  Hijo  del  hom- 
bre se  avergonzará  de  él,  cuando  vendrá 
en  la  gloria  de  su  Padre  con  los  santos 
ángeles. 

CAPITULO  DL 
íym&oÉrtmdSttormmglorlmdéUmtoééétomo» 

de  tu»  diteipmhe.   Z,  Sana  d  «m  endemoniado  unido. 

S.  Determina  cuate*  hayan  de  ferio»  mayores,  tf  pri- 

mero»  en  *u  iglesia,  y  exhorta  d  la  concordia,  |rc 

DtJOLES  también :  De  cierto  os  digo, 
que  hay  algunos  de  los  que  están 
aquí  qne  no  gustarán  la  muerte,  hasta 
que  hayan  visto  el  reino  de  Dios  que 
viene  con  poder. 

2  Y  seis  días  después  tomó  Jesús  á  Pe» 
45 


SAN  MARCOS. 


dro,  y  i  8eutiago,  y  á  Juan,  y  los  sacó  á 
parte  solos  á  un  monte  alto,  y  fué  trans- 
figurado delante  de  ellos. 
8  T  ras  vestidos  fueron  vueltos  resplan- 
decientes, muy  blancos  como  la  nieve, 
cuales  lavador  no  los  puede  blanquear 
en  la  tierra, 

4  T  les  apareció  Elias  con  Moyses,  que 
hablaban  con  Jesua. 

5  Entonces  respondiendo  Pedro,  dice  á 
Jesús :  Maestro,  bien  será  que  nos  que- 
demos aquí,  y  bagamos  tres  cabanas: 
para  ti  una,  y  para  Moyses  otra,  y  para 
Elias  otra; 

6  Porque  no  sabia  lo  que  hablaba,  qué 
estaba  fuera  de  si. 

7  T  vino  una  nube  que  los  asombró, 
y  una  vos  de  la  nube  que  decía:  Este  ea 
mi  mjo  amado,  4  él  oíd. 

8  T  luego,  como  miraron,  no  vieron 
mas  á  nadie  consigo,  sino  á  solo  Jesús. 

9  T  descendiendo  ellos  del  monte,  les 
mondó  que  á  nadie  dijesen  lo  que  hablan 
visto,  sino  cuando  el  Hijo  4^1  hombre 
hubiese  resucitado  de  los  muertos. 

10  Y  ello*  retuvieron  el  caso  en  si  alter- 
cando que  seria  aquello:  Resucitar  de 
los  muertos. 

11  Y  le  preguntaron,  diciendo:  ¿Qué 
es  lo  que  los  escribas  dicen,  que  es  me- 
nester que  Elias  venga  antes  ? 

12  T  respondiendo  él,  les  dijo :  Elias  á 
la  verdad,  cuando  viniere  antes,  restitui- 
rá todos  los  cosas;  y  como  está  escrito  del 
H1Jo  del  hombre;  qué  padezca  mucho,  y 
sea  tenido  en  nada. 

13  Empero  os  digo  que  Ellas  ya  vino,  y 
le  hicieron  todo  lo  que  quisieron,  como 
está  escrito  de  éL 

14  í  Y  como  vino  á  loe  discípulos,  vio 
uno  grande  multitud  al  derredor  de  ellos, 
y  los  escribas  que  disputaban  con  ellos. 

15  Y  luego  todo  la  multitud,  viéndole, 
se  espantó, y  corriendo dél,\e  saludaron. 

16  Y  preguntó  á  los  escribas:  ¿Qaé 
disputáis  con  ellos  ? 

17  Y  respondiendo  uno  de  la  multitud, 
dl)o:  Maestro,  traje  mi  hijo  á  ti,  que 
tiene  un  espíritu  mudo, 

18  El  cual  donde  quiera  que  le  toma,  le 
despedaza,  y  echa  espumarajos,  y  cruje 
los  dientes,  y  se  va  secando;  y  dije  á 
tus  discípulos  aue  le  echasen  fuera,  y  no 
pudieron. 

19  Y  respondiendo  él,  le  dtfo:  ¡Oh  ge- 
neración infle) !  ¿hasta  cuándo  estaré 
con  vosotros?  ¿hasta  cuándo  os  tengo 
desuffir?    traédmele. 


20  Y  se  le  trajeron;  y  como  él  le  vio, 
luego  el  espíritu  le  comenzó  á  despeda- 
zar; y  cayendo  en  tierra  se  revolcaba, 
echando  espumarajos. 

21  Y  preguntó  á  su  podre:  ¿Cuánto 
tiempo  ha  que  le  aconteció  esto  ? '  Y  él 
dijo :  Desde  nifto : 

¿3  Y  muchos  veces  le  echo  en  el  fuego, 
y  en  aguas,  para  motarle ;  mas,  si  puedes 
algo,  ayúdanos,  teniendo  misericordia  de 
nosotros. 

28  Y  Jesús  le  dijo :  81  puedes  creer  esto, 
al  que  cree  todo  ce  posible. 

24  Y  luego  el  padre  del  muchacho  dijo, 
clamando  con  lágrimas :  Creo,  Señor : 
ayudo  mi  incredulidad. 

25  Y  como  Je*us  vio  que  la  multitud 
concurría,  rifiió  al  espíritu  inmundo,  di- 
cléndole:  Espíritu  mudo  y  sordo,  yo  te 
mando,  sol  de  él,  y  no  entres  mas  en  éL 

26  Entonces  d  espíritu  clamando,  y  des- 
pedazándole mucho,  solió;  y  él  quedó 
como  muerto,  de  manera  que  muchos  de- 
cían, que  era  muerto. 

27  Mas  Jesús  tomándole  de  la  mano,  le 
enhestó,  y  se  levantó. 

28  Y  como  él  se  entró  en  casa,  sus  dis- 
cípulos le  preguntaron  aparte :  ¿  Por  qué 
nosotros  no  pudimos  echarle  fuera? 

29  Y  les  dijo :  Este  género  de  demonio* 
con  nodo  puede  salir,  sino  con  oración  y 
ayuno. 

80  %  Y  salidos  de  allí,  caminaron  Juntos 
por  Galilea;  y  no  quería  que  nadie  ¡o 
supiese 

81  Porque  ensenaba  á  sus  discípulos,  y 
les  decía:  El  Hijo  del  hombre  será  en- 
tregado en  manos  de  hombres,  y  le  ma- 
tarán ;  mas  muerto  él,  resucitará  al  ter- 
cero dio. 

32  Moa  ellos  no  entendían  esta  palabra, 
y  tenían  miedo  de  preguntarle. 

83  t  Y  vino  á  Capernanm ;  y  como  vi- 
no á  coso,  les  preguntó:  ¿Qué  disputa- 
bais entre  vosotros  en  el  camino  ? 

84  Mas  ellos  callaron ;  porque  los  unos 
con  los  otros  hablan  disputado  en  el 
camino,  quién  de  ello*  habla  de  ser  el 
mayor. 

85  Entonces  sentándose,  llamó  á  los 
doce,  y  les  dice :  El  que  quisiere  ser  el 
primero,  será  el  postrero  de  todos,  y  el 
servidor  de  todos. 

86  Y  tomando  á  un  niño,  le  puso  en 
medio  de  ellos ;  y  tomándole  en  sus  bra- 
zos, les  dice : 

87  El  que  recibiere  en  mi  nombre  auno 
de  los  tales  niños,  á  mi  recibe;  y  el  que 


¿4N  *f¿nea& 


á  mi  recibe,  no  me  recibe  á  tai,  sino  al 
que  me  envió. 

83  Y  le  respondió  Juan,  diciendo:  Maes- 
tro, hemos  visto  á  tino,  que  en  tu  nom- 
bre echaba  íbera  los  demonios,  el  cnal 
no  nos  sigue ;  y  se  lo  redamos,  porque 
no  nos  Blgue. 

39  T  Jesús  le  dijo :  Na  se  le  redéis ; 
porane  ninguno  hay  que  haga  milagro 
eh  tal  nombre  que  luego  pueda  decir 
nuil  de  raí. 

4t  Porque  ef  que  no  es  contra  nosotros, 
por  nosotros  es. 

41  Porque  cualquiera  qtte  os  diere  un 
Jarro  de  agua  en  mi  nombre,  porque  sois 
de  Cristo,  de  cierto  os  digo,  que  no  per- 
derá su  recompensa. 

43  Y  cualquiera  que  ofendiere  á  uno  de 
estos  pequenitos  que  creen  en  mi,  mejor 
le  seria  que  le  íbera  puesta  al  cnclio'una 
piedra  de  molino,  y  que  fttese  echado  en 
ía  mar. 

43  Mas  si  tu  mano  te  fuere  ocasión  de 
"caer,  córtala:  mejor  te  es  entrar  en  la 
rida  manco,  que  teniendo  dos  manos  ir 
al  milenio,  al  fuego  que  no  puede  ser 
apagado : - 

44  Donde  su  gusano  no  muere,  y  su 
fuego  nunca  se  apaga. 

45  Y  st  tu  pfé  te  fuere  ocasión  de  caer, 
córtale:  mejor  te  es  entrar  en  la  rida 
cojo,  que  teniendo  dos  pies  ser  echado 
en  el  infierno,  al  luego  que  no  puede  ser 
apagado. 

46  Donde  su  gusano  no  muere,  y  su 
íbego  nunca  se  apaga. 

47  Y  si  tu  ojo  te  fbere  ocasión  de  caer, 
sácate:  mejor  te  es  entrar  en  el  reino  de 
Dios  con  un  ojo,  que  teniendo  dos  ojos 
ser  echado  al  fuego  del  infierno : 

48  Donde  su  gusano  no  muere,  y  el 
fuego  nunca  se  apaga. 

49  Porque  todo  hombre  será  salado  con 
fuego,  y  todo  sacrificio  será  salado  con  sal. 

50  Buena  eé  la  sai ;  mas  si  la  sal  per- 
diere su  sabor,  j  con  qué  la  sazonaréis  ? 
Tened  en  vosotros  mismos  sal ;  y  tened 
pus  los  unos'  con  los  otros. 

CAPÍTULO  X. 

D'ttrmUa  *m  caetton  del  abordo  Uaal.  2.  Recibe 
lo*  ttilo»  coa  »imgnlar  caridad.  $.  D\ftouUa$a  e*  la 
ttttra  la  en  la  verda<Ura  iyUtia  al  rico,  vea*  d  Dio* 
tolo  t*  pod'ile.  4.  Lo  que  ganan  loa  que  dejan  algo 
por  Ci-Uto.  &  JÍWefa  otra  tes  mas  en  particular  tu 
tañerte  y  resurrección  d  mee  discípulos,  A.  Dtl  Pri- 
mado en  «n  igtalía  contrario  d  toe  principado*  del 
toando.  7.  Sana  d  Bartimeo  ti  ciego*  «I  emal  tamo 
mea  en  no*  de+Utfo, 

YLR YANTÁNDOSE  4e  *1M,  ría*  á 
loa  término»  de  Jadea  por  k  otra 


parte  del  Jordán;  y  volrió  la  multitud 
á  juntarse  á  él ;  y  rdriólos  á  enseñar, 
como  acostumbraba. 
3  Y  llegándose  los  Fariseos,  le  pregun- 
taron :  ¿  Es  licito  al  marido  despedir  á  su 
muger  ?  tentándole. 

3  Mas  él  respondiendo,  les  dijo :  ¿  Qué 
os  mandó  Moyses  ? 

4  Y  ellos  dijeron :  Moyses  permitió  es- 
cribir carta  de  divorcio,  y  despediría. 

5  Y  respondiendo  Jesús,  les  dijo :  Per 
la  dureza  de  mestro  corazón  os  escribió 
este  mandamiento. 

6  Que  al  principio  de  la  creación,  macho 
y  hembra  los  hizo  Dice. 

7  Por  esto  dejará  el  hombre  á  su  padre 
y  á  la  madre,  y  se  juntará  á  so  muger. 

8  Y  los  que  eran  dos,  serán  hechos  una 
carne :  así  que  no  son  mas  dos,  sino  una 
carne. 

9  Pues  \o  que  Dios  juntó,  no  2o  aparte 
el  hombre. 

10  Y  tn  casa  refrieron  los  discípulos  á 
preguntarte  de  lo  mismo. 

11  Y  les  dice:  Cualquiera  que. despi- 
diere á  su  muger,  y  so  casare  con  otra, 
comete  adulterio  contra  ella. 

12  Y  si  la  muger  despidiere  á  su  mari- 
do, y  se  casare  con  otro,  adultera. 

13  1T  Y  le  presentaban  niños  para  que 
les  tocase ;  y  los  discípulos  reñían  á  los 
que  to*  presentaban. 

14  Y  riéndolo  Jesús,  se  enojó,  y  les 
dijo :  Dejad  los  nlfios  reñir,  y  no  Be  lo 
redéis ;  porque  de  los  tales  es  el  reino 
de  Dios. 

15  De  cierto-  os  digo,  que  el  que  no  reci- 
biere el  reino  de  Dios  como  un  niño,  no 
entrará  en  él. 

16  Y  tomándolos  en  los  brazos,  ponien- 
do las  manos  sobre  ellos,  los  bendecía. 

17  H"  Y  saliendo  él  para  ir  bu  camino, 
llegóse  uno  corriendo,  y  hincando  la  ro- 
dilla delante  de  él,  le  preguntó :  Maestro 
bueno,  ¿qué  haré  para  poseer  la  rida 
eterna  ? 

18  Y  Jesús  le  éijo :  ¿Por  qué  me  dices 
bueno  ?  Ninguno  hay  bueno,  sino  uno, 
Dios. 

19  Sabes  los  mandamientos :  No  adul- 
teres :  No  mates :  No  hurtes :  No  digas 
falso  testimonio :  No  defraudes :  Honra 
á  tu  padre,  y  á  tu  madre.      * 

20  £1  entonces  respondiendo,  le  dijo: 
Maestro,  todo  esto  he  guardado  desdo 
mi  mocedad.- 

31  Bufonees  Jesús  mirándole,  le  amó, 

y  le  dijo;  Una  cosa  te  frita:  Vé,  todo  lo 

47 


SA.N  MARCOS. 


que  tteaet  Tanda,  y  d*  á  loa  pobres,  y 
tendrá*  tesoro  en  el  cielo ;  y  ven,  tome 
tu  cruz,  y  sigúeme. 

22  Mas  él,  entristecido  por  esta  pala- 
bra, se  fué  triste,  porque  tenia  muchas 
posesiones. 

'¿3  Entonces  Jesús  mirando  al  derredor, 
dice  á  sus  discípulos ;  ¡  Cuan  difícilmen- 
te entrarán  en  el  «ciño  de  Dios  los  que 
tienen  riqucias! 

24  T  los  discípulos  se  espantaron  de 
sus  palabras:  mas  Jesús  respondiendo, 
les  volvió  á  decir :  ¡  Hijoa,  cuan  difícil  es 
entrar  en  el  reino  de  Dios,  los  que  con- 
fian en  las  riquezas! 

35  Mas  focü  es  pasar  un  camello  por  el 
ojo  de  nna  aguja,  que  el  rico  entrar  en 
el  reino  de  Pies. 

26  Y  ellos  se  ©apantanan  mas  y  mas, 
diciendo  dentro  de  sí:  ¿Y  quién  podra 
salvarse? 

27  Entonces  Jesús  mirándolos,  dice: 
Acerca  de  los  nombres,  et  imposible; 
mas  acerca  de  Dios,  no;  porque  todas 
cosas  son  posibles  acerca  de  Dios. 

28  *¡  Entonces  Pedro  comenzó  á  de- 
cirle: He  aqui,  nosotros  liemos  dejado 
todas  las  cosas,  y  te  hemos  seguida 

29  Y  respondiendo  Jesús,  djjo ;  De  cier- 
to os  digo,  que  ninguno  hay  que  naya 
dejado  casa,  ó  bermanos,  ó  hermanas,  ó 
padre,  ó  madre,  ó  muger,  ó  lujos,  ó  here- 
dades por  causa  de  mi  y  del  Evangelio, 

SO  Que  no  reciba  cien  tantos,  ahora  en 
este  tiempo,  casa,  y  hermanos,  y  herma- 
nas, y  madres,  y  hijos,  y  heredades,  con 
persecuciones;  y  en  el  siglo  venidero, 
vida  eterna. 

31  Empero  muchos  primeros  aeran  pos- 
treros, y  postreros  primeros. 

32  ^  Y  estaban  en  el  camino  subiendo  a 
Jerusalem ;  y  Jesús  iba  delante  de  ellos, 
y  se  espantaban,  y  le  seguían  con  miedo : 
entonces  volviendo  á  tomar  á  los  doce 
áparU  les  comenzó  á  decir  las  cosas  que 
le  hablan  de  acontecer: 

83  He  aquí,  subimos  á  Jerusalem,  y  el 
Hijo. del  hombre  será  entregado  á  los 
principes  de  los  sacerdotes,  y  á  los  escri- 
bas, y  le  condenarán  á  muerte,  y  le  en- 
tregarán á  los  Gentiles; 

34  Lo*  cuale*  le  escarnecerán,  y  le  azota- 
rán, y  escupirán  en  él,  y  le  matarán; 
mas  al  tercero  día  resucitará 

35  T  Entonces  Santiago  y  Juan,  hijos 
de  Zebedeo,  6e  llegaron  á  él,  diciendo : 
Maestro,  qnerriamoa  que  nos  hagas  lo 
que  pidiéremos. 

48 


3o  Y  él  les  djjo:  ¿Que*  queréis  que  oe 
haga? 

37  .Y  ellos  le  dijeron :  Daños  que  en,tu 
gloria  nos  sentemos  ei  uno  á  tu  diestra, 
y  el  otro  á  tu  siniestra. 

38  Entonces  Jesús  les  dijo :  No  sábela 
lo  que  pedís :  ¿Podéis  beber  la  copa  que 
yo  bebo,  y  ser  bautizados  del  bautismo 
«le  que  yo  soy  bautizado  ? 

38  Y  ellos  le  dieron:  Podemos.  Y  Je- 
sús les  dijo :  A  la  verdad  la  copa  que  yo 
bebo,  beberéis ;  y  del  bautismo  da  que 
yo  soy  bautizado,  seréis  bautizados;  . 

40  Mas  que  os  sentéis  á  mi  dicsUo,  j;  á 
mi  siniestra,  no  es  mió  darlo,  sino  á  loa 
que  está  aparejado  por  mi  Iháre, 

41  Y  como  lo  oyeron  los  diez,  comen- 
zaron á  enojarse  4o  Santiago  y  de  Juan. 

42  Mas  Jesús  llamándolos,  les  dice: 
Sabéis  que  los  que  se  von  ser  principes 
en  las  naciones,  se  enseñorean  de  ellas; 
y  los  que  entre  ellas  son  grandes,  tienen 
sobre  ellas  potestad. 

43  Mas  no  será  así  entro  vosotros,  antes 
cualquiera  que  quisiere  nacerse  grande 
entre  vosotros,  será  vuestro  servidor. 

44  Y  cualquiera  de  vosotros  que  qui- 
siere hacerse  el  primero,  será  siervo  de 
todos. 

45  Porque  el  HJJo  del  hombre  tampoco 
vino  para  ser  servido,  sino  para  servir,  y 
dar  su  vida  en  rescate  por  muchos. 

46  í  Entonces  vienen  á  Jcrico;  y  sa- 
liendo él  de  Je  rico  con  sus  discípulos 
y  una  gran  multitud,  Bartbneo  el  ciego, 
btyo  de  Timeo,  estaba  sentado  junto  ai 
camino  mendigando. 

47  Y  oyendo  que  era  Jesús  el  Nazareno, 
comenzó  á  dar  voces,  y  decir :  Jesús,  hyo 
•de  David,  ten  misericordia  de  uií, 

48  Y  muchos  le  reñían,  para  que  callase; 
.  mas  él  daba  mayores  voces :  Hijo  de  Da- 
vid, ten  misericordia  de  mi 

49  Entonces  Jesús  parándose,  mandó 
llamarle;  y  llaman  al  ciego,  dieiéadole : 
Ten  confianza:  levántate,  que  te  llama» 

50  El  entouecs  echando  á  un  lado  sil 
capa,  so  levantó,  y  vino  á  Jesús. 

51  Y  respondiendo  Jesús  Je  dice:  ¿Qué 
quieres  que  te  baga?  El  ciego  le  dice: 
Señor,  que  vea  yo. 

52  Y  Jesús  le  dtfo :  Vé :  tu  fé  te  ha  sa- 
nado. Y  luego  vio,  y  seguía  á  Jesús  en 
el  camina 

CAPITULO  XL 

Ifaetet  Sthmr  i*  entrada  en  Jemtakm.  S.JfcMfcv4 
ta  higuera,  p  entrado  en  el  ttmpto  rearma  n%tmm 
mm  »*ÍMmimdmmU  #nsftajnnta»fMf  s*> 
UrUfmdi  p4lk*rf%jün4t,  &  rJ  { 


SAN  MARCOS. 


YOOMO  negaron  cero»  deJerusn- 
lem,  de  Betbphage,  y  do  Bethanla, 
al  monte  de  las  Olivas,  enría  dot  de  sus 
discípulos, 

2  T  les  dice:  Id  al  lugar  qne  está  de- 
lante de  vosotros,  y  luego  entrados  en 
él,  hallaréis' on  pollino  atado,  sobre  el 
•cual  ningún  hombre  ha  subido :  desatad- 
le, y  tiaédfe 

9  Y  ai  alguien  os  dijere:  ¿Porgué  ha- 
céis eso  ?  Decid  que  el  Señor  lo  ha  me- 
nester; y  kiego  le  envista  acá. 

♦  Y  fueron,  y  hallaron  el  pollino  atado 
á  la  puerta  fuera,  entro  dos  caminos ;  y 
le  desatan. 

6  T  míos  de  los  qne  estaban  allí»  les  di- 
jeron :  i  Qué  hacéis  desatando  el  pollino  ? 

6  EHos  entonces  tes  dijeron  eome*  Jesús 
habla  mandado ;  y  los  dejaron. 

7  Ytrajeffon  el  pollino  á  Jesús,  y  ocharon 
sobre  élsbs  vestidos,  yélut  sentó  sobreéL 

eV  Yinircfeos  tendían  sus  vestidos  por  el 
camino,  y  ottoa  cortaban  ramas  de  los 
árboles,  y  las  tendían  por  d  eamlna 

9  Y  ios  qne  iban  delante,  y  los  qne  man 
detrás  adamaban» diciendo ;  \ Hosanna! 
¡Bendito  el  que  viene  en  el  nombre  del 
Señor! 

10  Bendito  esa  el  reino  de  nuestro  pa- 
dre David,  qne  viene  en  el  nombre  del 
geftor:  |Hosanna en  las  altaros! 

11  Y  entró  ¿esas  en  Jernaftiem,  y  en  el 
templo;  y  habiendo  mirado  alderredor 
todas  las  conos,  -y  siendo  ya  tarde,  se 
salió  á  Bethanla  con  los  doce. 

Id  ?  Y  el  día  siguiente,  como  salieron 
de  Bethanla,  tuvo,  hambre. 

18  Y  viendo  de  Jejos  una  higuera,  que 
tenia  hojas,  vino  á  ver  si  quizá  hallarla 
en  día  oigo,  y  como  vino  á  ello,  nada 
hallósmo  hojas;  porque  aaa  no  era  tiem- 
po de  higos» 

14  Entonces  Jesús  respondiendo,  dijo 
á  la  Mguem :-  Nunca  mas  nadie  coma/  de 
ti  fruto  para  siemprct  Y  ¿ato  lo  oyeron 
sus  discípulos.  * 

15  Vienen  pues  á  Jernsolem ;  y  entran- 
do Jesús  en  el  templo,  comenzó  á  echar 
íbera  á  los  que  vendían  y  compraban  en 
el  templo;  y  trastornó  las  mesas  de  los 
cambiadores,  y  los  sillas  de  los  qne  ven- 
dían palomas. 

16  Y  no  consentía  que  alguien  llevase 
vaso  por  el  templo. 

17  Y  les  enseñaba,  diciendo:  ¿No  está 
escrito,  que  mi  casa,  casa  de  osaejou  será 
llamad»  de  toda» las  naciones?  mas  vo- 
•otros  la  habéis  hecho  cueva  de  marones, 


18  Y  ováronla  los  escribas  y  los  prin- 
cipes de  los  sacerdotes,  y  procuraban  co- 
mo le  matarían ;  porque  le  tenían  miedo, 
por  cuanto  toda  la  multitud  estaba  mera 
de  sí  por  su  doctrina. 

19  Mas  como  fué  tarde,  Jesús  salió  de 
la  dudad. 

30  Y  pasando  por  la  mañana,  vieron  que 
U  higuera  se  habla  secado  desde  lasjal- 
ces. 

21  Entonces  Pedro  acordándote,  le  dice : 
Maestro,  he  aquí,  la  higuera  que  maldi- 
jiste se  ha  secado. 

28  Y  respondiendo  Jesús,  les  dice :  Te- 
ned fe  de  Dios. 

23  Porque  do  cierto  os  digo,  que  cual- 
quiera qne  dtfcre  á  este  monte :  Quítate, 
y  échate  en  la  mar;  y  no  dudare  en  su 
corason,  mas  creyere  que  será  hecho  lo 
que  dice,  lo  que  dijere  le  será  hecho. 

24  Por  tanto  os  digo,  que  todo  lo  qtfe 
orando  pidiereis,  creed  que-fo  redbfrds, 
y  os  vendrá. 

2ó  Y  cnando  estuviereis  orando,  perdo- 
nad, si  tenéis  algo  contra  alguno,  para 
que  vuestro  Padre  que  ettá  en  los  cielos, 
os  perdone  á  vosotros  vuestras  ofensas. 

26  Porque  si  vosotros  no  perdonareis, 
tampoco  vuestro  Padre  que  esfrf  en  los 
délos,  os  perdonará  vuestras  ofensas. 

27  T  Y  volvieron  á  Jerusalem;  y  an- 
dando él  por  el  templo,  vienen  á  él  los 
príncipes  de  los  sacerdotes, y  los  escribas, 
y  los  ancianos, 

28  Y  le  dicen:  ¿Con  qué  facultad  haces 
estas  cosas,  y  quién  te  ha  dado  esta  fa- 
cultad para  hacer  estos  cosas  ? 

29  Y  Jesús  entonces  respondiendo,  les 
dice:  Preguntaros  he  también  ?o  una 
palabra,  y  respondadme^  7  o»  Airé  con 
que  facultad  hago  estos  cosas. 

80  ¿  El  bautismo  do  Juan,  era  dd  ddo, 
ó  de  los  hombres  ?    Respondadme. ' 

31  Entonces  dios  pensaron  dentro  de 
si,  diciendo;  Si  dijéremos:  Del  cido, 
dirá:  ¿ Por  qué  pues  no  lo  creísteis ? 

82  Y  si  dijéremos :  De  los  hombres,  te- 
memos ai  pueblo ;  porque  todos  teninn 
de  Jnan,  que  verdaderamente  era  profeta. 

33  Y  respondiendo,  dicen  á  Jesús :  No 
sabemos.  Entonces  respondiendo  Jesús, 
les  dice:  Tampoco  yo  os  diré  con  que 
facultad  hago  estas  cosas. 

CAPITULO  Xlt 

LatxxnOotadtlavaa.  2.  Del  trürnto  dt  Cernir.  8. 
Contra  U*  ¿mtwjtos  que  nefübe»  ¡a  rtmmeeiom. 
4DthM,do»  grande»  n^dnmimtoe  5.  Prueba  la 
mt*dé*lihtMah$.  Q.La$dotbta*M¿*lavi*- 
do  pobre,  IfC* 


SAN  MARCOS. 


TOOMEN86  *  hablarles  por  parábo- 
las :  Plantó  un  hombre  una  vina,  y 
la  cercó  con  seto,  y  le  biso  un  foso,  y 
edificó  una  torre,  y  la  arrendó  á  labrado- 
res, y  se  partió  lejos. 
8  Y  enrió  nn  siervo  á  loe  labradores,  al 
tiempo,  para  que  tomase  de  los  labrado- 
res del  fruto  de  la  Tifia: 

3  Mas  ellos  tomándote  le  hirieron,  y  fe 
enviaron  vacio. 

4  T  volvió  á  enviarles  otro  siervo ;  mas 
ellos  apedreándole,  fe  hirieron  en  la  cabe- 
ai,  y  volvieron  á  enviarte  afrentado. 

5  T  volvió  á  enviar  otro,  y  á  aqnel  ma- 
taron ;  y  á  otros  mochos,  hiriendo  á  unos 
y  matando  á  otros. 

6  Teniendo,  pues,  ann  nn  htyo  suyo  muy 
amado,  lo  envió  también  á  ellos  el  pos- 
trero, diciendo:  Porque  tendrán  en  re- 
verenda á  mi  hijo. 

7  Mas  aquellos  labradores  dfyeron  entre 
si :  Este  es  el  heredero,  venid,  matémos- 
le, y  la  heredad  será  nuestra. 

8  T  prendiéndole,  fe  mataron,  y  echaron 
íbera  de  la  vina. 

8  ¿Qué,  pnes,  hará  el  seflor  do  la  vina? 
Vendrá,  y  destruirá  á  estos  labradores,  y 
dará  so  vlfla  á  otros. 

10  i  Ni  ann  esta  escritora  habéis  leído : 
La  piedra  que  desecharon  los  qne  edifi- 
caban, esta  es  puesta  por  cabeza  de  la 
esquina: 

11  Por  el  Señor  es  hecho  esto,  y  es  cosa 
maravillosa  en  nuestros  ojos  f 

19  T  procuraban  prenderte;  mas  te- 
mían á  la  multitud,  porque  entendían 
que  decía  contra  ellos  aquella  parábola; 
y  dejándole  se  fueron, 

13  t  Y  envían  á  él  algunos  de  los  Fari- 
seos y  de  los  Hendíanos,  para  qne  le 
tomasen  en  eügxtna  palabra. 

14  T  viniendo  ellos,  le  dicen:  Maestro, 
ya  sabemos  qne  eres  hombre  de  verdad ; 
y  no  te  cuidas  de  nadie ;  porque  no  mi- 
ras á  la  apariencia  de  hombres,  antes  con 
verdad  ensenas  el  camino  de  Dios,  ¿  Es 
licito  dar  tributo  á  Cesar,  6  no? 

15  ¿  Daremos,  ó  no  daremos  t  Enton- 
ces él  como  entendía  la  hipocresía  de 
ellos,  les  dflo:  ¿Por  qué  me  tentáis? 
Traédme  un  denario  pora  qne  lo  vea. 

18  Y  ellos  se  lo  trajeron;  y  les  dice: 
¿  Cuya  es  esta  imagen,  y  esta  Inscripción  1 
Y  ellos  le  dieron :  De  Cesar. 

17  Y  respondiendo  Jesús,  les  dfyo:  Pa- 
gad lo  que  es  de  Cesar,  á  Cesar;  y  lo  que 
es  de  Dios,  á  Dios.  Tsemarajülaronde 
ella 


18  1  Entonces  vienen  á  él  Ion 
ceos,  que  dicen  qne  no  hoy  resuiveccien, 
y  le  preguntaron,  ¿Metido: 

19  Maestro,  Moyscs  nos  escribió,  qne  st 
el  hermano  de  algnno  muriese,  y  dejase 
muger,  y  no  dejase  h^os,  qne  sn  herma- 
no tome  so  moger,  y  despierte  simiente 
á  sn  hermano. 

20  Fneron,  pnes,  siete  hermanos ;  y  el 
primero  tomó  moger;  y  muriendo,  no 
dejó  semiente. 

21  Y  1&  tomó  et  segundo,  y  sanrió;  ynl 
aquel  tampoco  dejó  siéntente;  y  el -ter- 
cero, de  la  misma  manera. 

23  Y  la  tomaron  los  siete;  y  tnsnpooo 
dejaron  simiente  ?  á  la  postro  murió  tam- 
bién la  mugar. 

28  In  la  resurrección,  pnes,  cuando  re- 
sucitaren, ¿  muger  de  cuál  de  dio*  será  t 
porque  los  siete  m  tuvieron  por  mugen 

24  Eut onces» respondiendo  Jesús,  los 
dice :  ¿  No  erráis  por  eso,  porque  no  sa- 
béis las  escrituras,  ni  el  poder  de  Dios? 

25  Porque  cuando  resucitarán  do  los 
muertos,  no  se  casan,  ni  se  dan  ea  matri- 
monio; mas  son  como  los  angelen  uno 
están  en  los  délos. 

26  Y  de  los  muertos  que  hayan  de  re- 
sucitar, ¿no  habéis  leído  en  el  libro  de 
Moyses,  como  le  habló  Dios  en  el  asnal* 
diciendo :  Yo  soy  el  Dios  do  Aerábase,  f 
d  Dios  do  Isaac,  y  el  Déos  «o  Jacob? 

27  No  es  Dios  de  muertos,  sino  Dios  de 
vivos :  asi  qne  vosotros  erráis  mucha 

28  1  Y  llegándose  uno  de  los  escribas, 
que  loe  habla  oido  disputar,  y  sabia  qne 
les  habla  respondido  bien,  le  preguntó: 
¿Cuál  es  d  mas  principal  niandnmicnto 
de  todos  t 

28  Y  Jesús  lermpomttóc  Simas-  prin- 
cipal mandamiento  de  todo»*»/  Oye  Is- 
rael, d  Señor  nuestro  Dios*  el  Señor, 
uno  es. 

80  Amarás  pues  al  Señor  tu  Dios  de  ro* 
do  tu  ceracoa,  y  de  toda  tu  ataña,  y  de 
tóelo  tu  entendimiento,  y  de  tonas  tus 
iberias:  este  st  d  mas  principal  man- 
damiento. 

81  Y  d  segundo  se  semejante'  á  élt 
Amarás  á  tu  prójimo,  como  "áttf  mismo; 
No  hay  otro  mandamiento  mayor  que 
estos. 

82  Entonces  el  escriba  le  dfyo:  Bien, 
Maestro,  verdad  has  dicho,  porque  uno 
es  Dios,  y  no  hay  otro  fuera  de ol ;•' 

88  Y  amarle  de  todo  eoraeon,  y  do  todo 
entendimiento,  y  de  toen  d  alma,  y  de 
todas  sss  fuerzas,  y  atar  ni  petjtoo  un» 


SAN  MARCOS. 


«o  i  ai  nonato,  usa*  es  que  todo*  la» 
hotc^aostos  y  sacrificios. 

81  Jesús  entonce»  viendo  queheote  res- 
pondido sabiamente,  le  dtfo:  No  estás 
lejos  del  reino  de  Dios.  T  ninguno  le 
osaba  ya  preguntar. 

í>1  Y  respondiendo  Jesús  decía,  ense- 
nando en  el  templo :  ¿  Cómo  dicen  los 
escribas  qne  si  disto  es  btyo  ds  David? 

M  Porque  el  mismo  David  dtyo  por  al 
Espirita  Santo:  Dtyo  el  Señor  ámtBs- 
ftos :  Aliéntate  á  mi  diestra,  hasta  qne 
ponga  tos  enemigos  por  estrado  do  tos 
pies. 

89/  Longo  llamándote  el  mismo  David 
fteftcv,  ¿deddndeptMsessn  tejo?  Tin 
grande  multitud  le  ota  de  buena  gaun. 

88  5  T  les  osota  en  en  doctrina:  Guar- 
daos de  los  escribes,  qne  quieren  anda» 
oon  topos  largan»  y  aman  las  salutaciones 
onlas.plOEaa, 

88  Y  las  primeras  sillar  *a  las  sinago- 
gas, y  los  primeros  asientos  en  las  esnas  t 

48  *)ue  devoran  las  «asas  de  las  rindas, 
y  ponen  detente  qns>  basen  largas  ora- 
ciones. Estos  recibirán  mayor  condena* 
don* 

41  f  Y  estando  sentado  Jesús  delante 
del  asea  4e  las  ocrendas,  miraba  como  el 
pueblo  sonaba  dinero  en  el  arca;  y  mu- 
chos ricos  echaban  mucho. 

48  Y  riño  uno  rinda  pobm,  y  echo  ios 
Maneas  que  es  un  UMuúvedi.  » 

43  Entonces  llamando  á  sos  discípnlos^ 
tes  dice:  Do  cierto  os  digo,  qns  esta  rin- 
da pobre  ochó  mas  que  todos  tes  qne 
han  conecte  en  el  arca; 

44  Porque  todos  eBnr  han  echado  de  lo 
qne  les  sobra?  mas  esta  de  su  pobtena 
soné  todo  te  qnp-tenin»  todo  su  austenjtoi, 

CAPITULO  xm. 

B*  él  mfrmo  arfwmtnto  y  dhpéHcto*  rfrf  capihdo  Sfc 


YA4JJSNDO  del  tnmplo  te  oteo 
uno  do  ana  discípulos:   Maestro, 
mira  qué  piedras,  y  que*  edificios. 
8  Y  Jesús  respondiendo,  lo.  dijo:  ¿Tes 
estos  grandes  edificios*  no  quedará  pie- 
dra sobre  piedra  qne  no  sea  derribada. 

3  Y  sentándose  en  el  monte  do  tes  Oli- 
vas detente  del  templo,  le  preguntaron 
aparto  Pedro,  y  Santiago,  y  Juan,  y  An- 
drés: 

4  Diñes,  ¿cuándo  serán  estes  cosas • 
¿y  qué  sefialJtaard  cuando  todas  las  co- 
sas han  de  ser  acabadas? 

5  Y  Jesús  respondteodolesv  oome&so  á 
decir:  Mirad  que  nadie  na  engañar 


*#ofqu*  vendrán  mnebos  en  mi  nom- 
bro, diciendo:  Yo  soy -sí  Crido;  y  enga- 
ñarán á  muchos. 

7  Mas  coando  oyereis  de  guerras,  y  de 
rumores  de  güeñas,  no  os  turbéis ;  por- 
que es  menester  qno  suceda  asi,  mas  aun 
no  mrá  el  fin. 

8  Porque  nadan  se  levantará  contra 
nación,  y  reino  contra  reino;  y  habrá 
terremotos  por  los  lugares,  y  habrá  ham- 
btos,  y  alborotos:-  principios  de  dolores 
terén  estos. 

8  Mas  vosotros  mirad  por  vosotros; 
porque  os  entregarán  á  losceneUWs;  y 
en  las  sinagogas  seréis  anotados;  y  do- 
lante de  presidentes  y  de  reyes  seréis  lla- 
mados por  cansa  do  sai,  por  testimonio 
contra  eliosv  . 

10  Y  en -todas  las  naciones  es  menester 
que  el  evangelio;  sea  predicado  antes 

11  Y  cnando  oa  llevaron  entrenándoos, 
nopremedltels  qne  habéis  de  decér,  ni  *> 
penséis;  mas  lo  que  os  fuere  dado  en 
aquella  boiny  eso  habted;  porque  no  nota 
rosotrof  los  qmrnnbtels,  sino  si  Espirita 
Santo. 

18  Y  entregará  áJe  muerto  el  hermano 
al  hermano,  y  «1  padre  al  n|)o;  y  so  lo* 
yantarán  los  hijo»  contra  los  padres^  y 
los;  harán  morir. 

13  Y  seréis  aborrecidos  do  todos  por 
mt  nombre;  mas  el  que pemeretaro  has- 
ta si  fin*  este  será,  salvo. 

14  Empero  cuando  riere»  te  abomina* 
don  de  snotemteuto,  de  qne  habló  el  pro- 
feta Daniel,  que  estará  donde  no  debe, 
(el  que  loe,  entienda,)  entonces  los  que 
e&ivukmn  en  Judea  huyan  á  loa  montea ; 

15  Y  el  qno  estuviere  sobro  la  casa,  no 
descienda  Atetase,  ni  entro  para  tomar 
algo  de  su  casa; 

lft  Y  el  qno  estuviere  en  d  campo,  no 
tome  atrás,  ni  asm  á  tomar  so  capa» 

17  Mas  (ay  de  las  pnftadae,  y  do  las 
que  criaren  en  aquellos  dias  t 

19  Osad  puse  qne  no  snooteacn  vuestra 
huida  en  invierno. 

19  Porque  so  aquellos  dtes  habrá  aflic- 
ción, cual  nunca  toé  desdedí  principio 
de  la  creación,  de  lo*,  ¿osos,  que  creó  Dios, 
hasta  este  tiempo,  ni  habrá  jamas. 

20  Y  si  el  Señor  no  hubiese  acortado 
aquellos  dias,  ninguna  carne  se  salvarla; 
mas  por  causa  de  los  escogidos,  que  él 
escogí©,  acortó  aquellos  dias. 

21  Y  entonces  si  alguno  os  dfyere:  He 
aquí,  aquí  méá  el  Cristo  i  ó  he  aquí/afli 
asid,  no  k  órnate; 

64 


SAN  MARRÓOS. 


82  Porque  m  taraoUtán  tfelM»  ■Qi+Jino 
y  falsos  profetas^-  y  darán  señales  y  pm> 
digios,  para  engañar,  si  se  pudiese  hacer, 
attn  á  los  escogidos. 

23  Mas  vosotros  mirad :  he  aquí,  os  lo 
he  dicho  antes  todo. 

24  Empero  en  aquellos  dias,  después  de 
aquella  aflicción,  el  sol  se  osourecerá,  y 
la  luna  no  dará  su  resplandor. 

25  Y  ka  estrellas  caerán  del  cielo,  y  las 
▼fondas  que  arfen  en  loa  délos  seién 
conmovidas. 

28  Y  entonces  verán  ai  H^o  del  hom- 
bre, que  vendrá  en  ka  nubes  con  grande 
poder  y  gloria. 

27  Y  i  entonces  enviará  ana  ángeles,  y 
juntará  aus  escogidos  de  ase  cuatro  «ienr 
toa,  desde  el  un  cabo  déla  tierra  hasta  el 
cabo  del  cielo, 

28  De  la  higuera  aprended  la  semejeil- 
aal  Cuando  su -rama  ya  ae  hace  tierna»  y 
brota  hojas,  conócete  que-  el  verano  está 


29  Amí  «ssubieavosotroe  cuando  viereis 
hacerse  estas  cosas,  conoced  que  está 
cerca  á  las  puertas. 

30  De  cierto  osdigot  que  do  pasará  está 
generación  sin  que  todas  estas  cosas  sean 
fccohaa. 

81  El  ciclo  y  la  tierra  pasarán,  mas  mis 
palabras  nunca  pasarán. 

32  Empero  de  aquel  dia, y  de  labora*  na- 
die sabe,  ni  aun  loe  ángeles  que  están  en 
el  cielo,  ol  el  miemo- Htfo,  sino,  el  Padre. 

88  Mirad,  velad,  y  orad;  porque  no  sa- 
béis cuando  será  el  tiempo. 

84  Ibrqm  ai  Hfy>  dd  hotr*rt  at  como  el 
hombro  que  partiéndose  lejos,  dejó  su 
casa,  y  dio  áeue  sierres  su  hacienda,  y  á 
cada  nao  cargo,  y  al  portero  mandó  que 
velase. 

85  Velad  pues*  porque  no  sabéis  cuando 
el  señor  de  la  casa  v ruará;  arla  tarde*  ó 
á  la  meeüa  noche,  ó  al  canto  del  gallo,  ó 
ala  mañana: 

06  Porque  esando  viniere  de  repente, 
no  <i8  halle  durmiendo. 

87  Y  las  cosas  que  á  vosotros  digo,  á 
todos  lar  digo :  Velad. 

CAPITULO  XTV. 

La  cena  del  Señor  en  lkthania  donde  es  ungido  por 
wtamftger.  %  Hace  con  tus  discípulos  la  cena  de  la 
patena,  t  instUupt  el  $aeramento  do  sm  cuerpo  g 
tonare.  &  Sale  al  huerto  donde  ora  al  Padre,  w 
es  pre»o  entregándole  Judas.  4.  Es  examinado  del 
mano  sacerdote*  9.  LmnoQmemmdm  Podro i  o*  arre* 


EBA^Jn  pascua%  y  fet  sMmt  de  los  pa- 
nes sin  levadura  doaAief  después; 
M 


y.pnaenreban  lea  principes  de  loa  i 
dotes  y  los  escribas  •oeauo  le  ] 
por  engaño*  y  U  matarían. 

2  Mas  decían;  No  en  el  dUv  de  la  fiesta 
porque  no  se  haga  alboroto  del  pueblo. 

8  Y  estando  él  en  Bethania  cu  casa  do 
Simón  el  leproso,  y  sentado  á  la  mesa, 
vino  una  muger  teniendo  un  vaso  de  ala- 
bastro de  ungüento  de  *nare\e  puro  de 
mucho  precio,  y  quebrando  el  akbestno, 
at  lo  derramó  sobro  su  caben**  • 

4  Y  hubo  algunos  que  se  enojaron  den- 
tro desi,y  dtycrou:  ¿Para  que\sen*e*>- 
cho  este  desperdicio  de  ungüento  ? 

6  Porque  podia  esto  aer  vendido  por 
mas  de  trescientos  deuarios,  y  darás  á 
los  pobres.    Y  bromaban  contra*  oifcL 

3  Mas  Juana  dijo:  Dejadla;  ¿uorqné 
la  molestáis  t  buena  obra  me  ha  hecho, 

7  Porque  aiampre  tencia  tos  pobres  con 
vosotros,  y  cuando  quisiereis,  les  podéis 
hacer  bien;  mas  4  mái  no  aieenpre  ame 
tenéis. 

8  Esta,  lo  que  pudo,  bino:  se ba< antici- 
pado á  ungir  mi  cuerpo  nena  la  aenwuV 
tura, 

0  De  cierto  oa  digo,  que  donde  quiera 
que  fuere  predicado  este  eveotrellb  en 
todo  el  mondo,  también  «ato  ene  ha  he- 
cho esta,  será  dicho  para  memoüe  ée 
ella. 

10  Entonces  Jadas  Iscariote,  uñé  de  los 
doce,  fué  á  lee  príncipes  de  loa  asearen* 
tes,  para  entregársele. 

11  Y  ellos  oyendofo  se  holgaron,  y  pro- 
metieron que  le  darían  dineros.  Y  bus- 
caba oportunidad  «orno  le  entregaría. 

12?  Y  el  primer  ola  *  Je  JheJe  de  les 
panes  ala  levadura,  cuando-  eaerificaban 
k  pascua,  sas  discípulos  le  dicen:  ¿Dón- 
de quieres  que  vayameeá  prepararte,  pa- 
ra que  comas  la  pascua? 

13  Y  envía  doa  de  ana  discípulos,  y  les 
dios:  Id  ala  dudad,  y  oa  encontrará  *n 
hembra  que  lleva  un  cántaro  do  agua, 
seguidle; 

14  Y  donde  enerare,  decid  al  señor  do 
la  casat  El  Maestro  dice:  4  Dónde  está 
el  aposento  donde  tengo  de  comer  la 
pascua  con  mis  discípulos  ? 

15  Y  él  os  mostrará  un  gran  cenadero 
aparejado,  aderezad  para  nosotros  allL 

M  Y  fueron  sus  discípulos,  y  vinieron 
á  la  ciudad,  y  hallaron  como  les  habla 
dicho,  y  astaesaronla  pascua. 

17  Y  llegada  la  tarde, vino  conloa  doce» 

18  Y  como  se  neniaron  é  fa  «nasa,  y  ce- 
rniesen, dice  Jesuex  De.  ciento. os  digo* 


SAN-  MARCOS* 


•na  ano  ó*  véanteos,  qu*  cerne  ceumi* 
ge,  bm  Im  de  entregar. 

IV  Eutonces  ellos  comenzaron  4  entris- 
tecerse, y  á  decirle  cada  uno  por  sí: 
¿8tréyot  y  el  otro:  ¿Stréjoí 

20  Y  él  respondiendo,  les  dtyo :  Es  uno 
de  los  doce,  que  moja  conmigo  en  el 
plato. 

81  Asa  verdad  el  H|jo  del  hambre  Ya, 
como  está  de  él  escrito;  mas  jay  de 
aquel  hemboa  por  qnien  el  Htyo  del  nom- 
bre es  entregada  l  Buen*  to  fuera»  si  no 
hubiera  nacido  el  tal  honrare. 

23  Y  estando  ellos  comiendo,  tomó 
Jesús  pan,  y  bendiciendo  lo  rompió,  y 
les  dio,  y  d()o :  Tomad,  comed,  este  es 
mi  enerado. 

28  Y  tomando  la  copa,  habiendo  dado 
gracias, les  dio;  y  bebieron  de  ella  todos. 

84  Y  lea. dice:  Esta  es  mi  sangre  del 
Nuevo  Testamento»  qinvpor  muchos  es 


25  De  cierto  os  <Ugd¡  que  no  beberé 
mas  del  fruto  de  la  vid  hasta  aquel dia, 
cuando  lo  beberé  nuevo  en  el  reino  de 
Dios. 

80  f  Y  como  a«biera>  cantado  un  him- 
no, a* salieren  al  monte  dalas  Olivas. 

27  Jesús  entonces  les  dice :  Todos  se- 
réis satén  dalimrioa  .en  mi  esta  noche, 
porque  escrito  está:  Heriré  al  pastor,  y 
serán  dispersas  las  ovejas. 

88  Has  después  ojee  haya  resucitado, 
Iré  delante  de  vosotros  á  Orillee. 

26  Entonces  Pedro  le  d^o:  Aunque  so- 
des  sean-  eseandalisndos,  mas  no  ye» 

80  Y  le  dice  Jesús:  De  cierto  te  digo, 
qun  tu,  hoy,  en  esta  mbma  noche,  antes 
que  el  aullo  haya  esntade  dos  veces,  me 
negarás  tres  veces. 

81  Mas  él  con  mus  vehemencia  decéa : 
81  me  iuere  menester  morir  contigo* 
no  te  negará.  También  iodos  deeian  lo 
misma 

32  Y  vienen  al  lugar  que  se  llama  Getfe 
semana, y  snceá ano  discípulos:  Sentaos 
aquí,  entre  tanto  qjne  oro. 

83  Y  toma  consigo  á  Pedro,  y  á  Santia- 
go, y  á  Juan,  y  eomennó  á  atesnoriíame, 
y  á  angustiarse  en  gran  manera. 

8a  Y  les  diee:  Del  todo  está  triste  mi 
alma  hasta  la  muerte:  esperad  aqni,  y 


85  Y  yéndose  un  pono  adelante,  se  pos- 
tró en  tierra,  y  oró,  que  •¿Cacee  posible, 
pasase  de  él  aquella  alees; 

83  T<*>1  Ahbaj Rsdiuy nadan ameooas 
«mátipnsáustt;  apean  ato  miesUeef»; 


empero  no  lo  que  yo  quiero,  sino  le 
qnetu. 

87  Y  vino,  y  los  halló  durmiendo;  y 
dke  á  Pedro :  ¿Simón,  duermes  ?  ¿ #o 
has  podido  velar  una  hora  ? 

88  Velad,  y  orad,  para  que  no  entréis 
en  tentación:  el  espíritu  ala  verdad  oíd 
presto,  mas  la  carne  enferma, 

28  Y  volviéndose  á  Ir,  oró,  y  dfye  las 
mismas  palabras. 

48  Y  vuelto,  los  halló  otra,  ves  dur* 
miendo;  porque  los  ojos  de  dios  estaban 
cargados,  y  no  sabiau  une  responderle. 

41  Y  vino  la  tercera  ven,  y  les  dicei 
Dormid  ya,  y  descansad.  Basta:  labor» 
es  venida :  he  aqni,  el  Htfo  dol  hombre 
es  entregado  en  roanos  4e  pecadores. 
,  42  Levantaos,  vamos :  he  aquí,  el  que 
me  entrega  está  cerca.  / 

48  Y  luego,  aun  hablando  él,  vino  Jo* 
das,  que  era  uno  de  los  doce,  y  con  él 
mucha  gente  con  espadas  y  palos,  de  par* 
te  de  los  príncipes  de  los  saoardotes,  y 
de  ios  escribas,  y  de  los  ancianos. 

44  Y  el  que  le  entregaba  lea  habla  deje* 
una  señal,  diciendo :  Al  que  yo  besare» 
aquel  ees  prendadle,  y  Uevádb  segura- 
mente, 

45  Y  como  vino,  se  llegó  luego  á  él,  y 
lo  dice:  Maestro,  lesestro,  y  le  besó. 

48  Entonces  ellas  eohscon  en  él  sos 
manos,  y  le  prendieron. 

47  Y  uno  de  los  que  estaban  slli,  secan- 
do la  espada,  hirió  al  siervo  del  sumo 
sacerdote,  y  le  cortó  la  oreja. 

48  Y  respondiendo  Jusus,  les  dijo:  ¿Có- 
mo á  ladrón,  habéis  salido  con  espadas  y 
«*»  palos  á  tomarme  ? 

49  Cada  dia  estaba  con  vosotros  «ote* 
fiando  en  el  templo,  y  no  me,  tomasteis. 
Mas  e$  orí  para  que  se  cumplan  las  escri- 
toras. 

90  Entonces  dejándole  todos  sur  stterf. 
pules  huyeron. 

51  Empero  un  mancebo  le  sególa  cu- 
bierto de  una  sábana  sobre  d  cmrj»  det- 
nudp ;  y  los  mancebos  le  prendieron. 

52  Mas  él,  dejando  la  sábana,  se  huyó 
de  ellos  desnudo. 

58  H  Y  trajeron  á  Jesús  al  sumo  sacer- 
dote ;  y  se  juntaron  á  él  todos  los  prin- 
cipes de  los  sacerdotes,  y  los  ancianos,  y 
los  escribas. 

54  Pedro  empero  le  siguió  de  lejos 
hasta  dentro  del  palacio  del  sumo  sacer- 
dote ;  y  estaba  sentado  con  los  criados, 
y  calentándose  al  luego.  .  , 

W  Y  loa  primspea  de  loe  sacerdoteS| 
58 


8AN  MATtoaa 


y  tatito  d  cotncfUcYbttsceban  ^eatttneaifte 
contra  Jesús»  para  entregarle  á  la  muer- 
to ;  mas  no  ñauaban. 

M  Porque  mochos  decían  flus©  testi- 
monio contra  él;  mas  sos  testimonios 
no  concertaban. 

57  Entonces  levan tsnd ose  unos,  dieren 
falso  testimonio  contra  él,  diciendo  t 

66  Nosotras  le  nemes  oído  decir1:  To 
derribaré  este  templo,  que  es  hecho  de 
manos,  y  en  tres  días  eélicaré  otro  he- 
cho ero  manos. 

60  Mas  ni  son  as*  se  concertaba  el  tes* 
tiraonio  de  ellos. 

60  El  sumo  sacerdote  entonces,  levan* 
tfttddse  en  medio,  preguntó  4  Jesús, 
diciendo:  ¿No  respondes  algo?  ¿Qué 
atestlgtian-  estos  contra  ti  * 

01  Mas  él  callaba,  y  nada  respondió. 
Bl'stímo'  sacerdote  re  volvió  4l  «regUritur, 
ylcdtce:  ¿  Eres  té  el  Cristo,  el  Htfo  del 
Bendito? 

f»  Y  Jesús  le  dijo  i  Yoeoy»  y  veréis  si 
Hijo  del  homorc  asentado  á  la  diestra 
dér  fcodef  *¿  JWe»,  y  que  viene  en  las  nu- 
bes del  délo. 

'69  Entonces  él  sumo  sacerdote,  rom- 
piendo sus  vestidos,  dtyo :  ¿  Qué  mas  te* 
nomos  necesidad  ée  testigos  ? 

64  Otdo  habéis  la  MaeretnJat  ¿Qué  os 
parece?  T  ellos  todos  le  condenaron 
ser  culpado  de  muerte. 

66  T  algoabs  comensurou  a  escupir  en 
él,  y  á  cubrir  su  rostro,  y  á  darle  bofeta- 
da*, y  decirle:  Profertea.  Y  los  criados 
le  herían  de  bofetadas. 

66  1  T  estando  Pedro  en  el  palacio 
abajo,  vino  una  de  las  criadas  del  sumo 
sacerdote; 

97  T  como  vid  á  Pedro  ene  se  calenta- 
ba, mirándole,  dice :  T  tu  eou  Jesús  el 
Nazareno  estabas. 

68  Mas  éf  negó,  dlcfettde :  No  fe  ooods- 
co,  ni  sé  lo  qne  te  dices.  T  se  saHÓ  fbe- 
ra  á  la  entrada,  y  cantó  el  gallo. 

69  T  la  criada  viéndole  otra  ves,  comear 
zó  á  decir  á  los  que  estaban  allí ;  Este 
esunodeeflos.  . 

70  Mas  él  negó  otra  vea  Y  poco  des- 
pués otra  ves  los  que  estaban  allí,  dije- 
ron á  Pedro :  Verdaderamente  tú  eres  de 
ellos ;  porque  eres  Oaltleo,  y  tn  habla  as 
semejante. 

71  Y  él  comenzó  á  echarse  maldiciones 
y  á  Jurar,  «Nefando.»  No  oosfeaco  á  asa 
hombro  de  que  uselste. 

73  T  el  gaúo  cauto- la  segunda  vea;  y 
-'stotajsisftmq**  te- 
té 


sus  re  MMt  dreno  í  Antea  qtse  el  gasa» 
cante  dos  veces,  me  segarás  tres  Tanas; 
y  comentó  á  llorar. 

CAPÍTULO  XV. 

JS»pt*mniuilavwmmit*<htmtié*P*a1*9tÍ4máuU 
pr%f tritio  par  dméko*.  dt<»<wtfo,  Barrátm»  mdioi»- 
*o  homicida,  e$  nenfenciado  ti  la  muerte  de  cmr.  i. 
Eé  depketto  <fe  la  cmr,  v  tepdHaéo  por  Jotph  dk 
Arimatíktm. 

YLUB60  posUmsIhum.heeuo  con- 
sejo, los  «amos  ■asordóte»  coa  loa 
andenes,  y  coa  loa  escribas,  y  eom  iodo 
el  soueWo,  trajeres)  á  Jasas  «lado,  y  fe 
entregaron  4  Mate. 

S  Y 1©  preguntó  Pttato:  ¿ Ere» tú «1  Roy 
do  loe  Jodio»?  Y  lusponeissjdo  él,  le 
drjo:  Tú  tedíeos. 

3  Y  le  acosAbau  los  principe»  4e  les  sa- 
cerdotes de  meóos*  caeos. 

4  Y  lo  preguntó  otra  ves  PüatOr  esoieu 
do:  ¿No  respondes  algo?  Mira  cuan 
muchas  •cusas  atestiguan  cunase  tL 

5  Mas  Jesús  ni  ann  con  eso  respondió, 
de  manera  que  Hiato  su  maravillaba, 

6  Empero  en  si  «Na  afees  testases  «ai- 
taba  un  pfeeascoeleuÉeTa^ae  pidiesen. 

7  Y  habla  uno  que  se  llamaba  Barrabas» 
preso  con  sus  pompa»  eses  4e  la  retuei- 
ta,  qne  eu  uno  revuaiSa  babean  beaba  usa 
maorte. 

6  Y  la  multitud,  dando  vt>ee«.<eoosean6 
á  pedir  qm  fat  Afafaw  como,  atetupre  sea 
habla  hecho. 

vYPBstolesiUpwsuiMUtftOdo^Qus- 
reis  que  os  enalte  al  rey  de  los  indios  í 

10  Porque  conocía  que  por  eavidb*  lo 
hablan  entregado  lea  pftectaee  de  asa 
sacerdotes. 

11  Mss  loa  principes  de  las  aneerdocos 
tnoftarou  ¿  la  multitud,  que  lea  soltase 
antes  á  Barrabas. 

1$  Y  respondiendo  FUato*  les  dice  otea 
ves:  i  Qué  pues  queréis  que  haga  de  él 
qne  Ñamáis  Bey  da  loa  Judión!. 

18  Y  ellos  volvieron  á  dar  vocea:  Oro* 
cffícale.  '     - 

MMaaPttaioleadeelat  4  Pajea;  «sé  mal 
ha  hecho  ?  Y  ellos  daban  mayores  va* 
ee*r  eradOesie.  «*« 

lfr  Y  Plssto,  queriendo  satjsssaet  al  pus» 
blo,  les  soltó  á-Barrabsav  y  entregó  á  Jo* 
sos,  anotado,  aora  ^10  fuese  «ruolflcüdo. 

16  JBatonoas  los  seseados  Ve  llevaron 
dentro  de  la  sala,  es  á  saber,  á  la  anjttsn* 
da;  y  convocan  tada  la  cuadrilla, 

17  Y  le  vlstanr  da  purpura,  y  le; ; 
una  corona  tejiste  efe  capease  1 
-a»  Y  iniursasurní  ¿tasto***,*  < 
Tsugse  goasy  Bsy  da  leu  Juésos»  , 


SAN  MABCQ& 


10  Y  le  tafea  tajeaba»  coa  «i»  cafe» 
y  escupían  en  él,  y  le  batían  reverencia 
hincadas  la»  rodilla*. 

20  Y  después  que  le  habieron  escarne- 
cida, le  .desnudaren  de  la  púrpura,  y  le 
vistieron  ana  propio»  vestidos ;  y  le  sa- 
can  para  crucificarle, 

21  T  cargaron  á  uno  que  pasaba,  (8lroon 
Cjreneo  padre  de  Alejandro  y  de  Rufo, 
que  venia  del  campo,)  para  que  llevase 
sn  eras. 

23  Y  le  llevan  al  lugar  de  Golgotha, 
que  interpretado  quiere  decir,  lugar  de 
la  Calavera. 

•  28  Y  le  dieron  á  beber  vino  naesclado 
con  mirra;  mas  él  no  lo  tomó.  • 

9*  Y  eoansV»  le  hubieron  crucificado, 
repartieron  sus  vestidos,  echando  suer- 
te* sobre  ellos,  qaé  llevarla  cada  uno. 

25  Y  era  la  hora  de  tárela  cuando  le 
cruclUoaroa. 

26  Y  el  titulo  escrito  de  su  cansa  era, 
EL  REY  DE  LOS  JUDÍOS. 

97  Y  crucificasen  con  él  dos  ladrones, 
uno  á  au  mano  derecha,  y' otro  á  su  ma- 
no izquierda. 

28  Y  80  cumplió  la  escritura  que  dice : 
Y  con  loa  inicuos  fué  contado. 

29  Y  loe  que  pasaban  le  denostaban, 
meneando  la  cabeza,  y  diciendo:  j  Ab! , 
que  derribas  el  templo  de  Dios,  y  en 
tres  días  2o  edificas : 

80  Sálvalo  4  ti  mftamav  y  desciende  de 
lacras. 

81  Y  de  esta  manera  también  los  prin- 
cipes de  loa  sacerdotes  escarneciendo, 
decían  unos  4  otros,  con  los  escribas :  A 
otros  salvó,  así  mismo  no  puede  salvar. 

86  £1  Cristo,  Bey  de  Israel,  descienda 
ahora  de  la  croa  para  que  veamos  y  crea- 
mos. También  loa  que  estaban  crucifi- 
cados eon  él,  le  denostaban. 

83  Y  cuando  vino  la  hora  de  sexta,  fue- 
ron hechas  tinieblas  sobre  toda  la  tierra, 
hasta  la  hora  de  nona. 

84  Y  4  la  no»  de  nona  exclamó  Jesús  á 
gran  vos,  diciendo:  ¿Eloi,Eloi,  lamina 
sabachthanlr  que  interpretado,  quiere 
decir :  Pies  mió,  Dios  mío,  ¿por  qué  me 
has  desamparado? 

85  Y  oyéndote  unos  de  los  que  estaban 
allí,  declan :  He  aqui,  4  Elias  llama. 

8*  Y  corrió  uno,  j  hinchiendo  de  vina- 
gre una  esponja;  y  poniéndote  en  una 
nafta,  le  dio  de  babas,  diciendo :  Dejad, 
veamos  si  vende*  EUaa  4  quitarle. 

87  Mas  Jejts,  dando  «na  apanda  vos, 
espiró. 


89  entonces  el  vijlq  del  templo  se  par- 
tió en  doe  de  alto  a  bajo. 

89  Y  el  centurión,  que  estaba  delante 
de  él,  viendo  que  habla  espirado  así  cla- 
mando, dijo:  Verdaderamente  este  hom- 
bre era  el  hijo  de  DÍ06. 

40  Y  también  estaban  alguna*  mugares 
mirando  de  lejos:  entre  Jas. cuales  era 
María  Magdalena,  y  María,  madre  de 
Santiago  el  menor  y  de  Joses,  y  Salome ; 

41  Las  cuales,  estando  aon  él  en  Gali- 
lea le  seguían,  y  le  servian ;  y  otras  mu- 
chas que  juntamente  con  él  hablen  subi- 
do á  Jerusalem. 

42  \  Y  cuando  fué  la  tarde,  porque  era 
la  preparación,  esto  es,  la  víspera  del 
sábado, 

43  Joeeph  de  ArímaAbea,  senador  noble, 
que  también  él  esperaba  el  reino  de  Dios, 
vino,  y  osadamente  entró  4  PUato,  y  pi- 
dió el  cuerpo  de  Jesús. 

44  Y  Pilato  se  maravilló,  ai  ya  fuese 
muerto;  y  haciendo  venir  al  centurión, 
le  preguntó,  si  era  ya  muerta 

45  Y  cojpo  lo  entendió  del  centurión, 
die  el  cuerpo  4  Jesepa. 

46  El  cual  compró  una  sábano,  y  qui- 
t4ndole,  le  envolvió  en  la  sábana,  y  le 
puso  en  un  sepulcro  labrado  en  una  ro- 
ta ;  y  revolvié  Una  piedra  4*  la  puerta  der 
sepulcro. 

47  Y  María  Magdalena,  y  María  madre 
de  Joses,  miraban  donde  le  ponían 

CAPITULO  XVL 

La  remrrecciom  del  SrAor,  y  •*•  aparecimientos  á,  sus 
diecípmloe.  2.  Finalmente  loe  envía  á  predicar  $al- 
mdem  en  tu  nomebre  por  todo  el  mundo  armado*  de 
ejraudo poder deeepiriiu.  Z, BertcQÁdo tnloe  cielo*. 

Y  GOMO  pesó  el  sábado,  Matm  Mag- 
dalena, y  María  madre  de  Santiago, 
y  Saloma,  compiaron  drogas  aromáticas, 
para  venir  4  ungirle. 

2  Y  muy  de  mañana,  el  primer  día  de 
la  semana»  vienen  al  sepulcro,  ya  salido 
elsoL 

8  Y  declan  entre  si ;  ¿Quién  nos  revol- 
verá la  piedra  de  la  puerta  del  sepulcro  ? 

4  Y  como  miraron,  ven  la  piedra  revuel- 
ta ;  porque  era  grande. 

6  Y  entradas  en  el  sepulcro,  vieron  un 
mancebo-  sentado  4  la  mano  derecha  cu- 
bierto de  una  ropa  larga  y  blanca ;  y  se 
espantaron, 

6  Mas  él  les  dice:  No  tengáis  miedo* 
buscáis  4  Jesús  Nazareno,  que  fué  cruci- 
ficado: resucitado  ha,  no  est4  aqui:  he 
aqui  el  lugar  donde  le  pusieron. 

7  Mas  id,  decida  sus  discípulos  u  á  Pe- 

4* 


SAN  LUCAS. 


dro,  qtie  él  va  tutes  que  vosotros  á  Gali- 
lea :  allí  le  veréis,  cotilo  os  dijo. 

8  T  ellas  se  faetón  huyendo  prestamen- 
te del  sepulcro ;  porque  las  habla  toma- 
do temblor  y  espanto ;  ni  decían  nada  á 
nadie;  porque  tenían  miedo. 

9  Mas  como  Jau*  resucitó  por  la  ma- 
naba, el  prlmeV  dia  de  la  semana,  apare- 
ció primeramente  á  Marta  Magdalena,  de 
la  cual  habla  echado  siete  demonios. 

10  T  yendo  ella,  lo  hizo  saber  á  los  que 
hablan  estado  con  di,  qué  ataban  tristes 
y  llorando. 

11  Y  ellos  como  oyeron  que  vivía,  y 
que  habla  sido  visto  de  ella,  no  lo  creye- 
ron. 

12  Mas  después  apareció  en  otra  forma 
á  dos  de  ellos  que  Iban  caminando,  yen- 
do al  campo. 

18  Y  ellos  foeron,  y  lo  hicieron  saber  á 
los  otros ;  mas  ni  aun  á  ellos  creyeron. 
14  Tf  Posteriormente  se  apareció  á  los 


once,  estando  Sentados  *•  hn  tnesn*  y  lea 
'  zahirió  su  Incredulidad  y  la  dureza  de 
corazón,  que  no  hubiesen  creído  á  los 
qrie  le  hablan  visto  resucitado. 

15  Y  les  dQo:  Id  por todo  él  mundo,  y 
predicad  el  evangelio  á  toda  criatura. 

16  El  que  creyere,  y  Aleve  bautismo** 
será  salvo ;  mas  el  que  no  creyere,  será 
condenado. 

17  Y  estas  señale*  seguirán  á  tea  que 
creyeren :  En  mi  nombre,  echarán  fuera 
demonios  *  hablaran  nuevas  lenguas: 

18  Alearán  serpientes;  y  si  bOMcreu 
cosa  mortífera,  no  les  dañará :  sobre  los 
enfermos  pondrán  las  manos,  y  aunarán. 

19  *Y  el  Señor,  después  que  les  habló, 
fué  recibido  amiba  en  el  cielos  y  se  asen- 
tó á  tt.  diestra  de  Dios. 

20  Y  ellos,  saliendo,  predicaren  en  ño» 
das  partes,  obrando  con  HU*  el  Señor,  y 
confirmando  la  palabra  con  h 
que  se  seguían.    Amen. 


EL  EVANGELIO  J>£  NUESTRO  SEÑOR  ÍESU  CRISTO 


SAN   LUCAS. 


CAPITULO  I. 

Prefacio  del  Buemoelitea.  X  El  oonetbimiento  müa- 
groso  del  Bautista  u  su  ministerio  es  amvmciculo  d 
Zacharias  m  padre  de  parte  de  Uto*.  8.  SI  conce- 
bimiento  de  Cristo  por  virtud  del  Espíritu  Santo,  su 
Hombre,  tu  ministerio,  ta  perpetuidad  de  su  reino,  tfú.t 
es  anunciado  d  la  VÍroen  María.  4.  Visita  d  EHsa- 
bsiklaemmüU  da  arañaos  alobanom por  kábercreiám- 
&  María  alaba  al  Señor  por  haber  visitado  d  su  pue- 
blo, recitando  sus  maravillas,  8.  Nace  el  Bautista. 
T.  8u  padre  recff*  su  koala,  y  taco  arada*  al  Señor 
por  haber  cumplido  sus  promesa»  eneidndoie  su  Mo- 
mias, u  predice  el  ministerio  del  Bautista  para  con  el 
Mesías,  ¡re. 

HABIENDO  muchos  tentado  á  poner 
en  orden  la  historia  de  las  cosas 
que  entre  nosotros  han  sido  del  todo  cer- 
tificadas, 

3  Como  nos  las  ensenaron  los  que  desde 
el  principio  fueron  testigos  de  vista,  y 
ministros  de  la  palabra: 

8  Háme  parecido  bueno  también  á  mí, 
después  de  haber  entendido  todas  las  co- 
sas desde  el  principio  con  diligencia,  escri- 
blrte&tf  por  Orden,  oh  muy  buen  Teófilo, 

4  Para  que  conozcas  la  verdad  de  las 
cosas,  en  las  cuales  has  sido  ensenado. 

5  H  TTUBO  en  los  cuas  de  Herodes  rey 

J^L  de  Judea,  un  sacerdote  Bama- 
50 


do  Zacharias,  de  lá  dase  de  Abias  •  y  su 
rauger  era  de  las  hijas  de  Aaron,  llama- 
da Elisabeth. 

6  Y  eran  ambos  justos  delante  de  ©ios, 
andando  en  todos  los  mandamientos  y 
estatutos  del  8enor  sin  reprensión. 

7  Y  no  tenían  hijo ;  porque  Elisabeth 
era  estéril,  y  ambos  eran  f*  avanztfdoa 
en  sus  dias. 

8  Y  aconteció,  que  administrando  Ka- 
charlas  el  sacerdocio  delante  de  Dios  en 
el  orden  de  su  clase, 

9  Conforme  á  la  costumbre  del  sacer- 
docio, salió  en  suerte  á  quemar  incienso, 
entrando  en  el  templo  del  8enor. 

10  Y  toda  la  multitud  del  pweblo  esta* 
ba  íbera  orando  á  la  hora  del  incienso. 

11  Y  le  apareció  el  ángel  del  Señor  que 
estaba  á  la  mano  derecha  del  altar  del 
incienso. 

12  Y  se  turbó  Zacharias  vféntofe,  y  cay* 
temor  sobre  él 

18  Mas  el  ángel  le  dijo :  Zacharias,  no 
temas ;  porque  tu  oración  ha,  sido  oMa; 
y  tu  muger  Elisabeth  te  partea  mu  htyo, 
y  llamarás  su  nombre  Juan ; 


SAN  IÜCAS. 


14  Y  tendrá*  gol*  y  alegría,  y  muchos 
se  gomen  de  su  nacimiento ; 

15  Porque  será  grande  delante  de  Dios ; 
y  no  beberá  Tino  til  sidra;  y  «era  lleno 
del  Espíritu  fiante  aun  desde  el  vientre 
de  en  madre. 

16  Y  á  muchos  de  lee  htfos  de  Israel 
convertirá  al  Señor  Dios  de  ellos; 

17  Porque  él  irá  delante  de  ék  eon  el 
espirita  y  virtud  de  Ellas,  para  convertir 
los  corazones  de  les  padres  á  Jos  hijee,  y 
los  rebeldes  á  la  prudencia  de  los  justos, 
para  aparcar  al  Señor  pueblo  perfecto. 

Id  Y  dfyo  Zaebarias  al  ángel:  ¿En  qué 
conoceré  esto?  porque  yo  soy  viejo,  y 
mi  muger  avanzad»  en  dias. 

1©  Yros|M>adienaoeláugel,ledfyo:  Ye 
soy  Gabriel,  que  estoy  delante  de  Dios; 
y  soy  enviado  á  hablarte,  y  á  darte  estas 
buenas  nuevas. 

20  Y  he  aquí,  serás  mudo,  y  no  podrás 
hablar,  hasta  el  dia  que  esto  sea  hecho ; 
por  euanto  no  creíste  á  mis  palabras,  las 
cuales  se  cumplirán  á  su  tiempo. 

21  Y  el  pueblo  estaba  esperando  á  jo- 
charías, y  se  maravillaban  que  él  se  tar- 
dase tonto  en  el  templo. 

22  Y  saliendo,  no  les  podía  hablar;  y 
entendieron  que  habla  visto  visión  en  el 
templo  i  y  él  les  hablaba  por  sesos ;  y 
quedó  mudo. 

23  Y  fué,  que  cumplidos  los  dias  de  su 
ministerio,  se  vino  á  su  casa. 

24  Y  después  de  aquellos  dias  concibió 
su  muger  Elisabeth,  y  se  escondió  por 
cinco  meses,  diciendo : 

25  Porque  el  Señor  me  hizo  esto  en  los 
dias  en  que  miró  para  quitar  mi  afrenta 
entre  los  hombres. 

26  H  Y  al  sexto  mes  el  ángel  Gabriel 
fué  enviado  de  Dios  á  una  ciudad  de  Ga- 
lilea, que  se  Bamm  Nazareth, 

27  A  una  virgen  desposada  con  un  va- 
ron  que  se  llamaba  Joseph,  de  la  casa  de 
David ;  y  el  nombre  de  la  virgen  era  María. 

28  Y  entrando  el  ángel  á  donde  ataba 
ella,  dijo :  Tengas  gozo,  altamente  favo* 
recida,  él* Senos  es  contigo:  bendita  tú 
entre  las  mugeres. 

29  Mas  ella,  como  U  vio,  se  turbó  de  su 
hablar;  y  pensaba  qué  salutación  fteese 
esta. 

80  Entone»  él  ángel  le  dfyfr!  María,'  no 
temas,  porque  has  hallado  gracia  delante 
de  Dios. 

81  Y  be  aquí,  que  eoncieiráe  en  el  vlen-i 
tro,  y  parirás  un  hfjo,  y  llamarás  su  nom- 
bre Jesús. 


»  Este  será  grande,  y  Wjo  del  Altísi- 
mo será  llamado,  y  le  dará  el  Señor  Dios 
el  trono  de  David  su  padre;        " 

83  Y  reinará  en  la  casa  de  Jacob  eterna- 
mente, y  deBtt  remo  no  habrá  cabo/ 

34  Entonces  María  dijo  al  ángel :  4  Có- 
mo será  esto?  porque  no  cononco  varen. 

85  Y  respondiendo  el  ángel,  le  dQo:  El 
Espirite  Santo  vendrá  sobre  tt,  y  la  vir- 
tud del  Altísimo  te  hará  sombra;  por  lo 
cual  también  lo  Santo  que  de  ti  nacerá, 
será  llamado  Htyo  de  Dios. 

36  Y,  he  aquí,  Elisabeth  te  pariente, 
también  ella  ha  concebido  un  htye  en  su 
vejes;  y  este  es  el  sexto  mes  á  ella  que 
era  llamada  la  estéril ; 

87  Porque  ninguna  cosa  es  Imposible 
para  Dios. 

88  Entonces  María  dije :  He  aquí  la 
sierva  del  Señor,  hágase  en  mi  conforme 
á  tu  palabra.    Y  el  ángel  se  partió  de  ella. 

89  f  En  aquellos'  das  levantándose 
Mario,  fué  á  la  serranía  eon  priesa  á  una 
ciudad  de  Jada, 

40  Y  entro  en  easa  de  Zaebarias,  y  sa- 
ludó á  Elisabeth. 

41  Y  aconteció,  que  como  oyó  Elisabeth 
la  salutación  de  María,  la  criatura  saltó 
en  su  vientre;  y  Elisabeth  fué  llena  de 
Espíritu  Santo, 

42  Y  exclamó  á  gran  vos,  y  dQo:  Ben- 
dita tú  entre  los  mugeres,  y  bendito  el 
fruto  de  tu  vientre. 

48  ¿  Y  de  dónde  esto  á  mi,  que  venga  la 
madre  de  mi  Seftor  á  mi  ? 

44  Porque  he  aquí,  que  como  llegó  la 
voz  de  tu  salutación  á  mis  oidos,  hv  cria- 
tura saltó  de  alegría  en  mi  vientre. 

45  Y  bienaventurada  la  que  creyó,' por- 
que se  cumplirán  los  cosas  que  le  fueron 
dichas  departe  del  Señor. 

46  H  Entonces  María  dtfo:  Engrandece 
mi  alma  al  Señor: 

47  T  Y  mi  espíritu  se  alegré  en  Dios 
mi  Salvador. 

48  Porque  miró  á  la  bajeza  de  su  sier- 
va; porque,  he  aq  ni, 'desde  ahora  me  lla- 
marán bienaventurada  todas  las  genera- 
ciones. 

49  Porque  me  ha  hecho  grandes  eoses 
el  Poderoso;  y  santo  m su  nombre, 

50  Y  su  misericordia  e$  de  generación  á 
generación  á  los  que  le  temen. 

51  Hizo  valentía  con  su  brazo:  esparció 
los  soberbios  en  el  pensamiento  de  su 
corazón. 

52  Quitó  los  poderosos  de  los  tronos,  y 
levantó  á  los  humildes. 

57 


SAN  LUCA& 


53  A  k*  tumfcsieoios  hinchió  do  bie- 
nes ;  y  á  los  ricos  envió  vacíos. 

54  Socorrió  á,  Israel  su  sierro,  acordán- 
dose de  su  misericordia, 

55  Como  habló  á  nuestros  Padres,  á 
Abrabem  y  á  so  simiente  para  siempre. 

56  Y  se  quedó  María  eon  ella  como  tres 
meses ;  y  se  volvió  ¿su  casa. 

57  V  T  á  Elisebeth  so  le  cumplió  el 
tiempo  de  parir,  y  parió  un  fcUo. 

58  Y  oyeron  los  vecinos  y  los  parientes 
que  Dios  habla  hecho  grande  misericor- 
dia eoa  ella,  y  se  alegraron  con  ella, 

59  Y  aconteció,  que  al  octavo  dia  vinie- 
ron para  circuncidar  al  niño,  y  le  llama- 
ban del  nombre  de  su  padre,  Zacbarias. 

60  Y  respondiendo  su  madre,  d\>o:  No; 
sino  Joan  será  llamado. 

•I  Y  le  dijeron:  ¿Porqué?  nadie  hay 
en  tu  parentela  que  se  llame  por  este 
nombre. 

62  Y  hablaron  por  senas  á  sv  padre, 
como  le  quería  llamar. 

68  Y  demandando  la  tablilla,  escribió, 
diciendo:  Joan  es  su  nombra.  Y  todos 
se  maravillaron. 

64  Tf  Y  mego  rae  abierta  sn  boca,  y*ud- 
ta  su  lengua,  y  habló  bendiciendo  á  Dios. 

65  Y  vino  un  temor  sobre  todos  los 
vecinos  de  ellos ;  y  en  toda  la  serranía 
de  Jadea  fueron  divulgadas  todas  estas 
cosas. 

66  Y  todos  los  qne  las  ojan,  la*  guarda- 
ban en  su  corasen,  diciendo :  ¿  Quién  se- 
rá este  niño  ?  Y  la  mane  del  Señor  era 
conéL 

67  Y  Zacearlas  su  padre  fud  lleno  de 
Espirita  Santo,  y  profetizó,  diciendo : 

68  Bendito  el  Señor  Dios  de  Israel,  que 
visité,  y  hipo  redención  á  su  pueblo. 

69  Y  nos  enhestó  el  cuerno  de  salud  en 
la  casada  David  su  siervo. 

70  Como  habló  por  boca  de  sus  santos 
profetas,  que  fueron  desde  el  principio : 

71  Salvación  de  nuestros  enemigos1,  y 
de  mano  de  todos  los  que  nos  aborre- 
cieron; 

79  Para  hacer  misericordia  coa  nues- 
tros Padres,  y  acordarse  de  su  santo 
concierte: 

73  Del  juramento  que  Juró  4  Abrahem 
nuestro  Padre, 

74  Que  nos  darla  él;  que  libertados  de 
las  manos  de  nuestros  enemigos,  le  ser- 
viríamos sin  temor, 

75  En  santidad  y  justicia  delante  de  él, 
todos  loe  dias  de  nuestra  vida» 

76  Tú,  empero,  ó!  niño,  profeta  del  Al- 

56 


Usimo  «eras  llamado  <  porque  iráa  de- 
lante de  la  fes  del  Señor,  para  aparejar 
suscaminoa: 

77  Dando  ciencia  de  salvación  á  su  pue- 
blo para  remisión  de  sus  pecados : 

78  Por  las  entrañas  de  misericordia  de 
nuestro  Dios,  con  que  aoa  visitó  de  lo 
alto  el  oriente, 

79  Para  dar  luz  á  loa  que  habitan  en 
tinieblas  y  a»  sombra  de  muerte;  para 
encaminar  nuestros  pies  por  camino  de 
paz. 

80  Y  el  niño  crecía,  y  era  confortado  en 
espíritu,  y  esturo  en  los  desiertos  hasta 
el  dia  que  se  mostró  á  Israel. 

CAFTTULO  II. 

Mace  Oisée  petra  me**  de  tofe  at  mm*  y  por  totee 
ammeiado  de  loe  amoeieed  lee  peetoru.  ilúteme- 
les le  visitan.  3.  E$  circuncidado  y  le  es  fmettú  et 
nombre  Jim.  4.  Jwe  tnavfre  té  püriflra  conforme 
d  la  ley  en  el  trapío,  deude  Stimmjmto  4>«e»  y 
profetisa  de  di;  oaetmámm  Antea  profetisa*  fre.  i. 
JHérdenle  loe  padree  habiendo  venido  d  la  fiesta  en 
Jerusalent,  y  tfwftoes  de  tres  dias  fe  Haltnn  m  el  ten» 
pío  dkmmeamie  eamsoedeeomm.  a  Vkmt  ton  titead 
A'emaretk,  y  les  eUd  sujeto  %  *c 

Y  ACONTECIÓ  en  aquellos  dias,  qne 
salió  un  edicto  de  parte  de  Augusto 
Cesar,  para  que  toda  la  tierra  mese  em- 
padronada. 

2  Este  empadronamiento  primero  fué 
hecho,  siendo  presidente  de  la  Syria  Cy- 
renio. 

3  Y  iban  todos  para  ser  empadronados 
cada  uno  á  su  ciudad. 

4  Y  subió  Joseph  de  Galilea,  de  la  ciu- 
dad de  Nazareth,  á  Judea,  á  la  ciudad 
de  David,  que  se  llama  Bcthlebcm,  por 
cuanto  era  de  la  casa  y  familia  de  David ; 

5  Para  ser  empadronado,  con  H aria  su 
muger  desposada  con  él,  la  cual  estaba 
preñada. 

6  Y  aconteció,  que  estando  ellos  allí; 
los  dias  en  que  ella  habla  de  parir  se 
cumplieron. 

7  7  parió  a  su  hijo  primogónito»y  le 
envolvió  en  pañales,  y  le  acostó  en  el 
pesebre;  porque  no  habla  lugar  para 
ellos  en  el  mesón. 

&  Y  habla  pastores  en  la  misma  tierra, 
que  velaban,  y  guardaban  las  velas  de  la 
noche  sobre  su  ganada 

9  Y,  he  aquí,  el  ángel  del  Señor  vino 
sobre  ellos ;  y  la  claridad  de  Dios  los  cer- 
có de  resplandor  de  todas  partes»  y  tu- 
vieron gran  temor. 

10  Mas  el  ángel  les  di)o:  No  temáis, 
porque,  he  aquí,  os  doy  nuevas  de  gran 
gozo,  que  será á  todo  el  pueblo: 

U  Que  os  es  nacido  hoy  Salvador,  que 


SAN  LUCA49. 


es  «1  Befior,  el  Cristo,  en  la  ciudad  de 
David 

12  T  esto  os  será  por  señal :  hallaréis  al 
aifto  envuelto  en  pañales,  echado  en  el 
pesebre. 

13  Y  repentinamente  apareció  con  el 
ángel  in  altitud  de  ejércitos  celestiales, 
que  alababan  á  Dios,  y  decían : 

14  Gloria  en  las  altaras  á  Dios,  y  en  la  tier- 
ra paz,  y  á  los  hombres  buena  voluntad. 

15  T  aconteció,  que  como  los  ángeles  se 
fueron  de  ellos  al  cielo,  los  pastores  dije- 
ron los  unos  á  los  otros :  Pasemos,  pues, 
hasta  Bethlehem,  y  veamos  este  negocio 
que  ha  hecho  Dios,  y  nos  ha  mostrado. 

16  Y  vinieron  apriesa,  y  hallaron  á  Ma- 
rte, y  á  Joseph,  y  al  niño  acostado  en  el 
pesebre. 

17  Y  viéndole,  hicieron  notorio  lo  que 
les  habla  sMLo  dicho  del  niño. 

18  Y  todos  los  qne  lo  oyeron,  se  mara- 
villaron délo  que  los  pastores  les  decían. 

19  Mas  María  guardaba  todas  estas  co- 
sas confiriéndote*  en  su  corazón. 

20  Y  ser  volvieron  los  pastores  glorifi- 
cando y  alabando  á  Dios  por  todas  las 
eosas  que  hablan  oído  y  visto,  como  les 
habla  si^o  dicho. 

21  Y  Y  pasados  los  ocho  dias  para  cir- 
cuncidar al  niño,  llamaron  su  nombre  Je- 
sús, el  cual  toé  asi  llamado  por  el  ángel  an- 
tes que  él  fuese  concebido  en  el  vientre. 

22  ^  Y  como  se  cumplieron  los  dias  de 
la  purificación  de  María  conforme  á  la 
ley  de  Moyses,  le  trajeron  á  Jerusalem 
para  presentarte  al  Señor, 

23  (Como  está  escrito  en  la  ley  del 
Señor:  Todo  varón  que  abriere  la  ma- 
triz, será  llamado  santo  al  Señor ;)   ' 

24  Y  para  dar  la  ofrenda,  conforme  á 
lo  que  está  dicho  en  la  ley  del  Señor, 
un  par  de  tórtolas,  ó  dos  palominos. 

25  Y,  he  aquí,  habla  un  hombre  en  Je- 
rusalem llamado  Simeón,  y  este  hombre, 
justo  y  piadoso,  esperaba  la  consolación 
de  Israel ;  y  el  Espíritu  8anto  era  sobre  el 

28  Y  habla  recibido  respuesta  del  Espi- 
rita Santo,  que  no  vería  la  muerte  antes 
que  viese  al  Cristo  del  Señor. 

27  Y  vino  por  el  Espíritu  al  templo. 
Y  como  metieron  al  niño  Jesús  sus  pa- 
dres en  el  templo,  para  hacer  por  él  con- 
forme á  la  costumbre  de  la  ley, 

28  Entonces  él  le  tomó  en  sus  brazos, 
y  bendijo  á  Dios,  y  dtfo : 

29  Ahora  despides,  Señor,  á  tu  siervo, 
conforme  á  tu  palabra,  en  pazt 

80  Porque  han  visto  mis  ojos  tu  salud, 
8pan.  55 


81  La  cual  has  aparejado  on  presencia 
de  todos  los  pueblos : 

82  Luz  para  ser  revelada  á  los  Gentiles, 
-y  la  gloria  de  tu  pueblo  Israel 

33  Y  Joseph  y  su  madre  estaban  mara- 
villados de  las  cosas  que  so  decían  de  él. 

84  Y  los  bendijo  Simeón,  y  díjo  á  su 
madre  María:  He  aquí,  que  este  niño  es 
puesto  para  calda  y  para  levantamiento 
de  muchos  en  Israel,  y  para  blanco  de 
contradicción ; 

-  35  (Y  á  tu  alma  de  tí  misma  traspasará 
espada,)  para  que  de  muchos  corazones 
sean  manifestados  los  pensamientos. 

86  Estaba  también  allí  Anua,  profetisa, 
hija  de  Phanuel,  de  la  tribu  de  Aser,  la 
cual  era  ya  de  grande  edad,  y  habla  vivi- 
do con  su  marido  siete  años  desde  su 
virginidad. 

87  Y  era  viuda  de  hasta  ochenta,  y  cua- 
tro años,' que  no  se  apartaba  del  templo, 
en  ayunos  y  oraciones  sirviendo  á  Dio* 
de  noche  y  do  dia. 

88  Y  esta  sobreviniendo  en  la  misma 
hora,  juntamente  daba  alabanzas  al  Se- 
ñor, y  hablaba  de  él  á  todos  los  que  espe- 
raban la  redención  en  Jerusalem. 

89  Mas  como  cumplieron  todas  las  co- 
sas según  la  ley  del  Señor,  se  volvieron 
á  Galilea,  á  su  ciudad  de  Nazareth. 

40  Y  el  niño  crecía,  y  era  confortado  en 
espirita,  y  henchíase  de  sabiduría;  y  la 
gracia  de  Dios  era  sobre  éL 

41  Y  iban  sus  padres  todos  los  años  á 
Jerusalem  en  la  fiesta  de  la  pascua. 

42  Tí  Y  como  fué  de  doce  años,  ellos 
subieron  á  Jerusalem  conforme  á  la  cos- 
tumbre de  la  fiesta. 

43  Y  acabados  los  dias,  volviendo  ellos, 
se  quedó  el  niño  Jesús  en  Jerusalem,  sin 
saberte  Joseph  y  su  madre. 

44  Y  pensando  que  estaba  en  la  compa- 
ñía, anduvieron  camino  de  un  día ;  y  le 
buscaban  entre  los  parientes,  y  entre  los 
conocidos. 

45  Y  como  no  le  bailasen,  volvieron  á 
Jerusalem,  buscándole. 

46  Y  aconteció,  que  tres  dias  después  le 
hallaron  en  el  templo,  sentado  en  medio 
de  los  doctores,  oyéndoles,  y  preguntán- 
doles. 

47  Y  todos  los  que  le  oian,  estaban  fuera 
do  sí  por  su  entendimiento  y  respuestas. 

48  Y  como  le  vieron,  se  espantaron ;  y 
le  djjo  su  madre:  Hijo,  ¿por  qué  nos  has 
hecho  así  ?  He  aquí,  tu  padre  y  yo  te  he- 
mos buscado  con  dolor. 

49  Entonces  £1  les  dice:    ¿Qué  hay? 

59 


SAN  LUOÁB. 


¿por  qué  me  bascabais?  ¿No  sabíais 
que  en  los  negocios  que  son  de  mi  Padre 
me  conviene  estar? 

50  Mas  ellos  no  entendieron  las  pala- 
bras que  les  habló. 

51  T  Y  descendió  con  ellos,  y  vino  á  Na- 
zareth,  y  estaba  sujeto  á  ellos.  Y  su  ma- 
dre guardaba  todas  estos  cosas  en  su  co- 
razón. 

62  Y  Jesús  crecía  en  sabiduría,  7  en  esta- 
tura, y  en  favor  acerca  de  Dios  y  de  los 
hombres. 

CAPITULO  IH 

El  tiempo  enqmel  Mantieta  por  dispensación  de  Dios 
y  por  mtvcacim  eowttmd  m  mmirterio,  m  Iwawt» 
efe  su  doctrina  conforme  á  las  disertas  suertes  de 
gentes  que  venían  dét  i.  Testifica  que  él  no  e$  él 
Mesías.  8.  El  Señor  es  beMffsmdo  petrel:  el  Padre  y 
él  Espíritu  Santo  te  dan  testimonia  eenwmle  }f  vitwft* 
4.  El  catálogo  de  la  generación  de  Grieto  según  la 
carne,  harta  mostrarle  cuanto  d  ella  descendiente 
de 


Y  EN  el  ano  quince  del  imperio  de 
Tiberio  Cesar,  siendo  presidente  de 
Judea  Poncio  Pilato,  y  Heredes  tetrarca 
de  Galilea,  y  su  hermano  Felipe  tetrarca 
de  Iturea  y  de  la  provincia  de  Traconlte, 
y  Lysania  tetrarca  de  Abilina; 

2  Siendo  sumos  sacerdotes  Aunas  y 
Caifas,  fué  la  palabra  del  Befior  á  Juan, 
hijo  de  Zacharias,  en  el  desierto. 

3  Y  él  Tino  en  toda  la  tierra  al  derredor 
del  Jordán,  predicando  el  bautismo  de  ar- 
repentimiento para  remisión  de  pecados ; 

4  Como  está  escrito  en  el  libro  de  las 
palabras  del  profeta  Isaías,  que  dice: 
Voz  del  que  clama  en  el  desierto :  Apare- 
jad el  camino  del  Señor,  haced  derechas 
sus  sendas. 

5  Todo  valle  se  henchirá,  y  todo  mon- 
te y  collado  se  abajará ;  y  lo  torcido  se- 
rá en  derezado,  y  los  caminos  ásperos 
allanados; 

6"  Yverá  toda  carne  la  salracf  on  de  Dios. 

7  Y  decia  á  las  multitudes  que  sallan 
para  ser  bautizadas  por  él :  Generación 
de  víboras,  ¿  quién  os  ensenó  á  huir  de 
la  ira  que  vendrá? 

8  Haced,  pues,  frutos  dignos  de  arrepen- 
timiento, y  no  comencéis  á  decir  en  vo- 
sotros mismos:  Por  padre  tenemos  á 
Abraham;  porque  os  digo,  que  puede 
Dios,  aun  de  estas  piedras,  levantar  hijos 
á  Abraham. 

9  Y  ya  también  la  hacha  esta  puesta  á 
la  raíz  de  los  árboles :  todo  árbol  pues 
que  no  hace  buen  fruto,  es  talado,  y 
echado  en  el  fuego. 

10  Y  las  multitudes  le  preguntaban,  di- 
ciendo :  i  Pues,  qué  haremos  ? 

«0 


11  Y  respondiendo,  les  dtyo?  Cl  que 
tiene  dos  ropas,  dé  al  que  no  tiene;  y  el 
que  tiene  alimentos,  haga  lo  mismo. 

12  Y  vinieron  también  publícanos  par* 
ser  bautizados,  y  le  dijeron :  ¿  Maestro, 
qué  haremos  nosotros  ? 

13  Y  él  les  dtyo :  No  demandéis  mas  de 
lo  que  os  está  ordenado. 

14  Y  le  preguntaron  también  los  solda- 
dos, diciendo:  Y  nosotros,  ¿qué  hare- 
mos ?  Y  les  dice :  No  maltratéis  á  nadie, 
ni  Oprimáis ;  y  sed  contentos  eon  vues- 
tros salarlos. 

15  1  Y  estando  el  pueblo  esperando,  y 
pensando  todos  de  Juan  en  sus  corazo- 
nes, si  él  ráese  el  Cristo, 

16  Respondió  Juan,  diciendo  ánodos: 
Yo,  á  la  verdad,  os  bautizo  con  agua; 
mas  viene  uno  que  es  irías  poderoso  qne 
yo,  de  quien  no  soy  digno  de  desatar  na 
correa  de  tus  zapatos:  él  os  bautizará 
con  el  Espíritu  Santo  y  eon  fuego. 

17  Cuyo  abentador  tntd  en  su  mano;  7 
limpiará  su  era,  y  juntará  el  trigo  en  su 
alfolí ;  mas  quemará  la  paja  en  fuego  qne 
nunca  Be  apagará. 

18  Así  que  amonestando  otras  macha* 
cosas  también,  anunciaba  el  evangelio  al 
pueblo. 

19  Entonces  Heredes  el  tetrarca,  stefid» 
reprendido  por  él  á  causa  de  Herodlas, 
muger  de  Felipe  su  hermano,  y  de  todas) 
las  maldades  que  habla  hecho  Heredes, 

20  Anadió  también  esto  sobre  todo,  que 
encerró  á  Juan  en  la  cárcel. 

21  ^  Y  aconteció,  que  como  todo  el 
pueblo  fué  bautizado,  y  Jesús  también 
ráese  bautizado,  y  orase,  el  cielo  se  abrió, 

23  Y  descendió  el  Espíritu  Santo  en 
forma  corporal,  como  paloma,  sobre  é"L 
y  vino  una  voz  del  cielo  que  decía:  Tú 
eres  mi  Hijo  amado,  en  tí  es  mi  placer. 

28  Y  Y  el  mismo  Jesús  etftnenzaba  á 
ser  como  de  treinta  afios,  siendo  (coma 
se  creía,)  hijo  de  Joseph,  qué  Alé  bife  dn 
Heli, 

24  Que  fué  deMatthat,  que  ráé  dcLevf, 
que  ráé  de  Melchi,  que  fué  de  Jaime,  qu« 
ráé  de  Joseph, 

25  Que  ráé  de  Mattsthlas,  que  ráé  do 
Amos,  qne  ráé  de  Naumrque  ráé  do 
Esli,  que  ráé  de  Nagge, 

25  Que  fué  de  Maath,  que  ráé  de  Matta- 
thlas,  que  ráé  de  8emei,  que  ráé  4e  Jo- 
seph, que  fué  de  Juda, 

27  Que  ráé  de  Joanna,  qne  ráé  dé  Asesa, 
que  ráé  de  Zorobabel,  que  fué  de  flahv 
thlel,qaeiuédeNeri, 


SAN  LUCAS. 


28  Qtie  fué  de  Melctfi,  que  fué  de  Addi, 
que  fué  de  Cosam,  qne  fué  de  Elmodam, 
que  fué  de  Er, 

39  Que  fué  de  José,  que  ftié  de  Eliezer, 
que  fué  de  Jorim,  que  fué  de  Mattbat, 
que  fué  de  Lev!, 

80  Que  fué  de  Simeón,  que  fué  de  Jnda, 
que  fué  de  Joseph,  que  fué  de  Jonan, 
que  fué  de  Eliacim, 

81  Que  fué  de  Melca,  que  fué  de  Menan, 
que  fuá  de  Mattatha,  que  fué  de  Nathan, 
que  fué  de  David, 

83  Que  fué  de  Jesse,  que  fué  de  Obed, 
que  fué  de  Booz,  que  fué  de  Salmón,  que 
fué  de  Naaeon, 

88  Que  fué  de  Aminadab,  que  fué  de 
Aram,  que  fué  de  Es  rom,  que  fué  de 
Fnares,  que  ftié  de  Jada, 

84  Que  fué  de  Jacob,  que  fué  de  Isaac, 
que  fué  de  Abruham,  que  fué  de  Thanft, 
que  fué  de  Nachor, 

85  Que  fue*  de  Saruch,  que  fué  de  Ragau, 
que  fué  de  Phaleg,  que  fué  deHeber,  que 
fué  de  Sala, 

86  Que  fué  de  Calnan,  que  fué  de  Ar- 
phaxad,  que  fué  de  Sem,  que  fué  de  Noe, 
que  fué  de  Lamech, 

87  Que  fué  de  Muthusala,  que  fué  de 
Henoch,  que  fué  de  Jared,  que  fué  de 
MaWeel,  que  fué  de  Cahian, 

88  Que  fué  de  Henos,  que  fué  de  Setn, 
que  ftié  de  Adam,  que  fué  de  Dio». 

CAPITULO  IV. 

JSi  tentado  el  Señor  y  vence  al  tentador.  2.  Fieme  d 
predicar  contentando  denle  Kazareth,  tugar  de  tu 
habitación,  donde  loe  de  la  ciudad  en  pago  de  en 
doctrina  le  qmertndeapefiar.  9.  Predio»  en  Umper- 
«aum,  donde  eana  d  vn  endemoniado  en  la  tittago~ 
ga.  4.  Detone*,  á  la  suegra  de  Pedro,  y  d  otro» 
mncnot  enferteoe* 

Y  JESÚS,  lleno  del  Espirita  Santo, 
volvió  del  Jordán,  y  fué  llevado  pos 
el  Espíritu  al  desierto* 
9  Por  cuarenta  días,  y  era  tentado  del 
diablo.  Y  na  comió  cosa  alguna  en  aque- 
llos días:  los  cuales  pasados,  después 
turo  hambre. 

8  Entonces  el  diablo  le  dtf© :  8t  eres  Hijo 
de  Dios,  di  á  esta  piedra  que  se  naga  pan. 

4  Y  Jesús  respondiéndole,  dijo:  Escrito 
está :  Que  no  con  pan  solo  Tivird  el  hom- 
bre, mas  conHoda  palabra  de  Dios. 

5  Y  le  llevó  el  diablo  á  un  alto  monte, 
y  le  mostró  todos  los  reinos  de  la  tierra 
habitada  en  un  momento  de  tiempo. 

6  Y  le  dijo  «1  diablo:  A  ti  te  daré  esta 
potestad  toda,  y  la  gloria  de  ellos;  por* 
que  á  mi  ea  entregada,  y  á  quien  quiero 
¿doy. 


7  Tó,  pues,  sf  adorares  detento  de  mi, 
serán  todos  tuyos. 

8  Y  respondiendo  Jesús,  le  dijo:  Quí- 
tate de  delante  de  mi,  Satanás ;  porque 
escrito  está :  Al  8eñor  Dios  tuyo  adora- 
rás, y  á  él  solo  servirás. 

9  Y  le  llevó  á  Jernsalem,  y  le  puso  so- 
bre las  almenas  del  templo,  y  le  <HJo :  SI 
eres  Hijo  de  Dios,  échate  de  aqui  abajo. 

10  Porque  escrito  está:  Que  á  sus  án- 
geles te  encomendará,  para  que  te  guar- 
den; 

11  Y  que  en  tus  manos  te  llevarán,  por- 
que nunca  hieras  tu  pié  en  piedra. 

19  Y  respondiendo  Jesús,  le  dijo:  Di- 
cho está:  No  tentarás  al  Señor  tu  Dios. 

18  Y  acabada  toda  la  tentación,  el  dia- 
blo se  separó  de  él  por  algún  tiempo. 

14  5  Y  Jesús  volvió  en  virtud  del  Espí- 
ritu á  Galilea,  y  salió  la  fama  de  él  por 
toda  la  tierra  de  al  derredor. 

15  Y  él  ensenaba  en  las  sinagogas  de 
ellos,  y  era  glorificado  de  todos. 

1*5  %  Y  vino  á  Nasaretn,  donde  habla 
sido  criado,  y  entró,  conforme  á  su  cos- 
tumbre, el  día  del  sábado  en  la  sinagoga, 
y  se  levantó  á  leer. 

17  Y  le  ftié  dado  el  Moro  del  profeta 
Isnias ;  y  como  desarrolló  el  libro,  halló 
el  lugar  donde  estaba  escrito : 

18  El  Espíritu  del  Señor»,  sobre  mi, 
por  cnanto  me  ha  ungido;  par*  dar  bue- 
nas nueras  A  loe  pobres  me  ha  enviado ; 
para  sanar  á  los  quebrantados  de  dora- 
son  ;  para  publicar  á  los  cautivos  reden- 
don,  y  á  los  ciegos  vista;  para  poner  en 
libertad  á  los  oprimidos ; 

19  Para  predicar  el  ano  agradable  de! 
Señor. 

30  Y  arrollando  d  libro,  como  fe  dio  al 
ministro,  se  sentó ;  y  los  ojos  de  todos  en 
la  sinagoga  se  clavaron  en  él. 

21  Y  comentó  á  decirles:  Hoy  se  ha 
campado  este  escritura  en  vuestros  oí- 
dos. 

33  Y  todos  le  daban  testimonio,  y  esta- 
ban maravillados  de  las  palabras  de  gra- 
cia que  sallan  de  su  boca,  y  decían :  ¿No 
es  este  el  hfjo  de  Joseph  t 

38  Y  les  dijo :  Sin  duda  me  diréis  este 
refrán :  Médico,  eurate  á  ti  mismo :  de 
tantas  cosas  que  hemos  oído  haber  sido 
hechas  en  Capernaum,  haz  también  aquí 
en  tu  tierra. 

34  Y  dijo :  De  cierto  os  digo,  que  nin- 
gún profeta  es  acepto  en  su  tierra, 

35  En  verdad  os  digo,  que  muchas  viu- 
das habla  en  Israel  en  los  diae  de  Ellas, 

61 


SA.N  hVCéLS. 


cuando  el  cielo  Alé  cerrado  por  tres  afios 
y  seis  meses,  que  hubo  grande  hambre 
en  toda  la  tierra: 

26  Mae  á  ninguna  do  ellas  fué  enviado 
Ellas,  sino  á  Sareptba  de  Sidon,  á  una 
muger  viuda. 

27  Y  muchos  leprosos  habla  en  Israel 
en  tiempo  del  profeta  Elíseo ;  mas  nin- 
guno de  ellos  fué  limpio,  sino  Naaman 
elSyro. 

28  Entonóos  todos  en  la  sinagoga  fue- 
ron llenos  de  Ira,  oyendo  estas  cosas. 

29  Y  levantándose,  le  echaron  fuera  de 
la  ciudad,  y  le  llevaron  hasta  la  cumbre 
del  monte,  sobre  el  cual  la  ciudad  de  ellos 
estaba  edificada,  para  despenarle. 

80  Mas  él,  pasando  por  medio  de  ellos, 
se  fué. 

31  1  Y  descendió  á  Capernaum,  ciudad 
de  Galilea,  y  allí  los  enseñaba  en  los  sá- 
bados. 

32  Y  estaban  fuera  de  si  de  su  doctrina ; 
porque  su  palabra  era  con  potestad. 

38  T  estaba  en  la  sinagoga  un  hombro 
quo  tenia  un  espíritu  de  un  demonio  In- 
mundo, el  cual  exclamó  á  gran  vos, 

34  Diciendo:  Déjanos,  ¿qué  tenemos 
nosotros  que  ver  contigo,  Jeras  Nazare- 
no ?  ¿  Has  venido  á  destruirnos  1  Yo  te 
conozco  quién  eres,  *m  el  Santo  de  Dios. 

8$  Y  Jesús  le  riñió,  diciendo :  Enmu- 
dece, y  sal  de  éL  Entonces  el  demonio, 
derribándole  en  medio,  salió  de  él;  y  no 
le  biso  daño  alguno. 

36  Y  cayó  espanto  sobre  todos,  y  habla* 
ban unos á otros, diciendo:  ¿Qmé palabra 
es  esta,  que  con  autoridad  y  poder  manda 
á  los  espíritus  inmundos,  y  salen? 

87  Y  la  fama  de  él  se  divulgaba  de  to- 
das partes  por  todos  los  lugares  de  la 
comarca. 

88  *¡  Y  levantándose  Jesús  de  la  sina- 
goga, se  entró  en  casa  de  Simón ;  y  la 
suegra  de  Simón  estaba  con  una  grande 
fiebre ;  y  le  rogaron  por  ella. 

39  Y  volviéndose  hacia  ella,  riñió  á  la 
fiebre,  y  la  fiebre  la  dejó ;  y  ella  levantán- 
dose luego,  les  sirvió. 

40  Y  poniéndose  el  sol,  todos  los  que 
tenían  enfermos  de  diversas  enfermeda- 
des, los  traían  á  él ;  y  él,  poniendo  las  ma- 
nos sobre  cada  uuo  de  ellos,  los  sanaba. 

41  Y  sallan  también  demonios  de  mu- 
chos, dando  voces,  y  diciendo :  Tú  eres 
el  Cristo,  el  Hijo  de  Dios;  mas  él  riflién- 
dofa  no  los  dejaba  hablar,  porque  sabiau 
que  él  era  el  Cristo. 

42  Y  siendo  ya  de  dia  salió,  y  se  fué  á 


un  lugar  desierto ;  y  loa  gentes  íe  busca- 
ban, y  vinieron  hasta  él ;  y  le  detenían 
para  que  no  se  apartase  de  ellos. 

43  Y  él  les  dtfo:  También  á  otras  ciu- 
dades es  menester  quo  yo  anuncie  el 
evangelio  del  reino  de  Dios ;  porque  pa- 
ra esto  soy  enviado* 

44  Y  predicaba  en  las  sinagogas  de  Ga- 
lilea. 

CAPITULO  V. 

Fredica  desde  una  nattdlamuWtmi  entierro,  i.  La 
vocación  d*  Pedro,  v  de  los  kijosdeBebcdeo.  ¿Soma 
dan  leproso,  é*  Sanad  un partditieo  delante  de loe 
Fariseos,  con  que  le*  convence  que  tiene  también  au- 
toriéad  para  perdonar  pecado*.  S.  La  vocación  do 
Jfatco,  u  tu  conversación  con  loo  pobticanoe  w  poco»* 
dore*  contra  el  ingenio  o  aprobación  de  looForiitso, 
d  lo»  cuate»  da  la  rosón  de  eXJo.  &  Añmitmo  le»  de- 
clara por  qué  tu»  discípulo»  no  apunen  por  entonce». 
7.  También,  por  qué  loo  Fariseos  y  doctores  do  *o.leu> 
no  Jateen  admitido»  d  tu  evanmelia,  ¡fe 

Y  ACONTECIÓ,  que  estando  él  Jun- 
to al  logo  de  Qennesaret,  la  multi- 
tud se  derribaba  sobre  él  por  oir  la  pala- 
bra de  Dios. 

2  Y  vló  dos  naves  que  estaban  cerca  de 
la  orilla  del  lago;  y  los  pescadores,  ha- 
biendo descendido  de  ellas,  lavaban  sus 
redes. 

3  Y  entrado  en  una  de  estas  naves,  la 
cual  era  de  Simón,  le  rogó  que  la  des- 
viase de  tierra  un  poco ;  y  sentándose, 
ensenaba  desde  la  nave  al  pueblo. 

4  f  Y  como  cesó  de  hablar,  d^o  á  Si- 
món :  Entra  en  alta  mar,  y  echad  vues- 
tras redes  para  pescar. 

5  Y  respondiendo  Simón,  le  dijo :  Maes- 
tro, habiendo  trabajado  toda  la  noche, 
nuda  hemos  tomado ;  mas  en  tu  palabra 
echaré  la  red. 

6  Y  habiéndolo  hecho,  encerraron  tan 
gran  multitud  de  peces,  que  su  red  se 
rompía. 

7  Y  hicieron  senas  á  los  compañeros 
que  estaban  en  la  otra  nave,  que  viniesen 
á  ayudarles;  y  vinieron,  y  llenaron  am- 
bas a*ves  de  tal  manera  que  se  anegaban. 

8  Lo  cual  viendo  Simón  Pedro,  ae  derri- 
bó á  las  rodillas  de  Jesús,  dieiendo:  Su- 
te de  conmigo,  Señor,  porque  soy  hom- 
bre pecador. 

9  Porque  temor  le,  habla  rodeado,  y  á 
todos  los  que  estaban  con  H,  á  causa  de 
la  presa  de  los  peces  que  hablan  tomado : 

10  -Y  asimismo  á  Santiago  y  á  Juan,  hi- 
jo» de  Zebedeo,  que  eran  componeros  de 
Simón.  Y  Jesús  dijo  á  Simón :  No  te- 
mas :  desde  ahora  tomarás  hombres. 

11  Y  como  llegaron  á  tierra  la»  nares, 
dejándolo  todo,  le  siguieron. 


SAN  LUCAS. 


12  ^  Y  aconteció  que  estando  en  una 
dudad,  he  aquí,  un  hombre  lleno  de  le- 
pra, el  cual  viendo  á  Jesús,  postrándose 
sobre  el  rostro  le  rogó,  diciendo :  Señor, 
si  quisieres,  puedes  limpiarme. 

13  Entonces  extendiendo  la  mano  le  to- 
có, diciendo:  Quiero:  sé  limpio.  Y  luego 
la  lepra  se  fué  de  éL 

14  Y  él  le  mandó  que  no  lo  dijese  á 
nadie:  Mas  vé  {le  dice,)  muéstrate  al  sa- 
cerdote, y  ofrece  por  tu  limpieza,  como 
mandó  Moyscs,  por  testimonio  á  ellos. 

15  Empero  el  hablar  de  él  andaba  tanto 
mas;  y  se  juntaban  grandes  m altitudes 
á  oír,  y  ser  sanados  por  él  de  sus  enfer- 
medades. 

16  Mas  él  se  apartaba  á  los  desiertos,  y 
oraba. 

17  t  Y  aconteció  un  día,  que  él  estaba 
ensenando,  y  Fariseos  y  doctores  de  la 
ley  estaban  sentados,  los  cuales  hablan 
Tenido  de  todas  las  aldeas  de  Galilea,  y 
de  Jadea,  y  de  Jcrosalem;  y  la  virtud 
del  Señor  estaba  aüi  para  sanarlos. 

18  Y,  he  aqui,  unos  hombres,  que  traían 
en  una  cama  un  hombre  que  estaba  para- 
lítico ;  y  bascaban  por  donde  meterle,  y 
ponerte  delante  de  él. 

19  Y  no  bailando  por  donde  meterle  á 
causa  de  la  multitud,  subieron  encima 
de  la  casa,  y  por  el  tejado  le  bajaron 
con  la  cama  en  medio,  delante'  de  Jesús. 

20  El  cual,  viendo  la  fé  de  ellos,  le  dice : 
Hombre,  tus  pecados  te  son  perdonados. 

21  Entonces  los  escribas  y  los  Fariseos 
comenzaron  á  pensar,  diciendo :  ¿  Quién 
es  este  que  habla  blasfemias?  ¿Quién 
puede  perdonar  pecados,  sino  solo  Dios  ? 

23  Jesús  entonces,  conociendo  los  pen- 
samientos de  ellos,  respondiendo  les  di- 
jo :  ¿Qué  pensáis  en  vuestros  corazones  ? 

23  ¿Cuál  es  mas  fácil;  decir:  Tus  pe- 
cados te  son  perdonados;  ó  decir:  Le- 
vántate, y  anda? 

24  Pues  porque  sepáis  que  el  Hijo  del 
hombre  tiene  potestad  en  la  tierra  de 
perdonar  pecados,  (dice  al  paralitico:) 
A  ti  digo:  Levántate,  toma  tu  cama;  y 
vétg  á  tu  casa, 

,  25  Y  luego,  él,  levantándose  en  presen- 
cia de  cllosry  tomando  aquello  en  que 
estaba  echado,  se  Aló  á  su  casa  glorifican- 
do á  Dios. 

26  Y  tomó  espanto  á  todos,  y  glorifica- 
ban á  Dios ;  y  fueron  llenos  de  temor, 
diciendo :  Hemos  visto  maravillas  hoy. 

27  í  Y  después  de  estas  cosas  salló ;  y 
-fió  á  un  publicano  llamado  Levi,  senta- 


do al  banco  de  los  tributos, y  le  dijo: 
Sigúeme. 

28  Y  dejadas  todas  cosas,  levantándose, 
le  siguió. 

29  Y  hizo  Levi  un  gran  banquete  en  su 
casa,  y  habla  mucha  compañía  de  publí- 
canos, y  de  otros,  los  cuales  estaban  á  la 
mesa  con  ellos. 

90  Y  los  escribas  y  los  Fariseos  mur- 
muraban contra  sus  discípulos,  diciendo : 
¿  Por  qué  coméis  y  bebéis  con  los  publí- 
canos y  pecadores  ? 

31  Y  respondiendo  Jesús,  les  dijo :  Los 
que  están  sanos  no  han  menester  médi- 
co, sino  los  que  están  enfermos. 

32  No  he  venido  á  llamar  á  los  justos, 
sino  á  los  pecadores  á  arrepentimiento. 

33  1  Entonces  ellos  lo  dijeron:  ¿Por 
qué  los  discípulos  de  Juan  ayunan  mu- 
chas veces,  y  hacen  oraciones,  y  asimis- 
mo los  de  los  Fariseos ;  mas  tus  discípu- 
los comen  y  beben  ? 

34  Y  él  les  dijo :  ¿Podéis  hacer  que  los 
que  están  de  bodas  ayunen,  entre  tanto 
que  el  esposo  está  con  ellos  ? 

35  Empero  vendrán  dias  cuando  el  es- 
poso les  será  quitado;  entonces  ayuna- 
rán en  aquellos  días. 

36  U  Y  íes  decía  también  una  parábola: 
Nadie  pone  remiendo  de  paflo  nuevo  en 
vestido  viejo :  de  otra  manera  el  nuevo 
rompe,  y  al  viejo  no  conviene  remiendo 
nuevo. 

37  Y  nadie  echa  vino  nuevo  en  cueros 
viejos:  de  otra  manera  el  vino  nuevo 
romperá  los  cueros,  y  el  vino  se  derra- 
mará, y  los  cueros  se  perderán. 

38  Mas  el  vino  nuevo  en  cueros  nuevos 
se  ha  de  echar;  y  lo  uno  y  lo  otro  se 
conserva, 

39  Y  ninguno  que  bebiere  el  viejo,  quie- 
re luego  el  n.uevo ;  porque  dice :  El  viejo 
es  mejor. 

CAPITULO  YL 

De  la  legitima  guarda  del  sábado,  J.  La  elección  do 
los  doce.  8.  Muestra  la  bienaventuranza  del  evan- 
gelio, bu  ingenio,  y  tu  tmerU  en  el  mundo,  y  la  mise» 
ria  de  iodo  lo  dama»,  gm  la  come  juzgo  ser  biena- 
venturanza, i.  Precepto*  y  doctrina»  evangétscast 
aunque  fuera  de  tala  carnal  opinión,  pvr  el  seguí- 
miento  g  práctica  de  las  cuales  se  probará  la  verda- 
dera regeneración  del  cielo,  ipc.  5.  SI  verdadero 
cristiano  en  la  tentación  o»  pareoe,  g  asimismo  ol 
hipócrita. 

Y  ACONTECIÓ  que  pasando  él  por 
eutre  los  panes  el  segundo  sábado 
después  del  primero,  sus  discípulos  ar- 
rancaban espigas,  y  comían,  estregando» 
la*  entre  las  manos. 
2  Y  algunos  de  los  Fariseos  les  dtferon : 


SAN  LUCAS. 


I  Por  qné  hacéis  lo  que  no  es  licito  hacer 
en  los  sábados  ? 

S  Y  respondiendo  Jetos,  les  dtyo :  ¿  NI 
aun  esto  habéis  leído,  lo  que  hizo  David 
cnando  tuvo  hambre,  él,  y  los  qne  con  él 
estaban  ? 

4  ¿Cómo  entró  en  la  casa  de  Dios/ y 
tomó  los  panes  de  la  proposición,  y  co- 
mió, y  dio  también  á  los  qne  estaban 
con  él;  los  cuales  no  era  licito  comer, 
sino  á  solos  los  sacerdotes  ? 

5  Y  les  decía:  El  HJjo  del  hombre  es 
Señor  aun  del  sábado, 

6  T  Y  aconteció  también  en  otro  sába- 
do, que  él  entró  en  la  sinagoga  y  ense- 
ñó ;  y  estaba  allí  un  hombre  qne  tenia 
la  mano  derecha  seca. 

7  Y  le  acechaban  los  escribas  y  los  Fa- 
riseos, si  sanaría  en  sábado,  por  hallar 
de  qné  le  acusasen. 

8  Mas  él  sabia  los  pensamientos  de 
ellos ;  y  dijo  al  hombre  que  tenia  la  ma- 
no seca :  Levántate,  y  ponte  en  medio. 
Y  él  levantándose,  se  puso  en  pié. 

9  Entonces  Jesús  les  dice:  Pregunta- 
ros he  una  cosa:  ¿Es  licito  en  sábados 
hacer  bien,  ó  hacer  mal  ?  ¿  salvar  la  vida, 
ó  matar? 

10  Y  mirándolos  á  todos  en  derredor, 
dice  al  hombre :  Extiende  tu  mano,  y  él 
lo  hizo  asi,  y  su  mano  fué  restituida  sana 
como  la  otra. 

11  Y  ellos  fueron  llenos  de  rabia,  y  ha- 
blaban los  unos  á  los  otros  qué  harían  á 
Jesús.   , 

12  T  Y  aconteció  en  aquellos  días,  que 
fué  á  orar  en  un  monte,  y  pasó  la  noche 
orando  á  Dios. 

13  Y  como  fué  do  día,  llamó  á  sus  dis- 
cípulos ;  y  escogió  doce  de  ellos,  los  cua- 
les también  llamó  Apóstoles : 

14  A  Simón,  al  cual  también  Hamo  Pe- 
dro, y  á  Andrés  su  hermano,  Santiago  y 
Juan,  Felipe  y  Bartolomé, 

15  Mateo  y  Tomas,  y  8anttago,  hijo  de 
Alífeo,  y  Simón,  el  que  se  llama  Zelador, 

16  Judas  hermano  de  Santiago,  y  Judas 
Iscariote,  qne  también  fué  el  traidor. 

17  f  Y  descendió  con  ellos,  y  se  paró 
en  un  lugar  llano ;  y  la  compañía  de  sus 
discípulos,  y  una  grande  multitud  de 
iraebio  de  toda  Jadea,  y  de  Jerusalem,  y 
de  la  costa  úq  Tyro  y  do  84don,  que  ha- 
bían venido  á  oírle,  y  para  ser  sanados 
de  sus  enfermedades ; 

18  Y  otros  que  hablan  sido  atormenta- 
dos de  espíritus  inmundos;  y  eran  sanos. 

10  Y  toda  la  multitud  procuraba  de  to- 
64 


carie;  porque  salla  de  él  virtud,: 
ba  á  todos. 

20  Y  alzando  él  los  ojos  sobre  sus  dis- 
cípulos, decía:  Bienaventurados  los  po- 
bres ;  porque  vuestro  es  el  reino  de  Dios. 

21  Bienaventurados  los  que  ahora  tenéis 
hambre;  porque  seréis  hartos.  Biena- 
venturados los  que  ahora  lloráis ;  porque 
reiréis, 

22  Bienaventurados  sois  cuando  los 
hombres  os  aborrecieren,  y  cuando  os 
apartaren  de  sí,  y  os  denostaren,  y  dese- 
charen vuestro  nombre  como  malo,  por 
causa  del  H\jo  del  hombre. 

23  Gózaos  en  aquel  dia,  y  alegraos ;  por- 
que, he  aqui,  vuestro  galardón  es  grande 
en  los  cielos ;  porque  asi  hadan  sus  pa- 
dres á  los  profetas. 

24  Mas  ¡ay  de  vosotros  ricos!  porque 
tenéis  vuestro  consuelo. 

25  ¡  Ay  de  vosotros,  los  que  estáis  har- 
tos! porque  tendréis  hambre.  ¡Ay  de 
vosotros,  los  que  ahora  reis !  porque  la- 
mentaréis y  lloraréis. 

26  jAy  de  vosotros,  cuando  todos  los 
hombres  dieren  bien  de  vosotros !  por- 
que así  hacían  sus  padres  á  los  falsos 
profetas. 

27  t  Mas  á  vosotros  los  que  -oís,  digo: 
Amad  á  vuestros  enemigos :  haced  bien 
á  los  que  os  aborrecen. 

28  Bendecid  á  los  que  os  maldicen ;  y 
orad  por  los  que  os  calumnian. 

20  Y  al  que  te  hiriere  en  una  mejilla, 
dale  también  la  otra ;  y  del  que  te  qui- 
tare la  capa,  no  le  impidas  llevar  el  sayo 
también. 

80  Y  á  cualquiera  que  te  pidiere,  da,  y 
al  que  tomare  lo  que  es  tuyo,  no  se  lo 
vuelvas  á  pedir. 

31  Y  como  queréis  que  os  hagan  los 
hombres,  hacédlcs  también  vosotros  asi. 

82  Porque  si  amáis  á  los  que  os  aman, 
i  qué  gracias  tendréis  ?  porque  también 
los  pecadores  aman  á  los  que  los  aman. 

83  Y  si  hiciereis  bien  á  los  que  os  hacen 
bien,  ¿  qué  gracias  tendréis  ?  porque  tam- 
bién los  pecadores  hacen  lo  mismo. 

84  Y  si  prestareis  á  aquellos  de  quienes 
esperáis  recibir,  ¿qué  gracias  tendréis? 
porque  también  los  pecadores  prestan  á 
los  pecadores,  para  recibir  otro  tanto. 

85  Amad  pues  á  vuestros  enemigos;  y 
haced  bien,  y  emprestad,  no  esperando  de 
ello  nada;  y  será  vuestro  galardón  gran- 
de, y  seréis  mjos  del  Altísimo ;  porque  él 
es  benigno  aun  para  con  los  ingratos  y 

h*maU*         Digitizedby  G00gk 


SAN  LUGAS. 


8$  Sed  pues  misericordiosos,  como  tam- 
bién vuestro  Podre  es  misericordioso. 

87  No  juzguéis,  y  no  seréis  juzgados : 
no  condenéis,  y  no  seréis  condenados: 
perdonad,  y  seréis  perdonados : 

88  Dad,  y  se  os  dará :  medida  buena, 
apretada,  remecida,  y  rebosando  darán 
en  vuestro  regato ;  porque  con  la  misma 
medida  que  midiereis,  os  será  vuelto  á 
medir. 

89  T  les  decia  una  parábola :  ¿  Puede  el 
eiego  guiar  al  ciego  t  ¿no  caerán  ambos 
en  el  hoyo  ? 

40  £1  discípulo  no  es  sobre  su  maestro; 
mas  cualquiera  que  fuere  como  su  maes- 
tro, será  perfecta 

41  ¿Y  por  qué  miras  la  arista  que  está 
en  el  ojo  de  tu  hermano,  y  la  viga  que 
mtd  en  tu  propio  ojo  no  consideras  ? 

42  ¿O  cómo  puedes  decir  á  tu  hermano : 
Hermano,  deja,  echaré  fuera  la  arista  que 
está  en  tu  ojo,  no  mirando  tú  la  viga  que 
está  en  tu  ojo?    Hipócrita,  echa  fuera 

-  primero  de  tu  ojo  la  viga;  y  entonces 
mirarás  de  echar  fuera  la  arista  que  está 
en  el  ojo  de  tu  hermano. 
48  Porque  no  es  buen  árbol  el  que  hace 
malos  frutos;  ni  árbol  malo  el  que  hace 
buen  fruto. 

44  Porque  cada  árbol  por  su  fruto  es 
conocido:  que  no  cogen  higos  de  las 
espinas,  ni  vendimian  uvas  de  las  zarzas. 

45  £1  buen  hombre  del  buen  tesoro  de 
bu  corazón  saca  lo  bueno ;  y  el  mal  hom- 
bre del  mal  tesoro  de  su  corazón  saca  lo 
malo ;  porque  de  la  abundancia  del  cora- 
zón habla  la  boca. 

46  ¿  Por  qué  me  llamáis,  Señor,  Sefior, 
y  no  hacéis  lo  que  digo  ? 

47  H  Todo  aquel  que  viene  á  mi,  y  oye 
mis  palabras,  y  las  hace,  yo  os  ensenaré 
á  quien  es  semejante. 

48  Semejante  es  á  un  hombre  que  edi- 
ficó una  casa,  que  cavó  y  ahondó,  y  puso 
el  fundamento  sobre  roca;  y  habiendo 
avenida,  el  rio  dio  con  ímpetu  en  aque- 
lla casa,  mas  no  la  pudo  menear;  porque 
estaba  fundada  sobre  roca. 

49  Mas  el  que  oye,  y  no  hace,  semejante 
es  á  un  hombre  que  edificó  su  casa  so- 
bre tierra  sin  fundamento,  en  la  cual  el 
rio  dio  con  ímpetu,  y  luego  cayój  y  fué 
¿ronde  1»  ruina  de  aquella  casa. 

CAPITULO  VII. 

JJabm  el  ¿Mor  la  etngular  fé  del  centurión,  w  tana  d 
m  criado.  2.  Resucita  al  kifo  de  la  viuda  en  Nati». 
&  Responde  d  la  pregunta  del  Bautista :  Si  era  él  el 
Mesías,  remitiéndole  d  la»  teña*  que  habían  pueeto 
dé  41  to  profita».  4.  Predica  la»  virtud*  do\  Bam- 


tüta,  jr  declara  la  excelencia  del  atado  del  4 
lio  días  multitudes.  5.  Perdona  d  ¡a  muoerpeea- 
etorm  gm  le  ungió  loe  pies,  v  la  defiende  de  lo»  pernea 
miento»  calumnioso»  del  Fariseo,  SfC 

Y  COMO  acabó  todas  sus  palabras  en 
oídos  del  pueblo,  entró  en  Caper- 
naum. 

•2  Y  el  siervo  de  un  centurión  estaba 
enfermo  y  se  iba  muriendo,  al  cual  él  te- 
nia en  estima. 

8  Y  como  oyó  de  Jesús,  envió  á  él  los 
ancianos  de  los  Judíos,  rogándote  que 
viniese  y  librase  á  su  siervo. 

4  Y  viniendo  ellos  á  Jesús,  rogáronle 
con  diligencio,  diciéndole:  Porque  es 
digno  de  concederle  esto: 

5  Que  ama  nuestra  nación,  y  él  nos  edi- 
ficó una  sinagoga. 

6  Y  Jesús  fué  con  ellos :  mas  como  ya 
no  estuviesen  lejos  de  su  caso,  envió  el 
centurión  amigos  á  él,  diciéndole;  Señor, 
no  tomes  trabajo,  que  no  soy  digno  de 
que  entres  debajo  de  mi  tejado: 

7  Por  lo  cual  ni  aun  me  tuve  por  digno 
de  venir  á  tí ;  mas  di  tan  solo  una  pala- 
bra, y  mi  criado  será  sano. 

8  Porque  también  yo  soy  hombre  puesto 
en  autoridad,  que  tengo  debajo  de  mí  sol- 
dados ;  y  digo  á  este :  Vé,  y  vá ;  y  al  otro : 
ven,  y  viene ;  y  á  mi  siervo :  Haz  e6to,  y 
lo  hace. 

9  Lo  cual  oyendo  Jesús,  se  maravilló  de 
él,  y  vuelto,  dijo  á  las  multitudes  que  le 
seguían :  €>s  digo,  que  ni  aun  en  Israel,  he 
hallado  tanta  fé. 

10  Y  vueltos  á  casa  los  que  habían  sido 
enviados,  hallaron  sano  al  siervo  que  ha- 
bía estado  enfermo. 

11  %  Y  aconteció  después,  que  él  iba  á 
la  ciudad  que  se  llama  Nain,  y  iban  con 
él  muchos  de  sus  discípulos,  y  gran  com- 
pañía. 

13  Y  como  llegó  cerca  de  la  puerta  de 
la  ciudad,  he  aquí,  que  sacaban  un  difunto, 
unigénito  de  su  madre,  la  cual  también 
era  viuda ;  y  había  con  ella  mucha  gente 
de  la  ciudad. 

13  Y  como  el  Señor  la  vio,  fué  movido  á 
misericordia  de  ella,  y  le  dice :  No  llores. 

14  Y  acercándose,  tocó  las  andas ;  y  los 
que  le  llevaban,  pararon.  Y  dijo :  Man- 
cebo, á  tí  digo,  levántate. 

15  Entonces,  volvióse  á  sentar  el  que 
habla  sido  muerto,  y  comenzó  á  hablar ; 
y  le  dio  á  su  madre. 

16  Y  tomó  á  todos  temor,  y  glorifica- 
ban á  Dios,  diciendo :  Que  profeta  gran- 
de se  ha  levantado  entre  nosotros ;  y, 
que  Dio.  ha  vlritadoá»u  pueblo. 


SAN  LUCAS. 


17  Y  talló  está  Tama  de  él  por  toda  Ja- 
dea, y  por  toda  la  tierra  del  al  derredor. 

18  í  Y  dieron  las  nuevos  á  Juan  de  to- 
das estas  cosas  sus  discípulos. 

19  Y  llamó  Juan  unos  dos  de  sus  dis- 
cípulos, y  lee  envió  á  Jesús,  diciendo: 
¿Eres  tú  aquel  que  habla  de  reñir,  ó 
esperaremos  á  otro  ? 

20  Y  como  los  varones  vinieron  á  él, 
dieron :  Juan  el  Bautista  nos  ha  enviado 
á  tí,  diciendo :  ¿Eres  tú  aquel  que  habla 
de  venir,  ó  esperaremos  á  otro  ? 

21  Y  en  la  misma  hora  sanó  á  muchos 
de  enfermedades,  y  de  plagas,  y  de  espí- 
ritus malos ;  y  á  muchos  ciegos  dio  la 
vista. 

22  Y  respondiendo  Jesús,  les  dtyo :  Id, 
dad  las  nuevas  á  Juan  de  lo  que  habéis 
visto  y  oido :  Que  los  ciegos  ven,  los  co- 
jos andan,  los  leprosos  son  limpiados,  los 
sordos  oyen,  los  muertos  resucitan,  á  los 
pobres  es  anunciado  el  evangelio. 

23  Y  bienaventurado  es  el  que  no  fuere 
escandalizado  en  mi. 

24  i  Y  como  se  fueron  los  mensage- 
ros  de  Juan,  comenzó  á  hablar  de  Juan 
á  las  gentes :  ¿  Qué  salisteis  á  ver  en  el 
desierto?  ¿una  caña  que  es  agitada  del 
viento? 

25  Mas,  ¿qné  salisteis  á  ver?  ¿un  hom- 
bre cubierto  de  vestidos  delicados  ?  He 
aquí,  que  los  que  están  en  vestido  precio- 
so, y  en  delicias,  en  los  palacios  de  los 
reyes  están. 

26  Mas,  ¿qué  salisteis  á  ver?  ¿un  pro- 
feta? De  cierto  os  digo,  y  aun  mas  que» 
profeta. 

27  Este  es  de  quien  está  escrito:  He 
aquí,  envió  mi  ángel  delante  de  tu  faz,  el 
cual  aparejará  tu  camino  delante  de  ti. 

28  Porque  yo  os  digo  que  entre  los  naci- 
dos de  mugeres,  nb  hay  mayor  profeta 
que  Juan  el  Bautista;  empero  él  mas  pe- 
queño en  el  reino  de  los  cielos  es  mayor 
que  él. 

29  Y  todo  el  pueblo  oyéndnft»,  y  los  pu- 
blícanos, juetiflearon  á  Dios,  siendo  bau- 
tizados con  el  bautismo  de  Juan. 

80  Mas  los  Fariseos,  y  los  sabios  de  la 
ley,  desecharon  el  consejo  do  Dios  con- 
tra si  mismos,  no  siendo  bautizados 
poréL 

81  Ydfyo  el  Señor:  ¿A  quién  pues  com- 
pararé los  hombres  de  esta  generación,* 
y  á  qué  son  semejantes  ? 

82  Semejantes  son  á  los  muchachos  sen- 
tados en  la  plaza,  y  que  dan  voces  los 
unos  á  los  otros,  y  dicen :  Os  tañímos 

66 


con  flautas,  y  no  bailasteis :  os  endecha- 
mos,  y  no  llorasteis. 

83  Porque  vino  Juan  el  bautista  que  ni 
comia  pan,  ni  bebía  vino,  y  decís:  De- 
monio tiene. 

84  Vino  el  hijo  del  hombre,  que  come 
y  bebe,  y  decís :  He  aquí,  un  hombre  co- 
milón, y  bebedor  de  vino,  amigo  de  pu- 
blícanos y  de  pecadores. 

85  Mas  la  sabiduría  es  justificada  de  to- 
dos sus  hijos. 

88  1T  Y  le  rogó  uno  de  los  Fariseos,  que 
comiese  con  él.  *  Y  entrado  en  casa  del 
Fariseo,  se  sentó  á  la  mesa, 

87  Y,  he  aqui,  una  muger  en  la  ciudad, 
que  era  pecadora,  como  entendió  que 
estaba  á  la  mesa  en  casa  de  aquel  Fariseo, 
trajo  un  vaso  de  alabastro  de  ungüento; 

88  Y  estando  detrás  á  sus  pies,  comen- 
zó llorando  á  regar  con  lágrimas  sus  pies, 
y  loe  limpiaba  con  los  cabellos  de  su  ca- 
beza; y  besaba  sus  pies,  y  tes  angla  coa 
el  ungüento. 

89  Y  como  vio  erio  el  Fariseo  que  le  ha- 
bla llamado,  pen6Ó  en  si,  diciendo :  Este, 
si  fuera  profeta,  conocerla  quién  y  cuál  es 
la  muger  que  le  toca;  que  es  pecadora, 

40  Entonces  respondiendo  Jesús,  le  di- 
jo :  Simón,  una  cosa  tengo  que  decirte. 
Y  él  le  dice :  Di,  Maestro. 

41  Y  dice  Jesús:  Cierto  acreedor  tenia 
dos  deudores :  el  uno  le  debía  quinien- 
tos denarios,  y  el  otro  cincuenta. 

42  Y  no  teniendo  ellos  de  qué  pagar, 
soltó  la  deuda  á  ambos.  Di,  pues,  ¿  cual 
de  estos  le  amará  mas?   . 

43  Y  respondiendo  Simón,  dijo :  Pienso 
que  aquel  al  cual  soltó  mas.  Yélledfyo: 
Rectamente  has  juzgado. 

4*1  Y  vuelto  á  la  muger,  dtfo  á  Simón : 
l  Ves  esta  muger  ?  Entré  en  tu  casa,  no 
diste  agua  para  mis  plés ;  mas  esta  ha  re- 
prado  mis  pies  con  lágrimas,  y  Umpiádo- 
los  con  los  cabellos  de  su  cabeza. 

45  No  me  diste  beso;  mas  esta  desde 
que  entré,  no  ha  cesado  de  besar  mis  pies, 

40  No  ungiste  mi  cabeza  con  aceite ;  mas 
esta  ha  ungido  con  ungüento  mis  pies. 

47  Por  lo  cual  te  digo,  que  sus  muchos 
pecados  son  perdonados,  porque  amó 
mucho;  mas  al  que  se  perdona  poco, 
poco  ama. 

48  Y  á  ella  dtyo :  Loe  pecados  te  son 
perdonados» 

49  Y  los  que  estaban  juntamente  senta- 
dos á  la  mesa,  comenzaron  á  decir  entre 
si :  ¿  Quién  es  este,  que  también  perdona 

P60*108  f  Digitized  by  GoOgk 


SAN  LUCAS. 


I  60  T  d|jo  á  la  tauger :  Tu  fó  te  ha  Mi- 

rado, vé  en  paz. 

'  CAPITULO  VIII. 

\  Bnteha  por  la  parábola  del  sembrador,  que  la  predi- 

cación del  evangelio  no  en  todos  los  oyentes  lleta  §u 
fruto*  4rc.    2.  Quien  ton  loe  amado»  de  Cristo.   & 
I  Amansa  la  tempestad  en  la  mar, y  reprende  ¡apoca 

i  jfitdehe  discípulos.    4.  Sana  d  un  endemoniado  de 

una  legión  de  demonios,  d  Im  emoles  permite  entrar 
en  los  puerco*  irc.    o.  Resucita  d  la  hija  de  un  prin- 
cipe de  la  sinagoga,  y  en  et  camino  sana  duna  mu- 
'    gar  de  un  antiguo  JUdo  desangre. 

Y  ACONTECIÓ  después,  que  él  ca- 
minaba por  todas  las  ciudades  y 
aldeas  predicando,  y  anunciando  el  evan- 
gelio del  reino  de  Dios ;  y  los  doce  iban 
con  él, 

2  Y  algunas  muge  res  qne  hablan  sido 
caradas  por  él  de  malos  espiritus,  y  de 
enfermedades:  Mario,  que  se  llamaba 
Magdalena,  de  la  cual  hablan  salido  siete 
demontos ; 

3  Y  Juana  muger  de  Chuza,  mayordo- 
mo de  Herodes ;  y  Susanna,  y  otros  mu- 
chas que  le  servían  de  sus  haberes. 

4  Y  como  se  Juntó  uno  grande  multi- 
tud, y  los  que  estaban  en  cada  ciudad 
vinieron  á  él,  dijo  por  una  parábola : 

5  Un  sembrador  salió  á  sembrar  su 
simiente ;  y  sembrando,  una  parlé  cayó 
junto  al  camino,  y  fué  hollado,  y  las  aves 
del  cielo  la  comieron. 

6  Y  otra  patrie  cayó  sobre  piedra ;  y  na- 
cida, se  secó,  porque  no  tenia  humedad. 

7  Y  otra  parte  cayó  entre  espinas ;  y  na- 
ciendo las  espinas  juntamente,  la  aho- 
garon. 

8  Y  otra  parte  cayó  en  buena  tierra;  y 
cuando  fué  nacida,  llevó  fruto  á  ciento 
por  uno.  Diciendo  estas  cosas  clamaba: 
el  que  tiene  oidos  para  oir,  oigo. 

0  Y  sus  discípulos  le  preguntaron,  qué 
era  esto  parábola. 

10  Y  él  dijo :  A  vosotros  es  dado  cono- 
cer los  misterios  del  reino  de  Dios ;  mas 
á  los  otros  por  parábolas,  para  que  vien- 
do no  vean,  y  oyendo  no  entiendan. 

11  Es  pues  esta  la  parábola:  La  simien- 
te es  la  palabra  de  Dios. 

13  Y  los  de  junto  al  camino,  estos  son 
los  que  oyen ;  y  luego  viene  el  diablo,  y 
quita  la  palabra  de  au  corazón,  porque 
no  se  salven  creyendo. 

13  Y  los  de  sobre  piedra,  son  los  que 
habiendo  oído,  reciben  la  palabra  con 
gozo;  mas  estos  no  tienen  raices;  qne 
por  un  tiempo  creen,  y  en  el  tiempo  de 
la  tentación  se  apartan. 

14  Y  lo  que  cayó  en  espinas,  estos  son 
los  que  oyeron;  mas  idos  son  ahogados 


de  los  cuidados,  y  do  las  riquezas,  y  de 
los  pasatiempos  de  la  vida,  y  no  llevan 
fruto. 

15  Y  lo  que  en  buena  tierra,  estos  son 
los  que  con  corazón  bueno  y  recto  jétie- 
nen  la  palabra  oida,  y  llevan  fruto  en 
paciencia. 

16  Ninguno  empero  que  enciende  una 
candela,  la  cubre  con  una  vasija,  ó  la 
pone  debajo  de  la  cama ;  mas  la  pone  en 
un  candelcro,  pora  que  los  que  entran, 
vean  la  luz. 

1?  Porque  no  hay  cosa  oculta,  que  no 
haya  de  ser  manifestada ;  ni  cota  escon- 
dida que  no  haya  de  ser  entendido,  y  de 
venir  en  manifiesto. 

18  Mirad  pues  como  ois ;  porque  á  cual- 
quiera que  tuviere,  le  será  dado;  y  á 
cualquiera  que  no  tuviere,  aun  lo  que 
parece  tener  le  será  quitado. 

19  ^  Entonces  vinieron  á  él  su  madre 
y  hermanos,  y  no  podían  llegar  á  él  por 
causo  de  la  multitud. 

20  Y  le  fué  dado  aviso,  diciendo:  Tu 
madre,  y  tus  hermanos  están  fuera,  que 
quieren  verte. 

21  El  entonces  respondiendo,  les  dijo : 
Mi  madre  y  mis  hermanos  son  los  que 
oyen  la  palabra  de  Dios,  y  la  hacen. 

32  ^  Y  aconteció  un  dio  que  él  entró 
en  uno  nove  con  sus  discípulos,  y  les 
dijo :  Pasemos  á  la  otra  parte  del  lago; 
y  se  partieron. 

28  Y  navegando  ellos,  se  durmió.  Y 
descendió  una  tempestad  de  viento  en  el 
lago;  y  se  llenaban  de  agw*\  y  peligraban. 

24  Y  llegándose  á  él,  le  despertaron, 
diciendo :  Maestro,  maestro,  que  perece- 
mos. #  Y  despertado  él,  rifiló  al  viento  y 
á  la  tempestad  del  agua,  y  cesaron ;  y  fué 
hecha  grande  bonanza. 

25  Y  les  dijo :  ¿Dónde  está  vuestra  fé? 
Y  ellos  temiendo,  quedaron  maravillados, 
diciendo  los  unos  á  los  otros :  ¿  Quién 
es  este,  quo  aun  á  los  vientos  y  al  agua 
manda,  y  le  obedecen  f 

26  \  Y  navegaron  á  la  tierra  de  los  Ga- 
darenos,  que  está  delante  de  Galilea. 

27  Y  saliendo  él  á  tierra,  lo  salió  al  en- 
cuentro de  lo  ciudad  un  hombre  que  te- 
nia demonios  ya  de  mucho  tiempo;  y 
no  llevaba  vestido,  ni  moraba  en  casa, 
sino  en  los  sepulcros. 

28  El  cual  como  vio  á  Jesús,  exclamó,  y 
prostróse  delante  de  él,  y  dijo  á  gran  voz: 
i  Qué  tengo  yo  que  ver  contigo,  Jesús, 
Hijo  del  Dios  Altísimo?  Ruegote  que 
no  me  atormentes^  b 

67 


SAN  LUCAS. 


29  (Porque  mandaba  al  espíritu  inmun- 
do que  soliese  del  hombre;  porque  ya 
de  muchos  tiempos  le  arrebataba ;  y  le 
guardaban  preso  con  cadenas  y  grillos ; 
mas  rompiendo  las  prisiones  era  impe- 
MdoMel  demonio  por  los  desiertos. 

80  Y  le  preguntó  Jesús,  diciendo :  ¿  Qué 
nombre  tienes  f  Y  él  djjo :  Legión ;  por- 
que muchos  demonios  hablan  entrado 
enéL 

81  Y  le  rogaban  que  no  les  mandase 
que  fuesen  al  abismo. 

33  Y  habla  alli  un  hato  de  muchos  puer- 
cos que  pacían  en  el  monte,  y  le  rogaron 
que  los%dcjase  entrar  en  ellos ;  y  los  dejó. 

83  Y  salidos  los  demonios  del  hombre, 
entraron  en  los  puercos ;  y  el  hato  de 
ellos  se  arrojó  con  impetuosidad  por  un 
despeñadero  en  el  lago,  y  se  ahogó. 

84  Y  los  pastores,  como  vieron  lo  que 
Labia  acontecido,  huyeron ;  y  yendo,  die- 
ron aviso  en  la  ciudad  y  por  las  here- 
dades. 

35  Y  salieron  á  ver  lo  que  habla  acon- 
tecido, y  vinieron  á  Jesús;  y  hallaron 
sentado  al  hombre,  del  cual  hablan  salido 
los  demonios,  vestido,  y  en  seso,  á  los 
pies  de  Jesús ;  y  tuvieron  temor. 

86  Y  les  contaron  los  que  lo  hablan  vis- 
to, comer  habla  sido  sanado  aquel  ende- 
moniado. ^ 

37  Entonces  todala  multitud  de  la  tierra 
de  los  Gadarenos  al  derredor  le  rogaron, 
que  se  retirase  de  ellos ;  porque  tenían 
gran  temor.  Y  él  subiendo  en  la  nave 
se  volvió. 

88  Y  aquel  hombre,  del  cual  hablan  sali- 
do los  demonios,  le  rogó  para  estar  con 
él ;  mas  Jesús  le  despidió,  diciendo : 

89  Vuélvete  á  tu  casa,  y  cuenta  cuan 
grandes  cosas  ha  hecho  Dios  contigo. 

Y  él  se  fué,  publicando  por  toda  la  ciu- 
dad cuan  grandes  cosas  habla  Jesús  he- 
cho con  él. 

40  1  Y  aconteció  que  volviendo  Jesús, 
la  multitud  le  recibió  con  gozo;  porque 
todos  le  esperaban. 

41  Y,  he  aqui,  un  varón  llamado  Jairo, 
el  cual  también  era  principe  de  la  sina- 
goga, vino,  y  cayendo  á  los  pies  de  Jesús, 
le  rogaba  que  entrase  en  su  casa ; 

42  Porque  una  hjja  única  que  tenia,  co- 
mo de  doce  años,  se  estaba  muriendo. 

Y  yendo,  le  apretaba  la  gente. 

48  Y  una  muger  que  tenia  flujo  de  san- 
gre ya  hacia  doce  años,  la  cual  habia 
gastado  en  médicos  toda  su  hacienda,  y 
de  ninguno  habia  podido  ser  curada, 


44  Llegándose  por  detras  tocó  el  borde 
de  su  vestido ;  y  luego  se  estancó  el  flujo 
de  su  sangre. 

45  Entonces  Jesús  dijo:  ¿Quién  es  el 
que  me  ha  tocado  ?  Y  negando  todos, 
djjo  Pedro  y  los  que  estaban  con  él: 
Maestro,  la  multitud  te  aprieta  y  opri- 
me, y  dices;  ¿Quién  es  el  que  me  ha 
tocado? 

46  Y  Jesús  dijo :  Me  ha  tocado  alguien ; 
porque  yo  he  conocido  que  ha  salido  vir- 
tud de  mí. 

47  Entonces  como  la  muger  vio  que  no 
se  escondía,  vino  temblando,  y  postrán- 
dose delante  de  él,  le  declaró  delante  de 
todo  el  pueblo  la  causa  porque  le  habia 
tocado,  y  como  luego  habia  sido  sana. 

48  Y  él  le  dijo :  Confia,  mja,  tu  fé  te  ha 
sanado :  vé  en  pac. 

49  Estando  aun  él  hablando,  vino  uno 
•de  casa  del  principe  ae  la  sinagoga  á  de- 
cirle :  Tu  hya  es  muerta :  no  des  trabajo 
al  Maestro. 

60  Y  oyéndoto  Jesús,  le  respondió,  di- 
ciendo: No  temas:  cree  solamente,  y 
será  sana. 

51  Y  entrado  en  casa,  no  dejó  entrar  i 
nadie,  sino  á  Pedro,  y  á  Santiago,  y  4 
Juan,  y  al  padre  y  á  la  madre  de  la  joven. 

53  Y  lloraban  todos,  y  la  plañían.  Y 
él  dyo :  No  lloréis :  no  es  muerta,  mas 
duerme. 

53  Y  hacian  burla  de  él,  sabiendo  que 
estaba  muerta. 

54  Y  él,  echados  todos  fuera,  y  trabán- 
dola de  la  mano,  clamó,  diciendo :  Joven, 
levántate. 

55  Entonces  su  espíritu  volvió,  y  se  le- 
vantó luego ;  y  él  mandó  que  le  diesen 
de  comer. 

56  Y  sus  padres  estaban  fuera  de  si :  á 
los  cuales  él  mandó,  que  á  nadie  dijesen 
lo  que  habia  sido  hecho. 

CAPITULO  IX. 

^nria  ti  Señor  sm  apóstol**  d  predicar.  t-EJJmci» 
de  Herodcs  acerca  de  Cristo,  a  Harta  en  el  desierto 
con  cinco  pane»,  la  multitud  que  bs  habia  too  uidu.  4. 
Examínala  fé que smdiscisnikosu^dsns  de  e% y  km 
instruye  de  tu  cruz,  IfC.  &  Para  que  reñida  lo  ten- 
tación de  tu  abatimiento  no  cayesen  de  acneRa/é, 
Jet  niuetti  a  un  ensaye  de  su  fiaría  tionpfiyure^ndtst 
en  tumAaoe**ad4toi*a  delante  d*$re*d*ee*os.  %.  ¿ju- 
na d  un  mom  endemoniado  d  ruego  de  su  padre,  f. 
Glorificándole  todos  por  sus  abras,  ruthr  d  avisaré 
loé  discípulos,  que  se  acuerden  de  esta  su  ghtiíapara 
el  din  de  m  abatimiento.  0.  Disputan  enere  mi  éd 
primado,  ó  mamaria,  w  él  lee  ensena  cual  serd  entre 
ellos  el  primado.  &  Yendo  djerusalem,  loe  tecinm 
de  vu  pueblo  no  le  reciben  dentro,  y  ourrienmfm  am 
d iscipñh»  vengarte  rfmj^fflT  tfrTrf-fr  fTtmtupim 
de.  ia  Responde  düerwamcnH  con,  direjwee  qm  h 
querían  tcffuir,  fa 

Digitized  by  VjOOQIC 


SAN  LUCASL 


Y  JUNTANDO  sus  doce  discípulos, 
les  dio  virtud  y  potestad  sobre  to- 
dos los  demonios,  y  que  sanasen  enfer- 
medades, 

2  Y  los  envió  á  que  predicasen  el  reino 
de  Dios,  y  que  sanasen  los  enfermos. 

3  Y  les  d\jo :  No  toméis*  nada  para  el 
camino,  ni  bordones,  ni  alforja,  ni  pan, 
ni  dinero v  ni  tengáis  dos  vestidos. 

4  Y  en  cualquiera  casa  que  entrareis, 
qmedad  alU,  y  salid  de  alli 

5  Y  todos  los  que  no  os  recibieren,  sa- 
llándoos de  aquella  ciudad,  aun  el  poivo 
sacudid  de  vuestros  pies  en  testimonio 
contra  ellos, 

6  Y  saliendo  ellos,  rodeaban  por  todas 
la»  aldeas  anunciando  el  evangelio,  y  sa- 
nando por  todas  partes. 

7Í  I  oyó  Heredes  el  tetrarca  todas  las 
cosas  que  hacia,  y  estaba  en  duda,  por- 
que decían  algunos :  Que  Juan  habla  re- 
sucitado de  los  muertos ; 

8  Y  otros :  Que  Elias  nabia  aparecido ; 
y  otros :  Que  algún  profeta  de  los  anti- 
guos habla  resucitado. 

9  Y  dijo  Heredes ;  A  Juan  yo  le  dego- 
llé: ¿quién  pues  será  este,  de  quien  yo 
Oigo  tales  cosas  r    Y  procuraba  verle. 

10  ^  Y  vueltos  los  apóstoles,  le  conta- 
ron todas  las  cosas  que  habían  hecho. 
T  tomándolos,  se  apartó  á  parte  á  un  lu- 
gar desierto  de  la  ciudad  que  se  llama 
Betbsaida. 

11  Lq  cual  como  las  gentes  entendie- 
ron, le  siguieron ;  y  él  les  recibió,  y  les 
hablaba  del  reino  de  Dios ;  y  sanó  á  los 
que  tenían  necesidad  de  cura, 

12  Y  el  din  habla  comenzado  á  declinar; 
y  llegándose  los  doce,  le  dijeron :  Despi- 
de la  multitud,  para  que  yendo  á  las 
aldeas  y  heredades  de  al  derredor,  se  al- 
berguen y  hallen  viandas ;  porque  aquí 
estamos  en  lugar  desierto. 

13  Y  les  dice :  Dadles  vosotros  de  co- 
mer. Y  dijeron  ellos :  No  tenemos  mas 
de  claco  panes  y  dos  peces,  s¿  no  vamos 
nosotros  á  comprar  viandas  para  toda 
esta  gente. 

14  Y  eran  como  cinco  mil  hombres. 
Eatenoea  <Ujo  á  sus  discípulos :  Hacad- 
los recostar  por  ranchos  de  cincuenta  en 
cincuenta. 

15  Y  asi  lo  hicieron;  y  recostáronse 
iodos. 

16  Y  tomando  los  cinco  panes  y  los  dos 
peces,  mirando  al  cielo  los  bendijo;  y 
rompió,  y  dio  á  sus  discípulos  para  que 
pusiesen  delante  de  la  multitud. 


17  Y  comieron  todos,  y  se  hartaron ;  y 
alzaron  lo  que  les  sobró,  los  pedazos, 
doce  esportones. 

18  f  Y  aconteció,  que  estando  él  solo 
orando,  estaban  con  él  los  discípulos, 
y  les  preguntó,  diciendo :  ¿  Quién  dicen 
las  gentes  que  soy  yo  ? 

19  Y  ellos  respondieron,  j  dijeron :  Juan % 
el  Bautista ;  y  otros :  Elias ;  y  otros,  que 
algún  profeta  de  los  antiguos  ha  resuci- 
tado. 

20  Y  él  les  dijo :  ¿  Mas  vosotros,  quién 
decis  que  soy?  Entonces  respondiendo 
Simón  Pedro,  dyo :  El  Cristo  de  Dios. 

21  Entonces  él  encomendándoles  estre- 
chamente, lea  mandó  que  á  nadie  dijesen 
esto, 

22  Diciendo :  Es  menester  que  el  Hfyo 
del  hombre  padezca  muchas  cosas,  y  ser 
desechado  de  los  ancianos,  y  de  ios  prin- 
cipes de  los  sacerdotes,  y  de  los  escribas, 
y  ser  muerto,  y  resucitar  al  tercero  dia. 

23  Y  decia  á  todos :  Si  alguno  quiere 
venir  en  pos  de  mi,  niegúese  á  si  mismo, 
y  tome  su  cruz  cada  dia,  y  sígame. 

24  Porque  cualquiera  que  quisiere  sal- 
var su  vida,  la  perderá ;  y  cualquiera  que 
perdiere  su  vida  por  causa  de  mi,  este  la 
salvará. 

25  Porque  ¿  qué  aprovecha  al  hombre, 
si  grangeare  todo  el  mundo,  y  se  pierda 
él  á  sí  mismo,  ó  corra  peligro  de  si  t 

26  Porque  el  que  se  avergonzaré  de  mí 
y  de  mis  palabras,  de  este  tal  el  Hijo  del 
hombre  se  avergonzará,  cuando  vendrá 
en  su  gloria,  y  del  Padre,  y  de  los  santos 
ángeles. 

27  Y  os  digo  de  verdad,  que  hay  algu- 
nos de  los  que  están  aquí,  que  no  gusta- 
rán la  muerte,  hasta  que  vean  el  reino 
de  Dios. 

28  t  Y  aconteció  que  después  de  es- 
tas palabras,  como  ocho  días,  tomó  á 
Pedro,  y  á  Juan,  y  á  Santiago,  y  subió  á 
un  monte  á  orar. 

29  Y  entre  tanto  que  oraba,  la  aparien- 
cia de  su  rostro  se  hizo  otra ;  y  su  vesti- 
do blanco  y  resplandeciente. 

80  Y,  he  aqui,  dos  varones  que  habla- 
ban con  él,  los  cuales  eran  Moyses,  y 
Elias, 

31  Que  aparecieron  en  gloria,  y  habla- 
ban de  su  salida,  la  cual  habla  de  cum- 
plir en  Jerusalem. 

32  Y  Pedro,  y  los  que  estaban  con  él, 
estaban  cargados  de  sueño ;  y  como  des- 
pertaron, vieron  su  gloria,  y  á  los  dos 
varones  que  estaban  con  éL 

60 


SAN  LUCAS. 


83  Y  aconteció,  que  apartándose  ellos 
de  el,  Pedro  dice  á  JesuB :  Maestro,  bien 
es  que  nos  quedemos  aquí ;  y  hagamos 
tres  cabanas,  una  para  tí,  y  una  para  Moy- 
scs,  y  una  para  Elias ;  no  sabiendo  lo 
que  se  decía, 

84  T  estando  él  hablando  esto,  Tino 
una  nube  que  los  hizo  sombra;  y  tuvie- 
ron temor  entrando  ellos  en  la  nube. 

85  Y  vino  una  tos  de  la  nube,  que  de- 
cía: Este  es  mi  Hjjo  amado,  á  él  oid. 

30  Y  pasada  aquella  tos,  Jesús  .fué  ha- 
llado solo ;  y  ellos  callaron,  y  por  aque- 
llos días  no  dijeron  nada  á  nadie  de  lo 
que  hablan  Tlsto. 

37  ^  Y  aconteció  el  dia  siguiente,  que 
bajando  ellos  del  monte,  un  gran  gentío 
le  salió  al  encuentro ; 

88  Y,  he  aquí,  que  un  hombre  de  la  mul- 
titud clamó,  diciendo :  Maestro,  ruégote 
que  veas  á  mi  hijo  el  único  que  tengo. 

89  Y,  he  aquí,  un  espíritu  le  toma,  y  de 
repente  da  voces ;  y  le  despedaza  de  mo- 
do que  hecha  espuma,  y  apenas  se  apar- 
ta de  él,  quebrantándole. 

40  Y  rogué  á  tus  discípulos  que  le  echa- 
sen fuera,  y  no  pudieron. 

41  Y  respondiendo  Jesús,  d\jo :  ¡  Oh  ge- 
neración infiel  y  perversa!  ¿hasta  cuán- 
do tengo  de  estar  con  vosotros,  y  os  su- 
friré?   Trae  tu  hijo  acá. 

43  Y  como  aun  se  acercaba,  el  demonio 
le  derribó,  y  le  despedazó ;  mas  Jesús  ri- 
nió  al  espíritu  inmundo,  y  sanó  al  mucha- 
cho, y  le  volvió  á  su  padre. 

48  Y  todos  estaban  fuera  de  si  de  la 
grandeza  de  Dios.  Y  maravillándose  to- 
dos de  todas  las  cosas  que  hacia,  dijo  á 
sus  discípulos : 

44  %  Poned  vosotros  en  vuestros  oidos 
estas  palabras ;  porque  ha  de  acontecer 
que  el  Hijo  del  hombre  será  entregado 
en  manos  de  hombres. 

45  Mas  ellos  no  entendían  esta  palabra ; 
y  les  era  encubierta  para  que  no  la  enten- 
diesen, y  temían  dé  preguntarle  de  esta 
palabra. 

46  T  Entonces  entraron  en  disputa, 
cual  de  ellos  serla  el  mayor. 

47  Mas  Jesús,  Tiendo  los  pensamientos 
del  corazón  de  ellos,  tomó  un  niño,  y  le 
puso  junto  asi, 

48  Y  les  dice :  Cualquiera  que  recibiere 
este  niño  en  mi  nombre,  á  mi  recibe;  y 
cualquiera  que  me  recibiere  á  mi,  recibe 
al  que  me  envió ;  porque  el  que  fuere  el 
menor  entre  todos  vosotros,  este  será  el 
grande. 

70 


49  Entonces  respondiendo  Juan,  dfjo : 
Maestro,  hemos  visto  á  uno  que  echas* 
fuera  demonios  en  tu  nombre,  y  se  ls> 
vedamos,  porque  no  te  sigue  con  noso- 
tros. 

50  Jesús  le  dijo :  No  ee  lo  vedéis,  por- 
que el  que  no  es  contra  nosotros,  por 
nosotros  es. 

51  ?  Y  aconteció  que  oomo  se  compilé 
el  tiempo  en  qne  habla  de  ser  recibido 
arriba,  él  afirmé  en  rostro  pera  ir  á  Jem- 
salem. 

53  Y  enTló  mensageros  delante  de  si, 
los  cuales  fueron,  y  entraron  en  una  «iur 
dad  de  los  Samaritanos,  para  adérenmela 
aüí. 

58  Mas  no  le  recibieron,  porque  sn  rea- 
tro  era  de  hombre  que  iba  á  Jernaaleaa. 

54  Y  Tiendo  esto  sus  discípulos,,  Santia- 
go y  Juan  dtyeron :  8efior,  ¿  quieres  qne 
mandemos  que  descienda  fuego  del  eieio, 
y  los  consuma,  como  también  hizo  Elias? 

55  Entonces  volviendo  él,  les  rUtió,  di- 
ciendo :  Vosotros  no  sabéis  da  qne  espí- 
ritu sois : 

56  Porque  el  Hijo  del  hombre  no  ha 
Tenido  para  perder  las  vidas  do  Jos  hora» 
bres,  sino  para  salvarías.  Y  se  fueron  é 
otra  aldea. 

57  1T  Y  aconteció  qne  yendo  ello*,  ano 
le  dijo  en  el  camino :  Señor,  yo  te  segui- 
ré donde  quiera  qne  fueres. 

58  Y  le  ¿yo  Jesús :  Las  zorras  tienen 
cuevas,  y  las  aves  de  ios  cielos  nidos; 
mas  el  Hijo  del  hombre  no  tiene  donde 
recline  $u  cabeza. 

59  Y  cujoá otro:  Sígnente.  Yeldan: 
Señor,  déjame  que  primero  vaya,  y  en- 
tierro á  mi  padre. 

60  Y  Jesús  le  dijo:  Deja  loa  muertos 
que  entierren  á  sus  muertos ;  mas  tuvtf, 
y  anuncia  el  reino  de  Dios. 

61  Entonces  también  dijo  otro :  Seguir- 
te he,  Sefiort  mas  déjame  qne  me  des- 
pida primero  de  los  que  están  en  mi  casa, 

63  Y  Jesús  le  djjo :  Ninguna  qne  p» 
nlendo  su  mano  al  arado-  mirare  atrás,  ss 
apto  para  el  reino  de  Dios. 

CAPITULO  X. 

Ardorhta  el  Sktor  otro  mayor  mmmro  de  eme 
he,  lo*  CMwk»  envía  dolante  doeié  predicar  anee- 
mida,  pie* da  la*  reala*  y  precepto*  de  m  minieterit, 
ypoUMad  coal  él  la  tenia  del  Padre,  para  temÉr 
ataras  doctrina,  y  ka+trm  obedecer  em  eMa,  S.A* 
arada*  al  Padre  por  el  admirable  juicio  de  mér 
peneacion  de  la  ha  del  evangelio,  comnnfedmdohi 
lo*  bajo»  del  mnndo,  y  otmUdndola  *t  fo*  tUHmm.  t 
IM  camino  dHcieh,yon&*e«f+éjlmoímamd* 
m  daba  ejercitar  la  caridad.  4.  En****  eme  *é*m* 
al  hombre  una  coea  tola  ábtohdament*  «nucHo,* 
é*  debe  embarañar  en  anecha*.  aatndaeeneu  Aw. 


SAN  LUOASv 


YDS8PUKS  de  «atas  coma,  señalo  «1 
Señor  aun  otros  setenta,  4  los  coa- 
lea envió  de  dos  en  dos,  delante  de  su 
fas  á  toda  ciudad  y  lagar  á  donde  él  habla* 
de  venir. 

2  X  Isa  decia:  La  mies  á  la  verdad  t 
macha,  mas  loa  obreros  pocos ;  por  tan- 
to rogad  al  Señor  de  la  mies  que  envié 
obreros  4  sa  mies. 

•  Andad,  he  anal,  yo  os  envió  como  4 
corderos  en  medio;  de  lobos. 

4  No  llevéis  bolsa,  ni  alforja,  ni  capa- 
tos ;  y  4  nadie  saludéis  en  el  camino. 

5  £n  cualquier  casa  donde  enUereis, 
primeramente  decid:  Faz  eso  4  esta  casa. 

6  Y  si  hubiere  allí  algún  hijo  de  pas, 
vuestra  pas  reposara  sobre  él ;  y  si  no, 
se  votver4  4  vosotros. 

7  T  posad  en  aquella  misma  casa  co- 
miendo y  bebiendo  lo  que  os  dieren ; 
porque  el  obrero  digno  es  de  su  salario. 
No  m  paséis  de  casa  en  casa. 

S  Y  en  cualquier  dudad  donde  entra- 
reis, y  os  recibieren,  comed  lo  que  os 
pusieren  delante; 

0  Y  sanad  los  enfermo*  que  en  ella  hu- 
biere, y  decidles :  Se  ha  allegado  4  voso- 
tros el  reino  do  Dios. 

10  Mas  en  cualquier  ciudad  donde  en* 
tarareis,  y  no  os  recibieren,  saliendo  por 
sus  calles,  decid : 

11  Aun  el  polvo  que,  se  nos  ha  pegado 
de  vuestra  ciudad  sacudimos  contra  vo- 
sotros :  esto  empero  sabed  que  el  rola» 
de  loa  dalos  se  fea  allegado  4  vosotros. 

13  Y  os  digo,  que  Sodoma  tendré  mas 
remisión  aquel  día,  que  aquella  dudad. 

13  ¡  Ay  de  ti,  Oorarin !  ¡Ay  detí,Beth- 
saida!  que  si  en  Tyro,  y  en  Bidón  se  hu- 
bieran hecho  las  maravillas  que  han  sido 
hechas  en  vosotras,  ya  dias  ha,  que  sen- 
tados en  cilicio  y  eenisa,  se  hubieran  ar- 
repentida: 

14  Por  tanto  Tyro  y  Sidon  tendrán  mas 
remisión  que  vosotras  en  el  juicio. 

Id  Y  tu,  Oapernaum,  que  hasta  los  ole- 
lee  estas  levantada!  hasta  los  infiernos 
seras  abajada. 

10  El  que  4  vosotros  oye,  4  mí  oye ;  y 
el  que  4  vosotros  desecha,  4  mi  desecha; 
y  el  que  4  mi  desecha,  desecha  al  queme 
envió. 

17  Y  volvieron  los  setenta  con  gozo, 
diciendo:  Señor,  aun  los  demonios  se 
nos  aujetan  ñor  tu  nombre. 

18  Y  les  dtffc  Fe  vela4  Satanás,  como 
un  rayo,  que  caja  del  eielo. 

19  He  aquí,  y%os  doy  potestad  de  hollar 


sobre  las  serpientes, y  sóbrelos  escorpio- 
nes, y  sobre  toda  fuerza  del  enemigo ;  y 
nada  oe  dafiard : 

20  Empero  no  os  regocijéis  de  esto,  de 
que  los  eepiritus  se  os  sujeten ;  mas  an- 
tes regocijaos  de  que  vuestros  nombres 
están  escritos  en  los  cielos. 

21  1  Xn  aquella  misma  hora  Jesús  se 
alegro  en  espíritu,  y  dijo:  Alabóte,  oh 
Padre,  Señor  del  ddo  y  de  la  tierra, 
que  escondiste  estas  cosas  4  loe  sablee 
y  entendidos,  y  las  has  revelado  4  loa 
pequeños:  sai  Padre,  porque  asi  te 
agradó. 

22  Todas  las  cosas  me  son  entregadas 
de  mi  Padre;  y  nadie  sabe  quien  sea  d 
Htfo,  sino  d  Padre;  ni  quien  sea  d  Pie 
dré,  sino  el  Hijo,  y  aquel  4  quien  d  Hfyo» 
te  quisiere  revelar. 

28  Y  vuelto  particularmente  4  se»,  dis- 
cípulos, dijo :  Bienaventurados  los  ojos 
que  ven  lo  que  vosotros  veis ; 

24  Porque  os  digo,  que  muchos  profe- 
tas y  reyes  desearon  ver  lo  que  vosotros 
veis,  y  no  lo  vieron  j  y  oir  lo  que  oía,  y 
no  2o  oyeron. 

25  T  Y  he  aquí,  que  un  doctor  de  la  ley 
se  levantó  tentándole,  y  diciendo:  Maes- 
tro, ¿haciendo  qué  cosa  poseeré  la  vida 
eterna? 

26  Y  él  le  dijo :  ¿  Qué  est4  escrito  en  la 
ley  ?    i  Cómo  lees  ? 

27  Y  él  respondiendo,  dfjo:  Amaras  al 
Sefior  tu  Dios  de  todo  tu  corazón,  y  de 
toda  tu  alma,  y  de  todas  tus  fuerzas,  y  de 
todo  tu  entendimiento;  y  4  tu  prójimo, 
como  4  ti  mismo. 

28  Y  le  dijo :  Bien  has  respondido :  has 
esto,  y  vivires. 

29  Mas  él,  queriéndose  justificar  4  ai 
mismo,  dyo  4  Jesús:  ¿Y  quién  es  mi 
prójimo  t 

80  Y  respondiendo  Jesús,  dyo :  Un  hom- 
bre descendía  de  Jerusalem  4  Jerico,  y 
cayó  entre  ladrones;  los  cuales  le  des- 
pojaron, y  hiriéndote,  se  fueron,  dejan- 
dote  medio  muerta 

81  Y  aconteció,  que  descendió  un  sacer- 
dote por  d  mismo  camino;  y  viéndole, 
se  pasó  del  un  lado. 

82  Y  asimismo  un  Levita,  llegando  cer- 
ca do  aquel  lugar,  y  mirándote,  se  pasó 
del  un  lado. 

88  Y  un  Sainarltaoo,  que  iba  su  camino, 
viniendo  ceros  de  él,  y  viéndole,  fué  mo- 
vido 4  misericordia; 

84  Y  llegándose,  le  vendó  las  heridas» 

ech4ndole  en  ella*  aceite  y  vino ;  y  po- 

71 


SAN  LUOAS. 


ufándole  sobre  su  cabalgadura,  le  Viere 
al  mesón,  y  cuidó  de  él. 
35  Y  al  otro  dia  partiéndose,  sacó  dos 
denorios  y  fot  dio  al  mesonero,  y  le  dijo : 
Celda  de  él ;  y  todo  lo  qne  de  mas  gas- 
tares, yo  cuando  vuelva,  te  lo  pagara 

86  4  Quién,  pues,  de  estos  tres  te  parece 
que  fué*  el  prójimo  de  aquél  que  cayó  en- 
tre ladrones  ? 

87  Y  él  dijo !  El  qtte  usó  de  mtserieordm 
con  él.  Entonces  Jesús  le  dtfo :  Yé,  y 
ka*  te  lo  mismo. 

86  T  Y  aconteció,  qne  yendo,  entró  él  en 
nna aldea;  y  una  muger  llamada  Marta 
le  recibió  en  su  casa. 

89  Y  esta  tenia  nna  hermana,  qne  se 
Samaba  María,  la  cual  sentándose  á  los 
pies  de  Jesns  ola  sn  palabra. 

40  Marta  empero  se  distraía  en  mochos 
servidos ;  y  sobreviniendo,  dijo :  Señor, 
¿no  tienes  cuidado  qne  mi  hermana  me 
deja  servir  sola?  Dile,  pues,  que  me 
ayude. 

41  Respondiendo  Jesns  entonces,  le  di. 
jo :  Marta,  Marta,  cuidadosa  estás,  y  con 
las  muchas  cosas  estás  turbada: 

48  Empero  nna  cosa  es  necesaria;  y 
Marta  ha  escogido  la  buena  parte,  la  eual 
no  le  será  quitada» 

CAPITULO  XL 

Éneeña  d  orar  d  ene  dUcipukoe,  y  exhorta  d  ta  fre- 
qnente  oración,  2.  Sana  d  un  endemoniado  mudo,  u 
reeponde é la*  eabemtdm  de UeJfarieeoe.  $,£lqm 
•pe  v  hace  ¡a  palabra  de  Dioe  te  el  bienaventurado* 
no  el  pariente  de  Cristo  eegun  Ta  carne.  i.Laeeñal 
efe  Jonae  convente/ ü  d  todos  lee  reeetdee  ai  evanffe- 
Ka.  é.  Exhortad  tener  Je\ de  la  caed  ealéxm  obro* 
de  lum.  6.  Zahiere  d  loe  Fariseos  y  doctoree  de  la 
len  *«*  hipocresías  y  crueldades  para  cjm  loe  piado- 
'  éoe  profetne  denuncmindotes  en  cetetíaot  tfc, 

Y  ACONTECIÓ  que  estando  el  oran- 
do en  cierto  lugar,  como  acabó,  uno 
de  sus  discípulos  le  dijo :  Señor,  ensena- 
nos  á  orar,  como  también  Juan  enseñó  á 
sea  dtscipulos. 

3  Y  les  dfyo !  Cuando  orareis,  decid  i  Pa- 
dre nuestro,  que  estás  en  los  cielos,  fléa 
tu  nombre  eantifeado.  Venga  tu  temo : 
sea  hecha  tu  voluntad  como  en  el  cielo 
asi  también  en  la  tierra. 

8  El  pato  nuestro  de  cada  día  dánosfo 
hoy. 

4  Y  perdónanos  nuestros  pecados,  por- 
que también  nosotros  perdonamos  á  to- 
dos los  que  nos  deben.  Y  no  nos  metas 
en  tentación;  mas  líbranos  de  mal. 

0  Les  dfyo  también:  ¿Quién  de  voso- 
tros tendrá  un  amigo,  y  Irá  á  él  á  media 
■oche,  y  le  dirá:  Amigo  préstame  tres 


n 


9  Porque  mi  mi  amigo  na  venido  á  un 
de  camino,  y  no  tengo  que  ponerle  de- 
lante; 

7  Y  él  dentro  respondiendo,  diga:  No 
me  seas  molesto :  la  puerta  está  ya  eer* 
rada,  y  mis  niños  están  conmigo  en  la 
cama:  no  puedo  levantarme,  y  darte. 

8  Digoos,  que  aunque  no  se  levante  á 
darle  por  ser  su  amigo,  eferto  por  su 
importunidad  se  levantará,  y  le  dará  ledo 
lo  que  habrá  menester* 

•  Y  yo  Os  digo :  Pedid,  y  se  os  dará :  bus- 
cad, y  hallareis :  tocad,  y  os  será  abierto. 

10  Porque  todo  aquel  que  pide,  recibe; 
y  el  que  busca,  halla;  y  al  que  toca,  ea 
abierto. 

11  i  Y  cuál  padre  de  vosotros,  al  su  Mjo 
le  pidiere  pan,  le  dará  una  piedra?  j  ó, 
si  Un  pescado,  en  lugar  de  pescado  le  dará 
una  serpiente? 

lí  i  O,  si  U  pidiere  un  huevo,  le  data 
un  escorpión? 

15  Pues,  si  vosotros,  siendo  malos,  sa- 
béis dar  buenas  dádivas  á  vuestros  hy©s, 
¿  cuánto  mas  vuestro  Padre  celestial  dará 
el  Espíritu  Santo  á  los  que  le  pealaron 
de  el? 

14  T  También  echó  fuera  un  demonio, 
el  cual  era  mudo;  y  aconteció,  que  sali- 
do fuera  el  demonio,  el  mude  habló,  y 
las  gentes  se  maravillaron.  • 

16  Y  algunos  de  ellos  decían :  Por  Beel- 
sebtrb,  principe  de  los  demonios,  echa 
Aera  los  demonios. 

10  Y  otros,  tentándote,  pealan  de  dt  una 
señal  del  cielo. 

1T  Mas  él,  conociendo  los  pensamien- 
tos  de  ellos,  les  dijo :  Todo  reino  dividido 
contra  si  mismo  es  asolado ;  y  casa  tfftf» 
dkto  cae  sobre  casa. 

18  Y  si  también  Satanás  está  dividido 
contra  si,  ¿  cómo  estará  en  pié  su  reino? 
porque  decis,  que  por  Beelzebub  echo  yo 
mera  los  demonios. 

19  Pues  styo  echo  fuera  los  demonios 
porBeelsebub,  ¿vuestros  hijos,  por  quien 
km  echan  fuera?  por  tanto  dios  serán 
vuestros  jueces. 

20  Mas  ti  con  el  dedo  de  Dios  yo  echo 
fuera  los  demonios,  cierto  el  reine  de 
Dios  ha  llegado  á  vosotros. 

21  Cuando  un  hombre  raerte  armado    ■ 
guarda  su  palacio,  en  pax  está  lo  que 
posee. 


Mas  si  otro  mas  fberte  une  él  i 
viniendo  le  veuclere,  te  toma,  todas  sus 
amas  en  que  confiaba,  y 
P«Jo* 


SAN  LUCAS. 


23  El  que  no  es  conmigo,  contra  mi  es ; 
f  ei  que  conmigo  no  coge,  derrota*. 

24  Cuando  el  espíritu  inmundo  saliere 
del  hombre,  anda  por  lugares  secos  bus- 
cando reposo,  y  no  bailándote,  dice:  Me 
volveré  á  mi  casa,  de  donde  sáK. 

25  T  viniendo,  fa  halla  barrida  y  ador- 


26  Entonces  va,  j  toma  otros  siete  espí- 
ritus peores  que  él,  y  entrado»  habitan 
allí ;  y  son  las  postrimerías  del  tal  hom- 
bre peores  que  las  primerias. 

27  í  T  aconteció,  que  diciendo  él  estas 
cosas,  una  muger  de  la  multitud  levan- 
tando la  voz,  le  dijo :  Btenarenturado  el 
Vientre  que  te  trajo,  y  los  pechos  que 
mamaste. 

28  Y  él  dfyo :  Antes  bienaventurados  los 
que  oyen  la  palabra  de  Dtos,  y  la  guardan. 

29  ^  Y  juntándoselas  multitudes  á  él, 
comenzó  á  decir:  Esta  generación  mala 
es :  sefial  busca,  roas  señal  no  le  será  da- 
da, shié  la  sefiat  de  Joñas  profeta. 

80  Porque  como  Joñas  fué  señal  á  los 
Ninivltas,  asi  también  será  el  Hflo  del 
hombre  á  esta  generación. 

81  La  reina  del  austro  se  levantará  en 
Juicio  con  los  hombreé  de  esta  genera- 
ción, y  los  condenará;  porque  vino  de 
los  fines  de  la  tierra  a  oír  la  sabiduría 
de  Salomón ;  y,  he  aquí,  uno  mayor  que 
Salomón  en  este  lugar. 

82  Los  hombres  de  Nhrtve  se  levanta- 
rán en  juicio  con  esta  generación,  y  la 
condenarán ;  porque  á  la  predicación  de 
Joñas  se  arrepintieron ;  y,  he  aquí,  uno 
mayor  que  Joñas  en  este  lugar.  . 

83  í  Nadie  pone  en  oculto  una  candela 
encendida,  ni  debajo  de  un  almud;  sino 
en  el  candelero,  para  que  los  que  entran, 
véantelo* 

94  La  luz  del  cuerpo  es  el  ojo  í  si  pues 
tu  ojo  fuere  Sencillo,  también  todo  tu 
cuerpo  será  resplandeciente ;  mas  ei  fue* 
re  malo,  también  tu  cuerpo  wrd  tene- 
broso. 

85  Mira  pues,  que  la  lúa  iftte  en  ti  hay, 
no  sea  tinieblas. 

80  Asi  que  *khd*  todo  tu  cuerpo  res- 
plandocteute,  no  teniendo  alguna  parte 
de  tiniebla,  será  todo  luciente  como 
cuando  una  lúa  de  resplandor  te  alumbra. 

8T  1Í  Y  después  que  hubo  hablado,  le 
rogo  un  Fariseo  que  comiese  con  él ;  y 
entrado  Jesús,  se  sentó  á  la  mesa. 

88  Y  el  Farnfco  como  te  vid,  se  maravilló 
de  «fue  no  se  lavé  antes  de  comer. 

89  T  el  «ene*  le  éQo:  Ahora  vosotros 


los  Fariseos  lo  de  íbera  del  vaso  y  de! 
plato  limpiáis;  mas  lo  que  está  dentro 
de  vosotros,  está  lleno  de  rapiña  y  de 
maldad. 

40  ¡Insensatos  í  ¿  el  que  hizo  lo  de  fue- 
ra, no  hizo  también  lo  de  dentro  ? 

41  Empero  de  lo  que  tenéis,  dad  limos- 
na; y,  he  aqulf  todo  os  será  limpio.       , 

42  Mas  jay  de  vosotros  Fariseos!  quo 
diezmáis  la  menta,  y  la  rada,  y  tote  bor* 
taliza;  mas  el  juicio  y  el  amor  de  Dios 
pasáis  de  largo.  Empero  estas  cosas  era 
menester  hacer,  y  no  dejar  las  otras. 

48  i  Ay  de  vosotros  Fariseos!  que  «mate 
las  primeras  sillas  en  las  sinagogas,  y  las 
salutaciones  en  las  plaza». 

44  i  Ay  de  vosotros,  escribas  y  Fariseos, 
hipócritas!  que  sois  como  sepulturas 
que  no  parecen,  y  los  hombres  que  andan 
encima  no  te  saben. 

45  T  respondiendo  Uno  ée  los  doc- 
tores de  la  ley,  le  dice :  Maestro,  cuan- 
do dices  esto,  también  nos  afrentas  á 
nosotros. 

46  T  él  dijo :  j  Ay  de  vosotros  también, 
doctores  de  la  ley !  que  cargáis  los  hom- 
bres con  cargas  que  no  pueden  llevar; 
mas  vosotros,  ni  aun  con  un  dedo  tocáis 
las  cargas. 

47  {Ay  de  vosotros!  que  edificáis  los 
sepulcros  de  los  profetas,  y  los  mataron 
vuestros  padres. 

48  Cierto  dais  testimonio  que  consentís 
en  los  hechos  de  vuestros  padres ;  por* 
que  á  la  verdad  ellos  los  mataron,  mas 
Vosotros  edificáis  sus  sepulcros.  ^ 

49  Por  tanto  la  sabiduría  de  Dios  tam- 
bién d^o:' Enviaré  á  ellos  profetas  y 
apóstoles,  y  de  ellos  á  mto*  matarán,  yú 
oíros  perseguirán. 

50  Para  que  de  esta  generación  sea  do» 
mandada  la  sangre  de  todos  los  profetas, 
que  ha  sido  derramada  desde  la  furnia* 
clon  del  mundo  í 

51  Desde  la  sangre  dé  Abel,  hasta  la 
sangre  de  Zacharias  que  murió  entre  el 
altar  y  el  templo :  En  Verdad  os  digo, 
será  demandada  de  esta  generación. 

52  i  Ay  de  vosotros,  doctores  de  la  ley  I 
que  os  alzasteis  con  la  llave  de  la  ciencia : 
vosotros  no  entrasteis,  y  á  los  que  entra- 
ban impedisteis. 

58  Y  diciéndoles  estas  cosas,  los  escri- 
bas y  los  Fariseos  comenzaron  á  apre- 
tarte en  gran  manera,  y  á  provocarle  á 
que  hablase  de  muehas  cosas, 

54  Asechándole,  y  procurando  de  casa* 
algo  de  su  boca  para  acusada. 


SAN  LUCAS. 


CAPITULO  XH 

Exhorta  á  «s  diedpuU*  d  que  te  guarde*  de  kipo- 
creeia,  f  anuncien  eu  palabra  einoeramente  y  «fe 
temor  de  lo  que  el  mundo  lee  puede  Kauer.  i.  Extir- 
pa ta  avaricia  y  la  solicitud  del  mtgto  en  w  igteeia. 
3. Exhórtale»  d velar udeerjieleeu diligente»  cada 
uno  en  su  vocación,  y  dno  engreírte  tobre  su»  con- 
fien*», tfc.  4.  JEI  eronyeMb  «*  •enwnorío  de  rffee»- 
«fe*  «»  el  imnrf»  4  ama  rfs  fe*  rebelde*  é  e%  *e. 

EN  esto  habiendo*©  juntado  millares 
de  gentes,  de  modo  que  unos  á 
otros  se  hollaban,  comenzó  á  decir  á  sos 
discípulos;  Primeramente  guardaos  de 
la  levadora  de  los  Fariseos,  que  es  hi- 
pocresía. 

8  Porque  nada  hay  encubierto,  que  no 
haya  de  ser  descubierto ;  ni  oculto,  que 
no  haya  de  ser  sabido. 

8  Por  tanto  las  cosas  que  dijisteis  en 
tinieblas,  en  luz  serán  oidas;  y  lo  que 
hablasteis  al  oído  en  ks  cámaras,  será 
pregonado  desde  los  tejados. 

4  Has  os  digo,  amigos  mios :  No  ten- 
gáis temor  de  los  que  matan  el  cuerpo, 
y  después  no  tienen  mas  que  hagan ; 

5  Mas  yo  os  ensenaré  á  quien  temáis : 
Temed  á  aquel  que  después  que  hubiere 
muerto,  tiene  potestad  de  echar  en  el  In- 
fierno :  de  cierto  os  digo :  A  este  temed. 

o"  ¿No  se  venden  cinco  pajariUos  por 
dos  blancas,  y  ni  uno  de  ellos  está-  olvi- 
dado delante  de  Dios  1 

7  Y  aun  los  cabellos  de  vuestra  cabeza, 
todos  están  contados.  No  temáis  pues : 
de  mas  estima  sois  vosotros  que  muchos 
pajariUos. 

8  Pero  os  digo  que  todo  aquel  que  me 
confesaré  delante  de  los  hombres,  tam- 
bién el  HUo  del  hombre  le  confesará  de- 
lante de  los  ángeles  de  Dios.  * 

9  Mas  el  que  me  negare  delante  de  los 
hombres,  será  negado  delante  de  los  án- 
geles de  Dios. 

10  T  todo  aquel  que  dice  palabra  contra 
el  Htyo  del  hombre,  le  será  perdonado ; 
mas  al  que  blasfemare  contra  el  Espíritu 
Santo,  no  U  será  perdonada 

11  Y  cuando  os  trajeren  alas  sinagogas, 
y  á  lot  magistrados  y  potestades,  no  es- 
téis solícitos  cómo,  ó  qué  hayáis  de  res- 
ponder, ó  qué  hayáis  de  decir. 

13  Porque  el  Espíritu  Santo  os  ense- 
nará en  la  misma  hora  lo  que  será  me- 
nester decir. 

18  T  Y  le  dijo  uno  de  la  compañía: 
Maestro,  di  á  mi  hermano  que  parta  con- 
migo la  herencia, 

14  Mas  él  le  djjo:  Hombre,  ¿quién  me 
puso  por  Juez,  ó  partidor  sobre  vosotros  ? 

15 _Y  les  dijo:  Jílrad,  y  guardaos  de 
74 


avaricia;  porque  la  vida,  del  hombre  no  ' 
consiste  en  la  abundancia  de  los  bienes 
que  posee. 

16  Y  les  dijo  una  parábola,  diciendo: 
La  heredad  de  un  hombre  rico  habin 
llevado  muchos  frutos ; 

17  Y  él  pensaba  dentro  de  si,  diciendo : 
¿Qué  haré,  que  no  tengo  donde  Junto 
mis  frutos  f 

18  Y  dyo:  Esto  haré:  derribaré  jni» ; 
alfolíes, y  los  edificaré  mayores;  y  alli; 
Juntaré  todos  mis  frutos  y  mis  bienes ; 

ltf  Y  diré  á  mi  alma:  Alma,  muchos 
bienes  tienes  en  deposito  pasa  muchos 
anos :  repósate,  come,  bebe,  huélgate. 

20  Y  dijole  Dios:  j Insensato!  esta  no- 
che vuelven  á  pedir  tu  alma;  ¿y  lo  que 
has  aparejado,  cuyo  será  ? 

81  Así  4$  el  que  hace  para  si  tesoro,  y 
no  es  rico  para  con  Dios. 

88  Y  <Wo  á  sus  discípulos:  Por  tanto 
os  digo :  No  cstcis  solícitos  de  vuestra 
vida,  qué  comeréis;  ni  del  cuerpo,  qué 
vestiréis. 

28  La  vida  mas  es  que  la  comida;  y  el 
cuerpo,  que  el  vestido. 

84  Considerad  los  cuervos,  que  ni  siem- 
bran, ni  siegan :  que  ni  tienen  almacén, 
ni  alfolí;  y  Dios  los  alimenta.  ¿Cuán- 
to de  mas  estima  sois  vosotros  que  las 
aves? 

25  ¿  Quién  de  vosotros  podrá  con  *u  so- 
licitud añadir  á  su  estatura  un  codo  f 

80  Pues  si  no  podéis  aun  lo  que  es  me- 
nos, ¿para  qué  estaréis  solícitos  de  lo 
de  mas? 

87  Considerad  los  lirios,  como  crecen: 
no  labran,  ni  hilan;  y  os  digo,  que  ni 
Salomón  con  toda  su  gloria  se  vistió 
como  uno  de  ellos. 

28  Y  si  asi  viste  Dios  á  la  yerba,  que 
hoy  está  en  el  campo,  y  mañana  es  echa- 
da en  el  horno,  ¿  cuánto  mas  á  vosotros, 
hombre»  de  poca féf 

88  Vosotros,  pues,  no  procuréis  qué 
hayáis  do  comer,  ó  qué  hayáis  de  beber, 
y.  no  seáis  de  ánimo  dudoso ; 

90  Porque  todas  estas  cosas  las  gentes 
del  mundo  las  buscan ;  que  vuestro  Padre 
sabe  que  habéis  menester  estas  cosas. 

31  Mas  procurad  el  reino  de  Dios,  y  to- 
das estas  cosas  os  serán  añadidas. 

82  No  temáis,  oh  manada  pequeña,  por- 
que al  Padre  ha  placido  daros  el  reina 

83  Vended  lo  que  poseéis,  y  dsd  limos- 
na: haceos  bolsas  que  no  se  envejecen, 
tesoro  en  los  délos  que  nunca mlte:  don- 
de ladrón  no  ¡lega,  ni  polilla  corrompe» 


8AN  LUCAS. 


84  Porque  donáe  está  vuestro  tesoro, 
allí  también  estará  vuestro  corazón. 

85  1  Estén  ceñidos  vuestros  lomos,  y 
vuestro*  luces  encendidas ; 

86  T  vosotros,  semejantes  á  hombres 
que  esperan  cuando  su  sefibr  na  de  vol- 
ver de  las  bodas ;  para  que  cuando  vinie- 
re y  tocare,  luego  le  abran. 

87  Bienaventurados  aquellos  siervos,  los 
cuales,  cuando  el  señor  viniere,  hallare 
Telando:  de  cierto  os  digo,  que  él  se 
ceñirá,  y  hará  que  se  sienten  á  la  mesa, 
y  saliendo  les  servirá. 

88  T  aunque  venga  á  la  segunda  vela,  y 
aunque  venga  ala  tercera  vela,  y  lo»  hallare 
asi,  bienaventurados  son  los  tales  siervos. 

89  Esto  empero  sabed,  que  si  supiese  el 
padre  de  familias  á  qué  hora  habla  do  ve- 
nir el  ladrón,  velarla  ciertamente,  y  no 
dejarla  minar  su  casa. 

40  Vosotros,  pues,  también  estad  aper- 
cibidos; porque  á  la  hora  quo  no  pen- 
sáis, el  Hyo  del  hombre  vendrá. 

41  Entonces  Pedro  le  dtfo :  Señor,  ¿  dices 
esta  parábola  á  nosotros,  ó  también  á 
todos? 

42  Y  d^o  el  Señor:  ¿Quién  es  el  ma- 
yordomo fiel  y  prudente,  al  cual  el  señor 
pondrá  sobre  su  familia,  para  que  en 
tiempo  lesdétu  ración  ? 

43  Bienaventurado  aquel  siervo,  al  cual, 
cuando  el  señor,  viniere,  hallare  hacien- 
do asi 

44  En  verdad  os  digo,  que  él  le  pondrá 
sobre  todos  sus  bienes. 

45  Mas  si  el  tal  siervo  dijere  en  su  cora- 
son  :  MI  señor  se  tarda  de  venir,  y  co- 
menzare á  herir  los  siervos  y  las  criadas, 
y  á  comer,  y  á  beber,  y  á  borrachear, 

46  Vendrá  el  señor  de  aquel  siervo  el 
dia  que  él  no  espera,  y  á  la  hora  que  él 
bo  sabe ;  y  le  apartará,  y  pondrá  su  suer- 
te con  los  Ínfleles. 

47  Porque  el  siervo  que  entendió  la 
voluntad  de  su  señor,  y  no  m  apercibió, 
ni  hizo  conforme  á  su  voluntad,  será 
azotado  mucho. 

48  Mas  el  que  no  entendió,  y  hizo  por 
qué  ser  azotado,  será  azotado  poco,  por- 
que á  cualquiera  que  fué  dado  mucho, 
mucho  será  vuelto  á  demandar  de  él ;  y 
al  que  encomendaron  mucho,  mas  será 
te  él  pedido. 

48  \  Fuego  vine  á  meter  en  la  tierra, 
¿y  qué  quiero,  si  ya  está  encendido  ? 

60  Empero,  de  bautismo  me  es  necesa- 
rio ser  bautizado,  ¡y  cono  me  angustio 
hasta  que  sea  cumplido  1  ' 

Bpan.  56 


51  ¿  Pensáis  que  he  venido  á  la  tierra  á 
dar  paz  ?    No,  os  digo ;  mas  disensión. 

53  Porque  estarán  de  aqni  adelante  cin- 
co en  una  casa  divididos,  tres  contra  dos, 
y  dos  contra  tres. 

53  El  padre  estará  dividido  contra  el 
hijo,  y  el  hijo  contra  el  padre :  la  madre 
contra  la  hija,  y  la  m>  contra  la  madre : 
la  suegra  contra  su  nuera,  y  la  nuera 
contra  su  suegra, 

54  T  decía  también  al  pueblo :  Cuando 
veis  la  nube  que  sale  del  poniente,  luego 
decis :  Agua  viene ;  y  es  asi 

55  T  cuando  sopla  el  austro,  decis :  Ha- 
brá calor ;  y  lo  hay. 

56  ¡  Hipócritas !  Sabéis  examinar  la  faz 
del  cielo  y  de  la  tierra,  ¿y  este  tiempo, 
cómo  no  lo  examináis  ? 

57  ¿  Mas  por  qué  aun  de  vosotros  mis- 
mos no  juzgáis  lo  que  es  justo? 

58  Pues  cuando  vas  al  magistrado  con 
tu  adversarlo,  procura  en  el  camino  de 
librarte  de  él,  porque  no  te  traiga  al  juez, 
y  el  juez  te  entregue  al  alguacil,  y  el 
alguacil  te  meta  en  la  cárcel. 

50  Te  digo  quo  no  saldrás  de  allá  basta 
que  hayas  pagado  hasta  el  postrer  cornado. 

capitulo  xni. 

Exhorta  al  pueblo  á  arrepentimiento  por  la  contidera- 
ekm  de  lo*  dirimo*  caettmo*  en  loe  no  mm*  pecadores. 
2.  Sema  em  mibmdo  á  una  mmger  enjerta  p  rtmpon- 
átala  superstición  ave  había  aceren  de  la  observan- 
cia  del  sdbado.  8.  Cualidades  del  evangelio.  4.  Ex- 
hortaéreeHirettmanoeti* conpt  1iw,H  f.€bn- 
tra  Merodee  que  procuraba  matarle. 

Y  EN  este  mismo  tiempo  estaban  allí 
unos  que  le9  contaban  de  los  Gali- 
leos,  cuya  sangre  Pllato  habla  mezclado 
con  sus  sacrificios. 

3  T  respondiendo  Jesús,  les  dtyo :  ¿  Pen- 
sáis que  estos  Gallleos,  porque  han  pa- 
decido tales  cosas,  hayan  sido  mas  pesa- 
dores que  todos  los  Galileos  f 

8  Yo  os  digo,  que  no :  antes  si  no  os 
arrepintiereis,  todos  pereceréis  asi 

4  O  aquellos  diez  y  ocho,  sobre  los  cua- 
les cayó  la  torre  en  Slloe,  y  los  mató, 
¿pensáis  que  ellos  fueron  mas  deudores 
que  todos  los  hombres  que  habitan  en 
Jerusalem  ? 

5  To  os  digo,  que  no :  antes  si  no  os 
arrepintiereis,  todos  pereceréis  asi 

6  Y  decía  esta  parábola :  Tenia  uno  una 
higuera  plantada  en  su  viña;  y  vino  á 
buscar  fruto  en  ella»  y  no  halló. 

7  Y  dtyo  si  vlflero :  He  aquí,  tres  anos 
ha  que  vengo  á  buscar  fruto  en  esta 
higuera, y  no  lo  hallo:  córtala!  ¿porqué 
hará  inútil  aun  la  tierra, bogle 

75 


SAN  LUCAS. 


«8  £1  entonces  respondiendo,  le  dijo: 
Señor,  déjala  ann  este  año,  hasta  que  yo 
la  escave,  y  la  estercófe. 

9  Y  si  hiciere  froto,  bien  ;  y  si  no,  la  cor- 
tarás después. 

10  ^  Y  ensefiaba  en  nna  sinagoga  en 
sábados. 

11  Y,  he  aqni,  nna  mnger  que  tenia  es- 
píritu de  enfermedad  diez  y  ocho  años 
habiay  y  andaba  agoviada,  así  que  en  nin- 
guna manera  podía  enhestarse. 

12  Y  como'  Jesús  la  tío,  la  llamó,  y  le 
dijo :  Mugcr,  libre  eres  de  tu  enfermedad. 

18  Y  púsole  las  manos  encima,  y  luego 
se  enderezó,  y  glorificaba  á  Dios. 

14  Y  respondiendo  un  príncipe  de  la 
sinagoga,  enojado  de  que  Jesús  hubiese 
curado  en  sábado,  dijo  al  pueblo:  Seis 
días  hay  en  que  es  menester  obrar:  en 
estos  pues  venid,  y  sed  curados ;  y  no  en 
dia  de  sábado. 

15  Entonces  el  Seflor  le  respondió,  y 
dyo :  Hipócrita,  ¿  cada  uno  de  vosearos 
po  desata  en  Bábado  su  buey,  ó  tu  asno 
del  pesebre,  y  le  lleva  á  beber  ? 

16  Y  á  esta  hija  de  Abraham,  que  he 
aquí,  que  Satanás  la  habla  ligado  diez  y 
ocho  anos,  ¿  no  convino  desatarla  de  esta 
ligadura  en  dia  de  sábado  ? 

17  Y  diciendo  él  estas  cosas,  se  avergon- 
zaban todos  sus  adversarios ;  y  todo  el 
pueblo  se  regocijaba  de  todas  las  cosas 
que  gloriosamente  eran  por  él  hechas. 

18  í  Y  decia :  ¿  A  qué  es  semejante  el 
reino  de  Dios,  y  á  qué  le  compararé? 

19  Semejante  es  al  grano  de  la  mostaza, 
que  tomándole  un  hombre  le  metió  en 
su  huerto;  y  creció,  y  fué  hecho  árbol 
grande,  y  las  aves  del  cielo  hicieron 
nidos  en  sus  ramas. 

20  Y  otra  vez  dijo :  ¿  A  qué  compararé 
al  reino  de  Dios  ? 

21  8emejante  es  á  la  levadura,  que  to- 
mándola una  muger,  la  esconde  en  tres 
medidas  de  harina  hasta  que  todo  sea 
leudado. 

23  T  Y  pasaba  por  todas  las  ciudades  y 
aldeas  ensenando,  y  caminando  á  Jeru- 
salem. 

28  Y  le  d^Jo  uno :  ¿  Señor,  son  pocos  los 
que  se  salvan  ?    Y  él  les  dijo : 

24  Porfiad  á  entrar  por  la  puerta  angos- 
ta; porque  yo  os  digo,  que  muchos  pro- 
curarán de  entrar,  y  no  podrán ; 

25  Después  que  el  padre  de  familias  se 
levantare,  y  cerrare  la  puerta,  y  comen- 
zaréis á  estar  mera,  y  tocar  á  la  puerta, 
diciendo:  Señor,  Seflor,  ábrenos;  y  res- 

76 


pondiendo  él,  os  dirá :  No  os  conozco  do 
donde  seáis. 

26  Entonces  comenzaréis  á  decir:  De- 
lante de  ti  hemos  comido  y  bebido,  y  en 
nuestras  plazas  enseñaste, 

27  Y  os  dirá :  Dígoos,  que  no  os  conoz- 
co de  donde  seáis :  aps/táos  de  mí  todos 
los  obreros  de  iniquidad. 

28  Allí  será  el  lloro  y  el  crujir  de  dien- 
tes, cuando  viereis  á  Abraham,  y  á  Isaac, 
y  á  Jacob,  y  á  todos  los  profetas  en  el 
reino  de  Dios,  y  vosotros  ser  echados 
fuera. 

29  Y  vendrán  del  oriente,  y  dd  occi- 
dente, y  del  norte,  y  del  mediodía,  y  se 
sentarán  en  el  reino  de  Dios. 

80  Y,  hó  aquí,  hay  postreros,  que  serán 
primeros ;  f  hay  primeros,  que  serán 
postreros. 

31  f  Aquel  mismo  día  llegaron  unos 
de  los  Fariseos,  diciéndole :  Sal,  y  vete  do 
aquí ;  porque  Herodes  te  quiere  matar. 

82  Y  les  dUo :  Id,  y  decid  á  aquella 
zorra :  He  aquí,  echo  fuera  demonios  y 
acabo  sanidades  hoy  y  mañana,  y  tras- 
mañana soy  consumado. 

88  Empero  es  menester  que  hoy,  y  ma- 
ñana, y  trasmañana  camine;  porque  no 
es  posible  que  un  profeta  muera  fuera  de 
Jerusalem. 

84  ¡Jerusalem,  Jerusalem!  que  matas 
los  profetas,  y  apedreos-Ios  que  son  en- 
viados á  ti,  ¿  cuántas  veces  quise  juntar 
tus  hijos,  como  la  gallina  recoge  su  nida- 
da debajo  de  sus  alas,  y  no  quesiste  ? 

85  He  aquí, os  es  dejada  vuestra  casa  de- 
sierta ;  y  os  digo,  que  no  me  veréis,  hasta 
que  venga  tiempo  cnando  digáis :  Bendito ' 
el  que  viene  en  nombre  del  Señor. 

CAPITULO  XIV. 

Sana  d  un  hidrópico  en  mibado,  ¡re.  i.  Exhorta  d  la 
modestia  y  humildad  en  tofo,  írc.  3.  Como  por  ha- 
ber toa  Judio»  desechado  el  evangeho  con  fa$tidiot 
loe  Omtiiat  mm  llamado*  é  a,  *r.  4.  COndiñmet 
neettaria*  del  <pn  de  vera»  ha  de  magvir  d  Oitía, 
abnegación  de  H  y  de  todo  lo  denuu,  y  amor  d  te 

Y  ACONTECIÓ  que  entrando  en  casa 
de  un  principe  de  los  Fariseos  un 
sábado  á  comer  pan,  ellos  le  acechaban. 

2  Y,  he  aquí,  un  hombre  hidrópico  esta- 
ba delante  de  él 

8  Y  respondiendo  Jesús,  habló  álos  doc* 
tores  de  la  ley,  y  á  los  Fariseos,  diciendo  \ 
i  Es  lícito  sanar  en  sábado  ? 

4  Y  ellos  callaron.  Entonces  él  toman* 
doto,  le  sanó,  y  le  envió. 

6  Y  respondiendo  á  ellos,  djjo:  ¿El 
asno  o  el  buey  de  cuál  de  vosotros  caerá 


8AN  LUCAS. 


en  un  poso,  y  él  no  le  sacará  luego  en  día 
de  sábado  ? 

6  T  no  le  podían  replicar  á  estas  cosas. 

7  T  Y  propuso  ana  parábola  á  los  con- 
vidados, atento  como  escogían  los  pri- 
meros asientos  á  la  meso,  didéndoles : 

8  Cnando  fueres  convidado  de  alguno  á 
bodas,  no  te  asientes  en  el  primer  lugar ; 
porque  podrá  ser  que  otro  mas  honrado 
que  tú  sea  convidado  de  él; 

9  Y  viniendo  et  que  te  llamó  á  tí  y  á 
él,  te  diga :  D4  lugar  á  este ;  y  entonces 
comiences  con  vergüenza  á  tener  el  pos- 
trer lugar. 

10  Mas  cuando  fueres  llamado,  vé,  y 
asiéntate  en  el  postrer  lunar;  porque 
cuando  viniere  el  que  te  llamó,  te  diga : 
Amigo,  sube  mas  arriba:  entonces  ten- 
drás gloria  delante  de  los  que  junta- 
mente se  asientan  á  la  mesa. 

11  Porque  cualquiera  que  se  ensalza, 
será  humillado,  y  el  que  se  humilla,  será 
ensalzado.  * 

12  Y  decia  también  al  que  le  habla  con- 
vidado :  Cuando  haces  comida  ó  eena,  no 
llames  á  tus  amigos,  ni  á  tus  hermanos, 
ni  á  tus  parientes,  ni  á  tus  vecinos  ricos ; 
porque  también  etlos  no  te  vuelvan  á 
convidar,  y  te  sea  hecha  paga. 

13  Mas  cuando  haces  banquete,  llama 
á  los  pobres,  los  mancos,  los  cojos,  los 
ciegos; 

14  Y  serás  bienaventurado ;  porque  ellos 
no  te  pueden  pagar;  mas  te  será  pagado 
en  la  resurrección  de  los  justos. 

15  Y  Y  oyendo  esto  uno  de  los  que 
juntamente  estaban  sentandos  ala  mesa, 
le  dijo:  Bienaventurado  el  que  comerá 
pan  en  el  reino  de  los  cielos. 

16  ?  Ei  entonces  le  dtyo :  Un  hombre 
hizo  una  grande  cena,  y  llamó  á  mu- 
chos. 

17  Y  á  la  hora  de  la  cena  envió  á  su 
siervo  á  decir  á  los  convidados :  Venid, 
que  ya  todo  esta  aparejado. 

18  Y  comenzaron  todos  á  una  á  escu- 
aarse.  El  primero  le  dtyo :  He  compra- 
do un  corteo,  y  he  menester  de  salir,  y 
verle :  te  ruego  que  me  tengas  por  escu- 
sado. 

19  Y  el  otro  dtfo :  He  comprado  cinco 
yuntas  de  bueyes,  y  voy  á  probarlos :  rué- 
gote  que  me  tengas  por  esensado. 

90  Y  el  otro  dijo :  Me  he  casado ;  y  por 
tanto  no  puedo  venir. 

21  Y  vuelto  el  siervo,  hizo  saber  estas 
cosas  á  su  señor.  Entonces  el  padre  de 
femilla*,  enojada  dQo  á  su  siervo:  Vé 


presto  por  las  plazas,  y  por  las  calles  de 
la  ciudad,  y  mete  acá  los  pobres,  los  man- 
cos, y  cojos,  y  ciegos. 

22  Y  dtyo  el  siervo:  'Señor,  hecho  es 
como  mandaste,  y  aun  hay  lugar. 

28  Y  dtyo  el  señor  al  siervo :  Vé  por  los 
caminos,  y  por  los  vallados,  y  fuérssiot  á 
entrar,  para  que  se  llene  mi  casa.    • 

24  Porque  yo  os  digo,  que  ninguno  de 
aquellos  varones  que  fueron  llamados, 
gustará  mi  cena. 

25  H  T  grandes  multitudes  iban  con 
él ;  y  volviéndose  les  dtyo : 

26  Si  alguno  viene  á  mi,  y  no  aborrece 
á  su  padre,  y  madre,  y  muger,  y  bjjos,  y 
hermanos,  y  hermanos,  y  aun  también 
bu  vida,  no  puede  ser  mi  discípulo. 

27  Y  cualquiera  que  no  trae  su  cruz, 
y  viene  en  pos  de  mi,  no  puede  ser  mí 
discípulo. 

28  Porque  ¿  cuál  de  vosotros,  queriendo 
edificar  una  torre,  no  cuenta  primero 
sentado  los  gastos,  si  tiene  lo  que  ha 
menester  para  acabaría/ 

29  Porque  después  que  haya  puesto  el 
fundamento,  y  no  pneda  acabaría,  todos 
los  que  lo  vieren,  no  comiencen  á  hacer 
burla  de  él, 

80  Diciendo:  Este  hombre  comenzó  á 
edificar,  y  no  pudo  acabar. 

81  ¿  O  cuál  rey,  habiendo  de  ir  á  hacer 
guerra  contra  otro  rey,  sentándose  pri- 
mero no  consulta  si  puede  salir  al  en- 
cuentro con  diez  mil  al  que  viene  contra 
él  con  veinte  mil  ? 

82  De  otra  manera,  cuando  el  otro  está 
aun  lejos,  le  ruega  por  la  paz,  envián- 
dole  embajada. 

88  Así  pues  cualquiera  de  vosotros  que 
no  renuncia  á  todas  las  cosas  que  posee, 
no  puede  ser  mi  discípulo; 

84  Buena  en  la  sal ;  mas  si  la  sal  perdiere 
su  sabor,  ¿  con  qué  será  salada  ? 

85  Ni  para  la  tierra,  ni  aun  para  el  mu- 
ladar es  buena:  íbera  la  echan.  Quien 
tiene  oidos  para  oír,  oiga. 

CAPITULO  XV. 

Declara  el  Señor  por  tres  parábola»,  el  incomparable 
amor  de  Dio*  en  buscar  y  salvar  al  pecador  perdido. 
"L  De  la  oveja  perdida  bateada  del  piadoso  pastor. 
%.  Deladracmahmcadadelaemsfer.  ñ.  Del  padre 
que  recibe  y  hace  fiesta  al  hijo  disipador  de  sm'bie- 
ae*,  pero  qm  se  vuelve  é  dt  con  conocimiento  de  su 
pecado,  tfc, 

Y  SE  llegaban  á  él  todos  los  publíca- 
nos, y  pecadores  á  oírle. 
2  Y  murmuraban  los  Fariseos  y  los  es- 
cribas, diciendo:  Este  á  los  pecadores 
recibe,  y  con  ellos  come. 
77 


SAN  LUCAS* 


8  Y  él  le*  propileo  ett»  parábola,  di- 
ciendo : 

4  ¿Qué  hombre  de  vosotros,  teniendo 
cien  ovejas,  si  perdiere  une  de  ellas,  no 
deja  las  noventa  y  nueve  en  el  desierto, 
y  vé  á  totear  1*  que  se  perdió,  basta  que 
la  luye? 

5  YthaUada,  la  pose  sobre  eos  hombros 
gozoso; 

6  Y  viniendo  á  casa,  junta  á  tus  amigos, 
y  á  mus  vecinos,  diciéndoles:  Dadme  el 
parabién;  porque  he  hallado  mi  oveja 
que  se  habla  perdido. 

7  Os  digo,  que  asi  habrá  mas  gozo  en  el 
cielo  sobre  un  pecador  que  se  arrepiente, 
que  sobre  noventa  y  nueve  justos,  que  no 
han  menester  arrepentirse, 

8  1  ¿O  qué  muger  que  tiene  diez  drac- 
mas,  si  perdiere  la  una  dracma,  no  en- 
ciende luz,  y  barre  la  casa,  y  busca  con 
diligencia,  hasta  bailaría/ 

9  Y  cuando  fe  hubiere  hallado,  junta  eus 
amigas,  y  sus  vecinas,  diciendo :  Dadme 
el  parabién ;  porque  he  hallado  la  drac- 
ma que  había  perdido. 

10  Asi  os  digo,  que  hay  gozo  delante  de 
los  ángeles  de  Dios  por  un  pecador  que 
se  arrepiente. 

^>111  También  dtfo:  Un  hombre  tenia 
'dosWjoa; 

12  Y  el  mas  mozo  de  ellos  dijo  á  eu 
padre:  Padre,  dame  la  parte  de  la  ha- 
cienda que  me  pertenece.  Y  él  les  repar- 
tió su  hacienda. 

13  Y  después  de  no  machos  dios,  jun- 
tándolo todo  el  htyo  mas  moso,  se  partió 
lejos,  á  una  tierra  apartada;  y  allí  des- 
perdició su  hacienda  viviendo  perdida- 
mente. 

14  Y  después  que  lo  hubo  todo  gasta- 
do, vino  una  grande  hambre  en  aquella 
tierra;  y  comenzóle  á  ialtar. 

15  Y  fué,  y  sé  llegó  á  uno  do  los  ciuda- 
danos de  aquella  tierra,  el  cual  le  enrió 
á  sus  campos,  para  que  apacentase  los 
puercos. 

16  Y  deseaba  henchir  su  vientre  de  las 
algarrobas  que  comían  los  puercos ;  mas 
nadie  se  loe  daba, 

17  Y  volviendo  en  si,  dtyo:  {Cuántos 
jornaleros  en  casa  de  mi  padre  tienen 
abundancia  de  pan,  y  yo  aquí  perezco  de 
hambre  I 

18  Me  levaataró,  y  iré  á  mi  padre,  y  le 
diré :  Padre,  pecado  he  contra  el  délo,  y 
confetti; 

19  Ya  no  noy  digno  de  ser  llamado  tu 
ntyo:  házmecomoánnodntns  jornaleros. 


90  Y  levantándose,  vino  á  sa  padre, 
Y  como  aun  estuviese  lejos,  le  vio  su 
padre,  y  fué  movido  á  misericordia;  y 
corriendo  á  él,  se  derribó  sobre  su  cuello, 
y  le  besó. 

21  Y  el  hijo  le  djjo :  Padre,  pecado  he 
contra  el  cielo, y  contra  ti:  ya  no  soy 
digno  de  ser  llamado  tu  hijo. 

22  Mas  el  padre  d\}o  á  sus  siervos :  Sa- 
cad el  principal  vestido,  y  vestidle;  y 
poned  anillo  en  su  mano,  y  zapatos  en 
tu»  pies ; 

23  Y  traed  el  becerro  grueso,  y  matad- 
le;  y  comamos,  y  hagamos  banquete; 

24  Porque  este  mi  hijo  muerto  era, 
y  ha  revivido:  se  habla  perdido,  y  es 
bailado.  Y  comenzaron  á  hacer  ban- 
quete. 

25  Y  su  hijo  el  mas  viejo  estaba  en  el 
campo,  el  cual  como  vino,  y  llegó  cerca 
de  casa,  oyó  la  sinfonía  y  las  danzas ; 

26  Y  llamando  á  uno  de  los  siervos,  le 
preguntó  qué  eramquello. 

27  Y  él  le  dijo :  Tu  hermano  es  venido ; 
y  tu  padre  ha  muerto  el  becerro  grueso, 
por  haberle  recibido  salvo. 

28  Entonces  él  se  onojo,  y  no  quería 
entrar.  £1  padre  entonces  saliendo,  lo 
rogaba  que  entrase,    . 

20  Mae  él  respondiendo,  dijo  á  m  padre : 
He  aquí,  tantos  años  fut  que  te  sirvo,  que 
nunca  he  traspasado  tu  mandamiento, 
y  nunca  me  has  dado  un  cabrito  para 
que  haga  banquete  con  mis  amigos ; 

30  Mas  deepucs  que  vino  este  tu  hfyo, 
que  ha  engullido  tu  hacienda  con  rame- 
ras, le  has  matado  el  becerro  grueso. 

31  £1  entonces  le  dtfo :  Hijo,  tú  siem- 
pre estás  conmigo,  y^todas  mis  cosas  son 
tuyas; 

32  Mas  hacer  banquete  y  holgamos  ero 
menester ;  porque  este  tu  hermano  muer- 
to era,  y  revivió :  se  había  perdido,  y  es 
hallado* 

CAPITULO  XVL 

La  parábola  del  mayordomo  interno,  con  qm  e*mAa  el 
Señor  d  lot  rico*  crUtionoo  m  detxr  y  oficio  m,  a* 
igleña.    i.  Lo  wáMmo  por  la  dórico  avaro. 

Y  DECÍA  también  á  sus  discípulos : 
Habla  un  hombre  rico,  el  cual  tenia 
un  mayordomo ;  y  este  íuó  acusado  de- 
lante de  él,  como  disipador  de  eos  bienes. 

2  Y  le  Hamo,  y  le  dijo:  ¿  Qué  te  esto  que 
oteo  de  U?  dá  cuenta  de  tu  mayordo- 
mía;  porque  ya  no  podrás  mas  ser  ma- 
yordomo. 

8  Entonces  el  mayordomo  dijo  dentro 
de  si:  «Qué  haré!  qna  mi  «after  me 


ÉAK  ItCAS. 

^ulta  la  mayordomía*  Cavar,  no  puedo : 
mendigar,  tengo  vergüenza. 

4  Yo  sé  lo  que  haré,  para  que  cuando 
fuere  quitado  de  la  niayordoniia,  me  reci- 
ban en  sus  casas. 

5  T  llamando  á  cada  uno  de  los  deado- 
res de  su  señor,  dijo  al  primero :  ¿Cuánto 
debes  á  mi  señor? 

fi  Y  él  dijo :  deu  batos  de  aceite.  Y 
le  d\)o :  Toma  tu  obligación,  y  siéntate 
presto,  y  escribe  cincuenta. 

7  Después  dijo  á  otro:  ¿Y  tú,  cnanto 
debes  ?  Y  él  dijo :  Cien  coros  de  trigo. 
Y  él  le  dyo :  Toma  tu  obligación,  y  escri- 
be ocbenta. 

8  Y  alabó  el  señor  al  mayordomo  malo, 
por  babor  hecho  prudentemente;  por- 
que los  hijos  de  este  siglo  mas  prudentes 
son  en  su  generación  que  los  hijos  de  luz. 

0  Y  yo  os  digo :  Haceos  amigos  de  las 
riquezas  de  maldad,  para  que  cuando  fal- 
tareis, os  reciban  en  las  moradas  eternas. 

10  £1  que  es  fiel  en  lo  muy  poco,  tam- 
bién en  lo  mas  es  fiel;  y  el  que  en  lo 
muy  poco  es  injusto,  también  en  lo  mas 
es  injusto. 

11  Pues  si  en  las  malas  riquezas  no  fuis- 
teis fieles,  ¿lo  que  es  verdadero,  quién  os 
lo  confiará  ? 

12  Y  si  en  lo  ageno  no  fuisteis  fieles, 
¿lo  que  es  vuestro,  quién  os  lo  dará? 

13  Ningún  siervo  puede  servir  á  dos 
señores;  porque,  ó  aborrecerá  al  uno, y 
amará  al  otro,  ó  se  allegará  al  uno,  y  me- 
nospreciará al  otro.  No  podéis  servir  á 
Dios,  y  á  las  riquezas. 

14  Y  oian  también  los  Fariseos  todas 
estas  cosas,  los  cuales  eran  avaros ;  y  bur- 
laban de  él.  • 

15  Y  les  dijo :  V* osaros  sois  los  que  os 
justificáis  á  vosotro^iismos  delante  de 
los  hombres;  mas  Dios  conoce  vuestros 
corazones;  porque  lo  que  los  hombrea 
tienen  en  alto  aprecio,  delante  de  Dios 
es  abominación. 

18  La  ley  y  los  profetas  fueron  hasta 
Juan :  desde  entonces  el  reino  de  Dios 
es  anunciado,  y  todos  hacen  fnerza  con- 
tra él. 

17  Empero  mas  fácil  cosa  es  pasar  el  cielo 
y  la  tierra,  que  caer  una  tilde  de  la  ley. 

18  Cualquiera  que  despide  á  su  rauger, 
y  se  casa  con  otra,  adultera;  y  el  que  se 
casa  con  la  despedida  del  marido,  adul- 
tera. 

19  1T  Y  habla  un  hombre  rico,  que  se 
vestía  de  púrpura  y  de  lino  fino,  y  hacia 
cada  día  banquete  espléndidamente. 


20  Habla  también  un  mendigó  llamado 
Lázaro,  el  cual  estaba  echado  á  la  puerta 
de  él,  Heno  de  llagas, 

21  Y  deseando  hartarse  de  las  migajas 
que  calan  de  la  mesa  del  rico ;  y  aun  los 
perros  venian,  y  le  lamían  las  llagas. 

23  Y  aconteció,  que  murió  el  mendigo, 
y  fué  llevado  por  los  ángeles  al  seno  de 
Abrabam;  y  murió  también  el  rico,  y 
fué  sepultado. 

23  Y  en  el  infierno,  alzando  sus  ojos, 
estando  en  tormentos,  vio  á  Abraham 
lejos,  y  á  Lázaro  en  tu  seno. 

%i  Entonces  él,  dando  voces,  dijo:  Padre 
Abraham,  ten  misericordia  de  mi,  y  en- 
ría á  Lázaro  que  moje  la  punta  de  su 
dedo  en  agua,  y  refresque  mi  lengua; 
porque  soy  atormentado  en  esta  llama. 

25  ¥  le  dijo  Abraham :  Hyo,  acuérdate 
que  recibiste  tus  bienes  en  tu  vida,  y  Lá- 
zaro también  males ;  mas  ahora  este  es 
consolado,  y  tú  atormentado. 

26  Y  ademas  de  todo  esto,  una  grande 
sima  está  confirmada  entre  nosotros  y 
vosotros,  asi  qne  los  qne  quisieren  pasar 
de  aqui  á  vosotros,  no  pueden,  ni  de  allá 
pasar  acá. 

27  Eutonces  dijo:  Ruégote,  pues,  pa- 
dre, que  le  envíes  á  la  casa  de  mi  padre; 

28  Porque  tengo  cinco  hermanos,  para/ 
qne  les  proteste ;  porque  no  vengan  ellos 
también  á  este  lugar  de  tormento. 

29  Y  Abraham  le  dice :  A  Moyses,  y  á 
los  profetas  tienen,  óiganlos. 

30  El  entonces  dyo :  No,  padre  Abra- 
ham ;  mas  si  alguno  fuere  á  ellos  dé  los 
muertos  se  arrepentirán. 

31  Mas  Abraham  le  dijo :  Si  no  oyen  á 
Moyses,  y  á  los  profetas,  tampoco  se  per- 
suadirán, aunque  alguno  se  levantare  de 
entre  los  muertos. 

capitulo  xvn. 

De  la  corrección  fraterna.  2.  Del  poder  de  la  fi.  S. 
Sana  «f  fe»  leproeoe,  de  lo»  coaita  el  uno  tolo,  que  era 
SamarUano,  vuelve  á  darle  gracia*,  i*  De  m  pri* 
mera  y  $egvnda  venida,  9fc. 

DIJO  después  á  los  discípulos:  Im- 
pasible es  qne  no  vengan  escánda- 
los ;  mas  ¡  ay  de  aquel  por  quien  vienen ! 

2  Mejor  le  seria,  si  una  piedra  de  moli- 
no de  asno  le  fuera  puesta  al  cuello,  y 
fuese  echado  en  la  mar,  qne  escandalizar 
á  uno  de  estos  pcquenltos. 

3  Mirad  por  vosotros.  Si  pecare  con- 
tra ti  tu  hermano,  .repréndele ;  y. si  se 
arrepintiere,  perdónale. 

4  Y  Bi  siete  veces  al  día  pecare  contra 
tí,  y  siete  veces  al  día  se  volviere  á  ti, 
diciendo:  Pétame:  perdónale. 

79 


SAN  LUCAS. 


5  %  Y  dieron  los  apóstoles  al  Sefior: 
Auméntanos  la  fó. 

6  Y  el  Señor  dijo :  Si  tuvieseis  fe*  como 
un  grano  de  mostaza,  diríais  á  este  sicó- 
moro: Desarraígate,  y  plántate  en  la 
mar,  y  os  obedecerla. 

7  ¿  Mas  cuál  de  vosotros  tiene  un  siervo 
que  ara,  ó  apacienta  ganado,  que  vuelto 
del  campo  le  diga  luego :  Pasa,  siéntate 
á  la  mesa  ? 

8  ¿  No  le  dice  antes :  Adereza  que  cene 
yo,  y  cíñete,  y  sírveme  basta  que  naya  co- 
mido y  bebido ;  y  después  de  esto  come 
tú  y  bebe  t 

9  ¿Hace  gracias  al  siervo  porque  hizo 
lo  que  le  babia  6Ído  mandado  ?  Pienso 
que  na 

10  Asi  también  vosotros,  cuando  hu- 
biereis hecho  todo  lo  que  os  es  mandado, 
decid:  Siervos  inútiles  somos;  porque 
lo  que  debíamos  de  hacer,  hicimos. 

11  H  Y  aconteció  que  yendo  éláJcru- 
sftlem,  pasaba  por  medio  de  Samaría,  y 
de  Galilea. 

12  Y  entrando  en  una  aldea,  viniéronle 
al  encuentro  diez  hombres  leprosos,  los 
cuales  se  pararon  de  lejos ; 

13  Y  alzaron  la  voz,  diciendo:  Jesús, 
Maestro,  ten  misericordia  de  nosotros. 

14  Y  como  él  los  vio,  les  dijo :  Id,  mos- 
tróos á  los  sacerdotes.  Y  aconteció,  que 
yendo  ellos,  fueron  limpios. 

15  Y  el  uno  de  ellos,  como  ee  víó  que 
era  limpio,  volvió,  glorificando  á  Dios  á 
gran  voz. 

16  -Y  se  derribó  sobre  su  rostro  á  sus 
pies,  haciéndole  gracias ;  y  este  era  8a- 
tnaritano. 

17  Y  respondiendo  Jesús,  dijo:  ¿No 
son  diez  los  que  fueron  limpios  ?  ¿  Y  los 
nueve,  dónde  están? 

18  ¿No  fué  hallado  quien  volviese,  y 
diese  gloria  á  Dios,  sino  este  extranjero  f 

19  Y  le  dijo:  Levántate,  vete:  tu  fé  te 
ha  sanado. 

20  1T  Y  preguntado  de  los  Fariseos, 
cuando  habia  de  venir  el  reino  de  Dios, 
les  respondió,  y  dijo :  El  reino  Se  Dios 
no  vendrá  manifiesto; 

21  Ni  dirán:  Hele  nquí,  ó  hele  allí;  por- 
que, he  aquí,  el  reino  de  Dios  dentro  de 
vosotros  está. 

22  Y  dijo  á  sus  discípulos :  Tiempo  ven- 
drá, cuando  desearéis  ver  uno  de  los  dias 
del  tíijo  del  hombre,  y  no  lo  veréis. 

23  Y  os  dirán:  Hele  aquí,  ó  hele  allí. 
No  vayáis  tras  ellos,  ni  los  sigáis. 

24  Porque  como  el  relámpago  relampa- 


gueando desde  una  parte  qu*  está  debajo 
del  cielo,  resplandece  hasta  la  otra  que 
está  debajo  del  cielo,  así  también  será  el 
Hijo  del  hombre  en  su  día. 

25  Mas  primero  es  menester  que  padez- 
ca mucho,  y  sea  reprobado  de  esta  gene- 
ración. 

26  Y  como  fué  en  los  dias  de  Noe,  asi 
también  será  en  los- dias  del  Hijo  del 
hombre : 

27  Comían,  bebían,  se  casaban  y  se  da- 
ban en  casamiento,  basta  el  día  que  entró 
Noe  en  el  arca;  y  vino  el  diluvio,  y  des- 
truyó á  todos. 

28  Asimismo  también  como  fué  en  los 
dias  de  Lot :  comían,  bebían,  compraban, 
vendían,  plantaban,  edificaban ; 

29  Mas  el  dia  que  Lot  salió  de  Sodo- 
ma,  llovió  del  cielo  fuego  y  azufre,  y 
destruyó  á  todos  : 

SO  Como  esto  será  el  dia  que  el  Hijo 
del  hombre  se  manifestará. 

31  En  aquel  dia,  el  que  estuviere  en  el 
tejado,  y  sus  alhajas  en  casa,  no  descien-, 
da  á  tomarlas ;  y  el  que  en  el  campo,  asi- 
mismo no  vuelva  atrás. 

32  Acordaos  de  la  muger  de  Lot 

83  Cualquiera  que  procurare  salvar  su 
vida,  la  perderá ;  y  cualquiera  que  la  per- 
diere, la  vivificará. 

34  Os,  digo,  que  en  aqnella  noche  esta- 
rán dos  hombres  en  una  cama:  el  uno 
será  tomado,  y  el  otro  será  dejado. 

35  Dos  mugeres  estarán  moliendo  jun- 
tas :  la  una  será  tomada,  y  la  otra  será 
dejada. 

36  Dos  hombres  estarán  en  el  campo: 
el  uno  será  tomado, y  el  otro  será  dejado. 

37  Y  respondiéndole,  le  dicen :  ¿  Dón- 
de, Señor  ?  Y  él  lesdijo :  Donde  estuviere 
el  cuerpo,  allá  secutarán  también  las 
águilas.  • 

CAPITULO  XVIIL 

De  la  perseverancia  en  la  oración.  2.  La  oración  del 
Fariteo,  y  la  del  pWicano.  S.  Meefím  lo»  niño»  m 
los  da  por  Jtgnra  de  lo»  oye  entraran  en  «v  tetona.  4. 
DiJiHlco»ae»  al  rico  entrare*  la  rerdadera  ioieria; 
man  d  Dio»  todo  es  podóle.  5.  Rerela  d  tm  doce  dis- 
cípulo» *u  muerte  y  romrreccion ;  ma»  ello»  nada  do 
ello  entienden.    0.  Dala  vi»ta  d  vn  ciego. 

Y  LES  propuso  también  una  parábola, 
para  enseñar  que  es  menester  orar 
siempre,  y  no  desalentarse, 
2  Diciendo  :  Había  un  juez  en  una  ciu- 
dad, el  cual  ni  temía  á  Dios,  ni  respetaba 
á  hombre  algnno. 

8  Habia  también  en  aquella  ciudad  una 
viuda,  la  cual  venia  á  él,  diciendo :  Haz- 
me justicia  de  mi  adversario. 


SAN  LUCAS. 


4  Mas  él  no  quiso  por  at#w*  tiempo :  em- 
pero después  de  esto,  dijo  dentro  de  si  : 
Aunque  ni  temo  á  Dios,  ni  tengo  respeto 
á  hombre; 

5  Todavía,  porque  esta,  viuda  me  es 
molesta,  le  haré  justicia ;  porque  no  ven- 
ga siempre  y  ai  fin  me  muela. 

6  T  dijo  el  Señor:  Oid  lo  que  dice  el 
juez  injasto. 

7  ¿  Y  Dios  no  defenderá  ásns  escogidos 
que  claman  á  él  dia  y  noche,  aunque  sea 
longánimo  acerca  de  ellos  ? 

8  Os  digo  que  los  defenderá  presto. 
Empero  el  Hijo  del  hombre,  cuando  vi- 
niere, ¿  hallará  fé  en  la  tierra  ? 

9  U  Y  dijo  también  á  unos,  que  confia- 
ban do  si  como  justos,  y  menospreciaban 
á  los  otros,  esta  parábola: 

10  Dos  hombres  subieron  al  templo  á 
orar,  el  uno  Fariseo,  y  el  otro  publicano. 

11  £1  Fariseo  puesto  en  pié  oraba  con- 
sigo de  esta  manera:  Dios,  te  hago  gra- 
cias, que  no  soy  como  los  otros  bom- 
¡»res,  ladrones,  injustos,  adúlteros;  ni 
aun  como  este  publicano. 

12  Ayuno  dos  veces  en  la  semana :  doy 
diezmos  de  todo  lo  que  poseo. 

13  Mas  el  publicano  estando  lejos,  no 
queria,  ni  aun  alzar  los  ojos  al  cielo ;  mas 
hería  su  pecho,  diciendo :  Dios,  ten  mise- 
ricordia de  mi,  pecador. 

14  Os  digo  que  este  descendió  á  su  casa 
justificado  rfia»  bien  que  el  otro ;  porque 
cualquiera  que  se  ensalza,  será  humilla- 
do ;  y  el  que  se  humilla,  será  ensalzado. 

15  ^  Y  traían  también  á  él  niños  para 
que  les  tocase,  lo  cual  vióudofo  tu*  dis- 
cípulos, les  reñían. 

16  Mas  Jesús  llamándolos,  dijo :  Dejad 
los  niños  venir  á  mí,  y  no  los  impidáis ; 
porque  da  tales  es  el  reino  de  Dios. 

17  De  cierto  os  digo,  que  cualquiera 
que  no  recibiere  el  reino  de  Dios  como 
un  niño,  no  entrará  en  éL 

18  H  Y  le  preguntó  un  príncipe,  dicien- 
do :  i  Maestro  bueno,  qué  haré  para  po- 
seer la  vida  eterna? 

10  Y  Jesús  le  djjo :  ¿  Por  qué  me  dioes, 
bueno?  ninguno  hay  bueno,  sino  uno 
soto,  Dios. 

20  Los  mandamientos  sabes :  No  mata- 
rás: No  adulterarás:  No  hurtarás:  No 
dirás  falso  testimonio :  Honra  á  tu  padre, 
y  á  tu  madre. 

21  Y  él  dijo :  Todas  estas  cosas  he  guar- 
dado desde  mi  juventud. 

22  Y  Jesús  oído  esto,  le  dijo :  Aun  una 
cosa  te  falta:  todo  lo  que  tienes,  vén- 


delo, y  dato  á  los  pobres,  y  tendrás  teso- 
ro en  el  cielo ;  y  vén,  sigúeme. 

23  Entonces  él,  oidas  estas  cosas,  se  en- 
tristeció sobre  manera,  porque  era  muy 
rico. 

24  Y  viendo  Jesús  que  se  habla  entris- 
tecido mucho,  dtfo:  ¡Cuan  dificultosa- 
mente entrarán  en  el  reino  de  Dios,  los 
que  tienen  riquezas! 

.  25  Porque  mas  fácil  cosa  es  entrar  un 
camello  por  un  ojo  de  una  aguja,  que  un 
rico  entrar  en  el  reino  de  Dios. 

26  Y  los  que  lo  oian,  dieron :  ¿  Y  quién 
podrá  ser  salvo  ? 

27  Y  él  les  dijo :  Lo  que  *s  Imposible 
acerca  de  los  hombres,  posible  es  acerca 
de  Dios. 

28  Entonces  Pedro  dijo :  He  aquí,  no- 
sotros hemos  dejado  todas  los  cosas,  y 
te  hemos  seguido. 

29  Y  él  les  dijo :  De  cierto  os  digo,  que 
nadie  hay  que  haya  dejado  casa,  ó  padres, 
ó  hermanos,  ó  muger,  ó  hijos,  por  el 
reino  de  Dios, 

30  Que  no  haya  de  recibir  mucho  mas 
en  este  tiempo,  y  en  el  siglo  venidero  la 
vida  eterna. 

81  %  Y  Jesús  tomando  aparte  los  doce, 
les  dijo :  He  aquí,  subimos  á  Jerusalcm, 
y  serán  cumplidas  todas  las  cosas  que 
fueron  escritas  por  los  profetas  del  Hijo 
del  hombre. 

82  Porque  será  entregado  á  los  Gentiles, 
y  será  escarnecido,  y  Injuriado,  y  escu- 
pido; 

33  Y  después  que  le  hubieren  azotado, 
lemataráu ;  mas  al  tercero  día  resucitará. 

34  Mas  ellos  nada  de  estas  cosas  enten- 
dían, y  esta  palabra  les  era  encubierta;  y 
no  entendían  lo  que  se  dedo. 

85  Tj  Y  aconteció,  que  acercándose  él  de 
Jerico,  un  ciego  estaba  sentado  junto  al 
camino  mendigando, 

86  El  cual  como  oyó  la  multitud  que 
pasaba,  preguntaba  qué  era  aquello. 

37  Y  le  dieron:  que  Jesús  Nazareno 
pasaba. 

88  Entonces  dio  voces,  diciendo :  Jesús, 
Hijo  de  David,  ten  misericordia  de  mi. 

89  Y  los  que  iban  delante,  le  reñían  para 
que  callase ;  empero  él  clamaba  mucho 
mas:  Hijo  de  David,  ten  misericordia 
de  mí. 

40  Jesús  entonces  'parándose,  mondó 
traerle  á  sí.  Y  como  él  llegó,  le  pre- 
guntó, 

41  Diciendo:  ¿Qué  quieres  que  te  ha- 
ga?   Y  él  dUo :  Señor,  que  vea  yo» 

81 


SJLN  LUCAS. 


«i  T  Jeeus  le  dijo:  Té:  tu  fé  te  ha 
hecho  salvo. 

48  Y  luego  vio,  y  le  sególa,  glorificando 
á  Dios ;  y  todo  el  pueblo  como  vio  e*fo, 
dio  alabanza  á  Dios. 

CAPITULO  XIX. 

La  convenio*  de  Zacheo  elptébHcano.  f.  Por  la  pa- 
rábola de  la»  nana»  encarga  ú  lo»  minüiro»  de  m 
iglesia  la  diligencia  en  m  ministerio*  8.  Su  entra- 
da en  Jenualem  con  la  tolemnidad  de  verdadero 
Medá^tfc. 

Y  HABIENDO  entrado  Jems,  pasaba 
por  Jerlco. 
2  Y,  he  aquí,  un  varón  llamado  Zacheo 
el  cual  era  principe  de  loe  publícanos,  y 
era  rico.       • 

8  T  procuraba  ver  á  Jesús  quién  fuese ; 
mas  no  podía  á  causa  de  la  multitud,  por- 
que era  pequeño  de  estatura. 

4  T  corriendo  delante,  Be  subió  en  un 
árbol  sicómoro,  para  verle ;  porque  habla 
de  pasar  por  alli. 

5  T  como  vino  á  aquel  lugar  Jesús, 
mirando  le  vio,  y  le  dijo :  Zacheo,  date 
priesa,  desciende ;  porque  hoy  es  menes- 
ter que  pose  en  tu  casa. 

6  Entonces  él  descendió  á  priesa,  y  le 
recibió  gozoso. 

7  Y  viendo  esto  todos,  murmuraban,  di- 
ciendo, que  habla  entrado  á  posar  con 
un  hombre  pecador. 

8  Entonces  Zacheo,  puesto  en  pié,  dijo 
al  8cftor:  He  aqui,  Señor,  la  mitad  de 
mis  bienes  doy  á  los  pobres;  y  si  en 
algo  he  defraudado  á  alguno,  se  lo  vuelvo 
con  los  cuatro  tantos. 

9  Y  Jesús  lo  dyo:  Hoy  ha  venido  la 
salvación  á  esta  casa;  por  cnanto  tam- 
bién él  es  hfyo  de  Abraham. 

10  Porque  el  Hijo  del  hombre  vino  á 
buscar,  y  á  salvar  lo  que  se  habla  per- 
dido. 

11  Y  Y  oyendo  ellos  estas  cosas,  prosi- 
guiendo él,  dyo  una  parábola,  por  cuanto 
estaba  cerca  de  Jerasalem;  y  porque 
pensaban  que  luego  habla  do  ser  mani- 
festado el  reino  de  Dios. 

12  Dyo  pues :  Un  hombre  noble  se  par- 
tió á  una  tierra  lejos,  á  tomar  para*BÍ  un 
reino,  y  volver. 

13  Y  llamados  diez  siervos  suyos,  les 
dio  diez  minas,  y  les  dijo :  Negociad  en- 
tre tanto  que  vengo. 

14  Empero  sus  ciudadanos  le  aborre- 
cían; y  enviaron  tros  de  él  una  embajada, 
diciendo:  No  queremos  que  este  reine 
sobre  nosotros. 

15  "í  aconteció,  que  vuelto  él,  habiendo 
tomado  el  reino,  mandó  llamar  á  si  á 


aqueBo*  sierres,  á  loé  cutíes  nábiá  dado 
el  dinero,  para  saber  lo  que  habla  nego- 
ciado cada  uno. 

16  Y  vino  el  primero,  diciendo:  Sefior, 
tn  mina  ha  ganado  diez  minas. 

17  Y  él  te  dice :  Está  bien,  buen  siervo : 
pues  que  en  lo  poco  has  sido  fiel,  tea 
autoridad  sobre  diez  ciudades. 

18  Y  vino  el  segundo,  diciendo:  Señor, 
tu  mina  ha  hecho  cinco  minas. 

19  Y  asimismo  á  este  dijo :  TÚ  también 
sé  sobre  cinco  ciudades. 

20  Y  vino  otro,  diciendo:  Sefior,  he 
aqui  tu  mina,  la  cual  he  tenido  guardada 
en  un  pafilzuelo 

21  Porque  tuve  miedo  de  ti,  pues  que 
eres  hombre  severo:  tomas  lo  que  no 
pusiste,  y  siegas  lo  que  no  sembraste. 

22  Entonces  él  le  dijo :  Mal  siervo,  por 
tu  boca  te  juzgo :  sabias  que  yo  era  hom- 
bre severo,  que  tomo  lo  que  no  pose,  y 
que  Biego  lo  que  no  sembré ; 

28  ¿  Por  qué  pues  no  diste  mi  dinero  al 
banco ;  y  yo  viniendo  lo  demandara  con 
el  logro  r 

24  Y  dyo  á  los  que  estaban  presentes : 
Quitadle  la  mina,  y  dádfo  al  que  tiene  las 
diez  minas. 

25  (Y  ellos  le  dieron :  Señor,  tiene  dle* 
minas.) 

26  Porque  yo  os  digo  que  á  cualquiera 
que  tuviere,  le  será  dado ;  mas  al  que  no 
tuviere,  aun  lo  que  tiene  le  será  quitada 

27  Mas  á  aquellos  mis  enemigos,  que 
no  querían  que  yo  reinase  sobre  cHoa, 
traédfat  acá,  y  degolledlo*  delante  de  mí. 

28  Y  Y  dicho  ésto,  iba  delante  subien- 
do á  Jerusalem. 

29  Y  aconteció,  que  llegando  cerca  de 
Bethphage,  y  de  Bethanio,  al  monte  que 
se  llama  de  las  Olivas,'  envió  dea  de  sos 
discípulos, 

80  Diciendo :  Id  á  la  aldea  <pU  Mftf  de- 
lante, en  la  tua)  como  entrareis,  hallaréis 
un  pollino  atado  en  él  cual  ningún  hom- 
bre jamás  se  ha  sentado:  desatadle,  f 
traédfc  acá. 

31  Y  si  alguien  os  preguntare:  ¿Por 
qué  le  desatáis  ?  le  diréis  asi :  Porque  el 
Señor  le  ha  menester. 

82  Y  fueron  ios  que  hablan  sido  envia- 
dos, y  hallaron,  como  él  les  dyo. 

83  Y  desatando  ellos  el  pollino,  sus 
dueños  les  dijeron :  ¿  Por  qué  desatáis  el 
pollino  r 

84  Y  ellos  dyeron :  Parque  el  Señor  le 
haineneeter.  Q002(e 

85  Y  le  trajeron  á  Jesús;  y  eehaodé 


SAN  LUCAS. 


tMoé  sus  ropas  sobre  el  pofflno,  pusieron 
encima  á  Jesús. 

88  Y  yendo  él,  tendían  sus  vestidos  por 
el  camino. 

87  T  como  llegasen  ya  cerca  de  la  des- 
cendida del  monte  de  las  OH  vas,  toda  la 
multitud  de  los  discípulos,  regocijándo- 
se, comenzaron  á  alabar  á  Dios  á  gran 
voz  por  todas  las  maravillas  qne  hablan 
visto, 

88  Diciendo*:  Bendito  el  rey  qne  viene 
en  nombre  del  Sefior:  paz  en  d  cielo,  y 
gloria  en  las  alturas. 

89  Entonces  algunos  de  los  Fariseos  de 
entre  la  multitud  le  dijeron:  Maestro, 
reprende  á  tus  discípulos. 

40  Y  él  respondiendo,  les  dijo :  Os  digo 
que  si  estos  callaren,  las  piedras  clama- 
rán. 

41  Y  como  llegó  cerca,  viendo  la  ciudad, 
lloró  sobre  ella, 

43  Diciendo:  ¡Ah,  si  tú  conocieses,  á 
lo  menos  en  este  tu  dia,  lo  que  toca  á  tu 
paz!  mas  ahora  está  encubierto  á  tus 
ojos. 

48  Porque  vendrán  días  sobre  ti,  que 
tus  enemigos  te  cercarán  coa  trinehera ; 
y  te  pondrán  cerco,  y  de  todas  partes  te 
pondrán  en  estrecho ; 

44  Y  te  derribarán  á  tierra ;  y  á  tus  hjjos, 
loe  que  eatdn  dentro  de  ti ;  y  no  dejarán  en 
tí  piedra  sobre  piedra;  por  cuanto  no 
conociste  el  tiempo  de  tu  visitación. 

45  Y  entrando  en  el  templo,  comenzó  á 
echar  raerá  á  todos  los  que  vendían  y 
compraban  en  él, 

46  Dictándoles :  Escrito  está  t  Mi  casa, 
casa  de  oración  es ;  mas  vosotros  la  ha- 
béis hecho  cueva  de  ladrones. 

47  Y  ensenaba  cada  día  en  el  templo ; 
mas  los  principes  de  los  sacerdotes,  y  los 
escribas,  y  los  principes  del  pueblo  pro- 
curaban matarle. 

46  Y  no  hallaban  que  nacerte,  porque 

todo  el  pueblo  estaba  suspenso  oyéndole. 

CAPITULO  XX. 

Lossacwréotespithñ  at  StHorconquémUsrtdtUrtpto- 
OOkfi  el  templo,  trc.  t.  La  parábola  d*  la  viAo^kt. 
8.  Tientanle  acerca  del  tributo  de  Cemr.  4.  Respon- 
de d  lo*  Saduceos  acerca  de  la  resurrección.  6. 
Prneba  con  evidente  testimonio  de  la  Bscritura  la 
divinidad  del Mesias\v avisad  los snsfos,OMem guar- 
den de  los  Fariseos,  cuyos  ingenios  ambiciosos  des- 
crVte. 

Y  ACONTECIÓ  un  día,  que  ensenan- 
do él  al  pueblo  en  el  templo,  y 
anunciando  el  evangelio,  sobrevinieron 
los  prlneipes  de  loe  sacerdotes,  y  lee 
estribas,  con  loe  ancianos, 
a  Y  le  hablaron,  diciendo:  Dinas  con 


qué  autoridad  haces  estas  cosas:  ó  quién 
es  el  que  te  ha  dado  esta  autoridad. 
8  Respondiendo  entonces  Jesús,  les  di- 
jo :  Preguntaros  he  yo  también  una  pala- 
bra; respondédme: 

4  ¿  El  bautismo  de  Juan,  era  del  cielo,  ó 
de  los  hombres  ? 

5  Mas  ellos  pensaban  dentro  de  si,  di- 
ciendo: Si  dijéremos:  Del  cielo;  dirá: 
¿  Por  qué  pues  no  le  creísteis? 

6  Y  si  dijéremos :  De  los  hombres,  todo 
el  pueblo  nos  apedreará;  porque  están 
ciertos  que  Juan  en  un  profeta. 

7  Y  respondieron,  que  tío  sabían  de 
donde  había  Odo. 

8  Entonces  Jesús  les  dtyo:  Ni  yo  os 
digo  tampoco  con  qué  autoridad  hago  yo 
estas  cosas. 

9  Y  Y  comenzó  á  decir  al  pueblo  esta 
parábola :  Un  hombre  plantó  una  viña,  y 
la  arrendó  á  ttno*  labradores,  y  se  ausentó 
por  mucho  tiempo. 

10  Y  al  tiempo  oportuno  envió  un  sier- 
vo á  los  labradores,  para  que  le  diesen 
del  fruto  de  la  vina;  mas  los  labradores 
hiriéndole,  te  enviaron  vacio. 

11  Y  volvió  á  enviar  otro  siervo;  f 
ellos  á  este  también,  herido  y  afrentado, 
te  enviaron  vacio. 

18  Y  volvió  á  enviar  al  tercer  siervo ;  y 
también  á  este  echaron  herido. 

18  Entonces  el  señor  de  la  vina  dflo : 
¿Qué haré?  enviaré  mi  Htyo  amado  t  qui- 
zá cuando  á  este  vieren,  fe  tendrán  res- 
peto. 

14  Mas  los  labradores  viéndote  pensa- 
ron entre  si,  diciendo :  Este  es  el  here- 
dero :  venid,  matémosle,  para  que  la  he- 
rencia sea  nuestra. 

15  Y  echándole  fuera  de  la  Vina,  te  ma- 
taron :  i  Qué  pues  les  hura  el  sefior  de 
la  viña? 

16  Vendrá,  y  destruirá  á  estos  labrado- 
res; y  dará  en  rttW  á  otros.  Y  como 
ellos  lo  oyeron,  dyeron:  Guarda. 

17  Mas  él  mirándolos,  dice :  ¿  Qué  pues 
es  lo  que  está  escrito:  La  piedra  que 
desecharon  los  edificadores,  esta  vino  á 
ser  cabeza  de  la  esquina? 

18  Cualquiera  que  cayere  sobre  aquella 
piedra  será  quebrantado;  mas  sobre  el 
que  la  piedra  cayere,  le  desmenuzará. 

19  Y  procuraban  los  principes  de  los    • 
sacerdotes  y  los  escribas  echarle  mano 

en  aquella  hora,  mas  tuvieron  miedo  del 
pueblo;  porque  entendieron  que  contra 
ellos  habia  dicho  esta  parábola. 
80  f  T  acechándote*  enviaron^  soplonea 
'     88 


SAN  LUCAS. 


que  se  simulase»  justos,  pera  tomarle 
en  sus  palabras,  pora  que  así  le  entrega- 
sen á  la  jurisdicción  y  á  la  potestad  del 
.  presidente: 

21  Los  cuales  le  preguntaron,  diciendo : 
Maestro,  sabemos'  que  dices  y  enseñas 
bien ;  y  que  no  tienes  respeto  á  la  perso- 
na de  nadie,  antes  enseñas  el  camino  de 
Dios  con  verdad. 

22  ¿  Nos  es  licito  dar  tributo  á  Cesar, 
ó  no? 

28  Mas  él,  entendida  la  astucia  de  ellos, 
les  dtyb :  ¿  Por  qué  me  tentáis  i 

24  Mostrádm e  una  moneda.  ¿  De  quién 
tiene  la  imagen,  y  la  inscripción  ?  Y  res- 
pondiendo, dieron :  De  Qesar. 

25  Entonces  les  dijo :  Pues  dad  á  Cesar 
lo  que  es  de  Cesar ;  y  lo  que  es  de  Dios, 
á  Dios. 

26  X  no  pudieron  reprender  sus  pala- 
bras delante  del  pueblo:  antes  maravi- 
llados de  bu  respuesta,  callaron. 

27  U  Y  llegándose  unos  de  los  Sadu- 
ceos,  los  cuales  niegan  haber  resurrec- 
ción, le  preguntaron, 

28  Diciendo :  Maestro,  Moyses  nos  es- 
cribió: Si  el  hermano  de  alguno  muriere 
teniendo  muger,  y  muriere  sin  hijos,  que 
su  hermano  tome  la  muger,  y  levante 
simiente  á  su  hermano. 

29  Fueron  pues  siete  hermanos;  y  el 
primero  tomó  muger,  y  murió  sin  hijos. 

80  Y  la  tomó  el  segundo,  el  cual  tam- 
bién murió  sin  lujos. 

81  Y  la  tomó  el  tercero :  asimismo  tam- 
bién todos  siete ;  y  no  dejaron  simiente, 
y  murieron. 

32  Y  a  la  postre  de  todos  murió  tam- 
bién la  muger. 

88  En  la  resurrección,  pues,  ¿  muger  de 
cual  de  ellos  será?  porque  los  siete  la 
tuvieron  por  muger. 

84  Entonces  respondiendo  Jesús,  les 
dyo :  Los  hijos  de  este  siglo  se  casan,  y 
se  dan  en  casamiento ; 

85  Mas  los  que  fueron  tenidos  por  dig- 
nos d>  aquel  siglo,  y  de  la  resurrección 
de  los  muertos,  ni  se  casan,  ni  se  .dan  en 
casamiento. 

86  Porque  no  pueden  ya  mas  morir; 
porque  son  iguales  á  los  ángeles,  y  son 
hijos  de  Dios,  siendo  hijos  de  la  resur- 
rección. 

37  Y  que  los  muertos  hayan  de  resuci- 
tar, Moyses  aun  lo  enseñó  junto  al  zarzal, 
cuando  dice  al  Señor :  Dios  de  Abraham, 
y  Dios  de  Isaac,  y  Dios  de  Jacob. 

88  Porque  Dios,  no  es  Dio*  de  muertos, 
84     • 


sino  de  vivos;  porque  todos  viven  en 
cuanto  á  él. 

89  Y  respondiéndole  unos  de  los  escri- 
bas, dijeron :  Maestro,  bien  has  dicho. 

40  Y  no  osaron  mas  preguntarle  algo. 

41  1  Y  él  les  dyo :  ¿  Cómo  dicen  que  el 
Cristo  es  hyo  de  David? 

42  Y  d  mismo  David  dice  en  el  libro  do 
ios  Salmos :  Dijo  el  Señor  á  mi  Señor : 
Asiéntate  á  mi  diestra, 

43  Entre  tanto  que  pongo  tus  enemi- 
gos por  estrado  de  tus  pies. 

44  Así  que  David  le  llama  Señor»  ¿  cómo 
pue6  es  su  htyo  ? 

45  Y  oyéndolo  todo  el  pueblo,  dijo  á  sus 
discípulos : 

46  Guardaos  de  los  escribas,  que  quie- 
ren andar  con  ropas  largas,  y  aman  las 
salutaciones  en  las  plazas;  y  las  prime* 
ras  sillas  en  las  sinagogas ;  y  los  primeros 
asientos  en  las  cenas : 

47  Que  devoran  las  casas  de  las  viudas, 
simulando  larga  oración :  estos  recibirán 
mayor  condenación. 

CAPITULO  XXL 

De-iaTtmomtadelavtmdapobn.    %U>  rtttmHv  «»<* 
mSmm  argtmtmio  qm  al  éhl  omjiimio  U.  *  Sm* 


Y  MIRANDO,  vio  á  los   ricos  que 
echaban  sus  ofrendas  en  el  arca  del 
tesoro. 

2  Y  vio  también  á  una  viuda  pobre,  que 
echaba  allí  dos  blancas. 

3  Y  dijo :  De  verdad  os  digo,  que  esta 
viuda  pobre  echó  mas  que  todos. 

4  Porque  todos  estos,  de  lo  que  les  so- 
bra echaron  para  las  ofrendas  de  Dios ; 
mas  esta  de  su  pobreza  echó  todo  su  sus- 
tento que  tenia,  • 

5  H  Y  á  unos  que  decían  del  templo, 
que  estaba  adornado  de  hermosas  piedras 
y  dones,  dyo : 

6  De  estas  cosas  que  veis,  dias  vendrán, 
en  que  no  quedara  piedra  sobre  piedra 
quo  no  sea  derribada. 

7  Y  le  preguntaron,  diciendo :  Maestro, 
¿ cuándo  será  esto ?  ¿Y  qué  señal  habrá 
cuándo  estas  cosas  hayan  de  comenzar  á 
ser  hechas  ? 

8  El  entonces  dyo :  Mirad,  no  seáis  en- 
gañados ;  porque  veudrán  muchos  en  mi 
nombre,  diciendo :  Yo  soy  el  &H*lo;  y  el 
tiempo  está  cerca:  portento  no  vayáis 
en  pos  de  ellos. 

9  Empero  cuando  oyereis  de  guerras  y 
sediciones,  no  os  espantéis;  porque  es 
menester  que  estas  cosas  acontezcan  pri- 
mero; mas  no  luego  será  el  fin 


SAN  LUGAS. 


10  Entonce*  les  dtyo :  Se  levantará  aa- 
clon  contra  nación,  y  reino  contra  reino ; 

11  Y  habrá  grandes  terremotos  en  cada 
lagar,  y  hambres,  y  pestilencias ;  y  habrá 
prodigios,  y  grandes  señales  del  cielo. 

12  Mas  antes  de  todas  estas  cosas  os 
echarán  mano,  y  perseguirán,  entregán- 
doos á  las  sinagogas,  y  á  las  cárceles,  tra- 
yóndoos  ante  los  reyes,  y  á  los  presiden- 
tes, por  cansa  de  mi  nombre. 

13  T  os  será  esto  para  testimonio. 

14  Poned  pnes  en  vuestros  corasones 
de  no  pensar  antes  coma  hayáis  de  res- 
ponder. 

.  15  Porque  yo  os  daré  boca  y  sabiduría, 
á  la  cual  no  podrán  resistir,  ni  contrade- 
cir todos  los  que  se  os  opondrán. 

16  Mas  seréis  entregados  aun  por  vues- 
tros padres,  y  hermanos,  y  parientes,  y 
amigos ;  y  motarán  á  alguno*  de  vosotros. 

17  Y  seréis  aborrecidos  de  todos,  por 
causa  de  mi  nombre. 

18  Mas  un  pelo  de  vuestra  cabeza  no 
perecerá. 

19  En  vuestra  paciencia  poseed  vues- 
tras almas. 

20  Y  cuando  viereis'  á  Jerusalem  cer- 
cada de  ejércitos,  sabed  entonces  que  su 
destrucción  ha  llegado. 

21  Eotonces  los  que  estuvieren  en  Ju- 
dea,  huyan  á  los  montes ;  y  los  que  estu- 
vieren en  medio  de  ella,  rayanse ;  y  los' 
que  en  las  oíros  regiones,  no  entren  en 
ella. 

22  Porque  estos  Bon  dias  de  venganza, 
para  que  se  cumplan  todas  las  cosas  que 
están  escritas. 

23  Mas,  ¡  ay  de  las  preñadas,  y  de  las  que 
crian  en  aquellos  dias!  porque  habrá 
apretura  grande  sobre  la  tierra,  y  ira  so- 
bre este  pueblo. 

24  Y  caerán  á  filo  de  espada,  y  serán 
llevados  cautivos  por  todas  las  naciones ; 
y  Jerusalem  será  hollada  de  los  Gentiles, 
hasta  que  ios  tiempos  de  los  Gentiles 
sean  cumplidos. 

i  25  Entonces  habrá  señales  en  el  sol,  y 
enia  luna,  y  en  las  estrellas ;  y  en  la  tierra 
apretura  de  naciones,  con  perplejidad ; 
bramando  la  mar  y  las  ondas ; 

26  Secándose  los  hombres  á  causa  del 
temor,  y  esperando  las  cosas  que  sobre- 
vendrán á  la  redondez  de  la  tierra;  por- 
que las  virtudes  de  los  cielos  serán  con- 
movidas. 

27  Y  entonces  verán  al  Htfo  del  hom- 
bre, que  vendrá  ea  una  nube  con  poder 
y  grande  gloria.. 


28  Y  cuando  estas  cosas  comenzaren  á 
hacerse,  mirad,  y  levantad  vuestras  cabe- 
zas ;  porque  vuestra  redención  está  cerca.  . 

29  Y  les  dijo  también  una  parábola: 
Mirad  la  higuera,  y  todos  los  árboles : 

30  Cuando  ya  brotan,  viéndolos,  de  vo- 
sotros mismos  entendéis  que  el  verano 
está  ya  cerca : 

31  Así  también  vosotros,  cuando  viereis 
hacerse  estas  cosas,  entended  que  está 
cerca  el  reino  de  Dios. 

32  De  cierto  os  digo,  que  no  pasará  esta 
generación,  hasta  que  todo  sea  heeho. 

33  El  ciclo  y  la  tierra  pasarán,  mas  mis 
palabras  no  pasarán. 

34  t  Y  mirad^  por  vosotros,  qne  vues- 
tros corazones  no  sean  cargados  de  glo- 
tonería y  embriaguez,  y  de  los  cuidados 
de  esta  vida,  y  venga  de  improviso  sobre 
vosotros  aquel  dia. 

35  Porque  como  un  lazo  vendrá  sobre 
todos  los  que  habitan  sobre  la  haz  de 
toda  la  tierra. 

36  Velad,  pues,  orando  á  todo  tiempo, 
que  seáis  habidos  dignos  de  evitar  todas 
estas  cosas  que  han  de  venir,  y  de  estar 
en  pié  delante  del  H^o  del  hombre. 

37  Y  enseñaba  entre  día  en  el  templo ;  • 
y  de  noche  saliendo,  estábase  en  el  monte 
que  se  llama  de  las  Olivas. 

38  Y  todo  el  pueblo  venia  á  él  por  la 
mañana,  para  oírle  en  el  templo. 

CAPITULO  XXII. 

SI  concierto  do  Judas  para  entregar  á  Cristo,  tXi 
institución  de  la  Santa  Vena.  &  Alti  aun  disputan 
los  discípulos  la  tercera  vez  del  primado,  flre.  4.  Pre- 
dice d  Pedro  que  le  halda  de  negar;  y  dios  demos* 
que  h^  esperan  grandes  calamidades  y  pemprat^tfo. 
5.  Su  oración  en  el  huerto,  *u  sudor  de  sanare,  y  su 
consuelo  del  cielo.  6.  Bs  preso.  7.  Ss  llevado  d  casa 
del  sumo  sacerdote,  donde  es  negado  de  Pedro,  in- 
juriado de  loe  ministros,  y  examinado  del  sumo  sa- 
cerdote y  de  su  concilio. 

Y  ESTABA  cerca  el  dia  de  la  fiesta 
de  los  panes  sin  levadura,  qne  se 
llama  la  Pascua. 

2  Y  los  príncipes  de  los  sacerdotes,  y 
los  escribas  procuraban  como  le  mata- 
rían ;  mas  tenían  miedo  del  pueblo. 

3  Y  entró  Satanás  en  Judas,  qué  tenia 
por  sobrenombre  Iscariote,  el  cual  era 
uno  del  número  4e  los  doce. 

4  Y  fué,  y  habló  con  los  príncipes  de 
los  sacerdotes,  y  con  los  magistrados,  de 
cómo  se  le  entregarla. 

5  Los  cuales  se  holgaron,  y  concertaron 
de  darle  dinero. 

6  Y  prometió;  y  buscaba  oportunidad 
para  entregarle  á  ellos  sin  estar  presente 

la  multitud.   Digitized  by  V^j( 

85     - 


SAN  LUCAS. 


7  %  T  tino  él  ¿tía  de  íoa  panes  sin  leva- 
dura, en  el  cual  era  menester  matar  la 

'  pascua. 

8  T  envió  á  Pedro,  y  á  Juan,  diciendo ; 
Id,  aparejadnos  la  pascua,  para  que  co- 
mamos. 

9  T  ellos  le  dijeron:  ¿Dónde  quieres 
que  7a  aparejemos  ? 

10  Y  él  les  dijo :  He  aquí,  como  entra- 
reis en  la  ciudad,  os  encontrará  un  hom- 
bre que  lleva  un  cántaro  de  agua;  se- 
guidle hasta  la  casa  donde  entrare ; 

11  Y  decid  al  padre  de  la  familia  de  la 
casa :  El  Maestro  te  dice :  ¿  Dónde  está 
el  aposento  donde  tengo  de  comer  la  pas- 
cua con  mis  discípulos  ?  • 

12  Entonces  él  os  mostrará  un  gran 
cenadero  aderezado,  aparejadla  allí. 

13  T  yendo  ellos  halláronlo  todo  como 
les  había  dicho ;  y  aparejaron  la  pascua. 

14  Y  como  fué  hora,  se  sentó  á  la  mesa; 
y  con  él  los  doce  apóstoles. 

15  Y  les  dtyo :  Con  deseo  he  deseado  co- 
mer con  vosotros  esta  pascua  antes  que 
padezca. 

16  Porque  os  digo,  que  no  comeré  mas 
de  ella,  hasta  que  sea  cumplido  en  el 

'  reino  de  DIob. 

17  Y  tomando  la  copa,  habiendo  hecho 
gracias,  dtyo :  Tomad  esto,  y  distribuidlo 
entre  vosotros. 

18  Porque  os  digo,  que  no  beberé  del 
fruto  de  la  vid,  hasta  que  el  reino  de 
Dios  venga, 

19  Y  tomando  pan,  habiendo  hecho 
gracias,  lo  rompió,  y  les  dio,  diciendo: 
Este  es  mi  cuerpo,  que  por  vosotros  es 
dado ;  haced  esto  en  memoria  de  mi. 

20  Asimismo  también  la  copa,  después 
que  hubo  cenado,  diciendo:  Esta  copa 
es  el  nuevo  testamento  en  mi  sangre,  que 
por  vosotfos  se  derrama. 

21  Con  todo  eso,  he  aquí,  la  mano  del 
que  me  entrega  está  conmigo  en  la  mesa, 

22  Y  á  la  verdad  el  Htfo  del  hombre  vá 
según  ío  que  está  determinado ;  empero 
I  ay  de  aquel  hombre  por  el  cual  es  en- 
tregado ! 

23  Ellos  entonces  comenzaron  á  pre- 
guntar entre  sí,  cuál  de  ellos  seria  el  que 
habla  de  hacer  esto. 

24  1"  Y  hubo  también  entre  ellos  una 
contienda,  quién  de  ellos  parecía  ser  el 
mayor. 

25  Entonces  él  les  dijo:  Los  reyes  de 
las  naciones  so  enseñorean  de  ellas;  y 
los  que  sobre  ellas  tienen  potestad,  son 
llamados  bienhechores : 


96  Más  vosotros,  no  asi :  antes  el  que 
es  mayor  entre  vosotros,  sea  como  el 
más  mozo-,  y  el  que  precede,  como  el 
que  sirve. 

27  Porque  ¿cuál  en  mayor,  el  que  se 
asienta  á  la  mesa,  ó  el  que  sirve?  ¿No 
es  el  que  se  asienta  á  la  mesa?  mas  yo 
soy  entre  vosotros  como  el  qne  sirve. 

28  Empero  vosotros  sois  los  que  habéis 
permanecido  conmigo  en  mis  tenta- 
ciones : 

20  Yo  pues  os  ordeno  un  reino,  como 
mi  Padre  me  lo  ordenó  á  m£ ; 

30  Para  que  comáis  y  bebáis  en  mi  mesa 
en  mi  reino ;  y  os  asentéis  sobre  tronos 
juzgando  á  los  doce  tribus  de  Israel. 

31  H  DJjo  también  el  Señor:  Simón,  8i- 
mon,  he  aquí,  que  Satanás  os  ha  pedido 
para  zarandearos  como  á  trigo; 

32  Mas  yo  he  rogado  por  tí  que  tu  fé 
no  falte;  y  tú  cuando  te  conviertas,  con- 
firma á  tus  hermanos.  . 

38  Y  él  le  dijo :  Señor,  dispuesto  estoy 
á  ir  contigo,  tanto  á  la  cárcel,  como  á  la 
muerte. 

34  Y  él  dijo :  Pedro,  te  digo  que  el  gano 
no  cantará  hoy,  antes  que  tu  niegues  tres 
veces  que  me  conoces. 

35  Y  á  ellos  dijo :  Cuando  os  envié  sin 
bolsa,  y  sin  alforja,  y  sin  zapatos,  ¿os 
(hitó  algo  ?    Y  elioB  dijeron :  Nada, 

36  Entonces  les  dijo :  Pues  ahora  el  <fue 
tieue  bolsa,  tómefcr;  y  también  sn  alfor- 
ja; y  el  que  no  tiene  espada,  venda  su 
capa  y  cómprela. 

87  Porque  os  digo,  que  aun  es  menester 
que  se  cumpla  en  mi  aquello  que  está 
escrito:  Y  con  los  malos  rae  contado; 
porque  lo  que  está  escrito  de  mi,  su  cum- 
plimiento tiene. 

38  Entonces  ellos  dijeron:  Señor,  he 
aquí,  dos  espadas  hay  aquí.  Y  él  lea 
dijo:  Basta. 

89  %  Y  saliendo,  se  ftré,  según  sn  cos- 
tumbre, al  monte  de  las  Olivas;  y  tus 
discípulos  también  lé  siguieron. 

40  Y  como  llegó  á  aquel  lugar,  les 
dijo:  Orad  para  que  no  entréis  en  ten* 
tacion. 

41  Y  él  se  apartó  de  ellos  como  un  tiro 
de  piedra;  y  puesto  de  rodillas,  oró, 

42  Diciendo:  Padre,  si  quieres,  pasa 
esta  copa  de  mi,  empero  no  se  naga  mi 
voluntad,  mas  la  tuya. 

43  Y  le  apareció  un  ángel  del  cielo  es* 
forzándole. 

44  Y  estando  en  agonía,  oraba  mas  hv 
tensamente ;  y  fué  sn  sudor  eofe»  gota» 


SAN  lifJCAS, 


grandes  de  sangre,  que  descendían  hasta 
la  tierra. 

45  Y  como  se  levantó  de  la  oración,  y 
Tino  á  sos  discípulos,  los  halló  durmien- 
do de  tristeza. 

46  Y  les  dyo:  ¿Qué,  dormís?  Levan- 
taos, y  orad  que  no  entréis  ehtentacton. 

47  1  Estando  aun  hablando  él,  he  aquí, 
una  multitud  de  gente,  y  el  que  se  llamaba 
Judas,  uno  de  los  doce,  iba  delante  de 
ellos ;  y  se  llegó  á  Jesús,' para  besarle. 

48  Entonces  Jesús  le  dijo :  ¿  Judas,  con 
un  beso  entregas  al  Hijo  del  hombre  ? 

49  Y  viéndolos  que  estaban  junto  á  él 
lo  que  habia  de  ser,  le  dijeron :  Señor, 
¿  heriremos  con  espada  ? 

50  Y  uno  de  ellos  hirió'  al  criado  del 
sumo  sacerdote,  y  le  quitó  la  oreja  de- 
recha. 

51  Y  respondiendo  Jesús,  dijo :  Dejad 
hasta  aquí.    Y  tocando  su  oreja,  le  sanó. 

52  Dijo  después  Jesús  á  los  principes 
de  los  sacerdotes,  y  á  los  capitanes  del 
templo,  y  á  los  ancianos  que  hablan  ve- 
nido contra  él:  ¿Cómo  á  ladrón  habéis 
salido  con  espadas  y  con  palos  ? 

53  Habiendo  estado  con  vosotros  cada 
dia  en  el  templo,  no  extendisteis  las  ma- 
nos contra  mi ;  mas  esta  es  vuestra  hora, 
y  la  potestad  de  las  tinieblas. 

54  1T  Y  prendiéndole,  le  trajeron,  fmc- 
tiéronle  en  casa  del  príncipe  de  los  sa- 
cerdotes.   Y  Pedro  le  seguía  de  lejos. 

55  Y  habiendo  encendido  fuego  en  me- 
dio del  atrio,  y  sentándose  todos  al  derre- 
dor, se  sentó  también  Pedro  entre  ellos. 

56  Y  como  una  criada  le  vio  que  esta- 
ba sentado  al  fuego,  puestos  los  ojos  en 
él,  dijo :  Y  este  con  él  era. 

57  Entonces  él  lo  negó,  diciendo :  Mu- 
ger,  no  le  conozco. 

58  Y  un  poco  después  viéndole  otro, 
dtfo :  Y  tú  de  ellos  eras.  Y  Pedro  dijo : 
Hombre,  no  soy. 

59  Y  como  una  hora  pasada,  otro  afir- 
maba, diciendo:  Verdaderamente  tam- 
bién este  estaba  con  él;  porque  es 
Gallleo. 

60  Y  Pedro  dyo :  Hombre,  no  sé  lo  que 
dices.  Y  luego,  estando  aun  él  hablan- 
do, el  gaUo  cantó. 

61  Entonces,  vuelto  el  Señor,  miró  á 
Pedro ;  y  Pedro  se  acordó  de  la  palabra 
del  Señor,  como  le  habla  dicho.  Antes 
que  el  gallo  dé  voz  me  negarás  tres 
Veces. 

,63  Y  saliendo  f^era  Pedro,  Doró  amar- 
gamente. 


63  Y  los  hombres  que  tenían  á  Jesús, 
burlaban  de  él,  hiriéndote. 

64  Y  cubriéndole  herían  su  rostro,  y  pre- 
guntábanle, diciendo :  Profetiza,  ¿  quién 
es  el  que  te  hirió  ? 

65  Y  decían  otras  muchas  cosas  inju- 
riándole. 

66  Y  como  fué  de  día,  se  Juntaron  los 
ancianos  del  pueblo,  y  los  principes  de 
los  sacerdotes,  y  los  escribas,  y  le  tra- 
jeron á  su  concillo, 

67  Diciendo:  ¿Eres  tá  el  Cristo?  dl- 
noslo.  Y  les  dijo:  Si  os  lo  dijere,  no 
creeréis ; 

68  Y  también  si  os  preguntare,  no  me 
responderéis,  ni  me  soltaréis ; 

69  Mas  desde  ahora  el  Hijo  del  hombre 
se  asentará  á  la  diestra  del  poder  de 
Dios. 

70  Y  dyeron  todos:  ¿Luego  tú  eres  el 
Hijo  de  Dios  ?  Y  él  les  dyo :  Vosotros 
lo  decis,  que  yo  soy. 

71  Entonces  ellos  dijeron:  ¿Qué  mas 
testimonio  deseamos?  porque  nosotros 
lo  hemos  oído  de  su  boca. 

oapitülo  xxm. 

LUtnido  delante  de  POsO^iMhrent^dOmnlt*,  el 
cual  se  le  vuelve  d  enviar  escarnecido,  u  Piloto- le 
condena  d  tm  erw,  sUndole  preferido  por  petición 
del  pmehb  Éttrrabow  sedicioso  homicida.  Src.  2.  Pre- 
dice d  loe  mugen»  que  le  lamentaban,  A»  mltumituml 
de  H  tierra  que  lea  esteta  cerca.  S.  Es  puesto  en 
la  cruz  y  escarnecido  de  todos;  mas  él  ruega  ai  pa- 
dre por  eVos.  4.  La  contorsión  u  conjemon  del  la- 
dron,tfc.  6.  Muere  en  iacrwc,  dando  eimtmdo  todo 
testimonio  de  su  inocencia,  6.  Es  sepultado  honra- 
damente por  Joseph  de  Arimathea. 

Y  LEVANTÁNDOSE  toda  la  multi- 
tud de  ellos,  lleváronle  á  Püato. 

2  Y  comenzaron  á  acusarle,  diciendo: 
A  este  hemos  hallado  que  pervierte  nues- 
tra nación,  y  que  veda  dar  tributo  á  Cesar, 
diciendo  que  él  es  eUCristo  el  Rey. 

3  Entonces  Pilato  le  preguntó,  dicien- 
do: ¿Eres  tú  el  rey  de  los  Judíos?  Y 
respondiéndole  él,  dijo :  Tú  lo  dices. 

4  Y  Pilato  dijo  á  los  príncipes  de  los 
sacerdotes,  y  al  pueblo :  Ninguna  culpa 
hallo  en  este  hombre. 

5  Mas  ellos  porfiaban,  diciendo :  Albo- 
rota al  pueblo,  enseñando  por  toda  Judea, 
comenzando  desde  Galilea  hasta  aquí. 

6  Entonces  Pilato,  oyendo  de  Galilea, 
preguntó  si  el  hombre  era  Galileo. 

7  Y  como  entendió  que  era  de  la  juris- 
dicción de  Herodes,  le  remitió  á  Herodes, 
el  cual  también  estaba  en  Jerusalem  en 
aquellos  días. 

8  Y  Berodes,  viendo  á  Jesús,  se  holgó 
mucho ;  porque  habla  mucho  que  le  de- 

¡tize$ty  V; 


SAN  LUCAS. 


seaba  ver;  porque  habla  oido  de  él  ma- 
chas cosas ;  y  tenia  esperanza  que  le  ve- 
rla hacer  algún  milagro. 
0  Y  le  preguntaba  con  muchas  palabras ; 
mas  él  nada  le  respondió. 

10  T  estaban  los  principes  de  los  sacer- 
dotes, y  los  escribas  acusándole  con  gran 
porfía. 

11  Mas  Herodes  con  sus  soldados  le 
menospreció,  y  escarneció,  vistiéndole 
de  una  ropa  espléndida;  y  le  volvió  á 
enviar  á  Pilato. 

12  T  Aieron  hechos  amigos  entre  si  Pi- 
lato y  Herodes  en  el  mismo  dia;  porque 
antes  eran  enemigos  entre  si. 

13  Entonces  Pilato,  convocando  los  prin- 
cipes de  los  sacerdotes,  y  los  magistrados, 
y  el  pueblo, 

14  Les  dUo:  Me-babeispresentadoáeste 
por  hombre  que  pervierte  al  pueblo ;  y, 
he  aquí,  yo  preguntando  delante  de  vo- 
sotros, no  he  hallado  alguna  culpa  en 
este  hombre  de  aquellas  de  que  le  acu- 
sáis. 

15  Y  ni  aun  Herodes ;  porque  os  remití 
á  él ;  y  he  aquí,  que  ninguna  cosa  digna 
de  muerte  se  le  ha  hecho. 

10  Le  soltaré  pues  castigado. 

17  Y  tenia  necesidad  de  soltarles  uno 
en  la  fiesta. 

18  Y  toda  la  multitud  dio  voces  á  una, 
diciendo:  Afuera  con  este,  y  suéltanos 
á  Barrabas: 

19  (£1  cual  habla  sido  echado  en  la  cár- 
cel por  una  sedición  hecha  en  la  dudad, 
y  una  muerte.) 

20  Y  lea  habló  otra  vea  Pilato,  querien- 
do soltar  á  Jesús. 

21  Mas  ellos  volvían  á  dar  voces,  dicien- 
do :  Crucifícate,  Crucifícale. 

22  Y  él  les  d(jo  la  tercera  vez:  ¿Por 
qué  ?  ¿  Qué  mal  ha  hesho  este  ?  ninguna 
culpa  de  muerte  he  hallado  en  él:  le 
castigaré  pues,  y  U  soltaré. 

28  Mas  ellos  instaban  á  grandes  voces, 
pidiendo  que  fuese  crucificado;  y  las 
voces  de  ellos,  y  de  los  principes  de  los 
sacerdotes  prevalecieron. 

24  Entonces  Pilato  juzgó  que  se  hiciese 
lo  que  ellos  pedían. 

25  Y  les  soltó  á  aquel  que  nabia  sido 
echado  en  la  cárcel  por  sedición  y  una 
muerte,  al  cual  hablan  pedido ;  mas  en- 
tregó á  Jesús  á  la  voluntad  de  ellos. 

26  H  Y  llevándole,  tomaron  á  un  Simón, 
Cyreneo,  que  venia  del  campo,  y  le  pu- 
sieron encima  la  cruz  para  que  la  llevase 
en  pos  de  Jesús. 

86 


27  Y  le  seguía  grande  multitud  de  pue- 
blo, y  de  m  ugeree,  las  cuales  le  llora- 
ban, y  lamentaban. 

28  Mas  Jesús,  vuelto  á  ellas,  les  djjo : 
Htyas  de  Jerusalem,  no  me  lloréis  á  mí ; 
mas  lloraos  á  vosotras  mismas,  y  á  vues- 
tros hüos. 

29  Porque,  he  aquí,  que  vendrán  días, 
en  que  dirán :  Bienaventuradas  las  esté- 
riles, y  los  vientres  que  no  parieron,  y 
los  pechos  que  no  criaron. 

80  Entonces  comenzarán  á  decir  á  los 
montes:  Caed  sobre  nosotros;  y  á  los 
collados:  Cubridnos. 

81  Porque  si  en  el  árbol  verde  hacen 
estas  cosas,  ¿en  el  seco,  qué  se  hará? 

82  Y  llevaban  también  con  él  otros  dos 
malhechores  á  matar  con  éL 

83  Y  Y  como  vinieron  al  lugar  que  se 
llama  Calvario,  le  crucificaron  allí ;  y  á 
los  malhechores,  uno  á  la  derecha,  y  otro 
á  la  izquierda. 

84  Mas  Jesús  decía :  Padre,  perdónalos ; 
porque  no  saben  lo  que  hacen.  Y  par- 
tiendo sus  vestidos,  echaron  suertes. 

85  Y  el  pueblo  estaba  mirando;  y  burla- 
ban de  él  los  príncipes  con  ellos,  dicien- 
do :  A  otros  salvó :  sálvese  á  sí  mismo, 
si  este  es  el  Mesías,  el  escogido  de  Dios. 

86  Escarnecían  de  él  también  los  solda- 
dos, llegándose,  y  presentándole  vinagre, 

87  Y  diciendo :  Si  tú  eres  el  Bey  de  los 
Judíos,  sálvate  á  ti  mismo. 

88  Y  había  también  un  titulo  escrito 
sobre  él  con  letras  Griegas,  y  Latinas, 
y  Hebraicas:  ESTE  ES  EL  BEY  DE 
LOS  JUDÍOS. 

89  H  Y  uno  de  los  malhechores  que  es- 
taban colgados,  le  injuriaba,  diciendo: 
Si  tú  eres  el  Cristo,  sálvate  á  tí  mismo, 
y  á  nosotros. 

40  Y  respondiendo  el  otro,  lo  rlnió,  di- 
ciendo :  ¿  Ni  aun  tú  temes  á  Dios,  estan- 
do en  la  misma  condenación  f 

41  Y  nosotros  á  la  verdad,  Justamen- 
te, porque  recibimos  lo  que  merecieron 
nuestros  hechos;  mas  este  ningún  mal 
hizo. 

42  Y  dijo  á  Jesús :  Sefior,  acuérdate  de 
mí  cuando  vinieres  en  tu  reino. 

48  Entonces  Jesús  le  dtyo:  De  cierto 
te  digo,  que  hoy  estarás  conmigo  en  el 
Paraíso. 

44  H  Y  era  como  la  hora  de  sexta,  y  rae- 
ron  hechas  tinieblas  sobre  toda  la  tierra 
hasta  la  hora  de  nona. 

45  Y  el  sol  se  oscureció,  y  el  Telo  del 
templo  se  rompió  por  medio. 


SAN  LUCAS. 


46  Entonces  Jesús,  clamando  á  gran 
toe,  dijo :  Padre,  en  toa  manos  encomien- 
do mi  espirito.  Y  habiendo  dicho  esto, 
espiró. 

47  Y  como  el  centurión  vló  lo  que  habla 
acontecido,  dio  gloria  á  Dios,  diciendo : 
Verdaderamente  este  hombre  era  justa 

48  Y  toda  la  multitud  délos  que  estaban 
presentes  á  este  espectáculo,  viendo  lo 
que  había  acontecido,  se  volvían  hiriendo 
sus  pechos. 

49  Mas  toados  sus  conocidos  estaban  de 
lejos,  y  las  mugeres  que  le  habían  segui- 
do desde  Galilea,  mirando  csta6  cosas. 

50  t  Y,  he  aquí,  un  varón  llamado  Jo- 
seph,  el  cual  era  senador,  varón  bueno, 
y  justo: 

51  El  cual  no  habla  consentido  en  el  con- 
sejo ni  en  los  hechos  de  ellos,  varoii  de 
Ariraathca,  ciudad  do  los  Judíos:  el  cual 
también  esperaba  el  reino  de  Dios. 

52  Este  llegó  á  Pilato,  y  pidió  el  cuerpo 
de  Jesús. 

53  Y  quitado  de  la  cruz,  le  envolvió  en 
una  sábana,  y  le  puso  en  un  sepulcro  que 
eralabrado  en  roca,  en  el  cual  aun  nin- 
guno habla  sido  puesto. 

54  Y  era  dia  de  la  preparación  de  la  pas- 
cua ;  y  el  sábado  esclarecía. 

55  Y  viniendo  también  los  muge  res  que 
le  habían  seguido  de  Galilea,  vieron  el 
sepulcro,  y  como  fué  puesto  su  cuerpo. 

56  Y  vueltas,  aparejaron  droge*  aromá- 
ticas, y  ungüentos ;  y  reposaron  el  sába- 
do, conforme  al  mandamiento. 

CAPITULO  XXIV. 

Los  éntrete  notíjlsan  d  las  mugeres  que  venían  d  ungir 
el  cmrpo  del  Señor,  tu  resurrección,  í.  Muéstrate  d 
do»  discípulo*  eammo  de  Emmamo,  d  lo»  cuates  ins- 
trupe  en  la  necetuied  qme  había  de  tu  muerte;  y  ellos 
vuelven  d  dar  la»  nuevas  d  loe  demos,  y  hallan  que 
ya  ella»  las  sabian,  &  Muéstrate  d  todo»  juntos,  y 
lee  da  entendimiento  de  lo»  Escrituras,  tfe.  4,  Sute 
d  las  cielos  delante  de  eRos,  Ve. 

MAS  el  primer  dia  de  la  semana,  muy 
de  mañana  vinieron  al  sepulcro,  tra- 
yendo las  drogas  aromáticas  que  hablan 
aparejado;  y  algunas  oirás  mugeres  con 
ellas. 

2  Y  hallaron  la  piedra  revuelta  de  la 
puerta  del  sepulcro. 
8  Y  entrando  no  hallaron  el  cuerpo  del 
Sefior  Jesns. 

4  Y  aconteció,  que  estando  ellas  espan- 
tadas de  esto,  be  aquí,  dos  varones  que  se 
pararon  Junto  á  ellas,  vestidos  de  vesti- 
duras resplandecientes. 

5  Y  teniendo  ellas  miedo,  y  bajando  el 
rostro  á  tierra,  les  dtferon:  ¿Por  qué 
buscáis  entre  loe  muertos  al  que  vive? 


6  No  está  aquí,  sino  que  ha  resucitado: 
acordaos  de  como  os  habló,  cuando  aun 
estaba  en  Galilea, 

7  Diciendo:  Es  menester  que  el  Hijo 
del  hombre  sea  entregado  en  manos  de 
hombres  pecadores,  y  ser  crucificado,  y 
resucitar  al  tercero  dia. 

8  Entonces  ellas  se  acordaron  de  sus 
palabras. 

9  Y  volviendo  del  sepulcro,  dieron  nue- 
vas de  todas  estas  cosas  á  los  once,  y  á 
todos  los  demás. 

10  Y  eran  María  Magdalena,  y  Juana, 
y  María,  madre  de  Santiago,  y  otras  que 
estaban  con  ellas,  las  que  decían  estas 
cosas  á  los  apóstoles. 

11  Mas  á  ellos  les  parecían  como  locura 
las  palabras  de  ellas ;  y  no  las  creyeron. 

12  Y  levantándose  Pedro,  corrió  al  se- 
pulcro ;  y  como  miró  dentro,  vio  solos 
los  lienzos  allí  echados,  y  se  fué  maravi- 
llado entro  si  de  este  hecho. 

13  H  Y,  he  aquí,  dos  de  ellos  iban  el  mis- 
mo día  á  una  aldea  que  estaba  de  Jerusa- 
lem  sesenta  estadios,  llamada  Emmaus : 

14  Y  iban  hablando  entre  si  de  todas 
aquellas  cosas  que  hablan  acaecido. 

15  Y  aconteció,  que  yendo  hablando 
entre  si,  y  preguntándose  el  uno  al  otro, 
el  mismo  Jesús  se  llegó,  y  iba  con  ellos 
juntamente. 

16  Mas  los  ojos  de  ellos  eran  detenidos, 
para  ^be  no  le  conociesen. 

17  Y  les  dijo :  ¿  Que"  pláticas  son  estas 
que  tratáis  entre  vosotros  andando,  y 
estáis  tristes? 

18  Y  respondiendo  el  uno,  que  se  lla- 
maba Cleopbas,  le  dijo :  ¿  Tú  solo  foraste- 
ro eres  en  Jerusolem,  que  no  has  sabido 
las  cosas  que  en  ella  han  acontecido  estos 
días? 

19  Entonces  él  les  dijo;  ¿Qué?  Y  ellos 
le  dijeron :  De  Jesús  Nazareno,  el  cual 
fué  varón  profeta  poderoso  en  obra  y  en 
palabra,  delante  de  Dios  y  da  todo  el 
pueblo : 

20  Y  como  le  entregaron  los  principes 
de  los  sacerdotes,  y  nuestros  magistra- 
dos, á  condenación  de  muerte,  y  le  era-, 
cificaron. 

21  Mas  nosotros  esperábamos  que. él 
era  el  que  había  de  redimir  á  Israel ;  y 
ahora  sobre  todo  esto,  hoy  es  el  tercero 
dia  desde  que  esto  ha  acontecido. 

22  Aunque  también  unas  mugeres  de 
los  nuestros  nos  han  espantado,  las  cua- 
les ,án  tes  del  dia  fueron  al  sepulcro ; 

28  Y  no  hallando  su  cuerpo,  vinieron, 


SAN  LUCAS. 


diciendo  que  también  hablan  visto  visión 
de  ángeles,  los  cuales  dieron  que  él  vive. 

24  i  Aieron  algunos  de  los  nuestros  al 
sepulcro,  y  hallaron  ser  asi  como  las  mu- 
geres  hablan  dicho ;  mas  á  él  no  le  vieron. 

25  Entonces  él  les  dtyo:  ¡Oh  insensa- 
tos, y  tardos  de  corazón  para  creer  á  todo 
lo  que  loe  profetas  han  dicho! 

26  ¿  No  era  menester  que  Cristo  pade- 
ciera estas  cosas,  y  que  entrara  asi  en  su 
gloria? 

27  Y  comenzando  desde  Moyses,  y  de 
todos  los  profetas,  les  declaraba  en  todas 
las  Escrituras  las  cosas  tocantes  á  él. 

28  T  llegaron  á  la  aldea  á  donde  iban ; 
y  él  hizo  como  que  iba  mas  kjos. 

29  Ajas  ellos  le  detuvieron  por  fuerza, 
diciendo:  Quédate  con  nosotros, porque 
se  hace  tarde,  y  está  ya  declinando  el  día. 
T  entró  para  quedarse  con  ellos. 

80  T  aconteció,  qne  estando  sentado  ala 
mesa  con  ellos,  tomando  el  pan,  bendijo, 
y  lo  rompió,  y  les  dio. 

31  Entonces  fueron  abiertos  los  ojos  de 
ellos,  y  le  conocieron ;  mas  él  se  desapa- 
reció de  los  ojos  de  ellos. 

82  T  decían  el  uno  al  otro :  ¿  No  ardía 
nuestro  corazón  en  nosotros,  mientras 
nos  hablaba  en  el  camino,  y  cuando  nos 
abria  las  Escrituras  ? 

88  T  levantándose  en  la  misma  hora, 
tornáronse  á  Jerusalem ;  y  hallaron  á  los 
once  congregados,  y  á  los  qne  eraban 
con  ellos, 

84  Que  decían :  Resucitado  ha  el  Señor 
verdaderamente,  y  ha  aparecido  á  Simón. 

85  Entonces  ellos  contaban  las  cosas 
que  U*  habían  acontecido  en  el  camino ;  y 
como  habla  sido  conocido  de  ellos  en  el 
romper  del  pan. 

86  t  T  entre  tanto  que  ellos  hablaban 
estas  cosas,  Jesús  se  puso  en  medio  de 
ellos,  y  les  dtyo :  Paz  á  vosotros. 

87  Entonces  ellos  espantados  y  asom- 
brados, pensaban  que  velan  algún  espí- 
ritu. 

90 


88  Mas  él  les  dtyo:  ¿fox  qué  estáis  tnr- 
bados,  y  suben  pensamientos  a  vuestros 
corazones? 

89  Mirad  mis  manos  y  mis  plés,  que  yo 
mismo  soy.  Palpad,  y  ved ;  que  el  espí- 
ritu ni  tiene  carne  ni  huesos,  como  veis 
que  yo  tengo. 

40  T  en  diciendo  esto,  les  mostró  tus 
manos  y  su*  pies. 

41  T  no  creyéndolo  aun  ellos  de  gozo,  y 
maravillados,  les  dijo :  ¿Tenéis  aqui  algo 
de  comer  ? 

42  Entonces  ellos  le  presentaron  parte 
de  un  pez  asado,  y  un  panal  de  miel. 

48  Ta>  cual  él  tomó,  y  comió  delante  de 
ellos: 

44  T  les  dijo:  Estas  son  las  palabras 
que  Os  hablé  estando  aun  con  vosotros : 
Que  era  necesario  que  se  cumpliesen  to- 
das las  cosas  que  están  escritas  en  la  ley 
de  Moyses,  y  en  los  profetas,  y  en  los 
Salmos  de  mí. 

46  Entonces  les  abrió  el  entendimiento, 
para  que  entendiesen  las  Escrituras. 

46  T  les  dijo :  Asi  está  escrito,  y  asi  fué 
menester  que  el  Cristo  padeciese,  y  resu- 
citase de  los  muertos  al  tercero  dia; 

47  Y  que  se  predicase  en  su  nombre 
arrepentimiento,  y  remisión  de  pecados, 
en  todas  las  naciones,  comenzando  de 
Jernsalem. 

48  T  vosotros  sois  testigos  de  estas 
cosas. 

49  7,  he  aqui,  yo  enviaré  al  prometido 
de  mi  Padre  sobre  vosotros ;  mas  voso- 
tros quedaos  en  la  ciudad  de  Jerusalem, 
hasta  que  seáis  investidos  de  lo  alto  de 
poder. 

60  %  Tíos  sacó  fuera  hasta  Bethania,  y 
alzando  sus  manos  los  bendijo. 

51  T  aconteció,  qne  bendicléndolea,  se 
fué  de  ellos,  y  era  llevado  arriba  al  cielo. 

52  Y  ellos  después  de  haberle  adorado, 
se  volvieron  á  Jerusalem  con  gran  geso. 

58  T  estaban  siempre  en  el  templo,  ala- 
bando y  bendiciendo  á  Dios,    Amen. 


Digitized  by  LjOOglC 


EL  EVANGELIO  DE  NUESTRO  SEÑOR  JESlT  CRISTO 


8EOUK 


SAN   JUAN. 


CAPITULO  L 

Declara  la  eternidad  p  divinidad  de  la  persona  de 
Crieto.  2.  La  venida  u  ministerio  d«l  Bautista,  d 
saber,  para  que  testificase  de  Críelo.  1.  Vuelre  é  la 
descripción  de  ¡a  pertona  de  Cristo.  TI.  Promane  en 
el  ministerio  del  Bautista.  I.  Vuelve  d  la  persona 
de  Cristo  declarando  en  su  sama  en  ministerio  para 
con  los  hombres,  que  es  ser  41  entero  cumplimiento  de 
las  promesas  de  Dios,  u  la  natural  imagen  del  Padre 
(Heb.  1.  2.)  tn  el  cual  lo  vean  u  conozcan  los  hombres 
para  ser  bienaventurados.  Ab.  17,  3.  //.  Fuetee  d 
promotor  el  propósito  del  ministerio  del  Bautista 
declarando  en  particular  los  testimonios  que  dU  de 
Cristo.  ¡II.  El  segundo  u  tercero  testimonio.  IV. 
Jtl  cuarto  testimonio  por  el  cuál  Andrés,  Pedro, 
Felipe,  t  ¡iatkanael  vienen  d  Cristo. 

EN  el  principio  ya  era  el  Verbo ;  y  el 
Verbo  era  con  Dios,  y  Dios  era  el 
Verbo. 

2  Este  era  en  el  principio  con  Dios. 
8  Todas  las  cosas  por  este  fueron  he- 
chas ;  y  sin  él  nada  de  lo  qne  es  hecho, 
fué  hecho. 

4  En  él  estaba  la  vida,  y  la  vida  era  la 
luz  de  los  hombres. 

5  Y  la  Luz  en  las  tinieblas  resplandece; 
y  las  tinieblas  no  la  comprendieron. 

6  í  Fué  un  hombre  enviado  de  Dios,  el 
cual  se  llamaba  Juan. 

7  Este  vino  por  testimonio,  para  que 
diese  testimonio  de  la  Lnz,  para  que  por 
él  todos  creyesen. 

8  El  no  era  la  Luz ;  mas  fué  enviado  para 
que  diese  testimonio  de  la  Luz. 

9  Aquella  Jhlabra  era  la  Luz  verdadera, 
que  alumbra  á  todo  hombre,  que  viene 
en  esto  mundo. 

10  En  el  mundo  estaba,  y  el  mundo  Alé 
hecho  por  él,  y  el  mundo  no  lo  conoció. 

11  A  lo  suyo  vino ;  y  los  suyos  no  le 
recibieron. 

12  Mas  á  todos  los  que  le  recibieron, 
dlóles  poder  de  ser  hechos  hijos  de  Dios, 
edo  es,  á  los  que  creen  en  su  nombre : 

13  Los  cuales  no  son  engendrados  de 
sangres,  ni  de  voluntad  de  la  carne,  ni  de 
voluntad  de  hombre,  sino  de  Dios. 

14  T  el  Verbo  fué  hecho  carne,  y  ha- 
bitó entre  nosotros  ;  y  vimos  su  gloria, 
gloria  como  del  unigénito  del  PacLre,  lle- 
no de  gracia  y  de  verdad. 

15  T  Juan  dio  testimonio  de  él,  y  cía- 
Span.  57 


mó,  diciendo :  Este  es  del  que  yo  decía : 
El  que  viene  en  pos  de  mí,  es  mayor  que 
yo ;  porque  es  primero  que  yo. 

16  Y  de  su  plenitud  tomamos  todos,  y 
gracia  por  gracia. 

17  7  Porque  la  ley  por  Moyses  fué  dada; 
mas  la  gracia  y  la  verdad"  por  Jesu  Cristo 
vinieron. 

18  A  Dios  nadie  le  vio  jamas :  el  uni- 
génito hijo  que  está  en  el  seno  del  Padre, 
él  no*  le  declaró. 

19  1í  Y  este  es  el  testimonio  de  Juan, 
cuando  los  Judíos  enviaron  de  Jerusa- 
lem  sacerdotes  y  Levitas,  que  le  pregun- 
tasen: ¿Tú,  quién  eres? 

20  Y  confesó,  y  no  negó ;  mas  confesó : 
Yo  no  soy  el  Cristo. 

21 Y  le  preguntaron:  ¿Qué  pues?  ¿Eres 
tü  Elias?  D\Jo:  No  soy.  ¿Eres  tú  el 
profeta?    Y  respondió:  No. 

22  DIjéronle  pues:  ¿Quién  eres?  para 
que  demos  respuesta  á  los  que  nos  en- 
viaron.   ¿  Qué  dices  de  ti  mismo  ? 

23  Dijo  :Yowy\&  voz  del  que  clama  en 
el  desierto:  Enderezad  el  camino  del 
Señor,  como  dijo  Isaías  profeta. 

24  Y  los  que  hablan  sido  enviados  eran 
de  los  Fariseos. 

25  .Y  preguntáronle,  y  le  djjerpn :  ¿Por 
qué  pnes  bautizas,  si  tú  no  eres  el  Cristo, 
ni  Elias,  ni  el  profeta? 

26  Y  Juan  les  respondió,  diciendo :  Yo 
bautizo  con  agua;  mas  en  medio  de  vo- 
sotros está  uno,  á  quien  vosotros  no  co- 
nocéis : 

27  Este  es  el  que  ha  de  venir  en  pos  de 
mí,  el  cual  es  mayor  que  yo,  del  cual  yo 
no  soy  digno  de  desatar  la  correa  del 
zapato. 

28  Estas  cosas  fueron  hechas  en  Betha- 
bara  de  la  otra  parte  del  Jordán,  donde 
Juan  bautizaba. 

29 1  El  siguiente  día  ve  Juan  á  Jesús  que 
venia  á  él,  y  dice :  He  aquí  el  Cordero 
de  Dios,  que  quita  el  pecado  del  mundo. 

30  Este  es  del  que  dije :  Tras  mí  viene 
un  varón,  el  cual  es  mayor  que  yo ;  por- 
que era  primero  que  yo. 
01 


SAN  JUAN. 


81  T  yo  no  le  conocía;  mas  para  que 
fuese  manifestado  á  Israel,  por  eso  vine 
yo  bautizando  con  agua. 

83  Y  Joan  dio  testimonio,  diciendo:  Vi 
al  Espíritu  que  descendía  del  cielo  como 
paloma,  y  reposó  sobre  él. 

83  Y  yo  no  le  conocía;  mas, el  que  me 
envió  á  bautizar  con  agua,  aquel  me  dijo : 
Sobre  aqnel  que  vieres  descender  el  Es- 
pirito, y  que  reposa  sobre  él,  este  es  el 
que  bautiza  con  el  Espíritu  Santo. 

Sé  r  yo  vi,  y  be  dado  testimonio,  que 
este  es  el  HJjo  de  Dios. 

35  H  El  siguiente  día  otra  vez  estaba 
Juan,  y  dos  de  sus  discípulos. 

86  Y  mirando  á  Jesús  que  andaba  por 
allí,  dijo :  He  aquí  el  Cordero  de  Dios. 

87  Y  oyéronle  los  dos  discípulos  hablar, 
y  siguieron  á  Jesús. 

38  Y  volviéndose  Jesús,  y  viéndoles  se- 
guirle, diceles :  ¿  Qué  bascáis  ?  Y  ellos 
le  dijeron:  Rabbi,  (que  interpretado, 
quiere  decir,  Maestro,)  ¿  dónde  moras  ? 

89  Díceles :  Venid,  y  ved.  Vinieron,  y 
vieron  donde  moraba ;  y  quedáronse  con 
él  aqnel  dia;  porque  era  como  la  hora 
décima. 

40  Era  Andrés,  el  hermano  de  Simón 
Pedro,  uno  de  los  dos  que  hablan  oido 
hablar  á  Joan,  y  le  habian  seguido. 

41  Este  halló  primero  á  su  hermano 
Simón,  y  le  djjo :  Hemos  hallado  al  Me- 
sías, que  interpretado  es,  el  Cristo. 

43  Y  le  trajo  á  Jesús.  Y  mirándole 
Jesús,  dijo :  Tú  eres  Simón,  h|jo  de  Jo- 
ñas :  tú  serás  llamado  Cephas,  que  quiere 
decir,  Piedra. 

43  El  dia  Aiguicnte  quiso  Jesús  ir  á  Gali- 
lea, y  halla  á  Felipe ;  y  le  dice :  Sigúeme. 

44  Y  era  Felipe  de  Bethsaida,  la  ciudad 
'do  Andrés  y  de  Pedro. 

45  Felipe  halló  á  Nathanael,  y  le  dice : 
Hemos  hallado  á  aquel  de  quien  escribió 
Moyses  en  la  ley,  y  los  profetas :  Jesús 
de  Nazareth,  el  hfjo  de  Joseph. 

46  Y  le  dijo  Nathanael:  ¿De  Nazareth 
puede  haber  algo  de  bueno  ?  Di  cele  Fe- 
lipe :  Ven,  y  vé. 

47  Jesús  vio  venir  á  sí  á  Nathanael,  y 
dijo  de  él :  He  aquí  un  verdaderamente 
Israelita,  en  el  cual  no  hay  engaño. 

48  Dicele  Nathanael:  ¿De  dónde  me 
conoces  ?  Respondióle  Jesús,  y  le  dijo : 
Antes  que  Felipe  te  llamara,  cuando  es- 
tabas debajo  de  la  higuera,  te  vi. 

49  Respondió  Nathanael,  y  le  dy  o :  Rab- 
bi, tú  eres  el  Hijo  de  Dios ;  tú  eres  el 
Rey  de  Israel. 

W 


50  Respondió  Jetos,  y  le  dtfo :  ¿Porque 
te  d^je :  Vite  debajo  de  la  higuera,  crees  t 
cosas  mayores  que  estas  verás. 

81  Y  la  dice :  De  cierto,  ña  cfófo  os 

digo:  De  aquí  adelante  veréis  el  cielo 

abierto,  y  los  ángeles  de  Dios  que  suben 

y  descienden  sobre  el  Hijo  del  hombre. 

CAPITULO  n. 

El  primer  milagro  del  Señor  en  la»  bodas  de  Cama  do 
Galilea  con  que  comienza  d  declarar  m  virtud,  ttc, 
%.  Viene  la  primera  patena  d  Jenaalem,  y  rtpnroa 
el  templo.  8.  A  loo  ave  h  piden  mAal  de  m  amtort- 
<JadrtmJUdsmretmrrtccion,nuu  por  parábola.  . 

Y  AL  tercero  dia  luciéronse  unas  bo- 
das en  Cana  de  Galilea;  y  estaba 
alií  la  madre  de  Jesús. 

2  Y  fué  también  llamado  Jesús,  y  sus 
discípulos  á  las  bodas. 

3  Y  faltando  el  vino,  la  madre  de  Jesús 
le  dtfo :  No  tienen  vino. 

4  Y  le  dice  Jesús :  ¿  Qué  tengo  yo  que 
ver  contigo,  xnuger?  aun  no  ha  venido 
mi  hora. 

5  Su  madre  dice  á  los  que  servían :  Ha- 
ced todo  lo  que  él  os  dyerc.  ' 

6  Y  estaban  allí  seis  tinajuelas  de  pie- 
dra, conforme  á  la  purificación  de  los 
Judíos,  que  cabla  en  cada  una  dos  ó  tres 
cántaros. 

7  Díceles  Jesús :  Llenad  estas  linajudas 
de  agua,    Y  las  llenaron  hasta  arriba. 

8  Y  diceles :  Sacad  ahora,  y  presentad 
al  maestresala.    Y  presentáronle. 

9  Y  como  el  maestresala  gustó  el  agua 
hecha  vino,  y  no  sabia  de  donde  era; 
(mas  los  que  servían,  lo  sabian,  que  ha- 
blan sacado  el  agua :)  el  maestresala  lla- 
ma al  esposo, 

10  Y  le  dice:  Todo  hombre  pone  pri- 
mero el  buen  vino ;  y  cuando  ya  están 
hartos,  entonces  lo  que  es  peor;  mas  tú. 
has  guardado  el  buen  vino  hasta  ahora. 

11  Este  principio  de  milagros  hizo  Je- 
sús en  Cana  de  Galilea,  y  manifestó  su 
gloria ;  y  sus  discípulos  creyeron  en  él. 

12  1  Después  do  esto  descendió  á  Ca- 
pernaum,  él ,  y  su  madre,  y  sus  herma- 
nos, y  sus  discípulos ;  y  estuvieron  allí 
no  muchos  dias. 

18  Y  estaba  cerca  la  pascua  de  los  Ju- 
díos, y  subió  Jesús  á  Jemsalem. 

14  Y  halló  en  el  templo  los  que  vendían 
bueyes,  y  ovejas,  y  palomas,  y  los  cam- 
biadores sentados. 

15  Y  hecho  un  azote  de  cuerdas,  echó- 
los á  todos  del  templo,  y  las  ovejas,  y  los 
bueyes,  y  derramó  los  dineros  de  tos 
cambiadores,  y  trastornó  las  mesas. 

16  Y  á  los  que  Tendían  las  palomas 

Digitized  by  VjOOQIC 


SAN  JUAN. 


dUo:  Quitad  de  aqní  esta*  cosas,  y  no 
hágala  la  casa  de  mi  Padre  casa  de  mer- 
cadería, 

17  Entonces  se  acordaron  sus  discípu- 
los que  estaba  escrito:  El  zelo  de  tu 
casa  me  comió. 

18  Y  T  los  Judíos  respondieron,  y  le 
dije  roa :  ¿  Qué  señal  nos  muestras,  sien- 
do así  que  tú  haces  estas  cosas  ? 

19  Respondió  Jesús,  y  les  dtfo:  Des- 
truid este  templo,  y  en  tres  días  yo  lo 
levantaré. 

20  Dijeron  luego  los  Judíos:  ¿En  cua- 
renta y  seis  anos  fué  este  templo  edifi- 
cado, y  tú  en  tres  días  lo  levantarás  ? 

4  21  Mas  él  hablaba  del  templo  de  su 
cuerpo. 

22  Por  tanto  cuando  resucitó  de  los 
muertos,  sus  discípulos  se  acordaron  qne 
les  había  dicho  esto,  y  creyeron  á  la 
Escritura,  y  á  le  palabra  que  Jesús  habla 
dicho. 

23  T  estando  él  en  Jernsalem  en  la  pas- 
cua, en  d  dia  de  la  fiesta,  muchos  creye- 
ron en  su  nombre,  viendo  los  milagros 
que  hacia. 

24  Mas  el  mismo  Jesús  no  se  confiaba 
á  si  mismo  de  ellos,  porque  él  conocía  á 
todos, 

25  T  no  tenia  necesidad  que  alguien  le 
diese  testimonio  del  hombre ;  porque  él 
sabia  lo  que  habla  en  el  hombre. 

CAPITULO  IIL 

Düpmtn  el  Señor  con  Nicodemo  del  mUterio  dé  la  re- 
generación. %  El  cual  éedarm  mr  por  te  fé  en  éL 
8.  Gmfirma  el  Barntíetaotu  tt+imoniot  4*  Grietog 
exharta  djpte  I*  recibo*,  ¡re. 

Y  HABÍA  un  hombre  de  los  Fariseos 
que  se  llamaba  Nlcodemo,  príncipe 
de  los  Judíos. 

2  Este  vino  á  Jesús  de  noche,  y  le  dQo : 
Rabbi,  sabemos  que  eres  un  maestro  ve- 
nido de  Dios;  porque  nadie  puede  hacer 
estos  milagros  que  tú  haces,  bí  no  mere 
Dios  con  él. 

8  Respondió  Jesús,  y  le  dijo :  De  cierto, 
de  cierto  te  digo,  que  el  que  no  naciere 
otra  vez,  no  puede  ver  el  reino  de  Dios. 

4  Dícele  Nicodemo:  ¿Cómo  puede  el 
hombre  nacer,  siendo  viejo?  ¿puede  en- 
trar segunda  vez  en  el  vientre  de  su  ma- 
dre, y  nacer? 

5  Respondió  Jesús :  De  cierto,  de  cier- 
to te  digo,  que  el  que  no  renaciere  de 
agua  y  del  Espíritu,  no  puede  entrar  en 
el  reino  de  Dios. 

6  Lo  que  es  nacido  de  la  carne,  carne 
es ;  y  lo  que  es  nacido  del  Espíritu,  espí- 
ritu ea. 


7  No  te  maravilles  de  que  te  djje:  ne- 
cesario os  es  nacer  otra  vez. 

8  El  viento  de  donde  quiere  sopla;  y 
oyes  su  sonido,  mas  ni  sabes  de  donde 
viene,  ni  donde  vaya:  asi  es  todo  aquel 
que  es  nacido  del  Espirita. 

9  Respondió  Nicodemo,  y  le dtfo :  ¿Có- 
mo puede  ser  esto? 

10  Respondió  Jesús,  y  le  dtfo :  ¿  Tu-  eres 
un  maestro  de  Israel,  y  no  sabes  esto  ? 

11  De  cierto,  de  cierto  te  digo,  que  lo 
4ue  sabemos  hablamos ;  y  lo  que  hemos 
visto,  testificamos,  y  no  recibís  nuestro 
testimonio. 

12  Si  os  be  dicho  cosas  terrenales,  y  no 
creéis:  ¿cómo  creeréis,  si  os  dijere  co- 
sas celestiales  ? 

13  T  nadie  subió  al  cielo,  sino  el  que 
descendió  del  cielo,  es  d  taber,  el  Htfo 
del  hombre,  que  está  en  el  cielo. 

14  1  Y  como  Moyses  levantó  la  ser- 
piente en  el  desierto,  asi  es  necesario 
que  el  Htyo  del  hombre  sea  levantado ; 

15  Para  que  todo  aquel  que  en  él  creye- 
re, no  se  pierda,  mas  tenga  vida  eterna. 

16  Porque  de  tal  manera  amó  Dios  al 
mundo,  que  haya  dado  á  su  Hijo  uni- 
génito; para  que  todo  aquel  que  en  él 
creyere,  no  se  pierda,  mas  tenga  vida 
eterna. 

17  Porque  no  envió  Dios  á  su  Hijo  al 
mundo,  para  que  condene  al  mundo; 
sino  para  que  el  mundo  sea  salvo  por  él. 

18  El  que  en  él  cree,  no  es  condenado ; 
mas  el  que  no  cree,  ya  es  condenado; 
porque  no  creyó  en  el  nombre  del  uni- 
génito Htyo  de  Dios. 

19  Y  esta  es  la  condenación,  que  la  luz 
vino  al  mundo,  y  lor  hombres  amaron 
mas  las  tinieblas  que  la  luz;  porqne  sus 
obras  eran  malas. 

20  Porque  todo  aquel  que  hace  lo  malo, 
aborrece  la  luz,  y  no  viene  á  la  luz,  por- 
que sus  obras  no  sean  redargüidas.       • 

21  Mas  el  que  obra  verdad,  viene  á  la 
luz,  para  que  sus  obras  sean  hechas  ma- 
nifiestas, porque  son  hechas  en  Dios. 

22  T  Pasado  esto,  vino  Jesús  y  sus  dis- 
cípulos á  una  tierra  de  Judea ;  y  estaba 
allí  con  ellos,  y  bautizaba. 

23  Y  bautizaba  también  Juan  en  Enon 
Junto  á  Salina,  porque  habia  allí  muchas 
aguas ;  y  venían,  y  eran  bautizados. 

24  Porque  aun  Juan  no  habia  sido  pues- 
to en  la  cárcel. 

25  Y  hubo  una  cuestión  entre  <úguno% 
de  los  discípulos  de  Juan  y  los  Judíos 
acerca  de  la  purificación.      x  _!_ 

Digitizec^  UOOQ IC 


SAN  JUAN. 


26  T  vinieron  á  Juan,  y  le  dijeron: 
Rabbi,  el  que  estaba  contigo  de  la  otra 
parte  del  Jordán,  del  cual  tú  diste  testi- 
monio, be  aquí,  bautiza,  y  todos  Tienen 
áél. 

27 1¡  Respondió  Jnan,  y  dijo :  No  puede 
el  hombre  recibir  algo  si  no  le  fuere  da- 
do del  cielo. 

28  Vosotros  mismos  me  sois  testigos 
que  dije :  ío  no  soy  el  Cristo ;  mas  soy 
enviado  delante  de  éL 

29  Ei  que  tiene  la  esposa,  es  el  esposo* 
mas  el  amigo  del  esposo,  que  está  en  pié 
y  le  oye,  se  goza  grandemente  de  la  voz 
del  esposo.  Asi,  pues,  este  mi  gozo  es 
cumplido. 

80  A  él  conviene  crecer;  mas  á  mí  des- 
crecer. 

31  £1  qne  de  arriba  viene,  sobre  todos 
es :  el  que  es  de  la  tierra,  terreno  es,  y 
cosas  terrenas  habla:  el  que  viene  del 
cielo,  sobre  todos  es. 

83  Y  lo  que  vio  y  oyó,  esto  testifica;  y 
nadie  recibe  su  testimonio. 

83  £1  que  recibe  su  testimonio,  este 
selló,  que  Dios  es  verdadero ; 

34  Porque  el  que  Dios  envió,  las  pala- 
bras de  Dios  habla;  porque  no  U  da  Dios 
el  Espíritu  por  medida. 

85  £1  Padre  ama  al  H^o,  y  todas  las  co- 
sas dio  en  su  mano. 

86  El  que  cree  en  el  Hijo,  tiene  vida 
eterna;  mas  el  que  al  IUjo  es  incrédulo, 
no  verá  la  vida;  sino  que  la  ira  de  Dios 
queda  sobre  éL 

CAPITULO  IV. 

Jnttrupe  el  Señor  d  una  mugar  Samaritanade  la  veni- 
da del  Nuevo  Tutamento,  es  á  $aber%  del  legitimo 
culto  de  Dio»,  y  déla  abrogación  del  Viejo  p  de  toda 
idolatría ;  p  finalmente  decláratele,  eerélel  verda- 
dero Mena*,  2.  Ella  creyendo,  lo  denuncia  dio»  de 
mt  ciudad  p  creen  también  ello».  S.  Vuelto  d  Galilea 
mna  d  un  hijo  de  un  principal,  fe  # 

COMO,  pues,  el  Señor  entendió  que 
los  Fariseos  hablan  oído  que  Jesús 
hacia  discípulos,  y  bautizaba  mas  que 
Juan, 

2  (Aunque  Jesús  no  bautizaba,  sino  sus 
discípulos,) 

3  Dejó  á  Jadea,  y  se  fué  otra  vez  á 
Galilea. 

4  T  era  menester  qne  pasase  por  Sa- 
maría. 

5  Vino  pues  á  una  ciudad  de  Samaría 
que  se  llama  Sicbar,  junto  á  la  heredad 
que  Jacob  dio  á  Joseph  su  hyo. 

6  Y  estaba  allí  el  pozo  de  Jacob.  Jesús, 
pues,  cansado  del  camino,  se  sentó  así  so- 
bre el  poza   Era  como  la  hora  de  sexta. 

9* 


7  Viene  una  muger  de  Samarla  á  sacar 
agua;  y  Jesús  le  dice :  JDáme  de  beber. 

8  (Porque  sus  discípulos  hablan  ido  á 
la  ciudad  á  comprar  de  comer.) 

9  Y  la  muger  Samaritana  le  dice :  ¿Có- 
mo'tú,  siendo  Judio,  me  demandas  á  mi 
de  beber,  que  soy  muger  Samaritana? 
Porque  los  Judíos  no  se  tratan  con  los 
Samaritanos. 

10  Respondió  Jesús,  y  le  dijo :  81  cono- 
cieses el  don  de  Dios,  y  quién  es  el  que  to 
dice:  Dame  de  beber:  tú  pedirlas  de  él, 
y  él  te  darla  agua  viva. 

11  La  muger  le  dice :  Sefior,  no  tienes 
con  que  sacarla,  y  el  pozo  es  hondo :  ¿  de 
dónde,  pues,  tienes  el  agua  viva? 

12  4  Eres  tú  mayor  que  nuestro  Padre 
Jacob,  que  nos  dio  este  pozo,  del  cual  él 
bebió,  y  sus  hijos,  y  sus  ganados  ? 

13  Respondió  Jesús,  y  le  dQo:  Cual- 
quiera que  bebiere  de  esta  agua,  volverá 
á  tener  sed ; 

14  Mas  el  que  bebiere  del  agua  qne  yo 
le  daré,  para  siempre  no  tendrá  sed; 
mas  el  agua  que  yo  le  daré,  será  en  él 
pozo  de  agua,  que  salte  para  vida  eterna, 

15  La  muger  le  dice :  Señor,  dame  esta 
agua,  para  que  yo  no  tenga  sed,  ni  venga 
acá  á  sacaría. 

16  Jesús  le  dice :  Vé,  llama  á  tu  mari- 
do, y  ven  acá 

17  Respondió  la  muger,  y  le  dijo :  No 
tengo  marido.  Dicele  Jesús :  Bien  has 
dicho :  No  tengo  marido ; 

18  Porque  cinco  maridos  has  tenido ;  y 
el  qne  ahora  tienes,  no  es  tu  marido: 
esto  has  dicho  con  verdad. 

19  Dicele  la  muger:  Señor,  paréceme 
que  tú  eres  profeta.  - 

20  Nuestros  padres  adoraron  en  este 
monte,  y  vosotros  decís,  que  en  Jerasa- 
lem  es  el  lugar  donde  es  menester  adorar. 

21  Dícele  Jesús:  Muger,  créeme,  qne  la 
hora  viene,  cuando  ni  en  este  monte,  ni 
en  Jerusalem  adoraréis  al  padre. 

22  Vosotros  adoráis  lo  que  no  sabéis : 
nosotros  adoramos  lo  que  sabemos ;  por- 
que la  salvación  de  los  Judíos  es. 

28  Mas  la  hora  viene,  y  ahora  es,  cuan- 
do los  verdaderos  adoradores  adorarán  al 
padre  en  espirítn  y  en  verdad ;  porque 
también  el  Padre  tales  busca  que  le 
adoren. 

24  Dios  es  Espíritu,  y  los  qne  le  adoran, 
en  Espíritu  y  en  verdad  es  menester  que 
U  adoren. 

25  Dicele  la  muger:  Yo  sé  que  el  Me- 
sías ha  de  venir,  el  cual  es  llamado,  el 


SAN  JUAN. 


Cristo:  cuando  él  viniere,  nos  declarará 
todas  las  cosas. 

26  Dícele  Jesús:  Yo  soy,  que  hablo 
coutigo. 

27  TI  Y  cu  esto  vinieron  sos  discípulos, 
y  so  maravillaron  do  que  hablaba  con  la 
muger;  mas  ninguno  le  dijo:  ¿Qué  pre- 
guntas, ó,  qué  hablas  con  ella? 

28  Entonces  la  muger  dejó  su  cántaro, 
y  fué  á  la  ciudad,  y  d^jo  á  los  hombres : 

28  Venid,  ved  un  hombre  que  me  ha 
dicho  todo  cuanto  he  hecho :  ¿  si  es  quizá 
el  Cristo? 

90  Entonces  salieron  de  la  ciudad,  y 
vinieron  a  él. 

31  Entre  tanto,  los  discípulos  le  roga- 
ban, diciendo :  Rabbl,  come. 

32  Y  él  les  dijo :  Yo  tengo  una  comida 
que  comer,  que  vosotros  no  sabéis. 

33  Entonces  los  discípulos  decían  el 
uno  al  otro:  ¿Le  ha  traído  alguien  de 
comer? 

34  Díceles  Jesús:  Jtfi  comida  es,  que 
yo  haga  la  voluntad  del  que  me  envió,  j 
que  acabe  su  obra. 

35  ¿  No  decís  vosotros,  que  aun  hay  cua- 
tro meses  hasta  la  siega?  He  aquí,  yo 
os  digo :  Alzad  vuestros  ojos,  y  mirad  las 
regiones;  porque  ya  están  blancas  para 
la  siega. 

36  Y  el  que  siega  recibe  salarlo,  y  allega 
fruto  i^ara  vida  eterna;  para  que  el  que 
siembra  también  goce,  y  el  que  siega. 

37  Porque  en  esto  es  el  dicho  verdadero : 
Que  uno  es  el  que  siembra,  y  otro  es  el 
que  siega. 

38  Yo  o»  lie  enriado  á  segar  lo  que  vo- 
sotros no  labrasteis:  otros  labraron,  y 
vosotros  habéis  entrado  en  sus  labores. 

39  Y  muchos  de  los  Samarltanos  de 
aquella  ciudad  creyeron  en  él  por  1a  pa- 
labra de  la  muger,  que  daba  testimonio, 
diciendo :  Me  dijo  todo  cuanto  he  hecho. 

40  Mas  viniendo  los  Samarltanos  á  él, 
le  rogaron  que  se  quedase  allí;  y  se 
quedó  allí  dos  días. 

41  Y  creyeron  muchos  mas  por  la  pala- 
bra de  cL 

43  Y  declan  á  la  muger:  Ya  no  creemos 
por  tu  dicho;  porque  nosotros  mismos 
le  hemos  oído ;  y  sabemos,  que  verdade- 
ramente este  es  el  Cristo,  el  Salvador  del 
mundo. 

43  T  Y  dos  días  después  salló  de  allí,  y 
se  fué  á  .Galilea. 

44  Porque  el  mismo  Jesús  dio  testimo- 
nio: Que  el  profeta  en  su  tltrra  no  tiene 
honra. 


45  Y  como  vino  á  Galilea,  loe  Galileoe 
le  recibieron,  vistas  todas  las  cosas  qué 
habla  hecho  en  Jerusalem  en  la  fiesta; 
porque  también  ellos  hablan  ido  á  la 
fiesta. 

46  Vino  pues  Jesús  otra  ves  á  Cana  de 
Galilea,  donde  habla  hecho  el  vino  del 
agua.  Y  habla  un  cierto  cortesano,  cuyo 
btyo  estaba  enfermo  en  Capernaum. 

47  Este,  como  oyó  que  Jesús  venia  de 
Judea  á  Galilea,  fué  á  él,  y  le  rogaba  que 
descendiese,  y  sanase  su  hijo ;  porque  se 
comenzaba  á  morir. 

48  Entonces  Jesús  le  dijo :  Si  no  viereis 
señales  y  maravillas,  no  creeréis. 

40  El  cortesano  le  dijo :  Señor,  descien- 
de antes  que  mi  hijo  muera. 

50  Dicele  Jesús :  Vé,  tu  hijo  víve.  Creyó 
el  hombre  á  la  palabra  que  Jesús  le  dtyo, 
y  ee  fué. 

51  Y  como  él  iba  ya  descendiendo,  sus 
criados  le  salieron  á  recibir,  y  le  dieron 
nuevas,  diciendo :  Tu  hijo  vive. 

52  Entonces  él  les  preguntó  á  qué  hora 
comenzó  á  estar  mejor;  y  le  dijeron: 
Ayer  á  la  sétima  hora  le  dejó  la  fiebre. 

53  El  padre  entonces  entendió,  que 
aquella  hora  era  cuando  Jesús  le  dijo: 
Tu  hijo  vive ;  y  creyó  él,  y  toda  su  casa. 

54  Este  segundo  milagro  volvió  Jesús 
á  hacer  cuando  vino  de  Judea  á  Galilea. 

CAPITULO  V. 

W  estampa  de  Bttktsda,  ó  ProtdHca  piscina  (como 
dicen)  y  el  milagro  que  en  él  se  hacia.  &  Rn  él  «I 
Señor  tana  d  nm  e  nfermo  {de  amato*  eme  estaban  alH) 
lidiad*  mihado.  &  Siendo  tmtmnmiado  de  lo*  Jo- 
die* por  eüo,  u  porque  ee  hacia  igual  ai  Padre  llar- 
nvindose  hijo  de  Dios,  declara  la  unidad  de  esencia 
que  tiene  con  el  padre,  de  donde  viene  que  na  obra» 
eran  también  del  Padre,  g  et  padre  ninguna  cata 
haga  ein  él,  A.  Declara  m  autoridad  w  teetimanioe 
que  tiene  de  lo  dicho,  v  de  que  es  el  verdadero  Mesías, 
w  ocupo  la  incredulidad  de  loe  que  no  le  reciben,  *e. 
Lee  testimonie*  son.  1.  El  de  la  —u  del  Padre.  S. 
Bh  del  Bautista.  8.  El  de  ern  misma»  obre»,  i.  B% 
de  las  Escriture*,  fe. 

DESPEES  de  estas  cosas,  habla  una 
fiesta  de  los  Judíos,  y  subió  Jesús  á 
Jerusalem. 

2  Y  hay  en  Jerusalem  Junto  á  la  puerta 
del  ganado  un  estanque,  que  en  lengua 
Hebrea  es  llamado  Bethesda,  el  cual  tie- 
ne cinco  pórticos. 

8  En  estos  estaba  echada  una  grande 
multitud  de  enfermos,  ciegos,  cojos,  se- 
cos, que  estaban  esperando  el  movimien- 
to del  agua; 

4  Porque  un  ángel  descendía  á  cierto 

tiempo  al  estanque,  y  revolvía  el  agua ; 

y  el  que  primero  entrabaren  el  estanque, 

después  del  movimiento  del  agua,  que- 

96 


SAN  1UAN. 


¿aba  wüid  dV  cualquier  enfermedad  que 
tuviese. 

5t  T  estaba  allí  un  hombre,  que  ha- 
bla treinta  y  ocho  aBos  que  estaba  en- 
fermo. 

0  Como  Jesús  le  vló  echado,  y  enten- 
dió que  ya  habla  mucho  tiempo  que  es- 
taba enfermo,  di  cele :  ¿  Quieres  ser  sano  ? 

7  Y  el  enfermo  le  respondió :  Señor,  no 
tengo  hombre,  que  cuando  el  agua  fuere 
revuelta,  me  meta  en  el  estauque ;  por- 
que entre  tanto  que  yo  voy,  otro  antes 
de  mí  ha  descendido. 

8  Dicele  Jesús:  Levántate,  toma  tu 
lecho,  y  anda. 

9  Y  luego  aquel  hombre  fué  sano,  y 
tomó  su  lecho,  y  ibase;  y  era  sábado 
aquel  día. 

10  Entonces  los  Judíos  declan  á  aquel 
que  habia  sido  sanado :  Sábado  es,  no  te 
es  licito  llevar  tu  lecho. 

11  Respondióles:  El  que  me  sanó,  el 
mismo  me  dQo :  Toma  tu  lecho,  y  anda. 

12  Y  le  preguntaron  eutonces :  ¿  Quién 
es  el  que  te  dtfo:  Toma  tu  lecho,  y 
anda? 

13  Y  el  que  habla  sido  sanado,  no  sabia 
quién  fuese ;  porque  Jesús  se  habla  apar- 
tado de  la  multitud  que  estaba  en  aquel 
lugar. 

14  Después  te  halló  Jfesus  en  eVtempTo, 
y  le  dijo :  He  aquí,  yet  estás  sano :  no 
peque?  mas,  porque  no  te  venga  alguna 
cosa  peor. 

15  El  hombre  se  Alé  entonce*,  y  dio  aviso 
á  los  Judk>s,  que  Jesús  era  el  que  le  habla 
sanado. 

18  TI  Y  por  esta  causa  los  Judíos  perse- 
guian  á  Jesús,  y  procuraban  matarle,  por- 
que hacia  estas  cosas  en  sábado. 

17  Y  Jesús  les  respondió :  MI  Padre  has- 
ta ahora  obra,  y  yo  obro. 

18  Entonces  por  tanto  mas  procuraban 
Iob  Judíos  matarle;  porque  no  solo  que- 
brantaba el  sábado,  mas  aun  tambieu 
decía  qqe  era  Dios  su  Padre,  haciéndose 
Igual  á  Dios. 

19  Respondió  pues  Jesús,  y  les  djjo: 
De  cierto,  de  cierto  os  digo:  Qite  no 
puede  el  H*0o  hacer  algo  de  sí  mismo, 
sino  lo  que  viere  hacer  al  Padre ;  porque 
todo  lo  que  él  hace,  eBto  también  hace 
el  Hijo  juntamente. 

20  Porque  el  Padre  ama  al  Htfo,  y  le 
muestra  todas  las  cosas  que  él  hace ;  y 
mayores  obras  que  estas  le  mostrará,  de 
modo  que  vosotros  os  maravíllela. 

21  Porque  como  et  Padro  levanta  los 


muertos,  y  tes  da  vldá,  así  también  el 
Hjjo  á  los  que  quiere  da  vida. 

22  Porque  el  Padre  á  nadie  juzga,  mas 
todo  el  juicio  dio  al  H\)o^ 

23  Para  que  todos  honren  al  Hijo,  como 
honran  al  padre :  el  que  no  honra  al  Hijo, 
no  honra  al  Padre  que  le  envió. 

24  De  cierto,  de  cierto  os  digo :  Que  el 
que  oye  mi  palabra,  y  cree  al  que  me  en- 
vió, tiene  vida  eterna;  y  no  vendrá  enr 
condenaelou,  mas  pasó'  de  muerte  á  vida» 

25  De  cierto,  de  cierto  os  digo:  Qu¿  ven- 
drá hora,  y  ahora  es,  cuando  los  muertos 
oirán  la  Vof  del  Htyo  de  Dios ;  y  los  que 
oyeren,  vivirán. 

20  Porque  como  el  Padre  tiene  vida  en 
si  mismo,  así  dio  también  al  Hijo  que 
tuviese  vida  en  si  mismo. 

27  Y  también  le  dló  poder  de  hacer  jui- 
cio, porque  es  el  Hijo  del  hombre. 

28  No  os  maravilléis  de  esto;  porqué 
vendrá  hora,  cuando  todos  los  que  están 
en  los  sepulcros  oirán  su  vos ; 

29  Y  los  que  hicieron  bien,  saldrán  á 
resurrección  de  vida ;  y  los  que  hicieron 
mal,  á  resurrección  de  condenación. 

80  No  puedo  yo  de  raí  mismo  hacer 
algo :  como  oigo,  juzgo ;  y  mi  juicio  es 
justo,  porque  no  busco  mi  Voluntad,  maa 
la  voluntad  del  Padre  que  me  envió. 

81  t  Si  yo  doy  testimonio  de  mi  mis- 
mo, mi-testimonio  no  es  verdadero. 

32  Otro  es  el  que  da  testimonio  de  mi ; 
y  yo  sé  que  el  testimonio  que  él  da  de 
mí,  es  verdadero. 

83  Vosotros  enviasteis  á  Juan,  y  él  dló 
testimonio  á  la  verdad. 

84  Empero  yo  no  tomo  el  testimonio 
de  hombre:  mas  digo  estas  cosas,  para 
que  vosotros  seáis  salvos. 

85  El  era  antorcha  que  ardía,  y  alum- 
braba; y  vosotros  qnesisteis  regocijaros 
por  uu  poco  en  su  luz; 

88  Mas  yo  tengo  mayor  testimonio  que 
el  de  Juan;  porque  las  obras  qne  él 
Padre  me  dló  que  cumpliese,  es  á  saber, 
los  rntsmas  obras  que  yo-  hago,  dan  tes- 
timonio de  mi,  que  el  Padre  me  haya 
enviado. 

87  Y  el  padre  mismo  que  me  envió,  el 
dio  testimonio  de  mi.  Vosotros  nunca 
habéis  oído  su  voz,  ni  habéis  visto  su 
parecer, 

38  NI  tenéis  su  palabra  permanente  en 
vosotros ;  porque  al  que  él  envió,  á  este 
vosotros  no  creéis. 

89  Escudrinadlas  Escrituras;  porque  á 
vosotros  os  parece,  que  en  ellas  tenéis  ls 


SAN  JUAN. 


Vffia  eterna;  y  ellas  son  las  que  dan  tes- 
timonio de  mí; 

40  Y  no  queréis  Teñir  á  mi,  para  que 
tengáis  vida. 

41  Gloria  de  los  hombres  no  recibo. 

42  Mas  yo  os  conozco,  que  no  tenéis 
él  amor  de  Dios  en  vosotros. 

43  Yo  he  venido  en  nombre  de  mi  Padre, 
y  no  me  recibís:  si  otro  viniere  en  sn 
proprie  nombre,  á  aquel  recibiréis. 

44  ¿Cómo  podéis  vosotros  creer,  los 
que  tomáis  gloria  los  unos  de  los  otros? 
y  nú  buscáis  la  gloria  que  de  solo  Dios 
viene. 

46  No  penséis  que  yo  os  tengo  de  acu- 
sar delante  del  Padre :  hay  quien  os  acu- 
sa, es  á  nzóer,  Moyses,  en  quien  vosotros 
esperáis. 

4fc  Porque  si  vosotros  creyeseis  á  Moy- 
ses, creeríais  á  mi ;  porque  de  mí  escri- 
bió éL 

47  Y  si  á  sus  escritos  no  creéis,  ¿  cómo 
creeréis  á  mis  palabras  f 

CAPITULO  VL 

Hmrim  el  Señor  en  el  desierto  d  la  multitud  que  le  $t~ 
omia^  con  cinco  panes  g  dos  peces,  a  Viene d mu tlie- 
cHputm  andando  sobre  U  mar.  a  Las  multitudes  le 
stfo^por  si  pan  dsqud  lesearte  el  dia  dnteet  con 
snotíso  de  In  distribución  dH  pan  les  exhorta  d  que 
crean  en  él,  que  es  el  verdadero  panqué  harta  d  vida 
eterna  mejor,  que  el  manna  de  los  Padres,  ¡fe.  4. 
Mseandalitandoee  ellos  de  osm^ol  menor  respondo 
eme  mo  es  maratHfm\  que  m  eeeandaHeen,  ponqué  timo 
/uéren  traídos  o  entenados  del  Padre*  conforme  d 
tas  Escrituras,  no  hattardn  en  sn  doctrina  otra  cosa 
que  escandolas:  wmm*  d  decir,  que  él  eovovdadero 
pmm\u  majar  que  el  manna  que  mu  Pariros  comieron 
en  el  desierto,  y  que  este  pan  es  su  cuerpo,  el  cual  seria 
entregado  d  la  muerte  por  la  wida  del  mundo.  8. 
Bscandatbettndose  ellos  mas,  por  no  entender  la  temo 
janea  del  comer  o  del  beber,  él  les  repite  ¡/  aJSrma  lo 
mismo  f  por  las  mismas  palabras,  tfc.  &  EsQandati- 
wdndose  asimismo  sus  discipuha,  ét  les  thdara  que  el 
comer,  v  beber  dicho,  no  te  habla  de  entender  omr- 
nalmente,  sino  de  la  fé  en  éL,  la  cual  por  no  tener 
todos,  no  todos  habían  de  permanecer  con  ¿l,  como 
Judas,  Ue, 

PASADAS  estas  cosas^se  fué  Jesús  á 
la  otra  parte  de  la  mar  de  Galilea, 
que  es  lu  mar  de  Tiberias. 
2  Y  seguíale  grande  multitud,  porque 
Telan  sus  milagrea  qae  hada  en  loe  en- 
fermos. 

8  Subte  pues  Jesús  á  su  monte,  y  se 
sestó  alli  con  sus  discípulos, 

4  Y  estaba  cero»  la  pascua,  la  fiesta  de 
tos  Judíos. 

5  Y  como  aleó  Jesús  los  ojos,  y  vio  que 
habla  renfdo  á  él  una  grande  multitud, 
dice  á  Felipe :  ¿  De  dónde  compraremos 
pan  para  que  coman  estos? 

•  Mas  esto  decte  tentándole  {  porque  él 
sabia  lo  que  habla  do  haeor. 


7  Respondióle  Felipe:  Doscientos  dena- 
riós  de  pan  no  les  bastarán,  para  que  cada 
uno  de  ellos  tome  un  poco. 

8  Dícele  uno  de  sus  discípulos,  Andrés, 
hermano  de  Simón  Pedro : 

9  Un  muchacho  está  aquí  que  tiene 
cinco  panes  de  cebada  y  dos  pececülos ; 
¿  mas  qué  es  esto  entre  tantos  ? 

10  Entonces  Jesús  dijo:  Haced  recos- 
tar los  hombres.  Y  habla  mucha  yerba 
en  aquel  lugar;  y  recostáronse  como 
en  número  de  cinco  mil  varones. 

11  Y  tomó  Jesús  aquellos  panes,  y  ha- 
biendo hecho  gracias,  repartió  á  los  dis- 
cípulos, y  los  discípulos  á  los  que  esta- 
ban recostados ;  y  asimismo  de  los  peces 
cnanto  querían. 

12  Y  como  fueron  hartos,  dtyo  á  sus 
discípulos :  Coged  los  pedazos  que  han 
quedado,  porque  no  se  pierda  nada, 

18  Recogiéronte*  pues,  y  llenaron  doce 
esportones  de  pedazos  de  los  cinco  panes 
de  cebada,  que  sobraron  á  los  que  hablan 
comido. 

14  Aquellos  hombres  entonces,  como 
vieron  el  milagro  que  Jesús  habla  hecho, 
decían :  Este  verdaderamente  -es  el  pro- 
feta, que  habla  de  venir  al  mundo. 

15  ^  Entendiendo  entonces  Jesús,  que 
hablan  devenir  para  tomarle  por  fuerza, 
y  hacerle  rey,  volvió  á  huirse  á  un  monte 
él  solo. 

16  Y  como  se  hizojtarde,  descendieron 
sus  discípulos  á  la  níar, 

17  Y  entrando  en  una  nave,  Iban  atra- 
besando  el  mar  hacia  Capernaum.  Y 
era  ya  oscuro,  y  Jesús  no  habla  venido 
á  ellos. 

18  Y  la  mar  se  comenzó  á  levantar  con 
un  gran  viento,  que  soplaba. 

19  Y  cuando  hubieron  navegado  como 
veinte  y  cinco,  ó  treinta  estadios,  ven  á 
Jesús  que  andaba  sobre  la  mar,  y  se 
acercaba  á  la  nave ;  y  tuvieron  miedo. 

20  Mas  él  les  djjo :  Yo  soy:  no  tengáis 
miedo. 

81  Entonces  ellos  le  recibieron  de  bue- 
na gana  en  la  nave,  y  luego  la  nave  llegó 
á  la  tierra  donde  iban. 

32  T  El  dia  siguiente  la  gente  que  esta- 
ba de  la  otra  parte  de  la  mar,  como  vio 
que  no  habla  allí  otra  navecilla  sino  una, 
en  la  cual  so.  hablan  entrado  sus  discípu- 
los, y  que  Jesús  no  habla  entrado  con 
sus  discípulos  en  la  nave,  sino  que  sus 
discípulos  solos  se  hablan  ido ; 

23  Y  que  otras  navecillas  hablan  arriba- 
do de  Tiberias.  Junto  al  Tugar  donde  ha- 
9t 


SAN  JUAN. 


blan  eomldo  el  pan,  despees  de  haber  el 
Señor  hecho  gracias; 

24  Como  vló  pues  la  gente  que  Jesús 
do  estaba  allí,  ni  6 as  discípulos,  entra- 
ron ellos  también  en  las  navecillas,  j 
vinieron  á  Capernaum  buscando  á  Jesús. 

25  Y  hallándole  de  la  otra  parte  de  la 
mar,  dijéronle :  ¿  Rabbl,  cuándo  llegaste 
acá? 

26  Respondióles  Jesús,  y  dijo :  De  cier- 
to, de  cierto  os  digo,  que  me  buscáis,  no 
porque  habéis  visto  los  milagros,  mas 
porque  comisteis  del  pan,  y  os  hartasteis. 

27  Trabajad,  no  por  la  comida  que  pe- 
rece, mas  por  la  comida  que  á  vida  eter- 
na permanece,  la  cual  el  Hjjo  del  hombre 
os  dará ;  porque  á  este  selló  el  Padre,  «t 
á  saber,  Dios. 

28  Entonces  le  dijeron :  ¿  Qué  haremos 
para  que  obremos  las  obras  Dios  ? 

29  Respondió  Jesús,  y  les  djjo :  Esta  es 
la  obra  de  Dios,  que  creáis  en  el  que  él 
envió. 

80  Dijéronle  entonces :  ¿Qué  señal  pues 
haces  tú,  para  que  veamos,  y  te  creamos? 
¿  Qué  obras  tú  ? 

31  Nuestros  padres  comieron  el  manna 
en  el  desierto,  como  está  escrito:  Pan 
del  cielo  les  dló  á  comer. 

82  Y  Jesús  les  dtyo :  De  cierto,  de  cier- 
to os  digo,  que  no  os  dio  Moyses  el  pan 
del  cielo,  mas  mi  Padre  os  da  el  verda- 
dero pan  del  cielo. 

88  Porque  el  pan  de  Dios  es  aquel  que 
descendió  del  cielo,  y  da  vida  al  mundo. 

84  Entonces  le  dieron:  Señor,  danos 
siempre  este  pan. 

85  Y  Jesas  les  dJjo :  Yo  soy  el  pan  de 
vida:  el  que  á  mi  viene,  nunca  tendrá 
hambre ;  y  el  que  en  mí  cree,  no  tendrá 
sed  jamás. 

86  Mas  ya  os  he  dicho,  que  también  me 
habéis  visto,  y  no  me  creéis. 

87  Todo  lo  que  el  Padre  me  da,  vendrá 
á  mí;  y  al  que  á  mi  viene,  no  le  echo 
fuera. 

88  Porque  he  descendido  del  cielo,  no 
para  hacer  mi  voluntad,  sino  la  volun- 
tad de  aquel  que  me  envió. 

89  Y  esta  es  la  voluntad  del  Padre  que 
me  envió :  Que  de  todo  lo  que  no  dio, 
no  pierda  yo  nada  de  dlo}  sino  que  lo  re- 
sucite.en  el  día  postrero. 

40  Y  esta  es  la  voluntad  de  aquel  que 
me  envió:  Que  todo  aquel  que  ve  al 
Htyo,  y  cree  en  él,  tenga  vida  eterna;  y 
yo  le  resucitaré  en  el  dia  postrera 

41  T  Murmuraban  entonces  de  él  los 

98 


Jtrtios,  porque  habla  dicho:  Xo  boj  el 
pan  que  descendí  del  cielo. 

42  Y  declan :  ¿No  es  este  Jesús,  el  hfyo 
de  Josepb,  cuyo  padre  y  madre  nosotros 
conocemos?  ¿Cómo  pues  dice  este: 
Yo  he  descendido  del  cielo  ? 

43  Y  Jesús  respondió,  y  les  dtfo:  No 
murmuréis  entre  vosotros. 

44  Ninguno  puede  venir  á  mí,  si  el  Pa- 
dre que  me  envió,  no  le  trajere ;  y  yo  le 
resucitaré  en  el  dia  postrero. 

45  Escrito  está  en  los  profetas :  Y  serán 
todos  ensenados  de  Dios :  asi  que  todo 
aquel  que  oyó  del  Padre,  y  aprendió, 
viene  á  mi. 

46  No  que  alguno  haya  visto  al  Padre, 
sino  aquel  que  es  de  Dios,  este  ha  visto 
al  Padre. 

47  De  cierto,  de  cierto  os  digo :  El  que 
cree  en  mi,  tiene  vida  eterna, 

48  Yo  soy  el  pan  de  vida. 

49  Vuestros  padres  comieron  el  manna 
en  el  desierto,  y  han  muerto. 

50  Este  es  el  pan  que  desciende  del 
cielo,  para  que  el  qne  de  él  comiere,  no 
muera. 

51  Yo  soy  el  pan  vivo  que  ha  descendi- 
do del  cielo :  si  alguno  comiere  de  este 
pan,  vivirá  gara  siempre ;  y  el  pan  qne 
yo  daré  es  mi  carne,  la  cual  yo  daré  por 
la  vida  del  mundo. 

02 1  Entonces  los  Judíos  altercaban  en- 
tre si,  diciendo :  ¿Cómo  puede  este  hom- 
bre darnos  tu  carne  á  comer? 

68  Jesús  les  dtyo  entonces:  De  cierto,  , 
de  cierto  os  digo :  81  no  coméis  la  carne 
del  Htyo  del  hombre,  y  bebéis  su  sangre, 
no  tenéis  vida  en  vosotros. 

54  El  que  come  mi  carne,  y  bebe  mi 
sangre,  tiene  vida  eterna;  y  yo  le  resuci- 
taré en  el  dia  postrero. 

55  Porque  mi  carne  verdaderamente  es 
comida,  y  mi  sangre  verdaderamente-  es 
bebida. 

56  El  que  come  mi  carne,  y  bebe  mi 
sangre,  en  mi  mora,  y  yo  en  eL 

57  Como  me  envió  el  Padre  viviente,  y 
yo  vivo  por  el  Padre,  asi  también  el  qne 
me  come,  él  también  vivirá  por  mi. 

58  Este  es  el  pan  que  descendió  4ei 
cielo :  no  como  vuestros  padres  que  co- 
mieron el  manna,  y  son  muertos :  el  qne 
come  de  este  pan,  vivirá  eternamente. 

59  H  Estas  cosas  d|jo  en  la  sinagoga,  en* 
señando  en  Capernaum. 

60  Entonces  muchos  de  sus  discípulos 
oyendo ssío» dUeron :  Decaes  esta  anie- 
bla, ¿quién  la  puede  obrf 


SAN  JUAN. 


01  Y  sabiendo  Jeto»  en  ai  mismo  que 
sus  discípulos  murmuraban  de  esto,  les 
dtfo:  ¿Esto  os  escandaliza? 

63  ¿Pues  qué  si  viereis  al  Hyo  del  hom- 
bre subir  donde  estaba  primero  ? 

63  El  espíritu  es  el  que  da  vida :  la  car- 
ne de  nada  aprovecha :  las  palabras  que 
jo  os  hablo,  espíritu  son,  y  vida  son. 

64  Mas  hay  algunos  de  vosotros  que  no 
croen.  Porque  Jesús  desde  el  principio 
sabia  quiénes  eran'  los  que  no  hablan  de 

•creer,  y  quién  le  babia  de  entregar. 

05  Y  decía:  Por  eso  os  he  dicho:  Que 
.  ninguno  puede  venir  á  mi,  si  no  le  raeré 
dado  de  mi  Padre. 

66  Desde  entonces  muchos  de  sus  dis- 
cípulos volvieron  atrás,  y  ya  no  andaban 
mas  con  él. 

67  Dyo,  pues,  Jesús  á  los  doce :  ¿  Que- 
réis vosotros  iros  también? 

63  Respondióle  entonces  Simón  Pedro: 
¿Señor,  á  quién  iremos?  tú  tienes  las 
palabras  de  vida  eterna. 

60  T  nosotros  creemos  y  conocemos, 
que  tú  eres  el  Cristo,  el  Hyo  de  Dios 
viviente. 

70  Jesús  les  respondió :  ¿  No  os  be  yo 
escogido  doce,  y  el  uno  de  vosotros  es 
diablo? 

71  Y  hablaba  de  Judas  Iscariote,  A$o 
de  Bimon ;  porque  este  era  el  que  le  ha- 
bla de  entregar,  et  cual  era  uno  de  los 
doce. 

CAPITULO  vn. 

Va  el  3t*or4k>jUMm  á  Jormoakm,  donde  múbUéa- 
mente  tert&ea  de  en  rocacion.  í,  DejUndeee  de  la 
eafunmia  ene  le  intentaron  (arriba  S.  W)  por  haber 
eanado  al  enfermo  en  etOtaéa.  ñ.VmemJo4  intimar  em 
rocacion,  flre.  4.  Loe  principe*  de  loe  eneerdotm  em- 
vian  aprenderte*  ¡re.,  he  cvalee  oféndete  te  vuelven 
eia  ef,  eept  i  h  fax  roe  de  en  doctrina*  ^icorfento  reo- 
pondo  por  él  o»  el  oomefno,  y  ee  reprendió***  por 
eUo. 

Y  PASADAS»  estas  cosas,  andaba  Je- 
sús en  Galilea;  que  no  quería  andar 
en  Jadea,  porque  los  Judíos  procuraban 
de  matarle. 

2  Y  estaba  cerca  la  fiesta  de  los  Judíos, 
llamada,  de  las  cabanas» 

3  D^éroule  pues  sus  hermanos :  Pásate 
de  aquí,  y  vete  á  Jadea,  para  que  también 
tus  discípulos  vean,  bis  obras  que  haces*, 

4  Porque  ninguno  que  procura  ser  In- 
signe, hace  alge  en  oculto.  81  estas  co- 
sas haces,  manifiéstate  al  mundo. 

5  Porque  ni  aun  sus  hermanos  creian 
en  éL 

6  Díceles  entonces  Jesús:  Mi  tiempo 
ana  no  es  veuHo;  mas  vuestro  tiempo 
siempre  es  presto. 


7  No  puede  el  mundo-aborreceros  a  vo- 
sotros; mas  á  mi  me  aborrece,  porque 
yo  doy  testimonio  de  él,  que  sus  obras 
6on  malas. 

8  Vosotros  subid  á  esta  fiesta:  yo  no 
subo  aun  á  esta  fiesta ;  porque  mi  tiem- 
po no  es  aun  cumplido. 

9  Y  habiéndoles  dicho  esto,  se  quedó 
en  Galilea. 

10  Mas  como  sus  hermanos  hubieron 
subido,  entonces  él  también  subió  á  la 
fiesta,  no  manifiestamente,  mas  como  en 
secreta 

11  Entonces  los  Judíos  le  buscaban  en 
la  fiesta,  y  decian :  ¿  Dónde  está  aquel  ? 

12  Y  habla  grande  murmullo  acerca  de 
él  entre  el  pueblo ;  porque  unos  decian : 
Buen  hombre  es;  y  otros  decian:  No, 
antes  engaña  al  pueblo. 

13  Mas  ninguno  hablaba  abiertamente 
de  él,  por  miedo  de  los  Judíos, 

14  Y  al  medio  de  la  fiesta*  subió  Jesús 
al  templo,  y  enseñaba. 

15  Y  maravillábanse  los  Judíos,  dicien* 
do :  ¿  Cómo  sabe  este  hombre  letras,  no 
habiendo  aprendido  ? 

16  Respondióles  Jesús,  y  dtyo :  Mi  doc- 
trina no  es  rala,  sino  de  el  que  me  envió. 

17  El  qne  quisiere  hacer  su  voluntad, 
conocerá  de  la  doctrina  si  es  de  Dios,  ó 
s*  yo  hablo  de  mi  misma 

18  El  que  habla  de  si  mismo,  gloria 
propria  busca;  mas  el  que  busca  la  glo- 
ria del  que  le  envió,  este  es  verdadero, 
y  no  hay  en  él  injusticia. 

19  H  ¿No  os  dio  Moyses  la  ley;  y  sin 
embargo  ninguno  de  vosotros  guarda  la 
ley  ?    ¿  Por  qué  me  procuráis  matar  ? 

20  Respondió  el  pueblo,  y  úkjo :  Demo- 
nio tienes :  ¿quién  te  procura  matar? 

21  Jesús  respondió,  y  les  dijo:  Una 
obra  hice,  y  vosotros  todos  os  maravi- 
lláis. 

92  Cierto  que  Moyses  os  dio  la  circun- 
cisión, (no  porque  sea  de  Moyses,  sino  de 
los  padres,)  y  en  sábado  circuncidáis  si 
hombre. 

23  Si  recibe  e\  hombre  la  circuncisión 
en  sábado,  para  que  la  ley  de  Moyses  no 
sea  quebrantada,  ¿os  enojáis  conmigo 
porque  en  sábado  hice  sano  todo  nn 
hombre? 

VA  No  juzguéis  según  lo  que  parece, 
mas  juzgad  justo  juicio. 

25  \  Declan  entonces  unos  de  los  de 
Jerusalem:  ¿No  es  este  si  que  buscan 
para  matarle? 

M  Y,  be  «luí,  h*la  pabUc-aenW.7  *> 


SAN  KJ'AN: 


le  dicen  nada:  ¿H&tt  entendido  cierta* 
mente  los  príncipes,  que  este  es  verda- 
deramente el  Cristo  t 

27  Mas  este,  nosotros  sabemos  de  donde 
es ;  empero  cuando  Tíniere  el  Cristo,  na- 
die sabrá  de  dónde  sea. 

28  Entonces  clamaba  Jesús  en  el  tem- 
plo ensenando,  y  diciendo :  Y  a  mí  me 
conocéis,  y  sabéis  de  dónde  soy;  y  no  he 
tenido  de  mí  mismo ;  mas  el  que  me 
envió  es  Tentadero,  al  cual  vosotros  ig- 
noráis. 

29  Empero  yo  le  conozco;  porque  de 
él  soy,  y  él  me  envió. 

30  Entonces  procuraban  prenderle;  mas 
ninguno  metió  sobre  él  la  mano,  porque 
aun  no  habla  venido  su  hora. 

81  Y  del  pueblo,  muchos  creyeron  en  él, 
y  decían :  ¿  El  Cristo  cuando  viniere,  hará 
mas  milagros  que  los  qne  este  ha  hecho? 

82  H  Los  Fariseos  oyeron  al  pueblo  que 
murmuraba  de  él  estas  cosas ;  y  los  prin- 
cipes de  los  sacerdotes,  y  los  Fariseos  en- 
viaron esbirros  que  le  prendiesen. 

88  Y  Jesús  les  dijo:  Aun  un  poso  de 
tiempo  estoy  con  vosotros,  y  largo  voy 
al  que- me  envió. 

84  Me  buscaréis,  y  no  me  hallaréis ;  y 
¿onde  yo  estoy,  vosotros  no  podéis  venir. 

Sfr  Entonces  los  Judíos  dijeron  entre 
sí:  ¿Dónde  se  ha  de  ir  este  que  no  le 
hallaremos f  ¿íráálos  dispersos  entre 
los  Gentiles,  y  ensenará  á  los  Gentiles? 

88  ¿Qué  dicho  es  esto  que  dfyo:  Me 
buscaréis,  y  no  m*  hallaréis;  y  donde  yo 
estoy,  vosotros  no  podéis  venir  t 

87  En  el  postrer  día,  día  grande  de  la 
fiesta,  Jesús  se  ponia  en  pié,  y  clamaba, 
diciendo :  fH  alguno  tiene  sed,  venga  á 
mí,  y  beba. 

88  El  que  cree  en  mi,  como  dice  la  Es- 
critura, de  su  vientre  correrán  rtee  de 
agua  viva. 

8B  Y  esto  drjo  del  Espíritu,  que  habían 
de  recibir  los  que  creyesen  en  él;  por- 
que aun  no  había  sido  dado  el  Espíritu 
Santo,  porque  Jesús  aun  no  habla  sida 
glorificado. 

40  Entonces  muchos  del  pueblo  oyendo 
este  dicho,  declan :  Verdaderamente  este 
es  el  Profeta, 

41  Otros  decían :  Este  es  el  Cristo.  Al- 
gunos empero  decían:  ¿De  Galilea  ha 
de  venir  el  Cristo? 

48  ¿  No  dice  m  Escritura :  Que  de  la  si- 
miente* de  David,  y  dula  aldea  de  Beth- 
lehem,  de  donda  era  David,  vendrá  el 
Cristo*     - 

16» 


48  Así  que  habla  disensión  entre  el  pue- 
blo á  causa  de  él. 

44  Y  algunos  de  ellos  le  querían  pren- 
der; mas  ninguno  metió  sobre  él  las 
monos. 

45  Y  los  esbirros  vinieron  á  los  prínci- 
pes de  los  sacerdotes,  y  á  los  Fariseos ; 
y  ellos  les  dijeron :  ¿  Por  qué  no  le  tra- 
jisteis? 

40  Los  esbirros  respondieron:  Nunca 
asi  ha  hablado  hombre,  como  este  hom- 
bre habla. 

47  Entonces  los  Fariseos  les  respondie- 
ron: ¿  Sois  también  vosotros  engañados? 

48  ¿  Ha  creído  en  él  alguno  de  los  prín- 
cipes, ó  de  los  Fariseos  ? 

49  Mas  esta  gante  que  no  sabe  la  ley, 
malditos  son. 

58  Diceles  Nlcodcmo,  el  que  vino  á 
Jesús  de  noche,  el  cual  era  uno  de  ellos: 

51  ¿Jurga nuestra  ley  á  hombre  alguno, 
si  primero  no  oyere  de  él,  y  entendiere 
lo  que  ha  hecho  ? 

Sí  Hespondleron,ydyéronle:  ¿Eres  tú 
también  GalBeo?  Escudriña,  y  vé,  que 
de  Galilea  nunca  se  levantó  profeta. 

56  Y  velvlérense  cada  uno  á  su  casa. 

CAPITULO  T1IL 

Abmnelvt  el  Señora  ¡a  adúltera,  mamádmdak  fiemo 


2.  Bispvttt  afvtt'BOf  iMM  era  i 
étoa» d* m # iü»«— ,  mtmoiom y miaáp&i*,  mattt tim 
dolé»  mu  rtMíoN,!*  ignorancia, d*  Ufa**  d*  mura- 
hmtaü,  tu  naturaleza  y  ingenio  atl  diatío  homicida. 


YJESÜSié  fué  al  monté  de  las  Olivas. 
9  Y  por  la  mañana  voMó  al  tem- 
plo, y  todo  el  pueblo  vino  á  él;  y  sen- 
tado él  los  enseñaba. 
ff  Entonces  los  escribas  y  los  Fariseos 
traen  á  él  una  muger  toms4a  en  adulte- 
rio; y  poniéndola  ettsaedley 

4  Dícenle:  Maestro,  esta  muger  ha  sido 
tomada  en  el  mismo  hedió  adulterando. 

5  Y  en  la  ley  Moyses  nos  mandó  ape- 
drear á  las  tales:  ¿Tú,  pues,  qué  dices  ? 

6  Mas  esto  declan  tentándole,  para  po- 
derle acusar^  empero  Jesús  bajado  hacia 
abajo  escribía  en  tierra  con  el  deéVx 

7  Y  come  perseverasen  preguntándole, 
enderesése,  y  les  dijo :  El  que  de  "voso- 
tros es  sin  pecado,  arroje  contra  ella  la 
pleura  ci  primero. 

8  Y  volviéndose  á  bajar  hada  abajo,  es- 
cribía en  tierra. 

9  Oyendo  pues  ellos  esfo,  redargüidos  de 
la  conciencia,  salíanse  uno  á  uno,  comen- 
zando desde  loe  mas  viejes,  hasta  los  pos- 
treros,* y  q^uedó'  soto  Jetee,  y  la  muger 
que  estaba  en  medio.    ■ 


SA*  TOAN. 


16  T  th&ftet&tíáot*  tatas,  y  no  vfendá 
á  nadie  mas  que  á  la  muger,  le  dijcf: 
¿Muger,  dónde  están  los  qne  te  acosa- 
ban ?  ¿  ninguno  te  ba  condenado  ? 

11  T  ella  d\jo :  Señor,  ninguno.  En- 
tonces Jesús  le  dtyo :  Ni  yo  te  condeno : 
Vete,  y  no  peques  mas. 

13  ÍT  Y  hablóles  Jesns  otra  res,  dicien- 
do :  To  soy  la  los  del  mundo :  el  que 
me  signe,  no  andar*  en  tinieblas;  mas 
tendrá  la  luz  de  vida. 

13  Entonces  los  Fariseos  le  dijeron: 
Tú  de  ti  mismo  das  testimonio :  tu  tes* 
tlmonio  no  es  verdadero. 

14  Respondió  Jesús,  y  les  dtfo:  Aun- 
que yo  doy  testimonio  de  mí  mismo,  mi 
testimonio  es  verdadero;  porque  sé  de 
dónde  he  venido,  y  á  dónde  voy;  mas 
vosotros  no  sabéis  de  dónde  vengo,  y  á 
dónde  voy. 

15  Vosotros  Begun  la  carne  juzgáis; 
mas  3ro  no  juzgo  á  nadie. 

16  Mas  si  yo  Juzgo,  mi  Jaldo  es  verda- 
dero ;  porque  no  soy  solo,  sino-  yo,  y*  el 
Padre  que  me  envió. 

17  Y  en  vuestra  ley  está  esertto,  qne  el 
testimonio  de  dos1  hombres  es  verdadero. 

18  Yo  soy  el  que  doy  testimonio  de  mí 
mismo ;  y  da  testimonio  de  mí  et  Padre 
que  me  envió. 

19  Entonces  le  decían :  ¿Dónde  está  tu 
Padre f  Respondió  Jesús:  Nr  á  mi  me 
conocéis,  ni  á  mi  Padre.  Si  á  mí  me 
conocieseis,  á  mi  Padre  también  eono- 
ceriais. 

20  Estas  palabras  habla  Jesús  en  el  te- 
soro, enseñando  en  el  templo;  y  nadie 
le  prendió,  porque  aun  no  había  venido 
su  hora. 

21  %  Y  dUoies  otra  vez  ¿esos :  Yo  voy, 
y  me  buscaréis,  y  en  vuestro  pecado 
moriréis :  á  donde  yo  voy,  vosotros  no 
podéis  venir. 

23  Decían  entonces  los  Judíos:  ¿Se  ba 
de  matar  á  sí  mismo?  porque  dice:  A 
donde  yo  voy,  vosotros  no*  podéis  venir. 

23  Y  les  decía:  Vosotros  sois  de  abttfo, 
yo  soy  de  arriba:  vosotros  sois  de  este 
mundo,  yo  no  soy  de  este  mundo. 

24  Por  eso  os  dije,  que  moriríais  en 
vuestros  pecados;  porque  si  no  creye- 
reis que  yo  soy,  en  vuestros  pecados 
moriréis. 

25  Y  decíanle:  ¿Tú,  quién  eres?  En- 
tonces Jesús  les  dijo :  El  que  al  princi- 
pio también  os  he  dicho. 

20  Muchas  cosas-  tengo  qne  decir,  y  que 
Jtagar  de  vosotros;  ttt*ei  qos  me  en- 


vió, es*  veruacjsro;  y  ytr  w  qtte  Béf  e>ioo 
de  él,  esto  hablo  en  el  mundo. 

27  Mas  no  entendieron  qne  él  les  ha- 
blaba del  Padre. 

28  Díjoles  pues  Jesús:  Cuando  levan- 
tareis al  Htfo  del  hombre,  entonce»  en- 
tenderéis que  yo  soy,  y  que  nada  hago 
de  raí  mismo;  mas  como  el  Padre  me 
ensenó,  esto  hablo. 

29  Y  el  que  me  envió,  eonhrtgo  está,  no 
rae  ha  dejado  solo  el  Padre1;'  pesque  yo, 
lo  que  á  él  agrada,  bago  siempre. 

80  Hablando  él  estas  cosas,  muobofr  cre- 
yeron en  éW 

31  T  Entonces  decia  Jesns  á  los  Judíos 
qne  le  hablan  creído:  SI  vosotros  per- 
maneciereis en  mi  palabra,  seréis  verda- 
deramente mis  discípulo»; 

82  Y  conoceréis  la  verdad;  y  la  verdad 
os  hará  libres. 

88  Y  respondiéronle?  Simiente  de  Abra- 
ham  somos,  y  jamas  servímos  á  nadie : 
¿  eómo  dices  tú :  Seréis  hechos  libres  ? 

84  Jesús  les  respondió:  De  clerto>  de 
cierto  os  digo,  que  todo  aquel  qne  hace 
pecado,  es  sierro  del  pecado-. 

85  Y  el  siervo  no  quede»  en  casa  para 
siempre;  tm*  el  Hijo  queda  para  siem- 
pre. 

86  Así  que,  si  el  Hijo  os  libertare,  seréis 
verdaderamente  Ubres. 

87  Yo  sé  que  soIb  simiente  de'Abraham  ; 
mas-  procuráis  matarme,  porque  mi  pa- 
labra no  cabe  en  vosotros.  > 

88  Yo,  lo  qne  be  visto  con  mf  Padre, 
hablo;  y  vosotros  lo  que  habéis  visto 
con  vuestro  padre,  hacéis. 

80  Respondieron,  y  dijeron  le:  Nuestro 
padre  es  Abraham.  Diceles  Jesns:  Si 
fuerais  hijos  de  Abraham,  las  obras  de 
Abraham  haríais. 

40  Empero  ahora  procuráis  de  matar- 
me, hombre  que  os  he  hablado  la  -ver- 
dad, la  cual  be  oido  de  Dios:  no  lilao 
esto  Abraham. 

41  Vosotros  hacéis  >las  obras  ée  vues- 
tro padre.  Dtyéronlepone:  Nosotros  no 
somos  nacidos  de  fornicación:  un  solo 
padre  tenemos,  que  et  Dios. 

43  Jesús  entonces  les  dtyo:  SI  vuestro 
padre  fuera  Dios,  ciertamente  me  ama- 
ríais d  mi;  porque  yo  de  Dios  he  salido, 
y  he  venido;  que  no  he  venido  de  mi 
mismoy-mas  él  me  envió. 

43  ¿  Por  qué  no  entendéis  mi  lenguaje? 
et  porque  no  podéis  oir  mi  palabra. 

41  Vosotros  do  vuestro,  padre  el  diablo 
sois,  y  los  deseos  de  vuestro  padtn  qne- 

iai 


•SAN  JUAN; 


reto  cumplir:  A  homicida  ha  sido  desde 
el  principio ;  y  no  permaneció  en  la  ver- 
dad ;  porque  no  hay  verdad  en  él.  Cuan- 
do habla  mentira,  de  suyo  habla ;  porque 
es  mentiroso,  y  padre  de  mentira. 

45  Y  porque  yo  os  digo  la  verdad,  no 
me  creéis. 

40  ¿Quién  de  vosotros  me  redarguye 
de  pecado?  Y  si  digo  la  verdad,  ¿por 
qué  vosotros  no  me  creéis  ? 

47  El  que  es  de  Dios,  las  palabras  de 
Dios  oye:  las  cuales  por  tanto  no  oís 
vosotros,  porque  no  sois  de  Dios. 

48  Respondieron  entonces  Jos  Judíos, 
ydtyéroale:  ¿No  decimos  hien  nosotros, 
que  tú  eres  Samaritano,  y  que  tienes  de- 
monio ? 

49  Respondió  Jesús:  Yo  no  tengo  de- 
monio; antes  honro  á  mi  Padre,  y  voso- 
tros me  habéis  deshonrado. 

50  Y  yo  no  busco  mi  gloria:  hay  quien 
la  busque,  y  juzgue. 

51  De  cierto,  de  cierto  os  digo,  que  el 
que  guardare  mi  palabra,  no  verá  muerte 
para  siempre. 

5*3  Entonces  los  Judíos  le  dtyeron :  Aho- 
ra conocemos  que  tienes  demonio :  Abra- 
ham  murió,  y  los  profetas;  y  tú  dices: 
£1  que  guardare  mi  palabra,  no  gustará 
muerte  para  siempre* 

53  ¿Eres  tú  mayor  que  nuestro  padre 
Abraham,  el  cual  murió  f  y  los  profetas 
murieron :  ¿  quién  te  haces  á  ti  mismo  1 

54  Respondió  Jesús:  Si  y  o  me  glorifico 
á  mi  mismo,  mi  gloria  es  nada :  mi  Padre 

.  es  el  que  me  glorifica :  el  que  vosotros 
decis,  que  es  vuestro  Dios,    . 

55  Mas  no  lo  conocéis:  yo  empero  le 
conoaco ;  y  si  dijere  que  no  le  oonosco, 
seré  como  vosotros,  mentiroso;  mas  le 
conozco,  y  guardo  su  palabra. 

56  Abraham  vuestro  padre  se  regocfyó 
por  ver  mi  dia;  y  ¡o  vio,  y  se  regocijó. 

57  Dfyéronle  entonces  los  Judíos :  Aun 
no  tienes  cincuenta  afios ;  ¿y  b*a  visto  a 
Abraham  ? 

58  Di  joles  Jesús :  De  cierto,  de  cierto  os 
digo,  Antes  que  Abraham  fuese,  yo  soy. 

59  Tomaron  entonces  piedras  para  arro- 
jarle ;  mas  Jesús  se  encubrió,  y  se  salió 
del  templo,  pasando  por  medio  de  ellos, 
y  asi  pasó. 

CAPITULO  IX. 

8anael  Sefior  d  un  ciego  tjiw  había  nacido  asi.  8.  SI 
cualexaminaao  del  vulgo  ene  entes  le  cómoda,  y  de 
loe  Fariseos,  y  de  su  senado,  confesa  d  Cristo  con 
grande  constancia,  por  lo  cual  es  excomulgado  de 
«Jiña.  &m  Señor  U  recibe,  m  U  dad  conocer  mm 
~  w,wh  confirma,  tm\ 


Y  PASANDO ^tn«,Ti6á  mi  hombre 
ciego  desde  su  nacimiento. 

2  Y  preguntáronle  sus  discípulos,  di- 
ciendo :  ¿  Rabbi,  quién  pecó,  este  ó  sos 
padres,  para  que  naciese  ciego  ? 

3  Respondió  Jesús :  Ni  este  pecó,  ni  sus 
padres :  sino  para  que  las  obras  de  Dios 
se  manifiesten  en  él. 

4  A  mi  mi  conviene  obrar  las  obras  do 
aquel  que  me  envió,  entre  tanto  que  el  dia 
es :  la  noche  viene,  cuando  nadie  puede 
obrar. 

5  Entre  tanto  que  estuviere  en  el  mun- 
do, la  luz  soy  del  mando. 

0  Esto  dicho,  escupió  en  tierra;  y  hito 
lodo  de  la  saliva,  y  untó  con  el  lodo  sobra 
los  ojos  del  ciego, 

7  Y  le  d\jo :  Vé,  lávate  en  el  estanque  de 
Siloe,  que  interpretado,  significa  Envia- 
do. Se  fué  pues,  y  se  lavó,  y  volvió 
viendo. 

8  1Í  Entonces  los  vecinos,  y  los  que  an- 
tes le  hablan  visto  que  era  ciego,  decían : 
¿No  es  este  el  que  se  sentaba,  y  mendi- 
gaba? 

U  Otros  decían:  Este  es;  y  otros:  Be  le 
parece ;  mas  él  decía :  Yo  soy. 

10  Por  esto  le  decían :  ¿Cómo  te  fueron 
abiertos  los  ojos  ? 

11  Respondió  él,  y  dijo :  Aquel  hombre 
que  se  llama  Jesús,  biso  lodo,  y  me  untó 
los  ojos,  y  me  dijo :  Vé  al  estanque  da 
Siloe,  y  lávate;  y  yo  fui,  y  me  lavé,  y 
recibí  la  vista. 

12  Entonces  le  dijeron:  ¿Dónde  está 
aquel?    Dice  él:  No  sé. 

13  Llévenle  á  los  Fariseos,  al  que  antea 
habla  sido  ciego. 

14  Y  era  sábado  cuando  Jesús  habia  he- 
cho el  lodo,  y  le  habia  abierto  los  ojos. 

15  Y  volviéronle  á  preguntar  también 
los  Fariseos,  de  qué  manera  habla  reci- 
bido la  vista.  El  les  dijo :  Púsome  lodo 
sobre  los  ojos,  y  me  lavé,  y  veo. 

16  Entonces  unos  de  los  Fariseos  le  de- 
cían: Este  hombre  no  es  de  Dios,  porque 
no  guarda  el  sábado.  T  otros  decían: 
¿  Cómo  puede  un  hombre  pecador  hacer 
tales  m üagros  ?  Y  habia  disensión  entre 
ellos. 

17  Vuelven  á  decir  al  ciego:  ¿Tú,  qué 
dices  de  el  que  te  abrió  los  ojos  ?  Y  él 
dijo :  Qué  es  un  profeta. 

18  Mas  los  Judíos  no  creían  de  él,  que 
habla  sido  él  ciego,  y  hubiese  recibido  la 
vista,  hasta  que  llamaron  á  los  padres 
de  el  que  habla  recibido  la  vista» 

19  Y  preguntáronte*)  diciendo ;  4 Es  este 

Digitized  by  VaUUy  IC 


SAN  IUAN. 


*  vuestro  htyo,  d  que  vosotros  deeis,  que 

nació  ciego  ?    ¿  Cómo,  pues,  Te  ahora  f 
99  Respondiéronles  bus  padres,  y  dtye- 

■  ron :  Sabemos  que  este  es  nuestro  hJ)o, 

y  que  nació  ciego : 
81  Mas  cómo  rea  ahora,  no  lo  sabemos ; 

!  6  quién  le  haya  abierto  los  ojos,  nosotros 

no  lo  sabemos:  el  tiene  edad,  pregun- 
tadle á  él,  él  hablará  por  si  mismo. 

'  22  Esto  dijeron  sus  padres,  porque  te- 

k  nian  miedo  de  los  Judíos ;  porque  ya  los 

1  Judíos  hablan  concluido  que  si  alguno 

confesase  ser  él  el  Mesías,  que  fuese 

1  echado  fuera  de  la  sinagoga. 

28  Por  eso  dieron  sus  padres:  Edad 
tiene,  preguntadle  á  éL 

»  94  Así  que  volvieron  á  llamar  al  hom- 

bre que  habla  sido  ciego,  y  le  dijeron : 

'  Da  gloria  á  Dios :  nosotros  sabemos  que 

I  este  hombre  es  pecador. 

t  25  Entonces  él  respondió,  y  dtyo :  61  es 

pecador  ó  no,  yo  no  to  sé :  una  cosa  sé, 

i  que  habiendo  yo  sido  ciego,  ahora  veo. 

i  26  T  volviéronle  á  decir :  ¿  Qué  te  hizo  ? 

i  ¿Cómo  te  abrió  los  ojos? 

27  Respondióles :  Ya  os  lo  he  dicho,  y 
no  lo  habéis  escuchado :  ¿  por  qué  lo  que- 
réis otra  vez  oír?  '¿Queréis  también  vo- 
sotros haceros  sus  discípulos? 

28  Entonces  le  vilipendiaron,  y  dieron : 
Tú  eres  su  discípulo;  mas  nosotros  dis- 
cípulos de  Moyses  somos. 

29  Nosotros  sabemos  queáMojrses  habló 
Dios ;  moa  este  no  sabemos  de  dónde  es. 

80  Respondióles  el  hombre,  y  les  dtyo: 
Cierto  maravillosa  cosa  es  esta,  que  vo- 
sotros no  sabéis  de  dónde  sea,  y  cotí  todo 
d  mí  me  abrió  loé  ojos. 

81  Y  sabemos  que  Dios  no  oye  á  los 
pecadores ;  mas  si  alguno  es  adorador  de 
Dios,  y  hace  su  voluntad,  á  este  oye. 

82  Desde  el  principio  del  mundo  no 
fué  oido,  que  abriese  alguno  los  ojos  de 
uno  que  nació  ciego. 

88  Sí  este  hombre  no  fuera  de  Dios,  no 
pudiera  hacer  nada. 

84  Respondieron,  y  le  dtyeron :  En  pe- 
4       cados  eres  nacido  todo ;  ¿  y  tú  nos  ense- 
nas ?    Y  echáronle  raerá. 

85  Oyó  Jesús  que  le  hablan  echado  ibe- 
ra; y  hallándole,  le  dtyo:  ¿Tú  erees  en 
elHtfodeDlos? 

86  Respondió  él,  y  dtyo :  ¿Quién  es,  Se- 
ñor, para  que  crea  en  él  ? 

,  87  Y  dy  ole  Jesús :  Ya  le  has  visto,  y  el 

que  habla  contigo,  él  esi 
,  88  Y  él  dtyo:  Creo,  Señor.    Y  le  adoró. 

89  %  Y  d\)o  Jesús :  Yo,  para  juicio  he 


venido  á  este  mato,  para  que  los  que 

no  ven,  vean ;  y  para  que  los  que  ven, 
sean  cegados. 

40  Y  oyeron  esto  algunos  de  los  Fariseos 
que  estaban  con  él,  y  le  dijeron:  ¿Somos 
nosotros  también  ciegos? 

41  Díjoles  Jesús :  Si  fuerais  ciegos,  no 
tuvierais  pecado ;  mas  ahora  decis :  Ye- 
rnos; por  tanto  vuestro  pecado  perma- 
nece. 

CAPITULO  X. 

P rom  fttimd»  el  3eüor<n  tu  rammamiatto  eomtot  Ju- 
dio*, tltctara  por  la  alegoría  del  buen  pastor  u  del 
mate,  jv  ministerio  f  de  todo  piadoso  ministro  ampo, 
m  el  delmercemario:  asimismo  el  ingenio  f  oficio  de  los 
majo*  siempre  pendientes  de  su  palabra,  *  el  de  loe 
extrañoe  que  ni  te  oyen,  ni  conocen  sm  vos,  trc.  3. 
Declárale*  otra  res  como  es  H&o  ée  Dios,  una  cosa 
oxm  el  Padre,  ds  lo  cual  da  por  testimonio  sus  obras* 
¡re.  S.  Intentan  apedrearle  por  pareeerlss  en»  btas- 
Jkmaba  v  de*pmu  prenderle;  mas  él  tos  deja  mee  va 
al  desierto,  ¡te. 

DE  cierto,  de  cierto  os  digo,  que  el 
que  no  entra  por  la  puerta  en  el 
aprisco  de  las  ovejas,  mas  sube  por  otra 
parte,  el  tal  ladrón  es  y  robador, 
2  Mas  el  que  entra  por  la  puerta,  el 
pastor  de  las  ovejas  es. 
8  A  este  abre  el  portero,  y  las  ovejas 
oyen  su  voz;  y  á  sus  ovejas  llama  por 
nombre,  y  las  saca. 

4  Y  como  ha  sacado  fuera  sus  ovejas, 
va  delante  de  ellas ;  y  las  ovejas  le  siguen ; 
porque  conocen  su  vos. 

5  Mas  al  extraño  no  seguirán,  antes  hui- 
rán de  él ;  porque  no  conocen  la  voz  de 
los  extraños. 

6  Esta  parábola  les  dijo  Jesús;  mas 
ellos  no  entendieron  qué  era  lo  que  les 
decia. 

7  Volvióles  pues  Jesús  á  decir:  De 
cierto,  de  cierto  os  digo,  que  yo  soy  la 
puerta  de  las  ovejas. 

8  Todos  los  que  antes  de  mi  vinleijon, 
ladrones  son  y  robadores,  mas  no  los 
oyeron  las  ovejas. 

9  Yo  soy  la  puerta :  el  que  por  mi  en- 
trare, será  salvo;  y  entrará,  y  saldrá,  y 
hallará  pastos. 

10  El  ladrón  no  viene  sino  para  hurtar, 
y  matar,  y  destruir:  yo  he  venido  para 
que  tengan  vida,  y  para  que  la  tengan  en 
grande  abundancia. 

11  Yo  soy  el  buen  Pastor :  el  buen  pas- 
tor su  alma  da  por  las  ovejas. 

12  Mas  el  asalariado,  y  que  no  es  el  pas- 
tor, cuyas  no  son  proprias  las  ovejas,  ve 
al  lobo  que  viene,  y  deja  las  ovejas,  y 
huye;  y  el  lobo  arrebata,  y  dispersa  las 
ovejas. 

18  Asi  que  el  asalariado  huye,  porque 
106 


8AJN  JUAjN* 


es  asalariado,^-!»  4ftss»  cnMsdo  de  la* 
ovejos. 

14  Yo  soy  el  buen  Pastor;  y  co«'*w> 
mis  ceejffcu,  y  1*8  mía*  me  conocen, 

15  Como  el  Padre  me  conooe  41»^  y  yo 
conozco  al  Psdre;  y  pongo  mi  vida,  por 
]as  ovejas. 

16  También  tengo  otras  orejas  que  no 
son  de  este  rodil:  aquellas  también  he 
de  traer,  y  oirán  mi  voz ;  y  habrá  un  re- 
baño, y  un  pastor. 

17  Por  eso  me  ama  el  Ihidre,  porque  yo 
pongo  mi  vida,  para  volverla  á  tomar. 

18  Nadie  la  quita  de  mi,  mas  yo  la  pon- 
go de  mi  mismo;  porque  tengo  poder 
para  ponerla,  y  tengo  poder  para  vol- 
verla-á  tomar.  Este  mandamiento  recibí 
de  mi  Padre. 

19  T  volvió  á  haber  disensión  entre  los 
Judíos  por  estas  .palabras.  , 

20  T  muchos  de  ellos  decian :  Demento 
tiene,  y  está  loco :  ¿par*qnáleoia? 

21  Decian  otros :  Estas  palabras  no  son 
de  endemoniado:  ¿puede  el  demonio 
abrir  los  ojos  de  los  ciegos? 

20  T  hacíase  la  fiesta  de  la  dedicación 
en  Jerusalem,  y  era  invierno. 

28  T  Jesús  andaba  en  el  templo  por  el 
pórtico  de  Salomón. 

24  Y  rodeáronle  los  Judíos,  y  le  die- 
ron: ¿llasta  cuándo  tases  suspensa  nues- 
tra alma!  81  tú  eres  .el  Cristo,  dinoslo 
abiertamente. 

25  Respondióles  Jesús :  Os  ¡o  be  dicho, 
y  no  Jo  creísteis :  las  obras  que  yo  bago 
en  nombre  de  mi  Padre,  estas  dan  testi- 
monio de  mi. 

96  Mas  vosotros  no  creéis,  porque  no 
sois  de  mis  ovejas,  como  os  he  dicho. 

27  Mis  ovejas  oyen  mi  voz,  y  yo  las 
conosco,  y  «lias  me  siguen ; 

26  Y  yo  les  doy  vida  eterna,  y  para  siem- 
pre no  perecerán,  y  nadie  las  arrebatará 
de  mi  mana 

29  Mi  Padre  que  me  la»  dio,  mayor  que 
todos  es ;  y  nadie  las  puede  arrebatar  de 
la  mano  de  mi  Podre. 

80  Yo  y  mi  Padre  somos  una 

81  ?  Entonces  volvieron  á  tomar  pie- 
dras los  Judios,  para  apedrearle. 

82  Respondióles  Jesús :  Huchas  buenas 
obras  os  he  mostrado  de  mi  Padre,  ¿p^r 
cuál  obra  de  ellas  me  apedreáis? 

38  Respondiéronle  los  Judios,  diciendo: 
Por  la  buena  obra  no  te  apedreamos,  sino 
por  la  blasfemia;  y  porque  tú,  siendo 
hombre,  te  haces  Dios. 

$4  Besnojsjiéles  Jesús:  ¿No  está  es- 
KM 


ertto  sosrmsstaa  ley:  Yo  dgs:  Ptoaos 
sois? 

86  8i  llamó  diosesa  aquellos,  á  los  ensi- 
les vino  la  palabra  do  Dios,  y  la  Escri- 
tura no  puede  ser  quebrantada, 

86  i  A  mi  quoel  padre  santificó,  y  •envió 
al  mundo,  vosotros  decís :  'Tú  blasfemas  ; 
porque  dge:  Soy  el  Htfo  de  Dios? 

87  Si  no  hago  obras  de  mi  Padre,  no  ms 
creáis. 

88  Mas  si  la»  hago,  aunque  á  mi  no 
creáis,  creed  á  las  obras,  para  que  cono*? 
eais  y  creáis,  que  el  Padre  «•  en  mi,  y  yo 
en  él. 

89  Y  procuraban  otra  vez  prenderle; 
mas  el  se  salió  de  sus  manos, 

40  Y  volvióse  tras  el  Jordán,  á  aquel 
lugar  donde  primero  habla  estado  baut> 
«ando  Juan,  y  se  estuvo  slii. 

41  Y  muchos  venían  á  él,  y  decían: 
Juan  á  la  verdad  ningún  milagro  biso ; 
mas  todo  lo  que  Juan  dJJo  de  este,  ees 
verdad. 

42  Y  muchos  creyeron  alli  en  eX 

CAPITULO  XI. 

Fuüm  HStfiord  Jwt ea  y  remeto  4  Lameré.  %.JM 
teta  obra  maravWoea  «no*  de  loe  preeentee  «oca» 
arpwnenoo  <f€  jH  oon  fwt  (ttw  tu  A|  o(rw  enre/fíci 
oph  m4  oyewenotnn  oTodMo*  too  onoenéoote*  ioo  cnakw 
consmttan  pee  rteuthxn  de  matarle,  y  en  el  cowciBf 
Caifa»  {aunque  no  por  m  intento)  profetiza  la  no- 
eeoídad  do  ¿n  nmert»  éol  Señor  para  ts  oumd  del 

ESTABA  entonces  enfermo  un  Aomfe* 
llamado  Lasaro,  de  Betliania,  la  aldea 
de  María  y  de  Marta  su  hermana. 

2  (Era  Maris  la. que  ungió  al  Señor  con 
ungüento,  y  limpió  sus  pies  con  sus 
cabellos,  cuyo  hermano  Lasaro  estaba, 
enfermo.) 

8  Enviaron  pues  sus  hermanas  á  el, 
diciendo:  Señor,  he  aquí,  el  que  amas 
está  enfermo, 

4  Y  oyéndolo  Jesús,  djjo:  Esta  enfer- 
medad no  es  para  muerte,  sino  por  glo- 
ria de  Dios,  para  que  el  Hjjo  de  Dios  so* 
glorificado  por  ella. 

5  Y  amaba  Jesús  á  Marta,  y  á  su  her- 
mana, y  á  Lázaro. 

6  Como  oyó,  pues,  que  estaba  enfermo, 
entonces  á  la  verdad  se  quedó  dos  días 
en  aquel  lugar  donde  estaba. 

7  Luego  después  de  esto  dJjo  á«u  dis- 
cípulos :  Vamos  á  Judea  otra  ves. 

8  Dioenle  tu»  discípulos :  Rabbi,  ahora 
poco  procuraban  los  Judios  apedrearte, 
¿y  vas  otra  vez  allá? 

9  Respondió  Jesús:  ¿No  tiene  el  di* 
doce  horas?  Elque^udovierededia,no 


fiXN  JUAN. 


10  Mas  el  qué  anduviere  de  noche,  tro- 
pieza, porque  no  hay  luz  en  éL 

11  Dicho  esto,  dioeles  después:  lázaro 
nuestro  amigo  duerme;  mas  voy  á  des- 
pertarle del  sueño. 

12  Dyéronle  entonces  sus  discípulos: 
Señor,  si  duerme,  bueno  estará. 

13  Mas  esto  decía  Jesús  de  la  muerte 
de  él ;  y  ellos  pensaron  que  hablaba  de 
dormir  de  sueño.  * 

14  Entonces  pues  .Jesús  les  <Hjo  clara- 
mente: Lázaro. es  muerto; 

15  Y  hüélgome  por  vosotros,  que  yo 
no  haya  estado  allí,  porque  creáis ;  mas 
Tamos  á  éL 

16  Dijo  entonces  Tomas,  el  que  se  lla- 
ma Didimo,  á  sus  condiscípulos :  Vamos 
también  nosotros,  para  que  muíamos 
con  él 

17  Vino  pues  Jesús,  y  hallólo,  que  ha- 
bla cuatro  días  que  estaba  en  el  Bepulero. 

18  Bethania  estaba  cerca  de  Jerusalem 
como  .quince  estadios. 

10  Y  muchos  de  los  Judíos  habían  ve- 
nido á  Marta  y  á  María,  para  consolarlas 
de  su  hermano. 

20  Entonces  Marta,  como  oyó  que  Jesús 
venia,  le  salló  á  recibir ;  mas  María  estar 
ba.  sentada  en  casa. 

21  Eutonces  Marta  dijo  á  Jesús :  Señor, 
si  hubieras  estado  aquí,  mi  hermano  no 
hubiera  muerto. 

22  Mas  sé  que  también  ahora,  todo  lo 
que  pidieres  á  Dios,  te  lo  dará  Dios. 

23  Dicele  Jesús:  Resucitará  tu  hermano. 
•  24  Marta  le  dice :  Yo  sé  que  resucitará 
en  la  resurrección  en  el  dia  postrero. 

25  Díccle  Jesús :  Yo  eoy  la  resurrec- 
ción, y  la  vida :  el  que  cree  en  mi,  aun- 
que esté  muerto,  vivirá; 

26  Y  todo  aquel  que  vive,  y  cree  en  mi, 
no  morirá  eternamente.    ¿  Crees  esto  f 

27  Ella  le  dice:  Si,  Señor,  yo  he  creído 
que  tú  eres  el  Cristo,  el  H\jo  de  Dios, 
que  había  de  venir  al  mundo. 

28  Y  esto  dicho,  se  fué,  y  llamó  en  se- 
creto á  María  su  hermana,  diciendo :  El 
Maestro  está  aquí,  y  te  llama. 

29  Ella,  como  fe  oyó,  se  levanta  presta- 
mente, y  viene  á  éL 

80  (Porque  aun  no  habla  llegado  Jesús 
á  la  aldea,  mas  estaba  en  aquel  lugar 
donde  Marta  le  habla  salido  á  recibir.) 

31  Entonces  los  Judíos  que  estaban  en 
casa  con  ella,  y  la  consolaban,  como  vle-' 
ron  que  María  se  habla  levantado  prestar- 
mente,  y  habla  salido,  la  siguieron,  dicien- 
do: Va  al. sepulcro  á  llorar  allí. 


82  Mas  María,  como  vino  donde  estaba 
Jesús,  viéndole,  derribóse  á  sus  pies, 
dictándole:  Señor,  si  hubieras  estado 
aquí,  no  hubiera  muerto  mi  hermano. 

33  Jesús  entonces  como  la  vio  llorando, 
y  á  los  Judíos  que  hablan  venido  junta- 
mente con  ella  llorando,  gimió  e»  espí- 
ritu, y  se  turbó, 

34  Y  dijo:  ¿Dónde  le  pusisteis r  Dí- 
ccnle :  Señor,  ven,  y  lo  verás. 

35  Jesús  lloraba. 

36  Dijeron  entonces  los  Judíos:  ¡He 
aquí  cómo  le  amaba! 

37  Y  algunos  de  ellos  dijeron :  ¿  No  po- 
día este,  que  abrió  los  ojos  del  ciego, 
hacer  que  este  no  muriera? 

38  Y  Jesús,  gimiendo  otra  vez  en  sí  mis- 
mo, vino  al  sepulcro,  que  era  una  cueva, 
la  cual  tenia  una  piedra  puesta  encima. 

39  Dice  Jesús :  Quitad  la  piedra.  Mar- 
ta, la  hermana  del  que  había  sido  muer- 
to, le  dice :  Señor,  hiede  ya ;  que  es  muer- 
to de  cuatro  días. 

40  Jesús  le  dice :  ¿No  te  he  dicho  que 
si  creyeres,  verás  la  gloría  de  Dios  ? 

41  Entonces  quitaron  la  piedra  de  don- 
de el  muerto  había  sido  puesto ;  y  Jesús, 
alzando  los  ojos  arriba,  dijo :  Padre,  gra- 
cias te  doy  porque  me  has  oido. 

42  Y  yo  sabia  que  siempre  me  oyes; 
mas  por  causa  del  pueblo  que  está  al 
rededor  lo  dfle,  para  que  crean  ,qu>  tú 
me  has  enviado.    , 

43  Y  habiendo  dicho  estas  cosas,  clamó 
á  gran  voz :  Lázaro,  ven  fuera. 

44  Entonces  el  que  habla  sido  muerto, 
salió,  atadas  las  manos  y  los  pies  eon 
vendas ;  y  su  rostro  estaba  envuelto  en 
un  sudario.  Di  celes  Jesús:  Desatátle, 
y  dejadle  ir. 

45  ^  Entonces  muchos  de  los  Judíos 
que  habían  venido  á  María,  y  hablan 
visto  lo  que  había  hecho  Jesús,  creye- 
ron en  éX 

46  Mas  algunos  de  ellos  fueron  á  los 
Fariseos,  y  les  dijeron  lo,que  Jesús  habla 
hecho. 

47  Entonces  los  príncipes  de  los  sacer- 
dotes, y  los  Fariseos  juntaron  Concillo, 
y  decían :  ¿  Qué  hacemos  ?  porque  este 
hombre  hace  muchos  milagros. 

48  Si  le  dejamos  asi,  todos  creerán  en 
él ;  y  vendrán  los  Romanos,  y  quitarán 
nuestro  lugar  y  la  nación. 

49  Entonces  Calías,  uno  de  ellos,  sumo 
sacerdote  de  aquel  año,  les  dijo :  Voso- 
tros no  sabéis  nada, 

¿0  Ni  consideráis  que  nos  conviene  que 
105 


SAN  JUAN. 


un  hombre  muer*  por  el  pueblo,  y  no  que 
toda  la  noción  Be  pierda. 

51  Mae  esto  no  lo  dijo  de  si  mismo; 
sino  que,  como  era  el  sumo  sacerdote  de 
aqnel  ano,  profetizó  que  Jesús  habla  de 
morir  por  la  nación ; 

53  T  no  solamente  por  aquella  nación, 
mas  también  para  que  juntase  en  uno  á 
los  hijos  de  Dios  que  estaban  dispersos. 

53  Asi  que  desde  aquel  dia  consultaban 
juntos  para  matarle. 

54  De  manera  que  Jesús  ya  no  andaba 
manifiestamente  entre  los  Judíos;  mas 
se  fué  de  allí  á  la  tierra  que  está  junto 
al  desierto,  á  una  ciudad  que  se  llama 
Ephralm ;  y  estábase  allí  con  sus  discí- 
pulos. 

55  T  la  pascua  de  los  Judíos  estaba  cer- 
ca; y  muchos  de  la  tierra  subieron  á 
Jcrusalem  antes  de  la  pascua  para  puri- 
ficarse. 

56  T  buscaban  á  Jesús,  y  hablaban  los 
un  os  con  los  otros  estando  en  .el  tem- 
plo :  ¿  Qué  os  parece,  que  no  vendrá  á  la 
fiesta? 

57  Mas  los  principes  de  los  sacerdotes 
y  los  Fariseos  hablan  dado  mandamiento, 
qae  si  alguno  supiese  donde  estuviera, 
que  lo  manifestase,  para  que  le  pren- 
diesen. 

CAPITULO  XH 

La  cena  del  Señor  en  Bethania,  fe  í.  8*  entrada 
glorioia  en  Jerutaltm  conforme,  d  la  naturaleza  de 
en  reina  gd  la*  profecía*.  S.  Predice  mt  glorifica- 
ción por  el  medio  de  en  muerte,  la  cual  glorificación, 
orando  él%  el  Padre  $e  la  confirma  con  voz  del  délo. 
4.  Da  el  evangelista  la  ramón  porque  mucho*  na  cre~ 
peron  en  e%  fe.  5,  Hace,  el  Señor  una  como  última 
proteetacion  de  m  minutario  g  autoridad. 

JESÚS  pues  seis  días  antes  de  la  pas- 
cua vino  á  Bethania,  donde  estaba 
Lázaro  el  que  habla  muerto,  al  cnal  Jesús 
habla  resucitado  de  entre  los  muertos. 

2  Y  nieláronle  allí  una  cena,  y  Marta 
servia ;  mas  Lázaro  era  uno  de  los  que 
estaban  sentados  á  la  mesa  juntamente 
con  éX 

3  Entonces  María  tomó  una  libra  de 
ungüento  de  nardo  puro  de  mucho  pre- 
cio, y  ungió  los  pies  de  Jesús,  y  limpió 
sus  pies  con  sus  cabellos ;  y  la  casa  se 
llenó  del  olor  del  ungüento. 

4  Entonces  dijo  uno  de  sus  discípulos, 
Judas  Iscariote,  h\jo  de  8imon,  el  que  le 
habla  de  entregar; 

5  4  Por  qué  no  se  ha  vendido  este  un- 
güento por  trescientos  denarios,  y  se  dio 
á  los  pobres  ? 

6  Esto  dtyo,  no  por  el  cuidado  que  él  te- 
nia de  loe  pobres;  mas  porque  era  la* 

106 


droo ;  y  tenia  la  bolsa,  y  traía  lo  que  se 
echaba  en  ella. 

7  Entonces  Jesús  dtfo:  D^ala:  para  el 
dta  de  mi  sepultura  ha  guardado  esto. 

8  Porque  á  los  pobres  siempre  los  te- 
neis  con  vosotros,  mas  á  mi  no  siempre 
roe  tenéis. 

9  Entonces  una  gran  multitud  de  los 
Judíos  entendió  que  él  estaba  allí ;  y  vi- 
nieron no  solamente  por  causa  de  Jesús, 
sino  también  por  ver  á  Lázaro  al  cual 
habla  resucitado  de  entre  los  muertos. 

10  Empero  consultaron  los  principes 
de  los  sacerdotes,  para  matar  también  á 
Lázaro; 

11  Porque  muchos  de  los  Judíos  iban  y 
creían  en  Jesús  por  causa  de  éL 

12  1f  El  siguiente  día  una  gran  multi- 
tud de  gente  que  habla  venido  á  la  fiesta, 
como  oyeron  que  Jesús  venia  á  Jeru- 
salem, 

13  Tomaron  ramos  de  palmas,  y  salié- 
ronle á  recibir,  y  clamaban:  Hosanna: 
Bendito  el  que  viene  en  el  nombre  del 
Señor,  el  Rey  de  Israel. 

14  T  halló  Jesús  un  asnillo,  y  se  sentó 
sobre  él,  como  está  escrito : 

15  No  tcmat,  oh  hija  de  Slon,  be  aquS, 
tu  Rey  viene  asentado  sobre  un  pollino 
de  una  asna. 

}6  Mas  estas  cosas  no  las  entendieron 
sus  discípulos  al  principio :  empero  cuan- 
do Jesús  fué  glorificado,  entonces  se 
acordaron  que  estas  cosas  estaban  escri- 
tas de  él,  y  que  le  hicieron  estas  cosas. 

17  La  gente,  pues,  que  estaba  con  él, 
cuando  llamó  á  Lázaro  del  sepulcro,  y  le 
resucito  de  entre  los  muertos,  daba  tes- 
timonio. 

18  Por  lo  cual  también  habla  venido  la 
gente  á  recibirle;  porque  hablan  eldo 
que  él  habla  hecho  este  milagro. 

19  Mas  los  Fariseos  dieron  entre  si: 
¿Veis  que  nada  aprovecháis?  he  aqui,   ' 
que  el  mundo  se  va  en  pos  de  él. 

20  H  Y  habla  ciertos  Griegos  de  los  que 
hablan  subido  á  adorar  en  la  fiesta. 

21  Estos,  pues,  se  llegaron  á  Felipe, 
que  era  de  Bethsaida  de  Galilea,  y  le  ro- 
garon, diciendo :  Señor,  querríamos  ver 
á  Jesús. 

22  Vino  Felipe,  y  lo  dtyo  á  Andrés:  T 
otra  vez  Andrés,  y  Felipe,  lo  dicen  á  Jesús. 

23  Y  Jesús  les  respondió,  diciendo :  La 
hora  viene  en  que  el  Hfyo  del  hombre  ha 
de  ser  glorificado. 

24  De  cierto,  de  cierto  os  digo,  que  si 
el  grano  de  trigo  que  cae  en  la  tierra,  no 


ÉTAN  JITANL 


muriere,  él  seto  queda;  iae«  al  muriere, 
mache  fruto  lleva» 

25  £1  que  ama  su  vHb,  la  perderá;  y 
el  que  aborrece  eu  vida  en  este  mundo, 
para  vida  eterna  la  guardará. . 

26  SI  alguno  me  sirve,  sígame ;  y  donde 
yo  estuviere,  allí  también  estoca  mi  ser- 
vidor. Si  alguno  me  sirviere,  mi  Padre 
le  honrará. 

07  Ahora  es  turbada  mi  alma;  ¿y  qué 
diré  ?  Padre,  sálvame  de  esta  hora;  mas 
por  esto  he  venido  á  esta  hora. 

28  Padre,  glorifica  tú  nombre.  Entón- 
eos vino  una  voz  del  délo*  diciendo;  Ya 
lo  he  glorificado,  y  h  glorificaré  otra  vez. 

29  £1  pueblo,  pues,  que  estaba  presente, 
y  la  habla  oido,  decía  que  habla-  sido  un 
trueno:  otros  decien:  Un  ángel  le  ha 
hablado. 

80  Respondió  Jesús,  y  dfyo:  No  ha  ve- 
nido esta  Voz  por  mi  causa,  sino  por 
causa  de  vosotros. 

81  Ahora  es  el  juicio  de  este  mundo : 
ahora  el  príncipe  de  este  mundo  será 
echado  fuera. 

88  Y  yo,  si  fuere  levantado  de  la  tierra, 
á  todos  atraeré  á  mi  mismo. 

88  Y  este  deda  dando  á  entender  de 
qué  muerte  habia  de  morir. 

84  Respondióle  la  gente:  Nosotros  he- 
mos oido  de  la  ley,  que  el  Cristo  perma- 
nece para  siempre:  ¿cómo  pues  dices 
tú :  £1  mjo  del  hombre  ha  de  ser  levan- 
tado?   ¿Quién  es  este H$Jo  del  hombre? 

86  Entonces  Jesús  lee  dye:  Aun  por  un 
poco  estará  la  luz  entre  vosotros :  andad 
entre  tanto  que  tenéis  la  hia,  no  sea  que 
os  alcancen  fes  tinieblas ;  porque  el  que 
anda  en  tinieblas,  no  sabe  donde  va» 

36  Entre  tanto  que  Únele  luz,  creed 
en  la  luz,  para  que  seáis  hijos  de  lnz. 
Estas  cosas  habló  Jesús,  f  se  fué,  y  se 
escondió  de  ellos. 

87  Tf  Empero  asaque  habia  hecho  de- 
lante de  ellos  tantos  milagros,  no  creían 
en  él; 

88  Para  que  se  eumpUese  el  dicho  que 
dgo  el  profeta  Isaías :  ¿  Señor,  quién  ha 
creído  á  nuestro  dicho?  ¿y  el  brazo  del 
Señor,  a  quién  ha  sido  revelado  ? 

89  Por  esto  no  podían  creer,  porque 
otra  ves  dfyo  Isaías : 

40  Cegó  los  ojos  de  ellos,  y  endureció 
su  corazón ;  porque  no  vean  de  los  ojos, 
ni  entiendan  de  corazón,  y  se  conviertan, 
y  yo  los  sane. 

41  Setas  cosas  é^UeJts,  cuando  vio 
seglerie,y*ebtád*a 

Span.  58 


43  Con  todo  eso  aun  do  les  principes 
muchos  creyeron  en  él ;  mas  por  causa 
de  los  Fariseos  no  le  confesaban,  por  no 
ser  echados  de  la  sinagoga. 

43  Porque  amaban  mas  la  gloria  dolos 
hombres  que  la  gloria  de  Dios. 

44  ?  Mas  Jesús  Clamó,  y  d^o :  £1  que 
cree  en  mi,  no  cree  en  ai,  sino  en  aquel 
que  me  envió. 

46  Y  el  que  me  ve,  ve  al  que  me  envió. 
48  Yo  la  luz  he  venado  al  mundo,  para 

que  todo  aquel  que  cree  en  mi,  no  per- 
manezca en  tinieblas. 

47  Y  el  que  oyere  mis  palabras,  y  no 
creyere,  yo  no  le  juzgo;  porque  no  he 
venido  á  juzgar  al  mundo,  mas  á  salvar 
al  mundo. 

48  £1  que  rae  desecha,  y  no  recibe  mis 
palabras,  tiene  quien  le  juagas:  la  pala- 
bra que  he  hablado,  ella  le  juzgará  en  el 
día  postrero. 

49  Porque  yo  no  he  hablado  de  mí  mis- 
mo; mas  el  Padre  que  me  envió,  él  me 
dio  mandamiento  de4o  que  tengo  de  de- 
cir, y  de  lo  que  tengo  de  hablar. 

50  Y  sé  que  su  mandamiento  es  vida 
eterna:  asi  que  lo  que  yo  habió,  como 
el  Padre  me  lo  ha  dicho,  asi  hablo. 

CAPITULO  XIII. 

Lava  ti  Sellar  lotpúfp  d  sus  discípulos  en  timbólo  de  la 
limpieza  que*por  su  muerte  da  d  todo»  los  tutos.  2. 
Exhorta  en  ellos  dtoda  su  iglesia  dqm  4  tu  ejemplo 
vittan  afecto  de  servidores  loe  unos  para  con  loe 
otro*,  ifc.  S.  Reveta  al  discípulo  amado  la  traición 
de  Judas  mas  en  particular.  4.  Si  cual  salido  d 
v«Kfcrie,  él  declara  diasque  quedan,  tu  gloria  por 
el  inedioáe  tu  mmrUettarUw  muy  coreana*  y  des- 
pidiéndose de  ellos  encomiéndales  el  amor  de  tos 
anos  para  con  los  otros  dejándoselo  por  seña  putar- 


YANTES  de  la  fiesta  de  la  pascua, 
sabiendo  Jesús  que  su  hora  era  ve- 
nida para  que  pasase  de  este  mundo  al 
Padre,  como  habla  amado  á  los  suyos 
que  estaban  en  el  mundo,  k»  amó  hasta 
el  fin. 

2  Y  la  cena  acabada,  como  el  diablo  ya 
habia  metido  en  el  corazón  de  Judas  Isca- 
riote, A#»  de  Simón,  que  le  entregase : 

8  Sabiendo  Jesús  que  el  Padre  le  habla 
dado  todas  las  cosas  en  sus  manos,  y  que 
habia  venido  de  Dios,  y  á  Dios  iba: 

4  Levántase  de  la  cena,  y  se  quita  su 
ropa,  y  tomando  una  toalla,  se  ciñió. 

5  Luego  puso  agua  en  el  lebrillo,  y 
comenzó  á  lavar  los  pies  de  los  discípu- 
los, y  á  limpiarte»  con  la  toalla  con  que 
estaba  ceñido. 

o"  Viene  pues  á  Simón  Pedro;  y  este  le 
dice :  ¿Señor,  tú  me  lavas  á  mi  los  pies? 

izedtyG* 


SAN  JUAN. 


7  Respondió  Jetos,  y  le  <dtye :  Lo  que 
ya  hago,  tú  no  lo  sabes  ahora;  mas  k> 
sabrá*  después. 

8  Dicele  Pedro :  No  mi  lavaras  los  pies 
jamás.  Beapondióle  Jema :  Si  no  te  la- 
vare, no  tendrás  parte  conmigo. 

9  Dicele  Simón  Pedro:  Sefier,  no  solo 
mis  pies,  mas  ana  mi*  manos,  y  mi  ca- 
beza. 

10  Díecfe  Jesús :  £1  que  está  lavado,  no 
ha  menester  sino  que  lave  $us  plés,  pues 
está  todo  limpio.  Y  vosotros  limpios 
estáis,  aunque  no  todos. 

11  Poique  sabia  quien  era  el  que  le  en- 
tregaba; poresodtyo:  No  estáis  limpios 
todos. 

13  T  Asi  que,  después  que  les  hubo  la- 
vado los  pies*  y  tomado  au  ropa,  volvién- 
dose á  asentar  otra  ves,  leadlo:  ¿Sabéis 
lo  que  os  he  hecho? 

13  Vosotros  me  llamáis  Maestro  y  Se- 
ñor; y  docto  bien;  porque  lo  soy: 

14  Pues  si  yo,  ensato  Sefior  y  Maestro, 
he  lavado  vuestras  pies,  vosotros  tam- 
bién debéis  lavar  los  pies  los  unos  á  los 
otros. 

15  Porque  ejemplo  os  he  dado,  para 
que  como  yo  os  he  hecho,  vosotros  cam- 
bien hagáis. 

16  De  cierto,  de  cierto  08  digo :  El  siervo 
no  es  mayor  que  su  Señar :  ni  el  enviado 
es  mayor  que  el  que  le  envió. 

'  17  Si  sabéis  estas  cosas,  bienaventura- 
dos sois,  si  las  hiciereis. 

18  No  hablo  de  todos  vosotros :  yo  sé 
los  que  he  elegido;  mas  pera  que  se 
cumpla  la  Escritura:  El  que  come  pan 
conmigo,  levantó  contra  mí  au  calcañar. 

19  Desde  ahora  os  lo  digo,  antes  qge 
suceda,  para  que  cuando  sucediere,  creáis 
que  yo  eoy. 

20  De  cierto,  de  cierto  os  digo,  ow  el 
que  recibe  al  que  yo  enviare,  á  mi  reci- 
be ;  y  el  que  á  mí  recibe,  recibe  al  que 
me  envió. 

21  \  Gomo  hubo  Jesús  dicho  esto,  fué 
conmovido  en  espirito,  y  protestó,  y  di- 
jo :  De  cierto,  de  cierto  os  digo,  que  uno 
de  vosotros  me  ha  de  entregar. 

23  Entonces  los  discípulos  mirábanse 
los  unos  á  los  otros,  dudando  de  quién 
hablaba. 

23  Y  uno  de  sus  discípulos,  al  cual  Jesús 
junaba,  estaba  recostado  en  el  seno  de 
Jesús. 

24  A  este  pues  hizo  señas  Simón  Pedro, 
para  que  preguntase  quién  era  aquel  de 
quien  hablaba. 

108 


86  Si  entonces  raeostado  sobro  el  pedan 
de  Jesús,  le  dice :  ¿  Señor,  quién  es  ? 

26  Respondió  Jesús :  Aquel  es,  á  quien 
yo  cuero  el  pan  mojado.  T  mojando  el 
pan,  diófo  á  Judas  Iscariote,  d  hijo  de 
Simón. 

37  Y  tras  el  bocado  Satanás  entró  en  él. 
Entonces  Jesús  le  dice:  Lo  que  haces, 
hazlo  mas  presto. 

98  Empero  esto  ninguno  de  los  que 
estaban  á  la  mesa  entendió  á  qué  propó- 
sito se  lo  d$o. 

39  Porque  algunos  dé  sBot  pensaban, 
porque  Judas  tenia  la  bolsa,  que  Jesun 
le  decía:  Compra  la»  sosas  que  nos  son 
necesarias  para  la  fiesta:  ó  que  diese 
algo  á  los  pobres. 

80  Como  él  pues  hubo  tomado  el  bo- 
cado, luego  salió ;  y  era  ya  noche. 

81  T  Entonces  como  él  sslie>dfyo  Jesús : 
Ahora  es  glorificado  el  Htfb  del  nombre, 
y  Dios  es  glorificado  en  él. 

83  Si  Dios  es  glorificado  en  él,  Dios 
también  le  glorificará  en  si  mismo;  y 
luego  le  glorificará. 

88  Hfyitos,  aun  un  poco  estoy  con  voso- 
tros. Me  buscaréis ;  y,  asi  como  dije  á  loe 
Judíos :  Donde  yo  voy,  vosotros  no  po- 
déis venir ;  asi  ahora  á  vosotros  le  digo. 

84  Un  mandamiento  nuevo  os  doy:  Que 
os  amela  los  unos  á  los  otros :  eomo  os 
amé  yo,  que  también  os  ámete  los  unos  á 
los  otros. 

85  En  esto  conocerán  todos  que  sois 
mis  discípulos,  si  tuviereis  amor  los  unos 
hacia  los  otros. 

86  Le  dtyo  Simón  Pedro:  ¿Sefior,  á 
dónde  vas?  Respondióle  Jesús :  Donde 
yo  voy,  no  me  puedes  ahora  seguir ;  mas 
me  seguirás  después. 

87  Dicole  Pedro:  ¿Sefior,  por  qué  no 
te  puedo  seguir  ahora?  mi  vida  pondré 
por  ti. 

88  Respondióle  Jesús :  ¿Tu  vida  pon- 
drás por  mí?  De  cierto,  de  cierto  te 
digo :  No  cantará  el  gallo,  sin  que  me 
hayas  negado  tres  veces. 

CAPITULO  XTV. 
Pvúeiamtmde  ti  Señor  m  eonmlard  a»  ditrHpmmm,  de 
clárale*  como  el  verdadero  comcemiento  del  Padre 
[por  tr  él  tota  misma  cota  con  el  Padre)  cunmkteen 
conocerle  d  él:  exhorta  d  que  fe  pidan,  ó  al  Padre 
en  m  nombre.   Promete  la  perpetua  miUmiiu  del 


corporal.  Deriarm 
quien  tean  tu»  verdadero»  difrtpvloe,  d  loe  cucúe* 
deja,  eomo  por  Juro  de  heredad  eterna,  m  d(vi*m 
pae  i%n\ormdei  del  mnewdOj  i(o. 

O  se  turbe  vuestro  corasen :  créela 
en  Dios,  creen'  también  en  mi. 


N' 


SAN  JUAN: 


ém  hay:  A  mino  /toro,  <w  i»  hnMet* 
jo  dicho.  To  vty  á  aparejaros  el  lugar. 
8  Y  si  mo  fuere,  7  os  aparejare  el  logar, 
vendré  otra  vez,  y  os  tomaré  á  mí  mismo, 
para  que  donde  70  estoy,  vosotroe**tam- 
bien  estéis. 

4  T  sabéis  donde  70  T07, 7  el  camino 
■abéis. 

5  Dicele  Tomas:  Seflor,  no  sabemos 
donde  vas :  ¿  cómo  pues  podemos  saber 
el  camino  f 

6  Jesns  le  dice:  To  coy  el  camino,  7  la 
verdad,  7  la  vida;  nadie  viene  al  Padre, 
sino  por  mi 

7  81  me  conocieseis,  también  á  mi  Padre 
conoceríais ;  7  desde  ahora  le  conocéis, 
7  le  habéis  visto. 

8  Dicele  Felipe :  Seflor,  muéstranos  el 
Padre,  7  nos  basta. 

9  Jesns  le  dice :  ¿Tanto  tiempo  ha  qne 
estoy  con  vosotros,  7  no  me  has  cono- 
cido aun,  Felipe  t  El  que  me  ha  visto, 
ha  visto  al  Padre.  ¿  Cómo  púa  dices  tú : 
Muéstranos  el  Padre? 

10  i  No  crees  que  70  807  en  el  Padre,  7 
el  Padre  en  mi  ?  Las  palabras  que  70  os 
hablo,  no  las  hablo  de  mí  mismo ;  mas 
el  Padre  que  está  en  mi,  él  hace  las 
obras. 

11  Creédme  que  70  soy  en  el  Padre,  7 
el  Padre  ee*mí :  ó  si  no,  creédme  por  las 
mismas  obras. 

12  De  cierto,  de  cierto  os  digo :  El  que 
en  mi  cree,  los  obras  que  70  hago  tam- 
bién él  las  hará,  7  mayores  que  estas 
hará ;  porque  70  V07  á  mi  Padre. 

18  Y  todo  lo  que  pidiereis  en  mi  nom- 
bre, esto  haré ;  para  qne  el  Padre  sea  glo- 
rificado en  el  Htfo. 

14  SI  algo  pidiereis  en  mi  nombre,  70 
2o  haré. 

15  81  me  amáis,  guardad  mis  manda- 
mientos. 

16  Y  70  rogaré  al  Padre,  el  cual  os  dará 
otro  Consolador  para  que  esté  con  voso- 
tros para  siempre ; 

17  Es  á  saber,  al  Espíritu  de  verdad,  al 
cual  el  mundo  no  puede  recibir;  porque 
no  le  ve,  ni  le  conoce ;  mas  vosotros  le 
conocéis,  porque  está  con  vosotros,  7 
será  en  vosotros. 

18  No  os  dejaré  huertanos :  70  vendré 
á  vosotros. 

10  Aun  un  poquito,  7  el  mundo  no  me 
verá  mas ;  empero  vosotros  me  veréis : 
por  cuanto  70  vivo,  vosotros  también 
viviréis. 

80  Aquel  día  vosotros  conoceréis  que 


yo  soa  en  mi  padre,  y  vosotros  en  mi,  y 
yo  en  vosotros. 

21  El  que  tiene  mis  mandamientos,  7 
los  guarda,  aquel  es  el  que  me  ama;  7 
el  que  me  ama,  será  amado  de  m\  Padre ; 
7  70  le  amaré  á  él,  7  me  manifestaré  á  él 

22  -©ícele  Judas,  no  el  Iscariote :  j  Se- 
flor, qué  hay  porque  te  has  de  manifes- 
tar á  nosotros,  7  no  al  mundo  f 

28  Respondió  Jesús,  7  le  drjo:  SI  algu- 
no me  ama,  mi  palabra  guardará ;  7  mi 
Padre  le  amará,  7  vendremos  á  él,  7 
haremos  con  él  morada. 

24  El  que  no  me  ama,  no  guarda  mis 
palabras ;  7  la  palabra  que  habéis  oido, 
no  es  mía,  sino  del  Padre  que  me  envió. 

20  Estas  cosas  os  he  hablado  estando 
a*m  con  vosotros. 

26  Mas  aquel  Consolador,  el  Espíritu 
Santo,  al  cual  el  Padre  enviará  en  mi  nom- 
bre, él  os  ensenará  todas  las  cosas,  7  os 
recordará  todo  lo  que  os  be  dicho. 

27  La  paz  os  dejo :  mi  paz  os  doy:  no 
como  el  mundo  la  da,  70  os  la  doy :  no  se 
turbe  vuestro  corazón,  ni  tenga  miedo. 

28  Habéis  oido  como  yo  os  he  dicho: 
Voy,  yvengo  otra  ve»  á  vosotros.  Si  me 
amaseis,  ciertamente  os  regodearíais,  por- 
que he  dicho  que  voy  al  Padre;  porque 
el  Padre  mayor  es  que  yo. 

20  Y  ahora  os  lo  he  dicho  antes  que  se 
haga,  para  que  cuando  se  hiciere,  creáis. 

80  Ya  no  hablaré  mucho  con  vosotros ; 
porque  viene  el  principo  de  este  mundo, 
mas  no  tiene  nada  en  mi. 

81  Empero  para  que  conozca  el  mundo 
que  amo  al  Padre,  y  como  el  Padre  me 
dló  mandamiento,  asi  hago.  Levantaos, 
vamos  de  aquí 

CAPITULO  XV. 

Proeiam  m  la  consolación  de  lo*  d  tetpvlM,  donde  por 
1a*emejomta  délo*  earmiemto»  en  la  vid  «botera  el 
injerimiento  de  loefiele*  en  el  por  la  mano  del  Padre, 
el  cual  detpue»  de  haberlo*  injerido  en  él,  loe  cultiva 
para  qm  Ueven  fruto,  9  al  1—  *o  lo  flava,  corta  parm 
el  Juego,  Repite  por  otra»  do»  vece*  el  manda- 
miento del  amor  de  loe  uno»  para  con  to$  otro»,  u  la 
prometa  del  KeptrUm,  |re. 

YO  soy  la  vid  verdadera,  y  mi  Padre 
es  el  labrador. 

2  Todo  pámpano  en  mi  que  no  lleva 
(ruto,  le  quita;  y  todo  aquel  que  lleva 
fruto,  le  limpia,  para  que  lleve  mas  fruto. 

8  Ya  vosotros  soto  limpios  por  la  pala- 
bra que  os  he  hablado. 

4  Permaneced  en  mi,  y  yo  en  vosotros. 
Como  el  pámpano  no  puede  llevar  fruto 
de  si  mismo,  si  no  permaneciere  en  la 
vid,  asi  ni  vosotros,  si  no  permaneciereis 
•»  mi  zed  bvGo( 


&*N'IUAAt. 


5  Yo  s*y  te  vid,  vosotroelózpám  panos: 
el  que  permanece  en  mí,  y  yo  en  él,  este 
lleva,  mucho  froto  (porque  sis  mi  nada 
pode!»  hacer.) 

G  81  alguno  no  permaneciere  en  raí, 
será  echado  mera  como  mal  pámpano, 
y  Be  secará;  y  los  cogen,  y  echante»  en 
el  fuego,  y  arden. 

7  BI  pcrmanecierelí  en  mí,  y  mis  pa- 
labras permanecieren  en  vosotros,  todo 
lo  qne  qntetéreis  pediréis,  y  os  será  hecho. 

8  En  esto  es  glorificado  mi  Padre,  m 
qne  llevéis  mncho  fruto ;  asi  seréis  mis 
discípulos. 

0  Como*  el  Padre  me  amo,  también  ye>os 
he  amado :  sed  constantes  en  mi  amor. 

10  81  guardareis  mis  mandamientos,  per- 
maneceréis en  mi  amor:  como  yo  tam- 
trien  he  guardado  loa  mandamientos  de 
mi  Padre,  y  permanezco  en  sn  amor. 

11  Estas  cosas  os  he  hablado,  pata  qne 
mi  gozo  permanezca  en  vosotros,  y  vues- 
tro gozo  sea  cumplido, 

13  Este  es  mi  mandamiento:  Qne  os 
améis  los  unos  á  los  otros,  como  yo  os 
amé* 

18  Nadie  tiene  mayor  amor  qne  este, 
qne  ponga  alguno  su  vida  por  sus  amigos. 

14  Vosotros  sois  mis  amigos,  si  hicie- 
reis las  cosas  que  yo  os  mando. 

15  Ya  no  os  llamaré  siervos,  porque  el 
siervo  no  sabe  lo  que  hace  su  Señor  \  mas 
os  he  llamado  amigos,  porque  todas  las 
cosas  que  oi  de  mi  Padre,  os  he  hecho 
conocer. 

10  No  me  elegisteis  vosotros  á  mi;  mas 
yo  os  elegí  á  vosotros,  y  os  he  puesto 
para  qne  vayáis,  y  llevéis  fruto ;  y  vues- 
tro fruto  permanezca ;  para  que  todo  lo 
que  pidiereis  al  Padre  en  mi  nombre,  él 
os  lo  dé. 

17  Esto  os  mando :  Que  os  améis  los 
unos  á  los  otros. 

18  Si  el  mundo  os  aborrece,  sabed  qne 
á  mi  me  aborrecía,  antes  que  á  vosotros. 

19  81  fuerais  del  mundo,  el  mundo  ama- 
rla lo  qne  es  suyo;  mas  porque  no  sois 
del  mundo,  sino  que  yo  os  elegí  del  mun- 
do, por  eso  os  aborrece  el  mundo. 

20  Acordaos  de  la  palabra  que  yo  os  he 
dicho :  No  es  el  siervo  mayor  que  su  se- 
ñor: si  á  mí  me  han  perseguida,  también 
á  vosotros  perseguirán:  ai  han  guardado 
mi  palabra,  también  guardarán  la  vuestra. 

81  Mas  todo  esto  os  harán  por  causa  de 
mi  nombre;  porque  no  conocen  al  que 
me  ha  enviado. 

a»  Si  yo  no  hubiera  venido,  ni  les  fco- 
U0 


pecaAoinsee 
ahora  no  tienen  escusa  de  sn  pecado» 

•28  El  que  me  aborrece,  también  á  mi 
Padre  aborrece.  , 

8á  Ai  ye  no  hubiese  hecho  entre  ellos 
obras  cuales  ningún  otro  ha  hecho,  no 
tendrían  pecado;  mas  ahora,  ellos  las  han 
visto,  y  aborrecen  á  mi,  y  á  mi  Padre.     , 

£6  Mas  esto  aneéis,  para  que  se  cumpla 
la  palabra  que  esta  escrita  en  su  ley: 
Sin  causa  me  aborrecieron. 

26  Empero  cuando  viniere  el  Consola- 
dor, el  eual  yo  os  enviaré  del  Padre,  et 
á  safa*,  el  Espíritu  de  verdad,  el  cual  pro- 
oede  del  Padre,  él  dará  testimonio  de  mi. 

27  T  vosotros  también  daréis  testimo- 
nio, porque  estáis  conmigo  desde  el 
principia 

CAPITULO  XVL 

Pio*t§wtmno  lo»  imÉmtor  ¿«clara  ú  loe  eUeciptioe  to 
ajliccionei  m  persecuciones  qm  llevarán  en  el  ouotdo 
por  su  piedad,  ppor  la  confesión  me  m  nombre,  •*. 
VnOcetm  á  prometer  ti  Erpirif  Sanio  ame  *m  emee- 
n)etrá\  m  eorrobormrá  en  toda  angnttku 

ESTAS  cosas  os  he  hablado,  para  que 
no  seáis  ofendidos. 

2  Os  echarán  de  las  sinagogas:  aun 
mas,  la  hora  viene,  cuando  cualquiera 
que  os  matare,  pensará  que  hace  servi- 
do á  Dios. 

3  T  estas  cosas  os  harán,  porque  no  co-( 
nocen  al  padre,  ni  á  mi      m 

4  Mas  os  he  dicho  esto,  paca  que  cuan- 
do aquella  hoza  viniere,  os  acordéis  do 
ello,  que  yo  os  lo  habla  dioho :  esto  em- 
pero no  os  locuje  al  principio,  porquero 
estaba  con.vosotros. 

6  Mas  ahora  voy  al  que  me  envió;  y  nin- 
guno de  vosotros  me  pregunta:  4 Dónde 
vas? 

6  Mas,  porque  os  he  hablado  estas  cosas, 
tristeza  ha  henchido  vuestro  corazón. 

7  Empero  yo  os  digo  la  verdad,  que  os 
es  necesario  que  yo  vaya;  porque  si  yo 
no  fuese,  el  Consolador  no  vendría  á 
vosotros;  mas  si  yo  mere,  os  le  enviaré. 

8  Y  cuando  él  viniere,  redargüirá  al 
mundo  de  penado,  y  de  Justicia,  y  de 
j  niela 

0  De  pecado,  por  cuanto  no  creen  en  mi : 

10  De  justicia,  por  cuanto  voy  al  Padre, 
y  no  me  veréis  mas : 

11  De  juicio,  por  cuanto  el  príncipe  de 
este  mundo  ya  es  juzgado. 

12  Aun  tengo  muchas  cosas  que  deci- 
ros, mas  ahora  no  las  podéis  llevar. 

18  Empero  cuando  viniere  aquel,  el 
Espíritu  de  verdad,  él  os  guiará  á  toda 
verds^noxqiiejwhaWi^desin^n^ 

Digitized  by  VjOOQIC 


neje  testo  lo  mu»  oy ere- 
cosas  qne  han  de  veniros  hará 

14  El  me  glorificará,  porque  tomará  de 
lo  mió,  y  ee  ío  hará  saber. 

15  Todo  lo  ene  tiene  el  Padre»  mió  ee: 
por  eeo  <u?e  que  tomará  de  lo  alo,  y  ee 
Jo  hará  saber. 

10  U»  poco,  y  neme  Terete;  y  otra  Tez 
na  poeo,  y  moveréis;  poique  yo  voy  al 
Padre. 

17  Entonces  ¿tyeron  ofrimssdesns  dis- 
eipusoe  unos  á  otros:  ¿Qué  es  esto  que 
nos  dice:  Un  poees  y  no  me  vécete;  y 
otra  rea,  un  poco,  y  me  veréis;  y,  por- 
que  yo  Toy  el  Padre? 

19  Asi  que  decían;  i  Qué  es  este  que 
dice:  Un  poco?  No  sabemos  lo  que 
dice. 

19  Y  conocía  Jesús  que  le  querían  pre- 
guntar, y  les  dtyo:  ¿  Preguntáis  entre  vo- 
sotros de  esto  que  dtye:  Un  poce,  y  no 
me  Tereis ;  y  otra  Tez,  un  poco,  y  me 
veréis? 

«20  De  cierto,  do  cierto  oa  digo:  Voso- 
tros lloraréis  y  lamentaréis,  el  mundo 
empero  se  alegrará:  y  Tosotros  seréis 
tristes,  mas  vuestra  tristeza  será  vuelta 
en  gozo. 

21  La  muger  cuando  pare,  tiene  dolor, 
porque  es  Tenida  su  hosa;  mea  después 
que  ha  parido  un  niño,  ya  no  se  acuerda 
de  la  apretura  por  el  gozo  de  que  haya 
nacido  un  hombre  en  el  mundo. 

20  Tosotros  pues  también  ahora  á  la 
verdad  tenéis  tristeza;  mas  otra  re*  os 
Veré,  y  se  gozará  vuestro  corazón,  y 
nadie  quitará  de  vosotroe  vuestro  gozo. 

26  Y  en  aqeeidiano me  preguntareis  na- 
da. De  cierto,  de  cierto  os  digo :  Todo 
cnanto  pidiereis  al  Padre  en  mi  nombre, 
eefadará, 

24  Hasta  ahora  nada  habéis  pedido  en 
mi  nombre:  pedid,  y  recibiréis,  para  que 
Tttestro  gozo  eea  cumplido. 

25  Estas  cosas  os  he  hablado  en  pro- 
Terbios ;  mas  la  hora  Tiene  ouando-ya  no 
os  hablaré  en  proverbios;  sino  que  cla- 
ramente os  anunciaré  de  mi  Padre* 

26  Aquel  dis  pediréis  en  mi  nombre,  y 
no  os  digo  que  yo  rogaré  al  Padre  por 
Tosotros; 

27  Porque  el  mismo  Padre  oa  ama,  por 
cuanto  Tosotros  me  amasteis,  y  habéis 
creído  que  yo  sstt  de  Dios. 

28  Salí  del  Padre,  y  he  Tenido  al  moa- 
do:  otra  tcz  dejo  el  inundo*  y  voy  si 
Padre. 

eODícenlesufldisoípulos;  He  aquí,  abo* 


&&3MUA.N* 


i  T*m 


,  y  nmpm  proverbio 


80  Anoia  entendemos  que  sabes  todae 
las  cosae,  y  no  has  menester  que  nadie 
te  pregunte :  en  esto  creemos  que  has 
aalido  de  Dios. 

Si  Respondióles  Jesús :  ¿Ahora  criéis? 

82  He  aqui  la  hora  viene,  y  ya  es  veni- 
da* en queaeremespercidos  cada  uno  á  loe 
smyoeyy  me  dejaréis  solo;  mas  no  estoy 
solo,  porque  el  Padre  está  conmigo. 

88  Estas  cosas  os  be  hablado  para  que 
en  mi  tengáis  paz:  en  el  mundo  tendréis 
apretura;  mas  confiad,  yo  he  vencido  al 
mundo. 

OAPITUIX)  xvn. 

Oración  dé  CrUf  al  Padre  dmhéd»  apartida  dé 
éété  mnmdopor  te  canmrvacim  <M  mmiritrto  d*  tu 
Evangelio,  por  la  propagado»  </«  ¿Z,  y  eficacia  d* 
tm  </£tfftM,  úngutarmatít  dtl  amor  dé  Jto  «no»  para 
otmlmtro*. 

ESTAS  cosas  hablo  Jesús,  y  levanta- 
dos  los  ojos  al  cielo,  dijo:  Padre,  la 
hora  ha  venido,  glorifica  á  tu  Hijo,  para 
que  también  tu  Hijo  te  glorifique  á  ti  : 

2  Como  le  has  dado  poder  sobre  todo 
earne,  para  que  á  todos  los  que  le  diste, 
les  dé  vida  eterna. 

8  Y  esta  es  la  vida  eterna,  que  te  conoz- 
can á  ti,  solo  Dios  verdadero,  y  4  Jesu 
Cristo  á  quien  tú  enviaste, 

4  Yo  te  he  glorificado  en  la  tierra,  he 
acabado  la  obra  que  me  diste  que  hiciese. 

5  Ahora- pues,  Padre,  glorifícame  tú  en 
ti  mismo  con  aquella  gloria  que  tuvo 
contigo  antes  que  el  mundo  fuese. 

6  He  menifestadotn  nombre  áloe  hom- 
bres que  del  mundo  me  diste:  tuyos 
eran,  y  me  los  diste  á  mi,  y  guardaron 
tu  palabra. 

7  Ahora  han  y*  conocido  que  todas  lee 
cosas  que  me  diste,  son  de  tL 

8  Porque  las  palabras  que  me  diste,  lee 
he  dado;  y  ellos  la»  recibieron,  y  han 
conocido  verdaderamente  que  salí  de  ti, 
y  han  creído  que  tú  me  enviaste. 

9  Yo  ruego  por  ellos :  no  ruego  por  d 
mundo,  sino  por  loe  que  me  diste,  por- 
eme  tuyos  son, 

10  Y  todas  mis  cosas  son  tus  cosas,  y 
tus  cosas  son  mis  cosas;  y  he  sido  glori- 
ficado en  ellas. 

11  Y  ya  no  estoy  en  el  mundo ;  mas  es- 
tos están  en  el  mundo,  que  yo  á  ti  vengo. 
Padre  santo,  guárdalos  por  tu  nombre ; 
á  los  cuales  me  has  dado,  para  que  sean 
uno,  asá  como  nosotros  ¡o  «ornea 

12  Cuando  yo  estaba  con  eUoe  en  el 
mundo,  yo  loa  guardaba  por  tu  nombre; 

m 


SjLN  JUAN. 


á  los  cuales  m*  diste:  3»  4o*  gnardé,  y 

ninguno  de  ellos  se  perdió  sino  el  hijo 
de  perdición,  para  que  1a  Escritora  se 
cumpliese. 

18  Mas  ahora  vengo  á  tí,  y  hablo  estas 
cosas  en  ei  mundo,  para  que  ellos  ten- 
gan mi  goso  cumplido  en  si  mismos. 

14  Yo  les  di  tu  palabra,  y  el  mundo 
los  ha  aborrecido;  porque  ellos  no  son 
del  mundo,  como  tampoco  yo  soy  del 
mundo. 

15  No  ruego  que  los  quites  del  mundo, 
sino  que  los  guardes  del  malo/ 

16  Ellos  no  son  del  mundo,  como  tam- 
poco yo  soy  del  mundo. 

17  Santifícalos  por  tu  verdad :  tu  pala- 
bra es  la  verdad. 

18  Como  tú  me  enviaste  al  mundo, 
también  yo  los  he  enviado  al  mundo. 

19  T  por  ellos  yo  me  santifico  á  mí  mis- 
mo ;  para  que  también  ellos  sean  santifi- 
cados por  la  verdad. 

20  Mas  no  ruego  solamente  por  ellos; 
sino  también  por  los  que  han  de  creer 
en  mí  por  la  palabra  de  ellos. 

21  Para  que  todos  ellos  sean  uno :  asi  co- 
mo tú,  oh  Padre,  crea  en  mí,  y  yo  en  ti ;  que 
también  ellos  en  nosotros  sean  uno ;  para 
que  el  mundo  crea  que  tú  me  enviaste. 

22  Y  yo  la  gloria  que  me  diste,  les  he 
dado  á  ellos ;  para  que  sean  uno,  como 
también  nosotros  somos  uno. 

23  Yo  en  ellos,  y  tú  en  mi,  para  que  sean 
consumados  en  uno,  y  para  que  el  mun- 
do conosca  que  tú  me  enviaste,  y  que 
los  has  amado  á  ellos,  como  también  á 
mi  me  has  amado. 

24  Padre,  aquellos  que  me  has  dado, 
quiero  que  donde  yo  estoy,  ellos  estén 
también  conmigo;  para  que  vean  mi 
gloria  que  me  has  dado,  porque  me  has 
amado  desde  antes  de  la  constitución 
del  mundo. 

25  Padre  justo,  el  mundo  no  te  ha  co- 
nocido ;  mas  yo  te  he  conocido ;  y  estos 
han  conocido  que  tú  me  enviaste. 

26  Y  yo  les  hice  conoces  tu  nombre,  y  lo 
haré  conocer;  para  que  el  amor,  con  qqe 
me  has  amado,  esté  en  ellos,  y  yo  en  ellos. 

CAPITULO  xvni 

Sale  el  Señor  al  huerto  en  donde  apretó.  2.  K$  lleva- 
do al  moho  tmoerdoie%  donde  m  negad»  dé  Pedr*,  y 
examinado  por  ei  mano  tacerdot»  aotrea  de  eu  doc- 
trina. 8.  Es  ¡levado  delante  de  Piloto,  al  cual  con- 
ficta  tu  reino  y  la  condición  de  él;}e*  $uma  el  fin  de 
tu  venid*  p  vocación.  i.Pita*»lB<*ti*r*iohmrtmat 
el  pueolo  pide  ominséaneiaqmtuclUd  Barraba*, 

/SOMO  Jesús  hubo  dicho  estas  cosas, 

\J  salióse  con  sus  discípulos  á  la  otra 

112 


parte  dstafttoyodeOeáson,  i 

un  huerto,  en  el  cual  entró  él,  y  cus  «Ua- 

eipnlos. 

2  Y  también  Judas,  el  qne  le  entregaba, 
conocía  aquel  lugar,  porque  muchas  ve- 
ces Jesús  se  juntaba  atti  coa  sus  discí- 
pulos. 

8  Judas  pues  tomando  una  oompafiia 
de  ssbtadoa,  y  ministros  de  los  sumos  sa- 
cerdotes y  de  los  Fariseos,  vino  alM  con 
linternas  y  antorchas,  y  con  armas. 

4  Empero  Jesús,  sabiendo  todas  las  co- 
sas que  hablan  de  venir  sobro  él,  salió 
delante,  y  les  d^jor  ¿A  quién  buscáis  t 

5  Respondiéronle:  A  Jesús  Kasareno. 
Diceles  Jesús :  Yo  soy.  (Y  estaba  tam- 
bién con  ellos  Judas  el  que  le  entregaba.) 

6  Y  como  les  dtyo :  Yo  soy :  volvieron 
atrae,  y  cayeron  en  tierra. 

7  Volvióles  pues  á  preguntar:  ¿  A  quién 
buscáis  ?  Y  ellos  dieron :  A  Jesús  Na- 
zareno. 

8  Respondió  Jesús:  Ya  os  he  dicho 
que  yo  soy :  poca  si  á  mi  buscáis,  dejad 
irá  estos: 

0  Para  que  se  cumpliese  la  palabra  que 
habla  dicho :  De  los  que  me  diste,  nin- 
guno de  ellos  perdí. 

10  Entonces  Bimon  Pedro,  que  tenia 
una  espada,  la  saoó,  y  hirió  á  un  siervo 
del  snmo  sacerdote,  y  le  cortó  la  oreja 
derecha;  y  el  siervo  se  llamaba  Malea 

11  Jesús  entonóos  dtyo  4 Pedro:  Mete 
tu  espada  en  la  vaina:  ¿la  copa  que  mi 
Padre  me  ha  dado,  no  la  tengo  de  be- 
ber? 

12  Entóneos  la  compañía  <&  Um  §oidmdoé\ 
y  el  tribuno,  y  los  ministros  de  los  Ju- 
díos prendieron  á  Jesús,  y  le  ataron. 

13  %  Y  le  trajeron  primeramente  á  Au- 
nas, porque  era  suegro  de  Caifas,  el 
cual  era  sumo  sacerdote  de  aquel  ano. 

14  Y  era  Calías  el  que  habla  dado  <1 
consejo  á  los  Judíos,  que  era  necesario 
qne  un  hombre  muriese  por  el  puebla 

15  Y  seguía  á  Jesús  Bimon  Pedro,  y 
otro  discípulo;  y  aquel  discípulo  era 
conocido  del  sumo  sacerdote,  y  entró 
con  Jesús  en  el  palacio  del  sumo  sacer- 
dote. 

16  Mas  Pedro  estaba  íbera  á  la  puerta. 
Entonces  salió  aquel  discípulo  que  era 
conocido  del  snmo  sacerdote,  y  habló  á 
la  portera,  y  metió  dentro  á  Pedro. 

17  Entonces  la  criada  portera  dijo  á 
Pedro:  ¿No  eres  tú  también  wno  de  los 
discípulos  de  este  hombre?  Dice  él: 
No  soy* 


MAi  JUA*N. 


W  Y  estaban  «i  pié  te»  «tato»  y  tai 
ministros  que  hablan  hecho  fuego  de 
carbón,  porque  hacia  trio,  y  ee  cálense 
bao;  y  erial»  con  eHoe  Pedro  en  pié  ca- 
lentAadese. 

10  T  el  sumo  sacerdote  preguntó  4  Je- 
eos  de  ene  discípulos,  y  de  su  doctrina. 

m  Jesús  le  respondió  t  ¥o  mantieste- 
mente  he  hablado  al  mando :  yo  elese* 
pre  he  ensotado  en  la  sinagoga,  y  en  el 
templo,  donde  siempre  ee  junta*  todos 
lee  Judies;  y  nada  he  babeado  en  oculto. 

21  ¿  Por  qné  me  preguntas  á  mi  ?  Pre- 
gunta á  los  que  han  oído,  qné  les  haya 
y»  hablado:  he  aquí,  estes  saben  lo  qne 
yo  he  dicho. 

23  Y  como  él  hubo  dicho  esto,  ano  de 
los  ministros  qne  estaba  allí,  dio  ana 
bofetada  ájeme,  diciendo:  ¿Así  respon- 
des al  samo  sacerdote  ? 

26  Respondióle  Joans:  Si  he  hablado 
mal,  dá  testimonio  del  mal ;  mas  si  bien, 
¿  por  qné  me  hieres  ? 

24  Habíale  enviado  Anuas  atado  A  Cal- 
ías snmo  sacerdote. 

25  Estaba  pnes  Pedro  en  pié  calentán- 
dose; y  le  dieron:  ¿ No  eres  tú también 
uno  de  sus  discípulos  ?  El  lo  negó,  y 
dijo:  No  soy. 

2»  Uno  de  toe  criados  del  soaso  sacer- 
dote, pariente  de  aquel  á  quien  Pedro 
habla  cortado  la  oreja,  le  dtee:  ¿No  te 
vi  yo  en  el  huerto  con  él? 

27  Y  negó  Pedro  otra  vea;  y  luego  el 
.  gallo  canto. 

28  H  Y  llevan  A  Jesús  de  Calías  al  pre- 
torio; y  era  de  máfiana;  y  ellos  no  en- 
traron en  el  pretorio  por  no  ser  contami- 
nados, sino  poder  comer  la  pascua. 

29  Entonces  salló  Pilato  A  ellos  fuera, 
ydfyo:  ¿Qué  acusación  traéis  contra  este 
hombre? 

SO  Respondieron,  y  le  dtyeron :  81  este 
no  mera  malhechor,  no  te  le  hnbleramoe 
entregado. 

81  Díceles  entonces  Pilato  *  Tomadle 
▼esotros,  y  jusgádle  según  vuestra  ley. 
T  los  Judíos  le  dfyeron :  A  neUotros  no 
nos  es  M  ctto  matar  á  nadie. 

82  Para  qne  se  cumpliese  el  dicho  de  Je- 
sos  qne  habla  dicho,  dando  á  entender 
de  qne  muerte  habla  de  morir. 

88  Entonces  Pilato  volvióse  á  entrar  en 
el  pretorio*  y  Hamo  é  Jesús,  y  le  dtyo : 
¿Eres  tu  el  Rey  dolos  Judíos? 

84  Respondióle  Jesús:  ¿Dices  tú  esto 
de  ti  mismo,  ó  te  lo  han  dicho  otros  de 
mí? 


8»  Mata  ■sspondtti  )8ey  f  Judio* 
Tu  misma  nación,  y  los  sumos  mcosdetca, 
teaanentaegadoAml:  ¿  qné  has  hecho? 

88  Respondió  Jesús :  MI  reino  noca  de 
este  mundo:  si  de  esso  mundo  fuera  mi 
reino,  mis  servidores  pelearían  para  que 
y  no  fuma  entregada  aVloa  Judsas,  abasa 
pues  mi  reino  a»  es  do  aquí.    • 

87  Díjole  entonces  Pilato t  ¿Luego  rey 
eres  tú?  Respondió  Jesús:  Té  dices 
que  yo  soy  rey.  Yo  paiu  esto  he  nacido, 
y  para  -esto  he  venido  al  mundo,  mé$m- 
ter,  paro  dar  testimonie  A  la  verdad.  Todo 
aquel  que  es  de  la  verdad,  oye  mi  vos. 

88  Dicele  PUato!  ¿Qué  cosa  es  verdad? 

Y  como  hubo  dicho  esto,  volvió  A  los 
Judíos,  y  les  dieet  Yo  no  hallo  en  el 
crimen  alguno. 

89  Empero  vosotros  tenéis  costumbre, 
que  yo  os  suelte  uno  en  la  pascua :  ¿  que- 
réis pues  que  os  suelte  al  Rey  de  loe  Ju- 
díos? 

40  Entonces  todos  dieron  voees  otra 
ves,dlotendo:  No é este, sino é Barrabas. 

Y  Barrabas  era  un  ladro* 

CAPITULO  XIX. 

JE»  motado  de  Püato,  mat  no  contentando*  &»  Judio* 
dotólo  efe,  por  no  incurrir  en  et  odio  do  Otearle 
condena 4 mtnt,  habiendo  dmim  dad*  «loro  **f- 
monto  de  tu  inocencia,  i.  Ee  crucificado,  y  puetta 
tabre  la  cruz  el  titulo  de  tu  reino,  ¡re.  8.  Deedé 
meruu turne  emtémJu  dele 

4.  j 


cruz.    6.  Abrenle  el  contado  después  de  muerto,  do 
donde  tale  tangre  u  agua.   6.  Bt  teputtado  por  Jo» 

A8l  que  entonces  tomó  Püato  A  Jo- 
-l\.  sus,  y  le  azotó. 

2  Y  los  soldados  entretejieron  de  espi- 
nas una  corona,  y  la  pusieron  sobre  su 
cabeza,  y  le  vistieron  de  una  ropa  de 
grana, 

8  Y  decían :  Dios  te  guarda,  Rey  de  los 
Judíos;  y  le  daban  de  Delatadas. 

4  Entonces  Pilato  salió  otra  ves  mera, 
y  les  dfye:  He  aquí,  es  lo  traigo  mera, 
para  que  entendáis  que  ningún  crimen 
hallo  en  eX 

6  Entonces  saüé  Jasas  mera  llevando 
la  corona  de  espinas,  y  la  ropa  de  grana. 
YmeelesiVet*.*  iHeaquiethosabrel 

6  Y  como  le  vieron  los  principes  de  tos 
sacerdotes,  y  los  ministros,  dieron  voces, 
diciendo:  Crucifícale,  cruclfteak.  Di- 
odos Püato :  Temadle  vosotros,  y  eruei- 
flcádfe;  porque  yo  no  hallo  en  él  crimen. 

7  Respondiéronle  loe  Judíos  i  Nosotros 
tenemos  una  ley,  y  según  nuestra  ley 
debe  morir,  porque  se  hit®  el  H#e  do 
Diee. 

118 


SLeUN  JUálit 


SFIfttiopne* 

tlT»lMIBMlk 

V  Y  entró  otra  vm  «a  el  pretorio»  y 
d|Jo  á  Jesús :  ¿De  dónde  ene  tú  t  Mas 
Jesue  so  le  ene  respuesta. 

la  Entonase  eUcclc  Punto  c  ¿íj&ím 
me  bable»?  ¿no  sabes  que  tengo  potes- 
tad pera  (sruciaoerte,  y  une  tengo  notes- 
tadpatneoUaater 

11  Respondió  Jesús:  Ninguna  potestad 
tendrías  enatre  mi,  ti  no  te  fuete  dad» 
de  arsibe;  por  tanta  el  que  á  tinne  be 
entregado,  mayor  pecado  tiene. 

12  Desde  cajonees  procuraba  Pílate  de 
soltarle;  mea  loa  Judíos  daban  vocea, 
diciendo :  Si  á  ente  sueltes,  no  erea  aml* 
gedeOeaar:  caaiqnleraent  sehaoerey, 
habla  contra  Cesar. 

'  U  Entonces  Pilaie  oyendo  ente  dfcno, 
llera  fuer*  a  Jetos,  y  se  sentó  en  el  trt» 
banal,  en  el  lagar  ana  se  llama  el  Pavi- 
mento, y  en  el  Hebreo  Gabbatha. 
lé  Y  em  la  preparación  de  le  pascua,  y 
cerno  la  nata  de  sexta:  entonóse  sajo  á 
losJodios:  ¡He  aquí  vuestro  Rey  1 

15  Mae  ellos  dieron  voces:  Quitafe, 
quitad,  crucifícale.  Diceles  Piloto :  ¿  Á 
vuestro  Bey  tengo  de  crucificer?  Bes- 
pendieron  los  sumos  sacerdotes:  No 
tenemos  rey,  sino  á  Cesar. 

16  Entonces  pneaeele  entregó  pasa  qae 
fuese  ernciflcado.  Y  tomaron  á  Jesús,  y 
U  Hevaron. 

17  Y  él  llevando  su  croa,  salló  al  lagar 
que  ae  llama  el  Jupar  de  la  Calavera,  y  en 
Hebreo  Oolgotha: 

19  De*)defoeffuctaeareii,yeonelatros 
dos,  de  ana  pasto  y  de  otra,  y  Jasas  en 


19  Y  escribió  Pilato  nn  titulo,  el  cual 
paso  encima  de  la  orna;  y  el  escrito  era: 
JB8U8  NAZARENO,  BEY  DE  LOA 
JUDIO* 

90  Y  muchos  de  loe  Judíos  leyeron  este 
Ututo;  porcjno  el  lagar  donde  fué  ernci- 
flcado Jesue,  estaba  cerca  de  la  cuidad; 
y  era  escrita*  en  Hebrea,  y  en  Griego,  y 
enLetla. 

31  Y  deetená  PUato  loa  turnee  encardo* 
tesdeloeJudioa:  No  eaeiibea:  Rey  de 
loe  Jadíes;  sino  que  él  dtyo :  Rey  soy  de 
loa  Jodien. 

29  Respondió  Pilato :  Lo  que  be  escrito, 
be  escrita 

98  Y  como  lee  soldados  habieron  cía- 

anteado  á  Jesue,  tomaron  ana  vestidos, 

y  Watenoa  cuatro  partea  (á  cada  aeldado 

una  parte,)  y  también  la  túnica,  man  b> 

Ué 


ni  Dieren  pues  entra  si:  No  la  parta- 
moa,  eino  cenamos  suertes  aabre  ella 
caya  aera;  para  que  ae  cumpUeae  la  Es» 
ctttuTa  ano  atoe:  Petileroa  nasa  ai  mis 
vestidos,  y  sobre  mi  vestidura  echaron 
suertes*    Basas  cosas  pnea  lea  soldscma 


95  t  YcoteaanJusrtoámcruadeJ 
an  madae»  y  la  hermana  da  au  madre» 
María  ama*»  da  Cleoma,  y  Marin  Magda- 


96  Y  como  vio  Jasas  4  an  madre»  y  ** 
discípulo  que  el  amaba,  que  estaba  pre- 
sente, dice  á  su  madre:  Mugar,  be  ahí 
tuhtyk 

27  Y  luego  aloe  al  discípulo  j  He  abita 
ineeru.  Y  desde  canalla  non  el  die**- 
pulo  la  recibió  en  an  propia  eses. 

9»  Y  Después  de  esto,  sabiendo  Jesue 
qae  todas  las  coaaa  estaban  ya  cumplidas, 
para  que  la  Escritura  ae  cumpliese»  dtyo : 
Tango  sed, 

29  Y  habla  allí  puesta  una  vasija  llena 
de  vinagre.  Entonces  ellos  hinchieron 
una  esponja  de  vinagre,  y  puesta  sobra 
un  nisono  se  m  llegaron  4  la  boca, 

80  Y  como  Jesús  tomó  el  vinagra,  dtyo  ; 
Oanansaado  eats.  Y  abajando  la  canean, 
dio  el  espíritu» 

81  T  Botone  ce  loa  Judíos»  par  cuanto 
era  d  das  dé  la  preparación,  para  une  loa 
cuerpos  no  quedasen  en  la  eras  en  el 
sábado,  porque  era  gran  día  aquel  sába- 
do, rogaron  á  Pilato  que  ae  les  quebra- 
sen  lea  piernas,  y  fas  fuesen  ejaltadoa. 

82  Vinieron  pnea  loe  sedados,  y  á  la  ver» 
dad  quebraron  las  piernas  si  primero,  y 
al  otro  qae  habla  sido  orneincado  con  él: 

88  Mea  cuando  vinieren  á-  Jesús,  como 
le  vieron  ya  muerto,  no  le  quebraron  lea 


84  Bmpero  uno  de  loa  soldados  la  abrió 
el  costado  con  una  lanía,  y  luego  asiló 
saugseyagaa, 

85  Y  el  que  le  vio  da  testimonio,  y  an 
testimonia  es  verdadero  •,  y  él  aaba  qna 
dice  verdad,  para  qae  vosotros  también 
oreáis. 

96  Porque  estas  cosas  fueron  bachee, 
para  que  se  cumpliese  la  Etcritera; 
Hueso  no  será  quebrantado  de  ÓX 

87  Y  también  otas  Escritura  diasi  Mi- 
rarán á  aquel  al  cual  traspasaron. 

88  *  Pasadas  catea  eneas,  rugó  á  Pilato 
Jeeeph  de  Arlmatlias»  al  cual  era  discí- 
pulo de  Jesús,  mas  secreto,  por  miedo 


fiWlN  JUAN* 


de  los  Judíos,  que  el  quítase  ti 
de  Jesús :  lo  cual  permitió  PUata  Es> 
toncos  él  vino,  7  quitó  el  cuerpo  de  Jeras. 
89  Y  vino  también  Nioodemo,  el  que 
dates  habla  Tenido  a  Jesús  de  noche, 
trayendo  un  mistura  de  mirra  7  de  alosa» 
oomo  cien  More*. 

40  Y  tomaron  el  cuerpo  de  Jesús,  y  le 
envolvieron  en  Uensos  con  especie*,  co- 
mo es  costumbre  de  ios  Jedios  sepultar. 

41  T  en  aquel  lugar,  donde  hable  sido 
crucificado,  habla  un  huerto,  7  en.  el 
huerto  un  sepulcro  nuevo,  en  el  enal 
aun  no  habia  sido  puesto  alguno. 

43  AlH  pues  pusieron  á  Jesús,  por  causa 
dd  día  de  la  preparación  de  los  Judíos, 
porque  aquel  sepulcro  estaba  cerca. 

CAPITULO  XX. 

Vienen  loe  duKÍenmm*  mi  eepmkro,  y  ven  que  el  cunrmu 

del  Señor  no  está  dentro,  y  te  vuelven.    2.  Aparé- 

cem  resucitado  primeramente  d  la  Magdalena,   8. 

LmfOdHd-toediMipmlo*  donde  emanan  enterra- 

4.  Deepum  d  mtdeepor  cama  de 


m  halló  con  e0o$  cuando  le*  apareció  antee,  el  cual, 
vistos  loe  armumentoe  que  ét  ntítmo  ántm  habia  pe- 
dido  de  m  rom  receten,  le  monjlemp*  mu  Memory  m 

Y  EL  primero  dia  de  la  semana,  María 
Magdalena  vino  de  mañana,  siendo 
aun  oscuro,  al  sepulere,  y  vio  la  piedra 
quitada  del  sepulcro. 
%  Entonces  corrió,  7  Tino  4  Simón  Pe- 
dro, y  al  otro  discípulo,  al  cual  amaba 
Jesús,  y  les  dice;  Han  llevado  al  Señor 
del  sepulcro,  y  no  sábenos  donde  le  han 
puesto. 

3  Salió  pues  Pedro»  y  el  otro  discípulo, 
y  vinieron  al  sepulcro. 

4  Y  corríanlos  dos  juntos;  mas  el  otro 
discípulo  corrió  mas  presto  que  Pedro, 
7  vino  primero  al  sepulcro. 

5  Y  abajándose  á  mirar,  vio  los  llenaos 
puestos;  mas  no  entró. 

6  Vino  pues  Simón  Pedro  siguiéndole, 
y  entró  en  el  sepulcro,  y  vio  loa  líennos 
puestos, 

7  Y  el  sudario  que  habia  estado  sobre 
su  cabeza,  no  puesto  con  los  líennos,  sino 
á  parte  en  un  lugar  envuelto. 

S  Entonces  entró  también  aquel  oteo 
discípulo,  que  habia  Tenido  primero  al 
sepulcro ;  y  vio,  y  creyó. 

9  Porque  aun  no  sabían  la  Escrita», 
que  era  menester  que  él  resncitaoo  de 
entre  los  muertos. 

10  Asi  que  volvieron  los  discípulos  á 
los  suyos. 

U  1  Empero  Hada  estaba  fuera  llo- 
rando Junto  al  sepulcro;  y  estando  Uu- 
xando  abajóse  d  mirar  en  eAjspulej?e> 


que  estaban  sentados,  el  uno  ala  cabe* 
cera,  y  el  otro  á  los  pies,  donde  el  cuerpo 
de  Jesús  habia  sido  puesto» 

13  Y  le  dijeron:  ¿Hnger,  por  cjné  Ho- 
ras ?  Ella  les  dice:  Porque  kan  llevado 
á  mi  Señor,  y  no  sé  donde  lo  han  puesto. 

14  Y  ©orno  hubo  dieho  esto,  volvió 
atrás,  y  vio  á  Jesús  que  estaba  en  pié; 
mas  no  sabia,  que  esa  Jesús, 

15  D&cete  Jesús:  ¿Mugar,  por  qué  lio* 
ras?  ¿á  quién  buscas?  Ella,  pensando 
que  era  el  hortelano,  le  dice :  Señor,  al 
tu  le  has  Heredo,  díme  donde  le  has 
puesto*  7  yo  le  llevaré. 

Ifr  Dieele  Jesús:  Maria.  Volviéndose 
ella,  dicele :  Babboni,  que  quiero  decir, 
Maestro. 

17  Dieele  Jesús:  No  me  toque!;  por- 
que aun  no  he  subido  á  mi  Padre;  mas 
vé  á  mis  hermanos,  y  diles :  Subo  á  mi 
Padre,  y  á  vuestro  Padre,  4  mi  Dios,  y  á 
vuestro  Dios. 

18  Vino  Maria  Magdalena  dando  las  nue- 
vas á  los  discípulos:  Que  habia  visto  al 
Sefior,  y  que  le  d\Jo  estas  cosas. 

1»  \  Y  como  fué  tarde  aquel  mismo 
dnv  el  primero  de  la  semana,  7  las  puer- 
tas estaban  cerradas,  donde  los  discípulos 
estaban  juntos  por  miedo  de  los  Judíos, 
vino  Jesús;  y  púsose  en  medio,  7 les  djjo: 
Pas  á  vosotros. 

20  Y  como  hubo  dicho  esto,  mostróles 
Isa  manos  y  el  costado:  entonces  los  dis- 
cípulos se  regocijaron*  viendo  ni  Señor» 

21  Entonces  di  celes  otra  ves;  Pas  á 
vosotros :  oomo  me  envié-  s*f  Padre,  así 
también  yo  os  envió. 

22  Y  como  hubo  dicho  esto,  sopló  so- 
bre «Sus,  y  les  dijo:  Recibid  el  Espirita 
Santo, 

88  A  les  que  perdonareis  los  pecados» 
les  son  perdonados;  yálsjs  que  loe  retu- 
viereis, les  son  retenidos. 

34  ?  Empero  Tomas  uno  de  los  doce, 
que  se  llamaba  Didymo,  no  estaba  con 
ellos  cuando  Jesús  vine* 

25  DJjéronle  pues  los  otros  discípulos : 
Al  Sefior  hemos  visto.  Y  ellesdtfo:  SI 
no  viere  en  sus  manos  la  señal  délos  da* 
vos,  y  metiere  mi  dedo  en  el  lugar  de  los 
clavos,  y  metiere  mi  mano  en  su  costado, 
no  creeré. 

26  Y  ocho  dias  después  estaban  otra 
ves  sus  discípulos  dentro,  y  con  ellos 
Tomas :  entorno**  vino  Jesús  cerradas  las 
puertas»  y  púsose  en  medio»  y  dUo;  Pus 

&YO£Otr08fc      Digitized  by  VjC 

m 


8TA»N  JUAN. 


9T  Luego  «lee  á  Tornear  «eto  tn  dedo 
aquí, y  vó  mis  manos;  y  dá  acá  fa  mano, 
y  métete  en  mi  costado,  y  no  seas  incré- 
dulo, sino  fiel. 

28  Entonces  Tomas  respondió,  y  le 
dtyo:  8efior  mió,  y  Dios  mió. 

20  Dfcele  Jesús:  Porque  me  has  vis- 
to,  oh  Tomas,  «reiste:  bienaventurados 
los  que  nocieron,  y  «s*  embargo  creyeron, 

30  Y  también  machas  otras  sefiales  por 
cierto  hiso  Jesas  en  presencia  de  sns 
discipnlos,  que  no  están  escritas  en  este 
libró. 

31  Estas  empero  están  escritas,  para  qne 
creáis  que  Jesús  es  el  Cristo,  el  HQo  de 
Dios ;  y  para  que  creyendo,  tengáis  vida 
en  su  nombre. 

#      CAPITULO  XXI. 

Mntwtram  et  9e*or  kt  Uretra  ve*  4  tu  diteipubt 
catando  eth»  peecando.  a  Encarga  encarecida^ 
mente  d  Pedro  que  apaciente  tu»  ovejón  y  cordero». 
&  Predícete  eu  muerte;  y  amonéstale  que  no  tea  cu- 
riom poreaber  de  la  délo» vtrem,  ti  ntorirdn  ó  vMrún. 

DESPUÉS  se  manifestó  Jesús  otra  ve» 
á  sns  discípulos  junto  á  la  mar  de 
Tiberiae;  y  se  manifestó  de  esta  manera: 

2  Estaban  juntos  Simón  Pedro,  y  To- 
mas, que  se  llamaba  Didymo,  y  Nathan- 
ael,  de  Cana  de  Galilea,  y  loe  A$*t  de 
Zebedeo,  y  otros  dos  de  sus  discípulos. 

8  Diceles  Simón:  A  pescar  voy:  Dí- 
cenle:  Vamos  nosotros  también  conti- 
go. Fueron,  y  subieron  luego  en  una 
nave;  y  aquella  noche  no  tomaron  nada. 

4  Empero  venida  la.  mañana,  Jesús  se 
puso  en  la  ribera;  mas  los  discipnlos  no 
sabían  qne  era  Jesús. 

6  Entóneos  les  diee  Jesús:  ¿Hijos,  tenéis 
algo  de  comer  ?    Respondiéronle :  No. 

6  Y  él  les  dice :  Echad  la  red  á  la  dere- 
cha de  la  nave,  y  hallaréis.  Echáronla 
pues,  y  ya  no  la  podían  en  ninguna  ma- 
nera aaear,  por  la  multitud  de  los  peces. 

7  Dtfo  entonen*  aquel  discípulo,  al  cual 
amaba  Jesús,  á  Pedro :  El  Señor  es.  En- 
tonces Simen  Pedro,  como  oyó  que  era 
el  Señor,  ciñióse  de  pescador,  porque 
estaba  desnudo,  y  echóse  á  la  mar. 

8  Y  los  otros  discípulos  vinieron  con  la 
nave  (porque  no  estaban  lejos  de  tierra, 
sino  como  doscientos  codos),  trayendo 
la  red  oon  los  peces. 

9  Y  como  llegaron  á  tierra,  vieron  as- 
cuas puestas,  y  un  pez  encima  de  ellas, 
y  pan. 

10  Diceles  Jesús :  Traed  de  los  peces 
que  tomasteis  ahora» 

11  Subió  Simón  Pedro,  y  trajo  la  red  á 
tierra,  llena  de  grandes  peces,  ciento  y 


chtenenta  ytres;  y  atM  siendo  tantos,  la 
ved  no  se  rompió. 

12  Diceles  Jesús :  Venid,  y  comed.  Y 
ninguno  de  los  discipnlos  le"  osaba  pre- 
guntar: ¿Tú,  quién  eres?  sabiendo  que 
era  ei  Señor. 

18  Entonces  viene  Jesús,  y  toma  el  pan, 
y  dales,  y  asimismo  del  pez. 

14  Esta  era  ya  la  tercera  vez  que  Jesús 
se  manifestó  á  sus  discípulos,  habiendo 
resucitado  de  entre  loe  muertos. 

15  ^  Pues'come  hubieron  eomtdo,  Jesús 
dfyo  á  8imon  Pedro :  ¿81mon,  h$o  de  Jo- 
ñas, me  amas  mas  que  estos  ?  Dicele : 
Si,  Señor :  tú  sabes  que  te  amo.  Di  cele : 
Apacienta  mis  corderos. 

16  Vuélvele  á  decir  la  segunda  ves:  ¿Si- 
món, hyo  de  Jones,  me  amas  ?  Respón- 
dele: Si,  Señor:  tú  sabes  que  te  amo. 
Dicele:  Apacienta  mis  ovejas* 

17  Dicele  la  tercera  vez :  ¿  Simón,  h$*  de 
Joñas,  me  amas  f  Entristecióse  Pedro  de 
que  le  di)e§e  la  tercera  vez.    ¿  Me  amas  t 

Y  le  dice:  Señor,  tú  sabes  todas  las  co- 
sas: tú  sabes  que  te  amo.  Di  cele  Jesús : 
Apacienta  mis  ovejas. 

18  De  cierto,  de  cierto  te  digo,  qm  cuan- 
do eras  mas  mozo,  te  cenias,  y  ibas  donde 
querías ;  mas  cuando  ya  fueres  viejo,  ex- 
tenderás tus  manos,  y  eefllrte  ha  otro, 
y  té  tlevará  donde  no  querrías. 

19  Y  esto  drjo,  dando  á  entender  con 
que  muerte  habla  de  glorificar  á  Dios. 

Y  dicho  esto,  dicele :  Sigúeme. 

20  Entonces  volviéndose  Pedro,  ve  á 
aquel  discípulo  al  cual  amaba  Jesús  que 
seguía,  el  que  también  se  había  recosuv 
do  sobre  su  pecho  en  la  cena,  y  Jt  habi* 
dicho :  ¿  Señor,  quién  es  el  qne  te  ha  de 
entregar? 

21  Así  que,  como  Pedro  vio  á  este,  dice 
á  Jesús :  ¿  Señor,  y  qué  mrd  de  este  ? 

22  Dicele  Jesús :  Si  quiero  que  él  que* 
de  hasta  que  yo  venga,  i  qué  teteda&tít 
Sigúeme  tú. 

28  SaUó  pues  este  dicho  entre  los  her- 
manos, que  aquel  discípulo  no  habla  de 
morir ;  mas  Jesús  no  le  dtyo :  No  morirá ; 
sino :  Si  quiero  que  él  quede  hasta  que 
yo  venga,  ¿  qué  m  U  da  á  tí  f 

24  Este  es  el  discípulo  que  da  testimonio 
de  estas  cosas,  y  escribió  estas  cosas ;  y 
sabemos  que  su  testimonio  es  verdadero. 

25  Y  hay  también  otras  muchas  cosas 
que  hizo  Jesús,  que  si  se  escribiesen  cada 
una  por  si,  ni  aun  en  el  mundo  pienso 
que  cabrían  los  libros  que  se  habrían  de 
escribir*   Ames*  Jle 


LOS 


ACTOS  DE  LOS  APOSTÓLES. 


CAPITULO  L 

Recapitúlale  la  historia  de  la  convermcion  del  Señor 
con  mu  diecinube  demjmee  de  m  reemrrooeknx,  y  bu 
méitta  d  loe  cielo*,  deepme  de  haberte»  hecho  h%  pro- 
mm  do  la  venida  del  Btptrii*  Sanio.  1L  Matia» 
es  elegido  por  medio  de  la  oración  y  «turfes  en  lugar 
dmJmdaeel 


TTEMOS  haM&do  primero,  oh  Teófilo, 
XjL  de  todas  las  cosas  que  Jesús  co- 
menzó á  hacer,  y  á  ensenar, 

8  Hasta  el  día  en  que,  después  de  haber 
dado  mandamientos  por  el  Espirito  San- 
to á  los  apóstoles  que  escogió,  fué  reci- 
bido arriba : 

8  A  los  cuales,  después  de  haber  pade- 
cido, se  mostró  también  vrro  con  mu- 
chas pruebas  lnlhHbles,  aparedéndoseles 
por  cuarenta  días,  y  habiéndoles  del 
reino  de  Dios. 

4  T  juntándolos,  les  mandó,  que  no  se 
fuesen  de  Jerusalem,  mas  que  esperasen 
la  promesa  del  Padre,  que  oísteis,  dio?, 
de  mí. 

5  Porque  Juan  á  la  Terdad  bautizó  con 
agua,  mas  vosotros  seréis  bautizados 
con  el  Espíritu  Santo  no  muchos  días 
después  de  estos. 

0  Entonces  los  que  se  hablan  juntado 
Je  preguntaron,  diciendo:  ¿Señor,  resti- 
tuirás el  reino  a  Israel  en  este  tiempo  t 

7  Y  les  dflo:  No  es  vuestro  saber  los 
tiempos,  ó  las  sazones  que  el  Padre  puso 
en  su  sola  potestad ; 

8  Mas  recibiréis  la  virtud  del  Espíritu 
Santo  que  vendrá  sobre  vosotros,  y  me 
seréis  testigos  en  Jerusalem,  y  en  toda 
Judea,  y  Samarla,  y  hasta  lo  ultimo  de 
la  tierra. 

9  Y  habiendo  dicho  estas  cosas,  miran- 
dolí  ellos,  fué  alzado,  y  una  nube  le  reci- 
bió, y  le  quitó  de  sus  ojos. 

10  Y  estando  ellos  con  los  ojos  puestos 
en  el  cielo  entre  tanto  que  él  iba,  he 
aquí,  dos  varones  se  pusieron  junto  á 
eltos  en  vestidos  blancos ; 

11  Los  cuales  también  lee  dijeron :  Va- 
rones Galileos,  ¿qué  estáis  mirando  al 
cíelo?  este  Jesús  que  ha  sido  tomado 
arriba  de  vosotros  al  cielo,  asi  vendrá, 
eomo  le  babefe  visto  ir  al  cíelo. 

13  Entonces  se  volvieron  á  Jerusalem 


del  monte  que  se  llama  el  Ottvar,  el  cual 
está  cerca  de  Jerusalem,  camino  de  un 
sábado. 

18  Y  entrados,  subieron  al  cenadero^ 
donde  estaban  Pedro  y  Santiago,  y  Juan 
y  Andrés,  Felipe  y  Tomas,  Bartolomé  y 
Mateo,  Santiago,  htjo  de  Alfeo,  y  Simón 
el  Zelador,  y  Judas,  hermano  de  Santiago. 

14  Todos  estos  perseveraban  unánimes 
en  oración  y  ruego  con  las  mugeres,  y 
con  María  la  madre  de  Jesús,  y  con  sus 
hermanos. 

15  T  Y  en  aquellos  días  Pedro,  levan- 
tándose en  medio  de  los  discípulos,  dijo : 
(el  número  de  nombres  de  loe  qm  eeeobem 
juntos  era  como  de  ciento  y  veinte :) 

16  Varones  y  hermanos,era  menester  que 
se  cumpliese  esta  Escritura,  la  cual  dijo 
antes  el  Espíritu  Santo  por  la  boca  de 
David,  de  Judas,  que  fué  ei  guia  de  los 
que  prendieron  á  Jesús, 

17  El  cual  era  contado  con  nosotros,  y 
tenia  parte  de  este  ministerio. 

18  Este  pues  adquirió  un  campo  con 
él  salario  de  en  iniquidad,  y  colgándose 
rebentó  por  medio,  y  todas  sus  entrañas 
se  derramaron. 

10  Y  eeto  fué  notorio  á  todos  los  mora- 
dores de  Jerusalem,  de  tal  manera  que 
aquel  campo  sea  llamado  en  su  propria 
lengua  Aceldama,  esto  es:  Campo  de 
sangre. 

20  Porque  está  escrito  en  el  libro  de  los 
Salmos:  Sea  hecha  desierta  su  habita- 
ción, y  no  haya  quien  more  en  ella:  y, 
Tome  otro  su  obispado. 

91  Conviene,  pues,  que  de  estos  varones, 
que  han  estado  juntos  con  nosotros  todo 
el  tiempo  que  el  Señor  Jesús  entró  y  sa- 
lió entre  nosotros, 

32  Comenzando  desde  él  bautismo  de 
Juan,  hasta  el  día  que  fué  tomado  arriba 
de  entre  nosotros,  uno  sea  hecho  testigo 
con  nosotros  de  su  resurrección. 
>  3ft  Y  señalaron  á  dos,  á  Joseph,  que  se 
llama  Bañabas,  que  tenia  por  sobrenom- 
bre Justo,  y  á  Matías. 

94  Y  orando,  dfyeron:  Tú,  Seüor,  que 
conoces  los  corazones  de  todos,  muestra* 
cual  has  escogido  de  estos  dos, 

m 


LOS  ACTOS. 


95  Para  que  tome  parte  de  este  minis- 
terio, y  apostolado,  del  cual  cayó  por  pre» 
varicación  Judas,  para  irse  á  en  propio 
lngar. 

26  T4esJechVi*n  las  suertes-;  y  cayó  la 
suerte  sobre  Matías ;  y  fué  contado  con 
los  once  apóstoles. 

CAPITULO  n. 

Fieme  $1  Espíritu  Smto  sobro  km  apostóle*  el  cual  reci- 
bido hablan  en  diversas  lengua»  con  grande  espanto 
de  todos  toe  mas  que  loe  oían;  ma*  burlándose  otros, 
u  teniéndolos  por  Juera  de  seso.    U.  A  loe  cuates  Pe* 

i  dro  da  razón  probándoles  ser  esto  cumplimiento  de 
las  promesas  de  THos  por  sus  profetas;  y  en  segundo 
smoar  afirmándole*  ser  el  Cristo  el  que  ellos  erucifi- 
carón,  ai  emmt  el  Padre  has/a  resucitado  para  que 
en  su  nombre  so  anuncio  al  mundo  perdón  de  peca- 
dos. 777.  Son  convertidos  muchos  de  ellos  por  estas 
exhortaciones  de  Pedro.  IV.  Descríbese  la  oonver- 
sacian  p  uidm  me  momita  primera  iglesia,  eje. 

Y  CUANDO  hubo  Tenido  cumplida- 
mente el  dia  de  Pentecostés,  esta- 
ban todos  unánimes  en  un  mismo  lugar. 

2  Y  de  repente  Tino  un  estruendo  del 
cielo  como  de  nn  Tiento  vehemente  que 
Tenia  con  Ímpetu,  el  cual  hinchió  toda  la 
casa  donde  estaban  sentados. 

8  Y  lea  aparecieron  lenguas  repartidas 
como  de  mego,  y  se  asentó  sobre  cada 
uno  de  ellos. 

4  Y  fueron  todos  llenos  del  Espíritu 
Santo,  y  comenzaron  á  hablar  en  otras 
lengttas,*eomo  el  Espíritu  les  daba  que 
hablasen. 

5  (Moraban  entonces  en  Jerusalem  Ju- 
díos, Turones  religiosos  de  todas  las  na* 
dones  que  rntén  debajo  del  cielo.) 

6  Y  hecho  este  estruendo,  se  juntó  la 
multitud;  y  estaban  confusos,  porque  ca- 
da uno  les  ola  hablar  su  propia  lengua. 

7  Y  estaban  todos  atónitos  y  maravilla- 
dos, diciendo  los  nnos  á  los  otros;  He 
aquí,  ¿no  son  Galileoe  todos  estos  que 


8  i  Cómo,  pues,  los  olmos  nosotros  ha- 
Mor  cada  uno  en  su  lengua  en  que  somos 
nacidos? 

9  Parthos,  y  Modos*  y  Elamitas,  y  los 
que  habitamos  en  MesopoUmla,  en  Ju- 
das* y  en  Cappadocla»  en  el  Ponto»  y  en 
Asia, 

10  En  Phrygfas  y  en  Pamphllia,  en 
Egypto,  y  en  las  partes  de  libia  qm  «sfcf» 
de  4a  otea  parte  de  Cyrene,  y  extrange-' 
ros  de  Roma*  Judloa,  y  prosélitos, 

11  Cretenses,  y  Árabes :  los  oímos  ha- 
blar en  nuestras  lenguas  las  maravillas 
de  Dios. 

12  Y  estaban  todos  atónitos  y  en  duda, 
diciendo  loa  unos  á  los  ¿tros;  ¿Qué 
quiere  ser  estot  . 

W 


18  Mas  otros  burlándose,  decían:  Estos 
están  llenos  de  mosto, 

14  Y  Entonces  Pedro  poniéndose  en 
pié  con  los  once,  alzó  sn  voz,  y  les  habló, 
diciendo :  Varones  de  Jadea,  y  toe*»  los 
qne  habitáis  en  Jerusalem,  esto  os  sea 
notorio,  y  prestad  oídos  A  mis  palabras ; 

15  Porque  estos  no  están  borrachos, 
como  vosotros  pensáis,  siendo  dolament* 
la  hora  de  tercia  del  dia. 

16  Mas  esto  es  lo  que  fué  dicho  por  el 
profeta  Jóel : 

17  Y  será  en  los  postreros  días,  (dice 
Dios,)  que  derramaré  de  mi  Espíritu  so- 
bre toda  carne ;  y  vuestros  htyos,  y  vues- 
tras  h^as  profetizarán,  y  vuestros  Jóvenes 
verán  visiones,  y  vuestro*  viejos  sonarán 
sueños. 

18  Y  de  cierto  sobre  mis  siervos,  y  sobre 
mis  criadas  en  aquellos  días  derramaré 
de  mi  Espíritu ;  y  profetizarán. 

Id  Y  daré  prodigios  arriba  en  el  cielo, 
y  señales  abajo  en  la  tierra,  sangre,  y 
faego,  y  vapor  de  humo. 

20  El  sol  se  volverá  en  tinieblas,  y  la 
luna  en  sangre,  antes  que  venga  el  dia 
del  Señor  grande  y  Utastre. 

21  Y  acontecerá*  qm  todo  aquel  que  in- 
vocare el  nombre  del  Señor,  será  salvo. 

22  Varones  Israelitas,  oíd  estss  pala- 
bras :  Jesús*  el  Nazareno,  varón  aprobado 
de  Dios  entre  vosotros  en  maravillas,  y 
prodigios,  y  señales  que  Dios  hizo  por 
él  en  medio  de  vosotros»  como  también 
vosotros  sabéis: 

23  A  este,  entregado  por  determinado 
consejo  y  providencia  de  Dios,  tomándo- 
le ««oíros,  le  matasteis  por  manos  inicuas, 
crucificándole. 

24  Al  cual  Dios  levantó»  sueltos  los 
dolores  ds  la  muerte ;  por  cuanto  era 
imposible  ser  detenido  de  ella. 

25  Porque  David  dice  de  él:  Yo  vela  al 
Señor  siempre  delante  de  mi ;  porque  le 
tengo  á  mi  diestra,  no  seré  movido : 

26  Por  lo  cual  mi  corazón  se  alegró,  y 
mi  lengua  se  regocijó,  y  aun  mi  carne 
descansará  en  esperanza: 

27  Qne  no  dejarás  mi  alma  en  el  infier- 
no, ni  permitirás  que  tu  Santo  vea  cor- 
rupción. 

28  Me  hiciste  conocer  los  caminos  de 
la  vida:  henchirme  has  de  gozo  con  tu 
presencia. 

29  Varones  y  hermanos,  se  os  puedo  li- 
bremente decir  del  patriarca  David,  qne 
murió,  y  fué  sepultado,  y  su  sepulcro 
está  son  nosotros  hasta  el  dia  ds  hojr. 


LO*  AyCTOS 


4Q  Asi  ana,  siendo  profeta,  y  sabiendo 
que  con  juramento  le  había  Dios  jurado, 
que  del  froto  de  sus  lomos  en  cuanto  A 
1*  car»*,  le  levantaría  el  Cristo,  ose  se 
asentase  sobre  su  trono : 

31  Viendo  esto  antes,  habló  de  la  resur- 
reccion  del  Cristo,  que  su  alma  no  haya 
sido  dejada  en  ei  infierno,  si  su  dame 
baya  yisto  corrupción. 

82  A  este  Jesús  resucitó  Dios,  de  lo 
cual  todos  nosotros  somos  testigos. 

33  Así  que  ensalzado  por  la  diestra  de 
Dios,  y  recibiendo  del  Padre  la  promesa 
del  Espíritu  Santo,  ha  derramado  esto 
que  vosotros  ahora  veis  y  ois. 

34  Porque  David  no  ha  subido  álos  cie- 
los ;  empero  él  dice :  Dijo  el  Señor  A  mi 
Señor,  asiéntate  á  mi  diestra, 

35  Hasta  que  ponga  tus  enemigos  por 
estrado  de  tus  pies. 

36  Sepa  pues  certísimamente  toda  la 
casa  de  Israel,  que  á  este  ha  hecho  Dios 
Señor  y  Cristo,  á  este  Jesús  qne  vosotros 
crucificasteis. 

37  1  Y  oidas  estas  comu,  fueron  com- 
pungidos de  corazón,  y  dijeron  á  Pedro, 
y  á  los  otros  apóstoles :  Varones  y  her- 
manos, 4  qué  haremos  t 

38  Entonces  Pedro  les  dtyo:  Arrepen- 
tios, y  sed  bautizados  cada  uno  de  voso- 
tros en  el  nombre  de  Jesu*  Cristo  para 
remisión  de  los  pecados ;  y  recibiréis  el 
don  del  Espíritu  Santo. 

,  39  Porque  A  vosotros  es  tocha  la  pro- 
mesa, y  á  vuestros  hyos,  y  A  todos  los 
,que  están  lejos:  á  cualesquiera  que  el 
Señor  nuestro  Dios  llamare. 

40  T  con  otras  muchas  palabras  testifi- 
caba, y  los  exhortaba,  diciendo;  Salvaos 
de  esta  perversa  generación. 

41  Entonces  los  que  recibieron  oon  gua- 
to su  palabra  fueron  bautizados ;  y  fue- 
ron añadidas  día  igktia  aquel  día  como 
tres  mil  almas. 

42  1Í  Y  perseveraban  en  la  doctrina  de 
los  apóstoles,  y  en  la  comunión,  y  en 
el  rompimiento  del  pan,  y  en  las  ora- 
ciones. 

43  Y  toda  alma  tenia  temor;  y  muchas 
maravillas  y  señales  eran  hechas  por  los 
apóstoles. 

44  Y  todos  los  que  creían  estaban  jun- 
tos ;  y  tenían  todas  las  cosas  comunes. 

45  Y  vendían  las  posesiones  y  las  hacien- 
das, y  las  repartían  á  todos,  como  cada 
uno  habla  menester. 

46  Y  perseverando  unánimes  cada  dia 
en  al  templo,  y  rompiendo  el  pan  en  las 


y  oon 
seaciUes  de  corazón, 
47  Alabando  á  Dios,  y  teniendo  fiwor 
cerca  de  todo  el  puebla  Y  el  Señar 
anadia  cada  dia  á  la  iglesia  los  que  ha- 
blan de  ser  salvos.  • 

CAPITULO  ni 

Pedro?  Juanianan  un  cojo  conocido  de  todo  el  pueblo 
can  óremelo  espanto  dé  todos  too  om  h  oeian  Moto. 
11.  Pedro  declara  al  puebla  a*  eepamtaéo  de  aquel 
milagro  que  lo  han  hecho  en  la  Jé  y  por  la  invoca- 
ción «fef  nombre  del  8e*or  Jema,  el  cual  le*  afirma 
serol  verdadero  Mestrn  prometido  en  m  ley  y  en  loe 
profeta*,  u  lo»  exhorta  4  arrepentímienig, 

PEDRO  y  Juan  subían  juntos- al  tem- 
plo á  la  hora  de  la  oración,  m  etotr,  la 
de  nona. 

2  Y  un  hombre,  cojo  desde  el  vientre  de 
su  madre,  era  traído;  al  cual  ponían  eada 
dia  á  la  puerta  del  templo,  que  se  dicela 
Hermosa,  para  qne  pidiese  limosna  de 
los  que  entraban  en  el  templa 

3  Este  como  vio  A  Pedro  y  á  Juan  que 
comenzaban  4  entrar  en  el  templo,  fes 
pedia  una  limosna. 

4  Pedro  pues  con  Juan  poniendo  los 
ojos  en  él,  cüjo:  Mira  A  nosotros. 

5  Entonces  él  estuvo  atento  A  ellos,  es- 
perando recibir  de  ellos  alga 

6  Y  Pedro  cUjo :  Ni  tengo  plata  ni  oro; 
mas  lo  que  tengo,  eso  te  doy :  enelnom- 
bre  de  Jesu  Cristo,  el  Nazareno,  leván- 
tate, y  anda. 

7  Y  totaAodole  por  la  mano  derecha,  le 
levantó;  y  luego  fueren  afirmados  sus 
pies  y  tobillos. 

8  Y  saltando,  se  poso  en  pié,  y  anduvo, 
y  entró  con  ellos  en  el  tesante,  andando 
y  saltando,  y  alabando  A  Dios. 

9  Y  todo  el  pueblo  le  vio  andando,  y 
alabando  A  Dios. 

10  Y  le  conocían,  que  él  era  el  que  se 
sentaba  A  ptxUr  la  limosna  A  la  puerta  del 
templo,  la  Hermosa;  y  Dieron  llenos  de 
miedo  y  de  espanto  de  lo  que  le  habla 
acontecida 

11  1Í  Y  teniendo  A  Pedro  y  A  Juan  el 
coje  que  habla  sido  sanado,  todo  el  pue- 
blo concurrió  A  ellos  al  pórtico  que  se 
llama  de  Salomón  atónitos. 

12  Lo  cual  viendo  Pedro,  respondió  al 
pueblo :  Varones  Israelitas,  ¿por  qué  os 
maravilláis  de  esto  ?  ¿  ó  por  qué  ponéis 
los  ojos  en  nosotros  como  si  por  nuestro 
poder  ó  piedad  hubiésemos  hecho  andar 
A  este? 

13  El  Dios  de  Abraham,y  de  Isaac,  y  de 
Jacob,  el  Dióa  de  nuestros  padres,  ha  glo- 
rificado A  su  Htyo  Jesús,  al  cual  vosotros 


LOS  A-CTOS* 


entregasteis^  y  negasteis  detente  de  Pfla- 
to,  juzgando  él  que  habla  de  ser  suelto. 

14  Mas  vosotros  al  Santo  y  al  Justo  ne- 
gasteis, y  pedisteis  que  se  os  diese  un 
hombre  homicida; 

15  Y  matasteis  al  Autor  de  la  vida,  al 
cual  Dios  ha  resucitado  de  los  muertos, 
de  lo  cual  nosotros  somos  testigos. 

16  Y  su  nombre,  por  la  fó  en  sn  nombre 
ha  confirmado  á  este  que  vosotros  yeto  y 
conocéis ;  y  la  fó  que  por  él  es,  ha  dado 
á  este  esta  perfecta  sanidad  en  presencia 
de  todos  vosotros. 

17  Mas  ahora,  hermanos,  yo  sé  que  por 
ignorancia  habéis  hecho  aquello,  como 
también  vuestros  principes. 

18  Empero  Dios  lo  que  habla  antes 
anunciado  por  boca  de  todos  sus  profe- 
tas, que  su  Cristo  habla  de  padecer,  asi 
fe  ha  cumplido. 

19  Arrepentios,  pues,  y  convertios,  para 
que  vuestros  pecados  sean  raidos,  cuan- 
do los  tiempos  del  refrigerio  vinieren 
de  la  presencia  del  Señor; 

20  Y  enviare  á  Jesu  Cristo,  que  os  ha 
sido  antes  anunciado. 

di-  Al  cual  cierto  es  menester  que  el 
ciclo  reciba  hasta  los  tiempos  de  la  res- 
tauración de  todas  las  cosas :  de  que  ha- 
bló Dios  por  boca  de  todos  sus  santos 
profetas  que  han  sido  desde  el  principio 
de  los  siglos. 

22  Porque  Moyses  á  la  verdad  dijo  á  los 
padres :  £1  Señor  vuestro  Dios  os  levan- 
tará un  profeta  de  vuestros  hermanos, 
como  yo :  á  él  oiréis  en  todas  las  cosas 
que  os  hablare. 

23  Y  acontecerá,  que  toda  alma  que  no 
oyere  á  aquel  profeta,  será  exterminada 
de  entre  el  pueblo. 

24  Y  todos  los  profetas  desde  Samuel, 
y  en  adelante,  todos  los  que  han  hablado, 
han  prenunciadlo  estos  dias. 

25  Vosotros  sois  los  hfyos  de  los  profe- 
tas, y  del  concierto  que  Dios  concertó 
con  nuestros  padres,  diciendo  á  Abra- 
bam:  Y  en  tu  simiente  serán  benditas 
todas  las  familias  de  la  tierra. 

26  A  vosotros  primeramente,  Dios,  ha- 
biendo levantado  á  su  mjo  Jesús,  le  envió 
para  que  os  bendtyese,  convirtiéndoos 
cada  uno  de  sn  maldad. 

CAPITULO  IV. 

Pedro  y  Jim»  son  ñamado»  al  concilio  para  dar  ratón 
dtl  milagro  dicho.  II.  Pedro  responde  con  grande 
cnnttomoin  afirmando  Kabmr  sido  hecho  en  w+tud  d* 
lafí,  u  invocación  de  Jema  que  eüde  crucificaron*  el 
cual  es  el  verdadero  Marta*.  III.  El  conciHo,  no  pu- 
"  ">  eontmdecu-  «I  milagro,  los  cuvta  mandan- 
126 


\den  que  en  evo  «o  pmeden  céwdmm\jpmmmmo 
tienen  mandamiento  de  Dios  en  contrario.  IV.  Suel 
toe  vienen  d  tos  sugos,  loe  cuate»  glorifican  dDsrn por 
lo  acontecido,  p  le  oran  por  el  adolam\mmonmt  da  mu 
reino.  V.  Descríbete  tu  singular  amor  de  toe  umoo 
para  con  tos  otros. 

Y  HABLANDO  ellos  al  pueblo,  sobre- 
vinieron los  sacerdotes,  y  el  magis- 
trado del  templo,  y  los  Sedúceos, 
2  Pesándoles  de  que  ensenasen  al  pue- 
blo, y  anunciasen  en  el  nombre  de  Jesús 
la  resurrección  de  los  muertos. 
8  Y  les  echaron  mano,  y  loe  pusieron 
en  la  cárcel  hasta  el  dia  siguiente ;  por- 
que era  ya  tarde. 

4  Mas  muchos  de  los  que  hablan  oído 
la  palabra  creyeron ;  y  fué  hecho  el  nú- 
mero de  los  hombres,  como  cinco  mil. 

5  Y  aconteció  el  dia  siguiente,  que  los 
principes  de  ellos  se  juntaron,  y  los 
ancianos,  y  los  escribas,  en  Jerusalem, 

6  Y  Annas,  sumo  sacerdote,  y  Caifas,  y 
Juan,  y  Alejandro,  y  todos  los  que  eran 
de  la  parentela  del  sumo  sacerdote. 

7  Y  haciéndolos  presentar  en  medio,  les 
preguntaron :  ¿Con  qué  poder,  ó  en  qué 
nombre  habéis  hecho  vosotros  esto? 

8  U"  Entonces  Pedro,  lleno  del  Espirita 
Santo,  les  dijo :  Principes  del  pueblo,  y 
ancianos  de  Israel : 

9  Pues  que  somos  hoy  demandados 
acerca  del  beneficio  hecho  á  un  hombre 
enfermo,  es  á  saber,  de  qué  manera  este 
haya  sido  sanado; 

10  Sea  notorio  á  todos  vosotros,  y  á 
todo  el  pueblo  de  Israel,  que  en  el  nom- 
bre de  Jesu  Cristo,  el  Nazareno,  el  que 
vosotros  crucificasteis,  el  que  Dios  resu- 
citó de  los  muertos,  aun  por  él  este  está 
en  vuestra  presencia  sano. 

11  Este  es  la  piedra  reprobada  de  voso- 
tros los  edificad  ores,  la  cual  es  puesta  por 
cabeza  de  la  esquina. 

12  Y  en  ningún  otro  hay  salud ;  porque 
no  hay  otro  nombre  debajo  del  cielo, 
dado  á  loe  hombres,  en  que  nos  sea  nece- 
sario ser  salvos. 

18  *¡  Entonces  viendo  la  constancia  de 
Pedro  y  de  Juan,  sabido  que  eran  hom- 
bres sin  letras  y  idiotas,  se  maravillaban ; 
y  los  conocían  que  hablan  estado  con 
Jesús. 

14  Y  viendo  al  hombre  que  habla  sido 
sanado,  que  estaba  con  ellos,  no  podían 
decir  nada  en  contra. 

15  Mas  mandándoles  que  se  saliesen 
raerá  del  concilio,  conferían  entre  sí, 

16  Diciendo :  ¿  Qué  hemos  de  hacer  con 
estos  hombres?  porque  cierto  un  mile- 


LOS  ACTOS. 


gro  nittAñcÉio  ha  sMo>  hecho  por  ellos, 
notorio  á  todos  los  que  moran  en  Jera- 
ealem,  y  no  lo  pódenos  negar. 

17  Todavía,  porque  no  se  divulgue  mas 
por  el  pueblo,  amenacémosles  qne  no 
hablen  de  aquí  adelante  á  hombre  algu- 
no en  este  nombre. 

18  T  llamándolos  les  mandaron  qne  en 
ninguna  manera  hablasen,  ni  ensenasen- 
en  el  nombre  de  Jesús. 

19  Entonces  Pedro  y  Juan  respondien- 
do, les  dieron :  Juzgad,  si  es  Justo  de- 
lante de  Dios  obedecer  antes  á  Tosotros 
que  á  Dios. 

90  Porqne  no  podemos  dejar  de  hablar 
lo  que  hemos  visto  y  oido. 

31  Ellos  entonces  no  hallando  en  qué 
castigarlos,  los  enviaron  amenazándoles, 
por  causa  del  pueblo ;  porque  todos  glo- 
rificaban á  Dios  de  lo  que  habla  sido 
hecho. 

22  Porque  el  hombre  en  quien  habla 
sido  hecho  este  milagro  de  sanidad,  era 
de  mas  de  cuarenta  años. 

23  ^  Y  sueltos  eilm,  vinieron  á  los  suyos, 
y  contaron  lo  que  los  principes  de  los  sa- 
cerdotes, y  los  ancianos  les  hablan  dicho. 

24  Los  cuales  habiéndolo  oido,  alzaron 
unánimes  la  voz  á  Dios,  y  dijeron :  6e- 
fior,  tú  eres  Dios,  que  hiciste  el  cielo  y 
la  tierra,  la  mar,  y  todas  las  cosas  que 
en  ellos  están : 

25  Que  por  la  boca  de  David  tu  siervo  di- 
jiste :  i  Por  qué  han  bramado  los  paganos, 
y  los  pueblos  han  pensado  cosas  vanas  ? 

25  Se  levantaron  los  reyes  de  la  tierra, 
y  los  principes  se  juntaron  á  una  contra 
el  Sefior,  y  contra  su  Cristo. 

27  Porque  verdaderamente  se  Juntaron 
contra  tu  Santo  Hijo  Jesús,  al  cual  un- 
giste, Herodes,  y  Poncio  Püato,  con  los 
Gentiles,  y  el  pueblo  de  Israel, 

28  Para  hacer  lo  que  tu  mano  y  tu  con- 
sejo antes  hablan  determinado  que  habla 
de  ser  hecho. 

29  T  ahora,  Sefior,  pon  los  ojos  en  sus 
amenazas,  y  da  á  tus  siervos  que  con  toda 
confianza  hablen  tn  palabra. 

80  Extendiendo  tn  mano  para  que  sani- 
dades, y  milagros,  y  prodigios  sean  hechos 
por  el  nombre  de  tu  Santo  Hijo  Jesús. 

81  Y  como  hubieron  orado,  el  lugar  en 
qne  estaban  congregados  se  conmovió; 
y  todos  fueron  llenos  del  Espíritu  Santo, 
y  hablaron  animosamente  la  palabra  de 
Dios. 

82  f  Y  de  la  multitud  de  los  qne  hablan 
creído  era  un  corazón  y  una  alma;  y  nin- 


guno decía  ser  suyo  algo  dolo  qne  po- 
seían, mas  todas  las  cosas  les  eran  comu- 
nes. 

83  Y  los  apóstoles  daban  testimonio  de 
la  resurrección  del  Sefior  Jesús  con  gran- 
de poder;  y  gran  gracia  estaba  sobre 
todos  ellos. 

34  NI  habla  entre  ellos  ningún  necesi- 
tado ;  porqne  los  que  poseían  heredades 
ó  casas,  vendiéndolas,  traían  el  precio  de 
lo  vendido, 

35  Y  lo  depositaban  á  los  pies  de  los 
apóstoles,  y  era  repartido  á  cada  uno 
como  tenia  la  necesidad. 

86  Entonces  Joses,  que  fué  llamado  de 
los  apóstoles  por  sobrenombre  Baruábas, 
que  es,  interpretado,  hijo  de  consola- 
ción, Levita,  y  natural  ¿fe  Chipre, 

87  Gomo  tuviese  una  heredad,  la  ven- 
dió, y  trajo  el  precio,  y  lo  depositó  á  los 
pies  de  los  apóstoles. 

CAPITULO  V. 

¿rumia»  y  Sajtra  tu  muger  habiendo  creído  al  Evan- 
gelio, y  detpuet  mintiendo  d  lo»  aportóte»  acerca  del 

•  precio  d»mheredmdtpor  la  mentira  murieron  de- 
laníe  de  toda  la  ig¡e»ia  día  tenuidad»  Pedro.  II. 
Hacen  lo»  apostóle*  grande»  milagro»  en  tonar  mw 
cheu  enfermedade».  IM.  Por  éUo  ton  puettoe  en  cdr- 
oeipor  lo»  tacerdomtt  y  conetho  ét  donde  ton  tacada» 
por  un  dngeL,  Ifc.  IV.  Vuelto»  d  llamar  al  concilio 
vuelven  d  dar  tetíimonio  del  Señor,  de  tu  returrec- 
cion  y  dignidad  de  Metía».  V.  Conectando  ellot  de 
matarlos  alJtnmmitÍQanalgoporkípertua»ion  de 
Gamahel,  y  azotándolo*  le»  vuelven  d  mondar  que 
callen,  ifc;  mat  eUot  talen  goxotot,  y  hablan  tanto 
ómatque  cfntea,  tfc. 

MAS  un  varón  llamado  Ananias,  con 
Safira  su  muger,  vendió  una  po- 
sesión, 

2  Y  defraudó  parte  del  preció,  sabién- 
dolo también  su  muger;  y  trayendo  una 
parte,  la  depositó  á  los  pies  de  los  após- 
toles. 

8  Y  dQo  Pedro:  Ananias,  ¿por  qué  hin- 
chió Satanás  tu  corazón  á  que  mintieses 
al  Espíritu  Santo,  y  defraudases  parte 
del  precio  de  la  heredad  ? 

4  Quedándose,  ¿no  se  te  quedaba  á  ti? 
y  vendida,  ¿  no  estaba  en  tu  poder  ?  ¿  Por 
qué  has  concebido  esta  cosa  en  tu  cora- 
zón? No  has  mentido  á  los  hombres, 
sino  á  Dios. 

5  Entonces  Ananias,  oyendo  estas  pa- 
labras, cayó,  y  espiró.  Y  vino  un  gran 
temor  sobre  todos  los  que  lo  oyeron. 

6  Y  levantándose  los  mancebos,  le  to- 
maron ;  y  sacándote,  le  sepultaron. 

7  Y  pasado  el  espacio  como  de  tres  ho- 
ras, también  su  muger  entró,  no  sabien- 
do lo  que  habla  acontecido. 

8  Entonces  Pedro  le  dfyo :  Díme .  ¿  Ven- 

121 


LO*  AC709. 


dlstete  catante  la  heredad?  Yelladjjo: 
SI,  en  tanto. 

9  Y  Pedro  le  dtfo :  i  Por  qué  os  concer- 
tasteis para  teutar  al  Espirita  del  Señor  ? 
He  aquí  á  la  puerta  loa  píes  de  los  que 
han  sepultado  á  tu  marido;  y  sacarte 
han  á  tí. 

10  Y  luego  cayó  á  los  pies  ds  el,  y  espi- 
ró ;  y  entrados  los  mancebos,  la  hallaron 
muerta;  y  la  sacaron,  y  te  sepultaron 
junto  á  su  marido. 

11  Y  vino  un  gran  temor  sobre  toda  la 
iglesia,  y  sobre  todos  los  que  oyeron 
estas  cosas. 

13  í  Y  por  las  manos  de  los  apóstoles 
eran  nachos  muchos  milagros  y  prodi- 
gios en  el  pueblo ;  (y  estaban  todos  uná- 
nimes en  el  pórtico  de  Salomón. 

13  Y  de  los  otros,  ninguno  se  osaba 
j  notar  con  ellos ;  mas  el  pueblo  los  ala- 
baba grandemente. 

14  Y  los  que  creían  en  el  Señor  se  au- 
mentaban mas,  asi  de  varones  como  de 
mugeres.) 

15  Tanto,  que  echaban  los  enfermos  por 
las  calles,  y  ioe  ponían  en  camas  y  en 
lechos,  para  que  viniendo  Pedro,  alo 
menos  sa  sombra  cayese  sobra  alguno 
de  ellos. 

16  Y  aun  de  las  ciudades  vecinas  concur- 
ría una  multitud  á  Jeruealem,  trayendo 
enfermos,  y  atormentados  de  espíritus 
inmundos :  los  cuales  todos  eran  curados. 

17  1  Entonces  levantándose  el  sumo 
sacerdote,  y  todos  los  que  estaban  con 
di,  (que  es  la  secta  de  los  Sedúceos,)  mo- 
rón llenos  de  ira, 

18  Y  echaron  mano  á  los  apóstoles,  y 
los  pusieron  en  la  cárcel  pública. 

19  Mas  el  ángel  del  Señor,  abriendo  de 
noche  las  puertas  de  la  cárcel,  y  sacán- 
dolos, dijo: 

20  Id,  y  estando  en  el  templo,  hablad  al 
pueblo  todas  las  palabras  de  esta  vida. 

21  EUos  entonces,  como  oyeron  esto, 
entraron  por  la  mañana  en  el  templo,  y 
ensenaban.  Viniendo  pues  el  sumo  sa- 
cerdote, y  loe  que  estaban  con  él,  convo- 
caron el  concilio,  y  á  todos  los  ancianos 
de  los  hfyos  de  Israel;  y  enviaron  á  la 
cárcel,  para  que  mesen  traídos. 

22  Y  como  vinieron  los  ministros,  no 
los  hallaron  en  la  cárcel,  y  vueltos,  die- 
ron aviso, 

22  Diciendo :  Cierto  la  cárcel  hallamos 

cerrada  con  toda  diligencia,  y  los  guardas 

que  estaban  delante  de  las  puertas ;  mas 

cuando  abrimos,  á  nadie  hallamos  dentro. 

122 


24  Entonces  oona» 
bras  el  sumo  sacerdote,  y  el  magistrado 
del  templo,  y  los  principes  de  los  sacer- 
dotes, dudaban  en  qué  vendría  á  parar 
aquello. 

25  Y  viniendo  uno»  les  aviso,  diciendo: 
He  aquí,  los  varones  que  echasteis  en  la 
cárcel,  están  en  el  templo,  y  ensenan  al 
pueblo. 

26  Entonces  el  magistrado  fué  con  loa 
ministros,  y  los  trajo  sin  violencia,  mor- 
que tenían  miedo  del  pueblo,  de  ser  ape- 
dreados. 

27  Y  como  los  trajeron,  lo*  presentaron 
en  el  concilio.  Entonces  #1  sumo  sacer- 
dote les  preguntó, 

28  Diciendo :  ¿  No  os  mandamos  estre- 
chamente, que  no  ensenaseis  en  este 
nombre?  y,  he  aquí,  habéis  henchido  á 
Jerusalem  de  vuestra  doctrina,  ¿y  que- 
réis echar  sobre  nosotros  la  sangre  de 
este  hombre  t 

29  Y  respondiendo  Pedro  y  loe  afra* 
apóstoles,  dieron :  Es  menester  obede- 
cer á  Dios  antes  que  á  loe  hombrea. 

80  El  Dios  de  nuestros  padres  levantó 
á  Jesús,  al  cual  vosotros  matasteis  col- 
gándole en  un  madero. 

21  A  este  enalteció  Dios  con  su  diestra 
por  Principe  y  Salvador,  para  dar  á  Israel 
arrepentimiento  y  remisión  de  pecado*. 

82  Y  nosotros  le  somos  testigos  de  estas 
cosas,  y  U  at  también  el  Espíritu  Santo, 
el  cual  ha  dado  Dios  á  los  que  le  obe- 
decen. 

83  1  Ellos  en  oyendo  esto  fueron  heri- 
dos ha$ta  d  sorason,  y  consultaban  de 
matarlos. 

84  Entonces  levantándose  en  el  conci- 
lio un  Fariseo,  llamado  Gamaliel,  doctor 
de  la  ley,  venerado  de  todo  el  pueblo» 
mandó  que  sacasen  fuera  un  poco  á  loa 
apóstoles, 

85Ylescu>:  Varones  Israelitas, mirad 
por  vosotros  acerca  de  estos  hombres  en 
lo  que  habéis  de  hacer. 

86  Porque  antes  de  estos  dias  se  levantó 
Theudas,  diciendo  que  era  alguien;  al 
cual  se  allegaron  un  núfuero  de  varones, 
como  de  cuatrocientos,  el  cual  fué  muer- 
to; y  todos  los  que  le  creyeron,  fueron 
disipados,  y  vueltos  en  nada. 

87  Después  de  este  se  levantó  Judas  el 
GalUeo  en  los  días  del  empadronamiento  t 
y  llevó  mucho  pueblo  tras  si.  Pereció 
también  este,  y  todos  los  que  consintie- 
ron con  él  fueron  dispersos. 

88  Y  ahora  os  digo,  dejaos  di  estos  hom» 


LOS  ACTO». 


bree,  y  dejadlos  *  porque  el  este  consej*, 
6  esta  obra,  es  de  los  hombres,  se  desva- 
necerá; 

89  Mas  si  es  de  Dios,  no  la  podréis  des- 
hacer; porque  no  paresca  que  queréis 
pelear  contra  Dios. 

49  Y  consintieron  eon  ét ;  y  llamando  á 
los  apóstoles,  habiéndolos  anotado,  les 
mandaron  qne  no  hablasen  en  el  nombre 
de  Jesús,  y  los  soltaron. 

41  Mas  ellos  Iban  gozosos  de  delante 
del  concilio,  de  que  fuesen  tenidos  por 
dignos  de  padecer  afrenta  por  el  nombre 
de  Jesús. 

42  Y  todos  los  días  no  eesaban  en  el 
templo,  y  por  las  cnsas,*áe  enseñar,  y  de 
predicar  á  Jcsu  Cristo. 

CAPITULO  VI. 

La  «fcMfaw  ém  loe  «tote  MiMaMtii  N«Uhdk 

■>  itO  ÍOO  OHOÉCM  BtteOOny  auogaO  4*  flWdniKI,  |f  Wllr 

pro*  (üipufa  dé  Oúfo  coaira  ím  Judio»,  loe  cuales 
te  prenden,  g  traen  al  concilio. 

EN  aqneltos  días  creciendo  el  número 
de  los  discípulos  hubo  murmura- 
ción de  los  Helenistas  contra  los  He- 
breos, de  qne  sus  rindas  eran  menospre- 
ciadas en  el  ministerio  cuotidiano. 
9  Asi  qne  los  doce,  convocada  la  multi- 
tud de  los  discípulos,  dijeron:  No  es 
|usto  que  nosotros  dejemos  la  palabra 
de  Dios,  y  sirvamos  á  las  mesas. 

3  Considerad  pues,  hermanos,  sobre 
siete  varones  de  entre  vosotros  de  buena 
reputación,  llenos  del  Espíritu  Santo  y 
de  sabiduría,  los  euales  pongamos  sobre 
este  negocio. 

4  Mas  nosotros  nos  ocuparemos  con  di- 
ligencia en  la  oración,  y  en  el  ministerio 
de  la  palabra. 

5  T  plugo  este  parecer  á  toda  la  multi- 
tud ;  y  eligieron  á  Esleven,  varón  lleno 
de  fé  y  del  Espíritu  Santo,  y  á  PéHpe,  y 
á  Procoro,  y  á  Nicanor,  y  á  Timón,  y  á 
Parmenas,  y  á  Nicolás  prosélito  de  An- 
tioqula. 

6  A  estos  presentaron  en  presencia  de 
los  apóstoles :  los  cuales  orando  les  pu- 
sieron las  mane!  encima. 

7  T  la  palabra  del  Seftor  oréela;  y  el 
número  de  los  discípulos  se  multiplicaba 
mucho  en  Jerusalem ;  v  una  gran  multi- 
tud de  los  sacerdotes  también  obedecía 
álafé. 

8  T  Empero  Estovan,  Heno  de  fé  y  de 
poder,  hacia  prodigios  y  milagros  gran- 
des entre  el  pueblo. 

9  Levantáronse  entonces  unos  de  la  si- 
nagoga que  se  llama  de  los  Libertinos,  y 
Cyreneoe,  y  Alejandrinos,  y  de  los  que 

Span.  59 


eran  de  CBlela,  y  de  Asia,  disputando 
conEstevan. 

10  Has  no  podían  resistiré  la  sabiduría, 
y  al  Espíritu  con  que  él  nublaba, 

11  Entonces  sobornaron  A  unos  quo 
diesen  qne  le  hablan  oído  hablar  pala- 
bras de  blasfemia  contra  Moveos,  y  con- 
tra Dios. 

13  T  conmovieron  al  pueblo,  y  á  los 
ancianos,  y  á  los  escribas;  y  arreme- 
tiendo, le  arrebataron,  y  te  trajeron  al 
concilio. 

13  Y  pusieron  testigos  falsos  que  dije- 
sea:  Este  hombre  no  easa  de  hablar  pala- 
bras de  blasfemia  contra  este  lugar  santo, 
y  oomtra  la  ley; 

14  Porque  le  hemos  oído  decir  t  Que 
este  Jesús  Nasareno  destruirá  este  lugar, 
y  mudará  las  costumbres  que  nos  dio 
Moysee. 

15  Entonces  todos  los  qne  estaban  sen- 
tados en  el  concilio,  puestos  los  ojos  en 
él,  vieron  su  rostro  eosno  el  rostro  de  uu 
angela 

CAPITULO  VIL 

Ettevan  con  fronde  constancia  hace  un  largo  rasofto- 
tmmmfo  en  oí  eoneiho  eemeneand»  deedé  la  vocaekm 
de  Abraham,  en  qmporei  détm*eo  de  toma  latmgra- 
da  hilaría  ummmtra  díaseme eotabanvresenimh  cerno 
nv  antepasados  siempre  Jneron  rebeldes  d  Dio»,  g  d 
mu  profeta*:  por  tarto  qne  no  es  marenriMast ai prm- 
mmt*  olk*h  hagan  sido  nmstamdo  ed  Mesías  g  perñ- 
guiendodmudúcipmlo*.  2, &$ apedreado  de  ello*;* 
muriendo  ve  la  gloria  de  Oinfo,  g  te  ora  que  Ir»  per- 


EL  sumo  sacerdote  d^oontonoes:  ¿Es 
esto  asi  1 

2  T  él  d|jo:  Varones,  hermanos,  y  pa- 
dres, escuchad.  El  Dios  de  gloria  apare- 
ció á  nuestro  padre  Abcaham  estando  él 
en  Mesopotamia,  antes  qne  morase  en 
Charrán, 

3  T  le  drjo:  Sal  de  tu  tierra,  y  de  tu 
parentela,  y  ven  á  la  tierra  que  te  mos- 
trará 

4  Entonces  salló  él  de  la  tierra  de  los 
Chaldeos,  y  habitó  en  Charrán ;  y  de  alli, 
muerto  su  padre,  Tk  traspasé  á  esta  tierra, 
en  la  cual  vosotros  habitáis  ahora. 

5  Y  no  le  dio  posesión  en  ella,  ni  aun 
una  pisada  de  un  pié ;  mas  le  prometió 
que  se  la  darla  en  posesión  á  ¿T,  y  á  su 
simiente  después  de  él,  no  teniendo  aun 
14)o. 

d  Y  le  habló  Dios  asi :  Qne  su  simiente 
serla  extrangera  en  tierra  agena,  y  qne  los 
sujetarían  á  servidumbre,  y  que  tos  mal- 
tratarían, por  cuatrocientos  aflos: 

7  Mas  ala  nación  á  quien  serán  siervos, 

yo  la  juzgaré,  d^o  Dios ;  y  después  ds 

123 


LOS  ACT 0«L 


esto  sddrán,  y  me  servirán  ámi  «n  este 
logar. 

8  Yle  dio  ti  concierto  de  la  dreunei- 
8Íon ;  7  «ti  engendró  JéreAses  4  Isaac, 
y  le  circuncidó  el  octavo  ele;  y  leeec 
**<em*sWáJeooh,yJaoebáloe  doce  pa- 
triarcas, 

0  Y  loe  patriarcas,  movldoi  de  euvktta, 
vendieron  á  Joeeph  per»  Egypto;  esas 
Dlee  ere  con  él, 

10  Y  le  Ubi*  de  tedesss»  tribulaciones, 
y  le  dio  favor  y  sabiduría  en  la  presencie 
de  Pberaon  rey  de  Egyptes  el  cmal  le 
peso  por  gefretnodor  eobre  Egypto,  y 


11  Vino  entonces  hambre  en  toda  le 
tierra  de  Xgypto  y  de  Obsnssn,  y  grande 
tribulación;  y  nuestros  pedrea  no  halla» 
ben  aumentos* 

12  T  como  oyese  Jacob  qne  hable  trigo 
*b  Kgypto,  envió  á  Maestros  pedrés  la 
prisncsnve*. 

IB  Y  en  le  lagunas,  Joeeph  fué  cono- 
cido de  sns  hermanos,  y  fhé  sabido  de 
Pheraon  el  Unage  de  Joeeph. 

14  Y  enviando  Joeeph,  biso  venir  á  sn 
padre  Jacob,  y  4  toda  sn  parentela,  á 
setenta  y  chico  atañes. 

15  Asi  descendió"  Jacob  á  Xgypto,  don- 
de murió  él,  y  nuestros  padres, 

Id  Los  cuales  fueron  traspasados  á 
Bichem,  y  fueron  puestos  en  el  sepulcro 
que  compró  Abraham  á  preció  de  plata 
de  loe  hilos  de  üemor,  padre  de  Sichem. 

17  Mas  como  se  acercó  el  tiempo  de  la 
promesa,  la  cual  Dios  habla  Jurado  á 
Ábranse*,  creció  el  pueblo,  y  se  multí- 
ptteó  en  Egypto, 

18  Hasta  que  se  levantó  otro  rey,  qne 
no  conocia  á  Joeeph. 

10  Este,  usando  de  astucia  con  nuestro 
Unage,  maltrató  á  nuestros  padres,  de 
manera  que  expusiesen  á  sus  nifios,  para 
que  cesase  la  generación. 

80  Bu  aquel  mismo  tiempo  nadó  Moy- 
ses,  y  roe  hermoso  en  s^annianera;  yfué 
criado  tres  meses  en  casa  de  su  padre. 

81  Mas  siendo  expuesto,  la  htfa  de  Phe- 
raon le  tomó,  y  le  erió  pera  si  por  Wjo. 

88  Y  fué  ensenado  Morsas  en  toda  la 
sabiduría  de  lee  Egypciee;  y  era  pode- 
roso en  sus  dichos  y  hechos. 

88  Y  como  se  le  cumplió  el  tiempo  de 
cuarenta  afios,  le  vino  en  sn  coraeon  de 
visitar  á  sns  hermanos  los  hijos  de  Israel. . 

84  Y  como  vio  á  uno  oV  etítm  que  era  In- 
jerta*», fe  defendió,  y  hiriendo  el  Bgyp- 
do,  vengó  al  injuriado. 
184 


JBFstoel  pensaba  que  ene  1 
entendiesen,  que  Daos  les  habla  de  dar 
salud  por  su  mano;  mas  dios  no  lo  he- 


86  Y  el  dia  siguiente  riñiendo  ellos, 
se  les  mostró,  y  los  metía  en  pea,  dicien- 
do: Vérosles,  hermanee  seis,  ¿por  qué 
os  injuriéis  los  unos  á  los  otros?. 

87  Entonces  el  que  injuriaba  ásn  pró- 
jimo, le  rempujó,  diciendo t  ¿Quién  te 
he  puestea  tí  per  principe  y  jone  sobre 
nosotros? 

88  j  Quieres,  tú  masarme,  como  mataste 
ayer  al  Egypdo  t 

89  A  esta  palabra  Moyses  huyó;  y  ee 
hizo  extrangerer  en  tierra  de  Median, 
donde  engendró  dos  htyos. 

80  Y  cumplidos  cuarenta  afios,  d  ángel 
éd  Señor  le  apareció  en  d  desierto  dd 
monte  de  Stand  en  fuego  de  Heme  en  un 
zarzal. 

81  Cntonoes  Moyses  mirando,  fhé  me> 
revülado  de  la  visión ;  y  Uegándoee  pesa 
considerar,  vino  á  él  la  vos  dd  Señor, 

88  JMcimdo:  Yo  soy  d  Dios  de  tas  pa- 
dres, d  Dios  de  Abraham,  y  d  Dlee  de 
Isaac,  y  d  Dios  de  Jacob;  mas  Moyses 
temeroso,  no  osaba  mirar. 

88  Y  le  dijo  d  Señor :  Desata  los  nape- 
tos  de  tus  pies,  porque  d  lugar  en  que 
estes,  tierra  santa  es. 

84  He  visto,  he  visto  la  aflicción  de  mi 
pueblo  que  está  en  Egypto,  y  d  gemido 
de  ellos  he  oido,  y  he  descendido  para 
librarlos :  ahora  pues  ven,  te  enviaré  á 
Hgypta 

85  A  este  Moyses,  al  cual  ellos  hablan 
negado,  diciendo:  ¿Quién  te  ha  puesto 
por  principe  y  juca?  á  este  envió  Dios 
per  principe  y  libertador  por  la  mano 
dd  ángel  que  le  apareció  en  el  saremL 

88  Este  los  sacó,  haciendo  prodigios  y 
milagros  en  le  tiene  de  Ifeypto,  y  en  d 
mar  Bermejo,  y  en  d  desierto  por  cua- 
renta afios. 

87  Este  es  equd  Moyses,  que  d^o  á  los 
h{jos  de  Israel:  ProfetaVoe  levantará  d 
Señor  Dios  vuestro,  de  vuestros  herma- 
nos, como  yo;  á  d  oiréis. 

86  Este  es  d  que  estuvo  en  la  iglesia  ea 
d  desierto  con  d  ángd  que  le  hablaba 
en  d  monte  de  Binai ;  y  coa  nuestros  pa* 
dres:  que  recibió  los  oráculos  vivos  de 
vida  para  darnos. 

SO  Al  cual  nuestros  pedrés  no  quisieron 
obedecer:  antes  fe  desecharon ;  y  ee  vol- 
vieron aun  de  coraeon  á  Egypto, 

40  Diciendo  á  Aaron: 


LOS  ACTOS. 


este  Moys)s%  que  ne*  soso  te  mtssnaáe 
Sgypto,  no  sebees negocies*  acontecido. 

41  Y  «i  eqnellcs  días  hirieran  nu  be- 
cerro* y  ofracieaso,  annrifirio  d  ¿dolo,  y 
«i  1m  obras  de  mi  mom  se  holgaron. 

40  Entonces  Dio»  ee  aparto,  y  los  en- 
trege*qne  sirviesen  al  ejército  dd  Cido, 
como  está  escrito  «i  el  libro  de  los  pro- 
leles:  ¿Me  eéredstds  victimes  y  eacri- 
ftdoe  en  d  desierto  j»r  d  amado  es  emv 
rente  afios,  case  de  Israel  ? 

42  Antee  trajisteis  el  tabernáculo  de 
Moloch^y  la  estrella  de  vuestro  dios 
Bemphan,  flgnne  que  os  hicisteis  peca 
ador  arlan;  y  yo  os  trasportaré  mas  allá 
de  Bebylooia. 

44  Tuviesen  nneslros  pedses  el  taber- 
nácnio  del  testimonio  en  el  desierto,  co- 
mo les  ordenó  Dios,  hablando  á  Mofses, 
que  lo  hiciese  sefna  la  forma  que  habla 
▼ésta 

45  £1  cual  recibido,  metieron  temasen 
nuestros  padres  con  Jesús  en  la  posesión 
de  los  Gentiles»  que  Dios  eché  de  la  pre- 
■  enría  de  nnsstroo  padres»  hasta  los  dias 
de  David. 

4»  SI  cnal  halló  mver  delanU  de  Dios, 
y  nielo  desollar  UbeaiáeeJoperadlHcs 
do  Jacob. 

4?  Mas  gelosas*  le  edsncó  case, 

48  81»  ombaane  el  Altísimo  no  habita 
en  templos  hechos  do  manos,  como  el 
profeta  dice: 

40  Si  dele  es  mi  trono;  y  hv  «erra  el 
mtmdedenüspiés.  ¿Qoéoasameoein- 
catels?  dicedSefior:  ¿6  cuál  «tal  lugar 
de  mi  reposo? 

60  iNohisomi  mano  todas  estas  cosos? 

61  Dures  de  cervia»  y  incjicondeos  de 
corazón  y  de  oídos:  Tosotros  resistís 
siempre  al  Espirita  Santo;  como  vues- 
tros  padres  Mdsron,  «si  temblón  Aentfc 
veeetroe. 

62  ¿A  cnál  de  los  profetas  no  peraignie- 
ron  maestros  padres  I  y  mataron  á  los  que 
antas  annnoiaron  la  Tenida  del  justo,  del 
cnai  vosotros  ahom  habéis  sido  entrega- 
dores  y  matadores : 

6t  Qne  recibisteis  la  ley  por  disposición 
de  Angeles,  y  no  te  guardasteis. 

64  1  En  oyendo  estas  cosas  fueron  he> 
ridee  hasta  doomnon,  y  emjian  loa  dien- 
tet  contra  él 

65  Mas  él  estando  lleno  del  Espirito 
Sanio,  puestos  los  ojos  en  d  délo,  vio 
la  gloria  de  Dios,  y  á  Joras  qne  estaba 
ale  diestra  de  Dios* 


«Tanjo;  He  nejad,  too  los  samas  rintr- 

tos,  y  si  Htyo  del  hombre  qne  está  á  la 
dsestr*  de  Daos» 
67  Entonces  ellos  dando  grandes  tocos, 


58  X  ecbandofe  mera  de  la  elndad  l* 
apedmahan;  y  los  testigos  ponieron  sos 
vestidos  á  sos  ptés  de  nn  msnoabo  qne 
se  llamaba  Sanie. 

68  T  apedrearon  é  Esteran,  inrocando 
él  <d8m%or,  y  didendo:  Sefior  Jesuu,  re- 
dbe  asi  Espirita. 

60  T  púsote  fe  rodUlss,clesneáemm 

tos:  Señor,  no  les  pongas  en  enanas  este 

pecada  Y  liabiena\»dloho  estoy  durmió. 

CAPITULO  VIO. 

ha  prinn-m  mwawmmm  to  te  iotmía  m  Jtrmmlma  é 
cantad*  Ja  mal  mparcittoitotditcipHlo*!  el  eva*ff+- 
tto  tt  propaga  par  la  comarca.  %  rrewtat  Poapo 
o*  Samaría ;  m  momeo  roomido  aa  mmmoé  a  mmm- 

Joan  por  capo  mutmtcrio  io$  Samanlawot  o 

SL  Bmam  htpmmmu  awtm 


r- dinero  la  arada  apottóaca;  por  ho  oval  Podru 
maldice,  y  exhorta  á  arrmpcmtimiento. 


4.  Por 


YSAULO  oonsentla  en  sn  atoarte. 
Y  en  aqnei  día  fue  hecha  nna 
gmnda  pctsecaírlen  oamtm  la  Iglesia  qne 
estaba  en  Jeruealom;  y  todos  raeron 
esparcidos  por  las  tierras  de  Jadea  y 
de  Samarla,  salvo  loa  apestóles. 

9  Y  cusieron  éU  la  «pwtturode  Esteran 
etjiaeat  varones  piadosos,  y  hicieron  gran 
llanto  sobre  éL 

6  Empero  Sanio  ■■  alaba  la  Iglesia,  en- 
trando por  leseases;  y  trayendo  varones 
y  mngeres,  fot  entregaba  en  la  oárceL 

4  Mas  los  qne  eran  esperddos,  pasaban 
por  todas  portes  evsngrllmndo  la  pa- 
labra. 

5  1  Entonces  Fdipe  descendiendo  ala 
dudad  de  Samarla,  les  predlcabaá  Grieto. 

6  Y  las  multitudes  asen  chapan  atenta- 
mente unánimes  las  cosas  qne  decía 
Felipe,  oyendo  y  viendo  los  milagros 
qne  bada. 

7  Porque  muchos  espíritus  inmundos 
sallan  de  los  qne  fot  tenían,  dando  gran- 
des voces;  y  muchos  paralíticos,  y  cojos 


8  Asi  qus  habla  gran  goso  en  aquella 


0  Mas  bable  «Si  un  Taron  llamado  Si- 
món, d  cual  habia  sido  antes  mágico 
en  aquella  elndad,  y  habia  engallado  á  la 
gente  de  Samarla,  diciéndose  ser  algún 

gnmde.        Digitized  by  VjC 

125 


LOS  JUCT08. 


18  Al  cunt  t*MmUüm*9tánmm***m- 


de^mes  pcq^sefio tasto el 

diciendo:  Este  hombre  eela  tbtndgn*- 

d©  de  Dios. 

11  Y  le  cataban  atento»,  parame  can  «os 
artes  mágicas  los  habla  eatcateeiáo  ma- 
cho tiempau 

1*  Mm  cama  cuevero»  á  FeMpe  saetas 
piedtaabe*  las  cosas  pertenecientes  al 
reino  de  Dios,  y  el  asesora  4a  Jesu 
Cristo,  fueron  faaatiaaéoa,  varonas  y  mu- 
garan. 

13  Bimbn  entonces,  ciayó  él  también; 
y  estajeado,  eo  llago  á  Felipe*  j  vleado 
las  laafSTttks  y  grandes  milagros  qne  se 
hariiar  estaba  atñnUn 

14  Oyendo  pues  loa  apóstoles,  qne  esta- 
Immi  en  Jensmlem,  qoa  feemerta  habla  re- 
cibido la  palabra  de  Píos»  les  enviaron  á 
Pedro  y  «Joan» 

16  iMcnaletTeiitó^órarosi  por  ellos 
para  que  recibiesen  el  Espíritu  Santo : 

1*  <Porqec  asm  no  habla  descendido  so- 
bre alguno  4e  ellos,  mas  sotamente  eran 
bautizados  en  el  nombre  de  Jesús.) 

17  Esñeasee  lea  uenserea  las  ásanos  en* 
dina,  y  rodaiere*  el  Irrita  Ssoto.   . 

18  %  Y  c*iao  via  fciawn  que  polla  ata- 
posición  da  las  aunas  éa  lea  apéstete* 
ae  daba  el  Espirito  Beato,  afiaeióias  di- 
nerov 

19  Diciendo:  Dedesetansniená  «siesta 
potestad:  que  4  casJfuiem  qne  pusiere 

s"     el 


Banto. 

80  Entone»  Pedro  le  d^a:  Ta  dineto 
perecea  contigo,  poras*  ateneas  ene  el 
don  de  Dios  se  gane  par  dinero. 

91  Na  tienes  tú  parte  ni  suerte  en  este 
negocio;  porque  tu  corason  na  es  recto 
delante  de  Dios. 

23  Arrepiéntete*  pues,  de  esta  tu  mal- 
dad, y  ruega  áDios, si  quisa*  te  será  per- 
donaqo  este  ponscroimito  da  tu  eoraton ; 

28  Porque  en  niel  de  amargura,  y  en 
prisión  de  iniquidad  too  qne  estás. 

24  Respondiendo  entonces  8imon,d9o: 
Rogad  vosearos  par  mi  al  Bator,  que 
ninguna  cosa  de  estas,  que  habéis  átono. 
Tenga  sabré  mL 

25  T  Y  ellos  habiendo  testificado  y  ha* 
blado  la  palabra  de  Dios,  se  volvieron  á 
Jerusalem,  y  en  muchas  tierras  de  los 
aamsrifsnos  anunciaban  el  evangelio. 

28  Empero  el  ángel  del  Señor  habata 

Felipe,  diciendo:  Levántate,  y  vé  hada 

el  mediodía,  al  camino  qne  desciende  da 

Jerusalem  á Gaza:  la  cual  es  desierta, 

126 


y  Anas  y  be 

«,«a»sUasape>eas»oa,va*iaedeCsa> 
daoea,reinn^loaBthiotMa,etanalten« 
á  su  carga  todoa  las  tesoros  ele  ella,  y 
habla  venido  á  adorar  en  Jerusaleov 

2»  Ae  volvía,  y,  sentado  en  en  enrrov 
tola  al  proleta  Isaías. 

8»  Y  ci  Espirita  d%oá  FeMpe:  Uéeate, 
y  Réntate  á  este  carm 

88  Y  aeskttanda  Vallpe,  la  oy4  que  lela 
al  proleta  Isaías,  y  átJo>:  finas  entien- 
des lo  que  leest 

81  Télelo:  ¿Y  cerno  podrecí  alguno 
«o*  me  ensenare f  Y  rugosa  Felipe  qne 
eubieee,  y  se  sentase  coa  éX 

8t  Y  «lanar  de  mBseritumeaekae, 
era  este:  Como  oveja  á  la  nvaerta  fué 
llevado?  y  «ees©  cordera  arado  delante 
del  que  le  tranquila,  asi  no  abrid  em 

28  En  en  amarilleóte*  en  Jasca»  fué  aaft- 
tado ;  mas  su  generación,  ¿  quién  la  con- 
tará» porque  ee  quitada  de  la  tierra  en 


54  Y  respondiendo  el  canece  á  Felipe, 
asje:  Enégots,  |e\a quién  el  presase alee 
esto?  ¿de  si,  ó  de  otro  alguno? 

85  Entonces  Felipe  abriendo  #n  haca,  y 
cemeasaado  de  esta  escritura,  le  evan- 
gelizo á  Jesús. 

36  Y  yendo  por  el  camal  s,  vinieron  á 
auengae;yled^slcusM»e:afeee*:i 
agua,  iqué impide qnaax»  na  ana  beatt- 
sadof 

87  Y  Felipe  dflat  Wí  erees  de  todo  cora- 
son,  asan  puedas.  Y  respondiendo  es, 
<u>:  Cate>aue  Jera  Cristo  es  el  Rtt> 
do  Dios, 

88  Y  asearte  parar  al  carro;  y  desean- 
dieron  ambos  al  agae^  Felipe  y  #  eunuco; 
y  tabanas*, 

88  Y  soaso  subieron  det  agua,  el  Bspt- 
rita  del  Jsefjsr  arsnhaté  4  FeMpe,  y  no  le 
vio  mas  el  eunuco;  y  se  fué  su  cansino 


4»  Felipa  easpera  se  sUest  en  Asetof  y 
paseada  ananoiana  el  evangelio  en  tedas 
las  ciudades  beata**  vana*  Cesárea. 

CAPITULO  IX 


UwomuHa.  4.  Stouto  asechado  dtlm/ndiosto  km* 
mano*  U  eosapam,  y  vfanc  d  Jénmakm,  dtmdo  vwAm 
é  ter  mechado  do  lo*  JmHm,  y  lo*  kermameo  U  «t- 
oiméCorm.  LJ*ér+vi 

atóala*** ornad  4 

tétt  3c*or.   CStoJ 


fto^rmtíméwmaim' 


109  A-CT03 


Y8ȴL*ajm 
y  maneto  mmsru  tos  discípulos  del 
Señor,  vino  al  nmo  sacerdote, 

2  Y  demandó  de  él  cartas  para  Damasco 
á  las  sinagogas,  para  que  si  hallase  algu- 
nos de  este  camino,  Taromes  ó  mugeres, 
los  trajese  presos  á  Jernsalem. 

3  Y  yendo  por  el  camino,  aconteció  que 
llegó  cerca  de  Damasco,  y  súbitamente 
lo  ceceó  un  resplandor  da  la»  del  cíela 

4  Y  cayendo  en  tierra,  oye  ana  tos  que 
le  decía:  Sanio,  Sanio,  ¿por  qué  me  per- 
signes f 

*  Y  él  dijo:  ¿Quién  ene,  Bcnorf  Y  el 
Señor  dty o :  Yo  soy  Jesús  á  quien  tú  per- 
signas :  dará  coas  te  u  dar  coces  contra 
el  agujón. 

6  Y  él  temblando  y  asombrado,  dtyo: 
Señor,  ¿  que  quieres  que  yo  baga!  Y  el 
Señor  le  dty>:  Levántate,  y  entra  en  la 
ciudad;  y  te  se  dirá  lo  que  debes  hacer. 

7  Y  los  varones  que  iban  con  él,  se  pa- 
raron atónitos,  oyendo  á  la  varead  la  Toa, 
mas  no  viendo  á  nadie. 

8  Entonces  8anlo  aa  levantó  da  tierra, 
y  abriendo  los  ojos  no  Tela  á  nadie;  mas 
llorándole  par  lo  mano,  fe  metieron  en 


9  Y  estuvo  tres  dftss  sin  ver;  y  no  co- 
mió, ni  bebió. 

10  H  Y  habla  na  discípulo  en  Damasco* 
llamado  Ananias,  si  cual  el  Señor  dsjo 
en  visión :  Anaafasw  Y  él  respondió :  He 
aqui  estoj/i  Sefiorr^ 

11  Y  el  Señor  le  di¿»;  Levántate,  y  vó 
4  la  calle,  que  se  llama  la  Derecha,  y 
busca  en  casa  de  Judas  á  Sanio,  llamado 
él  de  Tarso ;  porque,  he  squi,  él  ora : 

12  Y  ha  visto  en  visión  á  un  varón  lla- 
mado Anasuas,  que  entra,  y  le  pone  la 
mano  encima  para  que  reciba  4a  vista. 

13  entonces  Ananias  respondió :  Señor, 
he  oído  úécir  á  muchos  do  esto  varón, 
cuantos  males  ha  hecho  á  tus  santos  su 
Jcrusalem; 

14  Y  aun  aqui  tiene  lacultad  de  los 
principes  de  los  sacerdotes  pora  atar  á 
rodos  loa  que  invoca»  tu  nombre. 

15  Y  le  dijo  el  Señor:  Vé;  porque  vaso 
escogido  me  es  este,  para  que  Üeve  mi 
nombro  en  presencia  de  los  Gentiles,  y 
de  reyes,  y  de  los  hQos  de  Israel. 

16  Porque  yo  le  mostraré  cuan  grandes 
cosas  le  es  menester  que  padezca  por  rol 
nombre. 

17  h  nenias  entonces  fué,  y  entró  en  la 
casa;  y  poniéndole  las  manos  encima, 
dijo:  Sanio,  normano*  ol  Señor,  <¿  sooer, 


que  te  apártelo  es  al  «anafe»  por 
venias,  m*  ha  enriado  nasa  que 

recibas  la  vista*  y  seas  lleno  del  Espíritu 
Santo. 

18  Y  al  instante  le  cayeron  de  los  ojos 
como  escamas,  y  recibió  luego  la  vista; 
y  levantándose  toé  bautizado. 

18  Y  cuando  hubo  comido,  fué  confor- 
tado. Y  estuvo  Sanio  con  tos  discípu- 
los que  estaban  en  Damasco,  por  algunos 

80  í  Y  luego  en  las  sinagogas  predica- 
ba á  Cristo,  que  este  es  dHtyo  de  Dios. 

W  Mas  todos  los  que  U  eisn  estaban 
atónitos,  y  dedeo :  ¿No  es  este  el  que 
asolaba  en  Jerasslsm  á  loa  que  Invoca- 
ban este  nombre;  y  á  eso  vino  acá  para 
llevarlos  atados  á  los  principes  de  los 
sacerdotes? 

88  Empero  Sanio  mucho  mas  se  esfor- 
anbe,  y  confundía  á  los  Judies  que  mora- 
ban en  Damasco  demostrando  que  este 
sselCrsvto. 

88  T  Y  pasados  mnshosdlse,  acordaron 
Jautos  los  Judíos  de  matarle. 

94  Mas  las  asechanzas  de  ellos  morón  en- 
teudMss  de  Sanio:  y  ellos  guardaban  las 
puertas  de  dia  y  de  noche,  para  matarle. 

85  Entonces  tos  discípulos,  tomándole 
do  noche,  J*  bajaron  por  él  muro  metido 
en  nao  espuerta. 

86  Y  como  Santo  tino  á  Jersjsalem,  ten- 
taba de  juntarse  con  loa  discípulos ;  mss 
todos  tenían  miedo  do  él,  no  creyendo 
que  era  discípulo. 

87  Entonces  Bamabaa,  tomándole,  le 
trajo  á  toa  apóstoles;  y  les  contó,  como 
habla  visto  al  Señor  en  el  camino,  y  que 
él  le  habla  hablado,  y  como  en  Damasco 
habla  hablado  animosamente  en  el  nom- 
bre de  Jesús. 

86  Y  estaba  coa  eltos,  entrando  y  sa- 
liendo en  Jerusalem. 

88  Y  hablaba  animosamente  en  el  nom- 
bre de*  Señor  Jesús,  y  disputaba  con  los 
Griegos;  mas  ellos  procuraban  de  ma- 
tarle. 

89  Lo  tmd  como  tos  hermanos  enten- 
dieron, le  acompañaron  hasta  Caserna,  y 
le  enviaron  á  Tarso. 

81  Las  iglentss  entonóos  por  toda  Judea, 
y  Galilea,  y  Samarla»  tenían  paz,  jt  eran 
edificadas ;  y  andando  en  el  temor  del  Se- 
ñor, y  en  el  consuelo  del  Espíritu  Santo 
eran  multiplicadas. 

38  Y  Y  soonáació,  qae  Ponto  andando 
por  todas  porto,  vino  tamhtsu  á  toasen- 
tos  eme  habitaba»  en  Lydde. 
127 


LOS  ACTOg. 


88  T  halló  alH  á  uno  que  ••  Dentaba 
Eneas,  que  habí*  ya  ocho  años  que  estaba 
en  cama,  que  era  paralitico. 

34  Y  le  dijo  Pedro :  Eneas,  Jesu  Cristo 
te  sana:  levántate,  y  házte  tu  cama.  T 
luego  te  levanto. 

85  T  viéronle  todos  los  que  habitaban 
en  Lydda  y  en  Sarona,  los  cuales  se  con- 
virtieron al  Señor. 

36*  1  Y  habla  en  Joppe  una  dlsdpula  lla- 
mada Tabitha,  que  interpretado,  quiere 
decir  Dorcas.  Esta  era  llena  de  buenas 
obras,  y  de  limosnas  qne  hada. 

87  Y  aconteció  en  aquellos  días,  qtte  en- 
fermando, mnrló;  la  cual  después  de 
lavada,  2c  pusieron  en  un  cenadero. 

38  Y  como  Lydda  estaba  cerca  de  Jop» 
pe,  los  discípulos,  oyendo  que  Pedro  esta- 
ba allí,  le  enviaron  dos  varones,  rogan- 
do**: No  te  detengas  de  venir  á  nosotros. 

89  Pedro  entonces  levantándose,  vino 
con  ellos.  Y  como  llegó,  le  llevaron  al 
cenadero,  y  se  le  presentaron  todas  las 
viudas,  llorando  y  mostrándole  las  túni- 
cas y  los  vestidos  qne  Dorcas  nacía,  cuan- 
do estaba  con  ellas. 

40  Entonces  echados  íbera  todos,  Pedro 
puesto  de  rodillas,  oró ;  y  vuelto  al  cuer- 
po, dtyo :  Tabitha,  levántate.  Y  ella  abrió 
los  ojos ;  y  viendo  á  Pedro,  se  sentó. 

41  Y  dándole  él  la  mano,  la  levantó: 
entonces  Hernando  á  los  santos  y  á  las 
viadas,  la  presento  viva. 

42  Esto  fué  conocido  por  toda  Joppe ; 
y  creyeron  muchos  en  el  Sefior. 

43  Y  aconteció  qne  se  quedó  muchos 
días  cu  Joppe,  en  casa  de  un  cierto  8imon 
curtidor. 

CAPITULO  X 

CómeUo  ctntmion  Gentío  hombre  estudio*)  y  de  pie- 
dad (como  et  verisímil)  por  la  comunicación  de  Im 
Jmiioe,  mriMmth  por  un  dnernt,  emia  de  Cetárea  d 
Itammr  d  Pedro  d  Joppe  para  oir  de  él  el  evemgelie. 
2.  Podro  entenado  por  revelación  de  Dio*  déla  voca- 

fe  qm  tomeéad  CmntKo,  mien»  délpm  mmutn  tí 
evangelio,  y  ton  bautizado»  41  y  toda  tu  Jantüia, 
habiendo  recibido  el  KnptrUn  Smto  por  la  predico- 
don  de  Pedro, 

Y  HABÍA  un  varón  en  Cesárea  llama- 
do Camello,  centurión  de  la  com- 
pafiia  que  se  llamaba  la  Italiana, 
2  Piadoso,  y  temeroso  de  Dios  con  toda 
su  casa,  y  que  hacia  muchas  limosnas  si 
pueblo,  y  que  oraba  á  Dios  siempre. 
8  Este  vio  en  visión  manifiestamente, 
como  á  la  hora  de  nona  del  dia,  á  un 
ángel  do  Dios  que  entraba  á  él,  y  le 
decía:  Cornelkx 

4  Yol,  puestos  en  dios  ojos,  espantado, 
198 


«9o:  ¿Qué  es  etftft,  fieftert  Y  te  < 
Tus  oraciones  y  tos  limosnas  han  tub 
en  memoria  á  la  presencia  de  Dios. 

5  Envía  pues  ahora  varones  á  Joppe,  y 
has  venir  á  un  Uü  Simón,  que  tiene  por 
sobrenombre  Pedro. 

6  Este  posa  en  casa  de  un  cierto  Simón, 
curtidor,  que  tiene  su  casa  Junto  á  la 
mar:  él  te  dirá  lo  qne  debes  hacer. 

7  Y  Ido  el  ángel  que  hablaba  con  Cor- 
nello,  Hamo  á  dos  de  sus  criados,  y  4  un 
soldado  temeroso  del  Sefior,  de  los  qne 
estaban  siempre  con  él. 

8'  A  los  cuales,  después  de  habérselo 
contado  todo,  los  envío  á  Joppe. 

9  Y  Y  un  día  después,  yendo  ellos  dé 
camino,  y  llegando  cerca  de  la  ciudad, 
Pedro  subió  sobre  la  casa  á  orar,  cerca 
de  la  hora  de  sexta. 

10  Y  aconteció  que  le  vino  una  grande 
hambre,  y  quiso  comer,  y  aparejándose- 
lo ellos,  cayó  en  un  éxtasis. 

11  Y  vio  el  cielo  abierto,  y  que  descen- 
día á  él  un  vaso,  como  un  gran  lienzo, 
que  atado  de  los  cuatro  Cantos  fué"  aba- 
jado del  cielo  á  la  tierra: 

12  En  el  cual  habla  de  todos  los  anima- 
les cuadrúpedos  de  la  tierra,  y  fieras,  y 
reptiles,  y  aves  del  délo. 

13  Y  le  vino  una  voz,  diciendo:  Leván- 
tate, Pedro,  mata,  y  come. 

14  Entonces  Pedro  dijo :  Sefior,  no ;  por- 
que ninguna  cosa  e*fj|jm,  ni  Inmunda, 
he  comido  Jamás. 

15  Y  volvió  la  vos  á  ebefrf e  la  segunda 
vez:  Lo  que  Dk»  limpió,  no  lo  llames 
tú  común. 

16  Y  esto  fué  hecho  por  tres  veces ;  y 
el  vaso  volvió  á  ser  recogido  en  el  délo. 

17  Y  estando  Pedro  dudando  dentro  de 
si,  que  seria  la  visión  que  habla  visto,  he 
aqui,  los  varones  que  hablan  sido  envia- 
dos por  Conidio,  que  preguntando  por 
la  casa  de  Shnon,  llegaron  á  la  puerta. 

18  Y  llamando,  preguntaron,  si  81mon, 
que  tenia  por  sobrenombre  Pedro,  po- 
saba alBL 

19  Y  estando  Pedro  pensando  en  la. 
visión,  le  ó^jo  el  Espíritu :  He  aquí,  tres 
varones  te  buscan. 

20  Levántate  pues,  y  desciende,  y  no 
dudes  de  Ir  con  ellos,  porque  yo  los  he 
enviado. 

21  Entonces  Pedro  descendiendo  á  Ion 
varones  que  le  eran  enviados  por  Oorne- 
ño,  dQo :  He  aqui,  yo  soy  el  que  buscáis : 
¿qué  es  la  causa  por  qué  habéis  venido? 

22  Y  eflos  dijeron:  Cbrnefie,  el  ccotu- 


LO«  ACTOS. 


rlon,  wm  Justo,  y  tocnsfoso  de  Dios,  y 
de  buen  testimonio  entre  toda  le  nación 
de  los  Jndios,  be  sido  amonestado  de 
Dio«  por  un  sentó  ángel,  qne  te  hicleee 
reñir  á  su  cesa,  y  oyese  de  tí  algunas  pe- 
labras. 

98  Pedro  entonces  metiéndolos  dentro, 
ist  hospedó:  y  al  día  siguiente  se  fué 
con  ellos ;  y  le  acompañaron  algunos  de 
los  bermeaoe  de  Joppe. 

24  Y  al  otro  día  después  entraron  en 
Cesárea.  T  Cornello  los  estaba  esperan- 
do, bebiendo  llamado  á  sus  parientes,  y  á 
los  amigos  mes  nwailiares. 

96  T  como  Pedro  entro,  Coradlo  le 
selló  á  recibir ;  y  derribándose  á  susplés, 
&  adoró. 

96  Mes  Pedro  le  levantó,  diciendo:  Al- 
éate, qué  ye  mismo  también  soy  hombre. 

97  T  bebiendo  con  él,  entró ;  y  bailó  4 
muchos  eso  se  hablan  Juntada 

98  Y  les  dijo  i  Vosotros  sabéis,  que  no 
es  licito  á  un  hombre  Judio  juntarse,  ó 
llegarse  á  uno  de  otra  naden;  mes  me 
ha*  mostrado  Dios,  que  á  ningún  nombre 
llame  común  6  inmundo. 

90  Por  lo  cual  llamado,  be  reñido  sin 
radiar.  Asi  que  pregunto,  ¿por  qué 
causa  me  bebéis  hecho  reñir? 

90  Entonces  Cornello  djjo :  Cuatro  dias 
na  que  á  esta  hora  yo  estaba  ayunando ; 
y  á  la  hora  de  nona  estando  erando  en 
mi  casa,  he  aquí,  un  varón  se  puso  de- 
lante de  mí  en  rostido  resplandeciente, 

St  Y  dtyo :  Cornello,  tu  oración  es  oída, 
y  tus  limosnas  han  reñido  en  memoria 
á  la  presencia  de  Dios. 

32  Envía  pues  á  Joppe,  y  na*  reñir  A 
Simón,  que  tiene  por  sobrenombro  Pedro : 
este  posa  en  cesa  de  Simón,  curtidor,  Jun- 
to á  la  mar,  el  cual  venido,  te  hablará. 

88  Asi  que,  envié  luego  á'  tí;  y  tú  has 
hecho  bien  viniendo.  Ahora,  pues,  to- 
dos nosotros  estamos  aquí  en  la  presen- 
cia de  Dios  para  oir  todo  lo  que  Dios  te 
ha  mandado. 

84  Entonces  Pedro,  abriendo  tu  boca, 
dijo:  Hallo  por  verdad,  que  Dios  no  hace 
acepción  de  persones : 

8&  Sino  que  de  cualquiera  nación,  d  que 
le  teme  y  obra  justicia,  es  de  su  agrado. 

96  Le  palabra  que  JHtm  envió  á  los  hijos 
de  Israel,  anunciando  la  pez  por  Jesu 
Cristo:  (esto  es  d  Señor  de  todos :) 

97  Vosotros  sabéis,  e$  deeir,  la  cosa  que 
he  3ido  hecha  por  toda  Judea,  comen- 
sando  desde  GalBea,  después  dd  beotis- 
mo que  Jaén  predice;   . 


89  A  Jesús  de  Keearcth,  cosan  le  ungió 
Dios  dd  Espíritu  Santo,  y  de  poder,  el 
cual  pasó  haciendo  bienes,  y  sanando  á 
todos  los  oprimidos  dd  diablo ;  porque 
Dios  era  con  él. 

89  Y  nosotros  somos  testigos  de  todas 
las  cosas  que  biso  en  la  tierra  de  Judea, 
y  en  Jerusalem,  d  cual  mataron  colgán- 
dole en  un  madero. 

40  A  este  Dios  le  levantó  al  tercero  dia, 
y  biso  que  apareciese  manifiestamente : 

41  No  á  todo  el  pueblo,  sino  á  los  testi- 
gos que  Dios  antes  habla  ordenado,  *?  d 
oaber,  á  nosotros,  que  comimos,  y  bebi- 
mos juntamente  con  él,  después  que  re- 
sucitó de  entre  los  muertos. 

49  Y  nos  mandó  que  predicásemos  al 
pueblo,  y  testificásemos  que  él  es  el  que 
Dios  ha  puesto  por  Juez  de  vivos  y 
muertos. 

48  A  este  den  testimonio  todos  los  pro- 
fetas, de  que  todos  los  que  en  él  creyeren, 
recibirán  perdón  de  pecados  en  su  nom- 
bre. 

44  Estando  aun  hablando  Pedro  estas 
palabras,  el  Espíritu  Sentó  cayó  sobre 
todos  los  que  oían  la  palabra. 

45  Y  se  espantaron  los  creyentes  que 
eran  de  la  circuncisión,  que  hablan  veni- 
do con  Pedro,  de  que  también  sobre  los 
Gentiles  se  derramase  d  don  dd  Espí- 
ritu Santo.     ' 

40  Porque  los  dan  que  hablaban  en 
lenguas  extra***,  y  que  magnificaban  á 
Dios.    Entonces  Pedro  respondió : 

47  ¿Puede  alguien  impedir d  agua, que 
no  sean  bautizados  estos,  que  han  reci- 
bido d  Espíritu  Sentó  también  como 
nosotros? 

48  Y  los  mandó  neutles*  en  d  nombre 
éel  Señor.  Y  le  rogaron  que  se  quedase 
con  ellos  por  algunos  dias. 

CAPITULO  XL 

Vmtto  Podro  d  Jonaalom i»y  ttctménUwmdme  looaer~ 
manoo  do  am  mmiooe  eommieado  con  CWmHo,  hom- 
bre Gentil, <rt  UeomgeJmm  áoolordadoim todo*** 
mweabm;  ydfe*«t  oamtfacoa  v  hacen  poeto»  •**- 
Sor,  de  qm  eormmicate  también  en  grada  d  too  Qen- 
titee.  \.lMxe*smUimmnhipheaéaeepeeiolmenieen 
Antioqmia  por  «I  tnMoterto  do  Be»  naba»  a  do  3mdo, 
dU»cmú**l*igk>ia<UJxttoiMÍa*miaéJ*rma- 
lem  coa  cierta  Umoeaa  para  socorrer  dhekérmaooo 
en  tiempo  do  tata  vmqne  hombro,  ¡re. 

Y  OYERON  los  apóstoles,  y  los  her- 
manos que  estaban  en  Judea,  que 
también  los  Gentiles  hablan  recibido  la 
palabra  de  Dios. 

9  Y  como  Pedro  subió  á  Jerusalem,  con- 
tendían con^Jío^ue  eran  de  la  eir- 

190 


I*A&  AC^OSi 


8  Diciendo:  ¿Por  qué  bus  entrado  ¿ 
varones  incircuncisos,  7  haa  comido  con 
tilos  t 

4  Entonces  comenzando  Pedro,  les  de- 
claró por  orden  lo  pasado,  diciendo : 

5  Estando  yo  en  la  ciudad  de  Joppe 
orando,  tí,  en  éxtasis,  una  visión :  Vi  un 
vaso,  como  un  fren  lienzo,  que  descen- 
dió, qne  por  los  cuatro  cantos  fué  bajado 
del  cielo»  7  Tenia  basta  mi. 

«  En  al  eual  eomo  puse  los  ojos,  con- 
sideré,  7  tí  animales  terrestres  cua- 
drúpedos, 7  flecas»  7  reptiles,  7  aves  del 
cíela 

7  Y  oi  también  una  tos  que  me  decía: 
Levántate,  Pedro,  mata,  7  come. 

8  Y  ¿Ve;  Señor,  no;  porque  ninguna 
eosa  común  ni  inmunda  entró  jamas  en 
mi  boca. 

9  Entonces  la  voz  me  respondió  del 
cielo  la  segunda  Tes:  Lo  qne  Dios  lim- 
pio, no  lo  ensucies  tú. 

10  T  esto  toé  hecho+por  tres  Teces ;  7 
volvió  todo  á  ser  tomado  arriba  en  el 
cielo. 

U  Y  be  aquí  que  luego  tres  varones  so- 
brevinieron en  la  casa  donde  70  estaba, 
enviad**  á  mi  de  Cesárea. 

lá  Y  el  Espíritu  me  dijo,  que  me  fuese 
son  ellos  sin  dudar,  Y  vinieron  tam- 
bién conmigo  estos  seis  hermanos,  7  en- 
tramos en  la  casa  del  varón, 

18  El  eual  nos  contó  como  babia  visto 
á  un  ángel  en  su  casa,  que  se  paró,  7  le 
dijo :  Envía  nombres  a  Joppe,  7  has  Te- 
ñir á  Simón*  que  tiene  por  sobrenombre 
Pedro, 

14  El  cual  te  hablaré  palabras  por  las 
cuales  serás  salvo  tú,  7  toda  tu  casa. 

10  Y  como  comencé  á  hablar,  cayó  el 
Espirita  danto  sobre  ellos,  como  sobra 
nosotros  al  principio. 

16  Entonces  me  acordé  del  dicho  del 
Señor,  como  dflo :  Juan  ciertamente  bau- 
tizó con  agua;  mas  vosotros  seréis  bau- 
tisad**  00*  el  Espirita  Santo.. 

17  Asi  que,  si  Dios  les  otó  el  mismo 
don  á  ellos  también  como  á  nosotros 
qne  nomos  creído  en  el  Sefior  tfesu  Cris- 
to, 1  qttWn  era  70  que  pudiese  estorbar  á 
Dios? 

18  Entonces,  oídas  estas  cosas,  callaron, 
7  glorificaron  á  Dios,  diciendo :  De  ma- 
nera qne  también  á  los  Gentiles  ha  dado 
Dios  arrepentimiento  para  vida, 

Id  ?  Y  tef-que  hablan  sido  esparcidos 

por  la  persecución  que  rae  hecha  á  causa 

de  Estevan,  anduvieron  hasta  Pítentela»  7 

188 


9bi§*n  7  iuittoqnm,  no  hablando  á  nadi* 
la  palabra,  sino  á  solos  los  Judias* 

20  Y  algunos  de  ellos  eran  Tarónos  da 
Chipre,  7  de  Cyrene,  los  cusios  como  en- 
traron en  Antioqula,  hablaron  á  los  Grie- 
gos, anunciándole*  al  Señor  Jesús. 

21  Y  la  mano  del  Señor  era  con  ello* ; 
7  un  gran  número  creyendo  ae  convertid 
al  Señor.  . 

22  Y  llegó  la  fama  de  estas  oosas  áoidoa 
de  la  iglesia  qne  estaba, en  Jerusslem;  7" 
enviaron  a  Bañabas  que  ibes*  basta  Att* 
tioquia: 

23  El  cual  como  llegó,  7  vio  la  grada 
de  DtoS|Segosó;  7  exhortó  ¿  todos  qne 
con  propósito  de  oorenon  permanecieseis 
en  el  8cfior. 

21  Porque  era  varón  bueno*  7  llena  del 
Espíritu  Santo,  7  de  w;  7  mucha  gente 
fué  allegada  al  Señor. 

25  Y  se  partió  Barnabas  á  Tarso  para 
buseer  a  Sanio : 

26  Y  hallándole,  le  trajo  ¿  ¿ntioonia. 
Y  sueedió  que  todo  un  ano  se  reunieron 
altt  con  la  Iglesia ;  7  enseñaron  mndia 
gente :  7  los  discípulos  fueron  llamados 
Cristianos  primeramente  en  Antioqula» 

27  Y  en  aquellos  dias  descendieron  da 
Jerusalcm  profetas  á  Antioqula, 

28  Y  levantándose  uno  de  ellos,  llamado , 
Agabo,  daba  á  entender  por  el  Espíritu, 
que  habla  de  haber  una  grande  hambre 
en  todo  el  mando,  la  cual  también  vino 
en  tiempo  de  Claudio  Cesar. 

20  Entonces  los  discípulos,  cada  uno 
eonf&rme  á  lo  qne  tenia,  determinaron 
de  enviar  subsidio  á  los  hermanos  qna 
habitaban  en  Judea. 

80  Lo  cual  asimismo  hicieron,  en  viéndo- 
lo á  los  ancianos  por  mano  de  Barnabaa 
7  de  Sanio. 

CAPITULO  XIL 

Segunda  pmtcmcitm  dt  to  feferis  de  Jermatem  par 
Mtvodét  t  e*  la  mal  Smdtaao  (Pawtfo  él  Meáor)  é» 

MMMMft  pOY  *t»  f  PtéYé  pTW9  po?  #MffrMÉM*f  *M 

¡egJudSotí  ma$  Dio*  Je  tíbra  marmnli  mummt$  mar 
m  dngeL  2.  Barodat  por  haber  odmüido  divina» 
hoaraeeiel  pótala  Nmumw.  ee  aatttaaaa  da  JDfac.  # 

iJmanir 


Y  EN  el  mismo  tiempo  el  rej  Herodea 
tendió  las  mano*  para  maltratar  á 
algunos  de  la  iglesia, 

2  Y  mató  á  Santiago  el  hermano  de 
Juan  á  espada 

8  Y  viendo  que  babia  agradado  4  loa 
Judíos,  pasó  adalante  para  prender  tam- 
bién é  Pedro.  ,(Eran  entonces  loa  días 
de  los  panes  sin  levadura.) 

4  El  cual  prendido,!*  echó  en  la  oáreei» 


tOS  ACTO* 


***** 
eeldeaes  eme  le 

sacarle  al  pueblo  después  de  la  pascua. 

*  Asi  que,  Pedro  era  guardado  en  la 
oáteel;  maa  la  iglesia  bada  oración  i 
Dios  síq  cesar  por  él* 

t  Y  cuando  Heredes  le  hurta  de  sacar, 
aquella  misma  noche,  estaba  Pedro  dnr* 
miendo  entre  dos  soldados,  preso  eon 
de*  ssddnes,  y  los  guardas  Manta  de  la 
puerta  que  gus*dsben  laoárceL 

7  T,  houqní,  al  ángel  del  ftefior  sobre- 
Tino,  y  una  las  roaplahdeeló  en  la  car* 
cel:  y  hiriendo  *  Pedro  en  el  lado,  le 
despertó,  ¿ideado:  Levántete  presta- 
mente.   T  lis  cadenas  se  le  cayeron  de 


8  T  le  dtfo  el  ángel :  Ctftete,  y  átate  tas 
sendaltas.  T  lo  áise  asi  T  le  dijo: 
Eeéseteftu  ropa,  y  sigúeme. 

•  T  saliendo,  le  seguía;  y  no  santa  ene 
era  Tardad  lo  que  nada  el  ángel',  asas 
pensaba  qne  Tela  una  visión. 

10  T  eooio  pasaron  la  primera  y  la  se- 
gunda guarda,  vinieren  á  la  pnefta  de 
adorTo,  qaa  ve  á  la  eindeéyla  enal  se  les 
abrió  de  snyo;  y  salidos,  pasaron  ade- 
lante por  un*  eslíe;  y  luego  el  ángel  se 
aparté  de  es. 

11  Entonces  Pedro,  volviendo  en  si, 
dge:  Aneen  entiende  verdaderamente, 
qne  st  Sedo»  ha  enriado  sn  ángel,  y 
me  ha  Untado  de  la  mane  de  Heredes, 
y  <U  toda  la  exneotactoQ  det  pueblo  de 
leu  Judíos. 

»  Y  hnhlonde  eoneideinde,  llego  ácana 
de  Masia  la  madre  de  Juan,  el  qne  tenia 
por  sobrenombre  Mareos,  donde  mnehos 
eotnban  congregados,  y  orando. 

lt  T  sanando  Pedro  di 


cbar,  qne  se  llamaba  Rhode. 

Mía  euet  como  conoció  la  tos  de  Pe- 
dro,  de  gano  no  abitó  la  puerta,  steo 
oorrlendo  dentro,  dio  la  nueva,  qne  Po- 
dro estaba  ante  la  puerta, 

IftTeHee  sedeen»:  Setas  loca:  mas 
ella  aflmsaba  qne  eraasL  Entonces  ellos 
declan :  Su  ángel  es. 

16  Empero  Pedro  perseveraba  en  lla- 
mar; y  osuno  le  abrieron  la  puerta,  ss 
vieron,  y  se  espantaron. 

17  Mas  él,  haciéndoles  seflat  con  la  ma- 
no qne  causeen,  les  contó  como  el  Señor 
le  habla  sacado  de  la  cárcel ;  y  dfyo :  Ha- 
ced sabor  esto  á  ttanttago  y  á  los  her- 
manos.  T  salido*  se  partió  á  otro  lugar. 

18  Siendo  pues  de  din,  haafe  no  pono 


alboroto  éntrelos  uoJdndo*,  sobre  qne  se 
habla  hecho  de  Pedro. 

19  Mes  Heredes,  como  le  hueco,  y  no 
le  halló,  hecha  inquisición  de  los  guar- 
das, tes  mandó  llevar  á  la  muerto.  T 
descendiendo  de  Judea  á  Cesárea,  se 
quedó  ett. 

30  f  Y  Heredes  estaba  enejado  contra 
los  de  Tyro,  y  los  de  81don;  mas  eAos 
vinieron  de  acuerdo  á  él;  y  habiendo 
sobornado  á  Iftnste,  qne  ero  el  carnerero 
del  rey,  pedían  pan;  porque  las  tiseras 
de  ellas  eran  mantenidas  por  tas  del 
rey. 

a  Yon  un  dm  señalado, Heredes ves- 
tido de  ropa  real,  se  sentó  en  su  trono,  y 
les  arengaba. 

mr  el  pueble  adamaba,  o****.-  Ate 
es  le  Tea  de  un  dma,  y  no  de  un  hombre, 

28  Y  luego  el  ángel  del  Señor  le  hirió, 
por  cnanto  no  dló  la  gloria  á  IMos}  y 
comido  de  gaseaos  espiró. 

24  Mas  la  pafebm  del  Señor  erees*,  y  se 
nsultiplkaba. 

*5  Y  Bárnahea  y  talo  volvieron  de 
Jerueelem,  cumplido  a»  ministerio,  to- 
mando consigo  á  Juan,  el  qne  tenia  por 
sobrenombre  Marees. 

CAPÍTULO  XTJI. 

h»  á  §*tdánr  per  ¡a  Uammr  «•  ^apa*  oonrta^m 
al  Procónsul  de  lee  JBomamoa,  habiemd o  Pablo  herida 
decegmdaddimMagoqmleÉreebtía,  1  Sm  An- 
Meamei  de  retUna  MS  cea  eraade  cetuiaattia 
aweetcéa  ú  CMMv  ea  !■  eüH&éoa  de  tea  Jadiar  S> 
Mabteado  tambi**  de  predicar  el  eigtátnie  «toado, 

«Om,  y  mm  echado*  de  la  ciudad,  tre 

HABÍA  entonces  en  la  iglesia,  que 
estaba  en  AntloqoJe,  profetas  y 
doctores,*  como  Bernabé*,  y  Siseen-  et 
que  se  llamaba  Nlger,  y  Lóele  Cyreuee, 
y  Mañanen,  hermano  de  feche  de  He- 
rodes el  tetrerca,  y  Saine. 

d  Mioletrando  pues  mtos  al  Señor,  y 
ayunando,  é^  el  Espíritu  Santo  i  Apar* 
tádme  á  Barnabas  y  á  Sanio  para  m  osen 
para  la  enal  loe  he  Mamado» 

S  Entóneos  ayunando  y  orando,  y  po- 
niéndoles las  manee  eeoima,  fesenviaren. 

4  Asi  que  ellec,  enviados  por  el  Espíri- 
tu Santo,  descendieron  á  8sleoets;  y  de 
aW  navegsJfoa  á  Chipre. 

*  T  llogndoa  á  Sammlna,  atrunclnhnn  la 
palabra  de  Dios  en  Im  sinagogas  de  loe 
indios;  y  tenían  también  á  Juan  por 
asistente. 

0  Y  habiendo  atmTesado  m  Isla  hasta 
Papho,  hallaron  á  cierto  hechicero,  falso 
peeieta,  Jodio,  IssmadoBar-Jesos: 

m 


LOS  XCTOft. 


7  M  ene!  esteta  een  el 

gio  Panlo,  varón  prudente.  Este,  lie» 
uendo  á  Barnabes  y  A  Sanio,  «aseaba 
oir  la  palabra  de  Dios. 

8  Maa  te»  reeistia  Elymas  el  hechicero, 
(quo  aai  ae  interpreta  id  nombre,)  pro- 
curando de  apartar  de  la  fe  al  Procónsul* 

0  Entonces  Sanio,  que  también  $e  Varna 
Pealo,  lleno  del  Espirito  Santa,  ponien- 
do en  él  loa  ojos, 

10  Dtjo:  On,  Heno  de  todo  engaño  y  da 
toda  maldad,  hjfo  4el  diablo,  enemigo 
de  toda  jneticia,  ¿no  oreares  de  trastor- 
nar loa  caminos  rectos  del  Señor  t 

11  Anota,  posa,  ha  aqni,  a*  mano  del 
Bener  m  sobre  ti,  y  saris  ciego,  qne  no 
veas  el  sol  por  un  tiempo.  T  luego  cayo 
en  éi  oscuridad  y  tinieblas;  y  andando 
al  derredor  bascaba  quién  le  condujese 
por  la  mano. 

13  Entonóos  el  Procónsul,  Tiendo  lo 
que  habla  sido  hecho,  creyó*  meravUlaeo 
de  la  doctrine  del  Señor. 

13  1  T  partidos  de  Pepho,  Pablo,  y  los 
ene  estaba*  con  él,  rielaron  á  Perúes  de 
Pemphilhu  entonces  Juan,  apnrlándase 
de  ellos,  se  rolrló  á  Jeruaalem, 

14  T  ellos  pasando  do  Bargas»  vinieron 
á  Antioquuvffte  PUldie;  y  entrando  en  la 
sinagoga  nn  día  de  sábado,  se  ascnmroia 

16  T  despnes  de  la  leetnsa  do  la  ley  y 
de  los  profetas,  los  principes  de  la  sina- 
goga enviaron  á  ellos,  diciendo :  Varones 
y  hermanos,  ai  hay  en  vosotros  alguna 
palabra  de  exhortación  para  el  pueblo, 
hablad. 

16  Entonces  Pablo,  levantándose,  .he- 
cha asnal  de  $ÜmeU  con  la  mano,  dflo; 
Vánense  Israelitas,  y  los  qne  teméis  A 
Déos,  escuchad. 

lf  El  Inos  de  mU  pueblo  do  Israel  es- 
cogió á  nuestros  padres,  y  casslsó  el 
pueblas  alendo  ellos  oxtrangnrcs  en  la 
tierra  da  Egipto,  y  con  braao  knrantado 
lee  sano  de  eUs. 

18  Y  por  espacie  eemo  de  enerante  efios 
soportó  ene  oeetusnhres  on  el  desierto. 

12  Y  destruyendo  lea  siete  nsclonas  en 
la  tierra  de  Chanaan,  las  repartió  per 
suerte  la  tierra  da  alisa. 

20  Y  después  déoste  lm  éié  jueces  co- 
mo por  enatrocientos  y  cinco snts  afioa, 
hasta  el  profeta  Samuel. 

ZL  Y  entonces  demandaron  rey;  y  les 
dio  Dios  á8aul,  hijo  de  Cía,  varón  de  m 
tribuí  de  Benjamín,  por  cuarenta  anos.  * 

82  Y  quitado  aquel,  les  levanté  A  David 

porreyr«aoaalaMteatkaosa^eloiendo; 

1» 


Hchaahmoo  Davei,  A#»de  Jomo,  vssxm 
contarme  á  mi  eetaaop,el  cual  hará,  to- 
das rola  voluntades. 

23  De  la  simiente  de  este,  Dios,  con- 
forme á  su  promesa,  ha  levantado  paro 
Israel  un  Salvador,  Jesús ; 

24  Predicando  Juan  anees  de  en  venida 
el  bautismo  de  errepentlmJento  A  todo 
el  pueblo  de  Israel. 

25  Mea  como  Juan  cumpliese  su  car- 
rera, dijo:  ¿Quien  pensáis  qne  soy  yo  f 
Yo  no  soy  él;  mas,  he  aquí,  viene  en  pee 
de  mi  uno,  cuyos  espatos  de  los  pies  no 
soy  yo  digno  do  desatar. 

26  Varones  y  hennanes,  lujos  del  linoge 
de  Abraham,y  loa  qne  de  entre  vosotros 
temen  á  Dios,  A  vosotros  es  enviada  la 
pelaban  de  esta  salvación, 

27  Porque  loe  qne  habitaban  en  Jem- 
sslcm,  y  sus  principes,  no  conociendo  A 
este,  ni  Alas  voces  de  los  prontas  que  ee 
leen  todos  loe  sAbadoo»  oondenAndols  las 
cumplieron. 

20  Y  sin  hallar  en  ü  sansa  de  muerte, 
pidieron  A  Piloto  qne  Ihese  mnorta 

22  Y  habiendo  cumplido  todos  laseoaas 
qne  de  el  eran  escritas,  quitándoos  del 
madero,  U  pusieron  en  nn  sepulcro. 

80  Mas  Dios  le  levantó  de  entro  los 
muertos» 

21  El  cual  fué  víale  por  mnchoa  dios 
de  loe  que  hablan  subido  , 
con  él  de  Galilea  A  Jerasjdsas,  tan  i 
sen  son  testigos  ente  el  pueblo. 

82  Y  nosotros  os  anunciamos  la  buena 
nueva  de  aqaaUeorosansa  eme  me*  hecha 
áloe  podres,  • 

2*LacnelDioehncemn?lltoAnoeotron) 
los  lujos  de  ellos»  rmoeltando  A  Jeone: 
como  también  en  el  Salmo  ssgondo  está 
escrito:  Mi  sujo  oree  tu»  na  Une  ongen- 
drado  hoy. 

84  Y  qne  lt  levantad*  loe  muertos  pera 
nunca  mea  volver  A  coreop ijssh  dfcjpsot: 
Os  daré  lee  mfccrioordlee  nales  ewn* 
das  A  David. 

2»  Por  tanto  on  otro  ¿nono  alee  tam- 
bién: No  permitiros  qne  tu  Sonto  vea 
corrupción. 

20  Porque  Ala  verdad  David,  bebiendo 
servldoon  sn  edad  A  la  voluntad  de  Dioa, 
durmió,  y  rué  Juntado  con  ene  padree,  y 
vio  corrupción. 

27  Mas  aquel  que  Dios  levanto,  no  vio 
corrupción. 

22  Sotos  pues  notorio,  varonas  o  bao» 
manos,  qne  por  este  ee  os  anunciada  re- 
n^aion  de  pecados;    ■ 


LOS  ACTOS. 


»  Yfetedotoqoeportotoy  de  Moy- 
sea  no  pudisteis  ser  Justificados,  en  este 
ee  justificado  todo  aquel  que  creyere. 

40  Mirad  pnce  que  no  Tenga  sobre  "vo- 
sotros lo  que  está  dfteho  en  Km  profeta*: 

41  Mirad,  menospreciftdores,  y  man* 
Tillaos,  y  desTsneeéo*;  porque  yo  obro 
obra  en  meseros  enea,  obra  que  no  la 
creeréis  aunque  sigilen  os  le  contuve. 

4t  1 Y  saHdos  ras  indios  de  tostnngo- 
gá,  los  Gentiles  les  rogaron,  que  el  sá- 
bado sigílente  se  les  hablasen  satas  pa- 
labras. 

48  T  despedida  la  congregación,  ma- 
ches de  los  Judies,  y  de  los  prosélitos 
religiosos  siguieron  á  Panto  y  á  Berna* 
bas :  los  enalss  hnbttndolee,  les  perene- 
dlan  que  permaneciesen  en  la  gracia  de 
Dios. 

44  Y  el  sábado  Slgnlonte  se  Junto  casi 
toda  la  clodad  á  otr  la  petaba»  de  Dios. 

4»  Botonera  lea  Judtoa,  Tisana  las  mu*, 
titudes,  fueron  llenos  de  enriela,  y  eeu» 
tradeeten  á  lo  que  Panto  decía,  eontra- 
dlclenéo  y  btasfnsunrtn. 

49  Entonces-  ganso  y  Berna»  m,  nsnnde 
de  Hbertod,  dieron.  A  asistías  á  la 
Terdad  era  menester  que  se  os  nabinas 
primero  la  palabra  de  Dios;  mas,  pues 
que  la  deséchala,  y  os  juagáis  hnUgnos 
de  la  Tide  eterna,  he  aquí,  nos  TOUemo* 
á  los  Gentiles. 

47  Porque  asi  nos  lo  mandó  el  flcftoc, 
diciendo:  Te  no  pnotto  por  las  de  loa 
Gentiles,  para  que 
basta  lo  postra -a  doto  tintín. 

48  Y  los  Gentiles  oyendo  esto, 
gotosos,  y  gtorineaban  nv  palabra  del 
Señor;  y  creyeron 
dañados  para  vida  eterna» 

4»  Y  la  palabra  del  Mor  fué 
por  toda  aquella  región. 

60  Maa  los  Judíos  concitaron  á  las  mu- 
gares tantas  y  nobles,  y  á  loa  painel- 
palca  de  la  r  ni  dad,  y  lnranamrom  pecse» 
cuctou  contra  Pablo  y  Barasnaa,'  á  lea 
cuales  ornaron  do  ana  términos. 

51  BUon  entonees  saondtando  contra 
ellos  el  polre  da  sus  pisa,  se  Tintaron  á 
IconJo. 

W  Y  loa  diacipulea  Joeren  Uenna  de 
goao,  y  del  IspinUn  Santo. 

CAPITULO  XIV. 

Predica»  en  honioj  y  habitado  creído  marta*,  lo* 
Jndioe  1*3  dotpieritm  pU'Mt.wdOMf  p  tJÍOt WJMmtf 

%  Ifmé*  h+mmék  mmmmk 


/erMod4h»pié*,Mjpm*¡oiáólatruk4iui*r*Mcri- 
Jteor  como  d  dtottt,  MM  *tlo*  te*  eneeñom  al  *erdm~ 
dero  Dio*,   $.  /W  " 


Udo*  wmtmmd  mmátemm  jmjtmaifuqm 
Htmido,  y,  poniendo  en  «mmrfeWnre*,  • 
Antiogvta  de  donde  kmbian  —tido,  y  dmi  nah  dm 
mminHeriodlmiflmia. 

Y  ACONTECIÓ  en  ícenlo,  que  en- 
trados ambos  en  la  aiusgoga  de  toa 
Judíos,  hablaron  de  tal  manera  que  creyó 
una  grande  multitud  de  Junaos,  y  asnuna- 
mo  de  Griegos. 

2  Mas  loa  Jfjdloa  que  fueron  toerédu- 
los,  Incitaron  á  los  Gentiles,  y  corneal 
pleron  toa  anteaos  de  dtoe  eontra  toa 


8  Con  todo  eso  radeturtenmulli  rancho 
tiempo,  bablando  anhneeaaaenta  en  al 
8eftor,el  cual  duba  teatlmonlo  ato  pato* 
bra  de  tu  gracia,  dando  que  señales  y 
mllagnus  rnessn  hechos  pon  toa  manco  de 


4  Y  la  multitud  de  la  ciudad  fué  dfeldi. 
da;  y  unos  eran  con  toa  Juntos,  y  otros 
con  los  apóstoles* 

6  Mm  h»oiC€>do  ímpetu  toa  Judtos  y  toa 
Gentiles,  juntamente  con  sus  principes, 
para  afrentaaiat  y  apedrearlos, 

•  ITntsnnlénnañi  ellea  na  huyeran  áLto» 
tra  y  Derbe,  ciudades  de  I  jnaonla,  j  pnr 
toda  la  tierra  al  derredor; 

7  Y  allí  pradkanan  ni  evangelio* 

8  X  Y  un  Taran  de  Lmtra,  hnpotenée 
de  toa  pica,  estaba  sentado,  cejo  desdo 
el  Tieutre  de  au  madre,  que  J 


•  Inte  oyó  hnbtor  á  Pablo:  el  enul, 
eosao  puno  toa  ejoe  en  él,  y  tío  une  tonto 
té  para  ser  sano, 

10  Dtjo  é  gran  toe  :  Lerántate  derecho 
sobre  tus  pies.    Y  él  saltó,  y  añonara    • 

U  ¥  las gqst es, Tistotoque Pablo  1 
hecho,  alearon  la  ton,  diciendo  en  1 
Lyoaonto:  Dionea  en  semejnnm 
brea  han  deaeendldo  á  nueotrua, 

13  Y  i  Bernabé»  llamnban  Júpiter;  yá 
Pablo,  Mercurio,  porque  cate  era  ni  que 
ltorabe  to  palabra, 

IB  Entóneos  el  sacerdote  da  Júpiter 
que  estaba  delante  de  la  ciudad  en  ettoa, 
trayendo  torna  y  guirnaldas  datante  de 
laa  puertas,  quería  con  el  pueblo  ofrecer* 
fe*  sacrificio. 

14  Lo  cual  como  oyeron  toa  apestólos 
Samabas  y  Pablo,  rompiendo  sus  ropas, 
saltaron  en  medio  de  la  multitud,  dando 
roces, 

15  Y  dietondo:  Varonas,  ¿por  qué  ha- 
céis eetof  Nosotros  también  aomna 
hombrea  semejantes  á  Toaotroa,  que  os 

eme  de  ostra  TaoJdsdes  os 
1» 


LOS  ACTOS. 


yla  tierra,  y  flTftum,  y  todo  lo  que  está 


16  £1  cual  en  las  edades  pasadas  ha 
dejado  á  toda*  las  naciones  andar  en  m 
propios  caminos: 

17  Aunque  no  so  dejó  á  si  mismo  sin 
testamento,  bis*  hedendo,  dándonos  llu- 
vías  del  cielo,  y  tiempos  fructíferos,  He- 
nendo  de  tneutenJmleotof  y  de  alegría 


16  T  «Meneo  essas 
tuvieron  las  multitudes  á  que  no  les 


19 1  Entóneos  sobfeHuicton  unes  In- 
dios do  Autioqula  y  do  Iconio,  que  per- 
suadieron á  la  multitud ;  y  habiendo  ape- 
dreado á  fútalo,  k  sacaron  arrastrando 
fuera  de  la  ciudad,  pensando  que  ya  esta- 
ba moetto. 

«0  Mas  roteándolo  los  discípulos,  so 
levantó,  y  se  entró  en  la  dudad;  y  un  día 
después  se  partió  con  Barnabas  á  Dcrbe. 

bl  Y  come  hubieron  aaom dado  devon- 
gelio  á  aquella  dudad,  y  ensenado  á  mú- 
deos, vntvtérctiss  á  Lyssva,  y  Aleouto,  y 
AAntliqnls, 

23  Confirmando  los  sanólos  de  los  discí- 
pulo*, entortándoles  ene  pernnmeeicsen 
en  la  fi;  y  sasrddnddsi  que  es  menester 
ene  por  muchas  tributártenos  entremos 
cadiutaTdeDtoe. 

33  T  batiéndoles  ordenado  ándanos 
en  cada  una  de  las  Iglesias,  y  habiendo 
erado  eon  ayunos,  toe  encomendaron  ni 
Señor  en  el  cual  hablan  creído, 
•o*  T  pesando  por  FMeHa  dnéeron  á 
PampbilbL 

M  Y  babhmdo  predicado  mpalabm  on 
Itiges,  éessondlsron  A  Altai*. 

*  Ydealli  asTegaron á Antlequla, de 
donde  hablan  sWo  encomendados  á  la 
grada  ée  Dios  para  la  obra  que  ya  habito 


27  Y  como  vinieron,  y  Janearon  la  Igle- 
sia, relataron  cuan  grandes  cesas  habla 
hecho  Dios  por  medio  de  ellos ;  y  cómo 
habla  abierto  i  loe  «entiles*  puerta  de 
lata. 

28  Y  se  quedaron  allí  mucho  tiempo 
eon  lee  dtsdputoe» 

CAPITULO  XV. 

Segunda  turbación  intestina  de  la  iglesia  d  cauta  de 
la  circuncisión  u  observancia  de  la  leu,  d  la  cuat  Im 


ihi  itmt,  ivignu  eétísfmr  d  he»  Omtítm,  t.  Pe- 
nina  el  concilio  de  loe  apóstol**  u  la  iglesia  en. 

Jeruseucat  por  Ksptritfi  Suuto,  oue  no  ttan  obngadoé 

d*m)atf*ami40  iiiiÍUi  dea 


taitmi  lnt  ioieeia»  dt  ím  (ímtfíidmd  3.  Zs*  cmmmm- 
cion  entre  Pablo  u  Bammbas,  por  la  cual  m  apartam, 
d  jm  mnimi  et  sMMtngeueK 

ENTONCB6  algunos  que  venían  de 
Jadea  ensenaban  A  los  hermanos,  a» 
darían  .*  81  no  os  dresmoMsIs,  conforme 
al  rito  de  Moyses,  no  pedéis  ser  salvos. 

2  Así  que  hecha  una  disensión  y  con- 
tienda no  pequeña  por  Paseo  y  Barnabas 
contra  ellos,  determinaron  que  subtes** 
Feble  y  Bu  i  nabas,  y  dennos  otros  de 
estos  A  loe  apestóles  y  á  son  snidmisii  A 
Jerusslem  sobre  esta  cuestión. 

8  Eltoc  ps»st  acompañados  «trun  toeno 
por  la  iglesia,  pasaron  por  Phenlda  y 
Samarla,  contando  la  conversión  dé  toe 
Gentiles;  y  eanearon  grande  goso  A  to- 
dos tos  teimanos. 

4  Y  venidos  á  Jerusslem,  fueron  reci- 
bidos de  la  Iglesia,  y  de  los  epóeeofea,  y 
de  los  ancianos;  y  im  htdmon  saber  to- 
das fes  cenas  que  Dios  habla  hecho  por 
medio  deeHeOk 

*  Has  algunos  ele  la  sectn  de  los  Fari- 
seos, que  hablan  emnsfe,  so  Igvantarou, 
dldendo:  Quece  menester  tdrrnncidar- 
los,  y  nsundsefrs  que  guarden  la  ley  de 
Moyses. 

•  1  Y  se  Juntaron  leo  apóstolas  y  loe 
sedanes  para  conocer  de  esto  negocio. 

1  Y  habiendo  haeédo  grande  contienda, 
levantándose  Pedro,  les  dijo:  Varones  y 
heitnence,  voootroS  sábelo  cesan  ya  ha 
algún  ttompu  que  Bese  eaoogtt  de  entro 
nosotros,  que  toe  Geutflss  oyesen  por 
mi  boca  la  palabra  <tol  grangsMii»  y  ere* 


8  Y  Dios,  qOe  sonóse  tos 
tos  dio  imllmonin,  dándoles  d  Espirita 
Sentó  á  ellos  también  eotto  A  nosotros: 

•  Y  nenguna  snuumnemhino  entre  noeo- 
tros y  ellos,  purst iñudo  por  la  #J  sus 


16  Ahornónos,  ¿por  qué  fcne*aj»  A  Dtoe 
poniendo  un  yugo  sonso  la  corvte  de  toe 
discípulos,  que  ni  nnestpos  pedses  ni 
nosotros  hemee  podido  Mover? 

11  Antes  por  la  gradn  dd  Señor  Jesu 
Crieos  créeseos  que  ssntmos  salvos,  como 
también  ellos. 

18  Amonóos  toda  k.  multitud  cello,  y 
escucharon  A  Bernabee  y  A  Inbto  que 
contaban  cuántos  milagros  y  maravillas 
Dios  habla  hecho  por  medio  de  dios 
entro  los  aentUos 

w  x  o^upuow  que  ^rni^Kr^sr^uMsoo,  íwm- 
Usgo  respondió,  dlWeMdoi  Tarones  y 


LO»  ACTOS. 


14  Simón  a*  — sedo 
I>io8  visitó  los  Qonlile»»  per*  toMr  de 
entre  ello*  un  pnehta  pare  en  nombre. 

15  Y  con  fwto  concnerden  ms 
^  los  pto£^coau>esm  escrito  t 

16  Respira»  de  esta  veteare,  j  moteo 
raro  el  tabernáculo  de  David  ^ma  cataba 
emite;  7  reedificare  ene  suelea»  y  1»  vol- 
vere 4  levantar; 

17  Futa,  que  él  neto  de  los  hsenbres 
•busque  al  Señor,  y  todee  los  ttentlke 

aobee  los  cnales  es  llamado  sel  «onece, 
dice  el  Señor,  que  anee  todee  estes  coses. 

18  Notorias  á  Dio»  son  sodas  sea  obms 
deedemetendded. 

19  Por  laouel  jo  Juago,  ejne  loe  quede 
los  Gentiles  se  convierten  á  Dios,  no  han 
de  ser  inenlctodo» ; 

20  Sino  escribirles  que  se  aparte»  de 
las  contaminémonos  de  lee  ídoloe,  y  av 
fornicación»  y  de  lo  estraag»iador  y  cV 
sangre. 

21  Porque  Meyas»  desde  los  tiempos 
antiguos  tiene  en. cada  ei*dad  quien  le 
prediga» ee les  ilaagogaa, donde  esleído 


22  Entonces  pareólo  Mea  i  los  aposto* 
les,  y  á  los  saeteas»  coa  teda  la  iglesia, 
elegir  ckrim  varones  da  ellos,  y  enviar- 
los á  Antioqnia  con  Pablo  y  Barnebae, 
es  á  asean  á  Aída»  q*e  tenia  por  eebre- 
nombre  Bajeabas,  y  á  filias,  vareóos  prin- 
cipales enees  lee  aérasenos; 

&  Y  escribir  per  mano  de  eissa  así: 

'  Los  apóstoles,  y  lee  eaolanoe,  y  loa  ner» 

nmoeevd  lo»  hersaaaes  de  loe  Gentiles 

qae  están  en  Autlequie,  y  en  Syria,  y  eai 

CUicla,  aalndt 

24  Por  cuanto  neme»  otdo  ene  ajgu* 
nos,  que  han  salido  de  eoantros,  oa  kan 
ieoufrtgfr  aee\  palabras,  tmctornnndo 
vuestras  almas,  mandando  ekomaoidBaee 
y  gaardar  la  ley,.  4  los  oaales  no  dimos 
14  comisión: 

25  Nos  na  parecido  bien,  congregada» 
en  nao»  elegir  varones,  y  enviarse»  á  vo- 
sotnoe  con  nuestra»  amados  Bernabé»  y 
Panto, 

28  Hombrea  eme  han.  arrieeemgo  sea 
vidas  por  el  nombre  de  nueetrai  Señor 
Jesu  Cristo. 

27  Asi  que,  enviemos  á  Judas,  y  á  Siles, 
lo»  cáeles  también  por  palabra  <m  harán 
saber  lo  mismo. 

28  Porque  na  parecido  bien  al  Espirita 
Santo,  yánoeearoa,  de  no  imponeros  otra 
caiga  adema»  de  estas  eeeas  necesarias : 

29  Qae  os  apartéis  de  la»  cosas  saceV 


á  sesión,  y  de  sangres  7  -«a-  lo 
eataamraaado,  y  de  ssrnlsaalong  4»  mi 
cuales  cosss  si  os  guardareis,  haréis  Meav 
Bien  tengáis. 

80  Ellos  ontosmea  enviados  dsssonaio- 
ron  4  Antioouia,  y  juntando  la  multitud, 
dieron  m  eatjta» 

SI  La  cual  como  leyeron,  fuesen  fon> 
sos  de  le  oonaoUeJon. 

22  Y  Jadas  »  Sitas,  como  eUoa  también 
eran  profetas,  exhortaron  y  oonflrmaren 
41o»  hermana»  aon  aheadanciado  pala- 
bra. 

88  T  pesende  afíi  algan  tiempo  fueren 
enejado»  do  I  iii  beamenea  áloaapaseesm 
en  paz. 

84  Mea  á  filias  pasado  oim  de  puédame 
allí  aun. 

85  También  Pablo  y  Bateaba»  ae  este» 
ban  en  Antioqnia»  ensenando  y  peed k no 
do,  con  eiffos  innchoo  támbete,  la  palabra 
del  Señor. 

«I  T  T  despees  de  algunas  día»  Pablo 
dooáJBsroabas:  Volvamos  á  visitar  lea 


enalte  hemos  ptedkado  la  pasante  del 
Señor,  d  ver  cómo  están. 

87  Y  Boxeabas  quería  qae  temasen  con- 
sigo i  Joan,  el  qae  tenia  por  sebrenom- 
bre  Marcos: 

88  Mas  á  Pablo,  le  paresia  que  no  bable 
de  ser  tomado  el  que  se  nabjn)  enastado 
de  ellos  desde  Bunobina,  y  no  habla 
ido  con  ellos  á  la  obre, 

89  Y  nabo  tal  contención  entre  ellos, 
que  se  apartaron  el  ano  del  otro;  y 
Bernabé*  tomando  á  Marees  navego  4 
Chipre. 

40  Y  Pablo  smogiendoáflima,  se  partió, 
encomendado  por  loa  hermanos  4  la  gnv 
dadoDioa. 

41  Y  anduvo  laJsyria  y  la  Cuida  con- 
firmando  las  igsffaw. 

CAPITULO  XVI. 

^Onw  ^090^090  mWnnOtneOOn  ■Mentira  M  SMMI  fMT  CBMt* 

pmAero  cu  mi  nnnitterio,p  9$  c&renntenn  por  eoitor 
tt  ttedndah  de  he  Jodie*.  %.  Son  amonestado*  por 
el  RqArit*  Santo  de  no  prtdiear  tt  evangelio  en 

n.ÍAeonveronmaeI*jdia.  i.Fahmtio/mrmfmUe 
d  *n  demonio,  de  una  mona,  lo*  amo*  por  la  pérdida 
de  h.  ganancia  orne  tentón  di  wm  adivinado***,  he 

pneetee  m  odrtn%  donde  ton  ounuedoedoljnvor  de 
JHot,wconviermmeaEvo3ngehoaieoroeUro^fdkHÍo) 
mfamOim;  o  otro  día  entendiendo  el  maoietrado 
yac  eran  toman—,  toe  enoim  de  Im  tierra  eon  rnegoe. 

Y  VINO  hasta  Derbe,  y  Lystra ;  y,  be 
aquí,  estaba  allí  cierto  diseipnlo,  Ikv 
msdoThootheo,  UJo  de  una  muger  Judia 
se  su  pedae  ew  Griego. 
188 


LOS  ACTOS. 


2  Be  este  ¿atea  baca  teettmoai*  lo* 
hermano*  qae  estaban  «a  Lystra  7  em 
leoslo. 

3  Este  quiso  Pablo  que  ¿ucee  coa  el;  y 
tomándote)  le  ekeaaeMa,  por  causa  de 
eos  Jaaloaqaeeetoaea  ea  «aneaos  lagar 
res;  porque  todoe  sabian  qae  su  padre 
emtfriego» 

4  Y  como  pasaban  por  lea  ciudades,  lee 
dabaa  para  qae  guainsoea  loe  decretes, 
sao  hablan  sido  determinados  por  loe 
apostólos  y  loe  aaoáaaoa  aae  estaban  en 
Jerusalem. 

5  Asi  qae  las  iglesias  eraa  eoaflnnadas 
ea  U,  f  eraaama  saladas  enaasaero  eada 
di*. 

***  %  X  paseado  á  Phrygia,  y  á  la  pro  via- 
da de  Galacla,  les  fué  vedado  por  al  Es- 
píritu santo  prediear  la  palabra  ea  Asia, 

7  T  oeaio  viaieroa  4  MyaYa,  teatarea 
de  k  á  By  thmia,  ana  bo  m  lo  permitió  el 
Espíritu. 

•  Y  paseado  por  Myeis,  bajaros  áTroee. 

8  Yae  le  apareció  á Pablo  de aoeheaaa 
vlsioa:  üa  raros  Alaeedoaio  estaba  ea 
pié,  roncóle,  y  dióeudo:  PasaáMaoe- 
donia,  y  ayúdanos. 

10  T  como  vio  la  visión,  laego  procu- 
ramos partir  á  Maceáosla,  certificados 
que  Dios  nos  llamaba  para  que  les  predi- 
eásemoe  el  Evangelio. 

11  Y  partidos  de  Troea,  vinimos  camino 
dereebo  á  Samotaiaoss,  y  eldfo eiguieey 
te  á  Neapolls. 

U  Y  de  aUi  á  Philipos,  que  ee  la  pri- 
mera  ciudad  de  aquella  parte  de  Maoe- 
doola»  y  e»  aaa  eolonia;  y  estuvimos  ea 
aquella  ciudad  algunos  dias. 

Id  %  YeaeldmdeeábadoaaUmosde 
la  ciudad  al  rio,  donde  eolia  hacerse  la 
oración ;  y  sentándonos  hablamos  á  las 
mageres  que  se  hasiaaJuntado. 

14  Eutonces  una  m^er,  llamada  Ly- 
dia,  que  vendía  púrpura,  de  la  ciudad  de 
Thyatira»  temerosa  do  Dios,  oyó :  el  so- 
rasou  do  laeaal  abrió  el  Seaor,  para  qae 
estuviese  atenta  á  lo  que  Pablo  decía. 

15  Y  como  fré  baailsads»  cea  su  casa, 
«es  rogó,  diciendo:  ai  habeie  juagado 
que  yo.sca  flcl  a!  8eftof,  entrad  en  mi 
casa, y  posad;  y  aos  consisifiió. 

16  1f  Y  aconteció,  que  yendo  nosotros 
á  la  oración,  una  muchacha  que  tenia 
espíritu  Pithónico,  nos  salió  delante;  la 
cual  daba  icrande  ganancia  á  sus  amas 
adivinando» 

17  Esta,  siguiendo  á  Pablo,  y  á  nosotros, 
daba  voces,  diciendo :  Estos  hombres  son 

196 


siervos  del -Dios  Alannno,  los  1 
caisflsn  el  esmftao  de  eaivackm. 
18  Y  esto  asese  por  aneaos  días,  mas 
iBiagssjdado  Feble,  ee  voMó,  y  <h>  al 
espirita:  Te  aseado  ea  el  nombre  4e 
Jeea€risto,qaeeslgaideelkL    YeaVÓ 

10  Y  visáis  sai  smosqaeaabia  calido 
la  esperaasa  de  su  ganaaeta,  prendieron 
á  Pablo  y  á  Bifes;  y  te  trajeron  á  la  pnv 
as,  alas  acuosidades. 

29  Y  arasearáadoloi  á  lee  magietradoa, 
dJjeroa¿  Eeiee  Imanares  sibofstnu  aaes- 
tsa  Mudad,  aleada  dadlos. 

21  Y  enseñan  costumbres,  las  cáeles  ao 
aos  es  licito  recibir  ai  ajmrdofi  paos  so- 
mos Borneaos. 

22  Y  concurrió  la  multitud  costra  ellos; 
y  los  magistrados  rompiéndoles  sae  ro- 
pas te  maadaron  agotar  asa  varas. 

28  Y  despape  qae  loe  tapiaros  herido 
de  muchos  acotes,  te  echaron  ea  la  car- 
ecí, mandando  al  carcelero  qae  les  guar- 
das* con  diligencia.    . 

n  Tí  rinl  roetbiáe  este  maaiamlnatn, 
los  metió  en  la  cárcel  de  mas  á  dentro,  y 
les  apretó  los  pies  ea  el  cepo, 

25  Mas  á  asedia  noche  erando  Pealo  y 
Siles,  cantaban  himnos  á  Dios;  y  los  que 
estaban  presos  los  osan. 

26  Entonces  fué  hecho  de  reponte  un 
gran  terremoto,  de  tal  manera  que  los 
cimientos  de  la  céroel  se  movían;  y  lae- 
go todas  las  pasteas  ee  abrieron;  y  las 
prisiones  de  todos  ee  soltaros.  % 

27  Y  despertado  el  ceioalero»  essao  vio 
abiertas  las  puertas  de  la  cárcel,  sacando 
la  espada  se  quería  meter,  acensado  qao 
los  presos  se  habtaa  anida. 

28  Mas  Pesio  clamó  4  gmavos,  dicien- 
do: No  te  hagas  sáugun  mal:  anotónos 
celemos  aquí. 

22  11  eateness  pediendo  aaa  Isa,  entró 
dentro,  y  temblando  se  derribó  áloe  pies 
de  Pablo  y  de  «les. 

22  Y  sacándolos  ruara,  les  d|jot  «sao- 
res,  ¿Que  debo  yo  haeer  pasa  ser  salvo? 

21  Y  ellos  U  dieron:  Cree  en  el  ftefior 
Jeeu  Cristo,  y  serás  salvo  tu,  y  tu  osea. 

82  Y  le  hablaron  la  paseara  del  Señor, 
y  á  todoe  loe  que  estaban  ea  ea  cesa 

88  Y  tomándolos  él  en  eqasUa  misma 
hora  de  la  noche,  les  lavo  loe  cardena- 
les ;  y  fué  bautizado  luego  él,  y  todoe  loe 
suyos. 

84  Y  llevándolos  á  su  cesa,  les  puso  la 
mesa;  y  se  regaceó,  creyendo  «a  Dios 
coa  toda  su  < 


EOS  ACT08. 


89  1  Y  comoTCo  49  din,  los  magtstre- 
dos  enviaron  los  alguaciles  mtcarcebh^ 
diciendo;  toeka  A  aqaeltos  hombres. 

36  Y  el  carcelero  biso  Ittar  estas  pela- 
bras  i  futió,  dtetendsj  Los  foagisaatiss 
han  enviado  que  seáis  sueltos:  asi  qme 
abosa  salid,  y  Moa  sn  pea. 

87  Entonces  Pablo  les  d*o:  Acatados 
pábUcataeate  sta  habernos  sino,  nos 
sobaron  en  la  sáreei,  siendo  hombres 
Romanos;  ¿ y  ahora  nos  echan  oacablar- 
tamente?  No,  por  eftette;  sino  vengan 
silos  acurraos,  y  nos  sequen. 

88  T  los  alguaciles  volvieron  á  decir  á 
los  magistrados  estas  palabras ;  y  tuvie- 
ron  miedo,  otee  nns  eran  Bésennos. 

88  T  viniendo  les  tapttearo*,  y  saeán- 
dofoe,  le*  rogaron  que  se  saliesen  da  la 
mudad» 

40  Entonces  settdoc  delsceroel,  ontnv 
ron  sn  osas  ds  Lydla,  y  vistos  les  herma- 
nos, los  consolaron,  y  se  fueron* 
CAPITULO  xvn. 

Predio*  Artfct»  Thonutonioa  4  POS»,  4*  domé*  o» 

4MMMfl^^B^Í0#MnMMO#SiStrW«fMt*CMMrMy4r" 

toemeiou  doto»  Jodio».  I  Predicando  H  cu  Berta* 
alH  le  viene*  d  levantar  persecución  lo$JwKo$  do 
Thetatonica,  por  h  cmml  o»  tinado  4  Jtt*mm%  $. 
Domé*  vista  te  ioolatria dota  r4íktt predica w dis- 
puta contra  oOm^jf  contra  loé  Epicúreo»  y  Estoico» 
FtMso/vs.  4.  K»  nevado  del  pmvbtod  un  tnpnr  con- 
cmimt»  parm  »tr  oido,  doméo  prodmtamdo  m  ooréa 
doro  oosmycimiesmo  do  Dios*  te  reomroosmm  do  lo» 
muerto»,  y  el  juicio  Jtmal  por  Crido,  uno»  se  borlan 
do  A,  y  otro»  se  convierten,  entre  lo»  emole»  e»  Dio- 
meto,  loomrda,  4  Atorad»  d«l  Aroopapo. 

Y  PASANDO  por  AmnMpOhn,  y  por 
Apofonía,  vinieron  á  Thosslonlca, 
donde  habta  sinagoga  de  Judíos. 

2  T  Pablo,  como  acostnmbrabm  entro 
á  efios,  y  por  tres  sábados  resoné  eon 
ellos  de  las  Escritora*, 

8  Declarando  y  proponiendo,  qne  era 
menester  que  el  Cristo  padeciese»  y  resu- 
citase de  loa  mnertos ;  y  qne  esto  Joras, 
el  cnal  yo  os  anuncio,  es  el  Cristo. 

4  Y  aleamos  stoelloe  creyeren,  y  esjun- 
taron  eon  Pablo  y  eon  filias;  y  de  los 
Griegos  religiosos  ana  grande  mtútltnd; 
y  mngeros  nobles  no  pocas. 

6  Entonces  los  Judíos  qne  eran  incré- 
dulos, movidos  de  envidia,  tomando  á 
algnoos  vagabundos,  nudos  hembras,  y 
juntando  comparta,  alborotaron  la  do- 
dad;  y  acometiendo  la  enea  de  Jason, 
procuraban  sacarlos  al  pneblo. 

6  Y  na  tallándolos,  trajeron  á  Jason  y 
á  algunos  hermanos  á  las  autoridades  de 
la  dudad,  dando  vocee,  diciendo:  Estos 
son  los  que  trastornan  el  mundo,  y  han 
venido  acá  también ; 


7  Asm  anales  Jason  ha  reoflMdo,  y  to- 
dos estos  hacen  contee  los  decretos  de 
Cesar,  alelando  qne  hay  otro  rey,  tas  tal 


8  Y  alborotaron  el  pneblo  y  á  las  au- 
toridades ds  la  ciudad,  oyendo  estas 

9  Mas  recibida  nansa  de  Jason,  y  ds  los 
demáa,  los  solwron, 

10  1  Entonces  los  hermanos  tango  de 
noche  enviaron  A  Pablo  y  ánHasá  Beree, 
los  cuales  como  llegasen,  entraron  en  la 
sinagoga  de  los  Judíos. 

11  Y  tuero*  estos  inosnoblm  que  loe  de 
Thessftouiea,  en  qne  recibieron  la  palabra 
con  toda  codicia,  escudrinando  cada  dia 
las  Escrituras,  para  ver  si  satas  cosas 
eran  asi 

18  Asi  que  srsyeron  muchos  ds  ellos, 
también  do  mugeree  Griegas  nobles,  y 
de  varones  no  poses, 

18  Mas  como  entendieron  los  Judies  de 
Tnesalonice  que  en  Berna  sea  predicada 
por  Pablo  la  palabra  ds  Dios,  vinieron 
tamoten  alia  alborotando  el  pneblo. 

14  Empero  luego  los  hermanos  envia- 
ron e>  Pablo  que  fucee  hasta  la  mar;  mas 
aUas  y  Timotheo  se  quedaron  asm  allL 

16  Y  loa  qne  babean  tomado  á  sargo  á 
Pablo,  le  llevaron  hasta  Athenas;  y  to- 
ncado mandato  de  él  pare  Bus*  y  Tlmo- 
theo,  qne  viniesen  á  él  lomas  presto  qne 
pudiesen,  ss  partieron. 

18  1  Y  esperándolos  Pablo  en  Athenas, 
su  espíritu  se  deshacía  en  el,  viendo  la 
dudad  dada  á  fa  idemtrm. 

17  Por  lo  cnal  amputaba  en  la  sinagoga 
con  los  Judíos  y  los  hombres  religiosos, 
y  en  la  plaza  cada  día  con  les  que  le 


18  Y  algunos  ttósofos  de  los  Epicúreos 
yde  los  Estoicos  disputaban  con  él;  y 
unos  decían :  pfeeé  quiere  decir  este  pa- 
labrero f  ■  Y  otros:  Parece  que  es  pre- 
dicador de  nuevos  dioses;  porque  les 
predleaba  á  Jesús,  y  la  resurrecnten* 

10  1  Y  tosnáadoic,  le  trajeron  al  Areo- 
pago,  diciendo :  ¿Podremos  saber  qué  «as 
esta  nueva  doctrina  que  td  anuncias  t 

20  Porque  haces  llegar  á  nuestros  oídos 
ciertas  cosas  extrañas:  queremos  pues 
saber  qué  quiere  ser  esto. 

SI  (Porque  todos  los  Athenienses,  y  los 
extrangeroe  que  aUi  moraban,  en  nin- 
guna otra  eoaaventendian  sino,  6  en  de- 
cir, 6  en  ©ir  alguna  cosa  nueva. 

88  Entonces  Pablo  puesto  en  pié  en  me- 
dio del  Areopago,  dijo:  Varones  Athe- 
187 


LOS  ACTOa 


BteBMt,ei  todo  ve©  que  note 
dsinctttefniigloisw; 

28  Porque  pasando,  y  misando 
santuarios,  hallé  un  altar  en  el  cual 
WeeU  Inscripción:  AL  UK*  RO  O0- 
1KOCIBO.  Aquel,  puse,  que  vosotros 
adoráis  aln  conocerle,  á  eate  oe  anm- 
«Joyo. 

24  El  Dios  qne  hizo  el  mundo,  y  todas 
las  cenas  que  ney  en  A,  este  como  es 
atanor  del  cttlo  y  de  la  tierra,  «o  habita 
en  temptoa hadaos  de naa—a; 

36  NI  es  scnrldo  por  manos  de  hotn- 
brce,como si  necesitase  de  sigo;  pues  él 
ala  á  todos  vida,  y  atiento,  y 


W  Elena!  Meo  de  nna sanen*  sangre  á 
todas  las  naciones  de  los  hombres,  par» 
qne  habitasen  sobre  toda  la  has  de  la 
tierra,  determinando  el  orden  de  les  tiem- 
pos, y  los  términos  de  la  habetaeleu  de 
ellos; 

27  Fasn e^e  naneasen á Dios, sien algu- 
na  manera  palpando  le  hallasen :  «nnqne 
por  cierto  no  está  lejos  de  eada  ene  de 
nosotros. 

98  Porque  en  él  vivimos,  y  nos  more- 
mos, y  tenemos  nnestro  ser;  como  tam- 
bién algunos  de  ira  estrés  poetas  dijeron : 
Poique  somos  también  en  lluege. 

20  tiendo  pnee  llnage  de  Dios,  no  he- 
moe  de  pensar  qne  le  Divinidad  sea  seme- 
jante ó  á  oro,  6  á  piste,  o  á  piedra,  6  á 
esenUnra  de  artificie,  6  de  huniginacion 
dehoenoree. 

80  T  disimulaba  Dios  los  tiempos  de 
aquella  igneranela;  mas.  ahora  manda  á 
todos  los  hombres,  en  todas  partes,  qne 
se  arrepientan: 

31  Por  cnanto  ha  establecido  mi  dm,  en 
el  enal  hade  jangar  con  justaste  4  todo 
el  mondo  por  aouei  varón  qne  él  ha  eefia- 
lado;  d»  Je  cual  he  dado  testimonio  á 
todos,  levantándole  de  los  muertos. 

83  1  T  como  oyeron  la  rmurreeeton  de 
loe  mnertos,  nnos  se  bnriaban ;  y  otros 
decían :  Te  oiremos  acerca  de  esto  otra 
"ven. 

88  T  asi  Pablo  salid  de  en  monto  de 
olios. 

84  Mas  signóos  creyeron,  juntándose 
con  él :  entre  loe  cuales  fmé  Dionisio  él 
del  Areopago,  y  nna  mugar  llamada  Do- 
marla, y  otros  con  ellos. 

CAPITULO  xvm. 

PmkU  viem  é  €»mtk»,  domdo  porm  ******  wm- 
cko$  metom  éUhmyüb,  yjwr  oxhortacio»  écDio* 
~ 9 1 mtdio.   %lo$Jmdio»U  «teman 
\ti  orna liwfct  mtátrtoir.  S. 
188 


»4UMO*emre-4aoiffMipe>« 

nmUx  dportir  4  vifi*rkuitk*im.   \>PrUeüa9 
Aquila  instruyen  mas  cumplidamente  é  Apolo»  «t 

sjuvu^  en  Me*  tpMFvu»  #tu  ém  MunememaV 


PAftABA»  setas  oeeas  Pable,»  partió 
de  Alternan,  y  vino  á  Ceetanho. 

9  Y  hallando  á  mi  Judio  llsmano  Águi- 
la, natural  del  Ponto»  qne  hacia  pono 
qne  henea  venido  de  Halla,  y  4  Priscü* 
en  mngei\  (porque  Claudio  habas  mena- 
dado  qne  todos  loe  Junaos  wiHasan  de 
Sonsa,)  so  vino  á  ellos  c 

8  Y  porque  ere.  de  en  oHeto,  penó  oom 
eHoa,  jr  trabajaba;  porque  al  oddo  de 


4  Y 


en  ln  sinagoga  todos  son 
á  Judíos,  y  áGrle- 


5  Y  como  8tlss  y  Timotheo  vinieron  de 

frftetu,  tefttteeode  áloe  Judien  neo  Jeeue 
sf  el  Cristo.  , 

6  Mee  contradiciendo  y  blasfemando 
citoe,  les  d^o,  saendiendo  tut  veetMoo: 
Vuestra  sangre  am  sobre  vuestra  enhene ; 
yo  estoy  limpio :  desde  ahora  me  Iré  áloe 
Gentiles. 

T  Y  partiendo  de  nHf ,  entré  en  cana  de 
uno  llamado  Jnsto,  temeroso  de  Dios,  m 
caso  del  enal  estaba  junto  á  la  sinagoga. 

8  T  Crispo,  el  principe  de  te  sinagoga, 
creyó  en  el  Señor  con  toda  su  caen;  y 
muchoode  JosOorinthlee  oyendo,  citáen, 
y  faeroo  bonttnedoe. 

•  Bntenees  el  Señor  dtyo  de  noche  en 
visión  4  Pablo:  No  tenNevstno  haMn,  y 
no  eslíes; 

10  Porque  yo  estoy  contigo»  y  ninguno 
te  acometerá  para  hacerte  mal;  porque 
yo  tengo  mucho  pueblo  en  esta  dudad. 

11  YssqoeneettunatoysemnMaet, 
snseWAndelee  la  palabra  do  Dios. 

12  1  Y  siendo  GaHIon  Proeóusei  de 
Acbaya,  loe  Judíos  se  levantaron  unáni- 
mes contra  Pablo,  y  le  trajeron  al  tribu- 
na, 

18  Diciendo :  Bste  persuade  á  los  hom- 
bres á  adorar  á  Dios  contra  la  ley. 

14  Y  cómo  PhMo  Iba  á  abrir  la  boca, 
Gatíkm  dgo  á  los  Judíos :  tt  Ibera  algnn 
agravio,  ó  algún  crimen  enorme,  oh  Ju- 
díos, conforme  4  derecho  yo  os  tolerara; 

15  Mas  al  son  cuestiones  de  palabras,  y 
de  nombres,  y  át  vuestra  ley,  védfe  to- 
so tros;  porque  yo  no  quiero  ser  juen  de 


18  Y  los  echó  del  tribunal 

17  Entonces  todos  los  Grkgoa  tonaanéu 


LOS  ACTOS. 


é  Bostftene*,  prlficlpe  de  la  sinagoga,  te 
berian  delante  del  tribunal;  y  á  Qallion 
nada  se  le  daba  de  ello. 

18  1  Mas  Pablo  habiendo  permanecido 
aun  eM  muchos  días,  despidiéndose  de 
los  hermanos,  navegó  á  Syria,  y  con  él 
Priscila  y  Aquila,  habiendo  raido  m  ca- 
ben en  Cenchreas,  porque  tenia  voto. 

19  Y  llegó  á  Epheso,  y  los  dejó  allí ; 
mas  él  entrando  en  la  sinagoga,  razonó 
con  los  Judíos. 

20  Los  cuales  rogándote  que  se  que- 
dase con  ellos  por  mas  tiempo,  no  te  lo 
concedió. 

21  Antes  se  despidió  de  ellos,  diciendo: 
Bs  menester  que  en  todo  caso  yo  guarde 
la  fiesta  que  viene  en  Jerusalem ;  mas 
otra  vez  volveré  á  vosotros,  si  Dios  quie- 
re.   Y  se  partió  de  Epheso. 

22  Y  descendido  á  Cesárea,  subió  á  Je- 
rnaalem,  y  safado  á  la  iglesia,  y  descendió 
á  Antioquia. 

23  Y  habiendo  estado  atti  algún  tiempo, 
se  partió,  andando  por  orden  la  provin- 
cia de  Gáfetela,  y  la  Phrygia,  esforzando  á 
todos  los  diseipttlos. 

21  1T  Llegó  entonces  á  Epheso  un  Judio 
llamado  Apolos,  natural  de  Alejandría, 
Varón  elocuente,  poderoso  en  las  Escri- 
turas. 

25  Este  era  Instruido  en  el  camino  del 
Señor;  y  siendo  fervoroso  de  espíritu, 
hablaba  y  ensenaba  diligentemente  las 
cosas  del  Señor,  entendiendo  solamente 
el  bautismo  de  Juan. 

26  Y  comenzó  á  hablar  denodadamente 
en  la  sinagoga,  al  cual  como  oyeron  Pris- 
cila y  Aquila,  le  tomaron,  y  le  declararon 
mas  particularmente  el  camino  de  Dios. 

27  Y  queriendo  él  pasar  á  Achaya,  los 
hermanos  exhortándote,  escribieron  a  los 
discípulos  que  le  recibiesen ;  y  venido  él, 
aprovechó  mucho  á  los  que  por  la  gracia 
hablan  creído. 

28  Porque  con  gran  vehemencia  con- 
vencía públicamente  á  los  Judíos,  de- 
mostrando por  las  Escrituras  que  Jesús 
es  el  Cristo. 

CAPITULO  XIX. 

Pablo  vuelto  hasta  Kpheso  instrupe  en  el  Evangelio  y 
batUita  d  alguno*  que  halló  alH  enseñado*  y  bautiza- 
dos del  bautismo  de  Juan,  los  cuales  reciben  el  Espí- 
ritu Santa,  i.  Apoma  y  constituye  la  iglesia  y  hace 
mucha*  sanidades.  8.  Algunos  delosexorcistas Judia* 
queriendo  contrahacer  la  virtud  de  Pablo  en  el  nom- 
bre del  Señor,  son  maltratados  de  un  endemoniado. 
4.  Multiplicase  la  iglestm  en  Epheto.  &.  Levantas*, 
un  grande  alboroto  contra  Pablo  v  sm  compañero» 
por  lo*  que  vivían  del  artificio  de  los  ídolos  y  idolo- 
triade  Diana:  el  cual  apacigua  ti  escribano  de  la 

8pan.  60 


Y  ACONTECIÓ,  que  entré  tanto  qne 
Apolos  estaba  en  Corintho,  Pablo, 
andadas  las  regiones  superiores,  vino  á 
Epheso,  donde  hallando  ciertos  discí- 
pulos, 

2  Dueles :  ¿  Habéis  recibido  al  Espíritu 
Santo  desde  que  creísteis?  Y  ellos  le 
dijeron :  Antes  ni  aun  hemos  oido  si  hay 
Espíritu  Santo. 

8  Entonces  les  dtfo:  ¿En  qué  pues  ha- 
béis sido  bautizados?  Y  ello*  dieron: 
En  el  bautismo  de  Juan. 

4  Y  dtyo  Pablo :  Juan  en  verdad  bautizó 
con  bautismo  de  arrepentimiento,  di- 
ciendo al  pueblo,  que  creyesen  en  el  que 
habla  de  venir  después  de  él,  es  á  saber, 
en  Jesu  Cristo. 

5  Oidas  estas  coma»  fueron  bautizados  en 
el  nombre  del  8efior  Jesús. 

6  Y  como  Pablo  les  puso  las  manos  en- 
cima, vino  sobre  ellos  el  Espíritu  Santo, 
y  hablaban  en  lenguas  extrañas,  y  profe- 
tizaban. 

7  Y  eran  los  varones  todos  como  doce. 

8  Y  entrando  él  dentro  de  la  sinagoga, 
hablaba  libremente  por  espacio  de  tres 
meses,  disputando  y  persuadiendo  del 
reino  de  Dios. 

9  Mas  cuando  algunos  se  endurecieron, 
y  no  querían  creer,  antes  dijeron,  mal  del 
camino  dd  Señor  delante  de  la  multitud, 
se  apartó  Pablo  de  ellos,  y  separó  los  dis- 
cípulos, razonando  cada  dia  en  la  escuela 
de  un  cierto  Tyranno. 

10  Y  esto  fué  hecho  por  espacio  de  dos 
años,  de  tal  manera  que  todos  los  que 
habitaban  en  Asia,  asi  Judíos  como  Grie- 
gos, oyeron  la  palabra  del  8enor  Jesús. 

11  Y  hacia  Dios  milagros  no  cuales- 
quiera por  las  manos  de  Pablo. 

12  De  tal  manera  que  aun  llevasen  á  los 
enfermos  panos  y  pañuelos  de  sobre  su 
cuerpo ;  y  las  enfermedades  se  iban  de 
ellos,  y  los  malos  espíritus  sallan  de  ellos. 

13  Y  algunos  de  los  Judíos  exorcistas 
vagabundos  tentaron  á  invocar  el  nom- 
bre del  Señor  Jesús  sobre  los  que  tenían 
espíritus  malos,  diciendo:  Os  conjura- 
mos por  Jesús,  el  que  Pablo  predica. 

14  Y  había  siete  hijos  de  un  tal  Sceva, 
Judio,  príncipe  de  los  sacerdotes,  que 
hacían  esto. 

15  Y  respondiendo  el  espíritu  malo, 
dtfo :  A  Jesús  conozco,  y  Pablo,  sé  quien 
es;  mas,  vosotros,  ¿  quién  sois? 

16  Y  el  hombre  en  quien  estaba  el  espí- 
ritu malo,  saltando  Bobre  ellos,  y  ense- 
ñoreándose de  ellos,  pudo  mas  que  ellos, 

188 


LOS  ACTOS. 


de  tal  maneta  que  huyeron  de  aquella 
casa  desnudos  y  heridos. 

17  Y  esto  fué  notorio-  á  todos  los  qne 
habitaban  en  Epheso,  asi  Judios  como 
Griegos ;  y  cayó  temor  sobre  todos  ellos, 
y  era  ensalzado  el  nombre  del  Señor 
Jesús. 

18  Tí  Y  muchos  de  los  que  habían  creí- 
do, venían  confesando,  y  dando  cuenta 
de  sus  hechos. 

19  Asimismo  muchos  de  los  que  hablan 
seguido  artes  curiosas,  trajeron  los  libros, 
y  quemáronlos  delante  de  todos ;  y  echa- 
da cuenta  del  precio  de  ellos,  hallaron  que 
montaban  cincuenta  mil  pieza*  de  plata. 

20  Asi  crecía  poderosamente  la  palabra 
del  Señor,  y  prevalecía. 

21  Y  acabadas  estas  cosas,  propuso  Pa- 
blo en  su  espíritu  (andada  Macedonia  y 
Achaya)  de  partirse  á  Jerusalem,  dicien- 
do :  Después  que  hubiere  estado  allá,  me 
será  menester  ver  también  á  Roma. 

22  Y  enviando  á  Macedonia  á  dos  de  los 
que  le  ministraban,  es  á  saber,  Timotheo 
y  Erasto,  él  se  estuvo  por  algún  tiempo 
en  Asia. 

23  Entonces  hubo  un  alboroto  no  pe- 
queño acerca  del.  camino  del  Señor. 

24  Porque  un  cierto  platero,  llamado 
Demetrio,  el  cual  hacia  de  plata  templos 
de  Diana,  daba  á  los  artífices  no  poca 
ganancia. 

25,  A  los  cuales  juntados  con  los  oficia- 
les de  semejante  oficio,  dijo:  Varones, 
ya  sabéis  que  de  este  oficio  tenemos 
ganancia ; 

26  Y  veis,  y  ois  que  este  Pablo,  no  sola- 
mente en  Epheso,  mas  por  casi  toda  la 
Asia  aparta  con  persuasión  á  muchísima 
gente,  diciendo :  Que  no  son  dioses  los 
qne  se  hacen  con  las  manos. 

27  Y  no  solamente  hay  peligro  do  que 
este  nuestro  oficio  se  nos  vuelva  en  re- 
proche, mas  aun  tambieu  que  el  templo 
de  la  grande  diosa  Diana  sea  estimado 
en  nada,  y  comience  á  ser  destruida  la 
magestad  de  aquella,  á  la  cual  honra  toda 
la  Asia,  y  el  mundo. 

25  Oídas  estas  cosas,  hinchiéronse  de  ira, 
y  dieron  alarido,  diciendo:  Grande  es 
Diana  de  los  Ephesios. 

29  Y  toda  la  ciudad  se  llenó  de  confu- 
sión, y  unánimes  arremetieron  al  teatro, 
arrebatando  á  Gayo  y  á  Aristarcho  Ma- 
cedonios,  compañeros  de  Pabla 

30  Y  queriendo  Pablo  salir  al  pueblo, 
los  discípulos  no  le  dejaren. 

31  También  algunos  de  los  principales 

140 


de  Asia,  que  eran  ent  amigo*,  enviaron 
á  él  rogándote  que  no  se  presentase  en  él 
teatro. 

32  Y  unos  gritaban  una  cosa,  y  otros 
gritaban  otra;  porque  la  asamblea  era 
confusa,  y  los  mas  no  sabían  por  qué  se 
habían  juntada 

33  Y  sacaron  de  entre  la  multitud  á  Ale- 
jandro, rempujándole  los  Judios.  En- 
tonces Alejandro,  pedido  silencio  con  ls 
mano,  quería  dar  razón  al  pueblo. 

34  Al  cual  como  conocieron  que  era 
Judio,  todos  gritaron  á  una  voz,  como 
por  espacio  de  dos  horas :  Grande  es  Disv- 
na  de  los  Ephesios. 

35  Y  cuando  el  escribano  hubo  apaci- 
guado la  multitud,  dtyo:  Varones  Ephe- 
sios, ¿  quién  hay  de  los  hombres  que  no 
sepa  que  la  ciudad  de  los  Ephesios  es 
adoradora  de  la  grande  diosa  Diana,  y  de 
la  imagen  que  descendió  de  Júpiter  ? 

36  Así  que,  pues  que  esto  no  puede  ser 
contradicho,  conviene  que  os  apacigüéis, 
y  que  nada  hagáis  temerariamente. 

37  Porque  habéis  traído  á  estos  hom- 
bres, que  ni  son  sacrilegos,  ni  blasfema- 
dores de  vuestra  diosa. 

38  Por  lo  cual  si  Demetrio,  y  los  oficio* 
les  que  están  con  él,  tienen  queja  contra 
alguno,  audiencias  se  hacen,  y  procón- 
sules hay,  acúsense  los  unos  á  los  otros. 

89  Y  si  demandáis  alguna  otra  cosa,  en 
legitimo  ayuntamiento  se  puede  despa- 
char; 

40  Que  peligro  hay  de  qne  seamos  argüi- 
dos de  sedición  por  esto  .de  hoy:  no 
habiendo  ninguna  causa  por  la  cual  po- 
damos dar  razón  de  este  concursa 

41  Y  habiendo  dicho  esto,  despidió  ls 
asamblea. 

CAPITULO  XX. 

Partido  Pablo  de  Bohemo,  viene  á  Troca  donde  00b- 
¿rala  Cena  una  noche  con  los  hermanos^  y  reaiette 
d  un  mancebo,  que  durmiéndote  por  el  luengo  predi- 
car  de  Pablo  había  caído  de  un  aposento  de  tres  «ve- 
le» de  alto,  y  se  había  muerto.  2.  Kn  MOeto  kaes 
venir  d  loe  anciano»  de  la  iglesia  de  Epheso,  d  loo 
cuales  exhorta,  que  mirando  la  doctrina  y  ejemplo 
que  les  ha  dado  en  la  solicitud  por  la  iglesia,  sean 
diligentes  en  oonsemaria,  Jjre.  S.  Despídese  de  silos 
con  lágrima*  de  todos. 

Y  DESPUÉS  que  cesó  el  alboroto, 
llamando  Pablo  á  los  discípulos,  y 
habiéndolos  abrazado,  se^artió  para  ir  á 
Macedonia. 

2  Y  cuando  hubo  andado  por  aquellas 
partes,  y  les  hubo  exhortado  con  abun- 
dancia de  palabra,  vino  á  Grecia. 

3  Y  habiendo  estado  tres  meses  o/K,  y 
estando  pora  navegar  á  Syria,  íuéronle 


LOS  ACTOS. 


puestas  asechanzas  por  los  Judíos ;  y  to- 
mó consejo  de  volverse  por  Macedonia. 

4  Y  le  acompañaron  basta  Asia  Sopa- 
ter  de  Berea ;  y  de  los  Thesalonicenses, 
Ariatarcho  y  Segundo;  y  Gayo  de  Der- 
be;  y  Timotneo ;  y  de  Asia,  Tychico  y 
Trophimo. 

5  Estos  yendo  delante,  nos  esperaron 
en  Troas. 

6  T  nosotros,  pesados  los  dias  de  los  pa- 
nes sin  levadura,  navegamos  desde  Filió- 
nos, y  vinimos  a  ellos  á  Troas  en  cinco 
dias,  donde  estuvimos  siete  dias. 

7  Y  el  primer  día  de  la  semana,  juntados 
los  discípulos  para  romper  el  pan,  Pablo 
les  predicaba,  habiendo  de  partir  al  día 
siguiente ;  y  alargó  bu  sermón  hasta  la 
medianoche. 

8  Y  habla  muchas  lampara»  en  el  cena- 
dero donde  estaban  congregados. 

9  Y  un  mancebo  llamado  Eutycho,  que 
estaba  sentado  .en  una  ventana,  tomado 
de  un  sueño  profundo,  como  Pablo  razo- 
naba luengamente,  derribado  del  sueño, 
cayó  desde  el  teroer  piso  abajo ;  y  fué 
aliado  muerto. 

10  Mas  descendiendo  Pablo,  derribóse 
sobre  él,  y  abrasándote,  dijo :  No  os  albo- 
rotéis, que  su  vida  está  en  él 

11  Y  subiendo,  y  rompiendo  el  pan,  y 
comiendo,  habló  largamente  hasta  el  al- 
ba,- y  asi  se  partió. 

12  Y  trajeron  al  mancebo  vivo,  y  fueron 
consolados  no  poco. 

13  H  Y  nseotros  subiendo  en  la  nave 
navegamos  á.  Asos,  para  recibir  de  allí  á 
Pablo;  porque  asi  lo  había  determinado, 
queriendo  él  mismo  ir  á  pié. 

14  Y  como  se  juntó  con  nosotros  en 
Asos,  tomándole  vinimos  á  Mitylene. 

15  Y  navegando  de  allí,  al  dia  siguiente 
vinimos  delante  de  Chio,  y  al  otro  dia 
tomamos  puerto  en  Samo;  y  habiendo 
reposado  en  Trogüio,  el  dia  siguiente 
vinimos  á  Mileto. 

16  Porque  Pablo  habia  propuesto  de 
pasar  adelante  de  Epheso,  por  no  dete- 
nerse en  Asia;  porque  se  apresuraba  por 
estar  el  dia  de  Pentecostés,  si  le  fuese 
posible,  en  Jerusalem. 

17  Y  enviando  desde  Mileto  á  Epheso, 
hizo  llamar  á  losymeianos  de  la  iglesia. 

18  Los  cuales  como  vinieron  á  él,  les 
dijo:  Vosotros  sabéis  desde  el  primer 
dia  que  entré  en  Asia,  como  he  sido  eon 
vosotros  por  todo  el  tiempo, 

19  Sirviendo  al  Señor  con  toda  humil- 
dad de  ánimo»  y  con  muchas  lágrimas  y 


tentaciones  que  me  han  venido  por  las 
asechanzas  de  los  Judíos : 

20  Como  nada  que  oe  fuese  útil,  me  he 
retraído  de  anunciaros,  enseñando  pú- 
blicamente, y  de  casa  en  casa, 

21  Testificando  á  los  Judíos,  y  también 
á  los  Griegos  el  arrepentimiento  hacia 
Dios,  y  la  fé  hacia  nuestro  Señor  Jesu 
Cristo. 

22  Y  ahora  he  aqui,  que  yo,  constreñido 
del  Espíritu,  voy  á  Jerusalem  sin  saber 
lo  que  allá  me  ha  de  acontecer : 

23  Solo  que*  el  Espíritu  8anto  por  todas 
las  ciudades  me  da  testimonio,  diciendo : 
Que  prisiones  y  tribulaciones  me  espe- 
ran. 

24  Mas  de  ninguna  de  estas  cosas  hago 
caso,  ni  tengo  mi  vida  por  cosa  preciosa 
á  mí  mismo,  con  tal  que  acabe  mi  car- 
rera con  gozo,  y  el  ministerio  que  recibí 
del  Señor  Jesús,  para  dar  testimonio  del 
Evangelio  de  la  gracia  de  Dios. 

26  Y  ahora  he  aqui,  yo  sé  que  ninguno 
de  todos  vosotros  por  entre  quienes  he 
pasado  predicando  el  reino  de  Dios,  verá 
mas  mi  rostro. 

26  Por  tanto  yo  os  protesto  el  dia  de 
hoy,  que  yo  estoy  limpio  de  la  sangre  de 
todos. 

27  Porque  no  me  he  retraído  de  anun- 
ciaros todo  el  consejo  de  Dios. 

28  Por  tanto  mirad  por  vosotros,  y  por 
todo  el  rebaño  sobre  el  que  el  Espíritu 
Santo  os  ha  puesto  por  sobreveedores, 
para  apacentar  la  iglesia  de  Dios,  la  cual 
él  ganó  con  su  propia  sangre. 

29  Porque  yo  sé,  que  .después  de  mi 
partida  entrarán  entre  vosotros  graves 
lobos,  que  no  perdonarán  al  rebaño ; 

80  T  que  de  entre  vosotros  mismos  se 
levantarán  también  hombres,  que  hablen 
cosas  perversas,  para  llevar  discípulos  en 
pos  de  si. 

31  Por  tanto  velad,  acordándoos  que 
por  tres  años,  de  noche  y  de  dia,  no  he 
cesado  de  amonestar  con  lágrimas  á  cada 
uno  de  vosotros. 

82  Y  ahora,  hermanos,  os  encomiendo 
á- Dios,  y  á  la  palabra  de  su  gracia,  la  cual 
es  poderosa  para  edificaros,  y  daros  he- 
rencia con  todos  los  que  son  santificados. 

88  La  plata,  ó  el  oro,  ó  el  vestido  de 
nadie  he  codiciado. 

84  Antes  vosotros  sabéis,  que  para  lo 
que  me  ha  sido  necesario,  y  á  los  que 
estaban  conmigo,  estas  manos  me  han 
servido. 

86  JEn  todo  os  he  enseñado,  que  traba- 
141 


LOS  ACTOS» 


jando  «si,  debela  sobrellevar  á  los  ente* 
mos,  y  acordaros  del  dicho  del  Señor 
Jesús,  el  cual  dijo :  Mas  bienaventurado 
es  dar,  que  recibir. 

86  ^  Y  cono  hubo  dicho  estas  eossn, 
puesto  de  rodillos  oró  con  todos  ellos. 

87  Entonces  nabo  nn  gran  llanto  de  to- 
dos; y  derribándose  sobre  el  cuello  de 
Pablo,  le  besaban, 

88  Doliéndose  sobretodo  por  la  palabra 
que  dijo,  qne  no  hablan  de  ver  mas  sn 
rostro.    Y  le  acompañaron  hasta  la  nave; 

CAPITULO  XXI. 
Partido  Paila  4r  JffJéto,  y  visitando  Use  imlenas  del 
camino  llega  d  Cesárea  tfflittft .  siéndole  dvn untindu 
su  prisión  en  Jerusalem,  los  hermanos  le  ruegan  que 
no  vaya,  aüd  ;  mas  él  persiste  con  grande  constancia 
en  mi  determinación»  S  Venido  A  Jeruvalent,  loe  an- 
cianos de  la  iglesia  le  persuaden  d  que  por  evitar  el 
escándalo  de  los  Judíos  que  habían  creído  al  Evan- 
gelio, Jlnja  h%  observancia  de  la  ley.  8.  Haciéndolo 
él  asi,  loe  Judie*  de  Asia  que  le  vieron  en  el  templo, 
alborotanel  pueblo  contraél,g  sobreviniendo  la  guar- 
nición de  los  Romanos  se  le  quitan  de  los  manos;  y 
nevándole  preso  al  real  ahanma  del  tribuno  de  poder 
hablar  oí  pueblo  embotinado  para  darrmaon  de  sL 

Y  FUÉ  qne  como  navegamos,  habién- 
donos arraneado  de  dios,  vinimos 
camino  derecho  á  Coos,  y  el  dia  siguien- 
te á  Rhodas,  y  de  allí-  á  Petara. 

%  Y  hallando  una  nave  qne  pasaba  á  Phe- 
nicia,  nos  embarcamos,  y  partimos» 

8  Y  como  comenzó  á  mostrársenos  Chi- 
pre, dejándola  á  mano  izquierda,  navega- 
mos á  Syrie,  y  vinimos  á  Tyro ;  porque 
la  nave  habia  de  descargar  allí  sn  carga. 

4  Y  nos  quedámosalli  siete  dias,  habien- 
do hallado  discípulos,  los  cuales  declan  á 
Pablo  por  el  Espirito,  que  no  subiese  á 
Jcrusalem. 

5  Y  cumplidos  aquellos  dias*  nos  par- 
timos, acompañándonos  todos  con  sus 
mugares  y  htfos  basta  fuera  de  la  ciudad ; 
y  puestos  de  rodillas  en  la  ribera,  oramos, 

6  Y  abrazándonos  los  unos  á  los  otros, 
subimos  en  la  nave,  y  ellos  se  volvieron 
á  sus  casas. 

7  Y  nosotros,  cumplida  la  navegación, 
vinimos  de  T^ro  á  Ptotanaida,  y  ha- 
biendo saludado  á  los  hermanos,  nos 
quedamos  con  ellos  nn  ékk 

8  Y  al  otro  éia\  partidos  Pablo  y  los  qne 
con  él  estábamos,  vinimos  á  Cesárea;  y 
entrando  en  casa  de  Felipe  el  evangelis- 
ta, el  cual  era  tato  do  los  siete,  posamos 
con  éX 

9  Y  este  tenia  cuatro  hijas  vírgenes  qne 
profetizaban. 

10  Y  quedándonos  tM  por  muchos  dias, 
descendió  de  Judea  un  profeta  llamado 
Agaba 

isa. 


11  El  cual  como  vino  á  nosotros,  tomó 
el  ceñidor  de  Pablo,  y  atándose  los  pies 
y  las  manos,  dtyo :  Esto  dice  el  Espirita 
Santo:  Al  varón,  enyo  es  este  ceñidor, 
asi  le  atarán  los  Judíos  en  Jerusalem,  j 
fe  entregarán  en  manos  de  los  Gentiles. 

12  Lo  cual  como  olmos,  le  rogamos) 
nosotros,  y  los  de  aquel  lugar,  qne  no 
subiese  á  Jcrusalem. 

18  Entonces  Pablo  respondió:  ¿Qaé 
hacéis  llorando,  y  quebrantándome  el 
corazón  ?  porque  yo  estoy  presto  no  solo 
á  ser  atado,  mas  «nn  á  morir  sn  Jeras» 
lem  por  el  nombro  del  Señor  Jesús. 

14  Y  como  no  lo  pudimos  persuadir, 
cesamos  de instarn?,  diciendo:  Hágase  la 
voluntad  del  Señor. 

15  1T  Y  después  de  estos  dias,  apera!» 
bidos,  subimos  á  Jerusalem. 

16  Y  vinieron  también  con  nosotros  do 
Cesárea  oUjuim*  de  los  discípulos,  trayen- 
do consigo  á  un  Junasen  de  Chipre,  dis- 
cípulo antiguo  con  el  cuaj  posásemos. 

17  Y  como  llegamos  4  Jerusalem,  los 
hermanos  nos  recibieron  de  buena  vo- 
luntad. 

18  Y  el  di*  siguiente  Pablo  entró  con 
nosotros  á  Santiago,  y  todos  los  ancianos 
se  juntaron. 

19  Y  habiéndolos  saludado,  fes  contó  por 
menudo  lo  que  Dios  habla  hecho  entre 
los  Gentiles  por  su  ministerio. 

30  Y  ellos  como  lo  oyeron,  glorificaron 
al  Señor;  y  le  dijeron :  Ya  ves,  hermano, 
cuántos  millares  de  Judíos  hay  que  han 
creído ;  y  todos  son  celadores  de  hx  ley: 

di  Y  han  oido  decir  de  ti,  que  enseñas  á 
apartarse  de  Moyses  á  todos  los  Judión 
que  están  entre  los  Gentiles,  diciendo, 
que  no  han  de  circuncidar  á  avt  htyos,  ni 
andar  según  las  costumbres. 

22  ¿Qué,  pues*  se  ha  de  Arar/  En  todo 
caso  la  multitud  ha  de  juntarse ;  porque 
oirán  que  ha»  venida 

23  Haz,  pues,  esto  que  te  decimos :  Te* 
nomos  cuatro  varones  que  tienen  voto 
sobre  si: 

24 -Tomando  á  estos,  santifícate  con 
ellos,  y  gasta  con  ellos  para  que  raigan 
sus  cabezas ;  y  que  entiendan  todos  qne 
no  hay  nada  de  lo  qne  de  ti  han  oido  de- 
cir; sino  que  tú  mismo>  andas  también 
según  orden,  y  guardas  la  ley. 

25  Empero  en  cuanto  -é  los  que  de  los 
Gentiles  han  creído,  nosotros  hemos  es- 
crito; y  determinamos,  que  no  guarden 
nada  de  esto :  solamente  que  se  absten- 
gan de  fe  onajfcsr*  sacrificado  ¿ios  ídolos, 


LOS  ACTOS. 


y  de  sangre,  y  de  estrangulado,  y  de  for- 
nicación. 

26  1T  Entonces  Pablo,  tomé  á  aquellos 
varones,  y  el  dia  siguiente  santificado  con 
ellos,  entró  en  el  templo,  anunciando 
ser  cumplidos  los  dias  de  la  santificación, 
basta  ser  ofrecida  ofrenda  por  cada  uno 
de  ellos. 

27  T  como  se  acababan  los  siete  dias, 
unos  Jndios  de  Asia,  como  le  rieron  en 
el  templo,  alborotaron  todo  el  pueblo,  y 
le  echaron  mano, 

28  Dando  voces,  y  diciendo:  Varones 
Israelitas  ayudad :  este  es  el  nombre  que 
por  todas  partes  ensena  á  todos  contra 
el  pueblo,  y  contra  la  ley,  y  contra  este 
lagar ;  y  aun  ademas  de  esto  ha  metido 
los  Gentiles  en  el  templo,  y  ha  contami- 
nado este  santo  logar. 

29  (Porque  hablan  visto  antes  á  Tro- 
phimo  Ephesio  en  la  ciudad  con  él,  el 
cual  pensaban  que  Pablo  habia  metido 
en  el  templa) 

80  Asi  que  toda  la  dudad  se  alborotó, 
y  se  hizo  un  concurso  de  pueblo;  y  to- 
mando á  Pablo  le  llevaban  arrmkrando 
fuera  del  templo,  y  luego  las  puertas 
fueron  cerradas, 

81  Y  procurando  ellos  de  matarle,  fué 
dado  aviso  al  tribuno  de  la  compañía, 
•que  toda  Jerosalem  estaba  alborotada. 

$2  £1  cual  luego  tomando  soldados  y 
centuriones,  corrió  á  ellos.  Y  ellos  como 
vieron  al  tribuno  y  á  los  soldados,  cesa- 
ron de  golpear  á  Pablo. 

88  Entonces  Hegandoei  tribuno,  le  pren- 
dió, y  le  mandó  atar  con  dos  cadenas ;  y 
le  preguntó  quién  era,  y  qué  habia  hecho. 

84  Y  unos  gritaban  una  cosa,  y  otros, 
otra,  de  entre  la  multitud ;  y  como  no 
podía  entender  nada  de  cierto  á  causa 
del  alboroto,  le  mandó  llorar  á  la  forta- 
lece. 

85  Y  cuando  llegó  á  las  gradas,  aconte- 
ció que  fué  llevado  acuestas  por  los  sol- 
dados á  causa  de  la  violencia  del  pueblo. 

86  Porque  la  multitud  de  pueblo  venia 
detras  gritando:  Aíaeraoonéi. 

87  Y  como  iban  á  meter  á  Pablo  en  la 
fortaleza,  dtyo  al  tribuno :  ¿  He  será  licito 
hablar  contigo?  Y  él  dijo:  ¿Sabes  tú 
Griego?  • 

88  ¿  No  eres  tú  aquel  Egypcio  que  levan- 
taste una  sedición  antes  de  estos  dias,  y 
sacaste  al  desierto  cuatro  mil  hombres 
salteadores  ? 

89  Entonces  Pablo  le  djjo :  Yo  de  cierto 
soy  hombre  Judio,  ciudadano  de  Tarso, 


ciudad  no  oscura  de  Cilloia:  empero 
ruégote  que  me  permitas  que  hable  al 
pueblo. 

40  Y  como  él  se  lo  permitió,  Pablo  es- 
tandoen  pié  en  las  gradas,  biso  señal  con 
la  mano  al  pueblo ;  y  hecho  grande  silen- 
cio, ¿«habló  en  lengua  Hebrea,  diciendo : 

CAPITULO  xxn. 

Dando  Pablo  atenta  atpmébto  de  m  conttrnom  y  voea- 
onm^  el  pueUoMaAore4anuM  contra  el,  por  lo  cual 
el  tribuno  le  manda  meter  en  la/ortakea^m  me otmrlt 
para  eaber  de  Uta  canea  del  alboroto  del  pueblo ; 
empero  entendido  que  era  Romano,  no  le  atotan; 
maekaae  llamar  al  concilio  de  lee  Judioe  en  el  cual 
quiere  eer  informado  del  cato,  preeente  Pablo, 

VARONES  hermanos,  y  padres,  oid 
mi  defensa  que  hago  ahora  ante  vo- 
sotros. 

2  (Y  como  oyeron  que  les  hablaba  en 
lengua  Hebrea,  le  dieron  mas  silencio ;) 
yd$Jo: 

8  Yo  de  cierto  soy  hombre  Judio,  na- 
cido en  Tarso  de  Cilicla,  mas  criado  en 
esta  ciudad  á  los  pies  de  Gamaliel,  ense- 
nado coníbrme  á  la  verdad  de  la  ley  de 
los  padres,  y  siendo  celoso  de  la  ley  de 
Dios,  como  todos  vosotros  sois  hoy. 

4  Que  he  perseguido  este  camino  hasta 
la  muerte,  atando  y  entregando  en  cár- 
celes varones  y  mugeros, 

6  Copio  también  el  sumo  sacerdote  me 
es  testigo,  y  toda  la  asamblea  de.  los  an- 
cianos :  de  los  cuales  también  tomando 
cartas  pura  los  hermanos,  iba  á  Damasco, 
á  fin  de  traer  atados  á  Jerusalem  á  los 
que  estuviesen  allí,  para'  que  fuesen  cas- 
tigados. 

6  Mas  aconteció,  qne  yendo  yo,  y  lle- 
gando cerca  de  Damasco,  como  á  medio 
dia,  de  repente  me  rodeó  mucha  luz  del 
cielo; 

7  Y  cal  en  el  suelo,  y  oí  una  voa  que 
me  decía:  Sanio,  Sanio,  ¿por  qué  me 
persigues? 

8  Yo  entonces  respondí:  ¿Quién  eres, 
•Señor?  Y  díjome:  Yo  soy  Jesús  el  Na- 
zareno, á  quien  tú  persigues. 

0  Y  los  que  estaban  conmigo,  vieron  á 
la  verdad  la  luz,  y  se  espantaron;  mas 
no  oyeron  la  vos  del  que  hablaba  con- 
migo. 

10  Y  dije:  ¿Qué  haré,  Señor?  Y  el  Se- 
ñor me  dijo :  Levántate,  y  vé  á  Damas- 
co, y  allí  te  será  dicho  de  todo  lo  que  te 
esta  determinado  que  bagas. 

11  Y  como  yo  no  vela  por  causa  de  la 
gloria  de  aquella  luz,  llorado  de  la  mano 
por  los  que  estaban,  conmigo,  vine  á 
Damasco. 

148 


LOS  A€TOS. 


13  Entóneos  un  cierto  Allantas,  Taron 
piadoso  conforme  á  la  ley,  que  tenia 
buen  testimonio  de  todos  los  Judíos  que 
aUi  moraban, 

13  Viniendo  á  mi,  y  presentándose,  me 
dijo :  Sanio  hermano,  recibe  la  vista.  Y 
yo  en  aquella  misma  hora  le  miré. 

14  T  él  dijo:  £1  Dios  de  nuestros  Pa- 
dres te  ha  escogido,  para  que  conocieses 
su  voluntad,  y  vieses  á  aquel  Justo,  y 
oyeses  la  voz  de  su  boca; 

15  Porque  has  de  ser  testigo  suyo  á 
todos  los  hombres  de  lo  que  has  visto  y 
oido. 

16  Ahora  pues,  ¿  por  qué  te  detienes  ? 
Levántate,  y  sé  bautizado,  y  lava  tus  pe- 
cados, invocando  su  nombre. 

17  T  me  aconteció,  vuelto  á  Jerusalem, 
que  orando  en  el  templo,  fui  arrebatado 
fuera  de  mi, 

18  Y  le  vi  que  me  decia :  Date  priesa,  y 
sal  prestamente  fhera  de  Jerusalem;  por- 
que no  recibirán  tu  testimonio  de  mi 

19  Y  yo  dije:  Señor,  ellos  saben  que 
yo  encerraba  en  cárcel,  y  azotaba  por  las 
sinagogas  á  los  que  creían  en  ti ; 

20  Y  cuando  se  derramaba  la  sangre  de 
Estevan  tu  mártir,  yo  también  estaba 
presente,  y  consentía  á  su  muerte,  y 
guardaba  las  ropas  de  los  que  le  mataban. 

21  Y  me  dfyo :  Vé,  porque  yo  te  tengo 
que  enviar  lejos  á  los  Gentiles. 

22  Y  le  oyeron  hasta  esta  palabra;  y 
entonce*  alzaron  la  voz,  diciendo :  Quita 
de  la  tierra  á  un  tal  hombre;  porque  no 
conviene  que  viva. 

28  Y  dando  ellos  voces,  y  arrojando  sus 
ropas,  y  echando  polvo  al  aire, 

24  Mandó  el  tribuno  que  le  llevasen  á  la 
fortaleza;  y  ordenó  que  fuese  examina- 
do con  azotes,  para  saber  por  qué  causa 
clamaban  asi  contra  él. 

25  Y  como  le  ataban  con  correas,  Pablo 
dijo  al  centurión  que  estaba  presente: 
¿  Os  es  licito  azotar  á  un  hombre  Roma- 
no, sin  ser  condenado  ? 

26  Y  como  el  centurión  oyó  ssfo,  fué  al 
tribuno,  y  le  dio  aviso,  diciendo:  Mira 
lo  que  vas  á  hacer ;  porque  este  hombre 
es  Romano. 

27  Y  viniendo  el  tribuno  le  dijo :  Di- 
me,  ¿  eres  tú  Romano  ?    Y  él  dtfo :  Si. 

28  Y  respondió  el  trlbun/> :  Yo  con  mu- 
cha suma  de  dinero  alcancé  esta  ciudada- 
nía. Entonces  Pablo  dijo :  Mas  yo  aun 
soy  nacido  ciudadano. 

29  Asi  que,  luego  se  apartaron  de  él  los 
que  le  hablan  de  examinar ;  y  aun  el  tri- 

144 


buno  también  tuvo  temor,  entendido  que 
era  Romano,  por  haberle  atado. 
80  Y  el  día  siguiente  queriendo  saber 
de  cierto  la  causa  por  qué  era  acusado 
de  los  Judios,  le  soltó  de  las  prisiones,  y 
mandó  venir  á  los  principes  de  los  sacer- 
dotes, y  á  todo  su  concillo ;  y  sacando  a 
Pablo,  le  presentó  delante  de  ellos. 

CAPITULO  xxnt 

J?ablo  presentado  al  concilio,  diciendo  que  era  .Rwt- 
seoyquesuprunoneraporqmafinuabalaremurrec>- 
don,  revuelve  el  concilio  entre  el,  el  cual  era  iw 
puesto  de  Fariseos  y  Soduceos,  yol  finios  Fariseos, 
le  abonan  ;  mas  queriéndole  matar  los  otros,  el  tri- 
bmno  le  escapa  otra  ve»  de  sus  memos;  y  entendida* 
las  asechanzas  que  loe  Judíos  le  tenia*  armada»  pares 
matarle  otro  dio,  le  envía  preso  d  Cesárea  al  gober- 
nador de  los  Romanos,  para  que  sus  adversarioe  tra- 
ten su  cama  delante  de  éL 

ENTONCES  Pablo,  poniendo  los  ojos 
en  el  concilio,  dijo :  Varones  y  her* 
manos :  yo  con  toda  buena  conciencia  he 
vivido  delante  de  Dios  hasta  el  dia  de 
hoy. 

2  Y  el  sumo  sacerdote,  Ananlas,  mandó 
á  los  quo  estaban  cerca  de  el  que  le  hirie- 
sen en  la  boca. 

8  Entonces  Pablo  le  dijo:  Herirte  ha 
Dios  á  ti,  pared  blanqueada ;  porque  tú  es- 
tas sentado  para  juzgarme  conforme  á  la 
ley :  ¿  Y  contra  la  ley  me  mandas  herir  t 

4  Y  los  que  estaban  presentes  dieron : 
¿  Al  sumo  sacerdote  de  Dios  vilipendias  t 

5  Y  Pablo  dy  o:  No  sabia  yo,  hermanos, 
que  era  el  sumo  sacerdote;  porque  es- 
crito está:  No  hablarás  mal  del  gober- 
nador de  tu  pueblo. 

6  Entonces  Pablo,  viendo  que  la  una 
parte  era  de  8aduceos,^y  la  otra  de  Fari- 
seos, clamó  en  el  concilio:  Varones  y 
hermanos,  yo  Fariseo  soy,  htyo  de  Fari- 
seo, de  la  esperanza  y  de  la  resurrección 
de  los  muertos  soy  yo  juzgado. 

7  Y  como  hubo  dicho  esto,  fué  hecha 
disensión  entre  los  Fariseos  y  los  Sadu- 
ceos ;  y  la  multitud  fué  dividida. 

8  (Porque  los  Sedúceos  dicen  que  no 
hay  resurrección,  ni  ángel,  ni  espíritu ; 
mas  los  Fariseos  confiesan  ambas  cosas.) 

9  Hubo,  pues,  un  gran  clamor ;  y  levan- 
tándose los  escribas  que  daban  de  la 
parte  de  los  Fariseos,  contendían,  dicien- 
do :  Ningún  mal  hallamos  en  este  hom- 
bre :  que  si  algún  espíritu  le  ha  hablado, 
ó  un  ángel,  no  peleemos  contra  á  Dios. 

10  Y  habiendo  grande  disensión,  el  tri- 
buno temiendo  que  Pablo  no  mese  des- 
pedazado por  ellos,  mandó  venir  soldados 
y  arrebatarle  de  en  medio  de  eHce,  y  lle- 
varte á  la  fortaleza 


LOS  ACTOS. 


11  Y  la  noche  siguiente,  presentándo- 
sele el  Seflor,  le  dtyo :  Confia  Pablo :  que 
como  has  testificado  de  mi  en  Jerusalem, 
asi  has  de  testificar  también  en  Boma. 

13  í  Y  Tenido  el  {lia,  algunos  de  los 
Judíos  se  juntaron,  y  prometieron  de- 
bajo de  maldición,  diciendo,  que  ni  co- 
merían ni  beberían  hasta  que  hubiesen 
muerto  á  Pablo. 

13  Y  eran  mas  de  cuarenta  los  que  ha- 
blan hecho  esta  conjuración : 

14  Los  cuales  se  fueron  á  los  principes 
de  los  sacerdotes,  y  álos  ancianos,  y  dije- 
ron :  Nosotros  hemos  hecho  voto  debajo 
de  maldición,  que  no  hemos  de  gustar 
nada  hasta  que  hayamos  muerto  á  Pablo. 

15  Ahora  pues  vosotros  con  el  concilio 
haced  saber  al  tribuno,  que  le  saque  ma- 
ñana á  vosotros,  como  que  queréis  en- 
tender de  él  alguna  cosa  mas  cierta;  y 
nosotros,  antee  que  él  llegue,  estamos 
aparejados  para  matarle. 

16  Entonces  el  hijo  de  la  hermana  de 
Pablo,  oyendo  de  las  aseehanzas,  vino,  y 
entró  en  la  fortaleza,  y  dio  aviso  á  Pablo. 

17  Y  Pablo  llamando  á  uno  de  los  cen- 
turiones, dijo :  Lleva  á  este  mancebo  al 
tribuno,  porque  tiene  cierto  aviso  que 
darle. 

18  £1  entonces  tomándole,  le  llevó  al 
tribuno,  y  dijo:  £1  preso  Pablo  llamán- 
dome, me  rogó  que  trajese  á  tí  este  man- 
cebo, que  tiene  algo  que  hablarte. 

19  Y  el  tribuno  tomándole  de  la  mano, 
y  apartándose  á  parte  con  él,  le  pregun- 
tó:  ¿  Qué  es  lo  que  tienes  de  que  darme 
aviso  ?  • 

20  Y  él  dyo :  Los  Judíos  han  concerta- 
do rogarte  que  mañana  saques  á  Pablo 
al  concilio,  como  que  han  de  iniqnirir  de 
él  alguna  cosa  mas  cierta. 

21  Mas  tú  no  confies  de  ellos ;  porque 
mas  de  cuarenta  varones  de  ellos  le  ase* 
chan,  los  cuales  han  hecho  voto,  debajo 
de  maldición,  de  no  comer  ni  beber  hasta 
que  le  hayan  muerto ;  y  ahora  están  aper- 
cibidos esperando  tu  promesa. 

22  Entonces  el  tribuno  despidió  al  man- 
cebo, mandándote  que  á  nadie  dijese  que 
le  habla  dado  aviso  de  esto. 

23  Y  llamados  dos  centuriones,  les 
mandó  que  apercibiesen  doscientos  sol- 
dados, que  mesen  hasta  Cesárea,  y  se- 
tenta de  á  caballo,  con  doscientos  lance- 
ros para  la  tercera  hora  de  la  noche ; 

24  Y  que  aparejasen  cabalgaduras  para 
en  que  poniendo  á  Pablo,  U  llevasen  en 
salvo  á  Feliz  el  gobernador; 


95  Escribiendo  una  carta  que  en  suma 
contenia  esto : 

26  Claudio  Lysias  á  Félix  gobernador 
excelente,  salud. 

27  A  este  varón,  tomado  por  los  Judíos, 
y  que  le  comenzaban  á  matar,  libré  yo, 
sobreviniendo  con  una  compañía  de  sol- 
dados, entendiendo  que  era  Romano. 

28  Y  queriendo  saberla  causa  por  qué 
le  acusaban,  le  llevé  al  concillo  de  ellos. 

29  Y  hallé  que  le  acusaban  de  alguna» 
cuestiones  de  la  ley  de  ellos,  mas  que 
ningún  crimen  tenia  digno  de  muerte,  ó 
de  prisión. 

80  Has  siéndome  dado  aviso  de  ase- 
chanzas  que  le  hablan  aparejado  los  Ju- 
dies, en  la  misma  hora  le  envié  á  ti: 
mandando  también  á  los  acusadores  que 
traten  delante  de  tí  lo  que  tienen  contra 
él    Bien  hayas. 

81  Entonces  los  soldados  tomaron  á  Pa- 
blo, como  les  era  mandado,  y  le  trajeron 
de  noche  á  Antipatrls. 

82  Y  el  día  siguiente,  dejando  á  los  de 
á  caballo  que  mesen  con  él,  se  volvieron 
á  la  fortaleza. 

83  Y  como  llegaron  á  Cesárea,  y  dieron 
la  carta  al  gobernador,  presentaron  tam- 
bién á  Pablo  delante  de  él 

84  Y  el  gobernador,  leída  la  carta,  pre- 
guntó de  qué  provincia  era;  y  enten- 
diendo que  era  de  Cilicia: 

85  Te  oiré,  dijo,  cuando  vinieren  tam- 
bién tus  acusadores.  Y  mandó  que  le 
guardasen  en  la  audiencia  de  Herodes. 

CAPITULO  XXIV. 

Pablo  e»  acutado  delante  de  Félix  por  el  tumo  tacer- 
dote  y  tu  orador,  de  tedicioto,  profanador  de  tu  culto 
y  templo,  y  anunciador  de  te  tecta  de  loe  Nazareno*, 
i. PcU)U  respondiendo, da  remolde m  venida dJeru- 
tedem,  y  niega  lo»  do»  capitulo»  primero*,  y  declara 
y  defiende  el  último.  S.  Félix  dilata  el  Juicio,  y  le 
manda  guardar,  y  tratar  humanamente  ;  y  habiendo 
oido  do  a  lafé  o»  Grietes  *•  a**otum*  eeperando 
recibir  de  el  algún  cohecho  ;  y  al  fin  viniéndole  tuee- 
torenla  provincia,  le  deja  prtto  por  congraciarte 
can  loe  JutKotm 

Y  CINCO  días  después  descendió  el 
sumo  sacerdote  Ananlas,  con  los 
ancianos,  y  con  un  cierto  orador  llamado 
Tertulo;  los  cuales  comparecieron  de- 
lante del  gobernador  contra  Pablo. 
2  Y  habiéndole  citado,  Tertulo  comen- 
zó á  acusarle,  diciendo :  Como  sea  así  que 
por  causa  tuya  vivamos  en  grande  paz, 
y  habiéndose  dado  buenos  reglamentos 
á  esta  nación  por  tu  prudencia, 
8  Siempre  y  en  todo  lugar  lo  recibimos 
con  todo  nacimiento  de  gracias,  oh  exce- 
lente Félix. 

145 


LOS  ACTOS* 


4  Empero  por  «o  detenerte  m«»  larga- 
mente, ruégote  que  nos  oigas  brevemente 
conforme  á  tu  equidad. 

5  Porque  hemos  hallado  que  este  hom- 
bre «t  pestilencial,  y  levantador  de  sedi- 
ciones entre  todos  los  Judíos  por  todo 
el  mundo ;  y  gofo  de  la  sediciosa  secta 
de  los  Nazarenos. 

fi  £1  cual  también  tentó  á  violar  al  tem- 
plo; y  prendiéndole  le  quisimos  juagar 
conformé  á  nuestra  ley. 

7  Mas  «oortfYioiendo  el  tribuno  Lysiaa, 
con  grande  violencia  le  quitó  de  nuestras 
manos, 

8  Mandando  á  sus  acusadores  que  vi- 
niesen á  tí :  del  cual  tú  mismo  exami- 
nando, podrás  entender  de  todas  estas 
cosas  de  que  le  acusamos. 

9  Y  añadieron  también  los  Judíos,  di- 
ciendo estas  cosas  ser  así, 

10  1  Entonces  Pablo,  habiéndole  hecho 
señal  el  gobernador  de  que  hablase,  res- 
pondió :  Porque  sé  que  ha  muchos  anos 
que  eres  Jues  de  esta  nación,  con  mayor 
ánimo  me  defenderé. 

11  Que  tú  puedes  entender  que  no  ha 
mas  de  doce  días  que  subí  á  adorar  á 
Jerusalem. 

12  Y  ni  me  hallaron  en  el  templo  dis- 
putando con  alguno,  ni  haciendo  con- 
curso de  la  multitud,  ni  en  las  sinagogas, 
ni  en  la  ciudad : 

18  Ni  te  pueden  probar  las  cosas  de  que 
ahora  me  acusan. 

14  Esto  empero  te  confieso,  que  con- 
forme á  aquel  camino  que  llaman  ellos 
heregia,  asi  sirvo  al  Dios  de  mis  padres, 
creyendo  todas  las  cosas  que  en  la  ley,  y 
en  los  profetas  están  escritas : 

16  Teniendo  esperan»  en  Dios,  como 
ellos  mismos  también  la  tienen,  de  que 
ha  de  haber  resurrección  de  los  muertos, 
asi  de  los  justos,  como  de  los  injustos. 

16  Y  por  esto  yo  procuro  tener  siempre 
conciencia  sin  ofensa  acerca  de  Dios,  y 
«ceros  4e  los  hombres.    ' 

17  Mas  pasados  muchos  anos,  vine  á 
hacer  limosnas  á  al  nación  y  ofrendas, 

18  Cuando  me  hallaron  santificado  en 
el  templo,  (no  con  multitud,  ni  con  albo- 
roto,) unos  Judíos  de  Asia: 

19  Los  cuales  convenia  que  fueran  pre- 
sentes delante  de  ti,  y  acusar,  si  contra 
mi  tenían  algo : 

20  O  si  no,  que  estos  mismos  digan 
aqu^  si  hallaron  en  mi  alguna  cosa  mal 
hecha  cuando  yo  estuve  delante  del  con- 
cilio; 


21  Sino  que  sea  por  asta  «ofevo»  ojae 
clamé  estando  entre  ellos:  Que  do  la 
resurrección  de  los  muertos  soy  hoy  jos- 
gado  por  vosotros. 

22  f  Entonces  oídas  estas  cosas,  tenien- 
do Feliz  mejor  conocimiento  de  aqud  ca- 
mino, les  puso  /dilación,  diciendo :  Cuan- 
do descendiere  el  tribuno  Lysias*  acabaré 
de  conocer  de  vuestro  negocio. 

£3  Y  mandó  al  centurión,  que  Pablo 
fuese  guardado,  y  que  fuese  relajado,  j 
que  no  vedase  á  ninguno  de  los  suyos  do 
servirte,  ó  venir  á  éi 

24  f  Y  algunos  días  después,  viniendo 
Félix  con  Drusilla  su  muger,  la  cual  era 
Judia,  llamó  á  Pablo,  y  oyó  de  él  sobra 
la  fé  que  es  en  Cristo. 

25  Y  razonando  él  de  la  justicia,  y  de  la 
continencia,  y  del  juicio  venidero,  espan- 
tado Félix,  respondió :  Por  ahora  vete ; 
que  teniendo  lugar  oportuno  te  llamaré : 

26  Esperaba  también,  que  de  parte  de 
Pablo  le  seria  dado  dinero,  porque  le 
soltase;  por  lo  cual  haciéndole  venir 
muchas  veces,  hablaba  con  éL 

27  Mas  cumplidos  dos  anos,  Félix  tuvo 
por  sucesor  á  Porcio  Festo ;  y  queriendo 
Félix  ganar  la  gracia  de  los  Judíos,  dejó 
preso  á  Pabla 

CAPITULO  XXV. 

Pablo  de  nnevo  —  gateado  porloeJmdioe  delante  de$ 
nuevo  Proccnmtl  Feto;  y  él  ee  d&ende  legitima 
mente.  2.  Pidiéndole  ti  Procenmel  ti  quería  eer  ao- 
vado d  Jermalem  para  eer  alldJmÉgado,pro4eetmeM 
inocencia  y*  declarada,  y  apela  para  Otear,  y  to 
apelación  fe  ee  concedida.  8.  Fetto  taca  d  Pablo  do- 
lante del  rey  Agrippa  y  de  grande  auditorio  parm 
examinarle  delante  de  eOem,  para  tmwinrd  Cesar  km 
relación  de  en  canea.  • 

FESTO  pues,  entrado  en  la  provincia, 
tres  dias  después  subió  de  Cesárea  4 
Jerusalem. 

2  Y  comparecieron  delante  de  el  el  su- 
mo sacerdote,  y  los  principales  de  los 
Judíos  contra  Pablo,  y  le  rogaron, 
8  Pidiendo  &vor  contra  0%  que  le  hi- 
ciese {raer  á  Jerusalem,  poniéndola  asé- 
chanos para  matarlo  en  el  camino. 

4  Mas  Festo  respondió  que  Pablo  estu- 
viese guardado  en  Cesárea,  f  que  él  se 
partirla  presto. 

5  Los  que  de  vosotros  pueden,  cUjo,  des- 
ciendan conmigo,  y  si  hay  algún  crimen 
en  este  varón,  acúsenle. 

6  Y  deteniéndose  entre  ellos  no  mas  de 
dies  dias,  venido  á  Cesárea,  el  siguiente 
día  se  asentó  en  el  tribunal,  y  mandó 
que  Pablo  mese  traido. 

7  El  cual  venido,  le  rodearon  los  Judíos 
que  hablan  venido  de  Jerusetem,  liega* 


LOS  ACTOS. 


do  contra  Pablo  muchas  y  futres 
clones,  las  cuales  no  podido  probar, 

8  Contestando  Pablo  por  si :  Que  ni  con- 
tra la  ley  de  los  Judíos,  ni  contra  el  tem- 
plo, ni  contra  Cesar  he  pecado  en  algo. 

9  Tf  Mas  Festo,  queriendo  congraciarse 
con  los  Judíos,  respondiendo  á  Pablo, 
dijo :  ¿  Quieres  subir  á  Jerusalem,  y  ser 
juzgado  allá  de  estas  cosas  delante  de  nú  f 

10  T  Pablo  dijo:  Antedi  tribunal  de 
Cesar  estoy,  donde  debo  ser  juzgado.  A 
los  Judíos  no  he  hecho  agravio  alguno, 
como  tú  sabes  muy  bien. 

11  Porque  si  alguna  injuria,  ó  cosa  algu- 
na digna  de  muerte  he  hecho,  no  rehuso 
de  morir ;  mas  si  nada  hay  de  las  cosas 
de  que  estos  me  acusan,  nadie  me  puede 
entregar  á  ellos :  á  Cesar  apelo. 

12  Entonces  Fcsto,  habiendo  hablado 
con  el  consejo,  respondió:  ¿A  Cesar  has 
apelado?  ¿Cesar irás. 

18  H  Y  pasados  algunos  dias,  el  rey 
Agrippa  y  Bernice  vinieron  á  Cesárea  4 
saludar  á  Festo. 

14  T  como  estuvieron  allí  muchos  dias, 
Festo  declaró  al  rey  la  causa  de  Pablo, 
diciendo :  Un  varón  ha  sido  dejado  preso 
por  Félix, 

15  Por  el  cual,  cuando  vine  á  Jerusalem, 
comparecieron  ante  mi  los  principes  de 
los  sacerdotes  y  los  ancianos  de  los  Ju- 
díos pidiendo  condenación  contra  él. 

16  A  los  cuales  respondí,  no  ser  cos- 
tumbre de  los  Romanos  entregar  ¿  hom- 
bre alguno  á  la  muerte,  antes  que  el  que 
es  acusado  tenga  presentes  sus  acusa- 
dores, y  haya  lugar  de  defenderse  de  la 
acusación. 

17  Asi  que  habiendo  venido  juntos  acá, 
sin  ninguna  dilación  el  dia  siguiente  senta- 
do en  el  "tribunal,  mandé  traer  al  hombre. 

18  Mas  estando  presentes  sus  acusado- 
res, ningún  crimen  le  opusieron  de  los 
que  yo  sospechaba. 

19  Sino  que  tenían  contra  el  ciertas 
cuestiones  acerca  de  su  superstición,  y 
de  un  cierto  Jesús  difunto,  al  cual  Pablo 
afirmaba  vivir, 

20  Y  yo  dudando  en  cuestión  seme- 
jante, le  dije,  si  quería  Ir  á  Jerusalem,  y 
allá  ser  juzgado  de  estas  cosas. 

21  Mas  apelando  Pablo  á  ser  guardado 
para  el  juicio  de  Augusto,  mandé  que  le 
guardasen,  hasta  que  le  envié  á  Cesar. 

22  Entonces  Agrippa  dijo  á  Festo :  Yo 
también  querría  oír  á  ese  hombre.  Y  él 
dijo:  Mañana  le  oirás. 

¿3  Y  al  otro  4fe  viniendo  Agrippa  y 


Benitos  eon  mueho  aparato,  y  entrado 
en  el  auditorio  con  los  tribunos,  y  los 
varones  mas  principales  de  la  dudad, 
mandándolo  Festo,  fué  traído  Pablo. 

24  Entonces  Vasto  dijo:  Rey  Agrippa, 
y  todos  los  varones  que  estáis  aquí  juntos 
eon  nosotros,  veis  á  este  hombre,  por  ei 
enal  toda  la  multitud  de  los  Judíos  me 
ha  demandado  en  Jerusalem,  y  aquí  tam- 
Mm,  gritando  que  no  conviene  que  viva 
mas. 

25  Mas  hallando  yo  que  ninguna  «osa 
digna  de  muerte  ha  hecho,  y  apelando  él 
mismo  á  Augusto,  he  determinado  de 
enviarle. 

26  Del  cual  no  tengo  cosa  cierta  que 
escriba  á  mi  Señor,  por  lo  cual  le  he  sa- 
cado ante  vosotros,  y  mayormente  ante 
tí,  oh  rey  Agrippa,  para  que  habido  exa- 
men, tenga  que  escribir. 

27  Porque  fuera  de  razón  me  parece 
enviar  un  preso,  y  no  informar  de  los 
erimenes  alegado*  contra  él. 

CAPITULO  XXVI. 

Pablo  atendiéndose  de  tm  —tmmia*  de  toe  Judio» 

laclara  su  conversión,  su  fé,  9  su  uoeemon,  d  cansa 
•  ds  lo  cual  es  perseguido  de  los  Judias,    a  Festo  fe 
cahmmia  dt  toco.   ¿.Etrev  Agrippa  y  los  de  mas 
le  juzgan  inocente,  ¡re. 

ENTONCES  Agrippa  dtfo  á  Pablo :  Se 
te  permite  hablar  por  tt  Pablo  enr 
toncos  extendiendo  la  mano,  comennó  á 
dar  razón  de  sí,  diciendo  : 

2  Acerca  de  todas  las  cosas  de  que  soy 
acusado  por  los  Judíos,  oh  rey  Agrippa, 
téngome  por  dichoso,  de  que  detente  de 
ti  me  haya  hoy  de  defender. 

8  Mayormente  porque  yo  eé  fue  tú  en- 
tiendes de  todas  las  costumbres  y  cues- 
tiones que  hay  entre  los  Judíos ;  por  lo 
cual  te  ruego  que  me  oigan  con  paciencia. 

4  Mi  manera  de  vivir  desde  mi  moce- 
dad, la  cual  desde  el  principio  rué  entre 
losdemX  nación  en  Jerusalem,  todos  los 
Judíos  la  sanen: 

6  Los  cuales  tienen  ya  conocido,  si  quie- 
ren testificara,  que  yo  desde  el  princi- 
pio, conforme  á  la  secta  mas  estricta  de 
nuestra  religión  he  vivido  Fariseo. 

6  Y  ahora  por  la  esperanca  de  la  pro- 
mesa que  biso  Dios  A  nuestros  padres 
estoy  llamado  ajuicio. 

7  Ala  cual  promesa  nuestras  doce  tribus, 
sirviendo  á  Dice  perennemente  de  dia  y 
de  noche,  esperan  que  han  devenir;  por 
la  cual  esperanza,  oh  rey  Agrippa,  soy 
acusado  de  los  Judíos.  _- 

8  1  Cómo  se  juaga  cosa  Increíble  entre 
vosotros-  que  Dios  resucite  los  muertos  ? 

147 


LOS  ACTOS. 


9  Yo  ciertamente  habla  pensado  con- 
migo que  debía  de  hacer  machas  cosas 
contra  el  nombre  de  Jesús  el  Nazareno. 

10  Lo  cual  también  hice  en  Jerusalem, 
y  yo  encerré  en  cárceles  ¿  machos  de 
los  santos,  habiendo  recibido  poderes  de 
los  príncipes  de  los  sacerdotes ;  y  cuan- 
do les  hacían  morir,  yo  di  mi  roto  con- 
tra eSos. 

11  Y  machas  Teces  castigándolos  por 
los  sinagogas,  fot  forcé  á  blasfemar;  y 
enfurecido  sobre  manera  contra  ellos,  fes 
perseguí  hasta  en  las  ciudades  extrañas. 

12  En  cuyo  tiempo  yendo  yo  á  Damas- 
co con  poderes  y  comisión  de  los  prin- 
cipes de  los  sacerdotes, 

18  En  mitad  del  dio,  oh  rey,  tí  en  el 
camino  una  luz  que  sobrepujaba  el  res- 
plandor del  sol,  la  cual  me  rodeó,  y  á  los 
que  iban  conmigo. 

14  Y  habiendo  caldo  todos  nosotros  en 
tierra,  oi  una  voz  que  me  hablaba,  y  de- 
cía en  lengua  Hebraica:  Sanio,  Baulo, 
¿por  qué  me  persigues?  Dura  cota  te 
os  dar  coces  contra  los  aguijones. 

15  Yo  entonces  dije :  ¿  Quién  eres,  Se- 
ñor? Y  él  dijo :  Yo  soy  Jesús,  á  quién 
tú  persigues. 

16  Mas  levántate,  y  ponte  sobre  tos 
pies;  porque  por  esto  te  he  aparecido, 
para  ponerte  por  ministro  y  testigo  de 
las  cosas  que  has  visto,  y  de  las  en  que 
te  apareceré ; 

17  Librándote  de  este  pueblo,  y  de  los 
Qentiles,  á  los  cuales  ahora  te  envió, 

18  Para  abrir  sus  ojos,  para  que  se  con- 
viertan de  las  tinieblas  á  la  luz,  y  (fe  la 
potestad  de  Satanás  á  Dios,  para  que 
reciban  por  la  fé  que  es  en  mi,  remisión 
de  pecados,  y  suerte  entre  los  que  son 
san  titeados. 

19  Por  lo  cual,  oh  rey  Agrippa,  no  fui 
rebelde  á  la  visión  celestial : 

20  Antes,  primeramente  i  los  de  Da- 
masco, y  en  Jerusslem,  y  por  toda  la 
tierra  de  Judea,  y  á  los  Gentiles,  anun- 
ciaba que  se  arrepintiesen  y  se  convir- 
tiesen á  Dios,  haciendo  obras  dignas  de 
arrepentimiento. 

21  Por  causa  de  esto  los  Judíos  tomán- 
dome en  el  templo,  tentaron  de  matarme 

23  Mas  ayudado  de  la  ayuda  de  Dios 
persevero  hasta  el  dia  de  hoy,  dando  tes- 
timonio á  chicos  y  á  grandes,  no  dicien- 
do nada  fuera  de  las  cosas  que  los  pro- 
fetas y  Moysee  dijeron  que  hablan  de 
venir,  á  taber: 

28  Que  el  Cristo  habla  de  padecer,  que 
U8 


habia  de  ser  el  primero  de  la  resurrección 
de  los  muertos,  y  que  habia  de  anunciar 
luz  á  este  pueblo,  y  á  los  Gentiles. 

24  %  Y  diciendo  él  estos  cosos  en  su 
defensa,  Festo  á  gran  voz  dijo:  Estás 
loco,  Pablo :  los  muchos  letras  te  vuel- 
ven loco. 

26  Mas  él  dijo:  No  estoy  loco,  exce- 
lente Festo,  sino  que  hablo  palabra  de 
verdad,  y  de  templanza. 

26  Porque  el  rey  sobe  estas  cosas,  de- 
lante del  cual  también  hablo  con  libertad, 
porque  estoy  seguro  que  él  no  ignoro 
nodo  de  estas  cosas,  que  esto  no  ha  sido 
hecho  en  algún  rincón. 

27  ¿  Crees,  rey  Agrippa,  á  los  profetas  ? 
Yo  sé  que  crees. 

28  Entonces  Agrippa  djjo  á  Pablo :  Por 
poco  me  persuades  que  me  haga  Cris- 
tiano. 

29  Y  Pajrto  dtfo:  Pluguiese  á  Dios,  que 
por  poco  y  por  mucho,  no  solamente  tú, 
mas  también  todos  los  que  hoy  me  oyen, 
fueseis  hechos  tales  cual  yo  soy,  salvo 
estas  prisiones. 

80  1  Y  como  hubo  dicho  esto,  se  levan* 
tó  el  rey,  y  el  gobernador,  y  Bernice,  y 
los  que  estaban  asentados  con  ellos. 

81  Y  como  se  retiraron  aparte,  habla- 
ban los  unos  á  los  otros,  diciendo :  Nin- 
guna cosa  digna  ni  de  muerte,  ni  de  pri- 
sión, hace'  este  hombre. 

82  Y  Agrippa  dijo  á  Festo :  Podía  este 
hombre  ser  suelto,  si  no  hubiera  apelado 
al  Cesar. 

CAPITULO  XXVH 

La  navegación  de  Pablo  para  Roma,  en  la  cmal  tuto» 
dtendo  grande  tempestad  enla  mar,  et  mío  contacta 
y  eefutrza  d  todo*,  y  rompiendo*  la  nam  al  Jb% 
junto  d  una  ida,  todoe  te  talvanpor  haberte  Dio»  d 
él  concedido  la  talud  de  todot,  fe  • 

MAS  cuando  fué  determinado  que 
hablamos  de  navegar  para  Italia, 
entregaron  á  Pablo,  y  á  algunos  otros 
presos  á  un  centurión  llamado  Julio,  de 
la  compañía  Augusta. 

2  Asi  que  embarcándonos  en  una  nave 
Adramittena,  nos  partimos  poro  navegar 
por  los  costas  de  Asia,  estando  con  noso- 
tros un  tal  Aristarcho,  Macedonio,  de 
Thessalonlca. 

8  Y  al  dia  siguiente  llegamos  á  SIdon, 
y  Julio  trotando'  á  Pobló  humanamente, 
fe  permitió,  que  fuese  á  sus  amigos  poro 
ser  de  ellos  bien  tratado. 

4  Y  alzando  velas  de  allí,  navegamos 
bajo  de  Chipre;  porque  los  vientos  eran 
contrarios. 

5  Y  habiendo  pasado  la  mar  que  está 


LOS  ACTOS. 


junto  á  Cilicfa  y  Pamphilla,  vinimos  á 
Myra,  que  es  ciudad  de  Lycia. 

6  Y  hallando  allí  el  centurión  una  nave 
Alejandrina,  que  iba  á  Italia,  nos  puso  en 
ella. 

7  T  navegando  muchos  dias  despacio, 
y  habiendo  apenas  llegado  delante  de 
Gnido,  no  dejándonos  el  viento,  navega- 
mos bajo  de  Greta  junto  á  Salmón. 

8  T  doblándola  apenas,  vinimos  á  un 
lugar  que  llaman  Bellos  Puertos,  cerca 
del  cual  estaba  la  ciudad  de  Lasea. 

9  T  pasado  mucho  tiempo,  y  siendo  ya 
peligrosa  la  navegación,  porque  ya  era 
pasado  el  ayuno,  Pablo  los  amonestaba, 

10  Diciendo :  Varones,  veo  que  con  per- 
juicio y  mucho  daño,  no  solo  del  carga- 
mento y  de  la  nave,  mas  aun  de  nuestras 
vidas,  habrá  de  ser  la  navegación. 

11  Mas  el  centurión  creía  mas  al  maes- 
tre y  al  pilato,  que  á  lo  que  Pablo  decia. 

13  Y  no  habiendo  puerto  cómodo  para 
invernar,  los  mas  acordaron  de  pasar 
aun  de  allí,  por  ver  si  de  algún  modo  pu- 
diesen llegar  á  Phenice,  y  invernar  otfí, 
que  es  un  puerto  de  Creta,  que  mira  al 
sudoeste,- y  al  norueste. 

13  Y  soplando  blandamente  el  austro, 
pareciéndoles  que  ya  tenían  lo  que  de- 
seaban, aliando  velas  iban  costeando  la 
Creta. 

14  Mas  no  mucho  después  dio  contraía 
nave  un  viento  tempestuoso  que  se  llama 
Euroclydon. 

15  Y  siendo  arrebatada  por  él  la  nave, 
que  no  podía  resistir  al  viento,  la  deja- 
mos, y  éramos  llevados. 

16  Y  corriendo*  debajo  de  una  peque- 
ña isla  que  se  llama  Clauda,  apenas  pu- 
dimos ganar  el  esquife: 

17  £1  cual  tomado,  usaban  de  remedios 
ciñiendo  la  nave ;  y  teniendo  temor  que 
no  diesen  en  la  Sirte,  abajadas  las  velas, 
eran  así  llevados. 

18  Y  habiendo  sido  atormentados  de 
una  vehemente  tempestad,  el  siguiente 
dia  alijaron  el  buque. 

19  Y  al  tercero  dia  nosotros  con  nues- 
tras manos  echamos  los  aparejos  de  la 
nave. 

20  Y  no  pareciendo  sol  ni  estrellas,  por 
muchos  dias,  y  viniendo  una  tempestad 
no  pequeña  sobre  nosotros,  ya  era  per- 
dida toda  la  esperanza  de  salvarnos. 

21  ^  Y  habiendo  ya  mucho  que  no  co- 
míamos, Pablo  puesto  en  pié  en  medio 
de  ellos,  dtyo:  Fuera  de  cierto  conve- 
niente, oh  varones,  haberme  escachado 


á  mi,  y  no  haber  partido  de  Greta,  para 
ganar  este  perjuicio  y  daño. 

22  Mas  ahora  os  amonesto  que  tengáis 
buen  ánimo;  porque  ninguna  pérdida 
habrá  de  persona  entre  vosotros,  sino 
solamente  de  la  nave. 

28  Porque  esta  noche  ha  estado  con- 
migo el  ángel  de  Dios,  de  quien  soy,  y  á 
quien  sirvo, 

24  Diciendo:  Pablo,  no  tengas  temor: 
es  menester  que  seas  presentado  delante 
de  Cesar ;  y,  he  aquí,  Dios  te  ha  dado  á 
todos  los  que  navegan  contigo. 

26  Por  tanto,  oh  varones,  tened  buen 
ánimo;  porque  yo  confió  en  Dios  que 
será  asi  como  me  ha  sido  dicho. 

26  Mas  es  menester  que  demos  en  una 
isla. 

27  *í  Empero  venida  la  catorcena  no- 
che, y  siendo  llevados  de  una  á  otra  parte 
por  el  mar  Adriático,  los  marineros  á  la 
media  noche  sospecharon  que  estaban 
cerca  de  alguna  tierra. 

28  Y  echando  la  sonda,  hallaron  veinte 
brazas;  y  pasando  un  poco  mas  ade- 
lante, volviendo  á  echar  la  sonda,  halla- 
ron quince  brazas. 

29  Y  teniendo  temor  de  dar  en  escollos, 
echando  cuatro  anclas  de  la  popa,  desea- 
ban que  se  hiciese  de  dia. 

80  Mas  procurando  los  marineros  de 
huirse  de  la  nave,  echando  el  esquife  á  la 
mar,  con  parecer  como  que  querían  lar- 
gar las  anclas  de  proa, 

31  Pablo  dtyo  al  centurión,  y  á  los  sol- 
dados :  Si  estos  no  quedan  en  la  nave, 
vosotros  no  podéis  salvaros. 

83  Entonces  los  soldados  cortaron  las 
amarras  del  esquife,  y  dejáronle  caer. 

88  Y  como  se  comenzó  á  haeer  de  dia, 
Pablo  exhortaba  á  todos  que  comiesen, 
diciendo:  Este  es  el  catorceno  dia  que 
esperáis  y  permanecéis  ayunos,  no  co- 
miendo nada. 

84  Por  tanto  os  ruego  que  comáis,  por- 
que esto  es  para  vuestra  salud :  que  ni 
aun  un  cabello  de  la  cabeza  de  ninguno 
de  vosotros  perecerá. 

85  Y  habiendo  dicho  esto,  tomando  el 
pan,  dio  gracias  á  Dios  en  presencia  de 
todos ;  y  rompiéndolo,  comenzó  á  comer. 

86  Entonces  todos  teniendo  ya  mejor 
ánimo,  comieron  ellos  también. 

87  Y  éramos  todas  las  personas  en  la 
nave  doscientas  y  setenta  y  seis. 

88  Y  hartados  de  comer,  aliviaban  la 
nave,  echando  el  grano  á  la  mar. 

89  Y  como  se  hizo  de  dia,  no  conocían 

149 


LOS  ACTOS. 


la  tierra;  mes  *eien  una  ensenada,  que 
tenia  playa,  á  la  cual  acordaban  de  echar, 
d  pudiesen,  la  nave. 

40  T  aleando  las  anclas,  se  dejaron  á 
la  mar,  largando  también  las  ataduras  de 
los  gobernalles ;  y  atoada  la  vela  mayor 
al  viento,  íbanse  á  la  playa. 

41  Mas.  dando  en  nn  lugar  de  dos  mares, 
la  nave  dio  al  través ;  y  la  proa  niñeada 
estaña  sin  moverse,  mas  la  popa  se  abría 
con  la  fueras  de  las  olas. 

42  Entonces  el  acuerdo  de  los  soldados 
era  que  matasen  á  los  presos;  porque 
ninguno  huyese  escapándose  nadando. 

43  Mas  el  centurión,  queriendo  salvar 
á  Pablo  estorbó  este  acuerdo;  y  mandó 
que  los  que  pudiesen  nadar,  se  echasen 
al  agua  los  primeros,  y  saliesen  á  tierra : 

44  Y  los  demás,  parte  en  tablas,  parte 
en  cosas  de  la  nave :  y  asi  aconteció  que 
todos  se  salvaron  á  tierra. 

capitulo  xxvra. 

Salidos  de  la  mar  Patio  y  sus  compañero*,  lo»  déla 
tía  sos  rtofbm  humanamente,  donde  Pablo  siendo 
mordido  de  una  víbora,  y  quedando  sim  ningún  mal, 
loe  barbaron  le  comienzan  d  tener  en  estima.  2.  Son 
hospedados  de  PubUo,  cuyo  padre  sana  Pablo.  8. 
Partidos,  vienen  d  Roma  y  san  rectmidoe  de  los  her- 
manos, i.  A  Pablo  es  señalada  cdroel  algo  Ubre, 
donde  llamados  los  Judíos,  y  declarándoles  el  Evan- 
gelio en  Cristo,  ellos  le  desechan,  y  él  les  intima  su 
ceguera,  coa*»  me  al  dioho  do  haime,  frc 

Y  .COMO  escaparon,  entonces  cono- 
cieron la  isla,  que  se  llamaba  Menta. 

2  Y  los  bárbaros  nos  trataban  con  no 
poca  humanidad;  porque  encendiendo 
un  gran  fuego,  nos  recibieron  á  todos,  á 
cansa  de  la  lluvia  que  not  estaba  encima, 
y  á  causa  del  frió. 

8  Entonces  habiendo  Pablo  allegado  al- 
gunos sarmientos,  y  pnéstofot  en  d  fue- 
go, una  víbora  huyendo  del  calor,  le  aco- 
metió á  la  mano. 

4  T  como  los  barbaros  vieron  la  bestia 
venenosa  colgando  de  su  mano,  decían 
los  unos  á  los  otros :  Ciertamente  este 
hombre  es  homicida:  á  quien,  aunque 
escapado  da  la  mar,  la  Tengan»  sin  em- 
bargo no  le  deja  vivir. 

5  Mas  él,  saendienéo  la  bestia  en  el 
faego,  ningún  mal  padeció. 

6  Empero  ellos  estaban  esperando,  cuan- 
do se  habla  de  hinchar,  ó  de  caer  muerto 
de  repente ;  mas  habiendo  esperado  mu- 
cho,y  viendo  que  ningún  mal  le  venia,  mu- 
dados de  parecer,  decían  que  era  un  Dios. 

7  1T  En  aquellos  lugares  habla  una»  he- 
redades del  nombre  principal  de  la  isla, 
llamado  Pubtlo,  el  cual  nos  recibió,  y 
nos  hospedé  fres  nías  humanamente. 

ICO 


8  T  aconteció,  que  el  padre  de  Pabilo 
estaba  en  cama  enfermo  de  fiebres  y  de 
disenteria:  al  cual  Pablo  entró,  y  des- 
pués de  haber  orado,  le  puso  las  manos 
encima,  y  le  sanó. 

9  Y  esto. hecho,  también  los  otros  que 
en  la  isla  tenían  enfermedades,  llegaban, 
y  fueron  sanados : 

10  Los  cuales  también  nos  honraron  de 
muehas  honras;  y  habiendo  de  navegar, 
nos  cargaron  de  las  cosas  necesarios. 

11  f  Asi  que  pasados  tres  meses,  nave- 
gamos en  una  nave  Alejandrina,  que  ña- 
ma invernado  en  la  isla,  la  cual  tenia  por 
ensena  á  Castor  y  Pollux. 

12  Y  venidos  á  Syracnsa,  estuvimos  aRí 
tresdlas. 

18  De  donde  costeando  al  derredor, 
vinimos  á  Rhegio;  y  un  dia  después 
ventando  el  austro,  vinimos  al  segundo 
dlaáPuteoli: 

34  Donde  hallando  hermanos,  nos  roga- 
ron que  quedásemos  con  ellos  siete  días; 
y  asi  vinimos  hada  Roma: 

15  De  donde  oyendo  de  nosotros  los 
hermanos,  nos  salieron  á  recibir  hasta  el 
Foro  de  Appio,  y  las  Tres  Tabernas:  á 
los  cnalss  como  Pablo  vio,  dando  gra- 
das á  Dios,  tomó  eonnansn. 

16  Y  como  llegamos  á  Roma,  el  centu- 
rión entregó  los  presos  al  prefecto  de  la 
guardia;  mas  á  Pablo  fué  permitido  de 
estar  por  si,  con  un  soldado  que  le  guar- 
dase. 

17 1  Y  aconteció,  que  tres  chas  después, 
Pablo  convocó  los  principales  de  los  Ju- 
díos :  á  los  cuales  como  fueron  juntos, 
les  <Ujo :  Yo,  varones  y  hermanos,  no  ha- 
biendo hecho  nada  contra  d  pueblo,  ni 
contra  las  costumbres  de  los  padres,  he 
sido  sin  embargo  entregado  preso  desde 
Jernaaiem  en  manos  de  los  Romanos : 

18  Los  cuales  habiéndome  »™Tp*iv>dfr, 
m¿  querían  soltar,  por  no  haber  en  mi 
ninguna  cansa  de  muerte. 

19  Mas  oponiéndose  los  Judíos,  me  fué 
forzoso  de  apelar  á  Cesar :  no  como  que 
tenga  de  que  acusar  á  mi  nación. 

20  Asi  que  por  esta  causa  os  he  llamado 
para  veros  y  hablaros;  porque  por  la 
esperanza  de  Israel  estoy  atado  con  esta 
cadena. 

21  Entonces  ellos  le  dijeron:  Nosotros 
ni  hemos  recibido  cartas  en  cuanto  á  ti  * 
de  Jadea,  ni  viniendo  alguno  de  los  her- 
manos nos  ha  noticiado  ni  hablado  algún 
mal  de  ti. 

28  Mas  querríamos  otr  de  ti  lo  que  pión- 


ROMANOS* 


sus ;  porque  de  esta  secta  notorio  nos  ss 
que  en  todos  logares  es  contradicha. 

28  Y  habiéndole  señalado  un  dia,  vinie- 
ron á  él  machos  á  tu  alojamiento,  á  los 
cuales  exponía  y  testificaba  el  reino  de 
Dios,  procurando  persuadirles  las  cosas 
que  son  de  Jesús  por  la  ley  de'Moyses,  y 
por  los  profetas,  desde  la  maiana  hasta 
la  tarde. 

24  Y  algunos  asentían  á  lo  que  se  deda, 
mas  algunos  no  creían. 

26  Y  como  fueron  entre  si  discordes,  se 
fueron,  después  de  haberles  dicho  Pablo 
una  palabra:  Bien  ha  hablado  el  Espi- 
rita Santo  por  el  profeta  Isaías  á.  nues- 
tros padres, 

26  Diciendo :  Vé  á  este  pueblo,  y  difc»; 
Oyendo  oiréis,  y  no  entenderéis;  y  vien- 
do veréis,  y  no  percibiréis. 


27  Porque  el  corazón  de  este  pueblo  so 
ha  engrosado,  y  de  los  oidos  oyen  pesa* 
demente,  y  de  sus  ojos  guiñaron;  por- 
que no  vean  de  los  ojos,  y  oigan  de  los 
oidos,  y  entiendan  de  corason,  y  se  oon» 
viertan,  y  yo  los  sane. 

28  Sesos  pues  notorio,  que  a  los  Gen- 
tiles es  enviada  esta  salvación  de  Dios; 
y  qm  ellos  la  oirán. 

29  Y  habiendo  dicho  esto,  los  Judíos 
se  salieron,  y  tenían  entre  si  gran  con- 
tienda, 

80  Pablo  empero  quedó  dos  afios  ente* 
ros  en  su  casa  qoe  tenia  alquilada;  y 
recibía  á  todos  los  que  entraban  á  él, 

81  Predicando  el  reino  de  Dios,  y  ense- 
nando tas  cosas  que  son  del  Señor  Jesu 
Cristo,  con  toda  libertad,  y  fin  impedí» 


LA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO  A  LOS 


EOMANOS. 


CAPITULO  I. 


cuál  sea  la  mátamela,  e/ectos,  y  fin  del  EvanyeHo, 
como  en  proemio  de  su  disputa  en  esta  epístola,  en 
¡a  cual  pretende  de' principal  intento  mostrar,  qm 
el  verdadero  y  eepirituat  pueblo  de  Dios  no  ee  ni 
toe  Oentüee  por  sus  filoso/las,  ni  loe  Judias  por  m 
temporal  elección,  ley  y  culto  extemo ;  maeun  pue- 
blo que  prlmeramenfe  ee  escogido  eternamente  de 
Dios  por  $u  pura  y  Ubre  votuntad  tna\flrcntcmcute 
de  loe  uno»  y  de  leo  otros,  (porque  ein  tonéroeertia 
ee  Dio»  de  todo»)  segundamente,  que  etU  pueblo  en- 
tra en  la  gracia  de  Dios  no  por  el  mérito  de  mu 
virtudes,  ó  guarda  de  te*  de  Dio*,  orno  por  ft 
•iva  en  él,  la  cual  especialmente  propone  el  Evan- 
gelio en  Cristo.  En  tercer  lugar  ensena,  qm  loe  até 
justificados  v  santificados  muestran  esta  santifica- 
ción por  la  piadosa  vida,  d  la  cual  son  ya  dbmm 
muriendo  d  su  corrupción  por  virtud  de  la  mam  ti  p 
sepultura  del  Señor,  y  resucitando  por  virtud  de  su 
resurrección  d  nueva  vida,  como  les  es  representado 


rastros  de  peoaaa%mOraMo  (por  el  emú  yon  el  ouai 
viven  ya)  tienen  toda  seguridad,  ¡re.  Esta  es  la 
mana  de  toda  esta  disputa  entrando  en  ta  cual  (2) 
prueba  los  Oeniüss  con  todas  su»  virtudes  estar  muy 
lejos  de  ser  pueblo  de  Dios,  porque  el  conocimiento 
que  Dios  les  dio  de  sifué  muy  mal  empleado  de  ellos 
donde  por  su  ingratitud  los  castigó  Dio»  con  hor- 
renda tiniebfa,  perversión  de  juicio,  y  corrupción 
%  de  vida. 


PABLO,  siervo  de  Jesu  Cristo,  llama- 
do á  aer  apóstol,  apartado  para  el 
Evangelio  de  Dios, 

2  Que  él  habla  antes  prometido,  por  sus 
profetas  en  las  Santas  Escritures, 
8  De  su  Htyo  Jesu  Cristo,  Señor  nues- 


tro, (el  cual  fué  hecho  de  la  simiente  de 
David  según  la  carne, 

4  Y  fué  declarado  $er  el  Htfo  de  Dios 
con  poder,  según  el  espíritu  de  santidad, 
por  la  resurrección  de  los  muertos ;) 

5  Por  el  cual  recibimos  la  gracia  y  el 
apostolado,  para  kae$r  que  se  obedesca  á 
lafé  en  todas  las  naciones,  en  su  nombre: 

6  (Entre  las  cuales  sois  también  voso- 
tros los  llamados  de  Jesu  Cristo:) 

7  A  todos  los  que  estáis  en  Roma,  ama- 
dos  de  Dios,  llamado»  á  mr  santos :  Gra- 
cia á  vosotros  y  paz  de  Dios  nuestro 
Padre,  y  del  Seftor  Jesu  Crista 

8  Primeramente,  doy  gracias  i  mi  Dios 
por  Jesu  Cristo  acerca  dé  todos  voso- 
tros, de  que  se  habla  de  vuestra  fé  por 
todo  el  mundo. 

9  Porque  testigo  me  es  Dios,  ai  cual 
sirvo  en  mi  espíritu  en  el  Evangelio  de 
su  Hijo,  que  sin  cesar  me  acuerdo  de 
vosotros  siempre  en  mis  oraciones ; 

10  Bogando,  si  de  algún  modo  ahora  al 
fin  haya  de  tener  por  la  voluntad  de  Dios 
próspero  viaje  para  venir  á  vosotros. 

11  Porque  deseo  en  gran  manera  ve- 
ros, para  repartir  oon  vosotros  algún 
don  espiritual,  á  fin  de  que  seáis  con- 
firmados; 

12  Es  á  saber,  para  ser  juntamente  con- 

151 


ROMANOS. 


solido  con  vosotros  por  la  mutua  fó,  la 
vuestra  y  juntamente  la  mía. 
18  Mas  no  quiero,  hermanos,  que  igno- 
réis, que  muchos  Teces  me  he  propuesto 
de  venir  á  vosotros,  (empero  hasta  ahora 
he  sido  estorbado,)  para  tener  también 
entre  vosotros  algún  fruto,  como  entre 
los  otros  Gentiles. 

14  A  Griegos  y  á  bárbaros,  á  sabios  y  á 
ignorantes  soy  deudor. 

15  Asi  que,  en  cuanto  está  en  mi,  pronto 
estoy  á  anunciar  el  Evangelio  también  á 
los  que  estáis  en  Roma. 

16  Porque  no  me  avergüenzo  del  Evan- 
gelio de  Cristo;  porque  es  poder  de 
Dios  para  salvación  á  todo  aquel  que 
cree :  al  Judio  primeramente,  y  también 
al  Griego. 

17  Porque  en  él  la  justicia  de  Dios  se 
descubre  de  fé  en  fé,  como  está  escrito : 
E\  justo  vivirá  por  la  fé. 

18  U  Porque  se  manifiesta  la  ira  de  Dios 
desde  el  cielo  contra  toda  impiedad  y  in- 
justicia de  los  hombres,  que  detienen  la 
verdad  con  injusticia : 

19  Porque  lo  que  de  Dios  se  puede  co- 
nocer, en  ellos  es  manifiesto;  porque 
Dios  se  lo  ha  manifestado. 

20  Porque  las  cosas  invisibles  de  él, 
entendidas  son  desde  la  creación  del 
mundo,  por  medio  de  las  cosas  que  son 
hechas,  se  ven  claramente,  es  á  saber,  su 
eterno  poder  y  divinidad,  para  que  que- 
den sin  excusa. 

21  Porque  habiendo  conocido  á  Dios,  no 
fe  glorificaron  como  á  Dios,  ni  fe  dieron 
gracias:  antes  se  desvanecieron  en  sus 
discursos,  y  el  tonto  corazón  de  ellos  fué 
entenebrecido : 

82  Que  diciéndose  ser  sabios,  fueron 
hechos  insensatos ; 

23  Y  trocaron  la  gloria  del  Dios  incor- 
ruptible en  semejanza  de  imagen  de  hom- 
bre corruptible,  y  de  aves,  y  de  animales 
de  cuatro  pies,  y  de  reptiles. 

24  Por  lo  cual  Dios  también  los  entregó 
á  la  inmundicia,  según  las  concupiscen- 
cias de  sus  corazones,  para  que  deshon- 
rasen sus  cuerpos  entre  si : 

25  Que  mudaron  la  verdad  de  Dios  en 
mentira,  y  honraron  y  sirvieron  á  la  cria- 
tura antes  que  al  Creador,  el  cual  es  ben- 
dito por  los  siglos.    Amen. 

26  Por  lo  cual  Dios  los  entregó  á  afec- 
tos vergonzosos ;  porque  aun  sus  muge- 
res  mudaron  el  natural  uso,  en  el  uso 
que  es  contra  naturaleza. 

27  Y  asimismo,  los  varones,  dejado  el 

152 


uso  natural  de  la  mnger,  sé  encendieron 
en  sus  concupiscencias  los  unos  con  los 
otros,  cometiendo  torpezas  varones  con 
varones,  y  recibiendo  en  si  mismos  la 
recompensa  de  su  error  que  convino. 

28  Y  como  á  ellos  no  les  pareció  bien 
tener  á  Dios  en  su  conocimiento,  Dios 
también  los  entregó  á  un  perverso  enten- 
dimiento, para  que  hiciesen  lo  qne  no 
conviene ; 

29  Atestados  de  toda  iniquidad,  de  for- 
nicación, de  malicia,  de  avaricia,  de  mal- 
dad: llenos  de  envidia,  de  homicidio*, 
de  contiendas,  de  engaños,  de  matigni- 
dades: 

80  Murmuradores,  detractores,  aborre- 
cedores  de  Dios,  injuriosos,  soberbios, 
altivos,  inventores  de  males,  desobedien- 
tes á  sus  padres, 

31  Insensatos,  desleales,  sin  afecto  na- 
tural, implacables,  sin  misericordia : 

82  Los  cuales,  entendiendo  la  justicia 
de  Dios,  á  saber,  que  los  que  hacen  tales 
cosas  son  dignos  de  muerte;  no  sola- 
mente las  hacen,  mas  aun  se  complacen 
con  los  que  las  hacen. 

CAPITULO  n.   . 

Ni  elJudio  es  pueblo  de  Dio*.  1.  Porque  es  orroganim 
de  la  justicia  que  no  tiene  menospreciando  al  Gen- 
til 2.  Porque  nunca  guardó  la  fey,  dntesfué  contu- 
tnam  g  rebelde  contra  ella  desde  que  se  te  dieran,  %t 
asi  te  castigó  Dios  muchas  reces,  y  le  castigará  en  m 
final  juicio,  si  con  tiempo  no  se  convirtiere  de  vero*, 
a  Porque  jactándose  del  camal  titulo  de  pueblo  da 
Dios, g  de  su lep, g haciendo  contra  eüa,/ué  en— 
que  él  santo  nombre  del  Señor  Juese  infame  entre  loa 
Gentiles, como  está  de  él  testificado.  11. Deque  ma- 
nera se  jmdiera  el  Judio  gloriar  déla  kgg  déla  cir- 
euncisicn  contra  el  Oentü^ásaber^si la guarda^a,h^¿ 

POR  lo  cual  eres  inexcusable,  oh  hom- 
bre, cualquiera  que  juzgas ;  porque 
en  lo  mismo  que  juzgas  al  otro,  te  con- 
denas á  ti  mismo;  porque  lo  mismo 
haces  tú  que  juzgas  á  los  otros. 

2  Porque  sabemos  quo  el  juicio  de  Dios 
es  según  verdad  contra  los  que  baeen 
tales  cosas. 

3  ¿Y  piensas  esto,  oh  hombre,  qne  juz- 
gas á  los  que  hacen  tales  cosas,  haciendo 
las  mismas,  que  tú  escaparás  el  juicio  de 
Dios? 

4  ¿  O  menosprecias  las  riquezas  de  an 
benignidad,  y  paciencia,  y  longanimidad: 
ignorando  que  su  benignidad  te  gula  á 
arrepentimiento  ? 

5  Antes,  según  tu  dereza,  y  tu  corazón 
impenitente,  atesoras  para  ti  mismo  ira. 
para  el  día  de  la  ira,  y  de  la  manifesta- 
ción del  justo  juicio  de  Dios ; 

6  El  cual  pagará  á  cada  uno  conforme  á 
sus  obras :    0Tgitized  by 


ROMANOS. 


7  A  los  que  perseverando  en  bien  na- 
cer, buscan  glorio,  y  honra,  y  inmortali- 
dad, dará  la  vida  eterna; 

8  Mas  á  los  que  son  contenciosos,  7  qne 
no  obedecen  a  la  verdad,  antes  obedecen 
á  la  injusticia,  enojo,  y  ira. 

9  Tribulación  y  angustia  sobre  toda 
alma  de  hombre  qne  obra  lo  malo,  del 
Judio  primeramente,  y  también  del  Grie- 
go; 

10  Mas  gloria,  y  honra,  y  paz  á  todo 
aquel  qne  obra  el  bien,  al  Judio  prime- 
ramente* y  también  al  Griego: 

11  Porque  no  hay  acepción  de  perso- 
nas para  con  Dios. 

12  Porque  tóeoslos  que  sin  ley  pecaron, 
sin  ley  también  perecerán ;  y  todos  los 
que  en  la  ley  pecaron,  por  la  ley  serán 
juzgados. 

•13  Porque  no  los  que  oyen  la  ley  son 
justos  delante  de  Dios,  mas  los  hace- 
dores de  la  ley  serán  justificados. 

14  Porque  cuando  los  Gentiles  que  no 
tienen  la  ley,  hacen  naturalmente  las 
cosas  de  la  ley,  los  tales  aunque  no  ten- 
gan la  ley,  á  si  mismos  son  ley : 

15  Mostrando  la  obra  de  la  ley  escrita 
en  sus  corazones,  dando  testimonio  jun- 
tamente bus  conciencias;  y  acusándose 
mientras  tanto,  ó  también  excusándose 
sus  pensamientos,  unos  con  otros, 

16  En  el  día  que  juzgará  el  8eñor  los 
secretos  de  loa  hombres  conforme  á  mi 
Evangelio,  por  Jesu  Cristo. 

17  He  aquí,  tú  te  llamas  por  sobrenom- 
bre Judio,  y  estás  reposado  en  la  ley,  y  te 
glorias  en  Dios, 

18  Y  sabes  bu  voluntad,  y  apruebas  lo 
mejor,  siendo  instruido  por  la  ley; 

19  T  te  jactas  de  que  tú  mismo  eres 
guia  de  los  ciegos,  luz  de  los  que  están 
en  tinieblas, 

20  Ensefiador  de  los  que  no  saben,  maes- 
tro de  niños,  que  tienes  la  forma  de  la 
ciencia  y  de  la  verdad  en  la  ley. 

21  "Tú,  pues,  que  ensenas  á  otro,  ¿  no  te 
enseñas  á  ti  mismo?  Tú  que  predicas 
que  no  se  ha  de  hurtar,  ¿hurtas  r 

22  Tú  qne  dices  que  no  se  ha  de  adul- 
terar, ¿  adulteras  ?  Tú  que  abominas  los 
ídolos,  ¿  haces  sacrilegio  ? 

28  Tú  que  te  jactas  de  la  ley,  ¿por 
transgresión  de  la  ley  deshonras  á  Dios? 

24  Porque  el  nombre  de  Dios  es  blasfe- 
mado por  cansa  de  vosotros  entre  los 
Gentiles,  como  esta  escrito. 

25  T  Porque  la  circuncisión  ala  verdad 
aprovecha,  si  guardares  la  ley;  mas  si 


eres  rebelde  á  la  ley,  tu  circuncisión  es 
hecha  incircuncision. 

26  De  manera  que  si  el  incircunciso  guar- 
dare las  justicias  de  la  ley,  ¿no  será  teni- 
da su  incircuncision  por  circuncisión  ? 

27  Y  lo  que  de  su  natural  es  incircun- 
ciso, si  guardare  la  ley,  ¿no  te  juzgará  á 
ti,  que  por  la  letra  y  por  la  circuncisión 
eres  rebelde  á  la  ley  ? 

28  Porque  no  es  Judio  el  que  lo  es  por 
de  fuera,  ni  «  la  circuncisión  la  que  es 
por  de  fuera,  en  la  carne; 

29  Mas  el  que  lo  es  por  de  dentro  Judio 
e$;  y  la  circuncisión  e$ la  del  corazón,  en 
el  espíritu,  no  en  la  letra:  la  alabanza 
del  cual  no  «•  de  los  hombres,  sino  de 
Dios. 

CAPITULO  ra. 

La  prerogativa  del  Judio  ¡obre  el  Gentil  es  ser  depo- 
sitario de  la  ley  y  promesas  de  Dios,  cuya  verdad  no 
JuUa  por  la  incredulidad  de  ellos,  ante*  la  ha  hecho 
mas  üustr*  (porque  por  ocasión  de  ella  Dios  se  ha 
comunicado  en  su  Evangelio  4  los  Gentiles,  como  trata 
ahajo  II.  Jtí,  ttc),  ni  por  eso  Dios  es  injusto  castigan- 
do d  los  rebeldes,  ni  con  tal  pretexto  nadie  se  ha  de 
atrever  d  mal  hacer.  2.  La  dicha  prerogativa  no 
los  hace  mejores  que  los  Gentiles,  pues  son  tan  peca- 
dores como  eUos  como  estd  prohado,  y  de  nuevo  se 
prueba.  3.  Estando  todos  lo*  hombre*  en  tal  estado 
(portw  común  corrupción)  la  ley  {que  d  la  verdad 
si  estuvieran  en  sana  naturaleza  les  pudiera  servir, 
para  que  haciéndola  Jueran  Justos)  no  le»  sirve  sino 
para  convencerlos  de  pecadores.  4.  ManiJieHa  Dios  el 
camino  de  la  verdadera  Justicia  en  su  Evangelio  por 
la/ó  en  Cristo,  para  que  la  gloria  de  nuestra  Justicia, 
(que  si  Juera  por  las  obras  de  la  ley  había  de  ser 
nuestra,)  teda  sea  de  Dios;  yeto  d  todo*.  Judio*  p 
Gentil**;  porque  es  Dio*  de  todos. 

¿i^VUÉ,  pues,  tiene  mas  el  Judio?  ¿6 
Vc¿  cuál  es  el  provecho  de  la  circunci- 
sión? 

2  Mncho  en  todas  maneras.  Lo  pri- 
mero ciertamente,  porque  los  oráculos  de 
Dios  les  han  sido  confiados. 

3  ¿Porque  qué  hay,  si  algunos  de  ellos 
han  sido  incrédulos?  ¿La Incredulidad 
de  ellos  habrá  por  eso  hecho  vana  la  fó 
de  Dios? 

4  En  ninguna  manera;  antea* sea  Dios 
veraz,  y  todo  hombre  mentiroso,  como 
está  escrito:  Para  que  seas  justificado 
en  tus  dkhos,  y  venzas  cuando  fueres 
juzgado. 

5  Mas  si  nuestra  iniquidad  encarece  la 
justicia  de  Dios,  ¿qué  diremos?  ¿Será 
por  eso  injusto  Dios  que  da  castigo? 
(hablo  como  hombre.) 

6  En  ninguna  manera:  de  otro  modo, 
¿  cómo  juzgarla  Dios  el  mundo  ? 

7  Porque  si  la  verdad  de  Dios  con  mi 
mentira  creció  á  gloria  suya,  ¿por  qué 
aun  también  soy  yo  juzgado  como  pe- 
cado,.? Digitizedb 

153 


0JMKad^rr 


ROMANOS. 


8  T  no,  (como  somos  Infernados,  y  como 
algunos  aseguran,  que  nosotros  decimos,) 
¿Hagamos  males  para  qne  Tengan  bie- 
nes? la  condenación  de  los  cotíes  es 
Justa. 

9  1  ¿Pues  qué?  ¿Somos  nosotros  me- 
jores qm  eüotf  En  ninguna  manera ;  por- 
que ya  hemos  acusado  á  Judio»  y  á  Gen- 
tiles, que  todos  están  debajo  de  pecado, 

10  Como  está  escrito:  No  hay  justo,  ni 
aun  sofo  uno: 

11  No  hay  quien  entienda,  no  hay  quien 
busque  á  Dios. 

12  Todos  se  apartaron  del  camino  de  la 
justicia,  á  una  se  han  hecho  inútiles :  no 
hay  quien  haga  lo  bueno,  no  hay  ni  aun 
uno  tolo. 

18  Sepulcro  abierto  es  su  garganta:  con 
sus  lenguas  tratan  engañosamente:  ve- 
neno de  áspides  está  debajo  de  sus  labios : 

14  Cuya  boca  e*td  llena  de  maledicen- 
cia, y  de  amargura : 

15  Sus  pies  so»  ligeros  para  derramar 
sangre: 

16  Quebrantamiento  y  desventura  hay 
en  sus  caminos : 

17  Y  el  camino  de  paz  no  conocieron : 

18  No  hay  temor  de  Dios  delante  de 
sus  ojos. 

19  T  Empero  ya  sabemos,  que  todo  k> 
que  la  ley  dice,  á  los  que  están  bajo  la 
ley  lo  dice;  para  que  toda  boca  se  tape, 
y  que  todo  el  mundo  se  tenga  por  reo 
delante  de  Dios : 

30  Por  tanto,  por  las  obras  de  la  ley  nin- 
guna carne  se  justificará  delante  de  él ; 
porque  por  la  ley  es  el  conocimiento  del 
pecado. 

21  1T  Empero  ahora,  la  justicia  de  Dios 
sin  la  ley  se  ha  manifestado,  testificada 
por  la  ley,  y  por  loa  profetas : 

32  La  justicia,  digo,  de  Dios,  que  es  por 
la  fé  de  Jeso  Cristo,  para  todos,  y  sobre 
todos  los» que  creen  en  él;  porque  no 
hay  diferencia; 

38  Por  cuanto  todos  pecaron,  y  están 
destituidos  de  la  gloria  de  Dios. 

34  Siendo  justificados  gratuitamente 
por  su  gracia,  por  la  redención  que  es  en 
Jesu  Cristo. 

35  Al  cual  Dios  ha  propuesto  por  apla- 
camiento por  la  fé  en  su  sangre,  para 
manifestación  de  su  justicia  por  la  re- 
misión de  los  pecados  pasados,  en  la 
paciencia  de  Dios ; 

36  Para  manifestación  de  su  justicia  en 
este  tiempo ;  para  que  él  sea  justo,  y  Jus- 
Mficador  del  que  cree  en  Jesús. 

154 


37  i  Donde,  pues,  ettd  la  Jactancia?  Es 
echada  fuera.  ¿  Por  cuál  ley  ?  ¿  De  las 
obras?    No :  sino  por  la  ley  de  la  fié. 

86  Asi  que,  concluimos  ser  el  hombre 
justificado  por  fé  sin  las  obras  de  la  ley. 

39  ¿Ee  Dios  solamente  Dio*  de  los  Ju- 
díos ?  ¿  No  es  también  2Ho»  de  loa  Gen- 
tiles? Cierto,  él  er  también  JMo*  de  los 
Gentiles. 

80  Porque  un  Dios  e$  de  todos,  el  cual 
justificará  de  la  fé  la  clrouncislon,  y  por 
la  fé  á  la  Inchrcuncision. 

81  ¿Luego  deshacemos  la  ley  por  la  fia  ? 
En  ninguna  manera:  antes  establecemos 
la  ley. 

CAPITULO  IV. 

Prieto  qm  Injusticia  de  loe  obras  (aunque  dolante  do 
los  hombres  sea  de  estima)  no  es  la  que  delante  do 

Dése  loe  pecados  al  que  vivamente  cree,  9  comearte 
esta  fé  por  sólida  Justicia;  loe  pruebas  son,  te  pri- 
mera por  el  ejemplo  de  Abraham ;  la  see/unda%por 
el  testimonio  de  David.  %  Insinúa  de  qué,  puesi,  sirva 
la  circuncisión  y  te  tejr*  hasta  tratarse  smem  nmptio 
mente  cqpfcufe  7.  v.ft.  Vmlta  al  ejemplo  de  AereÁon», 
explicando  cval  fué  estafé  en  la  que  agradó  ionio 
d  Dios,  f  poniéndole  por  ejemplo  é  todos  he  que 
dotante  de  Dio*  quisieron  strJumiMcadoe, 

i  f\UÉ,  pues,  diremos  que  halló  Abra- 
V£  ham  nuestro  padre  según  la  carne? 
3  Porque  si  Abraham  fué  justificado  por 

las  obras,  tiene  de  qne  gloriarse ;  mas  no 

delante  de  Dios. 

3  Porque,  ¿qué  dice  la  Escritura?  Y 
ereyó  Abraham  á  Dios,  y  le  fué  imputado 
ajusticia. 

4  Empero  al  que  obra,  no  se  lo  cuenta  la 
recompensa  por  gracia,  sino  por  deuda. 

5  Mas  ai  que  no  obra,  sino  cree  en  aquel 
que  Justifica  al  impío,  su  fé  le  es  contada 
por  justicia. 

6  Como  también  David  describe  la 
Menaveaturanaa  del  hombre,  al  cual 
Dios  imputa  justicia,  sin  las  obras, 

7  Diciendo:  Bienaventurados  aquellos, 
euyas  iniquidades  son  perdonadas,  y  cu- 
yos pecados  son  cubiertos. 

8  Bienaventurado  el  varón  al  cual  el 
Beftor  no  imputará  pecado. 

9  ¿Esta  bienaventuranza  pues  viene  so- 
lamente sobre  la  circuncisión,  ó  también 
sobre  la  inclrcuncision?  porque  decimos 
que  á  Abraham  fué  contada  la  fé  por 
justicia, 

10  ¿  Cómo  pues  le  fué  contada?  ¿  estan- 
do él  en  ¿a  circuncisión  ó  en  la  inclrcun- 
cision ?  no  en  la  circuncisión,  sino  en  la 
incircunoision. 

11  T  Y  recibió  el  signo  de  la  circunci- 
sión, por  sello  de  la  justicia  de  la  fé  que 
laso  siendo  aun  Incircunciso ;  para  aun 


ROMANOS. 


fuese  padre  de  todtM  tos  «reyentes,  aun- 
que no  sean  circuncidados;  para  que  tam- 
bién á  dios  les  sea  contado  por  justicia: 

12  Y  padre  de  la-circuncisión,  á  los  qne 
no  solamente  son  de  la  circuncisión, 
mas  también  signen  las  pisadas  de  la 
fé  de  nuestro  padre  Abraham,  que  tenkt 
antes  de  ser  circuncidado. 

13  Porque  no  por  la  ley  fué  éaáa  la 
promesa  á  Abraham,  6  asa  simiente, 
qne  seria  heredero  del  mundo,  sino  por 
la  justicia  de  la  fii 

14  Porque  si  los  de  la  ley,  ton  los  here- 
deros, hecha  Tana  es  la  fó;  y  anulada  es 
la  promesa. 

15  Por  cuanto  la  ley  obra  ira;  porque 
donde  no  hay  ley,  allí  tampoco  hay  trans- 
gresión. 

16  1  Por  tanto  e»  por  la  fé,  para  que  ma 
por  gracia ;  á  fin  de  que  la  promesa  sea 
firme  á  toda  la  simiente,  et  á  $mber>  no 
solamente  al  que  es  de  la  ley,  mas  tam- 
bién al  que  es  de  la  fé  de  Abraham :  el 
cual  es  padre  de  todos  nosotros, 

17  (Como  está  escrito:  Por  padre  de 
muchas  naciones  te  he  puesto,  delante 
de  Dios,  á  quien  creyó :  el  eaal  da  vida  á 
los  muertos,  y  llama  las  cosas  que  no 
son,  como  st  fuesen. 

18  El  cual  creyó  en  espcTansn  contra 
esperanza,  para  ser  hecho  padre  de  mu- 
chas naciones,  conforme  á  lo  que  ie  haMa 
sido  dicho:  Asi  será  tu  simiente. 

19  T  no  siendo  débil  en  fé,  no  consideró 
su  cuerpo  ya  muerto,  (siendo  ya  de  casi 
den  afios,)  ni  la  matriz  muerta  de  Sera. 

20  Tampoco  en  la  promesa  de  Dios 
dudó  con  desconfianza:  antes  fué  esfor- 
zado en  té,  dando  gloria  á  Dios:' 

21  Enteramente  persuadido  que  todo 
lo  qne  habis  prometido,  era  también 
poderoso  para  hacerlo. 

22  T  por  tanto  le  fué  Imputado  á  jus- 
ticia. 

23  T  no  está  escrito  sata  solamente  por 
causa  de  él,  que  le  haya  sido  aú  con- 
tado; 

24  Sino  también  per  nosotros,  á  quienes 
será  axi  contado,  á  los  que  creemos  en  el 
que  levantó  de  los  muertos  á  Jesús, 
Señor  nuestro: 

25  El  cual  rae*  entregado  por  nuestros 
delitos,  y  resucitado  para  nuestra  Justifi- 
cación. 

CAPITULO  V. 

Afecto»  üustrisimo»  de  lajusti/lcacion  de  la/é  en  Cris- 
to, por  los  cuate*  se  muestra  evidentemente,  que  no 
-  mió  no  hace,  4  kn  > 


8pan. 


61 


la»  ekrm»  dt  la  le*  ma*  §**  sUeMm  m  la»  pmdm 
tener.  2.  Esta  justicia  por  gracia  en  Cristo  sobre- 
pvja  lo»  daño*  que  vinieron  al  mundo  por  la  desobs- 
diencis^de  Adam. 

JUSTIFICADOS  pues  por  la  fé,  tene- 
mos paz  para  con  Dios  por  nuestro 
Señor  Jesn  Cristo : 

2  Por  el  cual  también  tenemos  entrada 
por  la  fé  en  esta  gracia,  en  la  cual  esta' 
moa  Jim**,  y  nos  gloriamos  en  la  espe- 
ranza de  la  gloria  de  Dios. 

8  Y  no  solo  sito,  mas  aun  nos  gloriamos 
en  las  tribulaciones,  sabiendo  que  la  tri- 
bulación obra  paciencia ; 

4  Y  la  paciencia,  experiencia;  y  la  ex- 
periencia, esperanza; 

5  Y  la  esperanza  no  tu*  avergüenza; 
porque  el  amor  de  Dios  está  derramado 
en  nuestros  corazones  por  el  Espíritu 
Santo,  que  nos  es  dada 

6  Porque  Cristo,  cuando  éramos  aun 
sin  raecsa,  á  eu  tiempo  murió  por  los 
impíos. 

7  Porque  apenas  morirá  alguno  por  un 
justo ;  aunque  quizá  por  uno  bueno  po- 
drá mr  qué  alguno  aun  osare  morir. 

%  Has  Dios  encarece  su  amor  para  con 
nosotros,  en  que  siendo  aun  pecadores, 
Cristo  murió  por  nosotros* 

9  Luego  mucho  mas,  ahora  justificados 
en  su  sangre,  por  él  seremos  salvos  de 
la  ira. 

10  Porque  si  siendo  enemigos,  fuimos 
reconciliados  con  Dios  por  la  muerte  de 
su  Hijo,  mucho  mas,  ya  reconciliados, 
seremos  salvos  por  su  vida. 

11  Y  no  solo  esto,  mas  aun  noa  glo- 
riamos en  Dtos  por  nuestro  Seflor  {esu 
Cristo,  por  el  cual  hemos  ahora  recibido 
la  reconciliación. 

12  %  Por  tanto,  de  la  manera  ase  el 
pecado  entró  en  el  mundo  por  un  hom- 
bre, y  por  el  ¿secado  la  muerte;  y  la 
muerte  asi  pasó  á  todos  loa  hombrea 
porque  todos  pecaron; 

13  (Porque  hasta  la  ley  el  pecado  cataba 
en  el  mundo ;  moa  el  pecado  no  es  impu- 
tado, no  habiendo  ley. 

14  Mas  reinó  la  muerte  desde  Adam 
basta  Moyses,  aun  sobre  Ice  que  no 
pecaron  á  la  manera  de  la  rebelión  de 
Adam,  el  cual  es  figura  del  que  habla  de 
venir. 

15  Mas  no  como  el  delito,  asi  también 
fué  el  don  gratuito ;  porquo  si  por  el  de- 
lito de  uno  murieron  muchos,  mucho 
mas  la  gracia  de  Dios,  y  el  don  por  la 
gracia  que  es  de  un  $oU>  hombro*  Jesu 
Cristo,  abundó  para  mnchos. 

155 


ROMANOS. 


16  NI  tampoco  de  la  manera  que  ftté 
por  uno  que  pecó,  asi  también  el  don ; 
porque  el  juicio  á  la  -verdad  fuéjíe  un 
pecado  para  condenación,  mas  el  don 
gratuito  «a  do  muchos  delitos  para  justi- 
ficación. 

17  Porque  si  por  el  delito  de  uno  reinó  la 
muerte  poranias  de  uno,  mucho  mas  los 
que  reciben  la  abundancia  de  la  grada,  y 
del  don  de  la  justicia  reinarán  en  vida  por 
uno  iofa,  Jesu  Cristo.) 

18  Asi  que,  de  la  manera  que  por  el 
delito  de  uno  vino  la  aupa  á  todos  los 
hombres  para  condenación,  asi  por  la 
justicia  de  uno  trino  la  grada  á  todos  los 
hombres  para  justificación  de  vida.    < 

19  Porque  como  por  la  desobediencia 
de  un  hombre  muchos  fueron  hechos 
pecadores,  asi  por  la  obediencia  de  uno 
muchos  serán  hechos  justos. 

20  La  ley  empero  entró  para  que  el  pe- 
cado abundase;  mas  cuando  el  pecado 
abundó,  sobreabundó  la  gracia; 

21  Para  que  do  la  manera  que  el  pecado 
reinó  para  muerte,  asi  también  la  gracia 
reine  por  la  justicia  para  vida  eterna,  por 
Jesu  Cristo  Befior  nuestro. 

CAPITULO  VI. 

De  (pie  por  7a  bondad  infinita  de  D&x  ta  gracia  de  ta 


no  se  ha  de  tomar  atrevimiento  de  pecar,  porque 
nuestra  profesión  en  el  bautismo  es  en  contraría,  d 
water,  de  permanecer  en  santidad,  para  to  cual  el 
|  bautismo  en  rnt  muerto  del  Señar  es  también  eficwsu 
2.  Tampoco  la  libertad  de  la  ley  que  en  Cristo  teña- 
mos, se  ka  de  entender  licencia  para  pecar;  porque 
la  cristiana  libertad  es  servidumbre  d  Dios  u>dta 


|T>U£S  qué  diremos?    ¿Perseveraré- 
X    nú»  en  el  pecado,  para  que  la  gra- 
cia abunde  ? 

2  En  ninguna  manera.  Porque  los  que 
somos  muertos  al  pecado,  ¿  cómo  vivire- 
mos ann  en  él  ? 

8  ¿O  no  sabéis  que  todos  los  quesomos 
bautizados  en  Cristo  Jesús,  somos  bauti- 
zados en  sn  muerte? 

4  Porque  somos  sepultados  Juntamente 
con  él  en  la  muerte  por  el  bautismo,  para 
que  como  Cristo  resucitó  de  los  muertos 
por  la  gloria  del  Padre,  asi  también  noso- 
tros andemos  en  novedad  de  vida. 

5  Porque  si  fuimos  plantados  junta- 
mente con  él  en  la  semejanza  de  su  muer- 
te, también  lo  seremos  juntamente  en  la 
eemejanza  de  tu  resurrección : 

0  Sabiendo  esto,  qne  nuestro -viejo  hom- 
bre fué  crucificado^*»!  tómente  con  él,  para 
que  el  cuerpo  del  pecado  sea  deshecho,  á 
fin  de  que  no  sírvanlos  mas  al  pecado. 
1¿* 


7  Porque  el  que  está  muerto,  justificado 
es  del  pecado. 

8  Y  si  morimos  con  Cristo,  creemos 
que  también  viviremos  con  él : 

9  Ciertos  que  Cristo  habiendo  resuci- 
tado de  los  muertos,  ya  no  muere:  la 
muerte  no  se  enseñoreará  mas  de  éL 

10  Porque,  en  cuanto  al  morir,  al  peca- 
do murió  una  vez;  mas  en  cuanto  al 
vivir,  para  Dios  vive. 

11  Asi  también  vosotros,  juzgad  que 
vosotros  de  cierto  estala  muertos  al  pe- 
cado; mas  que  vivís  para  Dios  en  Cristo 
Jesús  Sefior  nuestro. 

12  No  reine  pues  el  pecado  en  vuestro 
cuerpo  mortal,  para  que  le  obedezcáis  en 
sus  concupiscencias. 

18  Ni  tampoco  presentéis  vuestros 
miembros  al  pecado  como  instrumentos 
de  Iniquidad:  antes  presentaos  á  Dios 
como  vivientes  de  entre  los  muertos;  j 
vuestros  miembros  á  Dios  carne  instru- 
mentos de  justicia, 

14  Porque  el  pecado  no  se  enseñoreará, 
de  vosotros;  porque  no  estáis  debajo  de 
la  ley,  sino  debajo  de  la  gracia. 

15  1  ¿Pues qué?  ¿Pecaremos, porque, 
no  estamos  debajo  de  la  ley,  sino  debajo 
de  la  gracia?    En  ninguna  manera. 

16  ¿O  no  sabéis,  que  aqnien  os  presen- 
tasteis á  vosotros  mismos  por  siervos 
para  obedecerte,  sois  siervos  de  aquel  4 
quien  obedecéis,  ó  del  pecado  para  muer- 
te, ó  de  la  obediencia  para  Justicia  t 

17  Gracias  á  Dios,  que  fuisteis  siervo» 
del  pecado;  mas  habéis  obedecido  do 
corazón  á  la  forma  de  doctrina  á  la  cual 
habéis  sido  entregados : 

18  Y  libertados  del  pecado,  sois  hechos 
siervos  de  la  jostieia* 

19  Hablo  humanamente  á  causa  de  lo 
flaqueza  de  vuestmearne :  que  como  pro- 
sentasteis  vuestros  miembros  por  sier- 
vos de  la  inmundicia  y  de  la  Iniquidad 
para  iniquidad;  asi  ahora  presentéis  vues- 
tros miembros  pos  siervos  de  la  justicia 
para  santidad. 

20  Porque  cuando  fuisteis  siervos  del 
pecado,  libres  erais  de  la  Justicia, 

21  i  Qué  fruto  teníais  entonces  de  aque- 
llas cosos,  de  los  cuales  ahora  os  aver- 
gonzáis? porque  el  fin  de  ellas  er  la 
muerte 

22  Mas  ahora  librados  del  pecado,  y 
hechos  siervos  de  Dios,  tenéis  por  vues- 
tro fruto  la  santidad,  y  por  fin  la  vida 

Jorque  agsiS^á^Cpe«do  as  la 


ROMANOS. 


muerte-;  mas  el  don  grahtUo  de  IMoe  es 
la  vida  eterna  en  Cristo  Jesús  Sefior 
nuestro. 

CAPITULO  vn. 

Prosigue  declarando  como  se  ha  de'rntender  la  lüter- 
tad,  4 exención  de  la  lepen el  cristiano,  d saber,  na 
de  las  obras  qm  manda  tino  dm  la  obligación  p  miedo 
eervÜ  p  de  muerte  que  trae  para  el  no  regenerado  en 
Cristo.  2.  Con  motivo  de  esto  prosigue  declarando 
los  oficies  de  la  ley  en  el  pecador,  qm  son,  1.  Ense- 
ñar el  pecado.  %Jtacerejmcreaca  en  nwcho  mayor 
abundancia  despertando  'de  una  parte  el  corrompido 
apetito  d  mas  pecar  (que  con  la  ignorancia  estaba 
como  adormecido)  y  de  otra  (pista  la  pena  que  la 
.  ley  intima)  irritando  al  pecador  contra  el  legislador 
justo,  de  todo  lo  cual  se  sigue  mayor  condenación  de 
muerte :  los  cuntes  efectos  ta  ley  nB  los  tiene  de  suyo, 
mas  accidentalmente  por  la  ocasión  de  te  perversi- 
dad p  corrupción  del  hombro  con  quien  habla,  S. 
Declara  los  mismos  oficios  de  la  lep  tener  aun  efica- 
cia  enetpa  regenerado  por  la  parte  que  aun  es  car' 
nal:  empero  de  la  cual  miseria  es  librado  por  Cristo. 

¿/\  IGNORÁIS,  hermanos,  (pues  ha- 

KJ  blo  con  los  qne  saben  la  ley,)  qne 
la  lej  oviamente  se  enseñorea  del  hom- 
bre entre  tanto  qne  vive? 

2  Porque  la  muger  qne  está  sujeta  á 
marido,  mientras  él  vire,  está  ligada  á  su 
marido  por  la  ley ;  mas  muerto  él  mari- 
do, ella  está  libre  de  la  ley  del  marido. 

8  Asi  qne  viviendo  el  marido  se  llamará 
adúltera,  si  fuere  de  otro  varón ;  mas  si 
su  marido  hubiese  muerto,  está  libre 
de  la  ley,  de  tal  manera  qne  no  será  adúl- 
tera, si  fuere  de  otro  marido. 

4  Asi  también  vosotros,  hermanos  mtos, 
estáis  muertos  á  la  ley  por  el  euerpo  de 
Cristo,  para  qne  tesis  de  otro  esposo,  es 
á  saberx  del  qne  resucitó  de  los  muertos, 
para  que  llevemos  fruto  á  Dios. 

6  Porque  mientras  estábamos  en  la  car- 
ne, los  afectos  del  pecado  que  eren  por 
la  ley,  obraban  en  nuestros  miembros 
para  llevar  fruto  á  la  muerte : 

6  Mas  ahora  estamos  Ubres  de  la  ley, 
habiendo  muerto  á  aquello  en  que  nos 
detenia  presos,  para  que  sirvamos  en 
novedad  de  espíritu,  y  no  en  vejez  de  la 
letra. 

7  f  ¿Qoe*  pues  diremos?  ¿La  ley  e» 
pecado?  En  ninguna  manera,  Antes 
yo  no  conociera  ¿1  pecado,  sino  por  la 
ley;  porque  no  conociera  la  concupis- 
cencia, si  la  ley  no  dijera:  No  codi- 
ciarás. 

8  Empero  el  pecado,  tomando  ocasión 
por  el  mandamiento,  obró  en  mí  toda 
suerte  de  concupiscencia;  porque  sin  la 
ley  el  pecado  tetaba  muerto. 

9  Asi  que,  yo  sin  la  ley  vtvia  en  algún 
tiempo ;  mas  venido  el  mandamiento,  el 
pecado  revivió,  y  yo  morí. 


10  T  hallé  qrte  el  mandamiento,  que  de 
$uyo  era  para  vida,  d  mi  era  para  muerte. 

11  Porque  el  pecado,  tomando  ocasión 
por  el  mandamiento,  me  engañó,  y  por 
él  me  mató. 

12  De  manera  que  la  ley  á  la  verdad  es 
santa,  y  el  mandamiento  santo,  y  justo, 
y  bueno. 

13  ¿  Luego  lo  que  es  bueno,  pora  mi  me 
es  hecho  muerte?  No,  sino  que  el  pe- 
cado, para  mostrarse  pecado,  por  lo  bue- 
no me  obró  la  muerte ;  para  que,  por  el 
mandamiento,  el  pecado  so  hiciese  sobre 
manera  pecaminoso. 

14  Porque  ya  sabemos  que  la  ley  es 
espiritual ;  mas  yo  soy  carnal,  vendido 
debajo  del  pecado. 

15  Porque  lo  que  hago,  no  lo  apruebo, 
pues  el  trien  que  quiero,  no  hago ;  antes 
lo  que  aborrezco,  aquello  hago. 

16  Y  si  lo  que  no  quiero,  esto  hago, 
consiento  que  la  ley  es  buena. 

17  De  manera  qne  ya  no  obro  yo  aque- 
llo, sino  el  pecado  que  mora  en  mi. 

18  Porque  yo  sé  que  en  mi,  es  á  saber, 
en  mi  carne,  no  mora  cosa  buena ;  por- 
que tengo  el  querer;  mas  obrar  lo  bue- 
no, no  lo  alcanzo. 

19  Porque  no  hago  el  bien  que  quiero ; 
mas  el  mal  que  no  quiero,  esto  hago. 

20  Y  si  hago  lo  que  no  quiero,  ya  no  lo 
obro  yo,  sino  el  pecado  que  mora  en  mí. 

21  Asi  que,  en  queriendo  yo  hacer  el 
bien,  hallo  esta  ley;  que  el  mal  habita 
conmigo. 

22  Porque  según  el  hombre  interior  me 
deleito  en  la  ley  de  Dios ; 

28  Mas  veo  otra  ley  en  mis  miembros 
rebelándose  contra  la  ley  de  mi  espíritu, 
y  llevándome  cautivo  á  la  ley  del  pecado 
que  está  en  mis  miembros. 

24  I  Miserable  hombre  de  mi!  ¿quién 
me  librará  del  cuerpo  de  esta  muerte  ? 

25  Oradas  doyá  Dios  por  Jesu  Cristo 
Señor  nuestra  Asi  que,  yo  mismo  con 
el  espíritu  sirvo  á  la  ley  de  Dios,  mas 
con  la  carne  á  la  ley  del  pecado. 

CAPITULO  vía 

Que  para  el  qué  do  verdad  estd  en  Cristo  y  rite  por 
fe\  (aunque  tenga  aun  fiaqmza  de  carne*  en  la  cual 
empero  no  es-  su  común  vida)  ninguna  condenación 
hay.  2.  De  esta  corrupción  nos  purificará  del  totlo 
el  Padre  en  la  final  resurrección  por  virtud  de  ta 
resurrección  del  Señor  y  por  la  eficacia  de  su  espU 
ritu.  8.  Exhorta  por  tanto  d  la  piadosa  vida  ani- 
mados por  la  certidumbre  de  nuestra  regeneración 
espiritual  y  de  la  eternidad  de  la  heredad  que  espe- 
ramos en  nuestra  entera  remumraciem,  en  compara- 
ción de  la  cual  todas  las  presentes  afiieciones  son  de 
ningún  peso.  i.  Por  esta  restauración  no  solo  gimen 
todas  loe  criaturas,  mas  aun  todo  el  verdadero  pue- 
15T 


ROMANOS. 


bbd*JHo$%fmmmto*qm&4itaimtmnaliimmd8 

corrupción,  él  eligió,  u  predestinó  en  Cristo,  u  loe 
Uamó  á  mu  tiempo,  á  lo»  rúale*  también  d  su  tiempo 
glorificará  sin  que  cosa  ninguna,  piante  impedir  la 
efectuación  de  este  tu  eterno  cornejo  para  con  ello» 
en  Cristo. 

ASÍ  que  ahora,  ninguna  condenación 
-£jL  hay  para  los  que  catán  en  Cristo 
Jesús,  loa  que  no  andan  conforme  á  la 
carne,  sino  conforme  ai  Espíritu. 

2  Porque  la  ley  del  Espirita,  de  vida  en 
Cristo  Jesús  rae  ha  librado  de  la  ley  del 
pecado  y  de  Ja  muerte. 

8  Porque  lo  que  era  imposible  ala  ley, 
en  cuanto  era  debil  por  la  carne,  Dios 
enviando  á  su  Hijo  en  semejanxa  de  la 
carne  del  pecado,  y  por  pecado,  condené 
al  pecado  en  la  carne ; 

4  Para  que  la  justicia  de  la  ley  fuese 
cumplida  en  nosotros,  que  no  andamos 
conforme  á  la  carne,  sino  conforme  al 
Espíritu. 

5  Porque  los  que  son  según  la  carne, 
piensan  en  las  cosas  que  son  de  la  carne ; 
mas  los  que  son  según  el  Espíritu,  en 
las  cosas  que  son  del  Espíritu. 

6  Porque  el  animo  earnal  «t  muerte; 
mas  el  animo  espiritual,  vida  y  paz ; 

7  Por  cuanto  el  animo  carnal  es  ene- 
mistad contra  Dios ;  porque  no  se  sujeta 
á  la  ley  de  Dios,  ni  tan  tampoco  puede. 

8  Así  que,  los  que  son  según  la  carne, 
no  pueden  agradar  á  Dios. 

9  Mas  vosotros  no  sois  según  la  carne, 
sino  según  el  Espíritu :  si  es  que  el  Espí- 
ritu de  Dios  mora  en  vosotros.  Y  si 
alguno  no  tiene  el  Espíritu  de  Cristo,  el 
tal  no  es  de  éL 

10  Empero  si  Cristo  es  en  vosotros,  el 
cuerpo  á  la  verdad  está  muerto  á  causa 
del  pecado ;  mas  el  espíritu  vive  á  cantea 
de  la  justicia. 

11  Y  si  el  Espíritu  de  aquel  que  levantó 
de  los  muertes  á  Jesús,  mora  en  voso- 
tros, el  que  levantó  á  Cristo  de  los  muer- 
tos, vivificará  también  vuestros  cuerpos 
mortales  por  su  Espíritn  que  mora  en 
vosotros. 

12  Asi  que,  hermanos,  deudores  somos, 
no  á  la  carne  para  que  vivamos  conforme 
ala  carne. 

18  Porque  si  viviereis  conforme  á  la 
carne,  moriréis ;  mas  si  por  el  Espíritu 
mortificareis  las  obras  de  la  carne,  vivi- 
réis. 

14  Porque  todos  los  que  son  guiados 
por  el  Espíritu  de  Dios,  los  tales  son 
hyos  de  Dios, 

19  Porque  no  habéis  recibido  el  espíritu 

108 


de  servidumbre  para  esfaf  o  través  en  te- 
mor; mas  habéis  recibido  el  Espirito  de 
adopción,  por  el  cual  clamamos :  Abba, 
Padre. 

16  Porque  el  mismo  Espíritu  da  testi- 
monio á  nuestro  espíritu  que  somos  hi- 
jos de  Dios. 

17  Y  si  hyos,  también  herederos :  here- 
deros de  Dios,  y  coherederos  con  Cristo : 
si  empero  padecemos  Juntamente  con  e% 
para  que  juntamente  con  él  seamos  tam- 
bién glorificados. 

18  Porque  yo  juzgo,  que  lo  que  en  este 
tiempo  se  padece,  no  es  digno  de  com- 
parar» con  la  gloria  venidera  que  en  no- 
sotros ha  de  ser  manifestada. 

19  f  Porque  el  continuo  atalayar  de 
la  criatura  espera  la  manifestación  de  loe 
hfyosdeDios; 

20  Porque  la  criatura  fué  sujetada  á 
vanidad,  no  de.su  voluntad,  sino  por 
causa  de  aquel  que  la  sujetó, 

21  Con  esperanza  de  qne  también  la 
misma  criatura  será  librada  de  la  servi- 
dumbre de  corrupción,  en  la  libertad  glo- 
riosa de  los  mjos  de  Dios. 

22  Porque  ya  sabemos,  que  toda  la  crea- 
ción gimo  á  una,  y  á  una  está  en  dolores 
de  parto  hasta,  ahora. 

28  Y  no  solo  «fio,  mas  también  nosotros 
mismos  que  tenemos  las  primicias  del 
Espíritu,  nosotros  tambiengem irnos  den- 
tro de  nosotros  mismos,  esperando  la 
adopción,  es  é  saos?,  la  redención  de  nues- 
tro cuerno. 

24  Porque  en  esperanza  somos  salvos : 
empero  la  esperanza  que  se  -ve,  no  es 
esperanza;  porque  lo  que  alguno  ve, 
¿cómo  aun  lo  espera? 

25  Mas  si  lo  que  no  vemos  esperamos, 
por  paciencia  lo  esperamos. 

26  Y  asimismo  también  el  Espíritu  á 
una  ayuda  nuestra  flaqueza;  porque  no 
sabemos  lo  que  hemos  de  pedir  como 
conviene ;  mas  el  mismo  Espíritu  Inter- 
cede por  nosotros  con  gemidos  indeci- 
bles. 

27  Mas  el  que  escudrjfia  los  corazones, 
sabe  cual  es  el  deseó  del  Espíritn,  por- 
que conforme  á  la  voluntad  de  Dios  inter- 
cede por  los  santos. 

28  Y  sabemos,  qne  todas  las  cosas  obran 
Juntamente  para  el  bien  de  los  que  á 
Dios  aman,  es  d  sabor,  á  los  que  conforme 
á  su  propósito  son  llamados. 

29  Porque  á  los  que  antes  conoció,  tam- 
bién predestinó  para  que  fuesen  hecha* 
conformes  á  la  imagen  4e  su  Htfo,  pan 


ROMANOS. 


que  él  sea  el  primogénito  entre  muchos 
hermano* 

30  Y  á  los  que  predestinó,  á  estos  tam- 
bién llamó ;  y  á  los  que  llamó,  á  estos 
también  justificó ;  y  á  los  qne  justificó, 
á  estos  también  glorificó. 

81  ¿  Qué,  pues,  diremos  á  estas  cosos  ? 
81  Dios  es  por  nosotros,  ¿  quién  terd  con- 
tra nosotros  ? 

83  El  que  aun  á  su  propio  Hijo  no  per- 
donó, antes  le  entregó  por  todos  noso- 
tros, ¿  cómo  no  nos  ha  de  dar  también 
eon  él  gratuitamente  todas  las  cosas  ? 

88  ¿Quién  acusará  contra  los  escogi- 
dos de  Dios  ?    Dios  m  el  que  los  justifica, 

84  ¿  Quién  et  el  que  lo*  condena?  Cris- 
to et  el  que  murió :  antes  el  que  también 
resucitó,  el  qne  también  está  á  la  diestra 
de  Dios,  el  qne  también  demanda  por 
nosotros. 

85  ¿Quién  nos  apartará  del  amor  de 
Cristo  ?  ¿  Tribulación  ?  ¿  ó  angustia  ?  ¿  ó 
persecución?  ¿ó hambre?  ¿ó desnudez? 
¿ó  peligro?  ¿ó  espada? 

86  (Como  está  escrito :  Por  causa  de  ti 
somos  muertos  todos  los  dios :  somos  es- 
timados como  ovejas  para  el  matadero:) 

87  Antes  en  todas  estas  cosas  vencemos, 
y  aun  mas,  por  aquel  que  nos  amó, 

88  Por  que  estoy  cierto  que  ni  la  muer- 
te, ni  la  vida,  ni  ángeles,  ni  principados, 
ni  potestades,  ni  lo  presente,  ni  lo  por 
venir, 

89  Ni  lo  alto,  ni  lo  bajo,  ni  ninguna  otra 
criatura  nos  podrá  apartar  del  amor  de 
Dios,  que  es  en  Cristo  Jesús,  Señor 
nuestra  ^__ 

CAPltULO  IX. 

Embiste  mas  de  hecho  con  el  pueblo  Judaico  (con  pre- 
fación empero  de  su  benevolencia  w  caridad  para 
eon  ello»)  mostrando  qne  tinque  la  prometa  v  verdad 

'  de  Dios  sea  menoeoabada,  «tío*,  por  la  temporal  eiéc~ 
don  y  por  la*  demos  camales  prerogatiras(¡que  arri- 
ba, capitulo  8,  habia  comenzado  d  contar)  no  son 
verdadero  pueblo  de  Dios,  porque  el  pueblo  verdadero 
de  Dios.  1.  Es  por  viad»  espíritu  m/étp  no  poruñea 
camal.  S.  Está  fundado  sobre  eterna  elección  de 
Dios,  v  no  temporal.  9.  Estriba  sobre  la  misericor- 
dia de  Dio»  (qne  por  su  Ubre  voluntad  lo  escogió  sin 
respeto  de  méritos  ni  deméritos  de  obras)  no  en  bu 
obras  de  la  leu  ven  propia  justicia  como  ellos.  II. 
Esta  Ubre  toluntad  de  DiOm*n  su  elección  no  menos- 
caba su  Justicia  en  castigar  después  al  implo,  en- 
te» en  grandece  su  bondad  en  haberle  sufrido  tanto 
tiempo.  III.  En  esta  elección  por  expresos  testimo- 
nio» del  Espíritu  Sanio,  no  e»  mas  prirtíeffiado  et 
Judio  qm»  ei  OentO.  IV.  La  causa  principal  porque 
el  Judio  es  mas  inhábil  para  ser  contado  en  este  tanto 
pueblo,  es  la  opinión  que  tiene  de  justicia  por  parte 
de  la  lev,  m  la  cual  convento  dé  el,  tropieza  en- 
Cristo. 

VERDAD  digo  en  Cristo,  no  miento, 
dándome  testimonio  mi  conciencia 
en  el  Espíritu  8anto : 


2  Qne  tengo  gran  tristeza,  y  continuo 
dolor  en  mi  corazón. 

3  Porque  deseara  yo  mismo  ser  anate- 
ma de  Cristo  por  causa  de  mis  herma- 
nos, los  que  son  mis  parientes  según  la 
carne: 

4  Qne  son  Israelitas,  de  los  cuales  et  la 
adopción,  y  la  gloria,  y  los  conciertos,  y 
la  ley  dada,  y  el-  culto,  y  las  promesas ; 

5  Cuyos  ton  los  padres,  y  de  los  cuales 
vino  Cristo  según  la  carne,  el  cual  es 
Dios  sobre  todas  las  cosas,  bendito  por 
los  siglos.    Amen. 

6  No  empero  que  la  palabra  de  Dios 
haya  faltado;  porque  no  todos  los  que 
son  de  Israel  ton  Israelitas : 

7  Ni  por  ser  simiente  de  Abraham  luego 
ton  todos  hijos;  mas:  En  Isaac  te  será 
llamada  simiente. 

8  Quiere  decir:  No  los  que  son  hijos 
de  la  carne,  estos  ton  los  hijos  de  Dios ; 
mas  los  que  tan  hijos  de  la  promesa,  estot 
son  contados  en  la  generación. 

9  Porque  la  palabra  de  la  promesa  m 
esta:  Como  en  este  tiempo  vendré;  y 
tendrá  Sara  un  hUo. 

10  Y  no  solo  «rio,  mas  también  Rebecca 
concibiendo  de  una  vez,  d  taber,  de  Isaac 
nuestro  padre; 

11  (Porque  no  siendo  aun  nacidos,  ni 
habiendo  hecho  aun  ni  bien  ni  mal,  para 
que  permaneciese  el  proposito  de  Dios 
conforme  á  la  eleeclon,  no  por  las  obras, 
sino  por  el  qne  llama;) 

12  Le  rae  dicho,  que  el  mayor  serviría 
al  menor : 

18  Como  está  escrito:  A  Jacob  amé, 
mas  á  Esau  aborrecí. 

14  ¿  Qué  diremos  pues  ?  /  Que  hoy  In- 
justicia acerca  de  Dios?  En  ninguna 
manera. 

15  Porque  á  Moyses  dice :  Tendré  mise- 
ricordia del  que  tendré  misericordia ;  y 
me  compadeceré  del  que  rae  compade- 
ceré. 

16  Así  que  no  tt  del  que  quiere,  ni  del 
que  corro ;  sino  de  Dios,  que  tiene  mise- 
ricordia. 

17  Porque  la  Escritura  dice  de  Pharaon : 
Para  esto  mismo  te  he  levantado,  para 
mostrar  en  tí  mi  poder,  y  que  mi  nom- 
bre sea  anunciado  por  toda  la  tierra. 

18  De  manera  que  del  que  quiere  tiene 
misericordia;  y  al  que  quiere,  endurece. 

19  í  Me  dirás  pues :  ¿  Por  qué  pues  se 
enoja?  ¿porque  quién  ha  resistido  á  su 
voluntad? 

20  Mas  antes,  oh  hombre,  ¿tú,  quién 

1«l 


ROMANOS. 


eres,  para  que  alterques  con  Dios?  ¿ó 
dirá  el  vaso  de  barro  al  que  le  labró; 
Por  qué  me  has  hecho  así  ? 

21  ¿O  no  tiene  potestad  el  ollero  para 
hacer  de  la  misma  masa  un  vaso  para 
honra,  y  otro  para  vergüenza? 

22  ¿Y qué,  si  Dios  queriendo  mostrar 
tu  ira,  y  hacer  notorio  su  poder,  soportó 
con  macha  mansedumbre  los  vasos  de 
ira,  preparados  para  destrucción ; 

23  Y  haciendo  notorias  las  riquezas  de 
su  gloria  para  con  los  vasos  de  miseri- 
cordia, que  él  ha  antes  preparado  para 
gloria; 

24  A  los  cuales  también  llamó,  es  á  saber, 
a  nosotros,  no  solo  de  los  Judíos,  mas 
también  de  los  Gentiles? 

25  Como  también  en  Oseas  dice:  Lla- 
maré al  que  no  era  mi  pueblo,  pueblo 
mió ;  y  amada,  á  la  que  no  era  amada. 

26  T  será  que  en  el  lugar  donde  antes 
les  era  dicho :  Vosotros  no  sois  pueblo 
mío ;  alli  serán  llamados  hijos  del  Dios 
viviente. 

27  Isaías  también  clama  tocante  á  Is- 
rael: Aunque  fuere  el  número  de  los 
hijos  de  Israel  como  la  arena  de  la  mar, 
un  residuo  será  salvo. 

28  Porque  él  consumará  la  obra,  y  la 
abreviará  en  justicia;  porque  obra  abre- 
viada hará  el  Señor  sobre  la  tierra. 

29  Y  como  antes  ¿Hjo  Isaías :  8i  el  Se- 
ñor de  los  ejércitos  no  nos  hubiera  deja- 
do simiente,  como  Sodoma  fuéramos 
hechos,  y  como  Gomorrha  fuéramos  se- 
mejantes. 

80  T  ¿Qué  diremos  pues?  Que  los 
Gentiles  que  no  seguían  justicia  han  al- 
canzado la  justicia:  es  á  saber,  la  justi- 
cia que  es  por  la  fé ; 

31  Y  Israel  que  seguía  la  ley  de  justicia, 
no  ha  alcanzado  á  la  ley  de  la  justicia. 

82  ¿Por  qué?  Porque  no  la  buscaron 
por  fé;  mas  como  por  las  obras  de  la 
ley.  Por  lo  cual  tropezaron  en  la  piedra 
de  tropiezo; 

88  Como  está  escrito:  He  aquí,  pongo 
en  Sion  piedra  de  tropiezo,  y  roca  de 
calda;  y  todo  aquel  que  creyere  en  él, 
no  será  avergonzado. 

CAPITULO  X. 

Prosiga  declarante  la  com»a  déla  caieTaeh  tosiera»- 
Uta*,  d  saber%  porque  no  entendieron  la  ley  ni  sus 
intento»,  no  obstante  que  en  ella  teté  hecha  mención 
de  esta  distinción  de  justicia  de  Icjr,  {que  ellos  matea 
dlertm,}  vJunHcim  de/4,  (aue  insinuaba  el  Evangelio 
en  Cristo)  la  cual  habia  de  ser  común  d  todo  el  mun- 
do :  del  cual  estaba  profetizado  que  lo»  Gentiles  ha- 
bíande  obedecer  al  Bvammefío,  p  lo»  Judio»  de  eon- 

IrtO 


HERMANOS,  el  deseo  vehemente  de 
mi  corazón,  y  mi  oración  á  Dios) 
ñor  Israel,  es  para  su  salvación. 

2  Porque  yo  les  doy  testimonio,  que  á 
la  verdad  tienen  zelo  de  Dios,  mas  no 
conforme  á  ciencia, 

8  Porque  ignorando  la  Justicia  de  Dios, 
y  procurando  de  establecer  la  saya  pro- 
pia, no  se  han  sujetado  á  la  justicia  de 
Dios. 

4  Porque  el  fin  de  la  ley  et  Cristo,  para 
dar  justicia  á  todo  aquel  que  cree. 

5  Porque  Moyses  describe  atí  la  justi- 
cia que  es  por  la  ley :  Que  el  hombre 
que  aquellas  cosas  hiciere,  vivir*  por 
ellas. 

6  Mas  de  la  justicia  que  es  por  la  fé,  dice 
asi:  No  digas  en  tu  corazón:  ¿Quién  su- 
birá ai  cielo?  (esto  es,  para  traer  de  lo 
alio  á  Cristo.) 

7  ¿O,  quién  descenderá  al  abismo  ?  (es- 
to es,  para  volver  á  traer  á  Cristo  de  los 
muertos.) 

8  Mas  ¿  qué  dice  ?  Cercana  te  está  la 
palabra,  et  d  saber,  en  tu  boca,  y  en  tu 
corazón.  Esta  es  la  palabra  de  fé  la  cual 
predicamos: 

°  Que  si  confesares  con  tu  boca  al  Se- 
ñor Jesús,  y  creyeres  en  tu  corazón  que 
Dios  le  levantó  de  los  muertos,  serás  - 
salvo. 

10  Porque  con  el  corazón  se  cree  para 
alcanzar  justicia;  y  con  la  boca  se  hace 
confesión  para  salud.   . 

11  Porque  la  Escritura  dice :  Todo  aquel 
que  en  él  creyere,  no  será  avergonzado. 

12  Porque  no  hay  diferencia  entre  el 
Judio  y  el  Griego ;  porque  uno  mismo  es 
el  Señor  de  todos,  rico  para  con  todos 
los  que  le  invocan. 

13  Porque  todo  aquel  que  invocare  el 
nombre  del  Señor,  será  salvo. 

14  ¿Cómo  pues  invocarán  á  aquel  en 
el  cual  no  han  creído  ?  ¿  Y  cómo  creerán 
en  aquel  de  quien  no  han  oído?  ¿Y 
cómo  oirán  si  no  hay  quien  les  predique  ? 

15  ¿  Y  cómo  predicarán  si  no  fueren  en- 
viados? como  está  escrito:  ¡Cuan  her- 
mosos 6on  los  pies  de  los  que  anuncian 
el  Evangelio  de  la  paz,  de  los  que  traen 
la  buena  nueva  de  los  bienes ! 

16  Mas  no  todos  obedecieron  al.  Evan- 
gelio ;  porque  Isaías  dice :  Señor,  ¿quién 
creyó  nuestro  dicho? 

17  Luego  la  fé  es  por  el  oir,  y  el  oir  por 
la  palabra  de  Dios. 

18  Mas  digo  yo:  ¿Qué  no  han  oido? 
Antes  cierto  por  toda  la  tierra. ha  salido 


ROMANOS. 


el  sonido  de  culos,  y  bosta  los  cabos  de  la 
redondez  de  la  tierra  los  palabras  de  ellos. 

19  Mas  digo  yo :  ¿'Solo  ha.  conocido  Is- 
rael? Primeramente  Moyses  dice:  Yo 
os  provocaré  á  zelos  por  un  pueblo  que  no 
es  mi  pueblo,  y  con  una  nación  insensata 
os  provocaré  á  ira. 

20  Mas,  Isaías  habla  claro,  y  dice :  Fui 
hallado  de  los  que  no  me  bascaban; 
manifestéme  á  los  que  no  preguntaban 
por  mí. 

31  Mas  contra  Israel  dice:  Todo  el  día 
extendí  mis  manos  á  un  pueblo  rebelde 
y  altercador. 

CAPITULO  XI. 

Aunque  esto  sea  asi,  g  haga  Dios  puesto  fin  día  po- 
nda Mosaica,  con  iodo  cao  no  ha  desechado  d%u 
pueblo,  es  d  saber,  aquel  que  por  las  condición**  di- 
ana» de  gracia  y  misericordia  lo  es.  2.  Vuelve  d 
probar  que  la  caula  de  Israel  estaba  profetizada:  la 
cual  Dio»  habia  ordenado  en  su  providencia  para 
que  por  ocasión  de  su  incredulidad  el  Evangelio 
/asm  mmamoada  é  los  Gentiles  {Actos  1S, «,)  par 
medio  de  los  cuales  ellos  también  entrasen  después, 
3.  Con  esta  consideración  rebate  también  el  orgullo 
de  tos  OentUes  creyentes  contra  los  Judíos  incrédu- 
los, exhortando*»»  d  que  castiguen  en  el  ejemplo  de 
ello»,  g  permaneaean  con  humildad  en  su  vocación, 
g  procuren  con  toda  instancia  la  conversión  de  los 
Judíos  necesaria  para  el  cumplimiento  del  reino  de 
Cristo,  A.  Con  la  consideración  de  este  nusterieeo 
Juicio  de  Dio»  g  orden  de  su  providencia,  rompe  en 
divinas  alabamos,  flrc. 

DIGO  pues :  ¿  Ha  desechado  Dios  á 
,su  pueblo?  En  ninguna  manera. 
Porque  también  yo  soy  Israelita,  de  la 
simiente  de  Abraham,  de  la  tribu  de 
Benjamín. 

2  No  ha  desechado  Dios  á  su  pueblo,  al 
cual  antes  conoció.  ¿0  no  sabéis  lo  que 
dice  en  Ellos  la  Escritura?  cómo  se  queja 
á  Dios  contra  Israel,  diciendo : 

S  Señor,  á  tus  profetas  han  muerto,  y  á 
tus  altares  han  minado,  y  yo  he  quedado 
solo,  y  procuran  quitarme  mi  vida. 

4  Mas  ¿  qué  le  dice  la  divina  respuesta? 
Yo  me  he  reservado  siete  mil  varones 
que  no  han  doblado  la  rodilla  delante  de 
la  imagen  de  BaaL 

5  Asi  también*-  pues,  en  este  tiempo  ha 
quedado  un  residuo  según  la  elección 
de  la  gracia. 

6  Y  si  por  gracia,  luego  no  es  por  obras : 
de  otro  modo  la  gracia  ya  no  es  gracia. 
Mas  si  por  obras,  ya  no  es  gracia :  de  otra 
manera  la  obra  ya  no  es  obra. 

7  f  ¿Pues  qué?  Lo  que  buscaba  Is- 
raelf  aquello  no  ha  alcanzado ;  mas  la 
elección  lo  ha  alcanzado;  y  los  demás 
fueron  endurecidos 

8  (Como  está  escrito :  Dlóles  Dios  espi- 
rita de  adormecimiento,  ojos  con  que  no 


vean,  y  oídos  con  que  no  oigan;)  hasta  el 
día  de  hoy. 

9  Y  David  dice :  Sea] es  hecha  su  mesa 
un  lazo,  y  una  red,  y  un  tropezadero,  y 
una  retribución : 

10  Sus  ojos  sean  oscurecidos  para  que 
no  vean;  y  agóviales  siempre  el  espi- 
nazo. 

11  1  Digo  pues :  ¿  Tropezaron  luego  de 
tal  manera  que  cayesen-  del  todo?  En 
ninguna  manera ;  antes  mas  bien  por  la 
caida  de  ellos  trino  la  salud  á  los  Gen- 
tiles, para  que  por  ellos  fuesen  provoca- 
dos á  zelos. 

12  Y  si  la  caída  de  ellos  es  la  riqueza  del 
mundo,  y  el  menoscabo  de  ellos  la  rique- 
za de  los  Gentiles,  ¿  cuánto  mas  la  pleni- 
tud de  ellos  ? 

13  Porque,  á  vosotros  hablo,  Gentiles, 
en  cuanto  á  la  verdad  yo  soy  apóstol  de 
los  Gentiles,  mi  ministerio  ensalzo, 

14  Si  en  alguna  manera  provocase  á 
emulación  á  los  de  mi  carne,  y  hiciese 
salvos  á  algunos  de  ellos. 

15  Porque  si  el  desechamiento  de  ellos 
es  la  reconciliación  del  mundo,  ¿  qué  será 
el  recibimiento  de  eüos,  sino  vida  de  los 
muertos? 

16  Porque  si  el  primer  fruto  es  santo, 
también  lo  es  la.  masa ;  y  si  la  raiz  es  santa, 
también  lo  son  los  ramos. 

17  Y  si  algunos  de  los  ramos  fueron 
quebrados,  y  tú  siendo  acebnche  has  sido 
Injerido  en  lugar  de  ellos,  y  has  sido 
hecho  participante  de  la  raíz,  y  de  la  gro- 
sura de  la  oliva ; 

18  No  te  jactes  contra  los  romos ;  mas 
si  te  Jactas,  sabe  que  no  sustentas  tú  á  la 
raiz,  sino  la  raiz  á  ti. 

19  Dirás  pues :  Los  ramos  fueron  que- 
brados para  que  yo  fuese  injerido. 

20  Bien:  por  su  incredulidad  fueron 
quebrados,  mas  tú  por  la  fé  estás  en  pié. 
No  te  ensoberbezcas,  antes  teme ; 

21  Porque  si  Dios  no  perdonó  á  los  ra- 
mos naturales,  teme  que  á  ti  tampoco  te 
perdone. 

22  Mira  pues  la  bondad,  y  la  severidad 
de  Dios:  la  severidad  ciertamente  para 
con  los  que  cayeron;  mas  la  bondad 
para  contigo,  si  permanecieres  en  tu 
bondad ;  de  otra  manera  tú  también  se- 
rás cortado. 

23  Y  aun  ellos,  si  no  permanecieren  en 
incredulidad,  serán  injeridos ;  que  pode- 
roso es  Dios  para  volverlos  á  injerir. 

24  Porque  si  tú  fulsto  cortado  del  natu- 
ral acebnche,  y  contra  natura  fuiste  inje- 

161 


ROCANOS. 


rido  en  la  bu/na  oliva,  ¿  cuánto  mas  es- 
tos, que  son  los  ramos  naturales,  serán 
injeridos  en  su  oliva? 

25  Porque  no  quiero,  hermanos,  que 
ignoréis  este  misterio,  para  que  no  seáis 
acerca  de  vosotros  mismos  arrogantes; 
y  «*,  que  el  endurecimiento  en  parte  ha 
acontecido  á  Israel,  hasta  tanto  que  en- 
trase la  plenitud  de  los  Gentiles. 

26  Y  asi  todo  Israel  será  salvo ;  como 
está  escrito :  Vendrá  de  Sion  el  Liberta- 
dor, y  apartará  de  Jacob  la  impiedad. 

27  Y  este  es  mi  concierto  con  ellos, 
cuando  quitare  sus  pecados. 

28  Asi  que,  en  cuanto  al  Evangelio,  son 
enemigos  por  causa  de  vosotros;  mas 
en  cuanto  á  la  elección,  son  muy  amados 
por  causa  de  los  padres. 

29  Porque  sin  arrepentimiento  son  las 
mercedes  y  la  vocación  de  Dios. 

80  Porque  como  también  vosotros  en 
algún  tiempo  no  creísteis  á  Dios,  mas 
ahora  habéis,  alcanzado  misericordia  por 
ocasión  de  la  incredulidad  de  ellos ; 

81  Así  también  estos  ahora  no  han  creí- 
do, para  que  en  vuestra  misericordia, 
ellos  también  alcancen  misericordia. 

32  Porque  Dios  encerró  á  todos  en  in- 
credulidad, para  tener  misericordia  de 
todos. 

33  H  ¡Oh  profundidad  de  las  riquezas 
de  la  sabiduría,  y  de  la  ciencia  de  Dios ! 
¡  Cuan  incomprensibles  son  sus  juicios,  y 
lnvestigables  sus  caminos  I 

34  Porque  ¿quién  entendió  la  mente  del 
Señor  ?  j  ó  quién  fué  6U  consejero  ? 

35  ¿  O  quién  le  dio  á  él  primero,  para 
que  le  sea  pagado  ? 

86  Porque  de  él,  y  por  él,  y  en  él  son 
todas  las  cosas.  A  él  sea  gloria  por  los 
siglos.    Amen. 

CAPITULO  XIL 

Concitada  la  disputa  principal,  da  exhortaciones  aco- 
modadas d  la  doctrina  dicha  mostrando  qué  obras, 

i  Oficio,  y  dJUgencia  ha  de  tener  él  que  es  del  pueblo  de 
Dios  en  Cristo,  con  lo  cual  se  muestre  de  verdad 

|     haber  participado  de  la  gracia  enél,tfc. 

AASl  que,  hermanos,  os  ruego  por 
las  misericordias  do  Dios  que  pre- 
sentéis vuestros  cuerpos  en  sacrificio 
vivo,  santo,  agradable  á  Dios,  que  es  vues- 
tro culto  racional. 

2  Y  no  os  conforméis  á  este  siglo ;  mas 
transformaos  por  la  renovación  de  vues- 
tro entendimiento,  para  que  experimen- 
téis cuál  sea  la  voluntad  de  Dios,  la  bue- 
na, agradable  y  perfecta. 

3  Digo  pues,  por  la  gracia  que  me  es 
dada,  á  cada  uno  de  los  que  están  entre 

162 


vosotros,  que  no  piense  de  si  mismo  mas 
elevadamente  de  lo  que  debe  pensar; 
sino  que  piense  discretamente,  caaa  uno 
conforme  á  la  medida  de  fé  que  Dios  le 
repartió. 

4  Porque  de  la  manera  que  en  un  cuer- 
po tenemos  muchos  miembros,  empero 
todos  los  miembros  no  tienen  el  mismo 
oficio : 

5  Asi  nosotros  siendo  muchos,  somos 
un  mismo  cuerpo  en  Cristo,  y  cada  uno, 
miembros  los  unos  de  los  otros.  • 

6  De  manera  que  teniendo  diferentes 
dones  según  la  gracia  que  nos  es  dada, 
si  de  profecía,  sea  conforme  á  la  medida 
delafé; 

*!  O  si  de  ministerio,  en  servir;  ó  el  que 
enseña,  en  enseñar ; 

8  O  el  que  exhorta,  en  exhortar;  el  que 
reparte,  hágalo  en  simplicidad;  el  qtte 
preside,  en  solicitud;  el  que  hace  mise- 
ricordia, en  alegría. 

9  £1  amor  sea  sin  fingimiento :  aborre- 
ciendo lo  malo,  llegándoos  á  lo  bueno* 

10  Amándoos  los  unos  á  los  otros  con 
amor  de  hermanos;  en  la  honra  prefi- 
riéndoos los  unos  á  ios  otros. 

11  En  los  quehaceres  no  perezosos :  ar- 
dientes en  espíritu:  sirviendo  al  Señor: 

12  Gozosos  en  la  esperanza:  sufridos 
en  la  tribulación :  constantes  en  14  ora- 
ción: 

18  Comunicando  á  las  necesidades  de 
los  santos :  siguiendo  la  hospitalidad. 

14  Bendecid  á  los  que  os  persignen: 
bendecid,  y  no  maldigáis. 

15  Regocíjaos  con  los  que  se  regocijan ; 
y  llorad  cqn  los  que  lloran. 

16  Sed  entre  vosotros  de  un  mismo  áni- 
mo :  no  altivos,  mas  acomodándoos  á  los 
humildes :  no  seáis  sabios  acerca  de  vo- 
sotros mismos. 

17  No  paguéis  á  nadie  mal  por  mal: 
aplicándoos  á  hacer  lo  bueno  delante  de 
todos  los  hombres. 

18  Si  se  puede  hacer,  en  cuanto  es  en 
vosotros,  tened  paz  con  todos  los  hom- 
bres. 

19  No  os  venguéis  á  vosotros  mismos, 
amados ;  antes,  mas  bien,  dad  lugar  á  la 
ira;  porque  escrito  está:  Mía  es  la  ven- 
ganza: yo  pagaré,  dice  el  Señor. 

20  Así  que  si  tu  enemigo  tuviere  ham- 
bre, dale  de  comer :  si  tuviere  sed,°dále 
de  beber :  que  en  haciendo  esto,  ascuas 
de  fuego  amontonarás  sobre  su  cabeza, 

21  No  seas  vencido  de  lo  malo; 
vence  con  bien  el  mal 


ROMANOS. 


CAPITULO  XHL 

De  la  obeditncta  alpébtieo  mag tirado,  y  de  eu  auto- 
ridad, y  de  la  obligación  en  que  le  ton  toda»  tuerte* 
de  gentes,  2.  Prosigue  en  ta  exhortación  d  la  cari- 
dad',  y  d  representar  d  Cristo  en  toda  la  vida, 

T>DA  alma  tea  sujeta  á  las  potestades 
superiores ;  porque  no  haj  potestad 
«ino  de  Dios :  las  potestades  que  son,  de 
Dios  son  ordenadas» 

2  Asi  que  el  qne  se  opone  á  la  potestad, 
al  orden  de  Dios  resiste;'  7  los  qne  resis- 
ten, ellos  mismos  recibirán  condenación 
para  sí. 

3  Porque  los  magistrados  no  son  para 
temor  de  las  bnenas  obras,  sino  de  las 
malas.  ¿  Quieres  pites  no  temer  la  po- 
testad? Has  lo  bueno,  7  tendrás  ala- 
banca  de  ella; 

4  Porque  te  es  el  ministro  de  Dios  para 
bien.  Mas  si  hicieres  lo  malo,  teme; 
porque  no  sin  causa  trae  la  espada,  por- 
que es  el  ministro  de  Dios,  vengador  para 
ejecutar  su  ira  al  qne  hace  lo  malo. 

6  Por  lo  cual  es  necesario  que  U  seáis 
sujetos :  no  solamente  por  motivo  de  1% 
Ira,  mas  aan  por  la  conciencia. 

6  Porque  por  esto  le»  pagáis  también  los 
tributos ;  porque  son  ministros  de  Dios 
que  sirven  á  esto  misma 

7  Pagad  pues  á  todos  lo  qne  debéis :  al 
que  tributo,  tributo:  al  que  impuesto, 
impuesto :  al  qne  temor,  temor :  al  que 
honra,  honra. 

8  1  No  debáis  á  nadie  nada*  sino  que 
na  amela  anos  á  otros;  porque  el  qne 
ama  al  prójimo,  cumplió  la  107. 

9  Porque  esto :  No  adulterarás :  no  ma- 
tarás :  no  hurtaras :  no  dirás  falso  testi- 
monio :  no  codiciarás ;  7  si  hay  alguh  otro 
mandamiento,  en  esta  palabra  se  com- 
prende sumariamente :  Amarás  á  tu  pró- 
jimo, como  á  ti  mismo. 

10  £1  amor  no  haca  mal  al  prójimo,  así 
que  el  amor  es  el  cumplimiento  de 
lale7. 

11  Y  esto,  eonociendo  el  tiempo,  que  es 
7a  hora  de  levantarnos  del  sueño;  por- 
que ahora  nos  uta  mas  cerca  nuestra 
salvación,  qne  cuando  creíamos. 

13  La  noche  7a  pasa,  7  el  dia  va  llegan- 
do: desechemos  pues  las  obras  de  las 
tinieblas,  7  vistámonos  las  armas  de  lttz. 

13  Andemos  honestamente,  como  de 
día:  no  en  glotonerías  7  borracheras,  nb 
en  lechos  7  disoluciones,  no  «i  penden- 
cias 7  envidia: 

14  Mas  vestios  del  Señor  Jesn  Cristo; 
y  no  penaste  en  w  «ame  para  cumplir  sus 
deseos. 


CAPITULO  XIV. 

Compone  aigma»  éíteordia»  y  malo»  juicios  fue  debía 
de  haber  entre  loe  que  habían  creído  de  lo»  Judio»  y 
de  lo»  OentHet  acerca  del  w¡o  común  de  la»  vianda». 
El  bien  entenado  me  de  w  libertad  con  nacimiento 
de  gracia*,  na»  sin  oteándolo  del  hermano  aun  no 
también  entenado.  El  no  también  entenado,  re/re- 
ne el  juicio  para  con  el  hermano,  y  remdalo  al  Señor 
cupo**.    Store  todo  U  caridad  te  entretenga. 


k  L  enfermo  en  la  té  redbidlft,  sm  i 
xV.  en  contiendas  de  opiniones.  . 

3  Porque  uno  cree  qne  se  ha  de  comer 
de  todas  cocas:  otro  enfermo  come  le- 
gumbres. 

8  El  que  come,  no  menosprecie  al  que 
no  come ;  7  el  que  no  come,  no  juague  al 
que  come;  porque  Dios  le  ha  recibido. 

4  ¿Tú,  quién  eres,  que  Juagas «1  siervo 
ageno?  Para  su  sefior  está  en  pié,  ó  cae ; 
mas,  se  afirmará:  que  poderoso  es  Dios 
para  afirmarte. 

5  Uno  juaga  que  Anfajjtferencia  entre 
dia  7  día:  otro  juaga  idéale*  todos  los 
dias.  Cada  «no  esté  asegurado  en  su 
mismo  ánimo. 

6  £1  que  hace  caso  del  dia,  lo  hace  para 
el  Señor;  7  el  que  no  hace  coso  del  dio, 
para  el  Señor  no  lo  hace.  El  qne  come, 
para  el  Señor  come ;  porque  da  gracias  á 
Dios;  7  el  que  no  come,  t>aro  el  Señor 
no  come,  7  da  gradas  á  Dios. 

7  Porque  ninguno  de  nosotros  vive  para 
si ;  7  ninguno  muere  para  si. 

8  Que  si  vivimos,  para  el  Sefior  viti- 
mos ;  7  si  morimos,  para  el  8eñor  mori- 
mos. Asi  que,  ó  que  vivamos  ó  que 
muramos,  del  Sefior  somos. 

9  Porque  Cristo  para  esto  murió,  v*reeu- 
citó,  7  volvió  á  vivir,  para  enseflorearse 
así  de  los  muertos  como  de  los  que 
viven. 

10  Mas  tú  ¿  por  qué  juzgas  á  tu  herma- 
no? O  tú  también  ¿  por  qué  menospre- 
cias á  tn  hermano  ?  porque  todos  hemos 
de  comparecer  delante  del  tribunal  de 
Cristo. 

11  Pues  escrito  está:  Vivo  70,  dice  el 
Sefior,  que  á  mi  se  doblará  toda  rodilla; 
7  toda  lengua  confesará  á  Dios. 

19  De  manera  que  cada  uno  de  noso- 
tros dará  á  Dios  razón  de  si. 

18  Asi  que,  no  juaguemos  mas  los  unos 
á  los  otros ;  mas  antes  juzgad  esto,  que 
nadie  ponga  tropiezo  al  hermano,  6  oca- 
sión de  caer. 

14  Yo  sé,  7  estoy  persuadido  en  el  Se* 
ñor  Jesús,  que  nada  hay  de  suyo  toman- 
do ;  mas  á  aquel  que  piensa  ser  inmunda 
alguna  cosa,  á  aquel  le  es  Inmunda. 

15  Empero  si  por  causa  de  tu  comida 

108 


ROMANOS. 


tu  hermano  es  contristado,  ya  no  andas 
conforme  á  la  caridad.  No  eches  á  per- 
der con  tu  comida  á  aquel  por  ci  cual 
Cristo  murió. 

16  Que  no  se  hable  mal,  pues,  de  vues- 
tro bien : 

17  Porque  el  reino  de  Dios  no  es  co- 
mida ni  bebida;  sino  justicia,  y  paz,  y 
gozo  en  el  Espíritu  Santo. 

18  Porque  el  que  en  este  sirve  á  Cristo, 
agrada  á  Dios,  y  *s  acepto  á  los  hombres. 

19  Sigamos  pues  lo  que  hace  á  la  paz,  y 
á  la  edificación  de  los  nnos  á  los  otros. 

20  No  destruyas  la  obra  de  Dios  por 
causa  de  la  comida.  Todas  las  cosas  á 
la  verdad  *m  limpias ; .  mas  malo  a  para 
el  hombro  que  come  con  ofensa. 

21  Bueno  m  no  comer  carne,  ni  beber 
vino,  ni  nada  en  que  tu  hermano  tro- 
piece, ó  se  ofenda,  ó  se  enflaquezca. 

22  ¿Tú,  tiene*  fé?  Tenía  contigo  de- 
lante de  Dios.  Bienaventurado  el  que 
no  se  condena  á  sí  mismo  con  lo  que 
aprueba. 

28  Mas  el  qne  duda,  si  comiere,  es  con- 
denado, porque  no  comió  con  fó ;  y  todo 
lo  que  no  es  de  fé,  es  pecado. 

CAPITULO  XV. 

Prosigue  la  misma  exhortación.  2.  Repite  Ja  suma  de 
la  disputa,  d  saber:  El  pueblo  de  Dios  es  fundado 
sobre  el  conocimiento  de  Chisto,  recogido  de  Judíos 
g  Oentiles  igualmente*  aunque  d  los  Judíos  el  Cristo 
en  alguna  manera  era  debido  por  la  promesa,  d  los 
Gentiles  es  comunicado  por  misericordia.  3.  Kscú- 
sos*  modtstemmmte  de  la  amonestación  escrita,  Ve. 

A  Si  qne  los  qne  somos  Inertes  debe- 
-¿n.*mos  sobrellevar  las  flaquezas  de 
los  flacos,  y  no  agradarnos  á  nosotros 
mismos. 

2  Cada  uno  de  nosotros  agrade  á  tu 
prójimo  para  su  bien,  á  fin  de  edificarte. 

8  Porque  aun  Cristo  no  se  agradó  á  si 
mismo;  antes,  como  está  escrito:  Los 
vituperios  de  los  que  te  vituperaban, 
cayeron  sobre  mi 

4  Porque  las  cosas  que  antes  fueron 
escritas,  para  nuestro  enseñamiento  fue- 
ron escritas ;  para  que  por  la  paciencia, 
y  consolación  de  las  Escrituras,  tenga- 
mos esperanza. 

6  Mas  el  Dios  de  la  paciencia  y  de  la 
consolación,  os  dé  qne  entre  vosotros 
seáis  unánimes  según  Cristo  Jesús : 

6  Para  qne  de  un  solo  corazón  y  de  una 
misma  boca  glorifiquéis  al  Dios  y  Padre 
de  nuestro  Seflor  Jesu  Cristo. 

7  Por  tanto  recibios  los  nnos  á  los  otros, 
como  también  Cristo  nos  ha  recibido 
para  gloria  de  Dios. 

164 


8  t  Digo  pues,  que  Cristo  Jesús  fué 
ministro  de  la  circuncisión,  por  la  ver- 
dad de  Dios,  para  confirmar  las  promesas 
hechas  á  los  padres ; 

0  T  para  que  los  Gentiles  glorifiquen 
á  Dios  por  su  misericordia,  como  está 
escrito :  Por  tanto  yo  te  confesaré  á  ti 
entre  los  Gentiles,  y  cantaré  á  tu  nombra. 

10  Y  otra  vez  dice :  Regocijaos,  vosotros 
los  Gentiles,  cOn  su  pueblo. 

11  T  otra  vez:  Alabad  al  Seflor  todas 
los  Gentiles,  y  magnificedle  todos  los 
pueblos. 

12  T  otra  vez  dice  Isaías:  Saldrá  miz  de 
Jesse,  y  el  que  se  levantará  para  regir  los 
Gentiles,  los  Gentiles  esperarán  cu  él. 

13  Y  el  Dios  de  esperanza  os  hincha  de 
todo  gozo  y  paz  en  el  creer,  para  que 
abundéis  en  esperanza  por  la  virtud  del 
Espíritu  Sonto. 

14  %  Empero  aun  yo  mismo  estoy  per- 
suadido de  vosotros,  hermanos  míos,  qne 
vosotros  también  estáis  llenos  de  bon- 

jdad,  hartos  de  todo  conocimiento,  de  tal 
manera  qne  podáis  amonestaros  tas  unos, 
á  los  otros. 

15  Mas  os  he  escrito,  hermanos,  en  al- 
guna parte  osadamente,  como  recordán- 
doos por  la  gracia  que  de  Dios  me  es 


16  Para  qne  fuese  yo  ministro  do  Jesn 
Cristo  á  los  Gentiles,  ministrando  el 
Evangelio  de  Dios,  para  que  la  oirenda 
de  los  Gentiles  le  sea  acepta,  siendo  san- 
tificada por  el  Espíritu  Santa 

17  Así  que  tengo  de  que  gloriarme  en 
Cristo  para  con  Dios. 

18  Porque  no  osaría  hablar  de  alguna 
cosa  que  Cristo  no  haya  hecho  por  mi 
para  hacer  obedientes  á  los  Gentiles,  por 
palabra  y  obra : 

19  Con  poder  de  milagros  y  prodigios, 
en  virtud  del  Espíritu  de  Dios ;  de  tal 
manera  que  desde  Jerusalem,  y  al  derre- 
dor hasta  Ilyrico,  ¡o  baya  henchido  iodo 
del  Evangelio  de  Crista 

20  Y  de  esta  manera  me  esforcé  á  pre- 
dicar este  Evangelio;  no  donde  Cristo 
fuese  ya  nombrado,  por  no  edificar  sobre 
ageno  fundamento ; 

21  Antes,  como  está  escrito:  A  los  qne 
no  fué  anunciado  de  él,  estos  verán;  y 
los  qne  no  oyeron,  entenderán. 

22  Por  lo  cual  también  he  sido  impe- 
dido muchas  veces  de  venir  á  vosotros. 

28  Mas  ahora  no  teniendo  ya  mas  lugar 
en  estas  partes,  y  deseando  ¥enir  á  voto» 
tros  muchos  afios  ha: 


ROMANOS. 


24  Guando  me  partiere  para  España, 
vendré  á  vosotros;  porque  espero  que 
pasando  os  veré,  y  que  seré  encaminado 
por  vosotros  hacia  allá:  cuando  primero 
me  hubiere  en  parte  saciado  de  vuestra 
compañía* 

25  Mas  ahora  parto  para  Jerusalem  á 
ministrar  á  los  santos. 

26  Porque  Hacedonia  y  Achuja  tuvie- 
ron por  hlen  de  hacer  una  colecta  para 
los  pobres  de  entre  los  santos  que  están 
en  Jerusalem. 

27  Porque  les  pareció  bueno,  y  cierto, 
que  son  deudores  á  ellos ;  porque  si  los 
Gentiles  han  sido  hechos  participantes 
de  bus  biene*  espirituales,  deben  también 
ettae  sevirles  en  los  carnales. 

28  Asi  que,  cuando  yo  hubiere  conclui- 
do esto,  y  les  hubiere  consignado  este 
fruto,  pasaré  por  vosotros  á  España. 

29  Y  ya  bó  que  cuando  vintero  á  voso- 
tros, vendré  en  la  plenitud  de  la  bendi- 
ción del  Evangelio  de  Crista 

80  Rnégoos  empero,  hermanos,  por  el 
Señor  nuestro  Jesu  Cristo,  y  por  el  amor 
del  Espíritu,  que  os  esforcéis  conmigo 
en  vuestras  oraciones  por  mí  á  Dios ; 

81  Que  yo  sea  librado  de  los  incrédulos 
que  están  en  Judea,  y  que  eete  mi  servi- 
cio para  loe  de  Jerusalem  sea  acepto  á 
los  santos; 

82  Para  que  con  gozo  venga  á  vosotros 
por  la  voluntad  de  Dios,  y  que  sea  re- 
creado Juntamente  con  vosotros. 

88  Y  el  Dios  de  paz  eea  con  todos  voso- 
tros.   Amen. 

CAPITULO  XVI. 

Fenece  la  «pistola  con  taludar  en  particular  H  lo» 
hermano»  conocido»  y  en  general  A  todo»;  y  exhor- 
tando d  que  permanezcan  en  la  vnio*  crhtiana,  y 
encomendándolo»  al  S*nort  éjc 

ENCOMIÉNDOOS  á  Phebe  nuestra 
hermana,  la  cual  está  en  el  servicio 
de  la  iglesia  que  está  en  Cenchreas  s 

2  Que  la  recibáis  en  el  Señor  como  es 
propio  de  santos;  y  que  le  ayudéis  en 
cualquiera  cosa  en  que  os  hubiere  menes- 
ter ;  porque  ella  ha  ayudado  á  muchos, 
y  á  mi  mismo  también. 

8  Saludad  áPriscUa  y  áAquila,  mis  coad- 
jutores en  Cristo  Jesús : 

4  (Que  pusieron  sus  cuellos  al  degolla- 
dero por  mi  vida,  á  los  Cuales  no  doy 
gracias  yo  solo,  mas  aun  todos  ks  igle- 
sias de  los  Gentiles:) 

6  Asimismo  á  la  iglesia  que  está  en  su 
casa.  Saludad  á  Epeneto,  amado  mió, 
qne  es  las  primicias  de  Achaya  para 
Cristo. 


6  Saludad  á  María,  la  cual  ha  trabajado 
mucho  por  nosotros. 

7  Saludad  á  Andronico  y  á  Junia,  mis 
parientes,  y  mis  compañeros  en  prisio- 
nes, los  cuales  son  insignes  entre  los 
apóstoles;  los  cuales  fueron  en  Cristo 
antes  que  yo. 

8  Saludad  á  Amplias,  amado  mió  en  el 
Señor. 

9  Saludad  á  Urbano,  nuestro  ayudador 
en  Cristo  Jesús,  y  á  Stachis,  amado  mió. 

10  Saludad  á  Apeles,  aprobado  en  Cris- 
to.   Saludad  á  los  que  son  de  Arístóbulo. 

11  Saludad  *á  Herodion,  mi  pariente. 
Saludad  á  los  íjue  son  de  Narciso,  los 
que  son  en  el  Señor. 

12  Saludad  á  Triphena,  y  á  Triphosa, 
las  cuales  trabajan  en  el  Señor.  Saludad 
á  la  amada  Perside,  la  cual  ha  trabajado 
mucho  en  el  Señor. 

13  Saludad  á  Bufo,  escogido  en  el  Se- 
ñor ;  y  á  su  madre  y  mia. 

14  Saludad  á  Asyncrito,  á  Phlegonte,  á 
Hermas,  á  Patrobas,  á  Kermes,  y  á  los 
hermanos  que  están  con  ellos. 

15  Saludad  á  Philologo,  y  á  Jalla,  á 
Nereo,  y  á  su  hermana,  y  á  Ollmpas,  y  á 
todos  los  santos  que  están  con  ellos. 

16  Saludaos  los  unos  á  los  otros  con 
santo  beso.  Os  saludan  las  iglesias  de 
Cristo. 

17  Y  os  ruego,  hermanos,  que  miréis 
por  los  que  causan  disensiones  y  escánda- 
los contrarios  á  la  doctrina  que  vosotros 
habéis  aprendido ;  y  apartaos  de  dios. 

18  Porque  los  tales  no  sirven  al  8eñor 
nuestro  Jesu  Cristo,  sino  á  sus  vientres ; 
y  con  suaves  palabras  y  buenas  razones 
engañan  los  corazones  de  los  sencillos. 

19  Porque  vuestra  obediencia  divulga- 
da es  por  todos  lugares;  asi  que,  me  re- 
gocijo por  causa  de  vosotros;  mas  quiero 
que  seáis  sabios  en  el  bien,- y  simples  en 
el  mal. 

20  Y  el  Dios  de  paz  quebrantará  presto 
á  Satanás  debajo  de  vuestros  pies.  La 
gracia  del  Señor  nuestro  Jesu  Cristo  eea 
con  vosotros.    Amen. 

21  Os  saludan  Timotheo,  mi  coadjutor, 
y  Lucio,  y  Jason,  y  8oslpater  mis  pa- 
rientes. 

22  Yo  Tercio,  que  escribí  eeta  epístola, 
es  saludo  en  el  8eAor. 

28  Salúdaos  Gayo,  mi  huésped,  y  de 
toda  la  iglesia,  Salúdaos  Erasto,  teso- 
rero de  la  ciudad,  y  el  hermano  Coarto. 

24  La  gracia  de  nuestro  8eñor  Jesu 
Cristo  tea  con  todos  vosotros.    Amen. 
166 


I.  CORINTIOS. 


25  Y  al  que  puede  confirmaros  según 
mi  Evangelio,  y  la  predicación  de  Jesu 
Cristo,  según  la  revelación  del  misterio 
encubierto  desde  tiempos  eternos, 

26  Mas  manifestado  ahora,  y  por  las 
escrituras  de  los  profetas  según  el  man- 
damiento del  Dios  eterno,  declarado  á 


todas  las  nadones  para  que  obedezcan  a 
la  fe; 

27  A  el  solo  Dios  sabio,  tea  gloria  por 
Jesu  Cristo  para  siempre.    Amen. 

1  Fué  escrita  de  Corintho  k  toa  Bome.no*,  y  enria- 
da con  Phcbe  eerrkkm  de  1a  igk«U  de  Oe»- 


LA  PRIMERA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO 


CORINTIOS. 


CAPITULO  I. 

JMeeWte  te  igiesiado  Vori*»  parte  porta  ambician 
de  alo  uno  t  de  lo*  ministro*,  parte  por  la  vanidad 
y' ignorancia  de  lo*  particulore*,  que  no  entienden 
toda*  vece*  tú  que  d  Vrttto  deben  en  et  cato  de  *u 
magisterio,  y  estando  asimismo  no  det  todo  con/br- 
tne*  en  algunos  punto*  de  la  religión  tocante*  d  la 
piadota  policio  de  la  iglesia,  ni  del  todo  bien  refor- 
mado* en  cnanto  d  la  nantidad  de  la*  columbre*,  et 
apóstol  interpone  *u  autoridad,  corrigiéndolo*  con 
autoridad,  severidad,  sabiduría  y  caridad  apostó- 
lica. Primeramente  reprende  las  facciones  y  ban- 
do* de  lo*  que  *e  intitulaban  de  sus  ministros  con 
injuriad*  Cristo  que  soto  murió  por  ellos,  y  al  cual 
por  tanto  te  debe  el  reconocimiento  de  cabeza,  maes- 
tro, y  Señor  de  todo*.  2.  Propone  la  cualidad  del 
ministerio  cristiano,  que  no  consiste  en  elocuencia 
de  palabras  para  hacer  magisterio  y  discipuloje  por 
si,  *ího  una  forma  de  decir  acomodada  d  la  condi- 
ción de  la  cruz,  por  la  predicación  de  la  cual  Dio* 
quiere  talsar  d  lo*  creyente*  y  confundir  te  sabidu- 
ría del  mundo,  qc 

T>ABLO,  llamado  á  eer  apóstol  de  Jesu 
X  Cristo  por  la  voluntad  de  Dios,  y  el 
hermano  Sosthenes, 

2  A  la  iglesia  do  Dios  que  está  en  Co- 
rintho, á  los  santificados  en  Cristo  Jesús, 
llamados  á  ser  santos,  con  todos  los  que 
en  cualquier  lugar  invocan  el  nombre  de 
nuestro  Señor  Jesu  Cristo,  asi  de  ellos 
como. el  nuestro : 

3  Gracia  á  vosotros,  y  paz  de  Dios 
nuestro  Padre,  y  del  Señor  Jesu  Cristo. 

4  Doy  gracias  á  mi  Dios  siempre  por 
vosotros,  por  la  gracia  de  Dios  que  os  es 
dada  en  Cristo  Jesús ; 

5  Que  en  todas  las  cosas  sois  enriquecidos 
en  él,  en  toda  palabra  y  en  toda  ciencia; 

6  Según  que  el  testimonio  do  Cristo  ha 
sido  confirmado  en  vosotros : 

7  De  tal  manera  que  nada  os  falte  en 
ningún  don,  esperando  la  manifestación 
de  nuestro  Señor  Jesu  Cristo ; 

8  El  cual  también  os  confirmará  hasta 
el  fin,  para  que  atóte  inculpables  en  el  dia 
de  nuestro  Señor  Jesu  Cristo, 

166 


9  Fiel  et  Dios  por  el  cual  fuiste*  lla- 
mados á  la  participación  de  bu  Htfo  Jes» 
Cristo  nuestro  Señor. 

10  Os  ruego,  pues,  hermanos,  por  el 
nombre  de  nuestro  Señor  Jesu  Cristo, 
que  habléis  todos  una  misma  cosa;  y 
quttio  haya  entre  vosotros  disensiones; 
antes,  seáis  perfectamente  unidos  en  un 
mismo  entendimiento,  y  en  un  mismo 
parecer. 

11  Porque  me  ha  sido  declarado  de  vo- 
sotros, hermanos  ralos,  por  los  que  *m 
de  lafamüia  de  Chloe,  que  hay  entre  vo- 
sotros contiendas. 

12  Quiero  decir,  que  cada  uno  de  voso- 
tros dice :  Yo  cierto  soy  de  Pablo ;  mas 
yo  de  Apolos ;  mas  yo  de  Cephas ;  mas 
yo  de  Crista 

13  ¿Es  dividido  Cristo?  ¿Fué  crucifi- 
cado Pablo  por  vosotros?  ¿ó  habéis  sido 
bautizados  en  el  nombre  de  Pablo  ? 

14  Doy  gracias  á  mi  Dios,  que  á  ninguno 
de  vosotros  he  bautizado,  mas  que  á  Cris- 
po y  á  Gayo; 

15  Para  que  ninguno  diga  que  yo  le  bau- 
ticé en  mi  nombre. 

16  Y  también  bauticé  la  casa  de  Este- 
phanas ;  mas  no  sé  si  haya  bautizado  á 
algún  otra 

17  Porque  no  me  envió  Cristo  á  bauti- 
zar, sino  á  predicar  el  Evangelio :  no  en 
sabiduría  de  palabra,  porque  no  sea  he- 
cha vana  la  cruz  de  Crista 

16  Porque  la  predicación  de  la  cruz  á  la 
verdad,  insensatez  es  para  los  que  se  pier- 
den ;  mas  para  los  que  se  salvan,  ee  á  sa- 
ber, para  nosotros,  poder  de  Dios  es. 

19  Porque  está  escrito:  Destruiré  la 
sabiduría  de  los  sabios,  y  la  inteligencia 
de  los  entendidos  haré  venir  á  la  nada. 

20  ¿En dónde  «ídelsábip?    ¿En  don- 


I.  CORINTIOS. 


de  el  escriba  f  ¿Em  dónde  el  disputador 
de  este  siglo  t  ¿  No  ha  enloquecido  Dios 
la  sabiduría  de  este  mundo  ? 

21  Porque  por  no  haber  el  mundo  co- 
nocido, en  la  sabiduría  de  Dios,  á  Dios 
por  sabiduría,  agradó  &  Dios  salvar  los 
creyentes  por  la  Insensatez  de  la  predi- 
cación. 

23  Porque  los  Judíos  piden  señales,  y 
los  Griegos  busean  sabiduría; 

28  Mas  nosotros  predicamos  á  Cristo 
crucificado,  que  es  á  los  Judíos  cierta- 
mente tropezadero,  y  á  los  Griegos  in- 
sensatez: 

21  Empero  á  los  llamados,  así  Judíos 
como  Griegos,  Cristo  poder  üe  Dios,  y 
sabiduría  de  Dios. 

25  Porque  la  insensatez  de  Dios  es  mas 
sabia  que  los  hombres;  y  lo  flaco  de  Dios 
es  mas  fuerte  que  los  hombres. 

26  Porque  mirad,  hermanos,  vuestra 
Tocación,  que  no  sois  ranchos  sabios  se- 
gún la  carne,  no  machos  poderosos,  no 
muchos  nobles : 

27  Antes  las  cosas  fatuos  del  mundo 
escogió  Dios  para  avergonzar  á  los  sa- 
bios ;  y  las  cosas  flacas  del  mundo  esco- 
gió Dios  para  avergonzar  á  las  que  son 
fuertes ; 

28  Y  las  cosas  viles  del  mundo,  y  las 
menospreciadas  escogió  Dios ;  y  hasta  las 
que  no  son,  para  deshacer  las  que  son : 

29  Para  que  ninguna  carne  se  jacte  en 
su  presencia. 

80  De  él  empero  sois  vosotros  en  Cristo- 
Jesús,  el  cual  es  hecho  para  nosotros  de 
Dios  sabiduría,  y  Justicia,  y  santificación, 
y  redención ; 

81  Para  que,  como  está  escrito :  £1  que 
se  gloria,  gloríese  en  el  Señor. 

CAPITULO  II. 

Prosigue  en  la  descripción  de  la  condición  delmmls- 
Urio  evangélico  en  amanto  d  $er  cota  baja  y  de  nin- 
gún* estima  ni  aparato  cornal,  empero  sabiduría 
admirable  de  JHoe  ignorada  al  mundo  wdtut  gran- 
des, V  revelad*  d  fet  pequeña»  (MaU.  11.  *5)  la  ewt 
aunque  el  hombre  animal  tenga  por  inténtale*,  «o  et 
de  maraifiüar,  porque  es  muy  sobre  su  facultad,  con 
la  cual  empero  el  que  la  tiene,  tiene  Juicio  sobre  todo 
el  mundo,  w  el  mundo  no  puede  Juzgar  de  e% 

A  Si  que,  hermanos,  cuando  yo  vine  á 
J\-  vosotros,  no  vine  con  excelencia  de 
palabra  ó  de  sabiduría,  para  anunciaros 
el  testimonio  de  Cristo. 

2  Porque  habia  determinado  no  saber 
cosa  alguna  entre  vosotros,  sino  á  Jesu 
Cristo,  y  á  este  crucificado. 

8  Y  estuve  yo  entre  vosotros  con  fla- 
queza, y  con  temor,  y  mucho  temblor ; 

4  Y  ni  mi  palabra  ni  mi  predicación  fué 


con  palabras  persuasivas  de  humana  sabi- 
duría, sino  con  demonstracion  del  Espí- 
ritu y  con  poder; 

5  Para  que  vuestra  fé  no  sea  en  sabi- 
duría de  hombres,  mas  en  poder  do 
Dios. 

G  Empero  hablamos  sabiduría  entre  los 
que  son  perfectos;  y  sabiduría,  no  do 
este  siglo,  ni  de  los  príncipes  de  este 
siglo,  que  vienen  á  nada; 

7  Mas  hablamos  la  sabiduría  misteriosa 
de  Dios,  es  á  saber,  la  sabiduría  ocultada : 
la  que  Dios  predestinó  áates  de  los  siglos 
para  nuestra  gloria, 

8  La  que  ninguno  de  los  principes  do 
este  siglo  conoció;  porque  si  la  cono- 
cieran, nunca  crucificaran  al  Señor  de 
gloria; 

9  Antes,  como  esta  escrito :  NI  ojo  vtó, 
ni  oreja  oyó,  ni  en  corazón  de  hombre 
subió  lo  que  Dios  preparó  para  los  que 
le  aman. 

10  Empero  Dios  nos  lo  reveló  á  noso- 
tros por  su  Espíritu;  porque  el  Espí- 
ritu todo  lo  comprende,  aun  las  profun- 
didades de  Dios. 

11  Porque  ¿  quién  de  los  hombres  sabe 
las  cosas  que  son  del  hombre,  sino  el 
espíritu  del  mismo  hombre  que  está  en 
él  ?  asi  tampoco  nadie  conoció  las  cosas 
que  son  de  Dios,  sino  el  Espíritu  de  Dios. 

12  Y  nosotros  hemos  recibido  no  el 
espíritu  del  mundo,  sino  el  Espíritu  que 
es  de  Dios ;  para  que  conozcamos  lo  que 
Dios  nos  ha  dado. 

13  Lo  oral  también  hablamos  no  con 
palabras  que  ensefia  la  humana  sabidu- 
ría, sino  en  las  que  ensefia  el  Espíritu 
Santo,  acomodando  lo.  espiritual  á  lo  es- 
piritual. 

14  Mas  el  hombre  natural  no  percibe 
las  cosas  que  son  del  Espíritu  de  Dios ; 
porque  le  son  insensatez;  ni  ku  puede 
conocer,   porque   son    esplritualmente 


15  Empero  el  espiritual  examina  (cier- 
tamente) todas  las  cosas ;  mas  él  de  na- 
die es  examinada 

16  Porque  ¿  quién  conoció  la  mente  del 
Señor,  para  que  le  instruyese  ?  Mas  noso- 
tros tenemos  entendida^  mente  de  Cristo. 

CAPITULO  III. 

Volviendo  d  la  reprensión  comentada  capitulo  1,  de- 
clara en  que  grado  ha  de  ser  tenido  el  ministro  del 
Evangelio  en  la  iglesia.  2.  Que  no  se  dejen  poseer 
de  sus  ministros  ambiciosos,  ni  eUem  hagan  reino 
de  los  auditores,  loe  cuales  son  templo  do  Dios,  3. 
Persuádeles  que  se  abajen  de  aquella  tu  altiva  tabi- 
duria  día  bajen*  dicha  del  Evangelio. 
167 


I.  CORINTIOS. 


DE  maoera  que  yo,  hermanos,  no  po- 
de hablaros  como  á  espirituales; 
roas  oe  hablé  como  á  camales,  es  á  saber, 
como  á  niños  en  Cristo : 

2  Os  di  á  beber  leche,  no  o*  di  vianda; 
porque  aun  no  podíais,  y  ni  aun  ahora 
podéis  dijerirta; 

8  Porque  aun  sois  •carnales;  porqme 
mientras  que  hay  entre  vosotros  celos, 
y  contiendas,  y  disensiones,  ¿  no  sois  car- 
sales,  y  andáis  como  hombres  f 

4  Porque  diciendo  el  uno:  Yo  cierto 
soy  de  Pablo;  y  el  otro:  Yo  do  Apolos, 
¿  no  sois  carnales  ? 

5  i  Quién  pues  es  Pablo,  y  quién  es  Apo- 
los, sino  ministros  por  los  cuales  habéis 
creido;  y  cada  uno  conforme  á  lo  que  el 
Señor  le  dio? 

6  Yo  planté,  Apolos  regó;  mas  Dios  ha 
dado  el  crecimiento. 

7  Asi  que  ni  el  que  planta  es  algo,  ni 
el  que  riega,  sino  Dios  que  da  el  creci- 
miento, 

8  Empero  el  que  planta  y  el  que  riega 
son  una  misma  cosa;  aunque  cada  uno 
recibirá  6U  propio  galardón  conforme  á 
su  labor. 

9  Porque  nosotros  colaboradores  somos 
con  Dios :  vosotros  labranza  de  Dios  sois, 
edificio  de  Dios  éoie. 

10  Conforme  á  la  gracia  de  Dios  que 
me  ha  sido  dada,  yo  como  sabio  maestro 
de  obra,  puse  el  fundamento ;  mas  otro 
prosigue  el  edificio:  empero  cada  uno 
vea  como  edifica  sobre  ¿L 

11  Porque  nadie  puede  poner  otro  fun- 
damento del  que  está  puesto,  el  cual  es 
Jesu  Cristo. 

12  Y  si  alguno  edificare  sobre  este  fun- 
damento oro,  plata,  piedras  preciosas, 
maderas  heno,  hojarasca : 

13  La  obra  de  cada  uno  será  hecha  ma- 
nifiesta; porque  el  día  la  declarará;  por* 
qde  por  el  fuego  será  revelada,  y  la  obra 
de  cada  uno  cual  sea,  el  fuego  hará  la 
prueba.  . 

14  Si  la  obra  de  alguno  que  prosiguió  el 
edificio  permaneciere,  recibirá  el  galar* 
don. 

15  Mas  si  la  obra  de  alguno  fuere  que- 
mada, sufrirá  pérdida:  él  empero  será 
salvo,  mas  así  como  por  fuego. 

16  i  ¿No  sabéis  que  sois  templo  de 
Dios,  y  que  el  Espíritu  de  Dios  mora  en 
vosotros  ? 

17  81  alguno  violare  el  templo  de  Dios, 
Dios  destruirá  al  tal ;  porque  el  templo 
do  Dios,  el  cual  sois  vosotros,  sanio  es. 

108 


18  1  Nadie  se  engañe:  si  alguno  entre 
vosotros  parece  ser  sabio  en  este  siglo, 
hágase  necio  para  ser  de  vera»  sabio. 

19  Porque  la  sabiduría  de  este  mundo 
insensatez  es  para  con  Dios ;  porque  es- 
crito está:  El  prende  á  los  sabios  en  la 
astucia  de  ellos. 

20  Y  otra  vez :  El  Scflor  conoce  los  pen- 
samientos de  los  sabios,  que  son  vanos. 

21  Asi  que  ninguno  se  glorie  en  los 
hombres ;  porque  vuestras  son  todas  las 


22  Sea  Pablo,  sea  Apolos,  sea  Cepbas, 
sea  el  mundo,  sea  la  vida,  sea  la  muerte, 

28  Sea  lo  presente,  sea  lo  porvenir: 
todo  es  vuestro ; 

21 Y  vosotros  de  Cristo,  y  Cristo  de  Dios. 

.     CAPITULO  IV. 

Corrigiendo  al  ministro  ambicioso  que  se  pone»  6  m 
consiente  poner  en  el  tugar  de  Cristo,  eeOdlalc  mu 
grado  en  la  iglesia,  d  la  raya  del  cual  te  tenga  sin 
dejarm  subir  (<J  de  su  amtieieea  afecto  6  del  vulgo 
sedicioso)  d  mayores  alturas.  2.  Señálale  en  su  pro- 
pio ejemplo,  la  condición  de  eu  jrrqfcrion.  8.  /Yp- 
mete  de  venir  d  visitarlos,  si  Dios  ouistere. 

ASI  nos  tenga  el  hombre,  como  á  mi- 
»  lustros  de  Cristo,  y  dispensadores 
de  los  misterios  de  Dios. 
2  Empero  so  requiere  en  los  dispensa- 
dores, que  el  hombre  sea  hallado  fiel. 
8  Yo  en  muy  poco  tengo  el  ser  juzgado 
de  vosotros,  6  de  humano  din;  antes  ni 
aun  yo  á  mí  mismo  me  juzgo. 

4  Porque  de  nada  tengo  mala  concien- 
cia, empero  no  por  eso  soy  justificado ; 
mas  el  que  me  juzga  es  el  Scfior. 

5  Asi  que  no  juzguéis  nada  antee  do 
tiempo,  hasta  que  venga  el  Scfior,  el  cual 
también  sacara  á  luz  las  cosas  ocultas 
de  las  tinieblas,  y  manifestará  los  inten- 
tos de  los  corazones;  y  entonces  cada 
cual  tendrá  de  Dios  tu  premio. 

6  Esto  empero,  hermanos,  he  pasado  por 
ejemplo  á  mi  y  d  Apolos  por  amor  de 
vosotros;  para  que  en  nosotros  apren- 
dáis á  no  pensar  fuera  de  lo  que  está 
escrito,  hinchándoos  por  causa  de  otro 
el  uno  contra  el  otro. 

7  Porque  ¿quién  hace  que  te  diferen- 
cies de  otro?  ¿ó  qué  tienes  que  no  hayas 
recibido?  y  si  también  tú  lo  recibiste, 
¿  por  qué  te  jactas  como  si  no  lo  hubieras 
recibido  ? 

8  Ya  estáis  hartos,  ya  estáis  ricos;  sin 
nosotros  habéis  reinado  como  reyes;  y 
ojalá  reinaseis,  para  que  nosotros  reiná- 
semos también  juntamente  con  vosotros. 

9  T  Porque  á  lo  que  pienso,  Dios  nos 
ha  puesto  á  nosotros,  los  apóstoles,  por 


I.  CORINTIOS. 


los  postreros,  como  á  sentenciados  á 
muerte ;  porque  somos  hechos  espectá- 
culo al  mundo,  y  á  los  ángeles,  y  á  los 
hombres. 

10  Nosotros  tomo*  insensatos  por  amor 
de  Cristo,  mas  vosotros  *oia  sabios  en 
Cristo :  nosotros  flacos,  y  vosotros  fuer- 
tes ;  vosotros  nobles,  y  nosotros  viles. 

11  Hasta  esta  hora  hambreamos,  y  te- 
nemos sed,  y  estamos  desnudos,  y  somos 
heridos  de  pescozones,  y  andamos  vaga- 
bundos, 

12  Y  trabajamos,  obrando  con  nuestras 
propias  manos :  siendo  maldecidos,  ben- 
decimos :  padeeiendo  persecución,  la  su- 
frimos : 

13  Siendo  difamados,  rogamos :  somos 
hechos  como  la  basura  del  mundo,  como 
las  inmundicias  de  todas  las  cosas,  hasta 
ahora. 

14  No  escribo  esto  para  avergonzaros ; 
mas  os  amonesto  como  á  mis  hijo*  ama- 
dos. 

15  Porque  aunque  tengáis  diez  mil  ayos 
en  Cristo,  sin  embargo  no  iendrei»  mu- 
chos padres ;  porque  en  Cristo  Jesús  yo 
os  engendré  por  el  Evangelio. 

16  Por  tanto-  os  ruego  que  seáis  imi- 
tadores de  mi. 

17  Por  lo  cual  os  envié  á  Timotheo, 
que  es  mi  hijo  amado,  y  fiel  en  el  Se- 
ñor, el  cual  os  recordará  de  mis  ca- 
nsinos, cuales  sean  en  Cristo,  como  yo 
enseno  en  todas  partes,  en  todas  las 
Iglesias. 

18  f  Mas  como  si  nunca  hubiese  yo 
de  venir  á  vosotros,  orí  están  hinchados 
algunos. 

Id  Empero  vendré  presto  á  vosotros, 
si  el  Softor  quisiere ;  y  entenderé,  no  las 
palabras  de  estos  que  asi  están  hincha- 
dos, sino  el  poder. 

20  Porque  el  reino  de  Dios  no  conthtte 
en  palabras,  sino  en  poder. 

21  ¿Qué  queréis?  ¿He  de  reñirá  vo- 
sotros con  vara,  ó  en  amor,  y  en  espíritu 
do  mansedumbre  ? 

CAPITULO  V. 

Jtebdteles  la  soberbia  de  luciendo,  8fc~,  de  qm  m  pre- 
ciaban,  y  por  respeto  de  lo»  malas  done»  se  dividían 
en  lo»  bando»  dicho»,  con  mostrarle»  el  detevido  y 
negligencia  con  que  toleraban  en  tu  congregación  vn 
püHico  incestuoso  habiendo  primero  de  procurar  la 
piadosa  vida.  Descomulga  al  tal,  y  persuádeles  d 
que  le  descomulguen  ello*  y  d  todo*  lo»  dema»  que 
profesándose  cristiano»  no  vivieren  en  limpieza  y 
santidad  cristiana. 

SE  oye  por  todas  partes  que  hay  entre 
vosotros  fornicación*,  y  tal  fornica- 
ción cual  ni  aun  se  nombra  entro  los 


Gentiles,  tanto  que  alguno  tenga  la  mu- 
ger  de  su  padre. 

2  Y  vosotros  estáis  hinchados,  y  no  tu- 
visteis antes  luto,  para  que  fuese  quitado 
de  en  medio  de  vosotros  el  que  hizo  tal 
obra. 

3  Porque  yo  ciertamente  como  ausente 
en  cuerpo,  mas  presente  en  espíritu,  ya 
he  juzgado  como  presente  á  aquel,  que 
esto  así  ha  cometido : 

4  En  el  nombre  de  nuestro  Señor  Jera 
Cristo,  congregados  vosotros  y  mi  espí- 
ritu, con  la  facultad  de  nuestro  Señor 
Jeeu  Cristo, 

5  El  tal  sea  entregado  á  Satanás  para 
muerto  de  la  carne,  á  fin  de  q«e  el  espí- 
ritu sea  salvo  en  el  dia  del  8eñor  Jesús. 

6  No  es  buena  vuestra  jactancia.  ¿No 
sabéis  que  con  un  poco  de  levadura  toda 
la  masa  se  leuda? 

7  Limpiad  pues  la  vieja  levadura  para 
que  seáis  nueva  masa,  como  sois  sin  leva- 
dura; porque  Cristo  nuestra  pascua  ha 
sido  sacrificado  por  nosotros. 

8  Así  que  bagamos  la  fiesta  no  en  la 
vieja  levadura,  ni  en  la  levadura  de  mali- 
cia y  de  maldad,  sino  en  patee»  por  leudar 
de  sinceridad  y  de  verdad. 

9  Os  he  escrito  por  carta,  que  no  os 
acompañéis  con  los  fornicarios : 

10  Mas  no  del  todo  con  los  fornicarios 
de  este  mundo,  ó  eon  los  avaros,  6  con 
los  ladrones,  o  idólatras ;  de  otra  suerte 
os  seria  menester  salir  del  mundo. 

11  Mas  ahora  os  he  escrito,  que  no  os 
acompañéis,  si  alguno  llamándose  her- 
mano fuere  fornicario,  ó  avaro,  6  idóla- 
tra, ó  maldiciente,  ó  borracho,  ó  ladrón, 
con  el  tal  ni  aun  comáis. 

12  Porque  ¿  qué  me  va  á  mí  en  juzgar 
también  de  Iob  que  están  lueraf  ¿  no  jua- 
gáis vosotros  de  los  quo  están  dentro  ? 

13  Mas  de  los  que  están  íbera,  Dios  juz- 
ga. Quitad  pues  de  entre  vosotros  al 
malvado. 

CAPITULO  Vi. 

Piara  «I  mümojtn  le»  zahiere  lospssito»  qm  entre  ellos 
■  hay  ds  cosa»  terrenas;  y  qm  para  la  resolución,  de 
ello»  no  hay  entre  dio»  sabiduría  cristiana  que  los 
componga  con  caridad,  ya  que  no  hay  quien  confor- 
me d  la  cristiana  profesión  quiera  dntss  llevar  la 
injuria,  dntss  demandan  tus  derechos  delante  de  los 
infiele»  magistrado»;  reforma  esto  con  autoridatl 
apostólica.  2.  Al  mismo  propósito  le»  parece  zahe- 
rir fornicación  :  lo  cual  también  reforma. 

¿/"\8A  alguno  de.  vosotros,  teniendo 

vJ  pleito  con  otro,  ir  á  jnicio  delante 

do  los  injustos,  y  no  delante  do  los  san- 

*°*?  Digitized  by  VjOOQ  1C  . 

2  ¿O  no  sabéis  que  los  santos  han  de 
109 


I.  CORINTIOS. 


Juagar  al  mundo!  T  si  el  mando  ha  de 
ser  juzgado  por  vosotros,  ¿seréis  acato 
indignos  de  juagar  en  cosas  muy  pe- 
queñas? 

8  ¿O  no  sabéis  que  hemos  de  juzgarlos 
ángeles  ?  ¿  cuánto  mas  los  cosas  de  este 
siglo? 

4  Por  tanto  si  hubiereis  de  tener  jui- 
cios de  cosas  de  este  siglo,  los  mas  bajos 
que  están  en  la  Iglesia,  á  los  tales  poned 
por  jueces. 

6  Para  avergonzaros  lo  digo.  ¿Será 
asi,  que  no  hay  entre  vosotros  sigua 
sabio,  ni  uno  tolo,  que  pueda  juagar  en- 
tre sus  hermanos ; 

6  Sino  que  el  hermano  con  el  hermano 
pleitea  en  juicio,  y  esto  delante  de  loa 
infieles  f 

7  Luego  de  todas  maneras  hay  culpa 
entre  vosotros,  porque  tenéis  juicios  loe 
unos  con  fot  otros.  ¿Por  qué  no  sufrís 
antes  el  agravio  ?  ¿  por  qué  no  csgwxxdait 
antes  ser  defraudados  ? 

8  Mas  vosotros  hacéis  el  agravio,  y  de- 
fraudáis ;  y  esto  á  vuestro*  hermanos. 

9  f  ¿No  sabéis  que  los  injustos  no 
poseerán  el  reino  de  Dios  ?  No  os  en- 
gañéis, que  ni  los  fornicarios,  ni  los  idó- 
latras, ni  los  adúlteros,  ni  los  afemina- 
dos, ni  los  sodpmUas, 

10  Ni  los  ladrones,  ni  los  avaros,  ni  los 
borrachos,  ni  los  maldicientes,  ni  los  n> 
hedores,  no  heredarán  el  reino  de  Dios. 

11  Y  esto  éraeis  algunos  de  vosotros; 
mas  sois  lavados,  mas  sois  santificados, 
mas  sois  justificados  en  el  nombre  del 
Señor  Jesús,  y  por  el  Espíritu  de  nues- 
tro Dios. 

12  Todas  las  cosas  me  son  lícitas,  mas 
ho  todas  las  cosas  me  convienen:  todas 
las  cosas  me  son  lícitas,  mas  yo  no  me 
meteré  debajo  de  potestad  de  ninguna. 

18  Las  viandas  para  el  vientre,  y  el 
Vientre  para  las  viandas;  empero  y  á  el 
y  á  ellas  deshará  Dios.  Mas  el  cuerpo 
no  ce  para  la  fornicación,  sino  para  el 
Señor;  y  el  Señor  para  el  cuerpo, 

14  Empero  Dios  levantó  al  Señor,  y 
también  á  nosotros  nos  levantará  con  su 
propio  poder. 

15  ¿  Ignoráis,  cwaeo,  que  vuestros  cuer- 
pos son  miembros  de  Cristo  ?  ¿  Tomaré 
pues  los  miembros  de  Cristo,  y  loe  haré 
miembros  de  una  ramera  í    Lejos  sea. 

16  ¿  O  no  sabéis  que  el  que  se  junta  con 
una  ramera,  es  hecho  con  eüa  un  cuerpo  f 
porque  los  dos,  dice,  serán  una  nUema 
carne. 

170 


17  Empero  el  que  so  junta  con  etfiener, 
un  mismo  espíritu  es. 

13  Huid  la  fornicación :  cualquier  eiro 
pecado  que  el  hombre  hiciere,  fuera  del 
cuerpo  es ;  mas  el  que  fornica,  contra  su 
propio  cuerpo  peca. 

19  ¿  O  ignoráis  que  vuestro  cuerpo  es 
templo  del  Espíritu  Santo  «i  oval  ata  es 
vosotros,  el  cual  tenéis  de  Dios,  y  qao 
no  sois  vuestros  f    . 

80  Porque  comprados  sois  por  prado: 
glorificad  pues  á  Dios  en  vuestro  cuerpo 
y  en  vuestro  espirita,  loa  euaka  son  do 
Dios. 

CAPITULO  VIL 

Responde  d  algunos  puntos  de  que  paree*  que  1*  tole- 
fia  te  kabim  demnndmdffeu  mnrmotr.  i^rmnmrmmumns 
acere*  del  matrimonio.  1.  De  ¡o»  divorcio»  robots*  • 
ríos  y  temporales.  8.  Del  celibato  ó  del  matrimonio* 
eudi  estado  aeré  ai  piadom  mas  útil.  9.  De  km 
divorcio»  perpetuos  en  cuanto  team  ó  no  mor  MciXi. 
4.  Vuelve  d  comparar  el  matrimonio  u  el  celibato 
entre  ti  para  dar  consejo  d  lo*  piadosos  padres  de  lo 
eme  harían  de  sus  ktfsm.   S.  De  los  tenundoe  mtmri 


EN  cuanto  á las  cosas  de  que  me  escri- 
bisteis: bueno  sarta  al  hombre  no 
tocar  muger. 

2  Mas  por  evitar  las  fornicaciones,  cada 
varón  tenga  su  muger,  y  eada  mugar 
tenga  su  marido. 

8  Bl  marido  pague  á  la  muger  la  debida 
benevolencia;  y  asimismo  la  muger  ai 
marido. 

á  La  mugar  no  tiene  la  potestad  de  as* 
propio  cuerpo,  sino  el  marido;  y  por  el 
semejante  tampoco  el  marido  tiene  ha 
potestad  de  su  propio  cuerpo,  sino  la 
muger. 

5  No  os  defraudéis  el  uno  al  otro,  sino 
fuere  algo  por  tiempo,  de  consentimien- 
to d*  amboe,  por  ocuparos  en  ayuno  y 
en  oración;  y  volved  á  juntaros  en  uno, 
porque  no  os  tiente  Satanás  á  causa  da 
vuestra  incontinencia. 

6  Maa  esto  diga  por  permisión,  no  par 
mandamiento. 

7  Porque  querría  que  todos  loa  hom- 
bres fuesen  como  yo ;  empero  cada  uno 
tiene  su  propio  don  de  Dios:  uno  de 
una  manera,  y  otro  de  otra. 

8  1f  Digo,  pues,  á  los  solteros  y  á  las 
viudas,  que  bueno  les  es  si  so  quedaren 
como  yo. 

9  Empero  si  no  se  pueden  contener,  cá- 
sense; que  mejor  es  casarse,  que  que- 
marse. 

10  Maa  á  los  casados  mando,  y  no  yo, 
sino  el  Señor :  Que  la  muger  no  ae  aparta 
del  marido,    c 


I.  CORINTIOS. 


11  T  bí  se  apartare,  quédese  por  casar, 
6  reconcilíese  coa  su  marido ;  y  que  el 
marido  no  despida  á  su  muger. 

12  Y  á  los  demos  jo  digo,  no  el  Señor : 
81  algún  hermano  tiene  mnger  no  cre- 
yente, y  ella  consiente  para  habitar  con 
él,  no  la  despida. 

13  Y  la  mnger  qne  tiene  marido  no  cre- 
yente, y  el  consiente  para  habitar  con 
ella,  no  le  deje. 

14  Porqne  el  marido  no  creyente  es 
santificado  por  la  muger ;  y  la  muger  no 
creyente  es  santificada  por  el  marido; 
de  otra  manera  vuestros  htjos  serian  in- 
mundos, empero  ahora  son  santos. 

15  Mas  si  el  no  creyente  se  aparta,  apár- 
tese; que  el  hermano,  ó  la  hermana,  no 
está  sujeto  á  servidumbre  en  semejantes 
casos:  antes  a  paz  nos  llamó  Dios. 

16  Porque  ¿  de  dónde  sabes,  oh  muger, 
ei  quizá  salvarás  á  tu  marido?  ¿ó  de 
dónde  sabes,  oh  marido,  si  quizá  salva- 
rás á  tu  muger  ? 

17  Empero  como  el  Señor  repartió  á 
cada  uno,  y  como  el  Señor  llamó  á  coda 
uno,  así  ande ;  y  asi  yo  ¿o  ordeno  en  te- 
das las  Iglesias. 

18  ¿Es  llamado  alguno  circuncidado? 
KO  se  haga  Incircunciso :  ¿  es  llamado  al- 
guno en  incirenneision  ?  no  se  circun- 
cide. 

19  La  circuncisión  nada  es,  y  la  incir- 
enneision nada  es,  sino  la  observancia#de 
los  mandamientos  de  Dios. 

20  Cada  uno  en  la  Tocación  en  que  fhé 
llamado  en  ella  se  quede. 

21  ¿  Eres  llamado  siendo  siervo  ?  no  se 
te  dé  nada;  mas  también  si  puedes  ha- 
certe libre,  usa  antes  de  dio. 

22  Torque  el  que  en  el  Señor  es  llama- 
do tiendo  siervo,  horro  es  del  Señor :  asi- 
mismo también  el  que  es  llamado  siendo 
Ubre,  siervo  es  de  Cristo. 

23  Por  precio  sois  comprados,  no  os 
hagáis  siervos  de  los  hombrea. 

21  Cada  uno,  hermanos,  en  lo  que  es 
llamado  en  esto  A  quede  para  con 
Dios. 

25  ?  Empero  de  las  vírgenes  no  tengo 
mandamiento  del  Señor ;  mas  doy  mi  pa- 
recer, como  quien  ha  alcanzado  miseri- 
cordia del  Señor  para  ser  ficL 

26  Tengo,  pues,  esto  por  bueno  á  causa 
de  la  aflicción  actual ;  digo,  que  bueno  es 
al  hombre  estarse  asi. 

27  ¿Estás  atado  á  mnger?  no  procures 
soltarte.  ¿Estás  suelto  de  muger?  no 
busques  muger. 

Span.  M 


28  Mas  también  si  te  casares,  no  pe* 
coste ;  y  si  la  virgen  se  casare,  no  pecó ; 
pero  aflicción  en  la  carne  tendrán  los 
tales ;  mas  yo  os  perdono. 

29  Esto  empero  digo,  hermanos,  que  el 
tiempo  es  corto :  lo  que  resta  es,  que  los 
que  tienen  mugeres  sean  como  si  no  la» 
tuviesen; 

80  Y  los  que  lloran,  como  si  no  llora- 
sen ;  y  los  que  se  regocijan,  como  si  no 
6e  regocijasen;  y  los  que  compran,  como 
sino  poseyesen ; 

31  Y  los  que  usan  de  este  mundo,  como 
no  abusando  de  él;  porque  la  apariencia 
de  este  mundo  se  paso. 

82  Mas  querría  que  estuvieseis  sin  cui- 
dado. El  soltero  tiene  cuidado  de  las 
cosas  que  pertenecen  al  Señor,  cómo  ha 
de  agradar  al  Señor. 

88  Empero  el  casado  tiene  cuidado  do 
las  cosos  que  son  del  mundo,  cómo  ha 
de  agradar  á  su  muger. 

84  Diferencia  hay  también  entre  la  mu- 
ger casada  y  la  virgen.  La  muger  por 
casar,  tiene  cuidado  de  las  cosas  del  Se- 
ñor, para  ser  santa  asi  en  cuerpo  como 
en  espíritu ;  mas  la  casada,  tiene  cuida- 
do do  las  cosas  del  mundo,  cómo  ha  de 
agradar  á  su  marido. 

35  Esto  empero  digo  para  vuestro  pro- 
pio provecho :  no  para  echaros  un  lazo, 
sino  para  lo  que  es  decente,  y  para  que 
sin  distracción  sirváis  al  Señor. 

86  Mas  si  á  alguno  parece  cosa  fea  en 
su  virgen,  que  pase  ya  de  edad,  y  así 
conviene  que  se  haga,  haga  lo  que  qui- 
siere ;  no  peca,  que  se  casen. 

37  Empero  el  que  está  firme  en  su  co- 
razón, y  no  tiene  necesidad,  mas  tiene 
poder  sobre  su  voluntad,  y  determinó 
en  su  corazón  esto,  de  guardar  su  vir- 
gen, hace  bien. 

38  Asi  que  el  que  da  su  virgen  en  casa- 
miento, hace  bien ;  mas  el  que  no  la  da, 
hace  mejor. 

39  ?  La  muger  casada  está  atada  por  la 
ley,  mientras  vive  su  marido ;  mas  si  su 
marido  muriere,  libre  es  para  ser  casada 
con  quien  quisiere;  solamente  en  el 
Señor. 

40  -Empero  mas  feliz  es,  según  mi  pare- 
cer, si  se  queda  asi ;  y  pienso  que  tam- 
bién yo  tengo  el  Espíritu  de  Dios. 

CAPITULO  vm. 

Stovaiaments  si  /et  Ucüo  al  cristiano  comer  d*  lo 
sacrificado  dlosidolost  Si;  con  tal  qm  no  sea  con 
escándalo  del  hermano,  por  ataja  caridad  hemos  do 
rtnwtciardtodiUHueMrtutcUaskltertade^pmsCh»- 


I.  CORINTIOS, 


EMPERO  en  cuanto  á  lo  que  á  lo» 
Ídolos  es  sacrificado,  sabemos  que 
todos  tenemos  ciencia.  La  ciencia  hin- 
cha, mas  la  caridad  edifica. 
2  Y  si  alguno  se  piensa  que  sabe  algo, 
aun  no  sabe  cosa  alguna  como  le  con- 
Tiene  saber. 

8  M¿*  él  que  ama  á  Dios,  el  tal  es  cono- 
cido de  Dios. 

4  Asi  que  de  las  viandas  que  son  sacri- 
ficadas á  los  ídolos,  sabemos  que  el  ídolo 
nada  es  en  el  mundo,  y  que  no  hay  otro 
Dios,  sino  solo  uno. 

5  Porque  aunque  haya  algunos  que  so 
llamen  dioses,  6  en  el  cielo,  ó  en  la  tierra, 
(como  hay  muchos  dioses,  y  muchos  se- 
ñores,) 

6  Para  nosotros  empero  hay  un  solo 
Dios,  el  Padre,  del  cual  son  todas  las  co- 
bos, y  nosotros  cu  él ;  y  un  Señor,  Jcsu 
Cristo,  por  el  cual  son  todas  las  cosas, 
y  nosotros  por  él. 

7  Mas  no  en  todos  hay  esta  ciencia; 
porque  algunos  con  conciencia  del  ídolo 
hasta  ahora,  Jo  comen  como  sacrificado 
á  Ídolos;  y  su  conciencio,  siendo  flaco, 
es  contaminada. 

8  Empero  la  vianda  no  nos  hace  mas 
aceptos  á  Dios ;  porque  ni  que  comamos, 
seremos  mas  ricos :  ni  que  no  comamos, 
seremos  mas  pobres. 

9  Mas  mirad  que  esta  vuestra  libertad 
no  sea  de  algún  modo  tropezadero  para 
los  que  son  flacos. 

10  Porque  si  te  ve  alguno,  á  ti  que  tie- 
nes esta  ciencia,  que  estás  sentado  á  lo 
mesa  en  el  lugar  de  los  ídolos,  ¿  la  con- 
ciencia de  aquel  que  es  flaco,  no  será  edi- 
ficada para  comer  de  lo  sacrificado  á  los 
ídolos  ? 

11  ¿Y  por  tu  ciencia  se  perderá  el 
hermano  flaco,  por  el  cual  Cristo  mu- 
rió? 

12  De  esta  manera,  pues,  pecando  con- 
tra los  hermanos,  y  hiriendo  su  flaca  con- 
ciencia, contra  Cristo  pecáis. 

13  Por  lo  cual  si  lo  comida  es  para  mi 
hermano  ocasión  de  caer,  no  comeré 
carne  jomas  por  no  hacer  caer  á  mi  her- 
mana 

CAPITULO  IX. 

De  la  potestad  del  ministro  cuanto  á  m  victo  p  att* 
mentó,  dt  la  cual  te  gloria  no  haber  usado  por  dar 
ma»  autoridad  d  la  palabra,  y  por  huir  los  inconve- 
nientes (fin  que  los  mercenarios  ministros  debían  ds 
haber  caído  para  con  los  Gbrinthiot)  renunciando  d 
sus  libertades  para  con  todos  por  ganar  d  todos. 

|"VTO  soy  yo  apóstol?  ¿no  soy  libre? 

¿y  ¿  no  he  visto  á  Jesu  Cristo  el  Señor 

172 


nuestro?  ¿no sois  vosotros  mi  obra  en 

el  Señor? 

2  SI  para  los  otros  no  soy  apóstol,  6in 
embargo  para  vosotros  ciertamente  lo 
soy;  porque  el  sello  de  mi  apostolado 
vosotros  sois  en  el  Señor. 

8  Mi  respuesta  para  con  los  que  me 
preguntan,  es  esta : 

4  ¿  No  tenemos  potestad  de  comer  y  de 
beber? 

5  ¿No  tenemos  potestad  de  traer  con 
nosotros  aquí  y  allá  una  hermana,  mnger» 
como  también  los  otros  apóstoles,  y  los 
hermanos  del.Señor,  y  Cephos  ? 

6  ¿  O  será  gtte  solo  yo  y  Barnabas  no 
tenemos  potestad  de  no  trabajar  ? 

7  ¿  Quién  jamas  salió  á  lo  guerra  á  sus 
propias  expensas  ?  ¿  Quién  planta  viña» 
y  no  come  de  su  fruto  ?  ¿  ó  quién  apa- 
cienta el  rebaño,  y  no  come  de  la  leche 
del  reboño  ? 

8  ¿Digo yo  esto  como  hombre?  ¿No 
dice  lo  mismo  también  la  ley  ? 

9  Porque  en  la  ley  de  Moyses  está  escri- 
to :  No  embozalarás  la  boca  al  buey  que 
trillo,  ¿Tiene  Dios  cuidado  tan  solo  de 
los  bueyes  ? 

10  ¿O  dícefo  particularmente  por  can- 
sa de  nosotros?  Por  causa  de  noso- 
tros sin  dada  está  escrito :  que  con  es- 
peranzo debe  arar  el  que  ara;  y  el  que 
trillo,  con  esperanzo  de  participar  de  su 
esperanzo. 

1>  SI  nosotros  os  sembramos  los  cosas 
espirituales,  ¿será  gran  coso  si  segare* 
mos  vuestras  cosas  carnales  ? 

12  Si  otros  son  partícipes  de  esta  po- 
testad sobre  vosotros,  ¿por  qué  no  mas 
bien  nosotros  ?  Mas  no  usamos  de  esta 
potestad,  antes  lo  sufrimos  todo  por  no 
dar  alguna  interrupción  al  Evangelio  de 
Cristo. 

13  ¿  No  sabéis  que  los  que  ministran  en 
las  cosos  sontos,  comen  de  las  cosas  del 
templo?  ¿y  los  que  sirven  al  altor,  con 
el  altar  participan  ? 

14  Así  también  ha  jardenado  el  Señor  4 
los  que  anuncian  el  evangelio,  que  vivan 
del  Evangelio. 

15  Mas  yo  de  nada  de  esto  me  he  apro- 
vechado ;  ni  tampoco  he  escrito  esto  para 
que  se  haga  así  conmigo ;  porque  es  me- 
jor poro  mi  morir,  antes  que  nadie  haga 
vana  mi  glorificación. 

16  Porque  aunque  anuncie  el  Evangelio, 
no  tengo  por  qué  gloriarme;  porque  me 
está  impuesta  necesidad;  y  jay  de  mí* 
si  no  anunciare  el  Evangelio ! 

Digitized  by  LjOOQIC 


L  CORINTIOS. 


17  Por  lo  cual  si  hago  esto  dt  voluntad, 
premio  tendré ;  mas  si  por  fuerza»  la  dis- 
pensación ád  JStangtMo  me  ka  sido  en- 
cargada. 

18  ¿Qné  premio  pues  tendré?  Cierto, 
que  predicando  el  Evangelio,  ponga  el 
Evangtüo  de  Cristo  de  balde,  por  no  usar 
mal  de  mi  potestad  en  el  Evangelio, 

19  Por  lo  cnal  siendo  libre  para  con  to» 
dos,  me  he  hecho  siervo  de  todos,  por 
ganar  á  mas. 

00  Me  he  hecho  para  los  Jndios  como 
Judio,  por  ganar  á  los  Jndios;  para  loa 
qae  están  sujetos  á  la  ley,  como  sujeto 
ala  ley,  por  ganar  á  loa  que  están  sujetos 
á  la  ley. 

21  Para  los  que  están  sin  ley,  como  sin 
ley,  (no  estando  yo  sin  ley  para  con  Dios, 
mas  bajo  la  ley  para  con  Cristo,)  por  ga- 
nar á  los  que  estaban  sin  ley. 

22  Me  he  hecho  para  los  flacos  como 
flaco,  por  ganar  á  los  flacos.  Me  he  he- 
cho todo  para  todos,  para  que  de  todo 
punto  salve  á  algunos. 

28  T  esto  hago  por  causa  del  Evange- 
lio, para  ser  hecho  con  vototrot  participe 
de  él. 

24  i  No  sabéis  que  los  que  corren  en  el 
estadio,  todos  eorren,  mas -uno  talo  lleva 
el  premio?  Corred  púa  de  tal  manera 
que  le  alcáncela. 

25  T  todo  aquel  que  se  ejercita  en  la 
lucha,  es  sobrio  en  todo ;  y  aquellos  lo 
hacen,  para  recibir  una  corona  corrupti- 
ble ;  mas  nosotros,  incorruptible. 

26  Asi  que  yo  de  esta  manera  corro,  no 
como  á  cosa  incierta:  de  esta  manera 
peleo,  no  como  quien  hiere  al  aire. 

27  Antes  hiero  mi  cuerpo,  y  le  pongo 
en  servidumbre;  para  que  predicando  á 
los  otros,  no  sea  yo  miltaao  reprobado. 

CAPITULO  X. 

Amonesta  por  el  ejemplo  de  lo»  padres,  que  con  tolo 
comunicar  en  el  nombre  extemo  de  Iglesia,  y  en  loe 
logrados  símbolos  note  aseguren  para  ser  negligente» 
en  la  piedad  verdadera.  8.  Singularmente  que  se 
guarden  de  comunicar  en  la  idolatría,  pues  que  ga 
están  unidos  porta  Jé  al  cuerpo  del  •Señor  goteen 
por  su  sangre  como  lo  testi/icanen  la  santa  Cena.  S. 
Encomienda  singularmente  la  caridad  por  la  cual 
ninguno  debe  usar  de  su  libertad  en  viandas  ó  cosas 
semejante»  con  escándalo  deljtaeo  hermano. 

MAS  no  quiero,  hermanos,  que  igno- 
réis, que  nuestros  Padres  todos 
esinvierou  debajo  de  la  nube,  y  todos 
pasaron  por  la  mar ; 
2  T  todos  en  Moyses  fueron  bautizados 
en  la  nnbe  y  en  la  mar; 
8  Y  todos  comieron  la  misma  vianda 
espiritual; 


4  Y  todos  bebieron  la  misma  bebida 
espiritual;  porque  bebían  de  la  Roca 
espiritual  que  los  seguía,  la  cual  Roca 
era  Cristo :  » 

5  Mas  de  muchos  de  ellos  no  se  agradó 
Dios;  porque  fueron  derribados  en  el 
desierto. 

6  Empero  estas  cosas  fueron  tipos  para 
nosotros;  á  fin  de  qne  no  codiciemos 
cosas  malas,  como  ellos  codiciaron : 

7  Ni  seáis  adoradores  de  Ídolos  como 
eran  algunos  de  ellos, como  está  escritor 
Sentóse  el  pueblo  á  comer  y  á  beber,  y 
se  levantaron  á  jugar: 

8  Ni  forniquemos,  como  algunos  de 
ellos  fornicaron,  y  cayeron  en  un  «Ua 
veinte  y  tres  mil : 

9  Ni  tentemos  á  Cristo,  como  algnnos 
de  ellos  Je  tentaron,  y  perecieron  por  las 
serpientes: 

K>  Ni  murmuréis,  como  síganos  de 
ellos  murmuraron,  y  perecieron  por  el 
destruidor. 

11  Mas  todas  estas  cosas  les  acontecie- 
ron por  tipos,  y  son  escritas  para  nuestra 
amonestación,  sobre  quien  los  fines  do 
los  siglos  han  llegado.. 

12  Asi  que  el  que  se  piensa  estar  firme, 
mire  no  caiga. 

18  No  os  ha  tomado  alguna  tentación, 
fuera  de  las  que  son  comunes  á  los  hom- 
bres ;  mas  fiel  e$  Dios,  qne  no  os  dejará 
ser  tentados  mss  de  lo  que  podéis ;  an- 
tes dará  también  salida  con  la  tentación, 
para  que  la  podáis  llevar. 

14  f  Por  lo  cual,  amados  ralos,  hxúá  de 
la  idolatría. 

15  Como  á  sabios  hablo,  juagad  voso- 
tros' lo  que  digo. 

16  La  copa  de  bendición  la  cual  ben- 
decimos, ¿no  es  la  comunión  de  la  san- 
gre de  Cristo  ?  el  pan  que  rompemos,  ¿no 
es  la  comunión  del  cuerpo  de  Cristo  ? 

17  Porque  tiendo  muchos,  somos  un  tolo 
pan,  y  un  tolo  cuerpo ;  porque  todos  par- 
ticipamos de  aquel  tnUmo  pan. 

18  Mirad  á  Israel  según  la  carne.  Loa 
que  comen  los  sacrificios,  ¿no  son  parti- 
cipantes del  sitar  ? 

19  ¿Pues  qué  digo?  ¿Que  el  Ídolo  es 
algo ?  ¿6  que  lo  que  es  sacrificado  á  los 
ídolos  es  algo? 

20  Antes,  digo  qne  lo  que  los  Gentiles 
sacrifican,  á  los  demonios  lo  sacrifican,  y 
no  á  Dios;  y  no  querría  que  vosotros 
fueseis  participes  con  los  demonios. 

21  No  podéis  beber  la  copa  del  Setter, 
y  la  copa  de  los  demonios:  mo  podéis 

178 


I.  CORINTIOS. 


ser  participes  de  lamen  del  Seno*,  f  de 
la  mesa  de  los  demonios. 
22  ¿  ProToeamos  á  zeios  al  Señor?   ¿ So- 
mo^aeaso  mas  fuertes  que  él  ? 

28  Tí  Todo  me  es  licito,  mas  no  todo 
me  conviene:  todo  me  es  licito,  mas  no 
todo  edifica. 

24  Ninguno  busque  lo  qmeee  suyo  pro- 
pio ;  mas  cada'  uno  lo  que  es  del  otro. 

25  De  todo  lo  que  se  vende  en  la  car- 
necería,  comed  siu  preguntar  nada  por 
causa  de  la  conciencia. 

36  Porque  del  Señor  es  la  tierra,  y  la 
plenitud  do  ella. 

27  Si  alguno  de  los  que-  no  creen  os 
convida,  y  queréis  ir,  de  todo  lo  que  se 
os  pone  delante,  comed,  sin  preguntar 
nada  por  causa  de  la  conciencia. 

38  Mas  si  alguien  os  dijere:  Esto  fué 
sacrificado  á  los  Ídolos:  no  lo  comáis 
por  causa  de  aquel  que  o*  lo  declaró,  y 
por  causa  de  la  conciencia;  porque  del 
Señor  es  la  tierra,  y  la  plenitud  de  ella. 

29  Conciencia  digo,  no  la  tuya,  sino  la 
del  otro.  ¿Pues  por  qué  ha  de  ser  juz- 
gada mi  libertad  por  conciencia  de  otro  ? 

30  Y  si  yo  por  gracia  participo,  ¿por 
qné  se  ha  de  hablar  mal  do  mi  por  lo 
que  doy  gracias  ? 

81  Si  pues  coméis,  ó  si  bebéis,  ó  hacéis 
otra  cosa,  hacadlo  todo  á  gloria  de  Dios. 

82  Sed  ein  ofensa  á  Judíos,  y  á  Griegos, 
y  á  la  Iglesia  de  Dios : 

33  Como  también  yo  en  todas  las  cosas 
'  agrado  á  todos :  no  buscando  mi  mismo 
provecho,  sino  el  de  muchos,  para  que 
ellos  sean  salvos. 

CAPITULO  XL 

El  varón  ni  ore  ni  profetice  en  la  congregación  sino 
descubierta  la  cabeza  d  gloria  de  Dio$  cuy  imdgen 
e*.  La  muger,  cubierta  ta  cabeza,  en  teña!  de  m 
sujeción  d su  marido.  3.  Corrige  algunos  abusos  que 
l/a  te  habían  entrado  en  la  celebración  de  la  Cena 
del  Señor,  reduciéndola  d  tu  primera  inttitveion. 
8.  La  culpa  y  pena  de  loe  que  d  ella  te  llegan  indig- 
namente, tfC. 

[ED  imitadores  do  roí,  como  yo  tam- 
bién lo  soy  de  Cristo. 
2  Alabóos  pues,  hermanos,  que  en  todo 
os  acordáis  de  mí ;  y  retenéis  los  precep- 
tos, do  la  manera  que  os  loe  entregué. 
8  Mas  quiero  que  sepáis,  que  Cristo  es 
la  cabesa  de  todo  varón ;  y  el  varón  e»  la 
cabeza  de  la  muger ;  y  Dios,  la  cabeza  de 
Cristo. 

4  Todo  varón  que  ora,  ó  profetiza  cu- 
bierta la  cabeza,  afrenta  su  cabeza. 

5  Mas  toda  muger  que  ora,  ó  profetiza 
no  cubierta  su  cabeza,  afrenta  su  cabeza ; 
porque  lo  mismo  ea  que  si  se  rayese. 

174 


SB 


6  Porque  ti  k  muger  no  se  cubre,  raí- 
gase también ;  y  si  es  vergüenza  para  la 
muger  raerse  6  raparse,  cúbrase. 

7  Porque  el  varón  no  ha  de  cubrir  la. 
cabeza ;  porque  él  es  imagen  y  gloria  do 
Dios ;  mas  la  muger  es  gloria  del  varón. 

8  Porque  el  varón  no  es  de  la  muger, 
sino  la  muger  del  varón. 

9  Porque  tampoco  el  varón  era  criado 
por  causa  de  la  muger,  sino  la  muger 
por  causa  del  varón. 

10  Por  lo  cual  la  muger  debe  tener  la 
señal  de  potestad  sobre  su  cabeza  por 
causa  de  los  ángeles. 

11  Mas  ni  el  varón  es  sin  la  muger,  ni 
la  muger  sin  el  varón,  en  el  Sefior. 

12  Porque  como  la  muger  es  del  varón, 
asi  también  el  varón*  «  por  la  muger; 
empero  todas  las  cosas  de  Dios. 

13  Juzgad  en  vosotros  miamos :  ¿  es  ho- 
nesto orar  la  muger  á  Dios  no  cubierta  f 

14  ¿  No  os  enseña  aun  la  misma  natura- 
leza que  al  hombre  sea  deshonesto  criar 
cabello  ? 

15  Por  el  contrario  á  la  muger  criar  él 
cabello  le  es  honroso ;  porque  en  lugar 
de  velo  lo  es  dado  el  cabello. 

16  Con  todo  eso  si  alguno  parece  ser 
contencioso,  nosotros  no  tenemos  tal 
costumbre,  ni  las  Iglesias  de  Dios. 

17  H  Esto  empero  os  anuncio,  que  no  ea 
alabo,  que  no  por  mejor,  sino  por  peor 
os  juntáis. 

18  Porque  lo  primero,  cuando  os  jun- 
táis en  la  Iglesia,  oigo  que  hay  entre  vo- 
sotros disensiones,  y  en  parte  lo  creo. 

19  Porque  es  menester  que  también 
haya  entre  vosotros  heregias,  para  que 
los  que  son  probados  se  manifiesten  en- 
tre vosotros. 

20  De  manera  que  cuando  os  juntóla  en 
uno,  esto  no  es  comer  la  cena  del  Señor: 

21  Porque  cada  uno  60  anticipa  al  otro 
para  comer  su  propia  cena;  y  el  uno  tie- 
ne hambre,  y  el  otro  está  embriagado. 

22  ¡Qué!  ¿no  tenéis  casas  en  que  co- 
máis y  bebáis?  ¿O  menospreciáis  la 
Iglesia  de  Dios,  y  avergonzáis  á  ios  que 
no  tienen ?  ¿ Qué  os  diré ?  ¿Os  alabaré 
en  esto  ?    No  os  alabo. 

28  Porque  yo  recibí  del  Sefior  lo  que 
también  os  he  entregado :  Que  el  Sefior 
Jesús  la  misma  noche  que  fué  entregado} 
tomo  pan : 

24  Y  habiendo  dado  gracias  lo  rompió, 
y  dtyo :  Tomad,  comed:  este  es  mi  cuer- 
po que  por  vosotros  es  rompido:  haced 
esto  en  memoria  de  mi. 


I.  CORINTIOS. 


25  Asimismo  tomó  también  la  copa,  des- 
pués de  haber  cenado,  diciendo:  Esta 
copa  es  el  Nuevo  Testamento  en  mi  san- 
gre: haced  esto  todas  las  veces  que  la 
bebiereis,  en  memoria  de  mí. 

86  Porque  todas  las  veces  que  comie- 
reis este  pan,  y  bebiereis  esta  copa,  la 
muerte  del  Señor  anunciáis  hasta  que 
venga. 

27  TT  De  manera  que  cualquiera  que 
comiere  este  pan,  ó  bebiere  esto  copa  del 
Señor  indignamente,  será  culpado  del 
cuerpo  y  de  la  sangre  del  Sefior. 

28  Por  tanto  examínese  cada  uno  á  si 
mismo,  y  asi  coma  de  aquel  pan,  y  beba 
de  aquella  copa. 

99  Porque  el  que  come  y  bebe  indigna- 
mente, condenación  come  y  bebe  para  si, 
no  discerniendo  el  cuerpo  del  Señor. 

80  Por  lo  cual  hay  muchos  enfermos 
y  debilitados  entre  vosotros,  y  muchos 
duermen. 

81  Que  si  nos  juzgásemos  á  nosotros 
mismos,  no  seriamos  juzgados. 

83  Mas  siendo  juzgados,  somos  castiga- 
dos del  Señor,  para  que  no  seamos  con- 
denados con  el  mundo. 

88  Así  que,  hermanos  míos,  cuando  os 
jantais  á  comer,  esperaos  unos  á  otros. 

84  Y  si  alguno  tuviere  hambre,  coma 
en  su  easa;  porque  no  os  juntéis  para 
juicio.  Las  demás  cosas  las  pondré  en 
orden  cuando  viniere. 

CAPITULO  xn. 

&t  lo»  diveno»  done»  con  que  Dio»  por  CrUto  adorna 
»u  iglesia  y  del  legitimo  veo  jfjbt  de  ello»  por  la  com- 

%d€ 


Y  EN  cuanto  á  los  dones  espirituales, 
no  quiero,  hermanos,  seáis  Igno- 
rantes. 

9  Sabéis  que  'erais  Gentiles,  yendo,  co- 
mo erais  llevados,  á  los  ídolos  mudos. 

8  Por  tanto  os  hago  saber,  que  nadie 
que  hable  por  el  Espíritu  de  Dios,  llama 
anathema  á  Jesús ;  y  que  nadie  puede 
llamar  á  Jesús  Señor,  sino  por  el  Espí- 
ritu Santo. 

4  Empero  hay  diferencias  do  doñea; 
mas  el  mismo  Espíritu. 

5  T  hay  diferencias  de  ministerios  ;  mas 
el  mismo  Señor. 

6  Y  hay  diferencias  de  operaciones; 
mas  el  mismo  Dios  es,  el  <Jue  obra  todas 
las  cosas  en  todos. 

7  Empero  á  cada  uno  le  es  dada  la  ma- 
nifestación del  Espíritu  para  provecho. 

8  Porque  á  este  es  dada  por  si  Es- 
pirita palabra  de  sabiduría:  al  otro, 


palabra  de  ciencia  por  el  mismo  Es- 
píritu: 

9  A  otro,  té  por  el  mismo  Espíritu ;  y 
á  otro,  dones  de  sanidades  por  el  mismo 
Espíritu: 

10  A  otro,  operaciones  de  milagros ;  y 
á  otro,  profecía;  y  á  otro,  discernimien- 
to de  espíritus ;  y  4  otro,  ¿bersos  géneros 
de  lenguas ;  y  á  otro,  interpretación  de 
lenguas. 

11  Mas  todas  estas  cosas  obra  uno  y  el 
mismo  Espíritu,  repartiendo  particular- 
mente á  cada  uno  com^  él  quiere. 

12  Porque  de  la  manera  que  es  uno  el 
cuerpo,  y  tiene  muchos  miembros,  em- 
pero todos  los  miembros  de  este  un 
cuerpo,  siendo  muchos,  son  un  mismo 
cuerpo,  asi  también  es  Cristo. 

18  Porque  por  un  mismo  Espíritu  so- 
mos todos  bautizados  en  un  miaño  cuer- 
po, Judíos  ó  Griegos,  siervos  6  libres ;  y 
á  todos  se  nos  ha  hecho  beber  en  un 
mismo  Espíritu. 

14  Porque  el  cuerpo  no  es  un  tolo  miem- 
bro, sino  muchos.. 

15  Si  dijere  el  pié:  Porque  no  soy  ma- 
no, no  soy  del  cuerpo :  ¿por  eso  no  será 
del  cuerpo  ? 

16  Y  si  dijere  la  oreja :  Porque  no  soy 
ojo,  no  soy  del  cuerpo :  ¿por  eso  no  será 
del  cuerpo? 

17  Si  todo  el  cuerpo  fuete  ojo,  ¿  dónde 
estaría  el  oidof  si  todo fuem  oído,  ¿don- 
de  estaría  el  olfato? 

18  Mas  ahora  Dios  ha  colocado  los 
miembros  cada  uno  de  ellos  por  si  en  el 
cuerpo,  como  él  quiso. 

19  Que  si  todos  fueran  un  mismo  miem- 
bro, ¿dónde  estuviera  el  cuerpo? 

20  Mas  ahora  muchos  miembros  son, 
empero  sin  embargo  un  tolo  cuerpo. 

21  No  puede  el  ojo  decir  á  la  mano :  No 
te  he  menester:  ni  tampoco  la  cabeza  á 
los  pies :  No  tengo  necesidad  de  voso- 
tros. 

22  Antes,  los  miembros  del  cuerpo  que 
parecen  mas  flacos,  son  mucho  mss  ne- 
cesarios; 

28  Y  los  miembros  del  cuerpo  que  esti- 
mamos menos  dignos,  á  estos  -ceñimos 
mas  honrosamente ;  y  los  que  en  noso- 
tros son  menos  decentes,  tienen  mas 
decoro. 

24  Porqueros  que  en  nosotros  son  mas 
decorosos,  no  tienen  necesidad  de  nada; 
mas  Dios  templó  á  una  el  cuerpo,  dando 
mas  abundante  honor  al  que  le  faltaba; 

26  Fam  que  no  haya  disensión  en  al 
178 


I.  CORINTIOS. 


cuerpo,  tino  que  toe  miembros  tengan  ci 
mismo  cnidfulo  loe  unos  por  los  otros. 
26  De  tal  manera  que  si  el  un  miembro 
padece,  todos  los  miembros  á  una  se  due- 
len: ó  si  el  un  miembro  es  honrado, 
todos  los  miembros  á  una  te  regocijan. 

87  Vosotros,  pues,  sois  el  cuerpo  de 
Cristo,  y  miembros  en  particular. 

88  T  á  unos  puso  Dios  en  la  Iglesia, 
primeramente  apóstoles,  luego  profetas, 
lo  tercero  ensoñadores,  luego  milagros, 
luego  dones  de  sanidades,  auxilios,  go- 
bernaciones, géneros  de  lenguas. 

89  ¿Son  todos  apóstoles?  ¿son  todos 
profetas?  ¿ton  todos  ensenadores?  ¿ton 
todos  hacedores  de  milagros  ? 

80  ¿Tienen  todos  dones  de  sanida- 
des? ¿ hablan  todos  lenguas?  ¿interpre- 
tan todos  ? 

81  Empero  desead  coa  vehemencia  los 
mejores  dones ;  y  aun  70  os  enseño  un 
camino  mas  excelente. 

CAPITULO  XIII. 

De  la  excelencia  de  la  caridad  cristiana,  la  cual  sobre 
todo  procure  el  piadoso. 

SI  jo  hablase  en  lenguas  de  hombres 
y  de  ángeles,  y  no  tuviese  caridad, 
soy  hecho  como  metal  que  resuena,  ó 
platillo  que  retine. 

8  T  si  tuviese  d  don  de  profecía,  y  en- 
tendiese todos  los  misterios,  y  toda  cien- 
cia; y  si  tuviese  toda  la  fié,  de  manera 
que  pudiese  traspasar  las  montanas,  y  no 
tuviera  caridad,  nada  Boy. 

8  Y  sí  repartiese  toda  mi  hacienda  para 
dar  de  comer  á  pobre*  \  y  si  entregase  mi 
cuerpo  para  ser  quemado,  y  no  tuviere 
caridad,  de  nada  me  sirve. 

4  La  caridad  es  sufrida,  es  benigna:  la 
caridad  no  tiene  envidia:  la  caridad  no 
es  jactanciosa,  no  es  hinchada, 

5  No  se  comporta  indecorosamente,  no 
basca  lo  que  es  suyo,  no  se  irrita,  no 
piensa  mal, 

6  No  se  huelga  en  la  injusticia,  mas 
huelguee  en  la  verdad! 

7  Todo  lo  sufre,  todo  lo  cree,  todo  lo 
espera,  todo  lo  soporta, 

8  La  caridad  nunca  se  acaba:  aunque 
las  profecías  se  han  de  acabar,  y  cesarlas 
lenguas,  y  desaparecer  la  ciencia. 

8  Porque  en  parte  conocemos,  y  en 
parto  profetizamos. 

10  Mas  después  que  venga  lo  que  es  lo 
perfecto,  entonces  lo  que  es  en  parte  se- 
rá abolido. 

11  Cuando  yo  era  nillo,  hablaba  como 
nlno,  pensaba  como  nifio,  sabia  como 

173 


nifio ;  mas  cuando  ya  ful  hombre  hecho, 
puse  á  un  lado  las  cosas  de  nifio. 

18  Porque  ahora  vemos  por  espejo  os- 
curamente; mas  entonces,  cara  á  cara. 
Ahora  conozco  en  parte ;  mas  entonces 
conoceré  como  soy  conocido. 

18  Y  ahora  permanece  la  íé,  la  espe- 
ranza, y  la  caridad,  estas  tres;  empero 
la  mayor  de  ellas  es  la  caridad. 

*  CAPITULO  XIV. 

JSl  uso  de  léñanos  no  entendida»  en  la  Iglesia  (aunóme 
tea  de  alabanza»  de  Dio»)  es  inútil  patino  se  use  ti 

-  no  hubiere  Juntamente  interpretación  de  b  t—  *» 
dice.  8.  De  laprojmcia  (que  « Id  itJerprmtamou  da 
la  palabra  de  Dios)  en  común  por  todos  en  la  /y  fejfa, 
u  de  la»  realas  de  ella.  &.Lavtuoerenlalotewiano 
hable. 

SEGUID  la  caridad :  cocBeiad  los  dtmem 
espirituales;  mas  sobre  todo  que 
profeticéis. 

8  Porque  el  que  habla  en  lenguas  da- 
conocidas,  no  habla  á  los  hombres,  sino  á 
Dios ;  porque  nadie  le  entiende,  aunque 
en  espíritu  hable  misterios. 

8  Mas  el  que  profetiza,  habla  A  los  hom- 
bres para  edificación,  y  exhortación,  y 
consolación. 

4  El  que  habla  una  lengua  deumnocédm\ 
á  sí  mismo  edifica ;  mas  el  que  profetiza, 
edifica  á  la  Iglesia 

5  Así  que  querría  que  todos  vosotras 
hablaseis  lenguas,  mas  bien  empero  que 
profetizaseis;  porque  mayor  ét  el  que 
profetiza  que  el  que  habla  en  lenguas  ex- 
trañas, si  también  no  interpretare,  para 
que  la  Iglesia  reciba  edificación. 

6  Ahora  pues,  hermanos,  si  yo  viniere  á 
vosotros  hablando  en  lenguas  artos***, 
¿  qué  os  aprovecharé,  si  no  os  hablare,  ó 
por  revelación,  ó  por  ciencia,  ó  por  pro- 
fecía, ó  por  doctrina  ? 

7  Y  aun  las  cosas  inanimadas  que  dan 
sonido,  (sea  flauta  ó  arpa,)  si  no  dieren 
distinción  de  sonidos,  ¿  cómo  se  sabrá  lo 
que  se  tafie  con  la  flauta  ó  con  la  arpa? 

8  Y  si  la  trompeta  diere  sonido  Incier- 
to, ¿quién  se  spercebiráám  batan*  f 

9  Asi  también  vosotros,  si  por  la  len- 
gua no  diereis  palabras  bien  teteügfi>lés, 
i  cómo  se  entenderá  lo  que  se  dice  ?  per- 
qué hablaréis  al  aire.  - 

10  Tantos  géneros  de  voces,  (por  ejem- 
plo,) hay  en  el  mundo;  y  ninguna  de 
ellas  m  sin  significado ; 

♦11  Mas  si  yo  ignorare  el  valor  de  la  vos, 
seré  bárbaro  para  aquel  que  habla;  y  el 
que  habla,  mrd  bárbaro  para  mi 
18  Asi  también  vosotros!  puesto  que 
sois  codiciosos  de  done*,  espirituales,  pro- 


I.  CORINTIOS. 


tarad  da  sobresaltar  e*  «Ros  para  la  edifi- 
cación de  la  Iglesia. 

13  Por  lo  cual  el  que  habla  en  lengua 
extraña^  ore  que  interprete. 

14  Porque  si  yo  orare  en  lengua  dssoo- 
neoida,  mi  espirita  ora;  mas  mi  enten- 
dimiento es  sin  fruta 

15  j  Qué  hay  pues  ?  Oraré  eon  el  espí- 
ritu, y  oraré  también  con  el  entendimien- 
to: cantaré  con  el  espíritu,  y  cantaré 
también  con  el  entendimiento. 

16  Porque  si  tú  Desdijere»  «©temante  con 
él  espíritu,  el  que  ocupa  et  lugar  del  pue> 
tfo  sencillo,  ¿como  dirá,  Amen,  sobre  tu 
acción  de  gradas  t  porque  no  sabe  lo 
que  dices. 

17  Porque  tú  á  la  verdad  das  bien  gra- 
cias ;  mas  el  otro  no  es  edificada. 

18  Doy  gradas  á  mi  Dios  que  hablo 
en  lenguas  *xtrük*u  mas  que  todos  voso- 
tros. 

19  Bmpero  en  la  Iglesia  quiero  mas  bien 
hablar  cinco  palabras  con  mi  entendi- 
miento, para  que  ensene  también  á  los 
otros,  que  dles  mil  palabras  en  una  len- 


20  Hermanos,  no  seáis  niños  en  el  sen- 
tido; mas  sed  nlftos  en  la  malicia,  em- 
pero en  el  sentido  sed  hombres. 

Si  Sn  la  ley  está  escrito:  Con  otras 
lenguas,  y  een  otros  labios  hablaré  á  este 
pueblo ;  y  ni  ann  asi  me  oirán,  dice  el 
Señor. 

23  Asi  que  las  lenguas  por  señal  son, 
tío  á  los  que  creen,  sino  á  los  incrédulos ; 
mas  la  profecía  «irse,  no  para  los  que  no 
creen,  amo  A  los  creyentes. 

28  De  manera  que  ai  toda  la  Iglesia  se 
juntare  en  un  miañe  logar,  y  todos  ba- 
aferen  en  lenguas  ecfouie*,  y  entraren 
gentes  scacfllsa»»  Incrédulos,  ¿no  dirán 
que  estáis  lóeos? 

94  Mas  si  todos  profetizaren,  y  entrare 
algún  toerédulo  6  ignorante,  de  todos  es 
convencido,  de  todos  es  juzgado: 

¿5  T  asi  lo  oculto  de  su  eorason  se 
hace  manifiesto;  y  asi  postrándose  so- 
bre «a  rostro  adorará  á  Dios,  declarando 
ejae  verdaderamente  Dios  está  en  voso- 
tros. e> 

26  ¿Qué hay, pues, hermanos?  Cuando 
os  Juntáis,  cada  uno  de  vosotros  tiene 
•almo,  tiene  doctrina,  tiene  lengua,  tiene 
revelación,  tiene  interpretación :  Hágan- 
se todas  las  cosas  para  edificación. 

27  81  hablare  alguno  en  lengua  deawao- 
«Ida,  «es  por  des,  6  á  lo  mas  por  tres, 
y  «ato  á su  turno;  y  uno  interprete. 


28  Has  si  no  hubiere  intérprete,  calle 
en  la  Iglesia;  y  hable  á  si  mismo,  y  á 
Dios. 

29  Empero  los  profetas,  hablen  dos  ó 
tres ;  y  los  demás  juzguen. 

80  Y  si  á  otro  que  estuviere  sentado, 
fuere  revelada  alguna  ¿oso,  calle  el  pri- 
mero. 

SI  Porque  podéis  todos  profetizar  uno 
por  uno;  para  que  todos  aprendan,  y 
todos  sean  exhortados. 

82  (T  los  espiritas  de  los  profetas  están 
sujetos  á  los  profetas  ¡) 

88  Porque  Dios  no  es  autor  de  disen- 
sión, sino  de  paz,  como  en  todas  las  Igle- 
sias de  los  santos. 

84  Vuestros  mugeres  callen  en  las  Igle- 
sias ;  porque  no  les  es  permitido  hablar, 
sino  que  estén  sujetas  como  también  lo 
dice  la  ley. 

86  Y  si  quieren  aprender  alguna  cosa, 
pregunten  en  casa  á  sus  maridos ;  por- 
que deshonesta  cosa  es  hablar -las  mu- 
geres en  la  Iglesia. 

86  ¡Qué!  ¿Ha  salido  de  vosotros  la 
palabra  de  Dios?  ¿6  á  vosotros  solos  ha 
llegado?  • 

87  81  alguno,  á  su  parecer,  es  profeta,  ó 
espiritual,  reconozca  qne  las  cosas  que 
yo  os  escribo  son  mandamientos  del 
Señor. 

88  Mas  si  alguno  quiere  ser  Ignorante, 
sea  ignorante. 

89  Asi  que,  hermanos,  codiciad  el  pro- 
fetizar; y  no  impidáis  el  hablar  en  len- 
gnas  extrañas. 

40  Empero  háganse  todas  las  cosas  de- 
centemente, y  con  orden. 

CAPITULO  XV. 

aVeetm  una  emmar*  recapitulación  de  la  deehvmdtl 
Evangelio,  donde  «w»  mmmular  dUioencia  ajhrma  la 
resurrección  del  Señor  por  m  aparato**»  detpuee 
de  reemeltada,  contra  el  resabio  de  loe  Saduceos 
W  Kpicúreoe  que  del*»  de  haber  en  la  Iglesia  de 
Uorintho.  2.  Prueba  la  resurrección  de  loe  muertos 
d  loe  que  aa  profesaban  el  Evangelio,  por  macha» 
rasónos,  a  Declara  el  moda  de  la  resurroocknspor 
la  comparación  det  aram  eembrado  m  marido.  4. 
En  la  resurrección,  la  di/erencia  de  leo  piádseos  4 
loe  impío*  em  la  cual  será  la  emaplida  victoria  de 
Cristo,**. 

EMPERO  os  declaro,  hermanos,  el 
Evangelio  que  os  he  predicado,  el 
cual  también  recibisteis,  y  en  el  cual  es- 
táis firmes; 

2  Por  el  cual  asimismo  sois  salvos,  si 
retenéis  en  la  memoria  lo  que  os  h ^predi- 
cado, si  no  es  que  habéis  creído  en  vano. 
8  Porque  primeramente  os  heensefisdo 
lo  que  asimismo  yo  recibí,  et  á  saber: 
177 


I.  CORINTIOS. 


que  Cristo  filé  muerto  por  nuestros  pe- 
cados, conforme  á  las  Escrituras ; 

4  Y  que  fué  sepultado,  y  que  resucitó" 
al  tercero  día,  conforme  á  los  Escrituras ; 

5  Y  que  fué  visto  por  Cephas;  y  des- 
pués por  los  doce ; 

6  Que  después  fué  visto  de  mas  de  qui- 
nientos hermanos  á  la  vez :  de  los  cua- 
les los  mas  viven  aun,  empero  algunos 
han  dormido. 

7  Que  después  fué  visto  por  Santiago : 
después  por  todos  los  apóstoles. 

8  Y  á  la  postre  de  todos,  fué  visto  por 
mi  también,  como  por  uno  nacido  fuera 
de  debido  tiempo. 

9  Porque  yo  soy  el  menor  de  los  após- 
toles, que  no  soy  digno  de  ser  llamado 
apóstol,  porque  perseguía  á  la  Iglesia  de 
Dios. 

10  Empero  por  la  gracia  de  Dios  soy  lo 
que  soy ;  y  su  gracia  no  ha  sido  en  vano 
para  conmigo;  antes  he  trabajado  mas 
que  to4os  ellos ;  pero  no  yo,  sino  la  gra- 
cia de  Dios  que  fué  conmigo. 

11  Por  tanto,  sea  yo,  ó  sean  ellos,  así 
predicamos,  y  asi  habéis  creido. 

12  1T  Mas  si  se  predica  á  Cristo,  que 
resucitó  de  los  muertos,  ¿cómo  dicen 
algunos  entre  vosotros,  que  no  hay  resur- 
rección de  los  muertos  ? 

13  Porque  si  no  hay  resurrección  de  los 
muertos,  Cristo  tampoco  resucitó. 

14  Y  bí  Cristo  no  resucitó,  luego  vana 
es  nuestra  predicación,  y  vana  si  también 
vuestra  fé. 

15  Y  también  somos  hallados  falsos 
testigos  de  Dios ;  porque  hemos  testifi- 
cado de  Dios,  que  él  haya  levantado  á 
Cristo :  al  cual  empero  no  levantó,  si  es 
asi  que  los  muertos  no  resucitan. 

16  Porque  si  los  muertos  no  resucitan, 
tampoco  Cristo  resucitó. 

17  Y  si  Cristo  no  resucitó,  vuestra  fé  es 
vana ;  aun  os  estáis  en  vuestros  pecados, 

18  Luego  también  los  que  durmieron 
en  Cristo,  son  perdidos. 

19  Si  en  esta  vida  solamente  tenemos 
esperanza  en  Cristo,  los  mas  desdichados 
somoB  de  todos  los  hombres. 

20  Mas  ahora,  Cristo  ha  resucitado  de 
los  muertos ;  y  él  es  hecho  primicias  de 
los  que  durmieron. 

21  Porque  por  cuauto  la  muerte  vino 
por  hombre,  también  por  hombre  vino 
la  resurrección  de  los  muertos. 

22  Porque  á  la  manera  que  todos  en 
Adam  mueren,  asi  también  todos  en 
Cristo  serán  vivificados, 

178 


"23  Mas  cada  uno  en  su  orden:  Cristo 

las  primicias ;  luego  los  que  son  de  Cris- 
to en  su  venida. 

24  Luego  viene  el  fin;  cuando  entre- 
gará el  reino  á  Dios  y  al  Padre ;  cuando 
hubiere  abatido  todo  imperio,  y  toda 
potencia,  y  potestad. 

25  Porque  es  menester  que  él  reine, 
hasta  que  sujete  á  todos  sus  enemigo* 
debajo  de  sus  pies. 

28  Fcl  postrer  enemigo  que  seca,  des- 
truido, es  la  muerte. 

27  Porque  todas  las  cosas  sujetó  debajo 
de  sus  pies.  Mas  cuando  dice:  Todas  las 
cosas  son  sujetadas  á  él,  claro  es  que  está 
esceptuado  el  mismo  que  sujetó  á  él  todas 
las  cosas. 

28  Mas  después  que  todas  las  cosas  le 
fueren  sujetas,  entonces  también  el  mis- 
mo Hjjo  se  sujetará  al  que  le  sujetó  á  él 
todas  las  cosas,  para  que  Dios  sea  todo 
en  todos. 

29  De  otro  modo,  ¿qué  harán,  los  que 
son  bautizados  por  los  muertos,  si  en 
ninguna  manera  los  muertos  resucitan? 
¿Por  qué,  pues,  son  bautisados  por  los 
muertos? 

80  ¿Y  por  qué  nosotros  peligramos  á 
toda  hora? 

31  Cada  día  muero;  ¡o  protesto  por 
vuestra  gloria,. la  cual  tengo  en  Cristo 
Jesús  Señor  nuestro. 

82  Si  como  hombre  batallé  en  Epheso 
contra  las  bestias,  ¿  qué  me  aprovecha  ai 
los  muertos  no  resucitan  ?  Comamos  y 
bebamos»  que  mañana  moriremos: 

83  No  os  engañéis.  Las  malas  conver- 
saciones corrompen  las  buenas  costum- 
bres. 

34  Despertad,  como  es  justo,  y  no  pe- 
quéis; porque  algunos  no  conocen  á 
Dios,  para  vergüenza  vuestra  lo  digo. 

35  ?  Mas  alguno  dirá:  ¿Cómo  resuci- 
tan los  muertos?  ¿Con  qué  cuerpo  sa- 
len? 

86  ¡Insensato l  lo  qne  tú  siembras, no 
revive,  si  antes  no  muriere: 

87  Y  lo  que  siembras,  no  siembras  si 
cuerpo  que  ha  de  ser,  sino  el  grano  dea- 
nudo,  puede  ser  de  ^igo,  ó  de  alguno 
de  los  otros  granos  : 

88  Mas  Dios  le  da  el  cuerpo  como  él 
ha  querido,  y  á  cada  simiente  su  propio 
cuerpo. 

89  Toda  carne  no  es  la  misma  carne; 
mas  una  carne  es  la  de  los  hombres,  y 
otra  carne  es  la  de  los  animales,  y  otra  la 
de  los  peces,  y  otra  la  de  las  aves. 


CORINTIOS. 


40  Hay  también  cuerpos  celestes,  y 
cuerpos  terrestres ;  mas  una  es  la  gloria 
de  los  celestes,  y  otra  la  de  los  terres- 
tres. 

41  Una  es  la  gloria  del  sol,  y  otra  la 
gloria  de  la  luna,  y  otra  la  gloria  de  las 
estrellas;  porque  una  estrella  se  dife- 
rencia de  otra  estrella  en  gloria. 

43  Así  también  es  la  resurrección  de  los 
muertos.  Se  siembra  en  corrupción  i  se 
levantará  en  incorrupción : 

43  Se  siembra  en  vergüeñas;  se  levan- 
,  tara  en  gloria :  se  siembra  en  flaqueza;  se 

levantará  eu  poder : 

44  Se  siembra  cuerpo  animal ;  resucita- 
rá cuerpo  espiritual  Hay  cuerpo  ani- 
ma), y  bay  cuerpo  espiritual. 

45  Y  así  está  escrito:  Fué  hecho  el 
primer  hombre  Adam  en  alma  viviente ; 
el  postrer  Adam  fué  hecho  en  espirito 
vivificante. 

46  Mas  lo  que  es  espiritual  no  es  prime- 
ro, sino  lo  que  es  animal;  y  después  lo 
que  es  espiritual. 

47  £1  primer  hombre  es  de  la  tierra, 
terreno:  el  segundo  hombre,  que  es  el 
SeQor,  es  del  cíela 

48  Cual  el  terreno,  tales  también  los 
terrenos;  y.  cual  el  celestial,  tales  tam- 
bién los  celestiales. 

49  Y  asi  como  hemos  llevado  la  imagen 
del  terreno,  llevaremos. también  la  ima- 
gen del  celestial. 

50  Esto  empero  digo,  hermanos:  Que 
la  carne  y  la  sangre  no  pueden  heredar 
el  reino  de  Dios :  ni  la  corrupción  here- 
da la  incorrupción. 

51 1  He  aquí,  un  misterio,  os  digo :  To- 
dos ciertamente  no  dormiremos;  mas 
todos  seremos  transformados. 

52  En  un  momento,  en  un  abrir  de  ojo, 
á  tonido  de  la  Anal  trompeta;  porque 
será  tpcada  la  trompeta,  y  los  muertos 
serán  levantados'  incorruptibles,  y  noso- 

.  tros  seremos  transformados. 

53  Porque  es  menester  que  esto  corrup- 
tible sea  vestido  de  incorrupeion,  y  esto 
mortal  sea  vestido  de  inmortalidad. 

54  Y  cuando  esto  corruptible  fuere  ves- 
tido de  incorrupción,  y  esto  mortal  fuere 
vestido  de  inmortalidad,  entonces  será 
cumplida  la  palabra  que  está  escrita: 
Sorbida  es  la  muerte  en  la  victoria. 

55  ¿Dónde  está,  oh  muerte,  tu  agui- 
jón? ¿Dónde  eéta\  oh  sepulcro,  tu  vic- 
toria? 

56  El  agujón  de  la  muerte  es  el  pecado  \ 
y  la  fuerza  del  pecado,  la  ley. 


57  Mas  á  Dios  gracias,  que  nos  dio 
la  victoria  por  el  Señor  nuestro  Jesu 
Crista 

53  Asi  que,  hermanos  mios  amados,  es- 
tad firmes  y  constantes,  abundando  siem- 
pre en  la  obra  del  Señor,  sabiendo  que 
vuestro  trabajo  en  el  Señor  no  es  vano. 

CAPITULO  XVL 

Xmeomiéndate»  el  recoffimtaUo  de  la»  Umamuu  para 
bu  igMa  d*  Jutrnaltm,  y  Jkmetm  la  tpiHotm  ftmmir 


EN  cuanto  á  la  colecta  que  te  Aoct  para 
los  santos,  haced  vosotros  también 
de  la  manera  que  yo  ordené  en  las  Igle- 
sias de  Galacia. 

2  El  primer  dia  de  la  semana  cada  uno 
de  vosotros  ponga  aparte  algo,  atesorán- 
dolo, según  fiioe  le  hubiere  prosperado; 
para  que  cuando  yo  viniere,  no  se  hagan 
entonces  las  colectas. 

$  Y  cuando  yo  estuviere  presente,  los 
que  aprobareis  por  cartas,  á  estos  enviaré 
que  lleven  vuestra  gracia  á  Jerusalem. 

4  Y  si  fuere  digno  el  negocio  de  que  yo 
también  vaya,  irán  conmigo. 

5  Empero  á  vosotros  vendré,  cuando 
pesare  por  Macedonia ;  porque  por  Ma- 
cedonia  tengo  de  pasar. 

6  Y  podrá  ser  que  me  quedaré  con  vo- 
sotros, ó  Invernaré  también;  para  que 
vosotros  me  llevéis  donde  hubiere  de  Ir. 

7  Porque  no  quiero  ahora  veros  de  pa- 
so ;  mas  espero  estar  con  vosotros  algún 
tiempo,  si  el  Señor  lo  permite. 

8  Empero  estaré  en  Epheso  hasta  la 
Pentecostés. 

9  Porque  se  me  ha  abierto  una  puerta 
grande  y  sucas;  y  muchos  adversarios 
hay. 

10  Y  si  viniere  Timotheo,  mirad  que 
esté  con  vosotros  sin  temor;  porque  la 
obra  del  Señor  hace,  como  yo  también. 

11  Por  tanto  nadie  le  tenga  en  poco ; 
antes  llevadle  en  pas,  pura  que  venga  á 
mi ;  porque  le  espero  con  los  hermanos. 

12  Cuanto  al  hermano  Apolos,  mucho 
le  he  rogado  que  fuese  á  vosotros  con 
los  hermanos ;  mas  en  ninguna  manera 
tuvo-  voluntad  de  ir  por  ahora;  mas  irá 
cuando  tuviere  oportunidad. 

18  Velad,  estad  firmes  en  la  fó:  por- 
taos varonilmente,  y  esforzaos. 

14  Todas  vuestras  cosas  sean  hechas 
con  caridad. 

15  Buégoos  empero,  hermanos,  (ya  sa- 
béis la  casa  de  Estephanas  que  es  las 
primicias  de  Achaya,  y  que  se  han  dedi- 
cado  al  ministerio detas santos,) 


II.  CORINTIOS. 


16  Que  vosotros  os  sujetéis  á  loe  tales, 
y  á  todos  los  que  no*  ayudan,  y  trabajan. 

17  De  la  venida  de  Estephanas  y  de 
Fortunato,  y  de  Aehalco,  me  huelgo; 
porque  estos  suplieron  lo  que  faltaba 
de  vuestra  parte. 

18  Parque  recrearom  mi  espíritu  y  ti 
vuestro.    Reconoced  pues  á  los  tales. 

19  Las  Iglesias  de  Asia  os  saludan.  Os 
saludan  mucho  en  el  Señor  Aquila  y 
Priscila,  con  la  Iglesia  que  está  en  su 

20  Os  saludan  todos  los  hermanos.    Sa- 


ludaos los  unos  i  los  otros  con  santo 
beso. 

di  La  salutación  de  mi  propia  mano,  de 
Pablo. 

28  SI  alguno  no  amare  si  Señor  Jesu 
Cristo  sea  Anathema  Maran-atna. 

98  La  gracia  de  nuestro  Señor  Jes* 
Cristo  asa  con  vosotros.        * 

24  Mi  amor  en  Cristo  Jesús  ma  con  tp- 
dos  vosotros.    Amen. 

f  La  primer*  «pistola  k  k»  Corinthk»  fot  Mrf- 

U  do  FUippot  por  Estephanas,  7  Fortunato»  j 
Aehalco,  7  Tlmothéó. 


LA  SEGUNDA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO 

A  IíOB 


CORINTIOS. 


CAPITULO  I. 

Bl  intento  principal  delapóstolen  toda  ata  epístola 
as  osneiguiewstmumte  después  de  laprecodeuu,  probar 
y  confirmar  su  autoridad  apostólica  para  con  ¡a 
Iglesia  de  Corintha,  contra  los  falsos  pastores  que  se 
habían  entremetido,  y  pretendían  echarle  Juera  y 
eou  e%* pusdmmu somVa  doctrina  en  Crista.  Las 
mas  frequentes  pruebas  de  que  para  esto  usa  son,  de 
tu  parte  tos  trabajos  muchos  y  diversos  en  su  ministe- 
rto  per  et  bien  de  ellos  f  por  su  firtenmltamiénto,stn 
eargarUs  M  aun  desuMapUnmtmiO,  na  pretendien- 
do conellosotracosa  que  su  saluden  Cristo:  departe 
de  ellos,  el  testimonio  de  sus  conciencias  tanto  en  la 
aprobación  de  sm  doctrina  tomo  en  la  sinceridad  de 
su  eida  9  pretensiones  para  can  ellos.  A  este  propó- 
sito en  este  primer  capitulo  hace  mención  general  de 
sus  q/lieeiones  y  particularmente  de  las  que  pasó  en 
Asia  de  sos  cuales  le  libré  el  Señor.  t.Eseusasede 
no  haber  tenido  d  ellos  mas  presto  habiéndolo  pro- 
metido, temiendo  de  serles  carga,  no  porque  en  sus 
deliberaciones  sea  (como  dicen)  hombre  de  dos  pala- 
bras. &  Y  con  motivo  de  esto  interpone  la  certitud  y 
constancia  de  su  doctrina  tan  firme  para  ton  ettas 
en  la  anunciación  del  Evangelio  cuanto  el  mismo 
Cristo  es  el  cierto,  y  firme  cumplimiento  de  todas 
tas  promesas  de  Dios. 

PABLO,  apóstol  de  Jesu  Cristo  por 
la  voluntad  de  Dios,  y  «1  hermano 
Timotheo,  á  la  Iglesia  de  Dios  que  está 
en  Oorlntho,  coa  todos  los  santos  que 
están  por  toda  la  Acheya. 

2  Gracia  á  vosotros,  y  pea  de  Dios  nues- 
tro Padre,  y  del  Señor  Jesu  Cristo. 

8  Bendito  a»  el  Dios  y  Padre  de  nues- 
tro Señor  Jesu  Cristo,  el  Padre  de  mi- 
sericordias, y  el  Dios  de  toda  conso- 
lación, 

4  £1  que  nos  consuela  en  todas  nuestras 
tribulaciones  f  para  que  podamos  noso- 
tros consolar  á  los  que  están  en  cual- 
quiera angustie,  con  la  consolación  con 
180 


que  nosotros  mismos  somos  consolados1 
de  Dios. 

5  Porque  de  la  manera  que  abundan  en 
nosotros  las  aflicciones  de  Cristo,  asi 
abunda  también  por  Cristo  nuestra  con- 
solación. 

6  Y  si  somos  atribulados,  et  por  vues- 
tra consolación  y  salvación,  la  cual  es 
enciente  en  el  sufrir  las  mismas  afliccio- 
nes que  nosotros  también  padecemos ;  6 
si  somos  consolados,  es  por  vuestra  con- 
solación y  salvación. 

7  Y  nuestra  esperanza  de  vosotros  «t 
firme,  estando  ciertos  que  como  sote 
participantes  de  las  aflicciones,  sai  tam- 
bién lo  mrei*  de  ia  consolación. 

8  Porque,  normanos,  no  queremos  que 
ignoréis  aterra  de  nuestra  tribulación 
que  nos  fbé  hecha  en  Asia,  que  sobre 
manera  fuimos  cargados  sobre  nuestras 
faenas,  de  tal  manera  que  aun  dudába- 
mos de  la  vida. 

9  Mas  nosotros  tuvimos  en  nosotros 
mismos  sentencia  de  muerte,  para  qué 
no  confiásemos  en  nosotros  mismos,  sino 
en  Dios,  que  levanta  los  muertos: 

10  £1  cual  nos  libró  de  tamaña  muerte, 
y  nos  libra:  en  el  cual  esperamos  que 
aun  no*  librará ; 

11  Ayudándonos  también  vosotros  con 
oración  por  nosotros,  para  que  por  el 
don  alcanzado  para  nosotros  por  medio 
de  muchas  personas,  por  muchas  también 
sean  dadas  gracias  por  nosotros. 

12  Porque  nuestra  gloria  as  esta,  m  A 


II.  CORINTIO». 


r,  el  testimonio  4e  nnestra  ooneien- 
da,  que  en  simplicidad  y  sinceridad  de 
Dios,  no  en  sabiduría  crnrnal,  mas  en  la 
gracia  de  Dios,  hemos  conversado  en  el 
mando,  y  mas  con  vosotros. 

13  Porque  no  os  escribimos  otras  eosas 
de  las  que  leáis,  ó  también  reconócete ; 
y  espero  que  ana  basta  el  fin  las  recono- 
ceréis; 

14  Como  también  en  parte  nos  habéis 
reconocido  que  somos  vuestra  gloria, 
como  también  vosotros  $oit  la  nuestra, 
en  el  dia  del  Señor  Jesús. 

15  ?  Y  en  esta  confianza  quise  primero 
venir  á  vosotros,  porque  tuvieseis  otro 
segundo  beneficio : 

16  T  pasar  por  vosotros  á  Macedonia ; 
y  de  Macedonia  venir  otra  vez  á  vosotros, 
j  ser  llevado  por  vosotros  á  Jadea. 

17  Asi  que  pretendiendo  esto,  ¿usé  qui- 
zá de  liviandad?  ¿ó  lo  que  pienso  hacer % 
piéneolo  según  la  carne,  para  que  haya 
en  mi  si,  si,  y  no,  no  ? 

18  %  Antes  como  Dios  es  fiel,  nuestra 
palabra  para  con  vosotros  no  ha  sido  sí 
y  no. 

19  Porque  el  Hijo  de  Dios,  Jesu  Cristo, 
que  por  nosotros  ha  sido  entre  vosotros 
predicado  por  mi,  y  Bylvano,  y  Timo- 
theo,  no  ha  sido  si  y  no;  mas  en  él  ha 
sido  si. 

90  Porque  todas  las  promesas  de  Dios 
son  en  él  si,  y  en  él  Amen  para  gloria  de 
Dios  por  nosotros. 

21  T  el  que  nos  confirma  con  vosotros 
en  Cristo,  y  el  que  nos  ungió,  et  Dios : 

99  El  cual  también  nos  selló,  y  nos  di6 
las  arras  del  Espíritu  en  nuestros  cora- 
zones. 

98  Mas  yo  llamo  á  Dioa  por  testigo 
•obre  mi  alma,  de  qne  por  perdonaros, 
no  he  venido  hasta  ahora  á  Cormibo : 

94  No  que  nos  enseñoreamos  de  vues- 
tra fé ;  antes  somos  ayudadores  de  vues- 
tro gozo,  porque  por  la  fió  estáis  en  pié. 
CAPITULO  n. 

Mscusa  la  aspenva  de  la  epístola  precedente,  h  Por- 
que asi  lo  hace  con  loe  que  ama  cuando  faltan  de  bu 
deber,  1  El  fué  él  primer  contristado  cuando  por 
la  fidelidad  de  su  ministerio  toe  contristó.  ¿Carga 
la  calma  é  loe  particulares  que  pecando  hubieron 
menester  tan  ásperas  correcciones*  fruega  d  la  Igle- 
sia que  emendados  los  consuele  y  reconcilie  consigo 
con  toda  caridad.  4.  Porque  con  aquella  aspereza 
{fusta  empero)  quiso  probar  la  buena  obediencia  de 
ello».  II.  Insinúa  la  fidelidad  y  eficacia  de  su  minis- 
terio por  los  lugares  por  donde  había  rodeado  por 
cierta  asnejón, 

EMPEBO  esto  be  determinado  entre 
mide  no  venir  otra  ve»  á  vosotros 
con  tristeza. 


2  Porque  si  yo  Os  contristo,  ¿  quién  será 
pues  el  que  me  alegrará,  sino  el  mismo 
á  quian  yo  contristare  ? 

8  Y  esto  mismo  os  escribí,  porque 
cuando  viniere  no  tuviese  tristeza  sobro 
tristeza  de  lo  que  habla  de  haber  gozo : 
confiando  en  vosotros  todos  que  mi  gozo 
es  «2  de  todos  vosotros. 

4  Porque  de  en  medio  de  mucha  tribu- 
lación y  angustia  de  corazón,  os  escribí 
con  muchas  lágrimas :  no  para  que  me- 
séis contristados,  mes  para  qne  conocie- 
seis cuan  abundante  amor  tango  para 
con  vosotros. 

5  Que  si  alguno  ha  cansado  tristeza,  no 
me  contristó  á  mi  sino  en  parte,  por  no 
cargar  la  culpa  sobre  todos  vosotros. 

6  Bástale  al  tal  esta  reprensión  que  fué 
hacha  por  muchos : 

7  De  manera  que  atora  al  contrario  vo- 
sotros oVoeft  mas  bien  perdonarte,  y  con- 
solarfe,  porque  no  sea  el  tal  absorbido  de 
demasiada  tristeza. 

8  Por  lo  cual  os  mego  que  confirméis 
vuestro  amor  para  con  él. 

9  Porque  también  por  este  fin  os  escribí 
á  vosotros,  para  conocer  la  prueba  de 
vosotros,  si  sois  obedientes  en  todo. 

10  Al  que  vosotros  perdonareis  algo, 
también  yo ;  porque  también  yo  si  algo 
he  perdonado,  á  quien  lo  he  perdonado, 
por  vuestra  cansa  lo  he  hecho  en  le  perso- 
na de  Cristo ; 

11  Para  que  Satanás  no  nos  gane  algu- 
na ventaja;  porque  no  ignoramos  sus 
maquinaciones. 

19  1  Mas  cuando  yo  vine  á  Troce  por 
predicar  el  Evangelio  de  Cristo,  y  me 
fué  abierta  puerta  en  el  8efior, 

18  No  tuve  reposo  en  mi  espirita,  por 
no  haber  hallado  á  Tito  mi  hermano; 
y  asi  despidiéndome  de  ellos,  me  partí 
desde  allí  para  Macedonia. 

14  Mas  gracias  á  Dios*  «1  cual  hace  qne 
siempre  trinmJsmos  en  Cristo  Jesús ;  y 
manifiesta  el  olor  de  su  conocimiento 
por  nosotros  en  todo  lagar; 

16  Porque  somos  para  Dios  suave  otor 
de  Cristo  en  los  qne  son  salvos,  y  en  los 
que  se  pierden: 

16  A  estos  olor  de  muerte  para  muer- 
te;  y  á  aquellos  olor  de  vida  para  vida. 
Y  para  estas  cosas  ¿ quién  as  suficiente? 

17  Porque  no  somos,  como  muchos, 
adulteradores  de  la  palabra  de  Dioa;  an- 
tes como  de  sinceridad,  antes  como  de 
Dios,  delante  de  Dios,  en  Cristo  habhv 

Digitized  by  VjOOQIC 


II.  CORINTIOS. 


capitulo  nt 

Repite  la  autoridad  de  su  mmirmrio  oontra  loe  mutis 
tros  hechizo»,  donde  trata  la  cualidad  del  ministerio 
del  Evangelio  en  oposición  del  ministerio  de  la 
leu.  El  miniemrio  de  Ja  leu  da  é  rer  tafea  de  Mof- 
es*, y  aun  esa  cubierta, omita  la  vista  d  los  ementes, 
mata.  El  Evangelio  da  luz,  da  vida,  exhibe  en  Orvto 
la  misma  yin  de  Dios  para  ser  vista  sin  cobertura, 
pmefrmne/krmmrengknhneHemmámsqmeaMmirn- 
rendDios.  /  O  feliz  suerte  t  Puee  si  el  ministerio 
de  lalegffé  tan  glorioso,  ¿cuánto  mas  lo  debe  ser 
estet 

i /COMENZAMOS  otra  va  á  alabar- 
VJ  nos  á  nosotros  mismos?   ¿O  tene- 
mos necesidad,  como  algunos,  de  cartas 
de  recomendación  para  vosotros,  ó  de 
recomendación  de  vosotros  para  otro*? 
2  Nuestra  carta  sois  vosotros  mismo^ 
escrita  en  nuestros  coreíoncs,  sabida  y 
leida  de  todos  los  hombres; 
8  B>r  cuanto  es  manifiesto  que  wmlrot 
sois  la  carta  de  Cristo  ministrada  por 
nosotros,  y  escrita  no  con  tinta,  sino  con 
el  Espíritu  de  Dios  vivo:  no  en  tablas 
de  piedra,  sino  en  las  tablas  de  carne  del 
corazón. 

4  Y  la  tal  confianza  tenemos  por  Cristo 
para  con  Dios. 

5  No  que  seamos  suficientes  de  noso- 
tros mismos  para  pensar  algo  como  de 
nosotros  mismos ;  sino  que  nuestra  sufi- 
ciencia es  de  Dios : 

6  El  cual  aun  nos  hizo  ministros  sufi- 
cientes del  nuevo  testamento :  no  de  la 
letra,  sino  del  espíritu ;  porque  la  letra 
mata,  mas  el  espíritu  vivifica. 

7  Empero  si  el  ministerio  de  muerte 
escrito  y  grabado  en  piedras,  fué  para 
gloria,  tanto  que  los  hijos  de  Israel  no 
pudiesen  fijar  loe  ojos  en  la  cara  de  Moy- 
ses,  á  causa  de  la  gloria  de  su  rostro,  la 
cual  se  habla  de  acabar : 

8  4  Cuánto  mas  no  será  para  gloria  el 
ministerio  del  espíritu? 

9  Porque  si  el  ministerio  de  condena- 
ción fué  gloria,  mucho  mas  abundará  en 
gloria  el  ministerio  de  justicia.     - 

10  Porque  lo  que  fue*  hecho  tan  glorio- 
so, ni  aun  rué  glorioso  en  esta  parte,  en 
comparación  de  la  gloria  que  sobresale. 

11  Porque  si  lo  que  se  acaba  fué  para 
gloria,  mucho  mas  teta  para  gloria  lo 
que  permanece. 

19  Asi  que  teniendo  tal  esperanza,  ha- 
blamos con  mucha  confianza. 

13  T  no  como  Moyses,  qué  ponía  un 
velo  sobre  su  rostro,  para  que  los  hijos 
de  Israel  no  pudiesen  fijar  loe  ojos  en  el 
fin  de  aquello  que  se  habla  de  acabar  i 

14  Mas  los  entendimientos  de  ellos  se 
embotaron ;  porque  hasta  el  día  de  hoy 

180 


be  queda  el  mismo  *ek>  no  descorrido 
en  la  lectura  del  viejo  testamento,  cuyo 
•do  en  Cristo  es  quitado : 

15  Antes  hasta  el  día  de  hoy,  cuando 
Moyses  es  leído,  el  velo  está  sobre  el 
corazón  de  ellos. 

16  Empero  cuando  se  convirtieren  al 
Señor,. el  velo  se  quitará. 

17  T  el  Sefior  es  el  Espíritu ;  y  donde 
etté  el  Espíritu  del  Señor,  alli  hay  liber- 
tad. 

18  Empero  nosotros  todos,  con  cara  des- 
cubierta, mirando  como  en  un  espejo  en 
la  gloria  del  Señor,  somos  transforma- 
dos en  la  misma  semejanza  de  gloria  en 
gloria,  como  por  el  Espíritu  del  Sefior. 

CAPITULO  IV. 

Protesta  ser  ministro  fiel  de  tal  ministerio  cual  lo 
ka  descrito,  uo  adulterino,  ni  con  ambición  de  iw 
parslmgarde(>nto,suu>de  servir  en  m  Joeema, 
no  con  pretensión  de  salario  humano  sino  con  mu- 
cha* aflicciones :  en  las  cuales  empero  no  es  dejad» 
eU  Dioe;  y  eem  firme  eeperonta  del  eterno  emana  da 
gloria  que  míe  seenard  después.  Es  doctrina  ame 
ral  del  oficio  del  ministerio  fiel  del  Evangelio,  de  en 
dignidad,  eficacia,  premio.  ítem  del  efecto  de  hm 
afiiecitmes  y  enu  de  lo*  fieme. 

POR  lo  cual  teniendo  nosotros  este 
ministerio,  según  hemos  alcanzado 
la  misericordia,  no  desmayamos; 

2  Antes  hemos  renunciado  las  cosas 
encubiertas  de  vergüenza,  no  andando 
con  astucia,  ni  adulterando  la  palabra  de 
Dfas ;  mas  por  manifestación  de  la  ver- 
dad encomendándonos  á  nosotros  mia- 
mos á  la  conciencia  de  todo  hombre  de- 
lante de  Dios. 

8  Que  si  nuestro  Evangelio  es  encu- 
bierto, para  los  que  se  pierden  es  encu- 
bierto : 

4  En  los  cuales  el  dios  de  este  siglo 
cegó  los  entendimientos  de  loe  incrédu- 
los, para  que  no  les  resplandezca  la  luz 
del  Evangelio  de  la  gloria  de  Cristo,  que 
es  la  Imagen  de  Dios. 

5  Porque  no  nos  predicamos  á  nosotros 
mismos,  sino  á  Jcsu  Cristo,  el  Señor; 
y  nosotros  siervos  vuestros  por  amor  de 
Jesús. 

6  Porque  Dios,  que  dijo  que  de  las  ti- 
nieblas resplandeciese  la  luz,  es  el  que 
resplandeció  en  nuestros  corazones,  pura 
dar  la  iluminación  de  la  ciencia  dé  la  glo- 
ria de  Dios  en  el  rostro  de  Jesu  Cristo. 

7  Tenemos  empero  este  tesoro  en  vasi- 
jas de  barró,  á  fin  que  la  excelencia  del 
poder  sea  de  Dios,  y  no  de  nosotros. 

8  Por  todo  lado  wmo$  atribulados,  mas 
no  estrechados:  perplejos,  mas  no  deses- 
perados ;      r)|r|lti; 


II.  CORINTIOS. 


9  Perseguidos,  mol  no  desamparados: 
abatidos,  mas  no  destruidos: 

10  Llevando  siempre  por  todos  partes 
en  el  cuerpo  la  muerte  del  Señor  Jesús, 
para  que  también  la  vida  de  Jesús  sea 
manifestada  en  nuestro  cuerpo. 

11  Porque  siempre  nosotros  que  vivi- 
mos,  somos  entregados  á  la  muerte  á 
causa  de  Jesús,  para  que  también  la  vida 
de  Jesús  sea  manifestada  en  nuestra  car- 
ne mortal 

Id  De  manera  que  la  muerte  obra  en 
nosotros,  mas  en  vosotros  la  vida. 

13  Teniendo,  pues,  el  mismo  espirito  de 
fé,  conforme  á  lo  que  está  escrito :  Creí, 
y  por  lo  tanto  hablé :  nosotros  también 
creemos,  y  por  lo  tonto  hablamos : 

14  Estando  ciertos  que  el  qae  levantó  al 
Señor  Jesús,  á  nosotros  también  nos  le- 
vantará por  Jesús;  y  no$  presentará  con 
vosotros.  r 

15  Porque  todas  las  cosas  ton  por  vues- 
tra causa,  para  que  la  abundante  gracia 
por  la  acción  de  gracias  de  muchos,  re- 
dunde á  gloria  de  Dios. 

16  Por  tanto  no  desmayamos;  antes 
aunque  este  nuestro  hombre  exterior  se 
destruya,  el  interior  empero  se  renueva 
de  día  en  día. 

17  Porque  nuestra  leve  tribulación,  que 
no,  es  sino  por  un  momento,  obra  por 
nosotros  uu  peso  de  gloria  inconmensu- 
rablemente grande  y  eterno : 

18  No  mirando  nosotros  á  lo  que  se  ve, 
sino  á  lo  que  no  se  ve ;  porque  lo  que 
se  ve,  et  temporal ;  mas  lo  que  no  se  ve, 
es  eterno. 

CAPITULO  V. 

Prosigue  en  laPdichas  esperantos  continuando  el  pro- 
pósito. 7.  De  la  fé  de  las  cuales  que  se  cumpHrdn  en 
el  final  juicio  sais  que  el  fiel  ministro  en  todo  m  mtnU- 
terio  tenga  lapresencia  de  Dio*  y  de  aquel  horrible  dia 
delante  de  si  para  que  ó  encomendándose,  ó  no  enco- 
mendándose d  sns  oyentes,  el  motivo  sea  siempre,  no 
gloria  vana  sino  gloria  de  Dios,  pía  salud  de  shas, 
¡f  satisfacer  d  su  deber  sin  ningún  carnal  respeto, 
aunque  fuese  del  mismo  Cristo  (H  pudiese  ser).  8. 
Con  esto  continua  la  autoridad  del  ministerio  por  el 
primor  autor,*  por  lo  que  contieno  diciendo  en  suma, 
ser  embajada  que  Dios  enviad  los  hombres  por  Cris- 
to, que  se  reconcilien  con  Dio*:  la, cual  embajada 
tos  ministros  fieles  llevan  d  delante  en  persona  del 
mismo  Cristo,  v  por  consiguiente,  del  mismo  Dios, 

PORQUE  sabemos,  que  si  la  casa  ter- 
restre de  «efe  nuestro  tabernáculo 
se  deshiciere,  tenemos  de  Dios  edificio, 
casa  no  hecha  de  manos,  eterna  en  los 
cielos. 

2  T  por  esto  también  gemimos,  desean- 
do vehementemente  ser  sobrevestidos 
de  aquella  nuestra  habitación  que  es  del 
ciclo : 


8  81  es  que  fuéremos  hallados  vestidos, 
y  no  desnudos. 

4  Porque  los  que  estamos  en  este  taber- 
náculo, gemimos  estando  sobre  carga- 
dos; porque  no  querríamos  ser  desnu- 
dados, antes  sobrevestidos,  para  que  lo 
que  es  mortal  sea  absorbido  por  la  vida. 

5  Mas  el  que  nos  hizo  para  esto  mismo 
es  Dios,  el  cual  uslmisino  nos  ha  dado  las 
arras  del  espíritu. 

6  Asi  que  vivimo*  confiados  siempre, 
sabiendo,  que  entretanto  que  estamos  en 
el  cuerpo,  ausentes  estamos  del  Señor: 

7  (Porque  por  fé  andamos,  no  por  vista :) 

8  Estamos  confiados,  diga,  y.  querría- 
mos mas  bien  peregrinar  del  cuerpo,  y 
estar  presentes  con  el  Señor. 

9  T  por  tanto  procuramos,  que  ó  au- 
sentes, ó  presentes,  le  seamos  aceptos. 

10  Porque  es  menester  que  todos  no- 
sotros comparezcamos  delante  del  tribu- 
nal de  Cristo ;  para  que  cada  uno  reciba 
las  cosas  hecha*  en  su  cuerpo,  según  lo 
que  hubiere  hecho,  sea  oueno,  ó  tea  malo. 

11  Asi  que  conociendo  el  terror  del  Se- 
ñor, persuadimos  á  los  hombres,  mas  á 
Dios  somos  hechos  manifiestos ;  y  espero 
que  también  en  vuestras  conciencias  so- 
mos hechos  manifiestos. 

12  No  nos  encomendamos  otra  vez  A 
vosotros ;  antes  os  damos  ocasión  de 
gloriaros  de  nosotros,  para  que  tengáis 
que  responder  á  los  que  se  glorian  en  las 
apariencias,  y  no  en  el  corazón. 

18  Porque  si  loqueamos,  es  para  Dios, 
y  si  estamos  en  seso,  es  por  vuestra  causa» 

14  Porque  el  amor  de  Cristo  nos  cons- 
triñe: juzgando  esto:  Que  si  uno  murió 
por  todos,  luego  todos  estaban  muertos : 

15  T  que  murió  por  todos,  para  que  los 
que  viven,  ya  no  vivan  para  si,  sino  para 
aquel  que  por  ellos  murió  y  resucito» 

16  De  manera  que  nosotros  de  aquí  ade- 
lante á  nadie  conocemos  según  la  car- 
ne; y  si  aun  á  Cristo  conocimos  según 
la  carne,  ahora  empero  ya  no  k  cono- 
cemos mas. 

17  De  manera  que  si  alguno  m  en  Cris- 
to, nueva  criatura  s*.  Lo  viejo*  se  pasó 
ya :  he  aqui  todo  es  hecho  nuevo. 

18  \  Y  todas  las  cosas  son  de  Dios,  el 
cual  nos  reconcilió  consigo  por  Jesu 
Cristo,  y  nos  ha  dado  el  ministerio  de  la 
reconciliación. 

19  Es  á  saber,  que  Dios  estaba  en  Cristo 
reconciliando  el  mundo  consigo»  no  im- 
putándoles sns  pecados,  y  ha  entregado  á 
nosotros  la  palabra  de  la  reconciliación, 

188 


II,  COKINTIOa 


90  Asi  que  — íbajadoTCS  iomoi  de  Cris- 
to, como  si  Dios  os  rogase  por  nosotros ; 
o€  suplicamos  desparte  de  SJristo,  que  os 
reconciliéis  con  Dios. 

SI  Porque  4  él  qne  no  conoció  pecado, 
hizo  pecado  por  nosotros,  para  que  noso- 
tros fuésemos  hechos  justicia  de  Dios 
en  éL 

CAPITULO  VL 

Contínuand o  el  propóoU o  exhorta  d  que  recitan  te  «n» 
bajada  con  limpieza  de  vida  y  con  preparación  d 
la  crm  anexa.  2.  Tque  te  aparten  de  la  idolatría 
pmrm  eer  jnmM»  9  *#»  de  Dioe, 

POR  lo  cnal  nosotros, come colabora- 
dores joatamente  «en  é%  ot  exhorta- 
mos también  qne  no  hayáis  recibido  en 
rano  la  gracia  de  Dios ; 
2  (Porque  dice:  En  tiempo  acepto  te  he 
oido,  y  en  dm  de  salnd  te  be  socorrido: 
he  aquí,  ahora  el  tiempo  acepto,  he  aqui, 
ahora  el  día  de  la  salad  :> 

8  No  dando  á  nadie  motivo  de  ofensa, 
porque  el  ministerio  no  sea  vituperado : 

4  Antes  habiéndonos  en  todas  ¿o*» 
como  ministros  íe  Dios,  en  mucha  pa- 
ciencia, en  tribulaciones,  en  necesidades, 
en  angustias, 

6  En  acotes,  en  cárceles,  en  alborotos, 
en  trabajos,  en  vigilias,  en  ayunos, 

6  En  pureza,  en  ciencia,  en  longanimi- 
dad, en  bondad,  en  el  Espíritu  Santo,  en 
amor  no  Ungido, 

7  En  palabra  de  verdad,  en  potencia  de 
Dios,  en  armas  de  Justicia  á  diestro  y  á 
siniestro : 

5  Por  honra  y  por  deshonra:  por  infa- 
mia, y  por  buena  fiama :  como  engañado- 
res; y  «fe»  embargo  veraces : 

9  Como  desconocidos,  y  <*<*  embargo 
bien  conocidos :  como  muriendo,  y,  he 
aquí,  vivimos :  como  castigados,  mas  no 
muertos: 

•  10  Como  dolorosos,  mas  siempre  goso- 
sos :  como  pobres,  mas  que  enriquecen 
á  muchos :  como  los  que  no  tienen  nada, 
y  ato  embargo  lo  poseen  todo. 

11  Y  Nuestra  boea  está  abierta  para 
vosotros,  oh  Corinthioe,  nuestro  oorazon 
es  ensanchado» 

19  No  estáis  estrechados  en  nosotros; 
mas  estáte  estrechados  en  vuestras  pro- 
pias entronas : 

18  Pues  per  recompensa  de  lo  mismo, 
(como  émie  htyee  haeio^)  eosenoháos  tam- 
bién vosotros. 

14  Noos  juntéis  detíguaímente  en  yugo 
con  tes  qne  no  creen ;  porque  ¿  qué  eont- 
pafita  tiene  la  Justicia  con  la  injusticia  ? 
i  f  qué  eomunien  la  los  con  las  üniebha  ? 

•m 


Ift  i TquéconcOf»% Cristo  con  Bella]? 
¿6  qué  parte  el  qne  oreo  con  el  Incrédulo* 

10  j  T  qué  avenencia  el  templo  de  Dio» 
con  Ídolos  7  porque  vosotros  soto  el 
templo  del  Dios  viviente,  como  Dtoe  ha\ 
dicho:  Yo  habitaré  en  ellos,  y  andaré  en 
«fet;  y  yo  seré  el  Dios  de  ettos,  y  ello» 
serán  mi  pueblo. 

17  Por  lo  cual  salid  de  en  medio  de> 
ettos,  y  apartaos,  dice  el  Señor;  y  no  to- 
quéis coea  inmunda,  y  yo  os  recibiré. 

18  Y  seré  á  vosotros  Padre,  y  vosotros 
me  seréis  á  mi  lujos  y  htyus :  dice  el  Se- 
ñor Todopoderoso, 

CAPITULO  VIL 

Continúa  el  propáeito  declarando  el  piado»  afecto 
que  tiene  para  con  «flo»,  y  mottrando  toe /rulot  que 
te  leo  han  tequiólo  do  ou  dará  repreneton^  qc\ 

A  Sí  que,  amados  mies,  pues  que  tene- 
A  mes  tales  promesas,  limpiémonos 
de  toda  inmundicia  de  la  carne,  y  del  es- 
pirito, perfeccionando  la  santidad  en  el 
temor  de  Dios. 

2  Admitidnos:  á  nadie  hemos  Injuria- 
do, á  nadie  hemos  corrompido,  á  nadie 
hemos  defraudado. 

8  No  para  condenaros  lo  digo;  qne  ya 
he  dicho  antes,  que  estáis  en  nuestros 
corazones  para  morir,  y  para  vivir  con 

VOOOtPOt, 

4  Mucho  atrevimiento  tengo  para  con 
vosotros,  mucha  gloria  tengo  de  voso- 
tros :  lleno  estoy  de  consolación :  sobre- 
abundo de  gozo  en  todas  nuestras  tribu- 
laciones. 

5  Porque  cuando  vinimos  4  Isacedoni*, 
ningún  reposo  tuvo  nuestra  carne ;  anteo 
en  todo  fuimos  atribulados :  de  fuera 
habia  contiendas,  de  dentro  temores. 

6  Mas  Dios  que  consuela  á  los  que 
están  abatidos,  nos  consoló  con  la  ve- 
nida de  Tito. 

7  Y  no  solo  con  su  venida,  mas  tam- 
bién con  la  consolación  con  que  él  fué 
consolado  de  vosotros,  haciéndonos  sa- 
ber vuestro  deseo  grande,  vuestro  llora, 
vuestro  zelo  por  mi,  asi  que  me  regocQé 
tanto  mas. 

8  Porque  aunque  os  contristé  por  la 
carta,  no  me  arrepiento :  aunque  me  ar* 
repenti,  porque  veo  qne  aquella  carta, 
aunque  por  poco  tiempo,  os  contristó. 

9  Ahora  me  hnelgo:  no  porque  hayahv 
sido  contristados,  mss  porque  hayal» 
sido  contristado*  para  arrepentimfento; 
porque  habéis  sido  contristados  según 
Dio»,  de  manera  que  ninguna  pérdida 
hayáis  padecido  por  nosotros. 


II.  CORINTIOS. 


10  Porque  fe  pesadumbre  que  es  según 
Píos,  obra  arrepentimiento  parala  salad, 
de  la  cual  nadie  se  arrepiente;  mas  la 
pesadumbre  del  mundo  obra  la  muerte. 

11  Porque  be  aqui  esto  mismo,  que 
según  Dios  fuisteis  contristados,  jqué 
solicitud  ha  obrado  en  vosotros !  y  aun, 
¡qué  cuidado  en  purificaros !  y  aun,  ¡qué 
indignación  I  y  aun,  /qué  temor!  y  aun, 
¡qué  vehemente  deseo !  y  aun,  ¡qué  zelo  i 
y  aun,  ¡qué  venganza!  En  todo  os  habéis 
mostrado  limpios  en  este  negocio. 

13  Así  que  aunque  os  escribí,  no  fué 
tan  solo  por  causa  del  que  hizo  la  injuria, 
ni  por  causa  del  que  la  padeció,  sino  tam- 
bién para  que  os  fuese  manifiesta  nuestra 
solicitud  que  tenemos  por  vosotros  de- 
lante de  Dios. 

13  Por  tanto  tomamos  consolación  de 
vuestra  consolación :  empero  mucho  mas 
nos  gozamos  por  el  gozo  de  Tito,  porque 
fué  recreado  su  espirita  por  todos  voso- 
tros. 

14  Que  si  en  algo  me  he  gloriado  con 
él  de  vosotros,  no  he  sido  avergonzado ; 
antes  como  todo  lo  que  habíamos  dicho 
á  vosotros  era  con  verdad,  así  también 
nuestra  gloria  con  Tito  fué  hallada  ser 
verdad. 

15  T  su  entrañable  afecto  es  mas  abun- 
dante para  con  vosotros,  cuando  se  acuer- 
da déla  obediencia  de todos  vosotros;  y 
de  como  le  recibisteis  con  temor  y  tem- 
blor. 

16  Así  que  me  regocijo  de  que  en  todo 
tengo  confianza  de  vosotros, 

CAPITULO  vm. 

JMmvo  tratado.  Exhortando  d  que  contrfftuwan  con 
latdema»  iglesia»  en  la  limosna  qae  acordaban  en- 
viar d  la  Iglesia  de  Jerusalem,  d  la  cual,  como  A 
matriz,  acudía  {como  es  vcririmiT)  gran  multitud  de 
los  que  creían  al  Evangelio  dé  la»  otra»  parte»  del 


A  SIMISMO,  hermanos,  os  hacemos  sa- 
J\-  ber  la  gracia  de  Dios,  que  ha  sido 
dada  á  las  Iglesias  de  Macedonia: 

2  Que  en  grande  prueba  de  tribulación, 
la  abundancia  de  su  gozo  y  su  profunda 
pobreza  abundaron  para  las  riquezas  de 
su  simplicidad. 

&  Porque  conforme  á  sus  fuerzas,  (yo 
soy  testigo,)  y  aun  sobre  sus  fuerzas  han 
rufo  voluntarios; 

4  Rogándonos  con  machos  megos,  que 
recibiésemos  el  don,  y  «es  encárgateme* 
de  la  comunicación  del  servicio  qne  se 
nace  para  los  santos» 

4  Y  esto  hicieron^  no  como  k>  esperába- 
mos^ mas  á  sí  mismos  dieron  primera- 


mente al  Señor,  y  á  nosotros  por  la 
voluntad  de  Dios. 

6  De  tal  manera  que  exhortamos  á  Tito, 
que  como  habla  comenzado  ya,  asi  tam- 
bién acabase  en  vosotros  la  misma  gra- 
cia también. 

7  Por  tanto  como  en  todo  abundáis,  en 
fó,  y  en  palabra,  y  en  ciencia,  y  en  toda 
diligencia,  y  en  vuestro  amor  con  noso- 
tros, mirad  qne  abundéis  en  esta  gracia 
también. 

8  No  hablo  como  quien  manda;  sino 
por  motivo  de  la  prontitud  de  los  otros, 
y  para  probar  la  sinceridad  de  vuestro 
amor. 

9  Porque  ya  sabéis  la  gracia  del  Señor 
nuestro  Jesu  Cristo,  que  por  amor  de 
vosotros  se  hlzO  pobre,  siendo  rico; 
para  que  vosotros  por  su  pobreza  me- 
séis ricos. 

10  T  en  esto  doy  mi  consejo ;  porque 
esto  os  conviene  á  vosotros,  que  comen- 
zasteis antes  no  solo  á  hacerlo,  sino  tam- 
bién á  quererlo  hacer  el  año  pasado: 

11  Ahora  pues  acabad  de  baeerfo;  para 
qne  como  fué  pronto  el  ánimo  en  el  que- 
rer, así  también  lo  tea  en  el  cumplirlo  de 
lo  que  tenéis. 

12  Porque  si  primero  hay  voluntad 
pronta,  ser4  acepta  según  lo  que  alguno 
tiene,  y  no  según  lo  que  no  tiene. 

18  No  en  verdad  que  para  otros  haya 
relajación,  y  para  vosotros  apretura : 

14  Sino  á  la  iguala,  para  que  ahora  en 
este  tiempo,  vuestra  abundancia  tupia  la 
falta  de  los  otros ;  para  que  también  la 
abundancia  de  ellos  tupia  vuestra  falta, 
de  manera  qne  haya  igualdad : 

15  Gomo  está  escrito:  £1  que  recogió 
mucho,  no  tuvo  mas ;  y  el  que  poco,  no 
tuvo  menos. 

16  Empero  gracias  á  Dios  que  puso  la 
misma  solicitud  por  vosotros  en  el  cora- 
zón de  Tito. 

17  Porque  en  verdad  admitió  lo  exhor- 
tación ;  mas  estando  él  muy  solicito,  de 
su  propia  voluntad  se  partió  para  voso- 
tros. 

18  Y  enviamos  con  él  si  hermano,  cuya 
alabanza  en  el  Evangelio  et  notoria  en 
todas  las  Iglesias.  *  ♦ 

19  Y  no  solo  ettOy  sino  que  también  fué 
escogido  por  las  Iglesias  para  acompa- 
ñarnos en  nuestro  viage  con  este  bene- 
ficio, que  es  administrado  por  nosotros 
pata  gloria  del  mismo  Señor,  y  declara- 
ción de  vuestro  ánimo  pronto : 

30  Evitando  esto,  qne  nadie  nos  tP 
18» 


II.  CORINTIOS. 


tupere  en  esta  abundancia  que  ministra- 
mos: 

21  Cuidando  de  las  cosas  honestas,  no 
solo  delante  del  Señor,  Bino  también  de- 
lante de  los  hombres. 

23  Y  enviamos  con  ellos  á  nuestro  her- 
mano, al  cual  muchas  Teces  hemos  expe- 
rimentado ser  diligente  en  muchas  cosas ; 
mas  ahora  mucho  mas  diligente  con  la 
mucha  confianza  que  tenemoe  en  voso- 
tros. 

23  Tocante  á  Tito,  si  alguno  preguntarte 
él  es  mi  compañero  y  coadjutor  para  con 
vosotros ;  ó  en  cuanto  á  nuestros  herma- 
nos, son  los  mensageros  de  las  Iglesias,  y 
la  gloria  de  Cristo. 

24  Mostrad  pues  para  con  ellos,  y  á  la 
faz  de  las  Iglesias,  la  pTueba  de  vuestro 
amor,  y  de  nuestra  gloria  de  vosotros. 

•     CAPITULO  IX. 

nrottQV6  cu  w  wittmó  ttUtMO* 

PORQUE  en  cuanto  al  servicio  que  te 
Tutee  para  los  santos,  por  demás  me 
es  escribiros. 

2  Porque  conozco  la  prontitud  de  vues- 
tro ánimo,  por  cuyo  motivo  me  jacto  de 
vosotros  entre  los  de  Macedonia,  que 
Achaya  está  apercibida  desde  el'aflo  pa- 
sado; y  vuestro  salo  ha  provocado  á 
muchos. 

3  Sin  embargo  he  enviado  á  los  her- 
manos, porque  nuestra  jactancia  de  vo- 
sotros no  sea  vana  en  esta  parte ;  para 
que,  oomo  lo  he  dicho,  estéis  aperci- 
bidos; 

«  Porque  no  sea  que  si  vinieren  conmi- 
go los  Macedonios,  os  hallen  desapercibi- 
dos, y  nos  avergonzemos  nosotros,  (por 
no  decir  vosotros,)  de  este  atrevimiento 
de  jactancia. 

5  Por  tanto  tuve  por  cosa  necesaria  ex- 
hortar á  los  hermanos  que  viniesen  pri- 
mero á  vosotros,  y  aparejasen  primero 
vuestra  bendición  antes  prometida,  para 
que  esté  aparejada  como  cota  de  bendi- 
ción, y  no  como  de  avaricia. 

6  Bato  empero  digo:  £1  que  siembra 
con  escases,  con  escasez  también  segará; 
y  el  que  siembra  eon  abundancia,  con 
abundancia  también  segará. 

7  Cada  uno  como  propuso  en  su  cora- 
zón, asi  dé,  no  con  tristeza,  ó  por  necesi- 
dad ;  porque  Dios  ama  el  dador  alegre. 

8  Y  poderoso  et  Dios  para  hacer  que 
abunde  en  vosotros  toda  gracia,  para  que 
teniendo  siempre  en  todo,  todo  lo  que 
habéis  menester,  abundéis  para  toda 
obra  huma: 

186 


9  Como  está  escrito:  Derramó;  dio  á 
los  pobres ;  su  justicia  permanece  para 
siempre. 

10  T  el  que  da  la  simiente  al  que  siem- 
bra, también  dará  pan  para  comer;  y 
multiplicará  vuestra  sementera,  y  au- 
mentará los  frutes  de  vuestra  justicia ; 

'  11  Para  que  enriquecidos  en  todo,  abun- 
déis en  toda  liberalidad,  la  cual  obra  por 
medio  de  nosotros  acción  de  gracias  4 
Dios. 

12  Porque  la  administración  de  este 
servicio  no  solamente  suple  lo  que  á  los 
santos  falta,  mas  también  abunda  en 
muchas  acciones  de  gracias  á  DioS ; 

13  Mientras  ellos,  por  la  experiencia  de 
esta  administración,  glorifican  á  Dios 
por  vuestra  sujeción  que  profesáis  al 
Evangelio  de  Cristo,  y  por  la  liberalidad 
de  vuestra  repartición  para  con  ellos,  j 
para  con  todos ; 

14  Y  por  la  oración  de  ellos  por  voso- 
tros, los  cuales  os  aman  de  corazón  á 
causa  de  la  eminente  gracia  de  Dios  en 
vosotros. 

15  Órnelas  á  Dios  por  su  inenarrable 
don.  

CAPITULO  X. 

Continuando  y  feneciendo  H  propósito  vuelve  d  focar 
vn  poco  d  fot  fuUo»  apátiUAm  qm  le  caimmtiiatmn  efe 
Errare  en  la»  epístola*,  y  en  la  presencia  efe  poco 
valor. 

ÜUÉGOOS,  empero,  yo  Pablo,  por  la 
-ti»  mansedumbre  y  dulzura  de  Cristo, 
(yo  que  en  presencia  toy  despreciable  en- 
tre vosotros,  pero  que  estando  anéente 
soy  osado  para  con  vosotros,) 

2  Ruégooe,  pues,  que  cuando  estuviere 
presente,  no  tenga  que  ser  atrevido  con 
la  confianza  con  que  pienso  ser  osado 
contra  algunos,  que  nos  tienen  como  si 
anduviésemos  según  la  carne : 

8  Porque  aunque  andamos  en  la  carne, 
no  militamos  según  la  carne : 

«  (Porque  las  armas  de  nuestra  muida 
no  ton  carnales,  sino  poderosas  de  parta 
de  Dios  para  destrucción  de  fortale- 
zas;) 

5  Derribando  conceptos,  y  toda  cosa 
alta  que  se  levanta  contra  la  ciencia  de 
Dios;  y  cautivando  todo  entendimiento 
á  la  obediencia  de  Cristo, 

6  Y  estando  prestos  para  castigar  átoda 
desobediencia,'  desde  que  vuestra  obe- 
diencia mere  cumplida. 

7  i  Miráis  las'  cosas  según  la  apariencia 
exterior?  81  alguno  está  confiado  en  si 
mismo  que  es  de  Cristo,  esto  también 
piense  por  ai  mismo,  que  como  él  «t 


II.  CORINTIOS. 


de  Cristo,  asi  también  nosotros  somos  de 
Cristo. 

8  Porque  annqne  70  me  jacte  algún 
tanto  mas  de  nuestra  potestad,  (la  cual 
el  Señor  nos  dio  para  edificación,  y  no 
para  vuestra  destrucción,)  no  me  aver- 
gonzaré. 

9  A  fin  de  que  no  parezca  como  que  os 
quiero  espantar  por  cartas. 

10  Porque  á  la  verdad,  dice  él,  las  cartas 
suyas  son  graves  y  fuertes ;  mas  su  pre- 
sencia corporal  endeble,  y  la  palabra  de 
menospreciar. 

11  Esto  piense  el  tal,  que  cuales  somos 
en  la  palabra  por  cartas  estando  ausen- 
tes, tales  seremos  tambion  de  obra  estan- 
do presentes. 

12  Porque  no  osamos  ni  á  contarnos,  ni 
á  compararnos  con  algunos  que  se  ala- 
ban á  sí  mismos ;  mas  ellos  midiéndose 
á  sí  mismos  por  sí  mismos,  y  comparán- 
dose á  si  mismos  consigo  mismos,  no 
entienden. 

13  Nosotros  empero  no  nos  jactaremos 
de  cosas  fuera  de /nuestra  medida;  sino 
conforme  á  la  medida  de  la  regla  que 

^  Dios  nos  repartió,  medida  que  llega  tam- 
*  bien  hasta  vosotros, 

14  Porque  no  nos  extendemos  mas  allá 
de  nuestra  medida,  como  si  no  llegásemos 
hasta  vosotros;  porque  también  hasta 
vosotros  hemos  llegado  eu  ei  Evangelio 
de  Cristo : 

15  No  jactándonos  de  cosas  fuera  de 
nuestra  medida,  es  d  saber,  de  trabajos 
ágenos ;  mas  teniendo  esperanza  de  que 
en  creciendo  vuestra  fé,  seremos  bastan- 
temente engrandecidos  entre  vosotros 
conforme  á  nuestra  regla; 

16  Para  predicar  el  Evangelio  en  las 
partes  que  están  mas  allá  de  vosotros,  no 
entrando  en  la  medida  de  otro,  para  glo- 
riarnos de  lo  que  ya  estaba  aparejado. 

17  Mas  el  que  se  gloría,  gloríese  en  el 
Señor. 

18  Porque  no  el  que  se  alaba  á  si  mis- 
mo, el  tal  luego  es  aprobado ;  mas  aquel 
á  quien  Dios  alaba. 

CAPITULO  XL 

Prosigue  contra  lo»  fabos  ministro*  gloriando**}  de 
haber  ejercitado  el  ministerio  sin  haber  agravado  d 
lo»  Corinthios  ni  ctunentumosnttencion,  y  recitando 
tvt trabajo*  en  éL 

I  /"Y^LA  toleraseis  un  poco  mi  insen- 
\J  satez !    Mas,  sí,  toleradme 
2  Porque  os  zelo  con  zelo  de  Dios; 

porque  os  he  desposado  con  un  marido, 

para  presentaros  como  una  virgen  pura  á 

Cristo. 
Span.  63 


8  Mas  tengo  miedo  de  que,  en  alguna 
manera,  como  la  serpiente  engañó  á  Era 
con  su  astucia,  así  no  sean  corrompidos 
vuestros  ánimos,  apertdndoss  de  la  sim- 
plicidad que  es  en  Cristo : 

4  Porque  si  alguno  viniere  que  predi- 
care otro  Cristo  que  el  que  hemos  predi- 
cado; ó  si  recibiereis  otro  espirita  del 
que  habéis  recibido;  ó  otro  Evangelio 
del  que  habéis  obrazado,  le  sufriríais 
bien. 

5  Empero  yo  pienso,  que  en  nada  he 
sido  inferior  á  los  mas  eminentes  após- 
toles. 

6  Porque  aunque  soy  tosco  en  la  pala- 
bra, no  empero  en  la  ciencia;  mas  en 
todas  las  cosas  somos  ya  del  todo  mani- 
fiestos á  vosotros. 

7  ¿  Pequé  yo  humillándome  á  mí  mis- 
mo, para  que  vosotros  fueseis  ensalzados, 
porque  os  he  predicado  el  Evangelio  de 
Dios  de  valde  ? 

8  He  despojado  las  otras  Iglesias,  reci- 
biendo salario  de  eüos  para  servir  á  voso- 
tros. 

9  Y  estando  con  vosotros,  y  teniendo 
necesidad,  á  ninguno  fui  carga;  porque 
lo  que  me  faltaba,  lo  suplieron  los  her- 
manos que  vinieron  de  Macedonia;  y  en 
todas  cosas  me  guardé  de  seros  gravoso, 
y  me  guardaré. 

10  Como  la  verdad  de  Cristo  es  en  mi, 
nadie  me  atajará  esta  jactancia  en  las 
partes  de  Achaya. 

11  ¿Por  qué?  ¿por  qué  no  os  amo? 
Dios  lo  sabe. 

12  Mas  lo  que  hago, haré  aun;  para  qui- 
tar ocasión  de  los  que  querrían  ocasión 
por  ser  hallados,  en  aquello  de  que  se 
glorian,  semejantes  á  nosotros. 

13  Porque  los  tales  so»  falsos  apóstoles, 
obrero»  fraudulentos  que  se  transfiguran 
eu  apóstoles  de  Cristo. 

14  Y  no  es  maravilla;  porque  el  mismo 
Satanás  se  transfigura  en  ángel  de  luz. 

15  Así  que  no  es  mucho,  si  sus  minis- 
tros se  transfiguren  como  ministros  de 
justicia,  cuyo  fin  será  conforme  á  sus 
obras. 

16  Otra  vez  diga:  Nadie  me  tenga  por 
insensato;  de  otra  manera,  recibidme 
■aun  como  á  insensato,  para  que  me  jacto 
yo  un  poco. 

17  Lo  que  hablo,  no  lo  hablo  según  el 
Señor,  sino  como  con  insensatez,  en  este 
atrevimiento  de  jactancia. 

18  Puesto  que  muchos  se  glorian  según 
la  carne :  también  yo  me  gloriaré. 

187 


II.  CORINTIOS. 


19  Porque  de  buena  gana  toleráis  ¿  lee 
insensato*,  tiendo  vosotros  sabios ; 

20  Porque  toleráis  si  alguien  os  pone 
en  servidumbre,  si  alguien  ot  devora,  si 
alguien  toma  lo  vuestro^  si  alguien  se  en- 
salza, ei  alguien  os  hiere  en  la  cara. 

91  Hablo  en  cnanto  á  la  afrenta ;  como 
si  nosotros  hubiésemos  sido  débiles; 
mas  en  lo  que  otro  tuviere  osadía  (hablo 
con  insensatez)  también  yo  tengo  osadía. 

22  ¿Son  ellos  Hebreos?  yo  también 
soy.  ¿Son  Israelitas?  yo  también.  ¿Son 
simiente  de  Abraham  ?  también  yo. 

28  ¿Son  ministros  de  Cristo?  (sin  cor- 
dura habió)  yo  aoy  mas :  en  trabajos  mas 
abundante,  en  acotes  sobre  medida,  en 
cérceles  mas  frecuentemente,  en  muer- 
tes, muchas  veces. 

24  De  loe  Judíos  he  recibido  cinco  cua- 
rentenas de  eaootee,  menos  uno. 

25  Tres  veces  he  sido  azotado  con  va- 
ras, una  vez  apedreado,  tres  veces  he 
padecido  naufragio,  noche  y  dia  he  esta- 
do en  lo  profundo  de  (a  mor. 

26  En  viagee  muchas  veces :  en  peligros 
de  rio*,  en  peligros  de  ladronee,  en  peli- 
gros de  los  de  mi  nación,  en  peligros 
entre  los  Gentiles,  en  peligros  en  la  ciu- 
dad, en  peligros  en  el  desierto,  en  peli- 
gros en  la  mar,  en  peligros  entre  falsos 
hermanos: 

27  Ba  trabajo  y  fatiga,  en  muchas  vigi- 
lias, en  hambre  y  sed,  en  muchos  ayunos, 
en  frió  y  en  desnudez: 

38  Sin  las  cosas  de  raerá,  lo  que  me 
sobreviene  cada  dia,  es  á  eabert  ei  cui- 
dado de  todas  las  Iglesias. 

29  ¿Quién  desfallece,  y  yo  no  desra- 
ltezco  ?  ¿  Quién  se  ofende,  y  yo  no  me 
abraso? 

30  SI  es  menester  gloriarme,  me  glo- 
riaré yo  de  las  cosas  que  son  de  mis  fla- 
quezas. 

31  El  Dios  y  Padre  de  nuestro  Señor 
Jesu  Cristo,  que  es  bendito  por  los  si- 
glos, sabe  que  no  miento. 

¿2  En  Damasco,  el  gobernador  por  el 
rey  Aretes  guardaba  la  ciudad  de  los  Da- 
máscenos  queriendo  prenderme ; 

83  Y  raí  abajado  del  muro  por  una  ven- 
tana, y  me  escapé  de  sus  manos. 

CAPITULO  XIL 

Prosiguiendo  el  propósito  confiesa  (aunque  en  ajena 
persona  por  cauta  de  la  modestia)  las  altísimas  reve- 
laciones de  que  Diosle  Meo  participante.  2.  Mas,  na 
tentaciones  y  lew  fine»  <pm  Dios  en  ellas  pretendió. 
&  Alégale»  loe  efectoede  su  apostolado  eme  en  ellos 
se  han  visto.  4.  Excúsase  de  estas  asperezas  porque 
tr  del  todo  enmendados, 
18* 


CIERTO  qme  no  me  es  conveniente 
gloriarme;  mas  vendré  á  las  visio- 
nes y  á  las  revelaciones  del  8efior. 

2  Conozco  á  un  hombre  en  Cristo,  que 
hace  catorce  años  (si  en  el  cuerpo,  no  lo 
sé ;  si  fuera  del  cuerpo,  no  lo  sé :  Dios 
lo  sabe)  fué  arrebatado  hasta  el  tercer 
délo. 

3  T  conozco  al  tal  hombre,  (M  en  el 
cuerpo,  ó  mera  del  cuerpo,  no  lo  sé: 
Dios  lo  sabe.) 

4  Que  rae  arrebatado  al  paraíso,  donde 
oyó  palabras  inefables  que  al  hombre  no 
le  es  licito  decir. 

6  De  este  tal  me  gloriaré;  mas  de  mi 
mismo  no  me  gloriaré,  sino  en  mis  fla- 
quezas. 

6  Por  lo  cual  si  quisiere  gloriarme,  no 
seré  insensato,  porque  diré  verdad :  em- 
pero ahora  lo  dejo,  porque  nadie  piense  de 
mí  mas  de  lo  que  en  mí  ve,  ó  oye  de  raí. 

7  \  Y  porque  no  me  ensalzase  desme- 
didamente á  causa  de  la  grandeza  de  las 
revelaciones,  me  rae  dada  una  espina  en 
mi  carne,  el  mensagero  de  Satanás,  que 
me  apescozonase. 

8  Por  lo  cual  tres  veces  regué  al  Señor 
que  se  quitase  de  mí. 

9  Y  él  me  dtyo:  Bástate  mi  gracia ;  por- 
que mi  poder  en  la  flaqueza  se  perfldo- 
na.  Por  tanto  de  buena  gana  me  gloriaré 
de  mis  flaquezas,  porque  habite  en  mí  el 
poder  de  Cristo. 

10  Por  lo  cual  tomo  contentamiento 
en  las  flaquezas,  en  las  afrentas,  en  las 
necesidades,  en  las  persecuciones,  en  las 
angustias  por  amor  de  Cristo;  porque 
cuando  soy  flaco,  entonces  soy  fuerte. 

11  Me  he  hecho  insensato  en  gloriar- 
me ;  vosotros  me  constrefíisteis ;  que  yo 
habla  de  ser  alabado  de  vosotros ;  por- 
que en  nada  soy  menos  que  los  mas 
eminentes  apóstoles,  aunque  soy  nada» 

12  T  Verdaderamente  las  señales  de 
mi  apostolado  han  sido  hechas  en  medio 
de  vosotros,  en  toda  paciencia,  en  seña- 
les, en  prodigios,  y  en  maravillas. 

13  Porque  ¿  qué  hay  en  que  hayáis  sido 
menos  qne  las  otras  Iglesias,  sino  en  que 
yo  mismo  no  os  he  sido  carga  ?  perdo- 
nadme este  agravio. 

14  He  aquí,  estoy  preparado  para  Ir 
á  vosotros  la  tercera  vez,  y  no  os  seré 
gravoso,  porque  no  dubco  á  lo  vuestro, 
sino  á  vosotros ;  porque  no  han  de  ate- 
sorar los  mjos  para  los  padres,  sino  los 
padres  para  lóemeos. 

15  Yo  empero  de  bonísima  gana  gastaré 


II.  CORINTIOS. 


y  seré  gastado  por  vuestro  almas ;  aun- 
que amándoos  mas,  sea  amado  menos, 

16  Has  sea  así,  yo  no  os  he  agravado ; 
sino  que,  como  soy  astuto,  os  he  tomado 
con  engaño. 

17  ¿Os  he  defraudado  quizá  por  alguno 
de  los  que  he  enviado  á  vosotros  ? 

18  Bogué  á  Tito,  y  envié  con  él  al  otro 
hermano.  ¿  Os  defraudó  Tito  ?  ¿  no  an- 
damos en  na  mismo  Espíritu?  jaoon* 
damos  en  las  mismas  pisadas  ? 

19  1f  ¿O  pensáis  aun  que  nos  escusa- 
mos con  vosotros  ?  Delante  de  Dios,  en 
Cristo  hablamos ;  mas  lo  hacerme  todo, 
6  amadísimos,  por  vuestra  edificación. 

20  Porque  tengo  miedo  que  cuando  vi- 
niere, no  os  halle  en  alguna  manera 
como  no  querría;  y  que  vosotros  me 
halléis  cual  no  querríais ;  porque  no  ha- 
ya entre  vosotros  contiendas,  envidias, 
iras,  disensiones,  detracciones,  murmu- 
raciones, engreimientos,  sediciones ; 

21  A  fin  de  que  cuando  volviere,  no 
me  humille  Dios  en  medio  óa  vosotros, 
y  haya  yo  de  llorar  por  muchos  de  los 
que  han  pecado  ya,  y  no  se  han  arrepen- 
tido de  la  inmundicia,  y  fornicación,  y 
deshonestidad  que  han  cometido. 

CAPITULO  xm. 

Preeiaváemde  en  el  aifato  intento  de  exhortar  al  arre- 
pentimiento dlosqm  pecaron  fenece  la  epístola. 

ESTA  es  la  tercera  vez  que  vengo  á  vo- 
sotros :  en  la  hoca  de  dos  ó  de  tres 
testigos  constará  toda  palabra. 

2  Ya  fie  dicho  antes,  y  ahora  digo  otra 
vez  como  si  estuviera  ya  presente;  y 
ahora  estando  ausente  lo  escribo  á  los 
que  pecaron  antes,  y  á  todos  los  demás, 
que  si  vengo  otra  vea,  no  perdonaré.; 

8  Pues  que  buscáis  la  experiencia  de 
Cristo  que  habla  en  mi,  el  cual  no  es 
flaco  para  con  vosotros,  antes  es  pode- 
roso en  vosotros. 


4  Porque  aunque  fué  crucificado  por 
flaqueza,  vive  empero  por  poder  de  Dios ; 
porque  también  nosotros  aunque  somos 
flacos  en  él,  empero  viviremos  con  él  por 
el  poder  de  Dios  hacia  vosotros. 

5  Examinaos  á  vosotros  mismos  ei  sois 
en  la  fé;  probeos  á  vosotros  mismos. 
¿No  sabéis  vosotros  mismos,  como  que 
Jesu  Cristo  es  en  vosotros,  si  no  sois 
reprobados? 

6  Mas  espero  que  conoceréis  que  noso- 
tros no  somos  reprobados. 

7  Oramos  empero  á  Dios  que  ninguna 
cosa  mala  hagáis :  nO||>ara  que  nosotros 
Seamos  hallados  aprobados,  mas  para 
que  vosotros  hagáis  lo  que  es  bueno, 
aunque  nosotros  seamos  como  repro- 
bados. 

8  Porque  ninguna  cosa  podemos  con- 
tra la  verdad,  sino  por  la  verdad. 

9  Por  lo  cual  nos  gozamos  de  que  sea- 
mos nosotros  flacos,  y  que  vosotros  seáis 
fuertes ;  y  aun  deseamos  esto,  á  eaber9 
vuestra  consumación. 

10  Por  tanto  os  escribo  esto  estando 
ausente,  por  no  usar,  estando  presente, 
de  dureza,  conforme  al  poder  que  el  Se* 
flor  me  ha  dado  para  edificación,  y  no 
para  destrucción. 

11  En  fin,  hermanos,  hayáis  gozo,  seáis 
perfectos,  consolaos,  sintáis  una  misma 
cosa,  vivid  en  paz,  y  el  Dios  de  paz  y  de 
caridad  será  con  vosotros. 

12  Saludaos  los  unos  á  los  otros  con 
beso  santo. 

13  Todos  los  santos  os  saludan. 

14  La  gracia  del  Señor  Jesu  Cristo,  y  el 
amor  de  Dios,  y  la  comunión  del  Es- 
píritu Santo  tea  con  vosotros  todos. 
Amen. 

1T1*  legrada  epístola  k  los  Cortathioe  fué  eacrit* 
de  lUipoe,  ciudad  de  Meoedoaia,  por  13k>,  > 

189 


Digitized  by  VjOOglC 


LA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO  A  LOS 


GALATAS. 


CAPITULO  I. 

Subvertida  la  Iglesia  de  los  de  Oolaeia  por 
falsos  nunistro»  del  Evangelio,  que  no  obstante  el 
decreto  del  concilio  de  loe  apóstoles  {Acto»  15.  240 
le»  habían  persuad  id o  d  que  $e  citcuncid aten,  el  apés- 
tol  la»  pretende  reformar  por  esta  epistola.  MI  in- 
temió  sm,  á  om  circvmcUkÚA,  o»  obliga*»  d  toda  la  oh- 
eervancia  de  la  leu  y  Cristo  no  o»  sirve  de  nada, 
(capitulo  8.  8,  8.)  Primeramente  en  este  capitulo 
afirma  tu  legitimo  mMeterio  y  vocación :  de  donde 
queda  rcsueko  que  su  doctrina  ee  adUda  y  cumplida,  y 
ti  alguien  le»  enseñare  otra  (aunque  tea  un  ángel  del 
cielo)  e»  maldito  fabo  profeta,  i.  Muestra  mas  espe- 
cialmente que  tu  apostolado  no  es  por  autoridad  ni 
graduación  de  hombre»,  sino  por  inmediata  elección 
de  Cristo,  aunque  bien  lo  aprobaron  lo»  apóstoles  y 
su  Iglesia. 

PABLO  apóstol,  no  de  los  hombres, 
ni  por  hombre,  sino  por  Jesu  Cristo, 
y  por  Dios  el  Padre,  que  le  levantó  de 
entre  los  muertos, 

2  Y  todos  los  hermanos  que  están  con- 
migo, á  las  Iglesias  de  Galacla : 
8  Gracia  á  vosotros,  y  paz  de  Dios  el 
Padre,  y  efe  nuestro  Seflor  Jesu  Cristo, 

4  El  cual  se  dio  á  si  mismo  por  nues- 
tros pecados  para  librarnos  de  este  pre- 
sente siglo  malo,  conforme  é  la  voluntad 
de  Dios  y  Padre  nuestro : 

5  Al  cnal  sea  gloria  por  siglos  de  siglos. 
Amen. 

6  Estoy  maravillado  de  que  tan  presto 
os  hayáis  pasado  de  aquel  que  os  llamó 
á  la  gracia  de  Cristo,  á  otro  Evangelio: 

7  El  cual  no  es  otro,  sino  que  hay  algu- 
nos que  os  inquietan,  y  quieren  perver- 
tir el  Evangelio  de  Cristo. 

8  Mas  si  nosotros,  ó  un  ángel  del  cielo 
os  anunciare  otro  Evangelio  del  que  os 
hemos  anunciado,  sea  maldito. 

9  Como  antes  hemos  dicho,  asi  ahora 
tornamos  á  decir  otra  vez :  8i  algnien  os 
anunciare  otro  Evangelio  del  que  habéis 
recibido,  sea  maldito. 

10  Porque  ¿  persuado  yo  ahora  á  hom- 
bres^ á  Dios  ?  ¿  ó  procuro  de  agradar  á 
hombres  t  Porque  si  aun  agradara  á  los 
hombres,  no  seria  siervo  de  Cristo. 

11  1T  Empero  os  hago  saber,  hermanos, 
que  el  Evangelio  que  os  ha  sido  anun- 
ciado por  mi,  no  es  según  hombre ; 

12  Porque  ni  le  rcclbi  de  hombre,  ni 
tampoco  me  fué  enseñado,  sino  por  reve- 
lación de  Jesu  Cristo. 

190 


18  Porque  ya  habéis  oido  cual  fué  mi 
conversación  en  otro  tiempo  en  el  Ju- 
daismo, como  sobre  manera  perseguía  la 
Iglesia  de  Dios,  y  la  asolaba ; 

14  Y  que  aprovechaba  en  el  Judaismo 
sobre  muchos  de  mis  iguales  en  mi  na- 
ción, siendo  mas  vehementemente  zeloso 
de  las  tradiciones  de  mis  padree. 

15  Mas  cuando  plugo  á  Dios,  que  me 
apartó  desde  el  vientre  de  mi  madre,  y 
me  llamó  por  su  gracia, 

16  Revelar  á  su  Hijo  en  mi,  para  que  le 
predicase  entre  los  Gentiles,  desde  luego 
no  consulté  con  carne  y  sangre ; 

17  Ni  vine  á  Jerusalem  á  loa  que  eran 
apóstoles  ^ntes  que  yo ;  sino  que  me  fui 
á  Arabia;  y  volví  de  nuevo  á  Damasco. 

18  Después,  pasados  tres  años,  vine  á 
Jerusalem  á  ver  á  Pedro,  y  estuve  coa  él 
quince  dias. 

19  Mas  á  ningún  otro  de  los  apósto- 
les vi,  sino  á  Santiago  el  hermano  del 
Seflor. 

90  Y  en  esto,  que  os  escribo,  he  aqui, 
delante  de  Dios,  que  no  miento. 

21  Después  vine  á  las  partes  de£yria  y 
de  Cuida. 

22  Y  no  era  conocido  de  vista  á  las  Igle- 
sias de  Judea,  que  eran  en  Cristo : 

2$.  Mas  solamente  tenian  fema  de  mi.* 
Que  el  que  en  otro  tiempo  nos  perse- 
guía, ahora  anuncia  la  fé  que  en  un  tiem- 
po destruía: 

24  Y  glorificaban  á  Dios  en  mi. 

CAPITULO  IX 

Fué  aprobada  su  doctrina  por  los  sumos  apéstate*,  sos 
cuales  se  concertaron  con  él  en  la  predicación  «M 
Evangelio.  %  Que  después  reprendió  d  Pedro  pen- 
que delante  de  lo»  Gentiles,  por  causa  de  alejamos 
Judio»,  fingía  la  observancia  de  la  ley.  3.  Entra  en 
la  cuestión  mostrando  que  por  no  haber  bauuUuéa  1* 
ley  d  dar  Justicia,  los  mismo»  naturales  JmtHos  mam 
sido  necesitados  por  la  tnisma  ley  de  renunciar** 
para  conseguir  en  Cristo  la  verdadera  justicia  par  m 
fé:  cuya* muerte  fuera  superfina,  ai  por  la  seje  m 
pudiera  aloansar  la  justicia. 

DESPUÉS,  pasados  catorce  año»,  vina 
otra  vee  á  Jerusalem  con  Barataba*, 
tomando  también  conmigo  á  Tito. 
2  Vine  empero  por  revelación,  y  comu- 
niqué con  ellos  el  Evangelio  que  predico 
entre  loa  Gentiles ;  mas,  particularmente 


GALATAS. 


con  los  que  parecían  ser  algo,  por  no 
correr,  6  haber  corrido  en  vano. 

3  Mas  ni  aun  Tito,  que  estaba  conmigo, 
siendo  Griego,  fué  competido  á  circun- 
cidarse: 

4  Y  esto  por  cansa  de  los  entremetidos  á 
escondidas,  falsos  hermanos,  que  se  en- 
traban secretamente  para  espiar  nuestra 
libertad  qne  tenemos,  en  Cristo  Jesús, 
para  reducirnos  á  servidumbre ; 

5  A  los  cuales  ni  aun  por  una  hora  cedi- 
mos en  sujeción,  para  que  la  verdad  del 
Evangelio  permaneciese  con  vosotros. 

6  Empero  de  aquellos  qne  parecían  ser 
algo,  (cuales  hayan  sido,  no  tengo  que 
ver ;  Dios  no  acepta  apariencia  de  hom- 
bre,) á  mi  los  que  parecían  ser  algo,  nada 
me  comunicaron. 

7  Antes  por  el  contrario,  como  vieron 
que  el  Evangelio  de  la  incircuncision  me 
habla  sido  dado,  como  á  Pedro  d  de  la 
circuncisión, 

8  (Porque  el  que  obró  eficazmente  en 
Pedro  para  el  apostolado  de  la  circunci- 
sión, obró  también  en  mi  para  con  los 
Gentiles,) 

9  Y  como  Santiago,  y  Cephas,  y  Juan, 
que  parecían  ser  las  columnas,  vieron  la 
gracia  que  me  era  dada,  nos. dieron  las 
diestras  de  compañía  á  mi  y  á  Barnabas, 
para  que  nosotros  predicásemos  á  los  Gen- 
tiles, y  ellos  á  la  circuncisión. 

IX)  Solamente  querían  que  nos  acordá- 
semos de  los  pobres ;  lo  cual  también  yo 
hadaron  solicitud. 

11  í  Empero  viniendo  Pedro  á  Anüo- 
quia,  le  resistí  en  su  cara,  porque  era  de 
condenar. 

12  Porque  antes  que  viniesen  unos  de 
parte  de  Santiago,  comia  eon  los  Gentiles ; 
mas  como  vinieron,  se  retrajo,  y  se  apar- 
tó de  ellos,  teniendo  miedo  de  los  que 
eran  de  la  circuncisión. 

18  Y  los  otros  Judíos  disimulaban  asi- 
mismo con  él,  de  tal  manera  que  aun 
Barnabas  fué  llevado  con  eUoepor  aquella 
su  simulación. 

14  Mas  como  yo  vi  que  no  andaban  de- 
rechamente conforme  á  la  verdad  del 
Evangelio,  d\)  e  4  Pedro  delante  de  todos : 
Sí  tú,  siendo  Judio,  vives,  como  Gentil,  y 
no  como  Judio,  ¿por  qué  constriñes  los 
Gentiles  á  judaizar? 

15  H  Nosotros  que  aomoe  Judíos  por 
naturaleza,  y  no  pecadores  de  los  Gen- 
tiles, 

16  Sabiendo  que  el  hombre  no  es  Jus- 
tificado por  las  obras  de  la  ley,  sino  por 


la  fé  de  Jesu  Cristo,  nosotros  también 
hemos  creído  en  Jesu  Cristo,  para  que 
fuésemos  justificados  por  la  fé  de  Cristo, 
y  no  por  las  obras  de  la  ley ;  por  cuanto 
por  las  obras  de  la  ley  ninguna  carne 
será  justificada. 

17  Y  si  buscando  nosotros  de  ser  justi- 
ficados en  Cristo,  también  nosotros  mis- 
mos somos  hallados  pecadores,  ¿es  por 
eso  Cristo  ministro  de  pecado  ?  En  nin- 
guna manera. 

18  Porque  si  las  cosas  que  destruí,  las 
mismas  vuelvo  á  edificar,  transgresor  me 
hago. 

19  Porque  yo  por  la  ley  estoy  muerto  á 
la  ley,  á  fin  de  que  viva  para  Dios. 

20  Estoy  crucificado  con  Cristo;  mas 
vivo,  no  ya  yo,  sino  que  Cristo  vive  en 
mí ;  y  la  vida  que  ahora  vivo  en  la  carne, 
la  vivo  por  la  fé  del  Hijo  de  Dios,  el 
cual  me  amó,  y  se  entregó  á  sí  mismo 
por  mí. 

21  No  desecho  la  gracia  de  Dios;  por 
qne  si  por  la  ley  ss  la  justicia,  entonces 
Cristo  por  demás  murió, 

CAPITULO  in. 

Pintaba  qm  te  utrdadera  justicia  no  es  per  ¡a  ley  sino 
por  lajeen  Cristo.  1.  Porque  por  lafé  recibieron  el 
Espíritu  Santo.  2.  Por  el  ejemplo  de  Abraham.  8. 
En  Cristo  (que  es  fe  simiente  de  Abraham)  es  pro- 
metida  ¡absndicion  d  toe  Gmtilrt,  y  lo»  Legistas  están 
debajo  de  maldición  la  cual  Cristo  tomó  sobre  si, 
para  que  su  bendición  viniese  por  la  fé  dios  que  en 
e^  creyesen-  4.  La  promesa  fué  dada  d  Abraham  dn» 
Us  de  la  ley,  lusao  por  la  fé  (que  es  su  correspon- 
diente') se  cumple,  no  por  te  ley,  la  cual  no  pudo 
invalidar  la  promesa.  11.  El  fin  y  efectos  de  la  ley, 
traerlo»  hombre»  d  Cristo  del  cual  testaos  por  fé 
quedan  hijo»  de  Dios  y  por  consiguiente  justo». 

¡  (~X&  Galanas  sin  seso  l  ¿  quién  os  he- 
KJ  chizó  para  no  obedecer  á  la  ver- 
dad ;  vosotros,  delante  de  cuyos  ojos  Jesu 
Cristo  fué  ya  claramente  representado, 
crucificado  entre  vosotros  ? 
2  Esto  solo  quiero  saber  de  vosotros : 
¿Recibisteis  el  Espíritu  por  las  obras  de 
la  ley,  ó  por  el  oir  de  la  fé  í 
8  ¿Tan  insensatos  sois,  que  habiendo 
comenzado  por  el  Espíritu,  ahora  os  per- 
feccionéis por  la  carne? 

4  i  Tantas  cosas  habéis  padecido  en  va- 
no ?  si  empero  en  vano. 

5  El,  pues,  que  os  suministra  el  Espí- 
ritu, y  obra  milagros  entre  vosotros,  ¿lo 
hace  por  las  obras  de  la  ley,  ó  por  el  oir 
de  lafé? 

6  Asi  como  Abraham  creyó  á  Dios,  y 
le  fué  contado  ajusticia, 

7  Sabed,  pues,  que  los  que  son  de  la  fé, 
los  tales  son  mjos  de  Abraham. 

8  Y  viendo  antes  la  Escritura,  que  Dios 

m 


GALATAS, 


por  la  fó  hable  da  justificar  á  los  Genti- 
les, anunció  antee  el  Evangelio  á  Abra- 
ham, diciendo:  Todas  las  naciones  serán 
bendecidas  en  ti. 

9  Luego  los  qne  son  de  la  fé,  son  ben- 
ditos con  el  creyente  Abraham. 

10  Porque  todos  los  qne  son  de  las 
obras  de  la  ley,  debajo  de  maldición  es- 
tán; porqne  escrito  está:  Maldito  todo 
aquel  qne  no  permaneciere  en  todas  las 
cosas  qne  están  escritas  en  el  libro  de  la 
ley,  para  hacerlas. 

11  Mas  qne  por  la  ley  ninguno  se  justi- 
fica delante  de  Dios,  es  manifiesto ;  por- 
que: El  justo  por  la  fé  vivirá. 

12  Y  la  ley  no  es  de  la  fé;  antes  dice: 
El  hombre  qne  las  hiciere,  tlvirá  en 


18  Cristo  nos  redimió  de  la  maldición 
de  la  ley,  hecjio  por  nosotros  maldición ; 
(porqne  escrito  está:  Maldito  todo  aquel 
que  es  colgado  en  madero :) 

14  A  fin  de  qne  la  bendición  de  Abra- 
ham Yiaiese  sobre  los  Gentiles  por  Cristo 
Jesús ;  para  que  por  la  fé  recibamos  la 
promesa  del  Espíritu. 

15  Hermanos,  (hablo  como  hombre,) 
«noque  no  tea  sino  concierto  humano, 
Bin  embargo  si  fuere  confirmado,  nadie  le 
abroga,  ni  le  aflade. 

16  Ahora  bien,  á  Abraham,  ¿>u¿*,  fueron 
hechas  las  promesas,  y  á  su  simiente. 
No  dice:  T  á  las  simientes,  como  de 
muchos;  sino  como  de  uno:  T  á  tu 
simiente,  la  cual  es  Cristo» 

17  Por  lo  qne  esto  digo :  Que  el  con- 
cierto confirmado  antes  por  Dios  acerca 
de  Cristo,  la  ley  que  fué*  dada  cuatrocien- 
tos y  treinta  años  después,  no  le  puede 
abrogar,  para  invalidar  la  promesa. 

18  Porque  si  la  herencia  ai  por  la  ley, 
ya  no  será  por  la  promesa:  Dios  empero 
por  promesa  le  biso  la  donación  á  Abra- 
ham. 

19  T  ¿De  qué,  pues,  tfo*  la  ley?  Fué 
impuesta  por  cansa  de  las  transgresiones, 
(hasta  que  viniese  la  simiente  á  quien 
fué  hecha  la  promesa,)  ordenada  por  án- 
geles, en  mano  de  un  mediador. 

20  T  un  mediador  no  es  de  uno ;  mas 
Dios  es  uno. 

21  Luego  ¿la  ley  es  contra  las  promesas 
de  Dios?  En  ninguna  manera;  porqne 
si  se  hubiese  dado  una  ley  qne  pudiera 
vivificar,  la  justicia  verdaderamente  ha- 
bría sido  por  la  ley. 

22  Mas  ensenó  la  Escritura  todo  de- 
bajo de  pesado,  para  qne  la  promesa, 

192 


por  la  fé  de  Jesu  Cristo,  fuese  dada  á  Km 
creyentes. 

28  Empero  antes  que  viniese  la  fé  está- 
bamos guardados  debajo  de  la  ley,  encer- 
rados para  aquella  fé,  que  habia  de  ser 
revelada. 

24  De  manera  qne  la  ley  fué  nuestro 
ayo  para  Uevarno*  á  Cristo;  para  qne  me- 
semos justificados  por  la  fé. 

25  Mas  venida  la  fé,  ya  no  estamos  de- 
bajo de  la  momo  del  ayo. 

26  Porque  vosotros  txxjos  sois  htyos  de 
Dios  por  la  fé  en  Cristo  Jesús. 

27  Porqne  todos  los  que  habéis  sido 
bautizados  en  Cristo,  de  Cristo  estala 
revestidos. 

28  No  hay  aqui  Judio,  ni  Griego;  no 
hay  siervo,  ni  libre;  no  hay  macho,  ni 
hembra;  porqne  todos  vosotros  sote  nno 
en  Cristo  Jesús. 

29  Y  si  vosotros  $ok  de  Cristo,  enton- 
ces la  simiente  de  Abraham  sois,  y  here- 
deros conforme  á  la  promesa. 

CAPITULO  IV. 

Cbmjkre  entre  d  lee  doe  emtmdoe,  d  eeber,  de  tele*,* 
del  Evangelio  alminno  propósito.  %.  Exhortada** 
jarla obeervanciade  la  ten.  ¿.AcuérdalcM  la  orando 
benevolencia  con  que  le  recibieron  al  principio,  de- 
cíeurdndoUe  el  intento  de  leoqm  lee  preeUcabanlmieif, 
i.  Vmehe  dfmoer  la  mioma  eonjerencia  de  ittmdee 
por  lajtgvra  de  Aaar  y  Sara,  de  bmael  y  haae, 
del  monté  dé  Stna  a  la  celestial  Jenaalem  Jtgwradm 
por  la  terrena,  tfc 

MAS  digo:  Entre  tanto  qne  el  here- 
dero es  niño,  en  nada  difiere  del 
siervo,  aunque  es  señor  de  toda 

2  Antes  está  debajo  dé  U  mamo  de  tuto» 
res  y  curadores  hasta  el  tiempo  señalado 
por  el  padre. 

8  Asi  también  nosotros,  cuando  éramos 
nlfios,  estábamos  sujetos  á  servidumbre 
debajo  de  los  elementos  del  mundo. 

4  Mas  venido  el  cumplimiento  del  tiem- 
po, Dios  envió  á  su  Hrjo,  hecho  de  mn- 
ger,  hecho  debajo  de  la  ley ; 

8  Para  que  redimiese  los  que  estaban 
debajo  de  la  ley,  á  fin  de  que  recibiése- 
mos la  adopción  de  lujos. 

6  Y  por  cuanto  sois  hijoe,envi6  Dios  el 
JEspirltu  de  su  Htyo  en  vuestros  corazo- 
nes, eleual  clama :  Abba,  Padre. 

7  Asi  que  ya  no  eres  mas  siervo,  sino 
htfo;  y  si  hjjp,  también  heredero  de 
Dios  por  Cristo. 

8  1f  Empero  entonces,  cuando  no  cono- 
cíais á  Dios,  servíais  á  los  qne  por  natu- 
raleza no  son  dioses ; 

9  Mas  ahora  habiendo  conocido  á  Dios, 
6  mas  bien  siendo  conocidos  de  Dios, 
¿como  et  que  os  volvéis  de  nuevo  á  los 


GALATAS. 


flacos  y  necesitado*  rudimentos,  á  los 
cuales  queréis  volver  á  servir? 

10  Guardáis  días,  y  meses,  y  tiempos,  y 
años. 

11  Miedo  tengo  de  vosotros,  de  que  no 
naya  yo  trabajado  en  vano  en  vosotros. 

12  ?  Os  ruego,  hermanos,  que  seáis  co- 
mo yo ;  porque  yo  soy  como  vosotros ; 
ningún  agravio  me  nafréis  hecho. 

18  Vosotros  sabéis,  que  en  flaqueza  de 
la  carne  os  anuncié  el  Evangelio  al  prin- 
cipio. 

14  Empero  mi  tentación  que  fué  en  mi 
carne  no  desechasteis  ni  menosprecias- 
teis; antes  me  recibisteis  como  á  un 
ángel  de  Dios,  como  ai  miaño  Cristo 
Jesús. 

15  i  Dónde  está,  pues,  vuestra  bienaven- 
turanza ?  porque  yo  os  doy  testimonio, 
que  si  hubiera  sido  posible,  vuestros  mis- 
mos ojos  hubierais  sacado  para  dár- 
melos. 

16  ¿  Me  he  hecho  pues  vuestro  enemigo, 
diciéndoos  la  verdad  ? 

17  EUos  tienen  zelo  por  vosotros,  mas 
no  bien ;  antes  os  quieren  separar  de  no- 
ovtros  para  que  vosotros  tengáis  zelo  por 
ellos. 

18  Bueno  e»  §er  zaleaos,  mas  en  bien 
siempre;  y  no  solamente  cuando  estoy 
presente  con  vosotros. 

10  Hijitoe  mios,  por  quienes  vuelvo 
otra  vez  á  estar  en  dolores  de  parto,  hasta 
que  Cristo  sea  formado  en  vosotros : 

90  Querría  estar  presente  con  vosotros 
ahora,  y  mudar  mi  voz;  porque  estoy 
perplejo  acerca  de  vosotros. 

21  S  Decidme,  los  que  queréis  estar 
debajo  de  la  ley,  ¿no  oís  á  la  ley  ? 

22  Porque  escrito  está:  QueAbraham 
tuvo  dos  htyos :  uno  de  la  sierva,  y  uno 
de  la  libre. 

23  Mas  el  que  era  de  la  sierva,  nació 
según  la  carne ;  el  que  im  de  la  libre, 
nació  por  la  promesa: 

24  Las  cuales  cosas  son  una  alegoría ; 
porque  estos  son  los  dos  conciertos.  El 
uno  del  monte  de  8ina,  que  engendra 
para  servidumbre,  el  cual  es  Agar. 

25  Porque  Agar  es  Sina,  monte  de  Ara- 
bia, el  cual  corresponde  á  la  Jerusalem 
que  ahora  es,  la  cual  está  en  servidum- 
bre con  sus  hijos. 

26  Mas  aquella  Jerusalem  que  está  ar- 
riba, Ubre  es;  la  cual  es  la  madre  de 
todos  nosotros. 

27  Porque  está  escrito:  Alégrate  esté- 
ril, que  no  pares ;  rompe  en  alabanza*  y 


clama,  tú  que  no  estás  de  parto ;  porque 
mas  son  los  hijos  de  la  desamparada,  que 
de  la  que  tiene  marido. 

28  Asi  que,  hermanos,  nosotros,  como 
Isaac,  somos  bUos  de  la  promesa. 

29  Empero  como  entonces  el  que  nació 
según  la  carne,  perseguía  al  que  nació  se- 
gún el  Espíritu ;  así  también  ahora. 

80  Mas  ¿qué  dice  la  escritura?  Echa 
á  la  sierva  y  á  su  htyo;  porque  no  será 
heredero  el  lujo  de  la  sierva  con  el  h\jo 
de  la  libre. 

31  De  manera  que,  hermanos,  no  somos 
lujos  de  la  sierva,  bído  de  la  libre. 
CAPITULO  V. 

lo,  no  ettait  tnjetot  á  la  ley.  El  qne  te  cimmcida, 
ala  ley  te  obliga,  y  caído  hádela  orada  de  Críelo. 
^  De  eMa/é  en  Cristo  te  ha  de  Morirla  obtereamoia 
de  la  ley  déla  caridad  en  la  cual  ee  turna  toda  la 
ley:  no  licencia»  de  carne.  Y  para  que  mejor  te 
entienda  qw  entiende  por  carne  y  por  etpiriht,  recta 
loefhetoe  neeeearioe  de  lo  mo  y  de  lo  otro,  per  h$ 
cualet  el  árbol  terd  conocido. 

ESTAD,  pues,  firmes  en  la  libertad 
con  que  Cristo  nos  libertó ;  y  no 
volváis  otra  vez  á  sugetaros  bajo  el  yugo 
de  servidumbre 

2  He  aquí,  yo  Pablo  os  digo :  Qoe  si  os 
circuncidareis,  Cristo  no  os  aprovechará 


8  T  otra  vez  vuelvo  á  protestar  á  todo 
hombre  que  se  circuncidare,  que  está 
obligado  a  hacer  toda  la  ley. 

4  Cristo  se  ha  hecho  para  vosotros  inú- 
til, los  que  pretendéis  ser  justificados  por 
la  ley :  de  la  gracia  habéis  calda 

5  Mas  nosotros,  por  el  Espíritu,  aguar- 
damos la  esperanza  de  justicia  por  ¿á  fe. 

6  Porque  en  Cristo  Jesús  ni  la  circun- 
cisión vale  algo,  ni  la  incircuncision ; 
sino  la  £é  que  obra  por  el  amor. 

7  Corríais  bien :  ¿quién  os  impidió  para 
no  obedecer  á  la  verdad  ? 

8  Esta  persuasión  no  «a  do  aquel  que  os 
llama. 

9  Un  poco  de  levadura  leuda  toda  la 
masa. 

10  Yo  confio  de  vosotros  en  el  Señor, 
que  ninguna  otra  cosa  pensareis;  mas  el 
que  os  inquieta,  llevará  el  juicio,  quien- 
quiera que  él  sea. 

11  Mas  yo,  hermanos,  si  aun  predico 
la  circuncisión,  4  por  qué,  pues,  padezco 
persecución?  Luego  cesado  ha  la  ofensa 
de  la  cruz. 

12  Ojalá  fuesen  aun  cortados  los  que 
os  alborotan. 

13  Porque  vosotros,  hermanos,  habéis 
sido  llamados  á  libertad;  solamente  que 

193 


GALATAS. 


no  pongáis  la  libertad  por  ocasión  á  la 
carne,  Bino  qne  os  sirváis  por  amor  los 
unos  á  los  otros. 

14  Porque  toda  la  ley  en  una  palabra 
se  cumple,  á  saber,  en  esta:  Amarás  á 
tu  prójimo,  como  á  ti  mismo. 

15  Mas  si  los  uuo8  á  los  otros  os  mor- 
déis, y  os  coméis,  mirad  que  no  seáis 
consumidos  los  unos  por  los  otros. 

16  Digo,  pues :  Andad  en  el  Espíritu ; 
y  do  cumpliréis  los  deseos  de  la  carne. 

17  Porque  el  deseo  de  la  carne  es  con- 
trario al  deseo  del  Espirito,  y  el  deseo  del 
Espíritu  es  contrario  al  deseo  de  la  carne ; 
y  estas  cosas  se  oponen  la  una  á  la  otra, 
de  manera  que  no  podáis  hacer  lo  que 
quisiereis. 

18  Mas  si  sois  guiados  del  Espíritu,  no 
estáis  debajo  de  la  ley. 

19  Manifiestas  son  empero  las  obras  de 
la  carne,  que  son  estas:  Adulterio,  forni- 
cación, inmundicia,  disolución, 

20  Idolatría,  hechicerías,  enemistades, 
pleitos,  zelos,  iras,  contiendas,  disensio- 
nes, heregias, 

21  Envidias,  homicidios,  embriagueces, 
banqueterias,  y  cosas  semejantes  á  estas : 
de  las  cuales  os  denuncio,  como  también 
os  he  denunciado  ya,  que  los  que  hacen 
tales  cosas,  no  herederán  el  reino  de 
Dios. 

22  Mas  el  fruto  del  Espíritu  es :  Amor, 
gozo,  paz,  longanimidad,  benignidad,  bon- 
dad, fé, 

28  Mansedumbre,  templanza:  contra 
tales  cosas,  no  hay  ley. 

24  Y  los  que  son  de  Cristo,  ya  crucifi- 
caron la  carne  con  sus  afectos  y  concu- 
piscencias. 

25  Si  vivimos  por  el  Espíritu,  andemos 
también  por  el  Espíritu. 

26  No  seamos  codiciosos  de  vana  gloria, 
irritando  los  unos  á  los  otros,  envidiosos 
los  unos  de  los  otros. 

CAPITULO  VI. 

Cdnon  apostólico  de  disciplina  que  debe  guardar  el  que 
corrió*  al  hermano.  t.  Álosfirutos  dichos  de  la  carne 
$e  d sbs  muerte  tybi&fe,  é  Ice  dd  Espíritu  vida  eter- 
na. S.  Repone  otra  vez  la  cuestión  declarando  loe 
intento*  de  loe  que  persuadían  la  ley,  y  exhortando  d 
permanecer  en  Cristo,  <jre. 

TTERMANOS,  si  tügim  hombre  fuere 
-El  sorprendido  en  alguna  culpa,  voso- 
tros los  espirituales,  restauradle  al  tal  en 
espíritu  de  mansedumbre,  considerándo- 
194 


te  á  ti  mismo,  porque  tú  no  mi 
bien  tentado. 

2  Llevad  los  unos  las  cargas  de  los 
otros ;  y  cumplid  asi  la  ley  de  Cristo. 

8  Porque  el  que  piensa  de  sí  que  es  algo, 
no  siendo  nada,  á  sí  mismo  se  engaña. 

4  Así  que  cada  uno  examine  su  propia 
obra,  y  entonces  en  si  mismo  solamente 
tendrá  de  qué  gloriarse,  y  no  en  otro. 

5  Porque  cada  cual  llevará  su  propia 
carga, 

6  Y  el  que  es  instituido  en  la  palabra 
haga  partícipe  en  todos  los  bienes  al  que 
le  instituye. 

7  f  No  os  engañéis:  Dios  no  puede  ser* 
burlado ;  porque  lo  que  el  hombre  sem- 
brare eso  también  segará. 

8  Porque  el  que  siembra  para  su  carne, 
de  la  carne  segará  corrupción;  mas  el 
que  siembra  para  el  Espíritu,  del  Espí- 
ritu segará  vida  eterna. 

9  Mas  no  nos  cansemos  de  hacer  bien, 
que  á  su  tiempo  segaremos,  si  no  nos 
desmayamos. 

10  Asi  pues,  según  que  tenemos  opor- 
tunidad, bagamos  bien  á  todos ;  mayor- 
mente á  los  que  son  de  la  familia  déla  fá 

11  Mirad  que  larga  carta  os  he  escrito 
con  mí  misma  mano. 

12  Todos  los  que  quieren  agradar  en  la 
carne,  estos  os  constriñen  á  circuncida- 
ros ;  solamente  por  no  padecer  la  perse- 
cución por  la  cruz  de  Cristo. 

18  Porque  ni  aun  los  mismos  que  ae 
circuncidan,  guardan  la  ley ;  mas  quieren 
que  os  circuncidéis  vosotros,  por  glo- 
riarse en  vuestra  carne. 

14  Mas  lejos  esté  de  mi  el  gloriarme, 
sino  en  la  cruz  del  Señor  nuestro  Jesu 
Cristo,  por  el  cuál  el  mundo  me  es  cru- 
cificado á  mi,  y  yo  al  mundo. 

15  Porque  en  Cristo  Jesús,  ni  la  circun- 
cisión vale  nada,  ni  la  intircuneision, 
sino  la  nueva  criatura. 

16  T  todos  los  que  anduvieren  conforme 
á  esta  regla,  paz  sea  sobre  ellos,  y  miseri- 
cordia, y  sobre  el  Israel  de  Dios. 

.17  De  aquí  adelante  nadie  me  moleste ; 
porque  yo  traigo  en  mi  cuerpo  las  mar* 
cas  del  Señor  Jesús. 

18  La  gracia  -de  nuestro  Señor  Jesu 
Cristo  ata,  hermanos,  con  vuestro  espí- 
ritu.   Amen. 

afeita  dt  Boma  i  k»  Odatat. 


Digitized  by  VjOOglC 


LA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO  A  LOS 


EFESIOS. 


CAPITULO  I. 

El  apóstol  preso  en  Roma  oyendo  el  buen  progreso  que 
UloAesiadeknqmenEphesoh^iancreidoalEvan- 
geUo  por  su  predicacum  llevaba  en  la  piedad,  les 
etcríbe  esforzándolo»  en  eüa  para  que  perseveren. 
Comienza  con  alabanza»  de  Dio»  por  habernos  ele- 
gido eternamente  en  Cristo,  y  manifestáosnos  d  su 
tiempo  el  misterio  de  nuestra  sabed  en  Cristo  al  cual 
resucitado  de  la  muerte  por  su  poder  puso  d  su  dies- 
tra sobre  toda  magestad  criada  para  que  fuese  co&e- 


PABLO,  apóstol  de  Jesu  Cristo  por  la 
voluntad  de  Dios,  á  los  santos  que 
están  en  Bpheso,  y  fieles  en  Cristo  Jesns : 

2  Gracia  á  vosotros,  y  paz  de  Dios  Padre 
nuestro,  y  del  Señor  Jesu  Cristo. 

3  Bendito  sea  el  Dios  y"  Padre  de  nues- 
tro Señor  Jesu  Cristo,  el  cual  nos  ha 
bendecido  con  toda  bendielon  espiritual 
en  bienes  celestiales  en  Cristo. 

«  Según  que  nos  escogió  en  él  antes  de 
la  fundación  del  mundo,  para  que  fuése- 
mos santos,  y  sin  mancha  delante  de  él 
en  amor. 

5  Habiéndonos  predestinado  para  ser 
adoptados  en  hyos  por  medio  de  Jesu 
Cristo  en  sí  mismo,  conforme  al  buen 
querer  de  su  voluntad. 

6  Para  alabanza  de  la  gloria  de  sn  gra- 
da, por  la  cual  nos  ha  hecho  aceptos  asi 
en  el  amado. 

7  En  el  cual  tenemos  redención  por  su 
sangre,  remisión  de  pecados  por  las  ri- 
quezas de  su  gracia, 

8  Que  sobreabundó  para  con  nosotros 
en  toda  sabiduría  y  inteligencia; 

9  Habiéndonos  descubierto  el  misterio 
de  su  voluntad,  según  su  buen  querer, 
que  él  se  habia  propuesto  en  si  mismo, 

10  Que  en  la  dispensación  del  cumpli- 
miento de  los  tiempos,  juntarla  en  uno 
todas  las  cosas  en  Cristo,  asi  las  que 
están  en  los  délos,  como  las  que  están 
en  la  tierra;  en  él  digo: 

11  En  el  cual  alcanzamos,  también  he- 
rencia, siendo  predestinados  conforme 
al  propósito  de  aquel  que  obra  todas 
las  cosas  según  el  arbitrio  de  sn  volun- 
tad; 

12  Para  que  fuésemos  para  alabanza  de 
sn  gloria  nosotros,  qne  antes  esperamos 
en  Cristo: 


18  En  el  cual  esperasteis  también  voso- 
tros en  oyendo  la  palabra  de  verdad,  d 
Evangelio  de  vuestra  salud :  en  el  cual 
también  desde  qne  creísteis,  fuisteis 
sellados  con  el  Espíritu  Santo  de  la  pro- 
mesa, 

14  Que  es  las  arras  de  nuestra  herencia, 
hasta  la  redendon  de  la  posesión  adqui- 
rida, para  alabanza  de  su  gloria. 

15  Por  lo  cual  también  yo,  oyendo  de 
vuestra  fé  que  es  en  el  Sefior  Jesús,  y  de 
vuestro  amor  para  con  todos  los  santos, 

16  No  ceso  de  dar  gradas  por  vosotros, 
haciendo  memoria  de  vosotros  en  mis 
oraciones : 

17  Que  el  Dios  de  nuestro  Sefior  Jesu 
Cristo,  el  Padre  de  gloria,  os  dé  el  espí- 
ritu de  sabiduría  y  de  revelación  en  el 
conocimiento  de  él : 

18  Iluminados  los  ojos  de  vuestro  en- 
tendimiento, para  que  sepáis  cuál  sea  la 
esperanza  de  su  vocación,  y  cuáles  las 
riquezas  de  la  gloria  de  su  herencia  en 
los  santos ; 

19  T  cuál  la  grandeza  sobreexcelente  de 
sn  poder  para  con  nosotros,  los  que  cre- 
emos, por  la  operación  de  la  potencia  de 
su  fortaleza, 

20  La  cual  obró  en  Cristo,  levantándole 
de  entre  los  muertos,  f  'colocándole  á  sn 
diestra  en  los  délos, 

21  Sobre  todo  prindpado,  y  potestad,  y 
potencia,  y  Beflorio,  y  todo  nombre  que 
se  nombra,  no  solo  en  este  siglo,  mas 
aun  en  d  venidero ; 

22  Y  sujetándole  todas  las  cosas  debajo 
de  sus  pies,  y  poniéndole  por  cabeza 
sobre  todas  las  cosas  para  la  Iglesia, 

28  La  cual  es  su  cuerpo,  la  plenitud  de 
aquel,  que  lo  llena  todo  en  todo. 

CAPITULO  II. 

Prosiguiendo  en  enarrar  el  beneficio  del  Evangelio 
aplica  la  narración  d  los  Ephtsio*  comenzando  desde 
la  consideración  del  estado  perdidísimo  en  que  Dios 
los  ñauó  para  por  su  sola  misericordia  salearlos  con 
«2  conocimiento  de  su  Hijo.  2.  Hace  la  misma  con- 
sideración comparándolos  en  su  primer  estado  con 
si  pueblo  de  los  Judíos,  de  los  emoles  dos  pueblos  Dios 
haya  querido  hacer  uno  que  de  verdad  sea  pueblo 
supo  deshaciendo  en  la  cruz  del  Señor  la  leu  y  ritos 
Judaicos,  que  hacia  la  diferencia,  y  uniéndolos  en 
una  misma  cobes^^ 

195 


EFESIOS. 


Yá  vosotros  <m  dio  vida,  estando  muer- 
tos en  vuestros  delitos  y  pecados, 

2  En  que  en  otro  tiempo  anduvisteis! 
conforme  á  la  condición  de  este  mundo, 
conforme  á  la  voluntad  del  principe  de 
la  potestad  del  aire,  del  espíritu  que  aho- 
ra obra  en  los  hijos  de  la  desobediencia : 

3  Entre  los  cuales  todos  nosotros  tam- 
bién conversamos  en  otro  tiempo  en  los 
deseos  de  nuestra  carne,  naciendo  las  vo- 
luntades de  la  carne  y  de  los  pensamien- 
tos, y  éramos  por  naturaleza  lujos  de  ira, 
también  como  los  demás. 

4  Empero  Dios,  que  es  rico  en  miseri- 
cordia! por  su  mucho  amor  con  que  nos 
amó, 

5  Aun  estando  nosotros  muertos  en  pe- 
cados, nos  dio  vida  juntamente  con  Cris- 
to, (por  gracia  sois  salvos ;) 

6  Y  nos  resucitó  juntamente  con  él,  y  asi- 
mismo nos  ha  hecho  asentar  en  los  cie- 
los con  Cristo  Jesús ; 

7  Para  mostrar  en  los  siglos  venideros 
las  abundantes  riqnesas  de  su  gracia,  en 
su  bondad  para  con  nosotros  en  Cristo 
Jesús. 

8  Porque  por  gracia  sois  salvos  por 
medio  de  la  fé,  y  esto  no  de  vosotros, 
es  el  don  de  Dios : 

9  No  por  obras,  para  que  nadie  se 
glorie. 

10  Porque  hechura  suya  somos,  creados 
en  Cristo  Jesús  para  buenas  obras,  las 
cuales  Dios  ordenó  antes  para  que  andu- 
viésemos en  ellas. 

11  Por  tanto  tened  memoria  qne  voso- 
tros que  en  otro  tiempo  erais  Gentiles  en 
la  carne,- que  erais  llamados  Incircunci- 
sion  por  la  que  se  llama  Circuncisión  en 
la  carne,  la  cual  se  hace  por  mano ; 

Id  Que  erais  en  aquel  tiempo  sin  Cris- 
to alejados  de  la  república  de  Israel, 
y  extrangeros  á  los  conciertos  de  la 
promesa,  sin  esperanza,  y  sin  Dios  en  el 
mundo; 

13  Mas  abova  en  Cristo  Jesús,  vosotros 
que  en  otro  tiempo  estabais  lejos,  habéis 
sido  hechos  cercanos  por  la  sangre  de 
Cristo. 

14  Porque  él  es  nuestra  paz,  el  que  de 
ambos  pueblos  ha  hecho  uno  solo,  y  ha 
derribado  el  muro  de  división  que  me- 
diaba  entre  ellos: 

15  Deshaciendo  en  su  carne  la  enemis- 
tad, es  4  saber1  la  ley  de  los  mandamien- 
tos que  consistían  en  ritos ;  para  formar 
en  si  mismo  los  dos  en  un  nuevo  hom- 
bre, haciendo  asi  la  paz : 

108 


16  t  para  reconciliar  con  Dios  á  ambos 
en  un  mismo  cuerpo  por  la  cruz,  ha- 
biendo matado  por  ella  la  enemistad. 

17  Y  vino,  y  anunció  la  paz  á  vosotros 
que  estabais  lejos,  y  á  los  que  estaban, 
cerca: 

18  Que  por  él  los  unos  y  los  otros  tene- 
mos entrada  por  un  mismo  Espíritu  al 
Padre. 

19  Asi  que  ya  no  sois  forasteros  y  exr 
trangeros,  sino  conciudadanos  de  loa  san- 
tos, y  familiares  de  Dios : 

90  Edificados  sobre  el  fundamento  de 
los  apóstoles  y  de  los  profetas,  siendo  el 
mismo  Jesu  Cristo  la  principal  ptorru 
angular: 

21  En  el  cual  todo  el  edificio,  bien  ajus- 
tado consigo  mismo,  crece  para  ser  tem- 
plo santo  en  el  Señor: 

29  En  el  cual  vosotros  también  sois 
juntamente  edificados,  pora  morad»  de 
Dios  por  el  Espíritu. 

CAPITULO  IIL 

Notifica  la  comisión  que  tiene  <f e  Dio»  parm  mmneéww 
ei  somredieno  Bvangoi*  d  toe  VmtiUs,pmm  ejm  te 
grande»*  de  en  misericordia  tea  celebrada  en  el 
mundo.  2.  Exhórtalo»  d  que  por  tanto  no  desmayen 
por  su  priman  y  tributaciones,  antee  ee  glorien  de  etb 
y  perseveren ;  per  lo  enml  ora  ai  JPadm  epm  loo  km> 
cha  de  su  conocimiento  en  CWrto,  frc. 

POR  esta  causa  yo  Pablo,  el  prisionero 
de  Cristo  Jesús  por  amor  ds  voso- 
tros los  Gentiles, 

2  Visto  que  habéis  oido  de  la  dispensa- 
ción de  la  gracia  de  Dios  que  me  ha  sido 
dada  para  con  vosotros : 

3  Esa  saber,  que  por  revelación  me  íbé 
declarado  el  misterio,  (como  antes  he 
escrito  en  breve; 

4  Lo  cual  leyendo  podéis  entender  cual 
sea  mi  inteligencia  en  el  misterio  de 
Cristo:) 

5  El  cual  miderio  en  otros  edades  no  fué 
entendido  de  los  hijos  de  los  hombres, 
como  ahora  es  revelado  á  sus  santos 
apóstoles  y  profeta*  por  el  Espíritu : 

6  Que  los  Gentiles  hobfam  de  ser  cohe- 
rederos, y  incorporados,  y  participantes 
de  su  promesa  an  Cristo  por  el  Evan- 
gelio: 

7  Del  cual  yo  soy  hecho  ministro,  por  el 
don  de  la  gracia  de  Dios  que  me  ha  sido 
dado,  segunla  operación  de  su  poder. 

8  A  mi,  digo,  el  menor  de  todos  los  san- 
tos, es  dada  esta  gracia  de  anunciar  entre 
los  Gentiles  el  Evangelio  de  las  riquezas 
inescrutables  de  Cristo ; 

9  Y  de  ensenar  oon  claridad  4  todos 
cuál  sea  la  dispensación  del  misterio  as- 


EFE810& 


eondido  desde  los  siglos  en  Dios,  que 
creó  todas  las  cosas  por  Jesu  Cristo : 

10  Para  que  á  los  principados  y  potes- 
tades en  los  cielos  sea  ahora  hecha  noto- 
ria por  la  Iglesia  la  multiforme  sabiduría 
de  Dios, 

11  Conforme  al  proposito  de  los  siglos, 
que  hizo  en  Cristo  Jesús  Señor  nuestro : 

12  En  el  cual  tenemos  libertad  y  entra- 
da con  confianza  por  la  fe*  de  él. 

13  T  Por  tanto  os  ruego,  que  no  desma- 
yéis por  causa  de  mis  tribulaciones  por 
vosotros,  lo  eual  es  vuestra  gloria. 

14  Por  causa  de  esto  hinco  mis  rodillas 
al  Padre  de  nuestro  Señor  Jesu  Cristo : 

15  (De  quien  toma  nombre  toda  la  fami- 
lia en  los  cielos  y  en  la  tierra :) 

16  Que  os  dé  conforme  a  las  riquezas 
de  su  gloria,  que  seáis  corroborados  con 
poder  en  el  hombre  interior  por  su  Espí- 
ritu: 

17  Que  habité  Cristo  por  la  fé  en  vues- 
tros corazones;  para  que  arraigados  y 
afirmados  en  amor, 

18  Podáis  comprender  con  todos  los 
santos  cuál  sea  la  anchura,  y  la  longitud, 
y  la  profundidad,  y  la  altura; 

10  T  conocer  el  amor  de  Cristo,  que 
sobrepuja  á  todo  entendimiento;  para 
que  seáis  llenos  de  toda  la  plenitud  de 
Dios. 

30  A  aquel,  pues,  que  es  poderoso  para 
nacer  todas  las  cosas  mucho  mas  abun- 
dantemente de  k>  que  pedimos,  ó  enten- 
demos, conforme  al  poder  que  obra  en 
nosotros,  - 

21  A  él,  digo,  sea  gloria  en  la  Iglesia  por 
Cristo  Jesús,  por  todas  las  edades  del 
siglo  de  los  siglos.    Amen. 

CAPITULO  IV. 

Contínwtndo  la  dicha  exhortación  eepexAMa  alrota» 
de  lo$erÍBtíanaMwirtudmomeja0dta  verdadera  pro- 
fesión del  Evangelio,  enín  la»  cuales  es  eminente  la 
coneervacion  de  la  unidad  y  unión  en  un  cuerpo  por 
la  caridad,  la  cual  corresponde  d  fa  unidad  déla 
mátmaeeperanxa,  de  un  Cristo,  de  una /é.pm  bau- 
tismo, trun  padre.  %  La  diepoeicion  de  Cristo  en  tu 
Iglesia  para  el  edificio  de  todo  el  cuerpo,  y  de  coda 
miembro  en  particular  según  su  suerte.  9,  De  donde 
eaca  legitima  exhortado* para  renunciarla  vieja 
vida  con  el  hombre  viejo,  y  vestirte  delnvevo,  que  e» 
Crieto,  per  la  piadoeavuUt,  especificante  algo  dt  lo 
uno  9  de  lo  otro. 

RÜÉGOOS  pues,  yo  preso  en  el  Se- 
ñor, que  andéis  como  es  digno  de  la 
Tocación  con  que  sois  llamados,  es  á  saber, 
2  Con  toda  humildad  y  mansedumbre, 
con  paciencia  soportando  los  unos  a  los 
otros  en  amor, 

*  Sotteito*  á  guardar  la  unidad  del  Es- 
píritu en  el  vínculo  de  la  paz. 


4  May  un  cuerpo,  y  un  Espirita;  asi 
como  sois  también  llamados  en  una  mis- 
ma esperanza  de  vuestra  vocación. 

5  Un  Señor,  una  fé,  un  bautismo, 

6  Un  Dios  y  Padre  de  todos,  el  cual  es 
sobre  todas  las  cosas,  y  por  en  medio 
de  todas  las  cosas,  y  en  todos  vosotros. 

?  %  Empero  á  cada  uno  de  nosotros  es 
dada  gracia  conforme  á  la  medida  del 
don  de  Cristo. 

8  Por  lo  cual  dice :  Subiendo  á  lo  alto 
llevó  cautiva  la  cautividad ;  y  dio  dones 
á  los  hombres. 

0  Y  el  que  subió,  ¿qué  es,  sino  que 
también  habla  descendido  primero  á  las 
partes  inferiores  de  la  tierra? 

10  El  que  descendió,  el  mismo  es  el 
que  también  subió  sobre  todos  los  cie- 
los, para  llenar  todas  las  cosas. 

11  Y  él  mismo  dio  unos,  por  apóstoles;  y 
otros,  por  profetas ;  y  otros,  por  evange* 
listas ;  y  otros,  por  pastores,  y  doctores, 

12  Para  el  perfeccionamiento  de  los  san- 
tos, para  la  obra  del  ministerio,  para  la 
edificación  del  cuerpo  de  Cristo : 

18  Hasta  que  todos  lleguemos  en  la 
unidad  de  la  fé,  y  del  conocimiento  del 
H|jo  de  Dios,  al  estado  de  un  varón  per- 
fecto, á  la  medida  de  la  estatura  de  la 
plenitud  de  Cristo : 

14  Que  ya  no  seamos  niños,  inconstan- 
tes y  llevados  en  derredor  por  todo 
viento  de  doctrina,  eon  artificio  de  los 
hombres,  que  engañan  con  astueia  de 
error. 

15  Antes  siguiendo  la  verdad  con  amor, 
crezcamos  en  todo  en  el  que  es  la  cabeza, 
á  saber,  Cristo, 

16  Del  eual  todo  el  cuerpo  bien  com- 
pacto y  ligado  por  lo  que  cada  coyuntura 
suple,  conforme  a  la  operación  eficaz  en 
la  medida  de  cada  miembro,  hace  el  au- 
mento del  cuerpo  para  la  edificación  del 
mismo  en  amor. 

17  U  Asi  que  esto  digo,  y  requiero  por 
el  Señor,  que  no  andéis  mas  como  los 
otros  Gentiles,  que  andan  en  la  vanidad 
de  su  mente, 

18  Teniendo  el  entendimiento  cuten* 
brecido,  ágenos  de  vida  de  Dios  por  la 
ignorancia  que  en  ellos  hay,  por  la  du- 
reza de  su  corazón : 

19  Los  cuales  perdido  ya  todo  senti- 
miento justo,  se  han  entregado  á  la  des- 
vergüenza para  cometer  toda  inmundi- 
cia, con  ansia. 

20  Mas  vosotros  no  habéis  aprendido 
así  A  Cristo. 

Ifl7 


EFESIOS. 


81  Si  empero  le  habéis  oído,  y  habéis 
sido  por  él  enseñados,  como  la  verdad  es 
en  Jesús, 

22  A  despojaros  del  hombre  viejo,  en 
cnanto  á  la  pasada  manera  de  vivir,  el 
cual  es  corrompido  conforme  á  los  de- 
seos engañosos ; 

23  Y  á  renovaros  en  el  espirita  de  vues- 
tro entendimiento, 

24  Y  vestiros  del  hombre  nuevo,  qne  es 
creado  conforme  á  Dios  en  justicia,  y  en 
santidad  verdadera. 

25  Por  lo  cual,  dejando  la  mentira,  ha- 
blad verdad  cada  uno  con  su  prójimo ; 
porque  somos  miembros  ios  unos  de  los 
otros. 

26  Airaos,  y  no  pequéis :  no  se  ponga  el 
sol  sobre  vuestro  enojo ; 

27  Ni  deis  lugar  al  diablo.       * 

28  El  que  hurtaba,  no  hurte  mas;  antes 
trabaje,  obrando  con  $u$  manos  lo  que  es 
bueno,  para  que  tenga  de  qué  dar  al  que 
padeciere  necesidad. 

29  Ninguna  palabra  podrida  salga  de 
vuestra  boca ;  sino  ante*  la  que  es  buena, 
para  edificación,  para  que  dé  gracia  á  los 
oyentes. 

80  Y  no  contristéis  al  Espíritu  Santo  de 
Dios,  por  el  cual  estáis  sellados  para  el 
dia  de  la  redención. 

81  Toda  amargura,  y  enojo,  y  ira,  y  gri- 
tería, y  maledicencia  sea  quitada  de  en- 
tre vosotros,  y  toda  malicia. 

82  Mas  sed  los  unos  con  los  otros  be- 
nignos, compasivos,  perdonándoos  los 
unos  á  los  otros,  como  también  Dios  os 
perdonó  en  Cristo. 

CAPITULO  V. 

Prosigue  especificando  en  las  porté»  de  la  pimdosa 
vida.  Desciende  d  los  estados  particulares:  d  los 
casados  como  se  han  de  haber  con  sus  mugtres,  y  las 
mugeres  con  sus  maridos,  é¡e. 

A  Si  pueB  sed  imitadores  de  Dios,  como 
JljL  hijos  amados; 

2  Y  andad  en  amor,  como  también 
Cristo  nos  amó,  y  se  entregó  á  si  mismo 
por  nosotros  por  ofrenda  y  sacrificio  á 
Dios  de  olor  suave. 

3  Mas  la  fornicación,  y  toda  inmundicia, 
ó  avaricia,  ni  aun  se  miente  entre  voso- 
tros, como  conviene  á  santos : 

4  Ni  palabras  torpes,  ni  insensatas,  ni 
truhanerías,  que  no  convienen ;  sino  an- 
tes nacimientos  de  gracias. 

5  Porque  ya  habéis  entendido  esto,  que 
ningún  fornicario,  ó  inmundo,  ó  avaro, 
que  es  un  idólatra,  tiene  herencia  en  el 
reino  de  Cristo,  y  de  Dios. 

6  Nadie  os  engafie  con  palabras  vanas ; 

106 


porque  á  causa  de  estas  cosas  viene  la 
ira  de  Dios  sobre  los  hijos  de  desobe- 
diencia. 

7  No  seáis  pues  participantes  con  ellos. 

8  Porque  en  otro  tiempo  erais  tinieblas, 
mas  ahora  sois  luz  en  el  Señor:  andad 
como  htfos  de  luz ; 

9  (Porque  el  fruto  del  Espíritu  es  en 
toda  bondad,  y  justicia,  y  verdad :) 

10  Aprobando  lo  que  es  agradable  al 
Señor. 

11  Y  no  tengáis  parte  en  las  obras  m- 
frutuosas  de  las  tinieblas ;  mas  antes  re- 
provadfas. 

12  Porque  lo  que  estos  hacen  en  oculto, 
torpe  cosa  es  aun  decirlo. 

13  Mas  todas  las  cosas  que  son  reproba- 
das, son  hechas  manifiestas  por  la  lúa; 
porque  lo  que  manifiesta  todo,  la  lúa  es. 

14  Por  lo  cual  dice:  Despiértate  tú  que 
duermes,  y  levántate  de  entre  los  muer- 
tos, y  te  alumbrará  Cristo*. 

15  Mirad,  pues,  que  andéis  avisadamen- 
te :  no  como  necios,  mas  como  sabios, 

16  Redimiendo  el  tiempo,  porque  loa 
días  son  malos. 

17  Por  tanto  no  seáis  imprudentes,  sino 
entendidos  de  cuál  tea  la  voluntad  del 
Señor.  . 

18  Y  no  os  emborrachéis  con  vino,  en 
el  cual  hay  disolución ;  antes  sed  llenos 
del  Espíritu; 

19  Hablando  entre  vosotros  con  sal- 
mos, y  con  himnos,  y  canciones  espiri- 
tuales, cantando  y  salmeando  al  Señor 
en  vuestros  corazones ; 

20  Dando  gracias  siempre  por  todas  las 
cosas  á  Dios  y  al  Padre  en  el  nombre 
del  Señor  nuestro  Jesu  Crista 

21  Sujetándoos,  los  unos  á  los  otros  en 
el  temor  de  Dios. 

22  \  Las  casadas  sean  sujetas  á  sus 
propios  maridos,  como  al  Señor. 

23  Porque  el  marido  es  cabeza  de  la 
muger,  así  como  Cristo  es  cabeza  de  la 
Iglesia ;  y  él  es  el  Salvador  del  cuerpo. 

24  Como  pues  la  Iglesia  es  sujeta  á 
Cristo,  asi  también  las  casadas  lo  sean  á 
sus  propios  maridos  en  todo. 

25  Maridos,  amad  á  vuestras  mugeres, 
asi  como  Cristo  amó  á  la  Iglesia,  y  se 
entregó  á  si  mismo  por  ella, 

26  Para  santificarla,  limpiándola  en  el 
lavamiento  del  agua  por  la  palabra, 

27  Para  que  la  presentase  á  si  mismo, 
Iglesia  gloriosa,  que  no  tuviese  mancha, 
ni  arruga,  ni  cosa  semejante;  aiae  que 
fuese  santa  y  sin  mancha. 


EFESIOS. 


28  Asi  han  también  los  maridos  de  amar 
á  sos  mugeres,  como  á  sus  mismos  cuer- 
pos :  el  que  ama  á  su  muger,  á  si  mismo 
ama. 

29  Porque  ninguno  aborreció  jamás  su 
propia  carne ;  antes  la  sustenta  y  regala, 
como  también  el  Señor  á  la  Iglesia. 

80  Porque  somos  miembros  de  su  cuer- 
po, de  su  carne,  y  de  sus  huesos. 

81  Por  cansa  de  esto  dejará  el  hombre 
á  su  padre  y  á  «*  madre,  y  apegarse  ha 
á  su  muger ;  y  los  dos  serán  una  misma 
carne. 

82  Este  misterio  grande  es ;  mas  yo  ha- 
blo en  cuanto  á  Cristo  y  á  la  Iglesia. 

88  Empero  vosotros  también,  cada  nno 
en  particular,  ame  tanto  á  su  propia  mu- 
ger como  á  si  mismo ;  y  la  muger,  mire 
que  tenga  en  reverencia  á  su  marido. 

CAPITULO  VL 

Prooigue  dando  reptas  de  piedad  d  lo*  particular** 
•  liado*,  d  lo*  kifo*  para  con  lo*  padre**  y  dio*  po- 
dro* para  con  lo*  hifc*\  d  ***  eiervo*  para  con  *u* 
«eftoret ,  y  dio*  tenores  para  con  lo*  ñervo*.  8.  F\- 
naUnenU  concluye  el  propósito  principal  armándo- 
lo* de  arma*  eepirünale»  contra  toda  tentación  para 
permanecer  oonttant*»  en  la/i  recibida,  ¡re. 

HIJOS,  obedeced  á  vuestros  padres 
en  el  Señor;  que  esto  es  justo. 
2  Honra  á  tu  padre  y  á  tu  madre,  (que 
es  el  primer  mandamiento  con  promesa,) 
8  Para  que  te  vaya  bien,  y  seas  de  lar- 
ga vida  sobre  la  tierra. 
ni  Y  vosotros,  padres,  no  provoquéis  á 
ira  á  vuestros  hijos;  sino  crládlos  en 
la  disciplina  y  amonestación  del  Señor. 

5  Siervos,  obedeced  á  los  que  son  vues- 
tros señores  según  la  carne  con  temor  y 
temblor,  en  la  integridad  de  vuestro  co- 
razón, como  á  Cristo : 

6  No  sirviendo  al  ojo,  como  los  que 
agradan  á  los  hombres ;  sino  como  sier- 
vos de  Cristo,  haciendo  de  ánimo  la  vo- 
luntad de  Dios : 

7  Sirviendo  con  buena  voluntad,  como 
quien  sirve  al  Señor,  y  no  solo  á  los 
hombres : 

8  Sabiendo  que  el  bien  que  cada  nno 
hiciere,  eso  mismo  recibirá  del  Señor, 
ya  sea  siervo,  ó  ya  sea  libre. 

9  Y  vosotros,  señores,  hacadles  á  ellos 
lo  mismo,  dejando  las  amenazas :  sablea- 
do que  el  Señor  de  ellos  y  el  vuestro  está 


en  los  cielos ;  y  no  hay  respeto  de  per- 
sonas para  con  él. 

10  H  En  fin,  hermanos  míos,  sed  fuer- 
tes en  el  Señor,  y  en  el  poder  de  bu  for- 
taleza. 

11  Vestios  de  toda  la  armadura  de  Dios, 
para  que  podáis  estar  firmes  contra  las 
asechanzas  del  diablo. 

12  Porque  no  solamente  tenemos  lucha 
con  sangre  y  carne ;  sino  con  principa- 
dos, con  potestades,  con  los  gobernado- 
res de  las  tinieblas  de  este  siglo,  con 
malicias  espirituales  en  lugares  altos. 

13  Por  tanto  tomad  toda  la  armadura 
de  Dios,  para  que  podáis  resistir  en  el 
dia  malo,  y  superado  todo,  estar  en  pié. 

14  Estad  pues  firmes,  ceñidos  los  lomos 
de  verdad ;  y  vestidos  de  coraza  de  jus- 
ticia; 

15  Y  calzados  los  pies  con  la  prepara- 
ción del  Evangelio  de  paz : 

10  Sobre  todo,  tomando  el  escudo  de  la 
fé\  con  el  cual  podréis  apagar  todos  los 
dardos  encendidos  del  maligno. 

17  Y  el  yelmo  de  salud  tomad,  y  la 
espada  del  Espíritu,  que  es  la  palabra 
de  Dios: 

18  Orando  en  todo  tiempo  con  toda 
oración  y  ruego  en  el  Espíritu,  y  velan- 
do para  ello  con  toda  instancia  y  suplica- 
ción por  todos  los  santos ; 

H>  Y  por  mi,  que  me  sea  dada  palabra 
con  abrimiento  de  mi  boca  con  confian- 
za, para  hacer  notorio  el  misterio  del 
Evangelio : 

20  Por  el  cual  soy  embajador  en  cade- 
nas :  para  que  en  ellas  hable  osadamen- 
te, como  debo  hablar. 

21  1T  Mas  porque  también  vosotros  se- 
páis mis  negocios,  y  lo  que  yo  hago,  todo 
os  lo  hará  saber  Tychlco,  hermano  ama- 
do, y  fiel  ministro  en  el  Señor: 

22  El  cual  os  he  enviado  para  esto  mis- 
mo, para  que  entendáis  lo  que  pasa  entre 
nosotros,  y  para  que  consuele  vuestros 
corazones. 

28  Paz  sea  á  los  hermanos,  y  amor  con 
té  de  Dios  Padre,  y  del  Señor  Jesu  Cristo. 
24  Gracia  sea  con  todos  los  que  aman 
á  nuestro  Señor  Jesu  Cristo  en  incorrup- 
ción.   Amen. 

£*crltade  Boma  fckMEph«lot  por  Tychloo. 
199 


Digitized  by  LjOOglC 


LA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO  A  LOS 


FILIPENSES. 


CAPITULO  1. 

R*  él  wrim»  mjtmtmtt  ée  laepitiotoprecedin*. 

PABLO  y  Timotheo,  sierros  de  «Tesa 
Cristo,  á  todos  los  saotos  en  Cristo 
Jesús,  que  están  en  Philipos,  con  los 
obispos,  y  diáconos : 
0  Gracia  á  vosotros,  y  paz  de  Dios  nues- 
tro Padre,  y  del  Señor  Jesu  Crista 
8  Doy  gracias  á  mi  Dios,  toda  ves  que 
me  acuerdo  de  vosotros, 

4  Siempre  en  todas  mis  oraciones  na- 
ciendo orackm  por  todos  vosotros  con 
gozo, 

5  De  vuestra  participación  en  el  Evan- 
gelio, desde  el  primer  dia  basta  ahora : 

6  Confiando  de  esto  mismo,  «t  4  esto*, 
que  el  que  comenzó  en  vosotros  la  buena 
obra,  la  perficionará  hasta  el  dia  de  Jesu 
Cristo : 

7  Así  como  es  Justo  que  yo  piense  esto 
de  todos  vosotros,  por  cuanto  os  tengo 
en  el  corazón;  puesto  que  asi  en  mis 
prisiones,  como  en  la  defensa  y  conflrma- 

'  don  del  Evangelio,  todos  vosotros  sote 
participes  de  mi  gracia.  . 

8  Porque  testigo  me  es  Dios  de  cómo 
os  amo  á  todos  vosotros  en  las  entrañas 
de  Jesn  Cristo. 

9  T  esto  pido  d  JHo$:  Que  vuestro  amor 
abunde  aun  mas  y  mas  en  ciencia  y  en 
todo  conocimiento : 

10  Para  que  aprobéis  lo  mejor,  á  fin  de 
qne  seáis  sinceros  y  sin  ofensa  para  el 
dia  de  Cristo: 

11  Llenos  de  los  frutos  de  justicia  que 
son  por  Jesu  Cristo,  para  gloria  y  loor  de 
Dios. 

12  Mas  quiero,  hermanos,  que  sepáis, 
que  las  cosas  concernientes  á  mi  han 
contribuido  mas  bien  al  adelantamiento 
del  Evangelio ; 

18  De  tal  manera,  que  mis  prisiones  en 
Cristo  se  han  hecho  bien  conocidas  en 
todo  el  palacio,  y  en  todos  los  demás 
lugares; 

14  T  los  mas  de  los  hermanos  en  el 
Señor,  tomando  ánimo  con  mis  prisio- 
nes, osan  mas  atrevidamente  hablar  la 
palabra  sin  temor. 

15  Algunos,  á  la  verdad,  aun  por  envi- 

200 


dia  y  porfía  predican  á  Cristo;  mas  otros 
también  de  buena  voluntad : 

16  Aquellos  por  contención  anuncian  á 
Cristo,  no  sinceramente,  pensando  aña- 
dir mayor  apretura  á  mis  prisiones : 

17  Mas  estos  por  amor,  sabiendo  qne  yo 
he  sido  puesto  por  defensa  del  Evangelio. 

18  ¿Qué  Aey  pues?  JSMo  no  obstante, 
de  todas  maneras,  6  por  pretexto  ó  por 
verdad,  Cristo  es  anunciado;  y  en  esfo 
me  huelgo,  y  aun  me  holgaré. 

19  Porque  sé  que  esto  se  me  tornará  á 
salud  por  vuestra  oración,  y  por  el  suplí» 
miento  del  Espíritu  de  Jesu  Cristo. 

20  Conforme  á  mi  deseo  y  esperanza, 
que  en  nada  seré  confundido ;  antes  que 
con  toda  confianza,  como  siempre,  sai 
ahora  también  será  engrandecido  Cristo 
en  mi  cuerpo,  ó  por  vida,  ó  por  muerte. 

21  Porque  para  mí  el  vivir  «9  Cristo,  y 
el  morir  en  ganancia. 

22  Mas,  si  viviere  en  la  carne,  esto  me 
da  fruto  de  trabajo ;  sin  embargo  lo  que 
escogeré,  yo  no  lo  sé ; 

28  Porque  por  ambas  paria  estoy  pues/ 
to  en  estrecho,  teniendo  deseo  de  partir, 
y  estar  con  Cristo,  que  es  mucho  mejor  x 

24  Mas  el  quedar  en  la  carne,  <e  mas 
necesario  por  causa  de  vosotros. 

25  Y  confiando  en  esto,  sé  que  quedará, 
y  permaneceré  con  todos  vosotros,  para 
vuestro  provecho,  y  gozo  en  la  fé. 

20  Para  que  abunde  mas  en  Jesu  Cristo 
ti  motivo  de  vuestra  gloria  en  mí,  por 
mi  venida  otra  vez  á  vosotros» 

27  Solamente  qne  vuestro  proceder  sea 
digno  del  Evangelio  de  Cristo ;  para  que, 
ó  sea  que  venga  y  os  vea,  ó  que  esté  au- 
sente, oiga  de  vosotros,  que  estáis  firmes 
en  un  mismo  espíritu,  con  un  mJstnfi 
ánimo  combatiendo  juntamente  por  .a 
fé  del  Evangelio ; 

28  Y  en  nada  espantados  de  los  que  se 
oponen,  lo  cual  para  ellos  ciertamente 
es  indicio  de  perdición,  mas  para  voso- 
tros de  salud,  y  esto  de  Dios. 

29  Porque  á  vosotros  os  es  concedido  en 
nombre  de  Cristo  no  solo  que  creáis  en 
él,  sino  también  que  padezcáis  por  éL 

90  Teniendo  en  vomdrot  la  misma  lucha 


FILIPENSES. 


que  habéis  visto  en  mi,  7  ahora  ote  «star 
en  mi. 

CAPITULO  n. 

Exhórtale»  dlaunkm  en  elHmtir  w  en  la  caridad  por 
medio  de  humildad  que  cada  uno  tenga  para  con  el 
hermano  d  ejemplo  de  Cristo.  2.  Encomiéndale»  d 
Ttmotheo,  y  d  Kpaphrodüo. 

POR  tanto,  si  hay  en  voeotroe  alguna 
consolación  en  Cristo,  si  oigan  re- 
frigerio de  amor,  si  alguna  comunión 
del  Espirita,  si  algunas  entrañas  7  con 
miseraciones, 

9  Cumplid  mi  gozo  en  que  penséis 
lo  mismo,  teniendo  un  mismo  amor, 
siendo  unánimes,  sintiendo  una  misma 
«osa. 

8  Nada  hagáis -por  contienda,  6  por  Tana 
gloría;  antes  en  humildad  de  espíritu, 
eétimándoos  inferiores  los  unos  á  los 
otros, 

4  No  mirando  cada  uno  áio  que  es  suyo, 
mas  también  á  lo  que  es  de  los  otros. 

5  Haya  en  vosotros  los  mismos  senti- 
mientos que  hubo  también  en  Cristo 
Jesús : 

6  £1  cual  siendo  en  forma  de  Dios,  no 
tuvo  por  rapiña  ser  igual  á  Dios ; 

7  Mas  se  despojó  á  si  mismo,  tomando 
fbrma  de  sierro,  hecho  á  semejanza  de 
los  hombres ; 

8  T  hallado  en  tu  condición  como  hom- 
bre, se  humilló  á  si  mismo,  haciéndose 
obediente  hasta  la  muerte,  7  muerte  de 
oras. 

9  T  por  lo  cual  Dios  también  le  ensalsó 
soberanamente,  7  le  dio  nombre  que  es 
sobre  todo  nombre ; 

10  Para  que  al  nombre  de  Jesús  toda 
rodilla  de  lo  celestial,  de  lo  terrenal,  y 
de  lo  infernal  se  doble ; 

11  T  que  toda  lengua  comiese,  que  Jesu 
Cristo  et  Beftor  para  la  gloria  de  Dios 
el  Padre. 

12  Por  tanto,  amados  míos,  como  siem- 
pre habéis  obedecido,  no  como  en  mi 
presencia  solamente,  mas  aun  mucho 
mas  ahora  en  mi  ausencia,  obrad  vuestra 
propia  salud  con  temor  7  temblor. 

18  Porque  Dios  es  el  que  en  vosotros 
obra,  asi  el  querer  como  el  hacer,  según 
tu  buena  voluntad. 

14  Haced  todo  sin  murmuraciones,  7 
sin  disputas; 

15  Para  que  seáis  irreprensibles,  7  sen- 
cillos, mjos  de  Dios,  sin  culpa,  en  medio 
de  una  rasa  torcida  7  perversa,  entre  los 
cuales  resplandecéis  como  luminares  en 
«1  mundo, 

16  Reteniendo  la  palabra  de  vida;  paca 


que  70  pueda  gloriarme  en  el  día  de 
Cristo,  de  que  no  he  corrido  en  vano,  ni 
trabajado  en  vano. 

17  T  aunque  70  sea  sacrificado  sobre  el 
sacrificio  7  servicio  de  vuestra  fé,  me 
huelgo  7  me  regocijo  con  todos  voso- 
tros. 

18  Fpor  esto  mismo  holgaos  también 
vosotros,  7  regocijaos  conmigo. 

19  Mas  espero  en  el  Beftor  Jesús,  que 
os  enviaré  presto  á  Timotheo,  para  que 
70  también  esté  de  buen  ánimo,  cono- 
ciendo vuestro  estado. 

90  Porque  á  ninguno  tengo  tan  del  mis- 
mo ánimo  conmigo,  que  esté  sincera- 
mente solicito  por  vosotros ; 

21  Porque  todos  buscan  lo  que  es  suyo 
propio,  no  lo  que  es  de  Cristo  Jesús. 

22  Mas  vosotros  sabéis  la  prueba  que 
te  ha  hecha  de  él,  y  <•*,  que  oorao  hijo  con 
tu  padre,  él  ha  servido  conmigo  en  el 
Evangelio. 

28  Asi  que  á  este  espero  enviaros,  lue- 
go que  viere  cómo  van  mis  negocios. 

24  Mas  confio  en  el  Señor  que  yo  mismo 
también  vendré  prestamente  á  vmoiro$: 

25  Sin  embargo  tuve  por  cosa  necesaria 
enviaros  á  Spaphrodito,  mi  hermano,  7 
companero,  7  cpnsiervo  mk>,  mas  vues- 
tro mensagero,  7  el  que  ministraba  á  mis 
necesidades. 

26  Porque  tenia  deseo  vehemente  d$*tr 
á  todos  vosotros;  y  estaba  lleno  de  pesa- 
dumbre de  que  hubieseis  oido  que  habla 
enfermado. 

'  27  Y  cierto  que  enfermó  hasta  la  muer- 
te; mas  Dios  tuvo  misericordia  de  él;  7 
no  solamente  de  él  toas  de  mi  también, 
para  que  yo  no  tuviese  tristeza  sobre 
tristeza. 

28  Asi  que  le  envió  mas  presto,  para 
que  viéndole  otra  ves,  os  regocijéis,  7 
que  70  esté  con  menos  tristeza, 

29  Becebidle,  pues,  en  el  Sefior,  con 
todo  regocijo ;  7  tened  en  estima  á  los 
tales; 

8a  Porque  por  la  obra  de  Cristo  llegó 
basta  la  muerte,  exponiendo  su  vida  para 
suplir  vuestra  falta  en  mi  servicio. 

CAPITULO  m. 

Exhórtale*  d  que  te  guarden  del  error  de  la  circunci- 
»(ontdcuto»predi(xutore»  liorna  perro»,  tfc.  2.Con- 
Jleeaque  aunque  aspira  d  la  perfección  y  la  profeta 
de  nombre  u  de  hecho,  no  la  tiene  aun,  ma»  cepera 
alcantarla  en  efecto  en  la  returreccion  de  lo»  muer- 
to», no  ente»,  v  que  lo»  que  de  otro  modo  tienten  de 
*t,  mm  erradeo.  3.  Avisóle»  que  m  guarden  de  lo» 
que  no  eiguieren  «k  ejemplo  atienta  vida  como  en 
la  doctrina.  4.  La  convertacion  de  lo»  verdadero» 
mei  wnmd»  ew  ceetttial,  ífej, 
201 


FILIPENSE& 


RESTA,  hermanos,  que  os  regocijéis 
en  el  Señor.  Escribiros  las  mismas 
cosas,  á  mí  ciertamente  no  mees  gravoso, 
mas  para  vosotros  es  seguro. 

2  Guardaos  de  los  perros,  guardaos  de 
los  malos  obreros,  guardaos  de  la  con- 
cisión. 

8  Porque  nosotros  somos  la  circunci- 
sión, los  que  servimos  en  espíritu  á  Dios, 
y  nos  gloriamos  en  Cristo  Jeras,  no 
teniendo  confianza  en  la  carne. 

4  Aunque  yo  tengo  también  de  qué  con- 
fiar en  la  carne.  Si  á  alguno  le  parece 
que  tiene  de  qué  confiar  en  la  carne,  yo 
me*  que  nadie: 

5  Circuncidado  al  octavo  dia,  del  lina- 
ge  de  Israel,  de  la  tribu  de  Benjamín, 
Hebreo  de  Hebreos ;  en  cuanto  á  la  ley, 
Fariseo; 

6  En  cuanto  á  zelo,  perseguidor  de  la 
Iglesia ;  en  cuanto  á  la  justicia  que  es  en 
la  ley,  de  vida  irreprensible. 

7  Mas  aquellas  cosas  que  me  eran  por 
ganancia,  las  tuve  por  pérdida  por  amor 
de  Cristo. 

8  Y  aun  mas,  que  ciertamente  todas  las 
cosas  tengo  por  pérdida  por  la  excelen- 
cia del  conocimiento  de  Cristo  Jesús 
Señor  mió ;  por  amor  del  cual  lo  he  per- 
dido todo,  y  lo  tengo  por  estiércol  por 

.  ganar  á  Cristo, 

9  T  ser  hallado  en  él,  no  teniendo  mi 
propia  justicia,  que  es  de  la  ley,  sino  la 
qne  es  por  medio  de  la  fé  de  Cristo,  la 
justicia  de  Dios  por  fé : 

10  Por  conocerle  á  él,  y  á  la  virtud  de  su 
resurrección,  y  la  comunión  de  sus  pa- 
decimientos, siendo  configurado  á  su 
muerte :    . 

11  Si  en  alguna  manera  llegase  á  la 
resurrección  de  los  muertos. 

12  No  que  ya  haya  alcanzado,  ni  que  ya 
sea  perfecto ;  mas  sigo  adelante  por  si 
pueda  hachar  mano  de  aquello,  por  lo 
cual  Cristo  también  echó  mano  de  mi. 

13  Hermanos  no  pienso  que  yo  mismo 
lo  haya  alcanzado ;  empero  una  cosa  hmgo, 
y  es,  que  olvidando  ciertamente  lo  que 
queda  atrás,  mas  extendiéndome  á  lo 
que  está  delante, 

14  Me  apresuro  hacia  el  blanco,  por  el 
premio  de  la  vocación  celestial  de  Dios 
en  Cristo  Jesús. 

15  Asi  que  todos  los  que  somos  perfec- 
tos, tengamos  estos  mismos  sentimien- 
tos ;  y  si  en  alguna  cosa  los  tenéis  dife- 
rentes, esto  también  os  revelará  Dios. 

16  Empero  á  lo  que  hemos  ya  llegado, 

902 


vamos  por  la  misma  regla,  y  sintamos 
una  misma  cosa. 

17  t  Hermanos,  sed  juntamente  imita- 
dores de  mi,  y  mirad  los  qne  anduvie- 
ren asi,  como  nos  tenéis  á  nosotros  por 
dechado. 

18  (Porque  muchos  andan,  de  los  cuales 
os  he  dicho  muchas  veces,  y  ahora  tam- 
bién lo  digo,  aun  llorando,  qm  enemigos 
jo*  de  la  eras  de  Cristo : 

10  Cuyo  fin  es  la  perdición :  cuyo  dios 
es  el  vientre,  y  su  gloria  et  en  la  confu- 
sión de  ellos,  que  piensan  solo  en  lo  ter- 
reno.) 

20  j¡  Mas  nuestra  vivienda  es  en  los 
cielos,  de  donde  también  esperamos  el 
Salvador,  al  Señor  JesuOristo; 

21  El  cual  transformará  el  cuerpo  de 
nuestra  bajeza,  para  que  sea  hecho  seme- 
jante á  su  cuerpo  glorificado,  segon  el 
poder  eficiente  por  el  cual  puede  tam- 
bién sujetar  á  si  todas  tas  cosas. 

CAPITULO  IV. 

Protigm  en  acertarlo*  d  toda  virtud  ymmto  V—J»l» 
y  d  mucha  oración.  2.  Déle*  gradea  por  et  smtmfr 
dio  que  le  enviaron,  y  enamcnddwtotoe  mi  JfcSor, 
/kmetiaeptttoím, 

POR  lo  cual,  hermanos  mies,  amado* 
y  deseados,  mi  gozo  y  mi  corona, 
estad  asi  firmes  en  el  Spnor,  amados 
ntioe. 

2  A  Euodias  ruego,  y  ruego  á  8ynty- 
che,  que  tengan  unos  mismos  sentimien- 
tos en  el  8efior. 

S  Asimismo  te  ruego  también  á  ti,  fiel 
compañero  de  yugo,  aynda  á  aquella* 
mugeres  que  eom batieron»  juntamente 
conmigo  por  el  Evangelio,  con  Clemente 
también,  y  los  demás  mis  ayudadores,  ca- 
yos nombres  estén  en  el  libro  de  la  vida. 

4  Begoctyáoa  en  el  Sefior  siempre:  otra 
vez  digo,  que  os  regocijéis. 

5  Vuestra  modestia  sea  conocida  de  to- 
dos les  hombres.    SI  Señor  está  carca. 

6  De  nada  estáis  solicites;  sino  qne  en 
todo  dense  á -conocer  vuestras  peticione* 
delante  de  Dios  por  la  oración,  y  el  rue- 
go, con  nacimiento  de  gracias. 

7  T  lá  paz  de  Dios,  que  sobrepuja  todo 
entendimiento,  guardará  vuestros  cora- 
zones y  vuestros  entendimientos  en  Cris- 
to Jesús. 

8  En  fin,  hermanos,  que  todo  lo  qne  ea 
verdadero,  todo  lo  honesto,  todo  lo  jun- 
to, todo  lo  santo,  todo  lo  amable,  todo 
lo  que  es  de  buen  nombre :  ai  Aay  alganm 
virtud,  y  si  hay  alguna  alaban», 
en  la*  tales  cosas. 


QOfeQ&ftNaB& 


O  Lo  ano  entflnrUitsli,  y  rosibUtaiii,  y 
oísteis,  y  vieteia  «a  mí,  «ato  naced;  y  el 
Dios  do  pac  sena  «o*  vosotros. 

1Q  Y  Empero «gran manera me rego- 
e¡ió  en  el  ¿tenor,  de  que  si  fin  ya  reverde- 
cisteis en  tener  coldado  de  mí*  de  lo  onal 
en  verdad  «atabais  eoüeltes?  ñas  os  fri- 
taba la  oportunidad. 

U  No  tt  ana  hablo  en  cnanto  á  necesi- 
dad; porque  yo  no  aprendido  á  conten- 
tarme' con  lo  qne  tuviere. 

12  fié  tan  bien,  «atar  hmnillado,  como 
aó  tener  abundancia;  donde  quiera  y  en 
todas  cosas  soy  instruido  así  para  «star 
harto  como  para  sufrir  hambre,  lo  mis- 

.nw>.  para  tañer  abundancia  como  .para 
padecer  necesidad : 

13  Todo  lo  puedo  eu  Cristo  que  me  for- 
talece. 

H  Todavía,  MeísteU  bien  en  qne  ©p- 
mnniraateln  eenndjeo  en  mi  tribulación* 

15  Te  sabéis  también  vosotros,  ob  Pam- 
peases, que  al  principio  del  Evangelio, 
cuando  me  partí  de  Macedonia,  ninguna 
Igi  oaia  oonmaioé  eonsnjgo  en  amatoria  de 
dar  y  de  recibir,  sino  Tosotros  solos ; 


16  Pesque  aun  aunflii  y»  en  Tboseloid- 
ca,  me  enviasteis  lo  neceserie  una  y  dos 


17  No  que  yo  solicite  dádivas»  mas 
solicito  fruto  que  abunde  paca  vuestra 
cuenta. 

18  Empero  todo  lo  tengo,  y  «a»  mas  de 
lo  suficiente:  estdyUenovnabiendo reci- 
bido de  Spapnrodito  lo  que  enviasteis, 
olor  de  suavidad^  sacrificio  acepto  y  agra- 
dable á  Dios. 

10  Y  mi  Di**  suplirá  todo  lo  que  os 
felta,  conforme  á  sus  riquesas,  en  gloria 
por  Cristo  Jesús» 

20  Al  Dios,  pues,  y  Padre  nuestro  «a 
gloria  por  siglos  de  siglos.   Amen* 

#1  Saludad  a  todos  los  santos  en  Cristo 
Jesús :  os  saludan  los  bennanos  que  es- 
tán conmigo. 

22  Os  saludan  todos  los  santos  4  y 
mayormente  los  que  son  de  casa  de 
Cesar. 

23  La  gracia  del  Sefior  nuestro  Jesu 
Cristo  asa  con  todos  vosotros.    Amen. 

ncrlfai  d*  Rohm  k  los  JPUHpenni  por  SfcMShftH 


LA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO  A  LOS 


COLOSENSES. 


CAPITULO  I. 

0»eM  wttmn»  m+wm#m>é4  tm  eptotóla  préeeéenf  ttem- 
pte  exhortando  d  qno  e'te^ngem  ^  MvewiQeii»'  autlp 
libertad  de  la  fcy,  como  le»  ha  eido  entenado*  aonfra 
lo»  que  pretendió*  introducir  la  circuncisión.  J)e  la 
*e*á*i*  é*  ¡m  pereona  eU  Crttéo,  db  tm  dtonidnxt  y 
oficio  asi  en  toda»  la»  eriainra»  eonm  eepeeiofmeni» 
en  eu  Iglesia. 

PABLO,  apóstol  de  Jes*  Cristo  por 
la  voluntad  da  Dios,  y  el  hermane 
Timotheo, 

2  A  los  sanios  y  hermanos  fieles  en 
Cristo  que  están  en  Colosas :  Grada  á 
vosotros  y  pea  de  Dtoa  Padre  nuestro,  y 
del  8eaor  J«au  disto. 

8  Damos  gradas  al  Dios  y  Padre  de 
nuestro  Señor  Jesu  Cristo,  orando  siem- 
pre por  vosotros: 

4  Habiendo  otóo  de  vuestra  «en  Cristo 
Jesús,  y  del  amo*  ene.  Jenait  pasa  con 
¿oetos  soasan*  i  ■» 

•  5  A  osase  de  la  espéranos  que  os  es 
sjuardada  en  los  cáelos:  do  la  cual  ba- 

Span.  «4 


bola  nido  ya  por  la  palabra  vesésdara 
del  Evangelio : 

6  £1  cual  ha  llegado  hasta  vosotros, 
«amo  también  te  aneado  por  todo  el 
ánodo;  y ¿rectifica, y  ereosvoosma tam- 
bién en  vosotros,  desde  el  día  en  que 
oietefc,  y  aonoesstea  ia  grasila  de- Dios 
en  verdad: 

7  Como  temblé*  habeáa  aprendido  de 
Bnaafcras,  oonatervo  amado  nuestro,  el 
onal  es  per  vosotros  flal  ministro  de 
Cristo; 

8  fil  cual  también  noa  ha  declarado 
vuestro  amor  en  el  Espíritu» 

9  Por  lo  onal  también  nosotras,  desde 
el  día  qne  fe  «amos,  no  casamos  do  osar 
por  vosotros,  y  de  pedir  que  seáis  llenes 
del  «escocimiento  de  eu  voluntad,  en 
toda  sabiduría  y  entendimiento*  espí- 
ritaal;  n 

10  Para  que  andéis  como  es  digno  del 
Senos,  ayadándofa  oo-  todo,  fructifican- 

m 


%áo  eutc^lmeoee*m,y 
•el  conooiinienie  de  Mosi 

11  Corroborado»  de  toda  fortaleza, 
forme  i  le  potencia  da  su  gloria,  para 
toda  paciencia  y  longanimidad  eon  goso? 

12  Dando  gradas  al  Padre  qne  nee  tamo 
Idóneos  para  participar  en  U  herencia  de 
loa  «autos  en  laa: 

18  SI  enal  nos  libró  «a  m  potestad*  de 
las  tinieblas,  y  *e*  traspasé  al  rateo  del 
Htfo  de  su  amor, 

14  Bn  quien  tenemos  redención  por  su 
sangre,  remisión  de  pecados  t 

15  £1  cual  es  Imagen  del  Dios  Iwrislbla, 
et  primogénito  de  toda  la  creación. 

16  Patine  en  el  fueron  creadas  todas 
las  cosas  qne  «safa  en  los  cielos,  y  qne 
arfo*  en  la  tierra,  itefbler  7  Invisibles, 
sean  tronos,  sean  señoríos,  sean  princi- 
pados, «can  potestades :  todo  rué  creado 
por  él,  y  para  €L 

17  Y  él  es  antes  de  todas  las  cosas;  y 
todas  las  cosas  subsisten  en  él ; 

16  T  él  es  la  cabeza  del  cuerpo,  á  so&sr, 
delajglesie:  «ional  es  principio  y  pri- 
mogénito de  entra  los  muertos,  para  qne 
en  todo  tenga  él  el  primado. 
f  i»  ror  cnanto  egraoo  ni  xudra  qne  en 
él  habitase  toda  plenitud ; 

2fr  r^w.por  4  i*e«o*cnms*/todam  tes 

#  cosas  á  si,  habiendo  hecho  la  pan  por  la 

sangre  de  su  cruz,  por  é\dig^  asi  las  qne 

mtén  en  la  tierra,  comoUs  fuá  sNn»  en 

los  cielos. 

21  Fé  vosotros  también,  que  erais  en 
otro  tiempo  extraños,  y  enemigos  de 


eOLOMBNBfiS. 

dama 

ha  sido 
27  Alos 


pero  os  ha  reconciliado 
M  lnelamntpodaan  carne  por  medio 
de  la  muerte,  pora  preséntalos 
y  arn-  moncha,  y  ürayinnsmlm 
efeél: 

-  fiB  -84  oammro  nurnmneosss  Amdnussv  v 
afirmados  en  la  fó,  y  sin  morasen  do  la 
sají ufanan  jai  Binen;  1  Un  qne  smasm  uttlu, 
ai  anal  osprsQfcnéo  atada  eriatnm  eme 
está  debajo  del  cielo:  del  cual  yo  Punto 
soy  hecho  ministro. 

24  Qoa  ahora  me  mgoago  en  lo  qne 
padesco  por  vosotros,  y  cumplo  en  mi 
«ama  lo  qne  mita  de  las  emociones  de 
Oflsto  por  amor  de  en  cuerpo,  que  m 
mlsjlotkt 

25  me  m  eoelonyJmcfco  mlnsitsooeguu 
m  dispensación  da  Dina,  la  cual  mo  es 
dada  por  vosotros,  para  qne  cumpla  la 
palabra  de  Diest 

M  Js  é  mferycl  misterio  esoowU<m  des- 
20i 


y  tdaftnn  man  40*  «amata 
a  sos  santos, 
no»Ptsshnesr  noto- 
(tomgtorta  desate  nula, 
terto  cutre  lo*  acntUcs,  00*  m  (Meto  on 
vosotros,  aspamnm  de  ¿torta. 
28  A  ceden  nocotroo] 
nestando  á  todo  bombee,  y  nmilmudM  A 
todo  hombre  eosi  soda  sabed  urja,  pata 
ana  presentemos  á  iodo  hombre  parí  eco» 
en  Cristo  Jesús  r 

22  A  cayo  fin  tamfcmn  yo  trabaja,  lu- 
chando sngnn  la  ensarno  «a  él,  Ja  anat 
obra  en  mi  poderosamente* 
CAPITULO  H. 


«Mugue  no  fat  taya  rufo.    VMnttrn  «4  «I  pnqpSm» 
d»  orJMvie*  qm  m  gmardcn  de  lo»  fw  pemmmdm 

mimtodttod». 


¥>OBQPE  quiero  ano 
JT  oomhi 


oomhate  no  sumo  por  nosotros,  y 

por  los  qm  cmm  en  Laonmea,  y  por  todos 
los  qne  nanea  vienen  tul  rastro  en  ls 


S 
para  aieatuor  todas  las  riquesas  de  pleni- 
tud ala  nmit^Altmítmtén   A  Am   ¿* 

el  misterio  de  Dios,  y  del  Padre,  y  ds 
Cunto:* 

8  En  el  cual  están  escondidos  todos  los 
tesoros  ^e  sabiduría,  y  de  conocimiento. 

4  Testo  difco  para  que  nadie  os  engañe 
con  palabras  seductoras. 

5  Porque  aunque  esté  ausente  en  el 
cuerpo,  en  el  espíritu  sin  embargo  estoy 
prmmU  con  voeotree,  sisándome,  y  mi- 
rando vuestro  ene*  orden,  y  la  firmes» 
de  vossom  M  en  Crmta 

0  Por  tanto  de  la  manera  que  habéis 
recibido  al  Scftor  Jmn  Cristo,  ansf  andad 
en*V 

7  Arraigados,  y  sobreedificados  en  él,  y 
nfinnndos  en  hvfé,  asi  nomo  os  ha  sido 
ensenado,  ■blindando  en  ella  con  hsel- 
miento  de  gradas. 

2  1  Onsjdáosdc  que  nansa  os  arrebate 
como  despejo  por  medio  de  filosofía  y 
veno  ssnjafio,  sagnsí  Im  tradiciones  ds 
los  hombres,  según  mi  eJatoentos  del 
mundo,  y  noeegun  Crfctoi 

2  Porque  su  éiháhtta  toda  la  plenJtnd 
de  la  divinidad  cofporammnmv 

MhY  en  m  mmnt  «smmlmof,  d  enht  m 
oabem  de  tolo  principado  y.pomsmd 

11  En  el  cnal  limblsn  esmsi  «Srsnan* 
dados  n^'chrmiehdon^o  hecha  por*  raa 
nosram  el  dsapqjsmionto  del  < 


eOLOSTTNgfte. 


tos  panado*  A 1»  entos,  vérm-nlMteicV 
stondoCrlstot. 

12  Sepultados  jimteanflte  con  41  cu  el 
snutiesjo,sn  el  cnsfltambfcsn  resucitasteis 
oon  él  por  le  IB  de  1»  operación  de  Dios, 
que  le  levantó  de  entre  loe  muertos ; 

lt  Y  A  vosotros,  estando  muertos  en  los 
im  sulus  y  eÉ  la,  inciwwfnetetoa  de  vuestra 
carne,  oa  dló  vida  Juntamente  con  él}p>er> 
utraéndooa  todos  los  petado* : 

14  Rayendo  de  en  contra  de  nosotros 
la  escrita**  ée  kis  ordenencas  que  nos 
ere  contraria,  quitándola  de  en  medio,  y 
enclavándola  en  la  ente;  . 

Id  r  habiendo  despojado  A  los  princi- 
pados y  A  las  potestades,  sacóles  á  la 
vergüenza  en  público,  tiiumtando  sobre 


16  Por  tanto  nadie  os  juzgne  en  comi- 
da, 6  ew  bebida,  •  en  parte  de  día  de 
desta,  ó  de  nuera  tama,  ó  de  sábados'; 

17  Las  onales  cosas  son  la  sombra  de 
lo  ce»  «Ka**  por  Teñir;  mas  el  cnerpo  si 
de  Cristo. 

18  Nadie  os  defraudo  de  vuestro  premio, 
eomplaeiáodoee  en  qfotoOa  humildad,  y 
©frito  de  Angeles,  metiéndose  en  cosas 
qne  nunca,  vio,  hinchado  ranamente.de 
sm  Anime  carnal, 

19  T  no  teniéndose  de  la  Cabeza,  de  la 
•nal  todo  el  eoerpo  aumentado  y  cilla- 
nado  ¿or  medio  de  tm  ligudnrus  y  co- 
ynntnras,  crece  con  el  enmonto  de  Dios. 

90  €1,  pues,  soto  muertos  fmtammte 
oon  Orisl»  cnanto  A  lee  rudimentos  del 
mondo,  i  por  qué  ano,  como  que  vi- 
viese!* en  et  mnndo,  os  sujetáis  A  orde- 

»  (No  comas,  No  inste*,  Un  saquee  j 

22  Cosas  todas  qne  han  de  perecer  en  el 
asanao  nao  «at  sOas;)  según  los  manda- 
mientos y  doctrinas  de-nombres  r 

23  Las  cnales  ooats  tienen  i  m  verdad 
alguna  apariencia  de  sabi<|njríe  en  ontto 
Toluntario,  y  en  sanen  humildad  de  es- 
píritu, y  en  maltratamiento  del  cuerpo, 
empero  no  en  honor  alguno  para  hartura 
de  la  carne. 

CAPITULO  m. 

Batiendo  mostrado  en  el  Jm  del  capitulo  precedente 
las  grandes  apariencias  que  trato  la  Jeto  reUgion, 
corrigeiat  mostrando  como  el  piadoso  que  de  vero» 
ka  recibido  d  Cristo,  en  él  y  en  su  piadosa  vida  tita* 
no  los  apariencias  de  aquello,  sino  el  ser  de  toda  cris- 
tiana virtud,  á  lo  cual  exhorta  en  virtud  de  haber 
resucitado  oon.  arista,  especificando  asi  las  malos 
a/setos  que  ha  de  mortificar  el  cristiano  como  las 
virtudes  fus  ha  de  seguir,  encomendando  singular' 
mente  la  caridad  como  la  suma  w  remate  de  todas. 
%  Desciende  4  particulares  reglas  de  loe  estado: 


\T*t  si  befes*  fé«nttte4ó  «ni  Cristo, 
J.H.  bascad  lo  qne  es  é*  arriba,  dbnde 
estA  eristo  sentado  A  la  diestra  Tic  tHos. 

i\Pontd  vuestro  eoranon  en  fas  cosas 
de  arriba,  no  en  la»  de  la  «lena, 

8  Porque  muertos  estala,  y  vuestra  vida 
•stA  guardada  con  Oferto  en  Bles. 

4  Cuando  se  manifestare  Cristo,  m*  e* 
nuestra  vida,  entonces  vosotros  también 
sercis  manifestados  con  él  en  gloria. 

5  Haced  morir,  pues,  vuestros  miem- 
bros que  satán  sobre  la  tierra,  t»  4  esftsr, 
le  fornicación,  m  inmundicia,  la  molicie, 
k  mala  concupiscencia,  y  la  avaricia,  la 
onales  Idolatría:     ' 

6  *er  las  cnales  eossn  la  Ira  de  Dios  tie- 
ne sobre  los  hijos  de  rebelión : 

t  ín  las  cuales  vosotros  también  an- 
daban en  otro  tiempo,  cuando  vivíais  en 
ellas. 

8  lías  ahora  dejaos  también  vosotros 
de  indas  astas  cosas-  ftra,  enojo,  malicia, 
maledisencia,  torpes  palabras  de  maestra 
boca: 

§  Nauriutaia  los  unes  A  los  otros,  ha- 
biéndoos despojado  del  hombrn  viejo 
con  sus  hechos, 

se*  x  nuotendoos  vestido  del  nuevo,  él 
cual  es  renovado  en  el  conoelmfentss 
conforme  A  la  Imagen  del  qne  lo  creó: 

11  Donde  no  bar  Griego  ni  ¿ucHo,  eir-# 
concisión  ni  mcircunenllon,  bárbaro  nf 
•oytns,  sHfrvo  ni  Ubre;  mas  Cristo  et 
todo  y  en  toda 

lt  Yestíon,  pues,  («orno  los  escogidos 
ds  nMos*  santos,  y  amados)  de  entrañas 
de  itasntíeoiette,  do  beuerniMsi,  «o  hu- 
mildad de  espirita,  de  inenssdumbre,  do 


13  Soportándoos  los  uno»  A  los  otros,  y 
perdonándoos  tos  míos  d  tos  otros,  si 
alguno  tuviere  queja  contra  otro:  A  la 
nmueaauun  «Mato  os  nnrdono,  ansí  tam- 
Man  psnssnskf  vosovros. 

14  Y  sonto  nadas  o***  cosen  eums*  AV 
amor,  el  cual  es  st  vinculo  de  la  per- 
fección. 

15  Y  la  paz  de  Dios  reine  en  vuestros 
corazones :  A  la  cual  asimismo  sois  llama- 
dos en  un  miemo  cuerpo;  y  sed  agrade- 
cidos. 

16  La  palabra  de  Cristo  habite  en  voso- 
tros abundantemente  en  toda  sabiduría; 
ensenándoos,  y  exhortándoos  los  unos  A 
los  otros  con  salmos,  y  himnos,  y  can* 
clones  espirituales,  con  gracia  cantando 
en  vuestros  corazones  al  Señor. 

17  Y  todo  lo  que  hiciereis,  en  palabra, 

206 


OGIO&BNSB& 


6  en  obra»  feeABe  todo  en  él  nooibm 
del  Señor  Jesús,  dando  gntoiee  4  Dito  y 
al  Padre  por  midió  de  éL 

18  1  Casadas,  estad  sujetas  á  vuestros 
propios  maridos,  como  conviene  en  «1 
8eftor. 

19  Maridos,  amad  á  rtewtrst  mugeree,  7 
no  lea  seáis  desabridos. 

20  HJjoe,  obedeced  átnpefret padrea  en 
todo;  porqimmteae^ndaelonner. 

21  Padrea,  no  exaspérela  á  vuestros 
hjjoe,  porque  no  se  desalienten 

22  Siervos,  obedeced  en  todo  á  *»**r<* 
aeñorea  eegun  la  carne,  no  sirviendo  al 
ojo,  como  loa  que  agtadau  á  toe  hombres, 
sino  con  seneilles  ¿  corason,  temiendo  á 
Dios. 

23  Y  todo  lo  que  hiciereis,  hacédfe  de 
corazón,  como  súfremele  al  Señor,  y  no  á 
los  hombres : 

2*  Eetendo  ciertos  qne  del  Ssjfior  reci- 
biréis el  premio  de  la  herencia;  porque 
al  Señor  Crieio  servís* 

25  Mas  el  que  hace  Injusticia,  recibirá 
1*  injusticia  que  hiciere;  qnenonayres- 
peiadenemonaa. 

CAPITULO  IV. 

OEÜOR£a,hacedioqtteeéjoitoyó>- 
yj  recho  con  «neatret  sierros,  eatando 
.ciertos  que  también. vosotros  tenéis  xm 
8pft^>f  on  los  ektlflf», 

2  Perseverad  en  2a  oración.  Telando  en 
ella  con  nacimiento  de  gracias : 

3  Osando  juntamente  también  por  no- 
sotros» qne  Dios  nos  abra  la  puerta  de  la 
paleta»  ama  qne  hablemos  el  misterio 
de  Grieto»  (pos  el-cnal nnn  estoy  preso ;) 

4  A  fin  de  qne  le  manifieste,  como  me 
eonniene  hables;  • 

6  Andad  nn  sabiduría  pasa  con  loe  de 
afuera,  rescatando  el  tiempo» 

6  Vuestra  pelabas  a»  siempre  cen  aba- 
cia, sazonada  con  sel,  que  ■  epato  conoto 
os  sjmsdsBmsnspojssVsr^  oedonsm» 


7  ltm  negantes  indos  oe  nnm  saber  Ty» 

chico,  hermano  mío  arnaco,  f  fie*  minas 
tro»  y  consterno  en  et  ftcftor: 
S  Al  cual  os  he  enviado  pete  esto  mis» 
mo,  á  sobar,  qne  entienda  vnestroe  nego- 
cios, y  eonenele  vnestroe  coreeooee; 

9  Gen  Oneskno,  amado  y  fiel  hermano, 
el  onal  es  de  vosotroa.  Todo  lo  qne  acá 
pasa  safes  os  harén  saber. 

10  Os  saluda  Artotaroho,  mi  eonrpnftero 
en  prisiones,  y  Mareos,  el  sobrino  de 
Bernabé*,  {aceren  «el  cunt  náfrese  reci- 
bido mandamientos:  si  viniere  á  toso» 
tros,  le  recibiréis ;) 

11  Y  Jesús,  el  que  ea  llamado  Juste: 
los  coalee  son  de  la  circuncisión :  estes 
solos  sanios  que  me  ayudan  en  el  mino 
de  Dios:  los  cuales  han  me  nido  con* 
suelo.  - 

12  Xpaphras,  el  «nal  es  de  vosotros, 
siervo  de  Cristo,  os  selnda ;  eeforcándote 
siempre  por  vosotros  en  ovaciones,  que 
estele  firmes,  perfectos  y  cumplidos  en 
toda  la  voluntad  de  Dios. 

18  Qne  yo  le  doy  testimonio,  ojo*  tiene 
gran  aelo  por  vosotros, y  por  los  qtncwtm 
en  Leodicee,  y  por  ios  qm  mié*  ea  Hiere* 
polfc 

14  Os  saluda  Lucas,  el  médico 
y  Domen. 

15  8aludad  á  loa  hermanee  ftati 
Laodicea,  y  á  Nimpfans,  y  á  la  Iglesia 
que  ntd  en  en  cana. 

10  X  cuando  esta  carta  fuero  leída  en- 
tre vosotroa,  haced  qne  también  sea  leida 
en  le  Iglesia  de  loa  Laodicenses ;  y  la  de 
Laodioea  qne  la  tolemnsnien  vosotros. 

17  T  decid  á  Archlppo :  Mira  qne  cena* 
pies  el  nrinfctorie  qne  has  recibido  del 
Señor. 

18  La  salntneion  de  mi  mano,  «o  Pable. 
Acordaos  do  mía  prisiones.  Le  gmda 
sas  een  vosotras.    Amen 

i  ft  fc»  CMomsmi  ees  Tr**»  y 


Digitized  by  VjÓOglC 


I*A  PRIMERA  EPÍSTOLA  DéTl  APÓSTOL  SAN  PARLO 


TESALONICENSES. 


CAPITULO  I. 

Montmmm* 

¡m/¡á  w  pammem toé*  d*  km  ThtmUmJnnmt  m  «I 
BvangeMm  dtl  Señor. 

T>ABLO,  j  Sylvauq,  y  Timotheo,  á  la 
XT  Iglesia  4e  los  Tbeealoiüeeuses,  fu# 
«i  QnPloe  el  Padre,  7  «n  el  Seior  Jeeu 
Cristo.  Gracia  á  vosotros»  y  paz  de 
Dios  Padre  nuestro,  y  del  Señor  Jera 
Cristo, 

3  Damos  siempre  gracias  á  Dios  por 
iodos  vosotros,  haciendo  memoria  de 
vosotros  ea  nuestra»  oraciones : 

3  fita  cesar  acordándonos  de  vuestra 
obra  de  ¿á,  y  trabajo  de  amor,  y  pacien- 
cia- de  esperanea  en  el  Señor  nuestro 
Jesu  Cristo,  delante  del  Dios  y  Padre 
nuestro: 

4  Sabiendo»  heanenoe,  amados  de  Dios, 
vuestra»  elección; 

5  Por  cuanto  nneatrn  Evangelio  no  vino 
á  vosotros  en  palabra  solamente»  ñus 
también  en  potencia,  y  en  el  Espíritu 
genio,  y  en  muy  cierta  persuasión :  como 
aabe¿»  cuáles  tolmos  entre  vosotros  por 
amor  de  vosotros. 

6  Y  vosotro^lüjstei*  hechos  imitadores 
de  nosotros;/  del  Señor,  recibiendo  la 
palabra  en  mucha  tribulación  con  goao 
del  Espirita  flanto: 

7  En  tal  manera  036  bajáis  sido  ejem- 
plo á  todos  los  que  han  creído  en  Maee- 
donfta,  y  en  Acnaya. 

8  Forqtie  por  vosotros  na  resonado 
la  palabra  del  Señor,  no  seso  en  Ma- 
oedoaia,  y  en  Achara,  mas  aun  en  tety 
lugar  vuestra  fé,  que  es  en  Dios,  se  Tu\ 
extendido  de  tol  manera  que  no  tenga* 
moa  necesidad  de  hablar  nada, 

9  Porque  ellos  cuentan  de  nosotros 
anal  entrada  tuvimos  á  vosotros;  y  de 
qué  manera  fuisteis  convertidos  és  los 
Ídolos  á  Dios,  para  servir  al  Dios  vivo  y 
verdadero; 

10  T  para  esperar  á  su  hijo  de  loa  cie- 
los, al  oual  es  levanto  délos  muertos,  *• 
4  asowy  **m*>  eL  oual  nos  libro  de  la  ira 
que  ha  de  venir. 


CAPITULO  IX 

Um  predicó  *l  Jlvanotlio  no  oeoyéméojm  ni  mun  do 
$0  MidMlo,  dnlot  incurriendo  «n  et  odio,  y  pertecu- 
oionoi  úm  iooJudtée,  oh  m>qm  fav  «befara  mpiodom 

PORQUE,  hermanos^  vosotros  sabéis 
que  nuestra  entrada  4  vosotros  no 
fisé  vana: 

2  Mas  aun,  habiendo  padecido  antes,  y 
sido  afrentados  en  PhlUpoe,  como  voso- 
tros sabéis,  tuvimos  confian**  en  el  Dios 
nuestro  para  anunciaros  et  Evangelio  de 
Dloa  en  medio  de  grande  ooeabate. 

8  Porque  nuestan  exhortación  na  fuá  de 
error,  ni  de  tamuncHoia,  ni  con  engaño; 

4  Sino  que  como  hemos  sido  aprobados 
de  Dios,  para  que  se  nos  encáñame  el 
EvangnUe ;  sai  también  hablamos,  no  co- 
mo los  que  agradan  á  loe  hombres,  sino  á 
Dios,  el  «nal  prueba  nueataes  corseónos. 

5  Porque  nunca  nos  servimos  de  pala* 
brss  lleongerae,  como  vosotros  sabéis,  ni> 
depretexto  de  averio»:  Dioa  os  testigo : 

6  Ni  de  loé  hombres  hnssámee  gloria, 
ni  de  vosotros,  ni  de  Otros;  aunque  po- 
díamos seros  de  carga  como  spestoles 
deCdsta 

7  Antes  fofanas  hiendes  entre  vosotnas 
como  nodása,  que  acaricia  áene  propios 
hijos: 

8  De  manern  que,  teniéndoos  grande 
alecto,  quistersmoe  entregaros  no  solo 
el  Evangelio  de  Dios,  mas  aun  nuestras 
propias  almas ;  por  cuanto  nos  erais  muy 


9  Porque  os  acordáis,  hermanos,  de 
nuestro  trabajo  y  fctiga,  que  entonando 
de  noche  j  de  din,  por  no  ser  gravosos  á 
ninguno  de  vosotros,  nredlonmes  entre 
vosotros  el  Evangelio  de  Dioa, 

10  Vosotros  sote  testigos,  y  Dios,  fem* 
otea,  de  cuan  santa,  y  justa,  y  irrepren- 
siblemente nos  portábamos  entre  voso- 
tros qne  creísteis : 

11  Gomo  también  sanéis,  de  qué  manera 
exhortábamos  y  obnfbrtabamoe  y  pro- 
testahamos  i  cada  uno  de  vosotros,  oomo 
un  padre  á  sus  propios  hijos. 

807 


L  TESAL0N1CENSES. 


13  Qme  anduvieseis  como  es  digno  de 
tjle*  qfoe*>s  Mssné  A  MniK)  y  gloriad, 

13  Por  lo  cual  también  nosotros  damos 
gracias  á  Dios  sio  cesar,  do  que  en  reci- 
biendo de  nosotros  la  palabra  de  Dios, 
la  que  oisteis  de  nosotros,  la  recibisteis 
no  eomo  palabra.  4e  hornero**,  mt*  (como 
á  la  verdad  lo  es)  óomo  palabra  de  ¿ios, 
que  también  obra  eficazmente  en  voso- 
tros los  que  creéis. 

14  Porque  vosotros,  hermanos,  habéis 
sftste  mtttssleroe  en  Cristo  ¿cene  4e  las 

'  Iglesias  de  Dios  que  están  en  Jndea :  que 
habéis  padecido  4añbieu  vosotros  las 
mismas  cosas  de  los  de  vuestra  prepieme- 
efroa,  cofsje  cambien  clise  de  loa  JudM: 
16  Loo  coates  saetas»*  asi  «¿Señor  Jeses 
como  á  sus  mismos  profetas,  y  4  1000» 
tros  nos  bao  pswegnMo ;  yuecousgfa- 
dottes  4  Dios,  y  4  todos  loo  hombres 


10  Impidiéndonos  pos»  que  no  hablemos 
á  los  Oonüsaséojo  de  que  soso  salvos; 
pana  hosnoir  la  sasntde  do  os 
stsaspve?  porque  la  ara  loe  he 
hasta  el  cabo. 

1? 
dei 
la  viste»  no 


del 


do 


18  Por  lo  enoi  quisinsoe  venir  á  voso- 
tros, y*  9*010"  á  -la  verdad,  nao  vos  y 
dee*  laosjos  osiorboslatanáa. 

19  Forano  ¿cual  as  nucstsa  ospemnna, 
4 gooo»  4  osiitmu  da  qoemogloclef  ¿no 
lo  «ofe  pues  vosotros  delante  del  Sonco 
ncttttt»  Jos*  Cristo  om  so  venida* 

SO  Que  véceteos  0001  om 
gloria  j  gozo. 

CAPCTULOfflL 


Hnofteo  jgmra  entender  ei  *tfqfcm  ommÍohCc*  «n  la 
dbefrtea  efe.  Xvangetio  entre  taÉtoe  tngmñnrttirm,  y 
•1+— »  .a.  iwO_  méemétá+m*e*mÉe*eim> 

POR  lo  cual  no  /o  podiendo  ya  osos 
ssiune,  Maordasnos  és  sjueonanoo  se- 
.  loo  o«  irhnuos^ 
g  TooidajoMéTlooooho^awalooheo. 
■1000,  y  ueiniotro  os  Dios,  y  avudooor 
nuestro  eo  el  gvoogaUo  4o  Orisio,  4 
Ignaros  y  á  cahojí otros  om  cuento  4 
i1é\ 
4  Pars  que  nadie  so  conmueva  en 
tribulaciones;   porque 
que  nosotros  comeo 
4  Qoe  aun  sotando  oon  vosotros  os  pro» 
ooclsmos  que  l_aetauteu  topetar  tribute* 
ciónos,  eomolmeeos.teeftdo,  y  ktseooá*. 


5  Por  lo  cual  también  y o  no  lo  pudien- 
#do  yo  *mos  ageao¿a}  onej*>  *  neopnejeor 
vuesfra  fé,  temiendo  que  no  os  naya  ten- 
tado de  oigan  modo  el  tentador,  y  qno 
nuestro  trabajo  haya  sido  en  vano. 

6  Empero  volviendo  ahora  de  vosotros 
á  nosotros  Tiaotfceo,  y  trayéndonoa  las 
buenas  nuevas  de  vuestra  fe*  y  caridad ;  y 
que  siempre  tenéis  buena  memoria  do 
nosotros,  deseando  ardientemente  ver- 
nos, como  también  nosotros  á  vosotros : 

7  gnotto,  hermanos,  recibióme  consolar 
don  4o  vosotros  en  toda  nuestra  aflicción 
y  aprieto,  por  oaum  <U  vuestra  fi§ ; 

8  Porque  ahora  vivimos  nosotros^  *k  vo- 
sotros estáis  firmes  en  el  Señor. 

•  Por  lo  cual  ¿qud  hoekniento  4©  gra- 
das podremos  dar  á  -Dice  otra  veo  por 
vosotros,  por  todo  el  goce  000  que  nos 
gozamos  á  causa  de  vosotros  delante  do 
nuestro  Dios; 

10  Osando  de  necee  y  de  dWeeo  grande 
instancia,  que  veamos  vuestro  rostro,  y 
que  eumplamos  lo  que  mita  4  vuestra  fJ? 

11  Mas  el  mismo  Dios  y  Padre  nuestro, 
y  el  Señor  nuestro  ¿eso  Cristo  oneamme 
nuestra  viage  á  vosotros. 

12  T  el  Señor  os  haga  crecer  y  a&andar 
en  amor  los  unos  pora  conloo  otros,  y 
para  con  todos,  asi  codo  temblón  noso- 
tros pora  con  vosotros. 

14  Para  que  sean  confirmónos  vuestros 
oornuoueo  en  la  santidad  Irreprensibles 
deteste  del  Dios  y  Podre  nuestro,  en  a 
venida  del  Señor  nuestro  Jesu  Cristo  con 
todos  sus  santos. 

CAPITULO  tT. 

d  q*e  permanecía»  comOmM-  en  lp  Oto- 

»<U»  péméem  wlém  d  la  emtdte  inlitOiiua 

*•••    S.  Afn^winraMSOttcj  •atoo-iesCS 

*.  DdU*  doctrina  oaard  del  l*+ per 

délo e*a petrvoé haber Mo  tmtéullmée 


dem 
la 


ber  por  Ja  palabra  de  Dtoeprn  mejerfM* 
k»  que  muirierm  m  ei  8eñor  pm  de  toe  mmmm 
teniendo  Jé  ée  la  reenrreethn  Jbud,  *  la  « 


TIESTA*,  pues,  bótetenos,  que 
X%»  guamos  y  exhortemos  en  el 
Jetos,  que  dolo  aranera  que 
de  nosotros  de  como  4obct 
sajraono4Btos,oeislnndoisnmey 

S  Porque  yo  sabéis  e_s_é 
os  damos  por  et  4Bonor  Jetos, 

4  Porque  la  voluntad  de  Dios  os 
softír,  vuestra  santificación;  qno  00 
tais  de  forntotolon. 

4  Que  cada  uno  4o  vosotros 

ñor- su  propio-  voso  t 

honor ;  vjO  OQ  h 


te 
ro* 


«*M 


te» 


I.  TESALQtflCENSgS. 


5  No  coa  afecta  de  concupiscencia, 
coma  los  Gentiles  qne  no  canecen  A 
Dios: 

6  Que  ninguno  agravie,  ni  defraude  en 
nada  á  tu  hermano ;  porque  el  Señor  es 
vengador  de  todo  cato,  como  ya  os  habe- 
rnos dicho  y  protestada 

7  Pues  no  nos  ka  llamado  Dios  para 
vivir  en  inmundicia,  sino  en  santidad, 

8  Asi  que  el  que  noé  menosprecia,  no 
menosprecia  á  hombre,  sino  á  Dios,  el 
eaal  también  nos  dio  su  Espíritu  Santo. 

9  T  Empero,  acerca  del  amor  fraternal 
no  habéis  menester  que  os  escriba  ;  per* 
qne  vosotros  habéis  aprendido  de  Dios 
que  o»s  améis  los  unos  á  los  otros. 

10  Y"  á  la  verdad  lo  hacéis  asi  con  todos 
los  hermanos  que  está*  por  toda  la  Msjcev 
donlo.  Os  rogamos,  empero,  hermanos, 
que  vayáis  creciendo  mss  y  mas ; 

11  T  que  procuréis  estar  quietos,  y  ha* 
ccr  vuestros  propios  negados;  y  que 
óbrete  eon  vuestras  manos  de  la  maneta 
que  oa  habernos  mandado; 

Id  Y  que  asuela  honestamente  para  con 
loa  de  amera;  y  qu$  nada  d$  aisyijao 
hayáis  menester. 

18  T  Tampoco,  hermanos,  queremos 
qne  estéis  en  ignorancia  acerca  de  lea 
que  duermen,  para  que  no  os  catrietcsx 
cala  como  los  otros  que  no  tienen  espe- 
ranza. 

14  Pues  al  creemos  que  Jesús  murió  y 
mocita,  asi  también  traerá  Dina  con  el 
4  loe  que  durmieron  en  Jesús,     * 

15  Porque  os  decimos  esto  en  pelasen 
del  Señor,  que  nosotros  que  viTimos, 
que  habernos  quedado  hasta  la  reñida 
del  Señor,  no  seremos  delanteros  á  los 

'  qne  durmieron  yo. 

16  Porque  el  mismo  Sefior  con  algazara, 
y  coa  voa  de  arcángel,  y  con  trompeta 
de  Dios,  descenderá  del  cielo,  y  los  muer- 
tos en  Cristo  resucitarán  los  primeros. 

17  Luego  nosotras,  los  qne  viTimos,  los 
que  quedamos,  tantamente  con  eHos  se- 
remos arrebatados  en  las  nubes  4  recibir 
al  Señor  en  el  aire;  y  ansi  estaremos 
siempre  cdn  el  Seflor. 

18  Por  tanto  consolaos  los  unos  4  los 
otrea  en  estas  palabras. 

CAPITULO  V. 

OmHmmmtdú  «I  prtpitíto  oommmada,  amméttmim: 
QmdtlciAtdo  urdía  tvmrrtMim, «o  mmn  c*rip~ 
mHyporqmeaVttt<Haókora»odÍ9lotabe,(Mmtt,o  %. 
M,y  wum  qm  f<f*rcH**  m  tocto  pitdmd  eétrtot  <fcl 
««o-  a  Kncomiémdíd*»  lo*  patort*.  S.  Titear- 
ffámdttm  «I  gow  g*(Htwtlt  la  pm,  te  benevolencia, 
*" *       '  rn  y  mcowmmddm**»  *f 


EMPERO  acerca  de  loe  tiempo*  y  de 
los  momentos,  no  tenéis,  hermanos» 
necesidad  de  que  yo  os  escriba : 
9  Porque  vosotros  sabéis  perfectamente, 
que  el  dia  del  8efior,  como  ladrón  en  la 
noche,  asi  vendrá. 

3  Que  cuando  dirán :  Pac  y  seguridad : 
entonces  vendrá  sobre  ellos  destrucción 
de  repente,  como  loe  dolores  del  parto 
sobre  la  muger  preñada;  y  no  esca- 
parán. 

4  Mas  vosotros,  hermanos,  no  estala  en 
tinieblas,  para  que  aquel  dia  os  agarre 
como  ladrón. 

5  Porque  todos  vosotros  sois  bflos  de 
la  luz,  y  lujos  del  dia :  no  somos  A#o*  de 
la  noche»  ni  MJo«  de  las  tinieblas. 

0  Ansi,  pues,  no  «uanamos  como  los 
demás ;  antes  velemos  y  seamos  sobrios. 

T  Porque  los  que  duermen,  de  noche 
duermen ;  y  los  qus  están  borrachos,  de 
noche  están  borrachos. 

8  Has  nosotros,  que  somos  A&ot  del  día, 
seamos  sobrios,  visitándonos  de  la  en- 
rasa de  fe\  y  de  «mor,  y  par  almete  de  la 
esperanza  de  salad. 

9  Porque  no  nos  ha  puesto  Buce  para 
ira,  sino  para  alcansnr  sslujtj^medl* 
de  nuestro  Señor  Jesu  Cristos 

10  El  cual  murió  por  nosotros;  para " 
qne,  ó  que  velemos,  6  que  durmamos, 
vivamos  juntamente  eon  ¿k  - 

11  Per  lo  cual  consolaos  loe  vaos  44es 
otros, y  edificeos  uno  4  otro,,  asi  nomo  la 
hacéis.  ,  ,     •  *  ,  . 

19  Y  Y,  os  rogemos*  hémenos,  que  re* 
oonoscala  á  los  que  trabajan,  antro  voso- 
tros, y  os  presiden  en  el  Sonar,  y  oa 
amonestan; 

13  Y  que  los  tengáis  en  la  mayor  esti- 
ma, amándolos  4  causa  deeu  osen*  tened 
paz  entre  vosotros  mlsmoy 

14  Y  Os  exhortamos,  poe% 
qne  amonestéis  4  los  que-a|y  ^ 
denedamente,  que  consoléis  4  ka  de  po- 
co animo,  que  sopórtela- a- le*  iaeaa,que 
seáis  sufridos  para  con  toéec. 

15  Mirad  que  ninguno  dé  4  otro  mal 
por  mal;  antes  seguid  siempre  lo  bueno 
loa  unos  para  nonlles  otros,  y  para  coa 


.10  Estad  slempse  gozosos. 

17  Orad  sin  cesar. 

18  En  todo  dad  gradas;  porque  esta  es 
la  voluntad  de  D¿a  en  Crista  Jesús  acer- 
ca de  vosotros. 

19  No  apaguéis  el  Espíritu. 

SO  No  menospreciéis  ka  protegías* 
909 


i!.  TES  A  LO*  ÍCENSE* 


91  Examinadlo  todo:  retened  lo  g\s) 
fuere  bueno. 

23  Apartaos  dé  toda  apariencia  de  mal. 

28  Y  el  mismo  Dios  de  paz  os  santifi- 
que cabalmente ;  y  que  todo  vuestro  espi- 
rito, y  aliña  y  cuerpo  sean  guardados 
Irreprensibles  para  la  venida  del  Sefior 
nuestro  Jesu  Cristo. 

24  Fiel  es  el  que  os  ha  llamado,  el  cual 
también  lo  hará. 


95  Hermanos,  orad  £W  nosotros. 
80  Saludad  fk  todos  los  nemanos  con 
beso  santo. 

27  Conjuróos  por  e!  Sefior,  que  «sta, 
carta  sea  leída  á  todos  los  sanios  Her- 
manos. 

28  La  gracia  de  nuestro  Sefior  Jera  Cris- 
to tea  con  vosotros.    Ames. 

I*pi|«mm  carta  *  k>  Thwioato— ee  toh  ctrite  4> 
Alhena*. 


LA  SEGUNDA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO 

▲  los 

TESALONICENSES. 


CAPITULO  L 

Vuelve  em  esta  segunda  epístola  d  corroborar  la  fi 
d*le*to¿*áionfaimns.  JMkah*sopereem*ant4a en 
tadm  Um  partee  de  te  piedad,  especeoim  t  ge»  em  te 


tokroaofa  <b  1»  persecuciones,  jroww^wto/e»  o 
2a  «mida  <W  Señor  entero  refrigerio,  falo»  que  los 
atribulan  eterno  castigo. 

PABLO,  y  Silvano,  y  Timotbeo,  á  la 
Iglesia  de  los  Thesalonlcenses  que 
.  et  en  Dios  el  Padre  nuestro,  y  en  el  Beftor 
Jesu  Cristo. 

2  Orada  á  vosotros  y  paz  de  Dios  nues- 
tro Padre,  y  del  Señor  Jesu  Cristo. 

3  Debemos  siempre  dar  gracias  á  Dios 
por  vosotros,  hermanos,  como  es  digno, 
de  que  vuestra  fé  va  en  grande  creci- 
miento, y  el  amor  de  cada  uno  de  todos 
vosotros  nbrinda  mas  y  mas  entre  voso- 
tros1! 

4  Tanto,  que  nosotros  mismos  nos  glo- 
riamos de  vosotros  en  las  Iglesias  de 
Dios,  de  vuestra  paciencia  y  w  en  todas 
vuestras  persecuciones  y  tribulaciones 
que  sufrís, 

5  En  testimonio  del  Justo  Juicio  de 
Dios,  para  que  seáis  tenidos  por  dignos 
del  reino  de  Dios,  por  el  cual  ensimismo 
padecéis: 

t  Como  a  Justo  para  con  Dtoe,  pagar 
con  tribulación  á  los  qne  os  atribulan ; 

*  Y  á  vosotros,  que  sois  atribulados, 
daros  reposo  juntamente  con  nosotros, 
cuantjp  se  manifestará  el  Sefior  Jesús  des- 
de el  cielo  con  los  ángeles  de  su  poder, 

8  En  fuego  de  llama,  para  dar  el  pago  á 
los  que  no  conocieron  á  Dios,  ni  obede- 
cen al  Evangelio  del  Sefior  nuestro  Jesu 
Cristo : 

9  Loi  cuales  sarán  castigados  con  éter- 

310 


na  pcrdlekm  prece&nf*  de  la  pt  esencia 
del  Sefior,  y  de  la  gloria  de  su  poder; 

10  Cuando  viniese  pava  ser  glorificado» 
en  sos  santos,  y  á  nacerse  de  admirar,  en 
aquel  día,  en  todos  loa  que  creyeron:  por 
cuanto  nuestro  testimonio  ha  sido  creído 
entre  vosotros. 

11  Por  lo  cual  utttnfenio  orones  siem- 
pre por  vosotros,  que  nuestro  Dios  os 
repute  dignos  de  *m  Tocación,  y  cumpla 
toda  la  buena  complacencia  de  t»  bon- 
dad, y  la  obra  de  fé  con  poder; 

19  Para  trun  el  notribre  de  nuestro  Se- 
fior Jesu  Cristo  sea  glorificado  en  voso»- 
tros,  y  \osotros  en  él,  por  la  grada  de 
nuestro  Dios,  y  del  Sefior  Jes*  Cristo. 
CAPITULO  1L 

Párete  $er  que  alguno»  esjHHtut  famtttcot,  (tpreten* 
Heneo  rtnlMitnt*,  6  léemandt  oeaetoo  eh  m»  nm* 
ñera  en  que  el  apóstol  tiesu  eiempre  eo  la.  boca  el  . 
día  del  Señor,)  alborotaban  la  Iglesia  con  vanoe  mi*- 
d<»d*  la  ccrathía  de  aquel  tfur,  el  cvoJ  tardando* 
man  dé  k>  qne  ettee  daban  d  eememder\  em  esmo  eme 
lafé  de  la  venida  del  Sedar  se  tuviese  por  pana  de 
muchos,  contra  et  cual  incouviniente  San  Pedro  acu- 
de. 1  PedroS,  9.  Cendra  estos  avisa  aquí  el  apóstol 
qm  d  la  venida  del  Señor  ee  memeeéer  mm  mwecetkt 
sjna  general  anastasia  dern  Iglesia  causada  por  un 
insigne  enemigo  de  Cristo  que  en  el  Jln  M  imperio 
romano  (donde  parece  qne  le  arderé  dar  te  sPta)  ee 
\\v*n*Ueonmolo de Dk» usurpad  m ¿orlan 
asiento  con  patencia  y  artes  y  milagros  de  Sotana*, 
si  cual  el  Señor  mataría  por  su  palabra,  y  asi  los 

'  exhorta  dqmésmmfhnesenta  piedad. 

/~Y8  rogamos,  pues,  hermanos,  por  la 
\J  venida  de  nuestro  Sefior  Jesu  Cristo, 
y  por  nuestro  anegamiento  á  él, 
*)  Que  no  sesls  conmovidos  prestamen- 
te de  mtemJra  fltman  de  ánimo,  ni  seáis 
alborotados  ni  por  espíritu,  ni  por  pala- 
bra» ni  por  carta  como  demuestra  parte, 
como  que  el  día  de  Criste>  esté  cerca. 


II.  TESALONICENSES. 


8  No  os  engañe  liedle  en  manera  alguna; 
r¿erfe¿ue  wrtKédfd  «9*0*  ¿Ai,  sin  que  venga 
antee  la  apoetasía,  7  ee  manifieste  el  hom- 
bre de  pecado,  el  hflo  de  perdición  \ 

4  El  que  se  opone,  y  se  levante,  sobre 
todo  lo  que  se  llama  Dios,  ó  es  adorado ; 
tanto  que,  como  Dios,  se  asiente  en  el 
templo  de  Dios,  haciéndose  parecer  Dios. 

5  ¿  No  os  acordáis  que,  cuando  estaba 
con  vosotros,  os  decia  esto  ? 

ti  T  Vosotros  sabéis  qué  e»  Jo  que  le 
impida  ahora,  para  que  á  su  tiempo  se 
manifieste. 

7  Porque  ya  se  obra  el  misterio  de  ini- 
quidad :  solamente  que  el  que  ahora  Im- 

•  pide,  impedirá  hasta  que  sea  quitado  de 
en  medio. 

8  T  entonces  será  manifestado  aquel 
inicuo,  al  cual  el  Señor  matará  con  el 
Espíritu  de  su  boca,  y  destruirá  con  la 
claridad  de  su  reñida: 

9  A  aquel  cuya  Tenida  será  según  la 
operación  de  Satanás,  con  toda  potencia, 
y  señales,  y  milagros  mentirosos, 

10  T  con  todo  engallo  de  iniquidad 
obrando  en  los  que  perecen :  por  cuanto 
no  recibieron  el  amor  de  la  verdad  para 
ser  salvos. 

'  11  Por  tanto,  pues,  enriará  Dios  en  ellos 
eficacia  de  engaño,  para  que  crean  á  la 
mentira: 

13  Para  que  sean  condenados  todos  los 
que  no  creyeron  á  la  verdad,  Ates  se 
complacieron  en  la  Iniquidad. 

13  Mas  nosotros  debemos  siempre  dar 
gracias  á  Dios  por  vosotros,,  hermanos, 
amados  del  Señor,  de  que  Dios  os  haya 
escogido,  desde  el  principio,  para  salud, 
por  medio  de  la  santificación  del  espí- 
ritu, y  la  tS  dé  la  verdad : 

14  A  lo  cual  os  Hamo  por  nuestro  Evan- 
gelio para  alotintar  la  gloria  de  nuestro 
Señor 'Jesu  Cristo. 

15  Asi  que,  hermanos,  estad  firmes,  y 
retened  las  tradiciones  que  habéis  apren- 
dido, sea  por  palabra,  6  por  earta  nuestra. 

16  T  el  mismo  Señor  nuestro  Jesu  Cris- 
to, y  Dios  y  Padre  nuestro,  el  eual  nos 
amó,  y  *ct  dio  consolación  eterna,  y 
buena  esperanza  por  la  grada, 

17  Consuele  vuestros  corazones,  y  os 
confirme  en  toda  buena  palabra  y  obra.  * 

capitulo  m. 

FidtUe  que  m»  por  ét,  9  por  la  propó^extom  éet 
Moa*géUa.   í  Aúiemeu (¿taima m kamek  MÜmr  am 
ó  vaoabmdotí  jr 


dolo»  al  Señor  fintee  lá  epístola. 

EN  fin,  hermanos,  orad  por  nosotros, 
que  la  palabra  del  Señor  corra  Mr* 


mente,  y  sea  glorflcada,  asi  como  lo  *t 
entre  vosotros: 

3  Y  que  seamos  librados  de  hombres  per- 
vessee  y  malos ;  porque  no  todos  tienen  Jé. 

3  Jtosxllsl  es  el  Señor  que- os  confir- 
mará, y  os  guardará  de  mal. 

4  T  tenemos  confian»  de  vosotros  en 
el  8efior,  que  hacéis  y  haréis  lo  que  os 
hemos  mandado. 

6  £1  Señor  enderece  vuestros  corasones 
en  el  amor  de  Dios,  y  en  la  peoieoeia  de 
Cristo. 

fi  1  Os  denunciamos  empero,  herma- 
nos, en  el  nombre  de  nuestro  Señor  ¿eso 
Cristo,  que  os  apartéis  de  todo  hermano 
que  anduviere  íhera  de  orden,  y  no  con- 
forme  áht  tradición  que  recibió  de  noso- 
tros;  • 

7  Porque  vosotros  sabéis  de  qué  manera 
es  menester  imitarnos;  porque  no  nos 
hubimos  desordenadamente  entre  Voso- 
tros: 

8  NI  comimos  de  balde  el  pan  de  nadie  ^ 
antes  trabajamos  con  trabajo  y  Miga  de 
noche  y  de  día,  por  no  ser  gravosos  i 
ninguno  de  vosotros. 

9  No  porque  no  tuviésemos  potestad^ 
mas  por  darnos  á  vosotros  por  dechado, 
para  que  nos  Imitaseis. 

10  Porque  aun  estando  con  vosotros  os 
denunciábamos  esto:  Que  si  alguno  do 
quisiere  trabajar,  tampoco  coma. 

n  Porque  olmos  que  andan  algunos 
entre  vosotros  íhera  de  orden,  no  ocu- 
pándose en  cosa  alguna,  sino  en  Indagar 
lo  que  no  les  Importa. 

12  Y  á  los  que  son  tales,  mandárnosles 
y 'rogárnosles  por  nuestro  Señor  Jesu 
Cristo,  que  trabajando  con  silencio  co- 
man su  propio  pan. 

19  Mas  vosotros,  hermanos,  no  desfa- 
llezcáis en  bien  hacer. 
'14  Y  si  alguno  no  obedeciere  á  nuestra 
palabra  por  esta  epístola,  notad  al  tal,  y 
no  le  tratéis  para  que  se  avergüence. 

15  "Empero  na  fe  tengáis  como  fi  ene- 
migo, sino  amonestadle  como  á  her- 
mano. 

16  T  el  mismo  Señor  de  pasT  os  dé  sf  env  . 
pre  paz  de  toda  manera.    El  Señor  tea 
con  todos  vosotros. 

17  La  salutación  de  mi  propia  mano, 
de  Pablo,  que  es  mi  signo  en  todas  tnU 
cartas.    Ansí  yo  escribo. 

18  La  gracia  del  Señor  nuestro  Jesu 
Cristo  tea  con  todos  vosotros.    Amen. 

L»  MfñiMU  corte  *  los  Thnalontiiini  feft  emxiU 


Sil 


LA  PRIMERA  EPÍSTOLA  DEL  APÓSTOL  SAN  PABLO  A 


TIMOTEO. 


CAPITULO  L 

Aviea  á  Timotheo  que  reprima  lo$  predicadores  Jhlso» 
cetadoree  deutüamm  entenderla  t  el  M  9  **>  **  fe 

«Mi  dés—r?  Traered  X Iu>  4  fe  mvénéetyi/á 

por  la  cuaJ,  pmi/lamdo  en  coronan  9  raída  la  a»-. 
ciencia  de  pecado,  obre  caridad  om  m  prójimo :  fe 
ewl  atenuado*  ea  ¡a  uv*4>tbn»mem  que  urfir  al 
iriMaMv  («»4  ««ta»v  i»f«M»  Maneo  na  do  oannton  fe 
qm  ella  nmmehxmn  eer  urgido}  maturos  y  aoMad  loe 
maZtecAoret,  yue  mo  ka»  alnmcttfo  d  »w  renovada» 
por  Grieto,  1  Mmmí  4  *  wfen>  j*r  </»■»>>  41* 
««*  !>  r  MMil  4  IfeiiHJÜ  f»  ■»■  M»  máfie 
de  doctrinare. 

PABU),  apóstol  de  Jcsu  Cristo  por  la 
ordenación  de  Dios  Salvador  nues- 
tro, y  del  Señor  Jesu  Cristo,  esperanza 
nuestra ; 

2  A  Timoibco,  verdadero  nijo  mió  «a  la 
fié:  Gracia,  misericordia,  y  pez  de  Dios 
nuestro  Padre»  y  de  Cristo  Jesús  nuestro 
Scftor. 

8  Como  te  rugué,  que  te  quedases  en 
£pheeo,  cuando  me  partí  para  Macedo- 
nia,  para  que  denunciases  4  algunos  que 
no  ensenen  diversa  doctrina: 

4  Ni  escuchen  4  fábula*  y  genealogías 
interminables,  que  dan  cuestiones  mas 
bien  que  edificación  de  Dios,  que  es  en 
la$:  amHMdlo. 

.5  Pues  el  ñu  del  mandamiento  es  el 
amor  nacido  de  corasen  limpio,  y  de  bue- 
na conciencia*  y  de  fé  no  fingida: 

6  De  lo  cual  apartándose  algunos,  se 
han  desviado*  ddndm  4  discursos  vanos; 

7  Queriendo  ser  doctores  de  la  ley,  y  no 
entendiendo  ql  lo  que  hablan,  ni  lo  que 
afirman. 

8  Mas  sabemos  que  la  ley  ea  buena,  si 
se  usa  de  ella  legítimamente : 

9  Sabiendo  que  la  ley  no  es  puesta  para 
el  Justo,  alno  para  loa  Injustos,  y  para  los 
desobedientes,  para  loa  impíos  y  peca- 
dores, para  los  malos  y  contaminados, 
para  loa  matadoaes  de  padres  y  -da  ma- 

'  dres,  para  los  homicidas, 

10  Páralos  fornicarios»  para  los  que  se 
contaminan  con  varones,  páralos  ladro- 
nes da  hombrea»  para  los  mentirosos  y 
perjuros ;  y  si  hay  alguna  otra  cosa  con- 
traria 41a  sana  doctrina, 

11  Conforme  al  Evangelio  glorioso  del 
Dios  bienaventurado,  el  cual  á  mí  me  ha 


312 


12  ?  Gracias  doy  al  que  me  fortificó,  4 
Cristo  Jesús  Señor  nuestro,  de  que  me 
tuvo  por  fiel,  poniéndome  en  el  minis- 
terio; 

18  Habiendo  yo  sido  antes  blasfemo,  y 
perseguidor,  y  injuriador;  mas  fui  reci- 
bido á  misericordia,  porque  lo  hice  con 
ignorancia  en  incredulidad. 

14  Mas  la  gracia  del  Señor  nuestro  su- 
perabundó con  la  fé  y  amor  que  ea  ea 
Cristo  Jesús. 

15  Palabra  fiel  <s#  esta»  y  digna  de  ser 
recibida  de  todos :  que  Cristo  Jesna  vino 
al  mundo  para  salvar  los  pecadores,  de 
los  cuales  yo  soy  el  primero. 

16  Mas  por  esto  iui  recibido  4  miseri- 
cordia, «  d  *aber%  para  que  Jesu  Cristo 
mostrase  en  mi  el  primero  toda  tu  cle- 
mencia, para  ejemplo  de  los  que  hablan 
de  creer  en  él  para  vida  eterna.  • 

17  Al  rey  de  eiglos,  Inmortal,  invisible, 
al  solo  sabio  Dios,  tea  honor  y  gloria  por 
siglos  de  los  siglos.    Amen. 

18  í  Este  mandamiento,  hy o  Tünotbao, 
te  encasgo»  para  que  conforme  4  las  pro- 
fecías pasadas  de  tí,  milites  por  ellas 
buena  milicia : 

19  Reteniendo  la  fé  y  nna  buena  con- 
ciencia, la  cual  echando  de  ai  algunos 
hicieron  naufragio  en  la  fé* 

20  De  los  cuales  son  Bymeneo  y  Ale- 
jandro, que  yo  entregué  4  Satanás  para 
que  aprendan  4  uo  blasfemar. 

CAPITULO  n. 

Ordena  algmm  otra*  parte»  dol  onm»  wmkmm  emlrn 
piadoea»  comjrepacionee  de  lo»Jleie*\á  emmw,nabiem~ 
do  en  el  capitulo  precedente  eeñalado  fe  materia  y 
•+Oodcd*ladoctrm**,e*Mml*va*p4Vacaeo9*i!i*- 
mmpor  loe  magittradoe,  moría  emiemni  de  fe»  merné- 
oUoa»  para  que  también  la»  Jaleeiem  Ungan  mdtiwt. 
y  el  Evangelio  te  propague.  %,  Gmfí  haya  de  eer  el 
atavio  de  Im  vuegoro»  Jtúrt,  f  emú  no  lee  ee  ¿recate. 
8.  Que  ne>  oneeéen  m  ¡a  fefe*a«  mem  enM>eun*endam>4 
cetimr,  d  obedecer  4  nt$  metido»  w  oruwiwlty****- 

kUOÜKSTO,  pues,  ant*  todas  cosas, 
-t\.  que  se  hagan  rogativas,  oraciones» 
peticiones  y  acciones  de  graciaa,  por  to- 
dos los  hombres ; 

2  Fe*  les  rayes,  y  p*w  todos  loa  que 
están  en  autoridad;  que  vivamos  quieta 
v  renoaadamania  en  toda  niadad  w  honaa 


L  TIAIOTJBO. 


•»  Betúneosle  st.bi 

lente  de  Dios  Salvador  Miiiot 

4  £1  onel  frtert  que  nados  loe  non ibrSs 
sean  salvos,  y  que  vengan  si  conoce 
miento  de  lo  verdad. 

5  Porque  Aey  un  Bies,  y  asimismo  un 
«o¿»  Mediador  eotse  Dios  y  lo*  koembres, 
el  nombro  Crtaso  Jeras ; 

*  Efceonl  M<tt6áií  mtaaeo  o»  presto 
dd  róscete  por  iodos,  nene  testimonio  en 
se  usosjio  tfeuepo* 

7  Pesa  lo  ene  ye  soy  puesto  por  psean- 
ceder  y  apóstol,  (digo  verdad  en  Cristo, 


*7 

8  Quiero,  pues,  que  los  Tarones  oren  en 
todo  Impar,  taosrtasnlíj  mesloi  Mariis, 
sin  taoni  contienda, 

v  f  Asknfemo  también  eren  las  muge* 
ree  en  nabato  honesto»  ssneissntose  de 
vergueóse  y  modestia;  no  en»  enbellee 

eeeteeoe; 
10  sftni  de  eueneooerns,  censo 

111  Lo 

tt  Peronea»  peralto  4 
fiar,  ni  tomarser  autoridad  sobres*  verom, 
seno  estsr  en  suénete, 

13  Porque  Adam  fue  foreseds  el  p#t» 
seso:  luegoBeu,     . 

14  Y  Adosa  no  fué  onsnsmdo;,  mas  la 
muger  efeoo*  snsnjasda  Üaensüo  en  la 
prarasitoctae. 

s»'Eni|Bii  «era  eelvo  wsnnlmió»  nt- 
}e%  st.neseseaeoiese  en  la  ü  y  musitad»  y 


,  CAPITULO  ni 

CWÍ  taya  dteerel  obispo  que  ha  de  tener  el  gobierno 
de  fe  ¡okmtn.  V.-EI  dmmeom.    "  ~ 
Jgleeia  y  de  tmjkmm'mmtntmm 


-piÉi.4MÉtiiiiúiám4sestot  Ai  alga- 
jl    nosnnsftee*  entapen^  eojsnenmolenos 


Irreprensible,  marido  de  una  sata  nangos, 
vtgUsose,  templado,  4o  bueno»  costum- 
bres, noapededor,  apto  psie>  ensoñar, 
f  Ko  smoior  #ai  vino,  no  fcsrtdosy  no 

oedlstseono  gante  utas  tospoy  meo  po» 
dorado,  no  pendenciero,  egeno  de  non» 


s>  Qno  gobierne  bien  sn  caen,  emi 
sos  osnvsoj 

imnepeoim 


dad; 
oJsas.ns  ■  eos 

jeenweeidatndomigleitade&loe? 


d.  Me  nnótyov  1 
orgullo,  no  < 


7  Y  conviene  ano  tenga  también  teste- 
ñusnáoslos  de  amor»;  poefue no  naife 
en  -ritnperlo,  y  en  taso  del  dkbkx 

o  1  Los  diáconos  ssi  retamo  mm  bono» 
tos,  no  de  dos  lengona  no  dedos  A  san* 
enovino,  no  esnndoree  do  torpes  gsnm- 
cías: 

»  Qno  tengan  el  misterio  de  la  fe  con 
limpia  conetendo. 

10  Y  estos  también  < 
dos;  .y  sel  minístrenos!  j 
Irrepeninubios. 

11  Ansimismo  «tu  mugetea  esto  1 


Id  Los  dnVrtmos  sean  marides  de  une 
erio  mugen,  qno  gobiernen  ota»  ene  s*je% 
y  sus  cesas.  <  . 

18  Porque  loe  ono  ejefotaeun  bien  el 
oteen  de  dineones  nanea  peso  ai  un  tesn 
gredn,  y  mneho  eesmunen  en  tajé  enees 
en  Grieto  Jsene» 

14  1  Esto  te  escribo,  con  espésense  de 

16  Y  si  no  Tintare  ten  uresis,  pena  eje* 
sepes  ossno  te  eonienen  fonverest  en 
le.  cees,  de  fiaos,  ono  es  le  sgissta  des 
nvy  apoyo  de  la  peo» 


at  Y  esa  oooasoóomta felfeaos  eseii 
terio  de  la  piedad;  Dk»b*  asió  j 
fssmdo  en  lóseme;  be  asno  JnernVsaVí 
en  elstapMtu;  be  eiáe  visto  de  los  áe> 
a^tee;  bosid&pcediesdo  ebtse.tae  no* 
clones ;  be  sido  creído  en  el  mundo-;  na 
sido  recibido  cuta,  gloria. 

CAPITULO  IY. 
ft •/kíUmpmr  JpirtSt  ItPimU  9mmH4  detaljk- 
tim  qm  había  de  venir  en  lo»  pomtreree  tiempm  *w- 
muMmíeaekt  SOVSf  ea§dtuh%%de  MWf  dÁobétietu  dtctt^ 
ñau  %.Bxi¿rta¡e  d  que  con  ¿uiaencia  m  ejerfki 
métet»uáéoemkin4éfa(WméVltmot**4dn(tb)t 
qm  tea  (UUtmH  m  m  wMm  ti.  > 

-TOMBUa  ei  Bsptritai  eies  esmieea- 
XV  neentn,  que  en  loe  pos  téseos  tlompna 
algunos  spostarán  delafé,  escucbando  A 

demonios, 
•  dneoonl 

t  <)oopsobibirén  eseasse,  y  sfti»ereo  4 
abetsncros  sstneeiereí  de  tas  viandas  ono 
Dios  creó  para  que  con  be  él  miento  do 
nraetas  <  narsisieessn-  de  ellas  los  que 
«sosn^yecneoenlovecdad. 

4  Porque  ttno  lo  qno  Bies  ere o»st  bne> 


k  firmona. 


sen  snelastenso  de  avastes  T 
5  Porque  por  te  palabra  de  lMos,  y  | 


-4  «I  esto  fnxpusteres  á  loa 
serás  buen  ministro  ¿eJeeu  Críete,  orla* 
deán  laa  palabree  da  la  «,  y  de  la  buena 
éoauipav  anenal  haa  alona  sedo. 
%  Mh  toa  *****  pnAaii  y  de  viejas 
desecha,  y  ejercítate  para  la  piedad. 

8  Potojueel  afrétetelo  corporal  snuapoeo 
es  proTechoao ;  mas  la  piedad  4  todo 

t;  ponone  tiene  la  prometa  de 
presente,.?  de  la  venidera. 

9  Palabra  fiel  et  esta,  y 


maldlchoe,  porque  esperamos  en  el  Dios 
atétente,- el  ees*  :es  fletveder  de  todos 
lea  Jsomesss,  ynssyoinsenie  de  loe  que 
creen. 

ti  guian me»)  y  sanan». 

t^ytagsmiei  tange  ecpooo  tn  famwámá ; 
meneé  njemple  dalas  «olee  en  peJeena, 
en  conversación,  en  caridad,  en  sepirttev 
ea  Mi,  asi  pernea.  . 

18  Entre  tanto  qae  venaje*  neúpete  en 

<tá  Itemtnospeattee  stdoa que  esté  entif 
ene  eses  sJede  parapeotettssr,  eoate  im« 
peetoten  de  isa  enanos  da  loa  preabHasaa, 
15  Medita  estas  cosas;  ocúpate  cabeir 
de  naneese  «neta  *paa- 
smsiiifloeto  átonos. 
<st>  Tea  cuidado  de  «i  enlama-  y  «a  te 
destaran  i  pssslste  en  ssca?- pensad  si  asi 
la  nielaras,  *y  ti  antease  salvarás,  y  á  le* 
attetewayen. 

M0tat  petrm  1m  ndmímiaUtimom.  dt  ¡m  < 
alima.  1.  Acerca  dt  ku  comeciemé». 
tm  Pimía*.    IMMtMoifc  lo«i 


A  L  anciano  no  reprendas  con  durete, 
«flL. «as >  exhortad  como  i  padre;  áloe 
jóvenes,  como  A  benaenos  |    < 

»  A  laa  aaeianea,  ceeaa  á madres;  4  les 
Javanés,  soaso  á  ¿semanas,  aon  toda  psv 
sesas  •. 

k%  jltes  vientas  honra,  4  les  ame  de  Tar- 
dad son  viadas: 

éEsn^so  ai  alsaiaa  viada  tuviere  la^oe, 

la  pleded  en  cana,  y  á  reeompeasar  4  esa 
pesjres;  porque  esto  se  honesto  y  acepto 


*  Y  telque  de  Tardad  as  viada  y  aolUa- 
ría,  espera  enJMoa,  y  peniete  en  anptt- 

inoclmydte,     .  -  | 
814 


viendo* 

sean  irrepreneinlos. 

8  Mas  si  alguno  no  t 
sayas,  7  moyosmante  da  loa  de  en  < 
banegsdo  la  fe\  y  as  peer  qna  al  i 

9  La  viuda  sea  puesteen  oficio  afeado 
no  menos  eje»  de  «atenta  aflea,  la  < 
naya  sido  seage*  de  snt  i 

10  Qne  tenga 

Aras;  al  ha  arlada  s*>s;  al  ha  l 
dado;  ai  ha  lavado  los  pees  da  loa.i 
tos;  ai  haaoaanddnálosametonnt 
eido  aflicción;  si  ha  seguido  i 


U  Mas  4  ssaniadaa 
mitas:  que  desde  qaa 
teniente  contra  Cristo,  quieren 

IgOinUinsdiiya, 
do  la  pclnsera  i*. 

18  Y  asimismo  templen  asnv 
á  andar  de 


y  curioassv  parlando  se  que  sn»  t 

14  Quieto,  pues,  ana  las  jnasme.ee  ea- 
sen,  paran  hyos,  gobiernen  la  essnj,e/njne 
ninguna  eceatea  dan  el  e4s*rsefi#  pam 
daatenmL 

15  Porque  ya  algunas, han  i 
enpoadaneeanéa. 

18  Y  si  alguno,  ó  alguna  da  isa  * 
tes  tiene  viadas,  saentéagmlas,  y  na  asa 
esrsnto  JesVesíe*  para < 
correr  á  las  que  de  verdad  san  i 

17f  Iiiisawtefisiqaet 

i  tesados  por  dsj 
ra;  y  mayon 
la  palabra  y  doctrina.    . 

18  Que  la  Escritura  diccí:  Ko.  „ 
lares  4  buey  que  trilla»  ?4  tipio  es  el 
obrero  de  su  jornal*  •  - 

ln-Centrevel  issteas  a»  isiunai  isinTJ 
rerai, skeo  ante  lineé eme sssasseav        I 

20  A  los  que  pecaren  repréndelos  de> 
lenta  da  toeSoa»  pana  eme  tee*e 


8L5ft  reeadana  detentada  Dina»  y  del 
Señor  Jeen  Arista,  y  de  sus  ángeles  ee- 
oogidos,  qne  guardas  astee  oseen  sin  pre- 
neeneactell- 


90  No  impongas  ligeramente  les  i 
santa  ssguae>  ni  seas  nafttrtnanea  en 
peesdoe  enunaec  consérvate  par*  4  ti 
mismo. 

,88  Ko  bebas  doej|fii  adelanta  ana»tetnr» 
usando  un  |>aoo.d>  tino  jssr  aanansuH 


I.  TIMOTEO. 


estomago,  y  ditu  continuas  enferme- 
dades,; ■'!•/  -tí 

24  Loa  pecados  de  algunos  hombres  son 
manifiestos  yo,  yendo  delante  de  «fot  á 
juicio :  á  otros  les  Tienen  despejes* 

25  Asimismo  también  las  buenas  obras 
de  alguno»  son  manifiestas  de  antemano; 
y  las  que  son  de  otra  manera,  no  se  pue- 

«mtml  S*£l«ftfc«r  4^>a^w»jfofrfwg^»>  4. 
Encárgale  la  guarda  de  esto*  precepto*.  5.  De  los 
rico*.   9.  Fenece  Ka  epUMa  con  encargarte  la  dlti- 


rpoOOS  lo*  que  está* -debajo  de  yugo 
JL  de  servidumbre,  tengan  á  sus  seno 
ros  por  dignes  de  toda  honra,  porque  no 
uenblmf senado  «1  nombre  del  ftefiorye* 
doctrina» 

»  Yleeqnetienen  senes**  creyentes,  no 
lo»  tengan  en  mases»  por  ser  seunerma> 
i  los  sirven  mejor,  por  cuanto 
>  jamados»  ypaiüctpes  doto» 

8  T  81  alguno  enseña  de  otra  manea*,  y 
no  se  atiene  alas  sanas  palabras  de  nues- 
tro Señor  Jesu  Cristo,  y  á  la  doctrina 
que  es  conforme á  i*  piedad, 

4  Hinchado  es,  nada  sabe,  sino  que  en- 
loquece acerca  de  cuestiones  y  contien- 
das de  palabras,  da  las  cuales  neos»  en- 
vidias, pleitos,  malectteunelas,  masas  ees- 


5  Disputas  'perrera**  de  hembras  de 
con-onrpld*  enseudlmlenio,  y-  privados 
de  le  verdad,  jruuu  tienen  m  piedad  por 
sejsjajasjrie*  apártate  de  los  -se*  san  tatas. 

6  Grande  grangeria  enrpere  es  la/pt»> 
dad,  con  d  sgntoufcwsfeftW  ds  lo  que  basta. 

7  Porque  nada  trajimos  al  mundo,  yete 
Anda  nuda  podremos  sanes, 

8  Asi  que  teniendo  sustentes  y  «os  que 
cubrirnos,  seamos  cooseaS  us  con  esleí 
*  Pofe^iielovque  quieren  ser  riese,  caen 

en»  nsjlatlen  y  en  laso,  ym  muchas- cpsü- 
cias  insensatas  y  dadesus,  que  smeausj  d 
los  hombres  en  perdición,  y 
10  Porque  ♦*  amot  de* 


de  todos  los  males;  el  cual  codiciando 
dignase  errsirdttd«JatleV|i4hfcinssmoa 
se  traspasaron  de  muchos  dolores. 

11  %  Mas  tú,  oh  hombre  de  Dios,  huye 
0dc*tejo}ees;  y  sigue  la  justicia,  la  pie- 
dad, la  fé,  el  amor,  la  paciencia,  la  man- 
sedumbre. 

12  Pelea  la  buena  pelea  de  £0 :  echa  ma- 
no de  la  vidaTcrema;  áia*  cual  asimismo 
lites  llasnade,  hablando  hecho  buena  pre 
fesion  delante  de  muchos  testigos. 

X»  1  Te  mando'delante  de  Dios,  que  da 
vida  á  todas  las  cenas,  y  de  Jesu  Cristo, 
que  testificó  en*  era 
de  Fondo  Mato, 

14  Que  guardes  m 
mácula,  ni  reprensión,  basta  une  ape> 
renca  d  Señor  nuestro  Jesu  Cristo: 

1»  Al  eual  á  su  tiempo  mostrará  et 
aMcusrcatuisdu  y  seto  poderoso»  Hoy  de 
reyes,  y  Sefior  de  seftores : 

n  Que  solo  tiene  mtnortidlsnd,  que  ha- 
bita en  hará  dondevu»  se  puede  ftegart 
á  quien  ninguno  de  los  hombres  nds 
Jemes,  ni  puede  tert  et  cual  aw  la  honra, 
y  el  imperio  sempiterno.  -  Amen, 

17  f  A  los  ricos  en  este  siglo  manda 
une  no  sean  élitros»  ni  pongan  la  cepo 
ranea  en  la  incertidumbre  deles  riqué- 
sas;  sino  en  el  Dios  rrvo,  que  nos  da 
todas  las  eoses  en  abundancia  para  que 
las  gocemos. 

Id  Que  hagan  oten,  que1  sean  ríeos  en 
buenos  'obras,  prontos  para  repartir,  ce*» 
munJcatíros,  ' 

i9  Asesorando  para  si  busnt#nraensenro 
para  en  lo  porvenir,  pees  que  echen 
maao  áÍa>TÍda  eterna. 

&%  OUTIlmothee,  guárdalo  que  se 
te  ha  encomendado,  apartándote  de- ftet 
disputas  profanas  y  vacias,  y  de  las  obje- 
ciones de  la  clonóla  Asista  ente  1 


<h  La  cual  muehospicfcuandu-,  han  w 
rado  acerca  de  le  féV  La  gracia  sss  son- 
«%«   J-m. 

Xa  prtoer»  i  tlmefcketf  Ibt  «WfUtt  6é  LaóAtcea, 

ev9fviMaepoB<wk^rivjgkAFiMSSMMk 

a» 


•  .        il..'  *».*«.,    i         in*     -ai"      ■  j 

»    f   ;   t  i 
■■   •■'      í  •        •  !!  .  '     .  -1 

.      .     .  .*  i         «I»     *  *.  •»    |       .  ;    .     '      '  • 


pigitizedb^CqQOglC. 


LA  segunda  epístola  del  apóstol  san  pablo  a 

TIMOTEO. 


tffftl 


CAPITULO  L 


-pABLO,  apóstol  de  JeeeCriatp,  por  la 
JL  voluntad  de  Dios  tegua  *a  p  roniena 
£s 1»  TifK  «te  «•  P«f  CuVsto  Jesús, 

2  A  Timotheo,  mi  amado  sajo:  Greciu, 
minofkovdis»  y  pee  de  Dios  al  Padre,  y 
4a  Jet»  Cafeto  6e*er  nuestro. 

8  Doy  e^oii»áDk»s,á  quien,  aireo  c\s* 
de  mi*  mayores  eon  limpia  conelenels, 
o*qenemoom,tcs^«aemorie4osion 
mis  oraciones  noche  y  dea* 

4  Deseando  muohe  verte,  eoosdenflcsue 
4*  tos  lagafcaaas,  pan*  «os  me  Uaná  de 


6  Xn#ea4oaUmesaorialaióBo 
da  que  «ate  en  ta,  que  Jemtfa»  habite 
primero  en  tu  átetela  Loyáa,y  em  tu  mu- 
gre Eaoioa»  jf  estoy  «terte  que  ¿coge  en 
U  también, 

#  Fot  locual  te amenestojque  dsspise, 
tes  el  don  da  Uta*  eup  ceta  en  tí  pet  la 
imposición  de  mis  manos. 

%  PoisjntM  «es  be  dedo  Dios  el  espí- 
ritn  4a  temor»  sino  el  de  fertakae,  y  4e 
amor,  y  de  cordura. 

.8  Pee  tanto  no  te  «vergueases  del  tee- 
simenio  de  nuestro  &e&M*  ni  de  mi  en? 
soy  sn  prisionero  \.  entes  stpantieiae  4e 
les  trabajo*  4si  gvangolsn  según  la  ttr- 
tnddeDkia, 

v  £1  eual  nos  ha  salvado,  y  net  bajlenuv 
do  eon  sant*  venación,  no  aegpn  nuestras 
obras,- mas  según  su  propio  propósito*  jr 
gmcie,Ja  eual  noe&w  dada.ce,  Cristo  de- 
see* antes  de  los  tiempos  de  lee  siglo** 

10  Mas  ahora  es  manifesjenn*  por  se 
maniies tacion  de  nuestro  Salvador  Jeeu 
Cristo»  el  casi  Terdaderomente  acabó  con 
la  muerte,  y  sacó  Alna  la  vida  y  la  In- 
mortalidad por  medio  del  Evangelio : 

11  Del  cual  yo  soy  constituido  predica- 
dor, y  apóstol,  y  maestro  de  loe  Gentiles. 

19  Por  cuya  eausa  asimismo  padeaeo 
estas  coses;  mas  no  me  avergüenzo; 
porque  yo  sé  á  quien  he  creído,  y  estoy 
oferto  que  es  poderoso  para  guardar  mi 
depósito  para  aquel  día. 

1»  Reten  firmemente  la  forma  do  las 

ais 


sanas  palabras  que  de  mi  «sena»  em  Jé  y 
amor  que  09  euOrjsao-seeue. 

14  Osnne%jm«e,cl  buen  depósito»  perol 
Eseiinu  tonto  que  habita  en  nsenttus. 

15  Ya  sabes  esto,  que  se  me  han  vuel- 
to en  contrarios  todos  loa  que  está»  en 
Aete;  4e  lee  enojen  son  Phygona,  y  Hnr- 


16  DéelSeuflrmlMsieUffdsftila 
Onesiphoro,  que*muebne  veees  m 
geró,  y  no  se  avergonzó  de  mi  castaña: 

17  anona  estén 
oottcirasnonoa,  y  menease, 

14  Dele  el  ge* 

corea  del  flanee  en  seona  dis     Yes* 
nos  ayudó  em  Ephceo,  tú  le  saben  1 


capitulo  u. 

iYnfrm  la  exhortación.   %.Prop<M6el  i 
lot  Jteteé  y  Xa  pata  para  to$  tpjtete*,  ^ 

Jh  ata  pérdida  m  cómatela  *m  ¡a  ctrtesay  &c*c¡* 
de  latltccion  de  Dta»  t%qmlt*  $vym  vivtatébpia- 

S\llÉ IWI  HlfclUÉlgl 


A.  tuse 


r,  pues,  htyo  mió,  esmeraste  em  la 

*  Y  le  que  has  eido  de  «ni  enere  mw 
ehee  meúges,  este  cneasg*  A  hura  htm 
fieles  que  aeran  idóneos  para  espume* 
también  áetsee» 

a  Tu,  pues,  sute  tasajos  cerno  fiel  eefc 
dadedeJcauCretto. 

4  Ningnno  orne  milita,  na  envuelve  en 
lee  negocias  4e  asía  vida  per  afradar  á 
aquel  que  le  osnanjó  per  ssidaao. 

•  Yaentesaaaemelquepelea  enlapa- 
lesVa,no  ee  enroñad»  ei  no  hubiere  pe* 


fi  El  smsadnr, para  reaibit  loaJrnaoa,es 
menester  jeja  tmbaje  nejeaere^ 

7  Entiende  lo  que  digo :  déte,  pues,  el 
Sefior  entendimiento  en  todo» 

8  Acuérdate  que  Jesn  Cristo,  de  la  si- 
miente de  David,  resucitó  de  los  muer- 
tos, conforme  á  mi  Evangelio: 

9  Por  el  cual  sufro  trabajos,  eomo  mal- 
hechor,  hasta  «rwweaíríprialonea;  mas 
la  palabra  de  Dloe  no  está  presa, 

10  Por  tanto  todo  lo  sufro  por  amor  de 
loa  escogidos,  para  que  ellos  «amblen 


II.  TIMOTEO. 


consiga*  UseMqeemenOristoJeeue, 
con  fjíirt»  eterna. 

11  1  Palabra  fiel :  Que  si  mifeM  eou 
41,  también  viviremos  eou  dfc 

13  8t  sefttmt*, también NlMiiMlta 
él:  si  le  negamos,  él  también  nos  ne- 
gará: 

1S  81  no  efewMiB,  A  impero  ee  queda 
fiel  r  no  ee  puede  negar n  si  mismo. 

14  Riiiudiimáe  estes  ceses,  protestando 
dekoile  «el  tenor,  que  ne  tengan  con- 
tiendas em  palabras,  que  para  nade  apro- 
vechan, tta»  para  tieetetuar  á  los  oyen- 
tes. 

15  >>e«emeeft  düle^mem  presentarte  á 
Dios  aprobado,  obrero  que  no  tiene  de 
qué  ei  stuntsunua,  que  distribuye  bien  la 
palabra  do  verdad. 

H  Mas  aléjate  d>  Ib*  prommedérm  de 
disputas  profiuns  y  Tanas,  porque  un- 
oteo  apreeoenatán  en  la  impiedad. 

IV  T  le  pantera  de  eUos  correera  toteo 
gangrena;  délos  anules  ee  amaneo,  y 
•PeUotO) 

18  Que  se  han  descaminado  de  la  ver- 
dad, Adonde  que  le  resurrección  ha  ya 
pasado,  y  trastornan  la  18  de  algunos. 

10  1  Mas  el  fundamento  de  Dios  está 
firme,  si  ene)  tiene  este  sello  í  Conoce  el 
Sefior  los  que  son  suyos;  y:  Apártese 
de  Iniquidad  todo  aquel  que  nombra  el 
nombre  de  Crista 

9fr  Supero  en  una  casa  grande,  ne  Bola- 
mente hay  vesos  de  ero  y  de  píete,  sino 
también  de  madera  y  de  barro;  y  ast- 
nununo  anos  pare  honre,  y  otree  patndee- 


21  Así  que  el  que  se  purificare  de  estas 
«osas,  será  Taso  par»  honra  santificado  y 
útil  paca  los  usos  del  Sefior,  y  aparejado 
para  toda  buena  obra. 

22  También,  huye  de  los  deseos  juve- 
nües;mas  sigue  la  justicia,  la  18,  la  cari- 
dad, la  pan,  con  los  que  layasen  el  Sefior 
de  limpio  corazón. 

23  1  Empero  las  cuestiones  insensatas 
y  insulsas  desecha,  sabiendo  que  engett» 
dran  contiendas.  » 

24  Y  el  siervo  del  Sefior*  no  debe  ser 
contencioso,  sino  maneo  para  con  todos, 

26  Que  oeur  ejeaaedUMlnej  metí  ave  á 
los  que  restasen;  per  st  quien  fJlen  les 
dé  que  en  ■■wplensse,  y  eoWMfcah  la 
verdad; 

95  Y  qm  ee  despierten  y  m  isnsetiüu 
del  laso  del  diablo,  los-  eu*MM«  tentado* 
vtvonper  eXetg'anenvotunead»  - 


CAirttJIX)  Ifl. 


Urna?— tmmmuttmm  emmmwmbm  *******  tfwa 
vera  en  el  intento  de  exhortarle  en  el  camino  da  t?. 
niedod:  pora  lo  cual  tiene  ya  nmeho  andado  en  4. 
QMmwSítt'OM  Si  vfvoia  eecrtntnnycttffo  tM>(  ejvctoe*)  tm» 
lortíkmd,  y  néBidnd.  mmrHbe. 

E8TO  empero  sabe,  que  en  los  poe 
treros  (Asa,  vendrán  tiempos  traba 

JOSOS. 

2  Porque  hebráhombres  amadores  da  si 
mismos,  avaros,  jactanciosos,  soberbios. 
Mas  Ambos,  desobedientes  á  sus  pedrea, 


S  Sin  afecto  natural,  desleales,  caftun- 
niaderes,  incontinentes,  crueles,  aborre- 
uedoreo  de  le  bueno, 

4  Traidores,  temerarios,  lilitcliadeo,  ame 
deves  de  plañeres,  mes  bien  que  amado- 
res de  Dios ; 

3  Teniéndola  apariencia  de  piedad,  mas 
negando  la  eficacia  de  eUs;  á  los  tales 
también  evita. 

•6  Porque  de  este»  son  los  queso  entran 
por  las  casas,  y  Iteran  cautivas  á  muger- 
cttlas,  cargadas  de  pecados,  nevadas  de 
diversas  coneupieeeneiBS ; 

T  Que  siempre  aprenden,  y  nunca  pue- 
den acabar  de  llegar  af  conocimiento  de 
la  verdad. 

STdeta  masera  que  Jaénes  y  Jam- 
Tsres  ínslsüeton  á  Meyses,  asi  también 
estos  resisten  á  la  verdad :  hombres  cor 
rompidos  de  entendimiento',  reprobos 
acerca  de  la <6* 

v  Mas  no-  Irán  muy  adémete ,  porque 
su  locera  será  manifiesta  d  todos,  como 
también  lo  ludia  de  aqneBee. 

MTTá  empero  ha»  entendido  cumpli- 
damente mi  doctrina,  manera  de  vivir, 
intentes  *$>  largúese  de  ánimo,  amor, 


11  Persecuciones,  aflicciones,  las  cuales 
me  sobrevinieron  en  Antloqiua,  Iconio, 
Lystra:  cuales  persecuciones  he  sufrido; 
más  de  todas  OtU  toé  há  librado  el  Sefior. 

12  Y  aun  todos  los  que  quieren  vivir 
ntemante  en  Cristo,  padecerán  persecu- 
ción^ 

18  Mas  los  malos  hombres,  y  los  enga- 
ñadores, aprovecharán  de  mal  en  peor, 
engañando,  y  alendo  engajados. 

lá  AaLque  tu  está  firme  en  lo  quenas 
entendido,  y  4*  qut  hae  sido  persuadido, 
sabiendo  de  quien  bes  aprendido; 

15  Teueófcsdele  niñea  has  sebmV-lái 

sagradas  Es^rure»,  les  eunles  te  pueden 

nacer  sabio  pera  I»  setedpe¥  medro  de 

la  fé  queee  en  Cris*»  Je*** 

M 


TIÜQ. 


•16  Toda  la  Escriture  u  inspirada  divi- 
jiamente,  y  et  útil  para  ensenar,  para  re- 
prender, pan  corregir,  par»  instituir  en 
Justicia, 

,  1?  Para  que  alfombre  de  Dios  tea  per- 
fecto, perfectamente  iaatmido  pora  toda 
buena  ohra. 

CAPITUU)  IV 

Reqmiérth  que  §ea  dfhgemf  ea  amoldar  la  piadom 
doctrina  volviéndole  d  avttar  de  la  cormpckm 
édt  rfpfa  fot  eeafa.    a  JvUah  a%  aSjaiirii  tww 


TJEQUlÉBOrjS;  pues,  yo 
XV  Dios,  y  del  Sefior  Jesu  i 


delante  de 
i  Cristo,  que 
iia  de  jangar  á  los  vivo»  y  á  los  muerto* 
en  au  msnlfestacion,  y  en  an  reino; 

2  Que  prediques  la  palabra;  que  instes 
á  tiempo  y  fuera  de  tiempo ;  redarguye, 
reprende,  exhorta  con  toda  blanduja  y 
doctrina : 

3  Porque  Tendrá  tiempo  cuando  no 
sufrirán  la  sana  doctrina,  antes  teniendo 
comezón  en  las  orejas,  se  amontonarán 
maestros  <ntc  k$  Áobien  oonforme  á  sus 
mismas  concupiscencias. 

4  Y  ansí  apartarán  de  la  verdad  el  oido, 
y  se  volverán  á  las  fábulas. 

£  Tú  por  tanto  vela  en  todo,  sufre  tra- 
bajos, ñas  obra  de  evangelista,  cumple 
bien  tu  ministerio : 

6  Porque  yo  ya  preito  soy  sacrificado,  y 
el  tiempo  de  mi  desatamiento  está  cer- 
cano. 

7  Buena  milicia  be  militado,  acabado  be 
la  carrera,  be  guardado  la  & 

8  Por  lo  demás,  me  está  guardada  la 
corona  de  justicia,  la  cual  me  dará  el 
8efior,  el  juca  justo,  en  aquel  dia;  y  no 
jólo  á  mi,  sino  también  á  todos  los  que 
aman  sm  venida» 

y  ?  Procura  de  venir  presto  á  mí; 
10  Porque  Demás  me  ha  desamparado. 


este  mundo  presenta,  y  eaiáo  á 
Tbesalonica;  Crescent*  á  Galerna;  Tito 

11  Lucas  «alo  está  conmigo.  Toma  á 
Mareos,  papadle  contigo;  poique  me  es 
útil  para  el  ministerio. 

12  A  Tycbico  envié  á  Epheso. 

18  Ia  sane  que  dejé  en  Xtamsoa  anas  rft 
Carpo,  traéto  aontigo  cuando  vinieres,  y 
los  librea,  mayormente  losjpergemJiioe. 

14  Alejandro  el  metalero  me  ka  dise- 
nado muchos  males :  Dios  le  pugno  oon- 
forme á  sus  hechos : 

15  Del  cual  tú  también  te  guarda:  que 
en  grande  manera  ha  resistido  á  nuestra* 
palabms. 

16  En  mi  primera  defensa  niagnno  es- 
tuvo conmigo ;  antes  me  desampararon 
todos:  ruejo  4  Dk»  no  les  sea  hupo-. 


17  Mm  el  Señor  estovo  á  mi  ledo,  y  me 
esforzó  para  que  por  mi  fuese  cumplida 
la  predicación,  y  todos  los  Gentiles  la 
oyesen ;  y  mi  librado  de  la  boca  del  león. 

18  Y  tí  Sefter  me  librará  de  toda  obra 
mala,  y  m*  preservará  para  an  remo  ce- 
lestial :  al  cual  asa  gloria  por  siglos  de 
siglos.    Amen. 

10  Saluda  á  Priesa  y  á  Aqaila,  y  á  la 
casa  de  Onesiphora 

20  Eraste  se  qued6  en  Corlntho;  y  á 
Trophlmo  le  dejé  en  Mileto  enfermo. 

*1  Apresúrate  avenir  antes  del  invier- 
no. Ifcbuto  te  saman*  y  Púnante,  y  Lino, 
y  Claudia,  y  todos  los  hermanos. 

29  El  Señor  Jesu  Criste.am  con  tu  espí- 
ritu.  La  gracia  seo  con  vosotros.    amen. 

La  gejraaaa  i  TUnoftoa,  fe»  «o*»  4e  Roana  i  «i 
cual  fti6  el  primer  obispo,  que  fbé  entesado  en 
BptNao,  tamnúo  Pablo  ft*  afeeanSeSo  la  i 
res  a  Ceear  Neroa. 


LA  EPÍSTOLA  DE  SAN  PABLO  A 


TITO. 


CAPITULO  I. 

Jtoaiqx  é  tito  de  ku  parre»  ave  ha  th  bmear  m  al 
anoté  loe  taateitadartt  data§  caraMoafav  a*e  taltp. 

PABLO,  niervo  de  Dios,  y  apóstol  de 
Jesa  Cristo  según  laie*  de  los  asco- 
gjUloa  «Va.  Dtes,  y  el  oanoclmlente  da  la 
verdad,  que  esaegun  la  piedad,; 


9  Para  la  espesanande  InvUe  eterna,  la 
cual  nronrette  Dioa  ana  no  aaba  mentir, 
antes  de  los  tiempos  de  los  siglos; 

8  X  manifestó  asas  ttasnpe»  s*  pala- 
bra por  la  predicación,  que  me  es  á  mi 
encomendada  por  saandamlento  de  Dios 
nuestro  BsItsAjot  ?  r 

4  A  Tito,  m  Tortada*»  bij»  an  la  cu- 


TIT& 


mun  f& :  Oracíft,  misericordia,  y  paz  de 
Dios  Padre,  y  del  Señor  Jesu  Cristo  Sal- 
vador nuestro. 

5  Por  eftta  cansa  te  dejé  en  Creta,  es  á 
'  saber,  para  que  corrigieses  lo  que  falta, 
y  pusieses  ancianos  en  coda  ciudad,  asi 
como  yo  te  mandé: 

5  El  que  fuere  sin  crimen,  marido  de 
ona  muger,  que  tenga  hijos  fieles,  que 
no  puedan-  ser  acusados  de  disolución, 
ó  que  sean  contumaces. 

t  Porque  es  menester  que  el  obispo  sea 
sin  crimen,  como  el  dispensador  de  Dios ; 
no  soberbio,  no  iracundo,  no  amador  del 
vino,  no  herfdor,  no  codfaso  de  torpe 
ganancia; 

8  Mas  hospedador,  amador  de  los  Ttom- 
bres  buenos,  prudente,  justo,  santo,  tem- 

•  piado ; 

9  Reteniendo  firmemente  la  fiel  palabra 
que  es  conforme  á  la  doctrina ;  para  que 
pueda  exhortar  con  sana  doctrina,  y  tam- 
bién convencer  á  los  que  contradijeren. 

10  Porqne  hay  muchos  contumaces,  y 
habladores  de  vanidades,  y  engañadores 
de  las  almas,  mayormente  los  que  son  de 
la  circuncisión : 

11  A  los  cuales  conviene  tapar  la  boca: 
que  trastornan  casas  enteras,  enseñando 
lo  que  no  conviene  por  torpe  ganancia. 

12  Dtfo  uno  de  ellos,  propio  profeta  de 
ellos :  Los  Cretenses,  siempre  sotí  menti- 
rosos, malas  bestias,  vientres  perezosos. 

13  Este  testimonio  es  verdadero;  por 
tanto  repréndelos  duramente,  para  que 
sean  sanos  en  la  fé ; 

14  No  escuchando  á  fábulas  Judaicas,  y 
á  mandamientos  de  hombres,  que  des- 
vian de  la  verdad. 

15  Para  los  puros  ciertamente  todas 
«las  cosas  son  puras;  mas  para  los  con- 
taminados y  incrédulos  nada  es  puro; 
antes  su  mismo  entendimiento  y  tam- 
bién su  conciencia  son  contaminados. 

ib  Profésanse  conocer  á  Dios,